AVH Martires Japon
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L memoriales de los do- Pintura japonesa anónima de las EJECUCIONES DE LOS CRISTIANOS EN NAGASAKI. ligiones no vienen a En el centro se puede ver a los religiosos, y bajo ellos, los delincuentes publicar y a predicar minicos se recuerda autóctonos ajusticiados a la manera nipona, por decapitación. sus particulares instinque el papa Paulo V autorizó a todas las órdenes a ir a Ja- los libros impresos y sus opiniones, ni les tos diferentes, sino una sola ley y doctripón y que la evangelización no era mo- contradigan (...) que parece que no se na de Dios”. En definitiva, reprochaban nopolio exclusivo de la Compañía. Se la acaban de persuadir que el rey de Cas- a la Compañía de Jesús su relativismo, acusa de “malas artes sediciosas” con el tilla lo es legítimo de Portugal, ni que su implicación en la política local y en emperador con “tan grueso trato de oro, son todos unos vasallos de un rey, y para los negocios del país y su voluntad de liseda y otras cosas de la India y China a nada, quisieran ver castellanos, ni aun derar la cristianización japonesa. Japón (...)”, y de que “por su mucha po- para la conversión de las almas (...). Pertencia, se metían en gobiernos y arbi- suaden a los cristianos que no acudan LA COMPAÑÍA RESPONDE. Los jesuitas trios excusados y estos sentimientos a nosotros en nada, que tienen obliga- no se quedaron pasivos. Escribieron, por acarrearon la persecución (...)”. Argu- ción en conciencia a sacramentarse con su parte, un memorial al rey Felipe IV mentaban también que “la Compañía ellos, dicen que son libres para adminis- quejándose de “las cartas muy pesadas y no lleva bien que haya ojos que miren trar a quien quisieren” cuando “las re- descompuestas” que los dominicos les habían enviado. Acusaron a la orden de Predicadores EN 1622 LOS DOMINICOS SE QUEJAN AMARGAMENTE DE de celo excesivo en la gesLA ACTUACIÓN DE LOS JESUITAS, A LOS QUE ACUSAN tión de la misión y ansieDE MALAS ARTES PARA “USURPAR LA TIERRA PARA SÍ SOLOS” dad de martirio. ¸ LA AVENTURA DE LA
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LAS MISIONES EN EL PACÍFICO
¸ Llegan a considerar al vicario gene-
tos, sólo dos eran espaZúñiga, hijo del ñoles. Los cinco franexvirrey de Méxiciscanos inmolados el co, marqués de Vi10 de septiembre fuellamanrique. En ron: el belga Ricardo los años posteriode Santa Ana, el abures, los agustinos lense Pedro de Ávila, participaron más el onubense Vicente aún en el martiroRamírez de San José, logio. En 1632 muel japonés León de rieron cinco, entre Satsuma y la japoneellos la joven terciasa, viuda de un porria Magdalena de tugués, con hábito Nagasaki. El martide la tercera orden rio afectó en térmifranciscana, Lucía nos cuantitativos de Freitas. mucho más a los Los dominicos nuevos cristianos que a los propios mi- Portada de los escritos sobre el aportan también mulejano Oriente del padre Pedro chos españoles. En sioneros, y dentro de Morejón, en los que hace éstos, la mayoría de los hincapié en la PERSECUCIÓN A LOS 1617 fue decapitado el CRISTIANOS ENTRE 1615 Y 1619. riojano Alfonso Navamártires fueron japoneses, sobre todo en la Compañía de Je- rrete, formado en Valladolid, con larga sús. Significativamente, de los nueve estancia en Manila, que volvió a Esjesuitas muertos el 10 de septiembre paña y retornó a Asia, para acabar en Jade 1622, había un genovés, Carlos Spí- pón como mártir. En 1622 también munola, tres españoles y el resto eran japo- rieron el riojano Alonso de Mena, primo neses (el más famoso, Sebastián Kimu- del anterior, el manchego José de San ra). En los meses siguientes del mismo Jacinto, el madrileño Francisco de Moaño 1622, de los cuatro jesuitas muer- rales y el valenciano Jacinto Orfanel. Conforme avanza el tiempo, se frena, en cierto modo, la ansiedad por el martirio, y las órdenes religiosas se controlan mucho a la hora de hacer mártires entre los misioneros peninsulares. Entre los diecisiete mártires dominicos de 1633-37, sólo vemos a cuatro españoles: los guipuzcoanos Ibáñez de Erquicia y Miguel de Aozaraza y los leoneses Lucas Alonso del Espíritu Santo y Antonio González.
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ral dominicano, Diego Collado, como “causa de la presente persecución de Japón” porque habría enviado allí a un dominico y a un agustino, en plena prohibición de misiones; éstos fueron presos por holandeses. Collado los liberó; luego habrían sido apresados por los japoneses, que descubrieron que eran religiosos. Collado, nuevamente, los intentó sacar de la cárcel, lo que provocaría la indignación y la venganza japonesa. La represión, según los jesuitas, se debería a que Collado huyó y no lo pudieron apresar. Se acusa a éste de recibir dinero de los portugueses para sacar a los presos de la cárcel y de haber excomulgado por su cuenta a los que no le obedecían. Collado retornó en 1625 a la India y de allí viajó a Roma, donde organizó su propia defensa, ante las acusaciones de los jesuitas. INTERESES SALVADORES. Collado de-
muestra que las órdenes mendicantes no tenían restricción alguna para predicar en aquellas islas “quitando las que antes había por inútiles y sin provecho”, la extrema necesidad espiritual de los japoneses, el elevado número de bautizados (según él, un millón de personas) y que ante la escasez de jesuitas (según él, sólo 20), podían efectuar su misión en Japón. Más allá de la concurrencia de las órdenes religiosas en la proyección misional en Japón, lo cierto es que todas ellas acabaron fundidas en la condición de sujetos pacientes del martirio. En la fecha trágica del 10 de septiembre de 1622 hubo ocho dominicos muertos, cinco franciscanos y nueve jesuitas. Los agustinos ya habían empezado a tener mártires en 1614: Hernando de Ayala. En agosto de 1622 murió otro famoso agustino, Pedro de
RELATOS DE PRIMERA MANO. Los martirios de los
dominicos los conocemos bien a través de las descripciones que los testigos oculares hicieron al prior de Manila. El punto de partida fue la prohibición por el emperador de que “ninguno traxese religiosos para el Japón en sus navíos”. Los primeros misioneros descubiertos serían el agustino Pedro Zúñiga y el dominico flamen-
Retrato de IEYASU TOKUGAWA, el famoso caudillo militar (shogún) que unificó el país y mantuvo la paz durante tres siglos. Fue responsable de la dura purga contra los cristianos.
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co Luis de Flores. Junto con Los samuráis blandiendo sus espadas en este detalle de una pintura en que “la orden no tiene mural sobre el MARTIRIO DE SAN FELIPE DE JESÚS, en el Convento de ahora, a mi ver, cosa mejor ni el capitán Joaquín, que los la Asunción en Cuernavaca, México. más perseguida, afligida y había traído en el barco, y doce marineros fueron muertos (quema- nas en agosto de 1622). Como en 1597, necesitada cristiandad a quien deba acudos los misioneros y el capitán y de- hubo muchos cristianos que intenta- dir”. Los testimonios de fe de los misiogollados los marineros) en agosto de ron conseguir reliquias de los mártires, neros en el tiempo previo al martirio 1622. El 10 de septiembre serían muer- lo que los verdugos prohibieron termi- reflejan una épica espiritual extraordinariamente emotiva. tas cincuenta y cinco personas. Su estan- nantemente. Son especialmente interesantes las cia en la cárcel ya era penosa: “En una pieza baxa en que cabían solas doce es- cartas que enviaban los misioneros do- RÉPLICAS FUTURAS. Las persecuciones teras estaban treinta personas, sin haber minicos a su superior Diego Collado, el de los cristianos siguieron cíclicamendonde poder dar un paso”. Su comida era personaje que se enfrentó a los jesui- te en Japón. El criptocristianismo de los “una escudilla de arroz negro con al- tas. En las cartas se percibe la ilusión del Kakura japoneses, con su singular singuna sardina asada y, a veces, un caldo de martirio de los perseguidos a la vez que cretismo, ha estado muy presente en hojas de rábano (...)”. No se les per- la invocación a la prudencia y la voluntad este país, y los afanes por borrarlo han mitía “mudar ropa ni lavarla”. Antes de de difusión del sufrimiento. Fray Alonso sido imposibles. La última gran perser quemados los sacerdotes “se incaban de Mena, viejo y casi ciego, recomen- secución tuvo lugar entre 1867 y 1873. de rodillas y se abrazaban con ellos y daba “a los compañeros de la orden de Mientras dominicos y jesuitas moles daban mil besos y con tal ejemplo los Predicadores que no se cansen en el ser- rían juntos en misiones, en los años hermanos japoneses hacían lo mismo vicio de Dios, aunque les aconsejo se cuarenta del siglo XVII, el obispo Palacon que movían a devoción y lágrimas guarden para mejor tiempo”. Describe fox, desde México, apoyado por los dominicos, emprendía una crítica feroz de la estraANTES DE QUEMAR A LOS MISIONEROS DEGOLLARON A tegia misional de los jesuiLOS MARINEROS, PONIÉNDOLES DELANTE DE SUS OJOS tas en China reprochando LAS CABEZAS RECIÉN CORTADAS Y SANGUINOLENTAS su actitud ante los ritos chinos, lo que acabaría a los circunstantes”. En primer lugar de- así su cárcel: “Nueve palmos de ancho, costándole su caída en desgracia polígollaron a los marineros para poner des- nueve de alto y once de largo, cuando tica y hasta la increíble tardanza de pués delante de los ojos de los misio- hace sol nos tostamos, cuando llueve o su beatificación, que no fue conseguineros “las cabezas recién cortadas, co- nieva, pasa, de parte a parte, el agua, da hasta el año 2011. La batalla por la rriendo sangre; decían que era para ate- viento y nieve, gusanos, piojos, ciempiés, gestión de las misiones y la interpretamorizar a los confesores de Cristo y ha- cangrejos, sapos y otras sabandijas”. No ción del legado martirial de las mismas cerles perder el ánimo en el tormento de obstante, se apresura a subrayar que han tenido, como se ve, muchas derifuego”. La leña la situaban lejos (tres “es tanto el consuelo que nuestro se- vaciones. I brazas entre el fuego y los mártires). ñor nos comunica en esta jaula semejanDespués “estuvieron asándose hora y te, que le certifico que en este mundo HANE, M., Breve historia de Japón, media y dos horas” y Kimura, tres ho- no puede haber palacio más suntuoso, ni Madrid, Alianza Editorial, 2000. ras, que midieron con reloj de arena jardín de más recreación”. Acaba recoLISÓN TOLOSANA, C., La fascinación (...)”. Los martirizados “sufrieron el fue- mendando “que no se olvide esta crisde la diferencia, la adaptación de los jesuitas al japón de los samurais, 1549-1592, Madrid, go como si fueran de mármol quietos e tiandad, poniendo todas sus fuerzas en Akal, 2005. inmobles”. Las ejecuciones contaron traer todos los ministros que fuera poVV AA. Diccionario histórico de la Compañía con mucho público (treinta mil perso- sible”. Fray José de San Jacinto insiste de Jesús, 4 vols. Comillas, 2001. LA AVENTURA DE LA
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