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REPRESIÓN EN LA GUERRA CIVIL
EL ASESINATO DE GARCÍA LORCA
TODOS LOS VERDUGOS UN GUARDIA CIVIL, TRES GUARDIAS DE ASALTO, DOS POLICÍAS Y UN EXALTADO: TRES CUARTOS DE SIGLO DESPUÉS DE LA MUERTE DEL POETA,
MIGUEL CABALLERO, EN UN LIBRO DE PRÓXIMA APARICIÓN, DESCUBRE LA IDENTIDAD DE LOS HOMBRES QUE PARTICIPARON EN SU EJECUCIÓN.
BORJA MARTÍNEZ SUBRAYA SUS PRINCIPALES HALLAZGOS ON EL PASO DE LOS AÑOS, lenta
pero inexorablemente, las C muchas incógnitas que velaban el asesinato de Federico García Lorca han ido quedando despejadas. Las sospechas se han transformado en certezas, señalando a los autores intelectuales e inductores del crimen. Pero todavía faltaba identificar a sus autores materiales. Una reciente investigación ha completado el puzle de la muerte del poeta, poniendo nombre, apellidos y rostro a los ejecutores de tan siniestro designio. Tirando del hilo de la pesquisa iniciada en los sesenta por el granadino Eduardo Molina Fajardo, Miguel Caballero viene contribuyendo de maneBORJA MARTÍNEZ GUTIÉRREZ. PERIODISTA.
ra decisiva al esclarecimiento de las velaba, asimismo, en esta revista zonas oscuras que, setenta y cinco (núm. 136) el papel clave desempeñaaños después, siguen rodeando la de- do por Nicolás Velasco Simarro, tenientención y fusilamiento, una madruga- te coronel retirado de la Guardia Cida de agosto de 1936, de Federico vil, que tras la sublevación militar se García Lorca. En su libro Historia de una convirtió en mano derecha del goberfamilia. La verdadsobre elasesinato de Gar- nador civil de Granada, José Valdés Guzmán, y que en aucía Lorca –escrito en sencia de éste, ordenó colaboración con PiÚLTIMAS 13 HORAS el mismo día de su delar Góngora– subrayó LA DETENCIÓN. Hacia las tención, el traslado de el peso que tuvo en el 13.30 del 16 de agosto de García Lorca al lugar trágico final del poe1936, Lorca es detenido en el donde sería asesinado. ta la rivalidad de su fadomicilio familiar de los Rosales. Ahora Caballero pumilia con los otros dos LA ESPERA. El poeta es conblica Las trece últimas grandes clanes de la ducido al Gobierno Civil de Grahoras de García Lorca Vega de Granada, los nada y de allí a la Colonia, un (La Esfera de los LiRoldán y los Alba, en centro de detención en Víznar. bros), en el que recompugna por la preponLA MUERTE. Fue fusilado en pone el complejo enderancia política y la madrugada del 17 de agosto, tramado de rencores e económica de la coen un campo de instrucción de intereses que provocamarca. Hace pocos tropas en el margen derecho ron su detención ➳ meses, Caballero desde la carretera hacia Alfacar. LA AVENTURA DE LA
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L A AV E N T U R A D E L A
EL 9 DE FEBRERO DE 1936, Federico García Lorca (de pie)
participó en un homenaje a Rafael Alberti y María Teresa León (sentada a su lado). LA COLONIA, una escuela reconvertida en centro de detención en Víznar, donde pasó sus últimas horas. CERTIFICADO DE DEFUNCIÓN del poeta. PISTOLA ASTRA, MODELO 902, arma reglamentaria del Cuerpo de Asalto, con la que se remataría al escritor. FUSIL MAUSER español, muy utilizado por ambos bandos durante la contienda.
HISTORIA
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REPRESIÓN EN LA GUERRA CIVIL
MANUEL MARTÍNEZ BUESO Jefe de los servicios motorizados de la columna de Nestares, de quien era hombre de la máxima confianza, fue encargado de guiar al pelotón y presenciar la ejecución de Lorca. Su hijo de diez meses acababa de morir.
➳ y asesinato y, sobre todo, desvela la
el número 1 de la calle Angulo de Granada, el domicilio familiar de los Rosales, para conducir al poeta –acogido allí después del ataque que una semana antes había sufrido en la Huerta de San Vicente– a la sede del Gobierno Civil. En sus dependencias, y en ausencia del gobernador, el comandante Valdés Guzmán, se encontraba al mando su secretario personal, el ya mencionado Nicolás Velasco Simarro, amigo y protector de los Roldán durante su jefatura al frente de la Comandancia de la Guardia Civil de Granada entre 1931 y 1934. En connivencia, pues, con una de las familias rivales de los Lorca, Velasco Simarro actuó como agente catalizador de la trama que acabó con la vida del poeta. TRASLADO A VÍZNAR. Aquel 16 de agosto estaban a sus órdenes los dos inspectores de policía adscritos al Gobierno Civil de Granada: Francisco Mingorance Jaraba y Julio Romero Funes. Al parecer fue este último, a instancias del propio Velasco, el encargado de organizar el traslado de García
MARIANO AJENJO MORENO Sargento de la Guardia de Asalto, nacido en 1883 en Huerta de Valdecarábanos, Toledo, había servido a las órdenes de Nestares y era quien dirigía la escuadra de ejecutores en Víznar.
fábrica de tejidos y, finalmente, habilitado como residencia escolar femeidentidad de los que formaron el penina, la Colonia funcionaba desde el inilotón de fusilamiento que acabó con su cio de la guerra como centro de detenvida. Según Caballero, la ejecución habría tenido lugar, no entre el 19 y el 20 de agosto, sino LA COLONIA, UN VIEJO MOLINO HARINERO TRANSFORMADO pocas horas después de la EN RECINTO ESCOLAR FEMENINO, FUNCIONÓ DESDE EL detención de Lorca en INICIO DE LA GUERRA COMO CENTRO DE DETENCIÓN casa de los Rosales. En torno a las 13.30 horas del 16 de agosto y a la cabeza de un nume- Lorca desde el Gobierno Civil a la Co- ción de los sublevados. Fue Romero Furoso contingente de hombres, Ramón lonia, un recinto situado en el cerca- nes el que comunicó al teniente de la Ruiz Alonso, Federico Martín Lagos y no municipio de Víznar. Viejo molino Guardia de Asalto Rafael Martínez FaJuan Luis Trescastro se presentaban en harinero transformado con el tiempo en jardo la orden de conducir a Lorca a la
MIEMBROS DE LA PRIMERA BANDERA DE FALANGE DE VÍZNAR, en los campos de instrucción en 1936.
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Colonia junto con otros tres presos para su confinamiento y posterior fusilamiento. Acompañado de Antonio González Villegas, un albañil del Albaicín integrado en las llamadas Escuadras Negras –grupos de violentos que ejercían funciones de represión al servicio del Gobierno Civil–, Martínez Fajardo cumplió la orden y trasladó a los presos hasta Víznar. Una vez allí se presentó en el Palacio del Obispo, hoy conocido como Palacio del Cuzco, donde permanecía el capitán José María Nestares, jefe del sector militar de Víznar. Martínez Fajardo debía comunicar a Nestares la orden proveniente del Gobierno Civil y solicitar su autorización formal para el traslado de los presos a la Colonia, que estaba bajo su jurisdicción. “Llegó sobre las once y media o doce de la noche –dejó dicho el propio Nestares en una entrevista mantenida con el investigador Molina Fajardo a finales de los sesenta–. Yo estaba dormido y entró y me despertó el teniente de asalto Martínez Fajardo. Iba con un piquete de guardias de asalto al mando del teniente. Me dijo que llevaba una orden directa del comandante Valdés para fusilar a cuatro. Uno de ellos era Federico. A mí me molestaba atrozmente esto. Lo consideraba una canallada. Yal entregarme el duplicado de la orden, que sólo era para darme cuenta, indignadamente lo rasgué. Llamé a Manuel Martínez Bueso para que los guiara, los vigilara y presenciara la ejecución”.
SALVADOR BARO LEYVA Gaditano, vivió desde pequeño en Churriana de la Vega, Granada. Miembro del Cuerpo de Vigilancia y Seguridad desde 1931, se había distinguido en la desarticulación de células anarquistas con Nestares.
veinte años y alistado en la Primera Bandera de Falange tras la sublevación, “lloró” y “pasó una noche malísima”: al parecer, siendo niño, en una ocasión Lorca le había salvado de morir ahogado; probablemente, según apunta Miguel Caballero, en el balneario de Lanjarón. Eduardo González Aurioles falleció en la Batalla de Belchite el 4 de septiembre de 1937. De nuevo, según el testimonio de Pedro Cuesta, Lorca llegó a la Colonia al filo de las once de la noche –un dato que contradice sensiblemente la cronología apuntada por el capitán Nestares–. Allí permaneció confinado en una habitación hasta que de madrugada fue llevado al lugar de la ejecución, situado, según le contó Martínez Bueso a su superior Nestares, “en el campo de instrucción de las tropas”, en un lugar muy concreto en el margen derecho de la carretera que conduce al vecino pueblo de Alfacar. DE PROFESIÓN, EJECUTORES. ¿A quién
correspondió la misión de ejecutarlo? En la Colonia actuaba de manera estable un grupo de hombres dedicados, entre otras tareas, a la ejecución de detenidos. Caballero ha realizado una prolija labor de cotejo de testimonios y documentos para apuntalar la nómina del pelotón más buscado de la Guerra Civil. Nómina que en el momento de producirse el asesinato de García Lorca estaba encabezada por el sargento de la Guardia de Asalto Mariano Ajenjo Moreno. Nacido en 1883 en la localidad INGRATA MISIÓN. Jefe de los servicios toledana de Huerta de Valdecarábanos, motorizados de la columna de NesAjenjo llevaba toda su vida profesiotares y hombre de su máxima confianJUAN JIMÉNEZ CASCALES nal destinado en Granada. Cuando esza, Manuel Martínez Bueso tuvo que Nacido en Hueneja, Granada, talló la sublevación, enseguida marchó ocuparse de tan ingrata misión pocas excelente tirador, había sido policía a las órdenes de Nestares. Tras la como voluntario al frente de Víznar horas después de enterrar a su hijo priguerra volvió a la plantilla de la bajo las órdenes de su antiguo jefe en mogénito, fallecido cuando apenas haPolicía en Granada, donde se jubiló en 1957. Murió en 1972. la Policía de Granada, el capitán Nesbía cumplido diez meses de vida. Al tares. Ajenjo pasó inmediatamente a frente del siniestro convoy se presentó ante los vigilantes que guardaban ballero, pero el testimonio del prime- dirigir la escuadra de ejecutores. Se trala Colonia: Pedro Cuesta Hernández, ro de ellos, Pedro Cuesta Hernández, taba de un destino cómodo, que perEduardo González Aurioles y un tal An- confirma su presencia y la de González mitía evitar el frente, garantizaba un Aurioles, un estudiante de Letras de la premio de 500 pesetas y ofrecía la potonio Álvarez Ruiz o Ruiz Álvarez. La identidad de este último no ha Universidad de Granada. Según Cues- sibilidad de un rápido ascenso. En podido ser dilucidada por Miguel Ca- ta, su joven compañero, de apenas efecto, Ajenjo fue ascendido el día 30 de agosto y abandonó su responsabilidad al frente EN LA IMPROVISADA PRISIÓN DE LA COLONIA ACTUABA del pelotón, siendo releDE MANERA ESTABLE UN GRUPO DE HOMBRES vado por Antonio Ayllón DEDICADOS A LA EJECUCIÓN DE LOS DETENIDOS Fernández, que no ➳ LA AVENTURA DE LA
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desarticulación de células anarquistas en Granada dirigida por José María Nestares. Fue, pues, uno de los muchos subordinados del carismático capitán que al comenzar la guerra se adhirieron a la causa nacional de la mano de su antiguo jefe. Baro permaneció en el frente de Víznar durante los tres primeros meses de la guerra. Fue reconocido como miembro del escuadrón de ejecutores por un masón granadino entrevistado por Eduardo Molina Fajardo que respondía a las iniciales A. M. de la F. y que estuvo detenido en Víznar duran-
LA PERTENENCIA AL ANTIGUO EQUIPO POLICIAL DEL CAPITÁN NESTARES ES EL DENOMINADOR COMÚN DEL PELOTÓN DE EJECUTORES QUE FUSILÓ A GARCÍA LORCA
➳ tuvo participación en el fusila-
miento de García Lorca. La pertenencia al antiguo equipo policial del capitán Nestares, que entre los años 1933 y 1934 se destacó en la desarticulación de varias células anarquistas en Granada, es el denominador común de varios de los miembros de su círculo de confianza en Víznar y en particular del pelotón de ejecutores que se ocupó del fusilamiento de Lorca. Es
el caso de tres de ellos: Salvador Baro Leyva, Juan Jiménez Cascales y Fernando Correa Carrasco. LEALTAD AL JEFE. Aunque gaditano de
nacimiento, Salvador Baro residía desde los tres años en Churriana de la Vega, pueblo granadino en el que había nacido su madre. Miembro del Cuerpo de Vigilancia y Seguridad desde 1931, fue distinguido por su actuación en la
CÓMO IDENTIFIQUÉ A LOS EJECUTORES MIGUEL CABALLERO PÉREZ Desde que Gerald Brenan iniciara el camino hace ya décadas, numerosos investigadores (Penon, Vila San Juan, Couffon, Auclair, Molina Fajardo y, finalmente, Gibson) han tratado de desentrañar las claves de la muerte de García Lorca. De todos, quien más y mejor ha documentado algunas de las incógnitas que rodean ese crimen ha sido el granadino Eduardo Molina Fajardo, quien en su libro Los últimos días de García Lorca aporta datos fundamentales sobre los postreros momentos del poeta y el lugar de su ejecución. Aparte de que nadie le negó en Granada ningún documento en razón de su posición social, Molina contó con importantes testimonios orales de personas que intervinieron en los hechos y los describieron con la confianza de contárselo a un viejo camarada de Falange Española, director del diario Patria. De este modo pudo recoger los relatos de varios falangistas: José María Nestares, capitán y jefe del sector militar donde se produjo el crimen; Joaquín Espigares Díaz, agricultor y panadero de Víznar, jefe de centuria de Falange en dicha zona; Pedro Cuesta Hernández, agricultor y jefe de escuadra de Falange, que fue durante años el alcalde del pueblo granadino de Güevejar y que custodió el edificio donde el poeta paso su ultima noche y, asimismo, del masón granadi-
no que el investigador esconde tras las siglas A. M. de la F. detenido junto al poeta. También colaboró el hijo de Nestares, Fernando, que entrevistaría a un desganado y reticente Ruiz Alonso. Una de las virtudes fidedignas de estas declaraciones es que fueron hechas en distintas épocas y fechas –pues cuando Molina Fajardo habló con los diversos testigos, éstos no mantenían ningún tipo de relación entre sí ni se habían tratado desde el final de la Guerra Civil– y que son coincidentes en las circunstancias y hechos. Partiendo de ahí, mi investigación consistió en comprobar documentalmente los mencionados testimonios, labor que realicé durante varios años, cotejando multitud de documentos oficiales y consultando numerosos archivos. Así quedó demostrado que las confesiones recogidas por Molina tienen un alto grado de verosimilitud y que sus autores no mintieron cuando los entrevistó. Sin embargo, el prematuro fallecimiento del periodista dejó pendiente la identificación certera de los autores materiales de la
muerte de Lorca, aunque dio las pistas necesarias, con ciertas confusiones, para poder llevarla a término. Y a este empeño he dedicado buena parte de mi labor, de la que puede servir de ejemplo el proceso que condujo a identificar al jefe del pelotón: Mariano Ajenjo. Molina afirma que los ejecutores formaban parte de una escuadra destacada en el sector de Víznar, perteneciente a la 30ª compañía de la Guardia de Asalto con base en Granada, al mando de un cabo que identifica como Mariano Asenjo y natural del pueblo granadino de Jun. A partir de ahí, inicié una laboriosa búsqueda, sin ningún éxito, entre las personas mayores de esa localidad que pudieran conocerle y en el cementerio. Sin embargo, tuve mejor suerte con los libros del Registro Civil y encontré la partida de su matrimonio, en 1915, con una mujer de Jun, lo que demostraba que se llamaba Mariano Ajenjo Moreno y era natural del pueblo toledano de Huerta de Valdecarábanos. Conocido su verdadero y completo nombre, procedí a comprobar si había sido guardia de
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asalto y, tras confirmarlo con su familia, una consulta de su propio expediente personal, conservado en la DGP, demostró inequívocamente que era el jefe del pelotón de ejecución en la fecha en que fue fusilado el poeta, en la madrugada que va del día 16 al 17 de agosto. Pesquisas semejantes me llevaron a descubrir y comprobar la identidad de los restantes miembros del grupo que acabó con la vida del poeta, así como la de quienes le condujeron de Granada a Víznar y le vigilaron en sus últimas horas. Cabe añadir que las lápidas de los cementerios, convenientemente rastreadas, me aportaron indicios clave para poner rostro y seguir la peripecia, tras la Guerra Civil, de los ejecutores de Lorca y de tantas personas inocentes que reposan forzosamente en las fosas de Víznar y Alfacar. Asimismo, conservo un listado oficial bastante completo de los participantes en aquellas matanzas selectivas ocurridas entre julio y diciembre de 1936, período álgido por el número de ejecuciones. Los verdugos, unos voluntarios y otros forzados, recibieron un premio en metálico de 500 pesetas y un ascenso en el escalafón del cuerpo de la Guardia de Asalto y Seguridad, posteriormente Policía Armada y de Tráfico. ■ CABALLERO PÉREZ, M., Las trece últimas horas en la vida de García Lorca, Madrid, La Esfera de los Libros, 226 págs., 20 €
FERNANDO CORREA CARRASCO Nació en 1900 en Busquistar, en la Alpujarra granadina, estuvo en el ejército en el norte de África e ingresó en los Cuerpos de Vigilancia en 1927. Era uno de los mejores tiradores del equipo de Nestares.
ANTONIO BENAVIDES BENAVIDES Nacido en Chauchina, en la Vega de Granada, en 1900, era primo lejano de Lorca. Marchó a Argentina en 1925, regresó a Granada y el 18 de julio de 1936 se afilió a Falange. Presumió de haber matado al poeta.
te aquel mes de agosto de 1936. Otro granadino –este sí nativo, del pueblo de Hueneja– que formó parte del pelotón fue Juan Jiménez Cascales. También policía bajo las órdenes de Nestares durante la II República, Jiménez Cascales ya se había distinguido en su paso previo por el Ejército como un excelente tirador, una cualidad refrendada por los sucesivos premios obtenidos en el concurso de las fiestas del Corpus de la capital granadina. Muy probablemente esta circunstancia favoreció su adscripción al pelotón, pese a que, según testimonio del masón A. M. de la F., su labor le creaba crecientes problemas de conciencia. Al parecer consiguió ser relevado de dicha función, aunque permaneció en el frente de Víznar hasta el final de la guerra. Después del 39, y tras cumplir con diversas misiones en varios puntos de la geografía española, entre otros la frontera pirenaica, Jiménez Cascales volvió a la plantilla de policía de Granada, donde se jubiló en 1957 y falleció en 1972. Antes de ingresar en los Cuerpos de Vigilancia en 1927, Fernando Correa –nacido en 1900 en UN MINUTO DE Busquistar, pueblo SILENCIO en protesta por el de la Alpujarra granade dina– había pasado Lorcaasesinato en el Teatro de la Zarzuela por el Ejército destiel 27 nado en el norte de dedeMadrid, septiembre de 1936. África. Al igual ➳ LA AVENTURA DE LA
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SALVIO RODRÍGUEZ GARCÍA Nacido en Orce, Granada, en 1904, se distinguió en la guerra en África. Ingresó en la Guardia Civil en 1929. En 1934 fue destinado a Granada. Tras la sublevación, se integró en las Escuadras Negras de la ciudad.
REPRESIÓN EN LA GUERRA CIVIL Miguel Caballero señala los pozos cegados en el PAGO DEL PEÑÓN COLORADO , donde pueden estar los restos de García Lorca.
➳ que Jiménez Cascales,
Correa era uno de los mejores tiradores del antiguo equipo policial de Nestares. Es por ello que, además de formar parte del pelotón de la Colonia, se ocupó de la instrucción de los voluntarios falangistas que operaron en el frente de Víznar. Allí permaneció hasta febrero de 1937, cuando fue destinado a Málaga para participar en la represión posterior a la caída de la ciudad en manos de los sublevados. Un destino que compartió con otros de sus compañeros de ejecuciones en Víznar, Antonio Benavides Benavides.
Oriundo de la Vega de Granada, Benavides había nacido en el municipio de Chauchina en 1900 fruto de uno de esos enlaces endogámicos tan habitua-
les entre la nueva clase de propietarios surgida en la comarca a finales del siglo XIX. Hasta el punto de que era primo lejano de Federico García Lorca –su
DÓNDE ESTÁN LOS RESTOS DE LORCA MIGUEL CABALLERO PÉREZ Según los cuatro grandes testimonios aportados en la investigación de Molina Fajardo, la ejecución y el enterramiento de Lorca coinciden. Molina visitó y fotografió ese lugar –del que ya disponía de un croquis dibujado por el comandante Nestares– acompañado por el hijo de éste, Fernando. Todavía hoy se pueden observar las mismas piedras casi en el mismo sitio. Joaquín Espigares señala concretamente el sitio: los Llanos de Corbera, frente al cortijo Gazpacho, en la cabecera del campo de instrucción, en unos pozos excavados para buscar agua sin resultado. Este testimonio es importantísimo, pues Espigares era jefe de centuria en dicho sector, natural del pueblo de Alfacar y agricultor que labraba tierras en las proximidades. Pedro Cuesta también lo identifica en la carretera que va de Víznar a Alfacar, pasando el puentecillo a mano derecha antes de llegar a Fuente Grande, en la cabecera del campo de instrucción y relata que fueron fusilados al borde de los pozos y arrojados a los
mismos por los propios ejecutores. El lugar está registrado en el catastro como Pago del Peñón Colorado. Con la colaboración de un zahorí que busca agua de manera tradicional, con la vara de olivo tal como se hacía ancestralmente,
Chueca, quien ha aportado otro dato relevante: para la ejecución necesitaban las luces de los vehículos que los trasladaban y que el lugar fuera accesible para éstos, circunstancia que en el lugar señalado se cumple a la perfección, ya que el acceso era en
Fuente Grande, donde se excavó según las indicaciones de Ian Gibson. A-92
Alfacar Víznar
GRANADA
Peñón Colorado, lugar que señala Molina Fajardo
A-92
Alfacar
Víznar
Granada
se ha llegado a determinar en dicho lugar la existencia de una corriente subterránea de agua. Después, se ha requerido la presencia allí de un arqueólogo del colegio de Aragón, experto en la recuperación de fosas de la Guerra Civil, llamado Javier Navarro
coche al mencionado campo de instrucción. Además, en el tramo de carretera entre Víznar y Alfacar, la salida hacia la derecha sólo se puede hacer en dos lugares, ya que existe un talud y la propia ladera de la montaña que lo impiden. En cambio,
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los vehículos sí podían llegar perfectamente hasta el borde de los pozos y alumbrar la escena de la ejecución en aquel sitio bastante recóndito tras una curva y suficientemente lejos de las miradas de los dos pueblos. En la actualidad, unos hundimientos en el terreno, que en su día Molina Fajardo denominaría calvas, posiblemente delaten la existencia de una o varias fosas, lo que avalaría los indicios de que éste haya sido el lugar de ejecución y enterramiento. Sólo una última reflexión: si los testimonios aportados sobre los hechos por estos testigos al investigador Molina Fajardo comprobados documentalmente son verídicos y encajan como un puzle, ¿por qué los aportados por ellos mismos, sobre la ubicación del lugar de ejecución y enterramiento no van a ser verdad? Sólo queda investigarlo científicamente a pie de terreno, determinar la existencia de restos humanos y tratar de recuperarlos para iluminar uno de los sucesos más oscuros de nuestra historia reciente. ■
cabían, sin embargo, muy pocas dudas. Nacido en Orce, Granada, en 1904, se distinguió en numerosos hechos de armas en el norte de África antes de pasar a la reserva militar e ingresar en la Guardia Civil en 1929. En África había estrechado lazos con algunos de los que terminarían protagonizando la sublevación en Granada, caso del comandante Valdés Guzmán o de Horacio Roldán, uno de los miembros del clan rival de los Lorca. En 1934 fue destinado a la comandancia de la Guardia Civil de Granada, a las órdenes de Velasco Simarro. Activo partícipe de la sublevación, en los primeros compases de la guerra y hasta 1937 permaneció en la ciudad formando parte de las Escuadras Negras. Siete hombres que se añaden a la cadena de decisiones y actos que acabaron con García Lorca en el paredón y que, a falta de la localización exacta de los restos del poeta, iluminan casi al completo el crimen más tristemente simbólico de nuestra última Guerra Civil. ■
FRÍO Y PROCLIVE AL CRIMEN, ANTONIO BENAVIDES FUE EL ÚNICO DE LOS EJECUTORES QUE SE JACTÓ DE HABER PARTICIPADO EN EL FUSILAMIENTO DEL POETA abuela era hermana de la difunta primera mujer del padre del poeta–, así como primo hermano de José Benavides Peña, conocido como Pepe el Romano, y agraviado por Lorca a través del personaje del mismo nombre de La casa de Bernarda Alba. Un enredo genealógico que convenientemente desplegado descubre rencores añejos y explica algunos terribles comportamientos de aquel verano sangriento del 36. Benavides marchó a Argentina en 1925 y volvió a Granada diez años después. El mismo 18 de julio de 1936 se afilió a Falange, poco después de lo cual fue designado guardia de asalto provisional por el propio gobernador Valdés Guzmán y puesto bajo las órdenes del capitán Nestares en Víznar. Benavides formó parte de la escuadra de ejecutores de la Colonia hasta febrero de 1937. Descrito por varios testi-
monios como una persona fría y proclive al crimen, su dudosa conducta le acompañó en todos sus destinos durante la posguerra hasta su retiro en diciembre de 1953 y su muerte en Málaga en 1962. Benavides fue el único de los ejecutores que declaró abiertamente haber participado en el fusilamiento de García Lorca. DEPURADO Y EXPULSADO. Mucho más
reservado al respecto se mostraba Antonio Hernández Marín, el miembro de la escuadra del que menos datos se conocen debido a la desaparición de su expediente. Cabo de la Guardia de Asalto, fue expulsado del cuerpo en 1940, tras no superar un expediente de depuración. De la fidelidad al bando sublevado del último de los ejecutores identificados, el guardia civil Salvio Rodríguez García,
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