Bronislaw Baczko
February 7, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Bronislaw Baczko, Baczko, Los imaginarios imaginarios sociales. Memorias Memorias y esperanzas esperanzas colectivas colectivas
Prefacio (…) A lo largo de la historia, las sociedades se entregan a una invención permanente de sus propias representaciones globales, otras tantas ideas-imágenes a través de las cuales se dan una identidad, perciben sus divisiones, legitiman su poder o elaboran modelos formadores para sus ciudadanos tales como el “valiente guerrero”, el “buen ciudadano”, el “milita “militante nte compro compromet metido ido”, ”, etcéter etcétera. a. Estas Estas represe representa ntacio ciones nes de la realida realidad d social social,, invent inv entada adass y elabora elaboradas das con materi materiales ales tomado tomadoss del caudal caudal simból simbólico ico,, tie tienen nen una realidad específica que residen su misma existencia, en su impacto variable sobre las mentalidades y los comportamientos colectivos, en las múltiples funciones que ejercen en vida social. De este modo, todo poder se rodea de representaciones, símbolos, emblemas, etc., que lo legitiman, lo engrandecen, y que necesita para asegurar su protección. La dominación de este campo de representaciones, así como de los co conf nfli lict ctos os cu cuyo yo pu punt nto o cr cruc ucia iall so son n éstas éstas,, requi requier eree un unaa el elab abor orac ació ión n de estrat estrateg egias ias adaptadas a las modalidades de esos conflictos, como, por ejemplo, la propaganda. parecieran eran ser los términos que convendrían convendrían más a esta categoría Imaginarios sociales pareci de representaciones colectivas, ideas-imágenes de la sociedad global y de todo lo que tiene que ver con ella. ella. Una de las funcio funciones nes de los imaginar imaginarios ios sociale socialess consist consistee en la organi organizaci zación ón y el dominio del tiempo colectivo sobre el plano simbólico. Según nuestro Según nuestro punto punto de vista, vista, podríam podríamos os defini definirr a los sistema sistemass totalit totalitari arios os como como aquellos en los que el Estado, conjugando el monopolio del poderío y del sentido, de la violencia viole ncia física y de la violencia violencia simbólica, simbólica, de la censura y del adoctrinamient adoctrinamiento, o, busca suprimir todo imaginario social que no sea aquél que legitima y garantiza su poder, y por lo tanto, su influencia en el conjunto de la vida vida social.
Imaginación social. social. Imaginarios Sociales Sociales
Temas y palabras de moda Está de moda asociar la imaginación con la política, y el imaginario con lo social. Estas asociaciones asociac iones y los problemas que manifiestan han hecho una carrera rápida y brillante brillante tanto en los discursos políticos e ideológicos como en los de las ciencias humanísticas. El discurso contestatario del año 1968 es un ejemplo impactante de este desplazamiento de la imaginación en el campo discursivo. Aún hoy nos acordamos de los graffiti que adornaban las calles de Paris: la imaginación al poder, seamos realistas, pidamos lo imposible.. Lo que impacta de estos slogans imposible slogans no es sólo el deslizamiento deslizamiento semántico, que no es muy asombroso asombroso en la historia de esta palabra, cuya polisemia polisemia es verdaderamente verdaderamente notable. La asociación imaginación y poder era una prueba de la paradoja, cuando no de la provocación, por el hecho mismo de que la palabra en su acepción común designaba una facultad productora de ilusiones, de sueños y de símbolos, y que se ejercía en especial ligada a la poesía y a las artes, hacía su irrupción en un terreno reservado a lo “serio” y a lo “real”. A causa de esto, esos slogans elevaban la imaginación misma al rango de un símbolo. En 1968, la palabra funciona como un elemento importante de un dispositivo simbólico por el cual un movimiento de masas de límites difusos buscaba para sí una identidad y una coherencia, y a través del cual debía reconocerse y designarse a la vez sus rechazos y sus ilusiones. Si la mirada hacia las ciencias podemos constatar fácilmente quedirigimos la imaginación, bien acompañada porhumanísticas, el adjetivo “social” o “colectivo”, también
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ganó terreno en el campo discursivo y que el estudio de los imaginarios sociales se convirtió en un tema de moda. Sin embargo, las ciencias humanas atestiguaban, por así decirlo dec irlo,, que la im imag agin inac ació ión n es está tá en el po pode derr de desd sdee siemp siempre re.. (…) (…) La Lass ci cien enci cias as humanísticas ponían en evidencia que todo poder, y particularmente el poder político, se rodea de representaciones colectivas y que, para él, el ámbito del imaginario y de lo simbólico es un lugar estratégico de una importancia capital. La valoración de las funciones múltiples del imaginario en la vida social no podía hacerse sin poner en duda una cierta tradición intelectual. Esta tendencia cientificista y “realista” quería separar de la trama de la historia, en las acciones y comportamientos de los agentes sociales, lo “verdadero” “verdadero” y lo “real” de lo “ilusorio” “ilusorio” y “quimérico”. “quimérico”. De este modo, la operación científica se concebía como “reveladora” y “desmitificadora”. Hay dos elementos elementos propios propios a una posición de este tipo que nos interesan interesan en particular. particular. En primer lugar, la confusión entre la operación científica misma y el objeto que inconcientemente está construyendo. En efecto, sólo hay ciencia de lo escondido; en este sentido todo acercamiento científico científico es revelador. revelador. Sin embargo, embargo, desde el punto punto de vista cientificista, lo “escondido” del imaginario social no estaba en las estructuras que lo organizan ni en sus modos de funcionamiento específicos. Buscaban agentes sociales más allá de los imaginarios, desnudos, por así decirlo, desvestidos de sus máscaras, ropas, rop as, sueños sueños,, represe representa ntacio ciones, nes, etc. Ahora Ahora bien, bien, la gestió gestión n cientifi cientificist cistaa no podía podía encontrar a esos tales agentes sociales “desnudados” de modo que los construía. Sea Sea cu cual al sea el fu futu turo ro qu quee le toca tocará rá al co conj njun unto to semán semánti tico co “i “ima magi gina nació ción n socia social, l, imaginarios sociales” su historia reciente es reveladora de una problemática, en lo s confines de la historia, de la antropología y de la sociología, que se busca y se define más allá de las fluctuaciones y de las ambigüedades semánticas. El imaginario social estáá cada est cada ve vezz meno menoss co cons nsid ider erad ado o co como mo un unaa suert suertee de ad ador orno no de la lass re rela lacio cione ness económicas, políticas, etc., que serían las únicas “reales”. Las ciencias humanísticas les otorgan a los imaginarios sociales un lugar preponderante entre las representaciones colectivas y no los consideran “irreales”. Para Para no qu qued edar arno noss en lo ab abst strac racto to,, to tome memo moss al az azar ar un ej ejem empl plo o de dell mont montón ón,, en apariencia muy simple, el de los emblemas, emblemas, ostensibles ostensibles representaciones representaciones del poder, poder, de los partidos políticos, de los movimientos sociales, etc. P. E. Schramm estudió los objetos a través de los cuales el poder real medieval evidenció su soberanía: cetros, coronas, tronos, espadas, capas, etc. Schramm mostró toda la complejidad de esos “signos del poder” a partir de los cuales, por un lado los reyes materializaban lo que eran y/o pretendían ser, y por el otro los súbditos manifestaban a través de “gestos en respuesta” respues ta” que reconocían a aquél que honraban como a su señor y su rey. A través de estos objetos se encuentra un trabajo multisecular de invención y de imaginación que buscaba materializar las representaciones del poder real y particularmente los principios de su legitimidad. (…), M. (…), M. Bloch analizó el aura maravillosa que rodeaba a las personas reales, así como la eficacia de esta imaginería a través de la representación de los “reyes taumaturgos” que poseían el don atribuido a los reyes de Francia y a los reyes de Inglat Ing laterra erra de curar curar ciertas ciertas enferm enfermeda edades des,, especia especialme lmente nte la escrófu escrófula, la, a través través del contacto de las manos. Estas representaciones, escalonadas de lo religioso a lo mágico, eran la expresión en el plano de las fuerzas sobrenaturales de la misión política propia del rey: la del “jefe del pueblo”. La gran mutación política de los tiempos modernos, el advenimiento del Estado-nación, no podía ocurrir sin ciertas condiciones simbólicas, a saber, sin las representaciones que disuelven la exterioridad del fundamento del poder, que fundan al Estado sobre su propio principio y que suponen la ía, autosuficiencia de evitar la tar sociedad. Enlemas, una así “desen “de sencan cantad tada” a” el Estado Estado no podía, pod sin embarg embargo, o, evi los emblem emb as,sociedad los signos signos
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simbólicos: banderas, escarapelas, condecoraciones, himnos nacionales, uniformes de las fuerzas armadas, etc. Los movimientos políticos y sociales que acompañan a este nuevo espacio político necesitan de igual manera sus emblemas para representarse, visualizar su propia identidad, proyectarse tanto hacia el pasado como hacia el futuro. A mane manera ra de intr introd oduc ucci ción ón en la mate materi ria, a, hemo hemoss most mostra rado do va vari rios os ej ejem empl plos os de representaciones en donde se articulan ideas, ritos y modos de acción. Representaciones, de deci cimo mos, s, y no refle reflejo joss de un unaa reali realida dad d qu quee ex exist istir iría ía fu fuera era de el ella las. s. Todo Todoss estos estos emblemasemblem as- el poder real, el Estado-nación Estado-nación,, los movimientos movimientos sociales- ¿no serían acaso más que simples adornos, otros tantos accesorios de una escenografía más o menos irrisoria de la “verdadera” vida social? Los dispositivos de protección y de represión que los poderes establecidos levantan para preservar el lugar privilegiado que se han otorgado a sí mismos en el campo simbólico demuestran, por si es necesario, el carácter ciertam cier tament entee imagin imaginari ario o pero pero no ilusor ilusorio io de esos esos bienes bienes tan proteg protegido idos, s, como como los emblemas del poder, los monumentos erigidos en su gloria, los signos del carisma del jefe, etc. Todo poder busca monopolizar ciertos emblemas y controlar, cuando no dirigir, la costumbre de otros. De este modo, el ejercicio del poder, en especial del poder político, pasa por el imaginario colectivo. Ejercer un poder simbólico no significa agregar lo ilusorio a un poderío “real”, sino multiplicar y reforzar una dominación efectiva por la apropiación de símbolos, por la conjugación de las relaciones de sentido y de poderío. Los emblemas del poder que nos sirvieron de punto de partida son sólo elementos de un vasto vast o campo campo de represe representa ntacio ciones nes colecti colectivas vas en donde donde se articu articulan lan,, como como lo hemos hemos observ obs ervado ado,, ideas, ideas, imágen imágenes, es, ritos ritos y modos modos de acción. acción. Estas Estas represe representa ntacion ciones, es, que forman for man todo todo un dispo dispositi sitivo vo social social de múltip múltiples les y variab variables les funcio funciones nes,, tie tienen nen una historia. Jalones para un campo de investigaciones investigaciones Comencemos por la terminología, y en particular por las palabras claves: imaginación, imaginarios. Se refiere, en efecto, a un elemento fundamental de la conciencia humana, y es por eso que sus definiciones no pueden obtenerse nunca. Insinuada en la percepción misma, mezclada con las operaciones de la memoria, abriendo alrededor de nosotros el horizonte de lo posible, escoltando el proyecto, el temor, tem or, las conjet conjetura uras, s, la imagin imaginaci ación ón es mucho mucho más que una facult facultad ad para para evocar evocar imágenes que multiplicarían el mundo de nuestras percepciones directas; es un poder de separación gracias al cual nos representamos las cosas alejadas y nos distanciamos de las realidades presentes. (Starobinski) El adjetivo social delimita una acepción más restringida al designar dos aspectos de la actividad imaginante. Por un lado, la orientación de estas hacia lo social, es decir la producción de representaciones globales de la sociedad y de todo aquello que se relaciona con ella. Por otro lado, el mismo adjetivo designa la inserción de la actividad imagin ima ginant antee indivi individua duall en un fenóme fenómeno no colecti colectivo. vo. En efect efecto o las modalid modalidade adess de imaginar, de reproducir y renovar el imaginario, como las de sentir, pensar, creer, varían de una sociedad a la otra, de una época a la otra y por consiguiente, tienen una historia. Los estudio estudioss contem contempor poráne áneos os sobre sobre al imagin imaginaci ación ón social social no se propon proponee fijar fijar una “facultad” psicológica autónoma. Se trata de delimitar un aspecto de la vida social, de la actividad de los agentes sociales, aspectos cuyas particularidades sólo se manifiestan en la diversidad de sus productos. producto s. Los imaginarios imagitoda narios sociales son referen en el diver vastosidad sistema simbólico que produce colectividad y referencias a travéscias delespecíficas cual ella “se
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percibe, se divide y elabora sus finalidades” (Mauss). De este modo, a través de estos imag im agin inar ario ioss so soci cial ales es,, una una cole colect ctiv ivid idad ad desi design gnaa su id iden enti tida dad d el elab abor oran ando do un unaa represe rep resenta ntació ción n de sí misma; misma; marca marca la distrib distribuci ución ón de los papele papeless y las posicio posiciones nes sociales; expresa e impone ciertas creencias comunes, fijando especialmente modelos formadores como el del “jefe”, el del “buen súbdito”, el del “valiente guerrero”, el del “ciudadano”, el de “militante”, etc. Así, es producida una representación totalizante de la sociedad como un orden, según el cual cada elemento tiene su lugar, su identidad y su razón de ser. Designar su identidad colectiva es, por consiguiente, marcar su “territorio” y las fronteras de éste, definir sus relaciones con los “otros”, formar imágenes de amigos ami gos y enemig enemigos, os, de rivales rivales y aliados aliados;; del mismo mismo modo, modo, signif significa ica conserv conservar ar y modela mod elarr los recuerdos recuerdos pasados, pasados, así como como proyec proyectar tar hacia hacia el futuro futuro sus temore temoress y esperanzas. esperan zas. Los modos modos de funcionamiento funcionamiento específicos específicos de este tipo de representacio representaciones nes en una colectividad se reflejan particularmente en la elaboración de los medios de su protección y difusión, así como de su transmisión de una una generación a otra. De esta manera, el imaginario social es una de las fuerzas reguladoras de la vida colectiva. Los imaginarios sociales no indican solamente a los individuos su pertenencia a una misma sociedad, sino que también definen, más o menos precisamente, los medios inteligibles de sus relaciones con ésta, con sus divisiones internas, con sus ilusiones, etc. De esta manera, el imaginario social es igualmente una pieza efectiva y eficaz del dispositivo de control de la vida colectiva, y en especial del ejercicio del poder. Por consiguiente, es el lugar lugar de de los conflictos conflictos sociales y de una de las cuestiones cuestiones que están en juego de esos conflictos. En el corazón mismo del imaginario social se encuentra el problema del poder legítimo o de las representaciones fundadoras de legitimidad. Toda sociedad debe inventar e imaginar la legitimidad que le otorga al poder. Dicho de otro modo, todo poder debe necesariamente enfrentar su dispositivo y controlarlo reclamando una legitimidad. Todo poder debe imponerse no sólo como poderío sino también como legítimo. Las instit ins tituci ucione oness sociale sociales, s, y en especia especiall las instit instituci ucione oness políti políticas, cas, partic participa ipan n así del universo simbólico que las rodea y forman los marcos de su funcionamiento. La legitimidad del poder es una mercancía particularmente escasa al ser el objeto de conflictos y de luchas. El poder establecido protege su legitimidad contra los que la atacan, aunque más no sea ponerla en tela de juicio. Los signos investidos del imaginario son otros tantos símbolos: los imaginarios sociales se apoyan sobre el simbolismo, que es a la vez obra e instrumento. (…), los símbolos designan design an tanto el objeto objeto como las reacciones reacciones del sujeto hacia ese objeto; objeto; la función función del símbolo no es sólo la de instituir distinciones, sino también la de introducir valores y de modela mod elarr conduc conductas tas indivi individua duales les y colect colectiva ivas; s; todo todo símbol símbolo o está inscrip inscripto to en una constelación de relaciones con otros símbolos; las formas simbólicas que van desde lo religioso a lo mágico, desde lo económico a lo político, etc., forman un campo en donde se articulan las imágenes, las ideas y las acciones. Los sistemas simbólicos sobre los cuales se apoya y a través de los que trabaja la imaginación social se construyen sobre las experiencias de los agentes sociales, pero tambié tam bién n sobre sobre sus deseos, deseos, aspirac aspiracion iones es e intere intereses. ses. Tod Todo o campo campo de experie experienci ncias as sociales está rodeado de un horizonte de expectativas y recuerdos, de temores y esperanzas.. El dispositivo imaginario asegura a un grupo social un esquema colectivo esperanzas se interp interpreta retació ción n de las experie experienci ncias as indivi individua duales les tan comple complejas jas como como variad variadas, as, la codificación de expectativas y esperanzas así como la fusión, en el crisol de una memoria colectiva, de los recuerdos y de las representaciones del pasado cercano o lejano. La potencia unificadora los imaginarios sociales en entr tree ve verd rdad ad y no norm rmati ativi vida dad, d, de in info form rmac acio ione ness y va valo lore res, s, está qu quee asegurada se op oper eraa por po porr lay fusión en el
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simbolismo. Al tratarse de un esquema de interpretaciones pero también de valoración, el dispositivo imaginario provoca la adhesión a un sistema de valores e interviene efica efi cazm zmen ente te en el pr proc oceso eso de su in inte terio rioriz rizaci ación ón po porr lo loss in indi divi vidu duos os,, mold moldea ea la lass conductas, cautiva las energías y, llegado el caso, conduce a los individuos en una acción común. El control del imaginario social, de su reproducción, de su difusión y de su manejo asegura, en distintos niveles, un impacto sobre las conductas y actividades individuales y colectivas, permite canalizar las energías en situaciones cuyas salidas son tan inciertas como imprevisibles. Una de las funciones de los imaginarios sociales consiste en la organización y el dominio del tiempo colectivo sobre el plano simbólico. simbólico . Los imaginarios sociales y los símbolos sobre los cuales se apoyan los primeros forman parte de complejos y compuestos sistemas, a saber, en especial es pecial los mitos, las utopías y las ideologías. Para conseguir la dominación simbólica, es fundamental controlar esos medios que son otros tantos instrumentos de persuasión, de presión, de inculcación de valores y de creencias. Así, todo poder apunta a tener un papel privilegiado en la emisión de los discu discurso rsoss qu quee co cond nduc ucen en a lo loss imag imagin inari arios os soci sociale ales, s, de dell mism mismo o modo modo qu quee bu busca sca conservar conserv ar cierto control control sobre los circuitos de difusión. difusión. Las modalidade modalidadess de emisión y de control eficaces cambian, entre otras cosas, en función de la evolución del armazón tecno tec noló lógi gico co y cu cult ltur ural al qu quee as aseg egur uraa la circ circul ulaci ación ón de la lass in info form rmaci acion ones es y de las imágenes. Podríamos definir los sistemas totalitarios como aquellos es los que el Estado, gracias al monopo mon opolio lio de los medios medios de comuni comunicac cación ión,, ejerce ejerce una censura censura riguro rigurosa sa sobre sobre el co conj njun unto to de las las info inform rmac acio ione ness y comb combin inaa a és ésta tass co con n la co cont ntam amin inac ació ión n y la mani ma nipu pulac lació ión n de las las in info form rmaci acion ones es ad admi miti tida dass pa para ra la ci circ rcul ulaci ación ón medi median ante te la propaganda política e ideológica omnipresente. El objetivo buscado sería asegurar al Estado el dominio total sobre las mentalidades, y en especial sobre la imaginación. Al combinar el monopolio del poderío y de la violencia simbólica, el Estado totalitario intenta inten ta suprimir suprimir todo imaginario imaginario social, toda representació representación n del pasado, del presente presente y del futuro colectivo que no atestigüe su legitimidad y su poderío, garantizando así su dominio sobre la vida social en su conjunto.
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