Azúcar y Sal

January 26, 2018 | Author: Delvalle Montiel | Category: Salt, Love, Truth, Foods
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solo cuando realmente nos damos cuenta de nuestros sentimientos es cuando sabemos lo feliz que podemos llegar a ser...

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Azúcar y Sal

[Si cada día te espero a ti.mp3] PLAY Hay algo que no le he dicho, algo que ni siquiera sabía que sentía, hay algo, entre tantas y tantas cosas que aun no ha escuchado de mí... y se ha ido, sin saberlo, sin oírlo, sin ver que lo sentía tanto como ella, hay algo, que aun queriendo gritarlo ni tan siquiera lo he susurrado y sé que ya, por más que grite al viendo no llegará a sus oídos... Traicionero el tiempo que nos hace ver las cosas cuando ya es tarde, que corre veloz cuando debe parar y es agónicamente lento cuando debería ir volando, traicionero él que hace que llegue dos minutos tarde, ¡dos puñeteros minutos tarde!... dos minutos que me arrebatan la posibilidad de hablarle, decirle aquello que me callé, estúpido dios del tiempo que marca el porvenir de las personas a su antojo, haciendo que unos lleguen con horas sobrantes y otros, como yo, lleguemos tan solo dos minutos tarde... La gente me mira curiosa mientras intento que mi respiración vuelva a normalizarse, lógico que me miren como si fuera una loca, he llegado corriendo con todas mis ganas, empujando a todo aquel que se cruzaba en mi camino y gritando su nombre sabiendo que no obtendré respuesta, y todo para nada, porque cuando he llegado ya era tarde, porque cuando al fin he estado a punto de alcanzarla ya volaba lejos, dos minutos... dos minutos antes y todo habría sido diferente... Apoyada sobre el cristal veo alejarse a ese enorme pájaro de acero que la aleja de mi vida sin saber cuando volveré a verla, cuando volveré a cruzarme con ella, sabiendo que yo misma le he empujado a marcharse, que yo misma he contribuido a que se vaya lejos de mí... Callé cosas que debió saber antes que nadie, actué con el mayor egoísmo que un ser humano puede tener, suena fuerte que lo diga pero en cierta manera, al menos al principio de conocernos la utilicé... la usé para evadirme de cosas que ahora sé con certeza, no merecían la pena, me dediqué a jugar un juego peligroso que ha terminado por llevársela lejos... y ahora, ahora que siento que me falta la vida sin ella, sé que no es mi momento... que mi momento, mi instante para hacerla entrar en mi vida pasó delante de mis ojos y ni siquiera lo vi, tal vez no quise verlo... Me dejo caer al suelo, una lágrimas corren por mis mejillas, hacía tanto que no lloraba por alguien de esta manera... tanto... quizás nunca lloré de este modo, tal vez nunca sentí la pérdida real y dolorosa que siento ahora... Es todo tan extraño... yo creí amar incondicionalmente a alguien, creí estar total y absolutamente enamorada... y ahora, ahora sé que aquello que sentí no era amor...

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capricho... puede, ¿obsesión? tal vez... pero amor no, ahora sé realmente lo que es sentir amor verdadero por alguien y es precisamente que lo siento cuando ya no está... “nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes” ¿eso dicen no? y tan cierto como que el sol sale y se va cada día... yo he tenido que perderla para darme cuenta cuanto la amo... y ella... ella no lo sabe Y diréis... ¿Qué haces parada? ¡coge el primer vuelo y síguela! Y me encantaría hacerlo, desearía hacerlo pero no puedo... no puedo hacerlo, ¿por qué? Porque no tengo derecho alguno, porque simplemente perdí el derecho a estar en su vida cuando no luché, cuando no lo quise ver, cuando no me dejé sentirlo, cuando la engañé... cuando no le dije la verdad... o tal vez en el momento en que lo hice... no tengo derecho a buscarla, ¿para qué? ¿para que siga sufriendo? Mejor no... la quiero, y como la amo de verdad, tendré que dejarla marchar, aunque se lleve mi vida con ello, para que así, al menos, intente ser feliz mientras yo... yo me quedaré aquí, con el corazón por primera vez roto en mil pedazos... me quedaré esperando por si un día decide regresar, por si existiese la posibilidad de volver a encontrarla en mi camino como pasó aquella vez...

MESES ANTES Había sido un día duro, uno de esos en los que parece que no vas a llegar a la noche, uno en los que piensas que al llegar a casa caerías rendida al sueño, sin embargo, la conversación que había mantenido con Lola en uno de los escasos minutos que habían tenido un instante de relax la había dejado bastante pensativa... Lola: Pues yo no le veo el problema (le había dicho) tú vas, te tomas algo y ves si te gusta alguien... incluso puedes conocer a alguna... y no sé, tal vez te quiten todas las dudas que tienes Esas habían sido sus palabras, y realmente no era tan descabellado, al fin y al cabo era un bar como cualquier otro, vale que el género masculino brillaba por su ausencia y que más bien lo que harían sería estorbar, pero esa era la idea ¿no? entrar por primera vez en un bar de ambiente, entablar conversación con alguna chica, ver si se sentiría a gusto o no, tontear un poco si le saliera, incluso por qué ¿no? llegar a tener algún contacto físico... no pretendía acostarse con la primera mujer que se le cruzara en el camino pero... tal vez, algún besito... quien sabía... La cuestión era que ahí estaba, sentada en una de las mesitas del fondo, viendo la pista de baile llena de parejas que no dejaban de mostrarse ante nadie, lógico por otra parte, y se sentía a gusto, sentía que ese era su lugar, sí, definitivamente ir a aquel bar estaba resolviendo algunas dudas que llevaba arrastrando hacía ya bastante tiempo y que solo ahora era capaz de ponerles nombre... Llevaba como una hora observándolo todo, había conseguido mantener la mirada a un par de chicas que la habían observado pero no había sido capaz de mostrarse algo más asequible para ellas, en parte si lo pensaba bien lo prefería, prefería mantenerse un tanto alejada, Lola la había animado a soltarse la melena, como le había dicho, pero ahora se sentía algo cohibida...

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-: Hola (le dijo una voz a su lado) ¿me puedo sentar? (le preguntó) -: Ehh... sí, claro (contestó algo parada ante aquella no esperada visita) -: Te he traído una copa (le dijo) la tuya se te ha acabado (señaló el vaso que descansaba sobre la mesa) -: Gracias... no tenías porqué (contestó algo avergonzada) -: Bueno, no quería venir sin nada en las manos (sonrió, haciendo que se quedara un poco parada ante esa sonrisa) ¿es la primera vez que vienes a un bar de ambiente verdad? (preguntó sin quitar la sonrisa) -: Sí... bueno yo... ¿tanto se me nota? (dijo algo ruborizada) -: Un poco... pero tranquila (dijo acercándose a ella) no eres la única a la que le pasa -: Ya... -: Y dime... (continuó al ver que la chica estaba algo avergonzada) has venido por ver como es... por ver como te sentías... ¿o directamente a ligar? -: No... bueno yo... he venido porque... bueno... tengo, tenía dudas y una amiga me dijo que lo mejor era... (se quedó callada, su acompañante la miró sin dejar de sonreír) -: Entiendo (bebió de su copa) ¿sabes cual es la mejor manera de quitarte todas tus dudas? (preguntó acercándose sutilmente a ella) hacer el amor con una mujer (susurró, consiguiendo que la chica se ruborizara un poco más de lo que ya estaba) te aseguro que cuando lo pruebes... -: Ya... (la cortó, tomando confianza consigo misma) y claro, tú te ofreces voluntaria... -: Pues... sí, ¿Por qué no? (repitió el mismo gesto) no te vas a arrepentir (le susurró de nuevo) -: ¿Eres muy lanzada no? (le dijo) -: Y tú muy poco (contestó) has venido a quitarte las dudas... yo puedo quitártelas... es lo que querías ¿no? -: Pero no de este modo... (contestó) -: ¿Entonces? (preguntó) -: Pues de otra manera... no sé de otro modo (contestó) -: Otro modo un poco más... ¿interesante? (dijo bajando el tono) -: Interesante... ya... ¿y qué es para ti mas... interesante? explícamelo (quiso ponerla en un aprieto) -: Vale (dijo sin achantarse) comenzaría por acercarme a esos labios que me están llamando desde el mismo momento que te vi... los saborearía despacito... (la miraba desde su posición fijamente) bajaría a tu cuello... lo lamería, lo mordería... jugaría con él, sintiendo tu pulso acelerarse (la chica la miraba algo sorprendida por lo que le estaba diciendo) volvería a besarte en los labios mientras mis manos comienzan a acariciarte bajo ese top que te queda muy bien pero que quiero quitártelo de un tirón (dijo con la voz comenzando a tomar un tono de deseo que ambas captaron, se miraban a los ojos haciendo esas palabras más profundas) bajaría hacia tus pechos... libreándolos del sujetador y probándolos uno por uno... llenando mi boca y mis manos con ellos... mordería el pezón provocando que un quejido saliera de tu boca mientras me aprietas contra tu pecho para que no me aleje de ti (la chica tragó saliva intentando acallar un suspiro que a punto estuvo de salir de su boca, la manera de relatarlo... su voz aterciopelada y sugerente estaban consiguiendo que perdiera la cordura...) me tomarás con tus manos para hacerme volver a tu boca, con pasión, queriendo que te toque por todas partes... y yo me limitaré a bajar tu pantalón y volver a tu cuello... volver a tu pecho que me vas a ofrecer sin pedírtelo siquiera... (la locutora la seguía mirando, de arriba abajo, mordiéndose el labio) lentamente bajaría mi mano hasta tu sexo, acariciándolo solo un instante sobre la ropa interior (volvió a morderse el labio) protestarás... porque querrás que vuelva a hacerlo y no lo haré... entonces tú misma

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serás la que me quite la ropa a mí... la que me acaricie y me excite tanto que no me quede más remedio que unir tu sexo con el mío y comenzar a movernos... primero lentamente... luego más y más rápido... movimientos circulares... movimientos más rápidos... ahora más lentos... y jadearás en mi oído pidiéndome más (continuó sabiendo que la estaba excitando y excitándose ella misma) pararé... y volverás a protestar... te callaré con un beso antes de bajar por tu cuerpo y saborear toda tu humedad mezclada con la mía... te volverás loca al sentir mi lengua tocar tu clítoris (bebía nerviosa intentando que algo frío le bajara la temperatura) y cuando estés a punto de rozar el orgasmo... gimiendo como loca y pidiéndome más penetraré en ti con mis dedos... (cerró los ojos imaginándose ese momento) yo tomaré tu mano para llevarla exactamente al mismo sitio... y entonces lo sentirás... el orgasmo que te quitará todas tus dudas... (dijo bebiendo de su copa) Quedaron mirándose un segundo... mientras bebían ambas, deseosas y algo excitadas tras ese relato... dejó la copa sobre la mesa, miró a su alrededor, la volvió a mirar, esperaba una respuesta por su parte... -: ¿Nos vamos? (le dijo sin poder aguantar más, la chica sonrió triunfante, se levantó, tomó su mano y antes de salir la besó apasionadamente...) ¿Cómo... como te llamas? (preguntó como pudo tras el beso...) -: Como tú quieras (contestó excitada) vamos (dijo tomándola de la mano y sacándola de allí, sin dejarle opción a decir nada más...) La puerta principal se abrió dejando paso a una mujer que con gesto serio y algo entre las manos pasaba delante de todos con un objetivo claro, su rostro dejaba ver el enfado y la rabia que sentía en esos momentos, alguno de sus compañeros la miraban extrañados y sabiendo que algo había pasado también con preocupación... -: Esto es increíble (bufaba mientras hablaba) Hola Jesús (saludó a uno de los chicos) ¿La jefa? Jesús: Dentro (le indicó) ¿ocurre algo? -: Que todo es una mierda... eso pasa (dijo mientras comenzaba a andar de nuevo en busca de su jefa, empujó la puerta y entró donde había sido indicada, encontrándose a su jefa enfrascada de lleno en el trabajo) NO te lo vas a creer (le dijo ya a su superior) -: Llegas tarde (le dijo aun sin mirarla, totalmente concentrada en lo que hacía) -: Lo sé (contestó) pero es que no sabes lo que ha pasado (le decía) me he encontrado con Gerardo... y ¿sabes qué me ha dicho? -: De Gerardo me espero cualquier cosa (continuaba haciendo su trabajo, miró a la chica que estaba seria y supo que no eran tonterías) A ver (dijo aun sin dejar el trabajo sí prestándole más atención) cuéntame qué ha pasado... -: El “mesón Madrileño” cierra (le dijo) -: Jajaja (rió por aquella ocurrencia) venga ya, jajaja, (seguía riendo, miró a su compañera y la vio totalmente seria) Espera... ¿va en serio? -: Y tanto... (contestó) Me he encontrado con Gerardo y él mismo me lo ha dicho, que estaba buscando curro... imagínate como me he quedado... -: Pero a ver... el “Mesón Madrileño” es uno de los mejores restaurantes de Madrid... no entiendo como ahora a Lucas le da por cerrar... -: Es que Lucas no quiere cerrar (cortó) más bien le han obligado a hacerlo... (le tendió una revista que llevaba consigo) mira esto

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La jefa leyó tan solo los dos primeras líneas, que fue lo poco que su compañera le dejó antes de volver a quitarle la revista y comenzó a leer en voz alta... “No entiendo, como tal despropósito del mundo culinario pueda estar entre uno de los restaurantes más apreciados o cotizados de la ciudad, para poder ir a cenar allí, tuve que pasar varias horas incluso pidiendo favores para lograr reserva, cosa objetivamente habitual entre los restaurantes más cotizados, sin embargo, puedo asegurar, después de varias noches de cena en el lugar, que nada tiene que ver con la fama que le pintan... Para comenzar, tuve que esperar cerca de media hora por el creciente caos en reservas que tenían organizado, cuando al fin conseguí sentarme en mi mesa, vino la segunda parte de aquel... show (por calificarlo de alguna manera) Para continuar, el “amable” camarero que me atendió, tardó un mínimo de 15 minutos tan solo en venir a tomar nota de las bebidas, las cuales volvió a tardar otros quince minutos en traer a la mesa, tardó casi media hora en tomarnos nota de la comida, ofreciéndonos, eso sí, amablemente la especialidad del Cheff de aquella noche... Mientras esperaba mi plato pude ver el desorden que reinaba en la sala, camareros casi corriendo de un lado para otro, sin saber muy bien en qué mesa va cada pedido, los comensales, discretos ellos se limitaban a esperar sin protestar, aun viendo el más que deficiente servicio del que dicen ser el “mejor restaurante de toda la ciudad” La gran especialidad del Cheff, me había hablado de él, las referencias que tenía eran inmejorables, “el mejor de la ciudad” me habían dicho, sin embargo, nada más lejos de la realidad... si en este restaurante se encuentra “el mejor Cheff de la ciudad” no quiero pensar cómo será el peor de ellos... La especialidad del Cheff... un plato que no sé como calificar, insustancial, sin sabor, bastante alejado de ser algo comestible, pasado y algo salado, con una salsa insípida que no hacía más que restarle “categoría” al resto del plato, sin el más mínimo cuidado por los detalles, en definitiva, un plato que no fui capaz de terminar, dejando un sabor extraño con cada bocado que tomaba Señoras y señores, si realmente quieren su paladar, les aconsejo que elijan bien el restaurante al que piensan ir, sacando de su lista este fatídico “Mesón Madrileño” que dista mucho de ser lo que su fama dicta” -: ¿Te lo puede creer? (dijo una vez terminó de leer) -: Ya sabes como son los críticos (contestó intentando quitarle hierro al asunto) -: Sí, claro... pero es que gracias a este crítico el restaurante cierra... (su jefa la volvió a mirar) esta... persona, si es que se le puede llamar persona (apuntó con desagrado) tiene más influencia de la que te imaginas... Gerardo me ha contado que desde que salió la crítica en la revista, la clientela ha bajado tanto que han quebrado... ¡En tres semanas! -: Pero no lo entiendo... conozco a Lucas, he estado varias veces en ese restaurante (decía) y te puedo asegurar que esa crítica no le hace justicia alguna

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-: Por lo que me contó Gerardo, esa noche estaban desbordados, dos camareros habían tenido un accidente de tráfico y no estaban en las mejores condiciones... el tío este se presentó allí sin avisar... es que ni siquiera sabían que estaba allí... -: ¿Como? (dijo extrañada) se supone que tiene que avisar que irá, tiene que decir su nombre y el día en el que aparecerá... -: Sí, bueno, eso es lo que normalmente hacen los críticos... este tío no... y por ello tiene alguna que otra demanda la revista pero pasan literalmente de ellas (contestó...) -: Pues no me parece justo (dijo comenzando a enfadarse) mucho menos si saben que su crítica puede hacer tanto daño... -: Imagínate entonces como está Lucas, o Gerardo (decía tirando la revista) imagínate que los próximos somos nosotros... podemos estar en manos de este imbécil que por lo que se lee no tiene mucha idea de cocina (decía totalmente fuera de sí...) -: Voy a llamar a Lucas, supongo que necesitará hablar con alguien... (le dijo) tú vete preparando, tenemos que tener todo en orden para la hora de abrir... -: Sí jefa... (dijo viendo como se alejaba de allí, para ir a hablar por teléfono, de pronto recordó algo y no pudo evitar preguntar) por cierto Jefa... (la paró) ¿anoche qué tal? (dijo totalmente expectante ante su respuesta...) -: Ya te contaré, Lola (dijo con una media sonrisa) ya te contaré... (y salió de allí) La notaba nerviosa, posiblemente aquella charla con el gran jefe la había dejado preocupada, llevaba pensativa algunos minutos, revisando los últimos papeles que su secretaria le había llevado, desde su posición la vio suspirar, mover las manos intranquila mientras volvía a mirar los documentos que tenía sobre la mesa... Estaba deseando ir junto a ella, abrazarla, hacerle sentir que no pasaba nada, que fuera lo que fuera lo que le preocupaba todo se arreglaría, darle todo su apoyo, todo su cariño, hacerle ver que estaba con ella, que siempre estaría con ella, que por mucho que hubiera pasado estaba allí, para demostrarle que la quería, que la quería muchísimo, que estaba enamor... -: Ey, ¿te traigo un cubo para las babas? (escuchó que le decía su compañera sacándola de sus pensamientos) -: Mira que eres tonta (soltó con una sonrisa) -: No, la tonta eres tú (contestó) que mira que seguir coladita por ella... -: ¿Y qué le hago? (preguntó) si es que es preciosa (volvió a mirarla) es... -: Engreída, egocéntrica, idiota... se cree superior... (enumeró) ¿sigo? -: Bueno vale ya ¿no? (la cortó) tú no la conoces... -: Ni quiero (dijo de nuevo) después de lo que pasó no quiero conocer nada de ella... y no sé porque sigues tú con la misma historia, deberías estar escarmentada... -: Ese es problema mío (dijo algo a la defensiva) -: Perdona, pero también es problema mío cuando soy yo la que tiene que recogerte de la mierda en la que te deja siempre (volvió a decir) -: Siento que ayudar a una amiga en algún momento de bajón te cause tantos problemas, Cris (contestó) Cris: No quería decir eso (rebajó el tono) es solo que sé que lo pasas mal y... -: Vale... (volvió a mirar hacia aquel despacho y su sonrisa volvió a aparecer) Cris: Oye y al final que hiciste ayer (dijo queriendo volver a llamar su atención) te llamé pero no contestabas -: Salí (no apartaba la mirada de aquella mujer que la tenía loca desde hacía tiempo)

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Cris: ¿Saliste? (preguntó) no me habías dicho nada... ¿conociste a alguien? (se interesó esperando una respuesta afirmativa) -: Cris, solo salí, me tomé un par de copas, hable con alguna que otra chica y me divertí un rato... (vio como la mujer se tapaba la cara con las manos en señal de agobio total y no pudo resistirlo más) perdona ahora vengo (dijo levantándose de su asiento para ir hacia aquel despacho...) Cris: Joder (protestó) Llegó a la puerta de aquel despacho, antes de llamar se atusó el cabello, sacó la mejor de sus sonrisas y dio un par de toques a la puerta, abrió con cautela, miró hacia dentro y la miró aún con las manos tapando su rostro, decidió entrar un poco más, se acercó lentamente hasta llegar justo a la mesa... -: ¿Estás bien? (preguntó) -: ¿Te parece que estoy bien? (dijo mirándola con un rostro bastante molesto) ¿qué quieres? (preguntó directa) -: Nada... solo... (se quedó algo cortada, sin palabras, cada vez que estaba cerca de aquella mujer se quedaba sin palabras) solo quería saber si te pasaba algo, te he visto algo agobiada y... -: No necesito tu compasión (contestó) -: No es compasión Violeta... es simplemente que me preocupo por ti (volvió a decir) Violeta: Pues hace mucho tiempo que no deberías hacerlo (dijo no sabiendo el daño que causaban sus palabras...) -: Cojonudo Violeta (soltó enfadada, por mucho que sintiera por aquella mujer sabía como enfadarla) cojonudo (y salió de allí dando un portazo) Cristina la vio recorrer la sala, por su rostro adivinó lo que había pasado, un desplante más, ¿el décimo? ¿El undécimo del mes? No entendía por qué su amiga seguía albergando esperanzas por volver a tener algo con ella, no entendía conociéndola como la conocía porqué se comportaba de esa forma distaba bastante de su manera de ser... Salió tras ella, sabiendo que necesitaba una amiga, la vio tomar el ascensor, y corrió tras ella para hacer lo mismo, al verla simplemente la abrazó, sabiendo que necesitaba un gesto cariñoso, el calor de alguien que le dijera que todo estaría bien... -: Ya está (se separó de su amiga) estoy bien (decía dejando que su tono de voz denotara enfado más que otra cosa) Cris: Sí, ya veo como estás (contestó) anda que te acompaño a casa... -: No me apetece ir a casa (le dijo) ahora no... y además a ti te esperan... Cris: Pues que esperen pero ahora no te dejo sola (advirtió de nuevo) -: Mira, de verdad... solo necesito estar sola... dar una vuelta airearme... Cris: Tirarte a la primera que se te cruce para así lamerte las heridas... -: Bueno y si es así ¿qué? (dijo ofendida por su comentario) estoy soltera puedo acostarme con quien quiera ¿no? Cris: No si cuando lo haces piensas en ella joder (la regañó de nuevo...) -: ¡Déjame en paz coño! (soltó dejando perpleja a su amiga) lo siento Cris... (se disculpó de inmediato) pero ahora mismo necesito que me dejes un poco en paz (terminó de decir saliendo de aquel ascensor, Cristina se la quedó mirando, bastante preocupada, no se hacía bien... no se hacía nada bien tomando esa actitud cada vez que recibía alguna mala contestación por Violeta...)

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En el restaurante “A la Carta” Lola se afanaba en que todo estuviera en perfectas condiciones cuando los primeros comensales que tenían reservas iban siendo guiados hasta sus mesas por los diferentes camareros, supervisaba todo con un elegante cuidado, sonreía a quienes la miraban con simpatía, se acercó a un matrimonio y pidió nota, tras esto fue a la cocina, donde todo estaba en plena ebullición... -: Juan pásame la salsa (le decía a uno de sus compañeros) y vamos a preparar la guarnición Lola: Jefa, la mesa cuatro pide tu especial pato a la manzana (le avisó) y un solomillo en salsa especial -: Oído (decía mientras continuaba con sus tareas) ¿Cómo está la cosa fuera? Lola: Están llegando ya todas las reservas (anunció) empieza lo bueno... -: Vale (contestó) pues a trabajar chicos (les dijo a sus compañeros) Lola: ¿Hablaste con Lucas? (Se interesó) -: Sí... está echo polvo... (contestó) dice que no se dieron ni cuenta de que tenían a un crítico allí, ni siquiera saben quién podía ser... Lola: Te lo dije... (volvió a decir) así que tendremos que tener cuidado, podría aparecer por aquí... -: Lola (la miró un segundo) ve a ver como va todo, anda (dijo sin querer pensar en lo que había dicho su amiga) Lola se fue, ella se quedó un segundo pensativa, el cierre del restaurante de Lucas le había pillado muy de sorpresa, siempre pensó que se convertiría en uno de esos restaurantes emblemáticos de la ciudad, visita obligada por aquellos que vinieran haciendo turismo, sin embargo había cerrado... Lola: Joder, joder, joder (dijo Lola entrando de nuevo a la cocina) -: ¿Qué pasa ahora Lola? (dijo al verla de ese modo) Lola: El crítico ese... que... que está aquí (decía nerviosa) -: ¿Cómo que está aquí? (preguntó dejando lo que estaba haciendo) Lola: Que sí... que sí, mira (la tomó de la mano llevándola hasta la puerta de la cocina, por el cristal se veía media sala) ese, el de la mesa siete (le dijo) tiene que ser ese... -: ¿Y eso lo deduces porque...? (dijo invitándola a seguir) Lola: Porque ha venido solo, es bastante serio, viene con un maletín donde seguro que guarda algún blog para apuntar sus notas y después escribir la crítica, y... (enumeraba) porque se ha tomado demasiado tiempo en elegir el plato y además me ha preguntado toda la carta... -: ¿Y por eso piensas que es el crítico ese? (la miró incrédula) Lola... ¿no puede ser simplemente un hombre al que le apetece venir a cenar a este restaurante, que ha salido tarde de trabajar y que estaba indeciso con la comida y por eso te ha preguntado por la carta? Lola: Pero y si... (insistía) -: Mira... no creo que al crítico ese le interese este restaurante, somos modestos Lola... y para que te quedes tranquila, en caso de que ese sea el crítico, pues le haremos el mejor servicio que nunca ha tenido ¿vale? Lola: No sé como puedes estar tan tranquila (contestaba) -: Porque ponerme nerviosa no sirve de nada... solo crearía problemas (le dijo volviendo a su trabajo) anda llévale esto a los de la tres (le entregó un par de platos)

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Lola: ¿Cómo puedes estar tan relajada? (seguía diciendo alucinada) -: Digamos que ayer me quitaron el estrés (soltó con una mirada pícara y una sonrisa burlona) Lola: ¿Queee? (alucinó más) ya me lo estás contando... (pidió dejando los platos sobre la barra de aquella cocina) -: Luego, ahora a trabajar (se los volvió a dar) Lola: Pero... pero (decía mirándola mientras su jefa le daba graciosos empujones hacia fuera y se reía por sus caras) me lo tenías que haber contado antes... -: Luego te lo cuento (contestó) a trabajar Lola: Esto no te lo perdono, Esther (le advirtió saliendo de la cocina dejando a su jefa sonriendo bobamente...) Después de un más que exhaustivo tercer grado por parte de Lola mientras recogían y cerraban el restaurante, tras escuchar y aguantar con una sonrisa sus comentarios jocosos, sus bromas y sus mas de mil “Ya era hora, guapa” llegó a casa con esa sensación de plenitud que la había acompañado desde la noche anterior, ahora sí se sentía realmente ella misma, tras dejar a un lado sus dudas, sentía realmente que era ella misma, la que siempre fue y la que siempre había escondido... Aquella chica con esa manera de hablar, de excitarla con tan solo palabras había conseguido lo que ella sola no había logrado en los treinta y dos años que llevaba de vida, que se sintiera bien consigo misma, no había sido tan difícil, de hecho, todo había sido más simple de lo que un día pudo imaginar, se había dejado llevar como nunca antes lo había hecho y simplemente había sido ella, ella sin ningún tipo de careta... Mientras se duchaba recordaba la noche anterior y no podía dejar de pensar en las ganas que tenía por repetirlo, no habían quedado en nada... de hecho a la mañana siguiente se había encontrado sola en la cama con una nota, era cierto que le hubiera gustado despertar acompañada sin embargo, no le había molestado demasiado, pues su acompañante bien había dejado claro que aquello solo era un noche de sexo para ahuyentar sus dudas, ella había aceptado, excitada como estaba, deseosa por conocer lo que esa mujer le ofrecía había aceptado, no podía molestarse ahora y aun siendo la primera vez que hacía algo como aquello no se arrepentía... No, no se arrepentía, no pretendía jurarle amor eterno ni hacer promesas que no se cumplirían, no iba a pedirle comenzar una relación, ni siquiera se conocían, pero era cierto que tenía ganas de repetirlo, tenía ganas de volver a verla y tal vez volver a resolver aquellas “dudas” que ya no existían... Salió de la ducha y aunque su pensamiento al salir del restaurante era de llegar a casa y acostarse directamente, hizo todo lo contrario, se vistió con una falda y un top parecido al de la noche anterior, se maquilló un poco, se peinó dejándose el pelo suelto y salió de casa en dirección a aquel bar donde la noche antes la había encontrado... Nada más entrar la buscó con la mirada, intentando averiguar si estaba o no allí, paseó la vista por todo el local sin encontrar esos ojos conocidos que la noche anterior la habían mirado con tanto deseo, no la vio, parecía que no estaba allí, anduvo algunos pasos perdiéndose entre la gente, escrutando las caras de las allí presentes pero ninguna era quien buscaba, suspiró, echó un ultimo vistazo y se acercó a la barra...

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Camarera: Hola, ¿Qué te pongo? (le dijo con una sonrisa de bienvenida) E: Un licor 43 con piña (pidió, la camarera asintió, ella volvió a echar otro vistazo a su alrededor) gracias (dijo cuando le puso la copa delante) Camarera: De nada (contestó acercándose un poco a ella) ¿vienes sola? (preguntó) E: Sí... (asintió) Camarera: Pero esperas al alguien (le dijo al ver que miraba de nuevo la sala) E: No... o sí... no sé (sonrió graciosamente) Camarera: Te vi ayer por aquí (le dijo de nuevo) E: Sí (contestó escuetamente mientras miraba ahora la puerta) Camarera: Si buscas a la chica con la que te fuiste está allí (dijo señalando la otra parte del local) Esther se giró y fue entonces cuando la vio, de espalda a ella, con una copa en la mano, unos vaqueros que le sentaban de escándalo, el pelo suelto y ligeramente ondulado, riendo y hablando bastante cerca de otra chica que sonreía ante lo que le decía... le pareció que coqueteaban... Volvió a girarse quedando frente a la camarera, sonrió tímidamente, estaba algo decepcionada y no sabía muy bien porqué pues no habían quedado en nada, ni en verse ese día, ni en llamarse algún otro, así que ¿por qué sentirse decepcionada cuando no hay nada que pueda decepcionarte? Tomó un sorbo de su copa, decidió que se la terminaría y volvería a casa, de pronto se le habían quitado las ganas de estar en aquel bar, buscó la cartera en su bolso para pagar su bebida Camarera: Deja (la paró) invita la casa... (dijo con una sonrisa comprensiva que fue correspondida por Esther) -: Mejor cóbramela a mí (escuchó que decían a su espalda, reconociendo la voz de inmediato) si es que me dejas invitarte (le susurró) hola, Esther (la saludó) estaba pensando en cuando volvería a verte (terminó de decir sensualmente) E: Hola Maca (contestó volviendo la vista hacia ella...) Como si de una hipnosis se tratase, Esther no podía dejar de mirarla, recordando una y otra vez la noche anterior, se mordió el labio en un gesto inconsciente que hizo sonreír abierta y orgullosamente a Maca, quien a su vez se acercó a su oído... M: Estás para comerte esta noche (le dijo lentamente, arrastrando las palabras) Se sonrojó, bajó la cabeza, y no queriendo parecer tonta volvió a elevarla para mirarla con picardía, sonrió haciéndose fuerte ante ella... E: Eso se lo dirás a todas (dijo con coquetería haciendo un gesto con la cabeza señalando la chica con la que hablaba antes y que desde su posición miraba las miraba a ellas) M: No (contestó segura) eso se lo digo solo a las que realmente lo están... E: Pues parecía que... M: Puede parecer lo que quieras (la cortó) pero ahora estoy aquí ¿no? (se acercó) ¿Por qué no vamos a algún sitio donde estemos más tranquilas? (propuso, besándole el cuello de tal forma que Esther se estremeció)

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E: No... ¿no te gusta este sitio? (quiso jugar) M: Me gusta más tu cama (dijo ya directa, acercándose del todo a ella y besándola con pasión...) No pudo negarse, tampoco quería, tras el beso que le quitó la respiración, la tomó de la mano y salieron de allí... Entraron en el piso de Esther comiéndose a besos, literalmente arrancándose la ropa, empujándose una a otra con ganas de tomar el control, Maca llevaba la iniciativa, la iba desnudando con maestría y atacando cada parte del cuerpo que quedaba libre... A esas alturas Esther ya no era dueña de sus actos, simplemente gemía y se dejaba arrastrar por una Maca que devoraba sus pechos con maestría, sintiendo como la falda ya caía hasta el suelo y como su acompañante la elevaba del suelo haciendo que sus piernas cruzaran su cintura... Llegaron al cuarto, donde la dejó sobre la cama para irse desnudando, sin dejar de mirarla lujuriosamente, como anticipándole con esa mirada todo lo que iba a hacerle en cuanto estuviera sobre ella... Impaciente se levantó sobre la cama, poniéndose de rodillas y atacando ahora ella sus pechos, esos que se ofrecían a ella con pasión desmesurada, notó como Maca apretaba su mano contra su pecho dejándole claro que la quería justo ahí... Poco a poco iban cayendo en la cama, entre besos, mordiscos y manos que no sabían donde acariciar, donde apretar para arrancar algún gemido cuando de pronto la música de un móvil comenzó a sonar insistente, al principio no lo escuchaban, hasta que la música se hizo más fuerte, Maca se separó de ella, la miró un segundo... M: Es mi teléfono (decía jadeante) tengo que cogerlo E: Pero... (protestó) M: Tengo que cogerlo (volvió a decir, rebuscando entre las ropas, miró la pantalla una vez lo encontró y vio reflejado el nombre que ya sabía por la música que había sonado) hola, Violeta dime (dijo saliendo de la habitación donde Esther se quedaba algo parada para evitar que la oyera) sí, sí... eh... ¿estás segura? Vale... (dijo cambiando el tono de voz) sí, claro no te preocupes... ahora mismo voy (decía intentando mantener la calma que acababan de quitarle) sí, en seguida estoy ahí... (informó) claro que sí... sí... bien, yo también tengo que... vale, ahora te veo... Colgó el teléfono, suspiró mordiéndose el labio ilusionada, entró en la habitación miró un segundo a Esther y comenzó a buscar su ropa nerviosa... E: ¿Te... te vas? (preguntó atónita al ver que se vestía) M: Sí... ehh... lo siento Esther pero... ha surgido algo y tengo que marcharme (decía mientras se vestía) E: ¿Ahora? (dijo totalmente desconcertada) ¿pero...? (dijo viendo la hora que era) M: Sí... sí es... una urgencia... (no quería darle demasiadas explicaciones) lo siento de verdad... tengo que irme... (recogía sus cosas nerviosa) ya nos veremos ¿vale? E: Claro... (contestó totalmente desencantada...)

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Cuando llegó a aquel bloque de apartamentos lo hacía con el corazón en un puño y la ilusión tocando el cielo, siempre le pasaba lo mismo, cada vez que recibía algún tipo de señal por parte de Violeta se olvidaba del mundo, de todos los desplantes que pudiera haberle hecho antes, de lo mal que le había hecho pasar... Llamó al portero automático y la puerta se abrió sin preguntar, subió los tres pisos que la separaban de ella, recordando otros momentos donde se había repetido la misma acción pero en circunstancias diferentes, sonrió al verse delante de la puerta, se atusó el cabello y al fin llamó al timbre... La puerta se abrió y su sonrisa se hizo tonta, la que ponía cada vez que la veía, Violeta aparecía ante ella con ropa cómoda y desenfadada, como mil veces la había visto en el pasado, como siempre le había gustado verla y no tan elegante pulcra para ir a trabajar... Violeta: Hola Maca (saludó) perdona que te haya llamado a esta hora (decía mientras la invitaba a pasar) la verdad es que no sé porque... M: El por qué no importa Viole (contestó cortándola) lo importante es que lo has hecho... Violeta: Ya... pero (andaban hacia el sofá) bueno... supongo que tendrías planes y te los he cortado... M: No era nada, no te preocupes (le dijo con una sonrisa boba) Pero dime, ¿estás bien? (dijo con algo de preocupación) ¿ha pasado algo? Violeta: No, no... bueno es solo que... (miró hacia el frente) he llegado a casa, he encontrado el álbum de fotos... me he puesto a mirarlas y no sé... te he llamado... Maca quedó esperando a que siguiera, aumentando sus ilusiones con cada palabra que escuchaba, aquello tenía que significar algo, sí, para ella significaba mucho... Violeta: Supongo que tengo un ataque de nostalgia (le dijo intentando quitarle importancia) M: ¿Solo un ataque de nostalgia? (preguntó quitándole un mechón de pelo) tal vez sea algo más (se atrevió a decir) Violeta: Sí... bueno (Maca sintió que algo le daba un vuelco) también supongo que debería disculparme por lo de esta tarde... fui muy borde... M: Siempre eras borde cuando estabas agobiada (sonrió acercándose un poco más a ella) así que no te preocupes (decía sin poder creerse estar así con ella de nuevo) Viole... (susurró) ¿por qué no lo volvemos a intentar? (soltó por fin) yo aún te quie... Violeta: Maca (la cortó levantándose del sofá y dejándola allí parada) lo nuestro se acabó... no creo que sea bueno para ninguna volver a intentarlo... M: Pero... (decía desconcertada) entonces esto... tu... tu llamada... qué... Violeta: No lo sé (contestó confusa) no lo sé... solo... estaba melancólica y sentí que... Maca... (la miró) yo... lo siento (dijo) no debí haberte llamado... M: Viole... (se levantó poniéndose frente a ella) ¿no me echas de menos ni un poco? (dijo totalmente apenada) Violeta: Sí, Maca (le dijo) pero lo nuestro terminó... pero eso no quita para que... a veces te necesite... un poco... (dijo seductoramente, acariciando ahora su brazo) Con aquella caricia Maca sintió que todo volvía a ser como antes, su mirada, su caricia, sus palabras, sonrió sin poder evitarlo, emocionada al pensar que volverían a estar

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juntas, se acercó lentamente dejándole un beso en los labios, Violeta correspondió, agarrándola de la cintura para besarla nuevamente, con más profundidad... Si lo hubiera pensado con claridad, con algo de distancia posiblemente no habría caído en sus redes, si hubiera sopesado todas sus palabras probablemente no había sucumbido, o tal vez sí, tal vez lo habría hecho de otro modo, pero la realidad era que Violeta volvía a corresponderle a sus caricias y a sus besos, la realidad era que había salido de casa de Esther demasiado excitada como para no caer en su juego... Realmente todo le daba igual, lo importante es que volvía a tenerla entre sus brazos, que volvían a retomar algo que ella no había querido terminar, volvía a tener lo que quería, estar con ella, así que siguió besándola, siguió sintiendo sus manos por todo el cuerpo mientras avanzaban hacia el dormitorio donde hicieron el amor con pasión desmedida... Maca se abrazó a ella contenta por tenerla de nuevo así, se quedó dormida sobre su pecho, con la ilusión de un niño el día de reyes... Violeta... Violeta durmió con una sonrisa de satisfacción por el deseo cumplido... Entró en el restaurante con cara de pocos amigos, había pasado el mayor ridículo de su vida al quedarse medio desnuda viendo como su acompañante sin reparo alguno se marchaba de su casa... Lola al verla decidió no decir ni una sola palabra, la conocía, sabía que en esos momentos era mejor no hablarle... E: ¿Cuántas reservas tenemos para la comida? (habló con seriedad) Lola: Pues... (miraba el libro de reservas) cuatro de momento, una de dos personas otra de seis y dos de cuatro E: Vale (dijo) Jesús (habló a uno de los camareros) limpia la barra que está echa un asco (ordenó aun estando la barra perfectamente limpia) Jesús: Jefa... la acabo de limpiar (dijo con cautela) E: ¡Pues lo vuelves a hacer! (contestó con muchísima seriedad) Jesús: Claro jefa (optó por no llevarle la contraria) Sin decir nada más entró en la cocina dejando a los chicos mirándose algo preocupados, incluso se diría que temerosos al ver el mal humor de su jefa Jesús: ¿Qué le pasará? (preguntó en un susurro a una de las chicas) Lola: Tendrá un mal día (contestó) mejor hacerle caso y no murmurar (advirtió antes de ir en busca de Esther) Entró en la cocina, la vio poniendo los utensilios que necesitaba enérgicamente, causando un estruendoso ruido que aumentaba al ver al resto de empleados de la cocina en silencio y mirándola sin pronunciar palabra... Lola: Esther (dijo con cautela) E: Ahora no Lola (la cortó sin mirarla) Lola: Esther... (volvió a decir) E: ¿Qué, Lola, qué? (dijo con enfado mirándola solo un segundo)

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Lola: Que ni los cacharros ni nosotros tenemos la culpa de lo que te pase (le dijo, aun sabiendo que podría llevarse una reprimenda por parte de su amiga pero no le gustaba verla así...) E: Lo sé... (contestó, tenía razón, ellos no tenían porqué pagar el pato...) Lola: Anda ven (dijo cogiéndola de la mano y llevándola a un lugar donde hablar más tranquilas) ¿qué ha pasado? E: Nada... que soy imbécil (declaró) que ayer tenía que haberme quedado en casa y no salir a... al bar ese joder... Lola: ¿Volviste? (preguntó algo sorprendida) y por lo que veo no te fue muy bien... E: Pues no (contestó) nada bien... Lola: Anda, cuéntame qué pasó... (le dijo al ver que necesitaba soltar su rabia) E: Pues que me encontré con la chica que te dije, nos fuimos a casa... todo iba bien... ya sabes (Lola sonrió) y... la llamaron y se largó... Lola: ¿Se fue? (preguntó) ¿sin más? E: Sí, y ahí me dejo... ya te puedes imaginar como... Lola: Bueno, Esther... tendrá alguna explicación (intentó hacer de abogada del diablo...) E: ¿Sí? Pues aunque la tenga me da lo mismo (dijo con rabia) no pienso volver a verla... Mientras tanto, Maca llegaba al trabajo con una sonrisa en los labios, sin querer ver la realidad de las cosas, con un café en la mano subía hasta su planta y saludaba a todos con alegría... Cris: Vaya carita (le dijo tras el saludo, con una sonrisa) ni que te hubiera tocado la lotería... M: Pues casi (contestó contenta) ahora vengo (dijo encaminándose al despacho de Violeta, llamó un par de veces y al escuchar la invitación para entrar sonrió y abrió) buenos días (dijo sin dejar de sonreír) Violeta: Hola Maca (contestó tranquilamente) M: Te he traído café (lo puso sobre la mesa) supongo que no habrás tomado Violeta: La verdad es que no (contestó mirándola levemente) gracias M: De nada (se sentó en una esquina de la mesa) ¿mucho trabajo? Violeta: Lo de siempre (dijo sin inmutarse) ¿tú has terminado lo tuyo? M: Casi (sonrió) solo faltan un par de retoques Violeta: Pues tráemelo cuanto antes (le dijo) M: Vale (dijo quedándose callada mirándola) Violeta: ¿Algo más? (preguntó al ver que no se iba) M: No sé... ¿algo más? (le devolvió la pregunta...) Violeta: Ya... (dijo dándose cuenta por donde iban los tiros) Mira Maca... lo de ayer estuvo muy bien, pero solo fue sexo... ¿lo sabes no? (preguntó siendo más una afirmación que algo que discutir) Se tensó, se levantó, se quedó bastante confusa, revivió el momento en el que aquella relación había pasado a ser un simple calentón, ¿podría parecer más tonta de lo que ya parecía? ¿podría ser más estúpida de lo que se sentía? Violeta la miraba esperando no sabía qué... M: Ehh... sí, claro (contestó, guardándose todas sus emociones, decepcionada y enfadada con ella misma, haciéndole creer que para ella tampoco había significado nada) solo sexo, sí...

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Violeta: Pues aclarado (contestó con calma) ahora tengo que seguir trabajando (la invitó amablemente a irse) tráeme eso cuando puedas (continuó diciendo casi sin mirarla) Se oyó un portazo, Violeta levantó la mirada, vio como Maca salía de allí como alma que lleva al diablo y volvió a su trabajo, por su parte Maca pasó por toda la sala ante la expectante mirada de Cris que negó con la cabeza, otro más, una vez más su amiga volvía a comportarse como lo que no era, una tonta que se dejaba embaucar por aquella mujer sin escrúpulos... TRES SEMANAS DESPUÉS Escuchó el timbre de la puerta sonar, terminó de meter la bandeja en el horno y cogiendo un paño, mientras se limpiaba las manos llegó a la puerta, al abrirla se encontró con la portada de aquella revista tapando la cara de su amiga... E: ¿Qué se te ha roto ahora, Lola? (dijo medio bromeando) Lola: Yo también te quiero (contestó entrando en el piso de su jefa) E: Pasa y siéntate (murmuró cerrando la puerta...) Lola: Ummm (exclamó) qué bien huele... (fue hacia la cocina y miró el horno) ¿qué es? E: Una simple lasaña, Lola (contestó) Lola: ¿Me invitas a comer? (dijo con ganas por quedarse) me encanta tu lasaña E: Supongo que no me queda otra opción (contestó divertida al ver que se ponía un plato en la mesa) anda, vamos al sofá que le queda un poco aún Lola: Vale (dijo cogiendo la revista de nuevo) mira... (la abrió por la página que quería y se la extendió) el enemigo de los restaurantes vuelve a atacar... “Cuando me dijeron el nombre del restaurante al que debía acudir para hacer ésta crítica confieso que no esperaba recibir el servicio que recibí en él Reconozco que iba con una idea preconcebida, muchas personas me habían hablado de él y pensé que sería, más de lo mismo, sin embargo, mi sorpresa fue mayúscula al descubrir mi error “Cuatro tenedores” supongo que el nombre ya les sonará, un restaurante que poco a poco ha ido in creciendo en el mundillo culinario con excelentes resultados, con una organización envidiable unos camareros perfectamente instruidos y un cocinero sublime para la cocina Siempre me dijeron que lo mejor de dicho restaurante era la especialidad del chef “confit de pato con puré de batata y salsa de arándanos” y he de decir que no solo es la especialidad del chef sino uno de los mejores platos que he probado en mucho tiempo, con un sabor dulzón y seductor que dejó un grato recuerdo en mi paladar Pero no sólo la especialidad del chef es su mejor plato, durante los tres días que cené allí, probé varios igualmente exquisitos que el primero, con un gusto maravilloso por los detalles y una excelente elegancia en su presentación El vino perfectamente sugerido por el sumiller le dio el toque perfecto a la cena...

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Una perfecta sincronización de todos los empleados nos hizo la noche más a gusto, con un hilo musical adecuado en sonido e intensidad, dejando que las conversaciones se escucharan con fluidez a la par que conseguía un efecto relajante en todos los comensales En definitiva, señoras y señores, que no tengo más que halagos para este restaurante al que les recomiendo encarecidamente visitar, no se arrepentirán Manuel Waldo Fuentes” E: Vaya... (dijo releyendo algunas líneas) pues parece que no siempre pone verdes a los restaurantes... Lola: Sí, ya... (contestó) pero no sé... (desconfiaba) E: Lola, es una crítica y es buena... no sé qué estas pensando Lola: Nada... es solo que... no sé, después de lo que le hizo a Lucas, no esperaba una crítica tan buena (contestó) E: Eso quiere decir que el tal Manuel es un hombre objetivo (le dijo) que sabe hacer buenas y malas críticas aunque se haya equivocado con Lucas Lola: Sí ya... E: Y también quiere decir que te equivocaste con el hombre ese que decías que era el crítico (le recordó mirándola sonriente por la que le formó aquella noche) a la vista está que no es sobre nosotros la crítica... Lola: Sí, tienes razón (sonrió) aún así yo no bajaría la guardia... este tío no me cae bien... E: Ni siquiera le conoces (contestó) Lola: Me da igual... si fue capaz de decir todo aquello de Lucas... no me cae bien (se reafirmó) E: Como quieras Lola (dijo dándose por vencida) Lola: Oye, ¿qué haces esta noche? (preguntó) tenemos el día libre... E: Pensaba quedarme en casa (dijo levantándose para ver como iba la lasaña) Lola: ¿Por qué no salimos? (sugirió) E: ¿Contigo? Ni hablar (dijo rotunda) Lola: Vaya, gracias (se hizo la ofendida) E: Sabes por qué lo digo (advirtió) siempre me dejas sola... así que ni hablar... Lola: Te prometo que no te dejaré sola (dijo haciendo una promesa con sus manos) anda... salgamos que hace tiempo que no... (hizo un movimiento gracioso) E: Ahora menos (rió) Lola: ¿Y si vamos a chueca? (preguntó para animarla) así lo mismo la que me deja tirada eres tú... E: La lasaña ya está (contestó cambiando de tema rápidamente...) Mientras tanto, en otro lado de la ciudad, Maca comía tan solo un sándwich y una cerveza mientras miraba algo en el ordenador, el timbre de su puerta sonó insistente, suspiró, sabía quién era y no tenía ganas de verla, al saber que no se rendiría se encaminó con pasos lentos hacia la entrada y abrió encontrándose con quien ya sabía... Cris: No me puedo creer que aún sigas así (dijo al ver su estado) ¿hasta cuando piensas seguir así?

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M: Cris... no tengo ganas de uno de tus sermones (contestó sentándose de nuevo frente al ordenador) Cris: Si es que encima tú misma te auto lesionas mirando esas fotos (dijo al ver lo que Maca estaba mirando, fotos de ella y Violeta de hacía algún tiempo) M: Solo estaba... Cris: ¿Haciendo el tonto? (la cortó) venga Maca... tienes que empezar a olvidarla... M: Es que no puedo ¿vale? (dijo dolida) es superior a mí... lo intento pero... Cris: No, Maca no lo intentas (le recriminó) andas tras ella como si fueras su perrito faldero recibiendo palos por todos lados... M: Cristina (dijo seria) Cris: Me da igual que te enfades (contestó) pienso decírtelo igualmente. Esto se está convirtiendo en una obsesión que te está haciendo mucho daño Maca... M: No sabes de qué hablas (dijo comenzando a enfadarse) no es una obsesión, es... Cris: Es una estupidez (la cortó de nuevo) de hecho estoy segura de que si conocieras a alguien... si te dejaras enamorarte de alguien... serías más feliz de lo que fuiste con ella... volverías a ser Maca... M: No pienso volver a enamorarme en mi vida (dijo tajante) Cris: Pues no lo hagas pero olvídala (dijo de nuevo) ya lo tengo... salgamos esta noche M: No tengo ganas (contestó) Cris: Venga Maca... salimos, nos reímos, conocemos gente... no sé... algo que no sea quedarte aquí en casa mirando las dichosas fotitos (dijo cerrando la pantalla del portátil que Maca estaba mirando) M: Ya te he dicho que... Cris: Y yo te he dicho que salimos sí o sí (la cortó enérgica) no tienes más opciones (finalizó, dejándole claro a Maca que ese día tendría que salir junto a Cris...) Casi a rastras Maca se había arreglado y maquillado algo para tapar las ojeras que tenía, habían salido de casa en dirección a algún bar donde tomarse unas tapas para luego ir a tomarse alguna copa, llegaron a un pub cercano, donde decidieron tomarse la primera copa, solo el nombre a Cris ya le dijo que esa noche ella no ligaría “Entre Nosotras” leía que decía el cartel, pero era lo que había pensado, intentar que Maca dejara de pensar de una vez por todas en Violeta... Entraron con tranquilidad, el ambiente no era demasiado pero sí que había gente, Cris sonrió a Maca, ésta hizo una mueca antes de devolverle la sonrisa, llegaron a la barra, pidieron algo de beber y se sentaron mientras miraban a su alrededor... Parecía que aquello funcionaba pues Maca ya miraba y sonreía a alguna chica que pasaba por allí, incluso diría que comenzaba a animarse, no pretendía que se enamorara de la primera que pasase pero sí que se olvidara un poco de las ultimas tres semanas... La música animaba al baile, así que tras tomar un par de tragos fueron hasta la pista donde comenzaron a bailar, dejándose llevar y comenzando las sonrisas, Maca parecía soltarse, divertirse, empezaba a pasárselo bien... Tras unos cuantos bailes volvieron a la barra a pedir otra copa, Cris miraba como Maca ya se interesaba algo más por las chicas que allí había, hasta que de pronto vio como su mirada se clavaba en una en concreto, como su sonrisa se difuminaba con la facilidad con la que lo hace el humo de un cigarro, vio como su rostro se ponía tenso y serio... llevó la vista hacia donde la tenía puesta su amiga y supo qué pasaba...

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Al otro lado de la sala, sonriente, tremendamente guapa y totalmente desinhibida, Violeta bailaba con una chica a la que estaba literalmente metiendo mano al tiempo que le comía la boca con ganas... Cris: Eh... Maca (dijo con cautela) mejor nos vamos... M: No (contestó enérgica) nos quedamos (dijo segura) Cris: Maca, mejor irnos y no te castigas (intentaba razonar) M: ¿Quién se castiga? (decía totalmente seria) porque yo no (dijo bebiéndose su copa de un solo trago) Cris: Maca... por favor (pidió) M: Tú querías que saliera ¿no? (dijo dándose la vuelta y pidiendo otra copa) pues ahora no me voy (volvió la vista de nuevo a aquel lugar... con el rostro desencajado totalmente...) En ese momento la puerta del pub se abrió dejando paso a dos chicas que entraban entre risas, con algunas copitas de más y mirando todo a su alrededor, Esther se mordía el labio viendo a alguna de las chicas que bailaban, Lola la llevaba hacia la barra... E: Esto está hoy muy pero que muy bien (decía mirando a las chicas) Lola: Vas un pelín borracha ¿no? (dijo al ver que su amiga no se cortaba nada) E: Quien fue a hablar (contestó) Llamaron a la camarera y entre risas pidieron unos chupitos de tequila, Esther pudo ver a Maca al otro lado, la miró durante unos segundos, cerciorándose de que era ella y volvió su vista hacia su amiga... E: Por nosotras (dijo intentando quitarse la imagen de Maca de la cabeza y brindando con Lola) Lola: Por nosotras (la siguió) Chocaron y bebieron de un trago, para luego estallar en una carcajada bastante sonora producto de los gestos de ambas al sentir el alcohol cruzar su garganta, la risa llegó a oídos de Maca quien volteó su cabeza divisando a una Esther encaramada a la barra pidiendo otro chupito más... Volvió a mirar hacia la pista, donde Violeta seguía con aquella chica sin pensamiento alguno de parar, le dio un gran trago a la nueva copa, la dejó sobre la barra, miró un segundo a Cris y tomando aire comenzó a andar... M: A la mierda (murmuró) Comenzó a andar hacia la pareja, con decisión, llegó a su lado, sonrió levemente al ver que no la habían visto y al notar que Cris llegaba a su lado saludó antes de que la cortara... M: Hola (dijo llamando la atención de las dos chicas que se quedaron mirándola) E: Hola Maca (contestó, haciendo que su amiga la mirara sorprendida) ¿qué tal estás? M: No tan bien como tú (dijo volviendo a su pose seductora, Cris puso los ojos en blanco, Lola flipaba en colores, Esther sonrió) ¿Bailas? (preguntó)

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E: Claro (dijo sonriente) aguántame la chaqueta Lola Cris y Lola quedaron bastante sorprendida por aquella actitud de las dos, se miraron, miraron a su alrededor y volvieron a mirarse... Lola: Soy Lola (se presentó) Cris: Yo Cris (saludó) encantada... oye... estas dos... Lola: No tengo ni idea (dijo sonriente...) En mitad de la pista, mientras Maca miraba como Violeta no se había ni percatado de su presencia, Esther comenzaba a bailar de manera insinuante, en un momento dado, tomó su rostro y la hizo mirarla, regalándole una mirada llena de deseo, que Maca contestó, agarrando su cintura y acercándola hasta ella... Comenzó a besar su cuello mientras sus caderas se movían sincronizadas al son de la música, Esther recorrió con su mano toda la espalda de Maca para llegar hasta el trasero y apretarlo ligeramente, sonrió ante el estremecimiento de su compañera de baile y dejó un beso en el lóbulo de su oreja... M: Uff... (susurró Maca que echó un ultimo vistazo a Violeta que ya desaparecía por la puerta con la otra chica, antes de besar a Esther con rabia y pasión...) Se enzarzaron en una lucha de lenguas que querían gobernar aquella batalla, ya no escuchaban ni la música sonar, Esther llevó de nuevo las manos al trasero de Maca y ésta no pudo más que cortar el beso para mirarla M: Vamos a tu casa (dijo mordiéndole el cuello) E: No creo que... (se le cortaba la voz) no creo que sea capaz de llegar... M: Yo tampoco (contestó, tomándola de la mano y llevándola hacia los baños...) Entraron sin importarles si había o no que guardar cola, cerraron la puerta de uno de los cubículos y retomaron el apasionado beso que habían comenzado en la pista, Esther llevó sus manos al pecho de Maca, quería ser ella esta vez la que llevara la iniciativa, así que apretó su mano sobre ellos sintiendo el pezón excitarse, escuchando un leve gemido de Maca... E: Te gusta (susurró atacando su cuello...) M: Ummm sí (contestó) La urgencia se hizo presente en el cuerpo de Macarena quien la empujó contra la otra puerta y atacó ahora ella su pecho, besándolo y mordiéndolo por encima de la camiseta que llevaba Esther, la chef a duras penas pudo aguantar un gemido y sacando fuerzas de no sabía donde la volvió a empujar para tomar posiciones... Al ver que Maca intentaba llevar de nuevo el control aceleró sus movimientos abriendo su pantalón y metiendo su mano bajo sus braguitas... M: Ahh... sí (gimió en su cuello) umm... E: Te gusta (volvió a susurrarle mientras mordía su oreja) M: Ahh... sí... ahí... ahh (gemía) más... más rápido...

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E: Umm NO (dijo parando en seco y sacando su mano del sexo de su acompañante) M: Pero que... (decía totalmente excitada, a punto incluso de llegar al orgasmo y frustrada por aquel parón repentino) ¿pero qué haces? E: Es que... tengo que irme ¿sabes? (dijo con una sonrisa irónica) ha surgido algo... una urgencia y tengo que marcharme... M: ¿No pensarás dejarme así? (preguntó totalmente enfadada, era lo último que le quedaba por ver esa noche) E: Lo mismo hiciste tú ¿no? (y con una sonrisa triunfal en el rostro salió de aquel cubículo para volver con su amiga...) Al llegar junto a Lola lo primero que hizo fue darle un largo trago a su copa intentando así apagar un poco el fuego que se había instalado en su cuerpo en el baño, se había vengado y bien de Maca pero al mismo tiempo ella había sufrido los daños colaterales de aquella venganza... Lola: ¿Estás bien? (preguntó al verla beber de aquella manera) E: Sí (sonrió) solo que tengo un poco de calor... Cris las miraba a ambas sin saber que decir, tanto Lola como ella habían visto el espectáculo que se había sucedido momentos antes en la pista y sabía que la reacción de Maca con aquella chica no había sido más que las consecuencias de ver a Violeta con otra... miró hacia los baños intentando ver a su amiga que llegaba junto a ellas con un enfado considerable... M: Que sea la última vez que me haces algo así (dijo nada más llegar dirigiéndose a Esther) E: ¿Perdona? (preguntó alucinada) no tienes derecho alguno a exigirme nada, mucho menos con respecto a lo que ha pasado (contestó) te recuerdo que tú hiciste exactamente lo mismo... M: No fue lo mismo (se defendió pobremente) E: Ah claro... no fue lo mismo, claro... (hablaba con ironía, tranquilamente dándole otro trago a su copa) Cris: Ehh... Maca que... (intentó cortar) M: Cris, déjame (le advirtió) Y tú, eres una imbécil... (le dijo a Esther) E: Jode ¿verdad? (contestó) jode que te dejen a medias ¿no? (tanto Cris como Lola, espectadoras de aquella discusión las miraban preocupadas por lo que allí estaba pasando) M: ¿Pues sabes que? (atacó de nuevo) jodería más si supieras como hacerlo... sinceramente tus polvos dejan mucho que desear (dijo hiriente) E: Pues no decías lo mismo allí dentro (decía intentando mantener la calma) M: Será el alcohol que me hace decir tonterías (se defendió) E: Que casualidad (contestó) lo mismo me pasa a mí, porque si no fuera por al alcohol no me habría acostado contigo jamás... M: Pues bien fácil que me lo pusiste (volvió a atacar cruzándose de brazos) E: No me extraña que no tengas pareja (soltó, haciendo que Maca se tensara) no hay quien te soporte... M: ¿Qué coño sabes tú de mi vida? (pregunto perdiendo la paciencia, aquel comentario le había dolido) E: Lo suficiente para saber que nadie te aguantaría mucho tiempo a su lado (dijo ahora ella siendo hiriente)

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Cris: Perdona (intervino) pero te estás pasando (dijo a Esther, sabiendo que aquellas palabras, mucho más esa noche hacían daño a su amiga) E: Ja... ¿Qué yo me estoy pasando? (preguntó) ella es la que ha venido insultando... (dio un nuevo trago a su copa) de todos modos, viendo vuestras reacciones no debo estar demasiado equivocada... (hizo una pausa para mirarla) ¿Que pasa Maca? Es eso ¿no? ¿Te han dejado y ahora te crees que puedes ir haciendo lo que quieras con la gente? (ni ella misma se reconocía diciendo esas cosas) ¿te crees con derecho a ir tirándote a cualquiera, dejándolas como tú me dejaste y pretender que no pasa nada? Lola: Esther, vale ya (dijo al ver el rostro desencajado de Maca) E: No (realmente estaba bastante enfadada y no sabía lo que decía, ella no era así) las cosas no funcionan así (seguía diciendo) no puede ir pagando sus frustraciones con nadie, mucho menos conmigo (la miró de nuevo )sinceramente, entiendo que quien fuera te dejara... yo habría hecho lo mismo... Y no aguantó, no pudo más, estaba fuera de sí misma, mucho más con aquellas palabras, sobre todo esa noche en la que había visto como Violeta no tenía ningún tipo de vergüenza al mostrarse en público con una chica que no era ella, y tras escuchar aquellas palabras, más dolorosas ese día no pudo aguantar más, tiró el contenido de su copa sobre aquella niñata insolente que le estaba diciendo aquellas cosas, empapándola por entero y salió de allí como alma que lleva el diablo con unas tremendas ganas de llorar... Esther quedó pasmada, sintiendo el líquido de aquella copa sobre ella, enfurecida por todo lo que había pasado, miró a Lola que estaba totalmente alucinada... Cris: Joder (protestó Cristina al ver a su amiga salir de aquel lugar marchándose tras ella...) E: ¿Te lo puedes creer? (le decía alucinada a su amiga...) Lola: Hombre, Esther (decía con cautela) es que te has pasado un poco... E: Perfecto, Lola (decía levantándose y saliendo de allí enfadada con el mundo...) Dos días después, Esther se encontraba dando vueltas por el centro comercial, quería comprar algunas cosas para el restaurante, miraba los escaparates sin pararse en ninguna tienda en especial, veía algún vestido que le gustaba y lo anotaba mentalmente para otra ocasión, ese día no quería entretenerse mucho... hablaba por el móvil, con el rostro cansado, mientras continuaba dando vueltas por el lugar... E: Lola abrevia (le decía a su amiga) que tengo poca batería (se paraba frente a uno de los ascensores y pulsaba el botón) sí... ya, ya lo sé, pero me apetecía venir... tengo tiempo Lola (decía mirando el reloj) ¿Cuántas para hoy? (el ascensor se abría y entraba sin mirar, pulsando el botón de la última planta) vale, sí, perfecto, luego te veo (colgó el teléfono suspirando, volvió a mirar el reloj y luego la pantalla que le avisaba del piso en el que se encontraba... al mirar a su alrededor vio que solo una persona más había en aquel ascensor, cosa bastante inusual, pero lo que realmente le impacto fue ver quién estaba dentro) joder (protestó...) M: Yo tampoco me alegro de verte, no te creas (dijo Maca con fastidio) Quedaron calladas, cada una mirando para un lado diferente, sin poder evitar sentirse incómodas, esperando que aquel ascensor llegara ya a su planta, cosa que parecía un

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imposible pues daba la sensación de que aquel aparato viajaba más despacio que nunca... E: Por cierto (dijo Esther sin poder reprimirse) me debes 30 Euros (le indicó) M: ¿Qué yo te debo a ti que? ( preguntó sorprendida) E: Es lo que me ha costado la tintorería (contestó como si nada) por si no lo recuerdas me tiraste una copa encima... M: Te lo merecías (contestó) y no pienso pagarte nada Esther iba a contestarle cuando de pronto un ruido bastante fuerte y una sacudida las hizo ponerse nerviosas, las luces del ascensor se apagaron, encendiéndose solo dos pequeñas bombillas de emergencias, quedaron paradas un segundo analizando la situación, instantes después fue Maca la que apartando a Esther comenzó a pulsar todos los botones... M: Joder (protestaba mientras seguía pulsando) lo que me faltaba... E: ¿Estamos atrapadas? (preguntó con algo de temor) no puede ser (se fue hacia la puerta y comenzó a aporrearla) ¡Ayudaa! (decía mientras daba golpes contra el acero) ¡Ayudaa! M: Maldita sea (protestaba mientras le daba al timbre de emergencias sin escuchar sonido alguno) menuda mierda de ascensores, no vuelvo a aquí ni loca (bufaba) E: ¡Socorrooo! (seguía diciendo) M: ¿¡Quieres callarte!? (gritó) no te escuchan... E: No puede ser... joder (dijo volviendo a aporrear la puerta...) Maca se sentó en una de las paredes, observando como Esther continuaba dando vanos golpes a la puerta, tocaba esperar a que alguien las rescatara, y debían tomárselo con clama... fuera de esas cuatro paredes el centro comercial estaba a oscuras, un corte del suministro eléctrico había dejado sin luz todo el lugar, incluyendo por supuesto los ascensores... M: Deja de dar vueltas (decía intentando mantener la calma, viendo como Esther iba de un lado a otro de aquel pequeño lugar...) E: No puedo (contestaba nerviosa) estoy encerrada en este maldito ascensor y además contigo... joder (protestaba de nuevo) M: Yo tampoco estoy muy feliz (le dijo) pero no podemos hacer nada, al menos hasta que nos saquen... E: Mira (le advirtió) déjame en paz... bastante tengo ya... Maca resopló, buscó en su bolso el teléfono móvil e intentó llamar, encontrándose con que la cobertura en aquel sitio brillaba por su ausencia, volvió a meterlo en el bolso y lo dejó olvidado en una esquina, Esther había dejado de andar, volviendo a dar golpes en la puerta hasta que algo cansada dejó de hacerlo sentándose bastante nerviosa frente a Maca... E: Creo que el otro día nos pasamos las dos (dijo tras un silencio prolongado) M: No tengo ganas de hablar sobre ello (contestó intentando evadirse de todo) E: Intento pedirte perdón (protestó) me pasé... aunque lo pensara así podría haberlo dicho de otra manera...

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M: Vale, aceptadas tus disculpas (dijo a regañadientes) y... bueno yo también me pasé (afirmó) E: ¿Qué edad tienes? (preguntó después de una pausa) M: ¿Qué? (dijo sin esperarse esa pregunta) E: Que Qué edad tienes (preguntó de nuevo) M: 32 (contestó) E: Yo 31 (le dijo) eres mayor que yo... M: Pues sí (contestó por lo absurdo que le parecía la situación) E: ¿Eres de Madrid? (siguió preguntando) M: Esther (pronunció algo cansada) ¿a qué vienen tantas preguntas? (dijo algo molesta) E: Yo que sé, Maca (contestó nerviosa) estamos atrapadas en un ascensor, odio los sitios pequeños... me agobian... solo intento mantener algún tipo de conversación para que no me dé un ataque (decía algo crispada) y... y no sé, conocer algo más a la persona que la que me he acostado... M: Genial (siguió diciendo molesta) no solo eres irritante sino que además claustrofóbica... E: Yo no soy irritante (se defendió) M: Sí que lo eres (atacó) muy irritante y bastante idiota E: Pues tú eres una creída y una prepotente (ahora fue ella la que atacó) M: Mejor eso que no una rencorosa que tiene que vengarse de lo que le hacen (volvió al tema de la noche anterior) E: No haberte largado aquella vez (se defendió) M: Para lo que me esperaba... (dijo con el mismo tono hiriente que tomó la noche del bar) E: Tu tampoco es que seas una experta ¿eh? (se defendió) he tenido polvos mejores M: Ya... por eso gritabas como lo hacías ¿no? (continuó) E: Sabes lo que significa la palabra ¿fingir? (atacó) pues no había tenido que hacerlo hasta aquella noche... M: Encima de todo mentirosa (dijo acercándose casi sin darse cuenta) disfrutaste como nunca E: Ja, eso no te lo crees ni tú (ella también se acercaba) M: Cuando quieras te lo demuestro (dijo sugerente) E: No volveré a acostarme contigo (contestó de igual modo) M: Eso lo veremos (susurró) E: Sí, lo veremos (contestó) Y como imanes se atrajeron la una a la otra, sin darse cuenta en qué momento habían comenzado a buscarse, sin tener idea de cómo habían llegado a estar tan cerca, como imanes unieron sus bocas con la fuerza de un volcán en erupción, había rabia en ese beso, rabia por demostrar que la otra tenía razón, dejaron de pensar, de escuchar, dejaron de concentrarse en algo que no fuera esos labios que cada una mordía con más fuerza, queriéndose llenar de ellos, dejando paso a la pasión arrolladora que las atraía sin remedio... Se levantaron al unísono, profundizando mucho más en ese beso, jugando con sus lenguas que querían abarcar todo cuanto se les ofrecía, pararon de besarse solo un segundo, suficiente para mirarse a los ojos con un deseo casi violento, volviendo una vez más a fundirse una contra la otra, ejerciendo presión sobre el cuerpo ajeno queriendo sentirlo más y más cerca...

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La empujó contra la pared, mientras bajaba hasta su cuello, quería hacerla sentir como nunca, quería que jadeara como jamás lo hizo, para hacerle ver que sus palabras eran falsas, que no había fingido aquella primera vez, quería, deseaba hacerle el amor allí mismo y tirar por tierra todas sus palabras... Por su parte Esther, cada vez respiraba con más dificultad, debía reconocerse así misma que todo cuanto había dicho no había sido más que las consecuencias de su enfado, sentía la boca de Maca en su cuello y no podía hacer más que elevar la cabeza para hacerle más fácil el trabajo, le gustaba, le excitaba, le hacía sentir algo que no había sentido nunca... Las manos pronto comenzaron a buscar nuevos terrenos, colándose por la ya más que desordenada ropa, llegando al pecho que se ofrecía a ella sin ofrecer resistencia, Esther atacaba su trasero, haciendo que sus caderas chocaran en un intento frustrado por sentir más... Las tornas se cambiaron siendo ahora Maca la que reposaba sobre una de las paredes de aquel ascensor y Esther quien atacaba sin miramientos su cuello y su pecho, abriendo la camisa de su amante con urgencia, dejando paso al sujetador que tapaba un sobreexcitado pecho que la llamaba a gritos... no dudó, bajó hasta él en el momento en que Maca empujó su cabeza y lo atrapó entre sus dientes por encima de la tela, sintiendo el pezón duro en sus dientes y escuchando los gemidos de Maca que la instaba a continuar... Era una guerra, una lucha de titanes por ver quién aguantaba más, por demostrar que todo lo que habían podido decir en algún momento no eran más que palabras falsas, se buscaban, se tocaban con intensidad arrancando jadeos que les sonaban a gloria, se enorgullecían al saber que lo que estaban provocando era real, intenso, excitante... De nuevo Maca atacó al encontrar las defensas de Esther algo bajas, sacando su camisa y como antes lo hizo su amante probando aquel pecho que la llamaba, mordiendo el pezón sin tregua, la temperatura subía en aquel ascensor, ellas parecían estar en otro mundo... Abrió su pantalón con urgencia y metió su mano para exhalar un gemido al encontrarse con la humedad reinante, la miró, con una sonrisa pícara, besó sus labios con frenesí mientras superaba el obstáculo que le impedía tocarla con libertad, la respiración de la chef ya era más que ahogada mucho más al sentir aquella intrusa apoderándose de su sexo sin miramientos... M: ¿También finges ahora? ( preguntaba excitada) ¿eh? ¿también lo haces? (repetía con la respiración entrecortada) E: Ah... sí (mintió) sí... sí que... que lo hago (contestó con un hilo de voz totalmente excitada) M: Mentirosa (sonrió indagando aún sobre su sexo) Sabiéndose vencida y no queriendo ser perdedora decidió tomar cartas en el asunto, así que sacando fuerzas de donde no sabía, abrió el pantalón de Macarena utilizando la misma operación que había hecho su compañera, encontrándose con la excitación de su amante en su pleno apogeo...

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M: Ahhh... Dioss (gimió al sentir su mano allí) E: Ohh... sí (gemía sin control, dándole movimiento a su mano y viendo como la estaba volviendo loca) así que... que lo hago mal... (gemía en su oído, mordiéndole el lóbulo) M: Fa... fatal... (mintió ahora ella, sintiendo como cada vez le costaba más respirar...) E: Men... menti... rosa... (consiguió decir entre gemidos...) Continuaban devorándose, con la mirada, con besos llenos de pasión inimaginable por ninguna de las dos, olvidándose de donde estaban, olvidándose de todo lo que no fuera ese momento, arrancándose suspiros cada vez más fuertes, atacando cuello, pechos, bocas, continuando con casi rabia el movimiento de sus manos... Fuera de aquellas cuatro paredes, todo comenzaba a volver a la normalidad, el suministro eléctrico volvió a funcionar, los operarios comenzaban a sacar a la gente de los ascensores, mientras ellas, en medio de gemidos, casi gritos, caricias fuertes y perfectas sucumbían a un orgasmo que no pudieron reprimir, respirando con dificultad, aún una dentro de la otra se miraron intentando normalizar los latidos de sus corazones... Se miraron al abandonar el cuerpo de la otra, se separaron sin hablar como si hubieran cometido algo malo, cada una ahora en una pared de aquel cubículo, retomaban la normal respiración mirándose furtivamente, sudorosas, despeinadas, satisfechas... deseosas... Voz: ¿Hay alguien ahí dentro? (escucharon al otro lado de la puerta) Quedaron paradas un segundo antes de volver a la realidad, arreglaron sus ropas antes de contestar, sus respiraciones aún sonaban aceleradas, evitaban mirarse, como si hubieran cometido un delito, vergonzosas, de reojo veían lo que hacía la otra pero sin querer saber qué hacía... Voz: Enseguida las sacamos (escucharon de nuevo) Se sentían extrañas, casi avergonzadas de sus actos, escuchaban sonidos provenientes del otro lado, de la realidad, no podían decir nada, no querían decir nada, simplemente no sabían que decir... habían sucumbido a un acto primitivo donde parecía que tan solo había comenzado por venganza, por hacerse ver la una a la otra que mentían en lo que decían, habían sucumbido a aquello que se había prometido no volver a hacer y ahora no sabían como actuar, no sabían que decirse, ni tan siquiera eran capaces de mirarse... Voz: Sentimos mucho lo ocurrido (dijo uno de los chicos de mantenimiento al abrir las puertas...) No contestaron, no fueron capaces de pronunciar una sola silaba, simplemente se miraron tan solo un segundo que se les antojó una eternidad, no sabían bien qué les ocurría, no sabían bien qué era lo que sentían y tampoco querían saberlo, al menos, una de ellas no quería saberlo, por eso salió de allí, sin mirar atrás, sin querer mirarla, sin poder mirarla...

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Quedó parada viendo como se alejaba, mientras los hombres que las habían “rescatado” de aquel encierro la miraban sin entender lo que allí ocurría, dio un par de pasos al frente, saliendo de aquel ascensor donde había perdido toda la cordura, donde había dado algo que jamás habría querido dar... salió con su mirada puesta en aquella silueta que se alejaba con prisas, poniendo todo un mundo de distancia... bajó la cabeza, aun sintiendo su olor por todo el cuerpo, estremeciéndose al recordar las caricias y los besos que hacía tan solo un segundo que había recibido... volvió a levantar la vista para ver como ya había desaparecido... suspiró... frustrada, cansada... dolida... E: Maca... (susurró con pesar aún buscándola con la mirada sin hallarla...) Llegó al restaurante con prisas, queriendo meterse de lleno en su cocina y olvidarse un poco de todo lo ocurrido, sin poder dejar de pensar en la escena que había vivido unas horas antes, se puso de lleno a preparar los platos que servirían esa noche, quería dejar sentir sus manos por todo su cuerpo, dejar de sentir sus labios sobre los suyos, quería dejar de pensar en ella... y sin embargo el recuerdo se hacía más nítido a cada minuto que pasaba... Lola: Hola, jefa (dijo entrando en la cocina) E: Eh... Hola Lola (contestó casi sin mirarla) Lola: Tenemos cinco reservas para esta noche (le comunicó) cuatro de cuatro personas y una de tres (informó) E: Sí, vale (decía como casi sin enterarse de nada) Lola: Y llamó Luisa, que está con fiebre (seguía diciendo mientras Esther continuaba a lo suyo) así que llamé a Carlos, sé que es su día libre pero necesitamos un camarero... E: Sí, bien (contestaba sin hacerle mucho caso) Lola: Así que habrá que pagarle un extra por venir en su día libre o ya se lo devuelves la semana que viene (la miraba extrañada) E: Sí, claro (contestó estando en otro universo) Lola: Y yo he decidido irme a subir el Himalaya (intentó llamar su atención) E: Ajá (contestó) pásalo bien (dijo sin prestar atención) Lola: Sí... y después de subir el Himalaya pretendo tirarme por las Cataratas del Niágara (alucinaba con la forma de ignorarla de su jefa) E: Genial (continuaba a lo suyo) sí, genial Lola: Y luego puede que me tire por un puente, de cabeza y sin cuerda (continuaba, Esther seguía en su mundo) tal vez me suicide... E: Ehh, sí... (reaccionó) ¿Qué? (dijo preocupada) Lola: Que tal vez me suicide si sigues ignorándome (protestó) E: Perdona... perdona (se disculpó) ¿estás bien? Lola: Yo sí (contestó cruzándose de brazos) la que parece estar en otro mundo eres tú E: Yo... ah, no nada, solo pensaba (se disculpó) perdona, ¿qué me decías? Lola: Esther... (dijo poniéndose algo más seria) ¿qué pasa? E: Nada... no pasa nada (dijo intentando quitarle hierro al asunto, negó con la cabeza varias veces, haciendo que Lola abriera los ojos como platos) ¿qué? (preguntó al verla mirarla de aquella manera) Lola: ¿Tú no ibas hoy al centro comercial? (preguntó) E: S... sí, he estado toda la tarde allí (contestó dubitativa) he comprado algunas cosas para el restaurante (señaló un par de bolsas) ¿por? Lola: ¿Y no has hecho nada más? (preguntó algo inquisidora)

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E: Ehh no... además no he tenido tiempo... me... me quedé encerrada en un ascensor (dijo estremeciéndose de nuevo al ver las imágenes de lo ocurrido allí...) Lola: ¿Sola? (preguntó de nuevo, cruzándose de brazos) porque como fueras sola, no me quiero ni imaginar la que liarías... E: No... había... había alguien más conmigo (contestó...) Lola: ¡¿Te lo has montado en el ascensor del centro comercial?! (preguntó totalmente sorprendida) E: ¿Qué? ¡NO! (negó con fuerza) ¿Por qué... por qué preguntas eso? Lola: Pues porque llevas un bonito chupetón en el cuello (soltó señalándolo con el dedo) E: ¿Como? (preguntó moviéndose buscando algún lugar donde mirarse) mierda... joder (protestó) Lola: ¿Quién es ella? (preguntó alzando las cejas juguetona) E: Nadie... Lola: Esther... (insistió) E: Nadie, Lola (ahora era ella la que insistía...) Lola: Venga Esther... cuéntamelo... (pidió como una niña pequeña) E: Maca (sucumbió, realmente necesitaba contárselo a alguien...) Lola: ¿Maca? (se sorprendió) ¿la chica del otro día? ¿la que te tiró la copa encima? E: La misma (declaró dándose por vencida) Lola: Pero... como... (estaba totalmente fuera de juego) E: Fue casualidad... no encontramos, nos quedamos encerradas... discutimos y... bueno eso (dijo haciéndole saber lo que había pasado) no sé... no sé como pasó... pero fue tan... intenso, tan fuerte, tan... uff (se le ponía la piel de gallina...) Lola: Telita, Esther, telita (seguía alucinada por el comportamiento de su amiga...) E: Lo sé Lola... (afirmó) pero es que no sé que me pasa cuando la veo... es tan... prepotente, tan estúpida que... y luego cuando... cuando se acerca o... o me besa es como si... (no sabía como continuar hablando, como continuar expresando lo que decía) y luego cuando acabamos... se fue... sin decir adiós, ni nada... (Lola la miraba sin querer cortarla, dejando que siguiera hablando, que sacara todo lo que llevaba dentro) no pretendía que se quedara... pero... no sé podríamos haber hablado o... tomarnos algo no sé... Lola: Esther... esa chica... ¿te gusta? (preguntó directa) quiero decir (se intentó explicar) supongo que te gusta... sino no te acostarías con ella, pero... ¿hay algo más? E: No lo sé (dijo algo perdida) pero creo que sí (continuó diciendo algo vergonzosa) no digo que esté enamorada... pero... es que, no sé que me pasa... es pensar en ella y... uff... (Lola la miraba comprensiva) no sé... no sé que hacer... porque bastante claro ha dejado ella que solo es sexo y... (quedó callada, sin saber como continuar...) Lola: Anda ven aquí (dijo abriendo sus brazos sabiendo que su amiga necesitaba su apoyo) en un ascensor... joder y parecía tonta... (murmuró causando las risas de ambas, relajando un poco el ambiente) Tecleaba con fuerza mientras miraba la pantalla del ordenador con gesto serio, había llegado a trabajar con un claro síntoma de nerviosismo y aceleración, quería no pensar en nada, quería no recordar nada, no estaba bien, sabía que no estaba portándose bien y eso en parte la torturaba... Cris: Como sigas tecleando así, vas a hacer un agujero en el suelo (le dijo sentándose en la mesa contigua)

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No contestó, simplemente continuó con su trabajo, Cris la miraba con recelo, viendo como cada vez apretaba las teclas con más energía, miró sus papeles unos segundos para luego volver la vista a su amiga, acercó su silla a la mesa... Cris: ¿Pero qué te pasa? (preguntó directa) M: Nada (contestó, no queriendo hablar del tema y sin embargo comenzando a bufar) mira que hay centros comerciales en Madrid, joder (decía sin dejar de teclear, Cris la escuchaba con tranquilidad) Joder miles de personas van cada día a esos sitios y yo me tengo que quedar encerrada en un ascensor precisamente con ella Cris: ¿Con quien? (preguntó con cautela) M: Con Esther, joder, con Esther (protestaba) y encima ahí... venga a atacar... a decir idioteces... (continuaba escribiendo) a, a poner esa cara que pone... esa boca... a... a insinuarse... Cris: Excitarte, calentarte... (siguió diciendo) M: Pues sí (contestó como si nada) y acabamos ahí... como leonas... Cris: ¿Que? (preguntó totalmente sorprendida) ¿lo hicisteis ahí? M: Sí... sí (decía medio lamentándose) y no sé... me siento mal... yo no soy así joder... pero es que Esther... Cris: Te pone a cien (dijo sonriendo) M: Me pone histérica (contestó) y sí, me pone a cien... me... me... Cris: Te excita (la ayudó) M: Exacto (contestó prestándole algo más de atención, acercándose a ella, Violeta revoloteaba por allí, Maca no se dio cuenta) es que no sé que pasa... pero nos ponemos a discutir... Cris: Y las hormonas se revolucionan (terminó la frase) M: Y además... besa de una forma que... Cris: Que te hace no querer parar (siguió terminando) M: Y es tan... Cris: Fogosa (siguió) M: Sí Cris: Y buena amante (continuó con una sonrisa) M: Mucho (contestó por inercia) Cris: Y la ves y quieres... ya sabes... (siguió) M: Sí... aunque me lo niegue... (dijo mirando al vacío) Cris: Y te gusta... M: Sí... ¡No! (se corrigió rápidamente) quiero decir... Violeta: Maca (las interrumpió, habiendo escuchado parte de la conversación) ¿Has terminado ya eso? (preguntó) M: Eh... no (contestó prestándole toda la atención) pero en dos minutos lo acabo y te lo llevo... Violeta: Vale (contestó con una sonrisa) porque vamos con el tiempo justo... M: No te preocupes (contestó de nuevo, devolviéndole la sonrisa) estará a punto... Violeta: Bien (hizo amago de irse, mirando algo que tenía entre las manos, para volver de nuevo sobre sus pasos) oye Maca (le habló de nuevo acaparando toda su atención) ¿te has hecho algo? M: ¿Algo? (dijo descolocada) Violeta: Sí, en el pelo o algo (volvió a preguntar) M: No (contestó algo descolocada) ¿por?

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Violeta: Porque hoy estás preciosa (dijo arrastrando las palabras, regalándole una sonrisa y tomando el camino hacia su despacho...) Maca quedó embobada, mirando como se alejaba, olvidándose de la conversación que había tenido con Cris, olvidándose de ese momento en el ascensor, olvidándose de que un mundo existía fuera de allí... Cris: Que hija de putaaa (susurró Cris al ver lo que había vuelto a provocar en su amiga...) Terminaba de escribir con una sonrisa tonta, ante la mirada absolutamente perpleja de Cris que no entendía el poder que ejercía Violeta en ella, guardó el documento y como un niño con una piruleta en las manos se acercó hasta el despacho de Violeta quien terminaba de hablar por teléfono M: Hola (saludó) ¿puedo pasar? Violeta: Sí, claro (le sonrió) dime (dejó lo que estaba haciendo) M: Pues que ya tengo terminado esto (le dio el pen drive donde llevaba el documento) lo miras y me dices qué te parece Violeta: Estará perfecto (halagó) como todo lo que haces... M: Gracias (dijo contenta) Violeta: Oye Maca (puso los codos sobre la mesa mientras jugaba con un bolígrafo entre sus dedos) estaba pensando... ¿tienes algo que hacer esta noche? (soltó, dejando a Maca sorprendida) M: ¿Yo? (no podía ocultar su alegría) no, claro que no, ¿por? Violeta: Pues porque... estaba pensando que... no sé, podríamos cenar juntas... (le dijo) M: ¿En... en serio? (decía totalmente sonriente, Violeta asintió) ¡me encantaría! (dijo sin poder reprimir su alegría) De hecho hay un restaurante que quiero... Violeta: Mejor en casa (la cortó) más tranquilas... M: Ehh... cla... claro (la emoción casi no la dejaba hablar) claro mejor en casa... así podremos hablar de... de nosotras... Violeta: Sí, claro (contestó algo más rápido que lo habitual, como queriendo pasar a otro tema, sin querer ahondar demasiado en ese) pues te espero a las... ¿nueve? ¿Te viene bien? M: Me viene genial (no dudaba ni un segundo) te veo allí... Violeta: Vale (le sonrió como si hubiera ganado una batalla más) voy a mirar esto (dijo refiriéndose a lo que Maca le había dado) luego nos vemos... M: Sí... sí (contestó alejándose) yo voy... a, a seguir trabajando... (terminó de decir saliendo del despacho con una enorme sonrisa...) ¿a que no sabes con quien voy a cenar esta noche? (preguntó como una niña pequeña, casi dando saltitos) Cris: No lo quiero saber (dijo con seriedad) M: Cris (la llamó al ver que no le hacía mucho caso) Cris: ¿Qué Maca? (dijo mirándola) no me puedo alegrar, que quieres que te diga M: Pues vaya amiga (susurró algo mosqueada) Cris: Mira, cuando mañana vengas diciéndome que te acostaste con ella y que luego no quiso saber nada de ti, estaré allí, cabreada contigo pero estaré allí, así que ya me dirás que tal amiga soy (dijo con seriedad) pero ahora no me pidas que me alegre porque no me alegro, sé perfectamente lo que va a pasar... M: De verdad... que le quitas la ilusión a todo el mundo (dijo ahora ella enfadándose un poco...)

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Cris: Es que me fastidia que seas tan idiota de caer una y otra vez (contestó ya sin callarse nada M: Tú no lo entiendes (se defendió) Cris: Claro que lo entiendo (continuó) entiendo que estás tan obsesionada con esa... imbécil que no eres capaz de ver lo que tienes delante... (Maca la miró algo descolocada por aquella ultima afirmación) a ver... ¿Qué pasa con Esther? M: ¿Qué tiene que ver Esther? (preguntó) Cris: Pues no sé (se cruzó de brazos) dímelo tú (espero a que Maca dijera algo, quien se quedó callada sin saber a qué venía todo aquello) Maca hace un momento me estabas diciendo que te gustaba... y llega la tonta esa y te olvidas... M: A ver... Esther y yo no somos nada... (aclaró) yo puedo hacer con mi vida lo que quiera y lo que quiero ahora mismo es estar con Violeta... cenar con ella... punto Cris: Como quieras, Maca (dijo cansada) no tiene sentido que volvamos a tener esta discusión M: Pues ya está (concluyó) eres tú la que quieres discutir... yo venía tan contenta... Cris: Maca (la cortó para no gritarle) tengo trabajo... Se quedó mirando como Cris continuaba con su trabajo, esperando algo que no llegaba, recordó la conversación con Violeta y sonrió de nuevo, se sentó en su mesa y continuó trabajando esperando ansiosamente que llegara la hora de aquella cita... Los camareros entraban y salían de la cocina con los platos perfectamente cuidados entre las manos, las reservas ya habían llegado y alguna mesa más había sido ocupada, Lola atendía a todos los clientes con una sonrisa, llevándoles hasta su mesa y recomendándoles los mejores platos, Esther, por su parte, se afanaba en la cocina aunque su mente estaba bien lejos de allí, aquel día todo había sido extraño, el ascensor, la charla con Lola donde reconocía sentir algo más que atracción por aquella mujer... Lola: Esther... Esther (la llamaba viendo que había vuelto a quedarse pensando en sus cosas) ¡Esther! E: Ays qué (volvió a la Tierra) Lola: El plato de la dos (contestó señalando dicho pedido) que están esperando E: Ah, sí toma (contestó dándoselo) Lola: Y deja de pensar (medio gritó saliendo de la cocina) Por su parte, Maca terminaba de arreglarse, se había mirado veinte veces en el espejo, queriendo estar perfecta, sonreía, se mordía el labio, daba vueltas, volvía a mirarse... miraba el reloj... estaba nerviosa... muy nerviosa, y no dejaba de pensar en lo que pasaría aquella noche... Llegó a la cocina, cogió una botella de vino que guardaba para las ocasiones especiales y decidió llevarla con ella, recogió la chaqueta y el bolso y tras mirarse una ultima vez salió de allí, Violeta la esperaba y no quería demorarse... Poco tiempo después llegaba a aquel piso en el que había vivido durante algún tiempo, el piso que habían comprado entre las dos, del que ella había decidido irse arrepintiéndose nada más hacerlo, aquello no tenía que haber pasado, aquella última

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bronca, aquellas cosas que ambas dijeron, no tenía que haber pasado, las cosas no tenían que haber terminado así... Subió directamente aprovechando que una pareja salía del portal, tomó el ascensor, tres plantas la separaban de la noche en la que todo se arreglaría, al llegar a su planta se arregló la ropa que se mantenía perfecta, se atusó el pelo, sonrió y llamó al timbre... Un pequeño descanso en una noche llena de movimiento, Lola entró en la cocina mientras respiraba tranquila, como cada día todo parecía salir perfecto, los clientes estaban contentos, todos servidos y cada camarero asignado a cada sección del salón se mantenían pendientes para responder raudos a sus peticiones... Lola: Bueno qué (dijo sentándose por un momento) ¿me vas a contar qué te tiene en la Luna? (Esther la miró) espera... déjame adivinar... Maca... E: Sí... (afirmó) pero no es lo que piensas (aclaró antes de que dijera nada) es que estaba pensando que... ¿Y si voy de nuevo al bar? Lo mismo la veo y... no se hablamos un poco... no sé nada de ella... Lola: Pues menos mal que no era lo que pensaba (dijo con ironía) a ver Esther... (se acercó) Está claro que Maca solo busca una cosa de ti (continuó hablando, queriendo dejarle las cosas claras a su amiga, no quería que lo pasara mal) no hace falta que te diga qué es... así que... si lo que quieres es... eso, pues sí, ve... pero si vas con otras intenciones mejor no lo hagas, porque te puedes llevar un chasco... E: Ya, si lo sé (contestó bajando un poco la cabeza) pero, es que me gustaría saber cosas de ella ¿sabes? Lola: Es lo que pasa cuando te gusta alguien más de la cuenta (contestó) que quieres saber cosas sobre esa persona, el problema es que Maca solo quiere sexo contigo Esther... E: Bueno... lo mismo no solo quiere eso... Lola: Ya... (dijo incrédula) ¿te ha dado indicio alguno de que quiera saber algo más de ti en los días que os habéis visto? No (contestó ella misma) ¿ha hecho o dicho algo que no sea vamos a la cama o echemos un polvo cuando os habéis visto? Tampoco (volvió a contestarle, Esther tenía la mirada baja) no ha mostrado interés alguno en ti más que el meramente sexual... y tú te estás colando por ella... y lo pasarás mal... (finalizó) E: Ya... sí... si tienes razón (dijo un tanto apenada) Lola: Ey... que no te lo digo para hacerte daño (levantó su cabeza para que la mirara) al contrario... te lo digo porque me gustaría que fueras consciente de las cosas... que tengas claro qué busca ella de ti... sino... comenzarás a ilusionarte y no quiero que lo pases mal... ¿vale? E: Sí... (la miró un segundo) entonces no voy ¿no? (dijo haciendo que su amiga la mirara intranquila) Lola: Si solo quieres sexo, sí (contestó) si quieres algo más, lo mejor es que te alejes (terminó de decir... una de las camareras entró en la cocina pidiendo un nuevo plato, tras una mirada de ambas amigas, Lola volvió a su trabajo y Esther al suyo...) Al abrir la puerta Violeta la saludó sonriente, Maca se quedó medio embobada, la hizo pasar saludándola con cortesía, ella se mostraba nerviosa, tenía varias esperanzas puestas en esa cena...

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Violeta: Tú siempre tan puntual (dijo con amabilidad) M: No me gusta llegar tarde, ya lo sabes (contestó) he traído vino (dijo mostrando la botella...) Violeta: Vaya y del bueno (dijo mirando la etiqueta) M: Ya sabes que yo con el vino no juego (sonrió) Violeta: Lo sé, lo sé (llegaron al salón) bueno pues ¿una copita antes de la cena? (Maca asintió) pues voy a abrirla, ponte cómoda M: Claro (afirmó sonriente, quitándose la chaqueta y dejándola sobre el sofá, palmeó silenciosamente, moviéndose por aquel salón que tan bien conocía, recordando momentos, besos, caricias o miradas que allí se habían sucedido... la ultima noche que había estado allí, había terminado haciendo el amor con Violeta, encontrándose por la mañana con la cara fría de la que había sido su novia tiempo atrás, hoy, hoy todo parecía distinto... miró la mesa, perfectamente organizada... frunció el ceño... no todo era tan distinto...) tres... ¿Tres platos? (preguntó a una Violeta que volvía con la botella ya abierta y tres copas en la mano...) Violeta: Sí, le dije a Silvia que viniera a cenar también (contestó como si nada...) M: ¿Silvia? (preguntó contrariada) En ese momento escuchó una puerta abrirse y llegar hasta ellas la chica con la que Violeta se había marchado aquella vez del bar, abrió los ojos como platos, aquello tenía que ser una broma, Violeta no podía volver a hacerle algo así, no... tenía que estar soñando... Silvia: Hola, tú debes ser Maca (dijo presentándose con naturalidad ante una atónita Maca que no sabía donde meterse) soy Silvia, encantada... M: I... igualmente (no sabía como había sido capaz de hablar) eh... Violeta no entiendo nada (se dirigió a su ex que seguía sirviendo las copas) creí que cenaríamos solas (susurró) Violeta: Bueno... verás (le tendió la copa, dándole la suya a Silvia y regalándole una mirada cargada de algo que hizo que a Maca le hirviera la sangre, tomó un gran sorbo de su copa por no soltar lo primero que se le pasó por la cabeza) realmente esta cena es porque necesito proponerte algo... M: ¿Algo? (decía con voz aguda... en esos momentos se le pasaron varias barbaridades por la mente) Violeta: ¿Nos sentamos y hablamos? (decía totalmente tranquila) Silvia: Claro ( intervino la chica sentándose en la mesa...) Violeta: Bueno, Maca (dijo tomando el ritmo de la conversación) creo que mejor vamos directamente al grano (hizo una pausa) verás... creo que deberíamos hablar del piso... M: Del... del piso (repitió sin entender nada de aquella situación) Violeta: Sí bueno... lo compramos a medias (continuó) y... creo que lo más lógico es que lo vendamos, pero a mi me gustaría comprarte tu parte (terminó de decir) M: Mi parte (dijo asimilando todas las palabras) Violeta: Sí... lo he estado pensando y creo que es lo mejor (siguió diciendo) además, Silvia tiene razón cuando me lo dijo (Maca miró un segundo a la chica) tú ya tienes un piso, y seamos sinceras, encontrar algo que sea medianamente bueno en esa ciudad es un poco complicado (rió) M: Ya (bebió de nuevo) ¿y para eso esta cena? Violeta: Sí (contestó) pensé que era lo mejor, hablarlo tranquilamente...

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M: Tranquilamente... claro (decía asintiendo con la cabeza, sintiendo la rabia subir por su cuerpo) ¿y por qué tiene que estar ella aquí? (no pudo reprimirse) esto es algo entre las dos... Silvia: Bueno... vivo aquí (contestó) M: ¡¿Qué?! (a esas alturas no era capaz de controlarse) Violeta: Silvia y yo estamos... M: No ( la cortó) no quiero oírlo (se levantó) será mejor que me vaya (dijo recogiendo sus cosas) Violeta: Pero Maca... (hizo lo mismo) lo del piso... (continuó centrándose en lo que realmente le importaba) M: Vete a la mierda (espetó saliendo de allí, sin dejar que nadie dijera nada más...) La noche había terminado para ellas, acababan de recoger y ya cerraban las puertas de aquel restaurante, contentas por una nueva noche de buen trabajo, algo cansadas pero animadas... Lola: Que ganas tengo de llegar a casa y tumbarme en la cama (decía) estoy un poco cansada E: Sí, la verdad es que yo también (contestó dándole la razón) Lola: ¿Entonces no vas a ir al pub? (preguntó) E: No (le dijo convencida) tienes razón en lo que me dijiste... mejor alejarme... Lola: Creo que es lo mejor que haces (sentenció) E: Sí... supongo (dijo no muy convencida) Lola: Ey, más vale una retirada a tiempo Esther (volvió a decir) antes de que sientas más cosas E: Ya, ya lo sé (afirmó) anda, vamos que estoy muerta... (dijo comenzando a andar hasta su coche...) Se montaron ambas, Esther llevó a Lola a su casa, prometiéndole que al día siguiente si no salían muy tarde de trabajar irían a tomar algo, tomó el camino de vuelta a su casa, por un momento pensó en pasarse por aquel bar, tenía ganas de verla, sin embargo, Lola tenía razón, Maca solo buscaba de ella una noche de sexo y no quería eso, no pretendía que le jurara amor eterno pero no quería ser solo un simple juguete de una noche... así que decidió dejarlo para otro día... Llegó a casa, estaba cansada, se dio una ducha, se puso el pijama y se acostó, el cansancio hizo que se abandonara a Morfeo prácticamente cuando su cabeza se recostó sobre la almohada... Un sonido la despertó, sacándola de sus sueños, miró a su alrededor, estaba todo oscuro, agudizó el oído pensando que estaba soñando, pero al escuchar de nuevo el timbre se dio cuenta que era real, miró el reloj, las cuatro de la madrugaba marcaba, frunció el ceño, se levantó y fue hasta la puerta, mientras el timbre continuaba sonando insistente al mismo tiempo que unos golpes le hacían saber que quien fuera se ayudaba con el puño para hacerse oír...

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Miró por la mirilla y lo que vio la dejó totalmente atónita, no esperaba eso, mucho menos de esa manera, pensó en no abrir, pensó en obviar el ruido meterse en la cama y olvidarse de lo que había visto, sin embargo no pudo, abrió la puerta preocupada... E: Pero... ¿qué haces aquí? (preguntó...) M: Jijijiji (reía con claros síntomas de embriaguez apoyada en el quicio de la puerta que estaba que se cayera debido a su poco equilibrio en esos momentos) tasss muu sexi con ese pijama (decía mirándola de arriba abajo) E: Maca, ¿estás borracha? (preguntó viendo más que obvia la respuesta...) M: No (contestó con la boca pequeña) bueno jajaja solo un poquiiiiito (hizo el gesto con la manos) contentiilaaa jajaja (terminó de decir) E: ¿Qué haces aquí? (quiso saber) M: Verte... con ese pijama sexiii (contestó) E: Maca son las cuatro de la mañana (informó) ¿porqué no te vas a casa y descansas? (dijo intentando ser paciente) M: Nooooo (siguió) mejor... mejorr follamoss (dijo sin tapujos, desinhibida totalmente por el alcohol) E: Maca, mejor te vas (dijo un tanto nerviosa) M: NO (contestó enérgica) me quedo (dijo convencida de ello) aquí jijijiji E: Uff... Maca vete (dijo cansada)es tarde y quiero dormir (hizo el intento de cerrar la puerta, pero Maca se lo impidió) M: No me dejes sola (pidió, dejando impactadísima a Esther por la necesidad que había en sus palabras) por favor... no me dejes sola (repitió, casi como un ruego... haciendo que Esther quedara sin saber que hacer, esa casi súplica, era lo último que esperaba de Maca...) Se echó a un lado, no supo porque pero algo le dijo que no podía dejarla así, le hizo un gesto con la mano invitándola a pasar, Maca intentó dar un paso, pero su poco equilibrio hizo que cayera al lado contrario, habría caído al suelo si no fuera porque Esther la sujetó E: Anda, te ayudo (le dijo) menuda llevas encima... M: Jijiji (reía agarrada a ella) ya sabía yoo, que no podías resissistirte a mi (dijo intentando meterle mano) E: Maca (la cortó enérgica) quieta o te vas (advirtió) M: Andaaa... solo un pocoo (decía divertida mientras continuaba intentando ver algo de su piel) que buena tass E: Maca por favor (la paraba) M: Shhh (hacía el gesto de silencio con el dedo en su boca) déjame pillar cacho (lo intentó de nuevo) E: Mira Maca (una vez más la volvió a parar ) si te he dejado pasar es por tu lamentable estado, pero si a lo que has venido es a esto, mejor te marchas (hizo el intento de volver a la puerta) M: Perdona (volvió a poner el mismo tono necesitado que había usado antes) perdona por favor (dijo con angustia) solo... solo quiero olvidar... yo... (se sentó en el sofá) E: Voy a hacerte un poco de café (dijo dejándola allí y encaminándose a la cocina...) Mientras preparaba la cafetera no dejaba de pensar en las ultimas palabras de Maca... “olvidar” ¿olvidar a quien? ¿olvidar el qué? Había tantas cosas que no entendía de aquella mujer... por su mente pasaron mil películas que se formaban con facilidad, ¿tal

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vez olvidar a una ex? Sería lo más lógico, entonces... ¿las veces que se habían acostado había sido simplemente porque quería olvidarse de otra? Aquel planteamiento le dejó un sabor amargo, incluso llegó a enfadarse con ella misma y con Maca y no sabía exactamente porqué le molestaba tanto... El café terminó de hacerse y cuando volvió al salón, intentando quitarse todos esos pensamientos de la cabeza, la encontró medio tumbada, con medio cuerpo fuera del sofá y durmiendo profundamente... su gesto adusto se convirtió en tierno, aquella imagen la llenó de dulzura, la tranquilidad que reflejaba el rostro de Maca allí dormida hizo que se olvidara de todo, sus gestos relajados, vulnerables, dejándole ver un nuevo rostro que diría, le gustaba más que cualquier otro que hubiera visto en ella, se olvidó de sus pensamientos, y apareció en ella una suave y tierna sonrisa... La acomodó sobre el sofá quitándole los zapatos y subiendo sus piernas a él, fue a buscar una manta y la tapó con ella, se quedó mirándola, se agachó, sin poder contenerse, quitó un mechón de pelo que cubría parte de su rostro, acarició su mejilla un par de veces intentando que no se despertara, suspiró... E: Descansa (susurró acercándose y besándola en la frente antes de levantarse) Se alejó de ella en dirección a su cuarto, antes de salir del salón volvió la vista hacia su cuerpo un segundo, Maca se revolvió, acomodándose más en el sofá, sin despertarse para nada, la sonrisa volvió a aparecer y terminó por salir de allí... Ya en la cama no podía dejar de dar vueltas, pensaba en las palabras que había dicho, en su comportamiento con ella, en todo lo que había pasado desde que se conocieron, quería, deseaba saber más cosas de ella, quería saber qué le atormentaba, qué le hacía comportarse de esa manera, estaba segura que no era así, Maca no podía ser esa persona superficial que se le había presentado en cada ocasión que la había visto, y esos dos escasos momentos en los que había dejado ver tan solo un poco de sus miedos así se lo decían... sin darse cuenta, pensando en ella volvió a sucumbir al sueño, dejándose arrastrar por un Morfeo que la llevaba a descubrir un nuevo mundo de fantasías... Se movió, notándose incómoda en aquella posición, sintiendo una fuerte punzada en su cabeza, abrió lentamente los ojos, acostumbrándose a la molesta claridad, intentó levantarse y un mareo hizo que se lo pensara mejor, miró a su alrededor, la casa era conocida pero no era la suya, frunció el ceño, vagos recuerdos de la noche anterior llegaban a ella, la cena... Violeta... aquella otra mujer... su enfado, sus ganas de llorar, de pegar a alguien, el bar... las copas... y nada más... E: Hola (escuchó que alguien le decía con delicadeza) ya te has despertado... M: Agg sí (contestó) hola Esther... E: ¿Cómo estás? (preguntó) M: Me duele todo (le dijo, mirándola con extrañeza) ¿qué hago aquí? (quiso saber) E: ¿No te acuerdas? (volvió a preguntar) M: No... (dijo intentando recordar algo más) recuerdo que bebí un poco de más... E: ¿Solo un poco? (dijo chistosa) yo diría que mucho de más... apareciste aquí a las cuatro de la mañana... y bueno... no quise que te fueras en ese estado...

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M: Ya (por más que lo intentaba no era capaz de recordar nada) lo siento... yo... no sé, no sé como llegué ni... (parecía nerviosa) perdona... E: Tranquila (quiso quitarle importancia) lo importante es que estás bien... con resaca, pero bien... M: Sí... bueno (se sentó, sintiendo de nuevo una punzada en la cabeza) ¿Estuve muy pesada? (dijo con algo de vergüenza) suelo ponerme pesadita cuando bebo... E: Digamos que estuviste... graciosa y... algo... caliente (dijo riendo) M: Dios... lo siento (se lamentaba) Esther de verdad que lo siento... siento si dije algo o hice algo que... E: Maca (la paró) de verdad no pasa nada... M: Ya pero... no sé... es que no recuerdo nada y... E: Mira, si hubieras hecho algo malo o que me hubiera molestado demasiado te aseguro que hoy no estarías aquí (le aseguró) solo estabas un poco pesadita, como tú has dicho, pero fue sentarte en el sofá y te dormiste enseguida... M: Vale (decía no muy convencida) E: Toma (le ofreció una taza) he hecho café (Maca lo cogió agradeciéndole el gesto con la cabeza) ¿puedo preguntarte algo? (se atrevió a decir, Maca no contestó, lo que le hizo pensar que le daba permiso) sé que no soy nadie y no tienes que contestar si no quieres... pero ¿Qué es lo que te pasó ayer para que bebieras tanto? M: Tuve... (carraspeó un poco) tuve una mala noche... y se me fue de las manos... E: Ya (dijo, captando la superficialidad de su respuesta, lo que le dio a entender que no quería hablar del tema...) Quedaron en silencio unos minutos, extrañamente para las dos, ambas disfrutaron de él, sintiéndose acompañadas, sin incomodidades a pesar de la situación en la que estaban, se miraron y bajaron la mirada casi al instante... M: Bueno yo... (dijo algo desconcertada) debería irme... se me hace tarde (miró el reloj) E: Sí, claro (contestó, sin querer que se fuera, pero sabiendo que no podría hacer nada, aquello no era nada...) M: Que... que gracias, Esther y siento... siento haber venido así... E: No pasa nada (dijo regalándole una hermosa sonrisa a la que Maca contestó) M: Vale (susurró mirándola detenidamente) me voy (dijo poniéndose en pie) E: Sí (hizo lo mismo acompañándola a la puerta) bueno espero que... que te mejores... digo, del dolor de cabeza y eso... con la resaca supongo que te dolerá (aclaró) M: Sí (sonrió) un poco... E: Pues eso (abrió la puerta) hasta... luego... M: Hasta luego (dijo saliendo del piso, llamó al ascensor, cerró los ojos un segundo, respiró y volvió sobre sus pasos quedándose frente a Esther que se mantenía aún con la puerta abierta) que... bueno me... me gustaría agradecerte lo que has hecho esta noche... y... no sé, tal vez te gustaría que quedáramos para tomar un café o... E: Me encantaría (contestó con una amplia sonrisa) M: Bien pues... te llamo y cuando puedas, quedamos (dijo sacando un boli y un papel) ¿me apuntas tu teléfono? E: Sí (dijo apuntándolo) ten M: Vale... ¿te llamo... esta tarde? (preguntó) E: Esta tarde estoy libre, sí (no dejaba de sonreír) M: Genial pues, luego hablamos y quedamos... (el ascensor llegó a la planta) hasta luego (se despidió antes de subir al ascensor)

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E: Hasta luego (susurró cerrando la puerta, quedando apoyada en ella con una sonrisa tonta en los labios...) Entró en el restaurante como si fuera una persona diferente, con una enorme sonrisa en los labios, como si en lugar de andar flotara, sus compañeros la miraban con expectación, preguntándose qué tendría a su jefa tan contenta... E: Hola a todos (saludó) pero que pedazo de personal que tengo (decía halagando a los chicos) sois los mejores, de verdad (sonrió antes de meterse en la cocina... Lola la siguió) hola guapa (dijo al verla a su lado) ¿Cuántas reservas tenemos para la comida? Lola: Pues... (la miraba de medio lado, intentando averiguar qué era lo que la tenía así) de momento tres (le comunicó) ¿Qué te pasa? (preguntó sonriendo) E: ¿A mí? Nada (dijo sin quitar la sonrisa de la cara) Lola: Pues quien lo diría (contestó) no sé, estás como... radiante... E: Estoy contenta (dijo como si nada...) Lola: A ver... (decía mientras pensaba) ayer... me dejaste en casa y estabas un poquito... plof... y hoy estás casi eufórica... E: Vale, vale (dijo dejando lo que estaba haciendo) ayer Maca se presentó en mi casa a las cuatro de la mañana... muy borracha... Lola: ¿Qué? (alucinó) E: Ey, tranquila que no paso nada... se quedó dormida (informó) pero esta mañana cuando se ha despertado... no sé, estaba como avergonzada y... hemos quedado para tomar un café (sonrió ampliamente) me llamará esta tarde... Lola: Ah, que bien (dijo no muy convencida) E: ¿Ah que bien? (preguntó algo cortada por su contestación) ¿solo vas a decir eso? Lola: No sé que más quieres que te diga (dijo mostrándose preocupada) E: No sé, pero te podías alegrar un poco... digo yo Lola: No, si... sí me alegro... pero... no sé (volvió a decir) me da miedo que acabes dañada, solo eso... E: Ay Lola, solo vamos a tomar un café (dijo de nuevo) no te pongas agorera... Lola: Está bien... como quieras... (se dio por vencida) voy a preparar todo... E: Vale (contestó siguiendo con lo suyo...) Por otro lado, Maca trabajaba con la mirada perdida, miraba de vez en cuando al despacho de Violeta y sentía la rabia apoderarse de ella, volvía la vista al frente y continuaba tecleando intentando olvidarse de esa punzada constante que tenía en la cabeza, producto sin duda de todo el alcohol que había tomado la noche anterior... Cris: Menuda carita... (le dijo su amiga) M: Cris, no estoy para nada (dijo algo cansada) Cris: Por lo que veo no fue bien tu super cena (comentó) M: Cris... por favor... Cris: Vale, vale (hizo aspavientos con las manos para dejar el tema) M: Uff... (dejó de escribir, la miró y se acercó) la cena fue un autentico desastre... y esta mañana me he despertado en casa de Esther... Cris: ¿Como? (preguntó alucinada) M: No sé... no tengo ni idea de cómo llegué allí... solo sé que me desperté en su sofá... bebí demasiado...

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Cris: Ya te vale, Maca (la regañó) M: No me digas nada, por favor... bastante avergonzada estoy ya (dijo con pesar) lo pasé fatal anoche... resulta que Violeta estaba en casa, en su casa (rectificó) con una tal Silvia... están viviendo juntas... ¿te lo puedes creer? Cris: De esa me creo cualquier cosa (dijo con desdén) M: Lo único que quería era que le vendiera mi parte del piso... (informó) Cris: Pero que cabrona es... (murmuró) no te voy a decir que te lo dije... M: Cris... me lo acabas de decir... (contestó) Cris: Sí, vale... pero es que te lo dije Maca (dijo crispada) En ese momento ambas sintieron la presencia de alguien frente a ellas, al levantar la vista el rostro de Maca cambió de expresión, Violeta las miraba esperando algo, al ver que nada llegaba, decidió ser ella la que hablara... Violeta: Maca, necesito comentarte unas cosas (le dijo) te espero en mi despacho (terminó de decir sin darle opción a réplica...) Vieron como se alejaba, “capulla” murmuró Cris, Maca se mantuvo en silencio un segundo hasta que se levantó para ir a su encuentro, entró tras llamar y la miró con rabia... M: ¿Qué quieres? (preguntó) Violeta: Bueno... ayer te fuiste de ese modo y... M: Me fui como me dio la gana (contestó borde) ¿qué quieres? Violeta: Bueno... disculparme (dijo con cara de cordero degollado...) y... no sé, preguntarte si te has pensado lo del... lo del piso... M: No, no me lo he pensado (siguió con su misma postura) ya te diré algo... ¿alguna cosa más? Violeta: Maca yo... bueno Silvia y yo... (la miró) Estamos muy ena... M: Me voy trabajar (dijo sin querer escuchar nada más...) Salió de allí furiosa, rabiosa por ver que aún violeta ejercía sobre ella un poder que comenzaba a cansarle, se sentó en su mesa, miró su ordenador y tras esto, algo despechada cogió el teléfono y marcó el número y esperó a que contestaran... E: ¿Diga? (contestó al otro lado de la línea) M: Hola Esther (le dijo) soy Maca... E: ¡Maca! (exclamó, sintiendo como se le caía de las manos todo lo que llevaba en ellas) ho... hola, ¿qué tal? ¿Cómo vas? M: Bien, bien (dijo quitándole importancia a su resaca) ¿te viene bien quedar a las cinco y media hoy? (fue directa al grano) E: Ehh... sí (miró su reloj) sí claro, estupendo... M: Vale pues... paso por ti y... ya vemos qué hacemos (dijo pensando en que ella ya sabía perfectamente lo que quería hacer...) E: Estupendo (sonrió a más no poder) luego te veo... M: Sí, adiós (colgó y volvió a poner sus cinco sentidos en la pantalla del ordenador, sintiendo la mirada de Cris, entre acusadora y sorprendida) no me digas nada Cris, no me digas nada (dijo sin mirarla...)

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Como bien habían quedado, a las cinco y media Maca llegó a casa de Esther, llamó y esperó unos segundos a que esta abriera la puerta, al hacerlo, lo único que tenía ganas era de perderse en su cuerpo y olvidarse de todo lo demás, la chef la miraba son una sonrisa E: Hola (saludó) M: Hola (dijo sugerente) que guapa... E: Eh... gracias... (contestó poniéndose algo roja) pero sólo son unos vaqueros y una camiseta... M: Pues te sientan de muerte (dijo mordiéndose el labio) E: ¿Nos vamos? (preguntó) M: ¿Y por qué no mejor nos quedamos aquí? (se acercó a ella, lentamente, confundiéndola con su aroma) E: Eh... Maca (la intentó parar, viendo como ya se perdía en su cuello...) M: Vamos a tu habitación (dijo besando aquella curvatura, sintiendo como Esther poco a poco iba cayendo de nuevo) estaremos más cómodas... E: No, no (la paró) Maca no... (la separó) M: Venga Esther (insistió) E: Maca... Maca por favor (la separó de ella...) M: ¿Qué pasa? (preguntó ya alejada) E: Que no quiero esto Maca (contestó) no quiero esto (repitió) M: Venga... no me dirás que no te lo pasas bien... E: No es eso... (dijo bajando la cabeza) es solo que no quiero ser... no quiero ser tu juguete... M: Esther... somos adultas (siguió diciendo...) E: Lo sé... lo sé (le dio la razón) pero no quiero esto... no más... M: ¿Por qué? (preguntó) nos lo pasamos bien juntas... E: Porque no, Maca (levantó la cabeza para mirarla) porque me conozco... y... y me sería muy fácil enamorarme de ti (dijo sorprendiendo a Maca que se quedó sin saber qué decir) y de este modo solo lo pasaría mal... (abrió la puerta de la calle) así que mejor... será mejor que te marches... (decía algo abatida, sintiendo la mirada de Maca sobre ella...) Se quedó parada, mirándola fijamente, aquella declaración no se la esperaba para nada, en cierta manera la halagó, una parte de ella le pidió que se alejara, que la dejara en paz antes de hacerle daño, que no merecía que se comportara así con ella, la miró con una ternura que no supo de donde salió, la miró con dulzura al escuchar sus palabras, era directa, decía las cosas claras y le paraba los pies, eso le gustaba... su parte racional gritaba que se fuera y la dejara en paz antes de lamentar algo, sin embargo, otra parte le pedía que se quedara, que se dejara querer, tal vez esa era la solución de sus problemas, tal vez con ella conseguiría olvidar ciertas cosas que quería dejar de recordar... M: Esther yo... E: No (la cortó) no, Maca por favor, vete (casi le rogó) vete (dijo en un susurro) M: ¿De verdad quieres que me vaya? (preguntó sin moverse de su posición) E: Sí, Maca (contestó) vete M: Esther... (buscó su mirada) vamos a tomar ese café (le dijo) E: No, Maca, por favor (insistió) M: Mira... lo siento (se disculpó) siento haber llegado así y hacerte pensar que lo único que quería era un... un polvo...

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E: Es que era lo que querías Maca (la cortó) M: Vale... (lo aceptó) puede que sea cierto pero... escucha (intentó que la mirase) me gustas Esther (declaró) y... siento haberme comportado así... (volvió a disculparse) sinceramente, me gustaría conocerte... E: No, Maca (insistió en su negativa) M: ¿Por? (quiso saber) E: Porque no sé si lo que dices es sincero o solo para conseguir llevarme a la cama... (dijo con toda la sinceridad del mundo) no nos conocemos Maca y lo poco que hemos tratado solo ha sido para lo mismo... M: Vale... vale (respiró, moviendo la cabeza mientras pensaba bien en sus palabras) mira hacemos una cosa... Esther por favor, mírame (Esther lo hizo) vamos a quedar otro día... cuando tú digas... te prometo que no intentaré nada... que iremos a donde tu digas, a un sitio rodeado de gente... te prometo que no habrá sexo... solo conocernos... charlar, no sé (ni ella misma sabía que era lo que le impulsaba a decir aquello) E: Maca si... si me enamoro de ti... lo pasaré mal... (dijo sincera) M: Pues no te enamores (Esther la miró sorprendida) no pretendo que lo hagas, yo tampoco pretendo hacerlo (siguió diciendo) solo seremos amigas... E: No sé Maca (dijo sin saber qué contestar a eso...) M: Esther... solo quiero conocerte un poco mejor... (repitió) me gustas (le volvió a decir) y quiero no sé, saber cosas de ti... E: Yo... yo no... (no sabía que decir) M: Mira, dame solo la oportunidad de tomarte un café conmigo (le propuso) luego si no quieres saber nada más de mí pues lo dejamos ahí... (siguió) pero no quiero que tengas una opinión equivocada de mí... E: Solo tengo la opinión que tú me has dejado ver (contestó) M: Por eso, por eso mismo (insistió) yo no soy así... o no lo era (bajó la cabeza) solo un café (volvió a decir) solo uno... Se quedó en silencio un segundo, viendo como estaba esperando una respuesta y realmente quería decirle que sí, quería tomarse ese café, quería saber hasta qué punto Maca estaba siendo sincera... E: Está bien (asintió, Maca sonrió) mañana tengo el día libre... M: Bien, perfecto (contestó) pues... te paso a recoger a las... E: No (la cortó) mejor nos vemos en la cafetería “la Platea” a las seis (dijo fijando lugar y hora, sin darle opción a réplica) M: Vale (asintió convencida) allí estaré (sonrió) gra... gracias... E: Nos vemos mañana (contestó invitándola a irse, Maca asintió, la miró un segundo y salió de allí, Esther cerró la puerta con una sensación extraña) no sé que estoy haciendo (murmuró apoyándose contra la madera...) Cuando Esther llegó a la cafetería lo hacía con un nudo en el estómago, se había pasado todo el día anterior con nervios en el cuerpo, había desechado la idea de contárselo a Lola, no quería que le dijera algo que la hiciera pensar demasiado y no acudir a aquella cita, era consciente de muchas más cosas de las que quería ser y eso la asustaba más de lo que pensaba... Entró mirando a todos lados, llegaba con cinco minutos de retraso, probablemente su retraso se debía a que había estado pensando si entrar o no demasiado tiempo, la

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encontró sentada, mirando por la ventana, parecía nerviosa y calmada a la vez, tomó aire y ase acercó hasta allí, Maca al verla se levantó M: Hola (dijo dándole dos besos) E: Hola, perdona el retraso (contestó) M: No pasa nada (le restó importancia sentándose e invitándola a hacer lo mismo) ¿qué quieres tomar? E: Pues... un café con leche y hielo (pidió) hace calor... M: Sí, la verdad es que demasiado (pidieron al camarero y quedaron mirando a la nada, ambas estaban nerviosas, ambas se sentían extrañas) bueno yo... Esther quería disculparme por... E: No hace falta (la cortó) ya lo hiciste ayer... M: Sí pero aún así... no sé... no soy así... (dijo de nuevo) E: No sé como eres (le dijo ella) así que no puedo opinar sobre eso... pero estamos aquí ¿no? podrás demostrarme que no siempre te comportas de esa manera... M: Sí, claro (sonrió, y Esther, inevitablemente se perdió en su sonrisa, en su mirada) está bien este sitio (dijo intentando comenzar aunque fuera una absurda conversación) no había estado nunca E: A mí me encanta (le dijo) es una cafetería pequeña, con buen ambiente... el café te aseguro que está buenísimo... la descubrimos Lola y yo un día y desde entonces vengo cada vez que puedo... M: Pues está muy bien (seguía mirando alrededor) no sé, tiene algo... E: Sí, eso es exactamente lo mismo que dije yo la primera vez que vine (sonrió, y ahora fue Maca la que quedó mirando su sonrisa) M: Eh... bueno cuéntame... ¿a qué te dedicas? (preguntó) E: Soy Chef de un restaurante (contestó orgullosa de su trabajo) M: ¡Anda! ¿sí? (dijo) ¿Qué restaurante? (quiso saber) lo digo por saber donde tengo que ir a cenar la próxima vez que salga y así... tal vez me salga gratis... E: Pero qué morro (rió con ganas) pues ahora no te lo digo... ala, si quieres tendrás que averiguarlo... M: Ey... no me harás recorrerme todos los restaurantes de Madrid ¿no? (decía divertida) E: Pues sí (contestó) M: Que mala (siguió bromeando) E: Eres tú la que quieres que te lo diga para cenar gratis (continuó) que por cierto... ¿qué te hace pensar que te saldría gratis? (pinchó) M: Umm... no sé... me camelaría a la chef (dijo en un tono sugerente a la vez que bromista) E: Eso si ella se deja camelar (continuaba con aquel juego tonto y se sentía bastante bien, se sentía a gusto, tal vez demasiado) ¿y tú? ¿en qué trabajas? (ahora fue ella la que preguntó) M: Pues soy columnista en una revista mensual (contestó) nada del otro mundo la verdad... E: Así que periodista... (Maca asintió) ¿y en qué revista trabajas? M: Jajaja... pues... como tú no me dices de qué restaurante eres chef... yo no te digo en que revista trabajo (dijo con picardía) E: Eso no vale (dijo graciosamente) M: Sí que vale (contestó enérgica) E: Vale, pues da igual... no quiero saberlo (rió) M: Pero yo sí (insistió) E: Pues ya sabes (enarcó una ceja) busca un poco...

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Podría parecer la conversación más absurda que alguna de las dos habían tenido nunca, sin embargo, con ella, consiguieron romper el hielo y la tensión que al principio se había producido entre las dos, consiguieron así, dejar a un lado todo lo que había pasado anteriormente entre ellas y de alguna manera comenzar de nuevo... La conversación siguió con otro café, y otro más, pasaron la tarde hablando, de todo, de nada, conversaciones intrascendentes que sirven para soltarse ante la otra persona, temas a veces más banales que otros que lograban una comodidad entre las dos que a ambas le gustaban, dejaron de darse cuenta del tiempo, dejaron de mirar el reloj enfrascadas en sus palabras... E: Vaya (dijo mirando el reloj por primera vez desde que llegara) se ha hecho un poco tarde... M: Sí, es verdad (contestó) ni siquiera me he dado cuenta E: Será mejor que me vaya (dijo recogiendo su bolso) M: ¿Y porqué no cenamos mejor? (propuso) ya que estamos... E: Umm... mejor lo dejamos para otro día (le sonrió de nuevo, Maca devolvió la sonrisa) esto solo era un café... M: ¿Entonces habrá otro día? (preguntó con cierta ilusión) E: No me importaría (contestó) M: Vale... (dijo mirándola) pues... te llamo y quedamos... E: Claro (respondió, la miró un segundo... una eternidad) me lo he pasado bien... M: Yo también (contestó sincera) E: Bueno, hasta luego (se despidió, acercándose para darle dos besos de despedida...) M: Hasta luego Esther (dijo quedándose parada viendo como se alejaba de allí, se lo había pasado bien... muy bien...) Cris entró en la oficina con un par de cafés en las manos, miró hacia la mesa de su compañera y la vio sonriente tecleando, como siempre, en el ordenador, sonrió ella y siguió andando hacia allí... Cris: Hola (saludó divertida) te traigo café... M: Umm gracias (dijo tomando su taza y dándole un buen sorbo) me hacía falta Cris: Te veo muy... ¿contenta? (preguntó sin dejar de mirarla) M: No sé (dijo sin casi mirarla) Cris: Vale... a ver Maca... cuéntame que pasa M: Nada (contestó tranquila) no pasa nada Cris: Ya... (dijo dejando claro que no se creía nada) M: Vale... ayer estuve con Esther (confesó) Cris: ¿Otra vez? (preguntó inquieta) a ver Maca... no puedes seguir con eso ¿vale? (Maca la miró interrogante) pues que no puedes seguir tirándotela si aun piensas en Violeta, Maca no es bueno ni para ti, ni mucho menos para ella... M: Para, para (la cortó) ¿Quién ha dicho que lo hicimos? (Cris la miró sin saber qué decía) solo estuvimos tomando un café Cris: Ah sí (dijo algo cortada) M: Pues sí (contestó algo molesta por el primer pensamiento de su amiga) Cris: Ah... bueno y... ¿y qué tal? (preguntó algo cortada y sin esperarse ese cambio de Maca)

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M: Pues la verdad es que bien... lo pasamos bien... (contestó) Cris: ¿Y esa sonrisa? (preguntó pícara) M: Nada... que lo pasé bien (contestó como si nada) Cris: Te gusta (afirmó) M: No te lo voy a negar (dijo tranquilamente) es una chica encantadora, pero vamos que no te pienses cosas que no son Cris: No, si yo no pienso nada (siguió diciendo) M: Ya... Cris: ¿Habéis vuelto a quedar? (se interesó) M: De momento no (le dijo) ya la llamaré... Cris: Vale... Maca (dijo para que le prestara atención) déjate llevar un poco... olvídate de quien tú sabes... M: No me comas la cabeza Cris (dijo no queriendo llevar la conversación por ahí) Mientras tanto, Esther y Lola abrían el restaurante, entraban en él mientras la Chef soportaba las “recriminaciones” de Lola, había pensado no decirle nada, pero su amiga la conocía mejor de lo que pensaba, no podía ocultarle las cosas, cuando le contó su “cita” con Maca, Lola había puesto el grito en el cielo, sabía que su amiga sentía más cosas de las que decía, y tenía miedo a que saliera dañada... Lola: Es que no lo entiendo (seguía diciendo) que pareces tonta, Esther... E: Lola... solo fue un café ¿vale? (repitió) nada del otro mundo Lola: Ya, nada del otro mundo por ahora... (apuntó) no sé, esa chica... E: Lola... anda, no te enfades, alégrate por mí, ya está (pidió) La vio con esa sonrisa tan amplia, con esos ojos casi brillantes y tenía que reconocer que se alegraba por ella, aunque tuviera miedo de lo que pudiera pasar, verla así le encantaba Lola: Está bien (sonrió) espero que salga bien... E: Y yo (dijo en un susurro...) Dos días después, Esther esperaba en la cola del cine, nerviosa, demasiado, intentando aparentar tranquilidad mientras miraba a su alrededor, ya había comprado las entradas y miraba el reloj una y otra vez... escuchó el ruido de una moto y miró hacia la calzada, allí Maca quitaba el contacto y se bajaba mientras con movimientos rápidos se quitaba el casco... M: Lo siento (dijo llegando hasta ella) siento llegar tarde, es que no he podido salir antes... E: No pasa nada (le dio dos besos) ya tengo las entradas compradas (se las enseñó) M: Bien, vale (las cogió) oye, estás guapa (dijo mirándola de arriba abajo) E: Maca... (contestó algo ruborizada) M: Ey, que no lo digo con ninguna pretensión (sonrió) es la verdad E: Pues gracias (dijo tímida) M: Eh... bueno, he pensado que después de la peli podemos hacer algo... (dijo cambiando de tema...) E: No puedo... (contestó) luego tengo que ir al restaurante... trabajo esta noche...

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M: Ah, vaya (dijo algo desilusionada) bueno, mejor, así te llevo y veo donde es... E: Jajaja (rió) de eso nada, tengo el coche aparcado aquí mismo... así que vas a tener que seguir buscando... M: Cruel (dijo tierna y divertidamente) E: Anda, venga, que ya vamos a entrar (le dio un palo en el hombro, Maca se le había quedado mirando tan fijamente que sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, cuando vio la cola moverse, vio el cielo abierto, para escapar de su mirada...) La película fue divertida, una de esas comedias románticas que a veces parecen chorras pero con las que te ríes bastante, en más de una ocasión sus manos se habían rozado al ir a coger palomitas, en esas ocasiones ambas se habían mirado a los ojos, sonriendo levemente y volviendo a prestarle atención a la filmación... A aquel cine le siguió otro, comenzando a quedas más seguidamente, salían a tomar algo, a divertirse un poco en la noche madrileña cuando sus trabajos lo permitían, comenzaban a conocerse mucho más, si bien Maca no tocaba temas demasiado personales como podía ser Violeta, si debía reconocer que se sentía muy a gusto con Esther, que le gustaba estar con ella, que algo se movía cada vez que hablaban por teléfono o se veían... Por su parte Esther, aunque no lo reconociera sabía que aquello que no quería que ocurriese se estaba dando, cuanto más conocía a Maca más quería estar con ella, cuanto más hablaba con ella más ganas tenía de que llegara el día de verla, se estaba enamorando... se estaba enamorando y no sabía como pararlo... Así pasó cerca de mes y medio, en el que quedaban casi a diario para verse aunque fueran cinco minutos, no había pasado nada entre ellas, ni tan siquiera un simple beso, Maca estaba cumpliendo lo que prometió y Esther no se atrevía a dar un paso más, simplemente eran dos amigas que se sentían demasiado a gusto una junto a la otra... Ese día Esther tenía libre, habían quedado para cenar, le hacía gracia aquel juego de “búscame” que había comenzado con Maca quien insistía en que le dijera en qué restaurante trabajaba, la chef se negaba a ello... y aunque quería seguir con aquel juego había decidido invitarla a cenar... en casa... ella prepararía la cena... en cierta medida eso le aterraba... Por su parte, Maca, pasó toda la mañana en el trabajo de los nervios, sabía que cenaría esa noche en casa de Esther y un nudo se había instalado en su estómago, era obvio que el deseo sexual que sintió al principio por ella seguía intacto, pero no quería estropearlo eso que poco a poco se iba fraguando entre ellas... Violeta: Maca ¿tienes un momento? (dijo Violeta sacándola de sus pensamientos) M: Sí, dime (contestó mirándola) Violeta: ¿Puedes venir a mi despacho? (propuso, Maca asintió se levantó y la siguió hasta allí) M: Tu dirás (dijo cerrando la puerta tras de sí...) Violeta: Sí... ehh... bueno yo... quería (decía pareciendo nerviosa, cosa que sorprendió mucho a Maca) quería preguntarte algo... (bajó la cabeza, Maca esperó a que dijera algo más) ¿te pasa algo conmigo? (soltó)

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M: ¿Contigo? (dijo asombrada, aquello sí que no se lo esperaba) Violeta: Bueno... es que como últimamente estás tan... tan lejos... M: Espera... espera (la cortó) ¿Qué yo estoy lejos? (decía alucinada) eres tú la que se alejó de mí, no sé si quieres que te lo recuerde y no sé a que viene esto... se supone que estás con... con esa Silvia... Violeta: Te echo de menos (soltó de nuevo, dejando impactada a Maca) necesito que hablemos (siguió diciendo, Maca no podía siquiera moverse) cenemos esta noche Maca... (propuso) cenemos juntas y hablamos... (terminó de decir, esperando una respuesta por parte de Maca...) Impactada fue poco para como se quedó ante aquellas palabras... ¿Qué era eso? ¿a qué huevos venía todo aquello? Violeta la miraba esperando una respuesta, ella tenía demasiados pensamientos en la cabeza como para poder decir algo, una parte de ella decía que aceptara, gritaba hasta desgañitarse que aceptara, la otra, sin embargo, le recordaba su cita con Esther, le pedía que huyera de aquel despacho, se llenaba de rabia al escuchar lo que decía después de todo lo que le había hecho... una batalla con un vencedor que se alzó ante su vencido escupiendo palabras, que tal vez no tuvieran sentido o tuvieran todo el del mundo... M: Pero... ¿pero tú que te crees que eres? (dijo con rabia) ¿piensas que puedes venir cuando te dé la puñetera gana y ESPERAR QUE YO TE DIGA QUE SÍ? (terminó de decir gritando, a medida que hablaba el tono había ido subiendo...) Violeta: Maca... M: NO (la cortó con energía, no quería escuchar una sola palabra de su boca, si lo hacía, si lo hacía tal vez haría lo contrario de lo que estaba diciendo...) no quiero seguir escuchándote y mucho menos cenar contigo esta noche... Violeta: Pero Maca... M: Déjame en paz (dijo antes de salir del despacho) Violeta: Joder (susurró con algo de rabia tirando algunas cosas que tenía sobre la mesa al suelo...) Salió como alma que lleva el diablo, con unas ganas tremendas de perderse y que nadie le dirigiera la palabra, ni siquiera paró cuando Cris la llamó, en esos momentos necesitaba calmarse, poner en orden sus ideas, sus sentimientos... todo... Estuvo dando tumbos por la ciudad durante cerca de dos horas, no sabía que le pasaba, no quería saber qué le pasaba, pensaba en las palabras de Violeta y unas ganas enormes de volver y aceptar su proposición le hacían mirar hacia atrás, sin embargo, recordar aquella cena con Esther le hacía mirar hacia delante, le apetecía cenar con ella, estaba a gusto con ella, le hacía olvidarse de todo... Sin darse cuenta había llegado la hora concretada y ya estaba en la puerta esperando a que Esther abriera, cosa que hizo unos segundos más tarde, regalándole una sonrisa que respondió con otra algo más leve... E: Hola (saludó) pasa... (abrió la puerta del todo para invitarla a pasar, Maca lo hizo) llegas muy puntual... M: Sí... no me gusta llegar tarde (dijo con un deje de tristeza en su voz) E: Bueno... pues la cena está casi lista... así que si quieres ponerte algo más cómoda puedes sentarte (sugirió, Maca dejó el bolso y se sentó) espero que te guste el pescado...

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M: Sí... sí que me gusta (contestó, haciendo que Esther la mirara extrañada, se lo había dejado a huevo para uno de sus comentarios jocosos) E: Vale... pues le quedan diez minutos (continuó) ¿quieres algo de beber? M: Pues un vaso de agua... E: ¿Agua? (preguntó) mejor vino ¿no? M: Sí, claro perdona (se disculpó) Esther la miró un segundo antes de desaparecer a la cocina, la notaba rara, demasiado rara, intentó quitarle importancia, posiblemente había tenido mucho trabajo, volvió a los pocos minutos con dos copas y una botella de vino blanco, sirvió y se lo entregó... E: Vino blanco... por eso del pescado (dijo medio riendo) M: Por supuesto (afirmó) está muy bueno (dijo tras probarlo) E: A ver si dices lo mismo de la cena (sonrió) que por cierto... ve sentándote en la mesa que ya debe estar a punto M: Vale (contestó levantándose) ¿te ayudo? (dijo mirando hacia la cocina, recibiendo una negativa por parte de la chef...) E: Bueno, pues aquí está (dijo presentando una fuente con el plato principal perfectamente presentado) ¿Qué te parece? M: Que tiene buena pinta... muy buena pinta (le regaló una levísima sonrisa, casi la primera que Esther le vio desde que había llegado) [Quien (Pastora Soler).mp3] PLAY Esther empezó a servir, comenzando así con una cena que no iba tan bien como ella pensaba, Maca estaba seria, distante, diría que algo fría, intentó mantener una conversación tranquila y natural, pero Maca contestaba más bien poco, halagaba su plato y su cocina, eso sí, pero se le notaba como algo lejos de aquel lugar... E: Maca... ¿estás bien? (preguntó casi ya al final de la cena, incapaz de continuar de aquella manera) M: Sí, claro (contestó) E: Ya... (dijo algo decepcionada) mira Maca... no tienes que contármelo sino quieres, pero no hace falta que me mientas... M: No entiendo (contestó algo descolocada) E: Pues que te has pasado toda la cena en otro mundo (espetó algo dolida) M: Perdona (aceptó la realidad) he tenido un día duro en el trabajo... E: Vale (se levantó de la mesa comenzando a recoger, se negó en rotundo a que Maca la ayudara, así que ésta se sentó en el sofá a la espera de su vuelta, bebiendo de un trago una nueva copa de vino que se había servido M: Esther (dijo una vez volvió) yo... E: Mira Maca (la paró) si no tenías ganas de venir a cenar, solo tenías que decirlo... M: No es eso... (de repente sintió unas irrefrenables ganas de llorar) es... es solo que... dios... (soltó la primera lágrima, dejando noqueada a Esther...) E: Maca... Maca ¿qué pasa? (sintió algo tan fuerte en su interior al verla de aquella manera que hasta ella misma se asustó...) M: Podrías... abrazarme... por favor (pidió)

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Y lo hizo, lo hizo sin hacer preguntas y preguntándose mil cosas, la abrazó, cobijándola entre sus brazos queriendo darle todo cuando podía, todo cuanto sentía, queriendo borrar lo que le pasaba, lo que le dolía fuera lo que fuera... Maca se dejó abrazar, se dejó cobijar entre sus brazos, se dejó llevar y dejó que las lágrimas fluyeran, pidió al cielo que todo acabara, que ya no le doliera, que todo pasara de una vez por todas, quiso poder volver a vivir, poder volver a ser ella, sentía impotencia de ella misma, no sabía como salir de aquello, no sabía qué más hacer, sin embargo, en aquel abrazo se sintió bien, se sintió casi como en casa, y liberó lo que llevaba dentro desde hacía tiempo... E: Maca (susurró, intentando separarla, queriendo preguntarle mil cosas y temiendo hacerlo) M: No... (sollozaba) por favor no dejes de abrazarme (pidió, sin querer separarse de ese calor que le brindaba su acompañante) no me preguntes, por favor (rogó, no queriendo hablar del tema...) E: Vale (aceptó, si no quería hablar ella no podía hacer nada y aunque no lo entendía quiso ser algo egoísta y tenerla entre sus brazos de esa forma... quería ser egoísta...) ¿Cuánto estuvieron en aquella posición? No lo sabía, no quería saberlo, tal vez todo una eternidad, solo sabía que le encantaba tenerla entre sus brazos, que deseaba que esa escena se diera más a menudo, sin llanto ni pena, sin tristezas, más bien con alegría por ambas partes... miró el reloj y se dio cuenta de la hora que era, se les había hecho tarde en la misma posición, la miró, escondida en su cuello, su cuerpo ya no lloraba, ahora aparecía relajado, su respiración era más pausada y sonrió ampliamente al darse cuenta que se había dormido... E: Maca... (susurró) Maca es tarde M: Umm (se movió totalmente dormida) Al moverse pudo verle el rostro, se quedó paralizada al verlo, tan bonita, tan relajada, tan vulnerable, con rastros del llanto aún en su rostro... con delicadeza llevó su mano hasta él sin querer despertarla, la acarició, preguntándose quién había hecho que estuviera de esa forma, odiando a quien fuera que hubiera perturbado su tranquilidad, odiando al culpable de su estado e inevitablemente, sintiendo una profunda tristeza al saber que había alguien, en alguna parte, capaz de romper todas las barreras de Maca... La tumbó con cuidado, se levantó, buscó una manta y la cubrió con ella, Maca se removió en sueños, ella quedó mirándola, maldiciéndose a ella misma, maldiciendo a quien había llegado antes, sabía, tenía que reconocer que intuía el porqué de esa tristeza, de ese llanto y aquello hizo que ahora fuera ella la que derramara un par de lágrimas... volvió a mirarla, con tristeza, con algo de pena... con alegría de tenerla allí, con ternura, con una sonrisa, con una total y gran contradicción en su interior... Se acercó, besó levemente su frente, Maca volvió a removerse, quizás buscando más contacto, tal vez queriendo alejarse de él... se levantó, sintiendo una losa pesada sobre los hombros, anduvo derrotada hasta su cuarto, se cambió de ropa, se metió en la cama y lloró... lloró poniendo nombre a lo que sentía, lloró sintiendo celos de quien había provocado ese malestar en Maca, lloró viendo que sufría por alguien que no era ella, lloró, sabiendo que alguien la había destrozado... lloró sabiendo que inevitablemente, lo

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que no quería había pasado... lloró consciente al fin, de que se había enamorado de ella... Despertó sintiendo la claridad del día, se había olvidado de cerrar la persiana, tapó con las manos su rostro en un intento de buscar algo de oscuridad, se dio la vuelta, palpó la cama vacía encontrándose con un papel sobre ella, abrió los ojos extrañada, miró a su alrededor, volvió a mirar la nota, la cogió y la leyó... “Siento que la cena de anoche terminara así, espero poder compensarte otro día, muchas gracias por todo lo que has hecho... Perdona que entre así en tu cuarto, quería dejarte esta nota antes de irme, también siento marcharme sin despedirme pero tengo trabajo y voy un poco tarde, espero verte pronto, a pesar de todo ayer conseguiste que me sintiera bien Te llamo... o me llamas... Maca PD: Estás muy guapa durmiendo” Releyó aquella nota, sobre todo la posdata, sonrió un poco a la vez que suspiraba con algo de tristeza, aquello se le había ido de las manos... Por su parte, Maca llegaba al trabajo tras pasar por casa y darse una ducha, había ocultado con maquillaje el rastro del llanto de la noche anterior, Violeta pasó por delante de ella, la miró con recelo, no sabía a qué jugaba, ella estaba harta de jugar, se había cansado, decirle que la noche antes había sido algo que le había costado más de lo que pensaba, pero tenía la certeza de haber hecho lo correcto... Cris: Ey... ¿Qué piensas? (preguntó, sacándola de sus pensamientos) M: Eh,, nada... nada (contestó) Cris: Maca... (insistió) M: Vale (suspiró, sabiendo que en un momento u otro se lo acabaría contando) ayer había quedado con Esther para cenar (Cris asintió) pues Violeta me invitó también a cenar... Cris: Pero es que esta tía es imbécil (dijo enfadada) joder... que no te dejará en paz nunca M: Le dije que no (afirmó antes de que Cris siguiera hablando) Cris: Menos mal (dijo aliviada) ya era hora, guapa, de que empezaras a hacer algo coherente... M: Vale, Cris... lo siento Cris: Bueno, y cuéntame, ¿qué tal la cena con Esther? (cambió de tema) M: Bien... bien... cocina muy bien, la verdad (Cris sonrió) y nada... se nos hizo bastante tarde, así que me quedé a dormir allí (dijo omitiendo lo que había pasado) Cris: Vaya, vaya... (enarcó una ceja) Maquita en acción de nuevo (bromeó) M: No seas tonta (le dio un palo en el brazo) yo dormí en el sofá...

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Cris: Espera... (la paró alucinada) me estás diciendo que tú, precisamente tú, has dormido en el sofá de la casa de una chica, con la que ya has tenido algo más que palabras... que te gusta, ¿y que no has intentado nada? M: Sí, eso es lo que quiero decirte (Cris la miró sonriente) no me mires así Cris: ¿Cómo quieres que te mire? (seguía sonriendo) solo me sorprende... M: No estaban las cosas para nada, ¿vale? Además, Esther y yo solo somos amigas... no quiero estropearlo (terminó de decir bajando la mirada) Cris: Esa chica te gusta... (afirmó) M: Cuando me he despertado esta mañana (dijo obviando totalmente el comentario de su amiga) he ido a dejarle una nota... tenía que irme y no quería hacerlo sin decirle nada (Cris asintió con la misma sonrisa en los labios) así que fui a su cuarto a dejar la nota y... Cris: ¿Y? (la instó a seguir algo nerviosa) M: Pues que me pareció que estaba preciosa (dijo bajando la mirada) ahí dormida... no sé, estaba... tranquila, relajada... me quedé mirándola (hablaba como si estuviera reviviendo aquel momento) y me entraron ganas de acostarme a su lado y... y abrazarla... y dormir con ella... pero no fue nada sexual (aclaró, Cris escuchaba sin dejar de sonreír) es que estaba tan tierna... tan dulce... Cris: Maca... (dijo tras una pausa) esa chica te gusta mucho más de lo que dices... (Maca no dijo nada, solo bajó el rostro admitiendo en su fuero interno que Cris tenía más razón de la que quería que tuviera) ¿Por qué no lo intentas con ella? Se quedó callada, intentarlo con Esther... lo había pensado, se le había pasado por la cabeza, incluso en algún momento lo había deseado, pero no sabía si era lo correcto... Violeta aún dolía... ¿podría estar con Esther? M: Lo he pensado ¿sabes? (Cris sonrió) de hecho... hoy... cuando la he visto dormida... lo he deseado... me he imaginado como sería estar con ella, como... como pareja... Cris: ¿Entonces porqué no lo haces? (insistió) M: Porque me da miedo (dijo con sinceridad) me da miedo salir de nuevo herida... hacerle daño a ella... eso es lo último que quiero... hacerle daño... Cris: Maca... no tienes porqué salir dañada y no tienes porqué hacerle daño... (siguió diciendo) si esa chica te gusta, que está clarísimo que te gusta... si deseas tener con ella algo más que amistad, inténtalo... M: Es que... Violeta... Cris: Olvídate de una vez de Violeta, joder (protestó enérgica) y vive de una puñetera vez tu vida... Quedó en silencio, pensando en las palabras que habían dicho, recordando la sensación que había tenido al estar abrazada a Esther, al verla dormida, se había sentido tan bien... tanto... que quería sentirse así siempre... intentarlo con Esther, ¿Por qué no? para qué negarlo, si realmente lo estaba deseando... pese a Violeta, pese a todo, estaba deseando estar con Esther... Los días fueron pasando de manera extraña, Maca aún tenía en la cabeza la conversación con Cris, pero no se atrevía a dar un paso adelante, no sabía si eso realmente sería lo correcto, no cuando Violeta aun volaba sobre su cabeza...

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Se veían casi a diario, cuando sus trabajos lo permitían, cine, café, paseos, charlas de todo y de nada, haciendo que el sentimiento de Esther creciera un poco más cada día, logrando que tan solo al levantarse ya estuviera feliz al saber que la vería, Lola estaba preocupada por su amiga aunque debía reconocer que le encantaba verla así... Cada vez que quedaban descubrían algo nuevo de la otra, algo que les gustaba, Esther se contenía cada día, intentando no saltar sobre sus labios, pero había algo que la detenía, no quería que aquello se convirtiera en lo que fue al conocerse y Maca no parecía estar por la labor de comenzar algo más serio con ella... Estaba terminando de arreglarse, pese a los consejos de Lola no podía negarse cada vez que Maca la llamaba y ese día habían quedado para ir de nuevo al cine, terminaba de maquillarse cuando el timbre sonó insistente, al abrir la puerta se encontró con una Maca sonriente... E: Hola (saludó con un beso en la mejilla) M: Hola (contestó con una sonrisa) E: Pasa que casi estoy (dijo haciéndola pasar) M: Tú como siempre tarde (contestó con una broma mientras llegaban al salón) el día que llegue y estés lista haré una fiesta... E: Muy graciosa (le dijo) ahora vengo, siéntate, no tardo (terminó de decir saliendo de allí) Maca se sentó en el sofá, con una sonrisa en los labios, siempre igual, siempre la misma escena cada vez que quedaban y en contra de lo que siempre dijo, no le importaba, no le incomodaba tener que esperarla Miró a su alrededor y vio sobre la mesita una revista que llamó su atención, la cogió entre sus manos y comenzó a echarle un vistazo, era del mes pasado, la estuvo ojeando mientras Esther terminaba de arreglarse... E: Ya estoy (dijo saliendo por fin) M: Bien (contestó con la revista en la mano) ¿y esto? (preguntó enseñándosela) no sabía que te hiciera falta una revista de cocina, precisamente a ti... E: Soy Chef, Maca (le dijo) suelo mirar las revistas de cocina que hay en el mercado M: Ya, sí... sería lógico (siguió diciendo) pero solo digo que a ti no te hacen falta trucos ni nada de eso... cocinas de maravilla (halagó) E: Tampoco las compro para mirar trucos (aclaró) esta en concreto la compro por otra cosa... Maca la miró interrogante, Esther cogió la revista y buscó entre las páginas llegando a la que quería mostrar, se la dio y Maca comenzó a mirarla... leyó los dos primeros párrafos en silencio, dejó de hacerlo para mirar a Esther quien ajena a ello recogía su bolso... M: Así que solo la compras por la crítica (dijo dejando la revista de nuevo sobre la mesa) E: Sí (contestó mirándola) desde que descubrí a ese crítico la compro todos los meses... por si acaso un día hace una crítica de mi restaurante... (Maca asintió escuchándola) además, también quiero ver que barbaridades dice ese... individuo... M: ¿Tanta importancia le das a una crítica? (quiso saber)

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E: Es que lo que ese hombre hace no son críticas Maca (explicó) ese hombre lo que hace es destruir un restaurante cuando no le gusta... M: Pero es solo su opinión (contestó) no deberías darle tanta importancia E: Pues sí se la doy (dijo algo a la defensiva) sobre todo cuando por una de sus críticas hay restaurantes muy buenos que como a él no le gustan acaban cerrando... M: Yo conozco a alguien que trabaja en esta revista (le dijo mirando de nuevo la revista) E: ¿Sí? (preguntó) ¿y no sabrás quien es el tío ese verdad? M: No, no, la verdad es que no (contestó) E: Pues si pudieras averiguarlo... me harías un favor (dijo de nuevo) así si lo veo aparecer por mi restaurante, sabré a qué atenerme... M: Veré lo que puedo hacer (dijo dejando mirándola, encontrándola simplemente preciosa, quedó parada al verla de ese modo, terminando de recoger sus cosas mientras las metía en el bolso, sintió algo que le removió demasiadas cosas...) Esther ajena a los pensamientos de Maca continuaba metiendo las llaves y el móvil en el bolso, a su espalda, Maca no dejaba de mirarla, algo en su interior había hecho clic, algo que no supo qué era la obligaba a acercarse hasta ella... Posó las manos en su cintura, haciendo que la chef quedara parada ante aquel contacto... Esther suspiró, Maca sonrió, lentamente hizo que se diera la vuelta, quedando frente a frente, sus miradas se encontraron y todo pareció quedarse en suspenso, Maca rodeó la cintura de Esther con sus manos acercándola a ella... con una de sus manos le quitó un mechón de pelo dejándolo tras la oreja... M: Estás muy guapa (susurró sin dejar de mirarla a los ojos...) E: Maca... que... que haces... (preguntó en un hilo de voz debido a su cercanía, sintiendo su corazón latir a mil por hora...) M: Nada... (contestó con una sonrisa) solo... solo quiero... Y no terminó la frase, terminó de acercarse para besar esos labios que la estaban llamando a gritos, como ya lo había hecho cuando se conocieron pero con la diferencia de que esta vez lo hizo pausadamente, lentamente, con dulzura, Esther cerró los ojos al contacto, había estado esperando en silencio ese beso demasiado tiempo como para negarse, Maca dibujó con sus labios los de la chef que se dejó llevar siendo ahora ella la que la abrazaba... Y se perdieron, se perdieron en un laberinto de sentimientos que las arrasó como un huracán en el momento en que sus labios comenzaron a corresponderse, se perdieron en una vorágine de sensaciones que no podían describir... el corazón de Esther latía frenético, al fin lo que tanto había estado soñando sucedía... el de Maca lo hacía con algo de miedo, pero dejándose llevar por lo que más de una vez había gritado... El beso se hacía cada vez más profundo, ambas se dejaban llevar por la calidez que regalaban sus labios, corazones bombeando a un ritmo frenético, ilusiones y sueños concedidos, aún así, un pensamiento cruzó su mente, obligándola a parar, ralentizando un poco las ansias y quedando frente a frente con Maca quien le robó un nuevo beso... E: Espera... (la paraba) espera Maca... M: Que (dijo dándole un pequeño beso más)

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E: Que... que... (consiguió separarse de ella) que... qué haces... (quiso saber) M: Besarte Esther (contestó intentando acercarse de nuevo a ella y viendo como se alejaba) a eso se le llama beso (bromeó...) E: Sé como se llama (contestó algo aturdida... desconfiada) lo que no sé es a qué viene (siguió diciendo) no sé qué pretendes Maca pero ya te dije una vez que... M: No quiero un polvo si es lo que piensas (la cortó, haciendo que Esther se quedara de una pieza) quiero... quiero... E: Qué Maca, me estás poniendo nerviosa (dijo al ver que no arrancaba) M: Quiero que lo intentemos (soltó al fin, el corazón de Esther dio un nuevo vuelco) quiero estar contigo... quiero que... que tú y yo... que intentemos estar juntas... E: ¿Y eso porqué lo quieres? (preguntó dejando perpleja a Maca) M: ¿Qué? (no supo que más decir) ¿Qué porqué lo quiero? (repitió) ¿Qué clase de pregunta es esa? E: Quiero saber por qué quieres estar conmigo (volvió a decir, necesitaba tener las cosas claras, necesitaba saber que Maca tenía las cosas claras...) M: No sé que quieres decirme con eso (estaba totalmente fuera de juego) quiero estar contigo Esther... no es tan difícil... E: Ya lo sé... pero yo quiero que me digas porqué quieres estar conmigo... (volvió a repetir) M: Es que no entiendo a qué viene esto (dijo algo frustrada) E: Viene a que sé que hay alguien en tu vida (Maca bajó la cabeza, aquello era lo ultimo que se esperaba) el día que viniste borracha dijiste que querías olvidar y el otro día en la cena te echaste a llorar... y no soy tonta... lloraste por alguien... así que dime... ¿por qué quieres estar conmigo? Porque si es para olvidarte de otra mejor no comenzar nada... yo no puedo estar con alguien que puede estar pensando en otra... (terminó de decir con toda la sinceridad del mundo y deseando abrazarse a ella, decirle que lo intentaran, que olvidaran cuando había dicho pues lo único que quería era estar con ella...) M: Vale... (bajó la cabeza) Esther (se acercó, tomando sus manos) quiero estar contigo porque me gustas... me gustas muchísimo... me encanta estar contigo... me encanta verte a diario, quiero estar contigo porque quiero sentirte conmigo, quiero... (cerró los ojos un segundo buscando las palabras) quiero intentar hacerte reír cada día (sonrieron ambas) quiero estar contigo, Esther... por mil razones, pero te aseguro que ninguna de ellas es por olvidarme de otra (dijo, aun sin estar convencida al cien por cien de lo último que dijo) mira... lo único que sé en este momento es que no quiero estar con nadie que no seas tú (esto último sí que lo dijo con toda la sinceridad del mundo...) E: Tengo... tengo miedo ¿sabes? (declaró) M: Yo también (contestó ella) pero también sé que no quiero dejar pasar esta oportunidad... El silencio se hizo dueño de ellas, Maca que aún mantenía cogidas las manos de Esther hizo presión sobre ellas y la acercó hacia sí misma, quedando de nuevo muy cerca de ella... M: Contigo me siento mejor de lo que me he sentido en mucho tiempo (susurró en sus labios) déjame intentarlo... déjanos intentarlo (pidió una vez más...) E: Maca... (susurró) M: Shhh... (la paró) no digas nada... solo déjate llevar... (estaba muy cerca de su boca) vamos a intentarlo juntas ¿sí? (rozó levemente sus labios) ¿sí?

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Volvió a rozarlos pero no quiso terminar ahí, así que haciendo más presión en el cuerpo de la chef convirtió aquel roce en un beso que Esther no tardó en corresponder, contestando así a su pregunta... para qué negar lo evidente, estaba deseando estar con ella, era lo que llevaba soñando desde casi el día que la conoció... E: Sí (susurró aún besándola) vamos a intentarlo (dijo perdida en su boca...) Maca sonrió sobre sus labios, aumentando la profundidad del beso, pidiendo permiso para entrar y encontrarse con su lengua, jugando con ella... acariciando su cintura y sintiendo le abrazo de Esther más fuerte, como si no quisiera separarse nunca... El beso terminó con una serie de tiernos besos cortos que no hacían más sino arrancarles sonrisas, quedaron con las frentes unidas sonriéndose y mirándose a los ojos enseñando la sinceridad que había en ellos... se besaron una vez más, lentamente, tiernamente, como no se habían besado hasta ese momento... M: Bien (susurró sin borrar la sonrisa) ahora... vamos al cine (dijo haciendo que Esther riera) o llegaremos tarde... E: Vamos... (contestó separándose de ella y cogiendo su bolso) Salieron de casa con una sonrisa pintada en la cara, entrelazando sus manos y andando tomaron rumbo a aquel cine donde proyectaban la película por la que habían quedado, se miraban de vez en cuando, miraban sus manos unidas y volvían a sonreírse, aquella historia no había hecho más que empezar... Habían pasado varios días desde aquel beso y la determinación que Maca tenía por que aquello saliera bien era realmente grande, cada día intentaban verse y si no lo conseguían mantenían largas charlas telefónicas que dejaban en ambas una sonrisa en los labios y una calidez en el corazón... El teléfono comenzó a sonar sacándola de ese estado de relajación en que se encontraba, estiró la mano sin mover ninguna parte del cuerpo más, abrió los ojos un segundo para mirar la pantalla y su sonrisa se hizo amplia, se acomodó ligeramente y contestó... E: ¡Hola! (saludó encantada) M: Hola (contestó de igual modo) ¿qué tal estás, preciosa? E: Bien... muy bien (dijo embobada) ¿y tú? M: Bien también (sonrió) aquí trabajando un poco... he hecho un descanso y digo... voy a llamar a la niña a ver como está... E: Me encanta que tengas esas ideas (susurró encantada de la vida) M: Y a mí tenerlas (dijo con una sonrisa) ¿qué haces? (quiso saber) E: Pues nada... relajarme (contestó) estoy dándome un baño... M: Umm... un baño (no pudo evitar que su voz sonara seductora) ¿con espumita? E: Ajá (contestó en un susurro) M: Y... desnudita... (susurró ahora ella) E: No suelo bañarme con ropa así que sí, estoy desnuda... (rió) M: Pues que pena que tenga que trabajar (dijo de nuevo, imaginándosela en aquella bañera)

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E: Una pena sí (siguió el juego) porque mi bañera es grande... cabemos las dos perfectamente... (ahora fue ella la que puso un tono demasiado seductor...) M: Uff... Esther no me digas esas cosas (dijo mirando hacia todos lados, no quería que nadie más se enterara de esa conversación) que estoy rodeada de gente... E: Que tonta (sonrió) M: Sí... muy tonta (corroboró) bueno... (carraspeó intentando dejar de verla en su mente metida en la bañera) ¿te apetece que cenemos esta noche? E: No puedo, cariño (sonrió ella misma al llamarla así) tengo trabajo esta noche, creo que... seis reservas más o menos... saldré tarde... M: Vaya (dijo desilusionada) pues podemos hacer una cosa... voy a recogerte y nos vamos a tomar algo... E: No sé a qué hora saldré... (dijo de nuevo) ¿por qué no mejor quedamos esta tarde? M: Porque esta tarde soy yo la que no puedo... (contestó) le prometí a Cris que iría con ella a comprar el regalo de Juan... te lo dije ayer... E: Sí, verdad... (dijo recordando el momento) no me acordaba... M: Bueno entonces hacemos eso, voy a recogerte al restaurante y nos vamos a tomar algo (propuso de nuevo) E: Ya... pero para eso tengo que decirte cual es el restaurante (sonrió) M: Premio para la niña guapa (dijo del mismo modo) E: Pero no te lo voy a decir (aún continuaban con ese juego) M: Esther... venga... ya va siendo hora ¿no? (pidió) E: Es que me gusta eso de saber que cuando aparezcas por allí, será porque has estado buscando... (dijo con voz melosa) M: Eres mala (susurró) E: Sí... muy mala (contestó) M: Pero me gustas (volvió a susurrar) E: Tú a mi más (dijo de igual modo) M: Oye... ¿sigues en la bañera? (preguntó pues en toda la conversación no había podido dejar de pensar en el lugar donde se encontraba) E: Sí... estoy muy a gusto (contestó) M: Me lo imagino... E: ¿Qué te imaginas? (jugó) M: Pues... (bajó el tono) a ti... desnuda... en la bañera... (dijo arrastrando las palabras) uff... solo de pensarlo me entra un escalofrío... me dan ganas de mandar a la mierda el trabajo ir allí y... E: ¿Y...? (la invitó a seguir con una voz cálida que estremeció a Maca) M: Hacerte el amor (contestó con voz ronca...) tengo muchas ganas de hacerte el amor... E: Umm (no pudo evitar que un pequeño gemido saliera de sus labios ante el tono de voz de Maca... era algo que desde que se conocieron podía con ella, Maca era capaz de excitarla solo con su tono de voz...) M: ¿Tú no quieres? ¿uhm? (continuó, sabiendo lo que estaba causando) E: Sí... sí que quiero... (contestó cerrando los ojos y mordiéndose el labio) me muero de ganas... M: Yo también... (susurró de nuevo con esa voz sugerente) y mucho más ahora que te estoy imaginando... E: ¿Estás... estás con mucha gente? (preguntó sorprendiéndose a sí misma) M: Pues... unas... unas cuantas (dijo mordiéndose el labio ante su pregunta... hablando bajo para que no la escucharan) E: Y... ¿y no podrías ir a un sitio... (se mojó los labios) donde estés a solas? (dijo acariciándose el cuello...)

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M: Esther... (susurró, sintiéndose algo excitada por esa proposición) quieres que... E: Sí... (dijo sintiendo como las ganas cada vez eran más fuertes...) M: Aghh (suspiró sin poder evitarlo, imaginarse hacer algo como lo que estaban comenzando la estaba poniendo a cien, se levantó, mirando a su alrededor) espera (le pidió, algo acelerada) no te muevas de la bañera... voy... voy a buscar un sitio... E: Vale (sonreía excitada) date prisa – se acariciaba el cuello lentamente... M: Sí... (fue en dirección a los baños, mientras escuchaba la respiración de Esther en el teléfono haciendo que sus ganas aumentaran cada vez más...) ya casi estoy... Violeta: Maca (la paró antes de entrar) te necesito en mi despacho... ahora (dijo desapareciendo de allí, dejando a Maca totalmente parada...) E: Uff... mierda (suspiró algo frustrada al oír aquella orden) anda... ve a trabajar (le dijo) M: NO... que espere (contestó) E: Maca... va... estás trabajando... (dijo queriendo no causarle problemas...) M: Uff... Joder Esther pues a ver quien trabaja ahora... como me has puesto... (protestó) E: Lo siento (dijo algo avergonzada) M: No te disculpes (contestó con dulzura) me encanta... (miró hacia atrás, viendo que Violeta le hacía señas para que fuera, suspiró con pesar) voy a tener que dejarte... (dijo viendo la insistencia de su jefa) te llamo luego y vemos qué hacemos luego ¿vale? E: Sí... no te preocupes (le dijo algo más tranquila) anda cariño, que te esperan... M: Sí... y tú... abre el grifo de agua fría y métete dentro tú que puedes (dijo chistosa) E: Me vendrá bien sí (contestó de igual modo) un beso... M: Otro para ti... hasta luego (dijo colgando, tras la despedida de Esther, se quedó parada un segundo, intentando retomar la tranquilidad, una vez lo hizo suspiró y dirigió sin ganas sus pasos hacia el despacho de Violeta...) Entró en el despacho y la vio con el rostro serio, diría que casi desencajado, miraba unos papeles mientras daba con sus dedos en la mesa, un gesto que siempre la había alterado, que siempre la había irritado... Suspiró, cansada, agotada ya de aquella situación, aunque una mínima parte de ella aún gritara que la abrazara, la mayor parte de su ser parecía mantenerse indiferente... M: Qué querías Violeta (dijo cruzándose de brazos) Violeta: Toma (dijo extendiéndole una carpeta) la lista de este mes (continuó diciendo) M: Vale (la abrió y miró su contenido) la miro y te digo algo Violeta: Bien (la miró) y por cierto... las llamadas personales te agradecería que lo hicieras fuera de tu horario de trabajo... M: Perdona ¿qué? (dijo totalmente descolocada) Violeta: Lo que oyes (contestó con dureza) M: Ya... estaba en un descanso (se excusó) Violeta: Me da lo mismo (continuó) en tu horario de trabajo limítate a hacer eso... tu trabajo (ordenó) M: No sé a qué viene esto ahora (volvió a decir) Violeta: No tengo porqué darte explicaciones (dijo ella) soy tu jefa y como tal tengo que velar porque hagas tu trabajo y no estés haciendo... chorradas... M: Por mucha jefa que seas no tienes ningún derecho a decirme lo que me estás diciendo (se defendió) mucho menos si soy yo la única a la que se lo pides... Violeta: Ese es mi problema (contestó) tú solo limítate a cumplir las órdenes de esta empresa...

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M: Ya... las órdenes de esta empresa... (repitió incrédula) pues no serán las mismas para todos cuando tú si puedes hacer las puñeteras llamaditas personales que te de la gana ¿no? (dijo enfadada por su actitud) Violeta: Eso a ti no te incumbe... (volvió a decir) M: Claro que me incumbe (soltó) sobre todo si ahora resulta que no se me permite llamar a una amiga y tú por ser la jefa llamas a quien te dé la real gana (dejó la carpeta sobre la mesa) además... esta nueva regla... ¿desde cuando? Te recuerdo que cuando estábamos juntas hacíamos muchas llamadas personales... Violeta: Ese no es el tema (contestó de nuevo) M: Sí que lo es Violeta (insistió) estaba en mi descanso, puedo llamar a quien me de la gana... de hecho es que llamé con mi móvil... no sé a qué viene tanta historia Violeta: Solo te he advertido que... M: ¿Estás celosa? (preguntó haciendo que se callara...) Violeta: ¿Te gustaría? (mirándola directamente a los ojos... Maca clavó su mirada en ella) Secretaria: Violeta (entró su secretaria) tienes la reunión con Roberto dentro de cinco minutos... Violeta: Sí voy (contestó desviando la cabeza para mirarla...) M: Yo voy a revisar esto (dijo antes de marcharse del despacho, dejando a Violenta sonriendo antes de tomar rumbo al despacho de Roberto...) Salió del despacho sin saber qué había ocurrido allí, sin entender la actitud de Violeta con ella... ¿qué pretendía? ¿qué quería de ella? Llegó a su mesa, abrió la carpeta y miró la lista que Violeta le había dado, centrándose en su trabajo, no queriendo pensar más... Cris: Y luego va y me dice que se ha comprado la cámara que me dijo hace cuatro días (protestaba mientras andaban por el centro comercial) ¿te lo puedes creer? (Maca hacía como escuchaba, pero realmente no oía nada) Yo es que no sé para qué me molesto en buscarle un regalo si todo se lo compra él... (miró a su amiga) Maca... ¡Maca! M: ¿Eh? Qué... (volvió a la realidad) Cris: ¿Dónde estabas? En la luna de Valencia por lo menos... (dijo algo molesta) M: Perdona... (se disculpó perdona... ¿qué decías? Cris: Nada... mejor cuéntame tú lo que te pasa... (pidió) M: Que estoy echa un lío Cris (dijo con toda la sinceridad) que no tengo ni idea de lo que me pasa... Cris: ¿Lo dices por Esther? (dijo intentando que se abriera a ella) M: Por Esther... por Violeta... por todo Cris, por todo (se lamentaba) Cris: A ver Maca... (la paró) ven (dijo empujándola hacia un lado para no interrumpir el paso de la gente) ¿qué es exactamente lo que pasa? M: Que estoy harta (decía) estoy harta de que juegue... estoy harta de que no me deje, de que insinúe cosas que luego no son... estoy harta de ella... Cris: De Violeta... supongo ¿no? (aunque lo sabía, quería corroborarlo) M: Pues claro joder (protestó de nuevo) ahora dice que me echa de menos... se pone celosa... (le relataba) mierda... ya podría dejarme en paz Cris: Entonces párale los pies, Maca (contestó con seguridad) Mientras tanto Esther junto a Lola terminaba de recoger tras la hora de la comida en el restaurante, Esther canturreaba mientras Lola la miraba con una sonrisa...

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Lola: La verdad... es que me encanta verte tan contenta (le dijo acercándose a ella) E: Tengo motivos para estarlo (sonreía) Lola: Ya te veo ya... (rió) ¿Qué vas a hacer ahora? E: Pues voy a llamar a mi niña a ver como está y luego no sé... a ver si puede quedar conmigo (decía con los ojos iluminados) Lola: Vaya... “mi niña” (dijo) estás totalmente coladita... E: Pues sí... para qué te lo voy a negar... (decía feliz) espera (cogió el móvil y marcó) M: Hola guapa (dijo ante la atenta mirada de Cris) E: Hola (saludó) ¿Dónde estás? M: En el centro comercial con Cris (dijo) dando más vueltas que una peonza... (bromeó) porque no le gusta nada de lo que ve... E: Ya será menos... (contestó) que eres tú muy exagerada M: Sí... exagerada ya... (sonreía) y tu ¿qué? ¿Cómo vas? E: Hemos terminado hace un ratito (contestó) ha sido tranquilito... lo peor será por la noche... (le dijo) ¿os queda mucho? (preguntó algo melosa) M: ¿Me echas de menos? (dijo con una sonrisa) E: Sí, un poquito (le contestó) ¿tú a mi no? M: ¿Yo? Para nada (decía sonriente) E: Tonta... (dijo a modo de protesta) M: Mucho (contestó) ¿Quieres que pase por tu casa cuando termine con Cris? (preguntó) así nos vemos un poquito antes de que tengas que volver al restaurante E: Estupendo (dijo con alegría, estaba deseando verla) M: Vale (no dejaba de sonreír) pues entonces voy a seguir buscando el dichoso regalito, le meteré prisa a la loca esta y en cuanto pueda voy para allá... E: Te espero (contestó) oye... (dijo de modo risueño) no te quedes atrapada en el ascensor ¿eh? M: Jajaja (rió con ganas) eso... solo contigo, preciosa E: Anda... venga, que se te hace tarde (contestó sin dejar de sonreír) M: Ahora te veo... un beso (dijo a modo de despedida antes de colgar) E: Venga Lola (guardó su teléfono) vamos a terminar con esto que me quiero ir a casa Lola: Desde luego... que asco de ti... que envidia que das (decía al ver la felicidad de su amiga...) E: Es que estoy muy feliz, Lola, muy feliz... Lola: Me alegro... de verdad (declaró con sinceridad) y espero que salga bien E: Saldrá bien... lo sé (contestó con una seguridad aplastante... aquello saldría bien, sí, saldría muy bien...) Salió de la ducha enfundándose en su albornoz, comenzó a secarse el pelo con una toalla al tiempo que le pareció escuchar el timbre de la puerta, dejó de hacer lo que estaba haciendo y asomó la cabeza por la puerta del baño, agudizó el oído y escuchó de nuevo el timbre, volvió dentro miró el reloj, Maca le había dicho que le quedaba una media hora, así que extrañada, se abrochó más fuerte el albornoz y salió hacia la entrada, miró por la mirilla y sonrió abiertamente... E: Hola (saludó encantada de la vida) M: Ho... ho... hola (consiguió decir al encontrársela de ese modo) E: Jajaja, tartamudeas (se rió de ella divertida)

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M: Sí... es que... pretendía sorprenderte... pero la sorpresa me la he llevado yo (dijo haciendo un barrido por su cuerpo, encontrándose con las piernas desnudas, mordiéndose el labio mientras subía lentamente su mirada imaginándose lo que había bajo la tela) E: Anda pasa (contestó encantada de la vida, Maca lo hizo, ella la paró) ¿no me das un beso? (preguntó acercándose a ella) M: Más de uno te voy a dar (anunció antes de besarla lenta y profundamente, jugando con su lengua para luego pasar a pequeños y cortos besos que las hicieron sonreír a ambas...) E: Siéntate ( le dijo llegando al salón) voy a vestirme... M: Por mi no hace falta que lo hagas ¿eh? (dijo con picardía) E: Maca... (pronunció riendo) M: ¿Qué? (siguió) ¿es que ya te has olvidado de lo de esta mañana? (arqueó las cejas jugando de nuevo) porque a mí no... (dijo bajando el tono) así que... (se levantó acercándose a ella, posando las manos en su cintura) no sé porqué vas ahora a vestirte... (se perdió en su cuello...) E: Maca... Maca (la intentó parar) anda... deja que me vista... M: Umm... que bien hueles (susurró omitiendo su pedido mientras abría un poco el albornoz) E: Venga Maca... (intentaba zafarse de sus manos, sintiendo como iba cayendo en la tentación...) M: No... no quiero (dijo como una niña pequeña, besando ahora su hombreo que había dejado al aire...) E: Uf... Maca... que me tengo que ir dentro de nada al restaurante (dijo como pudo ante las embestidas de su chica) M: Pues aprovechemos (seguía insistiendo quitando al fin el nudo del albornoz) ummm (dijo abriéndolo un poco y dejando al descubierto sus pechos) como me gustas (susurró antes de bajar hasta ellos y besar uno de ellos al tiempo que apretaba el otro con la mano...) E: Ahh... Maca... (gimió dejándose llevar...) M: Estás preciosa... (decía mientras continuaba torturando sus pechos) ven aquí (dijo con premura) ven (la llevaba hasta el sofá) E: Maca... tengo... ahhh (su chica volvía a su cuello para atacarlo sin miramientos, sin dejar de atender su pecho con caricias provocadoras) M: Sí... umm... tienes que dejarte llevar (susurró en su oído, haciendo que se sentara en el sofá y tumbándola llenándola de besos...) E: Maca... tengo que trabajar en un rato (consiguió decir de seguido) M: Tenemos tiempo (continuó, sellando sus labios con un beso profundo y húmedo, acomodándose sobre ella...) E: Maca... Maca por favor (intentó pararla, sabiendo que no tenían demasiado tiempo) M: Eres tú la que vas provocando (decía mientras la besaba con cada palabra y continuaba acariciando su cuerpo, logrando arrancar algunos gemidos de Esther) abriéndome en albornoz... (subió hasta su oreja donde mordió el lóbulo al tiempo que su mano llegaba al sexo desnudo de Esther) umhh ahh (gimió ahora ella al sentir en su mano lo que estaba provocando) me vuelves loca... E: Aghh Maca... (gimió) M: Tócame Esther (pidió tomando su mano y llevándola hasta su pecho, sin dejar de acariciarla) así... apriétame... (hizo que la mano de Esther apretara su pecho y volvió a gemir en su oído...)

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E: Uff... Maca... (suspiraba, dejándose llevar sin poder evitarlo... tampoco quería) quita... quítate esto (dijo ahora ya totalmente entregada mientras le sacaba la camiseta que llevaba puesta) M: Espera... (se separó de ella, escuchando un quejido de Esther al verla abandonar las caricias en su entrepierna, se quitó la camiseta y el sujetador ante la atenta mirada de la chef que se mordía el labio totalmente excitada, abrió los botones de su pantalón con una sonrisa pícara para hacerle más fácil el trabajo, Esther terminó de quitarse el albornoz y se irguió para atrapar su pecho entre los dientes, mordiendo y arrancando un nuevo gemido en Maca) aghhmm me gusta (susurró sonriendo... llevando su mano al sitio del que no había querido salir, arrancando a su vez otro gemido más de Esther...) me gusta mucho... Se desbocaron, encontrando esos lugares que las volvían loca, Maca torturaba a Esther con caricias lentas sobre su sexo mientras saboreaba sus pechos con vehemencia, la chef gemía cada vez más, llevando sus manos hasta el pantalón de Maca y sacándolo a la vez que sacaba sus braguitas, llevando las manos a su trasero, empujándola contra su pierna... Maca rompió el beso que le estaba dando para gemir con fuerza al sentir la fricción de su sexo contra la pierna de Esther... Se miraron, se sonrieron excitadas, sus ojos echaban fuego y sus manos ardían en certeras caricias... las respiraciones de ambas cada vez eran más ahogadas, más seguidas... las palabras que se susurraban no hacían más que aumentar su excitación, culminando esta en un orgasmo fuerte y placentero que hizo que ambos cuerpos se curvaran buscando algo de aliento... Recuperando la respiración se dieron cuenta que era la primera vez que realmente iban a disfrutar del momento post-amatorio, Esther sonrió, abrazándola contra ella, queriendo retener ese momento la eternidad entera, Maca se dejó abrazar, sintiendo la calidez de sus brazos, de su piel, besó su hombro y su pecho y tras permaneces en esa posición durante unos minutos levantó la vista para mirarla... M: ¿Cómo estás? (preguntó acercándose a ella para dejar un leve beso en sus labios...) E: Bien (contestó) ¿y tú? M: Yo también (dijo ella besándola una vez más...) Quedaron calladas, Maca volvió a acomodarse sobre su pecho, Esther miró al vacío, estaba bien, ese momento no lo cambiaría por nada, pero también debía reconocer que no había sido como se lo había imaginado... suspiró sin poder evitarlo, Maca la miró... M: ¿Pasa algo? (dijo al ver su expresión) E: No... no (negó con la cabeza, al tiempo que lo decía en palabras) M: ¿Seguro? (insistió, Esther asintió) ¿entonces ese suspiro? E: Estaba pensando (intentó quitarle importancia) M: ¿En qué? (Maca parecía que quería darle la importancia que tenía) E: Tonterías mías (sonrió levemente) M: Esther... (le acarició la mejilla) ¿Qué pasa? (preguntó más seriamente) E: Nada solo que... (rehuyó su mirada algo avergonzada) es una tontería... pero... no sé... pensé que sería de otra manera M: ¿Cómo de otra manera? (preguntó desconcertada) no te entiendo Esther...

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E: A ver... no me entiendas mal (dijo comenzando a explicarse) ha estado genial... he disfrutado mucho pero... no sé... tenía la... intención... o el deseo... por decirlo de algún modo... de que fuera especial... M: ¿No te ha parecido especial? (preguntó... sin comprender lo que quería decir) Esther... no... no has disfrutado ¿es eso? (dijo algo temerosa) E: No, no es eso... (se tapó la cara algo frustrada al no saber explicarse bien) ¿ves? Ya me has entendido mal... (pensó unos segundos las palabras que quería decir) a ver... lo que intento explicarte es que... ha sido muy... “aquí te pillo, aquí te mato” como las otras veces... (Maca arqueó las cejas) y... me ha encantado (aclaró) pero no sé... me había imaginado una cena... romántica... y... tomarnos nuestro tiempo... y no sé, Maca da igual (se dio por vencida al ver el rostro de Maca, mirándola como si no entendiera nada de lo que dijera...) M: Ya (ahora fue ella la que bajó la cabeza) Esther... a mí... también me hubiera gustado que hubiera sido... como tú dices... pero es que... uff... te deseaba tanto que... no me he podido contener... (ambas sonrieron) pero tienes razón... (la besó) así que tendremos que repetirlo (dijo con picardía) E: Jajaja (rió ante sus ataques) espera Maca... que... que es que se me hace tardísimo (la miró cogiendo su cara y clavando la mirada en sus ojos) tengo que trabajar... y voy a llegar tarde... (dijo haciendo ademán de levantarse) M: ¿Te tienes que ir ya? (puso morritos) E: Pues... (miró su reloj) ¡me tendría que haber ido ya! (dijo sobresaltándose al ver que se le había hecho más tarde de lo que pensaba) Esther salió corriendo para arreglarse, dejando a Maca sobre el sofá riendo ante esos nervios que le habían entrado a la Chef, al tiempo que rememoraba las palabras que hacía un momento había dicho... estuvo pensando durante un tiempo, casi sin moverse, se tapó la cara con las manos... se levantó, se puso el albornoz que Esther había dejado olvidado y fue a su encuentro M: Esther (dijo desde el umbral de la puerta de la habitación, viendo como terminaba de vestirse) que... tienes razón en lo que has dicho antes... E: Cariño (la miró) no importa... era una tontería... M: No lo era (contestó) te prometo que la próxima vez será diferente... E: Maca (se acercó a ella) me ha encantado, de verdad (besó sus labios) ya habrá más momentos ¿no? M: Sí, claro (sonrió) E: Anda... vístete que me tengo que ir ( le dijo dándole un golpe en el culo) Salieron con prisas del piso, Esther ya iba demasiado tarde, apurada se despidieron con un nuevo suave beso, quedando en que cuando la chef terminara la llamaría para ir a tomar una copa, no querían dejar de verse esa noche... Como ya pensaba tuvo que aguantar las recriminaciones de Lola por llegar tarde, aun siendo ella la jefa sabía que se lo merecía, llegó rápida a la cocina y se puso a trabajar lo más rápido que pudo... La noche fue un ir y venir de platos, clientes, bromas, risas, recriminaciones, advertencias y un poco de cachondeo por parte de Lola ante las caras de Esther, en un

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minuto donde parecía la cosa calmada, Esther miró su móvil encontrándose con un mensaje de Maca que la hizo sonreír, Lola la miraba sonriente y volvía a sus bromas... E: Entonces qué Lola (decía mientras ya terminaban de recoger) ¿te vienes con nosotras o no? Lola: Esther... estoy muerta (contestaba) hemos tenido un montón de cenas esta noche... (le decía) además, no sé que pinto yo allí... E: Eres mi amiga, claro que pintas (le dijo de nuevo) Lola: Ya, pero vas a ir emparejada... (apuntó) además que estoy cansada, yo me voy a casa... E: Como quieras (se dio por vencida) voy a llamar a mi niña (decía como una quinceañera) Lola: Su niña... su niña (dijo mofándose de ella y recibiendo un golpe en el brazo) bruta (protestó, Esther sonrió mientras esperaba a que contestaran...) E: Hola, cariño (habló al tiempo que Maca contestaba al móvil) M: Hola (saludó sonriente) ¿ya has acabado? E: Sí, ahora mismo (le dijo) ¿Tú que haces? M: Pues nada... aquí en casa mirando unas cosas mientras esperaba a que me llamaras (contestó) E: Bueno... ¿quedamos entonces o es ya muy tarde? (dijo mirando el reloj donde eran ya las doce y media pasadas de la noche) M: No, no (corrió a decir) claro que quiero quedar contigo... E: Vale pues... ¿Cómo hacemos? (no dejaba de sonreír) M: Dime donde estás y paso por ti (contestó decidida) E: De eso nada (dijo chistosa) que ya sé por donde vas tú... M: Venga Esther... (insistió) E: Que no, cariño, que no te lo voy a decir... que tú misma tendrás que averiguarlo (dijo picándola) M: Bueno, vale (se dio por vencida) ¿entonces donde nos vemos? E: ¿En el bar donde nos conocimos? (preguntó andando ya hacia el coche) M: Vale (sonrió) me encanta ese bar... nos vemos allí en quince minutos ¿vale? E: Sí (contestó) y no llegues tarde que te echo de menos... (dijo mimosa) M: Anda tonta... ahora te veo (dijo a modo de despedida...) Quince minutos después, puntual como un reloj y algo poco habitual en ella, Esther entraba en el bar mirando a su alrededor, buscando su mirada, la encontró ya en la barra, pidiendo algo de beber, sonrió, estaba preciosa, se acercó a ella y le dio un beso en el cuello que hizo que Maca se volviera sorprendida M: Hola (saludó besándola ahora en los labios) que puntual... E: Tenía muchas ganas de verte (sonrió) y tú estás muy guapa M: Gracias (dijo contestando a su halago) tú también (la besó de nuevo) anda, ¿qué quieres tomar? E: Umm no sé... lo que estés tomando tú (sonrió como una niña pequeña) M: Anda que... (sonrió) ven aquí anda (la abrazó) que yo también te he echado de menos (dijo en un susurro) E: ¿Sí? (preguntó ilusionada, Maca asintió) yo más (volvió a besarla...) Camarera: ¿Qué les pongo? (interrumpió) M: Pues lo mismo de antes (dijo dejando de abrazar a Esther aunque manteniendo sus manos entrelazadas...)

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Violeta: Vaya Maca (Escucharon) que bien acompañada te veo... Al oírla, Maca se tensó, soltó la mano de Esther quien miró hacia ese mismo lugar viendo como Maca se había separado de ella, levantó la mirada buscando la suya y la encontró con los ojos cerrados, como lamentándose de escuchar a esa mujer, desconcertada miró a la otra chica que sonreía esperando que Maca dijera algo... M: Hola Violeta (saludó dándose la vuelta) Violeta: ¿No nos presentas? (señaló a Esther que estaba a la expectativa) M: Sí, claro... (miró a las dos) Violeta, ella es Esther (se volvió hacia la chef) ella es Violeta Violeta: Encantada (le dio dos besos) E: Igualmente (contestó por cortesía, pero queriendo saber quién era realmente esa mujer, así que miró a Maca interrogativamente, ésta suspiró) M: Violeta es... es... Violeta: Soy su exnovia (terminó ella la frase, haciendo que la chef enmudeciera) ¿Tú eres su...? (invitó a seguir) M: Esther es solo una amiga (contestó por ella...) La chef levantó la mirada clavándola severamente en Maca, enfadada, dolida, no supo qué le pasó por el cuerpo, simplemente quiso salir de allí, ¿solo una amiga? ¡Eran más que amigas!... para ella eran mucho más que amigas... ¿a qué venía todo aquello? Violeta y Maca hablaban tensamente, ella no escuchaba nada, las miraba como si viera una película que acaba de dar un giro inesperado y que aún no te crees, intentaba mantener el tipo y no marcharse corriendo... Violeta: Bueno os dejo (decía con tranquilidad) me están esperando M: Adiós (dijo con energía...) Violeta se fue como había venido dejando a su paso las consecuencias de su llegada, Maca quedó un segundo parada volviendo a la normalidad, tras esto se volvió a Esther dibujando una sonrisa, la chef bebía un sorbo de su copa mirando a su alrededor... M: Bueno (dijo intentando volver a como se encontraban antes de la interrupción) ¿quieres bailar? (propuso) E: No (dijo dejando la copa en la barra) no me apetece M: Vale pues... (la miró viendo que su expresión había cambiado por una más seria) quieres que... E: Me voy a ir a casa (la cortó) M: ¿Qué? (dijo mirándola) ¿Por qué? E: Porque estoy cansada, Maca (contestó) he tenido mucho trabajo hoy... quiero descansar... M: Pero si hace un momento estabas bien (decía intentando que se quedara, no quería dejarla ir tan pronto...) E: De verdad (comenzaba a coger sus cosas) nos vemos mañana... o pasado... o... adiós (se despidió saliendo ya de aquel bar...) M: ¡Esther! (la llamó saliendo detrás) Esther espera... (llegó a su lado) E: Maca... quiero irme ¿vale? (se soltó de su brazo intentando parar las lágrimas que querían salir de sus ojos)

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M: Déjame al menos que te acompañe (pidió) E: ¿Para qué? M: ¿Cómo que para qué? (preguntó confusa) porque no voy a dejar que te vayas sola... y... y porque quiero estar contigo (dijo finalmente) E: Ya (contestó incrédula) M: ¿Ya? (imitó su tono) Esther por favor... si esto es por Violeta... E: Maca... quiero irme (la cortó una vez más, no quería escuchar nada) M: No, espera (la paró nuevamente) hablemos, por favor... E: Es que yo no tengo ganas de hablar ahora... M: Pero déjame que te explique... (intentó otra vez más) E: No hace falta (contestó) ha quedado muy claro ahí dentro... (dijo dolida) M: Esther te estás confundiendo... E: ¿Yo soy la que está confusa? (preguntó incrédula) Vale sí (afirmó) puede que esté confusa... porque no sé que soy para ti, Maca (soltó al fin) ¿me lo puedes explicar? M: Esther... (dijo en lo que pareció un ruego) E: Es que no lo entiendo... me dices que quieres intentar una relación conmigo y a la primera de cambio resulta que solo soy una amiga (recordó con malestar) M: Yo quiero estar contigo (susurró) E: Pues no lo parece si cuando aparece una ex o quien sea yo desaparezco... (la miró con los ojos cristalinos) adiós Maca (quería salir de allí, no quería que la viera llorar) M: Esther... por favor (corrió de nuevo hasta ella) lo siento... lo siento ¿vale? (la paró) Violeta puede ser muy hija de puta... (soltó) la conozco... últimamente se está comportando de manera rara... no quería que te dijera algo que te incomodara... y sé que lo habría hecho... E: Pues te ha salido el tiro por la culata Maca (contestó seriamente) porque ella no habrá dicho nada... pero tú sí... M: Perdóname por favor (rogó) por favor... Esther no contestó, quedó mirándola viendo la real sinceridad que había en sus ojos y el arrepentimiento que desprendían, por su parte, Maca no sabía qué decirle, no sabía porque se había comportado así delante de Violeta, no quería perder a Esther... M: Violeta y yo... (comenzó a decir, sintiendo que tenía que contarle la historia) estuvimos juntas mucho tiempo... E: Maca (la cortó cerrando los ojos) no quiero que me lo cuentes M: Pero yo sí quiero contártelo (agarró sus manos) por favor... (buscó su mirada, esperando una respuesta que no llegó, así que decidió continuar) estuvimos juntas mucho tiempo (repitió) yo quise tener hijos y ella no (continuó) así que lo dejamos... intenté volver con ella, incluso aparqué mis ganas de ser madre para volver con ella... E: Maca por favor (rogó sintiendo una lágrima caerle por la mejilla, no quería escucharlo... no quería...) M: Pero eso ha terminado (siguió diciendo, aun dándole la versión lihgt de su historia, mientras le limpiaba el rastro de aquella lágrima) se acabó... Violeta se acabó... (se acercó a ella) quiero estar contigo Esther... quiero intentarlo contigo... E: ¿Entonces porqué has dicho que solo somos amigas? (repitió dolida) somos más que eso ¿no? (preguntó temerosa de obtener una respuesta negativa) M: Claro que sí (esbozó una pequeña sonrisa) pero la conozco... la veo venir a distancia y sé que esta noche pretendía fastidiarme... por eso le dije que solo eras mi amiga... para que se fuera y nos dejara en paz (se explicaba) si le digo que somos algo más...

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seguramente no nos habría dejado... te habría incomodado con comentarios estúpidos... sé como es, Esther... De nuevo el silencio se instauró entre ellas, la chef no sabía que hacer ni qué decir, quería creerla, deseaba creerla con cada fibra de su ser y así lo hizo... pero necesitaba saber algo... lo necesitaba... E: ¿Yo que soy para ti, Maca? (preguntó bajando la mirada) M: Tú eres la mujer con la que quiero intentar un futuro (contestó haciendo que levantara la cabeza) perdóname por favor (dijo mirando sus ojos con profundidad) lo siento... perdóname... (se acercó a ella un poco más, rozando sus labios con los suyos lentamente) lo siento (susurraba...) Y la creyó totalmente, todo en ella le gritaba que la creyera, correspondió a sus besos con dulzura, dejando que alguna osada lágrima cayera de nuevo por su rostro, se besaron lentamente, pausada y tiernamente... se miraron a los ojos una vez más y Maca la envolvió en un abrazo en el que se sintió la reina y señora de su universo... apretando su cuerpo, quiso creerse y se creyó la única princesa de sus sueños... Maca besó su cabeza con fuerza, sintiéndola tan pegada a ella... que no quiso separarse nunca... M: ¿Me dejas que te acompañe a casa? (preguntó, Esther asintió con la cabeza) vamos (dijo comenzando a andar abrazadas) Se levantó temprano, aún con una extraña sensación en el cuerpo tras la noche anterior, se hizo un café pensando en lo ocurrido, en esa tal Violeta, en el rostro de Maca al verla, en su reacción posterior cuando no la dejó irse, la había acompañado a casa, se habían despedido con una tranquilidad rara, aún recordando la situación vivida en el pub... dejó de pensar en ello cuando el timbre de la puerta resonó en casa, dejó la taza de café sobre la mesa y fue a abrir... Chico: ¿Esther García? (le preguntó un chico) E: Soy yo (contestó) Chico: Esto es para usted (dijo entregándole un ramo de rosas blancas) firme aquí, por favor (pidió) gracias (dijo una vez Esther lo hizo) hasta luego, buenos días (se despidió sin obtener respuesta...) Cerró la puerta mirando aquellas rosas con una sonrisa en los labios, hundió la nariz en ellas oliendo el aroma que desprendían y cerró los ojos para sentirlo más, sonreía, imaginaba de quién serían, tomó la tarjeta entre sus manos para leerla mientras se sentaba sin soltar las flores... “Para que el día de hoy comience mejor de cómo terminó el de ayer... una vez más... lo siento, Esther... y quiero que sepas que deseo mucho que esto que estamos empezando siga adelante... Un beso, Maca”

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Aunque pudiera parecer una dedicatoria algo seria, a ella le hizo que se le ampliara la sonrisa, aquello era una muestra más de que Maca quería estar con ella... cogió el teléfono y marcó esos dígitos que ya tenía grabados en su memoria... M: Hola guapa (saludó con una sonrisa nada más descolgar) E: Hola (dijo medio cantando) ¿qué haces? M: Pues trabajar (contestó) ¿y tú? E: Pues yo estoy sentada en el sofá de casa, oliendo unas flores muy bonitas que me acaban de mandar (dijo más contenta que un niño con zapatos nuevos) M: ¡Anda! Flores y todo (sonreía) que bien ¿no? ¿y te han gustado? E: Me han encantado, Maca (contestó sincera) gracias M: No me las des, lo hago encantada (dijo de nuevo, Cris la llamó) Esther, te tengo que dejar que tengo que seguir trabajando... E: Vale... ¿te veo luego? (preguntó antes de colgar) M: Sí (dijo segura) llámame cuando acabes y hacemos algo E: Bien... un besito M: Otro para ti (contestó con una sonrisa...) Cris: Vaya, vaya... flores y todo (se metió con ella Cris cuando vio que dejaba de hablar) M: Cristina... (advirtió) Cris: Qué... no he dicho nada (contestó de modo inocente) M: Venga... vamos a seguir trabajando (terminó con el comienzo de aquella conversación...) Hora punta en el restaurante “A la Carta”, la hora de la comida llegaba y con ella los clientes, Esther canturreaba en la cocina mientras se afanaba en los pedidos, estaba contenta, las flores y la charla con Maca le habían hecho olvidarse totalmente de lo ocurrido la noche anterior... Lola: ¿Sabes cuanto hace que no te veo así? (dijo entrando un segundo en la cocina) E: No sé... (contestó elevando los hombros) Lola: Nunca (aseguró) nunca te había visto tan... contenta... E: Es que estoy muy contenta (rió) Lola: Y enamorada (sonrió, Esther la miró sin contestar, el que calla otorga y así le había dado su respuesta) Ten cuidado ¿vale? No quiero que te hagan daño E: Tranquila (calmó) estaré bien... Lola: Eso espero (sonrió con cariño) por cierto... necesito un par de días libres la semana que viene... E: ¿Y eso? (quiso saber) Lola: El bautizo de mi sobrino Esther (le recordó) tengo que ir a Salamanca... E: Es verdad... se me había olvidado (se acordó) vale pues... (pensaba) tendré que llamar a Lucía para que te cubra... Lola: Ya he hablado con ella... no hay problema (contestó) E: Pues nada (dijo sonriente) arreglado... toma anda lleva esto a la cuatro (dijo entregándole un plato. Lola la miró sonriendo) ¡guapa! (halagó) Lola: Que tonta estás (le murmuró riendo mientras salía de la cocina...)

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Los siguientes días pasaron rápidamente, casi ni se dieron cuenta que llegaba de nuevo el fin de semana, habían pasado todo el tiempo que podían juntas, cuando ambas tenían cinco minutos se llamaban por teléfono, aquello iba viento en popa y a toda vela... Esther andaba en una nube, cada minuto que pasaba se enamoraba más de Maca y lo mejor es que le daba igual... Lola, como buena amiga la advertía, le pedía que echara el freno pero la chef no hacía caso a sus consejos, no podía hacerlo... Por su parte, Maca en esos días se había centrado en su trabajo mientras no estaba con Esther, había evitado a toda costa cruzarse con Violeta, no tenía ganas de verla, no tenía ganas de hablar con ella y cuando no había más remedio que hacerlo por algo referido al trabajo lo hacía rápida y secamente, Cris, estaba encantada por el cambio de su amiga con respecto a Violeta, aún así, tenía la sensación de que aquel capítulo no estaba cerrado del todo, algo le decía que aquella historia no estaba tan acabada como podría parecer... y no sabía si por parte de Maca o por parte de Violeta... Esther y Lola tenían el día libre, la chef convenció a su amiga para que de una vez quedaran con Maca, quería que la conociera, quería juntar a las dos personas más importantes de su vida en esos momentos, Lola estuvo algo reticente al principio pero finalmente accedió, al fin y al cabo estaba deseando conocer algo más de aquella chica que había robado el corazón a la que consideraba su hermana... Lola: ¿Esther estás ya? (preguntaba por quinta vez desde el salón) E: ¡Casi! (contestó desde su habitación) Lola: Santa paciencia hay que tener contigo (relataba quejicosa) ¡quieres salir ya! (gritó) E: Ya voy... ya voy (dijo saliendo hacia ella) que pesadita... Lola: Esther... es tarde (miró el reloj) E: Ay déjame en paz (decía sonriendo) ¿Cómo estoy? (decía dando una vuelta sobre sí misma) Lola: Pues bien Esther... yo que sé... (dijo mirándola) llevas unos vaqueros y una camiseta, estás bien... normal... E: Anda que... tú levantándole el ánimo a una eres única (ahora la que se quejó fue ella) Lola: Deja de bufar y vamos (casi ordenó saliendo ya del piso...) Quince minutos más tarde llegaban a la puerta de un restaurante donde habían quedado con Maca, entraron y la buscaron con la mirada, hablaba con alguien sentada en una mesa, parecían discutir por algo... Lola: ¿Quién es? (preguntó) E: Creo que Cristina (le informó) ¿te acuerdas de ella? (Lola asintió) me dijo mi niña que le diría que se viniera... Lola: Por dios que pastelosa estás (se metió con ella al escuchar un nuevo apelativo cariñoso hacia Maca... Esther tenía la boca llena de “mi niña” “mi princesita” y varios más...) Se acercaron a la mesa, Maca estaba de espaldas y Cristina parecía demasiado enfrascada en la carta escuchando lo que su amiga decía con un tono bastante más bajo de lo habitual, a medida que se acercaban pudieron escuchar levemente algo de lo que decían...

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Cris: Maca, por favor (susurraba) que no estás trabajando... M: Pero es que... E: Hola cariño (cortó la conversación saludando con una enorme sonrisa) M: Hola (se levantó para darle un beso en los labios) estás preciosa... (susurró, Esther se volvió a Lola como diciendo “¿ves? Ella sí sabe”, Lola ladeó la cabeza graciosamente) E: ¿Te acuerdas de Lola? (le preguntó a su chica tras el beso) M: Sí, claro (saludó con dos besos) hola Lola: Hola (dijo amablemente) me alegro de verte M: Lo mismo digo (contestó) bueno ella es Cris... ya os conocéis ¿no? E: Sí, hola (le dio dos besos correspondidos por Cristina, tras ella Lola repitió la misma acción) bueno... ¿qué tal el trabajo cariño? (se interesó sentándose a su lado) M: Bien, como siempre (contestó) ¿tú que tal hoy? E: Pues tranquilita (informó) y echándote de menos (dijo mimosa ante la atenta mirada de las otras dos chicas) M: Tontita (dijo mirándola con una sonrisa antes de besarla, lo que hizo que tanto Cristina como Lola se miraran con una enorme sonrisa al verlas de ese modo) Cris: Chicas... no es por cortaros ni nada de eso pero... ¿pedimos? Me muero de hambre (dijo inocentemente) M: Sí, anda... vamos a ver qué tal está este sitio... (contestó con tranquilidad) Lola: Dicen que aquí hacen un solomillo a la brasa para chuparte los dedos... (comentó) M: ¿Sí? (preguntó algo incrédula) seguro que Esther lo hace mejor... (miró a la chef que la miró embelesada) Lola: En eso tienes razón (contestó) Cris: Oye Esther... y ¿en qué restaurante trabajas? (quiso saber) E: Ya te lo diré después (dijo con una sonrisa pícara) Cris: ¿Después? (preguntó extrañada por aquella respuesta) M: Sí... no te lo dirá si yo estoy delante (contestó por ella) quiere que la busque por todo Madrid... E: Pues sí (dijo ella más segura) no sé... me hace ilusión saber que me has estado buscando ya te lo he dicho, cariño... Lola: ¿Quieres que se recorra todos los restaurantes de Madrid? (preguntó) ya te vale... M: En realidad tiene su gracia no os creáis (le echó un cable) a mí también me está gustando eso... aunque me tenga que dejar una pasta en cenas... E: Si encuentras el mío, te compensaré (dijo mordiéndose le labio) M: Te tomo la palabra (se acercó para besarla de nuevo) Cris: Entonces... ¿el restaurante es tuyo? (siguió con la conversación) E: Ajá (asintió) herencia familiar... (comentó) lo abrieron mis padres y mi madre me enseñó a cocinar desde muy pequeña... me pasaba horas en la cocina con ella o en el restaurante haciendo de pinche (sonreía, Lola también lo hacía recordando algún que otro momento, se conocían de muy niñas, ella también lo había vivido) luego estudié hostelería, empecé a trabajar con ellos y cuando murieron me lo dejaron a mí (dijo con un deje de tristeza que todos captaron...) M: Y eres la mejor (halagó intentando sacarle una sonrisa) Cris: ¿Y tú Lola? (continuó) Lola: Pues soy la jefe de camareros de su restaurante... (comentó) E: Es más que eso (halagó a su amiga) sin ella seguro que sería un desastre... (Lola agradeció su comentario) no sé que voy a hacer dos días sin ti allí... Lola: Esther... que está Luci... que lo hará genial (contestó) E: Ya pero... te voy a extrañar... (dijo con cariño) M: ¿Me tengo que poner celosa? (bromeó)

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E: ¿Te pondrías celosa? (preguntó mirándola sonriente) M: Ya veremos (intentó esconder el bulto...) E: Tonta (susurró dándole un nuevo beso...) Lola: Por Dios que pastelosa es... (murmuró haciendo reír a Cristina...) La cena continuó con una charla amena y llena de risas, conociéndose las cuatro un poco más, Cristina miraba a su amiga y no se creía lo que veía, ahora sí era Maca, la Maca bromista, la Maca chulita a veces, la Maca atenta que ella había conocido hacía tiempo y que había dejado de ver cuando ocurrió lo de Violeta, las miraba y sonreía encantada... a Esther se le notaba a leguas lo enamorada que estaba de su amiga, Maca correspondía a sus bromas y a sus mimos aunque con algo más de distancia... Tras la cena fueron a tomar una copa, algo tranquilo, a una terracita donde poder continuar la charla, estaba siendo una buena velada, muy buena velada... Cerca de las dos de la madrugada decidieron poner punto y final a aquella noche, Cristina se ofreció a llevar a Lola, le pillaba de camino y así dejaban a la parejita a solas... tras despedirse, Maca y Esther fueron hacia casa de la chef dando un paseo, cogidas de la mano, sonrientes, comentando la noche que habían pasado, llegando sin darse cuenta a casa y sin tener ninguna gana de separarse todavía... la noche, para ellas, parecía no terminar... Entraron en el piso en silencio y con tímidas sonrisas en el rostro, mirándose con ojos tiernos y deseosos, nada más cerrar la puerta Esther se abalanzó sobre Maca colonizando su boca en un beso provocador... Sus lenguas batallaron en una guerra que ambas sabían ganarían, las manos comenzaron a vagar por el cuerpo de la otra con urgencia, queriendo tocar la piel de su acompañante, Esther empujó a Maca sobre la pared, atacando su cuello con pasión, haciendo que Maca comenzara a respirar con rapidez intentando tomar algo de aire... Las manos de Esther subían hasta sus pechos apretándolos por encima de la ropa logrando arrancarle un gemido a su acompañante, las de Maca se acoplaron en su trasero acercándola más a ella, apretándola más contra su cuerpo... La chef seguía atacando su cuello con mordiscos urgentes mientras una de las manos continuaba atacando el pecho y la otra bajaba hasta los pantalones abriendo el botón... Maca respiraba ya con demasiada dificultad y no supo de donde sacó las fuerzas para dar la vuelta a las tornas, agarrando las manos que la acariciaban y siendo ahora ella la que aprisionaba a Esther contra la pared, colocando los brazos de esta por encima de la cabeza y ralentizando sus besos... E: Maca... (protestó por su lentitud) M: Shhh (la hizo callar con un beso) no tenemos prisa (susurró en su oído...) La besó lentamente, sintiendo toda su textura, liberó sus manos comenzando a acariciar su cuerpo por encima de la ropa, haciendo que deseara más, deseando ella mucho más... M: Vamos a la cama (volvió a susurrar en su oído, sonriendo al escuchar un gemido de Esther...)

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Anduvieron con lentitud por el pasillo, tomadas de la mano y sin perder el contacto visual, deseándose, aumentando las ganas de tenerse, llegaron a la habitación y delante de la cama Maca comenzó a quitarle la ropa, besando cuanta piel quedaba expuesta, recreándose en su desnudez mientras Esther se mordía el labio mirándola enamorada... La chef la imitó, dejándola desnuda frente así misma, sin poder ni querer evitarlo cazó sus labios entre los suyos comenzando un beso lleno de pasión, sus líquidas bocas pedían más al tiempo que sus manos volvían a explorar terrenos ya conocidos... Tumbó a Esther en la cama, lentamente, sin dejar de besarla, disfrutando de su cuerpo como no lo había hecho hasta ese momento, los gemidos ya eran los reyes de aquel lugar, sus corazones se aceleraban ante las caricias recibidas... Tumbadas ya, Maca besaba su pecho saboreando cada uno de ellos, sin dejar de atender al otro, Esther la apretaba más contra ella, intentando tomar algo de aire que llegar a sus pulmones... El silencio las envolvía dejando que solo sus respiraciones se escucharan, las caricias eran lentas y profundas, era diferente a todas las veces que lo habían hecho... y les gustaba... les excitaba... Al llegar a su sexo emitieron ambas un lánguido gemido, abrieron los ojos y se miraron unos minutos, Maca comenzó a acariciarla, Esther sonrió débilmente excitada sintiendo las caricias recibidas, se besaron de nuevo, una y otra vez sin dejar de acariciarse, la chef la imitó, llegando también a su sexo logrando que Maca tuviera que romper el beso que se estaban dando para tomar algo de aire... Caricias lentas, luego más rápidas y de nuevo a frenar sus movimientos, sin dejar de besarse, en la boca, en el cuello, bajando a sus pechos, entrando en una espiral de sensaciones que casi llegaba a marearlas... M: Espera... espera (dijo casi al borde del abismo, frenando sus caricias) umm... espera (la besó húmedamente...) E: Que... (logró decir como pudo...) Maca no contestó, clavó los ojos en ella, sacando la mano de su entrepierna sonriendo al ver la reacción de protesta de Esther, acarició su abdomen de forma ascendente hasta llegar a los pechos donde volvió a entretenerse largamente, la chef protestaba moviendo sus caderas buscando un contacto... Maca le abrió más las piernas, cosa que excitó mucho más a su acompañante, se movió acoplando su sexo con el de Esther, ambas gimieron al sentirse tan unidas... Mirándose a los ojos, robándose besos y acariciándose lentamente, comenzaron a moverse acompasadamente, logrando una fricción de sus sexos que las llevaba al borde del precipicio... Esther clavó sus manos en las caderas de Maca... “muéveme” le gimió y Esther lo hizo, guiándola en movimientos certeros, circulares, rápidos, lentos, más rápidos... más rápidos...

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Se movían en una coreografía perfecta que sabían donde las llevaría, se arrancaban gemidos que aumentaban sus ganas, sintiéndose al borde de un orgasmo que las atravesó con tan solo segundos de diferencia... tensando sus cuerpos y haciéndoles caer por ese precipicio de sensaciones en el que se encontraban... Maca se recostó sobre ella, besándola ahora más pausadamente, recuperando ambas la respiración, sintiendo como su pulso, su corazón poco a poco volvía a la normalidad, se besaron lentamente, tiernamente, Esther sonrió, Maca correspondió, se abrazaron y cerraron los ojos disfrutando como nunca de ese momento de intimidad... Tumbadas de medio lado, mirándose directamente a los ojos, muy juntas una a otra, de vez en cuando se robaban algún beso, Maca acariciaba su espalda con la yema de los dedos lentamente, de arriba abajo, Esther hacía lo mismo en su brazo, la sábanas cubrían la mitad de sus cuerpos, hablaban en susurros, la chef quitaba algún mechón de pelo que cubría el rostro de Maca... M: No sabía que el restaurante era de tus padres (continuaba con esa conversación que no sabían muy bien como habían comenzado) E: Sí (contestó asintiendo con la cabeza) era el sueño de mis padres y bueno... ahora es el mío... es lo único que me queda de ellos... (dijo con algo de tristeza) Quedaron en silencio un momento, Maca buscaba algo que decir, no quería que se entristeciera en ese momento, no en esa noche que tan especial había resultado ser... M: Estás muy guapa ahora (susurraba haciendo que Esther volviera a sonreír) E: Tú lo estás siempre (contestó con lentitud) M: Me siento tan bien contigo... (volvió a decir, acercándose a ella para besarla una vez más, sin dejar ni un instante de acariciar su espalda, sintiendo la piel bajo sus yemas...) E: Tengo que decirte una cosa (habló tras el beso) M: Dime (la miró a los ojos...) E: Cuando... cuando empezamos con esto... dijiste que... que no pretendías que me enamorara de ti (bajó la cabeza un momento...) M: Esther... (pidió, sin saber si pedía que siguiera o que dejara la conversación ahí, sin avanzar más...) E: No lo he podido evitar (continuó, Maca cerró los ojos escuchándola) creo que me enamoré de ti antes de lo que soy capaz de asumir (siguió diciendo, Maca volvió a mirarla) no sé qué me has hecho... pero te has metido tan dentro que soy incapaz de no sentir esto... M: Esther... (susurró) E: Estoy muy enamorada de ti Maca (confesó al fin) siento... con cada parte de mí que te quiero (ahora fue ella quien la besó) te quiero (susurró sobre su boca) y me da miedo sentir tanto como siento... M: Yo... E: No (la cortó) no digas nada (pidió, si Maca no podía responder de la misma manera no quería escuchar lo que fuera a decirle) no tienes que decir nada... solo... solo necesitaba que lo supieras... necesitaba decírtelo (bajó la cabeza... evitando su mirada) necesitaba decirte que te quiero... (susurró) Maca la miró, manteniendo la caricia continuada en su espalda, asimilando, sintiendo, digiriendo todas las palabras que acababa de escuchar, queriendo decir mil cosas y no

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pudiendo decir ninguna, su mano pasó de la espalda al rostro, levantándolo para mirarla a los ojos, viendo en ellos la sinceridad de los sentimientos que había expresado con palabras, describiendo un mundo entero en el que no se atrevía a perderse del todo, sintiendo la promesa eterna de amor que acababa de hacerle... una parte de ella sintió una dicha que jamás había experimentado, otra parte se sintió la peor persona de la tierra por su silencio... Acarició el rostro lentamente, sonrió, intentando con esa sonrisa prometerle algo que no sabía bien qué era, la veía tan vulnerable después de abrirle su corazón... no quería hacerle daño... en ese momento supo que dañarla era lo último que quería hacer en este mundo... volvió a acariciar su espalda, con un cariño algo más profundo en sus manos... La acercó hasta ella, lentamente para darle tiempo a saber lo que iba a hacer y la besó de la manera más dulce que supo, de la forma más tierna que le salió directamente del corazón, intentando regalarle algo más en ese beso... Esther correspondió, sintiendo algo nuevo en aquel roce, algo que se guardó en el corazón esperando que con el tiempo creciera más y más... Sintió unas molestas cosquillas en el rostro, se movió intentando evitarlas, volvió a sentirlas y de nuevo se removió sobre la cama, durante unos segundos pensó que podría continuar disfrutando de su sueño, hasta que de nuevo sintió aquellas cosquillas atacando su rostro... se removió nuevamente y escuchó unas risas a su lado... abrió levemente los ojos, acostumbrándose a la claridad del día... E: Buenos días, mi amor (decía medio cantando Esther a su lado) M: Umm (se desperezó) Hola (sonrió) E: ¿Cómo has dormido? (preguntó sin moverse) M: Como un bebé (contestó) ven aquí anda (dijo haciéndole un hueco en la cama) hola (saludó con un beso) E: Hola (contestó con otro beso) M: ¿Qué haces despierta ya? (preguntó abrazándola contra su cuerpo) E: El desayuno (le informó) te lo he traído (dijo tomando la bandeja que había dejado en el suelo) M: Gracias, preciosa (agradeció mirándola) uau... menudo desayuno... (dijo al ver la bandeja, café, zumo, tostadas, una rosa... Maca tomó ésta ultima y la pasó por su rostro lentamente) que bonita... (la besó levemente) como tú... (halagó) E: Tú sí que eres bonita (contestó) anda, vamos a desayunar... que tengo hambre... M: Sí (se incorporó en la cama para estar más cómoda) ¿a qué hora tienes que ir al restaurante? (dijo con interés) E: Pues... (miró el reloj) aún queda un rato, no te preocupes (sonrió mientras untaba una tostada con mantequilla y mermelada) toma (se la ofreció) M: Que rica (dijo tras el primer bocado) E: ¿Y tú qué vas a hacer hoy? (quiso saber ahora ella) M: Iré a casa... a ver si trabajo un poquito (la miró) tengo que revisar unas cosas (explicó) y luego llamaré a Cris a ver si quedamos para comer... E: ¿Y no me vas a echar de menos? (preguntó poniendo morritos) porque yo a ti sí... M: Jajaja qué tontita estás (dijo sonriendo) E: Un poco... pero es tu culpa (contestó) M: ¿Ah sí? (decía chistosa)

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E: Sí (contestó categórica) por hacer que me enamore de ti... M: Ejem (carraspeó sacando una sonrisa) ¿quedamos luego cuando salgas? (sugirió) E: Claro que sí (dijo enérgica) M: Vale (afirmó) pues venga... vamos a la ducha que no quiero que llegues tarde... (dijo levantándose de la cama) E: Ey (saltó tras ella) espérame (terminó de decir agarrándola por la espalda, de esa guisa entraron en el baño donde se entretuvieron mucho más de lo que tenían pensado al principio...) A medio día, Esther estaba ya en el restaurante ultimando los detalles del día, Lola andaba tras ella mientras hablaban de la noche anterior... mientras tanto, en el piso de Maca, Cristina y ella tomaban un aperitivo antes de la comida... Cris: Pues a mí me pareció encantadora (comentaba a su amiga) M: Es más que encantadora (dijo con una sonrisa) no sé, es... especial... Cris: Vaya... especial (arqueó las cejas) ay Maquita que te veo muy bien... E: Es que estoy muy bien, Lola (decía la chef a su amiga) estoy que no me lo creo... feliz... Lola: Se te nota guapa... que ayer no parabas de babear por ella (decía con gracia) E: Es que no lo puedo evitar (dijo encogiéndose de hombros) ay Lola que me siento una quinceañera... Lola: Es que te estás comportando igual (contestó) bueno... y ¿cómo fue el fin de noche? (quiso saber) M: Fue... no sé, diferente a todas las veces que habíamos estado juntas (Cristina la miró esperando a que siguiera) fue lento... tranquilo... muy bonito, Cris... Cris: Ya... ¿pero...? (dijo sabiendo que algo pasaba) porque hay un pero seguro... M: Pues nada... que... después de hacer el amor... me dijo que... que... (bajó la cabeza) E: Que la quiero (le soltó a una Lola que estaba alucinada) le dije que la quiero y que estoy enamorada de ella... Lola: ¿Te declaraste? (preguntó sin poder creérselo, Esther asintió con una enorme sonrisa) ¿y ella que dijo? (quiso saber) M: Nada (le contestó a Cristina) no le dije nada (bajó la cabeza) la besé... simplemente la besé y volvimos a hacer el amor... Cris: Pero a ver Maca... ¿me estás diciendo que ella te abre su corazón, te dice que te quiere y tú no le dices nada? (preguntó de nuevo) M: Sí (contestó) eso mismo... es que... no sé Cris... yo me siento muy bien con ella... me hace olvidarme de todo... Cris: Ya pero... no sé Maca (decía algo preocupada) tal vez ella esperaba que le dijeras algo...

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E: Que no Lola (decía a su amiga) no se lo dije para que me contestara igual... solo lo dije porque lo sentía así... cuando ella quiera o lo sienta pues me lo dirá... no tengo prisa... (decía aparentando demasiada tranquilidad) M: La cosa es que... cuando me lo dijo... me sentí feliz... pero por otra me sentí muy mal ¿sabes? (hablaba algo aturdida) no sé... Cris: A ver Maca... la cosa es simple (dijo haciendo que la mirara) ¿tú que sientes por Esther? (soltó al fin la directa pregunta...) Maca quedó pensando unos segundos, la pregunta del millón de euros, aquella que no quería hacerse, aquella en la que no quería pensar demasiado, la pregunta que resumiría todo lo que le pasaba por la cabeza... Cris: ¡Maca! (insistió) M: No lo sé Cris... (contestó evitando ser concreta) y tampoco sé si quiero saberlo... Cris: ¿Entonces qué estás haciendo Maca? (preguntaba algo enfadada por aquella actitud) porque esa chica está enamorada de ti... ¿sabes que puedes hacerle mucho daño? (pinchó) M: NO voy a hacerle daño (contestó con seriedad) no quiero hacerle daño... pero tampoco quiero plantearme nada ahora... solo sé que me gusta estar con ella, que cuando estoy con ella me olvido de todo pero ya está... no quiero plantearme nada más... Cris: Hay que joderse Maca (dijo seriamente) al final la cagarás... M: Cris... por favor (pidió) Cris: No, Maca, por favor tú (contestó) que no me creo que estés haciendo esto... (dijo levantándose del sofá...) Dos días después, Esther despedía a Lola en la estación de tren, donde su amiga se iría hasta Salamanca al bautizo de su sobrina... E: Pásalo bien (le decía) y saluda a Paula de mi parte... ah y dile que cuando vengan a Madrid se pase por el restaurante... Lola: Sabes que eso no se lo tengo que decir (contestó) que ya aparece por allí ella solita... (rió) y tú... cuídate... no te agobies que Lucía lo va a hacer genial, es muy buena profesional y lo sabes... (Esther asintió) El tren salió puntual, Esther sonrió diciéndole adiós a su amiga, volvió a casa, llamó a Maca con la que estuvo hablando durante cerca de una hora, no quedaron, ambas tenían trabajo, se duchó, se arregló y fue al restaurante... E: Hola chicos (saludó a su equipo...) ¿Luci, cuántas reservas tenemos? Lucía: Cuatro de momento, jefa (contestó mirando el libro de reservas) dos de cuatro personas y las otras dos son de dos personas... E: Vale... pues vamos a prepararlo todo (dijo con amabilidad) Lucía: Sí (contestó diligente...) Quedó un segundo mirando a la sustituta de su amiga, era una gran profesional y se le notaba que sabía lo que hacía, sonrió, la ausencia de Lola estaba bien suplantada, entró en la cocina y comenzó a trabajar...

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Una hora después, el restaurante ya tenía casi todas las reservas presentes, y alguna que otra mesa más que habían llegado buscando un lugar donde cenar... la cocina era un hervidero de platos, guarniciones y demás, el salón estaba perfectamente cubierto por los camareros capitaneados por Lucía... Chico: Buenas noches, señoritas (dijo el chico que se encargaba de comprobar las reservas...) Cris: Buenas noches (saludó) teníamos una reserva a nombre de Cristina Palacios (le indicó) Chico: (Sí) dijo tras comprobarlo (síganme, por favor) Siguiendo al camarero miraban la estancia, un lugar no muy amplio pero sí acogedor, los camareros parecían perfectamente preparados para lo que pudieran requerir los clientes que cenaban entre charlas y buen ambiente, llegaron a la mesa asignada, el chico ofreció asiento... Chico: En seguida viene su camarero, señoritas (les comentó) Cris: Muchas gracias (dijo sonriendo mientras veía como se alejaba, volviendo la vista a su acompañante) bueno qué (le dijo) ¿qué tal la primera impresión? M: Bien... de momento bien (comentó) es acogedor y parece todo muy organizado... Cris: A mí me encanta (dijo mirando a su alrededor) M: A ti todos te encantan (contestó) por muy malos que sean... Cris: Es que tú le sacas punta a todo Maca... (dijo medio protestando) M: ¿Tengo que recordarte que soy crítico culinario y que me gano la vida con esto? (dijo bajando el tono para que nadie la oyera...) Cris: Vale, vale (dijo levantando las manos) ya veo que estás en plena fase de trabajo... Lucía: Buenas noches (dijo Lucía llegando hasta ellas) soy Lucía y seré su camarera esta noche... (se presentó) ¿les apetecería algo de beber mientras miran la carta? (preguntó amablemente, mientras se la ofrecía... Cris miró a Maca quien ya estaba afanada en mirar todos los platos de aquel restaurante...) Terminaba de escribir bajo la curiosa mirada de Cris que de vez en cuando asomaba la cabeza sobre el ordenador de su amiga, quien la empujaba para que no la molestara... minutos después Maca guardaba el archivo al tiempo que imprimía una copia... Cris: ¿Ya? (decía impaciente) M: Sí, hija ya (contestó cansada) que pesada Cris: Hija es que no has dicho palabra desde que salimos del restaurante... (le dijo tomando en sus manos la crítica de su amiga) a ver (comenzó a leerla...) “Restaurante “A la Carta” un modesto y coqueto restaurante que sorprende gratamente a sus clientes con una perfecta armonía entre todos sus empleados... Desde el mismo momento en el que entré en aquel restaurante, los camareros se afanaron en hacernos sentir como si estuviéramos en el mejor restaurante del mundo... Humilde ha sido siempre este restaurante aunque he de decir que se merece más publicidad de la que ahora mismo tiene...

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Lo primero que me llamó la atención fue la manera en la que se presentó nuestra camarera, hacía tiempo que no encontraba en ningún restaurante cosas como esta y me sorprendió muy gratamente... Fuimos atendidos con una sincronización y amabilidad que nos hizo casi sentirnos como en casa... Entrando un poco más en materia, diré que la maravillosa carta brindaba una variedad de platos que apetecían probar tan solo con leer... tras escuchar las sugerencias de nuestra camarera me decidí por el plato estrella del chef aquella noche... un plato que no me dejó indiferente, que dejó un sabor envidiable en mi paladar el cual aún, hoy, horas después de esa cena, recuerdo con grato gusto... Así señores, les recomiendo apunten en su lista de buenos restaurante éste llamado “A la Carta” no se arrepentirán, se lo aseguro” Cris: Vaya (dijo una vez leída la crítica) parece que te gustó M: Pues sí, bastante (contestó quitándole el papel de las manos) anda trae, que se lo tengo que llevar a Violeta Cris: Te acompaño en el sentimiento (bromeó) M: Mira que eres tonta (contestó andando hasta allí) Llamó al despacho y tras obtener invitación entró encontrándose con Violeta sumida en un montón de papeles, llegó hasta su mesa y dejó la crítica sobre la mesa... M: La crítica del mes (dijo haciendo ademán de marcharse) Violeta: Maca, espera (la paró) que... ¿qué tal fue? M: Ahí tienes la crítica Violeta (contestó) léela y lo sabrás... Violeta: ¿Te pasa algo? (preguntó) pareces tensa M: Estoy bien (dijo con rapidez) Violeta: Maca... (la paró de nuevo) tenemos que hablar... M: Violeta... no me apetece ahora (dijo queriendo salir de allí cuanto antes) Violeta: Maca... por favor... M: ¿Qué? (dijo alzando un poco la voz) ¿por favor qué? Violeta: Que necesito que hablemos... en serio (contestó con esa voz capaz de tirar por tierra lo muros de Maca) M: Vio... (flaqueaba) Violeta: Maca yo... El teléfono móvil de Maca comenzó asonar, lo sacó del bolsillo donde lo llevaba y miró la pantalla “Esther llamando” leyó, sonrió levemente, miró a Violeta de nuevo... M: Perdona, tengo que cogerlo (dijo dándose la vuelta) Esther, hola guapa (salió ya del despacho dejando a una Violeta con cara de fastidio mientras veía que se alejaba de ella de nuevo...) Un par de días más tarde, Lola ya de vuelta y Esther en la cocina se preparaban para una nueva noche de cenas, la camarera había encontrado a su amiga con una enorme e

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imborrable sonrisa tras su vuelta y es que según le contó, casi no se había separado de Maca nada más que para lo necesario, Lola se mostraba alegre por su amiga, esa relación parecía ir viento en popa y eso le hacía feliz... Ya metidas totalmente en faena, Lola miraba el salón donde ya los comensales disfrutaban de su cena, mientras atendía a una de las mesas la puerta de entrada se abría dejando paso a dos mujeres... Chico: Buenas noches, señoritas (las saludó) Cris: Buenas noches... Cristina Palacios, tenemos una reserva Chico: Sí (dijo comprobándolo) síganme por favor... M: Cuando te gusta un sitio, hija mía, no paras hasta volver ¿eh? (le dijo a su amiga mientras seguían al camarero) Cris: Maca... este restaurante es genial, a ti también te gustó, no protestes... (contestó) que además hoy no estás trabajando así que no empieces... M: Vale, vale... Chico: Su mesa, señoritas (les dijo una vez llegada a ella, ofreciéndoles asiento) en seguida vendrá su camarero, buenas noches... M: Muchas gracias (se despidió) Cris: ¿Ves? (dijo mirando al camarero) es que son súper amables... (rió) bueno qué, ¿has quedado con Esther hoy? M: Sí (contestó) me llamará cuando acabe (informó) Lola: ¿Maca? (dijo Lola a su lado) M: ¡Lola! (contestó sorprendida) hola... Lola: Vaya jaja (rió mirándolas a ambas) ya verás la sorpresa que se va a llevar Esther cuando veas que has encontrado el restaurante M: ¿Eh? (no supo qué decir, en ese momento no había caído en ese detalle) ah, sí, sí (sonrió) he estado preguntando por ahí... (Cristina la miró como diciendo “menuda trola, guapa”) Lola: Pues espera que se lo diga... jaja es que ya la estoy viendo, se pondrá nerviosa, seguro... (decía divertida) Cris: Oye y... ¿por qué no vas tú misma a verla? (intervino) M: ¿Yo? (Cristina asintió) Cris, que está trabajando... no me parece correcto... Lola: Pues a mí me parece bien (dijo ahora ella) esperar un segundo... (dijo dándose la vuelta alejándose un poco de la mesa) Cris: Jajaja (reía) menos mal que tu crítica fue buena (susurró) sino, la habrías liado pero bien... M: Pues sí... (contestó) pero vamos que... la crítica es buena porque el restaurante es muy bueno... Lola: Bueno qué, Maca (llegó de nuevo hasta ellas) ¿quieres ir a saludarla o le digo que salga? M: Sí... no... (dijo sin saber que decir) es que no sé, está trabajando... Lola: Anda venga... solo un segundo... (pidió) que le darás una sorpresa... M: Vale, vamos (dijo tras pensarlo un segundo, realmente eso de sorprenderla le gustaba...) Dejando a Cris en la mesa, anduvieron hasta la cocina, asomándose primero por la ventana, Maca sonrió al verla tan afanada en su trabajo, le encantó esa faceta suya, tan seria y a la vez sonriente, sabiendo cada paso que tenía que dar, conociendo a la perfección cada cosa que tenía que hacer...

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Abrió lentamente la puerta, colándose en la cocina y poniéndose tras ella, el resto de los chicos la miraban curiosos, ella les pidió que no dijeran nada, Esther continuaba con uno de los platos sin darse cuenta de la presencia de su chica allí... E: Miguel, pásame la salsa anda (le pedía a uno de los chicos) Sonriendo, encantándole esa nueva cara de Esther se acercó más a su cuerpo y la tomó de la cintura haciendo que la chef diera un respingo... M: La chica de la mesa seis quiere un beso especial de la chef (le susurró en el oído) E: ¡Maca! (se dio la vuelta para mirarla) ¡hola! (saludó con felicidad) M: Hola preciosa (contestó) al final he averiguado cual es el restaurante donde trabaja la chef más guapa de Madrid... E: Jajaja mi niña (le acarició el rostro) guapa... preciosa... (halagaba feliz de verla allí) M: Bueno... ¿te puedo dar un beso o eso no está en la carta? (preguntó con una enorme sonrisa, le encantaba verla así) E: Claro que puedes, ven aquí (la besó corta pero intensamente, dejándolas a ambas con ganas de más, los chicos de la cocina comenzaron a silbar) vale, vale chicos (decía sonriente) a ver (les dijo) os presento a Maca, mi novia (la crítico enarcó una ceja al escuchar eso y se obligó a sonreír) mi amor, ellos son los chicos (decía sonriendo) M: Eh... hola (saludó mientras Esther la agarraba de la cintura, aún impactada por como la había presentado) Lola: Esther... (dijo Lola entrando y sin saberlo, salvando la situación) no es por interrumpir pero tenemos un restaurante que atender... E: Sí, claro (miró a Maca de nuevo) me encanta que estés aquí (la besó una vez más...) M: Y a mí (contestó respondiendo al beso) bueno... voy a salir ya, que Cris me está esperando... E: Vale, mi amor (sonreía) en cuanto pueda salgo a veros... M: Sí, sí (dijo ya saliendo de la cocina, con una mirada extraña, con un rostro que parecía preocupado, se sentó en la mesa guardando silencio... Cris la miró interrogante...) Cris: O no le ha gustado la sorpresa... o no sé a qué viene esa cara (comentó) M: Sí, la sorpresa de verme le ha gustado (contestó) está encantada vamos... Cris: Entonces ¿por qué estás así? (preguntó) M: Nada (intentó quitarle importancia, Cris la miró insistente) es que... me ha presentado a sus compañeros... como... como su novia (dijo bajando la voz...) Cris: Ya (se hizo cargo de la situación) y no te ha hecho gracia por lo que veo... (Maca no supo qué contestar a eso, no es que no le gustara, pero tampoco se lo esperaba) perdona que te diga, pero sigues haciendo el imbécil, Maca (terminó de decir algo enfadada, mientras Maca parecía no hacer caso a sus comentarios recordando una y otra vez esa presentación “mi novia” “mi novia” resonaba en su mente) En un hueco que tenía libre, Esther salió de la cocina para ver a su niña, saludando a Cris y demostrando a todos, la gran alegría que sentía de tenerla allí... Maca sonreía y se dejaba llevar, Cris la miraba intranquila... Terminada la cena, Maca y Cris decidieron esperar a que terminaran para ir a tomarse algo, una vez todo terminado y recogido fueron a un pub cercano, las chicas estaban

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algo cansadas y se les notaba, sin embargo Esther no había borrado esa sonrisa del rostro que se le había instalado en el momento en que la vio... E: Te juro que cuando te he visto... (decía sentada en una de las mesas) porque estaba trabajando, sino me agarro a tu cuello y no te suelto nunca... M: Ya te he visto la cara (dijo sonriendo...) E: Es que me ha hecho mucha ilusión (contestaba, completamente embobada con ella, casi dando la espalda a las otras dos chicas que hablaban entre ellas dándole a la pareja un poco de intimidad) M: Pues me encanta que estés contenta (le dio un corto beso) E: Lo que no me gusta tanto es la mirada que te echó Juanjo (dijo con una media sonrisa) M: ¿Juanjo? (no sabía quien era) E: Uno de los chicos (le explicó) que le tuve que llamar la atención... (terminó de decir entre medio enfadada medio bromista) M: Pero Esther... (dijo sorprendida) E: ¿Qué quieres? (decía como si no hubiera roto un plato) no me gusta que miren así a mi novia... (soltó como si nada) M: Ya (dijo algo cortada y bebiendo de su copa...) E: ¿Qué pasa? (se dio cuenta del cambio) M: Nada... nada (intentó que no se le notara, demasiado tarde...) E: ¿Entonces porqué te has puesto así? (insistió) M: No me he puesto de ninguna manera Esther (dijo algo más seria...) E: Esto es por lo de novia ¿no? (dijo dando en el clavo) te ha cambiado la cara en cuanto lo he dicho... M: Es que... no sé yo (bajó la cabeza) E: ¿Entonces qué se supone que somos Maca? (preguntó comenzando a enfadarse un poco) porque ya me dirás tú... M: Esther... E: No, Maca, dime (la cortó) ¿qué se supone que somos? (preguntó de nuevo) porque pensé que ya había quedado claro, pero veo que no, joder (se levantó y se alejó de la mesa...) Cris y Lola miraron confundidas a Maca, quien se tapó la cara con las manos... miró hacia la barra, donde Esther pedía otra copa, se levantó y se acercó hasta ella, poniendo las manos en su cintura, abrazándola desde atrás... E: Suelta Maca (dijo intentando zafarse de sus manos) M: Esther... no te enfades... déjame explicarte anda (le pidió con un tono dulce) E: Es que no sé qué me vas a explicar (protestó) M: A ver (le dio la vuelta para mirarla) simplemente me ha sorprendido que nos definas así... no sé, no hemos hablado de ello... y llevamos poco tiempo... E: Maca, a mi no me importa el tiempo que lleve contigo (contestó) lo único que me importa es lo que siento por ti... y lo que siento es que te quiero... y sinceramente, no me acuesto todos los días con alguien que solo es una amiga... M: Tienes razón, cariño (sonrió, Esther no pudo evitar una sonrisa por esa última palabra) perdóname anda... solo me ha sorprendido... pero... (se acercó) si lo pienso... hasta me gusta eso... (sonrió) E: ¿Sí? (Maca asintió) o sea que... somos novias (dijo divertida, olvidándose ya de todo lo anterior...)

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M: Pues... sí (afirmó con una sonrisa) lo somos... (terminó de decir besándola en los labios lentamente, ante la mirada de las dos chicas que sonreían al verla, una más que otra, pues Cris, miraba la escena con algo de preocupación...) Tras un desayuno íntimo, muchas palabras cariñosas, besos regalados con intensidad, Maca había salido de casa de Esther en dirección a su trabajo, sintiendo algo en su interior que la hacía sonreír cada vez que recordaba la noche anterior... Ya en la redacción, miraba algunas cosas que tenía pendiente, revisaba sus críticas, miraba aquella lista que le había dado Violeta días antes para saber qué restaurante sería el siguiente donde tendría que ir... en eso estaba cuando Cris llamó su atención... Cris: Oye Maca (le dijo) ¿me pareció o ayer Esther y tú tuvisteis una pequeña pelea? (quiso saber) M: No fue una pelea (contestó) Cris: Pues Esther parecía algo enfadada... bueno, más bien decepcionada (insistió) M: No fue nada Cris (la tranquilizó) está todo solucionado Cris: ¿Seguro? (decía preocupada) M: Cris, te aseguro que después de la noche de ayer, está todo más que solucionado (dijo con una sonrisa enorme) Cris: Pues me alegro (sonrió de igual modo) y también me alegro mucho de que la crítica que hiciste fuera buena ¿eh? (dijo a modo de advertencia) que llega a ser mala y... no sé lo que hubiera pasado... M: La crítica fue lo que tenía que ser (dijo con profesionalidad) y no porque fuera el restaurante de Esther... es que simplemente no podía ser de otra manera... Cris: En eso tienes razón... aunque... Violeta: Maca (dijo interrumpiéndolas) ven a mi despacho, por favor M: Eh... sí voy (contestó) Violeta: Ahora Maca (repitió con más energía, tomando camino hacia allí) M: Uff... a ver qué tripa se le ha roto a esta (dijo a Cristina que no pudo reprimir una pequeña carcajada, aquel comentario, le hizo gracia, sobre todo por que eso significaba un gran cambio en su amiga...) dime Violeta (entró en el despacho) Violeta: Sí... siéntate (le dijo señalando la silla, Maca lo hizo) verás, he escuchado lo que decía Cris hace un momento y tengo que preguntarte... ¿esa Esther de la que hablabais... es esa Esther? Tu amiga quiero decir M: ¿Y esto a qué viene? (preguntó descolocada) Violeta: Pues viene a que si esa Esther es amiga tuya y además la cocinera del restaurante “A la Carta” tú crítica pierde bastante credibilidad (le dijo con seriedad) M: ¿Qué? (preguntó contrariada) Violeta: Está claro, Maca (contestó) si conoces a la cocinara, tú crítica no es tan objetiva como todos pensamos... M: Mira Violeta (dijo algo más seria) esto es lo último que me podías decir... ¿estás dudando de mi profesionalidad? Violeta: No me dirás que no es algo preocupante... M: Esa crítica es una crítica hecha con la objetividad y la profesionalidad con la que siempre hago mis críticas (decía con seriedad, realmente enfadada al haber puesto en duda su criterio) y si sirve de algo no sabía que era su restaurante cuando la hice (terminó) así Violeta que espero que esta sea la última vez que me dices algo como esto ¿está claro?

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Violeta: Sí, claro (dijo no muy convencida) M: Bien, pues ahora voy a seguir trabajando (se levantó y salió del despacho) tiene huevos (murmuraba enfadada...) Dentro del despacho Violeta miraba la crítica de Maca, con un gesto extraño en el rostro... aquella chica... Esther, debía ser la chica con la que estaba en aquel bar en actitud cariñosa... y ahora tenía una crítica entre sus manos que podría llevar muy alto aquel restaurante... frunció el gesto pensativa y volvió a leer la crítica Habían pasado un par de semanas desde aquella “formalización” de su relación y cada día que pasaba se mostraban más cariñosas, Esther más que Maca, pero la crítica no se quedaba atrás y comenzaba a dejarse llevar... evitaba e ignoraba a Violeta en el trabajo quien parecía que aquella nueva situación no le gustaba nada... Esther le abrió la puerta del portal y ella entró con una sonrisa, ese día, especialmente tenía ganas de verla, suponía que estaría contentísima y eso le hacía no poder dejar de sonreír, subió hasta su planta y vio la puerta entornada... M: ¿Cariño? (dijo entrando en casa) E: ¡En la cocina, mi amor! (le contestó desde allí) M: Hola (saludó acercándose a ella para darle un beso) que bien huele... ¿qué es? E: Pollo a la cerveza (por poner algo) (la volvió a besar) hola... M: ¿Te ayudo? (dijo abrazándola) E: No, no hace falta (le dio unas paladitas en el trasero) anda, ve poniendo la mesa (dijo sonriente) M: Vale (se acercó) un beso Tras recibir aquel beso salió al salón, comenzó a quitar las cosas que había sobre la mesa y sonrió al ver su revista en ella, miró hacia la cocina y volvió a mirarla, la ojeó muy por encima... E: ¿Qué haces? (preguntó saliendo de la cocina) M: Pues nada... mirando esto (se lo enseñó y sonrió esperando que dijera algo más...) E: Ah ya... (dijo como si nada) no sé para qué la he comprado la verdad... total, lo que me interesaba este mes no lo han publicado... M: ¿Cómo que no lo han publicado? (preguntó extrañada comenzando a buscar entre las paginas...) E: Pues no, la crítica no la han publicado este mes... quien sabe, lo mismo han echado al crítico ese (dijo mirándola) ¿qué buscas? (preguntó al verla darle vueltas a la revista...) M: Nada... nada (la dejó sobre la mesa) es que me ha extrañado... solo eso... E: Bah, ni te preocupes (la tomó de la cintura) además mejor... así no me agobio por si algún día me hacen la crítica a mi... M: Esther, cariño, mírame (se acercó a ella) si alguien tiene que hacer alguna crítica sobre ti y tu restaurante, te aseguro que será buena... E: Eso no lo sabemos (contestó sonriente) pero mejor no pensarlo (la besó) así que venga... vamos a comer que se enfría... (la volvió a besar...) M: Sí vamos (contestó...)

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La comida fue tranquila, aunque por momentos Maca estaba algo ausente, la crítica no dejaba de pensar en lo que habría podido pasar para que no se publicara su crítica, esperaba darle una sorpresa a Esther con aquella crítica, pero ahora su prioridad era averiguar porqué no se había publicado... La tarde la disfrutaron olvidándose un poco de todo, Esther conseguía eso, que se olvidara del mundo entero, así que decidió disfrutar de su compañía, disfrutando de sus besos y caricias, terminando en la cama dando rienda suelta a la pasión... A la mañana siguiente lo primero que hizo fue entrar en el despacho de Violeta que estaba metida en algunos papeles, ni tan siquiera llamó, simplemente irrumpió en su despacho... M: ¿Me puedes explicar que significa esto? (dijo directa) Violeta: Si no eres más específica... M: No me jodas Violeta (contestó enfadada) ¿porqué no has publicado mi crítica? Violeta: Porque no me pareció que precisamente esa crítica tuviera que salir a la luz (contestó con tranquilidad) M: ¿Me puedes explicar porqué? (dijo de nuevo) Violeta: Pues porque tu relación con la chef de ese restaurante hace que la crítica pierda credibilidad... (volvió al tema de semanas anteriores) así que preferí no publicarla... M: Mira Violeta, que Esther sea mi novia no significa que no pueda hacer una crítica objetiva de su restaurante... Violeta quedó callada, Maca no parecía haberse dado cuenta de lo que había dicho, pero ella lo había escuchado perfectamente, había dicho que Esther era su novia... que era su... su... M: Estoy esperando Violeta (continuaba diciendo, sin ser consciente de lo que había declarado hacia tan solo un instante...) Violeta: Maca (dijo totalmente fuera de sí) soy la redactora jefe de esta revista y hago lo que creo más conveniente para ella, y me pareció que no era conveniente publicar tu crítica de este mes, así que no hay más que discutir (se levantó) ahora ve a trabajar... M: Violeta (intentó hablar) Violeta: Sal y busca otro restaurante al que hacerle la crítica de este mes Macarena (dijo con autoridad) M: Esto no va a quedar así (dijo antes de salir del despacho... dejando a Violeta allí que la miraba salir y cerraba con furia los puños...) Cines, paseos, besos, risas, cenas, comidas, besos, caricias, bromas, miradas, besos, llamadas telefónicas, noches llenas de pasión, besos, largas charlas, risas, miradas tiernas, pasionales, noches de fiestas, cenas con amigos, caricias, besos, momentos de tranquilidad, compras, más noches de pasión, más besos, más caricias, incluso Maca había logrado convencer a la chef para pasar un fin de semana las dos solas, donde disfrutaron de ellas mismas, sin interrupciones, sin trabajo, sin nadie que pudiera importunarlas, así pasaron las siguientes semanas y ellas no podían estar mejor...

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Estaban en la cama, después de una de esas noches donde los gemidos se habían hecho reyes, Esther intentaba levantarse mientras que Maca la tenía apresada entre sus brazos sin intención alguna de dejarla escapar... E: Va, mi amor (decía intentando zafarse de ella) que tienes que ir a trabajar... M: No quiero (contestaba como una niña pequeña) quiero (la atrajo hacia sí para besarla) quedarme (volvió a besarla) aquí contigo... E: Y yo también quiero que te quedes (contestó a sus besos) pero te tienes que ir que vas a llegar tarde... (decía sintiendo las embestidas de Maca que ya atacaba su pecho) Maca... mi amor, por favor (reía) M: ¿No te gusta? (decía pícara sin dejar lo que estaba haciendo) E: Umm... sabes que sí (contestó) pero no tenemos tiempo (tomó su rostro para que la mirara) venga, Maca... que es tarde... M: Eres una aguafiestas que lo sepas (le dijo) E: Pero te gusto (le soltó) M: Mucho (la besó una vez más) me gustas mucho (susurró antes de fundirse en un apasionado beso) E: Venga (consiguió levantarse) ve a la ducha que yo voy a preparar el desayuno... (dijo saliendo del cuarto dejando a Maca mordiéndose el labio al verla salir...) Desayunaron entre risas y juegos, prometieron llamarse a lo largo de la mañana y tras despedirse cariñosamente Maca salió del piso de la Chef en dirección a la revista, al llegar lo hacía con una sonrisa enorme, esa que aunque quería no podía borrar de su rostro desde hacía ya algún tiempo, Cris la miraba contenta de verla así... tras una pequeña conversación con su amiga se puso a trabajar, un rato después se levantó de su asiento para ir al despacho de la jefe de redacción... M: Buenos días (dijo tras obtener invitación para entrar) aquí tienes la crítica de este mes, espero que ésta sí que se publique... (dijo con rintintín, después de lo ocurrido con la crítica de Esther había ido a hablar con Roberto, el director de la revista quien se había puesto de parte de Violeta y ella no había podido hacer más que acatar las órdenes y mantener una gran distancia entre ella y Violeta, cada vez que tenía que cruzarse con ella, su humor se hacía algo más amargo...) Violeta: Muy bien (dijo mirándola, buscando su mirada y sin hallarla) a ver (dijo comenzando a leer...) “Decir que el lugar en el que cené ayer es un Restaurante, es decir mucho del sitio donde desgraciadamente tuve que intentar comer algo... Nada más entrar ya sabía qué me esperaría, en todo el tiempo que llevo haciendo críticas culinarias he aprendido a diferenciar un buen restaurante de uno malo casi nada más entrar en él, en este, con tan solo pisar aquel lugar, supe que por más que buscara no podría escribir un solo calificativo positivo de él... Camareros perdidos, platos en mesas que no eran, estruendosos ruidos que casi dañaban el tímpano, la elegancia brillaba por su ausencia y por supuesto la calidad de, aunque fuera, algo, era inexistente...

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Me resulta casi imposible imaginarme como este “restaurante” ha podido mantenerse abierto tanto tiempo, y no puedo entender porqué hay gente que sigue yendo a cenar o comer allí, deben querer muy poco sus paladares... Si el servicio ya era un auténtico desastre, no encuentro adjetivos para describirles la cocina del “Chef”... es increíble como un simple solomillo en salsa roquefort puede convertirse casi en una suela de zapato con una capa pastosa a lo que allí llaman salsa de queso Roquefort... He hecho muchas críticas durante mi trabajo y les aseguro que este “restaurante” el llamado “Coma a gusto” (nombre que debería ser modificado por uno que dijera Coma a Disgusto) ha sido apuntado en mi lista de los peores en los que, por motivos de trabajo, he tenido que cenar, obviamente, jamás lo haría por gusto...” Violeta: Vaya, ya sé donde no tengo que ir a cenar (bromeó, a Maca no le hizo ninguna gracia) M: Vale (contestó, sin querer darle conversación y dándose la vuelta para marcharse de allí cuanto antes...) Violeta: ¡Maca! Maca espera (la paró, la crítico tomó aire cansada) tengo que hablar contigo M: Yo no tengo ganas de hablar contigo (contestó sin saber por donde iba) Violeta: Maca, es una cosa de trabajo así que por favor siéntate (le pidió) M: Tú dirás (accedió) Violeta: Supongo que sabrás que este fin de semana hay un simposio sobre cocina contemporánea en Barcelona... M: Sí, claro (contestó) como todos los años Violeta: Bien (afirmó con la cabeza) pues este año hemos sido invitados, vamos a hacer un reportaje sobre las nuevas tendencias culinarias en España (informaba) y me gustaría que fueras... M: ¿Yo? (dijo extrañada) ¿Y qué tengo que ver yo en eso? (decía contrariada) Violeta: Eres la crítica de esta revista (recordó) así que he... hemos pensado que a parte de hacer un reportaje sobre el congreso, nos vendría bien que fueras e intentaras hacer una de tus críticas... (terminó de decir) M: Ya... pues... no sé, a mí la verdad es que no me apetece mucho meterme en un congreso culinario (dijo intentando negarse) Violeta: Maca, no es una sugerencia (contestó) M: No me puedo negar ( dijo fastidiada) Violeta: Me temo que no (le contestó con una sonrisa) M: Pues no me hace ninguna gracia (manifestó su malestar) Violeta: A mí tampoco me hacen gracia otras cosas y tengo que aguantarme (contestó con segundas intenciones) te daré los detalles a lo largo de la semana... (dijo finalizando con aquella conversación, Maca salió del despacho molesta, no le apetecía nada ir a ese congreso...) Aparcó la moto en el primer hueco que encontró, le puso el seguro y quitándose el casco comenzó a andar, entró con la confianza plena de quien entra en un sitio donde es siempre bienvenida, miró a su alrededor, algunas mesas ya habían sido ocupadas pero veía que aún no era hora punta, saludó al chico de la barra que le devolvió el saludo y tras esto buscó a Lola con la mirada...

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Lola: Ey Maca (dijo parándose a su lado) M: Hola Lola (saludó) ¿qué tal vais? Lola: Pues bien, de momento tranquilo (miró a su alrededor) ¿vienes a ver a Esther? M: Sí, si tiene un ratito sí (contestó con tono tranquilo) Lola: Anda, pasa a la cocina (sonrió) ¿quieres algo de beber? M: Eh... sí, una cervecita sin alcohol (dijo mientras se acercaban a la barra) ¿Jesús, me guardas esto? (le pidió al chico de la barra dándole el casco) Jesús: Claro guapa (sonrió) Lola: Cuidado, que si te escucha la jefa te despide (bromeó) M: ¿Estás graciosa hoy eh? (le dijo a Lola) voy a verla... Entró en la cocina quedándose un poco parada, viendo como Esther se concentraba en su trabajo, era una de las cosas que desde que vio por primera vez le encantaba de la chef, la profesionalidad con la que trabajaba, Esther se sintió observada levantó la vista encontrándose con una sonrisa de su chica, correspondió a ella, feliz de verla allí... E: Hola (saludó contenta) ¿qué haces aquí? (preguntó, mientras Maca se acercaba) M: Pues venir a verte (sonrió dándole un beso a modo de saludo) ¿Tienes mucho lío? E: Ahora mismo no (contestó) está todo servido y además esto está tranquilito de momento... M: Ah bien (se acercó más a ella) así puedo robarte un poco de tiempo (dijo con mimo) E: Tontita (la miró enamorada) mira prueba (dijo moviéndose por la cocina para darle de probar una salsa que acababa de hacer) M: Umm... está buenísima (saboreó) como tú... (halagó) E: Anda... ven (la tomó de la mano para llevarla a un lugar lejos de las miradas curiosas de sus compañeros) hola (saludó de nuevo atrapando sus labios...) Maca profundizó el beso, Esther la abrazó por la cintura sin querer tenerla alejada de ella más de lo necesario, se besaron larga y profundamente durante unos minutos, conscientes ambas de que la Chef estaba trabajando, cuando se separaron se regalaron una serie de besos cortos que las hicieron sonreír... M: Oye que te quiero comentar una cosita (dijo susurrando, Esther le hizo un gesto para que siguiera) tengo que ir este fin de semana a Barcelona... por trabajo (comentó) E: ¿Todo el fin de semana? (preguntó apenada pues eso suponía no verse) M: Sí, cariño, lo siento (dijo con pesar) E: Jo (protestó como una niña...) M: He intentado negarme pero no ha habido manera (se excusaba) E: No importa (dijo aunque sí que le importaba) de todos modos yo tengo que trabajar (siguió) si hasta he tenido que decir que no a un simposio de cocina que por cierto... también es en Barcelona (le comentó) M: ¿Sí? (se hizo la sorprendida) pues... no... no tenía ni idea... ¿y porqué has dicho que no? (quiso saber) E: Porque no puedo dejar el restaurante solo (le explicó) además que es cocina contemporánea, yo soy más de cocina tradicional (sonrió levemente) M: ¿Entonces no te puedes venir? (dijo poniendo morritos) porque podrías venirte conmigo... E: Ojalá pudiera mi amor (contestó) pero no puedo... M: Pues que pena (dijo con voz pícara)

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Lola: Esther, acaba de entrar otra mesa (le informó Lola interrumpiendo la conversación) M: Anda ve (le dio un toque en el culo mordiéndose el labio al tiempo que Esther le enviaba un beso volado) E: ¿Te quedas a comer? (preguntó mientras se lavaba las manos) M: Sí, si me invitas sí (dijo sonriente) Lola: Anda vamos (dijo tomándola de la mano para sacarla de la cocina) que estáis las dos de un tonto... Con una sonrisa tierna por parte de ambas chicas salieron de la cocina esperando a que Esther tuviera otro momento libre para pasar juntas... Así pasó la semana, sin separarse casi para nada, solo cuando lo obligaban sus trabajos, pasó tan rápido que a penas se dieron cuenta, tanto que cuando llegó el día en que Maca tenía que irse casi ni se acordaban de que tenía que marcharse... habían pasado la noche y la mañana entera juntas, no habían dejado de prodigarse besos y caricias, intentando que la separación no les afectara tanto... E: Jo Maca te voy a echar mucho de menos (decía abrazada a ella...) y encima no puedo llevarte al aeropuerto... M: No pasa nada, cariño (dijo intentando quitarle importancia) si además no me gustan las despedidas, y solo son dos días... E: Ya pero dos días muy largos (decía mimosa) se me van a hacer eternos... M: Verás que no (contestó sonriéndola y abrazándola) verás que sin que te des cuenta ya estaré aquí contigo... E: Sí, seguro (protestaba como una niña de cinco años) M: Anda, cariño, dame un beso que me tengo que ir (le pidió, viendo que ya era hora de marcharse al aeropuerto) te llamo en cuanto llegue E: Bueno (no la soltaba, no quería soltarla) sé buena... pórtate bien y échame de menos (sonrió) M: Tu también (la besó) E: Te veo el domingo, mi amor (la volvió a besar) te quiero... No contestó, sonrió y atrapó sus labios de nuevo, se despidieron entre caricias y sonrisas hasta que no pudieron estirar más el tiempo y Maca tuvo que marcharse... Llegó al aeropuerto con el tiempo justo para facturar el equipaje, llegó al mostrador y mientras la chica que le atendía miraba que todo estuviese en regla ella no dejaba de pensar en el rostro de Esther al despedirse... sonrió al recordarla... Violeta: Menos mal que has llegado, Maca (interrumpió su pensamiento) ya creí que no ibas a venir... que ya me veía teniendo que coger otro avión... A disgusto y bastante seria, después de que Violeta le explicara que la chica que debía ir con ella al simposio a última hora se había puesto enferma y no había quedado otra que ir ella misma, Maca viajaba con los cascos puestos, escuchando música e intentando no hacer el menor caso a Violeta...

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Ya en el hotel, pidieron las llaves de sus habitaciones, obviamente una para cada una, pero eso sí, contiguas, subieron en el ascensor y dejaron sus cosas, buscó su bolso y tomando el móvil llamó a Esther, no obtuvo respuesta, “estará trabajando” pensó, así que decidió mandarle un mensaje... Se dio una ducha rápida, aún con fastidio al saber que tendría que pasar dos días con Violeta, se vistió y ojeó el itinerario del simposio, no tenía mucho más tiempo de relax, así que terminó de arreglarse y decidió bajar a recepción... Violeta: ¡Maca! Espera (la paró desde la puerta) pensé que me avisarías para bajar M: Ya... no me he dado cuenta (contestó con pesar) Violeta: Anda vamos (dijo sonriente) que estás rarita tú hoy M: Lo que tú digas (contestó con mala gana) Entraron las dos en el ascensor, Maca se distraía con el “precioso” techo del mismo mientras Violeta la miraba sonriendo y como algo cortada, llegaron a recepción, y tras hablar un segundo con el recepcionista decidieron ir al lugar que daría cabida a aquel simposio... El congreso dio lugar con una gran lista de periodistas y Chef de todas partes de España, Maca comenzaba a echar de menos a Esther, era extraño y no llevaban mucho tiempo separadas pero la sentía lejos y eso no le gustaba nada... Pasaron varias horas escuchando algunas charlas y comprobando como los primeros cocineros comenzaban a realizar recetas casi imposibles, probaron algunos platos, hablaron con algún que otro periodista... así se les pasó gran parte de la tarde... De vuelta al hotel la crítico obviando las palabras de Violeta subió de nuevo a su habitación, se sentó en la cama, se tapó la cara con las manos, no había que ser muy lince para darse cuenta de la excesiva amabilidad de su ex con ella... Dio varias vueltas por la habitación, miró el reloj, tenía una necesidad extraña por hablar con ella, así que de nuevo tomó el móvil, leyendo ese mensaje que había recibido hacía una hora y media, sonrió, marcó y esperó que esta vez sí pudiera contestar... E: Maca, mi amor (dijo tras descolgar) M: Hola guapa (sonrió al escucharla) ¿Cómo estás? E: Echándote de menos (dijo con algo de tristeza) perdona que no te contestara antes pero estaba a tope de trabajo... M: No te preocupes (contestó) ¿qué haces? E: Estoy en casa, descansando antes de volver al restaurante (informó) M: Como me gustaría estar ahí contigo (declaró) E: Y a mí que estuvieses... (dijo a modo de respuesta) bueno... ¿qué tal ha ido? ¿ya ha empezado? M: Sí, sí (contestó) y la verdad que es un poco aburrido... y por supuesto tú le das mil vueltas a todos estos ¿eh? E: Ya... eso lo dices para halagarme (bromeó) M: Te lo digo de verdad, cariño (se reafirmó) además, esto es muy aburrido sin ti... E: No me digas esas cosas Maca (sonreía) M: Es que te echo de menos, ¿sabes? (susurró) mucho...

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E: Mi amor (susurró ahora ella... quedando un segundo en silencio) ¿Qué vas a hacer ahora? (dijo intentando que hablar para no ponerse tristes) M: Tendré que bajar a cenar... pero no me apetece nada (contestó) E: Maca, cariño, tienes que comer (medio regañó) M: Es que no me apetece nada, y menos sola E: Pero si me dijiste que ibas con una compañera... ¿Por qué no cenas con ella? (quiso saber) M: Ya... lo que pasa es que... que Laura se ha metido en su habitación y creo que se ha dormido... (contestó poniéndose algo nerviosa...) E: Pues pide servicio de habitaciones, Maca pero no puedes estar sin cenar... (insistió) M: Vale, vale (sonrió) comeré no te preocupes... E: Eso (sonrió también) mi amor, que te tengo que dejar, que me tengo que ir ya al restaurante... M: Venga... no llegues tarde (contestó) un beso cariño... E: Otro para ti, mi amor (dijo melosa) y pórtate bien M: Y tú también (contestó antes de colgar...) Dejó el móvil sobre la cama con una sonrisa en los labios, la echaba de menos, realmente la echaba de menos, no se lo había dicho por regalarle los oídos, era cierto, lo sentía de verdad, quedaba aún un día y medio más y ya tenía ganas de volver a Madrid para verla... Tras pensarlo un rato al final decidió bajar al restaurante del hotel, lo cierto es que pasar la tarde rodeada de comida le había abierto el apetito, llegó y tras hablar con uno de los camareros fue guiada hasta una de las mesas... miraba la carta con tranquilidad cuando tuvo que cerrar los ojos al escuchar su voz... Violeta: Creí que no bajarías a cenar (le dijo sentándose frente a ella sin esperar invitación alguna) M: Ya ves... (contestó) Violeta: Pues menos mal, que sabes que no me gusta cenar sola (le recordó) M: Sí, claro (dijo intentando concentrarse de nuevo en la carta...) Violeta: Maca... ¿vamos a estar así todo el tiempo? (preguntó) M: Así como (contestó) Violeta: Pues así, Maca... tú evitándome... no sé... M: Violeta, estoy aquí para trabajar... sabes que no quería venir, así que ahora no me vengas con estas... Violeta: Maca... es que no sé que te pasa últimamente... te has alejado tanto de mi que... (dijo bajando la mirada) M: No fui yo quien quiso dejarlo, Violeta (contestó) y no sé a qué viene todo esto... Violeta: A que te echo mucho de menos (declaró, con esa voz capaz de envolverla, dejando a Maca totalmente descuadrada...) he dejado a Silvia (informó) quiero que volvamos Maca... te echo mucho de menos... (dijo acariciando su mano por encima de la mesa...) M: ¿A qué viene esto Violeta? (repitió la pregunta evitando el contacto) Violeta: Viene a que... a que te quiero Maca (soltó, haciendo que la crítico tuviera que coger algo de aire) viene a que sé que he sido una idiota... a que te echo mucho de menos y quiero que volvamos...

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M: ¿Sabes el tiempo que he estado esperando que me dijeras algo como eso? (dijo algo dolida) mucho Violeta... he esperado mucho que me dijeras esto... he aguantado muchas cosas tuyas ¿sabes? Violeta: Lo sé... lo sé y lo siendo (bajó la mirada) sé que me he comportado muy mal... pero quiero que volvamos a intentarlo... M: Violeta yo... (no sabía qué decir) Violeta: No digas nada Maca (le pidió) solo... sólo déjame intentar hacerte feliz de nuevo... M: ¿Por qué ahora? (dijo aturdida) ¿por qué no antes? Violeta: No lo sé... (contestó) solo sé que quiero estar contigo... que quiero... quiero volver a sentirte conmigo... M: No me hagas esto Violeta (casi rogó) no me hagas esto precisamente en este momento... Violeta: ¿Por qué si es lo que siento? (insistió) M: Por que no es justo Violeta (dijo) porque no puedes hacerme esto ahora... yo te quería ¿sabes? Y hasta hace unos meses habría dado todo por volver contigo (declaró al fin) pero ahora no... ahora ya no Violeta... Violeta: ¿Por qué no? (preguntó de nuevo) ¿qué ha cambiado? M: Yo... yo he cambiado (contestó) ya no soy la misma... ya no quiero volver a eso... ahora estoy muy bien... estoy con Esther y estoy mejor que nunca... (dijo sincera) y no es justo que ahora vengas a decirme esto... Violeta: Necesitaba decírtelo... Maca... podemos volver a ser felices (insistía...) M: ¿Cuánto tiempo? (preguntó) ¿hasta que se te pase la fiebre? ¿hasta que vuelva a surgir el tema de los niños? (Violeta no contestó) ¿Ves? (dijo haciéndole ver lo evidente) yo no quiero eso... no quiero eso contigo... ya no (decía sincera) quiero estar con Esther... Esther me hace feliz y yo quiero hacerla feliz a ella... Violeta: Pero... M: No, Violeta, basta (la cortó) no quiero escuchar nada más... no quiero que me digas nada más... lo nuestro terminó, y ahora soy yo la que no quiero volver a intentarlo... (se levantó para marcharse...) Violeta: Espera Maca (la paró) espera... por favor (pidió) lo siento... lo siento de verdad (dijo sincera) siento haberte dicho esto... M: No pasa nada (contestó) Violeta: Cena conmigo (pidió) al menos intentemos ser amigas... por favor... La miró, se lo pedía sinceramente, lo veía en su mirada que lo decía de verdad, así que asintió, al menos podrían intentar ser amigas, después de todos los años que habían pasado juntas, podrían al menos intentar ser amigas... Violeta: Gracias (dijo al ver que volvía a sentarse) bueno... cuéntame... ¿Cómo es Esther? (cambió de tema radicalmente) Y ahí comenzó un monólogo de Maca que se basaba simplemente en una sola persona, Esther, Violeta escuchaba sonriente, la crítica no paraba de alabarla... la cena transcurría entre conversaciones y charlas, pasando un rato agradable entre dos personas que alguna vez habían sido algo y ahora intentaban ser amigas... La primera botella de vino cayó sin que apenas se dieran cuenta, la segunda lo hizo entre risas al recordar alguna cosa, la tercera se la terminaron casi al finalizar la cena... sin saber quien lo había propuesto y muertas de risa debido al alcohol que llevaban,

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Maca más que Violeta, así se había encargado la jefa de redacción de que pasara, llegaron a una discoteca cercana al hotel... M: A Esther le encantaría esto (decía mirando a su alrededor) Violeta: Pesada con Esther (murmuró, pues llevaba casi toda la noche con el monotema) vamos a tomar unos chupitos (dijo tomando su mano para llevarla a la barra...) M: Yo creo... que no puedo beber mass (sentía el efecto del alcohol en su cuerpo) Violeta: Anda ya (le quitó importancia) si vas bien... venga... una copa y nos vamos... M: Pero solo una ¿eh? (advirtió) pera que tengo que llamar a Esther (dijo intentando sacar el móvil) Violeta: Luego la llamas (la paró) que ya están aquí los chupitos, toma (le dio el suyo) por... por nosotras... M: Sí... y por Esther (contestó) Violeta: Sí, hija sí... por Esther también (decía cansada) desde luego... ojalá encontrara yo a alguien que se pasara toda la noche pensando en mi (le comentó) M: Bah, ni te preocupes (dijo haciendo aspavientos con las manos) siempre hay un roto pa un descosío (se quedó pensando) o un descosío pa un roto... espera... era... un roto pa un cosío... (pensaba mientras hablaba, Violeta se partía de risa) a ver (decía algo más seria) Cosío estaba roto... no, no era así... Violeta: Ajajaja (no pudo reprimir la carcajada) da igual Maca te entendí (reía acariciando su brazo) vamos a bailar... M: Sí... (contestó yendo hacia la pista...) Comenzaron a bailar intentando, sin conseguirlo demasiado, seguir el ritmo de la música, Maca ya iba bastante afectada por el alcohol, Violeta reía al verla así, Maca siempre estuvo muy graciosa cuando se emborrachaba, solo que ahora, el centro de todos y cada uno de sus pensamientos era otra... M: ¿Sabes quien baila muuuy bienn? (preguntó mientras se movía algo descompasadamente) Esther... Violeta: Ya veo que Esther todo lo hace bien (decía ya algo molesta) M: Sí... tooodo lo hace muuy bien (sonrió pícara) Violeta: Ah sí (dijo acercándose a ella) pues no creo que te lo haga mejor que yo (susurró en su oído con sensualidad...) M: No te creas eh (contestó sin inmutarse) que hace unas cositas con la lengua... ufff me vuelve loca (dijo desinhibida por el alcohol...) Aquel comentario hizo que su sangre hirviera, le enfadó demasiado, se le quitaron todas las ganas de continuar allí, así que se volvió hacia la barra dejando a Maca bailando en mitad de la pista... pero no se fue, se quedó mirándola mientras se mordía el labio... Unas cuatro copas más tarde, Maca estaba que casi no se mantenía en pie, Violeta hacía esfuerzos por llevarla a la habitación sin que se cayera al suelo, logró, sin saber como lo hizo, sacar la tarjeta del bolso de Maca y abrir la puerta... Violeta: Venga Maca, colabora un poco (decía cansada ya de todo) M: Umm... ¿Dónde está Esther? (preguntaba como podía) la echo de menos... (decía poniendo morritos) Violeta: Ahora viene (contestó siguiéndole la corriente...)

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Consiguió sentarla en la cama, Maca quedó parada allí, sin moverse, sus ojos parecían no ser capaces de enfocar nada, la miró desde su posición, se arrodilló para quitarle los zapatos pues la crítica no parecía ser capaz de ello, su rostro quedó muy cerca del de Maca, así que sin querer evitarlo estiró el cuello un poco más y la besó... Profundizó el beso colonizando su boca, sintiendo que Maca correspondía, se fue incorporando sin dejar de besarla, haciendo que la crítico cayera en la cama y quedando sobre ella, comenzó a acariciar su cuerpo por encima de la ropa... se sintió orgullosa de al fin conseguir lo que quería... De pronto se dio cuenta que Maca no se movía, que había dejado de corresponder a sus besos, que no hacía ni un solo movimiento, dejó el cuello, donde se había perdido y la vio totalmente dormida... masculló algún improperio entre dientes, se levantó malhumorada... fue hasta la puerta, la abrió, se paró, volvió la vista a Maca quien no se había percatado de nada... sonrió mientras la miraba para finalmente cerrar la puerta... El estridente sonido del teléfono de la habitación sonaba insistente sacándola de su sueño, estiró pesadamente el brazo y consiguió coger el auricular, se lo llevó al oído al tiempo que con la otra mano se tapaba la cara intentando despertarse... M: Diga (dijo con vos de ultratumba...) E: Hola mi amor (saludó con una sonrisa) ¿Qué haces aún dormida? M: Uff... hola cariño (articuló como pudo) no grites... E: Uy uy que eso me suena a “ayer me pasé un poco con las copas” (bromeó) M: Sí... un poco, la verdad (dijo sintiéndose extraña) E: Ya (continuó) pues sí que te lo pasas bien... menos mal que estás trabajando... M: Sí, bueno... tuvimos una cena ayer... se alargó y... E: Cariño (la cortó) que estoy de broma, no te estoy regañando... aunque debería ¿eh? Tú allí divirtiéndote y yo aquí echándote de menos... M: Ummm... yo también te echo mucho de menos (dijo cariñosa) de hecho, me he dado cuenta que te extraño más de lo que pensaba... E: Eso me gusta más ¿ves? (no pudo evitar sonreír) M: Es verdad... (repitió) solo hemos pasado un día sin vernos y parece una eternidad... no veo la hora de volver y darte un beso... (declaró aún sin moverse en la cama) E: Y yo mi amor (dijo encantada de la vida) yo también estoy deseando verte... M: Menos mal que queda poquito ya... E: Sí (dijo mordiéndose el labio) ¿tienes mucho que hacer hoy? (preguntó) M: Pues no sé... ahora lo veré... aunque no tengo gana ninguna de moverme de la camita... E: Imagino, mi amor (dijo sabiendo lo que a Maca le pasaba cuando bebía) si ya me conozco yo tus borracheras... por cierto... espero que no hicieras nada malo ¿uhm? (bromeó) M: No... no... (contestó) vamos creo que no (dijo tan bajo que Esther no lo entendió) E: ¿Qué? (preguntó) M: Que no, cariño (respondió de nuevo) que no hice nada malo... solo te eché de menos... E: Vale... me quedo más tranquila (dijo sonriente) que ganas tengo de que vengas Maca (volvió a retomar esa conversación, no podía dejar de decirle cuanto la extrañaba...)

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M: Ya queda menos... (contestó) uff... me duele la cabeza (protestó) E: Eso es la resaca, cariño (indicó) ahora lo que tienes que hacer es comer algo que te asiente el estómago y tomarte una pastilla antes de salir... M: Sí... ahora pediré el desayuno (durante la conversación intentó moverse pero no pudo, sentía el cuerpo pesado y un fuerte pinchazo en la cabeza, por lo que decidió quedarse en la misma posición...) E: Oye, ¿a qué hora llega tu vuelo? Tal vez pueda ir a recogerte al aeropuerto (le dijo) M: No sé, Esther... (decía sin saber casi ni donde estaba) ahora mismo no me acuerdo... pero yo te llamo no te preocupes por eso... De pronto dejó de hablar, su rostro se tornó serio, sorprendido, asustado, la temperatura de la habitación pareció bajar veinte grados bajo cero, su cuerpo tembló de miedo, se heló, se quedó totalmente parada al sentir un brazo rodear su cintura... Giró la cabeza rápidamente, olvidándose del mareo, descubriendo el cuerpo de Violeta junto a ella, la desnudez de sus cuerpos no dejaba lugar a dudas... E: ¿Maca? ¿Maca me oyes? (escuchó lejanamente...) M: Es... Esther... te... tengo que dejarte que se... se me ha hecho muy tarde y tengo que irme ya (dijo como pudo, intentando despertar de esa pesadilla, porque eso tenía que ser una pesadilla...) E: Vale... pero ¿estás bien? (dijo al notarla algo rara) M: Sí... sí (mintió, nada estaba bien) luego te llamo E: Sí, te quiero (se despidió) M: Hasta luego (dijo rápidamente colgando ya el teléfono... Levantó las sábanas para comprobar sus sospechas, su cuerpo desnudo así se lo mostró, al igual que el de Violeta que se acoplaba más a su cuerpo... la confusión llegó a su mente, se movió intentando alejarse pero su acompañante no la dejaba, intentó recordar lo que había ocurrido... de una forma poco clara, como si fueran escenas sueltas de una película vieja donde todo está confuso logró acordarse de la cena con Violeta, las copas, luces caóticas como de discoteca, chupitos, copas, Violeta, un baile... vagamente pudo recordar un beso, Violeta la besaba... y nada más... ya no recordaba nada más... M: Joder, joder, joder, joder (repetía intentando salir de aquella cama...) Violeta: Ummm (se acoplaba en ella) hola cariño... (despertaba) M: Violeta... ¡Violeta coño! (consiguió separarse de ella) ¿qué cojones ha pasado aquí? (se levantó cubriendo su cuerpo desnudo...) Violeta: Lo que tenía que pasar Maca (dijo ya despierta) lo que no podemos negar... lo que no podemos evitar que pase cuando estamos juntas... M: No... no... (decía andando por la habitación con nerviosismo) dime que no... por favor dime que no... (decía moviendo las manos sin lograr sosegarse) Violeta: Maca (se levantó, dejándola ver su cuerpo desnudo y acercándose a ella) cariño... tranquila... ha pasado lo que las dos deseábamos... y ha sido maravilloso... M: Pero... pero yo... yo no recuerdo no... (se pasaba las manos por el pelo) mierda... mierda, mierda (murmuraba) esto no puede ser... no puede ser... ¿¡Qué coño pasó anoche!? (gritó desesperada, rogándole a quien fuera que no dijera lo que tenía en mente...)

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Violeta: Pasó que hicimos el amor, Maca (la crítico cerró los ojos angustiada) y que fue maravilloso... (terminó de decir dejando a su acompañante intentando asimilar lo que acababan de confirmarle...) M: No... no, no... (seguía diciendo andando de un lado a otro) tú y yo no nos hemos acostado (murmuraba) Violeta: Maca... (dijo levantándose y dándose la vuelta) ¿quién crees que me ha hecho esto? (dijo enseñando un par de leves arañazos en su espalda, Maca quedó más sorprendida aún) nos acostamos, Maca... hicimos el amor y fue... increíble... (continuaba diciendo) M: Yo no recuerdo... yo... Violeta: Dijiste que me querías Maca (continuó relatando y qué...) M: Para, para (la cortó) porque no quiero oírte más... (comenzó a vestirse con rápidamente) mira, no sé qué ha pasado pero ha sido un error... (decía nerviosa) no tenía que haber pasado... tú y yo ya no somos nada y... Violeta: Maca, Maca (intentó llamar su atención, la crítico no parecía hacerle caso) ¡Maca! M: No, es que no quiero saber nada (terminaba de vestirse, cogía su bolsa de viaje y comenzaba a meter sus cosas en ella) esto ha sido una estupidez, yo no tenía que haber venido y tú tampoco... y... y yo ayer estaba muy borracha... yo estoy con Esther y estoy muy bien con ella... así que... mejor me voy Violeta: ¿Cómo que te vas? (preguntó sorprendida ahora ella) no puedes irte Maca estamos trabajando M: Mira, si quieres me despides, pero yo no me quedo más tiempo aquí contigo (dijo a modo de sentencia, terminando de hacer su maleta desordenadamente) Una vez terminó de guardarlo todo, cogió sus cosas y salió disparada de aquella habitación, dejando a Violeta asombrada por aquella reacción, con el rostro serio por su rechazo y viendo su plan frustrado... Violeta: Joder (protestó sentándose en la cama) Mientras tanto en Madrid, Esther y Lola hablaban en un momento de tranquilidad en el restaurante, por quinta vez la chef le contaba a su amiga cuanto echaba de menos a Maca, Lola aguantaba el temporal como podía, sonriente al ver a su amiga enamorada hasta las trancas... E: Y dice que me echa mucho de menos (volvió a decir) Lola: Y que tiene muchas ganas de verte (continuó ella) Esther que es la quinta vez que me lo cuentas... E: Bueno, perdona (contestó algo seria) Lola: No pasa nada (sonrió) si me encanta verte así... E: Ya... (dijo lanzando un suspiro) Lola: ¿Y eso? (preguntó al ver su repentino cambio) E: Nada... solo que... no sé, la he notado algo rara (dijo por fin) Lola: ¿Rara como? (pidió que se explicara) E: Sí, no sé... al principio de la conversación bien, pero luego estaba como... no sé, rara... nerviosa... Lola: Pero a ver, ¿por qué dices que la notaste rara? (preguntó de nuevo) E: Pues no sé... es que de pronto parecía que no me escuchaba (dijo)

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Lola: Bueno dijiste la habías despertado ¿no? (recordó) E: Sí... además había tenido una cena de trabajo y... bueno ya sabes, que se pasó un poquito con las copas (decía pensando) nada, no me hagas caso, será cosa de la resaca... que mi niña no puede beber... que no sabe beber... Lola: Pues ya está, no te comas más la cabeza (terminó de decir) y venga que los de la cinco están esperando... Mientras tanto en el aeropuerto de Barcelona, Maca compraba un billete para el siguiente vuelo a Madrid, mientras no podía dejar de recriminarse una y otra vez lo que había sucedido la noche anterior... se había acostado con Violeta... había caído una vez más en sus redes y solo de pensar en lo que aquello podría acarrear un fuerte nudo se le hacía en el estómago... Esther... con esto podría perderla y no quería... no podía perderla... y no sabía que debía hacer... si contarlo o no decir nada... estaba tan arrepentida... se maldecía por haber aceptado cenar con ella, no tenía que haberlo hecho... intentaba recordar lo que había pasado y era incapaz... su mente había borrado gran parte de la noche, las copas habían hecho bien su trabajo obligándola a no ser dueña de ella misma y ahora no recordaba nada... Durante el vuelo no dejaba de recriminarse una y otra vez su estupidez, no tenía que haber ido a ese congreso, no tenía que haber ido con ella... la había cagado... sabía que la había cagado y no tenía ni idea de cómo se solucionaría todo esto... El avión al fin tomó tierra, con la rapidez que le otorgaba las instalaciones del aeropuerto salió de él tomando el primer taxi que encontró, miró el reloj y no lo pensó y tras darle la dirección intentó olvidar aquel amanecer... Llegó al restaurante, donde Lola junto a Esther cerraban las puertas hasta la noche, las vio desde el coche y todo su mundo volvió a tomar color, pagó al taxista y salió tras coger su maleta se encaminó hasta ella, necesitaba abrazarla, necesitaba besarla y borrar con sus besos lo que había ocurrido horas antes... E: ¿Maca? (dijo sorprendida de verla ahí) mi amor pero que... No pudo continuar hablando, Maca se había abalanzado a sus brazos, apretándola contra ella con necesidad, ¡qué diferentes eran estos de los que se había encontrado en la mañana! Cerró los ojos aspirando su aroma, la abrazó más contra ella, queriendo meterse dentro de ella y perderse en su alma... M: Dios... (susurró) como te he echado de menos (le dijo al oído) E: Mi amor (decía totalmente feliz de tenerla allí) M: Hola (la besó) hola (volvió a besarla) hola, hola, hola, hola (la besaba con cada palabra, con una necesidad que ni ella misma se esperaba, dejaba besos cortos en sus labios, otros más profundos, sintiendo la suavidad de sus labios... la besaba en las mejillas, volvía a la boca, bajaba al cuello, la abrazaba más fuerte, volvía a besarla, volvía a abrazarla... necesitaba su contacto urgente, necesitaba tenerla cerca... simplemente la necesitaba a ella...) E: ¿Cómo es que estás aquí? (preguntó) creí que llegarías mañana M: Me he escapado (consiguió decir) no podía estar un día más sin verte (declaró con la mayor sinceridad con la que había declarado algo en su vida...)

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Una vez más hundió el rostro en su cuello y la abrazó fuerte, esta vez sintiendo la culpa apoderarse de cada fibra de su ser, la chef la envolvía en sus brazos con un amor tan profundo que le hizo verter un par de lágrimas, cerró los ojos sintiéndola, no queriendo separarse nunca de ella, deseando poder regresar al pasado y no haber bebido la noche anterior, mejor aún, no haberse ido nunca... no tenía que haberse ido... aquello no tenía que haber pasado... pero había pasado... se había acostado con Violeta y eso era algo que la atormentaba... Tras aquel reencuentro, saludar a Lola y compartir una serie de besos más, fueron hasta casa de la chef, donde las palabras ya sobraron y los besos y las caricias fueron las protagonistas de gran parte de la tarde, recuperando ese día de separación, regalándose miradas que hasta ahora no habían descubierto en los ojos de la otra, perdiéndose entre sábanas de algodón, descubriendo un mundo mágico completo a su entera disposición... Reían y jugaban aún en la cama, Esther intentaba zafarse de las manos de Maca que la aprisionaba contra ella cada vez que intentaba moverse... cosquillas, besos, juegos amatorios que no querían parar... E: Venga mi vida que tengo que empezar a arreglarme (decía una vez más intentando salir de la cama) M: Noo, no quiero que te vayas (protestaba como una niña) quédate aquí... conmigo... así mira (la abrazó de nuevo acoplándola a su cuerpo) ¿ves? Así... E: Me encantaría, cariño (contestó entre risas) pero tengo un restaurante que atender... M: No (la besó en el cuello) no te vas (dijo obstinada siguiendo con su tortura de besos) E: Ya... ya jajaja (reía) venga Maca de verdad... que se me hace tarde... M: Es que te he echado mucho de menos (decía mimosa) E: Y yo mi amor (contestó) mucho (beso) mucho... (la besó con más intensidad) pero tengo que irme de verdad... M: Está bien (claudicó) pero que sepas que no me parece bien (decía intentando parecer seria con una sonrisa enorme en el rostro) E: Ni a mí (contestó dándole un leve beso) pero es mi obligación (consiguió levantarse entre risas) voy a ducharme... M: ¿Te puedo acompañar? (preguntó mientras se alejaba) E: Si me prometes que serás buena, sí (sonrió llegando ya a la ducha donde a los pocos segundos era aprisionada por el cuerpo de su chica...) Obviamente Esther llegó tarde al restaurante, teniendo que aguantar las recriminaciones y bromas de Lola... Por su parte Maca cuando Esther se marchó, fue a su casa, dejó la maleta sin deshacer y se sentó en el sofá, el sentimiento de culpabilidad volvió a hacerse presente en ella... un par de lágrimas cayeron de nuevo... necesitando hablar con alguien llamó a Cris que tras la sorpresa inicial de saber que ya estaba de vuelta fue directamente a su casa... Cris: Vale, ya estoy aquí (dijo entrando casi sin mirarla) dime qué es eso tan importante que no podías decirme por teléfono (dijo de carrerilla)

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Al no obtener respuesta, se giró y el gesto de su cara le dijo que no eran buenas noticias, su tez seria y los rastros de lágrimas evidenciaban que algo había pasado, preocupada se sentó a su lado... Cris: Maca... (la llamó) ey ¿Maca qué pasa? M: Ha... ha pasado algo... y me siento fatal (declaró) Cris: No me asustes Maca (dijo para que siguiera) M: Ayer... ayer después de la primera jornada del congreso bajé a cenar... (comenzó a decir) Violeta llegó... (Cris se puso seria) cenamos... luego fuimos a tomar algo... y bebí... bebí mucho... (decía con culpabilidad...) Cris: No me vayas a decir que... M: Me acosté con ella (terminó de decir) Cris: Joder Maca (dijo protestando...) ¿pero como que te acostaste con ella? M: No lo sé... (decía negando con la cabeza) no me acuerdo... Cris: ¿Qué no te acuerdas? (decía enfadándose con su amiga) ¿entonces como sabes que te acostaste con ella? M: Me he despertado desnuda, en mi cama, con ella denuda y abrazándome... tiene arañazos míos en la espalda y lo último que recuerdo es a Violeta besándome (le explicó nerviosa) blanco y en botella, solo puede ser leche... Cris: Joder Maca (decía ahora negando con la cabeza) ¿y ahora qué? (preguntó, haciendo la pregunta que Maca se llevaba haciendo desde que se había despertado) ¿vais a volver o que? (dijo aquella pregunta con pesar) M: ¡No! (corrió a decir) claro que no, yo no quiero volver con ella... quiero estar con Esther (dijo con seriedad) lo que ha pasado solo ha sido un... un error... Cris: Vale... vale (contestó) me dejas algo más tranquila la verdad... (se quedó un segundo callada) y... ¿a Esther se lo has dicho? M: No, aún no (respondió) Cris: Ya... ¿se lo vas a decir? (volvió a cuestionar) M: No me lo puedo callar Cris (dijo sabiendo que tenía que hablar con ella) tengo que contarle la verdad... y... y hacer que me perdone... Cris: Maca... (dijo intentando animarla) M: Se lo voy a contar todo Cris (repitió) todo lo referente a Violeta... no quiero ocultarle nada de la relación que tuvimos (dijo con dolor...) Cris: Ey... tranquila (la abrazó) verás como todo sale bien (intentó animar, sin tenerlo ella demasiado claro...) Cuando Maca llegó a recoger a Esther en el restaurante lo hacía nerviosa pese a estar algo más tranquila tras su charla con Cris, estaba totalmente convencida de que tenía que contarle todo lo que había pasado y aunque asustada decidió no echarse atrás, si quería seguir con Esther tenía que ser sincera con ella y lograr que la perdonara... Nada salir y verla Esther se abrazó a ella, Maca contestó al abrazo con cariño, besó su cabeza un par de veces mientras Esther se recostaba en su pecho... E: Estoy muerta cariño (protestaba) ha sido una noche horrible... M: ¿Sí? (preguntó) ¿mucho trabajo? Lola: Puff... un montón (dijo entrando en la conversación) hemos tenido casi todas las mesas ocupadas...

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M: Bueno... pues ahora nos vamos a casita, te doy un masajito y nos acostamos tempranito ¿quieres? (le dijo a su chica) E: Me encanta la idea (contestó dándole un beso encantada de la vida...) M: Pues vamos (dijo comenzando a andar...) La idea inicial de Maca de hablar con ella esa misma noche se había ido al traste, Esther estaba realmente cansada y no le pareció buen momento para tocar un tema delicado... llegaron a casa de la chef y tras comer algo ligero decidieron irse directamente a la cama... E: Esto es lo mejor del día (dijo abrazándose a su chica con claros síntomas de cansancio) M: Sí que lo es (contestó con una sonrisa) E: Umm... que bien (decía acomodándose a ella y notando como se le cerraban los ojos...) Maca comenzó a acariciar su espalda, lentamente con la yema de los dedos, sintiendo como poco a poco Esther se iba quedando dormida entre sus brazos, la miró profundamente y la imagen de Esther relajada y profundamente abandonada al mundo de los sueños le hizo sacar una sonrisa, aquella imagen tenía tanta ternura que quiso guardarla para siempre, quiso sentir esa sensación siempre... La imagen de Violeta durmiendo sobre ella volvió a su mente castigándola, recordándole lo que había pasado, una nueva lágrima volvió a rodar por su mente y como si presintiera que algo no iba bien, Esther se removió en sueños abrazándose más a ella y dándole cobijo... sonrió ante aquel gesto involuntario, la estrechó más contra sus brazos e intentó olvidarse de todo... Esther la perdonaría... tenía que hacerlo... A la mañana siguiente salió temprano al trabajo, dejando a Esther aun dormida en la cama, con un beso en la frente y una nota a su lado indicándole que se había tenido que marchar, llegó al trabajo con ojeras, poco había dormido, se había pasado la noche mirando a Esther, guardando en su retina esa escena que le había llegado dentro, muy dentro... Cris: Maca... ¿Cómo estás? ¿Cómo fue? (preguntó inquieta) M: No fue (contestó) no se lo dije... Cris: Pero dijiste que... M: Ya, ya lo sé (la cortó) pero Esther estaba muy cansada y... no pude... se durmió en seguida... (miró al infinito) se quedó dormida entre mis brazos y... estaba tan bonita... me sentí tan bien teniéndola así... no sé si... si voy a poder con esto (se lamentaba) Cris: Pero... se lo vas a decir ¿no? (preguntó pensando que se había arrepentido) M: Sí, sí... solo que tengo que encontrar el momento (decía pensando...) Cris: Está bien (dijo algo más tranquila...) No queriendo continuar con esa conversación, se sentó en su mesa intentando evadirse un poco de todo gracias al trabajo, cosa que no logró, pues no podía dejar de imaginarse lo que pasaría cuando se lo dijera...

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Violeta: Maca (la sorprendió Violeta) quiero hablar contigo, ven a mi despacho por favor (pidió) Refunfuñando y sin ganas ninguna, se levantó y la siguió, entraron en el despacho, Violeta cerró las cortinas, cosa que hizo que Maca frunciera el ceño... Violeta: Quiero que sepas que el irte del congreso no me pareció profesional por tu parte (comenzó a decir) M: Me trae sin cuidado lo que te pareciera o dejara de parecerte (contestó seca) Violeta: Si por mi fuera te despediría por dejar tu puesto de trabajo... M: Sí, vale Violeta, pero no eres tú quien tiene que tomar esa decisión (continuaba diciendo) así que si quieres se lo cuentas a Roberto y que él decida... Violeta: Maca... (dijo relajando el tono) no tenemos que llegar a tanto... (se acercó a ella) escucha... lo del otro día fue especial... fue como volver a estar juntas y podríamos intentarlo de nuevo... (intentó tomar su mano) M: ¡No me toques! (espetó enérgica dando un paso atrás) te lo dije en Barcelona y te lo digo ahora... tú y yo no vamos a tener nunca nada más, lo que pasó el otro día fue un error del que yo no era ni siquiera consciente... Violeta: Maca... sé sensata... M: ¿Sensata? (decía sorprendida) aquí la única insensata eres tú, que te aprovechas de que estaba borracha para hacer lo que quieras... Violeta: Tú no te negaste... (pinchó de nuevo) M: Ese no es el tema (contestó) el tema es que esto se acabó, este juego que traes se acabó... tú y yo no seremos nada nunca... es que no quiero estar contigo ni siquiera en la misma habitación más de dos minutos... (dijo yendo hacia la puerta) Violeta: Maca... (la paró) si Roberto se entera... M: No me chantajees Violeta porque ni así te va a servir (decía totalmente segura) ¿quieres decírselo a Roberto? Pues corre (instó) pero no por ello voy a volver contigo (dijo saliendo al fin de aquel lugar...) Violeta: Mierda (decía con una expresión seria al ver su intento nuevamente frustrado...) Al salir del despacho se sintió algo liberada, le había plantado cara directamente a Violeta, le había dejado las cosas claras de una vez, pese a sus chantajes no había claudicado, se sentía fuerte ante ella, fuerte para no dejarse embaucar por ella de nuevo, aún así, había algo que continuaba atormentarla y era que tenía que contarle a Esther lo que había ocurrido... decidida a ser sincera totalmente la llamó por teléfono y quedó con ella, no pasaría de ese día... Terminadas sus jornadas laborales, Maca recogió a Esther y por primera vez en su relación la llevó a su piso, cosa que a la chef pareció hacerle un poco más feliz, entraron y Esther comenzó a mirarlo todo, la crítico intentaba apaciguar sus nervios... E: Me encanta tu piso (decía abrazándola por detrás) y... tengo ganas de probar tu cama (dijo seductoramente...) Comenzó a besar su cuello y a introducir sus manos bajo la camiseta, Maca sabía que si seguía por ese camino no hablarían, así que truncó sus movimientos haciendo que Esther la mirara extrañada...

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E: ¿Pasa algo? (preguntó) pareces nerviosa... y estás muy seria... M: Ven... (tomó su mano para llevarla al sofá) siéntate... tengo que hablar contigo... E: ¿Y no puede esperar? (intentó besarla de nuevo) M: No, cariño (se apartó) tengo que contarte una cosa... (declaró, Esther sintió que algo no iba bien, la seriedad de Maca la delataba y un miedo atroz se instaló en su corazón...) E: ¿Qué... que pasa? (logró decir a la espera de que Maca comenzara a hablar...) M: Verás yo... ejem (carraspeó intentando aclararse la garganta) quiero ser totalmente sincera contigo, Esther... y para eso tengo que... que contarte algunas cosas de mí que hasta ahora no te he dicho... (comenzó a decir, Esther no dijo nada, esperó a que siguiera) cuando... cuando tú y yo nos conocimos... yo no estaba pasando un buen momento... hacía algún tiempo que lo había dejado con Violeta, ya te conté una vez que... bueno que ella y yo estuvimos juntas mucho tiempo... cerca de siete años... yo quise tener hijos y ella se negó, comenzaron los problemas y acabamos diciendo muchas cosas y echándonos en cara otras... ella decidió terminar con todo y yo me fui de la que había sido nuestra casa... lo pasé muy mal... pensaba que no podría estar sin ella... me quieté la idea de tener hijos de la cabeza, solo para complacerla... (Esther se tensó al escuchar su nombre) yo lo único que tenía en mente era volver con ella... E: ¿Por qué... porque me cuentas todo esto? (preguntó como pudo) M: Porque necesito hacerlo (contestó) por favor... no me interrumpas... deja que te lo cuente... es importante (dijo con temor, Esther asintió) la primera noche que nos vimos yo había tenido una bronca con ella (continuó con su relato) y lo único que buscaba era un cuerpo... una noche de sexo con alguien que no significaría nada... (Esther escuchaba atenta, intentando que el dolor que estaban causando sus palabras no se reflejara en su mirada) y apareciste tú... y esa mirada y esa inexperiencia me excitaron... (la miró un segundo para bajar la cabeza avergonzada) pensé que... que no te volvería a ver... de hecho no tenía intención de verte más... pero nos volvimos a encontrar y... de nuevo había tenido un encontronazo con ella... y había vuelto a aquel bar para buscar algo con lo que olvidarme de todo... apareciste y me dije “porqué no... lo pasaste bien con ella” (Esther alucinaba con todo lo que escuchaba, no podía creerse que significara tan poco en su vida y eso le dolía) así que te engatusé (afirmó) suena fatal... lo sé (decía pareciendo arrepentida) pero fue así... fuimos a tu casa y... bueno... yo me tuve que marchar... ¿recuerdas? (dijo con cautela) E: Eh... sí... sí (decía sin saber como era capaz de hablar) una... una urgencia... M: Bueno... la... la urgencia era que... que Violeta me había llamado (se sinceró) Esther yo estaba muy ciega (se intentaba justificar) y no pensaba en nada más... ese día... bueno... terminamos... ya sabes... (era incapaz de decirlo con palabras...) E: Maca... no... no quiero que sigas (casi rogó) M: Esther por favor... déjame seguir (pidió ahora ella) necesito contártelo todo... (tomó sus manos con miedo al rechazo, Esther pareció no rehuir el contacto) Luego todo lo nuestro fue raro... se convirtió en algo personal... aquella vez cuando me dejaste a medias... luego en el ascensor... (recordó) en el ascensor pasó algo... me había gustado tanto estar así contigo... (declaró) había sido tan excitante que... no sé... luego me di cuenta que... que yo no era así... que... que estaba jugando con fuego... y huí (declaró) no quise volver a verte... ese día decidí no volver a verte... (Esther se mantenía en silencio aguantando el temporal, Maca no sabía si lo estaba haciendo bien o mal pero sabía que de un modo u otro tenía que contárselo todo) ese día Violeta me invitó a cenar... acepté... creí que... no sé ni lo que creí (dijo negando con la cabeza) la cuestión es que... que me presentó a su nueva novia... me quedé... me quedé tan mal que salí y me emborraché... y no sé como llegué a tu casa... de nuevo te buscaba para olvidarme de ella... pero fue diferente (no se atrevía a mirarla a la cara, Esther pugnaba contra sus

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lágrimas para que no se escaparan de sus ojos) me cuidaste y... me sentí muy bien contigo... E: Maca... por favor (logró articular) M: Ese día... cuando me desperté... estabas allí... preocupándote por mí y sin reprocharme nada... y... me gustó eso (continuó sin querer escuchar los ruegos de Esther tenía que seguir hablando, no quería dejarse nada) quise agradecértelo y ahí fue cuando comencé a conocerte... y cada día me gustabas más... cada vez me gustaba estar contigo... hacías que... que me olvidara de Violeta y sus desplantes... hacías que me sintiera especial... y eso me gustaba... E: Te... te dejaste llevar (dijo cerrando los ojos al ver la realidad de muchas cosas) M: Me dejé llevar (fue sincera, aunque fuera duro tenía que ser sincera) pero luego fue cambiando y... cada día me sentía mejor contigo... cada día estaba más a gusto contigo... E: Pero ella seguía ahí ¿verdad? (dijo adivinando lo que vendría ahora...) M: Siem... siempre estuvo ahí (Esther sintió que su corazón se rompía en mil pedazos...) es... es mi jefa, Esther (dijo al fin, Esther abrió los ojos como platos, eso sí que no se lo esperaba) tenía que verla cada día... y al ver que yo ya no le hacía tanto caso ella... intentaba llamar mi atención (continuó) por eso aquel día te presenté como una amiga... porque sabía que si lo sabía, haría cosas para que volviera a estar con ella (afirmó) es... es como el perro del hortelano (intentó bromear sabiendo que las bromas estaban de más en esa situación, mantenía las manos de Esther entre las suyas) la cuestión es que... que todo había terminado entre nosotras... no había nada entre ella y yo... yo quería estar contigo, me gustaba y me gusta mucho estar contigo e intenté cortar lo que pasaba entre Violeta y yo... E: Ya (susurró quedamente) M: Cuando me dijeron que tenía que ir a Barcelona, me dijeron que Laura, una compañera de trabajo vendría conmigo (dijo llegando al fin al momento casi cumbre de la conversación) yo no quería ir... tú lo sabes... no quería ir... (repitió) al... al llegar al aeropuerto... no, no era Laura la que estaba allí... era... era Violeta (terminó de decir, Esther soltó sus manos, Maca buscó su mirada y no la encontró) E: ¿Qué... qué pasó en Barcelona? (preguntó temerosa) M: No lo sé (contestó, Esther la miró incrédula) bueno... Violeta bajó al restaurante y... me dijo que quería volver conmigo... (La chef dejó escapar una lágrima) yo le dije que no quería, que lo nuestro se había acabado y... y que estaba contigo... bebimos... mucho... bebimos mucho y... (un nudo en la garganta la obligó a parar) E: ¿Y? (dijo con un tono agudo que denotaba dolor) M: Me... me llamaste por la mañana (consiguió seguir hablando) y... yo no... no estaba sola (declaró haciendo que el corazón de Esther terminara de quebrarse...) E: Te... te acostaste con ella (afirmó sin saber lo que decía, simplemente dejaba fluir las palabras ajena a su cuerpo) M: Esther (la llamó intentando que la mirara) Esther lo siento... (dijo con el corazón compungido) lo siento mucho... no sé... no sé como pasó yo... Dejó de hablar en el momento en que Esther se levantó, lenta y agónicamente como si su cuerpo pesara toneladas, la miró desde su posición sin saber qué debía hacer ahora... M: Esther yo... E: No (la cortó, intentando mantener la compostura, digiriendo todas sus palabras) no sigas... no quiero seguir escuchando (dijo con una aparente calma que solo eran eso... apariencias, pues por dentro algo se moría lentamente...) M: Esther... (se levantó, la chef dio un paso atrás...)

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E: ¿Sabes? Lo... lo peor de todo es que... yo lo sabía (dijo dejando helada a Maca) sabía que... que esto que teníamos solo era un espejismo... sabía que tú no sentías lo mismo que yo... yo sabía que... que no me querías... había algo que me decía que esto ocurriría... M: No, Esther... E: Cuando nos encontramos con ella lo supe (dijo con una sonrisa dolorosa) supe que... que nunca me amarías (continuaba hablando con palabras llenas de dolor) pero yo te quería... y me decía “Tranquila Esther... ella acabará enamorada de ti” (dijo poniendo todos los pensamientos que la habían estado siguiendo todo ese tiempo sobre la mesa) cada día, me hacía a la idea de que pronto te darías cuenta de que me querías... M: Esther (intentó intervenir) E: No, Maca (la cortó) yo te he dejado hablar... ahora escúchame tú (dijo enérgica pero tristemente) siempre tuve miedo a que pasara esto... siempre supe que esto pasaría... que llegaría el momento en que me dejarías o me dijeras que había alguien más en tu vida... y siempre soñaba con que eso no pasaría... soñaba que un día vendrías y me dirías que me quieres... que estabas tan enamorada de mi como yo de ti... pero supongo que era solo una ilusión (dijo limpiándose una lágrima que había salido de sus ojos sin permiso) yo... yo sabía que esto pasaría... lo sabía (susurró, mientras tomaba su bolso...) M: Esther... Esther por favor no te vayas (pidió intentando acercarse) deja que... que lo arregle... deja que... E: No hay nada que arreglar, Maca (contestó) tú no me quieres... nunca me has querido... y... y esto lo demuestra... M: Estaba borracha Esther (repuso...) E: Esa es una excusa muy pobre (contestó) porque no es solo el hecho de que te acostaras con ella no o no, Maca (le dijo) eso duele... duele mucho... pero más duele darse de bruces con una realidad de la que he intentado huir todo este tiempo... la realidad de que yo no soy nada en tu vida (decía al borde del llanto...) M: Eso no es verdad... (intentó decir) E: Déjalo Maca (la cortó de nuevo) no quiero oírte más... M: Esther... Esther, por favor... no quiero... no quiero perderte (declaró) no quiero perder esto que... E: Maca... no se puede perder lo que nunca se ha tenido (dijo haciendo de tripas, corazón) y está claro que yo nunca he sido del todo tuya... y tú nunca has sido mía... M: Espera... por favor, espera (rogaba viéndola salir...) E: Yo... no quiero... no quiero volver a verte Maca (terminó de decir saliendo de aquel piso, dejando en él el alma entera, sintiendo como se ahogaba por el llanto, ese que había estado intentando tragarse durante toda la conversación ahora fluía por sus ojos como el río más furioso del mundo...) Maca la vio salir... la vio marcharse de su vida y sintió algo que nunca había sentido, un dolor intenso en el pecho, un nudo fuerte en la boca del estómago... se dejó caer en el sofá con la mirada absolutamente perdida... igual que se sentía ella... perdida... muy perdida... Mientras Cris preparaba algo de café, Maca se desesperaba una vez más al teléfono, habían pasado cuatro días desde aquella nefasta conversación y no había podido hablar con ella...

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M: No... (decía a su interlocutor) si no contesta o no abre déjelas en la puerta... sí como el resto... vale, gracias (colgó, tirando el teléfono de malas maneras sobre el sofá y tapándose la cara con las manos desesperada...) Cris: ¿Otro ramo? (preguntó llegando hasta ella con una bandeja y un par de tazas en ella) M: Sí, otro (contestó tomando el teléfono entre sus manos de nuevo, marcando con rapidez y esperando algún tipo de respuesta “El terminal telefónico marcado está apagado o fuera de cobertura” volvió a escuchar por enésima vez) joder... Cris: ¿Nada? (se interesó de nuevo) M: Nada... (se lamentaba) tiene el móvil apagado, no me abre la puerta de su casa, no me contesta al fijo... no sé dónde está... ni cómo está... dios, debe estar destrozada (se sentó abatida) me voy a volver loca... Cris: Maca, tranquila (intentó calmar) dale un poco de tiempo... M: Es que no puedo (contestó con angustia) necesito hablar con ella... necesito arreglar esto... Cris: ¿Has ido al restaurante? (quiso saber) M: He ido... claro que he ido (decía haciéndole ver que era evidente) allí tampoco está... lleva días sin pasar por allí... (volvió a taparse la el rostro con las manos en señal de frustración...) Durante un rato Cris estuvo intentando animar aunque fuera mínimamente a su amiga, Maca intentaba no perder la compostura delante de ella, aunque realmente no podía retener más algunas de sus lágrimas... Cris: Maca... (dijo con cautela) tenemos que ir a trabajar (anunció) M: Ve... ve tú (contestó) yo no puedo ir... (decía pesadamente) no puedo ir... Cris: Está bien, está bien (la calmó) diré que estás enferma... (dijo antes de levantarse y recoger sus cosas) ¿Estarás bien? (preguntó ya dispuesta a salir) M: Cuando hable con ella, entonces estaré bien (contestó con tristeza...) En otro lugar de Madrid, Esther terminaba de beber una taza de té, sentada sobre sus piernas, con la mirada perdida, el pijama aún puesto, el pelo recogido en una coleta y lágrimas silenciosas emanando de sus ojos Lola: Ya estoy aquí (anunció Lola entrando en su casa) ¿Cómo estás? (se preocupó) E: Ahí voy (dijo dejando la taza sobre la mesita) ¿has ido a mi casa? (preguntó) ¿me has traído el correo? Lola: Sí, toma (contestó dándole unas cuantas cartas que había sacado del buzón de su amiga) y... bueno tienes como seis ramos de flores en la puerta... (dijo con cautela) E: Vale (intentó no darle importancia) a ver (dijo mirando el correo por encima) vaya... (miró uno de los sobres) Lola: ¿Qué es? (preguntó) E: Nada... nada (dijo guardándolo) Lola: Esther... E: Es una tontería Lola, no tiene importancia (dijo no queriendo hablar del tema...) Lola: Está bien... no insistiré (contestó) ¿vas a ir hoy al restaurante? (preguntó) E: No lo sé (contestó negando con la cabeza) no me siento con fuerzas...

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Lola: Esther, cariño... no puedes seguir así (dijo sentándose a su lado) a mí me encanta que estés en casa... y puedes quedarte el tiempo que quieras, ya lo sabes... pero tienes que seguir con tu vida (intentó animar...) E: Lola (dijo en un susurro) Lola: No se merece que estés así por ella (siguió diciendo) no se lo merece... E: Duele Lola (comenzó a llorar una vez más) duele mucho... Lola: Lo sé, cariño... lo sé (dijo abrazándola contra ella, intentando calmarla una vez más, sintiendo rabia por lo que le había pasado, queriendo decirle cuatro verdades a esa mujer que había dejado tan herida a su amiga...) Maca había salido de su casa, necesitando un poco de aire, deseando que esta vez le abriera la puerta, había conseguido llegar a su piso gracias a que una vecina salía al tiempo que ella llegaba, vio los ramos de flores aún allí, se agachó, los miró con tristeza y volvió a ponerse en pie... tocó el timbre y esperó unos segundos, al no obtener respuesta volvió a tocar... se encontró con el mismo silencio que siempre, insistió con el timbre al tiempo que tocaba la puerta con los puños... comenzó a sentirse angustiada, un par de lágrimas salían de sus ojos... M: ¡Esther! (alzó la voz insistiendo en su llamada) Esther por favor, abre la puerta (pedía) necesito que hablemos, cariño... por favor (las lágrimas cada vez salían con mayor intensidad...) ¡por favor, Esther! ¡Abre la puerta, por favor! (rogaba de nuevo...) Pero la puerta no se movía, no se escuchaba ruido alguno dentro, Esther parecía no estar allí y si lo estaba dejaba bien claro que no quería saber nada de ella... dejó fluir las lágrimas por su rostro, se sentó casi derrumbada en el suelo, apoyó la espalda contra la madera, mientras con una de las manos continuaba tocando a la puerta, su cuerpo comenzó a convulsionarse por el llanto... De pronto la imagen de Violeta volvió a ella y su rabia creció sin remedio, su rostro se tornó serio y adusto, las lágrimas continuaban corriendo por sus mejillas... “como dejaste que pasara Macarena” se decía a sí misma furiosa... tomó uno de los ramos y lo lanzó con fuerza, materializando su rabia contra él, recordando lo ocurrido y maldiciendo el día que no supo decir las verdades... M: ¡Idiota! (se autoinsultaba mientras tiraba algunos ramos casi con ira) ¡idiota! (repetía entrecortadamente... a medida que hablaba, más fuerza perdía, quedando de nuevo quieta con el rostro entre sus piernas y llorando como si fuera una niña...) Estuvo en esa misma posición durante un largo rato, hasta que de pronto dejó de llorar, miró a su alrededor, se levantó, se secó el rastro de lágrimas y salió de allí, si Esther no estaba en casa, estaría en el restaurante y una vez más iría hasta él, tenía que verla, necesitaba verla... La chef se había tranquilizado de nuevo, aunque su mirada vacía le decía que no estaba bien, seguía sentada con las piernas recogidas sin intención alguna de moverse, Lola había salido a comprar algo de pan y el periódico, mientras la esperaba encendió su teléfono, tenía varios mensajes en el buzón de voz y un buen número de llamadas

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perdidas, ni siquiera quiso saber de quien era, volvió a apagarlo sin mirar nada y lo dejó sobre la mesa... Aparcó un poco lejos del restaurante, no quería advertir de su presencia, sabía que si alguno de los chicos la veían informarían a Esther y esta se iría o se escondería... fuera como fuese, había aparcado una manzana antes y caminaba hacia “A la Carta” con los nervios a flor de piel... Lola llegó de nuevo a casa con varias cosas entre las manos, un par de bolsas, el periódico y alguna revista, Esther se levantó para ayudarla, Lola bromeó diciendo algo, en otro tiempo la chef se habría reído de sus cosas, ahora ni tan siquiera la escuchaba... E: ¿Has traído la revista que te pedí? (preguntó) Lola: Sí, en esa bolsa (señaló una de ellas y Esther fue a cogerla...) Mientras caminaba a su destino, Maca pasó por un quiosco de revistas, vio la suya en primera línea, se paró unos instantes, ni siquiera se había acordado de que el número de ese mes había salido ya... buscó algo de dinero en el bolsillo y compró una de ellas, la abrió para ojearla en un nuevo intento por tranquilizarse antes de ver a Esther... M: ¿Pero qué coño...? (murmuró alucinando por lo que leía...) E: ¿Esto... esto qué es? (dijo Esther en el piso de Lola leyendo la crítica del mes...) “Decir que el lugar en el que cené ayer es un Restaurante, es decir mucho del sitio donde desgraciadamente tuve que intentar comer algo... Nada más entrar ya sabía qué me esperaría, en todo el tiempo que llevo haciendo críticas culinarias he aprendido a diferenciar un buen restaurante de uno malo casi nada más entrar en él, en este, con tan solo pisar aquel lugar, supe que por más que buscara no podría escribir un solo calificativo positivo de él... Camareros perdidos, platos en mesas que no eran, estruendosos ruidos que casi dañaban el tímpano, la elegancia brillaba por su ausencia y por supuesto la calidad de, aunque fuera, algo, era inexistente... Me resulta casi imposible imaginarme como este “restaurante” ha podido mantenerse abierto tanto tiempo, y no puedo entender porqué hay gente que sigue yendo a cenar o comer allí, deben querer muy poco sus paladares... Si el servicio ya era un auténtico desastre, no encuentro adjetivos para describirles la cocina del “Chef”... es increíble como un simple solomillo en salsa roquefort puede convertirse casi en una suela de zapato con una capa pastosa a lo que allí llaman salsa de queso Roquefort...

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He hecho muchas críticas durante mi trabajo y les aseguro que este “restaurante” el llamado “A la Carta” ha sido apuntado en mi lista de los peores en los que, por motivos de trabajo, he tenido que cenar, obviamente, jamás lo haría por gusto... Manuel Waldo Fuentes” Apretó la revista entre sus manos con una rabia que no había sentido nunca, cerró los puños, apretó la mandíbula, sus ojos echaban fuegos de ira que quien la mirara seguramente habría salido corriendo, dio media vuelta, olvidándose de donde iba y puso rumbo de nuevo a su moto, arrancó y aceleró con fuerza perdiéndose por las calles madrileñas... En el piso, Esther había tenido que sentarse en una de las sillas debido a la impresión que acababa de sentir, mientras Lola le había arrebatado la revista y la leía con sorpresa y un enfado considerable... E: Esto no puede ser (decía en voz baja) no puede estar pasando... Lola: Pero... pero quién coño se cree este tío que es (habló ella con rabia) E: Lola... dime que esa crítica no es a mi restaurante... dime que no es al restaurante de mis padres (decía sin poder mantener la calma...) En un tiempo record Maca llegó a la revista, dejó la moto en mitad de dos aparcamientos, y salió flechada hacia el despacho de Violeta... pasaba entre sus compañeros con el rostro tan serio que todos se dieron cuenta que algo pasaba, Cris la miró de lejos y se preocupó solo de verla así... M: Eres una hija de puta (dijo entrando en el despacho, sin llamar siquiera) ¿¡Cómo se te ocurre publicar esta mierda!? (decía fuera de sí) Violeta: No te permito que entres de ese modo en mi despacho (soltó levantándose de la silla) M: Tú me permites lo que a mí me dé la gana (espetó furiosa) ¿Cómo has podido publicar esto? Violeta: Es lo que tú escribiste (contestó) M: ¡No! (replicó) yo escribí esa crítica para un restaurante que lo merecía, no para el restaurante “A la Carta” (soltó de nuevo) así que explícame como se han cambiado los nombres (exigió) Violeta: Yo no tengo que darte explicaciones (decía altiva) M: ¡Sí! Sí que tienes que dármelas (volvió a replicar) Violeta: Mira Maca (ella parecía enfadarse también) al único al que tengo que darle explicaciones en esta revista es a Roberto, no a ti M: Muy bien (decía de igual modo) pues llamemos a Roberto y aclaramos esto... Mientras tanto Esther ya perdía los nervios en el piso de Lola, todo lo ocurrido con Maca y ahora esto comenzaba a perder la poca calma que ya tenía...

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E: Ese tío es un cabrón que no tiene ni idea de cocina (decía dando vueltas por el salón) pero me va a escuchar... vamos si me escucha (dijo muy convencida mientras recogía sus cosas) Lola: Esther... Esther ¿donde vas? (preguntó al verla salir así de nerviosa) E: A cantarle cuatro cosas al Manuel Waldo este y a hablar con el director de esa revista... (dijo con convicción) voy a hacer que lo echen te lo juro... (terminó de decir saliendo del apartamento...) Mientras tanto en la revista, todo le mundo había escuchado los gritos provenientes del despacho de la jefa de redacción, Cris se había levantado de su silla y se había acercado sigilosamente hasta allí, tras el cristal veía a una Maca totalmente fuera de sí y una Violeta que parecía temerla... Violeta: Maca... cálmate (pidió) M: Y un cuerno voy a calmarme (contestó airada) te juro Violeta que como le pase algo malo te vas a arrepentir (decía con odio) te lo juro Roberto: ¿Se puede saber qué está pasando aquí? (dijo un serio Roberto entrando en ese despacho y haciendo que las dos lo miraran) ¿puede alguien explicarme a qué viene este griterío? M: Viene a que tu jefa de redacción se toma licencias que no le corresponden (comenzó a decir) ha cambiado el nombre de un restaurante en una de mis críticas... Roberto: ¿Perdón? (decía sin entender demasiado de qué iba el tema) Violeta: Roberto... M: ¡TE CALLAS! (gritó haciéndola enmudecer) Roberto esta crítica (dijo enseñándole la revista) era por un restaurante que se llama “Coma a Gusto” y esta... señorita... ha hecho que parezca que es para otro... para el restaurante “A la Carta” del cual yo ya escribí otra crítica que ella se negó a publicar y que por supuesto no tiene nada que ver con esta... Roberto: ¿Es eso verdad? (preguntó a Violeta) ¿por qué no se publicó esa crítica? Violeta: Porque es el restaurante de la novia de Maca (contestó) no me pareció objetivo M: ¡Yo no sabía que era su restaurante cuando hice la crítica! (replicó, intentó calmarse aunque le costaba horrores) Roberto (dijo tras tomar aire) Exijo una rectificación por parte de la revista... Violeta: No podemos hacer eso (dijo ella) perderíamos credibilidad... M: ¡YO SOY LA CRÍTICO DE ESTA REVISTA Y...! El sonido de la puerta interrumpió su grito, su rostro se tornó blanco como la nieve, el mundo cayó al suelo en el momento en que volvió la mirada para ver quien los interrumpía... todo se vino abajo... todo se detuvo... todo, absolutamente todo se rompió en mil pedazos... Desde la puerta, Esther quedaba petrificada al escuchar aquella última frase, Cris había intentado pararla cuando entró en aquel lugar y ahora entendía por qué... estaba claro... no quería que descubriera la verdad... la realidad de que Maca era quien había escrito esa crítica de su restaurante... Manuel Waldo Fuentes... ahora lo vio claro... Macarena Wilson Fernández... Sintió como no podía respirar, como le faltaba el aire, aquello era el último golpe de gracia asestado por la persona que amaba... otro de tantos... más doloroso aún que los

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anteriores... la miró un segundo, un instante donde intentó despertar de lo que parecía una pesadilla siendo, desgraciadamente, la realidad de su vida... no pudo aguantar más allí y salió corriendo alejándose de todo... pero sobre todo... de ella... En casa de Lola, Esther se tomaba la tercera tila en un nuevo intento de apaciguar el ataque de nerviosa que sentía, no podía explicarse por qué había pasado todo eso, Maca no solo le había roto el corazón sino que además había destrozado su vida, porque con esa crítica destrozaba su vida llevando el restaurante de sus padres a la bancarrota... ¿Cómo había podido hacerle algo así? Se repetía una y otra vez, ¿Cómo había logrado engañarla tan bien como lo había hecho? No dejaba de hacerse mil preguntas una y otra vez y no encontraba respuesta alguna... aquello era superior a sus fuerzas... Lola: Esther... anda tómate esto (le dijo dándole una pastilla, Esther necesitaba dormir, calmarse... estaba preocupada por ella...) E: No puedo Lola (decía con voz queda, sintiendo que le temblaba todo el cuerpo) no quiero... no quiero nada (estaba totalmente hundida...) Lola: Venga... haz un esfuerzo... (pidió) te hará bien, cariño... E: ¿Por qué me ha hecho esto, Lola? (preguntó, su amiga no tenía respuesta) yo la quería... ¿por qué me ha hecho esto? (repitió) Lola: No lo sé, Esther (contestó sincera y con rabia) no lo sé... La chef volvió a abandonarse al llanto, acunada en los brazos de su amiga dejó salir el dolor que sentía en ese momento, no sabía porqué lo había hecho... no entendía qué había pasado, buscaba razones para lo que había pasado, buscaba el momento en el que hizo algo tan malo en su vida para encontrarse ahora con esto... Lola lo único que podía hacer era intentar tranquilizarla... al final, tras más de casi dos horas de llanto cayó rendida al sueño... Por su parte Maca no estaba mucho mejor, había renunciado en la revista, después de lo que había pasado decidió no continuar trabajando allí, cosa que pensándolo fríamente debería haber hecho hacía tiempo, se hubiera ahorrado muchas cosas... pero ahora eso no era lo importante, lo realmente importante era Esther, cada vez que recordaba su mirada algo le golpeaba con fuerza haciendo que no pudiera casi respirar, se desesperaba una vez más llamándola por teléfono, tenía que intentar hablar con ella aunque posiblemente Esther no querría ni verla... Decidió no quedarse parada, al menos le debía una explicación, se vistió y salió de casa en dirección al lugar donde deseó que estuviera... pero en su casa nuevamente no contestaba nadie, los ramos de flores que había mandado en días anteriores se deterioraban en la puerta, llamó un par de veces más sin obtener respuesta y decidió ir a buscarla al restaurante... al llegar aparcó la moto y anduvo los pocos paso que la separaban de la puerta, tomó aire antes de abrirla y decidida a explicarle las cosas entró con rapidez dirigiéndose a la cocina... Lola: ¿Dónde te crees que vas? (le cortó el paso con una seriedad que jamás habría imaginado en Lola) M: Déjame pasar, tengo que hablar con Esther (contestó intentando esquivarla)

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Lola: Creo que ya has hecho bastante (decía con desdén) así que será mejor que te vayas... M: No, Lola, tengo que hablar con ella (insistió) Jesús: ¿Algún problema Lola? (dijo Jesús llegando a su lado, él también estaba en antecedentes de lo que había pasado...) Lola: Ninguno (contestó tranquilizándolo) la... señorita (dijo para no decir algo más fuerte) ya se va... M: No, no me voy (insistió) tengo que hablar con ella... por favor (rogó) Lola: Ella no quiere verte (contestó) y aquí nadie te quiere (dijo de nuevo) M: Déjame pasar a verla o... (decía comenzando a desesperarse) Lola: ¿O que? ¿eh? ¿o qué? (dijo retándola) ¿Qué vas a hacer? ¿Destrozarle más la vida? (decía causando un dolor fuerte en el pecho de Maca) Mira a tu alrededor (dijo haciendo que la crítico se diera cuenta de que el restaurante estaba casi vacío, tan solo dos mesas estaban ocupadas, cosa que jamás había ocurrido allí) ¿no te parece que ya has hecho suficiente? ¿qué pretendes, armar un escándalo...? Porque solo te faltaba eso para joderle la vida... ah, no perdona (decía con seriedad) que eso ya lo has hecho... ya le has jodido la vida Maca... Déjala en paz... (sentenció) M: Yo... yo (las palabras de Lola la había calado hondo y ya no sabía para qué había ido allí) Jesús: Señorita (intervino Jesús) si me acompaña a la puerta... M: Pero... yo, necesito... Lola: ¿Sabes qué? (dijo cruzándose de brazos) este local se reserva el derecho de admisión, y tú no eres bienvenida a él, así que fuera (le dio un empujón) largo Maca... no vuelvas por aquí (decía mientras Maca salía de aquel restaurante...) Desde la calle, Maca miraba el edificio, Lola tenía razón, ya había hecho suficiente, ya había destrozado su vida demasiado... se sentía tan culpable, tanto que decidió no intentarlo... decidió no hacer nada... decidió no luchar... no tenía derecho a luchar... así que andando sobre sus pasos volvió a su casa donde se encerró en la oscuridad en la que se había convertido su amiga... Dos días después, Lola preparaba un café y unas tostadas para ella y Esther quien no dejaba de mirar aquel sobre que había llegado días antes... lo abrió y leyó lo que ponía, suspiró, intentando mantenerse a flote, sin sonrisa, pues se la habían robado y con la mirada más vacía que tenía... Lola: ¿Qué es eso? (preguntó llegando hasta ella) E: Es... es una beca de tres años en la escuela de hostelería más prestigiosa de Nueva York... (declaró) con posibilidad de un contrato en un restaurante de lujo... (le informó) Lola: Vaya... (dijo sorprendida) no... no sabía que querías irte... E: Mandé el currículo hace tiempo, no creí que me la concederían (dijo sin dejar de mirar la carta) no pensaba irme... pero ahora... no sé... después de todo lo que ha pasado... todo lo... lo de Maca... el restaurante... Lola (la llamó sintiendo nuevas lágrimas rodar por su mente) no quiero estar aquí y ver como se hunde el restaurante de mis padres (dijo como un ruego...) Lola: Shh... tranquila (la abrazó) tranquila... lo entiendo... además... es... es una buena oportunidad para tu carrera (dijo intentando sacarle una sonrisa...) E: Sí que lo es (contestó... ya estaba... estaba decidido, se iría, se alejaría de todo... ¿para qué seguir en aquella ciudad que de un tiempo a esta parte solo le había otorgado

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lágrimas y sufrimiento? Ya no le quedaba nada allí, ya no le ataba nada... ni siquiera el sueño de sus padres que poco a poco se venía abajo... y todo... gracias a una persona... Maca... ¡Maldita Maca!) Mientras tanto... en el piso de la crítico, Cris habría la puerta con la llave de repuesto que una vez le dio su amiga, había estado llamándola durante horas y al no encontrar respuesta se había preocupado decidiendo ir a verla, entró encontrándose con la oscuridad, Maca se había encargado de hacer del día, la noche en su piso, llegó a la habitación encontrándola sobre la cama llorando como una niña... no dijo nada, dejó el bolso en el suelo y la abrazó con fuerza, Maca siguió llorando en su hombro... M: He sido una idiota (decía sin mirarla) he sido una estúpida Cris... (lloraba) la... la he cagado... la he perdido Cris... y... y no puedo... no puedo seguir sin ella (decía entre sollozos y lágrimas) la quiero (declaró al fin, dejando aflorar todos sus sentimiento) la amo Cris... y le he destrozado la vida (dijo hundiéndose de nuevo y llorando con más intensidad... mientras su amiga lo único que podía hacer era abrazarla e intentar calmarla...) El taxi al fin llegó al aeropuerto de Barajas, suerte que habían salido con tiempo más que suficiente, así, al menos el tráfico no les jugaría una mala pasada, recogieron las maletas y se adentraron en ese mundo paralelo de llegadas y salidas de gentes que como ella tenían que coger un avión... habían pasado tan solo tres días, tres días de idas y venidas, de tramitarlo todo para dejarlo a punto, en los que había conseguido no pensar demasiado... al menos mientras estaba entretenida pues las noches estaban llenas de recuerdos y lágrimas... Podía haber esperado para irse, retrasar un poco más su viaje pero había decidido salir de allí cuanto antes, había decidido irse lejos de todo, lejos de Maca, lo más lejos posible... al otro lado del atlántico... E: Bueno... pues ya estamos aquí (dijo una vez se vio de frente contra la puerta de su escapada...) Lola: Sí (contestó triste) E: Tengo que ir a facturar y... (miró el reloj) aún queda tiempo para un café si quieres... Lola: Claro que quiero (dijo de nuevo) anda vamos... En el piso de Maca ésta continuaba como días atrás la había dejado Cris, lamentándose una y otra vez de su suerte, lamentando el hecho de no decir verdades a tiempo, de no haber dejado salir todos los sentimientos que llevaba dentro, sintiendo que ella y solo ella había sido la culpable de toda aquella situación... Cristina dejó el coche aparcado en doble fila, no podía dejar que su amiga siguiera así, tenía que hacer algo y aunque Maca le había pedido encarecidamente que no hiciera nada, no estaba dispuesta a dejar las cosas como estaban, así que se había decidido, había salido de casa y sin importarle la posible multa bajaba de su coche para entrar en aquel lugar...

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Miró a su alrededor, aquello no parecía ser lo que un día fue, era increíble lo que las críticas podían llegar a causar, el restaurante estaba absolutamente vacío... uno de los camareros, al menos el único al que se veía, limpiaba la barra aún estando bastante reluciente... Cris: Hola, buenas tardes (le dijo al chico) Jesús: Buenas tardes (contestó Jesús) ¿quiere una mesa para comer? (preguntó) Cris: No, no verá... venía a hablar con la dueña (informó) con Esther García... Jesús: ¿Para qué la busca? (preguntó) Cris: Eh... verá (dijo mientras su mente buscaba alguna excusa, sabía que los chicos de Esther conocían la historia o parte de ella, no podía decirles que venía a hablar de Maca) soy representante de vinos y me gustaría hablar con ella para hacerle una oferta... Jesús: Ya... pues lo siento pero... no va a poder ser, Esther no está (contestó) Cris: Vaya... qué pena (dijo mientras seguía pensando) ¿y no sabe a qué hora podría localizarla? (preguntó de nuevo) me interesa mucho poder hacer negocios con ella... Jesús: No creo que eso sea posible (contestó de nuevo) Esther, en estos momentos debe estar tomando un vuelo a Nueva York... (dijo sin poder contenerse, era cierta la fama que tenía de soltarlo todo con poco que le rascaran...) Cris: ¿Cómo? (dijo extrañada) ¿A Nueva York? (insistió) Jesús: Así es (contestó) Cris: Pero... pero sabe a qué hora sale el vuelo (decía poniéndose nerviosa) ¿sabe en qué vuelo va? no sé... ¿algo? Jesús: Eh... no (dijo extrañado por aquella actitud y dándose cuenta que podría haber metido la pata) lo siento pero no puedo darle más datos... Cris: Pero... Jesús: ¿Me disculpa? (la cortó afirmándolo más que preguntándolo) si no va a comer... tengo que seguir trabajando... Cris: S... sí, claro (dijo saliendo del restaurante, con el rostro confuso...) Maca se levantaba al fin de la cama, necesitaba una ducha en la que intentó que su tristeza se la llevara el agua, consiguiendo tan solo, que las lágrimas rodaran mezclándose con las gotas que le caían sobre la cara, de repente todo se le había hecho demasiado cuesta arriba, no veía la forma de seguir adelante... salió de la ducha y se vistió cómodamente, no tenía pensamiento de salir, no tenía pensamiento de hacer nada más que seguir lamentándose... llegó al salón y cerró las cortinas, miró a su alrededor, buscando algo, su mirada tal vez... dándose cuenta que ni tan siquiera una foto suya tenía... lloró de nuevo, ni siquiera eso tenía de ella... Cris: Aja... sí, entonces el vuelo sale en media hora... (hablaba por teléfono) sí, muchas gracias (decía nerviosa ya sentada en el coche, colgó y marcó el número de Maca) venga... vamos cógelo... cógelo... (decía escuchando los tonos de llamada...) M: ¿Qué quieres Cris? (preguntó de mala gana descolgando el teléfono) Cris: ¡Maca! Maca escúchame (hablaba nerviosa) he estado en el restaurante de Esther y... M: Joder, Cris... (protestó) te pedí que no hicieras nada... ya he hecho yo bastante... Cris: Maca... calla y escúchame (la cortó) se va a Nueva York (soltó la bomba dejando parada a Maca) se va hoy... su vuelo sale en media hora... Maca... (dijo al ver que no decía nada) Maca ¿me oyes?

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M: S... sí (pronunció como pudo, la noticia de que Esther se marchaba la había dejado peor de lo que ya estaba...) Se... se... se va... (susurró) Cris: Maca... Maca reacciona, por favor (apremiaba) tienes que hacer algo... M: No... no sé qué hacer... yo... (era cierto, no tenía ni idea de lo que hacer, estaba demasiado perdida...) Cris: Joder Maca... (protestó con energía) Ve a buscarla... joder... no te quedes parada... ve y dile lo que sientes o la vas a perder para siempre (casi ordenaba...) [Tanto amor (Shaila Durcal).mp3] PLAY Y Maca reaccionó, reaccionó al escuchar aquellas últimas palabras, dejó el teléfono olvidado en algún lugar del salón y salió corriendo a cambiarse de ropa... enterarse de que Esther se iba había hecho que al fin reaccionara, que tomara unas últimas fuerzas y se decidiera a hacer lo que antes no había hecho... M: No te vayas (decía mientras recogía sus cosas) Esther por dios no te vayas... espérame... mi amor... espérame... (dijo ya saliendo corriendo del piso para coger la moto...) Lola y Esther se levantaban tras pagar sus consumiciones, Esther sonrió a su amiga que se quejó de lo caro que era tomarse algo en los aeropuertos y lo malo que estaba esa cosa que les habían servido como café... era su manera de hacer que no fuera tan dura la despedida... a ambas les costaba mucho, eran amigas desde que lograban recordar y era la primera vez que iban a separarse por tanto tiempo... Lola: No puedo creer que te vayas (dijo con lágrimas en los ojos...) E: No llores Lola (pidió) sino acabaré llorando yo también... Lola: Vale, vale (respiró profundamente) no lloro... E: No vamos a perder el contacto, no te vas a librar de mi tan fácilmente (decía con una media sonrisa) Lola: Ni tú tampoco de mí (contestó) que ahora que tengo casa en Nueva York voy a ir a visitarte mucho... E: Eso espero... (contestó sincera...) La moto volaba sobre Madrid, mientras mentalmente pedía que no se fuera... no podía irse sin antes saber lo que sentía, sin decirle que la quería... lloraba intentando no llegar tarde... lloraba queriendo volver el tiempo atrás y hacer las cosas de otra manera... E: Te voy a echar mucho de menos (le decía a su amiga) Lola: Y yo a ti (contestó abrazándola) Maca sorteaba coches que se paraban en un gran atasco, no le importaba las multas, no le importaba nada que no fuera verla... E: Cuídate ¿vale? (pidió)

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Lola: Sí (se secó las lágrimas) tú también Altavoz: Pasajeros del vuelo destino Nueva York pueden comenzar a embarcar (escucharon que decían los altavoces) Al fin conseguía tomar la salida al aeropuerto, al fin el tráfico se hacía más fluido, por lo que aceleró cuanto pudo, sabía que tenía poco tiempo... lo sabía... Lola: Es la hora (dijo mirándola con cariño) E: Sí (contestó) es lo mejor... ¿lo entiendes verdad? (preguntó a su amiga, quería saber si estaba de acuerdo, necesitaba que la apoyara) Lola: Sí... (dijo emocionada) claro que lo entiendo... E: Vale (contestó) Aparcó la moto y salió corriendo, quedó parada en mitad de aquella gran sala intentando saber en qué terminal salía el vuelo de Esther, Cris no se lo había dicho o ella no lo recordaba, vio un puesto de información y de nuevo corriendo se paró justo en frente... M: ¿Por qué puerta sale el vuelo a Nueva York? (preguntó sin aliento) Chico: Terminal Cuatro (Maca pegó un bufido) Puerta B (escuchó) pero los pasajeros ya están embar... No terminó de escucharla pues ya salía corriendo por aquel enorme aeropuerto, corría casi sin aliento... “un poco más Maca” se decía “un poco más” E: Te quiero mucho ¿sabes? (le decía a su amiga abrazándola por última vez) Lola: Y yo a ti (contestó) buen viaje... (dijo despidiéndose ya de su amiga) y llámame... E: Te llamaré (afirmó) cuídate (le dijo una vez más antes de desaparecer por la puerta de embarque de aquel avión...) Por fin llegaba a la puñetera terminal, al fin veía ya la puerta de lejos, “¡Esther!” gritó sorteando a la gente, no hubo respuesta, tampoco la veía... cada zancada que daba la sentía cada vez más cerca... al fin llegó hasta la puerta, dos chicas la cerraban... M: Espere... espere (les dijo) por favor, espere... ¿es este el vuelo a Nueva York? (preguntó queriendo cerciorarse) Chica: Así es, señorita (contestaron) pero lo siento, los pasajeros han embarcado hace dos minutos... (informó mirando su reloj...) Y allí se quedó, con los ojos acuosos, viendo a través del cristal como aquel enorme pájaro de acero la alejaba de su vida para siempre... sin haberle dicho lo que sentía, sin haberle dicho lo que tanto quería gritar, sin saber que ella también la amaba...

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CUATRO AÑOS DESPUÉS Pablo, el jefe de redacción de la revista “El Mundo Culinario” salió de su despacho buscando con la mirada entre sus compañeros, Rosa había llamado con una dolencia de última hora que le impedía realizar aquella entrevista que tras algunas conversaciones telefónicas y algún que otro favor había logrado, miró a su alrededor encontrando al fin el rostro perfecto para la realización de dicha entrevista... Pablo: Maca, tienes que hacerme un favor (dijo llegando hasta ella, mientras que Maca se sentaba en su mesa tras haberse preparado un café) M: Dime (contestó) Pablo: Rosa está en cama (anunció) tiene para varios días, por lo visto tiene varicela (explicó) necesito a alguien para la entrevista de mañana... y bueno... ¿podrías hacerlo tú? M: Estoy con el reportaje de “Restaurantes Rústicos” (contestó) Pablo: Lo sé, lo sé (decía algo nervioso) pero es importante... he tenido que mover algunos hilos para esta entrevista y no ha sido fácil... y si no vas tú vamos a perder la oportunidad... M: Uff... Pablo, no sé (decía dubitativa) además no sé de qué va la entrevista... ni nada... Pablo: Por eso no te preocupes (le quitó importancia) Rosa me ha pasado toda la información (contestó) llevamos mucho tiempo detrás de esta entrevista... lo tenemos todo preparado... (la intentaba convencer) además, no te quitará mucho tiempo... media hora como mucho... M: Está bien (aceptó) a ver, cuéntame de qué se trata Pablo: Sabía que podía contar contigo (se sentó frente a ella, esa era una de las cosas que le gustaba a Maca de Pablo, que no iba de jefe, sino más bien como un compañero, su despacho solo lo utilizaba para lo estrictamente necesario y siempre estaba dispuesto a comportarse como cualquier otro trabajador) verás, se trata de una Chef que fue a Estados Unidos por una beca de tres años (comenzó a decir) bien, lleva cuatro allí, y en solo un año, nada más terminar la beca ha sido la revelación del mundo culinario en América (le dijo) M: Aja (dijo un tanto a la expectativa... las fechas cuadraban demasiado) Pablo: Bien (siguió) llega esta tarde a España por cuestiones personales y hemos conseguido que acepte hablar para nosotros (continuó) y somos con los únicos que va a hablar... por lo visto le tiene fobia a los periodistas... (medio sonreía) he tenido que pedir un par de favores para que acepte... M: Va... vale (continuaba un tanto nerviosa) Pablo: Tenemos cita con ella mañana a las doce en el hotel... (miraba sus papeles) Emperador (dijo de nuevo) Rosa preparó una serie de preguntas y... aquí está toda la documentación (terminó de decir pasándole los papeles) M: Bien... ¿Cómo se llama? (preguntó) Pablo: Esther (contestó) Esther García... La taza de café cayó de sus manos impregnando con su líquido todos los papeles, si ya se había puesto nerviosa al escuchar lo que decía, tras oír al fin su nombre todo se volvió del revés... Esther... Esther volvía... la vería, hablaría con ella... Esther... regresaba a España y ella tendría que hacerle una entrevista... Esther... tras cuatro años volvería a verla... Pablo la miraba sin entender qué ocurría intentando limpiar el destrozo que había ocasionado el café... ella ni se inmutaba... Esther... volvería a verla...

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Pablo: Maca... ¡Maca! ¿estás bien? (se preocupó al verla así) M: ¿Eh? (pareció salir de su letargo) sí... sí, estoy... estoy bien (dijo intentando parecer calmada) perdona... ¿has dicho... Esther garcía? (preguntó) Pablo: Exacto (contestó) Esther García (confirmó) se fue hace cuatro años... Ya no escuchaba, su mente solo había asimilado el nombre, el resto lo oía como difuminado, no había sido una confusión, no lo había entendido mal, era ella, era su nombre, volvía... después de cuatro años volverían a encontrarse... y su mundo de nuevo se transformaba... Después de aquella conversación con Pablo, los nervios de Maca se habían disparado, es que no podía evitarlo, había estado cuatro años pensando en el momento en que volvería a verla y ahora su jefe le brindaba la oportunidad en bandeja de plata, casi no había podido dormir, se había probado mil y una vestimenta diferente y con todo se veía horrible, no había nada que le gustara... al final, se decidió por unos pantalones vaqueros y una camiseta que había encontrado casi de casualidad... Llegó al hotel con bastante tiempo de antelación, se sentó en la cafetería y optó, por primera vez en toda su vida por una tila antes que por un café, miraba la hora insistentemente, parecían que las manijas no se movían, estuvo un rato más allí y cuando se quiso dar cuenta subía en el ascensor hasta la habitación señalada... Se paró frente a la puerta, se atusó el pelo, sintió como casi se quedaba sin aire, intentó tranquilizarse, anduvo por el pasillo unos minutos para clamarse antes de llamar, cuando al fin se decidió dio un par de toques, escuchando segundos después unos pasos que se acercaban... La puerta se abrió parando todo su mundo en un instante, todo se removió en su interior, todo volvió al pasado, recordando momentos, sabores, sensaciones no olvidadas, todo volvió a cobrar la misma fuerza que tuvo cuatro años antes, pero ahora multiplicado por la ausencia, por el deseo de volver a verla... ahí estaba, frente a ella una Esther sorprendida de verla se mostraba ante ella más bonita que nunca... E: Ma... Maca (dijo al verla...) M: Eh... hola (pronunció como pudo intentando que no se le notara el deseo por estrecharla entre sus brazos después de tanto tiempo...) E: Hola (saludó contrariada) ¿Qué... que haces aquí? (preguntó) M: Vengo... (carraspeó limpiándose la garganta) de la revista “el mundo culinario”... concediste una entrevista (se excusó) E: Ehh... sí, claro (abrió la puerta) pasa (invitó) esperaba a una tal Rosa... M: Sí, sí (contestó rauda) solo que no ha podido venir y... bueno si... si te incomoda que sea yo quien te entreviste puedo... (no sabía ni lo que estaba diciendo) podemos dejar esto para otro momento o... lo que tú quieras (susurró) E: ¿Por qué habría de incomodarme? (dijo muy tranquila e incluso con algo de altivez) M: Bueno... no sé (contestaba totalmente vulnerable, verla le hacía volverse vulnerable) E: No pasa nada (dijo quitándole importancia al hecho de que fuera ella quien la entrevistara) ¿empezamos? M: Sí, claro (dijo tomando asiento en la mesa de la habitación...)

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La entrevista comenzó con profesionalidad por ambas partes, durante una media hora se concentraron en preguntas y respuestas, Maca salía del paso como podía, intentando no mirarla demasiado, deseando con todas sus fuerzas encontrarse con su mirada, Esther parecía no ser Esther, no la miraba, no la buscaba, incluso diría que no le importaba que estuviera en esa habitación Maca o el Papa... M: Bueno y... y... ¿estás de vacaciones? ¿Vienes a quedarte o...? (dijo tras finalizar con todas las preguntas, necesitando saber algo de ella) E: De vacaciones (contestó, con una indiferencia hacia su persona que hacía que Maca sintiera una enorme opresión en el pecho) Lola se casa... y tenía que venir... M: Vaya... no lo sabía (le dijo) bueno... no la veo desde... desde... E: Ya (la cortó) Nunca pensé que fuera a casarse (sonrió) M: Claro... (sonrió ella al ver su sonrisa de nuevo, sintiendo un vuelco en el corazón) y... bueno supongo que estará contenta, claro... E: Imagínate (volvió a sonreír) aunque aun no la he visto... tengo ganas de darle un abrazo y un beso... M: Lo supongo... (dijo bajando la cabeza, ella tenía ganas de lo mismo pero con la Chef) E: Perdona, Maca (miró el reloj) ¿hemos terminado ya? M: ¿Qué? (se había olvidado de la entrevista) ¡ah! Sí, sí hemos terminado E: Vale, es que tengo un par de cosas que hacer y... (dijo levantándose) M: Sí, claro perdona (contestó sin dejar de mirarla) que... (andaba hasta la puerta) Esther que... me... me ha encantado verte y... bueno yo... quería... decirte que (no era capaz de decir una frase seguida) E: Maca (la cortó) se me hace tarde (no quería hablar del tema, ese tema estaba en el pasado y ahí debía seguir...) M: Ya pero... La puerta de la habitación volvió a abrirse, una chica morena, con ojos verdes, de rasgos latinos se paraba al verlas aún allí, miró a Esther con una sonrisa que fue correspondida... Chica: Perdón (se excusó) pensé que habíais acabado E: Sí, Cath, cariño, no te preocupes (elevó la mano para que la chica se la cogiera) Maca ya se iba... Cath: ¿Maca? (preguntó mirándola un segundo) E: Sí, ella es Maca (presentó dejando claro que la chica sabía toda la historia) Maca, ella es Catherin, mi novia (terminó de decir...) Cath: Encantada (dijo pareciendo muy segura) M: I... igualmente (consiguió decir asimilando aquello) bueno... yo... creo que será mejor que me vaya... tengo que hacer cosas y... (quería salir de allí cuanto antes...) E: Sí, claro (contestó a modo de despedida mientras acariciaba la mano de Catherin...) M: Te... te avisaré para... para que sepas cuando saldrá la entrevista y eso (dijo, era cierto que quería irse de allí, pero también era cierto que le costaba horrores separarse de ella una vez mas) E: Genial... (contestó con tranquilidad...) [Me quedó grande tu amor (Malu).mp3] PLAY

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Quedaron en silencio unos minutos, tensos y frió silencio, Maca miró por última vez a la pareja, y sintiendo como su corazón gritaba de dolor salió al fin de aquella habitación... Ya en el ascensor, respiró con profundidad intentando aplacar sus sentimientos, mientras la barbilla le temblaba fruto del absurdo trabajo que realizaba para no llorar, llegó a la planta baja y salió del elevador con la cabeza gacha... “¿Qué esperaba? ¿Qué la esperara toda la vida?” pensó para sí mientras salía del hotel... Cruzó la calle para llegar a su coche, abrió y entró tirando las cosas contra el asiento del copiloto, allí, resguardada en su vehículo dejó salir las lágrimas que había estado reprimiendo... verla de nuevo había sido duro... sobre todo por la indiferencia mostrada por quien era su vida entera, pero más por la presencia de aquella otra mujer que la miraba con ojos que ella no mostró en su momento, ojos de enamorada... Agarró el volante con fuerza, intentando tranquilizarse para así poder comenzar la marcha, pero no pudo, apoyó la cabeza contra los brazos mientras su cuerpo se convulsionaba al tiempo que su llanto se hacía más fuerte... se lo tenía merecido... realmente se lo tenía merecido... Levantó la cabeza y las vio salir... desde su posición pudo ver como Cath decía algo y Esther reía a carcajadas, la Chef negaba con la cabeza y hacía un gesto de advertencia con su dedo sin borrar la sonrisa, Cath parecía poner ojitos, Esther al fin dejaba su “amenaza” se acercaba a ella tomaba su rostro y la besaba con lentitud... Cerró los ojos para evitar ver esa escena, algo que sabía que su alma no soportaría, volvió a mirarlas para verlas andar cogidas de la cintura mientras hablaban distendidamente... parecían felices... Esther parecía feliz... como aquella canción decía “daba gusto ver como era ahora su mundo” con ella, con aquella chica que había aparecido de la nada para decirle que la había perdido para siempre... Quería salir del coche, correr hacia ellas, separarlas y besar a Esther con todo su corazón, ¿pero qué derecho tenía a hacerlo? Todos sus derechos los había perdido cuatro años atrás... Desaparecieron de su vista al dar la vuelta a la esquina, saliendo así, una vez más de su vida, sintiéndose responsable de aquella situación, por no haber sabido dar lo que tanto le habían brindado en el pasado... lloró unos minutos más maldiciéndose nuevamente, y por fin logró encontrar la fuerza suficiente para al menos arrancar el coche y salir de allí... Cath y Esther daban un paseo por Madrid, la chef le enseñaba su ciudad mientras Cath la miraba con ojos sonrientes, de la mano, cogidas de la cintura, besándose levemente... andaban ajenas al mundo entero... Aparcó de nuevo el coche, ya en casa, bajó de él apesadumbrada, sintiendo el alma en los pies, aquella última escena vista desde el coche había terminado de tirar por tierra todas las esperanzas que podría tener... entró dejándolo todo sobre el suelo y sentándose

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en el sofá... ni siquiera advirtió de su presencia... tampoco escuchó ruido alguno, agradeció estar sola... así no tendría que explicar su estado... Entraban de nuevo al hotel, Catherin abrazaba a Esther por la cintura andando tras ella mientras le susurraba algo al oído que la hacía reír, subieron en el ascensor donde comenzaron a besarse, llegando luego a la habitación que cerraron de una patada... No fue capaz de demostrar sus sentimientos cuando debió hacerlo, no fue capaz de decir las cosas que sentía, no fue capaz de cuidar lo que tenía, la había herido... mucho, demasiado, había logrado alejarla de ella y ahora tan solo anhelaba volver a verla... volver a tenerla, aún sabiendo que ya no era suya... que no lo sería más... En la habitación, Cath se apoyaba en el pecho de Esther abrazándola por la cintura, la Chef besaba su cabeza y llevaba su mirada al techo... Se tumbó en el sofá y se encogió sobre sí misma... Si le hubiera dicho que la quería... si hubiera llegado a tiempo al aeropuerto... si hubiera sabido hacerle ver que lo que sentía... tal vez... sería ella la que estuviera con ella en ese instante... Catherin se había quedado dormida... ella no podía... no podía... en su mente mil imágenes, mil momentos, mil palabras, millones de lágrimas y el sabor de unos besos ya viejos en el tiempo... agitó la cabeza, intentando borrar sus pensamientos... pensamientos en los que la protagonista no era para la persona que dormía sobre ella... Llamó insistentemente al timbre, mientras Cath la miraba sonriente, sabía que había echado mucho de menos a su amiga, desde la última vez que Lola había ido a verlas habían pasado ya cinco meses y aunque las conversaciones telefónicas eran regulares, sabía que necesitaban verse... La puerta se abrió y ambas gritaron de alegría fundiéndose en un abrazo cariñoso junto a varios besos que no pudieron reprimir, una vez acabada la euforia del primer momento Cath y Lola se saludaron amigablemente y entraron en casa de la chica... Lola: Estáis guapísimas (decía mientras llegaban al salón) E: Y tú estás radiante (contestaba contenta de verla de nuevo) Lola: Será el amor (declaró con una enorme sonrisa) Cath: Debe serlo sí (intervino la hispana) porque estás más guapa que la última vez que te vimos Lola: Bueno, bueno (dijo ya algo cortada de tanto halago) dejar de regalarme el oído o me sacaréis los colores (las tres sonrieron) ¿os apetece una cervecita? E: Claro que sí (contestó)

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Lola fue a la cocina y volvió con tres botellines de cerveza y algo para picar, se sentó frente a ellas para dejarlas juntas en el sofá, estaban deseando comenzar a charlar, tenían que contarse muchas cosas, aunque la que más debía decir era Lola... Cath: Bueno (comenzó a decir Catherin rompiendo el hielo) ¿y donde está ese maravilloso hombre que te tiene babeando por las esquinas? Lola: ¡Yo no babeo! (dijo graciosamente) y está trabajando... tiene varias reuniones a las que asistir esta semana... E: Vaya... (contestó algo decepcionada) yo que pensé que lo conoceríamos hoy Lola: Hoy no va a poder ser, pero tranquila (la calmó) supongo que antes de la boda te lo presentaré (sonrió) ya sabes que necesito tu visto bueno... E: Por supuesto (contestó seria pero graciosa) si no me gusta a mí no te casas ¿eh? (advirtió de forma chistosa) Lola: Ja (rebatió) eso es lo que tú te crees... pero esta boda no la para nadie (afirmó con rotundidad) Cath: Pero cuéntanos algo de él... ¿cómo es? ¿Cómo se llama? ¿Cuánto hace que os conocéis? ¿Cuándo os conocisteis? E: Cariño (la paró, cuando a Cath le daba por realizar su tercer grado no dejaba de hacer preguntas una tras otra) déjala que responda jajaja Cath: Sí, es verdad (sonrió) pero es que tengo ganas de saber... que la última vez que vino a vernos no nos comentó nada de nada... bien callado que te lo tenías... Lola: Bueno no es que lo tuviera escondido (contestó) es que entonces no lo conocía... (dijo dejando a Esther algo perpleja) E: ¿No lo conocías? (preguntó) Lola: Nop (dijo con tranquilidad) lo conocí después (informó) hace exactamente tres meses... E: ¿Tres meses? (preguntó sorprendida) ¿pero cuanto tiempo lleváis juntos? Lola: Dos meses, Esther (contestó) los mejores dos meses de mi vida E: Pero... pero... (no podía creérselo) ¿me estás diciendo que te vas a casar con solo dos meses de noviazgo? (preguntó) ¿estás loca? Cath: Cariño... (ahora fue Cath la que la paró... advirtiéndole que se podría estar pasando) Lola: No pasa nada Cath (dijo quitándole importancia) ya me imaginaba una reacción así (miró a la chef) Esther... no te preocupes, estoy segura de lo que voy a hacer... E: Pero es que ni siquiera lo conoces (insistió) y ya te vas a casar con él... Lola: Lo conozco, claro que lo conozco (contestó) y le quiero... me quiere... ¿para qué vamos a esperar más? Es el hombre más maravilloso del planeta... (dijo con ojos de enamorada) es atento... es romántico, es dulce, es apasionado... tiene todo lo que siempre soñé... lo tiene todo Esther... le quiero... simplemente le quiero... E: Lola, cariño (dijo pensando que se había pasado) solo quiero lo mejor para ti... y que estés segura de esto... Lola: Lo sé... y lo estoy, te aseguro que lo estoy (contestó) Cath: ¿Y como se llama el “superhombre”? (preguntó) Lola: Se llama Fran (les dijo) y bueno, como supongo qué pregunta viene ahora os la contestaré ya... (las chicas sonrieron) lo conocí en el restaurante (informó) es mi jefe... el dueño de “A la Carta” Escuchar de nuevo ese nombre hizo que Esther reviviera momentos pasados, se movió incómoda en el asiento, sabía por Lola que cuando se fue alguien compró el local, que había mantenido el restaurante abierto y sin cambiarle el nombre, sabía por su amiga

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que aquel hombre había mantenido al mismo personal que tenía ella, estaba informada de lo que había sido su restaurante, su sueño, el sueño de sus padres, conocía la dura situación que había pasado, era consciente de que su restaurante no era lo que un día fue, aún así, el restaurante seguía abierto... E: Pero... (dijo volviendo a la realidad) el... el restaurante se vendió hace años... ¿Cómo es que no lo conocías antes? Lola: Bueno... es que Fran tenía negocios en varias ciudades de España, en Barcelona... en Cádiz... Sevilla y no sé dónde más (dijo sin recordar más sitios) así que no pasó nunca por el restaurante, de hecho lo llevaba su administrador, un idiota, debo añadir (pero hace tres meses se presentó allí para tomar el mando y nos conocimos...) Cath: Y surgió el amor (terminó de decir) Lola: Sip (sonrió) surgió el amor... E: ¿Y cuando vamos a conocerle? (quiso saber, tenía curiosidad por saber quién era el hombre que había robado el corazón de su amiga y el dueño del que un día fue su restaurante) Lola: El viernes (dijo segura) hemos pensado hacer una cenita de presentación (comentó) si no tenéis nada que hacer... E: No, claro que no (miró a su chica que afirmó con la cabeza diciéndole que le parecía bien) el viernes está perfecto Lola: Genial (dijo contenta) ya verás, te va a encantar (dijo a su amiga...) La charla continuó durante un buen rato, el tema principal era Lola y su boda relámpago, se la veía tan feliz y tan enamorada que Esther dejó a un lado los prejuicios en cuanto al tiempo que hacían que se conocían para ser partícipe de esa felicidad... Lola: Por cierto (dijo ya cambiando de tema) toma, las llaves de tu antiguo piso (se las dio) está deshabitado (comentó) la pareja que lo tenía alquilado se marchó hace cosa de un mes... E: Sí, lo sé, lo sé (contestó) Lola: He pasado por allí y está perfecto (informó) así que no tenéis que gastaros más dinero en hotel... E: Gracias Lola Lola: No me las des (contestó) no hacen falta... En otro lado de la ciudad, Maca escuchaba la grabación de aquella entrevista, escuchando de nuevo su voz, esa voz que tanto había echado de menos, cerraba los ojos imaginándosela a su lado, ¡cuando había necesitado escucharla todo ese tiempo! Y ahora que lo hacía, ya no era suya... ya no habían palabras de amor, ya no habían miradas cómplices, ni besos robados... ahora estaba lejos, muy lejos de ella... casi con nuevas lágrimas en los ojos cogió el teléfono y marcó unos dígitos que se sabía de memoria esperando impaciente que descolgaran del otro lado... M: Hola (dijo una vez escuchó su voz) soy yo... necesito que nos veamos... sí... hoy, por favor... necesito verte hoy... vale... sí, sí en media hora estoy allí... un beso, ahora te veo (dijo colgando de nuevo, recogiendo sus cosas y saliendo a su encuentro...) Media hora después, como bien había quedado, Maca entraba en aquella cafetería donde ya la esperaba, al verla, supo que algo realmente importante había pasado, la conocía

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tan bien que con tan solo mirar sus ojos podía adivinar qué era lo que la tenía preocupada, se levantó al tiempo que Maca se acercaba y dejando dos besos en su mejilla tomaron asiento, el camarero llegó a la mesa y tras pedir sus consumiciones fueron directamente al grano... Cris: Bueno, qué pasa (dijo Cris queriendo que su amiga lo soltara sin dilatarlo más) M: Vale, lo suelto directamente (contestó algo nerviosa) Esther ha vuelto a España Cris: Vaya (dijo tras un instante de silencio) bueno, sabíamos que eso en algún momento pasaría, Maca te has pasado cuatro años esperando que vuelva... M: Lo sé, lo sé... pero no viene sola... (volvió a decir...) Cris: Esa también era una posibilidad (contestó) hablamos de ello alguna vez M: Soy consciente de ello Cris... pero no pensé que me afectara tantísimo (continuó) Cris: A ver, cuéntame como y donde la has visto (intentó que se calmara) M: Pues... la vi el otro día... mi jefe me pidió que le hiciera una entrevista... y... Dios Cris estaba tan guapa... (declaró) y tan... tan cambiada... Cris: ¿Ella como reaccionó al verte? (quiso saber) M: Como si no me conociera (dijo con pesar) como si nunca hubiera pasado nada entre nosotras... como si jamás me hubiera querido... Cris: Maca, es normal... cuando se fue, estaba muy mal (recordó) es normal que haya intentado olvidarte... M: Pues me jode... (dijo con rabia y dolor) me jode que me haya olvidado, me jode que haga como que no pasó nunca... Cris: Mira Maca... esto lo hemos hablado mucho... tú pero sobre todo Violeta le hicisteis mucho daño... (recordó sin querer ser cruel) es lógico que haya rehecho su vida... M: ¿Y yo qué hago ahora? (decía muerta de la angustia) porque saber que está aquí... no sé... tengo que hacer algo... Cris: Pues... lo primero que yo haría sería intentar hablar con ella... a solas (le dijo) y decirle que tú no tuviste nada que ver en esa crítica... al menos dejar eso claro de una vez... M: No sé si querrá escucharme (volvió a decir) Cris: Pues lo intentas Maca (contestó enérgica) lo intentas... al menos tiene que saber la verdad sobre eso... al menos tiene que saber que tú no tuviste nada que ver en eso... M: ¿Y luego...? Cris: Luego... luego intenta acercarte a ella... pero no pretendas nada... no te ilusiones... Maca me has dicho que está con otra persona... M: Ya lo sé... y parece feliz... (le dijo a su pesar) Cris: Entonces no hagas nada... (contestó sabiendo que eso dañaría a su amiga, pero siento consciente de que tenía que decirle la verdad) si la quieres... deja que sea feliz, aunque no sea contigo... M: Es que no puedo (negaba) Cris: Maca... lo mejor que puedes hacer, es decirle la verdad de lo que pasó... y dejar que siga con su vida... pero al menos aclarar eso... (continuó) ella ahora, según dices, es feliz... M: Pero yo puedo hacerla más feliz (protestaba) la amo Cris... en estos cuatro años no he dejado de pensar en ella ni un segundo... sé que puedo hacerla muy feliz... Cris: Es que eso ya no depende de ti, cariño (dijo con cautela) Esther tiene otra vida Maca... otra vida... en la que tú... M: En la que yo no existo (terminó de decir)

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Cris: Sí... siento ser tan dura, pero no quiero que sufras más... (la miró con tristeza, los ojos de Maca mostraban tanto dolor que a ella le provocaba un nudo en el estómago) Maca... yo creo que lo más importante ahora es decirle la verdad... lo que pasó con aquella crítica... al menos... que no te odie por aquello, que no te lo pueda reprochar... M: Espera (decía mientras pensaba) también podría... (de pronto se le iluminaron los ojos) también podría volver a enamorarla... (decía con cierta ilusión) lo hice una vez ¿no? (no esperó respuesta) Esther se enamoró de mí... aunque yo me portara fatal con ella, se enamoró de mí... puedo intentar... enamorarla de nuevo... Cris: Maca, Maca, frena (la intentó parar) porque ahora es diferente... Han pasado cuatro años, Maca habrá cambiado... igual que tú, pero lo importante es que ella tiene pareja... M: Sí, sí... pero yo sé que puedo (decía tomando fuerzas de flaqueza) sé que puedo y lo voy a hacer... la voy a volver a enamorar, Cris (su amiga la miraba con preocupación) tengo que hacerlo... sé que puedo hacerlo (decía enérgica...) A partir de ese momento, no escuchó nada más de lo que dijo su amiga, solo pensaba en volver a hacer que Esther la amara, en volver a enamorarla, a partir de ese momento los consejos de Cris no eran escuchados, su ilusión subió como la espuma y sus ganas de volver a verla tomaron el poder en su mente... Al llegar a casa lo hacía de otra forma con la que se fue, ahora lo hacía con más fuerza, imaginando mentalmente como sería volver a enamorarla, ya lo consiguió una vez y de la peor manera... ¿por qué no hacerlo ahora? M: ¡Ya estoy en casa! (anunció entrando) Como respuesta un silencio que la dejó extrañada pero sin borrar la sonrisa, dejó el bolso sobre la mesa descubriendo una nota en ella, la tomó entre las manos y leyó... “Hola, preciosa... he tenido que salir, un problema de ultima hora, intentaré no llegar muy tarde. Hay algo de comida en la nevera, intentaré llamarte Un beso Te quiero” Terminó de leer sonriente, dejó la nota de nuevo en la mesa, abrió la nevera y se encontró con un plato de algo que no sabía muy bien qué era, rió, sus artes culinarias eran horribles, recordó a Esther y sus platos de comida, tan cuidados, tan perfectos, tan sabrosos... tenía que volver a enamorarla... tenía que hacerlo... y se dejaría la piel intentándolo... El viernes llegó y con él la noche de la “gran cena de presentación” como se había referido a ella graciosamente Lola en un par de ocasiones, Esther y Cath, instaladas ya en el piso de la Chef se terminaban de arreglar entre arrumacos y risas que hacía de esa tarea más complicada de lo que era, habían quedado a las nueve y lograron salir de casa a las nueve menos cuarto de la noche... Cuando entraron en aquel restaurante ya estaba la pareja esperándolas, obviamente llegaban tarde, lo que conllevaba las bromas de Lola, cosa que a Esther le hizo volver al

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pasado, cuando en numerosas ocasiones había llegado tarde su trabajo o a cualquier cita debido a que se había retrasado con otra persona... Lola: Ya era hora (decía regañándolas) pensé que tenía que ir a buscaros y no me gustaría encontraros en plena faena... E: Tú siempre igual, no cambiarás nunca (sonrió) hemos tardado por el tráfico Lola: Ya, claro (no se creía nada) bueno da igual... a ver (decía ilusionada tomando la mano de su chico) Fran, cariño, ella es Esther, Esther él es Fran... Fran: Así que tú eres la famosa Esther (dijo saludándola con galantería) ya tenía ganas de conocerte, esta princesita no para de hablar de ti... E: Encantada y... bueno, Lola tampoco deja de hablar de ti (contestó) Lola: Ella es Catherin (presentó) la novia de Esther, él es Fran... Cath: El superhombre (dijo graciosamente) Fran: Bueno... lo de súper no sé... pero hombre sí, desde que nací (dijo siguiéndole la broma) ¿Nos sentamos? (propuso, a lo que las chicas aceptaron... nada más sentarse miró el reloj y tras esto a la puerta, era ya tarde, cogió su móvil, mientras se disculpaba) ¿me perdonáis un segundo? Tengo que hacer una llamada (les dijo) cariño, solo será un minuto (le pidió a su novia) además, así os dejo que me critiquéis a gusto... (sonrió dándole un beso en los labios y alejándose un poco mientras marcaba...) E: Es muy guapo (comentó una vez Fran se alejó) Lola: Síii (contestó sonriente) y no solo guapo... es... ay no sé todo, lo es todo... E: Mi niña que se me ha enamorado (dijo con gracia) Lola: Calla tonta (contestó) Fran: Ya estoy aquí (dijo llegando de nuevo hasta la mesa) perdonar, pero es que tenía que llamar a mi hermana... como es una cena de presentación, le dije que viniera (les explicó) se le ha complicado algo en le trabajo, está a punto de llegar... Lola: Dios qué nervios (decía realmente nerviosa) Fran: Mi amor (intentó calmar) que le vas a encantar no te preocupes (dijo dándole un tierno beso en los labios ante la mirada sonriente de la pareja...) bueno (se dirigió a ellas) ¿Cuánto tiempo os quedáis? (quiso saber) E: Pues tenemos mes y medio de vacaciones (comentó) en principio solo íbamos a venir a la boda pero... nos debían vacaciones y así aprovechamos más tiempo... Cath: Sí, además yo tenía muchas ganas de conocer España (intervino) así que ya que veníamos dijimos... nos quedamos más tiempo... Lola: Claro que sí (dijo ahora Lola) que en estos cuatro años no habéis venido nunca y yo tengo ganas de pasar un tiempecito con mi amiga... E: Bueno, mucho tiempo no creo que tengamos... (le dijo) que entre la boda y vuestro viaje de novios... que por cierto ¿Dónde os vais? Fran: De crucero (contestó) por todo el mediterráneo E: Que chulo (dijo como una niña) tiene que ser muy bonito Cath: No te preocupes que yo te llevaré de crucero (comentó) E: Te tomo la palabra (dijo mirándola con una sonrisa, ahora los que miraban sonrientes eran Lola y Fran) Lola: Bueno... ya estamos con los empalagos (bromeó) E: Mira quién fue a hablar (se defendió) Fran: Perdonar (dijo excusándose de nuevo al escuchar el sonido de su móvil) lo siento (dijo levantándose de nuevo) Lola: Mira... un pequeño defecto que tiene mi niño... que habla demasiado por teléfono... E: Lola es normal en un empresario (le quitó importancia)

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Lola: Ya... si ya lo sé (contestó) además tampoco es que lo haga siempre... pero cuando lo hace... no hay quien le hable... E: Mira, mejor que hable por teléfono a que te abandone por una actriz de televisión (dijo en un claro “ataque” a su chica) Cath: Cariño... yo no te abandono por nadie (rebatió) E: Ah, no, claro (contestó medio riendo) no me abandonas solo pasas de mi cuando sale la Jorja esa en televisión... Lola: ¿Quien? (preguntó sin saber a qué se refería) E: Jorja Fox (contestó) una actriz que sale en la serie esta de C.S.I. cada vez que aparece ya puedo darme por ignorada... (seguía picando) Cath: Eso no es verdad (se defendía) pero es que Jorja... es mucha Jorja... (la miró) pero tú eres mejor (lo arregló con un beso...) Fran: Ya estamos aquí (dijo llamando la atención de las chicas acompañado por la última persona que imaginaban) es que Maca no encontraba el restaurante... Escuchar aquel nombre hizo que las tres chicas quedaran enmudecidas, al tiempo que Fran se apartaba para dejar paso a su hermana que como las chicas se quedó demasiado impactada al verlas, la tensión creció en aquel lugar en un tiempo record, Lola miró a Esther quien parecía estar en otro mundo, Cath tomó la mano de su novia con el claro objetivo de marcar su territorio, Fran miró a las chicas sin entender lo que ocurría y volvió la vista a su hermana que estaba blanca ante la sorpresa de verlas allí, de verla de nuevo, sin tener tiempo a prepararse, tomándola tan de sorpresa que se había quedado sin poder casi moverse... Su futura cuñada era Lola, la mejor amiga del amor de su vida... Fran: Ehmm (intentó decir algo al ver la situación) ¿pasa algo? (las miró a todas) M: Hola (saludó cuando pudo recuperarse de la impresión) Lola: Ja (murmuró) hola dice... E: Lola... (advirtió) Hola Maca (saludó cordialmente) Fran: ¿Os conocéis? (decía totalmente fuera de juego) Lola: Sí, sí que nos conocemos, sí (dijo seria) de hace años... Fran: Ah pues... bueno así mejor ¿no? (se sentó, Maca se quedó de pie) venga Maca siéntate, vamos a cenar... M: Eh, sí, claro... (se sentó ante las miradas de todas) ehh... Lola que... que tienes a mi hermano loquito (dijo en un intento por cortar la tensión, era la noche de su hermano, no quería que saliera mal...) Lola: Como él a mí (contestó) chicas (dijo dirigiéndose a la pareja) tenemos que preparar mi despedida de soltera... (dijo ilusionada) E: Oh, oh (soltó) veo locura a la vista... Lola: Pero qué tonta (sonrió) no, pero ahora en serio... tenemos que organizar algo ¿eh? Que yo me tengo que despedir de mi soltería... Cath: Podríamos alquilar una casita y pasar el fin de semana allí (comentó) E: Ey, eso estaría bien (le dijo) un fin de semana de chicas... lo siento Fran pero tú tienes la entrada prohibida... Fran: No si... me lo he supuesto sí (contestó un tanto perplejo por toda la situación) pues... Maca tiene una casita en la sierra (les dijo, su hermana lo miró como recriminándole) podríais ir allí M: Sí... bueno (intervino) podéis ir si queréis... E: La verdad que ahora con tan poco tiempo, conseguir una casita en la sierra está un poco complicado (les dijo sorprendiendo a todas)

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M: Pues no se hable más (continuó) tenéis mi casa a vuestra disposición Lola: Bueno, bueno, ya veremos... que tampoco podemos ocupar tu casita... no sé... lo mismo quieres ir tú con... alguien (dijo tirando a dar) M: No... de hecho hace mucho que no voy (contestó con seriedad) Fran: ¿Queréis más vino? (preguntó intentando aliviar la tensión, estaba claro que algo ocurría allí...) Pidieron el vino y la cena, comenzando con conversaciones en las que casi siempre solo eran partícipes Lola y Esther que no paraban de recordar cosas de su infancia, Maca se mantenía en silencio, mirando a Esther con disimulo, sintiendo la mirada de Catherin en ella y notando como su estómago se removía cada vez que veía en ella algún gesto cariñoso hacia su princesa... Fran miraba a su hermana, la veía mal, incómoda, inquieta, sufriendo... poco a poco iba tomando conciencia de lo que podría pasar allí, su hermana le había hablado de alguien a quien amaba con locura y a la que había hecho muchísimo daño... ¿podría ser que fuera Esther? E: Vale, vale (reía por algo que había dicho Lola) pero que sepas que quiero sobrinitos pronto... Fran: Ahí estoy de acuerdo contigo (contestó haciéndole cariñitos a su chica) yo quiero una princesita como mi niña... Lola: Fran, cuando lleguen llegarán (dijo cariñosa aunque algo seria) ¿y vosotras qué? (preguntó) ¿para cuando? (Maca sintió que el mundo se le venía de nuevo encima...) Cath: De momento no (contestó por Esther que sin poder evitarlo había fijado sus ojos en Maca, quien en ese momento se concentraba en su comida incapaz de levantar la mirada) estamos muy centradas en nuestros trabajos... E: Sí... no, no es momento aún (dijo al ver que Cath la miraba) Fran: Ya llegarán (contestó, sin saber muy bien qué decir) Cath: ¿Y tú Maca? (le preguntó sorprendiéndola con su pregunta) ¿tienes hijos? M: Yo... yo, no... no tengo hijos (contestó) y de momento tampoco pienso tenerlos, no (continuó dejando a Esther fuera de juego, ¿no pensaba tenerlos? ¿Cómo podía decir aquello si sabía perfectamente que la ilusión de su vida era tener hijos?) Cath: Eso dices ahora (continuó pinchando) pero cuando conozcas a la persona adecuada cambiarás de idea... M: No lo creo (contestó segura respondiendo a su ataque) a la mujer adecuada la encontré hace años... por desgracia la perdí por gilipollas (terminó de decir, consiguiendo que un nuevo silencio se instalara en aquella mesa...) E: Disculparme (dijo intentando no parecer tan afectada por aquellas últimas palabras) tengo que ir al servicio... Lola: Te acompaño (se apresuró a decir Lola) Una vez en el servicio, Esther entró en uno de los cubículos, tomando aire, sin saber muy bien por qué le fallaba la respiración, estuvo allí unos minutos y cuando se hubo recuperado volvió a instalar su sonrisa en el rostro y salió al encuentro de su amiga... Lola: Esther (dijo al verla salir) yo... no lo sabía... no sabía que eran hermanos... lo siento (se disculpaba) E: No pasa nada Lola (contestó intentando quitarle importancia) Lola: ¿Estás bien? (se preocupó) E: Sí, sí estoy perfectamente (dijo aparentando seguridad) anda vamos... que nos deben estar esperando (empezó a andar hacia la puerta, antes de salir tomó aire y se volvió) ah

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y Lola... no sigas haciendo lo que estabas haciendo... si yo no lo hago, tampoco deberías hacerlo tú (le pidió) Lola: No sé de qué me hablas (contestó haciéndose la loca) E: Sí lo sabes (volvió a decir) No tengo ganas de problemas con Maca... no me apetece nada, así que deja de comportarte como lo estás haciendo con ella... no merece la pena Lola (dijo bajando el tono... saliendo al fin del servicio y dejando a su amiga con cara de circunstancia...) Terminada la cena y aún en la puerta del restaurante, Lola y Fran hablaban algo alejados del resto, Maca se concentraba en explotar bolitas en su móvil para no mirar a la otra pareja que se abrazaban, sin poder evitarlo levantó un segundo la mirada para encontrarse de lleno con Cath diciéndole algo al oído a Esther mientras sonreía... “masoquista” se dijo enfadada con ella misma... luego volvió la mirada hacia su hermano y no le gustó lo que vio... la parejita del año parecía discutir... Lola: ¡Pero tú por qué no me dices que tu hermana es Maca! (decía gritando en susurros) Fran: ¡Y yo que sabía! (se defendía de igual modo) no tenía ni idea de que tu Esther era la chica de mi hermana... Lola: La chica de tu hermana nada, guapo (rebatió) que bastante sufrió por su culpa Fran: Pues Maca no lo ha pasado mejor ¿sabes? (rebatía) no sabes como ha estado todo este tiempo... Lola: Oh sí, claro (no se creía nada) ahora resulta que la victima va a ser ella... Fran: Mira Lola, no tengo ganas de discutir (contestó no queriendo entrar en eso) Lola: Yo tampoco (dijo seria) así que será mejor que nos despidamos hasta mañana (dijo dándole un beso en la mejilla, algo más frío de lo habitual) nos vemos en el restaurante (terminó de decir comenzando a andar) chicas... ¿me lleváis a casa? (le preguntó a la pareja) E: Ehh... sí, claro (contestó algo extrañada) hasta luego (dijo mirando tanto a Fran como a Maca) Cath: Ciao (se despidió también Cath) M: Adiós (susurró mirando como se marchaban...) Ambos, Maca y Fran, quedaron en mitad de la calle, viendo como se alejaban de ellos, sintiendo de diferente manera algo en su interior, un sabor amargo que se transformaba poco a poco en dolor... M: ¿Vamos a casa? (le preguntó una vez las chicas salieron de su campo de visión) ¿o mejor nos vamos a emborracharnos? Fran: Yo creo que mejor a casa... allí nos emborrachamos si quieres (le dijo abatido por la discusión que había tenido con su chica...) Fran abrió la puerta y ambos entraron serios y pensativos, directos fueron al mueble bar y se prepararon dos vasos de whisky para acto seguido sentarse en el sofá... bebieron el primer sorbo sin decir una sola palabra, tanto uno como otro estaban procesando lo ocurrido durante aquella noche... ninguno se lo esperaba... M: Podrías haberme dicho que tu novia era Lola (dijo al fin acabando con aquel silencio...) Fran: No tenía ni idea de que la conocieras (contestó) ¿Cómo estás? (se preocupó)

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M: De lujo (dijo irónica) sí, de lujo... acabo de conocer a la futura mujer de mi hermano, la cual me odia, y es la mejor amiga de mi ex, de la que sigo totalmente enamorada y para ella he dejado de existir, he tenido que aguantar una cena entera viéndola como su nueva novia no paraba de toquetearla en cada ocasión que tenía y además aguantando los embistes de mi cuñada... sí, estoy de puta madre... (soltó de carrerilla) Fran: Lo siento, Maca (le dijo sincero) no... no tenía ni idea... M: Tranquilo... (lo calmó) tú no tienes la culpa (le dijo) Fran: Bueno... tendría que habértela presentado antes... no sé, así al menos habrías estado prevenida... no sé (decía preocupado por su hermana) o haberte dicho que era Lola... M: No pasa nada, de verdad (contestó para que no se sintiera culpable) ¿y tú? (se interesó) me ha parecido que discutíais... Fran: Sí, bueno... (bajó la cabeza) ya lo arreglaremos... supongo M: Ya... imagino que no le ha sentado muy bien saber que soy tu hermana... Fran: Sí... (le dio la razón) M: Lo siento (ahora era ella la que se disculpaba, Fran la miró sin saber porqué lo hacía) no sé como lo hago... siempre acabo jodiéndole la vida a las personas que más quiero... (dijo con un dolor enorme) Fran: Ey... peque (la abrazó) tú no tienes la culpa... con Lola lo arreglaré mañana... (sintió a su hermana llorar y no lo soportaba) anda... no llores... M: Es que no sé qué hacer, Fran (se lamentaba) ¿No la has visto? Ni siquiera me ha mirado una sola vez... Fran: Shh... venga... anda... ya verás como algo podrás hacer... (intentaba animarla y calmarla) M: Lo tengo complicado ¿verdad? (dijo mirándolo) Fran: Nada es complicado si le ponemos ganas y empeño (contestó como alguna vez les había dicho su padre, a lo que Maca sonrió con cariño) venga... anímate... estoy seguro de que todo esto terminará arreglándose de alguna manera... M: Pues ya me dirás como (dijo dándole un gran trago a su copa) porque yo no tengo ni idea de qué hacer... Fran: Podrías empezar por decirle la verdad sobre el restaurante... (dijo mirándola) puede que le alegre saber que sigue siendo suyo... M: No sé si querrá escucharme (dijo de nuevo) Fran: Bueno... haremos algo para que lo haga (animó) entre los dos buscaremos la forma ¿vale? M: Gracias (dijo al ver que estaba supuesto a ayudarlo...) Fran: Oye... es muy guapa (sonrió) M: Es preciosa (dijo con ojos iluminados) Continuaron hablando un buen rato, tomando un par de copas, hasta que se dieron cuenta que ya era demasiado tarde, Fran fue el primero en irse a dormir, Maca se quedó un rato más allí y tras revivir momentos del pasado se acostó intentando que la noche le diera un poco de tranquilidad... A la mañana siguiente, fue a trabajar con algunas ojeras y bastante cansada, intentando no pensar demasiado se metió de lleno en sus tareas, consiguiendo olvidarse un poco de todo...

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-: Ho... Hola Maca (escuchó, cerró los ojos al reconocer aquella voz, la reconocería y la odiaría por el resto de sus días... que cierto era aquello que decían “El pasado siempre vuelve”) M: Violeta (dijo levantando la mirada) ¿qué haces aquí? (preguntó con un tono de desprecio total...) Violeta: Necesito hablar contigo (contestó con un gesto inocente) por favor... (pidió) M: Largo (contestó sin mirarla) Violeta: Maca, por favor (se sentó frente a ella sin invitación) necesito que me ayudes M: Violeta, largo (volvió a decir cerrando los ojos con rabia) Violeta: No me voy a ir hasta que me escuches (contestó necia) me lo debes... M: ¿Qué yo te debo a ti qué? (preguntó sorprendida por aquella ultima frase) Violeta: Maca... estoy sin trabajo (comenzó a decir) tengo deudas hasta por hacerme el carné de identidad... me van a echar de casa... necesito trabajo... ayúdame... M: Todo eso te lo has buscado tú solita (dijo con furia) no vengas a pedirme ayuda... menos a mí, es que no sé como tienes la poca vergüenza de aparecer por aquí... Violeta: Joder Maca... porque tú me lo debes, todo esto es por tu culpa (protestó) M: ¿Mi culpa? (preguntó crispada) ¿¡Mi culpa!? Violeta: Pues sí (dijo con decisión) porque me echaron de la revista cuando montaste semejante numerito con Roberto... ¿o es que ya no te acuerdas? M: ¿Cómo puedes ser tan hija de puta? (decía totalmente incrédula) ¿Cómo es posible que exista semejante monstruo como tú? Violeta: No te pases, Maca... (dijo bajando el tono) M: Que no me pase... ya (intentaba mantenerse quieta) mira, será mejor que te largues antes de que te de un tortazo... Violeta: Venga Maca... no puedo creer que aún estés enfadada por aquello... (intentó poner su mejor tono seductor) hace mucho tiempo de eso... M: ¡Arruinaste mi vida Violeta! (dijo alzando un poco la voz, para luego intentar controlarse, estaba en su trabajo, no quería montar ningún numerito...) Violeta: Vale... vale... reconozco que me pasé... (prosiguió dejando alucinada a Maca por la falta de vergüenza que tenía es a mujer ¿Cómo era posible que años atrás ella hubiera besado el suelo que pisaba? No le entraba en la cabeza qué había visto en ella) pero, Maca... podemos olvidarlo ¿no? M: ¡Como pretendes...! (medio gritó) Como pretendes que olvide todo lo que me hiciste... (dijo bajando el tono) Violeta: Maca... mira... de verdad... no fue nada... vale sí, fui un poco canalla con lo de la crítica... pero al final no ha pasado nada... sé que ese restaurante sigue abierto... M: Si sigue abierto no es gracias a ti, precisamente (contestó) y no quiero seguir hablando contigo... fuera... Violeta: Maca... necesito un trabajo... M: Me da exactamente igual (contestó) lo mismo que a ti no te importó abusar de mi... aprovecharte que estaba borracha para hacer lo que te dio la gana... no te importó lo que pudiera pasar al cambiar aquella crítica... a mí me trae sin cuidado que tengas o no tengas trabajo... (terminó de decir) Violeta: Jajaja (se rió, haciendo que Maca la mirara con odio, tanto que le dio hasta miedo) perdón (se disculpó) es que no puedo creer que aún pienses que esa noche nos acostamos... M: ¿Qué? (decía alucinada) Violeta: Maca, no pasó nada (declaró) te pasaste la noche entera hablando de Esther... no dejabas de nombrarla y cuando llegamos a la habitación te quedaste totalmente dormida...

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M: ¿Qué? (repitió sin poder creerse lo que estaba oyendo) pero... despertamos... juntas... desnudas y... (recordaba aquella mañana perfectamente...) Violeta: Ya... bueno... lo que pasó es que... digamos que yo, te desnudé y me metí en tu cama... (la miró) compréndelo... estaba muy celosa... ya no me hacías ni puñetero caso y... pensé que si creías que nos habíamos acostado pues tú y yo volveríamos a... M: Cállate (ordenó) cállate porque te juro que estoy a punto de matarte (decía fuera de sí) ¿Es que no te importaba lo que pudiera pasar? Violeta: Solo me importabas tú (contestó de nuevo) y estaba tan enfurecida cuando vi que no pasaba lo que creía que ocurriría que... quise vengarme... así que cambié las críticas... y sé que ahí me pasé... pero por eso, por el numerito que montaste Roberto me despidió (le dijo) y casi no he podido trabajar en ningún sitio estos cuatro años... así que tienes que ayudarme... (dijo a modo de orden...) M: Sí, claro que te voy a ayudar (dijo levantándose) te voy a ayudar a salir de esta revista antes de que pierda la poca paciencia que me queda... (la tomó del brazo con violencia...) Violeta: ¡Suéltame! (empezó a gritar) ¡me haces daño Maca! M: Me importa una mierda si te hago daño, me importa una mierda tu vida... no quiero volver a verte ¿me oyes? (decía mientras la empujaba fuera del edificio) por mí como si te pudres debajo de un puente... (vio a uno de los chicos de seguridad) Julio, llévate a esta... señorita... de aquí, y asegúrate de que no vuelva a pisar este lugar... Violeta: ¡No puedes hacerme esto Maca! (decía mientras era empujada hasta fuera) ¡Me lo debes Maca! Pero Maca no escuchaba nada... solo sentía una gran opresión en el pecho... aquella noche en Barcelona no pasó nada... no ocurrió nada, no se acostaron... si lo hubiera sabido antes... aquella confesión que le hizo a Esther fue el detonante de todo... fue lo que hizo que luego no la quisiera escuchar, la que dolió tanto o más como saber que era la crítica... si lo hubiera sabido antes, tal vez nada habría pasado, tal vez Esther habría hablado con ella cuando salió la crítica en la revista... las cosas habrían sido diferentes... E: Hay una cosa que no entiendo (decía Esther a Lola, estaban en el piso de la Chef, Cath dormía había pasado mala noche y se había tumbado después de comer, habían quedado para tomarse un café y la conversación, para bien o para mal, para gusto o disgusto de Esther había derivado en la noche anterior...) Lola: Yo es que no entiendo muchas cosas de lo de ayer (dijo bebiendo de su taza) E: No, en serio (continuó) es que... pensándolo en frío me he dado cuenta de algo (decía mientras pensaba en las palabras que iba a decir) Lola: Arranca Esther (le dijo para que siguiera) E: A ver... tú conociste a Fran porque es el dueño de “A la Carta” (comentó) Lola: Sí, ya te lo dije (contestó) lo compró casi al poco de ponerlo en venta pero hasta hace tres meses no había aparecido por ahí E: Sí, sí, vale (le quitó importancia a ese comentario) pero es que... Fran resulta ser el hermano de Maca... Lola: Sí, hija (decía con algo de pesar) que ya es casualidad... la de gente que hay en el mundo y yo me voy a enamorar del hermano de tu ex... E: Lola (la cortó) céntrate... Lola: Es que no entiendo lo que quieres decir (se excusó)

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E: ¿El amor te tiene tonta o que? (dijo al ver que no entendía nada, mientras que ella se había pasado toda la noche y parte del día dándole vueltas a lo mismo) Maca y Fran, son hermanos, y resulta que Fran compra mi restaurante... Lola: Oye pues ahora que lo dices... (creyó comprender lo que le decía) E: ¿No te parece absurdo comprar un restaurante del que han sacado una crítica malísima y además quien lo compra es el hermano de la persona que escribió esa crítica? (preguntó de nuevo) Lola: No estarás pensando que... E: Ya me dirás (contestó) a ver... es que todo es muy raro (dijo levantándose del sofá dando vueltas por el salón) aparece Maca de la nada... hace que me enamore de ella... juega conmigo como le da la gana mientras se tira a otra... (decía recordando todo aquello con un dolor disimulado con tranquilidad) aparece en mi restaurante... hace una crítica malísima... consigue que ponga en venta el restaurante y ¡lo compra su hermano! (dijo terminando con su argumento) no tiene sentido... Lola: Hombre... pues la verdad es que poco sentido tiene... (le dijo dándole la razón) porque a ver... ¿por qué compras un restaurante que tú o alguien muy cercano a ti ha tratado de hundir? E: A no ser... (pensaba de nuevo, su mente iba a mil por hora) Lola: A no ser ¿qué? (instó para que continuara) E: Pues que todo hubiera sido una farsa... (le dijo, Lola se quedó sin entender) es decir... tal vez lo que realmente querían desde el principio era el local... el restaurante... y simplemente Maca me cameló... Lola: Ya... (no terminaba de cuadrarle nada) pero entonces... ¿por qué una vez comprado dejaron todo como estaba? O... ¿por qué no simplemente ofrecerte una suculenta suma de dinero por él desde el principio...? E: No lo sé... (decía negando con la cabeza) no lo sé... (la miró) pero lo voy a averiguar... Lola: ¿Dónde vas? (dijo al ver que se marchaba) E: A dar una vuelta (contestó cogiendo su bolso) necesito pensar... (se dirigió hacia la puerta) dile a Cath que... yo que sé (salió al fin...) Se perdió por las calles madrileñas, intentando racionalizar sus pensamientos pero no lograba encontrar una explicación coherente para todo eso... y con los antecedentes que tenía, las mentiras que Maca había soltado por su boca tiempo atrás, solo encontraba pensamientos negativos... Era extraño que fuera precisamente Fran quien comprara “A la Carta” después de todo, ¿Por qué la familia de Maca se metía en un negocio que ella misma se había encargado de arruinar? No lo entendía y por más que lo intentaba no lograba saber qué significaba todo aquello... sin darse cuenta sus pies la habían llevado al lugar donde encontraría las respuestas pero no sabía si sería capaz de enfrentarse a ella... Tomó aire, miró hacia arriba. Las persianas subidas le decían que alguien había en casa, una mujer salía del portal, sin pensarlo más entró, aquel trayecto le traía recuerdos amargos del pasado, la única vez que pisó aquella casa salió con el alma destrozada, aún así, se sabía el camino de memoria... Se detuvo en la puerta y decidió marcharse, era una tontería, una locura estar ahí, sin embargo su cuerpo no le hizo caso y se vio llamando al timbre, pocos segundos después, Maca abría aquella puerta llevándose la grandiosa sorpresa de verla allí...

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M: Es... Es... Esther (consiguió decir) E: ¿Puedo pasar? (preguntó haciéndose fuerte) necesito hablar contigo... M: Sí... sí claro yo... (se apartó para que pasara) yo también tengo que hablar contigo... E: Ya... Mira Maca... lo que tengas que decirme no me interesa ahora (dijo con seguridad, oculta tras una careta que le había costado años hacerse, tras un muro de piedra que rodeaba su corazón frente a todo lo referente a Maca) ¿Por qué compró Fran mi restaurante? (preguntó directa, cuanto antes lo supiera, antes se marcharía de allí...) M: Bu... bueno, Fran... Fran no lo compró (le dijo) fui yo E: ¿Tú? (Esa opción no la había contemplado) ¿Cómo que tú? M: Sí, yo (contestó) cuando... cuanto te fuiste yo... E: Ya... o sea que después de todo lo que me hiciste... ¿encima también acabaste comprando mi restaurante? Es que no me lo puedo creer... M: Esther, las cosas no son así (contestó intentando hacerse oír) E: ¿Qué no son así? Ja... y ¿cómo son Maca? Porque encima me darás la versión más tonta del mundo claro... (dijo duramente) M: Si me dejas que te explique (le pidió) E: No (dijo negando con la cabeza) es que no tengo ganas de que me expliques nada... (continuó diciendo) ya sé todo lo que quería saber... M: ¡No! (la paró) no lo sabes todo... (le dijo, agarrándola del brazo) Esther escúchame E: Suéltame (dijo zafándose de su brazo) no quiero escucharte... no quiero saber na... M: Te quiero... (la cortó, diciéndole aquello que debió decir, sin saber qué otra cosa pronunciar ante ella, era tal su necesidad de que lo supiera que se olvidó del resto... y solo supo decir lo que su corazón llevaba gritando desde que se marchó...) Silencio, sepulcral y denso silencio, la miró, escuchando al fin lo que había deseado escuchar durante mucho tiempo... sintiendo un vuelco en el corazón, sintiendo una grieta en su barrera, mezclada con la rabia que le daba escucharlo en ese momento... E: Eso... eso no es verdad (dijo, notando como sus ojos se volvían cristalinos) M: Te quiero (repitió) y es lo más cierto que he dicho en mi vida... E: Tardé... ¡tardé más de un año en dejar de llorar por ti! (le gritó) me costó mucho dejar de verte y de sentirte por las noches (explotó) ¡no puedes venir ahora a decirme que me quieres! (y aquella lágrima retenida durante tanto tiempo cayó cruzando su rostro...) M: Es que te quiero (repitió, sin más argumento que ese) E: ¿Sabes las veces que deseé que me dijeras eso? (decía rompiéndose...) M: Te quiero (declaró una vez más) Esther... solo sé que te quiero... Y la miró, y sus miradas se encontraron, llenas de dolor, de tristeza, de felicidad escondida entre líneas, miradas rabiosas por palabras a destiempo... Esther se secó aquella lágrima, la miró, volviendo a levantar aquel muro que se tambaleaba... E: Ese “te quiero”, llega cuatro años tarde (le dijo antes de salir de aquella casa donde algo de ella se quedaba y algo de Maca se marchaba a su lado...) Cuando Esther llegaba a casa lo hacía dos horas después, tras haber estado dando tumbos por Madrid con las palabras de Maca resonando en su cabeza una y otra vez... al entrar en casa consiguió hacerlo de una manera tranquila ocultando su desasosiego, así como lo había hecho santísimas veces antes...

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Cath: Cariño, ¿Estás bien? (preguntó al verla llegar) E: Sí, claro (sonrió algo forzadamente) solo necesitaba dar una vuelta... no te preocupes (le acarició el rostro) Cath: Vale (contestó no muy convencida, pero sin insistir...) E: ¿Lola? (preguntó al no verla) Cath: Se ha ido con Fran... (comunicó, ella asintió) E: Tenemos que preparar la despedida (le dijo a su chica) Cath: Sí... (se sentó a su lado) a ver qué se nos ocurre... E: Bueno, está claro que a estas alturas lo de la casita en la sierra lo podemos olvidar (le dijo, no tenían tiempo para buscar una y después de lo ocurrido lo último que quería era quedarse en la casita de Maca) así que... podemos hacer una cenita y nos vamos de macha... o no sé... Cath: Por mi bien (le dijo quitándole un mechón de pelo del rostro) pero Lola tendrá que decidirlo también... E: Sí, claro (contestó con lejanía) ¿sabes qué? (volvió con ella) tengo muchas ganas de estar contigo (dijo besándola levemente...) Cath: ¿Ah sí? (preguntó juguetona) pues... no lo parece... que me dejas solita aquí... E: Ahora mismo voy a recompensarte (terminó de decir tumbándola sobre el sofá... queriendo olvidarse de todo...) Mientras tanto, Maca se desesperaba sabiendo que había perdido una buena oportunidad para decir lo que pasó, Cris a su lado, no dejaba de decirle que lo había hecho todo mal y eso no hacía sino desesperarla un poco más... Cris: Es que... es que lo has hecho todo mal (le decía) tenías que haberle contado y explicado lo que pasó antes... pero no, tú vas y le sueltas que la quieres... ¿Qué pensabas? ¿Qué iba a caer rendida a tus pies? M: Joder Cris (protestó) no me machaques más... Cris: Yo solo digo... que si quieres conquistar a Esther de nuevo, tienes que hacerlo de otra manera... (contestó) M: Vale Cris... vale (decía crispada) olvídalo... está claro que Esther ya no siente nada por mí... está feliz con esa... (dijo abatida) así que... yo no tengo derecho a joderle de nuevo la vida... Cris: ¿Entonces? (preguntó bastante confusa) M: Pues que tiro la toalla... (dijo abatida) tiro la toalla Cris... (terminó de decir sentándose con lágrimas en los ojos... mientras Cris la miraba comprensiva...) Los días sucesivos fueron un ir y venir de preparativos para la boda, Esther, Lola y Cath junto con Fran intentaban que todo estuviera perfectamente preparado, Maca se mantuvo totalmente al margen, intentando no cruzarse con Esther y así dejar de sufrir, la chef por su parte intentaba dejar de pensar aunque por las noches revivía una y otra vez ese “Te quiero” tardío... La despedida de soltera de Lola fue algo tranquilo, una cena entre las tres y una larga charla recordando anécdotas, al final así lo habían decidido, una despedida de soltera atípica pero perfecta para ellas, charlaron, rieron, bebieron y se lo pasaron en grande

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solo ellas, terminaron en un pub cercano a casa de Lola donde bailaron y continuaron riendo como niñas... A dos días de la boda, todo estaba ya preparado, Maca se encontraba en el sofá de su casa, con una tarrina de helado entre las manos y viendo una película que la hacía llorar, últimamente cualquier cosa le hacía llorar... Fran: Oye Maca (dijo llegando en su busca) ¿tú no tenías una grabadora para trabajar? M: Eh... sí (le miró confusa secándose las lágrimas) sí, claro... ¿por? Fran: Es que verás... (se sentó a su lado) Lola y yo hemos tenemos un pequeño conflicto... ella dice que no ronca y yo digo que sí (decía sonriente) así que hemos hecho una apuesta... y necesito tu grabadora... M: ¿Qué tontería me estás contando? (preguntó levantándose) Fran: Sí, vale es una tontería (sonreía) pero son cosas nuestras... anda... déjame tu grabadora... queremos grabar esta noche cuando nos acostemos... M: Fran, por favor (dijo diciéndole que eso era una estupidez...) Fran: Anda... hermanita... (pidió) déjame tu grabadora... por favor... M: Es que me parece una idiotez (volvió a decir sin moverse del sofá) Fran: Yaa... ya lo sé... pero nos hemos apostado... (le dijo algo al oído) M: Pero... pero... (no supo qué decir) estáis locos (decía sonriendo por lo que le había dicho) Fran: Sí, sí, estoy totalmente loco por ella (contestaba enamorado) venga... anda... (pedía como un niño pequeño) déjamela... M: Ay Está bien (dijo levantándose del sofá para ir a buscarla... se metió en su despacho, rebuscó entre los cajones hasta que al fin encontró su pequeña grabadora, esa que la acompañaba en sus trabajos) toma (se la extendió al volver) pero cuidado... como le pase algo... Fran: Gracias, gracias, gracias (la abrazó) M: Quita niño (protestó graciosamente) y vete ya... que te estará esperando... Fran: Sí... (cogió sus cosas) Maca... ¿tú... estás bien? (preguntó algo preocupado) M: Sí, sí (mintió) anda vete (decía queriendo que se fuera de una vez, quedándose de nuevo con su helado y su película... un día... un día más y la vería en la boda...) Al llegar a casa de su chica la besó con ganas, Lola recibió el beso con la misma intensidad con la que era dado, tras esto, el chico entró, se quitó la chaqueta y fue con ella hasta la cocina donde se terminaba de preparar la cena... Fran: Mira, princesa, lo que me ha dejado mi hermana (dijo sacando aquella grabadora) Lola: ¿Y eso para qué? (preguntó) Fran: Pues para qué va a ser... para nuestra apuesta (contestó con obviedad) Lola: Cariño, era una broma (le dijo) Fran: De eso nada (advirtió) esta noche nos vamos a grabar y te voy a demostrar que roncas... Lola: Yo no ronco (decía obcecada) y no vas a grabar... Fran: Ya lo creo que sí (dijo con una sonrisa) Lola: Que no (intentó quitársela) Fran: Que sí (decía intentando librarse de ella) y estate quieta que nos la vamos a cargar

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Lola: No voy a dejar que grabes (decía intentando cogerla) Fran: Ays Lola (dijo al sentir cosquillas) para... jajaja paraa Lola: Dámela (pidió mientras forcejeaban) Fran: No (decía jugando y riendo) Entre “peleas” y movimientos bruscos, Fran accionó la grabadora, sin darse cuenta, la cinta comenzó a moverse rápidamente, posiblemente rebobinando todo lo grabado... Fran: Mira lo que hemos hecho (le dijo) a ver... (miró los botones, dándole al stop) ahora tendremos que averiguar donde está lo ultimo grabado... no quiero borrarle nada a mi hermana, no sé si tiene algo de trabajo aquí... Lola: Ya es tonta tu hermana (contestó) anda que darte una cinta donde tiene su trabajo... Fran: Supongo que no se daría cuenta (la excusó) no la he dejado ni que la revise a penas... Yendo hacia el sofá sacó la cinta para ver si había algo escrito en ella, al verla en blanco decidió que lo mejor era buscar el final de la grabación que tuviera, así que sentándose en el sofá accionó el Play... “M: Laura tráeme cuando puedas lo de los restaurantes de verano Laura: Ahora te lo paso que estoy revisado unas cosas” La cinta devolvía algo grabado de lejos, quien lo hubiera grabado no sabía que la grabadora estaba accionada... Fran la paró y adelantó un poco, volviendo a pararla y darle al Play “Violeta: Ho... Hola Maca M: Violeta ¿qué haces aquí? Violeta: Necesito hablar contigo, por favor... M: Largo Violeta: Maca, por favor, necesito que me ayudes M: Violeta, largo” Extrañado y bastante sorprendido por lo que escuchaba, decidió seguir oyendo, Lola salía de la cocina buscando a su chico, éste le hizo un gesto silencioso con la mano y extrañada, Lola se sentó a su lado... “Violeta: No me voy a ir hasta que me escuches, me lo debes... M: ¿Qué yo te debo a ti qué? Violeta: Maca... estoy sin trabajo, tengo deudas hasta por hacerme el carné de identidad... me van a echar de casa... necesito trabajo... ayúdame...” Lola: Fran ¿Qué es esto? (preguntó) Fran: Calla... (le pidió) es la zorra de Violeta... y esa es mi hermana Lola: No pienso escuchar esto (dijo convencida) Fran: Calla un minuto, princesa (decía con apremio, dándole de nuevo al Play) “M: Todo eso te lo has buscado tú solita, no vengas a pedirme ayuda... menos a mí, es que no sé como tienes la poca vergüenza de aparecer por aquí...

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Violeta: Joder Maca... porque tú me lo debes, todo esto es por tu culpa M: ¿Mi culpa? ¿¡Mi culpa!? Violeta: Pues sí. Porque me echaron de la revista cuando montaste semejante numerito con Roberto... ¿o es que ya no te acuerdas? M: ¿Cómo puedes ser tan hija de puta? ¿Cómo es posible que exista semejante monstruo como tú? Violeta: No te pases, Maca... M: Que no me pase... ya. Mira, será mejor que te largues antes de que te dé un tortazo... Violeta: Venga Maca... no puedo creer que aún estés enfadada por aquello... Hace mucho tiempo de eso... M: ¡Arruinaste mi vida Violeta! Violeta: Vale... vale... reconozco que me pasé... pero, Maca... podemos olvidarlo ¿no?” Fran: Será Hija de puta (murmuró) Lola: Calla (dijo ahora Lola pendiente de aquella conversación) “M: ¡Como pretendes...! Como pretendes que olvide todo lo que me hiciste... Violeta: Maca... mira... de verdad... no fue nada... vale sí, fui un poco canalla con lo de la crítica... pero al final no ha pasado nada... sé que ese restaurante sigue abierto...” Lola: Pero que zorra... ¿Fue ella? (decía totalmente sorprendida) Fran: Pues claro que fue ella... mi hermana no tuvo nada que ver... (contestó) “M: Si sigue abierto no es gracias a ti, precisamente. Y no quiero seguir hablando contigo... fuera... Violeta: Maca... necesito un trabajo... M: Me da exactamente igual. Lo mismo que a ti no te importó abusar de mí... aprovecharte que estaba borracha para hacer lo que te dio la gana... no te importó lo que pudiera pasar al cambiar aquella crítica... a mí me trae sin cuidado que tengas o no tengas trabajo Violeta: Jajaja Perdón. Es que no puedo creer que aún pienses que esa noche nos acostamos... M: ¿Qué? Violeta: Maca, no pasó nada, te pasaste la noche entera hablando de Esther... no dejabas de nombrarla y cuando llegamos a la habitación te quedaste totalmente dormida... M: ¿Qué? Pero... despertamos... juntas... desnudas y... (recordaba aquella mañana perfectamente...) Violeta: Ya... bueno... lo que pasó es que... digamos que yo, te desnudé y me metí en tu cama... Compréndelo... estaba muy celosa... ya no me hacías ni puñetero caso y... pensé que si creías que nos habíamos acostado pues tú y yo volveríamos a... M: Cállate, cállate porque te juro que estoy a punto de matarte (decía fuera de sí) ¿Es que no te importaba lo que pudiera pasar? Violeta: Solo me importabas tú, y estaba tan enfurecida cuando vi que no pasaba lo que creía que ocurriría que... quise vengarme... así que cambié las críticas... y sé que ahí me pasé... pero por eso, por el numerito que montaste Roberto me despidió y casi no he podido trabajar en ningún sitio estos cuatro años... así que tienes que ayudarme... M: Sí, claro que te voy a ayudar, te voy a ayudar a salir de esta revista antes de que pierda la poca paciencia que me queda...

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Violeta: ¡Suéltame! ¡me haces daño Maca!” Aquel grito se escuchaba ya de lejos, Lola y Fran, completamente alucinados se miraban sabiendo que lo que tenían ante ellos era la prueba de que todo lo ocurrido cuatro años atrás no había sido cosa de Maca... “M: Hija de puta (volvió a escucharse) me jode la vida y ahora viene a buscar trabajo (se oía como violentamente Maca iba metiendo cosas en su bolso, movía papeles con rabia, murmuraba y hasta se le notaba la voz compungida) ¡Maldita sea!” Ruidos de fondo y palabras que ya no se escuchaban con nitidez, posiblemente porque Maca había guardado la grabadora en su bolso haciendo que los sonidos no llegaran bien a ella... Fran paró la grabación, con un gesto de preocupación en su rostro, Lola estaba alucinando en colores, no podía creerse lo que había escuchado y tenía que reconocer que había sido muy injusta con Maca, con la mirada perdida, recordando lo que había sufrido su amiga en el pasado asimilaba ahora aquello que había escuchado donde se dejaba claro que Maca no había tenido culpa de nada... Fran: Tenemos... tenemos que enseñarle esto a Esther (le dijo a su chica) Lola: ¿Eh? (salió del trance en el que estaba) Fran: Que tenemos que enseñarle esto a Esther (repitió) mi hermana no tuvo nada que ver con lo que pasó, tiene que saberlo... para que al menos deje de odiarla... Lola: Sí... (afirmó, tenía toda la razón del mundo) sí... tiene que saberlo sí... Fran: Bien... (dijo contento de ver que su chica estaba de acuerdo) mañana la llamas a primera hora y se lo enseñas (le pidió) Lola: No... no, eso... no va a poder ser (contestó con pesar) Fran: ¿Cómo que no? (preguntó) Lola, que Esther tiene que saberlo, mi hermana está echa polvo... Lola: Ya, ya lo sé, lo que pasa es que yo no voy a ver a Esther hasta la boda (le explicó) se ha ido con Cath a Zaragoza (le informó) vuelven mañana por la noche para estar aquí pasado mañana para la boda... Fran: Genial... joder (protestó) pues yo no me pienso quedar de brazos cruzados, si hace falta le damos la grabación en la boda... Lola: ¿Crees que es buena idea? (preguntó) no sé... remover ahora el pasado así... (le preocupaba su amiga, le preocupaba mucho...) Fran: Cariño... tenemos que hacerlo... (le dijo) que Esther haga luego lo que quiera pero no pienso dejar que siga pensando que mi hermana le destrozó la vida... (terminó de decir más convencido que nunca) Sabiendo que Fran tenía razón, Lola asintió, le darían aquella grabación aunque fuera en la boda, Esther tenía que saberlo, después que hiciera lo que quisiera pero eso debía saberlo... El día siguiente estuvo todo lleno de nervios de última hora, quedaba muy poco para la boda y los últimos retoques llegaron con prisas... un día en el que Fran a penas pudo hablar con su hermana quien se pasó gran parte del día en el trabajo, intentando no pensar en lo que pasaría al día siguiente, Fran se casaba con Lola y ella tendría que

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soportar ver a Esther con su novia durante mucho, mucho más tiempo del que, sabía, era capaz... El tiempo jugó de nuevo con todos, haciendo que ese día previo pasara volando, sin lograr asimilar cosas y con nervios de retoques que no habían podido producirse... así llegó el tan ansiado momento, la boda de Fran y Lola estaba a punto... Invitados llegando y entrando en la iglesia, comentando modelitos de unos y otros, Fran nervioso junto a Cris y Maca que nerviosa también, intentaba no mirar a los coches que llegaban no queriendo verla aparecer con Cath... Saludos y felicitaciones para el novio que se movía como un flan entre la gente... la iglesia perfectamente preparada... y un coche que al fin llegó... Abrió la puerta y salió con una enorme sonrisa, tras ella, tomando su mano Cath salía del mismo coche diciéndole, por enésima vez lo guapísima que estaba Esther, y así la vio Maca, hermosa, brillante, perfecta, bonita... y un sinfín más de calificativos que no era capaz de articular, el único defecto que le veía, era que no iba con ella tomada de la mano sino de esa “tonta” que la traía por la calle de la amargura... E: Hola (saludó a Fran y Maca) ¿qué tal estás? ¿nervioso? Fran: Uff... creo que me voy a desmayar (contestó) no tarda mucho Lola Cath: Han salido hace cinco minutos (le respondió) estarán al llegar Con la mirada puesta en Esther, Maca no podía dejar de admirar su belleza, sintiendo ese pellizco en el corazón al ver sus manos entrelazadas, en un momento su mirada se cruzó con la de la chef, quedando todo a su alrededor parado en el tiempo y el espacio, había tanto y tan poco en esa mirada... E: Hola Maca (saludó) M: Hola (dijo sin quitar los ojos de ella) estás... estáis (se corrigió) muy guapas... Cath: Tú también (contestó algo seria) gracias... E: Sí... tu también estás muy guapa (de nuevo sus miradas se atraían irremediablemente...) Cath: Cariño (Maca sintió tambalearse) deberíamos ir entrando, Lola estará a punto de llegar... E: Sí, claro (contestó logrando a duras penas quitar los ojos de su ex) nos vemos luego, y tranquilo (le dijo al novio) no te dejará tirado... Fran: Eso espero (suspiró de los nervios...) M: Yo creo que nosotros también tendríamos que ir entrando (le dijo a su hermano y a su amiga...) Fran: Claro, vamos (tomó su brazo) ¿todo bien? M: Vamos dentro, anda (tiró de él, dejando claro que no quería hablar del tema...) La novia entró en el momento en que empezó a sonar la marcha nupcial, Fran al verla sonrió ampliamente, estaba preciosa, era una princesa, su princesa, lo más bonito que había visto en la vida... y se casaba con él... esa preciosidad se casaba con él... Los novios, embobados, no dejaban de mirarse a los ojos de vez en cuando, como si no terminaran de creerse que el día al fin había llegado, el sacerdote comenzó a hablar, ellos casi no le escuchaban...

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En primera fila, a la derecha, Cris miraba a la pareja con una sonrisa mientras a su lado Maca miraba emocionada la escena, a la izquierda, también en primera fila, Esther se secaba un par de lágrimas derramadas por la emoción, Cath reía contenta... A la misma vez, en el mismo instante, como si lo hubieran planeado y ensayado mil veces antes, Maca y Esther giraron sus cabezas haciendo que sus ojos se encontraran... perdiéndose en sus miradas, estaban tan... tan lejos... tan cerca... M: (“Estás preciosa, mi amor... preciosa... tú siempre estás preciosa... no sabes como me duele verte con ella... no lo sabes, mi vida... dios... ojalá todo hubiera sido diferente... ojalá te hubiera dicho esto antes... te quiero... te amo y me parte el alma no tenerte... ¿eres feliz mi amor? ¿lo eres? Porque necesito que al menos tú seas feliz... pero me duele tanto saber que no es conmigo...”) E: (“¿Qué me estás haciendo? Yo estaba bien... estoy bien con Cath... me quiere... la quiero... ¿por qué tuviste que decirme eso? ¿por qué ahora? No quiero volver a aquello... no puedo volver a aquello... no me mires así, Maca, no me mires así... por favor, no me mires así... ¿Qué quieres de mí, Maca? ¿es que no ves lo que me estás haciendo? Estoy con Cath, es fantástica... es una mujer maravillosa... soy feliz con ella... ¿porqué me haces esto? ¿por qué me hiciste todo aquello? Yo te quería Maca... te amaba... ¿por qué lo hiciste?”) Cath: ¿Estás bien? (preguntó Cath a su oído, haciendo que el contacto visual se perdiera) E: Emocionada (dijo secándose una lágrima, sonrió a su chica y volvió la vista al frente...) Sacerdote: Francisco Wilson Fernández, ¿Quieres a María Dolores Gómez Sánchez como legítima esposa, y prometes serle fiel, en las alegrías y en las penas hasta que la muerte os separe? Fran: Sí, quiero (dijo mirándola emocionado) Sacerdote: María Dolores Gómez Sánchez, ¿Quieres a Francisco Wilson Fernández como legítimo esposo, y prometes serle fiel, en las alegrías y en las penas hasta que la muerte os separe? Lola: Sí, quiero (contestó con lágrimas) Maca los miró, sonrió, lloró y volvió a mirarlos, Esther lloró, sonrió, los miró y volvió a llorar... el sacerdote terminó con la ceremonia, los novios se fundieron en un beso lento y enamorado al tiempo que Maca y Esther volvían a encontrar sus miradas un segundo, para volver a rehuirlas rápidamente... La cena ya había acabado, las botellas de vino habían ido cayendo una a una en varias mesas, se notaban ya los primeros efectos del alcohol en varias personas, Esther y Cath bailaban en medio de la pista, los novios saludaban a los invitados, sonreían, charlaban y bailaban también, en un momento dado Lola logró apartar a Esther mientras Fran hablaba con Cath... E: Mi niña (decía emocionada) ¡que te has casado! (gritó de alegría) Lola: Síii (contestó de igual modo) soy feliz, Esther, muy feliz (declaraba)

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E: Me alegro tanto... (la abrazó) Lola: Oye, escucha (dijo terminado el abrazo) que... tengo una cosa para ti E: ¿Para mí? (preguntó) Lola: Sí... es importante, ven (la llevó hasta su mesa y buscando en el bolso de su madre logró sacar la grabadora, Esther la miró sin entender) tienes que escuchar lo que hay aquí... E: ¿Qué es? (quiso saber) Lola: Tú solo escúchalo (le pidió) E: Eh... vale (dijo cogiéndola entre sus manos...) Cuando iba a accionar la grabadora escucharon el ruido de un vaso cayendo al suelo, al darse la vuelta vieron como Maca, bastante afectada por el alcohol, protestaba porque alguien le había tirado su copa... Lola: ¿Qué le pasará? (preguntó mirándola, Maca llegaba hasta otro camarero y tomaba otra copa entre las manos, bebía casi la mitad de un tirón y se acercaba hasta ellas) E: Está borracha (dijo reconociendo aquel estado...) M: Hooolaaa (las saludó) Lolita... cuñaaaaa, tas muuy guapa (decía como podía) Lola: Gracias Maca... (contestó) tú también M: Essther... ¿podemos... habarr un poquitín, chiquitin? (le dijo) E: Maca... no creo que sea momento para... M: Mueeno, no hableemos... (intentaba mantenerse quieta pero el mareo que llevaba encima la hacía moverse de un lado para otro) follemosss mejon... E: Vete a la mierda, Maca (contestó, recordando aquel tiempo, aquel en el que todo era eso...) M: ¿Más? (contestó) ¿máss miedraaa? (seguía diciendo) annda... Esther (se acercó a ella intentando tomarla de la cintura) essto... te gustaba... Esther intentaba separarla como podía, Lola sin saber qué hacer, logró separarlas, Maca las miró a ambas como pudo y dándose la vuelta salió de allí en dirección a otro camarero al que pedirle una nueva copa... E: Joder (protestó viendo que iba hacia Cath) voy a ver (pronunció dejando la grabadora sobre la mesa) M: ¿Tú quién te crees que eres? ¿Eh? (dijo una vez a su lado) Cath: ¿Perdona? (preguntó descolocada) M: Síi... quien te creees tú que eres para tocarr a MI CHICA (recalcó) cuando te da la gana ¿Eh? Fran: Maca, por favor (dijo Fran) no montes un numerito M: Contesta... amos (decía con rabia) contesta... Cath: Soy su novia y No es Tu chica (contestó encarándola) M: Tuu... eress... eres una... Fran: Maca Basta (dijo alzando un poco la voz) M: Estheer, es MI CHICA (volvió a decir) E: No lo soy, Maca (escucharon llegando hasta ellas) M: Pero eres mi chica... (dijo mirándola) eres mi chica... E: NO lo soy... no estamos juntas Maca, métetelo en la cabeza (volvió a decir) Cath: Será mejor que... M: Tú a mi no me digas nada (dijo con rabia a Cath) ¡Nada!

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Fran: Se acabó (la cogió por el brazo) ven aquí (se la llevó a otro lugar, Esther la siguió con la mirada) Cath: ¿Estás bien? (preguntó) E: Sí, sí (le dijo distraídamente) voy al baño... Cath: ¿Te acompaño? (preguntó al verla un tanto afectada) E: No, no hace falta (la besó) pídeme una copa, en seguida vengo... Se alejó de ella en dirección a los servicios, echó un vistazo atrás, para ver como Maca parecía recibir una reprimenda por parte de su hermano y Cris, un poco más alejadas Cath y Lola hablaban probablemente de lo que había ocurrido... Entró al servicio, extrañamente estaba vacío, se miró al espejo y respiró profundamente, abrió el grifo y se mojó las manos, cerró los ojos intentando quitarse imágenes de la cabeza cuando escuchó la puerta abrirse... M: Tas aquí (escuchó) umm... Ya sabía que te seguían gustando los baños jijiji E: Maca, estás borracha (le dijo) M: ¿Ah sí?? Pos no me había dado cuenta... (contestó graciosamente, Esther intentó irse y Maca no la dejó) E: Déjame salir, por favor (pidió intentando mantenerse tranquila) M: No... E: Maca, por favor (pidió de nuevo) M: ¿Por qué no quieres estar comnmigo? (preguntó) E: Porque no, Maca (contestó) M: Peroo yo... yo... E: Tú nada (la cortó antes de que dijera lo que iba a decir) M: Compré tu restaurante para ti... lo puse a tu nombre (decía sorprendiendo a Esther) pa que cuando volvieras... me perdonaras... joder ¿por qué no podemos volver? (preguntó de nuevo) E: Eso ya no me sirve (dijo bastante aturdida) tengo que irme (logró sortear el cuerpo de la pediatra...) M: Esperaa (la abrazó por detrás, Esther cerró los ojos) Estoo... te gustaba... (dijo besando su cuello, como lo hacía entonces) sé que te gusta... E: Maca suéltame (pidió) M: Nooo... (contestó subiendo sus manos) tú me quieres... aún me quieres (decía besándola) E: No Maca (se soltó de ella enfadada) ¡No te quiero! Suéltame (logró soltarse, la miró, Maca estaba pálida, al borde del llanto, aquel grito le había hecho daño, mucho daño...) adiós Maca... (dijo saliendo del baño) M: ¡Pues sabes qué! (gritó) ¡Yo tampoco te quiero, me oyes! ¡NO TE QUIERO! (decía llorando, sin sentir para nada esa palabras, lo decía todo producto del enfado) Y ahora mismo te lo voy a demostrar (decía ya hablando más bajo, se dio la vuelta y se miró al espejo) de cazza Maca (se dijo enfocando mejor los ojos para poder verse) a ver a quien me tiro esta noche... (terminó de decirse decidida, salió del baño e hizo como pudo un barrido sobre la sala, buscando presa... al fondo una chica la miraba mientras sonreía, buscó a Esther, que en ese momento le pareció que besaba a Cath y sintiendo una fuerte opresión en el pecho decidió no pensarlo más e ir en busca de aquella otra chica que la seguía mirando...)

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Andando con la rapidez que le permitía su estado etílico se encaminó hacia la chica, un camarero pasó delante de ella y le robó otra copa sin tan siquiera parar, la mirada puesta en aquella morena que parecía ponerse nerviosa... Cris: Eh, eh, eh (llegó Cris a su lado parándola) ¿Dónde vas? M: Ayss quita (intentó soltarse) Cris: No, Maca, ¿dónde vas? (volvió a preguntar) M: Allí (señaló a la chica sin pudor) con ella Cris: Anda, déjate de tonterías, te llevo a casa (contestó) M: Que no, déjame (pidió de nuevo) Cris: Maca, vale ya de hacer el imbécil (dijo más seria) bastante lo has hecho ya, nos vamos... Con algo más de dureza y aguantando las protestas de Maca, consiguió sacarla de allí y meterla en el coche para llevarla de una vez por todas a su casa, había avisado a Fran que había insistido en que se la llevara, llorando ya, la metió en la cama y terminó dormida como una niña aunque hacía ruidos como gimoteando aún en sueños... Mientras tanto, en la boda, Esther llegaba hasta Fran, lo separaba del grupo y sin esperar más preguntó aquello que llevaba queriendo saber desde su encuentro con Maca en el baño E: ¿Qué es eso de que el restaurante está a mi nombre? (quiso saber) Fran: Eso, creo que tendrías que hablarlo con mi hermana (contestó) E: Con tu hermana no quiero hablar (dijo con seriedad) así que dime, qué es eso de que el restaurante está a mi nombre Fran: Maca lo compró (contestó) yo solo me hice pasar por el comprador, ella sabía que si tú te enterabas de que ella era quien lo compraba no se lo venderías (le explicó) lo puso a tu nombre nada más terminar la compra... es tuyo... sigue siendo tuyo... E: ¿Por qué? (preguntó de nuevo) por qué lo hizo Fran: Porque aunque no lo creas te quiere... E: Acaba de gritarme que no me quiere... (decía afectada) Fran, nunca me ha querido... Fran: Te ha querido siempre, Esther (continuó) siempre te ha querido... E: Me engañó... de todas las maneras posibles (seguía en sus trece) ¿por qué iba a creerla ahora? Fran: Por que es la verdad, joder (protestó) aunque entiendo que ahora mismo y más con lo de esta noche no quieras creerlo... E: No, no la creo... (dijo segura) es más, no sé si creerte a ti tampoco... al fin y al cabo, eres su hermano, harías lo que fuera porque tu hermanita quedara bien Fran: Mira (contestó llegando hacia Lola) si no me crees a mí, no lo hagas, pero si realmente quieres saber qué pasó tienes que escuchar esto (miró a Lola) ¿la grabadora? (le preguntó) Lola: Ah, sí (reaccionó) está aquí Fran: Aquí esta toda la explicación (se la dio) si quieres saber la verdad, la escuchas, si aún quieres a mi hermana o la has querido alguna vez, escúchala... E: No tengo nada que escuchar... (decía obcecada) Fran: Muy bien, pues no la escuches si no quieres (contestó serio) haz lo que quieras...

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Se alejó de allí algo frustrado, el numerito que había montado su hermana no había ayudado nada, ahora Esther volvía a estar demasiado enfadada como para creer lo que le decían... E: Cath... vamos a casa, por favor (le dijo a su chica que hablaba con uno de los amigos de Fran) Cath: Sí, claro (contestó abrazándola por la cintura) ¿todo bien? E: Sí, solo algo cansada (la tranquilizó) ¿nos vamos? Cath: Vamos... Se despidieron de Lola y de Fran aunque éste lo hizo algo más serio y salieron de aquella sala para irse a casa, Esther lo hacía seria y callada, con las palabras de Maca y Fran resonando en su cabeza, Cath la miraba preocupada, sabía que algo le pasaba pero no quería exponerse a saber el qué... llegaron al piso de la chef y en el mismo silencio en el que habían hecho el trayecto se acostaron, Cath abrazó a su chica que se dejó envolver en sus brazos mientras una lágrima caía por su rostro... Abrió los ojos con pesadez y un dolor de cabeza le dio la bienvenida a un día de resaca, miró a su alrededor, estaba en su casa, en su cama, intentó recordar cómo había llegado hasta allí y varias imágenes de la noche anterior llegaron a su mente... se tapó la cara con las manos, sintiendo vergüenza de ella misma... la había cagado... una vez más la había cagado... Se levantó como pudo y salió al salón encontrándose con Cris ya despierta, la miró, y negó con la cabeza en un intento por que su amiga no le echara la bronca... fue a la cocina, bebió agua y volvió al salón... Cris: No te vas a librar de la charla (le advirtió) M: Ahora no, Cris por favor (pidió) Cris: Ahora sí, Maca (dijo seria) porque menudo numerito que montaste ayer... y en la boda de tu hermano joder... M: Ya lo sé (decía pesadamente) lo sé (estaba arrepentida) la cagué... la cagué pero bien... Cris: Pues sí (contestó) M: Joder... solo a mí se me ocurre (se lamentaba) ¿Estaban muy enfadados? Cris: Pues... hombre... me da que sí (contestó viendo que realmente estaba arrepentida) supongo que si hablas con ellos y te disculpas... M: Ya... ya (decía negando con la cabeza sin saber qué podía hacer) uff... ¿le monté un pollo a Esther y su novia...? (preguntó mientras recordaba algunas cosas) Cris: La verdad es que no estuviste muy cordial... (contestó) M: Supongo que con ellas también tendría que disculparme... (hablaba mientras pensaba) si es que quieren escucharme, claro... Cris: Deberías, sí (le dio la razón) M: Bien (se levantó aun con los estragos del alcohol en su cuerpo) pues voy a vestirme Cris: ¿Dónde vas? (intentó pararla) M: A vestirme (contestó) si quiero disculparme con ellas, cuantos antes, mejor... Aunque Cris le dijo que tal vez debía esperar un tiempo prudencial, Maca decidió salir hacia el piso de Esther, sabía por Lola que había vuelto a su antiguo piso, a aquel donde

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tantas y tantas cosas había vivido con ella, llegó con los nervios a flor de piel, reviviendo todo cuanto había pasado y sintiéndose pequeña, muy pequeña, había haciendo las cosas mal una y otra vez... Respiró profundamente cuando llegó a la puerta y llamó esperando respuesta, sonaron pasos tras la madera y poco después la puerta se abrió... todo su discurso preparado se fue al traste al verla vestida solo con una bata que terminaba de anudarse y el pelo revuelto, no había que ser muy listo para saber que había interrumpido algo... M: Ho... hola (consiguió decir intentando que la rabia y los celos que sentía en ese instante no se apoderasen de ella... Cath: ¿Qué coño haces tú aquí? (dijo totalmente enfadada) M: Quiero... quiero hablar con Esther (susurró) Cath: Esther no quiere verte (contestó) y además no puede salir ahora... M: Necesito verla, por favor (pidió) Cath: NO te acerques más a ella (dijo cerrando la puerta en sus narices, Maca quedó blanca, la rabia y la ira le pedía que aporreara esa puerta, la echara abajo si fuera necesario, entrara, quitara a Cath del medio y besara a Esther con toda su alma, pero ya había cometido demasiado errores como para cometer otro, así que sintiendo el alma en los pies, se dio la vuelta con lágrimas en los ojos y rabia en la mirada...) E: ¿Quién era? (dijo Esther saliendo de la ducha) Cath: Un vendedor de no sé que (contestó) ¿ya te has salido? (dijo poniendo morritos) no me has dado tiempo a entrar contigo... E: Tardabas mucho (medio sonrió) y tengo algo de hambre... (se excusó) Cath: Está bien (la besó rápidamente) voy a ducharme yo E: Sí (dijo yendo al cuarto, comenzó a vestirse escuchando el sonido de la ducha, recogió un poco el cuarto encontrando aquella grabadora... la miró entre sus manos, le dio un par de vueltas... pensó en las palabras de Fran... buscó el Play... Cath: ¿Qué haces? (escuchó que Cath llegaba a su lado) E: Nada, nada (dijo escondiendo la grabadora) recoger un poco esto (la metió en un cajón entre la ropa, Cath por suerte, no se dio cuenta) Voy a preparar algo de comida, ¿vale? (dijo saliendo rápidamente de la habitación...) La tarde pasó con tranquilidad, salieron a dar una vuelta por Madrid, estuvieron visitando algunos rincones que eran los favoritos de Esther, la chef notaba a su novia algo seria, intentó saber qué le pasaba pero no consiguió saber qué era, de vuelta a casa Cath se sentó en el sofá, había algo rondándole en la cabeza y Esther sabía que algo le preocupaba... E: Bueno (se sentó a su lado) ¿me vas a contar qué te pasa? (dijo con cariño) Cath: Es una tontería (contestó intentando quitarle importancia al asunto) E: No será tanta tontería si te has pasado toda la tarde así (insistió) ¿sabes que puedes contarme lo que sea verdad? Cath: Sí, sí (contestó mirándola, sabía que se lo tenía que decir, nunca le gustó ocultarle nada) verás... antes, cuando te estabas duchando... no fue un vendedor quien vino... (bajó la cabeza) E: ¿No? (preguntó extrañada) ¿entonces? Cath: Fue Maca (declaró, Esther la miró sin saber qué decir) antes de que digas nada, déjame explicarte porqué te mentí (la chef asintió) me da miedo... (fue sincera) me da miedo que... que te diga algo que haga que tú y yo...

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E: Ey (agarró su mentón para que levantara la cabeza) Cath... ¿a qué viene esto? (preguntó, Catherin era la mujer más segura que conocía, no se esperaba que se comportara así) Cath: No sé... es solo que... sé que para ti fue una persona muy importante... (contestó) sé que... que la quisiste mucho y... no sé... tengo miedo de perderte... E: Cariño (la miró) estoy contigo... (le dijo) sí es cierto que Maca fue importante en mi vida pero estoy contigo... quiero estar contigo... Cath: Es que... no sé Esther, no sé qué es lo que pasa... estás rara desde que vinimos... rara desde que la viste (la chef quedó parada, no pensaba que se hubiera dado cuenta) E: No te voy a negar que me ha impactado verla (declaró ahora ella) que me ha removido cosas (dijo con sinceridad) que... no sé, ha hecho que me acuerde de todo lo que pasó, de todo lo que sufrí por ella... pero estoy contigo Cath, eso no va a cambiar... Cath: ¿De verdad? (decía casi como un ruego) E: De verdad (dijo a media voz) Cath: Siento haberte mentido... pero me entró el pánico ¿sabes? (medio sonrió) te quiero Esther y no quiero perderte... E: Yo también te quiero (contestó besándola levemente) pero no quiero que me ocultes más cosas ¿vale? Da igual quien venga, Maca o el Papa, no quiero que me mientas, nunca me ha gustado... Cath: Lo siento (contestó) E: Anda, vamos a cenar algo (se levantó y tiró de ella graciosamente haciendo que riera, entrando ambas en la cocina para preparar algo de cenar...) Cenaron con tranquilidad, hablando de todo lo que habían visto, echando de menos a algún compañero de Nueva York, de los planes que tenían cuando volvieran, parecía que ambas habían olvidado lo ocurrido y sin embargo, ninguna de las dos podía quitarse esa visita de la cabeza... Cath: Voy a llamar a Jack (le informó antes de acostarse) quiero ver como va todo por allí E: Vale (contestó metiéndose en la cama) salúdalo de mi parte y dile que cuando volvamos tenemos que celebrar el embarazo de Hanna (pidió) Cath: Sí, ahora vuelvo (dijo saliendo de la habitación) Ya a solas, Esther dejó a un lado el libro que había cogido, miró al armario, concretamente a los cajones, recordó la visita de Maca, el miedo de Cath, la noche anterior, cuando le gritó que no la quería, cuando le contó que el restaurante seguía siendo suyo, la insistencia de Fran y Lola por que escuchara aquella cinta y la curiosidad pudo más que todo, se levantó, oyó como Cath ya empezaba a hablar y sabía que iría para rato, abrió el armario y buscó entre los cajones, sacó la grabadora, volvió a la cama se tumbó encogiéndose un poco sobre sí misma, sin saber si estaba realmente preparada para escuchar lo que fuera que había allí, convencida de que tenía algo que ver con Maca... sin pensarlo más, tomando aire, logró darle al play... La grabación comenzó a sonar en la habitación, Esther atenta a ella, oía con los ojos cerrados la voz de Maca, se tensó al escuchar a Violeta, cuatro años más tarde y el fantasma de Violeta volvía a resonar sobre su cabeza... A medida que escuchaba, a medida que todo se iba aclarando sus lágrimas se habían más seguidas, descubrir que Maca nunca se acostó con Violeta... saber que esa señora

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jugó con ellas, con las dos, saber que Maca no había escrito aquella crítica, era algo que la estaba dejando bastante mal herida, cuatro años habían hecho falta para enterarse de la verdad, cuatro años de lucha por olvidarla, por odiarla, cuatro años en los que había sido victima de una mentira que pensó de Maca y resultó ser de otra persona, Maca la había rechazado, se había pasado aquella fatídica noche, según decía la cinta, acordándose de Esther, ¿eso significaba que de verdad la quería? Si por aquel entonces ya la amaba, ¿por qué nunca se lo dijo? ¿por qué nunca lo mostró? Seguía escuchando la cinta, ajena a todo lo demás, envuelta en lágrimas, no sabía qué pensar... Maca no escribió aquella crítica, es más, sabía que había comprado su restaurante y según le había dicho, lo había puesto a su nombre... aquello lo cambiaba todo... todo... Escuchó de lejos a Cath colgando el teléfono, paró la grabación y la escondió, se limpió las lágrimas, se tumbó en la cama, cerró los ojos y se hizo la dormida, Cath la vio durmiendo, sonrió, se tumbó junto a ella y la abrazó con amor, dejó un beso en su cuello que Esther sintió como un bálsamo para sus heridas... Cath estaba allí, con ella, la quería, sabía que la amaba, no le había fallado jamás, la había ayudado tanto a su llegada a Nueva York... estaba muy bien con ella, era feliz con Cath... aquella grabación no cambiaba nada... nada... Habían quedado con Fran y Lola para comer, la pareja se iría al día siguiente de viaje y querían despedirse antes, sabían que Maca no iría, pues según dijo Fran, tenía trabajo, realmente, era una excusa como otra cualquiera para no tener que verlas juntas y todos eran conscientes de ello pero ninguno dijo nada al respecto, era mejor así... Comentaban la boda intentando evitar hablar del incidente con Maca, como un contrato silencioso no quisieron tocar ese tema, al menos hasta que la realmente interesada dijera algo. La hora de la comida se acercaba y ninguno estaba por la labor de ponerse a cocinar... Lola: Fran, mi amor (le dijo) por qué no bajas al chino de la esquina y te traes algo de comer (pidió con ojitos tiernos) Fran: Si me lo pides así no me puedo negar (sonrió besándola) venga a ver qué queréis (dijo sacando papel y lápiz para apuntar) Cath: Voy contigo (dijo, no sabía porqué pero intuía que tanto Lola como Esther querían hablar de algo, no preguntó, simplemente se ofreció a acompañarlo) Fran: Venga, sí (contestó) así si tengo que esperar mucho no me aburriré Cogieron sus cosas y salieron del piso de la pareja, dejando a las dos amigas mirando como salían con una sonrisa, Lola se volvió hacia Esther que parecía estar en otro universo bastante lejos de allí... Lola: ¿Me vas a contar qué te pasa? (preguntó sacándola de sus pensamientos) E: Ayer escuché la bendita grabación (contestó con rapidez) Lola: Me alegro (y se alegraba, se alegraba mucho de que lo hubiera hecho) ¿y qué piensas? E: Ese es el problema (contestó) que no sé qué pensar... Lola la miró enarcando una ceja, Esther suspiró, frustrada aliviada, con un sinfín de sentimientos contradictorios en la cabeza...

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E: Es que... me he pasado cuatro años odiándola por lo que pasó (consiguió continuar) creyéndola culpable de todo... y ahora... saber que no hizo nada... no sé, me rompe todos los esquemas... Lola: Ya (contestó sin saber que decir) E: Era más fácil cuando pensaba que todo lo que ocurrió fue por su culpa... no sé (se quedó callada mirando al infinito) Lola: ¿Más fácil por qué? (preguntó) E: Pues por qué sí (contestó) Lola: Eso no es una respuesta Esther (le picó) E: Es mi respuesta (dijo seria) Lola: Ya... mira ¿sabes qué creo? (Esther la miró, ella no la dejó contestar) que te resultaba más fácil, por que así conseguías odiarla un poco, así conseguías no sentir por ella lo que sientes... está claro que aún la quieres, por eso ahora te resulta más difícil, porque saber la verdad ha hecho que todo esa muralla que te creaste en torno a ella se haya derrumbado como si fuera un castillo de arena... E: No quiero volver a sufrir (le dijo, dando por cierto todo lo que había dicho su amiga pero sin querer decirlo ella) Lola: No creo que vayas a sufrir, precisamente (contestó) Maca te quiere Esther, te quiere muchísimo... E: Es que eso es lo que me fastidia... que ahora diga que me quiere... ¿por qué no entonces? ¿sabes lo que hubiera dado en ese tiempo por escuchar eso? (decía dolida) lo habría dado todo... pero no... nunca me lo dijo... casi no me lo demostró... era yo la que tiraba de esa relación, la que daba todo recibiendo solo migajas... Lola: Me parece, Esther (dijo con tranquilidad) que deberías hablar con Maca... no sé, al menos deja que ella te explique bien como fueron las cosas... E: No sé si quiero hablar con ella (decía confusa, demasiado confusa...) no sé si quiero saber realmente como fueron las cosas... Lola: Mira Esther... (hizo que la mirara) yo solo pienso que debería ser ella quien te explicara qué pasó, deberías escucharla... decirle lo que quieras, reprocharle lo que quieras y hasta que no lo hagas, no podrás quitarte esa confusión que tienes encima... E: ¿Y qué pasa con Cath? (dijo nuevamente muy perdida) estoy con Cath... soy feliz con Cath... tengo una vida en Nueva York... no puedo tirarlo todo por la borda por algo que ya salió mal hace tiempo... Escucharon sonidos de llaves y al poco tiempo, Cath y Fran llegaban con varias bolsas, los dos entraban hablando con tranquilidad, saludaron a las chicas y fueron a la cocina a prepararlo todo, dejándolas nuevamente a solas, cosa que aprovechó Lola para decirle a su amiga en voz baja... Lola: Nadie ha dicho que lo tires todo por la borda (le dijo) solo que hables con ella y dejes que te lo explique (la miró) pero resulta curioso que hayas pensado eso... (la miró haciendo caer en la cuenta a Esther de lo que había dicho sin pensarlo demasiado) Fran cariño, ¿comemos ya? (dijo al ver que salían de nuevo de la cocina, dejando a Esther parada en medio del salón, donde se quedó hasta sentir un beso en la mejilla de su novia, le sonrió y se acercaron a la mesa para degustar ese menú que habían traído Había dejado a Cath durmiendo la siesta, era increíble como en tan poco tiempo se había adaptado a las costumbres españolas, jamás hubiera dicho que su novia se

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dormiría después de comer, nunca lo había hecho y desde que llegaran a España lo hacía asiduamente... Ella no podía dormir, nunca le había gustado dormir la siesta, era incapaz incluso de cerrar los ojos, así que aprovechó y salió a dar una vuelta, a pensar, a intentar poner en claro algunas cosas que no conseguía entender de ella misma... Y sin darse cuenta ahí estaba, parada frente a aquella puerta que tantos y tantos recuerdos le traía, recuerdos de su adolescencia, de sus padres, de ella misma ya adulta al frente de todo, momentos duros, otros imborrables, el sueño de sus padres, su propio sueño, se mostraba frente a ella como si de un monumento se tratara, el lugar que le había regalado las mayores alegrías y a la vez el mayor dolor de su vida, “A la Carta”, su restaurante... Desde fuera todo parecía mantenerse igual, por las ventanas podía ver algo del interior, las mesas parecían las mismas, la barra continuaba como la recordaba, reconocía a algunos de sus antiguos compañeros, deseaba entrar, tenía ganas de verlo de nuevo, así que tomando aire abrió por fin la puerta y entró... Fue como trasladarse al pasado, los olores, las sensaciones eran las mismas, como si volviera a encontrarse con ella misma, revivía en su mente un sinfín de momentos, podía ver a Lola hablando con algún camarero, a ella misma saliendo de la cocina para saludar a algún cliente que quería felicitarla, a su madre, trabajando sin descanso sacando ese negocio adelante, su padre haciendo de relaciones públicas, lo revivía con tanta claridad que creía ser capaz de tocarlos... Jesús: ¿Esther? (dijo Jesús desde la barra) ¿eres tú? E: Hola Jesús (saludó acercándose) Jesús: Díos mío, Esther (salió de la barra para fundirse con ella en un abrazo) qué alegría me da verte (decía contento) se te echa mucho de menos... E: Y yo a vosotros (contestó, mirando a su alrededor) esto sigue exactamente igual... Jesús: Sí, el dueño no quiso tocar nada (le comentó) ya ves, hasta nos conservó a nosotros E: Me alegro (le dijo) ¿y como va todo? Jesús: Pues... después de aquella crítica lo pasamos bastante mal (dijo con sinceridad) no entraba más que una mesa cada pocos días... yo pensé que cerraríamos... esto no daba más que deudas, pero quien lo compró se negó a cerrar y estuvimos literalmente comiéndonos las moscas durante meses (los ojos de Esther destilaban tristeza por lo que decía) luego, poco a poco pues... empezó a entrar más gente y al menos hemos podido mantenernos... E: Ya... imagino (dijo mirando alrededor una vez más) Jesús: ¿Y a ti qué tal te va? (preguntó) me comentó Lola que todo iba genial E: No me puedo quejar (contestó) estoy muy bien allí, tengo un trabajo magnífico y una carrera en auge... me va bien... Jesús: Me alegro muchísimo (dijo sincero) aunque se te echa de menos por aquí... esto no es lo mismo sin ti, jefa E: Bueno... las cosas pasaron así... (contestó) Jesús: Sí... (dijo comprendiéndola)

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M: Jesús, necesito que me hagas el inventario de... (salió del pequeño despacho que tenían mirando unos papeles, al levantar la mirada quedó en silencio al ver quién estaba allí) ¡Esther! (se sorprendió) ho... hola... E: Hola Maca (contestó) ¿qué haces aquí? (preguntó, aunque la pregunta sobraba, al fin y al cabo ella había comprado el restaurante, sin embargo, por lo que sabía era Fran el que se encargaba de él) M: Fran me ha pedido que me pase por aquí, mientras ellos están de viaje (le contestó, quedando en silencio las dos durante varios minutos) Eh... que... como... (no sabía qué decir) perdona... E: Tranquila (sonrió, sintiendo como le gustaba verla así de nerviosa) he pasado a ver como iba todo... M: Sí, claro... es normal... (contestó) E: Bueno... creo que... que me voy (dijo sintiéndose algo incómoda) M: Esther, espera (la paró) ¿podemos hablar? (preguntó con miedo) por favor (casi rogó) La miró, viendo tanta necesidad en sus ojos, sintiendo tantas cosas dentro de ella... recordó las palabras de Lola, tenía razón, necesitaban hablar, aunque fuera para ponerle punto y final a todo aquello, asintió levemente con la cabeza, Maca respiró profundamente y con un gesto la invitó a entrar en el despacho... E: Tú dirás (dijo sentándose en una de las sillas) M: Bu... bueno primero quiero disculparme contigo por lo que pasó en la boda (comenzó a decir moviendo nerviosamente las manos) sé que me pasé... actué bastante mal y... en fin, que no quería amargarte la noche... E: Ya... (no supo qué contestar) disculpas aceptadas... (dijo tras un silencio) M: Esther yo... (se sentó en la silla que había junto a ella) no quiero... causarte problemas pero... necesito decirte qué pasó... (le dijo) necesito contarte muchas cosas... E: Maca... (la cortó) ¿qué sentido tiene remover el pasado ahora? (preguntó, con miedo, con mucho miedo a lo que pudiera pasar) M: No lo sé... tal vez ninguno (insistió) pero necesito que sepas que... que en Barcelona no pasó nada... que... que la crítica sobre tu restaurante no debió haberse publicado... al menos no esa, la que yo escribí sobre “A la Carta” era muy diferente... E: Lo sé (contestó) M: ¿Lo sabes? (dijo confusa) ¿Cómo que lo sabes? E: Me enteré por casualidad (contestó) digamos que te dejaste una grabadora encendida que ha llegado a mis manos y que ha aclarado muchas cosas... M: ¿Eh? (no tenía ni idea de qué era lo que estaba diciendo) ¿no entiendo qué...? E: ¿Qué importa Maca? (contestó) lo importante es que... lo sé... lo que quieres decirme ya lo sé... así que puedes estar tranquila... M: No estoy tranquila (siguió diciendo) hay otras cosas que... que necesito decirte... (intentó tomar sus manos, Esther en un acto reflejo las alejó de ella) te quiero (dijo directa, Esther cerró los ojos al escucharlo...) te quiero (repitió) E: Maca... (dijo a modo de ruego para que callara) M: Necesito que lo sepas (contestó) E: ¿Por qué ahora? (preguntó sintiendo lágrimas agolpándose en sus ojos) ¿por qué no antes? M: Porque ahora no me da miedo decírtelo (contestó) pero te quiero, te quise siempre... (declaró) me enamoré de ti casi desde la primera vez que estuvimos juntas... pero no fui capaz de verlo... me negué a sentirlo (declaró) estaba muy ciega, lo había pasado tan

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mal con Violeta que no quería que nadie entrara aquí (dijo tocándose el corazón) pero tú entraste... y me daba miedo lo que sentía (continuó diciendo, Esther la escuchaba con unas enormes ganas de salir de allí, alejarse de ella, de quedarse para siempre a su lado) sé que cometí errores, que todo lo que hice, lo hice mal... y cuando me di cuenta... cuando al fin me dejé sentir lo que sentía por ti ya era tarde (continuó) E: Maca... (susurró al borde del llanto) M: Todo se complicó (siguió) Violeta se encargó de que todo se complicara (siguió diciendo) en Barcelona me di cuanta de lo mucho que me hacías falta... de lo mucho que te echaba de menos y cuando... cuando desperté en aquel teatro creado por Violeta sentí un miedo atroz a perderte (dijo con el alma al descubierto) sabía que tenía que contarte lo que creí que había pasado y lo hice... y me arrepiento cada día por no haber sido capaz de decirte en ese instante cuanto te amaba (ahora era ella quien derramaba lágrimas) luego vino lo de la crítica... y al ver tu mirada se me vino el mundo encima... no supe reaccionar, no supe luchar por ti... E: Pero me dejaste ir (dijo con dolor) dejaste que me fuera, Maca... si hubieras venido... si me hubieras intentado decirme todo esto entonces... no hubieras evitado que me fuera... M: Lo intenté (corrió a decir) intenté que no te fueras... pero no conseguí dar contigo, no tenía ni idea de donde estabas y cuando me enteré que te ibas fui a buscarte al aeropuerto... cuando llegué... era tarde... llegué dos minutos tarde (recordó con rabia...) E: ¿Fuiste? (preguntó impactada) M: Sí, mi amor (le salió del alma) claro que fui... no podía soportar la idea de que te fueras... de no verte más... La miró, se miraron, un mundo completo al alcance de sus manos, una mirada profunda que irradiaba amor por todas partes, sentimientos a flor de piel y un único deseo, el deseo de un beso que había estado esperando cuatro años... lenta y cuidadosamente se acercó hasta ella, temblando, llorando, cerró los ojos sintiendo los labios de Esther bajo los suyos, lento, terriblemente tierno el beso, sintiendo un fuerte pinchazo en el corazón que iba a mil por hora... un roce que se declaró beso cuando Maca profundizó en él, y la chef no lo rechazó, lo sintió tanto como ella... como un estallido dentro de su alma que hacía exactamente cuatro años que no sentía... E: Maca... Maca (se separó) no... (dijo causando terror en Maca) no puedo... (dijo bajando la cabeza) M: Lo siento (lloró) lo siento... E: No puedo Maca... (siguió) estoy con Cath... soy feliz con Cath (se repetía una y otra vez en su mente) M: Lo siento (era lo único que podía decir entre lágrimas) yo... no quiero complicarte la vida... (dijo derrotada) E: Tengo... tengo que irme (se levantó, dejando a Maca allí junto con su corazón y su alma... pero era cierto, no podía... ella tenía una vida alejada de todo aquello, una vida con Catherin, en la que le había costado mucho superar muchas cosas... si es que en algún momento las había superado) Había estado dando vueltas por Madrid sin acordarse de la hora, la conversación con Maca la había dejado en un estado en el que no recordaba encontrarse nunca, por eso necesitaba pasear, intentar aplacar sus nervios antes de volver a casa donde seguramente, Cath ya estaría despierta y preguntándose donde estaba...

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Cuando al fin llegó, Cath se abalanzó sobre ella llenándola de besos, por sus palabras se intuía que estaba bastante preocupada, se odió a sí misma por hacerle pasar por eso, sonrió, la calmó, la besó repetidamente y la abrazó con necesidad... Cath: Ven, cariño (dijo llevándola hacia el sofá) cuéntame donde has estado... estaba preocupada... E: Tranquila (le quitó un mechón de pelo que juguetón se había colado en su rostro) he estado dando un paseo... Cath: Podrías haberme avisado (dijo medio protestando) E: Estabas tan linda dormida, que no quise despertarte (contestó, quedó callada un segundo, no podía mentirle, no quería mentirle) he... he estado en el restaurante... en mi restaurante... Cath: Vaya... yo quería ir contigo (contestó sin darse cuenta de lo que aquello podía significar) me hubiera encantado saber como es... E: Ya iremos, no te preocupes... (la miró a los ojos) me encontré con Maca allí (declaró) Cath: Con Maca... ya (repitió sintiendo un miedo intenso en su pecho e intentando mantener la compostura) ¿Y? (no pudo evitar preguntar) E: Estuvimos hablando (siguió diciendo) teníamos varias cosas que aclarar... Cath: Ya... (bajó la cabeza) E: Me... me contó lo que pasó... ahora... ahora sé que fue realmente lo que ocurrió (siguió diciendo) Cath: Esther... (dijo a modo de ruego) ¿qué... qué quieres decirme con esto? E: Nada... (quiso calmar) solo quiero que lo sepas... no quiero ocultarte nada... (sonrió) quiero que sigamos juntas... quiero estar contigo y por eso no quiero ocultarte nada... Cath: Pero... E: Esa charla con Maca... ha sido reveladora... había cosas que debía aclarar... y ya las hemos aclarado... (contestó) pero estoy aquí... contigo... (la besó, un beso lento, tierno, sin embargo muy diferente al otro que había recibido de Maca, una lágrima cayó por sus rostros... Cath se aferró a ella, como presintiendo que la tranquilidad de Esther no era más que una máscara que ocultaba algo que no se atrevía a descifrar...) Te quiero (le susurró y no mentía, la quería, la quería mucho...) Cath: Pensé que ibas a dejarme (murmuró con dolor) Dios... pensé que ibas a dejarme (repitió) E: Shh... tranquila (la calmó) Cath: Te quiero, mi amor (declaró) te amo... sé que no podría vivir sin ti... me moriría si me dejaras... Quedaron abrazadas largo rato, llorando en silencio, una sintiendo el mayor miedo que había sentido nunca, la otra... demasiado perdida... sentía que la quería, Cath había sido y era muy importante para ella, la quería, le había regalado muchos días de felicidad, la quería, y tenía una vida con ella lejos de todo aquello... la quería... sí, la quería... pero la sombra de Maca estaba ahora más presente que nunca... Cath: Vámonos (pidió en un susurro) volvamos a casa, cariño (decía con miedo) volvamos a casa... por favor... E: Cariño... aún nos quedan unos días para volver (le dijo) ¿no quieres que nos quedemos? Cath: Prefiero volver (contestó) echo de menos a la gente... (siguió) volvamos... mañana mismo... por favor...

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E: Está bien (dijo al ver su desespero, lo último que quería era hacerle daño) está bien (la besó...) Maca había llamado a Cris, había quedado con ella en casa una vez terminado en el restaurante, su rostro serio y apagado le dio una idea de lo que podía haber pasado, la mirada triste de Maca reflejaba lo mismo de siempre desde que se fuera Esther, el sufrimiento por la pérdida del amor... de su verdadero amor... M: Le conté todo Cris (dijo con tristeza) le conté lo que pasó... le dije que la quiero, que la amo... pero como siempre he llegado tarde... (se lamentaba) Cris: Venga... tranquila (intentaba calmar) M: La besé (siguió) y sé que ella correspondió... lo sentí, sentí que me besaba como antes... la sentí tan mía... (sus lágrimas caían) tan mía... Cris: Shh... ya, ya... (la abrazó) M: Luego... luego me dijo que no podía hacer eso... dice que es feliz con Cath... que quiere estar con Cath... ¿y yo qué? (preguntaba) ¿qué hago yo ahora? Cris: No lo sé (contestó, realmente no tenía ni idea de lo que podía hacer) no lo sé... M: Sé que la he perdido ¿sabes? (siguió) Cris: No creo que eso sea del todo cierto (contestó, Maca la miró) dices que respondió al beso... eso significa algo... M: Fue un beso de despedida (dijo tal y como lo sintió) ella va a seguir con Cath... y yo ya no pinto nada en su vida... Cris: Maca... (dijo apiadándose de ella... pues podría tener razón) M: No pasa nada (contestó secándose las lágrimas) lo importante es que ella sea feliz... (sonrió) solo que sea feliz... y he entendido que si yo no puedo hacerlo, Cath sí que puede... lo ha hecho estos años... Cris la abrazó de nuevo, sintiendo tristeza por su amiga y la situación que estaba viviendo, le resultaba muy duro verla así, tan derrumbada, tan hundida... y sin embargo pensando solo en la felicidad de Esther... Cris: ¿Sabes qué? (le dijo) creo que tú podrías hacerla mucho más feliz (le dijo tal y como lo sentía) M: Eso ya... no lo sabremos (contestó con pesar) ella ya ha elegido... En el piso de Esther, Cath dormía sobre su pecho, Esther no podía pegar ojo, recordaba mil momentos con Maca que se confundían con otros tantos junto a Cath, su vida en Nueva York había sido tranquila y realmente feliz, su vida en España, había estado empañada por el dolor que sintió al mismo tiempo en el que había vivido los mejores momentos de su vida... Como si intuyera que algo no iba del todo bien, Cath se removió entre sus brazos, ella le acarició la espalda, besó su cabeza y la apretó contra ella... E: Mañana volveremos a casa (dijo en un susurro) vamos a volver juntas... y yo me olvidaré de todo... y te haré la mujer más feliz del mundo (dijo acariciando el pelo de Cath) como te lo mereces... seremos felices... solo estaremos tú y yo... te prometo que

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me olvidaré de todo... de ella... y me centraré solo en ti... (terminó de decir besando una vez más su cabeza) Sin mover un ápice de su cuerpo, Cath cerró los ojos, los había abierto al sentir el primer beso, cuando iba a moverse Esther comenzó a hablar, decidió no hacerlo... sintió ganas de llorar por lo que había escuchado... no dijo nada, no se movió, simplemente se aferró a ella como si sintiera que si la soltaba tan solo un segundo se escaparía de su lado para siempre... Aeropuerto de Barajas, cinco de la tarde El avión salía en media hora, llegaban con el tiempo justo de facturar y embarcar, andaban con rapidez, buscando la puerta que las llevaría de nuevo a casa, se habían levantado temprano, habían buscado billete en Internet, consiguiendo dos pasajes para ese vuelo, habían recogido todo, habían logrado hablar con Lola y Fran para despedirse ya que no los verían, y tras comer y terminar de ultimar los detalles llegaban por fin al aeropuerto... Cath iba un tanto seria, aun intentando disimularlo y sonriendo a su chica, de la mano andaban por el aeropuerto en dirección a ese avión que las llevaba al fin a casa... Cath: A ver... ¿por donde es? (decía mirando los carteles un tanto nerviosa) E: Por allí (dijo señalando uno de los lados) es por allí Retomaron el camino de nuevo, al fin veían su salida, apretaron el paso, para llegar al mostrador donde facturar, sin embargo el paso de Esther se ralentizó, su rostro cambió de expresión, Cath la miró intentando saber el porqué de su parada y al volver el rostro suspiró frustrada... Frente a ellas, Maca se levantaba de su asiendo, donde las esperaba llegar, con una rosa en la mano y una sonrisa nerviosa en los labios, parecía temblar, con paso lento se acercaba a ellas, miraba a Esther, luego a Cath, pensando que tal vez no había sido tan buena idea ir allí... M: Hola (saludó con una media sonrisa avergonzada) E: Hola (contestó al saludo sorprendida de verla allí...) ¿qué haces aquí? (no pudo reprimir la pregunta...) M: Bueno... Lola me dijo que os ibais y... (las miró a las dos) quería despedirme... Cath: Yo... voy a ir... facturando (dijo queriendo no tener que estar allí presente) M: Espera Cath (la paró, Catherin se dio la vuelta sorprendida) que... (se acercó, ya que la chica no parecía tener intención de moverse) que... siento mucho lo que pasó... Cath: Vale (contestó) M: Y que espero que... que todo os vaya genial (seguía mirándola, Esther veía la escena desde lejos) cuídala ¿vale? (pidió) se merece lo mejor... Cath: Sí, claro... lo haré (dijo sin salir de su asombro) tengo que ir a facturar... (dijo a modo de excusa para salir de allí...) M: Sí (dijo mirándola andar hacia delante, se dio la vuelta para mirar a Esther) bueno... (no sabía como despedirse de ella, aquello era lo más duro que había hecho en su vida)

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es... es para ti (le entregó la rosa, Esther la miraba intentando no caer al suelo) espero que... que seas feliz... de corazón... E: Gracias, Maca (no supo como fue capaz de articular aquello) M: Y... espero que... que algún día te acuerdes de mí... no sé... de, de los buenos momentos o... o no, no sé... como quieras, supongo (hablaba entrecortadamente) E: Me acordaré de ti (contestó) estoy segura... (Cath las miraba desde el mostrador, mientras una de las empleadas del aeropuerto le preguntaba algo) M: Quiero que... que sepas que... bueno yo... E: Maca... no digas nada... por favor (rogó) M: Vale (bajó la cabeza, mordiéndose el labio e intentando que las lágrimas no brotaran de sus ojos) te... te mantendré informada, por Lola, sobre el restaurante... y bueno... si, si algún día decides... decidís (se corrigió) regresar... pues, es tuyo, puedes hacerte cargo de él cuando quieras... E: De... de momento tengo muchas cosas allí (dijo con el corazón en un puño) no sé si... si algún día... M: Lo entiendo (la cortó no queriendo escucharla aún así... bueno eso, que ya lo sabes...) E: Sí, claro... “Pasajeros del vuelo con destino Nueva York pueden empezar a embarcar” Escucharon ambas que decían por los altavoces... E: Ese es el mío (la miró a los ojos por última vez) M: Sí (contestó haciendo un esfuerzo sobrehumano para no venirse abajo) ¿Puedo... puedo darte un abrazo? (preguntó) de... de despedida... La miró, luego miró a Cath que ya la esperaba y estaba pendiente de la escena, volvió la vista a Maca y la abrazó, la periodista se aferró a su cuerpo, sintiéndolo por última vez tan cerca de ella, deseando que el tiempo se detuviera... ya no pudo luchar más contra sus lágrimas y derramó un par de ellas, dolorosas... tan dolorosas como aquella despedida... M: Quédate conmigo (susurró, se había prometido que no lo diría, que no la pondría en esa encrucijada pero no pudo reprimirlo, no pudo hacerlo, aquellas palabras salieron de su alma como un ruego desgarrador...) E: Maca... (y sintió que sus lágrimas también se escapaban...) M: Lo siento (se dio cuenta de lo que había dicho) lo siento... no debería haber dicho nada... perdona (dijo separándose de ella y limpiándose la cara...) E: Yo... (miró de nuevo a Cath y vio dolor en los ojos, igual que el que veía en Maca... y se sintió pequeña, muy pequeña...) Cath: Esther, tenemos que irnos (dijo llegando hasta ellas...) Esther las miró a ambas, las dos mujeres de su vida, su pasado y su presente juntos, sin reproches, sin conflictos, los dos amores de su vida delante de ella... las quería, a las dos... de una forma diferente a cada una, pero no quería hacer sufrir a ninguna de las dos, sabiendo que hiciera lo que hiciera alguna saldría herida... La decisión más difícil de su vida y no tenía tiempo para pensar en ello con tranquilidad... Maca o Cath... Cath o Maca... la elección final a toda aquella maraña de

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sentimientos... las miró una vez más, a la espera, rogando con los ojos... con el corazón... era hora de decidir... E: Cath (susurró sin levantar la vista, sin ser capaz de mirarlas...) Y lo supo, en ese instante lo supo, supo que la había perdido, que ya no era suya, que hiciera lo que hiciera ya no la recuperaría, fue consciente de que todo había cambiado, que nada sería como ella deseaba, lo supo, con ese susurro encontró las respuestas a todas sus preguntas, a todos sus miedos, dándose de frente con la realidad, aquella realidad que había llegado de repente... Bajó la mirada, abatida, triste, como si hubiera caído sobre ella todo el peso del universo, no hacía falta nada más que aquel murmullo que había salido de sus labios para saber que todo había acabado... La chef levantó la mirada y la vio, llorando, sintiendo el dolor que había causado, la miró con tristeza, su decisión le causaba aquello que no quería causar, sabiendo que era inevitable, que no podía hacer nada más... una de las dos sufriría y así lo estaba viendo, veía las lágrimas salir de sus ojos y se sentía la peor persona del mundo... Se giró, dispuesta a irse, sin querer permanecer más en aquel lugar ¿Para qué? Si ya estaba todo dicho, si ya no había más que decir, nada más que pudiera hacer... ya estaba vencida, lo único que quedaba era aceptar su derrota, aceptar que ella había elegido, que había tomado su decisión, equivocada o no ¿qué importaba? Al fin y al cabo era su decisión... E: Espera (sintió como tomaba su brazo, unos pasos más adelante, un poco alejadas de su rival, cerró los ojos ante el contacto, sintiendo que sería el último...) Se volvió, la miró, ¿qué decir cuando todo ya está dicho? ¿Cómo luchar cuando has gastado todas tus fuerzas y aún así has perdido? E: Lo siento... (dijo con sinceridad) yo... no quiero que... Cath: ¿Qué es lo que no quieres? (preguntó con dolor) o mejor... ¿qué es lo que quieres? Porque sinceramente no sé qué quieres... E: No quiero hacerte daño (contestó) no quiero... no quiero perderte yo... Cath: Eso ya da igual (le dijo) tú ya has decidido... E: No quería que fuera así (se sentía tan culpable... tanto...) Cath: Mejor ahora que después ¿no? (estaba dolida y se le notaba) las dos sabemos que esto pasaría (dijo con algo de ironía) mejor ahora que no allí... E: Cath... Cath: Déjalo, Esther (le pidió) no tiene sentido que digas nada... E: Pero... me gustaría... (no sabía qué decir) Cath: Te enviaré tus cosas (la cortó, en ese momento no quería hablar de nada, no se sentía con fuerzas para hablar de nada) E: Cath... (la llamó de nuevo, sintiendo una opresión en el pecho por el daño que sabía estaba causando...) Cath: Adiós, Esther (le dijo) espero que seas feliz

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No hubo beso, ni abrazo de despedida, no era el momento, demasiado daño para poder despedirse, Catherin entró al fin por aquella puerta que se cerró tras ella, Esther quedó parada viendo como se alejaba de su vida, le dolía verla así, tan derrotada, pero como bien había dicho, mejor ahora que después, unas lágrimas cayeron de sus ojos, la quería, realmente la quería y saber que le había hecho daño le hacía más daño a ella... M: Esther... (escuchó que decía Maca tras ella poniendo su mano en el hombro) E: Ahora no, Maca (pidió, no podía, en ese momento no podía) por favor... ahora no... M: Vale (dijo entendiéndola, mejor que nadie la entendía, la conocía, sabía que lo estaba pasando mal, sabía que hacerle daño a Cath le hacía sufrir a ella) ¿quieres que... que te lleve a casa? (preguntó con cautela) E: Quiero estar sola, Maca (le dijo) lo necesito... M: Claro (contestó, se acercó temiendo su rechazo y le dejó un beso en la mejilla, ambas cerraron los ojos ante aquel contacto) te llamaré luego... o llámame tú... E: Sí... (articuló...) M: Hasta luego (dijo andando hacia el lado contrario... no quería agobiarla, sabía que ahora Esther necesitaba su tiempo, pensar y poner en orden todas sus ideas, todos sus sentimientos, pero estaba feliz, no podía evitarlo, aunque una persona hubiera salido herida, ella no podía dejar de sentirse feliz, su princesa no se había ido, se había quedado y sabía que era por ella, se quedaba en Madrid y le daba esa segunda oportunidad que tanto había estado pidiendo... Por su parte, Esther miraba por aquel gran ventanal como el vuelo al que no había subido tomaba altura, en él iba una parte importante de su vida, la persona que le había ayudado tanto, que le había dado tanto sin pedir nada a cambio, a la que había intentado amar con toda su alma sin conseguirlo, pues su corazón tuvo y tendría una sola dueña... y por eso se había quedado, para dejarle libre de buscar la mujer que realmente la mereciera y la hiciera tan feliz como ella no pudo hacerlo... Se desesperaba en su casa con el móvil en la mano sin saber qué era lo que tenía que hacer, no sabía si llamarla, si no llamarla, si dejarle espacio, ir a verla o cualquier otra cosa, Esther necesitaba tiempo, ¿pero cuanto? Ella necesitaba verla, estar con ella, hablarle... daba vueltas por su casa mientras Cris la miraba sentada en el sofá un poco cansada... M: Mira yo la voy a llamar (le dijo decidida a marcar su número) Cris: Ey, ey (la paró) Maca, quieta (le dijo quitándole el teléfono) ya le dejaste un mensaje... sabes que necesita estar sola, no la agobies... M: Es que ya han pasado casi cinco días y no tengo noticias de ella... necesito saber que está bien (protestaba) verla... no sé, alguna señal... Cris: A ver, Maca... (intentaba calmar) si se ha quedado ha sido por algo... mejor dicho, por ti, pero es normal que necesite un tiempo de tranquilidad, de estar ella sola... Maca ha terminado una relación de casi cuatro años y no eso no es fácil... M: Joder... pero es que no puedo esperar más (seguía diciendo) Cris: Has esperado cuatro años... ¿qué mas da un poco más? (continuaba diciendo) M: Un poco más ¿Cuánto es? (se desesperaba) Cris: Pues lo que sea, Maca (contestó enérgica) dos días, dos semanas o dos meses, lo que sea (decía con decisión) pero lo que no puedes hacer es agobiarla, ni presionarla...

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M: Ya... ya lo sé, joder, solo que está espera me está matando (decía sentándose sabiendo que su amiga tenía razón...) Por su parte, en su piso, Esther sentada en el sofá con la televisión puesta no veía nada, no escuchaba lo que decían, estaba adaptándose a aquella nueva etapa, una etapa en la que ya no estaba Cath, su pareja durante tres años, su compañera y amiga, la había querido, mucho, pero no pudo hacerle eso, no pudo volver con ella cuando toda su alma y su corazón le pedían a gritos que se quedara... La echaba de menos, mucho, era algo inevitable, habían pasado muchas cosas juntas, Catherin le había brindado lo que necesitaba y cuando lo necesitaba, había estado a su lado todo el tiempo, sin fallarle en nada y se había ido dolida y dañada por su culpa, lo sabía... no habían vuelto a hablar, no se atrevía a llamarla aun sabiendo que se debían al menos esa conversación, no pudo despedirse de ella, Cath no quiso despedirse, la entendía, debía odiarla y eso le hacía daño... Por otro lado estaba Maca, sabía que la estaba esperando, que esperaba una señal, una llamada o algo que le dijera que podrían retomar aquello que pararon hacía ya algunos años, sentía que la amaba, que ese amor que sintió por ella se había mantenido intacto y oculto desde que se fue y que con tan solo verla había vuelto a aflorar con la furia de un volcán, había escuchado un par de mensajes que Maca le había dejado, en los que se le notaba feliz a la par que preocupada, no se atrevía tampoco a llamarla, tenía miedo, realmente tenía miedo de que todo volviera a salir mal y que el daño que había causado hubiera sido en vano... M: ¿Y si le mando flores? (preguntó a Cris) para que sepa que la estoy esperando... Cris: Uff... Maca... (decía algo desesperada por la desesperación de su amiga) sabe que la estás esperando y no creo que sea conveniente que le mandes flores... M: Algo tendré que hacer... (insistía) Cris: Sí, sentarte, tranquilizarte y esperar que sea ella la que dé el paso (le dijo) te dijo que necesitaba estar sola, pues hazlo, dale su espacio, no vaya a ser que la cagues por tu impaciencia... M: Está bien... está bien (dijo sentándose de nuevo) Se levantó, apagó la tele, se dio una larga ducha, poniendo un poco de orden en todo ese caos que tenía ahora mismo en la cabeza, salió y se vistió, fue de nuevo al salón, cogiendo un álbum de fotos que guardaba desde hacía no sabía cuanto tiempo, lo abrió mientras suspiraba descubriendo las pocas fotos de Maca y las muchas que tenía de Cath... Parecían dos vidas diferentes y sin embargo era la suya, En la época de Cath un sinfín de fotografías en distintos lugares de Nueva York, Central Park había sido en muchas ocasiones el paisaje que adornaba aquellas imágenes... siempre sonrientes y cariñosas, sin embargo los ojos de Esther veía una melancolía de la cual sabía perfectamente la causa, siguió revisando las fotos, diferentes etapas de su vida allí, diferentes momentos de Cath y ella, en todas esa misma “sombra” en la mirada...

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En la época de Maca, en la cual habían sacado muy pocas fotos, Maca odiaba las fotos, o eso le dijo en su momento, sin embargo ahí tenía unas cuantas, vio su propia sonrisa y su mirada llena de luz, no había melancolía, no había sombra alguna, sus ojos brillaban como nunca lo hicieron... fue tan feliz en esa época... tanto... y a la vez sufrió tanto... Una foto en concreto llamó su atención, una en la que Maca la abrazaba por detrás, apoyando su cara en el hombro de la chef y sonriendo a la cámara, los ojos de la periodista tenían un brillo especial en esa foto, un brillo que no tenía en otras, fue casi al final de su relación, justo antes del viaje a Barcelona, y parecía tan enamorada... tanto... Ahí estaba, dos vidas y ella era la protagonista de ambas, tan diferentes una a otra, tantos recuerdos de ambas... se decidió, no podía quedarse más tiempo así, cogió el teléfono y marcó los dígitos necesarios para hablar con ella... necesitaba hablar con ella... M: Mira voy a salir (dijo levantándose una vez más) no puedo quedarme más tiempo aquí o acabaré tirando el teléfono por la ventana... Cris: Venga sí (se levantó también) a ver si así consigo que te relajes un poco... Tal y como habían dicho salieron del piso necesitando un poco de aire, n poco de distracción para evitar que la periodista comenzara a darse cabezazos contra la pared... Segundos después, la puerta del piso volvía a abrirse, Cris suspiraba, mientras Maca se defendía ante la impaciencia de su amiga... M: Te digo que he escuchado el teléfono (le repitió) estoy segura Cris: Pues yo no he oído nada (contestaba) creo que estás un poco sugestionada por la espera... M: Que no... (llegaba hasta el móvil, el cual se había dejado sobre la mesa) ¿ves? (se lo enseñó) una llamada perdida (miraba la lista) es de Esther (dijo poniéndose nerviosa) Cris: Bueno, menos mal (sonrió) así dejarás de darme el coñazo a mí... M: Muy graciosa (la miraba, miraba el móvil) Cris: ¿Pero quieres llamarla pedazo de tonta? (dijo sorprendiéndola) M: Sí, sí (estaba nerviosa) Cris: Pues venga (insistía) M: Que ya voy... que pesada (dijo ya marcando) Dio por fin a la tecla de llamada y esperó mordiéndose las uñas a que Esther descolgara, Cris la miraba divertida a la vez que ilusionada por su amiga que nerviosa andaba de un lugar a otro... E: Hola (contestó al fin) M: Hola, Esther (dijo pegando un pequeño bote al escuchar su voz) que... que no me ha dado tiempo a coger el teléfono estaba aquí con Cris y no tenía ni idea de donde había puesto el móvil... y bueno he visto que me has llamado, así que... (hablo aceleradamente) porque me has llamado ¿no? (preguntó queriendo asegurarse que no había sido su imaginación) E: Sí (dijo con una sonrisa) sí que te he llamado... M: Y... ¿qué tal estás? (preguntó intentando calmarse)

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E: Bien, bien... adaptándome (contestó) ¿tú qué tal? M: Pues estaba esperando que me llamaras... no quería agobiarte yo (dijo sincera) y... bueno... estaba deseando hablar contigo... E: Yo... yo también (susurró) ¿tienes algo que hacer? M: No, no para nada... estaba aquí con Cris... no estábamos haciendo nada... ¿quieres que quedemos? ¿voy a tu casa? O puedes venir tú... o podemos ir... (sus nervios la traicionaban y soltaba un montón de cosas que hacían que Cris se riera) perdona... (dijo dándose cuenta) E: No te preocupes... y sí... me gustaría quedar contigo y charlar (le dijo) te parece bien en media hora en “La Platea” ¿te acuerdas de donde es? (quiso saber) M: Claro que sí (contestó segura) fue el primer lugar al que fuimos juntas como una cita... no lo podría olvidar nunca (dijo con sentimiento) E: Ehh... vale (que se acordaba de esos pequeños detalles le llegaban hondo) pues nos vemos allí M: Sí (contestó) ahora te veo... un beso (susurró) E: Otro para ti (dijo con una sonrisa) hasta ahora... Media hora después, tras despedirse rápidamente de Cris, más bien casi echándola, y aguantando las bromas de su amiga Maca llegaba a “La Platea” nada más entrar recordó con nitidez la primera vez que estuvo allí, con Esther, el principio de su relación con ella... miró a su alrededor y se sorprendió de verla ya sentada en una de las mesas, estaba preciosa, simplemente preciosa, se acercó sin poder evitar que una enorme sonrisa apareciera en el rostro... M: Hola (saludó, Esther se levantó) estás preciosa (halagó) E: Tú también (contestó con la verdad) Se dieron dos besos castos que pedían más, se quedaron mirando un instante y decidieron sentarse y pedir un par de cafés, una vez el camarero se los llevó a la mesa quedaron calladas sin saber muy bien como comenzar a decir lo que querían expresar... E: Maca M: Esther Dijeron las dos a la vez y consiguiendo con ello cortar la tensión del momento comenzaron a reír, relajando el ambiente y tomando más confianza... M: Tú primero (le dio pie) E: Bueno yo, quiero que sepas que estos días no te he llamado, ni he contestado a tus mensajes porque... necesitaba pensar... tener unos días para mí (comenzó a decir) M: Lo entiendo, lo entiendo (contestó) y yo no quería agobiarte... solo que saber que estabas aquí... necesitaba verte, solo eso (dijo dejando salir sus sentimientos) E: Ya... verás Maca... lo he estado pensando y (Maca enmudeció, temiendo que sus peores pensamientos se cumplieran) quiero... quiero hacer las cosas bien, no quiero equivocarme... esa es una de las razones por las que me he quedado aquí (dijo queriendo ser totalmente sincera) porque sabía que si me iba cometería un error muy grande... cuando te vi en el aeropuerto supe que no podía irme (declaró haciendo que el corazón de Maca saltara de alegría) que aún quedaban y... y quedan muchas cosas que siento por ti... (Maca sonrió) pero no ha sido ni es fácil dejar a Cath (La sonrisa de Maca se borró)

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ella ha sido muy importante en mi vida... hemos estado juntas mucho tiempo y hemos pasado muchas cosas... me ha ayudado mucho y... yo le he hecho daño... y eso me hace daño a mí (continuó) por eso te digo que quiero hacer las cosas bien... porque no quiero que nadie más salga herido... M: Yo también quiero hacer las cosas bien (contestó) no quiero volver a fastidiarlo todo... solo quiero hacerte feliz... E: Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvimos juntas... (le dijo) las dos hemos cambiado de alguna manera M: Yo te quiero igual o más que antes (la cortó) te amo tanto o más que antes... E: Pero las dos hemos cambiado (repitió) hemos madurado... puede que aunque nos amemos (ante aquella declaración a Maca se le iluminaron los ojos)puede que ya no busquemos lo mismo... no lo sé... M: Yo lo único que busco es estar contigo, Esther (dijo de nuevo) pasar toda mi vida a tu lado... E: A mí también me encantaría (sonrió) de hecho es lo que más deseo... pero... M: Pero... (dijo invitándola a seguir ya que Esther se había callado tras esa última palabra) E: Pues... que me gustaría que no volviéramos a caer en lo mismo, en miedos o lo que fuera que nos pasó... que podamos estar juntas convencidas de que pase lo que pase y se meta quien se meta nosotras estaremos fuertes... (declaró) creo que eso fue lo que falló, que ni tú estabas preparada, ni yo te sentía mía... y... solo hizo falta que alguien se metiera entre las dos para que todo se viniera abajo... (continuó) M: Ya... yo, no supe... no supe decir las cosas que sentía por ti (bajó la cabeza, volvió a levantarla y la miró) pero ahora soy capaz de... de mirarte a los ojos y decirte que te amo... sin miedos, sin ningún tipo de miedo E: Lo sé... (sonrió sin poder evitarlo, al escucharla) pero me gustaría... que empezáramos de cero... sin olvidar lo que pasó... quiero volver a conocerte Maca... a conocer esa parte de ti que ha cambiado en estos años, quiero que tú conozcas la mía... quiero que volvamos a encontrarnos... que de alguna forma... volvamos a descubrirnos la una a la otra... para que, cuando llegue el momento... podamos entregarnos la una a la otra sin restricciones... sin miedos, fuertes ante lo que venga... M: Estoy de acuerdo (contestó, sabiendo que tenía razón, toda la razón del mundo, aun queriendo colgarse de su cuello y llenarla de besos, si querían permanecer unidas hasta el fin de sus días, tenían que redescubrirse...) Había pasado semana y media desde aquella conversación, cinco días en los que las llamadas telefónicas se convertían en uno de los mejores momentos del día, en los que no había habido ni un solo día en el que no se habían visto, tomar un café, pasear o ir al cine era algo que habían hecho a diario, hablando mucho, más que nunca, queriendo recuperar ese tiempo de separación... Cris: ¿Sabes que parece que vives en el cielo? (preguntó) M: Es que estoy en el cielo (le contestó con una enorme sonrisa) estos días han sido... maravillosos... Cris: Me alegro muchísimo (dijo cogiéndole la mano con cariño) ya era hora... M: Sí... Cris: ¿Ocurre algo? (preguntó al ver su expresión)

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M: No... bueno... es que no sé... (dijo sin saber muy bien como decir aquello) hemos pasado estos días juntas... hemos hablado mucho y parece que cada vez estamos más cerca... Cris: Ya, pero hay algo que no va bien... (dijo adivinando lo que ocurría) M: No, no es eso, todo va genial... es todo muy especial... nos estamos abriendo la una a la otra ¿sabes? (le decía) pero, no sé... es que la veo y tengo muchísimas ganas de besarla y no me atrevo... que con eso de ir despacio, de conocernos... que no digo que esté mal, al contrario (se excusaba) me encanta la nueva Esther... sigue siendo igual de dulce pero es más madura... parece que tiene las cosas claras... (Cris la miró esperando que siguiera) pero joder... que me muero por estar con ella... de un modo más... cariñoso Cris: Pero quedasteis en eso ¿no? (dijo recordándole que ella le había dado la razón) ahora toca tener paciencia, Maca M: Lo sé, lo sé (decía intentando convencerse) bueno, me voy que he quedado con ella ahora... Cris: Anda... tira, y no te comas mucho la cabeza (dijo a modo de despedida...) Salió de casa de su amiga para encontrarse con Esther, al llegar a aquella cafetería, que se había convertido en su “lugar de encuentro” sonrió, con una rosa en la mano, la cual había comprado minutos antes, entró y la vio sentada en su mesa, se acercó escondiendo la rosa, Esther se levantó y se acercó hasta ella... E: Hola (dijo con una enorme sonrisa dándole un beso en la mejilla) M: Hola (contestó) para ti (dijo dándole la rosa) E: Gracias (contestó con una enorme sonrisa, tomando la rosa entre las manos y oliendo su perfume) al final acabaré por poner una floristería en casa... no haces más que regalarme flores... M: ¿Te molesta? (preguntó algo parada ante aquella salida) E: No, no es eso (contestó) pero no hace falta que me regales una rosa cada vez que nos vemos Maca... (continuó) no quiero que se convierta en un compromiso... M: No lo hago por compromiso (dijo algo decepcionada) sino porque me apetece hacerlo... pero vamos que no te regalaré más... (llamó al camarero) ¿pedimos? Esther la miró, mientras el camarero llegó a pedirles nota, pidieron un par de cafés y miraron a su alrededor una vez éste se marchó... E: Te has enfadado (afirmó) M: No me he enfadado (rebatió) E: Sí que lo has hecho (sonrió levemente) por lo que te he dicho de las flores M: No estoy enfadada (volvió a decir) solo que... te regalo flores porque quiero, porque quiero que sepas que me importas, que te quiero... no porque sea un compromiso ni porque con eso quiera hacer algo que tú no quieras... o lo que sea que estés pensando... E: ¿Ves como sí te has enfadado? (dijo una vez más sonriendo) Maca... me encanta que me regales flores, me encanta que quieras hacerme ver que me quieres, pero no hace falta que te gastes dinero para eso, no hace falta que aparezcas todos los días con una rosa en la mano, tú misma te bastas y te sobras para hacerme ver lo que sientes, sé lo que sientes, lo mismo que siento yo... M: Ya... (dijo no muy convencida sin poder evitarlo) E: ¿Ya? (se extrañó) y ese “ya” a qué viene (quiso saber)

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M: Pues... pues que no parece que nos queramos... (soltó, no quería decirlo, no quería hacer nada que pudiera fastidiarlo todo, pero era impaciente por naturaleza) que parecemos más amigas que dos personas que se quieren... E: Bueno... somos amigas ¿no? (sonrió, sabiendo por donde iba, le encantaba verla así... y quiso pincharla un poco) M: Sí... parece que es lo único que somos (murmuró, la miró, y se atrevió a tomar su mano) Esther... yo, estoy de acuerdo en eso de, de volver a conocernos y todo lo que dijiste... pero... es que me resulta muy difícil verte y no besarte... o pasear contigo y no cogerte de la mano... E: A mí también, Maca (contestó con sinceridad) pero también estuvimos de acuerdo en no precipitarnos M: Ya lo sé (contestó de nuevo) pero necesito saber que me quieres... E: ¿Y no lo sabes? (preguntó sorprendida por aquella salida) Maca, una de las grandes razones por las que me quedé en Madrid es porque te quiero... M: Sé que me quieres (contestó sabiendo que no se había expresado bien) pero yo... no sé, necesito algo más... no sé, algo que me diga que no somos solo amigas... quiero ser tu pareja... E: Eres mi pareja (afirmó) creo que realmente nunca dejaste de serlo... pero necesitamos más tiempo... M: Esther (se levantó de su silla para ponerse a su lado) ¿más tiempo? Tú me quieres, yo te quiero... podemos ir despacio, podemos hacer las cosas que quieras pero no quiero seguir fingiendo que no somos nada... no quiero verte y tener que cortarme para darte un beso, o reprimirme y dártelo en la mejilla... necesito besarte... tomarte de la mano, andar abrazadas... no sé... E: Yo también lo necesito (afirmó, no podía negarlo, realmente lo necesitaba) yo también lo necesito (susurró acariciando su rostro) M: Ven aquí (dijo acercándola a ella, para al fin, fundirse en un beso lento y pausado, ese que llevaba tanto tiempo esperando... tenían que hacer las cosas bien, sí, pero también necesitaban sentirse...) Se besaron varias veces, besos cortos envueltos en sonrisas, a la mierda eso de ir tan despacio, ellas querían apretar un poco más el acelerador, andando con pies de plomo, sin olvidar nada, redescubrirse, como dijeron, pero con ciertas licencias que les decían que estaban juntas... como esos besos que les llenaban el alma... M: Como he echado de menos esto, mi amor (susurró besándola nuevamente) E: Y yo... y yo (contestó respondiendo) M: Te quiero (declaró, no quería dejar de hacerlo) te quiero E: Maca... nos están mirando (dijo al ver que llamaban la atención de varias personas en la cafetería) M: Da igual... envidia que tienen (sonrió) E: Anda, cariño (y el corazón de Maca volvió a saltar de alegría) que tengo que comentarte una cosa... M: Dime (se separó sonriente, con el sabor de sus labios impregnando su alma, sin dejar de acariciar su mano...) E: Tengo que volver a Nueva York (dijo bajando la cabeza, haciendo que Maca volviera a caer en ese estado de incertidumbre... ¿volver? ¿Para qué?) M: A Nueva York, ya (contestó mordiéndose la lengua)

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E: Sí, es que tengo que arreglar algunas cosas allí (se excusó) tengo que presentar mi dimisión en el restaurante, ver a la gente, despedirme en condiciones, recoger mis cosas... M: Sí, sí, claro (contestó) es lo normal sí. ¿Cuándo te irías? (quiso saber) E: Había pensado en irme el fin de semana (dijo) M: ¿Y cuanto tiempo te quedarás? (preguntó, queriendo tener claro cuanto tiempo estaría sin verla) E: Pues no sé... (realmente no lo sabía) unos días... el tiempo necesario para arreglarlo todo... (sabía lo que le pasaba, lo había notado) Maca, tengo que dejarlo todo atado... no puedo quedarme aquí y dejar allí las cosas sin arreglar M: Sí, si lo entiendo (decía queriendo parecer tranquila) es lo normal... (terminó de decir no muy convencida, en el momento en que escuchó su destino, una persona había llegado a su mente, Cath y el miedo a que algo pasara con ella la tenía en tensión...) El fin de semana había llegado sin que se dieran cuenta, casi sin tener tiempo de mucho, Esther ya llevaba unos días en Nueva York mientras Maca quedaba de los nervios en Madrid, no lo había dicho, lo había disimulado cuanto había podido, sin embargo estaba celosa, muy celosa, saber que era probable que se encontrara con Cath hacía que sus celos se pusieran en pie de guerra... nunca se consideró una persona así, pero ahora se estaba descubriendo una persona celosa... M: Es que no sé porqué no ha querido que fuera con ella (protestaba a una Cris que no dejaba de resoplar) seguro que se encuentra con ella Cris: Maca... por favor (pidió) que pareces una niña M: ¿Y qué hago? (quiso saber) si estoy que me muero... solo de pensar que... Cris: ¿Qué? A ver, qué piensas (pidió para que lo soltara de una vez) M: Pues joder... que se quede allí, tengo miedo a que no vuelva (contestó) Cris: Dudo mucho que a estas alturas Esther quiera quedarse en Nueva York (intentó tranquilizarla) M: ¿Entonces porqué no vuelve ya? (soltó) lleva allí tres días y parece que no tiene ganas de volver (protestaba) Cris: Maca, tiene cosas que arreglar, te lo dijo (contestó) M: Sí, claro... seguro que va a ver a Cath (seguía enfurruñada) Cris: Es lo normal (dijo entendiendo a Esther) tienen una conversación pendiente, así que será mejor que te tranquilices... además, te ha llamado todos los días desde que se ha ido... ¿qué más quieres? (intentaba tranquilizar) M: Que vuelva, eso quiero (sentenció) Cris: Mira que estás pesadita... joder... (protestó ahora ella...) Al otro lado del charco, Esther salía del restaurante donde había estado trabajando tras la beca, sus compañeros se habían despedido de ella con un cariño especial, incluso le habían improvisado una fiesta que hizo que la chef derramada un par de lágrimas... Tras salir de allí, supo que aún le quedaba una cosa por hacer, así que logró pillar un taxi y se dirigió a la que había sido su casa los últimos cuatro años... al llegar miró hacia arriba, sabía que estaba en casa, su corazón dio un pequeño vuelco, tomó aire y entró...

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Llamó a la puerta esperando que se abriera, una vez lo hizo, una Cath algo desmejorada se presentaba ante ella, le dolía verla así, mucho más cuando sabía que ella era la causante de aquella situación... E: Hola (saludó avergonzada) Cath: ¿Qué haces aquí? (preguntó) E: Quería hablar contigo (Catherin cerró los ojos) por favor, Cath... necesitamos hablar... Cath: Pasa (dijo abriéndole la puerta, no podía negarse, no podía negarse a nada que le pidiera) Esther entró y un montón de recuerdos de esos años llegaron a su mente, sonrió, había muy buenos momentos allí, demasiados... se sentó en el sofá donde tantas veces había compartido besos con Cath y espero a que esta hiciera lo mismo... Cath: Te veo muy bien (halagó) estás... guapísima... E: Tú también estás... Cath: No (la cortó) no estoy en mi mejor momento así que no me halagues (sonrió) E: Ya... Cath, yo... Cath: Tranquila (la volvió a cortar) no es por ti... es que el otro día en internet me enteré que Jorja dejaba CSI... estoy algo depre por eso (mintió absurdamente) E: Ya, claro, es un palo para ti (sabía que solo era una excusa) te encanta esa actriz... Cath: Sí, mucho... Quedaron en silencio, Esther no sabía como empezar esa conversación, Cath se mordía las ganas de besarla, hacerle el amor, verla allí de nuevo era maravilloso, saber que ya no era suya, era terrible... Cath: Esther (le dijo) ¿de qué querías hablar? (preguntó) E: Bueno... yo... necesito disculparme contigo... necesito, contarte lo que pasó, no pudimos despedirnos siquiera y... Cath: Yo solo quiero saber una cosa (la cortó) ¿Me quisiste alguna vez? E: Te quise mucho Cath (dijo sincera) muchísimo... de hecho aun hay una parte de mi que te quiere... solo que... Cath: Que a ella la quieres más... (terminó de decir) E: Contigo tuve momentos en los que lograste que me olvidara de Maca completamente (dijo sincera) hubo momentos en los que solo existías tú... Cath: Entonces déjame intentar hacer que la olvides del todo (dijo hasta sorprendiéndose ella misma por aquel ruego, levantándose y sentándose a su lado) déjame hacerte feliz... déjame que logre conseguir que solo me quieras a mí... Esther... por favor... E: Cath... (pidió) Cath: Vuelve conmigo, Esther... quédate aquí... (dijo atreviéndose a acercarse más a ella) déjame intentar hacerte olvidarla... (cada vez más cerca) por favor... Y la besó, como siempre lo había hecho, haciendo que Esther reviviera esos momentos, con toda la ternura, con toda su pasión, Esther, paralizada se dejó besar, se dejó llevar y Cath profundizó el beso recostándola sobre el sofá... quería hacerle el amor, hacerle el amor para hacerle saber que podría hacer que se olvidara de todo... de todos... de Maca...

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Bajó del avión deseando verla, necesitaba verla, sabía que estaría allí para recogerla, así se lo había dicho, anduvo todo lo rápido que pudo y cuando al fin la vio de lejos, dejó las maletas tiradas y salió corriendo hacia ella para abrazarla con todas sus fuerzas... M: Te he echado de menos (dijo apretándola contra su cuerpo) E: Y yo (contestó con un nudo en el estómago) tenía muchas ganas de verte... no sabes hasta qué punto necesitaba verte... Se sintió en casa, entre sus brazos, sintiendo su calidez se sintió en casa, apretó mucho más el abrazo, queriendo retenerla junto a ella hasta la eternidad, se separó un poco, la miró, vio sus ojos y se perdió en ellos y la besó con profundidad, con una necesidad aplastante que trasmitía en ese beso, Maca la recibió gustosa, algo sorprendida por aquel ímpetu, por aquella pasión, pero le dio igual, le daba absolutamente igual todo lo que no fuera sentirla así... M: ¿Qué tal todo? (preguntó una vez acabado el beso mientras peinaba su cabello con las manos y le robaba varios besos más) E: Bien, bien (contestó) está todo solucionado (siguió diciendo) voy a echar de menos a alguna gente (dijo como de pasada) M: Bueno, es normal (le dijo) pero seguro que mantenéis el contacto E: Sí, claro que sí (sonrió) ¿me llevas a casa? M: Sí, y te preparo algo de comer (la besó una vez más) E: Me encanta la idea (sonrió devolviéndole el beso) M: Por cierto (dijo ya mientras hablaban) me ha llamado mi hermano, llegaron ayer (le comentó) quieren que vayamos a cenar con ellos... si no estás muy cansada E: Claro que quiero (contestó) de hecho tengo muchas ganas de ver a Lola... M: Vale, pues ahora les llamo y quedamos con ellos (le sonrió, y Esther volvió a besarla profundizando el beso) umm... te he echado mucho de menos (repitió) E: Y yo a ti... (la besó una vez más, no podía dejar de besarla) mucho... mucho... Llegaron a casa de la Chef entre besos y risas, Maca estaba encantada, algo sorprendida por el cambio repentino de Esther que no dejaba de abrazarla, besarla o acariciarla, pero no iba a ser ella quien se quejara, de hecho, si una cosa buena parecía haber salido de aquella breve separación, era que Esther había vuelto más decidida a llevar las cosas más lejos... Comieron entre charlas, Esther le contó lo que había hecho esos días, las despedidas de sus compañeros, la fiesta que le hicieron, Maca no se atrevía a preguntar por Cath, no quería que notara sus celos, Esther tampoco la nombraba... tal vez, no se habían visto y ella había estado esos días viendo fantasmas donde no existían... Se relajaron en el sofá, donde la Chef se quedó dormida, el viaje había sido bastante cansado, Maca disfrutó como una cría al verla dormir entre sus brazos, era algo que siempre le había encantado y una de las cosas que había echado terriblemente de menos, verla dormir... la apretó contra ella y besó su cabello, Esther se movió en sueños acoplándose más a su cuerpo con una sonrisa en los labios...

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Llegaron puntuales al restaurante donde habían quedado con Fran y Lola, el recibimiento fue el esperado, abrazos y besos, mil preguntas sobre el viaje, otras tantas sobre la vida matrimonial, felicitaciones para ambas parejas por haber logrado al fin la felicidad... bromas y más bromas que alegraron la cena durante gran parte de ésta... Lola: Oye Esther... (dijo en un momento de la conversación) ¿Fuiste a ver a Cath? (preguntó, Maca se tensó, Esther la miró notando su cambio, miró a Lola, volvió a mirar a Maca que se removía en su asiento...) E: S... sí, sí que la vi (dijo bajando la mirada, notando como Maca volvía a tensarse) estuvimos hablando de lo que pasó... Lola: Espero que lo entendiera (contestó) aunque bueno, es una chica genial, seguro que lo comprendió E: Sí, sí (bebió de su copa, Maca parecía estar en otro mundo) supongo que sí... no sé, el tiempo... el tiempo curará sus heridas Fran: Seguro que pronto conoce a alguien que ayude a curar esas heridas (intervino) pero a ver... que yo me entere (miró a su hermana sonriente) ¿Cómo estáis vosotras? E: Bueno... (cogió la mano de Maca y esta pareció relajarse, se miraron, se sonrieron y la crítico se olvidó de todo) estamos bien... M: Muy bien (agregó acercándose a ella para besarla, lo que hizo que la otra pareja silbara contenta...) La conversación derivó al viaje de novios, quienes se encargaron de contar con pelos y señales todo lo que habían visto, las excursiones que había realizado y lo maravilloso que había sido todo aquel crucero... Tras la cena, fueron a tomar una copa, algo rápido, dijeron, pues todos estaban cansados, una hora más tarde, Maca y Esther andaban de la mano en dirección al piso de la chef, pues la periodista se había empecinado en acompañarla a casa dando un paseo, disfrutaban de la brisa madrileña, se miraban, se sonreían y de vez en cuando paraban para regalarse algún beso... M: No me habías dicho que viste a Cath (se atrevió a decir, aquello le estaba carcomiendo por dentro, sus celos, estaban algo disparados...) E: Tampoco preguntaste (contestó escurriendo el bulto) M: Ya, bueno... ¿y qué tal fue con ella? (insistió) E: Ya lo oíste en la cena (dijo) fue bien, hablamos y nos despedimos, el tiempo dirá si podemos o no ser amigas... M: Aja... E: No creas que no me he dado cuenta (dijo abrazándose a ella mientras andaban) M: ¿No te has dado cuenta de qué? (quiso saber haciéndose un poco la loca) E: De lo que te pasa (la miró) te pones nerviosa cuando sale el nombre de Cath... yo diría que hasta celosa... M: No es eso... (contestó) solo que... que tenía miedo... (declaró) miedo a que algo cambiara... no sé... E: Lo cierto es que... algo... algo sí que ha cambiado (Maca enmudeció de pánico) y lo que ha cambiado es que no quiero separarme de ti nunca más... (la besó) no quiero estar más de un día separada de ti... no quiero perderte nunca... (la volvió a besar) y no quiero dormir sola esta noche (mordió su labio) ni mañana por la noche... (la besó una vez más) ni ninguna otra noche... M: Mi amor (logró decir casi flotando de dicha)

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E: Te quiero (declaró) te amo... M: Y yo a ti mi vida (contestó abrazándose a ella) más que a nada... dijo con el corazón... Entraron en el piso de la Chef comiéndose a besos, traspasando toda barrera que les impedía sentirse totalmente, la ropa caía sin que nadie pusiera impedimento al tiempo que los besos y las caricias se hacían más y más pasionales, más y más necesitadas Llegaron a la habitación libre de ropas, cayeron en la cama sin dejar de besarse, de mirarse, de regalarse susurros llenos de amor entrecortados por la ya agitada respiración... Hicieron el amor como siempre, como nunca, entregándose por entero a la pasión, dulcificando las caricias, sintiéndose tan unidas como nunca, reviviendo todos aquellos momentos felices, creando uno nuevo, mejor si cabía, sin dejar de repetirse cuánto se amaban, cuando dejar de mirarse con el mayor amor del mundo Abrazadas, desnudas, sonrientes, así las encontró la mañana tras una noche de pasión interminable, de mil caricias y besos, “te quiero” susurrados con el alma, y así continuaban cuando el despertador sonó haciéndoles saber que la realidad llegaba a aquel mundo de sueños... M: Noo (dijo abrazándose a su chica) no puede ser... E: Jajaja (rió) me da que sí puede ser... tienes que ir a trabajar M: No quiero (contestó aferrándose a ella como una niña) estoy malita, no me puedo mover E: Ya... malita (sonreía) pues hace unas horas... podías moverte perfectamente (dijo con picardía) M: Umm... sí (contestó del mismo modo) igual que tú... E: Anda, mi amor (le dio un pequeño empujón) que tienes que trabajar M: ¿No quieres que me quede aquí contigo? (preguntó haciendo pucheros) E: Me encantaría (la besó) pero, creo que no puede ser... M: Sí que puede ser verás (dijo sorprendiendo a Esther, levantándose para coger el teléfono y llamando a la redacción inventándose una gripe inexistente ante la sonriente y feliz mirada de la chef) ¿ves? (decía volviendo a acoplarse sobre ella) solucionado... tengo el día libre... E: Eres una cuentista que lo sepas (rió) M: ¿Sí? (la miró con devoción) pues... te voy a contar un cuento... que te vas a enterar (terminó de decir causando las risas de Esther antes de desaparecer bajo las sábanas, logrando que la risa pasara a convertirse en aceleradas respiraciones...) La semana pasó como si de un segundo se tratara, sin separarse nada más que para lo estrictamente necesario, disfrutando como niñas de ellas... Esther ultimaba los detalles para volver a “A la Carta”, lo habían hablado mucho, y le hacía muchísima ilusión volver a sus orígenes, tanto Lola como Fran se mostraron entusiastas por aquella decisión que sabían llegaría de un momento a otro... Entró en casa de su chica, quería prepararle algo especial, una sorpresa que siempre había querido hacerle y por lo que pasó nunca pudo, tras salir antes del trabajo y

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comprar todo lo necesario, llegó al piso donde sabía que no la encontraría, Esther había quedado con Lola y por lo que las conocía a ambas iría para largo, por lo que tendría tiempo suficiente para prepararlo todo... Dejó algunas bolsas en la cocina sin fijarse demasiado en nada más, salió de nuevo al salón y ahora sí prestó más atención a lo que allí había, el ordenador portátil de Esther esperaba en la mesa a que alguien lo apagara... M: Siempre igual, cariño (dijo en voz alta sonriente, pues no era la primera vez que lo veía así...) Se acercó, se sentó en el sofá y movió el ratón para que apareciera la pantalla y así apagarlo y guardarlo en su sitio, al hacerlo, vio que la página de correos de su princesa permanecía abierta con un e-mail que acababa de mandar, iba a cerrar la ventana sin leer nada cuando algo llamó su atención... el e-mail reenviado era para Cath... Sintió un frío helarle de los pies a la cabeza, de nuevo esa inseguridad se instalaba en ella... lo miró por encima, sin querer leer, y vio que ahí estaban los dos correos, primero uno de Cath y tras él la respuesta de su chica... no quería leer, no quería invadir así su intimidad, sin embargo... “Hola Esther... Supongo que esto no te lo esperabas, pero necesitaba escribirte, supongo que me es más fácil escribirte que hablarte Sé que querías que acabáramos de otra forma pero yo te lo puse bastante difícil, sé que me comprendes, te quiero y me es muy difícil saber que te he perdido, pero si hay algo que no quiero es perder tu amistad... No sé si se lo habrás contado a Maca... si lo has hecho, espero que no te haya causado problemas, al menos espero que por lo que pasó no lo hayáis dejado... lo siento, Esther... me dejé llevar... Solo quería decirte eso, que lo siento y que espero que Maca y tú estéis bien, que seáis felices, y bueno, me gustaría seguir manteniendo contigo esa amistad del principio ¿te acuerdas? Y nada más, al final también se me va a dar fatal esto de escribir... bueno, un beso enorme y... ya sabes, sé feliz Cath” Casi sin respiración, así se encontraba Maca tras leer ese primer mail, nerviosa, sin entender demasiado bien a qué se refería, hasta con temblor en las manos consiguió bajar la página para leer la respuesta de Esther... “Querida Cath:

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Como tú dices no me esperaba este correo, si te soy sincera, no pensé que tendría más noticias tuyas, y eso me apenaba demasiado, así que me alegro de que me escribieras, perdona que no lo hiciera yo, pero después de lo que pasó no me atrevía a hacer nada, no quería empeorar más las cosas Quiero que sepas que has sido una persona fundamental en mi vida y que siempre vas a tener un trocito de mi corazón, que siempre que me necesites voy a estar a tu lado, que seguiremos siendo amigas, al menos me gustaría conservar eso No te disculpes Cath, también fue culpa mía, yo también me dejé llevar y no sabes como lo lamento... no quería ni quiero hacerte más daño y creo que aquel día lo hice... No se lo he contado a Maca... no he podido... me da miedo, sé que contigo le pasa algo, se pone tensa, celosa, no sé si lo entendería... aunque en el fondo sé que se lo tengo que contar...” Dejó de leer, no podía seguir leyendo aquello, ya tenía bastante con lo que se presuponía que había pasado entre ellas... ahora entendía ese cambio... ahora veía claro que sus miedos se habían confirmado... En el piso de Lola, Fran había salido a hacer unas compras dejando así a las chicas hablar con tranquilidad, tomaban un café charlando de varios temas banales, hasta que Lola no pudo más... Lola: Bueno a ver... (dijo dejando la taza sobre la mesa) nos conocemos desde hace más de veinte años (Esther la miró sin saber qué quería decir) y puedes disimular con todo el mundo, incluso con Maca, pero conmigo no, Esther (la Chef la miró, era cierto) E: Tienes razón (habló bajando la cabeza) cuando estuve con Cath pasó algo... (terminó de decir, soltándolo al fin...) Lola: A ver, a ver (dijo parándola) como que “pasó algo” (la imitó) E: Pues verás... la cosa es que (comenzó a decir) llegué a su casa, empezamos a hablar y... Cath: Vuelve conmigo, Esther... quédate aquí... (dijo atreviéndose a acercarse más a ella) déjame intentar hacerte olvidarla... (cada vez más cerca) por favor... Y la besó, como siempre lo había hecho, haciendo que Esther reviviera esos momentos, con toda la ternura, con toda su pasión, Esther, paralizada se dejó besar, se dejó llevar y Cath profundizó el beso recostándola sobre el sofá... quería hacerle el amor, hacerle el amor para hacerle saber que podría hacer que se olvidara de todo... de todos... de Maca... A medida que Cath profundizaba el beso, Esther iba tomando conciencia de lo que estaba pasando, le estaba contestando, estaba correspondiendo a sus besos, estaba dejándose tumbar en aquel sofá... pero cuando sintió la mano de Catherin ascender a su pecho supo que debía hacer algo, parar aquello y no poner en peligro su relación con Maca o continuar, hacer el amor con Cath y actuar de la misma forma que lo había hecho Maca en el pasado... peor, pues al fin de cuentas Maca no se había acostado con Violeta...

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E: Espera (intentó pararla, Cath no se movió, siguió acariciando su pecho) Cath... Cath para (dijo con más ímpetu) Cath: ¿Por que? (decía sin dejar de acariciarla y besando su cuello) esto te gusta... E: Para (pidió de nuevo) para Cath... (no hacía caso) ¡qué pares joder! (gritó ya dándole un empujón para quitársela de encima) Cath: ¿Pero qué pasa? (preguntó enfadada, por su forma de actuar, por la negativa de Esther, por haberla dejado, por todo...) E: Que esto no está bien (contestó intentando poner algo de calma) no está bien Cath: ¿Por qué? ¿Por qué estás con Maca? (dijo sabiendo que iba a perder los nervios) claro... Maca... Maca, Maca... siempre Maca ¿¡y yo qué!? E: Cath... por favor (intentó calmarla) Cath: Por favor ¿qué? (La miró casi enfurecida) ¿qué? Por que hace un momento estabas genial, estabas entregada a ese beso, incluso has llegado a gemir... E: Porque me he dejado llevar pero... Cath: Pero nada Joder (la cortó) que no puedes hacer lo que estás haciendo E: Yo no estoy haciendo nada (se excusó) Cath: NO, claro... vienes aquí ¿para qué? ¿para restregarme que estás con Maca feliz de la vida o que? ¿eh? ¿Por qué no entiendo que cojones haces aquí? E: Quería disculparme por lo que pasó... por las formas en las que se sucedieron las cosas, solo eso (dijo enfadándose ella también) pero veo que me he equivocado o que es muy pronto... Cath: Claro... disculparte... (decía incrédula) y para eso tienes que besarme y hacer que me vuelva a hacer ilusiones... E: Me has besado tú (se defendió) Cath: No has protestado (apuntilló) al contrario, has correspondido... y si lo has hecho será por algo... E: Sí, porque aunque no lo creas te quise mucho y una parte de mi te sigue queriendo pero... Cath: Pero nada (la cortó) si has contestado a ese beso... es que aún me quieres... que no me has olvidado... es que no quieres a Maca tanto como crees... E: Quiero a Maca sobre todas las cosas (dijo como si acabara de descubrir el mundo bajo sus pies, dándose cuenta al fin de la magnitud real de sus sentimientos...) Cath: Oh, sí, claro... la amas tanto que te besas conmigo... (contestó irónica) E: Mira Cath... lo siento... siento haberme dejado llevar... siento haber contestado a ese beso (decía con sinceridad) siento haberte dado esperanzas, pero más siento y no sabes cuando haberte hecho daño... Cath: Claro, claro (dijo sin creerse ni una palabra) E: Aunque no lo creas eres una persona muy importante en mi vida... me ayudaste mucho (siguió diciendo) y bueno... me gustaría que algún día volvamos a ser amigas... Cath: Amiguísimas... E: Será mejor que me vaya (dijo viendo que no iba a poder hablar con ella) Cath: Sí, mejor... (contestó) no sé a qué has venido... E: Hasta luego Cath (se despidió triste, ella quería haber arreglado las cosas y al final las había empeorado...) Cath: Adiós (contestó sin mirarla) Salió de allí con mal cuerpo... muy mal cuerpo, había ido a intentar terminar de una manera diferente con ella, terminar como se lo merecían, quería intentar conservar su amistad, explicarle el porqué de su decisión y habían terminado besándose para luego

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discutir... ¿Cómo se lo contaba a Maca? Sabía que Maca se ponía celosa con tan solo escuchar su nombre... ¿Cómo reaccionaría si le decía que había correspondido al beso? E: Y eso fue lo que pasó (terminó de decir bajando la cabeza) ayer me mandó un mail pidiéndome disculpas... Lola: Vale... Entiendo que te afecte... (le dijo) entiendo que estés mal, sé que Cath es importante para ti... pero ¿por qué no contárselo a Maca? Al fin y al cabo no pasó nada... E: Lo sé... pero es que... uff... me da miedo... (dijo con sinceridad) se va a enfadar... más ahora por no habérselo contado antes... Lola: Ya... pues... qué quieres que te diga... esto es el mundo al revés... (Esther la miró sin entender) estás en la misma situación que Maca aquella vez... bueno, con la diferencia de que tú sabes que no te has acostado con ella (terminó de decir) E: Ya... Lola: Anda... ve a verla y habla con ella (la animó) seguro que lo entiende... E: Eso espero (contestó) porque no puedo volver a vivir sin ella (dijo con miedo...) Llegó a casa con un montón de pensamientos en la cabeza, abrió la puerta con intención de ir directamente a la cocina y tomar un vaso de agua, nada más llegar al salón se iluminó la cara con una sonrisa al ver que Maca permanecía sentada en el sofá E: Hola, mi amor (dijo acercándose a ella) que sorpresa que estés aquí M: Hola (contestó desanimada, girando la cara cuando Esther iba a besarla y recibiendo ese beso en la mejilla) E: ¿Qué ocurre? (dijo preocupada) M: Nada (contestó abatida) estoy algo cansada... E: Maca... qué pasa (insistió sin creerse nada) M: ¿Tú me quieres, Esther? (preguntó con tristeza) E: Claro que te quiero mi amor (se sentó a su lado preocupada) Maca, cariño... ¿Qué pasa? (preguntó una vez más al ver la tristeza en sus ojos...) M: Te has dejado el ordenador encendido... siempre te pasa (dijo sin mirarla) cuando he ido a apagarlo... estaba abierta la página de tu correo... (Esther cerró los ojos) E: Maca... M: No, no digas nada (pidió) en cierta manera lo entiendo... hasta me lo merezco (decía hundida) lo que no sabía era que querías vengarte de mí... de esta forma... E: Cariño, cariño (intentó que la mirara) no me he querido vengar... no quiero vengarme de ti... no pienses eso por favor... M: No pasa nada... de verdad (contestó haciendo acopio de voluntad para no llorar, había pasado de estar terriblemente enfadada y celosa a sentirse dolida y culpable) en realidad hasta me lo merezco... E: No digas eso, por favor (pidió) M: ¿Vas a volver con ella? (preguntó con dolor) ¿vas a irte otra vez? E: Maca... es que no entiendo porqué piensas eso (intentó acariciarla, Maca la rechazó) M: Te acostaste con ella Esther (afirmó con un hilo de voz) eso quiere decir que... E: No... no mi amor... (dijo con prisas dándose cuenta de la confusión) M: Esther... no hace falta que me mientas (pidió) realmente me lo merezco... (bajó la cabeza) E: Cariño, escúchame (obligó a que la mirara) no nos acostamos...

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M: He leído los mails, Esther (siguió diciendo) dice que os dejasteis llevar que... que tú no sabías como contármelo... E: Es que no sabía como contártelo (afirmó) pero no nos acostamos... Maca, mírame (clavó los ojos en ella) te quiero... te quiero muchísimo... no puedo estar con alguien que no seas tú... M: Pero... en el mail... E: No pasó nada... (repitió) fui a hablar con ella (comenzó a contar) y ella me besó (Maca cerró los ojos) al principio... no sé... cariño, lo siento... al principio respondí... me dejé llevar pero al segundo paré... paré porque te quiero a ti... porque te amo a ti y no podía estar con ella (dijo mirándola con sinceridad) luego discutimos... por eso las disculpas, pero no pasó nada... te lo prometo M: ¿Por qué no me lo contaste? (quiso saber) E: Por que no sabía como te lo tomarías (contestó) porque me daba miedo que te enfadaras, pero te juro que no fue nada (repitió) sé que te pones celosa cuando hablo de Cath... lo noto Maca M: No lo puedo evitar (bajó la cabeza) has estado con ella mucho tiempo... y bueno... yo... estoy insegura... no sé E: Pues no lo estés (contestó, acercándose a ella) yo solo quiero estar contigo (dijo una vez más) te quiero a ti, te amo a ti... lo siento (se disculpó) siento no habértelo dicho... pero me daba miedo... M: Yo sí que tenía miedo (contestó) estaba aterrada pensando que volverías a Nueva York con ella... cuando he leído ese mail... dios... E: No pasó nada, mi amor... por favor créeme (pidió) Y lo hizo, porque no necesitaba nada más para saber que era sincera, porque no iban a caer en lo mismo nuevamente, la creyó porque la conocía, sabía que era sincera, la creyó porque la amaba, porque simplemente la creía... M: Tenía tanto miedo (dijo cogiendo su rostro para mirarla dejando que un par de lágrimas cayeran por su rostro) E: Yo también (contestó) tenía miedo de que no me creyeras... de que te enfadaras... de perderte... M: Vas a tener que hacer algo más para perderme (sonrió levemente) no voy a dejarte escapar nuevamente... E: Te quiero... te quiero... te quiero... (le dijo) y en Nueva York me di cuenta de cuanto te amo... me di cuenta de que no quiero volver a separarme de ti... perdóname por no habértelo dicho antes... M: Shh (la calló) me lo has contado... así que no tengo nada que perdonar... (sonrió) perdóname tú a mí por pensar que... E: Era lógico que lo pensaras (acarició su rostro) lo importante es que lo hemos hablado y lo hemos superado... M: Te quiero (declaró) E: Y yo a ti (contestó con una sonrisa) Sellaron con un beso aquella declaración, acababan de dar un paso más en su relación, habían hablado las cosas de frente y se habían confiado la una en la otra, eso era algo importante, para ellas lo era, confiaban ciegamente en la otra, ahora sabían que, como dijeron, por mucho que alguien se entrometiera entre ellas, podrían hablar las cosas y no dejar que nada ni nadie las separara... ahí, en aquel sofá, entre besos y caricias se dieron cuenta que estaban más unidas de lo que pudieron estar en el pasado...

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Tras un rato prodigándose besos, miradas y sonrisas, Maca decidió levantarse y continuar con esa cena romántica que tenía planeada desde aquella tarde, obligó a Esther a permanecer en el sofá sin levantarse absolutamente para nada, cosa que a la chef le estaba costando pues como buena Chef que era no podía evitar intentar saber qué estaba preparando... E: ¡Se te va a quemar! (decía desde el sofá) M: Que no se me quema (contestaba por enésima vez) ya casi está E: Cariño (seguía en sus trece) estoy oliendo desde aquí que se te va a quemar... M: Qué pesadita (dijo saliendo de la cocina) ¿quieres relajarte y dejar la vena de Chef para el restaurante? (se acercó divertida) hoy cocino yo... tú te relajas E: Pero es que... M: Es que nada (bajó hasta ella y la besó) a callar (la volvió a besar) guapa E: Tú sí que eres guapa (contestó atrayéndola hacia ella para volver a besarla más profundamente) M: ¡Joer! (se levantó rápidamente) que se me quema (decía mientras iba corriendo a la cocina) E: Te lo dije (rió) Así, entre bromas cenaron comiéndose con la mirada, deseando terminar con aquella cena y pasar a otros temas más interesantes para ambas, al acabar la cena se sentaron en el sofá con una copa de vino cada una, Maca se acercó a su chica y quitándole la copa de las manos se fundió con ella en un largo beso preludio de lo que ocurriría después... E: Vente a vivir conmigo (le susurró mientras Maca besaba su cuello con pasión) M: ¿Qué? (dijo creyendo estar soñando) E: Que te vengas a vivir conmigo (repitió mirándola a los ojos) M: Estás... estás segura (intentó esconder una enorme sonrisa pero le fue imposible) E: Totalmente (contestó agarrando su rostro con caricias lentas) vivamos juntas, Maca... ya hemos perdido demasiado tiempo... no quiero perder más... ¿qué me dices? (terminó de preguntar sonriente) M: Que... que sí (contestó en un susurró) claro que sí (la besó) sí, sí, sí (decía mientras la tumbaba, llenándola de besos y dando paso a la pasión, donde ya las palabras no eran necesarias...) El tiempo, fiel a su historia pasaba rápido, incansable, haciendo que los días cayeran en el calendario sin darse apenas cuenta, pero disfrutando de cada segundo juntas... Maca se mudó a casa de Esther al día siguiente de aquella proposición, decidieron que por el momento vivirían en aquel piso a la espera de encontrar uno que fuera de ellas, convivir juntas era una sorpresa diaria, aprendiendo cosas de la otra que jamás se hubieran imaginado y enamorándose cada día mas, conocían todas sus manías, sabían en qué momento necesitaban más espacio o en cual necesitaban estar más cerca que nunca... La chef ya había vuelto a trabajar en el restaurante, eso había supuesto una nueva alegría en la pareja pues Esther volvía a retomar su sueño, Maca continuaba en aquella nueva revista donde ya no hacía tantas críticas y si alguna vez tenía que escribir alguna, lo hacía siendo más benevolente, sabiendo las consecuencias que podía tener una muy mala crítica, ahora intentaba “adornar” en la medida de lo posible esos restaurantes

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fatídicos de los que alguna vez tenía que escribir, dejando claro siempre cual era bueno y cual malo, siendo tan profesional como siempre, pero no tan dura como antaño... M: Cariño llegamos tarde (dijo por enésima vez esperándola desde la puerta) E: Pero qué pesadita por favor (contestaba saliendo de la habitación mientras se terminaba de poner unos pendientes) ya estoy... qué prisas M: Es que vamos tarde (protestó) le dije a mi hermano que estaríamos allí a las nueve y son las nueve (miró el reloj) E: Si no me hubieras entretenido en la ducha, no iríamos con retraso (sonrió) M: Me vas a decir ahora que preferías que no te entretuviera (dijo tomándola de la cintura) E: Tonta (la besó levemente) M: Estás preciosa (susurró, intentando volver a besarla, Esther se echó atrás y se alejó de ella) ey, ven aquí E: No, que llegamos tarde (dijo graciosamente abriendo ya la puerta) Habían quedado con Fran y Lola en casa de la pareja, según les dijo tenían algo importante que decirles y no habían conseguido sacarle nada, al llegar los encontraron radiantes, más felices que de costumbre... E: ¿Qué celebramos? (dijo al ver todo lo que tenían preparado) Lola: Todo a su tiempo (contestó con una enorme sonrisa) primero vamos a cenar (dijo haciendo que todos se sentaran...) Como no podía ser menos, como siempre pasaba, la conversación entre las dos parejas no terminaba nunca, surgían temas variados, hablando de todo de nada... Lola: Acuérdate que mañana tenemos la cena esa de empresa (le dijo a su amiga) creo que son ocho mesas... E: Vamos que tenemos un día movidito mañana (contestó) ¿Cuántas reservas más hay? Lola: Con seguridad no lo sé, pero creo que cuatro... E: Puff... (dijo algo agobiada) cariño, mañana saldré tarde... muy tarde (le dijo a su chica) M: No te preocupes (contestó) pasaré por allí en cuanto acabe para echaros una mano Fran: Bueno, venga, no hablemos de trabajo (intervino) disfrutemos de la cena... E: Sí, será lo mejor... o me voy a agobiar mucho (contestó sonriente) por cierto (les dijo) me mandó ayer un mail Cath... Lola: Ah ¿sí? ¿y qué tal está? (quiso saber) E: Dice que bien (bebió de su copa) bastante bien diría yo (sonrió) ha conocido a una chica y está muy ilusionada (miró Maca) M: Me alegro por ella (dijo con sinceridad, sin un ápice de miedos ni celos) E: Sí yo también (contestó) a ver si le sale bien... Lola: Seguro que sí (intervino) ya verás... cualquier día viene a España y nos dice que se casa... Fran: Pues sería genial ¿no? (todos afirmaron con la cabeza) bueno... nosotros tenemos algo que deciros (dijo queriendo ir al tema estrella de aquella cena) M: Ya era hora guapo (dijo ya algo impaciente por aquella noticia) Lola: Bien pues... (sonrió mirando a su marido quien le tomó la mano) como os habréis dado cuenta... no he bebido alcohol en toda la cena (sonrió más ampliamente) y es

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porque... ¡estamos embarazados! (declaró al fin con una enorme alegría y un pequeño grito) Como no podía ser de otra manera, la noticia alegró a todos, felicitaron y celebraron con la pareja la sorpresa de saber que en unos meses serían tías, Maca estaba especialmente emocionada, ella siempre había querido ser madre, era la ilusión de su vida, quería tener hijos, con Esther por supuesto, pero esta no había dicho nunca nada referente a niños y ella tampoco quería sacar el tema por miedo a llevarse una negativa, sabía que la Chef estaba muy centrada en el restaurante y en hacer de él el que un día fue... E: ¿Te lo puedes creer? (decía contenta metiéndose en la cama) Lola va a ser mamá... M: Sí... y el cabeza loca de mi hermano (contestó tumbándose sobre ella) me alegro muchísimo por ellos E: Es que, solo imaginarme que dentro de nueve meses habrá una pequeña Lola en el mundo... no sé (decía ilusionada) M: Sí... (miraba hacia el infinito) E: Ya verás... lo voy a malcriar (continuaba) M: Estás casi más ilusionada que ellos (dijo mirándola con una sonrisa) E: Es que me hace mucha ilusión (contestó) M: Y... no sé (continuó con miedo) ¿no te haría más ilusión que nosotras tuviéramos uno? E: ¿Nosotras? (preguntó algo descolocada) ¿Un hijo? M: No, un marciano (intentó bromear) pues sí, Esther un hijo... tú y yo E: Estás de coña ¿no? (sonrió nerviosa) M: Para nada (contestó seria) sabes que siempre he querido tener hijos... de hecho sabes que estoy deseando tenerlos... E: Espera, Maca... (se incorporó en la cama, Maca quedó sentada frente a ella) ¿me estás proponiendo que seamos madres? Pero si casi acabamos de empezar esta relación (dijo a modo de excusa) ¿y ya me estás proponiendo que tengamos un hijo? M: Sí, cariño (le dijo) te estoy proponiendo que tengamos un hijo... tuyo y mío... (decía algo seria ante la respuesta de Esther) y no te estoy diciendo que lo tengamos ya mismo, pero sí que quiero tenerlos... ahora o dentro de un año... pero quiero saber si tú quieres tener hijos conmigo (terminó de decir a la espera de que la chef contestara) El silencio de Esther le dio la respuesta a Maca, a quien no le gustó nada, bajó la cabeza pensando que había metido la pata hasta el fondo, de nuevo se encontraba con aquel mismo problema, el mismo que años atrás tuvo con Violeta, en su momento su ex no quiso tener hijos y eso llevó al traste su relación, ahora era Esther la que parecía no querer ser madre... M: Olvídalo (dijo tumbándose al otro lado de la cama, ha sido una tontería lo que he dicho, no quería hablarlo, no quería que le dijera un contundente “no”, no sabía si podría escucharlo) E: Maca (intentó que la mirara) M: Tengo sueño (mintió) vamos a dormir... E: Pero Maca... ¿por qué te pones así? (preguntó) M: No me pongo de ninguna manera... solo quiero dormir, estoy cansada (se dio la vuelta para quedar de espaldas a Esther) E: Como quieras...

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Ambas sabían que aquello había sido tan solo una mala excusa para no continuar con aquella conversación, la chef miró a su chica con tristeza, sabiendo que no había estado a la altura de las circunstancias, ser madre era algo que muy pocas veces se había planteado y las pocas ocasiones en las que lo había pensado siempre era con Maca, pero ahora... tenía mucho trabajo, tenían muchas cosas por delante, el restaurante parecía que iba saliendo a flote, aquello requería mucho tiempo, demasiado... pero la idea de ser madre... le daba miedo... le daba miedo no ser buena madre, le daba miedo no saber como hacerlo... sin embargo, tener un hijo con Maca... sería maravilloso... Por su parte, la crítico quedó de espaldas a Esther, mirando la pared y con una sensación de ahogo en el cuerpo, Esther no quería tener hijos, al menos eso lo había hecho pensar, ella deseaba con todas sus fuerzas ser madre... ¿qué sentido tenía continuar con aquello si no buscaban lo mismo? ¿tenía que volver a aguantarse sus ganas porque Esther no quería? Eso parecía, sin embargo, esta vez todo era diferente, Esther era la mujer de su vida, lo era... lo sabía, la mujer con la que quería formar una familia... pero si la chef no quería... ¿sería capaz de olvidarse de ello y seguir con ella? A la mañana siguiente, cuando Esther se levantó, Maca ya no estaba en casa, una nota le decía que ya había salido al trabajo, suspiró, sabía que algo no había ido bien la noche anterior y se maldijo por, una vez más, no dejar las cosas claras desde el principio... Se dio una larga ducha y se vistió para ir a trabajar, pasó por un par de tiendas antes del restaurante y nada más llegar al él vio como Lola cargaba un par de cajas que habían llegado, se acercó corriendo a ella y le arrebató lo que llevaba... Lola: Pero bueno ¿y esto? (preguntó casi indignada) E: Pues que estás embarazada y no puedes coger peso (dijo con tranquilidad, llevando las dos cajas de vino hacia dentro) Lola: Estás peor que Fran... de verdad (protestaba mientras la seguía) el día que Maca se quede embarazada me apiadaré de ella (soltó) E: Sí, pobre (sonrió) Lola: Pero bueno... ¿y esa sonrisa? (dijo captando la ilusión) E: Nada... que... bueno ayer Maca y yo tuvimos una pequeña discusión (le dijo) Lola: Pues no sé porqué te ríes... nunca te ha gustado discutir E: Ya pero fue por los niños... (contestó) ella quiere tenerlos... y yo me quedé callada, me quedé no sé, como en shok y no le contesté, creo que ella pensó que no quería... Lola: ¿Y quieres? (preguntó) E: Lo estoy deseando (dijo con una sonrisa enorme) he pasado toda la noche pensando y... me encantaría... no te digo que ya mismo, pero no sé... me hace ilusión... Lola: ¿Se lo has dicho a ella? (quiso saber) E: No (sonreía) pero... creo que está a punto de saberlo... En su puesto de trabajo, Maca miraba un par de notas que tenía para el siguiente artículo mientras miraba algo en internet, un chico vestido deportivamente, con un casco en la mano y un paquete en la otra se acercó a su mesa... Chico: Me han dicho que es usted Macarena Wilson (dijo) M: Sí, soy yo (contestó mirándolo con extrañeza)

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Chico: Esto es para usted (contestó dándole el paquete y un sobre) M: Gracias (le dijo mientras veía como se iba de allí, quedó mirando aquel paquete, cogió el sobre y lo abrió, sacó la carta que había dentro y su rostro se iluminó al ver la letra de su chica...) “Hola mi amor, espero que te hayas levantado un poquito mejor de lo que te dormiste ayer... que sepas que yo lo he hecho fatal porque no te tenía a mi lado... Bueno... quiero pedirte perdón por la poca reacción que tuve anoche cuando hablaste de hijos... me entró el pánico escénico, miedo a no ser buena madre... a que esperaras más de mí de lo que puedo darte... M: Tonta... (susurró mientras leía) Sí, ya sé, ya sé... me vas a decir que soy una tonta, pero te encanto... Cuando de dormiste me quedé despierta y... al verte allí, sentirte tan cerca de mí supe que no tenía que tener miedo a nada... que si tú estás conmigo todo será perfecto... así que perdóname, mi amor, por hacerte pensar lo que no era... Abre el paquete...” Lo hizo con prisas abrió el paquete que aquel chico le había entregado, una lágrima salió de su rostro al encontrar un pequeño pantalón vaquero junto con una camisetita minúscula, unos patucos y un gorrito de lana... junto con otra nota “¿Te imaginas a nuestro niño o niña vestido así? Porque yo estoy deseando verlo... mi vida, quiero tener hijos contigo, estoy deseando tener hijos contigo... te quiero. Esther” Dejó lo que estaba haciendo, le pidió a una de sus compañeras que la cubriera un rato, cogió sus cosas y salió de la oficina, fue al restaurante, con la moto llegó en seguida... las mesas ya estaban ocupadas, tenían muchísimo jaleo ese día pero le dio igual, casi sin saludar a nadie entró en la cocina encontrándose con Esther muy afanada en su trabajo... E: Juan la lubina casi está (decía) Fue a coger unas cosas cuando sintió unas manos agarrándola por la cintura, darle la vuelta y plantarle un beso en los labios que casi la dejó sin respiración, tomando profundidad a la vez que ternura, al separarse, Maca se presentaba ante ella con la felicidad escrita en el rostro... E: Uau (atinó a decir) M: Te quiero (contestó) E: ¿Y esto? (preguntó descolocada) M: Esto es porque te quiero... te amo... y porque vamos a ser las mejores madres del mundo... E: Ya lo has visto... (dijo como una afirmación) siento lo de ayer... M: ¿Ayer? ¿qué pasó ayer? (preguntó dando por echo que lo había olvidado todo, ambas sonrieron) ¿entonces... quieres tener hijos conmigo? E: Lo estoy deseando (contestó rotunda...)

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Volvieron a besarse mientras sus compañeros reían, Maca la elevó del suelo en un ataque de efusividad, haciendo que ambas rieran... el momento fue cortado por una Lola que llegaba algo nerviosa... Lola: A ver... que acaban de llegar los de la comida de empresa (las separó) necesito a mi amiga libre (le dijo a su cuñada) así que ya estáis dejando de haceros carantoñas y a trabajar, coño (soltó saliendo de nuevo de la cocina...) M: ¿A esta que le pasa? (preguntó volviendo a abrazar a Esther) E: El embarazo... que la tiene alterada (miró a su chica) ay Dios la que me espera contigo... (dijo haciendo que las dos volvieran a reír como niñas)

Llegó corriendo, casi faltándole el aliento, entró como un huracán arrasando con todo lo que se pusiese en su camino, llegó por fin a recepción donde una mujer y una chica joven parecían más interesadas en lo que hablaban que en las personas que allí había... E: Perdone (dijo nerviosa) T: Como te lo cuento (continuaba con su relato) que dicen que les da igual si se ha muerto o no... que ellos no saben nada de esa chica desde que era jefa de no se qué revista... ¿te lo puedes creer? Alicia: Bueno Teresa... algo les habrá hecho... E: Disculpe (intervino) me acaban de llamar, han traído a mi mujer... está de parto (decía atropelladamente) T: A ver... ¿Cómo se llama? (dijo de mala gana al ver cortada su conversación) E: Yo, Esther García (contestó) T: Su mujer... no usted, su mujer (casi la regañó) E: Ah sí... claro, claro (decía cayendo en la cuenta) Macarena Wilson... La recepcionista miró la lista de ingresos y le dio la información a Esther que salió corriendo en dirección a la habitación donde estaba Maca, nada más entrar se acercó a ella llenándola de besos... E: Mi amor... ¿cómo estás? ¿Te duele? ¿Estás bien? ¿quieres algo? ¿agua? (preguntaba de carrerilla) M: Cariño... cariño (intentó calmarla) tranquila mi amor, estoy bien... E: Qué pasa... ¿qué pasa? (decía mientras veía un gesto de dolor en el rostro de su mujer) M: Otra contracción (dijo cuando ya había pasado) E: Vale, vale mi amor... respira... respira (hacía como que respiraba) así... muy bien... M: Esther... por favor, cálmate (le pidió para no ponerse ella más nerviosa) que estás más nerviosa que el día que nos casamos... E: Pues claro que estoy nerviosa... no me digas que tú no estás nerviosa (continuaba) mi amor... que vamos a tener un bebe... M: Lo sé, lo sé... no hace falta que me lo digas (contestó con una media sonrisa) dame un beso anda... E: Sí... sí, todos los que quieras (dijo dejándole una retahíla de besos cortos...) Doctor: Bueno, Maca... vamos a ver como estás (dijo explorándola) muy bien, ya estás totalmente dilatada, así que nos vamos a paritorio

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De la mano de su mujer y mirándose nerviosas llegaron a maternidad, donde Maca entró en paritorio y Esther de los nervios se quedó fuera, Lola y Fran llegaron un rato después con la pequeña Paula que contaba con dos años e intentaron apaciguar los nervios de una Esther que no hacía más que ir de un lado hacia otro del pasillo... Doctor: Enhorabuena (dijo saliendo y hablando con Esther) tiene un niño precioso y muy sano... E: ¿Está... están bien? (decía con miedo) ¿Ha ido todo bien? Doctor: Todo perfecto (sonrió) mire, ahí los tiene (dijo viendo como salía la camilla con Maca y el niño) E: Mi amor (se precipitó hacia la camilla) mi vida... (acarició su rostro) M: Mira... (lloraba) mira que guapo... E: Es precioso (susurró) te quiero M: Y yo a ti... mucho (le dijo besándola...) Un rato después, Maca dormitaba en la cama mientras Esther arreglaba unas flores que le había llevado, la puerta de la habitación se abrió dejando paso a la enfermera que traía a su hijo, sus ojos se llenaron de lágrimas, agradeció a la chica y cogió en brazos a su pequeño con una sonrisa enorme... E: Hola mi vida (dijo entre lágrimas) que guapo eres... mi amor (besó su cabecita) M: Espero que tanto como su mami (dijo abriendo los ojos y encontrándose la más maravillosa de las visiones) E: Cariño (se acercó a ella) ¿Cómo estás? M: Cansada... pero feliz (sonreía al verla con su hijo en brazos) ven... poneros aquí conmigo... Así lo hizo, se tumbó al lado de su mujer con el niño en medio de ellas, se besaron una, dos, tres, cuatro veces, susurrándose mil “te quiero” y contemplando a su pequeño que dormía sobre ellas...

Bajo un sol de justicia Fran se afanaba en la barbacoa, cuando una niña de unos cinco años se acercó a él pidiéndole algo de comer, la cogió en brazos le dio un beso y le explicó que aún debían esperar un poco más... Se escucharon voces salir de la cocina al jardín y poco después, aparecieron Maca junto a Cath y su chica seguidas de un pequeño terremoto llamado Jaime que con tres años hacía las delicias de todos... Jaime: Ami, ami (dijo corriendo hacia la puerta donde Esther y Lola entraban al fin hablando animadamente sobre algo de trabajo) ami... ola ami... E: Hola mi amor (saludó cogiéndolo en brazos y llenándolo de besos) ¿Cómo está mi príncipe? Jaime: Mien... ami, ma dice que no peo añarme en la pici (decía en sus brazos) E: Cariño es que solo te puedes bañar con mamá o conmigo pero tú solito aún no puedes (decía saliendo al jardín) ahora cuando comamos nos bañamos ¿vale? Jaime: Ale (dijo contento)

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M: Cariño, por favor (decía llegando hasta ella) que no puedes cargar peso (dijo cogiendo ella al niño) E: Uff... Maca por dios, que estoy embarazada, no inválida... puedo coger a mi hijo si quiero... M: No, no puedes (contestó medio seria, medio riendo) que está ya muy avanzado el embarazo... tienes que tener más cuidado (decía con voz melosa) que no quiero que os pase nada ni a ti, ni a la niña... E: Qué pesadita por dios... (protestó) Lola: Pues igual que tú, Esther (intervino) que anda que no la sobreprotegías M: Eso cuñada, defiéndeme (sonrió) E: Desde luego (volvió a protestar) ni un beso me has dado que lo sepas... tanto regañar, tanto regañar... y ni me saludas en condiciones... M: Perdona, mi amor (dijo acercándose con el niño en brazos y besándola repetidamente) hola... E: Hola (dijo embobada) Cath: ¿Aún están en esa fase? (preguntó bajito Cath a Lola, mientras tomaba la mano de su chica) Lola: Y lo que les queda, hija... y lo que les queda (dijo sonriente...) Ajenas al mundo entero, Maca y Esther se besaban algo más profundamente para luego besar a su hijo mientras Maca acariciaba el abultado vientre de la Chef... M: Te quiero (susurró) E: Te quiero (contestó) Minutos después Fran avisaba que la comida ya casi estaba y todos tomaban asiento para disfrutar, como tantos otros días de una comida familiar donde reinaban las charlas, los chistes, las risas, los besos, pero por encima de todo la felicidad y el gran amor que se profesaban...

FIN

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