Axis Mundi 22 - Febrero 2015

July 13, 2017 | Author: Meta Trón | Category: Soul, Love, Bhagavad Gita, Knowledge, Essence
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AXIS MUNDI AXIS MUNDI EDICIÓN ESPECIAL

GLOSARIO AXIS MUNDI

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AXIS MUNDI

AÑO 3 - Nº 22

FEBRERO 2015

PUBLICACIÓN OFICIAL DE LA ESCUELA DE FILOSOFÍA INICIÁTICA

¿POR QUÉ UN GLOSARIO? En más de una ocasión hemos señalado que antiguamente el conocimiento se escondía en la escasez: era difícil acceder a él por diversas razones. Sin embargo, hoy –por el contrario– el conocimiento se esconde en la abundancia: tenemos tanta información que es extremadamente difícil diferenciar “el trigo de la paja” y solemos perdernos en los intrincados laberintos de Internet y en la voluminosa bibliografía a la que accedemos con solamente un click. Nuestra Escuela se ha propuesto desde el principio “reunir lo disperso” (“ad dissipata coligenda”) y realizar una síntesis, a fin de facilitar al estudiante sincero las herramientas necesarias para acceder a una fuente de conocimiento fiable, que sea sustentada con bibliografía de valor y al mismo tiempo que sea vivencial y transformadora. Ese objetivo ambicioso es el mismo que anima a los editores de esta revista “Axis Mundi” y en un afán de brindar al lector una guía de lectura de los dos años de nuestra publicación, hemos visto la necesidad de generar este Glosario, donde se incluye una guía conceptual de los artículos escritos por Phileas del Montesexto, que buscan ser un complemento a los estudios curriculares del Programa OPI. Por esta razón, los estudiantes activos de nuestra Escuela disfrutarán doblemente este número especial ya que en él se incluyen referencias a los diferentes módulos de estudio, a fin de poder complementar y relacionar la información del Programa con la suministrada en “Axis Mundi” Con nuestros mejores deseos de Paz Profunda, Equipo Editorial de “Axis Mundi”

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Glosario 2013-2015 AD ROSAM PER CRUCEM Aunque el axioma tradicional “Ad Rosam Per Crucem, Ad Crucem Per Rosam” (“A la Rosa por la Cruz, a la Cruz por la Rosa”) proviene de la tradición de la rosacruz primigenia, fue el francés Jósephin Péladan quien la popularizó a finales del siglo XIX. Las dos frases se complementan. “Ad Rosam Per Crucem” significa ascender hacia el Espíritu a través de la materia, es decir alcanzar el centro (la rosa) a través de las pruebas de la vida (la cruz). No obstante, todo peregrino que viaje al centro debe regresar purificado para convertirse en “Maestro de dos mundos”, tal como explica Joseph Campbell en su estudio sobre el “viaje del héroe” (Véase: “El héroe de las mil caras”). En este sentido, “Ad Crucem Per Rosam” significa el retorno del peregrino purificado (bodhisattva), desde el “axis mundi” (la rosa) al mundo ordinario (la cruz). Es la doble vía de la reintegración y la restauración, del trabajo interno como piedra basal para la construcción de un mundo nuevo y mejor. La doble frase “Ad Rosam Per Crucem - Ad Crucem Per Rosam” significa la “coincidentia oppositorum”, la armonía de los opuestos, la reunión de la rosa y la cruz a través de la imitación de Cristo. No se puede entender una sin la otra, del mismo modo que no se puede hablar de un progreso individual si esto no va de la mano con un progreso comunitario. (AM 15)

ADEPTO A los seres adelantados los conocemos como Adeptos, Mahatmas, Hermanos Mayores e incluso Maestros Ascendidos, tal como los denominan algunas escuelas modernas. (AM 8) Si hay un sendero que lleva a la iluminación, tiene que haber –lógicamente– seres iluminados, que ya han transitado la vía iniciática y que han alcanzado un estado de conciencia superior. A estos Maestros Ascendidos, Mahatmas, Adeptos o Hermanos Mayores no necesitamos adorarlos como santos, sino imitarlos, poniéndonos a su servicio. Colocarnos “al servicio de los Maestros de Sabiduría” (uno de los enunciados de nuestra declaración de Misión y Visión) significa continuar su obra y convertirnos en SERVIDORES. (AM 15) Véase además: Etapas del Sendero AXIS MUNDI

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ALMA El Alma Espiritual liga al ser humano a la Divinidad Pura, mientras que el Alma Animal actúa como intermediario entre lo espiritual y lo físico, es decir como un canal que debe ser purificado a través del entrenamiento o Ascesis. En la concepción tradicional de la “guerra interior”, los combates más feroces se libran en el campo anímico o del Alma Animal, donde las emociones y los pensamientos suelen tomar el control, desviándonos de la Senda que lleva al Ser. El Alma Animal está supeditada a la personalidad o a la máscara que adoptamos en cada encarnación, una cáscara o capa que oculta nuestra verdadera identidad. Por el contrario, el Alma Espiritual se vincula con el rostro del Ser o “Yo Superior”. (AM 13)

ÁNGEL DE LA GUARDA (MAESTRO INTERNO) La Tradición Espiritual afirma la existencia de ciertas presencias metafísicas –también llamadas “ángeles”, “auxiliares invisibles” o “devas”– que actúan como intermediarias entre el hombre y la divinidad. Una de estas entidades es conocida en el cristianismo como “ángel de la guarda”. Sin embargo, aunque este ser reciba el nombre de “ángel”, en verdad no es una entidad ni está afuera de nosotros, sino que es otro de los nombres que podemos dar al Maestro Interno, el guía suprasensible que actúa como intermediario entre nuestra personalidad cuaternaria y nuestra esencia espiritual. Este Maestro es nuestro protector invisible, pero no está separado de nosotros sino que es nuestra contracara, nuestra verdadera identidad o “Yo Superior”, el habitante secreto de nuestro corazón, con el que podemos establecer un vínculo directo a través de la meditación y la oración. Todos los seres humanos tienen un ángel de la guarda o Maestro Interno, pero la mayoría – hipnotizados por el mundo fenoménico y volcados a lo externo– prefiere ignorar sus señales, mensajes y advertencias. A propósito de esto, dice Leonardo Boff: “La voz del ángel bueno no deja de hablar, pero es confundida con las mil otras voces, de las religiones, de las Iglesias, de los Estados y de otros maestros…” (AM 13) El alter ego celestial o guía metafísico se manifiesta desde el interior por medio de una vocecilla que es la misma que escuchó Socrates de labios de su daimon. Este sabio griego, al hablar de su daimon (que no era un “demonio” como han afirmado algunos fundamentalistas cristianos) se refería a una “voz profética interna, proveniente de un poder superior”, describiéndolo como un consejero consciencial (como el Pepe Grillo del cuento “Pinocho”) que intentaba llevarlo por el camino de la Virtud. En la obra platónica “Apología de Sócrates”, el filósofo habla de su daimon y dice: “Está conmigo desde niño, toma forma de voz y, cuando se manifiesta, siempre me disuade de lo que voy a hacer, jamás me incita”. Los sufíes llaman a este Maestro “moqaddam al-qhayb” (guía suprasensible) o bien “shaykh 4

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al-qhayb” (maestro personal suprasensible), y el persa Najmuddin Kubra denominaba a esta presencia “testigo en el cielo”, relacionándolo con el astro rey y describiéndolo como “Sol del conocimiento”, “Sol espiritual de la mente”, “Sol del corazón”, etc. Este “shaykh al-qhayb” (maestro personal suprasensible) o “daimon paredros” (el “guía inmediato” de Sócrates y los neoplatónicos) es también el “ishtadeva” (“divinidad querida”) de los bhaktas de la India, una forma cercana y personal de la divinidad, que pueda ser amada y tomada como modelo, pero que no se contradice con el Dios Impersonal y sin atributos. (AM 13) Véase además: Maestro Interno

ANTAKARANA En otras ocasiones el elemento separador entre el peregrino y el lugar sagrado aparece en la forma de un río, por lo cual varias tradiciones hablan de la necesidad de la construcción de un puente que una las dos orillas, convirtiendo al discípulo en “pontífice” (pons=puente y facere=hacer). Este puente que reúne a la personalidad (Cuaternario Inferior) con el Alma Espiritual y sus vehículos auxiliares (Tríada Superior) es también llamado “antakarana” y diversas corrientes espirituales enseñan la mejor forma de construirlo. Desde un punto de vista iniciático, el puente-antakarana es aquel que reúne al buscador con lo buscado, al noble viajero con su Maestro Interno, por lo cual la mejor manera de construirlo es establecer una vía de comunicación segura, que nos permita atravesar el río y abrir sin problemas la Puerta del Templo. (AM 12)

ARJUNA El destinatario de la suprema enseñanza brindada en el Gita es Arjuna, uno de los cinco príncipes pandavas, hijo de la reina Kunti al invocar a Indra, rey de los devas. Arjuna es reconocido a lo largo de toda la epopeya por su notable fortaleza y devoción. En una primera vuelta de llave, apreciamos a Arjuna como el discípulo de Krishna, pero entendido más profundamente es el discípulo perfecto y más aún: somos nosotros mismos en el centro del campo de Kurukshetra, dudando y enfrentando a nuestros enemigos, con intenciones de cambiar pero sin atrevernos a dar “el gran paso”. Arjuna es el héroe, la inspiración para todos aquellos que día a día luchan por abrirse paso hacia Hastinapura, combatiendo sin cuartel a los feroces Kurúes. Desde una óptica más elevada, Krishna y Arjuna son uno solo, representando al Alma esAXIS MUNDI

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piritual (Individualidad o Tríada Superior) dando consejo a la Personalidad (Cuaternario Inferior), que aún tiene que pulir muchos defectos antes de llegar ante la puerta del supremo templo, en este caso simbolizado por Hastinapura. En este sentido, Krishna y Arjuna han sido llamados “Naranarayana”, es decir la conjunción de “nara” (el ser humano) y “narayana” (Dios), las dos caras de una misma moneda. Esta conjunción queda más en evidencia aún si vamos al significado de sus nombres: Arjuna sig-

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nifica “blanco” y Krishna significa “negro” (muchas veces se lo nombra como “el que es azul oscuro, como el cielo infinito”) y juntos representan la armonía de los opuestos. Además de ser vistos como “partes de una misma cosa”, en el Gita, Krishna y Arjuna asumen los roles de “Maestro” (Gurú) y “Discípulo” (Chela), por lo cual es interesante repasar esta relación tradicional de Maestro y Discípulo. (AM 2) Cada uno de nosotros es Arjuna, pues cada ser humano es un guerrero en sueños que debe despertar de su letargo, entrenarse cuidadosamente para la guerra y avanzar decidido al campo de batalla para recuperar la ciudad de la Sabiduría, Hastinapura. (AM 13)

ARQUERÍA El simbolismo del tiro con arco siempre nos remite al camino espiritual y a “alcanzar el centro”. Esto puede ser visto desde diferentes ángulos, pero en relación a lo anteriormente expuesto, podemos recordar que la palabra griega que se usaba para “pecado” era “hamartia” que significa justamente “no dar en el blanco”. De este modo, “pecar” es “errar al blanco”, gastar energías vitales en algo que no nos sirve para alcanzar el objetivo único. Confucio señaló que “en la práctica del tiro con arco hay algo que se parece al principio que guía la vida de un hombre moral. Cuando el arquero no da en el centro del blanco, se vuelve y busca la causa de su fracaso en sí mismo”, mientras que Suzuki comenta que “el arquero pierde conciencia de sí como persona empeñada en dar en el blanco que tiene ante su vista; y este estado de “inconsciencia” se cumple cuando, absolutamente vacío y libre de sí, se vuelve uno, indivisible, con el arte de su destreza técnica, aunque haya en él algo, de un orden totalmente

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diferente, que no puede ser aprehendido a través de ningún estudio progresivo del arte”. (…) La práctica del tiro con arco se resume en tres pasos: TENSAR-APUNTAR-DISPARAR, las mismas tres instancias de la ascesis heroica: a) Tensar: reunión de fuerzas, preparación, esfuerzo inicial. b) Apuntar: disciplina, canalización de las energías hacia un objetivo único. c) Disparar: dejar que la Ley se cumpla. La etapa de “apuntar” busca encontrar un camino invisible entre el arco y el blanco. Hay miles de caminos erróneos para llegar al blanco y uno solo correcto. Por esta razón, esta búsqueda consciente de una vía no evidente está fundamentada en el discernimiento, en el reconocimiento de los caminos equivocados para descubrir el único camino verdadero. (AM 4)

ASCESIS Las escuelas tradicionales nos hablan de cuatro tipos de pruebas iniciáticas vinculadas a los cuatro elementos: Tierra, Agua, Aire y Fuego, ordenadas de lo más denso a lo más sutil. A los efectos prácticos, estos elementos se relacionan con los vehículos del cuaternario: cuerpo físico, cuerpo vital, cuerpo emocional y mente de deseos. Toda la Ascesis Iniciática está subordinada a esta base cuaternaria, pues contempla los diversos aspectos del desarrollo humano: físico, vital (o pránico), emocional y mental, que se complementan y reúnen en torno al “quinto elemento” de naturaleza espiritual (éter o quintaesencia). (AM 9) El camino ascético o preliminar es común a todas las corrientes y se fundamenta en la purificación de los vehículos (físico, vital, emocional y mente de deseos), pero en un momento de la peregrinación, el discípulo debe elegir una vía de conexión tradicional con un modelo a seguir (Ishtadeva). (AM 11) La Ascesis Iniciática puede también ser llamada “alquímica” porque no habla de otra cosa que de este proceso de disolución y coagulación, en ocasiones llamado “alineación”, donde los venenos de los dragones de los cuatro elementos son contrarrestados con precisos antídotos. (AM 15)

ASTROLOGÍA El hombre primordial vivía en íntima comunión con el cosmos y en la contemplación serena de los astros del cielo aprendió las leyes del Universo. A través de la paciente observación de los planetas y las estrellas, los sabios de la Tradición Perenne descubrieron ciclos y ritmos, comprobando experimentalmente su influencia en su propia vida. La disciplina fundamentada en las correspondencias del Cielo y la Tierra fue 8

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llamada por los antiguos “astrología”, la cual tenía como punto de partida el axioma arcaico: “Así como es arriba es abajo”, corazón de todo el pensamiento hermético”. (AM 6) Véase además: Zodíaco

ATARAXIA El hombre que logra situar su conciencia por encima del placer y el dolor es inmutable y poseedor de una virtud discipular llamada “Titiksha” (fortaleza), semejante a la ataraxia de los estoicos, la cual no es otra cosa que “ausencia de turbación” o “tranquilidad del Alma”. La fortaleza consiste en ser ecuánime ante el par de opuestos, enfrentar con visión clara los embates de la ilusión y la impermanencia. Ver más allá de lo evidente para hacer frente a los sinsabores de la vida. (AM 5)

AVATARA [Krishna] no es solamente un humano más consciente. Es más que eso: es un AVATARA, es decir un enviado, la imagen visible del Absoluto (Brahman). Al hablar de un avatara estamos refiriéndonos a un ser arquetípico o una entidad suprahumana que se presenta ante los diversos pueblos bajo diferentes nombres, manifestado periódicamente en carne y hueso a fin de cumplir una misión específica en un período histórico concreto y un entorno geográfico en particular. Algunos avataras que podemos reconocer son: Krishna, Rama, Hermes (Thoth entre los egipcios), Zoroastro, Buddha, Cristo, Orfeo, Quetzalcóatl, Viracocha, Mahoma, etc. Todos estos personajes no son otra cosa que un “descenso” de la divinidad a una manifestación temporal, la encarnación humana de una entidad de naturaleza suprahumana, un principio espiritual. El término sánscrito “avatara” significa “el que desciende” y en el caso de Krishna su “descenso” es explicado por él mismo en el Bhagavad Gita: “Cuando el deber (dharma) declina, ¡oh Bharata!, y cobra bríos la iniquidad (adharma), entonces Yo renazco. Para proteger a los buenos, confundir a los malos y restaurar firmemente el orden (dharma). De edad en edad renazco Yo con este intento” (Gita 4:7-8). La tradición oriental ve en Krishna a uno de los diez avataras del dios Vishnú, el preservador. Éste se había manifestado anteriormente como Matsya, Kurma, Varaha, Narasimha, Vamana, Parashurama y Rama, después de Krishna como el señor Buddha y –según las fuentes clásicas– se manifestará al final del Kali-yuga o en el período crepuscular (es decir, en el intervalo entre la edad de hierro y la edad de oro, que nosotros llamamos “período Z”) como “Kalki”, el último avatara. Alain Daniélou explica que “cuando hay duda sobre la continuidad de la tradición iniciática y por tanto sobre la validez de los ritos, el dios Vishnú, que asegura la continuidad del mundo, AXIS MUNDI

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se encarna y vuelve a poner en orden la tradición utilizando los elementos sobrevivientes”) y de acuerdo con Swami Prabhupada, “Krishna desciende específicamente para restablecer el verdadero propósito de la vida, cuando el hombre olvida su propósito”. (AM 2) Hay varias versiones de [la] cadena avatárica. La que mostramos es la que aparece en el Garuda-purana. También es importante señalar que existen varias clasificaciones de estos “avataras”. La versión india tradicional habla de seis clases de avataras: los Purusha avataras, los Lila avataras, los Guna avataras, los Manvantara avataras (o de Manú), los Yuga avataras y los Shaktyavesha avataras. Una versión más nueva surgida del tronco teosófico habla de avataras de Manú (o manusíacos), del Maha-Chohan (o mahachohánicos) y del Boddhisattva (o boddhisáttvicos). (AM 2)

BHAGAVAD GITA La epopeya del Mahabharata habría sido compuesta entre los siglos VII y VI a.C. y contiene unos 90.000 versos, lo cual la convierte en la epopeya más extensa de todas las conocidas. En el medio de esta obra (y actuando como el “nudo” de ella) se encuentra el texto espiritual más famoso de toda la tradición oriental: el Bhagavad Gita. Su nombre significa “Canto del Señor” o “Canto del Espíritu”, ya que comúnmente no se lee sino que se canta, aunque en occidente –al menos los que desconocemos la lengua sánscrita– tengamos que conformarnos con su lectura. Que el Gita sea una canción deja en evidencia que no está dirigido a la mente racional sino a nuestro Yo más alto. Los Maestros aseguran que el Bhagavad Gita es la esencia de los Upanishads y en ocasiones recibe el nombre de Gita-upanishad o Yoga-upanishad, dando a entender que posee la misma jerarquía que los otros Upanishads. Dado su valor sintético y trascendente, también es conocido como “el Upanishad de los Upanishads” y se le considera la “quintaesencia de los Vedas”. Considerado desde la interpretación más elevada, el Bhagavad Gita recibe el nombre de “Atma-Gita” (“el Canto del Ser” o la canción de nuestra naturaleza divina). (AM 1) Véase además: Vyasa

BHAKTI MARGA Bhakti-yoga es la vía de unión con la divinidad a través de la devoción, de la entrega absoluta a Dios, la cual comienza en el Amor y termina en el Amor. La mayoría de los espiritualistas concuerda que Bhakti es la vía más fácil de los tres “Marga” ya estudiado, pues no precisa de bagajes intelectuales: hasta el ignorante más iletrado puede recorrer el sendero a la cumbre sin haber leído ni una página sagrada y aún sin saber leer ni escribir. La única condición para recorrer el Bhakti-Yoga es abrir el corazón a Dios. Al referirnos al profundo Amor de los practicantes de esta senda (bhaktas) estamos hablan-

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do de un Amor profundo y completo hacia un Dios personal, que los indos llaman “Ishvara” y que adopta muchas formas. Teniendo en cuenta esto, y para comprender la naturaleza del Bhakti Yoga, es preciso repasar primero la noción de la divinidad que enseñan las escuelas indas. (AM 11)

BIBLIA La Biblia es un tratado de Alquimia Espiritual y en sus líneas está escondido el magno secreto de la Gran Obra. Este magnífico libro tradicional no nos habla de viejas historias y personajes olvidados, sino que nos está hablando de lo que está sucediendo aquí y ahora DENTRO DE NOSOTROS. Mientras que los profanos y los materialistas observan en la Biblia contradicciones, hechos controversiales, cronologías dudosas y afirmaciones pseudo-científicas, los discípulos e iniciados contemplan en ella un magnífico “mapa del tesoro”, pletórico de pistas certeras que indican el camino al Árbol de la Vida, que nos ofrece el fruto más preciado: el de la REINTEGRACIÓN. (AM 14)

BRAHMAN Detrás del aparente politeísmo de la tradición india y de la diversidad de dioses, semidioses y deidades de todo tipo, subyace un único Ser: Brahman, el Uno sin segundo. Sin embargo, el intelecto finito y limitado del hombre no tiene posibilidad de comprender este Brahman infinito, abstracto e inalcanzable, por lo cual los indos contemplaron dos aspectos de este Ser: a) Nirguna Brahman (sin cualidades o Parabrahman) b) Saguna Brahman (con cualidades o Ishvara) Tal como señala el Ramatapaniya Upanishad: “El Brahman es pura Conciencia, sin partes, sin forma. Para ayudar al devoto en sus esfuerzos, se le atribuyen símbolos y cualidades”. Los místicos concibieron a esta faceta de Brahman “con cualidades” como Ishvara, un primer intento por comprender lo incomprensible. En palabras de Vivekananda: “Todo es Brahman, el Uno sin segundo; sólo que Brahman como unidad o absoluto, es demasiada abstracción para poder ser amado y adorado; por eso, el bhakta elige el aspecto relativo de Brahman que es Ishvara, el Gobernante supremo. (…) Ishvara es la más alta manifestación de la Realidad Absoluta, o en otros términos, la más elevada interpretación que la mente humana pueda dar de lo Absoluto”. Por lo tanto, todos los dioses del hinduismo son simplemente diferentes aspectos de Ishvara, AXIS MUNDI

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el Uno sin segundo en conexión con lo fenoménico. En ocasiones, los instructores espirituales ejemplifican esto con la imagen de un diamante, que muestra varias caras diferentes pero que –visto en perspectiva– puede apreciarse como una unidad. Algunos adoradores se sienten más a gusto rindiendo honores a una de sus caras (Shiva, por ejemplo), mientras que otros prefieren otra de las caras (Vishnú), aunque en el fondo están adorando al mismo Ser. Todas las religiones que hablan de un “Dios”, en verdad hacen referencia al mismo Ser macrocósmico con atributos luminosos. Es el “Dios es Amor” de los cristianos, el Sat-ChitAnanda de la tradición india, e incluso puede ser vinculado a las cualidades postuladas por los clásicos: lo Bueno, lo Justo y lo Bello. Ishvara no puede ser el “segundo” después del Brahman porque sabemos que éste es el “Uno sin segundo”, por lo cual no hay nada por fuera, ni por debajo, ni por encima de él. Como la comprensión de Ishvara también se muestra extremadamente elevada para el intelecto humano, en ocasiones se lo concibe como una Trinidad o Tríada, que en la India es

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conocida como la “Trimurti”, constituida por Brahma (el creador), Vishnú (el conservador) y Shiva (el destructor). (AM 5)

BRAHMAN Y ATMAN Si Brahman es mostrado como un enorme fuego, el ser humano es portador de una minúscula parte de ese fuego en su interior, la chispa divina: Atman. Atman y Brahman no son diferentes, sino que son exactamente de la misma naturaleza, el microcosmos y el macrocosmos. En otras palabras, Atman no es una parte de Brahman sino que ES Brahman, por eso el ser humano tiene el derecho legítimo de decir “Yo soy eso” y no “Yo soy parte de eso”. Somos ESO. Los indos conciben al Brahman como Sat-Chit-Ananda, que significa: Sat (ser absoluto), Chit (conocimiento absoluto) y Ananda (felicidad absoluta), por lo tanto Atman también es Sat-Chit-Ananda. (AM 5)

BRUJERÍA La brujería funciona en los planos metafísicos a través de las llamadas “formas de pensamiento”. Recordemos que, según las enseñanzas esotéricas, cada pensamiento genera una forma compuesta por materia astral y mental y esta forma se puede enriquecer, agrandar o simplemente desvanecer. Los magos o quienes saben usar esta energía hábilmente fundamentan su arte en la polaridad VOLUNTAD-DESEO, mientras que los hechizos y las brujerías funcionan solamente con las personas que tienen MIEDO o DUDAS. (AM 16)

CADENA DE ORO La cadena áurea no es otra cosa que la transmisión de un conocimiento primordial, de carácter sagrado, un legado trascendente que todos los nobles viajeros hemos recibido de los antiguos. Para formar parte de este linaje no es necesario pagar grandes sumas de dinero, ni ser parte de una élite, sino que simplemente se precisa amar la sabiduría y tener intenciones puras. (AM 8) Existe una “cadena áurea” a través de la cual ha sido transmitido el conocimiento primordial de generación en generación. Esta sucesión ininterrumpida de maestros y discípulos, en la India se llama “paramparã” (etimológicamente “uno después del otro”). La misma sucesión discipular que describe Krishna: Vivashvân (Surya), Manú, Ikshvaku, los Rajarshis y su línea discipular, puede encontrarse en Occidente en la cadena de oro de AXIS MUNDI

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Hermes Trimegisto o en el linaje del Grial, que parte de Adán y continúa con Set, Enoch, Melquisedec, Matusalén, Lamech, el Rey Salomón, Cristo, José de Arimatea, los reyes pescadores, los caballeros del Rey Arturo y los Templarios. La cadena tiene varios nombres: “paramparã” según los indos, “shelsheleth” para los cabalistas hebreros, “silsilah” para el Islam, etc. No obstante, en todos los casos, la idea subyacente a estos linajes es que todas las líneas discipulares son paralelas y que tienen un mismo punto de origen, que es divino y suprahistórico. Por esta razón se habla de una “Tradición Primordial”, que es el origen y el eje doctrinal de todas las escuelas sapienciales de Oriente y Occidente. De acuerdo con René Guénon, todos los eslabones de la cadena están estrechamente conectados entre sí y reciben una influencia espiritual que proviene del centro primario, el cual “está fuera y más allá de la humanidad”, es decir “in illo tempore”, como diría Mircea Eliade, o sea en la edad de oro primordial. (AM 10) El conocimiento primordial que se transmite de generación a generación, de boca a oído, por la cadena de oro (paramparã) es llamado “Jnana”, que puede traducirse perfectamente como “Gnosis”, pues se refiere a un saber fundamental vinculado al desarrollo de la conciencia y no a meras especulaciones teóricas. (AM 10)

CAÍDA En verdad, toda la ciencia iniciática se fundamenta en esta “caída” y en la necesidad de regresar a ese Edén primordial para alcanzar la re-integración, la re-unión con lo sagrado que se alcanza simbólicamente en el centro del laberinto o en la cumbre del monte Olimpo, como hemos estudiado en las monografías del programa. (AM 2) El fin de esa época paradisíaca mediante una ruptura o una precipitación a la materia, en un evento conocido como “la caída”. Esta separación y el alejamiento gradual de este centro primordial origina una “nostalgia” del paraíso perdido que en la estructura del viaje del héroe puede ligarse con la “llamada”. (AM 10) La Tradición afirma que –en el tiempo primigenio o Edad de Oro– el ser humano vivía en paz y en comunión con la Divinidad, pero también nos revela que ese estado idílico finalmente se quebró en un suceso que usualmente es llamado “la caída” y que los occidentales conocemos bien a través de la Biblia (Génesis 3:21-23), cuando Adán y Eva son expulsados del Edén. La nostalgia del Paraíso Perdido no es exclusiva del judeo-cristianismo sino que puede considerarse una enseñanza universal, común a todos los pueblos del globo, una reminiscencia de un pasado remoto que puede rastrearse tanto en Oriente como en Occidente. (AM 18) Adán simboliza a una humanidad metafísica (no encarnada) que vivía en perfecta comunión

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con la Divinidad y en un “estado primordial”, que se quebró con la expulsión del Paraíso provocada por comer el fruto del Árbol del Bien y del Mal. (AM 19)

CANTO DEVOCIONAL Las canciones devocionales con letras inspiradas que hablen de Dios, de la magnificencia de la creación y de las pruebas del sendero, nos impregnan de santidad y nos hacen entrar en comunión con arquetipos sagrados. Cuando cantamos “Hazme instrumento de tu paz”, por ejemplo, estamos logrando que Francisco de Asís cante a través de nosotros y es posible entrar en común unión con el espíritu del santo italiano. (AM 10)

CARIDAD Ante la separatividad y el egoísmo, los filósofos sostienen el necesario retorno a la Unidad Primigenia, postulando que el antídoto para la fragmentación es la Caridad, el Amor más puro, el único que puede brindar cohesión a todos los esfuerzos individuales. Según la Real Academia, la caridad –como virtud teologal– “consiste en amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos”, por eso ésta no es una limosna sino Amor en acción. En otras palabras: la solución a la crisis de la humanidad siempre ha estado AXIS MUNDI

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ahí, a mano, en la forma de la regla de oro, reconocida por todas las corrientes tradicionales: “Ama al prójimo como a ti mismo”. Este es el enunciado capital de la Caridad y significa desechar el exclusivismo, el odio, la intolerancia, el prejuicio, el derrumbe de todas las barreras en favor de un Amor más puro, el Amor consciente. Luego de hablar y teorizar durante siglos sobre el Amor, ha llegado el tiempo de amar. Y amar es, simplemente, comprender la Unidad en la Diversidad y vivir en consecuencia. (AM 14)

CARIDAD, PRINCIPIO DE Más allá de las diferentes claves para entender las enseñanzas escondidas en los textos, hay un PRINCIPIO que es fundamental a la hora de sumergirnos en el estudio de los textos sacros. Se trata del “Principio de Caridad”, el cual establece que “cualquier interpretación que disemine el odio o desdén es ilegítima”. En palabras de Agustín de Hipona: “Tenemos que mediar en lo que leemos, hasta que encontremos una interpretación que tienda a establecer el reino de la caridad. La Sagrada Escritura solo enseña caridad, solo condena la codicia, y de esta manera modela las mentes de los hombres. (…) Por lo tanto, quienquiera que crea que entiende la divina Sagrada Escritura o alguna parte de ella que no se base en el doble Amor a Dios y a nuestros vecinos, no la entiende en absoluto. Quienquiera que allí encuentre una lección para la construcción de la caridad, aunque no haya dicho lo que el autor aparentemente haya pretendido decir en ese lugar, no ha sido engañado”. Dicho de otro modo: toda la literatura espiritual promueve el Amor entre los hombres y si no lo hiciera deberíamos –en primer lugar– revisar nuestra interpretación de los pasajes que se contrapongan a este principio. Si “Dios es Amor” (“Deus Caritas Est”) entonces todo lo que provenga de Dios debe estar empapado de Amor, no de Odio. Aunque le agreguemos toneladas de literatura y comentarios, todo el Sendero Espiritual se resume en este sencillo principio: el Amor. La caridad es la piedra de toque del diálogo interreligioso y del pensamiento universalista, logra condensar todas las doctrinas supuestamente distintas en un solo enunciado: “Dios es Amor”, lo cual nos conduce inexorablemente a la regla de oro: “Ama al prójimo como a ti mismo”. Si el Amor es el eje interpretativo de las escrituras, deberíamos descartar de un plumazo todas aquellas lecturas que fomenten la guerra, los nacionalismos, el racismo, el clasismo, las divisiones y toda forma de intolerancia y discriminación. Para concluir, quiero citar un pasaje muy lúcido de la investigadora Karen Armstrong: “Una exégesis basada en el “principio de caridad” sería una disciplina espiritual muy necesaria 16

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en nuestro mundo roto y fragmentado. La Biblia corre el peligro de convertirse en una carta muerta e irrelevante; se está tergiversando con reivindicaciones acerca de su infalibilidad literal; los fundamentalistas seculares la están ridiculizando (a menudo injustamente); también se está convirtiendo en un arsenal tóxico que alimenta odio y polémica estéril. El desarrollo de una hermenéutica más compasiva podría proporcionar una contranarrativa, importante en nuestro mundo disonante”. (AM 13)

CERDO, SIMBOLISMO DEL El cerdo, al ser observado en su hábitat fangoso, comiendo desperdicios y despidiendo aromas fétidos, siempre ha simbolizado la grosería, la materia más burda y la tendencia a lo terrenal. Por esto, los antiguos egipcios, los musulmanes y los judíos prohibieron la ingesta de la carne de puerco: “Y el cerdo (…) será inmundo para vosotros. No comeréis de su carne ni tocaréis sus cadáveres”. (Deuteronomio 14:8) (AM 14)

CIENCIA MATERIALISTA Al referirse a una “falaz sabiduría”, Krishna está hablando de la “ignorancia ilustrada”, de la seudo-sabiduría que proviene de los sentidos y de lo evidente, de lo meramente físico, de lo que puede medirse, pesarse, escucharse, verse y olerse. Lamentablemente, el edificio de la ciencia contemporánea está construido sobre la piedra fundamental de esta “falaz sabiduría”, que halla su sustento en lo físico y en lo palpalble. Y esto, obviamente, ha repercutido en la cosmovisión de los modernos, que aunque han logrado enormes avances tecnológicos y médicos, a nivel espiritual permanecen en la edad de piedra. ¿Dónde radica el error de la ciencia moderna? Básicamente, en su deliberada negación de cualquier tipo de metafísica, una postura heredada del positivismo de Augusto Comte, que señalaba que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico, descartando de plano otras fuentes de conocimiento, como las de naturaleza espiritual o mística. La negación y la ignorancia de la identidad divina (el “Yo soy”) establecidas como punto de partida constituyen una barrera infranqueable para la ciencia moderna, que ha sido exitosa en la clasificación de todos los fenómenos físicos (es decir, las consecuencias) pero que no ha logrado encontrar la esencia de la vida, la causa primordial que solamente puede ser hallada por los verdaderos científicos del espíritu: los místicos y los iniciados. Imaginemos un gigantesco iceberg, donde la Verdad ha sido escondida en su parte más profunda. Mientras que los científicos se afanan en explorar hasta el último rincón de la superficie del témpano y algunos más osados se han arrojan a nadar en las cercanías del mismo, los místicos y los iniciados logran aventurarse mucho más allá, sumergiéndose con decisión en lo profundo del mar y buceando hacia las profundidades abisales, donde saben que se halla la Verdad.

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Es verdad que, durante el siglo pasado, la ciencia ha avanzado en algunas áreas que podrían llevar a una comprensión integral y metafísica del hombre y del universo, pero si escuchamos a los portavoces científicos de la modernidad, apreciaremos en ellos un reflejo fiel de la cosmovisión atea y materialista de la actualidad, negadora de todo fenómeno espiritual. (AM 5)

CLAVES DE INTERPRETACIÓN Para entrar en comunión e interpretar adecuadamente la intención de los escritores ancestrales de estas obras preciosas y descubrir la maravillosa sabiduría contenida en sus páginas es necesario ser conscientes de que las mismas contienen diferentes claves de interpretación, desde una literal a una metafísica, pasando por otras que se focalizan en los aspectos éticos y psicológicos de los textos. La comprensión de las diferentes claves dependerá en gran medida de nuestro nivel de conciencia, pero en todos los casos el esfuerzo no caerá en saco roto y entenderemos lo que necesitemos entender. En el marco de la tradición cristiana, Orígenes –uno de los Padres de la Iglesia– concibió tres posibles significados para la interpretación bíblica de acuerdo a una visión tricotomita: uno literal o evidente (vinculado al cuerpo o “soma”), otro moral o ético (relacionado al alma animal o “psiqué”, cómo debemos actuar) y un tercero alegórico (supeditado al Alma espiritual o “pneuma”, cómo seguir el camino crístico hacia la reintegración). Al referirse a las escrituras, Orígenes las comparaba con las nueces, diciendo que “amarga es la letra, que es como la corteza; en segundo lugar atraviesas la cáscara, que es la doctrina moral; en tercer lugar hallarás el sentido de los misterios, del que se nutren las almas de los santos en la vida presente y en la futura”. Para comprender esta idea en relación a la constitución septenaria adjuntamos el siguiente gráfico: Interpretación Literal o evidente Ético-moral Alegórico-espiritual

Visión tricotomita Cuerpo (Soma)

Visión septenaria Cuerpo físico Cuerpo vital Alma animal (Psique) Cuerpo emocional Mente de deseos Alma espiritual (Pneuma) Mente superior Cuerpo intuicional Yo espiritual (Atma)

En el siglo XIX, la teósofa rusa Helena Petrovna Blavastky declaró en sus obras que existen siete claves de interpretación para todo símbolo o escritura alegórica, las cuales fueron descritas por Jacob Bonggren con sus respectivas sub-claves:

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Claves mayores 1. Espiritual 2. Astrológica 3. Metafísica 4. Antropológica 5. Geométrica 6. Psíquica 7. Fisiológica

Claves menores 1. Astronómica 2. Geométrica 3. Numérica 4. Real-mística 5. Alegórica 6. Moral 7. Literal

Sin haber sido explícita en el uso de estas claves y sin otros testimonios que respalden sus afirmaciones (aún en ámbitos iniciáticos), es prácticamente imposible utilizar con éxito las siete claves de Blavatsky, por lo cual es mejor que el estudiante comience el estudio sagrado desde una perspectiva trinitaria, como sugería Orígenes, en tres sentidos: literal, ético y espiritual (metafísico), sin perder de vista los símbolos y alegorías que se presentan en las diferentes obras. (AM 1)

COMERCIO Tanto el comercio como la espiritualidad son indispensables para una vida armónica en sociedad. Como sabemos, el ser humano tiene diversas necesidades que deben ser satisfechas para alcanzar un equilibrio y para lograr esto depende de otras personas que le proveen bienes y servicios: los comerciantes. (AM 4) Como bien dijo Séneca en la antigüedad: “Lo que en un comienzo fue un vicio, se convirtió en una costumbre” y el hombre terminó por acostumbrarse a las malas praxis del mercantilismo: en especial el afán de lucro desmedido e inconsciente, enmarcado en un sistema económico insostenible que parece llevarnos a una catástrofe planetaria. Las ideas del relativismo moderno y la noción libertina del “todo vale” terminaron por contaminar al comercio, que tomó para sí el lema “todo vale para hacer dinero” (“el fin justifica los medios”, de Maquiavelo). (AM 4) El comercio siempre existió, en todas las sociedades, desde las más profanas a las más sagradas porque en todos los escenarios el ser humano necesitó alimento, ropa, medicinas, e imposibilitado de ser autosuficiente tuvo que depender de otras personas, estableciendo relaciones de intercambio que eran beneficiosas para ambos. La única diferencia es que hoy en día el comercio ha pasado a ser el “axis mundi” de esta civilización, donde es más usual escuchar hablar del “mercado global” que de una fraternidad mundial. (AM 4) Otro comercio es posible, pero para lograrlo es necesario erradicar la idea del dinero como motor de la humanidad. (AM 4)

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CONOCIMIENTO Y SABIDURÍA Como vemos, el conocimiento es la comprensión de lo esencial y no significa la acumulación de información o intelectualidad de algún tipo. En palabras de Krishnamurti: “La ignorancia no es la falta de conocimientos librescos. Si no habéis leído las últimas novelas, si no estáis familiarizados con la filosofía del materialismo dialéctico y todo lo demás, esto en sí mismo no significa que seáis ignorantes. Para mí, ignorancia es el no darse cuenta del funcionamiento de la propia mente. La falta de conocimiento propio es la esencia de la ignorancia. Debido a la pobreza metafísica de las lenguas vernáculas de Occidente, se hace necesario diferenciar “conocimiento” de “sabiduría” y las escuelas tradicionales insisten en que la única manera de convertir el conocimiento en sabiduría es mediante la vivencia. Es trágico que en nuestra civilización contemporánea existan tantos “conocedores” y tan pocos “sabios”, pues los conocimientos modernos tienen como punto de partida a una humanidad divorciada de la naturaleza, fundamentada en la separatividad y el individualismo extremo, en la percepción (errada) de que cada uno de los seres humanos es una entidad independiente. Mientras no exista una comprensión de la unidad en la diversidad, seguirá existiendo un abismo entre el conocimiento y la sabiduría. (AM 10)

CONSTITUCIÓN HUMANA En el mapa de nuestra constitución interna es posible distinguir dos secciones claramente diferenciadas: una mortal (la personalidad, compuesta del cuerpo físico, cuerpo vital, cuerpo emocional y mente de deseos) y otra inmortal (la individualidad, compuesta de la tríada Atma-Buddhi-Manas). En verdad, el “yo” reencarnante es la dupla Buddhi-Manas, que mantiene un hilo conductor entre las múltiples vidas, a su vez que Atma, la Voluntad Pura, Dios en Nosotros, simplemente ES. (AM 5) Todo esquema septenario tiene como base un esquema trinitario, por lo cual ambas concepciones no son antagónicas sino complementarias. En otras palabras: el sistema septenario deriva del trinitario. Helena Blavatsky, una de las principales defensoras de un sistema septenario aseguraba que: “En el hombre sólo hay tres upâdhis (bases); pero sobre ellas puede considerarse, cualquier número de koshas (envolturas) y aspectos, sin menoscabo de la armonía del conjunto (…) aunque para más clara comprensión de su naturaleza trina (en líneas generales) se divida el hombre en grupos cuyo número varía según el sistema, siempre resultan idénticas la base y la cúspide de esta división”. b) Aunque en algunos escritos se insinúan esquemas séptuples, en verdad la tradición occidental no ha sido nunca septenaria sino trinitaria o tricotomita. Teniendo en cuenta esto, y sin perder de vista las versiones orientales, debemos considerar como válido al esquema tricotomita, para lo cual es muy útil trazar un paralelismo entre ambos sistemas, el cual puede resumirse de esta manera:

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CUERPO (Corpus, Soma) abarca el cuerpo físico y el cuerpo pránico o vital del sistema septenario. ALMA ANIMAL (Anima, Psyché) abarca el cuerpo emocional y la mente de deseos. ALMA ESPIRITUAL o ESPÍRITU (Spiritus, Pneuma) contempla la porción divina en nosotros (Atman, voluntad pura) y sus vehículos auxiliares (Buddhi y Manas). (AM 13)

CRISTIFICACIÓN Mediante el proceso alquímico el plomo se refina, se purifica, para convertirse finalmente en un metal perfecto: el oro que es el mismo Sol solidificado o bien la Luz convertida en materia. En lenguaje esotérico este pasaje se llama “cristificación”, y permite al profano –incoherente, sin propósito, prendado de la ilusión de la separatividad, con una conciencia fragmentada– transformarse en iniciado. (AM 14)

CRISTO MÍTICO Para comprender el sentido oculto de la Semana Santa y su significado íntimo en nosotros, debemos antes que nada diferenciar al Jesús Histórico del Cristo Mítico, el “Iniciado PerfecAXIS MUNDI

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to” de carácter supra-histórico, un modelo a seguir. En este sentido, toda su vida puede ser considerada un “drama místico” donde se revelan las cinco Iniciaciones o portales que debe atravesar todo discípulo en su camino a la Iluminación. Estos cinco mojones del Sendero Crístico son los siguientes: 1) Nacimiento la cueva de Belén (Tierra) 2) Bautismo en el río Jordán (Agua) 3) Transfiguración en la cima del monte Tabor (Aire) 4) Crucifixión en el Gólgota (Fuego) 5) Ascensión final (Éter). Por lo tanto, la vida misma del Cristo representa el sendero a recorrer por cada uno de nosotros. Así se entiende la declaración evangélica: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14:7) y la invitación del Cristo a seguir su ejemplo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese á sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24). (AM 3)

DAIMON Véase: Ángel de la guarda

DANZA Toda danza sagrada primordial era concebida entonces como un “espejo del firmamento”, una forma válida de establecer una conexión con la Fuente Primordial a través de un cuerpo en movimiento y una mente serena. No es raro que –aún hoy– los bailarines experimentados afirmen que la danza sagrada es una “meditación en movimiento” o bien hablen de una “oración corporal”, donde el parloteo de la mente racional se va diluyendo poco a poco al mismo tiempo que el ejecutante accede a estados de conciencia superiores. Tal vez por esto, el gran místico Rumi (1207-1273) decía: “Varias son las sendas que conducen a Dios y yo he elegido la senda de la danza y de la música”, y su ejemplo fue perpetuado por las escuelas de los derviches, que consideran que todo en el cosmos danza (samâ) al son de una melodía trascendente, desde los átomos a los planetas, y por eso danzar es trascender para participar del movimiento universal. (AM 18) Como disciplina artística, la danza nos invita a CONTEMPLAR (“mirar lejos” o “ver más allá”), y puede considerarse un vehículo de conciencia a través del cual es posible encarnar la BELLEZA, por encima de los estímulos sensoriales. Por esto, toda danza tradicional no es un mero divertimento (aunque sí pueda ser divertida)

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sino una forma activa de oración y meditación, y también es un ritual para la conexión divina, una vía virtuosa para despertar la conciencia y avanzar hacia la reintegración. (AM 18)

DESEO Todo el sistema mercantil occidental se fundamenta en la satisfacción de los deseos, en la búsqueda enfermiza del “confort”, en darle rienda suelta a nuestros caprichos individuales, en el lema cortoplacista “úselo y tírelo”, teniendo como única meta el placer e identificándolo erróneamente con la felicidad. (AM 4) En un documental imperdible de la BBC llamado “El siglo del yo”, un banquero norteamericano declara sin vergüenza: “Debemos [pasar] de una sociedad de necesidades a una de deseos. La gente debe ser entrenada para desear, para querer comprar cosas nuevas, incluso antes de que las viejas hayan sido enteramente consumidas. (…) Debemos moldear una nueva mentalidad en la que los deseos del hombre deben eclipsar sus necesidades. Con esta premisa insensata (es decir: colocar al deseo como eje existencial) no hay planeta ni humanidad que puedan sobrevivir, porque es bien sabido que los deseos nunca se satisfacen completamente sino que generan nuevos deseos. Buddha lo dijo hace miles de años: “la causa del sufrimiento es el deseo” (trishna, literalmente “sed”) y –por esta razón– el Iluminado predicó a sus discípulos la importancia de erradicar los impulsos derivados de la ilusión. Una civilización que tenga como motor al deseo quedará atada inexorablemente a la dicotoAXIS MUNDI

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mía placer-dolor, imposibilitando toda trascendencia espiritual, por lo cual solamente quienes puedan emanciparse de esta dualidad ilusoria podrán despertar la conciencia. (AM 16)

DHARMA La palabra “Dharma” es intraducible en nuestro idioma pero puede ser entendida como “orden”, “ley”, “propósito” o “deber”, y es uno de los conceptos capitales del hinduismo. El “svadharma” o sea el “dharma personal” es nuestro deber, nuestro propósito vital. Toda desviación de este deber provoca karma y nos mantiene aferrados a la rueda de los nacimientos y muertes. Por eso la comprensión del sendero iniciático pasa por entender también el significado último del “dharma”. (AM 1) La Tradición señala que toda acción generada con deseo (apego) genera Karma, por lo cual se hace necesario realizar acciones dhármicas donde no haya un encadenamiento causal entre el actor y el producto de la acción. Toda acción, aún las más triviales (comer, jugar, trabajar, caminar, etc.), pueden servir para la perpetuación de nuestra condición de prisioneros o –por el contrario– servirnos de trampolín para impulsarnos hacia la liberación. La acción realizada de acuerdo a este modelo se denomina “recta acción” y la ausencia del elemento egoico (el “yo”) es el que permite que toda la acción sea “recta” y que el “trabajo” sea sagrado (sacro oficio). Esta desaparición del encadenamiento egoico recibe el nombre de “Dharma”. Toda acción tiene una manera correcta de llevarse a cabo, de forma pura, correcta y recta. Por esta razón, señala Antonio Medrano que “hasta el más ínfimo de nuestros actos de la vida cotidiana debería acomodarse al arquetipo modélico de la recta acción. (…) Ya se trate de pensar sobre algo, de decir alguna cosa –de palabra, por escrito e incluso por gestos– o de hacer algún trabajo, tenemos que asegurarnos de que eso que estamos haciendo o que vamos a hacer se hace de la manera correcta”. Un dicho popular señala que “el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones” y esto es absolutamente cierto, ya que el hombre dormido muchas veces hace el mal intentando hacer el bien ya que carece de una visión clara y diáfana que le permita ver más allá de lo evidente. Como primera condición para ser un verdadero canal del “Bien”, el hombre debe despertar. Y así pueden entenderse las palabras de San Pablo: “Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero”. La única acción que no genera karma es la “recta acción” donde no existe una intencionalidad y donde se busca hacer lo justo, en el momento preciso y de la manera correcta. La acción incorrecta está viciada de torpeza y miopía, mientras que la acción recta es transparente, armónica y –sobre todo– liberadora. Muchos se sentirán desalentados ante este panorama, ya que muchas veces no es fácil reco-

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nocer qué es lo correcto y qué es lo incorrecto. Esto es cierto, por lo cual debemos trabajar constantemente, día a día, para escapar de la caverna de la ilusión a fin de “despertar”. Sea cual sea nuestra condición, es posible mejorar las condiciones futuras a través de nuestras acciones actuales. (AM 1) Karma y Dharma están indisolublemente ligados, ya que para escapar de la prisión del Karma necesitamos encontrar la llave del Dharma, y ésta se consigue a través de la recta acción. (AM 9) Hay una ligazón indisoluble entre la reintegración a nivel individual y la restauración a nivel comunitario, es decir entre el propósito de cada ser humano y de la humanidad como un todo. Por esta razón, si cada ser humano se dedicara a cumplir con su Deber (Dharma) estaría contribuyendo al cumplimiento del Dharma comunitario. Así puede entenderse la frase: “la caridad empieza por casa” porque es en las pequeñas acciones cotidianas donde comienza a gestarse un mundo nuevo y mejor. En cada charla, en cada compra, en cada esfuerzo, estamos optando por perpetuar este sistema caduco o por modificarlo desde sus cimientos. (AM 9) Véase además: Recta acción

DIABLO Este personaje temible no es otra cosa que la personificación de nuestros propios demonios interiores, es decir que constituye la reunión de todos los impulsos internos que nos empujan a abandonar la senda hacia la reintegración. Etimológicamente “diábolos” (διάβολος ) quiere decir ”adversario” o “enemigo” que, a su vez, deriva de “día-ballö” (διαβάλλω): dividir. Chevalier asevera que “el diablo simboliza todas las fuerzas que turban, oscurecen y debilitan la conciencia y determinan su regreso hacia lo indeterminado y lo ambivalente: centro de noche, por oposición a Dios, centro de luz. El uno arde en un mundo subterráneo, el otro brilla en el cielo”. Siendo así, la dualidad divino-demoníaco puede ser hallada en todas las tradiciones iniciáticas, en diferentes oposiciones: luz-oscuridad, vigilia-sueño, conciencia-inconsciencia, centro-periferia, unidad-diversidad, etc. “Demon est Deus Inversus” dicen los antiguos: “El Diablo es Dios invertido” y este concepto aparece en muchas ceremonias iniciáticas donde, en un marco ritualístico, se afirma solemnemente que “las tinieblas son la ausencia de la luz”. Así como el Dragón es concebido en el entrenamiento iniciático como cuatriforme (cuatro dragones que son uno solo, vinculados al cuaternario que conforma la personalidad), el De-

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monio, el máximo adversario, está constituido por cuatro fuerzas elementales o principados. (AM 9)

DINERO El dinero es un medio, no un fin. Es una energía, es un símbolo. Mientras se insista en colocar a éste por encima del Arte, de la Ciencia, de la Religión, de la Política, de la Educación y de la Ética, el ser humano no podrá gestar un mundo nuevo y mejor, cimentado en el altruismo y no en el egoísmo. En un mundo así es necesario que reine la prosperidad (la vía virtuosa), por encima de la pobreza y de la opulencia (los extremos viciosos). Verdaderamente, el planeta provee los recursos necesarios para que todos seamos prósperos y que nuestras necesidades sean satisfechas. (AM 4) A falta de un elemento integrador, el hombre moderno entronizó al dinero como el único elemento cohesionador entre los hombres, priorizando las unidades mercantiles en detrimento de las uniones fraternales (Mercosur, Comunidad Económica Europa, Alianza del Pacífico, Mercado global, etc.). (AM 12) Al elegir en qué invertimos nuestro dinero, a qué empresas damos nuestro aval y a quiénes les quitamos nuestra confianza, estamos decidiendo –cada uno de nosotros– el futuro planetario. Esto significa optar por un consumo responsable, que no es otra cosa que elegir productos y servicios no solamente en función de su calidad y precio, sino también del impacto que causan a nivel ambiental y social. Cada vez que metemos la mano en nuestro bolsillo estamos optando por la perpetuación de este sistema irracional en el que estamos inmersos o bien por su transformación desde la raíz. En un mundo bajo el dominio de la tetralogía desintegradora “hedonismo-consumismopermisividad-relativismo”, es imprescindible recuperar el equilibrio perdido de la mano de la TEMPLANZA, una virtud tradicional que establece un justo medio entre los extremos viciosos. Del mismo modo que entre la opulencia y la pobreza existe una tercera vía virtuosa llamada “prosperidad”, entre el derroche y la avaricia también existe una tercera vía que se llama “consumo consciente”. (AM 16)

DISCERNIMIENTO Véase: Viveka

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DISCIPLINA “Al mismo tiempo que en el mundo moderno se impone por doquier la cultura del “facilismo”, las corrientes iniciáticas –por su parte– siempre han propuesto la cultura del esfuerzo, la constancia y la disciplina, el pulido constante de la piedra bruta”. (AM 15)

DRAGÓN, SIMBOLISMO DEL Todo dragón es una representación de nuestro adversario: el EGO, y este concepto fundamental de la enseñanza iniciática fue transmitida de diversas maneras por los grandes instructores de la humanidad. Jacob Böehme decía que “el dragón es la egoidad que nos aleja de Dios”, mientras que Antonio Medrano consideraba que “el ego es nuestro peor adversario; el principal obstáculo que impide nuestro avance en la senda de la realización interior; (…) el demonio que, alimentado por la ignorancia, atiza en nosotros la pasión, el vicio y el error. En la tradición judeocristiana este dragón-antagonista es más conocido en Occidente como Satán, que no es un señor caricaturesco con cuernitos, cola y tridente sino un “adversario” poderoso, una fuerza primaria presente en nuestro interior que nos pone a prueba día a día. Todos los impulsos internos que nos incitan a abandonar el sendero de la luz e identificarnos con lo externo, postergando lo verdaderamente importante y sumiéndonos en un profundo sueño, se pueden aglutinar simbólicamente en una sola figura: Satanás, el Diablo, el dragón venenoso. (AM 15)

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EDAD DE HIERRO O KALI-YUGA Las fuentes tradicionales hablan de un tiempo cíclico y también aseguran que estamos en los últimos tiempos del Kali-Yuga (Edad de Hierro), por lo cual puede esperarse un regreso a la edad de oro o Satya-Yuga (Satya=Ser, Verdad) en los próximos 50, 100 ó 500 años. Sería absurdo estipular una fecha exacta cuando las cifras que manejan las escrituras sagradas siempre son simbólicas. Lo que sí es cierto es que esta humanidad alejada de su propósito aún no ha tocado fondo y esa es una condición para que comience a clarear. (AM 10) De acuerdo a las concepciones tradicionales que venimos analizando, ahora mismo estamos inmersos en la Edad de Hierro, considerada la más corta de las cuatro edades y donde el vicio es la regla y la virtud la excepción. En esta época el hombre ha olvidado todo lazo con la Fuente Primordial y vive “hacia afuera”, en función de lo tangible y material, y desdeñando lo metafísico y espiritual. La nuestra es una civilización suicida, altamente tóxica a todo nivel, que –al divorciarse de la Madre Naturaleza– ha provocado la ruina del medio ambiente. (AM 16) Esta época fue descrita por Guénon como el “reino de la cantidad” en detrimento de la calidad, donde existe un exceso de información y una escasez de sabiduría. En este reino de la cuantificación el “Tener” ha desplazado al “Ser” y domina la masa, la estadística, la acumulación –tanto de dinero y propiedades– como de información. Este reino de la cantidad es presidido según las fuentes indas por el demonio Kali (¡que no debe confundirse con la diosa Kali!), que es quien intenta detener el inexorable avance de la Luz y la llegada triunfal del último avatara de Vishnú, llamado Kalki. (AM 16) Para los sikhs, el alejamiento de la Realidad Suprema constituye la Edad Oscura de la humanidad en esta tierra, por lo cual si el hombre se decide a caminar hacia la virtud será posible recuperar la Edad de Oro para toda la humanidad. (AM 20)

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EDAD DE ORO O SATYA-YUGA Para la tradición cristiana, el Paraíso Primordial del “Primus Anthropos” es el Alfa y la Nueva Jerusalén del “Neos Anthropos” (o “Kainos Anthropos”) el Omega pero ambos representan lo mismo: la Edad de Oro o Satya-Yuga. Como elemento de conexión entre estos dos lugares fantásticos aparece el Árbol de la Vida que vuelve a florecer en el centro de la Nueva Jerusalén. (AM 19)

EGRÉGOR Un egrégor (del griego “egrégoros”, “vigilante”) es una forma de pensamiento grupal o asociada a un conjunto de individuos, una entidad independiente que ha sido gestada, moldeada y alimentada por los pensamientos de un colectivo. En verdad, cada pensamiento produce una forma energética flotante, generada por la conjunción del vehículo emocional en conjunto con la mente de deseos, por lo cual su contenido es mental y emocional al mismo tiempo. Su duración puede ser mayor o menor dependiendo de dos factores básicos: la intensidad inicial y la energía que la alimente, mediante la repetición del pensamiento por su propio creador o por otras personas que logren entrar en comunión con la forma de energía. Cada colectivo humano posee su propio egrégor y esto es tan cierto para las naciones, las religiones, las organizaciones e incluso los equipos deportivos. Los símbolos sirven para dar cohesión al colectivo y constituyen un punto de unión para el fortalecimiento de la forma egregórica. La frase empresarial de Mc Donald’s: “Ninguno de nosotros es tan bueno como todos nosotros juntos” puede parafrasearse en relación al egrégor y convertirse en: “Ninguno de nosotros es tan FUERTE como todos nosotros juntos”. En la unión radica la fuerza, y esto es absolutamente cierto en todos los ámbitos, particularmente en los planos metafísicos. El fascismo italiano representó esta idea con un símbolo marcante tomado del Imperio Romano: el haz de lictores, la unión de 30 varas atadas ritualmente con una cinta de cuero rojo dando forma a un cilindro que sostenía un hacha. Algunos autores, como J.H. Brennan comparan al egrégor con una “batería de energía psíquica” que se agota si no es debidamente recargada por los adoradores o prosélitos. Los egrégores nacen y se fortalecen cuando un colectivo comparte un ideal. El estado de Israel es un buen ejemplo de ello. Dejando de lado los oscuros tejes y manejes de Gran Bretaña, podemos observar a un colectivo (el pueblo judío), que logró mantener su egrégor vivo durante siglos, el cual se fortaleció cuando un enemigo externo (el nazismo) intentó aniquilarlo. Esto lo explica bien Mouni Sadhu al señalar que: “Si en el plano físico, los enemigos destruyen los cuerpos de los miembros de un egrégor particular, sus astrosomas fortifican al egrégor en lo astral. Recuerde la persecución de los cristianos por parte de los judíos y paganos en los primeros días de la nueva religión. Los cristianos ganaron la lucha, porque eran AXIS MUNDI

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más fuertes en lo astral. He aquí por qué la Iglesia, en esa época, afirmó que “la sangre de los mártires es la mejor semilla de nuevos cristianos”. Nietzsche decía que “lo que no nos mata nos fortalece” y esto es particularmente acertado en referencia a los egrégores. Un egrégor finalmente muere cuando: a) Sus adoradores lo abandonan por otro. b) Cuando sus símbolos son destruidos. c) Cuando sus fieles deciden “modernizarlo” modificando sus reglas y rituales. d) Cuando decae la intensidad de los pensamientos de sus seguidores. e) Cuando su líder o cabeza visible es atrapado, humillado o asesinado. (AM 2) Generalmente, todo egrégor posee varios símbolos que utiliza como referencia (uniformes, escudos, banderas, íconos, insignias, animales, etc.) pero entre todos ellos siempre destaca uno de carácter esencial, que actúa como punto de conexión entre sus miembros, al mismo tiempo que sirve de protección y de fundamento. Históricamente, las guerras visibles son verdaderamente enfrentamientos egregóricos, conflictos metafísicos que se hacen visibles en el plano más denso. En ellas, cada facción utiliza símbolos “marcantes” como forma de cohesión y centra su jefatura en un líder emergente que personifica al egrégor. El vencedor no solamente debe triunfar en el campo de batalla sino que, para que su victoria sea completa, debe aniquilar los referentes simbólicos del enemigo, incluido su líder. En este sentido, el proceso de Nuremberg (1946) no fue simplemente fue un juicio a los principales líderes nazis. Fue también un ritual “secular” realizado a propósito en una ciudad emblemática del nazismo, que culminó con el ahorcamiento de la mayoría de los oficiales juzgados. Lo mismo podría decirse del deshonroso cautiverio de Napoléon en las precarias instalaciones de la isla de Santa Elena, un frío y remoto paraje del Atlántico, donde sus carceleros británicos hicieron todo lo posible por humillar al derrotado emperador hasta su muerte en 1821. (AM 2)

ELEFANTE, SIMBOLISMO DEL al analizar el simbolismo del elefante desde una perspectiva genérica, es necesario señalar otras características: 1) Poder real: Tradicionalmente, el elefante ha sido la montura de los reyes y las divinidades: de Indra, que aparece siempre sobre Airavana, un elefante blanco de tres cabezas, de Samantabhadra (el bodhisattva de la virtud universal) y de otras peronalidades divinas de Oriente. En los relatos míticos sobre la concepción de Siddharta Gautama (Buddha) se cuenta que su madre, la reina Maya, fue rozada por la trompa de un elefante, siendo éste el instrumento celestial para dar vida al avatara. 30

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Siendo así, el elefante representa tanto el poderío monárquico como la lealtad al rey más encumbrado, la divinidad misma. Entre los títulos del rey de Siam (hoy Tailandia) uno de ellos es el de “poseedor del elefante blanco” ya que este exótico paquidermo es un símbolo de su poder real. Normalmente, todos los elefantes albinos que se encuentran en este país son obsequiados al rey para que sus decisiones sean más sabias. El actual rey de Tailandia, Bhumibol Adulyadej, tiene en su palacio diez elefantes blancos. Según contaba José Monlau en 1867: “Prodígase para el servicio de estos seres privilegiados cuanto de más brillante da de sí la magnificencia asiática. Cuídanle ministros y oficiales de elevada categoría, brillan en sus arneses los metales preciosos y las piedras finas, jamás se presentan en público sin guardia de honor y sin que les preceda una música, y su habitación es no menos lujosa que sus arneses. Llevan todos título de reyes, distinguiéndose entre sí por epítetos que deben a su belleza, a su talla o a ciertos rasgos de su carácter”. 2) Amigos de las nubes: Debido a la forma redondeada de su cuerpo y su color gris claro, los elefantes muchas veces han sido relacionados con las nubes. De esta relación surge la idea de los “elefantes alados” que aseguran la lluvia y, por ende, la prosperidad como consecuencia de las buenas cosechas. Existe una interesante historia india que asegura que inicialmente todos los elefantes tenían alas y podían volar por el cielo. No obstante, en una ocasión uno de estos elefantes voladores descendió de improviso sobre un árbol bajo el cual un sabio realizaba su puja (adoración ritual), rompiendo la rama y destrozando las ofrendas. Como consecuencia de este desastre,

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el sabio enfadado imploró a los dioses que quitaran las alas a los gigantes voladores. Y así fue hecho, aunque los elefantes despojados de sus alas pudieron conservar la habilidad de relacionarse con las nubes y atraerlas. Por extensión a esta habilidad de “atraer” nubes (y, por lo tanto, “atraer” la fertilidad de la tierra), los elefantes han pasado a ser considerados popularmente como símbolos de la atracción de la buena suerte y no es raro encontrar (aún en Occidente) adornos de elefantes que sostienen billetes en su trompa. 3) Actitud sabia: Los simbolistas señalan una serie de comportamientos vitales de los elefantes que los hacen actuar sabiamente ante la vida. Por ejemplo, los elefantes son tremendamente fuertes, los verdaderos “reyes de la selva” en oposición a los leones que usualmente han recibido este título. Sin embargo, no son abusivos ni se aprovechan de su enorme poder. También se dice que el elefante es uno de los pocos animales que no se quedan atrapados en el barro, del mismo modo que los hombres sabios pasan por el mundo sin apegarse a él. El desplazamiento de los paquidermos por la selva es seguro y lento porque saben exactamente dónde ir. Su paso cauteloso no interfiere en la vida de los otros animales y ni siquiera aplastan los caminitos de hormigas que encuentra en su recorrido. Sin embargo, al escuchar el llamado de su manada arremeten contra todo y contra todos a fin de responder prontamente al grito de sus hermanos. En su poderosa embestida no hay obstáculo que pueda detenerlos. (AM 2)

ERA DE ACUARIO A fines del siglo pasado surgió el movimiento “New Age” que consideraba a la Era de Acuario como una “edad de oro”, confundiendo la era zodiacal con el “Satya-yuga”. Aunque la “New Age” tuvo un impulso inicial genuinamente espiritual, rápidamente se infiltraron en él elementos mercantiles, mesiánicos y fantasiosos que lo contaminaron y le quitaron finalmente toda credibilidad. En el manifiesto fundacional de este movimiento, titulado “La conspiración de Acuario”, Marilyn Ferguson declaró que “tras una era violenta y oscura, la de Piscis, entramos en un milenio de amor y de luz, la era de Acuario”. Sin embargo, Acuario no debe considerarse una era de oro sino una encrucijada, un período de transición, una crisis planetaria, una verdadera metanoia donde un mundo viejo tiene que morir –pasar por su “descenso ad inferos”– para que nazca un mundo nuevo y mejor. Y como toda crisis, Acuario es una gran oportunidad, un momento ideal para el entrenamiento espiritual y el desarrollo consciencial. Es necesario contemplar la era de Acuario inmersa en el macrociclo del Kali-yuga, la edad de hierro. Siendo así, Acuario constituiría el coletazo final de esta edad de oscuridad e ignorancia. (AM 17) 32

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ERA ZODIACAL “Hay un tercer movimiento [de la Tierra] que es el de precesión y que sucede en función de la inclinación del eje de la Tierra: 23,46 grados con respecto a un eje perfecto que se trazara en dirección al Sol. Esta diferencia hace que la Tierra efectúe un movimiento de “trompo” muy lento que dura 25.920 años y que recibe el nombre de “año platónico” dividido en doce “meses platónicos” o eras zodiacales: Aries, Piscis, Acuario, Capricornio, Sagitario, Escorpio, Libra, Virgo, Leo, Cáncer, Tauro y Géminis. Cada una de estas eras dura aproximadamente unos 2.160 años. (AM 17)

ERMITAÑO (ARCANO DEL TAROT) El noveno arcano del Tarot (el ermitaño) nos muestra la imagen de un Adepto boddhisátvico, que sirve de inspiración y guía para todos los discípulos que esforzadamente ponen a diario todas sus energías para abrirse paso hacia la victoria suprema, en la cima de la montaña. La barba blanca del viejo Maestro y su postura erguida en lo más alto, evidencian que ha superado con éxito los múltiples escollos del camino hasta alcanzar la meta suprema y que ha decidido volcar toda su experiencia para iluminar a los senderistas. (AM 1)

El Ermitaño y las etapas del Sendero Iniciático

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ESCOBA La escoba es un objeto que suele pasar desapercibido y subordinado a una tarea doméstica muy simple y monótona: barrer los pisos. Es verdad: su propósito es barrer y quitar la mugre de los lugares donde nos movemos y habitamos, por lo cual –en una primera mirada– la primera connotación simbólica de la escoba reside en su sencillez y humildad. Sin embargo, la remoción de la mugre tiene una segunda interpretación referida a la movilización de energías estancadas y fétidas, propiciando una renovación energética. Por esta razón, la antigua disciplina china del Feng Shui coloca al orden y a la limpieza como dos de sus pilares. (AM 11) Existe un antiguo axioma que señala que “la limpieza se acerca a lo divino”, pues existe una correspondencia directa entre la limpieza y la pureza. Siendo así, la escoba deja de ser un simple instrumento doméstico para convertirse en un canal de purificación. Por esta razón, los simbolistas cristianos ven en la escoba una herramienta para “barrer el pecado” y en “Post Pentecosten” leemos: “El que barre da vueltas con la escoba a la basura, y ha de dar muchas el pecador sobre sus pecados”. Luis de Granada, por su parte, señala que: “Si alguna vez cayéreis en algún pecado, acudid luego a la escoba de la penitencia, para que con este escobajo saludable purguéis las manchas contraídas por el pecado. (AM 11) Para los orientales, la escoba no solamente simboliza la humildad y el barrido de lo negativo, sino que es visto como un instrumento para la autoobservación y la vivencia atenta del “aquí y ahora”. En este sentido, Ramiro Calle nos habla del “yoga de la escoba” vinculado con la máxima atención enseñada por el Zen: “Cuando como, como. Cuando duermo, duermo”. (AM 11) Para los dormidos, una escoba es una escoba, un instrumento vulgar sin ninguna connotación sagrada. Pero para los que están hollando el camino del despertar, la escoba adquiere un significado mágico y el barrido pasa a ser un despertador de la conciencia. 34

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Barrer significa despojarnos de todo lo sucio que se ha ido acumulando en nosotros, liberarnos de todo elemento tóxico, corrupto y contaminado, abandonando los malos hábitos y sustituyéndolos por hábitos de excelencia. (AM 11) Cuando hablamos de construir simbólicamente la “Cuarta Mesa del Grial” estamos hablando de convertirnos en instrumentos de la restauración de la sociedad primordial. Esta “Cuarta Mesa” es una forma de referirnos a una iniciativa sagrada donde se reúnen la espada y la escoba, para combatir dragones y “barrer el polvo, barrer la suciedad”. (AM 15)

ESCUELA DE LA VIDA La satisfacción plena anida en el esfuerzo. Si en la Escuela, los maestros y profesores no fueran exigentes y nos regalaran condescendientemente las mejores calificaciones, avanzaríamos grado a grado sin contratiempos, pero al final comprobaríamos que no aprendimos nada. (AM 15) En la Escuela de la Vida (…) los obstáculos se convierten en OPORTUNIDADES, ya que nos brindan la oportunidad de crecer, y tal como dijo Florence Scovel: “Haciéndonos amigo de los obstáculos, ellos se transforman en un trampolín. (AM 15)

ESPADA La espada de doble filo y el hacha-labrys nos muestran de forma simbólica esta doble vía a la reintegración, ya que mientras uno de los filos “mata y aniquila” el otro otorga vida plena. Toda espada ceremonial se vincula con este doble proceso de destrucción y construcción: aniquila “hombres viejos” y genera “Hombres Nuevos”. (AM 15)

ETAPAS DEL SENDERO El camino es largo y tiene varias etapas que hemos estudiado en las monografías de OPI. Inicia en el llano con el movimiento torpe y distraído del vulgo profano que recorre el sendero a ciegas, sin saber hacia dónde dirige sus pasos, caminando en círculos, tropezando una y otra vez con las mismas piedras. No obstante, ese hombre profano –ciego e ignorante– en algún momento de su vida levantará su vista hacia el horizonte y distinguirá a lo lejos una débil lucecita. Y tal vez las ansias de volver a ver esa pálida y misteriosa lucecita lo lleven a buscar “algo” que brinde sentido a su existencia. Y aunque no sepa exactamente lo que está buscando, la esperanza de contemplar nuevamente ese resplandor lejano lo impulsará a recorrer diferentes sendas, viviendo diversas experiencias, algunas placenteras y otras dolorosas. Finalmente, ese buscador encontrará un Ideal, una causa digna por la que luchar, una nueva manera de interpretar su existencia, un rumbo claro, una esperanza cierta de alcanzar la luz. Ese Ideal elevado le brindará las herramientas necesarias para comprender la magnitud de AXIS MUNDI

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la senda a recorrer y lo entrenará con inteligencia para que –tarde o temprano– el idealista tome la decisión de convertirse en un peregrino. Y de este modo, calzándose las botas para hollar las escarpadas sendas que llevan a lo alto, se transformará en un aspirante, un novato entusiasta con la mirada puesta en el horizonte. Pero avanzar por el sendero no es fácil y las pruebas no tardarán en llegar, brindando experiencia al caminante y convirtiéndolo en un probacionista, anheloso por llegar a la meta. El ajuste de su vida a principios espirituales, convertirán al noble caminante en una persona constante y disciplinada, es decir, en un DISCÍPULO, preparado en cuerpo y Espíritu para trepar los paredones de piedra que lo separan de la cima. Y en este peligroso recorrido final, podrá divisar –ya cercano– el candil encendido, que lo motivará a redoblar sus esfuerzos hasta llegar a la ansiada cúspide, ante los pies del anciano Maestro que vive solitario entre las nubes. (AM 1) De acuerdo a los místicos, hay tres etapas medulares en el Sendero: la vía purgativa, iluminativa y unitiva, relacionadas a las “tres edades” de la vida espiritual: la de los incipientes, la de los proficientes y la de los perfectos. En la terminología que usamos en nuestra Escuela de Filosofía Iniciática vinculamos estas tres etapas con la Ascesis, la Iniciación y la Reintegración, y a las “tres edades” con los grados de adelanto: probacionistas (o discípulos en probación), discípulos y Adeptos. (AM 21)

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ÉTICA ATEMPORAL Existe una ética atemporal de carácter universal que está por encima de las modas y de los códigos morales pasajeros, los cuales están más vinculados a los caprichos del hombre mundano –contaminado por el relativismo– que al Deber mismo (Dharma). (AM 7) Véase además: Virtud

FRATERNIDAD UNIVERSAL La Fraternidad Universal no es una mera aspiración ni un sueño utópico sino una Ley de la Naturaleza y nosotros –inmersos en una sociedad que promueve la competencia y el extremo individualismo– no llegamos a darnos cuenta y establecemos barreras de todo tipo: raciales, sexuales, religiosas, de clase, de casta, de credo, etc. Nos hemos convencido de que el mundo es un globo con países pintaditos de colores diferentes –como el mapamundi escolar– en lugar de visualizarlo como un gigantesco ser vivo. No obstante, ¿es posible plasmar en el mundo el ideal de la Fraternidad Universal? O, en otras palabras, ¿de qué manera la humanidad dormida comprenderá el significado último de esto? La única manera de construir un mundo nuevo y mejor cimentado en la Fraternidad Universal y la Unidad en la Diversidad es a través de una re-evolución silenciosa, de una conspiración de los nobles de corazón que deberán formar –sí o sí– “núcleos de la Fraternidad Universal”, una vanguardia de oro en una edad de hierro. (AM 12)

GANESHA Las páginas del Mahabharata nos cuentan que Vyasa, debido a la velocidad y fluidez de sus pensamientos, necesitaba un escriba que lo ayudara a transcribir la extensa historia. Y lo encontró en Ganesha, el dios de la sabiduría e hijo de Shiva, que aceptó escribir la epopeya pero con una sola condición: que si el poeta detenía el recitado, él dejaría de escribir y abandonaría la composición. Vyasa aceptó la propuesta, pero señaló a Ganesha que antes de transcribir un verso debía comprenderlo plenamente. Al comenzar el trabajo en conjunto, Vyasa se percató que el dios con cabeza de elefante podría escribir a la misma velocidad de su pensamiento y temiendo que la escritura fuera detenida, se las ingenió para redactar a Ganesha versos con 108 significados, para poder componer otros versos mientras el dios se detenía a desentrañar los misterios de los versos anteriores. Ganesha posee un rico simbolismo relacionado con la figura del elefante, a saber: a) Grandes orejas: Escucha mejor a sus devotos, aquellos que claman por sabiduría. b) Pequeña boca: Para hablar poco. AXIS MUNDI

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c) Pequeños ojos: Concentración. (Visión hacia adentro y no hacia lo fenoménico) d) Gran cabeza: Grandes pensamientos. e) Trompa larga: El elefante utiliza su trompa para realizar tanto tareas delicadas como brutales, usando su discernimiento. Como guardián del sendero iniciático, ayuda a los devotos para eliminar los obstáculos, aplastando con su trompa cualquier dificultad. f) Barriga: El sabio procesa sin problemas lo bueno y lo malo de la vida. g) Cuatro manos: en ellas sostiene una flor de loto, una ofrenda (generalmente dulces), una cuerda para conducir a sus devotos hacia el sendero (también vinculada con la energía kundalini) y un hacha para cortar las ataduras terrenales. A veces estos objetos pueden cambiar y aparecen en su lugar una maza de oro, una caracola y el colmillo arrancado utilizado como pluma. En muchas escenas aparece también ejecutando un mudra con el símbolo del “om” inscrito en la palma. h) Un solo colmillo, ya que el otro lo rompió el propio Ganesha al enfrentarse al demonio Kaiamuhan, quien al ser derrotado se convirtió en rata (el otro colmillo lo usa como pluma para escribir las obras sagradas). El marfil convertido en llave es usado tradicionalmente para abrir la puerta del templo que lleva a la Iniciación. i) Rata: Entre las piernas de Ganesha aparece una rata que es el demonio Kaiamuhan derrotado y que simboliza el deseo sin control que causa estragos (aparece comiendo las ofrendas). En ocasiones Ganesha aparece montado en la rata para simbolizar que la Sabiduría Divina siempre está por encima del deseo. j) Doble condición de elefante y humano: Representa la unión del ser pequeño o microcosmos (el hombre) ligado a un ser enorme o Macrocosmos (el elefante). El origen de la curiosa cabeza elefantina es esta: Parvati (Shakti) y Shiva no tenían hijos, así que la diosa decidió generar por sí misma a un hijo a partir de la suciedad de su cuerpo. Le llamó Ganesha, y éste le servía como guardián para proteger su intimidad mientras se bañaba. En una ocasión Shiva intentó llegar hasta Parvati mientras ésta se daba un baño, pero Ganesha se lo impidió y el poderoso dios, irritado, le cercenó la cabeza. Al no poseer una condición divina (era hijo solamente de Parvati), Ganesha no era inmortal y murió inmediatamente. Al regresar de su baño y contemplar la sangrienta escena, Parvati lloró desconsoladamente e intimó a Shiva a que devolviera inmediatamente la vida al niño, tras lo cual el dios le puso la primera cabeza de un ser vivo que encontró: la de un elefante. Tras ser colocada la cabeza en el cuerpo inerte del pequeño, Shiva y Parvati le insuflaron vida al mismo tiempo, convirtiéndolo en dios, tras lo cual la diosa dispuso que –de ahí en adelante– Ganesha fuera la primera divinidad reverenciada en los rituales. Alain Daniélou señala que “Ganesha es denominado Vigneshvara, el dueño de los obstáculos. Él crea dificultades en todas las realizaciones humanas o espirituales. Sólo su benevolencia permite superarlos. Es, pues, el SEÑOR DE LA INICIACIÓN, de los misterios, de los 38

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ritos por los que los obstáculos pueden ser rodeados o evitados”. Como guardián de Shakti (Parvati) es también el protector del poder serpentino de Kundalini-shakti, y se lo sitúa simbólicamente custodiando el chakra muladhara, donde reside la energía serpentina. (AM 1)

GUERRA INTERIOR Por eso decíamos en nuestro anterior artículo que para conquistar el reino hastinapurano hay que tomar la espada (símbolo de la voluntad), convertirse en guerrero y avanzar con paso decidido hacia el campo de batalla. Solamente así podrá ser alcanzada la “paz profunda” citada por los rosacruces o la “pax triumphalis” de los olímpicos. AXIS MUNDI

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La máxima latina “Si vis pacem, para bellum” (“si quieres la paz, prepárate para la guerra”, atribuida al escritor Flavio Vegecio Renato) fue tomada por los gobiernos profanos del Kaliyuga (la edad de hierro) como una excusa para la promoción de una loca carrera armamentística que fue crucial en la segunda mitad del siglo XX y que alcanzó su clímax durante la crisis de los misiles (1962) en el marco del “Equilibrio del Terror” entre los Estados Unidos y la Unión soviética. En un contexto iniciático la misma frase se interpreta desde una perspectiva diferente: “si quieres la paz (interna), prepárate para la guerra (interna)”. (AM 2) “Retomar Hastinapura significa alcanzar un estado de conciencia superior, volver al origen, al centro, para restaurar el estado edénico de la humanidad primigenia, que tradicionalmente ha sido llamada “Hiperbórea” y que la Teosofía blavatskiana relaciona con las dos primeras razas-raíces. (AM 2) Al aceptar nuestra naturaleza guerrera, deberíamos preguntarnos como punto de partida: ¿Qué hace un guerrero espiritual? Combate. ¿Y en dónde está exactamente nuestro frente de combate? Podemos situar nuestra guerra en las antípodas de toda guerra profana, sin vinculación alguna con fusiles, bombas, balas y todas las aberraciones a las que nos ha acostumbrado el mundo moderno. Nuestra guerra se fundamenta en la Paz y el Amor, en la armonía de los opuestos, no en la violencia ni el odio. Nuestra guerra es doble: interna y externa, es decir que debemos hacer frente a un doble frente de batalla: uno adentro de nosotros, combatiendo a los dragones y las fuerzas hostiles que no nos permiten alcanzar la paz profunda y otro exterior: nuestra acción cotidiana para conquistar un mundo mejor. Este frente externo, ciertamente no queda muy lejos: podemos hallarlo en nuestro trabajo, en nuestra escuela, en nuestra casa, en la calle, es decir que nuestro campo de batalla es el “aquí y ahora”, presente en todo momento. ¿Y por qué luchamos? Por la conquista de Hastinapura, lo cual significa: la construcción de un mundo nuevo y mejor, la restauración de la sociedad primordial. Al referirse a la “yihad” o “guerra santa” promovida por el Islam, Antonio Medrano explica que ésta “reposa sobre la afirmación de la milicia y el combate como palancas para la elevación del mundo, como medios para asegurar la soberanía de la Divinidad sobre la tierra, como armas para hacer retornar a ésta a la ley celestial y, a través de ello, devolverle el orden y la unidad perdidos. (AM 3) Recordemos en esta hora a los viejos maestros de la Tradición Perenne que, como parte del entrenamiento espiritual, ordenaban a sus discípulos antes de las prácticas de meditación: “Cierren los ojos y prepárense para el combate”. (AM 9) La guerra interior –de naturaleza alquímica– se fundamenta en la identificación de [los] “yoes negativos” o “demonios” a fin de derrotarlos a través de la transmutación. El axioma “Solve et Coagula” (“Disuelve y coagula”) postulado por los viejos alquimistas describe este proceso: “disolver” significa matar nuestros demonios internos y “coagular” implica reencauzar y utilizar esa energía malsana para el crecimiento personal, es decir que la acción 40

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de una operación será el fundamento de la reacción a la siguiente. Piobb lo resumía de este modo: “Analiza todo lo que eres, disuelve todo lo inferior que hay en ti, aunque te rompas al hacerlo; coagúlate luego con la fuerza adquirida en la operación anterior”, mientras que Nicolás Flamel decía: “Nuestra Obra es la conversión y el cambio de un ser en otro ser, como de una cosa en otra cosa, de la debilidad en fuerza, de la corporeidad en espiritualidad. (AM 14) La verdadera Yihad está ocurriendo –aquí y ahora– dentro de cada uno de nosotros. Y es absolutamente necesario que triunfemos en esa guerra santa para que en el mundo exterior reine de una vez por todas la verdadera paz, la PAZ PROFUNDA. (AM 15)

GUNAS En los eventos pretéritos y en las personalidades históricas es posible descubrir la interacción de tres tendencias o cualidades de la materia que en la tradición oriental se denominan “gunas”. Estas tres modalidades, presentes en todos los individuos, formas y fenómenos constituyentes de la manifestación, predominando una u otra según cada caso, son llamadas: Sattva: Armonía, claridad, equilibrio. Inteligencia. Color blanco. Impulso ascendente. Ser. Rajas: Pasión, anhelo, inquietud, deseo. Ardor combativo. Color rojo. Impulso horizontal y expansivo. Hacer. Tamas: Inercia, apatía, pasividad, dejadez. Estupidez. Color negro. Impulso descendente. Tener. Aunque la nueva civilización que anhelamos construir deberá cimentarse en sattva, es bueno recordar que la palabra sánscrita “guna” en su acepción original significa “lo que ata”, por lo cual en la liberación y reintegración última deberán ser trascendidas todas las gunas, incluso sattva. (AM 2) De acuerdo a la filosofía inda, la Naturaleza (o la materia) posee tres cualidades primarias llamadas “Gunas” (en sánscrito: “lo que ata”), las cuales están presentes también en el ser humano y en toda criatura manifestada. Las tres gunas son conocidas como Rajas (lo activo, pasión), Tamas (lo pesado, inerte) y Sattva (lo puro, armonioso). Rajas es el “Hacer” y Tamas el “Tener” y Sattva el “Ser”. Sattva es el impulso que nos conduce hacia lo alto, mientras que Tamas nos tira hacia abajo, nos paraliza y nos hunde en la materia. Rajas –por su parte– significa la horizontalidad, la excitación y la expansión. En toda manifestación material están presentes las tres gunas, pero siempre predomina una de ellas sobre las demás, por lo cual es posible hablar de una naturaleza rajásica, tamásica o sátvica. (AM 6) Nuestra sociedad actual es de naturaleza rajásica, expansiva y activa, pero –paradójicamenAXIS MUNDI

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te– es productora de hombres tamásicos que con su inacción perpetúan un sistema insano, mediante su conducta conformista, tibia y no comprometida. Una sociedad sin rumbo, descentrada y sin propósito siempre será tamásica o rajásica, y sus integrantes estarán regidos por estas dos gunas ligadas a los dos primeros estados de conciencia: sueño-tamas y vigilia relativa-rajas. Una vida con propósito y rumbo hacia lo alto es una vida sátvica, y tan sólo individuos equilibrados en Sattva podrán gestar un mundo nuevo y mejor, un planeta con seres humanos despiertos regidos por los cánones trascendentes: lo Bueno, lo Bello, lo Justo y lo Verdadero. Lo que nace de Sattva se denomina “Sâttvikâ” y está vinculado a las tendencias que nos llevan a la armonía y al despertar. (AM 6)

GURÚ Véase: Maestros

HASTINAPURA El nombre de esta ciudad proviene del sánscrito: “Hastin” (elefante) + “puram” (ciudad). Al asociarse tradicionalmente al elefante con la más pura sabiduría, entonces también podemos determinar que Hastinapura es “la ciudad de la sabiduría”. (AM 2) Con relación a Hastinapura, esta ciudad no está construida en algún lugar remoto sino que únicamente puede ser ubicada en nuestro interior, más precisamente en nuestro corazón. No obstante, para que nosotros mismos podamos conquistar la ciudad sagrada se hace necesario 42

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el abandono de la actitud comodona y apática que nos ofrece la sociedad moderna con su lema “seguridad ante todo”. Por eso decíamos en nuestro anterior artículo que para conquistar el reino hastinapurano hay que tomar la espada (símbolo de la voluntad), convertirse en guerrero y avanzar con paso decidido hacia el campo de batalla. Solamente así podrá ser alcanzada la “paz profunda” citada por los rosacruces o la “pax triumphalis” de los olímpicos. (AM 2)

HINDUISMO Usualmente, el hinduismo es mostrado en occidente como una religión politeísta y atrasada, la cual da cabida a innumerables dioses y deidades. En primer lugar, es importante aclarar que el hinduismo NO ES una religión sino una tradición espiritual que acoge en su seno a varias religiones distintas. Aunque el nombre “hinduismo” –puesto por los extranjeros– ha terminado por imponerse, los mismos indos llaman a su espiritualidad universalista “Sanatana Dharma”, esto es: “el Orden Eterno”. De acuerdo con Raimon Panikkar: “El hinduismo quiere ser la Verdad, pero no pretende darle un contenido esencial a esta verdad. La gran intuición del hinduismo es que cualquier verdad del orden del intelecto exige una limitación y con ello la exclusión de otras verdades. Por respeto a la Verdad las admite todas en el orden lógico. De ahí que donde el pensamiento lógico ve una contradicción el pensamiento del creyente hindú ve una diversidad más o menos armónica e incluso complementaria. (AM 5)

HISTORIA La historia interpretada esotéricamente no es otra cosa que una “historia de la conciencia”. Mientras que un historiador profano observará individuos y registrará hechos aislados, un historiador con una visión trascendental contemplará almas espirituales encarnadas en cuerpos temporales, enfrentando diferentes desafíos y tomando decisiones, al mismo tiempo que se desencadenan fuerzas metafísicas que actúan como el motor de la historia. (AM 2) La historia registrada en los libros es generalmente engañosa, parcial y escrita por los más fuertes y poderosos (los vencedores en las guerras o las clases dominantes). Teniendo en cuenta que la psicología sabe que la percepción a través de los sentidos es incompleta e inexacta, debería admitirse que la percepción de los historiadores también debe ser parcial y deficiente. Además, el registro de los eventos históricos suele estar supeditado a intereses particulares de naciones, clases sociales, grupos de poder, religiones e incluso sociedades secretas. No obstante, generalmente damos por válida la crónica histórica edulcorada y maniquea que cuentan los libros, las películas y los medios de comunicación sin tener en cuenta todos estos factores. Pero la “historia oficial” no es otra cosa que una simplificación de los eventos del pasado, por conveniencia, para justificar alguna acción de algunos grupos de poder o para el mantenimiento del “statu quo”. (AM 2) Todos los eventos históricos poseen causas de naturaleza metafísica: fuerzas y energías sutiles en pugna que actúan como el verdadero “motor de la historia”. En este sentido, es neceAXIS MUNDI

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sario comprender la acción de los egrégores e interpretar la historia universal como la punta del iceberg de un fenómeno espiritual cuyas raíces se encuentran en otros planos. (AM 2) La historia registrada en los libros generalmente es uniforme y se centra en los hechos políticos, militares y económicos, desplazando a un segundo plano los acontecimientos relacionados al Arte, la Ciencia y la Religión. Una interpretación holística de la Historia debe ser necesariamente cuadriforme, en la que las cuatro caras de la pirámide sean tenidas en cuenta. De este modo será posible acceder a una historia integral: política, científica, artística y religiosa, que será un registro más completo del desarrollo de la humanidad. (AM 2)

IDEAL INICIÁTICO Hablamos de un Ideal Iniciático. ¿Y qué significa esto? Que existe un marco conductual virtuoso conformado por ideas supremas como el Bien, la Justicia, la Belleza y la Verdad que debe encarnarse (hacerse carne y sangre en nosotros), en un proceso que concilia en armonía al recto pensamiento con la recta acción. En otras palabras: las enseñanzas espirituales no deben ser una mera acumulación de datos sino que deben INTERIORIZARSE para luego EXTERIORIZARSE pues el Ideal Iniciático no puede ni debe aislarse de lo cotidiano.

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Este Ideal tiene como propósito la UNIDAD y, por lo tanto, todo lo que conduzca a esa Unidad debe considerarse bueno, justo, bello y verdadero, y al mismo tiempo, todo lo que nos aleje de ella será malo, injusto, feo y falaz. Para que en el mundo reine el Bien, la Justicia, la Belleza y la Verdad somos nosotros quienes debemos promover y encarnar este Ideal, convirtiéndonos en “agentes de transformación”, buscando conscientemente que nuestros actos cotidianos sean buenos, justos, bellos y veraces. (AM 18)

IDIOTAS El exagerado individualismo contemporáneo, donde cada persona se considera una entidad aislada de las demás y que debe buscar su propio beneficio, en desmedro del bien común, nos ha convertido en una sociedad de “perfectos idiotas”, teniendo en cuenta que esta palabra (“idiota”), en su etimología griega nos habla de “aquella persona que se ocupa de sus propios asuntos, desentendiéndose de los asuntos comunitarios”. Mientras no tomemos conciencia de que lo que es bueno para la colmena es bueno para la abeja no dejaremos de ser una sociedad de perfectos idiotas. (AM 16)

IMPREGNAR En varios de nuestros escritos, al referirnos a la lectura de las obras sagradas, hemos señalado que este tipo de literatura actúa por impregnación, es decir empapando a Manas (la mente superior) e empujándola hacia un pensamiento sagrado y unificador. Si acudimos al Diccionario de la Real Academia, encontraremos estas dos acepciones: Impregnar: 1. Hacer que penetren las partículas de un cuerpo en las de otro. 2. Empapar, mojar algo poroso hasta que no admita más líquido. 3. Influir profundamente. Teniendo en cuenta estas precisas definiciones, debemos también prestar atención a la etimología de la palabra: “impregnar” es “preñar”, es decir “fecundar”. Nuestra Mente superior es una tierra fértil para depositar en ella la semilla del anhelo de reintegración, de retorno a la Unidad. Por esto, es importante que Manas vibre en sintonía con lo trascendente a través de la lectura de literatura sagrada y del canto devocional. (AM 10) Nuestra sociedad en crisis no podrá cambiar si no logramos IMPREGNARLA primero con nuevos valores (o mejor dicho, con los viejos valores éticos atemporales), y esto significa empaparla progresivamente con lo Bueno, lo Bello, lo Justo y lo Verdadero, como una alternativa viable a la situación actual, donde nos hemos (mal) acostumbrado a lo malo, lo feo, lo injusto y lo falaz. (AM 19)

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INDIA En occidente reconocemos a los hindúes como un pueblo profundamente espiritual, ligado a una tradición antiquísima que ellos mismos denominan “Sanatana Dharma” (“la Religión eterna”) y a una nación antigua, situada en el corazón de Asia y conocida originalmente como “Bharat” (“el país de los enamorados de Dios”). Incluso en su actual forma geográfica como “Bhārat Gaarājya” o “República de la India”, los antiguos símbolos subsisten en su bandera tricolor, con el chakra ashoka colocado como punto central. Fieles a su tradición milenaria, los indios incorporaron en su bandera altos significados metafísicos que fueron descritos con precisión por Sarvepalli Radhakrishnan, filósofo y segundo presidente de la India: “Bhagwa o el color azafrán denota renuncia. Nuestros líderes tienen que ser indiferentes a las ganancias materiales y dedicarse sólo a su trabajo. El blanco en el centro marca el camino de la verdad para guiar nuestra conducta. El verde muestra nuestra relación con el sol, nuestra relación con la vida vegetal. El chakra ashoka en el centro del blanco es la rueda de la justicia de dharma. India no debería resistir más el cambio, debe moverse e ir hacia delante. La rueda representa el dinamismo de un cambio pacífico”. El Chakra Ashoka es una representación clásica de la Rueda del Dharma con 24 radios, utilizada en la antigüedad por el emperador Asoka (304-232 a. C.). (AM 1)

INDIA, LITERATURA SAGRADA DE La literatura sagrada india está compuesta de textos que se consideran “revelados” (shruti) y otros “tradicionales” (smriti), a saber: Shruti (“lo que se oye”) a) Los Vedas (“conjunto de conocimientos”), una compilación de diversos textos transmitidos oralmente en un inicio. b) Los Upanishads (“sentarse con reverencia para escuchar las enseñanzas”), textos de naturaleza esotérica donde se describe la naturaleza del Brahman (el Absoluto o Macrocosmos) y su relación con atma (la chispa divina presente en nosotros o microcosmos). Smriti (“memoria”) a) Las epopeyas: el Ramayana y el Mahabharata. b) Los Puranas, notable recopilación de información sobre las costumbres y tradiciones de la India. c) Los textos de Ayurveda o medicina india basada en los cinco elementos: bhumi (tierra), yala (agua), agni (fuego), vayu (aire) y akasha (éter). (AM 1)

ISHTADEVA El Amor de los bhaktas se canaliza hacia una forma elegida concisa que se denomina “Ishta46

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deva”, que significa la “divinidad querida” y hace referencia a una representación del Dios único y que simboliza la esencia absoluta o divinidad arquetípica. En otras palabras, el devoto “elige” una forma divina con la que se sienta más en sintonía: Rama, Lakshmi, Krishna, Vishnú, Buddha o también la Virgen María, Jesucristo o Allah, en consonancia con la máxima universalista de los indos: “Ekam Sadvipraha Bahudha Vadanti”, (“Mientras que la Verdad es Una, los nombres son muchos”). (AM 11) El devoto, al amar tan profundamente a esa forma divina termina por convertirse uno con él y en esto radica la “imitación de Cristo” de la cual hablan los místicos cristianos: seguir al Cristo, entrar en común unión con él para que nazca y se desarrolle el Cristo Interno. Ken Wilber, al hablar de los ishtadevas, aseveró: “Es este símbolo arquetípico superior [Ishtadeva] el que facilita la ascensión hasta que la conciencia se identifica con esa Forma y se llega a “comprender que la Forma o la Presencia Divina es nuestro propio arquetipo, una imagen de nuestra naturaleza esencial»”. En otras palabras: a través de la devoción y de la identificación con la forma sagrada finalmente se logra la comunión con ella, dejando de existir el adorador y el adorado sino una unidad divina. Es la comprensión final que el discípulo y la deidad no son otra cosa que Brahman, el Uno sin segundo. Los budistas de la línea Vajrayana se refieren a los Ishtadevas como “Yidam” (“deidad fija en la mente”), y éstos remiten a formas concretas de un Buddha, que ayudan al discípulo –por medio de la meditación– a alcanzar la iluminación. El mismo concepto se representa a través de los Dhyâni-buddhas o “buddhas de meditación” (Vairochana, Ratnasambhava, Amitaba, Akshobya, y Amogasidi), que son cinco imágenes arquetípicas de la “buddheidad” (iluminación perfecta), las cuales simbolizan diferentes aspectos de la conciencia iluminada. (AM 11) El camino ascético o preliminar es común a todas las corrientes y se fundamenta en la purificación de los vehículos (físico, vital, emocional y mente de deseos), pero en un momento de la peregrinación, el discípulo debe elegir una vía de conexión tradicional con un modelo a seguir (Ishtadeva). Este modelo ideal nos permite concentrar la atención en lo que verdaderamente importa: entrar en contacto con nuestro Maestro Interno (Satguru), que reside en nuestro corazón. La elección de un modelo no significa menospreciar ni negar a los otros. Simplemente se fundamenta en la no-dispersión de nuestras energías, a través de la devoción a un avatara, un santo, un iluminado o un Maestro de Sabiduría: Cristo, Krishna, Buddha, etc. Si el modelo a seguir es el de Cristo, entonces, el mejor camino es leer y reflexionar sobre su vida personal, su simbolismo, sus parábolas y llevando a la práctica su mandato magistral: “Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme”. (Mateo 16:24) Si su modelo es el Buddha deberá hacer lo mismo: conocer más sobre él y AXIS MUNDI

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reflexionar sobre sus enseñanzas para llegar a interiorizarlas, atendiendo especialmente al último sermón, donde instó a todos sus discípulos que “fueran una lámpara para sí mismos”. Para todos los discípulos, es muy importante encontrar un modelo a seguir. Todos los grandes maestros son excelentes como modelos de vida, por supuesto, pero es importante encontrar a uno de ellos en particular como nuestro compañero de senda, nuestro amado Ishtadeva. (AM 11) La canalización del amor más puro a una forma elegida o “ishtadeva”, una representación específica del Dios personal (Ishvara) no se contrapone a la concepción de un Dios impersonal (Brahman). Ishvara no está subordinado a Brahman (el Uno SIN SEGUNDO) ni es una representación más primitiva de él. Ishvara es Brahman, y quienes sepan ver más allá de lo evidente comprenderán que el individuo, el ishtadeva, Ishvara y Brahman son una misma cosa. (AM 13)

ISHVARA Véase: Brahman

ISLAM La médula del Islam es la sumisión a Dios, que no es otra cosa que una entrega total, una canalización consciente de todos los esfuerzos vitales hacia un objetivo único, en una ofrenda sincera de toda la existencia a Allah (Dios, el Uno sin segundo). (AM 17) El verdadero discípulo musulmán puede desempeñar cualquier tarea cotidiana al mismo tiempo que su mirada interior siempre estará fija en Allah, contemplando de frente al Uno sin segundo, escondido detrás de todo evento cotidiano, agradable o desagradable. Aunque la prensa suela ignorar esta cara interna del Islam, relacionando a los musulmanes

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con los criminales de Hamas, los “yihadistas” de Irak o los secuestradores de estudiantes en Nigeria, en verdad el camino de Allah es otra cosa bien distinta. El Islam es un camino de amor, una vía tradicional, sapiencial y válida para convertirnos en lo que somos. (AM 17)

JNANA MARGA El conocimiento primordial que se transmite de generación a generación, de boca a oído, por la cadena de oro (paramparã) es llamado “Jnana”, que puede traducirse perfectamente como “Gnosis”, pues se refiere a un saber fundamental vinculado al desarrollo de la conciencia y no a meras especulaciones teóricas. El Bhagavad Gita contempla a “Jnana” como uno de los tres “marga” o caminos hacia la unidad, siendo los otros dos “Karma” y “Bhakti”. (AM 10) Todo camino espiritual auténtico es un recorrido de la oscuridad a la luz, inconsciencia a la conciencia, del sueño a la vigilia y esto significa la REALIZACIÓN DEL SER o “hacernos lo que somos”. Este concepto es la clave para comprender la significación del “Jnana Yoga”, pues este conocimiento implica: a) La comprensión de la unidad, de la identidad de Atman y Brahman y de que “todos somos UNO”. b) La comprensión del Ser, esto es: de la realidad última, de la Verdad. c) La capacidad de diferenciar lo real de lo irreal, reconociendo lo fenoménico como transitorio y concibiendo una realidad ultérrima, inmutable, imperecerera y eterna, Brahman: el Uno sin segundo. Como vemos, el conocimiento es la comprensión de lo esencial y no significa la acumulación de información o intelectualidad de algún tipo. En palabras de Krishnamurti: “La ignorancia no es la falta de conocimientos librescos. Si no habéis leído las últimas novelas, si no estáis familiarizados con la filosofía del materialismo dialéctico y todo lo demás, esto en sí mismo no significa que seáis ignorantes. Para mí, ignorancia es el no darse cuenta del funcionamiento de la propia mente. La falta de conocimiento propio es la esencia de la ignorancia”. Reconocer que el conocimiento está por encima del intelecto convierte a Jnana Marga en el camino más complicado de los tres”. (AM 10) En primer lugar, es necesario trascender la idea equivocada (que incluso está presente en algunas escuelas occidentales) que Jnana Yoga es una senda de conocimiento intelectual y libresco. En realidad, Jnana es el conocimiento íntimo del Ser, la comprensión de la unidad primordial: la capacidad de diferenciar lo real de lo ilusorio.

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Este conocimiento no es –ni puede ser– meramente intelectual, es decir una simple acumulación de datos e informaciones. (AM 13)

KALI YUGA Véase Edad de Hierro

KARMA La ley del karma asegura que las acciones pasadas determinan las condiciones presentes de nuestra existencia. Dicho de otra manera, el ambiente en que vivimos, nuestros afectos, tendencias, aversiones y muchos de los acontecimientos de nuestra vida pueden explicarse a través de la comprensión de este principio universal de la “Causa y Efecto”. Etimológicamente, la palabra “karma” significa “acción” y esta acción se reduce a tres dimensiones fundamentales: obra, palabra y pensamiento. De este modo, se hace necesario hablar de “buenas obras”, “buenas palabras” y “buenos pensamientos”, los tres elementos claves para escapar del ciclo de nacimientos y muertes. La Tradición señala que toda acción generada con deseo (apego) genera Karma, por lo cual se hace necesario realizar acciones dhármicas donde no haya un encadenamiento causal entre el actor y el producto de la acción. Toda acción, aún las más triviales (comer, jugar, trabajar, caminar, etc.), pueden servir para la perpetuación de nuestra condición de prisioneros o –por el contrario– servirnos de trampolín para impulsarnos hacia la liberación. La acción realizada de acuerdo a este modelo se denomina “recta acción” y la ausencia del elemento egoico (el “yo”) es el que permite que toda la acción sea “recta” y que el “trabajo” sea sagrado (sacro oficio). Esta desaparición del encadenamiento egoico recibe el nombre de “Dharma”. (AM 1) Sea cual sea nuestra condición, es posible mejorar las condiciones futuras a través de nuestras acciones actuales. El siguiente esquema contiene algunas generalidades sobre la acción del karma, siempre teniendo en cuenta que verdaderamente no existe un “mal karma” y un “buen karma”, pues todas las experiencias son valiosas para aquellos que saben aprovecharlas. El verdadero “karma positivo” es aquel que nos facilita un entorno propicio para la evolución de la conciencia, aunque la mentalidad profana de los modernos pueda interpretar el “buen karma” como confort, opulencia o riquezas materiales. (AM 1) Karma y Dharma están indisolublemente ligados, ya que para escapar de la prisión del Karma necesitamos encontrar la llave del Dharma, y ésta se consigue a través de la recta acción. (AM 9) El Karma no es castigo sino compensación. Es la ley fundamental que mantiene el equilibrio, 50

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la tendencia universal de la restauración de la armonía, y en relación con el ser humano, esto significa la subordinación de las condiciones presentes de nuestra existencia a acciones pretéritas, de ésta u otras vidas. En otras palabras: el ambiente en que vivimos, la gente con la que nos relacionamos, nuestro trabajo, nuestras tendencias y pasiones se pueden explicar mediante este principio de “causa y efecto”. Según las enseñanzas indas, el Karma tiene tres facetas o formas: a) Sanchita-karma, el que hemos acumulado durante varias encarnaciones. b) Prarabhda-karma, o sea aquel karma “maduro” que se está saldando en la presente encarnación. c) Agami-karma o Kriyamana-karma, es decir aquel que está siendo generado en esta vida actual (el karma futuro). El mismo será adicionado a Sanchita (el karma que se va acumulando) y se nos presentará como karma maduro (Prarabdha) cuando llegue el momento. A través del cumplimiento del Deber o Dharma, dejamos de generar Karma. ¿Cómo se entiende esto? Al no alimentar las raíces del Karma con acciones generadas con apego, dejamos de crear Karma futuro (Agami o Kriyamana), y cesamos en la acumulación de Sanchitakarma, dedicándonos tan solo a agotar el Karma maduro (Prarabdha). Podemos imaginar al Karma como un incendio que está siendo avivado permanentemente con nuevos leños, pero si dejamos de echar combustible, el fuego se irá consumiendo lentamente y en paz, hasta que finalmente se extinguirá por completo. En verdad, el Karma no nos ata a través de la acción en sí misma sino mediante el vínculo emocional ligado a ella. Las acciones nos encadenan cuando volcamos toda nuestra atención hacia fuera, identificándonos con el personaje que estamos representando y olvidando nuestra identidad, subordinando nuestra vida a los estímulos externos, al placer y al dolor. El Gita señala: “Aquel cuyo corazón está libre de ansiedad en el dolor, indiferente al placer, desapegado de la pasión, del temor y de la cólera, aquel puede llamarse sabio de mente serena”. (Gita 2:56) Los leños del deseo mantienen viva la hoguera del Karma, mientras que ésta solamente puede ser apagada por la voluntad asociada al Dharma, un propósito basado en el amor sin apego, verdadero, profundo y consciente. (AM 9) Véase además: Dharma

KURÚES Y PANDAVAS Quienes se disputan el control de la ciudad de Hastinapura son los pandavas y los kurúes, dos ramas familiares descendientes del patriarca Kuru. La rama que mantuvo el nombre de AXIS MUNDI

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“kurú” (kurúes o kuravas) era la primogénita y tenía como origen a Dhritarashtra, el rey ciego. La otra rama (pandava) recibía su nombre del otro hermano, Pandu. Para comprender mejor la genealogía de esta gran familia, hemos incluido un gráfico donde se clarifican las relaciones parentales entre kurúes y pandavas. Los hijos de Pandu eran cinco: Arjuna, Yudhistira, Bhima, Nakula y Sahadeva. Los tres primeros habían sido engendrados por la reina Kunti, hermana de Vasudeva (el padre de Krishna), mientras que los gemelos Nakula y Sahadeva eran hijos de la segunda esposa de Pandu, Madri. De acuerdo a los relatos tradicionales, cada uno de ellos tenía un origen divino pues habían sido engendrados en las entrañas de Kunti y Madri por los dioses Yama, Vayu, Indra, Nasatya y Dasra”. (AM 3)

L.V.X. En varias ramas occidentales de la Tradición Iniciática se suelen firmar las cartas, mensajes y salutaciones formales con el acrónimo L.V.X., que nos remite en primera instancia a la palabra “LVX” o “LUX” (“Luz”), considerando que la “U” es una forma evolucionada de la “V” latina. Siendo así, la primera intención al cerrar un comunicado de carácter fraternal con la sigla “L.V.X.” o “En L.V.X.” está referido al envío de luz espiritual al destinatario”. (AM 7) “L.V.X.” significa también Luz (Lux, L), Vida (Vita, V) y Amor (Christós, X). Lo interesante es que el Amor se representa con una “X”, la primera letra del nombre del Cristo en griego (Χριστός), pues desde una percepción mística el Salvador mismo se vincula con el Amor más puro. (AM 7)

LECTURA DE LIBROS SAGRADOS El ser humano puede entrar en contacto con la Divinidad de múltiples formas, siendo las más conocidas la meditación y la oración. Sin embargo, no deberíamos olvidar otra forma muy válida de entablar contacto con nuestra esencia espiritual: la lectura de textos sagrados. Ciertamente, mediante el estudio reflexivo y la lectura concentrada de la literatura inspirada de todas las religiones es posible trascender la letra muerta y entrar en comunión con Dios. Todos los libros sagrados (El Corán, La Biblia, el Bhagavad Gita, el Dhammapada, etc.) son comunicaciones divinas que solamente pueden ser comprendidas en su realidad última con la ayuda de nuestros vehículos superiores: Manas (Mente) y Buddhi (Intuición). Dicho de otra forma, leyendo y releyendo estos textos en un estado de plena concentración, podremos descubrir su significado íntimo, sin el parloteo incesante de la mente de deseos (kamamanas) para que “recordemos” nuestra identidad divina y logremos caminar hacia la reintegración con la Unidad.

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Desde una óptica espiritual, la importancia de la lectura sagrada radica en que ésta actúa por IMPREGNACIÓN, es decir que el contacto con ella puede ser altamente beneficioso, pues actúa como un puente que nos comunica con arquetipos divinos, pesonajes heroicos, modelos a seguir e ideas trascendentales aplicables al “aquí y ahora”. La lectura de obras sagradas puede realizarse en forma individual o comunitaria, pero siempre es mejor realizarla en voz alta para ayudarnos en la concentración y para sentir que Dios habla a través de nosotros. En las prácticas grupales, se puede utilizar música relajante o étnica que nos remita a la cultura de la cual procede el libro, aunque la misma debe ser un acompañamiento de fondo y no una distracción. (AM 1) De acuerdo a las enseñanzas de la Filosofía Iniciática, las vías de comunicación con nuestro Maestro Interno son dos: la oración y la meditación. Bien sabemos que: cuando oramos, nosotros hablamos y Dios escucha, mientras que cuando meditamos, nosotros callamos y Dios nos habla. Independientemente de esto, la lectura de obras sagradas puede ser considerada una “tercera vía” porque, a través de éstas, podemos sentir que Dios nos habla directamente, sin intermediarios, a través de la escritura. Siendo así, esta “lectio divina” (lectura divina) puede ser la llave que abra la puerta de nuestro corazón a fin de que entre en escena el verdadero Instructor. (…) Las lecturas no solamente nos impregnan sino que nos hacen RECORDAR, ya que –en la forma de símbolos y alegorías– se encuentran las señales claras que nos pueden guiar hacia la vía del recuerdo y ésta, a su vez, hacia la reintegración. Siendo así, las escrituras sagradas de todas las corrientes son píldoras para la memoria, a fin de que la humanidad amnésica reavive la memoria de su origen sagrado y, finalmente, despierte. (AM 10)

LOGIA El concepto original de “logia” tiene la misma connotación, pues procede del vocablo sánscrito “loka” que significa “mundo”, “universo” o “cosmos”, significando esto “un cosmos en miniatura”, un emplazamiento ordenado y sagrado en medio de la confusión y el caos profano. (AM 12)

MADRE La fertilidad de la Diosa Madre aparece también en el tercer arcano del Tarot: la emperatriz, que viste ropas holgadas, lo cual nos sugiere que está encinta, a punto de concebir. La escena está decorada con trigo, el cual era usado habitualmente en las antiguas celebraciones de la diosa Demeter o Ceres (diosa de la fecundidad de la cual deriva la palabra “cereal”). Si atendemos al nombre “Madre” en diferentes idiomas, veremos que existe un denominaAXIS MUNDI

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dor común en casi todos: la letra M: Madre (castellano), Mere (francés), Muther (alemán), Mother (inglés), Maa-ji (Indi), Mamma (italiano), Mãe (portugués), Moeder (holandés), etc. Podríamos pensar que la similitud de estos vocablos es pura coincidencia, pero si atendemos el origen de la misma letra “M” descubriremos que ésta significa “movimiento de agua”. Blavatsky dice que la “M”: “es una letra mística en todos los idiomas, orientales y occidentales, y es un signo que representa las ondas del agua, de este modo. Tanto en el esoterismo ario como en el semítico esta letra ha simbolizado siempre las aguas”. Chevalier es claro al señalar que: “Sin ceder a la homofonía [especialmente clara en el catalán (mar-mare) y en el francés (mer-mere)], se puede decir, sin embargo, que el simbolismo de la madre se relaciona con el de la mar, como también con el de la tierra, en el sentido que una y otra son otros tantos receptáculos y matrices de la vida. El mar y la tierra son símbolos del cuerpo maternal”. (AM 6)

MAESTRO INTERNO Véase: Ángel de la Guarda

MAESTROS Todo educador o maestro espiritual es aquel que nos ayuda a encontrar nuestro propio Maestro Interno. René Guénon señaló que “el Gurú humano no es en realidad (...) más que una representación exterior y como un “sustituto” del verdadero Gurú interior, de suerte que su necesidad se debe únicamente a que el iniciado, no ha llegado a un cierto grado de desarrollo espiritual, es todavía incapaz de entrar directamente en comunicación consciente con éste”. Por esta razón, los indos distinguen dos tipos de gurúes: el upa-guru (upa=cercano y guru=maestro) y el sat-guru (sat=verdadero y guru=maestro). El upa-guru es el instructor espiritual y –desde una perspectiva más amplia– todos los seres humanos, aún los profanos más dormidos– pueden darnos pistas valiosas para seguir el camino hacia la cima. A esto se refería el trascendentalista Ralph Waldo Emerson cuando señalaba: “Toda persona es superior a mi en algun sentido y en ese sentido aprendo de ella” y el propio Guénon explicaba que debemos entender al upa-guru como “todo ser, sea cual sea, cuyo encuentro es para alguien la ocasión o el punto de partida de un cierto desarrollo espiritual; y, de manera general, no es en absoluto necesario que este ser sea consciente del papel que así desempeña”. El sat-guru es el auténtico instructor, el que nos puede dar las respuestas que necesitamos trascender y este gurú es INTERNO. La validez del upa-guru radica en su eficacia para guiarnos ante el verdadero Maestro. Otra visión de estos gurúes habla de cuatro categorías de gurúes: en primer lugar la familia, en segundo lugar los educadores y maestros que se encargan de nuestra formación, en tercer 54

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lugar los guías espirituales y por último el “gurú cósmico”, el Avatara, es decir Krishna, Cristo, Buddha, a los cuales debemos seguir (imitar su ejemplo) y entrar en comunión (común unión) a fin de alcanzar la iluminación. (AM 2) La Tradición señala que toda persona es –aún sin saberlo– nuestro Maestro. En ese sentido, siempre es bueno recordar la distinción que hacen los indos entre Upa-guru y Sat-guru. El Upa-guru (Maestro cercano) puede ser toda persona que llegue a nosotros, mientras que el Sat-guru es el verdadero Maestro, el que reside dentro de nuestro corazón. Todo Upa-guru es efectivo en la medida que nos lleve al reconocimiento y al despertar de nuestro Gurú interno. (AM 8)

MAESTROS ASCENDIDOS Véase: Adepto

MANÚ “a filosofía esotérica sostiene la existencia de seres espirituales o entidades suprahumanas que acompañan al ser humano en su desarrollo desde la noche de los tiempos, siendo el más conocido de todos estos seres el Manú, que es el regente del Manvantara. Etimológicamente, la palabra “Manvantara” significa “la era del Manú” y dura exotéricamente 4.320.000 años (4+3+2=9) y de acuerdo a los cálculos de la tradición esotérica 64.800 años. (6+4+8=18, es decir 1+8=9). (AM 2)

MARGA (CAMINOS) De acuerdo con las enseñanzas indas, existen tres caminos (marga) que también se denominan “Yoga”, y encontramos tres yogas: Jnana-yoga (unión por el conocimiento), Karma-yoga (unión por la acción) y Bhakti-yoga (unión por el amor devocional). La palabra “Yoga” proviene de la raíz “yug” y significa “unión”, que no es otra cosa que una re-unión, re-integración o re-ligión: volver a unir lo que ha sido separado. (AM 10)

MEDITACIÓN Una meditación con pensamientos intrusos no es meditación, del mismo modo que una oración con elementos egoicos (peticiones, súplicas, etc.) no es una oración. Para meditar, debemos aprender a concentrarnos y a controlar los pensamientos intrusos. (AM 12)

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MENTE DUAL Antes que nada es oportuno recordar que la mente tiene un doble aspecto: uno asociado al pensamiento concreto (Kama-manas o mente de deseos) y otro al pensamiento abstracto (Manas). La palabra sánscrita “Kama” significa “deseo” en sánscrito mientras que “Manas” proviene de la raíz “man” (pensar), es decir que hay que tener en cuenta que en Kama-manas el pensamiento está contaminado por “Kama” (el deseo) mientras que Manas la mente superior –al estar indisolublemente ligada a Buddhi, la intuición– posee más elementos para comprender la realidad por encima de los estímulos sensoriales. Las dos facetas de la mente son necesarias. Sin la mente de deseos no podríamos sobrevivir en el plano físico, aunque solamente la mente superior es capaz de suministrarnos elementos para trascender la materia, descubrir las supuestas “casualidades”, recurrencias y coincidencias de la vida cotidiana a fin de aprovecharlas como lecciones existenciales y desarrollar la conciencia. Todo entrenamiento espiritual nos conduce a la armonización de los opuestos y esto es particularmente cierto con referencia a las dos caras de la mente, que deben ser re-unidas para conformar una Mente unificada, para que ésta sea un instrumento eficaz a las órdenes del Yo Superior. (AM 17)

METANOIA “Metanoia” es un salto conciencial, una ruptura de nivel o muerte mística, una nueva forma de observar el mundo y de percepción integral, llevándonos a actuar en consecuencia. Después de esta ruptura, nuestra naturaleza “excéntrica” (alejada del centro) es transformada en “concéntrica”, tendiente al centro y en pos de la esencia primordial. En este sentido, los cristianos también hablan de la “metanoia” como una “conversión”. En palabras de Ananda Coomaraswamy: “La metanoia es la transformación de la totalidad del ser de uno; desde el pensamiento humano a la comprensión divina. Una transformación de nuestro ser, (…) es devenir otro hombre, un Hombre Nuevo”. Y este virtuoso Hombre Nuevo (Neos Anthropos) debe –necesariamente– pensar, sentir y actuar de un modo diferente a como lo hacía el Hombre Viejo (Palaios Anthropos)”. (AM 14) Para que nazca lo nuevo, debe morir lo viejo en un proceso metamórfico que conduce de la oscuridad a la luz, de la ignorancia a la sabiduría, del más profundo de los sueños al despertar de la conciencia. (AM 15) En [la] vuelta a la Fuente Primordial, todas las tradiciones nos hablan de un hito fundamental: la Metanoia o “muerte mística”, que supone la defunción del “viejo hombre” a fin de que nazca un “hombre nuevo”, a través de un abandono de los viejos hábitos profanos que se sustituyen por renovados hábitos virtuosos y acordes con un nuevo estilo de vida. 56

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El Islam llama a esta muerte “tawba” que significa “volver el rostro hacia Allah” o “giro del corazón”, donde se muere al mundo profano y se nace en el mundo espiritual”. (AM 17)

MUERTE Los místicos enseñan que la vida se asemeja al parpadeo de luz de una luciérnaga: un rápido parpadeo que aparece y desaparece, luego vuelve a parpadear y desaparecer. Cada encarnación es un parpadeo, del mismo modo que un delfín salta fuera del mar (se manifiesta) y luego se sumerge. Mientras que los ignorantes no encontrarán un nexo entre parpadeo y parpadeo, tomándolos como fenómenos separados y autónomos, los sabios podrán apreciar que éstos forman parte de un hilo continuado y coherente, una existencia más allá de la manifestación física. Nuestra vida es un parpadeo de luciérnaga y aunque somos conscientes de su finitud, llegamos a autoengañarnos, negando la muerte y creyéndonos inmortales. No obstante, cuando el parpadeo llegue a su fin y la luz deba apagarse, es necesario permanecer serenos, en la firme convicción que la luz de la vida nunca se extingue. (AM 5)

MURTI Los devotos adoran a su Ishtadeva a través de un “murti”, es decir un retrato, una pintura, un ícono o una escultura que actúa como “puente” entre el adorador y el adorado. En palabras AXIS MUNDI

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de Swami Sivaya Subramaniya: “Las imágenes de piedra o metal de los templos hindúes no son meros símbolos de los Dioses. Ellas son la forma a través de la cual ellos envían su amor, su poder y sus bendiciones al mundo. Es posible que entendamos esto si lo comparamos a nuestra habilidad de hablar por teléfono. Uno no le habla al teléfono, sino que este aparato es un medio para comunicarse con otra persona. Sin teléfono no es posible mantener una conversación a distancia. Del mismo modo, sin la imagen sagrada del templo no es fácil entrar en comunión con una deidad. El “murti” es una ayuda para que devoto pueda visualizar a la perfección a la divinidad elegida, para crear una imagen mental nítida o bien para entrar en comunicación con el egrégor (forma de pensamiento colectiva) vinculado a ese Ishtadeva. Las formas equivocadas de devoción, llevan a la mera idolatría, es decir a la adoración de ídolos, una forma degenerada de devoción donde se confunde el símbolo con lo que representa. La mayoría de los devotos “light” de Occidente, que buscan una tabla de salvación cuando las cosas le van mal, no tienen ni idea hacia dónde están dirigiendo sus pensamientos y en su confusa adoración no obtienen nada porque sus plegarias no son ni chicha ni limonada: ni oración amorosa ni visualización creativa. (AM 11)

NEW AGE Véase: Era de Acuario

NOBLEZA DEL ALMA La Masonería primigenia, por ejemplo, hablaba de “cavar tumbas para los vicios y erigir templos a la virtud”, y como escuela iniciática –aún en su deslucida versión posmoderna– se fundamenta en la gestación de una “nobleza del Alma” (Nobilitas) en consonancia con dos máximas latinas: * “Nobilis est ille quem nobilitat sua virtus” (“Noble se puede llamar el que por naturaleza es inclinado a la Virtud”) * “Nobilitas sola est atque unica virtus” (“Sólo la Virtud es la que da verdadera nobleza”, expresado también: “Virtud es nobleza, todo lo demás simpleza”) De este modo, es posible concebir al Sendero Iniciático como un “noble camino” recorrido por “nobles caminantes” o “nobles viajeros”, que alinean su vida a la Virtud para llegar hasta lo más excelso. La nobleza discipular no es hereditaria y no se vincula de modo alguno a la sangre y la carne sino al Alma. Por esto, cuando las escuelas iniciáticas hablan de constituir una élite no se refieren a títulos nobiliarios ni a apolilladas concepciones aristocráticas, sino a la confor58

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mación de un núcleo de la Fraternidad Universal, una congregación de los despiertos que constituya la levadura de un mundo nuevo y mejor. Este “elitismo cordial” no busca acentuar la diversidad, el enfrentamiento o la “lucha de clases”, sino que se fundamenta en la Unidad y en la conciencia clara de que TODOS SOMOS UNO, y por lo tanto TODOS SOMOS NOBLES, aunque –por facilismo, ilusión e ignorancia– elegimos ser plebeyos espirituales. Los antiguos hablaban de “aristos”, el hombre noble, el ser humano de calidad, vinculado al concepto griego de “areté” y a una vida equilibrada que puede ser alcanzada mediante hábitos de excelencia. De acuerdo con Werner Jaeger, “Areté es el atributo propio de la nobleza”. La palabra “ario” o “arya” (profanada por los teóricos del nazismo) hace referencia a lo mismo y Medrano dice que este término se aplica a “quienes, por su honorabilidad y su excelencia, se sitúan en primer lugar dentro de la escala jerárquica desde un punto de vista ético”. En la tradición budista, el camino de Sidharta Gautama también es llamado “Ashtanga Arya Marga” (“noble óctuple sendero”) y aquellos que lo transitan son llamados “Arya-púdgala” (“personas nobles”). En la Antigua China, la doctrina de Confucio tenía como eje el concepto del “hombre-príncipe” (junzi), el cual –más allá de su genealogía sanguínea– era el ser humano virtuoso, en oposición al hombre profano (xiaoren), ignorante del valor de las virtudes y que sólo buscaba satisfacer sus deseos. (AM 7) La única manera de construir un mundo nuevo y mejor cimentado en la Fraternidad Universal y la Unidad en la Diversidad es a través de una re-evolución silenciosa, de una conspiración de los nobles de corazón que deberán formar –sí o sí– “núcleos de la Fraternidad Universal”, una vanguardia de oro en una edad de hierro. (AM 12)

NÚCLEOS DE LA FRATERNIDAD UNIVERSAL Al fundar la Sociedad Teosófica, Helena Blavatsky priorizó la implantación de estos “núcleos”, estableciendo como el primer objetivo de su institución: “Formar un núcleo de la Fraternidad Universal de la Humanidad, sin distinción de raza, creencia, sexo, casta ni color”. Pero, ¿qué es exactamente un núcleo? Etimológicamente la palabra “núcleo” significa “centro de la nuez” (nux, nucleus), es decir el corazón de la semilla de la cual deberá nacer un nuevo árbol. Siendo así, todo núcleo es un punto de partida. Y si decimos que es necesario establecer “núcleos de la fraternidad universal” estamos afirmando que es necesario plantar semillas que germinen y crezcan a fin de que se afiance el ideal iniciático, indisolublemente ligado a la Fraternidad Universal. La piedra basal de estos núcleos sinérgicos de la Fraternidad Universal deberá ser el Amor Consciente, enunciado en todas las tradiciones en forma de la “regla de oro”, que reza: “Trata al prójimo del mismo modo en el que quisieras ser tratado” o “Ama al prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31)”. (AM 12)

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Sin embargo, para impregnar al mundo con este pensamiento trascendente es necesario que nosotros mismos nos impregnemos primero de lo Bueno, lo Bello, lo Justo y lo Verdadero, siendo canales dignos del Ideal Iniciático y reuniéndonos en núcleos, congregando a los nobles de corazón que estén dispuestos a formar una resistencia pacífica. (AM 19)

NÚMERO DIEZ Desde una perspectiva simbólica, el 9 y el 10 están íntimamente ligados, pues mientras el 9 es un número relacionado a los ciclos y que “cierra un ciclo”, el 10 es 1+0=1, es decir un “regreso a la unidad”, y así puede entenderse tanto la Tetraktys pitágorica, los sephirots del cabalístico árbol de la vida y la proporción de las edades: 4-3-2-1. (AM 16)

NÚMERO NUEVE Sabemos que son 18 los capítulos que componen la totalidad del Bhagavad Gita y que la batalla entre Kurúes y Pandavas relatada en la obra duró 18 días. Dentro de la tradición inda se habla de la existencia de 108 Gitas o cantos recitados por 108 diferentes Personalidades Divinas (Shiva Gita, Rama Gita, Devi Gita, Ganesha Gita, etc.), de 18 Mahapuranas y 18 Upapuranas y 108 Upanishads. ¿Qué número se esconde detrás del número 18 (1+8) y del 108 (1+0+8)? El nueve, claro está. Y si prestamos atención al mala o rosario hindú, usado para las oraciones devocionales, comprobaremos que éste tiene 108 cuentas, existiendo también malas de muñeca de 27 cuentas. Otra vez el nueve. El nueve es un número que hace referencia a un FIN DE CICLO. Chevalier indica que “por ser el nueve el último de la serie de las cifras, anuncia a la vez un fin y un nuevo comienzo, es decir, una transposición a un nuevo plano. Se encontraría aquí la idea de nuevo nacimiento y germinación, al mismo tiempo que la de la muerte. (…) Expresa el fin de un ciclo, el término de una carrera, el cierre del anillo”. Pitágoras (que estuvo en la India) estableció una relación entre la circunferencia (de 360º, es decir 3+6+0=9) y el número nueve. El nueve no solamente remite a los ciclos sino también al ser humano, ya que éste es considerado en fuentes indas como una “ciudad de nueve puertas” (dos ojos, dos narinas, dos oídos, una boca, un ano y una vagina o pene), un emplazamiento sagrado donde mora la divinidad. En el propio Bhagavad Gita leemos: “El Soberano morador del cuerpo descansa tranquilo en la ciudad de las nueve puertas sin actuar ni ser causa de acción”. (Gita 5:13) Pero, ¿qué significa para nosotros el número nueve y por qué se recalca tanto en las escrituras de la India?

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Como dijimos, el número nueve significa la conclusión de un ciclo, es decir el final de una etapa (que nos coloca en el centro del campo de batalla, como Arjuna) y el comienzo de otra (después de la batalla). En su número consecutivo, el diez (1+0=1) se puede encontrar el regreso a la Unidad, la vuelta a casa, la reintegración, la conquista de Hastinapura que también puede observarse en el tradicional juego de la oca, donde las 63 (6+3) casillas nos llevan a la casilla 64 (6+4, es decir 10, 1+0) donde está el jardín de las ocas, el regreso a casa. (AM 1) [Es] una cifra vinculada a los ciclos y que tradicionalmente se considera un número “completo”, pues es el producto de la multiplicación de 3x3, es decir que “cierra un ciclo”. Esto también era comprendido por los mayas que llamaban “bolon” al número 9, teniendo el sentido de “cosa completa o ciclo” y por los pitagóricos que establecían una correspondencia entre la circunferencia (360º, es decir 3+6+0=9) y el número nueve. Además, “es sabido que el número nueve es tenido por irreductible, ya que todos sus múltiplos y submúltiplos retornan siempre a él (9 x 5 = 45 = 4 + 5 = 9; 9 x 8 = 72 = 7 + 2 = 9, etc.), y por ese motivo era apreciado como perfecto y cíclico. Desde una perspectiva simbólica, el 9 y el 10 están íntimamente ligados, pues mientras el 9 es un número relacionado a los ciclos y que “cierra un ciclo”, el 10 es 1+0=1, es decir un “regreso a la unidad”, y así puede entenderse tanto la Tetraktys pitágorica, los sephirots del cabalístico árbol de la vida y la proporción de las edades: 4-3-2-1. (AM 16)

ORACIÓN Para orar, debemos saber que la oración íntima es una actitud de apertura y de entrega, sin ninguna intención de trocar favores con un Dios comerciante. (AM 12)

PANSOFÍA La Pansofía no tiene diferencias sustanciales con la Sabiduría Antigua, también conocida como Teosofía, Brahma Vidya, Gnosis, Filosofía Perenne, etc., pero el prefijo “pan” (es decir, “Todo”) acentúa el carácter integrador de este saber primordial. Ninguna disciplina es ajena a esta Pan-sofía, pues desde una perspectiva tradicional toda actividad humana posee un propósito que debe ser restaurado y que remite a una sociedad primordial constituida en torno a un eje sagrado. (AM 12)

PATO, SIMBOLISMO DEL Los patos y los cisnes representan dos tendencias que conviven dentro de nosotros y que en Oriente se llaman Vidya (sabiduría) y Avidya (ignorancia): una nos impulsa a lo alto y otra nos arrastra a la materia. En el cuento de Andersen, los patos son los profanos, inconscientes, adaptados al mundo ordinario, sin riesgos y limitándose a comer, dormir, trabajar, reproduAXIS MUNDI

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cirse y entretenerse, mientras que los cisnes, por el contrario, simbolizan la vida espiritual, la resistencia a una existencia materialista, fuera de los patrones y condicionamientos sociales. (AM 12)

PAZ PROFUNDA La Paz de los Iniciados es una “Paz Profunda”, la misma a la que se refiere Filipenses 4:7: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros entendimientos en el Cristo Jesús”. Verdaderamente, la Paz de Dios o Paz Profunda está por encima de toda comprensión porque no es una Paz externa que esté supeditada a eventos que procedan del mundo profano y a estímulos provenientes de “afuera” sino que es una Paz interna, vinculada a procesos espirituales. (AM 21) Para los discípulos, la Paz Profunda es la Iniciación o Iluminación, el despertar del ojo interior, que los musulmanes llaman as-sakînah, el Zen Satori, los hindúes Samadhi, los budistas Bodhi, etc. Para los Adeptos –mientras tanto– la Paz Profunda significa un supra-estado de conciencia: la Reintegración o Unión con la Fuente Primordial, que es también Moksha, Paranirvana o Mukti. En otras palabras, cuando saludamos a alguien augurándole “Paz Profunda” estamos haciendo votos para que, en vinculación con su propio estado de conciencia, pueda avanzar en el sendero de desarrollo consciencial y alcance la paz de Dios, aquella que –en palabras de San Pablo– “está por encima del entendimiento”. Ciertamente, la paz de los iniciados es una paz PROFUNDA que proviene del corazón y no es la misma paz SUPERFICIAL que buscan los profanos. (AM 21)

PECADO En Occidente tenemos una idea bastante equivocada de la naturaleza del “pecado” y relacionamos la palabra con un delito moral ligado al fruto prohibido y que se paga con la condenación eterna. Hemos escuchado tantas veces que: “nuestra naturaleza caída se regodea en su tendencia al Mal” o que “cada vez que pecamos mortalmente volvemos a crucificar a Cristo”, que hemos optado por negar la existencia de algo llamado “pecado”. Sin embargo, el vocablo “pecado” no significa una condenación eterna en un infierno dantesco sino que quiere decir “tropezar” o “salirse del camino de la virtud”, estando vinculado más al Karma y al Dharma que a las llamas del averno. “Pecar” es errar el camino, no cumplir el Dharma (propósito), dejarse distraer por lo superficial y no prestar atención a lo esencial. Según las enseñanzas judeo-cristianas (o quizás a la desviación de éstas a la que nos hemos

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acostumbrado) “pecar” significa “condenarse”, mientras de acuerdo a las enseñanzas de la Tradición Primordial “pecar” quiere decir “genero Karma” o “elijo sufrir”. En la lengua aramea, “pecado” quiere decir “olvido”, pues se supone que el vicio surge por la ignorancia de nuestra herencia divina que es necesariamente virtuosa. Siendo así, si nos oponemos a nuestra naturaleza divina estamos “pecando”. Mientras que el catolicismo “moderno” evita hablar del pecado (por haber usado durante siglos este concepto como mecanismo de control de las masas), el Islam por su parte no evita hablar del mismo como “dzanb”, señalando que “un pecado es todo acto que realizamos en contra de nosotros mismos, una traición a nuestra propia naturaleza original”. En ese sentido, para los musulmanes no hay ningún Dios castigador u ofendido por el pecado y las escrituras islámicas aclaran que “a Allâh nada le hacéis con vuestros errores (dzunûb), sólo os dañáis a vosotros mismos”. De acuerdo con Abdelmumin Aya: “Los dzunûb son todas las acciones o movimientos con los que el ser humano traiciona la autenticidad del Universo. Los dzunûb son como una pretensión de salida fuera de lo real, como tratar de añadir algo artificial a la existencia. (…) El musulmán debe prevenirse contra los dzulûb, y sustituirlos por sus contrarios, que son los hasanât, es decir, las “acciones bellas”. En esto se resume la tarea que debe realizar el guerrero Arjuna: vencer a los kurúes (los vicios capitales) para expulsarlos de la ciudad sagrada, sustituyéndolos por los pandavas (las virtudes capitales), del mismo modo que las virtudes deben ocupar el espacio dejado por los vicios: VIRTUD CAPITAL Paciencia Generosidad Castidad Humildad Templanza Caridad fraterna Diligencia

VICIO CAPITAL Ira Avaricia Lujuria Soberbia Gula Envidia Pereza

Estos siete pecados son “capitales” porque son “cabeza”(“capit”, en latín) de Legión, siguiendo la cita bíblica: “- ¿Cómo te llamas? —le preguntó Jesús. - Me llamo Legión —respondió—, porque somos muchos”. (Marcos 5:9) (AM 4) El primer pasaje del Gita que citamos antes hablaba de que “no hay esfuerzos perdidos ni tampoco pecado”. Esta última palabra se ha convertido en una obsesión para los occidentales en función del tan mentado “pecado original”. Sin embargo, la connotación original de “pecado” es bien diferente y significa “salirse del camino” (indoeuropeo), “olvidar” (arameo) e incluso “errar al blanco” (griego). Y esto nos vuelve a remitir a Dharma y Karma, porque AXIS MUNDI

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Dharma significa transitar por el recto camino, re-cordar (volver al corazón) y dar al blanco, mientras que Karma implica desviación, olvido y errar al objetivo. Por esto, el pecado no puede asociarse a ninguna condenación eterna en un infierno imaginado por los controladores del populacho, sino a un acto fallido que nos ata a la materia. Pecado no es otra cosa que elegir el camino del sufrimiento por ceguera o negligencia”. (AM 9) Véase además: Vicio

PERÍODO Z Al período final del Kali-Yuga e inicio del Satya-Yuga le hemos llamado “período Z”, atendiendo a la forma geométrica de la letra Z, donde se observa una energía que ingresa y una energía que se retira, Satya que avanza y Kali que retrocede. Al no poder determinar exactamente en qué parte del proceso estamos y cuánto tiempo durará este coletazo final de la edad de hierro, podemos pensar en una “Z” más alargada o en una más corta (ver imagen). No podemos determinar en qué parte de esta transición nos encontramos pero sí es notorio que –aunque el materialismo parezca contaminarlo todo– por doquier se están conformando núcleos de resistencia, pequeñas células donde se trabaja conscientemente para un mundo nuevo y mejor. (AM 10) Vivimos en un “gozne del tiempo”, y estamos presenciando la desaparición paulatina de una época que irá dando paso a otra: del hierro al oro. A este período final del Kali-Yuga e inicio del Satya-Yuga lo podemos relacionar simbólicamente con la letra “Z”, ya que en su forma geométrica se puede observar una energía que ingresa y una energía que se retira. No podemos determinar con exactitud en qué parte de ese período “Z” nos encontramos pero sí podemos comprobar que el mundo está experimentando una profunda crisis que

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supone una desintegración dolorosa pero necesaria para que finalmente aparezca algo nuevo y mejor. En estos momentos de derrumbe e incertidumbre, donde el materialismo lo contamina todo, se están conformando pequeñas células de resistencia –no políticas sino espirituales– a este sistema que conformarán la Vanguardia de ese mundo que anhelamos. (AM 17)

PIEDRA FILOSOFAL, CRISTO COMO La identificación del Cristo con la piedra filosofal (“lapis philosophorum”) y al proceso del despertar (“cristificación”) con las diferentes fases del trabajo alquímico no es nuevo y ha sido sugerido por los principales instructores e Iniciados de Occidente. Jacob Böehme hablaba del Cristo como la “piedra filosofal espiritual” y la misma idea manejaron Robert Fludd, Ramon Llull, Heinrich Khunrath, Zósimo, George Ripley, entre otros. En el siglo pasado, Carl Gustav Jung estudió con detenimiento esta correspondencia en su obra “Psicología y Alquimia”, donde aseguró que “la alquimia establece un paralelismo entre Cristo y la sustancia que se busca, la lapis”. (AM 14)

PLACER-DOLOR Mientras que el profano busca incesantemente el placer y huye del dolor, el discípulo sabe colocarse por encima de esta dicotomía, concordando con el Buddha que “el dolor es vehículo de conciencia” y que tanto el placer como el dolor son necesarios en la Escuela de la Vida. (AM 15)

POLÍTICA En Platón se bosqueja el concepto fundamental de una política de corte iniciático, vinculada a los arquetipos y en función de un retorno al orden natural, esto es: la reconstrucción de la comunidad primordial. (AM 18)

POLÍTICAS, IDEOLOGÍAS El capitalismo reinante es el sistema “ideal” para una humanidad dormida, el sostén de un modelo inhumano y antiespiritual. Pero no nos confundamos: el socialismo y los fascismos tampoco ofrecían (ni ofrecen) una alternativa real, pues los tres sistemas bebieron de la fuente contaminada de la modernidad, nacida en el seno de sociedades materialistas, hostiles a toda idea trascendente. Desde una perspectiva espiritual, tanto el capitalismo, el socialismo

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como los fascismos son indefendibles pues representan la corrupción profanadora del Kaliyuga, la Edad de Hierro”. (AM 4)

PRIMAVERA En el hemisferio sur, el 21 de septiembre se festeja la entrada triunfal del sol, la victoria de la luz bajo el lema iniciático: “Post Tenebras Lux”. En relación con el ser humano, y como consecuencia de este magnífico triunfo, el hombre se purifica y se viste con una “túnica luminosa”, luego del descenso a las profundidades de la tierra, en la etapa del nigredo. Así como el sol ha finalizado una etapa en los cielos y empezado una nueva, del mismo modo el “noble caminante” (“homo viator”) ha cumplido una etapa necesaria hacia la reintegración. Este es la primera vuelta de llave en el rico simbolismo de la primavera: como el segundo hito del Sendero, el Albedo, la vida plena que llega después de la muerte. Sin embargo, como bien sabemos, cada símbolo tradicional puede ser contemplado desde múltiples puntos de vista y en vinculación con diferentes claves de interpretación. La segunda connotación simbólica de la primavera alude a la Iniciación misma y a un místico “jardín secreto” que circunvala el “axis mundi” (el eje primordial) donde tradicionalmente se sitúa un manantial de aguas vitales (la fuente del elixir de la eterna juventud). Muchas veces esta fuente se sustituye por una dama que sostiene una copa o grial, pero siempre se alude a la bienaventuranza, la juventud y la lozanía que supone la existencia en torno al centro. Este jardín secreto, pletórico de flores multicolores y exhuberante vegetación, nos recuerda al paraíso perdido o al Edén, donde –según cuentan las fuentes clásicas– SIEMPRE ES PRIMAVERA. Dicho de otro modo, en el centro –donde los opuestos se re-unen y alcanzan la armonía– existe una vida plena permanente y que no está supeditada al devenir y la decrepitud”. (AM 6) Desde una perspectiva simbólica, interna y vivencial, en otras palabras: esotérica, ¿qué es la primavera? Es un tiempo propicio para disfrutar de la vida al aire libre, para celebrar el milagro de la vida y comprometernos con el cuidado de la Madre Tierra Es un tiempo oportuno para reconocer los atributos del Padre Sol en nosotros mismos, encarnando en nuestras acciones la Luz, la Vida y el Amor. La primavera nos invita a la creación y al gozo. Es un tiempo para la poesía, para la danza, para el canto, para recorrer laberintos, para pintar mandalas, para recordar-nos como “nobles viajeros” y para dar gracias por estar vivos. (AM 6)

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PRINCIPIOS DISCIPULARES El Sendero Iniciático, de naturaleza holística, contempla a estas tres vías como “principios discipulares” o fundamentos manifestados en la forma de Servicio consciente (Karma-Marga), de Trabajo Interno o devocional (Bhakti-Marga) y de Estudio o Investigación (GnanaMarga), considerando que estas tres vías no son excluyentes y que pueden ser concebidas en forma integral como el “triángulo de acción” de toda labor discipular. Nuestra Obra –bautizada “Opus Philosophicae Initiationis”– hace referencia a estos tres aspectos en su mismo nombre: Opus: Obra (manos, fuerza exterior, acción, Karma-marga, servicio consciente). Philosophicae: Filosofía (mente, planificación, Gnana-marga, estudio, investigación) Initiationis: Iniciación (corazón, fuerza interior, Bhakti-Marga, trabajo interno, devoción). Cada vía (“Marga”) posee un particular método de entrenamiento adecuado al temperamento y al carácter de las diferentes personas. Esta praxis es llamada “Sadhana” por los indos, del mismo modo que en Occidente se conoce como “Ascesis”, y sin ésta –es decir sin una estrategia clara y metódica– se dificulta muchísimo alcanzar la meta”. (AM 7)

PROBACIONISTA A lo largo de la historia, diversas escuelas esotéricas y órdenes religiosas utilizaron la palabra “probación” para referirse a un período de prueba, previo a la aceptación definitiva del candidato como uno de los suyos. La Real Academia española define “probación” de esta manera: “En las órdenes regulares, examen y prueba que debe hacerse, al menos durante un año, de la vocación y virtud de los novicios antes de profesar”. La utilización de este vocablo en las modernas escuelas de esoterismo se remonta a fines del siglo XIX, cuando los Maestros de Sabiduría transhimaláyicos hablaban de los “chelas en probación”, una etapa de prueba antes de ser admitido como “chela”, palabra que en la terminología oriental significa “discípulo”. (…)En el esquema de las etapas del Sendero Iniciático consideradas como peldaños de una escalera, el Probacionista se sitúa entre el Aspirante y el Discípulo (también llamado “Discípulo aceptado” o “Discípulo juramentado”), aunque en su obra “Fundamentos de Teosofía” (“The First Principles of Theosophy”, 1921), el teósofo cingalés Jinarajadasa (que seguramente fue el primero en vincular al “hombre de ideales” o “idealista” con el sendero del discipulado), no consideraba que existiese un paso intermedio entre el idealismo y el probacionismo (ver esquema adjunto). Si nos atenemos al esquema que hemos presentado en nuestros trabajos, el probacionista es aquel que se compromete con el Sendero y que ha comenzado a trabajar en la alineación, es AXIS MUNDI

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decir la purificación de los vehículos del cuaternario. Aunque los probacionistas no son discípulos, su período de probación incluye pruebas y desafíos vinculados a los cuatro elementos: Tierra-Físico, Agua-Vital, Aire-Emocional y Fuego-Mental inferior, tras lo cual pasan a ser aceptados como discípulos (de las “pruebas” del probacionismo se pasa a la “disciplina” del discipulado) para continuar avanzando hasta el centro del laberinto. (AM 1) Véase además: Etapas del Sendero

QUIÉN SOY Ramana Maharshi señaló que “El propósito de todas las Escrituras es la búsqueda del Sí mismo”, para lo cual recomendaba la práctica del Atma-Vichara, la auto-indagación a través de una pregunta capital: “¿QUIÉN SOY?”. El Atma-Vichara consiste en un estado de observación pura que se auxilia en el procedimiento del “neti-neti” (ni esto, ni lo otro), para que, descartando lo que NO SOMOS, finalmente lleguemos a descubrir LO QUE SOMOS. Si no somos el cuerpo denso, ni las emociones, ni los pensamientos, ni todo aquello que puedo observar, entonces… ¿qué soy? O, ¿quién soy?” (AM 10) Siguiendo un silogismo sencillo, si Dios es fuente de Luz, Vida y Amor, y si yo soy una chispa divina que potencialmente posee las mismas cualidades que la divina llama, por lo tanto… yo también debo ser necesariamente fuente de Luz, soy Vida, soy Amor. Esta misma lógica es la que sustenta el recuerdo de Allah (dhikr) de los sufíes, quienes rememorando a Allah terminan recordando su divina identidad (“Yo Soy”). (AM 20)

RECTA ACCIÓN La enseñanza del Bhagavad Gita nos habla de la posibilidad de liberarnos y alcanzar la autorrealización a través de la acción, transformando los actos profanos en sagrados, y convirtiendo toda la vida en un oficio sagrado o “sacrificio”, una ofrenda a la divinidad residente en cada uno de nosotros. Por esta razón, el divino instructor Krishna explica a Arjuna el “Karma Yoga” o “Yoga de la acción”, que tiene su base en la recta acción y en el obrar desapegado, diciendo: “En esta doctrina no hay esfuerzos perdidos ni tampoco pecado” (Gita 2:40). El texto señala que “no hay esfuerzos perdidos” porque todos ellos, todas las acciones, todas las energías vitales se focalizan en un objetivo único y en una meta suprema que es la reintegración, cumplir con nuestro propósito y volver al punto de origen.

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El dicho popular habla de “no dar puntada sin hilo” y –en este contexto trascendente– eso significa supeditar y dar coherencia a todos nuestros esfuerzos para cumplir con el Dharma”. (AM 9) Karma y Dharma están indisolublemente ligados, ya que para escapar de la prisión del Karma necesitamos encontrar la llave del Dharma, y ésta se consigue a través de la recta acción. (AM 9) La recta acción supone un ordenamiento de nuestra cotidianidad y la adopción de un estilo de vida centrado en la conciencia, a fin de con-sagrar (volver sagrada) nuestra existencia, transmutando toda actividad mundana en un ritual dedicado a la divinidad más pura. Cuando se consigue esto, eliminando de raíz la confusión que nos impide descubrir (y vivenciar) nuestra verdadera identidad, logramos disolver todo vestigio de profandad en nuestra existencia y ya no podemos hablar de un “trabajo profano” porque toda acción pasa a ser parte del Propósito. (AM 9) El mero concepto de “Recta Acción” suena extrañísimo a los oídos de la mayoría de los seres humanos, que han sido educados en función del “yo” separado, de la propiedad provada (lo “mío” como una extensión del “yo” separado) y de la materia como única realidad. ¿Cómo podría entenderse en este panorama desviado el axioma iniciático que señala que “Todos somos uno”? (AM 9) Véase además: Dharma

REDUCCIÓN TEOSÓFICA Mediante esta operación sencilla es posible reducir un número de varias cifras a una sola para extraer su “esencia”. Por ejemplo el número 218 se reduce así: 2 + 1 + 8 = 11, y se vuelve a reducir 1 + 1 = 2. (AM 1)

REINTEGRACIÓN Hay una ligazón indisoluble entre la reintegración a nivel individual y la restauración a nivel comunitario, es decir entre el propósito de cada ser humano y de la humanidad como un todo. Por esta razón, si cada ser humano se dedicara a cumplir con su Deber (Dharma) estaría contribuyendo al cumplimiento del Dharma comunitario. Así puede entenderse la frase: “la caridad empieza por casa” porque es en las pequeñas acciones cotidianas donde comienza a gestarse un mundo nuevo y mejor. En cada charla, en cada compra, en cada esfuerzo, estamos optando por perpetuar este sistema caduco o por modificarlo desde sus cimientos. (AM 9) Véase además: Camino de Retorno

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RELATIVISMO “En esta “dictadura del relativismo” donde “todo es relativo” hablar de discernimiento es un contrasentido, pues este mismo relativismo bebe de las aguas del deseo, no de la voluntad. Y sin voluntad, no hay camino espiritual posible”. (AM 4)

RENUNCIA Pero el discernimiento (viveka) va de la mano con la renuncia o el desapego (vairagya), lo cual implica purificar los deseos y dejar de lado todo lo que nos ata, todo lo que nos daña. En la visión de los estoicos, alcanzar la ataraxia o imperturbabilidad. En pocas palabras: “renunciar” significa deshacerse de los vicios para alcanzar la virtud. Y en esta escena del desaliento de Arjuna podemos presenciar el conflicto interno del héroe que no logra discernir entre lo falso y lo verdadero, ni tampoco puede renunciar a su pasado y sus vicios, representados con el ejército kurú. Siendo así, este vínculo de parentesco es meramente un símbolo y no es otra cosa que el conjunto de defectos y pasiones que no permiten al discípulo alcanzar la ciudad de la Sabiduría, donde debe reinar la Virtud. (AM 4) Renunciar no quiere decir abandonar nuestra familia ni nuestras labores corrientes sino darles un sentido más amplio y profundo. En otras palabras, entender el sentido último de la vida diaria, percatándonos que todos nuestros esfuerzos cotidianos no se pierden sino que están conectados entre sí y se dirigen hacia un fin mayor. El noble viajero es un renunciante que abandona los viejos vicios, los malos hábitos, las compañías insalubres sustituyéndolos por virtudes, hábitos de excelencia y amigos de corazón. Un renunciante no es una persona pasiva ni tamásica, pero tampoco es un activista rajásico pasado de rosca. Su naturaleza sáttvica le permite ser más efectivo en su servicio a la humanidad, ya que logra diferenciar lo ilusorio de lo veraz, ejecutando una acción certera y desapegada. (AM 7)

RESTAURACIÓN Recordemos que la sociedad primordial de la que hemos hablado en varias ocasiones estaba regida por principios espirituales suprahumanos y comunitarios, de acuerdo a modelos trascendentes, donde el hombre, la naturaleza y la Divinidad vivían en comunión. René Guénon, en referencia al carácter ritual, dice que “en una civilización integralmente tradicional, y con mayor razón en su mismo origen, todo tiene un carácter propiamente ritual. El rito no adquiere una acepción más restringida sino por la degeneración que da nacimiento a una actividad “profana”, sea en el dominio que sea; toda distinción entre “sagrado” y “profano” supone, en efecto, que ciertas cosas son entonces consideradas fuera del punto 70

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de vista tradicional, en lugar de aplicar éste igualmente a todas; y estas cosas, por lo mismo que han sido consideradas como “profanas”, se han convertido verdaderamente en adharma”. Restaurar la sociedad primordial significa establecer una “Comunidad” (común unidad, communitas) con un rumbo claro y con-sagrar (“convertir en sagradas”) todas las actividades humanas hasta que éstas se conviertan en un sacro-oficio. (AM 1) Retomar Hastinapura significa alcanzar un estado de conciencia superior, volver al origen, al centro, para restaurar el estado edénico de la humanidad primigenia, que tradicionalmente ha sido llamada “Hiperbórea” y que la Teosofía blavatskiana relaciona con las dos primeras razas-raíces. (AM 2) De acuerdo a las concepciones iniciáticas, el propósito último del ser humano es “reintegrarse” con el Uno, lo cual constituye la verdadera re-ligión. Sin embargo, cada humano es una célula de un organismo mayor que es la humanidad considerada como un Todo (“todos somos uno”), y así como el hombre tiene un “propósito individual” que le lleva a la liberación (moksadharma), el mismo está ligado al de la sociedad en su conjunto, la cual también tiene un propósito más alto o “rajadharma”. A esto nos referimos cuando hablamos de la “restauración de la sociedad primordial” y que algunos historiadores serios como Arnold Toynbee han alcanzado a intuir. Este autor, una de las luminarias del siglo XX, llega a señalar que “la humanidad en su conjunto se esfuerza por elevarse por sobre la mera condición humana (…) hacia alguna especie más alta de vida espiritual. No puede uno describir la meta porque nunca se la ha alcanzado, o más bien, nunca la ha alcanzado ninguna sociedad humana. (…) En las sociedades menos incivilizadas, en su etapa menos incivilizada, la gran mayoría de los miembros han quedado en verdad muy cerca del nivel humano primitivo”. Entender el proceso de “restauración de la sociedad primordial” es comprender también el sentido último de la historia. (AM 2) ¿Cómo construir este mundo? Regresando a la esencia. Si podemos tomar el Amor y la Unidad como motores de la humanidad, será posible la restauración de la sociedad primordial, es decir la conformación de la “Communitas”, la común unidad, que nos hace a Todos Uno. Nada cambia si nosotros no cambiamos primero. (AM 4) Si las cuatro castas surgieron como consecuencia de una diferenciación del Ser, una ruptura del equilibrio existente en la Edad de Oro, una “caída” equiparable a la de Adán y Eva, entonces el regreso a esa Unidad Primordial surgirá como consecuencia de un retorno a la Unidad y en relación a la sociedad toda esto significa una RESTAURACIÓN. Los antiguos hablaban de una sociedad primordial donde cada oficio, profesión o disciplina humana era una pieza de un enorme puzzle que consolidaba a la comunidad y le daba un sentido de unidad. Esto es: UNA COMUNIDAD CON UN PROPÓSITO. Nuestra civilización contemporánea, al carecer de un objetivo y un rumbo claro, está sumida en una crisis desintegradora, consecuencia del egoísmo, la ilusión y la ignorancia. La hiperespecialización, aunque es positiva en muchos aspectos, lleva a perder de vista el propósito general de la sociedad, convirtiendo cada profesión, cada oficio, en una isla con escasa AXIS MUNDI

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vinculación con el todo. De este modo, los sacerdotes, los militares, los comerciantes y los obreros, al carecer de una visión de conjunto, defienden sus propios intereses y pocas veces actúan teniendo en cuenta el bien común. La hiperespecialización lleva a la gestación de ignorantes-sabios, que son expertos en un área muy reducida del conocimiento pero que ignoran hacia dónde están orientados todos sus esfuerzos. En palabras de Ortega y Gasset: “El especialista “sabe” muy bien su mínimo rincón de universo; pero ignora de raíz todo el resto”, concluyendo que hoy en día hay mayor número de “hombres de ciencia” que nunca, pero hay muchos menos “hombres cultos” o “sabios”. (AM 6) Hay una ligazón indisoluble entre la reintegración a nivel individual y la restauración a nivel comunitario, es decir entre el propósito de cada ser humano y de la humanidad como un todo. Por esta razón, si cada ser humano se dedicara a cumplir con su Deber (Dharma) estaría contribuyendo al cumplimiento del Dharma comunitario. Así puede entenderse la frase: “la caridad empieza por casa” porque es en las pequeñas acciones cotidianas donde comienza a gestarse un mundo nuevo y mejor. En cada charla, en cada compra, en cada esfuerzo, estamos optando por perpetuar este sistema caduco o por modificarlo desde sus cimientos. (AM 9) Una Comunidad humana reunida en función de un propósito trascendente necesita un saber re-integrador, donde todos los esfuerzos se canalicen hacia lo Bueno, lo Justo, lo Bello y lo Verdadero. Y ese saber no es otra cosa que la Pansofía: una sabiduría holística, espiritual, donde los saberes parcelados encuentran una piedra de toque que los unifica, convirtiéndolos en elementos de autorrealización y trascendencia. (AM 12) La restauración de la sociedad primordial, (…) significa el establecimiento de una “Comunidad” (la Communitas romana, la Koinonía griega, la Umma islámica) cimentada en la Ley de la Fraternidad Universal, con un propósito claro y un objetivo común: la con-sagración del mundo, que no es otra cosa que la construcción de la Jerusalén Celeste. (AM 19) Véase además: Sociedad primordial

RETORNO, CAMINO DE El camino iniciático siempre es un “retorno”, una senda para la recuperación de algo perdido. En la terminología cristiana esto significa la vuelta al Edén, al paraíso perdido, para comer del fruto del árbol de la vida. Sin embargo, el concepto de “volver” es intrínseco a todas las corrientes religiosas que establecen un re-ligar o “volver a unir”. El Taoísmo habla de “Fu” o “Fan” que significa simplemente “retorno”, descrito como un movimiento esencial del Tao, lo cual quiere decir que todas las cosas deben regresar a la fuente, 72

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y esto se aplica tanto al ser humano (la llamada “reintegración”), a la comunidad humana en su totalidad (la “restauración”) y también al Universo”. (AM 16) La Tradición Sapiencial nos dice que el camino iniciático es contracorriente, ascendente, pero sobre todo que es una VÍA DE RETORNO, lo cual significa que a través de él no vamos a ningún lugar lejano sino que regresamos al centro, al corazón de nuestro Ser. (AM 17) Excluido del Paraíso, el ser humano fue perdiendo la conexión con la Fuente hasta olvidar completamente el sendero de regreso al punto de origen. Por eso, todas las tradiciones espirituales auténticas de Oriente y Occidente intentan reconstruir este camino de reintegración con la Fuente, para recuperar ese “estado primordial” o “edénico”. (AM 19) Las tres religiones abrahámicas –judaísmo, cristianismo e Islam– hablan de un ciclo idéntico, que comienza en el Paraíso Adámico en el centro primordial, sigue con una separación, un alejamiento progresivo del eje y un regreso al estado primigenio a través de una vía espiritual tradicional que brinde herramientas concretas para recuperar la memoria y recordar el camino de regreso a la Fuente Primordial. (AM 19) El taoísmo habla de un movimiento intrínseco al Tao llamado “Fu” o “Fan” que significa simplemente “retorno” por el cual todas las cosas deben retornar a su armonía original, recuperando su estado original. (AM 20) Véase además: Reintegración y Restauración

ROSA MUSGOSA Aunque el origen de la fórmula de la rosa musgosa es desconocido, algunas leyendas perpetuadas oralmente en el ambiente espiritual hablan de un origen alquímico de la fragancia. Sea cual sea su origen, la primera fragancia de la rosa musgosa contenía: benjuí de Sumatra, incienso de Sudán, polvo de iris, mirra, flor y capullos de rosa. Sin embargo, las versiones que se comercializan actualmente supuestamente contienen: incienso, sándalo, mirra, bálsamo, más las flores, los capullos y el aceite de rosa musgosa de la India. (AM 8) Tal vez la historia más conocida sobre el origen de la rosa musgosa cuenta que a la sombra de la cruz del Cristo crecía un tupido musgo y, al precipitarse sobre él unas gotas de la sangre crística, éstas se convirtieron en unas rosas muy olorosas. Las crónicas bíblicas dicen que junto a la cruz estaba un solo discípulo (Juan) pero muchas mujeres, “aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle” (Mateo 27:55), entre ellas María y María Magdalena. Y en la leyenda de la rosa musgosa, estas mujeres se convierten en las espectadoras del milagro. Para recordar al Cristo, las damas recogieron las rosas y las repartieron entre los fieles seguidores del Maestro, para que su aroma exquisito recordara siempre a los hombres el sacrificio del Gólgota. Por esta razón, la fragancia de la rosa musgosa se vincula con la Pasión, con la AXIS MUNDI

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cuarta iniciación del salvador, el momento histórico preciso donde la rosa estuvo reunida con la cruz. Otro relato cuenta que en el camino al Monte Calvario, en la dolorosa “vía crucis”, se derramaron 33 gotas de la sangre crística y éstas se convirtieron milagrosamente en 33 fragantes rosas que marcaban el camino hacia la cruz, en concordancia con la exhortación del Cristo a sus discípulos: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24), lo cual también se evidencia en el conocido axioma rosacruz: “Ad rosam per crucem ad crucem per rosam” (“A la rosa por la cruz, a la cruz por la rosa”). (AM 8)

SATÁN En la tradición judeocristiana este dragón-antagonista es más conocido en Occidente como Satán, que no es un señor caricaturesco con cuernitos, cola y tridente sino un “adversario” poderoso, una fuerza primaria presente en nuestro interior que nos pone a prueba día a día. Todos los impulsos internos que nos incitan a abandonar el sendero de la luz e identificarnos con lo externo, postergando lo verdaderamente importante y sumiéndonos en un profundo sueño, se pueden aglutinar simbólicamente en una sola figura: Satanás, el Diablo, el dragón venenoso. El cabalista Yehuda Berg ha estudiado las tácticas de este adversario, afirmando que “Satán limita nuestra visión y concentra nuestra atención en situaciones que alimentan nuestros egos, y dejamos entonces de apreciar y de recibir la riqueza que la vida nos ofrece”. Podemos ver en el Diablo al pintoresco personaje del imaginario popular, o –por el contrario– adoptarlo como nuestro “personal trainer”, la personificación de todas las pruebas y desafíos de ese gimnasio psicológico que llamamos “vida”. Siendo así, nuestro contendiente simbólico (Satán, el dragón) debe ser entendido como un exigente profesor de la Escuela de la Vida, que hace que los triunfos que vamos alcanzando sean más satisfactorios. En este panorama, los obstáculos se convierten en OPORTUNIDADES, ya que nos brindan la oportunidad de crecer, y tal como dijo Florence Scovel: “Haciéndonos amigo de los obstáculos, ellos se transforman en un trampolín”. (AM 15)

SERVICIO Muchos “servicios sociales” y “obras filantrópicas” de la modernidad se encuentran en las antípodas de la Recta Acción porque carecen de un elemento fundamental: la conciencia. Si el servicio es por obligación, por interés, por “hacerse ver”, por publicidad, por clientelismo político o simplemente para “sentirse un poco mejor”, no podemos hablar de auténtico servicio ni de Recta Acción sino de mero activismo.

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El verdadero servicio es “servicio consciente”, y éste se vincula a la acción inegoísta, y no a tapar a medias los agujeros de un sistema inhumano e inconsciente. Dar de comer a un hambriento es una tarea digna, ayudar a un necesitado también, pero colaborar día a día a arrancar de cuajo las raíces del egoísmo, la injusticia y la desigualdad es aún mejor. Por esto, debemos estar siempre listos para servir al prójimo pero siempre con la mirada fija en el propósito final: la restauración de la sociedad primordial, a fin de traer Paz Profunda a un mundo en permanente conflicto”. (AM 9)

SHAMBALLA ¿Dónde está situada esta Tierra Pura de Shamballa? Aunque muchos investigadores han intentado ubicar esta ciudad en algún lugar geográfico de los Himalayas o en el desierto de Gobi, tal vez quienes más se han acercado a la verdadera acepción del mítico paraje sean los ascetas tibetanos que –según Julius Evola– aseguraban que esta ciudad “reside en el corazón” de cada uno de nosotros. Esta afirmación ha sido corroborada por el decimocuarto Dalai Lama quien sostuvo que Shamballa “no es un lugar físico que podamos encontrar en la realidad. Sólo puedo decir que es una tierra pura, una tierra pura dentro del ámbito humano. Y a menos que uno tenga el mérito y la asociación kármica real, uno no puede realmente llegar allí”. Otro tibetano, Chögyam Trungpa, dice en su interesante obra “Shambhala” que: “Muchos maestros del budismo tibetano existe una larga tradición que considera el reino de Shambhala no como un lugar físico, sino como el fundamento o raíz de la cordura y el estado vigílico que existen en forma potencial en todo ser humano. Desde ese punto de vista no tiene entonces importancia que se sepa con exactitud si el reino de Shambhala es realidad o ficción. Lo que importa es que reconozcamos y emulemos el ideal que representa: el de una sociedad iluminada”. Siendo así, el nacimiento del Kalki Avatara no es un acontecimiento externo ni es ajeno a nosotros, y en este sentido no hay medias tintas: o alineamos nuestra vida a Kali y a todo lo que representa (oscuridad, sueño, inconsciencia, materialismo, ignorancia), o bien conspiramos para que nazca en la Shamballa de nuestro corazón el divino restaurador que traerá luz, vigilia, conciencia, espiritualidad y sabiduría a un mundo que necesita una Paz Profunda. (AM 20)

SOCIEDAD PRIMORDIAL La Tradición Perenne nos habla de una Edad de Oro, de una humanidad primordial indisolublemente ligada a los Dioses, viviendo en armonía con la naturaleza y sus semejantes.

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La hipótesis de los esoteristas, tomada de los mitos universales, incluye una sociedad primordial, con una lengua primigenia, bautizada por las vertientes judeo-cristianas como “lingua adamica”, es decir un medio de comunicación originario que –de acuerdo con las fuentes bíblicas– se habría perdido con la confusión de lenguas en Babel. Esta comunidad arcaica (común unidad humana o sociedad primordial) congregada en torno al “axis mundi” es la cuna de las antiguas escuelas mistéricas congregadas en torno a una Doctrina-Madre, y en ella pueden encontrarse las raíces de todas las tradiciones religiosas. Todas las mitologías nos remiten a esta época esplendorosa, dorada y primordial. Este centro primigenio, anterior a Grecia, Egipto, Atlántida y Lemuria, muchas veces se denomina “Hiperbórea” y se relaciona con las dos primeras razas-raíces que cita la Teosofía Blavatskiana, las cuales no tenían manifestación física. Por esta razón, es vana la labor de los historiadores y arqueólogos para encontrar vestigios del esplendor hiperbóreo. Al no existir restos materiales ni fuentes originales escritas, tampoco es posible hablar de “historia” y en ocasiones, al referirnos a esta época primordial es preferible hablar de algo “supra-histórico”, aunque tampoco sería errado considerarla una proto-historia o una verdadera pre-historia”. (AM 10) Véase además: Restauración

SOLSTICIOS Y EQUINOCCIOS “Solsticio” es una palabra que proviene del latín “solstitium” (sol sistere, sol quieto) y se relaciona con la posición del sol en el Ecuador Celeste. Los solsticios son provocados por la inclinación del eje de la Tierra sobre el plano de su órbita, y en esos momentos del año, el Sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo. “Equinoccio” también proviene del latín “aequinoctium” y significa “noche igual”. En las fechas equinocciales (marzo y septiembre), el día dura lo mismo que la noche en todos los lugares del globo”. (AM 6)

SOLVE ET COAGULA “Solve et Coagula”: dos palabras latinas que sintetizan toda la Gran Obra, y que nos hablan de la disolución y muerte del “Hombre Viejo” que debe dar paso al nacimiento de un “Hombre Nuevo”, virtuoso e integrado. Esto significa derrumbar un viejo edificio corrompido y construir –usando sus propios escombros– algo nuevo y mejor, que es una simple aplicación del enunciado de Lavoisier: “Nada se crea, nada se destruye, todo se transforma”. Mediante el “Solve et Coagula” los opuestos son equilibrados y se pone fin a todo antagonismo entre el espíritu y la materia, en un encuentro armonioso donde lo corpóreo es espiritua-

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lizado y lo espiritual es corporizado. Es la re-unión polar de “lo fijo” y “lo volátil” de la cual hablan los alquimistas: “Fac fixum volatile et volatile fixum”. Pierre Vincenti Piobb recomendaba: “Analiza todo lo que eres, disuelve todo lo inferior que hay en ti, aunque te rompas al hacerlo; coagúlate luego con la fuerza adquirida en la operación anterior” y este es el magno secreto de la Alquimia Espiritual, que no es otra cosa que la ciencia de la transmutación en el interior del atanor, es decir en el propio corazón del ser humano. (AM 15) “Solve et Coagula” significa transformar y reencauzar nuestras energías para lograr nuestras metas trascendentes, convirtiéndonos en instrumentos eficaces de lo Bueno, lo Bello, lo Justo y lo Verdadero”. (AM 15)

TALISMANES “El uso de talismanes consagrados también puede ser una ayuda, pues actúan como soporte y como potenciadores de nuestros poderes latentes. Sobre esto, dice H.P. Blavatsky: “La más grande virtud y eficacia del talismán reside en la fe de su posesor, no por razón de la credulidad de este, o de que el talismán no tiene virtud alguna, sino porque la fe es una cualidad dotada de un potentísimo poder creador, y por lo tanto –de una manera inconsciente para el creyente– intensifica cien veces el poder originalmente comunicado al talismán por aquel que lo fabricó”. Para los católicos, el talismán más poderoso es la “medalla milagrosa”, que es un pequeño escudo protector de las malas influencias externas bajo el auspicio de María. Las oraciones mántricas que suelen acompañar a esta medalla invocan la presencia de un auxiliar invisible: “Sed para mí, Virgen Inmaculada, el Escudo y Defensa de todas mis necesidades” o bien “Oh Medalla de María Milagrosa, sé mi escudo y protección contra todo dardo incendiario del maligno”. (AM 16)

TIEMPO CÍCLICO Y LINEAL La Filosofía iniciática concibe una naturaleza cíclica del tiempo, no lineal. Esta idea tradicional choca de frente con la noción secular del “progreso continuo” postulada por Pascal, Comte, los filósofos de la Ilustración y erigida como dogma científico con la teoría evolucionista de Charles Darwin. Este progresismo profano suele asociarse a los avances intelectuales, tecnológicos y científicos de la “civilización”, la cual promueve la erradicación de cualquier manifestación humana “primitiva” que se oponga a este dogma capital. (AM 2) AXIS MUNDI

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“La Tradición Iniciática nos habla de un tiempo que no es lineal sino cíclico donde se suceden cuatro períodos, edades del mundo o “yugas”, vinculados al alejamiento progresivo del ser humano de la Fuente Primordial”. (AM 15)

TITIKSHA Véase: Ataraxia

UNIVERSALISMO El sendero iniciático es universalista y ecléctico, pero esto no significa que sea un pastiche ni una mezcla desordenada de doctrinas, un cambalache sin sentido. El universalismo admite una Doctrina-Madre presente en todas las religiones y credos, mientras que el eclecticismo significa “seleccionar” lo bueno de cada cosa. No obstante, es importante aclarar que no es posible recorrer todos los senderos, ni practicar todas las técnicas de las diferentes escuelas y mucho menos armar nuestro “combo” personal. Quien desea practicarlo todo, no practica nada. (AM 11)

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UNO SIN SEGUNDO Véase: Brahman

VAIRAGYA Véase: Renuncia

VANGUARDIA Véase: Nobleza del alma

VARNA De acuerdo a la literatura védica, las cuatro castas (varnas) fueron originadas del mismo Hombre Primordial o Purusha (Adam Kadmon para los hebreos), en un sacrificio mítico que nos remite a la noche de los tiempos. De su boca salieron los Brahmanes, de sus brazos los Kshatriyas, de sus muslos los Vaishyas y de sus pies los Shudras. La palabra original “casta” en su acepción védica se conoce como “varna” y significa “color” como cualidad, no en referencia al color de piel. Por esto, Guénon explica que “algunos han querido encontrar en esto una prueba o por lo menos un indicio del hecho supuesto de que la distinción de castas estuvo fundada en su origen sobre diferencias de raza; pero no es así, porque la misma palabra tiene, por extensión, el sentido de “cualidad” en general, de donde su empleo analógico para designar la naturaleza particular de un ser, lo que se puede llamar su “esencia individual”, y esto es lo que determina la casta, sin que la consideración de la raza intervenga más que como uno de los elementos que pueden influir en la constitución de la naturaleza individual. Como señalamos, cuatro son las castas (varnas) de la tradición inda: a) Brahmanes (sacerdotes): “Animo tranquilo, subyugación propia, austeridad, pureza, misericordia, rectitud, sabiduría, conocimiento y fe en Dios: tal es el Karma de los Brahmanes, nacido de su peculiar naturaleza”. (Gita 18:42) b) Kshatriyas (guerreros, defensores del Dharma y la justicia): “Proeza, gallardía, vigor, apostura, destreza, generosidad e impavidez en el combate: tal es el Karma de los Kshatriyas, nacido de su peculiar naturaleza”. (Gita 18:43) c) Vaishyas (mercaderes, productores de riquezas materiales, proveedores: agricultores, co-

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merciantes y artesanos): “Labranza, pastoreo, y tráfico: tal es el Karma de los Vaishyas, nacido de su peculiar naturaleza”. (Gita 18:43) d) Shudras (obreros, actividades manuales): “Los oficios serviles son el Karma de los Shudras, también nacido de su peculiar naturaleza”. (Gita 18:44) Las cuatro varnas reunidas constituyen una comunidad (común unidad), diferentes funciones necesarias para el buen funcionamiento de una sociedad considerada como una sola entidad, en vinculación a ese “Purusha” o ser arquetípico primigenio. Como consecuencia de la oscuridad del Kali-yuga, nuestra edad de hierro, las varnas se convirtieron en un perverso sistema de estratificación social donde la movilidad es prácticamente imposible. No obstante, las diferenciaciones en cuatro categorías fueron –en su origen– un primer intento de restaurar la unidad perdida a través del cumplimiento del Deber, en este caso “varnasrama-dharma”, es decir el propósito en relación a las castas. (AM 6) En la Edad de Oro (Satya-yuga), antes de la diferenciación en castas, existía una sola “varna” llamada “Hamsa” residente en el centro primordial. En verdad, esta supra-casta era “ativarna”, más allá del color o sin color, y puede ser tomada como punto Alfa y Omega. “Hamsa” es el estado original del hombre que debe ser recuperado. Como punto Alfa es el Hombre Primordial del Satya-yuga (“Primus Anthropos”) y como punto Omega es el Hombre Nuevo (“Neos Anthropos”), que en su diferenciación y desorientación (a-dharma) se conoce como el Hombre Viejo del Kali-yuga (“Palaios Anthropos”). (AM 6) El Bhagavad Gita relaciona directamente a las cuatro castas con las tres gunas y dice: “Por la diversa distribución de cualidades y acciones, emanaron de Mí las cuatro castas” (Gita 4:13): a) Brahmanes, de naturaleza sátvica: poco Rajas y poco Tamas. b) Kshatriyas, de naturaleza rajásica: poco Tamas. Sattva en forma secundaria (subordinada a Rajas). c) Vaishyas, de naturaleza rajásica: poco Sattva. Tamas como guna subordinada. d) Shudras, de naturaleza tamásica: poco Sattva. Rajas como guna secundaria. (AM 6)

VIAS DE CONEXIÓN De acuerdo a las enseñanzas de la Filosofía Iniciática, las vías de comunicación con nuestro Maestro Interno son dos: la oración y la meditación. Bien sabemos que: cuando oramos, nosotros hablamos y Dios escucha, mientras que cuando meditamos, nosotros callamos y Dios nos habla. Independientemente de esto, la lectura de obras sagradas puede ser considerada una “tercera vía” porque, a través de éstas, podemos sentir que Dios nos habla directamente, sin intermediarios, a través de la escritura. Siendo así, esta “lectio divina” (lectura divina) 80

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puede ser la llave que abra la puerta de nuestro corazón a fin de que entre en escena el verdadero Instructor. (AM 10) Las dos vías tradicionales de conexión con el Maestro Interno (Dios en nosotros) son la Oración y la Meditación, y ambas tienen como punto de partida el control de la mente. Una mente turbulenta no puede establecer contacto con el Ser porque la más mínima interferencia imposibilita una comunicación fluida. De ahí que las tradiciones orientales nos intimen a “matar la mente”, lo que significa ordenarla, armonizarla y ponerla al servicio de lo alto. (AM 12)

VIAJERO Si nuestro corazón, nuestra mente y nuestras manos se comprometen íntimamente con el Ideal y vibran en armonía con el Sendero, el viajero y el viaje se funden y se convierten en uno solo. Y de este modo, la felicidad ya no será una meta a alcanzar sino que la podremos encontrar aquí y ahora, en consonancia con la bella afirmación de Swami Ramdas: “El camino es la meta; caminar es llegar. (AM 4) Los filósofos del Espíritu de todos los tiempos hablan de un gran fuego (la divinidad pura) del cual emanan las mónadas o “chispas divinas”, que son –en esencia– de la misma naturaleza que la flama primigenia. Esta odisea de la chispa abandonando la morada original es descrita en los relatos tradicionales como una gran aventura, a veces como un exilio, pero siempre como una peregrinación o un VIAJE. Por eso, todo ser humano puede ser considerado en su esencia como un “homo viator” (hombre caminante). Siendo el VIAJE el primer concepto a considerar en relación a la naturaleza última del ser humano, es menester reconocer y definir de qué tipo de viaje estamos hablando. Si desde una perspectiva mítica se concibe una caída o un exilio, las doctrinas espirituales hacen hincapié en la necesidad imperiosa de “retornar a casa”, transitando un sendero que va desde la oscuridad a la luz, del sueño a la vigilia, de la inconsciencia a la conciencia. Este es el mismo recorrido del prisionero de la caverna platónica, de diversos cuentos infantiles o del tránsito de Dante Alighieri al comienzo de “La Divina Comedia”: “A mitad del camino de la vida me encontré en una selva oscura por haberme apartado de la recta vía”. En este sentido, nuestro VIAJE es un viaje de regreso. Atendiendo a esta idea capital, la primera reflexión que surge del estudio de la filosofía iniciática consiste en reconocernos como “nobles viajeros” o “nobles caminantes”: seres en tránsito volviendo a su hogar, como Ulises en su retorno a Ítaca. Como viajeros encarnados, subordinados a la impermanencia, las experiencias buenas y malas se convierten en nuestro vehículo de conciencia, en un recorrido ascendente que nos lleva desde la periferia al centro, de las tierras extranjeras de la inconsciencia a la felicidad plena de nuestra patria celeste.

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En este sentido, el “Anthropos” posee una doble connotación: una en relación con la materia, la oscuridad y la periferia (Palaios Anthropos u Hombre Viejo) y otra vinculada con el Espíritu, la luz y el centro (Neos Anthropos u Hombre Nuevo). Si consideramos al Palaios Anthropos como el punto “a” y al Neos Anthropos como el punto “b”, el viaje del “Homo viator” se convierte en la línea recta y directa que une ambos puntos, desde la oscuridad tenebrosa a la cima luminosa. “¿Quién soy?”, se pregunta el viajero al iniciar su peregrinación. Y la respuesta solamente puede surgir caminando, “haciendo camino al andar”, asumiendo su condición y afirmando con decisión: “Soy un noble caminante”. (AM 6)

VICIOS El conflicto de Arjuna es el mismo que tiene todo peregrino espiritual cuando comienza a darse cuenta que debe “renunciar” a un conjunto de malos hábitos y actitudes para poder avanzar en el sendero. Sin embargo, la tendencia a querer “cambiar sin cambiar” es muy fuerte, y lamentablemente la inercia casi siempre logra imponerse. Todos nosotros sabemos que tenemos muchos defectos que debemos superar y erradicar. Pero nos hemos acostumbrado de tal manera a muchos de ellos que llegamos a apreciarlos como parte de nuestra “personalidad”, de nuestra fachada, la máscara que mostramos a los demás y que supuestamente nos convierte en lo que somos. Nos hemos hecho una “fama” ante los demás, muchas veces sostenida en errores, vicios y pasiones, y no es fácil renunciar a ella. Hay un dicho popular –muy mediocre, por cierto– que señala: “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Esta frase describe perfectamente el miedo a lo desconocido, el conformismo, la aceptación de una naturaleza viciosa pero cómoda, segura y conocida ante el “riesgo” que implica una naturaleza más elevada pero insegura y desconocida Pero el propósito de la guerra de Kurukshetra es muy claro: los kurúes son intrusos en Hastinapura y deben ser expulsados de ese lugar para que la paz regrese a la ciudad. En su significado último, los kurúes son los “yoes negativos” que nos contaminan, arrastrándonos a la inconsciencia y a la separatividad. Éstos fueron llamados por Helena Blavatsky “habitantes 82

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del interior” o “enemigos internos”, a veces resumidos y agrupados en los acrónimos POCILGE (pereza, orgullo, codicia, ira, lujuria, gula, envidia) o SALIGIA (superbia, avaritia, luxuria, ira, gula, invidia, acidia). (AM 4) Para que el vicio se manifieste en la tierra, debe tener vehículos propicios para su manifestación, es decir: hombres viciosos. Sea como sea, el vicio solamente lleva a la autodestrucción (el despeñadero) mientras que la virtud es la fuerza motora de una vida plena, nueva y mejor. Siendo así, una humanidad nueva será la consecuencia lógica de un cambio vibratorio”. (AM 14) Véase además: Pecado

VIDYA Y AVIDYA Vidya es el conocimiento, la comprensión correcta, esa fuerza centrípeta que nos impulsa hacia el centro, al regreso a casa, la conquista de Hastinapura. Avidya, por su parte, es la ignorancia, la ilusión, una fuerza centrífuga que nos separa cada vez más de la esencia. En este sentido, todos nuestros actos cotidianos están teñidos de vidya y avidya. Unos son “vidya-maya”, es decir “acciones ideales”, un granito de arena para la construcción de un mundo nuevo y mejor, mientras que otras son “avidya-maya”, actos erróneos que mantienen la inconsciencia. (AM 3)

VIRTUD Todo esquema discipular –tanto de Oriente como de Occidente– se fundamenta en el desarrollo de virtudes, ya que todo Discípulo busca ser la encarnación de todo lo Bueno, lo Bello, lo Justo y lo Verdadero. Etimológicamente, la palabra “Virtud” significa “coraje”, “valor guerrero” o “fuerza”, y está vinculada con la excelencia de perfección. En Roma, la palabra “homo” hacía referencia a la “persona” en general, a cualquier especímen del género humano, mientras que “vir” era el vocablo con el que se designaba al hombre libre, al ser humano que ha logrado desarrollar cualidades notables y heroicas que lo distinguen de los demás y que lo emancipan de la masa. En este sentido, la Virtud es un impulso heroico, una fuerza centrípeta que nos impulsa hacia el centro, mientras que el Vicio es una fuerza centrífuga que nos jala hacia la periferia. Siendo así, podemos entender a las virtudes como el combustible que alimenta el fuego de nuestro Ser, al mismo tiempo que los vicios constituyen la húmeda podredumbre que impide que los leños ardan. Esta oposición también enmarca la aventura sagrada del Héroe, que es un ser humano vir-

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tuoso por definición, mientras que su enemigo mortal (el dragón) es una bestia asquerosa, pestilente y viciosa por naturaleza. Las virtudes están íntimamente ligadas a lo trascendente y a la Divinidad Pura. Por esto, Krishna dice a Arjuna: “Donde encuentres la riqueza de las virtudes, donde halles algo bello, recuerda, Arjuna, que proviene de Mi fulgor, son hijos de Mi propia Creación”. (Gita 10:41) Aunque cada una de las corrientes iniciáticas prioriza unas virtudes sobre otras, en el fondo existe una coherencia universal y una clara tendencia a priorizar los hábitos de excelencia en torno a un factor común: LA VIRTUD. (AM 7) La Virtud es una preciosa joya y por eso los simbolistas han usado al diamante como una clara representación de la pureza y la virtud. Las múltiples caras de esta piedra preciosa pueden interpretarse como las “virtudes” en plural que forman parte de una forma única: la VIRTUD, esa fuerza interior diamantina que nos lleva a imponernos a la INERCIA para emprender el camino heroico hacia la cumbre. (AM 7) Véase además: Virtudes discipulares

VIRTUDES DISCIPULARES Mientras que Platón observó cuatro virtudes fundamentales (Valor, Sabiduría, Autocontrol y Justicia), el cristianismo histórico estableció siete, dividiéndolas en cuatro cardinales (Templanza, Fortaleza, Prudencia y Justicia) y tres teologales (Fe, Esperanza y Amor). Estas siete virtudes se corresponden con el cuaternario inferior y la Tríada Superior, donde la “virtud de las virtudes” (el Amor o la Caridad) se vincula con la Voluntad Pura, Atman. El Budismo Mahayana contempla seis “perfecciones” o “paramitas”, consideradas como virtudes bodhisáttvicas, a saber: 1) Dana (Generosidad) 2) Sila (Moralidad) 3) Ksanti (Paciencia, tolerancia) 4) Virya (Fortaleza)

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5) Dhyana (Contemplación) 6) Prajna (Sabiduría) Más tarde, en el “Dasabhumika Sutra” se agregaron cuatro virtudes más: 7) Upaya-kausala (Pericia en el justo método) 8) Pranidhana (Votos piadosos, determinación) 9) Bala (Poder espiritual) 10) Jnana (Conocimiento) La tradición de la India –en la cual se enmarca el Bhagavad Gita– nos habla de cuatro cualidades discipulares (viveka, vairagya, mumukshutva y satkasampatti) donde se contemplan seis virtudes discipulares (satkasampatti) en el marco de tres caminos (marga) o “yogas” (Bhakti, Karma y Gnana). (AM 7) Las seis virtudes que nacen de Sattva y que convierten al ser humano en un “sattvika” (un hombre noble, equilibrado y virtuoso) son las siguientes: a) Shama (Control de la mente): Serenidad, paz interior y control de los pensamientos. b) Dama (Control sensorial): Manejo consciente de los cinco sentidos y de las acciones (habla, movimiento, etc.). c) Uparama (Cumplimiento del Dharma): Fidelidad a nuestro Propósito. d) Titiksha (Indiferencia entre el placer y el dolor): Fortaleza, paciencia y superación de la dicotomía atracción-repulsión y los pares de opuestos, con el consecuente alineamiento de la existencia a lo Bueno, lo Justo, lo Bello y lo Verdadero. e) Samadana (Mente absorta en Dios): Objetivo único y capacidad de concentración en lo verdadero, más allá de las apariencias. f) Shradha (Fe): Confianza en las enseñanzas divinas y en el Maestro”. (AM 7) Un librito simple y profundo donde se contemplan las cuatro cualidades y las seis virtudes es “A los pies del Maestro”, una obra escrita por Jiddu Krishnamurti a los 15 años de edad. El joven escritor presentó el esquema discipular con palabras sencillas para que todo el mundo pudiera comprenderlo. (AM 7) Véase además: Principios Discipulares

VIVEKA (DISCERNIMIENTO) “Krishna le pide a Arjuna: “contempla a esos kurúes” y debemos entender la palabra “contemplar” (pashya) como un llamado al despertar, a la toma de conciencia, a observar la Verdad detrás de las formas. En pocas palabras, el gurú pide a su alumno que tenga discernimiento, una facultad de capital importancia en el desarrollo espiritual y que los indos llaman “viveka”.

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A través de “viveka” es posible marcar una diferencia entre: • Lo falso y lo verdadero • Lo aparente y lo real • La diversidad y la unidad • La gratificación inmediata y lo que lleva a nuestro objetivo último • Lo efímero y lo eterno • El deseo vulgar y la voluntad (o deseo purificado) • Ser del mundo y estar en el mundo La falta de discernimiento (aviveka), es decir la incapacidad de “ver” más allá de lo evidente y sensible torna a Arjuna confuso, perdido y lo hace dudar de su propósito. En una antigua escritura de la India llamada “Viveka Chudamani” (“La joya del discernimiento”), el famoso Shankara se refiere al discernimiento y señala: “El hombre sabio, discriminando entre lo real y lo irreal, reconociendo la Verdad mediante la visión de la Luz Interior, y experimentando su propio Ser que es el Conocimiento Absoluto, se libera de todo tipo de obstrucciones y obtiene la experiencia de Paz absoluta”. La realidad es la Unidad (Dios, Brahman) y la ilusión es la diversidad (la superficie mundana). Por esto, dice el santo Ramakrishna: “Sólo Dios es Real, la Eterna Sustancia; todo lo demás es irreal, es decir, impermanente. Discerniendo así, uno debe arrojar de la mente las cosas impermanentes.” Siendo así, todo lo que lleve a la Unidad y el Amor es, por definición, verdadero y deseable, mientras que todo lo que nos arrastre a la diversidad, la desunión y el Odio es falso e indeseable. En todos los aspectos de la vida y en todas las disciplinas relacionadas al quehacer humano. Según las enseñanzas antiguas, la capacidad de ver más allá de lo evidente y obtener la facultad del discernimiento proviene del entrenamiento y desarrollo de Buddhi-Manas, la intuición y la mente superior. Tal como lo plantea el Vedanta Advaita, en la oscuridad (es decir, sin discernimiento) las cosas no pueden verse tal como son y una cuerda puede ser confundida con una serpiente y un trozo de vidrio visto como un diamante”. (AM 4) El discernimiento es una piedra fundamental en todos los caminos espirituales, sobre todo en el Islam, donde uno de los nombres del Corán es justamente Al Furqan (“el Discernimiento”) fundamentado en la frase: “la Verdad ha venido y el error (al bâtil, lo inconsistente) se ha desvanecido; en verdad, el error es efímero” (Corán, XXVII, 73). En la senda musulmana, la Sha-hâda o profesión de fe islámica (“No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta”) parte de esta misma base: “Nada es real, auténtico, efectivo, salvo lo sagrado inefable e incomprensible -a lo que denominamos Allâh. (…) El Islam es abandono de todas las ficciones y sometimiento a la Realidad.” (AM 4) “La tradición vedantina sostiene que si carecemos de discernimiento no podremos contemplar el mundo tal como es sino a través de las limitaciones de los cinco sentidos y de la 86

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memoria, quienes filtran la realidad haciéndonos creer que lo que vemos, olemos, tocamos, gustamos y escuchamos es toda la realidad. Esto es lo que los orientales llaman “Maya”, el espejismo. Para obtener discernimiento es necesario ver más allá de lo evidente, arrancando de nuestros ojos las telarañas de la ilusión. El discernimiento nos ayuda a diferenciar lo esencial de lo innecesario. Y esta lúcida contemplación del mundo tal cual es nos lleva a la renuncia o el desapego (vairagya), colocándonos por encima de lo sensorial, abandonando las ataduras mundanas, y llevándonos a la purificación de nuestros deseos y pensamientos”. (AM 7)

VYASA ¿Quién escribió el Mahabharata? Tradicionalmente se atribuye la recopilación de los versos de esta obra a Vyasa, un mítico escritor indio que en un recóndito paraje de los Himalayas habría compuesto toda la epopeya del Mahabharata. Según relatan los hindúes, Vyasa también sería el responsable de transcribir toda la literatura que antiguamente se repetía oralmente, de boca a oído, a saber: los Vedas, los Upanishads y los Puranas, como una previsión ante la llegada de la edad oscura o Kali-yuga, que habría comenzado –según la cronología hindú– en el 3102 a.C., dado que en esta época tenebrosa el interés de los seres humanos no estaría centrado en asuntos sagrados sino mundanos y su memoria no podría retener tanta información. Las páginas del Mahabharata nos cuentan que Vyasa, debido a la velocidad y fluidez de sus pensamientos, necesitaba un escriba que lo ayudara a transcribir la extensa historia. Y lo encontró en Ganesha, el dios de la sabiduría e hijo de Shiva, que aceptó escribir la epopeya pero con una sola condición: que si el poeta detenía el recitado, él dejaría de escribir y abandonaría la composición. Vyasa aceptó la propuesta, pero señaló a Ganesha que antes de transcribir un verso debía comprenderlo plenamente. Al comenzar el trabajo en conjunto, Vyasa se percató que el dios con cabeza de elefante podría escribir a la misma velocidad de su pensamiento y temiendo que la escritura fuera detenida, se las ingenió para redactar a Ganesha versos con 108 significados, para poder componer otros versos mientras el dios se detenía a desentrañar los misterios de los versos anteriores. (AM 1)

YIHAD Véase: Guerra Interna

YOES La incoherencia y la falta de rumbo propia de los hombres profanos puede explicarse por la ausencia de un “Yo” unificado que es bien estudiada por la Psicología Esotérica, la cual AXIS MUNDI

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postula la existencia de “yoes”, es decir fragmentos de conciencia que actúan de forma independiente. Estos “yoes” son los “habitantes del interior” a los que se refería Helena Blavatsky en sus obras, los kurúes del Bhagavad Gita, que en la tradición judeo-cristiana reciben el nombre de “demonios”. La guerra interior –de naturaleza alquímica– se fundamenta en la identificación de estos “yoes negativos” o “demonios” a fin de derrotarlos a través de la transmutación. El axioma “Solve et Coagula” (“Disuelve y coagula”) postulado por los viejos alquimistas describe este proceso: “disolver” significa matar nuestros demonios internos y “coagular” implica reencauzar y utilizar esa energía malsana para el crecimiento personal, es decir que la acción de una operación será el fundamento de la reacción a la siguiente. Piobb lo resumía de este modo: “Analiza todo lo que eres, disuelve todo lo inferior que hay en ti, aunque te rompas al hacerlo; coagúlate luego con la fuerza adquirida en la operación anterior”, mientras que Nicolás Flamel decía: “Nuestra Obra es la conversión y el cambio de un ser en otro ser, como de una cosa en otra cosa, de la debilidad en fuerza, de la corporeidad en espiritualidad”. Por esto, el “Kybalión” deja en claro que “la transmutación es el arma del Maestro”, entendiéndola como la transformación radical del vicio en virtud, a fin de que las debilidades pasen a ser fortalezas. (AM 14)

YUGAS La Tradición Iniciática nos habla de un tiempo que no es lineal sino cíclico donde se suceden cuatro períodos, edades del mundo o “yugas”, vinculados al alejamiento progresivo del ser humano de la Fuente Primordial. Según el investigador Mircea Eliade: “A las disminuciones progresivas de la duración de cada nuevo yuga corresponde en el plano humano una disminución de la duración de la vida, acompañada de un relajamiento de las costumbres y de una declinación de la inteligencia. Esta decadencia continúa en todos los planos –biológicos, intelectuales, éticos, sociales, etcétera”. Este alejamiento paulatino está vinculado al Dharma, es decir al olvido o abandono del Propósito, tanto a nivel individual como colectivo. (AM 15) Esta proporción 4+3+2+1=10 es fundamental para entender la duración simbólica de las cuatro edades, y las patas de la vaca sagrada se relacionan con la duración proporcional de cada una de las edades: cuatro tiempos la Edad de Oro, tres la de Bronce, dos la de Plata y una la de Hierro. Las cifras “exotéricas” de duración de cada una de las edades son las siguientes: Krita Yuga (Edad de Oro) – 1.728.000 años Treta Yuga (Edad de Plata) – 1.296.000 años Dvápara Yuga (Edad de Bronce) – 864.000 años Kali Yuga (Edad de Hierro) – 432.000 años 88

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Si prestamos atención, veremos que estas cifras enormes son meramente simbólicas y aplicando a cada una de ellas la “reducción teosófica”, obtendremos: Oro – 1.728.000 años, o sea 1+7+2+8+0+0+0=18, reducido 1+8=9 Plata – 1.296.000 años, o sea 1+2+9+6+0+0+0=18, reducido 1+8=9 Bronce – 864.000 años, o sea 8+6+4+0+0+0=18, reducido 1+8=9 Hierro – 432.000 años, o sea 4+3+2+0+0+0=9. (AM 16)

ZODÍACO El eje de la ciencia astrológica es el zodíaco, que etimológicamente proviene del griego: zoe=vida y diakos=rueda. El zodíaco es la rueda de la vida, aunque la palabra “zoe” también puede vincularse con el vocablo “zoon” (animal), lo cual se comprende al repasar la forma simbólica de los doce signos zodiacales. Desde una perspectiva simbólica, el zodíaco es una franja, un camino por donde –aparentemente– el Sol se desplaza. En esta vía estelar sagrada, los 12 signos del zodíaco constituyen 12 etapas o desafíos, lo cual se evidencia en el contenido simbólico de todos los mitos solares, en especial el de Hércules, que debe superar 12 pruebas. Paracelso, por su parte, llegó a hablar de 12 pasos de la Gran Obra alquímica, en vinculación directa a esta progresión celeste del astro-rey. Siendo así, debemos ver en el Sol a un “noble viajero” que se desplaza por los cielos a lo largo del año pasando por diferentes pruebas de las que siempre sale victorioso. (AM 6) *** Este glosario no pretende ser una guía conceptual completa sino que busca brindar al estudiante una herramienta para acceder a los artículos donde se abordan estos temas. Siendo así, recomendamos a aquellas personas interesadas en alguna de las entradas que acudan a los números de “Axis Mundi” señalados al final de cada cita. La nota entre paréntesis AM 1 significa, por ejemplo, “Axis Mundi” número 1. En lazos sinceros de L.V.X. Equipo editor de “Axis Mundi”, 27/1/2015

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