BBLTK-M.a.O. S-021 DR-006 FAS-10 MAS ALLA, Los Verdaderos Expedientes X - Suicidios de Ufólogos - VICUFO2

December 29, 2017 | Author: victor | Category: Rms Titanic, Unidentified Flying Object, Science, Nature
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Descripción: SUPLEMENTO / REVISTA...

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1

¡É1o.ridá,{Estados Unidos). : L959.

y misterios rodean las que han tenido una relaÍ*ad&nómeno de los *Objetos Voli=fi ,Jeesup fue el primero de de'lo*,años cincuenta en moElprimer'tnárfir" de la ufolo-

qr{¡i

de Policla de Dade Policla (España), entre

Abril de 1959.

El astrónomo y doctor en Ciencias Exactas Morris K.

18,30 horas.

Jessup había sido catedrático

Coral Gables (Florida),20 de

en las universidades de Michigan y Drake, habiendo dirigido en Bloemfontein (Sudáfrica) la construcción del mayor telescopio de refrac-

NA PATRULLA de policía del condado de Dade localiza el cuerpo sin vida del doc-

ción del hemisferio austral. Pero además de su labor científica, fotográfica y periodística, Jessup recibió su bautismo ufológico mucho

tor Morris Ket-

chum Jessup en el interior de El encuentro de l{enneth Arnold su vehículo. Las evidencias t'platillos volantes" en mostraban que Jessup había con naeve 1947 disparó la era moderna de la antes de tener lugar el avistaconectado una manguera al investigación OVNL Algunos de miento de Kenneth Arnold tubo de escape conduciéndola sus primeros adalides muúeron sobre el Monte Rainer en hasta la ventanilla del asiento en c ircunstanc i as extr añ as. 1.947. A mediados de los del conductor, encendiendo el motor posteriormente. No se encontraron evi- años 30, Jessup observó durante una de sus exdencias de violencia ni en el cuerpo ni en el ve- pediciones arqueológicas en Sudamérica una hículo, así que tanto los agentes de policía como extraña formación discoidal centelleante miensu posterior informe dictaminaron que el citado tras ésta se desplazaba parsimoniosa y silenciodoctor se había suicidado y que la muerte había samente frente a é1. Este hecho cambió su visobrevenido por inhalación letal de monóxido da, como confesaría tiempo después. En 1955, habiendo leído, investigado y de carbono.

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0

época criticaron duramente el hecho de que, de los 12.618 casos OVNI investigados por la Fterza

recopilado todo cuanto había sido publicado en esas fechas sobre fenómenos anómalos, especialmente los trabajos de Charles Fort, apareció su primer libro -The case for the UFO-, que fue, históricamente, la

Aérea, tan solo 701 fueran declarados inexplicables. Era como decir que las 80.000 páginas del Proyecto

Libro Azul eran inútiles en un 94 por ciento. Fue así cómo la Fuerza Aérea, en un claro intento por reconciliarse con el pueblo norteamericano, ofreció la posibilidad de

primera obra que utilizó el término

OVNI en lugar del de "platillos volantes".

Un año más tarde, en 1956, y con cuatro libros más sobre el tema en su

consultar y evaluar el resultado del Proyecto Libro Azul, sin sospechar que uno de sus mayores críticos a la gestión militar de documentación O\NI iba a tomar cartas en el asunto. Su respuesta no se hizo es-

haber, la Universidad de Michigan retiró una beca arqueológica para indagar posibles cráteres meteoríticos en México, cuando se enteró que el Dr. Jessup, el escritor de O\T.{Is, iba a participar en ella. Aquel mismo año, Jessup informó a su editor de

perar y el llamado "Doctor Incor-

que no publicaría más a través de editoriales comerciales, sino que él mismo patrocinaría en adelante sus propias obras, que serían distribuidas por correo. Pese a esta maniobra,

ni la Universidad de Michigan cambió de opinión, ni, desde luego, ninguna nueva obra ufológica del doctor Jessup vio la luz.

En 1958, tras su separación matrimonial, el citado fracaso editorial y una muy baja renta capital, Jessup cayó progresivamente en una

dio" pronto concluyó que la mayo-

El popular

locutor radiofónico Ironglohn Nebel fue

ría de casos donde la Fuerza Aérea había argumentado "fenómenos atmosféricos tnusuales" como explicación a presuntos avistamientos OVNI eran, en iealidad, cortinas de humo para ocultar, una realidad "La única explicación plausible para un fenómeno del cual teneruos hechos, es su procedencio extaterrestre, qunque sea una hípótesis por probar'l ) concluyó. Tres años después de iniciar su imparable cru-

adr¡ertido contra .el'secreto OVNI impuesto por las por elDr, zada agencias de inteligencia y el Ejércilo nortéamericano, el 13 de Junio de l97l McDonald fue haafirmar -como el conocido zoólogo lvan T. |assup de que le llado muerto en Gold Canyon, en pleno desierto Sanderson-, que Jessup no parecía distinguir la realidad de la ficción. En una carta remitida a envi¡rüaün de Arizona. Según el informe de su muerte, el mediados de Abril de 1959 a su buen amigo. el mensaie una propio McDonald se habría quitado la vida disparándose una bala en la sien, en el interior de locutor radiofónico neoyorquino Long John Nebel, vez que su automóvil. Jessup le informaba de'su iñtención de enviarle un eshrviera en Trágicos sucesos como éste, no exentos de mensaje desde "el otro lado" cttando hubiera rtotro eI sospechas y misterios, se sucedieron en pequemuerto. Pocos días después, Jessup se suicidaba en depresión que quedaba reflejada en su relación con sus amigos y familiares, quienes incluso llegaron a

el interior de su automóvil.

At

JQUIÉN -SUICIDÓ-

PROFESOR MCDONALD?

lado". Nunca cl¡rnplié.

Pese a que parece bastante claro que el doctor Jessup se quitó la vida presionado por el entorno social en el que estaba envuelto, no parece que sucediera así, sin embargo, en el caso del físico atmosférico de la Univer-

ñas cantidades abriendo un nuevo

escabroso

ocupado más de unas breves líneas en los rotativos, definiendo a

los suicidas como lunáticos debido a las circunstancias que rodea-

ron sus muertes. Podríamos ha-

sidad de Arizona

blar, por ejemplo, de aquellos dos

James McDonald, un abanderado de la hipótesis extraterrestre que parecía estar muy lejos del temor al ridícu1o. De hecho, fue él quien, tras años de investigación de los casos OVNI más significativos de la historia reciente norteamericana, consiguió en 1966 que Ia Academiq l,'lqcionol de Ciencias le patrocinara una investigación particular sobre este fenómeno. Dos años más tarde, en 1968, fue también el único científico que, en su calidad de técnico, aceptó abiertamente la invitación de la Fuerza Aérea para inspeccionar los informes y pruebas sumariales redactados por la comisión del Proyecto Libro Azul. Y no en vano. Los medios de comunicación norteamericanos de la

y

archivo en el gran memorándum de los OVNIs. Por supuesto, no todos los sucesos trágicos se corresponden con científicos suicidas, personalidades prominentes o ufólogos anónimos. Es más, en muy pocas ocasiones estos dramas han

ufólogos brasileños que fueron hallados con unas máscaras metálicas cubriendo sus rostros (véase el caso Morro do Vintém), junto a unas notas donde se les indicaba 1os pasos a seguir para llegar al "mundo de los extrateruestres". Y por más suicidas ufológicos que revisáramos, siempre nos resultaría difícil comprender las razones que les llevaron a quitarse la vida.

mÁs soBRE Los SUICIDAS DE TAR/ASA La comunidad ufológica española quiso desmarcarse de los suicidas de Tawasa, que estaban bien introducidos en antbientes de investigadores OWI de la época.

146

España no ha sido, desde luego. una excepción a esta casuística. Quizá el caso hispano más extraño y sorprendente fue el que relatamos en nuestro capítulo anterior y que

En cambio, eI aparente suicidio del doctor McDonald no

tiene sentido. Este profesor se encontraba al frente de una

catnpaña anti-secreto OVNI en esa época

La muerte de Morris K, tossup, autor

de "El caso de los OVNIs" (un libro que iugaría un papel destacado en eI Experfunento Filadelfia), fue con casi toda seguridad un suicidio motivado por causas estrictamente personales. sucedió a las afueras de la catalana población de Tarrasa. Sus dos desgraciados protagonistas, José Rodríguez Montero, de 47 años, y Juan Turu Vallés, de2L, eran investigadores asociados a organizaciones como la Sociedad Española para la Investigación del Cosmos (SEPIC), la Asociación de Estudios Cosmológicos "Eridani" o el conoci-

dell, donde habían asistido a una charla del ufólogo Márius Lleget, hasta Tarrasa, apeándose en el apeadero de Torrebonica, entre Torre Alavedra y Mas Cornet. Hasta casi las cinco de la madrugada nadie volvería a saber de ellos. Fue a esa hora cuando unos operarios de RENFE descubrieron los cuerpos decapitados de los

do Centro de Estudios Interplanetarlos (CEI),

suicidas, quienes habían apoyado la cabeza en el riel procurándose una muerte rápida, pero increíblemente angusliosa. Pocos días después de su muerte. varios amigos suyos, inqluyendo el propio Márius Lleget, recibieron varias cartas póstumas de los suicidas en las que, sin mostrar arrepentimiento alguno, intentaban jüstificar sus acciones y aleccionar a aquellos que recibieran los escritos. Todas las cartas estaban firmadas con una extraña y hasta el momento indescifrada firma: ,,WKTS

con sede en Barcelona.

A

decir verdad. existen suficientes indicios para afirmar que ambos suicidas no se conocieron hasta Junio de 1972. menos de un mes antes de su muerte. Y siendo así, ¿qué les unió en tan poco tiempo como para decidir poner fin a su vida juntos? José Rodríguez era un conocido seguidor del fenómeno OVNI durante años y asiduo de los

círculos espíritas. Se trataba dé un personaje culto y con una increíble personalidad. Juan Turu. en cambio, tenía una personalidad introvertida, aunque ello no le impidió investigar al-

OVXI locales y hasta ürganizar un pequeño grupo llamado Investigación de Objetos No ldentificados (IONI). Tras conocerse a través de un anuncio en la revista ,4/go, ambos gunos casos

descubrieron que tenían lazos e intereses en común que pronto habrían de determinar su suerte. Algunos investigadores han presumido la existencia de una supuesta relación de homosexualidad entre ambos, motivo que llevaría a Juan Turu a romper con su futura esposa pocos días antes de su muerte. Sin embargo, esta afirmación carece, por el momento, completa-, mente de base. El 20 de Junio, ambos investigadores tomaron a las once de la noche un tren desde Saba-

BB".

Los dos vecinos de Tarrasa sabían exactamente lo que querían y Io prepararon con días -quizá semanas- de antelación. No fue, en absoluto, una decisión de unas pocas horas, ya que al parecer ninguno de ellos fue obligado a someterse a aquella horrible mutilación. De hecho, lo más preocupante es que éste no es el único caso que obra en nuestros archivos. Sus protagonistas son personas normales y corrientes en su mayoría que, sin dar en ningún momento muestras de depresión, enajenación mental o desequilibrio emocional, deciden poner fin a su vida merced a un cuidadoso plan de autoinmolación.

Y lo hacen al cruzar la finísima línea que separa la cordura de la locura. O

Siempre que han fallecido ufólogos en extrañas circunstancias se ha especulado con que fueran víctirnas de un complot gubernarnental. Casi nunca tienen base esas denuncias. 147

Iñe UfO §nqyclape, d¡o, l&furneZ Omni. oroohics lnc.. 1992.

" rz mt.¡rs

gei,

OYNIs

y

Lleogu-

jeros negros, Ploza yJones, 1 981 .

(NuevaEscocia).

curtido en mil batallas, estaba feliz. La jubilación

Puerto de Southampton,l0 de Abril de 1912.

llamaba a su puerta tras veinticinco años al mando

OR FIN HABIA LLEGADO EL

de los buques más importantes de laWhite '§rar, sin sufrir percances dignos de mención. Los directivos de la compañía coincidieron de manera unánime a la hora de designarlo para comandar el buque más majestuoso del planeta en su viaje inaugural, todo

gran día. Tras años de duro trabajo e importantes desembolsos económicos, la naviera While Star había cumplido el primero de sus tres sueños flotantes, la construcción del Titanic. Tras é1 vendrían el Olimpic y el Britannia para completar la trilogía, que acabaría por hundir las aspiraciones de superación de la compañía Cunard, su más directa rival. El propósito del dueño del buque, el financiero multimillonario J. P. Morgan, era cubrir

P

un reconocimiento a su impecable trayectoria. Las horas pasaban y toáo se desariollaba según lo previsto, sin problemas.Los2.227 pasajeros que se encontraban a bordo disfrutaban de la seguridad que les otorgaba el buque. Decenas de personas paseaban día y noche por los 267 metros de cubierta, ajenos a los peligros que ocultaban las aguas oceánicas. Mientras, en el camarote de co-

la travesía Southampton-Nueva York en siete días. Con tales pretensiones zarpaba el Titanb, frente a una multitud de curiosos que se agolpaban en el

municaciones, el radiotelegrafista John George Philips atendía con evidente desgana los mensajes que comenzaban a llegar, cada vez con mayor insistencia, advirtiendo de la presencia de un enorme banco de hielo en la misma ruta que estaba si-

lugar, para contemplar atónitos cómo aquel coloso de acero se alejaba sobre las aguas del Atlántico.

Or¡C n

1A VERSIÓN

guiendo el transatlántico,

Los documentos, informes y testimonios de supervivientes del naufragio de este buque llegados hasta nuestros días plantean cuestiones que nos

ICEBERG

El último aviso lo envió el California la mañana del 14 de Abril y Philips, ofendido quizás por la escasa confianza que mostraban sus colegas hacia la resistencia del grandioso barco, contestó desairadamente: "Calla, calla, tengo mucho trabajo".

hacen dudar de la hipótesis más aceptada: que una gran masa de hielo hiriera de muerte al Insumergi'

ble Titanic. Pero veamos cómo transcurrieron aquellas cuatro jornadas...

El capitán Edward Smith, un viejo lobo de mar

L.H,S

PR.EIVTONICIOI\IES DEI, TIT^§,I{[IG ('ttt'ttoltttticntos

NO clc krs granclcs cnigrrias cluc roclcan al Tituttit son las prcmonicioncs quc sc ¡rroclujcron años antcs dcl hunclinriento. E jcmlrlcr cle cllo cs la novcla Fitilitt,, tlcl cscritor v lur¿rrino Nlorgan Roberlson. clue asegura escribiri cn un cstaclo clc seuritlancc. En sr.r obra se clan una serie clc "coinciclcucias" tan llarnalivas quc aútt ho1, no sc ¡rucclcn explicar. El protagonista clcl escrito es un l¡arco llanrackr Titún. Pi¡rlic¡'tclo cle eslc clato. rcpascmos cl t'csto cic "coir-rciclcncias":

A 1A VISTA

existr:ntcs cntrc anlhos

'Iitún cn 1889. catorc,:

tlarrs¿rtl¿inticos" Lu-to lcal y otlo ficticio. son

años anles cle qr-rc narrl'r'agala el Titunit' y cuanclo óstc no cst¿rba

insigni I icrrntcs. Lo

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PtSO: IARGO: N" PASAJTROS:

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3

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70.000 Tn.

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24"25 nudos

IUGAR PARTIDA:

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TUGAR DTL NAUTRAGIO:

A 400 millos de

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Ierronovo

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capitán Edward S¡¡'ith

fue, al parecer, deficienleznente

informado de la peligrosa proxfunidad de un

iceberg al casco del Titanic. La tripulación hizo también caso omiso a los comunicados recibidos y el Titanic mantuvo la velocidad entre los22y 24 nudos, desafiando al "frío enemigo" que ya se encontraba a pocas millas de distancia. La noche cayó sobre las gélidas aguas, mostrando labelleza de un brillante manto estrellado. La tranquilidad reinaba en el ambiente y nada hacía presagiar la llegada inminente de la tragedia. Fueron milésimas de segundo, tiempo suficiente para que el vigía Reginald Lee rompiera ei silencio con un grito de desesperación. Un enorme iceberg había surgido repentinamente atravesando la oscuridad y ya se encontraba a poco más de 500 metros de distancia del casco. Alertado por la situación, el suboficial \Yilliam M. Murdock, ante la ausencia

Ilgunos Pasaieúo3,

enfre ellos los propios constructofes del buquen cancelaron sus pasale§ del capitán Smith, ordenó parar máquinas. Acto para la seguido inició una maniobra suicida de retroceso tranesí¿ para intentar evitar el impacto, pero fue demasiado tarde. El iceberg rasgó levemente el casco del Titanic en pleno "tilOn áe Aquiles", abriendo una brecha por la que comenzaron a introducirse 450 toneladas de agua por minuto. El desastre se consumaba dos horas y cuarenta minutos después, a 600 millas de Terranova. El hundimiento arrastró consigo a7.623 pasajeros. que perecieron en el interior del buque "más seguro" jdqnás construido.

¡SABOTAJE...! En la actualidad el Titanic descansa a casi 4.000 metros de profundidad. Y si bien es cierto que un elevado número de superviüentes confirman la existencia del iceberg, los últimos estudios realizados sobre el casco hundido han puesto al descubierto los suficientes elementos como para pensar que posiblemente hubo más puntos oscuros que pudieron ser determinantes en la catástrofe -
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