Bourdieu_El Habitus y El Espacio de Los Estilos de Vida

August 16, 2018 | Author: Luis Vaquero Cotán | Category: Lifestyle (Sociology), Consumption (Economics), Foods, Theory, Economics
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GUIÓN DE LECTURA Bloque temático II. El lugar del consumo en la Antropología Económica BOURDIEU, P. (1998 ). “El habitus y el espacio de los estilos de vida” en La distinción criterios y bases sociales del gusto gusto. Barcelona: Taurus. Pp. 169-222.

Cuestiones particulares sobre el texto que debes preguntarte al leer el texto e intentar responder en base a tu lectura: 1. Que es lo que configura la posición de los agentes en el “espacio social” y de que maneras se relaciona con el consumo.

El

habitus,

como estructura estructurante (organizadora de prácticas y de

percepciones) y estructura estructurada (sistema de división en clases sociales incorporada que produce un principio de división en clases lógicas que organiza la percepción del mundo social), crea un “sistema de condiciones” de posiciones diferenciales en el espacio social o “sistema de diferencias” . Así, la identidad social se define y se afirma en la diferencia, es decir, por todo lo que la distingue de todo lo que no es y, en particular, de todo aquello a que se opone. Los estilos de vida son productos sistemáticos de los habitus. El habitus transforma la distribución de capital en un sistema de diferencias percibidas, es decir, en distribución de capital simbólico, capital legítimo. En tanto que producto estructurado, todas las prácticas de un mismo agente están objetivamente armonizadas entre sí, fuera de toda búsqueda consciente, y objetivamente orquestadas con todos los miembros de la misma clase. Se trata de “transposiciones sistemáticas” , impuestas por las condiciones

particulares, y “afinidad de estilos”. Sistematicidad que se refleja en las propiedades de individuos y grupos  –casas, muebles, cuadros, libros, automóviles, licores, cigarrillos, perfumes, vestidos- y en las prácticas que manifiestan su distinción  –deportes, juegos, distracciones culturales-, porque existe un principio unificador y generador de todas las prácticas, el habitus. El gusto, propensión y aptitud para la apropiación (material y/o simbólica) de una clase determinada de objetos o prácticas es la fórmula generadora que se encuentra en la base del estilo de vida. El gusto transforma unas prácticas enclasadas en expresión simbólica de la posición de clase. Este sistema de enclasamiento, las posiciones de clase, dentro de los límites de las posibilidades económicas, genera “estilos de vida”. Cada “estilo de vida” se inclina hacia unas “elecciones”.

2. ¿Qué significa según el autor que el gusto es la necesidad hecha virtud? Ten en cuenta los ejemplos en el texto y piensa en alguno propio que se adecue a esta explicación.

Porque inclina a unas “elecciones” ajustadas a las condiciones que han producido el habitus. Prueba de ello, es que después de un cambio de posición social, las condiciones en que se ha producido el habitus no coinciden con las condiciones en las que funciona. Esto es porque es el gusto, el “gusto de necesidad” o el “gusto de lujo”, y no unos ingresos más o menos fuertes, el que impone las prácticas objetivamente ajustadas a esos recursos (174)

3. ¿Cómo desmonta el autor, si es que lo hace, la teoría que sitúa al consumo como simple función de los ingresos? El verdadero principio de las preferencias es el gusto como necesidad hecha virtud. La teoría que hace del consumo una función simple de los ingresos es, en apariencia, verdad, puesto que los ingresos contribuyen a determinar la distancia con respecto a la necesidad. Sin embargo, esta teoría es incapaz de explicar aquellos casos en los que ingresos iguales se encuentran asociados a consumos de estructuras totalmente distintas. Por ejemplo, los contramaestres permanecen anclados en el gusto “popular”, aunque disponen de ingresos superiores a los empleados, cuyo gusto, sin embargo, marca una ruptura brutal con el de los obreros y se aproxima al de los profesores. Es preciso, pues, considerar el conjunto de características de la condición social que se encuentra asociadas desde la primera infancia hasta la posesión de unos ingresos más o menos altos. El verdadero principio de las diferencias en el terreno del consumo es la oposición entre los “gustos de lujo” (o de libertad) y los “ gustos de necesidad” (176) 4. La disponibilidad de los productos y los servicios no parece depender solamente, en la perspectiva de Bourdieu, de los procesos de producción y distribución, siendo así  ¿qué factores decisivos entran en juego? (las preguntas de abajo te ayudaran a ir perfilando esta cuestión según vallas leyendo) 5. ¿Relaciona Bourdieu la experiencia laboral con el consumo? ¿De qué maneras si es que lo hace? ¿Qué importancia puede tener esta relación? Sí, en primer lugar, contrapone la nueva ética de la sobriedad en favor de la esbeltez, tanto más reconocida cuanto más alto se está en la jerarquía social, con los obreros y su “moral de la buena vida” (el “vividor”). En la parte baja de la jerarquía, opone a los obreros y empleados, como frontera que marca la ruptura de la relación popular con los alimentos (los empleados consumen menos cantidad de pan, cerdo, embutidos, leche, lo mismo en carnes y un poco más en pescado, fruta, aperitivos…). Según el autor, estas transformaciones de la estructura de los consumos alimenticios se acompañan de un aumento de los gastos en materia de higiene o de cuidados personales y de vestuario, así como un ligero aumento en los gastos culturales. (179)

6. ¿De qué manera general concibe el autor la relación entre necesidad, consumo y distinción de clase? Y más particularmente, ¿De qué manera relaciona Bourdieu la necesidad y la diferenciación que se establece a partir de los consumos alimenticios?

La principal oposición entre “gustos de lujo” y “gustos de necesidades” está en las diferentes oposiciones que configuran la distinción respecto a la clase obrera y sus necesidades primarias, o lo que es lo mismo, en cuantos poderes permiten mantener a distancia a la necesidad. Desde esta oposición, en la clase dominante se distinguen tres estructuras de consumo distribuidas en tres categorías: alimentación, cultura y gastos de presentación y representación. El autor relaciona estas tres categorías con las diferentes profesiones dentro de la clase dominante, para determinar tres maneras de distinguirse según los consumos que se dan en cada una de estas categorías. Así, profesores e industriales o grandes comerciantes se sitúan en estructuras inversas dentro de la clase dominante respecto a estas categorías: los últimos tienen elevados consumos alimenticios, gastos culturales bajos y gastos de presentación y representación medios, frente a los primeros (cuyo gasto total medio es muy reducido) que tienen gastos alimenticios bajos, gastos de presentación y representación moderados y gastos culturales relativamente altos; ambos se oponen a los miembros de las profesiones liberales, que dedican a la alimentación un presupuesto igual al de los profesores para un gasto global mucho más reducido y cuyos gastos de presentación y representación rebasan con mucho los de todas las demás fracciones.

El autor afirma que es posible precisar el sistema de diferencias observando cómo se distribuyen los consumos alimenticios. Cuando se va desde los obreros a los patronos pasando, por los capataces y los artesanos y pequeños comerciantes, el freno económico tiende a debilitarse sin que cambie el principio fundamental de las elecciones de consumo, frente al gusto de los miembros de profesiones liberales o de los cuadros superiores, que constituye negativamente el gusto popular, orientándose hacia lo ligero, fino, refinado. Es decir, la abolición de los frenos económicos se acompaña con el refuerzo de las censuras sociales de lo pesado, lo graso, lo grosero, en beneficio de la distinción y de la esbeltez. En conclusión, dentro de la clase dominante, clasificada según la profesión, existen notables diferencias en los consumos alimenticios, que se distancian o se aproximan al de las clases populares según diferencias internas relativas al capital económico y/o el capital cultural. (185) 7. ¿Teniendo en cuenta lo anterior como realizan sus elecciones de consumo los actores? ¿de que manera entran las expectativas sobre el futuro en estas elecciones? ¿ y el interés? Acepta que los ingresos contribuyen a establecer la distancia con respecto a la necesidad, pero son el conjunto de las características de la condición social asociadas el verdadero principio de la diferencia en las elecciones (177). Dentro de estas características asociadas está la idea que tiene cada clase del cuerpo (prioridad de la salud y belleza de las clases dominantes, su forma, frente a la función del cuerpo como fuerza de trabajo (188). La prioridad substancia o función frente a la forma y las formas, determina también la diferencia en las elecciones que hacen las clases populares, en el primer caso, y las clases dominantes en el segundo (193 y ss). El autor también relaciona las restricciones de los gastos, especialmente de los más “materiales”, con las restricciones de los nacimientos englobándolos en “ gusto modesto”, que sabe sacrificar los apetitos y deseos inmediatos, que se contrapone al

materialismo espontáneo de las clases populares. Estos dos tipos de relaciones con los alimentos tienen como base dos tipos de disposiciones con respecto al porvenir, en una relación de causalidad circular con dos futuros objetivos. La propensión a subordinar los deseos presentes a los deseos futuros depende del grado en que este “sacrificio” sea “razonable”, es decir, de las probabilidades de obtener en cualquier caso satisfacciones futuras superiores a las satisfacciones sacrificadas. Por su parte, el ethos de las clases populares, su materialismo práctico que se manifiesta sobre todo respecto de los alimentos, se enfoca a su presencia en el presente que se afirma en su preocupación por aprovechar los buenos momentos y por tomar los tiempos conforme vienen, que es en sí una afirmación de solidaridad con los otros. Para esta ética popular, la sobriedad del pequeño-burgués se siete como una ruptura: el abstenerse de divertirse y de divertir, revela una ambición de sustraerse al presente común, condenando las solidaridades colectivas pro la salvación individual (181) 8. “El cuerpo es la más irrecusable objetivación del gusto de clase”( p.188) ¿Qué implicaciones tiene esta afirmación en relación al consumo y las distinciones de clase y género?

La apariencia del cuerpo, la idea que de él se tiene, todo el esquema corporal  (no solo la apariencia, también la manera de mantener el cuerpo en el acto de comer ), determina unas preferencias en materia de consumo alimenticio, se encuentra en la base de la selección de algunos alimentos, en función de la clase y el género Para las clases dominantes es la prioridad de la forma (belleza y salud) y de las formas (buenas maneras), mientras que para las clases populares es la prioridad de la substancia o función (alimentos baratos y nutritivos) la que determina la elección, es decir, calidad versus cantidad. (188). La filosofía práctica del cuerpo masculino (sostenimiento del cuerpo) también determina una división de sexos tanto en la práctica como en el discurso. (189) Las diferencias de pura conformación del cuerpo se encuentra aumentadas por las diferencias de “actitud corporal” (comportamiento, cosmética, vestuario, pronunciación..) que expresan una “fisonomía moral”, socialmente caracterizada por dicotomías tales como vulgar/distinguido, natural/cultivado, porte/dejadez, que dibuja un “espacio de cuerpos de clase” a partir de la representación social del propio cuerpo como grueso/delgado, fuerte/débil, grande/pequeño. Una taxonomía social que tienen a contraponer las propiedades más frecuentes de los dominados/dominantes y de lo masculino/femenino para construir esa estructura de espacio social generadora a su vez de las prácticas. 9. ¿Como introduce Bourdieu el ámbito de la producción a la explicación del consumo? Según Bourdieu, el sistema de prácticas que se ofrece en un momento dado del tiempo a la elección de los “consumidores” potenciales está pre -dispuesto por sexos, diferencias de clase y de fracciones de clase, a los agentes les basta abandonarse a las inclinaciones de su habitus. La distribución de los bienes o de las prácticas se define por el encuentro entre la oferta en un momento dado del tiempo por los diferentes campos de producción y las disposiciones socialmente diferenciadas asociadas al capital (volumen y estructura). Así, el análisis de la estructura de un campo de

producción (establecimientos implicados, volumen de negocio, inversión “cultural”) unido al análisis de las condiciones en se produce el consumo, daría cuenta de la estructura del mercado. Multiplicando los análisis empíricos de las relaciones entre unos campos relativamente autónomos de producción de una clase particular de productos y el público de consumidores, es como realmente se puede escapar de la abstracción de las teorías económicas que sólo quieren saber de un consumidor reducido a su poder adquisitivo y de un producto caracterizado, de manera también abstracta, por una función técnica supuesta idéntica para todos. De esta forma se fundaría una verdadera teoría científica de la “economía de las prácticas”. (220)

10. Comenta este párrafo de forma crítico reflexiva haciendo alusión a los conceptos en negrita para poner a prueba tu comprension de lo leído: “cada consumidor debe contar con un estado determinado de la oferta, es decir, con las posibilidades objetivadas (bienes, servicios o esquemas de acción, etc) cuya apropiacion es una de las cosas que se ponen en juego en las luchas entre clases y que, por el hecho de su probable asociación con unas clases o fracciones de clases, resultan automáticamente enclasadas y enclasantes, jerarquizadas y jerarquizantes. El estado observado de la distribución de los bienes o de las prácticas se define en el encuentro entre las posibilidades ofertadas en un momento dado del tiempo por los diferentes campos de producción (presentes y pasados) y las disposiciones socialmente diferenciadas que, asociadas al capital (definido en su volumen y en su estructura) del que son más o menos por completo su producto (según la trayectoria) y en el que encuentran los medios de su realización, definen el interés por esas posibilidades, esto es la propensión y la aptitud para adquirirlas y para convertirlas (por el hecho de su apropiación) en signos distintivos.” (p. 220) 11. ¿Que críticas te parece que pueden hacerse a la teoría de Bourdieu sobre el consumo?

GLOSARIO

Espacio social: espacio práctico de la existencia cotidiana, con sus lagunas y sus discontinuidades (169) Habitus:

A la vez, “principio generador” de prácticas y “sistema de enclasamiento” de

esas prácticas. El habitus pone en relación dos capacidades de los agentes: capacidad de producir prácticas y capacidad de diferenciar y apreciar (emitir juicios) esas prácticas y sus productos (gustos) . Esa relación constituye el “mundo social representado”, es decir, el “espacio de los estilos de vida”.

La relación entre las condiciones económicas y sociales (capital aprehendido sincrónica y diacrónicamente) y las características distintivas asociadas con la posición correspondiente en el “espacio de los estilos de vida” se hace inteligible gracias a la

construcción de habitus, como fórmula que permite justificar las prácticas y los

productos y los juicios que constituyen esas prácticas y esos productos en un sistema de “signos distintivos” (170)

El habitus, que es necesidad incorporada convertida en disposición generadora de prácticas sensatas y de percepciones capaces de dar sentido a las prácticas, permite la aplicación de idénticos esquemas (o mutuamente convertibles) de prácticas por parte de un mismo agente o del conjunto de agentes que son productos de condiciones semejantes, es decir, cuyas prácticas distintivas son constitutivas de un estilo de vida. Condiciones de existencia diferente producen habitus diferentes, es decir, diferentes esquemas generadores de prácticas susceptibles de ser aplicados, por simple transferencia, a dominios diferentes de la práctica (170)

Condiciones de existencia Estilo de vida: conjunto unitario de preferencias distintivas que expresan, en la lógica específica de cada uno de los sub-espacios simbólicos  –mobiliario, vestidos, lenguaje o hexis corporal- la misma intención expresiva (173).

Gusto: es el principio del sistema de propiedades “bien avenidas”. Es un sistema de esquemas de enclasamiento que pueden no ser conscientes. Se encuentra en la base del ajuste de todas las características asociadas a una persona (173). El gusto es el operador práctico de la transmutación de las cosas en signos distintos y distintivos, hace penetrar las diferencias inscritas en el orden físico de los cuerpos en el orden simbólico de las distinciones significantes. Transforma unas prácticas objetivamente enclasadas en expresión simbólica de la posición de clase, por el hecho de percibirlas en sus relaciones mutuas y con arreglo a unos esquemas de enclasamiento sociales. Necesidad Distinción Clase incorporada (hecha cuerpo)

Gustos de lujo (o de libertad): propios de individuos producto de unas condiciones materiales de existencia definidas por la distancia con respecto a la necesidad, por las libertades o por las facilidades que asegura la posesión de un capital.

Gustos de necesidad: expresan, en su propio ajustamiento, las necesidades de las que son producto. Por ejemplo, los gustos populares por los alimentos a la vez más alimenticios y más económicos es debido la necesidad de reproducir al menor coste la fuerza de trabajo.

Gusto modesto: que sabe sacrificar los apetitos y placeres inmediatos a los deseos y las satisfacciones futuras, gusto que se contrapone con el materialismo inmediato de las clases populares (181)

Beneficio: percepción de contrapartida material o simbólica que pueden tener las personas, percepción que será diferencial según clase y género, a cambio del esfuerzo, tiempo, privaciones y cuidados que dedican a su cuerpo, como por ejemplo la posibilidad de acceso a un determinado mercado de trabajo. (203) También pueden existir percepciones diferenciales de los beneficios asociados al deporte. Los beneficios percibidos pueden ser por sus efectos sobre el cuerpo interno (salud y equilibrio psíquico), por sus efectos sobre el cuerpo externo (delgadez, elegancia, musculatura) y por los beneficios extrínsecos (relaciones sociales o beneficios económicos y sociales). Las variaciones de las prácticas deportivas según las clases obedecen tanto a las variaciones de la percepción y de la apreciación de los beneficios, inmediatos o diferidos, como a las variaciones de los costes económicos, culturales y corporales (209)

Interés: el interés que conceden las diferentes clases sociales a la propia presentación tiene que ver con la conciencia de los beneficios que dicha presentación les aporta y que las inversiones de tiempo, esfuerzo, privaciones, cuidados, sean proporcionales con dichos beneficios materiales o simbólicos. Con mayor precisión, la presentación tiene que ver con la existencia de un mercado de trabajo y las oportunidades diferenciales de acceso al mismo, en el que la belleza y la forma de vestirse son valoradas profesionalmente. El “cuerpo para otro” que buscan las mujeres de la

pequeña burguesía que pueden acceder a ese mercado laboral, y en el que invierten dinero, tiempo y esfuerzos, se contrapone a la menor conciencia del valor “comercial” de la belleza que tienen las mujeres de la clase popular, que no tienen acceso a ese mercado laboral (203). La relación instrumental con el propio cuerpo que las clases expresan en todas las prácticas  –alimentación, belleza, enfermedad, salud, deporte-, se relaciona con los intereses de cada clase. Por ejemplo, en la elección de un deporte, las clases po pulares buscarán “culto a la virilidad”, “pelea”, “dureza de contacto”, “resistencia a la fatiga y al dolor”, “sentido de la solidaridad”, “fiesta”, las clases

medias buscarán la exaltación ascética de la sobriedad y del rigor dietético y las mujeres de esta clase se preocuparán por su “cuerpo para otro”. (209)

Sí, pone de ejemplo el trabajo, para dar cuenta de cómo con sólo describir los gustos  por necesidad como si se tratasen de gustos de lujo (de libertad), basta para producir   falsas coincidencias de percepción entre las dos posiciones extremas del espacio social. Es decir, como veremos, ambas posiciones no opinan lo contrario sobre lo mismo, sino que lo que ocurre es que no están hablando de la misma cosa. Mientras que para las mujeres de la clase obrera “el trabajo” es una opresión que se alivia cuando aumentan los ingresos del marido, para las clases privilegiadas, el trabajo femenino es una opción, como lo testimonia el hecho de que “la tasa de actividad femenina no disminuya cuando se eleva el st atus”. Esto se debe a que el trabajo al que se refieren

las mujeres de la clase obrera es el único que les es permitido esperar, un trabajo manual penos y mal remunerado que no tiene nada en común con el trabajo evocado  por las mujeres de la burguesía. La visión dominante produce unos efectos ideológicos cuando naturaliza el “gusto por  necesidad” (vulgar, grosero...), convirtiéndolo en inclinación natural por el solo hecho de disociarlo de sus razones de ser económicas y sociales. El gusto por necesidad es así  negativamente definido por su “relación de privación” que mantiene con los demás estilos de vida: las clases populares son definidas por “no saber vivir”, ser los que más gastan e alimentos materiales, los más pesados, más groseros y los que más engordan, los más vulgares; los que no saben descansar, etc, toda una serie de etiquetas clasificadas como “elecciones” mal inspiradas, que confirman el racismo de clase, en la convicción de que no tienen más que lo que se merecen.

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