Bobbio, Norberto - El Problema de La Paz y Las Vias de La Guerra. Ed. Altaya 1998
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N orberto Bobbio El problema de la guerra y las vías de la paz
T ítu l o original : II problem a della guerra e le v ie della pace T raductor : Jorge Blnaghl Diseño de cubierta: Neslé Soulé Ediciones A lfaya. S A
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© 1979. Unlversale Paperbacks II Mullno © 1998. Ediciones Altaya. S A ISBN Obra Completa: 84-487-1250-1 ISBN volumen 1: 84-487-1258-7 Depósito legal : B-47.348-98 Fotomecánica : Cover Bcn, S.L Impresión : Litografía R osés. S.A. Encuadernación : $. M á rm ol, S.A.
Impreso en España-Prlnted In Spaln Fecha de reimpresión : fe b re r o de 1999 Distribuye para España : Marco Ibérica. Distribución de Ediciones, S.A.
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INDICE Introducción....................................................... I.
El problema de la guerra y las vías de la p a z ............................................. 21
II.
Derecho y g u e r r a .................................. 95
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III.
Sobre el fundamento de los derechos del h om b re........................................................... 117
IV.
Presente y futuro de los derechos del h o m b re........................................................... 129
V. VI.
La idea de la pazy elpacifismo
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¿Es unaalternativa la noviolencia?
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INTRODUCCION
Reúno en este volumen algunos de mis escritos sobre los problemas de la guerra y de la paz, de la no violencia, pertenecientes a un género de estudios no excesivamente cultivado, al menos hasta hace po cos años, en nuestro país. Pese a su imperfección, de la que soy absolutamente consciente, tratan te mas de gran actualidad y merecedores de más amplia discusión que lo hecho hasta ahora. Son cuestiones de las que me he ocupado en re petidas ocasiones desde la Liberación hasta la fecha. Acabada la guerra y caído el fascismo, nos enfrentá bamos con dos problemas fundamentales: el ordena miento democrático dentro de nuestro país y el orde namiento pacífico en las relaciones entre nuestro país y el resto del mundo. Los dos problemas estaban es trechamente vinculados, o, mejor dicho, se encontra ban en la raíz del mismo problema: el de la elimina ción, o al menos de la máxima limitación posible, de la violencia como medio para resolver los conflictos entre individuos y entre grupos, ya dentro de un mis mo estado, ya en las relaciones entre los estados. Debía la conciencia de este estrechísimo vínculo, en modo muy particular, a las enseñanzas de Cario Cattaneo, a quien dediqué mi primer ensayo, al mismo
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tiempo histórico y político, al acabar la guerra:1I, en el pensamiento de la persona que solía repetir las dos fórmulas de los Estados Unidos de Italia y los Estados Unidos de Europa se hallaban continuamente presentes e interdependientes los dos temas del auto gobierno, en lo tocante a Italia, que se iba constitu yendo como nación, y del pacto federal, en lo tocante a Europa, que habría debido salir del precario equi librio de las grandes potencias siempre dispuestas a destrozarse mutuamente. Entre 1945 y 1950 escribí artículos y ensayos de tema federalista* y dicté algu nos cursos sobre la historia de la idea pacifista des de la época de la Restauración hasta nuestros días por invitación de la Sociedad italiana para la orga nización internacional: uno de dichos cursos, el del año 1948, ya listo para la imprenta, no se publicó por razones que no supe o no recuerdo. E l primero de los ensayos que presento aquí, el primero en orden cronológico y el más extenso (ocu pa él solo casi lá mitad del libro), apareció en 1966 en «N uovi Argomenti».* Lo escribí ante la amistosa 1. C. Cattaneo, Stati Uniti d’Italia, al cuidado de N. Bobbio, Turín, Chiantore, 1947. El ensayo de introducción ha sido publi cado en el volumen de N. Bobbio, Una filosofía militante. Studi su Cario Cattaneo, Turín, Einaudi, 1971, pp. 3-55. 2. Le due facce del federalismo, en «Giustizia e Libertá», Quotidiano del Partíto d'Azione, I, núm. 37, 7 de junio de 1945; Fede ralismo vecchio e nuovo, ibldem, I, núm. 102, 25 de agosto de 1945; II federalismo e VEuropa, en «L'unitá europea», Voce del Movímentó Federalista Europeo, I, núm. 10, 5 de marzo de 1946; Orientamenti federalistici nei paesi anglosassoni, en «L a comunitá internazionale», I, núm. 4, 1946, pp. 542-554; Federalismo e socialismo, en «L o stato moderno», I I I , núm. 21, 1946, pp. 490492; Funzionalismo e federalismo, en «L a comunitá intemazionale», I I , núm. 3, 1947, pp. 353-360; Federalismo o funzionalismo?, en «Comunitá», II, núm. 19, 1947, p. 3; Federalismo e pacifismo, en «Comunitá», II, núm. 22, 1947, pp. 1-2. 3. «Nueva serie,», núm. 34, julio-diciembre 1966, pp. 29-30. Dos fragmentos de este ensayo han sido publicados en La guerra nella societá contemporánea, al cuidado de L. Bonanate, Milán, Principato, 1972, pp. 45-56. A Bonanate se deben algunos de los primeros estudios sobre el tema, empezando por el volumen La política delta dissuasione, Turín, Giappichelli, 1971.
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insistencia de Alberto Carocci que era, junto con Alberto Moravia, director de la revista. Con el des cubrimiento de las armas atómicas, cada vez más homicidas, el tema mismo de la guerra había cam biado de naturaleza: la guerra amenazaba ser no ya un instrumento de poder, como siempre lo había sido, sino que corría el riesgo de convertirse en un instru mento de muerte universal, y por lo tanto de impo tencia absoluta. ¿Esta transformación radical de la guerra no suponía quizás una revisión de la tradicio nal filosofía de la historia, que en sus distintas ma nifestaciones se había mostrado más justificadora que justiciera de la guerra, aunque fuera sólo como extre ma ratio? Habla comenzado a interesarme por el problema de las nuevas armas y de lo que entonces empezaba a llamarse la « formación de una conciencia atómi ca», presentando con un prólogo, y más tarde ante el público de Turín junto con el autor, el libro de Giinther Anders, Ser o no ser. Diario de Hiroshima y Nagasaki, publicado por Einaudi en 1961. E l prefa cio terminaba con las siguientes palabras: «E l lector verá en el Diario algunos puntos de partida contra la falsa profundidad, la inútil obscuridad, la vacui dad y la hipocresía de la filosofía académica, que no teme las aguas agitadas de nuestro tiempo sólo por que flota sobre ellas como un corcho. La tarea de los filósofos, hoy, es la de pensar hasta él fondo ¡as co sas, no la de continuar pensando sus propios pensa mientos; es la de salir de sí mismos, no de volverse sobre sí mismos, según la vieja fórmula del espiriltialismo. Hace falta un enorme esfuerzo de la ima ginación para prever todas las consecuencias de las transformaciones que el mundo ha sufrido en estos últimos años vertiginosos. Pero sólo será capaz de rea lizarlo quien se haya liberado de todos los ídolos. La raíz de la filosofía — lo dice el mismo Anders en algu nos párrafos donde intenta hacer comprender el im-
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pulso fundamental que lo lleva a filosofar— es la iconoclastia, o sea la obediencia activa al precepto: «N o te formarás ninguna imagen». E l primer artículo sobre el tema de la filosofía de la guerra y de sus justificaciones lo escribí al año siguiente para un número de la revista II Verri, dedi cado en su integridad a La condición atómica. E l número había sido promovido y supervisado por G. B. Zorzoli, autor de la introducción titulada proféticamente Un objetivo para los años sesenta. Después de haber demostrado lo insostenible de las tradicio nales justificaciones de la guerra — la guerra justa, la guerra como mal menor, la guerra como mal nece sario, la guerra como bien— ante la amenaza de la guerra atómica, concluía yo diciendo que frente a la nueva guerra deberíamos ser todos objetores de conciencia: «Quienes están convencidos de que la gue rra no se debe hacer, y coherentes con su convic ción se niegan a llevar armas, son llamados objetores de conciencia. En otras palabras, los objetores de conciencia son quienes no están dispuestos a aceptar ninguna de las justificaciones mencionadas y por tan to [...] sostienen que la guerra es un mal absoluto sin condicionamientos. Si reflexionamos sobre lo di cho hasta ahora, es decir sobre el hecho de que ante la guerra nuclear ya no podemos sostener ciertas teo rías tradicionales de justificación de la guerra, y nos vemos obligados a reconocer que ella es un mal abso luto sin condicionamientos, debemos admitir — y ésta es la conclusión a la que quería llegar— que, frente a las perspectivas de la nueva guerra (al menos po tencialmente) todos somos objetores. En forma más simple y más directa: objeción de conciencia signi fica el rechazo a llevar armas. Cuando en el concepto de arma cabe hoy una bomba que, como se sabe, tiene por sí sola un poder explosivo superior a todas las bombas arrojadas sobre Alemania en la última guerra, resulta lícito preguntarse si llevar armas no se ha
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convertido en un problema de conciencia para todos*. La primera carta que Carocci me envió para soli citarme que escribiera un ensayo sobre el tema data del 27 de junio de 1963. En ella me decía: « Otro ensayo que me interesaría mucho sería una especie de introducción a la filosofía de la paz y de la guerra. Es un problema sobre el cual el hombre ha reflexio nado desde hace milenios, pero que ha dado un salto cualitativo con el descubrimiento de la energía nu clear. Cuando estalló la bomba de Hiroshima, de 20 kilotones, ya Einstein dijo que una guerra en la que se empleara esa bomba habría devuelto a la huma nidad a la edad de piedra. Hoy, con las bombas ter monucleares que se miden en megatones, y de las que existen verdaderos arsenales, tengo la impresión de que el hombre no volvería ya a la edad de piedra, sino que toda forma biológica evolucionada sería bo rrada de la faz de la Tierra y se necesitarían algunos millones de años para que los moluscos del mar lle garan a producir algo semejante al hombre. Es un momento histórico que anula todo lo que el hombre ha pensado hasta ayer sobre el problema de la paz y de la guerra». E l tema propuesto era exactamente el mismo en que yo pensaba desde hacia tiempo. Pero el ensayo tuvo una gestación relativamente larga. Me decidí a escribirlo sólo dos años después, al final de 1965, tras dictar entretanto todo un curso sobre el tema en el año académico 1964-1965 * y haber escrito para el Tercer programa * un discurso sobre la filosofía de 4. ¡I conflitto termonucleare e le tradizionali giustificazioni delta guerra, en
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