Bizancio

December 7, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Sociedad Bizancio -Estructura social: primer ordenamiento antes del siglo VII; reestructuración luego del siglo VII - Ámbito rural - Ámbito urbano El territorio bizantino, el cual presenta una amplia gama de diversidades en cuanto al  paisaje de su territorio y la de sus hombres, es un espacio económico, social y político político cuya organización se articula, teniendo en cuenta lo expresado ex presado por Fossier, según tres grandes formas de estructuración antigua: las polis, las  polis, ciudad y territorio al mismo tiempo, la primera dominando y atrayendo al segundo; la aldea (komé), ( komé), hábitat agrupado y terruño a la vez, pero a una escala escal a más reducida, diferente y, en su conjunto, campesi campesino; no; y, por último, el desierto, el “espacio vacío” (eremos). A raíz de ello, podemos afirmar que la historia social de Bizancio aparece constituida  por las relaciones entre estas tres formas, siendo una constante en la vida del Imperio  bizantino hasta el siglo VIII. La red de poder imperial y de su administración, la ciudad convertida en una urbe  provincial, la aldea rural, el desierto que pronto será poblado por monjes, se ordenan en este caso como niveles siempre presentes del pasado y de la influencia que Bizancio  posee con la antigua Roma, llegando a puntos puntos tales donde Constantinopla es considerada como la “nueva roma” y la sociedad bizantina biz antina se denominaba a sí misma como romanoi ( romanos). romanos). Es importante subrayar, por otra parte, que la Nueva Roma nace de un traslado de la antigua. Se presenta una minuciosa reproducción del emplazamiento, con las siete siet e colinas, la división en regiones y los principales edificios e dificios de la antigua roma. Según Fossier, “En una sociedad como esta, la capital no es simplemente simplemente la primera ciudad sino, ante todo, el corazón del poder imperial en su inmutable duración”.  duración”.   Por otra parte, dentro de lo que respecta a la jerarquización y la estruct estructuración uración misma de todo el armado social en Bizancio, vemos en la cúspide de esta definida pirámide social a la figura del Emperador como máxima figura social y política del Imperio. En palabras de Franz Georg Maier: “ El Imperio y la soberanía del emperador estaban considerados como finalidad de un plan divino en este mundo (…) El convencimiento convencimiento de que el Imperio tenía su origen en la voluntad divina tuvo forzosamente amplias consecuencias en la interpretación de su misión histórica. El Estado no pretendía afirmar tan sólo su soberanía; su s u tarea era, al mismo tiempo, ti empo, proteger y propagar la verdadera fe”.  fe”. 

 

Mediante el hecho de que el Imperio cumple un cometido divino, el poder imperial quedaba, entonces, basado en la gracia y la voluntad de Dios. El soberano era e ra el representante de Dios en la Tierra, teniendo como súbditos a los demás hijos de Cri Cristo. sto. “De este modo, el absolutismo imperial del sistema político heredado no sólo quedaba fundamentado desde un punto de vista político, institucional y de derecho público, sino también desde el aspecto ideológico-religioso. La estructura estr uctura política se entendía como reflejo del Reino celestial: del mismo modo que existía un solo Dios, únicamente podía existir un solo emperador, una sola autoridad central decisiva.” (Franz Georg Maier).  Maier).   La figura del Emperador era a su vez la cabeza del ejército y de todo el aparato administrativo, además de ser a fuente de legislación, a través de los juristas. Es  portador, en consecuencia, de la victoria militar, preside los concilios de la Iglesia y castiga como crímenes las faltas a la ortodoxia o las normas que esta define. El emperador está asistido, por otra parte, part e, por un consejo, que constituye a la vez el tribunal imperial, y del que forman parte, principalmente, su portavoz (cuestor (cuest or del  palacio sagrado), los dos ministros de finanzas, uno encargado del fisco y otro del  patrimonio imperial, y el maestro de oficios, también llamado director de las oficinas centrales, éstas a su vez especializadas, pero conformando en su conjunto la cancillería imperial. Estos cargos atribuidos por el Emperador se presentan como cargos retribuidos, pero al mismo tiempo venales, algo que va a repercutir eventualmente en todo el aparato de fiscalidad. Vemos que aquí no hay distinción alguna entre el dominio del Estado y el dominio imperial. El ejercicio práctico del poder soberano en el e l Imperio Bizantino, entonces, se asemeja en gran medida a las distribuciones políticas y administrativas del viejo Imperio romano. Sin embargo, en la época de Bizancio, presenta un entorno imperial y oficinas centrales, por un lado, y ramificaciones provinciales por otro, ello dentro de las diferentes circunscripciones administrativas. El ejercicio de esta influencia imperial se da en las provincias a través, ante todo, de la exigencia de la fiscalidad. Para el año 297 entró en vigor una reforma fiscal que, al  parecer, retomaba los viejos dispositivos de las monarquías helenísticas de antaño, en el marco mismo del aparato administrativo emanado del Imperio. Dichas recaudaciones fiscales proceden, fundamentalmente, de la tierra, gravada según su condición (viñedo, olivar, sembrado, pasto y maleza siguen un orden decreciente en función de su superficie).

 

“El Estado ejerce así un derecho eminente sobre todo el suelo del Imperio, lo que no representa ninguna novedad. Pero este derecho toma tanto la forma de una exigencia fiscal sobre los contribuyentes, como la de una propiedad de las tierras del fisco o, incluso, la de la propiedad específicamente imperial” imperial” (Fossier).  (Fossier).  Los ingresos fiscales en sus diferentes formas, ya sea a tr través avés del pago en oro o mediante la entrega de materias primas provenientes del medio rural, representan las exigencias de índole público, dictadas en principio por las necesidades del de l momento y del lugar; deben de cubrir los sueldos militares y los salarios del palacio, como también el hecho de contribuir al abastecimiento de trigo tri go de Constantinopla. Vemos, por otra parte, que el rival más poderoso del poder imperial era la numerosa aristocracia latifundista; la seguridad del poder imperial descansaba en la conservación de un delicado equilibrio entre esta clase social y el aparato administrativo. El clero como otro gran sector social casi en la misma medida que la figura del Emperador, tenía su propia jerarquía. Los obispos, a menudo con fondos sustanciales  para distribuir con fines caritativos, se transformaron en líderes civiles por derecho  propio. La cristianización de la sociedad bizantina significa, a su vez, la presencia de grandes influencias en la división administrativa del Imperio. En las ciudades se encontrarían los obispos y en las capitales de las provincias la figura de un metropolitano. Por otra parte, luego del concilio de Constantinopla en el 381, determinó la conformación de todo un sistema de patriarcados con sede, entre otras, en la ciudad de Constantinopla; tiempo más tarde la figura del patriarca desempeñará un papel político y diplomático primordial y paralelo a la figura del Emperador, el cual, sin embargo, incluía en su figura la exclusividad a la hora de la designación de los distintos  patriarcas. Como se menciona anteriormente, “Constantino hizo del poder imperial un poder cristiano. La constitución de un dominio propio de la Iglesia, el reconocimiento de una categoría social nueva, la de los clérigos, la delegación en la iglesia de una tarea  pública, específica y nueva también, la beneficencia, su autoridad garantizada por el  poder imperial en el campo de la disciplina de una sociedad cristiana, y sobre todo en la definición de los dogmas de fe (…) La sumisión a los dogmas se convierte, pues, en un deber cívico y su rechazo en una ofensa al Estado”. Estado” . 

 

A grandes rasgos, podemos identificar hasta aquí la presencia de marcados sectores sociales presentes en la cúspide de dicha pirámide de estructuración social. Más allá de la figura de la figura del Emperador como Basileus, la presencia de la alta aristocracia administrativa y, por último, el patriarca; las l as distintas figuras dentro del ordenamiento eclesiástico, Los jefes de la burocracia civil y palatina, así como los principales generales, eran los hombres más poderosos del Imperio después del emperador y los demás agentes antes mencionados.

La centralidad del poder imperial en la urbe urbana de Constantinopla llegaba a todas  partes del territorio bizantino a través de una sociedad claramente ordenada y  jerarquizada. Bizancio, entonces, se encontró dividida, en primera instancia, a través de provincias numerosas y poco extensas, las cuales estaban es taban regidas por su gobernador y se agrupaban mediante diócesis, a cuya cabeza se encuentran los vicarios de los prefectos del pretorio. Estos últimos tenían bajo su poder y jurisdicción la pirámide de las la s autoridades  provinciales. Dentro de las provincias podemos encontrar a su vez otro gran sector social vinculado al  plano militar, es decir, más allá de las tropas de asalto (comitatus) (comitatus) las cuales eran dirigidas directamente por el poder central, se hacen presente en cada una de las  provincias y, fundamentalmente, en las fronteras un grupo de milicias provinciales compuestas esencialmente por un cuerpo de campesinos, y dirigidas por los grandes terratenientes al mando de las provincias en cuestión. Ahora bien, dentro del ámbito rural podemos mencionar algunos aspectos que nos  permiten dar cuenta del rol que cumplía el sector rural en la realidad del imperio  bizantino, como también ver qué agentes sociales aparecen en dicho ámbito y cómo se configuran dentro de la estructura social. El hábitat rural, entonces, está en principio agrupado, a grupado, aunque algunas fuentes, según Fossier, pueden llegar a mencionar la existencia de asentamientos aislados. Por otro lado, está rodeado rodeado de huertos de policultivo, viñedos, tierras de labor y “monte bajo”; las parcelas de cada una de los sectores de explotación están dispersas por todo el terreno, sin que se distinga, por ende, una organización colectiva del cultivo. c ultivo. La unidad de producción es la familia campesina, donde dicha familia famili a se completa a su vez con la aparición de esclavos, uno o dos, y por momentos con asalariados.

 

Estos campesinos van a vender sus productos al mercado de la ciudad más próxima para  poder conseguir así las monedas de oro y bronce bronce necesarias para las compras, los impuestos antes mencionados o los propios tributos ligados a lo estrictamente eclesiástico. A su vez, venden su propia fuerza de trabajo en las obras de construcción, constr ucción, algo que se va a poder divisar con una eventual intensidad inte nsidad en los periodos que corresponden al auge de los centros urbanos a partir de la era de Justiniano. “Los hombres de esta época, desde el campesino pobre o el esclavo es clavo hasta el emperador, comen pan de trigo; cuanto más arriba se está en la escala económica, más fresco se come, mientras que los pobres, los soldados, los solitarios del desier desierto, to, se alimentan de galleta o gachas; la cebada, que siempre se vende a un precio iinferior nferior en un tercio al del trigo, es el e l paliativo de los malos días. Se bebe vino, más o menos  bueno, más o menos rebajado con agua agua.” .” (Fossier) Como se puede apreciar en esta cita, cit a, la vida en el ámbito rural par parece ece evidenciar una relativa precariedad en cuanto a los l os métodos de subsistencia y de alimentación, a su vez es preciso aclarar el hecho de que se está constantemente a Mercer de los cambios de carácter natural. Si tomamos lo expuesto por Maier, podemos decir que “No “No solían vivían en granjas aisladas, sino en aldeas de al menos unas docenas de habitantes. Dedicaban la mayor  parte del tiempo a cultivar lo que luego consumirían ellos y sus familias. Algunos, Algunos, aunque no muchos, eran esclavos; la mayoría eran arrendatarios de terratenientes o de  propiedades estatales.” estatales.” También se puede incluir en dicho hábitat la presencia eventual de sacerdotes, soldados los cuales son considerados como notables, como grandes  propietarios y poseedores de grandes residencias. En ocasiones se puede presentar la aparición a su vez de un grupo de artesanos. Evidencia esto una desigualdad des igualdad en el plano social dentro de lo que es la vida en el entorno rural, en la que el nivel económico se mide por el rasero de la tierra ti erra y de los medios con que se la trabaja. “El sistema fiscal era e ra muy severo con los campesinos más pobres; er eraa posible que un mal año les obligase a vender sus tierras y convertirse en arrendatarios. Si Sin n embargo, en general parece que los campesinos de la parte oriental vivían en condiciones razonables; asimismo, podían pagar sus impuestos sin grandes problemas. El sistema tributario estipulaba un incentivo para la producción de excedentes; cuando dicho excedente se distribuía al ejército, ayudaba a mantener las regiones fronterizas más pobres, donde se encontraba la mayoría de los soldados.” soldados .” (Maier). (Maier).

 

Las grandes ciudades provinciales, como también sus ayuntamientos administraban las tierras de los alrededores, una práctica que ya venía siendo habitual en estos ámbitos  producto de que muchas de las ciudades provinciales provinciales habían sido Ciudades-Estado. Ya para el año 450, la mayor parte del territorio era de índole rural. Tanto Constantinopla como Antioquía y Alejandría contaban con más de un centenar de miles de habitantes circunscriptos al área urbana mientras que el resto de la población, la cual se estimaba unos catorce millones, mill ones, eran campesinos que vivían en pequeños pueblos de las zonas rurales que rodeaban a las l as ciudades. A pesar de que la ma mayor yor masa demográfica se situaba en el plano rural, la centralización del poder acaecía meramente dentro de las grandes urbes como Constantinopla, Antioquía o Alejandría. Como se ha expuesto anteriormente, tanto a través de delimitar deli mitar la función del sector rural y el de sus agentes involucrados, i nvolucrados, como también la cuestión relacionada con el  poder centralizado en el ámbito urbano que Bizancio presentó en su primera etapa histórica, intentaba hacer énfasis en el hecho de que la ciudad domina al campo que la nutre. En otras palabras “El poder reside en la ciudad, pero sus cargas repercuten en el campo (…) mientras que los burgueses propietarios de tierras tie rras se agrupaban en la curia, los productores urbanos de bienes y servicios, así como el gran comercio, el de las rutas marítimas, se resumían en los “colegios” de sus respectivos oficios. Estas asociaciones tienen una larga historia, pues la fórmula asociativa aso ciativa es el ver verdadero dadero módulo social del Mediterráneo clásico.” (fossier).  (fossier).  Con el advenimiento de Justiniano se abre la segunda gran etapa relacionada con las transformaciones en el plano político y social. En los comienzos de la era de Justiniano Justi niano podemos evidenciar un paulatino aumento de la población, en mayor medida, durante el siglo V, que alcanza un umbral de presión demográfica. Por otra parte, los conflictos urbanos se reducen en gran medida desde 450, sobre todo en estos tiempos de Justiniano, planteando así un problema de historia demográfica, demográfic a,  política y, sobre todo, social. “Sin lugar a dudas, dudas, la población relativa de las ciudades aumenta. La arqueología nos nos lo  prueba en Alepo y Jersualén. Y los textos muestran que este aumento no es saludable. Se va a la ciudad huyendo de las dificultades sociales soci ales del campo, y la capital porque se  busca refugio frente a los problemas de las ciudades provincianas”.( Fossier).  Fossier).  La ciudad sólo puede responder de forma limitada a esa tendencia de fuga del ámbito

 

rural hacia lo urbano. Proporciona trabajo en la construcción de edificios o murallas, o en las obras públicas que la era justiniana estaba impulsando para la época. Por otra parte, el trabajo del artesanado parece escasear para la época, un factor que Fossier atribuye al hecho de que dicho sector había conseguido ya su estabilización social frente a una creciente demanda; estas asociaciones de artesanos tienden, en efecto, a convertirse en grupos de marcada presión, defensores de un monopolio y convirtiéndose en sectores y grupos de fuerza. En el campo, mientras las ciudades crecen de forma desmesuradas, hay un claro vaciamiento. Sin embargo, la organización aldeana permanece inalterable, bajo una forma que recorre los siglos, el desarrollo de la dependencia patrimonial y el auge de los monasterios productivos en ciertas regiones introducen importantes modificaciones. Frente a tales acontecimientos sociales, el poder centralizado se esfuerza en vigorizar el orden público reuniendo en una sola mano los poderes civiles y militares que tradicionalmente (como habíamos visto en épocas anteriores) separadas. sepa radas. A su vez, bajo la era de Justiniano y Justino II, se multiplicarán las concesiones de autonomía fiscal dentro de los límites de un dominio en que los agentes del fisco f isco no pueden entrar y cuyo  propietario recauda el impuesto, algo que equivale a reconocerle una parcela de la autoridad pública y un poder de carácter fiscal sin si n limitación externa. En lo que refiere al campesinado, este se ve doblegado en su carga impositiva producto de que se añade aún la parte que refiere ref iere a la Iglesia, Iglesia , fundada esta sobre una relación clara de poder. Dicha característica se asocia a las concesiones u ofrendas voluntarias, regulares u ocasionale. Bibliografia Bizancio. Franz Georg Maier Breve Historia de Bizancio. Warrent Treadgold Historia de la Edad Media. Jaques Heers La Edad Media, la formación del mundo medieval. Robert Fossier.

 

 

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