Boido, G., E. Flichman et al._Pensamiento científico, libro 1, Prociencia, Conicet, 1996, móds. 1-5 (doble faz A4 OCR)

September 4, 2017 | Author: luisfernandosierra | Category: Scientific Method, Science, Universe, Aristotle, Pump
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Intervinieron en la elaboración e implementación del presente curso: Leopoldo Vareta, Gregorio KlimovsJ:y, Guillermo Boido, Eduardo H. F/ichnulIl. El diseño, la supervisión general y la selección de colaboradores de Pensamiento Científico fue realizado por Guillermo Boido. Eduardo H. F1ichman colaboró en la supervisión general. Las labores de procesamiento, corrección de p.ruebas y supervisión de compaginación y edición estuvo a cargo de Andrea Pacífico y Jorge Yagüe.

1lllroducción. Autor y redactor: Guillermo Boido Módulo J. Autor: Guillermo Boido con aportes de Eduardo H. Flichman. Preparación y redacción del material: Horado Arló Costa, Guillermo Boido, Andrea Pacífico y Jorge Yagüe. Redacción final: Guillermo Boido. Módulo 2. Autor: Guillermo Boido. Preparación y redacción del material: Horacio Arló Costa, Guillermo Boido y Graciela Domenech. Redacción final: Guillermo Boido. Módulo 3. Autor: Eduardo H. Flichman. Preparación y redacción del material: Guillermo Boido, Eduardo H. Flíchman, Andrea Pacífico y Jorge Yagüe. Redacción final: Andrea Pacífico y Jorge Yagüe. Colaboró en el procesamiento: Leonardo Varela. Módulo 4. Autor: Eduardo H. Flichman. salvo el tema Elfundamento teórico de la tecnología científica, de Guillermo Boido. Preparación y redacción del material: Guillermo Boido, Eduardo H. Flichman, Andrea Pacífico y Jorge Yagüe.Redacción final: Andrea Pacífico y Jorge Yagüe. Módulo 5. Autores: Guillermo Boido y Jorge Yagüe. Preparación y redacción del material: Guillermo Boido, Andrea Pacífico y Jorge Yagüe. Redacción final: Andrea Pacífico y Jorge Yagüe. Reeditado y corregido bajo la supervisión de Andrea Pacífico. t 996.

©1996 CONICET Depósito Ley 11.723 ISBN 950-687-024-1

Pensam iento científico Guillermo Boido Eduardo H. Flichman Horacio Arló Costa Andrea Pacífico Jorge Yagüe Graciela Domenech Leonardo Varela Libro 1 (de 3) Material de lectura para el curso a distancia de Pensamiento Científico, Programa Prociencia, CONICET Publicado por CONICET con financiación del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación Reeditado y corregido por Andrea Pacífico Buenos Aires, 1996 ISBN 950-687-024-1

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INDICE Algunas sugerencias previas de la sabiduría y las propiedades del gato de Chesire, 9 Introdu·cción, 11 Módulo 1 Un caso histórico a modo de introducción, 15 ¿Por qué iniciamos nuestro curso con el esrudio de un "caso histórico"?, 15 El surgimiento de una teona, 18 Una perplejidad histórica, 18 El mundo sin vacío, 21 Los mecanicistas del siglo XVII y el desafío de la técnica, 23 La conjetura de Galileo, 24 La teoría del "mar de aire", 26 Pero, ¿qué es una teoría?, 30 Regreso a la historia, 33 Ciencia antigua y ciencia moderna: primeras reflex.iones, 34 Sociedad y técnica en tiempos de Torricelli, 37 El orden f e u d a l , . J 7 El surgimiento del capitalismo y la revolución tecnológica europea, 38 El siglo XVII y los albores de la Revolución Industrial, 41 Una andanada de investigaciones: la creación de la neumática, 44 La prehistoria de la máquina de vapor, 46 Primeras enseñanzas de un caso histórico: las complejidades del Gato, 49 No se pierda el pró:úmo episodio, 51 Módulo 2

La revolución copemicafla, Introducción, ~as cosmologías precientíficas, El gnomon en la Argentina, El surgimiento de las primeras cosmologías científicas, Las primeras teorías astronómicas, El problema de los planetas, La cosmología aristotélica, La astronomía ptolernaica, Un poco de historia, Interludio: Tres tradiciones científicas. La tradición organicista o aristotélica. La tradición mística o neoplatónica, La tradición mecanicista

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Coda, La ruptura copemicana, La astronomía y la cosmología que heredó Copémico, El sistema planetario copemicano, Los herederos de Copémico, Las etapas de la revolución científica, Tico Brahe (1546-1601), Johannes Kepler (1571-] 630), Galileo Galilei (1564-1642), La cosmología de Isaac Newton, El surgimiento del método experimental, No se pierda el próximo episodio, Recuadros Aristóteles, Ptolomeo, La ciencia y la Iglesia Católica, Copérnico, Kepler, El caso Galileo, Módulo 3 Primeras reflexiones sobre las teorías científicas (1), Introducción, Observables, La demarcación entre 10 observable y lo no observable, De la observación a las leyes empíricas, La inducción en sentido estrecho, El problema de las hipótesis subyacentes, La inducción estrecha debilitada, El método hipotético deductivo, El método hipotético deductivo para las leyes empíricas, El método hipotético deductivo para las leyes teóricas, Reglas de correspondencia, Metodología y creatividad, Teorías, La confirmación de hipótesis y la inducción en sentido amplio, Contextos de descubrimiento y de justificación, Recordatorios, No se pierda el próximo episodio. Recuadros Observación, ex.perimentación y medición. El empirismo, el sitivismo y el neo sitivismo,

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INTRODUCCIÓN El círculo de Viena y la escuela de Berlín, ¿Cómo evolucionó el positivismo lógico?, Un poco de lógica, Módulo 4 Primeras"reflexiones sobre las teorías científicas (/1), Explicación y predicción, El falsacionismo, Críticas al falsadonismo, Reorganizando a Torricel1i, Lo observable y el contexto,158 Pero. ¿qué es el método científico?, El fundamento teórico de la tecnología científica. ¿Técnica o tecnología?, Ciencia básica, ciencia aplicada, tecnología, Reglas técnicas, El fundamento teórico de una regla técnica. Valores, No se pierda el próximo episodio, Recuadros Hipótesis rivales y experimentos cruciales, Sobre las hipótesis auxiliares, Leyes naturales vs. reglas convencionales, Las hipótesis ad-hoc, Módulo 5 Técnicas y sociedad hasta el siglo XVI/, Introducción, El paleolítico, Los primeros instrumentos, El fuego, El lenguaje, Las variables en el progreso técnico, La organización social, La primera gran revolución tecnológica, Nacimiento de la agricultura, De la aldea a la ciudad, Técnica para la administración, Técnica y civilización, Griegos y romanos, La Edad Media, El resur ir de las técnicas,

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LA IMPOSffiILIDAD DE DEFINIR AL GATO Nada mejor para iniciar un curso que tratará acerca de la ciencia, podrá pensar usted, que ofrecer desde el inicio una definición clara y precisa de qué entendemos cuando nos referimos a ella. De hecho, muchos libros de texto sobre ciencias particulares lo hacen, u ofrecen una breve descripción de lo que el autor considera es "el método científico". Pero esto es engañoso. De ser posible acordar el significado de términos tales como "ciencias" o "método científico" este curso carecería de sentido. Puesto que sus autores han decidido diseñarlo, se desprende que no creen que tales definiciones sean, al menos en principio, demasiado útiles. En efecto, en distintos momentos históricos y aun hoy, entre distintos grupos de personas, la pregunta "¿qué es la ciencia?" recibirá distintas respuestas. La nuestra es este curso. Desde ya aclaramos que nuestro propósito no será agregar una definición más a las que existen, sin.o mostrar cuánta complejidad hay en esa empresa humana que llamamos, de modo impreciso en la mayor parte de los casos, ciencia. Pero empecemos por ofrecer ejemplos de la diversidad de significados que suelen atribuirse al término. El más usual, al menos en los libros de enseñanza media, se refiere a la ciencia como "un conjunto acumulativo de conocimientos obtenidos a partir de un método". (La "definición" puede presentarse en un lenguaje más preciso y detallado, pero ello no nos interesa por el momento.) Aquí es tentador señalar las etapas del "método científico"-observación, medición, formulación de hipótesis, etc.-y luego concluir que la ciencia es "conocimiento acorde con dicho método". Lamentablemente, las concepciones acerca del dichoso "método científico" son muy disímiles y originan furiosas polémicas entre los especialistas. La palabra "método" significa camino, pero no parece plausible reducir el método a un conjunto de recetas infalibles para la resolución de problemas científicos. Como se ha señalado alguna vez, la investigación científica dispone a lo sumo de una brújula, y el camino "se hace al andar". Si ello puede afirmarse de ciencias naturales tales como la física, la química o la

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biología, con mayor razón se presentarán dificultades en el caso de las ciencias sociales. El científico social se ocupa de estudiar el comportamiento de las sociedades humanas en cuanto, por ejemplo, a sus creaciones culturales, sus modos de producción económica o de conducción política. El "problema del método" adquiere aquí una enorme complejidad, pues los científicos sociales estudian su sociedad (u otras) sin poder eludir los patrones que esa sociedad-a la que pertenecen-les ha inculcado. (¿Es posible estudiar una sociedad esquimal empleando patrones característicos de las sociedades europeas? ¿Qué dificultades metodológicas específicas encontraría un investigador de la Universidad de Bratislava para realizar un estudio sociológico del arrabal porteño?) No es de extrañar que la mayoría de los científicos sociales cuestionen la existencia de un método científico, en particular cuando se pretende que el estudio de la conducta humana o del accionar de las sociedades debe realizarse por procedimientos semejantes a los que emplean el físico o el químico, es decir, los científicos de la naturaleza. Pero, si admitimos la existencia de estos debates acerca de los cuales se realizan congresos internacionales y se escriben tesis doctorales, parece un tanto abusivo identificar a la ciencia con un método, al menos hasta tanto no se indague lo suficiente acerca de este último. (Por ejemplo: ¿qué es lo que hacen los científicos cuando dicen estar aplicando el método científico?) Otro significado que se asigna a veces a la palabra "ciencia" tiene una connotación cultural o filosófica. Ello es así porque la ciencia es una fuente incesante de nuevas ideas que afectan las concepciones elaboradas por los filósofos acerca de la realidad física y social. En muchos casos, la frontera entre ciencia y filosofía dista de ser clara. Descartes, Leibniz y Kant fueron a un tiempo científicos y filósofos; Galileo y Einstein reclamaban para sí ser considerados filósofos antes .que físicos. Las polémicas acerca del espacio, el tiempo y la materia se remontan por lo menos a veinticinco siglos atrás, pero ninguna discusión actual entre filósofos que se ocupan de esos temas puede ignorar la obra de Einstein y de tantos otros científicos modernos. El pensamiento filosófico de la antigüedad quiso fundamentar la "condición natural" del esclavo o de la mujer asignándoles una inferioridad innata, pero la ciencia moderna ha mostrado la falacia de tales justificaciones. Por lo demás, el impacto científico sobre las visiones tradicionales del mundo ha vuelto anticuada la noción de que el término "cultura" alude solamente a un conjunto de ideas o creencias filosóficas, realizaciones artísticas o jurídicas, historia y literatura. La ciencia y la tecnología modernas pertenecen hayal núcleo más dinámico de la cultura humana, y la escisión entre "ciencias" y "humanidades" no sólo es falaz sino también perniciosa. Pero, aun cuando reconozcamos la gravitación de las ideas científicas sobre la filosofía y su pertenencia a una cultura humana que es única y no puede ser escindida, está claro que la ciencia NO es filosofía y que la búsqueda científica difiere de la composición musical o de la escritura de un poema. Un tercer significado de la palabra "ciencia", quizá el más difundido, la identifica con la tecnología, e inclusive con la producción industrial. En ciertos suplementos "científicos" de los periódicos sólo encontramos noticias acerca de una nueva técnica para recapar neumáticos o los detalles de un nuevo lenguaje de computación, o bien del inicio de actividades de una empresa destinada a la fabricación masiva de

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videograbadores. La confusión, a nuestro entender, es perjudicial, si bien se explica porque la estrecha simbiosis ciencia-tecnología-industria es el motor del aparato productivo de las sociedades modernas. Un ejemplo del malentendido lo constituye la habitual afirmación de que talo cual técnica quirúrgica reciente (o nuevo medicamento, o automóvil, o detergente, o nave espacial) constituye un "logro de la ciencia". Sin duda, se trata de realizaciones que han tenido su fundamento en la investigación científica pero que, en sí mismas, no constituyen aportes al conocimiento científico. Para colmo de males (o, si usted prefiere, para mayor riqueza temática de reflexión) los efectos sociales de estos malentendidos distan de ser inofensivos. Se identifica a la ciencia, por una parte, con la obtención de drogas milagrosas o con el logro de portentosas hazañas espaciales. El adjetivo "cientít1c~" confiere prestigio y seriedad. Se habla de la "ciencia de la belleza" o de procedimientos "científicos" para aprender a conducir automóviles o confeccionar horóscopos. Se respeta a la ciencia porque (en esta visión popular de la misma) es fuente de confort y bienestar. Se la puede considerar, incluso, como el único recurso para resolver, con tiempo y perseverancia, problemas acuciantes que afectan a la especie humana: Nombrenme cualquier problema del mundo y yo le puedo decir que, aunque es posible que la ciencia y la tecnología no puedan resolverlo, ninguna otra cosa podrá resolverlo.(*) Pero al mismo tiempo, y coexistiendo con esta visión "angélica" o "deificada" de la ciencia, se encuentra difundido un temor concreto ante sus realizaciones o las perspectivas que derivan de ella. Se la identifica con guerra y bombas nucleares, masificación del individuo, contaminación ambiental, manipulación genética sin control ético: tal es la visión "demoníaca" de la ciencia. Compárese la cita anterior con ésta: Ciencia y máquina se fueron ¡úejando hacia un olimpo matemático, dejando solo y desamparado al hombre que les había dado vida. Triángulos y acero, logaritmos y electricidad, sinusoides y energía atómica, extrañamente unidos a las fonnas más misteriosas y demoníacas del dinero, constinlyeron finalmente el Gran Engranaje, del que los seres humanos acabaron por ser oscuras e impotentes piezas.(**) Sería apresurado intentar un juicio acerca de la concepción de la ciencia que sustenta cada uno de estos autores a partir de tan breves fragmentos, extraídos de su contexto. Tampoco pretendemos que usted, en este momento, tome partido por uno u otro. Sólo hemos querido poner de manifiesto dos conclusiones diametralmente opuestas, obtenidas por dos pensadores dedicados a la reflexión acerca de un mismo y controvertido tema: el impacto social de la ciencia y de la tecnología. (*) Asimov, 1, "El mejorpasoatrós", en El planeta que no estaba. Buenos Aires. Adiax. 1980. (**) Sábato, E, Hombres y engranajes, Ruenos Aires, EMECE. 1979.

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MÓDULOl UN CASO HISTÓRICO A MODO DE INTRODUCCIÓN

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¿POR QUÉ INICIAMOS NUESTRO CURSO CON EL ESTUDIO DEUN "CASO HISTÓRICO"?

Hemos dicho al comienzo que trataremos de dar una respuesta a la pregunta "¿qué es la ciencia?" por medio de este curso. Pero, podrá preguntarse, ¿por dónde comenzar? Si en el ténnino "ciencia" confluyen a un tiempo una actividad que procura conocer el comportamiento de la naturaleza o de la sociedad, si brinda fundamento a la tecnología, si origina concepciones del mundo que afectan a la filosofía y a la cultura, si involucra factores sociales y económicos ... ¿cómo abarcar tanta complejidad? En principio, cada uno de esos aspectos podría ser tratado por separado, pero no sin antes ponerlos de manifiesto en el caso de una investigación real, llevada a cabo en un momento histórico detenninado. Eso es lo que haremos. El primer módulo de este Libro está destinado a mostrar las complejidades de una investigación que tuvo lugar hace tres siglos y medio. Confiamos en que, al cabo de su lectura, le resultará a usted claro el diseño que ha guiado la elaboración de este curso.

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Nuestro curso comienza, efectivamente, con el análisis de un episodio histórico muy conocido, ocurrido a mediados del siglo XVII en Italia. Quizá pueda sorprenderle la elección. Un caso histórico protagonizado por científicos que vivieron hace tres siglos y medio, ¿no será un tanto anticuado para comprender la ciencia de nuestra época? Bien, la pregunta es atinente, pero la respuesta sencilla: se trata de la misma ciencia. Pero, ¿acaso la ciencia moderna no trata con reacciones nucleares, códigos genéticos o agujeros negros, todo ello ignorado por los científicos del siglo XVII? Es verdad, pero aquí es necesario discriminar entre ciencia moderna y ciencia reciente. Galileo o Newton, que vivieron en el siglo XVII, procedieron, en su abordaje de los problemas científicos de su época, de un modo similar al que lo hace un físico actual. Fueron científicos modernos, y el físico de nuestros días se siente "como en su casa" cuando lee (si es que lee) alguna página de los Diálogos acerca de dos nuevas ciencias. de Galileo, o de los Principia Mathematica. de Newton. Los reconoce como a uno de los suyos, como a un colega, aunque el texto trate del movimiento de proyectiles y no de quarks o de superconductores. Y se siente muy a gusto (muy moderno) cuando expone en una clase o conferencia algún aspecto de la obra de esos grandes científicos fundacionales. La ventaja de escoger un episodio vinculado con los orígenes de la ciencia moderna es que, a grandes rasgos, las complejidades de la investigación no se acentúan por el desconocimiento que podamos tener de sus aspectos técnicos. Sería tentador analizar el surgimiento de la teoría de la Relatividad o la de la transmisión hereditaria por medio de un código genético, pero, ¿cuánta ffsica o biología deberíamos presuponer de todos nuestros lectores? El episodio elegido trata, en cambio, con ideas que hoy (aunque no entonces) resultan familiares, y con experiencias de laboratorio que pueden repetirse con un instrumental muy sencillo. Tiene en común con la obra de Einstein o de cual-

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quier otro científico actual de nota la originalidad y el genio, un patr6n común en cuanto a la metodología para dar respuesta a un problema y ofrecer fundamento a dicha respuesta. Pero, además, el período histórico en el cual transcurre nuestro caso real de investigación científica tiene para nosotros particular interés, pues cabe hallar allí, en la Europa del siglo XVII, los orígenes de un modo de existencia socioeconómica y política que acabará, con el tiempo, por ser el nuestro. Su incidencia en el desarrollo posterior de la ciencia y de la tecnología ha sido decisiva. La elección de un caso histórico tiene además interés estrictamente educativo. El carácter ahistórico que suele tener la enseñanza de la ciencia es pernicioso, porque: ... se corre e] riesgo de ofrecer una imagen desnaturalizada del quehacer científico y de la ciencia misma, conocimiento provisional, evolutivo, dinámico, autocrítico y autocorrectivo. El libro de texto y el docente, salvo excepcion~s muy contadas, presentan los conceptos, operaciones y leyes científicas al modo de un aséptico, neutro y objetivo informe de las actuales revistas especializadas: sabrá Dios de qué galera salió el conejo. En verdad, s610 puede comprenderse el significado de una investigación si se la entiende como compleja intersección de creencias filosóficas e ideológicas, de pasiones y motivaciones personales, de aciertos y errores, de obstáculos y tentativas fallidas, en un marco sociopolítico que promueve o inhibe la tarea del científico y de su comunidad, que origina la polémica o el conflicto, y aun puede llegar a poner en peligro la integridad de quienes, significativamente, fueron llamados "hombres de ciencia" hasta tiempos recientes. (*) Ahora bien, ¿de qué episodio hist6rico se trata? En 1643, un año después de la muerte de Galileo, su discípulo Evangelista Torricelli concibió los lineamientos generales de una teoría capaz de explicar ciertos fenómenos que por entonces intrigaban a los científicos. Para extraer agua de las galerías de las minas, ,los mineros empleaban bombas no muy diferentes de las que hoy se encuentran todavía en uso en el ámbito rural. Se podía explicar por qué un émbolo, al ser traccionado hacia arriba, eleva el agua, y por qué luego, al ser empujado hacia abajo, el agua es expelida por un tubo de salida. Sin embargo, tales bombas no operaban cuando se pretendía elevar el agua por encima de unos diez metros. Tal era el problema, al cual Torricelli dio respuesta.

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(*) Boido. a" "Historia de la ciencia y vida de la ciencia: algunas reflexiones educativas", en Revista

de El1señanza de la Física. a.l, n.l, junio de 1985.

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EL SURGIMIENTO DE UNA TEORÍA

Una perplejidad histórica En 1556 se publicó en Alemania uno de los tratados técnicos más famosos de la época: De Re Meta/Jica. "Su autor, Georg Bauer, es más conocido por el nombre latino de Agrícola. Se trata de un compendio de técnicas mineras y metalúrgicas vinculadas con la industria de entonces, con numerosas í1ustraciones. Aquí reproducimos una de ellas (Fig. 1). Una serie de bombas neumáticas, A. B YC. extmen el agua del fondo de una mina: al realizar las perforaciones, los mineros se topaban con napas de agua y el líquido inundaba con frecuencia pozos y galerías. Si examina con cuidado el grabado. verá que las bombas son operadas simultáneamente por medio de un sistema de palancas. El conjunto es accionado desde la superficie por lIna rueda hidráulica.

Observe también este detalle: no hay una sola bomba, sino tres. La más profunda,A, eleva el agua y la vierte en un recipiente; la segunda. B, toma el agua de allí y la eleva hasta otro recipiente, mientras que la tercera, e, eleva aún más el agua y la vierte en una canaleta de desagüe. Pero, ¿por qué no emplear sencillamente una sola bomba? Para aclarar el punto, veamos con cierto detalle cómo funciona este ingenioso mecanismo. En la figura 2 se observan sus componentes principales. El émbolo ,p!!,ede ser traccionado hacia arriba o empujado hacia abajo desde el exterior. Las válvulas A (en el émbolo) y B (en la ba.:f---=--,,\

Fig. I :Bombas de succiólI Ílrsraladas en serie y acciolladas por lit/a sola rueda hidráulica.

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Una vez llegado a su posición inferior, el émbolo es nuevamente traccionado hacia arriba (Fig. 4). A queda cerrada. y por ello el agua aspirada en la etapa precedente es expulsada por el tubo de salida. Al mismo tiempo, una nueva cantidad de agua ingresa por B (abierta). tal como sucediera anteriormente. Llegado el émbolo a la altura h, se reiniciará el proceso.

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ACTIVIDAD 3 En la figura 2 se supone que la bomba ya se encuentra en funcionamiento: el agua ocupa el cuerpo de la bomba y el tubo inferior. En esa situación, al "bombear" (obligar al ~mbolo a realizar un movimiento de vaivén) el agua sale periódicamente, a chorros, por el tubo de salida. Pero, ¿qué sucede cuando se inicia el bombeo? Observe la figura 5. El émbolo se encuentra en su posición inferior; por encima hay aire. Entre B y el nivel de la napa de agua (en el tubo inferior) también hay aire. Se inicia el bombeo: el émbolo sube. A queda cerrada y B se abre. Intente describir qué sucede de allí en más a ml;!dida que se bombea. (Use la intuición. Fig.5.. si es necesurio.) ¿SaJe.el agua de inmediato, a lós primeros "bombazos"? ¿Ha tenido esta experiencia. por ejemplo. al emplear una simple bomba oper.lda por medio de una palanca?

En principio. podría pensarse que, si el tubo inferior fuese suficientemente largo. una bombil como la descripta debería bastar para extraer el agua desde cualq/lier profundidad. Sin embargo. no es así. y el autor de los dibujos de Agrfcola lo sabía muy bien. Si usted analizó correctamentl.! la situación que propusimos en la anterior aCliviund, sabrá que. cada vez que d émbolo sube. el nivel de agua en el tubo numcnla hasta que el agua penetra por B en el cuerpo de la bomba. Allí, el agua es "levantada" por el émbolo como si éste fuera un balde. Pues bien. ¿qué sucede si se construye una bomba cuyo tubo inferior fuese de (digamos) 15 m? La bomba no extraerá el agua: el nivel del líquido llegará hasta algo más de 10m en el tubo y no superará ese valor. Será inútil bombear y bombear. Lo que los mineros de la época de Agrícola sabían era esto: la altllra Ir (en las figuras 2, 3 Ó 4) 110 puede ser mayor de algo más de 10 m. (Ellos hubiesen dicho: unos 18 codos, equivalentes a unos 10.3 ni.) En este punto podemos olvidar los detalles del funcion~mienlo de la bomba y remitirnos a la figura 2, asimilando el dispositivo a una simple jeringa hipodérmica. Si trntáramos de succionar agua con una larguísimajeringa vertical sólo podríamos hacerlo hasta una altura de 10,3 m, pues a partir de allí, aun cuando apliquemos la fuerza necesaria para levantar el émbolo. éste subirá pero no el agua. En verdad, en la época de Agrícola (siglo XVI) esta imposibilidad de elevar el agua más allá de los 10,3 m no podía ser e:cplicada. ¿Qué es una explicación? Es una respuesta a la pregunta "¿por qué?". Pero en nuestro ejemplo de la jeringa podemos identificar dos hechos o fen6menos que parecen requerir explicaci6n, a saber:

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I . ¿Por qué el agua sube por la jeringa cuando se hace subir el émbolo? 2. ¿Por qué el agua no puede subir más allá de los 10,3 m? En el siglo XVII, época en que este tipo de cuestiones tomó estado .público entre científicos que sostenían disímiles concepciones de la naturaleza, dos bandos en pugna intentaron dar respuesta a la cuestión. El bando A pretendí~ haber dado una ex.plicación plausible del primer fenómeno (la succión del agua por el émbolo); en cambio, no lograban hacer lo mismo con el segundo (la existencia de una altura límite para tal succión). A su vez, el bando M sostenía que era necesario rechazar la explicación ofrecida por el bando A para el primer fenómeno. y. desde una perspectiva científica radicalmente distinta, intentar la explicación de ambos fenómenos. Veamos. por tanto, algunos aspectos de esta controversia, que involucra. entre otras cuestiones, la siguiente: ¿existe el vacío?

El mundo sin vacío ¿Existe el vacío? La pregunta. en el marcO de nuestra cultura. parece un tanto fuera de lugar. Damos por supuesto que "hay vacío" del mismo modo I!n que "sabemos" que hay atmósfe ....l. Las inscripciones de nuesúos paquetes de café afirman que ha sido envasado "al vacío total" y, mientras desayunamos. la r..¡dio nos informa ucerC
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