Book Lovers (Emily Henry)

March 15, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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 Bookzinga

 

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 Esta traducción fue realizada sin fines de lucro por lo cual no tiene ti ene costo alguno.  Es una traducción hecha por fans y para fans. Si el libro logra llegar a tu país, te animamos a adquirirlo.  No olvides que también puedes apoyar a la autora siguiéndola sigu iéndola en sus redes sociales, recomendándola a tus amigos, promocionando sus libros e incluso haciendo una reseña en tu blog o foro.

 



 

 

Sinopsis Un verano. Dos rivales. Un giro en la trama que no vieron venir…  La vida de Nora Stephens son los libros, los ha leído todos, y no es ese tipo de heroína. Ni la valiente, ni la relajada chica soñadora, y especialmente no la chica dorada. De hecho, las únicas personas para las que Nora es una heroína son sus clientes, para quienes consigue grandes acuerdos acuerd os como agente literaria despiadada, y su querida hermanita Libby. Por eso acepta ir a Sunshine Falls, Carolina del Norte, durante el mes de agosto, cuando Libby le ruega un viaje de hermanas, con visiones de una transformación para Nora en una ciudad pequeña, quien está convencida de que necesita convertirse en la heroína de su propio historia. Pero en lugar de picnics en los prados, o encuentros con un apuesto médico rural o un cantinero de antebrazos abultados, Nora sigue tropezando con Charlie Lastra, un editor melancólico y estudioso de la ciudad. Sería un encuentro lindo si no fuera por el hecho de que se han visto muchas veces y nunca ha sido lindo. Si Nora sabe que ella no es una heroína ideal, Charlie sabe que él no es el héroe de nadie, pero a medida que se juntan una y otra vez, en una serie de coincidencias que ningún editor que se precie permitiría, lo que descubren podría desentrañar las historias cuidadosamente elaboradas que han escrito sobre ellos mismos.

 

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Noosha, esto libro no es por ti. Ya sé cuál será para ti, así que tendrás que esperar.  Este libro es para Amanda, Dache', Danielle, Jessica, Sareer y  Este libro Taylor. Este libro no existiría sin ustedes. Y si de alguna a lguna manera lo hiciera, entonces nadie estaría leyéndolo. Gracias, gracias, gracias.

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 Prólogo Cuando los libros son tu vida (o en mi caso, tu trabajo) te vuelves bastante buena adivinando hacia dónde va una historia. Los tropos, los arquetipos, los giros g iros comunes de la trama, todos comienzan a organizarse en un catálogo dentro de tu cerebro, dividido por categoría y género. El esposo es el asesino. La nerd se renueva y, sin sus lentes, está buenísima. El chico se queda con la chica, o la otra chica lo hace. Alguien explica un concepto científico complicado, y alguien más dice: «Um, en español, por español, por favor». favor». Los detalles pueden cambiar de un libro a otro, pero no hay nada en realidad nuevo bajo el sol. Por ejemplo, tomemos la historia de amor en un pueblo pequeño. Del tipo en el que un cínico de Nueva York o Los Ángeles es enviado a Pueblucho, EE.UU., para despojar del negocio a una granja familiar de árboles de Navidad de modo que abra camino a una corporación sin alma. Pero mientras dicha Persona Citadina está en el pueblo, las cosas no salen según lo planeado. Porque,  por supuesto, supuesto, la granja de árboles de Navidad (o la panadería, o lo que sea que el héroe haya sido enviado a destruir), es propiedad y está para operada cortejar. por alguien ridículamente atractivo y convenientemente disponible De vuelta en la ciudad, el protagonista tiene tiene una  una pareja romántica. Alguien despiadado que lo anima a hacer lo que se ha propuesto y arruinar algunas vidas a cambio de ese gran ascenso. Él recibe llamadas de ella, durante las cuales ella lo interrumpe, ladrando consejos despiadados desde el asiento de su bicicleta Peloton. Se nota que es malvada porque su cabello es de un rubio anormal, peinado hacia atrás al estilo de Sharon Stone en Basic Instinct , y además, odia las decoraciones navideñas. A medida que el héroe pasa más tiempo con la panadera/costurera/granja de árboles… árboles… persona  encantadora, las cosas cambian para él. ¡Aprende el verdadero significado persona encantadora, de la vida!

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Vuelve a casa transformado transformado por  por el amor de una mujer buena. Allí le pide a su novia, la reina del hielo, que dé un paseo con él. Ella se queda boquiabierta, dice algo así como: ¿En estos Manolos?  Manolos?  Será divertido, divertido, le dice él. En el camino, podría pedirle que mirara las estrellas. Ella espeta: ¡Sabes que no puedo mirar hacia arriba ahora mismo!  mismo!  ¡Acabo de ponerme bótox!  bótox!  Y entonces comprende: no puede volver a su antigua vida. ¡No quiere! Termina su fría relación insatisfactoria y le propone matrimonio a su nuevo amor. (¿Quién necesita citas?) En este punto, te encuentras gritando al libro: ¡Ni siquiera la conoces! Cabrón, ¿cuál es su segundo nombre?  nombre?   Desde el otro lado de la habitación, tu hermana, Libby, te hace callar, te arroja palomitas de maíz a la cabeza sin apartar la mirada de su propio libro de la biblioteca con cubiertas arrugadas. Y por eso llego tarde a este almuerzo. Porque esa es mi vida. El tropo que rige mis días. El arquetipo sobre el que se superponen mis detalles. Soy la persona citadina. No la que se encuentra con el granjero caliente. La otra.. otra La tensa agente literaria primorosa leyendo manuscritos desde lo alto de su Peloton mientras un protector de pantalla de una escena serena en la playa se desplaza, desapercibida, a través de la pantalla de su computadora. Soy a la que dejan. He leído esta historia, y la he vivido, vi vido, lo suficiente como para saber que está sucediendo otra vez en este momento, mientras me desplazo entre el tráfico peatonal al final de la tarde en Midtown, con el teléfono pegado a la oreja. Aún no lo ha dicho, pero se me erizan los vellos de la nuca, se me abre un hoyo en el estómago a medida que dirige la conversación hacia un precipicio al estilo de los dibujos animados. Se suponía que Grant solo estaría en Texas durante dos semanas, el tiempo suficiente para ayudar a cerrar un trato entre su empresa y el hotel boutique que estaban intentando adquirir en las afueras de San Antonio. Después de haber experimentado dos rupturas posteriores a un viaje de trabajo, reaccioné a la noticia

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de su viaje como si hubiera anunciado que se había unido a la marina y se embarcaría en la mañana. Libby intentó convencerme de que estaba exagerando, pero no me sorprendió que Grant se perdiera nuestra llamada nocturna tres veces seguidas, o que interrumpiera otras dos. Sabía cómo terminaba esto. Y entonces, hace tres días, horas antes de su vuelo de regreso, sucedió. Una fuerza mayor intervino para mantenerlo en San Antonio más tiempo del planeado. Su apéndice estalló. Teóricamente, podría haber reservado un vuelo en ese preciso momento y encontrarlo en el hospital. Pero estaba en medio de una gran venta y necesitaba estar pegada a mi teléfono con acceso estable a Wi-Fi. Mi cliente contaba cont aba conmigo. Esta era una oportunidad transcendental para ella. Y además, Grant señaló que qu e una apendicectomía era un procedimiento de rutina. Sus palabras exactas fueron «no es gran cosa». Así que, me quedé y, en el fondo, supe que estaba entregando a Grant a los dioses de las novelas románticas de d e los pueblos pequeños para que hicieran lo que qu e mejor saben hacer. Ahora, tres días después, mientras prácticamente estoy corriendo para almorzar con mis tacones Good Luck, mis nudillos blancos contra mi teléfono, la reverberación del clavo en el ataúd de mi relación resuena a través de mí en la forma de la voz de Grant.  — Repítelo. —  Repítelo. — Quiero Quiero decirlo como una pregunta. Sale como una orden. Grant suspira.  — Nora, Nora, no voy a volver. Las cosas han cambiado para mí esta última semana. — Se semana. —  Se ríe — . He cambiado. Un rayo atraviesa mi frío corazón citadino.  — ¿Es ¿Es una panadera? una panadera?  —   — pregunto. pregunto. Se queda en silencio por un momento.  — ¿Qué? ¿Qué?  — ¿Es ¿Es una panadera?  — digo, digo, es una primera pregunta perfectamente razonable cuando tu novio te deja por teléfono — . La mujer por la que me dejas. Tras un breve silencio, cede:

 

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 — Es Es la hija de la pareja propietaria del hotel. Han decidido no vender. v ender. Voy a quedarme, ayudarlos a dirigirlo. No puedo evitarlo: me rio. Esa ha sido siempre mi reacción ante las malas noticias. Probablemente así es cómo gané el papel de la Villana Malvada en mi propia vida, pero ¿qué más se supone que debo hacer? ¿Derretirme en un charco de llanto en esta acera repleta? ¿Qué bien haría eso? Me detengo fuera del restaurante y masajeo mis ojos suavemente.  — Entonces, Entonces, para ser claros  — le le digo — , vas a renunciar a tu trabajo increíble, a tu apartamento increíble y increíble  y a mí , y te mudas a Texas. ¿Para estar con alguien cuya carrera se puede describir mejor como la hija de la pareja propietaria del hotel?  — N Nora, ora, hay cosas más importantes en la vida que el dinero y una carrera elegante —  elegante  — espeta. espeta. Me rio de nuevo.  — No No puedo decir si crees que estás hablando en serio. Grant es el hijo de un magnate hotelero multimillonario. «Criado con una cuchara de plata» ni siquiera comienza a cubrirlo. Probablemente tenía papel higiénico dorado. Para Grant, la universidad fue una formalidad. Las pasantías fueron una formalidad. ¡Diablos, usar  pantalones era una formalidad! Consiguió su trabajo por nepotismo puro. Que es precisamente lo que hace que su último comentario sea tan rico, tanto en sentido figurado como literal. Debo decir esta última parte en voz alta, porque exige:  — ¿Qué ¿Qué se supone que significa eso? Miro a través de la ventana del restaurante, luego miro la hora en mi teléfono. Llego tarde, nunca llego tarde. tarde. No es la primera impresión que buscaba.  — Grant, Grant, eres un heredero de treinta y cuatro años. Para la mayoría de nosotros, nuestros trabajos están ligados directamente a nuestra capacidad para comer.  — ¿Ves? ¿Ves?  — dice dice — . Este es el tipo de visión del mundo con el que he terminado. A veces puedes ser tan fría, Nora. Chastity y yo queremos… queremos … 

 



 

 

No es intencional, no estoy intentando ser cortante, cuando me carcajeo de su nombre. Es solo que, cuando suceden cosas hilarantemente malas, dejo mi cuerpo. Observo cómo suceden desde fuera de mí y pienso: ¿En serio? ¿Esto es lo que el universo ha elegido hacer? Un poco exagerado, ¿no?  ¿no?  En este caso, elige guiar a mi novio a los brazos de una mujer llamada así por la capacidad de mantener un himen intacto. Quiero decir, es es gracioso.  gracioso. Él resopla al otro lado de la línea.  — N Nora, ora, son personas buenas. Son trabajadoras. Ese es el tipo de persona que quiero ser. Nora, mira, no actúes molesta…  molesta…    — ¿Quién ¿Quién está actuando?  —Nunca me has necesitado…  necesitado…   — ¡Por ¡Por supuesto que no! —  no!  — He He trabajado duro para construir una vida que sea mía, para que nadie más pueda desconectar desco nectar para enviarme en un torbellino por un desagüe cósmico.  —Nunca te has quedado en mi casa… — dice. dice.  — ¡Mi ¡Mi colchón es mejor objetivamente!  — Lo Lo investigué durante nueve meses y medio antes de comprarlo. Por supuesto, prácticamente el mismo tiempo con el que salgo con alguien, y aun así termino aquí.  —… así que no finjas que q ue tienes el corazón roto — dice dice Grant —   — . No estoy seguro de que seas capaz de tener tener el  el corazón roto. Una vez más, tengo que reírme. Porque en esto, está equivocado. Solo es que una vez que tu corazón está realmente destrozado, realmente  destrozado, una llamada telefónica como esta no es nada. Una punzada en el corazón, tal vez un murmullo. Ciertamente no está roto. Grant ahora está en racha.  — Nunca Nunca te he visto llorar.  De nada, nada, considero decir. ¿Cuántas veces nos había dicho mamá, riéndose entre lágrimas, que su último novio le había dicho que era demasiado emocional? Eso es lo que pasa con las mujeres. No hay una buena manera de ser una. Usa tus emociones abiertamente y eres histérica. Las mantienes escondidas donde tu novio no tenga que atenderlas y eres una perra sin corazón.  — Grant, Grant, tengo que irme —  irme — digo. digo.

 

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 — Por Por supuesto que sí —  sí — responde. responde. Aparentemente, mi cumplimiento de compromisos previos solo es una prueba más de que soy una malvada robot frígida que duerme en una cama de billetes de cien dólares y diamantes en bruto. (Ya quisiera). Cuelgo sin despedirme y me meto debajo del toldo del restaurante. Mientras respiro para tranquilizarme, espero a ver si se me saltan las lágrimas. l ágrimas. No lo hacen. Nunca lo hacen. Estoy bien con eso. Tengo un trabajo que hacer y, a diferencia de Grant, lo haré, por mí y por todos los demás en la Agencia Literaria Nguyen. Me aliso el cabello, cuadro los hombros y entro, mientras el aire acondicionado me pone la piel de gallina en los brazos. Es tarde para el almuerzo, de modo que la multitud es escasa, y veo a Charlie Lastra cerca del fondo, vestido completamente de negro como el propio vampiro metropolitano de la editorial. Nunca nos conocimos en persona, pero revisé dos veces el anuncio de  Publishers Weekly sobre Weekly sobre su ascenso a editor ejecutivo en Wharton House Books y aprendí su fotografía de memoria: las severas cejas oscuras; los ojos marrones claros; el pliegue ligero en su barbilla debajo de sus labios carnosos. Tiene el tipo de lunar oscuro en una mejilla que, si fuera una mujer, definitivamente se consideraría una marca de belleza. No puede tener mucho más de treinta y tantos años, con el tipo de cara que podrías describir como juvenil, si no fuera por lo cansado que se ve y las canas que salpican su cabello completamente negro. Además, está frunciendo el ceño. O haciendo pucheros. Su boca está haciendo pucheros. Su frente está frunciendo el ceño. Un «puceño». Mira su reloj. No es una buena señal. Justo antes de salir de la oficina, mi jefa, Amy, me advirtió que Charlie es muy irritable, pero no me preocupé. Siempre soy puntual. Excepto cuando me dejan por teléfono. Entonces, llego seis minutos y medio tarde, aparentemente.  — ¡Hola! ¡Hola!  — E Extiendo xtiendo mi mano para estrechar la suya a medida que me acerco — . Nora Stephens. Encantada de conocerte en persona, finalmente.

 

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Se pone de pie, su silla raspando el suelo. Su ropa negra, rasgos oscuros y comportamiento general tienen el efecto aproximado en la habitación de un agujero negro, absorbiendo toda la luz y tragándola por completo. La mayoría de la gente viste de negro como una forma de profesionalismo perezoso, pero él hace que parezca una elección con E mayúscula, la combinación de su suéter relajado de merino, pantalones y zapatos Brogue dándole el aire de una celebridad atrapada en la calle por un paparazi. Me sorprendo calculando cuántos dólares americanos lleva puesto. Libby lo llama mi «perturbador artificio de fiesta de clase media», pero en realidad es que me encantan las cosas bonitas y, a menudo, mirar escaparates en línea para relajarme después de un día estresante. Pondría el atuendo de Charlie en algún lugar entre ochocientos y mil. Justo en el rango de los míos, francamente, aunque todo lo que lllevo levo puesto, excepto mis zapatos, lo compré de segunda mano. Examina mi palma extendida durante dos segundos largos antes de sacudirla.  — Llegas Llegas tarde. Se sienta sin molestarse en mirarme a los ojos. ¿Hay algo peor que un hombre que piensa que está por encima de las leyes de las convenciones sociales solo so lo porque nació con una cara decente y un unaa billetera abultada? Grant ha quemado mi tolerancia diaria para los imbéciles engreídos. Aun así, tengo que jugar este juego, por el bien de mis autores.  — Lo Lo sé  — digo, digo, sonriendo a modo de disculpa, pero sin disculparme de verdad — . Gracias por esperarme. Mi tren se detuvo en las vías. Ya sabes cómo es. Sus ojos se elevan hacia los míos. Ahora se ven más oscuros, tan oscuros que no estoy segura de que haya iris alrededor de esas pupilas. Su expresión dice que no no   sabe cómo es: trenes deteniéndose en las vías por razones tanto espeluznantes como mundanas. Probablemente, no toma el metro. Probablemente, va a todas partes en una limusina negra brillante, o en un carruaje gótico tirado por un equipo de Clydesdales1. Me quito la chaqueta (en espiga, Isabel Marant) y tomo asiento frente a él.  — ¿Has ¿Has pedido?  — No —  No — responde. responde. Nada más. 1 Clydesdale:  Clydesdale: caballo

 caballo de raza pesada y poderosa, utilizado para tirar de cargas pesadas.

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Mis esperanzas se hunden más. Habíamos programado este almuerzo para conocernos hace semanas. Pero el viernes pasado le envié un manuscrito nuevo de uno de mis clientes más antiguos, Dusty Fielding. Ahora estoy dudando si podría someter a uno de mis autores a este hombre. Recojo mi menú.  — Tienen Tienen una ensalada de queso de cabra que es fenomenal. Charlie cierra su menú y me contempla.  — Antes Antes de seguir adelante —  adelante  — dice, dice, frunciendo el ceño profusamente, con voz baja e innatamente ronca — , debo decirte que el nuevo libro de Fielding me resultó ilegible. Mi mandíbula cae. No estoy segura de qué decir. Por un lado, no había planeado sacar el libro a colación. Si Charlie quería rechazarlo, podría haberlo hecho en un correo electrónico. Y sin usar la palabra ilegible ilegible.. Pero incluso aparte de eso, cualquier persona decente al menos esperaría hasta que hubiera algo de pan en la mesa antes de soltar insultos. Cierro mi propio menú y cruzo las manos sobre la mesa.  — Creo Creo que hasta ahora es el mejor. Dusty ya ha publicado otros tres, cada uno fantástico, aunque ninguno se vendió bien. Su último editor no estuvo dispuesto a darle otra oportunidad, de modo que ha vuelto a las andadas, buscando un hogar nuevo para su próxima novela. Y está bien, tal vez no sea mi mi   favorito de ella, pero tiene un atractivo comercial inmenso. Con el editor adecuado, sé lo que este libro puede ser. Charlie se recuesta, la pesada cualidad perspicaz de su mirada enviando un cosquilleo por mi columna vertebral. Siento como si está mirando a través de mí, más allá de la cortesía radiante hacia los lo s bordes irregulares debajo. Su mirada ddice: ice: Borra esa sonrisa congelada de tu cara. No eres tan agradable. Gira su vaso de agua en su lugar.  — El El mejor es The Glory of Small Things  Things  —  — dice, dice, como si tres segundos de contacto visual fueran suficientes para leer mis pensamientos más íntimos y sabe que está hablando por los dos.

 

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Francamente, Glory Glory fue  fue uno de mis libros favoritos en la última década, pero eso no convierte a este otro en una porquería.  — Este Este libro es igual de bueno. Simplemente es diferente, tal vez menos tenue, pero eso le da un toque cinematográfico —  cinematográfico  — digo. digo.  — ¿Menos ¿Menos tenue? —  tenue? — Charlie Charlie entrecierra los ojos. Al menos el marrón dorado d orado se ha filtrado de nuevo en sus ojos, así que siento menos que van a quemarme agujeros — . Eso es como decir que Charles Manson fue un gurú g urú del estilo de vid vida. a. Puede que sea cierto, pero no es el punto. Este libro se siente como si alguien hubiera visto el comercial de Sarah McLachlan para la prevención de la crueldad animal y hubiera pensado: ¿Pero qué pasaría si todos los cachorros murieran frente a la cámara?  cámara?  Se me escapa una risa irritable.  —Está bien. bien . No es lo tuyo. Pero tal vez v ez sería útil… ú til… — me me recompongo — , si me dijeras lo que te gustó gustó del  del libro. Entonces, sé qué enviarte en el futuro.  Mentirosa,, dice mi cerebro. No  Mentirosa cerebro.  No vas a enviarle más libros.  libros.   Mentirosa,  dicen los inquietantes ojos de búho de Charlie.  No vas a  Mentirosa,  enviarme más libros. libros. Este almuerzo, esta posible relación de trabajo, tiene poca posibilidad de éxito en el futuro. Charlie no quiere trabajar conmigo, y yo no quiero trabajar con él, pero supongo que no ha abandonado por completo las convenciones sociales, porque considera mi pregunta.  — Es Es demasiado sentimental para mi gusto —  gusto — dice dice finalmente — . Y el elenco está caricaturizado…  caricaturizado…   —  Extravagante  Extravagante   — discrepo discrepo — . Podríamos aminorarlos, pero es un gran elenco, sus peculiaridades ayudan a distinguirlos.  —Y el escenario…  escenario…   — ¿Qué ¿Qué hay de malo con el escenario? —  escenario? — El El escenario de Once in a Lifetime  Lifetime  vende todo el libro — . Sunshine Falls es encantador. Charlie resopla, pone los ojos en blanco literalmente.  — Es Es completamente irreal.

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 — Es Es un lugar real —  real  — respondo. respondo. Dusty había hecho que el pequeño pueblo de montaña sonara tan idílico que lo busqué en Google. Sunshine Falls, Carolina del Norte, se encuentra a poca distancia de Asheville. Charlie niega con la cabeza. Parece irritable. Bueno, eso nos hace dos. No me agrada. Si soy el arquetipo de la Persona Citadina, él es el Adusto Retrógrado Insoportable. Es el Misántropo Gruñón, Oscar el Cascarrabias, Heathcliff en el segundo acto, las peores partes del Señor Knightley. Lo cual es una pena, porque también tiene fama de tener un toque mágico. Varios de mis amigos agentes lo llaman Midas. Al igual que, «Todo lo que toca se convierte en oro». Aunque, es cierto, algunos otros se refieren a él como la Nube Tormentosa. Como en, «Él hace que llueva dinero, pero ¿a qué costo?» El punto es que, Charlie Lastra elige a los ganadores. Y no está eligiendo Once in a Lifetime. Lifetime. Decidida a reforzar mi confianza, si no la de d e él, cruzo los brazos sobre el pecho.  — T Tee lo digo, sin importar lo artificial que lo hayas encontrado, Sunshine Falls es real.  — Podría Podría existir —  existir  — dice dice Charlie — , pero te digo que digo que Dusty Fielding nunca ha estado allí.  — ¿Por ¿Por qué importa? —  importa? — pregunto, pregunto, ya sin fingir cortesía. La boca de Charlie se tuerce en reacción a mi arrebato.  —Querías saber qué es lo que no me gustó del libro…  libro…   — Lo Lo que te gustó gustó  —   — lo lo corrijo.  —… y no me gustó el escenario. El aguijón de la ira corre por mi tráquea, arraigándose a través de mis pulmones.  — Entonces, Entonces, ¿qué tal si me dices qué tipo de libros quieres quieres,, señor Lastra? Se relaja hasta que se reclina, lánguido y despatarrado como un gato de la selva jugando con su presa. Vuelve a girar su vaso de agua. Pensé que era un tic nervioso, pero tal vez sea una táctica de tortura de bajo grado. Quiero tirarlo de la mesa.  — Quiero —  Quiero — dice dice Charlie — , el primer el primer Fielding. The Glory of Small Things. Things.  — Ese Ese libro no se vendió.

 

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 — Porque Porque su editor no supo cómo venderlo  — dice dice Charlie — . Wharton House podría hacerlo. Yo podría hacerlo. Mi ceja se arquea, y hago lo mejor que puedo para volver a colocarla en su lugar. En ese momento, la camarera se acerca a nuestra mesa.  — ¿Puedo ¿Puedo traerles algo mientras examinan el menú?  — pregunta pregunta dulcemente.  — Ensalada Ensalada de queso de cabra para mí  — dice dice Charlie, sin mirarnos a ninguna de las dos. Probablemente esté ansioso por declarar que mi ensalada favorita en la ciudad no es comestible. comestible.  — ¿Y ¿Y para usted, señora? —  señora? — pregunta pregunta la camarera. Ahogo el escalofrío que me recorre la espalda espald acuando cada vez unacamina veinteañera me llama señora. señora . Así deben sentirse los fantasmas la que gente sobre sus tumbas.  — También También quiero eso —  eso — digo, digo, y luego, porque ha sido un día infernal y no hay nadie aquí a quien impresionar, impresionar , y porque estoy atrapada aquí durante al menos cuarenta minutos más con un hombre con quien no tengo ninguna intención de trabajar nunca nunca,, digo — : Y un martini gin. Seco. La ceja de Charlie apenas se levanta. Son las tres de la tarde de un jueves, no exactamente la hora feliz, pero dado que las publicaciones cierran en verano y la mayoría de la gente se toma los viernes libres, es prácticamente fin de semana.  — Mal Mal día —  día  — ddigo igo en voz baja a medida que la camarera desaparece con nuestro pedido.  — No No tan malo como el mío  — responde responde Charlie. El resto flota en el aire, sin decir: leí ochenta páginas de Once in a Lifetime, luego me reuní contigo.  contigo.  Resoplo.  — ¿De ¿De verdad no te gustó el escenario?  — D Difícilmente ifícilmente puedo imaginar un lugar en el que disfrutaría menos pasar cuatrocientas páginas.  — Sabes —  Sabes — digo digo — , eres tan agradable como me dijeron que serías.  — No No puedo controlar cómo me siento —  siento — dice dice con frialdad.

 

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Me erizo.  — Eso Eso es como si Charles Manson dijera que él no es quien cometió los asesinatos. Podría ser cierto a nivel técnico, pero ese no es el punto. La camarera deja mi martini, y Charlie masculla:  — ¿Podría ¿Podría traerme también uno de esos?

Más tarde esa noche, mi teléfono suena con un correo electrónico:

Hola Nora, Siéntete libre de tenerme en cuenta para los proyectos futuros de Dusty. Charlie  No puedo evitar poner los ojos en blanco. No  Encantado de saludarte sa ludarte.. No  Espero que estés bien. bien . Ni siquiera pudo molestarse con las sutilezas básicas. Apretando los dientes, escribo en respuesta, imitando su estilo. Charlie, Si escribe algo sobre el gurú del estilo de vida Charlie Manson, serás el primero en saberlo. Nora  Guardo mi teléfono en el bolsillo de mis pantalones de chándal y abro la puerta del baño para comenzar mi rutina de diez pasos para el cuidado de la piel (también conocida como los mejores cuarenta y cinco minutos de mi día). Mi teléfono vibra y lo saco.

N, Peor para ti: me encantaría leer eso. C Empeñada en tener la última palabra, escribo: Buenas noches.  (Aunque buenas buenas noches  noches definitivamente no es lo que quiero decir).

Saludos  responde Charlie, como si estuviera firmando un correo electrónico que no existe.

 

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Si hay algo que odio más que los zapatos sin tacones, es perder. Escribo:

Besos. Sin respuesta. Jaque mate. Después de un día infernal, esta victoria pequeña me hace sentir que todo está bien en el mundo. Termino mi rutina de cuidado de la piel. Leí cinco maravillosos capítulos de una novela nov ela espeluznante de misterio, y me quedé dormida en mi colchón perfecto, sin pensar en Grant ni en su nueva vida en Texas. Duermo como un bebé. O una reina de hielo.

 

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Dos años más tarde

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La ciudad se está cociendo. El asfalto chisporrotea. La basura en la acera apesta. Las familias que pasamos llevan paletas heladas que se encogen con cada paso, derritiéndose en sus dedos. La luz del sol se refleja en los edificios como si fuera un sistema de seguridad basado en láser en una película de atracos obsoleta, y me siento como una dona glaseada que ha estado expuesta al calor durante du rante cuatro días. Mientras tanto, aún embarazada de cinco meses y a pesar de d e la temperatura, Libby parece la estrella de un comercial de champú.  — Tres Tres veces. —  veces. — Suena Suena asombrada — . ¿Cómo se deja a una persona por un cambio de estilo de vida completo tres veces? veces?  — Suerte, Suerte, supongo —  supongo — ddigo. igo. En realidad, son cuatro, pero nunca me atreví a contarle toda la historia de Jakob. Han pasado años y todavía apenas puedo contarme esa contarme  esa historia. Libby suspira y pasa su brazo por el mío. Mi piel está pegajosa por el calor ysedosa. la humedad del verano, pero la de mi hermanita está milagrosamente seca y Podría haber obtenido la altura de un metro ochenta de mamá, pero el resto de sus rasgos terminaron canalizados en mi hermana, desde el cabello dorado rojizo hasta los grandes ojos azul marino del Mediterráneo y las pecas en la nariz. Su estatura baja y curvilínea debe haber venido del d el acervo genético de papá, no es que lo sepamos; se fue cuando yo tenía tres años y Libby estaba a meses de nacer. Cuando es natural, mi cabello es de un rubio ceniciento opaco, y el tono azul de mis ojos es menos agua de vacaciones idílicas y más lo último que ves antes de que el hielo se congele y te ahogue. Es la Marianne para mi Elinor, la Meg Ryan para mi Parker Posey. También es mi persona favorita absoluta en el planeta.

 

18 

 

 

 — Ah, Ah, Nora. —  Nora. — Libby Libby me aprieta contra ella cuando llegamos a un cruce de peatones, y disfruto de la cercanía. Sin importar lo agitados que a veces sean la vida y el trabajo, siempre se siente como si hubiera algunos metrónomos internos manteniéndonos sincronizadas. Levantaría mi teléfono para llamarla y ya estaría sonando, ellaya meestábamos enviaría un departe textode para a almorzar y nos daríamos cuenta deoque enmensaje la misma la ir ciudad. Sin embargo, en los últimos meses hemos sido barcos que pasan de noche. En realidad, más como un submarino y un bote de remos en lagos completamente separados. Extraño sus llamadas mientras estoy en reuniones, y ella ya está dormida cuando le devuelvo la llamada. Finalmente me invita a cenar una noche en la que prometí invitar a un cliente. Peor que eso es la débil sensación extraña fuera de lugar cuando lugar  cuando en realidad estamos juntas. Como si solo estuviera aquí a medias. Como esos metrónomos que han caído en ritmos diferentes, e incluso cuando estamos una al lado de la otra, nunca logramos coincidir. Al principio lo atribuí al estrés por el bebé nuevo, pero a medida que pasó el tiempo, mi hermana pareció más distante que cercana. Básicamente, estamos desincronizadas de una forma que no puedo identificar, y ni siquiera el colchón de mis sueños y una nube de aceite de lavanda difusa son suficientes para evitar que permanezca despierta por las noches, dando vueltas a nuestras últimas conversaciones como si estuviera buscando grietas tenues. La señal ha cambiado para CRUZAR CRUZAR,, pero una gran cantidad de conductores se apresura a pasarse la nueva luz roja. Cuando un tipo con un traje bonito sale a la calle, Libby me lleva detrás de él. Es una verdad universalmente reconocida que los taxistas no se preocupan por personas que se ven como este tipo. Su atuendo dice, soy un hombre con un abogado . O posiblemente solo soy abogado. abogado. abogado.  — Pensé Pensé que tú y Andrew estaban bien juntos  — dice dice Libby, volviendo a entrar en la conversación sin problemas. Mientras estés dispuesta a pasar por alto que el nombre de mi ex era Aaron, no Andrew —  Andrew — . No entiendo lo que salió mal. ¿Fueron cosas del trabajo? Sus ojos parpadean hacia mí ante las palabras cosas del trabajo, trabajo, y desencadena otro recuerdo: yo huyendo del apartamento durante la fiesta del cuarto cumpleaños de Bea y Libby dándome una mirada como un cachorro de Pixar herido mientras adivinaba: ¿llamada del trabajo?  trabajo?  Cuando me disculpé, ella le restó importancia, pero ahora me pregunto si ese fue el momento en que comencé a perderla, el segundo exacto en que nuestros

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caminos divergentes se alejaron demasiado el uno del otro y las costuras comenzaron a romperse.  — Lo Lo que salió mal —  mal  — digo digo recuperando mi lugar en la conversación —  conversación — , es que, en una vida pasada, traicioné a una bruja muy poderosa, y ella ha echado una maldición sobre mi vida amorosa. Se mudará a la Isla Prince Edward. Nos detenemos en la siguiente calle transversal, esperando que el tráfico disminuya. Es un sábado a mediados de julio y absolutamente todo el mundo está fuera, vistiendo la menor cantidad de ropa posible legalmente, leg almente, comiendo conos de helado chorreantes de Big Gay o paletas heladas artesanales arte sanales llenas de cosas que no tienen nada que ver con un postre.  — ¿Sabes ¿Sabes lo que hay en la Isla Prince Edward? —  Edward?  — pregunto. pregunto.  — ¿Ana ¿Ana de las Tejas Verdes 2? — responde responde Libby.  — Ana Ana de las Tejas Verdes ya estaría muerta —  muerta  — digo. digo.  — Guau —  Guau — dice dice ella — . Spoiler Spoiler..  — ¿Cómo ¿Cómo pasa una persona de vivir aquí a mudarse a un lugar donde el destino más popular es el Museo Canadiense de la Papa? Moriría inmediatamente de aburrimiento. Libby suspira.  — No No sé. Me gustaría aburrirme un poco ahora mismo. La miro de soslayo, y mi corazón da un vuelco con su siguiente latido. Su cabello aún está perfecto y su piel está hermosamente sonrojada, pero ahora me saltan a la vista detalles nuevos, señales que no vi al principio. Las esquinas retraídas de su boca. El adelgazamiento sutil de sus mejillas. Se ve cansada, más vieja que de costumbre.  — Lo Lo siento —  siento — dice, dice, casi para sí misma — . No pretendo ser la Triste Mamá Quisquillosa, simplemente… en serio necesito serio necesito dormir un poco. Mi mente ya está dando vueltas, buscando lugares donde pueda tomar el relevo. La preocupación permanente de Brendan y Libby es el dinero, pero se han negado a recibir ayuda en ese departamento durante años, así que he tenido que encontrar formas creativas de apoyarlos.

2  Ana

de Las Tejas Verdes: libro Verdes:  libro escrito por la canadiense Lucy Maud Montgomery y publicado por primera vez en 1908. La historia se desarrolla en la Isla Prince Edward a finales del siglo XIX.

 

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De hecho, la llamada telefónica por la que puede o no estar molesta fue un caballo de Troya de regalo de cumpleaños. Un «cliente canceló un viaje y la habitación en el St. Regis no era reembolsable, de modo que solo tenía sentido tener una fiesta de pijamas entre semana con las niñas allí ».  — No No eres la Triste Mamá Quisquillosa —  Quisquillosa  — digo digo ahora, apretando su brazo nuevamente — . Eres la Supermamá. Eres el bombón normativo en el mono de trabajo en la Brooklyn Flea, cargando a sus quinientos hijos preciosos, un ramo gigante de flores silvestres y una canasta llena de tomates grumosos. Está bien cansarse, Lib. Me entrecierra los ojos.  — Sissy, Sissy, ¿cuándo fue la última vez que contaste a mis hijos? Porque son dos.  — No No quiero hacerte sentir como una madre terrible —  terrible  — le le digo, tocando su barriga — , pero estoy ochenta por ciento segura de que qu e hay otro allí.  — Bien, Bien, dos y medio. —  medio.  — Sus Sus ojos se lanzan hacia los míos, cautelosos — . Entonces, de verdad ¿cómo estás? Sobre la ruptura, quiero decir.  — Solo Solo estuvimos juntos cuatro meses. No era serio.  — Todas Todas tus citas son fundamentalmente serias serias   —  — dice dice — . Si alguien llega a una tercera cena contigo, entonces ya ha cumplido cuatrocientos cincuenta criterios distintos. No son citas casuales si conoces el tipo de sangre de la otra persona.  —  No  No sé  sé el tipo de sangre de mis citas  — digo digo — . Todo lo que necesito de ellos es un informe de crédito completo, una evaluación psicológica y un  juramento de sangre. Libby echa la cabeza hacia atrás, riéndose. Como siempre, hacer reír a mi hermana es una inyección de serotonina directamente en mi corazón. ¿O cerebro? Probablemente cerebro. La serotonina en tu corazón probablemente no sea algo bueno. El punto es que, q ue, la risa de Libby me hace sentir como si el mundo estuviera bajo mi pulgar, como si tuviera el control total de La Situación. Tal vez eso me convierte en una narcisista, o tal vez solo me convierte en una mujer de treinta y dos años que recuerda semanas enteras en las que no podía convencer a su hermana afligida de que se levantara de la cama.  — Oye Oye  — dice dice Libby, disminuyendo la velocidad cuando se da cuenta de dónde estamos, hacia dónde nos hemos estado moviendo inconscientemente —  inconscientemente — . Mira.

 

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Si nos vendaran los ojos y nos lanzaran desde el aire a la ciudad, probablemente terminaríamos aquí: mirando con nostalgia a Freeman Books, la tienda de West Village en la que solíamos vivir. El apartamento diminuto donde mamá nos hacía girar por la cocina, las tres cantando can tando «Baby Love» de las Supremes en los utensilios de floral cocina. lugar viendo donde películas pasamosdeincontables noches acurrucadas en un sofá rosaEly crema Kat harine Hepburn Katharine con una mezcla heterogénea de comida chatarra esparcida sobre la mesita de café que ella había encontrado en la calle, su pierna rota reemplazada por una pila de libros de tapa dura. En los libros y películas, personajes como yo siempre viven en lofs con piso de cemento con arte moderno sombrío y jarrones de casi metro y medio llenos de ramitas negras y desaliñadas, por alguna razón inexplicable. Pero en la vida real, elegí mi apartamento actual porque se parece mucho a este: pisos de madera viejos y papel tapiz suave, un radiador que sisea en una esquina y estanterías empotradas repletas hasta el borde de libros de bolsillo de segunda mano. Sus molduras de corona han sido pintadas tantas veces que han perdido sus bordes nítidos, y el tiempo ha deformado sus altas ventanas estrechas. Esta librería pequeña y su apartamento de arriba son mis lugares favoritos en la tierra. Amo este lugar, incluso si también es donde nuestras vidas se partieron por la mitad hace doce años.  — ¡Oh ¡Oh Dios mío! —  mío! — Libby Libby me agarra del antebrazo y señala el escaparate de la librería: una pirámide del gran éxito de Dusty Fielding, Once in a Lifetime, Lifetime, con su portada nueva relacionada con la película. —  película. — Saca Saca su teléfono — . ¡Tenemos que tomar una foto! No hay nadie que ame tanto el libro de Dusty como mi hermana. Y eso es mucho decir, ya que en seis meses m eses ya vendió un millón ddee copias. La gente lo llama el libro del año. A año. A Man Called Ove mezclado con A Little Life. Ove mezclado con A Life. Toma eso, Charlie Lastra, Lastra, pienso, como hago cada cierto tiempo cuando recuerdo aquel almuerzo fatídico. O cada vez que paso por la puerta de su oficina cerrada herméticamente (tanto más dulce desde que se trasladó a trabajar a la editorial que publicó Once Once,, donde ahora está rodeado de constantes recordatorios de mi éxito). Está bien, pienso mucho en ese Toma eso, Charlie Lastra. Lastra. Uno nunca olvida en realidad la primera vez que un colega te lleva a una falta de profesionalismo extremo.

 

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 — Voy Voy a ver esta película quinientas veces  — me me dice Libby — . Consecutivamente.  — Usa Usa un pañal —  pañal — le le aconsejo. No es necesario —  No necesario — dice dice — . Estaré llorando todo el tiempo. No habrá orina en mi  —  cuerpo.  —No tenía idea de que tuvieras tal… entendimiento comprensivo de la ciencia —  ciencia  — digo. digo.  — La La última vez que lo leí, lloré tanto que me desgarré un músculo de la espalda.  — Deberías Deberías considerar hacer más ejercicio.  — Que Que grosera. —  grosera.  — Frota Frota su vientre embarazado, luego nos lleva de nuevo hacia el bar de jugos — . De todos modos, volvamos a tu vida v ida amorosa. Solo tienes que volver a salir.  — Libby —  Libby — digo digo — . Entiendo que conociste al amor de tu vida vid a cuando tenías veinte años y, por lo tanto, nunca has tenido una cita real. Pero imagina por un momento, si puedes, un mundo en el que el treinta por ciento cien to de tus citas terminan con la revelación de que el hombre que está sentado frente a ti tiene un fetiche de pies, codos o rótulas. Fue el susto de mi vida cuando mi caprichosa hermana romántica se enamoró de un contador nueve años mayor que ella que lee mucho sobre trenes, pero Brendan también es el hombre más sólido que he conocido en mi vid vida, a, y hace tiempo que acepté que de alguna manera, contra todo pronóstico, él y mi hermana son almas gemelas.  — ¡¿Treinta ¡¿Treinta por ciento?!  — chilla chilla — . Nora, ¿qué clase de jodidas aplicaciones de citas estás usando?  — ¡Las ¡Las normales! —  normales! — digo. digo. En aras de la total discreción, sí , pregunto directamente sobre los fetiches por adelantado. No es que el treinta por ciento de los hombres anuncien sus problemas veinte minutos después de conocerse, pero ese es mi punto. La última vez que mi jefa, Amy, fue a casa con una mujer sin antecedentes, an tecedentes, resultó que tenía una habitación que era completamente de muñecas. Muñecas de cerámica de piso a techo. ¿Qué tan inconveniente sería enamorarse de una persona solo para descubrir que tiene una habitación de muñecas? La respuesta es «mucho».

 

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 — ¿Podemos ¿Podemos sentarnos un segundo? —  segundo? — pregunta pregunta Libby, un poco sin aliento, y esquivamos a un grupo de turistas alemanes para sentarnos en el borde de la ventana de una cafetería.  — ¿Estás ¿Estás bien? —  bien? — pregunto pregunto — . ¿Puedo traerte algo? ¿Agua? Niega con la cabeza, se aparta el cabello detrás de las orejas.  — Solo Solo estoy cansada. Necesito un descanso.  — Tal Tal vez deberíamos tener un día de spa —  spa — sugiero sugiero — . Tengo un certificado de regalo…  regalo…   — En En primer lugar —  lugar — dice dice — , estás mintiendo, y puedo darme cuenta. Y en segundo lugar… — Sus Sus dientes muerden su labio pintado de rosa —  rosa — . Tenía algo más en mente.  — ¿Dos días ¿Dos días de spa? —  spa? — adivino. adivino.

Esboza una sonrisa tentativa.  — ¿Sabes ¿Sabes que siempre te quejas de que la editorial prácticamente cierra en agosto y no tienes nada que hacer?  — Tengo Tengo mucho mucho que  que hacer —  hacer — argumento. argumento.  — Nada Nada que requiera que estés en la ciudad —  ciudad  — corrige corrige — . ¿Qué tal si vamos a alguna parte? ¿Nos alejamos por unas semanas y simplemente nos relajamos? Puedo pasar un día sin mancharme con los fluidos corporales de nadie más, y tú tú   puedes olvidarte de lo que pasó con Aaron, y podemos simplemente… tomarnos un descanso de ser la Supermamá Cansada y la Señorita Carrera Elegante que tenemos que ser los otros once meses del año. Tal vez incluso puedas sacar una página de local? los libros de tus ex y tener un romance vertiginoso con… un cazador de langostas La miro fijamente, intentando analizar qué tan en serio habla.  — ¿Pescador? ¿Pescador? ¿Un pescador de langostas? —  langostas?  — dice dice — . ¿Solo pescador?  — Pero Pero nunca vamos a ninguna parte —  parte  — señalo. señalo.  —  Exactamente  Exactamente   — dice, dice, con un borde irregular arrastrándose en su voz. Agarra mi mano, y noto la forma en que se ha mordido las uñas. Intento tragar pesado, pero es como si mi esófago estuviera dentro de una prensa. Porque, en ese momento, de repente estoy segura de que hay algo más con Libby que problemas de dinero comunes y corrientes, falta de sueño o irritación con mi horario de trabajo.

 

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Hace seis meses, habría sabido exactamente lo que estaba pasando. Ni siquiera habría tenido que preguntar. Habría pasado por mi apartamento, sin previo aviso, y se habría desplomado en mi sofá dramáticamente y habría dicho:  — Sissy, Sissy, ¿sabes lo que me está molestando últimamente?  últimamente?   —  — Y yo pondría su cabeza en mi regazo y pasaría mis dedos dedo s por su cabello mi mientras entras ella derramaba sus preocupaciones con una copa de vino blanco burbujeante. Las cosas ahora son diferentes.  — Nora, Nora, esta es nuestra oportunidad  — dice dice en voz baja, con urgencia —  urgencia — . Hagamos un viaje. Solo nosotras dos. La última vez que hicimos eso fue en California. Mi estómago cae en picado, luego rebota. Ese viaje, como mi relación con Jakob, es parte del tiempo de mi vida que hago todo lo posible por no volver a visitar. Prácticamente todo lo que hago, en realidad, es asegurarme de que Libby y yo nunca volvamos a encontrarnos en ese lugar oscuro en el que estuvimos después de la muerte de mamá. Pero la verdad innegable es que no la he visto lucir así, como si estuviera en su punto de ruptura, desde entonces. Trago con fuerza.  — ¿Puedes ¿Puedes alejarte ahora mismo?  — Los Los padres de Brendan ayudarán con las niñas. —  niñas. — Aprieta Aprieta mis manos, sus grandes ojos azules prácticamente ardiendo con esperanza —  esperanza — . Cuando este bebé llegue aquí, voy a ser una persona vacía por un tiempo, y antes de que eso suceda, en serio quiero pasar tiempo contigo, como solía ser. Y también estoy como a tres noches de insomnio de romperme y hacer una de Where'd You Go, Bernadette3, sino una de Gone Girl4 completa. Necesito esto. Mi pecho se aprieta. La imagen de un corazón en una jaula de metal demasiado pequeña pasa por mi mente. Siempre he h e sido incapaz de decirle que no. Ni cuando tenía cinco años y quería el último bocado de la tarta de queso de Junior’s, o cuando tenía quince y quería qu ería tomar prestados mis jeans favoritos (cuya forma nunca se recuperó de sus curvas superiores), o cuando tenía dieciséis y dijo entre lágrimas: solo quiero no estar aquí , y la llevé a Los Ángeles.

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 Where'd You Go, Bernadette, cuenta Bernadette, cuenta la historia de una madre arquitecta y agorafóbica que desaparece de su casa antes de que la familia lleve a cabo un viaje a la Antártida, planeado con motivo de las buenas notas de su hija. 4 Gone Girl, película estadounidense de suspenso suspenso psicológico de 2014 dirigida dirigi da por David Fincher y escrita por Gillian Flynn, basada en su novela homónima de 2012.

 

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En realidad, nunca pidió ninguna de esas cosas, pero ahora lo está pidiendo pidiendo,, con las palmas juntas y el labio inferior sobresaliendo, y me hace sentir en pánico y sin aliento, incluso más fuera de control que la idea de irme de la ciudad.  —  Por favor. favor. Su cansancio la ha hecho parecer insustancial, descolorida, como si intentara quitarle el cabello de la frente, mis dedos podrían atravesarla. No sabía que era posible extrañar tanto a una persona mientras estaba sentada sentad a a tu lado, tanto que todo en ti duele.  Está justo aquí , me digo, y digo, y está bien. Sea lo que sea, lo arreglarás. arreglarás. Me trago cada excusa, queja y argumento agolpándose en mí.  — Hagamos Hagamos un viaje. Los labios de Libby se extienden en una sonrisa. Se mueve en el alféizar de la ventana para sacar algo de su bolsillo trasero.  — E Está stá bien, de acuerdo. Porque ya compré estos y no estoy segura de que sean reembolsables. —  reembolsables. — Deja Deja los boletos de avión impresos en mi regazo, y es como si el momento nunca hubiera sucedido. Como en cuestión de cinco segundos, recuperé a mi hermanita despreocupada, y cambiaría cualquier cualqui er número de órganos para unirnos a ambas en este momento, para vivir aquí siempre donde ella brilla intensamente. Mi pecho se afloja. Mi próximo aliento viene fácil.  — ¿Ni ¿Ni siquiera vas a mirar a dónde vamos? —  vamos?  — pregunta pregunta Libby, divertida. Aparto mi mirada de ella y leo el boleto.  — ¿Asheville, ¿Asheville, Carolina del Norte? Niega con la cabeza.  —Es el aeropuerto aerop uerto más cercano a Sunshine Sunshin e Falls. Este va a ser un… viaje único en la vida. vida. Gimo y arroja sus brazos alrededor de mí, riendo.  — ¡Sissy, ¡Sissy, vamos a divertirnos tanto! Y vas a enamorarte de un leñador.  —  Si  Si hay algo que me pone cachonda —  cachonda  — digo digo — , es la deforestación.  — Un Un leñador ético, sostenible, orgánico y libre de gluten —  gluten — corrige corrige Libby.

 

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En el avión, Libby insiste en que pidamos Bloody Marys. En realidad, intenta presionarme para que tome tragos, pero se conforma con un Bloody Mary (y un jugo de tomate natural para ella). No soy una gran bebedora y el alcohol matutino nunca nunca ha  ha sido lo mío. Pero estas son mis primeras vacaciones en una década, y estoy tan ansiosa que me bebo un trago en los primeros veinte minutos de nuestro vuelo. No me gusta viajar, no me gusta el tiempo fuera del trabajo, y no me gusta dejar a mis clientes en la estacada. O, en este caso, un cliente bastante indispensable: pasé las cuarenta y ocho horas previas al despegue alternando entre intentar calmar a Dusty y animarla. Ya hemos adelantado la fecha límite para su próximo libro seis meses atrás, y si no puede comenzar a recibir las páginas de su editor esta semana, todo el cronograma de publicación se cancelará. Es tan supersticiosa con el proceso de redacción que qu e ni siquiera sabemos en qué está trabajando, pero de todos modos le envío por mi teléfono otro correo electrónico alentador de puedes de puedes hacerlo. hacerlo. Libby me lanza una mirada mordaz, con una ceja arqueada. Dejo mi teléfono y levanto mis manos, con la esperanza de indicar que estoy aquí presente. presente.  — Entonces —  Entonces — dice, dice, apaciguada, y arrastra su bolso grande como de dibujos animados a la mesa de la bandeja plegable — , supongo que ahora es un buen momento para repasar el plan. —  plan.  — Saca Saca una carpeta real de tamaño completo y la abre.  — Oh, Oh, Dios mío, ¿qué es eso? —  eso? — digo digo — . ¿Estás planeando robar un banco?  —  Atracar  Atracar,, Sissy. Robar Sissy. Robar suena  suena tan desclasado, y vamos a usar trajes de tres piezas todo el tiempo  — dice, dice, sin perder el ritmo mientras saca dos hojas plastificadas idénticas con el título  LISTA DE VACACIONES TRANSFORMADORAS.. TRANSFORMADORAS  — ¿Quién ¿Quién eres y dónde enterraste a mi hermana? —  hermana?  — pregunto. pregunto.

 

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 — Sé Sé lo mucho que amas una lista de verificación  — dice dice alegremente — . Así que, me tomé la libertad libert ad de diseñar una para p ara crear nuestra aventura perfecta en un pueblo pequeño. Alcanzo una de las hojas.  — Espero Espero que el número uno sea «bailar encima de una barra como en Coyote Ugly . Aunque no estoy segura de que ningún gerente que se precie lo permita en tu condición. »

Finge ofenderse.  — ¿Se ¿Se me nota tanto?  — Noooo —  Noooo — canturreo canturreo — . En absoluto.  — Eres Eres tan mala mintiendo. Parece que los músculos múscu los de tu cara están siendo controlados por media docena de titiriteros titiritero s aficionados. Ahora, volvamos a la lista de deseos.  — ¿Lista ¿Lista de deseos? ¿Quién de nosotras se está muriendo? Levanta la vista, sus ojos brillantes. Diría que es un destello travieso, pero sus ojos casi siempre resplandecen.  — El El nacimiento es una especie de muerte —  muerte  — dice, dice, frotándose la barriga — . Muerte del yo. Muerte del sueño. Muerte de tu capacidad de no orinarte un poco cuando te ríes. Pero supongo que es más como una lista de experiencias de novelas románticas en un pueblo pequeño que pequeño  que una lista de deseos. Así es cómo ambas seremos transformadas transformadas a  a través de la magia de un pueblo pequeño en versiones más relajadas de nosotras mismas. lista nuevamente. Antes que Libbydequedara por primeraMiro vez, latrabajó brevemente para un de planificador eventosembarazada de primer nivel (entre muchas, muchas, muchas otras cosas), por lo que, a pesar de su tendencia natural hacia la espontaneidad (léase: caos), logró algunos avances en la organización, incluso antes de la maternidad. Pero este nivel de planificación es tan extremadamente… yo extremadamente… yo,, y estoy extrañamente conmovida de que haya pensado tanto en esto. También me sorprendió descubrir que el primer elemento de la lista es Usar una camisa de franela. franela .  — No No tengo una camisa de franela —  franela  — le le digo. Libby se encoge de hombros.

 

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 — Yo Yo tampoco. Tendremos que gastar un poco, tal vez también podamos encontrar algunas botas de vaquera. Cuando éramos adolescentes, pasábamos horas clasificando basura en busca de joyitas en nuestra tienda de beneficencia favorita. Yo elegiría las piezas elegantes de diseñador y ella se inclinaría hacia cualquier cosa con color, flecos o pedrería. Siento una vez más esa sensación de pellizco en el corazón, como si la estuviera perdiendo, como si todos nuestros mejores momentos hubieran quedado atrás. Eso, me recuerdo, es por qué estoy haciendo esto. Para cuando regresemos a la ciudad, cualquier pequeña brecha que haya surgido entre nosotras se cerrará de nuevo.  — Franela Franela  — digo digo — . Entendido.  — El El segundo elemento de la lista es  Hornear algo.  algo.  Continuando con la tendencia de que q ue seamos polos opuestos, a mi hermana le encanta cocinar, pero como suele ser estricta con las papilas gustativas de los niños de cuatro y tres años, siempre ha guardado sus recetas más atrevidas para nuestras noches juntas. Mis ojos recorren la lista.  3. Cambio de imagen general general (¿dejarse el cabello suelto/hacerse flequillo?) 4. Construir algo (literal, no figurativo). Los primeros cuatro elementos se correlacionan casi directamente con el Cementerio de Carreras Potenciales Abandonadas de Libby. Antes de su trabajo de planificación de eventos, dirigió brevemente una tienda vintage en línea que seleccionaba hallazgos de tiendas de segunda mano; y antes de eso, quería ser panadera; y antes, estilista; y durante un verano breve, decidió que quería ser carpintera porque no había «suficientes mujeres en ese campo», solo tenía ocho años. Así que, hasta ahora todo tiene sentido, al menos tanto como tiene sentido todo esto (es decir, solo en el cerebro de Libby), Libby ), pero entonces mi mirada se fija en el número cinco.  — Ummm, Ummm, ¿qué es esto? esto?    — Tener Tener al menos dos citas con lugareños  — lee, lee, visiblemente emocionada — . Ese no es para mí. —  mí.  — Levanta Levanta su copia de la lista, en la que está tachado el número cinco.  — Bueno, Bueno, eso no parece justo —  justo — digo. digo.

 

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 — Recordarás Recordarás que estoy casada —  casada  — dice dice — , y con cinco billones de semanas de embarazo.  — Y soy una mujer profesional con un servicio de limpieza semanal, una habitación libre que convertí en un armario para zapatos, y una tarjeta de crédito en Sephora. No imagino que el hombre de mis sueños sea un cazador de langostas. Libby se ilumina y se inclina hacia adelante en su asiento.  — ¡Exactamente! —  ¡Exactamente! — dice dice — . Mira, Nora, sabes que amo tu hermoso cerebro organizado por un sistema decimal de Dewey, pero sales como si estuvieras comprando autos.  — Gracias —  Gracias — digo. digo.  — Y siempre siempre termina  termina mal.  — Oh, Oh, gracias a Dios. —  Dios. — Aferro Aferro mi pecho — . Me preocupaba que no surgiera surg iera pronto. Intenta girar en su asiento y agarra mis manos en el reposabrazos entre nosotras.  — Solo Solo digo que, sigues saliendo con estos tipos que son exactamente como tú, con las mismas prioridades.  — De De hecho, puedes acortar esa oración si solo dices «hombres con los que soy compatible».  — A veces los opuestos se atraen  — dice dice ella — . Piensa en todos tus ex. ¡Piensa en Jakob y su esposa vaquera! Algo frío me atraviesa ante la mención de él; Libby no se da cuenta.  — El El objetivo de este viaje es salir de nuestras zonas de confort —  confort  — insiste insiste —  . Tener la oportunidad de… ¡ser alguien diferente! Además, ¿quién sabe? Tal vez si te expandes un poco, encontrarás tu propia historia de amor transformadora transformadora en  en lugar de otra lista de verificación ambulante de un novio.  — Me Me gustan gustan las  las listas de verificación de citas, muchas gracias —  gracias — le le digo —  . Las listas de verificación simplifican las cosas. Quiero decir, piensa en mamá, Lib. —  Lib.  — Se Se estaba enamorando constantemente, y nunca de hombres que tuvieran algún sentido para ella. Siempre se derrumbaba espectacularmente, por lo general dejándola tan destrozada que faltaba al trabajo o a las audiciones, o le iba tan mal que la despedían o echaban.

 

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 — No No te pareces en nada a mamá. —  mamá.  — Lo Lo dice con ligereza, pero aún duele. Soy muy consciente de lo poco que me parezco a nuestra madre. Sentía esas deficiencias cada segundo de cada día después de que la perdimos, cuando estaba intentando mantenernos a flote. Y sé que eso no es lo l o que dice Libby, pero aun así, no se sien siente te muy diferente de cada ruptura que puedo recordar: un monólogo de mucho aliento que termina con algo como POR como POR LO QUE SÉ, NI SIQUIERA TIENES SENTIMIENTOS.  SENTIMIENTOS.   — Quiero Quiero decir, ¿con qué frecuencia te sueltas y sueltas y no te preocupas por cómo encaja en tu pequeño plan perfecto? —  perfecto?  — continúa continúa Libby — . Mereces divertirte con poca presión y, francamente, merezco vivir indirectamente a través de ti. Por lo tanto, las citas.  — Entonces, Entonces, ¿puedo quitarme quitarme el auricular después de la cena, o…?  o…?   Libby levanta las manos.  — básicamente Sabes qué, bien, Sabes ¡olvídate del número cinco! Aunqu e sería bueno parade ti. Aunque diseñé todo este viaje para que Aunque tuvieras tu experiencia novela romántica de pueblo pequeño, supongo… su pongo…    — ¡Está ¡Está bien, está bien! —  bien! — lloro lloro — . Tendré citas con los leñadores, leñador es, pero será mejor que se parezcan a Robert Redford. Chilla emocionada.  — ¿Joven ¿Joven o viejo? La miro fijamente.  — Claro Claro  — dice dice — . Entiendo. Entonces, siguiendo adelante. Número seis:  Nadar desnuda en un cuerpo de agua natural.  — ¿Y ¿Y si hay bacterias que afectan al bebé o algo así? —  así?  — pregunto. pregunto.  — Maldita Maldita sea —  sea — se se queja, frunciendo el ceño — . En realidad, no pensé todo esto tan bien como pensé.  — Tonterías —  Tonterías — digo digo — . Es una lista increíble.  — Tendrás Tendrás que ir a nadar desnuda sin mí —  mí — dice, dice, distraída.  — Una Una mujer solitaria de treinta y dos años, desnuda en la piscina local. Suena como una buena manera de ser arrestada.  — Siete —  Siete — lee lee — . Dormir bajo ba jo las estrellas. estrella s. Ocho:  Ocho: Asistir  Asistir a una u na función de la ciudad, es decir, una boda local o un festival de algún tipo.  tipo.  

 

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Encuentro un marcador en mi bolso y agrego funeral, circuncisión, noche de mujeres en la pista de patinaje local.  local.    — Estás Estás intentando conocer a un médico de d e urgencias sexy, ¿verdad? ¿verdad? —   — dice dice Libby, y tacho la parte de la pista de patinaje. Entonces noto el número nueve.  Montar a caballo.  — Otra Otra vez. —  vez. — Señalo Señalo vagamente hacia el estómago de Libby. Tacho montar montar   y lo cambio por acariciar acariciar,, y ella da un suspiro de resignación. 10. Encender un fuego (controlado) 11. ¿¿¿¿Caminata???? (¿¿¿Vale la pena???) Cuando tenía dieciséis años, Libby había anunciado que seguiría a su novio para ir a trabajar a Yellowstone durante el verano, y mamá y yo nos reímos a carcajadas. Si había algo que todas las chicas Stephens tenían en común, aparte de nuestro amor por los libros, los sueros de vitamina C y la ropa bonita, era que evitábamos las actividades al aire libre. Lo más cerca que estuvimos de hacer una caminata fue un paseo vigoroso en la rambla de Central Park, e incluso entonces, normalmente había cuencos de papel llenos de gofres y helados de food truck involucrados. No era exactamente una caminata. No hace falta decir que Libby dejó a ese tipo dos semanas antes de lo que se suponía que debía irse. Toco la línea final de la lista: Salvar un negocio local.  local.   — Te Te das cuenta de que solo estamos aquí aqu í por un mes. —  mes. — Tres Tres semanas solo nosotras dos, y luego Brendan y las niñas se unirán. unirán . Obtuvimos un gran descuento por quedarnos tanto tiempo, aunque no tengo idea de cómo superaré la primera semana. La última vez que viajé, volví vo lví a casa después de dos días. Incluso ddejar ejar que mi mente divague hacia ese viaje con co n Jakob es un error. Vuelv Vuelvoo a concentrarme en el presente. Esto no será así. No lo permitiré. Puedo hacer esto, por Libby.  — Siempre Siempre salvan un negocio local en los romances de pueblo pequeño —  pequeño  —  dice — . Literalmente no tenemos otra opción. Espero una granja de cabras con mala suerte.  — Ooh —  Ooh — digo digo — . Tal vez podamos lograr que la comunidad de sacrificios rituales se una de manera dramática para salvar a las cabras. Por ahora, quiero decir. Eventualmente, tendrán que morir en el altar.

 

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 — Bueno, Bueno, por supuesto. —  supuesto.  — Libby Libby toma un trago de jugo de tomate — . Así son los negocios, nena.

Nuestro taxista se parece a Santa, hasta la camiseta roja y los tirantes que sostienen sus jeans desteñidos. Pero conduce como el taxista fumador de cigarros de Scrooged Scrooged de  de Bill Murray. Chillidos pequeños siguen escapando de Libby cuando toma una curva demasiado rápido, y en un momento, la atrapo susurrando promesas de seguridad a su estómago.  — Sunshine Sunshine Falls, ¿eh? —  ¿eh?  — pregunta pregunta el conductor. Tiene que gritar, porque ha tomado la decisión unilateral de bajar las cuatro ventanillas. Mi cabello ondea tan violentamente sobre mi rostro que apenas puedo ver sus ojos llorosos en el espejo retrovisor cuando levanto la vista de mi teléfono. En el tiempo que estuvimos desembarcando y recogiendo nuestro nu estro equipaje, una hora completa, a pesar de que nuestro vuelo era el único único   que llegaba al aeropuerto de mala muerte, la cantidad de mensajes en mi bandeja de entrada se duplicó. Parece que acabo de regresar de estar varada ocho semanas en una isla desierta. Nada hace que un grupo de autores ya neuróticos sea tan neurótico neu rótico como la temporada baja anual de publicaciones. Cada respuesta retrasada que reciben parece desencadenar una avalancha de ¿¿MI EDITOR ME ODIA???? ¿¿ME ODIAS?? TODOS ME ODIAN???  — ¡Sí! ¡Sí!  — grito grito a nuestro conductor. Libby ahora tiene la cabeza entre las rodillas.  — Deben Deben tener familia en la ciudad —  ciudad  — grita grita por encima del viento. Tal vez sea la neoyorquina que hay en mí, o tal vez sea la mujer, pero no voy a anunciar que no conocemos a nadie aquí, así que solo digo:  — ¿Qué ¿Qué te hace decir eso?  — ¿Por ¿Por qué otra razón vendrían aquí?  — Se Se ríe, dando vueltas en una esquina.

 

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Cuando disminuimos la velocidad hasta detenernos unos minutos minu tos más tarde, hago todo lo posible posib le para evitar estallar en aplausos como alguien cuyo avión acaba de hacer un aterrizaje de emergencia. Libby se sienta mareada, alisando su cabello brillante (milagrosamente desenredado).  —¿Dónde… dónde estamos? — pregunto, pregunto, mirando alrededor. No hay nada más que pasto maltrecho blanqueado por el sol a ambos lados del camino de tierra estrecho. Más adelante, termina abruptamente, y un prado se inclina hacia arriba, plagado de ramilletes de flores silvestres si lvestres amarillas y moradas. Un callejón sin salida. Lo que plantea la pregunta: ¿estamos a punto de ser asesinadas? El conductor agacha la cabeza para mirar cuesta arriba.  —Goode’s Lily Cottage está justo al otro lado de esa colina. colina. Libby y yo también agachamos la cabeza, intentando ver mejor. A la mitad de la colina, una escalera aparece de la nada. Tal vez escalera sea una palabra demasiado generosa. Los listones de d e madera cortan un camino en la ladera cubierta de hierba, como una serie de pequeños muros de contención. Libby hace una mueca.  — El El anuncio señalaba señalaba que  que no era accesible para sillas de ruedas.  — ¿También ¿También mencionaba que necesitaríamos una telesilla? Santa ya se bajó del auto para sacar nuestro equipaje del maletero. Salgo tras él a la brillante luz del sol, el calor instantáneamente haciendo que mi atuendo de viaje completamente negro se sienta sofocantemente grueso. Donde termina el camino de tierra, hay un buzón negro, Goode’s Lily Cottage pintado en cursiva de color blanco.  — ¿No ¿No hay otra manera? —  manera? — pregunto pregunto — . ¿Una vía que suba todo el camino? camino ? Mi hermana…  hermana…  Juro que Libby contiene la respiración, intentando parecer lo menos embarazada posible.  — Estoy Estoy bien bien  —   — insiste. insiste. Considero brevemente señalar hacia mis tacones de gamuza de diez centímetros en el cliché. entonces, pero no quiero darle al universo la satisfacción de apoyarme

 

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 — Me Me temo que no puedo acercarlas más —  más  — responde responde a medida que vuelve a subir al auto — . Uno o dos acres más atrás está la casa de Sally. Ese es el segundo camino más cercano, pero sigue estando muy lejos.  — Sostiene Sostiene su tarjeta de presentación por la ventana — . Si necesitan otro viaje, usen este número. Libby acepta el trozo de papel y, por encima del hombro, leo:  Hardy Weatherbee, Servicio de Taxi y Tours No Oficiales  Oficiales   de Once in a Lifetime. Lifetime. Su carcajada se pierde bajo el rugido del auto de Hardy Weatherbee avanzando en reversa como un murciélago salido del infierno.  — Bueno. —  Bueno.  — Se Se estremece, encorvando los hombros — . ¿Tal vez deberías quitarte los zapatos? Con todo nuestro equipaje, va a tomar más de un viaje, especialmente porque no hay forma de que Libby lleve algo más pesado que mis tacones. La subida es empinada, el calor es sofocante, pero cuando llegamos a la cima de la colina y la vemos, es perfecta: un camino sinuoso a través de jardines cubiertos de maleza hasta una pequeña cabaña blanca, su techo a dos aguas es de un encantador color siena tostado. Sus ventanas son antiguas, de un solo panel y sin contraventanas, y el único acento en la pared visible hacia nosotras es un arco verde pálido de enredaderas pintadas sobre la ventana del primer piso. En la parte trasera de la casa, los árboles retorcidos se apretujan, el bosque extendiéndose hasta donde puedo ver, y a la izquierda, en el prado, una glorieta entrelazada con uvas silvestres se encuentra dentro de un pequeño bosquecillo de árboles. Chispeantes campanas de viento con fragmentos fragmento s de vidrio y lindos comederos para pájaros se balancean en las ramas, y el camino atraviesa una hilera de arbustos floreciendo, curvándose hacia un puente peatonal y luego desapareciendo en el bosque al otro lado. Es como algo sacado de un libro de cuentos. No, es como algo sacado de Once in a Lifetime. Lifetime . Encantador. Pintoresco. Perfecto.  — Oh Oh Dios mío. —  mío. — Libby Libby levanta la barbilla hacia los siguientes escalones —  escalones —  . ¿Tengo ¿Tengo que  que seguir adelante? Niego con la cabeza, aun recuperando el aliento.  — Podría Podría atar una sábana alrededor de tu tobillo y arrastrarte hacia arriba.  — ¿Qué ¿Qué gano si llego a la cima?  — ¿Hacerme ¿Hacerme la cena? —  cena? — digo. digo.

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Ella se ríe y pasa su brazo por el mío, y empezamos a subir los últimos escalones, inhalando el dulce olor sutil su til de la hierba caliente. Mi corazón se hinch hincha. a. Las cosas ya se sienten mejor que en meses. Se siente más como nosotras nosotras,, antes de que las cosas se intensificaran inten sificaran con mi carrera y la famil familia ia de Libby y cayéramos en ritmos separados. En mi bolso, escucho el timbre de mi teléfono con un correo electrónico y resisto el impulso de revisarlo.  — Mírate —  Mírate — bromea bromea Libby — , deteniéndote a oler las rosas literales.  — Ya Ya no soy Nora Citadina —  Citadina — digo digo — . Soy la relajada, voy con la corriente No…   No… Mi teléfono vuelve a sonar, y echo un vistazo hacia mi bolso, aun manteniendo el ritmo. Suena dos veces más en rápida rápid a sucesión, y luego una tercera vez. No puedo soportarlo. Me detengo, dejo nuestras bolsas y empiezo a hurgar en mi bolso. Libby me lanza una mirada de desaprobación sin palabras.  — Mañana —  Mañana — le le digo — , empezaré a ser esa otra Nora.

Por más diferentes como somos, al momento en que comenzamos a desempacar, no podría ser más obvio que estamos cortadas con la misma tela: libros, productos para el cuidado cuid ado de la piel y ropa iinterior nterior muy elegante. La Trifecta de Lujo de las Mujeres Stephens, tal como lo heredamos de mamá.  — Algunas Algunas cosas nunca cambian  — suspira suspira Libby, melancólicamente feliz que me envuelve como la luz del sol.

un

sonido

La teoría de mamá era que, una piel joven haría que una mujer ganara más dinero (cierto tanto en la actuación como en el trabajo de camarera), la buena ropa interior la haría más segura (hasta ahora, tan cierto), y los libros buenos la harían feliz (una verdad universal), y nosotras claramente hemos empacado ambos con esta teoría en mente. Me he instalado en veinte minutos, me lavé la cara, me puse ropa limpia y encendí mi computadora portátil. Mientras tanto, Libby guardó la mitad de sus

 

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cosas y luego se desmayó en la cama tamaño King que compartimos, con su copia cop ia maltratada de Once in a Lifetime boca Lifetime boca abajo junto a ella sobre el edredón. Para entonces, estoy desesperadamente hambrienta, y necesito seis minutos minu tos más de búsqueda en Google (el Wi-Fi es tan lento que tengo que usar mi teléfono como punto de acceso) para confirmar que el único lugar que entrega aquí es una pizzería. Cocinar no es una opción. En casa, básicamente el cincuenta por ciento de mis comidas son fuera, y el otro cuarenta por ciento proviene de una combinación de comida para llevar y entrega a domicilio. Mamá solía decir que Nueva York era un gran lugar para no tener dinero. Hay tanto arte y belleza gratuitos, tanta comida increíble y barata.  Pero tener dinero en Nueva York , recuerdo que dijo un invierno mientras mirábamos escaparates en el Upper East Side, Libby y yo aferrándonos a sus manos enguantadas, bueno eso sería mágico. mágico. Nunca lo dijo con amargura, sino con asombro, como: Si las cosas ya están tan bien, entonces, ¿cómo deben ser cuando no tienes que preocuparte por las facturas de electricidad?  electricidad?  No es que estuviera en el negocio de la actuación por el dinero (era optimista, no se engañaba). La mayor parte de sus ingresos procedían de las propinas de camarera en el restaurante, donde Libby y yo nos entreteníamos con libros o crayones durante todo su turno, o el trabajo ocasional de niñera lo suficientemente flojo como para dejar que nos llevara hasta los once años y confiaba en mí para quedarnos en casa o en Freeman Books con Libby, bajo la vigilancia de la señora Freeman. Inclusopor sinla dinero, las falafel tres habíamos sidocallejero tan felices en esos días, deambulando ciudad con de un carrito o rebanadas de pizza de un dólar del tamaño de nuestras cabezas, soñando con grandes futuros. Gracias al éxito de Once in a Lifetime, Lifetime, mi vida ha comenzado a parecerse a ese futuro imaginado. Pero aquí, ni siquiera podemos conseguir un pedido de pad thai traído a la puerta. Tendremos que caminar los tres kilómetros hasta la ciudad. Cuando intento sacudir a Libby para despertarla, ella literalmente me maldice mientras duerme.  — Lib, Lib, tengo hambre. —  hambre. — Sacudo Sacudo su hombro y ella cae de costado, enterrando su cara en una almohada.

 

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 — Tráeme Tráeme algo cuando vuelvas —  vuelvas — se se queja.  — ¿No ¿No quieres ver tu pequeña tu pequeña aldea favorita?  favorita? —   — pregunto, pregunto, intentando sonar tentadora — . ¿No quieres ver la botica donde el Viejo Whittaker casi sufre una sobredosis? Me lanza el dedo medio, sin levantar la vista.  — Bien —  Bien — digo digo — . Te traeré algo cuando vuelva. Con el cabello recogido en una coleta pequeña y roma, con las zapatillas deportivas puestas, salgo corriendo por la ladera soleada hacia el camino de tierra rodeado de árboles desaliñados. Cuando la calle estrecha finalmente se convierte en una un a calle adecuada, giro a la izquierda, siguiendo el camino curvo hacia abajo. Al igual que con la cabaña, la ciudad aparece a la vista de una sola vez. En yun instante, estoy en Falls un camino desmoronado en como la ladera de una montaña, al siguiente, Sunsh ine Sunshine se extiende debajo de mí el escenario de una película vieja de vaqueros, con crestas cubiertas de árboles sobresaliendo en su parte posterior y un cielo azul infinito abovedado sobre ella. Es un poco más gris y andrajoso an drajoso de lo que parece par ece en las fotos, pero al menos veo la iglesia de piedra de Once Once,, junto con el toldo de rayas verdes y blancas sobre la tienda general y las sombrillas de color amarillo limón fuera de la fuente de soda. Hay algunas personas afuera, paseando a sus perros. Un anciano se sienta en un banco de metal verde leyendo un periódico. Una mujer riega las jardineras afuera de una ferretería, a través de cuya ventana veo exactamente cero clientes. Más adelante, veo un edificio viejo de piedra blanca en la esquina, que coincide perfectamente con la descripción de la biblioteca antigua de préstamos de la señora Wilder en Once Once,, mi escenario favorito en el libro porque me recuerda los sábados lluviosos por po r la mañana cuando mamá nos dejaba a mí y a L Libby ibby en frente de un estante de libros de grado medio en Freeman antes de apresurarse a cruzar la ciudad para una audición. Cuando volvía, nos llevaba a tomar to mar un helado o comer nueces glasead glaseadas as en Washington Square Park. Caminábamos arriba y abajo por los senderos, leyendo las placas en los bancos, inventando historias sobre quién podría haberlos donado. ¿Pueden imaginarse vivir en otro lugar?, lugar? , solía decir mamá. No podía.

 

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Una vez, en la universidad, un grupo de mis amigos trasladados acordaron por unanimidad que «nunca podrían criar niños en la ciudad», y estuve impactada. No es solo que me encantara crecer en la ciudad, es que cada vez que veo a niños adormecidos arrastrando los pies en masa en el Met, o dejando su equipo de sonido en el tren para bailar break-dance para recibir propinas, o parados asombrados frente a un violinista de clase mundial tocando debajo del Rockefeller Center, pienso: Qué increíble es ser parte de esto, poder compartir este lugar con toda esta gente.  gente.  Y también me encanta llevar a Bea y Tala a explorar la ciudad, ver lo que hipnotiza a una niña de cuatro años y medio y a una que acaba de cumplir tres años, y qué adornos de la ciudad pasan como si nada, na da, aceptando como algo común. Mamá vino a Nueva York esperando el escenario de una película de Nora Ephron (mi tocaya), pero la verdadera Nueva York es mucho mejor. Porque todo tipo de persona está ahí, conviviendo, compartiendo espacio y vida. Falls. Aun así, mi amor por Nueva York no impide que me encante Sunshine De hecho, estoy zumbando de emoción cuando me acerco a la biblioteca de préstamos. Cuando me asomo a las ventanas oscuras, el zumbido se corta. La fachada de piedra blanca del edificio es exactamente exact amente como la describió Dusty, pero por dentro, no hay nada más que televisores parpadeantes y letreros de cerveza de neón. No es como si esperara que la viuda señora Wilder fuera una persona real, pero Dusty hizo que la biblioteca de préstamo fuera tan vívida que estaba segura de que era un lugar real. agria, yy cuando pienso en Libby, se cuajacómo por completo. no es La lo emoción que ella se espera, ya estoy intentando descubrir manejar Esto sus expectativas, o al menos presentarle un divertido premio de consolación. Paso algunos escaparates vacíos antes de llegar al toldo to ldo de la tienda general. gen eral. Una mirada a las ventanas me dice que no hay estantes de pan fresco o barriles de dulces pasados de moda esperando adentro. Los paneles de vidrio están sucios de polvo, y más allá de ellos, lo que veo solo puede describirse como mierdas al azar. azar. Estantes y estantes de trastos. Computadoras viejas, aspiradoras, ventiladores de caja, muñecas con cabellos andrajosos. Es una casa de empeño. Y no una bien cuidada.

 

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Antes de que pueda hacer contacto visual con el hombre con anteojos encorvado en el escritorio, sigo adelante hasta que llego a la altura del patio con sombrillas amarillas en el otro lado de la calle. Al menos hay señales de vida allí, gente entrando y saliendo, una pareja charlando con tazas de café en una de las mesas. Eso es prometedor. p rometedor. Más o menos. Compruebo el tráfico en ambos sentidos (ninguno) antes de cruzar la calle corriendo. El letrero grabado en oro sobre las puertas dice MUG dice  MUG + SHOT  y   y hay gente esperando adentro en un mostrador. Pongo mis manos alrededor de mis ojos, intentando ver a través del resplandor de la puerta de vidrio, justo cuando el hombre al otro lado comienza a abrirla.

 

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Los ojos verde esmeralda del hombre se abren de par en par.  — ¡Lo ¡Lo siento!  — grita grita mientras esquivo rápidamente la puerta sin ningún daño. No es frecuente que me quede atónita en silencio. Ahora, sin embargo, estoy mirando, en silencio y emocionada, al hombre más hermoso que he visto en mi vida. Cabello rubioEsdorado, mandíbula cuadrada y unaa la barba que proporcionada logra ser ruda sin parecer rebelde. corpulento, la palabra palabr a me viene cabeza, por toda una vida leyendo los viejos libros de bolsillo Harlequin de mamá, su camisa (de franela) ceñida, las mangas arremangadas en sus antebrazos bronceados. Se hace a un lado con una sonrisa tímida, sosteniéndome la puerta. Debería decir algo. Cualquier cosa. ¡Ah, no, mi culpa! Estaba en el camino. Incluso me conformaría con un estrangulado Hola, estrangulado  Hola, buen señor. señor. Desafortunadamente, no es así, así que corto por lo sano, fuerzo una sonrisa y paso junto a él a través de la puerta, con la esperanza de parecer que sé dónde estoy y definitivamente he venido aquí a propósito. Nunca me gustaron las novelas románticas de mi mamá como Libby, pero las disfruté lo suficiente como para que no me sorprenda que mi siguiente pensamiento sea: Huele sea: Huele a árboles de hoja perenne y a lluvia inminente.  inminente.  Excepto que sí, porque los hombres no huelen así. Huelen a sudor, jabón en barra o demasiada colonia.

 

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Pero este hombre es mítico, el protagonista demasiado brillante de una comedia romántica que te hace gritar:  NINGÚN GRANJERO TIENE ESOS  ABDOMINALES. Y me está sonriendo. ¿Así es cómo sucede? ¿Elegir un pueblo pequeño, dar un paseo, conocer a un extraño increíblemente atractivo? ¿Mis ex estaban en algo? Su sonrisa profundiza (haciendo juego con los hoyuelos, por supuesto) mientras asiente y abre la puerta. Y luego lo observo a través de la ventana a medida que se aleja, mi corazón zumbando como una computadora portátil sobrecalentada. Cuando las estrellas en mis ojos ojo s se desvanecen, no me encuentro en la cima del Monte Olimpo, sino en una cafetería con paredes de ladrillo a la vista y viejos pisos de madera, el olor a expreso espeso en el aire. En la parte p arte trasera de la tienda, se abre una envueltos puerta a un patio. Lay luz entrando escucho da en una vitrinacantando. de pasteles y sándwiches en plástico, básicamente ángeles Me pongo en fila y examino a la multitud, una mezcla de tipos modernos y amantes del aire libre con sandalias de tiras para senderismo y personas con jeans desgastados y sombreros de malla. Sin embargo, hacia el frente de la fila, hay otro hombre atractivo. Dos en mi primera hora aquí. Un porcentaje excepcional. No es tan llamativo como el Adonis que sostuvo la puerta, pero es apuesto en la manera de un simple mortal, con espeso cabello oscuro y una elegancia esbelta. Tiene más o menos mi estatura, tal vez un poco más alto o bajo, vestido con una negros sudadera con las levantadas y pantalones verde oliva con zapatos quenegra no tengo másmangas remedio que describir como sexy. Solo puedo ver su rostro de perfil, pero es un perfil p erfil lindo. Labios carnosos, mentón ligeramente abultado, nariz afilada, cejas a medio camino entre Cary Grant y Groucho Marx. En realidad, se parece un poco a Charlie Lastra. Es decir, se parece mucho mucho a  a él. El hombre mira la vitrina de soslayo, y el pensamiento cruza mi cerebro como una serie de cohetes explotando: es él. Es él. ES ÉL.  ÉL.   Siento como si alguien hubiera atado mi estómago a un ladrillo ladr illo y lo hubiera arrojado por un puente.

 

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No hay forma. Ya es bastante extraño que yo que yo esté  aquí,  aquí, no hay forma de que él también lo esté. Y aun así. Cuanto más lo estudio, más insegura estoy. Como cuando crees que ves a una celebridad en persona, pero cuanto más miras embobada, más segura estás de que nunca has mirado mirado la  la nariz de Matthew Broderick y, por lo que puedes recordar, es posible que no tenga ninguna. O cuando intentas dibujar un auto durante un juego de Pictionary y descubres que no tienes idea de cómo son los autos. La persona que está al frente de la fila paga, y la fila avanza, pero me escabullo y me escondo en el otro extremo de una estantería llena de juegos de mesa. Si realmente es Charlie, sería mortificante para él verme escondida aquí, como verusa a tu más yaburrido afuera un club solo mientras unamaestro blusa corta un aro falso ende el ombligo (no espara queadolescentes haya tenido esa experiencia [la tuve]), pero si no es así, puedo dejar esto fácilmente atrás. Quizás. Saco mi teléfono y abro mi aplicación de correo electrónico, buscando su nombre. Aparte de nuestro primer intercambio de correo electrónico acalorado, solo hay un mensaje más reciente de él, el correo electrónico masivo que envió con su nueva información de contacto cuando se cambió de Wharton House para convertirse en editor general en Loggia hace seis meses. Toco un correo electrónico rápido a la dirección nueva.

Charlie, Hay un trabajo nuevo en proceso. Estoy intentando recordar: ¿qué piensas de los animales que hablan? Nora No es como si espero una respuesta de fuera del horario de oficina para detallar a dónde viajará, o en qué cafetería exacta es probable que esté, pero al menos sabré si está fuera del trabajo. Pero mi teléfono no emite un pitido con una respuesta automática. Miro alrededor del estante. El hombre que puede o no ser mi némesis profesional saca su teléfono de su bolsillo, b olsillo, inclina la cabeza y aprieta lo loss labios en

 

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una línea despreocupada. Solo que aún son demasiado llenos, así que básicamente está haciendo pucheros. Escribe durante un minuto, luego guarda su teléfono. Un escalofrío pleno se desliza por mi espalda cuando mi teléfono vibra en mi mano.  Es una coincidencia. Tiene coincidencia. Tiene que serlo. Abro la respuesta.

Nora, Aterrador. Charlie La cola avanza de nuevo. Él es el siguiente en ordenar. No tengo mucho tiempo para hacer mi escape sin ser vista, vi sta, y mucho menos para confirmar o ddisipar isipar mis miedos.

Charlie, ¿Qué hay de un Pie Grande erótico? Tengo algunas consultas en mi pila de manuscritos no solicitados. ¿Te parece bien? Nora  Tan pronto como presiono enviar, vuelvo a mis sentidos. ¿Por qué, de todas las palabras disponibles para mí, esto esto   es lo que dije? Tal vez mi cerebro esté organizado por el sistema decimal de Dewey, pero en este momento todos los estantes parecen estar en llamas. La vergüenza corre por mis venas ante an te la imagen repentina de Charlie abriendo ese correo electrónico e instantáneamente ganando terreno profesional. El hombre saca su teléfono. El adolescente frente a él acaba de terminar de pagar. El barista llama a Quizás Charlie con una sonrisa alegre, aleg re, pero murmura algo y se hace a un lado de la fila. Ahora está a medio camino frente a mí. Sacude la cabeza con firmeza, la comisura de su boca crispándose en una mueca. Tiene Tiene   que ser él. Ahora estoy segura, pero si corro hacia la puerta, solo atraeré su atención. ¿Qué podría estar haciendo aquí? Mi perturbador truco de fiesta de clase media lo evalúa de pies a cabeza: quinientos dólares de tonos neutros, pero si iba por camuflaje, no está funcionando. Bien podría estar parado debajo de la marquesina de un cine anunciando  EL FORASTERO con FORASTERO con una flecha apuntando directamente a su cabello elegante.

 

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Miro hacia la estantería, dándole la espalda y fingiendo leer los juegos. Teniendo en cuenta lo breve, por no decir estúpido, que fue mi mensaje, tarda sorprendentemente mucho tiempo en responder. Por supuesto, podría estar leyendo cualquier cantidad de correos electrónicos además del mío. Casi dejo caer mi teléfono en mi frenesí por abrir el siguiente mensaje.

Hasta el momento no tengo opiniones firmes, sino una curiosidad extrema. Siéntete libre de reenviármelo. Compruebo por encima del hombro. Charlie se ha reincorporado a la fila. ¿Cuántas veces puedo seguir haciendo que se salga de la fila? Me fila? Me pregunto con cierta emoción. Entiendo que esté pegado a su teléfono cuando se trata de cosas importantes relacionadas con el trabajo, pero me sorprende que el instinto sea tan profundo que piense que un mensaje sobre un Pie Grande erótico requiere una respuesta inmediata. De hecho, tengo un manuscrito de sumisión erótica de Pie Grande en mi bandeja de entrada. A veces, cuando mi jefa tiene un día difícil, hago una lectura dramática de  Los pies grandes de Pie Grande  Grande  para animarla. No sería ético compartir el manuscrito fuera de la agencia. Pero el autor en realidad incluyó un enlace a su sitio web, donde dond e un puñado de novelas autopublicadas están disponibles disponib les para su compra. Copio el enlace a uno y se lo envío a Charlie sin contexto. Miro hacia atrás para verlo frunciendo el ceño hacia su teléfono. Suena una respuesta. Eso cuesta 99 centavos… 

Respondo: Lo sé, ¡qué ganga! Si mi profesionalismo es una manicura en gel, entonces Charlie Lastra es aparentemente la acetona de grado industrial capaz de quemarla. Busco su nombre en Venmo y le envío noventa y nueve centavos. Otro correo electrónico llega un segundo después. Me ha devuelto dev uelto el dólar, con la nota: Soy un hombre adulto, Nora. Puedo comprar mi propio Pie Grande erótico, muchas gracias. El cajero lo llama de nuevo, y esta vez se mete el teléfono en el bolsillo y se acerca para hacer el pedido. Mientras él está distraído, aprovecho mi oportunidad.

 

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Estoy hambrienta. Estoy desesperada por saber qué está haciendo aquí. Y estoy medio corriendo hacia la puerta.

 — ¡De ¡De ninguna maldita manera!  — chilla chilla Libby. Estamos sentadas en la mesa de madera toscamente tallada de la cabaña, devorando los palitos de pan y las ensaladas que pedimos en Antonio's Pizza. Tuve que caminar de regreso al buzón para recoger el pedido cuando el repartidor dijo que no podía subir las escaleras «por razones de seguridad». Suena inventado, pero está bien.  — ¿El ¿El tipo que fue tan grosero con el libro de Dusty? —  Dusty?  — aclara aclara Libby. Asiento y apuñalo un tomate sorprendentemente jugoso en la ensalada, metiéndolo en mi boca.  — ¿Qué ¿Qué está haciendo aquí? —  aquí? — pregunta. pregunta.  — No No sé.  — Oh, Oh, Dios mío —  mío — dice dice — , ¿y si es un superfan de Once in a Lifetime? Resoplo.  — C Creo reo que esa es la única posibilidad que podemos descartar.  — Tal Tal vez sea como el viejo Whittaker en Once Once.. Solo tiene miedo de mostrar sus verdaderos sentimientos. En secreto, ama esta ciudad. Y el libro. Y la viuda señora Wilder. De hecho, tengo una curiosidad insoportable, pero no vamos a resolver el misterio adivinando.  — ¿Qué ¿Qué quieres hacer esta noche?  — ¿Consultamos ¿Consultamos la lista?  — Saca Saca la hoja de su bolso y la alisa sobre la mesa — . Está bien, estoy demasiado cansada para nada de esto.  — ¿Demasiado ¿Demasiado cansada? —  cansada?  — pregunto pregunto — . ¿Para acariciar un caballo y salvar un negocio local? ¿Incluso después de tu siesta?

 

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 — ¿Crees ¿Crees que cuarenta minutos son suficientes para compensar las tres semanas en las que Bea se metió en la l a cama con nosotros después de una ppesadilla? esadilla? Me estremezco. Esas niñas deben tener una temperatura corporal interna inte rna de al menos trescientos grados. No puedes dormir junto a ellas sin despertarte empapado en sudor, con un diminuto pie adorable clavándose en tu caja torácica.  — Necesitas Necesitas una cama más grande —  grande  — le le digo a Libby, sacando mi teléfono para comenzar la búsqueda.  — Oh, Oh, por favor —  favor — dice dice Libby — . En esa habitación no cabe cabe una  una cama más grande. No si planeamos abrir alguna vez los cajones de nuestra cómoda. Siento una chispa de alivio en ese momento. Porque el cambio en Libby, la fatiga; la distancia extraña e intangible, de repente tiene sentido. Tiene una causa, lo que significa que tiene una solución.  — Necesitas Necesitas un lugar más grande.  — Especialmente Especialmente con el bebé Número Tres en camino. Un baño, para una familia de cinco, es mi idea del purgatorio.  — No No podríamos permitirnos un lugar más grande aun si estuviera ubicado en la parte superior de una barcaza de basura a cuarenta y cinco minutos después de Jersey —  Jersey  — dice dice Libby — . La última vez que miré los listados de apartamentos, todo era como, como, Un dormitorio, un baño con cero espacio dentro de las paredes  para un asesino en serie; ¡utilidades incluidas, pero las víctimas las provees tú! E incluso eso eso estaba  estaba fuera de nuestro rango de precios. precios .  Agito una mano.  — No No te preocupes por el dinero. Puedo ayudar. Pone los ojos en blanco.  — No No necesito tu ayuda. Soy toda una mujer adulta. Todo lo que necesito es una noche en casa, seguida de un mes de descanso y relajación, ¿de acuerdo? Siempre ha odiado aceptar mi dinero, din ero, pero la única razón de tener dinero es para cuidar de nosotras. Si no acepta otro préstamo, tendré que encontrarle un apartamento que pueda pagar. Problema medio resuelto.  — Bien —  Bien — digo digo — . Nos quedaremos. ¿Noche de Hepburn? Da una sonrisa genuina.  — Noche Noche de Hepburn. Cadaapoyarse vez que en mamá estaba estresada o desconsolada, solía permitirse una noche para ese sentimiento.

 

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Lo llamaría una noche de Hepburn. Amaba a Hepburn. Katharine, no Audrey, no es que tuviera nada en contra de Audrey. Así es cómo terminé con el nombre de Nora Katharine Stephens, mientras que Libby terminó con el nombre de Elizabeth Baby Stephens, la parte de «Baby» está relacionada con el leopardo en Bringing Up Baby. Baby. En las noches de Hepburn, las tres elegíamos una de las batas vintage exageradas de mamá y nos acurrucábamos frente al televisor con una cerveza sin alcohol y una pizza, o un pastel de chocolate y café descafeinado, y veíamos una vieja película en blanco y negro. Mamá lloraría durante sus escenas favoritas, y cuando Libby o yo la pillábamos, se reía, limpiándose las lágrimas con el dorso dor so de una mano y diciendo: Soy tan blanda. blanda. Esas noches me encantaban. Me enseñaron que el desamor, como la mayoría de las cosas, es un rompecabezas que se puede resolver. Una lista de verificación podía guiar a una persona a través del duelo. Había un plan de acción para seguir adelante. Mamá dominó eso, pero nunca llegó al siguiente paso: eliminar a los imbéciles.  imbéciles.  Hombres casados. Hombres que no querían qu erían ser padrastros. Hombres que no tenían absolutamente nada de dinero, o que tenían mucho dinero y miembros de la familia demasiado dispuestos a susurrar cazafortunas cazafortunas.. Hombres que no entendían sus aspiraciones de estar en el escenario, y hombres que eran demasiado inseguros para compartir el centro de atención. Tuvo que cargar con niños cuando apenas era poco más que una niña, pero incluso después de todo lo que pasó, mantuvo su corazón abierto. Era optimista y romántica, como Libby.llevar Habíapor esperado que miyhermana enamorara una pero docena de veces, que se dejara el afecto una otra vez se durante décadas, en lugar de eso, se enamoró de Brendan a los veinte años y se estableció. Mientras tanto, yo tenía aproximadamente un hueso romántico en mi cuerpo, y una vez que se rompió y me recuperé, desarrollé un proceso riguroso de investigación para las citas. Así que, ni Libby Li bby ni yo tenemos necesidad de nuestras antiguas noches de Hepburn. Ahora son una excusa para la flojera, y una manera de sentirse cerca de mamá. Solo son las seis en punto, pero nos cambiamos y nos ponemos el pijama, incluidas las batas de seda. Sacamos las mantas de la l a cama en el desván y bajamos la escalera de caracol de hierro hasta el sofá y metemos el primer DVD de la caja «Lo mejor de Katharine Hepburn » que Libby trajo consigo.

 

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Encuentro dos tazas azules moteadas en el gabinete y pongo la tetera al fuego para el té, y luego nos hundimos en el sofá para ver Philadelphia ver Philadelphia Story, Story , con máscaras de láminas de carbón a juego pegadas a nuestras caras. La cabeza de mi hermana cae sobre mi hombro y suspira feliz.  — Esta Esta fue una buena idea —  idea — dice dice ella. Mi corazón se estremece. En unas pocas horas, cuando esté acostada en una cama desconocida, sin dormir de ninguna forma (o mañana, cuando Libby vea la plaza deslucida del pueblo por primera vez), mis sentimientos podrían cambiar, pero en este momento, todo está bien en el mundo. Cualquier cosa rota se puede arreglar. Cualquier problema se puede resolver. Cuando se queda dormida, saco mi teléfono de mi bata y escribo un correo electrónico, haciendo copia oculta a todos los agentes inmobiliarios, propietarios y administradores de edificios que conozco. Tienes el control, me digo. digo. No dejarás que nada malo le pase nunca más.

Mi teléfono suena con un correo electrónico nuevo alrededor de las diez de la noche. Desde que Libby subió a la cama arrastrando los pies hace una hora, he estado sentada en la terraza trasera, deseando sentirme cansada y bebiendo una copa del pinot aterciopelado que Sally Goode, la propietaria de la cabaña, nos dejó. En casa soy un ave nocturna. Cuando estoy fuera, me parezco más a una insomne que acaba de mezclar un montón de cocaína con un poco de Red Bull y da una vuelta en un toro mecánico. Intenté trabajar, pero el Wi-Fi es tan malo que mi computadora portátil es un pisapapeles glorificado, así que en lugar de eso he estado mirando el bosque oscuro más allá de la cubierta, viendo las luciérnagas aparecer y desaparecer de la vista. Espero encontrar un mensaje de uno de los agentes inmobiliarios con los que contacté. En cambio, CHARLIE LASTRA está LASTRA está en negrita en la parte superior de mi bandeja de entrada. Toco el mensaje para abrirlo y apenas evito escupir el vino.

 

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Habría preferido pasar toda mi vida sin saber que este libro existía, Stephens. Incluso para mis propios oídos, o ídos, mi risa suena como una m madrastra adrastra malvada. ¿Compraste el pie Grande erótico?

Gastos comerciales, responde Charlie. Por favor, dime que lo cargaste a una tarjeta de crédito de Loggia. Este tiene lugar en Navidad, escribe. Hay uno para cada festividad. Tomo otro sorbo, considerando mi respuesta. Posiblemente algo así como ¿Bebes algún café interesante últimamente? Tal vez Libby tenga razón: Quizás Charlie Lastra estaba secretamente tan encantado como el resto de los Estados Unidos por la interpretación de Dusty de Sunshine Falls y planeó una visita v isita durante la hibernación anual de finales de vverano erano de las editoriales. No me atrevo a abordar el tema.

 

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En cambio, escribo: ¿En qué página estás? 

Tres, dice. Y ya necesito un exorcismo. Sí, pero eso no tiene nada que ver con el libro . Nuevamente, tan pronto como lo he enviado, tengo que asombrarme/entrar aso mbrarme/entrar en pánico por mi propia falta de profesionalismo. He desarrollado a lo largo de los años un filtro finamente afinado, con casi todos excepto Libby, pero Charlie siempre logra desarmarlo, presionar el botón exacto para abrir la puerta y dejar que mis pensamientos fluyan como velociraptors. Por ejemplo, cuando Charlie responde: Admitiré que es una clase

magistral enesdesarrollo. Por lo lo demás, instantánea escribir: «Por demás, sigue sigue sin sinimpresionarme, impresionarme mi   esreacción lo que pondrán en tu lápida.  »

Ni siquiera tengo la idea de que no debería enviar esto hasta que ya lo he hecho.

En la tuya, responde, pondrán Aquí yace Nora Stephens, cuyo gusto a menudo era excepcional y ocasionalme ocasionalmente nte perturbador .  «

»

No me juzgues por la l a novela de Navidad, le respondo. No la he leído.  Nunca te juzgaría por el Pie Grande porno,  dice Charlie. Te juzgaría por completo por preferir Once in a Lifetime a The Glory of Small Things. 

 

 

El vino me ha soltado un trozo t rozo de Jenga de más en el cerebro, escribo, ¡NO ES UN LIBRO MALO!

NO ES UN LIBRO MALO . — Nora Nora Stephens, responde Charlie. Creo recordar haber visto ese respaldo en la portada. «

»

Admite que no crees que sea malo, exijo. Solo si admites que tampoco crees que sea lo mejor de ella , dice. Observo el duro brillo de la pantalla. Las polillas siguen corriendo delante de él, y en el bosque, puedo escuchar el zumbido de las cigarras, el ulular de un búho. El aire es pegajoso y caliente, incluso mucho después de que el sol se haya puesto detrás de los árboles.

Dusty es tan ridículamente talentosa, escribo. Es incapaz de escribir un libro malo. Pienso por un momento antes de continuar: He trabajado con ella durante años y lo hace mejor con refuerzo positivo. No me preocupo por lo que no funciona en sus libros. Me concentro en lo que es genial.  Así es cómo el editor de Dusty pudo llevar a Once a Once de  de bueno a escandalosamente apasionante. Eso es lo que hace que trabajar en un libro sea emocionante: ver su potencial en bruto, saber en qué está intentando convertirse.  convertirse.  Dice la mujer a la que llaman l laman Tiburón, responde Charlie. Resoplo. Nadie me llama así. No lo creo.

Dice el hombre al que llaman la Nube Tormentosa. ¿Lo hacen?, pregunta. A veces, escribo. Por supuesto, nunca lo haría. Soy demasiado educada.  Por supuesto, dice. Eso es por lo que son conocidos los tiburones: modales.  Tengo demasiada curiosidad para dejarlo pasar. ¿De verdad me llaman

así?  Los editores, responde, te tienen terror.  No tanto miedo para que no compren los libros de mis autores,   respondo. Tanto miedo que no lo harían si los libros fueran menos que  jodidamente fantásticos. fantásticos.

 

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Mis mejillas se calientan con orgullo. No es que haya escrito los libros de los que habla, todo lo que hago es reconocerlos. Y hacer sugerencias editoriales. Y averiguar a qué editores enviarlos. Y negociar el contrato para que el autor obtenga el mejor trato posible. Y sujetar la mano del autor cuando editan ed itan las letras al tamaño de las novelas de Tolstoi, y hablarles cuando me llaman llorando. Etcétera.

¿Crees, respondo, que tiene algo que ver con mis ojos diminutos y mi gigantesca cabeza gris? Luego envío otro correo electrónico aclarando, el apodo, quiero decir.  Estoy bastante seguro de que es tu sed de sangre, dice. Resoplo. No lo llamaría sed de sangre. No me deleito con el desangrado. Lo hago por mis clientes.   Claro, tengo algunos clientes que también son tiburones, deseosos de enviar correos electrónicos acusatorios cuando se sienten desatendidos por sus editores, pero es más probable que la mayoría de ellos sean aplastados o se guarden sus quejas para sí mismos hasta que su resentimiento se desborde y se autodestruyan de manera espectacular. Esta podría ser la primera vez que escucho mi apodo, pero Amy, mi jefa, llama a mi abordaje como agente sonriendo con cuchillos, cuchillos, por lo que no es un shock total.

Tienen suerte de tenerte, escribe Charlie.  Especialmente Dusty. Cualquiera que defendiera un libro no tan malo  es un santo. «

»

La indignación se enciende a través de mí. Y cualquiera que no vea el potencial obvio de ese libro es posiblemente un incompetente. Por primera vez, no responde de inmediato. Inclino mi cabeza hacia atrás, gimiendo al cielo (alarmantemente estrellado; ¿es la primera vez que miro hacia arriba?) mientras intento averiguar cómo, o si, dar marcha atrás. Un pinchazo atrae mi mirada hacia mi muslo, y ahuyento un mosquito, solo para atrapar dos más aterrizando en mi brazo. Asqueroso. Doblo mi computadora portátil y la llevo adentro, junto con mis libros, mi teléfono y una copa de vino casi vacía. Mientras ordeno, mi teléfono suena con la respuesta de Charlie.

No fue personal, dice, luego llega otro mensaje. Se sabe que soy demasiado directo. Aparentemente no doy la mejor primera impresión.

 

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Y yo, respondo, soy conocida por ser muy puntual. Me pillaste en un mal día. ¿Qué quieres decir?, pregunta. Ese almuerzo, digo. Así fue cómo empezó todo, ¿no? Llegué tarde, así que él fue grosero, yo le devolví la grosería, gro sería, él me odió, yo lo odié, y así sucesivamente. No necesita saber que me acababan de dejar en una llamada telefónica de cuatro minutos, pero parece que vale la pena mencionar que esas fueron circunstancias atenuantes. Acababa de recibir malas noticias. n oticias. Por eso llegué tarde. No responde durante cinco minutos completos. Lo cual es molesto, porque no tengo la costumbre de tener conversaciones en tiempo real por correo electrónico y, por supuesto, él podría dejar de responder en cualquier momento e irse a la cama, mientras yo sigo aquí, mirando la pared, totalmente despierta. Si tuviera mi Peloton, podría quemar parte de esta energía.

No me importó que llegaras tarde, dice finalmente. Miraste tu reloj. Deliberadamente, escribo de vuelta. Y dijiste, si mal no recuerdo, Llegas tarde .  «

»

Estaba intentando averiguar si podía tomar un vuelo, responde Charlie. ¿Lo hiciste?, pregunto. No, dice. Me distraje con dos gin martinis y un tiburón rubio platinado que me quería muerto. No muerto, digo. Tal vez, ligeramente mutilado, pero me habría alejado de tu cara.  No me di cuenta de que eras una fanática , escribe. Un zumbido baja por mi columna y vuelve a subir, como si mis vértebras superiores acabaran de tocar un cable con corriente. ¿Está coqueteando coqueteando?? ¿ Lo  Lo   estoy? Sí, estoy aburrida, pero no tanto tanto.. Nunca tan aburrida. Lo evado con: Solo intentando cuidar tus cejas. Si algo les pasara a esas cosas, cambiaría por completo tu ceño tormentoso, y necesitarías un apodo nuevo. 

Si perdiera mis cejas, dice, creo de alguna manera que no faltarían nuevos apodos disponibles para mí. Supongo que tendrías algunas sugerencias. 

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Necesitaría tiempo para pensar , digo. No querría tomar ninguna decisión precipitada.  No, claro que no, responde. Segundos después, sigue otra línea. Te dejaré volver a tu noche.  Y tú a tu novela de Pie Grande,  escribo, luego retrocedo y me obligo a dejar el mensaje sin responder. Niego con la cabeza, intentando despejar la imagen del gruñón Charlie Lastra frunciendo el ceño a su lector electrónico en un hotel en algún lugar cercano, su ceño fruncido profundizando cada vez que llega a algo lascivo. Pero esa imagen, al parecer, es todo en lo que mi cerebro quiere detenerse. Esta noche, cuando esté acostada en la cama, completamente despierta y tratando de convencerme de que el mundo no terminará si me quedo dormida, esto es a lo que regresaré, mi propio lugar mental feliz.

 

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Me despierto, con el corazón acelerado, la piel fría y húmeda. Mis ojos se abren de golpe en una habitación oscura, saltando de una puerta desconocida al contorno de una ventana al bulto roncando a mi lado.  Libby. El alivio es intenso e inmediato, un cubo de hielo arrojado sobre  Libby. sobre mí de una vez. El zumbido de mi corazón inicia su característico enfriamiento posterior a la pesadilla.  Libby está aquí. Todo debe estar bien. Reconstruyo mi entorno. Goode’s Lily Cottage, Sunshine Falls, Carolina del Norte.  

Solo era la pesadilla. Tal vez pesadilla vez  pesadilla no  no sea la palabra adecuada. El sueño en sí es agradable, hasta el final. Empieza cuando Libby y yo entramos en el viejo apartamento, dejamos las llaves y las bolsas. A veces, Bea y Tala están con nosotros, o Brendan, sonriendo con buen humor mientras llenamos cada brecha con una charla frenética. Esta vez, solo somos nosotras dos. Nos estamos riendo de algo, una obra de teatro que acabamos de ver. Newsies, tal vez. De sueño en sueño, esos detalles d etalles cambian, y tan pronto como me siento, respirando con dificultad en la oscuridad de esta habitación desconocida, se desvanecen como pétalos en la brisa. Lo que queda es el dolor profundo, el cañón profundo. El sueño es así:  Libby arroja las llaves en el cuenco junto a la puerta. Mamá levanta la vista de la mesa en la cocinita, las piernas dobladas debajo de ella, el camisón puesto sobre ellas.  —   Hola, mamá  — saluda saluda Libby, pasando junto a ella hacia nuestra

habitación, la que compartíamos cuando éramos niñas.

 

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 — ¡Mis ¡Mis dulces niñas! — llama llama mamá, y me inclino para darle un beso en la

mejilla de camino a la nevera. Llego hasta allí antes de que empiece el frío. La sensación de algo malo.  Me giro y la miro, mi hermosa madre. Ha vuelto a leer, pero cuando me  pilla observándola, esboza una sonrisa perpleja. perpleja . ¿Qué?  — ¿Qué? Siento lágrimas en mis ojos. Esa debería ser la primera señal de que estoy soñando, nunca lloro en la vida real, pero nunca me doy cuenta de esta incongruencia. Se ve igual, ni un día más vieja. Como la primavera encarnada, el tipo de calor que tu piel absorbe después de un invierno largo.  No parece sorprendida de vernos, solo divertida y luego preocupada.  — ¿Nora? ¿Nora?

 Me acerco a ella, envuelvo mis brazos alrededor de ella, y la sostengo fuerte. También me rodea con los suyos, su aroma a limón y lavanda asentándose sobre mí como una manta. Sus brillantes ondas rojizas caen sobre mis hombros a medida que pasa una mano por la parte posterior de mi cabeza.  —   Hola, dulce niña — dice dice — . ¿Qué ocurre? Déjalo salir.

 No recuerda que se ha ido. Soy la única que sabe que ella no pertenece aquí. Entramos por la puerta,  y ella estaba allí, y se sintió tan bien, tan natural, natural, que ninguna de nosotras lo notó de inmediato.  —   Prepararé té  — dice dice mamá, secándome las lágrimas. Se pone de pie y

 pasa junto a mí, y sé antes de darme la vuelta que cuando lo haga, ella ya no estará allí.  La dejé fuera de mi vista, y ahora se ha ido. Nunca puedo dejar d ejar de mirar.  De dar vuelta a la habitación tranquila tran quila y silenciosa, sintiendo ese vacío do doloroso loroso en mi pecho como si me hubieran abierto.  abierto.  Y ahí es cuando me despierto. Como si ella no pudiera estar allí, no tiene sentido soñar en absoluto. Miro el despertador en la mesita de noche. Aún son las seis, y no me dormí hasta después de las tres. Incluso con los ronquidos de mi hermana retumbando a través de la cama, la casa estaba demasiado silenciosa. Los grillos cantaban y las

 

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cigarras chirriaban a un ritmo constante, pero extrañaba el bocinazo único de un taxista molesto, o las sirenas de un camión de bomberos pasando corriendo. Incluso los borrachos gritando desde lados opuestos de la calle mientras se dirigían a casa después de una noche de bares. Eventualmente, descargué una aplicación que reproduce sonidos de paisajes urbanos y la puse en el alféizar de la ventana, aumentándola lentamente para que no despertara a Libby. Solo una vez que llegué a todo el volumen me quedé dormida. Pero ahora estoy bien despierta. Mi punzada de nostalgia por mi madre cambia rápidamente de forma en añoranza por mi Peloton. Soy una parodia de mí misma. Me pongo un sujetador deportivo y unos leggins y bajo las escaleras, me calzo las zapatillas y salgo a la oscuridad fresca de la mañana. La niebla se cierne sobre el prado, y en la distancia, a través de los árboles, los primeros rocíos de rosas púrpuras se extienden a lo largo del horizonte. Mientras cruzo la hierba cubierta de rocío hacia la pasarela, levanto los brazos por encima de la cabeza, estirándome a cada lado antes de acelerar el paso. En el lado opuesto de la pasarela, el camino serpentea hacia el bosque, y empiezo a trotar con facilidad, la humedad del aire acumulándose en todos mis pliegues. El dolor posterior al sueño comienza a aliviarse gradualmente. A veces, parece que sin importar cuántos años pasen, cuando despierto por primera vez, estoy recién huérfana. Técnicamente, supongo que no somos huérfanas. Cuando Libby quedó embarazada por primera vez, ella y Brendan contrataron a un investigador privado para encontrar a nuestro padre. Cuando lo hizo, Libby le envió a nuestro querido papá una invitación para el baby shower. Por supuesto, nunca escuchó respuesta. No sé qué esperaba de un hombre que no se molestó en asistir al nacimiento de su  propia hija.  propia  hija. Dejó a mamá cuando estaba embarazada de Libby, sin siquiera una nota. Claro, también dejó un cheque de diez mil dólares, pero según mamá, venía de tanto dinero que esa solo era su idea de un cambio mezquino. Habían sido novios en la secundaria. Ella fue una niña protegida, educada en casa, sin dinero y que soñaba con mudarse a Nueva York para convertirse en

 

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actriz; él era el niño rico ri co de la escuela preparatoria que la embarazó a los diecisi diecisiete ete años. Sus padres quisieron que mamá interrumpiera el embarazo; los de ella quisieron que se casaran. Se comprometieron a no hacer ninguna de las do doss cosas. Cuando se mudaron juntos, ambos padres cortaron de lleno, pero los suyos le entregaron su herencia como regalo de despedida, una parte de la cual nos había legado al salir por la puerta. Mamá usó los ahorros para trasladarnos tr asladarnos de Filadelfia a Nueva York y nnunca unca miró atrás. Aparto los pensamientos y me pierdo pi erdo en el ardor delicioso de mis múscu músculos, los, el ruido sordo de mis pies contra la tierra cubierta de agujas de pino. Las únicas dos formas en que he logrado salir de mi cabeza son a través de la lectura y el ejercicio riguroso. Con cualquiera de los dos, puedo salir de mi mente y flotar en esta oscuridad sin cuerpo. El sendero baja por una ladera boscosa, luego gira para seguir una cerca de rieles partidos, más allá de la cual se extiende un pasto, resplandeciendo con los primeros haces de luz, los caballos salpicando el campo iluminado desde atrás, sus colas silbando contra los mosquitos y las moscas que flotan y brillan en el aire como polvo de oro. También hay un hombre por ahí. Cuando me ve, levanta una mano a modo de saludo. Entrecierro los ojos contra la luz feroz, mi estómago encogiéndose cuando lo ubico como el Adonis de la cafetería. El protagonista de un pueblo pequeño. ¿Voy más lento? ¿Va a venir aquí? ¿Debería llamar y presentarme? En cambio, elijo una cuarta opción: tropiezo con una raíz y caigo despatarrada en el barro, mi mano aterrizando de lleno en algo que parece ser caca. Mucha de eso. Como en, tal vez toda una familia de ciervos haya marcado específicamente este lugar como su palacio de mierda. Me pongo de pie, miro fijamente al Héroe de las Novelas Románticas y descubro que se ha perdido mi actuación dramática. Está mirando (¿hablando?) a uno de los caballos. Contemplo llamarlo por un segundo. Llevo la fantasía a su conclusión lógica, este hombre mi gloriosamente apuesto acercándose la mano, solo para encontrar palma completamente embarradapara conestrecharme bolitas de ciervo.

 

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Me estremezco y giro por el camino, retomando mi trote. Si, finalmente, me encuentro con el encantador de caballos excepcionalmente atractivo, entonces genial, tal vez pueda avanzar en la lista y marcar el número cinco. Si no… bueno, al menos tengo mi dignidad.  dignidad.   Aparto un mechón de cabello de mi cara, solo para darme cuenta de que he usado la mano embarrada. Tacha esa parte de la dignidad.

 — Olvidé Olvidé lo tranquilo que es ir de compras al supermercado sin un niño de cuatro años tirado en el suelo y lamiendo el azulejo —  azulejo  — suspira suspira Libby, paseándose por el pasillo de artículos de tocador como una aristócrata dando una vuelta por el  jardín en la época de la Regencia en Inglaterra.  — Y todo el espacio, el espacio espacio  —   — digo, digo, con mucho más entusiasmo del que siento. He podido evitar que Libby viera el centro decadente de la ciudad de Sunshine Falls, insistiendo en que Hardy nos llevara al Publix a unos cuantos pueblos, pero aún estoy en modo preventivo de control de daños, como lo demuestran los quince minutos que pasé señalando varios árboles en el viaje. Libby se detiene frente a los tintes en caja, una sonrisa brillante apoderándose de su rostro.  — ¡Oye, ¡Oye, deberíamos elegir el cambio de imagen de cada una! Quiero decir, como el color y el corte del cabello.  — No No voy a cortarme el cabello —  cabello — digo. digo.  — Por Por supuesto que no —  no — dice dice — . Yo lo haré.  — De De hecho, no lo harás. Frunce el ceño.  — Sissy, Sissy, está en la lista —  lista  — dice dice — . ¿De qué otra manera se supone que nos transformaremos a través del montaje en nuestro nuevo yo? Estará bien. Corto el cabello de las niñas todo el tiempo.

 

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 — Eso Eso explica la fase Dorothy Hamill5 de Tala. Libby me da una bofetada en la teta, lo cual es completamente injusto, porque no puedes golpear la teta de una mujer embarazada, incluso si es tu hermanita.  — ¿En ¿En serio tienes la resiliencia emocional para dejar una lista de control sin comprobar?  comprobar? —   — pregunta. pregunta. Algo en mí se contrae. En realidad, maldita sea, me encanta una lista de verificación. Me pincha en las costillas.  — ¡¡Vamos! Vamos! ¡Vive un poco! ¡Esto será divertido! Es por eso por lo que estamos aquí. Definitivamente no no es  es por eso por lo que estoy estoy aquí.  aquí. Pero la razón por la que estoy aquí está parada justo frente a mí, con un labio inferior sobresaliendo melodramáticamente, y todo en lo que puedo pensar p ensar es en el mes que tenemos por delante, abandonadas en una ciudad que no se parece en nada a la que ella está esperando. E incluso aparte de eso, históricamente, las crisis de Libby pueden ser rastreadas por cambios dramáticos en la apariencia. Cuando era niña, nunca cambió el color de su cabello (mamá hizo un gran alboroto sobre lo raras y llamativas que eran las ondas rubias rojizas de Lib), pero Libby se presentó a su propia boda con un corte de duendecillo du endecillo que no había tenido la no noche che anterior. Un par de días después, finalmente se abrió conmigo al respecto, admitió que había tenido un ataque de arrepentimiento bordeando el terror y necesitó tomar otra decisión dramática (aunque menos permanente) para superarlo. Personalmente, me habría ido con una lista de pros pro s y contras codificada por colores, pero a cada una lo suyo. El punto es que, Libby claramente cl aramente está considerando la llegada de este bebé nuevo y lo que significará para ella y las finanzas y los espacios reducidos de Brendan. Si la presiono para que hable de eso ahora, se callará. Pero si lo manejo con ella, hablará de eso cuando esté lista. Ese espacio doloroso y palpitante entre nosotras será sellado y cerrado, un miembro fantasma se volverá a unir.

5 Dorothy

Stuart Hamill: expatinadora Hamill: expatinadora artística estadounidense; conocida por su corte de pelo de cuña que se convirtió instantáneamente en una moda.

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Por eso eso   estoy aquí.  Eso  Eso   es lo que quiero. Lo suficientemente como para afeitarme la cabeza si eso es lo que se necesita (luego pedir una peluca muy cara).  — Está Está bien —  bien — cedo cedo — . Vamos a rehacernos. Libby deja escapar un chillido de felicidad y se pone de puntillas para besarme en la frente.  — Sé Sé exactamente exactamente qué  qué color te quedará —  quedará  — dice dice ella — . Ahora date la vuelta y no mires. Hago una nota mental para programar una cita con el peluquero para el día que volemos de regreso a Nueva York. Cuando regresamos a la cabaña esa tarde, el sol está alto en el cielo azul sin nubes, y mientras caminamos por la ladera, el sudor se acumula en todos los lugares inconvenientes, pero Libby charla, sin molestarse en lo más mínimo.  — Tengo Tengo tanta curiosidad por saber qué color elegiste para mí —  mí  — dice dice ella.  — Ningún Ningún color —  color — respondo respondo — . Solo vamos a afeitarte la cabeza. Entrecierra los ojos a través de la luz, su nariz pecosa arrugándose.  — ¿Cuándo ¿Cuándo aprenderás que eres tan mala mintiendo que ni siquiera vale la pena intentarlo? Dentro, me sienta en una silla de la cocina y me tiñe el cabello. Luego hago lo mismo, ninguna de las dos do s mostrando nuestra mano. En ese momento, me sentía tan confiada en mi elección, pero al ver lo vibrante y ardiente que se ve el color sobre su cabeza, no estoy tan segura. Una vez que nuestros temporizadores están configurados, Libby comienza con el brunch. Ha sido vegetariana desde que era pequeña, y después de d e que mamá murió, también me hice vegetariana, por defecto. Financieramente, no tenía sentido comprar dos versiones diferentes de todo. Además, la carne es cara. Desde un punto de vista puramente matemático, el vegetarianismo tenía sentido para dos niñas de veinte y dieciséis años que acababan de quedar huérfanas. Incluso después de que Libby se mudara con Brendan, se mantuvo firme. Durante su fase de aspirante a chef, lo convenció para que adoptara una dieta basada en plantas. Así que mientras el tempeh se fríe en la sartén junto a los huevos que nos está revolviendo, huele a tocino. O al menos lo suficiente como el tocino para atraer a alguien que no ha probado el auténtico en diez años.

 

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Cuando suena el temporizador, Libby me ordena que me enjuague, advirtiéndome que no me mire en el espejo «o si no». Como soy tan mala mintiendo, sigo sus órdenes y luego me encargo de llevar el brunch al horno para mantenerlo caliente mientras ella se enjuaga su su tinte.  tinte. Con su cabello envuelto en una toalla, me lleva a la cubierta para arreglar el mío. Cada pocos segundos, hace un murmullo desfavorable.  — Libby, Libby, en serio me infundes confianza —  confianza — le le digo. Recorta un poco más al frente de mi cara.  — Va Va a estar bien. Suena demasiado como si se estuviera dando una charla de ánimo para mi gusto. Después de cortarle el cabello en un bob largo (la mayor parte ya se ha secado al aire), entramos para la gran revelación. Después de respiraciones profundas iguales, preparando nuestros egos ego s para una humillación, nos paramos juntas frente al espejo del baño y lo asimilamos. Me ha hecho un flequillo de plumas, p lumas, a medio camino entre el flequillo recto y el flequillo de cortina, y de alguna manera hace que el color marrón ceniza se vea más como el espíritu libre de Laurel Canyon 6 que como el agua sucia de los platos.  — En En realidad, eres asquerosamente buena en todo, lo sabes, ¿verdad?  —  digo. Libby no responde, y cuando mi mirada corta hacia la de ella, un peso cae a través de mí. Está mirando el reflejo de sus ondas rosadas Pepto-Bismol con lágrimas en los ojos.  Mierda. Un  Mierda.  Un fallo enorme y evidente. Por lo general, Libby puede preferir una apariencia atrevida, pero olvidé tener en cuenta cómo el embarazo tiende a afectar la imagen que tiene de sí misma.  — ¡Comenzará ¡Comenzará a desvanecerse con unos pocos lavados!  — digo digo — . ¿O podemos volver a la tienda y comprar un color diferente? O encontrar un buen salón en Asheville, yo invito. Lib, en serio tiene una solución fácil. Ahora las lágrimas están llegando a su punto de ruptura, listas para caer.

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 Laurel Canyon: personaje Canyon: personaje de La de  La Calle de las Tentaciones, Tentaciones, película  película melodramática estadounidense de 2002, escrita y dirigida por Lisa Cholodenko.

 

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 — Acabo Acabo de recordar que le rogaste a mamá que te dejara tener el cabello rosa cuando estabas en noveno grado —  grado — continúo continúo — . ¿Recuerdas? ¿No te dejó, y te pusiste en huelga de hambre hasta que dijo que podías teñirte? Libby vuelve haciasi mí, los labios temblando. una segundo parase preguntarme estácon a punto de atacarme antesTengo de que susfracción brazos de se arrojen alrededor de mi cuello, su cara enterrándose a un lado de mi cabeza.  — Sissy, Sissy, me encanta  — dice, dice, su aroma dulce a limón y lavanda envolviéndome. La tormenta de pánico rugiente comienza a calmarse. La tensión se disuelve d isuelve en mis hombros.  — Estoy Estoy tan contenta  — le le digo, abrazándola de vuelta — . Y en realidad, hiciste un trabajo increíble. Quiero decir, no estoy segura de qué podría poseer a una persona para elegir este color, pero lo hiciste funcionar. Se aleja, frunciendo el ceño.  — Es Es lo más parecido a tu color natural que pude encontrar. Siempre me encantó tu cabello cuando éramos niñas. Mi corazón se aprieta con fuerza, la parte posterior de mi nariz hormiguea como si hubiera demasiado de algo formándose en mi cráneo y estuviera comenzando a filtrarse.  — Oh, Oh, no —  no — dice dice ella, mirándose de nuevo en el espejo —  espejo — . Se me acaba de ocurrir: ¿qué se supone que debo decir cuando Bea y Tala pidan teñir los suyos como colas de unicornio? ¿O afeitarse por completo la cabeza?  — Les Les dices que no  — respondo respondo — . Y luego, la próxima vez que esté de niñera, les entregaré el tinte y las maquinillas. Después les enseñaré a enrollar un porro, como la sexy tía genial y divertida que soy. Libby resopla.  — Ya Ya quisieras quisieras   saber cómo enrollar un porro. Dios, echo de menos la hierba. Los libros de maternidad nunca te preparan para lo mucho que vas a extrañar la hierba.  — Parece Parece que hay un hueco en el mercado —  mercado  — digo digo — . Estaré atenta.  —  La guía del embarazo para fumatas  fumatas  —   — dice dice Libby.  —  Mami marihuana  marihuana  —   — respondo. respondo.  — Y su compañero, Papi compañero, Papi porro. porro.

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 — Sabes Sabes  — digo digo — , si alguna vez necesitas quejarte por la falta de marihuana, el embarazo o cualquier otra cosa, aquí estoy. Siempre.  — S Sí —  í — dice, dice, con los ojos de nuevo en su reflejo, los dedos de vuelta en su cabello — . Lo sé.

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Mi teléfono suena con un correo electrónico entrante, y el nombre de Charlie está en negrita en la pantalla. Las palabras distraído por dos gin martinis  y un tiburón rubio platinado pasan platinado  pasan por mi mente como el letrero de neón de un casino, en parte emoción, en parte advertencia.

No quiero que mi correo electrónico de trabajo termine inundado, pero hay tantos extractos de este libro que no puedo dejar de leer. Estoy en una película de terror y no me libraré de esta maldición hasta que se la haya infligido a otra persona. Técnicamente, Charlie ya tiene mi número de teléfono de d e mi firma de correo electrónico; la pregunta es si invitarlo a usarlo. En favor: Tal vez habría una apertura natural para mencionar que estoy en Sunshine Falls, reduciendo así el riesgo de un encuentro incómodo. En contra: ¿En serio quiero que mi némesis profesional me envíe mensajes de texto de Pie Grande erótico? En favor: Sí, lo hago. Soy curiosa por naturaleza natu raleza y, al menos de esta manera, el intercambio de información se realiza a través de canales privados en lugar de canales profesionales. Escribo mi número de teléfono y presiono enviar. Para entonces es la hora de mi llamada de control con Dusty, una conversación de veinte minutos que bien podría ser yo tocando jock jams 7  y corriendo círculos alrededor de ella, cantando su nombre. Lanzo la palabra genio genio   media docena de veces y, para cuando colgamos, la he convencido de que q ue entregue la primera parte de su próximo libro, incluso si es tosco, para que su editora, Sharon, pueda comenzar mientras Dusty termina de escribir. Después, me reúno con Libby donde se está acicalando en el baño, rizando su cabello recientemente rosado en tirabuzones suaves.

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 Jock Jams: mezcla Jams: mezcla de canciones de los álbumes de la serie Jock Jams que consisten principalmente en música dance y house de las décadas de 1980 y 1990, así como hip hop, disco clásico, mashups y otras.

 

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 — Vamos Vamos a caminar al restaurante  — dice dice — . Me duele el cuello por el último viaje en taxi. También me hizo orinar.  — Lo Lo recuerdo —  recuerdo — digo digo — . También te hizo orinarme. Echa un vistazo a mi atuendo.  — ¿Estás ¿Estás segura de que quieres usar esos zapatos? Combiné mi vestido negro sin espalda con mules negros, mis tacones más anchos. Lleva un vestido veraniego con estampado de margaritas de los noventa y sandalias blancas.  — Si Si me ofreces volver a prestarme tus Crocs, te voy a demandar por daños emocionales. Retrocede bruscamente.  — Después Después de ese comentario, no te mereces mereces mis  mis Crocs. En la bajada de la colina, intento ocultar mi lucha, pero basándome en la alegre sonrisa de Libby, definitivamente se da cuenta de que mis tacones siguen perforando la hierba y clavándome en su sitio. El sol se ha puesto, pero aún hace un calor sofocante, y la población de mosquitos está en pleno apogeo. Estoy acostumbrada a las ratas: la mayoría huye al ver a una persona, y el resto, básicamente, solo sostiene pequeños sombreritos para pedir pedazos de pizza. Los mosquitos son peores. Tengo seis nuevos verdugones rojos para cuando llegamos al borde de la plaza del pueblo. Libby no ha sido picada ni una sola vez. Bate sus pestañas hacia mí.  — Debo Debo ser demasiado dulce para ellos.  — O tal vez estás embarazada del Anticristo y te reconocen como su reina. Asiente pensativa.  — Supongo Supongo que, me vendría bien la emoción.  — Se Se detiene en el cruce de peatones muy vacío y escanea el centro de la ciudad igualmente desolado, su boca bo ca estremeciéndose a medida que lo considera —  considera — . Eh —  Eh — dice dice finalmente —. Es… más aletargado de lo que esperaba.  — Aletargado Aletargado es bueno, ¿verdad?  — digo, digo, con un poco de entusiasmo — . Aletargado significa relajante relajante..  — Cierto. —  Cierto.  — Se Se estremece un poco, y su sonrisa regresa —  regresa — . Exactamente. Por eso estamos aquí. —  aquí.  — Se Se ve más burlona que devastada cuando pasamos por la

 

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tienda convertida en casa de empeño, y hago un gran alboroto al señalar Mug + Shot para distraerla.  — Olía Olía increíble increíble  —   — insisto insisto — . Mañana tendremos que venir. Se ilumina aún más, como si estuviera en un regulador de intensidad impulsado por mi optimismo. Y si ese es el caso, estoy preparada para ser  jodidamente optimista. Después, pasamos por un salón de belleza.  — Está Está bien, definitivamente deberíamos habernos cortado el cabello aquí  — dice dice Libby, aunque en silencio no estoy de acuerdo, (según las letras estilo sangre escurriendo en el letrero y el hecho de que se llama Curl Up N Dye 8). Un par de escaparates vacíos más, hay una cafetería grasienta, otro antro y una librería (a la que nos comprometemos a volver, a pesar de su polvoriento escaparate mediocre). Al final de la cuadra, cu adra, hay un gran edificio ddee madera con letras de metal oxidado que dicen, misteriosamente, Poppa Squat's9. Para entonces, Libby está distraída con su teléfono, enviándole mensajes de texto a Brendan mientras camina a mi lado. Aún está sonriendo, pero es una expresión rígida, y casi parece p arece que está al borde de las lágrimas. Su estómago gruñe y su cara está rosada por el calor, y puedo imaginar que sus textos son algo así como Quizás todo esto fue un error, error , y una desesperación repentina se dispara dentro de mí. Necesito cambiar esto, rápido, empezando por encontrar comida. Me detengo abruptamente junto al edificio ed ificio de madera y miro a través de sus ventanas polarizadas.  — ¿Estás ¿Estás espiando a alguien? —  alguien?  — pregunta pregunta Libby, sin levantar la vista de su teléfono.  — Estoy Estoy mirando por la ventana de Poppa Squat's. Sus ojos se levantan lentamente.  —¿Qué… diablos… es un Poppa Squat's?  Squat's?   —Bueno… — señalo señalo el cartel —   — . Es un baño público muy grande o un bar y asador.

8 Curl

Up N Dye (juego de palabras), se palabras),  se traduce como «Rizos y Tintes». Pero también hace referencia a

Curl up and Die, que puede traducirse como «Acurrucarse y morir». 9  Poppa Squatt’s (juego de palabras), se palabras), se puede traducir como «El edificio de papá». Pero también hace referencia a «Papá en cuclillas» o a la jerga « orinar en un lugar público».

 

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 — ¿POR ¿POR QUÉ?  — grita grita Libby en una mezcla de alegría y consternación, cualquier resto de su decepción desvaneciéndose —  desvaneciéndose — . ¡¿Por qué existe eso?! —  eso?!  — Se Se pega a la ventana oscura, intentando ver. Libby, puertas Libby, no tengoderespuestas para ti.veces  — Me Mel e hago a uneslado de las —  pesadas madera —  madera —  . A ti. —  mundo un para lugarabrir crueluna y misterioso. A veces, las personas se deforman, se retuercen, se enferman tanto a nivel del alma que nombrarían un restaurante…  restaurante…    — ¡Bienvenidas ¡Bienvenidas a Poppa Squat's! —  Squat's! — dice dice una anfitriona con muy delgada de cabello rizado — . ¿Cuántos son en su grupo?  — Dos, Dos, pero vamos a comer por cinco —  cinco  — dice dice Libby.  — ¡Ah, ¡Ah, enhorabuena! —  enhorabuena!  — dice dice la anfitriona alegremente, mirando cada uno de nuestros estómagos mientras intenta realizar un problema matemático invisible.  — Ni Ni siquiera conozco a esta mujer  — digo, digo, inclinando la cabeza hacia Libby — . Me ha estado siguiendo durante tres cuadras.  — Está Está bien, eso es grosero —  grosero  — dice dice mi hermana — . Han pasado mucho más de tres cuadras, es como si ni siquiera me vieras vieras.. La anfitriona parece insegura. Resoplo.  — Dos, Dos, por favor. Vacilante, nos señala hacia la barra.  — Bueno, Bueno, nuestro bar es de servicio completo, pero si quieren una mesa…  mesa…    — El El bar está bien —  bien — le le asegura Libby. La anfitriona nos n os entrega a cada una un menú que se trata de… oh, cuarenta páginas demasiado largas, y nos deslizamos d eslizamos en taburetes con cubierta de piel sintética, colocamos nuestros bolsos en la barra pegajosa y observamos nuestro entorno en un silencio silen cio impulsado por la sorpresa o el asombro. Este lugar parece que un Cracker Barrel tuvo un bebé con un antro, an tro, y ahora ese bebé es un adolescente que no se ducha lo suficiente y se muerde las mangas de la sudadera. Tanto los pisos como las paredes son tablones de madera oscuros que no combinan, y el techo es de metal corrugado. Las imágenes de los equipos deportivos locales están enmarcadas junto con bordados de aguja que dicen  EL

 

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 HOGAR ES DONDE ESTÁ E STÁ LA COMIDA y COMIDA  y letreros brillantes de Coors 10. El bar corre a lo largo del lado izquierdo del restaurante, y en una esquina hay un par de mesas de billar, mientras que en la esquina opuesta, una máquina de discos se encuentra junto a un escenario poco profundo. Hay más personas en este edificio de las que he visto en el resto de Sunshine Falls combinados, pero aun así, el lugar parece desolado. Abro el menú y empiezo a examinarlo. Fácilmente, el treinta por ciento de los artículos enumerados son solo varias cosas fritas. Tú nómbralo y, Poppa Pop pa Squat's puede freírlo. La camarera, una mujer sobrenaturalmente hermosa con espesas ondas oscuras y un puñado de tatuajes dispersos en los brazos, se para frente a mí, con las manos apoyadas contra la barra.  — ¿Qué ¿Qué puedo traerles? Al igual el tipo la cafetería/granja de caballos, pparece arece menossexy. a una camarera que a que alguien quedeinterpretaría interpretaría a  a una camarera ense una telenovela ¿Qué hay en el agua aquí?  — Un Un dirty martini —  martini — le le digo — . Con ginebra.  — Agua Agua con gas y limón, por favor —  favor — dice dice Libby. La cantinera se aleja, y vuelvo a hojear la página cinco del d el menú. He llegado a las ensaladas. O al menos así las llaman, aunque si pones aderezo ranchero y Doritos sobre una cama de lechuga, creo que te estás tomando libertades con la palabra. Cuando regresa la cantinera, intento pedir la griega. Ella se estremece.  — ¿Estás ¿Estás segura?  — Ya Ya no.  — No No somos conocidos por nuestras ensaladas —  ensaladas — explica. explica.  — ¿Por ¿Por qué son conocidos? Agita una mano hacia el cartel reluciente de Coors Light   detrás de su hombro. 10

 Coors: tipo  Coors:  tipo de cerveza hecha por una empresa estadounidense y vendida en los EE. UU. y el Reino Unido.

 

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 — ¿Por ¿Por qué son conocidos, con respecto a la comida? —  comida?  — aclaro. aclaro.  — Ser Ser conocidos no es necesariamente ser admirados —  admirados  — dice. dice.  — ¿Qué ¿Qué nos recomiendas —  recomiendas — intenta intenta Libby — , además además de  de Coors?  — Las Las papas fritas son buenas —  buenas — dice dice ella — . La hamburguesa está bien.  — ¿Hamburguesas ¿Hamburguesas vegetarianas? —  vegetarianas? — pregunto. pregunto. Frunce los labios.  — No No te matará.  — Suena Suena perfecto —  perfecto — digo digo — . Pediré una de esas, y algunas papas fritas.  — Igual —  Igual — agrega agrega Libby. A pesar de su insistencia en que la hamburguesa no nos matará, el encogimiento de hombros de la camarera dice: ¡Es su funeral, perras!  perras!  Libby parece estar totalmente bien, incluso feliz, pero aún hay un poco de ansiedad en mis entrañas, y accidentalmente me bebo todo el martini antes de que llegue nuestra comida. Estoy tan borracha que todo me está tomando más tiempo del que debería. Libby engulle su hamburguesa y salta para usar el baño antes de que haga mella en la mía. Mi teléfono vibra en la barra pegajosa, y estoy cien por ciento esperando que sea Charlie. Es un trillón de veces mejor. Dusty finalmente finalmente entregó  entregó parte de su manuscrito, y ni un minuto demasiado pronto: su editora se irá de baja por maternidad en un mes.

Muchas gracias a todos por su paciencia. Sé que este cronograma no ha sido ideal para ustedes, pero significa mucho que confíen en mí lo suficiente como para dejarme trabajar de la manera que más me convenga. Tengo un primer borrador completo, pero solo he tenido la oportunidad de limpiar y ajustar este primer fragmento. Espero tener varios capítulos más para ustedes dentro de la semana, pero espero que esto te dé una idea de qué esperar. Abro el documento adjunto, titulado Frigid titulado Frigid 1.0.  1.0.  Comienza con el Capítulo Uno. Uno. Siempre es una buena señal que un autor no se haya vuelto un completo loco l oco Jack-Torrance-encerrado-con-su-máquina-deescribir-en-el-Overlook. Resisto el impulso de leer el final, un tic que tengo desde

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que era niña, cuando me di cuenta de que había demasiados libros en el mundo y poco tiempo. Siempre lo he usado como una prueba de fuego para saber si quiero leer un libro o no, pero dado que este es el trabajo de un cliente, lo leeré todo sin importar qué. Así que, en lugar de eso, mis ojos recorren la primera línea y me golpea como un puñetazo en el estómago.  La llamaban el Tiburón.  — ¿Qué ¿Qué carajo?  — digo. digo. Un hombre mayor al final de la barra levanta la cabeza de su sopa aguada y frunce el ceño — . Lo siento —  siento — me me quejo, y enfoco mis ojos nuevamente en la pantalla.  La llamaban el Tiburón, pero a ella no le importaba. El nombre encaja.  Por un lado, los tiburones solo podían nadar hacia adelante. Como regla general,  Nadine Winters nunca n unca miraba hacia atrás. atrá s. Su vida se basaba en reglas, regl as, muchas de las cuales servían para tranquilizar su conciencia. Si miraba hacia atrás, vería el rastro de sangre. Adelante, todo lo que había que pensar era en el hambre. Y Nadine Winters tenía hambre. Por un minuto, espero descubrir que Nadine Winters es literalmente un tiburón. Que Dusty ha escrito la historia de animales parlantes de las pesadillas de Charlie Lastra. Pero cuatro líneas más abajo, una palabra salta como si, en lugar de Times New Roman, estuviera escrita en la fuente espeluznante de Curl Up N Dye.  AGENTE. El personaje principal de Dusty, el Tiburón, es una agente. Vuelvo a la palabra justo después. Película después. Película..  Agente de cine. cine. No agente literario. La diferenciación no hace nada para aflojar el nudo en mi pecho, o para calmar el torrente de sangre en mis oídos. A diferencia de mí, Nadine Winters tiene cabello negro azabache y flequillo despuntado. Al igual que yo, solo prescinde de los tacones cuando hace ejercicio. A diferencia de mí, ella toma Krav Maga todas las mañanas en lugar de clases virtuales en su Peloton.

 

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Como yo, pide una ensalada con queso de cabra cada vez que sale a comer con un cliente y bebe sus dirty martinis con ginebra, nunca más de uno. Odia cualquier pérdida de control. Almeses. igual que yo, nunca sale de casa sin maquillarse y se hace la manicura cada dos Como yo, duerme con su teléfono junto a su cama, el sonido a todo volumen. Como yo, a menudo se olvida de saludar salu dar al comienzo de sus conversaciones y se salta las despedidas al final. Como yo, tiene dinero pero no le gusta gastarlo y prefiere recorrer Net-APorter11, llenar su carrito durante horas, y luego dejarlo así hasta que se agote todo.  Nadine no disfrutaba la mayoría de las cosas, escribe Dusty. Dusty. El disfrute estaba más allá del objetivo de la vida. Por lo que podía decir, mantenerse con vida era el objetivo, y eso requería dinero e instinto de supervivencia. Mi cara arde más con cada página. El capítulo termina con Nadine entrando a la oficina justo a tiempo para ver a sus dos asistentes celebrando algo vertiginosamente.  — ¿Qué? —  ¿Qué? — dice dice con una mirada cortante. Su asistente anuncia que está embarazada. Nadine sonríe como el tiburón que es, dice felicitaciones, luego va a su oficina, donde comienza a pensar en todas las razones por las que debería despedir a Stacey, la asistente embarazada. No aprueba las distracciones, y eso es el embarazo. Nadine no se desvía de los planes. No hace excepciones a las reglas. Vive la vida según un código estricto, y no hay lugar para nadie que no lo cumpla. En resumen, es una robot que patea cachorros, que odia a los gatitos y que se mueve como un robot por el dinero. (La patada de cachorros está implícita, imp lícita, pero dale algunos capítulos más y podría convertirse en canon). Tan pronto como termino de leer, empiezo de nuevo, intentado convencerme de que Nadine, una mujer que hace que Miranda Priestly parezca Blancanieves, no soy yo. 11

  Net-A-Porter:  Net-A-Porter:  web especializada en la venta de moda femenina de alta gama como Gucci, Chloe, Balenciaga, Saint Laurent, Isabel Marant, Prada y Stella McCartney.

 

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La tercera lectura es la peor de todas. Porque aquí es cuando acepto que es bueno.. bueno Un capítulo, diez páginas, pero funciona. Me levanto mareada y me dirijo hacia el rincón oscuro donde están los baños, releyendo sobre la marcha. Necesito a Libby ahora. Necesito a alguien que me conozca, que me ame, que me diga que todo esto está mal. Debería haber estado mirando por donde iba. No debería haberme puesto tacones tan altos, ni haberme tomado un martini con el estómago vacío, ni haber estado leyendo un libro que me está dando una experiencia extracorpórea surrealista. Porque alguna combinación de esas malas decisiones me lleva a chocar con alguien. Y no estamos hablando de un casual Oh, choqué con tu hombro, ¡qué adorablemente torpe soy! Estamos soy! Estamos hablando de ¡Puta mierda! ¡Mi nariz!  nariz!  Que es lo que escucho al momento en que mis tobillos tambalean, pierdo mi equilibrio y mi mirada se dirige a un rostro que pertenece nada menos que a Charlie Lastra. Justo cuando caigo como un saco de papas.

 

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Charlie agarra mis antebrazos antes de que pueda caer completamente al suelo, estabilizándome mientras las palabras ¿Qué demonios?  vuelan de él. «

»

Después del dolor y la conmoción viene el reconocimiento, seguido rápidamente por la confusión.  — Nora Nora Stephens. —  Stephens. — Mi Mi nombre suena como una palabrota. Me mira boquiabierto; me quedo boquiabierta.  — ¡Estoy ¡Estoy de vacaciones! —  vacaciones! — suelto suelto de golpe. Su confusión profundiza.  —Simplemente… no te estoy acosando.  acosando.  Sus cejas se fruncen.  — ¿Sí? ¿Sí?  — No No lo hago. Suelta mis antebrazos.  — Es Es más convincente cada vez que lo dices.  — Mi Mi hermana quería viajar aquí  — digo digo — , porque le encanta Once in a  Lifetime..  Lifetime Algo revolotea detrás de sus ojos. Resopla. Me cruzo de brazos.  — Yo Yo soy la que tiene que preguntarse por qué estarías estarías aquí.  aquí.  — Ah —  Ah  — dice dice secamente — , te estoy acosando. —  acosando.  — Al Al ver mis ojos abiertos, dice — : Soy de aquí, de aquí, Stephens. —  Stephens. — Lo Lo miro boquiabierta por tanto tiempo que agita una mano frente a mi cara — . ¿Hola? ¿Estás rota?  —¿Tú… eres de… aquí? aquí? ¿Cómo  ¿Cómo de aquí  aquí?  aquí?

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 — No No nací en la barra de este establecimiento establ ecimiento desafortunado —  desafortunado — dice, dice, con los labios fruncidos — , si eso es lo que quieres decir, pero sí, cerca. No estoy asimilando nada. En parte porque está vestido como si acabara de salir de un anuncio de un Tom Ford GQ,que GQ , y en porqueabandonó no estoy convencida que este lugar no sea plató deencine la parte producción a mitad de de la construcción.  — Charlie Charlie Lastra es de Sunshine Falls. Su mirada se estrecha.  — ¿Mi ¿Mi nariz entró directamente en tu cerebro?  — Eres Eres de Sunshine Falls, Carolina del Norte —  Norte  — digo digo — . Un lugar con una gasolinera y un restaurante llamado Poppa llamado Poppa Squat's. Squat's .  — Sí. Sí. Mi cerebro salta varias preguntas más relevantes a:  — ¿Poppa ¿Poppa Squat es una persona? Charlie se ríe, un sonido de sorpresa tan áspero que lo siento como un rasguño contra mi caja torácica.  — ¿No? ¿No?  — Entonces, Entonces, ¿qué es un Poppa Squat? —  Squat? — digo. digo. La esquina de su boca tiembla hacia abajo.  — No No sé, ¿un estado de ánimo?  — ¿Y ¿Y qué tiene de malo la ensalada griega aquí?  — ¿Intentaste ¿Intentaste pedir una ensalada? —  ensalada? — dice dice — . ¿La gente del pueblo se enojó contigo?  — No No es una respuesta.  — Es Es lechuga iceberg rallada sin nada más  — dice dice — . Excepto cuando el cocinero está borracho y lo cubre todo con jamón en cubos.  — ¿Por ¿Por qué? —  qué? — pregunto. pregunto.  — Imagino Imagino que no está contento en casa —  casa — responde responde Charlie, inexpresivo —  . Podría tener algo que ver con el tipo de sueños frustrados que qu e llevan a una persona a trabajar aquí.

 

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 — No No  por qué bebe el cocinero  cocinero   —  — digo digo — . ¿Por qué alguien cubriría una ensalada con jamón en cubos?  — Stephens, Stephens, si supiera la respuesta a eso —  eso  — dice dice — , habría ascendido a un plano superior. En este punto, nota algo en el suelo y se agacha para recogerlo.  — ¿Esto ¿Esto es tuyo?  — Me Me pasa mi teléfono — . Guau  — dice, dice, leyendo mi reacción — . ¿Qué te hizo este teléfono?  — No No es tanto el teléfono como la súper perra sociópata que vive dentro de él.  — La La mayoría de la gente simplemente la llama Siri —  Siri  — dice dice Charlie. Empujo mi teléfono hacia él, las páginas de Dusty aún están abiertas. El surco en su frente vuelve a formarse, e inmediatamente pienso: ¿Qué estoy haciendo?  haciendo?  Estiro el teléfono, pero se aleja de mí, el pliegue debajo de su labio inferior profundizando a medida que lee. Desliza la pantalla increíblemente rápido, su puchero convirtiéndose en una sonrisa. ¿Por qué  le  le entregué esto? ¿El culpable aquí es el martini, la reciente lesión en mi cabeza o la pura desesperación?  — Es Es bueno  — dice dice Charlie finalmente, presionando mi teléfono en mi mano.  — ¿Eso ¿Eso es todo lo que tienes que decir? —  decir?  — exijo exijo — . ¿Nada más que quieras comentar?  — Está Está bien, es excepcional —  excepcional — dice. dice.  — Es Es humillante humillante  —   — discrepo. discrepo. Echa un vistazo a la barra, y luego se encuentra de nuevo con mis ojos.  — Mira, Mira, Stephens. Este es el final de un día particularmente de mierda, dentro de un restaurante particularmente de mierda. Si vamos a tener esta conversación, ¿puedo al menos tener una Coors?  — No No me pareces un tipo de Coors —  Coors  — digo. digo.  — No No lo soy  — dice dice — , pero encuentro que la burla despiadada de la camarera aquí empaña mi disfrute de un Manhattan. Miro hacia la camarera sexy de televisión.

 

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 — ¿Otro ¿Otro enemigo tuyo? Sus ojos se oscurecen, su boca haciendo ese temblor de mueca.  — ¿Eso ¿Eso es lo que somos? ¿Envías a todos tus enemigos el Pie Grande erótico, o solo a los especiales?  — Oh, Oh, no —  no — digo, digo, fingiendo lástima — . ¿Herí tus sentimientos, Charlie?  — Pareces Pareces muy satisfecha contigo misma  — dice dice — , para una mujer que acaba de descubrir que fue la inspiración para Cruella de Vil. Le frunzo el ceño. Charlie pone los ojos en blanco.  — Vamos. Vamos. Te compraré un martini. O un abrigo de cachorritos. Un martini. Exactamente lo que bebe Nadine Winters, cuando no tiene acceso fácil a la sangre de una virgen. Porcerveza alguna de razón, mi exnovio Jakobtrasero, me viene a la mente. Lo imagino bebiendo una lata en su porche su esposa acurrucada bajo su brazo, bebiendo por su cuenta. Incluso con cuatro niños, ella luce relajada y absurdamente hermosa, pero de alguna manera como «uno de los chicos». La Anti-Nora. Siempre lo son, las mujeres por las que me dejan. Es bastante difícil aprender a ser «uno de los chicos»  cuando toda tu experiencia con hombres mientras crecías fue 1) ellos haciendo llorar a tu madre o 2) las amigas bailarinas de tu madre enseñándote a cambiar de pasos. Puedo Pu edo ser uno de los chicos, siempre y cuando los chicos en cuestión tengan una canción favorita de  Les Mis. Mis. De lo contrario, no tengo esperanza.  — Tomaré Tomaré una cerveza —  cerveza — digo digo mientras paso a Charlie — , y tú pagas.  —¿Justo… como dije? — murmura, murmura, siguiéndome a la barra llena de cáscaras de maní. Mientras intercambia bromas con la cantinera (definitivamente no enemigos; hay una vibra vibra,, lo que significa que es un quince por ciento menos grosero que de lo habitual), miro hacia el baño, pero Libby aún no ha salido. Ni siquiera me doy cuenta de que he vuelto a leer los capítulos hasta que Charlie me quita el teléfono de las manos.  — Deja Deja de obsesionarte.

 

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 — No No estoy obsesionada. Me estudia con esa mirada de agujero negro, la que me hace querer agarrarme con fuerza.  — Me Me sorprende que esto sea un problema tan grande para ti.  — Y me sorprende que tu chip de inteligencia artificial te permita sentir sorpresa.  — Bueno, Bueno, hola hola..  — Me Me estremezco hacia la voz de Libby y la encuentro sonriendo como un gato de dibujos animados cuya boca está llena de múltiples canarios.  — Libby —  Libby — digo digo —. Este es…  es…  Antes de que pueda presentarle a Charlie, ella dice:  — Solo Solo quería que supieras que llamé un taxi. No me siento bien.  — ¿Qué ¿Qué ocurre?  — Empiezo Empiezo a levantarme, pero ella empuja mi hombro hacia abajo, con fuerza.  — ¡Simplemente ¡Simplemente estoy exhausta!  — Suena Suena todo lo contrario — . Deberías quedarte, ni siquiera has terminado tu hamburguesa.  —Lib, no voy a dejarte simplemente…  simplemente…   — ¡Ah! —  ¡Ah! — Mira Mira su teléfono — . Hardy está aquí, no te importa encargarte de la cuenta, ¿verdad, Nora? Tradicionalmente no soy de las que se ruborizan, pero mi cara está en llamas porque me acabo de dar cuenta de lo que está pasando, lo que significa sign ifica que Charlie probablemente también, y Libby ya se está retirando, dejándome con media hamburguesa vegetariana, una cuenta sin pagar y un deseo profundo de que la tierra me trague entera. Echa una mirada por encima del hombro y grita en voz alta:  — ¡Buena ¡Buena suerte marcando el número cinco, Sissy!  — ¿Número ¿Número cinco? —  cinco? — pregunta pregunta Charlie a medida que la puerta se cierra, mi hermana desapareciendo en la noche. En realidad, no me gusta la idea de que suba esos escalones sola. Tomo mi teléfono una vez más y le envío un mensaje de texto: ¡¡¡¡AVÍSAME AL SEGUNDO EN QUE LLEGUES A LA CABAÑA O SI NO!!!!

 

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Libby responde: Avísame en cuanto llegues a la tercera base con el Señor Hombretón Sexy. Charlie resopla, por encima de mi hombro. Aparto mi teléfono, cuadrando mis hombros.  — Esa Esa fue mi hermana, Libby  — le le digo — . Ignora todo lo que ella diga. Siempre está cachonda cuando está embarazada. Lo cual es siempre. Sus cejas (verdaderamente milagrosas) se levantan, su mirada de párpados pesados estableciendo contacto con los míos.  —Hay tanto… que aclarar en esa oración.  oración.   — Y tan poco tiempo. —  tiempo.  — Muerdo Muerdo mi hamburguesa solo para concentrarme en algo que no sea su rostro —  rostro — . Debería volver con ella.  — Entonces, Entonces, no hay tiempo para esa cerveza. —  cerveza.  — Lo Lo dice como un desafío, como un lo sabía. sabía está arqueado, el más fragmento d eno de unaextingue sonrisa escondiéndose en. Su unaceño comisura de su boca. Depequeño alguna manera esto por completo su puchero. Simplemente lo convierte en un «puceño». La camarera regresa con nuestras botellas de vidrio sudorosas, y Charlie le da las gracias. Por primera vez, veo su sonrisa asombrosamente incandescente.  — Por Por supuesto —  supuesto — dice dice ella — . Si necesitas algo, solo avísame. Cuando se da la vuelta, Charlie me mira y toma un sorbo largo.  — ¿Por ¿Por qué tienes tienes una  una sonrisa? —  sonrisa?  — exijo exijo — . Soy de las que dejan un treinta por ciento mínimo de propina.  — Sí, Sdejándome í, bueno, deberías intentar casi casarte con ella y ver si eso ayuda  —  responde, tan atónita que vuelvo a quedarme boquiabierta.  — Hablando Hablando de oraciones con mucho que aclarar.  — Sé Sé que eres una mujer ocupada  — dice dice — . Te dejaré volver a afilar tus cuchillos y organizar tu gabinete de venenos, Nadine Winters. Dice todo tan uniformemente que, es fácil pasar por alto la broma. Pero esta vez la nota inequívocamente halagadora de su voz me hace retroceder hasta que me siento como un perro con los pelos de punta.  — En En primer lugar  — digo digo — , es una despensa, no un gabinete. Y, en segundo lugar, la cerveza ya está aquí y no estamos en horario laboral, así que mejor me la bebo.

 

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Porque no no soy  soy Nadine Winters. Agarro mi botella y trago, sintiendo los ojos de búho de Charlie clavados sobre mí.  — Está Está jodidamente bueno, ¿verdad?  — dice. dice. Y por una vez, permite un poco de emoción ende su su voz. Sus ojos relumbran como un relámpago que acaba de atravesar el interior cráneo.  — Si Si te gusta la orina de gato y la gasolina.  — El El capítulo capítulo,, Nora. Mi mandíbula se aprieta mientras asiento. Por lo que he visto, las cejas de Charlie tienen tres modos: pensativo, frunciendo el ceño y retratando algo que es preocupación o confusión. Eso es lo que están haciendo ahora.  — Pero Pero aún estás molesta por eso.  — ¿Molesta? —  ¿Molesta?  — chillo chillo — . ¿Solo porque mi cliente más antigua piensa que despediría a alguien por quedar embarazada? No seas tonto. Charlie mete un pie en el peldaño de su taburete, su rodilla golpeando la mía.  — No No piensa eso. —  eso. — Inclina Inclina la cabeza hacia atrás para tomar otro trago. Una gota de cerveza se cuela por su cuello y, por un momento, me quedo hipnotizada al ver cómo abre un camino hacia el cuello de su camisa.  — E incluso si lo hace —  hace — dice dice Charlie — , eso no significa que sea cierto.  — Si Si ella escribiera un libro entero de eso —  eso — digo digo — , podría hacer que otras personas piensen que es verdad.  — ¿A ¿A quién le importa?  — A esta chica. —  chica. — Señalo Señalo mi pecho — . La persona que necesita que la gente trabaje con ella para tener un trabajo.  — ¿Cuánto ¿Cuánto tiempo llevas representando a Dusty? —  Dusty?  — pregunta. pregunta.  — Siete Siete años.  — No No estaría trabajando contigo, después de siete años, si no fueras una un a gran agente.  — Sé  Sé  que  que soy una gran agente. —  agente. — Ese Ese no es el problema. El problema probl ema es que, estoy avergonzada, humillada y un poco herida. Porque resulta que tengo sentimientos — . Está bien. Estoy bien.

 

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Charlie me estudia.  — ¡Estoy ¡Estoy bien! —  bien! — digo digo de nuevo  — Claramente. Claramente.  —Ahora te estás riendo, pero…  pero…   — No No me estoy riendo —  riendo — interviene interviene — . ¿Cuándo me reí?  — Buen Buen punto. Estoy segura de que eso nunca ha sucedido. Pero espera hasta que uno de tus autores entregue un libro sobre un editor imbécil de ojos ámbar.  — ¿Ojos ¿Ojos ámbar? —  ámbar? — pregunta. pregunta.  — Me Me di cuenta de que no cuestionaste la parte imbécil imbécil de  de esa oración —  oración  —  digo, y trago un poco más. Claramente, el filtro se ha derretido nuevamente, pero al menos eso prueba que no soy la mujer en esas páginas.  — Estoy Estoy acostumbrado a que la gente piense que soy un imbécil imbécil —   — dice dice con rigidez — . Menos acostumbrado a que describan mis ojos como «ojos ámbar».  — Son Son de ese color —  color — digo digo — . Es objetivo. No te estoy felicitando.  — En En ese caso, me abstendré de estar halagado. ¿De qué color son los lo s tuyos?  — Se Se inclina sin ningún indicio de vergüenza, solo curiosidad, su aliento cálido acariciando mi mandíbula. Eso es más o menos cuando me doy cuenta de que creo que es tan sexy. Quiero decir, sé que pensé que era sexy en Mug + Shot cuando pensé que era otra persona, pero ahora es cuando me doy cuenta de que creo que él él,, específicamente Charlie Lastra, no solo alguien que se parece a él, es sexy sexy.. Tomo otro sorbo.  — Rojos. Rojos.  — De De hecho, resalta el color de tu cola bifurcada y tus cuernos.  — Eres Eres tan dulce.  — Bueno, Bueno, eso —  eso — dice dice — , es algo de lo que nunca me han acusado.  — No No puedo imaginar por qué no. Arquea una ceja, ese anillo dorado como la miel alrededor de d e sus pupilas de agujero negro centelleando.

 

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 — ¿Y ¿Y estoy seguro de que la gente hace fila para recitar sonetos sobre tu dulzura? Resoplo.  — Mi Mi hermana es la dulce. Si orina ahí fuera, brotarán jardines de flores.  — Sabes —  Sabes — dice dice — , puede que Sunshine Falls no sea una gran ciudad, pero deberías avisarle a tu hermana que tenemos cañerías dentro de d e casa. Prácticamente la única cosa que Dusty hizo bien.  — ¡Mierda! —  ¡Mierda! — Agarro Agarro mi teléfono. Dusty teléfono. Dusty.. Está en un lugar vulnerable, y está acostumbrada a que yo sea cien por cien accesible. Ya sea que este libro me haga ver como la condesa Bathory12 o no, le debo deb o hacer mi trabajo. Comienzo a escribir una respuesta, usando un exceso inusual de signos de exclamación. Charlie consulta su reloj.  —  S Son on lasorgullosa. nueve, estás de vacaciones, en un bar, y sigues trabajando. Nadine Winters estaría  — Mira Mira quién habla  — digo digo — . Sé que tu tu cuenta  cuenta de correo electrónico de Loggia Publishing ha tenido mucha acción esta semana.  — Sí, Sí, pero no tengo ningún problema con Nadine Winters  — dice dice — . De hecho, la encuentro fascinante. Mis ojos se clavan en la palabra que estoy escribiendo.  — Ah, Ah, ¿sí? ¿Qué tiene de interesante una sociópata?  — Patricia Patricia Highsmith podría tener algo que decir al respecto —  respecto  — responde responde —  .con Pero más importante que eso, ¿nopáginas. crees que estás juzgando a este personaje demasiada severidad? SoloNora, son diez Firmo el mensaje, presiono enviar y me vuelvo hacia él, mis rodillas trabándose entre las suyas.  — Porque, Porque, como todos sabemos, los críticos son notoriamente amables con los personajes femeninos.  — B Bueno, ueno, ella me gusta. ¿A quién carajo le importa si alguien más lo hace, siempre y cuando quieran leer sobre ella?

12 Condesa

Elizabeth Bathory, aristócrata Bathory, aristócrata húngara que ha pasado a la historia por haber sido acusada y condenada de ser responsable de una serie de crímenes motivados por su obsesión por la belleza que le han valido el sobrenombre de la Condesa Sangrienta.

 

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 — Charlie, Charlie, la gente también reduce la velocidad para mirar boquiabiertos los accidentes automovilísticos. ¿Me estás llamando accidente automovilístico?  — No No estoy hablando en absoluto de ti —  ti — dice dice — . Estoy hablando de Nadine Winters. Mi enamoramiento ficticio. Una sensación como un resorte abrasador cae a través de mí.  — Eres Eres un gran fanático del cabello negro azabache y el Krav Maga, ¿eh? Charlie se inclina hacia delante, con el rostro ro stro serio y la voz bbaja. aja.  — Se Se trata más de la sangre goteando de sus colmillos. No estoy segura de cómo responder. No porque sea asqueroso, sino porque estoy bastante segura de que se está refiriendo al Tiburón, Tiburón, y eso se siente peligrosamente cerca de coquetear. Y definitivamente no no debería  debería estar coqueteando con él. Por lo que sé, tiene pareja, o una habitación de muñecas, y luego está el hecho de que la industria editorial es un pequeño estanque, y un movimiento equivocado podría fácilmente contaminarlo. Dios, incluso mi diálogo interno int erno suena como Nadine. Me aclaro la garganta, tomo un sorbo de cerveza y me obligo a no pensar demasiado en la forma en que estoy sentada entre sus muslos, o en cómo mis ojos siguen enfocándose en ese pliegue debajo de su labio. No necesito pensar demasiado. No necesito necesito tener  tener el control total.  — Entonces, Entonces, cuéntame de este lugar —  lugar — digo digo — . ¿Qué hay de interesante por aquí?  — ¿Te ¿Te gusta el pasto? —  pasto? — pregunta pregunta Charlie.  — Soy Soy una gran aficionada.  — Tenemos Tenemos mucho.  — ¿Qué ¿Qué más? —  más? — pregunto. pregunto.  — Entramos Entramos en la lista de BuzzFeed de los «10 restaurantes con nombres más repulsivos de Estados Unidos ».  — Ya Ya he estado allí. —  allí. — Señalo Señalo nuestro entorno general —   — . Lo he hecho. Inclina su barbilla hacia mí.  — Dime Dime tú, Nora. ¿Crees ¿Crees que  que este lugar es interesante?

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 —Ciertamente es… — Busco Busco la palabra — . Pacífico. Se ríe, un ronco sonido entrecortado, uno que pertenece a un bar abarrotado de Brooklyn, las luces de la calle más allá de la ventana salpicada de d e lluvia tiñendo de rojo su piel dorada. No aquí.  — ¿Es ¿Es una pregunta? —  pregunta? — dice. dice.  — Es Es pacífico —  pacífico — digo digo con más confianza.  — Entonces, Entonces, no te gusta lo «pacífico».  — Está Está sonriendo a través de su puchero. Sonriendo — . Prefieres estar en un lugar ruidoso y lleno de gente, donde solo existir se siente como una competencia. Siempre me he considerado introvertida, pero la verdad es que, estoy acostumbrada a tener gente a mi alrededor. Te adaptas a vivir la vida con un público constante. Se vuelve reconfortante. Mamá ensolía decir La quehabían se convirtió lloró abiertamente el metro. eliminadoenenneoyorquina la ronda finaleldedía unaque audición, y una anciana al otro lado del vagón del tren le había dado un pañuelo sin siquiera levantar la vista de su libro. La forma en que mi mente sigue regresando a Nueva York parece probar su punto. Una vez más, estoy desconcertada por la sensación de que Charlie Lastra ve a través de mis capas más externas cuidadosamente presionadas.  — Estoy Estoy perfectamente feliz con la paz y la tranquilidad —  tranquilidad  — insisto. insisto.  — Quizás. Quizás.  — Charlie Charlie se gira para agarrar su cerveza, el movimiento presionando su rodilla exterior contra la mía el tiempo suficiente para que tome otro sorbo antes de mirarme de nuevo —  nuevo — . O tal vez, Nora Stephens, puedo leerte como un libro. Resoplo.  — Porque Porque eres tan inteligente socialmente.  — Porque Porque eres como yo. Una ráfaga se dispara desde donde su rodilla roza la mía.  — No No nos parecemos en nada.  — ¿Me ¿Me estás diciendo —  diciendo  — dice dice Charlie — , que desde el momento en que te bajaste del avión, no has tenido ganas de volver a Nueva York? Sintiéndote como… como si fueras una astronauta astronauta en el espacio, mientras que el mundo gira a

 

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una velocidad normal, y cuando regresas, ¿te habrás perdido toda tu vida? ¿Como si Nueva York nunca te necesitará como tú lo necesitas?  Exactamente,, pienso, aturdida por cuadragésima quinta vez en otros tantos  Exactamente minutos. Aliso mi cabello, como si pudiera volver a colocar cualquier secreto expuesto en su lugar.  — En En realidad, los últimos días han sido un descanso refrescante de todos los tipos literarios hoscos y monocromáticos de Nueva York. La cabeza de Charlie se inclina, sus párpados pesados.  — ¿Sabes que ¿Sabes que haces eso?

 — ¿Qué ¿Qué hago? —  hago? — pregunto. pregunto. Sus dedos rozan la comisura derecha de mi boca.  — Cuando Cuando mientes te sale un hoyuelo aquí. Golpeo su mano en el aire, pero p ero no antes de que toda la sang sangre re de mi cuerpo se apresure a encontrarse con las yemas de sus dedos.  — Ese Ese no es mi Hoyuelo Mentiroso —  Mentiroso — miento miento — . Es mi Hoyuelo Molesto.  — En En ese sentido —  sentido — dice dice sarcásticamente — , ¿qué tal un juego de póquer de alto riesgo?  — ¡Bien! ¡Bien!  — Tomo Tomo otro trago de cerveza — . Es mi Hoyuelo Mentiroso. Demándame. Extraño Nueva York, y está demasiado tranquilo aquí para dormir, y estoy muy decepcionada de que la tienda general sea en realidad una casa de empeño. ¿Es eso lo que quieres oír, Charlie? ¿Que mis vacaciones no han tenido un comienzo auspicioso?  — Siempre Siempre soy fanático de la verdad —  verdad — responde. responde.  — Nadie Nadie siempre siempre   es fanático de la verdad  — digo digo — . A veces la verdad apesta.  — Siempre es Siempre es mejor tener la verdad por delante que ser engañado.  —  Aún  Aún hay algo que decir sobre las sutilezas sociales.  — Ah. —  Ah. — Él Él asiente, sus ojos brillando a sabiendas — . Por ejemplo, ¿esperar hasta después después del  del almuerzo para decirle a alguien que odias el libro de su cliente?  — No No te habría matado —  matado — digo. digo.

 

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 — Podría Podría haberlo hecho —  hecho — dice dice — . Como aprendimos del Viejo Whittaker, los secretos pueden ser tóxicos. Me enderezo cuando se me ocurre algo.  — Es por Es por eso por eso por lo que lo odiaste. Porque eres de aquí. Ahora se se mueve  mueve incómodo. He encontrado una debilidad; he visto a través de una de las capas más externas de Charlie Lastra, y la balanza se inclina muy levemente a mi favor. Un gran admirador, enorme enorme..  — Déjame Déjame adivinar. —  adivinar. — Saco Saco mi labio inferior — . Malos recuerdos.  — O tal vez —  vez — dice dice arrastrando las palabras, inclinándose — , tiene algo que ver con el hecho de que Dusty Fielding claramente ni siquiera ha buscado en Google Sunshine Falls en los últimos veinte años, y mucho menos visitado. Por supuesto, tiene razón, pero mientras estudio la rigidez irritable de su mandíbula y la extraña sensualidad, aunque claramente sé que mi sonrisa se agudiza. Porque lo veo: la verdad a sombría medias de de sus sus labios, palabras. También puedo También  puedo leerlo, leerlo, y siento como si hubiera descubierto un superpoder latente. l atente.  — Vamos, Vamos, Charlie  — insto insto — . Pensé que siempre eras un fanático de la verdad.. Déjalo salir. verdad Frunce el ceño (aun haciendo pucheros, ¿entonces  puceños ?) «

»

 — No No soy el mayor admirador de este lugar.  — Guuuaaauuu Guuuaaauuu  — canto canto — . Todo este tiempo pensé que odiabas el libro, pero en realidad, solo tenías un profundo secreto oscuro que te hizo alejarte del amor, la alegría y la risa y, ¡Dios mío, eres eres el  el Viejo Whittaker!  — Está Está bien, maestro. —  maestro.  — Charlie Charlie arranca de mi mano la botella de cerveza con la que había estado gesticulando, colocándola a salvo en la barra —  barra — . Cálmate. Simplemente nunca me han gustado esas narrativas de «todo es mejor en los pueblos pequeños». Mi «secreto más oscuro» es que creí en Santa Claus hasta los doce años.  — Dices Dices eso como si no fuera increíble fuera increíble para un chantaje.  — Destrucción Destrucción mutua asegurada.  — Toca Toca mi teléfono, una alusión al documento de Frigid de  Frigid — . Solo estoy igualando el campo para ti después de esas páginas.  — Qué Qué noble. Ahora dime por qué tu tu día  día fue tan malo. Me estudia por un momento, luego niega con la cabeza.

 

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 —No… no creo que lo haga. No hasta h asta que me digas por qué q ué estás aquí aq uí de verdad.  — Ya Ya te lo dije —  dije — respondo respondo — . De vacaciones. Se inclina nuevamente, su mano atrapando mi barbilla, su pulgar aterrizando de lleno en el hoyuelo en la comisura de mis labios. Se me corta el aliento. Su voz es baja y áspera:  —  Mentirosa  Mentirosa.. Retira las yemas de sus dedos y le hace un gesto a la camarera para que nos traiga dos cervezas más. No lo detengo. Porque no no soy  soy Nadine Winters.

 

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 — ¿Qué ¿Qué tal —  tal — dice dice Charlie — , un juego de billar? Si gano, me dirás por qué estás aquí de verdad y, si lo haces, te contaré cómo fue mi día. Resoplo y miro hacia otro lado, escondiendo mi hoyuelo mentiroso mientras meto mi teléfono en mi bolso, habiendo confirmado que Libby llegó a casa a salvo.  — No No juego. O no lo he hecho desde la universidad, cuando mi compañera de cuarto y yo solíamos atacar semanalmente a los chicos de la fraternidad.  — ¿Dardos? —  ¿Dardos? — sugiere sugiere Charlie. Arqueo una ceja.  — ¿Quieres ¿Quieres darme un arma después del giro que ha tomado mi noche? Se inclina cerca, sus ojos brillando bajo la iluminación tenue del bar.  — Jugaré Jugaré con la zurda.  — Tal Tal vez yo vez yo tampoco  tampoco quiero darte darte un  un arma —  arma — digo. digo. El giro de sus ojos es sutil, más como una contracción de algunos músculos músculo s clave de la cara.  — Entonces, Entonces, billar para zurdos. Lo estudio. Ninguno de los dos parpadea. Básicamente estamos teniendo un concurso de miradas al estilo de sexto sex to grado, y cuanto más ddura, ura, más parece vibrar el aire con una acumulación de energía metafísica. Me escabullo de mi taburete y apuro mi segunda cerveza.  — Bien. Bien. Regresamos a la única mesa abierta. Está más oscuro en este lado del restaurante, el suelo está más pegajoso por las bebidas derramadas, y el olor a cerveza emana de las paredes. Charlie agarra un taco de billar y un triángulo, y comienza a juntar las bolas en el centro de la mesa de fieltro.

 

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 — ¿Sabes ¿Sabes las reglas? —  reglas? — pregunta, pregunta, mirándome a medida que se inclina sobre so bre la superficie verde.  — ¿Uno ¿Uno de nosotros es las rayadas y el otro las lisas? —  lisas? — digo. digo. Toma el cubo de tiza azul del borde de la mesa y lo trabaja sobre el taco de billar.  — ¿Quieres ¿Quieres ir primero?  — Me Me vas a enseñar, ¿verdad?  — Intento Intento parecer inocente, parecerme a Libby batiendo las pestañas. Charlie me mira fijamente.  — En En serio me pregunto qué crees que está haciendo tu cara en este momento, Stephens. Entrecierro mis ojos; él entrecierra los suyos exageradamente en respuesta.  — ¿Por ¿Por qué te importa por qué estoy aquí? —  aquí?  — pregunto. pregunto.  — Curiosidad Curiosidad morbosa. ¿Por qué te preocupas por mi mal día?  — Siempre Siempre es útil conocer las debilidades de tu oponente. Me tiende el taco.  — Tú Tú primero. Tomo el taco, lo dejo caer sobre el borde de la mesa y miro por encima del hombro.  — ¿¿No No es ahora la parte en la que se supone que debes abrazarme y mostrarme cómo hacerlo? Su boca se curva.  — Eso Eso depende. ¿Llevas armas?  — Lo Lo más afilado en mí son mis dientes.  — Me Me acomodo sobre el taco, sosteniéndolo como si no solo nunca hubiera jugado billar, sino que posiblemente recién hubiera descubierto mis propias manos. El olor de Charlie, cálido y misteriosamente familiar, invade mi nariz a medida que se coloca detrás de mí, apenas tocándome. Puedo sentir la parte delantera de su suéter rozar mi espalda desnuda, mi piel hormigueando por la fricción, mío s mientras su boca cae junto a mi oído. y sus brazos se cruzan alrededor de los míos

 

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 — Afloja Afloja tu agarre. —  agarre. — Su Su voz baja vibra a través de mí, su aliento cálido en mi mandíbula mientras saca mis dedos del taco y los reajusta —  reajusta — . La mano delantera es para apuntar. No vas a moverla. moverla . El impulso… — su su palma traza mi codo hasta que agarra mi muñeca y la arrastra a lo largo del taco hacia mi cadera —  cadera — , vendrá de aquí. Solo quieres mantener el taco derecho cuando estás comenzando. co menzando. Y apunta como si te estuvieras alineando perfectamente con la pelota que quieres hundir.  — Entendido —  Entendido — digo. digo. Sus manos se deslizan lejos de mí, y se me pone la piel de gallina mientras alineo mi tiro.  —Una cosa que olvidé mencionar… mencionar… — golpeo golpeo el taco contra la bola blanca, enviando la azul lisa a través de la mesa hacia la tronera —… tronera —… es que solía solía jugar.  jugar. Camino junto a Charlie para alinear mi próximo tiro.  — Y aquí estaba pensando que solo era un muy buen maestro  — dice dice rotundamente. A continuación, meto la bola verde en la tronera, y luego fallo la de color burdeos. Cuando me arriesgo a mirarlo, no solo no se ve sorprendido, sino francamente presumido. Como si hubiera demostrado algo. Saca el taco de mis manos y da vueltas alrededor de la mesa, observando varias opciones para su primer tiro antes de elegir la bola con rayas verdes y ponerse en posición.  —Y creo que debería haber mencionado… — golpea golpea la bola blanca, lo que envía la bola rayada verde a una tronera, la bola rayada púrpura se hunde justo detrás de ella —… es que soy zurdo.  zurdo.  Cierro la boca con fuerza cuando me mira en su ruta para alinear su próximo tiro. Esta vez, mete la bola de rayas naranjas, luego la de color burdeos, antes de fallar finalmente en su siguiente turno. Sobresale su labio como hice yo cuando bromeé con él sobre los malos recuerdos.  — ¿Ayudaría ¿Ayudaría el escozor si te compro otra cerveza? Arranco el taco de su mano.  — Que Que sea un martini, y también consíguete uno. Lo vas a necesitar.

 

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Charlie gana el primer juego, por lo que un juego se convierte en dos. Gano ese, y él no está dispuesto a empatar, así que jugamos un tercero. Cuando gana, saca el taco de mi alcance antes de que pueda exigir una cuarta partida.  —   Nora  —   Nora  — dice dice — , teníamos un trato.

 — Nunca Nunca estuve de acuerdo con eso.  — Jugaste —  Jugaste — dice. dice. Echo la cabeza hacia atrás, gimiendo.  — Si Si ayuda  — dice dice con su sequedad característica — , estoy dispuesto a firmar un acuerdo confidencialidad dehasta que me cuentes cualquier fantasía profunda, oscura yde retorcida que te hayaantes traído aquí. Entrecierro los ojos. Saca mi copa de la servilleta de cóctel y hurga en sus bolsillos hasta que encuentra una Pilot G2, ciertamente mi pluma preferida, aunque siempre uso tinta negra y él tiene el rojo tradicional de los editores. Se inclina y garabatea: Yo, Charles Lastra, en mi sano juicio, juro que mantendré el oscuro, sucio  y retorcido secreto secreto de Nora Stephens bajo pena de ley o cinco millones de dólares, lo que ocurra primero.  — Está Está bien, definitivamente nunca has visto un contrato —  contrato  — le le digo — . Tal vez nunca has estado en la misma habitación que uno. Termina de firmar y deja el bolígrafo.  — Ese Ese es un contrato jodidamente bueno.  — Pobres Pobres editores de libros desinformados, con sus nociones n ociones caprichosas de cómo se hacen los acuerdos. —  acuerdos.  — Le Le doy unas palmaditas en la cabeza. Aparta mi brazo de un manotazo.  — Nora, Nora, ¿qué podría ser tan malo? ¿Estás huyendo? hu yendo? ¿Robaste un banco? banco? —   —  En la oscuridad, el dorado de sus ojos se ve extrañamente claro contra sus pupilas inmensas — . ¿Despediste a tu asistente embarazada?  — bromea, bromea, en voz baja. La alusión es un shock para mi sistema, una descarga eléctrica de pies a cabeza.

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Milagrosamente, me había olvidado de las páginas de Dusty. Ahora aquí está Nadine otra vez, burlándose de mí.  — De De todos modos, ¿qué tiene de malo tener el control? —  control? — exijo, exijo, al universo en general.  — Ni Ni idea.  — ¿¿Y Y qué, solo porque no quiero hijos, supuestamente castigaría a una mujer embarazada por tomar una decisión diferente a la mía? ¡Mi ¡ Mi persona favorita es una mujer embarazada! Y estoy obsesionada con mis sobrinas. No todas las decisiones que toma una mujer son una gran acusación sobre la vida de otras mujeres.  — Nora —  Nora — dice dice Charlie — . Es una novela. Ficción.  —No lo entiendes, porque eres… tú tú.. — Agito Agito una mano hacia él.  — ¿Yo? —  ¿Yo? — pregunta. pregunta.  — Puedes Puedes darte el lujo de ser todo hosco y brusco, y la gente te admirará por ello. Las reglas son diferentes para las mujeres. Tienes que lograr este equilibrio perfecto para que te tomen en serio, pero no te vean como una un a perra. Es un esfuerzo constante. La gente no quiere trabajar con mujeres tiburón…  tiburón…    — Yo Yo sí —  sí — dice. dice.  — E incluso los hombres exactamente como como nosotras  nosotras no quieren estar con con   nosotras. Quiero decir, claro, algunos de ellos creen que sí, pero lo siguiente que sabes es que te están dejando en una llamada telefónica de cuatro minutos porque nunca te han visto llorar ¡y están mudándose al otro lado del país para casarse con la heredera de una granja de árboles de Navidad! Los labios carnosos de Charlie se presionan en un nudo, sus ojos entrecerrándose.  —… ¿Qué?  ¿Qué?   — Nada —  Nada — me me quejo.  — Es Es un «nada» muy específico.  — Olvídalo. Olvídalo.  — No No lo creo  — dice dice — . Voy a estar despierto toda la noche haciendo diagramas y tablas, intentando descifrar lo que acabas de decir.  — Estoy Estoy maldita —  maldita — digo digo — . Eso es todo.

 

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 — Ah —  Ah — dice dice — . Por supuesto. Entiendo.  — Lo Lo estoy —  estoy — insisto. insisto.  — Stephens, Stephens, soy editor —  editor — dice dice — . Voy a necesitar más detalles para aceptar esta narrativa.  — Es Es mi típico personaje literario —  literario — digo digo — . Soy la citadina de sangre fría y demasiado ambiciosa que existe como un contraste para la Mujer Buena. ¡Soy la que es dejada por la chica chi ca que es más bonita sin maquillaje y ama la barbacoa y ddee alguna manera hace que destruir un karaoke estándar parezca adorable! Y por alguna razón (mi baja tolerancia al alcohol), no termina ahí. Todo sale derramándose. Como si estuviera vomitando una historia vergonzosa en el suelo lleno de cáscaras de maní para que todos lo vean. Aaron dejándome por la Isla Prince Edward (y, confirmado a través de un ligero acoso en las redes sociales, una pelirroja llamada Adeline). Adelin e). Grant rompiendo conmigo por Chastity y la pequeña posada de sus padres. Luca y su esposa y su granja de cerezas en Michigan. Cuando llego al paciente cero, Jakob, el novelista convertido en ranchero, me callo. Lo que pasó entre él y yo no pertenece al final de una lista; pertenece donde lo dejé, en el cráter humeante que cambió mi vida para siempre.  — Ya Ya entiendes la idea. Tiene sus ojos entrecerrados, y una inclinación divertida en sus labios.  —… ¿Pero lo hago?  hago?   — Los Los tropos y clichés tienen t ienen que venir de alguna parte, ¿verdad? ¿verdad? —   — digo digo —  . Las mujeres como yo claramente siempre han existido. Así que, es un tipo muy específico de autosabotaje o una maldición antigua. Ahora que lo pienso, tal vez comenzó con Lilith. Demasiado extraño para ser una coincidencia.  — Sabes —  Sabes — dice dice Charlie — , diría que Dusty escribiendo un libro lib ro entero sobre mi ciudad natal y luego encontrarme con su agente en dicha ciudad es demasiado extraño para ser una coincidencia, pero como ya hemos establecido, «no estás acosándome», así que las coincidencias ocurren de vez en cuando, Nora.  — ¿Pero ¿Pero esto? ¿Cuatro relaciones terminando porque mis novios decidieron irse al desierto y nunca regresar? Está luchando contra una sonrisa, pero perdiendo la batalla.  — ¡No ¡No soy ridícula! —  ridícula! — digo, digo, riéndome a mi pesar. De acuerdo, a mi costa.

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 — Exactamente Exactamente lo que diría una persona no ridícula  — admite admite Charlie asintiendo — . Mira, aún estoy intentando averiguar cómo tus exnovios de mierda aspirantes a Jack London influyen en por qué estás aquí. hermana… — Lo Lmal o considero por un durante momento, me decido —  decido Las cosas  —Mi han estado un poco entre nosotras losluego últimos meses, —  y: ella quería alejarse por un tiempo. Además, lee demasiadas novelas románticas de pueblo pequeño y está convencida de que la respuesta a nuestros problemas es tener nuestras propias experiencias transformadoras, como lo hicieron mis ex. En un lugar como este.  — Tus Tus ex  — dice dice sin rodeos — . Quienes renunciaron a sus carreras y se mudaron al desierto.  — Sí, Sí, esos.  — Entonces, Entonces, ¿qué? —  ¿qué?  — dice dice — . ¿Se supone que debes encontrar la felicidad aquí y abandonar Nueva York? ¿Dejar de publicar?  — Por Por supuesto que no —  no  — respondo respondo — . Ella solo quiere divertirse, antes de que nazca el bebé. Tomarse un descanso de nuestra vida habitual y hacer algo nuevo. Tenemos una lista.  — ¿Una ¿Una lista?  — Un Un montón de cosas de los libros.  — Y por eso no bebo más de dos martinis. Porque incluso a las cinco once, mi cuerpo es incapaz de procesar el alcohol, como lo demuestra el hecho de que empiezo a enumerar —  enumerar — : Usar franela, hornear algo desde cero, hacernos cambios de imagen, construir algo, salir con algunos lugareños… lugareños…  Charlie se ríe bruscamente.  — S Stephens, tephens, está intentando casarte con un criador de cerdos.  — No No lo está.  — Dijiste Dijiste que está intentando darte tu propia novela romántica de pueblo pequeño —  pequeño  — dice dice con ironía — . Sabes cómo terminan esos libros, ¿verdad, Nora? Con una gran boda dentro de un granero, o un epílogo con bebés. Resoplo. Por supuesto que sé cómo terminan. No solo he visto a mis ex vivirlos,, sino que cuando Libby y yo aún compartíamos un apartamento, leía las vivirlos páginas finales de sus libros casi compulsivamente. co mpulsivamente. Eso nunca me tentó a regresar reg resar a la página uno.

 

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 — Mira, Mira, Lastra —  Lastra — digo digo — . Mi hermana y yo estamos aquí para pasar tiempo  juntas. Probablemente no aprendiste aprendiste esto en el laboratorio en el que te engendraste, engendraste, pero las vacaciones son una forma bastante típica para que los seres queridos se unan y relajen.  — S Sí,í, porque si algo va a relajar a una persona como tú  — dice dice — , es pasar tiempo en una ciudad convenientemente situada entre dos Dressbarns equidistantes.  — S Sabes, abes, no soy tan fanática del control como tú o Dusty parecen pensar. Podría pasar un rato perfectamente agradable en una cita con un criador de cerdos. ¿Y sabes qué? Tal vez sea una idea buena. No es que haya tenido suerte con los neoyorquinos. Tal vez he estado he estado pescando en el estanque equivocado. equivocado . O, como en, el arroyo equivocado de residuos nucleares.  — Tú —  Tú — dice dice — , eres mucho más rara de lo que pensé.  —  Bueno, Bueno, si te sirve de algo, antesdedeahorro esta noche, nde oche, asumí que teno metías armario de escobas y entrabas en modo energía cuando estaben estabas as un en el trabajo, así que supongo que ambos estamos sorprendidos.  — Ahora Ahora estás estás   siendo ridícula  — dice dice — . Cuando no estoy en el trabajo, estoy en mi ataúd en el sótano de una antigua mansión victoriana. Resoplo contra mi vaso, lo que hace que él esboce una sonrisa humana real. Vive,, pienso. Vive  — Stephens —  Stephens — dice, dice, con un tono seco una un a vez más — , si eres la villana en la historia de amor de otra persona, entonces yo soy el diablo.  — Tú Tú lo dijiste, no yo —  yo  — respondo. respondo. Levanta una ceja.  — Esta Esta noche estás siendo aguerrida.  — Siempre Siempre soy aguerrida  — le le digo — . Simplemente no me estoy molestando en ocultarlo esta noche.  — Bien. Bien.  — S See inclina, bajando la voz y una corriente eléctrica me atraviesa — . Siempre he preferido tener las cosas a la vista. Aunque los criadores de cerdos de Sunshine Falls podrían no sentir lo mismo. Su mirada se mueve de soslayo hacia la mía, su olor vagamente especiado y familiar. Una pesadez indeseada se asienta entre mis muslos. En serio espero que mi hoyuelo no haya encontrado una manera de anunciar que estoy excitada.

 

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 — Ya Ya te lo dije —  dije — digo digo — . Estoy aquí por mi hermana. Y a pesar de la ansiedad que siento por estar lejos de casa, la verdad es que, de todos modos, me paso la duración de los embarazos de Libby en un pánico de bajo grado. Al menos así puedo vigilarla. Nunca soñé con tener mis propios hijos, pero la forma en que me sentí durante el primer embarazo de Libby en realidad definió el asunto. Hay demasiadas cosas que pueden salir mal, demasiadas formas de fallar. Me dejo caer en un taburete en la esquina de la barra y casi me caigo en el proceso. Charlie me agarra de los brazos y me estabiliza.  — ¿Qué ¿Qué tal un poco de agua? —  agua? — dice, dice, deslizándose en el taburete vacío junto al mío, con esa sonrisa reprimida/puchero/incluso-qué-es-esto tirando ti rando de sus labios carnosos ligeramente hacia un lado mientras le hace una señal a la camarera. Cuadro mis hombros, intentando lucir digna.  — No No vas a distraerme. Su ceja se levanta.  — ¿De? ¿De?  — Gané Gané uno de esos juegos. Me juegos.  Me debes  debes información. —  información.  — Especialmente Especialmente dada la cantidad horrible que acabo de soltar. Su cabeza se inclina, y me mira de reojo.  — ¿Qué ¿Qué quieres saber? Nuestro almuerzo hace dos años me viene a la cabeza, la mirada irritada de Charlie a su reloj.  — D Dijiste ijiste que estabas intentando tomar un vuelo el día que nos conocimos. ¿Por qué? Se rasca el cuello, con el ceño fruncido, la mandíbula marcada por la tensión.  — La La misma razón por la que estoy aquí ahora.  — Intrigante. Intrigante.

 

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 — Te Te aseguro que no lo es. —  es. — Han Han aparecido aguas en la barra. Gira una de ellas, su mandíbula tensándose — . Mi papá tuvo un derrame cerebral. Uno en ese entonces, y otro hace unos meses. Estoy aquí para ayudar.  — Mierda. Mierda. Yo… Yo… guau.  guau. —   — Mi Mi visión se despeja inmediatamente, in mediatamente, y se agudiza en él, mi zumbido se apaga —. apaga —. Eran muy… unidos.  unidos.   — Me Me comprometí a estar allí  — dice, dice, con un tono defensivo — , y no vi cómo hablar de ello sería productivo.  — No No estaba diciendo… mira, me habían plantado como cuarenta y seis segundos antes, y sin embargo me senté a tomar un martini y una ensalada con un perfecto desconocido, así que lo entiendo. Los ojos de Charlie se enganchan en los míos, tan intensos que tengo que apartar la mirada por un segundo.  —¿Él estaba… está bien tu papá?  papá?  Vuelve a girar su vaso.  —  Cuando  Cuando almorzamos, ya sabía sabí a que no estaba en peligro. pelig ro. Mi hermana me acababa de contar lo del derrame cerebral, pero en realidad ocurrió semanas antes.  — Su Su rostro se endurece — . Él decidió que no necesitaba saberlo, y eso fue todo.  — Se Se remueve en su taburete: la incomodidad de alguien que acaba de decidir que ha compartido demasiado. Incluso tomando en cuenta la ginebra y la cerveza chapoteando en mi cuerpo, me sorprende oírme decir:  — Nuestro Nuestro padre nos dejó cuando mamá estaba embarazada. En realidad, no recuerdo. Después de fue más o menos un desfile de novios perdedores, así lo que no soy realmente unaeso, experta en padres. Las cejas de Charlie se contraen, sus dedos quedándose inmóviles en su vaso húmedo.  — Suena Suena terrible.  — No No fue tan malo —  malo — le le digo — . Ella nunca dejó que la mayoría mayorí a de ellos nos conociera. Fue muy buena en eso.  — Alcanzo Alcanzo mi vaso, probando su timbre, girándolo en un círculo de su propia condensación —  condensación — . Pero un día, estaría flotando en una nube, cantando su canciones favoritas de Hello, de  Hello, Dolly! y Dolly! y bordando cojines de segunda mano como Blancanieves en Nueva York, y al siguiente…  siguiente…   No me interrumpo tanto como simplemente me desconecto.

 

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No me avergüenzo de mi crianza, pero cuanto más le dices a una persona de ti, más poder le das. Y evito particularmente compartir a mamá con extraños, como si su recuerdo fuera un recorte de periódico y cada vez que lo saco, se desvanece y se arruga un poco más. El pulgar de Charlie se desliza sobre mi muñeca distraídamente.  — ¿Stephens? ¿Stephens?  — No No necesito que sientas lástima por mí. Sus pupilas se dilatan.  — No No me atrevería. —  atrevería. — Un Un desafío es exactamente como suena su voz. En algún momento, nos juntamos, mis piernas metidas entre las suyas de nuevo, un interminable bucle de retroalimentación de zumbido en todos los lugares donde nos tocamos. Sus ojos están pesados sobre los míos, sus pupilas casi cubriendo oscuro. sus iris, un anillo lustroso de miel alrededor de un hoyo profundo y El calor se acumula entre mis muslos, y descruzo y vuelvo a cruzar las piernas. Los ojos de Charlie bajan para seguir el movimiento, y su vaso de agua choca con su labio inferior, como si hubiera olvidado lo que estaba haciendo. En ese momento, es cien por ciento legible para mí. Bien podría estar mirándome en un espejo. Podría inclinarme hacia él. Podría dejar que mis rodillas se deslizaran aún más en el espacio entre las suyas, o tocar su brazo, o levantar mi barbilla, y en cualquiera de esos escenarios hipotéticos, terminamos besándonos. Puede que no me guste tanto, pero una parte para nada insignificante de mí se muere por saber sab er cómo se siente su labio inferior, cómo me tocaría esa mano en mi muñeca. Justo entonces empieza a llover, a cántaros, cántaros, y el techo de chapa ondulada estalla en un traqueteo febril. Saco mi brazo de debajo del de Charlie y me pongo de pie.  — Debería Debería irme a casa.  — ¿Compartimos ¿Compartimos un taxi? —  taxi? — pregunta, pregunta, su voz baja, grave. Las probabilidades de encontrar dos taxis a esta hora, h ora, en esta ciudad, no son muy buenas. Las probabilidades de encontrar en contrar uno que no sea conducido por Hardy son terribles.

 

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 — Creo Creo que caminaré.  — ¿En ¿En esta lluvia? —  lluvia? — dice dice — . ¿Y esos esos zapatos?  zapatos? Agarro mi bolso.  — No No me derretiré. —  derretiré. — Probablemente. Probablemente. Charlie se pone de pie.  — Podemos Podemos compartir mi paraguas.

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Salimos de Poppa Squat's acurrucados bajo el paraguas de Charlie. (Lo llamé fortuito, fortuito,   pero resulta que revisa obsesivamente una aplicación meteorológica, así que aparentemente encontré a alguien aún más predecible que yo). El olor a hierba y flores fl ores silvestres es espeso en el aire húmedo, y está haciendo mucho más frío.  — ¿Dónde ¿Dónde te estás quedando? —  quedando? — pregunta. pregunta.  — Se Se llama Goode’s Lily Cottage — digo. digo.  — Bizarro —  Bizarro — dice, dice, casi para sí. El calor sube por mi cuello desde donde su aliento lo golpea.  — ¿Qué, ¿Qué, no podría ser feliz en ningún lugar que no sea un ático de mármol negro con una lámpara de araña de cristal?  — Exactamente Exactamente lo que quise decir.  — Echa Echa una mirada en mi dirección cuando pasamos bajo una barra de farolas, la lluvia resplandeciendo como confeti plateado — . Y también es la propiedad de alquiler de mis padres. Mis mejillas se sonrojan.  —Eres… ¿Sally ¿Sally Goode es tu madre? ¿Creciste al lado en una granja de caballos?  — ¿Qué? —  ¿Qué? — dice dice — . ¿No podría haberme criado en ningún otro lugar que qu e no fuera un ático de mármol negro con una lámpara de araña de cristal?  — Simplemente Simplemente es difícil imaginar que perteneces a cualquier lugar de esta ciudad, y mucho menos tan cerca de una pirámide de estiércol.  —   Pertenecer podría  Pertenecer  podría ser exagerar las cosas —  cosas — dice dice con acidez.

 — ¿Y ¿Y dónde te alojas?  — Bueno, Bueno, normalmente me quedo en la cabaña —  cabaña — responde. responde. Otra mirada de soslayo hacia mí a través de la oscuridad —  oscuridad — . Pero eso no era una opción.

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Su olor es tan misteriosamente misterio samente familiar, pero aún no puedo ubicarlo. Cálido, con un borde ligeramente especiado, lo suficientemente débil como para que me descubra intentando inhalar una bocanada.  — Entonces, Entonces, ¿dónde? —  ¿dónde? — pregunto pregunto — . ¿Tu dormitorio de la infancia? Nos detenemos en la calle sin salida en la que se encuentra la cabaña, y Charlie suspira.  — Nora, Nora, estoy durmiendo en una cama con forma de auto de carreras. ¿Estás feliz? Feliz no comienza a cubrirlo. La imagen de Charlie Charli e todo elegante y de cejas severas metido en un Corvette de plástico y frunciendo el ceño ante su Kindle me hace reír tanto que es una lucha para mantenerme erguida. Probablemente sea la última persona que podría podrí a imaginarme en una cama con forma de auto de carrera, aparte de mí. Charlie engancha un brazo alrededor de mi cintura a medida que me desplomo.  — Un Un pequeño recordatorio —  recordatorio  — dice, dice, manteniéndome en movimiento por el camino de grava — . Eso está lejos de ser lo más vergonzoso que uno de nosotros ha dicho esta noche.  — ¿Eras, ¿Eras, como, un niño de NASCAR? —  NASCAR? — suelto suelto de golpe.  — No —  No — responde responde — , pero papá nunca dejó de intentarlo. Caigo en otro ataque de risa que amenaza con volcarme. Charlie me atrae contra su costado.  — Un Un pie delante del otro, Stephens.  — Ciertamente Ciertamente destrucción mutua asegurada —  asegurada  — chillo. chillo. Comienza a llevarme por la ladera, y mi tacón tacó n se hunde inmediatamente en el barro, clavándome en el suelo. Doy otro paso y el otro tacón también se atasca en el barro. Un medio grito de indignación sale de mí. Charlie se detiene, suspirando pesadamente mientras mira mis zapatos.  — ¿Voy ¿Voy a tener que llevarte a cuestas?  —   No dejaré  No  dejaré que me lleves a cuestas, Lastra —  Lastra  — digo. digo.

 — YNoyosoy  — ese responde responde  —  , no dejaré que destruyas esos pobres zapatos inocentes. tipo de hombre.

 

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Miro a mis mulas, y un sonido miserablemente petulante escapa de mis labios.  — Bien. Bien.  —   De nada.  nada. —   — Se Se da la vuelta y se encorva a medida que me subo el vestido

y me despido cariñosamente de los últimos restos resto s de mi dignidad, luego engancho mis brazos sobre sus hombros y salto sobre su espalda.  — ¿Todo ¿Todo bien? —  bien? — pregunta. pregunta.  — Voy Voy a dar un paseo a cuestas  — respondo, respondo, ajustando el paraguas sobre nosotros — . ¿Eso responde tu pregunta?  — Pobre Pobre Nora —  Nora — bromea, bromea, colocando sus manos contra mis muslos muslo s mientras comienza a subir los escalones — . Solo puedo imaginar por lo que estás pasando. Una comprensión resuena a través t ravés de mí, caótica y enfática como campanas de iglesia: la razón por la quemezcla su olordeesmadera tan familiar. Es la mismallamada colonia BOOK, sutil de género neutro que uso. Una de cedro y ámbar destinada a convocar imágenes de estantes bañados por el sol y páginas gastadas. Cuando descubrí que la empresa se estaba hundiendo, hice un pedido al por mayor para poder almacenarla. La habría ubicado antes, pero huele diferente en él, como la forma en que el aroma característico de limón y lavanda de mamá golpea diferente en Libby, con una nota de vainilla que nunca había estado allí. La interpretación de Charlie de BOOK es más especiada, más cálida que la mía.  — Stephens, Stephens, estás terriblemente callada ahí atrás —  atrás  — dice dice — . ¿Hay algo que pueda hacer para que tu viaje sea más cómodo? ¿Una almohada para el cuello? ¿Algunas de esas diminutas galletas Delta?  — Aceptaría Aceptaría unas espuelas y una fusta —  fusta — digo. digo.  — Debí Debí haberlo visto venir —  venir — refunfuña. refunfuña.  — También También aceptaría una declaración jurada de que nunca volveremos a hablar de esto.  — ¿¿Después Después de la forma en que menospreciaste mi último contrato? No me parece. Cuando llegamos a los escalones de la entrada, me deslizo de la espalda de Charlie y trato de ponerme el vestido en su lugar, lo cual es una lucha porque no hice un trabajo increíble increíble manteniendo  manteniendo el paraguas sobre nosotros, y ambos estamos

 

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bastante empapados, mi vestido pegado a mis muslos y mi flequillo pegado a mis ojos. Charlie se acerca para apartarlo.  — Por Por cierto, bonito corte de cabello.  — A los hombres heterosexuales les encanta el flequillo  — digo digo — . Hacen que las mujeres sean accesibles.  — Nada Nada más intimidante que una frente —  frente — dice dice — . Aunque creo que echo de menos el rubio. Y ahí está: esa nube atómica de d e deseo en mi vientre bajo, una punzada entre mis muslos.  — No No es natural —  natural — anuncio. anuncio.  — No No pensé que lo fuera —  fuera  — dice dice — , pero te queda bien.  — ¿Porque ¿Porque se ve vagamente diabólico? —  diabólico?  — Supongo. Supongo. Se divide en una extraña sonrisa completa, pero solo por un segundo. Solo el tiempo suficiente para que mi estómago se vuelva loco.  — He He estado pensando.  — Llamaré Llamaré de inmediato a un equipo de noticias.  — Deberías Deberías tachar la número cinco.  — ¿Número ¿Número cinco?  — En En la lista. Palmeo mi cara.  — ¿Por ¿Por qué te lo dije?  — Porque Porque querías que alguien te impidiera seguir adelante  — responde responde — . Lo último que necesitas es mezclarte con alguien que viva aquí. Dejo caer mi mano y entrecierro mis ojos hacia él.  — ¿Comen ¿Comen forasteros?  — Peor —  Peor — dice dice — . Los mantienen aquí para siempre. Resoplo.  — Un Un compromiso duradero. Qué terrible.

 

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 — Nora Nora  — dice, dice, en tono bajo y castigador —  castigador — . Tú y yo sabemos que no quieres ese epílogo. Alguien como tú, con zapatos como esos esos,, nunca podría ser feliz aquí. No ilusiones a un pobre criador de cerdos por nada.  — Está Está bien, eso es grosero —  grosero — le le digo.  — ¿Grosero? —  ¿Grosero? — Da Da un paso más cerca, la luz l uz fluorescente abrasadora sobre la puerta dándole un gran realce, grabando los huecos debajo de sus pómulos y haciendo que sus ojos brillen —  brillen — . Grosero es declarar que todo el grupo de citas de la ciudad de Nueva York está contaminado solo porque lograste elegir a cuatro imbéciles seguidos. Mi garganta se calienta, un trozo de lava deslizándose por ella.  — No No me digas que herí tus sentimientos —  sentimientos — murmuro. murmuro.  — Tú, Tú, más que nadie, deberías saber —  saber — dice, dice, bajando la mirada a mi boca —  boca —  , que los «tipos literarios hoscos y monocromáticos», no tenemos de esos. En mi cabeza, la voz de Nadine Winters grita ¡Aborta, aborta! ¡Esto no encaja en ningún plan! Pero plan! Pero hay mucha sangre corriendo y piel hormigueante para que las palabras compitan. No recuerdo haberlo hecho, pero mis dedos están presionados contra su estómago, sus músculos tensándose debajo de ellos.  Mala idea, idea, pienso una fracción de segundo antes de que Charlie atraiga mis caderas contra las suyas. Las palabras rompiéndose como una sopa de letras, las letras dispersándose en todas direcciones, ahora sin sentido. Su boca atrapa la mía bruscamente a medida que me lleva de espalda a la puerta puer ta de la cabaña, cubriendo mi cuerpo con el suyo. Medio gimo por la presión. Sus manos se aprietan en mi cintura. Mis labio labioss se abren para su lengua, el sabor de la cerveza y el borde herbal de la ginebra mezclándose agradablemente en mi boca. Se siente como si mi contorno se estuviera disolviendo, como si me estuviera convirtiendo en líquido. Su boca se desliza por mi mandíbula, sobre mi garganta. Mis manos envuelven su cabello espeso y empapado por la lluvia, y deja escapar un gemido bajo, su mano arrastrándose hacia h acia mi pecho, sus dedos rozando mi pezón. En algún momento, el paraguas se ha caído al suelo. La camisa de Charlie está pegada a él. Me amasa a través de mi vestido húmedo, haciéndome arquear. Nuestras bocas se deslizan juntas.

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Los últimos restos de cerveza y ginebra se evaporan de mi torrente sanguíneo, y todo sucede en alta definición. d efinición. Mis manos rozan la parte posterior de su camisa, mis uñas hundiéndose en su suave piel cálida, acercándolo más, y su palma se mueve hacia el dobladillo de mi vestido, subiéndolo por mi muslo. Sus dedos se deslizan más alto, enviando escalofríos a través de mi piel, y algo como  Espera  apenas, solo a medias se me escapa. «

»

Ni siquiera estoy segura de cómo lo escuchó, pero Charlie retrocede de golpe, luciendo como un hombre recién salido de un trance, su cabello revuelto, sus labios hinchados, sus ojos oscuros parpadeando rápidamente.  — ¡Mierda! —  ¡Mierda! — dice, dice, ronco, retrocediendo —. No fue mi intención…  intención…  La claridad me golpea con un balde de agua fría. ¡Mierda,, eso es correcto! ¡Mierda Como en, no cago donde como. O beso donde trabajo. Ya es bastante malo que en un año y medio, todas tod as las personas con las que trabajo pensarán p ensarán en mí como Nadine Winters; no necesito agregar más combustible potencial po tencial a la pira funeraria de mi reputación.  —En realidad, no puedo involucrarme… — empieza empieza a decir.  — ¡No ¡No necesito una explicación! —  explicación! — lo lo interrumpo, tirando del dobladillo de mi vestido hacia mis muslos — . ¡Fue un error!  — ¡Lo ¡Lo sé! —  sé! — dice dice Charlie, sonando vagamente ofendido.  — ¡Bueno, ¡Bueno, yo también lo sé!  — ¡Bien! —  ¡Bien! — dice dice — . ¡Entonces, estamos de acuerdo!  — ¡Bien! ¡Bien!  — grito, grito, continuando con el argumento más extraño y menos productivo de la historia registrada. Charlie no se ha movido. Ninguno de nosotros lo ha hecho. Sus ojos aún están oscuros como la tinta y hambrientos, y gracias a la bombilla sobre la puerta, su erección bien podría estar en una vitrina en un museo particularmente lascivo. Tomo un respiro.  —Simplemente actuemos como…  como…   — Deberíamos Deberíamos fingir que nunca sucedió —  sucedió — dice dice al mismo tiempo. Asiento. Él asiente.

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Está resuelto. Agarra su paraguas del suelo, y ninguno de los dos se molesta en decir «buenas noches». Se limita a asentir de nuevo con rigidez, se da la vuelta y se marcha.  Nunca sucedió, sucedió, pienso con cierta fuerza. fu erza. Lo cual es bueno, porque mis decisiones imprudentes siempre siempre   tienen consecuencias desastrosas.

 

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Cuando tenía doce, mi madre fue elegida en un programa policial. Se llevó bien con el productor ejecutivo. Y en poco tiempo, lo estaba viendo todas las noches. A los cuatro episodios del rodaje, se reconcilió con su mujer, de la que estaba separado. El personaje de la joven detective valiente valien te de mamá fue asesinado rápidamente, su cuerpo descubierto en un frigorífico de carne. Nunca había visto a mamá tan devastada. Evitamos franjas enteras de la ciudad como consecuencia, esquivando cualquier lugar donde pudiera pudi era tropezar con él, o recordarlo, o el trabajo que había perdido. Después de eso, fue una decisión fácil para mí nunca enamorarme. Me apegué a eso durante años. Entonces, conocí a Jakob. Hizo que el mundo se abriera a mi alrededor, como si hubiera colores que nunca hubiera visto, nuevos niveles de felicidad que no podría haber imaginado. Mamá estaba encantada cuando le dije que me mudaría con él. Después de todo lo que ella había pasado, seguía siendo una romántica. Cuidará muy bien de ti, mi dulce niña, niña, dijo. Era un par de años mayor que yo y tenía un trabajo de barman bien pagado y un apartamento minúsculo en la zona alta. Una semana después, me despedí de mamá m amá y Libby con un abrazo, y arrastré mis cosas a su casa. Dos semanas después de eso, mamá se había ido. Las facturas vencieron todas a la vez. El alquiler, los servicios serv icios públicos, una tarjeta de crédito que abrimos a mi nombre cuando las cosas se pusieron particularmente difíciles. El crédito de mamá se hundió, y quería ayudar a hacer lo que podía. Había estado trabajando en Freeman Books desde que tenía dieciséis, pero ganaba el salario mínimo y solo podía p odía trabajar a tiempo parcial mientras estaba en la universidad, y algún día, los préstamos estudiantiles que había obtenido volverían a atormentarme.

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Los amigos actores de mamá hicieron una recaudación de fondos por nosotras, anunciando después del funeral fun eral que habían recaudado más de quince mil dólares, y Libby lloró lágrimas de felicidad, porque no tenía idea de la poca mella que eso haría. Ella había estado interesada en el diseño de moda y quería ir a Parsons, y yo debatí abandonar mi programa de inglés para financiar su matrícula, matrícul a, aunque ya había invertido decenas de miles en el mío. Me mudé del lugar de Jakob y volví a vivir con Libby. Hice un presupuesto. Busqué en Internet las comidas más baratas, y abundantes. Asumí otros trabajos: tutoría, camarera, escribir los trabajos de mis compañeros de clase. Jakob se enteró de que lo habían aceptado en la residencia de escritores de Wyoming y se fue, y luego vino la ruptura, la desolación total, el recordatorio de por qué la promesa que me había hecho a mí misma hacía años aún importaba. Dejé de salir, en su mayoría. Las primeras prim eras citas estuvieron permitidas (solo por la cena), y aunque nunca se lo diría d iría a nadie, la razón er eraa que tendría que pagar una comida menos. Dos si pedía lo suficiente para llevarle a Libby las sobras. Las segundas citas no fueron posibles. Fue entonces cuando la culpa entró en acción, o lo hicieron los sentimientos. Libby bromeó conmigo juguetonamente sobre cómo nadie era lo suficientemente bueno para una segunda cita. La dejé hacerlo. Me destruiría escuchar lo que pensaba de la verdad. También trabajaba. Sin los ingresos de mamá, tuvimos que apretar los hilos de nuestra cartera, pero de todos modos Libby nunca quiso gastar dinero en sí misma. Sin embargo, a veces, después de quejarme de una cita particularmente mala, volvía a casa de clases o de un turno de tutoría y la encontraba dormida en su habitación (me había mudado a la sala de estar, donde mamá solía dormir, de modo que pudiera tener el dormitorio para ella sola) y un manojo de girasoles colocados en un jarrón junto al sofá cama. Si fuera normal, podría haber llorado. En cambio, solo me sentaba allí, aferrando el jarrón jodidamente fuerte, y simplemente temblaba temblaba.. Como si hubiera emociones en lo más profundo de mí, pero demasiadas capas de ceniza yacían

 

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sobre ellas, amortizándolas hasta convertirlas en nada más que un murmullo tectónico. Hay un lugar en mi pie que no puedo sentir. Pisé un trozo de vidrio y los nervios ahora están muertos. El médico dijo que volverían a crecer, pero han pasado años y ese lugar aún está entumecido. Así se había sentido mi corazón durante años. Como todas esas grietas callosas. Eso me permitió concentrarme en lo que importaba. import aba. Construí una vida para mí y Libby, un hogar que ningún banco o exnovio pudiera quitarnos. He visto a mis amigos en relaciones comprometerse tras comprometerse, encogiéndose en sí mismos hasta que no fueron más que una parte de un todo, hasta que todas sus historias venían del pasado, y sus aspiraciones profesionales, sus amigos y sus apartamentos fueron reemplazados por nuestras nuestras   aspiraciones, nuestros amigos, nuestro nuestros amigos, nuestro apartamento.  apartamento. Medias vidas que podían po dían serles arrebatadas sin previo aviso. Para entonces ya tenía toda la práctica en primeras citas que una persona podría tener. Sabía qué banderas rojas buscar, qué preguntas hacer. Había visto a mis amigos, compañeros de trabajo, colegas ser ignorados, engañados, aburridos en sus relaciones y despertados bruscamente cuando las parejas resultaron estar casadas, tener problemas con el juego o estar desempleados crónicamente. Vi ligues casuales convertirse en medias relaciones miserablemente complicadas. Tenía estándares y una vida, y no estaba dispuesta a dejar que un hombre la destruyera como si fuera simplemente la pancarta de papel que estaba destinada a atravesar al entrar al campo. Así que, solo una vez que mi carrera estuvo encaminada comencé a salir de nuevo, y esta vez lo hice bien. Con precaución, listas de verificación y decisiones cuidadosamente sopesadas. No besé a mis colegas. No besé a personas de las que no sabía casi nada. No besé a hombres con los que no tenía intención de salir, ni a hombres con los que era incompatible. No dejé que los ataques aleatorios de lujuria tomaran las decisiones. Hasta Charlie Lastra.  Nunca sucedió.

 

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Esperaba que Libby estuviera extasiada por mi desliz. En cambio, es tan desaprobadora como yo como yo..  — Sissy, Sissy, tu Némesis Profesional de Nueva York no no cuenta  cuenta para el número cinco  — dice dice — . ¿No pudiste haberte besado con un payaso de rodeo con un corazón de oro?  — Llevaba Llevaba los zapatos totalmente equivocados para eso —  eso — digo. digo.  — Podrías Podrías besar a un millón de Charlies en la ciudad. Se supone que debes probar cosas nuevas aquí. Ambas.  — Blande Blande la espátula de plástico en mi dirección. Mientras crecíamos, nuestro apartamento era un hogar donde se desayunaba una barra de granola o yogur, pero ahora Libbyasesvegetarianas una chica que come desayuno inglés completo y ya hay panqueques y salchichas salchich apiladas  junto a la bandeja para huevos. Me caí de la cama a las nueve después de otra noche inquieta, salí a correr seguido de una ducha rápida, y luego bajé a desayunar. Libby ya lleva horas despierta. Ahora ama la mañana incluso más de lo que amaba dormir cuando era adolescente. Incluso los fines de semana, nunca duerme pasadas las siete. En parte, estoy segura, porque puede escuchar el chillido agudo de Bea o los pequeños pies de Tala a cuatro kilómetros y una dosis de morfina de distancia. Siempre dice que esas dos somos nosotras, pero intercambiamos cuerpos. Bea, lalarguirucha mayor, es dulce como uncastaño pastel de cerezas como p ero dorado pero con mi complexión y mi cabello ceniza. Tala tieneLibby, el cabello rojizo de su madre y está destinada a no medir más de un metro sesenta y cinco, pero al igual que su tía Nono, es una bestia: obstinada y decidida a nunca seguir ningún orden sin una explicación detallada.  — Tú Tú eres la que me dejaste con él —  él — señalo, señalo, sacando la espátula de la mano de Libby y acompañándola hacia una silla —  silla — . Nunca habría sucedido si no me hubieras abandonado.  — Mira, Mira, Nora, a veces hasta las mamás necesitan tiempo a solas  — dice dice lentamente — . De todos modos, pensé que odiabas a ese tipo.  — No No lo odio  — digo digo — . Simplemente somos, como, imanes opuestos, o algo así.

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 — Los Los imanes opuestos son los que se atraen.  — Está Está bien, entonces somos imanes con la misma polaridad.  — Dos Dos imanes con la misma polaridad nunca se enrollarían contra una puerta.  — A diferencia de otros imanes, que definitivamente harían eso.  — Llevo Llevo nuestros platos cargados, dejándome caer en la silla frente a ella. Ya hace un calor infernal. Tenemos las ventanas abiertas y los ventiladores encendidos, pero está tan brumoso como una sauna barata.  — Fue Fue un momento de debilidad. —  debilidad. — El El recuerdo de las manos de Charlie Charli e en mi cintura, su pecho aplastándome contra la puerta, me atraviesa. Libby arquea una ceja. Con su corte bob rosado, está más cerca de dominar do minar mi propia Mirada Diabólica, pero sus mejillas aún son, en última instancia, demasiado suaves para hacer el trabajo.  — Sissy, Sissy, no olvides que ese ese tipo  tipo de hombre no ha funcionado para ti en el pasado. Personalmente, no pondría a Charlie con mis ex. Por un lado, ninguno de ellos intentó devorarme al aire libre. Además, nunca dejaron de besarme como si les hubiera metido un atizador de fuego caliente en los pantalones.  — Estoy Estoy orgullosa de ti por salirte del guion, simplemente no habría elegido un manoseo feroz con el Conde von Lastra como La Movida. Dejo caer mi cara en mi antebrazo, mortificada una vez más.  — Todo Todo esto es culpa de Nadine Winters. Las cejas de Libby se contraen.  — ¿Quién? ¿Quién?  — Ah, Ah, es cierto.  — Levanto Levanto la cabeza — . En tu desesperación por verme descalza y embarazada, saliste corriendo antes de que pudiera decírtelo.  —  Desbloqueo mi teléfono y abro el correo electrónico de Dusty, deslizándolo en el campo de visión de Libby. Se encorva a medida que lee, y me meto la comida en la boca lo más rápido que puedo para poder comenzar mi día de trabajo. Libby no es una lectora l ectora sorprendentemente rápida. Absorbe los libros como si fueran baños de burbujas, mientras que mi trabajo me ha obligado a tratarlos más como duchas calientes y rápidas.

 

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Su boca se contrae, apretándose en un nudo a medida que lee, hasta que finalmente, se echa a reír.  — ¡Dios ¡Dios mío! —  mío! — chilla chilla — . ¡Es un fan fiction de Nora Stephens!  — ¿En ¿En serio puede llamarse fan fiction si la autora claramente no es una fanática? —  fanática?  — pregunto. pregunto.  — ¿Te ¿Te ha enviado más? ¿Se vuelve obsceno? Muchos fan fiction se vuelven obscenos.  — De De nuevo —  nuevo — digo digo — , no es fan fiction. Libby se ríe.  — Tal Tal vez Dusty está enamorada.  — O tal vez está contratando a un asesino a sueldo mientras hablamos.  —  Espero  Espero que  que se ponga obsceno —  obsceno — dice. dice.  — Libby, Libby, si te salieras con la tuya, cada libro terminaría con un orgasmo trascendental.  — Oye, Oye, ¿por qué esperar hasta el final? —  final? — pregunta pregunta — . Ah, claro, porque ahí es donde tú tú empiezas  empiezas a leer. —  leer. — Finge Finge tener arcadas con la idea. Me pongo de pie para enjuagar mi plato.  — Bueno, Bueno, ha sido divertido, pero voy a buscar bu scar Wi-Fi que no me haga querer atravesar una pared con mi cabeza.  — Nos Nos vemos más tarde  — dice dice — . Primero, voy a pasar algunas horas caminando desnuda, Después, probablemente llamaré a casa. ¿Quieres que le diga agritando Brendanpalabrotas. que lo saludaste?  — ¿Quién? ¿Quién? Libby me saluda con el dedo medio. Le planto un beso ruidosamente a un lado de la cabeza de camino a la puerta con la bolsa de mi computadora portátil.  — ¡No ¡No vayas a ninguna parte de Once in a Lifetime sin Lifetime sin mí! —  mí! — grita. grita. Me interrumpo antes de que pueda soltar  No estoy segura de que esos lugares existan. existan. Por primera vez en meses, nos sentimos como nosotras de una época diferente, completamente conectadas, completamente presentes, y lo último úl timo que quiero es que una variable incontrolable arruine las cosas.  — Lo Lo prometo —  prometo — digo. digo.

 

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Después de pagar mi Americano helado en Mug + Shot, le pido a la barista alegre con el piercing en el tabique la contraseña de Wi-Fi.  — ¡Ah! —  ¡Ah! — Hace Hace un gesto hacia un letrero de madera detrás de ella que dice: ¡Desconectémonos! —   — . Aquí no hay Wi-Fi. Lo siento.  — Espera —  Espera — digo digo — , ¿en serio? Sonríe abiertamente.  — Sí. Sí. Miro alrededor. No hay portátiles a la vista. Todos aquí parecen haber venido directamente de escalar el Everest o consumir drogas en una yurta de Coachella.  — ¿Hay ¿Hay una biblioteca o algo así? —  así? — pregunto. pregunto. Asiente.  — U Unas nas cuadras más abajo. Allí tampoco hay Wi-Fi, se supone que lo tendremos en otoño. Por ahora, tienen computadoras de escritorio escritor io que puedes usar.  — ¿Hay ¿Hay algún lugar en lugar en la ciudad con Wi-Fi? —  Wi-Fi? — pregunto. pregunto.  — La La librería acaba de conseguirlo —  conseguirlo  — admite admite en voz baja, como si esperara que las palabras no desencadenen una estampida de bebedores de café a los que les encantaría estar desconectados. Le doy las gracias y salgo al calor pegajoso, con el sudor acumulándose en mis axilas y escote mientras camino hacia la librería. Cuando entro, siento como si acabo de vagar por un laberinto, toda la brisa, las campanas de viento y el parloteo de los pájaros se silencian sil encian a la vez, ese olor cálido a cedro y papel pap el soleado me envuelve. Tomo un sorbo de mi bebida helada y disfruto de la serotonina doble recorriéndome. ¿Hay algo mejor que un café helado y una librería en un día soleado? Quiero decir, además de café caliente y una librería en un día lluvioso.

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Los estantes están colocados en ángulos salvajes que q ue me hacen sentir como si me deslizara por el borde del planeta. Cuando era niña, me habría encantado su extravagancia: una casa de diversión hecha de libros. Como adulta, lo que más me preocupa es mantenerme erguida. A la izquierda, una puerta baja y redondeada está cortada en uno de los estantes, su marco está tallado con las palabras Libros palabras  Libros para niños. niños. Me inclino para mirar a través de ella hacia un mural azul verdoso suave, como algo sacado de Madeline, con las palabras arremolinándose: ¡Descubre mundos nuevos!  nuevos!  Al otro lado de la sala principal, una puerta de tamaño medio conduce a la Sala de libros raros y usados. usados . Esta sala principal no está repleta de lomos nuevos y relucientes. Por lo que puedo decir, hay muy poco método para la organización de esta tienda. Libros nuevos mezclados con los viejos, libros de bolsillo con tapas duras y fantasía junto a la no ficción, una capa no tan fina de polvo sobre la mayor parte. Una vez, apuesto a que este lugar fue una joya en la ciudad donde la gente compraba regalos navideños y los preadolescentes cotilleaban con sus Frappuccinos. Ahora es otro cementerio de empresas pequeñas. Sigo los estantes laberínticos más adentro de la tienda, más allá de una puerta que conduce a la «cafetería» más deprimente del mundo (un par de mesas de juego y algunas sillas plegables), doblo una esquina y me congelo por una milésima de segundo, a medio paso, con un pie flotando en el aire. Ver al hombre encorvado sobre su computadora portátil detrás de la caja registradora, con un surco de desinterés en el ceño, es como despertar de una pesadilla en la que te estás cayendo por un precipicio, solo para darte cuenta de que un tornado ha arrasado tu casa mientras dormías. Este es el problema con los pueblos pu eblos pequeños: un pequeño error de juicio y no puedes caminar un kilómetro sin toparte con él. Todo lo que quiero hacer es dar la vuelta y marcharme, pero no puedo permitírmelo. No dejaré que un desliz, o cualquier hombre, empiece a gobernar mis decisiones. La única razón para evitar los enredos en el trabajo es protegerse de este escenario. Además, el enredo se evitó. En su mayoría. Encuadro los hombros y levanto la barbilla. En ese momento, por primera vez, me pregunto si podría tener un ángel guardián, porque justo enfrente de mí, en el estante de los más vendidos vendid os locales, se encuentra una pila boca abajo ddee Once in a Lifetime. Lifetime.

 

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Agarro una copia y camino hacia el mostrador. La mirada de Charlie no se levanta de su computadora portátil hasta que he golpeado el libro contra la caoba desgastada. Sus ojos marrón dorado se levantan lentamente.  — Bueno. Bueno. Si es la mujer que «no me está acechando».  — Si Si es el hombre que «no intentó violarme en medio de un huracán »  —  —  replico. Su sorbo de café vuelve a su taza después desp ués de escupirlo, y mira hacia el café trágico.  — Ciertamente Ciertamente espero que la directora de mi escuela secundaria esté lista para escuchar eso. Me inclino hacia un lado para mirar a través de la puerta. En una de las mesas de juego, una mujer encorvada y canosa está viendo Los Soprano en una tableta con solo un auricular puesto.  — ¿Otra ¿Otra de tus ex? Salta ese tic hacia abajo en la esquina de su boca.  — Puedo Puedo decir que estás satisfecha contigo misma cuando tus ojos se ponen p onen así de depredadores.  — Y puedo decir que tú lo estás cuando haces esa cosa de crispar los labios.  — Stephens, Stephens, se llama sonrisa. Aquí son comunes.  — Y por «aquí», debes referirte a Sunshine Falls, porque definitivamente definitiv amente no te estas refiriendo al radio de metro y medio de tu cerca eléctrica.  — De De alguna manera tengo que mantener alejados a los lugareños.  — Sus Sus ojos se posan en el libro —  libro — . ¿Finalmente estás sacrificándote y leyendo todo? —  todo?  —  dice sarcásticamente.  —Sabes… — Agarro Agarro el libro y lo sostengo frente a mi pecho — . Encontré esto en el estante de los más vendidos. vendidos.  — Lo Lo sé. Está archivado justo al lado de la Guía de senderos para bicicletas de Carolina del Norte  Norte   que mi viejo dentista publicó el año pasado  — dice dice — . ¿También querrías uno de esos?  — Este Este libro ha vendido más de un millón de copias —  copias — le le digo.

 

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 — Soy Soy consciente. —  consciente. — Recoge Recoge el libro — . Pero ahora me pregunto cuántos de esos compraste compraste.. Frunzo el ceño. Me recompensa casi con una sonrisa y, por primera vez, sé exactamente a qué se refiere mi jefa cuando describe mi «sonrisa con cuchillos». Aparto la mirada de su rostro, lo que en realidad solo significa que mis ojos recorren su garganta dorada y su camiseta blanca inmaculada hasta sus brazos. Son buenos brazos. No de una manera cincelada, solo de una manera atractivamente esbelta y fuerte. Está bien, solo son brazos. Cálmate, Nora. Los hombres heterosexuales lo tienen demasiado fácil. Una mujer heterosexual puede ver un apéndice no sexual de aspecto muy normal, y la biología es como, Háganse como, Háganse a un lado, pasados cuatro mil años de evolución, es hora de contribuir contribui r a la continuación de la raza humana. humana.   Aparta su computadora portátil a un lado y comienza a reorganizar los bolígrafos, folletos y otros suministros sum inistros de oficina en el escritorio. Tal vez no estoy tan cachonda por él él como  como por su ropa y sus habilidades organizativas.  — De De hecho, justo iba a enviarte un correo electrónico. Vuelvo a la conversación, vibrando como una goma elástica rota.  — Ah, Ah, ¿sí? Él asiente, su mandíbula apretada, sus ojos oscuros e intensos.  — ¿Ya ¿Ya has tenido noticias de Sharon?  — ¿La ¿La editora de Dusty? Asiente.  — Está Está de permiso, tuvo a su bebé. Y solo así, todos los brazos esbeltos, los dedos bonitos y los frascos de bolígrafos y resaltadores perfectamente organizados en el mundo no son suficientes para llamar mi atención.  — Pero Pero no se supone que esté de parto hasta dentro de un mes  — digo, digo, en pánico — . Tenemos otro mes mes para  para tener las ediciones de Dusty. Otro tic pequeño.  — ¿Quieres ¿Quieres que la llame y le diga eso? Tal vez se pueda hacer algo, espera, ¿tienes alguna conexión en el Hospital Mount Sinai?

 

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 — ¿Ya ¿Ya terminaste?  — pregunto pregunto — . ¿O hay un segundo chiste para esta broma hilarante hilarante?? Las manos de Charlie se apoyan contra el mostrador y se inclina hacia adelante, su voz tornándose ronca, sus ojos crujiendo con ese extraño relámpago interno.  — Lo Lo quiero. Siento que me perdí un paso.  — ¿Q-qué? ¿Q-qué?  — El El libro de Dusty. Frigid Dusty. Frigid.. Quiero trabajar en él. Ah, gracias a Dios. No estaba segura de a dónde iba eso. Y también: de ninguna jodida manera.  — Si Si queremos mantener la fecha de lanzamiento  — continúa continúa Charlie — , Sharon no volverá a tiempo para editarlo. Loggia necesita que alguien intervenga, y he pedido hacerlo. Mi mente se siente menos como si estuviera dando vueltas que como si girara quince platos en llamas.  — E Estamos stamos hablando de Dusty. La tímida y amable Dusty, que está acostumbrada a la actitud optimista y tranquilizadora t ranquilizadora de Sharon. Y tú, sin ofender, eres tan delicado como una piqueta antigua. Los músculos de su mandíbula se flexionan.  — Sé Sé que no tengo los mejores modales con las personas. Pero soy bueno en mi trabajo. Puedo hacer esto. Y puedes llevar a Dusty a bordo. La editorial no quiere cambiar la fecha de lanzamiento. Necesitamos sacar esto adelante, sin demoras.  — No No es mi decisión.  — Dusty Dusty te escuchará —  escuchará  — dice dice Charlie — . Podrías vender aceite de serpiente a un vendedor de aceite de serpiente.  —  No  No estoy segura de que el dicho sea así.  — Tuve Tuve que reajustarlo para reflejar con precisión lo buena que eres en tu trabajo.

 

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Me arden las mejillas, no tanto por el cumplido como por un repentino recuerdo vívido de la boca de Charlie. La parte en la que se alejó de mí tambaleando hacia atrás como si le hubiera disparado seguida y rápidamente. Trago pesado.  — Hablaré Hablaré con ella. Eso es todo lo que puedo hacer.  — Por Por costumbre, he pasado sin pensar a la última página de Once Once.. Ahora paso los agradecimientos, dejando que mis músculos se relajen al ver mi nombre. Es una prueba: que soy soy   buena en mi trabajo, que incluso si no puedo controlar todo, hay muchas cosas que puedo forzar para ponerlas en marcha. Me aclaro la garganta.  — De De todos modos, ¿qué estás haciendo aquí, y cuánto tiempo tienes hasta que la luz del sol te haga estallar en llamas? Charlie dobla los antebrazos sobre el mostrador.  — Stephens, Stephens, ¿puedes guardar un secreto?  — Pregúntame Pregúntame quién le disparó a JFK —  JFK — contesto, contesto, adoptando su propio tono inexpresivo. Sus ojos se estrechan.  — Estoy Estoy mucho más interesado en cómo obtuviste esa información.  — Del Del libro de Stephen King  — respondo respondo — . Ahora, ¿de quién estamos guardando secretos? Lo considera, sus dientes recorriendo su labio inferior lleno. Está en el límite de lo lascivo, pero no es peor que lo que está pasando en mi mi cuerpo  cuerpo en este momento.  — Loggia Loggia Publishing —  Publishing — responde. responde.  — Está Está bien.  — Lo Lo considero — . Puedo guardarle un secreto a Loggia, si haces que sea jugoso. Se inclina más cerca. Sigo su ejemplo. Su susurro susu rro es tan bajo que casi teng tengoo que presionar mi oreja contra su boca para escucharlo:  — Trabajo Trabajo aquí.  —¿Tú… trabajas… aquí? — Me Me enderezo, parpadeando lejos de la neblina de su aroma cálido.

 

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 — Trabajo Trabajo aquí —  aquí  — rrepite, epite, girando su computadora portátil para revelar un PDF de un manuscrito — , mientras técnicamente estoy trabajando allí .  — ¿Eso ¿Eso es legal? —  legal? — pregunto. pregunto. Dos trabajos de tiempo completo ocurriendo simultáneamente parece que en realidad podrían sumar dos trabajos de medio tiempo. Charlie se pasa una mano por la cara a medida que suspira exhausto.  — Es Es desaconsejable. Pero mis padres son dueños de este lugar y necesitaban ayuda, así que he estado a cargo de la tienda durante algunos meses mientras editaba de forma remota. —  remota. — Gira Gira el libro del mostrador —  mostrador — . ¿De verdad vas a comprar esto?  — Me Me gusta apoyar a los negocios locales.  — Goode Goode Books no es tanto un negocio local como un sumidero su midero financiero, pero estoy seguro de que el túnel dentro de la tierra aprecia tu dinero.  — Disculpa Disculpa  — le le digo — , ¿acabas de decir que este lugar se llama Goode Books? Como en el apellido de tu madre, pero también ¿buen libro?  libro?   — Citadinos Citadinos  — dice dice chasqueando la lengua — . Nunca se paran a oler las rosas, o mirar hacia arriba para ver los carteles tan destacados sobre los negocios locales. Agito una mano.  — Oh, Oh, tengo tiempo. Solo es que el bótox en mi cuello hace que sea difícil tener la barbilla tan alta.  — Nunca Nunca he conocido a alguien que sea tan vanidoso y práctico a la vez —  vez  —  dice, sonando apenas asombrado.  — Eso Eso sí irá a mi lápida.  — Qué Qué lástima —  lástima — dice dice — , desperdiciar todo todo eso  eso en un criador de cerdos.  — Estás Estás realmente obsesionado con el criador de cerdos  — le le digo — . Mientras que Libby no estará satisfecha con que salga con alguien que no sea un padre viudo y soltero que rechazó una carrera de música country para dirigir una posada.  — Así Así que has conocido a Randy —  Randy — dice. dice. Estallo en carcajadas, y la comisura de su boca se estremece.

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Ah, mierda. Es mierda.  Es una  una sonrisa. Está complacido con haberme hecho reír. Lo cual hace que mi sangre se sienta como jarabe de arce. Y odio el jarabe de arce. Doy medio paso atrás, un límite físico para acompañar al mental que estoy intentando reconstruir.  — De De todos modos, escuché el rumor de que qu e estás acaparando el Internet de toda la ciudad aquí.  — Nunca Nunca deberías creer un rumor pueblerino, Nora —  Nora  — reprende. reprende.  —Entonces…    —Entonces…  — La La contraseña es goodebooks goodebooks  —   — dice dice — . Todo en minúsculas, todo en una sola palabra, con la e en goode goode.. — Señala Señala con la barbilla la cafetería, con una ceja arqueada — . Saluda a la directora Schroeder. Mi cara hormiguea. Miro por encima del hombro hacia una silla de madera

 

al final de un pasillo.  — Pensándolo Pensándolo bien, simplemente me instalaré allí.

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Se inclina hacia delante, bajando la voz una vez más.  — Cobarde.  Cobarde.  Su voz, el desafío en ella, hace que se me ponga la piel de gallina. Mi veta competitiva se activa instantáneamente, giro sobre mis talones y camino hacia la cafetería, deteniéndome junto a la mesa ocupada.  — Usted Usted debe ser la directora Schroeder  — digo, digo, significativamente — , Charlie me ha hablado mucho mucho de  de usted.

añadiendo

Parece nerviosa, casi derribando su té en su prisa por estrecharme la mano.  — ¿Tú ¿Tú debes ser su novia? Definitivamente escuchó mi comentario sobre violarme y el huracán.  — Ah, Ah, no —  no — digo digo — . Solo nos conocimos ayer. Pero la menciona mucho mucho.. Miro por encima del hombro para ver la mirada en el rostro de Charlie y lo sé: gané esta ronda.

 

 

 — No No llamaría a pasar todo el día en tu computadora portátil a tres metros de tu némesis de Nueva York «probar cosas nuevas». — Libby Libby está absolutamente encantada con la vieja tienda polvorienta, menos con su cajero —  cajero — . Lo último que necesitas es pasar todas estas vacaciones inmersa en tu carrera. Miro con cautela hacia la puerta de la cafetería (que solo vende café descafeinado y normal) a la librería propiamente dicha, asegurándome de que Charlie no esté al alcance del oído.  — No No puedo tomarme un mes entero en tero sin trabajar. Después de las cinco todos los días, te prometo que soy tuya.  — Será Será mejor que lo seas  — dice dice ella — . Porque tenemos una lista que repasar, y eso… — inclina inclina su cabeza en la dirección general de Charlie —… es una distracción.  — ¿Desde ¿Desde cuándo los hombres me distraen?  — susurro susurro — . ¿Acaso me conoces? solo estoy aquí usando el Wi-fi, no dando bailes eróticos gratis. conoces?  — Ya Ya veremos —  veremos  — dice dice con aspereza. (Como si, en unos veinte minutos, de hecho, ¿estaré repartiendo bailes eróticos en la librería independiente local?) Examina nuestro entorno una vez más, suspirando con nostalgia.  — Odio Odio ver las librerías vacías. —  vacías.  — Parte Parte de eso podría ser las hormonas del embarazo, pero está llorando legítimamente.  — Es Es caro mantener tiendas como esta  — le le digo. Especialmente cuando tantas personas recurren a Amazon y otros lugares que pueden permitirse vender con un descuento masivo. Este tipo de tienda siempre es el resultado del sueño de alguien y, como ocurre con la mayoría de los sueños, su eños, parece estar muriendo de una muerte lenta y dolorosa.  — Oye —  Oye  — dice dice Libby — . ¿Qué hay del número doce? —  doce?  — Ante Ante mi mirada en blanco, agrega, con los ojos resplandecientes —  resplandecientes — : Salvar un negocio local. ¡Deberíamos ayudar a este lugar!  — ¿¿Y Y dejar que las cabras sacrificadas se las arreglen solas? Me golpea suavemente.  — Lo Lo digo en serio. Me arriesgo a echar otro vistazo en la dirección general de Charlie.  — Puede Puede que no necesiten nuestra ayuda. —  ayuda.  — O la quieran. Ella resopla.

 

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 — Vi Vi una copia de Everyone de Everyone Poops justo Poops justo al lado de un libro de cocina 1001 13 Chocolate Desserts .   — Traumatizante —  Traumatizante — coincido coincido con un escalofrío.  — Será Será divertido —  divertido  — dice dice Libby — . Ya tengo ideas. —  ideas.  — Saca Saca un cuaderno de su bolso y comienza a garabatear, con los dientes hundidos en su labio inferior. No me emociona la perspectiva de pasar p asar aún más tiempo en un radio de tres metros de Charlie después del incidente humillante de anoche, pero si esto es lo que Libby realmente quiere hacer, no voy a dejar que un beso, que de to todos dos modos «nunca sucedió» supuestamente, me asuste. Al igual que no voy a dejar que eso me impida hacer algo de trabajo hoy. La gente siempre habla de la compartimentación como si fuera fuer a algo malo, pero me encanta   la forma en que, cuando trabajo, todo lo demás parece estar guardado encanta cuidadosamente en sus cajones, los libros en los que estoy trabajando sobresaliendo al frente, sumergiendo cada parte de mí como cuando leía mis capítulos favoritos de los libros cuando era niña. Como si no hubiera nada de qué preocuparse, planificar, llorar o resolver. Estoy tan absorta que ni siquiera me doy cuenta de que Libby hizo una pausa en su lluvia de ideas para escabullirse, hasta que regresa un poco más tarde con un café recién helado del otro lado de la calle y una pila de un metro de novelas románticas de pueblo pequeño que ha seleccionado de los estantes de Goode Books.  — Hace Hace meses que no leo más de cinco páginas de una sentada  — dice dice vertiginosamente. A diferencia de mí, Libby no lee primero la última página. Ni siquiera lee la copia de la cubierta, prefiriendo entrar sin ideas preconcebidas. Probablemente por eso es conocida por arrojar libros por la habitación.  — Una Una vez intenté encerrarme en el baño con una novela de Rebekah Weatherspoon —  Weatherspoon  — dice dice — . Bea se orinó en cuestión de minutos  — Necesitas Necesitas un segundo baño.  — Necesito Necesito una segunda yo segunda  yo..  — Abre Abre su libro, y hago clic en un navegador nuevo, buscando listados de apartamentos nuevos. No hay nada en el rango de precios de Libby y Brendan que no se parezca a una escena del crimen de SVU . Entonces llega un correo electrónico de Sharon, y lo abro.

13 Everyone

Poops (Todos hacen caca) y Chocolate Desserts (Postres de Chocolate).

 

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 (Todos hacen caca) y

 

 (Postres de Chocolate).

 

Está bien, al igual que el bebé, b ebé, aunque ambos planean estar un tiempo en el hospital, ya que llegó prematuramente. Me ha enviado algunas fotos de su diminuto rostro rosado con su diminuto gorro tejido. Honestamente, todos los recién parecenpara másque o menos iguales, saber que vino de alguien que menacidos gusta esme suficiente mi corazón se pero expanda. Se contrae de nuevo cuando sigo leyendo y llego a la parte del correo electrónico dedicada a delirar sobre Frigid sobre  Frigid.. Por un segundo, casi olvidé que, en poco más de un año, todas las personas con las que he trabajado leerán sobre Nadine Winters. Es esa pesadilla de la escuela en ropa interior multiplicada por cien. Aun así, siento una oleada de orgullo cuando leo la confirmación de Sharon de lo que ya sabía: este es el libro correcto correcto.. Hay una chispa no cuantificable en estas páginas, una sensación de claridad y propósito. Algunos libros simplemente tienen esa inevitabilidad desde el principio, un déjà vu inquietante. No sabes lo que va a pasar, pero estás seguro de que no hay forma de evitarlo. Al igual que el resto del correo electrónico de Sharon:

Nos gustaría traer a nuestro talentoso editor general nuevo, Charlie Lastra, para ayudar a Dusty a pasar la primera ronda de ediciones importantes. Enviaré otro correo electrónico para que se presenten entre ellos, pero quería mencionarte primero para que puedas preparar la bomba, por así decirlo. Charlie es fantástico en lo que hace. Frigid estará en excelentes manos.  Destellos de las excelentes manos de manos de Charlie chisporrotean en mi mente. Salgo del correo electrónico con la ferocidad de un adolescente dando un portazo y gritando: ¡Tú no eres mi verdadero padre!  padre!  Si hay algo más vergonzoso que publicar p ublicar una novela apenas velada sobre ti, es probablemente que ese libro lo edite un hombre que te manoseó en medio de una tormenta. Por eso existen las reglas. Para protegerse contra este preciso escenario (bueno, aproximado). aproximado).   Solo hay una manera de manejar esto. Sé el tiburón, tiburón, Nora. Me pongo de pie, echo los hombros hacia atrás, y me acerco a la caja registradora.

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 — ¿Va ¿Va a comprar alguno de esos… — pregunta pregunta Charlie arrastrando las palabras, inclinando la barbilla hacia la torre de libros de Libby —  Libby — , o simplemente va a llenarlos de café?  — ¿¿Te Te han dicho alguna vez que tienes un talento natural para el servicio al cliente? —  cliente?  — pregunto. pregunto.  — No —  No — responde. responde.  — Bien. Bien. Sé lo que sientes por los mentirosos. —  mentirosos. — Sus Sus labios se separan, pero antes de que pueda replicar, digo —  digo — : Voy a hacer que Dusty se suba a bordo bo rdo… … pero tengo una condición. La boca de Charlie se cierra de golpe, sus ojos ojo s volviéndose pétreos.  — Vamos Vamos a oírlo.  — Tus Tus notas pasan a través de mí —  mí — digo digo — . El primer editor de Dusty hizo un gran daño a su psique, y apenas apenas está  está recuperando su confianza. Lo último que necesita es que destruyas su autoestima. —  autoestima.  — Abre Abre la boca para objetar, y agrego — : Créeme. Esta es la única forma en que puede funcionar. Si puede funcionar en absoluto. Después de un momento largo de consideración, extiende su mano sobre el mostrador.  — Está Está bien, Stephens, tienes un trato. Niego con la cabeza. No volveré a cometer el error de tocar a Charlie Lastra. L astra.  — Nada Nada está resuelto hasta que hable con ella. Él asiente.  — Tendré Tendré mi servilleta de cóctel y mi bolígrafo esperando tu firma.  — Ah, Ah, Charlie —  Charlie  — digo digo — . Qué adorable que creas que firmaría un contrato con el bolígrafo de otra persona. La comisura de su boca se contrae.  — Tienes Tienes razón —  razón — dice dice — . Debí haberlo adivinado.

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 — Pero Pero no tenía que dar a luz hasta el próximo mes —  mes  — dice dice Dusty.  — Créeme: Créeme: intenté decirle eso. —  eso. — Juego Juego un poco con la pintura descascarada en la glorieta mientras observo un abejorro regordete girando borracho en espiral a través de los macizos de flores. El bosque es espeso con el chirrido de las cigarras, y el cielo se está volviendo volv iendo de un tono púrpura magullado, el calor es más intenso que nunca — . Pero Charlie está realmente realmente entusiasmado  entusiasmado con este libro y, por lo que escuché, es excelente en lo que hace.  — ¿No ¿No le sugerimos Once? Once? ¿Y  ¿Y pasó de él? —  él? — pregunta pregunta Dusty. Coloco mi teléfono entre mi hombro y mi oreja, moviendo mi flequillo rizado a un lado.  — A Así sí es, pero incluso entonces, insistió en que le encantaría ver tus proyectos futuros. Una pausa larga.  — Pero Pero nunca has trabajado con él. Quiero decir, no sabes cuáles son sus gustos editoriales.  — D Dusty, usty, está enamorado de estas páginas. Lo digo en serio. Y mirando sus otros títulos… creo que Frigid que Frigid es  es perfecto para él. Suspira.  — En En realidad no puedo negarme, ¿verdad? Quiero decir, no sin parecer difícil.  — Mira Mira  — digo digo — . Hemos retrasado antes este plazo, y si tenemos que hacerlo de nuevo, lo haremos. Pero creo que, en cuanto a los tiempos, con el estreno de la película de Once Once,, tu lanzamiento no podría posicionarse mucho mejor. Y estaré allí en cada paso del camino. Interferiré, haré lo que tenga que hacer para asegurarme de que estés estés satisfecha  satisfecha con el resultado de este libro. Eso es lo más importante.  — Esa Esa es la otra cosa —  cosa — dice dice — . Con Once Once,, hubo todo este tiempo. Tuve Tuv e tus notas antes de que vendiéramos el libro, y… todo esto está pasando pasando muy rápido, y

 

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sabía que con Sharon, podríamos hacer que funcionara, pero siento un poco de pánico.  — Si Si quieres mis notas, te las daré —  daré — prometo prometo — . Podemos incluirlas con las de Charlie, así tendrás dos pares de ojos en ello. Lo que necesites, Dusty, Dusty , te tengo, ¿de acuerdo? Deja escapar un suspiro.  — ¿Puedo ¿Puedo pensarlo? ¿Solo por un día o dos?  — Por Por supuesto —  supuesto — contesto contesto — . Tómate tu tiempo. Si Charlie Lastra tiene que sudar, no me quejaré.

Cuatro de mis clientes han decidido tener crisis simultáneas, sobre todo, desde líneas de edición demasiado celosas hasta planes de marketing mediocres. Dos clientes más me han enviado manuscritos sorpresa, so rpresa, pocas semanas después de que leí sus últimos últimos libros.  libros. Hago lo mejor que puedo para cumplir mi promesa a Libby, estar completamente presente con ella después de las cinco todos los días, pero eso solo significa que apenas salgo a tomar aire durante la jornada laboral. A pesar de lo diferentes que somos, mi hermana y yo somos criaturas de costumbres, y adoptamos un ritmo casi de inmediato. Primero se despierta, se ducha y luego lee en la terraza con una humeante taza de descafeinado. Me levanto y corro hasta que apenas puedo respirar, tomo una ducha abrasadora y me reúno con ella en la mesa del desayuno mientras sirve croquetas de papa, panqueques de ricota o quiche rellena de vegetales. Los siguientes quince minutos están dedicados a una descripción detallada de los sueños de Libby (destacadamente espeluznantes, perturbadores, eróticos o los tres). Luego, hablamos por FaceTime con Bea y Tala en la l a casa de la mamá de Brendan, durante lo cual Bea cuenta sus sueños mientras Tala corre de un lado a otro, casi derribando cosas y gritando: ¡Mira, Nono! ¡Soy un dinosaurio! A partir de ahí, me dirijo a Goode Books, dejando que Libby llame a Brendan y haga lo que quiera durante su preciado tiempo a solas.

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Charlie y yo intercambiamos bromas agudas y le pago una taza de café, y luego me instalo en mi lugar en la cafetería, donde me niego a darle la satisfacción de mirar en su dirección sin importar cuán a menudo sienta sus ojos en mí. Para la tercera mañana, tiene mi café esperando junto a la caja registradora.  — Qué Qué sorpresa —  sorpresa  — dice dice — . Aquí a las ocho cincuenta y dos, igual que ayer y anteayer. Agarro el café e ignoro la indirecta.  — Para Para que sepas, Dusty va a darme su respuesta esta noche  — digo digo — . Un café gratis no va a cambiar nada. Se inclina sobre el mostrador, baja la voz.  — ¿Porque ¿Porque mantienes la esperanza de un cheque gigante?  — No —  No — respondo respondo — . Puede ser un cheque de tamaño normal, solo necesita muchos ceros.  — Nora, Nora, cuando quiero algo —  algo — dice dice — , no me doy por vencido fácilmente. Externamente, no me afecta. Internamente, mi corazón se sacude contra mi clavícula por su cercanía o su voz o tal vez por lo que acaba de decir. Mi teléfono suena con un correo electrónico y lo saco, agradecida por la distracción. Hasta que veo el mensaje de Dusty: Acepto. Dusty: Acepto.   Resisto el impulso de d e aclararme la garganta y, en cambio, lo miro a los ojos con frialdad.  — P Parece arece que puedes olvidarte del cheque. Tendrás tus páginas p áginas para el final de la semana. Los ojos de Charlie brillan con una excitación casi viciosa.  — No No luzcas tan victorioso —  victorioso — le le digo — . Me ha pedido que me involucre invo lucre en cada paso del camino. Tus ediciones pasarán por mí.  — ¿Se ¿Se supone que eso debe asustarme?  — Debería. Debería. Doy miedo. Se inclina hacia adelante sobre el escritorio, sus bíceps apretados, su boca en un puchero sensual.  — No No con ese flequillo. Eres extremadamente accesible.

 

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La mayoría de los días no veo a Libby hasta después del trabajo. A veces incluso vuelvo a la cabaña antes que ella, y se guarda tan celosamente su tiempo a solas que cada vez que le pregunto cómo pasó esas nueve horas, me da una respuesta cada vez más ridícula (drogas (drogas duras; una aventura tórrida con un vendedor de aspiradoras de puerta en puerta; inició los trámites para afiliarse a una secta). secta). Sin embargo, el viernes se une a mí a la hora del almuerzo con sándwiches vegetarianos de Mug + Shot que tienen aproximadamente un ochenta por ciento de col rizada.  — Este Este sándwich sabe excepcionalmente asqueroso  — dice dice con la boca llena.  — Acabo Acabo de dar un bocado de tierra pura —  pura  — digo. digo.  — Qué Qué suerte —  suerte — dice dice Libby — . Aún lo único que pruebo es col rizada. Después de comer, vuelvo al trabajo y Libby vuelve su atención a una novela de Mhairi McFarlane, jadeando y riéndose riéndo se con tanta regularidad y tan fuerte que, al final, la voz ronca de Charlie llama desde la otra habitación:  — ¿Podrías ¿Podrías bajar el volumen? Cada vez que jadeas así, casi me das un infarto.  — B Bueno, ueno, las sillas de tu café me están dando hemorroides, así que diría que estamos a mano —  mano — responde responde Libby. Un minuto después, aparece Charlie y nos arroja dos cojines de terciopelo.  — Sus Sus majestades —  majestades — dice, dice, frunciendo el ceño y poniendo pon iendo mala cara antes de regresar a su puesto. Los ojos de Libby se iluminan y se inclina susurrándome:  — ¿Acaba ¿Acaba de traernos almohadas para el trasero?  — Creo Creo que lo hizo —  hizo — coincido. coincido.  — El El Conde von Lastra tiene un corazón palpitante —  palpitante — dice. dice.  — Puedo Puedo oírte —  oírte — dice. dice.  — Los Los muertos vivientes tienen sentidos muy agudizados —  agudizados — le le digo a Libby.

 

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A lo largo de la semana, los círculos alrededor de los ojos de Libby se desvanecieron, su color volvió y sus mejillas se han llenado tan rápido que parece que esos meses tensos fueron un sueño. En contraste directo, cada día se oscurecen las ojeras alrededor de los ojos de Charlie. Supongo que él también está teniendo problemas para dormir; aún me cuesta quedarme dormida en nuestra casita completamente silenciosa y oscura antes de las tres de la mañana, y la mayoría de las noches despierto sobresaltada, con el corazón acelerado y la piel fría, al menos una vez. A las cinco en punto, punto , cierro mi computadora portátil, Libby guarda su libro y salimos. Mis preocupaciones de que Sunshine Falls la decepcionara en gran medida se han quedado en nada. Libby está más o menos contenta con deambular, entrando en tiendas de antigüedades mohosas o deteniéndose para ver una impresionante y brutal clase de Kick Boxing para mayores en la plaza del pueblo. De vez en cuando pasamos un cartel proclamando ser el sitio de una escena fundamental de Once Once.. No importa que tres edificios distintos afirmen ser el de la botica, incluyendo un espacio vacío cuyas ventanas están con carteles que dicen: ¡ALQUILE EL BOTICARIO DE LA NOVELA ÉXITO ONCE IN A LIFETIME! ¡ESTABLECIMIENTO DE PRIMERA!  PRIMERA!   — No No he oído a nadie decir de primera desde primera desde los años ochenta —  ochenta — dice dice Libby.  — No No estabas viva en los años ochenta —  ochenta — señalo. señalo.  — Precisamente. Precisamente. De vuelta en la cabaña, cocina una gran cena: maíz dulce de verano y ensalada cremosa de papa con cebollino crujiente, un aderezo con sandía rallada y sésamo tostado, y hamburguesas de tempeh t empeh a la parrilla en panecillos brioche, con rodajas gruesas de tomate y cebolla roja, todo cubierto con aguacate. Corto todo lo que me dice, luego la veo volver volver a  a cortarlo a su gusto. Es un revés extraño, ver las cosas que mi hermanita ha dominado y que yo nunca llegué a hacer. Me enorgullece, pero también me entristece. Tal vez así es como se sienten los padres cuando sus hijos crecen, como si una parte de ellos se hubiera vuelto fundamentalmente desconocido.  — ¿Recuerdas ¿Recuerdas cuando ibas a ser chef? —  chef?  — pregunto pregunto una noche cuando estoy picando albahaca y tomate para una pizza que ella está haciendo. Da un murmullo murmullo evasivo  evasivo que podría significar, por significar, por supuesto, supuesto, tan fácilmente como no me suena de nada. nada .

 

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Siempre fue tan inteligente, tan creativa. Podría haber hecho cualquier cosa, y sé  que   que le encanta ser madre, pero también puedo entender por qué necesitaba tanto esto, la oportunidad de ser una persona sola antes de tener un recién nacido pegado a su cadera nuevamente. Como todas las noches hasta ahora, cenamos en la terraza y después, una vez que lavé los platos y guardé todo, rebuscamos en el baúl lleno de juegos de mesa y jugamos al dominó en la terraza, los hilos de luces nuestra única iluminación. Un poco después de las diez, Libby se va a la cama y yo vuelvo a la mesa de la cocina para buscar listados de apartamentos en línea. Pronto tengo que enfrentar el hecho de que el Internet no funciona y rendirme, pero ni siquiera estoy cerca de estar cansada, así que meto mis pies en los Crocs de Libby y deambulo por el prado en el frente de la cabaña. La luz de la luna y las estrellas son lo suficientemente brillantes como para volver plateada la hierba, y la humedad mantiene cerca el calor del día, el dulce olor a hierba impregnando el aire. Sentirse tan completamente sola es desconcertante, de la misma manera que mirar el océano por la noche o ver cómo se forman las nubes de tormenta. En Nueva York, es imposible escapar de la sensación de ser una persona entre millones, como si fueras todas las terminaciones nerviosas de un vasto organismo. Aquí, es fácil sentirse como la última persona en la tierra. Alrededor de la una, me meto en la cama y miro el techo durante una hora más o menos antes de quedarme dormida. El sábado por la mañana, seguimos nuestro horario habitual, pero cuando entro a la librería, me detengo en seco.  — ¡Hola! —  ¡Hola! — La La mujer diminuta detrás de la caja registradora sonríe a medida que se pone de pie, los aromas de jazmín y hierba emanan de ella —  ella — . ¿Puedo ayudarte? Parece una mujer que ha pasado su vida al aire libre, su piel aceitunada permanentemente pecosa, las mangas de su camisa de mezclilla arremangadas en sus antebrazos delicados. Tiene abundante cabello oscuro que le cae hasta los hombros; una bonita cara redonda; y ojos oscuros que se arrugan en las esquinas para acomodar su sonrisa. El pliegue debajo de su labio es lo que la delata. Sally Goode, la dueña de nuestra cabaña. La madre de Charlie.  — Um —  Um — digo, digo, esperando que mi sonrisa sea natural. Odio cuando tengo que pensar en lo que está haciendo mi rostro, especialmente porque nunca estoy convencida de que está expresando. No planeaba quedarme mucho tiempo, solo

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una hora más o menos para trabajar con algunos correos electrónicos más antes de reunirme con Libby para almorzar, pero ahora me siento culpable usando el Wi-Fi gratis. Agarro el primer libro que veo,  La Gran Familia Marconi, Marconi, uno de esos libros destinados a ser arrojados a través de una habitación por mi hermana, y luego recogidos por mí. A diferencia de Libby, me encantó tanto la última página que la leí una docena de veces antes de volver al principio.  — ¡Solo ¡Solo este!  — Mi Mi hijo editó este —  este — dice dice Sally Goode con orgullo —  orgullo — . Eso es lo que hace, para ganarse la vida.  — Ah. —  Ah. — Que Que alguien me consiga un trofeo por hablar en público, estoy en llamas. Hablar solo con Libby y Charlie durante una semana ha disminuido claramente mi capacidad para convertirme en Nora Profesional. Sally me dice mi total, y cuando le entrego mi tarjeta, sus ojos se deslizan sobre ella.  — ¡Pensé ¡Pensé que podrías ser tú! No es frecuente que no reconozca a alguien aquí. Soy Sally, te estás quedando en mi cabaña.  — ¡Ah, ¡Ah, guau, hola! —  hola! — digo, digo, una vez más con la esperanza de parecer un ser humano, criada por otros humanos — . Encantada de conocerte.  — Igualmente, Igualmente, ¿cómo te está yendo con el lugar? ¿Quieres una bolsa para el libro? Sacudo la cabeza y acepto de vuelta el libro y la tarjeta.  — ¡Espléndido! ¡Espléndido! Estupendo.  — Lo Lo es, ¿verdad? —  ¿verdad?  — dice dice — . Lleva en mi familia tanto tiempo como esta tienda. Cuatro generaciones. Si no hubiéramos tenido hijos, hi jos, habríamos vivido para siempre allí. Tiene muchos recuerdos felices.  — ¿Algún ¿Algún fantasma? —  fantasma? — le le pregunto.  — No No que haya visto, pero si te encuentras con alguno, dile que Sally lo saluda. Y que no asuste a mis huéspedes.  — Palmea Palmea el mostrador —   — . ¿Necesitan algo en la cabaña? ¿Leña? ¿Palos para asar malvaviscos? malv aviscos? Enviaré a mi hijo con un poco de leña, por si acaso. Oh, Señor.  — Está Está bien.

 

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 — De De todos modos, no tiene nada que hacer. Excepto sus dos trabajos de tiempo completo, uno de los cuales acaba de mencionar.  — No No es necesario —  necesario — insisto. insisto. Entonces ella insiste, diciendo textualmente:  — Insisto. Insisto.  — Bueno —  Bueno  — digo digo — , gracias. —  gracias.  — Después Después de unos minutos trabajando en el café, le doy las gracias una vez más y salgo a la calle grandiosamente soleada para cruzar a Mug + Shot. Mi teléfono emite una vibración corta y rápida. Un mensaje de texto de un número desconocido.

¿Por qué mi madre me está escribiendo sobre lo sexy que eres? Solo puede ser una persona. Extraño,  escribo. ¿Crees que tiene algo que ver con el hecho de que acabo de ir a la librería con nada más que una gabardina de charol?  Charlie responde con una captura de pantalla de algunos mensajes de texto entre su madre y él.

La huésped de la cabaña es muy bonita, escribe Sally, luego, por separado. Sin anillo. Charlie respondió: Ah, ¿sí? ¿Estás pensando en dejar a papá?  Ignoró su comentario y en su lugar dijo: Alta. Siempre te gustaron las chicas altas.

De qué estás hablando, respondió Charlie, sin signos de interrogación. ¿Recuerdas tu cita del baile de bienvenida? ¿Lila Walter-Hixon? Era prácticamente una gigante. Ese fue el baile formal de octavo grado, él dijo. Fue antes de mi estirón. Bueno, esta chica es muy bonita y alta, pero no demasiado alta. Sofoco una risa.

Alta pero no DEMASIADO alta , le digo a Charlie, también se puede agregar a mi lápida. 

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Tomaré nota, responde. Me dijo que llevarías leños a la cabaña para mí , le digo. «

Por favor, júrame que no hiciste una broma de demasiado tarde para eso , dice. »

No, pero la directora Schroeder estaba en el café, y he oído que los chismes se mueven rápido aquí, así que solo es cuestión de tiempo. Sally se va a decepcionar mucho contigo, dice Charlie. ¿Yo? ¿Qué hay de su HIJO, el Libertino de Main Street?, respondo.  El barco de su decepción conmigo zarpó hace mucho tiempo. Ahora tendría que hacer algo MUCHO más pervertido para decepcionarla. Cuando encuentre tu alijo de Pie Grande erótico debajo de tu cama con forma de auto de carrera, tal vez regrese el barco, termino.  Afuera de Mug + Shot, me apoyo contra la ventana calentada por el sol, los árboles bordeando el camino susurran con una brisa suave que aumenta el olor a expreso en el aire. Llega otro mensaje. Una página del libro navideño de Pie Grande, presentando un uso particularmente atroz de decorando los pasillos, pasillos, así como una referencia a un movimiento sexual llamado el Yeti Insaciable, que no parece ni remotamente anatómicamente posible. Libby entra en mi periferia.  — ¿Ya ¿Ya terminaste con el Wi-fi?  — Estoy Estoy totalmente desconectada  — respondo respondo — . ¿Alguna vez has oído hablar del Yeti Insaciable?  — ¿Es ¿Es un libro para niños?  — Por Por supuesto.  — Tendré Tendré que buscarlo. Mi teléfono vibra con otro mensaje: Encuentro al Yeti Insaciable altamente inverosímil.  Me encuentro sonriendo, posiblemente con cuchillos. Muy decepcionante. En serio saca al lector de una impresionante obra de realismo.

 

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Me siento, jadeando, fría, en pánico.  Libby. ¿Dónde está Libby?

Mis ojos recorren la habitación en zigzag, buscando algo que me conecte con la tierra. Los primeros rayos de sol entrando por una ventana. El sonido de ollas y sartenes rechinando. El olor a café recién hecho entrando por la puerta.  Estoy en la cabaña.  Está bien. Ella bien. Ella está aquí. Ella está bien. En casa, cuando estoy ansiosa, monto en bicicleta. Cuando necesito un impulso de energía, monto en bicicleta. Cuando necesito noquearme, monto en bicicleta. Cuando no puedo concentrarme, monto en bicicleta. Aquí, correr es mi única opción. Me visto en silencio, silencio , me calzo mis zapatillas embarradas y bajo las escaleras para salir a hurtadillas al frío de la mañana. Me estremezco a medida que cruzo el prado brumoso, acelerando el paso en el bosque. Salto por encima de una raíz nudosa, y cruzo a toda velocidad el puente peatonal que forma un arco sobre el arroyo. Mi garganta comienza a arder, pero el miedo aún me persigue. Tal vez sea estar aquí, sentirme tan lejos de mamá, o tal vez pasar tanto tiempo con Libby, pero algo me trae de vuelta a todas esas cosas en las que intento no pensar. Siento como si hubiera veneno dentro de mí. Y sin importar lo duro que corra, no puedo quemarlo. Por una vez, desearía poder llorar, pero no puedo. No lo he hecho desde la mañana del funeral. Acelero mi ritmo.

 

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 — ¡Lo ¡Lo he encontrado!  — chilla chilla Libby, corriendo hacia el baño cuando intento persuadir mi flequillo para p ara que se someta, en contra de los deseos expresos de la humedad implacable. Empuja su teléfono hacia mí, y entrecierro los ojos para ver la imagen de un hombre atractivo con cabello corto color chocolate y ojos grises. Lleva un chaleco de plumón sobre una camisa a cuadros y contempla un lago neblinoso. Sobre su foto está BLAKE, 36. 36.  — ¡Libby! —  ¡Libby!  — grito, grito, comprendiendo de repente — . ¿Por qué diablos estás en una aplicación de citas?  — Yo Yo no —  no — dice dice ella — . Tú Tú lo  lo estás.  — Definitivamente Definitivamente no lo estoy —  estoy — digo. digo.  — Hice Hice una cuenta para ti  — dice dice — . Es una aplicación nueva. Muy 14

orientada al matrimonio. Quiero decir, se llama Marriage of Minds .  — ¿MOM? ¿MOM?  — digo digo — . ¿El acrónimo de la aplicación es MOM? Libby, a veces me preocupa la grave falta de campanas de advertencia en tu cerebro.  — Blake Blake es un pescador ávido que no está seguro si quiere tener hijos  —  añade — . Es maestro y un ave nocturna, como tú, y extremadamente activo físicamente. Tomo el teléfono y leo por mí misma.  — Libby. Libby. Aquí dice que está buscando una mujer con los pies en la tierra a la que no le importe pasar los sábados animando a los Tar Heels.  — Sissy, Sissy, no necesitas a alguien exactamente como tú  — dice dice Libby suavemente — . Necesitas a alguien que te aprecie aprecie.. Quiero decir, obviamente no necesitas a nadie, punto, ¡pero te mereces  a alguien que entienda lo especial que mereces a eres! O al menos alguien que pueda brindarte una salida nocturna sin presiones. Ahora me mira con esa mirada esperanzada de Libby. Está a medio camino entre la expresión de un gato g ato que ha dejado caer un ratón a los pies de una persona y la de un niño que le entrega un dibujo del Día de la Madre, felizmente inconsciente de que el «sombrero de nieve» de mamá se ve justo y exactamente como un pene gigante. Blake es el sombrero de pene en este escenario.

 

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14 Marriage

 

of Minds: Matrimonio Minds: Matrimonio de Mentes, siendo el acrónimo MOM (mamá al español).

 

 — ¿No ¿No podríamos simplemente tener una noche sin presiones juntas?  —  pregunto. Mira hacia otro lado con una mueca de disculpa.  — Blake Blake ya cree que se reunirá contigo contig o en Poppa Squat's para una noche de karaoke.  — Casi Casi todas las partes de esa oración son preocupantes. Se derrumba.  — Pensé Pensé que querías cambiar las cosas, no ser tan…  tan…   Nadine Winters, Winters, dice una voz en mi mente. Me toma un segundo reconocerlo como el timbre ronco y burlón de Charlie. Reprimo un gemido de resignación. extraño.Es una noche, y Libby se ha tomado muchas molestias por este regalo tan  — S Supongo upongo que debería buscar de antemano en Google qué es un Tar Heel  — le le digo. Una sonrisa se dibuja en su rostro. Si la sonrisa de mamá era primavera, la de Libby es pleno verano.  — D Dee ningún modo. Eso es lo que llamamos un iniciador de conversación  — dice. dice.

Libby (actuando como yo) no le dijo a Blake dónde nos alojábamos, y en cambio sugirió que yo (nosotras (nosotras   en secreto) nos reuniéramos con él en Poppa Squat's alrededor de las siete. Con su vestido cruzado fluido, el cabello perfectamente alborotado y el brillo rosa en los labios, uno pensaría que tiene algo mejor que hacer que beber un refresco con lima mientras me mira desde el otro lado de la barra, pero parece perfectamente emocionada por la decepcionante noche por delante Normalmente, llegaría temprano a una cita, pero estamos operando en la línea de tiempo de Libby y, por lo tanto, llegamos diez di ez minutos tarde. Fuera de las puertas delanteras, me detiene por el codo.

 

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 — Deberíamos Deberíamos entrar por separado. Así no sabe que estamos juntas.

 

 

 — Cierto Cierto  — digo digo — . Eso hará que sea más fácil noquearlo y vaciar sus bolsillos. ¿Cuál debería ser nuestra señal? Pone los ojos en blanco.  —  Entraré   primero. Lo examinaré y me aseguraré de que no lleve una espada, ni lleve un chaleco de rayas finas, ni haga magia de cerca para extraños.  — Básicamente Básicamente que no es ninguno de los cuatro jinetes del apocalipsis.  — Te Te enviaré un mensaje de texto cuando sea seguro entrar. Cuarenta segundos después de que se desliza dentro, me envía un pulgar hacia arriba, y la sigo. Hace más calor en Poppa Squat's que afuera, probablemente porque está lleno. «

»

La multitud está cantando borracha Home Alabama y en el escenario de karaoke en la parte trasera deSweet la sala, y todo el lugar alrededor huele a sudor y cerveza derramada. Blake, de 36 años, está sentado en la primera mesa, frente a la puerta con las manos cruzadas como si estuviera aquí con Ruth de Recursos Humanos para despedirme.  — ¿Blake? —  ¿Blake? — Extiendo Extiendo una mano.  — ¿Nora? —  ¿Nora? — No No se levanta.  — Sí. Sí.  — Te Te ves diferente a tu foto —  foto — responde. responde.  — Corte Corte de cabello —  cabello — digo, digo, tomando asiento, con la mano intacta.  — No No dijiste qué altura tenías en tu perfil —  perfil — dice. dice. Esto de un hombre que se registró a sí mismo como un metro ochenta y seis, pero no puede ser más alto que un metro ochenta a menos que esté usando zancos debajo de esta mesa. Así que, al menos salir en Sunshine Falls es exactamente lo mismo que en Nueva York.  — No No se me ocurrió que importaría.  — ¿Cuánto ¿Cuánto mides? mides?  —   — pregunta pregunta Blake.  — Eh. Eh.  — Me Me detengo, esperando que esto le dé tiempo para repensar su estrategia para la primera cita. No hay tal suerte —  suerte — . Un metro ochenta y dos.

 

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 — ¿Eres ¿Eres modelo? —  modelo?  — ddice ice esto con esperanza, como si la respuesta correcta pudiera excusar una multitud de pecados relacionados con la altura. Por supuesto, existe la idea errónea de d e que los hombres heterosexuales aman universalmente a las mujeres altas y delgadas. Siendo una mujer así, puedo desacreditar esto. Muchos hombres son demasiado inseguros para salir con una mujer alta. Muchos de los que no lo son, son, son imbéciles que buscan un trofeo. Tiene menos que ver con la atracción que con el estatus. Lo cual solo es efectivo si la persona alta es modelo. Si estás saliendo con alguien más alto que tú y ella es una modelo, entonces debes ser sexy e interesante. Si estás saliendo con alguien más alto que tú y ella es una agente literaria, es una indicación ind icación para los chistes sobre ella usando tus bolas en un collar de plata. Por el lado positivo, al menos Blake, de 36 años, no está preguntando sobre…  sobre…   — ¿De ¿De qué talla son tus zapatos? —  zapatos? — Su Su cara está contraída como si le doliera. Lo mismo, Blake. Lo mismo.  — ¿Qué ¿Qué estás bebiendo? —  bebiendo? — pregunto pregunto — . ¿Alcohol? El alcohol suena bien. La camarera se acerca y, antes de que pueda pronunciar una palabra, le digo:  — Dos Dos gin martinis muy grandes, por favor.  — Debe Debe ver los signos familiares de la primera cita porque se salta su discurso de bienvenida, asiente y prácticamente corre a hacer nuestro pedido.  — No No bebo —  bebo — dice dice Blake.  — No No te preocupes —  preocupes — le le digo — , me beberé el tuyo. De vuelta junto a las mesas de billar, Libby sonríe y muestra dos pulgares hacia arriba.

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Uno pensaría que tendría prisa por llamar a esta cosa por lo que es: una causa perdida. Pero Blake no es un usuario casual de MOM. Está al acecho de una esposa y, a pesar de mi estatura enorme, mis pies de giganta y mi indulgencia con la ginebra, no está dispuesto a dejarme ir hasta que aclare individualmente que no sé cómo preparar ninguna de sus comidas favoritas.  —  En serio, serio, no cocino —  cocino  — digo, digo, cuando hemos superado los bocadillos del Super Bowl y pasamos a varios pescados fritos.  — ¿Ni ¿Ni siquiera la tilapia? —  tilapia? — pregunta. pregunta. Niego con la cabeza.  — ¿Salmón? —  ¿Salmón? — pregunta. pregunta.  — No. No.  — ¿Bagre? ¿Bagre?  — ¿Te ¿Te gusta el programa de televisión? —  televisión? — pregunto pregunto en su lugar. Hace una pausa breve en el interrogatorio cuando las puertas delanteras se abren y entra Charlie Lastra. Lucho contra el impulso de hundirme en mi silla y esconderme detrás del menú, pero no importaría. Al momento en que una persona cruza esas puertas, se encuentra cara a cara con nuestra mesa, y los oj ojos os de Charlie saltan directamente a mí, su expresión saltando de sorpresa a algo como disgusto y luego regocijo malvado. En realidad, es como ver cómo se forma una tormenta en un video de lapso, lap so, que culmina con el destello de un relámpago. Asiente en mi dirección antes de ir directo a la barra, y Blake continúa con su lista de pescados. Solo así, pierdo otros quince minutos de mi vida. Blake se veía atractivo en sus fotografías, pero de hecho encuentro a este hombre atroz.

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Palmeo la mesa y me pongo de pie.

 

 

 — ¿Necesitas ¿Necesitas algo del bar?  — No No bebo  — me me recuerda, sonando terriblemente impaciente para un hombre que ha escuchado la frase No frase No cocino diecisiete cocino diecisiete veces en los últimos treinta minutos sin que le cause ninguna impresión duradera.  En realidad, realidad , no puedo pedir otra bebida. Un tercer cóctel y probablemente haría que Blake se pusiera de espaldas a mí mientras nuestra camarera nos mide. O tal vez realmente lo noquearía y le robaría la cartera. De cualquier manera, tengo la misión de encontrar a Libby en lugar del alcohol, pero este lugar está repleto. repl eto. Me acomodo contra la barra y saco mi teléfono para encontrar no una sino dos llamadas perdidas de Dusty, junto con un mensaje de texto disculpándose por llamar tan tarde. Le mando una respuesta preguntando si está bien y si puedo devolverle la llamada en veinte minutos, minuto s, luego le escribo un mensaje a Libby: ¿DÓNDE ESTÁS?  Y cuando pulso enviar, me pongo de puntillas para escanear a la multitud.  — Si Si estás buscando tu dignidad  — dice dice alguien a través del rugido de la conversación (y las chicas gritando  gritando    Like a Virgin  al fondo de la sala) —   — , no la encontrarás aquí. «

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Charlie se sienta a la vuelta de la esquina de la barra con una botella reluciente de Coors.  — ¿Qué ¿Qué tiene de indigno la noche de karaoke?  — pregunto pregunto — . Quiero decir, estás aquí. Alguien se interpone entre nosotros para ordenar. Charlie se inclina detrás de ella para continuar la conversación, y yo también.  — Sí, Sí, pero no estoy aquí estoy aquí con Blake Carlisle. Miro por encima del hombro. Blake está mirando con anhelo a una morena que parece medir un metro sesenta.  — ¿Crecieron ¿Crecieron juntos? —  juntos? — adivino. adivino.  — Muy Muy pocas personas que nacen aquí logran escapar —  escapar  — dice dice sabiamente.  — ¿La ¿La Oficina de Turismo de Sunshine Falls sabe de ti? —  ti?  — pregunto. pregunto. La mujer parada entre nosotros claramente no tiene planes de irse, pero seguimos hablando a su alrededor, inclinándonos delante y luego detrás de ella dependiendo de su postura.

 

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 — No, No, pero estoy seguro de que querrán tu respaldo una vez que hayas hecho tu caminata de la vergüenza desde la casa de Blake. Sé de buena fuente que tiene un baño alfombrado.  — Me Me rio de ti, porque no he dormido en el apartamento de un hombre en diez años. Los ojos de Charlie se iluminan, otro relámpago cayendo sobre las nubes oscuras de su rostro.  — Estoy Estoy desesperado desesperado por  por tener más información de eso.  — Tengo Tengo una rutina intensa de cuidado de la piel durante la noche. No me gusta perdérmela, y no cabe todo en un bolso. —  bolso.  — Mi Mi mamá solía decir: No decir: No puedes controlar el paso del tiempo, pero puedes suavizar su golpe en tu cara.  cara.   Su cabeza se inclina hacia un lado a medida que considera mi media verdad como respuesta.  — Entonces, Entonces, ¿cómo terminaste aquí con Blake? ¿Lanzaste un dardo a una guía telefónica?  — ¿Has ¿Has oído hablar de MOM?  — ¿La ¿La mujer que trabaja en la librería? —  librería?  — Charlie Charlie se queda inexpresivo — . Creo que sí. ¿Por qué?  — La La aplicación de citas.  — Golpeo Golpeo la barra cuando me doy cuenta — . ¿Crees que por eso la llamaron así? Así podrías decir: ¿Mamá me tendió una trampa? Charlie se resiste.  — Nunca Nunca saldría con alguien con quien Sally me tendiera una trampa.  — Tu Tu mamá piensa que soy hermosa —  hermosa  — le le recuerdo.  — Soy Soy consciente —  consciente — dice. dice.  — Supongo Supongo que ya hemos establecido que no saldrías conmigo —  conmigo  — digo. digo. Su ceja se levanta, tirando de una comisura de su boca.  — Ah, Ah, ¿ahora vamos a hacer esto esto?? — No No puede ocultar una sonrisa maliciosa detrás de su botella de cerveza. Mientras bebe, el pliegue debajo de su labio se profundiza, y mis entrañas comienzan a burbujear.  — ¿Hacer ¿Hacer qué?

 

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 — La La cosa en la que fingimos que te rechacé.  — Me Me rechazaste efectivamente efectivamente  —   — le le digo.  — Dijiste Dijiste espera espera  —   — me me desafía.  — Sí, Sí, y aparentemente escuchaste voy a darte un golpe en la entrepierna. entrepierna.  — Dijiste Dijiste que fue un error —  error — dice dice — . Fervorosamente.  — ¡Tú ¡Tú lo dijiste primero! —  primero! — digo. digo. Resopla.  —Ambos sabemos que… — la la mujer entre nosotros finalmente finalmente se  se ha ido, y Charlie se desliza en su asiento abandonado —… todo lo que fue para p ara ti fue una u na casilla marcada en tu lista extremadamente deprimente, y ese no es un juego que me interese jugar, Nora.  — Oh, Oh, por favor. Ni siquiera calificas para la lista. Eres toda una persona citadina. Me arrepiento inmediatamente de haberlo dicho. Podría haber fingido que el beso fue calculado; ahora sabe que simplemente lo quería quería.. La forma en que su botella de cerveza se detiene contra sus labios entreabiertos, como si lo hubiera tomado con la guardia baja, casi hace que valga la pena. Cualquier juego que estemos jugando, he ganado otra ronda: el premio es su expresión de disgusto. Deja su botella, se rasca la ceja.  — Te Te dejaré volver a tu cita. Compruebo mi teléfono. Libby ha respondido: Voy a casa. No te esperaré despierta. Tuvo la audacia de incluir una cara de guiño. Miro hacia arriba, y Charlie me está observando.  — ¿Hay ¿Hay alguna manera de salir de aquí… aq uí… — pregunto pregunto —… que no me haga  haga  pasar frente a Blake? Me estudia por un segundo y dice secamente:  — Nora Nora Stephens, MOM no no va  va a estar feliz contigo. —  contigo.  — Luego Luego extiende su mano — . Por la puerta trasera.

 

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Charlie me lleva a través de la multitud y detrás de la barra, y nos agachamos a través de una puerta estrecha hacia la cocina, solo para ser cortados de inmediato.  —¡Oye! No puedes… — grita grita la camarera bonita, extendiendo los brazos a los costados. Mira a Charlie y se sonroja. De alguna manera la hace aún más bbonita. onita.  — Amaya Amaya  — saluda saluda Charlie. Se ha vuelto un poco más rígido, como si acabara de recordar que tiene un cuerpo y cada músculo en él se ha tensado por reflejo. He estado pensando en la sonrisa de Amaya (y su tono con Charlie) como coquetos, pero eso fue antes de que supiera su historia. hist oria. Ahora, cuando aparece esa sonrisa, analizo sombras de dolor y vacilación, un rayo tenue de esperanza brillando a través de todo. Charlie se aclara la garganta, sus dedos temblando alrededor de los míos. La mirada de Amaya se desplaza hacia el movimiento, y solo así, mi mi cara  cara también está en llamas.  — Necesitamos Necesitamos la puerta trasera  — dice dice Charlie, disculpándose — . Blake Carlisle cree que está en una cita con esta mujer. Sus ojos parpadean otra vez entre nosotros. Después de un momento de sopesar sus opciones, suspira y se hace a un lado.  — Solo Solo esta vez. En serio, se supone que no debemos dejar que nadie pase por aquí.  — Gracias. —  Gracias. — Él Él asiente, pero no se mueve por un segundo. Probablemente demasiado aturdido por el regreso de su sonrisa brillante y esperanzada de aún te amo — . Gracias —  Gracias  — dice dice de nuevo, y abre el camino a través de la puerta. Afuera, en el callejón, el aire se siente frío y seco, y con la repentina ráfaga de oxígeno en mi cerebro, recuerdo sacudir mi mano de la suya.  — Bueno, Bueno, eso fue incómodo.  — ¿Qué? ¿Qué? Le fulmino con la mirada.

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 — Tu Tu amante rechazada y su visión de rayos X.

 

 

 — No No fue rechazada. Y hasta donde sé, no tiene superpoderes.  — Bueno, Bueno, tal vez no fue rechazada —  rechazada  — digo digo — , pero está colgada.  — Estás Estás mal informada —  informada — dice. dice.  — No No tienes ni idea —  idea — le le digo.  — Créeme Créeme  — dice, dice, llevándome a la calle transversal —   — . La forma en que terminaron las cosas no dejó lugar para los resentimientos.  — Charlie, Charlie, parecía encantada encantada..  — Escuchó Escuchó el nombre de Blake Carlisle —  Carlisle — responde responde — . ¿De qué otra manera se suponía que debía verse?  — Así Así que, Blake tiene una reputación.  — Es Es un pueblo pequeño  — dice dice Charlie — . Todo el mundo tiene una reputación.  — ¿Cuál ¿Cuál es la tuya? Su mirada se desliza hacia mí, levantando las cejas y los músculos de la mandíbula saltando.  — Probablemente Probablemente lo que creas que es. Aparto la mirada antes de que esos ojos puedan tragarme por completo. Algunas personas están fumando frente a Poppa Squat's, un par más arrastrando los pies hacia un restaurante italiano de ladrillo lad rillo rojo envuelto en hiedra llamado Giacomo's. Hasta ahora no lo había visto abierto. Esta noche, las ventanas están resplandecientes, los toldos centellean, los meseros con camisas blancas y corbatas negras zumbando de un lado a otro con bandejas de copas de vino y pastas. Inclino mi barbilla hacia Giacomo's.  — Pensé Pensé que ese lugar estaba cerrado.  — Solo Solo está abierto los sábados y domingos por la noche —  noche  — dice dice Charlie — . La pareja que lo dirige se retiró hace mucho tiempo, pero todos los convencieron de mantener las cosas en funcionamiento durante los fines de semanas.  — ¿Quieres ¿Quieres decir que todo el pueblo se unió para salvar un establecimiento querido? —  querido?  — lo lo incito — . ¿Exactamente como el tropo?

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 — Seguro —  Seguro — dice dice tranquilamente — , o aparecieron con horcas y exigieron su cacio e pepe semanal. pepe semanal.  — ¿Eso ¿Eso es bueno? —  bueno? — pregunto. pregunto.  — De De hecho, es muy bueno. —  bueno.  — Duda Duda por un momento — . ¿Tienes hambre? Mi estómago gruñe, y su boca se tuerce.  — Nora, Nora, ¿te gustaría cenar conmigo? —  conmigo? —  Se  Se adelanta a mi respuesta con — : Como colegas colegas.. Unos que no pueden cumplir con las listas de control de los demás.  — No No sabía que tenías tenías una  una lista de verificación —  verificación — digo. digo.  — Por Por supuesto que tengo una lista de verificación. —  verificación.  — Sus Sus ojos brillan en la oscuridad — . ¿Acaso soy un animal?

 

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 — ¡Vaya, ¡Vaya, si es el joven Charles Lastra! —  Lastra!  — Una Una anciana con un montón de cabello gris plateado en la parte superior de la cabeza y un vestido cuyo cuello le llega a la barbilla se acerca a nosotros —  nosotros — . ¡Y has traído una cita! ¡Que adorable! Sus ojos color avellana brillan cuando nos da a Charlie y a mí apretones en el brazo. Se ve francamente encantado, según los estándares de Charlie. Ni siquiera Amaya obtuvo esta esta sonrisa.  sonrisa.  — ¿Cómo ¿Cómo está, señora Struthers? Extiende sus manos, señalando el comedor bullicioso.  — No No puedo quejarme. ¿Solo ustedes dos? Cuando él asiente, ella nos lleva a una mesa cubierta con un mantel blanco pegada a una ventana llena de velas goteando cera sobre botellas bot ellas de vino envueltas en mimbre.  — Que Que disfruten.  — Da Da un golpecito en la mesa con un guiño, y luego regresa al puesto de anfitriones. El olor a pan fresco es denso y embriagador, y en treinta segundos aparece una botella de vino tinto sobre la mesa.  — Oh, Oh, no pedimos eso —  eso  — le le digo al mesero, pero él inclina su cabeza en dirección a la señora Struthers y se va corriendo. Charlie levanta la vista de la copa de vino que me está sirviendo.  — Es Es la dueña. También mi exmaestra suplente favorita. Me dio un libro de Octavia Butler que cambió mi vida. Mi corazón da un aleteo extraño ante la idea. Apunto mi barbilla hacia el vino. Tienes que beberte todo eso. Ya me he tomado dos tragos, y soy un peso ligero. — Tienes

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 — Oh, Oh, lo recuerdo —  recuerdo — bromea, bromea, deslizando mi copa hacia mí —   — , pero esto es vino.. Es el jugo de uva del alcohol. vino Me inclino sobre la mesa, agarro la botella y la vierto sobre su su copa  copa hasta que está llena hasta el borde. Tan inexpresivo como siempre, se encorva y sorbe de la copa sin levantarla. Estallo en carcajadas en contra de mi voluntad, y él está tan visiblemente complacido que me provoca una punzada de orgullo en todo el cuerpo. Quiere Quiere   hacerme reír.  — Entonces, Entonces, ¿qué tan mal debería sentirme… — pregunto pregunto —… por deshacerme de Blake como lo hice? Charlie se recuesta en su silla, sus piernas estiradas, rozando las mías.  — Bueno Bueno  — comienza comienza — , cuando estábamos en la secundaria, solía sacar misvez libros de mi lo s ponía en cisterna del inodoro, ¿así que tal un tres decasillero diez? del gimnasio y los  — Oh, Oh, no.  — Intento Intento sofocar una risita, pero estoy feliz, cargada de adrenalina por mi escape.  — ¿Cuántas ¿Cuántas citas quedan? —  quedan? — pregunta pregunta — . En tu Lista de Vacaciones Arruina Vidas.  — Depende. Depende.  — Tomo Tomo un sorbo — . ¿Cuántos matones más tuviste en la secundaria? Su risa es baja y ronca. Me hace pensar en el chasquido satisfactorio de una raqueta de tenis que devuelve perfectamente. Su voz, su risa, tiene una textura; es áspera. Tomo otro sorbo de vino para adormecer el pensamiento, luego vuelvo al agua.  — ¿¿Eso Eso significa que quieres salir con mis matones, o humillarlos? —  humillarlos?  — Toma Toma un poco de pan de la cesta que hay sobre la mesa, arranca un trozo y se lo mete entre los labios. Aparto la mirada a medida que el calor sube por mi cuello.  — Todo Todo depende si me preguntan qué tan grandes son mis pies dentro de los primeros cinco minutos del encuentro. Charlie se ahoga con el pan.  — ¿Fue, ¿Fue, como, algo fetichista?

 

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 — Creo Creo que fue más bien un: Guau, ¿tuviste que caer en un pozo de desechos radiactivos para llegar a ser tan alta?  alta?    — Blake Blake nunca fue muy seguro de sí mismo —  mismo  — reflexiona reflexiona Charlie. Nos interrumpe un camarero adolescente con un desafortunado corte de tazón que toma nuestro pedido: dos ensaladas de queso de cabra y cacio e pepes.  — Libby Libby eligió a Blake. Se encarga de la aplicación por mí  — digo digo tan pronto como está fuera del alcance del oído.  — Cierto. —  Cierto. — Sus Sus cejas se levantan con aprehensión —  aprehensión — . MOM.  — Son Son dos citas. Blake es el primero. Los ojos de Charlie hacen una alusión aburrida de poner los ojos en blanco.  — Ahórrate Ahórrate el problema y usa esto como la número dos.  — Ya Ya te dije. Tú no cuentas.  — Las Las palabras que todo hombre sueña escuchar.  — Considérate Considérate el jugo de uva de las citas.  — Así Así que, el número cinco es ir a dos citas de mierda con hombres por los que nunca podrías interesarte, en una ciudad en la que no soportarías vivir —  vivir  — dice dice Charlie — . ¿Cuál es el número seis otra vez? ¿Lobotomía voluntaria? Deslizo su copa de vino casi llena hacia él.  — Aún Aún estoy esperando tus tus secretos,  secretos, Lastra. Empuja la copa de nuevo hacia el centro de la mesa.  — Ya Ya conoces el mío. Soy el hijo pródigo inesperado que regresó aquí para administrar una librería que se está muriendo rápidamente mientras mi padre está ocupado con la fisioterapia y mi madre está intentando evitar que se suba al techo para limpiar las canaletas.  —Eso es… mucho — digo. digo.  — Está Está bien. —  bien. — Su Su tono deja claro que la oración termina con un punto.  — Y Loggia ha sido buena al dejarte trabajar de forma remota —  remota  — le le digo.  — Por Por ahora.  — Cuando Cuando su mirada se encuentra con la mía, luce sorprendentemente oscura. Siento como si hubiera tropezado hacia h acia el borde de algo peligroso. Y peor aún, como si estuviera atrapada allí en miel viscosa, incapaz de

 

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retroceder de la cornisa.

 

 

 — Ahora, Ahora, ¿qué tiene Libby contra ti para p ara que salieras con Blake? Blake? —   — pregunta pregunta Charlie — . ¿Vendiste secretos de estado? ¿Cometiste un asesinato?  — Y yo que pensaba que tenías una hermana menor. Se relaja en su silla.  — Carina. Carina. Tiene veintidós. Aunque conocí a su madre, es difícil imaginar a Charlie con una familia. Parece tan… autosuficiente. Por otra parte, eso es probablemente lo que la gente dice de mí.  — ¿¿Y Y Carina no puede obligarte a hacer algo simplemente pidiéndolo? —  pidiéndolo?  —  pregunto. O esquivándote durante meses, guardando secretos y luciendo constantemente como si acabara de desengancharse de ser arrastrada detrás de un tren. Charlie duda.  — Carina Carina es la razón por la que estoy aquí. Me apoyo en la mesa, su borde clavándose en mis costillas. Tengo esa sensación de leer una novela de misterio, sabiendo que se avecina una revelación y luchar contra el impulso de saltar adelante.  — Estaba Estaba planeando volver y administrar la librería después de la universidad —  universidad  — dice dice — . Y entonces, decidió al último momento quedarse en Italia por un tiempo. Florencia. Es pintora.  — Guau Guau  — digo digo — . ¿La gente en serio hace eso? ¿Mudarse a Italia para pintar? Charlie frunce el ceño, gira su vaso de agua en su sitio y luego reajusta sus cubiertos en una fila ordenada. Es satisfactorio verlo; se siente como si alguien rascara el lugar justo entre mis omoplatos.  — Sí, Sí, las mujeres de mi familia. Mamá también fue allí a pintar por un par de semanas cuando tenía veinte y terminó quedándose un año.  — El El espíritu libre caprichoso trayendo magia a la vida de todos —  todos — digo digo — . Estoy familiarizada con esa imagen.  — Algunas Algunas personas lo llaman magia  — dice dice — . Prefiero pensar en ello como «urticaria por estrés». Carina estaba viviendo en un Airbnb A irbnb propiedad de un narcotraficante, literalmente, hasta que le reservé otro lugar.

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Me estremezco.

 

 

 — Esa Esa es exactamente Libby en un universo paralelo.  — Hermanitas —  Hermanitas — dice, dice, la curva de su boca profundizando el pliegue debajo de su labio inferior. Lo miro por un segundo demasiado largo. Mi cerebro lucha por meterse en la conversación.  — ¿Qué ¿Qué hay de tu papá? ¿Cómo es? Inclina la cabeza hacia atrás.  — Callado. Callado. Fuerte. Un contratista de pueblo pequeño que enamoró tanto a mi madre que ella decidió echar raíces.  — Ante Ante mi mirada satisfecha, se inclina hacia adelante, igualando mi postura — . Sí, está bien, son justo la historia de amor por excelencia de un pueblo pequeño —  pequeño — admite, admite, sus ojos resplandecientes mientras nuestras rodillas se presionan. Debajo de la mesa estamos jugando al juego de la gallina: ¿quién se alejará primero? Los segundos se prolongan, cargados y pesados como la melaza, pero nos quedamos donde estamos, unidos por el desafío.  — Está Está bien, Stephens —  Stephens  — dice dice finalmente — . Escuchemos sobre tu tu familia.  familia. ¿En dónde encajas exactamente en tu catálogo de caricaturas bidimensionales?  — Fácil Fácil  — digo digo — . Libby es la heroína caótica y encantadora de las comedias románticas de los noventa noven ta que siempre llega tarde y se deja llevar por llaa vida de una manera tierna y sexy. Mi papá es el padre ausente y holgazán que «no estaba listo para tener hijos » pero ahora, según un investigador privado pagado, lleva a sus tres hijos y a su esposa en su bote al lago Erie todos los fines de semana.  — ¿Qué ¿Qué hay de tu mamá? —  mamá?  — pregunta. pregunta.  —Mamá… — Reorganizo Reorganizo mis propios cubiertos, como si fueran palabras en mi siguiente oración — . Era mágica. —  mágica. — Lo Lo miro a los ojos, esperando una un a mueca, una sonrisa satisfecha o una nube nub e de tormenta, pero en cambio solo encuen encuentro tro una pequeña arruga entre sus cejas — . Era la actriz luchadora que persiguió sus sueños sueñ os hasta Nueva York. Nunca tuvimos dinero, pero de alguna manera, ella hizo que todo   fuera divertido. Era mi mejor amiga. Quiero decir, no solo cuando nos todo hicimos mayores. Desde que tengo memoria, nos llevó con ella a todas partes. Y ya sabes, para muchas personas que se mudan a la ciudad, ¿y esta pierde su brillo en un par de años? Pero con mamá, era como si cada día fuera el primero. »Se sentía afortunada allí. Y todos todos se  se enamoraban de ella. Era tan romántica. Demuy ahí es de dondede lo estar sacó Libby. Empezó a leer las viejas novelas

 

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románticas de mamá demasiado joven.

 

 

 — Eras Eras unida a ella  — dice dice Charlie en voz baja, a medio camino entre la observación y la pregunta — . ¿Tu mamá? Asiento.  — Simplemente Simplemente mejoraba las cosas. —  cosas.  — Aún Aún puedo oler su aroma a limón y lavanda, sentir sus brazos a mi alrededor, escuchar su voz: Déjalo voz:  Déjalo salir, mi dulce niña.. Solo una mirada y esas cinco palabras, y todo fluiría rápidamente. Hago lo niña mejor que puedo por Libby, pero nunca he tenido ese tipo de ternura que se filtra más allá de las defensas. Cuando levanto la vista, Charlie no me mira tanto como me lee, sus ojos viajando de un lado a otro sobre mi rostro como si pudiera traducir cada línea y sombra en palabras. Como si pudiera verme luchando por un cambio de tema. Se aclara la garganta y me da la oportunidad.  — Cuando Cuando era niño leí algunas novelas románticas. Mi alivio por el cambio de tema se transforma rápidamente en otra cosa, y Charlie se ríe.  — S Stephens, tephens, no podrías parecer más malvada en este momento.  — Esta Esta es mi cara encantada —  encantada  — digo digo — . ¿Te enseñaron algo útil?  — Nunca Nunca podría compartir esa información con una colega — murmura. murmura. colega   —  Pongo los ojos en blanco.  — Así Así que, eso sería un no.  — ¿Así ¿Así es cómo te metiste en los libros? ¿El amor de tu madre por el romance? Niego con la cabeza.  — Para Para mí, fue esta tienda. Libros Freeman. Charlie asiente.  — La La conozco.  — Vivimos Vivimos sobre ella  — explico explico — . La señora Freeman solía tener todos estos programas, cosas que eran gratis con la compra de un libro, y eso le facilitó a nuestra madre justificar el gasto de dinero. Nunca estuve estresada ahí, ¿sabes? Me olvidaría de todo. Sentía que podía ir a cualquier parte, hacer cualquier cosa.

 

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 — Una Una buena librería —  librería  — dice dice Charlie — , es como un aeropuerto donde no tienes que quitarte los zapatos.  — De De hecho —  hecho — digo digo — , está desaconsejado.  — A veces creo que a Goode Books le vendría bien un letrero al respecto —  respecto —  responde — . Es la razón por la que nunca les digo a los clientes que se sientan como en casa. casa.  — C Claro, laro, porque luego los zapatos y los sostenes salen volando, y Marvin Gaye comienza a sonar al máximo volumen.  — Stephens, Stephens, por cada pizca de información que ofreces  — dice dice — , hay cientos de preguntas nuevas. Y, sin embargo, aún aún no  no sé cómo llegaste a ser agente.  — La La señora Freeman nos hizo estas tarjetas explicativas para que las llenáramos  — explico explico — . Decían  Amantes de los libros recomiendan, recomiendan, así nos llamaba, amantesmás de crítica. los libros. Así que, supongo que comencé a pensar ensus los pequeñas libros de manera La hendidura debajo de su labio se convierte en una grieta absoluta.  — ¿Así ¿Así que empezaste a dejar críticas mordaces?  — Me Me volví súper sórdida con mis recomendaciones —  recomendaciones — respondo respondo — . Y luego comencé a cambiar cosas mientras leía; arreglando los finales si a Libby no le gustaba cómo se desarrollaban, o si todos los personajes principales eran niños, agregaría una niña con cabello rubio rojizo.  — Entonces, Entonces, fuiste una editora infantil —  infantil — dice dice Charlie.  — Eso Esoy espermanecí lo que quería Empecé a trabajar en la tienda en la para escuela secundaria allí hacer. durante toda la licenciatura, ahorrando el programa editorial de Emerson. Después murió mi madre y me convertí en la tutora legal de Libby, así que tuve que posponerlo. Un par de años más tarde, la señora Freeman también falleció y su hijo tuvo que reducir la mitad del personal para llegar a fin de mes. Logré conseguir un trabajo administrativo en una agencia literaria, y el resto es historia. Por supuesto, había más. El año equilibrando dos trabajos, durmiendo siestas en las horas entre turnos. La habilidad que descubrí para aplacar a los autores en pánico cuando sus agentes estaban fuera de la oficina. Las eventuales novelas más vendidas que había sacado de la pila de rechazados y reenviado a mis  jefes.

 

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La oferta de entrar como agente junior, y la lista de contras que escribí: tendría que dejar mi trabajo de camarera; trabajar a comisión era arriesgado; existía la posibilidad de que nos metiera en el mismo agujero del que nos había sacado desde la muerte de mamá. Y entonces, tanto en las columnas de pro como en contra: ahora que había probado trabajar con libros, ¿cómo podría ser feliz con otra cosa?  — Me Me di tres años  — le le digo a Charlie — , y una cantidad en dólares que necesitaba ganar, y si no la alcanzaba, prometí que renunciaría y buscaría algo asalariado.  — ¿Qué ¿Qué tan rápido cumpliste con tu fecha límite? Siento que mi sonrisa se curva involuntariamente.  — Ocho Ocho meses. Sus labios también se curvan. Sonriendo con cuchillos. cuchillos.  — Por Por supuesto que lo hiciste —  hiciste  — murmura. murmura. Nuestros ojos conectan por un momento — . ¿Qué hay de la edición? Siento el hoyuelo en mi barbilla incluso antes de haber mentido. Durante los primeros años, revisé las ofertas de trabajo compulsivamente. Una vez incluso fui a una entrevista. Pero estaba a punto de lograr una gran venta, y estaba aterrorizada de quedar atrapada en un salario más bajo con un puesto de nivel inicial. Así que, cancelé tres días antes de mi segunda entrevista.  — Soy Soy buena siendo agente  — respondo respondo — . ¿Qué hay de ti? ¿Cómo terminaste en la publicación? Se frota con una mano la parte trasera de sus rizos entrecanos.  — Tuve Tuve muchos problemas en la escuela cuando cuan do era pequeño —  pequeño — dice dice — . No podía concentrarme. Las cosas no encajaban. Me retrasé. Intento controlar mi sorpresa.  — No No tienes que hacer eso —  eso — dice, dice, divertido.  — ¿Hacer ¿Hacer qué?  — La La cosa de la Nora Brillante y Educada  — dice dice — . Si estás horrorizada horrorizada   por mi fracaso, entonces solo horrorízate. Puedo soportarlo.

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 — No No es eso —  eso — digo digo —. Simplemente Simplemente tienes toda esta… vibra de académico. Habría esperado que fueras, como, un académico Rhodes 15, con un tatuaje de la Biblioteca Bodleian en tu trasero.  — Entonces, Entonces, ¿dónde iría mi tatuaje del gato Garfield?  — pregunta pregunta tan secamente que tengo que escupir el vino en la copa —  copa — . Uno a uno —  uno — dice dice con una sonrisa leve.  — ¿Qué ¿Qué es eso?  — Nuestro Nuestro marcador de escupidas. Intento borrar mi sonrisa, pero permanece intacta. Aparentemente, el empeño de Charlie con la verdad es contagioso, y la verdad es que me estoy divirtiendo.  — Entonces, Entonces, ¿qué? —  ¿qué? — digo digo — . ¿Después de que te retrasaste? Suspira, endereza sus cubiertos.  —Mamá era… bueno, ya la conociste. Es un espíritu libre. Solo quiso sacarme de la escuela y llamar «educación en casa» al ayudarla a cuidar sus su s plantas de marihuana. Papá es el más… firme de los dos. — Su Su sonrisa es delicada, casi dulce — . En fin, pensó que si era malo en la escuela, entonces solo necesitaba descubrir en qué era bueno. En qué  podía  podía   concentrarme. Probó un millón de pasatiempos conmigo, y finalmente, cuando tenía ocho años, me compró este reproductor de CD, probablemente con la esperanza de que me convirtiera en el próximo Jackson Browne o algo así. En lugar de eso, desarmé el reproductor de CD inmediatamente. Asiento con seriedad.  — Y así fue cómo descubrió tu pasión por los asesinatos en serie. Los ojos de Charlie resplandecen mientras se ríe.  — A Así sí es cómo se dio cuenta de que quería aprender a armar las cosas. Pensaba que el mundo tenía sentido, sent ido, y quería encontrar el sentido. Después de eso, papá comenzó a pedirme que lo ayudara a trabajar en este auto que estaba arreglando. Me metí bastante en eso.  — ¿A ¿A los ocho? ocho?  —   — chillo. chillo.

 

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 Rhodes scholar: Académicos scholar: Académicos Rhodes, beneficiarios de una de las becas internacionales más antiguas, otorgadas por la Universidad de Oxford en Inglaterra para estudiantes de todo el mundo.

 

 

 —Resulta que… — dice dice — , tengo un enfoque increíble cuando estoy interesado en algo. A pesar de la inocencia del comentario, siento como si lava fundida estuviera rodando por los dedos de mis pies, mis piernas, envolviéndome. Cambio mi mirada a mi copa.  — Entonces, Entonces, ¿así es cómo terminaste con una cama en forma de auto de carrera?  — Junto Junto con un montón de libros sobre autos y restauración. La lectura finalmente hizo clic, y de la noche noch e a la mañana dejé de interesarme por la mecánica.  — ¿Eso ¿Eso lo aplastó? —  aplastó? — pregunto. pregunto. Ahora los ojos de Charlie caen, nubes de tormenta rodando por su frente.  — Solo Solo quería que yo amara algo. No le importaba qué. Los padres, como concepto, siempre me han parecido irrelevantes para mi vida diaria como los astronautas. Sé que están ahí fuera, pero rara vez pienso en ellos. Sin embargo, de repente casi puedo imaginarlo. Casi puedo extrañarlo, esta cosa que nunca tuve.  — Eso Eso es muy amable. —  amable.  — Se Se siente no solo como una infravaloración, sino como una traducción completamente errónea de algo vasto y revoltoso.  — Es Es un tipo dulce —  dulce  — dice dice Charlie en voz baja — . De todos modos, dejó ir las cosas de los autos y comenzó a conseguir libros de bolsillo para mí cada vez que pasaba por una venta de garaje o llegaba una caja de donaciones nueva a la tienda de mamá. No tiene ni idea de cuántos libros eróticos me dio.  — Y de hecho los leíste. Charlie gira su copa de vino ciento ochenta o chenta grados, sus ojos clavados en mí.  — Quería Quería entender cómo funcionaban las cosas, ¿recuerdas? Arqueo una ceja.  — ¿Cómo ¿Cómo resultó eso para ti? Se sienta hacia adelante.  — Me Me decepcionó un poco que mi primera novia seria no tuviera tres orgasmos consecutivos, pero por lo demás está bien.

 

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Un torrente de risas me atraviesa.

 

 

 — Así Así que encontré la clave de la alegría de Nora Stephens  — dice dice — . Mi humillación sexual.  — No No es tanto la humillación como el optimismo puro. Aprieta los labios.  — Diría Diría que soy realista, pero uno que no siempre entiende cuando lo que está viendo no es la realidad.  — Entonces, Entonces, ¿por qué escapaste a Nueva York?  — No No escapé —  escapé — dice dice — . Me mudé.  — ¿Hay ¿Hay una diferencia? —  diferencia? — pregunto. pregunto.  — ¿Nadie ¿Nadie me perseguía? —  perseguía?  — dice dice — . Además, «escapar» implica velocidad. Tuve que ir a la universidad comunitaria durante un par de años aquí, trabajar en la construcción con mi padre para ahorrar y poder transferirme en mi tercer año.  — No No te veo como un tipo con casco de seguridad.  — No No soy un tipo con casco, punto —  punto  — dice dice — . Pero necesitaba dinero para llegar a Nueva York, y solo pensé que todos los escritores vivían allí.  — Ah —  Ah — digo digo — . La verdad sale a la luz. Querías ser escritor. —  escritor.  — Mi Mi cerebro salta directamente a Jakob, como un libro cuyo lomo está doblado para aterrizar en una página favorita.  — Pensé Pensé que sí  — dice dice Charlie — . En la universidad, comprendí que me gustaba más trabajar con las historias de otras personas. Me gusta el rompecabezas que representan. Ver todas las piezas y descifrar lo que está intentando ser y cómo llegar allí. Siento una punzada de anhelo.  — Esa Esa también es mi parte favorita del trabajo. Me estudia por un momento.  — E Entonces ntonces creo que podrías estar en el trabajo equivocado. Editar podría haber sido el sueño, pero no puedes comer, beber o dormir encima de los sueños. Aterricé en la siguiente mejor cosa. Todos tienen que renunciar a sus sueños en algún momento.  — ¿Sabes ¿Sabes lo que pienso? que pienso?

 

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Sus ojos permanecen fijos en mí, sus pupilas dilatándose como si de alguna manera estuvieran absorbiendo todas las sombras de la habitación.  — No, No, pero estoy desesperado por averiguarlo —  averiguarlo — dice dice inexpresivo.  — Creo Creo que escapaste escapaste de  de este lugar. Pone los ojos en blanco y se recuesta en su silla, la postura de un gato de la selva.  — Me Me fui tranquilo. Mientras que qu e tú, en una semana, correrás gritando hhacia acia los límites de la ciudad, rogando a cada conductor que pase por ahí para que te lleve a la rosquilla más cercana.  — De De hecho —  hecho  — le le digo, enfrentándome al desafío en su voz — , estoy aquí por un mes. Sus labios se juntan.  — ¿De ¿De verdad?  — Así Así es —  es — digo digo — . Libby y yo tenemos planeadas muchas muchas cosas  cosas divertidas. Pero ya sabes eso. Has visto la lista. Porque no no soy  soy Nadine. Soy capaz de la espontaneidad, y la franela no me hará salir un sarpullido, y voy a terminar esa lista. Su mirada se estrecha.  — ¿Vas ¿Vas a «dormir bajo las estrellas»? ¿Ofrecerte a los mosquitos?  — Hay Hay aerosoles corporales para eso.  — ¿Montar ¿Montar a caballo? —  caballo? — pregunta pregunta — . Dijiste que te aterrorizan los caballos.  — ¿Cuándo ¿Cuándo dije eso?  — La La otra noche, cuando estabas totalmente ebria. Dijiste que q ue te aterrorizaba cualquier cosa más grande que una marmota. Y luego lo retractaste y dijiste que incluso las marmotas te inquietan, porque son impredecibles. No vas a montar a caballo. Lo cambiamos a Acariciar a Acariciar un caballo, caballo , pero ahora no estoy dispuesta a dar marcha atrás.  — ¿Te ¿Te gustaría hacer una apuesta?  — ¿Que ¿Que no «salvarás un negocio moribundo» en un mes? —  mes?  — dice dice — . No lo

 

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llamaría una apuesta.

 

 

 — ¿Qué ¿Qué me darás cuando gane?  — ¿Qué ¿Qué quieres?  — pregunta pregunta — . ¿Un órgano vital? ¿Mi apartamento de alquiler? Golpeo su mano sobre la mesa.  — ¿Tienes ¿Tienes un apartamento de alquiler? Retira su mano.  — Lo Lo he tenido desde la universidad. Lo compartí con otras dos personas hasta que pude pagarlo por mi cuenta.  — ¿Cuántos ¿Cuántos baños? —  baños? — pregunto. pregunto.  — Dos. Dos.  — ¿Fotos? ¿Fotos? Saca su teléfono y se desplaza por un momento, luego lo entrega. Esperaba fotos donde el apartamento fuera informal. Estas obviamente fueron tomadas por un fotógrafo de bienes raíces. Es un apartamento precioso, precioso , aireado y elegantemente minimalista. Además, es extremadamente limpio, lo que es: muy atractivo. Las habitaciones son pequeñas, pero hay tres, y el baño principal tiene un tocador doble gigante. Es material de sueños en Nueva York.  —¿Por qué… tienes estas? tienes estas? —   — digo digo — . ¿Es tu versión del porno?  — Una Una página cubierta con tinta roja es mi versión del porno  — dice dice — . Tengo las fotos porque estaba considerando subarrendarlo mientras estoy aquí.  — Cuando Cuando gane esta apuesta, Libby y su familia se quedan con el apartamento —  apartamento  — digo. digo. Resopla.  — No No hablas en serio.  — He He hecho cosas más desagradables por menos recompensa. ¿Recuerdas a Blake? Lo considera por un momento.  — Está Está bien, Nora. Haces todo lo que está en esa lista, y el apartamento es tuyo.  — ¿Indefinidamente? ¿Indefinidamente?  — aclaro aclaro — . ¿Se lo subarriendas por el tiempo que

 

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quieran, y encuentras otro lugar para vivir cuando regreses?

 

 

Da una especie de resoplido gruñido.  — Seguro —  Seguro — dice dice — , pero no va a suceder.  — ¿Estás ¿Estás en tu sano juicio ahora mismo?  — pregunto pregunto — . Porque si nos damos la mano con esto, va va a  a suceder. Su mirada sostiene la mía y se estira por encima de la mesa. Cuando tomo su mano, la fricción se siente como si pudiera encender un fuego. Un escalofrío corre entre mis omóplatos. Solo recuerdo soltar su mano porque, en ese momento, la ensalada y el cacio e pepe aparecen pepe aparecen en una nube del aroma más celestial imaginable, transportada por el camarero con el corte de tazón, y Charlie y yo nos separamos como si acabáramos de ser atrapados en flagrante sobre la mesa. Después de eso, no perdemos el tiempo con charlas triviales, sino que nos metemos en la boca pasta hecha a mano durante unos diez minutos seguidos. Para cuando terminamos, la mayoría de las mesas de dos se han juntado para grupos más grandes, sus sillas se han reorganizado para que los fiesteros puedan mezclarse, las risas aumentando para superar la suave música italiana y el tintineo de las copas de vino, el olor del pan y las salsas con mantequilla son más intensos que nunca.  — Me Me pregunto dónde estará ahora Blake  — digo digo — . Espero que haya encontrado la felicidad con la anfitriona minúscula.  — Espero Espero que lo hayan confundido confund ido con un criminal buscado y qu quee el FBI lo haya detenido —  detenido — dice dice Charlie.  — Será Será liberado en cuarenta y ocho horas —  horas — agrego agrego — . Pero hasta entonces, no lo no  lo pasará muy bien. —  bien. — Charlie Charlie sonríe abiertamente, y agrego —  agrego — : Solo espero que su interrogador no sea tan alto como yo. Eso sería demasiado osado.  — Creo Creo que deberías saber algo.  — La La voz de Charlie se vuelve áspera cuando se inclina sobre la mesa, se me pone po ne la piel de gallina en llas as piernas cuando su pantorrilla roza la mía. También me deslizo hacia adelante, nuestras rodillas encajando debajo de nosotros, esta vez como dedos entrelazados: la suya, la mía, la suya, la mía.  —  No eres tan alta  alta —   — susurra. susurra.  — Soy Soy tan alta como tú —  tú — le le susurro.

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 — No No soy soy tan  tan alto —  alto — dice. dice.

 

 

Lo que mi cuerpo oye es: vamos a besarnos. besarnos.  — Sí, Sí, pero para los hombres —  hombres — le le digo — , no existe tal cosa como demasiado alta. Me sostiene la mirada con demasiada seriedad para esta conversación tan poco seria. Mi piel zumba, como si mi sangre estuviera hecha de rellenos de hhierro ierro y sus ojos fueran imanes recorriéndolos.  — Tampoco Tampoco lo es para las mujeres. Solo hay mujeres altas  — dice dice — , y hombres demasiado inseguros para salir con ellas.

 

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Deambulamos por el camino oscuro casi en silencio, pero el aire zumba con una carga eléctrica entre nosotros.  — No No tienes que acompañarme hasta la cabaña —  cabaña  — digo digo finalmente.  — Me Me queda de camino —  camino — dice dice Charlie. Le lanzo una mirada incrédula. cabeza inclina,tenga la luzcejas de lamás callebonitas ilu minando iluminando su rostro rostro. . NoPor estoy segura de que Su nadie en elseplaneta que este hombre. supuesto, no estoy segura de haber notado notado antes  antes las cejas de un hombre, por lo que podría ser que mi poco estímulo general durante la temporada baja de publicación me haya obligado a encontrar intereses nuevos.  — Está Está bien —  bien — cede cede — . No está lejos lejos de  de mi camino. En las afueras de la ciudad, la acera da paso a un arcén cubierto de hierba, pero esta noche llevo zapatos cómodos. A nuestra derecha, un sendero estrecho serpentea entre el follaje.  — ¿Qué ¿Qué hay por ahí?  — Bosques —  Bosques — responde. responde.  — Me Me di cuenta de eso —  eso — digo digo — . ¿A dónde va? Se pasa una mano por la cara.  — A la cabaña.  — Espera, Espera, ¿cómo un atajo?  — Más Más o menos.  — ¿Hay ¿Hay alguna razón por la que no lo estamos tomando? Arquea una ceja.  — ¿No ¿No te tomé por el tipo de persona que hace senderismo en la oscuridad

 

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total de la noche?

 

 

Empujo más allá de él.  — Stephens —  Stephens — llama llama — . No tienes que probar nada. —  nada. —  Su  Su aroma ligeramente picante me alcanza antes que él, tan familiar y a la vez sorprendente, notas de canela y naranja que son mucho más fuertes en él que en mí —   — . Volvamos y sigamos el camino. —  camino.  — Un Un búho ulula en lo alto, y agacha la cabeza y lanza sus brazos sobre la misma protectoramente.  — Espera. —  Espera. — Le Le disparo una mirada, un momento —  momento — . ¿Tú… le tienes miedo a la oscuridad?  — Por Por supuesto que no  — gruñe, gruñe, avanzando de nuevo por el camino —  camino — . Simplemente me sorprende lo lejos que estás llevando esto de la transformación de un pueblo pequeño. Y para que lo sepas, ese flequillo flequ illo no no te  te hace más accesible. Simplemente te ves como una asesina sexy con una peluca costosa.  — Todo Todo lo que acabo de escuchar —  escuchar  — digo digo — , es sexy sexy y  y costosa costosa..  — Si Si te mostrara una mancha de Rorschach, encontrarías algo sexy sexy  y costoso costoso   en algún lugar. Mi mirada pasa por encima de su hombro. Justo más allá del sendero, un arroyo se concentra sobre una cascada pequeña, con rocas enormes sobresaliendo como dientes a cada lado para formar un estanque. Una brecha en la cubierta de árboles deja que la luz de la luna se acumule en su centro, convirtiendo el agua espumosa en un paisaje de brillantes espirales plateadas.  — Número Número seis —  seis — exhalo. exhalo. Charlie sigue mi mirada, frunciendo el ceño.  — No, No, de ninguna absoluta manera. El impulso de sorprenderlo ruge dentro de mí como un maremoto. Pero también hay algo más. En la universidad, siempre fui la Mamá Fiestera, la que se aseguraba de que nadie se cayera por las escaleras o bebiera algo que no hubiera visto servido. Con Libby, soy la hermana mayor cariñosa y preocupada. Para mis clientes, la ruda que discute, presiona y negocia. Aquí, me doy cuenta abruptamente, no soy ninguna n inguna de esas cosas. No tengo que serlo, no con el obsesivo, obsesivo , organizado y responsable Charlie Lastra. Así que me subo a la roca más cercana y me quito los zapatos.  —  Nora  Nora  —   — gime gime — . No hablas en serio.

 

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Me quito el vestido por los hombros.

 

 

 — ¿Por ¿Por qué no? ¿Hay caimanes? Lo miro a tiempo para atrapar sus ojos clavándose en mi ropa interior, enganchándose instintivamente en mi sujetador por po r una fracción de segundo antes de lanzarse a mi cara con un apretón de mandíbula. mand íbula.  — ¿Tiburones? —  ¿Tiburones? — pregunto. pregunto.  — Solo Solo tú —  tú — responde. responde.  — ¿Sanguijuelas? ¿Sanguijuelas? ¿Desperdicios nucleares?  — ¿El ¿El desperdicio regular no es lo suficientemente malo? —  malo?  — pregunta. pregunta.  — No No voy a obligarte obligarte a  a entrar —  entrar — le le digo.  — No No hasta que empieces a ahogarte. Me siento en la roca, con las piernas colgando en el agua fría. Un escalofrío atraviesa mis omóplatos.  — Soy Soy una nadadora muy competente.  — Me Me deslizo en la corriente, suprimiendo un grito.  — ¿Fría? —  ¿Fría? — dice dice Charlie, con un tono autocomplaciente.  — Cálida —  Cálida — rrespondo, espondo, vadeando más profundo hasta que el agua llega a mi pecho — . Tendría que esforzarme mucho mucho para  para ahogarme en esto. Se sube a la cornisa.  — Al Al menos la infección bacteriana vendrá fácilmente.  —  Habría Habría pensado que esto era una especie de rito de iniciación in iciación de Sunshine Sunshin e Falls —  Falls  —  digo. digo.  — ¿Parezco ¿Parezco el tipo de persona que honraría los ritos locales de iniciación?  — Bueno, Bueno, tus botas son Sandro y te he visto usar cachemir de luj lujoo al menos tres veces —  veces — le le digo — , así que tal vez no.  — Armario Armario cápsula —  cápsula — dice, dice, así lo explica todo — . Solo compro cosas que se pueden usar con todo lo demás que ya tengo, y que sé que me gustarán lo suficiente como para usarlas durante años. Es una inversión.  — Todo un Todo un citadino —  citadino — canturreo. canturreo. Pone los ojos en blanco.

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 — Sabes Sabes que esto no cuenta para el número seis, ¿verdad? Tal vez en Manhattan consideren esto como bañarse desnudo, pero en Sunshine Falls llamaríamos a ese atuendo «un traje de baño pretencioso ». Otro desafío. Soy una mujer poseída. Me hundo bajo b ajo el agua, me desabrocho el sujetador y se lo lanzo. Golpea contra su pecho.  — Más Más cerca —  cerca  — admite, admite, levantando la correa delicada de encaje negro para examinarla a la luz de la luna —  luna — . Todo esto —  esto — dice dice con seriedad — , desperdiciado en Blake Carlisle.  — Solo Solo tengo ropa interior exclusivamente bonita  — digo digo — . Están destinadas a ser desperdiciadas de vez en cuando.  — Hablando Hablando como una verdadera dama de lujo. Me deslizo hacia atrás, con las rodillas dobladas, los dedos de mis pies deslizándose a lo largo del suave lecho de piedra del arroyo.  — Creo Creo que hemos probado que, de nosotros dos, tú tú eres  eres el aristócrata aquí.  Me estoy  Me  estoy bañando desnuda. En un abrevadero local. Mientras que tú ni siquiera sabes nadar. Pone los ojos en blanco.  — Sé Sé nadar.  — Charlie —  Charlie — digo digo — . Está bien. No hay vergüenza en la verdad.  — ¿Recuerdas ¿Recuerdas cuando solías fingir ser educada?  — ¿Lo ¿Lo extrañas?  — Para Para nada. —  nada.  — Se Se saca la camisa por la cabeza y la arroja a las rocas — . Eres mucho más divertida de esta manera. —  manera. — Cuando Cuando sus pantalones están a medio camino, recuerdo mirar hacia otro lado, y un momento después, desp ués, cuando el agua se sacude, me doy vuelta para encontrarlo haciendo una mueca por el chapoteo frío contra su estómago.  — ¡Mierda!  ¡Mierda! —   —  jadea — . ¡Puta mierda!  — Todo Todo un don con las palabras. —  palabras. — Nado Nado hacia él —   — . No está tan mal.  — ¿Es ¿Es posible que no tengas ningún receptor del dolor? —  dolor?  — sisea. sisea.

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  No N   o solo posible sino probable  probable  respondo r  espondo   . Me han dicho que no siento nada.

 

 

Charlie frunce el ceño.  — Q Quien uien dijo eso claramente solo conoció a la Nora Profesional.  — La La mayoría de la gente lo hace.  — Pobres Pobres pendejos —  pendejos  — dice, dice, casi con cariño. La misma voz con la que dijo  Por supuesto que lo hiciste h iciste cuando  cuando le dije que cumplí mis objetivos como agente ocho meses antes. Me detengo lo suficientemente cerca para ver su piel erizándose. Las gotas en su garganta y mandíbula captan la luz de la luna, y mi pecho y mis muslos se estremecen en respuesta. Retrocedo cuando nada hacia mí, manteniendo la distancia entre nosotros.  — ¿Qué ¿Qué otros ritos de iniciación de Sunshine Falls ignoraste? Los músculos a lo largo de su mandíbula se ensombrecen mientras piensa.  — A la gente aquí le gusta mucho la escalada en bloque.  — Déjame Déjame adivinar  — digo digo — . Eso es cuando te paras en la cima de una montaña y esperas a que uno de tus enemigos pase caminando, luego empujas una un a roca sobre la cornisa.  — Cerca —  Cerca — dice dice — . Es cuando escalas rocas.  —¿Por… qué razón?  razón?   — Probablemente, Probablemente, para llegar a la cima.  — ¿Y ¿Y entonces? Su hombro dorado se levanta en un encogimiento de hombros, el agua corriendo por su pecho.  — Probablemente Probablemente hay otro bloque de roca, y luego subes a la cima de esa. Nora, los seres humanos son una un a especie misteriosa. Una vez vi a un mensajero en bicicleta ser atropellado por un automóvil, levantarse y gritar Me gritar Me convierto convierto en Dios  Dios  a todo pulmón antes de salir en dirección contraria.  — ¿Qué ¿Qué hay de misterioso en eso? —  eso?  — pregunto pregunto — . Probó los límites de su propia mortalidad y descubrió que no existían. La boca carnosa de Charlie se tira hacia un lado en una media sonrisa.  — Eso Eso es lo que me encanta de Nueva York.

 

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 — Tantos Tantos mensajeros en bicicleta con complejos de Dios.

 

 

 — Nunca Nunca eres la persona más rara en el lugar.  — Siempre Siempre está esa persona con pintura corporal plateada  — coincido coincido — , que pide donaciones para reparar su OVNI.  — Es Es mi tren Q favorito —  favorito — dice dice Charlie. Mi piel se calienta. Me pregunto cuántas veces nos hemos cruzado en nuestra ciudad de millones.  — Me Me gusta que allí eres anónimo  — continúa continúa — . Eres quienquiera que decidas ser. En lugares como este, es te, nunca te deshaces de lo que la gente pensó de ti en un principio. Nado más cerca. No retrocede.  — ¿Y ¿Y qué pensaron de ti?  — No No son grandes fanáticos —  fanáticos — responde. responde.  — La La señora Struthers lo es —  es — señalo señalo —, y… también también tu ex. — Le Le lanzo una mirada y me sumerjo más en el agua para ocultar la forma en que mi cuerpo se ilumina bajo su mirada. No me siento como Nadine Winters cuando él está tan cerca. Me siento como si fuera azúcar bajo un soplete, como si estuviera caramelizando mi sangre.  — Le Le agradaba a la señora Struthers porque me encantaba la jodida escuela  — dice dice — . Quiero decir, una vez que en realidad descubrí como leer. Sin embargo, eso no me hizo exactamente un éxito éx ito con los otros niñ niños. os. En la escuela secundaria, las cosas no fueron tan mal, y luego, eventualmente…  eventualmente…    — Te Te hiciste sexy —  sexy — digo digo sombríamente. Su risa araña mi piel.  — Iba Iba a decir «Me mudé a Nueva York». Hemos dejado de movernos. Una ráfaga caliente se arremolina a través de mi caja torácica, enroscándose más fuerte con cada espiral. Me aclaro la garganta lo suficiente como para bromear:  — Y entonces entonces te  te hiciste sexy.  — De De hecho —  hecho — dice dice — , eso solo sucedió hace cuatro o cinco semanas. Hubo una gran lluvia de meteoritos, y pedí un deseo y… — Charlie Charlie extiende los brazos

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a medida que se acerca.

 

 

Mi corazón se siente ligero y nervioso en mi pecho, mis miembros incongruentemente pesados.  — Entonces, Entonces, estás diciendo que la expresión de Amaya no fue tanto de anhelo como de conmoción total por tu rostro nuevo.  — No No me fijé en la expresión de Amaya —  Amaya  — dice. dice. Mi boca se seca, la pesadez acumulándose entre mis muslos. Atrapa una gota de agua que corre sobre mi arco de cupido. Mis labios ssee separan, la yema de su dedo deteniéndose en mi labio inferior. Soy muy consciente de lo endeble que es ahora el espacio entre nosotros, resbaladizo, finito, capaz de ser cerrado. Tal vez es por eso por lo que q ue la gente hace viajes, por esa sensación de tu vida real licuándose a tu alrededor, como si nada de lo que hicieras tirara de ningún otro hilo de tu mundo cuidadosamente construido. Es una sensación similar a la de leer un libro realmente bueno: absorbente, haciendo desaparecer las preocupaciones. Por lo general, vivo como si intentara ver cuatro movimientos por delante en una partida de ajedrez, pero ahora mismo parece que no puedo pensar más allá de los próximos cinco minutos. Lleva mucho esfuerzo decir:  — Probablemente Probablemente quieras ir a casa. Niega con la cabeza.  —Pero si lo…  lo…  Niego con la cabeza. No pasa nada por un momento. Se siente como si hubiera una negociación silenciosa entre nosotros. Su mano atrapa la mía bajo el agua. Después de un segundo, me atrae hacia él, lentamente, con tiempo de sobra para que cualquiera de nosotros se aleje. Mis dedos rozan su cadera en su lugar, y el tablero de ajedrez en mi mente se desintegra. Su otra mano encuentra mi cintura, cerrando la brecha entre nosotros. La sensación de estar presionada contra él está en algún lugar entre la dicha y la tortura. Se me escapa un sonido pequeño. No se burla de mí por eso. En lugar de eso, sus manos cortan un camino lento len to por mis costados, apretando cada centímetro de mí contra él: pecho, estómago, caderas al ras, todas mis partes más suaves contra

 

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las suyas más duras, mis muslos muslo s aflojándose alrededor de sus caderas. Sus pulgares

 

 

se enganchan en las curvas de mis caderas, y un zumbido grave retumba a través de él. Mis pezones se erizan contra su piel, y sus brazos se aprietan en mi espalda. Ambos estamos en silencio, como si cualquier palabra pudiera romper el hechizo de la luz plateada de la luna. Nuestros labios se juntan ligeramente una vez, luego se separan, se deslizan  juntos un poco más profundo. Sus manos siguen la curva de mi espalda más abajo, enroscándose a mi alrededor, apretándome contra él, rodando sus caderas contra las mías. Mi boca se siente como si se estuviera estu viera derritiéndose debajo de la suya, como si fuera cera y él fuera la mecha ardiente en mi centro. Una de sus manos se enrosca alrededor de mi mandíbula, la otra se eleva para amasar mi pecho a medida que mis muslos se envuelven con fuerza alrededor de él. Mi respiración se queda atascada contra su boca cuando su pulgar rueda sobre mi ppezón. ezón. Me engancha más alto, ahora toda hasta mi ombligo por encima del agua, expuesta expu esta a la luz de la luna, y está mirando, tocando, saboreando su camino a través de mí. Mi cerebro lucha por el control de mi cuerpo en cortocircuito.  — ¿Deberíamos ¿Deberíamos pensar en esto?  — ¿Pensar? ¿Pensar?  — Lo Lo dice como si nunca hubiera oído la palabra. Otro beso hambriento que me revuelve el estómago también la borra de mi vocabulario. Mis manos se retuercen en su cabello. Su boca se mueve por un lado de mi garganta, sus dientes hundiéndose en mi clavícula. intentando encontrar camino a través de esto, pero se siente como si fueraEstoy una pasajera en un cuerpo mi muy dispuesto.  — Nora, Nora, nunca más deberías usar ropa —  ropa  — bromea bromea Charlie en mi oído. Mi risa muere en mi garganta cuando me sujeta contra una de las rocas planas al borde del agua, mis caderas cerrándose alrededor de las suyas, la sensación ardiendo en mis muslos por la fricción entre nosotros, por el empuje de su estómago y su erección frotándose contra mí a través de nuestra ropa interior. Charlie besa como nadie con quien he estado nunca. Como alguien que se toma el tiempo para descubrir cómo funcionan las cosas. Cada inclinación de mis caderas, el arco de mi columna vertebral, la respiración superficial lo guía, puntos de referencia en un mapa que está haciendo

 

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de mi cuerpo.

 

 

Tararea mi nombre en mi piel. Suena tanto como una palabrota como cuando me estrellé contra él en Poppa Squat 's, su voz chisporroteando a través de mí hasta que me siento como un diapasón golpeado. Sus labios se arrastran por mi garganta hasta mi pecho, su respiración se entrecorta cuando me atrae a su boca. Sus dedos rodean mis muñecas contra la roca, nuestras caderas moviéndose con un ritmo hambriento.  —  Mierda  Mierda   —  — ssisea, isea, pero al menos esta vez, no se está alejando de mí. Sus manos aún están en todas partes. p artes. Su boca no ha dejado mi ppiel iel —   — . No quiero parar. Mi mente aún lucha a medias por el control. Mi cuerpo toma la decisión unilateral de decir:  — Entonces Entonces no lo hagas.  — Primero Primero tenemos que hablar de esto —  esto — dice dice — . Las cosas son complicadas para mí en este momento. —  momento.  — Y, Y, sin embargo, aún estamos clamando el uno por el otro. Las manos de Charlie arrasan mis muslos, apretando tan fuerte que podría lastimarme. Mis uñas están en su espalda, instándolo a acercarse. Su boca cálida roza mi hombro, su lengua y dientes encuentran mi pulso en la l a base de mi garganta. Asiento.  — Entonces Entonces habla. Otro beso salvaje, sus dientes duros duro s contra mi labio, sus manos duras contra mi trasero.  — Nora, Nora, en este momento es difícil pensar en palabras. Susdemanos en esmisuperficial cabello, su boca deslizándose la comisura la mía,sesu enrollan respiración y frenética. Me levanto contra contra él y una de sus manos se enrosca con fuerza contra mi columna, su gemido crepitando a través de mí como una docena de relámpagos dirigiéndose directamente a mi centro. Todo lo demás desaparece brevemente cuando ruedo contra él, y él me devuelve el favor, la fricción entre nosotros es eléctrica.  — Dios, Dios, Nora —  Nora — sisea. sisea. Algo como lo sé  se   se escapa de mis labios, directo a su boca. Sus dedos se clavan debajo del encaje a los lados l ados de mis caderas, enterrándose en mi piel. Nunca he sentido la frustración de otra persona tan palpablemente; nunca he estado tan

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frustrada. Estoy viendo manchas, todo perdido detrás de un muro de necesidad.

 

 

Y luego mi teléfono suena desde las rocas. De repente, la realidad choca desde todos lados, un tobogán de pensamientos que mi lujuria ha estado reteniendo. Me alejo de Charlie, jadeando:  — ¡Dusty! ¡Dusty! Parpadea a través de la oscuridad, con el pecho agitado.  — ¿Qué? ¿Qué?  — ¡Mierda! ¡Mierda! ¡No! ¡No!  — Nado Nado hacia las rocas, el timbre resuena en la oscuridad.  — ¿Qué ¿Qué ocurre? —  ocurre? — pregunta pregunta Charlie, cerca de mí.  — Se Se suponía que debía llamar a Dusty. Hace horas. —  horas. — Salgo Salgo del agua y me apresuro a buscar el teléfono. Pierdo el último timbre por segundos, y cuando vuelvo a marcar, va directamente al correo de voz —  voz — . ¡Mierda! ¿Cómo pude hacer eso? ¿Cómo pude simplemente olvidarme de mi cliente más antiguo, más sensible y con mayores ingresos? ¿Cómo pude permitirme distraerme tanto? Vuelvo a marcar y recibo su mensaje de correo de voz.  — ¡Hola, ¡Hola, Dusty!  — digo digo alegremente después del pitido — . Lo siento mucho. Tuve un… — ¿En ¿En qué podría estar ocupada a estas horas de la noche? Ciertamente, ninguna reunión respetable — . Surgió algo  — digo digo — . Pero ahora estoy libre, ¡así que devuélveme la llamada! Cuelgo, luego hojeo la cadena de mensajes de Libby, solicitudes cada vez más frenéticas para que confirme que Blake no me ha llevado a una trituradora de madera. Mi corazón se dispara en mi garganta, y una u na vergüenza caliente y punzante sube a la superficie de mi piel. Estoy de camino a casa, le envío un mensaje de texto a Libby.  — ¿Está ¿Está todo bien? Me giro y encuentro a Charlie poniéndose los pantalones, con la camisa en una mano.  — ¿Qué ¿Qué pasó? —  pasó? — pregunta. pregunta.  No estuve allí , pienso.  Me necesitaban y no estuve allí. Justo como…  me

 

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interrumpo antes de que mi mente pueda regresar allí, en su lugar digo:  — No No hago esto.

 

 

Las cejas de Charlie se arquean.  — ¿Hacer ¿Hacer qué?  — Todo Todo lo que acaba de pasar  — respondo respondo — . Todo ello. Así no es como opero. Medio se ríe.  — ¿Y ¿Y qué, crees que esto es un patrón para mí?  — No No  — digo digo — . Quiero decir, tal vez. ¡Ese es el punto! ¿Cómo podría siquiera saberlo? —  saberlo?  — Su Su sonrisa cae, y mi pecho duele en respuesta. Niego con la cabeza — . Es este libro, Frigid libro,  Frigid,, y este viaje… empecé empe cé a pensar que podía seguir con esto, pero… — Levanto Levanto mi teléfono a mi lado, como si lo explicara todo. La crisis pre-bebé de Libby, la inseguridad intensa de Dusty, sin mencionar a todos mis otros clientes, todos los que cuentan conmigo —  conmigo — . En este momento no puedo permitirme una distracción.  — Distracción Distracción  — repite repite la palabra en blanco, como si no estuviera familiarizado con el concepto. Probablemente lo esté. Lo estuve, durante una década consistente. Priorización. Compartimentación. Calificación. Estas cosas siempre me han funcionado en el pasado, pero ahora solo una pizca pi zca de imprudencia me ha distraído tanto de mi hermana como de mi cliente más preciada. pr eciada. Después de lo que pasó con Jakob, debería haber sabido que no podía confiar en mí misma. Fuerzo el nudo duro en mi garganta.  — Necesito Necesito concentrarme —  concentrarme — digo digo — . Se lo debo a Dusty. Cuando estoy distraída, me pierdo cosas. Cuando me pierdo cosas, pasan cosas malas. Charlie me estudia durante un momento largo.  — Si Si es lo que quieres.  — Lo Lo es —  es — digo. digo. Sus cejas se elevan ligeramente, sus ojos leyendo la mentira obvia. No importa. Querer no es una buena forma de tomar decisiones.  — Y además —  además  — agrego agrego — , de todos modos las cosas son complicadas para

 

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ti, ¿no? Suspira, después de un segundo.

 

 

 — Más Más y más cada segundo. Aun así, ninguno de los dos se mueve. Estamos en un enfrentamiento silencioso, esperando a ver si la represa aguanta, la presión aumentando entre nosotros, mis células siguen vibrando bajo su mirada. Charlie aparta primero la mirada. Se frota el costado de la mandíbula.  — Tienes Tienes razón. No sé por qué me cuesta tanto aceptar que esto no puede ser nada. —  nada. — Arrebata Arrebata mi vestido de la roca y lo sostiene en alto. Mi estómago se hunde, pero acepto el vestido.  — Gracias. Gracias.  — ¿Para ¿Para qué están los colegas? —  colegas?  — dice dice sarcásticamente, sin mirarme.

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Me arrastro fuera de la cama a las nueve, mi cabeza palpitando y mi estómago sintiéndose como un barco medio naufragado perdido en el mar. Aparentemente bebí lo suficiente como para envenenarme, sin siquiera pasar de estar medio borracha. Una de las muchas formas en que tener treinta y dos años gobierna absolutamente. Libby ya está bajando las escaleras, tarareando para sí misma. No me sorprende, a pesar de sus mensajes de pánico anoche, ya estaba profundamente dormida y roncaba fuerte cuando llegué a casa. Dusty finalmente me devolvió la llamada, y caminé empapada a través del prado durante una hora, convenciéndola de que la segunda parte de Frigid de  Frigid no  no podía ser tan mala como estaba convencida de que era. Con los ojos nublados, reviso mi teléfono teléfon o y, efectivamente, las páginas nuevas están esperando en mi bandeja de entrada.  No estoy lista para eso. Después de ponerme unas mallas y un sujetador  No estoy deportivo, salgo tambaleándome, frotándome los brazos para calentarme a medida que cruzo el prado. Me arrastro por el bosque, bosqu e, agarrándome el estómago, hasta que las náuseas ceden lo suficiente como para correr.  Está bien, bien, pienso. Todo va bien. bien. Es más una afirmación positiva que una observación. Sigodeel que camino inclinado trav través és del bosque hasta la cerca y doy tres pasos más antes Todo va bien se biena se convierta en Oh, Dios, no. Me no. inclino sobre mis muslos y vomito en el barro justo cuando una voz atraviesa la mañana:  — ¿Está ¿Está bien, señorita? Giro hacia la cerca, pasándome el dorso de la mano por la boca. El semidiós rubio está apoyado contra el otro lado de la cerca, a no más de un metro de distancia. Claro que sí.  — Bien —  Bien —  digo  digo a la fuerza. Me aclaro la garganta y hago una mueca por el sabor —   — . Solo bebí el equivalente a una bañera de alcohol anoche.

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Se ríe. Es una gran risa. Probablemente su grito de terror sea incluso bastante agradable.

 

 

 — He He estado allí. Vaya, es alto.  — Soy Soy Shepherd —  Shepherd — dice. dice.  —Como el… ¿trabajo16? — pregunto. pregunto.  — Y mi familia es propietaria del establo —  establo — dice dice — . Adelante, ríete.  — Jamás Jamás lo haría  — digo digo — . Tengo un sentido del humor terrible.  —  Empiezo a estirar la mano, luego lu ego recuerdo dónde ha estado recientemente (vómito) y la dejo caer —   — . Soy Nora. Se ríe de nuevo, un claro sonido de campanas de plata.  — ¿Te ¿Te hospedas en Goode's Lily? Asiento.  — Mi Mi hermana y yo estamos de visita desde Nueva York.  — Ah, Ah, gente de la gran ciudad —  ciudad — bromea, bromea, sus ojos brillantes.  — Lo Lo sé, somos los peores —  peores — le le sigo el juego — . Pero tal vez Sunshine Falls nos convierta. Las esquinas de sus ojos se arrugan.  — Ciertamente Ciertamente hará eso.  — ¿Eres ¿Eres originalmente de aquí?  — Toda Toda mi vida —  vida — responde responde — , menos un período breve en Chicago.  — ¿La ¿La vida en la ciudad no era para ti? —  ti?  — adivino. adivino. Sus hombros enormes se levantan.  — Los Los inviernos del norte ciertamente no lo fueron.  — Estoy Estoy segura —  segura — digo. digo. Personalmente soy favorable a la estación, pero es una queja habitual. La gente básicamente se va de Nueva York porque tiene frío, claustrofobia, está cansada o abrumada financieramente. A lo largo de los años, la mayoría de mis amigos de la universidad se fueron a las ciudades del Medio Oeste que son

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16 Shepherd:  Shepherd: al

 al español pastor, ovejero. Por eso Nora pregunta por el trabajo.

 

 

menos costosas o a los suburbios suburbio s con jardines enormes y vallas blancas, o se fueron en uno de los éxodos masivos que se producen cada pocos inviernos a Los Ángeles. Hay lugares más fáciles para vivir, pero Nueva York es una ciudad llena llen a de gente hambrienta, su deseo compartido es una energía vibrante. Shepherd da un golpecito en la cerca.  —Bueno, te dejaré volver a… — Juro Juro que mira hacia mi montón de vómito —… correr — termina termina diplomáticamente, dándose la vuelta para irse —  irse — . Pero si necesitas un guía turístico mientras estás aquí, Nora de d e Nueva York, estaré encantado de ayudarte.  —¿Cómo podría… contactarte? — llamo llamo tras él. Mira hacia atrás, sonriendo.  — Es Es un pueblo pequeño. Nos encontraremos. Lo tomo como el rechazo más sutil del mundo hasta el momento en que me lanza un guiño, el primer guiño caliente que he visto en la vida real.

Desde que terminé de contar lo que pasó, Libby simplemente se quedó mirándome fijamente.  — ¿Qué ¿Qué está pasando en este momento dentro de tu cerebro? —  cerebro?  — pregunto. pregunto.  — Estoy Estoy intentando decidir estoy impresionada de que te hayas bañado desnuda, molesta porque fuiste con Charlie, o simplemente arrepentida por haberte tendido una cita tan terrible.  — No No seas tan dura contigo —  contigo — le le digo — . Estoy segura de que si me hubiera cortado los quince centímetros inferiores de mis piernas en la mesa, habría sido perfectamente agradable.  — Sissy, Sissy, lo siento mucho —  mucho  — solloza solloza — . Te juro que parecía normal en sus mensajes.  — No No culpes a Blake. Soy Soy la  la que tiene este saco de carne gigante.

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  ¡En ¡  En serio, qué pendejo!  pendejo!   Libby L   una ibbymala niega con la cabeza   . Dios, lo siento. Olvidémonos del número cinco. Fue idea.  — ¡No! —  ¡No! — digo digo muy rápido.

 

 

 — ¿No? —  ¿No? — Parece Parece confundida. Después de lo de anoche, me encantaría encantaría tirar  tirar la toalla, pero también tengo que pensar en el apartamento de Charlie. Si me retiro ahora de nuestro trato, entonces todo lo que pasó fue en vano. Al menos meno s de esta manera, algo bueno puede salir de ello.  — Voy Voy a seguir con eso  — le le digo — . Quiero decir, tenemos una lista de verificación.. verificación  — ¿En ¿En serio?  — Libby Libby aplaude, radiante — . ¡Genial! Sissy, estoy tan orgullosa de ti, estás saliendo de tu caparazón, ¡lo cual me recuerda! Hablé con Sally sobre el número doce, y le encantaría ayudarme a mejorar Goode Books.  — ¿Cuándo ¿Cuándo hablaste con ella? —  ella? — pregunto. pregunto.  — Hemos Hemos intercambiado algunos correos electrónicos  — responde responde encogiéndose de hombros — . ¿Sabías que ella pintó el mural en la sección secció n de niños de la tienda? Teniendo en cuenta que Libby le hornea a su cartero intolerante al gluten, un pastel especial cada diciembre, no debería sorprenderme que también tenga una un a correspondencia detallada por correo electrónico con nuestra hospedadora de Airbnb. Mi pulso se acelera con el zumbido de mi teléfono. Afortunadamente, el mensaje no es de Charlie. Es de Brendan. Lo cual es raro. Cuando te desplazas por nuestros cables, es un ir y venir fascinante de ¡Feliz cumpleaños! intercalados cumpleaños! intercalados con imágenes lindas de Bea y Tala. Hola, Nora. Espero que el viaje vaya bien. ¿Libby está bien?  — ¿De ¿De qué se trata esto?  — Extiendo Extiendo mi teléfono y ella se inclina hacia adelante para leer, sus labios apretándose firmes.  — Dile Dile que lo llamaré más tarde.  — Sí, Sí, señora, ¿y qué llamadas quiere quiere que  que se desvíen a su oficina? Pone los ojos en blanco.  — No No quiero subir las escaleras y tomar mi teléfono en este momento. El mundo no se acabará si Brendan no tiene noticias mías cada veinticinco minutos.

 

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La impaciencia en su voz me toma por sorpresa. La he visto antes discutir con Brendan, y es básicamente como ver a dos personas arrojándose plumas en la dirección general del otro. Esta es una verdadera molestia. ¿Están peleando? ¿Por el apartamento, o tal vez, el viaje? ¿O este viaje está sucediendo porque sucediendo porque están  están peleando? El pensamiento me da náuseas instantáneamente. Intento quitármelo de la cabeza: Libby y Brendan están obsesionados con el otro. Podría haberme perdido algunas cosas en los últimos meses, pero me habría dado cuenta de algo así. así.   Además, lo ha estado llamando todos los días.  Excepto que nunca nunc a la has visto llamarlo lla marlo.. Solo supuse que en algún lugar, en esas nueve horas que estamos separadas cada tarde, ha estado hablando con él. Un sudor frío brota a lo largo de la parte posterior po sterior de mi cuello. Mi garganta se retuerce y aprieta, pero Libby no parece darse cuenta. Está sonriendo tranquilamente a medida que se levanta de su silla Adirondack.  Estás pensando demasiado en esto. Solo dejó su teléfono arriba. arriba .  — En En fin, vámonos  — dice dice — . Goode Books no se salvará solo. ¿Goode Books no se salvarán se salvarán solos? solos? Lo que sea. Tú entiendes. Escribo una respuesta rápida a Brendan. Todo está bien. Dice que te llamará más tarde. Responde de inmediato con una cara sonriente y un pulgar hacia arriba. Todo está bien. Estoy aquí. Estoy concentrada. Lo arreglaré.

Me gustaría decir que, al comprender todo lo que estaba en juego en este viaje, el hechizo de Charlie Lastra se desvaneció instantáneamente. En cambio, cada vez que sus ojos pasan de Libby a mí, hay un destello en sus iris que me hace preguntarme cuánto tardaría en quitarme la ropa.  —¿Quieren… — dice dice arrastrando las palabras, mirando de nuevo a mi hermana —… hacer un cambio cambio de imagen en Goode Books?  Books? 

 

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 — Le Le daremos una revitalización revitalización   de pies a cabeza.  — Las Las yemas de los dedos de Libby se juntan con entusiasmo. Su piel está bronceada y las bolsas

 

 

debajo de sus ojos han desaparecido d esaparecido casi por completo. No solo pparece arece descansada, sino francamente animada por la oportunidad de fregar una librería polvorienta. Charlie se inclina hacia el mostrador.  — ¿Esto ¿Esto es por la lista?  — Sus Sus ojos saltan hacia los míos, destellando de nuevo. Mi cuerpo reacciona como si me estuviera tocando. Nuestras miradas se sostienen, la comisura de su boca se curva como, sé lo que estás pensando. pensando.  — ¿Él ¿Él sabe de la lista? —  lista?  — pregunta pregunta Libby, entonces, a Charlie —  Charlie — : ¿Conoces la lista? La mira de nuevo, se frota la mandíbula.  — No No tenemos un presupuesto para «revitalización».  — Todos Todos los muebles serán de segunda mano —  mano  — le le dice — . Tengo el toque mágico de las tiendas de segunda mano. Crecí en un laboratorio para esto. Simplemente apúntanos en la dirección de tus artículos de limpieza. Los ojos de Charlie vuelven a mí, sus pupilas dilatándose. Si tuviera que mirar hacia abajo, estoy segura de que encontraría mi ropa reducida a un montón de cenizas a mis pies.  — Ni Ni siquiera sabrás que estamos aquí —  aquí — me me las arreglo para decir.  — Lo Lo dudo —  dudo — dice. dice.

Otra «verdad universal» con la que Austen podría haber comenzado Orgullo  y prejuicio: prejuicio: cuando te dices que no debes pensar en algo, será todo en lo que qu e puedas pensar. Por lo tanto, mientras Libby me saca de quicio limpiando Goode Books, restregando las marcas del suelo, estoy pensando en besar a Charlie. Y mientras estoy reubicando biografías en la sección de no ficción recientemente designada, en realidad estoy contando cuántas veces y dónde lo atrapo mirándome. Cuando estoy estudiando detenidamente la nueva parte de  Frigid  Frigid   en la cafetería, tirando de los hilos de la trama y empujando sus trampillas, mi mente

 

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invariablemente camino de regreso a Charlie inmovilizándome contra una roca, su vozencuentra áspera enelmi oído:  Nora, en este momento es difícil pensar en  palabras.    palabras.

 

 

Es difícil pensar, punto, a menos que se trate de la única cosa en la que no debería estar pensando. Incluso ahora, caminando de regreso a la ciudad con Libby para la «sorpresa secreta» que planeó para nosotras, solo estoy presente en dos tercios. Decidida a someter ese último tercio, pregunto:  — ¿Estoy ¿Estoy bien vestida? Libby aprieta mi brazo sin interrumpir el paso.  —  Perfecta  Perfecta.. Una diosa entre los mortales. Miro mis jeans y mi camiseta de seda amarilla, intentando in tentando adivinar para qué podrían ser «perfectos». Hago otra revisión rápida de su lenguaje corporal por el rabillo del ojo. La he estado observando de cerca desde el mensaje extraño de Brendan, pero nada parece estar mal. Cuando éramos niñas, solía rogarle a la señora Freeman que le permitiera volver a colocar los libros en las estanterías, y ahora sus esfuerzos por actualizar Goode Books la han convertido en una Belle bizarra, hasta el punto de cantar la canción de la «vida provinciana» contra el mango de su escoba mientras Charlie me lanza miradas fulminantes de haz que se detenga. detenga.  — No No puedo ayudarte —  ayudarte — le le dije finalmente — . Aquí no tengo jurisdicción. A lo que Libby gritó desde el otro lado de la tienda:  — ¡Soy ¡Soy un semental salvaje, nena! Cuando finalmente nos fuimos, me obligó a subir al taxi de Hardy para buscar muebles en todas las tiendas de segunda mano en el área metropolitana de Asheville. Cada vez que encontrábamos encontrábamos   algo perfecto para la cafetería Goode Books, Libby insistía en 1) regatear y 2) hablar literalmente con todos, literalmente sobre cualquier cosa. El trabajo la ha llenado de energía, mientras que yo espero fervientemente que la excursión sorpresa termine en el único spa de Sunshine Falls. Aunque se llama Spaaaahhh, llama  Spaaaahhh, lo que me da que pensar. No está claro si eso debe leerse como un suspiro o un grito. O la misma persona trastornada posee eso, Mug + Shot  y Curl Up N Dye, o hay algo extremadamente raro en el suministro de agua de Sunshine Falls.

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Libby pasa por el Spaaaahhh y doblamos la esquina hacia un edificio amplio de ladrillo rosa con ventanas arqueadas de dos pisos, techo a dos aguas y un

 

 

campanario. En un lado se encuentra un estacionamiento medio lleno y en el otro, unos cuantos niños con las rodillas manchadas de tierra juegan kickball kickball   en un campo de béisbol cubierto de maleza con mosquitos pululando por la cerca detrás de la base.  — ¿Vinimos ¿Vinimos por el gran juego? —  juego? — pregunto pregunto a Libby. Me lleva por los escalones del edificio hasta un vestíbulo mohoso. Una horda de adolescentes en mallas de ballet pasa corriendo, chillando y riendo, para subir corriendo la escalera a nuestra derecha. Media docena de niños más pequeños con leotardos de colores están dispersos en el suelo limpiando colchonetas azules de gimnasia.  — Creo Creo que está por ahí —  ahí  — dice dice Libby. Pasamos por encima y alrededor de las gimnastas diminutas y giramos a través de otro juego de puertas hacia una habitación espaciosa llena de cháchara resonando y sillas plegables. Para mi alivio, nadie lleva leotardos, así que probablemente no estemos aquí para una clase de gimnasia para embarazadas, lo que definitivamente me parece algo en lo que Libby nos inscribiría. Veo a Sally cerca del frente, agarrando el hombro de un hombre rubio mayor mientras se ríe (y, estoy bastante segura, fumando un vaporizador). Unas pocas filas detrás de ella están la barista moderna de Mug + Shot con el aro del tabique y Amaya, la camarera bonita y ex de Charlie. Libby me lleva a la última fila, donde tomamos dos asientos justo cuando alguien golpea con un mazo al frente de la sala. Hay un escenario justo allí, pero el podio está en el suelo, al nivel de las sillas. La mujer detrás tiene el cabello más grande y rojo que he visto en mi vida, y las únicas luces encendidas en la habitación la iluminan como un foco difuso.  — ¡Empecemos, ¡Empecemos, gente! —  gente! — ladra, ladra, y la multitud se calla mientras la música de un piano se filtra desde arriba. Me inclino hacia Libby, siseando:  — ¿Me ¿Me trajiste a un juicio por brujería?  — Lo Lo primero que estamos considerando —  considerando — dice dice la pelirroja — , es una queja contra el negocio en 1480 Main Street, actualmente conocido como Mug and Shot.  — Espera —  Espera — digo digo —. Estamos…  Estamos… 

 

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Libby me hace callar justo cuando la camarera salta de su asiento, girando hacia un hombre calvo unos asientos más allá.

 

 

 — ¡Dave, ¡Dave, no vamos a cambiar nuestro nombre otra vez!  — Suena —  Suena — grita grita Dave — , ¡como un lugar para vagabundos y criminales!  — No No estuviste contento con Bean to Be Wild… Wild …17   — Es Es un juego de palabras tonto —  tonto — razona razona Dave.  — Tuviste Tuviste un ataque ataque cuando  cuando éramos Some Like It Hot 18.  — ¡Es ¡Es prácticamente pornográfico! La pelirroja golpea el mazo. Amaya tira de la barista para que vuelva a su asiento.  — Lo Lo someteremos a votación. Todos a favor de d e cambiar el nombre de Mug and Shot. —  Shot. — A Algunas lgunas manos se levantan, incluida la de Dave. Vuelve a golpear el mazo — . Moción desestimada.  — No No hay la más mínima posibilidad de que esto se sostenga en un tribunal de justicia —  justicia — susurro, susurro, asombrada.  — ¿Qué ¿Qué me perdí? Salto en mi asiento cuando Charlie se desliza en la silla a mi lado.  — No No mucho. «Dave» simplemente presentó una moción para cambiar el nombre de cada cosa en la ciudad a algo menos pornográfico.  — ¿Ya ¿Ya lloró alguien? —  alguien? — pregunta pregunta Charlie.  — ¿La ¿La gente llora? —  llora? — susurro. susurro. Deja caer su boca junto a mi oreja.  — La La próxima vez intenta no parecer tan emocionada ante la idea de la miseria. Te ayudará a integrarte mejor.  — Teniendo Teniendo en cuenta que estamos en la sección de la multitud reservada para los que solo alborotan, no estoy tan preocupada por pasar desapercibida —  desapercibida  — llee susurro — . ¿Qué estás haciendo aquí?  — Mi Mi deber cívico. Lo fijo con una mirada.

 

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17

 Bean to Be Wild (juego (j uego de palabras), palabras), se  se traduce «Granos para ser salvaje» pero hace referencia a Bor n to Be Wild, «Nacido para ser salvaje». 18 Some Like It Hot, frase sugerente al español «A algunos les gusta caliente».

 

 

 — Hay Hay una votación por la que mi madre está emocionada. No soy más que una mano en el aire. Aunque, ahora me alegro de haber venido: terminé las páginas nuevas. Tengo notas. Me giro hacia él, la punta de mi nariz casi rozando la suya en la oscuridad.  — ¿Ya? ¿Ya?  — Creo Creo que deberíamos intentar comenzar el libro en el accidente de Nadine  — susurra. susurra. Me rio. Varias personas en la fila frente a nosotros me miran. Libby me golpea en la teta, y sonrío sonrí o a modo de disculpa. Cuando nuestra audiencia se vuelve a ver la discusión nueva al frente de la sala, entre un hombre y una mujer cuya edad combinada debe superar los doscientos años, miro a Charlie nuevamente, quien sonríe.  — Supongo Supongo que después de todo necesitabas ayuda para pasar desapercibida.  — El El accidente tiene cincuenta páginas  — siseo siseo — . Perdemos todo el contexto.  — No No creo que lo hagamos. —  hagamos. — Niega Niega con la cabeza — . Me gustaría al menos sugerírselo a Dusty y ver qué piensa. Niego con mi cabeza.  — P Pensará ensará que odias las primeras cincuenta páginas de las cien que te ha enviado.  — Sabes Sabes lo mucho que quería este libro —  libro  — dice dice — , solo basándome en esas primeras diez. Simplemente quiero que sea su mejor versión, igual que tú. Y  Dusty.  Dusty. Por cierto, ¿qué te pareció el gato? Me muerdo mi labio y obtengo una inyección de satisfacción pura y sin diluir por la forma en que observa la acción. Dejo que la pausa se alargue más de lo estrictamente natural.  — Me Me preocupa que se parezca demasiado al perro en Once Once.. Charlie parpadea. Veo el momento en que vuelve a encontrar encont rar su lugar en la conversación.  — Pienso Pienso exactamente lo mismo.

 

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 — Tendríamos Tendríamos que ver a dónde planea llevarlo —  llevarlo — digo. digo.

 

 

 — Solo Solo mencionamos la similitud y dejamos que ella tome la decisión  —  concuerda. La pelirroja golpeasegundos su mazo,más. peroCuando el anciano y la anciana siguen gritándose durante veinte finalmente logradel quefrente se detengan, no es broma, asienten, se toman de las manos y regresan juntos a sus asientos.  — Esto Esto es como algo sacado de Macbeth de Macbeth  —   — me me maravillo.  — Deberías Deberías ver cómo es la planificación de los eventos festivos  — dice dice — . Es un baño de sangre. El mejor día del año. Ahogo una risa con el dorso de mi mano. Su rostro se contrae, con trae, y mi corazón se acelera ante la mirada extraordinariamente complacida en su rostro. En mi mente lo escucho diciendo: Eres diciendo: Eres mucho más divertida de esta manera.  manera.  Me doy la vuelta antes de que la mirada pueda hundirse aún más en mi torrente sanguíneo.  — ¿Qué ¿Qué piensas de las motivaciones de Nadine? —  Nadine? — susurra, susurra, logrando que las palabras suenen innatamente sexuales. Cuatro puntos diferentes en mi cuerpo comienzan a hormiguear.  Enfócate.  — ¿Para ¿Para qué parte?  — C Corriendo orriendo al otro lado de la calle antes de que el letrero cambiara a CAMINAR  —  CAMINAR  — aaclara, clara, la decisión que lleva a Nadine al hospital, cuando un autobús la atropella. Así es: mi sustituta casi muere a cincuenta páginas en el libro. O en la primera página, si Charlie se sale con la suya.  — Me Me pregunto si el hecho de que ella esté legítimamente apurada socava el argumento de Dusty —  Dusty — susurro susurro — . Se supone que debemos pensar que esta mujer es un tiburón frío y egoísta. Tal vez debería estar apurada sol soloo por apurarse, porque eso es lo que hace. Juro que los ojos de Charlie brillan en la oscuridad.  — Stephens, Stephens, habrías sido una editora muy buena.  — Y con eso —  eso — digo digo — , quieres decir que estás de acuerdo conmigo.

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 — que Creoseque Creo antes de abranecesitamos el telón. ver a Nadine exactamente como la ve el mundo,

 

 

Lo estudio. Tiene un punto. Siempre es algo extraño, trabajar con solo una parte de un libro, sin saber con certeza qué sigue, especialmente para alguien a quien ni siquiera le gusta leer de esa manera, pero conozco la escritura de Dusty como el latido de mi corazón, y tengo el presentimiento de que Charlie tiene razón en esto.  — Entonces —  Entonces — susurra susurra — , ¿le contarás sobre las primeras cincuenta?  — Le Le preguntaré —  preguntaré  — digo digo evasiva. Incluso cuando estamos de acuerdo entre nosotros, nuestras conversaciones se sienten menos como si estuviéramos turnándonos para llevar la antorcha y más como si estuviéramos jugando tenis de mesa mientras dicha mesa está en llamas. Charlie me tiende la mano para estrecharla. Dudo antes de deslizar mi palma en la suya, este toque cuidadoso desentraña trozos de la otra noche a través de mi mente como carretes de película. Sus pupilas pupi las se expanden, las volutas dorad doradas as a su alrededor arden, y su pulso salta en la base de su garganta. Ser capaces de leernos tan bien va a complicar esta «relación comercial». Donde su muslo apenas apenas toca  toca el mío, se siente como un cuchillo bien caliente sostenido contra la mantequilla. Alguien cerca del frente de la sala suelta una tos bastante b astante falsa que revienta la burbuja. Los brazos están en el aire a nuestro alrededor, incluyendo el de Libby Libby.. Sally está girada en su silla, tosiendo en nuestra dirección, con la mano sobre la cabeza. Charlie libera su mano de un tirón y la empuja hacia arriba. Los ojos de Sally se clavan en los míos a continuación, casi suplicantes. Cuando levanto la mano, ella sonríe y gira en su silla. A medida que la mujer pelirroja está contando los votos, me inclino para preguntarle a Libby:  — ¿Qué ¿Qué estamos votando exactamente?  — ¿¿No No estabas escuchando? ¡Van a poner una estatua en la plaza del pueblo!  — ¿De ¿De qué? Charlie resopla. Libby sonríe radiante.  — ¿Qué ¿Qué más? —  más? — dice dice — . ¡Del Viejo Whittaker y su perro!

 

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Una estatua estatua literal  literal de Once in a Lifetime. Lifetime.

 

 

Me giro hacia Charlie, lista para burlarme de él, pero me mira a los ojos con una sonrisa maliciosa.  — Adelante, Adelante, inténtalo, Stephens; nada va a arruinar mi noche. Mi adrenalina se dispara ante el desafío, pero jugar con él es demasiado peligroso para mí, cuando mi autocontrol ya es tan tenue. En su lugar, fuerzo una sonrisa plácida y profesional y me vuelvo hacia el frente de la sala. Paso el resto de la reunión atrapada en un juego peor conmigo misma:  No  pienses en tocar la mano de Charlie. No pienses en los rayos disparándose de los ojos de Charlie. No pienses en nada de eso. Enfócate.

 

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Para mi sorpresa, Dusty está de acuerdo con los l os cortes. Al cabo de una hora de prometerle que pronto le daría sus notas formales, Charlie me envía un documento de cinco páginas sobre el primer acto de Frigid de  Frigid.. Lo examino en el café mientras Libby está reorganizando la sala de libros para niños y cantando una versión desafinada de  My Favorite Things ,  pero reemplazando todas las cosas cosas enumeradas  enumeradas con sus propias preferencias: ¡Libros en buenas condiciones, cubiertas nuevas y brillantes; limpieza y archivo; y lectura sobre amantes! «

»

Le devuelvo el documento a Charlie con sesenta y cuatro cambios comprobados y responde en unos minutos, como co mo si no estuviéramos a siete metros de distancia, él en la caja registradora y yo en la cafetería.

Stephens, eres absolutamente despiadada. Escribo: Tengo una reputación que mantener. Escucho la risa baja en la habitación de al lado tan claramente como si sus labios estuvieran presionados contra mi estómago. En la sala de libros usados y raros, Libby está cantando: Gatos en los escaparates y café helado. ¿Este halago no es un poco exagerado?   Charlie me envía un correo electrónico. Quizás refiriéndose a los cuarenta y tantos cumplidos que inserté en su documento.

Te encantan las páginas, le respondo. Solo agregué detalles. Simplemente parece ineficiente y condescendiente pasar tanto tiempo hablando de cosas que no necesita cambiar. Si le dices a Dusty que corte un montón de cosas, pero no dejas en claro qué funciona, corres el riesgo de perder las cosas buenas.

 

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Reenviamos el documento de un lado a otro hasta que estamos satisfechos, luego lo enviamos. No espero tener noticias de Dusty durante días. Pero su respuesta suena dos horas después.

 

 

Hay tantas ideas geniales aquí. Hay mucho en lo que pensar, y me pondré a trabajar para incorporar los cambios. Lo único es que, tenemos que quedarnos con el gato. Mientras tanto, he terminado de pulir las próximas cien páginas (adjuntas). Me envía un correo electrónico privado, su asunto dice Pero en serio y el cuerpo dice ¿puedes ser mi coeditora para siempre? De hecho, estoy emocionada por empezar. Besos. Me siento como una bombilla encendida, toda caliente y resplandeciente de orgullo. Charlie me envía otro mensaje, y todo ese calor se tensa, como uno de esos regalos de broma con serpientes en una lata que se vuelven a apretujar para otro intento.

Stephens, creo que podríamos ser buenos juntos. Una estrella muy pequeña se aloja en mi diafragma. Respondo: Sí, juntos sumamos un ser humano emocionalmente competente, un verdadero logro , luego escucho su risa áspera. Pero otro sonido llama mi atención hacia la ventana: la voz de Libby, amortiguada por el vidrio pero aún medio gritando, obviamente frustrada. Sigo el laberinto de estanterías hacia la parte delantera de la tienda, donde puedo verla a través de la ventana de la acera, con el teléfono pegado a la oreja y una mano protegiéndose los ojos del sol. Su postura es defensiva, con los hombros levantados y los codos pegados a los costados. Resopla frustrada, dice algo más y cuelga. Me dirijo hacia la puerta principal para encontrarme con ella, pero se sube el bolso al hombro y cruza la calle, gira a la derecha y se aleja rápidamente. Me congelo a medio paso, mi estómago tocando fondo. ¿Qué acaba de suceder? Mi teléfono emite un pitido, y salto con el sonido. Es un mensaje de Libby. ¡Tenía algunos mandados que hacer! Debería estar en casa alrededor de las ocho.  Me trago un globo de tensión del d el tamaño de un puño y escribo: ¿Algo en lo que pueda ayudar? Después de todo, hoy no hay mucho trabajo que hacer.  Una mentira descarada, pero no está aquí para verlo en mi cara.

 

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luego!

 

¡No!, dice. Estoy disfrutando del tiempo Para Mí, sin ofender. ¡Te veo

 

Vuelvo aturdida a mi computadora. Se siente como una un a especie de traición, pero no sé qué más hacer en este momento, semanas después de este viaje y sin estar cerca de ninguna respuesta. Le envío un mensaje de texto a Brendan.

Oye, ¿cómo están las cosas en casa? ¿Libby te respondió alguna vez? Responde de inmediato. ¡Las cosas están bien! ¡Sí, nos pusimos al día! ¿Todo bien allí?  Pruebo catorce versiones diferentes de  de   Qué le pasa a mi hermana  antes de aceptar que definitivamente se enfadaría conmigo si se enterara de que se lo pregunté. Las reglas que rigen la dinámica familiar no tienen t ienen sentido, pero también son rígidas. Mamá sabía exactamente cómo hacer que nos abriéramos, pero cada vez me siento más como si estuviera en una cueva con trampas explosivas, con el corazón de Libby en un estrado en el centro. Cada paso que doy corre el riesgo de empeorar las cosas. «

»

¡Todo bien! Le escribo a Brendan y me concentro en el trabajo. O intento. Los clientes van y vienen el resto de la tarde, pero en su mayor parte, Charlie y yo somos las únicas dos personas per sonas en la tienda, y nunca he sido menos produ productiva. ctiva. Después de un rato, envía un mensaje de texto desde el escritorio: ¿Adónde fue Julie Andrews?

De regreso al convento, escribo. Se dio por vencida. No pudo ayudarte. Tengo ese efecto, dice. No en Dusty, escribo. Ella te quiere. Nos quiere, corrige. Como dije, somos buenos juntos. Busco una respuesta y no encuentro ninguna. Lo único en lo que puedo pensar de verdad es en la mirada tensa en el rostro de mi hermana y su partida repentina. Libby tenía algunos planes misteriosos, le digo. Responde: Debe ser la gran inauguración de Dunkin' Donuts a dos ciudades más allá. Un minuto después, agrega, ¿estás bien? Incluso desde habitaciones separadas, con múltiples pantallas entre nosotros, está leyendo mi estado de ánimo. El pensamiento pen samiento envía un extraño dolor sordo a través de mis extremidades. Algo así como a soledad. Algo así como a Ebenezer Scrooge viendo la fiesta de Navidad de su sobrino Fred a través de la

 

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ventana helada. Una exterioridad exterioridad que  que se vuelve aún más cruda por la revelación de la interioridad interioridad..

 

 

Todo lo que realmente quiero es sentarme en el borde del escritorio de Charlie y contarle todo, hacerlo reír, dejar que él me me haga  haga reír hasta que nada se sienta tan apremiante.

Bien, escribo. Después, me sorprendo actualizando mi correo electrónico un par de veces y me obligo a hacer clic para volver al manuscrito. Estoy tan distraída intentando distraerme, que son las cinco y ocho minutos cuando vuelvo a mirar el reloj. La tienda está en silencio, y empaco con el cuidado de quien intenta no despertar a una manada de leones hambrientos. Cuelgo mi bolso sobre mi hombro y salgo corriendo del café, aún sin saber si Charlie es el león en el escenario o si yo lo soy. Eso es lo que estoy pensando cuando atravieso la puerta y casi choco con Charlie en el otro lado, lo que podría explicar por qué grito:  — ¡LEÓN! ¡LEÓN! Sus ojos se abren como platos. Sus manos vuelan frente a su cara (tal vez pensó que quería decir: ¡Hay un león! ¡Atrápalo!) ¡Atrápalo!) y milagro de todos los milagros, ambos nos detenemos, aterrizando casi frente a frente en la acera, pero sin tocar absolutamente nada. Mi corazón late feroz. Mi pecho se sonroja.  — No No sabía que aún estabas aquí —  aquí — dice. dice.  — Lo Lo estoy —  estoy — digo. digo.  — Siempre Siempre sales a las cinco. —  cinco.  — Cambia Cambia la regadera de su mano izquierda a la derecha. Detrás de él, las flores en la jardinera de la tienda relucen, gotas got as gordas adhiriéndose a sus pétalos anaranjados y rosados y resplandeciendo a la luz de la tarde — . Exactamente a las cinco —  cinco — agrega. agrega.  — Las Las cosas se han puesto movidas —  movidas — miento. miento. Sus ojos se lanzan a mi barbilla. Mi piel se calienta diez grados más. Comienza en voz baja:  — ¿Está ¿Está todo bien? No parecías como… como …   — ¡Oye! ¡Oye! ¡Charlie! —  ¡Charlie!  — Una Una suave voz baja lo interrumpe. Al otro lado de la calle, un gigante angelical con hoyuelos gemelos y ojos de piedras preciosas está

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saliendo de una camioneta embarrada.

 

 

 — Shepherd —  Shepherd  — ssaluda aluda Charlie, un tanto rígido, su barbilla bajando a modo de saludo. No es que tenga puñales en los ojos, pero tampoco parece feliz feliz de  de ver a Shepherd. Historia, subtexto, trasfondo, como quieras llamarlo, estas dos personas lo tienen.  — Sally Sally me pidió que pasara a dejar esto —  esto  — dice dice Shepherd, empujando una bolsa de mano en dirección a Charlie mientras cruza la calle hacia nosotros. Charlie le da las gracias, pero ahora Shepherd está frente a mí y su sonrisa se amplía.  — Bueno, Bueno, bueno, bueno, si no es Nora de Nueva Nuev a York —  York — dice dice — . Te dije que nos volveríamos a encontrar. Una vez leí que los girasoles siempre se orientan de cara al sol. Así es para mí estar cerca de Charlie Lastra. Podría haber un furioso incendio forestal corriendo hacia mí desde el oeste y aún estaría esforzándome hacia el este hacia su calor. Así que, a pesar de estar un ochenta por ciento segura de que Shepherd Sheph erd está flirteando conmigo, por supuesto miro directamente a Charlie. O más bien, a la puerta de la tienda que se cerró detrás de él.  — Hola Hola  — dice dice Shepherd — . ¿Hay alguna posibilidad de que estés libre ahora mismo? ¿Podría darte ese recorrido del que hablamos?  — Um. —  Um. — Reviso Reviso mi teléfono, pero aún no hay mensajes nuevos de Libby. Por un momento, la ansiedad se agolpa en cada uno de mis lados, un centenar de puños golpeando las puertas de mi mente, exigiendo escapar. Empujo mi teléfono de nuevo en mi bolso. Enfócate bolso.  Enfócate en algo que puedas controlar. La lista. Número cinco. Resistiendo el impulso de d e mirar hacia atrás al escaparate, me encuentro con los ojos de Shepherd, sonrío y miento entre dientes:  — Un Un recorrido suena perfecto.

Conducimos con las ventanillas bajadas, los olores a pino, sudor y tierra

 

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quemada por el sol entremezclan el viento. Nunca he visto comodeBlue Ridge Parkway, la se forma en que suscon curvas suaves se cortan en nada la ladera las montañas de modo que las copas de los árboles lanudos se elevan sobre nosotros

 

 

en un lado y se despliegan debajo de nosotros en el otro. Shepherd también es una vista rara. Tiene el tipo de antebrazos en los que los autores podrían gastar páginas enteras, musculosos y cubiertos de fino vello rubio dorado. Tararea la canción country en la radio, tamborileando con los dedos sobre el volante y el embrague. Después de la emoción inicial de hacer algo espontáneo, aparecen los nervios. Ha pasado mucho tiempo desde que salí con un hombre sin antecedentes. Dejando a un lado la posibilidad de que sea un violador, un asesino o un caníbal, tampoco sé cómo hablarle a un hombre del que no sé nada y que no no   estoy considerando como una pareja a largo plazo.  Nora, puedes pu edes hacer esto. Para Pa ra él, no eres Nadine. Puedes ser cualquiera. cualqu iera. Solo di algo. Finalmente me saca de mi miseria:  — Entonces, Entonces, Nora, ¿en qué trabajas?  — Trabajo Trabajo en publicación —  publicación — digo digo — . Soy agente literaria.  — ¡En ¡En serio! —  serio! — Sus Sus ojos verdes pasan de la carretera a mí —   — . Entonces, ¿ya conocías a Charlie, antes de tu visita? Mi estómago cae, luego surge hacia arriba en mi pecho.  — En En realidad, no —  no — respondo respondo evasivamente. Shepherd se ríe, un sonido claro y atronador.  — Oh-oh. Oh-oh. Conozco esa mirada, no juzgues al resto de nosotros basándote en él. Siento una oleada de protección, o tal vez sea empatía, una comprensión de que podría ser así cómo la gente habla de mí. Sin embargo, al mismo tiempo me molesta haberme subido literalmente al auto de un desconocido como si fuera una cápsula de escape del espacio profundo, y de alguna manera el espectro de Charlie sigue aquí.  — No No es tan malo como parece  — continúa continúa Shepherd — . Quiero decir, volver aquí para ayudar a Sal y Clint, cuando prácticamente todo lo que quería era alejarse de… de…  —  — Agita Agita su mano en un arco amplio, gesticulando hacia el camino moteado por el sol delante de nosotros. Dobla por una calle lateral que serpentea más arriba de la colina que hemos estado subiendo.

 

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 — Entonces, Entonces, ¿en qué trabajas? —  trabajas? — digo. digo.

 

 

 — Estoy Estoy en la construcción  — responde responde — . Y también hago un poco de carpintería, cuando tengo tiempo.  — Por Por supuesto que sí —  sí — digo digo accidentalmente en voz alta.  — ¿Qué ¿Qué es eso?  — pregunta, pregunta, sus ojos brillando como esmeraldas bien iluminadas.  — Solo Solo quiero decir que, pareces un carpintero.  — Ah. Ah. Explico:  — Los Los carpinteros son famosos por ser apuestos. Su frente se arruga mientras sonríe.  — Ah, Ah, ¿sí?  — Q Quiero uiero decir, los carpinteros son los intereses amorosos en muchos libros y películas. Es un tropo recurrente. Es la forma de mostrar que alguien tiene los pies en la tierra y es paciente, caliente sin ser superficial. Se ríe.  — Supongo Supongo que, eso no suena tan mal.  — Lo Lo siento, ha pasado un tiempo desde que estuve… estuve …  —  — Me Me detengo antes de decir en una cita, cita, que definitivamente no lo es, y termino con el mucho más trágico —… en cualquier lugar.  lugar.  Sonríe, como si no se le hubiera ocurrido que podría haber escapado recientemente de una escotilla del día del juicio final en el suelo después de años de poca o ninguna socialización.  — Bueno, Bueno, Nora de Nueva York, entonces sé exactamente a dónde te llevaré.

No soy de quedarme boquiabierta, las reacciones dramáticas y audibles son más el terreno de Libby, pero cuando salgo del camión, no puedo evitarlo.

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 — Apuesto Apuesto a que no tienes vistas como esa esa en  en Nueva York —  York — dice dice Shepherd con orgullo.

 

 

No tengo el corazón para decirle que no estaba jadeando por la vista. Aunque es es preciosa,  preciosa, en realidad me sorprendió la casa construida en tres cuartas partes que se encuentra en la cresta, con vistas al valle debajo de nosotros. En su lado más lejano, el sol se hunde hacia el horizonte, cubriendo todo en un panal dorado que podría ser mi nuevo color favorito. Pero la casa casa,, un enorme rancho moderno con una pared trasera hecha completamente de vidrio, está resplandeciendo en la estela ardiente del atardecer.  — ¿Tú ¿Tú construiste esto?  — Miro Miro por encima del hombro para encontrar a Shepherd sacando una hielera de la plataforma p lataforma de su camión, junto con una manta azul de mudanza.  —  Estoy  Estoy construyendo  construyendo —   — corrige, corrige, cerrando la escotilla trasera — . Es para mí, por lo que está tomando años, entre trabajos remunerados.  — Es Es increíble —  increíble — digo. digo. Deja la hielera y sacude la manta.  — Quiero Quiero vivir aquí arriba desde que tenía diez años.  — Me Me hace un gesto para que me siente.  — ¿Siempre ¿Siempre quisiste estar en la construcción? —  construcción? — Me Me meto la falda contra los muslos y me bajo al suelo, justo cuando Shepherd saca dos cervezas enlatadas de la hielera y se deja caer a mi lado.  — De De hecho, ingeniero estructural —  estructural — dice. dice.  — Está Está bien, ningún niño de diez años quiere ser ingeniero estructural —  estructural  — llee digo — . Ni siquiera saben que eso existe. Francamente, me acabo acabo de  de enterar de que es algo en este momento. Su risa baja y agradable retumba a través del suelo. Siento esa inyección de adrenalina que hace reír a cualquiera cualquiera,, pero la sensación de tener mariposas ebrias en el estómago está detestablemente ausente. Ajusto mis m is piernas para que estén un poco más cerca de las suyas, dejo que nuestros dedos se rocen mientras acepto una cerveza de él. Nada.  — No, No, tienes razón  — dice dice — . Cuando tenía diez años quería construir estadios. Pero cuando fui a Cornell, ya lo había descubierto. Me atraganto con mi cerveza, y no solo porque es repugnante.

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 — ¿Estás ¿Estás bien?  — pregunta, pregunta, palmeándome la espalda como si fuera un caballo asustado.

 

 

Asiento.  — Cornell —  Cornell — digo digo — . Eso es bastante elegante. Las esquinas de sus ojos se arrugan preciosamente.  — ¿Estás ¿Estás sorprendida?  — S Sí —  í  — contesto contesto — , pero solo porque nunca he conocido a un alumno de Cornell que esperó tanto para mencionar que era un alumno de Cornell. Deja caer la cabeza hacia atrás, riendo, y se pasa una mano por la barba.  — Es Es justo. Probablemente solía mencionarlo un poco más antes de mudarme a casa, pero sin importar a qué universidad fui, la gente aquí aún está más impresionada por mis años como mariscal de campo.  — Como, Como, ¿qué? —  ¿qué? — digo. digo.  — Mariscal Mariscal de campo: es una posición en… en …  — Se Se calla cuando nota mi expresión, una sonrisa formándose en la comisura de su boca — . Estás bromeando.  — Lo Lo siento —  siento — digo digo — . Mal hábito.  — No No tan tan malo  malo —   — asegura, asegura, con un tono coqueto en su voz. Empujo su rodilla con la mía.  — Entonces, Entonces, ¿cómo terminaste aquí? ¿Dijiste que viviste en Chicago por un tiempo?  — Apenas Apenas salí de la escuela conseguí un trabajo allí —  allí — dice dice — . Pero echaba de menos mi casa, demasiado. No quería estar lejos de todo esto. Sigo su mirada sobre el valle una vez más, morados y rosas pululando a través de él mientras la sombra se despliega en el horizonte. Trillones de jejenes y mosquitos bailan en la luz mortecina, el ballet chispeante de la naturaleza.  — Es Es hermoso —  hermoso — digo. digo. Aquí arriba, el silencio parece más relajante que espeluznante, y él soporta la espesa humedad tan bien que puedo (en cierto modo) creer que yo  yo   tampoco  tampoco  parezco una mariposa empapada. La pegajosidad caliente es casi agradable, y el olor a hierba es tan tranquilo. Nada se siente urgente. En el fondo de mi mente, una voz familiar ronca dice:  Preferirías estar en

 

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un lugar ruidoso y lleno de gente, donde el simple hecho de existir se siente como una competencia.

 

 

Siento ojos sobre mí, y cuando miro m iro de reojo, la sorpresa es desorientadora. Como si hubiera esperado a alguien más.  — ¿Qué ¿Qué te trae por aquí? —  aquí? — pregunta pregunta Shepherd. El sol se ha ido casi por completo ahora, el aire finalmente se está enfriando.  — Mi Mi hermana. No presiona para obtener información, pero me deja espacio para p ara continuar. Lo intento, pero todo lo que sucede con Libby es tan intangible, imposible de detallar para un extraño casi perfecto.  — Espera Espera aquí un segundo  — dice, dice, saltando. Regresa a su camioneta y rebusca en la cabina hasta que la música country sale de los altavoces una balada cantada y lenta con mucho ritmo. Deja la puerta entreabierta y vuelve a mí, estirando la mano hacia abajo con una sonrisa casi tímida — . ¿Te gustaría bailar? Por lo general, no podría imaginar nada tan mortificante, así que tal vez la magia de un pueblo pequeño sea real. O tal vez alguna combinación de Nadine, Libby y Charlie me ha soltado algo, porque dejo mi cerveza a un lado sin dudarlo, y tomo su mano.

 

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Puedo ver la escena como si le estuviera pasando a otra persona. Como si lo estuviera leyendo, y en el fondo de d e mi mente, no puedo dejar de pensar: pensar: Esto  Esto no sucederá.   sucederá. Solo que aparentemente lo hace. Los temas recurrentes vienen de alguna parte, y resulta que, desde tiempos inmemoriales, las mujeres han estado bailando lentamente al ritmo de música country estática con arquitectos carpinteros calientes mientras sombras profundas se despliegan sobre valles pintorescos, grillos cantando como violines. Shepherd huele como lo recordaba. Evergreen, cuero y luz del sol. Y todo se siente bien bien.. Como si me estuviera soltando de todas las maneras correctas y que ninguna de ellas podría volver en mi contra. Toma eso, Nadine. Nadine. Estoy presente. Estoy sudada. Estoy siguiendo el ejemplo de otra persona, dejando que q ue Shepherd me haga girar hacia afuera y luego me haga girar de regreso. No soy rígida, tiesa, fría. Me sumerge y, en la penumbra, muestra esa sonrisa de estrella de cine antes de volver a ponerme de pie.  — Entonces —  Entonces — dice dice — , ¿está funcionando?  — ¿Qué ¿Qué está funcionando? —  funcionando? — pregunto. pregunto.  — ¿Te ¿Te estamos conquistando? —  conquistando? — dice dice — . Para Sunshine Falls.  Alguien como tú, con zapatos como esos, nunca n unca podría ser feliz aquí. No ilusiones a un pobre criador de cerdos para nada. Me pierdo un paso, pero Shepherd es demasiado grácil para que importe. Sostiene mi peso y me hace dar un cuarto de vuelta, evitando todos los problemas excepto en lo que se refiere a mis tacones. Están cubiertos de suciedad, manchados con manchas de hierba, y estoy furiosa furiosa conmigo  conmigo misma por darme cuenta. Por recordar a Charlie cargándome colina arriba después de nuestro juego

 

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de billar. Desde el exterior, Shepherd y yo aún formamos esa escena perfecta y conmovedora, pero tengo esa sensación de d e estar afuera otra vez. Como si no fuera

 

 

realmente yo, aquí en los brazos de Shepherd. O como si aún estuviera en el lado equivocado de la ventana. La imagen es inmediata,  Nuestra   Nuestra   vieja ventana.  Nuestro apartamento. Una cocina con suelointensa: pegajoso y una encimera de laminado empapada de agua. Libby y yo nos sentamos en ella, mamá se inclinó contra ella. Un cartón de helado de fresa y tres cucharas. Me golpea como un susto de película de terror. Como si doblé una esquina y encontré un acantilado. Aprieto mis dedos a través de los de Shepherd, dejo que él me acerque más, mi corazón se acelera. Retrocedo a su pregunta y balbuceo:  — Definitivamente Definitivamente está causando una impresión. Si ha notado el cambio en mí, no da ninguna indicación. Sonríe dul dulcemente cemente y coloca un mechón de cabello detrás de mi oreja. Esto oreja.  Esto es todo to do,, me doy cuenta. Estoy a punto de besar a un hombre agradable y guapo en una cita no planificada en un lugar desconocido.  Así es es   como se supone que debe ser la historia, y finalmente lo es. Su frente baja hacia la mía, y mi teléfono suena en mi bolso. Instantáneamente, otra ventana brilla intensamente en mi mente. Otro apartamento. Mío. apartamento.  Mío.   El cómodo sofá floral, las interminables pilas de libros, mi vela favorita de Jo Malone encendida en la repisa de la chimenea. Yo descansando con una túnica antigua y una máscara de hoja con un manuscrito nuevo y brillante, y en el otro lado del sofá, un hombre con el ceño fruncido, la boca en un nudo, un libro en la mano. Charlie, golpeando mi cerebro como una pastilla de antiácido, dispersándose en todas direcciones. Mi cara se sacude hacia los lados. Shepherd se detiene en seco, su boca flotando a unos centímetros de mi mejilla.  — ¡Debería ¡Debería volver con mi hermana!  — Sale Sale sin planearlo y aproximadamente sesenta veces más fuerte de lo que pretendía. Pero no puedo seguir con esto. Mi cerebro se siente demasiado turbio. Shepherd retrocede, vagamente desconcertado, y sonríe con buen humor.

 

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 — Bueno, Bueno, si alguna vez necesitas un guía turístico de nuevo… nuevo …  —  — Mete Mete la mano en el bolsillo de la camisa y saca un trozo de papel y un bolígrafo azul,

 

 

garabateando en la palma de su mano —  mano — . Mantente en contacto.  — Me Me da el número, luego duda por un segundo antes de decir —  decir — . O incluso si no necesitas un guía turístico.  — S-í S-í  — tartamudeo tartamudeo — . Te llamaré.  — Una Una vez que descubra lo que está pasando en mi cabeza.

Charlie empuja mi café sobre el mostrador.  — Justo Justo a tiempo —  tiempo  — dice dice — . Así que supongo que Shepherd no rompió tu maldición de persona de la ciudad. Por alguna razón, su confirmación de que me vio vio subiendo  subiendo al camión ayer me irrita. Como si fuera una prueba de que invadió mis pensamientos a propósito. Me coloco las gafas de sol sobre la cabeza y me detengo en el escritorio.  — Tuvimos Tuvimos un tiempo muy agradable. Muchas gracias por preguntar.  —  Estoy enojada con él. Estoy enojada conmigo. Estoy generalmente, irracionalmente enojada. Los músculos de su mandíbula se tensan.  — ¿Adónde ¿Adónde te llevó? ¿El Creamy Whip en el pueblo de al lado? ¿O el estacionamiento de Walmart para observar las estrellas desde la camioneta?  — Cuidado, Cuidado, Charlie —  Charlie — digo. —  digo. — Eso Eso suena a celos.  — Es Es un alivio  — dice dice — . Esperaba que aparecieras aquí hoy con Daisy Dukes19 y coletas, tal vez un tatuaje de Ford en el coxis. Deslizo mis antebrazos sobre el escritorio y me inclino hacia adelante de tal manera que realmente podría haber sacado una bandeja de plata y haberle presentado mi escote de esa manera. La falta de sueño realmente me está afectando. Me siento atormentada por él, y estoy decidida a atormentarlo en respuesta.  —Sería… — bajo bajo mi voz —… adorable en Daisy Dukes y coletas.  coletas. 

 

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19 Daisy Dukes: personaje Dukes:

 personaje fictício interpretado por Catherine Bach, de la serie de televisión estadounidense The Dukes of Hazzard.  Hazzard.  

 

 

Sus ojos vuelven a mi cara, parpadeando; su boca se tuerce a través de ese puchero, un par tan confiable como el trueno y el relámpago.  — No No es la palabra que yo que yo usaría. usaría. La conciencia chisporrotea por mi columna vertebral. Me inclino más cerca.  — ¿Encantadora? ¿Encantadora? Sus ojos se quedan en mi cara.  — Eso Eso tampoco.  — Dulce —  Dulce — digo. digo.  — No. No.  — ¿Bien ¿Bien parecida? —  parecida? — Supongo. Supongo.  — ¿Bien ¿Bien parecida? ¿En qué año estamos, Stephens?  — Una Una verdadera chica de la puerta de al lado —  lado  — evado. evado. Resopla.  — ¿La ¿La puerta de quién? Me enderezo.  — Vendrá Vendrá a mí.  — Lo Lo dudo —  dudo — dice dice en voz baja. La autocomplacencia dura el tiempo que tardo en instalarme en el café y sacar mi lista de verificación para las tareas de hoy. hoy . Hay propuestas que no terminé de marcar ayer, consultas que debo enviar sobre pagos retrasados y listas de envíos que debo consolidar antes de que termine la temporada baja. Una vez más, mi trabajo necesita toda t oda mi atención y, una vez más, no ppuedo uedo compartimentar lo suficiente para que eso suceda. La cena de anoche con Libby sigue dando vueltas en mi mente como mariposas en llamas. Estaba efusivamente alegre, sin signos de nada malo, hasta que la presioné sobre sus misteriosas diligencias, momento en el que su energía decayó y sus ojos se endurecieron.  — ¿No ¿No puede una mujer adulta tener un poco de tiempo a solas?  — dijo dijo — . Creo que me he ganado el derecho a un poco de privacidad.  — Y eso fue todo. Habíamos dejado de lado la incomodidad, pero el resto de la noche, algo de esa

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distancia había vuelto a sus ojos, ojo s, un secreto que se cernía entre nosotras como una

 

 

pared de vidrio o un bloque de hielo, más o menos invisible pero decididamente material. Abro lasalpáginas Dusty y me imagino en unNunca submarino, hundiéndome en ellas, instando mundode que me rodea a embotarse. requiere esfuerzo, eso es lo que hizo que me enamorara de la lectura: la sensación instantánea de flotar, la disolución de los problemas pr oblemas del mundo real, cada preocupación repenti repentinamente namente segura al otro lado de alguna superficie metafísica. Hoy es diferente. Las campanas suenan en el frente de la tienda, y un ronroneo familiar y femenino de una voz saluda a Charlie. Él responde cálidamente y ella suelta una risa sexy. No puedo descifrar cada palabra, pero cada pocas oraciones están puntuadas por el mismo sonido grave.  Amaya,, me doy cuenta, mientras dice algo como:  Amaya  — ¿Aún ¿Aún estamos para el viernes? Charlie dice algo como:  — Aún Aún funciona para mí. Y mi cerebro dice algo como: NO como:  NO ME FUNCIONA. PARA NADA.  NADA.  A lo que el ángel de la mujer profesional en mi hombro responde: Cállate y ocúpate de tus propios asuntos. De todos modos, no se supone que ocupe ninguno de tus bienes inmuebles mentales.  mentales.  Me pongo los auriculares y hago sonar a todo volumen mi paisaje urbano para dejar de escuchar, pero ni siquiera los dulces tonos de los mejores taxistas de la ciudad de Nueva York maldiciéndose unos a otros son suficientes para calmarme. Charlie dijo que Amaya no fue abandonada, lo que probablemente significa que ella ella rompió  rompió con él él.. No quiero quiero seguir  seguir este pensamiento hasta su conclusión lógica, pero mi cerebro es un tren desbocado que q ue atraviesa estación tras estación a una velocidad implacable. Charlie no quería que la relación terminara.  Ahora Amaya se arrepiente de su decisión.  Las cosas están complicadas para Charlie. Lo que sea que esté pasando entre él y yo no puede ser nada . «

»

 

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Charlie mantiene la puerta abierta para algo con su ex.  Amaya acaba de invitarlo a salir.

 

 

Quiero decir, esa es solo una línea posible, pero así es como funciona mi cerebro: conspira. eso porllano lo quepor loselenamoramientos sontransitar, terribles.a pasar Pasas cada de sentir que la vida Es es por un camino que solo necesitas segundo en una pendiente, o atrapada en una caída ingrávida y con el estómago en la garganta. Es mamá corriendo para tomar un taxi, con el cabello rizado y los labios sonrientes pintados, solo para volver a casa con rayas de rímel en la cara. Altos y bajos, y nada en el medio. Cuando finalmente aparece Libby, estoy agradecida por las tareas relacionadas con el número doce que me asigna, asig na, incluso si son to todas das de la variedad quitar el polvo/ fregar/organizar. Charlie permanece mayormente escondido en la oficina, y cuando sale para ayudar a los clientes, evito mirarlo y de alguna manera siempre sé dónde está. Después de nuestra pausa para el almuerzo, Libby coloca algunas tarjetas de Recomendación de  Recomendación de los amantes de los libros junto libros  junto a la caja registradora para que los clientes las llenen, junto con un buzón de caja de zapatos de decoupage para devolver las tarjetas. Me entrega tres tarjetas «para empezarlas» y deambulo por la tienda en busca de inspiración. Veo el libro de circo de January Andrews que compré mi primer fin de semana aquí, el que Sally me dijo que Charlie había editado, y apoyo mi tarjeta contra la estantería para garabatear algunas líneas. A continuación, elijo un romance de Alyssa Cole que Libby me prestó el año pasado, que cometí el error de abrir en mi teléfono y terminé devorando en dos horas y media mientras estaba parada frente a mi refrigerador. A continuación, me con metoCharlie. en la sala de libros infantiles y me enderezo para encontrarme cara a cara  Imanes,  Imanes , creo. Me agarra de los codos, reteniéndome antes de que podamos chocar, pero aun así pensarías que estamos aplastados el uno contra el otro de la boca a los muslos en base a la explosión instantánea de calor que brota en mí.  — ¡No ¡No sabía que estabas aquí! —  aquí! — digo digo a toda prisa. Gran mejora con respecto a ¡LEÓN! ¡LEÓN!   Veo la chispa en sus ojos de azúcar quemado en el momento en que la respuesta perfecta aparece en su cerebro, y siento la caída de decepción cuando decide decir en su lugar:

 

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  Inventario. I  nventario. Me suelta y levanta el portapapeles del estante. Diez centímetros nos separan, y una carga eléctrica salta de él, zumbando a través de mis venas.

 

 

 —Te dejaré volver a…  a…  Aun así, ninguno de nosotros se mueve.  — Entonces, Entonces, tú y Amaya están pasando el rato  — agrego, agrego, casi involuntariamente — : No estaba escuchando a escondidas, escondi das, es una tienda tranquila. Su ceja se arquea.  — «No escucho a escondidas» —   — bromea bromea en voz baja — . «No acecho». Estoy sintiendo un patrón aquí.  —  No  No celoso.  celoso. —   — Lo Lo desafío, acercándome. —  acercándome. —  No  No adorable.  adorable. Sus ojos se sumergen en mi boca y se dilatan ligeramente antes de levantarse.  —Nora… — m murmura, urmura, con pesadez en la voz, una disculpa o una súplica a medias. Mi garganta se aprieta cuando nuestros estómagos se rozan, cada terminación nerviosa en alerta máxima.  — ¿Mmm? ¿Mmm? Pone sus manos sobre mis hombros, su toque ligero y cuidadoso.  — Tengo Tengo que irme —  irme  — dice dice en voz baja, evitando mi mirada. Me esquiva y sale de la habitación.

El viernes llega a nuestras bandejas de entrada otro lote de páginas de  Frigid.. Paso el primer par de horas leyendo y releyendo, reuniendo mis  Frigid pensamientos en un documento y resistiendo la tentación de enviar mensajes de texto en vivo a Charlie en la otra habitación. Libby L ibby solo está aquí desde la hora del almuerzo hasta las tres, momento en el que se va con el recordatorio de que tiene otra sorpresa para mí esta noche. Intento convencerme de que de eso eso se  se trataba su desaparición el otro día, pero no puedo evitar pensar que tuvo algo que ver con Brendan. Le sugerí que hiciéramos una videollamada con él varias veces, pero ella siempre tiene una

 

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excusa.

 

 

A las cinco, empaco y salgo para encontrarme con ella. Una vez más, Charlie no está en la caja registradora, y ahora no solo estoy molesta y frustrada, estoy triste triste.. Lo extraño extraño,, y estoy cansada de que nos escondamos el uno del otro. Armándome de valor, me meto en la oficina. Levanta la vista, sobresaltado, desde donde está apoyado contra el voluminoso escritorio de caoba en el lado derecho de la habitación, leyendo. Sus ojos, su postura, todo parece un gato salvaje.. Si por alguna extraña y antigua maldición, un jaguar se convirtiera en un salvaje hombre, sería Charlie Lastra. Después de un concurso de miradas de unos segundos, se recuerda a sí mismo y dice:  — ¿Necesitabas ¿Necesitabas algo? El año pasado, hubiera pensado que estaba siendo un mocoso. Ahora me doy cuenta de que va directo al grano.  — Deberíamos Deberíamos programar un tiempo para hablar sobre las próximas cien páginas. Sus ojos se clavan en mí hasta que hay humo saliendo de mi piel. Soy una hormiga bajo su lupa iluminada ilumin ada por el sol. Finalmente, aparta la mirada.  — Podemos Podemos hacerlo por correo electrónico. Sé que Libby te mantiene corriendo.  — Tiene Tiene que ser en persona. —  persona.  — No No puedo soportar más esta tensión entre nosotros. Evitarlo solo empeora las cosas, y odio sentir que qu e me estoy escondiendo. Con Libby, la manera de llegar al corazón de las cosas puede ser una carrera de obstáculos lenta y cautelosa, pero este es Charlie, y Charlie es como yo. Tenemos que demoler a través de la incomodidad. Lo extraño extraño.. Sus bromas, sus desafíos, su competitividad, su cuidado por mis zapatos caros, su olor y… y…  Mierda, no esperaba que la lista fuera tan larga. Estoy más hundida de lo que pensaba.  — ¡A ¡A menos que estés demasiado ocupado! —  ocupado!  — añado. añado. Muestra su primera mueca de satisfacción de la semana.  — ¿Con ¿Con qué podría estar ocupado? Sus planes con Amaya surgen al frente de mi mente. Me lo imagino

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arrastrándola sobre un charco para salvar sus zapatos, abriendo un paraguas para proteger su cabello revuelto.

 

 

 — Tal Tal vez la gran inauguración de Dunkin' Donuts —  Donuts  — digo digo — . O el proceso de divorcio de esa pareja que se peleó en el ayuntamiento. Oh, nunca se separarán —  Oh, separarán — dice dice con seriedad — . Eso solo es el juego previo de los  —  Cassidy. Juegos previos.  previos.  No son palabras que hubiera elegido introducir en esta conversación.  — ¿Mañana ¿Mañana funciona para ti? —  ti? — pregunto pregunto — . ¿ A última hora de la mañana? Me estudia.  — Voy Voy a reservarnos una habitación. —  habitación.  — Ante Ante mi expresión, se ríe — . En la biblioteca,, Stephens. Una sala de estudio. biblioteca estudio. Saca tu mente de la alcantarilla. Créeme,, pienso, lo he intentado. Créeme intentado.

 

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Libby me saca del taxi de Hardy, en dirección al sonido de la charla, coloca en una posición óptima para el drama.  — ¡Ta-dá! ¡Ta-dá! Me bajo la bufanda usada como venda para los ojos que me hizo usar y parpadeo contra el rosa y el naranja del crepúsculo. Estoy frente a la marquesina de una escuela primaria.

ESTA NOCHE, 7 P.M. EL TEATRO COMUNITARIO DE SUNSHINE FALLS PRESENTA: ONCE IN A LIFETIME   — Oh —  Oh — digo digo — . Dios. Mío. Deja escapar un grito sin palabras de emoción.  — ¿Ves? ¿Ves? ¡Teatro local! ¡Todo lo que tiene Nueva York, lo puedes encontrar en contrar aquí también!  —Eso es… todo un salto.  salto.  Se ríe y me rodea con un brazo.  — Vamos. Vamos. Los boletos son de admisión general y quiero obtener palomitas de maíz y maíz y buenos  buenos asientos. No estoy segura de que existan «buenos asientos» cuando eliges entre filas de sillas plegables en el gimnasio de una escuela. El escenario está elevado, lo que q ue significa que estaremos estirando el cuello durante la obra, pero tan pronto como se apagan las luces de la sala, queda claro que la disposición de los asientos es el menor de los problemas de esta producción.  — Oh, Oh, Dios mío  — susurra susurra Libby, agarrando mi brazo mientras un actor arrastra los pies frente al fondo pintado de boticario. Vaga hasta el mostrador de

 

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utilería y mira con nostalgia una foto enmarcada allí.  —  No  No  —   — susurro. susurro.

 

 

 — ¡Sí! —  ¡Sí! — sisea. sisea. El viejo Whittaker está siendo interpretado por un niño.  — ¿Qué ¿Qué pasa con el abuso de drogas? —  drogas? — dice dice Libby.  — ¡¿Qué ¡¿Qué pasa con la sobredosis?! —  sobredosis?! — digo. digo.  — Ni Ni siquiera puede tener trece años, ¿verdad? —  ¿verdad?  — susurra. susurra.  — ¡Tiene ¡Tiene la voz de un niño del coro de diez años! Alguien carraspea cerca de nosotras, y Libby y yo nos hundimos en nuestras sillas, escarmentadas. Al menos hasta que la señora Wilder, la dueña de la biblioteca de préstamos, sube al escenario y tengo que convertir mi carcajada en una tos. Libby jadea a mi lado.  — Oh, Oh, Dios mío, oh, Dios mío, oh, Dios mío. —  mío.  — No No mira al escenario, solo se mira los pies y trata de no explotar. Dejo caer mi voz junto a su oído:  — ¿Cuál ¿Cuál crees que es la diferencia de edad entre estos actores? ¿Sesenta y ocho años? Se aclara la garganta para controlar su supuesta risa. La mujer que interpreta a la señora Wilder podría ser fácilmente la abuela del Viejo Whittaker. Demonios, tal vez lo sea.  — Tal Tal vez la pequeña Delilah Tyler sea interpretada por la familia Rottweiler —  Rottweiler  — susurro. susurro. Libby se echa hacia adelante sobre su vientre, ocultando su rostro mientras sus hombros tiemblan con una risa silenciosa. Otra mirada molesta de la mujer a nuestra derecha.  Lo siento, siento, articulo.  Alergias.. Ella pone los ojos en blanco, mira hacia otro lado.  Alergias Le susurro al oído de Libby:  — Oh-oh, Oh-oh, la mamá de Whittaker está enojada. Muerde mi hombro, como si estuviera intentando no gritar. grit ar. En el escenario,

 

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El Pequeño Whittaker se agarra la espalda y se estremece ante el dolor de los nervios crónicamente pinzados de su personaje.

 

 

Libby aprieta mi mano con tanta fuerza que se siente como si fuera a romperla.  — aún Estánomuy Está claro  — susurra susurra entrecortadamente  — , ese niño pequeño y barbudo ha experimentado dolor físico.  — E Ese se chico aún tiene que experimentar la caída de sus testículos  —  respondo. Como para refutar esto, su siguiente línea hace que su voz se tambalee, rompiéndose en un chillido que hace que Libby cierre los ojos y cruce las piernas. ¡No me orinaré!  — ¡No me Nos miramos los pies, estallando en silenciosos escalofríos de risa cada pocos minutos. Es lo más divertido que he tenido en años. Pasesomos lo quenosotras, pase, concomo Brendan Brendan, , con el apartamento, contiempo. mi hermana, en este momento, no lo hemos sido en mucho

 

208  En cuanto termina la obra, Libby y yo salimos corriendo. Ambas estamos a punto de perder el control y preferiríamos hacerlo en privado. A medio camino de la marquesina, una voz alegre nos detiene.  — ¡Nora! ¡Nora! ¿Libby? —  ¿Libby?  — Sally Sally Goode se abre paso hacia nosotras, junto a un coloso de hombre rubio que usa una silla de ruedas. Su sonrisa con hoyuelos es al estilo de Charlie; la nube de jazmín y marihuana en la que q ue llega no lo es. Es difícil imaginar a Charlie, estructurado y afilado, siendo criado por este tipo abandonado y despreocupado.  — ¡Qué ¡Qué casualidad verte aquí! —  aquí! — canta canta Libby.  — Pueblos Pueblos pequeños y todo eso  — dice dice Sally — . ¿No creo que hayan conocido a mi esposo?  — Clint —  Clint — ofrece ofrece el hombre — . Un placer conocerlas.  — Encantada Encantada de conocerte —  conocerte — decimos decimos Libby y yo al unísono.

Él pregunta:  — ¿Qué ¿Qué les pareció la obra? Libby y yo intercambiamos una mirada de pánico.

 

 

 — Oh, Oh, no hagas que respondan eso. —  eso.  — Sally Sally le da un manotazo en el brazo, sonriendo — . Al menos no antes del salón. Tienen que venir, siempre tenemos amigos para tomar una copa y pastel después de un espectáculo.  — ¿Esto ¿Esto es algo habitual? —  habitual? — A mi hermana casi se le atragantan las palabras. Aún estamos demasiado estupefactas para tener esta conversación.  — Hacen Hacen cuatro espectáculos al año —  año — dice dice Sally. Las cejas de Clint se elevan.  — ¿Eso ¿Eso es todo? Parece mucho más. Libby se traga la risa, pero un chillido aún sale de su garganta.  — Por Por favor, digan que vendrán —  vendrán  — suplica suplica Sally.  — Oh, Oh, no podíamos entrometernos… entrometernos… —   — comienzo. comienzo.  — ¡Disparates! ¡Disparates!  — exclama exclama — . No existe tal cosa como entrometerse en Sunshine Falls. ¿O no acaban de ver la misma obra que nosotros?  — Definitivamente Definitivamente la vimos —  vimos — murmura murmura Libby. Sally le entrega su bolso a su esposo y busca un trozo de papel y un bolígrafo, luego anota una dirección.  — Estamos Estamos justo al otro lado del bosque y subiendo el camino de ustedes.  — Le Le entrega el papel a Libby —  Libby — . Pero hay una calle y un camino de entrada que corre directo a nuestra casa, si no les apetece caminar en la oscuridad. No espera una confirmación de asistencia o incluso una respuesta. Se están alejando, la multitud se atasca detrás de nosotras.  — Oh, Oh, Boris lo hizo maravillosamente maravillosamente   —  — dice dice un señor mayor —   — . ¡Y solo tiene once años! Libby me aprieta la mano y salimos corriendo por la acera, riendo como preadolescentes con sobredosis de Mountain Dew.

 

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La casa Lastra Goode se encuentra al final de un largo camino bordeado de robles maduros. Está lo suficientemente lejos de la ciudad como para que haya poca luz que interrumpa el brillante manto del cielo nocturno sobre nuestras cabezas o las masas de luciérnagas que parpadean entre los arbustos.

 

 

Es una casa colonial de dos pisos, con revestimiento blanco y contraventanas negras recién pintadas. En el camino de entrada de gran tamaño, alrededor de diez autos ya están estacionados, con otro estacionándose detrás de nosotros cuando Hardy se detiene para dejarnos salir. A medida que nos acercamos a las puertas principales, Libby mira hacia el frente de la acogedora casa y dice soñadora:  — Pagaría Pagaría un millón de dólares por estar aquí en Navidad.  — Supongo Supongo que eso explica por qué Brendan hace el presupuesto. El brazo de Libby se pone rígido a través del mío. Miro hacia ella. También palideció un poco. No puedo decir si se ve estresada o enferma, o ambas cosas. De cualquier manera, el nudo de pavor da un pulso agudo detrás de mi caja torácica, un recordatorio de que incluso en esas horas en que se encoge, nunca desaparece. Muevo su brazo.  — Lib, Lib, ¿está todo bien? Su sorpresa se funde con la neutralidad.  — ¡Por ¡Por supuesto! ¿Por qué no lo estaría?  — Quiero Quiero decir, si necesitas algo —  algo — le le digo — , sabes que siempre… siempre…   — ¡Hola, ¡Hola, hola! —  hola! — llama llama Sally, abriendo la puerta — . ¡Vengan! —  ¡Vengan! —  Tiene  Tiene que gritar para que la escuchen a medida que nos conduce a través del vestíbulo con aroma a jazmín hacia el estruendo de las risas y el murmullo de las conversacion conversaciones es superpuestas en la parte trasera de la casa —  casa — . Para que lo sepan, por lo general pretendemos que todo estuvo bien.  — ¿Disculpa? —  ¿Disculpa? — digo. digo. Su sonrisa profundiza sus patas de gallo. Se parece a una mujer de sesenta y tantos años, y más llamativa por ello, con un estilo amaderado y curtido por el sol.  — La La obra —  obra — aclara aclara — . O cuando es una feria de cerámica, o un mercado de artesanías, o lo que sea: fingimos que es bueno. Al menos hasta que tengamos un par de rondas.  — Nos Nos da palmaditas en los hombros y se aleja, gritando —  gritando — : ¡Siéntanse como en casa!

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Voy a necesitar que todos pasen un par de rondas muy muy   rápido  — dice dice Libby. — Voy  — Lib, Lib, lo lo que estaba diciendo afuera…  afuera… 

 

 

Aprieta mis brazos.  — N Nora, ora, estoy bien. Solo me paralicé porque tengo esta cosa de piernas inquietas que interrumpe mi sueño. Deja de preocuparte y simplemente disfruta de nuestras vacaciones, ¿de acuerdo? Cuanto más insiste en que todo está bien, más segura estoy de que no es así. Pero como ha sido el caso durante años, simplemente se cierra ante la primera señal de preocupación. Así es como es. Nunca pide ayuda, así que tengo que q ue averiguar qué necesita y cómo hacérselo llegar de una manera que ella se sienta bien aceptando. Incluso con su vestido de novia, tuve que fingir que localicé una venta de muestra y conseguí un vestido dañado con un descuento, cuando en realidad lo cargué a una tarjeta y lo manché con un poco de corrector dentro del corpiño. Pero con esto, ni siquiera sé por dónde empezar. Oh, Dios. Una claridad repentina y aterradora me golpea go lpea como un saco de arena en el estómago. La estómago.  La lista. Todos lista. Todos estos tributos a los casi futuros de Libby: construcción, panadería, librería… marketing.  marketing.  ¿Es todo esto una incursión de regreso al mundo laboral? ¿O una forma de demostrar que podría sobrevivir por su cuenta si lo necesitara? Tres Tres semanas  semanas lejos de su marido. Debería haber pensado que era extraño. Especialmente con lo extraño que ha estado actuando.  Especialmente con más de cinco meses de embarazo.  Ella ama a Brendan,  Ella ama Brendan, me recuerdo. Incluso si están pasando por algo, bajo el estrés de un nuevo bebé, eso no puede haber cambiado. Mi ropa se siente demasiado apretada, demasiado caliente. Miro a mi alrededor, buscando algo en lo que concentrarme, con lo que conectarme. Mi mirada se encuentra con Clint, de pie con un andador a través de la cocina abarrotada, luego hacia el hombre igualmente alto, aunque mucho más joven y musculoso que está a su lado.  — Guau —  Guau — dice dice Libby, mirando a Shepherd al mismo tiempo que yo. Sus ojos verdes encuentran los míos, y le murmura algo a Clint antes de

 

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liberarse y caminar en nuestra dirección.  — Oh, Oh, Dios mío —  mío — dice dice Libby — . ¿Ese arcángel viene hacia nosotras en este momento?

 

 

 — Shepherd Shepherd  — digo, digo, distraída por la rueda de hámster de preocupaciones que giran dentro de mi cráneo. Libby pregunta:  — ¿Ese ¿Ese es un pastor que viene hacia nosotras?  —No, su nombre es…  es…   — Ahhhh. Ahhhh. Shepherd Shepherd   — dice, dice, al darse cuenta, justo cuando él se detiene frente a nosotras.  — Ves —  Ves — dice, dice, radiante — . Es por eso por lo que tienes que amar los pueblos pequeños.

 

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 — No No te vi en la obra —  obra — dice dice Shepherd — . Debes haberte escabullido rápido. Libby me da una mirada que dice: ¿Olvidaste mencionar que tu cita era  Adonis?    Adonis?  — Mi Mi hermana tenía que orinar —  orinar — digo, digo, lo que solo magnifica su expresión de disgusto — . Esta es Libby. Libby, Shepherd. Libby solo dice:  — Guau. Guau.  — Encantado Encantado de conocerte, Libby —  Libby — responde. responde. Ella le da la mano.  — Agarre Agarre fuerte. Siempre una gran cualidad en un hombre, ¿verdad, Nora?  — Me Me mira deliberadamente, al mismo tiempo que intenta ser mi acompañante  y   y  avergonzarme.  — Parece Parece ser útil en las películas de James Bond  — coincido. coincido. Shepherd sonríe cortésmente. Nadie dice nada. Yo toso —  toso — . Por todas las personas que cuelgan de los edificios…  edificios…  Asiente.  — Entiendo. Entiendo. La locura temporal o la magia de la otra noche se ha desvanecido. desv anecido. No tengo idea de cómo interactuar con este hombre.  — ¿¿Puedo Puedo traerles algo a cualquiera de ustedes? ¿Cerveza? ¿Agua de Seltz?  — dice. dice.  — Quiero Quiero vino —  vino — respondo. respondo.  — ¿Saben ¿Saben qué? —  qué?  — Libby Libby sonríe — . ¡Esta maldita vejiga! Ya Ya tengo  tengo ganas de

 

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orinar de nuevo. Shepherd hace un gesto hacia el pasillo.

 

 

 — El El baño está justo por ese lado.  — Regresaré Regresaré en un segundo —  segundo  — promete promete Libby, y cuando Shepherd se gira para servirmepor unaencima copa dedel vino de una NO, botella en el mostrador, hace un alto, murmurando hombro: hombro: NO, NOabierta LO HARÉ. Shepherd me pasa la copa y yo inclino la barbilla hacia las, aproximadamente, catorce mil botellas de vino en la isla.  — Todos Todos ustedes realmente realmente quieren  quieren olvidar esa obra. Se ríe.  — ¿Qué ¿Qué quieres decir? Tomo un gran sorbo.  — Solo Solo bromeaba. Sobre el vino. Se rasca la nuca.  — Mi Mi tía dirige este intercambio informal de vinos. Todos traen uno y ella pone números en la parte de abajo. Al final, sortea lo que no se bebe.  — Suena Suena como mi tipo de dama —  dama  — digo digo — . ¿Está aquí?  — Por Por supuesto —  supuesto — dice dice — . No se perdería su propia fiesta. Casi inhalo mi vino y tengo que toser para limpiar mis pulmones.  — ¿Sally? ¿Sally? ¿Sally es tu tía? ¿Charlie Lastra es tu primo?  — Lo Lo sé, ¿verdad? —  ¿verdad?  — dice, dice, riéndose — . Opuestos totales. Lo curioso es que éramos bastante cercanos cuando éramos niños. Se separó a medida que envejecíamos, pero su ladrido es peor que su mordida. Es un buen tipo, debajo de todo. Necesito cambiar el tema o buscar un sofá para desmayarme.  — Te Te prometo que iba a llamar, por cierto.  — No No te preocupes —  preocupes — dice, dice, apareciendo un hoyuelo tímido —  tímido — . Estaré cerca.  — ¿Entonces ¿Entonces tu familia es dueña de la granja de caballos? —  caballos? — digo. digo.  — Establos —  Establos — me me corrige.

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 — Cierto. —  Cierto. — No No tengo ni idea de cuál es la diferencia.  — Es Es el lugar de mis padres. Cuando las cosas de la construcción constru cción son lentas para mí y para mi tío, aún los ayudo a veces.

 

 

Tío.. Construcción. Trabaja con el padre de Charlie. Tío El teléfono de Shepherd suena. Suspira cuando lee la pantalla.  — No No me di cuenta de que se había hecho tan tarde. Tengo que salir.  — Oh —  Oh — digo, digo, aún en una buena racha de diálogo ágil.  — Oye Oye  — dice, dice, animándose — , espero que esto no suene demasiado insistente, porque entiendo si no estás interesada, pero si quieres ir a dar un paseo mientras estás aquí, me encantaría llevarte. Su expresión cálida y amistosa es tan deslumbrante como cuando me lo encontré por primera vez afuera de Mug + Shot. Él es, creo de todo corazón, un hombre verdaderamente agradable.  — Puede Puede que sí —  sí — le le digo, luego renuevo mi promesa de llamarlo. Mientras su olor a en pino cuero se retira pordelaShepherd habitación, meprimo quedodeclavada el lugar, atrapada un yciclo interminable es el Charlie.enCasi besé al primo de Charlie.  Charlie.  No debería importar, pero lo hace. Puedo escuchar a Charlie decir: Esto decir:  Esto no  puede ser nada, nada, pero no puedo quitarme la sensación de que ya lo es. Me siento vagamente enferma. Libby aún no ha regresado, y estoy demasiado metida en mis pensamientos para charlar con extraños. Evitando todo intento de contacto visual, deambulo entre la multitud hasta el otro extremo de la sala de estar. Una serie de tres pinturas masivas cuelga en un tríptico. Las paredes están cubiertas de pinturas, en realidad, de todas las paletas paletque as denocolores y tamaños, lo que le da a la casa una sensación acogedora y ecléctica coincide con su exterior anticuado. Las pinturas son definitivamente desnudos, aunque abstractos: todos rosas, tostados y marrones, curvas y sombras moradas. Me recuerdan a los Recortes de Matisse, pero mientras que esos siempre me parecen románticos, incluso eróticos (todos arcos ingeniosos y piernas curvas y atractivas), estos se sienten casuales, el tipo de desnudez vulnerable de caminar desnudo en tu apartamento, buscando tu cepillo de pelo. El olor a hierba me golpea justo antes de su voz, pero aún me estremezco cuando Sally dice:

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 — ¿Eres ¿Eres artista?  — Definitivamente Definitivamente no. Pero soy una apreciadora.

 

 

Levanta la botella de vino que tiene en la mano como si fuera una pregunta. Asiento y ella llena mi vaso.  — ¿Quién ¿Quién los hizo? —  hizo? — pregunto. pregunto. Sus labios se tensan en una sonrisa de manzana.  — Los Los hice. En otra vida.  — Son Son fenomenales. —  fenomenales. — Desde Desde un punto de vista técnico, sé muy poco sobre arte, pero estas pinturas son hermosas, relajantes en sus colores terrosos y formas orgánicas. Definitivamente no no son  son el tipo de arte que hace que una persona diga:  Mi sobrina de cuatro años podría pintar pi ntar esto.  — No No puedo creer que hayas hecho esto. —  esto.  — Niego Niego con la cabeza — . Es tan extraño ver algo como esto y darse cuenta de que solo vino de d e una persona normal. ¡No es que seas normal!  — Oh, Oh, cariño —  cariño — se se ríe — . Hay cosas mucho peores para ser. Normal ser.  Normal es  es una insignia que llevo con orgullo.  — Podrías Podrías haber sido famosa  — digo digo — . Quiero decir, así de buenos son estos. Evalúa las pinturas.  — Hablando Hablando de esas «cosas peores de lo normal».  — La La fama viene con el dinero —  dinero  — señalo señalo — . El dinero es útil.  — La La fama también viene cuando la gente te dice lo que cree que quieres escuchar.  — Hola Hola  — arrulla arrulla Libby, deslizándose a nuestro lado. Ella me da un movimiento indiscreto de cejas, y estoy agradecida de que Sally se lo pierda, así no tengo que explicar el significado detrás de eso. ¡Ella quiere que me acueste a cueste con tu sobrino! ¡En lugar de tu hijo! ¡Que también estuvo brevemente sobre la mesa!  mesa!    — Sally Sally pintó estos —  estos — digo. digo. Libby la mira en busca de confirmación.  — ¡De ¡De ninguna manera! Sally se ríe.

 

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 — ¡Tan ¡Tan sorprendida!

 

 

 — Sally, Sally, estos son, como, profesionales —  profesionales  — dice dice Libby — . ¿Alguna vez has intentado vender alguno?  — Solía Solía hacerlo. —  hacerlo. — Parece Parece disgustada por la idea.  — Guau Guau  — dice dice Libby — . Claramente hay una historia aquí. Vamos, Sal. Déjalo salir.  — No No es muy interesante —  interesante —  dice.  dice.  — Por Por suerte para ti, acabamos de ver una obra que bajó severamente nuestros estándares —  estándares — digo. digo. Sally deja escapar un resoplido diabólico y me da una palmadita en el brazo.  — No No dejes que la reverenda Monica te escuche decir eso. El viejo Whittaker es su ahijado.  — E Espero spero que pose para la estatua en la plaza del pueblo pueblo —   — digo. digo.  — Esa Esa estatua podría parecerse a mi cartero, Derek, por lo l o que a mí respecta  — dice dice Sally — . Mientras la placa diga Whittaker Whittaker.. Necesitamos el negocio que ese tipo de cosa podría generar.  — Volviendo Volviendo a la historia —  historia — dice dice Libby — . ¿Solías vender tus pinturas? Suspira.  — Bueno, Bueno, cuando era niña quería ser pintora. Entonces, cuando tenía dieciocho años, fui a Florencia a pintar durante unas semanas, que se convirtieron en meses (Clint y yo rompimos, por supuesto), y después de un año, regresé a los Estados Unidos para intentar entrar en la escena artística en Nueva York.  — ¡De ¡De ninguna manera! —  manera!  — Libby Libby golpea suavemente el brazo de Sally — . ¿Dónde vivías?  — Alphabet Alphabet City —  City — dice dice — . Hace mucho, mucho tiempo. Me quedé durante du rante los siguientes once años, trabajando duro. Vendí algunas pinturas, solicité muestras constantemente. Trabajé para tres o cuatro artistas diferentes y pasé todas to das las noches intentando conectarme en galerías. Trabajé hasta los huesos. Entonces, finalmente, cuando había estado en esto durante ocho años, fui parte de esta exposición colectiva. Y este tipo entra, elige uno de mis cuadros y lo compra. Resulta que es un renombrado curador. Mi carrera despega de la noche a la

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mañana.  — ¡Ese ¡Ese es el sueño! —  sueño! — chilla chilla Libby.

 

 

 — Eso Eso pensé —  pensé  — responde responde Sally — . Pero me di cuenta de la verdad bastante rápido.  — ¿Que ¿Que Clint era tu verdadero amor? —  amor?  — adivina adivina Libby.  — Que Que todo era un juego. Mis pinturas pin turas no habían cambiado, pero de repente todos estos lugares que me habían rechazado me querían. Las personas que nunca habían mirado en mi dirección estaban sobre sobr e mí. Apenas importaba lo que hiciera. Mi trabajo se convirtió en un símbolo de estatus, nada más y nada menos.  — O  —  — digo digo — , eres extremadamente talentosa, y se necesitó una persona con buen gusto para decirlo antes de que las masas se dieran cuenta.  — Tal Tal vez —  vez — admite admite — . Pero para entonces ya estaba cansada. Y nostálgica. Y por lo general bastante hambrienta y arruinada, y el curador se acercó a mí cuando estaba lo suficientemente sola como para acostarme con él. No mucho después de la muerte de mi padre, y volví a casaa para estarnuestras con mi madre. Mientras estaba aquí, le nos pidióseparamos a Clint que viniera limpiar alcantarillas.  — Las Las casualidades no existen —  existen — digo. digo.  — ¿Entonces te ¿Entonces te diste cuenta de que él era tu verdadero amor? —  amor? — dice dice Libby.

Sally sonríe.  — Esa Esa vez, sí. Estaba comprometido para entonces. No detuvo las maquinaciones de mi madre. Su mantra era No era  No es oficial hasta h asta que qu e estén al a l final del pasillo. Gracias pasillo. Gracias a Dios ella tenía razón. Tan pronto como volví a ver a Clint, supe que había cometido un gran error. Tres semanas después, estaba comprometido conmigo.  — Eso Eso es tan romántico —  romántico — dice dice Libby.  — ¿Pero ¿Pero no lo extrañas? —  extrañas? — digo. digo.  — ¿Extrañar ¿Extrañar qué? —  qué? — dice, dice, claramente sin entender.  — La La ciudad —  ciudad — digo digo — . Las galerías de Nueva York. Todo ello.  — Honestamente, Honestamente, después de todos esos años de trabajo duro, fue un gran alivio venir aquí y simplemente… — Deja Deja escapar un profundo suspiro, sus brazos flotando a sus costados — . Asentarse.

 

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En serio En  — dice dice Libby  — . Nos mudamos ciudad para que crónico nuestra madre —  pudiera intentar triunfar como actriz, la persona personaalacon el agotamiento más grande del mundo.

 

 

 — No No es justo. —  justo.  — Estaba Estaba muy delgada, claro, pero también estaba llena de vida, eufórica por estar persiguiendo sus sueños. Libby me lanza una mirada.  — ¿Recuerdas ¿Recuerdas aquella vez que le faltaban cinco centavos en la bodega? ¿Justo después de la audición de Producers? de  Producers? El  El empleado le dijo que devolviera una lima y ella se derrumbó. derrumbó. Mi corazón se aprieta. No tenía idea de que Libby recordara eso. Acababa de cumplir seis años y mamá quería hornear las galletas de maíz y lima favoritas de Lib. Cuando mamá comenzó a derrumbarse en la caja registradora, agarré la lima extra en una mano y los deditos de Libby en la otra y la arrastré de regreso a los productos, tomándonos nuestro nu estro tiempo zigzagueando hacia mamá mientras ella se recomponía. Si pudieras tener cualquier regalo, de cualquier libro, le pregunté, ¿cuál elegirías? Escogió delicias turcas, como las que comía Edmund en Narnia. Elegí frobscottle de frobscottle  de Mi  Mi amigo el gigante, gigante, porque podría hacerte volar. Esa noche, las tres miramos Willy Wonka y Wonka y vaciamos los restos de nuestros dulces de Halloween. Es un recuerdo feliz, de esos que casi brillan. br illan. Una prueba más de que todos los problemas pueden resolverse con el itinerario adecuado. Todo salió bien, bien, recuerdo haber pensado. Mientras pensado. Mientras estemos juntas, siempre lo hace.  hace.  Éramos felices. Pero no es eso lo que Libby le dice a Sally. Está diciendo:  — Mamá Mamá estaba arruinada, cansada y sola. Puso su carrera por delante de absolutamente todo y se sentía miserable por eso.  — Se Se vuelve hacia Sally, conspiradora — . Nora es igual, trabaja hasta los huesos. No hay tiempo para una vida real. Una vez rechazó una segunda cita con un chico porque le pidió que pusiera su teléfono en No Molestar durante la cena. El trabajo siempre es lo primero para ella. Es por eso por lo que la arrastré aquí. Este viaje es básicamente una intervención. Lo dice todo como una broma, pero hay algo duro y espinoso debajo, y sus

 

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palabras caen en mis entrañas como un puñetazo. La habitación ha comenzado a palpitar y a tambalearse. Mi garganta se siente llena, la ropa pica contra mi piel, como si algo se estuviera hinchando dentro de mí. Sigue hablando, pero sus palabras son confusas.

 

 

Cansada, sola, sin vida real, el trabajo siempre es lo primero. Durante semanas, me ha preocupado cómo me verá la gente una vez que  Frigid llegue a las tiendas, pero Libby, Libby es la única persona que en realidad  Frigid llegue me ha conocido. Y así es como ella me ve. Como un tiburón. La vergüenza golpea caliente y rápido, una desesperación por salir de mi piel. De estar en cualquier otro lugar. Ser alguien alguien más.  más. Me separo, me dirijo al baño en el pasillo delantero, pero está cerrado con llave, y me dirijo directamente hacia la puerta principal, solo para encontrar un puñado de personas abarrotándola. Doblo hacia atrás, mareada. Quiero estar sola. Necesito estar en algún lugar donde pueda desaparecer entre la multitud, o al menos donde nadie se dé cuenta de lo que me está pasando. ¿Qué me me está  está pasando? Las escaleras. Las subo al segundo piso. Hay un baño al final del pasillo. Casi estoy allí cuando una un a habitación a la derecha me llama la atención. Una pared de libros es visible a través de la puerta entreabierta. Es un faro, un faro en una orilla lejana. lejan a. Entro y cierro la puerta detrás de mí, la fiesta se reduce a un murmullo. murmullo . Mis hombros se relajan un ppoco, oco, el latido de mi corazón se asienta cuando observo la cama del auto de carrera rojo cereza contra la pared a mi izquierda. No es una monstruosidad de plástico comprada en una un a tienda, sino un marco de madera hechodeenmí.casa, pintado a laestanterías perfeccióncaseras brillante. Verlo envía una punzada a través Al igual que las que recubren la pared del fondo. Hay tanto cuidado, no solo en la construcción sino también en la organización, el toque de Charlie  y   y  el de Clint son tan visibles como huellas dactilares entintadas. Los libros están meticulosamente ordenados por género y autor, pero no son bonitos. No filas de tomos encuadernados en cuero, solo libros de bolsillo con lomos arrugados y tapas medio perdidas, libros con etiquetas adhesivas de tiendas de segunda mano de cinco centavos e indicadores decimales de Dewey en los que provenían de las ventas de la biblioteca.

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Son el tipo de libros que la señora Freeman solía darnos, los que ponía en la papelera Tome un Libro, Deje un Libro. 

 

 

Libby y yo solíamos bromear diciendo que Freeman Books era nuestro padre. Nos ayudó a criarnos, nos hizo sentir seguras, nos trajo pequeños regalos cuando nos sentíamos deprimidas. La vida cotidiana era impredecible, pero la librería era una constante. En invierno, cuando nuestro apartamento estaba demasiado frío, o en verano, cuando la unidad de aire acondicionado no podía mantener el ritmo, bajábamos las escaleras y leíamos en el codiciado asiento de la ventana de la tienda. A veces, mamá nos llevaba al Museo de Historia Natural o al Met para refrescarnos, y traía mi copia triturada de  From the Mixed-Up Files of Mrs. Basil E. Frankweiler conmigo y pensaba: Si tuviéramos que hacerlo, podríamos vivir aquí, como los hermanos Kincaid. Entre las tres estaríamos bien. Sería divertido.  Mágicos. Así  Mágicos.  Así se sentían esos días. No como Libby lo hizo sonar. Claro, hubo problemas, pero ¿qué pasa con todos esos días acostadas boca abajo en la arena de Coney Island leyendo hasta la puesta del sol? ¿O noches seguidas en nuestro sofá, comiendo comida chatarra y viendo películas antiguas? ¿Qué pasa con la iluminación del árbol del Rockefeller Center, el chocolate caliente que mantiene nuestras manos calientes? La vida con mamá, la vida en Nueva York, era como estar en una librería gigante: todos estos trillones de caminos y posibilidades atraían a los soñadores al corazón palpitante de la ciudad, diciendo:  No prometo, pero ofrezco muchas  puertas.  Puedes perseguir a los mejores en un escenario iluminado, pero también  puedes llorar por una lima no comprada. Cuatro días después del incidente incid ente con la lima, los amigos de mamá vinieron con el champán de Cook y un sobre so bre con dinero en efectivo que q ue habían juntado para ayudarnos. Sí, Nueva York es agotador. Sí, hay millones de personas nadando contra la corriente, pero también están juntos en esto.  Es por eso por lo que puse mi carrera primero. No porque no tenga vida, sino porque no puedo dejar escapar lo que mamá quería para nosotras. Porque necesito saber que Libby, Brendan las chicas y yo estaremos bien pase lo que pase, porque quiero hacerme con un trozo de la ciudad y su magia, solo para nosotros.

 

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Pero tallar te convierte en un cuchillo. Frío, duro, afilado, al menos en el exterior. Por dentro, mi pecho se siente magullado, sensible.

 

 

Una cosa es aceptar que la persona que más amo es fundamentalmente desconocida para mí; otra es aceptar que ella tampoco me ve bien. Ella no confía confía   en mí, no lo suficiente como para compartir lo que está pasando, no lo suficiente como para apoyarse en mí o dejar que la consuele. Todos esos viejos sentimientos sentimiento s burbujean hasta que no puedo respirar bien, hasta que me ahogo.  — ¿Nora? —  ¿Nora? — Una Una voz atraviesa el miasma, baja y familiar. La luz se derrama der rama desde el pasillo. Charlie está en la entrada, el único punto fijo en el remolino. Dice mi nombre de nuevo, tentativo, una pregunta.  — ¿Qué ¿Qué sucedió?

 

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La bolsa de la computadora portátil de Charlie se desliza hasta el suelo cuando viene hacia mí.  — ¿Nora? —  ¿Nora? — dice dice una vez más. Cuando no puedo emitir ningún sonido, me atrae hacia él, ahuecando mi mandíbula, sus pulgares se mueven en suaves caricias contra mi piel.  — ¿Qué ¿Qué sucedió? —  sucedió? — murmura. murmura. Sus manos me clavan en el suelo, la habitación se calma.  —Lo siento. Solo necesitaba…  necesitaba…  Sus ojos buscan los míos, los pulgares pulg ares siguen barriendo con ese ritmo suave.  — ¿Una ¿Una siesta? —  siesta?  — bromea bromea suavemente, tentativamente — . ¿Una novela de fantasía? ¿Un cambio de aceite rápido de manera competitiva? El bloque de hielo en mi pecho se rompe.  — ¿Cómo ¿Cómo haces eso? Su ceño se frunce.  — ¿Hacer ¿Hacer qué?  — Decir Decir lo correcto. La comisura de su boca se curva.  — Nadie Nadie piensa eso.  — Yo Yo sí. Sus pestañas se extienden por sus mejillas mientras baja la mirada.  — Tal Tal vez solo digo lo correcto para ti.

 

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 — Sentía Sentía que me estaba asfixiando. —  asfixiando.  — Mi Mi voz se quiebra con la palabra, y sus manos se deslizan en mi cabello, cabello , sus ojos se elevan hacia los míos de nu nuevo evo —  . Como… como si todos me estuvieran mirando, y todos pudieran ver lo que q ue me

 

 

pasa. Y estoy acostumbrada a sentirme como… como si fuera el tipo de mujer equivocado, pero con Libby siempre ha sido diferente. Ella es la única persona con la que realmente me he sentido como yo, desde que mi madre murió. Pero resulta que Dusty tenía razón sobre mí. Eso es lo que soy, incluso para mi hermana. El tipo equivocado de mujer.  — Oye. —  Oye. — Inclina Inclina mi cara hacia la suya — . Tu hermana te quiere.  — Dijo Dijo que no tengo vida.  — Nora. —  Nora. — Apenas Apenas sonríe — . Estás en el mundo de los libros libros.. Por supuesto que no tienes una vida. Ninguno de nosotros nosotro s lo hace. Siempre hay algo demasiado bueno para leer. Una débil media risa sale de mí, pero el sentimiento no dura.  — Piensa Piensa que no me importa nada excepto mi trabajo. Eso es lo que todos piensan. Que no tengo sentimientos. Quizá tengan razón. —  razón. — Me Me rio ásperamente —  . No he llorado en una puta década. Eso no es normal. Charlie considera por un momento. Sus brazos se deslizan alrededor de mi cintura para cerrarse contra la parte baja de mi espalda, y el contacto de las balas de cañón se dirige directamente a mis pensamientos, haciéndolos salir disparados por el impacto. No recuerdo haberlo hecho, pero mis brazos también lo rodean, nuestros estómagos se rozan, el calor se acumula entre nosotros.  — ¿Sabes ¿Sabes lo que pienso? Tocarlo se siente tan bien, tan extrañamente sencillo, como si él fuera la excepción a todas las reglas.  — ¿Qué? ¿Qué?  — Creo Creo que amas tu trabajo  — dice dice en voz baja — . Creo que trabajas tan duro porque te preocupas diez veces más que q ue la persona promedio.  — Sobre Sobre el trabajo trabajo  —   — digo. digo.  — Sobre Sobre todo Sus brazos se aprietan a mi alrededor —   — . Tu hermana. Tus todo.. — Sus clientes. Sus libros. No haces nada que no vayas a hacer al cien por cien. No empiezas nada que no puedas terminar. »No eres la persona que compra la bicicleta estacionaria estacion aria como parte de una

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resolución de Año Nuevo y luego lu ego la usa como perchero durante tres años. No eres el tipo de mujer que solo trabaja duro cuando se siente bien, o solo aparece cuando es conveniente. Si alguien insulta a uno de tus clientes, te quitas esos elegantes guantes de cabritilla y llevas tu propio prop io bolígrafo en todo momento, porque si vas a

 

 

tener que escribir algo, es mejor que quede bien. Primero lees la última página de los libros… no pongas esa cara, Stephens. — Esboza Esboza una sonrisa en una esquina de su boca — . Te he visto visto,, incluso cuando estás archivando, a veces revisas la última página, como si estuvieras buscando constantemente toda la información, intentando tomar las mejores decisiones.  — Y por me has visto visto  —   — digo digo — , quieres decir que me has observado. observado.  — Por Por supuesto que sí  — dice dice en voz baja y áspera — . No puedo parar. Siempre sé dónde estás, incluso si no miro, pero es imposible no hacerlo. Quiero ver tu cara ponerse severa cuando estás enviando un correo electrónico al editor edi tor de un cliente, siendo dura, y quiero ver tus piernas cuando estás tan emocionada por algo que acabas de leer que no puedes dejar de cruzar y descruzarlas. Y cuando alguien te hace enojar, te salen estas manchas rojas.  — Sus Sus dedos rozan mi garganta — . Aquí mismo. Mis pezones se endurecen, mis muslos se aprietan y mi piel se estremece. La tensión en sus manos hace que sus dedos se enrosquen contra la curva en la parte baja de mi espalda, juntando la tela allí como si estuviera convenciéndose de no rasgarla.  — Eres Eres una luchadora —  luchadora — dice dice — . Cuando te preocupas por algo, no dejas d ejas que nada lo toque. Nunca he conocido a nadie que se preocupe tanto como tú. ¿Sabes lo que la mayoría de la gente daría por tener a alguien así en su vida?  — Sus Sus ojos son oscuros, inquisitivos, su corazón late rápido —  rápido — . ¿Sabes lo jodidamente afortunado que es alguien que te importa? Sabes…  Sabes…   Vacila, sus dientes se hunden en su labio, los ojos ojo s bajos, los dedos se aflojan pero no se separan de mis vértebras.  — Cuando Cuando Carina y yo éramos niños, mi papá tenía que trabajar mucho. No teníamos mucho dinero, y luego falleció la madre de mi mamá, y la librería comenzó a perder dinero. »Mi mamá no es una persona de negocios. Ni siquiera es realmente una persona que mantenga un horario. Así que el horario de la tienda era totalmente impredecible. Se programaba una charla de artista para la mitad de la semana en Georgia, y ella nos sacaba a mí y a Carina de la escuela para ir a ella, sin previo aviso. O se atraparía con un cuadro y no solo perdería la jornada laboral, sino se olvidaría de recogernos del colegio. Carina siempre fue más como mis padres,

 

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relajada, pero yo era ansioso. Tal vez porque lo había pasado muy mal cuando comencé la escuela, o tal vez solo porque finalmente me gustó, pero odiaba faltar a clase, y además de eso…  eso… 

 

 

Respira con fuerza. Mis brazos se han enroscado en la parte trasera de su camisa, manteniéndolo cerca, conectado a mí en todo momento.  —… la  —…  la gente no aprobaba a mi familia  — continúa continúa — . Mi papá ya estaba comprometido cuando él y mi mamá se juntaron, y ella ya estaba embarazada de tres meses de mí. Mi boca se abre y se cierra.  — Vaya. Vaya. Clint no es. . . Él niega con la cabeza.  — M Mii padre biológico es curador de arte, en Nueva York, en realidad. Hemos intercambiado un par de correos electrónicos y eso fue suficiente para nosotros. En lo que a mí respecta, Clint es el único padre que he tenido o que he necesitado, pero desde que tengo memoria, sabía que no era como él. No me parecía a él. No me gustaban las mismas cosas que a él. El cálido dorado y la oscuridad de sus ojos se elevan hacia los míos de nuevo, y un doloroso deseo florece detrás de mi plexo solar.  — Estaba Estaba en quinto grado cuando descubrí la verdad. De algunos niños en la escuela. El borde irregular de su voz me deja sin aliento. Lucho contra el impulso de controlar mi conmoción, y luego todo hace clic, los fragmentos de Charlie que he estado recopilando como piezas de un rompecabezas se convierten en una imagen completa. No el tropo de Darcy. No el académico engreído y severo que conocí en un almuerzo muy desagradable. Un hombre que anhela la completa honestidad, el realista que no siempre entiende cuando no ve realismo. Charlie, que quiere entender el mundo pero ha aprendido a no confiar en él.  — Charlie, Charlie, lo siento mucho —  mucho — susurro. susurro. Traga pesado.  — Sé Sé que simplemente no quería que pensara que yo era otra cosa que su hijo —  hijo  — dice dice — . Pero fue una mala manera de averiguarlo. Todos en el pueblo eran más o menos amables con mis padres, pero esos primeros años de escuela fueron un infierno. El enfoque de mi madre fue matarlos con amabilidad, y funcionó. Se ganó a todo el puto pueblo. Pero yo no pude hacerlo. No puedo tener una pequeña

 

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charla con personas que sé  que  que me odian. No puedo comportarme co mportarme con la gente que creo que son imbéciles. Carina estaba en tercer tercer grado  grado la primera vez que alguien le dijo que probablemente había nacido con una enfermedad de transmisión sexual porque nuestra mamá era una puta.

 

 

 — Mierda, Mierda, Charlie.  — Aparto Aparto mis brazos de su espalda y tomo su rostro entre mis manos, sintiendo como si mis pulmones estuvieran en llamas, como si hubiera sentimientos que mi vocabulario no es lo suficientemente avanzado para poner en palabras. Quiero envolverme sobre él como una cota de malla, o tragar un poco de gasolina, bajar las escaleras y escupirla como si fuera fuego.  — Pasé Pasé la mitad de la escuela secundaria en la biblioteca y la otra mitad en la oficina del director por meterme en peleas y, sinceramente, esos fueron los únicos dos lugares en los que sentí que tenía algún control sobre mi vida. vida. —   — Sacude Sacude la cabeza, como si se la estuviera estu viera aclarando — . Mi punto es, ¿ser ese 'espíritu 'esp íritu libre mágico' que crees que es esa mítica mujer perfecta? Viene con sus propios problemas. El hecho de que no todos te entiendan no significa que estés estés   equivocada. Eres alguien con quien la gente puede contar. En realidad, con quien se puede contar. Y eso no te hace fría o aburrida. Te hace lo máximo… — Se Se calla, niega con la cabeza — . Tú y tu hermana pueden tener sus diferencias, y es posible que ella no te entienda del todo, pero nunca la perderás, Nora. No tienes que preocuparte por eso.  — ¿Cómo ¿Cómo puedes estar tan seguro? —  seguro? — pregunto. pregunto. Ahora sus ojos son todo caramelo líquido, sus manos tiernas, moviéndose de un lado a otro o tro sobre mis caderas, una marea que nos un une, e, nos separa, nos junta, cada roce es más intenso que el anterior.  — Porque Porque  — dice dice en voz baja — , Libby es lo suficientemente inteligente como para saber lo que tiene. Quiero tirar de él hacia la ridícula cama con forma de auto y envolverme en el olor ydedura su champú, sentir la presión presió nyde sus dedos volverse frenética sobre mí, la cálida presión de su estómago nuestro balanceo constante y separación.  — Hasta Hasta que llegaste aquí —  aquí  — dice dice con voz áspera — , todo lo que este lugar había sido alguna vez era un recordatorio de las formas en que yo era una decepción, decepci ón, y ahora estás aquí, y… no sé. Siento que estoy bien. Entonces, si eres el «tipo de mujer equivocado», entonces yo soy el tipo de hombre equivocado. Puedo ver todas las sombras de él a la vez. Chico tranquilo y desenfocado. Preadolescente precoz y resentido. Un estudiante de secundaria melancólico desesperado por salir. Un hombre afilado intentando volver a encajar en un lugar al que, para empezar, nunca nun ca perteneció.

 

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lo que pasa con serseunderrumba, adulto parado juntode a la cama dedeauto de carrerasEso de es tu infancia. El tiempo y en lugar la versión ti que

 

 

has construido desde cero, eres todos los borradores trillados que vinieron antes, todo a la vez.  — No No eres una decepción. —  decepción. — Sale Sale débil —   — . No estás equivocado. Sus ojos recorren mi rostro. Sus dedos rozan el lugar suave en la comisura derecha de mi boca, apretando la mandíbula. Cuando sus ojos se elevan hacia los míos de nuevo, están ardiendo, un truco de la cálida luz que pro proviene viene de la lámpara de la mesita de noche, pero aún siento que sale calor de él.  — Y todas esas personas que te hicieron sentir como que lo eras —  eras  — dice dice con voz ronca — , tienen un gusto jodidamente terrible. —  terrible.  — El El afecto en su voz me sube como una marea cálida, llenando un millón de diminutos charcos en mi pecho. En realidad somos dos imanes opuestos, incapaces de estar en la misma habitación sin juntarnos. Quiero pasar mis dedos por su cabello y besarlo hasta que olvide dónde estamos, y todo y todos todo s los que alguna vez lo hicieron sentir como si fuera una decepción. Y me está mirando como si yo pudiera, como si hubiera un dolor en él que solo yo podría calmar. Quiero decirle: Eres decirle: Eres alguien que busca una razón para todo. O:  Eres la persona que separa las cosas y descubre cómo funcionan en lugar de simplemente aceptarlas. Eres alguien que preferiría tener la verdad que una mentira conveniente. O incluso: Eres incluso:  Eres la persona que solo so lo tiene ti ene cinco conjuntos, pero p ero cada uno de ellos es perfecto, cuidadosamente elegido.  elegido.   — Creo —  Creo  — susurro susurro — , que eres una de las personas menos decepcionantes que he conocido. La línea debajo de su labio labi o inferior se oscurece cuando sus lab labios ios se separan, y su aliento cálido y mentolado es ligero contra mi boca. Por un segundo, estamos atrapados en un tira y afloja, saboreando el espacio entre entr e nosotros. Se siente como si no quedara aire en la habitación, pero lo que realmente quiero de todos modos es respirarlo respirarlo.. Todas mis razones para mantener esos muros entre nosotros parecen repentinamente intrascendentes. Porque el muro no está  está  levantado. No lo está. Charlie me ve. Me está tocando. Y por primera vez en mucho tiempo, tal vez incluso desde que perdimos a mamá, siento que no no   estoy fuera de la escena,

 

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mirando a través del vidrio, anhelando tanto encontrar una manera de entrar.

 

 

Mi teléfono suena, y toda esa cálida pesadez se evapora cuando Charlie se endereza, regresando a la realidad, a sus propias razones para intentar construir una barricada entre nosotros. Se vuelve hacia los estantes y mi garganta se seca cuando me doy cuenta cuent a de que se está ajustando. Todo en mí anhela tocarlo de nuevo, pero no lo hago. Mis sentimientos pueden haber cambiado, pero aún está el final de las cosas de Charlie:  Esto no  puede ser nada. Las cosas son complicadas.  complicadas.  Mi mente va directamente a Amaya, y la culpa, los celos y el dolor se retuercen juntos en la boca de mi estómago. Llega otro mensaje de Libby, y otro.

¿¿Dónde estás?? Cuando hayas terminado de ser introvertida en un rincón oscuro, nos encontré un aventón a casa. ¿¿¿HOLA???? ¿¿¿Estás viva????  — Es Es Libby. Detrás de mí, Charlie se aclara la garganta y dice con voz ronca:  — Deberías Deberías rescatarla antes de que el club de tejido la reclute. Son el equivalente de Sunshine Falls a la mafia. Asiento.  — Te Te veré mañana.  — Buenas Buenas noches, Stephens.

Casi choco con Sally al pie de las escaleras.  — ¡Solo ¡Solo estaba buscando a tu hermana! —  hermana! — dice dice — . Desenterré el número que ella pidió, ¿podrías pasárselo?

 

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Acepto el trozo de papel y, antes de que pueda pedir una aclaración, Sally corre detrás de una mujer con el flequillo muy bien peinado. Le envío una foto del número de teléfono a Libby.

 

 

De Sally. También.

Yo: ¿Dónde estás? Al frente, dice ella. ¡Apúrate! ¡Gertie Park, la barista anarquista, nos llevará a casa!  Libby se comporta con normalidad, pero en la parte trasera del auto lleno de calcomanías de parachoques de Gertie, reviso las últimas últim as semanas como si todo fuera papel triturado. Lo que dijo Libby sobre mamá, sobre mí. Los extraños textos de Brendan y la reacción de Libby ante ellos. La discusión fuera de la librería, la lista, cómo desaparece y reaparece misteriosamente, cómo su cansancio y su palidez parecen ir y venir. Lo organizo todo en pilas, en problemas solubles, en escenarios a partir de los cuales puedo idear planes de escape. Estoy de vuelta en el meollo de la situación, mirando a través del tablero de ajedrez y tratando de mitigar lo que suceda a continuación. Pero por un minuto, arriba, con los brazos de Charlie apretados en mi espalda, todo estuvo bien. Estaba bien. A la deriva en una oscuridad reconfortante, sin cuerpo, donde no había que arreglar nada y podía simplemente (pienso en los brazos de Sally levantados a los lados) acomodarme acomodarme..

 

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La biblioteca en las afueras de la ciudad es enorme: tres pisos de ladrillo rosa y techos a dos aguas. Mientras Libby dirige las entregas de muebles a Goode Books, me reúno con Charlie para una sesión de edición en la Sala de estudio 3C, en el último piso. Toda la mañana, las cosas se sintieron tensas entre Libby y yo. Estamos atrapadas en un ciclo de retroalimentación de vagos malos sentimientos. Está frustrada con lo mucho que trabajo y eso está creando distancia. La distancia la tiene guardando secretos. Los secretos me tienen frustrada con ella. Es una profecía autocumplida, que nos mantiene encerradas en una discusión invisible y tácita, en la que ambas fingimos que no pasa nada. Ese dolor hueco: La hueco: La estás perdiendo, y entonces, ¿para qué sirvió todo? Tan pronto como las puertas automáticas de la biblioteca se abren, ese delicioso olor a papel tibio me envuelve como un abrazo, y mi pecho se afloja un poco. A la derecha, algunos estudiantes de secundaria descansan en una fila de computadoras de escritorio antiguas, su charla amortiguada por la alfombra azul industrial. Los paso y tomo la amplia escalera al segundo piso, y luego al tercero. Sigo la fila de salas de estudio con ventanas a lo largo de la pared exterior hasta 3C y encuentro a Charlie inclinado sobre su computadora portátil, la luz del techo apagada y la luz del día difusa entrando a raudales por la ventana para darle un tono azul frío. La habitación es diminuta, diminu ta, con techo de aguja. Una mesa laminada y cuatro sillas a juego ocupan la mayor parte del espacio. Por alguna razón, el silencio, tal vez, o lo que qu e pasó anoche, me siento tímid tímidaa mientras me asomo en la puerta.  — ¿Llego ¿Llego tarde?

 

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Mira hacia arriba, los ojos oscurecidos.  — Llegué Llegué temprano. —  temprano. — Aclara Aclara la ronca somnolencia de su voz —  voz — . Edito aquí la mayoría de los sábados.

 

 

Un café enorme de Mug + Shot se encuentra frente a un asiento asient o desocupado, esperándome. Me dejo caer en la silla.  — Gracias. Gracias. Asiente, pero está hiperconcentrado en su pantalla, con una mano tirando del cabello detrás de su oreja. Mi teléfono vibra con otro mensaje de Brendan.

Brendan: ¿Aún se divierten, chicas?  chicas?  Cuerdas de ansiedad se deslizan unas sobre so bre otras en mi estómago. Libby me envió un mensaje desde la tienda hace cinco minutos, así que sé que tiene su teléfono. Lo que significa que él no le envió un mensaje de texto primero o ella simplemente no respondió.

¡Sí! Escribo en respuesta. ¿Por qué? ¿Todo bien?  ¡¡¡Definitivamente!!!  En realidad, se está delatando con esos signos de exclamación. Tal vez sea hora de recurrir a rogar por respuestas. Por ahora, sin embargo, guardo esa línea de pensamiento en un compartimento en el fondo de mi mente. Se va con una facilidad sorprendente.  — ¿Necesitas ¿Necesitas un minuto?  — pregunto pregunto a Charlie mientras enciendo mi computadora. Se sobresalta, como si hubiera olvidado que estoy aquí.  — No. No. No, lo siento. Estoy bien. —  bien.  — Se Se pasa la mano por la boca, luego se pone de pie y arrastra su silla a la vuelta de la esquina, donde puede ver mis notas en la pantalla. Su muslo golpea el mío mientras se sienta, y por unos momentos después, hay una especie de avalancha detrás de mi caja torácica.  — ¿Deberíamos ¿Deberíamos comenzar con todo lo que nos gustó? —  gustó?  — pregunto. pregunto. Charlie mira por un segundo demasiado largo; perdiéndose absolutamente la pregunta — . Oh, vamos, Charlie —  Charlie  — bromeo bromeo — . Puedes admitir que te gustan las cosas. Dusty y yo no se lo diremos a nadie. Parpadea un par de veces. Es como ver su conciencia nadar hacia la

 

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superficie.  — Obviamente Obviamente me gusta el libro. Supliqué trabajar en él, ¿recuerdas?  — Te Te recordaré rogando hasta mi último aliento.

 

 

Mira abruptamente a la pantalla, todo negocios, y se siente como si mi corazón se estuviera haciendo agua.  — Las Las páginas son geniales —  geniales  — dice dice — . La fisioterapeuta alegre es un buen complemento para Nadine, pero creo que al final de esta sección, ella necesita más profundidad.  — ¡También ¡También escribí eso! —  eso!  — Inmediatamente Inmediatamente me siento avergonzada por mi voz de favorita de la maestra cuando veo la cara de Charlie —  Charlie — . ¿Qué? Aplasta su sonrisa.  — Nada. Nada.  — No No «nada» —   — lo lo desafío — . Eso es una cara.  — Stephens, Stephens, siempre he tenido una —  una  — dice dice — . Bastante decepcionante que acabas de darte cuenta.  — Tu Tu expresión expresión.. Se recuesta en su silla, su bolígrafo rojo en equilibrio sobre un nudillo y debajo de dos.  — Es Es solo que eres buena en esto.  — ¿Y ¿Y eso es una sorpresa?  — Por Por supuesto que no  — dice dice — . ¿No se me permite disfrutar viendo a alguien ser bueno en su trabajo?  — Técnicamente, Técnicamente, este es tu tu trabajo.  trabajo.  — También También podría ser tuyo, si quisieras.  — Una Una vez me entrevistaron para un trabajo de edición —  edición  — le le digo. Sus cejas se mueven hacia arriba.  — ¿Y ¿Y no lo tomaste?  — No No hice la segunda entrevista  — digo digo — . Libby acababa de quedar embarazada.  — ¿Y? ¿Y?

 

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 — Y Brendan fue despedido.  — Mis Mis hombros se tensan, poniéndose en modo defensivo — . Estaba ganando buen dinero por comisión, y tomar un trabajo de nivel principiante habría significado un recorte salarial.

 

 

Me estudia hasta que mi piel comienza a vibrar, luego mira hacia otro lado otra vez; estamos atrapados en un juego interminable de gallinas, turnándonos para perder.  — ¿Cómo ¿Cómo se sintió Libby al respecto?  — No No le dije.  — Vuelvo Vuelvo a mis notas — . A continuación, tenemos a Josephine. Después de un segundo, dice:  — ¿No ¿No crees que se entristecería que renunciaras al trabajo de tus sueños por ella?  — N Noo admira exactamente mi devoción por mi trabajo actual  — llee recuerdo — . Ahora, Josephine. Josephine.   Suspira, cediendo.  — Amo Amo a Jo.  — ¿¿Crees Crees que es lo suficientemente diferente del Viejo Whittaker? Quiero decir, ¿una persona vieja y cascarrabias sin familia?  — Creo Creo que sí. Profundizamos en su personaje p ersonaje rápidamente, y su historia de fondo, con el ex que la echó de Hollywood, no suena a ni ninguna nguna campana de Once Once.. El viejo Whittaker perdió a su familia, pero Josephine nunca tuvo una para empezar. Y además, la discusión sobre cómo el hecho de que ella fuera mujer dictó cómo los medios y el mundo la trataron es todo el asunto de este libro.  — Cierto Cierto  — digo digo — . Y me encanta eso, pero me lleva a mi siguiente pensamiento. Tal vez deberíamos retirar la revelación sobre su conexión con la industria del cine hasta más tarde. Sus ojos adquieren la calidad de una rueda giratoria de Mac, como si sus pensamientos se estuvieran cargando.  — No No estoy de acuerdo  — dice dice lentamente — . Lo que preferiría es que no descubriéramos por qué Nadine qué Nadine nunca  nunca se convirtió en actriz act riz hasta más tarde. Creo que hay oportunidad para la tensión allí. all í. Tal vez cuando Nadine encuentra el Oscar de Jo, resulta que Nadine originalmente quería actuar y Jo le pregunta qué la hizo cambiar de opinión, y tenemos algunos presagios.

 

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 — Mierda —  Mierda — digo. digo.  — ¿Qué? —  ¿Qué? — dice. dice.  — Tienes Tienes razón.

 

 

 — Mis Mis condolencias —  condolencias — dice dice — . Esto claramente ha sido muy duro para ti. Comienzo a escribir la actualización en mis notas.  — Nadine Nadine no debería haber renunciado a la actuación —  actuación  — dice. dice. Las palabras flotan allí por un minuto, una trampa obvia.  — Gana Gana mucho dinero como agente —  agente  — respondo. respondo.  — No No disfruta de su dinero —  dinero — me me recuerda. Sigo escribiendo.  — A ella le gusta ser agente.  — A ella le encantaba actuar.  — Pensé Pensé que eras su mayor admirador.  — Lo Lo soy —  soy — dice dice — . Es por eso por lo que quiero que ella tenga su final feliz.  — Charlie, Charlie, no creo que sea ese tipo de libro. Su hombro se encoge junto con un movimiento de sus labios carnosos.  — Ya Ya veremos. A pesar de mi documento cuidadosamente organizado, la forma en que avanzamos en nuestras ediciones se parece más a esos días deambulando por Central Park Ramble con mamá y Libby. El documento se infla y luego lo reducimos, Charlie acerca mi computadora portátil parahasta reducir cuatro oraciones yo la retiro paracuenta pasar ade través más cumplidos, que, horas despuésendeluna, proceso, me doy que de hemos intercambiado roles. Ahora él es el es el que inserta elogios y yo y yo soy la soy la que recorta grasa. Mientras me mira, murmura:  — S Siempre iempre he querido ver un ataque de tiburón de cerca. Tanta sangre.  sangre.  Mi rostro se calienta, junto con algunos lugares menos inocuos, vuelvo al documento, invadido por los cambios registrados.  — Me Me gusta ver mi progreso.

 

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 — Nora —  Nora — dice dice — . Todo Todo es  es progreso en este punto. —  punto. — Extiende Extiende la mano para seleccionar todo descansa el documento, cursor sobre  Aceptar los cambios,, su codo cambios descan sa contra luego el mío pasa en la el mesa de madera laminada.todos Me mira en busca de aprobación.

 

 

Asiento, pero él no se mueve, y el contacto ligero de su brazo tira de todos los nervios de mi cuerpo hacia ese punto. En cualquier segundo, las paredes volverán a levantarse, y no puedo soportar eso. Pensé en cómo abordar el tema durante horas mientras permanecía despierta anoche y, de alguna manera, lo que sale sigue siendo:  — Olvidé Olvidé mencionar que anoche me encontré con tu primo tu  primo.. Digo la palabra a propósito. Charlie aparta la mirada mientras se rasca la mandíbula.  — ¿¿Estaba Estaba rescatando a un gatito de un árbol o ayudando a una anciana a cruzar la calle?  — Ninguno —  Ninguno — digo digo — . Estaba sin camisa y lavando un auto.  — Espero Espero que le hayas dado una propina por su molestia.  — Su Su mirada vuelve a la mía, un crujido de electricidad salta la brecha entre nosotros.  — Oye, Oye, amigo —  amigo — digo digo — , aquí hay un consejo: ponte una camisa. Este es un salón literario familiar. Las comisuras de sus labios se contraen cuando se pone de pie y se inclina contra la mesa, con los ojos fijos en la ventana.  — S Sii realmente hubieras dicho eso, el club de tejido de damas te habría echado de la ciudad. Shepherd sin camisa es un elemento básico b ásico de Sunshine Falls. Lucho por mantener mi voz uniforme.  — No No sabía que era tu primo. O no n o habría salido con él. Mira hacia otro lado.  — Nora, Nora, no me debes nada.  — Ah, Ah, lo sé. —  sé.  — También También estoy de pie. No puedo bailar alrededor de él por más tiempo, no funciona de todos modos. No puedo hacer nada con respecto a las cosas de Libby de Libby,, pero esto, esto se puede resolver. resolv er. De una forma u otra, el muro de tensión se está derrumbando hoy. Tomo un respiro y continúo:

 

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 — Especialmente Especialmente si algo está pasando contigo y tu ex. Sus ojos regresan a los míos.  — No No pasa nada.

 

 

 — La La viste anoche, ¿no? Su mandíbula se flexiona.  — Estaba Estaba trabajando. Simplemente pasó. Siento que mi mirada se estrecha con escepticismo.  — ¿Para ¿Para una visita planeada? Cambia su peso.  — S Sí —  í — admite. admite.  — ¿Para ¿Para comprar un libro? —  libro? — digo. digo. Su mandíbula se aprieta de nuevo.  — No No exactamente.  — ¿Salir? ¿Salir?  —  Hablar  Hablar..  — Como Como suelen hacer los exprometidos.  — Es Es un pueblo pequeño —  pequeño  — dice dice — . No podemos evitarnos el uno al otro. Necesitábamos aclarar las cosas.  — Ah —  Ah — digo. digo.  — No, No, ah ah   —  — dice, dice, sonando frustrado ahora —  ahora — . Nada pasó entre nosotros, y no va a pasar.  — No No es asunto mío —  mío — digo. digo.  — Exactamente. —  Exactamente. — De De alguna manera, esto parece frustrarlo más, lo que q ue me me   hace más aguda y ávidamente consciente de que el espacio se reduce entre nosotros — . Al igual que no es de mi incumbencia si sales con mi primo.  — A quien no tengo intención de volver a ver  — digo digo — . Y con quien no hubiera salido ni una sola vez si hubiera sabido  que era tu primo. sabido que  — No No hiciste nada malo —  malo — insiste. insiste.  — Y tú tampoco, pasando tiempo con Amaya  — respondo. respondo. Somos

 

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demasiado buenos o malos peleando. Estamos  perversamente  perversamente   intercambiando apoyo por las vidas románticas del otro. Él me supera con:

 

 

 — Shepherd Shepherd es un gran tipo. El soltero más codiciado de la ciudad. Es perfecto para tu lista, marca todas tus casillas.  — ¿Qué ¿Qué hay de Amaya? —  Amaya? — insisto insisto — . ¿Cómo está ella a la altura de la tuya?  — No No pasa el corte —  corte — dice. dice.  — Debe Debe ser una lista bastante larga.  — Un Un artículo —  artículo — responde responde — . Muy específico. La forma en que me mira despierta mi piel, mi torrente t orrente sanguíneo, mi deseo.  — Lástima Lástima que no va a funcionar para ustedes —  ustedes  — digo. digo.  — Y lamento oír lo de Shepherd y tú. —  tú.  — Sus Sus ojos parpadean — . Pensé que ustedes dos la pasaron bien.  — Oh, Oh, lo hice  — digo digo — . Resulta que pasar un buen rato no es lo que realmente quiero en este momento. Me mira fijamente, con los ojos ennegrecidos, y espero que sea tan legible para él ahora como siempre, que sepa que he terminado de quitarme de encima esta cosa entre nosotros. Roncamente, dice:  — Stephens, Stephens, ¿qué es lo que quieres?  —Yo solo… —  Ahora o nunca. nunca. Siento que me estoy preparando para un salto en paracaídas — . Quiero estar aquí contigo y no preocuparme por lo que viene después. Da un paso más cerca, mi corazón zumbando cuando invade mi espacio.  — Nora —  Nora — dice dice suavemente.  — Está Está bien si no quieres eso —  eso — digo digo — . Pero estoy pensando demasiado en ti. Y cuanto más espacio trato de poner entre nosotros, peor es. Sus labios se tuercen; sus ojos brillan.  — E Entonces, ntonces, ¿estás intentando sacar esto de tu sistema?  — Tal Tal vez —  vez  — admito admito — . Pero tal vez también quiero algo que sea fácil por una vez.

 

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Su ceja se levanta, bromeando.  — ¿Ahora ¿Ahora soy fácil? Sí, pienso, Sí,  pienso, para  para mí eres la persona más fácil del mundo. Pero mundo.  Pero digo:

 

 

 — Dios, Dios, espero. Se ríe, pero se desvanece rápidamente y su mirada cae a un lado.  — ¿Y ¿Y si ya sé que esto no puede ir a ninguna parte —  parte  — dice dice — , sin importar cuánto podamos terminar deseándolo?  — ¿Hay ¿Hay alguien más? Sus ojos se levantan, se abren del to9do.  —No. No es nada de eso. Es solo que…  que…   — Charlie —  Charlie — digo digo — . Te dije. No quiero pensar en lo que viene después. Ni siquiera estoy segura de poder manejar eso ahora mismo. Me estudia, su mandíbula trabajando.  — ¿Estás ¿Estás segura?  — Completamente —  Completamente  — digo, digo, y hablo en serio — . Si quieres, incluso firmaré una servilleta. No estoy segura de quién de nosotros lo empezó, pero su boca está sobre la mía, cálida y hambrienta, sus manos recorriendo mis costados y volviendo a subir por mi frente, absorbiendo todo lo que puede de mí a la vez. Sin vacilación, sin cortesía, solo deseo. Mis dedos se entrelazan en su camisa mientras me tira contra él, cerrando cada espacio que podemos encontrar. En cuestión de segundos, está tirando de mi blusa fuera de mi falda y sus manos están en la parte delantera de la misma, tan perfectamente áspera y cálida que la seda es insoportable en comparación. Un sonido desesperado se retuerce a través de mí, y él nos da la vuelta, empujándome sobre so bre la mesa, subiendo mi falda por mis muslos para poder dar un paso hacia mí. Lo atraigo hacia mí, arqueándome con su toque. Sus dedos se enroscan alrededor de la parte de atrás de mi cuello y se anudan en mi cabello, sus dientes en mi garganta.  — No No podemos hacer esto en una biblioteca bib lioteca —   — siseo siseo en su boca, aunque mis manos aún se están moviendo, rozando su espalda debajo de su camisa, las uñas raspando su piel y dejándole la piel de gallina.

 

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Murmura, con un tono de reproche:  — Pensé Pensé que no querías preocuparte por las reglas.

 

 

 — Cuando Cuando se trata de indecencia pública, es menos una regla y más una ley federal —  federal  — susurro. susurro. Sus labios bajan por mi garganta, g arganta, una mano deslizándose debajo de mí para inclinar mis caderas contra las suyas, posicionando su longitud contra mí. Oh Dios.  Dios.   — Eso Eso solo cuenta —  cuenta — dice dice — , si nos quitamos la ropa. El sonido que hago no podría ser mucho menos sexy o más más   de animal salvaje moribundo.  — Y para que quede claro  — digo digo — , ¿estás bien con el hecho de que estemos trabajando juntos? Besa a lo largo de mi clavícula, con su voz llena de grava.  — Ambos Ambos sabemos que no me lo pondrás más fácil.  — ¿Y ¿Y qué hay de ti? —  ti? — Es Es completamente absurdo que esté manteniendo la farsa de tener una conversación totalmente normal mientras mis palmas están apoyadas sobre la mesa detrás de mí y mi cuerpo se levanta sin sutileza, lo que facilita que su boca roce debajo del cuello de mi camisa.  — Nora, Nora, no tengo ningún interés en ser fácil contigo —  contigo — dice. dice. Mis dedos se deslizan por su cabello, se arrastran por su cuello, su pulso zumba bajo mi toque. Mi mente se siente como si hubiera pasado directamente a través de una trituradora a un caleidoscopio. Sus dedos rozan el interior de mi muslo hasta que no pueden ir más arriba, sus ojos observan el progreso con un brillo casi ebrio. Mis rodillas se abren para él. Su mandíbula se aprieta al tiempo que pasa su mano sobre mí, ligera como una pluma al principio y luego con más presión. Sus dedos se deslizan bajo el encaje, mis caderas se elevan con el movimiento, no hay sonido en la habitación excepto nuestra respiración entrecortada.  — Nora, Nora, tienes las manchas rojas —  rojas — bromea, bromea, dibujando sus labios sobre mi garganta — . ¿Estás enojada conmigo?  — Furiosa Furiosa  —  jadeo mientras su boca se arrastra hacia abajo, una de sus manos afloja los botones superiores de mi blusa. Tira de mi sujetador hacia abajo hasta que el aire frío toca mi piel.

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 — Dime Dime cómo puedo compensarte —  compensarte — murmura murmura contra mi pecho. Me arqueo hacia atrás para darle más de mí.  — Eso Eso es un comienzo.

 

 

Me atrae entre sus labios y trato de no gritar cuando un gemido bajo retumba a través de él. Su mano está debajo de mi falda otra vez, su respiración atrapada contra mi pecho.  — Maldita Maldita sea, me deshaces —  deshaces — dice. dice. Lo acerco más, necesitando más de él. Ahora estamos más o menos planos sobre la mesa, la parte interior de mi muslo contra su cadera. Entierro mi boca en su garganta para sofocar los sonidos que me está sacando. Me siento totalmente fuera de control, y lo que es más, puedo ver cuánto le gusta verme así, y solo está avivando la llama. Quiero estar fuera de control. Quiero que me vea así y sepa que él es el motivo. Su mano recorre mi costado hasta que alcanza la punta de mi tacón, levantando mi pierna más arriba, enrollándola alrededor de sus caderas mientras intentamos acercarnos. Si tuviéramos un lugar más privado adónde ir, ya nos habríamos ido.  — Tengo Tengo tantas ganas de follarte —  follarte  — me me dice con voz áspera en la boca, con el corazón acelerado.  — Quiero probarte Quiero probarte  —   — le le digo. Da una risa baja.  — Todo Todo es una competencia contigo. Deslizo mis manos debajo de su cintura, todo mi enfoque se reduce a la sensación de él, el sonido de su respiración se vuelve irregular cuando mi agarre se aprieta, sus caderas se mueven para dejarme tener más de él. Nunca he disfrutado tanto de esto. No estoy segura de haber disfrutado esto esto   alguna vez, punto, pero tampoco he visto a Charlie tan desinhibido y estoy ebria de poder.  — Dios —  Dios — dice dice — , necesito estar dentro de ti. Todo en mí se tensa.  — De De acuerdo. —  acuerdo. — Asiento Asiento furiosamente, y se ríe de nuevo.  — No, No, tienes razón —  razón — dice dice — . Aquí no.  — No No tenemos muchas opciones —  opciones — señalo. señalo.

 

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Nora, cuando Nora, finalmente estola —  dice, alejándose dice, de que mí, sus manos —  metiendo los botones en loshagamos ojales con misma facilidad con los desabrochó — , no va a ser en una mesa de la biblioteca, y no va a va a ser con un plazo

 

 

reducido.  — Me reducido. —  Me alisa el cabello, mete la blusa dentro de la falda, luego toma mis caderas con sus manos y me guía fuera de la mesa, atrapándome contra él —  él — . Vamos a hacer esto bien. Sin atajos.

 

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Salgo de la biblioteca con las piernas temblorosas, el corazón acelerado como si hubiera pasado cuarenta minutos en clase de spinning spinning.. He pasado horas sin revisar mi teléfono y se han acumulado los correos electrónicos habituales, uno de mi jefe, que rara vez respeta el concepto del fin de semana, y una gran cantidad de clientes que sienten lo mismo, junto con una serie de mensajes de texto de Libby. Entrecierro los ojos contra la luz del sol para vercómodo las fotosy acogedor, que envió ydel progreso que hizo hoy. El café Goode Books ahora se ve la ventana de FAVORITOS de  FAVORITOS DEL VERANO está VERANO está llena de luces centelleantes. En la mayoría de las imágenes, Sally está de pie a un lado, radiante, pero en una toma torcida que incluye una buena parte del pulgar de alguien, Libby está de pie con los brazos abiertos y una gran sonrisa en su rostro, con un sedoso moño rosado torcido sobre su cabeza. Su rostro en forma de corazón se ve más o menos igual que cuando tenía catorce años y la aceptaron en la exhibición de arte de la escuela secundaria: orgullosa, segura de sí misma, capaz. Incluso con todas las rarezas entre nosotras, me hace tan feliz verla así.

¡Se ve increíble!  Le digo. ¡¡Eres una niña prodigio!! ¡Ni siquiera se puede decir que es el mismo lugar!  ¡Gracias!, responde. responde. ¿Está todo bien? No es común que llegues tarde. Se suponía que me encontraría con ella en Poppa Squat hace diez minutos. Escribo en respuesta: Todo bien. Estaré allí en un minuto.  Solo tengo una llamada que hacer h acer primero. Me detengo en uno de los ban bancos cos verdes a lo largo de la calle, el metal está caliente por el sol, y busco en mi bolso el número de teléfono que qu e me dio Shepherd. Tal vez sea ddee la vieja escuela que yo haga contacto para decirle que no estoy interesada, i nteresada, pero Shepherd es un buen tipo tipo..

 

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Se merece algo mejor que ignorarme a largo plazo. La línea suena tres veces antes de que alguien conteste, una voz de mujer que dice:

 

 

 — Dent, Dent, Hopkins y Morrow. ¿Cómo puedo ayudarte? Después de un segundo de confusión, digo:  — ¿Estoy ¿Estoy buscando a Shepherd?  — Lo Lo siento —  siento — dice dice — , aquí no hay nadie con ese nombre.  —Eh, ¿puedo… quién habla? — digo. digo.  — Habla Habla Tyra —  Tyra — dice dice — , de las oficinas legales de Dent, Hopkins y Morrow.  — Debo… Debo… tener el número equivocado. —  equivocado. — Cuelgo Cuelgo y busco en mi bolso hasta que encuentro un recibo con números garabateados.  Este  Este   es el que me dio Shepherd. El número al que acabo de llamar… debe haber sido el que me dio Sally.  Para tu hermana. Encontré el número que me pidió. Me vendría bien un poco de d e comida para absorber el galón de café que bebí hoy, pero no es solo el exceso de cafeína lo que me hace temblar las manos mientras escribo el nombre de la oficina legal en una búsqueda de Google. Cuando aparecen los resultados, es como si alguien me inyectara hielo en las venas.  Dent, Hopkins & Morrow: Abogados de derecho familiar. Libby le preguntó a Sally… ¿por el número de un abogado de divorcio? Por un instante, la calle, el camino de piedra, el cielo azul pálido, el mundo se siente como si estuviera siendo hecho trizas. Mis pulmones están demasiado inflados, algo grande y pesado que bloquea cualquier entrada o salida. Estoy de vuelta en nuestro antiguo apartamento, en esas terribles semanas después de la muerte de mamá, viendo a Libby desmoronarse, abrazándola fuerte mientras llora, hasta que no puede respirar, hasta que se atraganta. Me estoy ahogando en su dolor, el mío endureciéndose, calcificándose en mi corazón.  No quiero estar sola, sola , a veces jadea, o bien, Estamos bien,  Estamos solas. sol as. Estamos solas,  Nora.    Nora. La estoy abrazando fuerte, enterrando mi boca en su cabello y prometiéndole que está equivocada, que nunca nunca estará  estará sola.

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Te tengo, tengo, le digo. Siempre te tendré . Todas esas noches me desperté y me encontré con que todo seguía esperándome: mamá se había ido. Sin dinero. Libby rompiéndose.

 

 

A veces lloraba en sueños. Otras veces me despertaba mientras ella estaba en el baño, y el punto frío en la cama a mi lado me provocaba pánico. En aquellos días, el dolor aguardaba como un monstruo sombrío, so mbrío, alzándose sobre nuestra cama, y en lugar de encogerse noche a noche, crecía, alimentándose de nosotras, engordando con nuestro dolor. Una mañana temprano, nos acostamos envueltas debajo de las mantas y alisé el cabello color fresa de mi hermana, y ella susurró: Ya no quiero estar aquí. Quiero que pare.  pare.  Y ese mismo pánico frío creció demasiado para mi cuerpo, hinchándose, palpitando furiosamente. Sin pensar en el dinero, el trabajo, la escuela o cualquiera de los millones de cosas prácticas de las que me haría responsable, dije: Entonces, dije:  Entonces, vamos a algún lado.   lado. Y lo hicimos. Compré boletos nocturnos de ida y vuelta a mitad de semana seman a a Los Ángeles. Me registré en un motel de mala muerte cuyo pestillo no funcionaba y metí la silla del escritorio debajo del pomo mientras dormíamos todas las noches. Todas las mañanas tomábamos un taxi hasta la playa y nos quedábamos qu edábamos allí hasta la cena: siempre algo barato y grasiento. Tomamos algunas de las cenizas de mamá y las arrojamos al océano cuando nadie miraba, luego salimos corriendo, gritando y riendo, sin saber si habíamos infringido una ley. Más tarde, dividiríamos el resto de las cenizas entre el East River y el Hudson, pedazos de mamá a cada lado de nuestra ciudad, cercándonos, reteniéndonos. Pero aún no estábamos listas para dejar ir esa gran parte de ella. Durante toda una semana, Libby no lloró y luego, en el avión de regreso a casa, durante el despegue, miró por la ventana y vio cómo el agua se encogía debajo de nosotras y susurró: ¿Cuándo dejará de doler?  No sé , le dije, sabiendo que vería que estaba estab a mintiendo. Que creía que nunca se detendría, nunca. Descendió en feos y desgarradores sollozos, y los otros pasajeros lanzaron

 

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miradas cansadas en nuestra dirección. Los ignoré, atraje a Libby hacia mi pecho.  Déjalo salir, dulce niña, murmuré, como solía decirnos mamá. Una azafata sobreestimó nuestras edades o se apiadó de nosotras y discretamente dejó dos botellas de licor en miniatura.

 

 

A través de sus hipos, Libby eligió el Bailey's. Bebí la ginebra. Desde ese día, no podía ni olerlo sin pensar en aferrarme a mi hermana, en extrañar tanto a mamá que se sentía más cerca de lo que se había sentido en semanas. Tal vez esa es la única razón por la que realmente bebo. Sentir ese agujero en tu corazón es mejor que no sentir nada. Parpadeo para despejarme del recuerdo, pero el dolor dol or en mi pecho, el dolo dolorr profundo en mis manos no cesa. Me hundo hund o en el metal caliente del banco y cuent cuentoo los segundos de mis inhalaciones, comparándolos con mis exhalaciones. Ese fue el último viaje que hicimos Libby Li bby y yo. Fue el último vi viaje aje que hice,  punto,, aparte de ese desafortunado fin de semana en Wyoming con Jakob.  punto Una vez que tuve nuestra deuda bajo control, comencé a reservar dinero aquí y allá para poder llevar a Libby a algún lugar increíble, como Milán o París, cuando se graduara de la universidad. Una vez, tuvo todo tipo de ambiciones, pero después de que perdimos a mamá, parece que todo se secó. Dejó de ayudar en Freeman's y recorrió otras posibles carreras profesionales, pero ninguna le llamó la atención. Pasé sus años universitarios sobre su hombro, empujándola, leyendo sus ensayos para ella, haciendo sus tarjetas didácticas. Peleamos más que antes, nuestros nuevos roles nos irritaban, su dolor interminable vacilaba de la ira al agotamiento y viceversa. A veces, incluso años después, aún lloraba mientras dormía. Y luego conoció a Brendan y decidió no terminar la escuela. Cuando me dijo que estaban comprometidos, no me sorprendió. Todo en lo que podía pensar era en esa adolescente, aterrorizada de estar sola. Me preocupaba que fuera demasiado joven, que tomara la decisión más por una necesidad de seguridad que porque era lo que quería en el fondo. Pero la verdad es que parecía feliz. Por primera vez en años, recuperé a mi hermana. Brendan la tranquilizó. No me gustó que hubiera renunciado al trabajo de planificación de eventos. Moví los hilos para conseguírselo, pero la mirada perseguida desapareció de los ojos de mi hermana y finalmente pude respirar.

 

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Durante años, ella finalmente finalmente estuvo  estuvo bien, y todo el trabajo, todas las fiestas de cumpleaños perdidas, todas las reuniones temprano en la mañana, todas las relaciones que nunca despegaron debido a mi horario, todo valió la pena.

 

 

Ella estaba bien bien.. Ahora está esquivando las llamadas de su esposo y hablando con un abogado de divorcios. Pasando tres semanas lejos semanas lejos de él. Y tal vez es por eso por lo que de repente importa tanto que sea una adicta al trabajo. No porque Libby no lo apruebe, sino porque me necesita. Ella me necesita y yo no he estado allí. El miedo me atraviesa tan violento como un incendio forestal, pero helado. Oculto allí, bajo mi sentido del control fabricado rígidamente y mis listas de verificación y mi exterior de acero, siempre hay miedo. Libby se equivocó cuando le dijo a Sally que soy igual a mamá. Mamá trabajaba sin parar para perseguir algo que quería. Para mí, es correr sin parar intentando escapar del pasado. Miedo a que el dinero se agote de nuevo. Del hambre. Del fracaso. De desear algo lo suficiente como para p ara destruirme cuando no puedo tenerlo. De amar a alguien a quien no puedo aferrarme, de ver a mi hermana deslizarse entre mis dedos como arena. De ver algo romperse que no sé cómo arreglar. Tengo miedo, siempre, del tipo de dolor que sé que no sobreviviremos una segunda vez. Me concentro en la presión del suelo debajo de mis suelas, clavándome en mi lugar. Uno por uno, los elementos de acción se deslizan en una columna ordenada en mi mente. Encontrar el mejor abogado de divorcio que el dinero pueda comprar. Encontrarle a Libby un apartamento que ella pueda pagar sola, o uno que podamos compartir con las chicas. (¿Podríamos caber todas en el lugar rentado de Charlie?) Conseguir un consejero para que la ayude con esto. Posiblemente contratar a un asesino a sueldo. O tal vez no un sicario, pero al menos alguien que pueda llevar a cabo una pequeña venganza (bebidas tiradas en la cara de Brendan, llaves arrastradas por el costado de d e su auto) dependiendo de lo que sucedió exactamente, por difícil que sea imaginarlo haciendo algo más que más que

 

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mirar amorosamente a Libby mientras frota sus pies hinchados. Y luego, el elemento final de la lista y el más inmediato: traer a Libby tanta tant a felicidad como sea posible en este momento. Hacerla sentir lo suficientemente segura como para abrirse a mí.

 

 

Mis hombros vuelven a su lugar. Mis pulmones se relajan. Ahora que sé lo que está mal, puedo arreglarlo.

 — Sabes Sabes que puedes decirme cualquier cosa —  cosa  — digo digo — . ¿Verdad? Libby levanta la vista de la mezcla de mayonesa y kétchup en la que hemos estado sumergiendo las papas fritas Poppa Squat y resopla.  — Amiga Amiga  — dice dice rotundamente — . Otra vez esto esto   no. Concéntrate en tu propia vida, Sissy. En lugar de lanzar una pulla en respuesta, lo dejé pasar.  — ¿Qué ¿Qué sigue en la lista? Se relaja.  — Me Me alegra que hayas preguntado, porque tengo una idea increíble.  — ¿Cuántas ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? —  decírtelo? — digo digo — . Un parque acuático hecho con alcohol no es una es una buena idea.  — Estoy Estoy de acuerdo en estar en desacuerdo.  — Se Se frota las manos juntas, quitándose la sal de las yemas de los dedos — . Pero no es eso de lo que estoy hablando. Descubrí cómo salvar la librería.  — ¿Cuántas ¿Cuántas estatuas de bronce puede tener tener una  una plaza de la ciudad?  — Un Un baile baile  —   — dice dice — . Un baile de luna azul. Como en Once Once.. Siento que mi frente se arruga.  — ¿Hay ¿Hay incluso una luna azul este mes?  — No No es la cuestión.  —Correcto, porque el punto es…  es…   — ¡Una ¡Una gran oportunidad para recaudar fondos!  — dice dice — . Sally conoce a

 

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alguien que es dueño de una empresa de eventos. Puede conseguirnos una un a pista de baile y un sistema de sonido, y luego conseguimos consegu imos voluntarios para decorar y traer pasteles para una venta de pasteles. Hacemos todo tod o en la plaza del pueblo, como en el libro.  — Esto Esto es mucho trabajo —  trabajo — digo digo vacilante.

 

 

 — No No lo haremos solas —  solas  — insiste insiste — . Sally ya hizo llamadas a todos en su intercambio inte rcambio de vinos, y Amaya trabajará en el bar, y Gertie…  Gertie…    — ¿La ¿La barista anarquista? —  anarquista? — aclaro. aclaro.  —… se ofreció a hacer volantes para que los distribuyéramos por Asheville. Mug and Shot se convertirá en una fuente de refrescos emergente. Además, ya tienen una licencia de licor, por lo que pueden hacer un par de refrescos fuertes. La mitad de la ciudad ya está a bordo.  — Agarra Agarra mi mano contra la barra pegajosa — . Será pan comido. Pan comido. Pan  comido, de verdad. La única cosa es…  es…    — Oh-oh —  Oh-oh — le le digo ante su mueca.  — ¡Está ¡Está bien si no podemos hacer que suceda! —  suceda!  — dice dice rápidamente — . Pero Sally y yo pensamos que sería genial hacer una sesión virtual de preguntas y respuestas con Dusty. Y luego tal vez tenga algo firmado a mano, para que ella las promocione. ¡Solo si a ella no le importara! Y solo si no te importa preguntarle. Ella presiona sus palmas juntas, rogando o rezando.  — ¿¿Así Así es cómo quieres pasar las próximas dos semanas?  — digo, digo, escéptica — . ¿Sin descansar? ¿Sin leer, ver películas y tumbarse al sol?  —  Desesperadamente. Ya sea una distracción o una forma de ejercer el control o la oportunidad de probar una nueva vida, esto es lo que quiere, así que esto es lo que obtiene.  — Le Le preguntaré a Dusty. Libby lanza sus brazos alrededor de mi cuello, besando mi cabeza una docena de veces.  — ¡¡Lo Lo estamos haciendo! Estamos salvando un negocio local. No estoy convencida, pero ella está feliz y la felicidad de Libby siempre ha sido mi droga preferida.

 

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24  — ¡Por ¡Por supuesto por supuesto! —  supuesto! — dice dice Dusty, a su manera Dusty, a la vez un poco hiperactiva y vagamente distraída — . Me encantaría ayudar, Nora. Pero… Pero… en en realidad, nunca he estado en Sunshine Falls. Pasé por allí hace años.  — Bueno, Bueno, a la gente de aquí le encanta encanta tu  tu libro —  libro  — digo. digo. Miro hacia atrás, hacia el costado de la cabaña, donde Libby está tendida sobre una manta de picnic, tomando el sol mientras escucha a escondidas. Me muestra dos pulgares alentadores hacia arriba, mesobre aclarodiferentes la garganta en el y continúo —  continúo . Todo el pueblo tiene estas placas partes deteléfono la historia. Es muy —  lindo.  — ¿Muy ¿Muy lindo? —  lindo? — repite repite estas palabras con asombro. Probablemente porque suenan como una antigua maldición en latín saliendo de mi boca. Mi voz sube de tono.  — ¡Sí! ¡Sí! Me siento mal pidiéndole un favor a un cliente, especialmente porque requiere admitir que estoy estoy aquí,  aquí, trabajando en persona con Charlie. Dusty se sorprende al saber que me fui de la ciudad, y cuando le explico que vine aquí con mi hermana, se sorprende casi igual al saber que tengo una hermana. Resulta que todo lo que mi cliente más antiguo realmente sabe sobre mí es que nunca salgo de Nueva York y siempre estoy disponible por teléfono. Entonces, después de un poco de historia de fondo, le informo sobre la difícil situación de Goode Books y expongo expon go el plan para la recaudación de fondos: un club de lectura en línea con la propia Dusty, abierto a todos los que soliciten un libro de la tienda.  — Es Es una hora de mi vida  — dice dice — . Creo que puedo hacer que funcione.

 

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Para la mejor agente del mundo.  — ¿Te ¿Te he dicho últimamente que eres mi cliente favorita? favorita?   —  — digo. digo.  — Nunca Nunca me has dicho eso —  eso — responde responde — . Pero me has has enviado  enviado un poco de champán muy caro a lo largo de los años, así que lo pensé.

 

 

 — Cuando Cuando terminen las ediciones de  Frigid  Frigid,, te enviaré una  piscina  piscina   de champán. Libby se endereza en su manta y me señala con el dedo. ¿VES? PARQUE  DE AGUA CON ALCOHOL ALCOHOL,, articula victoriosamente, luego se pone de pie y entra como un trueno para llamar a Sally con las buenas noticias. Ayer me derrumbé y le envié un mensaje de texto a Brendan para preguntarle si algo estaba pasando entre ellos, y él simplemente simp lemente no respondió, respondió, pero estoy intentando no concentrarme en eso.  — Dusty, Dusty, ¿puedo preguntarte algo? —  algo?  — digo. digo.  — ¡Por ¡Por supuesto! Pregunta —  Pregunta — dice. dice.  — ¿Por ¿Por qué Sunshine Falls? Se detiene y piensa.  — Supongo Supongo que —  que  — dice dice — , parecía el tipo de lugar que podría verse de una manera en el exterior y ser algo totalmente diferente una vez que llegas a conocerlo. Como que si tuvieras la paciencia de tomarte el tiempo para entenderlo, podría ser algo hermoso.

Sally, Gertie, Amaya y un montón de otros rostros medio familiares entran y salen de la tienda durante los próximos días, preparándose para el baile. Finalmente soy capaz de concentrarme en mi trabajo. Libby, mientras tanto, está en el centro del torbellino de planificación, yendo y viniendo constantemente, atendiendo llamadas telefónicas en voz alta hasta que las miradas descontentas de otros clientes la envían a disculparse en picada en su camino hacia la puerta. Charlie y yo principalmente solo trabajamos por correo electrónico. Si estamos en la misma habitación durante demasiado tiempo, estoy segura de que Libby, y tal vez incluso Sally, sabrán exactamente lo que está pasando, y lo complicado llegará rápidamente.

 

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He estado tomando la desaprobación de Libby de Charlie al pie de la letra, pero ahora una parte de mí se pregunta si es algo más. Si el uso ddee las aplicaciones de citas fue una especie de introducción suave para ella, solo para ver lo que hay ahí fuera. De cualquier manera, no necesito exhibir esta aventura cuando ella está lidiando con la implosión de su propia relación.

 

 

Mi estómago se revuelve cada vez que me permito pensar en ello, pero honestamente, la correspondencia de Charlie y mi correo electrónico es la imagen del profesionalismo. Nuestros mensajes de texto no lo en son, a veces tengo que escabullirme de la sala de guerra emergente de Libby el ycafé para leerlos en algún lugar donde nadie pueda verme sonrojar. La mitad del tiempo Charlie me intercepta, y nos escabullimos por la tienda, robando segundos solos donde dond e sea que podamos conseguirlos. El pasillo del baño baño.. La sala de libros infantiles. infanti les. El callejón sin salida en el ppasillo asillo de no ficción. Lugares donde estamos fuera de la vista, pero aún tenemos que estar casi en silencio. Una vez me jala a través de la puerta trasera hacia el callejón detrás de la tienda, y tenemos nuestras manos el uno sobre el otro antes de que la puerta se cierre.  — Parece Parece que no has dormido en años —  años  — susurro. susurro. palmas al lado Sus de mi oreja.recorren mi trasero, levantándome contra él, y deja caer su boca  — He He tenido muchas cosas en mente. —  mente.  — Sus Sus manos me recorren, probando cada curva — . Vayamos a algún sitio.  — ¿Dónde? ¿Dónde?  — Cualquier Cualquier lugar donde mi madre y tu hermana no estén a la vista —  vista — dice dice —  . O al alcance del oído. Vuelvo a mirar hacia la puerta, en la dirección general de la lista de verificación de pizarra de mil puntos de Libby & Compañía. Todas esas pequeñas grietas superpuestas en mi corazón palpitan de dolor, una sensación como de congelación emocional del cerebro. Quiero esto, a él, él, pero no puedo olvidar lo que estoy haciendo aquí. Vuelvo a mirar sus ojos de panal de miel, sintiendo que estoy hundiendo la cintura en ellos, como si no n o hubiera esperanza de escapar, en parte porq porque ue me falta motivación mientras sus manos están sobre mí.  — ¿A ¿A cualquier sitio? —  sitio? — pregunto. pregunto.  — Nómbralo. Nómbralo.

 

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Libby está tan inmersa en el modo de trabajo que no insiste en unirse a nuestra carrera a Target y, en cambio, me entrega la lista de compras de la recaudación fondos. Sallydestartalado accede a atender la cajaha registradora si entramientras alguien, y salimos en de el viejo Buick que Charlie tomado prestado está en la ciudad. El aire acondicionado no funciona y el sol pega fuerte sobre nosotros, el viento abrasador y con olor a hierba me arranca el cabello de mi peinado mechón a mechón. Todo esto hace que la ráfaga de aire fresco y el olor a plástico limpio de Target sean más agradables. No pensé que hubiésemos estado pasando una cantidad excesiva de tiempo afuera, pero en las cámaras de vigilancia en el autopago, mi piel se ve bronceada, las pecas al estilo de Libby están moteadas en mi nariz, y la humedad le ha dado a mi cabello una ligera ondulación. Charlie me pilla estudiándome y se burla:  — ¿Pensando ¿Pensando en lo «sexy y lujosa» que te ves?  —En realidad… — Agarro Agarro el recibo — . Estoy soñando con cuán duro estoy a punto de trabajar contigo. Sus ojos chispean.  — Puedo Puedo soportarlo. Conducimos directamente a la cabaña, y tan pronto como entramos en la fresca tranquilidad, soy muy consciente de que esto es, de manera realista, lo más solos que hemos estado Charlie y yo, pero no tenemos mucho tiempo hasta que Libby esté aquí, y hay, ostensiblemente, cosas más importantes en las que concentrarse que los lugares donde el sudor tiene su camisa adherida a él.  — Puedes Puedes empezar por atrás  — le le digo, y me dirijo a las escaleras para recoger el resto de lo que necesitaremos. Para cuando abro la puerta trasera de una patada, con los brazos llenos de ropa de cama, Charlie ya ha montado la tienda.  — Bueno —  Bueno — digo digo — . Lo has hecho. Me has sorprendido.  — Y aquí pensé que si necesitabas aturdir a un tiburón, se suponía que solo debías golpearlo entre los ojos.

 

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 — No No  — digo digo — . La habilidad con los refugios portátiles es la forma de hacerlo.

 

 

Se agacha dentro de la tienda y comienza a desenrollar el colchón de aire que compramos en Target, porque, claro, Libby y yo vamos a acampar, pero seguimos siendo mujeres Stephens.  — ¿Cómo ¿Cómo eres tan profesional en esto? —  esto?  — pregunto. pregunto.  — Acampé Acampé mucho con mi papá, mientras crecía. —  crecía.  — La La intensa luz del día tiene cada línea afilada de su rostro sombreada en negro, sus ojos son más melaza que miel.  — ¿Han ¿Han ido desde que has vuelto? —  vuelto? — pregunto. pregunto. Niega con la cabeza. Después de unos segundos, dice:  — Él Él no me quiere aquí. Su tono, su frente, su boca, todo en él ha adquirido esa cualidad pétrea, como si solo estuviera recitando hechos, verdades objetivas que no lo afectan.  — No No se emocionaron cuando decidí quedarme en la ciudad en lugar de volver a trabajar para uno de ellos. Me pregunto si la gente cae en eso. Si, cada vez que Charlie habla de las cosas que más significan para él, el mundo ve a un hombre frío con una visión clínica de las cosas, en lugar de alguien que lucha por la comprensión y el control en un mundo donde rara vez aparecen. Trago el doloroso nudo en mi garganta.  — Charlie, Charlie, estoy segura de que te quieren aquí. Parece que eso es lo que querían desde el principio. Inclina la barbilla hacia la mesa del patio, en la que se sientan los cables de extensión que compramos.  — ¿Te ¿Te importa enchufar la bomba de aire? Durante los siguientes dos minutos, estamos en silencio mientras la bomba aúlla. Instalé los ventiladores que sacamos del armario y los conecté a la regleta. Charlie pone la ropa de cama sobre el colchón y yo cuelgo las luces de los farolillos de papel, colocando las velas repelentes de mosquitos a intervalos regulares. Estamos en silencio hasta que no puedo soportarlo más.

 

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 — Charlie —  Charlie  — digo, digo, y él me mira por encima del hombro, luego se gira para sentarse en el borde del colchón de aire.

 

 

 — Estoy Estoy segura de que está agradecido de que estés aquí digo. Ambos deben estarlo. Usa el dorso de su mano para recoger el sudor de su frente.  — Cuando Cuando le dije que me quedaría por un tiempo, sus palabras exactas fueron: Hijo, Hijo, ¿qué crees que tú puedes hacer? El hacer?  El énfasis en tú tú fue  fue suyo, no mío. Me siento en la terraza frente a él, con las piernas cruzadas.  — ¿Pero ¿Pero no son los dos cercanos?  — Lo Lo éramos —  éramos — dice dice — . Lo somos. Es la mejor persona p ersona que conozco. Y tiene razón, no hay mucho que pueda hacer para ayudarlo. Quiero decir, Shepherd es el que mantiene el negocio en marcha, manteniéndose al día con el trabajo que su casa siempre necesita. Todo lo que puedo hacer es dirigir la librería. Me duele el corazón. Recuerdo ese sentimiento, de no ser suficiente. De querer tanto ser lo que Libby necesitaba después de que perdimos a mamá y fallar, una y otra vez. No podía ser tierna con ella. No podía devolver la magia a nuestra vida. Todo lo que tenía de mi lado era la fuerza bruta y la desesperación. Pero estaba intentando estar a la altura de un recuerdo, el fantasma de alguien a quien ambas amábamos. Ahora veo lo que me perdí antes. No solo que Charlie nunca sintió que encajaba, sino que vio cómo se vería si lo hubiera hubiera   hecho. No le di mucha importancia en ese momento, pero al ver a Shepherd de pie con Clint en el salón, no es solo que sean de altura y complexión comparables, La misma expresión. Se parecen. Ojos verdes, cabello rubio, barba. Subo a la tienda a su lado, el colchón se hunde bajo mi peso.  — Charlie, Charlie, eres  su hijo. eres su Se pasa las manos por los muslos, suspirando.  — No No soy bueno en esta mierda. —  mierda.  — Se Se acaricia la ceja, luego se recuesta en el colchón, mirando a través del techo con mosquitero, una sugerencia de Charlie del compromiso que aún cuenta como Libby y yo durmiendo bajo las estrellas —  estrellas — . Nunca me había sentido tan inútil en mi vida. Las cosas se están desmoronando para ellos, y lo mejor que puedo hacer es abrir la tienda todos los días a la misma

 

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hora.  — Lo Lo cual, por lo que me has dicho, es una gran mejora.  — Me Me acerco, su cálido olor se enrosca a mi alrededor, el sol sacándolo de su piel. pi el. En lo alto, nubes

 

 

de azúcar hilado se deslizan por el cielo azul aciano —  aciano — . Charlie, no eres inútil. Quiero decir, mira todo esto. Me da una mirada.  — Nora, Nora, sé montar una tienda de campaña. No es digno de un Nobel. Niego con la cabeza.  —  Eso no. no . Eres… — Busco Busco la palabra correcta. Es raro que mi vocabulario me falle así —   — . Organizado. Sus ojos crepitan con luz a medida que se ríe.  — ¿Organizado? ¿Organizado?  —  Extremadamente  Extremadamente    — digo digo inexpresiva — . Sin mencionar que eres minucioso.  — Me Me haces sonar como un contrato —  contrato  — dice, dice, divertido.  — Y sabes sabes cómo  cómo me siento acerca de un buen contrato —  contrato  — digo. digo. Su sonrisa se ensancha.  — En En realidad, solo sé cómo te sientes acerca de uno malo, escrito en una servilleta húmeda. —  húmeda.  — Se Se recuesta completamente sobre el colchón, y yo también, dejando un espacio saludable entre nosotros.  —Un buen contrato es… — Pienso Pienso por un momento.  — ¿Adorable? —  ¿Adorable? — suministra suministra Charlie, bromeando.  — No. No.  — ¿Gentil? ¿Gentil?  — Como Como mínimo —  mínimo — digo. digo.  — ¿Encantador? ¿Encantador?  — Jodidamente Jodidamente sexy  — respondo respondo — . Irresistible. Es una lista de grandes rasgos y compromisos de trabajo que velan por todas las partes involu involucradas. cradas. Es… Es…   satisfactorio, incluso cuando no es lo que esperabas, porque trabajas para ello. Avanzas y retrocedes hasta que cada detalle es exactamente como debe ser.

 

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Lo miro de reojo. Ya me está mirando. La brecha saludable ha desarrollado una fiebre.  — ¿Cuál ¿Cuál es el trato con Amaya? —  Amaya?  — Sale Sale antes de que pueda pensarlo.

 

 

Las comisuras de su boca se vuelven hacia abajo.  — ¿Qué ¿Qué quieres decir?  — Quiero Quiero decir —  decir — digo digo — , casi te casas con ella. ¿Qué salió mal?  — Muchas Muchas cosas —  cosas — dice. dice.  — Oh, Oh, ¿como si fueras demasiado comunicativo? —  comunicativo?  — bromeo. bromeo. Sus labios dibujan una mueca de sonrisa satisfecha.  — O tal vez simplemente no era lo suficientemente inteligente para mi gusto. Después de un momento, volvemos a mirar las nubes suaves como el algodón de azúcar y dice:  — Empezamos Empezamos a salir en la escuela secundaria. Y luego fue a la Universidad Uni versidad de Nueva York, y después de un tiempo en la universidad comunitaria, la seguí.  — ¿Tu ¿Tu primer amor? —  amor? — Supongo. Supongo. Asiente.  — Cuando Cuando terminamos la escuela, ella quería ver lugares en Asheville. Nunca se me había ocurrido que ella querría volver a mudarse, y nunca se le había ocurrido que yo no lo haría, y éramos tan malos comunicándonos que no surgía mucho.  — ¿Intentaron ¿Intentaron con la larga distancia? —  distancia? — pregunto. pregunto.  — Durante Durante un año —  año — dice dice — . El peor año de mi vida.  — Nunca Nunca funciona —  funciona — coincido. coincido.  — Cada Cada día se siente como una ruptura  — dice dice — . Constantemente se decepcionan mutuamente o se retienen mutuamente. Cuando finalmente terminamos las cosas, mi mamá estaba bastante desconsolada. Me dijo que estaba cometiendo los mismos errores que ella y que terminaría solo si no descubría mis prioridades.  — Ella Ella solo quería que volvieras  — digo digo — . Y Amaya era el camino más rápido.

 

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rápido.  — Quizás. —  Quizás. — Deja Deja escapar un suspiro, como si se hubiera resignado resig nado a algo —  . Apenas hablamos durante unos meses, y luego… — Duda Duda — . Regresé a casa para las vacaciones y descubrí que Amaya había estado saliendo con mi primo desde

 

 

unas semanas después de que nos separamos. Eso es lo que quería aclarar la otra noche. Me siento sobre mis antebrazos, sorprendida.  — Espera. Espera. ¿Tu exprometida exprometida salió  salió con tu primo? ¿Shepherd?  ¿Shepherd?  Asiente.  — Mi Mi familia básicamente accedió a no decírmelo, pero me enteré de todos modos, y tuvimos otra mala racha después de eso. Y ahí está, otra pequeña pieza de Charlie apareció en su lugar.  — No No hay muchos candidatos aquí  — continúa, continúa,  — así así que no los culpé exactamente, pero al mismo tiempo…  tiempo…   — ¿A ¿A la mierda eso? —  eso? — Supongo. Supongo. Se pasa una mano por la parte trasera de la cabeza y luego la mete allí.  — No No sé, ella merece ser feliz. Shepherd tenía más posibilidades de darle eso.  — ¿Por ¿Por qué?  — pregunto. pregunto. Me mira, con el ceño fruncido, como si no entendiera la pregunta — . ¿Por qué él tiene más posibilidades de hacer feliz a alguien que tú?  — Oh, Oh, vamos, Stephens —  Stephens — dice dice con ironía — . Tú, más que nadie, sabes a lo que me refiero.  — Definitivamente Definitivamente no —  no — insisto. insisto.  — Tus Tus arquetipos arquetipos   — dice dice — . La personificación. Es el chico del que se enamora toda mujer. El hijo que querían mis padres, trabajando a tiempo completo en el empleo que mi padre quería que tuviera, todo mientras hacía, como, jodidas mecedoras en su tiempo libre. Incluso fue a mi mejor opción para la escuela.  — ¿Cornell? —  ¿Cornell? — digo. digo.  — Fue Fue allí a jugar al fútbol  — dice dice — , pero también es jodidamente inteligente. Saliste con él, ya sabes cómo es.

 

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  S Salí   alí con él  él  digo d  igo  ,  por eso estoy calificada para decir que qu e te equivocas. Quiero decir, no sobre él siendo inteligente. Sino la otra cosa, que él está más calificado para hacer feliz a alguien. Su sonrisa se desvanece. Vuelve a mirar al cielo.

 

 

 — Sí, Sí, bueno —  bueno  — murmura murmura — . Al menos para Amaya, tenía sentido. Durante nuestra ruptura, una de las últimas cosas que qu e me dijo fue: Si nos quedamos juntos, todosescuché los díasendel de nuestras vidas iguales. iguales. Ni  Ni siquiera fue lomodos, último que un resto discurso de ruptura. —  ruptura.  — Niega Nserán iega con la cabeza  — . De todos es por eso por lo que ella quería reunirse. Para disculparse por cómo terminaron las cosas. Siento mis mejillas sonrojarse.  — Charlie, Charlie, es lindo de tu parte pensar eso  — digo digo — . Pero basándome en cómo te mira, estoy bastante segura de que q ue toda esa monotonía ya no le resulta tan desagradable.  — N Noo solo era que fuera demasiado aburrido para ella. También decidió que quería tener hijos o, supongo, admitió  que sí quería, y solo estaba esperando que admitió que yo cambiara de opinión. Me pongo de lado y lo enfrento.  — ¿Tú ¿Tú no quieres?  — Odiaba Odiaba ser ser un  un niño. —  niño. — Cruza Cruza el brazo por debajo de la cabeza y mira casi furtivamente en mi dirección — . No tengo idea de cómo hacer que alguien más lo supere, y definitivamente no lo disfrutaría. Me gustan, pero no quiero ser responsable de ninguno.  — Estoy Estoy de acuerdo —  acuerdo  — digo digo — . Amo a mis sobrinas más que a nada en el planeta, pero cada vez que Tala se queda dormida en mi regazo, su papá se pone lloroso y dice: ¿No te dan ganas de tener algo propio, Nora? Pero Nora?  Pero cuando tienes hijos, cuentan contigo. Siempre. Cualquier error que cometas, cualquier falla, y si algo le sucede…  sucede…  Mi garganta se retuerce.  — A la gente le gusta recordar la infancia como todo magia y sin responsabilidades, pero no es realmente así. No tienes absolutamente ningún control sobre tu entorno. Todo se reduce a los adultos en tu vida, y…  No sé. Cada vez que Libby tiene un hijo nuevo, es como si hubiera una casa mágica en mi corazón que se reorganiza para hacer una nueva habitación para el bebé. Y siempre sie mpre duele. es aterrador Una persona más que te necesita.

 

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Una pequeña mano más con tu corazón en su agarre. Tomo aire, armándome de valor.  — ¿Puedo ¿Puedo decirte algo? ¿Otro secreto?

 

 

Se pone de lado y me mira a través de la luz.  — ¿Estamos ¿Estamos de vuelta en quién mató a JFK? Niego con la cabeza.  — Creo Creo que Libby se va a divorciar. Su frente se arruga.  — ¿Crees? ¿Crees?  — Aún Aún no me lo ha dicho —  dicho — le le explico — . Pero no responde a las llamadas de Brendan y no duerme bien. No ha tenido problemas con eso desde… — La La presencia de Charlie vuelve a descolocarme. Envuelve mi atención a su alrededor de una manera que hace que sea difícil pensar en el futuro, estar en guardia contra todos los escenarios posibles. O tal vez es porque realmente es tan organizado y minucioso que es fácil creer que podría arreglar cualquier cosa con la pura fuerza de su voluntad, por lo que se siente seguro desatascar todos estos sentimientos caóticos.  — ¿Desde ¿Desde que tu mamá falleció? —  falleció?  — termina termina mi oración por mí. Asiento, paso mis dedos sobre la almohada fría entre nosotros.  — Lo Lo único que en realidad me ha importado es estar segura de que ella tiene lo que necesita. Y ahora está pasando por algo que le cambiará la vida y no puedo hacer nada. Quiero decir, ella ni siquiera me ha contado sobre eso. Entonces, si alguien es inútil…  inútil…  Su mano se desliza por mi espalda, un camino ligero y relajante sobre mi columna, y se coloca debajo de mi cabello.  — Tal Tal vez —  vez — dice dice — , ya estás haciendo lo que necesita que hagas. Solo por estar aquí con ella. Le lanzo una mirada, sintiendo un impulso y una expansión en mi corazón.  — Tal Tal vez eso es todo lo que tu padre también necesita n ecesita de ti. Aprieta suavemente mi cuello, luego deja caer su mano.

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  La L   a diferencia  diferencia  dice d  ice  ,  es que Libby te pidió que estuvieras aquí. Él me pidió que no lo hiciera.  — Bueno, Bueno, si eso es todo lo que necesitas —  necesitas  — digo digo en voz baja, como si fuera un secreto — , Charlie, ¿podrías estar aquí, por favor?

 

 

Se inclina hacia adelante, besándome suavemente, sus dedos revolotean sobre mi mandíbula mientras respiro su aliento mentolado y su piel p iel cálida. Cuando retrocede, sus ojos son de oro fundido, mis terminaciones nerviosas tiemblan debajo de ellos.  — S Sí —  í — dice, dice, y me atrae hacia él, su brazo se enrosca alrededor de mí y su barbilla se pega a mi hombro —  hombro — . Nora, ya te lo dije  — murmura, murmura, sus dedos se extienden sobre mi estómago, justo debajo d ebajo de mi camiseta — . Iré a cualquier parte contigo. A veces, incluso cuando empiezas por la última página y crees cr ees que lo sabes todo, un libro encuentra la manera de sorprenderte.

 

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25  — ¿Por ¿Por qué tus manos huelen así?  — exige exige Libby a medida que la guío a través de la puerta trasera, con las palmas de las manos sobre sus ojos.  — Mis Mis manos no no huelen  huelen —   — digo. digo.  — Es, Es, como, olor a televisor nuevo —  nuevo — dice. dice.  — Eso Eso no es nada —  nada — le le digo.  — Sí, Sí, lo es. Olor a televisor nuevo.  — Te Te refieres al olor a auto nuevo.  — No No  — dice dice — . Es como cuando abres la caja de TV y sacas la hoja de embalaje de espuma de poliestireno, y huele a piscina por dentro.  — Entonces, Entonces, ¿por qué no dices que huelo como una piscina?  — ¿Nos ¿Nos compraste un gran televisor?  — Sabes Sabes qué, olvida la gran revelación.  — Libero Libero mi agarre sobre ella, y grita. Charlie se sobresalta como si acabara de arrojarle un jarrón de valor incalculable.  — ¡Sissy! —  ¡Sissy! — grita, grita, girando hacia mí, luego hacia atrás — . ¡Charlie! —  ¡Charlie! — Luego Luego a mí otra vez — . ¡¿Vamos a acampar?! Me encojo de hombros.  — Está Está en la lista. Me rodea con los brazos y suelta otro chillido agudo.  — Gracias, Gracias, Sissy —  Sissy — murmura murmura — . Gracias.

 

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 — Cualquier Cualquier cosa por ti —  ti — le le digo. Por encima de su hombro, miro a los ojos a Charlie. Gracias,, murmuro. Su barbilla se hunde mientras sonríe. Lo Gracias sonríe.  Lo que sea por ti, ti, articula. En mi pecho, algo pesado se da vuelta.

 

 

Despierto dos veces, sin aliento. La segunda vez, Libby se da la vuelta, me rodea con el brazo mientras duerme, su pierna se contrae y me da una especie de patada. Incluso con los ventiladores colocados estratégicamente, es incómodamente cálido, pero no la sacudo. En lugar de eso, pongo mi mano sobre la de ella y la aprieto contra mí. Te cuidaré, le cuidaré, le prometo.  No dejaré que nada te haga daño. Por una vez, me levanto primero. Me salto la carrera y me dirijo directamente a la ducha, luego precaliento el horno. Las galletas de maíz y lima están listas para cuando Libby se levanta y las comemos en el desayuno con café.  — Estás Estás llena llena de  de sorpresas —  sorpresas — dice, dice, y finge no darse cuenta de d e que las galletas están grumosas y quemadas en los bordes. En este escenario, mis galletas son definitivamente el mal dibujo con el sombrero de pene, pero no me importa. Ella está feliz por ellos. En mi camino hacia Goode Books, llegan las últimas páginas de Frigid de  Frigid.. El último tramo ha comenzado oficialmente. Cuando Charlie y yo no estamos en la misma habitación, nos enviamos correos electrónicos sobre el manuscrito. Cuando no enviamos correos electrónicos sobre el manuscrito, enviamos mensajes de texto sobre todo lo demás. El martes, cuando me rindo y pido una ensalada de Poppa Squat, le envío una foto de la monstruosidad monstruosid ad de jamón en cubos que Amaya deja caer frente a mí.

Stephens, creo que subestimé tu vena sadomasoquista, dice. Al día siguiente, me envía una toma borrosa de la disputada disp utada pareja geriátrica

 

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del ayuntamiento atrapada en un apasionado abrazo frente al nuevo Dunkin Donuts. Supongo que, el amor lo conquista todo, escribe. Respondo: O ella ha encontrado una manera discreta de asfixiarlo.

Nora, qué hermoso y retorcido cerebro tienes, responde.

 

 

Una noche se pasa con la leña que Sally nos prometió, junto con s'mores, y nos ayuda a encender un fuego que técnicamente es demasiado caliente para ello. Mientras anuncia: nos sentamos alrededor de la terraza para asar malvaviscos, Libby  — Charlie, Charlie, he decidido que me gustas.  — Me Me siento honrado —  honrado — dice. dice.  — No No lo estés —  estés — le le digo — . A ella le gustan todos. Mete la mano en la bolsa de malvaviscos y me lanza uno.  — No No es cierto —  cierto — chilla chilla — . ¿Qué pasa con mi vendetta contra el tipo en los comerciales de Trivago?  — Un Un sueño sexual desagradable no hace una vendetta —  vendetta — digo. digo.  — Una Una vez tuve un sueño sexual sobre la M&M verde  — dice dice Charlie sin rodeos, y Libby y yo soltamos so ltamos una carcajada.  — Está Está bien —  bien  — dice dice Libby cuando se recupera — . Pero puede lograrlo. Es  jodidamente hermosa.  — Jodidamente Jodidamente hermosa  — coincide coincide Charlie, mirándome a los ojos por encima de las llamas — . Mucho mejor que adorable. Hacemos planes para terminar nuestras notas sobre la parte final del libro el sábado. Cada momento mientras tanto se siente como parte de una cuenta regresiva. A veces todo lo que quiero es agotar el tiempo. A veces quiero volver a meter arena en el cuello del reloj de arena. Me envía mensajes de texto como santa mierda, página 340.  Y ella está en llamas.  Y ¡el gato! Escribo cosas como GRITÉ. 

Su mejor momento. Y, el gato se queda. 

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A lo que él responde: De acuerdo.  A veces me envía mensajes de texto que solo dicen: Nora.  Charlie, respondo.

 

 

Entonces dirá: Este libro.  Y diré: Este libro. 

Me está matando no saber cómo termina , le digo. Me está matando que se vaya a acabar, me responde. Si no lo estuviera editando, no lo terminaría.  ¿En serio?, escribo. ¿Tienes ese nivel de autocontrol? Algunas veces. Después de un momento, envía otro mensaje. Hay series completas que me encantan cuyo último capítulo nunca he leído. Odio la sensación de que algo termina.  Instantáneamente, mi corazón se siente en carne viva, despellejado, cada centímetro me arde. Este libro, este trabajo, este viaje, esta interminable conversación de varios días. Quiero hacer que todo dure, y necesito saber cómo termina. Quiero terminarlo, y necesito que continúe para siempre. Si pensé que estaba durmiendo mal las primeras dos semanas aquí, la tercera semana borra la idea. Charlie y yo nos enviamos mensajes de texto hasta al menos la medianoche cada noche, a veces intercalados con llamadas rápidas para hablar sobre los puntos de la l a trama que me dejan con tanta energía que tengo que caminar un bucle en el prado para refrescarme. Todos estos años pasé pensando que tenía un autocontrol sobrehumano, y ahora me doy cuenta de que simplemente simp lemente nunca puse nada que quisiera ddemasiado emasiado ante mí. Pero llegué al jueves por la noche, lo que significa que solo quedan dos días hasta que terminemos la carta de edición. Una semana y algo de cambio hasta que vuelva a la ciudad, donde comenzará El Futuro del que hemos acordado no hablar. Este interludio habrá terminado. El futuro será el presente, y esto se convertirá en el pasado. Pero aún no.

 

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26 Libby y yo caminamos hacia la cerca con apio, zanahorias y terrones de azúcar, pero incluso con nuestra mejor charla infantil, no podemos persuadir a los caballos para que se acerquen.  — ¿Crees ¿Crees que saben que somos gente de ciudad? —  ciudad?  — digo. digo.  — Aún Aún pueden oler Drybar por todas partes —  partes — responde responde ella. Pongo mis manos alrededor de mi boca y grito a través del pasto oscuro:  — ¡Este ¡Este no es el final! ¡Estaremos de vuelta! —  vuelta! — Caminamos Caminamos de regreso a la cabaña, luego decidimos que tenemos demasiada hambre para cocinar y, en cambio, caminamos hacia la ciudad, con destino a las papas fritas cargadas y las alitas de coliflor de Poppa Squat. Durante toda la caminata, Libby está un poco inestable. Debajo de las farolas, ha pasado del ámbito de alcanzar su punto más alto de actividad ppara ara entrar directamente en el territorio espectral. Detrás del brillo de las ventanas de Goode Books, Charlie está cerrando.  — Invitémoslo Invitémoslo a cenar —  cenar — grita, grita, soltándose de mí y dirigiendo la carga al otro otr o lado de la calle. A pesar de nuestros primeros esfuerzos por mantener la discreción, estoy segura de que ella notó la vibra entre nosotros, pero se ha guardado cualquier desaprobación desde que Charlie ayudó con el campamento sorpresa. Golpea la puerta de la tienda con la ferocidad de un agente del FBI en la televisión hasta que Charlie reaparece, luciendo exactamente como siempre: ordenado, con exceso de trabajo, bien vestido y como si quisiera morderme el muslo.

 

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 — Vinimos Vinimos a invitarte a cenar.  — Libby Libby entra a empujones, en línea recta hacia el baño, como suele hacer en estos días, gritando —  gritando — : Vamos a Poppa Squat's.  — Tal Tal vez has oído hablar de eso  — digo digo — . Estaba en una lista muy exclusiva de BuzzFeed.

 

 

Asiente lentamente. Ojos oscuros que derriten las tripas. Sostener su mirada se siente como una como una indecencia pública.  — «Lugares que suenan como si definitivamente d efinitivamente te dieran diarrea, mientras que en realidad solo podrían solo podrían darte  darte diarrea».  — Ese Ese es el indicado —  indicado — acepto. acepto. Me abre la puerta, pero en ese momento suena mi teléfono. Por instinto, lo compruebo. El llamado de Sharon. Aunque esté de baja por maternidad.  — Debería Debería tomar esto. Libby hace un chirrido de dibujos dibuj os animados para detenerse y se vuelv vuelvee hacia mí.  — Sin Sin llamadas de trabajo después de las cinco —  cinco — me me recuerda.  — Esto Esto es diferente —  diferente  — digo, digo, el timbre me araña los nervios como uñas en una pizarra — . Podría ser importante. Los labios de Libby forman una línea recta.  — Nora. Nora.  — Libby, Libby, solo dame un minuto —  minuto  — digo. digo. Sus ojos se abren del todo ante el borde afilado de mi voz —  voz — . Lo siento, solo, tengo que hacer esto. Despego por la cuadra oscura, con el corazón acelerado cuando respondo la llamada.  — ¿Sharon? ¿Sharon? ¿Está todo bien?  — ¡Hola, ¡Hola, sí! —  sí! — dice dice brillantemente — . Todo está bien, lamento preocuparte. Solo tengo una pregunta. La tensión en mis hombros se disuelve.  — Por Por supuesto. ¿Cómo puedo ayudar?  — No No puedo dar muchos detalles concretos —  concretos  — comienza comienza — . Pero… Pero… Loggia podría estar contratando a un nuevo editor pronto.  — Ah, Ah, ¿sí? —  ¿sí? — El El suelo de mi estómago se hunde. He recibido suficientes de de

 

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estas llamadas a lo largo de los años para saber a dónde va esto. Sharon se va, o mejor dicho, no va a regresar de la licencia por maternidad.  — S Sí —  í — continúa continúa — . Eso parece. Y oye, sé que te está yendo muy bien en la agencia, así que puede que esto no te t e interese en absoluto, pero he estado hablando

 

 

con Charlie y dice que realmente estás ayudando a poner en forma el libro de Dusty.  — Él Él lo hace fácil —  fácil — digo digo — . Y ella también.  — Por Por supuesto —  supuesto  — dice dice — . Pero también siempre has tenido una habilidad especial para este tipo de cosas. Supongo que me pregunto si hay alguna posibilidad de que estés interesada.  — ¿Interesada? ¿Interesada?  — En En la edición —  edición — dice dice — . Para Loggia. Debo estar aturdida en silencio por más tiempo del que me doy cuenta, porque Sharon dice:  — ¿Hola? ¿Hola? ¿Te perdí? Mi boca se ha secado. Sale bajito.  — Estoy Estoy aquí. Así debe sentirse la gente cuando rompe aguas. Como si hubiera un nuevo futuro dentro de sí mismos y de repente está saliendo a borbotones hacia fuera, preparados o no.  — ¿Quieres ¿Quieres que sea editora?  — Sí, Sí, me gustaría que hicieras una entrevista  — dice dice — . Pero entiendo totalmente si no estás interesada. Te has hecho un nombre como agente, y eres excelente en eso. Puede que esto no tenga sentido para ti. Abro la boca. No sale ningún sonido. Estoy perpleja.  — Aún Aún no necesito una respuesta concreta  — dice dice — , pero si estás interesada…   interesada… Espero tener que nadar a través de la sopa de mis pensamientos y sentimientos, tener que toser con dificultad para pronunciar algunas palabras. En cambio, escucho mi voz como a través de un túnel:

 

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 — Sí. Sí.  — ¿Sí? —  ¿Sí? — dice dice Sharon — . ¿Te reunirás con nosotros?

 

 

Aprieto el puente de mi nariz a medida que la presión se precipita en mi cráneo. Este no es el tipo de decisión que simplemente tomas. Y menos cuando tu hermana está en medio de una crisis potencialmente muy costosa.  — Me Me gustaría pensar en ello —  ello  — retrocedo retrocedo — . ¿Puedo llamarte en un par de días?  — Por Por supuesto —  supuesto — dice dice — . ¡Por supuesto! Esta supuesto! Esta sería una gran decisión. Pero lo admito, cuando Charlie dijo que podrías estar interesada, me emocioné mucho mucho.. Apenas escucho el resto. Mi mente se ha convertido en uno de esos tableros de corcho del FBI con una cuerda roja zigzagueante entre cada chincheta que puede encontrar, intentando hacer que las cosas encajen, de hacer que todo encaje en un patrón ininterrumpido, prueba de que esto puede funcionar, que puedo tener esto, que no es demasiado bueno para ser verdad. Cuando cuelgo, me siento en un banco bajo una farola, esperando a que el aturdimiento se desvanezca. Después de seis minutos completos, aún me siento como si estuviera dentro de una pecera, todo está doblado y distorsionado a mi alrededor. Cuando finalmente regreso, las campanas sobre la puerta de la tienda parecen sonar a millas de distancia, pero la voz de Libby es cercana y discordante.  — Aquí Aquí estás, finalmente. —  finalmente. — Con Con evidente molestia, agrega — : ¿Podemos ir a cenar ahora o tienes que ir a una reunión de la junta? Me siento frágil, estirada muy lejos y en demasiadas direcciones, y cuando ella pone los ojos en blanco, algo en mí finalmente se quiebra:  — Libby, Libby, ¿puedes no no hacer  hacer eso? No ahora.  — ¿Hacer ¿Hacer qué? qué?   — dice dice — . Dijiste que estarías completamente presente después desp ués de las cinco, y…  y…   —  Detente  Detente.. — L Levanto evanto una mano, intentando detener la nueva avalancha de hilo rojo y chinchetas que caen sobre mí, la realidad chocando conmigo desde todas las direcciones. Porque incluso si quiero este trabajo, no puedo tenerlo. Al igual que no pude pu de la última vez. Pero al menos entonces, Libby me contó contó   por lo que estaba pasando. Al menos no estaba lanzando dardos en la oscuridad,

 

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con la esperanza de que taparan los agujeros de un barco que se hunde.  — ¿Qué ¿Qué está pasando está pasando contigo?  contigo? —   — exige, exige, ceja levantada, rostro torcido por la consternación. Una ola imparable se eleva a través de mí.

 

 

 — ¿Yo? —  ¿Yo?  — repito repito — . No soy yo quien anda a escondidas, desapareciendo, sin responder los mensajes de texto de su esposo, guardando secretos. He estado completamente presente, Libby, todo el mes, y aún aún me  me mantienes en la oscuridad.  —  Mi pulso se siente Mi errático. Mis dedos hormiguean hormiguean —   —  . ¡No puedo ayudar si no me lo dices!  — ¡Nora, ¡Nora, no quiero tu ayuda! —  ayuda! — Palidece Palidece ante la idea, se balancea entre sus pies — . Sé que solía depender mucho de ti, y lo siento por eso, pero no quiero ser otra excusa para que no tengas una vida…  vida…    — Oh, Oh, cierto —  cierto — me me enfurezco — . ¡No tengo vida! «Lo único que me importa es mi carrera». ¿Adivina qué, Libby? Si eso fuera cierto, ¡sería editora ahora mismo! ¡No habría dejado pasar el trabajo, en realidad realidad quería  quería asegurarme de que pudieras pagar la mejor jodida comadrona de Manhattan! Su cara está blanca ahora, su frente húmeda.  —Espera… t-tú… tú… — Su Su respiración es superficial. Se da vuelta, colocando una palma en el mostrador. Su otra mano va a su frente, los ojos revoloteando cerrados. Niega con la cabeza, recomponiéndose.  — ¿Libby? —  ¿Libby? — Doy Doy medio paso hacia ella, con el corazón en la garganta. Ahí es cuando ella se derrumba.

 

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27 La atrapo, pero no soy lo suficientemente fuerte para sostenerla.  — ¡Ayuda! —  ¡Ayuda! — ggrito rito mientras caemos al suelo, lo peor de su caída suavizada. La puerta de la oficina se abre de golpe, golp e, pero sigo gritando gritando Ayuda  Ayuda,, gritando como si estuviera haciendo algo, como si solo gritar la palabra tuviera poder. Acción sobre inacción. Movimiento sobre estancamiento. Una ilusión de control. Charlie viene corriendo, se agacha a nuestro lado.  — ¿Qué ¿Qué sucedió?  — ¡No ¡No sé! —  sé! — digo digo — . Libby. Libby Libby. Libby.. Sus ojos se abren y se cierran de nuevo. Dios, está pálida. ¿Estuvo tan pálida p álida toda la tarde? Y su corazón está acelerado. Puedo sentirlo estremecerse estr emecerse a través de ella. Sus manos están heladas. Tomo una entre las mías, frotándola.  — Libby. Libby. ¿Libby? ¿Libby?   Sus ojos se abren de nuevo, y esta vez parece más alerta.  — Vamos Vamos a llevarla al hospital —  hospital — dice dice Charlie.  — Estoy Estoy bien —  bien — insiste, insiste, pero su voz es temblorosa. Intenta sentarse. La tiro de nuevo a mi regazo.  — No No te muevas. Solo tómate un segundo. Asiente, se acomoda en mis brazos. Charlie ya se ha puesto de pie, se dirige a la puerta.  — Traeré Traeré mi auto.

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Charlie es el que habla con la recepcionista en oraciones completas cuando llegamos. Charlie es quien me aparta cuando empiezo a gritarle a la enfermera que nos dice que no podemos cruzar las puertas por las que Libby pasó. Él es el que me empuja a una silla en la sala de espera, me agarra la cara y me promete que todo estará bien.  No puedes saber eso, eso, pienso, pero él está tan seguro de que casi le creo.  — Solo Solo siéntate aquí —  aquí — dice dice — . Resolveré esto. Siete minutos después, regresa con café descafeinado, un buñuelo de manzana preenvasado y el número de la habitación a la que han trasladado a Libby. Libby .  — Están Están haciendo pruebas. No debería llevar mucho tiempo.  — ¿Cómo ¿Cómo hiciste eso? —  eso? — pregunto, pregunto, con la voz ronca.  — Estuve Estuve en el periódico de la escuela secundaria con uno de los médicos aquí —  aquí  — dice dice — . Ella dice que podemos ir y esperar en su pasillo hasta que terminen las pruebas. Nunca me había sentido tan inútil o agradecida de no estar a cargo.  — Gracias —  Gracias — grazno. grazno. Empuja el buñuelo hacia mí.  — Deberías Deberías comer algo. Me lleva a través hospital, detiene en otra máquina expendedora por una botella de agua, luegodel a un par de se sillas horriblemente anticuadas en un u n pasillo infernalmente iluminado que huele a antiséptico.  — Ella Ella está ahí. Si no salen en cinco minutos, encontraré a alguien con qui quien en hablar, ¿de acuerdo? —  acuerdo? — dice dice suavemente — . Solo dales cinco minutos. En veinte segundos estoy paseando. Me duele el pecho. Mis ojos arden, pero no salen lágrimas. Charlie me agarra, me jala alrededor de su pecho y envuelve una mano

 

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alrededor de mi nuca. Me siento pequeña, vulnerable, vuln erable, indefensa de una manera que no me había sentido en años. Incluso antes de que mamá muriera, yo no lloraba mucho. Pero cuando Libby y yo éramos niñas y yo estaba molesta, no había nada que pudiera hacerme

 

 

llorar más rápido que tener los brazos de mamá envolviéndome. Porque entonces, y solo entonces, sabía que era seguro desmoronarse.  Mi dulce niña, niña, arrullaría. Así es como siempre me llamó. Nunca hizo lo de Estás de Estás bien, no llores. llores. Siempre Mi Siempre Mi dulce niña. Déjalo salir. En su funeral, recuerdo lágrimas en mis ojos, la sensación de un pinchazo en la parte posterior de mi nariz y luego, a mi lado, el sonido de Libby rompiéndose, descendiendo a sollozos. Recuerdo que me sorprendí conteniendo la respiración, como si estuviera esperando. Y entonces me di cuenta de que estaba esperando. Por ella. Que mamá nos abrazara. Libby se estaba desmoronando y mamá no venía. Fue como si un castillo de arena derrumbado saltara de nuevo en su lugar dentro de mí, reorganizando mi corazón en algo pasablemente resistente. Envolví mis brazos alrededor de mi hermana y traté de susurrar:  Déjalo salir. No salir. No podía sacar las palabras de mis labios. Así que, en lugar de eso, dejé caer mi boca al lado de la oreja de Libby y susurré:  — Oye. Oye. Soltó un suspiro entrecortado, como: ¿Qué? ¿Qué?    — Si Si mamá hubiera sabido lo bueno que está el reverendo  — dije dije — , probablemente habría llegado antes aquí. Los ojos grandes de Libby me miraron, vidriosos por las lágrimas, y mi pecho se sintió como una lata siendo aplastada hasta que soltó una carcajada lo suficientemente fuerte como para que Reverendo Caliente tropezara con sus siguientes palabras.

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Apoyó la cabeza en mi hombro, volvió la cara hacia h acia mi chaqueta y sacudió la cabeza.  — Eso Eso es tan jodido —  jodido — dijo, dijo, pero estaba temblando de risa. Por ese segundo, estuvo bien. Ahora, sin embargo, cuando me necesita de verdad, soy inútil.

 

 

 — ¿Por ¿Por qué no pudimos estar en la sala para las pruebas? las  pruebas?  —   — espeto. espeto. Charlie inhala, moviéndose entre sus pies.  — Tal Tal vez piensen que tú le darás las respuestas. No hay absolutamente ninguna convicción conv icción en su broma. Cuando retrocedo, me doy cuenta de que él mismo no lo está haciendo tan bien.  — ¿Estás ¿Estás bien? Parece que te vas a enfermar.  — Simplemente Simplemente no me gustan los hospitales —  hospitales — dice dice — . Estoy bien.  — No No tienes que quedarte. Toma mis manos, las sostiene entre nuestros pechos.  — No No te voy a dejar aquí.  — Puedo Puedo manejarlo. Su boca se encoge, el pliegue debajo de ella se profundiza.  — Lo Lo sé. Quiero estar aquí. Un grupo de enfermeras pasa con una camilla y un tinte ceniciento se filtra en el rostro de Charlie. Busco algo que decir, algo más en lo que pensar.  — Sharon Sharon me llamó. Sus labios se presionan en un nudo.  — Me Me dijo que me recomendaste para un trabajo. Después de un segundo, murmura:  — Si Si me excedí, lo siento.  — No No es eso. —  eso. — Mi Mi cara hormiguea —. Es solo… ¿y ¿y si soy mala en eso? Sus manos rozan mis brazos hasta que está acunando mi mandíbula.  — Imposible. Imposible.

 

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Mi ceja se arquea por su propia voluntad.  — ¿Porque ¿Porque ayudé a editar un libro? Niega con la cabeza.

 

 

 — Porque Porque eres inteligente e intuitiva. Y buena para sacar lo mejor de la gente, y antepones el trabajo a tu ego. Sabes cuándo empujar y cu cuándo ándo dejar pasar algo. Eresdedigna de confianza, en parte porque eres tan mala mintiendo, y te encargas las cosas que te importan. »Si tuviera que elegir a una persona para cubrirme las espaldas, serías tú. Cada vez. Tú te encargas de la mierda. Con un fuerte latido en mi pecho, mi mirada cae al suelo.  — No No siempre.  — Oye. —  Oye. — Sus Sus dedos ásperos vuelven a los míos. Levanta mi mano, rozando su boca sobre mis nudillos — . Descubriremos qué está mal y haremos todo lo posible para solucionarlo.  — Esa Eque sa maldita lista. lista. —  Miestado Mi pecho haciendo está demasiado apretado para dejar salir algo más un susurro  —  —  . Ha demasiado. No debería haberla dejado. Dormimos en el calor y hemos estado trabajando en esta recaudación de fondos. Debería haber estado descansando. Charlie se sienta, atrayéndome a su regazo, cada pensamiento de discreción, de evitar complicaciones desaparece en un instante. Lo necesito, y él está aquí, me doy cuenta. Plenamente, sin salvedades ni estipulaciones. Su mano se desliza por la parte de atrás de mi cuello, metida debajo de mi cabello, y estoy envuelta en él como si fuera mi fortaleza de piedra personal. Incluso si me derrumbara, nada podría afectarme.  — Libby Libby toma las decisiones de Libby —  Libby  — dice dice — . Stephens, imagina cómo reaccionarías si alguien intentara impedir que tú tú hagas  hagas lo que quieres. —  quieres. — Un Un indicio de una sonrisa tira de su puchero — . En realidad, no te lo imagines. imag ines. Es inapropiado excitarse en un hospital. Me rio débilmente en su pecho, otro nudo se deshace en el mío.  — Me Me perdí algo. Estoy aquí con ella, y Brendan no, y… — Mi Mi voz se entrecorta. El resto sale dolorosamente —  dolorosamente — : Es mi trabajo cuidarla.  — Sé Sé que da miedo estar aquí —  aquí — dice dice — . Pero este es un buen hospital. Saben lo que están haciendo. —  haciendo.  — S Sus us dedos se mueven en círculos relajantes y rítmicos

 

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contra mi nuca — . Aquí es donde vino mi papá. palabras dulce atraviesan dulce atraviesan mi mente, como la imagen residual que deja el Las estallido de latipo bombilla de una cámara.

 

 

Así llamaba Charlie a su padre. Un tipo dulce. La mejor persona que conozco.   conozco.  — ¿Qué ¿Qué sucedió? —  sucedió? — pregunto. pregunto. Después de un silencio prolongado, dice:  —El primer derrame cerebral no estuvo mal. Pero este último… estuvo en coma durante seis días. —  días. — Observa Observa el progreso de su pulgar corriendo de un lado l ado a otro sobre el mío. Su ceño se tensa. El día que nos conocimos, confundí esta expresión con malhumorado, melancólico, prueba de que era tan cálido y humano como un bloque de mármol. Ahora todo lo que hace es resaltar la mirada perdida en sus ojos.  — Este Este tipo enorme y hábil que puede arreglar cualquier cosa, construir cualquier Y cabello en esa cama ho spital, hospital, parecía …. —   —  Se interrumpe. Se mi mano librecosa. en el en ladebase de suparecía… cuello —  Parecía viejo   —  viejo — dice, dEnrosco ice, luego, después de un tenso silencio — , Cuando era niño, todo lo que siempre quise fue ser como él, y no lo fui. Pero siempre me hizo sentir que estaba bien ser como soy. Tomo su mandíbula y levanto su mirada. Me pregunto si puede ver cada palabra en mi expresión, porque las siento abriéndose paso desde la parte más baja de mis entrañas. Eres entrañas. Eres más que bien.  bien.  Se aclara la garganta.  — Mi Mi papá está vivo gracias a lo que pudieron hacer por él aquí. Entre ellos y tú, Libby va a estar bien. Tiene que estarlo. Como si fuera una señal, el médico, un hombre calvo con una perilla y una frente de Salman Rushdie20, sale de la sala de examen.  — ¿Está ¿Está bien? —  bien? — Me Me pongo de pie de un salto.  — Está Está descansando —  descansando — dice dice — . Pero me dio permiso para hablar con ustedes u stedes dos. —  dos.  — Asiente Asiente hacia Charlie, que se pone p one de pie, apretando su ag agarre arre en mi mano, anclándome.  — ¿Qué ¿Qué sucedió? —  sucedió? —  pregunto.  pregunto.

 

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En un instante, mi mente recorre cada dolencia que conoce.  Ataque al corazón.  Derrame cerebral. 20 Salman

 

Rushdie: escritor Rushdie:  escritor angloindio en lengua inglesa.

 

 Aborto espontáneo.  espontáneo.  Y luego se atora: EMBOLIA atora: EMBOLIA PULMONAR. Las palabras se repiten. Hacen eco. Se remontan al comienzo de mi vida y al final de ella, esta frase furtiva extendida, recorriendo el tiempo, jodiendo con todo, deformando mi vida en algunos lugares, desgarrándola en otros.  Embolia  pulmonar. El médico dice:  — Tu Tu hermana está anémica. Las palabras se estrellan contra un muro. O tal vez se desprenden de un acantilado, así es como se siente como si me hubiera bajado de una cornisa y estuviera flotando antes de la caída.  — Su Su cuerpo carece de hierro y vitamina B12 —  B12  — explica explica — . Así que no está produciendo suficientes glóbulos rojos sanos. No es raro durante el embarazo, y especialmente sorprendente para alguien que ya ha lidiado con este problema en un embarazo anterior.  — Libby Libby no ha tenido esto antes. Estudia el portapapeles en sus manos.  — Bueno, Bueno, no era tan grave, pero sus niveles eran definitivamente bajos. Hablé con su ginecólogo, y aparentemente tu hermana era un poco más estable en su primer trimestre, pero han estado manteniendo un ojo o jo en esto desde el principio. princip io. Misydedos están hormigueando nuevo. Mi cerebro trabaja para despejar el humo comenzar una lista de de verificación, pero simplemente no está sucediendo.  — ¿Qué ¿Qué necesitamos hacer? —  hacer? — pregunta pregunta Charlie.  — Es Es bastante simple —  simple — dice dice el médico — . Tendrá que tomar un suplemento de hierro y comer más carne y huevos, si es posible. También querrá hacer lo mismo con B12. Les daremos una copia impresa de las mejores fuentes para eso, aunque supongo que recordará la última vez.

 

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Última vez. Esto ya ha sucedido. No solo me lo perdí una vez, sino dos veces.  — Posiblemente Posiblemente tendrá que lidiar con las náuseas, pero tener comidas más pequeñas durante el día debería ayudar. Me gustaría verla la semana que viene,

 

 

para asegurarme de que está mejor y, después de d e eso, tendrá que hacerse chequeos regulares con su médico hasta el parto. Es manejable. Es solucionable. Se puede enumerar.  — Gracias. —  Gracias. — Estrecho Estrecho su mano — . Muchas gracias.  — Un Un placer. —  placer. — Sonríe, Sonríe, una sonrisa notablemente cálida y paciente —  paciente — . Solo dale tiempo para descansar. La enfermera les avisará cuando puedan verla. Tan pronto como se va, me siento exhausta, como si me quitaran un peso de mil kilos, pero solo después de horas de cargarlo.  — ¿Estás ¿Estás bien? Cuando miro a Charlie, está borroso; mi visión está distorsionada.  — Nora, Nora, respira.  — Agarra Agarra sincronizados mis hombros,durante tomando unarespiraciones inhalación exagerada. Lo imito. Permanecemos algunas hasta que se libera la presión —  presión — . Ella está bien. Asiento, dejo que me tire hacia su pecho, envolviéndome fuerte contra él. Trato de decirle que estoy aliviada, pero no hay lugar para las palabras, para la lógica, la razón, los argumentos. Mi cuerpo ha decidido qué hacer, y es esto: nada, en los brazos de Charlie. Entierra su boca en mi sien. Cierro los ojos, dejando que las olas de alivio se apoderen de mí. Gradualmente, se retiran y me quedo flotando, a la deriva en una corriente de Charlie: su olor ligeramente especiado, el calor de su piel, la fina lana de su suéter ligero. Una imagen de mi apartamento parpadea en mi mente. Las luces de la calle, de color rojo amarillento, atrapaban las gotas de lluvia en el cristal de mi ventana, el sonido de los autos pasando, el radiador silbando contra mis pies enfundados en calcetines. El olor de libros viejos y libros nuevos crujientes, y la colonia cuyas notas de madera de cedro y ámbar evocan la imagen de bibliotecas bañadas por el sol. El crujido de las viejas tablas del piso, el sonido de los pasos, el canto medio borracho mientras los juerguistas regresan a casa desde el bar de tequila al otro

 

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lado de la calle, deteniéndose para comer rebanadas de pizza a un dólar que gotean aceite. Casi puedo creer que estoy allí. En mi casa, donde es lo suficientemente seguro para relajarse, para deshacer los corchetes de acero en mi columna vertebral y salir de mi duro contorno para… para… asentarme asentarme..

 

 

 — Charlie, Charlie, no eres inútil  — susurro susurro contra el ritmo constante de su corazón —. Eres…  Eres…  Su mano aún está en mi cabello.  — ¿Organizado? ¿Organizado? Sonrío en su pecho.  — Algo Algo así —  así — digo digo — . Vendrá a mí. Ante el crujido de la puerta de Libby, mis ojos se abren. La enfermera sonríe.  — Tu Tu hermana está lista para ti.

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28 Libby se sienta en la cama, ya cambiada de nuevo a su vestido morado con lunares y luciendo completamente sumisa. Una sonrisa mansa tira de sus labios.  — Hola. Hola.  — Hola. —  Hola. — Cierro Cierro la puerta y voy a sentarme a su lado. Después de un momento, dice:  — ¿Estás ¿Estás bien? Retrocedo.  — Libby, Libby, no soy yo quien se desmayó y casi se rompe el cráneo con una caja registradora antigua. Sus dientes se hunden en su labio.  — Estás Estás enojada. —  enojada.  — Se Se retuerce las manos en su regazo —  regazo — . Que no te dije que esto sucedió antes.  —Estoy… confundida.  confundida.  Sus ojos se lanzan furtivamente hacia los míos.  — Estoy Estoy confundida de por qué no me dijiste que tuviste la oportunidad de un trabajo de edición.  — Fue Fue hace años —  años — digo digo — . En el último peldaño, y la paga p aga era una mierda. No todo se trataba de ti. Había muchas razones para quedarse en la agencia. Me mira con ojos acuosos de color zafiro, una arruga entre las cejas.

 

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 — Deberías Deberías habérmelo dicho.  — Debería Debería haberlo hecho  — coincido coincido en voz baja — . Y deberías haberme contado todo esto. Suspira.

 

 

 — Nadie Nadie lo sabía excepto Brendan. Y quería que te lo dijera, pero sabía que te asustaría. Y es súper común. Quiero Qui ero decir, mi médico estaba bastante seguro de que todo estaría bien. No quería ser una carga para ti. Alcanzo su mano.  — L Libby, ibby, no eres una carga. Tú eres más. Tú vienes primero. primero. —   — Agrego Agrego a la ligera — : Incluso antes de mi carrera. Y  mi  mi Peloton. Resoplando, retira su mano de la mía.  — Sissy, Sissy, ¿sabes qué tipo de culpa viene con eso? ¿Saber que dejarás todo para manejar mi mi vida?  vida? ¿Que renunciarías al trabajo de tus sueños sueños para  para… … ser mi madre? Me hace sentir… incapaz.  incapaz.   — Solo Solo quiero estar allí para ti —  ti — razono. razono.  — Nora, Nora, no siempre debería ser lo primero  — dice dice en voz baja — . Y tus clientes tampoco deberían serlo.  — Bien —  Bien — digo digo — . De ahora en adelante, mi tipo de panecillos panecillo s es lo primero, pero tú estás en segundo lugar.  — Estoy Estoy hablando en serio. Mamá esperaba demasiado de ti.  — ¿Qué ¿Qué tiene que ver mamá con esto? —  esto?  — digo. digo.  — Todo.  Todo.  —  — Antes Antes de que pueda discutir, continúa —  continúa — : No digo que la culpe: estaba en una situación imposible e hizo un trabajo bastante increíble con nosotras. Pero eso no cambia el hecho de que a veces se olvidaba de quién era el trabajo de cuidarnos.  — Lib, Lib, ¿qué estás… estás…?  — No No eres mi papá —  papá — dice. dice.  — ¿Desde ¿Desde cuándo ha estado eso sobre la mesa? Resopla de nuevo, agarrando mis manos.  — Nora, Nora, te te trató como a su pareja. Te trató como si fueras… como si fuera tu trabajo cuidarme. Y te dejé, después de que ella murió, pero aún lo estás

 

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haciendo. Y es demasiado. Para las dos.  — No No es verdad —  verdad — digo. digo.  — Lo Lo es —  es  — responde responde — . Ahora tengo mis propias hijas, y déjame decirte, Nora, hay días en los que me meto en la ducha y lloro en una esponja vegetal porque estoy muy abrumada, y tal vez v ez ocultárselo a ellas tampoco sea la respuesta,

 

 

pero no puedo imaginar imaginar poner  poner mis preocupaciones en Tala o Bea como mamá lo hizo con nosotras. Especialmente tú. »Lo pasó muy mal, pero era nuestra n uestra única madre, y hubo momentos en que se olvidó de eso. Hubo momentos en que te trató como si fueras una adulta. Una punzada helada me atraviesa. Culpa, dolor o nostalgia común y corriente por mamá, o todo eso trenzado en un carámbano justo a través de mi corazón, ardiendo como solo el frío puede hacerlo. Como si la cosa más preciosa, la única cosa co sa preciosa, en mi vida se hubiera congelado tan profundamente que hay telarañas de hielo atravesándome.  — Quería Quería ayudar —  ayudar — digo digo — . Quería cuidar de ti.  — Lo Lo sé.  — Levanta Levanta mis manos entre las suyas, sosteniéndolas contra su corazón — . Siempre lo haces, y te amo porá.eso. Perotenodigo quiero y, definitivamente no quiero que seas mi papá. pap Cuando que que algoseas está mamá, pasando pasando, a veces solo quiero que seas mi hermana y digas: Eso digas: Eso apesta. apesta. En lugar de intentar arreglarlo. La distancia entre nosotras. El viaje, la lista, los secretos. He visto todos estos como pequeños desafíos a superar, o tal vez pruebas para demostrar que puedo ser la hermana que Libby quiere, pero Charlie tiene razón. Todo lo l o que ella realmente quiere es una hermana. Nada más y nada menos.  — Es Es difícil para mí —  mí — admito admito — . Odio sentir que no puedo protegerte.  —Lo sé. Pero… — Sus Sus ojos se cierran, y cuando los vuelve a abrir, lucha por que —  su. No vozpuedes. se agriete, nuestrassaber manos en una entreevitar nosotras puedes . Y necesito quetiemblan puedo estar bienmasa sin ti.apretada »Cuando perdimos a mamá, estaba destrozada, pero nunca tuve miedo de cómo nos las arreglaríamos. Sabía que te asegurarías de que lo hiciéramos, y… y …  Sissy, lo aprecio más de lo que podría expresar con palabras.  — Podrías Podrías intentarlo  — bromeo bromeo en voz baja — . Tal vez conseguirme una tarjeta o algo así. Se ríe con lágrimas en los ojos, libera una mano para limpiárselos.

 

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 — En En algún momento, tengo que saber que puedo hacer las cosas por mi cuenta. No con la ayuda de Brendan, no con la tuya. Y necesitas hacer espacio en tu vida para que otras cosas, otras personas otras  personas importen.  importen. Trago pasado.

 

 

 — Lib, Lib, nadie importará como tú.  — Nadie Nadie importará como tú tampoco  — susurra susurra — . Aparte de mi tipo de panecillo. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y la arrastro en un abrazo.  — Por Por favor, dime la próxima vez que q ue descubras que tienes un unaa enfermedad o deficiencia de vitaminas  — digo digo en su cabello rubio —  rubio — . Incluso si todo lo que puedo hacer es decir: Eso decir:  Eso apesta. apesta. Y luego enviar seis cajas de suplementos a tu casa.  — De De acuerdo.  — Retrocede, Retrocede, su sonrisa cambiando a una mueca — . Hay algo más que deberías saber.  Aquí está, está, pienso, lo que me ha estado ocultando. ocultando . Toma una respiración profunda.  — Como Como carne. Mi reacción instantánea es saltar de la cama como si me acabara de decir que ella personalmente sacrificó una vaca bebé aquí hace unos momentos y bebió sangre directamente de sus venas.  — ¡Lo ¡Lo sé!  — llora llora a través de sus manos — . Comenzó cuando estaba embarazada de Tala! Por la anemia. Y, francamente, este antojo extraño y constante de Whoppers.  — ¡Puaj! —  ¡Puaj! — digo. digo.  — ¡Me ¡Me detuve tan pronto como nació!  — dice dice — . Pero luego comencé de nuevo cuando me enteré del Número Tres, y no pensé que un par de semanas de descanso marcarían una diferencia en mis niveles, pero no estaba siendo lo suficientemente consciente para llenar los vacíos. Así que. ¡Uups! O… ¿Guau?  ¿Guau?    — ¡No ¡No puedo creer que me engañaste para que fuera vegetariana durante una década y luego cediste por una Whopper! Whopper!    — ¿Cómo ¿Cómo te atreves? —  atreves? — dice dice — . Los Whoppers son increíbles.  — Está Está bien, te estás volviendo demasiado buena mintiendo.

 

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Se ríe.  — Está Está bien, no es sorprendente, pero el corazón quiere lo que quiere.  — Tu Tu corazón necesita terapia.

 

 

 — ¿Podemos ¿Podemos conseguir algo de camino a casa?  — Se Se empuja fuera de la cama — . Whoppers, no terapia.  — ¿Whoppers ¿Whoppers?? ¿Plural?  — Tienen Tienen hamburguesas vegetarianas, ya sabes —  sabes — dice dice — . Y ya estamos tan cerca de Asheville, y hay un BK allí. La miro.  — Entonces, Entonces, no solo lo llamaste «BK» sin una pizca de ironía, sino que me estás diciendo que verificaste verificaste dónde  dónde está el más cercano.  — Mi Mi hermana me enseñó a estar preparada. Lo busqué cuando Sally y yo fuimos a colgar volantes para el Baile de Luna Azul.  — Eso Eso no es «preparado»  — digo digo — . Estás perturbada.  — Ante Ante su risa, cedo — . Serán Whoppers.

 

284  — ¿Estás ¿Estás segura segura de  de que estás lista para esto? Libby me da una mirada.  — Felicidades. Felicidades. Pasaste doce horas completas.  — De De acuerdo —  acuerdo — digo digo — . Estás a cargo de ti misma. ¿A quién le importa si estás dispuesta a hacerlo? Yo no. Sonríe y mueve su enorme bolso morado.  — A Aquí quí tengo cecina de res, almendras y una de esas tazas para mojar con mantequilla de maní. Además, estaré con Gertie, Sally y Amaya. Ve a hacer esas ediciones para que puedas tomarte un tiempo libre la próxima p róxima semana y divertirte.  — Su Su teléfono vibra, y lo revisa — . Gertie está aquí. Parece que va a llover, l lover, ¿quieres que te dejemos en la librería? Charlie accedió a hacerse cargo del turno de Sally para que pudiera

concentrarse en el baile del próximo próxi mo fin de semana, lo que signifi significa ca que estaremos redactando las notas finales en la tienda. Habíamos planeado terminar de leer las páginas anoche, pero eso se fue al infierno cuando Libby se desmayó, así que también terminaremos nuestras lecturas hoy.  — Sí, Sí, ¿por qué no?

 

 

El fangoso auto de Gertie se encuentra al pie de la colina, aún más cubierto de calcomanías para el parachoques que cuando nos llevó a casa desde el salón, y está quemando incienso en su tablero. Literalmente tengo que morderme la lengua para no molestarla sobre lo peligroso que es esto, aunque ni siquiera lo escucharía por encima de la música industrial disonante que está escuchando. El zumbido casi ahoga el estruendo de los truenos que se acercan cuando salgo frente a Goode's. En lo alto, nubes negras espumosas se acumulan, y el aire está cargado cuando el vehículo se despega de la acera. A través del resplandor amarillento de los cristales de las ventanas, veo a Charlie volviendo a colocar las estanterías en la librería más cercana, pintada en rojo y dorado. Sus labios y mandíbula mandíbul a están sombreados a la perfección, su cabello oscuro está por la de luzmi tenue. verlo, mi estómago da un vuelco y algodel florece comoaureolado una flor detrás caja Al torácica. Ahora que estoy aquí, tan cerca final de este libro, esta edición, este viaje, una parte no pequeña de mí quiere dar la vuelta y correr. Pero luego me ve, y su boca se divide en una amplia y sensual sonrisa de Charlie, y mi miedo desaparece, como el polvo que se quita qui ta de la sobrecubierta de un libro. Abre la puerta, asomándose mientras las primeras gotas de lluvia salpican los adoquines.  — Stephens, Stephens, ¿estás lista para terminar esto?  — Lista. —  Lista. — Es Es verdad y mentira. ¿Alguien quiere terminar un buen libro? La oficina trasera se ve irresistiblemente acogedora en la penumbra de la tormenta, el escritorio de caoba lleno de cicatrices cubierto de papeles y chucherías, pero meticulosamente arreglado en el estilo característico de Charlie. Junto al sofá lleno de bultos, la repisa de la chimenea y sus tres hileras de fotografías familiares están recién quitadas el polvo, y aún se ven rayas de aspiradora en las alfombras antiguas. La voluminosa unidad u nidad de aire acondicionado cuelga silenciosa en la ventana, apagada por la ola de frío del falso otoño.

 

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Saca una pila de libros de tapa dura del sofá, luego cruza la habitación para tomar la silla detrás del escritorio. Su expresión parece bromear: ¿Ves? Soy  perfectamente inofensivo aquí.  aquí.   Excepto que nada en él me parece inofensivo. Parece una navaja suiza. Un hombre con seis medios diferentes para deshacerme.

 

 

 Este Charlie, para hacerte revelar tus secretos.  Este para hacerte reír.  Este puede excitarte.  Este es el que te convencerá de que eres capaz de cualquier cosa.  Aquí está el Charlie Cha rlie que te llevará l levará a su regazo para formar tu barricada humana en un hospital. Y el que tiene el poder de destrozarte ladrillo a ladrillo.  — ¿Cómo ¿Cómo está Libby? —  Libby? — pregunta. pregunta.  — Bien —  Bien — digo digo — , ahora tiene una bolsa de carne seca.  — Así Así que supongo que estás diciendo que es una bolsa mixta. Mi cabeza se inclina hacia atrás, una verdadera carcajada salta de mí.  — ¿Qué ¿Qué pasa con esta ciudad y el juego de palabras?  — No No tengo idea de lo que estás hablando —  hablando — dice dice inexpresivo.  — Haz Haz una apuesta por mí y por Libby. —  Libby.  — Me Me inclino hacia adelante sobre mi computadora portátil, la pantalla se pliega a la mitad.  — Eso Eso no es justo para Libby —  Libby  — dice dice — . Siempre estoy predispuesto hacia un tiburón. El calor llena mi pecho, pero sigo adelante, sin inmutarme, como un martillo hasta la médula.  — ¿Se ¿Se dice Spaaaahhh como un suspiro o un grito? Charlie se pasa una mano por los ojos mientras se ríe.  — Bueno, Bueno, odio enturbiar aún más las cosas para ti, pero cuando vivía aquí, se llamaba G Spa. Así que supongo que la pronunciación depende de cómo creas que suena un orgasmo.  — Te Te lo estás inventando —  inventando — digo. digo.

 

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 — Mi Mi imaginación es buena —  buena — dice dice — , pero no tan tan buena.  buena.  — ¿Qué ¿Qué sucede en esos sagrados salones —  salones  — me me maravillo — , y es legal?  — Honestamente —  Honestamente  — dice dice — , creo que solo fue un error fortuito. El nombre de la propietaria es Gladys Gladbury, así que creo que esa esa era  era la referencia que buscaba.

 

 

 — Puede Puede que estuviera apuntando a eso, pero definitivamente impactó con la G de Spa. Se tapa la cara con la mano.  — Tu Tu cerebro de pesadilla  — dice dice — , es absolutamente mi favorito, Stephens. Mi sangre comienza a hervir a fuego lento mientras nuestras miradas se mantienen.  — Supongo Supongo que deberíamos leer.  — Supongo Supongo que deberíamos —  deberíamos — digo. digo. Esta vez mira hacia otro lado primero, mueve el cursor en su computadora portátil.  — Avísame Avísame cuando hayas terminado —  terminado — dice. dice. Con un poco de esfuerzo, dirijo mi atención a  Frigid  Frigid.. En unos pocos párrafos, Dusty me enganchó. Me he hundido en sus palabras, envuelta de pies a cabeza por su historia. Nadine y Lola, la alegre fisioterapeuta, llevan rápidamente a Josephine al hospital, pero después de veintidós horas, la inflamación del cerebro de Jo aún no ha disminuido. Nadine tiene que correr a casa para alimentar al gato salvaje que ha estado albergando y, para entonces, la tormenta to rmenta se está intensificando. Aquí, en Goode Books, las paredes tiemblan con nuestro trueno de la vida real de acuerdo. Nadine llama al gato mientras camina por su apartamento oscuro, pero el habitual maullido continuo no responde. Ve la ventana sobre el e l fregadero; la había dejado media abierta, y ahora está abierta de par en par. Sale corriendo bajo la lluvia, deseando haberle puesto un nombre al gato, porque gritar, Idiota, gritar, Idiota, vuelve al vuelve al viento no funciona. Finalmente, ve al gato atigrado sarnoso encogido, a mitad de camino en el desagüe pluvial. Nadine empieza a cruzar la calle, oye el repiqueteo de la goma sobre el

 

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asfalto mojado, ve el auto acercándose a toda velocidad hacia ella. Y luego, el aire sale rápidamente de sus pulmones. Sus ojos se cierran de golpe, el dolor le atraviesa las costillas. Cuando abre los ojos, está en el arcén cubierto de hierba, Lola tumbada sobre ella. Mientras

 

 

recuperan el aliento, el gato sale del desagüe pluvial, pluvi al, la mira con cautela y se aleja trotando.  — Mierda —  Mierda — dice dice Lola, trepando para perseguir al gato. Nadine la agarra del brazo.  — Déjalo Déjalo ir —  ir — dice dice — . No puedo ayudarlo. El hospital llama. Me duele el pecho mientras me desplazo a la primera página del último capítulo, tomando aire para prepararme antes de seguir leyendo. Nadine y Lola están juntas en el cementerio iluminado por el sol. No ha venido nadie más, aparte del sacerdote. Jo no tenía a nadie excepto, durante estos últimos meses, a ellas. Lola toma la mano de Nadine y, aunque está sorprendida, deja que la tome. Más tarde, en su casa, Nadine encuentra encu entra un arreglo floral en su escalón escalón,, una tarjeta de su exasistente: Lamento exasistente: Lamento tu pérdida. pérdida. Lo lleva adentro y baja un jarrón. La luz entra a raudales por la ventana abierta, haciendo que el agua brille al salir del grifo. Desde la otra habitación, escucha un aullido salvaje. Su corazón se eleva. El espacio en blanco se extiende por la pantalla, espacio para sentarse e inhalar. Miro la página en blanco, vacía. En mis libros favoritos, nunca es exactamente el final que quiero. Siempre hay un precio a pagar. A mamá y a Libby les gustaban las historias de amor en las l as que todo salía a la perfección, envuelto en un moño, y siempre me he preguntado por qué me inclino hacia otra cosa. Solía pensar que era porque la gente como yo no entiende esos esos finales.  finales. Y pedirlo, esperarlo, es una forma de perder algo que ni siquiera has tenido.

 

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Los que me hablan son aquellos cuyas últimas páginas admiten que no hay vuelta atrás. Que todo lo bueno debe terminar. Que todo lo malo también, que todo todo   lo hace. Eso es lo que busco cada vez que hojeo el final de un libro, buscando compulsivamente pruebas de que en una vida en la que tantas cosas han salido mal, también puede haber belleza. Que siempre hay esperanza, pase lo que pase.

 

 

Después de perder a mamá, esos fueron los finales en los que encontré consuelo. Los que decían: Sí, has perdido algo, pero tal vez, algún día, también encontrarás algo. algo. Durante una década, he sabido que nunca más volveré a tener todo, por lo que todo lo que he querido es creer que, algún día, nuevamente, tendré suficiente. El dolor no siempre será tan malo. Las personas como yo no están rotas más allá de la reparación. Ningún hielo se congela cong ela demasiado para descongelarse y ninguna espina crece demasiado densa para ser cortada. Este libro me ha aplastado con su peso y me ha deslumbrado con sus pequeños puntos brillantes. Algunos libros no se leen leen sino  sino que se viven viven,, y terminar uno de esos siempre me hace pensar en ascender de una inmersión. Como si salgo a la superficie demasiado rápido, podría tener una embolia. Me tomo mi tiempo, dejando que cada trueno me acerque cada vez más a la superficie. Cuando finalmente levanto la vista, Charlie me está mirando.  — ¿Acabaste? —  ¿Acabaste? — pregunta pregunta suavemente. Asiento. Ninguno de nosotros habla por un momento. Finalmente, en voz baja, dice:  — Perfecto. Perfecto.  — Perfecto —  Perfecto  — coincido. coincido. Esa es la palabra. Me aclaro la garganta, trato de pensar críticamente cuando todo lo que quiero hacer es disfrutar de este momento.  Asentarse.    Asentarse.  — ¿En ¿En serio volvería el gato?  — S Sí —  í — dice dice Charlie, sin dudarlo.  — No No es su gato —  gato  — digo. digo. Es el estribillo constante de Nadine a lo largo del libro, la razón por la que nunca nombra al pequeño polizón.  — Ella Ella lo entiende  — dice dice — . Todos miran a ese gato y lo ven como un pequeño monstruo. No sabe cómo ser una mascota, pero no le importa. Por eso

 

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dice que no es de ella. Porque no se trata de lo que el gato le pueda dar. No puede ofrecerle nada. »Es un pequeño chupasangre mezquino, salvaje, hambriento y socialmente poco inteligente. —  inteligente.  — El El cielo está negro más allá de la ventana, la lluvia es espesa

 

 

como una sábana cada vez que los rayos la atraviesan —  atraviesan — . Pero es es su  su gato. Nunca ha pertenecido a nadie, pero le pertenece a ella. Siento un dolor extraño. Así es mirar a Charlie a veces. Como un golpe en el estómago de una oración, como una un a línea tan aguda que tienes que dejar el libro a un lado para recuperar el aliento. Abre la boca para hablar, y otro trueno estremecedor desgarra las habitaciones. Las luces se apagan. En la oscuridad, Charlie sale ruidosamente de detrás del escritorio.  — ¿Estás ¿Estás bien? Encuentro su mano y me aferro a ella.  — Ajá Ajá .  — Debería Debería cerrar con llave la puerta de entrada  — dice dice — , hasta que se restablezca la energía. Al oír el tono de su voz, digo:  — Iré Iré contigo. Salimos de la oficina. Con la tienda a oscuras, el vacío se torna un poco escalofriante y el vello de mis brazos se eriza mientras espero que Charlie mueva el letrero y cierre la puerta.  — Hay Hay linternas en la oficina —  oficina  — me me dice después, y volvemos arrastrando los pies por donde vinimos. Me suelta para buscar en los cajones del escritorio.  — ¿Tienes ¿Tienes frío?  — Un Un poco. —  poco. — Me Me castañetean los dientes, pero no estoy segura de que sea por eso. Me entrega una linterna, enciende la lámpara de emergencia que tiene en la otra mano y la lleva a la chimenea. Su cara y hombros están rígidos en tanto apila leños en el hogar, de la misma manera que nos mostró a Libby y a mí la otra noche: un nido de leños, sus rincones llenos de periódicos arrugados.

 

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 — En En realidad, no te gusta la oscuridad  — digo, digo, arrodillándome en la alfombra a su lado.  — No No es la oscuridad, exactamente. —  exactamente. — Tarda Tarda un minuto, pero la leña prende, el calor y la luz ondean sobre nosotros nosot ros — . Es tan silencioso aquí, aquí , y también cuando está oscuro, siempre me hace sentir un poco… solo, supongo.  supongo.  

 

 

Así de cerca, puedo ver todos los detalles finos de su rostro, ro stro, el anillo marrón más oscuro en medio de sus iris dorados, el pliegue debajo de su labio y las curvas individuales de sus pestañas. Me pongo de pie y camino hacia el escritorio.  — Necesito Necesito decir algo. Cuando me doy la vuelta, vuelve a estar de pie, con el ceño fruncido y las manos en los bolsillos.  — T Tal al vez, por la razón que sea, simplemente no quieres tener una cita en este momento —  momento — digo digo — , y eso está bien. La gente se siente así todo tod o el tiempo. Pero si es otra cosa, si tienes miedo de ser demasiado rígido o lo que sea que tus ex hayan pensado de ti, nada de eso es cierto. Tal vez todos los días contigo serían serían   más o menos iguales, pero ¿y qué? Eso realmente suena genial. »Y tal vez estoy malinterpretando todo esto, pero no creo que lo esté, porque nunca he conocido a nadie tan parecido a mí. Y si algo de todo tod o esto es que piensas que, al final, querré un golden retriever en lugar de un gatito malo, te equivocas.  — Todo Todo el mundo quiere un golden retriever retr iever —   — dice dice en voz baja. Por ridícula que sea la declaración, parece serio, preocupado. Niego con la cabeza.  — Yo Yo no. Sus manos se posan en el borde del escritorio a cada lado de mí, su mirada se vuelve a fundir en miel, caramelo, arce.  —  Nora.  Nora.  —   — Mi Mi corazón se dispara ante su tono áspero y vacilante: la voz de un hombre que decepciona a alguien fácilmente.  — No No importa.  — Aparto Aparto la mirada, pero soy incapaz de apartarla por completo, no con él tan cerca, con las manos a cada lado de mis caderas —  caderas — . Entiendo. Solo quería decir decir algo, en caso de…  de…   — No No voy a volver a Nueva York —  York — interrumpe. interrumpe. Mis ojos rebotan en los suyos. suy os. Cada borde afilado de su expresión adquiere

 

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un nuevo significado.  — Por Por eso —  eso — dice dice —. La razón por la que no puedo…  puedo…   — Yo Yo no… no… — Niego Niego con la cabeza — . ¿Por cuánto tiempo? Su garganta se mueve mientras traga.

 

 

 — Se Se suponía que mi hermana regresaría en diciembre para hacerse cargo de la tienda. Pero conoció a alguien en Italia. Ella se queda allí. Mi corazón ha pasado de sentirse como un colibrí con exceso de cafeína a un yunque, cada latido es un ruido sordo y doloroso.  — Ya Ya envié un correo electrónico a Libby sobre el apartamento  —  continúa — . Es de ella si lo quiere. Siempre lo iba a ser. Me pican los ojos. Mi corazón se siente como una guía telefónica cuyas páginas se han soltado, y estoy intentando meterlas en un orden que tenga sentido, que solucione esto.  — Esa Esa primera noche que te encontré en la ciudad  — dice dice Charlie — , acababa de enterarme de que Carina se quedaría un rato más. No estaba seguro de cuánto tiempo, pero… ella y su novio se fugaron. No va a regresar. Sus palabras me inundan zumbando y distantes.  — H Hee estado intentando encontrar una salida. Pero no hay una. Mi papá es el que mantenía todo unido. Su casa es vieja, constantemente constantemente necesita  necesita trabajo que estoy intentando intentando averiguar  averiguar cómo hacer, porque él no me deja contratar a alguien, y la tienda está peor que nunca, mi mamá lo intenta, pero no puede hacerlo. »Por la forma en que vamos, a la tienda le quedan q uedan unos seis meses. Alguien debe estar allí, todos los días, y mi mamá ni siquiera logró eso antes de tener que ayudar a mi papá a moverse. Y maldita sea, es terrible terrible para  para confiar en la gente, así que incluso si pudiéramos permitirnos contratar a una enfermera, no nos dejaría. Y si pudiéramos permitirnos contratar a alguien para manejar la tienda, mi mamá no lo permitiría. Siempre ha estado en su familia. Ella dice que le rompería el corazón tener a otra persona dirigiendo las cosas. Los músculos de su mandíbula trabajan, las sombras parpadean contra su piel.  — Y no fueron perfectos, pero p ero mis padres renunciaron a mucho por mí. Para que pudiera ir a la escuela que quería y tener el trabajo que quería y … no puedo seguir así. Loggia quiere a alguien local y mi familia me necesita. Necesitan a alguien mejor mejor que  que yo, pero soy lo l o que tienen. Me iré después de que que Frigid  Frigid termine.  termine.

 

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Esa es la oferta de trabajo, para la que te recomendé. Su trabajo. Su Su trabajo. Su apartamento.  apartamento. Como si estuviera entregando la l a vida por la que ha trabajado tan duro, al por mayor. Renunciar a la ciudad a la que pertenece. Donde se siente como él mismo. Donde no se sienta mal o inútil.

 

 

 — ¿Qué ¿Qué pasa con lo que tú tú quieres?  quieres? —   — exijo. exijo. Me mira como si creyera que podría dárselo, y lo deseo con todas mis fuerzas —  fuerzas — . Charlie, ¿quién se asegura de que seas seas feliz?  feliz? ¿Qué hay de tu tu corazón?  corazón? Intenta sonreír; es muy malo mintiendo.  — ¿La ¿La gente como nosotros tiene eso? Toco su rostro, levantando sus ojos hacia los míos. Me toma un segundo tragarme el revoltijo de emociones que me invade, apartar la metralla de mis pensamientos y aceptar esta nueva realidad. Estoy intentando hacer una lista, un plan, una trama que nos lleve de A a B, pero es solo esta viñeta, este capítulo de suspenso.  — Charlie —  Charlie — digo digo — , ¿puedo tenerte esta noche? Incluso si no puede durar. Incluso si ya sabemos cómo termina. Sostiene mi mandíbula con tanta cautela. Como si fuera algo delicado. d elicado. O tal vez como él es. Como si con un movimiento en falso pudiéramos abrirnos el uno al otro. Mi pecho se aprieta con ese sentimiento sentimient o desgarrador del capítulo final, solo que ahora sé la palabra para eso. Lo sé incluso si no me atrevo a pensarlo.  — Nora, Nora, ya me tienes. Nunca tuve oportunidad. Por primera vez en mi vida, sé de qué demonios estaba hablando Cathy cuando dijo Yo soy Heathcliff . No solo porque Charlie y yo seamos tan similares, sino porque tiene razón: pertenecemos. De una manera que no entiendo, él es mío y yo soy suya. No importa lo que diga la última página. Esa es la verdad. Aquí ahora. Sus labios rozan los míos, ligeros, cuidadosos, cálidos. Me abro a él, sabiendo cómo se sentirá cuando pase la página, pero sin querer pasarla del todo.

 

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29 Sus dedos se deslizan por mi cabello, cabello , su lengua se sumerge entre mis labios. Un sonido surge de mí, y él me coloca sobre el escritorio. En el pasado, nuestra conexión ha sido frenética, sin sentido, pero ahora es tan cuidadoso y tierno que me duele. Sus dedos rozan uno de los lazos de mi vestido, soltando el nudo antes de pasar al otro. Mis manos están debajo de su camisa, sintiendo su piel suave y cálida hasta que está viva con piel de gallina. Sabe a café, con un toque de gaulteria. Su lengua patina sobre mi labio inferior y su mano baja por mi costado. Lo acerco más y me tira hacia el borde del escritorio, su boca más urgente ahora, sus dientes se hunden y se sueltan mientras nos juntamos y nos separamos, cada brecha entrecortada hace que el siguiente beso sea más necesario. Su palma se mueve hasta mi pecho, su pulgar acaricia mi pezón, y me estremezco. Su corazón golpea contra mí, y el mío iguala su ritmo, dos metrónomos sincronizados. Un relámpago estalla en el cielo, seguido de un estruendo bajo. El fuego se consume, luego estalla. Poco a poco, Charlie besa para alejar el dolor de las últimas tres semanas. Sus labios rozan mi mandíbula, mi garganta, sus manos se mueven hacia atrás para terminar de desatar los lazos en mis hombros. El corpiño de mi vestido se abre, y mi corazón da vueltas como un u n molinete bajo su cálido aliento a medida que su boca se mueve hacia abajo. Inclino mi cabeza hacia atrás, mis pulmones se traban cuando su lengua roza la curva interior de mi pecho. Empuja la tela hacia abajo hasta h asta que el aire tibio toca mi piel. Sus ojos se elevan hacia los míos mientras deja caer sus labios hacia mí, mirándome al tiempo que atrae mi pezón a su boca. Cuando empiezo a

 

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arquearme, su lengua y sus dientes rozan cuidadosamente mi piel. Su nombre se me escapa. Nuestras bocas chocan de nuevo, más profundo, más seguro. Su mano encuentra el dobladillo de mi vestido y se desliza por el interior de mi muslo. Abro mis rodillas, su palma rozando más alto hasta que alcanza la banda de encaje en mis caderas. Su otra mano hace lo mismo, y me

 

 

inclino hacia atrás, levantándome para que pueda recoger la tela y deslizarla por mis piernas. Sus ojos se encuentran con los míos, su agarre se aprieta en los pliegues de mis caderas desnudas, mientras se arrodilla y lleva sus labios al interior de mi rodilla, besando más alto hasta que su boca se hunde entre mis muslos. Me recuesto en mis manos, la respiración se vuelve superficial cuando el calor de su lengua se derrite contra mí. Muevo mis caderas en la presión y él gime, su mano se desliza sobre mi estómago, presionándome hacia atrás hasta que estoy acostada sobre el escritorio. Pienso en sugerir que nos no s movamos. Pienso en preguntar si hacer esto, aqu aquí,í, es una falta de respeto. Pero luego soy incapaz de pensar en absoluto, porque su lengua ha encontrado un interruptor en mi cuerpo, cortando la energía de mi cerebro por completo.  — Nora —  Nora  — dice dice con voz áspera. Un pequeño sonido de reconocimiento sale de mí —   — . No deberíamos haber esperado. Deberíamos haber estado haciendo esto desde que nos conocimos. Mis manos se enredan en su cabello. Las suyas están debajo de mí, tomándome, acercándome a su boca. Lento, hambriento, resuelto. Por una vez, nada entre nosotros está sucediendo por accidente. La presión crece hasta que estoy temblando debajo de él, mis manos enroscándose en su cabello al tiempo que me arqueo, gritando. Se endereza y tira de mí hacia el borde del escritorio, nuestras bocas se deslizan juntas, nuestras manos en la ropa del otro. Le quito la camisa, desabrocho sus pantalones. pantalon es. Me quita el vestido, luego me levanta y se gira para acostarme en el sofá, su lengua debajo de mi sostén.  — Este Este es el que usaste la noche que nadamos —  nadamos  — dice, dice, casi con reverencia. Paso mis manos por su espalda, observando cada curva firme y línea dura: mi primera oportunidad de tener todo lo que quiero de él, y también posiblemente la última.

 

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Besa la base de mi garganta.  — N Nora, ora, recuerdo exactamente cómo te sientes. Como la puta seda. Mi boca se suaviza contra el costado de su cuello, su pulso contra mi llengua. engua. Mis manos lo arrasan, empujando más allá de sus pantalones y calzoncillos sueltos,

 

 

mis uñas se clavan en su piel a medida que me muevo sobre él. Me estiro entre nosotros, y cuando envuelvo mis dedos alrededor de él, un estallido de luz demasiado brillante me atraviesa, convirtiendo todo en puntos pun tos oscuros y brillantes por un segundo.  — También También recuerdo cómo te te sientes.  sientes. Gime al tiempo que se mueve dentro de mi mano. Empujo sus pantalones debajo de sus caderas. Sigue moviéndose lentamente, pesadamente contra mí, acercándose más y más a mí. No importa cómo me mueva debajo de él, siempre parece estar fuera del alcance. Hasta que no lo está. Hasta que su boca me recorre con urgencia, y sus manos retiran los tirantes de mi sostén por mis brazos, y todo termina enrollado alrededor de mi cintura. Entonces ambos estamos medio frenéticos el uno por el otro, sus manos en mis muslos, mi boca en su hombro, su lengua en mi boca, su erección moviéndose contra mí hasta que mis entrañas están tensas como cuerdas de violín.  — ¿Control ¿Control de la natalidad? —  natalidad? — pregunta. pregunta.  —Obviamente, pero…  pero…   — Entendido Entendido  — dice. dice. Por su puesto que lo hace. Él es como yo: incluso cuando ambos estamos fuera de control obsesionados el uno con el otro, aún hay algunos (docenas) hilos que mantienen la razón en su lugar. Charlie se aleja de mí, encuentra su billetera y regresa con un condón, sin hacer más preguntas, sin resoplido, sin indicios de frustración, sin tensión tensión implícita,  implícita, regaño regaño o  o aburrimiento aburrimiento.. Mete su mano contra mi mandíbula y me besa con una ternura que siento por todo mi cuerpo, todos estos pequeños bolsillos de calor anidados entre huesos y músculos y cartílagos: Charlie, difundido en mi torrente sanguíneo. Y finalmente, él está empujando dentro de mí. Despacio. Con cuidado. Retrocede antes de que haya tenido algún alivio, y una carcajada sale de él ante el sonido que hago.  — No No tenía idea de que fuera posible —  posible  — dice dice — , que me desees tanto como yo te deseo a ti.

 

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 —  Más  Más   —  — digo, digo, demasiado metida en esto ahora como para dudar admitir algo así.  — Ahora, Ahora, eso  — dice, dice, empujando más profundo esta vez — , sé   que es imposible. —  imposible.  — Me Me levanto, atrayéndolo más cerca. Su cabeza se inclina hacia atrás y un gemido sube por su garganta. Mientras nos movemos juntos, el mundo se

 

 

vuelve suave y oscuro, todo se reduce a los puntos donde nuestros cuerpos se encuentran. Sus manos masajeándome, su boca desentrañando la mía, mis uñas clavándose en sus contornos para instarlo más cerca de lo que nuestros cuerpos nos permiten estar. Ya estoy triste al pensar en este final. Si pudiera hacer que la sensación durara varios días, lo haría. Si el mundo se acabara en veinte minutos, minut os, así es como me gustaría irme. Él empuja más profundo, más fuerte.  —  Mierda  Mierda,, Charlie.  — ¿Demasiado ¿Demasiado duro? —  duro? — pregunta, pregunta, disminuyendo la velocidad. Niego con la cabeza. Entiende. No más precaución o moderación.  — Pensé Pensé en ti en todas partes —  partes — dice dice — . No hay ningún lugar en esta ciudad en el que no hayamos hecho esto. Medio riéndome mientras estoy envuelta alrededor de él, voraz, pregunto:  — ¿Cómo ¿Cómo estuvo?  — Mi Mi imaginación no es tan buena como pensaba. Mi cerebro se siente como fuegos artificiales en un cielo negro. Charlie se sienta y me pone en su regazo, empujando hacia mí. Apoyo mis manos en el respaldo del sofá, trabajando contra él con más fuerza, hasta que cada movimiento de mis caderas lo hace maldecir contra mi piel. Una de sus manos se enrolla enro lla en mi cabello, la otra se aplana en mi espalda, sosteniéndome donde me quiere.  — Quiero Quiero más de ti —  ti —  jadeo en su boca, sintiendo cada latido de su corazón corazón atravesándome. Más duro, más rápido, más, todo.  — Eres Eres perfecta  — dice dice con voz ronca — . Esa es la palabra, Nora. Eres  jodidamente perfecta. Oh, Dios. Oh, Dios. Charlie, Charlie, en repetición en mi mente.  — Por Por favor —  favor — digo. digo. Después de eso, no se habla más. Nunca he estado tan contenta de que

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alguien vea a través de mí, que me lea como un libro, mientras me lleva al límite una y otra vez y (sí, los dioses del romance estarían orgullosos) otra vez.

   

 30 Cuando me siento, Charlie me agarra del brazo, sus ojos son pesados y cálidos.  — Quédate —  Quédate — susurra. susurra. Mi corazón palpita.  — ¿Por ¿Por qué? Coloca mi cabello detrás de mi oreja, arqueando la boca.  — Tantas Tantas razones.  — Solo Solo necesito una. Se sienta, su mano se coloca entre mis muslos, mu slos, su boca presiona mi hombro con ternura mientras la presión de su pulgar se mueve en un círculo lento.  — Una. Una.  — En En ese caso —  caso — digo digo — , tal vez dos. Se inclina y me besa profundamente, su mano suavemente en mi garganta, el pulgar acurrucado en la base.  — Porque —  Porque — dice dice — , quiero que lo hagas.  — No No me quedo en casa de hombres extraños  — digo, digo, con la sangre burbujeando.  — Entonces Entonces es una suerte que este no sea mi lugar.  — Sí, Sí, porque si lo fuera, tus padres pad res entrarían corriendo, con los ojos lloro llorosos sos y con una escopeta, pensando que te estaban asaltando.

 

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 — Pero Pero al menos ya estaríamos dentro de un auto de escape —  escape  — dice. dice. Me rio, y la comisura de su boca se eleva más.  — Quédate, Quédate, Nora.

 

 

Lo siento florecer en mi pecho de nuevo, como pétalos que se abren para dejar algo delicado expuesto en su centro. Y luego una punzada de pánico, una aguja en mi corazón desprotegido.  — No No puedo —  puedo — apenas apenas susurro. Su decepción es visible, solo por un momento. Luego veo que se disuelve cuando lo acepta, y se siente como si algunos algu nos de esos puntos curado curadoss en mi corazón se abrieran de nuevo. Se sienta, buscando su ropa desechada, y toco su brazo, deteniéndolo. Más que nadie que haya conocido, Charlie anhela la honestidad honesti dad y no castiga a nadie por ello. Él lo toma como inmutable y lo sintetiza en su mundo, y no quiero ser otra persona que lidia con medias verdades con él.  — Me Me estaba quedando en casa de mi novio. —  novio.  — En En realidad duele decir las palabras. Nunca he tenido que hacerlo antes. Libby ya lo sabe, y no hablo de esto con nadie más. Nunca quise volverme tan vulnerable, ver las miradas de lástima, sentirme débil. Los ojos de Charlie sostienen los míos.  — Jakob —  Jakob — digo digo — . Estaba con él la noche que murió mi mamá. Su ceño se suaviza. No he sopesado los pros contra los contras, los costos versus los beneficios de decírselo. Solo lo quiero fuera. Quiero dárselo (esto que nunca he podido arreglar) a él y ver qué pasa.  — Fue Fue mi primer novio serio. Tal vez mi único serio, seri o, en cierto modo. Quiero decir, salí con otros hombres por más tiempo, pero él fue el único que elegí así. así. —   —  Sobre todo lo demás. O tal vez fue que yo no no lo  lo elegí. Simplemente caí de cabeza en mis sentimientos por él, sin ninguna precaución. »Tenía veinte años y siempre estaba en su casa, así que decidimos mudarnos. Y mi madre, era tan romántica que ni siquiera estaba intentando disuadirme. Quería que me casara con él. Yo también lo quería. Charlie no dice nada, solo me mira, dejándome espacio para continuar o detenerme.

 

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 — Mi Mi teléfono murió en algún momento de la noche.  — Mi Mi voz es ronca ahora, como si mi garganta se estuviera cerrando para retener el resto. Pero no puedo Necesito que con él sepa. no estar con esto por otro segundoparar.  — . Cuando estaba él, yoNecesito solo … estaba solo… tansola abstraída. Cuando nos despertamos, ni siquiera enchufé mi teléfono hasta que hicimos el desayuno.  —  Comí. Tuve sexo. Hice más café.

 

 

Me arde la parte de atrás de la nariz.  — Libby Libby me había estado llamando durante cuatro horas. Estaba sola en el hospital y… — Después Después de eso no sale nada. Mi boca se mueve, pero no hay sonido. Charlie se sienta hacia adelante, me empuja contra su pecho. Su boca presiona con fuerza contra la parte superior de mi cabeza, su pulgar roza mi hombro.  — No No puedo imaginarlo. —  imaginarlo. — Tira Tira de mis piernas sobre su regazo, me aplasta contra su pecho de nuevo, alisando mi cabello y besándolo. Cierro los ojos, concentrándome en estas estas   sensaciones, en este momento.  Estoy aquí , me prometo. Se acabó. Ya no me puede hacer daño.  daño.    — Libby Libby solía despertarse gritando. —  gritando. — Mi Mi voz es húmeda ahora, delgada —  delgada — . Durante meses después de la muerte de mamá. Y no podía dormir en absoluto. Tenía demasiado miedo de no estar allí si ella me necesitaba. Aprendí a esperar hasta que se despertara presa del pánico, a tirar mis sábanas a un lado y deslizarme hasta el otro lado de la cama para que pudiera meterse a mi lado debajo del edredón. Envolvía En volvía mis brazos alrededor de ella hasta que se volvía a dormir llorando. Nunca le dije que estaría bien. Sabía que no lo haría. En cambio, tomé el viejo estribillo de mamá para consolarnos: Déjalo consolarnos: Déjalo salir, dulce niña.  niña.   — Jakob Jakob fue genial al principio —  principio — digo digo — . Apenas lo veía, pero él entendía. Y luego tuvo la oportunidad de ir a esta residencia, en Wyoming… era un escritor.  escritor.    — ¿Te ¿Te dejó? —  dejó? — dice dice Charlie.  — Le Le dije que se fuera —  fuera  — admito admito débilmente — . Me sentí como… como… De todos modos, no tenía ni el tiempo ni la energía para él, y no quería detenerlo.  — Nora. Nora.  — Su Su barbilla toca mi sien mientras niega con la cabeza —  cabeza — . No deberías haber estado sola en eso.  — No No podía haber hecho nada —  nada — susurro. susurro.

 

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 — Podría Podría haber estado estado allí  allí —   — dice dice — . Debería haberlo hecho.  — Tal Tal vez  — digo digo — . Pero no fue solo él quien me falló. Seguí haciendo planes para visitar y luego cancelar. No podía dejar a Libby. Y entonces…  entonces…   Me quita el flequillo humedecido en sudor de mis ojos.

 

 

 — No No tienes que decírmelo. Niego con la cabeza. Todo este tiempo, en lo profundo pro fundo de la boca de mi estómago, la somb sombra ra del monstruo del dolor, el miedo y la ira ha estado en la esquina donde dond e lo encerré, pero ha ido creciendo, nuevas cuerdas de negro furioso azotando en todas direcciones, hambriento, loco de hambre. Un demonio que va a devorarme desde dentro.  — Planeé Planeé una visita sorpresa. Conseguí Xanax, tomé un autobús porque eso es todo lo que podía pagar, dejé a Libby sola. Me di cuenta tan pronto como lo vi que las cosas habían cambiado. Y luego, la primera noche que estuve allí, me desperté presa del pánico. No sabía dónde estaba y no podía p odía encontrar mi teléfono. Todo lo que podía pensar era que algo le había pasado a Libby. Estaba…  Estaba…   alucinando, prácticamente. Me dolía tanto el pecho que pensé que me estaba muriendo. »Jakob pensó que estaba teniendo un ataque al corazón. Me llevó a la sala de emergencias y me enviaron a casa un par de horas después con una factura enorme y algunos ejercicios de respiración. Sucedió de nuevo la noche siguiente, y la siguiente. Le dije a Jakob que tenía que irme a casa temprano. Me compró un billete de avión y me dijo que no iba a volver. Había decidido quedarse. »Quería resolver algo. A Libby solo le quedaba un año de secundaria, pero pensé que tal vez podría mudarla con nosotros. Una semana después de que llegué a casa, me dijo que había conocido a otra persona. Como si el universo me estuviera castigando, por querer demasiado, por siquiera considerar pasar a Libby por eso cuando estaba en su punto de quiebre. Aún me enferma pensar en eso. Los dedos de Charlie se deslizan arriba y abajo de mi brazo.  — Lo Lo siento mucho.  — No No es que esté segura de que él era «el elegido» o algo así. —  así. — Cierro Cierro los ojos, el corazón se me acelera —. acelera —. Es solo que… desde entonces, ha sido di difícil fícil

 

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imaginar dejar que alguien se acerque así. No cuando estoy tan jodidamente rota que no puedo dormir en ningún otro lugar que no sea mi propia cama. Incluso aquí es difícil, con Libby a mi lado. Simplemente nunca he confiado en mí misma desde entonces. —  entonces.  — Presiono Presiono mi rostro contra su cálida piel a medida que ese dolor se abre ampliamente en mi pecho — . Lo siento. Solo… Solo… 

 

 

 — No No te arrepientas —  arrepientas  — dice dice bruscamente — . Por favor, no te disculpes por dejarme conocerte.  — Es Es vergonzoso —  vergonzoso — digo digo — . Estar tan obsesionada con tener el control que dormir me dormir  me da pánico. Soy un maldito desastre. Me gira para mirarlo, sus manos entrelazadas contra mi espalda baja.  — Todo Todo el mundo es un desastre —  desastre — dice. dice.  — Tú Tú no lo eres. Sonríe débilmente, el reflejo de las brasas en la chimenea atrapando las motas doradas en sus iris.  — Vivo Vivo en el dormitorio de mi infancia.  — Porque Porque estás ayudando a tu familia —  familia  — digo digo — . Arrojé a la mía debajo del autobús en la primera oportunidad que tuve.  — Oye. —  Oye. — Me Me toca la barbilla, la levanta — . Tu ex te dejó sola en el maldito maldit o desierto, Nora, e hiciste lo mejor que pudiste. No eres el villano de su historia. Él lo es, y no porque se enamoró de otra persona, sino porque salió de su relación en el momento en que eras tú tú quien  quien necesitaba algo. Acuna mi cara entre sus manos.  — Te Te llevaré a casa cuando quieras —  quieras  — dice dice — . Pero si quieres quedarte y te despiertas gritando, está bien. Me aseguraré de que estés bien. Y si quieres quedarte y luego cambias de opinión, no me importa llevarte de vuelta a las cuatro de la mañana. Una vez leí que no todo el mundo piensa con palabras. Me sorprendió imaginar a estas otras personas que no usan el lenguaje para dar sentido a todos y todo, que no organizan automáticamente el mundo en capítulos, páginas, oraciones. Mirando a la cara de Charlie, lo entiendo. La forma en que una avalancha de sentimientos e impresiones ligeras puede moverse a través de tu cuerpo, sin pasar por tu mente. Cómo una persona puede saber que hay algo que vale la pena

 

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decir pero no tener idea de qué es exactamente eso. No estoy pensando en palabras. Es una sensación que no es del todo Gracias Gracias,, no solo  Me haces sentir segura, sino algo que baila entre ambos. segura,  — Quiero Quiero quedarme —  quedarme — digo digo — . Pero no creo que pueda. Asiente.

 

 

 — Entonces Entonces te llevaré a casa.  — Aún Aún no. Me alisa el cabello y lo mete detrás de la oreja.  — Aún Aún no. Nos acostamos juntos, mi espalda presionada contra su cálido estómago, su brazo sobre mi cadera, los dedos rozando mis costillas como pequeños esquiadores siguiendo las suaves pendientes, hasta que él está duro de nuevo, y me embriaga la forma en que me está tocando. Tenemos sexo lento y soñador, soñador , y cuando termina, me acomodo contra su pecho, sintiendo los latidos de su corazón golpeando suavemente contra mí, tan relajante como las luces y los zumbidos de la ciudad que se desvanecen por la ventana de mi apartamento, todo un mundo que sigue girando mientras duermes. Si no lo digo en voz alta, creo, no cuenta. Tal vez ni siquiera sea cierto. Pero es cierto, y no estoy segura de querer detenerlo, incluso si supiera cómo: me estoy enamorando de Charlie Lastra.

Por la mañana, me salto la carrera. Libby y yo nos sentamos sobre una manta extendida en el prado, café en mano, y le cuento todo. Con los ojos iluminados desde dentro, dice:  — ¿Se ¿Se queda? queda?  —   — y mi corazón se desmorona sobre sí mismo.  — ¿Por ¿Por qué no me dices cómo te sientes de verdad? Mete la nariz en el vapor que sale de su taza.  — Lo Lo siento, no quise decir eso.  — ¿Como ¿Como si nada te gustara más que poner a Charlie Lastra en una nave

 

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destinada a dar permanentemente la vuelta a la tierra?  — ¡No ¡No es eso! Es solo… solo …  —  — Se Se revuelve en su silla — . Supongo que cambia la forma en que lo veo. Califica para la lista ahora.  — Qué Qué útil.

 

 

 — Nora. —  Nora. — Deja Deja su taza en la hierba — . Si realmente estás tan entusiasmada con él, deberías explorarlo. No puedo recordar la última vez que realmente estuviste   emocionada por alguien. No, espera, puedo. Fue hace diez años estuviste completos. El dolor profundo, como un miembro fantasma palpitante, no se siente tan severo como suele ser cuando pienso en Jakob. Quise decir lo que le dije a Charlie: que no se trataba tanto de extrañar a mi ex como co mo de la soledad de no poder confiar en mí misma con nadie.  — No No importa lo que «exploremos» —   — digo digo — . Sabemos cómo termina esto. Libby me aprieta el brazo.  —  No  No lo  lo sabes. No puedes, hasta que lo intentas.  — Libby, Libby, esto no es una película  — digo digo — . El amor no es suficiente para cambiar los detalles de la vida de d e una persona o sus necesidades. No hace que tod todoo encaje en su lugar. No quiero quiero renunciar  renunciar a todo. No puedo permitirme hacer eso. Aún no hay un final feliz para una mujer que lo quiere todo, del tipo que yace despierta dolorida por un hambre furiosa, la ambición no gastada hace que sus huesos castañeteen en su cuerpo. Mi acogedor apartamento en West Village con sus enormes ventanales. El café de la esquina que conoce mi pedido. Las cuatro estaciones en el centro comercial Central Park.  El trabajo en Loggia, Loggia, pienso, la imagen de sus oficinas blancas de galería y pisos de madera de balsa brillando en mi mente. Saber que mi hermana está bien. Despertar todas las noches creyendo hasta ha sta la médula que estoy a salvo. Que nada me puede atrapar. ¿Cómo encaja en eso un sentimiento vasto e incontrolable como el amor? Es un engranaje suelto en una máquina delicada.

 

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Cuando vuelvo a mirar a Libby, sus labios están entreabiertos, sus cejas  juntas.  — ¿Amor? —  ¿Amor? — repite repite la palabra en voz baja. Miro hacia atrás, hacia la cabaña, que brilla bajo el sol, rodeada de mariposas que giran perezosamente.

 

 

 — Hipotéticamente. —  Hipotéticamente. — Le Le miento a mi hermana. Ella me deja.

A primera hora de la tarde, Bea y Tala suben saltando por la ladera: Bea vestida de rosa con volantes y Tala con un mono azul marino. Mi corazón se acelera y, para sorpresa de nadie, las lágrimas corren por los lo s ojos de Libby mientras la ayudo a quitarse la manta. Gritan Mami Gritan Mami con  con sus voces increíblemente altas y se lanzan a sus piernas, donde ella salpica su cabello enredado con besos.  — Las Las extrañé tanto, tanto, tanto  — les les dice. Tala se ve malhumorada y resentida cuando envuelve sus brazos alrededor de la pierna de Libby, y Bea, por supuesto, de inmediato comienza a llorar como si necesitara una siesta, y luego Brendan viene resoplando detrás de ellas, luciendo aproximadamente veintitrés veces más cansado que Charlie Lastra alguna vez lo ha hecho. Cuando sus ojos y los de Libby se cruzan, sus sonrisas son tranquilas. No muy contentas, sino aliviadas: como si hubieran vuelto a la corriente y no tuvieran que trabajar tan duro. Las últimas onzas de ansiedad que he estado cargando se disipan en un instante. Estas dos personas se aman. Lo que sea que pensé que estaba pasando entre ellos, están bien. Se pertenecen Se  pertenecen,, de alguna manera misteriosa, y ambos parecen saberlo. Mientras Libby termina su penitencia con las chicas, Brendan me tira en uno de sus famosos abrazos laterales incómodos e insoportablemente serios.  — ¿Buen ¿Buen vuelo? —  vuelo? — pregunto. pregunto.  — Hubo Hubo algunas lágrimas —  lágrimas — dice dice con cautela.  — ¡Oh, ¡Oh, estaban mostrando Mamma mostrando  Mamma Mia! ¿Otra Mia! ¿Otra vez en el avión? —  avión?  — digo digo — . Sabes que no puedes manejar nada con Meryl a esa altura.

 

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En ese momento, las chicas se separan de Libby y se lanzan hacia mí, gritando, no del todo al unísono:  — ¡Nono! ¡Nono!  — ¡Mis ¡Mis chicas favoritas en todo el mundo! —  mundo! — digo, digo, atrapándolas. Tala grita:

 

 

 — ¡Volamos ¡Volamos en el avión!  — ¿Lo ¿Lo hiciste? La subo a mi cadera y aprieto la mano de Bea —  Bea — . ¿Quién conducía? ¿Túhiciste? —  o Bea? — La Bea se ríe. Es, muy probablemente, el sonido que hizo la tierra la primera vez que vio salir el sol.  — Noooo. Noooo.  — T Tala ala niega con la cabeza, irritada por mi incompetencia. Honestamente, cuando está de mal humor, es la cosa más linda del mundo. Que todos nuestros estados de ánimo amargos sean tan adorables. Las guío por el césped, lejos de Libby y Brendan para que puedan tener un segundo a solas. Parece que a Brendan le vendría bien unos años en una cámara criogénica, mientras que Libby le está agarrando el culo como si eso no fuera todo lo que ella necesita.  — Oigan. Oigan. Lo olvidé —  olvidé  — digo, digo, guiando a las chicas hacia las flores ubicadas alrededor del puente peatonal —   — . ¿Cómo se sienten con las mariposas? Tienen muchos pensamientos y seguramente los gritarán todos.

 

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 31 Libby elige un lugar para cenar en el centro de Asheville, un elegante restaurante cubano con un patio en la azotea. La tormenta de ayer dejó el aire fresco y ventoso, un gran alivio después de las últimas tres semanas sudorosas. La ciudad está iluminada debajo de nosotros, a medio camino entre un pueblo pintoresco y una metrópolis bulliciosa, b ulliciosa, y la comida es divina. Brendan y yo compartimos una botella de vino y Libby Li bby incluso toma un par de sorbos, ggimiendo imiendo mientras los agita en su boca.  — Se Se siente como si estuviéramos en Nueva York, ¿no?  — dice, dice, sus ojos empañados — . Si cierras los ojos, solo los sonidos de todas estas personas y esa sensación en el aire. La boca de Brendan se tuerce como si estuviera considerando no estar de acuerdo con ella, pero yo solo asiento. No se siente como Nueva York, pero con todos nosotros juntos, casi se siente como en casa. Siento una improbable oleada de nostalgia ante la idea de subir o bajar corriendo las escaleras hasta el andén de un tren, escuchar ese chillido metálico, sentir la ráfaga de viento a través del hueco de la escalera y no saber si he llegado a tiempo o si mi tren acaba de pasar chillando. ¿Qué es lo más raro que extrañas de la ciudad?  Le envío un mensaje de texto a Charlie. Él responde: Solía tener acceso a un Dunkin' Donuts dentro de tres cuadras en todo momento.  Sonrío a mi teléfono. La proporción de DD por persona tiene que ser de uno a cinco. ¿Qué otra cosa?

 

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Extraño a Eataly, dice, pero no lo llamaría raro. Si no extrañaras a Eataly, nunca podríamos volver a hablar. Porque estarías en prisión, donde pertenecerías. Aliviado de haber esquivado esa bala, dice. Tampoco es extraño, pero pienso mucho en el primer día de primavera que en realidad es un poco cálido.

 

 

Cómo todos salen a la vez, y se siente como si todos estuviéramos casi borrachos por el sol. Gente en el parque en pantalones cortos y tops de bikini, comiendo helados, a pesar de que hace unos diez grados.  Charlie, respondo. Todas esas cosas son objetivamente sorprendentes. Se toma un tiempo en su siguiente respuesta. Temprano en la mañana viajan bandas de mariachis, dice, o cantantes de ópera, o cualquier grupo de canto en realidad. Sé que no es una postura p ostura popular, pero me encanta cuando estoy casi dormido en el tren y, de repente, cinco chicos están cantando con todo su corazón.

Me encanta ver las reacciones de todos. Siempre hay algunas personas que lo sienten, y algunas que parecen estar planeando un asesinato, y luego las que fingen que no está sucediendo. Siempre doy propina porque no quiero »

vivir en un mundo donde nadie está haciendo eso. No puedo pensar en un mayor símbolo de esperanza que una persona que está dispuesta a levantarse de la cama y cantar a todo pulmón para un grupo de extraños atrapados en un tren. Esa tenacidad debe ser recompensada. »

Amo, escribo, tu cerebro de pesadilla. Y yo que pensaba que me estabas usando por mi cuerpo de pesadilla. Y luego, un minuto después: También amo tu cerebro. Y tu cuerpo. Todo ello.  He pasado diez años alejando mi vida de este sentimiento, de este terrible deseo. Todo lo que tomó fueron tres semanas y una mujer ficticia llamada Nadine Winters para traerme de regreso.  — No No hagas ningún plan para mañana por la tarde  — dice dice Libby, pateando mi sandalia debajo de la mesa — . Tengo una sorpresa para ti. Brendan está mirando la mesa, casi con aire de culpabilidad. O no está convencido de que me gustará mi «sorpresa», o Libby lo amenazó con matarlo si la revela.  — Brendan Brendan  — digo, digo, pescando — , dile a tu esposa que no puede hacer

 

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paracaidismo si está embarazada. Se ríe y levanta las manos, pero sigue evitando mi mirada.  — Nunca Nunca le digas a una Stephens lo que puede y no puede hacer.

 

 

El trabajo de edición en Loggia revolotea en mi mente, y la voz de Charlie dice: Si tuviera que elegir a una persona para estar en mi rincón, serías tú. Cada vez.   vez.

Una vez más, Libby me hace atarme un pañuelo de seda sobre los ojos durante todo el viaje en taxi, conducido, desafortunadamente, por Hardy, pero afortunadamente solo dura cinco minutos, y luego Libby me saca del auto, cantando:  — ¡Estamos ¡Estamos aquíííí!  — ¿Recorrido ¿Recorrido no oficial por la ciudad de Once? Once?  —   — supongo. supongo.  — ¡No! ¡No!  — dice dice Hardy, riéndose — . ¡Aunque en realidad tienen que hacer uno! Te lo estás perdiendo.  — Funeral Funeral para el perro ficticio del viejo Whittaker  — supongo supongo a continuación. Libby cierra la puerta del auto detrás de mí.  — Más Más frío.  — ¿Funeral ¿Funeral para la iguana que interpretó al perro ficticio del viejo Whittaker en la obra de teatro comunitaria? —  comunitaria?  — Escucho Escucho pistas sobre nuestra ubicación, pero el único sonido es la brisa a través de algunos árboles, lo que podría ubicarnos aproximadamente… en cualquier sitio.  sitio.    — Hay Hay dos escaleras, ¿de acuerdo? —  acuerdo?  — Me Me empuja hacia adelante — . Ahora todo recto, hay una pequeña repisa. Estiro el pie, palpando el espacio hasta que lo encuentro. Una ráfaga de aire frío me golpea, y mis zapatos hacen clic en el suelo de madera mientras damos unos pasos más.

 

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 — Ahora. —  Ahora. — Libby Libby se detiene — . Dame un redoble de tambores. Golpeo mis palmas contra mis muslos mientras ella desata la bufanda y la tira lejos. Estamos paradas en una habitación vacía. Una con pisos de madera oscura y paredes de madera blanca. Una gran ventana con vistas a un matorral de pinos

 

 

verde azulado, y Libby se pone delante de ella, vibrando con energía ansiosa a pesar de su sonrisa.  — Imagínate Imagínate una enorme mesa de madera justo aquí —  aquí — dice dice — . Y debajo de esta ventana hay una planta de mimbre. Y una araña escandinava. escand inava. Algo elegante y moderno, ¿sabes?  — Está Está bieeeeen —  bieeeeen — digo, digo, siguiéndola a la habitación de al lado.  — Un Un sofá de terciopelo azul oscuro —  oscuro — dice dice — , y, como, una pequeña tienda de lona en una esquina para las niñas. Algo que podamos dejar arriba, colocar algunas luces dentro. —  dentro. — Me Me lleva por un pasillo angosto y luego la sigo a través de otra puerta a medida que enciende las luces para revelar un baño amarillo mantequilla: azulejos amarillos de los años cincuenta, papel tapiz amarillo, bañera amarilla, lavabo amarillo. »Este… necesita algo de trabajo — dice dice — . ¡Pero mira qué enorme enorme   es! Quiero decir, hay una bañera bañera y  y hay otro baño completo con una ducha a ras de suelo. Ese ya ha sido rehecho. Me mira en busca de algún tipo de confirmación de que la estoy escuchando. Y lo estoy, pero hay un zumbido sordo creciendo en mi cráneo, como una horda de abejas cada vez más agitadas por la extraña sensación de incorrección que se arrastra por mi columna vertebral.  — Hay Hay un baño. Tres baños completos completos,, ¿te imaginas? —  imaginas? — Hace Hace un gesto hacia una mancha de lápiz labial en la alfombra, junto a una mancha del tamaño de una taza llena de café — . Ignora eso. Ya revisé y hay h ay madera dura debajo. Habrá algún daño por los derrames, probablemente, pero siempre me ha gustado una buena alfombra. Se detiene en medio de la habitación y levanta los brazos a los costados.  — ¿Qué ¿Qué opinas?  — ¿De ¿De que amas las alfombras? Su sonrisa vacila.

 

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 — De De la casa. La sangre que corre por mis tímpanos apaga mi voz.  — ¿Esta ¿Esta casa? ¿En medio de Sunshine Falls? Su sonrisa se encoge.

 

 

El zumbido crece. Suena como No como No,, como un millón de Noras en miniatura zumbando,  Esto no está pasando. Esto no puede estar pasando. Lo estás malinterpretando.   malinterpretando. Las manos de Libby acunan su estómago, sus líneas de expresión se reafirman entre sus cejas.  — No No creerías lo barato que es. Estoy segura de que no lo haría. Probablemente me caería muerta, y luego mi fantasma acecharía este lugar, y todas las noches, cuando me levantara de las tablas del piso, asustaría a los dueños preguntándoles: Ahora, preguntándoles:  Ahora, ¿cuántos ¿cuánt os armarios dijiste que posee?  posee?  Pero no veo cómo eso es importante. Niego con la cabeza.  — Lib, Lib, no podrías vivir en un lugar como este. Su rostro se afloja.  — ¿No ¿No podría?  — Tu Tu vida está en Nueva York  — digo digo — . El trabajo de Brendan está en Nueva York. La escuela de las niñas, nuestros restaurantes favoritos, nuestros parques favoritos. Yo.  Mamá. Hasta el último pedacito de ella. Cada recuerdo. Cada lugar donde estuvo, en alguna otra vida, hace una década. Cada ventana que miramos, nuestras manos enguantadas juntas, las tres en una fila mientras observábamos el arco del trineo electrónico de Santa sobre un horizonte en miniatura de Manhattan. Cada paso por el puente de Brooklyn el primer día de la primavera o el último del verano. Freeman Books, The Strand, Books Are Magic, McNally Jackson, Fifth

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Freeman Books, The Strand, Books Are Magic, McNally Jackson, Fifth Avenue Barnes & Noble.  — Te Te ha encantado estar aquí. —  aquí. — Libby Libby suena insegura, joven. Todas esas venas de hielo que mantienen unido mi corazón agrietado se derriten demasiado rápido, los pedazos rotos se deslizan como glaciares que se derriten, dejando zonas expuestas.

 

 

 — Ha Ha sido un gran descanso, pero Libby, en una semana, quiero irme a casa casa.. Se aleja. Justo antes que hable, siento una el estómago, una advertencia, un cambio en ladepresión barométrica. Elpunzada zumbidoen desaparece. Su voz es clara.  — Brendan Brendan consiguió un trabajo nuevo. En Asheville. Sentí que algo se acercaba, pero no me preparó para este paso en falso de ingravidez, la sensación de caer desde una gran altura, golpeando cada escalera en el descenso. Libby me mira de nuevo, esperando. No sé para qué. No sé qué decir. eje?

¿Cuál es el curso de acción correcto cuando el planeta se ha desviado de su

No tengo ningún plan, ninguna lista de verificación para arreglarlo arreglarlo.. Estoy parada en una casa vacía, viendo el mundo desmoronarse.  — Esto Esto es sobre lo que qu e Brendan no paraba de chequear —  chequear — susurro, susurro, el rugido de la sangre en mis oídos comienza de nuevo — . Estaba esperando que me lo dijeras. Los músculos de la mandíbula de Libby se flexionan, una admisión de culpabilidad.  — La La lista —  lista  — me me atraganto — . Este viaje. ¿De eso se trataba todo esto? ¿Te vas y vas  y todo este elaborado juego de Simon Dice fue Dice fue una jodida despedida?  — No No es así —  así — murmura. murmura.  — ¿Qué ¿Qué hay del abogado? —  abogado? — digo digo — . ¿Cómo encaja en esto?  — ¿El ¿El qué? El mundo se balancea.

 

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  El E   l abogado de divorcios, del que Sally te dio el número. La comprensión amanece en su rostro.  — Un Un amigo suyo  — dice dice débilmente — , que conocía un buen preescolar aquí. Presiono mis manos a los lados de mi cabeza.

 

 

Están mirando escuelas escuelas.. Están mirando casas casas..  — ¿Desde ¿Desde cuándo lo sabes? —  sabes? — pregunto. pregunto.  — Pasó Pasó rápido —  rápido — dice. dice.  — Libby, Libby, ¿cuánto tiempo? El aliento se precipita entre sus labios.  — Desde Desde unos días antes que hiciéramos los planes para venir aquí.  — ¿Y ¿Y no hay forma de salir de esto? —  esto?  — Froto Froto mi frente — . Quiero decir, si es dinero…  dinero…   — Nora, Nora, no quiero salir de esto. —  esto. — Cruza Cruza los brazos sobre su pecho — . Tomé esta decisión.  — Pero Pero acabas de decir que pasó rápido. rápid o. No has tenido tiempo de d e pensar en esto.  — T Tan an pronto como decidimos que Brendan solicitaría el trabajo, se sintió bien —  bien  — dice dice — . Estamos cansados de estar uno encima del otro. Estamos cansados de compartir un baño, estamos cansados de estar cansados cansados.. Queremos despatarrarnos. ¡Queremos que nuestros hijos puedan jugar en el bosque!  — ¿Porque ¿Porque la enfermedad de Lyme21 es tan maravillosa? —  maravillosa? — pregunto. pregunto.  — Quiero Quiero saber que si algo sale mal, no estamos atrapados en una isla con millones de otras personas, todas intentando escapar.  — Libby, Libby, ¡estoy en esa isla! Su rostro se pone blanco, su voz se hace añicos.  — Sé Sé eso.  — Nueva Nueva York es nuestro hogar. Esos millones de otras personas son… son nuestra familia familia.. ¿Y los museos, las galerías, el High Line, el patinaje en el

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Rockefeller Center, los espectáculos de Broadway? ¿Estás bien simplemente renunciando a todo eso? Renunciando a mí .  — Nora, Nora, no es así —  así — dice dice — . Comenzamos Comenzamos a mirar casas y todo se unió…  unió…   21

 Enfermedad de Lyme: infección Lyme: infección bacteriana que se disemina a través de la picadura de uno de varios tipos de garrapatas.

 

 

 — Mierda. Mierda.  — Me Me doy la vuelta, mareada. Mis brazos están pesados y entumecidos, pero mi corazón late como una bola de bolos bo los en una montaña rusa —  rusa —  . ¿Ya eres dueña de esta casa? No responde. Giro de nuevo.  — Libby, Libby, ¿compraste una casa sin siquiera decírmelo? Dice en voz baja:  — No No cerramos el trato hasta el final de la semana. Doy un paso atrás, tragando saliva, como si pudiera obligar a retroceder todo lo que ya se ha dicho, invertir el tiempo.  — Tengo Tengo que irme.  — ¿Dónde? —  ¿Dónde? — exige exige  — No No sé. —  sé. — Niego Niego con la cabeza — . A cualquier otro lugar.

Reconozco esta calle: una hilera de ranchos al estilo de los años cincuenta con jardines bien cuidados, montañas cubiertas de pinos que sobresalen a sus espaldas. El sol se derrite en el horizonte h orizonte como un helado de durazno y el oolor lor a rosas flota en la brisa. Unos metros más allá, media docena de niños corren, chillando y riendo, a través de un aspersor. Es hermoso. Quiero estar en cualquier otro lugar. Libby no me sigue. No esperaba que lo hiciera.

 

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En treinta años, nunca me he alejado de una pelea con ella: ha sido a ella a quien he tenido que perseguir, cuando las cosas iban mal en la escuela o había pasado por una ruptura particularmente dura en esos oscuros e interminables años posteriores que perdimos a mamá. Yo soy la que sigue. Nunca pensé que tendría que seguirla tan lejos o perderla por completo.

 

 

Está ocurriendo otra vez. El escozor escozo r en mi nariz, los espasmos en mi ppecho. echo. Mi visión se vuelve borrosa hasta que los arbustos de flores se vuelven borrosos y la risa de los niños gorjea. Me dirijo hacia casa.  No casa, casa, creo. Mi siguiente pensamiento es mucho peor: ¿Qué hogar?  hogar?  Resuena a través de mí, anillos de pánico ondulando hacia afuera. El hogar siempre ha sido mamá, Libby y yo. El hogar son toallas a rayas azules y blancas sobre la arena caliente de Coney Island. Es el bar de tequila donde llevé a Libby después de sus exámenes, a bailar toda la noche. Café y croissants en Prospect Park. Quedarse dormido en el tren a pesar de que q ue la banda de mariachis toca a tres metros de distancia, Charlie Lastra hurgando en su billetera al otro lado del d el vagón. Solo que ya no es eso. Porque sin mamá y Libby, no hay hogar. Así que no estoy corriendo hacia nada. Solo lejos. Hasta que veo Goode Books calle abajo, las luces brillan contra el cielo púrpura magullado. Las campanas suenan cuando entro, y Charlie levanta la vista del LOCAL del  LOCAL  DE LOS ÉXITOS DE VENTAS su VENTAS su sorpresa se transforma en preocupación.  — Sé Sé que estás trabajando. —  trabajando.  — Mi Mi voz sale ahogada — . Solo quería estar en algún lugar…  lugar…  ¿Seguro? ¿Familiar? ¿Cómodo?  — Cerca Cerca de ti.

 

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Cruza hacia mí en dos zancadas.  — ¿Qué ¿Qué sucedió? Trato de responder. Se siente como la herida de un u n hilo de pescar alrededor de mis vías respiratorias. Charlie me atrae hacia su pecho, sus brazos se enroscan enro scan a mi alrededor.

 

 

 — Libby Libby se va a mudar. —  mudar. — Tengo Tengo que susurrar para sacar las palabras —  palabras — . Se está mudando aquí. De eso se trataba todo. —  todo. — El El resto se tuerce hacia arriba —  arriba — : Voy a estar sola.  — No No estás sola. —  sola. — Retrocede, Retrocede, tocando mi mandíbula, sus ojos casi crueles en su intensidad — . No lo estás, y no lo estarás. Libby. Bea. Tala. Brendan. Me quita el aire. Navidad. Año Nuevo. Excursiones al museo de historia natural. Sentada frente a un enorme Jackson Pollock en el Met, pidiéndoles a las chicas que por favor nos hagan ricos más allá de nuestros nuestr os sueños más salvajes con su pintura con los dedos. Reírnos en Serendipity hasta que nos salga nata montada por la nariz. nari z. Todos los recuerdos y todos esos momentos futuros, todos juntos, con el recuerdo de mamá rondando cerca. Se está escapando. El escozor en mi nariz. El peso en mi pecho. La presión detrás de mis ojos. Charlie me lleva de regreso a la oficina.  — Te Te tengo, Nora —  Nora — promete promete en voz baja — . Te tengo, ¿de acuerdo? Es como si se hubiera roto una presa. presa . Escucho el sonido estrangulado en mi garganta y mis hombros comienzan a temblar, y luego estoy llorando. Maremotos golpeándome, cada palabra borrada bajo una corriente tan poderosa que no hay forma de combatirla. Soy arrastrada hacia abajo.

 

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 — Está Está bien —  bien  — susurra, susurra, meciéndome de un lado a otro —  otro — . No estás sola —  sola  —  promete, y debajo escucho el resto no dicho: estoy aquí .  Por ahora, ahora, pienso. Porque nada, ni lo bello ni lo terrible, dura.

   

 32 Ahora entiendo por qué no lloré durante todos esos años. Quiero que pare. Quiero el dolor aplastado, dividido en bolsillos manejables. Todo este tiempo pensé que ser vista como un monstruo era lo peor que me podía pasar. Ahora me doy cuenta de que prefiero ser frígida a ser lo que realmente realmente soy,  soy, en cada segundo de cada día: débil, indefensa, tan jodidamente asustada queelsefondo, va a desmoronar. Miedo de perderlo todo. Miedo a llorar llorar.. Que una vez que empiece, nunca podré parar, y todo lo que he construido se derrumbará bajo el peso de mis emociones rebeldes. Y durante mucho tiempo, no paro. Lloro hasta que me duele la garganta. Hasta que me duelen los ojos. Hasta que no quedan lágrimas y mis sollozos se convierten en hipo. Hasta que estoy entumecida y exhausta. Para entonces, la oficina se ha oscurecido a excepción de la vieja lámpara estilo banquero sobre el escritorio. Cuando cierro los ojos, el rugido en mis oídos se ha desvanecido, dejando atrás el latido constante del corazón de Charlie.  — Se Se va —  va — susurro, susurro, probándolo, practicando aceptarlo como verdad.  — ¿Dijo ¿Dijo por qué? —  qué? — pregunta. pregunta. Me encojo de hombros entre sus brazos.  —Todas las razones normales por las que la gente se va. Yo solo… siempre

 

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pensé…   pensé… Su pulgar engancha mi mandíbula de nuevo y dirige mis ojos hacia los suyos.  — Todos Todos mis ex, todos mis amigos, la mitad de las personas con las que trabajo —  trabajo  — digo digo — . Todos han seguido adelante. Y siempre estuvo bien, b ien, porque amo amo  

 

 

la ciudad y mi trabajo, y porque tenía a Libby.  — Mi Mi voz tiembla — . Y ahora ella también se está mudando. Cuando mamá murió y perdimos el apartamento, fue como si toda nuestra historia hubiera sido tragada. La ciudad y la una a la otra, eso es todo lo que Libby y yo nos quedaba de ella. Charlie sacude firmemente la cabeza.  — Nora, Nora, es tu hermana. Nunca te dejará atrás. No estoy sin lágrimas después de todo: mis ojos se inundan de nuevo. Sus manos recorren mis hombros, apretando la parte de atrás de mi cuello.  — Nora, Nora, no es a ti a quien no quiere.  — Lo Lo es —  es — digo digo — . Soy yo, es nuestra vida. Es todo lo que intenté construir para ella. No fue suficiente.  — Mira —  Mira — dice dice — , siempre que estoy aquí, siento que las paredes se me están cerrando. Amo a mi familia, lo hago. Pero he pasado quince años volviendo a casa lo menos posible porque es jodidamente solitario sentir que no encajas en ningún lado. Nunca quise dirigir esta tienda. Nunca quise este pueblo. Y cada vez que estoy aquí, es todo en lo que pienso. pien so. Me siento tan jodidamente claustrofóbico con todo esto. »No de ellos ellos.. Si no de sentir que no sé cómo ser yo mismo aquí. De… De …  meterme en la cabeza sobre quién se supone que debo ser, o todas las formas en que no he resultado como ellos querían que lo hiciera. Y luego apareciste. Sus ojos brillan, las luces recorren la oscuridad, buscando.  — Y finalmente pude respirar. Su voz tiembla, patina por mi columna vertebral y mi corazón da d a un vuelco como si estuviera dentro de una jaula de bingo.  — No No hay nada malo en ti. No cambiaría nada.  — Es Es casi un susurro y, después de una pausa, dice —  dice — : Nunca lo has necesitado. Ni por tus ex idiotas ni por

 

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Blake Carlisle, y definitivamente no por tu hermana, que te quiere más que a nada. Lágrimas frescas pican mis ojos. Apenas sonríe.  — Sinceramente, Sinceramente, creo que eres perfecta, Nora.  — Aunque Aunque soy demasiado alta  — susurro susurro con lágrimas en los ojos — . ¿Y duermo con el volumen de mi teléfono al máximo?

 

 

 — Lo Lo creas o no —  no — murmura murmura — , no quise decir perfecta para Blake Carlisle. Quise decir, para mí, eres perfecta. Se siente como si maquinaria pesada estuviera excavando mi pecho. Anudo mis manos en su camisa y susurro:  — ¿Acabas ¿Acabas de citar Love, citar Love, Actually? Actually?  — No No intencionalmente.  — Tú Tú también lo eres, lo sabes. —  sabes.  — Pienso Pienso en mi departamento de ensueño, el sol poniéndose en el sillón si llón debajo de la ventana, la brisa de verano en entrando trando con el olor a pan horneado. Pienso en bajar del tren, pegajosa por el calor, libros de bolsillo y toallas metidas en una bolsa, o manuscritos recién impresos y Pilot G2 nuevos. Mi ciudad. Mi hermana. Mi trabajo soñado. Charlie. Todo, exactamente correcto. La vida que construiría si fuera fuera posible  posible tenerlo todo.  — Exactamente Exactamente correcto —  correcto — le le digo — . Perfecto. Sus ojos son oscuros, brillando mientras me estudia. Mi corazón se siente como un huevo roto, sin nada que lo proteja o lo mantenga en su lugar.  — Podría Podría quedarme. Mira hacia otro lado.  — Nora —  Nora — dice dice en voz baja, disculpándose. Solo así, las lágrimas están de vuelta. Charlie aparta el cabello de mi mejilla húmeda.  — No No puedes tomar esta decisión por mí o por Libby  — dice, dice, con la voz ronca y entrecortada.  — ¿Por ¿Por qué no?  — Porque —  Porque — dice dice — , has pasado tu vida asegurándote de que ella tenga todo

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lo que necesita, y es hora de que alguien se asegure de que tú lo tengas. Quieres ese trabajo en Loggia. Y te encanta la ciudad. Y si necesitas ahorrar dinero, toma mi apartamento. Probablemente sea la mitad del precio del tuyo. Si eso es lo que quieres, eso eso es  es lo que deberías tener. Nada menos. Intento parpadear para contener las lágrimas, en lugar de soltarlas por mis mejillas.

 

 

 — Deberías Deberías tener todo —  todo — dice dice de nuevo.  — ¿Y ¿Y si no es posible? Levanta mi mandíbula, susurra casi contra mis labios.  — Si Si alguien puede negociar un final feliz, es Nora Stephens. A pesar de, o tal vez debido a, la sensación sen sación de mi pecho rompiéndose por la mitad, le susurro:  — Creo Creo que uno de esos solo cuesta cuarenta dólares en Spaaaahhh. Se ríe, besa la comisura de mi boca.  — Ese Ese cerebro. de nosotros sale de la tienda esa noche. No quiero y no quiero Ninguno que se sienta solo en la oscuridad y el silencio. Incluso si no dejarlo, puede durar, incluso si es solo por esta noche, quiero que sepa que lo tengo, de la forma en que él me ha tenido. La forma en que me tiene tiene.. Por una vez, duermo como una roca.

Por la mañana, me despierto y reconstruyo la noche. La pelea, encontrar a Charlie en la librería, volver a enamorarse. Después, hablamos durante horas. Libros, comida para llevar, familia. Le conté que la nariz de mamá solía arrugarse como la de Libby cuando se reía. Cómo usaban el mismo perfume, pero huele diferente en Libby que en ella. Le cuento sobre la rutina de cumpleaños de mamá. Cómo cada doce de diciembre al mediodía, íbamos a Freeman Books y hojeábamos durante horas, hasta que elegía un libro perfecto para comprar a precio completo.

 

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 — Libby Libby y yo aún vamos  — dije dije — . O solíamos hacerlo. Cada doce de diciembre, al mediodía: doce, doce, doce,   a las doce. Mamá solía darle mucha importancia a eso. Doce es un gran número —  Doce número — dijo dijo Charlie — . Cualquier otro número puede irse al  —  infierno.  — Gracias  Gracias —   — coincidí. coincidí.

 

 

En algún momento, nos quedamos dormidos, y ahora me despierto y me doy cuenta de que, mientras dormimos, hemos comenzado a movernos juntos de nuevo. Lo beso para despertarlo, y en una niebla niebl a embriagadora, nos entregamos el uno al otro, el tiempo se detiene, el mundo se vuelve negro a nuestro alrededor. Después, apoyo mi cabeza en su pecho y escucho su sangre correr por sus venas, la corriente de Charlie, al tiempo que juega con mi cabello. Su voz es gruesa y áspera cuando dice:  — Tal Tal vez podamos resolverlo. Como si fuera una respuesta a una pregunta, pregunt a, como si la conversación nunca se detuviera. Toda la noche, toda la mañana, cada caricia y cada beso, todo fue un tira y afloja, un tira y afloja, una negociación o una revisión. Como si todo fuera entre nosotros. Tal vez esto podría funcionar.  funcionar.    — Tal Tal vez  — susurro susurro de acuerdo. susurro en señal de acuerdo. No nos miramos a la cara. y no puedo evitar pensar que es un propósito: que si nos miráramos, ya no podríamos fingir, y que no estamos dispuestos a abandonar el  juego. Charlie entrelaza sus dedos con los míos y levanta el dorso de mi mano hacia sus labios.  — Si Si sirve de algo —  algo — dice dice — , dudo que alguna vez me guste alguien más en el mundo tanto como me gustas tú. Deslizo mis brazos alrededor de su cuello y subo a su regazo, besando sus sienes, suenmandíbula, boca.  Amor, boca. Amor pienso, mueven su cabello,su a medida que ,me besa. un temblor en mis manos cuando se El dolor de la última página. La inspiración profunda después de haber dejado el libro a un lado. Cuando me acompaña a la puerta un tiempo después, toma mi rostro entre sus manos y dice:  — Tú, Tú, Nora Stephens, siempre estarás bien.

 

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 33 Libby se sienta en los escalones de la entrada, envuelta en una de las viejas sudaderas de Brendan, dos tazas de café humeantes en el escalón a su lado. Ninguna de las dos habla mientras cierro la distancia, pero puedo decir que ella pasó la noche llorando, y dudo dud o que me vea mejor. Tiende una taza.  — Ahora Ahora puede que esté frío. Lo tomo y, después de otro segundo tenso, me encaramo en el escalón, el rocío se filtra en mis jeans.  — ¿Debería ¿Debería ir primero? —  primero? — pregunta. pregunta. Me encojo de hombros. Nunca hemos estado tan enojadas la una con la otra, o tra, no sé qué viene después.  — Lamento Lamento no haberte dicho antes  — dice, dice, como si estuviera intentando empujar las palabras a través de una puerta demasiado estrecha. Todo el camino hasta aquí, me preguntaba si discutir con ella me daría alguna sensación de control. Pero no hay un resultado que forzar aquí. Lo que quiero es resbaladizo, inalcanzable: esos días en que qu e no había nada entre nosotras, cuando pertenecíamos más juntas que a ningún otro lugar. Cuando sentí que yo pertenecía.  — ¿Cuándo ¿Cuándo empezamos a ocultarnos cosas? Se ve sorprendida y herida, casi imposiblemente pequeña.

 

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  Nora, N   ora, siempre me has ocultado cosas   dice d  ice   . Y sé que estabas intentando protegerme, pero aún cuenta cuando finges que las cosas están bien y no es así. O cuando intentas arreglar las cosas sin que yo lo sepa. Eque ntonces, ¿es eso lo quedeestás haciendo?  — pregunto pregunto  — .dolería Mantuviste el hecho  —  de Entonces, te estabas alejando mí para que… ¿qué? ¿No me hasta el último segundo posible?

 

 

 — Eso Eso no es lo que estaba haciendo. —  haciendo.  — Lágrimas Lágrimas frescas brotan de sus ojos. Entierra sus puños contra ellos, los hombros temblando.  — Lo Lo siento. —  siento. — Toco Toco su brazo — . No estoy intentando ser mala. Mira hacia arriba, secándose las lágrimas.  — Estaba Estaba intentando —  intentando — dice, dice, con un suspiro tembloroso — , ganarte.  — Libby, Libby, ¿en qué universo necesitas ganarme? ganarme? Lo  Lo siento por hacerte sentir incapaz. Estaba intentando ayudar, pero nunca nunca   pensé que necesitabas que te arreglaran. Nunca arreglaran.  Nunca..  — Eso Eso no es lo que quiero decir —  decir  — dice dice —. Quería ganarte para… — Hace Hace un gesto con la mano hacia el prado y las pasarelas salpicadas de sol, los arbustos en flor que se mecen con la brisa y el espeso bosque de pinos que cubre las ondulantes colinas. Y luego el resto hace clic. La lista no se trataba de Libby probando su nueva vida, y no se trataba t rataba de una despedida espectacular o hhacer acer un último esfuerzo para salvarme de una vida de dormir sola con mi computadora portátil. Fue un argumento de venta.  — Brendan Brendan quería que te lo dijera de inmediato —  inmediato  — continúa continúa — . Pero pensé que tal vez, si vinieras vinieras   aquí, si vieras cómo podría ser… quería ser…  quería que vinieras con nosotros. —  nosotros.  — Su Su voz se quiebra — . Y pensé que si te dabas cuenta de lo que podría ser la vida aquí, tal vez incluso conocieras a alguien, también querrías eso. Pero luego empezaste a pasar tiempo con Charlie y… y … Dios, hace tanto tiempo que no te te veo así, Nora. Iba a dejar pasar todo el asunto, pero luego dijiste d ijiste que se quedaba…  quedaba…   y simplemente parecía… como si también pudieras también  pudieras querer esto. Como si pudiera tener todo esto, y esto, y a  a ti. Me siento tan vacía, exprimida, como si hubiera estado flotando en el agua durante semanas solo para darme cuenta de que la orilla era un espejismo. Esta es Libby, quien nunca pidió nada hasta hace un mes, admitiendo lo que realmente quiere.

 

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Para que yo la siga. Y quiero darle lo que quiere. Siempre quiero que tenga todo lo que quiera. Todos los compartimentos organizados en mi mente se derrumbaron anoche, y por primera vez lo veo todo claro. No la versión ordenada y controlada de las cosas, sino el desorden, cuando todo se desborda.

 

 

Libby y yo hemos estado atrapadas en un hervor lento de cambios durante mucho tiempo, un camino que se divide en dos. No hay menos espacio en mi corazón para ella que el primer día que vino gritando al mundo. Pero hay menos menos tiempo.  tiempo. Menos espacio en nuestra vida diaria. Otra Otra gente.  gente. Otras   prioridades. Ahora somos un diagrama de Venn, en lugar de un círculo. Otras Puede que haya tomado todas mis decisiones por ella, pero ahora que estoy aquí, amo mi amo  mi vida.  — Me Me pidieron que solicitara otro trabajo de edición —  edición — digo. digo. Libby parpadea rápidamente, las lágrimas se aferran a sus brillantes ojos azules.  — ¿Q-qué? ¿Q-qué? Miro la línea de árboles más allá del prado.  — El El trabajo de Charlie en Loggia —  Loggia  — digo digo — . Quieren a alguien local, y él se queda aquí. Entonces se lo mencionó mencio nó al editor de Dusty. Me har haría ía cargo de parte de su lista y luego también comenzaría a adquirir la mía.  — Es Es tu sueño —  sueño — dice dice sin aliento. Algo en esa palabra enciende fuegos artificiales a través de mi cuerpo.  —Yo… — No No sale nada más. Alcanza mis manos, apretándolas con fuerza, con la voz quebrada:  — Tienes Tienes que hacerlo. Mi pecho se contrae mientras la estudio, la única cara que conozco mejor que la mía.  — Tienes Tienes que hacerlo —  hacerlo — dice dice entre lágrimas — . Es lo que quieres. Es lo que siempre has querido y, no lo pospongas de nuevo, Nora. Es tu sueño.  —No es algo que he… — Muevo Muevo mi mano en una vaga espiral.  — ¿Hecho ¿Hecho antes? —  antes? — dice. dice.

 

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 —Y si no funcionara…  funcionara…   — Puedes Puedes hacerlo —  hacerlo — me me dice — . Nora, puedes hacerlo. Y si fallas, ¿a quién le importa?  — Bueno —  Bueno — digo digo — . A mí.

 

 

Sus brazos se enrollan alrededor de mi cuello. Tiembla con algo a medio camino entre más sollozos y risitas.  — V Vas as a tener la mejor habitación de invitados del mundo aquí  — llora llora — . Y si todo se va a la mierda allí, te quedarás con nosotros. Yo te cuidaré, ¿de acuerdo? Nora, te cuidaré como siempre me has cuidado a mí. Quiero decirle lo perfectas que han sido estas últimas tres semanas. Quiero decirle que esto es lo más feliz que recuerdo haber estado en tanto tiempo, y también es el peor dolor que he sentido. Porque todas esas brechas entre nosotras finalmente se han ido, pero el impacto de la colisión ha sacudido hasta el último remanente de hielo suelto, dejando nada más que una ternura suave y pulposa. Así que todo lo que puedo hacer es llorar con ella. De alguna manera, nunca se me ocurrió que esta era una opción: que dos personas, en el mismo abrazo, pudieran separarse. Que tal vez no sea uno de nuestros trabajos mantener una columna vertebral de acero. Que ambas podemos sobrevivir a este dolor sin que la otra la cargue.  — Nora, Nora, no sé cómo estar sin ti —  ti  — chilla chilla — . Nunca pensé que lo haría. Y sé que esto es lo correcto para mí y para Brendan, pero… pero … mierda, pensé que tú y yo siempre estaríamos juntas. ¿Cómo es posible que dos personas que pertenecen  juntas pertenezcan  juntas  pertenezcan a dos lugares diferentes?  — Tal Tal vez ni siquiera consiga el trabajo —  trabajo — digo. digo.  — No —  No  — responde responde con fuerza — . No intentes arreglarlo. No me elijas a mí sobre ti, ¿de acuerdo? Hemos hecho esto durante años, y casi nos rompe. Es hora de ser solo hermanas, Nora. No lo arregles. Solo quédate aquí conmigo y di que apesta.  — Lo Lo hace. —  hace. — Aprieto Aprieto los ojos con fuerza — . Es una mierda. No sabía el poder de esas palabras. No arreglan nada, no hacen nada, pero

 

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solo decirlo es como clavar una estaca en el suelo, inmovilizándonos al menos por este momento. Apesta, y no puedo cambiar eso, pero estoy aquí, con mi hermana, y de alguna manera lo superaremos. Puedes sacar a la persona de ciudad de la ciudad, pero la ciudad siempre estará en ellos. Creo que es lo mismo para las hermanas. Dondequiera que

 

 

vayamos, no nos dejaremos. No podríamos ni aunque quisiéramos. Y nosotras no lo haremos. Nunca lo haremos.

Brendan se encuentra con el inspector de viviendas en la casa, pero Libby y las niñas se quedan conmigo, dándole un poco de tranquilidad después de sus semanas como padre solo. No se mudarán en serio hasta noviembre, un mes antes de la fecha de parto del Número Tres. Hasta entonces, Brendan estará de un lado a otro preparando la casa. Dos meses y medio. Ese es el tiempo que nos queda juntas, y va a contar. Pasamos la mañana deambulando por el bosque, intentando mantener a las chicas en el camino y buscando en Google «cómo es la hiedra venenosa » cada cuarenta y cinco segundos, sin acercarnos nunca a una respuesta concreta. Las llevamos a la cerca y los caballos trotan ansiosos por ser acariciados, a pesar de nuestra falta de cebo.  — Supongo Supongo que sabemos dónde estamos tú y yo  yo  —  — bromea bromea Libby mientras los deditos de las niñas se deslizan por el hocico rosado de una yegua castaña. Después, llevamos los cubos de hojalata del armario de la cabaña al matorral de zarzamoras al borde del prado y recogemos y comemos bayas regordetas hasta que nuestros dedos y labios se tiñen de púrpura y nuestros hombros están quemados por el sol. Cuando llegamos a casa, con las rodillas manchadas de tierra, Tala está completamente dormida en mis brazos, pegajosa y cálida, y la echamos en el sofá para que siga durmiendo la siesta. Bea nos lleva a la cocina para explicarnos el arte de hornear a ciegas una masa de tarta para las moras (ella y Brendan han visto mucho el Gran Espectáculo de Repostería Británico este Británico  este mes) y aún me siento

 

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como una persona de ciudad, de principio a fin, pero tal vez es posible tener más de una casa. Tal vez sea posible pertenecer de cien maneras diferentes a cien personas y lugares diferentes.

   

 34 Las niñas están metidas en el colchón de aire en el dormitorio ddee arriba (me han reubicado en el sofá plegable), pero Brendan, Libby y yo nos quedamos despiertos hasta tarde, buscando entre las sobras del pastel de moras de Bea. Alguien llama a la puerta y Brendan besa la frente de Libby L ibby cuando se dirige a abrir.  — ¿Nora? —  ¿Nora? — llama llama — . Para ti. Charlie está de pie en la puerta, con el cabello húmedo y la ropa perfectamente libre de arrugas. Se ve como un millón milló n de dólares. En realidad, más como seiscientos, pero seiscientos dólares muy bien colocados.  — ¿Estás ¿Estás lista para dar un paseo? —  paseo? — pregunta. pregunta. Libby me empuja fuera de mi silla.  — ¡Seguro ¡Seguro que lo está! Afuera, vagamos por el prado, nuestras manos se agarran y se sostienen. Han pasado años desde que sostuve la mano de alguien que no sea la de Libby, la de la de Tala. en Meunhace sentirindiferente joven, peroy no en como… el mal sentido. Menos queBea soyo impotente mundo más como si todo como fuera nuevo, brillante, sin descubrir. La forma fo rma en que mamá vio Nueva York, así es co como mo veo a Charlie. Cuando llegamos a la glorieta iluminada por la luna, se enfrenta a mí.  — Creo Creo que debemos considerar un final alternativo. Me resisto.

 

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 — Ya Ya enviamos las notas. Dusty ha estado trabajando en ediciones toda la semana. Está… Está…  No para Frigid No para  Frigid. . — Levanta Levanta nuestras lastaladran. sostiene contra pecho, donde  —  puedo sentir su corazón acelerado. Susmanos, ojos me Ojos desuagujero negro. Ojos de pegamento. Ojos de postre lujurioso.

 

 

 — Nos Nos turnamos para visitarnos —  visitarnos — dice dice con seriedad — . Una vez al mes, tal vez. Y cuando puedes, vienes aquí de vacaciones. Y cuando no puedes, hago que mi hermana y su esposo vuelen v uelen y estén con mis padres para poder ir a Nueva York. Hacemos videollamadas, mensajes de texto y correos electrónicos tanto como podemos, o si eso es demasiado, no sé, tal vez nos saltemos todo eso. eso . Cuando estás en la ciudad, estás trabajando, y cuando estamos juntos, estamos juntos. Mi estómago se siente como si estuviera lleno de luciérnagas borrachas y brillantes.  — ¿Cómo ¿Cómo una relación abierta?  — No. —  No.  — Niega Niega con la cabeza —. Pero si eso es lo que prefieres… no sé. Podríamos intentarlo. No quiero, pero lo haré.  — Yo Yo tampoco quiero eso —  eso — le le digo, sonriendo. Suelta un suspiro.  — Mierda, Mierda, gracias por Dios. Mi corazón se tuerce.  —Charlie…    —Charlie…  — Solo Solo considéralo —  considéralo — presiona presiona en voz baja. No funcionó para Sally y Clint. Para mí y Jakob. Charly y Amaya. Incluso si puedo superar mi ansiedad por viajar, incluso si a Charlie no le importa convencerme en la oscuridad de la noche, ¿cómo se supone que debo lidiar con el miedo constante de perderlo? ¿La ansiedad cada vez que cancela una llamada o una visita se desmorona? Esperando que caiga el otro zapato, para el día que finalmente diga: Quiero algo diferente.  diferente.   No eres tú. Quiero a alguien diferente. Una angustia lenta e insoportable que se desarrolla poco a poco durante

 

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semanas. Tomaría una rápida decapitación antes que una muerte por mil cortes de papel, siempre.  — La La larga distancia nunca funciona —  funciona — digo digo — . Tú mismo dijiste eso.  — Lo Lo sé —  sé — dice dice — . Pero nunca hemos sido nosotros, Nora.

 

 

 — Entonces, Entonces, ¿somos la excepción?  — digo, digo, escéptica — . La gente para la que simplemente funciona.  — S Sí —  í — dice dice — . Quizás. No sé. Sus ojos me recorren mientras se reagrupa.  — Nora, Nora, ¿qué más podemos hacer? Estoy abierto a las propuestas. Dime qué cambiarías. Saca tu maldito bolígrafo, y destroza todo, y dime como se supone que debe terminar. En realidad, duele sonreír. Mi voz suena como si estuviera raspando vidrios rotos.  — D Disfrutamos isfrutamos esta semana. Pasamos todo el tiempo juntos que queremos, y no hablamos de después, y luego me voy, y no me despido. desp ido. Porque no soy buena con ello. De hecho, nunca he dicho una, y no quiero empezar contigo. Entonces, cuando te bese por última vez, ninguno de los dos llama la atención de ello. Y entonces… me subo a un avión y me voy a casa, increíblemente agradecida por el hombre sexy que me arruinó la vida para otros y con el que una vez pasé un mes en Carolina del Norte. Me mira fijamente, sus ojos enfocados y el ceño fruncido a medida que absorbe lo que dije, sus labios haciendo un puchero. Es su Expresión de Edición, y cuando desaparece, niega con la cabeza y dice:  — No. No. Me rio, sorprendida.  — ¿Qué? ¿Qué? Se endereza, se acerca.  — Dije Dije que no no..  — Charlie. Charlie. ¿Qué significa eso?  — Significa —  Significa — dice, dice, con los ojos brillantes — , tendrás que hacerlo mejor que

 

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eso. Sonrío a mi pesar, la esperanza revoloteando en mi vientre vien tre como un pajarito muy decidido con un ala rota.  — Espero Espero recibir propuestas para el viernes —  viernes — dice. dice.

 

 

El resto de la semana, estamos corriendo. Libby está trabajando en el baile de recaudación de fondos. Brendan está terminando las fases finales del proceso hipotecario. Charlie está en la caja registradora y Sally entra y sale sin parar, preparando todo para el club de lectura virtual con Dusty. Hay un letrero nuevo en la ventana, que dice TOMA BUENAS  DECISIONES, COMPRA BUENOS LIBROS, LIBROS, y un póster con la cara de Dusty anuncia tanto el club de lectura como el Baile de la Luna Azul de Once in a  Lifetime..  Lifetime Los voluntarios transforman la plaza del pueblo y, técnicamente, he cancelado la semana, pero algunas cosas no esperarán, así que hago todo to do lo posible para hacer un poco de trabajo entre llevar a las chicas a cuestas y limpiar mi currículum para Loggia. Siempre he pensado en mí misma como una criatura de supervivencia, pero últimamente he estado soñando despierta. Sobre un trabajo nuevo. Sobre Charlie. Sobre tener todo, todo a la vez. Entonces, de esa manera, tal vez este lugar me transformó. Pero no en una chica que ama la franela y las trenzas de coleta. Cuando estamos juntos, Charlie y yo no mantenemos la distancia ni nos rodeamos con cautela. Nos entregamos a cada momento que podemos, pero no hablamos del futuro. Sin embargo, cuando estamos separados, mantenemos la historia a través de llamadas y mensajes de texto.

Pasarás la Navidad en Sunshine Falls y yo pasaré la víspera de Año Nuevo en la ciudad, dice. Nos levantaremos temprano y saltaremos al tren hasta encontrar un grupo de mariachis, digo.

 

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Iremos a las reuniones del ayuntamiento y nos involucraremos en disputas públicas, luego volveremos a la cabaña y tendremos sexo toda la noche, responde. Y haremos una prueba de sabor de todas las rebanadas de dólar en la ciudad.  Llegaremos al fondo de la ensalada de jamón en cubos en P.S., digo.

 

 

Nora, creo profundamente en ti, dice, pero ni siquiera tú puedes desentrañar el secreto de ese gran misterio. Estaré muy ocupada, le recuerdo. Durante los primeros dos meses cuando cu ando regrese, estaré atiborrada de tiempo con Libby y las chicas y, si consigo el trabajo de Loggia, disminuiré mi trabajo de agencia, delegando a mis clientes a otro agente. Luego estará la curva de aprendizaje de entrar en un nuevo rol.   Ocupado no me asusta, dice Charlie.  Esto, pienso, es lo que es soñar,  Esto, soñar, y finalmente entiendo por qué mamá nunca pudo renunciar a ello, por qué mis autores no pueden renunciar renun ciar a ello, y me alegro por ellos, porque este querer querer,, se siente bien, como un moretón que necesitas seguir, un recordatorio de que hay cosas en la vida tan valiosas que debes debes arriesgarte  arriesgarte al dolor de perderlas por la alegría de tenerlas brevemente.

A veces, le escribo a Charlie, el primer acto es la parte divertida y luego todo se vuelve demasiado complicado.  Stephens, responde, para nosotros, es toda la parte divertida.  Me duele, pero dejo que el sueño continúe un poco más.

Nadie me convencerá jamás de que el tiempo se mueve mu eve a un ritmo constante. Claro, su reloj sigue un comando invisible, pero se siente como si estuviera arrojando minutos al azar en los intervalos que le convengan, porque esta semana es un parpadeo y luego llega el viernes por la noche. Se desata otra ola de calor, dando paso al clima otoñal, y volv volvemos emos a armar la carpa y el colchón de aire. Mientras Libby y Brendan caminan hacia la ciudad para comprar pizza quattro stagioni, stagioni, las chicas y yo nos acostamos boca arriba, mirando el cielo oscurecerse.

 

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Bea me cuenta todo lo que ella y Brendan han horneado en las últimas semanas. Tala nos obsequia con una historia que son las divagaciones sin sentido de un niño pequeño o un recuento fiel de una novela de Kafka. Después de que hayamos comido, Libby le l e sugiere a Brendan que se qued quedee solo en la cama King esta noche, y él dice, en medio de un bostezo:  — Oh, Oh, gracias a Dios.

 

 

Cuando les da un beso de buenas noches a las chicas, tienen tanto sueño que apenas reaccionan, a excepción de Tala que estira sus bracitos hacia su rostro por un segundo antes de dejar que se desplomen sobre su barriga. Él besa a Libby por último, luego me da un abrazo de costado (el peor abrazador del mundo), y siento un enamoramiento más grande por él que el día que se casó con mi hermana.  — Qué Qué demonios —  demonios — susurra susurra Libby, riendo — . ¿Estás llorando? llorando?    — ¡Cállate! ¡Cállate!  — Le Le tiro una almohada — . Me rompiste los músculos de los ojos. No puedo detenerlo ahora.  — Estás Estás llorando porque amas tanto a Brendan —  Brendan — bromea bromea — . Admítelo.  — Amo Amo tanto a Brendan  — digo, digo, riéndome entre las lágrimas — . ¡Es agradable! La risa de Libby aumenta.  — Amiga, Amiga, lo sé . Tala refunfuña y se da la vuelta, con el brazo sobre los ojos. Libby y yo nos recostamos recostam os una al lado de la otra y nos tomamos de la mano mientras estudiamos el número improbable de constelaciones.  — ¿Sabes ¿Sabes qué? —  qué? — susurra susurra Libby.  — Probablemente —  Probablemente — le le digo — , pero pruébame.  — Incluso Incluso si no puedes verlas en Manhattan, todas esas estrellas también estarán sobre ti. Tal vez todas las noches miremos al cielo a la misma hora.  — ¿Cada ¿Cada noche? —  noche? — digo, digo, dudosa.  — O una vez a la semana —  semana — dice dice — . Hablamos por teléfono, miramos al cielo y entonces sabremos que aún estamos juntas. Donde sea que vayamos. Trago un bulto creciente.

 

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 — Mamá Mamá también estará contigo  — digo digo — . El hecho de que te vayas de Nueva York no significa que la dejes atrás. Libby se acurruca más cerca, apoyando la cabeza en el hueco de d e mi hombro, el olor a moras trituradas aún persiste en su cabello.  — Gracias. Gracias.  — ¿Por ¿Por qué?

 

 

 — Solo —  Solo — dice dice — , gracias. Por una vez, no sueño con mamá.

 

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 35 El centro de la ciudad es un país de las maravillas con guirnaldas de luces y banderines, largas mesas cubiertas con bonitos manteles a cuadros y repletas de tartas. Hay una pista de baile en la plaza y un camión de la marca Coors vende cerveza detrás de la glorieta. Junto a él, Amaya y la señora Struthers pregonan vino, cada copa servida con mano dura. Dudo que tengan los permisos para la mayoría de estas cosas, pero, de nuevo, Libby hizo que pareciera que casi todos en esa reunión del ayuntamiento estuvieron involucrados de una forma u otra en hacer que esto sucediera, por lo que existe una pequeña posibilidad de que todo esto sea legítimo. Brendan, Libby, las chicas y yo pasamos por Goode Books para ver el evento de Dusty, pero el lugar está repleto y no nos demoramos mucho. Charlie y Sally colocaron todos los muebles nuevos, junto con las viejas sillas plegables, en filas en el café, con la videoconferencia de Dusty proyectada en la pared del fondo y su audio reproduciéndose a través de los parlantes de la tienda para que incluso el exceso de visitantes pudiera escuchar mientras compraban. Las chicas están revolucionadas, así que las llevamos a la tienda de refrescos emergente de Mug + Shot para comprar vacas rosas espumosas.  — Esto Esto es un gran error  — señala señala Libby mientras pasa los brebajes de refresco rojo y helado más crema batida a Bea y Tala.  — Pero Pero uno delicioso —  delicioso — señalo. señalo.  — Y…  — agrega agrega Brendan, bajando la voz — , siempre se van a dormir después de un bombardeo de azúcar.

 

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De vuelta en la plaza del pueblo, nos atiborramos: de palomitas de maíz, de pastel de chocolate y ruibarbo, de nueces espolvoreadas con azúcar que me recuerdan las mañanas frías en Central Park, y de un vino local que tiene que ser el peor que he probado en mi vida, junto con otro que en realidad es bastante bueno. Bailamos con las chicas al son de canciones pop que Bea conoce mejor que Libby o yo, y a medida que avanza la noche y cae la oscuridad total, trayendo consigo un ligero escalofrío, Tala se queda dormida en los brazos de Brendan mientras él y Clint Lastra hablan de lugares de pesca para atrapar-y-liberar.

 

 

Brendan nunca ha pescado en su vida, pero está decidido a intentarlo in tentarlo y Clint está feliz de ayudarlo a comenzar.  Libby va a ser feliz aquí , pienso mientras los observo desde la distancia. Va a ser tan jodidamente feliz, y eso hará que la distancia sea casi soportable. Ella y Bea se escabullen para ver si pueden encontrar algunas sudaderas o mantas en el auto de alquiler de Brendan, pero yo me qquedo uedo atrás, mirando a Gertie y su novia, la pareja que discute en el ayuntamiento y una docena de otras parejas que se balancean somnolientas en la pista de baile. Veo a Shepherd en un hueco entre la multitud, me da una sonrisa tímida y me saluda con la mano antes de acercarse.  — Hola —  Hola — dice. dice.  — Hola —  Hola  — digo. digo. Después de un momento incómodo, empiezo —  empiezo — : Lamento lo de… de… —   —  justo cuando dice — : Solo quería decir… decir…  Vuelve a sonreír, esa hermosa sonrisa de protagonista.  — Ve Ve primero.  — Siento Siento si te he confundido —  confundido — digo digo — . Eres un gran tipo. Me da otra sonrisa cálida, aunque vagamente decepcionada.  — Simplemente Simplemente no tu tipo de tipo de gran tipo.  — No —  No — admito admito — . Supongo que no. Pero si alguna vez estás en Nueva York y necesitas un guía turístico, o una compañera… compañera…   — Te Te buscaré. —  buscaré.  — Sofoca Sofoca un bostezo con el dorso de la mano —  mano — . No estoy acostumbrado a quedarme levantado tan tarde  — dice dice disculpándose — . Debería acostarme. Por supuesto que es una persona mañanera. La vida con Shepherd sería mucho sexo lento y romántico con contacto visual intensamente amoroso, seguido de ver el amanecer sobre el valle. Sin duda, será parte del final feliz de alguien.

 

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Tal vez ya pertenece a alguien, de una manera que no se puede explicar. Para otra persona, será fácil fácil de  de la mejor manera. man era. Como si el pensamiento lo hubiera conjurado, Charlie aparece unos metros detrás de Shepherd, y mi corazón se eleva, cálido y confiable como Old Faithful. Shepherd me pilla mirando hacia otro lado, un girasol encontrando su fuente fuen te de luz. Sigue mi mirada directamente a Charlie y sonríe con complicidad.

 

 

 — Nora, Nora, que tengas un buen vuelo.  — Shepherd. Gracias  — digo, Gracias —  digo, sonrojándome un poco ante mi propia transparencia —  transparencia — . Cuídate, Se aleja, deteniéndose por un momento para hablar con Charlie en su camino hacia el borde de la plaza del pueblo. Se intercambian sonrisas, Charlie está un poco cauteloso pero no tan cauteloso como ese día fuera de Goode Books. Shepherd le da una palmada en el hombro cuando dice algo, y Charlie mira hacia mí, ese géiser de afecto estallando en mi pecho de nuevo ante su leve sonrisa. Con unas pocas palabras más, se separan, Shepherd se abre camino hacia los márgenes de la multitud y Charlie viene hacia mí con su sonrisa cada vez más amplia.  — Escuché Escuché queque podrías tenernotado frío  —  frío —  dicellevara. dice en vozMiro baja. hacia Sostiene unaLibby camisa de franela enrollada no había que donde y Bea se han reunido con Brendan, y Libby me lanza una rápida sonrisa.  — Guau —  Guau — digo digo — . La palabra viaja viaja rápido  rápido aquí.  — Una Una vez, en la escuela secundaria —  secundaria — dice dice — , fui a un barbero por capricho y me rapé la cabeza. Mis padres lo supieron antes de que yo llegara a casa.  — Impresionante —  Impresionante — digo. digo.  — Demente. Demente.  — Sostiene Sostiene la franela y me giro, sintiéndome como una delicada socialité en una vieja película en blanco y negro cuando la desliza sobre mis brazos, luego me vuelve hacia él y comienza a abrocharla.  — ¿Esto ¿Esto es tuyo? —  tuyo? — pregunto. pregunto.  — Por Por supuesto que no —  no — dice dice — . La compré para ti. —  ti. — Ante Ante mi sorpresa, se ríe — . Estaba en tu lista. También le compré una a Libby. Gritó cuando se la entregué. Pensé que se estaba poniendo de parto. Por unos momentos, solo nos sonreímos el uno un o al otro. Es el contacto visual extendido menos incómodo de mi vida. Se siente como si ambos nos hubiéramos

 

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inscrito en la misma actividad, y esto es todo: existir, el uno para uno para el  el otro.  — ¿Cómo ¿Cómo me veo? —  veo? — pregunto. pregunto.  — Como Como una mujer muy sexy  — dice dice — , con una camisa muy poco impresionante.  — Todo Todo lo que escuché fue sexy sexy..

 

 

Su boca se divide en, muy posiblemente, mi favorita de sus varias sonrisas, la que hace que parezca que hay un secreto escondido en una comisura de su boca. bo ca.  — Stephens, Stephens, ¿quieres bailar?  — ¿Quieres? —  ¿Quieres? — pregunto, pregunto, sorprendida.  — No —  No — dice dice — , pero quiero tocarte, y es una buena tapadera. Lo tomo de la mano y lo llevo a la pista de baile, bajo b ajo las luces parpadeantes, mientras suena Carolina in My Mind   de James Taylor como si el universo quisiera provocarme. «

»

Charlie dobla mi mano en su cálida palma y apoyo mi mejilla contra su suéter, cerrando los ojos para concentrarme en cómo se siente. Grabo cada detalle de él en mi mente: el olor a BOOK y cítricos, con la nota casi especiada que le es propia; la lana suave y fina y el pecho firme debajo de ella; el ruido sordo ansioso y pulposo de su corazón; su mejilla rozando mi sien; la indescriptible indescrip tible sensación de escalofríos cuando coloca su boca en mi cabello y me inhala.  — ¿ Te apetece comer? —  comer? — dice dice en voz baja. Abro los ojos para estudiar sus cejas gruesas y serias.  — Ya Ya comí. Cené pastel. Medio niega con la cabeza.  — Me Me refiero a cuando vuelvas a la ciudad.  — Ah. Ah.  — Presiono Presiono curvandoquelos dedos, intentando mantenerlo a él,mi o a mejilla mí, aquícontra un ratosu máshombro, más —   — . No tenemos hablar de eso. Sus manos aumentan suavemente su presión por un momento.  — No No me importa. Cierro los ojos para evitar las lágrimas y, después de una pausa, digo:

 

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 — He He estado deseando comida tailandesa.  — Hay Hay un gran restaurante tailandés a la vuelta de la esquina de mi apartamento —  apartamento  — dice dice — . Te llevaré algún día. Me permito imaginarlo de nuevo: Charlie en mi apartamento, su computadora portátil frente a él, su rostro severo mientras lee en mi sofá. El hielo se esconde en las esquinas del cristal de la ventana v entana detrás de él, los copos de nieve

 

 

se derriten en el cristal, las luces de Navidad envuelven los postes de luz en la calle de abajo, la gente pasa con bolsas de compras de gran tamaño. Me permito imaginar este sentimiento duradero. Me imagino un mundo dentro de un mundo solo para Charlie y para mí, moviendo las paredes de piedra unos metros hacia atrás para que él quepa dentro de ellas, y sin perder cada segundo buscando las grietas.  Esto,, vuelvo a pensar, es lo que es soñar.  Esto soñar. Y luego, porque tengo que hacerlo, porque si alguien merece la honestidad, es Charlie, invito a la verdad a reemplazar la historia. Yo trabajando doce horas al día, intentando deshacerme de mis clientes y luego instalarme en un nuevo trabajo. Charlie exhausto por largos días en la librería, fines de semana en citas fisioterapia con su padre, horas de buscar en Google cómo arreglar lavabos condegoteras y reemplazar tejas sueltas. Llamadas perdidas. Los mensajes de texto sin respuesta se acumulan. Herir. Dolor. Echando de menos el uno al otro. Visitas canceladas por emergencias laborales o familiares. Ambos nos estiramos demasiado, nuestros corazones abarcando demasiados estados, la tensión insoportable. Mi pecho se aprieta tan fuerte que duele. Me dijo que alguien necesitaba asegurarse de que tengo lo que necesito, pero él también se lo merece. Mi corazón se acelera y mi cuerpo se siente como si estuviera a punto de desmoronarse.  — Charlie. Charlie. Hay un silencio largo. Su garganta se mueve mientras traga. Su voz es un susurro ronco y gruñón.  — Lo Lo sé. Pero aún no lo digas. No nos miramos. Si miramos, sabremos que este juego de fantasía ha terminado, así que nos aferramos el uno al otro.

 

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Su relación a distancia fue el peor año de su vida. El mío casi me rompe. Tiene razón en que es diferente, que somos nosotros nosotros y  y nos entendemos, pero por eso no puedo hacerlo.  — Hace Hace una semana  — digo digo — , me gustabas tanto que hubiera querido intentar que esto funcionara. —  funcionara.  — Trago Trago un bulto irregular del tamaño de un puño, pero aun así mi voz tiene t iene que raspar para salir —   — . Pero ahora creo que podría amarte demasiado para eso.

 

 

Me sorprende oírme decirlo. No porque no supiera cómo me sentía, sino porque nunca he sido la primera persona en decir la palabra con A. Ni siquiera con Jakob.  — No No tienes que decir nada —  nada — me me apresuro a agregar. Su mandíbula se flexiona contra mi sien.  — Nora, Nora, claro que te amo. Si te quisiera menos, estaría intentando convencerte de que podrías ser feliz aquí. aqu í. No tienes idea de lo mucho que desearía poder ser suficiente.  —Charlie… — empiezo. empiezo.  — No No estoy siendo autocrítico  — promete promete suavemente contra mi oído —  oído — . Simplemente no creo que así sea como funciona en la vida real.  — Si Si alguien pudiera ser suficiente —  suficiente — digo digo — , creo que podrías ser tú. Sus brazos se aprietan a mi alrededor, su voz vo z se reduce a un suave rasguño.  — Me Me alegro de que hayamos tenido nuestro momento. Incluso si no duró tanto como queríamos. Las lágrimas son tan espesas en mis ojos que la pista de baile se disuelve di suelve en rayos de color y luz.  — Pero Pero  — dejo dejo salir finalmente, mis ojos cerrándose — , en realidad fue  jodidamente perfecto. Nora, Nora, vasque a estar bien — susurra susurra contra mi sien, sus manos se aflojan — . Vas a  —  estar mejor bien.bien —  Tal como pedí, no hay despedida. Cuando la canción termina, presiona un último beso contra la curva de mi mandíbula. Mis ojos se cierran. Cuando los abro, se ha ido. Pero aún lo siento en todas partes.

 

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Soy Heathcliff. Soy  Heathcliff.

Mientras escapo hacia el borde oscuro de la plaza del pueblo, les envío un mensaje de texto a Libby y Brendan, diciéndoles que los veré en casa.

 

 

 — ¿Te ¿Te estás yendo? No solo grito de sorpresa, sino que arrojo mi bolso. Se estrella contra una  jardinera.  — No No fue mi intención asustarte. —  asustarte.  — Clint Clint Lastra se sienta en un banco, su andador a su lado, algunas polillas vagabundas dando vueltas sobre su cabeza. Recupero mi bolso, limpiándome los ojos tan discretamente como puedo.  — Vuelo Vuelo temprano mañana. Asiente.  — A mí tampoco me importaría irme a la cama, pero Sal no me perderá de vista. —  vista.  — Me Me lanza una mirada irónica — . Es difícil envejecer. Todo el mundo te trata como a un niño otra vez.  — Habría Habría dado cualquier cosa por ver a mi mamá envejecer. —  envejecer.  — Sale Sale antes de darme cuenta de que no era solo una nota en mi cerebro.  — Tienes Tienes razón  — dice dice Clint —   — . Soy suertudo. Aun así, no puedo evitar sentir que le estoy fallando. Siento mis cejas levantarse.  — ¿A ¿A quién? ¿Charlie? La comisura de su boca se estremece hacia abajo.  — No No se suponía que fuera así. Él no debería estar aquí. Me resisto, dudando por un momento sobre cuánto decir, si es que hay algo que decir. Apenas he hablado con Clint en las semanas que llevo aquí.  — Tal Tal vez no  — digo digo firmemente — . Pero significa mucho para él, poder estar aquí para ti. Es importante para él. Mira con nostalgia hacia la multitud en la pista de baile, donde Charlie y yo estuvimos juntos hace unos momentos.

 

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 — No No será feliz. No estoy segura de que sea tan simple. No es que no sería feliz si estuviera aquí con Libby. Es más que me sentiría como si estuviera tomando prestados los  jeans de alguien. O como si estuviera tomando un descanso de mi propia vida, como si este fuera un período p eríodo de tiempo en el que me hhabía abía apartado de mi propio camino por un tiempo.

 

 

Lo he hecho antes, y nunca me he arrepentido, exactamente. Siempre ha habido cosas por las que estar agradecida. Así es la vida. Siempre estás tomando decisiones, tomando caminos que te alejan del resto antes de que puedas ver dónde terminan. Tal vez es por eso por lo que nosotros, como especie, amamos tanto las historias. Todas esas posibilidades de rehacer, oportunidades de vivir la vida que nunca tendremos.  — Quiere Quiere estar aquí para ti y Sally —  Sally — digo digo — . Está trabajando muy duro para ser lo que cree que necesitas. Confirmado Tipo Dulce Clint Lastra se limpia la mejilla. Sus manos tiemblan un poco cuando descansan contra su pierna.  — Siempre Siempre ha sido especial  — dice dice —. Como su mamá. Pero a veces…  veces…  bueno, creo que a Sally siempre le ha gustado sobresalir un poco. Su boca se tuerce.  — Creo Creo que mi hijo ha pasado la mayor parte de su vida sintiéndose solo.  — Me Me mira de soslayo, apreciando esa misma sensación de rayos X que su hijo es tan bueno evocando — . Ha estado diferente estas últimas semanas. Se ríe para sí mismo.  — Sabes, Sabes, solía intentar leer un libro al mes con él. Lo hizo todo durante la escuela secundaria y también la universidad. Pedía recomendaciones, lo último que había leído y amado, para que siempre tuviéramos algo de qué hablar, que le importara. Probablemente tenía catorce años la primera vez que leí uno de sus libros y pensé: Mierda. pensé: Mierda. Este niño me ha superado.  superado.  Cuando empiezo a discutir, levanta una mano.  — No No lo digo de una manera autocrítica. Soy un hombre lo suficientemente inteligente, a mi manera. Pero estoy asombrado por mi hijo. Podría Po dría escuchar a ese niño hablar durante mucho más tiempo que nunca, sobre casi cualquier cosa. La primera vez que Sal y yo lo visitamos en Nueva York, todo tuvo mucho sentido.

 

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Era como si hubiera estado viviendo a la mitad del volumen hasta ese momento. Eso no es lo que un padre quiere para su hijo.  Medio volumen.  — Ha Hsombras a estadodediferente estas últimas semanas.  — En En el Más movimiento boca, veo su hijo, biológico o no —  . Más cómodo. él mismo.de su Yo también he estado diferente.

 

 

Me pregunto si yo también he estado viviendo a medio volumen. Con agenciar. Con citas. Apisonarme en una forma que se sintiera fuerte y segura en lugar de correcta.  — Sabes Sabes  — digo digo con cautela, no queriendo delatar a Charlie de ninguna manera, pero también necesitando necesitando ponerme  ponerme de su lado, para no elegir la cortesía o la simpatía o ganarse a nadie — , tal vez estás intentando demostrar que no lo necesitas, porque crees que no quiere estar aquí. No lo necesito, porque crees que no quiere estar aquí. Pero no actúes como si no estuviera haciendo nada bueno o como si no pudiera ayudar. Este lugar ya le dio suficientes razones para sentir que era el tipo de persona equivocado, y la última persona de la que necesita obtener eso eres tú. Con los ojos en blanco. Abre la boca para objetar.  — No No importa si es así como te sientes o no, si eso es lo que él ve —  ve  — digo digo —  . Y si dejas que te ayude, lo hará. Mejor de lo que esperabas. Me doy la vuelta con eso, y me alejo antes de que caigan más lágrimas.

 

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 36 Cuando salgo del edificio a la fresca tarde de septiembre, una ráfaga de rosa y naranja se precipita hacia mí. El aroma a limón y lavanda de Libby me envuelve los hombros mientras grita:  — ¡Lo ¡Lo lograste!  — Si Si con ello ello   — digo digo — , te refieres a «completar el primer paso de un proceso de entrevista, un proceso que podría no ir a ninguna parte », entonces seguro que lo hice. Se echa hacia atrás, radiante. Su cabello se ha vuelto casi completamente rubio, pero su ropa es tan colorida como siempre.  — ¿Qué ¿Qué dijeron?  — Se Se pondrán en contacto —  contacto — respondo. respondo. Pasa su brazo por el mío y me lleva por la acera.  — Tú Tú lo tienes. Los nervios se agolpan en mi estómago.  — S Siento iento que es el primer día de clases, estoy desnuda  y   y  olvidé la combinación de mi casillero. Espera… no, es el último último día  día de clases y nunca fui a matemáticas, además de todas esas otras cosas.  — La La incertidumbre es buena para ti —  ti  — dice dice — . En serio quieres esto, Sissy. Eso es bueno. Ahora vámonos, estoy hambrienta. ¿Tienes la lista?  — Ah, Ah, ¿te refieres a esta lista?  lista? —   — digo, digo, sacando la hoja plastificada que hizo h izo

 

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con todo lo que necesitamos para comer, beber y hacer antes de que se vaya. La mayoría de los días, la veo. Para el almuerzo, o un paseo al patio de recreo junto a su casa, o para sentarse en el piso de la sala de estar empacando animales de peluche y pequeños overoles en cajas de cartón. (A veces lloro por monos particularmente pequeños que pertenecieron a Bea, luego a Tala, y pronto serán heredados por Número Tres).

 

 

Un sábado, llevamos a las niñas al Museo de Historia Natural y pasamos dos horas y media en la habitación con la enorme ballena. Otra noche, Brendan, Libby y yo nos reunimos en nuestra pizzería favorita en Dumbo y nos quedamos afuera hablando en el patio hasta que qu e el personal está limpiando para la noche. Pagamos de más para que dibujen nuestras caricaturas en Central Park. Le pedimos a un turista que nos tome una foto familiar en la fuente de Bethesda. Nos reunimos para comer crepes, domingo tras domingo, en el lugar favorito de Libby en Williamsburg. Y llega noviembre. Se van un jueves, brillante y temprano. Las chicas tienen tanto sueño que podemos dejarlas caer en el U-Haul sin mucha fanfarria y, en secreto, estoy decepcionada. Me mata escucharlas llorar por las palabras de la tía Nono, Nono, pero no no   oírlas podría ser peor. Brendan y yo nos despedimos con un abrazo, y luego él sube al camión alquilado para darnos a mí y a Libby un poco de privacidad.  — ¡Corre! —  ¡Corre! — le le susurro a Libby, y él me lanza una sonrisa antes de cerrar la puerta. Libby ya está llorando. Dijo que se despertó llorando. No lo hice, pero por otra parte, no estoy segura de haber dormido. La tercera vez que desperté sobresaltada, me conecté e hice citas con un terapeuta y un especialista en sueño, luego pedí cuatro libros que prometían haber «ayudado a millones en (mi) situación exacta».

Era casi agradable tener algo más en lo que concentrarse en la oscuridad oscu ridad de la noche.  — Hablaremos Hablaremos todo el tiempo —  tiempo — promete promete Libby — . Vas a estar harta de mí.  — Hay Hay una frialdad en el viento, y levanto las yemas de sus dedos fríos para respirar calor en ellos.

 

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Pone los ojos en blanco, riendo con lágrimas en los ojos.  — Sigues Sigues siendo una mamá tan completa.  — Tú Tú eres la que habla. —  habla. — Me Me inclino para besar su vientre — . Pórtate bien, Número y ladrogas tía Nono te fiestas. llevará un regalo cuando te visite. Una motocicleta, tal vez, oTres, algunas para  — No No sé qué decir. —  decir. — La La voz de Libby se quiebra.

 

 

La tiro en un abrazo.  — Esto Esto apesta. Se relaja en mis brazos.  — Esto Esto realmente apesta.  — Pero Pero también es genial  — señalo señalo — . Vas a tener una casa enorme, y ventanas que no den a ese viejo que nunca usa pantalones, y vas a tener un jardín y usarás esos vestidos de la pradera demasiado caros cuando organices la cenas con arreglos florales frescos en todas las superficies, y tus hijos se quedarán hasta tarde atrapando luciérnagas con los niños de los vecinos, y Brendan probabl probablemente emente aprenderá a cortar leña, a ser musculoso y a llevarte como si estuvieras en una novela romántica.  — Y luego vas a ir de visita  — interrumpe interrumpe — . Y nos vamos a quedar despiertas toda la noche hablando. Vamos a beber demasiados gin-tonics, y voy a convencerte de que cantes Sheryl Crow conmigo en la noche de karaoke de Poppa Squat, y vamos a ir a una verdadera granja de árboles de Navidad, no solo a un carpa en un callejón, y vamos a mostrarles a las chicas Philadelphia Phil adelphia Story, y van a decir: Oye, ¿me equivoco o Cary Grant está siendo un poco imbécil? ¿Por qué no iba a terminar con Jimmy Stewart?  — Y tendremos que decirles que algunas personas simplemente tienen mal gusto —  gusto  — coincido coincido solemnemente.  — O que a veces, no hay uno sino dos hombres atractivos compitiendo por tu y tienes que dar vueltas y elegir uno al azar, y luego casar al otro con su corazón, compañera de trabajo.  — ¿Nena? —  ¿Nena? — llama llama Brendan desde el camión, con una mueca de disculpa. Libby asiente comprendiendo y nos separamos, aun aferrándonos los antebrazos como si estuviéramos preparándonos para dar vueltas en círculos a toda tod a velocidad y no queremos que la inercia nos separe. Bastante preciso, en realidad.

 

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 — Esta Esta no es una despedida —  despedida — dice. dice.  — Por Por supuesto que no —  no — digo digo — . Nadine Winters nunca recuerda decir hola o adiós.  — También También somos hermanas —  hermanas — dice dice — . Estamos atascadas juntas.  — Eso Eso también. Me suelta y se sube a la camioneta.

 

 

Mientras se alejan, mis ojos se llenan. Al menos las lágrimas aguantaron mucho tiempo. Al menos les gané. El blanco y el naranja del U-Haul U -Haul se fusionan hasta que es como si estuviera mirando una pintura de acuarela que se ha dejado afuera bajo la lluvia, mi familia se desintegra en rayas de colores. Observo el borrón de ellos encogerse. Una cuadra. Luego dos. Luego tres. Luego giran y desaparecen, y se siente como si fuera una losa de concreto que se acaba de romper por la mitad, solo para darme cuenta de que mi interior nunca se asentó del todo. Estoy hecha papilla. Ahora estoy llorando mucho. No sollozos lindos. Respiraciones jadeantes feas. La gente pasa por la acera. Algunos me dan un gran rodeo. Otros me lanzan miradas comprensivas. Cuando una mujer de mi edad pasa, me tiende un pañuelo sin siquiera disminuir su ritmo y lo agarro como una manta de bebé, incapaz de hacer nada más que llorar más fuerte y fuerte y reír,  reír, mi abdomen rebota entre los dos. Es como mamá solía decir: no eres un verdadero neoyorquino hasta que estás dispuesto a sentir tus tu s emociones abiertamente, y solo ahora, habiendo tomado la firme decisión de quedarme, he cruzado ese último umbral. Me dejo caer en el pórtico de Libby (su antiguo antiguo pórtico)  pórtico) riendo y llorando tan histéricamente que ya no puedo distinguir uno del otro. Solo una vez que mi teléfono comienza a sonar logro controlarme. Respiro, limpiando algunas de mis lágrimas, mientras saco mi teléfono de mi bolsillo y leo la pantalla.  — ¿Libby? —  ¿Libby? — contesto contesto — . ¿Está todo bien?  — ¿Qué ¿Qué pasa? —  pasa? — dice. dice.  — ¿Nada? —  ¿Nada? — Me Me paso el dorso de las manos por los ojos —  ojos — . ¿Tú?  — No No mucho —  mucho — suspira suspira — . Solo te extrañaba. Pensé en llamar y saludar. El calor llena mi pecho. Se me mete en los dedos de las l as manos y de los pies,

 

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hasta que es tanto que duele. Estoy sobrellenada. Ninguna persona debería tener tanto amor en su cuerpo al mismo tiempo.  — ¿Cómo ¿Cómo se ve Nueva York en este momento? —  momento?  — pregunta. pregunta. Se han ido hace ocho minutos.  — ¿Se ¿Se le cayó el pie a Brendan sobre el acelerador o algo así?  — Solo Solo dime —  dime — dice dice — . Quiero oírte oírte describirlo.  describirlo.

 

 

Miro alrededor, el ajetreo y el bullicio, los árboles sacando sus primeros chorros de rojos y amarillos a través de sus hojas. Un hombre descargando cajas de fruta en la bodega al otro lado de la calle. Una anciana con cabello negro azabache bajo un sombrero de vaquero con pedrería blanca rebuscando entre los DVD a la venta en la mesa plegable de un tipo. (Libby y yo echamos un vistazo antes de separarnos y nos dimos cuenta de que el ochenta y cinco por ciento de la colección presentaba a Keanu Reeves, lo que plantea la pregunta: ¿este hombre y Keanu Reeves tuvieron una gran pelea?) Huelo a kebab cocinándose en la calle, y en la distancia suenan las bocinas de los autos, y una mujer que puede o no ser una actriz que he visto en SVU pasa apresuradamente con enormes lentes de sol, paseando a un diminuto Boston terrier.  — ¿Y ¿Y bien? —  bien? — dice dice Libby. Parece estar en casa.  — El El mismo de siempre.  — Lo Lo sabía. —  sabía. — Puedo Puedo oírla sonreír. Quería que fuera con ella, pero está feliz de que tenga lo que quiero. Quería que se quedara, pero espero que encuentre todo lo que busca y más. Tal vez el amor no deba construirse sobre una base de compromisos, pero tal vez tampoco pueda existir sin ellos. No del tipo que obliga a dos personas a adoptar formas en las que no encajan, sino del quehabrá afloja garras, para crecer. Compromisos que tipo dicen, un sus espacio en siempre forma dedeja tú enespacio mi corazón, y si tu forma cambia, me adaptaré. No importa a dónde vayamos, nuestro amor se extenderá para abrazarnos, y eso me hace sentir como… como que todo va a estar esta r bien.

 

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 37 El doce de diciembre a las once y veinte me dirijo a Freeman Books. Es el único día al año que siempre me tomo libre lib re en la agencia, y tan pronto como comencé en Loggia Publishing, solicité el duodécimo también allí. La curva de aprendizaje es brutal, pero después de tantos años de saber exactamente cómo hacer mi trabajo, el desafío es estimulante. Examino cada uno de los manuscritos de mis autores au tores recién heredados como un arqueólogo en un sitio de excavación recién descubierto. ¿Se puede ser un fanático de la edición de libros? Si es así, eso es lo que soy. Casi odié faltar al trabajo hoy, pero si voy a estar fuera de la oficina, al menos estaré rodeada de palabras. Me tomo mi tiempo para caminar, disfrutando de un sorpresivo rayo de sol que derrite la nieve en grumos fangosos sobre la acera, el débil calor se filtra en mi abrigo en espiga favorito. En el restaurante donde solía sol ía trabajar mamá, compro una taza de café y una danesa. Ha pasado mucho tiempo desde que alguien me reconoció aquí, pero estoy bastante segura de que el mismo cajero nos llamó a Libby y a mí el doce de diciembre pasado diciembre  pasado,, y eso es suficiente para llenarme con un agradable sentido de pertenencia. Y luego el dolor agudo, como si hubiera rozado la parte ampollada de mi corazón: Charlie debería estar aquí . No evito pensar en él, como solía hacer con

 

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Jakob. Incluso si duele, cuando brilla en mi mente, es como recordar un libro favorito. Uno que te dejó destrozado, seguro, pero también uno que te cambió para siempre. Paso una floristería con una carpa de plástico calefaccionada colocada alrededor de su escaparate y entro para comprar un ramo de pétalos de color rojo intenso salpicados de hojas verde plateadas plat eadas y diminutas flores blancas. No conozco los tipos de flores, pero para p ara que florezcan en invierno, deben ser resistentes, y las respeto por eso.

 

 

A las once cuarenta y cinco, aún estoy a dos cuadras de distancia y mi teléfono vibra en el bolsillo bol sillo de mi abrigo. Coloco Colo co el ramo en el hueco de mi brazo, busco en mi bolsillo, luego me quito el guante con los dientes para desbloquear el teléfono y leer el mensaje de Libby.

¡Feliz cumpleaños!,  escribe, como si estuviera enviando el texto directamente a mamá. Feliz cumpleaños, le escribo, con el pecho escocido. Es difícil estar separadas hoy. Es la primera vez que tengo que hacer esto sin ella. ¿FaceTime más tarde?, escribe. Por supuesto, digo. Escribe durante un minuto en tanto me apresuro a cruzar la última cuadra. ¿Ya recibiste mi regalo?

¿Desde cuándo hacemos regalos para el cumpleaños de mamá? escribo. Desde que tenemos que estar separadas para eso , dice. Bueno, no te conseguí nada . Eso está bien, dice. Puedes deberme. ¿Pero aún no recibiste el tuyo?  No, escribo. Salí.  Ah, dice. ¿Ya en Freeman's?  En unos tres segundos. Abro la puerta con el hombro h ombro y entro en el familiar calor polvoriento. Te dejaré ir, dice. Pero envía una foto cuando llegue el regalo, ¿de acuerdo?  Respondo con un pulgar hacia arriba y un corazón, luego dejo caer mi teléfono y guantes en mis bolsillos, liberando mis manos para navegar. Me dirijo directamente a los estantes de romance. Este año, compraré dos

 

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copias de lo que elija y le enviaré una a Libby. O, mejor aún, lo llevaré conmigo cuando la visite para las vacaciones y el nacimiento de Número Tres. Mientras deambulo a lo largo de los cientos de lomos prístinos, el tiempo se mi alrededor, corriente se desacelera. No de tengo estar. No haydesenrolla nada queahacer más que laleer resúmenes y sacar citas las donde sobrecubiertas, hojear algunas últimas páginas y dejar otras sin leer. Una y otra vez, pregunto: ¿Qué hay con este, mamá? ¿Te gustaría este?

 

 

Y entonces: ¿Me gustaría esto? Porque esto? Porque eso también importa. Cada vez que estoy frente a una fila de libros, es como si pudiera escuchar el fuerte grito de risa de mamá, oler su cálido aroma a lavanda. En una ocasión, Libby y yo estábamos tan absortas en nuestro proceso del 12 de diciembre que, durante unos diez minutos, no nos dimos cuenta de que el hombre de la gabardina  junto a nosotras hacía todo lo posible por exponerse. (Cuando esto sucedió, y finalmente me di cuenta, me escuché calmadamente, desinteresadamente, decir, un libro aún en mi mano, No mano, No.. La mirada en su rostro me dio la mayor oleada de poder que he tenido hasta la fecha, y Libby y yo nos reímos durante semanas sobre so bre lo que de otro modo podría hab haber er sido una experiencia bastante traumática). Entonces, aunque soy consciente conscien te de que hay un par de otras personas dando vueltas en mi periferia, no reconozco exactamente a ninguna de ellas hasta que busco la novela Curmudgeon Curmudgeon de  de January Andrews, solo para encontrar a alguien más buscándola en el mismo momento. Supongo que la mayoría de la gente diría: ¡Lo siento! Lo siento! Lo que sale de mi boca es:  — ¡Argh! ¡Argh! Ninguno de los dos suelta el libro, la gente típica de la ciudad, y me giro hacia mi rival, sin querer dar marcha atrás. Mi corazón se detiene. De acuerdo, estoy segura de que no. Aún estoy viva. Pero esto, me doy cuenta, es lo que quieren decir, todos esos miles de escritores que han intentado describir la sensación de seguir el sendero de tu vida durante años, solo para chocar con algo que la cambia para siempre. La forma en que la sensación te atraviesa, desde el centro hacia afuera.

 

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Cómo lo sientes en la boca y en los dedos de los pies a la vez, una docena de pequeñas explosiones. Y luego un despliegue de calor desde la clavícula hasta las costillas, los muslos, las palmas de las manos, como si con solo verlo se hubiera desencadenado una especie de crisálida.

 

 

Mi cuerpo ha pasado del invierno a la primavera, todos esos pequeños brotes desaliñados abriéndose paso entre la nieve. Primavera, viva y despierta en mi torrente sanguíneo.  — Stephens —  Stephens — dice dice Charlie en voz baja, como un juramento, una oración o un mantra.  — ¿Qué ¿Qué estás haciendo aquí? —  aquí? — susurro. susurro.  — No No estoy seguro de con qué respuesta empezar.  — Libby. —  Libby. — La La realización salta a través de mí —   — . Eres… Eres… ¿eres mi regalo? Su boca se curva, provocando, pero sus ojos se mantienen suaves, casi vacilantes.  — En En cierto sentido.  — ¿En ¿En qué manera?  — Goode Goode Books —  Books — dice dice cuidadosamente — , está bajo una dirección nueva. Niego con la cabeza, intentando despejar la niebla.  — ¿Tu ¿Tu hermana vino? Niega con la cabeza.  — La La tuya lo hizo. Abro la boca pero no sale ningún sonido. Cuando la cierro de nuevo, las lágrimas nublan mis ojos.  — No No entiendo. Pero una parte de mí sí. O quiere creer que sí. Tiene esperanza esperanza.. Y esa esperanza se registra como un nudo ardiente de hilo dorado y brillante, demasiado enredado para que tenga sentido.

 

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Charlie desliza el libro atrapado entre nuestras manos en el estante, luego se acerca, sus manos tomando las mías.  — Hace Hace tres semanas  — dice dice — , estaba en la tienda y apareció nuestra familia.  — ¿Nuestra ¿Nuestra familia? —  familia? — repito. repito.  — Sally, Sally, Clint, Libby —  Libby — dice dice — . Trajeron un PowerPoint.

 

 

 — ¿Un ¿Un PowerPoint? —  PowerPoint? — digo, digo, mi frente se arruga. La comisura de su boca se curva.  — Fue Fue muy organizado —  organizado — dice dice — . Te hubiera encantado. Tal vez te envíen una copia por correo electrónico.  — No No entiendo —  entiendo — digo digo — . ¿Cómo estás aquí?  — Armaron Armaron una lista  — dice dice — . «Doce pasos para reunir a las almas gemelas», la que, que, por cierto, incluía múltiples citas de Jane Austen. No estoy seguro si fue Libby o papá. p apá. Pero lo que quiero decir es que hi hicieron cieron algunos puntos convincentes. Las lágrimas inundan mis ojos, mi nariz, mi pecho.  — Como, Como, ¿cuáles? Una sonrisa completa y brillante; una tormenta eléctrica detrás de sus ojos.  — Como Como que, estoy desesperado por ver tu Peloton en la vida real real —   — dice dice —  . Y necesito saber si tu colchón merece la publicidad. Y lo más importante, estoy  jodidamente enamorado de ti, Nora.  —Pero… pero tu papá…  papá…   — Graduado Graduado temprano de fisioterapia —  fisioterapia  — dice dice — . El PowerPoint decía «con honores», pero estoy ochenta y ocho por ciento seguro de que eso no es real. Y Libby se hizo cargo de la tienda. Las chicas se vuelven locas allí todos los días, y Tala lucha contra cualquiera que intente int ente irse sin comprar nada. Es hermoso. Libby también dijo que te dijera que ella y Brendan son «indigentes de Manhattan pero ricos de Carolina del Norte», por lo que después de que nazca n azca el bebé, la directora Schroeder ayudará mientras Libby se toma una licencia, luego, cuando esté lista para volver a trabajar, contratará a una niñera, niñ era, así que deberías dejar de pre preocuparte ocuparte incluso antes de empezar. Me rio sollozando, niego con la cabeza de nuevo.

 

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 — Dijiste Dijiste que tu mamá nunca dejaría que alguien fuera de la familia manejara la tienda. Sus ojos se posan en mi cara, su expresión se vuelve seria.  — Creo Creo que tiene la esperanza de que Libby no se quede fuera de la familia para siempre. Eso es todo. El dique se rompe y rompo en lágrimas de felicidad cuando Charlie enmarca mi cara con sus manos.

 

 

 — Le Le dije a mis padres que no podía dejarlos si me necesitaban, ¿y sabes lo que dijeron?  — ¿Qué? —  ¿Qué? — Mi Mi voz se quiebra unas cuatro veces en esa sílaba.  — Dijeron Dijeron que ellos son  son  los padres.  — Su Su voz es húmeda, ahogada —  ahogada — . Aparentemente, no necesitan una «mierda» de mí, excepto que yo sea feliz. Y no les importaría una nuera caliente y sexy. No sé si reír o llorar un poco más, o tal vez solo gritar a todo pulmón. Grit Gritoo de emoción, no grito de miedo. (¿Así   es cómo se supone que debes decir Spaaaahhh?) Spaaaahhh ?)  — ¿Cita ¿Cita exacta de Sally? —  Sally? — digo. digo. Sonríe.  — Parafraseando. Parafraseando. El nudo se está deshaciendo, desenredando en mí, subiendo por mi garganta y arraigándose a través de mi estómago en tanto él continúa.  — Nora Nora Stephens —  Stephens — dice dice — , me he devanado los sesos y esto es lo mejor que se me ocurre, así que espero que te guste. Su mirada se eleva, todo sobre él, sobre su rostro, sobre su postura, sobre él él   hecho de bordes afilados y fragmentos irregulares y sombras, todo familiar, todo perfecto. No para otra persona, tal vez, sino para mí.  — Me Me mudo de regreso a Nueva York  — dice dice — . Consigo otro trabajo de edición, o tal vez acepto ser agente, o intento escribir de nuevo. Te abres camino en Loggia, y los dos estamos ocupados todo el tiempo, y en Sunshine Falls, Libby dirige el negocio local que salvó, y mis padres miman a tus sobrinas como los nietos que desean desesperadamente, y Brendan probablemente no mejora mucho en la pesca, pero llega a relajarse e incluso tomar vacaciones pagadas con tu hermana y sus hijos. Y tú y yo salimos a cenar.

 

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»Donde quieras, cuando quieras. Nos divertimos mucho siendo gente de ciudad, y somos felices. Me dejas amarte tanto como sé que puedo, mientras sé que puedo, y lo tienes jodidamente todo. Eso es todo. Eso es lo mejor que se me ocurrió, y realmente espero que digas…  digas…   Entonces lo si no hubiera nadie leyendo de las novelasnos de los Bridgerton a beso, metrocomo y medio de distancia, como una si simplemente encontráramos en una isla desierta después de meses separados. Mis manos en su cabello, mi lengua atrapándose en sus dientes, sus palmas deslizándose detrás de

 

 

mí y apretándome contra él en el manoseo público más completo que hemos logrado hasta ahora.  — Te Te amo, Nora  — dice dice cuando nos separamos unos centímetros para respirar —   — . Creo que amo todo de ti.  — ¿Incluso ¿Incluso mi Peloton? —  Peloton? — pregunto. pregunto.  — Gran Gran pieza de equipo —  equipo — dice. dice.  — ¿El ¿El hecho de que reviso mi correo electrónico después de las horas de trabajo?  — Simplemente Simplemente hace que sea más fácil compartir Pie Grande erótico sin tener que cruzar la habitación —  habitación  — dice. dice.  — A veces uso zapatos muy muy poco  poco prácticos —  prácticos — agrego. agrego.  — No No hay nada impráctico en lucir sexy —  sexy — dice. dice.  — ¿Y ¿Y qué hay de mi sed de sangre? Sus ojos se vuelven pesados mientras sonríe.  — Eso —  Eso — dice dice — , podría ser mi cosa favorita. Sé mi tiburón, Stephens.  — Ya Ya lo era —  era — digo digo — . Siempre lo he sido.  — Te Te amo —  amo — dice dice de nuevo.  — Yo Yo también te amo. —  amo.  — No No tengo que forzarlo a pasar un nudo o a través del tornillo banco una garganta apretada. Es simplemente la verdad, de mí, una de voluta dedehumo, un suspiro, otra flor flotante en una corrientey sale que transporta miles de millones de ellas.  — Lo Lo sé —  sé — dice dice — . Puedo leerte como un libro.

 

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Epílogo Seis meses después Hay globos en la ventana, un letrero de pizarra en el frente. A través del suave resplandor del cristal, se puede ver a la multitud dando vueltas, brindando con copas de champán, hablando, riendo, curioseando. curio seando. Para los no iniciados, puede parecer una fiesta de cumpleaños. Hay, después de todo, una niña con ondas rubias rojizas, que acaba de cumplir cuatro años, que ha robado un pastelito de la torre de ellos en la parte trasera de la tienda, y ahora corre en forma de ochos vertiginosos alrededor de las piernas de los adultos, golpeando sillas y estantes, con glaseado púrpura untado alrededor de sus labios. O la multitud podría estar celebrando a su larguirucha hermana mayor, con el flequillo liso y ceniciento, que finalmente, después de un poco de lucha, aprendió a leer. (Ahora pasa casi todos los días doblada en el puf verde dentro de la sala de libros para niños con un libro en su regazo). O podría ser todo por el bebé en la cadera de la mujer de cabello rosado. Gateó por primera vez hace solo nueve días (aunque hacia atrás, y solo por un segundo), y uno pensaría que ganó el Premio Nobel, por los gritos en la videollamada de su madre y su tía. ( «¡Hazlo de nuevo, Kitty! ¡Muéstrale a la tía Nono cómo eres el bebé más ágil y atlético de todos los tiempos!») También hay motivos para celebrar al esposo de d e la mujer de cabello rosado. Después de semanas semanas de  de seguir al Club de Captura y Liberación local, finalmente

 

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atrapó algo temprano esa mañana, mientras la niebla aún era espesa al otro lado del río… incluso si solo era un sostén muy grande.  grande.  La niña de cuatro años que roba cupcakes se lanza a través de sus piernas y choca con el hombre mayor alto que usa el bastón. Ella se ríe mientras él acaricia su cabello. Alguien le da una palmadita en el brazo y lo felicita por finalmente retirarse.  — Más Más tiempo para limpiar las canaletas en casa —  casa  — dice. dice.

 

 

Tal vez todos estén aquí para honrar a la mujer de ojos dulces y arrugados, que se mueve en una nube de jazmín de maleza: dos de sus pinturas acaban de ser aceptadas en una exposición colectiva. O podrían estar celebrando que la tienda que organiza la fiesta acaba de tener su mes más rentable en ocho años. Podría ser que, después de meses de trabajar por cuenta propia, el hombre de cejas pobladas con una mueca de sonrisa acaba de aceptar una oferta de trabajo en Wharton House Books, un puesto varios peldaños más alto que cuando trabajó allí por primera vez. O todo esto podría tener algo que ver con la pequeña caja de terciopelo que no puede dejar de dar vueltas en el bolsillo de d e su chaqueta. (No hay nada dentro; ella mencionó una vez que si alguna vez se casaba, ella misma elegiría el anillo). O que la mujer rubia como el hielo que se apoya en él ya sabe desde hace semanas lo que va a decir. (Ella hizo una lista de pros y contras, pero solo terminó escribiendo su nombre en pro y ¿¿¿posiblemente usar una pieza de joyería que no elegí de por vida??? bajo vida??? bajo contra contra). ). La fiesta en cuestión también podría ser para la mujer de los vasos de botella de Coca-Cola, sosteniendo una copa de champán mientras se acerca al micrófono en el centro de la librería, una pila de libros gris pizarra dispuestos en una mesa a su lado, una sala de lectores que se quedan callados, embelesados, esperando que ella hable, que presente esta nueva historia histori a a un mundo que la ha estado esperand esperando. o.  — Para Para cualquiera que lo quiera todo —  todo — comienza comienza — , que encuentre algo que sea más que suficiente. Se pregunta si lo que viene a continuación podría estar a la altura de las expectativas. No lo sabe. Nunca puedes. De todos modos, pasa la página.

 

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Detrás del libro

Me encantan las películas de Hallmark. Me encantan los entornos pintorescos. Me encanta el número excesivo de suéteres y botas hasta la rodilla. Me encanta el nivel aspiracional de compromiso con el decorado estacional en cada hogar. Sobre todo, me encantan los finales felices.

Y después de haber visto suficiente de estas delicias de baja angustia y hechas para la televisión (Hallmark y de otro tipo), me encontré fascinada con una iteración particular del romance en los pueblos p0equeños. Es así: un personaje principal tenso, sin alegría y obsesionado con la carrera es enviado desde la gran ciudad que llaman hogar para realizar negocios en América Central. ¡No quieren ir! ¡Ni siquiera tienen los zapatos los  zapatos adecuados  adecuados para este tipo de entorno! Pero una vez que están allí, no solo logran enamorarse de uno de los dulces lugareños, sino que también logran aprender el verdadero significado de la vida. (Alerta de sp spoiler: oiler: eso no es una carrera de alto poder en una gran metrópolis). Y todos terminan felices. Bueno, todos menos el ex. La mujer (u hombre) dejada atrás en la ciudad, cuyo papel generalmente g eneralmente es llamar al personaje principal y ladrarles por teléfono, recordarles que fueron a Pueblopequeño, EE.UU. por negocios,   para llevar a cabo un despido masivo, o para aplastar el emporio de negocios,  juguetes local para que Big Toy pueda abrir su ubicación número 667 667 en el corazón del pueblo, mientras tal vez arrasan una glorieta o dos en el camino. Es un obstáculo para la verdadera verdadera historia  historia de amor, la relación destinada a suceder.. O es un contraste de la querida local, allí principalmente para mostrar suceder cuánto mejor entiende la otra mujer el protagonista. O es el pequeño diablo no no   malvado en su hombro, intentando desviarlo de esta nueva y mejor vida. Una vez más, hay que decirlo, me encantan estas películas, y muchas no se

 

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desarrollan exactamente así, pero lo suficiente suficiente como  como para que me pregunte: ¿Quién pregunte:  ¿Quién es esta mujer? ¿A dónde va su historia a partir de aquí? ¿Pasa a tener su propia experiencia transformadora en un pueblo  pequeño? ¿Toda persona tensa de la ciudad tiene que abandonar la ciudad y enamorarse de un carpintero para obtener su final feliz?

 

 

¿O su final feliz se parece al de su ex? ¿Qué anhela? Y, posiblemente lo más emocionante para mí de todo: ¿por qué quiere tanto que su novio se ocupe de los negocios y haga su trabajo para empezar? Esas fueron las preguntas que crearon Book Lovers, un libro cuyo título provisional era, de hecho, City Person.  Person.  No solo fue un homenaje a todas esas historias de peces fuera del agua que tanto amo, sino también a las mujeres que se sienten sienten como  como peces fuera del agua, aquellas que no están seguras si están preparadas para un final feliz. Miranda Priestly de The Devil Wears Prada.  Prada.  Meredith Blake de The Parent Trap. Patricia Eden de You’ve Got Mail.  Las mujeres diseñadoras, vestidas con tacones de aguja, con bolígrafos rojos, en cintas de correr, que comen ensaladas con muy poco tiempo o interés en hornear, acampar o ver amaneceres. Esta fue mi exploración de quiénes son realmente esas mujeres, y cómo podría ser un final feliz para ellas. No es un final perfecto, pero sí uno apto. Un feliz para siempre que es tan desordenado, complicado y, en última instancia, irresistible como encuentro a los personajes principales de Book Lovers que Lovers que viven en la ciudad, usan diseñadores, montan Peloton y usan bolígrafos con tinta roja. Así que, si eres una querida de pueblo pequeño, una ambiciosa persona de carrera o un tipo de personaje p ersonaje completamente diferente, espero que ames a Charlie y Nora. Y espero que su historia te recuerde que no hay una sola manera correcta de ser, ningún final feliz de talla única, y nadie más en la tierra que pueda ser exactamente quién eres.

 

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 Preguntas de discusión

1. Nora se ve casi como la villana en la historia de amor de otra persona. ¿Quiénes son algunas de tus tus villanas  villanas favoritas, a quienes amas directamente di rectamente o amas odiar? 2. Nora lee primero la última página de un libro. A Libby le gusta entrar sabiendo lo menos posible. ¿Cómo prefieres leer? 3. ¿Cuál fue el libro que te enamoró (o volvió volvió a  a enamorarte) de la lectura?

4. ¿Preferirías pasar un mes en Sunshine Falls, o en la vida de Nora en Nueva York? ¿Por qué? 5. ¿Alguna vez has sentido que diferentes lugares sacaron diferentes partes de ti? 6. A medida que Libby y Nora crecen, tienen que aceptar que la vida las lleva en direcciones diferentes. ¿Alguna vez has pasado por algo así con un amigo o familiar? 7. Nora y Libby crecieron juntas y, sin embargo, experimentaron su infancia de manera muy diferente. ¿Por qué crees que es así? ¿Alguna vez te ha sucedido esto con un familiar o amigo? 8. Charlie inicialmente se dispuso a escribir y terminó editando. Nora quería editar y se convirtió en agente. ¿Alguna vez has perseguido algo que te llevó en una dirección diferente? 9. De niñas, Nora y Libby cambiaban los finales de las historias si no les gustaban. Si pudieras cambiar el final de un libro, ¿cuál sería y cómo lo cambiarías? 10. Todos los ex de Nora han terminado con parejas que aparentemente eran

 

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totalmente diferentes a ellos. Sin embargo, Nora y Charlie son guisantes en una vaina. ¿Tus parejas ficticias favoritas tienden a caer en una categoría u otra? ¿Sientes lo mismo de las relaciones de la vida real? 11. Una de las mayores luchas de Nora es encontrar el equilibrio de cuánto comprometer por¿Qué aquellos a quienes ama. ¿Qué papel crees crees que  que juega el compromisoenensuelvida amor? es, para ti, intransigente? 12. ¿Cuál es tu idea de un final feliz?

 

 

La lista de lectura definitiva de Nora y Libby  Incense and Sensibility por Sonali Dev The Roughest Draft  por  por Emily Wibberley y Austin Siegemund-Broka Yinka, Where Is Your Huzband? por Huzband?  por Lizzie Damilola Blackburn  Arsenic and Adobo por Adobo  por Mia P. Manansala  A Special Place for Women por Women por Laura Hankin  A Thorn in the Saddle por Saddle  por Rebekah Weatherspoon Just Last Night  por  por Mhairi McFarlane  An Extraordinary Union por Union  por Alyssa Cole The Editor por Editor por Steven Rowley The Siren por Siren por Katherine St. John  A Lot Like Adiós por Adiós por Alexis Daria Verity por Verity  por Colleen Hoover The Kiss Quotient  por  por Helen Hoang  Portrait of a Scotsman por Scotsman  por Evie Dunmore The Fastest Way to Fall por Fall  por Denise Williams So We Meet Again por Again por Suzanne Park

 

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By the Book  por  por Jasmine Guillory  Payback's A Witch por Witch por Lana Harper Week to Be Wicked por Wicked por Tessa Dare

   

Sobre la autora

 

 361 Emily Henry  estudió escritura creativa en Hope College y el Centro de Estudios de Arte y Medios de Nueva York, y ahora pasa la mayor parte de su tiempo en Cincinnati, Ohio, y su parte de Kentucky justo debajo. Beach Read es Read es su primera novela para adultos.

   

Créditos Moderación LizC

 Traducción LizC y Lyla

Corrección, recopilación y revisión Imma Marques y LizC

Diseño M.Arte

 

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