Bazan, Osvaldo - Historia de la Homosexualidad en Argentina.parte1.pdf

September 24, 2017 | Author: dmytrowt | Category: Knights Templar, Homosexuality, Inquisition, Spanish Inquisition, Pope
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Osvaldo Bazán

Historia de la homosexualidad en la Argentina De la Conquista de América al siglo XXI

– Nueva edición actualizada –

Bazán, Osvaldo Historia de la homosexualidad en la Argentina 2ª. ed.- Buenos Aires : Marea 2010. 644 p. ; 24x16 cm.- (Historia urgente) ISBN 978-987-1307-35-7 1. Homosexualidad en Argentina. 2. Historia I. Título CDD 306.766 82

Diseño de tapa y de la colección: Pablo Temes Edición: Constanza Brunet Asistente de edición: Virginia Ruano Diseño de interior: Hugo Pérez Ilustración de cubierta: La familia del sentenciado (detalle) de Mildred Burton. Agradecemos la autorización para reproducir la obra de la artista y del Museo Nacional de Bellas Artes. Agradecemos a Editorial Perfil, a la Comunidad Homosexual Argentina, a Marcelo Ferreira de la Comisión Internacional de Derechos Humanos para Gays y Lesbianas (IGLHRL), a Marcelo Reiseman y a Eduardo Almirantearena la gentil cesión de las fotografías. © 2010 Osvaldo Bazán www.osvaldobazan.com © Editorial Marea S.R.L. Pico 1850 – Buenos Aires – Argentina ISBN 978-987-1307-35-7 Impreso en la Argentina Depositado de acuerdo a la ley 11.723 Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento sin permiso escrito de la editorial.

A todos los que hicieron posible que Argentina sea el décimo país del mundo en donde las personas del mismo sexo se pueden casar legalmente. Y a todos los que hicieron lo posible por retrasarlo, porque de ellos también será el reino de la igualdad.

PARTE 1

EL PECADO NEFANDO La sodomía que “descubrieron” los conquistadores

1. LA CONQUISTA: Los placeres venéreos son más vehementes y aprisionan más la razón que los placeres de la comida.

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enía nombre de travesti vieja: la Marigalante, aunque también la conocían como la Gallega. La Marigalante llegó al Nuevo Mundo en 1492 y lo primero que hizo su capitán, Cristóbal Colón, fue ocultar su nombre popular para adecentarla un poco frente a la Historia. Desde ese momento sería la Santa María.1 Casi una metáfora de la Conquista: un nombre de guerra trocado por otro, más piadoso. Fue sobre la Marigalante que un puñado de desarrapados europeos atisbó por primera vez la exuberancia americana en las costas de la isla La Española (hoy Santo Domingo). Y comenzó la confusión. Colón creía haber llegado a las Indias. Los indígenas, como en la Conquista de México, creyeron que habían llegado los dioses. Una comedia de enredos que fue creciendo cada vez con mayor crueldad: una escalada que, en pocos años, esquilmó y diezmó a poblaciones enteras. Era imposible que unos y otros se entendieran, y no solo debido al obvio límite que les imponía la lengua, un problema que fue rápidamente salvado. Conquistadores y conquistados venían, efectivamente, de mundos distintos. El choque fue brutal. Un desatino ya ampliamente superado fue considerar a los pueblos indígenas de la época de la Conquista como un todo indivisible. Existían en el territorio americano culturas muy diferentes, con distintos grados de desarrollo, tributarias de disímiles circunstancias, con cosmogonías a veces antagónicas. Sin embargo, los conquistadores no pudieron ver –por la lógica que los contenía, por su propio lugar en el mundo- más que a rebaños antropomorfos, semidesnudos, ululantes, que en nada respondían a lo que ellos conocían como seres humanos, salvo por el aspecto. El concepto de individuo no estaba en boga en la península ibérica a fines del siglo XV y la sociedad estaba absolutamente estratificada. Los nobles tenían derechos, los plebeyos no: el trabajo manual era casi indigno y vivir una vida aristocrática era aque_____________ 1. Salvador de Madariaga (1886-1978) dice que los nombres de las carabelas “más proceden de marineros mujeriegos que de castos quijotes de la mar”. Vida del muy magnífico señor don Cristóbal Colón, Buenos Aires, Sudamericana, 4° ed., 1991.

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llo a lo que toda persona decente aspiraba. El respeto a Dios y al Rey era motivo de orgullo. El terror sembrado por el Tribunal de la Santa Inquisición se cobraba vidas, ideas, sueños y libertades. El sexo era, como habían enseñado con ahínco San Agustín primero y Santo Tomás después, los Padres de la Iglesia, apenas un aparato que Dios les puso al hombre y a la mujer para reproducirse. Y nada más. Es cierto que los santos estudiosos no fueron los primeros en acercar leña a la hoguera donde arderían miles de homosexuales antes de que la homosexualidad fuera descripta como tal. En el año 309 dC., el Concilio de Gangra aprobó 87 leyes canónicas. El estudioso Samuel Laeuchli detectó que el 46 por ciento de estas disposiciones se refería a las prácticas sexuales, lo que demuestra lo interesado que estaba el clero en legislar sobre el cuerpo, en especial sobre “las partes”. Entre los siglos III y X la Iglesia prohibió, a través de distintos edictos, practicar sexo los días sábado, miércoles y viernes. Y durante los cuarenta días previos a la Pascua. Y en Navidad. Y durante el Pentecostés. Y en los días festivos. Y, claro, durante los días de “impureza femenina”. Finalmente, solo se podía practicar sexo marital durante 44 días al año. A comienzos del siglo IV, el emperador Constantino proclamó al cristianismo como religión estatal del Imperio Romano, lo cual obligaba a todos los ciudadanos a cumplir con los preceptos católicos. Al convertir la ley canónica en legislación civil para toda Europa, la conducta sexual que Grecia y Roma no habían reglamentado por pertenecer a la esfera de los derechos privados, pasaba a ser regulada por las autoridades civiles y eclesiásticas. En el siglo IV comenzaba a morir la libertad individual. Hasta ese momento el sexo era malo pero la homosexualidad no era especialmente ofensiva. Aunque ya existía un antecedente peligroso. En el siglo III, el papa Clemente de Alejandría sostuvo que “mantener relaciones sexuales con cualquier otro fin que no sea la producción de hijos es violentar la naturaleza”. “Como si Cristo hubiera ordenado a sus discípulos que obedecieran a la naturaleza”, apunta con agudeza el profesor John Boswell.2 Pero solo doscientos años más tarde comenzaría, con cierta fuerza estatutaria, el proceso de ilegalización de la homosexualidad. Así, el emperador Justiniano la incluyó en la misma categoría que el adulterio, penado con la muerte. Fue aquella la primera vez que un poder político castigaba el sexo entre iguales con una pena civil. _____________ 2. John Eastbum Boswell (1947-1994). Es autor de algunos de los más importantes estudios contemporáneos sobre homosexualidad. Jeb, como le decían sus amigos, fue profesor de Historia Medieval en la Universidad de Yale, Estados Unidos. Paciente y erudito, tuvo acceso a fuentes documentales extraordinarias que permitieron descubrir una impresionante serie de textos a partir de los cuales se cubrieron grandes huecos históricos, sobre todo del período medieval. Los textos fundamentales de Boswell traducidos al español son: Las bodas de la semejanza, Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad y La piedad de los extraños. El comentario citado corresponde a Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad, Barcelona, Muchnick, 1992, pag. 173.

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Entre el 538 y el 544, Justiniano dictó un conjunto de leyes tendientes a erradicar las prácticas homosexuales, pariendo así lo que a través de la Historia se consagraría como una tensión clásica en la relación entre el poder y la homosexualidad: era posible –creía él al establecer una relación causa-efecto celestial– culpar al diferente sexual por los castigos que Dios mandaba a la tierra de los pecadores. El emperador justificó la necesidad de esas leyes “en esta época en que, de diversas maneras, hemos provocado Su ira con la multitud de nuestros pecados. Pues debido a tales crímenes, hay hambrunas, seísmos y pestes”.3 San Agustín (354-430) incorporó la separación teórica del alma y el cuerpo en la doctrina cristiana. Santo Tomás de Aquino (1225-1274), por su parte, en la Suma teológica, entre otras de sus obras, fue taxativo al afirmar que la actividad sexual debía ser considerad como algo correcto en tanto no impidiera, intencionalmente, la posibilidad de la procreación. 1. Se debe desconfiar del placer, especialmente porque éste “obceca” la razón. 2. Los actos o prácticas sexuales que no tengan como objetivo la procreación, como la masturbación, el sexo anal o la homosexualidad, merecen ser reprobados. Santo Tomás de Aquino continuó con una clasificación que hoy podría mover a risa, pero que durante siglos provocó tortura y muerte: –Impudicia según natura: Cuando hay una relación entre una mujer y un hombre no casados, ya que el fruto de esa relación no tiene garantizada la crianza y la educación cristiana. –Impudicia contra natura: Cuando el acto sexual no tiene como fin la procreación, como la masturbación, las relaciones entre personas del mismo sexo o entre personas de distinto sexo pero “de modo no adecuado” (que impida la procreación) y el acto sexual entre un ser humano y un animal. De esta manera, la sexualidad era peligrosa, pero la sexualidad homosexual lo era mucho más. Y fue prístino Santo Tomás: “Los placeres venéreos son más vehementes y aprisionan más la razón que los placeres de la comida, y por eso necesitan de mayor freno y castigo pues si se les consiente disminuye la energía racional. La ceguera de la mente es uno de los hijos de la lujuria”. 4 Con esa carga moral impresa en sus genes, los orgullosos aventureros de _____________ 3. Ib., p. 198. 4. Hay una polémica entre los investigadores para determinar si los estoicos influenciaron o no en el pensamiento de Santo Tomás. Francis Mark Mondimore en su libro Una historia natural de la homosexualidad lo afirma y dice que estos pensadores, en escritos del siglo III aC., plantearon la idea de que la única sexualidad “natural” era la que tenía como propósito procrear. Sin embargo John Boswell descree de esto, ya que asegura que no queda claro que los estoicos desaprobaran la práctica homosexual. Afirma incluso que Zenón, el fundador del estoicismo, recomendaba que los compañeros sexuales se eligieran prescindiendo del sexo. Y que de Séneca, el estoico que mayor influencia ejerció en Occidente, no solo se rumoreó que era homosexual, sino también que habría estimulado a su discípulo Nerón a que hiciera lo propio. Francis Mark Mondimore, Una historia de la homosexualidad, Barcelona, Paidós, 1998.

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la Marigalante, malolientes, con tejidos de lana y terciopelo que rehusaron abandonar hasta en el tórrido Caribe, solo porque venían “de un país donde se producía una de las mejores lanas del mundo”, 5 se encontraron con indígenas desnudos. Mientras los españoles decían que solamente había que tener sexo para engendrar hijos, los anahuacas, indígenas de La Española, no habían llegado a relacionar la idea del coito con la de reproducción. ¿Cómo iban a comprender aquello que tanto preocupaba a los conquistadores? El malentendido estaba planteado. Más tarde los españoles encontrarían algunas culturas aborígenes con las que compartirían un punto de vista esencial: la inclusión de la crueldad como modalidad de relación entre las mayorías heterosexuales y las minorías homosexuales. 6 A los indígenas les cayeron de golpe los mil años de ideología y legislación homofóbica7 de la vieja Europa. La mayoría no sobreviviría.

_____________ 5. Ricardo Herren: La conquista erótica de las Indias, Barcelona, Planeta, 1992, p. 57. 6. Se plantea aquí un problema que tendremos a lo largo de todo el libro y es cómo denominar a prácticas sexuales de las que casi no quedan registros ciertos. Es un anacronismo hablar de homosexuales en esta etapa de la historia de la humanidad. El término recién se acuñó en Alemania en 1869. Tanto en Europa como en América la gente no se dividía en “homosexuales” y “heterosexuales”, trampa actual que complica la comprensión del problema. En Europa, un “sodomita” era alguien que tenía acciones sodomitas, lo que no determinaba una identidad ni mucho menos. Sin embargo, habitualmente se usan ambos términos como sinónimos. Aquí se usarán indistintamente ambos términos “sodomita” y “homosexual” pero sabiendo que se está cometiendo una simplificación excesiva. 7. La homofobia también es un concepto reciente. Se define como la aversión obsesiva hacia las personas homosexuales. Creo que las reacciones registradas en esta época de la Conquista y colonización hoy podrían ser descriptas de esa manera.

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2. LA SODOMÍA: Las personas que habían mantenido relaciones sexuales con judíos, niños y miembros de su propio sexo debían ser enterradas vivas.

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ay putos”, escribió con sencillez espantosa Francisco López de Gómara para describir algunas costumbres que lo sorprendieron después de escuchar los relatos referidos por los viajeros del Nuevo Mundo. El sacerdote e historiador nunca se movió de Europa, sin embargo fue autor de la monumental Historia general de las Indias1 (1552), un códice en donde con consternación y verdadero asco registra una y otra vez la presencia de la “sodomía” en las tribus indígenas. Gómara basaba su espanto en la educación europea que había recibido y en lo que era la moral media del siglo XVI. La palabra “sodomía” viene de una de las dos ciudades que, según relata el Antiguo Testamento, fueron destruidas por Dios: Sodoma y Gomorra. La fábula bíblica conocida por todos dice que Lot recibió la visita de dos forasteros sin saber que se trataba de ángeles. Por las normas de cortesía de la época, invitó a ambos a pasar la noche en su casa. Antes de que se acostasen, los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa de Lot y le pidieron que sacara a los forasteros de su casa, que se los mostrara. Lot se negó ofreciendo, a cambio, entregar a sus hijas. El pueblo no aceptó e intentó derribar la puerta. Entonces los ángeles enceguecieron a todos los atacantes y revelaron a Lot su misión: la destrucción de Sodoma y Gomorra en castigo por las “maldades” de estos pueblos. Este exterminio se convirtió en el símbolo por excelencia del juicio de Dios.2 John Boswell3 explica extensamente el malentendido de que la conducta homosexual es condenada en el Antiguo Testamento a partir del relato de Sodoma, en Génesis 19: “Sodoma dio su nombre a las relaciones homosexuales en lengua latina; a lo largo de la Edad Media, tanto en latín como en cualquiera de las lenguas vernáculas, la palabra más próxima a “homosexual” fue “sodomita”. Sin embargo, la interpretación puramente homosexual de aquel relato es relativamente reciente. Ninguno de los muchos pasajes del Antiguo Testamento que se refieren a la depravación de Sodoma sugiere delito de tipo homosexual, de modo que las asociaciones homosexuales tienen que tener su origen en tendencias sociales y en literatura muy posteriores. [...] Al parecer, el propio Jesús creía que Sodoma había sido destruida por el pecado de falta de hospitalidad: „Caso que no quieran recibiros, ni escuchar vuestras palabras, saliendo de aquella casa o ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies. En verdad os digo que Sodoma y Gomorra serían tratadas con menos _____________ 1. Francisco López de Gómara (1511-1553). Este libro suyo tuvo una amplia repercusión en Europa, en donde se imprimieron cinco ediciones en solo dos años. Allí explicaba a los europeos cómo eran y qué ocurría en las tierras nuevas. Se tradujo a varios idiomas. En 1554 fue prohibido por el rey español Felipe II y recién se reimprimió en el siglo XVIII. 2. Ver Deuteronomio 29, 3; Isaías 13, 19; Jeremías 50, 39-40; Mateo 11, 23-24; Lucas 17, 29; Apocalipsis 11, 7-8. Innumerables leyendas en todo el mundo, como veremos, reproducen la secuencia lujuria/castigo divino. 3. Boswell: Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad, pp. 119-120.

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menos rigor en el día del juicio, que no aquella ciudad‟, Mat, 10, 14-15; cf. Lucas, 10, 10-12, [...] “En docenas de lugares del Antiguo Testamento se emplea a Sodoma como símbolo del mal, pero ni una sola vez se califica específicamente el pecado de los sodomitas como pecado de homosexualidad. En cambio, sí menciona explícitamente otros pecados. El Eclesiástico dice que Dios aborrecía a los sodomitas por su orgullo (16, 8), y el Libro de la Sabiduría propone la misma teoría (19, 13-14) de Bailey (dice que a pesar de la opinión popular en sentido contrario, en la Biblia se usa muy pocas veces el verbo hebreo “conocer” en su acepción sexual: solo en diez de sus 943 apariciones en el Antiguo Testamento tiene el sentido de conocimiento carnal). En Ezequiel, los pecados (de Sodoma) no solo se nombran categóricamente, sino que se los califica de menos graves en comparación con los pecados sexuales de Jerusalén: “Juro yo, dice el Señor Dios, que no hizo Sodoma, tu hermana, ella y sus hijas lo que tú y tus hijas habéis hecho. He aquí cuál fue la maldad de Sodoma, tu hermana: la soberbia, la hartura, la comodidad libre de cuidados, por parte de ella y de sus hijas, y el no socorrer al necesitado y al pobre (16, 48)”.4 Para los nuevos teóricos no hay nada de sorprendente en Sodoma contra la homosexualidad. Sí lo hay en las interpretaciones intencionadas que se hicieron de las Sagradas Escrituras posteriormente. No debe ser casual que durante todo el período inquisitorio (y aun hasta el siglo XX) las autoridades eclesiásticas obstaculizaran al pueblo la lectura de la Biblia y monopolizaran la traducción y la interpretación de la palabra de Dios. La persecución de la Iglesia a los homosexuales comienza al finalizar la Edad Media como respuesta a acontecimientos políticos y sociales europeos muy concretos: la acusación de sodomía junto con la de herejía y canibalismo permitió a Roma disfrazar la lucha contra sus enemigos (moros y judíos, por ejemplo) con vestimentas celestiales, cuando en realidad se trataba de meras disputas de poder terrenal. Para las autoridades eclesiásticas el refrán no fue “Al César lo que es del César, a Dios lo que es de Dios”, sino “A Dios lo que es de Dios y lo que es del César, también. Y Dios somos nosotros”. El papa Inocencio III (1198-1216) coordinó la represión a los herejes. En 1231 quedó constituido en Roma el Tribunal de la Inquisición, o del “Santo Oficio”. Los acusados de sodomía fueron el blanco preferido de los inquisidores, ya que violaban el plan de Dios, desperdiciando su simiente por una vida estéril, lo que los convertía en perversos dignos del máximo castigo.5 _____________ 4. Ib., pp. 117-119. 5. Alberto Cardín (Asturias 1948-1992). Profesor de Antropología Cultural en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona y colaborador permanente de varias publicaciones españolas, fue un gran estudioso de la homosexualidad en la historia. Sus trabajos, de admirable rigurosidad, suelen cuestionar cierta liviandad de algunos autores gay que, entusiasmados por llevar agua para su molino, ven conductas homosexuales en la historia donde no las hay. Sobre el punto que nos ocupa, dice: “Aun así, existían escalas en la pena según el grado de desperdicio y el sujeto o semoviente con quien el derroche tenía efecto. [...] La Inquisición de la corona de Aragón distinguía entre bestialistas y sodomitas, considerando de máxima gravedad a los primeros al tiempo que con los segundos distinguía entre aquellos que habían consumado el acto „con emisión de semen en su cuerpo‟ y los que no habían llegado a tal consumación. Estos a

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Según la legislación inglesa del siglo XII, “las personas que habían mantenido relaciones sexuales con judíos, niños y miembros de su propio sexo debían ser enterradas vivas”.6 En 1497, los Reyes Católicos, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, dispusieron la muerte en la hoguera para los responsables del acto de “sodomía” o “pecado nefando contra natura”. 7 “Hay putos”, escribió Gómara en 1552. Se equivocó. A esa altura de la Conquista ya debió haber dicho “había”.

_____________ su vez, eran repartidos en tres categorías de gravedad ascendente: „blandura tendente a la sodomía‟, „propincuos a la sodomía‟ y quienes habían „penetrado por detrás‟. Guerreros, chamanes y travestis. Indicios de homosexualidad en los exóticos, Barcelona, Tusquets, 2a ed., 1989, p. 22. 6. Mondimore: Una historia natural de la homosexualidad, p. 45. 7. Hay una distinción entre Inquisición en España y la Inquisición Española, que es la que los reyes Isabel de Castilla y Fernando de Aragón establecieron en España a partir de 1478 y que fue independiente y diferente de la del resto de la cristiandad. Sin embargo, en España también funcionó la Inquisición Episcopal y la Inquisición Pontificia. Porque cuando a los españoles se les pone algo en la cabeza, ya se sabe.

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3. EL CRISTIANISMO: Si Cristo soportó a Judas, por qué no he de soportar yo a este que me traiciona.

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ofre Masquero tenía trece años. Su amigo, doce. Trabajaban en lo de un panadero en Valencia. Una tarde de 1633, durante el descanso, tirados en la cama, casi como un juego, se prodigaron algunas caricias. Alguien, intrigado por las risas, abrió la puerta y los vio. Fueron denunciados a la Santa Inquisición. El castigo: les propinaron 24 azotes en la plaza pública en medio de la burla general de un pueblo, que adoró el espectáculo. Al mayor, además, lo condenaron a servir en las salinas de Ibiza durante seis años. Podría haber sido peor. Solo siete años antes, Francisco Aynar, de quince años, en la misma Valencia, fue condenado por el Tribunal de la Santa Inquisición a 200 azotes, que recibió públicamente mientras lo obligaban a caminar por las calles de la ciudad para que todos se mofaran de él. Además, lo condenaron a cuatro años de remo en las galeras y al destierro perpetuo. Lo de las galeras era casi una condena a muerte: pocos sobrevivían al ritmo que el látigo imponía sobre el motor humano de las embarcaciones. El imperdonable crimen de Francisco consistía en haber sido la parte pasiva de una relación sexual con un amigo de veinte años. Al amante le fue peor: lo quemaron vivo. Y Francisco fue obligado a asistir a la ejecución. 1 ¿Qué hubiera pensado de este castigo San Martin de Tours, quien ya antes del siglo V explicaba que religión y violencia eran incompatibles con la frase: “Si Cristo soportó a Judas, por qué no he de soportar yo a este que me traiciona” mientras se enemistaba con altos funcionarios que defendían la tortura? ¿Qué hubiera dicho San Ambrosio de Milán, quien enseñaba que “más vale ser buenos y crearnos dificultades que mostrarnos inhumanos”? Pero la Iglesia Católica decidió olvidarse del Cristo de la otra mejilla, de San Martín de Tours y también de San Ambrosio. El siglo XV fue un tiempo de grandes cambios. Tres hombres modificarían para siempre la visión del mundo de los cristianos. Cristóbal Colón (14511506), Martín Lutero (1486-1546) y Juan Gutenberg (¿1400?-1468). La novedad consistía en que el mundo era geográficamente distinto de lo que se creía, podía ser interpretado con otra clave religiosa y todos podían llegar a saberlo gracias a la revolución cultural que significó la invención de la imprenta. La Iglesia Católica entró en pánico y convocó al Concilio de Trento, que entre 1545 y 1564 disciplinó al cristianismo por los siguientes cuatrocientos años. La doctrina matrimonial fue la columna vertebral para regular todos los temas que tenían que ver con la sexualidad. Su predecesor, el IV Concilio de Letrán de 1215 ya había convertido al matrimonio en sacramento, estableciendo su condición de indisoluble, monogámico y sagrado.

_____________ 1. Para un estudio más detallado de este y otros casos, ver Rafael Carrasco: Inquisición y represión sexual en Valencia. Historia de los sodomitas (1565-1785), Barcelona, Laertes, 1986.

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Es decir: no fue Dios a través de la Biblia quien sacramentó la unión. El matrimonio no es “lo que Dios ha unido”. Sus autores fueron hombres reunidos con fines políticos y económicos concretos, quienes interpretaron y monopolizaron la palabra de Dios a su antojo y necesidad. Que el matrimonio heterosexual y monogámico fuera definido como sagrado instauró una primacía que excluyó cualquier otro tipo de relación. De allí a la hoguera había un solo paso, que pronto sería dado.2 Los inquisidores empezaron por definir con precisión de qué hablaban cuando se referían al “pecado nefando” y diferenciaron la “sodomía perfecta” de la “imperfecta”. Carolina Giraldo Botero explica esta diferencia: “La primera se refiere a la penetración anal, no importa si se da entre dos hombres o entre un hombre y una mujer. La segunda se refiere a los actos homosexuales que no incluyen de manera indispensable la penetración anal. La sodomía imperfecta abarca así la homoeroticidad femenina. Esta es la que menos se conoce por haber sido de difícil identificación y sanción por parte de los jueces. A mediados del siglo XVII, la falta de claridad de la Iglesia para definir los parámetros que servirían para perfilar este delito hizo que fuese retirado de la jurisdicción inquisitorial. Pasó a ser parte de las molicies o pecados sexuales menores. Por el contrario, la sodomía perfecta fue catalogada como un crimen de igual gravedad que la herejía, estando por encima de transgresiones como el regicidio”.3 Sí, una (una bastaba) penetración anal era considerada tan grave y merecía la misma pena que matar al Rey. El término clínico no existía en esa época, pero hoy lo llamaríamos “obsesión”.

_____________ 2. “El Concilio de Trento fue el principal instrumento de la Contrarreforma. Tenía como fin la lucha contra las iglesias nacidas del cisma luterano, además de los judaizantes y musulmanes. Terminó constituyéndose en un círculo de inclusión y exclusión de verdades absolutas. Trató de condenar las relaciones homoeróticas tanto entre hombres como entre mujeres, también el llamado “vicio solitario”, el bestialismo, el amancebamiento y la bigamia. La moral tridentina constituyó el eje ético que cimentó el Tribunal de la Inquisición en Cartagena en 1610”. Carolina Giraldo Botero, “Esclavos sodomitas en Cartagena colonial, hablando del pecado nefando”, Revista Historia Crítica (Bogotá), Departamento de Historia, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Los Andes, Biblioteca Virtual, Banco de la República. 3. Ib.

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4. LOS TEMPLARIOS: Algo demasiado horrible para ser contemplado y escuchado.

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l objetivo de la Orden de los Caballeros Templarios, fundada en 1119, era ayudar y proteger a los peregrinos que se aventuraban hasta Tierra Santa durante las Cruzadas. La Orden estaba formada por caballeros nobles que habían dejado atrás sus castillos y sus familias para vivir en desiertos y montañas movidos solo por la fe. Eran, además, hombres consagrados que llevaban una vida monacal. Incluso habían hecho votos de pobreza, castidad y obediencia. Muchos nobles europeos, sin tanta predisposición para el sacrificio pero con vocación de servicio, hacían donaciones importantes a la Orden del Temple. Así estos caballeros, casi sin darse cuenta, fueron reuniendo más y más riquezas. Claro: por el voto de pobreza los templarios no podían tener nada a título personal pero sí la Orden, que acumuló enormes riquezas. Dos características convertían a los templarios en héroes para sus contemporáneos: el cristianismo sectario (o sea antimusulmán) y el valor caballeresco. Dos pasiones populares del momento.1 La Orden llegó a amasar una fortuna inmensa. “En 1300 poseía 870 castillos y residencias diseminados entre Palestina e Irlanda, y en todas las capitales europeas se fundaron sedes de los templarios”.2 Sin embargo, cuando Tierra Santa cayó irremediablemente y no quedaron ya peregrinos que defender, las Cruzadas comenzaron a carecer de sentido práctico. Los templarios, entonces, desempeñaron una nueva función: se convirtieron en depositarios de documentos, dinero, joyas y bienes en general de quienes habían sido sus benefactores. Se transformaron en algo así como los protobanqueros del continente europeo. No extendían crédito, pero actuaron como administradores de las fortunas, por caso, de Luis XI de Francia y de la Reina Madre, Blanca de Castilla; de Eduardo I y de Enrique II de Inglaterra; y de los papas Inocencio III y Alejandro III. Tanto dinero acumulado atrajo la codicia de Felipe IV, el Hermoso, rey de Francia, un monarca acuciado por las deudas que le había dejado su padre, Felipe III, quien había peleado contra Flandes, Inglaterra, la Gascuña y Aragón agotando las arcas del reino en aquellas empresas. Felipe IV impuso altos impuestos a los barones y a los campesinos. Y aunque hubo disturbios en las calles de París su voracidad no cesó. Siguió, por ejemplo, con las iglesias y los monasterios. El Papa Bonifacio VIII se quejó, y entonces el inescrupuloso rey Felipe acusó al Papa de “hereje, brujo y sodomita”. Como el Papa no se amilanó y le hizo frente, Felipe, junto con su guía, el ministro Guillaume de Nogaret, decidió apuntar a presas más fáciles que el papado. Primero, en 1290, la emprendió contra los banqueros italianos que trabajaban en Francia. Los acusó de usura (uno de los pecados más graves del

_____________ 1. Boswell: Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad, p. 315. 2. Malcom Barber: The New Knighthood: A History of the Temple, Cambridge, Cambridge University Press, 1994. Citado por Mondimore: Una historia natural de la homosexualidad, p. 234

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Medioevo que, sin embargo, no mantuvo su caracterización de infame hasta nuestros días). A los banqueros italianos les confiscó sus bienes y más tarde fueron echados de Francia. Después, en 1306, les tocó el turno a los judíos. También se los tachó de usureros y se les agregó otro salvavidas de plomo: herejes. Les confiscaron dinero y propiedades, y finalmente los expulsaron del país. Ni italianos ni judíos fueron torturados. Y ahí cayeron los Templarios. Una acusación de usureros no hubiera sonado creíble. La Orden era demasiado rigurosa en cuestiones de dinero. Pero, ¿qué eran esas extrañas prácticas de hombres solos celebrando reuniones secretas? La acusación cayó entonces sobre algo “demasiado horrible para ser contemplado y escuchado, un delito detestable, un mal execrable, un hecho abominable, una desgracia detestable”. 3 Felipe y los suyos echaron a rodar que los Templarios estaban aliados con el demonio, que adoraban a Mahoma, que parodiaban la misa, que sodomizaban regularmente a los novicios y que toleraban los actos homosexuales durante sus ceremonias religiosas.4 El viernes 13 de octubre de 1307 unos dos mil templarios fueron arrestados en toda Francia con una sincronización que resultó perfecta para una época en la que las comunica-ciones eran difíciles. Los Templarios fueron torturados y enviados a la hoguera. El Gran Maestre de la Orden, Jacques de Molay, “mostró a los legados papales los brazos rotos y sin carne „en los que no quedaba otra cosa que huesos y nervios‟, y descubrió su espalda, vientre y testículos desollados; los legados quedaron tan azorados que „lloraron amargamente y no pudieron decir nada‟”. 5 Boswell apunta, asombrado, que muchos templarios bajo tortura confesaron “sacrilegio y herejía” pero no “sodomía”, y agrega: “Acusación a la que, al parecer, temían más que a escupir la cruz o renunciar a Cristo”. El Papa Clemente V hizo poco y nada por salvarlos y en 1312 dictó un decreto que disolvía la Orden, aun cuando había llegado a ser la más importante y respetada de su época en toda Europa. No le importó, claro, que a lo largo del siglo XIII los Templarios hubieran muerto por millares defendiendo el cristianismo en Medio Oriente. Los sodomitas no merecían defensa. La idea de que hay seres humanos más valiosos que otros, en este caso los heterosexuales por sobre los homosexuales, sirvió para que los primeros se sintieran con derecho y poder para hacer con los segundos, literalmente, lo que les viniera en gana. Como en este clásico ejemplo de los Templarios, el asunto no fue peligroso solo para los miembros del grupo minoritario. Cualquier integrante del grupo mayoritario en numeroso momentos de la _____________ 3. Mondimore: O- cit., p.235. Aquí Mondimore cita varios trabajos de Malcom Barber, profesor de Cambridge. 4. Boswell: O. cit., p. 316. 5. Ib., p. 318

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Historia –incluso hoy– ha visto en peligro su honor, sus bienes y hasta su vida por la simple acusación de ser homosexual. Poco le importaba a Felipe el Hermoso qué hacían los templarios con su sexo. Pero fue la mejor coartada para quedarse con sus enormes recursos económicos. La intolerancia resultó así, una vez más, el disfraz que usó el poder para cumplir sus fines más prosaicos. Después del caso de la Orden de los Caballeros Templarios, el poder supo que siempre dispondría de un arma para sojuzgar a sus enemigos.

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5. LA MATANZA: Realizamos un acto de purificación.

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ran los primeros años del 1500. Un grupo de españoles festejaba la llegada del siglo XVI correteando a sus anchas por lo que sería América Central. Fundaban una ciudad, mataban algunos indios, se mataban entre ellos, se morían de hambre, en fin, lo normal para la vida de los conquistadores. El licenciado Martín Fernández de Enciso recorría el mar Caribe llevando de polizón a Vasco Núñez de Balboa. Le iba a costar caro: más tarde Balboa tomaría el mando de la gente de Enciso y el licenciado debería volver a la isla La Española mientras Balboa se quedaría en el continente. Pero antes de que aparecieran los problemas internos en 1510, los intrépidos muchachos tuvieron tiempo de fundar la primera ciudad de la Conquista en territorio continental: Nuestra Señora de la Antigua, en la zona del Darién.1 Para eso debieron, primero, ganar una batalla al cacique Cemaco, que había tenido la mala idea de vivir con su gente allí mucho antes de ser descubierto el Nuevo Mundo. “El combate les deja un botín de 10.000 castellanos, víveres y un buen número de esclavos para vender en La Española, y de esclavas para alegrar las noches de los ciento ochenta fundadores de La Antigua.”2 Sobrevino, entonces, la primera matanza de homosexuales de la que se tenga registro en América. Para que todo quedase claro desde el comienzo: el asesinato masivo sirvió como piedra angular en la fundación de la primera ciudad americana. El licenciado Enciso precisó el alcance de esta empresa: “Realizamos un acto de purificación”.3 La afrenta que les valió la muerte a los indígenas había sido vestirse con ropas de mujer. Eso bastó y sobró para que fueran calificados de “sodomitas”. “Cuando tomé Darién –relató Enciso– los apresamos y los quemamos, y cuando las mujeres vieron que los quemábamos, se ponían muy contentas”.4 Los españoles solo vieron lo que conocían: estos hombres en ropas que los conquistadores supusieron “de mujer” desafiaban toda la construcción ética y moral que traían de la España oscurantista. Necesariamente, para los europeos del siglo XVI, hombres en “enaguas”5 eran “sodomitas”. No tenían otra palabra para calificarlos. Y el orden social y religioso que los abarcaba les había enseñado muy bien cómo tratarlos. Si las cosas eran así entonces la Conquista, la evangelización, el trabajo forzado y la esclavitud eran necesarios. La única voz discordante fue la de Fray Bartolomé de las Casas,6 cuando _____________ 1. No confundir con la actual provincia de Darién, en Panamá. En aquel momento, la zona del Darién abarcaba parte de las actuales Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Colombia. 2. Herren: La conquista erótica de las Indias, p. 127. 3. Ib., p. 127. 4. Según Herren: “Es bastante improbable que las indias vieran como competidores a los homosexuales: el comentario es atribuible, más bien, a las fantasías del bachiller al respecto”. Ib., p. 127. 5. Los españoles creyeron ver enaguas porque era lo más parecido que conocían a esas pequeñas mantas cortas que llevaban los aborígenes como vestidos. 6. Fray Bartolomé de las Casas (1454-1566). Ingresó a la Orden Dominicana en Santo Domingo en 1522. Sus sermones pidiendo buen traro e incluso la libertad de los indios fueron considerados

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escribió: “Ciertos españoles hallaron en cierto rincón de una de las dichas provincias tres hombres vestidos en hábitos de mujeres, a los cuales por solo aquello juzgaron ser de aquel pecado corrompidos (sodomía) y no por más probanza los echaron luego a los perros que llevaban, que los despedazaron y comieron vivos, como si fueran sus jueces.” 7 Con sensatez y sentimiento, De las Casas, el primer cronista de las Indias, intuyó algo detrás del brutal castigo. Fue el único europeo que reconoció ignorancia en la mirada propia. Su voz fue duramente combatida por otros cronistas reales. Por lo demás, los registros son los del conquistador. No sabemos qué significaban para los indígenas esos vestidos ni esas actitudes. Todo fue tapado por el prejuicioso y limitado concepto de “sodomía”. La palabra del español fue la ley. Hasta ahora ha quedado borrada la diversidad indígena. Y hasta hoy ha llegado el castigo. Solo puede haber especulaciones. No se puede afirmar ni desmentir que aquellos indígenas traviesos hayan sido homosexuales ni qué relación habría entre un homosexual contemporáneo y las prácticas de aquellos antepasados. Lo único que puede afirmarse es que ser diferente a lo que los conquistadores esperaban de un hombre les valió el castigo. Según las crónicas de la época había una tolerancia mayúscula entre los indígenas de los territorios que hoy constituyen Panamá, Costa Rica y Nicaragua por los muchachos que vestían ropa de mujer y realizaban tareas habitualmente cubiertas por mujeres. Desde la llegada de los españoles, todo sería cruelmente distinto.

_____________ “escandalosos” por muchos españoles, así como sus consejos en el confesionario. La Audiencia le prohibió predicar por dos años, debido a las quejas de los españoles. Por sus trabajos en las deliberaciones de Valladolid consiguió “Las leyes nuevas” que aliviaron la situación de los indígenas americanos. Fue nombrado “Protector universal de las Indias”. Escribió la Brevísima relación de la destrucción de las Indias de donde se extrajo este párrafo que en su momento produjo gran impacto, aunque fue tachado de “exagerado” porque las cifras y las descripciones de las torturas son verdaderamente escalofriantes. Incluso hoy leer la Brevísima es una experiencia emocional intensa. Según Helen Rand Parish, Bartolomé de las Casas “consumió cincuenta años mortales dirigiendo quizás el mayor esfuerzo para los derechos civiles y la justicia racial en la historia de la humanidad”. No hay una sola “acusación” de sodomía en el libro del sacerdote. Aún hoy De las Casas es un personaje polémico. “Resulta lamentable que haya surgido alguna voz desde dentro de la iglesia que pretenda la beatificación de Fray Bartolomé de las Casas. Toda su obra ha sido la piedra angular sobre la que se ha cimentado la leyenda negra que tanto han utilizado los enemigos de España para atacarla y desprestigiarla”, escribió José Carlos Albesa: “Fray Bartolomé de las Casas, un agitador con hábito”, Arbil (Zaragoza), num. 64 (2003). 7. Fray Bartolomé de las Casas, citado por el investigador francés Guilhem Olivier en su trabajo para la Université de Toulouse-Le Mirail “Conquistadores y misioneros frente al pecado nefando”, p. 1.

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6. VASCO NÚÑEZ DE BALBOA: Aperreó Balboa cincuenta putos y luego quemólos.

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ollywood no lo hubiera podido hacer tan cinematográfico. Había sol en Centroamérica, una tierra que por entonces ni siquiera soñaba con llamarse así. Todo tenía el color de lo inédito, brillaban las selvas nuevas, los pájaros nuevos, el aire nuevo. Pero él los hizo callar a todos. Y subió solito hasta lo más alto de la cumbre. Ahí Vasco Núñez de Balboa se quitó el casco empenachado y con su larga cabellera rubia al viento vio por primera vez el Océano Pacífico. Era verdad, entonces, había otro mar. Y él era el primer cristiano en comprobar que había otro mar, nada menos. O al menos eso suponía. Era el 25 de septiembre de 1513 un poco antes del mediodía. Cayó arrodillado de la emoción. “Los españoles vieron a Vasco Núñez como un dios en el momento de la creación suprema. Cuando este les hizo señas de que se acercaran, estaban ya seguros de que había descubierto, de que había creado con su sueño, un océano.”1 Ni tanto ni tan poco. Unos meses antes, el astuto Panquiaco2, hijo del cacique Comagre, le había contado al ex polizón Vasco Núñez de Balboa, ya jefe de La Antigua, que al sur de las tierras en las que estaban había otro mar. Y que había oro en esas costas. En realidad, Panquiaco no podía entender por qué los españoles fundían las joyas bien labradas que les regalaban para hacer palitos dorados, y mucho menos por qué peleaban entre ellos por esos palitos. Viendo lo desesperados que estaban los españoles por oro y para sacárselos de encima, azuzó la codicia de los conquistadores: “¿Quieren oro? Vayan al sur”. La estratagema funcionó y allá fue Núñez de Balboa a buscar el oro, aunque se emocionaría hasta caer rendido cuando viera el Pacífico, es cierto. Claro que antes, para poder llegar hasta allí, tuvo que sacar del medio al cacique Torecha, señor de Cuareca, quien no solo era tan desubicado para vivir pacíficamente con su pueblo en medio del paso de un mar a otro, sino que además quería que le pidieran permiso para transitar por sus tierras. Los 600 indígenas que acompañaban a Torecha se lanzaron con sus arcos, saetas y macanas contra los intrusos. Pero Núñez de Balboa traía armas de fuego. Torecha y los suyos creyeron que los conquistadores podían manejar rayos y truenos a su antojo. Los cuarecas dieron media vuelta y salieron corriendo, circunstancia que los conquistadores aprovecharon para matar a seiscientos indígenas por la espalda, entre ellos a Torecha. Parece que la batalla le dio hambre a Balboa, porque fue, como un vulgar ratero, a ver qué tenía Torecha en su casa para comer. Pero al llegar, se encontró con un espectáculo insospechado: “Y vieron al hermano del mencionado cacique, junto con muchos otros, que estaban vestidos de mujeres. De lo que se maravilló, y sobre todo [del hecho] _____________ 1. Octavio Méndez Pereira: El tesoro del Debaide, Madrid, 1940. 2. “Panquiano” para algunos autores. Después este joven se hizo bautizar con el nombre cristiano de “Carlos” y acompañó a Balboa en sus andanzas.

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que no se hubiera escapado".3 O sea: a Balboa lo maravillaba más que ninguna otra cosa que un afeminado no escapase. También López de Gómara cuenta el hecho igualmente asombrado: "En esta batalla se toma preso al hermano de Torecha, en hábito real de mujer, que no solamente en el traje, pero en todo, salvo en parir, era hembra".4 Dos eran los acompañantes del hermano de Torecha que estaban, como él, vestidos con enaguas. El hecho de que se hubieran quedado en la casa mientras los demás hombres de la tribu habían ido a pelear y, más aún, que compartieran sin inconveniente la casa de la autoridad de la tribu, parece demostrar la falta de prejuicios de este grupo con respecto a la sexualidad de sus integrantes. Lamentablemente, esa falta de prejuicios no impregnó a los españoles de un espíritu más liberal. Ni mucho menos. Aferrado a su concepto de "pecado nefando", Vasco Núñez de Balboa apresó a cincuenta de estos "sodomitas" y les propinó un castigo bestial, muy a la usanza de la época: resolvió entregarlos a los perros hambrientos. El grabador, cartógrafo y editor protestante flamenco Théodore de Bry ilustró el momento en su célebre grabado Balboa envía sus perros sobre indígenas practicantes de amor masculino (1594). El sarcasmo del flamenco es notable: no sabía que estaba pintando el primer registro gráfico europeo sobre homofobia en América. Sin embargo, cargó las tintas sobre los amaneramientos extremos de los conquistadores a quienes mostró casi como señoritas cortesanas. No sería la única ironía del dibujante.5 Los perros que usaba Núñez de Balboa eran alanos, de gran tamaño y ferocidad. "Se sirven los nuestros de los perros contra aquellas gentes desnudas, a las cuales se tiran con rabia, cual si fuesen fieros jabalíes a fugitivos ciervos"6, reconoció D'Anghiera. Quien parece disfrutar cuando cuenta esta historia es Francisco de Gómara: "Aperreó Balboa a cincuenta putos y _____________ 3. Pietro Martire D'Anghiera (1457-1520). Tampoco viajó jamás a América pero fue historiador del emperador Carlos V para quien escribió su obra fundamental Décadas del Nuevo Mundo, en latín, de donde se extrae este párrafo, del Sommario dell'istoria dell'Indie occidentali (1492-1525). Decade III, t. 1, p. 145. 4. López de Gómara: Historia general de las Indias, p. 93. 5. Théodore de Bry (1528-1598). Protestante de Lieja, huyó a Frankfurt escapando e las persecusiones religiosas de la Contrarreforma dirigida por los españoles que dominaban Flandes, las regiones hoy llamadas Países Bajos. De Bry viajó a Inglaterra en 1587 y se puso en contacto con el geógrafo inglés Richard Hakluyt, un activo militante de la anglofilia contra el españolismo. Son tiempos de "leyendas negras", ambas potencias se acusan de cometer barbaridades. Ambas tienen razón, por supuesto. Juntos De Bry y Hakluyt editan una edición ilustrada de la Brevísima relación de la destrucción de las Indias, de Fray Bartolomé de las Casas, con 17 grabados originales sobre suplicios y matanzas de indios, según las descripciones de De las Casas, imágenes terribles que iban a tener gran éxito editorial. Es tal el éxito de aquellas imágenes propagandísticas que finalmente se editarían en forma independiente en 1598. Según afirma Joan Capdevila Subirana en "Kagan R.L.: Imágenes urbanas del mundo hispánico: 1493-1780", Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona (2003), estas obras estaban "claramente pensadas para abochornar a la monarquía española y demostrar la debilidad y la vulnerabilidad de su imperio ultramarino. Sobre el trabajo de De Bry es interesante el análisis de Ingreet Juliet Cano, estudiante de antropología de la Universidad Nacional de Colombia que circuló por internet: "Imagen del cuerpo desnudo. Acercamiento a algunos dibujos y grabados del siglo xv". Como curiosidad para los argentinos hay un clásico grabado al cobre de Théodore de Bry titulado El hambre en Buenos Aires. 6. D'Anghiera: O. cit., p. 93.

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Balboa envía sus perros sobre indígenas practicantes de amor masculino (1594). Grabado de Théodore de Bry que ilustra la matanza de 50 sodomitas en Centroamérica ordenada por Vasco Núñez de Balboa.

quemolos informado primero de su abominable y sucio pecado".7 Y agrega un curioso comentario que repetirán constantemente los cronistas de la época: "Sabida por la comarca esta victoria y justicia, le traían muchos hombres de sodomía, que los matase".8 ¿Porqué los naturales del Darién, que convivían sin problemas con las travestis,9 al ver que los españoles las tiraban a los perros, cambiarían lo que siempre habían pensado y entregarían a sus vecinos –miembros de la jerarquía y del poder cuareca– para ser devoradas por las bestias?10 Es llamativo el interés de D'Anghiera por justificar el consenso del castigo entre los cuareca: "Habiendo visto el castigo de aquellos, los habitantes de la población, donde sabían que había algunos como aquellos infelices, los cuales eran todos cortesanos, porque el pueblo no estaba marcado por la misma mancha, lo agarraban, y escupiéndole en la cara lo llevaban a Vasco Núñez rogándole que lo hiciese morir".11 La comprobación de que todos los sodomitas eran parte del gobierno no llevó a D'Anghiera a concluir que esta condición era la que los hacía miembros de la clase social superior. La educación, el medio, la ideología y la concepción del mundo de D'Anghiera le impedían explorar esa idea. Al contrario, el cronista afirma que los indígenas execraban a aquellos a quienes, se percibe, respetaban. Es difícil explicar _____________ 7. López de Gómara: O. cit., 1, xii. 8. D'Anghiera: O. cit., p. 93. 9. "Travesti" es también un vocablo totalmente anacrónico en este relato. No se puede analizar aquel pasado con los ojos de este presente. Lo más parecido hoy a estas personas sería, creo, una travesti. Pero esto de ninguna manera significa que considere a aquellas personas como lo que hoy se conoce como "travesti". Se usa así solo a manera de simplificación y a falta de un término más adecuado. 10. Aquí hablamos exclusivamente de los indígenas de la zona del Caribe. Ya veremos que otras culturas naturales de América fueron tanto o más "humanas" que la Inquisición española para tratar a los diferentes sexuales. 11. D'Anghiera: O. cit., p. 93.

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cómo habían llegado a integrar el poder de la tribu si eran tan poco queridos por el pueblo. Hay algunas pistas en el texto de D'Anghiera de lo que podría haber inducido el vuelco de los indígenas que habrían ido de la convivencia pacífica entre personas con distintas prácticas sexuales a la intolerancia medieval: "Y uno más viejo que los otros, levantó las manos y los ojos hacia el cielo, señalaba al sol [aquel que adoran] y decía que estaba encolerizado por tales iniquidades, y por este motivo se oían tantos ruidos y flechas en la zona, y de las montañas corrían las aguas algunas veces con tanto ímpetu que se llevaban todos los maizales, lo que los hacía morir de hambre. Y que expulsados de la tierra semejantes infelices, el sol no estaría más encolerizado y los dejaría recoger su sustento. Estas palabras complacieron mucho a Vasco, y a todos los semejantes villanos que le eran llevados, los hacía morir".12 Siempre vivieron con las travestis en paz. De repente, llegan estos dioses que manejan los truenos y señalan claramente como culpables de la matanza que acaban de realizar y de todos los males que aquejaban a la tribu... a los practicantes del "vicio nefando". Los dioses que manejan los truenos señalan un culpable. Y lo aperrean. Lo descuartizan en un acto de inimaginable crueldad (una crueldad solo admisible en dioses) a la vista de todos. ¿Tenían los indígenas armas para defenderse de tan categórico juicio? ¿O habrán sido lo suficientemente ingenuos como para castigar a aquellos a quienes los dioses de los truenos señalaban como culpables? ¿El miedo los llevó a "defenderse" de los señalados por el mal? ¿Quién tenía la culpa de la matanza? No los asesinos, claro, ellos eran dioses. ¿Quién puso en la cabeza de "el más viejo de todos" la idea de a quienes culpar? Los mismos que estaban castigando. Los que creían que Sodoma había sido barrida por el Señor por cometer ese pecado, repetían lo que suponían que decía la Biblia sobre los sodomitas. Volvían a actuar como dioses y tenían una excusa perfecta. No era una amenaza menor: habían terminado de matar a 600 personas, incluida la autoridad de la tribu. ¿No eran esos dioses de los truenos los dueños de la verdad? Un párrafo posterior de D'Anghiera ayuda a entender el proceso: "Comprendió [Vasco] que estos pueblos eran muy dóciles, y que fácilmente, si se los engañase, se acostumbrarían a costumbres civilizadas. Además de esto, que eran hombres valientes, de hacer la guerra; pero los aduló cuanto pudo".13 Tanto le creyeron los cuareca al conquistador que no solo entregaron a sus vecinos supuestamente sodomitas, además lo acompañaron en su campaña posterior hacia el Océano Pacífico. Efectivamente, una vez que los sodomitas fueron aperreados, los dioses ya no permitieron matanzas entre los cuarecas. No les hacía falta. El miedo hizo el resto. ¿No quedaba demostrada, entonces, la relación entre sodomía y castigo divino? Hay una leyenda panameña de la época de la Conquista que ofrece otra _____________ 12. Ib. 13. Ib.

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versión de la forma en que veían los aborígenes a los españoles. Es la leyenda del Zaratí. La princesa Zara enamorada del indio Chigoré volvió con sus amigas a su aldea pero se encontró con la devastación que estaban produciendo los conquistadores. "Lo que encontraron Zara y sus doncellas al llegar a la aldea, no es para ser descrito: era el caos. Oyó Zara ayes y gritos de seres humanos y aullidos de unas fieras desconocidas que mordían de modo inmisericorde a sus hermanos de raza, los indios. Vio filas de indios cautivos y unos hombres blancos y fieros, con extraños vestidos y produciendo relámpagos y truenos con unos instrumentos de muerte".14 Enloquecida, corrió hasta el río y desde allí se lanzó, desesperada. Desde ese día, el río de la provincia de Cloqué fue bautizado como Zaratí o de Zara. Esta parece ser una versión bastante más realista de cómo los nativos veían a los conquistadores. Sin embargo, aperreando sodomitas, Balboa se sintió Dios. Y no hubo ateos.

_____________ 14. Sergio González Ruiz: "La leyenda del Zaratí" en Veintiséis leyendas panameñas, Panamá, 1987.

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7. EL CACIQUE: Era Pacra hombre feo, sucio y grandísimo puto.

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ajó corriendo y se metió en el mar hasta la cintura. El fiel Balboa, con los ochenta hombres con los que entró en el Pacífico, y la espada desnuda tomaron “solemne posesión de aquel mar del Sur y de todas sus orillas y cuanto en él se encontraba en nombre de los Reyes de Castilla y de León, y diciendo que aquella posesión defendería contra cuantos se la contradijeran”.1 Con él iban indígenas que había ido recolectando a lo largo del viaje para que le sirvieran de intérpretes, como muestra de buena voluntad, o simplemente porque habían sido tomados prisioneros y los obligaban a indicarles el camino. Incluso llevaba algunos cuareca de Torecha. Eran del grupo que se había salvado de los perros. Tenían certificación de machos. Balboa tejió una red de amistades entre los indígenas; sabía qué tribus tenían problemas entre sí y usaba esas contradicciones a su favor: un verdadero colonialista adelantado a su tiempo. A todos prometía algo. Con algunos cumplía, mientras solo se tratara de regalar unas cuentas de vidrio. Todos, entre temerosos y admirados, lo ayudaron para que, a su regreso a la Antigua, cuatro meses más tarde, llegase con cien mil pesos de oro de la época y otro tanto en perlas,2 sin haber perdido un solo hombre después de haber matado a miles de indígenas. Pero no cumplía con todos los caciques con los que se relacionaba. Tenía especial predilección por fallarles a los “sodomitas”. O mejor, por acusar de sodomitas a aquellos que no colaboraban tal cual él esperaba. Más todavía, la sola acusación de sodomía les abría la puerta a los perros alanos sin mayores escrúpulos ni preámbulos. Y agregaba oro a las arcas de Balboa. Y de España. Que por eso estaban allí. Pacra lo comprendía muy bien. Después de “descubierto” el mar del sur, ahí donde los indios se bañaban desde hacía más de doscientos años, Balboa se enteró a través de varios caciques de la región que el cacique Pacra tenía mucho, mucho oro. Cuando de regreso a La Antigua pasó por las tierras de Pacra, Balboa se encontró con que el cacique se había ausentado y todos en la tribu se habían ido. Había “solo” dos mil pesos en oro que los indígenas habían dejado abandonados, tal vez como salvoconducto, escapando de los dioses crueles que barrían la zona. Entonces Balboa mandó a decirle a Pacra que volviera, que no iba a tener problemas, que quería dialogar. Rara la idea de Balboa sobre lo que era un diálogo. Según Fray Bartolomé de las Casas, era un error habitual de los jefes de la región pensar que regalándole oro –más por miedo que por voluntad– _____________ 1. Coronel Joaquín Acosta: Compendio histórico. Descubrimiento y colonización de la Nueva Granada, París, 1848, cap. 3. Versión de la Biblioteca Virtual Luis Ángel Arango, Banco de la República, Bogotá. 2. Recogidas en el actual Archipiélago de las Perlas, entre el Golfo de Panamá y el Océano Pacífico.

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tad–a Vasco de Balboa, apaciguarían su codicia. Al contrario, esto lo empujaba a pedir más y no en muy buenos términos. Tomaban los hombres de Balboa al cacique, lo ataban a un palo sentado en el suelo, le extendían las piernas y le ponían fuego en los pies para que les diese más y más. A veces los caciques conseguían hacer traer más. Peor. Balboa se cebaba y exigía: “Y él, no dando más oro porque no lo tenía, o porque no lo quería dar, tuvieronle de aquella manera hasta que los tuétanos le saltaron por las plantas e así murió. Y destos fueron infinitas veces las que a señores mataron y atormentaron por sacarles oro”. El cacique Pacra confió en la palabra de Balboa y se presentó ante los conquistadores. Solo que no quiso o no pudo contestar a la única cuestión que les interesaba: ¿dónde está el oro, viejo Pacra? Al no responder se convirtió, automáticamente, en un hereje sodomita. Esto lo cuenta el propio cronista de Balboa, Gonzalo Fernández de Oviedo:3 “Y todos los indios e indias deste cacique confesaron que se echaba con tres o cuatro mujeres que tenía , e que usaba con ellas extra vas debitum, contra natura; y que cuando fue mozo, en la juventud, usaba lo mismo con indios muchos. Este pecado es muy usado en algunas partes de la Tierra Firme, y a los indios pacientes en tal delito, llaman, en aquella lengua de Cueva, camayoa. A esta tierra mandó llamar el gobernador Vasco Núñez, la provincia de Todos Sanctos, porque en tal día llegó a ella; y en la lengua de los indios se llama Pacra, pero yo la llamara la tierra de todos los males, pues que tan nefando pecado allí se usaba por el señor della”.4 Oviedo justifica el suplicio de Pacra no porque no quisiera entregar el oro, sino porque era sodomita con mujeres (extra vas debitum) y porque alguna vez lo había sido con hombres. La zona, según Oviedo, debía llamarse “la tierra de todos los males” no porque allí se torturara, sino porque alguna vez, alguien, había tenido relaciones homosexuales. Por supuesto, López de Gómara, desde España, y sin abandonar la comodidad de la Corte, volvió a hacer uso de toda su sutileza: “Era Pacra hombre feo, sucio y grandísimo puto”.5 Gómara también hace hincapié en que Pacra _____________ 3. Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez (1478-1557). A los 35 años realizó su primer viaje a las Américas como titular de la “escribanía de mina e del crimen”, “oficio del hierro de los esclavos e indios” y “veedor de las fundiciones”, lo que significaba que era el funcionario real que se encargaba de controlar que se respetara la parte de oro correspondiente al rey, ya que los conquistadores solían no hacerlo. Fue gobernador de Cartagena de Indias, cargo que ejerció con inaudita brutalidad. Escribió la Historia general y natural de las Indias cuya primera parte fue impresa en 1526 por orden imperial en Toledo y que recién se editó en forma completa en 1851. El interés fundamental de su obra se basa en que fue realizada con observaciones directas y no a través de relatos, como los escritos de Petro Martire d‟Anghiera, de quien Oviedo dice: “Deseaba escribir lo cierto si fielmente era informado, más como habló de lo que no vido...”. Tuvo un violento choque con Fray Bartolomé de las Casas quien lo acusó de ser partícipe de las “crueles tiranías que en Castilla del oro se han hecho”, convirtiéndose en enemigos a muerte. Fue nombrado Cronista de Indias en 1532. A pesar de que De las Casas lo trató de “falso”, “mentiroso”, “hipócrita” y “malvado” en cuestiones de gobierno, admitió la objetividad en la observación de la naturaleza por parte de Oviedo. Fue uno de los primeros y más insistentes sostenedores de la difusión anormal de la sodomía entre los indígenas. Según Herren, su obra ofrece el punto de vista más etnocéntrico y conservador de la Conquista. 4. Gonzalo Fernández de Oviedo: Historia general y natural de las Indias, cap. 17, p. 219. 5. López de Gómara: Historia general de las Indias, cap LXIV, p. 97.

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“tenía muchas mujeres, hijas de señores, por fuerza, con las cuales usaba también contra natura; en fin, concordaban sus obras con el gesto”. Puto, feo y lo que es peor: no quería decir dónde estaba el oro. “Informado Balboa de todo esto, fue metido en cárcel con los tres caballeros que trajo, que también ellos pecaban aquel pecado. Vinieron luego otros muchos señores y caballeros de la redonda con ricos dones a ver los españoles, que tanta nombradía tenían. Rogaron a su capitán que lo castigasen [a Pacra], formando mil quejas de él. Balboa le dio tormento, pues amenazas ni ruegos no bastaban para que confesase su delito y manifestase dónde sacaba y tenía el oro.” Impresiona el desparpajo de Gómara. Apenas disimula que lo único que les interesaba era dónde estaba el oro. “Él confesó el pecado; mas dijo que ya eran muertos los criados de su padre que traían el oro de la sierra, y que él no se curaba de ello ni lo había menester. Echáronlo con tanto a los alanos, que brevemente lo despedazaron, y juntamente con aquel otros tres, y después los quemaron.” Como siempre, Gómara no pierde la oportunidad de remarcar que el espectáculo de los alanos revoleando tripas sodomitas “plugo mucho a todos los señores y mujeres comarcanas. Veían los indios a Balboa como a rey de la tierra y él mandaba libre y osada mente [sic].”6 El coronel colombiano Joaquín Acosta asegura que Pacra (Poncra, como él lo llama) tenía mala relación con sus vecinos, hecho aprovechado por Balboa, quien contaba con que los demás caciques no saldrían en su defensa.7 También desde la molicie de su puesto en la corte española, como preceptor de los pajes de Isabel la Católica, Pietro Martire D‟Anghiera escribió “De cómo el cacique Pacra, primero fugado, luego caído en las manos de Vasco, fue merecidamente castigado por sus iniquidades”.8 El relato de D‟Anghiera es explícito: los conquistadores reunían a todos frente a un enemigo “peligrosísimo”. D‟Anghiera dice, hablando de Pacra: “Se deleitaba con aquel abominable pecado y usaba violencia contra quien no lo complacía, y últimamente había llevado por la fuerza a cuatro jóvenes hijos de algunos señores vecinos, a los cuales infligía los suplicios que quería para su placer”.9 Balboa construyó el enemigo. “Vasco decidió, para que todos los pueblos y señores vecinos se hicieran sus amigos, procurar tener en las manos al mencionado Pacra”; confirmó que Pacra era peligroso, porque contagiaba: “Y atacó también a otros tres señores manchados igualmente por el mismo vicio de Pacra” y de paso anticipó en trescientos años las teorías racistas de Césare Lombroso,10 que vinculaban el aspecto físico y la tendencia a la criminalidad: “Pacra era en el aspecto el más feo y repugnante indio que había nunca _____________ 6. Ib. 7. Acosta: Compendio histórico, cap. 3. La misma estrategia utilizó Hernán Cortés para conquistar el Imperio Azteca. 8. D‟Anghiera: Sommario dell‟istoria dell‟Indie occidentali, Decade III, t. 2, p. 156. 9. Ib. 10. Césare Lombroso (1836-1909). Médico psiquiátra, antropólogo y criminalista italiano creador de una teoría según la cual ciertos rasgos físicos del individuo denotaban su condición criminal. Hoy absolutamente superado por racista y poco científico, a principios del siglo XX tuvo notable influencia en muchos pensadores argentinos.

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visto, y que a la fealdad se le agregaba una ferocidad en la mirada que más bien parecía un animal salvaje que una persona humana”. Vino entonces el juicio y el castigo: “Al encontrarlo, lo hizo atar junto a los tres compañeros, y dijo querer oír las quejas de aquellos que lo acusaban, y hacer justicia. Una vez acordado esto, acudió una infinita multitud a acusarlo, formada tanto por señores vecinos como por indios”. Los naturales aprendían rápida y cruelmente a quién había que culpar para salvar el propio pellejo “echándole en cara los enormes delitos y grandísimas deshonestidades, y principalmente el haber estuprado a todos los muchachos y muchachas que le aparecían delante, o sea que también lo acusaban personas de lugares cercanos. Por tal cosa, Vasco lo condenó a que junto con los tres compañeros fuesen devorados vivos por aquellos perros que Vasco amaestraba con golpes; los cuales adiestrados para correr detrás de los indios en las batallas, como se los presentaran atados, en un instante se los comieron hasta los huesos”. Finalmente D‟Anghiera desnuda los verdaderos motivos del castigo: “Pero antes de que lo hiciera morir, le preguntó dónde tenía su oro, y él dijo que no tenía y habiéndole mostrado los nuestros algunas navajas y cadenas que en un cuarto suyo habían encontrado, lo que podía valer alrededor de 1.500 castellanos, dijo que aquel oro lo había recibido de sus predecesores, y que habían muerto aquellos que lo recogían, y que él nunca se había preocupado por tener oro ni le causaba placer. Ninguna otra palabra de la boca le pudieron sacar”. La construcción del enemigo estaba concluida. “Por este castigo infligido a Pacra, se hicieron amigos y benefactores los caciques vecinos”. Para saber cómo ha quedado D‟Anghiera en la historia de la Humanidad, basta darse una vuelta por la bibliografía que lo cita. Antes de Pietro Martire D‟Anghiera (Pedro Mártir de Anglería), siempre, como una firma, aparece la palabra “humanista”, más como adjetivo que como sustantivo. Y generalmente precedida de un “gran”. El “gran humanista”. El “grandísimo puto” Pacra fue tirado a los perros. Y los que venían con él, también. Y todos los indios aplaudieron contentos. Y Balboa y los Reyes Católicos se quedaron con el oro. Pero si a alguien quedan dudas de la vigencia de Vasco de Balboa, hoy en Panamá la moneda se llama Balboa y la mayor distinción que entrega el Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá, es la condecoración “Vasco Núñez de Balboa”. Gonzalo Fernández de Oviedo, el que quería que la zona se llamase “De todos los males”, tiene desde 1977 una enorme estatua en bronce rodeada de dos imponentes columnas dóricas en Santo Domingo, República Dominicana. “Pacra”, en cambio, se llama un puente en el kilómetro 80 de la ruta que une Pisco con Ayacucho, la “ruta de los libertadores”, en Perú. Eso sí, el nombre no se lo debe a ningún cacique rebelde sino a un arbusto que es endémico en esa zona de los Andes. Nada recuerda al “grandísimo puto”.

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8. EL ORO: Hay mucho oro en sus tierras.

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altaban trescientos años para que el fisiólogo Iván Petrovich Pavlov tocara la campanita que iba a hacer salivar a sus perros, pero los alanos de Balboa ya conocían el procedimiento: escuchaban hablar de sodomitas y se les hacía agua la boca. Por eso quizás habrán sido los más desilusionados ante la actitud del conquistador. Si ahí tenía a Tumanamá, ¿qué esperaba para regalarles esas tripas, si lo encontró durmiendo con dos “bardajas” (sodomitas pasivos) y ochenta mujeres? Después de despedazar a Pacra, Balboa se quedó unos días en sus tierras, para reponerse. Ahí se encontró con el cacique Bononniama,2 quien le regaló mucho oro y le dijo cómo hacer para regresar a La Antigua atravesando la cordillera, un camino difícil pero con más posibilidades de encontrar el metal precioso. Murieron varios indígenas en la travesía. Los españoles no, ya que ellos no hacían tanto esfuerzo: viajaban transportados en hamacas por los indios. Como había hecho Panquiaco antes de comenzar el viaje, tanto Bononiama como el cacique Pocorosa le hablaron pestes de Tumanamá. Y le dijeron algo que a Balboa nunca le pasaría por alto: “Hay mucho oro en sus tierras”. Llegó entonces Balboa al villorio de Tumanamá, un puñado de casuchas bastante separadas entre sí; cayó de noche y en silencio, acompañado por sesenta españoles y la jauría de los mataputos. Lo encontraron con ochenta mujeres y dos sodomitas. Y lo que es peor, lo que sacó de las casillas al noble español: no había oro. Tan mal lo puso la falta de dorado al pobre Balboa que, irritado, mandó a que tirasen a Tumanamá al río. Pero bueno, tampoco era para tomarse las cosas tan a la tremenda. Como bien cuenta López de Gómara: “Reprendióle ásperamente, amenazólo mucho, hizo como que lo quería ahogar en el río; empero todo era fingido, por contentar a los querellantes y sacarle su tesoro; que más le quería vivo y amigo que muerto”.3 El propio Gómara se desentiende de lo que escribía una página antes: “Tantas y más querellas tuvo Balboa de Tumanamá como de Pacra, y tan contra natura aunque no tan públicamente”.4 ¿Se podía ser amigo de un sodomita? ¿Qué lo impulsaba a Balboa a ser más comprensivo con Tumanamá que con Pacra? Casi nada, excepto la frase que como al pasar agrega Gómara: “aunque no tan públicamente”. Parece ser un tibio velo, un “al menos no se mostraba”. El enjambre de mujeres de Tumanamá alcanzó a juntar en oro 1.500 pesos más esa misma noche, ante la amenaza del poco simpático paseo por el río, y al día siguiente, 2.000 más. Como explica Ricardo Herren, “por razones políticas los vicios contra natura de Tumanamá fueron juzgados menos nefandos”.5 _____________ 1. El término es usado por Francisco López de Gómara. Según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra viene del término pelvi (iraní) bardag, cautivo, y éste del árabe bardağ. 2. Es interesante ver el trato que recibió Bononiama en la Historia. El coronel colombiano Joaquín Acosta en su Descubrimiento y colonización de la Nueva Granada dice de él: “Resultó ser hombre muy racional”, por la colaboración que prestó a Balboa. 3. López de Gómara: Historia general de las Indias, cap. LXIV, p. 98. 4. Ib., p. 97.

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dos”.5 Como retribución por haber salvado su vida, Tumanamá entregó a los españoles un hijo para que lo criaran de acuerdo con los preceptos cristianos. Entonces sí, en una hamaca llevada por dos indígenas, volvió Balboa a La Antigua, cargado de oro, perlas y esclavos. Lo primero que hizo fue repartir el botín entre sus hombres. En la repartija no se olvidó de su principal aliado: Leoncillo, su perro alano, que ganaba más que un arcabucero y cuyo sueldo, obviamente, iba a parar a las manos de Balboa. Al menos hasta que Leoncillo lo supiera administrar. Como se encarga de señalar López de Gómara: “Bien lo merecía, según peleaba con los indios”.6 En La Antigua recibieron a Vasco Núñez de Balboa con los buques empavesados, descargando su artillería, con chicos y grandes en procesión. Había culminado la expedición más lucrativa de todas las que se habían realizado hasta el momento en las nuevas tierras. Había, además, impuesto el miedo y la idea de que los sodomitas eran los culpables de todos los males. Las semillas de la homofobia iban a crecer en la fértil tierra americana.

_____________ 5. Herren: La conquista erótica de las Indias, p. 135. 6. López de Gómara: O. cit., p. 99.

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9. LOS INDÍGENAS: No creen en Dios, son casi todos sodomitas, comen carne humana.

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a lección estaba aprendida. Acusar de sodomía era la mejor manera de sacar del medio a un adversario molesto. Quizás tuvo esto en mente don Hernán Cortés (1485-1547) cuando en ocho noches consecutivas, bajo el cielo estrellado de la Nueva España (México), le escribió al Rey la primera de las Cartas de relación. Allí le contaba pormenores de lo que había visto y, por las dudas, cargaba a los indígenas con el sambenito nefando. Era el 1° de julio de 1519 y Cortés pedía a los Reyes que se comunicara con el Papa para que, rápidamente, “convirtiera” a los indígenas. Esto permitiría “que los malos y rebeldes, siendo primero amonestados, puedan ser punidos y castigados como enemigos de nuestra santa fe católica, y será ocasión de castigo y espanto a los que fueron rebeldes en venir en conocimiento de la verdad y evitarse han tan grandes males y daños como son los que en servicio del demonio hacen. Porque aun allende de que arriba hemos hecho relación a vuestras majestades de los niños y hombres y mujeres que matan y ofrecen en sus sacrificios, hemos sabido y sido informados de cierto que todos son sodomitas y usan aquel abominable pecado”.1 Pero Hernán Cortés no fue el único que le iba a contar a Europa cómo se divertían sexualmente los nativos. El licenciado Alonso Zuazo, gobernador de Cuba, le escribió a su amigo, Fray Luis de Figueroa, el padre prior de La Mejorada, en España, el 14 de noviembre de 1521, una carta en donde entre todas las costumbres de los aztecas, a quienes por lo demás describe casi admirativamente, cuenta: “Estas gentes tienen la tria peccatela que decía el Italiano: no creen en Dios; son casi todos sodomitas; comen carne humana: sacrifican todos los días del mundo gentes vivas”.2 En la misma colección de documentos hay un texto que permanece anónimo. Lo que se sabe es que lo escribió un compañero de Hernán Cortés. Bajo el título “Relación de algunas cosas de la Nueva España y de la gran ciudad de Temestitán (1532-1533)” dice: “En esta provincia de Pánuco los hombres son grandes sodomitas, cobardes y tan borrachos que son increíbles los medios de que se valen pasa satisfacer este vicio”.3 Hablando de los habitantes de la tierra firme Gonzalo Fernández de Oviedo afirma: “Comen los indios carne humana, e son sodomitas, e tiran sus frechas con herbas e son abominables sodomitas”.4 Y agrega en otro párrafo: “Entre los indios es muy común el pecado nefando contra natura. Son, en muchas partes, los de tierra firme, los indios sodomitas e públicamente los indios que son señores e principales que en esto pecan, tienen moços con quien _____________ 1. Hernán Cortés: Cartas de relación, Madrid, Historia 16, 1988. 2. Joaquín García Icazbalceta: Colección de documentos para la Historia de México, México, Antigua Librería, 1858-1866. En la misma carta habla Zuazo de “orgías homosexuales perpetradas por los sacerdotes indios antes del sacrificio de vidas humanas”. Sin embargo, Olivier en el estudio ya citado “Conquistadores y misioneros frente al pecado nefando”, desconfía de estas descripciones. 3. Ib. 4. Gonzalo Fernández de Oviedo: Sumario de la natural y general historia de las Indias, Salamanca, CILUS, 2000, cap. IX, f. XI. Aquí habla del actual territorio de Colombia.

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quien usan este maldito pecado, e los tales moços paçientes, así como caen en esta culpa luego se ponen naguas como mujeres, que son unas mantas cortas de algodón con que las indias andan cubiertas, desde la cinta hasta las rodillas, y se ponen sartales y puñetes de cuentas y las otras cosas que por arreo usan las mugeres, e no se ocupan en el uso de las armas ni hazen cosa que los hombres exerciten sino luego se ocupan en el servicio común de las casas como barrer, y fregar, e las otras cosas a mugeres acostumbradas. [...] Son aborreçidos estos tales de las mugeres en estremo grado, pero como son muy subjetas a sus maridos no osan hablar en ello sino pocas vezes, o con los cristianos. [...] Llaman en aquella lengua de Cueva, a estos tales pacientes, camayoa, e así entr‟ellos quando un indio a otro quiere injuriar o decirle por vituperio que es afeminado, e para poco le llama camayoa”.5 Bernal Díaz del Castillo (aprox. 1495-1584) viajó a América con Pedrarias Dávila y participó de la conquista de México junto con Hernán Cortés. En 1522 comenzó a escribir una de las más completas crónicas de la conquista mexicana: Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, que culminó en 1564. Allí afirmó: “Eran todos los demás de ellos sodométicos, en especial los que vivían en las costas y tierra caliente; en tanta manera, que andaban vestidos en hábitos de mujeres, muchachos a ganar en aquel diabólico y abominable oficio”.6 Finalmente Álvar Núñez Cabeza de Vaca (1507-1559) relató extensamente en su Naufragio las cosas que vio entre los indígenas del norte de México con quienes tuvo mucha relación, ya que vivió ocho años entre ellos:7 “Entre estos no se cargan los hombres ni llevan cosa de peso, más llevanlo las mujeres y los viejos, que es la gente que ellos en menos tienen. No tienen tanto amor a sus hijos como los que arriba dijimos. Hay algunos entre ellos que usan el pecado contra natura”, dice en el Capítulo XVII: “De la relación que dio Esquivel”. Un poco más adelante, en el Capítulo XXVI, “De las naciones y lenguas”, ofrece más detalles: “En el tiempo que así estaba, entre estos vi una diablura, y es que vi un hombre casado con otro, y estos son unos hombres amarionados, impotentes, y andan tapados como mujeres y hacen oficio de mujeres, y tiran arco y llevan muy gran carga, y entre estos vimos muchos de ellos así amarionados como digo, y son más membrudos que los otros hombres y más altos; suben muy grandes cargas”.8 _____________ 5. Ib., cap. LXXXII, f. XLIV. Aquí habla de naturales del Mar de las Antillas y Panamá. 6. Bernal Díaz del Castillo: Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (1568), Imprenta Real de Madrid, 1632, cap. CCVIII. 7. Álvar Núñez Cabeza de Vaca: Naufragio de Álvar Núñez Cabeza de Vaca y relación a la jornada que hizo a la Florida con el adelantado Pánfilo de Narváez, 1542. La obra es conocida simplemente como Naufragio. Núñez llegó por primera vez a América en 1527 en un barco capitaneado por Narváez con la intención de colonizar la península de Florida, en América del Norte. Recorrió el Golfo de México pero la embarcación naufragó y él, junto con tres compañeros, pudo sobrevivir. Anduvo desde Texas hasta Sinaloa, y finalmente en 1536 fue encontrado por españoles y enviado a Ciudad de México. Entre 1541 y 1542 encabezó una expedición al Río de la Plata y al Paraguay donde fue gobernador hasta 1544, años en el que fue destituido y enviado a España, en donde estuvo preso hasta 1546. 8. Álvar Núñez Cabeza de Vaca: Naufragio (ed. Juan Francisco Maura), Madrid, Cátedra, 1989.

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Las cartas estaban echadas. Los indígenas eran “enemigos de nuestra fe católica”, según Cortés. Los pobres tenían la culpa de no haber sido anoticiados con anterioridad sobre la existencia de la Divina Trinidad, el Antiguo y el Nuevo Testamento y la Iglesia de Roma. Por eso Cortés urgía a que fuesen “convertidos”, así podrían punirlos. A Zuazo le parecía incomprensible que no amaran a Dios, es más, que ni creyeran en Dios. No tuvo en cuenta que había otros dioses en los que los aztecas de los que él hablaba, sí creían. Dios, para Zuazo, era el que divulgaba Roma, desconocerlo era ser hereje. Los indígenas eran herejes. Y tan animales como para comerse los unos a los otros. No hay registros de qué pensarían los indígenas si se hubieran enterado de que los católicos en Europa quemaban vivos a los “sodomitas”, esos muchachones que andaban en enaguas en Centroamérica, sin ser molestados por eso. Fernández de Oviedo insiste como ya vimos en D‟Anghiera que los “sodomitas” eran aborrecidos. Tampoco explica por qué, si eran tan despreciados por sus congéneres, los indígenas esperaron a que llegaran los españoles para darles su merecido (al menos, en las tribus a las que el mismo Fernández de Oviedo hace mención). Además, hay algo bastante curioso en el texto de Oviedo. Asegura que las mujeres aborrecían a estos muchachos / chicas, pero no se animaban a quejarse frente a sus maridos.9 ¿Por qué no se habrían animado? ¿Los maridos eran defensores de las travestis? Tampoco parece tan claro que el término camayoa haya sido ofensivo, a menos que la ofensa estuviera en la cabeza de quien lo escuchara. Y eso, seguramente sí le ocurría a Fernández de Oviedo. El porqué Álvar Núñez Cabeza de Vaca, hombre curtido, perdido en tierras desconocidas, hace hincapié en que estos “amarionados” eran más “membrudos” que los demás es algo que pasaremos por alto. Ya bastante tuvo el pobre con llamarse “Cabeza de Vaca” como para descubrirle ahora un complejo de inferioridad. Quizá fue Fray José de Acosta (1539-1600) quien más claramente describió el desprecio que los europeos sintieron frente a los americanos y mostró las intenciones de la conquista de almas nuevas. Es importante su testimonio por el lugar que ocupó en el panorama intelectual de su época. No solo fue profesor de la Universidad de San Marcos, en Lima, y rector de la Universidad de Salamanca; además fue naturalista, cosmógrafo, poeta e historiador, habitual consultor del Papa y del Rey de España. O sea, una de las cabezas pensantes e influyentes del momento. Escribió: “Salvajes semejantes a fieras, que apenas tienen sentimiento humano; sin ley, sin rey, sin pactos, sin magistrados ni república, que mudan la habitación, o si la tienen fija, más se asemeja a cuevas de fieras o cercas de animales. Tales son primeramente los que los nuestros llaman caribes, siempre sedientos de sangre, crueles con los extraños, que devoran carne humana, andan desnudos o cubren apenas sus verg _____________ 9. También es anacrónico el término “marido”, ya que la institución matrimonial no significaba lo mismo para conquistados y conquistadores. Tampoco la noción de matrimonio de los conquistadores era la misma que la actual.

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vergüenzas. De este género de bárbaros trató Aristóteles, cuando dijo que podían ser cazados como bestias y domados por la fuerza. Y en el Nuevo Mundo hay de ellos infinitas manadas: así son los chunchos, los chiriguanás, los mojos, los yscaycingas, que hemos conocido por vivir próximos a nuestras fronteras; así también la mayor parte de los del Brasil y la casi totalidad de las parcialidades de la Florida. Pertenecen también a esta clase otros bárbaros, que, aunque no son sanguinarios como tigres o panteras, sin embargo, se diferencian poco de los animales: andan también desnudos, son tímidos y están entregados a los más vergonzosos delitos de lujuria y sodomía. Tales se dicen ser los que los nuestros llaman Moscas en el Nuevo Reino, los de la campiña de Cartagena y toda su costa, los que habitan en las costas del río Paraguay y los que pueblan las dilatadísimas regiones comprendidas entre los dos mares del Norte y del Sur todavía poco exploradas. [...] A la misma clase se reducen, finalmente, otros bárbaros mansos, de muy corto entendímiento, aunque parecen superar algo a los anteriores, y tienen alguna sombra de república, pero son sus leyes o instituciones pueriles y como de burlas. [...] A todos estos que apenas son hombres, o son hombres a medias, conviene enseñarles que aprendan a ser hombres e instruirles como a niños. Y si atrayéndolos con halagos se dejan voluntariamente enseñar, mejor sería; mas si resisten, no por eso hay que abandonarlos, sino que si se rebelan contra su bien y salvación, y se enfurecen contra los médicos y maestros, hay que contenerlos con fuerza y poder convenientes, y obligarles a que dejen la selva y se reúnan en poblaciones y, aun contra su voluntad en cierto modo, hacerles fuerza para que entren en el reino de los cielos”.10 Y así fue como los indígenas entraron en el reino de los cielos. Contra su voluntad. Herejes, sodomitas, caníbales: si los indígenas eran así, casi cualquier cosa podía hacerse con ellos. Y casi cualquier cosa les hicieron.

_____________ 10. José de Acosta: Predicación del Evangelio en las Indias, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, pp. 11-12. Edición digital a partir de Obras del padre José de Acosta, Madrid, Atlas, 1954, pp. 388-604.

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10. LOS AZTECAS: Bien conocían que tan nefando vicio era contra natura porque en los brutos animales no lo veían.

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s claro que las filípicas colonialistas de los cronistas de la Conquista, tanto de aquellos que no se movieron del bienestar de la Corte, como D‟Anghiera o López de Gómara, o de quienes se curtieron en las tierras nuevas como Hernán Cortés o Fernández de Oviedo, tenían el objetivo central de culpabilizar a los naturales calificándolos de sodomitas, herejes y caníbales.1 Estos defensores de las buenas costumbres habían hecho lo mismo en España con los moros y los judíos. Pero más allá de la subjetividad de las crónicas sobre Indias es indudable que la “sodomía” o al menos una sexualidad diferente a la permitida en el Imperio fue constatada en las nuevas tierras. Como escribió Antonio Raquena: “Aceptada o rechazada, honrada o severamente castigada, según la nación donde era practicada, la homosexualidad estaba presente desde el Estrecho de Bering hasta el de Magallanes”.2 El poco sutil Gómara, fiel a su estilo, fue el más claro de todos cuando dijo: “Buena loa y gloria es de nuestros reyes y hombres de España que hayan hecho a los indios tomar y tener un Dios y haberles quitado la sodomía todo lo cual vale más que la pluma, ni las perlas, ni la plata, ni el oro que les han tomado”.3 O sea, no se quejen, ¿qué más quieren? Les dimos a Dios y los hicimos heterosexuales. Hay contradicciones flagrantes difíciles de explicar. Mientras Zuazo, Cortés, el compañero anónimo de Cortés y Bernal Díaz del Castillo aseguran que entre los aztecas los “sodomitas” no tenían problemas de convivencia, el enorme trabajo de Fray Bernardino de Sahagún dice otra cosa.4 Según sus propios informantes, los aztecas opinaban: “El sodomético paciente es abominable, nefando y detestable, digno de quien hagan burla y se rían las gentes. Y el hedor y la fealdad de su pecado nefando no se puede su_____________ 1. Cardin: Guerreros, chamanes y travestis, p. 33. Sobre el punto que nos ocupa, dice: “Tanto en relación a la ingestión de carne humana como con relación a la sodomía, no resulta fácil saber hasta qué punto se trata de observaciones reales o simples muletillas propagandísticas mediante los cuales se justifica el hecho de la Conquista”. 2. Antonio Raquena: “Noticias y consideraciones sobre las anormalidades sexuales de los aborígenes americanos: sodomía”, Acta Venezolana, t. 1, núm. 1 (1945), pp. 3-32. Citado por Luiz Mott en su trabajo “Etno-historia de la homosexualidad en América Latina” presentado en el seminario taller “Historia de las mentalidades e imaginarios”, realizado en la Pontificia Universidad Javeriana, departamento de Historia y Geografía, Bogotá, Colombia, 1994. 3. López de Gómara: Historia general de las Indias. 4. Fray Bernardino de Sahagún (1499-1590). Llegó a Nueva España (México) en 1529, apenas ocho años después de la caída de Tenochtitlán. En 1536 fundó el Colegio de Tlatelolco, una rara experiencia en la que los hijos de los nobles mexicas que no habían sido asesinados aprendían gramática, latín, religión, música, etcétera. Su interés fundamental fue la evangelización y para eso decidió estudiar a fondo la cultura mexica. En su gran obra, Historia general de las cosas de la Nueva España, conocida como el Código florentino, Sahagún recopiló, en castellano antiguo y en náhuatl, todos los conocimientos sobre Nueva España, basándose en los trabajos de colaboradores suyos trilingües. Fue realizado entre 1558 y 1576, período en el que investigaron y encuestaron a ancianos de Tepepulco, Tlatelolco y México. Es el primer texto que incluye directamente la visión de los indígenas.

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frir por el asco que da a los hombres. En todo se muestra mugeril, o afeminado, en el andar o en el hablar, por todo lo cual merece ser quemado”.5 ¿Quién dice la verdad? Seguramente, todos, un poco. Cardin reconoce que lo más probable es que los aztecas no hayan sido tan sodomitas como pretendían los cronistas, ni tampoco habrían sido tan abominados por el resto del pueblo como lo registró Sahagún. El franciscano, “a pesar de señalar que cuanto afirma es „según la inteligencia y práctica y lenguaje que la misma gente tiene de ellas‟, ha confundido muy probablemente sus propias opiniones con las de sus adoctrinados, ya que no es muy verosímil que los aztecas quemaran a sus connacionales sodomitas”.6 El trabajo Monarquía indiana,7 de Juan de Torquemada,8 un fraile que no dejó un buen recuerdo entre quienes lo conocieron,9 refiere cómo era el castigo que Nezahualcoyótl, interesantísima figura pre-hispánica,10 daba a los “sodomitas”. Según Torquemada, que escribió sobre hechos que ocurrieron al menos cien años antes de su nacimiento, Nezahualcoyótl era especialmente cruel en los castigos. Así, a los traidores los mandaba a despedazar y “cortar por sus coyunturas”; a los chismosos los hacía atar a un palo de encina a manera de asador y poner sobre las llamas del fuego, donde morían rabiando; al adúltero le hacía poner la cabeza sobre una loza y luego le dejaba caer otra grande sobre ella y “hacíanle saltar los sesos y así moría”; al asesino lo hacía degollar; al ladrón lo mandaba a arrastrar y luego ahorcar; a los borrachos también los ahorcaba, sus cuerpos eran arrastrados por las calles y finalmente _____________ 5. En náhuatl: “Cuiloni, chimouhqui, Cuitzotl, itlocauhqui, tloelli, tloelchichi,tloelpul, tlacamicqui, teupoliuhqui, ahuilli, camanalli, netopehualli, tecualani, tetloelti, tehuiqueuh. Teyacapitztloelti. Cihuaciuhqui, Mocihuanenequini, Tlatiloni, tlatlani, chichinoloni, Tlatla, chichinolo. Chichihuatlatoa, mocihuanenequi”. Sahagún: Historia general de las cosas de la Nueva España, Libro X, cap. XI, p. 619. 6. Cardin: Guerreros, chamanes y travestis, p. 152. 7. “De los veinte i vn libros rituals i monarchia Indiana, con el origen y guerras, de los Indios Occidentales, de sus Poblaciones, Descubrimiento, Conquista, Conuersion, y otras cosas marauillosas de la mesma tierra distribuydos en tres tomos. Compuesto por F. Juan de Torquemada Ministro Prouincial de la Orden de Nuestro Seráfico Padre San Francisco. En la Prouicia del Santo Evangelio de Mexico en la Nueua Espana”, en el original. 8. Juan de Torquemada (1557-1624). No confundir con el famoso inquisidor Tomás de Torquemada (1420-1498), a su vez, sobrino del cardenal Juan de Torquemada (1388-1468). Lo que se dice, una familia muy normal. 9. Consta en el Archivo General de la Nación, en México, el proceso que le iniciaron los Indios Pintores de Tlatelolco cuando Torquemada dirigía las obras del templo de Santiago Tlatelolco, en 1605 (el mismo lugar donde daría clases Fray Sahagún). Parece que el fraile era conocido por su crueldad, hacía trabajar a los artesanos de lunes a lunes sin pagar por ello y castigaba a los que se retiraban para ir a misa, como el caso del indio Agustín García de setenta años, a quien hizo desnudar, atar a un palo y azotar delante de todos sus compañeros, como medida ejemplar, sin decirle por qué lo hacía. El indio no se pudo levantar de la cama durante mucho tiempo. Lo mismo les ocurrió a varios de sus compañeros. Hay imaginar el límite del castigo al que habrá llegado el fraile para que los indígenas se animaran a acusarlo frente a las autoridades españolas. 10. Nezahualcoyótl (1402-1472). Hijo del señor chichimeca Ixtlixochtil y la princesa mexicana Matlalcihatzin, hija de un rey azteca, Nezahualcoyótl (coyote hambriento) tuvo una vida de aventuras. Formó lo que se conoció como la “triple alianza”, que unió a las ciudades de Tenochtitlán, Tlacopan y Texcoco. Hizo de esta última una especie de Babilonia americana, con palacios, templos y jardines. Le dio amplio espacio a las artes y la cultura y es recordado como uno de los primeros poetas del continente. Asumiendo la tradición tolteca, impulsó un renacimiento cultural en su época.

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nalmente echados al río. Y, claro, quienes cometían en pecado nefando no se la iban a llevar de arriba: “castigaba de dos maneras, al Paciente mandaba atar a un madero grueso y le hacía sacar las Entrañas por el sexo que fue paciente, y los Muchachos de la Ciudad lo cubrían de ceniza, hasta que quedaba enterrado en ella, y luego echaban sobre la ceniza leña y le pegaban fuego; al Agente le cubrían de ceniza todo y enterrado en ella moría”.11 Esta, la prue-ba más clara de homofobia por parte de los aztecas, fue consignada por un fraile acusado de torturador, que en 1604 culpaba por las inundaciones “al paganismo de los indios”.12 Por las dudas, Nezahualcoyótl es recordado y así se llama hoy un municipio y una ciudad del Estado de México. Un descendiente de Nezahualcoyótl, Fernando de Alva Ixtilxóchitl, historiador, narra que el Rey decretó en la decimotercera de sus ordenanzas una que manda “que si se averiguase ser algún somético, muriese por ello”.13 Para algunos investigadores actuales, Fernando de Alva, un mestizo educado por españoles, insistió siempre en dar versiones occidentalizadas de la vida náhuatl.14 También Fray Jerónimo de Mendieta15 comenta la animadversión que sentía Nezahualcoyótl (“Nezauancoyotzin” como él lo llama) por los sodomitas: “De este mismo cacique se cuenta, que por natural razón y su buena inclinación aborrecía en gran manera el vicio nefando y puesto que los demás caciques lo permitían, este mandaba matar á los que lo cometían”.16 Y agrega más adelante: “Los que cometían el pecado nefando, agente y paciente, morían _____________ 11. “De los veinte i un libros rituales i monarquía indiana”, en Historia de México, México, Salvat Mexicana de Ediciones, 1978, vol. 4, p. 755. 12. “Memoria de las obras del Sistema de Drenaje Profundo del Distrito Federal, D.F.”, México, 1975, t. 2, p. 93. 13. Citado por Salvador Novo: Los locos, el sexo y los burdeles, México, Diana, 1979, p. 11. 14. Daniel González García: “Los epítetos de Ometeotl como caracterización de sus atributos esenciales-existenciales” en Con trepidantes flores solo. Flor y canto como expresión de lo divino, México, Edición del autor. 15. Jerónimo de Mendieta (1525-1604). Contemporáneo y colaborador de Torquemada y Sahagún, todos miembros de la Orden de los Frailes Menores y junto con Fray Toribio de Benavente (más conocido como Motolínea), Fray Martín de Valencia, Fray Andrés de Olmos, entre otros, parte de la avanzada predicadora en América, un grupo de misioneros de la iglesia indiana (con los franciscanos a la cabeza, que llegaron a Nueva España en 1524, los dominicos en 1526 y los agostinos en 1533) que se alejaba de los procedimientos de la Conquista, aunque finalmente sus objetivos eran similares. Si el poder político quería oro y riquezas, ellos procuraban almas. Por eso estudiaron estratégicamente el náhuatl como forma de introducirse en la cultura a evangelizar. Hacia 1559 hay en México alrededor de 800 frailes de las tres órdenes, lo que demuestra el interés evangelizador. Mendieta, que creía que era por “voluntad de Dios que los indígenas morían de a miles de viruela” y que, con piedad, aseguró que los indígenas eran “cera blanda” enteramente moldeable, estaba convencido de la justicia de su causa. Para él en el descubrimiento de América había claramente una compensación por parte de Dios “a la Iglesia católica con la conversión de muchas ánimas, la pérdida y el daño grande que el maldito Lutero había de causar a la misma en sazón y tiempo en la antigua cristiandad”. O sea, Dios les había sacado fieles con Lutero y se los había repuesto con Cortés. Y veía como un signo divino que tanto el tomador de almas como su repositor hubiesen nacido en el mismo año. Por eso asegura que Hernán Cortés fue “no sin misterio elegido” por Dios para realizar su tarea. A diferencia de Torquemada, los documentos hallados parecen mostrar que Mendieta fue querido y respetado por los indígenas. 16. “De lo que un señor de Tezcuco sintió acerca de sus dioses, con otras cosas” en Historia eclesiástica indiana, libro segundo.

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morían por ello. Y de cuando en cuando la justicia los andaba á buscar y hacían inquisición sobre ellos para los matar y acabar porque bien conocían que tan nefando vicio era Contra natura, porque en los brutos animales no lo veían. Mas el de la bestialidad no se hallaba entre estos naturales. El hombre que andaba vestido en hábito de mujer, y la mujer que andaba vestida en hábito de hombre, ambos tenían pena de muerte”.17 Según estos frailes, el castigo no podía ser más brutal. Sin embargo, la cosecha de sodomitas nunca acababa.

_____________ 17. “De los castigos que daban los Aztecas a los culpados y delincuentes”, en ib., libro segundo.

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11. CHICLES: Y los que son notados de vicio nefando, sin vergüenza la mascan.

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e podía o no ser "sodomita" entre los aztecas? En todo caso no parece haber sido un asunto tan grave. Según Torquemada, Nezhualcoyótl era capaz de arrancarle las entrañas por donde pecara el pecador. Ok. Con tal castigo, ¿alguien cantaría alegremente "soy lo que soy, toco mi propio tambor"? Parece imposible. Y en todo caso, si hubiera una actitud que los delatara, como por ejemplo mascar chicle, ¿alguien lo habría hecho públicamente? No es un razonamiento por el absurdo. Según Fray Sahagún, las mujeres mascaban chicles1 para limpiar sus dientes y prevenir el reuma y el mal olor en la boca. Y agrega: "Los hombres también mascan el tzictli para echar también reuma y para limpiar los dientes, empero házenlo en secreto. Y los que son notados de vicio nefando, sin vergüença la mascan, y tiénenlo por costumbre andarla mascando en público; y los demás hombres, si lo mesmo hazen, nótanlos de sodométicos".2 Y hay más: "Masticar tzictli [es] el verdadero privilegio de los adictos a quienes se les llama effeminates. Como si esto fuese su privilegio, sus derechos desde el nacimiento. Y los hombres que públicamente mastican tzictli alcanzan el estado de sodomitas; ellos igualan el effeminates". Aquí Sahagún, a despecho de todas las desventajas que siempre, asegura, conlleva el hecho de ser sodomita, parece reconocer un "privilegio" entre los homosexuales. Por el comentario, además, al parecer, algunos se animaban a "andarla mascando en público". Con lo cual podría colegirse que nadie iba a andar "mascándola en público" sabiendo que por un simple tzictli podía ser castigado con el vaciamiento de sus entrañas. A menos que alguien quiera suponer que todos los sodomitas aztecas, además de homosexuales, eran masoquistas.

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_____________ 1. Tzictlies, en náhuatl. 2. Sahagún: "De los que venden gallinas, huevos, medicinas" en Historia general de las cosas de la Nueva España, p. 714.

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12. LOS MOCHICAS: La población se sumergió en el completo hábito del sexo.

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espreocupado, el alfarero modeló la figura. La mano sobre los hombros, la mirada de placer, el otro acostado, la penetración, el goce. Un canto cotidiano al sexo no reproductivo, un poco de diversión. El alfarero podía trabajar tranquilo, sin temor a ser censurado por el catolicismo: faltaban todavía tres siglos para el nacimiento de Cristo. La mochila del alfarero, lejos de inverosímiles bulas papales y futuros tribunales inquisitorios, tenía otras cargas: allí mismo donde trabajaba en medio del respeto general, en el litoral norteño de lo que ahora se conoce como Perú,2 ya había pasado la cultura chavín (1400 a.C.- 200 a.C.) con su esplendoroso sistema de planificación urbana y estaba declinando la de los paracas (700 a.C.- 100 a.C.), los primeros en el mundo en practicar cirugía cerebral. El alfarero era de la cultura moche. No podía adivinar que muy lejos de allí, Alejandro Magno conquistaba Persia y Egipto, que en otro lugar también muy lejos acababan de morir Platón y Sócrates y que Aristóteles todavía daba clases. No imaginaba que muchos, muchos años después hablaríamos de él como parte de una cultura que entre el 300 a.C. y el 700 d.C. dejó al mundo un legado artístico de dimensiones extraordinarias. No podía concebir tampoco que después de la desaparición en la tierra de todos los suyos vendrían los chimu, los nazca, los tiahuanacu-huari y que finalmente sobrevendría el Imperio Inca con sus castigos y la dominación española, con la cruz y la espada, en ese orden. Y seguramente, no podría entender si alguien le explicaba que dos mil años después de haber terminado su trabajo, los dos simpáticos compañeros reproducidos en sexual tarea serían algo así como un secreto de Estado oculto bajo siete llaves, una invocación al demonio, un tabú moderno.2 Pasaron civilizaciones, nacieron religiones, sobrevinieron revoluciones. Hubo muerte y maravilla, Garcilaso y Fujimori. Pasaron dos mil años en los que la alegre parejita mochica fue proscripta por moralinas diversas. Finalmente, el museo Rafael Larco Herrera, de Lima,3 hace pocos años abrió las puertas a una sala que durante mucho tiempo estuvo clausurada, bajo la llave de la ignorancia. Recién entonces, la pareja y otras 119 vasijas conservadas fueron reivindicadas y los visitantes pudieron comprobar cómo disfrutaban del sexo aquellos que habitaban Perú mil años antes que los incas. En 1954, el famoso sexólogo norteamericano Alfred Kinsey visitó en Perú a Rafael Larco Hoyle, apasionado investigador que creó el museo que hoy _____________ 1. La cultura moche o mochica comienza en la zona de los actuales departamentos de Lambayeque y La Libertad aunque sus manifestaciones llegan hasta el departamento de Piura en el norte y de Ancash en el sur. 2. En una nota publicada en la revista Luna se aseguraba, pese a las evidencias científicas, que no había representaciones homosexuales en la cultura mochica. “Amor a la peruana”, Luna (Buenos Aires) (agosto 1988). 3. Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera, Lima, Perú.

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lleva el nombre de su padre. Cuando se encontró frente al centenar de huacos y ceramios mochicas, consideró el conjunto como el “más franco y detallado documento de costumbres sexuales jamás dejado por ningún pueblo antiguo. Aquí tenemos una documentación completa, sobria y realista de la vida sexual de un pueblo. Los mochicas no fueron condicionados en sus hábitos y actitudes sexuales por las costumbres, principios y prejuicios cristianos, como estamos nosotros”.4 Gran cantidad de las piezas encontradas son casi humorísticas: cantimploras terminadas en glandes, de donde había que beber; hombres de penes enormes en atléticas “autofellatios”, genitales monstruosos tanto de hombres como de mujeres. Hay representaciones de coitos anales tanto hétero como homosexuales, hay relaciones entre seres humanos y animales o seres imaginarios. Hay representaciones del clítoris, algo desconocido por la mayoría de las civilizaciones contemporáneas a la de los moches. Si bien hay fellatios y masturbaciones masculinas, no hay masturbaciones femeninas ni cunnilingus, una actividad que parece haber sido desconocida en la América pre hispánica. Siempre según los estudios de Kinsey y su ayudante, el doctor Paul H. Gebhard, la representación del coito “es genital, sin manifestaciones faciales placenteras o de excitación, lo que no sucede en las representaciones de la masturbación”.5 El arqueólogo peruano, Federico Kauffman Doig6 estudió los huacos desde la época en que estaba prohibido hacerlo y había que pedir un permiso especial al Ministerio de Educación, que lo daba solo a unos pocos investígadores. Tan grande era el peligro que representaba la parejita moche de bucal distracción. Dice que “las vasijas e incluso algunos monumentos arquitectónicos de perfil fálico contienen un mensaje mágico y religioso, y evidencian un arraigado culto a la fertilidad”.7 La arqueóloga Ulla Holmsquit, también familiarizada con el material, ya que es curadora del Museo Larco también une lo sexual con lo religioso, por eso asegura que todas las piezas tienen un sentido “en el conjunto de las representaciones de las culturas precolombinas, no es un tema aislado, para entenderse tiene que ser vinculado con otros temas de la cosmovisión del poblador precolombino. Representaban no solo lo que hacían, sino especialmente lo que para ellos era importante”.8 El historiador Máximo Terrazos Contreras es categórico cuando ____________ 4. “Pots, flagons and love”, Time (6.9.1964), citado por el Dr. V. E. Fernández E. en La sexualidad en el antiguo Perú. 5. Fernández: O. cit. 6. Descendiente de la cultura mochica. Doctor en Arqueología e Historia. Fue director del Mu seo de Arte de Lima y del Museo Nacional de Arqueología de Perú. Miembro de número de la Academia Nacional de Historia del Perú. Miembro de la Real Academia de Historia de Madrid. Director del Instituto de Arqueología Amazónica. 7. Rumbos (Lima), núm. 28. 8. “El museo en Perú es ejemplo de que los primeros pobladores de nuestro continente sí sabían de erotismo”, afirma Patricia Jiménez Telética en un reportaje realizado por la revista Siete Días en Lima en enero de 2002.

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Museo Larco, Lima, Perú

Museo Larco, Lima, Perú

El legado de alfarería dejado por el pueblo mochica, que vivió en el actual territorio del Perú entre el 300 a.C. y el 700 de nuestra era, describe en forma franca, directa y casi humorística las costumbres sexuales de un pueblo que aceptaba, entre otras prácticas, la homosexualidad.

cuando dice que en “la época preincaica en la costa norte del Perú, la población se sumergió en el completo hábito del sexo, plasmando sus más íntimas vivencias, muy lejos de prejuicios y tabúes aun actuales. Fue precisamente el amor lo que sublima toda actividad vital en el habitante del Perú antiguo”.9 Dos mil años después de haber sido concebidos, los huacos hablan aunque no es mucho lo que dicen. Las lecturas objetivas hechas desde el ahora a la representación artística del sexo homosexual, confirman que la práctica era conocida y no evidentemente rechazada. No mucho más. Pero no es poco, teniendo en cuenta que en una nota periodística escrita en el siglo XXI, su autora asegura que entre las vasijas, una “representa una unión sexual contra natura”.10 Sí, los mochicas parecen haber sido más libres que nosotros. Después llegarían los incas. Su alfarería, llena de figuras geométricas, abandonaría para siempre las representaciones sexuales. No iba a ser la única manera que tendrían de rechazar la herencia mochica.

_____________ 9. Máximo Terrazos Contrera: La sexualidad en el antiguo Perú, Lima, Centro de investigaciones histórico-sexuales, Dirección universitaria de investigación, Universidad Nacional Federal Villareal, diciembre 1981. 10. Ib

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13. LOS INCAS: Los hizo quemar vivos y sembrar sus casas de sal para que solo quedase memoria del castigo.

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alió de las espumosas aguas del Titicaca Manco Cápac, con una varilla de oro que le había dado su padre, nada más y nada menos que el Dios Sol. La orden era que allí donde se hundiera la varilla fundase un imperio. Manco lo hizo. Caminó hasta el Valle de Urubamba y en el cerro Huanacuare hundió la varilla y fundó Qozco (Cuzco). En el trayecto mató a varios de sus hermanos por diferencias del momento. Se sabe: nadie construye un imperio sin un poco de sangre. Creó el Imperio Inca, que creció hasta tener en su apogeo doce millones de súbditos, diseminados entre el sur de Colombia y el actual territorio de Mendoza, en la Argentina. Siendo nada menos que hijos del Dios Sol, la humildad no parece haber estado entre las virtudes más preciadas de los Incas. Tres de ellos, el quinto, el noveno y el décimo primer Inca fueron especialmente conocidos por haber conquistado para el Tahuantinsuyo (el territorio del imperio) tierras, pueblos y civilizaciones enteras, muchas veces con una crueldad extrema. De los tres hay registros sobre cierta elección a priori, por la que convirtieron a los sodomitas en el enemigo perfecto. Lo hicieron porque el sodomita era débil y por tanto, ideal para mostrar supremacía, poder y autoridad. Cápac Yupanqui1 fue el quinto Inca, el primero que decidió salir del Cuzco para conquistar tierras vecinas. Con campañas militares exitosas, añadió al poder central los pueblos de Cuyumarca y Andamarca, triunfó sobre los condesuyos, y su poder fue tal que los pueblos preferían aliarse a él antes que enfrentarlo militarmente. En el valle del Mantara conquistó a huancas y sausas y, con el ejército incaico bajo su mando, subyugó a taramas y pumpos. Cuenta Fray Antonio Vásquez de Espinosa,2 trescientos años después de ocurridos los hechos, que Cápac Yupanqui y su hijo, el príncipe Inca Roca, quien lo sucedería en el mando, "conquistaron los valles de Chala, Atico, Ocoña, Camaná y otros muchos, por la costa, y porque algunos había que cometían el pecado nefando los hizo quemar vivos y sembrar sus casas de sal para que sólo quedase la memoria del castigo".3 El Inca Garcilaso, obnubilado por la figura mítica de Cápac Yupanqui, cuenta que después de reducir pacíficamente incontables pueblos y tribus, elem _____________ 1. Cápac Yupanqui (1318-1348) fue el quinto Inca, hijo de Mayta. Fue nombrado heredero por su padre a pesar de no ser el primogénito. Esto ocurrió porque su hermano mayor, el príncipe Conde Mayta fue despojado del trono por ser "de rostro muy feo". En el inicio del poder de Cápac Yupanqui hay una cuestión estética. Vivió en tensión con sus hermanos y con su familia política como gran parte de los emperadores incas. No confundir con el General Cápac Yupanqui,hermano del Inca Pachacútec Yupanqui, de gran trayectoria militar más de cien años después. 2. Fray Antonio Vásquez de Espinosa (1570-1630). Carmelita descalzo que recorrió extensamente el actual territorio del Perú, llegando incluso hasta la ciudad de Tucumán, en el territorio argentino, en el 1600. 3. Fray Antonio Vásquez de Espinosa: "De las conquistas de Yupanqui, Inca Roca y Yaguar Huacac y su gobierno", en Compendio y descripción de las Indias Occidentales, 1629, p. 762.

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el emperador ordenó a sus generales que “en los valles costeros de Uuiña, Camaná, Carauilli, Pica, Quellca y otros” hagan “pesquisas de sodomitas y en pública plaza quemasen vivos los que hallasen, no solamente culpados sino indiciados, por poco que fuesen [...] porque en ninguna manera quedase memoria de cosa tan abominable”.4 Garcilaso, un genial cronista descendiente de indígenas y conquistadores, un producto concreto de la mixtura, demuestra con prosa insuperable que la unión entre conquistadores y conquistados finalmente era posible. El enemigo ya está inventado, y no es el explotador que, a sangre y fuego, diseminará peste y esclavitud. Es el sodomita. Según Mario Vargas Llosa, en la obra de Garcilaso “a veces, las violencias que estos (los incas) cometen son el correlato de su benignidad, pues las infligen en nombre del Bien para castigar el Mal. Para ensalzar la civilización materna, el Inca asimila a los emperadores cuzqueños a la corrección política europea y a la moral de la Contrarreforma”.5 El mismo Vásquez de Espinosa habla de Pachacútec Yupanqui,6 el noveno emperador inca, de quien asegura “conquistó las provincias Guamalies, Pincos, Guare, Piscobamba, Caxatambo y Guaylas, donde quemó algunos sométicos que había para que con el castigo se enmendasen y hubiese escarmiento”.7 Eran tiempos duros. Derrotó a la poderosa nación chanca. Los quechuas, las naciones de lengua aymará, los tarmas en el norte, los cajamaras y cañaris en el actual Ecuador, fueron sometidos a sangre y fuego. Se alió con los lupacas en el sur para dominar a los, por entonces, poderosos collas. Finalmente, sojuzgó a los lupacas. Fue el responsable de la gran expansión del imperio incaico. Mientras lo extendía hasta el lago Titicaca, su hermano, el general Cápac Yupanqui, combatía hasta Cajamarca para lograr ampliar los dominios en más de mil kilómetros, desde Cuzco y hasta las puertas del gran Imperio Chimú. Tan bien le fue a su hermano que Pachacútec lo mandó a asesinar por miedo a perder el trono. Después de todo, era una traición familiar, ya lo había hecho Manco Cápac en el comienzo de los tiempos. Era un muchacho difícil, Pachacútec. Había usurpado el poder que le correspondía a su hermano, Inca Urkon. Instituyó la obligatoriedad del pago de tributos a todos sus súbditos –cerca de doce millones de personas–, impuso el culto casi absoluto al Sol,8 y fue el gran conquistador, aunque lo llamaban el Reformador. _____________ 4. Inca Garcilaso de la Vega: Comentarios reales, libro II, cap. 13. 5. Mario Vargas Llosa: “La lengua de todos”, ponencia en el II Congreso Internacional de la Lengua Española, Congreso de Valladolid, 2001. 6. Pachacútec Yupanqui (1398-1478), su nombre significa “Persona con la que comienza una nueva era”. Gobernó el imperio desde 1438 hasta 1471. 7. Vásquez de Espinosa: “De Pachacútec Yupanqui”, en o. cit., p. 767. 8. Si bien los incas siempre adoraron a Inti, el Sol, los primeros incas adoraban a Viracocha como Dios y creador de todas las cosas. Sin embargo, Pachacútec impuso el culto casi exclusivo a Inti, a través de la construcción de Coricancha o recinto de oro, que pasó de ser un pequeño recinto del Sol a un templo colmado de riqueza y fasto.

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Pero los conquistadores –en el Nuevo y en el Viejo Mundo– no querían solo las tierras, más poder, autoridad y atribuciones. Sencillamente, no les alcanzaba. Buscaban la hegemonía del Bien, el monopolio de las vidas de sus súbditos. El mismo camino siguió el décimo primer Inca Huayna Cápac (1493-1525), otro “imperialista” que llevó el límite norte del Tahauntinsuyo hasta el río Ancasmayo (actual límite entre Ecuador y Perú). Según el padre Juan de Velasco,9 Huayna Cápac “pasó a la provincia de Manta, entre cuyas numerosas parcialidades, era una la de los pichunsis, sumamente disolutos, habiendo heredado sus ascendientes el vicio de la sodomía de los gigantes que allí reinaron. A estos los pasó a sangre y fuego, sin que se le escapase sino rarísimo, y renovó con fuerza la Ley contra ese vicio, pena de la vida”. Como Balboa haría más tarde con ellos, los incas conquistaron cruelmente pueblos que muchas veces no eran guerreros. Armaron alianzas a través del miedo. Se quedaron con las riquezas de los conquistados. Y hasta fueron los primeros entre los suyos en ver el Océano Pacífico.10 Se creyeron dioses. Y, por supuesto, todos tienen actualmente alguna calle que les rinde homenaje.

_____________ 9. Juan de Velasco (1727-1819). Miembro de la Compañía de Jesús de Quito, debió retirarse de Ecuador, ya consagrado, en 1767, por decisión del Rey de España. Se retiró a Italia, en donde tras veinte años de paciente labor escribió su Historia del Reino de Quito en la América y crónica de la provincia de Jesús del mismo reino, que fue editado en 1789, cuando el sacerdote ya había sido atacado por la arteriosclerosis. 10. Balboa se encontró con el Pacífico en la expedición relatada en el capítulo 6 de este libro, Yupanqui lo descubrió al conquistar los actuales territorios de Camaná, Caravelí y Quilca, en el departamento de Arequipa.

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