Bastenier Miguel Angel - El Blanco Movil Curso de Periodismo

May 11, 2017 | Author: Lorena Jaimes Arcuri | Category: N/A
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Miguel Ángel Bastenier

El blanco móvil: Curso de periodismo Con la experiencia de la escuela de El País

Ediciones Santillana

1ª edición: abril de 2001

Prólogo Lo que no acabamos de ser es lo que somos Al cumplir la Escuela de Periodismo Universidad Autónoma de Madrid/El País sus quince años de existencia se publica su primer manual de Periodismo. Su autor, Miguel Ángel Bastenier, es uno de sus mejores profesores. Quizá otros docentes pongan pronto por escrito los contenidos de sus clases, por lo demás fundamentalmente prácticas, lo que servirá para ahondar en un tipo de enseñanza que hemos procurado impartir. En la Escuela siempre se ha considerado que, en general, el periodismo no dispone de teoría por más que en ocasiones ésta se haya querido inventar de forma artificiosa; el periodismo es, en esencia, una práctica sobre la que, a veces, se puede teorizar. Pero no al revés. Por ello, durante estos tres lustros los casi seiscientos alumnos que han pasado por las aulas de la Escuela -las aulas no son tales; son redacciones como las de cualquier medio de comunicación- se han conformado, o se han sobrado, con los apuntes y las explicaciones verbales de los profesores, en casi todos los casos periodistas en ejercicio, no académicos de Ciencias de la Información. Este curso de periodismo aparece, además, en un momento-frontera para la profesión. En la intersección de dos siglos se discute con apasionamiento y confusión sobre los contenidos del ser periodista. La multiplicación de medios visuales, digitales, compite con la esencia de los medios analógicos, escritos; y todos, alumnos y profesores, debemos atender a los nuevos contenidos y herramientas del periodismo, llámese oficio o profesión. Algo tendrá que ver con el hecho de que en 12 9 la última década del anterior milenio fue cuando más ejemplares de diarios se vendieron, y que desde entonces las ventas de la prensa escrita han empezado a disminuir por goteo, pero ininterrumpidamente (la tendencia, para ser indiscutible, necesita más tiempo de experimentación). Nietzsche dijo: "Somos profundos, volvamos a ser claros". Ésta es la principal virtud de este curso de periodismo que huye en sus páginas de un falso academicismo que ha desprestigiado tantas veces a las ciencias sociales y a las denominadas ciencias de la información. En muchas ocasiones, algunas de ellas muy cercanas, el descrédito de la enseñanza del periodismo ha venido asociada a una solemnidad falsa, sobrevenida, artificial. Y ello lo tiene presente Bastenier, al que gusta poner las cosas en su sitio; cuando están a ras de tierra, y cuando sobrevuelan por el espacio, también observando irónico los forzados sobrentendidos que se fabrican circunstancialmente para crear, repito, solemnidades vacías. No vale la metainformación, dice; cualquier marciano que aterrizase un día en la Tierra debería entender el periódico sin haberlo leído el día anterior, ni algún otro día. O combatiendo los tópicos que nos afligen y de los que somos culpables (españolito de a pie, líder carismático, dar luz verde, crónicas de una muerte anunciada...) los periodistas que buscamos ingenio en voces colectivas, populares, que fabrican sin cesar latiguillos que prenden en el público hasta el aburrimiento.

Este libro es un diálogo con el lector curioso. Para leerlo, para discutir con su contenido no es necesario ser estudiante de periodismo ni periodista. Tan sólo lector: consumidor de información. El cliente de los medios de comunicación encontrará en él explicaciones a lo que tantas veces se pregunta. Por ejemplo, el texto responderá con suficiencia a la crítica tan frecuente de que los medios sólo publican el lado malo de las cosas y que obvian lo positivo, lo fantástico de lo que sucede: el periodismo no publica buenas ni malas noticias, sino sorpresas, lo que se interrumpe, se rompe, estalla, no el encefalograma plano de la continuidad. Naturalmente esto es discutible. Como lo es la versión del periodismo que se aporta, alejada de sinónimo de servicio público. El periodismo como puro cumplimiento de un contenido informativo, "en las antípodas del periodismo salvacioncita de presuntos pedagogos y agentes del bienestar ciudadano". No hay ley de acero que comunique indefectiblemente al periodismo con el bienestar del género humano. De acuerdo con la definición general, “no hay excepciones para ese no compromiso?, ?no han de tenerse nunca en cuenta las consecuencias inducidas de una noticia publicada (o de una noticia no publicada)? "No hay periodismo neutral, contrapuesto a otro periodismo de toma de posición; sólo hay un periodismo profesional que, partiendo de posiciones de neutralidad, toma posiciones con el respaldo de la información de que dispone", escribe el autor. Pero ?sirve la limpieza de su bisturí mediático, por ejemplo, en coyunturas como la del País Vasco en la que lo que está en juego es la libertad de expresión o, más genéricamente, la libertad de los ciudadanos? ?Vale la descripción de la desigualdad, por ejemplo, en el conflicto árabe israelí? Estas preguntas son en parte retóricas. Conozco los matices de Bastenier porque reconozco su labor profesional en tantos lugares. Pero hay que explicitarlos. Lo que hace es teorizar la objetividad para actuar como Moisés, que sabe que nunca llegará a la tierra prometida, pero que no renuncia a caminar hacia ella. La utopía (la objetividad) nos recuerda que, aunque no haya recetas milagrosas, el periodismo no sólo debe ser administrado, sino cambiado y mejorado. Y ello no debe darnos miedo. La objetividad. Concepto del que abomina el autor de este texto, pero que utiliza como un cuchillo para dar sus opiniones subjetivas. Si hay un periodista subjetivo (valga la redundancia) ése es Bastenier, que cree que, en el extremo, la objetividad 13 13 significa que todos los medios serían iguales, sin señas de identidad. La objetividad es sólo una palabra, una invocación teórica, un santo y seña; pero que la objetividad no exista no significa que no haya que trabajar con }fair play}, con la honradez del punto de partida, con la ausencia de }parti pris} por parte del periodista. Con estos puntos de vista ?se puede enseñar el periodismo? Es discutible, tanto como las tesis que se defienden en este manual. Pero lo que es seguro es que se puede aprender. A ello quiere contribuir este libro tan práctico y a la vez tan reflexivo, que polemiza incluso con el propio concepto de periodista. Para poder hablar con propiedad de la existencia de una profesión tienen que darse al menos dos condiciones: el establecimiento de un conjunto de intereses comunes entre los que la practican, y el desarrollo de un programa específico educacional y preparatorio para su ejercicio.

Muchas veces se puede dudar, en lo cotidiano, de que en España existan las dos condiciones, o incluso una sola de ellas. El autor opina que periodista puede serlo cualquiera, lo que no es equivalente a que cualquiera pueda ser un buen periodista. El periodista se define en negativo. No es sino la suma de lo que no es. No es novelista, sociólogo, historiador, escritor, político, economista, etcétera. Lo que no acabamos de ser es lo que somos. ¿Existen garantías suficientes para los ciudadanos, más allá del ordenamiento legal general, de que los periodistas, tal y como han sido descritos, no van a abusar impunemente de sus poderes? En algún sitio he leído, y lo he utilizado en más de una ocasión, la historia de Noam Chomsky, el lingüista norteamericano, que fue al dentista; el médico, al examinarlo, observó que le rechinaban los dientes. Consultada su mujer reveló que ese rechinar no tenía lugar en horas de sueño. ?Cuándo entonces? Tras un exhaustivo interrogatorio se demostró que al intelectual le castañeteaban los dientes por las mañanas, cuando leía la prensa. Preguntado acerca de 14 15 cómo era posible tal acto reflejo, Chomsky suspiró, como si viera por adelantado todas las estúpidas perversiones de la verdad que estaba condicionado a seguir leyendo durante el resto de su vida, sacudido cada mañana por furiosos actos de reprobación. Descritos y analizados los rudimentos de la profesión y su práctica, echo de menos la siguiente reflexión que tenemos pendiente hacer: pasar del periodista individuo al periodista profesión. A sus problemas y deficiencias. Hace poco tiempo, el periodista polaco Ryszard Kapucinski -uno de los mejores reporteros vivos de nuestro tiempo- hizo unas cuantas reflexiones sobre la adulteración de nuestra profesión, que merecen ser compartidas mientras les damos respuesta: --El imperativo del beneficio económico ha reemplazado en los medios a las exigencias cívicas prioritarias. --En los debates sobre los medios se concede una atención excesiva a los problemas técnicos, a las leyes del mercado, a la competencia, a las innovaciones y a las audiencias, y una atención insuficiente a los contenidos. Cuando los medios hablan de ellos mismos enmascaran los problemas de fondo con la forma; sustituyen la filosofía con la técnica. Se preguntan cómo editar, cómo montar o cómo imprimir y en cambio no cuestionan lo que quieren editar, montar o imprimir. El problema del mensaje es reemplazado por el del mensajero. Desgraciadamente, como lamentaba Marshall McLuhan, el mensajero tiene tendencia a convertirse en el contenido del mensaje. --Las tecnologías punta han provocado una multiplicación de medios. ?Cuáles son las consecuencias? La principal es el descubrimiento de que la información es una mercancía cuya venta y difusión puede proporcionar importantes beneficios. Antaño, el valor de la información iba asociado a diversos parámetros, en particular al de la verdad. Hoy todo ha cambiado. El precio de la información depende de la demanda, del interés que suscita. Lo que prima es la venta. Una información será juzgada sin valor si 15 17 no consigue interesar a un amplio público.

--Los periodistas puros que antes dirigían los periódicos han sido reemplazados a menudo a la cabeza de las empresas por hombres de negocios. --Desde que está considerada como una mercancía, la información ha dejado de verse sometida a los criterios tradicionales de la verificación, la autenticidad y el error. Ahora se rige por las leyes del mercado. Esta evolución es la más significativa entre todas las que han afectado al mundo de la cultura. El mercado se ha salido de su espacio natural económico y hace imperialismo con la información. --La guerra interna entre los grupos mediáticos es una realidad más intensa que la del mundo que les rodea. --?Cómo entender el mundo? Hasta ahora se aprendía la historia gracias al saber que nos legaban nuestros ancestros, a lo que contenían los archivos y a lo que descubrían los historiadores. Hoy, la pequeña pantalla es la nueva (y prácticamente la única) fuente de la historia, destilando la versión concebida y desarrollada por la televisión. --Vivimos un mundo paradójico. Por una parte se nos dice que el desarrollo de los medios de comunicación ha conseguido unir a todas las partes del planeta (la globalización); por la otra, la temática internacional ocupa cada vez menos espacio en los medios, ocultada por la información local, por los titulares sensacionalistas, los cotilleos, los personajillos y toda la información mercancía. Completar las reflexiones y los interrogantes de Kapucinski, que muchos nos hacemos, sobre la pérdida frecuente del carácter tradicional de contrapoder del periodismo, es un desafío para la Escuela de Periodismo UAM/El País -que nació para dudar, además de para enseñar- y para futuros manuales sobre nuestra profesión y sus mutaciones. Joaquín Estefanía, director de la Escuela de Periodismo UAM/El País 16

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Introducción Este libro es un manual, pero no exactamente un manual escolar; este libro es un manual del curso de la Escuela de Periodismo UAM/El País, una materia, esta del periodismo, sobre la que es complejo imaginar que se pueda impartir una enseñanza académica; la pretensión, por ello, de este texto es la de ser a la vez que un diálogo con el alumno, o con el lector interesado, también una exposición, inevitablemente subjetiva, de cómo se practica el periodismo en nuestro entorno cultural; una interrogación aneja sobre qué es o qué puede ser eso del periodismo; y, como itinerario de fondo, un recorrido pormenorizado del trabajo que durante un año, de enero a diciembre, se realiza en la Escuela de este periódico. Sin el concurso, por tanto, de las catorce promociones que han llenado en otros tantos años las instalaciones de Miguel Yuste, 40, este esfuerzo no habría sido posible. Pero, si la materia prima que hemos de manejar es el periodismo, parecería apropiado que antes tratáramos de establecer unas mínimas coordenadas para apuntar en qué consiste. El periodismo, ya se ha apuntado, difícilmente se enseña, pero sí se aprende. Y no necesariamente en una escuela o facultad. Es útil, pero en absoluto imprescindible que así sea. Existe una diferencia esencial entre los estudios de Periodismo y los de cualquiera de las profesiones liberales de todos conocidas. Derecho, Ingeniería, Arquitectura, Medicina, son todas carreras que poseen un contenido positivo, evolutivo por supuesto, pero indiscutible. La sociedad se protege contra los que deseen un día ejercer como abogados, ingenieros, arquitectos, médicos, etcétera exigiendo que los interesados cursen determinados estudios durante un cierto número de años para que obtengan un papelito enmarcable, en el que se da fe de que 18 21 esa persona ha adquirido, teóricamente al menos, los conocimientos imprescindibles para ganar algún pleito, para que no se le caigan irremediablemente las casas, o para que no sufran indebidamente los enfermos. La sociedad carece, en cambio, de las debidas garantías contra el abuso o mal uso del oficio o profesión -ambos términos me parecen correctos- de periodista, más allá de lo que la protejan las disposiciones del ordenamiento jurídico vigente. Y siempre a posteriori. ?Por qué? Porque el periodismo carece de corpus, currículo -}pensum}, como lo llaman en Colombia- del conjunto de doctrinas o normas recibidas, que puedan estructurarse a manera de

compendioguía, más allá de unas generalizaciones que parecen ya un poco desgastadas por el uso. Por eso, este libro no puede ser un auténtico manual escolar, porque es limitado el acervo con el que proceder a una escolarización del aspirante. No ignoramos que en el caso de las profesiones anteriores, la práctica, el enmarañamiento con la realidad -si es que, como veremos, el término realidad tiene algún significado- va a ser siempre decisiva para que el licenciado pueda considerarse abogado, médico, arquitecto o ingeniero. Pero, aun así, el canon es algo tangible. ¿Qué ocurre, entonces, con el periodismo? El periodista no es un novelista, aunque, inevitablemente, sus materiales contienen un poderoso aliento de ficción, de creatividad activa sobre lo que percibe; el periodista no es un sociólogo, pero qué duda cabe de que en su trabajo habita una sociología práctica y cotidiana; el periodista no es un historiador, aunque de las hemerotecas los historiadores extraerán parte de la materia prima con la que trabajen; el periodista no es un político, ni tiene por qué ser un hombre público, pero su cercanía a los corredores del poder puede hacerle creer que es un agente de la gobernación del país, lo que cabe, por supuesto, que sea, pero sólo de manera indirecta, como en todos los casos anteriores. El periodista puede entenderse, por tanto, como una suma de todo lo que no es: no es un novelista, no es un sociólogo, no es un historiador, no es un político; luego, la adición de todas esas imposibilidades o insuficiencias, conforma, de manera muy apropiada aunque especialmente enigmática, lo que sí es. Lo que no acabamos de ser, de una manera múltiple, es lo que somos. Y ese lote es indefinible porque, efectivamente, no existe el corpus doctrinal que exprese semejante suma de negaciones. Por eso, periodista puede serlo cualquiera, lo que no significa que cualquiera pueda ser un buen periodista; y por esa razón hay que admitir que el único control de acceso a la profesión sea el interés del mercado conjuntamente con el de la sociedad: la aprobación del lector y la decisión del empresario, que otorgará la condición de periodista a quien se dé la oportunidad de serlo. Todo lo cual por supuesto, no significa que sea inútil tratar de adquirir un bagaje a manera de canon para abrir boca, a través de las instituciones de que se trate. Pero, siempre, resignándose a la evidencia de que en vez de disponer de una teoría que guía nuestra práctica, el trabajo del periodista es una práctica sobre la que, en ocasiones, nos da por teorizar. Eso es lo que trata de hacer esta Escuela. Veamos cómo.

Capítulo I El estado de la cuestión No es imposible que estemos viviendo los últimos años de la profesión periodística tal como se ha conocido, al menos, en el último siglo. Los alumnos de la promoción del 2001 de la Escuela UAM/El País, que habrán completado su preparación en diciembre de este año, vivirán todavía una parte de su carrera, pero no necesariamente la mayor, en un contexto básicamente similar al finisecular, pero van a asistir durante la misma a enormes transformaciones en el ejercicio de la profesión, que es muy probable que desemboquen, a no tantos años vista, en una realidad muy distinta de la que hoy aún conocemos Quizá, los libros de historia del periodismo de dentro de unas décadas reseñarán, a manera de piadosa elegía, este tiempo nuestro como el del comienzo de la gran mutación. La tecnología de la fabricación de diarios ha conocido durante el siglo Xx grandes progresos, pero, básicamente, de tipo más cuantitativo que cualitativo. Hemos pasado de la máquina de escribir y del hot type o plomo a las páginas directamente pergeñadas en el ordenador, así como nos valemos también de la transmisión vía satélite para volatilizar y materializar páginas de periódico para su impresión a miles de kilómetros de distancia, y, últimamente, al diario electrónico, que, aunque dentro de pocos años pueda parecer prehistórico en su tosquedad actual, existe sólo desde que, por razones militares, el Pentágono norteamericano creara en 1993 la }World Wide Web}. El número de }host computers} conectados a Internet ha crecido de 130.000 en 1989 a cerca de 35 millones a fin del siglo pasado, con lo que, si calculamos unos cinco usuarios por aparato, eran ya cerca de 200 millones los pinchados a la red en el año 2000, con un crecimiento exponencial en perspectiva.

Todavía hoy, sin embargo, el gran vehículo de la prensa diaria es el mismo que hace cien años. Por muy notables que hayan sido los avances producidos, por mucho que haya cambiado, al mismo tiempo que la tecnología de prensa, la técnica profesional de rellenar diarios, un hecho troncal se ha mantenido: el soporte papel. Las páginas de los diarios de hace cien o más años son enormemente diferentes de lo que entendemos hoy por prensa profesional, pero su esencia no ha variado en la relación del lector con el producto: se despliega el periódico a tenor de su formato (universal o }broadsheet}, tabloide y todos los híbridos de ambos); se lee de una manera muy física, muy material, casi con el movimiento de cabeza de quien ve un partido de tenis; se abarca de una ojeada la totalidad de la página, que tiene una arquitectura informativa determinada, cuya percepción ya es en sí misma una primera interpretación del mundo; el ordenamiento consecutivo en secciones del periódico, su impecable orden interno, con todo lo cual estamos ya tan familiarizados, nos permite, si lo deseamos, comenzar a leer un texto por el final, arrancar en cualquiera de sus párrafos intermedios, o combinar la lectura casi simultánea de varias informaciones a dosis determinadas por el usuario. Todas ellas son posibilidades de aproximación al periódico que contribuyen a darle a la lectura una tangibilidad física hasta construir una relación íntima y sensorial con el diario. Todo eso no lo podemos encontrar en la lectura de una publicación virtual. La palabra, escrita pero titilando de manera apenas perceptible sobre una pantalla, es el único nexo de unión de un futuro que ya es presente con un presente que corre el peligro de ser cada día más pasado. Las estadísticas sólo sirven para explicarse a sí mismas, pero, probablemente, no es ocioso creer que el estancamiento de cifras de ejemplares de prensa vendidos y el número de publicaciones hoy existentes en el mundo occidental tiene que ver con el desarrollo de esa otra forma de leer pe22 29 riódicos. Redondeando cifras, de algo más de 1.500 publicaciones diarias en los países de la Unión Europea que existían en 1995, hemos pasado a una pérdida neta de unos 50 títulos, mientras que en Estados Unidos, de unas 5.500 publicaciones en idéntica fecha, ha bajado el total en algo menos de un centenar. Paralelamente, la venta total de diarios en Europa y Estados Unidos es sustancialmente la misma, a comienzos de 2001, que en 1995. En el desglose por países y zonas culturales, las cifras no tienen, sin embargo, por qué ser uniformes; países menos dados a la lectura, como Portugal y Grecia -por debajo del consumo de 100 ejemplares por 1.000 habitantes- y en menor medida España, con algo más de 100, gozan de un margen de crecimiento potencial mayor que los mejor dotados como Noruega y, en general, el mundo escandinavo, donde el índice oscila en torno a los 500 ejemplares. Es probable, en consecuencia, que hayamos llegado en este tránsito entre los siglos XX y XXI al volumen máximo de venta de diarios, en soporte papel, que el mundo ha conocido o va a conocer. Los que entran, por tanto, este año 2001 en esta antesala de la profesión que es la Escuela de El País o en las Facultades de Ciencias de la Información -en general, llamadas de Comunicación en América Latina- que sepan que el empleo en la prensa de papel, y en particular en los diarios de información general, es una piel de onagro que se encoge, aunque, como compensación se esté creando un importante volumen

de empleo en los portales de Internet, que, tras el necesario desbroce del trigo y de la paja, habrá de constituir la fuente de trabajo más pujante en los años venideros. El currículo de la escuela El esquema de trabajo en la Escuela es el siguiente: el curso es de un año natural, a comenzar en enero, poco después de Reyes, con la conclusión 23 31 en diciembre, apenas unas fechas antes de Navidad. La actividad lectiva se divide en tres grandes tramos. Dos cuatrimestres, tan largos que son de casi cinco meses, y un período intermedio de prácticas, de dos, que los alumnos realizan como profesionales formados en alguno de los medios de comunicación del Grupo Prisa incluido El País. El primer cuatrimestre se consume inicialmente con un corto período de familiarización con el aparataje tecnológico, que es exactamente el mismo que el del diario, y una preparación teórico-práctica, con mucho más acento en lo segundo, distribuida en dos grandes áreas: el conocimiento específico de las diferentes secciones del periódico en materias individualizadas, que se limita a ese primer cuatrimestre, y un planteamiento troncal que llamamos } reporterismo y redacción}, cuya duración abarca todo el año, y que, como denominación, es sólo uno más de los nombres de la rosa para designar cómo se hace un diario. También tratamos de las publicaciones no diarias, como es el caso de los semanarios, pero nuestro material de base es lo que llamamos, erróneamente, periódicos, cuando son diarios. Las páginas que siguen se ocuparán exclusivamente de este último transcurso, con el acento en el “qué” y el “porqué”. El segundo cuatrimestre es exclusivamente práctico, como en su momento veremos. Pero, aún hay que dar cuatro pasos por las nubes antes de meternos en las vías de hecho. Sobre la objetividad y otros ensueños Todavía se repite como un mantra la famosa declaración de que }los hechos son sagrados y las opiniones libres}, entre otras cosas porque los hechos cuestan el dinero de ir a buscarlos y opinar puede hacerlo cualquiera sentado en su despacho. Eso está bien, si no se nos sube a la cabeza. Efectivamente, lo que es la opinión del periódico, en forma de editoriales no firmados, o artículos 24 33 firmados que expresan una valoración para subrayar que }esto es mejor que eso, yo recomiendo tal cosa, me gustaría que pasara aquello o lo de más allá}, etcétera, son un tipo de textos que deben estar claramente diferenciados en su presentación gráfica de lo que comúnmente llamamos }información}, para que el lector sepa a qué atenerse, dónde hay narración de hechos presuntamente ocurridos, y dónde se hallará lo que ha de ser un comentario valorativo de los mismos. Pero suponer, realmente, que es posible separar los hechos de la opinión es pura fantasía. No ha habido jamás un solo texto, por desnudo que pueda parecer a nuestros ojos, que no contenga alguna carga de opinión en

primer grado, siquiera que sea por la colocación que ha merecido en las páginas del periódico. La objetividad es sólo una palabra, una invocación, un santo y seña al que encomendarnos, porque eso que llamamos la “realidad”, o bien no existe o no tenemos ninguna posibilidad de aprehenderla por la vía del conocimiento. Contaba un día Fernando Sabater que el escritor José Bergamín solía ironizar diciendo que si él hubiera nacido “objeto” sería “objetivo”, pero como nació sujeto era “subjetivo”. La objetividad no existe y no hace ninguna falta que exista, porque si fuera así todos los diarios, al menos los que cumplieran con sus objetivos profesionales, darían siempre prácticamente la misma versión de los hechos, todo habría ocurrido de forma inapelable, al margen de que luego se editorializara de la forma que fuese. Tomemos un hecho aparentemente diminuto. Un ciudadano del norte de África, por tanto emigrante, ha dado muerte a puñaladas a un madrileño en una de las calles adyacentes a la Puerta del Sol. Exactamente los mismos elementos narrativos (filiación de víctima y victimario, lugar, hora, informe forense, declaraciones de testigos presenciales) dispuestos en el periódico de formas distintas (página, posición, número de columnas) contarán también historias esencialmente diferentes y, en principio, igual de válidas y comparativamente tan “objetivas” unas como otras. Pero, más aún, incluso manteniendo inalterables las condiciones anteriores, si comenzamos la historia escribiendo en el primer párrafo "un emigrante" -no digamos ya un "norteafricano"- estaremos haciendo esa cosa tan horrible que es guiñarle un ojo al lector, diciéndole como quien no quiere la cosa -que es la peor forma de querer algo- “alerta los pueblos, que los asesinos de fuera están entre nosotros”; si damos, en cambio, ese dato como cierre de la información, como una coletilla casi de cariz administrativo en el último párrafo, pero siempre con el mismo fraseo a lo largo de la información, estaremos haciendo mucho menos o ningún hincapié en la peligrosidad del “sujeto”. Obviamente, si en aras de una versión de lo que hoy muchos consideran políticamente correcto, llegamos a la conclusión de que no hay que “fichar” al homicida, basándonos en que cuando un español mata a otro español no hacemos mención de nacionalidad alguna, es que estamos ya entonces en mundos diametralmente opuestos. Y, en cualquier caso, uno u otro tipo de diario, según su visión del mundo, preferiría también diferentes versiones de lo sucedido. Es cierto que, jugando con las palabras, podemos establecer diferentes cánones terminológicos, a condición de que nos atengamos a ellos. Si en vez de opinión, queremos decir -y querremos- que las diversas visiones antes reseñadas contienen diferentes “interpretaciones”, porque el término opinión lo reservamos para más altas misiones -y lo reservaremos- no hay tampoco inconveniente. Algún grado de valoración o interpretación -u opinión- es siempre inseparable de eso que con gran fantasía por nuestra parte llamamos “los hechos”.

El policía veterano de aquella famosa serie de televisión “Canción triste de Hill Street” (Hill Street Blues), que daba cada mañana sus órdenes a los agentes patrulleros antes de que éstos salieran a la calle, concluía invariablemente su breve parlamento diciendo: "And take care, out there" ("Y tengan cuidado, ahí afuera"). Harían bien los periodistas en seguir esa indicación porque ese “ahí afuera” es la realidad, algo radicalmente ajeno a toda capacidad humana de reproducción por medio de lo escrito. Cabe decir del periodismo, o de su vana tentativa reproductora, algo parecido a lo que teóricos contemporáneos dicen de la narración histórica. El pensador norteamericano Hayden White (1), como los franceses Paul Ricoeur y Roland Barthes, entre otros, niega radicalmente la posibilidad de reproducir los hechos; es decir, que los hechos no tienen más existencia que la puramente lingüística, porque nadie sabe lo que son, dónde empiezan y dónde acaban. Son tan reales como la famosa nariz de Cleopatra, sobre la que ironizaba, y que, supuestamente, había cambiado el curso de la historia. De una forma muy explícita el sociólogo francés Duverger nos pone en guardia: "Antes que buscar una objetividad o una neutralidad, inaccesibles, el sociólogo debe ser consciente de la imposibilidad de prescindir de las ideologías en las que vive, a fin de limitar la definición que resulte de todo ello. Y esto implica de salida que sea consciente de su propia ideología y que lo confiese. Y acto seguido, tener en cuenta no sólo su ideología, sino la de los otros para construir sus hipótesis y sus teorías (3)". Sólo hace falta sustituir sociólogo por periodista, que ya hemos visto que lo es en alguna forma sin necesidad de tener conciencia de ello, ideología por puntos de vista o preferencias personales, y los otros por el mundo alrededor, para que la cita sea tan impecable como implacable. La realidad puede que exista o no, puede que seamos o no capaces de definir en qué consiste, pero lo que sí es seguro es que ese conjunto magmático que se ofrece al periodista integrado por ruidos, colores, ráfagas de luz, partículas de polvo, radiaciones en suspensión y hasta sentimientos que se cortan con un cuchillo de los de matar es irreproducible, irreconstruible, no extrapolable; y no sólo, a causa de las obvias dificultades que presenta su comprensión, por la existencia de variados y muchas veces contradictorios puntos de vista hasta para mirar un cuadro, como subrayaba un gran decano de la prensa italiana, Eugenio Scalfari, en una lección inaugural del curso de la Escuela, sino porque lo que ocurre }ahí afuera} y lo que ocurre }aquí adentro} no tienen ninguna relación entre sí que permita la transcripción de un medio a otro. La palabra escrita, o hablada, es una realidad en sí misma, un medio que no tiene nada en común, ningún área de superposición, con los hechos que se supone que está describiendo. Es sólo una convención la que hace que creamos que determinados signos en el papel reproducen fielmente lo que ha pasado; contrariamente a ello, no reproducen nada, pero sí son una representación de eso que decimos que ha ocurrido, dentro de su propia materialidad intelectual, distinta pero equivalente a lo que decimos que ha sucedido. Estamos, por lo tanto, creando una nueva realidad que es una narrativa, entre muchas posibles e igualmente válidas, del “out there”. Pero, significa eso que si Dios no existe, como dijo Karamazov, todo está permitido? Por supuesto que no. Si la

objetividad no existe, ni es deseable en sí misma, lo que sí existe, en cambio, es lo que los anglosajones llaman el “fair play”; la honra desde del punto de partida, la ausencia de “parti pris” por parte del periodista. Cuando nos aproximamos a lo que hay por ahí, cuando lo oímos, vemos, tocamos, nos dirige la palabra, e interaccionamos con ese mundo exterior, hemos de obrar con la más estricta neutralidad, o combatir con nosotros mismos para que así sea, puesto que hay que partir de la radical imposibilidad de la objetividad en nuestro trabajo. En un seminario organizado por la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano de Gabriel García Márquez, que se celebró en noviembre de 2000 en Cartagena de Indias (Colombia), uno de los asistentes, académico de Oxford, sin duda con la mejor buena fe, reaccionó ante un alegato de uno de los periodistas presentes, que defendía ese periodismo de la }neutralidad}, con una sentida loa a un periodismo que calificaba enigmáticamente "de los valores", en contraposición a la ausencia del “parti pris” que mencionamos y que le parecía poco menos que un atentado a las buenas costumbres, la Escolástica y santo Tomás de Aquino; y, sin embargo, es una posición fundamental de este libro que sólo en la neutralidad residen los auténticos valores profesionales; el no preferir ni a Hitler ni a la Virgen María, sino aspirar a dar la mayor y mejor información posible a la sociedad, siempre actuando con honradez y siguiendo las reglas del “fair play” con el objeto de la información. Esa imposible objetividad y esa necesidad de neutralidad se oponen frontalmente a otra concepción muy extendida del periodismo como algo más que el puro cumplimiento de un cometido informativo para facilitar a la sociedad un mejor conocimiento de sí misma. En las antípodas de la visión de un periodismo salvacionista propio de presuntos pedagogos y agentes del bienestar ciudadano, este libro sostiene que nuestra profesión no puede ser una extensión del ministerio de Obras Sociales, ni el brazo más o menos armado de la obra del Padre Pío. La misión de procurar que la sociedad se conozca a sí misma, y, quizá, por ese 29 43 camino, como cuestión de hecho pero no como objetivo superior, contribuir al bienestar de todos es ya un esfuerzo suficientemente gigantesco como para que no haya necesidad de añadirle el pastoreo de las almas, la alfabetización del que no sabe, el socorro al que no tiene y demás tareas propiamente apostólicas, pero en absoluto periodísticas. No hay ley de acero alguna que comunique indefectiblemente el periodismo con el bienestar del género humano; más aún, es perfectamente concebible la situación en la que la publicación de una noticia relevante y de interés general cause algún daño, al menos a corto plazo, a la apariencia de ese bien común, como ocurriría cuando, por ejemplo, la revelación de algún secreto de la cosa pública favoreciera a los partidarios de uno u otro terrorismo. En esas circunstancias, no hay que dar por sentado tampoco que el periodista esté obligado, por encima de todo, a servir a una diosa abstracta e implacable de la información publicando lo que sea, puesto que habrá que reconocerle siempre el ejercicio de su libre albedrío, en virtud del cual podrá abstenerse de publicar aquel material tan grávido por simple temor o respeto humano; pero, lo que sí estoy diciendo es que tiene derecho a tirar adelante con esa publicación,

cualquiera que sean las consecuencias que se deriven de ello, si cree que debe hacerlo. No hay un periodismo neutral, contrapuesto a otro periodismo de toma de posición; sólo hay un periodismo profesional que, partiendo de una posición de neutralidad, toma posiciones con el respaldo de la información de que dispone.

Capítulo II Primera aproximación a los géneros: la información seca No hay nada establecido de manera irrefutable en cuanto a géneros; ni cuáles deben ser, ni cuántos, ni para qué, aunque la variedad de aproximaciones al problema es infinita; de ahí que se derive una gran confusión, o, simplemente, un uso tan libre como legítimo de una u otra terminología. Aquí no seremos diferentes, pero sí se tratará de huir de las vaguedades literaturizantes en la utilización de unos epígrafes inevitablemente genéricos, siempre de la manera más precisa y coherente posible. La primera pregunta que hay que hacerse es la del porqué de los géneros. ¿Es inevitable que existan?, y, por tanto, ¿qué nos perdemos si no procedemos a su previa codificación? La respuesta es que seguramente no nos perdemos nada irreparable, y que el periodismo es perfectamente capaz de existir sin necesidad de que nadie se pare a determinar en qué está escribiendo, como aquel que decía de alguien que hablaba en prosa y no lo sabía. Eso no significa, sin embargo, que no sea interesante establecer un mapa previo de lo que llamamos la realidad, de todo aquello que es posible enfocar a priori como asunto periodístico, con unos determinados objetivos e instrumentos de trabajo, de forma que todos los quehaceres informativos se puedan enfocar desde un ángulo teórico previo. Circulan por ahí definiciones de “género” que nos remiten a la vaguedad celestial más completa. Se dicen y se escriben cosas como que la “crónica” es un texto con un mayor contenido literario que la información o la noticia -cuando noticia sólo es la materia prima, no la forma de trabajar con ella-, en la que el presunto cronista dispone de unos recursos expresivos que van más allá de lo que sería necesario para una información. Todo eso no quiere decir nada, porque nadie sabe dónde empieza o dónde acaba la literatura en el quehacer periodístico, ni qué son eso de mayores o menores recursos expresivos. En esta Escuela se han ido destilando unos puntos de vista acerca de los géneros, partiendo de la base de que la terminología es aleatoria, y lo que aquí puede llamarse “crónica” en el chiringuito de al lado puede recibir un bautismo totalmente diferente, y no por ello pasa nada si estamos hablando del mismo o similar tipo de cosa. Lo que se ha intentado, por tanto, es sentar lo más claramente posible unos criterios de los que se deduzca que estamos escribiendo, al menos predominantemente, en uno u otro género. Y el punto de vista que yo he adoptado para establecer una parcelación en géneros del trabajo periodístico es el de la perspectiva del autor, de forma que su relación, llamémosle de propiedad, con el texto, sea el principal criterio para determinar qué es lo que tenemos entre manos. Estableceremos, así, tres géneros troncales, que denominamos por orden de aparición en escena: a) Seco o informativo puro, b) crónica, c) reportaje; de manera que a medida que vamos avanzando en la “generificación” del material informativo, irá aumentando también la personalización del mismo, la atribución creciente, por las razones que en su momento veremos, de la propiedad intelectual, del dominio sobre el texto que posea el autor. Paralelamente, como

un derivado o subgénero de la crónica, se halla el análisis (news analysis en la prensa anglosajona), y del reportaje, la entrevista, con todas sus eventuales variantes. El siguiente sería el diagrama que expresa el recorrido desde el punto de mínima personalización, el género seco, pasando por el género intermedio de la crónica, para llegar al grado máximo de intervención personal, allí donde el autor es más propietario de lo que escribe, que se da en el reportaje. O, mejor aún, dibujemos la gráfica de la relación que sostienen entre sí los géneros en forma de círculos concéntricos sucesivos. A partir de un núcleo central, que sería la información seca, dibujaríamos ésta dentro de otro círculo, que representaría la crónica, y, finalmente, este círculo intermedio estaría contenido dentro del círculo más exterior, el correspondiente al reportaje. Esta representación es, posiblemente, la más precisa porque, como veremos en la explicación de cada uno de los géneros, la crónica incorpora todo lo que contiene el género seco, y el reportaje, a su vez, está integrado por todos los recursos expresivos que encontramos en los dos anteriores, crónica y género seco. La posición relativa del análisis y la entrevista, como derivados o integrantes, respectivamente, del planeta-crónica y del planeta-reportaje, no exigen aquí representación individualizada. Alcance y utilización del género seco No existe el grado cero de la escritura más que en el sentido en que lo decía Roland Barthes cuando hablaba de crear precisamente "una escritura blanca, una escritura inocente, una escritura de periodista" Pero, entendiendo lo periodístico de una manera obviamente distinta a como lo hacía el distinguido sabio francés, sabemos que es imposible hallar textos en los que no se dé algún grado de opinión, de interpretación, de visión del mundo. Pero lo que sí cabe es tratar de enunciar solamente eso que llamamos “hechos”, sin deslizar opiniones o interpretaciones explícitas, en cuyo caso aspiraremos al grado ya mencionado de despersonalización máxima de lo narrativo, de menor apropiación intelectual por parte del autor. Y para cerrar el círculo de esta primera aproximación, definiremos como “hechos” cualquier tipo de acontecimientos que pueden verse, escucharse, y tocarse, y, por ello, parcelarse; y trataremos de establecer un modo representativo de los mismos en forma de elementos o unidades narrativas de la manera que el autor crea más conveniente para la mejor comprensión del texto. Todo ello significa que para redactar un texto en género seco no podremos escribir "la multitud corre despavorida", porque no es posible ver la condición de "pavor". Diferentemente, para cumplir las exigencias de este género, habrá que escribir, por ejemplo, que "la multitud corrió en todas direcciones"; es posible que añadamos "gritando", o, en todo caso, de forma que la descripción del comportamiento de la multitud se lleve a cabo sin una valoración que vaya más allá de lo físico, de lo que se está viendo y oyendo. Como vemos, todo ello es algo más complejo que aquello de "escribir sin adjetivos", como si fuera posible describir nada sin recurrir al adjetivo.

Este género seco es el habitualmente utilizado por las agencias en los cables que no aparecen firmados. ¿Por qué gran parte del material que distribuyen las agencias está redactado en ese estilo deliberadamente átono? Porque no es un material exclusivo, porque se suministra a un gran número de publicaciones abonadas, que, por ello, puede darse el caso de que publiquen la misma o virtualmente la misma información sobre un hecho o acontecimiento determinado. La agencia parte en esas piezas no firmadas del supuesto de que el que tiene que pensar, el que tiene derecho a darle un enfoque interpretativo u opinativo a la información es el periódico, que se sirve de los cables de agencia -que hoy llegan directamente a los ordenadores de la redacción- de una gran variedad de formas, pero que si es un verdadero periódico profesional, y no tiene nada que añadir a la historia narrada en los cables, se limitará a publicarlos a lo sumo dándoles una mayor coherencia por medio de su reescritura, pero tan carente ésta de enfoque interpretativo específico como el de la propia agencia. Los grandes diarios, aquellos que aspiren con arrogancia luciferina a explicar el mundo al mundo, están actuando por debajo de sus pretensiones teóricas si se ven obligados a contar historias básica o exclusivamente construidas con material de agencia, por mucha reescritura que se le dé al asunto, y, aunque todo esto es, naturalmente, sólo un canon convencional que no pretende decir la última palabra sobre nada, parece razonable decir que los diarios no deberían manipular ese material más allá de lo necesario para hacerlo inteligible, lo que puede ser obligado porque, normalmente, se habrá tenido que trabajar con una multitud de cables, de los que cada uno cuenta sólo una parte de la historia, y entre todos habrá que componer una narración unitaria. Ningún gran diario, por otra parte, deberá conformarse con contar historias sólo a través del teletipo, por la sencilla razón de que esa información no es suya, se deberá publicar con el debido crédito a la agencia, y la propiedad o personalización que sus redactores hayan podido darle al asunto será próxima a cero. El periódico no está sirviendo en el caso anterior un producto exclusivo al lector. Una de las claves, en cambio, en el caso anterior de lo que en la prensa francesa llaman "la fidelización" de los lectores es el senti35 55 miento de que el usuario sólo encontrará un cierto tipo de material en su periódico, aunque los grandes asuntos de los que la publicación informe inevitablemente coincidan con los que trate la competencia. La prensa británica no emplea directamente el material de agencia, salvo en informaciones brevísimas y muy complementarias. Eso no significa, por supuesto, que los periódicos, grandes, pequeños o medianos puedan prescindir de este material. Claro que lo necesitan. Los cables funcionan como una red de seguridad, una estructura que permite a la redacción disponer de una narración de acontecimientos casi en bruto, para poner en marcha sus estrategias informativas, distribuir las fuerzas de la redacción, hacer el mapa diario de lo que se quiere destacar, y, también, completar el texto de los periodistas que van a redactar una información, puesto que no es descrédito que uno no haya visto, oído o asistido a la totalidad de la representación teatral que suelen ser los “hechos”.

Los periódicos son, evidentemente, muy libres de adoptar estrategias diversas de cara al lector, en consonancia con los medios de que dispongan o que asignen a determinados cometidos. En la prensa de Barcelona de los años setenta -tiempos de recuperación paulatina de un periodismo en libertad en publicaciones desaparecidas la mayoría con la transición-, el autor de este libro desplegaba con algunos esforzados compañeros el mayor ingenio de que era capaz para }romancear}, es decir, reescribir enriqueciendo -pero sin firmar los textos, puesto que estamos hablando de Internacional y de lugares distantes que no había visitado el anónimo redactor de la información, por lo que su firma habría sido tan chocante como inapropiada- para hacerlos más explicativos, más digeribles, completando con mucho contexto background, en la parla local- la aridez del material de agencia. Esa técnica o esa trapacería bienintencionada podía ser tolerable en aquella época y en aquellas circunstancias, pero o tenemos autoridad 36 57 -palabra que, no por casualidad, viene de autor- sobre el material informativo y entonces debemos responsabilizarnos del mismo con nuestra firma, o la alternativa sólo puede ser ceñirnos a una reescritura seca de los cables. Y, todo ello, sin olvidar que el objetivo del periódico no puede ser nunca el de reescribir, sino el de escribir directamente sobre nuestro conocimiento personal de los hechos informativos. Algunos ejemplos del paradigma seco Veamos en la prensa española del 2000 y del 2001 cómo son de secas las informaciones que, según nuestro canon, deberían indiscutiblemente serlo. Tomado de un diario español, y firmado sólo por agencia: El hijo mayor del ex presidente socialista francés, François Mitterrand, JeanChristophe, que fue detenido el pasado jueves por su }presunta} vinculación en un asunto de venta de armas a Angola, reconoció ayer (viernes) a través de su abogado, que recibió 1,8 millones de dólares (350 millones de pesetas, y 2,1 millones de euros) de la compañía de venta de material militar Brenco International, pero que esa cantidad la obtuvo por medio de operaciones legales. De acuerdo con la declaración del abogado, Jean-Pierre Versini Campinchi, su cliente recibió "esa suma de dinero porque había intervenido en distintas operaciones de financiación bancaria que nada tienen que ver con el tráfico de armas". Mitterrand fue arrestado con el objetivo de someterlo a un interrogatorio como parte de la investigación judicial que se lleva a cabo por una supuesta venta ilegal de armas a la ex colonia portuguesa en África durante los años 90. El } espectacular giro} que han dado las investigaciones }ha consternado bastante a los franceses, muy sensibles en los últimos tiempos por la supuesta co37 59 rrupción del actual presidente, Jacques Chirac. Dejando aparte algunos peculiares }giros}, no ya de la opinión francesa sino de la redacción de la noticia, observemos que casi toda ella está escrita en

género seco, que todo en los dos primeros párrafos es algo que puede haberse visto u oído, e incluso el uso de }presunto} se supone que es el formalismo con el que la fiscalía francesa ha facilitado la información sobre la situación legal de Mitterrand junior. Pero, en el tercer párrafo vamos más allá de lo que corresponde al género. Los }giros} no hay forma seca de saber si son } espectaculares} o no, pero, sobre todo, lo que es absolutamente }húmedo} es que haya "consternado bastante" -ni poco ni mucho- "a los franceses, muy sensibles en los últimos tiempos, etcétera". Medir una consternación ya es difícil, pero determinar que lo es "bastante" sobre todo es una tontería. Veamos otro ejemplo, tomado de los periódicos y firmado sólo por agencia, del extremo al que se puede llegar en una información exclusivamente hecha de cables, en la que la manipulación del material por la redacción, o un trabajo menos que profesional de la agencia, hace decir cosas no se sabe muy bien a quién, y que no tienen padre ni madre. Título: Crisis de liderazgo en el separatismo de Quebec La información relata cómo Lucien Bouchard, líder del partido separatista de Quebec, que perdió en 1995 por escasísimo margen un referéndum sobre la independencia de la provincia de lengua francesa en el Canadá anglófono, presenta su dimisión. En el segundo párrafo se describe la crisis de liderazgo que ello plantea a la formación política, con la enumeración de una serie de aspirantes a la sucesión de Bouchard. Y se dice en el tercero: Más preocupante, a largo plazo, es que los sondeos de opinión muestran que la mayoría de los jóvenes quebequeses no están tan interesados en el separatismo como las viejas generaciones, ni comparten la opinión de que un solo Quebec independiente puede garantizar la supervivencia de su cultura en un mundo predominantemente anglófono. ?Por qué -lo que le plazca a la juventud quebequesa- ha de ser preocupante? ? A quién le preocupa? ?A la agencia? Si eso es así, está claro que el periódico ha hecho un mal trabajo, porque las preocupaciones las ha de poner la propia publicación, no un servicio colectivo, que ni se preocupa ni se despreocupa de lo que pueda pasar en Quebec. ?Es, entonces, el periódico el preocupado? Si fuera así, debería haber una firma, o algún tipo de acreditación para que supiéramos quién es ese sujeto que se preocupa tanto. I Geología del }breve} Hay quien dice, con el grado justo de hipérbole, que el }breve} es el }género} esencial del periodismo; no es un género según nuestro canon, pero sí puede verse como el comienzo de todas las cosas; también hay quien dice que el que sabe hacer un }breve}, sabe hacerlo casi todo. Puede que hasta sea verdad. Y, en cualquier caso, el género seco, que se ha sucintamente descrito, va a expresarse de manera esencial y directa en forma, precisamente, de }breve}.

Pero, antes de que miremos al microscopio a ese humilde soldado de infantería con que amueblamos los periódicos, son necesarias algunas reflexiones generales. Todas las informaciones, cualquiera que sea su extensión, han de entenderse como unitarias, como una totalidad, lo que en esta Escuela yo llamo la } completud}. El hecho de que una información sea minúscula en extensión, no significa que pueda permitirse el lujo de ser parcial; al contrario, ha 39 63 de ser siempre completa; lo que ha de ocurrir para que una información sea igual de completa tanto si es larga como cortísima, es que, según los casos, varíe la perspectiva y con ello la distancia del que narra la historia con respecto al objeto de la información. Tomemos un ejemplo. Un astronauta curioso deambula por el espacio, y desde no sabemos cuántas órbitas tiene que describir el globo de la tierra, que no ha visitado nunca anteriormente. A esa fenomenal distancia distinguirá únicamente una forma más o menos esférica, algunos colores en la superficie del objeto, quizá partes sólidas, otras menos densas, protuberancias diversas en la piel de la cosa. De lo que ve a esa lejanía elegirá tres o cuatro características, tan de bulto como esenciales, y redactará para el diario de a bordo una información, presumiblemente de género seco, porque no conviene pasarse con tan parca observación como materia prima. Anticipemos que eso será un }breve}. Si el navegante del espacio se aproxima a una distancia ya sólo estratosférica del objeto y gira en torno al mismo, distinguirá muchas más cosas, como el achatamiento del globo por los polos; el color azul o verde de una superficie que parece rodear una serie de grandes o pequeñas parcelas de color castaño, que serán islas; también verá cómo las protuberancias pueden ser muy extensas y picudas, con puntas que se destacan aisladamente; y con esos nuevos materiales podrá hacer una descripción de mayor extensión, que incluirá todo lo ya conocido en la primera aproximación, y que podrá ser, quizá, un texto de una columna. Si seguirá o no componiendo su información en género seco o en alguno de los subsiguientes, que apenas hemos puesto en el mapa, no es ahora cuestión relevante, puesto que ya volveremos sobre el particular. En una tercera toma de temperatura, el piloto se encuentra ya colgado a la altura de vuelo de avión sobre aquella realidad sólida, de la que percibirá o atravesará barreras diversas de agua condensada, que sabrá o no que se lla40 65 man nubes, apreciará concentraciones de habitáculos, que son las ciudades, detallará formas serpenteantes de la misma materia que rodea los continentes, curiosamente próximas a los abarrotamientos urbanos, que, según su experiencia previa, quizá ya sabe que son los ríos. Todo parece indicar que el astronauta podrá ya componer un texto de alguna extensión, quizá ya en formato de crónica de media o más de media página. Y si tanto baja como para poner pie en aquel apasionante mundo, comprobará la existencia de seres humanos como él mismo, con los que es posible que entable conversación. Aquel mundo habla, y con esos materiales el astronauta podrá llenar periódicos enteros de lo que deberán ser ya crónicas y reportajes, amén de análisis y entrevistas. Pero, volvamos a la astral perspectiva de los } breves}.

El narrador describirá en primer lugar el planeta tierra ateniéndose al número de características que le parezcan esenciales, que en cada momento perciba. En esa instancia, la tierra será rotunda, escasa, indiscutible, siempre tajante, y esa información, ese }breve}, será tan completo y unitario como cualquiera de las visiones correspondientes a las instancias siguientes, aunque sean éstas mucho más detalladas. Por eso, no hay }breves} cortos ni largos, más o menos completos, sino de la extensión adecuada, 10 o 12 líneas de composición, según el consenso más extendido entre los profesionales, que deberán servir para contar la totalidad, la }completud} de una historia, y no sólo, como se oye decir en las redacciones, lo que "nos ha cabido de ella". El porqué de esa } completud} podemos examinarlo desde otro ángulo, que aquí se denomina la Teoría del Marciano. Imaginemos un marciano que desembarca en la tierra con un perfecto conocimiento de los idiomas del planeta, más los conocimientos medio-altos sobre historia, política, economía, etcétera que correspondieran a una persona razonablemente informada de nuestro mundo, pero que no hubiera leído jamás un periódico terrícola. Ese 41 67 lector novísimo tendría derecho, con su nivel de estudios e información, a entender absolutamente todo lo que leyera en un diario terrícola; es decir, sobrentendidos, abstenerse; solamente los que están implícitos en el texto, y, como veremos, ni uno más. Nuestro lector es también el marciano del cuento, puesto que no tiene ninguna obligación de habernos leído el día anterior, ni ningún otro día, y, sin embargo, sí tiene el derecho, por el precio que sea (en España, 150 pesetas, los laborables, a comienzos de 2001), de que se nos entienda todo lo que publicamos. Ello

plantea la exigencia, no ya sólo en los }breves}, sino en cualquier pieza periodística, de hacer de cada elemento informativo del texto una unidad en sí misma. Así escribiremos: "José María Aznar, presidente del Gobierno", etcétera, aunque Aznar sea, en el cambio de siglo, el más conocido de los personajes de la política española. Pero eso se hará solamente la primera vez que se lo mencione, con lo que ya quedará suficientemente protegido de la incomprensión del lector. Nada debe darse gratuitamente por sobrentendido, ni recurrir a ese alegato aún tan frecuente en las redacciones del estilo de: "Pero, si esto ya lo contamos cada día". Veamos, a la luz de todo lo anterior, un }breve} aparecido en un periódico español, con sus instrucciones de uso. Chile Lagos confirma que, a su pesar, convocará al Cosena Santiago (Agencia). El presidente chileno, Ricardo Lagos, confirmó ayer, en el transcurso de una entrevista televisiva, que en los próximos días convocará al Consejo de Seguridad Nacional (Cosena), pero reiteró que esta instancia no es "para debatir" fallos judiciales. Impecable pero insuficiente estilo seco, firma de agencia, data de país, y concisión absoluta. Demasiado absoluta. La }completud} de este texto 42 69 sería la correcta si con la convocatoria del organismo chileno mencionado, fuera razonable suponer que se estaba dando una información que fuera autosuficiente, que se explicara a sí misma. Pero no parece que sea así. Aunque la expresión "para debatir" fallos judiciales nos pone en la pista de que estamos tratando del general golpista Augusto Pinochet, de su eventual procesamiento por el juez Juan Guzmán, y lo del Cosena insinúa que en el ejército chileno no reina la paz de los espíritus, no basta con esa metainformación por alusiones para alcanzar la }completud}. Desde un punto de vista técnico argumentaríamos, por añadidura, que el título, aun siendo de dos líneas -y muchos periódicos exigen para el }breve} la concisión del título a una sola línea-, no es suficientemente explicativo, puesto que el Cosena raramente le ha sido presentado a los lectores españoles. En el título, además, se contiene una afirmación, "a su pesar", de la que no se da noticia en el texto, lo que es inaceptable, puesto que no hay nada peor que crear una expectativa de lectura no realizada. Así es, más o menos, cómo Alexis de Tocqueville -por no dar al pueblo lo que el pueblo esperaba- explica la Revolución Francesa (6). Mencionemos, también, como discutible, la costumbre de anteceder el título con la palabra, por ejemplo, }Chile}, puesto que es mejor, como se ha hecho en este caso, que en el propio título se hallen los elementos de reconocimiento de lugar y situación. El presidente chileno Ri-

cardo Lagos sí que parece, en cambio, que le ha sido ya presentado al lector español razonablemente interesado. Por todo ello, quizá, }Lagos convocará a los militares} podría optar, al menos en la versión de una sola línea, a sustituir al título publicado. El título, en cualquier caso, ha de ser tan seco como el propio texto que encabeza, junto a lo que también hay que tener en cuenta que no es nada reco (6) Alexis de Tocqueville, }El Antiguo Régimen y la revolución}, Guadarrama, 1969. 43 71 mendable titular en negativo, como en: Lagos reitera que el Cosena no debatirá fallos judiciales porque los periódicos, escritos en el género que sea, están pensados para contar lo que sucede, no lo que no sucede, quién o qué se ha impuesto, no quién o qué no se ha impuesto, lo que no significa que no pueda haber excepciones, cuando, realmente, la sorpresa, la noticia, consista en lo que no ha ocurrido, como en: Ayer no salió el sol Por lo que respecta al contenido, podríamos decir que Lagos convoca al Cosena, organismo militar, para tratar del caso Pinochet, describiendo brevísimamente a continuación cuál era la situación procesal del general golpista. Así, el }breve} podría quedar de la forma siguiente: I Lagos convocará a los militares Santiago (Agencia). El presidente chileno, el socialista Ricardo Lagos, confirmó ayer que convocaría al Consejo Nacional de Seguridad, Cosena, integrado por la cúpula militar, para tratar el caso del general Pinochet, procesado por crímenes cometidos durante la dictadura. Lagos reiteró que el organismo no es competente para debatir fallos judiciales. En la nueva versión hemos pasado de siete a nueve líneas, pero de un título de dos a una línea, con lo que, gráficamente, ocupamos virtualmente el mismo espacio, y de 49 a 56 palabras, que es un crecimiento perfectamente válido dentro de las dimensiones que corresponden a los }breves}. Al mismo tiempo, la versión primitiva contiene los siguientes elementos o unidades informativas diferenciables: 1) Lagos, presidente chileno, convocará el Cosena. 44 73 2) La convocatoria será inminente. 3) Lo hizo en una comparecencia televisiva. 4) Y que esa instancia carece de competencias judiciales. En la versión corregida, los elementos son éstos: 1) Lagos, presidente chileno, es socialista, (dato que contrasta con el carácter político del organismo que va

a convocar). 2) El Cosena es de composición militar, dándose por sentado que la convocatoria, puesto que se anuncia, debe ser inminente. 3) Se va a tratar [lo que es sabido, aunque no lo diga el cable] el caso Pinochet, encausado por los crímenes de una dictadura anterior. 4) Y que el organismo convocado carece de competencias judiciales. Por lo tanto, sólo se deja fuera el hecho de que hizo el anuncio en televisión para privilegiar otros aspectos de la información, en esta exigente concisión del }breve}. Es cierto que el lugar o las circunstancias en las que se produce la noticia no suelen ser irrelevantes. Hay una diferencia profunda en el interés que ésta pueda tener para el público a tenor del tipo de apropiación de la noticia que pueda hacer el periodista. El hecho noticioso, por ejemplo, puede llegar a conocimiento de los medios a través de una declaración pública por escrito, es decir, para todos por igual; por medio de una alocución pública personal, que sigue siendo de todos, pero cuya fórmula de presentación le da un relieve mayor; por medio de una rueda de prensa, que no deja de ser algo colectivo, pero con el valor añadido de la comparecencia personal del que hace el anuncio; por medio de una declaración hecha sólo a uno o varios periodistas, lo que hace resaltar cada vez más el hecho; y, finalmente, por medio de un anuncio facilitado únicamente a un periódico, o a título personal en una entrevista, que es cuando alcanza el máximo interés. Se ha podido obviar, en este caso, que la declaración se produjera por televisión precisamente porque el carácter masivo de la misma reducía la 45 75 necesidad de señalar el medio en que se desarrollaba. Y, por último, se ha completado el texto añadiendo: a) que Lagos es socialista; b) que el Cosena es un organismo militar, de cuya contraposición en los términos vive en lo esencial la noticia; c) que se va a tratar del caso Pinochet; y que éste se halla acusado de crímenes cometidos durante una dictadura anterior. El }breve} ha de ser un organismo totalmente autosuficiente, completo, unitario, que imaginamos como una esfera, liso y bruñido, de manera que no haya resquicio alguno en él, que no se le pueda meter el dedo por ninguna fisura; con todo lo que le hace falta y nada que le sobre. Su utilidad principal será la de completar el diagrama informativo diario, lo que sería el clásico servicio del récord, tan tradicionalmente propio de los diarios de referencia que se precian de no olvidar jamás ningún tema del día que pueda ser, en ese momento o en el futuro, significativo; de otro lado, también puede utilizarse para cometidos de continuidad, para que una cuestión no desaparezca totalmente y durante un tiempo prolongado de la actualidad, de forma que cuando recuperemos esa historia de nuevo con alguna extensión,

no haya que remontarse a la noche de los tiempos para recordarla, sino que pueda estar relativamente fresca en la mente del lector. Todo eso no significa, sin embargo, que el }breve} sea un mandato inapelable; puede haber periódicos que renuncien a ese complemento, y, en cualquier caso, la existencia de la Red, con su volumen y su celeridad imbatibles para acumular y renovar las noticias, está haciendo crecientemente discutible el obligado cumplimiento del }breve} informativo. Pero partidarios o no del mismo, éste será, dentro del género seco y de una perspectiva de alejamiento del objeto que sólo nos permitirá verlo de forma elemental, con trazo grueso y concluyente, la línea más corta entre dos puntos. La línea recta de la informa45 77 ción. El género seco podrá emplearse, sin embargo, también en piezas de mayor extensión, por ejemplo, la media columna o la columna, donde continuaremos moviéndonos en el terreno de la información inducida, la que habitualmente nos facilitan los cables. Y, si en el }breve}, aquellas pocas palabras con las que tendremos que persuadir al lector a seguir adelante, casi tienden a confundirse con la totalidad del texto, en esas piezas de mayor extensión, de entre 50 y 100 líneas, podremos distinguir sucesivamente en el recorrido narrativo: }lead} y/o entradilla, conceptos que pueden o no coincidir, como inmediatamente veremos; nudo o desarrollo; y, finalmente, remate o cierre de la información. Trabajemos con el siguiente ejemplo tomado de El País en los últimos días del año 2000. El ejemplo que utilizamos es una columna de cuatro quintos de página, 25 centímetros de altura, título de cuatro líneas, texto de ocho párrafos, 66 líneas y 323 palabras. El título: Los atentados del Ramadán se cobran más de 250 vidas en Argelia Miércoles 27 de diciembre de 2000 Los atentados del Ramadán se cobran más de 250 vidas en Argelia Argel El mes sagrado musulmán del Ramadán, que comenzó en Argelia con relativa tranquilidad el pasado 27 de noviembre, terminó ayer con un trágico resultado de 250 muertos a causa de la violencia integrista. Este número de víctimas, establecido por informaciones publicadas en la prensa local, incluye integrantes de los servicios de seguridad, civiles y miembros de los grupos armados integristas. El final del mes de ayuno y oración estuvo marcado por ataques a localidades aisladas, atentados con bomba, emboscadas y falsos controles de carretera en las regiones de Cabilia y Ain Defla, Chlef y Medea. 46 79 Los miembros del Grupo Islámico Armado (GIA) y los de la organización rival Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC)

protagonizaron emboscadas contra los diferentes cuerpos de los servicios de seguridad en los que murieron al menos 40 guardias comunales y militares. El principal objetivo de estas acciones era al parecer el de apoderarse de las armas de las víctimas, que en casi todos los atentados eran despojados de sus equipos e incluso de sus uniformes. En Medea, a unos 120 kilómetros al sur de Argel, el ataque lanzado contra el internado de un instituto en la plena noche del pasado día 16 se cobró la vida de 16 estudiantes, que fueron sorprendidos mientras dormían. El 17 de diciembre un autobús fue ametrallado en el centro de la localidad y 17 pasajeros fueron asesinados. Otras 22 personas pertenecientes a tres familias murieron poco después. Ante la degradación de la seguridad en el país y el extraño mutismo mantenido por el presidente, Abdelaziz Buteflika, se han elevado voces entre las asociaciones, los partidos de oposición e incluso ciertas formaciones de la coalición de Gobierno en demanda de protección a la población más expuesta a la violencia. Algunos partidos han exigido incluso la dimisión del jefe del Estado, a quien hacen responsable del fracaso de su política de perdón y concordia hacia los islamistas integristas. El título de una columna, para un periódico formato tabloide o similar, de cinco columnas de ancho, debe tener entre dos y cuatro líneas. Ello es así porque buscaremos siempre un equilibrio espacial entre la mancha gráfica del título y el texto que encabeza; de esa forma, un título de una sola línea mancharía poco, y uno de más de cuatro posiblemente sería excesivo, como una cabeza demasiado grande para un cuerpo mediano; de igual manera, los títulos han de tener un mínimo y un máximo de tamaño (cuerpo) de letra, a fin de que no sólo haya una proporcionalidad de espacios, sino de que el 46 81 bulto de los mismos domine, }pese} lo suficiente para }disciplinar} el texto al que precede. Veamos el contenido de ese título. Si decimos "del Ramadán" parece que estamos diciendo que esos atentados pertenecen al mes de ayuno y oración de los musulmanes, durante el cual debe observarse una especial pasividad en las horas de luz, cuando, en realidad, esos atentados se han producido durante "el" Ramadán. Pero también cabría argumentar que esa lasitud de origen religioso hace que los terroristas elijan muy propiamente ese período de tiempo porque su acción, aunque las fuerzas de seguridad tampoco se sienten embarazadas por preceptos coránicos, puede desarrollarse con menores dificultades. Seguimos prefiriendo "en", pero aceptaremos "del". Más problemas nos presenta "se cobran". Uno de los enemigos mortales del periodista es esa voz anónima, colectiva, popular, que repite y fabrica latiguillos sin cesar, porque prende en el público una expresión que inicialmente hasta habría podido parecer ingeniosa. Puede tratarse de una sola

palabra, como }carismático}, auténtica plaga del ingenio de los repetidores, y que le cae a los personajes más insospechados, como la temporada en que le tocó al general ruso Alexander Lebed; o construcciones como }dar luz verde}, cuando lo que se quiere decir es }dar permiso} para algo; }villa y corte}, referido a Madrid, que, aunque lo sea la capital de España, no pasa de ser un casticismo trasnochado y maloliente. En estos casos, se aconseja aplicar la más drástica actitud de perogrullo, que a la mano cerrada llamaba puño, en vez de dejar que ese coro externo nos dicte con imágenes de baratillo cómo tenemos que escribir. Un intelectual francés dijo en una ocasión que el primer hombre que comparó a la mujer con una flor era un poeta (aunque un tanto machista), y los 400.000 siguientes, unos majaderos. El periodista ha de hablar, incluso en el género seco, con una voz no prestada por el coro universal de los lugares comunes, pero tampoco que se distinga con 48 83 los giros personales que sólo corresponderían a un texto firmado. Es una voz precisa y ordenada, pero mucho más del periódico que suya propia. Y en este caso parece que hay una cierta impostación de voz cuando decimos "se cobra", donde, en realidad, nadie cobra nada. Finalmente, está bien que hablemos de "más de 250 vidas", porque sabemos que la cifra rebasa esa mortandad, pero evitemos expresiones como }al menos}, que parece que nos hacen desear que hayan sido más los muertos. }Last}, pero no }least}, tengamos en cuenta lo que cabría llamar las afinidades naturales entre las palabras; aquellos términos que, mentalmente, leemos de una sola vez, como si estuvieran unidos. Hablamos de los artículos con sus sustantivos, en parte de los adjetivos también con los sustantivos, las conjunciones, adverbios, preposiciones con los términos a los que modifiquen o completen el sentido, etcétera. Pues bien, de nuevo, según estudios de legibilidad, es conveniente, para facilitar la lectura y aun darle su pleno sentido, que aparezcan esos términos afines en la misma línea gráfica. Así, será lo adecuado leer, como en la versión publicada, "Los atentados" en la misma línea, pero mucho menos "se cobran" con cada palabra en líneas diferentes, y, por último, "250 vidas", todavía peor, con "250" en la tercera y "vidas" en la cuarta línea. En consecuencia, propondríamos la siguiente redacción del }breve}, título y texto: Más de 250 muertos en enfrentamientos en Argelia durante el Ramadán Para comenzar, preferiremos "enfrentamientos" a "atentados", porque si leemos el primer párrafo, veremos que entre los muertos se hallan integrantes de los servicios de seguridad, civiles, y miembros de grupos armados integristas; es decir, que contrariamente a lo que afirma el primer título no sólo los atentados han sido la cau-

sa de tanta muerte. Pero vayamos a la 49 85 estructura de la información. El primer párrafo está dividido en dos partes, que son dos frases distintas. La primera es claramente el }lead}. El mes sagrado musulmán del Ramadán, que comenzó en Argelia con relativa tranquilidad el pasado 27 de noviembre, terminó ayer con un trágico resultado de 250 muertos a causa de la violencia integrista. Arranque demasiado lento, largo, apacible; estamos hablando de muertes, lo esencial son los 250 muertos, como ya hemos subrayado en nuestro título, que ha colocado la tragedia de la masacre por delante, en la primera línea. Por ello, preferiríamos: Más de 250 muertos en atentados y enfrentamientos en Argelia de la guerrilla islámica y el Ejército, es el balance del Ramadán, que concluyó ayer, según fuentes de la prensa local. I La referencia a la prensa argelina, de la que una parte es altavoz del poder militar, sólo aparece en la segunda frase: Este número de víctimas, establecido por informaciones de la prensa local [...]. y es importante que aparezca ya en el }lead}, porque sabemos de sobra que en las situaciones de enfrentamiento civil entre dos fuerzas, incluso en países democráticos, el periodista tiene que tentarse la ropa y dar las informaciones que sólo posee casi exclusivamente a través de las fuentes de un solo bando, subrayando su carácter de agente transmisor, pero sin asumir más autoría que la de un }rélé}. Y en el título del texto publicado es el propio periódico el que corrobora que los muertos en su totalidad son debidos al terrorismo. Idénticamente, las informaciones deben estar adscritas a una fuente, que puede ser la genérica de Agencias, si el texto aparece bajo esa ad50 87 vocación, o del propio autor, si en una información firmada no se especifica perfectamente quién dice qué. Y, tanto si es verdad como si no que los muertos sean atribuibles al terrorismo, eso es algo que no tiene que decir el periódico, porque no tiene ninguna garantía de ello, sino la fuente correspondiente, en este caso, la prensa argelina. Construida esa nueva versión de la primera frase, parecería más acertado pasar en la segunda, siempre dentro del primer párrafo, a la identificación de víctimas y asesinos. Aparte de la famosa historia de las }w}, si sabemos leer con la curiosidad del buen lector, gozaremos de excelentes oportunidades también de saber escribir. ?Qué es lo que nos interesa más, tras enterarnos de que ha habido 250 muertos? Quién los mató, evidentemente. En el texto publicado la referencia -incompleta- a estos últimos se

hace sólo, en cambio, en el tercer párrafo: I Los miembros del Grupo Islámico Armado (GIA) y los de la organización rival Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) [...]. (cuyas siglas coinciden con las originales, porque la titulación de esas bandas se difunde en francés, y el Imperio romano dispuso que los idiomas español y francés se parecieran tantísimo). Diferentemente, completaremos el primer párrafo escribiendo: Estas fuentes acusan al Grupo Islámico Armado (GIA) y a la organización rival Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) de numerosos atentados y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, en los que murieron miembros de las mismas, civiles y terroristas.

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Tomando fragmentos del segundo y cuarto párrafo del texto publicado, reharíamos un segundo párrafo de la siguiente forma: El mes de ayuno y oración islámico, que comenzó el 27 de noviembre y concluyó ayer, estuvo marcado por ataques a localidades aisladas, atentados con bomba, emboscadas y falsos controles de carreteras en diversas regiones del país. El principal objetivo de estas acciones era, según la prensa local, apoderarse de las armas de las víctimas, a las que se despojaba de sus equipos, e incluso de sus uniformes. Abarcando, por fin, todo el texto publicado, veremos que en mayor o menor medida los párrafos segundo, tercero, quinto y sexto hacen un desmenuzamiento de acciones terroristas, y que los párrafos séptimo y octavo (y último), constituyen una especie de comentario político-moral sobre todo lo anterior. Creo, sin embargo, que todos esos párrafos podrían amalgamarse en uno solo, el del relato de los hechos violentos, comenzando con el más horrible de ellos. Dieciséis estudiantes murieron en el asalto en plena noche al internado de un instituto de Medea, a 120 kilómetros de Argel, el pasado 16 de noviembre, y al día siguiente un autobús fue ametrallado en el centro de la misma localidad muriendo 17 de los ocupantes. Hasta completar la sarta de salvajadas. El penúltimo y último párrafos, que tratan esencialmente de lo mismo, podrían también convertirse en uno solo, y, correctamente, concluir con una no-

ta fuerte como es la petición de ciertos periódicos de la:

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[...] dimisión del jefe de Estado, a quien hacen responsable del fracaso de su política de perdón y concordia hacia los islamistas integristas. Se trata, por tanto, de no terminar una información cuando se nos acaba el espacio, cuando hemos agotado todos los datos o porque tengamos prisa, sino de hacerlo con una cierta intención, con un clímax (la petición de dimisión), con lo que se espera que pueda ocurrir, con una proyección a apuntar de cualquier historia. El texto, por otra parte, es de un gran rigor canónico en lo que podríamos llamar la perspectiva o la distancia con que se va contando la historia. Veamos. El }lead}, tanto en la versión publicada como en la corregida, nos propone el balance de la mortandad como elemento informativo principal, una síntesis que no puede entrar todavía en el detalle. A continuación, ya en la versión retocada, identificamos a los culpables y sus propósitos, le ponemos un rostro al crimen, que es como si diéramos un paso adelante para distinguir mejor las cosas; en los párrafos siguientes, que constituyen el nudo de la historia, seguimos con la pormenorización de la matanza, al tiempo que se resaltan los casos más truculentos; nos acercamos, por tanto, un poco más para ver de la historia todo aquello que queremos destacar. Y, finalmente, lo envolvemos todo en el paquete de lo que le parece al narrador que está pasando, y cerramos el texto situándonos a una distancia bastante olímpica. Es una estrategia narrativa estándar, muy correcta, que podríamos ver en términos de recorrido lineal de la siguiente forma: a) Media distancia para la propuesta inicial tipo síntesis; b) Aproximación a los protagonistas; c) Distancia aún más corta respecto de los hechos individualizados; d) Alejamiento para la valoración final. Punto de partidadelante-adelante-atrás. Como un paso de baile. 52 93 Sobre la }sequedad} del texto, finalmente, anótese que en el primer párrafo no hace falta hablar de "relativa tranquilidad", sino, en su lugar, facilitar los datos comparativos de muertos de este año con el anterior para conseguir el mismo efecto informativo, así como, por ejemplo, sustituir la "degradación de la seguridad y el extraño mutismo", por los datos que encarnan esa degradación, y eliminar toda extrañeza del mutismo de Buteflika, que con su silencio ya lo dice todo. Finalmente, ?es que falta algo que sea imprescindible? Diríamos que por lo menos una cosa. Unas líneas de contexto sobre qué es eso de la mor-

tandad argelina y de dónde viene. Habría que contar cómo el FIS (Frente Islámico de Salvación), del que se han escindido o proceden los terroristas actuales, aunque la organización islamista se haya apartado de la lucha, fue privado de su victoria en las elecciones de 1991 por una junta militar, cuyo poder pervive en la presidencia de Buteflika, un civil para todas las ocasiones.

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Capítulo Iii Aproximación al largo recorrido (género seco y consideraciones generales) En ocasiones, como se ha señalado, el periódico, aun de calidad, se ve o cree verse obligado a cubrir espacios informativos importantes con material exclusiva o básicamente de agencias. Entonces es cuando más cuesta renunciar al }romanceado}, como yo llamo a una narración periodística en la que el redactor se comporta como si todo o parte de aquel material lo hubiera obtenido directamente, como si no le hubiera sido facilitado sin mayor participación que la de estar abonado a un servicio que es igual para todos los usuarios. Veamos un ejemplo parecido a ese tipo de planteamiento en El País del 27 de diciembre de 2000, que, además de ser un caso bastante extremo de } romanceado}, nos servirá para que desarrollemos una teoría general de las partes y tratamiento de la noticia, técnicamente válido para cualquiera de los géneros informativos que aquí estudiamos.

Cuatro columnas; página impar, la tres; con entradilla diferenciada sobre tres columnas a medida falsa, lo que significa que su ancho es diferente de la columna en la que está maquetado el periódico; y texto únicamente de agencias como se hace constar en la fecha. En la ilustración adjunta aparecen

subrayados los giros de la narración en los que el periodista de mesa -aquel que trabaja desde la redacciónse ha dejado llevar, quizá, por su conocimiento de los hechos, pero con toda seguridad también de su querencia literaria. )Nota del Transcriptor: En la página 56 del original tinta, aparece una página de periódico con un texto, en donde hay partes subrayadas, las cuales se pondrán entre bastardillas:( 56 97 La coalición ganadora en las elecciones en Serbia se apresura a desmantelar el régimen anterior Kostunica destituye a los jefes militares de Montenegro nombrados por Milosevic Agencias, Belgrado/Pogdorica Con las dos bases de poder aseguradas -la yugoslava en las elecciones de septiembre y la de Serbia el pasado fin de semana-, la coalición de 18 partidos Oposición Democrática de Serbia (DOS), del presidente Vojislav Kostunica, }ha comenzado a actuar con rapidez. Ayer} se conoció la destitución }fulminante} del general Milan Obradovic, jefe militar en Montenegro, y la del almirante Milan Zec, responsable de la Marina. Se da por segura la destitución (o dimisión) del director de la }siniestra} policía política del régimen anterior, Rade Markovic, quien ha perdido la protección parlamentaria. La }fulminante} destitución del general Obradovic y del almirante Zec (cuya flota está en la costa de Montenegro), decidida en el denominado Consejo Supremo de Defensa, }es un gesto político destinado al presidente montegrino}, Milan Djukanovic, }con el objetivo de calmar sus ímpetus sucesionistas}. El propio Kostunica, en unas declaraciones a los medios de comunicación, aconsejó al Gobierno de Pogdorica que no tome }decisiones unilaterales; una referencia clara a la convocatoria de un referéndum}. La noticia de la destitución de Obradovic, firmada por la prensa montenegrina, aún no es oficial. El propio general Obradovic aseguró ayer, en un cóctel para militares, que carecía de "notificación", }y después fue más lejos} al asegurar que "todas las acusaciones sobre actuaciones inconstitucionales del Ejército (en Montenegro) son inaceptables". El cuerpo de Ejército que manda Obradovic es el segundo en importancia de las 56 99 Fuerzas Armadas yugoslavas. El diario Podjeda, de Montenegro, asegura que el jefe del Estado Mayor yugoslavo, general Nebojsa Pavkovic, ha decidido también desmantelar el séptimo batallón, una unidad de policía especial que se hallaba bajo el control directo de Milosevic. Algunos miembros de la DOS han pedido a Kostumica la destitución del propio Pavkovic, nombrado en su día por Milosevic. }Pero este militar fue una

de las claves en impedir la utilización de los carros de combate en octubre para aplastar las manifestaciones callejeras que derribaron el régimen anterior}. Otro diario montenegrino, Vijesti, informó ayer, citando a Djukanovic, de que el presidente se encuentra "satisfecho" con las medidas adoptadas y por el contenido de su reunión con Kostunica, celebrada en lugares en Belgrado. }Las tensas relaciones} entre Serbia y Montenegro, lo que queda de la antigua Yugoslavia, han sido una constante en los últimos meses de Milosevic. Ahora, con los cambios democráticos que se avecinan, Kostunica trata de forzar un entendimiento negociado con el Gobierno de Djukanovic. Además de las relaciones con la otra república yugoslava, Kostunica debe resolver el creciente problema kosovar, y sobre todo su extensión al valle de Presevo, en el sur de Serbia. }Una prueba de la fragilidad de la situación} es que este fin de semana desaparecieron tres jóvenes serbios, presuntamente capturados por guerrilleros albanokosovares que actúan en la zona. Parlamento en Kosovo Los ultranacionalistas del Partido de Unidad de Serbia (SSJ), del antiguo paramilitar Zeljo Raznatonic, Arkam, que lograron un sorprendente cuarto lugar (14 diputados) en las elecciones legislativas del sábado, han propuesto que el nuevo Parlamento celebre su primera sesión dentro de Kosovo, como expresión de la soberanía serbia sobre ese territorio. 56 101 "Esperamos que los otros partidos apoyen la idea y que dispongamos del permiso de la comunidad internacional para celebrar allí esa sesión inaugural", dijo ayer el líder del SSL, Borislav Pelevic. }Montenegro y Kosovo son dos problemas nacionales}, como también lo es la gravísima situación económica. Según los analistas, el nuevo Parlamento, gobernado por mayoría absoluta por la DOS, debe actuar con rapidez. }Al menos, en paliar los efectos de esa quiebra económica}. Hoy, en pleno invierno balcánico, la mayor parte del país no dispone de calefacción ni de luz eléctrica, donde los cortes por falta de energía se han ampliado a ocho horas diarias. }Un cuarto problema sería el desmantelamiento de la red políticomafiosa organizada por Milosevic y sus aliados} durante los diez años que ocuparon el poder. Las }destituciones militares del lunes son un símbolo}, como la caída del jefe de la temible policía política, Rade Markovic. El futuro primer ministro de Serbia, Zoran Djindjic, líder de uno de los principales partidos de la DOS, }fue claro el lunes}: "Creo que él (Markovic) ya ha hecho las maletas". Los observadores locales }consideran que la consolidación de la DOS, y el éxito de las reformas democráticas, pasan por dos cuestiones fundamentales; desmantelamiento de la mafia po-

lítica y mantenimiento de la unidad de acción dentro de la variopinta coalición de la DOS}. }Djindjic aspira a tener su Gobierno en pleno rendimiento a mediados de enero, pasadas las fiestas de la Navidad ortodoxa. Ya ha asegurado que entre sus prioridades destaca la de remover de sus puestos a aquellos seguidores de Milosevic }que puedan representar un freno para la democracia}.

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El título: Kostunica destituye a los jefes militares de Montenegro nombrados por Milosevic Perfectamente lineal, informativo, sin interpretaciones más allá de un mero enunciado, acorde con el género seco. El texto lleva también un antetítulo, lo que suele ser bastante común en informaciones de alguna extensión y presencia gráfica -a partir de dos o tres columnas, según los casos-. Pero aprovechemos ahora para llamar la atención sobre una norma de obligado cumplimiento en toda la prensa occidental, por lo menos para el género seco, y también para la crónica, aunque mucho menos para el reportaje. Los títulos se han de expresar habitualmente en presente de indicativo. ?Por qué? I El tiempo de la acción En primer lugar, la inmensa mayoría de los textos informativos, llamémosles } noticias} por uniformizar, se redactan sobre hechos ocurridos las 24 horas anteriores a la fecha de publicación. Por ese motivo, rechacemos ya de entrada la utilización a gusto del consumidor de tiempos diferentes. Estos suelen ser los diversos pasados, de los que es verdad que el indefinido nos parece el menos malo, porque es el más corto, el más contundente, el que no necesita echar mano de la conjugación con el verbo haber: "hizo" en lugar de "ha hecho" o "había hecho". Así es como suele titularse, mezclando tiempos de verbo entre presente y pasado, o entre diferentes tiempos del pasado, en la mayor parte de los países de América Latina. Pero, de la misma forma que rechazamos esa confusión, tampoco queremos el pretérito indefinido como forma de titulación estándar, precisamente por lo que se apuntaba antes: el tiempo más próximo 57 105 a esas 24 horas de vigencia de nuestros papelitos de publicación diaria es el

presente de indicativo, el que mejor expresa lo que ha acabado de ocurrir. Si decimos:

Clinton conmina a Arafat a presentarse en Washington estamos expresando algo mucho más cercano al tiempo inmediato del lector que si escribimos: Clinton conminó a Arafat a presentarse en Washington porque el indefinido se refiere a un pasado lejano e indeterminado, y, sobre todo, nos limita nuestra forma de establecer los diversos factores temporales que puede ser necesario tener en cuenta. Veamos: Clinton conmina a Arafat, que había desoído sus órdenes, a presentarse en Washington I es un título plenamente adecuado en la medida en que establece dos distancias temporales bien diferenciadas: una en el presente "conmina", y otra en un tiempo pasado indeterminable "había desoído". Es cierto que también se podría escribir: Clinton conminó a Arafat, que había desoído sus órdenes, a presentarse en Washington pero en este caso las distancias temporales están mucho menos claras, ya que utilizamos dos pasados, uno supuestamente más alejado que el otro, pero no porque el indefinido tenga que ser más próximo que el pluscuamperfecto, sino, simplemente, porque en el sentido de la frase se presupone que es así, al preceder uno al otro. Es mucho más limpio, por tanto, afincar en el presente la acción inmediata y remitir a un pasado (la convención o el uso ha hecho que sea el pluscuamperfecto "había desoído", el tiempo que se prefiere en España) una segunda distancia temporal mayor que la 58 107 primera, en la que el líder palestino se había negado a actuar como se le pedía. Sólo hay un supuesto estándar en el que es de rigor utilizar el pretérito indefinido u otra de las formas del pasado, que es cuando, efectivamente, la acción se sitúe en un tiempo más o menos distante, pero de la que se informe o se tenga conocimiento en el presente. Titularemos así cuando anunciemos, por ejemplo, que: Mitterrand fue el presidente francés más culto del siglo Xx O bien: Washington torpedeó la presidencia de Samper en Colombia, afirma su delfín Caso este último, en el que la titulación seguirá siendo en presente de indicativo -"afirma"- pero donde se subraya aún mejor el encadenamiento de los tiempos y su respectiva proximidad y lejanía con respecto al lector. En el texto deberemos establecer cuanto antes, preferentemente en el primer párrafo, cuándo se produjeron

los hechos. En la inmensa mayoría de los casos, por esa inmediatez de la acción que relatamos, escribiremos "ayer" con el correspondiente pretérito, aquí sí, indefinido: "murió ayer", "dijo ayer", puesto que la distancia temporal -las últimas 24 horas- queda entonces perfectamente determinada. De otro lado, cuando no trabajemos con lo ocurrido "ayer", precisaremos siempre en el texto el momento de la acción; de este modo, cabe escribir "anteayer" cuando así corresponda, pero parece mucho más limpio dar entonces el día de la semana en que ocurrieron los hechos, "el martes pasado", por ejemplo, y cuando lo que narramos se remonte al menos a la semana anterior, identificarlo con el numeral del mes, "el pasado 14", etcétera. Una vez precisado que lo que se relata ocurrió "ayer", no hará falta repetirlo a cada párrafo, en cumplimiento de la teoría de los sobrentendidos, pero sólo de aquellos que vamos crean59 109 do a medida que progresa la narración; únicamente deberemos introducir la partícula temporal correspondiente cuando, al cambiar de situación, varíe también el momento de la misma. Y así es como están tituladas la inmensa mayoría de las informaciones de la prensa occidental. Es verdad que la prensa francesa puede combinar el presente con el pretérito perfecto, "ha dicho" o "ha muerto", pero siempre atendiendo a dar una proximidad de la narración, del título a los hechos, menor que en el caso del presente de indicativo, pero siempre mucho mayor que la del indefinido. Existen las excepciones, pero suelen ser deliberadas, porque con ellas se busca un efecto. La convención, el uso o ambas cosas, parece que hacen que el indefinido nos suene mucho más dramático, rotundo, literario. Por esa razón, no sería raro escribir: Jason Robards murió a los 78 años tras una larga lucha contra la enfermedad I Nada impediría, sin embargo, que el segundo marido de Lauren Bacall hubiera muerto en presente de indicativo. Título, antetítulo, sumario, entradilla y lead Continuamos ahora con el antetítulo, donde no se da la misma exigencia de tiempo verbal, y que puede ser un elemento de fijación de circunstancias de lugar, de momento, o de personalización de protagonistas, pero en cualquier caso hay que entenderlo siempre como independiente del título; no titulamos de una sola vez, partiendo el título en dos trozos, el grande y el pequeño, sino que tenemos dos oportunidades de titular un mismo texto: una principal, lo definitivo que hay que comunicar al lector, y otra, complementaria, que también puede presentarse como subtítulo o sumario, que va por debajo del título, a diferencia de lo que llamamos antetítulo, que lo precede; aunque también puede darse la 60 111

conjunción de antetítulo, título y sumario o subtítulo. El antetítulo, sin embargo, no por preceder al título deja de leerse normalmente con posterioridad al mismo, puesto que el tamaño, el cuerpo de este último atrae obviamente mucho más el ojo del lector. Volvamos, por tanto, al ejemplo de la ilustración anterior. Antetítulo: La coalición ganadora en las elecciones de Serbia se apresura a desmantelar el régimen anterior Es evidente aquí el cambio de perspectiva; a la linealidad ha seguido la interpretación: "se apresura a desmantelar". ?Cuándo llegamos al apresuramiento? ?Cuándo una renovación de personal se convierte en un desmantelamiento? ?Cuántas destituciones hacen falta para que ése sea el caso? Veamos la entradilla y el }lead}. El }lead} y la entradilla pueden o no coincidir en su extensión. El }lead}, ya se ha apuntado, es el gancho de la información, la instantánea más significativa y percutiente de la misma que, por esa razón, no puede tener más allá de unas pocas frases, incluso puede que sólo una, y encabeza siempre la historia. Pero no se puede decir }stricto sensu} que con el }lead} comencemos ya a narrar, sino que éste será una declaración previa, a continuación de la cual comienza el relato en toda su extensión. El }lead} no sólo no excusa que el relato que sigue sea completo, que se entienda por sí mismo aunque sea lo único que leamos, sino que lo que hay que hacer es desarrollar ese concentrado al que llamamos } lead}. La entradilla, en cambio, es una pura expresión gráfica, un bloque que se destaca del resto de la información porque se ha compuesto a un ancho de columna distinto, con una letra diferente, o ambas cosas a la vez. El }lead} coincidirá, por tanto, con la entradilla, sólo cuando ocurra que ese tratamiento gráfico se le dé únicamente a lo que es el }lead}, aun cuando lo normal será que la entradilla sea mucho más extensa, y el }lead} ocupe 61 113 apenas las primeras líneas de la misma; que esté, por tanto, contenido en la entradilla. Es como si la mano fuera una información, en la que los cinco dedos constituyeran partes diferentes de la misma, y el }lead}, el puño de esa mano buscando el gesto del impacto. Porque el interés que no suscitemos en las dos primeras frases o, a lo sumo, en la totalidad de la entradilla, correremos gravísimos riesgos de haberlo perdido para siempre. Todo ello, no obsta para que en la jerga de las redacciones se tienda a identificar }lead} con entradilla, utilizando indistintamente uno u otro nombre para lo que, en realidad, es la entradilla que, repito, suele ser mucho más extensa que el }lead}. El }lead}, al igual que el título, el antetítulo, los subtítulos o sumarios, los ladillos (breves altos en la lectura, a la vez que separación de bloques de distinto sentido) y, finalmente, el texto, constituyen unidades independientes entre sí, que deben po-

der leerse por separado y tener sentido por sí mismas. Nos hallamos ante un todo informativo, que se descompone en partes, también unitarias, de las que la última, el texto, es la totalidad definitiva porque contiene a todas las anteriores. Por eso no cabe decir que porque ya se ha expresado una idea en el antetítulo, el título, el sumario o el }lead}, no hace falta repetirla; contrariamente, todas esas partes de la información son como anuncios de diversa jerarquía que hay que desarrollar -pero no repetir necesariamente de forma literal- en el texto. Esa aspiración -de nuevo, la }completud}- que tienen los diferentes elementos de la información, es lo que permite al lector apropiarse fragmentariamente de las informaciones, leyendo sólo la entradilla o el }lead}, el aparataje de la titulación, o incluso sólo el texto, para hacerse con una idea funcional de lo que contamos. Un periódico, o una información del género que sea, pero, sobre todo, del género seco, es una fenomenal articulación de elementos, que va desde lo mayor, la concepción misma de la pu62 115 blicación, hasta cada una de sus piezas más minúsculas, de forma que se permita al lector abordar el todo y las partes desde una gran multiplicidad de ángulos, leyendo, en su caso, sólo los fragmentos que le parezcan más convenientes, pero siempre con la exigencia de que cada uno de ellos sea inteligible por sí mismo. No es, por tanto, el periódico una continuidad, como la novela quizá clásica, de la que la pérdida de alguno de los elementos clave de lectura puede hacer imposible la comprensión del conjunto. Cada }pedacito} de periódico, contrariamente, debe constituir una unidad de sentido. La batalla de las playas, como decía Rommel del eventual desembarco aliado en Normandía, que ha de ganar el periodista en la información que acabamos de ver sobre Yugoslavia, podría estar encarnada en la discusión sobre el siguiente } lead}. I Con las dos bases de poder aseguradas -la yugoslava en las elecciones de septiembre y la de Serbia el pasado fin de semana- la coalición de 18 partidos Oposición Democrática de Serbia (DOS), del presidente Vojislav Kostunica ha comenzado a actuar con rapidez. El marciano no sabría, evidentemente, qué es eso de tener las }dos bases de poder aseguradas}, cuando lo más directo habría sido: El presidente Vojislav Kostunica y la coalición que lo apoya (DOS) después de su victoria en las elecciones de Yugoslavia (el pasado...) y de Serbia el sábado pasado, comenzaron ayer a relevar a altos jefes militares del régimen del ex comunista Slobodan Milosevic.

Si todo ello es o no "rápido", es algo a lo que sólo podremos responder remitiéndonos a otro género distinto, la crónica, firmada, donde la inter63 117 pretación es de recibo, pero de lo que trataremos en el siguiente capítulo. En la entradilla continuamos hablando de destitución "fulminante" y de "siniestra" policía política, lo que, sin duda, es muy correcto desde el punto de vista de todo lo que sabemos sobre el régimen de Milosevic en la Yugoslavia de fin del siglo pasado, pero objetamos que, redactadas las cosas de esa forma, no es el periódico sino un anónimo conjunto de agencias quien opina en su lugar. El que hablemos de una policía, sin duda siniestra, debería exigir, según este canon, que fuera el periódico o uno de sus firmantes el que opinara sobre si lo es o no. Por lo demás, las mismas fechas de las destituciones indican en qué medida son o no fulminantes; y de la policía política habría bastado con citar algunas de las numerosas acusaciones sobre sus sangrientos desmanes, para que quedara claro que quien no firma, tampoco puede opinar. El resultado sería, sin embargo, informativamente casi indistinguible de la versión }romanceada}; la policía de Milosevic habría sido calificada por alguien, cuyo testimonio recogemos, como "siniestra". La técnica no es una trampa No vamos a recorrer el resto del texto que, desde el punto de vista informativo, es correcto, y está ya suficientemente bien explicado, sino subrayar que exactamente el mismo efecto, el mismo volumen de información relevante con idéntico significado, se podría haber dado cumpliendo el canon de lo seco, a condición de buscar las declaraciones correspondientes de los protagonistas, las citas relevantes de lo dicho o hecho en esos días que equivalieran a lo que ahí está romanceado. Todo en último término se reduce a una técnica, porque el mundo entero ha dicho casi todo en uno u otro momento, y casi cualquier posición es defendible buscando las fuentes correspondientes. Un profesor de historia que tuve hace muchos años decía que buscando lo 64 119 suficiente se podían hallar fuentes hasta para convertir a san Francisco de Asís en marxista-leninista. ?Significa eso que siempre es posible hacer trampa y llevar la historia por donde queramos? Si en medio de un tráfago de declaraciones sobre las relaciones entre Rusia y Estados Unidos el presidente Putin dice que "hay que mitigar la tensión", aunque esta declaración desempeñe un papel muy menor en su panoplia de intenciones, el hecho de que la incluyamos con relieve en la información que fabriquemos -sea del género que fuere- hará que -en la comunicación de que es vehículo el periódico- hayamos "mitigado la tensión", aunque eso no tenga nada que ver con la situación que pueda darse entre Moscú y Washington.

Todo es técnica y, si así lo vemos, también trampa, porque haremos decir a la información lo que queramos que diga; lo que ocurre es que no queremos que diga nada en nuestro beneficio, ni para satisfacer nuestro gusto particular; al revés, nuestro único objetivo, la única trampa técnica que debemos permitirnos, es la necesaria para contar aquello que creemos -otra vez el }fair play}, la neutralidad- que da la visión más amplia, más completa, más incisiva, más clara, etcétera de aquello que queremos transmitir. O sea que la técnica es una trampa de la que nos servimos, sin embargo, para no hacer trampas en la versión que demos de lo que, quizá, ha ocurrido. Tomemos, por último, como ejemplo de lo anterior el párrafo final del texto comentado. Djinjic aspira a tener su Gobierno a pleno rendimiento a mediados de enero, pasadas las fiestas de la Navidad ortodoxa. Ya ha asegurado que entre sus prioridades destaca la de remover [destituir] de sus puestos a aquellos seguidores de Milosevic que puedan representar un freno para la democracia. No habría sido posible conocer las intenciones de Djindjic, si éste o personas relevantes de su entorno no hubieran formulado en su día declara65 121 ciones en ese sentido; habría bastado, por tanto, recordar esas declaraciones, o que el ya jefe del Gobierno serbio las hizo en su momento. Dos cosas parece que deberían quedar claras al término de esta excursión metodológica: a) Que el género seco puede llegar informativamente tan lejos como otras formas más personalizadas de la narración, aunque manejando el material de otra manera. b) Que, en realidad, el problema no es tanto de narrativa como de firma. Con otras formulaciones, como }De nuestra redacción}, como la firma del especialista de esa área, con o sin el añadido de Agencias, la pieza habría sido perfectamente correcta. El capital simbólico y la narración Imaginemos la siguiente escena. Cuando el periodista llega por la mañana a la redacción, su jefe le hace entrega de una bolsita que contiene un cierto número de palabras con las que tiene que fabricar una información. Y el símil es menos metafórico de lo que pueda creerse porque con la escritura directamente en pantalla, sobre un espacio que dibuja la geografía exacta que va a tener aquel texto en el periódico, cabe hablar de un número preciso de palabras, líneas, centímetros, etcétera para cada información. El periodista tendrá, entonces, que servirse del capital simbólico de la manera más eficaz posible, utilizando la inmensa mayoría de esas palabras para acarrear un significado, de forma que, una a una, vayan sumando información, y todo ello sin repeticiones, o sólo con las inevitables de términos

tan comunes que no puedan soslayarse, artículos, conjunciones, pronombres, preposiciones y adverbios, aunque incluso éstos no habrá que reiterarlos sin motivo. Haremos entonces una propuesta de lectura, que es el }lead}, y comenzaremos la narración inmediatamente después como si no lo hubiera, por lo que ya se ha dicho de que }lead}, entradilla y resto de la información tienen 66 123 que poderse leer independientemente. Esto significa que después de la propuesta-}lead}, en la entradilla enumeraremos los elementos principales de la historia, y en el texto que comienza a continuación, desarrollaremos tanto el }lead} como los restantes elementos informativos. Todo ello nos obliga a recomenzar la narración en el texto que sigue a la entradilla, lo que no quiere decir, sin embargo, que tengamos que repetir literalmente nada de lo anterior, sino, simplemente, contar una historia completa que se entienda por sí misma. En la historia de Kostunica, por ejemplo, el }lead} era la celeridad con que el presidente yugoslavo estaba despachando a los remanentes de la era Milosevic. Efectivamente, esa capacidad de acción acelerada era lo que se desarrollaba como narración en buena parte del texto, pero no habría hecho nunca falta repetir que Kostunica podía actuar así porque había ganado dos elecciones casi seguidas. Una vez establecida esa plataforma para la acción, dividiremos la historia en bloques o unidades narrativas bien diferenciadas, de forma que cada párrafo trate, preferentemente, un aspecto distinto e individualizado de lo que se quiere contar; si, tras narrar por ejemplo el hecho noticioso, reseñamos las reacciones al mismo, no sería propio entonces abandonar el asunto, para volver a otros aspectos de esa misma subhistoria dentro de la narración general, porque cuando nos convenga recuperar la trama de las reacciones ya será tarde, y al lector le parecerá que ha habido un salto demasiado brusco en la narración. Una clase en directo Veamos en directo, y por comparación con todo lo anterior, uno de los ejercicios, dentro del género seco, sobre un texto de alrededor de una columna de extensión, título a dos columnas, de los realmente corregidos en la Escuela. Casi un experimento de }cinéma-verité}. El título: 67 125 Reacciones en contra del "medicamentazo" Mal. Por supuesto que hay reacciones. Hay reacciones siempre. Nos pasamos la vida reaccionando. Hemos de contar las cosas, no contar que vamos a contar las cosas. Si titulamos "Reacciones" contra lo que sea, estamos dando pre-noticias, porque la noticia no es que haya reacciones, sino en qué consisten esas reacciones. Por lo tanto, busquemos qué es lo que re-

cubre la alusión, dónde está lo que ha ocurrido, y no tan sólo lo que nominalmente se ha hecho: reaccionar, porque ha ocurrido algo; no podemos conformarnos con aludir en lugar de nombrar o describir. Si decimos, por ejemplo, que "la industria farmacéutica rechaza el medicamentazo", o que las organizaciones de consumidores presentarán recurso ante quien sea, ya estaremos contando en qué consiste la reacción, que es la noticia. Sigamos. I La exclusión de ciertos medicamentos del sistema nacional de salud, el llamado medicamentazo, ha provocado el rechazo de partidos políticos, sindicatos, pensionistas, consumidores farmacéuticos y médicos. "Ciertos" medicamentos no quiere decir nada; si se han excluido 894, pues hay que poner 894; o si se ha excluido una serie identificable de ellos como analgésicos, ansiolíticos, antiblenorrágicos, o si cabe caracterizarlos por su bajo costo o por lo contrario, así hay que hacerlo constar. Siempre hay que precisar. En vez de "ha provocado", "provocó ayer"; que esto se convierta ya en una reacción automática del que redacta una información: todo ocurrió en algún momento y así hay que decirlo, con su tiempo estándar, que es el pretérito indefinido. En "provocó ayer el rechazo de partidos políticos", podemos comernos lo de "políticos", porque los partidos no van a ser judiciales o de fútbol, y dejar el resto tal cual. 68 127 La mayoría de ellos coincide en calificar la medida del medicamentazo de injusta y perjudicial para las familias con menos recursos. Otros dudan de que el Gobierno consiga lo que se propone, es decir, el ahorro de [...] millones de pesetas anuales. ?Es posible que todavía quede alguien que dude, después de esa lista interminable de presuntos damnificados por la medida? ?Quiénes son esos "otros"? Le pasa lo mismo que a "ciertos". Si la mayoría coincide en cargarse el medicamentazo, ?quiénes son los que no lo hacen? Cuando al término de un párrafo, y todos los párrafos han de ser unidades informativas que respondan a las preguntas que ellas mismas han suscitado -recordemos la }completud}- nos vemos asaltados como aquí por esta retahíla de interrogantes, quiere decir que se ha hecho fatal. Se ha redactado un párrafo en el que lo que abundan son los cabos sueltos, uno de los peores enemigos del periodista. No creemos expectativas que no podamos satisfacer y seamos capaces de satisfacer todas las que exige la comprensión del texto. Eso es no dejar cabos sueltos. Según avanzamos en la narración, con decir "la medida" habría bastado, porque lo del medicamentazo ya estaba suficientemente acreditado. Hay que ver que estamos metidos ya en esta información desde hace unas cuantas lí-

neas, ya sabemos de qué estamos tratando y, por tanto, el viaje que iniciamos con, pongamos, 300 palabras para contar una historia, está ya lo bastante avanzado como para que hayamos gastado, quizá, 100, con lo que ya sólo tenemos unas 200, y no nos queda ningún medicamentazo por gastar. Hemos creado unos puntos de apoyo, que nos permiten usar cada vez menos palabras para expresar lo que queremos. Vamos cada vez más ligeros de equipaje, como aquel cantante, hacia el fin de la información. Para concluir con el párrafo, digamos que ese, "es decir", carece de todo valor informativo. Le pasa lo mis69 129 mo, sólo que peor, que al "reacciones" del título; es un "decir" que no dice nada. Ése es el caso de tantas otras expresiones que si en el habla están justificadas porque nos dan tiempo para pensar, para hilar la frase siguiente, en lo escrito no tienen excusa porque ni quitan ni ponen rey y, además, nos hacen perder el tiempo, como ocurre con "de hecho" (del inglés, in fact), que no recuerdo ni un solo caso en que el texto haya sufrido lo más mínimo al suprimirlo. Y lo mismo cabe afirmar de "actual" o "actualmente", que suelen estar de más porque lo que contamos, si no ocurre "en la actualidad", ya lo haremos constar, de forma que cuando no hagamos constar ninguna circunstancia temporal es que lo que sea está ocurriendo "actualmente". No escribamos "fulano de tal que actualmente tiene 46 años", sino "fulano de tal, de 46 años", o aún mejor, "fulano de tal, 46 años". Y el año pasado, 45. No es nada conveniente comenzar frase, y no digamos párrafo, con adverbios, preposiciones, }no obstantes} y }emperos}, que, además de cursis, casi no aportan información cuando están emplazados en cualquier punto del texto, pero si encima inauguramos con ellos la unidad o bloque informativo no haremos sino retrasar, anteponiendo elementos de escasísima carga de sentido, el momento de empezar a contar lo que de verdad queremos contar. El } noobstantismo} es un falso amigo del periodismo. Por ello, los "según la policía, o quien corresponda, que queden siempre para el final de la frase. En vez de "Según la policía el asesino era capitán general", escribamos "El asesino era capitán general, según la policía". El Gobierno ha cedido ante las presiones de la industria farmacéutica", según Comisiones Obreras, en tanto que USO denuncia que entre los específicos excluidos se encuentran aquellos que afectan a enfermedades crónicas como la epilepsia, el asma o la osteoporosis [...]. 69 131 Siguiendo con la utilización de los términos, observemos que emplear "denuncia" es sumamente peligroso. Si estamos en el género seco, y escribimos que "Rodríguez Zapatero denuncia" lo que sea de Aznar, como el lenguaje es raramente inocente, estamos dando por sentado que el líder del

PSOE tiene motivos para acusar, puesto que "denuncia", y no se puede denunciar nunca nada bueno. Igualmente, si USO "denuncia" es porque le damos más crédito al sindicato que al Gobierno, lo que es ir más lejos que, simplemente, recoger que CC'OO. acusa al Ejecutivo de "ceder a presiones", lo que sí es correcto. Otra cosa sería, naturalmente, que la palabra denuncia se pudiera recoger literalmente porque la han pronunciado los del sindicato, pero en nuestra boca significa siempre algo distinto y amenazador. Hasta la fecha, las denuncias que existen en el género seco, a excepción de las citas, son únicamente las que se ponen en comisaría. Cabe decir también que hay términos que son menos periodísticos que otros. "Seguir", "volver", "continuar", "de nuevo", no son grandes hallazgos semánticos, aunque no podremos escaparnos de usarlos alguna vez, pero, al menos, los evitaremos en los titulares porque el periodismo raramente se dedica a contar lo que sigue, sino lo que no sigue, lo que se interrumpe. Cuando a los periodistas se nos hace la conocida crítica de que sólo contamos lo malo, y de que no hacemos justicia a la realidad dando a conocer lo fantástico que es todo en tantos sitios, habría que contestar que no damos buenas ni malas noticias, sino sorpresas, lo que se interrumpe, se rompe, estalla, no el encefalograma plano de la continuidad. Incluso de Colombia, a pesar de que en este país latinoamericano, tan querido, lo normal es el horror, y algún éxito constituiría la excepción, que no se sabe si en este caso confirmaría la regla, la noticia periodística ha de seguir siendo la tragedia, por muy cotidiana que resulte, porque la cultura universal no nos permite la inversión de valores que supondría saludar la norma70 133 lidad como si fuera la sorpresa. Comisiones Obreras calificó, por su parte, de "grave y lesiva la exclusión de los citados medicamentos" ya que aunque el sindicato se muestra "partidario de la reducción del gasto farmacéutico de la Seguridad Social", aboga "por una elaboración consensuada de la lista de forma que no suponga una agresión para los más desfavorecidos". [...] La portavoz del sector de Farmaindustria dijo mostrarse "escéptica con las posibilidades de ahorro que puedan derivarse de la medida". El consejero en Cataluña de Farmaindustria Xxx señaló, finalmente, que la medida "tendrá como consecuencia que si el médico receta un medicamento y el enfermo lo paga se producirá un ahorro, pero si el médico receta un medicamento y el enfermo le pide otro que lo sustituya no habrá ahorro". En este mismo sentido, la portavoz de IU, Rosa Aguilar, señaló "que la sociedad debe tomar la calle, debe mostrar el rechazo a estas medidas [....]". Recalquemos que en lo tocante a ir soltando lastre bastaría con decir "grave y lesiva la exclusión", porque

ya sabemos que esa exclusión de medicamentos, aunque jamás en el texto se ha molestado nadie en averiguar cuáles; que "la medida" se emplea varias veces, y, en ocasiones, en líneas casi sucesivas; que "En este sentido", con lo que se da entrada a la intervención de Rosa Aguilar, no sólo es innecesario, sino que denota una sensación de que esto del periodismo es tan importante que no podemos contar sencilla y llanamente las cosas; que hay que meter como algodones para la mejor ilación de las frases para que quede todo bien acolchado; y que, sobre todo, lo escrito suene lo más protocolario posible, solemne, que esto de escribir en los papeles es tremendo; parece que hay que hacer un alto en el camino y envolver de hojarasca lo que contamos; no hemos ennoblecido suficientemente la información, había que decorarla aún más. 71 135 Pero, lo que interesa ahora del texto es la utilización de las comillas. No hay nada más fácil que hacer un texto con muchas declaraciones porque el alumno se ve inmediatamente salvado. Se le pide una información seca, o sea que no puede colar un seudo-editorial con lo que a él le parezca, sino que hay que ir con pies de plomo para huir de la opinión. Pero, si en los cables que ha utilizado para montar su texto hay muchas declaraciones, no hay problema. Sólo tiene que hacer cita tras cita, cuanto más largas mejor, y así se come sin enterarse las 100 líneas o más que hay que aviar. Grave error. Esas barandillas de la información a las que nos agarramos sólo nos enseñarán a andar como los cojos, con muletas. Siempre es mejor soltarse, aunque alguna vez nos caigamos. Las comillas son letales enemigos del periodista, porque cuando las utilizamos estamos renunciando a nuestra propia voz; estamos retirándonos -aunque lo entrecomillado lo haya elegido el autor- para dejar que otra persona aparezca en primer plano y sea ella la que lleve la batuta de la información. Por eso, las comillas si breves... Sólo debemos echar mano de ese cojín para reposar, cuando se cumplan una serie de condiciones: a) Cuando la narración avance gracias al entrecomillado; por lo tanto, raramente cuando se trata de declaraciones de principio, sino cuando se habla de lo que va o puede pasar, amenazas, alusiones, anuncios, exhortaciones. b) Cuando aquello que expresa el entrecomillado no pueda contarse de mejor manera con nuestra propia redacción de los hechos, en género seco. c) Cuando lo que se diga no sea un mal trasunto de la prosa administrativa, hablar como si leyéramos un documento, sino que realmente suene a oralidad, expresión oral del personaje, que suele ser imposible de reemplazar con nuestra propia voz narrativa, porque, si nos parece interesante recoger que el afectado ha dicho "arrea", no habrá forma de que mejoremos esa expectoración escribiendo que "pronunció 72 137 una exclamación no especialmente malsonante".

d) Cuando quien habla, caso que se dará mucho más directamente en el género entrevista, sea de tal rango, o lo que diga de suficiente gravedad como para que no queramos intermediarios demasiado obvios entre sus palabras y el lector. Si optamos por callar, lo mínimo que hay que pedir es que valga la pena escuchar lo que otros tienen que decir. Y cabe poca duda de que en todos los entrecomillados del texto anterior, apenas puede salvarse la calificación de "grave y lesiva" al medicamentazo, porque si lo han dicho los sindicatos, quizá es mejor que se sepa literalmente; así como la soflama de la representante de Izquierda Unida -que en el texto debía haber sido así identificada y no sólo por las siglas, en aplicación de la teoría del marciano- incitando a la bravura urbana, también por idénticas razones a lo anterior. En particular, la tirada central sobre el médico, la receta, el medicamento y el ahorro debería haberse resuelto, en cambio, por una vía narrativa directa, que no repela al lector con su sonsonete de prospecto de laboratorio, o, simplemente, se habría podido prescindir de la declaración, puesto que no parece especialmente significativa. Toca ahora dar un segundo paso para salir del género seco y entrar en la crónica, mojándonos un poco más en ese trayecto de personalización informativa que se ha prometido recorrer.

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Capítulo Iv La crónica a la que conducen todos los caminos Puede decirse que la crónica es la prosa, la velocidad crucero del periodismo, puesto que los periódicos están escritos fundamentalmente como crónica, ocasionalmente en reportaje o entrevista, muy raramente en análisis, y cuando no queda más remedio, en información seca. Cabría también decir, cortando por lo sano, que crónica es todo lo que no son los otros géneros; que, cuando se han eliminado de un periódico todos los restantes, lo que queda, y que es capaz todavía de expresar suficientemente ese paseo diario por el }out there}, es la crónica.

El género crónica es el mestizaje por naturaleza, la utilización de todos los recursos expresivos del periodista, aunque predomine todavía en su trabajo el acercamiento indirecto a las cosas. Si en el género seco recibimos un material sobre el que no hemos tenido ningún control, que hay que manipular a beneficio de inventario, y estamos haciendo un recorrido de menos a más, de despersonalización máxima, que es lo que tenemos en este género, en la crónica damos un primer paso esencial, aunque todavía no concluyente, hacia la personalización del material informativo. El periodista se vale de todo lo que existe para construir la crónica porque utiliza para ello los cables, las informaciones de televisión y radio, las ruedas de prensa, los libros que ha leído, el conocimiento que posee de los asuntos, las fuentes a las que puede recurrir y, sólo ocasionalmente, goza de una presencia directa en el lugar de los hechos.

La crónica aspira, sobre todo, a dar cuenta de lo panorámico, de aquella realidad múltiple que se produce en muchos escenarios distintos, alejados entre sí, y fácilmente simultáneos; por ello, la hallamos, pero no de manera exclusiva, en el trabajo de 76 7 los corresponsales, de los enviados especiales, de aquellos que tienen que rendir cuentas de las 24 horas de una parte del mundo (su corresponsalía) a otra parte del mundo (el público de origen). El periodista que hace crónica tiene que informar y relacionar acontecimientos, distintos y distantes, que pueden tener una relación obvia entre sí, como cuando en Washington el presidente Clinton media, interviene, fantasmagoriza, como dio en hacerlo tanto, sobre todo a fin del año 2000, en el llamado proceso de paz de Oriente Próximo, y al mismo tiempo, en Jerusalén, en Palestina, otros actores, Barak, Arafat, la Intifada, reaccionan, anuncian, declaran; pero, también, cuando las cosas no son tan evidentes, cuando hay que preguntarse si a los acontecimientos sobre el conflicto cabe adjuntar las variaciones del precio del crudo, o las relaciones comerciales de Israel con la Unión Europea, o los temblores familiares de la monarquía saudí. El género crónica resuelve todos esos problemas en la medida en que el periodista es el que tiene que decidir qué asociaciones de hechos, palabras y precios corresponden a un mismo texto; esas decisiones son, por otra parte, las que determinan la configuración diaria de lo que ocurre. ?Alguien se atreverá ante ello a seguir hablando de objetividad? Pero, pese a ese tipo de decisiones que ha de tomar el periodista, seguiremos, sin embargo, sin estar especialmente interesados en lo que éste opine sobre el mundo en general; puesto que seguimos trabajando con los hechos, lo que pasa es que ya construimos algo que va más allá de la pura ordenación informativa de los mismos. La primera interpretación personal El ya mencionado Paul Ricoeur aproxima, sin necesariamente saberlo, el trabajo del periodista al del historiador cuando escribe que éste, al relacionar, al juntar acontecimientos que enhebra en una narración, "revela 77 9 un argumento", un hilo central, que da sentido a todo lo que ha reunido con un propósito (7). Y que el sentido se lo da a esas historias esa fabricación del argumento, o secuencia de acontecimientos, que representa simbólicamente lo que no sería expresable de ninguna otra forma en el lenguaje hablado: la experiencia del ser humano entendida como temporalidad (8). Lo que hacemos es darle un sentido a ese amasijo de datos contando una historia unitaria formada por elementos que pueden llegar a ser muy dispares. Pero ese sentido no responde a una realidad tallada en la historia, sino que tiene sólo el valor de su propia coherencia, porque será uno

entre los varios o muchos sentidos que quepa darle a la narración. El propio Ricoeur afirma que los periodistas cuentan historias de lo que ha ocurrido ayer o el año pasado "con mayor o (7) Paul Ricoeur, }Temps et récit}, Du Seuil, 1987. (8) Paul Ricoeur, }ibid.} menor idoneidad", como hacen los detectives o los abogados litigantes (9). Ahí está la gracia. Y, evidentemente, eso nos plantea el problema de hasta dónde podemos llegar con la interpretación. Tracemos, para ello, la divisoria en alguna parte más allá de donde no debemos ir. Y pongámosle ese límite en la opinión o valoración moral, la que establece lo de }esto es mejor que aquello}. Pero en la crónica seguimos, como en el género seco, sin preferir nada. No nos importa quién es bueno, ni malo, ni Clinton o Bush ni Saddam Hussein, ante el negocio norteamericano de bombardear Irak lunes, miércoles y viernes en sesión continua, como en los cines. En la crónica ya hay una voz de autor, lo que no significa que tenga mucho sentido la utilización de un }yo} explícito, de una primera persona. Siento particular horror a la narración en primera persona, que, sin embargo, sería contemplable en otros géneros, notablemente en el reportaje, (9) Paul Ricoeur, }ibid.} 77 11 pero a la que se le ve escasa razón en la crónica, que busca continuidades y asociaciones informativas sobre las que tenemos insuficiente control para justificar la primera persona. Eso no quita, sin embargo, que la voz de la interpretación se haga notar. Leemos, por ejemplo: Rechazo unánime de los partidos políticos a la propuesta de [...]. y estamos haciendo una crónica, aun en su modestia, porque hemos dado el salto de escribir Todos los partidos del arco parlamentario se opusieron ayer a [...]. que correspondería al género seco. Deliberadamente, hemos buscado un ejemplo mínimo, insignificante: el viaje entre "la totalidad" de las formaciones políticas, y la definición de que eso es "la unanimidad". Veamos cómo el autor ha dado un primer aunque minúsculo paso, con una "unanimidad" que añade un elemento interpretativo a la historia, que no implica, sin embargo, preferencia alguna por su parte. De igual forma, en la crónica aparecen ya los personajes, que podemos haber encontrado personalmente o no, pero hay una descripción de protagonistas. Aunque sólo en la última parte del libro trabajaremos con ejemplos directos y completos de piezas redactadas por alumnos de la Escuela, veamos ahora algún apunte de redacción de crónica por los alumnos:

Pinochet, vestido con un traje azul, camisa rosada y corbata roja, apareció tranquilo [...] Un desgastado Pinochet, al menos en apariencia [...] El texto se refiere a una comparecencia del ex dictador chileno ante el tribunal británico, en la que ya podemos visualizar las cosas. Los personajes ya tienen cara y ojos, pueden presentarse de una forma u otra en la medida en que su descripción sea rele78 13 vante para comprender la historia, porque el individuo iba particularmente atildado, porque quería mostrarse "tranquilo", imperturbable, ante la suerte que pudiera acecharle. El periodista no afirma que Pinochet esté "desgastado", sino que su apariencia es la de un hombre cansado. El periodista ya está viendo por sí mismo, y de ello extrae una primera aproximación interpretativa. No significa todo esto, sin embargo, que en el género seco no sea posible describir lo que apreciamos, porque la indumentaria de quien sea es algo que se puede ver y, por tanto, describir; lo que pasa es que está fuera de lugar que aspiremos a personalizar un material sobre el que nuestra apropiación es mínima o inexistente. La información seca ve, pero no por nuestros ojos, sino por los de otras fuentes, como la agencia.

Ii El trayecto de la crónica La carrera informativa ante la necesidad de hacer una crónica podría desarrollarse más o menos como sigue. El periodista se pone en marcha con los cables, añade más información, que obtiene de la radio, y cabe incluso que oiga con su voz a alguno de los protagonistas de la historia, y ya tiene con ello una primera aproximación, mínimamente directa, al }out there}, pero no ha tenido ningún control sobre la entrevista, o las declaraciones que ha escuchado, ni sobre las preguntas, ni sobre la posible reacción a las respuestas; ve la televisión, donde se suceden escenas relevantes para su historia, y alcanza con ello un grado algo mayor de proximidad a las cosas, en la textura plana y en el color televisivo de la vida, pero seguirá sin haber podido decidir los encuadres, ni habrá tenido ningún poder de decisión sobre los tramos de espacio; recabará información a sus fuentes para perfilar, iluminar, en79 15 tender mejor algún aspecto del asunto, recordará sucesos anteriores que puedan tener alguna relevancia para los lectores -no digamos, por favor, }sus} lectores, que nunca han reconocido propietario-; puede darse el caso de que se celebre a su alcance alguna rueda de prensa que guarde relación con el }bolo alimenticio} que está montando, y allí el periodista gozará de una primera aproximación directa, personal, visual y auditiva, de algo

que está realmente pasando, aunque sea en la versión domesticada por el protocolo, con hora de entrada y de salida, presencia atestada de los profesionales de prensa -lo que es de todos acaba siendo de nadie-; y ya, en el colmo del acercamiento a las cosas, puede hasta tener la suerte de asistir a lo que, contrariamente, no tiene ni horario, ni escenario, ni calendario; simplemente, a lo que pasa. Ya ha llegado. Y si ese material inmediato lo merece podrá ser objeto de un ulterior reportaje, pero de lo que no cabe duda es de que en esa historia habrá tenido que recorrer todas las estaciones anteriores; escuchado, anotado, valorado, relacionado, cables, radio, televisión, para chapotear, por último, en su visita a lo imprevisto. El }bolo} resultante, aquel en que el material informativo es todavía fundamentalmente indirecto, pero no deja de forzarnos a un cierto tipo de personalización, la de la selección de lo que queda fuera y lo que está dentro, de antecedentes y contextos, de lo múltiple, lo panorámico y por ello de lo interpretativo, siempre necesariamente firmado, eso es una crónica. Vemos, por tanto, cómo engloba al género seco, cómo está formada por toda una serie de afirmaciones que representan los hechos, sobre los que se ha tejido una tela distinta que aspira a que se vea una primera exposición -la suya- del sentido de las cosas. Pero, llegados a este punto, veamos cómo son los periódicos y su división en secciones, en las que tendrá que desembarcar la crónica -como también, el género seco- y cuáles pueden ser las }afinidades electivas}, para usar 80 17 la expresión de Goethe, entre la misma y ese despliegue territorial de los diarios. De lo duro y de lo blando Los periódicos, como el género humano, tienen partes duras y blandas. No todas las secciones en que están divididos sirven para lo mismo, ni aspiran a expresar de la misma forma y con los mismos medios el mundo que nos rodea. De una manera elemental, podemos dividir las secciones de un diario en duras y blandas. En }El País}, pero también en todos los diarios de nuestro entorno, hallamos una estructura de secciones, de cuya suma debe deducirse la capacidad de representar todo lo que ocurre en el mundo, desde lo más grande y lejano a lo más pequeño y próximo; hechos, pero también sensaciones, atmósferas, fenómenos, evoluciones y preocupaciones relacionadas con el ser humano. Una especie de historia tan total que entrarían en ella la historia de las mentalidades y de las ideas, de lo social y de lo económico, de lo político y de lo religioso, pero cortado en ese formato que se empaqueta unitariamente cada 24 horas para el consumo de un público masivo y anónimo. Un tipo de reparto muy extendido de esta división del mundo lo constitui-

ría la sucesión de secciones como Internacional, Nacional, Opinión, Local, Sociedad, Cultura, Espectáculos (o como en }El País} CulturaEspectáculos), Deportes, Economía y Televisión (esta última puede aparecer integrada o no en la sección de Cultura-Espectáculos, o incluso en la de Sociedad). Todas son secciones territoriales, es decir, que constan de un cierto número de páginas en las que se lleva a cabo un recorrido informativo que, en las secciones de Nacional (}España}, en }El País}) y Local, se mantiene, en principio, dentro de los límites geográficos del país y de la ciudad de que se trate -y hay que decir, }en principio}, porque las salidas al ex81 19 terior de los dignatarios tanto del Estado como del ámbito local pueden también cubrirse en esas secciones-. Las restantes, y no sólo obviamente Internacional (en muchos países de América Latina, }Internacionales}), se pasean, en cambio, por el planeta con plena libertad, es probable que privilegiando lo del propio país, pero, también, colonizando lo más lejano y recóndito. A las secciones anteriores cabría sumar una sección de contornos no tan bien definidos, Gente, con pasatiempos, servicios de utilidad, etcétera, en la que los periódicos reputados de calidad suelen dar salida al material que se dice propio de las llamadas }revistas del corazón}; y, finalmente, las secciones de fotografía e infografía, que gozan de estatuto de extraterritorialidad, puesto que se instalan y asisten a todas las otras secciones del periódico. En esa estructura, distinguiremos secciones duras y blandas, en atención al material informativo que manejen. Con un grado inevitable de convencionalidad, consideraremos que son secciones duras, Internacional, Nacional, Local y Economía; y blandas, Deportes, CulturaEspectáculos y Televisión; con Sociedad -la sección de más fuerte crecimiento temático en los últimos tiempos, es decir, cajón de sastre más o menos internamente estructurado-, que fluctúa entre una y otra densidad textual. Las secciones duras son aquellas en las que tiene normalmente cabida el suceso, la violencia inesperada, el cataclismo, o, simplemente, todo un mundo, aunque lo sea en gran medida de declaraciones tanto o más que de acontecimientos físicos, en el que las decisiones que se toman y se llevan a la práctica pueden ser significativas para la historia del momento. Las secciones blandas serán aquellas en las que los hechos se encadenan de una manera mucho más libre, su contenido apela más al ocio del azar que a la necesidad de las trascendencias. Nuestra vida la condicionan las secciones duras, y la alivian, sólo en parte, las blandas. Y esos dos tipos de secciones se 82 21 hallan en relación muy directa con lo que podría llamarse la agenda de supervivencia informativa del periódico. Las publicaciones ven dividido }grosso modo} su material en productos de agenda propia y de agenda obligada.

La primera está constituida por todo aquello que el diario tenga como exclusivo, quizá fruto de su propio trabajo investigador; la segunda es aquel calendario informativo público, conocido de todos, aireado también por los otros medios de comunicación, con respecto al cual la publicación deberá decidir qué tipo de tratamiento informativo y qué ángulo diferenciador quiere darle, pero que no se podrá sustraer de publicarlo. Y ocurre que las secciones duras están obligadas a un gran consumo de agenda obligada, mientras que las blandas gozan de mucha mayor autonomía a este respecto. Si el presidente ruso Vladimir Putin hace determinada declaración en la Duma, no habrá periódico de afanes perspectivistas -los diarios que cuentan las 24 horas del mundo al mundoque pueda permitirse el lujo de no darle relieve a ese acontecimiento, aunque no pueda aportar gran diferencia de tratamiento con referencia a sus competidores. Y la sección de Internacional es, dentro de las duras, la que de una manera más modélica deberá hipotecar un alto porcentaje de su espacio vital, su }lebensraum} periodístico, para dar respuesta a esa agenda obligada, con lo que el sobrante, allí donde pueda proceder a la expansión, a la búsqueda de lo propio, se verá forzado casi a una lucha por la supervivencia. En medida sólo algo menor, ocurrirá otro tanto con las secciones de Nacional -pensemos en el vastísimo repertorio de declaraciones de José María Aznar- y de Economía, donde, además, el espacio dedicado a los acontecimientos internacionales habrá de ser particularmente notable. ?Quién no está obligado a dar todas las páginas que sea capaz del cónclave de Davos? En medio de todo ello, la sección de Opinión, en principio dura por la seriedad que habitualmente la asiste, 83 23 tiene, sin embargo, características muy particulares, puesto que en vez de contar con una materia prima de acontecimientos en bruto, se mueve en el terreno de las tomas de posición sobre los presuntos hechos, y en el proceso de distanciamiento intelectual que ello supone encuentra una placidez, una domesticación de lo que ha pasado, que la sitúa en una tierra de nadie entre lo duro y lo blando. Incidentalmente, creo también que este difícil diálogo de ocupación del territorio entre agenda obligada y agenda propia, en la necesidad de ir privilegiando lo propio y exclusivo con respecto a lo inevitable y de todos, va a ser una de las grandes cuestiones a resolver en el periodismo de mañana mismo por la mañana. La agenda propia, en cambio, puede explayarse con mucha mayor facilidad cuando operamos en secciones que no se ven tan sometidas a un marcaje nacional o internacional de acontecimientos, como ocurre con CulturaEspectáculos, Deportes y, en menor medida, Televisión. Es mucho más fácil contar con un calendario o agenda propia informativa en este terreno, donde lo único verdaderamente obligado son

ciertos fallecimientos, unos festivales de cine, unos certámenes literarios, unas competiciones deportivas, que es cierto, en este último caso, que hipotecarán también formalmente gran parte de la sección de Deportes, pero dejando todo un océano de enfoques posibles. Más acá de todo ello, la Cultura, el Deporte y los Espectáculos pueden, sin embargo, organizarte la vida sin el temor de Dios que se da en las secciones duras, sin el temor de que si no cubres todos los acontecimientos vas a ser el hazmerreír de la profesión. Al igual que la naturaleza tiene horror al vacío, el ser humano lo siente por la ausencia de previsión, por los territorios inexplorados y sin mapa de trabajo; por eso, muchas secciones de Cultura y Espectáculos se buscan la vida llenándose de obligaciones que no deberían ser necesariamente tales, como las mil presentaciones de libros, discos, ruedas de lo 84 25 que sea, etcétera, en las que el interés en que se publiquen las cosas pertinentes es mucho más del productor que del lector. Muy particularmente, esa libertad de organizarse la vida se percibe en la sección de Deportes que puede ser la más "protagonizada" del periódico, aquella en la que el héroe incruento de la guerra diaria que es la competición se siente más a sus anchas. Los Deportes están hechos para }pasarse} si se tiene el talento para ello, como demuestra el mismo lenguaje de la sección, ya convertido en tópico, con sus imágenes de }Hazañas Bélicas} (10): el disparo, la ofensiva y contraofensiva, el golpe mortal de necesidad, la estrategia, la táctica, la batalla y docenas y docenas más. El deporte es una mímica de la guerra, en la que el (10) Publicación semanal en forma de historieta que, con dibujos de Boixcar y asuntos de la Ii Guerra Mundial, tuvo gran éxito en la España de la posguerra. gesto reemplaza a la acción, perdiendo toda su crueldad pero nada de su belleza. La mejor literatura periodística puede acampar en esos parajes. Los problemas de Sociedad, finalmente, son de otra índole puesto que al ser ésta, más que una sección canónica, una confederación difícilmente sistematizable de sensibilidades muy diferentes, lo primero que habrá que resolver es la forma de agrupación de materiales de rúbricas ya clásicas como Medicina o Sanidad, Educación, Tribunales, Medio Ambiente, Religión, etcétera con otras de }cachet} más reciente como Comunicación y Ciencia, pero, en su conjunto, todo ello de contornos muy elásticos, de forma que casi podemos tener tanta Sociedad como nos apetezca -?es Ciencia la conquista del espacio o es Internacional?-. Esa sección durablanda nos exigirá, en primer término, una definición lo más precisa posible de lo que queramos que esté dentro y de lo que releguemos a las tinieblas exteriores del resto del periódico. 85

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La crónica, ?cómo y para qué? Volviendo a la aventura de los géneros, subrayemos que aunque todos son utilizables en todas las secciones, no todos sirven para todo. El género seco estará muy a sus anchas en las secciones duras, cubriendo aquella parte de la actualidad que querremos que sea básicamente complementaria, aunque nada impide que un gran asunto, una información de trascendencia pueda ser cubierta también con ese angular en el caso de que el periodista considere oportuno que la subjetivación de la crónica penetre lo menos posible en el texto. Veremos, sin embargo, que ello será poco frecuente porque ni el periodista ni el periódico se avendrán fácilmente a renunciar a la explotación del éxito que supone contar con todos los medios expresivos posibles -la crónica o, en su caso, el reportaje- lo que sólo puede contar el autor porque, si hablamos de crónica, habrá hecho un esfuerzo de asociación y coordinación de un material muy diverso, y si de reportaje, porque basará su trabajo en el relato de los hechos de que ha sido testigo. Subrayemos de nuevo, sin embargo, que aquí sólo tratamos de establecer un canon autosuficiente y de servicio, pero nunca un pliego de órdenes para usuarios. Todo ello puede coronarse diciendo que la crónica es especialmente apta por su versatilidad para su despliegue en las secciones duras del periódico. Veamos ahora algunos tipos de crónicas aparecidas recientemente en la prensa nacional y extranjera, sin pretender agotar con ello ninguna tipología, que nos resistimos incluso a reconocer que exista o que sea útil tratar de enumerar, porque eso sería entrar en la definición de lo infinito, crónica literaria, de viajes, ciudadana, topográfica o vétero-calvinista; es un decir. Información aparecida el 2 de enero de este año en }El País}. Título: 86

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Cinco montañeros mueren y seis desaparecen en el Pirineo por el temporal de nieve y viento Texto a cuatro columnas, cabecera de página impar, bajo fotografía de igual extensión, entradilla en medida falsa de tres bloques, doce párrafos, dos ladillos, -distribución estándar-, apoyo infográfico y 144 líneas de texto. La titulación, como vemos, es fáctica, lineal, idéntica a la de la información seca, puesto que el material que se maneja sigue siendo el de los hechos. El antetítulo, también descriptivo sin más, se entiende independientemente, pero es complementario del título: Hallado con vida uno de los cinco esquiadores de fondo que se perdieron el sábado en Girona Hasta ahora son sólo las cosas que han pasado.

El }lead} es la primera frase de la entradilla, donde encontramos la conclusiónresumen de los hechos: La nieve y el viento se han cobrado cinco vidas desde el sábado en el Pirineo, donde anoche además permanecían desaparecidas otras seis personas. En esta primera frase, aparte de la conocida obsesión por }cobrarse algo}, hallamos el clásico tono de la crónica: "La nieve y el viento se han cobrado cinco vidas...", para, a continuación, detallar muertes y desapariciones, dar comienzo al relato completo, sin omitir nada. El }lead} ha sido el }gancho} de lo que en su }completud} narramos. Tres excursionistas y cinco esquiadores se habían perdido la víspera de fin de año en la comarca gerundense de Ripollés. Hacia las dos de la tarde de ayer fue hallado el cadáver de un miembro del primer grupo, Josep Marí, de 45 años. Dos horas después, a escasos 200 metros, era encontrado con vida uno 87 31 de los esquiadores, Josep María Vilá, refugiado bajo una cascada. Otras dos personas fueron halladas muertas en la misma zona el domingo tras haber pasado la noche al raso, y otras dos fallecieron a causa de los aludes en Port Ainé (Lleida) y Panticosa (Huesca). Nada hay que diferencie a este texto de una información seca, salvo la mínima alusión a que 200 metros pueden ser "escasos", y otra escapada hacia el terreno de la valoración en el tercer párrafo de la primera columna, donde leemos: [...] los excursionistas seguían una senda de montaña y se desviaron para descender a través del torrente que, posiblemente, intentaron utilizar como vía de escape de un temporal brusco [...]. A eso se reducen los momentos interpretativos del texto, pese a lo que cabe argumentar que nos hallamos ante una verdadera crónica, muy ilustrativa, además, de la enorme latitud que puede haber en el grado de personalización con que se trabaje entre diferentes marchamos del género. El resto es tan seco como húmeda era la nieve que sepultó a los infortunados montañeros. Pero encontramos también aquí los elementos propios de la crónica en la multiplicidad de escenarios: excursionistas y esquiadores en puntos geográficos distintos del Pirineo, y de fuentes, bomberos, Generalitat de Catalunya, y los propios municipios afectados. Con todo ello, el autor ha construido una crónica, en la que lo que podemos echar en falta es la presencia directa, muchas veces imposible por multitud de razones prácticas, pero en la que lo que se cuenta no es una adición de sucesos trágicos, sino la historia de una tormenta única, de una gran conmoción material que se desarrolla en un extenso

frente geográfico. No por ello, desde luego, nos hallamos menos ante una crónica de mínimos. Pero sigamos para comprobar cómo se va de menos a más personalización, sin que tal cosa im88 33 plique censura sino exposición de una gama de posibilidades en la utilización del género. Ese mismo día se publicaba en }El País} una crónica sobre el descubrimiento de los mortales planes de ETA en la capital sevillana. También nos hallamos aquí ante una información a cuatro columnas, página par, foto en cabecera de página, entradilla en tres bloques de media falsa, 11 párrafos, ningún ladillo lo que revela algún descuido, y 135 líneas, más un añadido, o pieza independiente, que en la germanía del periódico llamamos } despiece}, y sobre cuya naturaleza se hablará más adelante. El título: La policía sospecha que el coche bomba que ETA dejó en Sevilla buscaba matar a los artificieros Estructura también lineal, informativa seca, al igual que el antetítulo: Ii Los Tedax tardaron cuatro horas en desactivar el artefacto con 100 kilos de dinamita que cumple exactamente las mismas funciones complementarias del referido a los montañeros. El }lead}, sin embargo, es mucho más largo, hasta consumir la casi totalidad de la entradilla. Alrededor de las ocho de la mañana del pasado 31 de diciembre, los Tedax, artificieros del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil, lograban desactivar un coche bomba con una carga de 100 kilos de dinamita, aparcado por integrantes de ETA frente a la Tesorería de la Seguridad Social en Sevilla. La policía especula con la posibilidad de que se tratara de una bomba trampa, destinada a explotar cuando los Tedax se pusieran a trabajar en ella. [...]

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El }lead} es totalmente seco, hasta el punto de llegar casi a rivalizar con la prosa de gabinete telegráfico, cuando un arranque más de crónica habría podido ser: Artificieros de la policía desactivaron ayer en Sevilla un coche bomba cargado con 100 kilos de dinamita, evitando que explotara ante un edificio público, donde podía haber causado una tragedia. El resto de la entradilla podría haber sido el comienzo de la información }per se}, con el detalle de qué edificio era el amenazado, la especulación sobre la bomba-trampa etcétera, aunque no es así y la narración conti-

núa sin distinguir entre }lead} y comienzo de la información. Pero lo que más nos interesa aquí es cómo el autor, manejando con destreza la multiplicidad de fuentes, policía, Junta de Andalucía, Partido Socialista de Euskadi, y diversos escenarios materiales, sí utiliza más plenamente que el anterior los recursos propios del género, como cuando en la propia entradilla califica la carga de "colosal cantidad de dinamita", para seguir con los "sofisticados circuitos", y ya en el texto (comienzo del segundo párrafo de la primera columna) "los expertos de la policía se emplearon a fondo", o aún más significativamente, al formular una asociación de ideas no inmediatamente referida a la información del día (comienzo párrafo de la segunda columna): La revancha ha sido una de las señas de identidad de las actuaciones de ETA en Andalucía. Finalmente, en el último párrafo tenemos una prueba adicional de la versatilidad del género, cuando admite -distanciado por los paréntesis en el lenguaje de signos propio de }El País}- una aportación de información externa, acreditada a la correspondiente agencia, o lo que es lo mismo, un contexto o marco explicativo, que es cierto que también podía haber fa91 37 bricado el periódico por sí mismo, o haber construido en forma de lo que llamamos un despiece, de lo que enseguida hablaremos. La crónica, por ser el vehículo más habitual de la información, el punto de reunión de tan diferentes intenciones narrativas, es el que tiene los límites más imprecisos; en algunas ocasiones, como en el primer ejemplo, apenas distanciada de la información seca; en otras, como en ésta, con un razonable equilibrio entre información del día e inferencias lógicas de la misma, asociaciones de ideas, contexto y especulación de lo posible. De igual forma, queda claro cómo la crónica envuelve al género seco, arranca a partir de éste para alcanzar una mayor elaboración del material, con la inclusión de elementos de reportaje o información directa, realizada en el lugar de los hechos. Por todo ello, si bien encontraremos suficientes ejemplos de información seca, nos hallaremos mucho más frecuentemente ante mezclas de géneros, crónicas en las que se den elementos de reportaje y de entrevista, reportajes que, inevitablemente contarán con fragmentos de género seco y de crónica, entrevista o incluso análisis, de forma que podríamos ir a una sistematización de nuestro trabajo estableciendo una serie de subgéneros, tan larga como el número de cócteles informativos que es posible concebir: crónica reportajeada, reportaje con elementos de crónica, reportaje-entrevista, crónica-análisis, etcétera. Los géneros, de nuevo con la excepción de la información seca, sólo se hallan en estado puro, como las ideas en la cueva platónica, en los planteamientos de dique seco propios de una

Escuela de Periodismo, donde entendemos que es útil trabajar sobre ellos y diseccionarlos, aun a sabiendas de que la práctica nos ofrecerá pocas oportunidades de trabajar según modelos pre-establecidos, porque para vulnerar, para salirse en el ejercicio de la profesión de una normativa sólo teórica, será preciso conocerla primero; para incorporar como una biología profesional el }deber ser} de lo canónico, que es virtualmente inasible en el mundo real de la información, es preciso conocer las tripas de los modelos. El conocimiento de los arquetipos es una pre-condición para trabajar el barro de las cosas. Con el objetivo de mantener la mayor simplificación posible en la delimitación de este sistema, se adoptará aquí un punto de vista unitario, de forma que el elemento predominante en la información sea el que determine el género que utilizamos. Pero todo ello no niega que los géneros deberán propiamente buscarse como elementos constitutivos de las propias informaciones, y únicamente por adjudicación de perspectiva diremos a posteriori que nos hallamos ante uno u otro de los mismos. Hagamos ahora sólo un aparente inciso, puesto que seguiremos hablando en realidad de lo mismo, antes de continuar con otras modelizaciones de la crónica. Ii Teoría del despiece En las informaciones de alguna extensión, mayoritariamente crónicas, pero también en entrevistas o reportajes, encontramos con frecuencia -como ya se ha subrayado en el caso anterior sobre ETA en Sevilla- un texto de menor extensión, enmarcado dentro de esa información, que es el apoyo o }despiece}. Su función parece que se explica en pocas palabras, pero su empleo dentro de nuestro sistema normativo puede presentar algunas dificultades. El texto del despiece puede pensarse como el desgajamiento de algún elemento de la pieza principal, pero atendiendo a que ello no suponga una interrupción o un vacío en la lectura porque se haya suprimido una parte básica de la información. Nada de eso; la pieza mayor debe ser siempre completa, sin dejar aspectos básicos para el despiece, entenderse por sí misma y leerse sin necesidad de acudir a ninguna expansión ulterior, es decir, sin 93 41 tener que suplementarla con el texto menor. Eso significa que, al igual que todos los elementos articulables de cualquier información, título, antetítulo, }lead}, entradilla, y texto, el despiece debe tener unidad propia, debe estar relacionado pero ser informativamente independiente de la pieza principal. No debe usarse el fórceps con ese texto madre, como creando un agujero narrativo en el mismo; sino que debe ser el desarrollo de un aspecto mencionado pero sólo mencionado, del texto principal, de forma que no

prolongue sino que amplíe lo dicho en el mismo, o, más limpiamente aún, puede ser la narración de un aspecto de la información que no se toque en la misma, pero cuya ausencia no cree problemas de comprensión en el texto. Cada texto, sea la información general o el despiece, ha de constituir una unidad distinta en sí misma; y si la primera está concebida como una narración montada sobre declaraciones o visualización de acciones, el despiece parece conveniente que, para diferenciarse, sea preferentemente de ambiente, un retrato del personaje, o, en general, un aspecto complementario y muy preciso de la situación recreada. En la página 14 del 3 de enero pasado, }El País} fabrica un despiece a la información de cabecera: El Gobierno quiere aumentar la contribución de Euskadi en la renovación del concierto de cuatro columnas falsas, título a dos columnas, cuatro párrafos y 74 líneas: El Cupo, pilar de la financiación vasca En el texto principal se desarrolla la parte política del problema, lo que es la noticia del día, con su }cupo} de declaraciones, apreciaciones, multiplicidad de fuentes y escenarios propios de una crónica, reservando al apoyo una información que podría ir en su fraseo desde lo seco-seco a lo croniqueado o reportajeado. En este ca94 43 so, el despiece está concebido en clave de crónica, aunque igual podría ser género seco o reportaje. A un comienzo, en el que ya se califica al Cupo de "pilar" de la financiación vasca, sigue un hilván de los elementos informativos de carácter jurídico e histórico que concurren en la existencia del mismo, de carácter fáctico, pero ya a menos de media información se dice: Se daba la paradójica situación de que el Estado tendría que pagar al País Vasco pese a que éste continuaba consumiendo de sus servicios generales. Las razones de esta paradoja son variadas [...] O, cuando llegamos al término de la misma: Pero el Ejecutivo de Aznar dio un paso atrás a cambio de asegurarse la continuidad del apoyo del Partido Nacionalista Vasco en el Parlamento. Todo ello, en el más establecido género crónica. Pero, lo importante es que el despiece no interrumpe la narración, no se apropia de ningún aspecto de la información del día, sino que se despacha sobre un asunto, importante pero lateral, sobre lo que representa el cupo a través de su monto en los últimos años, en la relación entre el partido gobernante en España

y su interlocutor, el PNV, en Euskadi. Podría discutirse, en último término, si la información contenida en el despiece podría incluso haberse integrado en el texto principal, pero, desde un punto de vista técnico, la separación de textos, lo que llamamos }el corte} limpio, es impecable. }El Periódico de Catalunya}, en su última reencarnación en noviembre pasado de la mano de su inagotable director, Antonio Franco, ha dividido, por su parte, los despieces en dos fórmulas perfectamente distintas y complementarias entre sí. Lo que se llama en la publicación: }Más Da95 45 tos}, que es una recopilación de informaciones muy estadísticas, sin ningún asomo de crónica, y, en segundo lugar, el modelo clásico, esta vez sin denominación de origen, que corresponde al modelo ya mencionado. El primero lo hallamos en la página 4 del Tema del Día del 3 de enero de este año de }El Periódico}; y el segundo, en ese mismo ejemplar, en página 2. Pasemos ahora a programar algunos modelos de crónica tomados de la prensa internacional, que nos servirán para subrayar las dimensiones de amplia gama del género, sin que eso niegue una unidad fundamental de propósito. Por esos mundos Tomemos, inicialmente, dos ejemplos de crónica en el formato clásico, pero en el ámbito internacional. Dos periódicos, sin duda muy distintos por su origen, } Le Monde}, diario nacional francés por excelencia, editado en París, argumento de autoridad en el mundo de la francofonía, y de amplia difusión en todo Occidente, y el }Washington Post}, uno de los grandes diarios norteamericanos, de difusión también internacional a través de la versión para el resto del mundo, el }International Herald Tribune} (IHT), que es lo más parecido que existe a un diario para las elites de todo el planeta, y al que contribuye conjuntamente con el }New York Times} (NYT). The Washington Post Barak and Arafat Set for Peace Talks Both Sides Press for Position Before Key meeting in Egypt 27 de diciembre de 2000, título y sumario, o subtítulo, a dos columnas, sobre seis que tiene el periódico, ángulo superior de la derecha en la primera página, lo que en el argot profesional se denomina }de salida}, que en la prensa norteamericana se considera el mejor porque es adonde se dirige naturalmente el ojo -la prensa europea, sin embargo, privilegia el orden 97 47 de lectura de izquierda a derecha, empezando por el ángulo superior izquierdo de la misma, es decir, de entrada-. Notemos, además, que la inicial de cada palabra en todos los titulares del periódico se halla en mayúscula o caja alta, lo que no es más que una curiosidad gráfica, muy tradi-

cional en la prensa norteamericana. El titular: Barak y Arafat, preparados para las conversaciones de paz pero, sobre todo, el sumario: Las partes toman posiciones ante la reunión crucial de Egipto nos dan la medida de una titulación que va más allá de lo lineal, en consonancia con el carácter panorámico e interpretativo del género crónica; ésta admite, por tanto, al igual que la linealidad, un cierto grado de aproximación interpretativa a los hechos. Un título puramente lineal nos habría remitido probablemente a: Barak y Arafat reanudarán las conversaciones de paz en Egipto porque la reunión, que se celebraría en el balneario egipcio de Sharm el Sheik, marcaba el fin de un período de dos meses en que el primer ministro israelí y el presidente palestino no se habían reunido, y las conversaciones directas estaban paralizadas. Aún admitiendo que "preparados" sea un término lineal, puesto que nadie sabe }stricto sensu} qué es eso de estar "preparados", parece claro que en el sumario se describe cómo cada bando trata de llegar a la que fue inútil cumbre con la mejor imagen negociadora posible, que es lo que dice el sumario. El }lead}, por su parte, además de plantear muy nítidamente la oferta informativa que se desarrollará en la extensa información -el IHT tiene una primera página constituida por informaciones que en su totalidad continúan en páginas interiores- se mueve 98 49 en el terreno de la interpretación, pero sin atribución de cualidades políticas ni morales. Jerusalén. El primer ministro israelí, Ehud Barak, y el líder palestino, Yaser Arafat, parecían estar el miércoles (ayer) preparados para reanudar las negociaciones, largamente estancadas, sobre la firma de un tratado general de paz y el establecimiento de un Estado palestino, planificando a saltos (}haltingly}) su primer encuentro cara a cara en dos meses, en el que debatirían la conveniencia de usar las amplias propuestas del presidente Bill Clinton como base de futuras conversaciones. Aparte de no conceder a Arafat su rango de presidente de la Autoridad Nacional Palestina, comparable protocolariamente al de Barak -lo que es muy propio de la gran prensa norteamericana, que coincide con la posición oficial israelí, que raramente habla de "president Arafat", sino de "chairman Arafat", que es como querer convertirle en presidente de una sociedad anónima- nótese cómo "parecían estar", "planificando a saltos", "debatir la conveniencia" y "amplias pro-

puestas" (sweeping proposals), marcan esa delicada posición que no juzga de una manera terminante, pero interpreta. De paso, obsérvese también la longitud fenomenal de la frase que llena todo el párrafo, sin que eso perjudique en absoluto su comprensión, en contra de la teoría en ocasiones recibida de que los anglosajones hacen siempre frases mucho más cortas que los latinos, porque los párrafos cortos, por definición, }se leen} mejor. Efectivamente, el inglés es una lengua muy diferente de todas las neolatinas; tiene unas características como de articulación ligera, con verbos adverbiales con los que se puede hacer de todo, y, en general, cabe decir que un mismo número de caracteres acarrea más volumen de significado que lo que correspondería en español, italiano, portugués, francés o catalán; 99 51 no en vano, las editoriales españolas admiten un aumento de la cantidad de texto en la traducción del inglés al castellano de hasta un 15 por ciento, pero todas las grandes lenguas occidentales pueden escribir largo y corto, y hacerlo bien o mal; sólo hace falta adecuar los medios a las intenciones, con lo que una frase puede ser todo lo larga que se quiera cuando procede, como el texto que firma Keith B. Richburg, jefe de la delegación en París del }Washington Post}, de manera que constituya una yuxtaposición lineal de enunciados, en vez de iniciar esa dudosa carrera de los incisos, a los que los españoles somos tan dados. Así, el periodista avanza, siguiendo una línea recta entre dos puntos, a través de cinco posiciones o enunciados informativos: 1) El sujeto de la información, que son dos, Barak y Arafat; 2) negociaciones estancadas; 3) tratado de paz y Estado palestino; 4) planificación de un cara a cara; 5) propuestas de Clinton como base negociadora. La información tiene 24 párrafos, 210 líneas y unas 1.000 palabras. El párrafo más largo es de 14 líneas -el inicial, que equivale en su totalidad al lead, tiene 12-, pero más de la mitad tiene como mínimo 10, mientras que el más corto es sólo de dos líneas: Las propuestas de Clinton nunca se pusieron por escrito. Esos párrafos, excepcionalmente breves, subrayan situaciones que se quieren especialmente dramáticas o significativas, como la mencionada, o: El señor Barak ha anunciado ya su disposición a aceptar las propuestas de Clinton, en cuanto Arafat lo haga públicamente. En la práctica, esa técnica, que no busca necesariamente alternar párrafo largo con párrafo corto, hace que los bloques informativos más breves cum100 53 plan una cierta función casi como de ladillos, provocando altos momentáneos

en la lectura. Última curiosidad, las personalidades tienen derecho a que se les atribuya el tratamiento de }mr.}, y algunos periódicos británicos llevan su celo hasta escribir }señor}, con }ñ} bien coronada, cuando corresponde. Finalmente, el texto cumple los normales requisitos de multiplicidad de escenarios y de protagonistas con los que virtualmente ninguno de los cuales ha podido hablar el periodista norteamericano, y aunque la crónica está fechada en Jerusalén, evidentemente recoge despachos de Washington, de otros lugares de Israel y Palestina, de El Cairo, etcétera. }Le Monde}. La información que tomamos de }Le Monde} es del mismo día, pero se centra en la campaña electoral israelí ante los comicios previstos para el 6 de febrero de 2001, en los que Barak debía enfrentarse al líder de la derecha, Likud, el ultra Ariel Sharon. El texto aparece en la página 2 -en el diario francés la primera página se hace habitualmente con grandes }leads} o entradillas-resumen-, a tres columnas sobre las seis de su diagramación normal, tiene seis párrafos, 150 líneas, unas 850 palabras, porque el francés con los apóstrofes cunde mucho, y un ladillo. Por añadidura, la información aparece cortada por un despiece del todo fáctico en el que se informa de la violencia sobre el terreno. Título: Campaña electoral a tambor batiente en Israel Interpretación literaria. La campaña se halla ya en su punto más alto de intensidad en Israel. Entradilla: Aparte de que los dos son antiguos generales, hay otra característica común que caracteriza hoy a Ehud Barak y Ariel Sharon, candidatos al cargo de primer ministro de Israel: su falta de legitimidad a ojos del rival. El primero care101 55 cería, según el Likud, de todo derecho a negociar con los palestinos, y el segundo, para los laboristas, no debería ni presentarse como candidato a causa de su responsabilidad en la guerra del Líbano. Hemos cambiado de cuadrante periodístico, aunque la funcionalidad de la crónica sea la misma. El autor parte de una asociación que fabrica exprofeso para sus lectores, la ilegitimidad que se reprochan mutuamente los dos líderes; en lugar de ir directamente a los hechos; termina el párrafo con una cita histórica, que no es seguro que le diga demasiado a la gran mayoría de lectores; y comienza el texto, del que la primera frase sería mucho más }lead} que la totalidad del párrafo, dándole la vuelta al que podría haber sido el orden natural de la narración. Veamos alguna otra posibilidad sin violentar tanto lo narrativo: Los ex generales israelíes Ehud Barak y Ariel Sharon tienen en

común, a los ojos del otro, su falta de legitimidad para presentarse a las elecciones a primer ministro del 6 de febrero. Nos hallamos en la versión publicada ante la búsqueda de un efecto que se basa en la creación de una intriga en el arranque de la crónica, un ?qué será? que se resuelve de una manera literariamente correcta, pero sobre lo que dejo al lector la responsabilidad última de decidir si valía la pena el esfuerzo. Los párrafos son mucho más largos que en el caso anterior, hay uno de 31 líneas y otro de 30, y los puntos de descanso para el lector se hallan en el tránsito de una a otra unidad narrativa, más el solitario ladillo. La multiplicidad de protagonistas y escenarios es menor que en el periódico norteamericano, porque al ser el asunto puramente político-israelí -la campañano se ha considerado necesario hacer aportes externos a la historia central, pero no por ello deja de haber una serie de declaraciones, citas de la prensa local, y recursos al 102 57 pasado -de nuevo, la asociación o similitud de circunstancias- para aclarar la situación presente: El señor [también cortesía] Sharon encarna el drama de la guerra del Líbano en la que se enfangó Israel durante 18 años. que son todos ellos recursos del género crónica. Veamos también por su carácter arquetípico una crónica de }The Guardian}, uno de los grandes diarios británicos, dirigido en el cambio de siglo por Alan Rusbridger, pero cuyo gran impulsor en los años 80 y 90 fue Peter Preston, uno de los grandes periodistas de la prensa occidental. El texto se refiere también a los acontecimientos en Oriente Próximo, y parece que resume lo que es una crónica. Título: Ii El dolor palestino cierra tristemente el Ramadán La información, a dos columnas, 5 párrafos, con la esperada mayor brevedad de los mismos, 138 líneas, y unas 700 palabras, es modélica, porque la multiplicidad de fuentes y escenarios es la esencia de la propia intención del periodista. La información, recopilada a partir de la corresponsalía en El Cairo, consiste en una antología del fin del mes de ayuno y oración del Ramadán en Palestina, Arabia, Egipto, Irán, Líbano, otros países indeterminados de la zona, más Afganistán y Malaisia, todos ellos musulmanes. El }lead} que, naturalmente, ha de encabezar y unificar toda esta diversidad es el siguiente: La violencia en los territorios palestinos llenó de tristeza y alguna cólera las celebraciones musulma-

nas del sagrado mes del Ramadán, con los líderes religiosos exhortando a los fieles a liberar Jerusalén 103 59 de los judíos. Primer párrafo dedicado a las doloridas celebraciones palestinas y a la reacción que suscitaban tanto en los territorios como en otros puntos del universo islámico. Universalización esta que queda totalmente explícita en el segundo párrafo. Al tiempo que los musulmanes celebraban en todo el mundo Eid al Fitr, que marca el fin del mes más santo del Islam, los doctores de la ley pedían a los fieles que enviaran sus }zakat} (limosnas) a los palestinos. Sólo una crónica podía dar cuenta con semejante precisión de este tipo de necesidad informativa.

Ii Circularidad de los géneros He tratado de mostrar hasta aquí cómo la crónica es el elemento central en toda esta constelación de géneros; por ello, volviendo al esquemilla del segundo capítulo, hay que ver la geometría del sistema también en su circularidad. Como círculos concéntricos sucesivos, los géneros parten de un núcleo duro, el átomo de la información, que es la descripción de todo lo que se ve, se oye, se toca; el círculo siguiente es el de la crónica, en la que el periodista partiendo de un hecho noticioso inmediato o de un haz de ellos, que constituyen la mayor parte de lo que se cuenta diariamente en los periódicos, y para darle todo el relieve explicativo posible el género recurre a una multitud de formas de apropiación de la información, de las que la mayoría tienen que ser indirectas por el carácter múltiple y distante de lo que se cuenta, aunque sin excluir en algún caso la apropiación directa. 104 61 De todos los elementos que caracterizan la identidad predominante de la crónica, el más decisivo es el de la apropiación indirecta por encima incluso de la panoramicidad. Eso significa, por ejemplo, que con una rueda de prensa es posible tanto concebir un texto seco como una crónica o un reportaje. En la rueda, vemos, oímos, y si nos dejan, tocamos, pero habitualmente lo informativamente significativo será lo que se diga; las ruedas son comunicados hablados a la vista de un reducido público de profesionales. Pero, al mismo tiempo, son una especie de punta de iceberg, puesto que todas parten de un nodicho anterior, que es el conjunto de circunstancias y situaciones a partir del cual alguien decide que ha llegado el momento de convocar a la prensa; y ese no-dicho puede ser tanto

o más voluminoso e interesante que lo que realmente allí se diga, así como también puede tener una capacidad de prospectiva, de forma que son, uno y otro, el antecedente y el consecuente de la noticia, susceptibles de ser evocados por el informador, que hará uso de la memoria, del archivo, de lo que conoce sobre el asunto, etcétera para componer la historia. Todo ello hace que el periodista prefiera en muchos casos trabajar la rueda de prensa como crónica. De otro lado, pese a que, formalmente, es el periodista el que se apropia por sí mismo de la información, el material que obtiene seguirá siendo, básicamente, indirecto porque es un material común, que compartirá; por ello, la rueda de prensa será la forma de vida periodística más primaria dentro de lo que ya es, sin embargo, un primer contacto con el }out there}. La barahúnda de los hechos dentro de una jaula con un domador-periodista que ha reducido casi exclusivamente a declaraciones eso que llamamos realidad. La relativa indeterminación de la crónica hace, por tanto, que orille los límites de los restantes géneros, además de contener elementos informativos de cada uno de ellos. Hasta el punto de que, como veremos en el capítulo dedicado al reportaje, hay textos 105 63 en los que es sumamente difícil establecer si lo que tenemos entre las manos es un reportaje o una crónica, porque, a fragmentos, los textos pueden ser ambas cosas a un tiempo. La crónica limita con todos los demás géneros. Es el fluido central del periodismo.

Ii

Capítulo V Primos de la crónica: el análisis y otros ensayos En la secuencia del capítulo Ii se ha situado el análisis inmediatamente a continuación de la crónica; pero también se ha apuntado que el análisis puede ser visto como un subgénero dentro del anterior. Las dos geometrías son válidas. De igual forma, en el análisis estaría contenido el editorial, mientras que el perfil se hallaría tan cerca de la crónica como del reportaje, aunque ambos sean susceptibles de ser abordados individual-

mente. El grado de personalización tanto del análisis como del perfil es, sin embargo, algo mayor que el del género madre de todos los géneros, la crónica, aunque la apropiación del material informativo se haya hecho a través de la multiplicación de las fórmulas indirectas y directas ya conocidas. 107 65 ?En qué consiste la diferencia entre análisis y crónica? ?por qué el material del análisis es algo más }nuestro} que el de la crónica? El análisis tiene como objetivo el verdadero desiderátum del periodismo: }explicar por qué pasan las cosas que pasan}. Lo que tratan de hacer todos los géneros, con su correspondiente panoplia de medios expresivos, es lo que pretende el análisis, pero liberándose para ello de toda limitación técnica o de estilo, de forma que el autor pueda volcar todos sus conocimientos sobre la materia en el texto. Sus limitaciones son, en cambio, de otro orden. El análisis: Aspira específicamente a }explicar}, lo que significa entender los porqués de las cosas, y no a juzgar. El análisis sigue aferrado a ese principio cardinal del periodismo informativo, por el que el autor no prefiere nunca un resultado sobre otro, no valora moral ni políticamente lo sucedido. No expresa, por ello, opiniones sino conclusiones, pero siempre detallando la cadena causal por medio de la que presente al lector un determinado tipo de interpretación, aquella que no se limita a asociar para mostrar (como en la crónica), sino que desvela los motivos y los objetivos de la acción que se procesa como noticia. Por eso, con el análisis se da un paso más en la personalización, el autor se halla más presente en el texto, y como no tiene apenas peripecia informativa que relatar, habla más directamente al lector sin la pantalla intermedia que es la narración de los hechos. Este género no se entendería, obviamente, sin firma personal, ni le bastaría una acreditación de responsabilidad del propio periódico. Al mismo tiempo, sigue sin verse la necesidad del }yo} del narrador, como en la crónica, aunque, a diferencia del caso anterior, no creo que deba darse una exclusión tajante del mismo; el carácter de investigación de los hechos debería favorecer la tercera persona, pero también puede darse el caso de 108 67 que los argumentos que se aporten para llegar a las conclusiones correspondientes, hayan sido directamente vividos por el autor, en cuyo caso no hay razón para excluir terminantemente el }yo}. En esas circunstancias, sería incluso preferible esa primera persona que ese horror contemporáneo que es "el que esto firma", "el autor de estas líneas", "el periodista", etcétera, que todos, sin embargo, hemos usado alguna vez. El análisis no trata de una manera noticiosa la información del día, sino que trabaja }a toro pasado}. Por ello, el grado de sobrentendido puede

ser mucho mayor que en los géneros anteriores. Estamos ante una fórmula especializada, en la que se le supone al lector un conocimiento mayor de las implicaciones del texto. No estamos rompiendo a informar, sino que, después de haber informado, explicamos. Sería lícito, aunque no obligado, que en un análisis escribiéramos De Gaulle o Stalin o Clinton, sin añadir quiénes son, mientras que en una información seca o blanda, deberíamos siempre identificarlos. Vemos, así, que la información, la seca, la crónica, o el reportaje, se ha dado ya en el propio periódico, perfectamente distinguible en los espacios correspondientes; y es el análisis el que debe aparecer distanciado de la información por medio de signos gráficos, que pueden ser la indicación de }análisis} como epígrafe, o en lugar visible del texto. El esfuerzo del periodista se encaminará a construir una teoría de lo sucedido. Nos hallaremos, por tanto, mucho más ante un discurso que ante una narración; si el relato periodístico se puede decir que aspira a fijar una historia, un desarrollo de acontecimientos con protagonistas y escenario, el análisis sostiene un discurso explicativo directo, no deducido o derivado, como puede ocurrir en la crónica, donde la mera asociación de hechos puede producir interpretaciones, sino entrando a matar, como veremos en los casos siguientes. De todo lo anterior, se deducen los problemas y las trampas con las que 109 69 tropieza el análisis. El primero de ellos es que nada es más fácil que ponerle el rótulo de }análisis} a cualquier artículo personal, aquel en el que exponemos nuestro punto de vista, que equivale, tantas veces, a nuestras puras preferencias. El artículo no es un análisis Se acaba de mencionar la palabra }artículo}. ?Qué se ha querido decir con ello? No es un nuevo género, desde luego, porque el artículo -sin duda, con el editorial- es, por }definición}, lo indefinible; lo que no reconoce, ni respeta reglas, lo que opinamos, lo que queremos escribir; por eso, los escritores de periódicos, por buenos que sean, no son necesariamente periodistas; periodismo es canon, mientras que el artículo puede contemplar la observación de reglas técnicas para una mayor eficacia narrativa, pero no por ello está sujeto a ninguna norma de obligado cumplimiento. Con frecuencia hemos oído decir que Ortega y Gasset era un excelente periodista, con lo cual se pretende, a la vez, hacerle un cumplido al gran pensador -!hasta sabe de periodismo!y a la profesión -!la banalidad a la que se dedican ustedes los periodistas es capaz de atraer firmas tan insignes!-. Pero, en uno y otro caso el cumplido es innecesario. Ni Ortega era un periodista porque escribiera artículos en los periódicos, ni los periodistas necesitan -aunque sí es así, santo y bueno- que se les decore

el periódico de grandes firmas para hacer con ello un buen periódico. Una de las cosas que, por cierto, me parecen gravemente distorsionadas en buena parte del periodismo latinoamericano, es que tanto los propios profesionales como la opinión ilustrada consideran grandes periodistas a los principales columnistas de prensa, cualquiera que sea su relación intelectual o de trabajo con la fabricación de un periódico. Por eso, el periodista puede ser un articulista, pero, no necesariamente el articulista es un periodista. Los grandes perio110 71 distas son, a mi modo de ver, los que han inventado esa maquinaria de relojería, que en su planteamiento ha de alcanzar la } completud}, que es un periódico. La excursión al editorial Sobre el editorial, por alusiones, hay que decir que es un artículo del que se hace responsable el periódico, razón por la cual no aparece firmado, y se aparca en zonas bien diferenciadas de la publicación. Esto no es exactamente así en todo nuestro entorno, puesto que la tradición en la prensa francesa es la del editorial firmado, del que puede o no responsabilizarse el propio director, pero que, en cualquier caso, expresa, también, el punto de vista de la publicación. En el mundo anglosajón, sin embargo, la práctica ha sido siempre la del anonimato editorial. Los modos, sin embargo, están cambiando puesto que }Le Monde}, que dirige JeanMarie Colombani, -el gran reformador en los últimos años de la publicación, cuyo trabajo es una magnífica reinvención del veterano título francés- ha introducido recientemente la práctica de los editoriales anónimos, que sólo van tácitamente firmados por el periódico. En relación a qué cosa puede ser eso del editorial, se ha sentido en este manual la tentación de incluirlo en la nómina de los géneros, como uno más, específicamente el último del recorrido, puesto que en el mismo se da el grado máximo imaginable de personalización, donde el autor, el periódico en funciones de oráculo y a veces de esfinge, ostenta la propiedad absoluta del material, puesto que puede escribir lo que le dé la gana; pero, de nuevo, nos hallamos, como en el caso del artículo, más allá del campo de lo preceptivo. El editorial no es más que un análisis que va más allá del intento de desvelar por qué pasan las cosas que pasan, para comunicar al lector lo que está bien y lo que está mal, aquello a lo que se opone o apoya la publica111 73 ción. Eso parece que hace al editorial más compacto, normalmente con menor capacidad de riesgo que el análisis; el editorial tendrá que demostrar capacidades analíticas, información en ocasiones privilegiada, familiaridad con el asunto, todas ellas características indispensables del análisis, pero en último término deberá justificarse por una opinión, sagrada y abs-

trusa palabra que lo puede todo y a la que se le permite todo. Esa opinión, por otra parte, no emanará de una persona, como en el análisis, sino de un colectivo intelectual que tendrá que expresar un sentimiento más central y con menos aristas que lo que aparezca firmado individualmente. Los editoriales que tratan de un mismo asunto, y, fundamentalmente, cuando éste se prolonga en el tiempo -el aborto, el terrorismo de ETA- deben mantener una coherencia que sostenga la línea del periódico. Visto todo lo anterior, este manual se ratifica, en cualquier caso, en que no estamos ante un género, sino un mero avatar del análisis, aunque con personalidad propia. El análisis de aquí y de allá Si hay un género periodístico anglosajón por excelencia, es el análisis. En la gran prensa norteamericana se ha convertido en una obligación presentar los asuntos más complejos a la luz no sólo de la información, crónica, reportaje, entrevista, sino del }news analysis}, que sería, así, la crónica de la crónica, las claves del panorama que ésta despliega. Veamos algunos ejemplos. Análisis publicado en }El País}, el 15 de marzo de 1998, firmado por Manuel Azcárate, fallecido ese mismo año, y uno de los grandes autores de política internacional, que colaboró en el periódico hasta muy pocas semanas antes de su fallecimiento. El formato que vemos ha sido durante mucho tiempo estándar en la publicación en las ediciones dominicales, lo que no excluye, además, la aparición del análisis en secciones directamente in112 75 formativas del periódico, pero siempre gráficamente diferenciado. El formato de los análisis de Azcárate es especialmente claro y, dentro de la delimitación que aquí se hace, totalmente canónico, aunque eso no implique que sólo haya una forma de plantear el género. Bajo el título de: ?Una nueva guerra balcánica? la estructura de este análisis es la siguiente: una propuesta a desentrañar o demostrar en el primer párrafo. Las condiciones están servidas para que estalle un nuevo conflicto armado en el sur de los Balcanes. Y la primera de ellas es el salvajismo y la crueldad de la policía, el cuerpo más cuidado del presidente Milosevic, que, para responder a algunos atentados de grupos radicales de Kosovo, ha arrasado a sangre y fuego varios pueblos, causando más de 200 muertos, con un alto porcentaje de niños y mujeres. En puridad, la propuesta se contiene ya en su totalidad en la primera frase: Las condiciones están servidas para que estalle un nuevo conflicto

armado en el sur de los Balcanes. En tanto que el resto del párrafo enumera esas condiciones. El autor establece de salida un punto de vista sobre un material informativo ya conocido, de forma que el enunciado de hechos se limita a lo necesario para que haya una } percha}, como se dice en la jerga profesional, relacionada con la actualidad, aunque esto último no es imprescindible, ya que se puede hacer un análisis de sucesos alejados en el tiempo insuficientemente esclarecidos. Pero lo que tiene que hacer ahora el autor es justificar esa declaración. En el texto, que tiene ocho párrafos, 125 líneas -extensión también estándar en un periódico de este formato- y unas 700 palabras, el autor 113 77 dedica los párrafos segundo, tercero y cuarto, al desarrollo argumentativo de por qué Kosovo, cómo en Kosovo, y quién en Kosovo, o sea, la geopolítica, las circunstancias sobre el terreno y el carácter de los protagonistas. El párrafo quinto, en cambio, abre un haz de perspectivas a partir de la situación interpretada: Ahora se abren dos caminos: si predomina la guerra, si Milosevic sigue aplicando sus métodos, hay que esperar una extensión del conflicto. Kosovo tiene frontera con Albania; de momento, se han concentrado tropas en esa frontera, pero entrarían en Kosovo, si las barbaridades contra sus habitantes se agravan. [...] Una crisis en Macedonia podría provocar el desmantelamiento del país, ya que muchos de sus vecinos -Bulgaria, Grecia, Turquíatienen reivindicaciones territoriales [...]. Ii O, lo que es lo mismo, la relación de lo que puede pasar si se mantiene o agrava la situación entonces reinante. El siguiente párrafo es el de conclusión: efectivamente, dice, hay una amenaza de guerra en la zona, lo que el autor considera ya suficientemente demostrado, y a lo que adjunta en ese mismo sexto párrafo, más el séptimo y penúltimo, las posibles soluciones al problema. Esta última parte constituye el bloque que cabría llamar de }perspectiva}, de lo-que-puede-ocurrir: Pero hay dos problemas que revisten una urgencia inmediata: que Serbia cese en su represión y retire su policía; que Milosevic acepte la comisión de conciliación que encabeza Felipe González [...]. Y en el párrafo final se impone un cierre climático, una conclusión de fuerza, una propuesta para el futuro: 114

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Por eso, imponer a Serbia que acepte la comisión de Felipe González se convierte en un problema

primordial. La estructura es, por tanto: 1) Propuesta. 2) Argumentación. 3) Perspectiva. 4) Solución (si ha lugar). 5) Cierre, que puede ser futurible. En el texto, aunque se califica de manera abrupta a personajes como Milosevic y a su política represiva -lo que es un lugar común tratándose del ex presidente yugoslavo- no hay toma de posición, entendida ésta como preferencia moral o política en lo que se refiere a la disección de los problemas. Se trata sólo de comprender lo que pasa, prever consecuencias, contramedidas y dibujar un panorama de la inminencia. Relativamente diferente como modelo, pero igual de válido, es el de Javier Pradera, esta vez en el análisis de los asuntos nacionales. En el análisis aparecido el 24 de diciembre de 1995, título "Solución y problema", sólo cinco párrafos, 145 líneas, algo más de 800 palabras, el analista, en un párrafo inicial en el que cubre varios frentes, se plantea la propuesta casi como un interrogante, amén de pegarse mucho más que los ejemplos anteriores al terreno inmediato de los acontecimientos. El comité Federal del PSOE oficializó anteayer la designación de Felipe González como candidato a la presidencia del Gobierno [...]. La discusión previa a ese nombramiento originó un extraño intercambio de papeles: mientras Felipe González se resistía [...], la Ejecutiva del PSOE y una amplia mayoría de su Comité Federal le empujaban a hacerlo con el argumento de que su liderazgo constituye la }solución} para las cuitas electorales socialistas. 116

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La propuesta consiste en desentrañar por qué se ha producido esa inversión de roles, planteado todo ello sobre una documentación mucho más copiosa de lo inmediato. La argumentación se extiende por los párrafos siguientes con un detalle mucho mayor que en el caso de Azcárate, enseguida veremos por qué, quedando para el último bloque informativo la prospectiva-perspectiva del adónde-vamos. En 1994, Felipe González se negó a presentar la dimisión como forma de asumir las responsabilidades políticas nacidas de los escándalos protagonizados por altos cargos de su Gobierno [...] su posterior decisión de aceptar la candidatura crea el peligro de que los socialistas se sientan tentados a buscar en las urnas la absolución política moral y penal de las acusaciones [...] lanzadas contra el Gobierno durante estos últimos años: en tal caso la solución del problema de hoy crearía otros mucho más gra-

ves el día de mañana. Pese a la trascendencia política de lo reseñado, el tono es descriptivointerpretativo, valorando aciertos o errores políticos en su propio terreno, y las consecuencias, en cada caso, de una u otra actitud. El tono es, globalmente, el del observador que subraya los problemas, sin otorgar premios o sanciones a los protagonistas. Incluso cuando parece que vulnera la distancia del observador como cuando (última columna) dice: si Felipe González hubiese perseverado en su elogiable gesto inicial de no encabezar la lista [...]. "elogiable" es más un recurso retórico que un "elogio" en sí mismo. Los análisis, aunque tengan una espina dorsal común, no serán, sin embargo, idénticos a tenor de las secciones en que se publiquen y aparecerán mucho más frecuentemente en las secciones duras que se hallan más en 117 83 demanda de explicación. La diferente textura de los análisis obedece a una cuestión de proximidad; la lejanía de cualquier acontecimiento de carácter internacional crea una necesidad panorámica; hay que perfilar una cuestión en trazos muy sintéticos; contrariamente a lo que pudiera parecer, esa lejanía no pide el detalle, que podría hacer el análisis inmanejable por lo prolijo, sino el resumen breve y subrayado, con un punto inevitable casi hasta de caricatura. Un problema balcánico ha de definirse en un párrafo; al revés, el análisis nacional acepta una mayor pormenorización porque éste habla mucho más directamente a los lectores, sugiere respuestas más significativas. Si el análisis internacional prima el trazo muy visible, el nacional puede aspirar a la miniatura.

Ii Otras voces, otros ámbitos Veamos ahora algunos ejemplos en la prensa anglosajona. En un }Financial Times} de enero de 2001, hallamos la siguiente pieza que, pese a no estar identificada formalmente como análisis, es una muestra también modélica del género, en la que se ven aún mejor las vinculaciones con la crónica. Es un texto a cinco columnas, sobre ocho que tienen las páginas interiores del periódico, con título y sumario, 17 párrafos, 165 líneas, y unas 850 palabras (que equivalen a más de 1.000 en español). Título: Doubts bar way to pact in Clinton twilight [Dudas en la búsqueda de acuerdo en el crepúsculo de Clinton] Y sumario:

Israeli concessions raised hopes

of a deal but Palestinians are wo118 85 rried by lingering ambiguities [Las concesiones israelíes hacían esperar un acuerdo, pero los palestinos recelan de ambigüedades no disipadas] El título y el sumario, a diferencia de los ejemplos anteriores, que responden a un criterio de interpretación más alusiva, podrían ser los de una crónica clásica de corte informativo. La estructura del texto es, sin embargo, virtualmente idéntica a la de los análisis reseñados. Propuesta en el párrafo de cabecera: Las perspectivas de un acuerdo final entre Israel y los palestinos antes de que el presidente norteamericano Bill Clinton concluya su mandato este mes, parecía depender ayer de que se superara el escepticismo palestino. La única diferencia con un análisis canónico sería la de que la información arranca de algo que temporalmente se sitúa en el día anterior ("parecía depender ayer"). Crónica, por tanto, en primera lectura de los hechos de la jornada. Del segundo párrafo, sin embargo, al octavo: Expectations were raised [Crecieron las expectativas] [...]. The Clinton proposals suggest formulating a clause [...]. [Las propuestas de Clinton apuntan a la formulación de una cláusula, según la cual las partes reconozcan el derecho de los refugiados al regreso bien sea a la "Palestina histórica" o a su "patria"]. se produce un largo salto atrás de recopilación de datos referentes a informaciones ya publicadas, que viene a equivaler a la argumentación anterior, para volver en el párrafo siguiente al material del día: Shlomo Ben Ami, ministro de asuntos exteriores israelí, dijo, sin embargo, ayer, que el regreso de un gran número de refugiados pales119 87 tinos a lo que hoy es Israel era totalmente inaceptable. De la misma forma, los párrafos siguientes recuperan acontecimientos del próximo pasado para construir la teórica posición palestina con sus exigencias de clarificación de las posiciones norteamericanas e israelíes, para, en los bloques informativos antepenúltimo y penúltimo, pasar a la perspectivaprospectiva: The next few weeks [...]. [Las próximas semanas es probable que haya más aproximaciones al abismo, más filtraciones y a falta de un acuerdo, más violencia [...]. Clinton es el amortiguador entre Barak y Arafat y Arafat quiere librarse de él. Barak está acorralado y Arafat quiere exprimirle al máximo]. Este análisis-crónica cierra con

fuerza sirviéndose de las declaraciones de un profesor universitario árabe de Cisjordania, Ali al-Jarbawi, que fija como período crucial para las conversaciones de paz el que mediaba entre el 20 de enero y el 6 de febrero de 2001, puesto que en esta última fecha debían celebrarse las elecciones para ocupar el cargo de primer ministro de Israel. El análisis típico de la prensa anglosajona, aunque, lógicamente baraje pocos o ningún elemento informativos del día, se apoya mucho más que los casos que hemos visto de }El País} en una información propia, en elementos fácticos que se supone que conoce el autor de la pieza. Subraya una de las características que mejor distinguen el análisis del artículo de opinión o del editorial, que es esa información propia. Lo que justifica el análisis no es lo que el periodista opine, porque no está demostrado que al lector le interesen especialmente las opiniones de semidesconocidos, sino lo que el periodista sepa, lo que pueda aportar al debate de la interpretación de hechos y actitudes. Pero no por ello deja de ser más desapasionado: el mundo es como es y nuestra única misión, enten120 89 derlo, parece decirnos este texto. Olvidémonos, por tanto, del presunto análisis que, aunque observe las reglas del género, sea sólo un comentario voluntarista del teletipo. Pero, sobre todo, la razón de haber presentado este texto ha sido la de mostrar la fluidez que existe entre ciertos géneros, la casi imposibilidad de encontrarlos en estado puro en la naturaleza, como ya se ha dicho, y, más aún, que veamos cómo un texto de estas características es una alquimia de equidistancia entre la crónica y el análisis. La crónica contendrá siempre elementos de análisis, y que el análisis, en cuanto que tiene que referirse a los hechos, se servirá, aunque sea mínimamente, como hemos visto en Azcárate, o en mucha mayor medida en Pradera, de material de crónica; pero, lo notable es cuando se logra un virtual } ex aequo} como en este caso, en el que una estructura muy propia del análisis usa casi tantos elementos de información del día como material propio, con el objeto total de explicar por qué pasan las cosas que pasan. La prensa norteamericana es muy dada al análisis-río, en el que parece como que se pretendiera lograr la cuadratura del círculo. La gran prensa de Estados Unidos no ha sido muy amena últimamente al tratar asuntos como la construcción europea, y, en particular, sus más afilados dardos se han lanzado contra Francia, presuntamente el Estado -y la opinión- más antinorteamericana de Europa occidental. En una pieza aparecida a fin de diciembre de 2000 en el } International Herald Tribune}, el compacto formado por el }New York Times} y el }Washington Post}, se presentaba en primera página con pase al interior, un }news analysis}, con el aviso correspondiente que lo identificaba como tal, firmado por el antiguo director de la publicación, John Vino-

cur, reputado periodista norteamericano que lleva más de media vida en París, y es un veterano conocedor de la escena francesa. Título a dos columnas (sobre seis, pero de anchos variables en la misma página), sumario, 22 párrafos, 198 líneas, unas 1.200 palabras y, como en el caso británico, sin ladillos. Título en interrogante, con lo que la propuesta, siquiera disimulada por la solo aparente humildad de la pregunta, es la de convencernos de que el nacionalismo francés es intrínsecamente malo para la construcción europea: Will Gaullist Grandeur Obstruct a New Europe? [?Será la "grandeur" gaullista un obstáculo a la nueva Europa?] German Bid for Dominance Resisted by French [Los franceses se resisten a la apuesta alemana por la hegemonía] Hay una teoría de la peor posibilidad para Europa en la que Francia se convierte en motor de la división interna, porque es tan incapaz de cambiar que paraliza el desarrollo de la construcción europea con su obstinada defensa de sus vetustos mitos y particularidades nacionales. Lo que importa aquí es la enormidad de la pregunta. Francia se hunde. En los párrafos siguientes aprendemos que la tesis implica un creciente extrañamiento francés de Washington a causa de la formación de una fuerza de defensa puramente europea, y de Alemania, simplemente porque no caben dos gallos en el mismo corral, y mientras Berlín sube, París baja. De otro lado, las fuentes, tan presentes en este tipo de análisis, son, según el autor, diplomáticos en la capital francesa. Así cubrimos, en la exposición del caso, los cuatro primeros párrafos, de longitud parecida de entre cinco y ocho líneas. Los dos siguientes cotejan la propuesta con los hechos, tal como los entiende Vinocur: Aunque dura, la teoría no deja de tener algún fundamento. [...] En la cumbre de Niza, el presidente Chirac, flanqueado por el primer ministro Jospin daba una imagen de Francia en Europa en su versión más }rígida} y }arcaica}. [...] en una negación de la evidencia de que Alemania tiene más población que Francia, Chirac insistió en mantener la paridad de voto entre los dos países en el Consejo de Ministros, tras asegurar que el pacto había sido sellado para la eternidad por Adenauer y De Gaulle. La cuestión a dilucidar, sin embargo, no es si nosotros como lectores estamos o no de acuerdo con las posiciones del autor, sino si éste mantiene el equilibrio y la distancia propios de un análisis. Y, aunque la estructura del texto es totalmente canónica: propuesta y argumentación para

cubrir al menos la primera mitad del análisis, parece difícil no ver como sumamente editorializantes las expresiones "arcaica y rígida"; perfectamente defendibles como opinión, pero no como hechos sobre los que pueda basar su punto de vista Vinocur. El problema se habría resuelto, sin embargo, porque es exclusivamente técnico, poniendo en boca de diplomáticos los calificativos mencionados, lo que es sorprendente que no haga porque las afirmaciones del autor aparecen siempre respaldadas por fuentes bien identificadas. Los problemas técnicos técnicamente se resuelven, siempre que el respeto del }fair play} así lo permita -que hubiera fuentes que dijeran semejante cosa-. En los párrafos séptimo a décimo, el autor desarrolla las razones y características del ascenso paralelo de Alemania, notablemente el fin de la guerra fría que libera a Berlín de ataduras bien conocidas. Los párrafos siguientes, hasta el decimoctavo, detallan diversas actitudes francesas, básicamente negativas ante la reforma estructural, tanto de la economía como del pensamiento, lo que completa el argumentario. Para volver, en el antepenúltimo y penúltimo, a cerrar el capítulo alemán con un claro perspectivismo: Lo cierto es que en lo que respecta a la realidad política alemana no se ve razón alguna para querer 123 95 volver al statu quo anterior basado en el eje o tándem franco-alemán. El canciller Schroeder no participa en absoluto de la creencia típica de la posguerra de que haya una misión común a ambos países, que tanto motivaba a sus predecesores. Y una declaración muy de cierre futurible para el último: Paradójicamente, es el señor Schroeder el que recoge los frutos de su sabio comportamiento. Y es el problema de Francia practicar los ajustes que le hagan merecer la confianza de sus vecinos para alejar el fantasma de esa teoría de lo peor que le puede pasar debida a su negativa a reinventarse a sí misma, y con ello ser un problema para toda Europa. Creo que este análisis revela uno de los problemas que plantea operar desde una atalaya mundial, como le ocurre a cualquier gran periódico norteamericano, que es el de que la política exterior de la potencia hegemónica mundial se halla mezclada en todos los casos de algún interés planetario. Un analista que trabaje en inglés, y más aún si es norteamericano, tendrá una ventaja de salida con respecto al que se mueva en cualquier otro ámbito cultural; sin hacer el esfuerzo de escarbar en culturas ajenas, el flujo de información que transitará por su ámbito será mayor que el de sus pares en el extranjero, pero, al mismo tiempo, la tendencia a asumir los intereses políticos de su país podrán llegar a colorear excesivamente su texto. La

paradoja radica en que el observador de una nación menor, aunque esté, normalmente, peor informado, puede, sin embargo, arrojar una mirada mucho más desapasionada al mundo que le rodea. Con el análisis, el periodista puede, al igual que en los géneros hasta ahora visitados, decir todo lo que quiera, directa o indirectamente, sin más limitación expresiva que unas convenciones técnicas, que se doblegarán siempre a nuestro superior criterio; que eso no degenere en pura y simple 124 97 manipulación, sólo dependerá del periodista que no querrá que las cosas sean de una determinada manera, sino que buscará la manera necesaria para que la representación sea la que da mejor sentido a las cosas. Ver el mundo de perfil Dentro del vasto mundo del análisis, primo menor de la crónica, habita también el perfil. Si el análisis es una tentativa de dar explicaciones al vasto y abstracto mundo de las cosas, el perfil, como en una reducción del angular informativo, se enfoca, en principio, sólo sobre un personaje. Igual que en el caso del análisis, este subgénero trabajará sobre una }percha}, un acontecimiento de actualidad, lo que lo emparenta también con la crónica. Aunque muchos perfiles se hacen sobre recortes de archivo, lo que los convierte en una biografía más o menos inteligentemente comentada, ésta debería ser una labor de especialista, puesto que hay una diferencia muy grande entre hacer un perfil habiendo visto y oído al personaje -haberlo entrevistado, por ejemplo- y trabajar desde el anonimato. El periodista, al igual que en la crónica, se servirá de todos los recursos informativos: contexto, experiencia personal, archivo, opiniones de quienes conozcan al sujeto; pero, la diferencia decisiva la dará su conocimiento directo del personaje, cuyo lenguaje corporal puede ser tan importante como sus declaraciones para la posteridad. De nuevo, el }yo} del autor parecerá aquí irrelevante, salvo que éste pueda aportar una vivencia singular y personal que consienta más que exija la primera persona. García Márquez puede hacer un perfil de Fidel Castro en primera persona, pero el común de los mortales es mejor que se abstenga. En ese mismo sentido, también parecería que los perfiles asimilan mal opiniones o interpretaciones demasiado concluyentes, salvo, de nuevo, si es como consecuencia de una viven125 99 cia muy directa, de la que uno puede responder con su firma. La prensa anglosajona es una gran cultivadora del perfil, de igual forma que la literatura inglesa es muy dada al género biográfico, o al de viajes que sería el perfil de una geografía o de una sociedad. Comparativamente, en cambio, el mundo latino no está tanto en esa tesitura. Un arranque modélico de esta capacidad de encarnar en una descripción

física todo un tipo humano la hallamos en esta pieza del }Financial Times} del 4 de enero de 2001, a cinco columnas, 15 párrafos, 245 líneas, y unas 1.250 palabras -bastante largo para los estándares españoles-. Título: Russia's cold warrior [El ruso de la guerra fría] Y sumario: Un clima económico favorable ha permitido a Vladimir Putin, tras un año de presidencia, ganarse el apoyo popular como reformista, pese a su brutal estilo de gobierno }Lead}, equivalente a propuesta de personaje. Cuando las mujeres rusas votaron al presidente Putin el hombre más sexy de Rusia, sus razones eran tan simples como reveladoras. Según una de las votantes: "No bebe, no fuma, hace deporte, quiere a su mujer y a sus hijos. ? Qué más se puede pedir?". Y otra: "Me da miedo. O sea que me conviene". Ahí está, en esas pocas palabras, la esencia de la extraordinaria aceptación de Putin entre la opinión pública rusa, al año exacto de su mandato, tras la sorprendente dimisión de Boris Yeltsin. A los extranjeros puede parecerles siniestro y enigmático, pero a los rusos Putin les resulta de una sangre fría que llega a lo carismático, y gana puntos por momentos. 127

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Tras esta presentación, que es como las cartas credenciales del personaje, el periodista, Robert Cottrell, hace la debida marcha atrás y rememora la llegada al poder de Putin, los resultados electorales de marzo de 2000, etcétera, para hacer el recorrido, primero, de ese año en el poder, y sólo a partir del cuarto párrafo, comenzar su biografía cuando aún no era un hombre público. Estructura clásica, y válida tanto para la crónica como para el género seco: comenzar por lo inmediato, para, luego, retroceder en el tiempo hasta un comienzo más cronológico de la historia. La parte central del perfil, tras el apunte biográfico }stricto sensu}, es una especulación perspectivista; con todo aquello que cabe esperar del presidente ruso en su tarea reconstructora del Estado, para terminar con los problemas y los activos con que cuenta, una Duma, unos tribunales de Justicia y unos medios de comunicación, globalmente favorables. Toda la pieza está concebida con la extrema prudencia con la que hay que hablar de un personaje claramente en construcción -como subraya la fotografía elegida para el reportaje: un busto de Putin, ni siquiera terminado- y el cierre se ajusta también a todo lo que se ha reseñado sobre lo mucho que cunden los futuribles.

Todo ello le da al señor Putin un interés muy grande en hacer que el Estado funcione. Si tiene éxito, todos, en principio, lo celebrarán. En la práctica, todo dependerá de qué clase de gobernante vaya a ser, dado el tiempo y los recursos con que cuenta. Rusia no sabe todavía si ha elegido a un primo carnal de Tony Blair, o al hombre del KGB. En }El País} del 5 de marzo de 1998 apareció un perfil cuya técnica apenas es distinta de la del caso anterior, firmada por un servidor sobre el entonces jefe de Gobierno de Israel, Benjamín Netanyahu. Se trata también de establecer el perfil de un 128 103 personaje, que a sí mismo, según el autor, se ve en términos fuertemente históricos. Título: El hombre que tenía un plan Entradilla: Si los líderes se hacen, y no nacen, a Benjamín Netanyahu le ha debido costar bastante. Según De Gaulle es "la fuerza de las circunstancias" la que fabrica la personalidad. La rendición de Francia en 1940 consiguió que un brillante pero reemplazable militar de 49 años se convirtiera en el hombre que rescató a su país de la debacle. El modelo Churchill, al que imaginamos venido al mundo ya con el puro en la comisura de los labios subraya, en cambio, algo intangible que siempre estaba ahí. Ii El líder ultra israelí, entre dos modelos históricos, que fueron decisivos en tiempos críticos de sus respectivos países, como espejos en los que le gustaría mirarse. De entre las dos aparentes posibilidades -el que se hace (De Gaulle) y el que nace (Churchill)- Netanyahu correspondería más bien al primer grupo, si bien "le ha debido costar bastante"; ?quizá es que no se ha salido muy bien a sí mismo? El perfil juega con aproximaciones, ironías, tanteos. El autor utiliza repetidamente en el texto las palabras de De Gaulle para ver cómo Netanyahu se ha hecho a sí mismo (o así mismo) enfrentado a una sucesión de } circunstancias}, como estructura o columna vertebral de la pieza. No puede haber veredicto inapelable, y el periodista concluye en el mismo tono de prospectiva del perfil precedente. Su devastada Némesis, Simon Peres dijo en una ocasión: _"La elección para un político consiste en optar entre ser una estrella o un héroe. Si quiere ser lo primero, 130 105 pide un sondeo para averiguar qué tiene que hacer; si lo segundo, ha de correr riesgos_". Benjamín Netanyahu parece llamado al estrellato".

La gráfica posible en forma de línea recta de la estructura posible del análisis sería: 1) Declaración o propuesta sobre el personaje. 2) Percha de actualidad. 3) Apunte biográfico. 4) Demostración de la propuesta. 5) Final prospectivo. El perfil-investigación El perfil se puede entender también desde otros ángulos, y de la misma forma que en su modelo más clásico es una forma de la crónica, el perfilinvestigación sobre un personaje, en torno al que se plantea un trabajo mucho más de averiguación de quién }realmente} es, tiende a emparentarse con el reportaje, sin perder nunca por ello las características del análisis. Un ejemplo muy canónico del perfil-presentación, que implica la investigación directa propia del reportaje, apareció en el dominical británico }The Sunday Times}, el 7 de enero de 2001. Título: His life after 300 deaths [Una vida más allá de 300 muertes] Sumario: El asesino en serie Harold Shipman no muestra remordimiento. Así son sus años en la cárcel El personaje, conocido internacionalmente como }Dr. Muerte}, era un completo desconocido fuera al menos del Reino Unido, hasta que se supo a primeros de 2001 que, probablemente, había matado a unos 300 pacientes, y no alrededor de una quincena como se creía, por lo que estaba cumpliendo varias cadenas perpetuas. En lugar de recurrir a una presen131 107 tación convencional de todo lo ya sabido, los periodistas, Peter Millar y Adam Nathan, hacen un perfil-reportaje, con un brillante }lead}, que también es una propuesta intelectual, no tan diferente a la de Putin, si vamos más allá de la distancia antropológica entre los dos personajes: lo anómalos que son en sus medios respectivos. Desde muchos puntos de vista sería el vecino perfecto, como ha demostrado cuando ha podido hacerlo. Un caballero de 54 años, autosuficiente, de aspecto más que respetable, que se levanta cada mañana a las 6.30, se arregla la barba con una maquinilla y se dispone a tomar su desayuno habitual de tostadas con judías. Se instala entonces para atender a su copiosa correspondencia o leer su ejemplar del }The Guardian}. Le gusta leer la prensa como corresponde a un hombre educado que ve regularmente el }British Medical Journal}. Se lo envía su hijo, que le visita de vez en cuando.

Éste es el estilo de gran parte del texto, que recorre con minuciosidad

secretamente horrorizada la jornada carcelaria del Dr. Muerte. El texto es largo, 336 líneas, y unas 1.650 palabras. Su momento culminante, en consonancia con el arranque del texto, se produce cuando los autores buscan las asociaciones de ideas más significativas para un público británico: Shipman, o eso parece, no es Hannibal Lecter (estuvo brevemente encerrado en una jaula de cristal en la prisión de Strangeways en Manchester, pero sólo porque se temía que pretendiera suicidarse). Tampoco es del estilo del Destripador de Yorkshire, que mataba a las mujeres a martillazos [...]. Sólo avanzada la narración, a la mitad de la segunda columna, retroceden los autores hasta el tiempo del juicio y de su vida criminal, de lo que se había informado anteriormente en toda la prensa británica. Para 132 109 terminar, la prospectiva siempre, con el riesgo futuro de nuevos }Dr. Muerte}: En último término, las ocasiones que un médico tenga de abusar de su posición están limitadas, por definición, por el tipo de pacientes que se pongan en sus manos. Shipman (nótese que los presos no son }señores}) aún se vanagloria de que tenía más pacientes que ningún otro médico de cabecera de Manchester porque "era popular y se fiaban de mí". Con eso bastaba. Probablemente pasará el resto de sus días entre rejas. Pero no hay ninguna garantía de que llegue a reconocer que ha recibido lo que se merece. ?Acaso, el diablo es capaz de comprender que ha pecado? Información directa, interpretación fría pero muy visual de las cosas, el contexto justo, utilización de las comillas que irrumpen en el texto sin }dijo} ni } afirmó}, porque el sobrentendido de quien habla es concluyente, y un retrato con el grado necesario de asombro para transmitirlo tal cual a los lectores. En el ámbito de la literatura en lengua castellana, la semblanza de Rafael Leónidas Trujillo en la novela de Mario Vargas Llosa }La fiesta del chivo}, donde encontramos un megaperfil del dictador dominicano, y, ya mucho más en el formato propio de un periódico, otro igual de formidable del casi eterno presidente del país caribeño, Joaquín Balaguer, que aun publicado como parte de una novela, sería perfectamente separable de su contexto y reproducible como un perfil del sucesor de Trujillo (11). Cumplida toda esta parte del recorrido, llegamos a la primera aproximación directa a eso de ahí afuera: la entrevista.

(11) Mario Vargas Llosa, }La fiesta del chivo}, Alfaguara, 2000. 135 111

Capítulo Vi El out there comienza por la entrevista El camino de los géneros, de la menor a la mayor personalización, de la menor a la mayor apropiación intelectual del texto por parte del periodista, presenta en su ecuador un punto de inflexión; o, quizá, porque es un punto de inflexión es un ecuador. Hemos ido de lo seco -primera estación- a la crónica -segunda estacióny, aunque con esta última hayamos adquirido un mayor dominio sobre el material informativo, seguimos utilizando, básicamente, materiales colectivos, luego indirectos. El tercer paso acabamos de darlo en el capítulo anterior, con el análisis y sus adláteres, el perfil y, hasta cierto punto, el editorial, donde ya gozamos de una mayor libertad de interpretación, pero seguimos manejando información que sólo es muy parcialmente nuestra. El paso que va del análisis a la entrevista, es un ecuador porque es el primero en el que forzosamente tomamos la puerta de la calle, salimos al mundo exterior, nos encaramos con él, y obtenemos una información que, en principio es sólo nuestra. Por ese mismo motivo, apenas podemos considerar verdadera entrevista la que se hace en grupo -lo que la aproxima a la rueda de prensa, si acaso restringiday rechazaremos la entrevista por cuestionario, aquella que consiste en entregar una serie de preguntas por escrito al personaje, que nos lo devuelve con sus respuestas, también por escrito. Sólo la virtual imposibilidad de acercarse a determinadas personalidades hará que aceptemos esta fórmula. ?Quién rechazaría una entrevista por cuestionario con un presidente norteamericano? La entrevista se halla en la misma base de todo el quehacer periodístico. La inmensa mayoría de las informaciones que obtenemos han tenido como base una entrevista, el encuentro en estado 136 113 puro, entre el periodista y la fuente. Es como la materia prima a partir de la cual es posible nuestra profesión. Todo procede de una entrevista, en el sentido literal del término. Pero, dentro del sistema en el que estamos trabajando, lo que publicamos como entrevista, probablemente con algún tipo de tratamiento gráfico específico, es el primer género en el que deberá producirse una apropiación completa del material por parte del autor. Recordemos también que sólo en el paso siguiente, el del reportaje, quien firma alcanza la plenitud de la apropiación directa; y, por ello, podríamos ver también la entrevista como un primer apunte de reportaje; una visita al }out there} en la que el escenario está habitado por una sola persona, que además nos está esperando, por lo que nos hallamos ante una versión, naturaleza muerta de las exuberancias que crecen ahí fuera. La entrevista como reportaje domesticado; la fiera de la realidad aguardándonos

en el zoo de un despacho. La entrevista es el género de ficción veraz por antonomasia. Difícilmente encontraremos nada más literario, más directamente creativo que la entrevista. Las entrevistas en alguna medida se inventan todas, pero no por ello tienen que dejar de responder a la verdad. Y eso es así porque la misma idea de la entrevista es una utopía periodística: llevar a cabo una transcripción del lenguaje hablado al escrito, como si eso fuera posible, y, sobre todo, como si pudiera tener algún sentido. Recordemos que cuando hablábamos de los entrecomillados, decía que para que el periodista se haga a un lado y deje que alguien tome la palabra en su lugar lo que tiene que decir ese alguien ha de ser especialmente relevante, ha de tener mucho más sentido dicho por el interesado que expresado en la pluma del periodista, o bien debe sonar tanto a lenguaje hablado que tenga una fuerza de expresión que no se alcanzará nunca con nuestra propia voz narrativa. A la vista de todo lo anterior, hay que decir que la entrevista es el apo137 115 calipsis del entrecomillado, por lo menos cuando se trata de la modalidad pregunta-respuesta, que enseguida veremos en qué consiste. Pensemos en cómo hay que aquilatar en la elección de los entrecomillados para llenar una pieza entera, una página o más, casi exclusivamente de lo que ha dicho de manera presuntamente literal el entrevistado, con esa irrupción masiva de lo hablado, tan difícil de aclimatar en el medio escrito. Empecemos por ver que lo que nos dice el entrevistado es siempre literalmente inmanejable, aparte de que 30 minutos de conversación tomados al pie de la letra o incluso eliminando repeticiones, carraspeos, y tiempos muertos dan para llenar varias páginas de cualquier periódico tabloide; de otro lado, nadie, excepto los intelectuales franceses que hablan directamente como escriben, para la posteridad o, al menos, para las galeradas de su próximo libro, es capaz de expresarse de forma suficientemente inteligible para que el periodista pueda, o mejor deba limitarse a contar lo que nos dicen; hay que contar, por el contrario, lo que nos quieren decir, que es algo que sólo se le puede aproximar, aunque, sin duda, habrá frases o expresiones clave que deberemos preservar; pero no soñemos con que es posible o conveniente } transcribir}, porque lo que hay que hacer es }escribir}. Y si esto vale para la entrevista hecha en nuestro propio idioma, pensemos que la mayoría de las entrevistas de Internacional se hacen en inglés, o en alguna lengua extranjera, donde tenemos que traducir de un idioma a otro, con lo que la necesidad de } escribir} es todavía mayor. Es bien sabido lo de }traduttore, traditore}. La entrevista no es el espacio de tiempo que consumimos con alguien con quien conversamos, sino algo que luego publicamos después de una ardua interpretación de lo que nos han dicho. La entrevista en el sentido físico, mate-

rial, es un encuentro con otra persona que se prolonga, habitualmente, de media hora a una hora, tiempo durante el cual la grabadora ha registrado una tormenta sonora, un tráfago de ruidos, 137 117 ambiente, voces, interrupciones, repeticiones, equivocaciones, en cuyo seno se halla oculta, agazapada, esperando, incluso, que no reparemos en ella la entrevista. Como un minero o un espeléologo, el periodista tendrá que zambullirse en ese magma, preferentemente con la ayuda de un bloc en el que ha tomado las notas imprescindibles, para seguir las huellas de la entrevista -de una de las varias posibles, hasta relativamente distintas entre sí, que se contienen en la conversación- y darle caza para su publicación. Hallar el rastro de migas que ha dejado Pulgarcito para que podamos encontrar el camino de vuelta de la conversación al papel. Por todo ello, la entrevista es la solución periodística de un pasable rompecabezas. El orden narrativo de lo periodístico no tiene por qué coincidir con el orden cronológico de las cosas. Cuando vamos a hacer una }nota} de una conferencia, el orden particular de la exposición nos tendrá sin cuidado; más aún, lo que al o a la conferenciante le parezca más importante, el momento culminante de su actuación, no tiene por qué ser el }lead} periodístico, a partir del cual el autor ordene, probablemente de forma temática, buscando afinidades, el material para montar su historia. Otro tanto ocurre con la entrevista, sólo que de una manera mucho más desbaratada. No es sólo que el orden del cuestionario no tiene por qué ser el orden narrativo para su publicación, sino mucho más. La respuesta a la pregunta número tres podrá darse, y ni siquiera de una sola tirada sino normalmente a fragmentos, en las contestaciones a las cuestiones números, cinco, nueve y diecinueve. El periodista, tanto si trabaja en su propia lengua como con la ajena, tendrá que hacer corte y confección, buscar, recortar, repelar, adjuntar lo que nos han querido decir, aquello que nos ha llegado de la manera caótica que corresponde al lenguaje hablado. Por eso, la entrevista es una obra hasta cierto punto de ficción, porque prácticamente nada ha ocurrido tal y como lo contamos; pero lo que }debería haber ocurrido}, lo 138 119 que de verdad expresa lo que los protagonistas querían que ocurriera, eso es lo que contamos. No en vano, en muchas entrevistas de la prensa norteamericana podemos leer como encabezamiento de la misma: "A continuación, algunos fragmentos (}excerpts}) de la conversación que (fulanito de tal) sostuvo con (la publicación)". Se distingue entre }conversación} y entrevista; los fragmentos son de conversación, lo que se publica es la entrevista, y sólo puede haber un cierto número de puntos de tangencia o solapamiento entre ambas. Todo esto puede poner muy nerviosos a jóvenes aspirantes a periodistas, a los que se les llena la boca con esos términos de los que ya se ha hablado como objetividad, incluso ética, fide-

lidad a los hechos, etcétera. La fidelidad a los hechos, muy al contrario, consiste en saber que nadie sabe cuáles son los hechos, y que hay que adivinar y acertar lo que le están diciendo a uno para poder reconstruirlo comprensible y verazmente. Ii Modelos de entrevista Los modelos de entrevista no son subgéneros, sino formatos, técnicas específicas para plantear la manera en que vamos a publicar la entrevista. Aunque es posible hacer una relación casi tan extensa como se quiera, nos concentraremos aquí en tres técnicas diferentes, cada una de ellas más adecuada a intenciones profesionales también distintas. Éstas serían: 1) Pregunta-Respuesta. 2) Romanceada. 3) Temática. La más obvia es la llamada de Pregunta-Respuesta, que consiste -con el aparato de titulación que se estime conveniente, la entradilla que puede o no coincidir con el }lead}, y el comienzo del texto que emplearemos para presentar el lugar, el acontecimiento, el personaje- en una sucesión de cuestiones formuladas en forma de pregunta literal, con un tratamiento gráfico específico, a las que se adjunta cada 139 121 una de las presuntas respuestas. La entrevista puede concluir con la última de éstas, o dar lugar a un cierre directamente abrochado por el autor. Aunque lo habitual es que en este formato el periodista no haga incisos entre preguntas-respuestas, la fórmula es practicable a condición de diferenciar gráficamente unos espacios de otros, para que el lector sepa siempre a quien está leyendo, entrevistador o entrevistado. Con todo, no soy inmensamente partidario de esta posibilidad porque otorga una ventaja demasiado obvia al autor, como es la de comentar lo que nos están diciendo, sin perder por ello la aparente tersura imparcial del formato pregunta-respuesta. La entrevista que aquí se llama }romanceada} es la que ha preferido siempre la prensa anglosajona. Consiste, con títulos y entradilla, si ése es el caso, en una narración corrida en la que se entrecomillan las respuestas de las que se desea una teórica textualidad. El periodista es el que está dirigiéndose en todo momento al lector, hasta el punto de que podrá reproducir, de manera literal o sólo de sentido, sus propias preguntas, normalmente sin entrecomillado alguno, y sembrar a voluntad su soliloquio con algunas de las declaraciones textuales del entrevistado. Esta fórmula se aproxima un tanto a la crónica, en la medida en que el material fundamental de la entrevista no es lo que se supone que nos están diciendo tal como nos lo están diciendo, sino el cómo contamos eso que nos dicen, permitiendo sólo incursiones puntuales del entrecomillado, porque en esos momentos la voz directa del personaje nos parece tan especialmente valiosa como para consignarla en lugar de

nuestro }romanceado}. Existe un cierto número de variaciones de esta partitura. Un esquema de posibilidades sería el siguiente: 1) Pregunta-respuesta, formato puro. Diálogo }literal}. 2) Pregunta-respuesta, formato modificado con incisos, gráficamente diferenciados de los bloques de pregunta-respuesta. 3) }Romanceado}, con preguntas 140 123 entre comillas, a las que se responde también entre comillas. 4) }Romanceado}, sin preguntas formuladas como tales, sino sólo con alusiones a los asuntos a tratar, que permiten recoger las respuestas, } romanceándolas} también, entre comillas, o alternando ambas posibilidades. 5) Finalmente, la entrevista temática, que se emplea muy poco en la prensa de nuestro entorno, es, sin embargo, corriente en las grandes publicaciones semanales norteamericanas como }Time y Newsweek}, y consiste, tras la preceptiva presentación del asunto y del personaje, en una serie de bloques informativos encabezados por títulos o ladillos que contienen, agrupadas, las respuestas del entrevistado a una serie de cuestiones, preferentemente de tipo general. Se leerá, por ejemplo: }Economía}, y tras el encabezamiento, aparecerá lo de relevante que se haya dicho sobre el asunto. Por eso, son temáticas. Ii Méritos respectivos de los tres formatos Es un punto de partida clásico suponer que el formato pregunta-respuesta aspira a lo literal, a la famosa objetividad, mientras que el estilo }romanceado} nos adentra en los terrenos de lo literario, dando como más vuelo al autor para que se recree. Pero todo eso no son más que vaguedades. El modelo pregunta-respuesta no es más preciso que el romanceado, y puede incluso que lo sea menos. La } objetividad} de esta o cualquier otra fórmula es una ficción, lo que no quiere decir que las entrevistas realizadas con arreglo a la misma no puedan ser veraces. Eso no quita, sin embargo, que la }ilusión} que crea de literalidad, empezando por el propio entrevistado sobre el que puede ejercer notables efectos calmantes, la haga aconsejable-inevitable para altas personalidades, aquellos de quienes el lector tenga derecho a esperar declaraciones lo más precisas posible. 141 125 En 1983, }El País} publicó una entrevista preguntarespuesta al rey Hussein de Jordania, en un momento en el que el cuadro clínico de Oriente Próximo era especialmente grave. El monarca hachemí decía que "no faltaban meses, ni semanas, sino días" para que la situación degenerara en violencia -no llegó a decir "guerra"-. Es probable que al lector -y al periódico- le parezca más apropiado que semejante declaración se haga en el océano de comillas por doquier. Pero no se pierda de vista que en una en-

trevista romanceada semejantes palabras habrían aparecido también entrecomilladas, y, además, el autor podría haberse despachado con el contexto, el momento, el lenguaje corporal del soberano, lo que le habría sido imposible con el formato anterior. El estilo }romanceado} es cierto que da más libertad al periodista: precisamente por eso puede ser utilizado con gran higiene expresiva, mostrando como interpretación lo que es interpretación, para dar una visión más completa, y posiblemente más verosímil como trasunto de la realidad, que el de preguntarespuesta, donde hay que llevar a cabo una gran manipulación para que parezca que no hemos manipulado nada, que nos atenemos a lo que nos han dicho, sin comentarios por nuestra parte. Con todo, lo que sí tiene el formato pregunta-respuesta es un grado de mayor respeto por el entrevistado. Si yo tuviera que entrevistar al Papa -puesto que a De Gaulle, que sería mi preferido, ya no hay quien lo entreviste- aceptaría de buen grado hacerlo desde esa distancia mayor que marca la formulación unívoca y solemne de las preguntas. De igual manera, el formato }romanceado} será especialmente útil cuando la persona entrevistada sea mucho más -o mucho menos- que un productor de declaraciones -cuesta imaginar una entrevista pregunta-respuesta a una estrella de Hollywood; ?quién querría saber únicamente lo que contesta a nuestras preguntas Marilyn Monroe, prescindiendo de cómo ha visto el periodista a la estrella?-; o cuando haya contexto, cuando el lugar 142 127 en el que se realice la entrevista tenga un interés descriptivo porque haya un }out there} llamativo a nuestro alrededor; no todas las entrevistas a personalidades del mundo de la política se celebran en un anónimo despacho, y ni siquiera todos los despachos son igual de anónimos; o también en ese tipo de entrevista como instantánea, en la que se espera una respuesta rápida y concisa a algo normalmente chocante. Finalmente, el formato temático es más idóneo cuando ocurre, precisamente lo contrario, cuando en el personaje no hay brillo animal de ninguna clase, cuando lo único que puede tener de interés es lo que nos cuente, pero sin molestarnos siquiera en buscar su palabra individualizada, como en el plan preguntarespuesta, sino agrupando todo lo que dijo sobre esos asuntos en bloques unificados.

Ii La técnica del entrevistador Las buenas entrevistas piden un estudio previo del personaje, al que hay que tratar de conocer lo mejor posible. Ello nos permitirá hacer no sólo preguntas relevantes, sino establecer de salida las credenciales del entrevistador. No es lo mismo acercarse a un alto representante del organismo

que sea y arrancar con la entrevista formal, aunque sea formulando preguntas interesantes, o tratar al comienzo de la entrevista de demostrarle que conocemos a fondo el }dossier}, que nos hemos molestado en leer, en preguntar sobre su vida y su obra. Cuando entrevistamos a primeros ministros o presidentes de países extranjeros, circunstancia que se da mayormente cuando esos altos personajes están a punto de visitar España, hay que partir de la base de que los 40 o 50 minutos que les robemos de su tiempo serán considerados por el interesado como un peaje inevitable de su posición, en el mejor de los casos, y 143 129 una tortura imbécil, en el peor. Por ese motivo, establecer unas buenas cartas credenciales es como decirle que ese tiempo de su vida no va a ser en vano, que aspiramos a algo más que cumplir el expediente; en definitiva, que hemos hecho los deberes antes de presentarnos ante su persona. Es correcto fabricarse un cuestionario, llevar algo apuntado, quizá unas ideas, pero no me parece recomendable agarrarse al mismo como si fuera un salvavidas, porque todas las situaciones han de ser reconducibles; a un determinado tipo de respuesta no tiene por qué seguirle la pregunta que se lleva anotada, sino que puede evocar un camino probablemente diferente, una repregunta, o hasta un replanteamiento instantáneo de la entrevista. Y en la línea de que la entrevista es lo que escribimos, no lo que conversamos, demos un paso más. Las preguntas que publicamos no tienen por qué ser exactamente las que formulamos. Se ha dicho ya que los entrevistados suelen tener la mala costumbre de contestar no sólo lo que les da la gana, sino cuando les da la gana. Por ello, las preguntas son muchas veces sólo incitaciones al personaje para que hable, y, en cualquier caso, el periodista no tiene ninguna obligación de mantener aquellas cuestiones a las que no le han contestado lo que preguntaba. Las preguntas se tienen que reconstruir una vez que el periodista haya decidido qué respuestas le ha proporcionado el material sonoro que proceda. A tales respuestas, tales preguntas. Creo muy firmemente también que las entrevistas no son una justa de gladiadores, en la que el periodista centra todo su esfuerzo en demostrar al lector -al entrevistado sí que ha de demostrárselo- lo inteligente que es, lo mucho que sabe del asunto, cómo acorrala al personaje y le obliga a confesar sus culpas; entre otras cosas, porque si le acorrala es seguro que no confesará nada; las confesiones de verdad sólo se hacen inadvertidamente, cuando el entrevistado se siente en equivocada confianza. ?Significa todo ello que hay que 144 131 engañar al entrevistado? Nada de eso. Ni engañarle, ni dar explicaciones innecesarias. Estamos allí para obtener un material de calidad, y éste raramente se consigue yendo a favor del entrevistado. Nadie está dispuesto, en principio, más que a contar aquello que le favorece, que le presenta a la

mejor luz posible a los ojos de la opinión. Y, sin entrar ahora en la inútil polémica sobre que los periódicos sólo dan malas noticias, cuando las hay buenas que gustarían muchísimo al respetable, está claro que las noticias consisten en aquello que nos oculta el interlocutor. En esa misma tesitura, las preguntas -o lo que es válido para cualquier formato, como todo lo anterior, pero mucho más directamente para preguntarespuesta- han de ser lo más breves posible, como propias de un médium que es el periodista, no un amigo o un igual del entrevistado que está pasando un rato de charla con él; los periodistas entrevistadores no existen más que de forma inducida, como agentes que desatan lenguas. A medida que avanzamos en la entrevista -versión publicada- igual que ocurre en los géneros seco y crónica, podremos emplear menos palabras en la formulación de las cuestiones sucesivas, porque nos apoyaremos en los sobrentendidos que hayamos ido creando con nuestras preguntas y con las respuestas obtenidas, de forma que las primeras sean cada vez más breves. Habremos ido soltando lastre para gastar nuestro capital simbólico de palabras de la manera más eficaz posible.

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Capítulo Vi El out there comienza por la entrevista (Continuación) Desfile de modelos Entrevista }romanceada} del diario norteamericano }USA Today}, que publicó }El País} el 14 de enero de 2001, con lo que ya nos llega expertamente traducida. Una entradilla general en cabecera de página, abastecida por el propio diario, da paso a la entrevista. }El País} ha mantenido desde hace bastantes años un plan estable de presentación del género: nombre del entrevistado y por debajo, el cargo que ocupa, precediendo al título. Iii

George W. Bush Presidente electo de Estados Unidos "Estoy listo para la presidencia" }Lead} y presentación del personaje: Una de sus candidatas para el Gabinete acaba de verse obligada a retirarse, otros son motivo de controversia, y él va a asumir el cargo la semana próxima, cuando muchos norteamericanos están todavía irritados por la elección más ajustada y reñida que se recuerda. El presidente electo, George Bush, dice, sin embargo, que "está totalmente en paz". [...] En una hora de conversación en Blair House, la vivienda para los

invitados presidenciales, en Pennsylvania Avenue, enfrente de la Casa Blanca, Bush parece confiado y sin inmutarse ante las secuelas de su caótico camino a la presidencia. Llega con 20 minutos de antelación a la cita tras comer con [...]. 146 7 Bush está pensativo. Dice que no va a mirar a sus padres cuando jure el cargo, porque sabe que va a ser un momento muy emotivo. Habla de que va a cambiar cuadros que cuelgan en el Despacho Oval [...]. Las autoras, Judy Keen y Mimi Hall, sitúan en los tres primeros párrafos -la entrevista tiene 22 párrafos, 308 líneas, y unas 1.750 palabras- al personaje en el momento y en el lugar; y como no se sienten en la obligación de recoger entre comillas todo lo que consideran digno de publicación, cuentan con su propia voz lo que les parece oportuno de las declaraciones del presidente electo, dando sólo paso a la literalidad cuando creen que es conveniente }oír} sin intermediarios la voz de George W. Bush. Y en vez de hacer preguntas buscan los momentos en los que la propia narración dé pie a que el entonces presidente electo se explaye sobre ciertos asuntos. Iii Y ofrece algunos detalles sobre sus nuevas prioridades: [...] "Es el plan que presenté en mi campaña", afirma. "Creo que no sólo cumpliría los objetivos que son reducir todas las tasas marginales [...]". Las autoras usan el "prosigue", "afirma", etcétera que, como veremos, es perfectamente suprimible, pero no preguntan directamente sino que provocan las respuestas. El resultado es una narración muy fluida, a la que se asoma directamente sólo de cuando en cuando su sujeto principal. En este texto del }Times de Londres} del 12 de enero de 2001, hallamos una entrevista a Robert Bourne y a su señora, el constructor del Dome del Milenio, uno de los grandes fracasos propagandísticos de la era Blair, en la que con 43 párrafos, más de 350 líneas y unas 2.000 palabras, sólo aparecen entrecomilladas como declaraciones del empresario poco más de 60 líneas, y, sin embargo, el periodista, que hace a la vez perfil y 148 9 entrevista, nos da cuenta de su vida y milagros, aunque, como las anteriores, hartándose de los "he said". El señor Bourne, tostado por el sol, ataviado con su imagen de marca, un conjunto de Armani azul marino, se hallaba de lo más expansivo acerca del Nuevo Laborismo. "Blair no pierde comba. Sabe lo que la gente necesita, lo que la economía necesita. Se preocupa, es un tipo estupendo, ha transformado el partido laborista y atraído a personas como yo que antes estaban con los conservadores", dijo. No hay preguntas, sino narración en

cuyo curso se insertan las declaraciones de Bourne y señora. La que probablemente es la entrevista más larga de la historia de }El País} apareció, en cambio, según el formato pregunta-respuesta, el 27 de febrero de 1983, firmada por Joaquín Estefanía, director de la Escuela. El texto, además de buena parte de la primera página, ocupa tres más en el interior, pero es que se trataba de la primera entrevista que concedía José María Ruiz-Mateos, recién conocida la expropiación del conglomerado Rumasa. La entrevista tiene 825 líneas, lo que equivale a algo más de 4.100 palabras, más un despiece de 90 líneas y casi 500 palabras. Dada la trascendencia del momento se comprende que la fórmula sólo pudiera ser pregunta-respuesta -26 preguntas y alguna respuesta cuya extensión sobrepasa la media columna de texto-. La presentación es totalmente clásica, de forma que se entrelazan en la entradilla el entrecomillado de Ruiz-Mateos con el perfil y la situación del personaje. (Ver apéndice). Titulación: Declaraciones de José María Ruiz-Mateos, ex presidente de Rumasa, a El País "No estoy en lucha contra el Gobierno, porque es mi Gobierno, el de todos" 149 11 El deseo del autor de ser especialmente literal es muy evidente, desde el comienzo. Entradilla: "Yo no estoy en lucha [...]", afirmó ayer en una larga entrevista concedida a } El País}, José María Ruiz-Mateos, presidente de Rumasa hasta que la pasada semana el grupo fuese expropiado por una decisión del Consejo de Ministros que se materializó en un decretoley. Este hombre, que alguna vez se definió como más empresario que banquero, que era un }outsider} en la comunidad financiera española, aseguró una y otra vez, con gran vehemencia, que no tiene miedo de ir a la cárcel porque cree en la justicia [...]. Y en un ejercicio inusual, para ese }dar fe} tan subrayado de lo que el autor está viendo y oyendo, concluye la entradilla, haciendo una relación de todo aquello a lo que el empresario no quiso responder. A mí que me registren. Ruiz-Mateos contestó a casi todas las cuestiones [...], excepto a las siguientes: ?Cuál de las empresas perdidas le duele más? ?Cuál ha sido su principal error? ?Qué cantidad piensa recuperar vía justiprecio o, en su caso, indemnización? ?Cree posible que con Rumasa se repita el caso del diario } Madrid}? ?Qué defensa va a emplear para desbloquear la situación en la que se encuentra el holding?, y ?tiene Vd.

capacidad de reacción o ya está derrotado? Estuvo presente e intervino en la entrevista el asesor legal de Ruiz-Mateos, Alejandro Rebollo. Es sólo en el despiece, que, muy canónicamente, no corta el desarrollo de pregunta-respuesta, donde Estefanía traza el ambiente, busca los personajes, retrata luces y oscuridades del chalé de Somosaguas en que reside el financiero. 150 13 [...] tiene un miedo casi patológico a que los fotógrafos de prensa, que acampan a la puerta de su casa con potentes teleobjetivos, puedan localizarle. Lo mismo ocurre con la presencia del magnetofón. La entrevista comienza con el periodista usando papel y lápiz hasta convencerle de la necesidad de reproducir fielmente su pensamiento, su estado de ánimo, su vehemencia. Tras la larga conversación, Ruiz-Mateos parece más relajado. "Hablo con el corazón", dice, y cada poco pregunta si le crees. Su capacidad de convencimiento es infinita: cuando habla de Rumasa es un iluminado con pocas dudas sobre el modelo. Como puede verse, un gran esfuerzo notarial, hasta el extremo de que, difícilmente, se puede escribir con una mayor economía de medios, personalizar menos, dentro de los límites del formato. Ángel Santa Cruz, en su momento uno de los especialistas de }El País} sobre los Balcanes, se apuntó el éxito de entrevistar a Radovan Karadzic, considerado criminal de guerra por el tribunal internacional de La Haya, y, en aquella época, presidente de la república secesionista serbia de Bosnia. Entrevista preguntarespuesta, aparecida el 16 de julio de 1995, sobre una extensión de casi dos páginas, algo más de 500 líneas, 18 preguntas y unas 2.500 palabras. Título: Los enclaves musulmanes deben desaparecer Segundo título en páginas interiores: Sarajevo se dividirá en dos o será sólo Serbia. Despiece: Nuestro vecino Radovan. 151

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Santa Cruz ha hecho una entrevista pregunta-respuesta que, ni a posta podía haber resultado más conforme a los planteamientos de este sistema, lo que, sin embargo, no está necesariamente ligado al hecho de que sea profesor de la Escuela. En una entradilla que orla la cabecera, precediendo al título, hace la presentación física y, por implicación, moral del personaje.

Radovan Karadzic [...] psiquiatra de profesión y poeta por afición, tiene 50 años, es un hombre alto, bien trajeado, fornido, capilarmente exuberante y hablador. Karadzic recibió a }El País} [...] tres días después de que sus tropas conquistaran Srebenica, deportaran a más de 30.000 habitantes musulmanes e hicieran prisioneros a todos los hombres en edad de combatir. Iii De la misma forma, en una geométrica división internacional del trabajo, deja el párrafo de comienzo de texto para describir el lugar donde se celebra la conversación. Karadzic recibe en la primera planta de una antigua fábrica de motores a las fuentes de Pale que le sirve de residencia oficial. En su despacho, que huele a nuevo y al que se accede después de pasar unos controles de seguridad más que benignos, hay dos mesas, una con muchos papeles y fruta y la otra con grandes mapas. El rasgo más sorprendente de su personalidad es la distante naturalidad con la que se pronuncia sobre hecatombes pasadas o venideras en Bosnia. El carácter improvisado de todo lo que huele a Pale le da un interés especial al lugar; hay contexto para describir porque no nos hallamos ante el presidente de un Estado internacionalmente reconocido, sino ante el jefe de una tropa que recibe en una 153 17 antigua fábrica de motores. Igualmente, el autor, uno de los periodistas de }El País} que más duramente ha escrito de la Serbia ultranacionalista, marca el tono de la entrevista con esas líneas finales del primer párrafo: [...] distante naturalidad con la que se pronuncia sobre hecatombes [...]. Karadzic ha recibido el primer tiro en la frente, pero nadie puede negar que Santa Cruz está describiendo las cosas, tal como las ve y entiende. La "naturalidad" que el autor ve en su interlocutor contrasta devastadoramente con aquello de lo que Karadzic habla. Las preguntas son, por su parte, de una brevedad reconfortante. "?Está Vd. dispuesto (el Vd. me parece, sin embargo, innecesario, porque el tratamiento ya está indicado por la persona del verbo) a hacer la paz?". "?El plan para Bosnia del Grupo de Contacto (Rusia, EE'UU, Francia, Alemania y Reino Unido) está descartado?". "?Qué no es correcto en este plan?". "?Se han impuesto una fecha límite para marchar contra estos enclaves?". Obsérvese cómo casi cada pregunta se apoya en la anterior, lo que produ-

ce el consabido aligeramiento del texto; por ello, no necesitamos repetir hasta la saciedad lo que ya está dicho: primero "Plan de Bosnia", a continuación sólo el "plan". De otro lado, el texto está hecho de preguntas y repreguntas; a una negativa de Karadzic a admitir que hayan bombardeado objetivos civiles, apostilla Santa Cruz: "He visto en Sarajevo edificios enteros de vecinos destruidos por su artillería. ?Eran emplazamientos de armas pesadas?".

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Lo que, evidentemente, no obedece a un cuestionario previo. El autor divide la entrevista en dos secciones distintas, con títulos independientes y un despiece. Pero, eso no es más que un efecto óptico, ya que los dos fragmentos de entrevista pueden leerse como uno solo, puesto que aparecen separados únicamente para facilitar la lectura. El despiece, por tanto, es el único complemento de la entrevista, así parcelada, y sólo en el mismo, el autor habla directamente al lector: Karadzic, en la gran tradición de nacionalistas exaltados de mayor alcance, no es del lugar que reclama como suyo, Bosnia, sino de Montenegro, a pesar de que oyéndole hablar se diría que sus antepasados han arado esta tierra durante siglos [...]. El profesor Ismet Ceric, máxima autoridad psiquiátrica de Bosnia y jefe durante 17 años del doctor Karadzic en un hospital de Sarajevo, asegura que su antiguo alumno [...] es un hombre tan totalmente normal "como el que podemos tener como vecino toda la vida". Las preguntas, como corresponde a un personaje que tiene muy ardua la salvación eterna, son duras, ponen en dificultades al entrevistado, pero lo importante es que si éste queda bien o mal ante los lectores son siempre sus respuestas las que así lo determinan. Santa Cruz es sólo un médium para un fin informativo que es evidente que él no desea que sea favorable a Karadzic, pero el entrevistado es el que se cuelga a sí mismo con sus declaraciones; de la misma forma, la condena del serbiobosnio en el despiece es tan formidable cuanto austera, y por ello doblemente efectiva. Santa Cruz no dice, formalmente, nada por sí mismo, sino que es el psiquiatra jefe el que, sin querer, nos recuerda que los monstruos viven en el vecindario. La técnica es la que nos permitirá decir lo que queramos, cualquiera que sea el género utilizado. En este ca155 21 so, la imagen negativa de Karadzic sale muy reforzada porque el formato, con su apariencia de inocuidad, le da una intensidad que en el }romanceado} se habría perdido en medio de la propia narración, salvo que ésta fuera

sólo una diatriba, lo que siempre es de recusar. Pasemos ahora a la última etapa de este recorrido. El reportaje o la multiplicación en todas direcciones del encuentro con lo de ahí afuera.

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Capítulo Vii El reportaje, ADN del periodismo El paso definitivo en este recorrido del cero al infinito, cuyo objetivo es el de abrazar toda la realidad susceptible de tratamiento informativo, lo damos en el dominio del reportaje. Por primera vez, el autor es completamente dueño de su material, porque de una manera predominante si no exclusiva, él mismo se ha convertido en fuente de la información; se ha personado en los lugares en los que se desarrollaban los acontecimientos, y su pieza periodística se aplica, por ello, sobre un escenario principal, lo que calificaré de }reportaje de escenario}; o, en otro caso, habrá requerido directamente de las fuentes la información que le ha permitido la reconstrucción de una historia, caso en el que hablaremos de } reportaje virtual}. Pero, en ambos casos hay un elemento común: el periodista ha ad157 23 quirido una autoridad total sobre una información, que sólo posee él, que no ha tenido que compartir, como ocurre con la crónica, con nadie. Nos hallamos, por tanto, ante el }yo} de autor más subrayado posible, que nos permitirá juzgar, valorar, llegar en nuestras interpretacionesopiniones más lejos que en cualquier otra fórmula anterior, por supuesto, siempre respaldadas con nuestra firma, de manera que el lector sea el jurado inapelable de las apreciaciones y conclusiones del periodista. En esta situación, me parece evidente que la presunta separación de hechos y opinión habrá pasado a mejor vida. Opinamos, pero con un trabajo detrás y a beneficio de inventario. El artista jugándose el tipo en el alambre. Hay que repetir, sin embargo, que difícilmente se presentará ningún tipo de reportaje en estado puro, y que si es de escenario, no por ello dejará de requerir determinadas complementariedades, búsqueda de otras fuentes, contexto, etcétera, que corresponderían al reportaje virtual, o si se trata de un reportaje predominantemente virtual no excusará tampoco la posibilidad de personarse } in situ}, que podrían

aportar retazos de reportaje de escenario. Lo que unirá, en último término, estas dos grandes fórmulas será como siempre la clase de apropiación del material por parte del autor, que es cierto que, en principio, será de carácter tan total y directo como en la entrevista, pero sin la limitación que ésta entraña de desarrollarse en el circuito cerrado de un encuentro con horario, fecha y calendario; diferentemente, estará abierto a las inmensas posibilidades de lo de ahí afuera, lo imprevisible. Sobre esta misma base, veremos en este capítulo una categorización, aunque nunca exhaustiva, de los tipos de reportajes posibles. Paralelamente, como hemos visto en este recorrido, el reportaje englobará todos los géneros que le }preceden}. No sólo retendrá todo el texto seco que consideremos conveniente; más aún, en pura teoría al menos, nada impide que un reportaje se escriba íntegra158 25 mente en ese género, aunque no parece probable que ni periodista ni periódico se apunten fácilmente a esa posibilidad, puesto que en la misma medida en que el material sea propio, ambos buscarán el máximo lucimiento ante el lector. La personalización le ganará la vez a la austeridad. Igualmente, el reportaje recogerá también elementos propios de la crónica, complementarios de la historia principal normalmente a guisa de contexto, del análisis, y hasta del perfil, cuando en el mismo haya protagonistas suficientemente destacados. En esa excursión sin límites al }out there}, es, finalmente, posible que incorpore viñetas de entrevista. Por eso, el reportaje se encuentra al final de una recta o en el círculo más exterior del anillo de géneros que hemos venido transitando, en un movimiento de dentro afuera. Aunque los propósitos de este libro dejan de lado cuestiones capitales como el diseño gráfico de los periódicos, quede mencionado al menos que si género seco y crónica merecerán un tratamiento estándar, que no los distingue entre sí en su puesta en página, el reportaje -como el análisis y el perfil- suele pedir una presentación específica más ornamental y, sobre todo, una titulación que puede privilegiar lo alusivo, salvo que arranquemos con noticia propia, en cuyo caso mantendremos la formulación lineal. Con lo inédito no se juega. La redacción de este trabajo ha servido, por otra parte, para comprobar hasta qué punto se ha producido en los últimos años una bajamar del reportaje, o lo que es lo mismo, su acantonamiento en las partes blandas del periódico, sobre todo, en los suplementos, a favor de una temporalidad más laxa de los asuntos. Es lo que hay quien califica, a veces con intención positiva y otras con seguro desprecio, de reportaje de }color}; en otras palabras, de servir al ocio del lector. Aquí se sostiene, muy al contrario, que en las circunstancias presentes de graves asechanzas contra el papel prensa, el reportaje, no como sucedá159 27

neo de un Hollywood en tecnicolor, sino como medio con el que es más dado sacar todo el partido posible a la agenda propia, está llamado a hacerse más y más imprescindible en los periódicos de mañana mismo por la mañana. Cuando tengamos todos los medios expresivos en la mano, cuando lo que sepamos, hayamos visto y oído, sea sólo cosa nuestra, cuando en virtud de lo anterior nos convirtamos en fuente de nuestra propia información, es cuando ésta nos distinguirá más y mejor de nuestros competidores. Categorías del reportaje La primera parcelación de tipos de reportaje es territorial o de parteaguas. Hay reportajes de escenario material y reportajes virtuales que pueden ser de reconstrucción investigativa, pero entendiendo que lo habitual será que se produzca una polinización constante entre los dos modelos. El reportaje de escenario consiste en la construcción de una historia con un desarrollo material, algo que es posible ver, que está pasando en un lugar determinado: un incendio, una romería, una operación militar, la vida en un campo de refugiados. En el mismo se dará como elemento importante de información un paisaje, a veces el mal llamado }color}, porque el periodista se hallará en el centro de un mundo, de algo que se mueve a su alrededor, que verá y oirá tanto como interrogará. Pero, dentro de esta división espacial, hallaremos también una subdivisión instrumental. Los escenarios que visitamos, cuando acudimos a ellos atraídos por el anuncio público de la celebración de un }evento} (terminología latinoamericana por acontecimiento que se está introduciendo en la Península), aunque siempre pueden encerrar alguna capacidad de sorpresa, que ocurra lo imprevisto, son frecuentemente una versión a lo grande de la naturaleza muerta o del bodegón de que hablábamos. El }paisaje} de escenario puede ser tanto una puesta de sol de puntualidad 160 29 meteorológica, como un terremoto de susto telúrico. Lo que no tiene horario, fecha, ni calendario. Y es ahí donde nos encontramos con el mejor ADN del periodismo, el }blanco móvil}, que es el objeto de información más preciado para cualquier periódico. Como el cazador, cuya fantasía favorita ha de ser cazar el blanco de un disparo, a la gacela en pleno salto sin que ocupe lugar determinable en el espacio, el periodista, algunas veces ayudado por su intuición -eso de lo que todo el mundo habla pero nadie sabe lo que es- pero las más favorecido por el Altísimo, tendrá en el }blanco móvil} la mejor oportunidad de cumplir con los mejores delirios de la profesión. Si el periodismo es, básicamente, la historia de las discontinuidades en el encefalograma de las cosas, el hecho en libertad constituirá la máxima expresión del hipo de la vida. El verso (12) de Juan Ramón: (12) Juan Ramón Jiménez, }Anto-

lojía poética}, Losada, 1969. Iii Qué quietas están las cosas y qué bien se está con ellas, por todas partes sus manos con nuestras manos se encuentran con su descripción de las cosas que }están}, que nos rodean, pero que escasamente }pasan}, expresa versiones respetabilísimas del periodismo de todos los días. Hallamos ahí excelentes posibilidades de crónica y de análisis, los perfiles no faltan, aunque el género seco seguramente no le haría justicia. Pero el }blanco móvil}, la historia de la cosa en movimiento, rebelándose contra sí misma sin necesidad de preaviso, siempre morará en los dominios del gran reportaje. Al otro lado del espejo, de lo visual y de lo sonoro que será este reportaje de escenario, hallamos el reportaje virtual, aquel que carece de una sede geográfica determinada, en el que no hay, por tanto, elementos básicos de visualización, y donde construiremos la historia unitaria -no simplemente una estructura dotada de un hilo conductor como en la crónicaa partir de declaraciones de personajes, testigos, contexto, etcétera. Y este tipo de reportaje virtual se puede basar en hechos generalmente conocidos, sobre los que, por tanto, no puede haber apropiación intelectual directa por parte del autor, o en elementos de información que no sean del dominio público, obtenidos por el periodista para construir sobre ellos un texto tan inédito como el tipo de acontecimiento espontáneo que recoge el mejor reportaje de escenario; en este último caso, nos hallaremos ante un reportaje virtual de investigación, que puede ser un ejemplo de }blanco móvil} a tan justo título como cualquier reportaje de escenario. Si la naturaleza nos depara el gran material inesperado, el periodista es también capaz de imitar a la naturaleza creando esa misma movilidad de los hechos, que en vez de }ocurrir} se }encuentran} en algún lugar imaginado antes que físico. Eso es lo que se llama en este sistema el reportaje (virtual) de investigación. Éste sería, según el plan anterior, un esquema de las parcelaciones básicas del género. División territorial: a) Reportaje de escenario. b) Reportaje virtual. División temática: a) Reportaje de escenario estático. b) Reportaje escenarioblanco móvil. c) Reportaje virtual sobre hechos conocidos. d) Reportaje virtual de investigaciónblanco móvil. Y, por añadidura, todas las combinaciones posibles de las categorías anteriores, aunque lo normal será que se pueda establecer la presencia de un elemento dominante, lo que nos servirá para la identificación del tipo de reportaje de que se trate. Desembarco en el mundo de "lo real" Busquemos en }El País}, y otros medios de la prensa internacional, en-

carnaciones prácticas de esta cartografía, si no exhaustiva sí omnicomprensiva, porque se pretende que todo el }out there} tenga cabida en ella. }Reportajes de escenario} 162 33 En la página 8 del 14 de octubre de 1998, bajo el epígrafe: }Proceso de paz en Colombia}, aparece una pieza, que firmo yo mismo, que es predominantemente un reportaje de escenario, aunque se presentó como información del día, y, por tanto, en el formato gráfico de crónica. El texto, por otra parte, es ambas cosas a la vez: información cotidiana con muchos elementos de crónica, pero como género predominante, reportaje de escenario. Son 12 párrafos, a cinco columnas, con título a cuatro, 171 líneas, y unas 850 palabras. Título: El Gobierno colombiano reconoce políticamente al ELN sin obtener una declaración de alto el fuego Obviamente sobraba "declaración" y el artículo "al" debería haber estado en la segunda línea junto a ELN, pero desde el punto de vista de una información lineal, aceptable tanto para lo seco como para la crónica, el titular es correcto. Pero, ?por qué insisto en que estamos ante un reportaje, y además de escenario, que podría haber aceptado un título más alusivo? En la entradilla se establece ya una geografía y unos protagonistas, ante los que se halla el autor: En el Día de la Hispanidad, que aquí siguen llamando de la Raza, en una breve rasa del valle de Ríoverde, a media hora de helicóptero de Medellín, en las montañas del Oriente de Antioquia, el Gobierno de Bogotá y la guerrilla de la sierra, como dos desposados, se prometieron ayer fidelidad mutua y la búsqueda de una paz verdadera. [...] A lo largo de todo el texto se combinan los elementos de la crónica -la información política sin la cual no se comprendería el alcance de todo lo ocurrido- con el reportaje de paisaje geográfico, humano y político. 164

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El acto transcurrió apropiadamente por el tono cristiano de base de la organización guerrillera, en una choza que fue iglesia rural, crucifijo al fondo, que con su fachada escamoteada por la ruina, era la viva imagen de un belén navideño. [...] Apostados por toda la explanada, con mirada de asueto, pero pasamontañas como ala de cuervo y lana tupida, había un centenar de guerrilleros de ambos sexos, tan jóvenes muchos de ellos que llevaban la pubertad en la punta del fusil. El periodista ha reportajeado sobre un material lo bastante personalizado para que sea de su sola propiedad in-

telectual. Ha estado allí, y hechos y escenario eran lo bastante singulares, paz en la guerra y un lugar físico lo bastante recóndito que ni aparece en los mapas, como para merecer el tratamiento del reportaje. Pero, aunque los guerrilleros son menos predecibles que los funcionarios del Estado, el blanco permanecía generalmente inmóvil. Todos deseaban nuestra presencia allí: poder y guerrilla. Era como una rueda de prensa escenificada con gran sentido teatral. Excelente materia prima para la ficción creativa del género, pero blanco poco movido. Más dramático, de gran lucimiento, pero, básicamente, el mismo tipo de reportaje de escenario acogedor es la pieza de Ángel Santa Cruz, aparecida el 29 de noviembre de 1987. Apertura del suplemento Domingo de la época, es lo que muchos llamamos con servidumbre colonial una }cover}. Titulación principal con toque alusivo, y sumario totalmente interpretativo: La guerra de los Tigres La masiva intervención militar india en Sri Lanka puede "vietnamizar" la isla

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Texto de 37 párrafos, 412 líneas y casi 2.500 palabras, que practica una fórmula efectista, pero de mucho abolengo: una voz parece que le habla directamente al lector. "Está usted en territorio tamil. Somos los Tigres de Liberación y luchamos por un Estado independiente. Nada ni nadie nos detendrá". Jaeyam, el jefe, magnum al cinto, habla tamil, como el resto. Un anciano de 80 años oficia de intérprete, en el claro de la vegetación de la jungla, en medio de un calor asfixiante y nubes de mariposas amarillas. Los ruidos de fondo son de insectos enloquecidos y de los equipos de radio que los guerrilleros tamiles. [...] Santa Cruz tiene que intercalar copiosa información de contexto, que en algunos casos constituye verdaderos apuntes de análisis, porque Sri Lanka -la antigua Ceilán- cae bastante más a trasmano que Colombia; el autor recorre las posiciones tamiles acompañado del citado Jaeyam, e interroga a quien se deja, pero subrayando un medio físico, en el que las cosas adquieren en sí mismas gran representatividad narrativa: En una cabaña con techo de hojas de cocotero, en un claro de la jungla, mientras otros vigilan entre los matorrales, están los guerrilleros que tienen en jaque a 20.000 soldados y a un dispositivo militar tan formidable como la India no había desplegado fuera de sus fronteras desde 1971, cuando Bangladesh. Van descalzos, vestidos con el on-

hi, una especie de falda que llevan muchos hombres en Sri Lanka. Cada uno es un arsenal humano. No fuman ni beben. Los blancos móviles en estado puro son muy caros, con lo que hay que conformarse con los que aún conserven los estertores del movimiento. Ignacio Cembrero fue uno de los primeros periodistas occidentales en entrar en el 166 39 campo de refugiados palestinos de Chatila, en las afueras de Beirut, que, junto al vecino de Sabra, fue arrasado por milicias cristianas ante la contemplativa actitud del ejército israelí, su patrón en la guerra del Líbano, a cuyo mando se hallaba Ariel Sharon. En primera página de }El País}, 19 de septiembre de 1982, el periodista publicaba con pase a páginas interiores, y en formato gráfico de crónica, lo que era básicamente un reportaje del horror. Cembrero convoca 19 bloques o unidades de información, para 219 líneas, y unas 1.000 palabras. Titulación totalmente lineal, como corresponde a una crónica que arranca en la primera página del periódico. (Véase próximo capítulo). Matanza de civiles palestinos en los campos de refugiados de Beirut Iii Sin llegar a situarse en la primera persona, Cembrero nos introduce, sin embargo, muy vívidamente en el infierno: Varios periodistas que efectuaban a primera hora de ayer una gira para visitar las zonas de Beirut [...] descubrieron horrorizados en la entrada sur del campamento de Chatila los cadáveres de 63 personas, en su mayoría mujeres y niños, algunos recién nacidos, asesinados durante la noche. Las caras de los cadáveres, ya en plena descomposición a causa del húmedo calor beirutí, presentaban aún la expresión de horror de los momentos que precedieron a su muerte. Algunos niños estaban abrazados entre sí, un recién nacido mostraba signos de haber sido degollado, varias mujeres no llevaban falda, y daba la impresión de que habían sido violadas, antes de ser asesinadas. 167

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El periodista confiesa haberse sentido horrorizado, pero ésta debe de haber sido sólo una actitud personal, de sí para sí, porque el texto es de una frialdad tan impresionante como para demostrarnos, con la salvedad de algunas especulaciones sobre los muertos palestinos, que es posible escribir en género seco, lo que, por otras características que considero predominantes, es un gran reportaje de oportunidad. Habría sido injusto pedirle, ade-

más, al periodista que hubiera estado allí mientras se consumaba la matanza, porque lo cierto es que nadie le había rogado que se pasara por aquel sumidero. El blanco, por ello, se hallaba todavía en movimiento, con trágica literalidad, dando sus últimas boqueadas. Acentuando el elemento humano sobre lo paisajístico, tenemos este reportaje publicado por el diario parisino }Libération}, el 7 de enero de 2001. Sin preocupaciones con respecto a la monstruosa longitud de sus párrafos, el autor, Christophe Ayad, logra meter en sólo ocho unidades narrativas, 360 líneas, y no menos de 2.700 palabras. Titulación y estilo son ya de la plenitud del reportaje a la francesa, es decir a la literaria, de metáfora incluso más que alusión. Un symbole pour la petite Erythrée [Un símbolo para la pequeña Eritrea] Un train nommé débrouille [Un tren llamado "oportunidad"] Enmurallado en la penumbra del taller, la gran Ansaldo luce con insistencia. Letras rojas pintadas con aplicación se destacan sobre el vientre negro de la caldera: }Erythrean Railways}. En una fosa, bajo la enorme locomotora, dos hombres en azul de faena sueldan una última pieza a la chimenea. A la hora de la pausa, Gueresguiher Cardelli y Mebrahtu Kidane, 81 y 169 43 83 años, respectivamente, emergen ágilmente, el rostro cubierto de sudor. La Ansaldo, un rutilante modelo 1925, Gueresguiher y Mebrahtu tienen casi la misma edad que la máquina. Hace un cuarto de siglo que el tiempo se detuvo para ellos, cuando el último tren entró en la estación de Asmara. La locomotora se oxidaba en una vía muerta invadida por la hierba silvestre, y los dos ferroviarios se habían jubilado en sus casitas a dos pasos de la vía férrea, sin dejar de mirar a la máquina con ojos de enamorado en trance. Y un día de 1994 les llamaron para que volvieran a poner en uso la }ferrovia}, la mítica línea construida por los italianos entre 1887 y 1911 [...]. Como ellos, una cincuentena de veteranos respondieron al llamamiento del joven Estado de la Eritrea independiente, otros han llegado de Alemania, Estados Unidos, Arabia Saudí... Iii El blanco no puede estar más inmóvil que la propia locomotora, pero éste es un reportaje muy literario, con un escenario muy a mano, y, sobre todo, un gran número de interlocutores. El paisaje habitado por el hombre, que lo remoza tras el cataclismo de la guerra, y vive días en los que tiene que reinventarse a sí mismo en el proceso de reconstrucción de un pequeño país africano. El reportaje está po-

líticamente muy decantado a favor "del joven Estado", rozando en ocasiones la propaganda, lo que me parece, pese a lo noble de la motivación, un poco barato. Con mayor distanciamiento aunque en un contexto también muy personalizado, tenemos la llegada, por primera vez en la historia del régimen comunista, de buques de línea de Taiwan a la China continental. Enero de 2000, }Washington Post}, 36 párrafos, para sólo 190 líneas y unas 1.100 palabras. Título básicamente lineal: 170

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3 Taiwan Ships Arrive in China, Closing a 50-Year Gap [Tres buques de Taiwan llegan a China poniendo fin a una ausencia de 50 años] Primer párrafo: Con su hijo de tres años a rastras, Huang Zicheng salió el martes a pasear por un camino muy ventoso junto al agua, aquí en la costa sureste de China. Bajo los cielos caliginosos podían divisarse perfectamente unas islas que pertenecían a otro país, allá a la entrada del puerto. Cuando era niño, el señor Huang dijo, nadie podía acercarse aquí por miedo a que hubiera guerra con Taiwan. "Era una zona militar", dijo. "Les oíamos hacer fuego de artillería al otro lado". Aparte de los molestos }dijo}, !qué gran principio para una novela de Pearl S. Buck! En una de las fórmulas más clásicas de la prensa norteamericana, los personajes encarnan, representan escenarios, situaciones, problemas. Una parte de la historia de ese puerto chino, avanzada de Pekín ante el régimen nacionalista de Taiwan, nos la contarán éste u otros personajes en un esfuerzo por reconstruir una imagen de escenario estático, aquello que la prensa occidental no pudo cubrir directamente porque no lo permitieron las autoridades chinas. Estamos en el lugar, pero más que los hechos noticiosos que ya se han producido, encontramos a los interlocutores que nos permiten revivir la escena. Y un blanco hieráticamente inmóvil, pero donde hay una buena pintura del aire, es el reportaje de Francisco Peregil, aparecido el 29 de noviembre de 1992, a dos páginas, algo menos de 500 líneas, unas 2.200 palabras, y cerca de 100 párrafos, en lo que es una larguísima conversación coral, que a veces parece de zarzuela, en el negocio de los pitonisos y videntes de Madrid. Los fondos están muy nítidamente pintados. 171 47 Cuando ellos terminan de leer las cartas y abren el turno de preguntas, escuchan con suma atención las primeras palabras que pronuncian los clientes; si preguntan sobre las relaciones con su jefe, vislumbran un superior con pocos escrúpulos, que

es lo que muchas veces ellos creen que el cliente quiere oír. Si el que paga no pregunta por una mujer en concreto, la respuesta al hablar de amores suele ser la misma: "No veo a corto plazo una relación estable". [...] Carteles, fotos, mazorcas de maíz colgadas en la pared, lechuzas en miniatura sentadas sobre sillas de 20 centímetros y un intenso efluvio de rosas que el vidente llamaba su "olor de santidad". [...] Cuadros, esculturas, objetos colocados en rigurosa paridad simétrica, un piano que el pitoniso toca de oído y ni un metro cuadrado libre de ornamento [...] se sube por unas escaleras destartaladas. Iii Y para cerrar esta galería de reportajes de escenario, un espléndido trabajo de Dominique Pouchin en }Le Monde}, donde el autor hace una radiografía moral y, para ello, también física, de una ciudad, la belga Amberes, a punto de caer presa del extremismo racista del partido Vlaainse Blok, a cuyo lado el austríaco Jorg Haider es el mejor amigo de los inmigrantes. Con el apropiado título fuertemente alusivo-metafórico: Amberes y la peste parda publicado a página entera del periódico, 9 de enero de 2001, 13 párrafos (?por qué será que los franceses escriben }más largo} que nadie?), 390 líneas, y casi 2.400 palabras, el autor sobrecoge en un constante vaivén entre la gran perspectiva, la Amberes histórica y monumental, y el miniaturismo de ciertas situaciones. 174

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?Hay que desesperar de Amberes? ?Olvidar de repente que debe su gran fortuna al océano, y resignarse a cambiar de siglo en el relente de alguna de sus tabernas, donde, a fuerza de cerveza, se vomita al extranjero? ?Olvidar que a la sombra de su catedral atracaban un día los barcos del Congo, y dejar toda una historia de borgoñones juerguistas, hidalgos sombríos, austríacos, judíos expulsados del Sur o huidos del Este, agostarse en la exaltación de una Flandes orgullosa y pura? ?Olvidar que Rubens dio clases en Venecia, que al ayuntamiento le viene su elegancia de una fecunda bastardía ítalo-flamenca, y no oír más que estas tres palabras que recorren la ciudad: "Nosotros, los primeros"? ?Desesperar de Amberes? Es difícil que tantos interrogantes seguidos hayan dicho más, hayan sido menos cargantes, y abarcado tanta historia, arte, cultura, política, ciudad. Basta con pasar bajo los raíles de la estación central para acercarse a la caja de caudales de la ciudad. Tres calles, vedadas a la cir-

culación, erizadas de cámaras, tres Bolsas y docenas de oficinas bien apalancadas. Dos tercios de la producción mundial del diamante en bruto allí se negocian, día tras día, con discreción. Más de 15.000 millones de dólares en volumen de negocio, que los judíos instalados en el barrio desde hace cinco siglos, comparten hoy con indios que desembarcaron sólo hace 20 años. En Houvenierstraat, entre la sinagoga y el snack de kosher, reina el }business as usual}. Elecciones, crecimiento del Blok, cordón sanitario son fenómenos lejanos. Equilibrio paisajístico con antropología del lugar. La movilidad del blanco reside aquí en la capacidad de hallar una entre tantas Amberes posibles y hacer mucho más que dejar que hable. Habrá quien, legítimamente, no 174 51 se pirre por este tipo de reportaje que la gran prensa francesa sigue cultivando como nadie, pero ya que el género se apega tanto a lo tangible, a aquello de lo que nos convertimos en fuentes o repetidores, bien está que haya quien aspire a ver con el reportaje las ruinas del tiempo en la historia de una ciudad. }Reportajes virtuales} Y, dentro ya de lo virtual, una versión tan útil como frecuente es la del reportaje que los franceses llamarían de }estado de la cuestión}, el que pone al día un problema, una crisis, alternando la crónica de hechos más o menos recientes, con la auscultación de personajes. Sin necesidad de una percha extraordinaria, y con un blanco quieto pero bastante inquieto, Belén Cebrián, profesora de la Escuela, publica en el suplemento de Negocios, 30 de mayo de 1999, un reportaje redactado desde una sostenida glaciación, hecha tanto de prudencia como de datos, en el que la autora examina la situación de Iberia en pleno proceso privatizador. Un texto a página entera, 14 párrafos, 230 líneas y unas 1.100 palabras. Título alusivo: Iberia, en zona de turbulencias La compañía se resiente de la negociación con el SEPLA y la crisis aérea Belén Cebrián esmalta su visión del caso con las voces consultadas, de forma que lo que leemos es una opinión-interpretación de la autora, apoyada en las fuentes. El sistema vale tanto para un marco relativamente pequeño y manejable cual es una compañía aérea, como para un país o todo un pueblo. La técnica nunca es inocente, pero cuando está bien aplicada, como en este caso, sí, impune. Sirve para lo próximo y lo lejano, lo grande y lo pequeño, lo difuso y lo estadístico. Uno de los más extraordinarios reportajes dentro de este mundo virtual que yo jamás haya leído es el titulado (moderadamente alusivo): 176 53 Alfredo Astiz:

historia de un centurión Su autora es Maruja Torres, y apareció el 22 de mayo de 1982 en }El País}, con un texto de 24 párrafos, ni pocos ni muchos, para 429 líneas y unas 2.100 palabras. El reportaje es una reconstrucción en todo el sentido de la palabra. No hay paisaje, más que brevemente, como quien fotografía con la imaginación; hay personaje: el teniente de navío argentino Alfredo Astiz, cuya catadura angelical de asesino, torturador y jefe de torturadores durante la dictadura militar argentina, parece más que probada ante la justicia europea. Pero sólo hay personaje desde un punto de vista técnico, porque en esa época Astiz se hallaba en paradero desconocido. No se pudo, por tanto, hablar con él. Pero, la autora sí nos deja oír otras muchas voces, en ocasiones directamente, o, las más, }romanceadas} para reconstruir el personaje del canalla que no lo parecía. Es un reportaje sobre-virtual, a voces, dominadas por la de la propia autora, cuyo objetivo es, como Murnau, hacer el muñeco de un monstruo (13). Y no es un personaje fácil, no, el teniente de navío Alfredo Astiz. No es un hombre a la manera de Pernía, alias El Rata, que antes de hincarle la picana en la carne a una mujer, suplicaba: "Permiso, señora". Ni a la de Acosta, alias el Tigre, un dandy que se cambiaba de atuendo varias veces al día [...] y que entre torturas practicaba la navegación a vela, y que descendía a la cámara de los horrores con un whisky en la mano y un lanzagranadas en la otra [...] Astiz era un típico oficial de la Marina argentina.

(13) F. W. Murnau, }El Golem}, 1921. 178 55 Para entender al Astiz de Maruja Torres, no basta con excluir a personajes } menores}, como los citados, hay que empezar: [...] imaginando, si se puede, ese edificio de cuatro plantas situado en el bonaerense barrio de Núñez, en la avenida del Libertador, a 400 metros escasos del estadio de River. La cámara de tortura está en el sótano; en la planta baja se encuentran las oficinas operativas y de inteligencia; en el primer piso hay cuartos vacíos, en el segundo, los dormitorios de los oficiales permanentes, y en el último la }capucha}, donde se hallan los detenidos que no están siendo torturados. [...] Es como vivir en el interior de un submarino, es el otro lado del espejo, la locura, quizá tanto para los verdugos como para sus víctimas.

La propia autora nos da la clave del reportaje virtual, aunque no necesariamente lo haya racionalizado así: }hay que imaginar}. A continuación, tras la descripción del lugar y de sus parcas, entra el protagonista, en torno al cual parece como si la periodista estuviera trazando círculos de la forma que el escualo dibuja en torno a su presa. Alfredo Astiz tenía 23 años cuando triunfó el golpe y era prácticamente igual que ahora, igual de valiente, igual de seguro, con la sonrisa inocente, el mechón claro acariciándole la frente, el cuerpo de jugador de rugby, el talante caballeroso de oficial de elite frecuentador de niñas bien a las que no presta atención excesiva. Gran promesa del espionaje argentino, se infiltra en el grupo de las Madres de Mayo. Se le puede imaginar fácilmente: joven, rubio, guapo, simpático, 179 57 tierno, el hijo con el que todas aquellas mujeres desangradas podían identificarle [...] se convierte para ellas en El Rubito, alguien a quien proteger y adoptar, alguien que les protege a su vez. Maruja Torres construye el personaje con la delectación, por supuesto, de quien va a acabar por destruirlo. La Marina, que la autora ha descrito como el arma más frustrada por su rivalidad con el Ejército, le ofrece entonces al marino lo que mejor podía darle: una guerra de verdad; Malvinas, 1982. Y el mejor de todas las promociones, asesino de monjas francesas, ciudadanas suecas, y torturador de su propio país redondea una vida con la evidencia final del oprobio: [...] El teniente de navío Alfredo Astiz pudo finalmente combatir contra verdaderos destructores, contra cañones auténticos y soldados entrenados como él para la muerte. Y entonces se rindió. De acuerdo con su lógica marcial, hubiera tenido que pegarse un tiro: pero ahí le falló el personaje. Por eso, ahora, quienes le recuerdan dicen que es un monstruo con fisuras, un monstruo con los pies de barro. Así terminan el reportaje y el trabajo de demolición de la autora. ?Cabe, acaso, mayor apropiación intelectual de un reportaje? En el terreno de lo virtual, Maruja Torres ha pintado el cuadro de Dorian Gray, que es el verdadero Astiz periodístico, mientras el personaje de carne y hueso esquiva a la justicia del mundo sin acusar una sola arruga de sus crímenes. Es un verdadero blanco en movimiento, por el valor de los testimonios, por el trabajo sobre los mismos, por la cadena causal de valoraciones. Es el reportaje virtual de investigación. Astiz aún sigue corriendo. (Ver apéndice). Pese a las fuertes diferencias aparentes, el trabajo de Peru Egurbide

publicado el 29 de noviembre de 1988, que arranca en primera página y concluye en la 17, tiene muchos pun180 59 tos en común con el anterior. En 19 párrafos, 262 líneas y unas 1.300 palabras más un despiece, el periodista realiza el reportaje donde riza el rizo de lo virtual. Aunque Egurbide ha recorrido varios países y hablado con todo tipo de fuentes, pocas de ellas se pueden revelar. Los ambientes son sólo nombres, y los nombres son sombras que atraviesan el Atlántico. El resultado no es una crónica, no hay acontecimientos de actualidad a partir de los cuales hacer una narración de horas o de días, sino un entramado que poner a flote, un espeso potaje de nombres, empresas, estafermos, operaciones. El título, con su engañosa apariencia lineal, es el fruto de un gran reportaje de investigación, donde el blanco no sólo ha sido móvil, sino escurridizo como una anguila. La familia de un "barón" de la cocaína realiza grandes inversiones en España Iii Jesús Ceberio publica en una apertura de Domingo, el 23 de noviembre de 1986, otro reportaje virtual, de reconstrucción, como los de Maruja Torres y Peru Egurbide, pero con características moderadamente paisajísticas. Tenemos tres páginas, 36 párrafos, 441 líneas y algo más de 2.000 palabras. Título, realista a la vez que alusivo: Cisma en la tribu de Aitor La violencia se traslada al interior de la comunidad nacional vasca El autor hace un reportaje también virtual, de blanco algo más sedentario, que se halla como en la equidistancia de los dos anteriores. Es una reconstrucción coral, como el de Astiz, pero las fuentes consultadas son fundamentalmente de auscultación intelectual, no de reconstrucción de la vida de nadie; en vez de un torturador es el cisma en un pueblo entero lo que hay que recomponer. Se podría decir también que es un gran reportaje de 181 61 diseño, porque primero se diseña lo que uno quiere encontrar y en el interior de ese cuadro marco se construye un edificio con las fuentes que lo sustentan. Todos los grandes reportajes, llamémosles }nacionales}, han de responder fácilmente a estas premisas, porque no se ausculta a un pueblo como quien va al dentista, un rato por la mañana. Ello no deja de entrañar, por supuesto, que el periodista sea capaz de reajustar su punto de mira, cosa que siempre ocurre cuando, como aquí, se trata de componer un dibujo, que es todo lo contrario de hacer que sea el dibujo el que imponga sus condiciones a la realidad. Esa auscultación intelectual, muy informativa en abstracto, le aproxima al texto de Egurbide, en la medida en que diseño de un problema nacional y cartografía de un imperio económico

delictivo son geometrías periodísticas razonablemente parecidas. Ceberio, sin embargo, trata de mojar lo más que puede esa sequedad, descomponiendo la narración en pequeñas viñetas biográficas de partidos, fuerzas y personas; de ahí que haya mucha más voz directa que en el reportaje de Maruja Torres, y, también, más narrativa directa que en el de Egurbide. Publicado hace casi 15 años, el texto, y ello ya es suficiente ponderación, contiene perlas que aún dicen mucho en el tercer milenio. A veces no se sabe si ese Euskadi soberano, por el que ETA mata, es para el PNV una utopía irrealizable como tal, o una meta política operativa. Arzalluz ha reconocido alguna vez que Euskadi sólo podrá ser un Estado independiente "por una broma de la historia". Pero no está dispuesto a renunciar. "Nadie renuncia a nada, tampoco los socialistas a su propia utopía". [...] Ningún ámbito escapa así a la sospecha. Jon Juaristi asegura que "con la degradación actual la independencia sería un horror, que conduciría a una guerra civil. Un Estado vasco sería hoy sólo posible bajo la forma de una dictadura". 183 63 Muchos han hecho suyo un tremendo fatalismo: "Todo es empeorable". Salvo en la observación de la utopía socialista, todo lo demás es premonitorio. (Ver apéndice). Todos los caminos conducen a Roma Hay piezas poco comunes porque precisan del concurso de un cúmulo de circunstancias favorables, en las que los géneros tienden a ensamblarse como en una exposición. Pueden convertirse en antológicas, en cuanto que son un muestrario en sí mismas. Una de ellas es la que publicó Juan Luis Cebrián el 20 de enero de 1985, entonces director (y fundador) de }El País}, tras haber pasado tres días de conversaciones, indagaciones y reflexiones con Fidel Castro en La Habana y Managua. Relativamente pocos párrafos -28a causa de las largas tiradas del comandante, para 885 líneas, y algo menos de 4.500 palabras. Descubrimos en la pieza aun sin necesidad del microscopio una entrevista de base, que es como la espina dorsal que recorre y sostiene todo el texto; un perfil de Castro que aparece como a saltos entre peroratas; un análisis no sólo del personaje sino de la Revolución cubana; y emulsiones de reportaje aquí y allá, como trataré de mostrar, hasta formar un friso periodístico de un tiempo, un líder y un país. La crónica y el género seco son, aquí, aparte de los géneros mencionados, básicamente formas de escritura, que se dan cuando Cebrián recurre a desplegar el contexto o a mirar con el ojo de la agencia. El perfil:

Fidel Castro gesticula suavemente. Es un hombre tímido, de hablar pausado y cuidadoso, dubitativo al principio, acorazado en su inmensa corpulencia y en su proteica verbosidad [...]. A sus 58 años tiene todas las características del seductor y todas las condiciones del líder. Lo mismo 185 65 en público que en las conversaciones privadas, sabe dar siempre con el tono y el contenido de lo que los demás quieren oír. [...] A veces me recuerda las memorias de algunos emperadores de Roma que escribían, guerreaban, gobernaban, disfrutaban, administraban y decidían la historia [...]. El imperio viajaba con ellos como con Castro viaja la revolución. [...] Esa incontenible afición suya a ser protagonista de su propio espectáculo [...]. Trabajador infatigable, es noctívago y duerme bastante poco durante el día. [...] Exuberante, ingenuo a veces, parece un niño que quiere todos los juguetes para él. [...] España es una nostalgia que le desborda, aunque no lo confiesa. El análisis: Los cuadros del Gobierno, los militares, los técnicos, la clase dirigente de Cuba, todos se han formado en Moscú, en Rumanía, en Bulgaria, en Hungría. El ruso ha sustituido en gran parte al inglés como segunda lengua, y los esfuerzos de institucionalización del régimen para cuando Fidel falte se han hecho sobre el calco explícito del modelo soviético: economía centralizada, controles severos sobre la población. Sin embargo, ese modelo se adapta mal a la propia idiosincrasia del comandante [...]. Castro gusta de presentarse como un revolucionario de los de antes de Stalin. Es, además, un hombre pragmático: la Unión Soviética está demasiado lejos, y Estados Unidos demasiado cerca de la isla. El reportaje: Provocador siempre, controla su propia extravagancia. Es capaz de hacer esperar durante una hora al líder del Partido Laborista británico para luego espetarle, al filo de las dos de la madrugada y ante las cámaras de la televisión británica, que espera devuelva Gibraltar 186 67 a los españoles [...]. [...] hay vacas frisonas de Canadá pastando en Cuba y produciendo leche a precios insostenibles en el mercado mundial; hay quesos que les hacen competencia, con ventaja, a los franceses, pero que muchos cubanos no pueden servir en su mesa; hay }whisky} Havana Club, y no sólo ron, que Fidel se preocupa de distribuir en las tiendas para extranjeros. La entrevista es la tela de fondo en la que Castro, sin ningún }dijo}, ni } respondió}, sino simplemente in-

serto con toda naturalidad en el texto, parece que toma la palabra espontáneamente como en un silueteo sobre la crónica, el análisis y el reportaje del autor. El líder cubano habla de que acepta etarras enviados por España, pero: "[...] no queremos ser cómplices, ni carceleros, ni inmiscuirnos en los asuntos internos de España". Iii Sobre Franco muestra un agradecimiento comprensible: "Franco no se portó mal, hay que reconocerlo. [...] El gallego supo habérselas. !Que se portó bien, caramba!". Le da consejos a Washington: "África negra no debe preocupar a Estados Unidos. No existe la estructura de clase que puede determinar un estallido social". Pontifica sobre el mundo: "Ni los yanquis quieren ya a Pinochet". "México es fundamental. En realidad es la clave". [...] "Es humillante para Contadora aceptar las pretensiones de Washington [...]". "?Y cómo puede exigírsele a Nicaragua que comience a desarmarse mientras subsiste una guerra interna que le ha sido impuesta desde el exterior?". 187 69 Seguramente no es difícil hacer hablar al líder caribeño, pero el florilegio no puede ser más completo. Aunque, sin duda, Fidel estaba en esa época de mejor humor. El texto, si bien reúne en proporciones, como hemos visto, no precisamente homeopáticas, todos y cada uno de los géneros del sistema, envolviéndose sucesivamente unos a otros en la circularidad que este libro defiende, debería, de una manera formal, calificarse de entrevista, porque ése es su formato básico, aunque por el desplazamiento en el tiempo y en el espacio -y difícilmente puede haber blanco más inquieto que Fidel Castro- la doble visita a una revolución en Cuba y a su entonces pupila, Nicaragua, hace que en realidad intenciones y resultados vayan mucho más lejos. Yo diría que es casi tanto un reportaje como una entrevista, pero tampoco hay que obsesionarse con determinar en todos los casos qué género es el que predomina. El periodismo es, probablemente, una ciencia exacta, de la que, sin embargo, desconocemos las leyes. (Ver apéndice.) El siguiente y ya último capítulo será un intento de recopilación de todo lo anterior, pero efectuado directamente sobre el trabajo del alumnado de la Escuela; sobre los periódicos fabricados en el último cuatrimestre del año. Retrato del artista ya no tan adolescente.

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Capítulo Viii El año pasado en El País El segundo y último cuatrimestre, tras el período de prácticas veraniegas, es el período decisivo en la formación del alumnado de la Escuela. Dura de septiembre a fin de año y lo que se hace durante el mismo es fabricar periódicos; no, sin embargo, periódicos de Escuela, sino diarios trabajados bajo supuestos de realidad, como los que corresponderían a una publicación profesional. Comenzando por cuatro y seis páginas, se llega rápidamente a ocho páginas, que son reproducciones en miniatura, con sus diferentes secciones, de los periódicos de información general. Y no hacemos solamente lo que podríamos llamar }el modelo El País}, sino que se ensayan también otras fórmulas periodísticas. Como trabajo de fin de curso, se hace también una revista de un mínimo de 32 páginas en color, sobre la que no habrá nada específico que decir en este libro, puesto que hay que entenderla como una culminación de todo lo que se ha trabajado durante ese año pasado en }El País}. Los periódicos se imprimen hasta el nivel de fotocopia, pueden utilizar color cuando ello se crea conveniente, y se producen en grupos de diez alumnos, lo que significa que los 40 que componen la nómina hasta ahora inalterable en los 15 primeros años de existencia de la Escuela, se dividen en cuatro grupos, a periódico por cada uno de ellos. Durante ese segundo cuatrimestre, los diez alumnos por grupo van rotando, de manera que al término del mismo todos hayan desempeñado las tareas propias de una redacción, desde un director/a a cualquiera de las diferentes ocupaciones que se desempeñan en un periódico. Todo esto significa que los modelos con los que se trabaja tienen una estructura estándar de periódico profesional. Una primera página -no confundir con portada, término que, en 190 73 España por lo menos, sólo sirve para revistas-, y una serie de secciones, inevitablemente de paginación reducida, que comprenden Internacional, Nacional, y Local, cuando menos. La sección de Internacional se tiene que hacer, por razones obvias, exclusiva o casi

exclusivamente a partir del material de agencia -por lo que primará en ella casi absolutamente el género se-

co-; en Nacional seguirá habiendo cables, pero todo aquello que se pueda hacer informativamente desde Madrid se aprovechará como trabajo en el }out there}, con lo que la crónica y, en ocasiones, hasta el reportaje y la entrevista pueden tener cabida en esas páginas; y, evidentemente, en Local se pretenderá que casi todo el trabajo se haga en forma de crónica, reportaje y entrevista o perfil. Una cierta prudencia nos aconseja, sin embargo, no hacernos demasiadas ilusiones con el análisis. A medida que avanza el cuatrimestre, el equilibrio de secciones por número de páginas de cada periódico se altera en favor de Local, cuando consideramos que el trabajo de mesa -cables de agencia- está ya suficientemente entrenado. Esto significa que puede haber periódicos de ocho páginas totalmente dedicados a Local -Madrid-; sólo que en estos casos el epígrafe de sección no se entiende en un sentido temático habitual, sino abarcando todo aquello que se puede hacer informativamente en la ciudad, con lo que tenemos Local-Cultura, LocalSociedad, Local-Economía, Local-Deportes, además de Locallocal, puesto que se considera que la mejor enseñanza es la práctica en la calle. Y lo que vamos a tratar en este capítulo es ese trabajo realizado, desde la producción de la primera página hasta la última, tratando de privilegiar el material firmado, crónica, entrevista, reportaje, puesto que las piezas de género seco ya han sido suficientemente estudiadas en los primeros capítulos del libro. Antes de seguir, sin embargo, habrá que ver brevemente cuál es la estructura tipo de la primera página de }El País}, en 190 75 la que se inspiran los periódicos aquí revisados. La mayor parte de los textos que aparecen en las primeras páginas de }El País}, que llamamos }caretas}, son }leads} de dimensión variable, o resúmenes-gancho de las informaciones más importantes contenidas en el periódico, que nunca van firmadas. En principio, parece que eso aconsejaría que se observara en primera página la fórmula del género seco, pero repito que cada periódico es muy dueño de adoptar la estrategia informativa y de géneros que le parezca más apropiada. Los títulos, antetítulos y sumarios, en consonancia, deberían ser en ese caso también lineales. Además de las caretas, cabe que un texto comience en primera página para morir en páginas interiores, habitualmente firmado. Aunque, en teoría no hay ninguna prescripción obligatoria sobre géneros con referencia a estas informaciones, que se destacan especialmente, puesto que se propone una lectura de corrido de las mismas de primera a páginas interiores, es bastante natural que consistan en reportajes, o cuando menos, crónicas, que destaquen en el día por alguna razón informativa. Es posible también hacer careta de un reportaje, o de una entrevista, cuya titulación permitirá un despegue

mayor de lo fáctico inmediato, y, en consonancia, la careta podrá estar escrita con mayor libertad, como corresponde al género de que se trate. Y, finalmente, cabe que un artículo o un editorial del propio diario se considere lo bastante relevante como para arrancar en esa primera página. Ésta es la estructura que, mientras hagan el modelo }El País}, los alumnos de la Escuela deberán tener en cuenta. Las primeras páginas Tomemos tres ejemplos bastante significativos de primeras páginas. La que lleva como cabecera el logo UAM/}El País} (Universidad Autónoma de Madrid) corresponde a un 191 77 periódico casi exclusivamente de Local, puesto que únicamente la segunda página recoge temas de España, que se han tenido que hacer básicamente con teletipo, así como responde a un diseño intermedio entre el modelo }El País} y uno popular o semipopular. La primera con el encabezado }Escuela de periodismo} es indiscutiblemente el modelo }el País}. Y el tercero, también inconfundible, está entre lo más parecido que cabe encontrar hoy en España a un modelo popular, en la práctica muy inspirado en }El Periódico de Catalunya}. El primer modelo, 14 octubre 1994, abre con una gran fotografía y da tres asuntos. Los dos textos principales son reportajes, ambos de la modalidad de pase al interior, y el tercero, una careta clásica. Lo primero que hay que decir es que la concentración de reportajes, y además empleando ambos la misma fórmula de pase al interior, es un error porque la acumulación les resta valor, especialmente al que se propone como asunto principal. Si valoramos algo hasta el extremo de comenzar su texto en primera, que es como decirle al lector que no podemos esperar más, que aquello es tan interesante que no queremos darle el aperitivo de la careta, sino que le hacemos pasar directamente al salón para que deguste todo el plato de una vez, no hay que crearle distracciones alrededor. Pero, en realidad, la razón de los pases es mucho más prosaica. A los alumnos no les cabían los reportajes en el espacio que ellos mismos les habían asignado, y de esa forma, rehuyendo la fabricación de una careta para cada uno, creían que aprovechaban mejor los dos textos. Eso no quiere decir, sin embargo, que los reportajes carezcan de interés. Como si lo hubieran hecho a propósito -que, seguro que no, porque tanta premeditación es impensable- el principal es un típico reportaje de escenario y el segundo, del tipo virtual. Título del primero: 193

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Otra familia que vive ilegalmente en el sótano permanece en la vivienda

La policía desaloja a una familia de "okupas" en el barrio del Lucero Título y antetítulo repiten "familia", lo que no es un horror pero sí es innecesario porque, encima, no había dos familias sino sólo una, además de que cualquier repetición da sensación de pobreza. Por lo demás, el título es seco o de crónica, cuando en teoría parece que debiera haber sido de reportaje vivido y, por tanto, más alusivo y percutiente, pero el problema es que abrir un periódico con un título indirecto es algo superior a nuestras fuerzas. Estamos convencidos de que los periódicos se abren con noticias y cuanto más directamente las titulemos, tanto mejor. Pero, lo verdaderamente interesante aquí es cómo el autor (o autora, al igual que todos los textos que siguen, de los que se ha preferido ignorar el responsable) hace un reportaje absolutamente clásico de escenario, hasta tal punto de que exagera un poco al no dar antecedentes, al no situar el problema en un contexto mayor, al no incluir elementos de crónica que le habrían dado una mayor perspectiva social. No obstante, el material es bueno desde su arranque: A las 9.30 de ayer, dos oficiales del juzgado y tres coches de la Policía desembarcaron en el 66 de la Avda. Sepúlveda de Madrid. Motivo: la orden de desalojo de una vivienda de dos plantas situada en el barrio del Lucero y que alberga a dos matrimonios con cuatro y dos hijos. La casa, medio camuflada entre el follaje de un plátano y situada al pie de dos calzadas con tráfico abundante, está rodeada de policías, fotógrafos y periodistas. Dentro, un fuerte olor a podredumbre contenido en cuatro habitaciones con el suelo, las paredes y los muebles devastados. Y mierda, mucha mierda. 194 81 Lugar, personas, olor, color, ambiente. El periodista es nuestros ojos y nuestros oídos, y hasta nuestro olfato. Estamos en el inmueble y la visualización es total. De la misma forma, porque su apropiación del material es absoluta, los juicios son lapidarios, pero apoyados por un buen oído para el entrecomillado: [...] el inquilino del sótano vivienda y amigo de [...] quiere alborotar. "Lo que pasa en este país sólo hay política y a mí no me pueden echar". Y a continuación se calla medianamente convencido de lo que acaba de decir. Están todos muy pálidos, conteniendo la rabia y soltando una especie de resignación beligerante. No sabemos cómo el autor se ha }convencido} de que el interfecto está "medianamente convencido", pero para eso sirve el reportaje, para que el autor se juegue el tipo con las conclusiones a las que llegue, que no están }a priori} ni bien ni mal, sino

que corresponde al lector emitir su juicio sobre las mismas. Opino, sin embargo, que la ambición literaria en este caso traspasa algo el texto, llevándolo a posiciones de novela, un poco pasadas de rosca, como el novelista omnisciente de la novela clásica. Todo transcurre, y es un mérito de construcción de escenario, en un espacio compacto, limitado, muy teatral, como el de la tormenta que encierra a los protagonistas de }Cayo Largo, (14) con Bacall y Bogart en el hotel de la costa del Caribe. Todo nace y muere frente al plátano de la avenida Sepúlveda. El segundo reportaje es igual de típicamente virtual. El título ya nos pone en camino, puesto que éste sí que corresponde a un reportaje clásico, hasta el punto de que con la preocupación de hacer una gracia pierde un poco el } oremus}, que es la conexión necesaria con lo inteligible. (14) John Huston, }Key Largo}, 1948. 195 83 Hágase la luz La colonia de Caño Roto se conecta ilegalmente al tendido eléctrico La concentración no era sólo, como vemos, de reportajes, sino también de ilegalidades, y periferias de la ciudad. Como en Fuenteovejuna, y liderados por el concejal de Izquierda Unida, Félix López Rey, los vecinos de Caño Roto se conectaron el martes pasado al fluido eléctrico, de forma ilegal. [Debería decir "se conectaron ilegalmente"]. Hace un mes la compañía eléctrica cortó el alumbrado público de las calles y plazas de esta colonia del barrio de Orcasitas por falta de pago. El martes [repetición innecesaria] los vecinos decidían tomarse la justicia por su mano y acabar con la oscuridad. Iii Aquí, en cambio, aunque con una visita obligada al barrio en el que se hizo la luz, casi todo es trabajo de reconstrucción: diálogo con el concejal y elementos de contexto, para que sepamos quiénes son los afectados. En este mes ha habido de todo. Además de dos atracos, varios niños han sufrido contusiones y caídas y un enfermo tuvo que dirigirse a tientas a la ambulancia porque los camilleros no podían distinguir el camino. El martes [de nuevo] una comitiva de vecinos provistos de velas y linternas, encabezada por López Rey, rompió los precintos y volvió a conectar el fluido eléctrico [repetición]. Excelente descripción, bien visualizado, pero como en un mecano, ha habido que recomponer pacientemente las piezas. Realidad virtual. Lo que ha hecho la segunda autora es una encuesta. Ha hablado con vecinos, edil, au-

toridades varias, y ha puesto en pie 196 con magnífico oído:

85 un problema, que explora, también

"Nos comían las cucarachas. Por las noches ponía a mis hijos algodones en las orejas para que no se les metiesen chinches". Es toda una historia que se mueve atrás y adelante en el tiempo, desde cuando les prometieron a los vecinos unas viviendas hasta los años que tardó el ayuntamiento en cumplir su promesa; casi }Historia de una escalera} en cómodos plazos. Puro relato virtual. El segundo periódico, 11 de octubre de 1995, es totalmente }el País} en el diseño y la selección de temas, con sólo tres páginas de Local, una de Nacional, otra de Internacional y una última }ad hoc}. El conjunto se resuelve en la primera con un asunto internacional: El Gobierno de Bosnia retrasa la entrada en vigor del alto el fuego Iii Tres de nacional: EE'UU. no será invitado a la cumbre euromediterránea Violentos incidentes en el juicio a un líder del grupo "ultra" Bases Autónomas El juicio de la colza seguirá, con la presencia en las calles de los afectados Más uno de deportes: Olano regresa a España y agradece a sus compañeros la ayuda que le prestaron En todos los casos en los títulos falta concisión. En Bosnia sobra "El Gobierno de" y "la entrada". Diría lo mismo: Bosnia retrasa el alto el fuego Y, en cualquier caso, el número de matrices con que contamos podía haber servido a mejor fin, como en: 197 87 Bosnia exige el fin del cerco a Sarajevo para aceptar el alto el fuego En el caso de la cumbre euromediterránea no se nos dice en la entradilla por qué es tan notable que no se haya invitado a Estados Unidos (ni a Rusia), con lo que el título es una expectativa no realizada; no se identifica la noticia como de Nacional, y, por tanto, se ignora en qué afecta a España, como tampoco se sabe quién invita a esa cumbre; y, por último, la fórmula negativa siempre cojea un poco. Parecería más lógico haber titulado con las medidas antiterroristas acordadas entre Chirac y González que implican la creación de seis comisarías conjuntas hispano-francesas.

Olano agradece demasiadas cosas, puesto que sobra escribir "que le prestaron"; el }auxilio} del título

sólo podía ser al ciclista español. El juicio de la colza, además de recaer en el maldito "seguirá", ya que lo que sigue, si no se dice lo contrario es que sigue y por lo tanto no hace falta mencionarlo, es también muy prolijo al incluir "con la presencia", que si lo quitamos veremos que ganamos tiempo y espacio, y aún peor, la careta no dice nada de esa protesta o seguimiento en las calles. Mejor sería, por ello, titular: Comienza el juicio de la colza con la protesta de los afectados en la calle Y, posiblemente, sólo el de Bases Autónomas, vale tal cual, aunque también podía haberse suprimido "grupo ultra". Lo más significativo es, sin embargo, que todos los textos, en mayor o menor medida, son formato crónica en lugar de género seco, aunque hay que reiterar que eso no significa que estén ni mal ni bien, sino que, si deliberadamente se quiere hacer la primera página en género crónica, ésta es una opción tan válida como cualquier otra. No hay un mérito intrínseco en género alguno, sino en saber qué es lo que 199 89 estamos haciendo en cada caso y para qué. Es crónica todo lo que se escribe en esta primera página porque el juicio de la colza: "[...] }empezó de verdad} [cursiva en el texto] ayer después de que el tribunal rechazase la anulación que pidieron los abogados defensores. Porque: El Gobierno de Bosnia-Herzegovina ha }impuesto una nueva condición} para aceptar el alto el fuego pactado hace dos semanas en Nueva York entre los tres bandos combatientes. Cuando en género seco diríamos, simplemente, en vez de hablar de condiciones, que: El Gobierno bosnio exige el fin del cerco serbio a Sarajevo para aceptar el establecimiento del alto el fuego. Porque en los incidentes ultras se escribe: En su }celo} por controlar la entrada a la sala, los neonazis amenazaron y agredieron al abogado de la acusación [...]. Y está claro que no es posible ver el celo de nadie. Igualmente, en los restantes textos leeremos que: Olano no se }siente} todavía campeón del mundo [de ciclismo]. Y numerosas alusiones de pura crónica en el texto de la cumbre como: [...] ni González ni Chirac hicie-

ron mención en sus conversaciones a los dos temas }álgidos} de cada Gobierno [o sea que eran cuatro]. La }gran novedad} del encuentro fue la decisión de no invitar ni a Estados Unidos ni a Rusia. [Hasta aquí mis cursivas]. 200 91 Finalmente, la primera del 29 de octubre de 1996 es un modelo razonablemente logrado, sin duda más sencillo, aunque con un título de los de trece en docena: Guerra contra los okupas Pero buenos sumarios en los que no se repite ningún elemento del título principal: El desalojo de un cine }okupado} en Barcelona termina con 48 detenidos y 12 heridos tras la intervención de los antidisturbios. Grupos políticos y sociales Califican de "brutal" la Actuación de la Policía que insiste en que se defendió. Si tenemos una oportunidad de titular dos o más veces una noticia, bien sea porque hay una batería de sumarios en primera o porque en páginas interiores se retoma el asunto con su propia titulación, no es que no podamos repetir algún elemento del titular y en ocasiones incluso será imposible no hacerlo, pero sí es mejor que empleemos el número de matrices que recibamos, el capital simbólico del que hablábamos, de la manera más eficaz posible, esforzándonos en dar a cada término un valor informativo propio, sin malgastar palabras al repetirlas. Las últimas páginas Mucho experto opina que la segunda página más importante de un periódico es la última, también mal llamada contraportada. Sí es cierto que, en cualquier caso, todos los periódicos españoles y eso que se llama }nuestro entorno} suelen concebir la última página como una aportación singular, una forma de concluir la declaración de intenciones que es un diario. La fórmula que ha empleado }El País} durante muchos años, haciendo la salvedad del domingo, que tiene tratamiento de entrevista, es la de un reportaje, aunque también en ocasiones la de una 202 93 crónica, con frecuencia animada por la pretensión de lo vivido, de lo propio; más una columna de comentario de actualidad, con un autor diferente cada día de la semana, elegidos siempre entre los mejores escritores españoles, cuyo denominador común bien podía ser una distancia irónica o satírica, muchas veces mágica, de las cosas. Estos }periodiquines} también han hecho sus tentativas de colofón de la obra escrita.

Tenemos aquí otras tres muestras de última, que por su relación con el modelo }el País} podrían ser una versión muy próxima a la de nuestro periódico: "El escaparate del mundo"; otra, con mayor variante: "Antonio

Banderas a 200 pesetas"; y la más alejada en el modelo semipopular: "La cacería de los zooterroristas". En el primer ejemplo, 12 de octubre de 1999, el autor camufla como reportaje -visita a un lugar, búsqueda si no de un paraje físico, sí de un oficio- lo que, en realidad, es una entrevista. No se pretende, sin embargo, que el personaje al que se entrevista sea interesante en sí mismo. No es "el belga crecido en Tenerife" a quien queremos conocer, sino el autómata, cambista de banco, que efectúa una función a través de la cual se supone que, como decían que ocurría en Piccadilly, ve en una jornada desfilar el mundo entero. Ése es el correcto }lead} que se nos propone: En el aeropuerto madrileño de Barajas transitan alrededor de 25 millones de personas al año. Por eso, P. B., uno de los 70 cajeros de American Express, ha visto pasar a más de 50 millones de pasajeros en los dos años y medio que lleva en el trabajo. Desde la oficina de una ventanilla de cambio, este chico de 28 años observa a la multitud de viajeros que desfilan ante sus ojos y se paran, a veces, a cambiar dinero.

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Se introduce bien el tema, que, como en D'Ors, va de lo general a lo particular, mete Barajas y el tráfico diario por delante, para llegar hasta el }voyeur} homologado. E inmediatamente convierte la visita a la ventanilla en un rosario de anécdotas narradas entrecomillando las palabras del bancario, que demuestra, sin embargo, ser una antología del tópico. El japonés es metódico; el argentino, pretencioso; el cubano, simpático; el español, gallito; el colombiano, pirata; el norteamericano, ignorante; los italianos, provocativos; y los europeos, en general, los más cultos. El periodista se ha quedado un poco en la superficie de las cosas, ha aceptado lo primero que le han dicho, y no ha logrado ir más allá de un relleno de página un poco trillado. Hay que comprender, sin embargo, que los alumnos de la Escuela hacen sus periódicos en espacios de tiempo en todo similares a los del cierre de un periódico, y no es fácil obtener exclusivas si no se trabaja para una publicación verdaderamente comercial. El reportaje-entrevista concluye con una fórmula tan acreditada, que todos la hemos empleado alguna vez. Y es que en Barajas se ve de todo. Por eso P. B. tiene razón cuando dice que el aeropuerto es el "escaparate del mundo". Abrochar el texto como en un círculo que se cierra sobre el título. En esa misma línea de anecdotario hay que juzgar la columna de breves, algo ya talluditos, que apuestan a esa

teoría tan conocida de que lo curioso siempre tiene cabida: un fetiche de Elvis Presley que se ha vendido por un dinero; el Gordo de Brasil vale 30 millones de dólares; y el sorprendente número de superdotados que nos rodea. Al conjunto de la página le falta algo de entidad, aunque la pieza principal está técnicamente bien resuelta. Lo que he llamado fórmula intermedia se publicó el 14 de octubre de 2000. El planteamiento es de un gran 206 97 tema dividido en pieza principal y despiece -un tanto fornido-, dos piezas relativamente grandes, siempre pertenecientes al apartado }ciudadano-recreativo}, lo que en sí no es intrínsecamente malo, y una entrevista a una actriz. El reportaje: Antonio Banderas a 200 pesetas Correos organiza una exposición con sellos sobre cine, deporte, moda, arte y baile no es exactamente un blanco móvil, porque no hay nada más sosegado que una exposición, pero el tema está tratado con soltura, aunque no sin alguna ingenuidad en el }lead}: Todos los que quieran podrán llevarse a su casa al actor Antonio Banderas o al futbolista del Real Madrid Raúl por sólo 200 pesetas. Iii para continuar: Son algunos de los rostros famosos que aparecen en una edición especial de 11 sellos dedicados al cine, la música, el deporte, la moda y los medios de comunicación que Correos [...]. Jamás habíamos creído que nos pudiéramos llevar al actor por cuarenta duros. El reportaje de escenario, aquí sí hay un cierto paisaje humano, tiene un carácter coral, las voces se suceden, el entrecomillado es ágil, y el conjunto resulta razonablemente informativo con tipos }curiosos} como el coleccionista veterano, los organizadores, la niña que se inicia en los secretos de la filatelia, etcétera, más el sello más barato y el más caro y, notablemente, un detalle muy de usuario: hay un pabellón juvenil para fomentar esta sesuda afición. Pero no le falta al texto alguna incongruencia. De un lado, el presidente del }evento} prevé la llegada de 100 au207 99 tobuses escolares de toda España, y un poco después se dice que la muestra se cierra ese mismo día de publicación con un cierto déficit de público. ?Preverá el presidente para el año que viene? El despiece, por su parte, responde a la teoría enunciada; desarrolla uno de los aspectos mínimamente reseñados en el texto principal: el citado pabellón juvenil. El inconveniente es que reitera la misma fórmula: el re-

portaje coral lleno de niños, sin duda adorables, pero un poco repetidos. La entrevista a María Galiana, actriz debutante, es muy correcta, del estilo } romanceado} -el pregunta-respuesta habría sido absurdamente engolado- en el que la voz de la entrevistada se funde cómodamente con la narración, que viene a ser una crónica de cómo ha surgido la iniciativa de representar la obra de Séneca }Las Troyanas} en diversos puntos de España hasta llegar a Móstoles, que es nuestra percha de actualidad. Hay un buen ojo para la descripción del personaje envuelto en sus propias palabras y en el contexto del autor: Galiana viste y habla como la profesora de instituto que fue hasta hace muy poco en un centro de Sevilla, la ciudad donde vive. [...] Sólo se permite un capricho: unas gafas de pasta azul modernísimas. "Mis alumnas comentaban por el pasillo. ?Pero ésta es famosa? !Si está gordísima!". El cierre está bien abrochado: Galiana anunció, [...] [ya es hora de que a las mujeres se las trate también sólo por el apellido] que, se }viene} a vivir a Madrid, pero sólo "por una temporada". [...] "No me quedo a vivir porque a mi marido le da un ataque [...] para eso está el AVE". En un caso como éste cabe preguntarse si hay que reproducir la conversación arreglando la pronunciación ajena. Si doña María Galiana hubiera dicho "Pa eso está el AVE", 207 101 ?habríamos tenido que concederle una pronunciación académica que no habría empleado? Cuando tenga más sentido para dar a conocer personaje o ambiente, entiendo que es conveniente dar la versión fonética de las declaraciones; no, cuando la comunicación conceptual priva sobre la colorista. Finalmente, todos los textos de la página tienen un mérito. Son buenas piezas de usuario; aquellas que rinden un servicio específico al cliente; el lugar, las horas, las circunstancias del asunto que se nos propone. Ése es uno de los mayores atractivos de una sección de Local, que lo que publicamos influye en la vida de nuestros conciudadanos de una manera directa y visible; nos cruzamos a diario por la calle con las personas a las que les hemos facilitado una minucia al menos de mejor conocimiento de cómo pueden moverse en la ciudad. Todo lo que publicamos ha de ser siempre útil, servir para algo, pero, reconozcamos, que la utilidad de conocer mejor el grado de etilización de Boris Yeltsin puede ser útil de una manera muy diferente, y para un tipo de persona mucho más particular, que la información ciudadana que contiene esta página. Seguramente, la primera reflexión que nos tenemos que hacer antes de publicar cualquier texto es ?esto a quién, para qué sirve? ?Qué razón hay para que alguien se gaste dinero ad-

quiriendo el derecho a leerlo? Una mayor sobriedad en la apreciación de lo que hacemos conduciría a mejores resultados en esa operación crucial de todo periódico, la primera de todas. ?Qué es lo que }no} publico hoy? Descartar antes de publicar. El tercer ejemplo de última, 13 de noviembre de 1999, en una línea de diseño más popular, la traigo a colación para subrayar lo que no hay que hacer, aunque técnicamente cumpla todos los requisitos formales. Tenemos un texto principal, incluso bien titulado: Un periodista británico que había denunciado la violencia de los defensores de animales fue marcado con 209 103 un hierro candente La cacería de los "zooterroristas" Una columna: La selección de Camacho se prueba ante Brasil y una tercera pieza a pie de página sobre el fallecimiento de Antonio González, } El Pescaílla}, firmada como Agencias. Y ocurre que tanto la pieza principal como la columna futbolística no tienen más apoyatura informativa que los cables de agencia, sin que ello se acredite en el texto por ninguna parte. Sólo la humilde muerte del viudo de Lola Flores reconoce formalmente su paternidad periodística, aunque el resultado es aún peor porque en realidad estamos ante una minicrónica: El Lerele se queda vacío. La famosa casa del barrio madrileño de La Moraleja que habitara durante casi 30 años la familia González Flores perdió ayer a su último ocupante, Antonio González, }El Pescaílla}, el patriarca de la familia. Esto es una necrológica de firma, no una información construida únicamente, como se indica, con material de agencia. No hay coherencia ninguna entre texto, medios empleados, y acreditación de autor. Y, además, el marciano no sabe lo que es El Lerele que si es lo que me imagino resulta de bastante mal gusto. El asunto de los zooterroristas, igualmente, aunque aparece firmado con iniciales, no puede responder más que a un trabajo sobre cables sin apropiación intelectual ninguna por parte del autor, y no hay ni un solo reconocimiento de fuentes, agencias, en la información. Todo ello es tanto más llamativo porque, técnicamente, nos hallamos ante una crónica muy bien construida. La narración es más que correcta, pero el lector tiene derecho a saber cómo el periodista ha obtenido esa información, que, por otra parte, es del diario británico }The Inde210 105 pendent}. Lo que el alumno ha hecho es fusilar a otro periódico. Es el propósito el que está equivocado. Los periódicos más o menos populares, como el que acabamos de ver -de los que hablaremos acto seguido- no

tienen por qué relajar ninguna de las exigencias de rigor y cumplimientos canónicos que se atribuyen a los aristócratas de la prensa. Ocurre que son diferentes. De las cejas altas al ceño fruncido Los ingleses inventaron eso de que los diarios que se leían con las cejas en posición de descanso eran los }quality papers}, los diarios serios, y aquellos que hacían enarcar las cejas eran los populares. En el sur de Europa no ha cuajado nunca, sin embargo, ese tipo de publicaciones, quizá porque aquí se enarcan las cejas con mucha más facilidad y, además, gratis. El prototipo de esa prensa popular son los famosos }tabloides} británicos como el }Daily Mirror} o el }Sun}, de los que al menos el primero, como también el } Daily Express}, fueron excelentes diarios en los años 60, muy profesionales, ligeros, directos, mientras que hoy parecen embarcados en un tobogán sensacionalista para combatir sus ventas decrecientes. Ese tipo de diario, ni el legítimo producto de hace 30 años, ni sus versiones de hogaño, ha llegado a existir, aparte de algunas tentativas frustradas, en España, y en proporciones muy diferentes y matices muy marcados, tampoco en Francia, Italia o Portugal. Las razones pueden ser de órdenes muy diversos, como la tutela que la Iglesia católica, nada favorable a la vertiente más sicalíptica de estas publicaciones, ha ejercido en la sociedad del mundo latino. En Francia, por ejemplo, los diarios más parecidos al }tabloide} inglés más típico -en Gran Bretaña la prensa de calidad es siempre }broadsheet} o sábana- como }Le Parisien} o }France-Soir} son, por comparación, auténticos tratados de hermenéutica. En España, hay, además, una razón 211 107 muy específica para que este tipo de prensa no haya encontrado su sitio. Esta prensa popular tiene en Gran Bretaña y Alemania, al menos, una antigüedad de cien o más años, muy ligada a los cambios en la sociedad como consecuencia de la fase más madura de la Revolución Industrial y la aparición de una clase media masiva, con capacidad de gasto relativamente suntuario como es la compra de un periódico diario. Y éste fue el vehículo exclusivo de información para el gran público, por lo menos, hasta los años 50, con el conocido advenimiento de otros medios de comunicación de masas. En España, contrariamente, no ha existido nada parecido a ese mercado de masas, una capacidad adquisitiva suficiente para comprar prensa diaria en los estratos medios y mediobajos de la sociedad, hasta los años 60. Y, para entonces, ya se habían instalado sólidamente en los hábitos de los que sólo eran lectores potenciales otros medios de obtener una ración cotidiana de información como, primero la radio, y desde esas mismas fechas, la televisión. No parece aventurado suponer que una masa de posibles lectores, que habrían aceptado algún tipo de diario

popular de no mediar otros atractivos más confortables, no han llegado nunca a serlo porque otros placeres le han distraído de ese objetivo. Paralelamente, sí que ha surgido en España un tipo de prensa quizá equivalente a lo popular, la llamada prensa del corazón que también surte a ese tipo de público de menor preocupación lectora. Diferentemente, en Gran Bretaña, esa lectura masiva estaba ya consolidada cuando aparecieron los prodigios de la segunda mitad del siglo pasado, y por eso, aunque no sin dificultad, la prensa popular aguanta el tipo. Todo ello hace muy improbable que en España lleguen a existir periódicos parecidos a los tabloides británicos o alemanes. Entre los diarios de alcance nacional sólo hay dos que apuntan, pero de una manera muy relativa, en esa dirección. }El Periódico de Catalunya y Diario 16}, pero que sí que tratan de } vender} una información, que es la misma de todos, 212 109 pero de una manera distinta, más ligera, y hasta tratando de destapar asuntos y preocupaciones diferentes para crear público. Especialmente, el rotativo de Barcelona es un híbrido de formidable factura, que ha hallado un punto de equilibrio casi geométrico, que permite calificarlo como el periódico más serio de los populares y el más popular de los serios. Cuando hablo, por lo tanto, de diarios populares o semipopulares como los que tratamos de hacer en la Escuela, el gran punto de referencia para los alumnos son los diarios citados. Y este tipo de periódico, por serlo, no recibe ninguna gracia especial que le permita suspender las leyes de la verosimilitud, del rigor, de la coherencia. No hay ninguna razón para creer que estos diarios practiquen un periodismo de menor altura que los presuntamente más serios, ni que, por tanto, sus errores sean más perdonables. Esta constelación de géneros les es aplicable exactamente igual que a los demás. Son sólo periódicos de posibilidades y enfoques diferentes, pero las exigencias y virtudes de fondo son las mismas. ?En qué puede consistir, por ello, la diferencia? Para empezar, una publicación de estas características no es un periódico de }los otros} con los titulares más grandes. Un modelo de periódico, llamémosle híbrido, publica la gran mayoría de noticias que publican sus competidores. Ocurre, sin embargo, que: a) Los títulos tendrán no sólo mayor cuerpo sino un gran margen de significado alusivo, así como buscarán, con preferencia a lo conceptual, al protagonista de la noticia. b) Los textos serán más cortos, y estarán redactados de la manera más directa y sencilla posible, todo lo que no excluye llegar al fondo de los asuntos y escribir tan bien como el que mejor lo haga. c) El periódico deberá decidir prioritariamente si le vale el enfoque estándar de los hechos noticiosos, para explorar, en cambio, otros ángulos en los que se privilegie la repercu213 111

sión }de usuario} de las informaciones. Será, por ese motivo, un diario muy dado a la visualización práctica de las cuestiones noticiosas. Si aumenta el canon del gas, por ejemplo, cuánto puede significar ello para una economía familiar media, etcétera. d) Se deduce de todo lo anterior, que la valoración de las noticias no puede ser la misma que la de diarios más convencionales; aunque se publiquen todas las informaciones de relevancia, determinado tipo de información de carácter muy burocrático o administrativo, se consignará más para el }récord}, que para competir en su cobertura. e) Es verosímil que no necesite cubrir tanto horizonte informativo como los modelos más clásicos, en especial en asuntos internacionales, lo que le permitirá una mayor concentración de recursos, espacio y elemento humano en una serie de objetivos mucho más propios y próximos. Si al diario de formato más convencional se le pueden reprochar omisiones de alguna gravedad, esto raramente ocurrirá en el modelo híbrido, que se representa mucho más por lo que decide cubrir que por lo que }debería haber cubierto}. f) Estamos, por tanto, ante un tipo de periódico para el que la agenda propia será definitiva. g)Aunque no renuncie a cubrir la escena política, podrá filtrar mucho más severamente que sus competidores lo que merezca ser publicado; y, paralelamente, valorará altamente secciones como Espectáculos, Deportes, y Sociedad. h) Será, por último, un diario muy ciudadano, de defensa de los usos y derechos cotidianos de la comunidad. Es a este modelo de prensa al que nos referimos cuando hablamos de periódicos más o menos populares. Por ello, haremos ahora un poco de periodismo comparado entre lo más pesado y lo más ligero que el agua.

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Crónicas y reportajes a dos manos Tenemos seis trabajos efectuados en la Escuela, tres dentro del modelo que llamamos híbrido (semipopular) y tres en el formato clásico de diario de otras ambiciones. Con arreglo a las denominaciones de género conocidas, estaríamos ante una crónica estándar, formato clásico, 30 de septiembre de 2000, con el título: El plan de integración de inmigrantes beneficiará a 250.000 extranjeros Un reportaje de escenario, formato, híbrido, 14 de noviembre de 1995: Con la iglesia hemos topado

Un reportaje virtual, formato clásico, 6 de octubre de 2000:

Iii Los cubanos que solicitan asilo en Barajas se benefician de un trato privilegiado Otro reportaje virtual, formato híbrido, de 4 de noviembre de 1997: La misión Huygens a Saturno rompe la pasividad española en el espacio Un reportaje de escenario, formato híbrido, 21 de octubre de 1995: La Bestia llegó a la Gran Vía Y una crónica, aunque esforzadamente reportajeada, formato clásico, 10 de octubre de 1998: Saramago, nuevo premio Nobel y viejo comunista Veamos las diferencias entre los dos primeros textos. Título lineal para una crónica en el primer caso, modelo clásico, aunque puede mejorarse: si el plan es de integración de inmigrantes ha de beneficiar por fuer215 115 za a extranjeros, e incluso }beneficiar} es más que discutible, puesto que de lo que se trata es de establecer unos requisitos que difícilmente sabemos si mejoran o empeoran nada. El título podría omitir, por tanto, "de inmigrantes" y quedar así: El plan de integración de Madrid beneficiará a 250.000 inmigrantes Muy diferentemente, el reportaje del modelo híbrido titulará: Con la iglesia hemos topado que si no es el colmo del ingenio, y que para topar del todo habría hecho bien en poner }Iglesia} con mayúscula, sí responde, en cualquier caso, a la idea de titulación alusiva, mucho más genérica, de intención llamativa. Las naturalezas de los materiales, en ambos casos, corresponden bien al perfil de los dos tipos de periódicos; el primero tratará hasta con demasiada frialdad un asunto caliente, las condiciones de vida de los inmigrantes, y el segundo con adecuada escenificación, casi de película de Berlanga, un problema de derribo de sendas iglesias en barrios populares de Madrid y Valencia. No significa ello, sin embargo, que las dos informaciones no pudieran ser motivo de atención en el otro modelo de diario, pero sí que el tratamiento debería ser diferente. El problema de la inmigración está visto casi exclusivamente desde el punto de vista de la administración, lo cual ya es un error, puesto que no hay periódicos que por su modelo prefieran informativamente un tipo de fuentes -el Estado y las fuerzas políticas- y otros que se decanten por lo contrario -la gente-, sino que unos y otros han de buscar el contraste entre poder y público, si bien el tratamiento y la valoración de las fuentes no sea idéntica. Un reportaje tanto de un periódico más o menos po-

pular como de cejas cansadas habría tenido que salir necesariamente del recinto donde se celebraba, como en este caso, la rueda de prensa, para recoger la opinión de los interesados. 218 117 La diferencia estriba en que el segundo, quizá, tomaría mayor distancia y filtraría más las voces del coro. De igual manera, el conflicto eclesiástico urbanístico habría tenido también cabida en un periódico menos bullicioso, pero no se habría basado exclusivamente como en este caso, el híbrido, en declaraciones sobre el terreno. El primer texto sobre la inmigración combina, sin embargo, las declaraciones en la conferencia de prensa con contexto y reacciones, aunque recurre demasiado a sólo yuxtaponer los elementos de la información: Además, la consejería de Empleo [...]. Otro compromiso de Gallardón es que [...] respectivamente, al fin del tercer párrafo y al comienzo del cuarto del texto, en vez de lograr una fusión más fluida de todo ello en una sola historia. Las fórmulas, }además} y similares no conectan bien las continuidades, sino que parecen recordatorios de algo que hemos olvidado, y añadimos cuando lo recordamos. De igual forma, esa suma de elementos mal ensamblados se destaca en formulaciones como la del primer párrafo: El Plan Regional para la Inmigración es el proyecto "más ambicioso y trascendental" que se ha }hecho} en Madrid desde que Ruiz Gallardón se halla al frente de la Administración Regional [no se dice cuándo, infringiendo el principio de no dejar cabos sueltos]. Así lo afirmó ayer el presidente de la Comunidad [...]. Las declaraciones por delante, y el autor de las mismas a continuación con ese cliché tan poco vistoso de "Así lo afirmó..."; esquema que repite en el despiece cuando comienza el relato: "No es un ejercicio de caridad, es un reconocimiento de derechos, una necesidad urgente". }Así resumía} el espíritu [...] 219 119 El despiece, por su parte, no es afortunado porque no hace un corte limpio, sino que se mezcla un poco caóticamente con la información principal. Se trata, simplemente, de más declaraciones de lo mismo, adobadas con estadísticas que sí, en cambio, podían haber constituido por sí mismas un despiece limpiamente seccionado del contexto principal. La información del modelo híbrido, por su parte, enfoca muy bien la situación arrancando ya con protagonista: Creyente fervoroso de toda la vida, Paco Abad, de 59 años, se llevaría una inmensa alegría si un juez ordenara derribar la iglesia de

su barrio. [...] La nueva parroquia del barrio valenciano de Tendetes ha sido edificada a pocos metros de su balcón con un techo que llega hasta el cuarto piso y que deja en penumbra a 42 viviendas. Iii El autor tiene un oído excelente para fundir la voz que emerge del problema, que escucha con una mirada irónica, pero nunca despectiva. La disputa del suelo urbano de las ciudades (}urbanociudades}) no entiende de religión. [...] La pared (}muro}) trasera de la iglesia ha sido bautizada como } el muro de Berlín}. "Está tan cerca de la terraza que nos quita muchas horas de sol" [...]. Muchos de los enemigos de la parroquia de la Resurrección del Señor, como Paco Abad, acuden cada domingo a misa, pero en otra iglesia de la ciudad. Viven un destierro religioso por una docena de árboles y un poco de sol. Es discutible, sin embargo, que haya tomado dos casos, aunque sean similares, en Valencia y en el barrio del Pilar de Madrid, saltando de uno a otro en un ejercicio de equilibrismo que no acaba de sonar justificado; y, sobre todo, falta un despiece, que 220 121 podría haber sido, precisamente, el caso que se considerara menor, Valencia o Madrid. Pero, en todo caso, estamos ante un ejercicio muy presentable de reportaje coral y de escenario, resuelto con garbo e intuición, aunque no pedía tanto despliegue de texto. El siguiente par de trabajos, dos reportajes virtuales siempre de lo híbrido a lo clásico, casi podían haberse intercambiado entre sí con sólo algunos retoques; el presunto popular, en el otro formato, y el clásico, en el híbrido. Título del modelo }el País}: Los cubanos que solicitan asilo en Barajas se benefician de un trato privilegiado que hasta es una noticia, mientras que el modelo semipopular se eleva al espacio: La misión Huygens a Saturno rompe la pasividad española en el espacio Iii El problema de golpe de vista con el primer texto es que, aun con el reglamentario despiece, resulta enormemente largo. Lo que ha pasado es muy simple. En vez de un reportaje nos hallamos ante dos, uno a continuación del otro, que si es verdad que versan sobre el mismo asunto, tienen tal cesura de separación que no hay ladillo que lo arregle. Y ni uno ni otro son malos, ocurre que el injerto se ha hecho sin anestesia. La primera parte está dedicada a la problemática general de una inmigración que, dice el autor, que las autoridades españolas tratan de manera muy especial:

La práctica totalidad de los cubanos que piden asilo político en España logran entrar en el país aunque no sea atendida su solicitud. Según confirma Guillermo Cortázar, secretario de la Fundación Hispano-Cubana y diputado del PP, el Gobierno }aplica} razones humanitarias para evitar su repatriación. Esto es lo que ha ocurrido los últimos días [?cuántos?] con 31 personas procedentes de la isla. Buena presentación; arranque general, descenso inmediato a lo particular; la fórmula de D'Ors, pero al revés. El autor recurre a fuentes muy variadas, ONG, autoridades, fuentes aeroportuarias, y hace un excelente estado de la cuestión; llegadas, pasos de la tramitación para quedarse, bajísimo número de cubanos en situación irregular, precisamente por la "manga ancha" que muestra el Gobierno, y datos de indudable interés que son noticia: El Gobierno evita repatriar a cualquier persona a Cuba donde, por haber solicitado el asilo, podría enfrentarse hasta a nueve años de cárcel por "peligrosidad social". Sólo se obliga a continuar el viaje a quienes tengan visado para otro país de la Unión Europea [...]. Iii Pero, a poco menos de medio reportaje, el giro es de 180 grados: A lo largo de la pasada semana 32 cubanos pidieron asilo en Barajas. Sólo uno de ellos ha visto admitida a trámite su solicitud. Se trata de un hombre de 28 años que vendía artesanía a la puerta de la catedral de La Habana. Las autoridades cubanas vieron con muy malos ojos su idea de asociarse con otros vendedores [...]. A partir de ahí, se inicia otro reportaje mucho más centrado en casos personales, para volver a la visión de perspectiva general ya en el último tercio del texto: Los abogados del turno de oficio de Barajas coinciden: "España es un lugar de tránsito" afirma uno de ellos, G. P'-R. Aunque no conocen con exactitud el método por el que consiguen salir de España, sospechan que utilizan un pasaporte falso. Viajan a algún país no his222 125 pano-hablante (posiblemente Francia por la proximidad) para que los funcionarios de aduanas no les descubran por el acento. Allí toman un avión a Estados Unidos. Y no es que no se pueda hacer, que no se pueda combinar lo general y lo particular, al contrario, sería muy propio; pero, aquí, las diferentes piezas no acaban de encajar; los saltos son un poco bruscos y, sobre todo, cada una de las partes pesa más o menos lo mismo en el conjunto de la na-

rración, de forma que nada destaca, nada se impone, y falta una línea melódica dominante. Habría sido mucho más adecuada una historia de personajes en un contexto suficiente pero no abusivo de problemática general, o una historia mucho más virtual de qué pasa con los cubanos, subrayada con apuntes breves de casos personales; una u otra definición, pero no todas a un mismo tiempo. Aunque eso no quita que hay material de calidad y que se ha trabajado para recrear toda una circunstancia y todo un problema. La segunda pieza, la de Saturno, básicamente, es una conversación -más que una entrevista- con un responsable del programa astrofísico español, flotando en un contexto de crónica, en el que se hace una aceptable presentación de lo que España modestísimamente ha contribuido a la conquista del espacio. En realidad, lo único híbrido es el titular que sin ser falso crea unas expectativas no realizadas, puesto que más que pasividad hay simplemente distancia entre lo posible y lo deseable. El texto es correcto, pero el único personaje es un buzón de voz, cuya única singularidad humana es la de quejarse: "Es la primera vez en la historia que España participa en una misión espacial con instrumentos [...] hasta ahora España siempre pagaba, pero no recibía nada". Es verdad que se hace notar la intención de diferenciar textos entre uno y otro formato, como en el arranque: 223 127 El primer aporte tecnológico español a la conquista del Sistema Solar se llama PWA (Permitivity Wave Analyzer o Analizador de Permisividad y Ondas). Es el aparato que diseñó el Instituto de Astrofísica de Andalucía para medir la carga eléctrica de la atmósfera de Titán, la luna más }enigmática} para el planeta más }estrafalario}: Saturno. Pero no basta con un fraseo algo más desenfadado si no hay un soporte de información concebido de manera diferente. En un diario de estas características habría hecho falta una infografía, que es cierto que no siempre han tenido a su disposición los alumnos, una batería de despieces para que se nos explicara, por ejemplo, por qué es }enigmático} Titán y }estrafalario} Saturno. La conciencia del autor de que aquello no puede ser }El País} está visible en todo momento, estimable pero insuficiente, como en el }dramático} cierre del texto: La exploración del satélite supondrá el sacrificio de la sonda europea junto con el material español devorado por las sombras de Titán. Mientras, la nodriza norteamericana Cassini permanecerá girando plácidamente alrededor de Saturno, el planeta de la melancolía, el hallazgo de Galileo. Este sacrificio no

arredra al doctor M.: "En el 2003 España va a participar en la Misión Rosetta, para alcanzar el infernal núcleo del cometa Wirtanen". El resultado no es ni mucho menos malo, pero habría hecho falta decidir de antemano con más claridad qué periódico estábamos haciendo para jugar mejor nuestras cartas, puesto que de esta manera el texto es un asunto de información poco llamativa para un diario híbrido, o que, tal como está, no le habría dado tanta presencia en sus páginas; y que se ha querido especiar con giros del idioma, que, finalmente, sólo se apoyan en sí mismos. 225 129 Las dos últimas piezas, un reportaje de escenario y lo que, fundamentalmente, es una crónica muestran un producto ya en sazón, ambos autores/as conocen los límites y las posibilidades de cada género, y, en particular, en el caso de Saramago hay una tentativa de forzar lo que la crónica da, que es un ejemplo de polinización entre géneros. El modelo híbrido alcanza en este reportaje características de prototipo, lo que no significa que no haya materia criticable. La Gran Vía madrileña, un estreno de cine, el todo Madrid }la nuit}, y un escenario giratorio por donde rueda sin cesar el texto. La Bestia llegó a la Gran Vía El cine Capitol fue el escenario elegido por Álex de la Iglesia para estrenar su última película, [siempre se estrena lo último] }El día de la Bestia}. En ella, un trío muy peculiar combate contra el [al] Anticristo que ha nacido en Madrid. (El autor, como también en el caso del reportaje astral, denota su origen latinoamericano poniendo un punto al término del sumario, lo que no se hace en el resto del mundo). La introducción al tema, también algo muy latinoamericano como es dar por supuesto que hay siempre un principio antes del principio, es de tipo }escenario en general}: Otoño es temporada de estrenos. El espectáculo de focos, cámaras y aglomeramiento [-ción] frente a los cines de la Gran Vía es casi diario durante octubre. Muchas de las películas ya han sido presentadas en los festivales de San Sebastián, de Cannes o Sitges, pero el estreno en Madrid es un acontecimiento que las casas distribuidoras cuidan con detalle. Pero cuando quien escribe se inunda de contexto, sí que ya estamos reportajeando: 227 131 Muy cerca de las palomitas de maíz y suplicando un corte de cabello [pelo] Gabino Diego inclina la cabeza hacia un barbado Jorge Sanz. [...] Ana Leza (la ex de Banderas) se paseaba arriba y abajo [...]. El murmullo de "parece que

ha logrado rehacer su vida", cerraba su procesión entre la concurrencia. [...] Cuando hubo que entrar a la sala, las diferencias quedaron claras de nuevo. Corbatas, abajo en el patio. }Piercing}, tatuajes y cuero: arriba al gallinero. [...] A la salida, un par de cucarachas cruzó el suelo escapando a la manada de pies. Un chico adornado con }piercing} soltó un grito de satisfacción: "Qué guay. Han llenado esto de cucarachas, como el diablo de la peli". [...] El joven tenía más imaginación que el equipo de promoción. Las cucarachas no habían sido traídas especialmente. Nada extravagante adornó el estreno. El público esperaba curas con metralletas, ver a Santiago Segura descolgarse de una viga, encontrar máscaras demoníacas en los aseos. [...] El escenario, naturalmente, son los presentes mucho más que un local o unas molduras. Todo aquello que un periódico de otros vuelos habría encerrado en la jaula de Gente, es la materia muy propia de este tipo de diario. De igual forma, el despiece no se nos atraviesa por ninguna parte, porque lo que hace es contar la película, todo ello adobado de una especie de crítica de la misma. La última pieza es una crónica montada sobre una rueda de prensa de José Saramago celebrada en Madrid al conocerse que había obtenido el Nobel de literatura, para formato clásico. Saramago, nuevo premio Nobel y viejo comunista Título en el que ya se percibe un intento de ir más allá de la linealidad, pero sin perder contenido informativo. Aún habría estado seguramente 228 133 mejor: Saramago, nuevo Nobel y viejo comunista En la entradilla vacila inicialmente, como si no se decidiera a empezar directamente al empezar. Es el síndrome de la página en blanco, que impone prólogos innecesarios: La primera alegría e incredulidad aún no se había desvanecido. José Saramago, premio Nobel de literatura 1998, hizo ayer patente su }alegría} (repetido) en una rueda de prensa en Madrid por el galardón que la Academia Sueca le concedió el jueves. El autor }luso} [ya no estamos en tiempo de Viriato] insistió en que el respeto es la máxima de su vida y agradeció que para ser Nobel no haya tenido que dejar de ser comunista. Iii Al revés, les faltaba uno. Pero, el verdadero }lead} se halla en la segunda parte de la entradilla. José Saramago agradeció ayer en

Madrid que para ser Nobel no haya tenido que dejar de ser comunista. El autor portugués, que el jueves pasado recibió el galardón de la Academia Sueca, hizo patente ayer su alegría en una rueda de prensa... El autor se encuentra a gusto cuando, más allá del rosario de declaraciones con voz en que se resume la mayoría de las ruedas de prensa, pugna por que las cosas se }vean}. [...] cuando más de cuarenta fotógrafos y cámaras abrieron el estrecho cordón de flashes y luces que habían formado alrededor del autor [...]. Una mirada seria -quizás el cansancio tras una noche de emociones y sólo tres horas de sueño- reforzaba la expresión de su rostro marcado por profundas arrugas, que delatan 229 135 la historia de sus 75 años. [...] [...] una amplia sonrisa cuando reconoció que no sería premio Nobel si el Papa hubiera estado en el gremio de la academia. También es verdad que se habla de: Pilar del Río, su joven esposa española [...] [como si tuviera varias] y, en ocasiones, penden flecos de vario color: "Me llama mucho la atención que el premio haya sido otorgado a un escándalo del Vaticano". cuando no se aclara qué tiene eso que ver con que le hayan preferido en Estocolmo, puesto que el Nobel se otorga siempre a la obra, y no a una obra. Pero el empeño en narrar y hacer contexto consigue que en muchos momentos la crónica incorpore esquirlas de reportaje, tal como se ha entendido el género en este libro. Éste ha sido, hasta aquí, un florilegio de los trabajos del segundo cuatrimestre de la Escuela, elegidos con arreglo a criterios estrictamente funcionales, aunque también representativos. El periodismo no está muy claro cómo puede enseñarse, pero, quizá, sí hemos visto que puede aprenderse. Resta ahora sólo un epílogo que no puede ser un final.

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Epílogo sin final El propósito de este libro ha sido el de establecer un canon de acuerdo con el cual fuera posible sistematizar las posibilidades que tiene el periodista de aprehensión de eso que llamamos la }realidad}. Sería absurdo pretender que ésta es la única, ni tampoco la mejor sistematización posible, pero sí cabe defender que el planteamiento es claro y directo. Se ha tratado en estas páginas de huir de lo arbitrario, de lo }literario}, entendido esto último como el dominio inescapable de lo subjetivo, para establecer un punto de vista desde el que desplegar un esquema coherente. Por esta razón, el punto de vista a partir del cual se parcela la posibilidad de acceso periodístico a la realidad en géneros, es el grado de propiedad que el autor puede reivindicar sobre su obra. Si pretendemos encontrar en el material publicado un sistema de categorización interna del mismo, por supuesto que lo podemos hacer sin excesivas dificultades; pero, la riqueza y, sobre todo, la interacción constante de lo }real} sobre sí mismo es tan infinita, que un sistema basado en los productos resultantes, o sea en la pieza publicada, ni comienza ni termina nunca; es como querer vaciar el mar con un cubito. Por ese camino, nos encontramos con entrevistas-perfil, perfiles-análisis, crónicas hiperliterarias, incluso esa joya que es la presunta crónica cronológica, reportajes hiperrealistas, crónicas de situación, y qué sé yo qué más; identificando las variantes sin fin del }ahí afuera}, término que me gusta mucho más que el de }realidad}, como si cada una de ellas fuera otro género o subgénero más, la lista se convierte en un capítulo de la zoología fantástica de Borges; no es que no sean todos los que están, es que son siempre muchos más de los que quepan en cualquier relación. 232 139 Por eso, el punto de vista ha sido el de admitir la permanente intraimbricación del material de lo que llamamos lo periodístico, haciendo, al mismo tiempo, que la carga de la prueba para la identificación de ese producto resida no en su naturaleza misma, tan inaprehensible como el propio }out there}, sino en el tipo de mirada instrumental que el autor pueda arrojar sobre ese resultado. Los géneros serán, por ello, unos u otros en función del grado de apropiación intelectual, derivada de la utilización de unos instrumentos, que el autor pueda reivindicar sobre lo que publica. A mayor autoridad del periodista sobre el texto, mayor libertad tendrá en la utilización de medios. En esa carrera para abrazar la realidad desde lo periodístico he creído que una trinidad básica bastaba para domesticar el }ahí afuera}. 1) El género seco, en el que la apropiación intelectual del autor sobre su material es mínima, aunque nunca igual a cero, lo que obligará a un

determinado tipo de escritura que puede superar, sin embargo, con los recursos técnicos sus limitaciones expresivas. 2) La crónica que, partiendo de una multiplicidad de sensaciones físicas o intelectuales a las que llamamos hechos, nos permite ya un grado de apropiación personalizada que requerirá, a diferencia del caso anterior, la acreditación de la firma, y donde deberemos establecer -no descubrir, porque sólo están allí porque su existencia la determinamos nosotros- una serie de convergencias significativas de sentido del }out there}; con ello, y por primera vez, ya seremos nosotros los que contemos con nuestra voz periodística una historia. Podremos iluminar considerablemente lo que prediquemos como el } sentido de las cosas}, pero en nosotros mismos se hallarán los límites de lo interpretativo. Las cosas hablan entre sí, pero no podemos ni debemos saber si eso es bueno o malo. 3) El reportaje, donde la apropiación del material periodístico será tan completa como el trabajo que haya233 141 mos realizado personal, directamente, hasta el punto de convertirnos en la fuente omnisciente de lo que contamos. El punto de desembocadura final de nuestro trabajo. La }realidad} es lo que decimos que es y punto, con todas las consecuencias morales que ello pueda acarrear. Y en el reportaje, en lo más alto de la cordillera de lo periodístico, ese sujeto de apropiación delirante que es el }blanco móvil}. Lo que no tiene horario, ni fecha, ni calendario. La estación final de un recorrido. Esa trinidad de géneros ya hemos visto que se puede escenificar como una progresión, una línea recta a la que le salen brazos laterales o }subgéneros}, o también como una estructura circular, de manera que procedamos de dentro afuera, de menos a más personalizado, en cuyo caso, estaría, en este modo de representación, menos evidente la individualidad de estos emparentamientos. A la crónica se le emparentan el análisis y el perfil. El análisis es una crónica-interpretación sin juicio moral o político de una serie de hechos, fenómenos, movimientos, pero, básicamente, despojados de contenido noticioso inmediato. El por qué pasan las cosas que pasan, pero desnudándonos de toda preferencia de autor, precisamente para no confundir interpretación con opinión, sería el gran objetivo de este género emanado o subgénero. El perfil es una crónica centrada en la búsqueda del sentido fundamentalmente en una vida, en un personaje, donde tampoco hay elemento noticioso cotidiano, sino que éste se resume en que hagamos esa investigación del individuo, en general sobre material ya conocido. Cabe argumentar también que en uno y otro caso la personalización del material irá algo más lejos que en la crónica, por la libertad que tiene el autor de moverse en el tiempo y en la temática que le sea propia, de no estar, en definitiva, ligado a una cons-

trucción de lo cotidiano. Y es evidente que no se entenderá ni uno ni otro sin firma, aunque ésta pueda ser, 233 143 en ocasiones, la del propio diario. Finalmente, la entrevista será una especie de miniatura del reportaje, el primer encuentro sin mediaciones con el }out there}, pero encuadrado dentro de la perspectiva del reportaje a una persona. El que eventualmente se la considere género }per se} o subgénero del reportaje, me parece igualmente irrelevante. Se puede argumentar, por supuesto, que esta división trina con sus derivaciones no agota la totalidad de lo publicable en forma de periódico. Hay subdivisiones muy comunes de géneros que nos hablan de periodismo científico, de periodismo de informe, periodismo religioso, periodismo jurídico, etcétera. Todo ello, sin embargo, corresponde a una visión temática del periodismo, y es la pretensión de esta obra sostener que todas esas posibilidades informativas se expresarán necesariamente en alguno de los géneros o subgéneros mencionados, o como hay siempre que insistir, en una mezcla de los mismos. El que luego consideremos si el predominio de alguno de ellos nos permite etiquetar de una forma u otra al producto periodístico final me parece, francamente, secundario. Más serio es hablar de editoriales o artículos, así indeterminadamente, en general. Respecto a los editoriales, diré que, precisamente, por ser portavoces de una opinión, gozan de toda la libertad expresiva que su autor, abstracto o colectivo, quiera darles. Estamos tan sólo ante otro tipo de análisis -el subgénero del subgénero- al que le adjuntamos la capacidad olímpica de alabar o reprender de una manera que, de todas formas, encontraremos también en el reportaje. El material es tan nuestro -del periódico- que han desaparecido las reglas; y podemos hacer lo que nos dé la gana. Y sobre el artículo, que puede ser todo lo opinativo que queramos, cabría decir algo parecido, sólo que expresado de una forma no ya libre, sino chapoteando en la anarquía absoluta. Si en el editorial suponemos que tiene que haber análisis, ?por qué ha de haberlo, sin embargo, en el artículo? 234 145 Puede ser conveniente razonar en un artículo para que nos comprendan mejor los lectores, pero conveniencia no equivale a canon. Los artículos -llamémosles de colaboración o de la propia redacción- o son editoriales firmados o análisis -aunque nada impide que en ellos se contengan fragmentos de crónica, de entrevista o de reportaje- o hay que verlos como simples expectoraciones personales, totalmente respetables por lo que en sí mismos valgan, pero absolutamente fuera de lo normativo, y por ello ajenos al campo de estudio de esta obra. Todo lo periodístico es vida; pero no toda la vida es periodística.

Iii

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Índice Prólogo. Lo que no acabamos de ser es lo que somos . 7 Introducción . 19 Capítulo I. El estado de la cuestión 25 El currículo de la escuela . 30 Sobre la objetividad y otros ensueños 32 Capítulo Ii. Primera aproximación a los géneros: la información seca . 45 Alcance y utilización del género seco . 50 Algunos ejemplos del paradigma seco 57 Geología del breve . 62 Capítulo Iii. Aproximación al largo recorrido (género seco y consideraciones generales) 95 El tiempo de la acción . 104

Págs. Título, antetítulo, sumario, entradilla y lead . 110 La técnica no es una trampa 118 El capital simbólico y la narración . 121 Una clase en directo . 124

Capítulo Iv. La crónica a la que conducen todos los caminos . 5 La primera interpretación personal 8 El trayecto de la crónica 14 De lo duro y de lo blando 17 La crónica, ?cómo y para qué? 27 Teoría del despiece 40 Por esos mundos 45 Circularidad de los géneros 60 Capítulo V. Primos de la crónica: el análisis y otros ensayos . 64 El artículo no es un análisis 69 La excursión al editorial 71 El análisis de aquí y de allá 74 Otras voces, otros ámbitos . 84 Ver el mundo de perfil . 97 El perfil-investigación 105 Págs. Capítulo Vi. El out there comienza por la entrevista 111 Modelos de entrevista 120 Méritos respectivos de los

tres formatos . 124 La técnica del entrevistador 128

Capítulo Vi. El out there comienza por la entrevista (Continuación) . 5 Desfile de modelos . 5 Capítulo Vii. El reportaje, ADN del periodismo . 22 Categorías del reportaje . 27 Desembarco en el mundo de "lo real" . 32 Todos los caminos conducen a Roma . 63 Capítulo Viii. El año pasado en El País 71 Las primeras páginas . 76 Las últimas páginas 92 De las cejas altas al ceño fruncido 105 Crónicas y reportajes a dos manos . 113 Epílogo sin final 137

Apéndice Un recordatorio, no una antología En las páginas siguientes se recoge en un apéndice deliberadamente escueto algunos textos publicados por }El País} en sus 25 años de existencia. Pero, no se ha tratado de hacer una antología, donde no estarían nunca, ni de lejos, todos los que son. ?Por qué, entonces, este apéndice? Sencillamente, porque se ha pretendido completar el libro con los artículos que, por razones de extensión, no podían incluirse íntegramente allí donde se utilizaban con el propósito lectivo correspondiente. Por ese motivo -además de por el natural respeto a las institucionesaparecen en su totalidad la entrevista a Ruiz-Mateos de Joaquín Estefanía, el reportaje } Cisma en la tribu de Aitor} de Jesús Ceberio, y la entrevista-reportaje de Juan Luis Cebrián con Fidel Castro, al igual que el reportaje virtual de Maruja Torres } Alfredo Astiz, historia de un centurión}, que ya figuran, pero a manera de ilustración y con textos mucho más fragmentados, en los lugares que les corresponden en la obra. Por añadidura, se incluye a autores como Camilo Valdecantos, que es uno de los cuatro profesores de Reporterismo-Redacción en la Escuela, junto con Belén Cebrián, Ángel Santa Cruz y yo mismo, que no han tenido cabida en la parte anterior del libro por causas que en la demora de los aviones se identifican siempre como }técnicas}: tiempo, chapucería, despiste, olvido. Más allá, tenemos también algún homenaje, como la última entrevista del inolvidable Feliciano Fidalgo, que es por sí misma la encarnación de todo un género, el forma-

to pregunta-respuesta que llamaríamos de }shock} o instantánea fotográfica del personaje, que ahora cultiva con el mismo acierto Karmentxu Marín, y piezas de Carlos Mendo, que ahora que se ha jubilado está más activo que nunca -el desencadenamiento de la 238 7 Guerra del Golfo-, Rosa Montero -la entrevista a Nixon-, Patxo Unzueta -un análisis sobre la coyuntura vasca que es como el compendio de tantas que ha escrito-, y Santiago Segurola -un género de nuevo cuño que podríamos calificar de periodismo deportivo -científico-. No cuesta ni pizca justificar lo que sale; pero aterra pensar en todo lo que no; ya dije que esto no era una antología. Y una curiosísima pieza final, que no ha sido tomada de ningún periódico, y me fue presentada como trabajo de curso en un seminario celebrado en la universidad UNAB de Bucaramanga (Colombia). Su inclusión aquí me parece justificada, aparte de por la calidad del texto que firma Alejandro Higuita, porque, con el misterio de la perfección, puede que sea el único texto que jamás haya leído que responda sin resquicios al concepto ferozmente teórico de lo que defino como reportaje de escenario. Estar allí para ver, oír y contar. Sin nada alrededor. Un recordatorio. Iv

I Internacional / 2 }El País}, domingo 20 de enero de 1985 Entrevista con el líder cubano Con ocasión de una visita a La Habana, el director de }El País} fue recibido por el presidente del Consejo de Estado y de Ministros de Cuba, comandante Fidel Castro. En el curso de su entrevista, que se prolongó por más de tres horas, Castro sugirió a Juan Luis Cebrián que le acompañara en su viaje a Managua para la toma de posesión de Daniel Ortega como presidente de Nicaragua. Ello dio oportunidad al periodista de conversar también durante el viaje en avión, y más tarde en torno a una mesa en la capital nicaragüense. La entrevista que hoy publicamos es el resumen, pues, de largas horas de diálogo. Dada la manera peculiar como éste se desarrolló, no se utilizaron grabadoras ni se tomaron notas durante el 239 9 mismo. Las palabras entrecomilladas en el reportaje y puestas en boca de Castro han sido, no obstante, revisadas por él. "América Latina está en una situación explosiva" Declaraciones a El País del presidente cubano, Fidel Castro Juan Luis Cebrián "Menoyo es tan cubano como yo y yo soy más español que él". Bajo su visera verde oliva, a la que parece estar indisolublemente unido como los vaqueros al sombrero tejano, Fidel

Castro gesticula suavemente. Es un hombre tímido, de hablar pausado y cuidadoso, dubitante al principio, acorazado en su inmensa corpulencia y en su proteica verbosidad, que le hace pasearse con sus interlocutores lo mismo sobre los beneficios de nadar con aletas -"se hace más esfuerzo en menos tiempo y se oxigena hasta el cerebro"- que sobre el plan de reconversión industrial en España. Su despacho del Consejo de Estado, junto al edificio del Comité Central del Partido Comunista, lo preside un formidable retrato de Camilo Cienfuegos, un cuadro que huye de la figuración hacia el abstracto. Le comento que me ha sorprendido cómo en la isla el comunismo no ha cometido los atentados moscovitas contra la plástica y el sentimiento estético. Otro día estaremos sentados en su avión -por imprevista invitación suya-, rumbo a Managua, o en torno a una mesa comentando la situación en Centroamérica, cuál será el menú que mañana ofrecerá a los comandantes sandinistas y qué significa el leninismo en la revolución. A sus 58 años, Fidel tiene todas las características del seductor y todas las condiciones del líder. Lo mismo en público que en las conversaciones privadas, sabe dar siempre con el tono y el contenido de lo que los demás le quieren oír. En su favor juegan un indudable atractivo físico y una humanidad real, mitificada con el 239 11 paso del tiempo y el peso del poder. A veces me recuerda las memorias de algunos emperadores de Roma que escribían, gobernaban, guerreaban, disfrutaban, administraban y decidían la historia, todo a la vez. El imperio viajaba con ellos como con Castro viaja la revolución. Nada sucede si él no lo imagina personalmente, y lo mismo organiza una conferencia de los }no alineados} que un festival de cine. Motivos de seguridad, y esa incontenible afición suya a ser protagonista de su propio espectáculo, le han llevado a una organización vital tan arbitraria que todavía sigue sorprendiendo a sus más antiguos colaboradores. Éstos no se acostumbran aún a ver llegar al comandante sentado en un }jeep} de su escolta como un soldado más, camuflado así contra las eventuales balas de la CIA. Trabajador infatigable, es noctívago y duerme bastante poco durante el día. La vitamina C le ayuda a mantenerse en vela hasta las seis de la mañana, hora en la que sus ministros, los embajadores y dignatarios extranjeros, o sus amigos, deciden atreverse a pedirle permiso para irse a la cama. Los que le rodean (casi todos, si no todos, antiguos compañeros de Sierra Maestra) le temen tanto como le quieren, y parecen quererle mucho. Algún día alguien escribirá, sin fervores de afiliado ni fobias de perseguido, el retrato de este guerrillero que, a base de no ser otra cosa, merecerá en la historia los honores de hombre ilustre. "Después de la revolución, inmediatamente después, teníamos muchos presos políticos. Quince mil, creo, pues

había más de 300 organizaciones contrarrevolucionarias apoyadas por Estados Unidos. Hoy quedan aún unos 300, e irán saliendo según cumplan condena. Algunos de ellos no han salido antes de cumplir la sentencia, como ocurrió con la inmensa mayoría, porque acumulan faltas de indisciplina en la cárcel, se niegan a vestir el uniforme del penado o a cumplir otras normas. Nosotros nunca les hemos obligado por la fuerza. Menoyo está entre ellos. Hay que tener en cuenta 239 13 que la revolución se tenía que defender, se tiene que defender. Pero nosotros, contrariamente a lo que sucede en otros países revolucionarios, somos partidarios de que quien no esté de acuerdo se pueda marchar. La revolución es tarea voluntaria de hombres libres. No queremos tener a los contrarrevolucionarios dentro. Yo ya expliqué en mi escala en Madrid, en febrero pasado, que Menoyo es un terrorista. No podemos liberarle para que a las dos semanas se encuentre en Miami otra vez dirigiendo Alfa 66. Su estancia en la cárcel le ha conferido además un carácter de mártir para sus seguidores. Pero mantengo la promesa que también hice en Madrid; nos ocuparemos de este asunto _"más adelante_", a su debido tiempo. Hay que tener en cuenta que para mí también es difícil de explicar aquí a nuestro pueblo la decisión de soltarle; y el año pasado ha estado rodeado de tensiones, de amenazas internacionales. Una situación más relajada permitirá decisiones en este terreno. Por lo demás, ya sé que nació en Madrid, pero para nosotros es cubano. En cuanto a su participación en la primera hora de la revolución, es indiscutible. Su hermano fue un héroe. Pero él estaba en el Escambray en el tercer frente, y no pegó un solo tiro hasta que cayó La Habana. Yo me encontraba tan preocupado entonces con la situación que tuve que enviar al Che para esa región porque no estaba seguro de lo que haría aquella gente. Los llamaban los }comevacas}: decían que se dedicaban a pedir comida a los campesinos y no arriesgaban luego ni esto. Se otorgaron los grados militares que quisieron y yo los respeté al triunfo de la revolución. Más tarde, Menoyo marchó a Miami y creó una organización que realizó numerosos ataques piratas contra embarcaciones pesqueras e instalaciones civiles cubanas. Luego se infiltró con un grupo armado en las montañas de Oriente. Aquella acción costó la vida a varios milicianos campesinos cuyos familiares no lo olvidan. Menoyo se rindió a los pocos días al verse rechazado por la población y perseguido por los propios cam239 15 pesinos. Habló por televisión y confesó públicamente su estupidez. Le cogieron, le juzgaron, y hasta hoy". Han pasado más de 20 años de aquella historia. Menoyo sigue en la cárcel. "Pero Alfa 66 sigue existiendo. Yo quiero ayudar a Felipe, y sé que el }caso Menoyo} se está convirtiendo en España en un tema de política interior. El Gobierno español conoce nuestra disposición a cooperar con el

proceso democrático español. En el tema ETA, por ejemplo, se nos solicitó por las autoridades de Madrid que aceptáramos en nuestro país a seis de ellos que habían sido expulsados de Francia a Panamá, que aceptó recibirlos sólo por unos días, y sin que ningún otro país estuviera dispuesto a hacerlo. Esto para nosotros constituía un riesgo político, pues no queremos ser ni cómplices ni carceleros de los }etarras}, ni inmiscuirnos en los asuntos internos de España. Podíamos ser víctimas de acusaciones en uno u otro sentido. Sin embargo, por ayudar a encontrar una solución aceptamos recibirlos por un período de seis meses, que por cierto ha transcurrido ya. Los de ETA constantemente nos están pidiendo contactos con el partido para exponer sus puntos de vista políticos. No lo hemos hecho ni queremos hacerlo para mantenernos totalmente al margen. Pero, por otra parte, tampoco podemos impedir que vengan gentes de España, del País Vasco, a verles, porque no están presos. Y supongo, como es lógico, que se intercambiarán mensajes. Es una situación delicada para nosotros, que no tenemos necesidad de vernos envueltos en estos problemas". El diálogo con EE'UU. Desafiar durante 26 años el poder de Estados Unidos, a sólo 70 millas de las costas de Florida, no es cualquier cosa, aun contando con la abundante ayuda soviética que se ha volcado sobre la isla durante este cuarto de siglo. A juzgar por sus palabras, Fidel parece dispuesto a establecer algún tipo de diálogo más fluido con 239 17 la Administración norteamericana. Un reciente acuerdo sobre inmigración firmado con el Gobierno de Reagan puede abrir, a su juicio "perspectivas de ulteriores soluciones a problemas pendientes". "Al principio temimos que se tratara sólo de un gesto electoral, con vistas a los comicios de noviembre. Cuando vimos que después de la victoria de Reagan continuaba por parte de Estados Unidos el interés en las negociaciones, comprendimos que había una disposición y negociamos en un marco de serenidad, flexibilidad y respeto. Quizá es la señal de un nuevo clima. Por supuesto, no vamos a arrodillarnos ante ellos; han aprendido a respetarnos. Durante la negociación del reciente acuerdo, un avión espía violó el espacio aéreo cubano y nosotros interrumpimos las conversaciones hasta que quedó debidamente esclarecido que no existía el propósito de intimidarnos o presionarnos. A ellos les interesaba resolver el problema de los considerados }excluibles} para residir en EE'UU., entre los que viajaron a ese país por el puerto de Mariel. Tal vez tengan dificultades legales internas en cumplirlo: los abogados de los que quieren devoler a Cuba están presentando recursos ante los tribunales americanos, y no está tan claro que en todos los casos puedan lograr devolverlos, pero no ya porque Cuba obstaculice su regreso.

Un número de cubanos, por otro lado, podrá viajar cada año a EE'UU. para reunirse con sus familiares. Ha sido, sin duda, un paso constructivo". Cuando le pregunto si piensa que ello se enmarca en el nuevo ambiente de distensión internacional responde: "Hemos observado atentamente las conversaciones Shultz-Gromiko en Ginebra: el comunicado conjunto es muy positivo. !Quién sabe si Reagan intenta pasar a la historia como un presidente de paz! Esto concierne tanto a los intereses de Estados Unidos como al resto del mundo. En cualquier caso, nunca antes se había sugerido como ahora la posibilidad de hablar de la total desaparición de las armas nucleares. Este clima de distensión 239 19 nos favorece también a nosotros". Se multiplican las visitas de periodistas, intelectuales y simples turistas norteamericanos a Cuba. La semana pasada, tres miembros del Congreso -un republicano y dos demócratas- llegaron a La Habana para mantener conversaciones sobre cómo mejorar las relaciones entre los dos países. Castro no ha negado nunca sus deseos de que algo así suceda, pero mantiene a la población galvanizada y unida ante la amenaza de una hipotética invasión norteamericana. Lanzado a su compañía de }guerra popular}, está convencido de que la resistencia de los cubanos haría imposible, por lo costosa en vidas, una intervención militar del Pentágono. "Conocí a Jesse Jackson en meses Ii recientes y lo considero realmente un político excepcional. Actualmente ocupa el tercer lugar en las listas de popularidad de Estados Unidos. Se trata de un verdadero líder y de un hombre muy valioso. Mi temor es que lo puedan asesinar, como ocurrió con Luther King, y así se lo dije cuando vino aquí. Debería cuidarse más. Ahora se propone viajar a Suráfrica, a visitar a Tutu, lo mismo que antes hizo con el Papa... En cuanto a la Iglesia, no tenemos problemas. Y desde luego no queremos tenerlos. Su influencia no fue, por lo demás, nunca tan grande en Cuba como en Nicaragua. ?Sabe lo que le he dicho a monseñor Vega durante la toma de posesión de Daniel Ortega? Le he invitado a visitarnos. Y he estado por sugerir que si el Gobierno sandinista le regala un terreno, nosotros le ayudaremos a construir la catedral de Managua, toda vez que la antigua fue destruida por el terremoto. Si es preciso traemos microbrigadas de voluntarios para ello". Los cubanos en Nicaragua se cuentan por cientos, por miles. Maestros, médicos, asesores de todo género. El todavía endeble edificio burocrático y el considerable poderío bélico que los nicaragüenses han conseguido construir 240 21 en estos últimos cinco años hubieran sido imposibles de levantar sin el apoyo cubano. "Nosotros somos internacionalistas. Nuestros médicos están por todas partes, no sólo en Nicaragua; también en

Etiopía, en Angola, en Mozambique, en la República Saharaui. En más de 25 países del Tercer Mundo hay más de 2.000 médicos y técnicos de la salud cubanos prestando servicios en el exterior. Sí, soldados también. Sería un error que nos retiráramos de Angola sin la aplicación de la resolución 435 de las Naciones Unidas, la independencia de Namibia, la retirada de las tropas surafricanas a su propio territorio y el cese de toda ayuda exterior a las bandas contrarrevolucionarias mediante acuerdo garantizado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Los angoleños aceptarían nuestra retirada únicamente sobre esas bases y en forma progresiva. Suráfrica está cerca y Cuba muy distante. Los angoleños tienen el justificado temor de que Suráfrica, a través de las bandas contrarrevolucionarias, o de un ataque directo, inicie entonces una presión bélica definitiva contra el régimen de Luanda. Ya ve lo que ha pasado en Mozambique después del acuerdo de N,Komati entre Maputo y Pretoria: las bandas siguen con una enorme actividad. Y las bandas sin Suráfrica son independientes. Por eso nuestra presencia en Angola es todavía imprescindible. Naturalmente, si el Gobierno de Angola nos lo pide, no tardaríamos un minuto en iniciar la retirada". "De todas maneras -continúa- no es África lo que debe preocuparle a Estados Unidos. En África negra no existe la estructura de clases que puede determinar un estallido social. Éste, en cambio, sí puede ocurrir en América Latina, donde exigen grandes masas de campesinos, obreros, estudiantes, intelectuales y capas medias en situación cada vez más desesperada. Hay que estar muy ciego para no verlo. Mire Chile: ni los yanquis quieren ya a Pinochet. Saben que cuanto más tiempo dure, más peligro de radicalización, de explosión, hay en el 240 23 país. Mire el Perú: ?qué se va a encontrar Alan García cuando reciba la banda presidencial? Una situación económica insoportable, problemas sociales insolubles y una guerrilla en la sierra cuya creciente actividad nadie sabe explicarse porque nadie saben bien cómo piensa, qué es y qué se propone Sendero Luminoso. Pero refleja un fenómeno de inestabilidad y convulsión social sin precedentes en América Latina. Se habla muchas veces, superficialmente, de la subvención exportada desde el exterior para explicar estos problemas. No comprenden que las revoluciones no se pueden exportar, como tampoco evitar cuando un conjunto de factores incontrolables hacen estallar la sociedad". El énfasis de los libertadores Crear en América muchos Vietnam. He ahí el sueño del Che. Ya en los principios de su revolución, antes del estrechamiento de lazos con la Unión Soviética, Fidel confesaba que su conciencia de revolucionario le había acercado progresivamente al pensamiento marxista-leninista y que para él era imposible entender que un revolucionario de nuestros días no se afin-

cara en él. Pero el aliento original parece venirle de más lejos, de los sueños de los libertadores, de un concepto global sobre América Latina y sus proyectos de independencia. Es imposible no reconocer en la aventura castrista -y el régimen se empeña en enfatizarlo- la revuelta contra la apropiación de la soberanía de la isla por parte de Estados Unidos al final de su guerra con España. El liderazgo de Fidel Castro, que un día se extendió por la izquierda europea y los barrios de estudiantes de París, Madrid, Londres o Roma, busca ahora su concreción en el continente suramericano. "América Latina está en una situación explosiva, ya digo. Al subdesarrollo económico, los graves problemas sociales acumulados, el intercambio desigual, la exportación de ganancias y la fuga de capitales, que son ya tradicionales, se suman ahora la crisis internacional, una enorme deuda 240 25 externa, altas tasas de interés, medidas proteccionistas dictadas por el egoísmo de las naciones industrializadas y la política imposible que el Fondo Monetario Internacional aplica. No se pueden exigir esfuerzos de austeridad y sacrificios a poblaciones que rozan ya el nivel de subsistencia y que han visto descender vertiginosamente en la última década su nivel de vida. Alfonsín, por ejemplo, está enfrentado hasta el límite de sus fuerzas a las condiciones que se le imponen para el refinanciamiento de una deuda de 45.000 millones de dólares que no es responsabilidad del actual Gobierno ni del pueblo argentino. Lo sitúan en la alternativa de adoptar medidas que arruinen el proceso democrático o resistir las exigencias insaciables del Fondo Monetario, las tasas de interés leoninas y la amortización de una inmensa e impagable hipoteca. Situación aún más grave debe afrontar Uruguay, con una deuda de 5.500 millones de dólares, sólo 1.000 millones de exportación por año y el nivel de vida del pueblo reducido a un 50%. De igual modo, el proceso democrático de Brasil y el nuevo Gobierno de Neves enfrentarán una deuda de 100.000 millones. En Santo Domingo, el Fondo Monetario obligó al Gobierno a lanzar al Ejército y a la policía a disparar contra el pueblo, matando a decenas de ciudadanos. La crítica situación se repite por doquier. No pagar la deuda es la única alternativa que le queda a América Latina, y no lo digo por Cuba; es relativamente pequeña su deuda en divisas convertibles y es de los países del Tercer Mundo que quiere y puede pagarla, sin que ello entrañe grandes sacrificios. No estoy afirmando, por lo demás, que el no pago de la deuda sea la solución a los problemas latinoamericanos; es sólo la condición primera para comenzar a solucionarlos. En el caso de los bancos privados, los Estados de las naciones industrializadas pueden perfectamente asumir la deuda, que no es tan elevada si se le compara con las cantidades ingentes de dinero que se dedican a los gastos militares. En un solo año 240 27

se gastan en estos fines más que toda la deuda acumulada del Tercer Mundo". Miedo a volar A mí me pareció que Fidel tiene miedo a volar, aunque no le guste confesarlo. Vive pendiente de evitar cualquier posibilidad de atentado, y quizá gracias a eso y a un magnífico servicio de seguridad ha sobrevivido un cuarto de siglo al frente de su país. Durante el viaje a Managua cambió un par de veces la ruta para evitar "accidentes sospechosos. Acuérdese de Torrijos y de Koldós. Esta vez nos tenemos que guardar también de la artillería antiaérea sandinista", bromea, "no nos vayan a confundir. Aunque en realidad no hay peligro", me dice, cuando aterrizamos en Managua, en una pista rodeada de cañones con su dotación bien pertrechada. "Junto a los sandinistas hay cubanos que saben que llego en este avión". En Managua, Castro se atrevió con los cancilleres del Grupo de Contadora. "México es fundamental, en realidad es la clave. Mientras se mantenga firme, y hay que decir que su comportamiento está siendo admirable. Contadora seguirá adelante. La cuestión está en saber que modificaciones del acta se pretenden: es humillante para Contadora aceptar las pretensiones de Washington respecto al derecho a establecer bases militares en el área de Centroamérica. Ése es a mi juicio uno de los puntos más críticos. Hay otros aspectos que han contribuido al actual }impasse}. Si existe flexibilidad, buena fe y voluntad de encontrar soluciones políticas, se pueden superar las dificultades que subsisten. En mi opinión, los problemas relacionados con la verifiación no constituirán obstáculo alguno, pues a Nicaragua le beneficia más que a nadie. La misma deberá ser eficiente y práctica, sin que se pretenda reducir a los Estados centroamericanos a la categoría de municipios intervenidos. No debe olvidarse además que desde hace tres años se llevan a cabo hostilidades contra Nicaragua organizadas 240 29 por Estados Unidos desde bases situadas en países vecinos. Sin embargo, esto siempre se ha negado. ?Y cómo puede exigírsele a Nicaragua que comience a desarmarse mientras subsiste una guerra interna que le ha sido impuesta desde el exterior? De no resolverse adecuadamente el problema de los ocho o diez mil mercenarios que se encuentran dentro del país, en la frontera con Honduras, el acuerdo de paz puede convertirse en un N'Komati para Nicaragua. Por lo demás sería irreal pretender resolver el problema de Centroamérica ignorando a El Salvador. Allí es indispensable estimular y apoyar el diálogo y la solución política negociada entre el FMLN-FDR y el Gobierno. Sobre estos temas cambié impresiones en Managua con los cancilleres de México, Panamá y Colombia, expresándoles mi convicción de que es posible vencer los obstáculos que subsisten todavía y ofreciéndoles el pleno apoyo y la cooperación de Cuba".

Iv De Moscú a La Habana Exuberante, ingenuo a veces, Fidel parece un niño que quiere todos los juguetes para él. En sus discursos dice muchas cosas que la Prensa cubana calla -ésta lo calla casi todo en realidad- y en sus esfuerzos, bastantes frustrados, por diversificar la economía cubana ha desbordado su imaginación; hay vacas frisonas de Canadá pastando en Cuba y produciendo leche a precios insostenibles en el mercado mundial; hay quesos que les hacen competencia, con ventaja, a los franceses, pero que muchos cubanos no pueden servir en su mesa; hay whisky Havana Club, y no sólo ron, que Fidel se preocupa de distribuir en las tiendas para extranjeros; y los comandantes sandinistas tuvieron la oportunidad de probar el primer }foie-gras} experimental, con gansos criados

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Iii en la isla, que el régimen castrista ha producido. Estos remedos de autarquía, un tanto arbitristas y bastante comunes a los países comunistas, hacen disfrutar visiblemente al líder cubano que no olvida señalar cuáles son los dos grandes logros de su revolución: la extensión de la educación y la sanidad gratuitas y de calidad para todo el mundo. Pero también sabe cuál es uno de sus principales fracasos: la ausencia de viviendas. Una ley que facilita de manera generosa el acceso a la propiedad privada de la vivienda parece encaminada a procurar que sean los propios ciudadanos, y no el Estado, los que se ocupen de la conservación de los edificios (muchos de ellos, en considerable mal estado). El bloqueo económico impuesto por Estados Unidos y la presión política objetiva del partido comunista han llevado así a Cuba a una dependencia progresiva de la Unión Soviética. En La Habana cuentan una anécdota imposible de comprobar: el ex presidente venezolano Carlos Andres Pérez, en el curso de una airada discusión con Fidel, le espetó su condición de instrumento de los soviéticos, y éste habría comentado entonces que en realidad era una víctima. Castro habla poco de la Unión Soviética -o me habló poco a mí durante tres días de conversaciones-, pero se le ve agradecido del apoyo económico y político que recibe de ella. Los cuadros del Gobierno, los militares, los técnicos, la clase dirigente en Cuba, se han formado en Moscú, en Rumanía, en Bulgaria, en Hungría. El ruso ha sustituido en gran parte al inglés como segunda lengua, y los esfuerzos de institucionalización del régimen para cuando Fidel falte se han hecho sobre el calco explícito del modelo soviético: economía centralizada, controles severos sobre la población. Sin em-

bargo, ese modelo se adapta mal a la propia idiosincrasia del comandante, cuyo poder parece por encima de cualquier }aparatchik}. Castro gusta de presentarse como un revolucionario de 241 33 los de antes de Stalin. Es, además, un hombre pragmático: la Unión Soviética está demasiado lejos, y Estados Unidos demasiado cerca de la isla. "Una condición de todo revolucionario es la de ser realista. Lo importante es tener el poder y mantener la integridad revolucionaria, pero las transformaciones sociales no se hacen de golpe. Es más fácil ganar la guerra que construir la revolución, ésta es una lección a aprender". Castro fabrica su propia imagen de líder con un cuidado exquisito. En el espacio de segundos puede ser terrible, humano, cruel, divertido, transcendente. Quiere saber de todo, hablar de todo, opinar sobre todo; demasiado distante de la costumbre soviética de sacar un papelito del bolsillo de la americana y leer las respuestas, siempre conocidas, a preguntas que son siempre las mismas. Castro habla hasta la inconveniencia, se rectifica 100 veces sin pudor, pero para mantenerse siempre en una misma dirección. Es una especie de encantador de serpientes que improvisa cada vez la sinfonía de su flauta con la seguridad de que el reptil saldrá en cualquier caso de la cesta. Provocador siempre, controla su propia extravagancia. Es capaz de hacer esperar durante una hora al líder del Partido Laborista británico para luego espetarle, al filo de las dos de la madrugada y ante las cámaras de la televisión británica, que espera devuelva Gibraltar a los españoles cuando él sea el primer ministro, y argumentar al tiempo sobre las dudas que tiene en torno a si debe teñirse o no la barba -"no me atrevo"-, toda vez que no se la ha de afeitar. "Gano así 80 horas útiles al año por no tener que rasurarme, es decir, prácticamente dos semanas de trabajo". Sus ojos escrutan el entorno entre huidizos y pícaros, buscando sorprender a su interlocutor. Maestro de la dialéctica, discute consigo mismo a cada instante, pero no parece más mentiroso que el resto de los políticos, e incluso se muestra más sincero que la mayoría de ellos. 241 35 La nostalgia de España La lectura de los primeros discursos del Castro victorioso demuestra bien a las claras que ha sido fiel a su pensamiento durante este cuarto de siglo y que su pragmatismo le ha apartado en lo esencial de sus objetivos. Pero sí de sus nostalgias. España es una que le desborda, aunque no lo confiesa. En 1962 apareció en directo en la televisión cubana, junto al presidente Dorticós, acusando a la Embajada española en La Habana de ser un nido de contrarrevolucionarios y dirigiendo los más duros ataques contra el régimen franquista. El embajador Lojendio, un falangista con apego a la dialéctica de los puños, acudió a los estudios durante el discurso y

trató de rectificar al primer ministro. Le dieron 24 horas para abandonar el país. "Franco no se portó mal, hay que reconocerlo. Pese a las presiones que tuvo, no rompió las relaciones diplomáticas y comerciales con nosotros. }No tocar a Cuba} fue su frase terminante. El gallego supo habérselas. Que se portó bien caramba". Enrique Larroque, actual embajador de España en Cuba, nació en La Habana. Eloy Gutiérrez Menoyo, ex comandante de la revolución cubana, activo anticastrista y prisionero de Fidel desde hace 20 años, nació en Madrid. A Madrid vino Ramón Castro, el hermano mayor de la familia -que entregó la finca paterna al Gobierno de la revolución y hoy dirige una explotación agraria del Estado-, a "comprar algunas armitas", en la década de los cincuenta, a un falangista de la guardia de Franco que se llamaba Leoncio "y que resultó ser un delincuente común, porque ni armitas ni nada". Los españoles mantuvieron la esclavitud en la isla hasta hace menos de un siglo, y todavía espera un trono vacío en el Museo de la Capitanía General de La Habana -donde luce una fotografía de Juan Carlos I, dedicada por él- la llegada de algún rey de España. Hay demasiada huella de España en Cuba, que se confunde ahora con puñados de turistas de nuestro país -soportadores de las defi241 37 ciencias del servicio hotelero- y con el tráfico de los familiares de los }etarras}, las visitas de intelectuales, los intercambios culturales en auge. Todos allí tienen un español a las espaldas, o como padre, o como amo. Cuba era la perla del Caribe para los indianos que la añoraron y el dolor de cabeza para los militares que la batallaron. Hoy se ha convertido en un verdadero dolor de muelas para Washington. Pero visto Fidel, su magia de equilibrista, su inventiva desbaratante, su florentino hacer político, como si fuera un Médicis trasplantado, uno llega a pensar que los Estados Unidos pueden estar satisfechos de que le controle la Unión Soviética. Incontrolado, quién sabe adónde iría.

Iv El Salvador y Costa Rica amenazan con retirarse de Contadora EE'UU. suspende indefinidamente las conversaciones de Manzanillo con Nicaragua Jesús Ceberio, México El diálogo por la paz en Centroamérica ha entrado en una nueva etapa de crisis. Estados Unidos anunció el viernes casi simultáneamente la suspensión indefinida de las conversaciones que sostenía en Manzanillo (México) con el Gobierno sandinista y su

retirada del proceso abierto por el Tribunal de La Haya para dictaminar sobre el minado de los puertos nicaragüenses. Para completar el cuadro, Costa Rica y El Salvador amenazan con retirarse de las negociaciones de Contadora si no se resuelve satisfactoriamente para el primero un confuso incidente ocurrido el 24 de diciembre en torno a su embajada de Managua. 241 39 El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, calificó la situación de grave al confirmar que Washington había notificado por conducto diplomático la interrupción unilateral del diálogo de Manzanillo. Acusó a la Administración Reagan de minar en forma gravísima el orden jurídico internacional, de presionar a los Gobiernos centroamericanos para que boicoteen las gestiones del Grupo de Contadora. El Tribunal Internacional de La Haya decidió el 26 de noviembre cursar la demanda nicaragüense contra Estados Unidos por el minado de sus puertos y, en general, por la guerra no declarada que lleva a cabo contra ese país. En virtud de este dictamen convocó a las dos partes interesadas a personarse en el juicio. El portavoz del Departamento de Estado, Alan Romberg, recordó el viernes que la Administración norteamericana desconoce la jurisdicción de la corte internacional en esta materia, y anunció que EE'UU. no participará en ninguna nueva sesión del juicio que se celebra sobre este caso en La Haya. Un boletín del mismo departamento notificó poco después la suspensión de las conversaciones de Manzanillo hasta que se haga una minuciosa evaluación de sus avances y de las negociaciones regionales que promueve el Grupo de Contadora. El comunicado rechaza que esta medida suponga una ruptura del diálogo emprendido a finales de junio a instancias del presidente de México, Miguel de la Madrid. Esta decisión ha sorprendido a la cancillería mexicana, que actuó como agente de buenos oficios en las nueve reuniones celebradas hasta ahora. Aparte de ofrecer la sede de los encuentros y garantizar la seguridad con fuerzas de la guardia presidencial y la Marina, el canciller Bernardo Sepúlveda jugó un importante papel al elaborar la agenda de las conversaciones, previa consulta con las partes. El secretario de Relaciones Exteriores declaró el mismo viernes por la mañana, en un desayuno con periodistas mexicanos, que en el proceso de Man241 41 zanillo se había registrado un "progreso gradual" que calificó de importante y que su continuidad podría saldar las diferencias entre Estados Unidos y Nicaragua. Sepúlveda no vaciló en señalar la relación existente entre las negociaciones de Contadora y Manzanillo, a las que se refirió como "un sistema de vasos comunicantes". Reagan devuelve la pelota En ningún momento el canciller mexicano dejó traslucir que pudiera in-

terrumpirse bruscamente este diálogo. Pero más grave que la falta de notificación al mediador es que el propio Harry Shlaudeman, embajador extraordinario del presidente Reagan en Centroamérica, desconociese la decisión de su Gobierno. Apenas unas horas antes habló en Caracas sobre los progresos de la negociación bilateral con Nicaragua. La interrupción indefinida de Manzanillo se produce justamente dos semanas después de que los cancilleres de Contadora vincularan públicamente por primera vez el progreso de sus negociaciones con el avance del diálogo que venían sosteniendo Estados Unidos y Nicaragua. Washington devuelve ahora la pelota centroamericana al Grupo de Contadora con todas sus consecuencias. Las negociaciones regionales atraviesan también por una de sus crisis periódicas. La última traba se ha tejido en torno a un incidente menor que el 24 de diciembre ocurrió en la Embajada costarricense de Managua. Un desertor del Ejército nicaragüense, José Manuel Urbina, resultó herido de bala en una pierna cuando abandonaba la sede diplomática, en la que estuvo asilado desde el mes de agosto. San José acusa al Gobierno sandinista de haberlo sacado a la fuerza y exige su devolución o, como mínimo, que el propio interesado renuncie voluntariamente al derecho de asilo ante su embajador, sin presiones externas. Managua replica que la deserción no es materia de asilo y que no hubo violación de la sede diplomática, ya que Urbina fue detenido después de abandonarla por decisión propia. El premio Nobel argentino, Pérez Esquivel, y el socialdemócrata alemán Hans Wischnewski, se entrevistaron individualmente la semana pasada con Urbina Lara, que se encuentra en prisión. De sus contradictorias declaraciones parece deducirse que al atardecer del día de Nochebuena decidió salir de la embajada a instancias de una amiga que parece haberse volatilizado. Ésta le habría convencido de que no iba a ser detenido en una fecha tan especial. Al darse cuenta de que la policía le esperaba fuera de la sede diplomática, Urbina Lara intentó retroceder, produciéndose un forcejeo con los guardianes en el que resultó herido de bala. Medios diplomáticos vinculados al Grupo de Contadora no entienden qué Managua haga cuestión de Estado de un hombre que no supone ninguna amenaza para su seguridad, y cuya captura se urdió probablemente en alguna oficina menor de la policía. Iv

El País Director: Juan Luis Cebrian Diario Independiente de la mañana Madrid, domingo 27 de febrero de 1983 La pugna por el Mediterráneo

En los últimos meses el gobierno de Washington se ha visto obligado a renegociar la situación de sus bases en España, Portugal y Grecia / Páginas 6 y 7. Niña en China, una tragedia La campaña oficial de control de natalidad refuerza la tradición secular que considera una desgracia no tener hijos varones / Página 31.

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Los aristócratas de la fe pública El proyecto del Gobierno de controlar más la actividad de notarios y registradores no ha sido bien recibido por unos profesionales liberales. / Páginas 18 y 19. El calvario de "La Passió" de Olesa de Montserrat El incendio que destruyó el Gran Teatro interrumpe una tradición centenaria. / Página 23. Presunto delincuente muerto en Madrid por disparos de un policía municipal. / Página 25 El Ayuntamiento de Bilbao, obligado a reeditar el libro que mandó a la hoguera. / Página 34

Iv Histórico encuentro entre Hassan Ii y Chadli Benyedid El rey Hassan Ii de Marruecos y el presidente Chadli Benjedid de Argelia se entrevistaron ayer en la pequeña localidad argelina de Akid Lutfi, fronteriza con Uxda (Marruecos), en el primer encuentro que celebran los jefes de Estado de los países en los nueve últimos años. La entrevista reviste un carácter histórico en las relaciones de esos dos Estados magrebies, en confrontación recurrente desde la independencia de Argelia, en 1962. El conflicto del Sahara, iniciado en 1976, abrió un frente más importante aún entre ambos. La coincidencia de esta fecha con el séptimo aniversario de la proclamación de la RASD por el Polisario parece sugerir que si la normalización de las relaciones bilaterales entre Argel y Rabat es muy posible, todavía queda, sin embargo, un largo camino que recorrer para la solución del conflicto del Sahara. Con respecto a 242 47 este último, Argelia sigue reclamando que Marruecos se entienda

directamente con el Polisario, mientras que en Rabat se atienen a las estipulaciones del proyecto de referéndum de autodeterminación para el Sahara. Designado el máximo órgano

de control de Rumasa El Gobierno ha designado el Comité de Administración de Rumasa, que contará con dos grandes divisiones: la financiera y de seguros, y la no financiera, que estarán a cargo de Juan Antonio Ruiz de Alda, director del Fondo de Garantía de Depósitos bancarios, y de Ricardo Goytre, director general del Banco de Crédito Industrial, respectivamente. En el Comité estarán, también, Javier del Moral y Raimundo Ortega -directores generales del Tesoro y del Patrimonio- y Jaime Isac, coordinador de los administradores de Rumasa. Iv Declaraciones de José María Ruiz-Mateos, ex presidente de Rumasa, a El País "No estoy en lucha contra el Gobierno, porque es mi Gobierno, el de todos" Joaquín Estefanía Moreira, Madrid "Yo no estoy en lucha contra el Gobierno, porque es mi Gobierno, el de todos", afirmó ayer en una larga entrevista concedida a }El País} José María Ruiz-Mateos, presidente de Rumasa hasta que la pasada semana el grupo fuese expropiado por una decisión del Consejo de Ministros que se materializó en decreto-ley. Este hombre, que alguna vez se definió como más empresario que banquero, que era un }outsider} en la comunidad financiera española, aseguró una y otra vez, con gran vehemencia, que no tiene miedo de ir a la cárcel porque cree en la justicia, y que está "absolutamente convencido de que Rumasa hubiese continuado funcionando normalmente si no 242 49 hubiera habido expropiación". Por todo ello declara, ante el desarrollo de los acontecimientos, que "me quedo frío, atónito, aturdido, no sé nada, no entiendo nada, no conozco nada, ni sé el móvil, ni sé lo que se persigue con ello, ni cuáles son los fines". Ruiz-Mateos contestó a casi todas las cuestiones que se le plantearon durante la entrevista, excepto a las siguientes: ?Cuál de las empresas perdidas le duele más?, ?cuál ha sido su principal error?, ?qué cantidad de dinero piensa recuperar vía justiprecio o, en su caso, vía indemnización?, ?cree posible que se repita con Rumasa el caso del diario }Madrid}?, ?qué tipo de defensa va a emplear para desbloquear la situación de hecho en que se encuentra el } holding}? y ?tiene usted capacidad de reacción o está ya derrotado? Estuvo presente e intervino en la entrevista el asesor de Ruiz-Mateos, Alejandro Rebollo. Iv }Pregunta}. Excesiva concentración de riesgos en los bancos de Rumasa, desproporción entre el valor contable y el valor real de su patrimonio, resultados inflados, deudas tributarias

elevadas... Estas han sido algunas de las acusaciones lanzadas por el ministro de Economía y Hacienda sobre Ruiz-Mateos. ?Con qué datos concretos puede responder usted a estas cuestiones? ?Cree que es justa la calificación de heterodoxia que se le suele atribuir? }Respuesta}. El ministro de Economía y Hacienda ha lanzado, efectivamente, muchas acusaciones y ha facilitado algunos datos que no son tan concretos ni contundentes como pudiera parecer a primera vista. Quienes tengan una cierta preparación en materia económica y contable, saben que las apreciaciones del ministro son en buena parte subjetivas y, desde luego, incompletas. Me pide usted datos concretos que excederían el marco de una entrevista periodística, y que en este momento, por razones obvias, no le puedo facilitar puntualmente. Pe242 51 ro, en cualquier caso, opino que los números, las partidas y los conceptos contables sólo pueden discutirse con los libros y los documentos sobre la mesa. Respecto a la presunta calificación de "heterodoxo" en mi forma de llevar los negocios, ?qué quiere que le diga? Si heterodoxia es salirse de lo que en cada momento se entiende como ortodoxo, creo que la humanidad habría avanzado poco si no hubiera habido gentes que abandonaran la norma establecida. Considero innecesario citarle ejemplos... Lo importante, para mí, es el fin perseguido, y en eso entiendo que la palabra heterodoxo no constituye, en absoluto, una descalificación personal. Ahora bien: una cosa es heterodoxia y otra muy distinta es ilegalidad. Es imprescindible no confundir los términos. }P}. A pesar de que no pueda ser muy concreto, sí podrá comentar algo sobre la gigantesca discrepancia a la hora de valorar los patrimonios entre su propia organización y el ministro en cuestión. Miguel Boyer citó Galerías Preciados... }R}. Una empresa extranjera que venga a España a montar un negocio estilo Galerías Preciados, y traiga para ello 50.000 millones de pesetas, los deposita en un banco y comienza. Yo le digo que con esa cifra tan abrumadora no tendría suficiente, ni muchísimo menos, para comprar los treinta solares, las treinta edificaciones, las treinta instalaciones más lo que representa de organización, más el fondo comercial, el nombre, la imagen... de Galerías. Nada de eso se improvisa. Tardaría mucho tiempo en llegar a unas Galerías Preciados que ha pasado de unas pérdidas de 7.000 millones a estar prácticamente equilibradas el pasado año, totalmente reflotadas. El presupuesto que este año tenía el grupo Galerías, con Marcol, Mantequerías Leonesas y Sears era de 80.000 millones de pesetas. En el sector de vinos, en los seguros, en construcción, en grandes almacenes, pasa lo mismo. ?Es que todo esto no vale más de lo que el ministro 243 53 ha dicho? ?Cómo se puede apreciar todo esto? Posiblemente, y aunque toda-

vía no estaban terminados todos los presupuestos, el global del grupo era de 400.000 millones de pesetas. ?Qué puede valer un grupo que es propiedad de un }holding}, es decir, que no son empresas participadas ni minoritarias, que factura 400.000 millones de pesetas? ?Cómo se puede hablar de cifras de alrededor de 5.000 millones de pesetas? Me quedo frío, atónito, aturdido, no sé nada, no entiendo nada, no conozco nada, no sé el móvil, ni qué es lo que se persigue con ello, ni cuáles son los fines. Yo no soy más que un empresario que todo lo que he hecho en mi vida ha sido trabajar con dedicación plena, con un espíritu de sacrificio total, y no precisamente con un ánimo de lucro. Cuando hay ánimo de lucro se actúa de manera diferente. En la conferencia de Prensa del pasado martes dije que una de las cosas más tristes que se oyen en este país es que la mejor inversión que se puede hacer es pagar una cantidad de dinero para despedir a un trabajador. O que se invertirá en cualquier cosa que no tenga obreros. Yo no soy solidario con estas afirmaciones ni con quien las hace. Si todos pensásemos de la misma manera, yo no sé qué iba a ser de este país. Nosotros, tras diez años de crisis mundial, no hemos cejado en nuestro intento de hacer algo positivo por miles y miles de personas, que no son sólo las personas que trabajan en el grupo ni las familias que dependen de ellas, sino la cantidad de proveedores, suministradores, gente que pone sus ahorros en Rumasa. Si la gente pone una confianza ciega en Rumasa, creo que la gente no es tonta, la gente tiene un sentido, algo de positivo está viendo en las conductas de quienes dirigimos Rumasa. ?Es tan difícil de apreciar y de valorar esto, con independencia de los propios activos? ?Se puede decir de golpe "esto no vale nada" y en virtud de cuatro cifras frías, que no sabemos de dónde salen, y en veinticuatro horas se destruye toda la labor de veintitantos años de trabajo, donde tanta gente ha colabo243 55 rado con un empeño y un entusiasmo tan grande? Es algo insufrible, es algo que no tiene sentido, es algo que no se llega a comprender para nada. Un día a lo mejor lo entiendo; hoy por hoy estoy completamente atónito. Estoy hablando con el corazón, y lo que más me importa de todo son las personas. Cuando se va con ánimo de lucro ni interesan las personas, ni interesan los puestos de trabajo ni las inversiones, ni complicarse la vida, sino solamente decir aquí pongo dos, me dan cuatro, lo acumulo, lo guardo y de esto vivo. "No sé si he cumplido el corsé estricto de la legislación" Yo no sé si he cometido errores o no los he cometido, si me he pasado más o menos; si he cumplido el corsé de la legislación en el sentido estricto de las comas y de los puntos. Lo único que me ha movido es un afán noble, digno, con un coraje y con un ímpetu enorme de hacer algo positivo,

bueno, que redunde en beneficio del país. ?Sabe lo que más me preocupa? Me preocupan los obreros de Rumasa, el personal adicto e incondicional de primerísima talla que no tiene precio y que no tiene valor material. Me preocupa que toda la gente que ha puesto sus intereses saliesen perjudicados en lo más mínimo. Esto es algo insufrible para mí. A pesar de todo lo que ha pasado, me siento orgulloso, feliz, satisfecho, convencido -y ésto no va a quitármelo nadie de la cabeza- de que he contribuido, junto con el equipo que me ha rodeado, de haber hecho algo serio, noble y grande para este país. Me encantaría que, con independencia de mis intereses personales, y vaya a las manos donde vaya a parar Rumasa, lo sigan llevando con ese mismo cariño, con ese mismo entusiasmo, con esa misma entrega y generosidad y con esa misma eficacia que han sabido llevarla nuestros hombres. }P}. ?Y sobre la excesiva concentración de riesgos? }R}. Para calificar los riesgos concentrados en las propias empresas 243 57 hay que saber en qué se sustentan. Si se descansaran en unas parcelas de zona verde no tiene valor, pero hay que apreciar que en este caso los riesgos descansan en empresas muy importantes, con una actividad muy significativa, con una facturación de mucha consideración y que además son operaciones normales con empresas que se conoce, que están ahí, que se pueden tocar. }P}. También se ha afirmado que los beneficios no existían y eran más bien pérdidas. }R}. (Alejandro Rebollo) Efectivamente, se ha afirmado que frente a más de 6.000 millones de beneficios que se daban en 1981, hay 9.000 millones de pérdidas después de los ajustes. Pero no se dice que durante muchos años Rumasa reinvierte todos sus beneficios. Y esto es demostrable. ?Para qué, pues, Rumasa se va a inventar unos beneficios que no existen? "No hay deuda tributaria hasta que lo digan los tribunales" Iv }P}. Por último, sobre las acusaciones concretas, ?es cierta la deuda tributaria del grupo por más de 20.000 millones de pesetas? }R}. En primer lugar le digo que no me consta esta cifra. Los datos de las actas recurridas son muy inferiores, pero de lo que no cabe duda es de que en este volumen enorme de empresas, por poco que sea en cada una, a la hora de recurrir y discutir, si suma todo ello hay que ver qué importancia tiene la cifra resultante en relación a la que se paga. Además, entiendo que no hay deuda tributaria hasta que los tribunales ante quien están recurridas las actas levantadas por la inspección en muchas empresas digan su palabra. Mientras tanto, es un acta en disconformidad, cosa perfectamente hacedera en un Estado de derecho. Dar la cifra de 20.000 millones, y nada más, es decir una parte mínima de la verdad. Diga usted también que en el año 1981 se pagaron

del orden de 15.000 millones de pesetas en impuestos. Diga usted también que esos cerca de 20.000 millones de 243 59 pesetas, en el supuesto de que fueran ciertos, obedecerán, lógicamente, al período de prescripción fiscal, que es de cinco años. Se enfrenta así una cifra de 20.000 millones Iii por cinco años con un volumen de pagos al Estado de 15.000 millones en 1981. Esto tiene una dimensión de relativismo en cuanto a las cifras, y relativismo en cuanto a la decisión de los tribunales. Por otra parte, Rumasa desde el primer momento ofreció la colaboración para estudiar en profundidad cada tema tributario, negociando con el Ministerio de Hacienda. Ello se hizo por escrito, siendo García Añoveros ministro. Hacienda contestó diciendo que estaban conformes en examinar toda la problemática fiscal del grupo, en encontrar unos cauces para determinar cuál era la deuda fiscal de verdad y establecer unos plazos y unas formas de pago. }P}. ?Entiende usted que Rumasa es la primera pieza del dominó de las nacionalizaciones socialistas? ?Es el Gobierno actual un lobo con piel de oveja? ? Le ha defraudado Felipe González? ?Qué opina de Miguel Boyer? }R}. Yo no soy un político, y esas preguntas son políticas. Yo sólo soy un empresario que he trabajado toda mi vida para crear y consolidar una serie de empresas que ahí están, dando trabajo directo a 60.000 hombres y colaborando con cerca de un 2% al producto interior bruto. Por otra parte, yo no estoy en lucha contra el Gobierno, porque es mi Gobierno, el de todos. Solamente creo que tengo la obligación de defenderme con los instrumentos que me dé el derecho, y eso debo hacerlo por mí, por mi familia y por las propias empresas de Rumasa y los hombres y mujeres que las componen. }P}. Todo el escándalo comenzó hace algunas semanas, cuando se hicieron públicas sus desavenencias con la firma auditora Arthur Andersen. ?Por qué desobedeció sistemáticamente las recomendaciones del Banco de España 244 61 en este aspecto? }R}. Rumasa encargó a la firma Arthur Andersen la auditoría de un centenar largo de las empresas y de la totalidad de los bancos del grupo. Como usted sabe muy bien, se trata de una prestación de servicios en la que, lógicamente, el cliente tiene el legítimo derecho de poner reparos al trabajo realizado o en vías de realización. Es una práctica normal que no puede extrañar a nadie. En el caso que nos ocupa hubo, efectivamente, alguna divergencia de opiniones que, justo es decirlo, mereció en todo momento la natural comprensión de la prestigiosa firma. Buena prueba de ello es que Arthur Andersen nos había entregado ya la documentación correspondiente a un centenar de empresas totalmente auditadas y en la que se demuestra que la contabilidad re-

flejaba fielmente la realidad patrimonial, y estaba a punto de facilitarnos la de otras cuarenta y tantas. La documentación facilitada por Arthur Andersen fue entregada inmediatamente al Fondo de Garantía de Depósitos y, que yo sepa, no ha merecido ningún tipo de reparos. En cuanto a la auditoría de la división bancaria del grupo, los trabajos habían sido suspendidos para la formalización de un }status repport} o informe de situación explicativo del trabajo realizado y del que quedaba por realizar en cada uno de los bancos. Este informe de situación, que habíamos solicitado a principios de diciembre de 1982, se empezaba a entregar precisamente en los días inmediatamente anteriores a la expropiación. Debo hacer constar que el Fondo de Garantía de Depósitos había emplazado a los bancos del grupo Rumasa a que indicasen antes del 10 de marzo de 1983 la fecha de terminación de sus auditorías, fecha que, evidentemente, aún no ha llegado. "No hubo desobediencias con el Banco de España, sino discrepancias" 244

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Otro tema es lo que apunta sobre una presunta desobediencia a las recomendaciones del Banco de España. No ha habido tal desobediencia, sino una serie de discrepancias -legítimas, por otra parte- en relación con unos plazos que tanto nosotros como la firma Arthur Andersen consideramos insuficientes para la realización de una tarea tan amplia y compleja como es la auditoría seria y completa de dieciocho bancos con cerca de 2.000 oficinas y del orden de cuatrocientas empresas. Estimo que di algunas razones en este sentido en la conferencia de Prensa que tuvimos el pasado martes. }P}. ?Teme ir a la cárcel? ?En sus previsiones inmediatas figura la de marcharse al extranjero? }R}. No temo ir a la cárcel por la sencilla razón de que tengo plena fe en la justicia y en la rectitud de intención de nuestras autoridades. Para condenar a alguien primero hay que juzgarle, y yo tengo mi conciencia tranquila y la seguridad jurídica que depara vivir en un Estado de derecho como es España. Lo de marcharme al extranjero, prefiero pensar que se trata de una presunción tan ligera como desprovista de fundamento. }P}. Antes de la expropiación, durante mucho tiempo siempre se habló en voz baja del sueño de Ruiz-Mateos de concentrar Rumasa con el Banco Español de Crédito... }R}. El Banco Español de Crédito es una institución de sólido y merecido prestigio. El supuesto de concentración que usted plantea sólo hubiera podido ser soñado por los rectores del primer banco privado nacional, y por eso debería preguntárselo a ellos. Las circunstancias hacen que las previsiones de algunos analistas del real decreto-ley de expropiación

tiendan a concluir que algunos de los bancos del grupo Rumasa pudieran ser adjudicados al Banesto, con lo cual se produciría en una pequeña parte esa concentración. }P}. ?Estaría dispuesto a comenzar otra vez de nuevo? ?Cuáles son sus actuales objetivos? }R}. Rumasa empezó, hace veintiún 244 65 años, con un capital de 300.000 pesetas. Si después de todo esto tuviera que empezar de nuevo, lo haría con la misma ilusión de entonces. Pero ahora no es esa la cuestión. ?Mis objetivos actuales? Ayudar en lo que pueda a que todo este problema, que yo no he planteado, se resuelva en un marco de serenidad y de justicia. }P}. ?Cómo se enteró usted de que le habían expropiado? ?Es cierto que fue a la misma hora que el resto de los ciudadanos? }R}. Absolutamente cierto. Conocí la noticia por la televisión. Estaba hablando con mis hijos y llegó una hija corriendo porque la había llamado su novio y le había dado la noticia de la televisión. }P}. ?Cuál fue su primera sensación? }R}. Para mí fue una sorpresa enorme... Si la voluntad de Dios es esta, amén. Ahora, esto es en un plano sobrenatural y de proyección en el que yo creo. En el orden humano no entiendo nada. }P}. Si la expropiación no hubiera ocurrido, ?Rumasa hubiera continuado funcionando normalmente? }R}. Absolutamente. Absolutamente convencido. A no ser que la crisis internacional se hubiera llevado por delante no a Rumasa, sino a todo el sistema financiero español. Si de verdad yo me hubiera sentido inquieto en algún momento determinado, hubiera acudido a las autoridades monetarias a manifestarles mi preocupación ante el peligro de defraudar a tantos miles de personas que dependen de Rumasa. Se hubieran arbitrado fórmulas adecuadas con equilibrio con ambas partes, como se ha visto en crisis bancarias anteriores, en que se han dado soluciones. Cuando yo no he acudido a estas soluciones es porque no hemos visto su necesidad. Una prueba de la solvencia del grupo bancario es que a todas las retiradas de fondos que se produjeron a partir del día 17 se hicieron frente con los fondos de los bancos de Rumasa, cumpliendo además todos los coeficientes. Por todo ello, reitero una vez más que no entiendo nada, no sé nada, pero 244 67 lo que mantengo y repito hasta la saciedad es que no ha habido motivo en absoluto para tomar las medidas que se han tomado. Estoy perplejo, atónito, y espero que con el tiempo podré entenderlo. }P}. Las declaraciones de solidaridad con Ruiz-Mateos del resto de la banca privada y de las organizaciones empresariales han sido escasas. ?Qué opina de esta soledad? ?Se ha sentido alguna vez un }outsider} dentro del sistema financiero español? ?En qué zonas de la sociedad va a encontrar usted los principales apoyos para salir adelante?

}R}. Mire usted: la solidaridad suele darse con mucha más facilidad entre los trabajadores que entre los financieros, como es lógico y por razones obvias. No deseo entrar en análisis de actitudes, que siempre serían necesariamente subjetivas. Respeto cualquier punto de vista a la hora de contemplar la delicada situación presente, aunque no lo comparta. Lo importante es sentirse en paz con la conciencia, y yo me siento en paz con la mía. Algunas declaraciones recogidas por los medios de comunicación explican suficientemente determinadas posturas. ?Para qué hablar más de ello? En cuanto a si me siento un }outsider} dentro de la banca española, puede comprender que, al no ser en estos momentos banquero por razón del decreto-ley de expropiación, me considero un }outsider} absoluto. "Existe la banca comercial, la industrial y Rumasa" }P}. No obstante, usted siempre se ha sentido un banquero atípico en España... }R}. La diferencia de Rumasa respecto a otros grupos bancarios, sin jactancia de ninguna clase, porque es vocacional, es que existe la banca comercial, la banca industrial y Rumasa, que es un conjunto de empresas con una gama muy diversificada de actividades, en las que hay dieciocho bancos. Esto es distinto del modelo del banco que tiene filiales, que tiene 244 69 participadas. Alguno no ha llegado a comprender las peculiaridades de este negocio, que tiene un estilo distinto al resto, pero que ha dado un gran juego. Buena prueba de ello es que ha crecido durante veintitantos años, y que ha crecido más en los años de la democracia y en diez años de crisis. Con independencia de las auditorías, que son métodos modernos en este país, la banca española, que es sabia, muy experta y ha funcionado siempre bien, se ha dejado guiar por unos factores que en un período de tiempo determinado pueden valorarse como buenos o malos. Iv Rumasa se ha guiado por otros factores y no ha dejado de cumplir un compromiso, ni de atender un pago, ni de satisfacer un salario. Y esto bajo la incomprensión de muchos y sin el apoyo de quien tenía que hacerlo y sin dependencia alguna del dinero del Estado ni del Banco de España. Aun después de todo lo que se ha producido, de todos los rumores, nadie ha puesto en peligro la liquidez del grupo Rumasa. }P}. ?Qué cree que piensan sus trabajadores y el hombre de la calle a estas alturas del conflicto desatado en el }holding} de la abeja? ?Cuántos trabajadores ha despedido durante los años de la crisis económica? }R}. Tengo plena confianza en lo que piensa la inmensa mayoría de los hombres y mujeres que durante tanto tiempo han colaborado conmigo en la

hermosa tarea de construir, engrandecer y consolidar Rumasa. Desde los cargos directivos hasta quienes han desarrollado las labores más modestas saben de verdad lo que ha sido Rumasa, y sólo ellos son capaces de medir la capacidad de esfuerzo y entusiasmo compartido por todos en torno al logotipo de la abejita, tan entrañable para todos nosotros. Estoy seguro de que ellos no van a dejarse influir por cualquier tipo de informaciones tendenciosas, sensacionalistas o intencionadamente calumniosas. ?El hombre de la calle? Una reciente encuesta, 245 71 rigurosamente realizada hace pocos meses, mostraba la muy favorable opinión que Rumasa merecía al pueblo español. Por supuesto, es fácil influir en la opinión pública con cierta facilidad cuando exista el propósito decidido de hacerlo y se disponga de los medios necesarios para ello. El dato concreto que me pide sobre cuántos trabajadores han sido despedidos de las empresas del grupo Rumasa en los últimos diez años es difícil de contestar. Efectivamente, se han producido algunos despidos, muy pocos afortunadamente, y siempre por causas graves. Si puedo recordarle que en 1973 el grupo tenía una plantilla aproximada a las 30.000 personas y que al empezar 1983 contábamos con cerca de 60.000. No me corresponde a mí comentar lo que supone tal incremento, precisamente en este decenio de crisis continuada, en el que el crecimiento del desempleo se ha convertido en una de las más graves preocupaciones en nuestro país. Iv "Tengo el patrimonio mínimo imprescindible para subsistir" }P}. ?A qué atribuye la decisión del Consejo de Ministros de expropiar Rumasa? ?Pensó en algún momento en la posibilidad de expropiación cuando concedió la conferencia de Prensa del pasado martes? ?Cuándo comenzó su pulso con el Banco de España? }R}. Voy a ser conciso en una respuesta global para esta serie de preguntas. Jamás pensé que pudiera ocurrir la expropiación del grupo Rumasa. No había razón alguna para temerlo. Y estoy en condiciones de poder afirmar otra vez que sin esta expropiación el grupo Rumasa hubiera continuado con toda normalidad. No tengo ninguna duda razonable al respecto. }P}. Tras la reunión de Boyer con los periodistas, en la que asegura que enviará a los inspectores del Banco de España al }holding} si se rompe con la auditora Arthur Andersen, ?qué pasa? ?Cuál es la secuencia de hechos? 245 73 }R}. (Rebollo) Boyer propuso a Rumasa sacar un comunicado conjunto con el Ministerio de Economía, con dos partes: en la primera se decía que Ruiz-Mateos se comprometía a terminar y a acelerar las auditorías. Esta primera parte se acepta, sustituyendo las palabras "se compromete" por "mantiene vigente su compromiso". Boyer acepta ésto. En la segunda parte,

José María Ruiz-Mateos debía autorizar a las autoridades monetarias para poder llamar y dialogar directamente con Arthur Andersen. Se le responde que no hay ningún inconveniente, siempre que Rumasa esté presente, pero no acepta. Boyer dio a Rumasa una hora para repensar su actitud y que firmase el documento. Esto no ocurrió y se creó un clima de gran tensión. }P}. ?Cuál es el patrimonio personal del que dispone en estos momentos el que ha sido considerado el hombre más rico de España? }R}. El mínimo imprescindible para subsistir. }P}. ?Quiénes son sus enemigos? ?Qué opina de la instrumentación política del asunto? ?Cuál es su estado anímico actual? }R}. No me considero enemigo de nadie, aunque por desgracia no pueda evitar la posibilidad de que alguien pueda sentirse enemigo mío. Por lo que se refiere a la instrumentación política del asunto, es elemental que las decisiones del Gobierno son, por su naturaleza, políticas. Otra cosa es que sean o no acertadas, y el libre enjuiciamiento de las mismas por los ciudadanos forma parte del sistema democrático. Mi estado anímico es excelente, porque repito que confío en la justicia. }P}. Rumasa ha sido el caso enésimo de crisis bancaria en España. Sin embargo, su resolución ha sido atípica en comparación con todos los precedentes. ?Se siente discriminado en el trato obtenido respecto a Banca Catalana, Banco Urquijo y otros muchos? }R}. Ciertamente, la solución dada por el Gobierno a la presunta y, desde luego, no justificada suficientemente todavía crisis de Rumasa se 245 75 aleja de las brindadas en otros casos en que sí existía una situación de crisis perfectamente comprobable. Saque usted mismo la conclusión adecuada y dígame si existe un trato discriminado. }P}. Usted es un profundo conocedor de la economía española. ?Cree que hay en estos momentos otros grupos a los que se les debería aplicar -bajo el supuesto de la igualdad de oportunidades- la misma terapeútica que a Rumasa? }R}. Le sugiero que esta pregunta la dirija usted a las autoridades competentes en la materia, que supongo podrán responderle con todo lujo de detalles. }P}. ?Qué necesita para sentirse rehabilitado? }R}. Sencillamente, que este asunto se aborde, por quienes tienen la responsabilidad de hacerlo, con la absoluta objetividad y justicia que cabe reclamar de un Estado de derecho. }P}. ?Por qué cree que no le han concedido a usted las ayudas que va a emplear el Estado en expropiar, sanear y devolver al sector privado las sociedades ahora expropiadas? }R}. Esta pregunta no me corresponde responderla a mí. Lo que sí puedo afirmar, una vez más, es que Rumasa nunca tuvo ni necesitó ayuda del Estado.

}P}. ?Fueron en alguna ocasión buenas sus relaciones con el Banco de España? ?Alguna vez le amenazaron con nacionalizar el grupo? }R}. El Banco de España jamás me amenazó con tan grave medida, y tengo la convicción de que la autoridad monetaria no ha considerado en ningún momento tal posibilidad. Prueba de ello es que, de haber encontrado irregularidades graves en el grupo, habría adoptado inmediatamente las acciones cautelares necesarias, y para los que está plenamente facultada, como ha ocurrido en otros muchos casos fáciles de recordar.

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Séneca, Gracián y Maquiavelo aconsejan a Ruiz-Mateos Rodeado de la mayor parte de sus trece hijos y de su mujer, de sus asesores jurídicos y de sus principales colaboradores en el }holding de la abeja}, José María Ruiz-Mateos, expresidente de Rumasa, el más grande grupo económico privado del país, se encuentra voluntariamente encerrado entre las paredes de su chalé en el madrileño barrio residencial de Somosaguas, desde la madrugada del miércoles. Ese día conversaba con algunos de sus hijos en el salón de la mansión cuando entró corriendo, apenas sin voz, otra de las hijas, para comentar lo que Eduardo Sotillos, portavoz del Gobierno, acababa de decir por televisión: que Rumasa había sido expropiada. A la incredulidad sucedió la emoción y más tarde la falta de entendimiento. Era el fin de un proceso que según el ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, había comenzado en 1978 y que había tenido sus momentos más tensos el lunes pasado en una reunión de cuatro horas en el Ministerio de Hacienda. En ese mismo salón, sesenta y cuatro horas más tarde, Ruiz-Mateos explicaba ayer a dos redactores de }El País} su aturdimiento. "El tiempo dirá quien tiene la razón", dijo, pero "por el momento no tengo explicaciones razonables". Sobre la mesa, la familia Ruiz-Mateos tiene, muy manoseado por el uso, un pliego de citas de Séneca, Baltasar Gracián, Maquiavelo. Algunas de ellas definen mejor que nada la personalidad del protagonista: "Grandeza de ánimo es despreciar las injurias". "Pareció ir sobrepujando el riesgo que a los grandes hombres los mismos peligros o les temen o les respetan". "Cuando la fortuna quiere elevar a un príncipe, le suscita enemigos, lizas, para ejercer su coraje y su industria y hacerle subir más alto grado de potencia". En otra mesa lateral, retratos de cada uno de sus trece hijos, del matrimonio, del Rey Juan Carlos con 245 79 Ruiz-Mateos y un tríptico con las fotografías de Alfonso Xiii, don Juan y el Rey Juan Carlos. Ruiz-Mateos observa por los venta-

nales algunos de sus hijos más pequeños corretear por el jardín con la camiseta del Barça. Para hacerle las fotografías con los familiares los llama dentro de la casa; tiene un miedo casi patológico a que los fotógrafos de prensa que acampan a la puerta de su casa con potentes teleobjetivos puedan localizarle. Lo mismo ocurre ante la presencia del magnetofón. La entrevista comienza con el periodista usando papel y lápiz hasta convencerle de la necesidad de reproducir fielmente su pensamiento, su estado de ánimo, su vehemencia. Tras la larga conversación, Ruiz-Mateos parece más relajado que al principio. "Hablo con el corazón", dice, y cada poco pregunta si le crees. Su capacidad de convencimiento es infinita: cuando habla de Rumasa es un iluminado con pocas dudas sobre el modelo. Iv

El país Domingo Año Ii, número 58 / domingo 23 de noviembre de 1986 I La violencia casi endémica que azota desde hace años el País Vasco se ha trasladado al seno mismo de la familia nacionalista. La tribu de Aitor, el legendario padre de los vascos que concibió el riojano Navarro Villoslada, conoce un nuevo cisma. En un contexto de crisis económica que no encuentra la salida del túnel, Euskadi ve cómo a la tradicional dualidad nacionalismoespañolismo, en torno a la cual giraba la política vasca, se suman ahora múltiples guerras de banderías. Madrid ya no es el único punto de referencia que agita a Euskadi. 246

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Cisma en la tribu de Aitor La violencia se traslada al interior de la comunidad nacionalista vasca Jesús Ceberio El secuestro de Lucio Aguinagalde alteró la vida del nacionalista Francisco Javier Gárate, alcalde de Ochandiano (Vizcaya). Al día siguiente de la azarosa liberación recibió una llamada telefónica urgente de la Ertzantza (policía autonómica) dándole instrucciones para que cortase inmediatamente el tráfico en los accesos al pueblo. Habían recibido el }soplo} de que el }etarra} fugitivo, Luis Enrique Gárate, estaba escondido en casa de sus padres. "De acuerdo, ahora lo corto", respondió el alcalde. Antes de colgar añadió, lacónico: "Es mi hermano". En la cueva del Gorbea se rompió algo más que la familia Gárate. Por primera vez secuestradores, policías y secuestrado eran igualmente vascos.

Activistas de ETA y afiliados al Partido Nacionalista Vasco (PNV), que habían atravesado juntos el desierto franquista, se reconocían como enemigos. El cadáver de Genaro García Andoáin entraba en casa en un mal momento, recién consumado el cisma capitaneado por Carlos Garaikoetxea. Y lo que es peor, Madrid era ajeno al drama familiar. Xabier Arzalluz resta importancia a estos contratiempos. Iagi-Iagi, la propia ETA, ahora EA (Eusko Alkartasuna) son para él intentos fallidos de enterrar al viejo Partido Nacionalista, "igual que nuestros padres enterraron el carlismo". Está seguro de que sólo el tronco original podrá sobrevivir a la intemperie. El tiempo derribará lo que no son más que ramas y aun hojas: "A las hojas se las lleva el viento y sólo sirven para hacer fuego", dice aludiendo a Garaikoetxea. 246

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Religión y patria Este convencimiento de poseer la única fe capaz de salvar el destino de los vascos tiene para Ion Juaristi, profesor de filología hispánica y dirigente de Euskadiko Ezkerra (EE), un inequívoco componente religioso. Por mucho que Sabino Arana adjurase del carlismo, hay en él una amalgama de integrismo y un raro federalismo de raíces forales. "El gran problema del PNV es que ha sido incapaz de crear un modelo de Estado integrador, aunque sea vasco". Fernando García Cortázar, jesuita de Deusto, historiador, crítico del nacionalismo, añade que el púlpito ha sido uno de los vehículos para transmitir la ideología del PNV. "No es extraño que la idea de patria haya terminado por adoptar caracteres religiosos. Eso le da fuerza y le incapacita para el pacto". Con el infiel no hay acuerdo posible. Juaristi agrega que el PNV es "incapaz de entender una sociedad basado en lazos políticos". Estudioso del siglo Xix, asegura que los vascos no han tenido en su historia conciencia de unidad política, aunque sí de unos privilegios comunes, los fueros, cuya defensa los unió ocasionalmente. Los derechos históricos que Arzalluz invoca han teñido, a su juicio, de arcaismo la vida política vasca, restando poder al Gobierno de Vitoria en favor de las diputaciones. Garaikoetxea ha hecho de la ley de Territorios Históricos el blanco de un partido que, a falta de legitimidad histórica, necesita justificar el cisma nacionalista. Koldo Michelena, catedrático de filología indoeuropea, raro ejemplar de sabio vasco, lo explica en términos simples: "Cuando yo hice la guerra en Bilbao estaba defendiendo a Euskadi, no a Vizcaya". A sus 68 años, afiliado al PNV durante medio siglo, se ha dado de alta en EA, después de vivir el cisma nacionalista como una mutilación biográfica. Esa difusa reivindicación foral carece para él de

sentido. "Esta tierra, que no ha te246 85 nido unidad en ningún período histórico, tiene derecho a acercar a sus gentes. El estatuto es el primer medio que se nos ha ofrecido para eso". La batería de acusaciones hace poca mella en el máximo dirigente del PNV. Eso que otros llaman foralismo, que garantiza a las tres provincias vascas idéntica representación en las instituciones autonómicas, al margen de su peso demográfico, era para él la única vía para que una provincia de poca implantación nacionalista como Álava votase por Euskadi. "Sólo así podemos esperar que algún día los navarros sigan el mismo camino". Un proyecto discreto La herida abierta del nacionalismo ha sido su fracaso en la reunificación territorial, que pasa por Navarra. El líder del PNV relata así la estrategia que trazó su partido al final del túnel franquista. "Hicimos un diseño discreto para los 10 años siguientes. En un momento en que teníamos escasos medios humanos y económicos, cuando la calle estaba en manos de todos los radicales, no sólo de ETA, trazamos un proyecto discreto: conseguir la unidad de Euskadi sur en el marco de un estatuto que no fuera inferior al del 36, sin renunciar a nuestro propio ser". "Hoy tenemos una hacienda autonómica, una policía, unos medios de comunicación propios y competencias para desarrollar un modelo educativo que potencie el }euskera}. Aunque no han faltado los regateos, hemos logrado el marco jurídico que pretendíamos, salvo la unidad territorial, en la que el PSOE se echó atrás, es posible que por consideraciones estratégicas. Navarra le da a Euskadi una complementariedad territorial y una larga frontera pirenaica con Francia que Madrid ve con recelo". Con su fe fortalecida por 40 años de catacumbas, el PNV no supo ver, asegura el médico donostiarra Antonio Ayestarán, que tras la aparición de ETA se había consolidado la ruptura del nacionalismo con una cultura política radical que reconocía en la vio246 87 lencia uno de sus rasgos de identidad. Los últimos vástagos Ii de la familia nacionalista habían llevado la idea sabiniana de un Euskadi soberano hasta sus últimas consecuencias. Frente a la filosofía del paso a paso "sin renunciar a nada", como Arzalluz se encargaba de recordar, o la política real que en boca de Garaikoetxea significa establecer pactos sin abandonar el horizonte de la autodeterminación, los jóvenes airados han alzado la bandera del todo o nada. Para Herri Batasuna (HB) la soberanía vasca no tiene cabida en una Constitución unitaria que deposita la soberanía en el pueblo español. Iñaki Esnaola afirma que muchos nacionalistas que militan bajo otras siglas están de acuerdo con esto, sólo que es-

tán atados por líderes timoratos. Ion Idígoras no tiene reparo en asegurar que mientras no se acuerde "un nuevo marco político", idea dominante y casi única de su actual campaña, la violencia seguirá en Euskadi. Es el sistema el que les expulsa al no dejar resquicios para materializar sus ideas. Minúsculos carteles La cultura de la violencia ha permitido a HB incorporar a sectores marginales de la sociedad, jóvenes sin trabajo ni esperanza de tenerlo, que han hecho una versión nacionalista de la ira que recorre hoy muchas ciudades europeas. Para Antxón Pérez de Calleja, economista crecido en la Caja Laboral Popular, que hace dos años colgó su título para dedicarse a fabricar quesos de Idiazábal con técnicas artesanales, no hay una diferencia sustancial entre esta violencia y la que azota a las urbes superindustrializadas de la RFA o Francia. Tomás, cantante del conjunto de }rock radikal} Zer Bizio?, dice que la violencia es inseparable de su música. Viviendo en Bilbao no puede cantar a los pájaros del cielo, entre otras cosas porque no los ve. "Tengo 247 89 que decir _"qué bien, hoy no nos ha parado la policía_". Eso no significa que el }rock radikal} se limite a decir _"policía, policía, mierda, mierda_". Nosotros queremos estimular a la gente contándole lo que nos pasa". Sus últimos conciertos están patrocinados por HB, que les paga 60.000 pesetas, aunque puntualiza: "Nosotros no le damos la mano a nadie, ni siquiera a HB". Según él, las elecciones no sirven para nada, salvo "para que se vea que en este pueblo hay una respuesta". Su próximo disco saldrá pronto a la calle con un título expresivo: }Sentimientos y venganzas}. Contra los usos de otros partidos, HB apenas coloca un par de minúsculos carteles en el escenario, al que no sube ningún orador. La comunicación con el público no necesita de mayores identificaciones. El cantante de Zarama dedica una canción "a las parejas conflictivas..., esto es, a todas las parejas..., incluidas las de la Guardia Civil". Un centenar de jóvenes baila bajo la lluvia. Sólo un grito demasiado obvio: "Gora ETA militarra". Todo se desarrolla en Baracaldo, un pueblo de aluvión crecido en los huecos que dejan las fábricas. Altos hornos y viviendas se mezclan en un paisaje infernal. Es lo que el escultor Eduardo Chillida denomina "industrialización atroz". "La cultura de la violencia ha permitido a HB incorporar a sectores marginales que han hecho una versión nacionalista de la ira que recorre hoy muchas ciudades europeas. Desde el axioma de que nada hay más tímido que un millón de dólares, no es de extrañar que el País Vasco haya entrado en su más grave crisis económica. La violencia no ha sido la causa, pero nadie niega que ambos fenómenos se alimentan mutuamente."

Arzalluz apunta que HB "es el desagüe de muchas cosas", que, según Juaristi, ha dado cobijo a "todos los que andan a la búsqueda desesperada de identidad". En términos más brutales añade: "Ya puede ser vasco todo el 247 91 que comulgue con la abyección y el asesinato". García de Cortázar no exculpa al nacionalismo tradicional de la violencia. "Todo nacionalismo conduce a la exigencia de un Estado, y el peligro de las utopías es que crean frustraciones y conducen a la violencia". Arzalluz se irrita ante la denuncia de que su partido se ampare en ETA para extender su propio poder, y rebota las sospechas hacia Madrid. Está convencido de que el día que desaparezca ETA, "y ojalá sea hoy", habrá una recomposición de los nacionalistas. "Si entre nosotros, que ya hemos demostrado que tenemos la mayoría en este país, nos ponemos de acuerdo en cuatro o cinco grandes temas, aunque nos peleemos en los demás, ese día el PSOE tendrá más problemas que hoy. Lo que me preocupa ahora es que ETA deje de pegar tiros".

Iv Fin de época Juaristi encuentra, sin embargo, un mensaje subliminal en la actual campaña electoral del PNV: "O nosotros o el }comando España}". Eso es lo que deduce cuando le oye decir al }lendakari} Ardanza que ETA puede seguir 25 años más si no se satisfacen las legítimas aspiraciones del pueblo vasco. Desde el axioma de que nada hay más tímido que un millón de dólares, no es de extrañar que el País Vasco haya entrado en su más grave crisis económica. Es seguro que la violencia no ha sido la causa del derrumbe industrial, pero nadie niega que ambos fenómenos se alimentan mutuamente. Pérez de Calleja, que desde su caserío aún puede divisar un bosque enriquecido de oro por el otoño, todo un lujo en esa cadena de chimeneas que va desde Somorrostro a Fuenterrabía, dice que la violencia es un fenómeno aledaño de una crisis industrial mucho más profunda. "Se nos ha agotado un modelo indus247 93 trial que ha funcionado durante un siglo". Este proyecto, encabezado por la Liga de Productores Vizcaínos y tributario de Henry Bessemer, inventor del alto horno de hulla que permite la obtención de acero de los hierros sulfurados vizcaínos, se apoyó en el nuevo marco económico implantado en 1976 tras la definitiva derrota carlista, que algunos nacionalistas recuerdan como una más de las guerras perdidas por los vascos. El }monocultivo} del hierro fue el motor de una industrialización algo tardía, que con el traslado de las aduanas a la costa encontró en España un mercado cautivo.

Iii "Ese escenario se ha acabado", asegura Pérez de Calleja. "La revolución tecnológica, la explosión salarial, el fin del proteccionismo con la integración europea y la crisis de un proyecto basado en altos consumos energéticos nos han dado la puntilla. Estamos en una típica situación de fin de época y parece que nuestros políticos ni se han dado cuenta o al menos no lo reconocen". En su diagnóstico la violencia es un hecho marginal, aunque actúa como factor de desmoralización. El presidente de la Confederación de Empresarios Vascos, José María Vizcaino, y el director de la Zona de Urgente Industrialización (ZUR) del Nervión, Roberto Velasco, creen, por el contrario, que el modelo tradicional tiene cuerda todavía, siempre que se haga un esfuerzo tecnológico. "Para eso no basta la autofinanciación, hacen falta capitales exteriores". La huida Pérez de Calleja recuerda que, salvo en el automóvil, Euskadi ha participado en todas las aventuras industriales del siglo. En los últimos años ha perdido, salvo casos aislados, el tren de la revolución informática. Velasco añade que "ni la ITT ni la Hewlett Packard han venido, aunque 248 95 sólo sea a preguntar, prefieren irse a zonas menos calientes. Las multinacionales huyen del País Vasco". "En una negociación reciente el inversor extranjero mostró un periódico en el que se veía a dos jóvenes que quemaban un autobús a cara descubierta. _"?Qué les ha pasado?_". _"Me temo que nada_", le respondieron. _"Pues mientras eso no se corrija, no podemos invetir" Ni la ITT ni la Hewlett Packard han venido a Euskadi, aunque sólo sea a preguntar. Prefieren irse a zonas menos calientes y las multinacionales huyen" Vizcaino cuenta que en una negociación reciente el inversor extranjero le mostró un periódico en el que se veía a dos jóvenes que quemaban un autobús a cara descubierta. "?Qué les ha pasado?". "Me temo que nada", tuvo que responder. "Pues mientras eso no se corrija, no podemos invetir". Le preocupa más la impunidad que el hecho en sí. La violencia laboral ha desbordado a los sindicatos clásicos. Jefes de personal ven su nombre en las calles con el añadido macabro: "Te vamos a matar". Un empresario cuenta más de uno de sus jefes de taller ha recibido llamadas amenazantes por el solo delito de echar una bronca en la fábrica. "No importa que sea nacionalista". Según una encuesta realizada recientemente por la ZUR entre 2.800 industrias del Nervión, más de 700 no han invertido nada en los últimos tres años ni piensan hacerlo en los tres próximos. La respuesta sólo fue

positiva en 500 casos. "No invertir en seis años es morir", sentencia Velasco. Destrucción del 40% del empleo industrial en ocho años, tasas negativas de inversión hasta 1983, paro del 56% entre menores de 25 años (el más alto en todas las regiones de la OCDE), son datos -algunos del propio Gobierno autónomo- que ha memorizado el socialista José María Benegas para desmentirle a Ardanza cuando éste sostiene que la crisis tocó fondo en 1980. Hay empresarios que sostienen que el País Vasco volvería a dispararse hacia arriba si se pusiera coto a la violencia. Algo de eso se trasluce cuando Vizcaino transmite a los políticos el mensaje de que acaben con la lucha armada y se pongan de acuerdo en algunos puntos esenciales, lo demás correrá de parte de los empresarios. "Algunos se han ido pero la mayoría sigue aquí. Las industrias no se pueden desmontar y llevar a otro sitio. No es fácil encontrar un tejido de industrias auxiliares y obreros ya formados, como los que aquí tenemos. Y, al final, nos tira esto". El entierro de Neguri Crisis y violencia han arrasado ese escaparate de la acumulación capitalista que fue Neguri. "Los bienes no anietan", explican algunos. García de Cortázar dice que la gran burguesía vasca, visceralmente española y anti PNV, "murió el día que se dejó matar a Javier de Ybarra" en plena campaña de las primeras elecciones de 1977. Este jesuita que dirige el colegio mayor Deusto recuerda que, entre 350 estudiantes, al menos cuatro han vivido un secuestro en su familia y tres más han visto cómo mataban a su padre. "Es lógico que no quieran seguir ese camino". El asesinato de María Dolores González Cataráin, Yoyes, y la muerte en acción de Genaro García Andoáin suponen, con todo, un salto cualitativo en la guerra de ETA. "La explicación de que ETA", dice Juaristi, "es una respuesta al centralismo de Madrid deja de servir cuando tienes el muerto en casa". ?Cómo salir de esta espiral? EE se ha ganado el título de traidor a la patria, algo que muchos países en guerra castigan con la muerte, por proponer que no hay más salida que el estatuto. Esta coincidencia con el PSOE es en sí misma un delito. Benegas proclama desde el gueto no nacionalista que en la Constitución no caben ni el pacto con la Corona (una vez más la memoria foralista de Arzalluz) ni el Estado confederal (Garaikoetxea) ni la autodeterminación. Mario Onaindia es un hereje merecedor de la hoguera cuando concluye que los vascos se autodeterminaron al votar el Estatuto. La sospecha se amplía a toda la familia de Aitor, el legendario padre de los vascos acuñado por el riojano Navarro Villoslada. A la dualidad nacionalismo-españolismo se suman múltiples guerras de

banderías. La traición se ha convertido en un mensaje electoral de curso corriente. Los del PNV acusan de traidores a sus correligionarios de ayer agrupados en EA, para HB, los seguidores de Euskadiko Ezkerra son unos vendidos a la causa de Madrid y finalmente ETA acusa a todo lo que no sea HB. Michelena confiesa que éste es "un país aterrorizado", en el que todos tienen un exquisito cuidado en no decir lo que no deben decir. Impenitente lector en inglés de novelas negras, no cree que el miedo de Euskadi sea muy diferente del que se adueñó de Chicago bajo el imperio de la mafia del alcohol. "Nosotros creíamos algo tan simple como que era malo matar. Incluso tratamos de hacer la guerra decentemente. Pensaba que ése era un valor del país, pero ahora resulta que se acepta lo contrario". Todo es empeorable A veces no se sabe si ese Euskadi soberano, por el que ETA mata, es para el PNV una utopía, irrealizable como tal, o una meta política operativa. Arzalluz ha reconocido alguna vez que Euskadi sólo podrá ser un Estado independiente "por una broma de la historia". Pero no está dispuesto a renunciar. "Nadie renuncia a nada, tampoco los socialistas a su propia utopía". Eso se manifiesta con crudeza en la guerra lingüística. El PSOE desconfía de todo lo que suene a privilegio del idioma vasco en la educación. Hay un temor inconfesado a que la normalización social del }euskera} contribuya a ahondar el nacionalismo. 248 101 Michelena, que ha dedicado a esta lengua toda una vida, reflexiona así: "Cierto grado de conflicto es inevitable, pero en interés de todos debemos conseguir que se mantenga dentro de márgenes tolerables. La actuación sobre el }euskera} no debería depender de los vaivenes electorales. Es difícil encontrar un marco aceptable para todos, pero creo que podemos establecer dos principios: la lengua menos favorecida históricamente tiene derecho a una protección especial, sobre todo porque es un patrimonio esencial, pero es insensato pretender que se convierta en el idioma único". El mejor conocedor del }euskera} sostiene que la violencia es inútil en este terreno. "La violencia no logra otra cosa que ahuyentar a la gente y nosotros, que somos un país marginal desde el punto de vista de la cultura, necesitamos más que nadie la exogamia. Todo lo que contribuya a avanzar en el terreno del conocimiento es bueno, sea en una lengua o en otra. Necesitamos universitarios homologables en el exterior, sin que el }euskera} sea la medida única". A Michelena le importa poco que la física cuántica se explique en vascuence, "aunque ya podemos hacerlo, porque nuestra lengua se ha modernizado". Prefiere que el profesor sea de primer nivel. Desde HB critican su tibieza, a veces en términos durísimos. Ningún

ámbito escapa así a la sospecha. Juaristi asegura que "con la degradación actual la independencia sería un horror, que conduciría a una guerra civil. Un Estado vasco sólo sería posible hoy bajo la forma de una dictadura". Muchos han hecho suyo un tremendo fatalismo: "Todo es empeorable".

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I El País, sábado 22 de mayo de 1982 Las Malvinas Alfredo Astiz: historia de un centurión Uno de los pocos supervivientes -un centenar entre los 5.000 "secuestrados" que pasaron por la tétrica Escuela de Mecánica de la Armada argentina- que hoy permanece refugiado en Madrid, conocía al capitán Alfredo Astiz. Este es su testimonio. Maruja Torres La persona que tengo ante mí y que -como los otros que me nutren para este reportaje- me pide que le respete el anonimato, ya que no los recuerdos, se explica a sabiendas de que me va a costar entenderle: "Cuando digo que Alfredo Astiz no es como le definen los periódicos no quiero significar que sea mejor. Sencillamente, es distinto. No es un torturador, en el sentido de que su misión no era conducir los interrogatorios ni aplicar la } picana} eléctrica, aunque seguramente alguna vez lo hizo si fue necesario. Pero es un torturador, a lo mejor el que más, porque él era uno de los que suministraban el material humano que luego iba a parar bajo las manos de los verdugos. Desde un punto de vista ético, moral y de responsabilidad histórica, Astiz está metido hasta el cuello. Sin embargo, no quiero ser injusto con él, y si alguna vez volvemos a encontrarnos cara a cara, pretendo que sepa que nunca le falsifiqué, que expliqué su monstruosidad tal como era, sin simplificarla". La persona que tengo ante mí es uno de los pocos supervivientes -unos cien de entre los 5.000 }secuestrados} que pasaron por la tétrica Escuela de Mecánica de la Armada- que hoy permanecen refugiados en Madrid. Alguien que conocía a Astiz como quizá 249 105 sólo las víctimas llegaron a calar en sus verdugos. Otro testimonio -otro superviviente- coincide: "No es un Martín Borman. Eso sería demasiado fácil".

Y no es un personaje fácil, no, el teniente de navío Alfredo Astiz. No es un hombre a la manera de Pernia, alias }el Rata}, que antes de hincarle la } picana} en la carne a una mujer suplicaba: "Permiso, señora". Ni a la de Acosta, alias }el Tigre}, un }dandy} que se cambiaba de atuendo varias veces al día y disponía de distintos relojes marca Rolex para conjugar con el traje, y que entre dos torturas practicaba la navegación a vela, y que descendía a la cámara de los horrores en chándal, con un whisky en una mano y un lanzagranadas en la otra, y que en plena aplicación del suplicio hacía una pausa para explicar, en su gracioso estilo onomatopéyico -"y entonces el destructor, brrrrrrummm, en vez de atacar, encalló, plas, plum, y chim, pom"-, ocurrentes chistes mientras sus víctimas gemían de dolor. Tampoco es como Benasi, el minucioso, el concienzudo, que aplicaba el martillo tan prolijamente que más adelante fue enviado a Arabia Saudí para asesorar al rey Jaleb. "Astiz era un oficial típico de la Marina argentina. Si su nombre transcendió fue por haberse visto envuelto en asuntos internacionales". Intoxicación de titulares Asuntos internacionales: dos monjas francesas y una súbdita sueca -la } suegrita}, como ellos la llaman- capturadas, torturadas y asesinadas. Pero luego hablaremos de eso. Ahora estamos en que hay que prescindir de la intoxicación de titulares de periódico y notas de agencia, del Astiz pintado como un lobo sediento de sangre humana, para ceñirse a otra realidad mucho más compleja, a otro infierno. Para entender a quienes se refieren a Alfredo Astiz como a un enemigo distinto -y no por ello menos pavoroso- hay que empezar imaginando, si se puede, ese edificio de cuatro plantas 249 107 situado en el bonaerense barrio de Núñez, en la avenida del Libertador, a cuatrocientos metros del estadio del River Plate. La cámara de tortura está en el sótano; en la planta baja se encuentran las oficinas operativas y de inteligencia; en el primer piso hay cuartos vacíos, en el segundo están los dormitorios de los oficiales permanentes, y en el último, la } capucha}, en donde se hallan, en un ambiente dividido por tabiques, los detenidos que no están siendo torturados. El mundo comienza y termina ahí, hasta el punto de que los gritos de los hinchas, que llegan amortiguados desde el estadio, parecen sonidos de ultratumba. Es como vivir en el interior de un submarino, es el otro lado del espejo, la locura, quizá tanto para los verdugos como para sus víctimas. Porque la mayoría de quienes realizan entre esos muros su oficio de muerte tienen detrás una familia destrozada. Un mundo en el que la lectura favorita de todos es la trilogía de Larteguy }Los centuriones. Los pretorianos y Los mercenarios}. Un mundo en el que algunos de los secuestrados sobreviven porque precisamente han te-

nido alguna vez en sus manos esos libros, y para ellos es como un manual, un catálogo de lo que en la escuela van a encontrarse. Un mundo en el que el prisionero constituye la única familia de su capturador, porque en cuanto uno caía en las redes del }Seleno} -nombre de batalla del grupo operativo 3.3.3.2, de la Escuela de Mecánica de la Armada-, uno pasaba a pertenecer en cuerpo y alma al oficial que había dirigido la caza. Tampoco puede entenderse la Escuela sin profundizar antes un poco en el papel de la Marina, cenicienta que ha sido a lo largo de la historia de Argentina, intentando siempre colocar presidentes en lo alto y fracasando siempre, tratando siempre de sobrepasar al Ejército y la aeronáutica y desbordada siempre. Ese rosario de frustraciones se vio interrumpido gracias a dos factores: la toma del poder por parte de la Junta Militar en marzo de 1976 y la ambición sin lími249 109 tes del entonces comandante en jefe de la Fuerza Naval, Eduardo Emilio Massera, quien vio la ocasión de hacerse con una importante parcela de poder a cambio de convertir la Escuela, que tradicionalmente servía para impartir enseñanza técnica y formar como suboficiales a muchachos de extracción modesta, en el primer centro de obtención de información enemiga del país; es decir, en el más importante templo de la tortura, el }traslado}, la desaparición, el exterminio. Fue inútil que el Servicio de Inteligencia Naval pretendiera que la Escuela y su grupo operativo, }Selenio}, no se escaparan de su órbita. Massera hizo que ese instrumento Ii de poder dependiera directamente de su voluntad, y a la Junta Militar le pareció muy bien, hasta el punto de que pronto }Selenio} extendió su radio de acción por todo el país y más allá de los océanos, a pesar de haber nacido con el pretexto de proteger los territorios abyacentes a la Escuela. Hoy, Massera es presidente del Partido de la Democracia Social, dispone de un órgano periodístico llamado }Convicción} y amenaza cada dos por tres con bloquear las listas de desaparecidos, motivo por el cual ha sufrido más de un atentado. Sin embargo, en aquel tiempo, Massera gustaba de acudir personalmente a torturar -sólo de cuando en cuando, para alivio de los guardaespaldas que tenían que protegerle-, como el patrono que llega puntualmente a su fábrica para dar ejemplo a los obreros. La marina te llama En la Escuela se daban tres tipos de represores. Estaban los burócratas, la mayoría, un 70%, los típicos "hago-lo-que-me-hago-por-que-me-loordenan", que cumplían al pie de la letra, sin pasarse ni quedarse cortos, y que se llamaban a sí mismos }profesionales}. Luego estaba un 20% de psicópatas, de esos que babean, lloriquean y jadean cuando torturan, y que 250 111

pertenecen al prototipo del verdugo hollywoodiense. Y, finalmente, apenas un 10%, uno se encontraba con los convencidos, los que actuaban en nombre de una ideología. Eran los peores. Entre ellos se encontraba Alfredo Astiz. Desde muy niño había querido ser oficial de la Marina: por mucho que mire atrás no recuerda haber pretendido otra cosa. Y, de alguna manera, es natural, lo lleva en la sangre. Su abuelo poseía unos astilleros. Su padre fue un marino de los de cuerpo entero, de esos que permanecen en el puente de mando infundiendo valor a sus hombres, capaces de hundirse con el barco, a la manera de un personaje de Conrad o Stevenson. Lástima que tantas virtudes navales tropezaran con la ambición de Massera, que nunca le permitió llegar a contralmirante. En cambio, Massera estuvo encantado de introducir a Astiz hijo en el turbio asunto de la eufemísticamente llamada }lucha antirrepresiva}: era una forma de pringar a la Marina tradicional hasta el cuello en la más sórdida página que ha conocido la historia argentina. Alfredo Astiz tenía 23 años cuando triunfó el golpe y era prácticamente igual que ahora, igual de valiente, igual de seguro, con la sonrisa inocente, el mechón claro acariciándole la frente, el cuerpo de jugador de rugby, el talante caballeroso de oficial de elite frecuentador de niñas bien a las que no presta atención excesiva. La primera operación en la que el joven Astiz participa, antes de pertenecer a }Selenio}, tiene efecto poco después del golpe, cuando se procede a secuestrar -y podría decirse que es un secuestro hasta cierto punto } legal}, teniendo en cuenta lo que vendrá después- a políticos y sindicalistas que pueden oponerse al régimen de Videla. La operación se lleva a cabo utilizando microbuses, y Astiz se jacta de su eficacia, de que ha resultado mucho mejor que cuando el golpe de 1966, en el que, según le han dicho, hicieron lo mismo utilizando microbuses de una sola línea y, claro, aquello fue un desmadre. 250 113 Más adelante, a principios de 1977, Astiz llega a la Escuela de Mecánica de la Armada como uno de los oficiales rotativos que operan contra los montoneros durante períodos de tres meses y que luego son enviados a otro destino, a descansar y, sobre todo, a olvidar la sucia tarea que estuvieron desempeñando: otro ingenioso invento de Massera para implicar a la oficialidad en la represión. La suequita De la desaparición de la ciudadana sueca Dagnar Hagelin -apenas dieciséis años-, como de la de las monjas francesas, los montoneros supervivientes carecen de información directa, y la que tienen les viene de terceros, de médicos o guardianes de la escuela. Parece bastante seguro, sin embargo, que Alfredo Astiz participó en la operación de captura como uno más entre la treintena de oficiales que sitió la casa a la que ella acudió, aun-

que resulta bastante probable que la bala que se alojó en su cabeza perteneciera a la escopeta que el joven Astiz -alias }el Rubito}- solía utilizar en este tipo de operaciones. El disparo rozó el cerebro de Dagmar y la dejó hemipléjica, sin control de esfínteres. Luego la llevaron a la escuela, la torturaron y, finalmente, la mataron. En aquel tiempo, la orden de eliminación tenía que proceder de Acosta, el jefe máximo del grupo: Astiz todavía era un recién llegado. Uno y otro habían cometido un dramático error, porque Dagmar no era la montonera que buscaban. Pero cuando pensaron en devolverla, en vista del escándalo internacional que la Embajada sueca estaba organizando, consideraron que la muchacha estaba impresentable. La suprimieron. "Qué han hecho con _"el Rubio_"" La operación más brillante en que Astiz participó, aquella por la que más tarde se haría, como suele decirse, tristemente famoso, fue su infiltración en el movimiento de las Ma250 115 dres de la Plaza de Mayo. Se le puede imaginar fácilmente: joven, rubio, guapo, simpático, tierno, el hijo con el que todas aquellas mujeres desangradas podían identificarse. Apareció en la plaza de Mayo fingiéndose hermano de un estudiante desaparecido. En esa misma ocasión la policía -una hábil maniobra- carga sobre las madres, él trata de defenderlas a golpes, las madres se conmueven, se arrojan sobre los agresores, le rescatan. Y a partir de ese momento, Alfredo Astiz se convierte para ellas, en }el Rubito}, alguien a quien proteger y adoptar, alguien que les protege a su vez. Le introducen en la comisión, y él y una montonera detenida en la escuela que más tarde se une a él en la infiltración, fingiéndose hermana suya -hoy, vive en Madrid y afirma que fue obligada a ejecutar ese trabajo-, consiguen asistir a diversas reuniones. El día en que se produce la recaudación de fondos, cuando las dos monjitas francesas, Alice Domont y Leonie Duguet, acuden a la modesta colecta que han obtenido por su parte, los de }Selenio} caen sobre ellas. Son capturadas las dos religiosas y trece madres, ... }el Rubito y la Rubita}, pero a estos se les deja en libertad inmediatamente, aunque sus víctimas lo ignorarán siempre. "?Donde está }el Rubito}?, ?qué han hecho con él?", dicen que preguntaban las monjas en su celda, encapuchadas y con grilletes en tobillos y muñecas. Y dicen también que nadie se atrevió a contarles la verdad. No se sabe si Astiz las torturó. En todo caso, ?qué importa eso? Las trece madres y las dos religiosas fueron también brutalmente suprimidas. La orden debió partir nuevamente de Acosta, }el tigre}, el jefe, que en ese momento se encontraba en Puerto Belgramo, visitando a su mujer y a su padre -se vanagloriaba de haber enseñado a disparar a su hijo, de diez años, con una pistola del 45-, y que

habló por teléfono con Astiz cuando se enteró de la captura. Pero no cabe exculpar a Astiz, que en ese momento no era ya un recién llegado, sino un oficial con mucho prestigio en la es250 117 cuela y que además, según la norma imperante allí dentro, era dueño y señor de sus detenidas. El ocaso del guerrero Dicen que Alfredo Astiz, a veces, reflexionaba en voz alta sobre el futuro. "Si la Marina me larga por lo que he hecho aquí, ?a qué me voy a dedicar? Claro que", se animaba, "tengo una buena capacidad técnica, soy hombre rana, paracaidista, experto en explosivos, sé hacer muchas cosas... Podría irme a un país africano como mercenario". Luego, de repente, renacía su confianza: "No, el Arma no me abandonará". Y no le abandonó. Le dio finalmente, como premio, la guerra con la que había soñado desde que era pequeño. Después de haber combatido en esa otra guerra rastrera contra madres y monjas, después de haber asesinado concienzudamente, el teniente de navío Alfredo Astiz pudo finalmente combatir contra verdaderos destructores, contra cañones auténticos, soldados entrenados como él para la muerte. Y entonces se rindió. De acuerdo con su lógica marcial, hubiera tenido que pegarse un tiro: pero ahí le falló el personaje. Por eso ahora, quienes le recuerdan, dicen que es un monstruo con fisuras. Un monstruo con los pies de barro.

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I El País, jueves 17 de enero de 1991 Internacional / 5

La aviación aliada inicia el bombardeo masivo de las posiciones iraquíes en Kuwait e Irak George Bush está seguro de ganar la guerra Carlos Mendo. Washington

El presidente George Bush anunció hoy a sus ciudadanos el comienzo de la guerra con Irak con una promesa de un triunfo rápido sobre la maquinaria militar iraquí y el compromiso de que Estados Unidos no consentirá un nuevo Vietnam. "Prefiero pensar en la paz y no en la guerra", manifestó Bush en una alocución al pueblo norteamericano dos horas después de ordenar un masivo ataque aéreo contra las posiciones iraquíes en Irak y Kuwait. "Pero venceremos", añadió. El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas norteamericanas y 41º presidente de Estados Unidos se dirigió a la nación para justificar la orden de ataque a las fuerzas iraquíes después de que la comunidad internacional "hubiera agotado todos los medios para conseguir una solución pacífica al conflicto". "Desgraciadamente", dijo Bush, "la conclusión a la que la coalición internacional de 28 países congregada contra Irak llegó es que sólo el uso de la fuerza podía obligar a Irak a abandonar Kuwait". "No fracasaremos en nuestro empeño de expulsar a Irak del emirato", manifestó convencido el presidente norteamericano, que, una vez más reiteró su propósito de no consentir una guerra larga y costosa como la de Vietnam. "No permitiremos que nuestras fuerzas tengan que comba251 121 tir con las manos atadas a la espalda", advirtió Bush, indicando que el Pentágono estaba dispuesto a utilizar todo el poderío militar de EE'UU. para conseguir una victoria rápida y decisiva sobre Irak. Bush dejó muy claro que las fuerzas aliadas destruirían el potencial químico y nuclear de Irak en el curso de las operaciones, que todavía continuaban mientras el presidente se dirigía a la nación. Bush, que notificó previamente a los líderes del Congreso, de acuerdo con la resolución aprobada el pasado sábado, su intención de iniciar las hostilidades, puso toda la responsabilidad por el comienzo de la guerra en el presidente iraquí. Sadam Husein. "Mientras el mundo esperaba", dijo, "Sadam Husein respondió a cada gesto de paz por parte de la comunidad internacional con un desafío". "Mientras el mundo rezaba por la paz, él se preparaba para la guerra", añadió. "Sadam ha rechazado todas las advertencias y ha tratado de convertir este conflicto en una disputa entre Estados Unidos e Irak. A la vista está que ha fracasado", dijo Bush para recordar a continuación que 28 países participaban en la alianza internacional congregada contra Irak. Planes previos El presidente anunció que, según informes recibidos del comando supremo norteamericano en la zona del Golfo, general Norman Schwarzkopf, "todas nuestras operaciones se están desarrollando de acuerdo con los planes previstos". Según los corresponsales acreditados en el Pentágono, 2.500 aviones aliados han participado en el bombardeo masivo de las posiciones

iraquíes en Kuwait y en Irak. En este país, pillado totalmente por sorpresa por el ataque que se ha producido exactamente a las 19 horas de expirar el plazo de las Naciones Unidas, los aviones aliados han bombardeado exclusivamente objetivos militares como lo demuestra el hecho de que, según informaban en vivo los corresponsales de las cadenas norteamericanas en Bagdad, las explosiones que 251 123 iluminaban la noche iraquí se producían a mucha distancia de la capital. Bush subrayó que los objetivos norteamericanos eran claros. "Las fuerzas de Sadam Husein abandonarán Kuwait, el legítimo Gobierno será restablecido y Kuwait será de nuevo libre", afirmó Bush, quien anunció que su intención era repatriar a los soldados norteamericanos en el Golfo tan pronto como terminara el conflicto. La guerra del Golfo, bautizada con el nombre de Tormenta del Desierto, comenzó a primera hora de la madrugada de hoy con un bombardeo masivo de las posiciones iraquíes en Kuwait e Irak, según anunció en dos escuetos párrafos, el portavoz de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater. "La liberación de Kuwait ha comenzado", declaró Fiztwater en la sala de prensa de la mansión presidencial ante un compacto grupo de informadores convocados apresuradamente desde sus casas y sus puestos de trabajo para escuchar la esperada orden de ataque a Irak, cursada por el presidente Bush como comandante en jefe de las fuerzas armadas de Estados Unidos. "En colaboración con las fuerzas de nuestros aliados. Estados Unidos ha iniciado la operación Tormenta del Desierto, destinada a hacer cumplir los mandatos del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Desde las siete de la tarde, hora de la costa este norteamericana (una de la madrugada, hora española), las fuerzas que participan en la operación están atacando objetivos en Kuwait e Irak. El presidente George Bush se dirigirá a la nación a las nueve de la noche (hora local, tres de la madrugada, hora española)". Hasta aquí el texto de la breve e histórica declaración leída por el secretario de prensa de la Casa Blanca, que anunciaba el comienzo de la décima guerra emprendida por este país en sus 214 años de historia. El comienzo de las hostilidades, aunque esperado después de que Irak agotara el plazo dado por las Naciones Unidas sin retirarse de Kuwait, pilló a la población de la capital norteamericana totalmente por sorpresa 251 125 de camino hacia sus casas. La última oportunidad La esperanza de encontrar una salida pacífica al conflicto todavía se mantenía ayer tras una declaración de la portavoz del departamento de Estado, Margaret Tutwiler, en la que afirmó que Washington todavía estaría dispuesto a considerar cualquier gesto de última hora por parte del presidente iraquí Saddam Hussein. Las primeras noticias del ataque, emprendido

por la aviación aliada, llegaron al público procedentes de los enviados especiales de las cadenas de radio y televisión norteamericanas desplazados en Bagdad. La CBS informó que una oleada de cazabombarderos F-15 estaba despegando de las bases situadas en el centro y en el este de Arabia Saudí con dirección al norte. La cadena ABC dió cuenta de que las sirenas de alarma habían comenzado a sonar en las ciudades del reino saudí tan pronto como despegaron los aviones mientras que, según el enviado especial de la CNN, las luces de Bagdad se apagaron tan pronto como hicieron su aparición en el cielo iraquí los aviones norteamericanos y aliados. Washington, una ciudad pendiente de la televisión Julián Martínez. Washington Las calles de la capital norteamericana se fueron vaciando casi totalmente poco después de conocerse el comienzo de la guerra. Los escasos barrios de Washington que habitualmente tienen cierto ambiente a esas horas de la noche estaban ayer especialmente desiertos. Parecía, como si George Bush hubiese esperado para dar la orden del comienzo del ataque a que los norteamericanos se instalaran en sus casas para seguir los principales noticiarios. Un recorrido por diversos barrios de la capital federal ofrecía anoche una ciudad que se iba vaciando, más por curiosidad por seguir la guerra 251 127 por televisión que por pánico. En barrios como Georgetown o la avenida Massachusetts, donde se ubican gran número de restaurantes, tabernas o salas de cine, apenas había gente. Muchos restaurantes, que normalmente a esas horas están llenos de gente, anoche aparecían casi vacíos. En los pubs, los escasos consumidores estaban más atentos a las pantallas de televisión que seguían la guerra minuto a minuto, que de los vasos de cerveza. La presencia policial en las calles era prácticamente nula. Sólo frente a la Casa Blanca, que se hallaba rodeada de una barrera de coches y agentes policiales, se apreciaba una reacción popular a la guerra. Varios cientos de personas -la cifra fue creciendo poco a poco- se manifestaban pacíficamente con pancartas contra el conflicto bélico. Pero ni siquiera la avenida Pensilvania, donde se concentraban los manifestantes y la policía -frente a la residencia del presidente norteamericano-, estaba cortada al tráfico. Cerca, el edificio de la embajada iraquí permanecía completamente a oscuras. Sólo dos coches del servicio secreto vigilaban la zona. El edificio, una especie de palacete de cuatro plantas y sótano, estaba a oscuras, como si nadie lo habitara. Más lejos, donde se ubican las embajadas de Israel y Kuwait -separadas por apenas unas decenas de metrosal noroeste de la capital, las calles

estaban todavía más vacías. I Análisis Patxo Unzueta Los argumentos nacionalistas La ronda de conversaciones que se inicia esta semana debería servir para, al menos, restablecer un diagnóstico común entre nacionalistas y no nacionalistas sobre la cuestión terrorista. Sobre todo, en torno al significado -a la luz de la actual ofensiva 252 129 de ETA- de la tregua y del Pacto de Estella. Pero no será fácil. ?Fue una }tregua-trampa}? Así lo admitió, aunque en términos un tanto retóricos, la propia ETA. Mayor Oreja lo dijo desde el principio. Seguramente no sólo por convicción teórica, sino por las evidencias prácticas que debieron proporcionarle los policías infiltrados en ETA (por ejemplo, aquella mujer que convivía con el }comando Donosti}). Pero el hecho de que el Gobierno aceptase entablar conversaciones con los jefes de ETA indica que seguramente tenía dudas. Y es posible que también ETA las tuviera, pese a que siguiera preparándose para actuar. Aquel enigmático comentario de los encapuchados entrevistados por la BBC -si esto fracasa una nueva generación podría tomar las armas-, ?era un indicio de que pensaba en una retirada definitiva o más bien un aviso de la renovación generacional que, según algunos ha realizado ETA durante la tregua? En la duda, seguramente fue un error la detención de Belén González, uno de los interlocutores. Cuando lo de Argel, Corcuera dio la orden de tener localizados a los terroristas, pero de no detenerlos "sin consultar". En todo caso, el reconocimiento de que nunca fue la paz el objetivo, sino la independencia (también llamada }construcción nacional}), y de que, en efecto, fue una trampa, es una confesión cargada de significado. Pues equivale a un aviso de que no se le crea (a ETA) si mañana vuelve a plantear un alto el fuego y, sobre todo, que no se crea al PNV si pretende montar, con el señuelo de otra tregua, una nueva operación como la de Estella. Lizarra ?fue el resultado de Ermua -del miedo del PNV a ser barrido junto con ETA / HB- o del noble intento del PNV de "aportar los elementos que necesitan ETA y el MLNV para pasar de la lucha armada a la vía política sin saltarnos la legalidad"? Esto último lo dijo Arzalluz a fines de enero. Seguramente era en parte lo primero y en parte lo segundo. Más que un deseo del PNV 252 131 de seguir contando con el refuerzo de ETA, lo que había era el intento de integrar al nacionalismo radical como fuera: }a cualquier precio}; y ello por el temor, evidenciado en Ermua, de que el nacionalismo pudiera quedar en minoría. La unidad }abertzale} se convierte en condición para mantener

la mayoría (y el poder). Pero esa unidad es imposible con atentados. El PNV acepta abandonar el autonomismo, recuperando el independentismo fundacional, como precio por la renuncia de ETA a la violencia. No hay por qué negar una motivación moral, pero hay también un interés político particular que sería arriesgado calificar sin más de legítimo. Los nacionalistas argumentan que la independencia es una aspiración legítima y que, por tanto, el sistema democrático debe garantizar los medios necesarios para alcanzarla. Y que no es democrático que se les obligue a renunciar a su ideología en aras del consenso democrático. Son argumentos discutibles. Que una aspiración sea legítima no significa que los demás estén obligados a compartirla para que pueda plasmarse en la práctica. La independencia carece actualmente de apoyos suficientes -sobre todo en Navarra- y por eso trata ETA de imponerla mediante la coacción de la población. No puede ser democrático un planteamiento que implica el chantaje de matar si no es aceptado. Sería legítimo pedir al PNV que no plantee objetivos que sólo podrían alcanzarse por medios ilegítimos; pero sólo se le exige que respete las reglas del juego: que no trate de aprovechar la presión de ETA para provocar un cambio del marco político favorable a sus intereses, y que no pacte con quienes consideran legítima la extorsión y el asesinato. Lizarra es la expresión política de esa doble vulneración de las reglas democráticas, y de ahí que sea legítimo exigirle que rompa dicho pacto. Al proclamar su identidad de fines con ETA, a sabiendas de que sólo serían alcanzables mediante la violencia, y presentar como ataques a la ideología nacionalista la exigencia de 252 133 ruptura con la estrategia concreta de Lizarra, el PNV ha uncido su suerte a la del nacionalismo no democrático y se ha cortado la retirada. Dijeron que estaban dispuestos a asumir riesgos en aras del objetivo de integrar a ETA / HB. Ese objetivo no sólo ha fracasado, sino que en el trayecto se ha roto el consenso en torno al estatuto. Asumir riesgos significa aceptar pagar un precio en caso de fracaso. Pero ni Ibarretxe quiere convocar elecciones, ni Arzalluz / Egibar se plantean dimitir. Y el plazo era septiembre.

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I El País, viernes 30 de junio de 1995

20 / España El debate de las escuchas Gritos, rumores, murmullos y susurros En su última comparecencia como vicepresidente, Serra soportó gestos y voces tan agrias como la semana pasada Camilo Valdecantos. Madrid El listón de los gritos se situó tan alto en la comparecencia de Narcís Serra el miércoles pasado que ayer sólo pudieron escucharse en muy contadas ocasiones y en el duro debate marginal que se suscitó entre Rodrigo Rato, portavoz del PP, y Narcís Serra. El resto estuvo más cerca de lo que los taquígrafos de la Cámara 253 135 trasladan habitualmente al diario de sesiones como "rumores". Incluso había que hacer un ejercicio imposible de matización parlamentaria y hablar de murmullos y susurros. Felipe González, durante su intervención, soportó una treintena de protestas procedentes de los escaños populares. José María Aznar, 17 de origen socialista. Saldada esta cuenta, y como la tarde iba de espías, anduvo plagada de sorpresas. La fundamental, que de espías no se habló demasiado. Además, Aznar, en la réplica se mostró notablemente más brillante que en ocasiones anteriores y superó de modo muy holgado lo que hasta ahora constituía su flanco más débil en la confrontación parlamentaria. Y hubo más. Julio Anguita, que soporta en muchas ocasiones un cierto tono de cachondeo sintetizado en el "programa, programa, programa", se arrancó ayer una catilinaria dirigida a los bancos socialistas para exhortarles a convertirse a la izquierda verdadera. Y más sorpresas. El portavoz de Convergencia i Unió, Joaquim Molins, que es un actor parlamentario de muy inferior cotización a la de su compañero Josep López de Lerma, que le predeció la semana pasada, no fue capaz de responder una sola sílaba a la leña dura, y persistente, que Aznar dedicó en la primera intervención a su líder, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. Quizá porque la tarde anduvo entre el susurro y el murmullo, produjo sucesos extraparlamentarios rigurosamente insólitos que mantuvieron la atención de la mesa de la Cámara. Un conocido catedrático acudió a la tribuna de invitados y dedicó buena parte de sus esfuerzos al arrullo con su pareja. Tan notorio fue el espectáculo que desde la presidencia de la Cámara se siguió con cierta alarma. Algunos diputados lo propagaron por los pasillos con el correspondiente recochineo y por fin, a las siete menos veinticinco de la tarde, mientras sonaba en el hemiciclo el meloso acento canario de Lorenzo Olarte, la dama que acom253 137 pañaba al profesor recostó la cabeza sobre su hombro, adormilándose hasta

que el celo administrativo de un joven conserje puso fin, con gestos corteses, al insólito devaneo. Tampoco es frecuente que el portavoz del Grupo Socialista consiga como logró ayer Joaquin Almunia, hasta ocho aplausos entusiastas de su grupo en una intervención, relativamente corta, pero muy dura contra Aznar. Lo habitual es que la intervención del portavoz del grupo que apoya al Gobierno pase desapercibida. El reto de Anguita a los bancos socialistas provocó risas, protestas y como él mismo dijo, incluso un "clamor". Mereció un varapalo de Almunia, del propio Felipe González y provocó que Txiki Benegas, cuando el líder de IU volvió a su escaño, se le volviese desde el suyo y le increpara a voces: "Primero Málaga, Extremadura, Asturias". Cuando Aznar concluyó su primera respuesta a González, el hemiciclo se fue vaciando progresivamente, de manera que el portavoz de Coalición Canaria, Lorenzo Olarte, tuvo que despedirse efusivamente de no demasiados diputados. Olarte abandona su escaño para dedicarse al Parlamento canario, desde donde piensa regresar a Madrid para incorporarse al Senado. Despedida también insólita, al igual que la respuesta de Pilar Rahola (ERC) cuando subió a la tribuna: "Un beso y mi mejor deseo de suerte". Junto a Felipe González se sentó Serra, en su última comparecencia en el Congreso como vicepresidente del Gobierno. Se enzarzó con Rato en una muy agria discusión, acusándole de que revelaba datos confidenciales de la Comisión de Secretos Oficiales, y tuvo que soportar gestos y voces tan agrias como las de la semana pasada. Julián García Vargas, sentado tres escaños a la izquierda en el banco azul, veía yugulada por ahora su carrera política y asistía impasible a su última sesión en el Congreso, ya que, a diferencia de Serra, no es diputado. 253

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El Grupo Mixto cuestiona a González como jefe del Gobierno El País, Madrid El portavoz de Coalición Canaria, Lorenzo Olarte, se despidió ayer de su escaño en el Parlamento -ha sido elegido diputado autonómico el pasado 28-M, pidiendo "un nuevo Gobierno cuanto antes, no una mera remodelación". Olarte considera que las dimisiones del vicepresidente y del ministro de Defensa, no bastan para que González recupere su credibilidad. Para el portavoz canario, la gravedad de la situación "es tal que ha provocado una alarma profunda" en toda España y aseguró que Felipe González ha dilatado su comparecencia en el Congreso hasta poder hacerlo con el "gran éxito" de la cumbre europea de Cannes debajo del brazo. Olarte indicó que si González se encontrara en la oposición no hubiera aceptado las dimisiones planteadas por

su Gobierno. Quien sí consideró suficientes las dimisiones fue Pilar Rahola, de Esquerra Republicana de Catalunya, aunque dijo que llegaban "tarde y mal". Rahola cuestionó la capacidad de González para ejercer como un presidente del Gobierno. Mucho más duro estuvo el representante de Unión Valenciana José María Chiquillo, que pidió la dimisión de González y propuso que el ministro de Exteriores, Javier Solana, se pusiera al frente del Ejecutivo durante la presidencia de la UE. Anguita equipara a los socialistas con el PP y les pide que abandonen la política de derechas y se unan a IU Rodolfo Serrano, Madrid No le dejaban hablar. Le gritaron "Asturias" (referencia a la falta de acuerdo que puede llevar al PP al Gobierno en esta comunidad). Murmuraron y hasta se oyó alguna risa sar253 141 cástica. Julio Anguita, terno impecable, impasible y serio, la mano en el bolsillo, sin descomponer el gesto, esperó a que remitiera "el clamor" -llegó a pedir amparo al presidente del Parlamento para continuar- y repitió que "los pactos, las componendas y los acuerdos con CiU" llevan al PSOE a una política de derechas. Derecha que, dijo, no está sólo en el PP y que amplió a los bancos socialistas que apoyan políticas neoliberales. El coordinador general de IU y ayer portavoz del grupo parlamentario IU-IC tendió su mano -bien es verdad que más parecía cerrada en un puño- a las diputadas y los diputados socialistas. Y les recordó que, al final, los conceptos de izquierdas no están en las siglas, están en las políticas que se llevan a cabo. Había pedido elecciones anticipadas, había dicho que él ya habría presentado, si tuviera suficientes diputados, la moción de censura. Había hablado del Cesid. Y había dicho que era absurdo que la investigación de lo sucedido en el centro se le encargara al propio Manglano -"es como poner a la zorra a guardar el gallinero"-. Anguita, además, negó credibilidad a las explicaciones del vicepresidente Serra y a las del presidente González. Y no es que no les creyera, es que además acusó al propio González de ser él "el auténtico problema". Le reprochó que intentara soltar lastre con las dimisiones de Serra y García Vargas y terminó pidiéndole que si había "complot o conjura, tenía que denunciarlo, dar nombres, aquí, en el Parlamento". "La sociedad no se ha conmovido con la publicación de las escuchas", contestó a uno de los argumentos del presidente, "se ha conmovido por ese atentado a los derechos constitucionales". La intervención de Anguita estuvo claramente dividida en dos partes. La primera fue un largo rosario de preguntas, de reproches, de puntualizaciones dirigido a Felipe González.

Para la segunda parte reservó sus mejores golpes. Se dirigió a los diputados y diputadas socialistas "aun a 253 143 riesgo de que mis palabras sean interpretadas torticeramente, manipuladas..." (se oyeron los primeros rumores) y les recordó que habían ganado el "escaño en buena lid" pero "golpeando los viejos miedos de este país: que viene la derecha". Los rumores eran ya clamor -como el mismo Anguita dijo- cuando el coordinador de IU aclaró que la derecha era el PP, pero era también aquella "que vota a la reforma laboral, que hace una política neoliberal". El clamor amenazaba con pasar a escándalo y Anguita se ofrecía a bajar el tono. Sería el de voz, porque endureció aún más el contenido preguntando a los socialistas: "?Con qué fuerza vais a protestar por unas políticas que ahora estáis haciendo vosotros?". Les recriminaba y les abría los brazos: "La izquierda os necesita". Y les reprochaba que "calléis, aplaudáis y luego murmuréis por los pasillos", porque eso es "mantener una agonía terrible y ominosa para la izquierda y para todo el país". A los reproches de González y del portavoz socialista Joaquin Almunia sobre los cafés con Aznar y la política de pactos poselectorales seguidos por la IU, Anguita, elevando el tono -ahora sí- vino a decir que, al fin y al cabo, si no tomaba café con González era porque éste no quería saber nada con Izquierda Unida. Anguita terminó su intervención haciendo un llamamiento que, a tenor de lo que los diputados socialistas expresaban con sus murmullos y sus gritos, caía como voz que clama en el desierto: "Ni queremos estar solos ni es conveniente. Os esperamos para discutirlo. Os esperamos andando. El tiempo se acaba".

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I El País, martes 24 de agosto de 1999 Deportes / 41 Sevilla Ecos de la prueba reina de la velocidad Las zapatillas más rápidas del mundo La ingeniería y la biomecánica cuidan del calzado que usa el plusmarquista de los 100 metros

S. Segurola. Sevilla Cuando un atleta alcanza la cima de su especialidad, se le abre un mundo

inaccesible para la mayoría de sus colegas. No sólo en cuestiones relacionadas con el dinero y con la popularidad, también con los medios que se ponen a su disposición para preservar su privilegiada posición. Maurice Greene refleja perfectamente lo que le sucede a un plusmarquista mundial, estadounidense para más señas (con todo lo que eso significa en el mercado publicitario). Y además con el añadido de ser el hombre más rápido del mundo. A su alrededor todo está preparado para mantenerle en la cumbre y favorecer aquello que le caracteriza: su velocidad. Toby Hatfield es un diseñador de zapatillas para atletas. Mitad zapatero, mitad ingeniero. Un artesano muy especial, encargado de idear el calzado más conveniente para Maurice Greene, una zapatilla que se adapte a sus cualidades como velocista y que, si es posible, le ayude a ganar alguna centésima, alguna milésima, lo que sea, pero que haya ganancia. Hatfield trabaja a las órdenes de Simon Taylor, jefe de diseño de la compañía Nike. La base de operaciones de ambos es Beaverton (Oregón), donde está radicada la casa matriz de su empresa. Durante los últimos dos años han trabajado en conseguir el diseño adecuado para los eléctricos pies de Greene. Lo que ha surgido es una zapatilla de colores fosforescentes (rojo, amarillo y verde) que pesa 200 gramos y que tiene un carácter singular: sólo las usa Greene. De ahí el ribete cosido en uno de los laterales: "Mo". Con esas zapatillas venció Mo Greene en la final de anteayer. A pesar de su ligereza, las zapatillas de Greene pesan casi el doble de las utilizadas por Carl Lewis en el Mundial de 1991, cuando batió el récord del mundo con 9,86 segundos. Las de Lewis pesaban 116 gramos, y eran de usar y tirar. "Sólo se podía utilizar en una carrera", dice Hatfield. Se diría que las de Greene tienen una mayor esperanza de vida; cuatro carreras. Las diferencias entre las que usó Lewis en Tokio respecto a las de Greene no radican únicamente en el peso. La estructura de cada una de ellas apenas guarda relación en el diseño y en los componentes. "Aunque es más bajo que Lewis (1,76 frente a 1,86), Greene es más potente, más grande. Sólo por eso", continua, "necesita otro tipo de calzado, una estructura que le permita aprovechar lo mejor posible su forma de pisar sobre la pista. Greene pisa con más potencia que Lewis y con un ángulo diferente cuando contacta con el suelo". No golpea el suelo como un martillo, con una proyección descomunal de watios. Lewis tenía una pisada más deslizante. Michael Johnson, otro sobre el que se trabaja intensivamente en el diseño de sus zapatillas, tampoco se parece al plusmarquista mundial de 100 metros. Aunque Johnson es un atleta de 200 y 400 metros, nadie ha alcanzado una media de velocidad más alta que él. En Atlanta corrió los 200 metros en 19,34 s. con una media

de 9,66 segundos en cada 100. Sin embargo por su estilo, menos abrasivo que el de Greene, su calzado es diferente. Cada una de sus zapatillas pesa 125 gramos (75 menos que las de Greene) y el tejido es más sedoso. "A Johnson se le notan las marcas de los dedos cuando corre", dice Hatfield. Y añade: "Es un atleta que ha 254 149 tenido propensión a las lesiones musculares y debemos cuidar muy bien el diseño para que no se produzca ningún tipo de desequilibrio cuando corre". A Greene no se le notan los dedos cuando avanza. Sus zapatillas parecen robustas, muy armadas, dispuestas a resistir los martillazos del mejor velocista del mundo contra la superficie. Por sus características, su rotunda pisada apenas deja ... entre el talón y el suelo. El ... entre las dos resultantes es muy pequeño, razón por la cual Greene hace un fortísimo apoyo contra la parte central de la suela. Esa parte de sus zapatillas está reforzada especialmente. Se trata de un pequeño tocho de nailon plastificado, muy rígido, casi una piedra debajo de su pie. De esa manera se mejora el }efecto rebote} en el contacto con la pista, contacto instantáneo, de apenas 80 milésimas de segundo. En el caso de Lewis, como en el de Michael Johnson, su calzado no sólo era más ligero; también mucho más flexible. "Greene tiene unos pies muy grandes para su estatura. Necesita más superficie en la planta de sus zapatillas para guardar el equilibrio que se requiere al correr tan rápido", dice el diseñador norteamericano. "Hasta que conseguimos la zapatilla que queríamos, tardamos 18 meses. Durante ocho sesiones, estuvimos grabando su manera de correr. Con una cámara nos fijábamos en las prestaciones de su cuerpo. Con otra, nos dedicábamos a recoger toda la información sobre su manera de golpear la pista con el pie". La cámara grababa a una velocidad de 500 fotogramas por segundo, de tal manera que ningún detalle pasó inadvertido para las 12 personas que tenían encomendado el trabajo de construir una zapatilla especial para el hombre más rápido del mundo. "Cada atleta tiene unas características propias. Por ejemplo, observamos que Michael Johnson pone el pie izquierdo casi perpendicular a la línea que traza su cuerpo en las curvas, cuando corre los 200 metros. Es algo insólito porque requiere de un tobillo que es casi goma. Lewis no podía hacerlo. 254 151 Sus pies seguían la dirección que marcaba su cuerpo". Todos los detalles de Greene han tenido respuesta en su zapatilla. Decía Valentín Rocandio, responsable del área de velocidad de la Federación Española, que cuando el estadounidense pisa contra la superficie, tira el pie con la máxima fuerza hacia adelante, para producir un }efecto cepillo}. Las cerdas del cepillo quedarían alineadas hacia adelante, para impulsar mejor. Las zapatillas de Greene, que cuentan con ocho clavos frente a los 10 de las de Marion Jones, contienen una multitud de pe-

queñas púas de goma, que generen ese }efecto cepillo}. Todo dispuesto, en suma, para que a Greene no le falte ayuda en la caza de récords.

Iv

I El País, sábado 3 de mayo de 1980 Internacional / 7 Una velada con Richard Nixon Richard Nixon está en España, adonde ha venido para promocionar su último libro (}La guerra verdadera}), y estuvo en }El País} el miércoles. Hijo de cuáqueros, proveniente de la clase media, universitario a fuerza de becas, el destino de este hombre de 67 años le ha gastado malas pasadas: quiso representar el fiel de la balanza y del honor y ha bordeado siempre el deshonor y el escándalo; es el cazador implacable que después fue, a su vez, cazado.

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Rosa Montero }Mister} Nixon llegó sintiéndose presidente de Estados Unidos, convencido de su omnímoda importancia. Borroso y blanquecino, posee la soberbia de quien ha dominado el mundo durante años, y viéndole, una comprende con desalentada desazón que un presidente de Estados Unidos no sólo cree encarnar el poder, sino que además debe realmente serlo. (Desde que dimitió, el 8 de agosto de 1974, empujado por el escándalo del Watergate, Richard Nixon lo ha intentado todo para su rehabilitación y nuevo lanzamiento. Primero se retiró cautamente a su casa de California, a San Clemente. Allí escribió sus memorias, en las que aseguraba haber sido víctima del Watergate, haber sido engañado por su buen corazón. En 1977 apareció en televisión, entrevistado por un periodista inglés a lo largo de cinco programas: se disculpó, se lamentó, clamó por su inocencia relativa, aseguró que para él la política había terminado, puso gesto compungido y modesto, resaltó sus aciertos como presidente. Porque en el mandato y medio de Nixon los mayores éxitos fueron cosechados en política exterior: apertura hacia China, mejora de las relaciones con la Unión Soviética, fin de la intervención americana en la guerra de Vietnam. El nuevo Nixon, que es el Nixon de siempre, vuelve a la carga a lomos de su política exterior. Por ello, ahora que ha vendido su casa de San Clemente, que se ha instalado en Nueva York dis-

puesto a salir a la palestra, publica su tercer libro: }La guerra verdadera}, que es un análisis de la situación internacional. Un análisis bélico y agresivo, en el que contrapone el orden americano al desorden soviético, la paz al caos, la bondad a la maldad intrínseca). Sonrisa de elecciones Todo empezó a eso de las 20.30 horas -una hora antes de que }mister} Nixon llegara-, cuando entraron en el edificio los hombres del Servicio 255 155 Secreto norteamericano, vigilantes precisos y fogosos. Llevaban audífonos incrustados en la oreja, a modo de cordón umbilical, para órdenes y sigilos, y así, al compás de las consignas radiadas, inspeccionaron la casa entera, escudriñaron rincones, miraron debajo de las mesas, esperando encontrar quizá un bolchevique emboscado. Era un equipo de suspicaces sordos. Uno de ellos dejó olvidada su agenda secreta de agente secreto en uno de los despachos, y el dueño del despacho se la devolvió con inocencia singular, sin hacer siquiera fotocopia de ella, mientras que el olvidadizo agente enrojecía hasta la médula, horrorizado ante su fallo. Pero }mister} Nixon (todos le llaman }mister President}, porque un presidente de Estados Unidos conserva siempre el tratamiento, aunque haya salido por piernas del sillón, como en este caso) estaba al llegar, y los agentes se dispusieron disciplinadamente a su espera en la puerta: --}Mister president} es muy amable, muy abierto -decía uno-. Dará la mano incluso a los empleados. Y }mister} Nixon llegó y dio la mano incluso a los empleados, con estereotipada sonrisa de candidato electoral. Su Dodge azul marino venía precedido por los motoristas municipales, una pareja de guardias armados vigilaban sus pasos, y su escolta personal ascendía a catorce hombres: tres del Servicio Secreto norteamericano, tres de la Embajada de Estados Unidos, tres policías españoles de paisano, tres chóferes-guardaespaldas y el coronel Brenan, jefe de la }casa civil} de }mister} Nixon, y Ray Price, su asesor político, el hombre que le escribe los discursos. "Soy libre de opinar" Primero hubo una especie de cóctel, con Nixon sentado en un sofá, serio y adusto, con los mofletes terrosos y temblones -"?Has visto?, yo creo que lleva maquillaje" cuchicheaban los presentes-, embutido en un traje azul marino que, a la segunda ojeada, se revelaba descabalado, es decir, que la 255 157 chaqueta era de un traje y los pantalones de otro, producto a no dudar, de un despiste ex presidencial. Llevaba una camisa de nailon genuino, con bolsillo sobre el corazón y un bolígrafo de plástico asomando por él: su figura era tan estereotipadamente norteamericana que parecía una caricatura. Eso sí, sujetaba la corbata con un elegante prendedor de oro y perla que le na-

vegaba un poco en bajura, allá como por la barriga. Jesús Hermida intentaba hacerle una entrevista apresurada y política, con heroica resolución, ante la masa expectante de invitados y agentes secretos que escuchaban, y }mister} Nixon juntaba sus manos -enormes, blancas, venosas, manos de anciano- sobre el regazo y permanecía muy erguido en el respaldo, como si tuviera que mantener su abundante cabeza en perfecto equilibrio vertical, so pena de que, de romperlo, se le desplomase la testuz por efectos del peso. Miraba sin ver y en su rostro alargado no había rasgos precisos, porque tiene una cara de carne flácida, de nariz pendular, una cara arenosa y desplomada, carente de expresión, a excepción de una notable tendencia a componer un gesto enfurruñado y adusto. De vez en vez, cuando hacía su chiste -y su chiste fue, durante toda la noche, añadir la coletilla de "usted en ese año no debía de haber nacido" a sus interlocutores, aparentando un bonachón paralelismo de hombre viejo-, sonreía de manera incolora y fía. Le pregunté por una entrevista que acababa de hacer a la revista }now}, en la que dice que no puede volver a presentarse a la Presidencia de Estados Unidos porque, según las leyes norteamericanas, sólo se puede ser reelegido dos veces, y él ya las ha cubierto, y comenté que si él creía que ese era al único inconveniente que podría encontrar ahora para volver a ser presidente, que si el asunto Watergate, no tenía peso ya en la memoria de los americanos. Se le cerró el gesto, "eso no se puede probar, es una pregunta sin mucha importancia en estos momentos", dijo, "creo que es necesario que Estados Unidos tenga líderes nuevos", añadió. 255 159 --Pero usted ha vendido su casa de San Clemente, se ha trasladado a Nueva York, parece dispuesto a reintegrarse en la vida política -insisto. --No me he trasladado a Nueva York por el buen tiempo que allí hace, como puede comprender, es que mis dos hijas están en el Este, y vivir a 4.800 kilómetros de distancia es demasiado. Además, he tardado tres años y medio en escribir mis memorias, porque para los periodistas les es muy fácil escribir, pero para mí no -su respuesta está cargada de malhumor-, y luego he tardado otros dos años en escribir este libro actual, y ahora podría quizá dedicarme a otros trabajos, pero creo que estando fuera del poder puedo decir lo que verdaderamente pienso; creo que el líder tiene la obligación de analizar el entorno y decir lo que juzga conveniente a los demás y convencerles de que está en lo cierto; yo, ahora, tengo la libertad de exponer mis verdaderas opiniones. Insistirá }mister} Nixon toda la noche en que no vuelve a la política, en que ésta no le interesa, dando una imagen de sereno pensador que tan sólo quiere ayudar al bien común a través de sus paternales consejos de ético cuáquero, de político en retiro. --Los cuáqueros son pacifistas, y usted, al parecer, es profundamente religioso. ?Cómo se combina ese paci-

fismo con el hecho de que usted bombardeara duramente Vietnam del Norte en diciembre de 1972, o aun antes, en 1969 y 1970, bombardeara secretamente Camboya, sin decirlo a la opinión pública? --Yo soy pacifista, desde luego, y este libro, }La guerra verdadera}, lo he escrito precisamente para evitar la guerra. Pero creo que los cuáqueros, a mi entender, no están dispuestos a ser pacifistas a cualquier precio. Creo que hubiera sido una tragedia para Vietnam del Sur si no hubiéramos hecho los bombardeos, si no les hubiéramos ayudado. }Mister} Nixon bebe jerez y vino blanco, aunque los cuáqueros tampoco beben: seguramente los cuáqueros no están dispuestos a ser abstemios a cualquier precio. "?Ha visto el Pra255 161 do?", le preguntan. "Sí, es magnífico; en Europa, siempre lo digo, hay que ver el Louvre, el Prado y el Vaticano". La cena prosigue, y Richard Nixon contesta deleitado a aquellas preguntas en las que puede expresar su opinión sobre la situación internacional, y se enfada cuando alguien, como John Wheeler, de la Associated Press (AP), único periodista norteamericano presente a la mesa, le interroga sobre temas más polémicos. Yo insisto: "Dice usted que no está volviendo a la política. Sin embargo, usted ha representado siempre en Estados Unidos el anticomunismo. Ahora que las relaciones entre Estados Unidos y la URSS han entrado en una nueva etapa de enfriamiento, ?no utilizará usted su prestigio anticomunista para encabezar una nueva corriente política?".

Iv El comentario más bestia Richard Nixon contesta con su voz profunda y fuerte, el único rasgo verdaderamente personal que posee: "El anticomunismo de antes no puede ser igual que el anticomunismo de hoy. Un presidente de Estados Unidos no puede cometer la irresponsabilidad de no mantener contacto con los otros poderes mundiales. Cuando yo fui a China y a Rusia, siendo presidente, muchos amigos míos republicanos se desilusionaron. Pero es necesario establecer contacto con rusos y chinos, el presidente de Estados Unidos ha de estar preparado para negociar. Claro que hay que negociar desde una posición de fuerza, hay que negociar la paz como un tratado de guerra. Tenemos que restaurar nuestra fuerza militar, nuestra fuerza económica, y cuando rusos y chinos vean que somos más fuertes, negociaremos la paz desde unas bases de poder". Después comienza a enumerar el armamento nuclear, las nuevas cabezas atómicas, los nuevos tipos de proyectiles. 255 163 --Para ser usted un pacifista, habla mucho de guerra y de las armas. --Es que ese es el mundo real; nadie quiso la paz tanto como el presi-

dente Wilson, pero metió a Estados Unidos en la primera guerra mundial. No se puede hablar de la paz total porque no existe. --Roger Martin du Gard, que fue un premio Nobel, escribió en su novela }Los Thibault} que hablar de guerra es precisamente la manera de comenzar una guerra. Nixon retiembla de indignación al oír esto, los mofletes se le estremecen de furia, responde rápidamente: --Ese tipo no debió ganar el Premio Nobel, porque no sabe nada de Historia...; es el comentario más bestia y estúpido que he escuchado... -se detiene un momento, digiere su furor y, más calmado, añade-: Naturalmente, lo de que es un comentario bestia y estúpido se lo dirijo a ese premio Nobel, no a usted, señorita, que no ha hecho más que repetir sus palabras... Y habla Nixon de Franco -"que no hizo todo bien, con el que no estoy del todo de acuerdo, pero que tuvo grandes aciertos"-, y de Pinochet -"a Pinochet no le conozco, pero parece que el régimen chileno actual está consiguiendo un buen desarrollo económico, y, desde luego, Allende arruinó al país y además creó un Estado policial"-, y después mira su reloj con aire de dar la visita por terminada. (Es un destino peculiar el de este hombre, considerado acabado en su carrera política en innumerables ocasiones, un perdedor nato, que es capaz de volver a vencer a fuerza de insistencia, de resistencia, de obcecación en su lucha, que está dispuesto de nuevo a salir a la palestra, a olvidar que ha sido el único presidente de Estados Unidos que ha tenido que dejar el poder a medio mandato. Nixon basa su fuerza en una ambición infatigable). Y mientras todos nos ponemos de pie, intento hacerle la última pregunta, sobre la posible utilización de los países alineados en la OTAN como peones de una guerra. Nixon me brama: "Es una pregunta irracional", 255 165 se vuelve a firmar a los invitados los ejemplares de su libro; yo siento que alguien me sujeta con firmeza del antebrazo y me aparta del grupo, es un hombre más bien bajo, corpulento, un norteamericano rotundo: "Mejor déjele firmar ahora los libros", me dice con helada sonrisa, mientras me mantiene firmemente agarrada. Pero ya se va }mister} Nixon, se despide, sonríe parcamente. El corresponsal de la AP va a estrecharle la mano, y }mister} Nixon le ignora y le deja con la palma extendida al aire. Sale por la puerta, rodeado de su aparato de seguridad; los sordos, los agentes de la embajada, los policías españoles, un compacto grupo de movimientos bien sincronizados, y en dos segundos la sala queda medio vacía con su ausencia. Alguien echa en falta una botella de whisky del bar, y se comenta que los agentes de seguridad de Nixon habían hecho una apuesta sobre si eran capaces de llevarse la botella. Lo fueron. Iv

I El País El País digital, a través de Infovía o Internet, en la dirección http://www'elpaís'es Madrid: Miguel Yuste, 40 28037 Madrid 913378200 Fax: 3048786 Telex: 42187 / Barcelona: Zona Franca Sector B. calle D 08040 Barcelona 934010500 Fax: 3353925 / México DF: Basilio Vacilo 40 Colonia Centro 060; Bilbao: Espaiza, 8 7.o. 4807 Bilbao. 944132300. Fax: 4132313 / Sevilla: Cardona. Bueno Monreal. s/n. Edificio Columbus. 41013 Sevilla. 964248100. 4248110 (Pub). Fax: 964246124. 4246116 (Pub) / Valencia: Embajador Bich 3. Depósito Legal: M. 14851-1976 (C) Diario El País, S.A.. Madrid, 1997. Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de 256 167 recuperación que sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial. El precio de los ejemplares es el doble del p. Luz de Gas Vicente Cantatore, entrenador de fútbol "Al fútbol no lo mata nadie" Feliciano Fidalgo Los hombres y mujeres de Pucela lo han } nombrado} dios de carne y hueso porque la directiva del Real Valladolid, sin ton ni son, por tres partidos perdidos, lo ha puesto de patas en la calle: en el campo Nuevo Zorrilla el clamor pro-Cantatore es la palabra del día; y en la plaza de Toros otro tanto; y es pregonero de las fiestas de San Mateo, y lo han acuñado como vallisoletano del año. }Pregunta}. ?Le convertirán en paso de la severa y grandiosa Semana Santa de Valladolid? }Respuesta}. No. Lo que tendré siempre es el cariño de la gente. }P}. ?Qué tiene el fútbol que no se ve y remueve a una ciudad? }R}. Es difícil explicarlo: es deporte vital, es la masa, es el dinero, domina ánimos... }P}. ?Qué ha hecho usted que no saben los aficionados y sabe la directiva para echarle? }R}. He volcado mi experiencia en un grupo de jugadores jóvenes. }P}. "Vicente, la gente inteligente está contigo", gritan en Valladolid. ?Qué hay que pensar? }R}. Eso no lo olvidaré nunca en mi vida. Pero que ahora sea para la institución. }P}. Me parece usted muy, muy buena persona. }R}. Es una obligación, no es virtud. }P}. ?Está loco el fútbol? }R}. En lo económico, sí. }P}. ?Qué manicomio le iría? }R}. Buscar un equilibrio y saber

que con más dinero no se juega mejor. 256 169 }P}. Una cláusula de rescisión de 65.000 millones, ? revela que a alguien se le apareció Dios? }R}. En fútbol, lo que hoy parece absurdo, en un año es una realidad. }P}. ?Por qué le han destituido? }R}. Aún no me lo explico. }P}. A Cantatore, el carismático, le echan: ?y si ahora el Pisuerga deja de pasar por Valladolid? }R}. Es que el Pisuerga siempre va a pasar por Valladolid. }P}. Usted es el primer entrenador despedido a través de la radio: ?hubiese preferido la tele o la homilía del cura de su parroquia? }R}. No hubiera querido que me despidieran nunca. }P}. Una recién casada no queda embarazada después de tres noches de amor, ?hay que repudiarla? }R}. Eso quiere decir que no pudo quedar embarazada. }P}. ?Qué le gusta más del paseo de Zorrilla? }R}. La alegría de la gente cuando pasea. }P}. ?Ha hablado con Valdano tras el despido de ambos? }R}. Sí, en una emisión de radio. }P}. ?Le han salido canas por el despido brutal? }R}. No, angustia y amargura por no irme de otra forma. }P}. Con tanto follón de entrenadores, jugadores, cláusulas de rescisión, ?le ve futuro al fútbol? }R}. Al fútbol no lo mata nadie. }P}. ?Y los entrenadores tienen futuro? }R}. Sabemos que todo depende de los resultados. }P}. Si se juntan usted, Valdano y Cruyff, ?no podrían comprar un equipo de fútbol? }R}. No tendríamos dinero. }P}. Pero les prestaría dinero un banco. }R}. Nosotros somos entrenadores, no dirigentes. }P}. ?De qué sabe además de saber de fútbol? }R}. De muy pocas cosas; por eso soy medianamente inteligente. }P}. ?Cuál es su privilegio? }R}. Me siento privilegiado para 256 171 saber escuchar. Y me siento privilegiado por estar en una profesión vocacional. }P}. Si mañana Valladolid se echa a la calle y la directiva le readmite, como ya ha pretendido, ?qué haría? }R}. No pretendo eso, ni lo he buscado. }P}. Aznar, ligado a Valladolid, ?le ha telefoneado para consolarle o algo así? } R}. No. }P}. ?Qué le mantiene vivo? }R}. Mi familia y la vida, que son lo más bonito. }P}. ?Sobra dinero en el fútbol? }R}. Lo que ocurre es que el fútbol genera ese dinero. }P}. ?Qué escasea en el fútbol? }R}. A veces, el equilibrio de los dirigentes para juzgar. }P}. ?Moriremos de una intoxicación de fútbol? }R}. No, el fútbol agrega vida.

}P}. ?Qué espera de la vida tras 44 años de fútbol a sus espaldas? }R}. Seguir en el fútbol hasta que muera, aunque sea de espectador. }P}. ?Qué es el amor? }R}. Estar ligado a algo sin condiciones. }P}. ?Qué le dice en estos instantes a la afición del Real Valladolid? }R}. Gracias por conocerlos; y ahora a alentar al equipo.

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La Ciudad Bonita. La viciosa, la pecadora y hasta la religiosa, a las carreras Vida nocturna en Bucaramanga !Taxi, una carrera al cielo con el infierno! Por Alejandro Higuita Rivera "Es un antro, lo peor de la ciudad está acá", dice el flaquísimo taxista Pedro Jiménez al pasajero que recogió en la terminal de transporte terrestre y que le pidió que lo llevara a la residencia El Reposo, en la calle 28 con la 7ª. Son las 6.00 p.m. y en la acera del frente, un grupo de indigentes, a quienes el cabello largo y los trapos sobre los trapos dificultan identificar su sexo, preparan una sopa en un tarro de galletas Saltinas; dentro del recipiente, ennegrecido por el humo, flota un hueso blancuzco con varias papas minúsculas. La fogata y la luz mortecina de un bombillo de una caseta son lo único que iluminan el lugar. Debajo del foco, una señora regordeta y de incipiente bozo, vende perros calientes y gaseosas. Es la mandacallar, la inversionista del hueso y además, negocia con la basuca, la marihuana, el perico y quién sabe qué más. Quienes se atreven a pasar por estas calles, cercanas a la Fiscalía, deben estar "muy mal", según Jiménez, pues la fama adquirida es más que tenebrosa. "De acá se dice de todo, que violan a las mujeres, que atracan, que guardan los carros robados. Pero eso es mentira, acá sí pasan cosas malas pero eso ocurre en toda la ciudad", asegura la vendedora.

Su versión no es muy creíble; los taxistas dicen conocer casos espeluznantes, historias que los pasajeros les han narrado pero que ellos no pueden certificar. 258

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Una voz clama en el desierto A estas calles les caen del cielo los profetas, o mejor dicho, éstos ruedan en taxis. "Dios te ama", condena o salvación que lanza un taxista rojizo y rollizo al visitante. "Tú eres la iglesia... Dios habita en cada uno de nosotros..." Y comienza la cantaleta y no se calla, pero es que no se calla, mientras se interna hacia el centro, por la Cra. 15. El san taxista le entrega al silente pasajero un plegable con la leyenda: "!O cambias!... !O te condenas!" Luego lo invita a la Casa de Dios, en la calle 43 con la 14. "Allí lo encontrarás", asegura. La Iglesia Pentecostal es un salón inmenso. Las mujeres llevan el cabello largo y lucen vestidos negros hasta más debajo de los tobillos; los hombres llevan pantalones oscuros y camisas blancas, despercudidas. Todos con las biblias entre sus manos y con las gargantas listas para gritar hasta ensordecer a los habitantes de mil kilómetros a la redonda con la amenaza de "El fin del mundo está cerca..." El rollizo está tan rojo que aumenta la temperatura del recinto. "Los taxistas tenemos una misión: evangelizar", le dice a la oveja descarriada que atrapó. Proclama que muchos pasajeros han seguido su buena nueva: "He tenido a varios de otras ciudades que han encontrado el camino de Dios en mi taxi. Ellos llevarán la semilla del Evangelio para sus ciudades. Eso es evangelizar". La noche sacra del sábado finaliza a las 7.30 p.m. La oveja se despide del profeta del volante y sale del templo rumbo a las Cra. 15, dejando atrás a su "salvador", quien a una cuadra se le escucha clamar, como una voz en el desierto: "Bucaramanga está perdida por el odio, la mentira, el sexo..." !Amén!

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Caliente, caliente, eo... En la Cra. 15 los vendedores informales de revistas porno, de cartillas Pokémon, de mangos, sandalias y más chucherías guardan la mercancía; otra se apodera de las calles. Como salidas de las alcantarillas salen las chicas. !Las chicas! Todas con sus vestiditos, senitos y palabrotas. "Papito, mira lo que tengo", dice una provocadora. Mejor no mirar. Un taxista aparece y vaya que si es de ayuda cuando hay que saber de sexo en la ciudad. Este es gordo y con una nariz tan ancha como su sonrisa. Asegura que el mejor sitio de le-

vante es por la Cra. 15, entre la 36 y la 20. Las de la Cra. 33 no hablan con extraños. "A menos que sea un mexicano", lo dice como un chiste por la cantidad de sitios de rancheras y de mariachis del lugar. Además de plata, hay que tener pinta de mero macho, a lo Vicente Fernández, para que las chulas se dignen a aceptar los requerimientos sexuales. Con las chicas de la 36 hay que tener cuidado, pues allí ellas son fácilmente ellos. "!Ah, es que los maricas no faltan!", grita el chato. Y las de la Plaza son directas al bolsillo. "10.000 pesos mi amor", le informan las gatas golosas a los perros en calor. Los ratos de sexo se pasan en los hoteles dos estrellas o en las residencias destartaladas. En estas últimas, como en la Nutibara, se tiene derecho a lo típico: una porción de papel higiénico de una capa y de color marrón, una toalla y una jarra con agua para limpiar el cuerpo antes y después de aquello. Valor: 8.000 miserables pesos por menos de una hora. Sexo triple X A falta de plata están las mangas, los lotes abandonados o los parques, y aquí sobran. Las salas triple X son para otro público. Bucaramanga tiene dos registradas en el directorio telefónico: El Rosedal (Cra. 34 con la 259 179 21) y El Unión (Cra. 16 con la 45). En el primero escasean las mujeres, puros hombres solos, algunos junticos; y en el segundo nada de damas, a excepción de una malgeniada anciana, tapizada en polvos, que a veces hace de cajera y otras de tendera. Sus clientes conocen tanto de los gatos que se pasean por entre las silleterías, como del prontuario de los actores y actrices folladores: Rocco Sigfredy, Moana, la Cicciolina... Un cliente, delgadito y florido, cuenta en la tienda las penurias del sexo en vivo en El Unión. "A veces la policía molesta y hay que darles plata, o uno se topa con quien no debe y le arman un escándalo tenaz, otras veces uno se arrepiente y bueno, aunque se diga que ojo de loca no se equivoca, yo me he equivocado". A estas salas ingresan, dice el taxista, los prostitutos y cacorros. Dice que ellos tienen menos espacios que la otra gente pero que en Bucaramanga los hay. Sobre la Cra. 33, entre las calles 45 y 34 existen cuatro. Tres de ellos son fáciles de identificar porque sus dueños se esfuerzan en que no lo sean: no tienen su nombre en las fachadas, como el bar Abril y las discotecas Ángel Negro 1; el otro es más que evidente, lleva el nombre El Closet afuera, en donde este 5 de agosto "... tenemos otro show de striptease que cada vez son más y más interesantes", según anuncia un boletín que circula en otros bares. "Se llama Abril porque es el mes de la primavera", dice con voz primaveral Mauricio G., su dueño. "Bucaramanga es todavía una sociedad muy cerrada, por eso no salimos ni en el

directorio telefónico, pero sí estamos en la guía nacional Hot Gay". El temor del primoroso es porque hace unos años Vanguardia Liberal publicó los nombres de varios homosexuales que organizaron un supuesto escándalo en una finca. "Eso fue horrible, casi me echan del país", expresa Mauro.

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!Qué hambre! Son las 4.00 a.m. y la vida nocturna va feneciendo, dejando borrachos y borrachas con las tripas vacías. Pero para eso están los taxistas gourmet. Se llama Francisco, a secas, así se le presenta a los pasajeros ebrios que recoge las aceras. "Si el borracho está bien llevao, lo llevo a la Calle de los Desayunaderos". Ésta se encuentra en la Cra. 15 con la calle 42. Son como 5 negocios con una clientela variopinta: serenateros aulladores de la luna, putas con los maquillajes corridos, ancianos cogidos de la vida, travestis y dragqueens con silicona hasta en las tetas, amantes oliendo a jabón de hotelucho... Todos en un banquete de lujo, como en el Desayunadero Popular: el mejor caldo de huevo, la oreja o trompa de marrano más exquisita, la sopa de sangre más vitamínica... Eso asegura el taxista y mesero del negocio y no hay cómo comprobarlo, pues a esa hora la ebriedad, el olor a miaos, el cacaraqueo de los travestis y putas evitan cualquier concentración, pero sobre todo la aproximación del nuevo día, que con sus rayos solares amenaza con atravesar los cuerpos de quienes viven la noche. Llega la luz y !taxi! Un taxi rápido. Hay que dormir el día para vivir la noche. Fin de la obra

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Índice Apéndice. Un recordatorio, no una antología . 5 Vida nocturna en Bucaramanga 173

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