BILBENY, Norbert - Aproximacion a la etica.pdf
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Norbert Bilbeny
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APROXIMACION A LA ÉTICA
EDITORIAL ARIEL, S. A. BARCELONA
l." edición: mayo 19 9 2 2," edición: septiembre 2 000
© 199 2 Y 2 000 : Norbcrt Hilbeny
Der echos exclusivos de edición en castella no reservados para todo el mundo: e 1992 Y 20 00: Editorial Ariel, S. !l . Prove nca, 260 - 0 8008 Barcelona
«CREONTE. Y, as í ¿te atrevis te a d esobc d eccr las leyes ? »ANTIGONA. Como qu e no era Ze us qui en me las hab ía promulga do; ni ta m poco J usticia , la compañera de los d ios es In fernales , ha im puesto esas leyes a los hombres ; ni creí yo que tus decretos tuviera n fuer za para bo rrar e in va lida r las leyes divinas, de manera que un mortal pudiese que branta rlas. Pues no son de hoy ni de ayer, si no que siempre han estad o e n vigor y nadie s a be cuánd o aparecieron. Por esto no debía yo , por tem or al castig o de ni ngún hombre, violarlas pa ra exponerme a su frir el cas tigo de los d ioses . Sab ía que tenía que mori r, ¿cómo no, aunq u e tú no lo h u bieses pre go nado ? y s i mue ro antes d e tie m po , eso cr eo yo q ue gan o; pues quien viva, como yo, en med io de tan tas desgraci as , ¿cómo no lleva ga na ncia en la muerte ? Así qu e para m í no es pena n ingu na el a lcanzar muerte violenta: pero lo se ría si hub iese tolera do qu e qu edara insepulto el cadáver de m i d ifunto herm a no: eso sí que lo hubiera sentido ; es to no m e aflige. y si a hora te parece qu e soy necia po r lo qu e he hech o, puedo decir que de necia soy acusada por u n ncclo.»
IS HN: 84-344_1210_1 S ÓfOCLES,
Depósito legal: H. 36.4 12 _ 2000 Impreso en Es pañ a Ninguna parte d e esta publicación, lncluklo " 1 ,11." /\0 de la cubier ta, puede ser reproduci da, almnccuadn o h "lI _mlllda en manera algu na ni por nin gún med io, yn "-l' ..1""11"",, químico, mecánico , óp tico, de gra bació n o ¡Ir r"l""" I'I'I: sin pe rmiso previo del cdltur,
Antígmw , episodio n
ABREVIATURAS
NOTA PRE LI MINAR
~nt ropolog fa en se n tido pragmátic o . El. Nic.: É tica nícoméquea. Grundlegung: Fu ndamentació n de la metafísica de las costu m bres. Kp, V.: Crítica de la razón prác tica . K.r.V.-A: Crítica de la razón pura ( 1." edición). K.r. V.-E: Crítica de la ra zón pura (2/ ed ición), K.V.: Crí tica del ju icio . R eligion , La religión de n tro de los límites de la mera razón, Tugendlehre: La me ta físic a de las costum bres. Segunda parte: Doc trina de la vir tud.
Todavía exi ste u n lu gar en n uestro conocimiento y nuestra acción para la razón pr áct ic a . Es decir, pa ra la ética. Éste es un trab aj o de aproximaci ó n a la ética a través de lo que han dicho los gr an des filó sofos sobre la razón práctica. Es pe cialmente, como no podría ser d e otro m odo, d e Aristó teles y Kant. E llo no ob st a pa r a que surjan, a lo la r go d e este texto, otras voces e n contrapunto: desde Pla tón h asta MacI ntyre, desde Moore hasta Apel. Ni impide, tampoco, que se vayan poniendo d e reli eve las p rofund as diferencias entre la concepción de Ar ist óte les y la de Kant. La filosofía m oral vive de este gran d eba te teórico, pero sobre todo de la necesidad p ráctica d e t en er, a menudo , que decidirnos sobre alg o sin más apoyo que nuestra desnu da capacidad d e juzgar y n uestra maravillo sa facultad de r azo na r. Razonamos por qué nos h emos gu ia do por un tipo de n orm a o juicio, y n o más b ien por otros. Esta fac ultad es n uestra razón
Anthr.opologi~:
Se citan ge ne ralmen te las obras de Kant por la edición d e l a Aca demia de Be rlín: tomo y páginas. Las obras de otros a utores se cita n por la edición referida en la B ibliogr~f~a: tí tulo, entero o abreviado, y páginas. La remisió n a otras partes de l libro se realiza indio
cando, entre paréntesis, el número del capítulo y el número del apartado. Por ejemplo (IV, 3).
práctica. Las páginas que s igu en h a n sido e n ca bezad as co n el tí tulo Aproximación a la ética y no de Introducción a esta mater ia. En p rimer lu ga r porque nuestra inten ción no ha sido ela borar u n texto co n carácter de man ual: eso es, y en sus límites, definitivo. En se gundo lugar, p or que no se agota en él todo el espectro de cu estion es básicas rela tiva s a la ética. Hemos elegido la cuestió n prim er a y funda 7
, m ental: la de la ra zón práctica. Conocien do sus posib ilid ades y sus lími tes podremos ya acometer una respuesta a las pregun tas esenciales de la ética: ¿qu¿ es lo buen o o correcto >, ¿cómo es ello posib le?, ¿por qu é deb o decidir me po r lo buen o o correcto? E n el primer capítulo abordaremos la sing ula ridad de una conduc ta de este tipo. Hech a es ta apreciación general, nos introduci mo s. en el segu ndo capítulo , en el
carácter indi vidual y racional de la conduc ta mo ral. En el tercero nos fijamos en el concepto de razón p rá ctica y en las cri ticas que ha ido suscita ndo. E n
el c ua r to capítu lo a nalizamos la estructu ra d e la nonnatividad m ora l y su ese ncial sent ido obligante. Por ú ltimo, presentamos los di ferentes enfoques de la idea d e bueno a la que a pun tan tod as y cada una de las reglas de la moralidad. E n es te exa m en de la razón práctica se implican algunos co nc e pto s qu e aquí no hemos podido desarrollar. És to s son, principalmente, el de la libe rt ad y socialidad que se exigen co m o condiciones o pres upuestos d e la acció n m oral. Ta mbién las ideas d e felici dad y justicia en que han venid o hi st órica m ente a cuaja r n ues tras nociones de lo bueno o correct o . l o s p ro b le mas re la tivos al len guaje de la moral ha n te n ido asim ismo que ser d esplazados . En la Bibliografía , al final de es te volumen, se hace cu mplida referencia d e las m ás destac adas o bras ded icadas a estas cuestiones co n las que ti en e que ce rrarse una introducci ón a la ética. Pero antes h abremos tenido que aprox imarnos a ella a través d e lo q ue es, e n defini ti va , su fund am entaci ón . Esta obra pret e nd e s610 y nada menos que esto, y lo hace s igu iendo aq ue! cam ino qu e muestra que la moralidad es el ejercicio de la r a zón p ráctica . Alguien pued e pensar que esta id entificación de lo moral co n lo racional es tá demasiado reñida con todo género d e satis fac ci ón que n o sea la gra tificación men tal. Si se nos permite la licen cia co n tes taríamos a ello con un símil. Cu ando n u es tro cue rp o 8
est á en ferm o o viejo ne cesit a el concurso d e una co ci n a senci ll a y natu ral. Si está joven y sa no pue de p ermit irse la in gesta d e p lat os r ecios y ela horados. Al co ntrar io d e lo q ue parece , la ética que apela a la razón es co mo es ta última clase de d ieta. No actúa ni d iscurre «a la baj a », plegándose a las ne cesidades de la natu ra leza o a los intereses m ás dominantes en la cu ltu ra. Co nfí a en la facu ltad del hombre para pensar por s u cuenta y ju stifica r po r si mi s m o lo s princip ios segú n los que piensa. Discu rre y opera ..en alto.., a diferen cia de la ét ica q ue a pela a la sens ibilida d o a los intereses m ás ord inarios. es deci r, a to do lo su p ues ta m ent e na tural. De se gu ir nuestras in clinaciones y apetencias egoístas no h ubi ese s id o p o sible u n co m p o rt a m ie n to tan eje m plar com o el del pres idente Salvador Allende en sus últimos momentos; tan bello como el que • re lata en su obra H or acio íiudex honestum praetul ít ut íli, Odas , IV, 9); o tan incu es tio nable en su valo r co m o el d e cada u no d e nosotros cua ndo re n u nci amos al frau de o a la mentira. a pe sa r d e que se p ierda algo con ello . Por otra parte. alguien puede ta m bién pensar q ue a u nque co mo ta rea de la ra zó n la ética no satisface ningú n fin en este mundo . Desde luego no hay nada que la ética ni ni ngu na otra di sciplina filosó fica pu ed a respond er a la pregunta sobre qué ven taja ob te ngo po r ser m oral o qué pue do espera r, a más larg o plazo, co n ello . Sin embargo, s i hay un sentido para la razón práctica en el mu ndo . Ant e el re lativismo n orm ativo im peran te, consecu tivo a la progresi va a ceptaci ó n d el p luralismo c u lt u r a l (y ta mbién del «p o lite ís m o» m oral), u n a ét ica d e la razón o frece lo s principios univers ales m ínimos pa ra fom entar la corrcsponsahilid ad en los asuntos que c o n cie r ne n a la «s itu ació n hum a n a ». Asimismo , an te la crisis de los va lores y la desesperanz a en u n futuro p erfecto , el rendimi ento último de la razón pr áctica en nuestros actos es la salv a-
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guarda de los límites esencial es del hom bre, es decir, de la di gnidado «condici ón h um ana ». En la confianza de qu e la moral sigue siendo po sibl e y en el empeño de poder llegar a dar cue nta de su fundamento racional, vaya a con t in ua ció n nue stra aproxim ación a la ética y di sponga el lector de la palabra final. N. B. Depa rtame nto d e Filosofía Teorélica y Prá ctic a Universi dad de Ba rce lon a
P RIMERA PARTE
E L RAZONAMIENTO MORAL •
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CAPÍT UL O 1
LA ACCIÓN MORAL I.
El obj eto de la ética
O RIGEN HISTÓR ICO-E TIMO LÓGICO
...,EI término «ética » es todavía para Ari stó teles un adjptivo (éthikós ). Por eje m plo , al hablar de la s virt u des «ét icas a.iLo que hoy llam am os «ética », en " su stan ti vo , pertenecía en el mismo autor a los prolegómenos de la Politiká , co m o parte dedicada al es tu d io d e los principios de la praxis . Pero sus dis cíp ulos y lu ego E p icur o habla n ya de una Ethik á o ciencia de lo que es costu m b r e (ethos), Los escritores .latinos, con Cicerón, tr ansforman aquer idjejÍyo en maralis;' ~ de la raíz mas (en plural mores), que signifi ca as imismo «costumbre». Con la filosofía escolá stica recobra su su stantividad com o Morale o indist in tamente E thica\ En las lengu as modernas los nombres de Moral y 'ét ica , en su u so filosófic o, r eferi r án generalmente lo que es investigación sob re usos y costumbres. Para Kant la ética es estudio «metafísica de las costu m br essr Bn -Hege l de la Sittlichkeit o moralidad id entificada con la s propias costumbres (Sift en). Todavía la sociología de la moral se qu errá, en nuest ro siglo, science des moeurs o ciencia de las costu m br es. Sin em bargo, la filosofía moral del siglo xx ya no se propone el estudio d e los hábitos humanos, objeto reservado con más propiedad a las ciencias sociales .
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E n cuanto a su origen et im o lógico, la ..é tica », para empezar, p resenta tr es ascendien tes n ominales. Puede. por u n lado , proven ir d el n om bre ethos (co n é ps ilon a l ini cio), que s ign ifica, ta l como hemos dicho, «há bito» o «cos tu m bre• . Éste es el se n. ñ do más generalizad o de lo ético para los griegos. Pu ed e . por otra part e, d erivars e del sust anti vo e!ltos (con eta o ce» la rga alpriricipic), que sig n ifl~a__ dos cEsas a. la.vez. Así. quiere de cir «luga r ha-
bitu al » donde se vive:).'. asimismo. «ca rácter habi-
tual s de la persona . El ascend ien te más arcai co de ~ la palabra «ética» coi ncid e co n es te primer s ign íficado de lo ético o m oral como expres ivo de la morada del ho m bre (Roussea u , Disc ., 126; Heidegger, Carla , 187), El m ás nue vo se apoya, sin embargo , en la acepció n d e éthos co m o carácter d el in di vid uo agente. Ese es el sentido pri ncipal de lo ético para Aristó te les y el que a lo lar go de la h istor ia d e la ética se entr ela za m ás a menudo co n su acepció n ge neral de hábit o o cos tu m bre. Ta nt o Aristóteles com o Kant recog en es ta rel ación de l carácte r co n los hábitos. Podem os hacer del p rimero una «segu nda nat u ra leza » si nos acostu mbramos , respectivamente, a obrar d e fonna virtuosa y a ac tuar por respeto a la ley moral. In cluso , para el Estagirita, esta relació n se presenta en una íntima circularidad: el carácter se adquiere co n el hábito, para iniciar el cu al hay que tener, sin embargo , bastante d e lo primero. Pa ra salir de la confus ión , Ari stótel es mi sm o recurre a la di stinci ó n en t re éthos , o cará cter producido por la cu lt u ra pe rsona l en una «forma de vid a », y éxis o cará ct er an ím ico , "ma nera de ser » p revi a a la a dqui sici ón del ca rácter en aque l sen tido. La et imología es menos sesgada p ara el t érmino «m o ra l». E n el voca blo latin o mas y su plu ral l/lO _ res prevalece el significado de «cos tu m bre» , que la filo sofía escolás tica refuerza, a su vez, sobre el d e «ca rácter ». Para los an tiguos ro m anos la inv oca14
ción a la costu m bre h eredada de los a ntepasados po se ía más fuerza co nstrictiva que el. recu rso a ~a to: «¿De qu é sinren las leyes, va nas s m un ca mbio de costu m bres ?», escri be Horaci o (Odas, 111;-24 ). I'()r lo pronto y s iem pre hay q ue obede cer al mas maiorum , la costu mb re d e los pr~ eceso~s qu e en seña a todos a actuar con resoluci ón y s m ar~ltra riedades . Familia, ejército y es ta do se mantuVIer:on e n pie durante s iglos grac ias a l código no~atlvo de los mores . La educación, dice Ca tó n el VieJO, ha d e enca rgarse d e perpetuarlos para conservar en lodos lo s órdenes del Impe rio el senti do del d eber y de la di sci p lina . Esta in ter p retaci ó n de lo m o r al co mo lo que es «co stum b re» es, asim ismo , el que ha preva leci do p rácti camente hast a hoy. u MORAL» y «ÉTICA»
En~;;~;~:s lo~ mi smo decir h oy «étic a» que «moral» ? En un se ntido popular, sí, pero en un p lano intelectual no es lo mi sm o . La moral se refiere, co n cierta vaguedad , al tip o de conduc ta re glada ~r costumbres o por normas internas al sujeto. La etlc~ e~, en se ntid o académ ico, la «filosofía m oral. di SCIplina filosófi ca q ue es tu d ia las reg las ~o~es y su. fundamentacíón. En sentido más laxo indica. usada com o sus ta ntivo aquella cond ucta m oral d e la que es capaz de dar 'cuenta o razonar uno. mi smo (..El mini stro ac tuó al marg en d e toda étlc a._). Us~da co m o adjet ivo señ ala , por lo ge nera l, la cal idad ética, en es ta anterior versión, de cualqui er acto o norma moral ( tlLa di mi sión del mi n istro ha sido ética»). Pod ríamos decir; po r lo tanto, que hay muchas «m orales » y no menos éticas o tl filos,o fias morales », pero u na sola ética o cond ucta cons isten te en u na forma razonadora -capaz de dar cue n ta de sí m isma- d~ ser m oral. Mientras qu e la m oral tie n de a ,s er partl: _ cular, por la conc reción de sus obje tos, la ética tiend e
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a ser~iyeI:Sa1 , P9.r laabstra cci ón de ~ us .princjp~. Deacuerdo con esto podemos es ta blecer tambi én, a u n q ue p or modo nega t ivo, que a lgo es «m o ra l» cuando se opon e a lo «inmoral», o contrai-ío'a cíertás" no r mas y c o s t u m bres; -)Ta~ 'l o «a mo ral», o fa lto d e eUas. De la mi sma manera , algo es «étic o» cuando es co ntrario a c ualq uier conduc ta qu e:.c arece de pri nci-; píos, a la que lla mamos . injus ta » o «sin ley» y en todo caso injustificada . Pu ede a briga rse la sos pecha de que es ta d istin ció n e nt r e mor a l y é tic a a leja a ést a sus ta n cialm en te de la pri m era, y po r en de de la vida. Se d isti ngue , pe ro n o d iverge de ella. Al co nsider a r lo ético , según a puntó Aristót eles , co mo ligado pecuIia rmen te al «carácte r» (ethos) del agen te, la ciencia que lo es tudia cae den tro de la «Illosoffa del hom bre », a l decir del mi sm o a utor, y no es aje na a la pre tensión d e transformar; en la p rác tica, su prop io objeto de es tu d io . E n u n a palabra , la é tica , pa ra es te filósofo , está j u stifica da e n s u p reocu pa ción por obte ner un determi nado carácte r al com pás de una cierta clase de vida. Al fin y al cabo no se nos juzga «bue nos» o «m alos. por ncesrraforrna de;a rgum entar o por nuestras m eras em ociones, sino e n ex cl u s iv~ por nuestras actividade s: po d o_queD Üicem a s del ib erada m e nte con nuestra vida (Et. Níc., 1106 a ). Son los argu m e ntos qu ien es deben se rv ir a los hec ho s, y no a l revés, porque éstos son m ás convincen tes que aquéllos (ib., 1172 b ). La étic a , pues, no puede perderse en u na refle xión intermi nable que no alca nc e nunca a nuest ra cla se de vida. Píndaro, al decir «[Llega a ser quien ercs!» (Ptt ícas, Il, 72), y en otro vértice hi stórico la ép ica cxistcnciali st a d e la «a u te n tici dad», expr es a n in tensa mente el valor del carácte r; luego d el d espli egue de la vida en el conocimiento ético de l h o mbre . Los moralistas , por ot ra parte. han id entificado este conoci mie nt o con el de todo el carácter: as f Teofras to, en la antigüedad, y su émulo La Bruyere e n sus res16
jx-ctivos Caracteres . Cu m ple. en este luga r, recordar el co n tra pun to filosófico de Kant e n to mo a la relal'ifm entre el' carácter y la é tica. «Tem pe ra m en to » es ;\qll~ll~tqql;Ja.naturaleza hace--.del hor!!J?g ffiieñtr..ill> ')I I~~~rA
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