Badie, Bertrand y Hermet, Guy - Política Comparada

July 25, 2019 | Author: Pedro Paulo Fonseca | Category: Política, Sociedade, Ciência, Conhecimento, Empiricismo
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Traducci6n de

BERTRAND BADIE Y GUY HERMET

MERCEDES CORDOBA

POLITICA .CO MPARADA

FONDO DE CULTURA ECON6MICA MEXICO

r Primera edici6n en frances, 1990 Primera edici6n en espana!, 1993

INTRODUCcr6N La politica comparada no constituye solo un sector de la ciencia politica con

ISBN 968-16-3474-X

metodos, objetos de aruilisis y autores de referencia propios; asimismo -y tal vez sobre todo- es un modo de investigar el conjunto de los fenomenos politicos, una manera de profundizar en el anaIisis empirico y en la teona politica en todos los sectores del conocimiento. Tal vez a eso se debe el lugar aparte que ocupa en la ciencia politica, y el caracter casi tabu que la rodea hace tiempo, a juzgar por la escasa enseftanza que se desprende explicitamente de ella y por el retraso con que ha inspirado la publicacion de obras. Es verdad que esta reserva es mas propia de los franceses que de los francOfonos, y que la politica compara~ tuvo mejor suerte en las universidades anglosajonas, donde se llama Comparative Politics 0 Comparative Government. En ambos casos, la reflexion comparativa no pretende imponerse como una subdisciplina, sino como una manera de ser en la ciencia politica. Se pueden intuir las funciones de esla manera de ser. Comparar ayuda ante todo a conocer y a conocerse: a conocer al otro, desde luego, al dejar de identificarlo con los estereotipos que el sentido comUn Ie ha atribuido y al dejar de encajonarlo, sobre todo si esta lejos, en las categorias misteriosas aunque comodas de 10 exotico. Tambien ayuda a conocerse, pues es cierto que el analisis de los demas permite predsar aquello que constituye nuestra propia identidad: aSI como la idea de color sena perfectamente desconocida si el universo fuera monocromatico, con el genero monografico el investigador se arriesga a no ver 10 que constituye la particularidad del sistema politico que estudia, dado que no puede compararlo con ningu.n otro sistema para asi deslacar 10 que tenga de indiscutible, de singular 0 de particular. Comparar permite adernas comprender, es decir, interprelar: interpretar 10 que quiere decir pOlitica en este 0 aquel lugar sin limitarse a la concepcion universalista 0 etnocentrica en la cua! peligran caer los investigadores; interpretar una accion 0 el funcionarnienlo de delerminada institucion, 0 incluso el que se recurra a tal 0 cual pnictica, pues ningu.n objeto politiCo remile a un significado universal, sino antes que nada al sentido que Ie confieren sus actores. Cada parlamento, cada partido, cada modo de movilizacion politica esta marcado por la huella de una historia, de una cultura que los distingue de los parlarnentos, partidos y modos de movilizacion propios de otros paises. ASI pues, la accion que se despliega en el seno de cada uno y su manera de funcionar ocultan una parte distintiva e indiscutible, y el hecho de no conoceria puede conducir a una mala interpretacion del juego que efectUan sus actores. Com arar tambi' va a relativizar a abandonar nuestro lexico oliti-

Impreso en Mexico

co, nl!estras tearias. nuestros detennjojsmos y prejuicios. No existe tul exico

Titulo onginal: Politique comparee © 1990, Presses Universitaires de France ISBN 2-13-043156-9

D. R. © 1993, FONDO DE CULTURA EcON6MICA, S. A. DE Carretera Picacho Ajusco, 227; 14200 Mexico, D. F.

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uruversa! de la ciencia politica, pues no todos los conceptos pueden univer7

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salizarse a priori, y menos que nada con base en definiciones estrictas y limitantes. No existen los determinismos universales, pues las historias son demasiado numerosas para ello, demasiado complejas y, en realidad, demasiado independientes unas de otras. No hay teorias politicas totalmente universales, pues ninguna teona puede intentar ser independiente de la cultura del sociologo que la establece, y ninguna cultura puede pretender haber alcanzado el universalismo. Por ello, el analisis comparativo tiene como principal beneficio desarmar las certidumbres construidas pOI' otros, con el fin de precisar, afinar, corregir 0 enmendar los paradigmas y, con el tiempo, definfr la frontera que separe los dominios de 10 universal y de 10 particular. Por ultimo, la comparacion tiene como objetivo liberar. Ante todo, liberar del peso del etnocentrismo, que ya hemos analizado, pero tambien del peso mas insidioso de 10 universal y 10 uniforme. M,mostrar 1luralidad 0 la di~ersidad. el metodo comparativo destac",_tllmjJien la importanciadei-acontecimiento, de la invencion, de la ruptura, de la movilizacion y" por erl(le,_cido aI de la Iglesia cat6lica, no pudo inducir estos procesos individualizantes. Mas tarde, a partir del siglo XII, una segunda acci6n concreta del papado se traduce en otra contribuci6n involuntaria a la modernidad occidental, la cual esta vez se relaciona con la separaci6n, que en nuestras sociedades se torna definitiva, de 10 religioso y 10 politico. La IgleSia, que prE>tende debilitar los recuerdos territoriales, reinstala la distinci6n entre los asuntos de Dios y los del Cesar, 0 entre 10 temporal y 10 espiritual. Pero, como por ese medio se propone despojar aI poder civil de sus ambiciones religiosas, en realidad contribuye de manera capital aI nacimiento y a la autonomia del Estado secularizado. Todavia mas tarde, y saltando diferentes eta-

pas, el aparato cat6lico s610 logra acomodarse al siglo XIX y al principio del siglo xx delliberalismo politico encajonando a sus fieles en ~artidos. confesionales que primero controla muy de cerca. Al hacerlo, contribuye sm premE>-

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ditaci6n a la socializaci6n democrMica de las masas conservadoras rurales

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urbanas que mas bien se proponia aislar bajo su ferula. En estas perspectivas, tanto en el area occidental como en los ambitos ajenos a el, la inclusi6n de la variable religiosa en definitiva subraya la variedad e imprevisibilidad de sus influencias, la ausencia de modelos globales y, asimism~, la pertinencia de las comparaciones que tienden a dar una explicaci6n amplia mediante la divergencia mas que a buscar' parecidos superficiales. De la misma manera destaca que 10 cultural no es etereo, ni, inaprehensible, ni esta situado s610 entre la multitud de valores: tambien se basa en sistemas y cuenta con estructuras de acci6n.

Los aspectos no rdjgiosos de la eu/tuTa Lo mismo puede decirse de los otros componentes de la variable cultural. En el seno de esta, el elemento religioso tiene cuando mucho una prioridad cronol6gica parcial. Pero, incluso en las sociedades que ~e~os no .~eculari­ zadas, coexiste siempre con otros cuadros de elaboraClOn e mcuicaclOn de la normatividad politica que en ocasiones lIegan a ocupar su lugar. Desde luego, muchas veces es dificil sei\alar la frontera entre el ambito de la referencia a la divinidad 0 a 10 sobrenatural y otras areas que por ejemplo se refieren a la justicia 0 al respeto de la autoridad. Empero, las necesidades del analisis comparativo obligan a establecer distinciones a este respecto, para no terminar comprobando la interacci6n de los diferentes 6rdenes de 10 cultural. Todavia mas, la interdependencia de estos 6rdenes no siempre es la regia, al grado de que su autonomia 0 la prevalencia de uno de ellos especifica algunas dinamicas de 10 politico y que puede parecer que 10 religioso no por fuerza es antE>rior a todos sus arreglos. Sin que se pretenda agotar los sei\alamientos posibles, eI derecho, las formas de relaci6n social, los modos de autoridad en el seno de la familia 0 de la comunidad, las jerarqufas del prestigio 0 los sistE>mas de educaci6n y adoctrinamiento se incluyen sobre todo entre estos aspectos no religiosos de la normatividad cultural. Sin que haya que ver en eso una constante, en algunas sociedades el ambito normativo por excelencia del derecho y el ejerelew de la Justleta ~roceden de fuentes mas antiguas que las creencias religiosas. Desde luego, este no es el caso de los viejos paises islam;cos, donde la legalidad civil es subalterna frente a la precedencia de las reglas de 10 sagrado. En cambio, pu.ede serlo en zonas islamizadas 0 cristianizadas hace menos tiempo: en el Africa subsahariana, donde el sentido de la justicia y 10 imaginario de la legitimidad siguen desfasados en relaci6n con la etica de la fe, como 10 recalcan la resistencia de la poligamia 0 la persistencia de la brujeria como r~urso po~tico; tambien,lo es en las poblaciones negro-americanas, donde perslSten Justiclas 0 JerarqUlas paralelas aI mismo tiempo que la practica de los sacrificios sangrientos. Mas

LA COMPOSICION DE LA COMPARACION

mORfAs Y VARIABLES DEL ANAusIS

que nada, Europa ofrece el ejemplo extraordinario de esta situaci6n de anterioridad y de autonomia relativa de 10 juridico y 10 judicial en relaci6n con 10 religioso. EI hecho mismo es conocido. En Europa, la cristianizaci6n de 10 espiritual va de la mana con el mantenimiento de culturas juridicas precristianas: para empezar, el derecho romano del Imperio que termina, luego las costumbres judiciales germanicas 0 celticas que ocupan su lugar del siglo VI! al xu; mas tarde el derecho romano reformado a la usanza de las monarquias centralistas que elaboran sus leyes de Estado; por ultimo, los derechos nacionales modemos que, aunque muy posteriores a la cristianizaci6n, en realidad se inspiran en los sistemas juridicos que la precedieron. Ante estos antecedentes, el derecho can6nico de la Iglesia representa un papel mediocre mientras que el propio derecho natural de los te610gos de la Edad Media sufre la influencia de estos. Empero, mas que este recuerdo trivial, 10 que aqui importa se refiere a la relaci6n que se establece entre esta variable juridica y judicial independiente de 10 religioso y la dinamica politica occidental. En este nivel, resulta que la gran discrepancia del Occidente modemo entre los paises muy estatizados del continente europeo y los paises anglosajones que se resistieron al Estado al plantear la prirnada de la sociedad ante la ola estatal se deriva visiblemente de la otra discrepancia introducida entre sus conceptos del derecho y de su aplicaci6n. Los sistemas juridicos continentales, que afirman ser herederos del derecho romano, en todo caso restablecieron la distinci6n desnivelada que este rnarcaba entre las reglas de excepci6n que el Estado se aplicaba a si mismo (Ia Jus transforrnada en derecho publico) y aquellas (la ley farniliar 0 domestica) que reservaba de manera subordinada a las personas privadas (Fas 0 derecho privado). Por 10 contrario, la ley comUn anglosajona (la Common Law) nunca ha adoptado esta separaci6n jerarquizada. En el espiritu de la tradici6n comunitaria germaruca y celtica, el Estado ha permanecido sujeto en principio, si no en la realidad, a las misrnas normas que los particuiares. Por 10 demas, en el mundo anglosaj6n, el enunciado del derecho ha permanecido en gran medida jurisprudencial (referido a las sentencias anteriores de los jueces acerca de los casos parecidos), mientras que en el continente europeo se transform6 en monopolio jurisdiccional del poder central (en la medida en que el ejecutivo dicta en el con mas frecuencia "su ley" allegislativo, que sOlo es una rama de la autoridad central). De esta manera, el poder judicial ha subsistido como poder realmente independiente en los paises de la Common Law, tal vez con mas prestigio que el poder ejecutivo, mientras que se ha hecho un mero apendice del Estado en los paises europeos. Por ello, sigui6 considerandose al juez anglosaj6n -que conserv6 su independencia y categoria social- una especie de "heroe cultural" en su medio, incluso como defensor de la sociedad contra la fuerza publica, mientras que su hom610go continental ya no es sino un funcionario destinado a la administraci6n del poder judicial, desde luego, enmedio del temor, pero que es respetado s610 gracias a su temida posici6n en el aparato estatal. Por todas estas razones, la idea del Estado de derecho no nace en el universo cultural anglosaj6n, en 10 que respecta a la antinomia de

sus dos terminos. Nace en la Alemania luterana y hegeliana de los juristas vasaIIos del poder, y por 10 contrario designa con exactitud, por esta vez, ingenua la subordinaci6n juridica de los gobernados en eI continente europeo. Se observan otras configuraciones redprocas de 10 juridico y 10 religioso y de otros vectores €ulturales. Asi en la India donde, durante el siglo pasado, Macaulay aplic6 su genio a la buena sintesis de un derecho codificado extraido de las mUltiples tradiciones espirituales, consuetudinarias y politicas de la India. Este c6digo Iubrido transplantado subitamente a medios casi innumerables continua en vigor y trasciende el factor Teligioso. Empero, su racionalidad occidental, a pesar de sus prestamos indigenas, lleva a un problema mas general: el del respeto efectivo de las normas y, sobre to!1o, de su jerarquizaci6n legitima en diferentes ambitos culturales. En efecto, la prirnacia de 10 racional-Iegal y de la legalidad como valor expresa una especificidad euronorteamericana aunque aspire a la universalidad. SOlo representa una variante de las 6rdenes normativas legftirnas, destinada a la extinci6n 0 a una propagaci6n tanto mas erratica cuanto que .~ulta parciaImente ficticia hasta en el univerSo occidental (el Occidente supuestamente "igualitario-Iegal-burocratico-meritocratico" sigue moderando este tipo de lerna mediante practicas "de clientela-hereditarias-arnistosas-oligarquicas-sectarias"). Ademas, como corolario, se plantea la cuesti6n no menos cultural del principio referente a las relaciones sociales y de la conducta de las personas, inscrito segUn las epocas, los ambitos y los tipos de actividad, en la perspectiva dominante de la abstracci6n individualista 0, por 10 contrario, de la profundidad holista de los grupos humanos. Lo que nos parece corrupci6n 0 desviaci6n con frecuencia procede de otra jerarquizacwn legitima de las escalas normativas. Para un estadunidense, quien transgrede la ley comete una falta y se arriesga a deshonrarse; empero, para un africano, un brasilefto 0 un corzo, quien no la viola en beneficio de sus intimos se deshonra aUn mas. Asimismo, la idea de burocracia supuestamente va de la mano con las ideas de racionalidad y legalidad para un europeo, mientras que para un chino concuerda mas bien con el concepto de potencia. De la misma manera, hacerse justicia por propia mana escandaliza al ciudadano del norte de Europa, mientras que verse obligado a lograr justicia por medio de un agente de la ley externa cuando la raz6n esta de parte de uno aumenta la vergiienza del quejoso en el mundo mediterraneo. Por 10 menos esta es la opini6n del etn610go Julian Pitt-Rivers. Esto es, existen valores trascendentales (como la surnisi6n a Dios 0 la busqueda de la salud), valores sociales cardinales (como el honor) 0 contravalores emparentados (como la deshonra) y, por Ultimo, valores instrumentales de tipo legal 0 reglament~rio. EI orden 16gico seria que se encuentran subordinados unos a otros a partir de la cirna. Empero, este orden en realidad varia segUn las sociedades, al punto que los valores legales pueden predominar en el caso, de hecho aberrante, de las sociedades occidentales mas civilizadas. La Unica objeci6n es que no hay que ver en esto la aberraci6n, sino 10 especifico de un ordenamiento legf~o de la compatibilidad de las diferentes categorlas de normas. Cuando el SUIZO indisciplinado cruza la calle fuera de la zona para peatones, desaffa todos los

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LA COMPOSICI6N DE LA COMPARACl6N

TEORfAs YVARIABLES DELANAuslS

ordenes morales a la vez, desde los reglarnentos municipales hasta el rigor calvinista, pasando por la decencia civica ... Por supuesto, la integraci6n en cascada de estos aspectos no se efecrua de manera tan completa en la mayorfa de los otros ambitos cuiturales. Por una parte, el sentirniento de culpa no interviene tanto en muchas tradiciones religiosas que interfieren con la ley, y entonces 10 que rige las conductas sociales es mas bien la vergiienza al deshonor publico. Dicho de otra rnanera, la categorfa de los valores sociales cardinales predornina en estas situaciones, anulando los valores legales. Por otra parte, este orden no prohibe el realismo a partir del momenta en que la normatividad legal viene a existir, y en particular se trata de cuestiones secundarias -procedentes del civismo- que no pueden poner en duda al honor. La resultante de estos dos elementos es el vaiven de los africanos entre el ambito de la legalidad y el de los valores supremos de solidaridad familiar 0 de clan (valores que equivalen a delitos para nosotros). Toma tarnbien el rostro del incivismo latinomericano donde, asi como 10 observa Roberto Da Matta, la referencia al anoninlato y al igualitarismo de la ley s610 se propone excluir a los "enernigos" y a los indiferentes, rnientras que se trata a los aliados, los arnigos y los parientes con base en valores comunitarios realrnente apreciados. Y esta es todavia la forma que esta resultante reviste en las sociedades mediterraneas en las que -£egtin la expresi6n de Banfield- el "arnoralismo familiar" lleva a conseguir del Estado todo 10 que puede obtenerse por la via mas 0 menos legal, y a referirse para 10 demas a otros 6rdenes de valores.

plo, que las sociedades africanas de tradicion politica acefaia descansen en la prirnacia de una identidad comunitaria bastante hostil a las intervenciones de un Estado que se considera ex6geno; marcadas por una incomprensi6n casi total del mecanismo de decisi6n mayoritaria, es decir, de la mera representaci6n, estas sociedades prefieren la discusi6n -el palabreo- como metodo de elaboraci6n del consenso. De la rnisma rnanera, el creciente alinearniento del sistema de partidos de la India en divisiones de casta traduce otra forma de resistencia holista. Empero, los antagonismos entre las dos representaciones de identidad comunitaria e individualista no son menos frecuentes en el Tercer Mundo. Asi sucede en Angola, donde los gobemantes revolucionarios del MPLA con frecuencia pertenecen a la clase ,!,estiza heredera de los colonos portugueses, adicta a los valores occidentales, rnientras que los insurgentes contrarrevolucionarios de la UNITA expresan la creaci6n holista de las rnasas carnpesinas africanas. 19uairnente en Nicaragua, donde los guerrilIeros de la Contra en buena parte pertenecen a los meclios rurales trastocados por el inclividualismo de izquierda de los clirigentes sandinistas profundarnente occidentalizados (10 que los ha llevado a pisotear las tradiciones carnpesinas mediante la reforma agraria). Lo mas inesperado de todo se debe a que sociedades muy influenciadas por la modernidad siguen rebeldes a la abstracciOn igualitaria del inclividualismo a pesar del barniz de las instituciones. Ejemplo de esto es America Latina, y en particular Brasil. Es evidente la subsistencia de castas diferentes a las de la India, definidas por los infirnos matices de la piel y que hacen totaimente ficticio el anonirnato legalista; asirnismo, estimulan las conciencias etnicas -de tez- que constituyen el cementa social esenciaI, tratandose tanto de solidaridades intemas entre homologos como de jerarquias de prestigio e influencia entre las personas morenas y las de piel mas clara 0 blanca. Ademas, para utilizar la terrninologia de Da Matta, el sistema de valores y de ubicaci6n de la mayona de las sociedades latinoarnericanas plurfetnicas insiste en la inserci6n de las personas reales en sus comunidades locales 0 sociales (para las que tienen una envergadura naciona! en este Ultimo caso). En cambio, sOlo exalta al inclividuo de rnanera plat6nica debido a una especie de reverencia gratuita a los principios ideol6gicos propios de las estructuras legales. Mas, en el fondo y en la practica, sOlo importan los lazos directos Y las afinidades de categona, rnientras que el inclividuo abstracto sOlo es tema de conversaci6n y el inclividuo aislado de came y hueso no puede contar con nadie. Si toma su distancia frente a la comunidad, este Ultimo parece casi despreciar los valores ambientes y se excluye eJ rnismo. Sobra decir que estas observaciones dan que pensar acerca de la Europa mecliterranea e incluso el universo occidental en su conjunto. El holisrno y el individualismo siempre estan imbricados, al configurarse sOlo segUn dosis diferentes en los distintos paises. Existen otras perspectivas de analisis, situadas ocasionairnente en los confines de la antropologia. Asi, con las hip6tesis desde luego fragi1es pero originales de Emmanuel Todd, que erige a las estructuras familiares ancestrales como matrices de relaci6n para la libertad y la autoridad, y que aplica este criterio no sOlo a las sociedades ex6ticas de estirpe 0 de clan, sino tarnbien a las

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En ultima instancia, estos escalonamientos, con frecuencia opuestos, de las

categorfas normativas, obedecen a la 16gica de dos grandes representaciones de las relaciones sociales: una comunitaria u holista, la otra individualista. Aunque su separaci6n en cierto modo sea ideal-tipica, ya que el individualismo y el holismo se mezclan siempre en grados variables, la pertinencia heurfstica global de la distinci6n se verifica en los contextos culturales e hist6ricos mas diversos. En efecto, parece que el predominio en algunos medios de una identidad social que ante todo descansa en la afirrnaci6n del individuo, no constituye necesariamente la caracterfstica de la modernidad, rnientras que la identidad -holista- inscrita en la comunidad no pertenece sOlo al orden de la tradici6n. En realidad, el individualismo econ6rnico en particular se observa en epocas y lugares mUltiples. MacFarlane 10 observa ya entre los carnpesinos ingleses de los siglos XI Y XII. Por su parte, Popkin ilustra la existencia de una masa de pequenos campesinos independientes y "racionales" en el Tonquin colonial, que sin embargo es fiel a creencias ancestrales. Por 10 contrario, el holismo puede permanecer subyacente en sociedades que consideramos desarrolladas; esta persistencia se traduce evidentemente en el sentido politico de sus miembros y en las formas de organizaci6n 0 de acci6n de sus sistemas de gobiemo. Desde muchos puntos de vista, el Jap6n constituye el mejor ejemplo. Las fronteras de los modelos de obecliencia 0 de oposicion se encuentran trastocadas en esta luz, sin que los dos grandes modelos, holista e individualista, pierdan su validez. Desde luego, la generalidad sigue siendo, por ejem-

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LA COMPOSICI6N DE LA COMPARACl6N

TEoms y VARIABLES DEL ANALISIS

sociedades occidentales. Todd pretende poner en duda las tesis weberianas referentes a la influencia del protestantismo en el desarrollo capitalista y el surgimiento de los gobiemos liberales. Para el, la distinci6n decisiva no se establece entre los medios protestantes y los cat6licos, sino entre las zonas sometidas durante mucho tiempo a la familia extendida de estilo patriarcal y autoritario sobre todo en el este de Alemania, y las zonas de familia nuclear mas tolerante del oeste de Europa. EI autoritarismo politico continUa hasta muy tarde en las primeras, mientras que las segundas, segUn Todd, constituyen la cuna delliberalismo. Ademas, siempre segUn Todd, la familia nuclear absoluta ala inglesa, donde la herencia se transmite y reparte al capricho del testador, produce una plasticidad social que permite la iniciativa de los individuos y su movilidad geografica, religiosa e ideol6gica. Por 10 contrario, en regiones como Francia, donde la familia nuclear aUn transmite equitativamente la herencia entre los hijos, este principio nivelador ha influido en la idea de libertad al subordinarla a la de la igualdad garantizada por el poder extemo del Estado. Aunque la demostraci6n no sea tan convincente como 10 exigiria el rigor cientifico, conlleva un camino para la investigaci6n que hasta la fecha no se ha frecuentado. Por 10 demas, los aniilisis de contenido y del eJecto de los modelos culturales contemporaneos de la ola inicial de /a modernidad po/{tica tambien deben atraer la atencion. Este es particulannente el caso de los trabajos de Norbert Elias, quien, refiriendose a los ejemplos muy claros de Gran Bretafia, Francia y Alemania, sugiere hipotesis acerca de 10 que podria hacerse en otros ambitos. Elias, que utiliza como variable principalla "curializaci6n" ---.,1 que primero exista 0 no una corte y luego un centro politico que pueda imponer nuevas nonnas a la poblaci6n-, observa que en Francia la centralizaci6n politica se apoya en su paralelo cultural, mientras que el sentido politico britaruco conserva un tono aristocratico que 10 hace independiente del Estado, y que la cultura alemana, auspiciada por las universidades, se torna -tambien por esta razon- bastante impenneable a los principios universalistas y liberales del Espiritu de las Luces. Aqui se encuentra un inmenso campo de trabajo, no s610 en 10 retrospectivo, sino tambien en los nuevos estados del siglo XIX.

Europa sin duda ha acaparado la atencion de los estudiosos, que ahora se han tornado mas modestos: empiezan a reconocer que el determinismo econ6mico - 0 mas bien la coacci6n de la economia- empez6 a dirigir el sino de la humanidad hasta el alba de la gran revolucion agricola y de la expansion decisiva de la industria. EI imperioso dominio de la economia politica del hambre milenaria se derrumba desde ese momento, al menos en las sociedades materialmente desarrolladas; la economia, que se hace diferenciada, en estas condiciones y en estos medios privilegiados pasa a ser recurso de la politica en lugar de ser su principal deterrninante. En pocas palabras, podria establecerse la hipotesis de que la rareza rebaja a 10 politico a la categoria de mecanismo para la captacion de productos que se disputan en un juego que finalmente resulta nulo, mientras que la abundancia relativa hace al ejercicio del poder menos dependiente de la rigidez de un modo de produccion.

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LAS VARIABLES ECON6M1CAS

La inclusion de la variable cultural sugiere en generalla comprobacion de los aspectos especificos de cada ambito politico. Por 10 contrario, como regia no menos general, la variable econ6mica aparece mas bien como el parametro de sus homologias 0 de la reproducibilidad de los procesos. Lo que es mas, mientras que el efecto de 10 cultural resulta indemostrable, salvo en algunos casos excepcionales, el de la economia -del modo de produccion 0 del nivel de desarrollo- parece prestarse mas a la demostraci6n de la causalidad parcial. Sin embargo, hay que abstenerse del exceso de seguridad cientifica. En realidad, el desarrollo mas 0 menos paralelo del capitalismo industrial y de los gobiemos representativos y de los regimenes democraticos en una fraccion de

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La economia politicqjel hambre milenaria

Hasta el momenta en que la revolucion tecnologica y comercial de la agricultura perrnitio a algunos paises occidentales alimentar convenientemente a sus poblaciones, la falta de "subsistencias" condiciono por doquier la existencia de los hombres y de las sociedades. En particular, dicta la disposicion inequitativa de las jerarquias sociales y politicas, al mismo tiempo que marc6 el compas de las protestas populares contra estas jerarquias y contra el acaparamiento economico al que procedian. Aun en nuestros dias, esta fatalidad material pesa en la politica en los paises del Tercer Mundo 0 de la Europa comunista que no lograron superarla. EI Mexico precolombino ofrece el ejemplo monstruoso aunque sugestivo de esa elaboracion politica, relacionada con la carestia pennanente de 10 que se llamaban los "viveres" durante el Antiguo Regimen. Entre los aztecas, los sacrificios humanos en Ultima instancia se deben a la necesidad de obtener comestibles en un medio arido en el cualla ganaderia es casi desconocida. Por consiguiente, si la antropofagia es religiosa 0 ritual en el nivel de su legitimacion moral, esto no impide que los sacrificios masivos adopten la realidad de una carniceria propiamente. Empero, 10 que aqui importa es que, aunque la matanza humana adquiera proporciones crecientes en Mexico, al punto de sumar 15 mil victimas anuales a finales del siglo xv, sigue demasiado restringida para subvenir a las necesidades de toda la poblacion libre. Desde ese momento, el consumo de came humana se hace exclusivo de los sacerdotes y guerreros nobles, unicos que pueden disfrutar de una alimentacion que supuestamente les proporciona la superioridad fisica sobre los demas hombres. Asimismo desde entonces, el acceso a la vez tangible y simb6lico a este consumo indica la categoria social y detennina los canales de promocion hacia la aristocracia y el poder. La captura de prisioneros dedicados al sacrificio constituye la condicion del ennoblecirniento Yr por supuesto, los proveedores de antropofagia son admitidos al festin de los dominantes y se incluyen en su mismo nivel.

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LA COMPOSICION DE LA COMPARACION

Este ejemplo extremo representa el Ideatyp realizado del determinismo inevitable de las tensiones materiales en las sociedades de miseria tradicio~al: En ese medio, la religio~, las no~as eticas, la estratificacion social y, por Ultimo, las formas de gob.erno, solo corresponden de manera ingeniosamente sublimada a un contexto inevitable de precariedad agroalimentaria permanente. Cuando mucho, este determinismo se suaviza en proporcion de la mayor complejidad de las elites, de la resistencia de los productores y del nivel tecnologico en el terreno considerado, como en el caso de 10 que Karl Wittfogeillama "sociedades hidraulicas" del Extremo Oriente, en particular de la China imperial. Para Wittfogel, el despotismo minucioso que impera en estas soc.edades corresponde al ordenamiento politico de un modo de produccion impuesto por el sustrato natural y la densidad de poblacion. Los cultivos alimenticios subvienen tanto a las necesidades de las elites como a las de las masas a condicion de apoyarse en un sistema de irrigacion vigilado en sus menores detalles. De ahi la necesidad de una disciplina rigurosa de la mano de obra campesina, asegurada por la influencia de un aparato burocratico excesivamente centralizado. De ahi tambien el mecanismo de sumision por el cual la preocupacion de supervivencia de las masas trabajadoras las lleva a confiar la gestion de su existencia a esta burocracia imperial cuya omnipotencia parece la condicion para la supervivencia de todos. Por estricta necesidad economica, el poder politico debe ser mas fuerte que la sociedad. A todos beneficia que estructure los grupos sociales a su conveniencia con base en una legitimidad funcional, aunque quienes la detentan la cubran con un ligero barniz religioso de la moral de obediencia confucionista. Los despotismos patrimoniales del Cercano Oriente otomano del sureste de Asia, estudiados por Max Weber y por Schmuel Eisenstadt, ilustran a la vez el mismo fenomeno y sus matices. Estas formas de poder se desarrollan en medios menos desprovistos y tecnologicamente mas subdesarrollados que el medio azteca. Por 10 demas, no sufren las presiones provocadas por el sobrepoblarniento de la China imperial y su aislamiento comercial. Por esto, la escasez de viveres no estructura tanto al conjunto de la vida social y justifica alin menos una jerarquizaci6n dictada por consideraciones sencillamente alimentarias. Para la prosperidad elemental de estas sociedades basta una disciplina burocratica mas laxa y un tratarniento menos tirtema de tenencia de las tierras se deseqwhbro y provoco pnmero una CnslS fiscal y luego una social. Lo mismo sucedi6 con los Song en los siglos XII Y XIII, con los mongoles desestabilizados por las inundaciones que se presentaron desde 1327, con los Ming afectados por las malas cosechas que, desde 1627, provocaron una violentisima crisis social campesina, y con los manchues, que se confrontaron a la misma durante todo el siglo XIX. De casi todas estas crisis surgieron movimientos sociales que se articularon en terminos religiosos: con los Han, el movimiento campesino fue arrastrado por Ia secta de los "turbantes amarillos", de inspiraci6n taoista y mesianica; los levantamientos campesinos que precipitaron Ia caida de los Song fuero~ de inspiraci6n budista y proclamaban el regreso cercano de Maltreya, aSl como los "turbantes rojos" durante Ia epoca de los mongoles, 0 como las

revueltas contra la dinastia Manchu, algunas de las cuales se inspiraron, como los Teping, en las sectas protestantes puritanas que acababan de instalarse en el territorio chino. Desde luego, seria falso limitar la historia politica china a un enfrentamiento entre el centro politico confuciano y la periferia campesina movilizada alrededor de las sectas budistas 0 taoistas. La realidad es mas compleja. En diversas ocasiones, el poder politico pudo desplegar una estrategia de consolidaci6n apoyandose en el budismo, como los Wei en el siglo v, 0 los Tang al principio de su reino por 10 menos. Sin embargo, la alianza no dur6; el budismo activa demasiados recursos humanos y materiales para dejar de afectar a un poder politico que aspira al monopolio de la fuerza. EI poder central tampoco era homogeneo: el reverso de su fuerza tiene que ver con 10 complejo de sti estructura, y con frecuencia opone al emperador y a su corte por un lade y por el otro al mundo de los funcionarios, y hace alternar periodos de absolutismo imperial con epocas de dominio buromitico. Este movimiento aparece con los Ming y los manchues; la evoluci6l,l.de estas dos dinastias revela la creciente dificultad para conciliar un poder principesco que tiene fuertes recursos simb6licos y un poder burocratico muy institucionalizado que se apoya en una red de agentes particularrnente cerra4a. Sea cual fuere la hip6tesis, la historia china revela al mismo tiempo la naturaleza ciclica de estas crisis politicas y la capacidad del sistema politico para superarlas mediante una nueva dinastia 0 un nuevo regimen del que cabe notar que siempre se bas6 en una nueva alianza con el campesinado y en la redistribuci6n de las tierras. Asi pues, todo transcurre como si se produjera una reacci6n autorreguladora que parece solidaria del modelo chino de desarrollo politico.

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Las crisis del modelo de la India

En comparaci6n con el ejemplo chino, el modelo indio muestra notables diferencias que llevan a definir de otro modo las condiciones en que se efectUan las crisis y se realizan las transformaciones politicas. EI campesinado no se inscribe de la misma manera en la sociedad politica y no provoca con el mismo rigor y la misma regularidad movimientos sociales desestabilizadores y modificadores. Para empezar, esto se debe a que el mundo campesino esta mas dividido, pues 10 fragmentan las diferentes castas y lenguas. SUS COrlSecuencias en el orden social son al mismo tiempo mas fuertes y mas duraderas que en China. Por una parte, porque el sistema de castas es un elemento de estabilizaci6n particularrnente fuerte que propicia tanto la legitimaci6n del orden en funciones como la interiorizaci6n de la tradici6n. Por otra parte, porque 10 complejo del sistema de propiedad de la tierra asegura a una buena parte de los campesinos la posesi6n duradera de una porci6n de tierras 10 bastante apreciable para que no se arriesguen a una costosa revuelta como la de los desposeidos campesinos chinos. Por supuesto, esto no significa que la historia de Ia India no haya conocido revueltas campesinas: por 10 contrario, los

EL PODER POLiTICO COMPARADO

LAS DINAMICAS EXTRAOCClDENTALES

movimientos sociales adoptaron diversas formas y tambien recibieron el pabulo de los conflictos lingiiisticos y religiosos. Empero, casi siempre fueron fragmentarios y obstaculizaron los procesos de gran movilizaci6n como los

los principados soberanos. Seglin esta 16gica, el orden politico tenia que proceder de una geometria variable, conforme a un modelo en el cualla distinci6n entre 10 estable y 10 inestable se hace dificil.

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que marcaron a la historia china.

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Ademas, esta movilizaci6n local y fragmentada se defme con las caractensticas propias de la relaci6n del individuo con 10 politico en el mundo indio. Al individuo, que se identifica mas con la sociedad local y da pnondad a los compromisos con su ambiente inmedi~to, la funci6n gubemam~ntal.l,e parece superflua, lejana y mas nociva que utihtana. Asl pues, su p~rhclpaclOn en ,las sociedades politicas de grandes dimensiones y en las de los ImpenDs, es debli y fragil y esta tefuda por la desconfianza, es decir, por la i,:comprensi6n; De esta manera, la evoluci6n de estas sOCledades pollhcas debe mas a la capacidad de sus gobemantes para movilizar recursos de poder y desplegar estrategias de protecci6n que a su capacidad para obtener el apoyo de los diferentes grupos sociales. Por esta via se en~ue,:tra 10 que en la hlst?na de la India constituye uno de los fundamentos mas solldos de la autonomla de 10 politico. Desde luego, es decisivo el ascendiente de 10 .reli~oso sobre 10 politico: la legitimaci6n de 10 politico tiene que provemr del ambIto sagrado; el orden politico tiene que ser de origen divinO; en ultima instancia, en la mitologia hindu, la soluci6n de las crisis y la superaci6n del caDs remlten a la obra de un avatar de las divinidades. Sin embargo, la adaptaci6n de las sociedades politicas a los desafios a que se enfrentan, la protecci6n contra los riesgos de desgaste a los que se exponen y la gestion de sus relaciones con las SOCledades vecinas (aliadas 0 enemigas), proceden de mlClahvas de naturaleza propiamente politica que, por ende, marcan el ritmo de la historia del mundo indio. En la primera categoria de estos factores figuran antes que nada los de naturaleza militar. Tanto la formaci6n como la descomposici6n de los grandes imperios Maurya y Gupta estan relacionadas con la ~uerte de las armas y con las invasiones. Lo mismo puede declfse de la magrutud de los remos y de la evoluci6n de las relaciones que establecen entre si. A esto se agrega el peso de otro factor, que ahora se relaciona con 10 que los pr".'cipes podian ,obtener de las estructuras de linaje, en las cuales estaban mscntos y que hablllIl ayudado a fundar el orden politico de la India. Este fen6meno ha sido estudiado a prop6sito de los rayputs y de su distinta capacida? para ~ometer a los miembros de sus linajes, con el fin de controlar a los remos vecmos y,ser sus soberanos. La posibilidad de crear dependientes de esta manera se debla esencia1mente a los recursos de poder acumulados por el principe (de naturaleza militar, burocnitica y patrimon\al, es decir personal). A la vez, la disminuci6n de est?s recursos favorecia la desaparici6n pura y sencilla de los vinculos de vasa11aJe. Este sistema explica tambien 10 complejo e inestable de las sociedades P?liticas del mundo indio. Complejo porque este modelo proplclaba la constituci6n de una estructura piramidal de autoridad, pues varios poderes politicos de diferentes niveles coincidian en el ejercicio de su autoridad en los mismos ambitos, como en el sistema de las "muftecas rusas"; inestable, pues esta estructura -para conservarse- dependia de la evoluci6n de los recursos de

Las crisis del modelo musulman La dualidad de 10 politico en el mundo musulman, que senala una oposici6n entre 10 legitimo y 10 necesario, tambien es fuente de tensiones. Para conseguir la obediencia civil, el principe intenta que los comportamientos opositores fracasen y se desautoricen; en respuesta, a estos no les cuesta allegarse nuevas fuentes de legitimaci6n. Nada mas superficial que considerar a la cultura islamica de 10 politico como la cultura de la sumisi6n 0 del despotismo: por 10 contrario, la gran variedad de las situaciones politicas que marcaron la historia del mundo musulman revela la fuerza de las capacidades de impugnaci6n y su importancia en el proc~o de transformaci6n que afecta a los sistemas politicos. Por supuesto, el principe no carece de argumentos. Ya vimos c6mo algunas f6rmulas de legitimaci6n (sobre todo de inspiraci6n religiosa) podian resultar muy ricas: sin embargo, no existen en estado puro; la naturaleza misma de la acdon polftica lleva al principe a actuar en terrenos 0 conforme a orientadones que dificilmente puede legitimar con base en una ley religiosa, al mismo tiempo exigente y con frecuencia ajena a las contingencias politicas. Por ello, estas se toman las bases de su orden y, asi, obligan al principe -
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