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HISTORIA BÉLICA
ARMA, VEHÍCULO Y PRESTIGIO
C ABALLOS DE
GUERRA LA HISTORIA DE LA CABALLERÍA COMO ARMA ES EN CIERTO MODO LA DEL GRAN CONTINENTE EUROASIÁTICO, SOSTIENE FERNANDO
QUESADA,
EL MUSEO BRITÁNICO DE LONDRES PREPARA UNA AMPLIA EXPOSICIÓN DEL EMPLEO DE ESTE ANIMAL MIENTRAS AÚN RESUENAN LOS ECOS DE LA TAQUILLERA PELÍCULA WAR HORSE, DE STEVEN SPIELBERG ESDE SU DOMESTICACIÓN,
con seguridad desde el cuarto mileD nio a.C. y quizá incluso antes, las distintas especies de équidos han sido utilizadas para una amplia variedad de tareas: labores agrícolas, carga, exhibición y prestigio y, por supuesto, la guerra. El primer uso bien documentado de los équidos se conoce en el Cáucaso y sobre todo en Sumer, en el actual Iraq, cuando se uncieron asnos asiáticos (hemiones) de manera torpe mediante ronzales sujetos a los ollares, para tirar primero de carros de transporte y en actos ceremoniales y funerarios, pero luego también FERNANDO QUESADA. PROFESOR TITULAR DE ARQUEOLOGÍA, UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID.
para usos militares, como muestra el Estandarte de Ur de hacia 2600 a.C. Con el tiempo, la aparición del bocado facilitó mayor control, y los yugos y atalajes mejor adaptados favorecieron la tracción, de modo que hacia 1500 a.C. los carros de guerra guiados por parejas de caballos se convirtieron en armas de guerra eficaces, y también en el mejor símbolo de poder de las grandes monarquías del Próximo Oriente y del Egeo. Al tiempo, el arte de la monta no sólo en asnos, sino en caballos de carácter más vivo, era ya conocido desde al menos el siglo XVII a.C., y probablemente desde mucho antes. NACIMIENTO DE LA CABALLERÍA. El siguiente gran paso se produjo ya en la Edad del Hierro, probablemente en el siglo X a.C., cuando para operar en te-
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rrenos abruptos y lejanos los asirios experimentaron con parejas de jinetes, uno con arco y el otro con escudo, que además manejaba las riendas de los dos caballos. Los relieves de Assurnasirpal II muestran estos binomios experimentales, en realidad las tradicionales dotaciones de auriga y combatiente del carro pero despojados del vehículo. Una vez que la aparición de la martingala mejoró el control
LAS CLAVES
CARROZA ORNAMENTAL DE ORO
EL ORIGEN. Los équidos se
del Tesoro de Oxus, región de Takht-i Kawud (Tayikistán), Persia aqueménida, siglos V-IV a.C., Londres, Museo Británico.
usan como tracción y para el transporte desde cuatro mil años antes de nuestra era. EL TAMAÑO. Casi todos los
caballos antiguos serían hoy considerados ponies. Hasta la Alta Edad Media no comenzaron a criarse caballos grandes. LA PERVIVENCIA. La decadencia comenzó en el siglo XIX, pero aún se usaron caballos en las dos guerras mundiales.
simultáneo de las riendas y el arma, cada jinete pudo convertirse en un combatiente autónomo y aparecieron las unidades de caballería propiamente dichas con las funciones propias de exploración, apantallamiento, enlace, hostigamiento, choque y persecución. Los carros no desaparecieron, sin embargo, y aunque comenzó un lento declive en su empleo militar, su papel de prestigio se mantuvo incólume; de hecho, ha perdurado en cierto modo
hasta la actualidad, cuando los carruajes de caballos se emplean en los contextos de máximo protocolo. La historia de la caballería como arma es en cierto modo la del gran continente euroasiático. Las culturas urbanas más complejas de la Edad del Hierro, sobre todo Grecia y Roma, consideraron el caballo, un animal costoso y delicado y menos útil en las labores diarias que los humildes asnos o mulos, como uno de sus grandes símbolos de LA AVENTURA DE LA
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prestigio: los nobles griegos se llamaron a sí mismos hippeis, y los romanos equites, y formaron grupos sociales privilegiados. Sin embargo, nunca crearon unidades de caballería de la mayor calidad, y tendieron a emplear jinetes auxiliares procedentes de zonas periféricas, como Tesalia, en el caso de Grecia, o Numidia, Hispania o la Galia en Roma. Con el paso de los siglos, sin embargo, y frente a enemigos orientales en Mesopotamia o el Danubio, la caballería, ➳
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➳ y, en especial, una va-
COMPARATIVA bió, y la caballería pesada entre un caballo feudal se convirtió durante riedad específica, cubier- Sifrhippus (dcha.), del tamaño de un siglos y hasta el siglo XIV en tos hombres y caballos con gato y unos 4 kg, el arma dominante en la rearmadura metálica, fue ady un Morgan , de 1,52 metros lativamente poco sofisticaquiriendo un protagonismo de altura y unos da guerra europea occidencreciente: los catafractos y 453 kg de peso. tal. Se ha exagerado mucho clibanarios jugaron un gran papel en los ejércitos romanos impe- la importancia en el desarrollo de esta riales desde el siglo III d.C., toman- caballería acorazada del estribo, indo armas, enseñas y tácticas de sus troducido desde Oriente en el siglo VIII d.C. como tantas otras mejoenemigos orientales. Tras el colapso del Imperio de Occi- ras tecnológicas, pero sin duda medente en el siglo V d.C., el Imperio joró la capacidad de la carga frontal. de Oriente mantuvo y mejoró sus uni- Sólo cuando en algunas regiones, como dades de caballería pesada de choque Suiza, Flandes, norte de Italia o la Peo de arqueros a caballo. Sin embargo, los pueblos germánicos que se asentaron en la mitad occidental no eran propiamente pueblos jinetes como lo habían sido aquellos otros (hunos, etc.) que desde las estepas les venían empujando. Los francos que en Poitiers frenaron en 732 la penetración islámica eran ante todo infantes. Sólo desde época carolingia, a partir del siglo IX d.C., el equilibrio camPLACA DE PLATA con un relieve que representa a un hombre a caballo, entregado a la caza del león, Londres, Museo Británico.
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nínsula Ibérica fueron surgiendo desde, sobre todo, el siglo XIV milicias de infantería con la suficiente cohesión y confianza en sí mismas como para resistir la intimidante carga de la caballería nobiliaria, comenzó el péndulo a oscilar de nuevo. Desde el siglo XV cualquier ejército que se preciara debía contar con fuerzas equilibradas de infantería –con su propio equilibrio de armas blancas y de fuego–, de caballería –ligera, dragones y pesada– e, incluso, artillería de campo y sitio. Aunque sin duda esto es una generalización basta, porque incluso los más modestos contingentes de los primeros siglos del medievo habían sido ya, y necesariamente, fuerzas combinadas, como mostrara en 1066 Guillermo el Conquistador, por citar un ejemplo. EL TAMAÑO SÍ QUE IMPORTA. Un aspec-
to de los caballos al que no se presta la atención debida es la vertiginosa –en términos biológicos– evolución de su tamaño desde que se domesticó. Se determina por su alzada, medida como la altura vertical entre el suelo y la cruz –el punto de las vértebras donde se une cuello o dorso, justo detrás de la vertical de las “manos” o patas delanteras–. Hoy en día se suele considerar poni cualquier caballo adulto que no supere los 148 cm sin herraduras (Real Federación Hípica). Pues bien, según esa clasificación actual, todos los caballos antiguos serían ponies, y más bien de los pequeños. Las razas extintas (Tarpan) o recuperadas (Przewalski) de las estepas euroasiáticas tenían tallas de entre 120-135 cm, y sólo excepcionalmente superiores. Para las mediciones no debemos utilizar la iconografía, enormemente imprecisa por diversas razones. Por el contrario, el trabajo me-
EL CABALLERO tanto por la arqueoGiovan Francesco zoología como por la Capodilista, medida de las coraricamente vestido, en una zas equinas conserminiatura de la vadas. Con todo, esescuela suiza, de finales de la tos caballos –como Edad Media. muchos ponies actuales– son perfectamente capaces de soportar pesos grandes sin dificultades, y en todo caso recordemos que los jinetes acorazados tardomedievales montaban sus caballos de batalla sólo inmediatamente antes del combate, usanLOS CABALLOS MEDIEVALES DE GUERRA ERAN PEQUEÑOS, do otros para la marcha. NOBLE MONGOL a
ticuloso de los arqueozoólogos permite ir reconstruyendo los cambios mediante la medición mucho más fiable de determinados huesos (metacarpos, etc.). Este trabajo permite calcular para la Edad del Bronce centroeuropea (3000-1000 a.C.) una alzada media de 125-130 cm; sólo un ejemplar llegaba a los 138. Mientras caballo, con una lanza de dos puntas, en un dibujo a pluma de mediados el siglo XVII, Londres, Museo Británico.
y las estepas tenían una alzada media de 136 cm (oscilan entre 122 y 150); los occidentales eran aún menores, con una media de 126 cm. La Roma imperial contó con caballos progresivamente mayores, pero aunque se conozcan casos excepcionales de alzadas como las actuales, los caballos medios del imperio seguían estando en valores cercanos a los 140 cm, que perduraron en los siglos inmediatos. En la Alta Edad Media comenzaron a criarse razas de caballos “grandes”
PERO SOPORTABAN BIEN LAS ARMADURAS PORQUE SUS JINETES NO LOS MONTABAN HASTA ENTRAR EN COMBATE que durante mucho tiempo los équidos de Europa Occidental y Grecia se mantuvieron en estos tamaños, en las estepas ucranianas, y en algunos casos en el Próximo Oriente, aparecen rara vez caballos de hasta 143 o 150 cm (Buhen Tebas, Hattusas), que hubieran sido considerados como de gran tamaño incluso en la Roma imperial, mil quinientos años después. Durante la Edad del Hierro, los caballos de la mitad nororiental de Europa
tanto para el trabajo agrícola como para la guerra, aunque el término destrier no se refiere a una raza específica, sino a un entrenamiento y conformación. Desde luego, los caballos mongoles del siglo XIII conservaban alzadas “antiguas” de 130 a 135 cm, pero en Occidente aparecieron caballos mayores y más pesados, aunque con alzadas que rara vez llegaban a los 162-165 cm. La idea de enormes caballos acorazados es un mito, confirmado como tal LA AVENTURA DE LA
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AUTÉNTICOS MONSTRUOS.
En comparación, los caballos adultos empleados hoy en día por la policía, por el ejército para sus paradas, o raramente en la agricultura, son verdaderos monstruos. Un caballo de policía excepcionalmente grande puede llegar a los 182 cm, un caballo de monta o de carreras moderno oscilará entre los 147 y los 163 m; los de tiro, además muy robustos, pueden llegar a los 163-168 de un percherón; un belga puede llegar a los 173 cm y pesar 1.125 kg. Desde el punto de vista evolutivo ➳
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➳ estos tamaños son una desventa-
trincheras, como los lanceros indios del 20º Deccan Horse y del 7º Dragoon Guards que cargaron en High Wood (el Somme) el 15 de julio de 1916, el resultado fue la aniquilación casi completa, como narró Seton Hutchison: CABALLOS Y MITOS EN LAS GUERRAS “Ninguna unidad podría haber presenMUNDIALES. El desarrollo de la póltado un aspecto más gallardo que aquevora sin humo y de las armas automátillos nativos de la India con lanza y escas, del ferrocarril y del motor de compada, galopando alocadamente hacia a bustión interna, marcó desde mediacontraluz... ningún hombre escapó”. dos del siglo XIX el comienzo de la deEl problema era que, cuando se procadencia militar de los équidos, tanto ducía una ruptura del sistema de trinen la logística como en el campo de bacheras, para cuando llegaban las delicadas unidades EL DESARROLLO DE LAS ARMAS AUTOMÁTICAS, EL de jinetes mantenidas en FERROCARRIL Y EL MOTOR DE COMBUSTIÓN INTERNA retaguardia a salvo de la arMARCARON LA DECADENCIA MILITAR DE LOS ÉQUIDOS tillería, el enemigo había recolocado algunas ametalla. La Guerra de Secesión norteame- del BEF –el ejército británico en Fran- tralladoras y reservas y la oportunidad ricana (1861-1856) mostró con cla- cia– desde finales de 1915, se obstinó en había pasado. Así ocurrió el 10 de abril ridad meridiana las limitaciones de la mantener como reserva divisiones ente- de 1917 en Arras, en octubre en Ypres, carga frontal de caballería en el cam- ras de caballería, dispuestas a explotar en noviembre en Cambrai; en todos espo de batalla, aunque los jinetes juga- una penetración decisiva que nunca se tos casos entre dos y cinco divisiones ron un papel esencial en otras muchas produjo en los espacios limitados de completas de caballería permanecieron tareas como el reconocimiento o la Flandes. Cuando, pese a toda sensa- esperando una ruptura... aunque al mecreación de pantallas para el ejército. tez, se lanzaron a la carga unidades de ca- nos se ahorraron la matanza. Incluso Pero la ametralladora, las trincheras y ballería por los laberintos de cráteres y tras el colapso alemán del 8 de agosto
ja para estos hervíboros (S. Budiansky) y en realidad sólo se dan a partir del siglo XVII, ni siquiera en la Edad Media.
el alambre espinoso convertían en suicida la carga a caballo en la mayoría de las ocasiones. Sin embargo, durante la Gran Guerra de 1914-18, ambos bandos prefirieron creer, contra toda evidencia, que si conseguían romper la profunda malla de trincheras y reductos que se extendía desde el Canal de la Mancha hasta Suiza, podrían arrojar, como en los viejos tiempos, miles de jinetes a caballo para explotar la victoria inicial y convertirla en decisiva. Así, por ejemplo, sir Douglas Haig, jefe
¡POBRES CABALLOS! Aunque con su tono sentimental e incluso blando está más próxima a las películas de la factoría Disney que a obras previas mucho más analíticas y duras como Schindler o El soldado Ryan, la reciente película War Horse de Spielberg refleja bien una de las paradojas de la Gran Guerra tal y como se narra en las memorias y cartas de los combatientes. Frente a un creciente endurecimiento, indiferencia incluso, ante la muerte y el sufrimiento humanos, la desgracia de los caballos heridos causaba siempre un dolor íntimo y profundo. Robert Graves, más co-
nocido por su novela Yo Claudio, combatió en las trincheras de Francia y escribió sus recuerdos en Adiós a todo esto. En julio de 1916, mientras marchaba a la carnicería del Somme, se
sintió mal: “Me consternó la visión de los restos de caballos y mulas; no veía problema con los cadáveres humanos, pero parecía injusto arrastrar a los animales a la guerra de ese modo”.
FOTOGRAMA de la película War Horse, de Spielberg, que recuerda el papel que desempeñaron estos animales en la I Guerra Mundial.
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Alan Hanbury-Sparrow consideró la orden de ejecutar a los animales agotados durante la retirada de Mons como “la más salvaje y sin sentido jamás dictada por el mando”, y Norman Gladden habla de un caballo herido “lanzado al galope mientras arrastraba sus entrañas. Su estremecedor bramido de dolor, en protesta contra la inhumanidad del ser humano, fue más terrible que todo el resto de la pesadilla que fue aquella tarde”. Los relatos de soldados de otras muchas guerras, desde la de Secesión norteamericana a las modernas, repiten una y otra vez este sentimiento. En una de sus últimas cartas antes de morir en Verdún, Franz Marc había escrito: “¡Pobres caballos!”. ■
en Amiens, fueron los tan- JINETES TÁRTAROS dos como animales de tiro un momento de esenciales para la logística. ques Whippet y no la gran re- en descanso con sus caballos en el Nada más lejos de la realiserva montada los que conruso, donde dad. Por ejemplo, durante la siguieron penetrar en la re- frente apoyaron a los taguardia alemana y crear el alemanes contra el II Guerra Mundial la tan Ejército Rojo de alabada y exagerada mecanicaos. No deja de ser, pues, paStalin. zación de la Wehrmacht aleradójico que fuera E. Allenby, que había sido muy escéptico sobre mana se limitó a una fracción del ejérlas posibilidades de la caballería mon- cito. Frente a unas 67 divisiones acotada, quien acabara consiguiendo nota- razadas y motorizadas –incluyendo las bles éxitos con ella en el mucho más de las Waffen SS–, R. Ellis contabiliza 310 divisiones de infantería y de fluido frente de Palestina. montaña que dependían sobre todo del transporte hipomóvil, y cada UN TÓPICO ERRÓNEO. Sin embargo, es un tópico erróneo que la I Guerra vez más a medida que avanzó la gueMundial marcara el final de la caballe- rra. Por ejemplo, las tablas de organiría como arma de guerra y de los équi- zación y equipo de una división de LA AVENTURA DE LA
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infantería alemana en 1939 incluían 1.143 vehículos hipomóviles y 5.375 caballos, frente a sólo 942 vehículos a motor –sin contar motocicletas–. En 1944 la situación no había cambiado apenas, e incluso las divisiones Panzer hacían uso de trineos tirados por caballos en el invierno ruso. Se ha estimado que hasta el 80 por ciento del transporte total de la Wehrmacht en el frente llegó a depender de équidos. Igualmente, y usada en momentos adecuados, la caballería montada tuvo sus momentos de eficacia –además de gloria– desde 1939. La famosa carga de la caballería polaca, con sus jinetes enloquecidos golpeando con sables y lanzas la coraza de los Panzer, distorsiona gravemente lo ocurrido en la tarde del 1 de septiembre en la aldea de Krojanti, cuando el 18º de Ulanos cargó –e inicialmente con éxito– contra la infantería alemana. La llegada posterior de tanques a un campo de batalla abandonado y el poder de la propaganda hicieron el resto: ensalzando la bravura de los jinetes, también se convertía en primitivo y feral al ejército polaco... cuyas unidades de caballería eran mixtas de jinetes y tanquetas y estaban en proceso de mecanización. Del mismo modo, alemanes y soviéticos emplearon en combate con eficacia grandes unidades de caballería –a nivel de división– en las extensiones de Rusia y en la lucha contra partisanos en los Balcanes. En Extremo Oriente, las mulas fueron animales esenciales en la guerra en la jungla. En conjunto, entre 1939 y 1945 fueron millones los équidos que sirvieron en la guerra; según John Keegan, sólo Alemania movilizó 2,75 millones de caballos, y la Unión Soviética otros 3,5 millones, además de los empleados por todas las demás potencias menores. Más que en la Gran Guerra de 1914-18. ■ EXPOSICIÓN “El caballo. De Arabia antigua al mundo moderno” Museo Británico, Londres Del 24 de mayo al 30 de septiembre http://www.britishmuseum.org/
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