Autoimagen Del Docente

March 11, 2017 | Author: Nelida Ramirez | Category: N/A
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CAPÍTULO III MEJORANDO LA CONVIVENCIA EN EL AULA Y LA ESCUELA

Nuestras acciones en el mundo nos parecen tan racionales que nunca nos detenemos a reflexionar de dónde surgen; no hemos aprendido a observar cómo cambian de acuerdo a las emociones. Cada espacio y momento de la vida y, sobre todo, las personas con las que nos hemos relacionado, contribuyeron a configurar nuestra personalidad, nuestra identidad personal y profesional.

3.1. LA ESCUELA COMO ESPACIO DE CONVIVENCIA La escuela es un espacio de socialización y convivencia entre personas de diversas generaciones y procedencias, por esa razón, los docentes necesitamos aprender a observar e identificar lo que caracteriza al plantel en el que laboramos. Descubrir cuál es la cultura escolar predominante, pues es precisamente esa socialización la que genera aprendizajes que se arraigan y, no siempre guardan relación con todo lo que desde el currículo formal se propone lograr con nuestros estudiantes. Para la sociedad, la escuela tiene como una de sus razones de existir la de disciplinar a los estudiantes, de formarlos en la obediencia a “sus superiores” y a sus compañeros. Como espacio de retención, la escuela ha construido una cultura en la que se reproducen patrones de crianza autoritarios y verticales. Todo el ritual de la escuela está construido para ello: formación, escolta, brigadier, brigadier general escolta batallón, gallardete, firmes, atención... cuántas palabras que remiten a un cuartel militar prevalecen desde décadas. Y no hemos mencionado los aditamentos exigidos en cada escuela: vinchas de un color determinado, corte de pelo, cordón, revisión de aseo... y el castigo. No se puede pretender democratizar el conocimiento sin democratizar la cultura escolar. He allí la gran incompatibilidad que los maestros debemos enfrentar día a día; por un lado un diseño curricular que se propone formar ciudadanos responsables, competentes, con identidad y respeto; por el otro, una cultura que valora y hasta llega a premiar el orden y la disciplina entendidas como respeto al superior en tanto adulto, y no necesariamente a su autoridad. Los maestros de educación secundaria debemos profundizar en el conocimiento del vínculo entre los nuevos paradigmas y la cultura de la escuela. Descubrir los puntos de encuentro y los desencuentros. Desde hace una década el término autoestima se ha difundido por doquier, casi no hay persona que no haya utilizado este término siquiera una vez; sin embargo de tanto usarla se desgastó la palabra. Como educadores, debemos evaluar nuestra propia experiencia e identificar qué tanto hemos fortalecido nuestra autoestima y sobre qué bases. Llegar a la desvaloración de la persona ante sí misma y ante los demás, es decir, no tener autoestima, es haber perdido la energía con la que se busca el sentido de la vida. La sociedad demanda de nosotros los docentes todo lo contrario. Los maestros debemos tener capacidad para sostener al niño y al adolescente en formación y levantar con él una autoestima que potencie sus capacidades y mejore sustantivamente su destino. Los maestros necesitamos trabajar una auto imagen positiva que nos permita: descubrir lo importante y valioso que hay en cada uno de nosotros; enfrentar con seguridad los desafíos; reconocer y actuar con claridad y coraje sobre las deficiencias; construir niveles de autorrealización profesional (a pesar de las dificultades); aprender a ser felices.

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3.2. LA AUTOESTIMA EN LOS DOCENTES

Los psicólogos definen la autoestima como la actitud emocionalmente valorativa de aceptación, respeto y aprecio que cada individuo siente por sí mismo; es decir, refleja el nivel de confianza, seguridad y autenticidad, resultado de muchos hábitos y aptitudes adquiridos desde la infancia. Constituye la base sobre la que se edifica la personalidad del individuo, su sentido de pertenencia e identidad10. No es algo innato; se construye en la interacción con los demás y siempre se manifiesta a través de hechos concretos. Sin embargo no es algo que se adquiere o se pierde definitivamente; su consistencia es dinámica; se incrementa o decrece de acuerdo a las condiciones internas (procesos psíquicos) y externas (interrelación). La autoestima es un concepto importante en la vida. En la educación, es un eje vinculado con el desempeño laboral del docente, el rendimiento escolar, la motivación, el desarrollo de la personalidad, las relaciones sociales y afectivas. Uno de los indicadores de una alta o baja autoestima en nosotros los docentes es el nivel de satisfacción1 con nuestra profesión. Los docentes autorrealizados se preocupan porque sus alumnos tengan una actitud favorable hacia la vida. Se interesan por hacer cosas que los motiven a aprender de manera consciente. Aquellos docentes tienen un aprecio por los conocimientos y el aprendizaje y no sólo se dedican a cumplir con su trabajo; mantienen las expectativas de éxito elevadas en sus alumnos buscando el logro, el desarrollo, el triunfo. La autoestima tiene dos componentes: un sentimiento de capacidad personal y sentimiento de valía personal.

COMPONENTES DE LA AUTOESTIMA Sentimiento de capacidad personal

Sentimiento de valía personal.

AUTOCONCEPTO

AUTOIMAGEN

La autoestima es la suma de la confianza y el respeto por uno mismo. Refleja el juicio implícito que cada uno hace de su habilidad para enfrentar los desafíos de la vida (para comprender y superar los problemas) y de su derecho a ser feliz (respetar y defender sus intereses y necesidades). Tener una alta autoestima es sentirse confiadamente apto para la vida, es decir, capaz y valioso. Tener una autoestima baja es sentirse inútil para la vida, equivocado, no con respecto a tal o cual asunto, sino equivocado como persona. Desarrollar la autoestima es desarrollar la convicción de que uno es competente para vivir y merecer la felicidad y por lo tanto, ayuda a alcanzar nuestras metas y experimentar la plenitud. Desarrollar la autoestima es ampliar la propia capacidad de ser felices.

10

Alberco Cuya, Véliz. Una contribución para el desarrollo de la autoestima del maestro. En: Revista Tarea Nº 38. pp. 28 – 36. (setiembre, 1996) Lima.

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Cuanto más alta es nuestra autoestima, mejor preparados estaremos para afrontar las adversidades: cuánto más flexibles seamos, más resistiremos las presiones que nos hacen sucumbir a la desaparición o a la derrota. Una persona con una autoestima desarrollada muestra las siguientes cualidades: • Tiene una percepción más clara y eficaz de la realidad. • Muestra mayor apertura para las experiencias. • Muestra mayor integración, totalidad y unidad de la persona. • Tiene mayor espontaneidad y expresividad: total funcionamiento. • Posee un yo real, una identidad sólida, autonomía, unicidad. • Expresa creatividad, aprecio a lo bello. • Demuestra capacidad para unir lo abstracto y lo concreto. • Expresa capacidad de amor. • Le gusta adquirir conocimientos. La autoestima es importante porque:

q

Condiciona nuestro aprendizaje: Las críticas de nuestros colegas, de los padres de familia y de los propios alumnos, hacen que los docentes formemos un autoconcepto negativo, que influye posteriormente en el rendimiento laboral.

q

Ayuda a superar las dificultades personales: Cuando poseemos una autoestima alta podemos superar los problemas que se nos presenta, lo cual nos lleva a un progreso en nuestra madurez y competencia personal.

q

Fundamenta la responsabilidad: Una persona sólo se compromete cuando tiene confianza en sí mismo y normalmente encuentra en su interior los recursos requeridos para superar las dificultades.

q

Apoya la creatividad: Una persona creativa sólo puede surgir si posee una gran fe en sí misma, en su originalidad, en su capacidad.

q

Determina la autonomía personal: Uno de los objetivos más importantes de la educación es la formación de alumnos autónomos, autosuficientes, seguros de sí mismos, capaces de tomar decisiones, que se acepten a sí mismos, que se sientan a gusto consigo mismo, que sepan auto orientarse en medio de una sociedad en permanente cambio.

q

Posibilita una relación social saludable: El respeto y aprecio hacía uno mismo son la base para relacionarse con las demás personas las cuales se sentirán cómodas, porque formaremos un ambiente positivo en nuestro entorno.

q

Garantiza la proyección futura de la persona: La persona en el transcurso de su vida se proyecta hacía el futuro, se autoimpone aspiraciones y expectativas de realización, se siente capaz de escoger metas superiores. Para lograr ello, es obvio que debe cultivar una autoestima positiva, que garantice una formación y convicción lo suficientemente sólida.

Nuestro nivel de autoestima puede ser alto o bajo, y consecuentemente cada uno incidirá en nuestra calidad de vida.

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Cuando nuestra autoestima no es sólida, nos cuesta asumir riesgos y tomar las decisiones necesarias que nos permitirán vivir una vida productiva y gratificante. Un bajo nivel de autoestima afecta adversamente nuestras relaciones familiares, amistosas y de pareja, nuestro desempeño personal y profesional, y lo más importante, nuestra sensación interna de bienestar. Las personas que tienen un nivel de autoestima bajo dependen de los resultados presentes para establecer como deben sentirse con respecto a si mismos. Necesitan experiencias externas positivas para contrarrestar los sentimientos negativos que albergan hacia ellos mismos. Un nivel alto de autoestima hace generar un alto nivel de confianza en nuestras habilidades para resolver situaciones, y la asertividad necesarias para permitirnos llegar a ser todo lo que podemos ser. Un alto nivel de autoestima nos permite tener relaciones más funcionales, saludables y profundas, principalmente con nosotros mismos. Un nivel de autoestima positivo se fundamenta en nuestra habilidad para evaluarnos objetivamente, conocernos realmente, y ser capaces de aceptarnos y valorarnos incondicionalmente. Es decir, ser capaces de reconocer de manera realista nuestras fortalezas y limitaciones, y al mismo tiempo aceptarnos como valiosos sin condiciones o reservas. Es importante no confundir un alto nivel de autoestima con el egoísmo o sentirse superior, los cuales son en realidad intentos de ocultar sentimientos negativos sobre sí mismo. La autoestima positiva nos permite realizar nuestros sueños. Mientras más nos aceptamos y nos apreciamos nosotros mismos, más nos comportamos de una manera que nos permite ser aceptados y apreciados por otros. Mientras más creemos que somos capaces de lograr nuestras metas, aumentan nuestras probabilidades de hacerlas realidad. Conocer nuestro nivel de autoestima es fundamental para establecer en qué situación nos encontramos, y decidir qué podemos hacer al respecto. Para algunas personas, sus pensamientos y sentimientos sobre si mismos tienden a fluctuar basados en su experiencia diaria. Los resultados de una evaluación, como le tratan sus amigos, los altibajos de una relación amorosa, etc. pueden tener un impacto temporal en su sensación de bienestar. La autoestima sin embargo está por encima de los altibajos normales asociados con los cambios en las situaciones cotidianas. Para las personas con un nivel alto de autoestima estos altibajos normales de la vida podrían producir fluctuaciones temporales en su sensación de bienestar. Mientras que para una persona con baja autoestima estos mismos altibajos podrían hacer una enorme diferencia.

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En cuanto a las personas con autoestima baja, no es tan sencillo reconocerlas, pues la baja autoestima puede usar diferentes máscaras. Veamos algunas de las más comunes:

El Impostor: Aunque se muestra feliz y exitoso, en realidad le aterra el fracaso, y vive con el constante miedo de "ser descubierto". Necesita triunfos externos constantes para tratar de mantener la mascara de alta autoestima, lo cual le podría conducir a problemas con el perfeccionismo, competencia, o sobre exigencia.

El Rebelde: Actúa como si las opiniones o buenas intenciones de otros, especialmente de las personas importantes o poderosas, no importaran. Vive con una rabia constante por no sentirse "suficientemente bueno". Continuamente necesita probar que los juicios y críticas de otros no le duelen, lo cual podría crear problemas al culpar a otros excesivamente por sus tropiezos, romper las reglas y/o leyes, o desafiar y pelear con las figuras de autoridad.

El Perdedor: Se muestra desvalido e incapaz de valerse por si mismo, y espera que alguien venga a rescatarlo. Usa la auto compasión o la indiferencia como una barrera contra el miedo a asumir la responsabilidad de sus actos. Siempre anda en busca de la guía de otros, lo cual podría llevar a una falta de asertividad, falta de logros propios, y una excesiva dependencia de los demás en sus relaciones.

La baja autoestima se correlaciona con miedo a lo nuevo, conformidad, indecisión rigidez y sumisión. Algunos factores que destruyen la autoestima son: 1. La crítica (negativa) que recibimos, cuando somos criticados (sin causa justificada, sin argumentos) somos lastimados en nuestra imagen. 2. La culpa que actúa como detonante del autocastigo. Es distinto vivir algo con culpa a vivirlo con responsabilidad. 3. El resentimiento: es necesario cortar la cadena del resentimiento, perdonar si es posible y de lo contrario tomar distancia del hecho que lo produce. 4. El miedo impide la posibilidad de crecimiento y el abordaje de nuevas posibilidades enriquecedoras necesarias para alimentar nuestra imagen.

El valor de elevar la autoestima radica no sólo en que permite vivir mejor, responder a los desafíos y a las oportunidades en forma más apropiadas, sino también que faculta el logro de objetivos o metas particulares, el desempeño laboral y social, las manifestaciones afectivas y sexuales. Con realismo, creatividad, independencia y flexibilidad para aceptar los cambios.

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Proponemos un test que te puede ayudar a identificar tu nivel de autoestima. TEST PARA IDENTIFICAR EL NIVEL DE AUTOESTIMA11 Nº ITEM Me llevo bien con los demás. 1 Cuando cometo un error lo acepto sin miedo. 2 Me siento menos cuando alguien me critica. 3 Puedo ganarle al mejor si me preparo para ello. 4 Le caigo bien a casi todo el mundo. 5 Si me dicen algo positivo ¿me da gusto y lo acepto? 6 ¿Me siento cómodo al entrar a un sitio donde nadie me conoce? 7 ¿Me agrada tal y como soy? 8 ¿Siento y creo que nadie como persona es mejor que yo? 9 10 ¿Acepto a los demás como son sin criticarlos? 11 Generalmente consigo las metas que me he propuesto. 12 Si me preguntan cuales son mis cualidades ¿puedo nombrarlas 13 14 15 16 17 18 19 20



No

rápidamente? Me considero optimista. Si alguien me trata mal ¿Le digo de buena manera que no lo haga? Me siento bien cuando estoy en público Me gusta como soy físicamente. Suelo compararme con los demás. Si cometo un error ¿Pienso que merezco una segunda oportunidad? Me siento mal por no simpatizarle a alguien. Si los demás me presionan para hacer algo que no quiero, no lo hago.

La frecuencia en que usted marcó Sí puede ser interpretada de la siguiente manera: 1- 4: Su autoestima es muy baja. Necesita valorarse más, dejar de lado el miedo y la inseguridad. Es recomendable buscar ayuda. 5 - 8: Su autoestima es baja. Debe conocerse, aceptarse y quererse más. 9 - 12: Su autoestima es buena. Usted ha llegado a un equilibrio consigo mismo. 13 en adelante: Su autoestima es muy buena. Usted sabe valorarse y sacar lo bueno de si mismo para dar a los demás. Es una persona que cumple con los objetivos que se traza.

11

Test de habilidades sociales Programa PECYR, Independencia 2000.

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CUESTIONARIO DE EVALUACIÓN DE LA AUTOESTIMA ACADÉMICA Y PROFESIONAL 12 Aspecto a revisar No Preparo las clases y las explicaciones de forma que todos puedan aprender lo más fácilmente posible los conocimientos mínimos. 2 Expreso algunas veces el convencimiento de que todos pueden aprender. 3 A veces comento con los alumnos como los fracasos son sólo aparentes, dado que se deben a formas inadecuadas de enseñar del profesor o al desconocimiento de cómo se debe aprender. 4 Aprovecho los pequeños éxitos de los alumnos para valorar su capacidad de éxito en la vida como personas. 5 Explico a veces en la clase que todas las personas poseen un alto nivel de dignidad a pesar de que la sociedad pueda menospreciarlos por algunas manifestaciones del aspecto físico, ideológico, de éxito académico, etc. y de que los padres normalmente suelen valorar a sus hijos como persona. 6 Aprovecho algunas manifestaciones de los alumnos y del conocimiento que tengo de sus éxitos y fracasos personales, para convencerles de que la forma de vivirlos demuestra que deberían confiar más en sí mismos. 7 En alguna ocasión comento como el copiar o aprovecharse del trabajo de otros compañeros. disminuye la seguridad en uno mismo e impide progresar y sentirse satisfecho de sí mismo. 8 Creo que me manifiesto como buen profesor y adulto en el que se puede confiar. 9 Creo que lo que hacen los alumnos fracasados de mi clase es una manera desesperada de evitar más fracasos. 10 Promuevo, a veces, algunas actividades fáciles en la clase para poder valorar a los alumnos con más experiencias de fracasos. 11 A veces organizo actividades de grupo entre los alumnos y los agrupo por afinidades y preferencias. 12 Procuro no comparar a los mejores alumnos con los peores.

?



1

Valoración de los resultados del profesor Columna de la izquierda Columna centro 0 puntos 1 punto

Columna derecha 2 puntos

Preguntas que puntúan 2 puntos: _______________________________________ Preguntas que puntúan 1 punto: ________________________________________ Puntuación general: _______ Interpretación Alta Más de 14 puntos

12

Media Entre 7-13

Baja menos de 7

Cuestionario para evaluación del personal docente propuesto por Lovergein, Jhon SNT. 2001

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3.3. LA AUTOESTIMA Y EL DESEMPEÑO LABORAL La escuela es el espacio en el que pasamos gran parte de nuestra vida, dedicados a mejorar nuestro desempeño profesional. La vida cotidiana en este espacio no está exenta de dificultades y conflictos producto de los malos entendidos. Los docentes requerimos de algunos años de experiencia laboral para afianzar nuestra vocación y capacidad profesional. Durante ese tiempo estamos expuestos a un sinnúmero de situaciones (búsqueda de un centro de trabajo, contratos, inestabilidad laboral, bajos sueldos, aprender la organización formal y no formal de la escuela, conducir actividades de aprendizaje) que ponen a prueba también nuestra salud emocional. Por ello es necesario fortalecer nuestra autoestima. Cuanto más alta sea nuestra autoestima, mejor equipados estaremos para enfrentar a la adversidad en nuestra profesión y cuanto más baja es nuestra autoestima habrá menos aspiraciones y logros profesionales. Satisfacemos las necesidades de ser, hacer, tener, dar servir, auto realizarnos y trascender, cuando son visibles las capacidades esenciales para hacer del trabajo parte de nuestra vida personal. Para amar profundamente lo que hacemos necesitamos apropiarnos, sentir que ese trabajo es nuestro modelo de apropiación. Cuando suceda ello, entonces diremos: El trabajo es mío porque, como, vivo, visto, calzo y me divierto con lo que gano.

(necesidades fisiológicas)

El trabajo es mío porque, me da seguridad de sustento diario, presente y futuro.

(necesidades de seguridad)

El trabajo es mío porque, me hace sentir parte de un equipo, o mejor aun, de una comunidad.

(necesidades de pertenencia)

El trabajo es mío porque, la gente me quiere por lo que hago.

(necesidades de estimación)

El trabajo es mío porque, amo lo que hago y me hace sentir un ser superior y valioso que aporta a los demás.

Las personas que se sienten identificadas con presentan las siguientes conductas: • • • • • • •

(necesidades de autorrealización)

su trabajo y orgullo del mismo,

Ejecutan puntualmente su trabajo. Ejecutan sus tareas de manera cooperativa. Terminan completamente su trabajo sin dejar asuntos inconclusos. Ejecutan gran parte de su trabajo al nivel máximo utilizando sus habilidades. Hablan favorablemente de su profesión y de sus compañeros de trabajo. Hablan favorablemente de sus trabajos bien ejecutados. Reconocen sus errores u omisiones y se proponen superarlos.

La satisfacción con la profesión es un estado afectivo que surge en el individuo provocado por la automotivación y la motivación que recibe de su entorno respecto a

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la carrera profesional elegida que va de acuerdo a sus intereses, preferencias y expectativas, causando en él conductas positivas como el esfuerzo por mejorar cada día más, busca actualizarse continuamente, participa en las innovaciones, cumple con sus trabajos, busca soluciones a los problemas que afectan el desarrollo de su profesión. Muchos pueden ser los motivos por los cuales una persona elige como tarea la docencia. No es raro que entre ellos aparezca el interés por enseñar y una actitud positiva hacia los adolescentes que serán sus alumnos. La escuela como organización en la que se mezclan costumbres, normas, tradiciones y convenciones no está exenta del conflicto. Convivir, no es otra cosa que intentar un equilibrio entre lo personal y lo social, lo propio y lo común, en último término, entre el deseo y la ley. Equilibrio, que es más bien una ilusión, ya que para poder estar con otros la renuncia a las tendencias personales adquiere mayores proporciones que la autorrealización, aunque esto se juega en un nivel fundamentalmente ignorado por el sujeto, es decir, en lo inconsciente.

Factores que influyen en la desmotivación de los trabajadores de los Centros Educativos: v Falta de identificación entre docente-escuela: • • • • • •

falta de definición del modelo educativo; expectativas de cambio no satisfechas; decisiones "políticas" incorrectas (productividad, exclusividad, etc.); falta de comunicación del sistema educativo a todos los niveles; escaso prestigio de los directivos, con escaso nivel técnico y sensación de que sólo buscan poder, y falta de continuidad de las líneas de gestión.

v Deficiencias en el área de necesidades básicas. Sensación entre los docentes de falta de respaldo por parte de la organización ante determinados conflictos. Deficiente modelo de relación jurídico-laboral que origina múltiples problemas: • la productividad no discriminatoria ha desvirtuado el modelo retributivo; • la conjunción puesto de trabajo fijo = retribución fija; • igualdad salarial a desigualdad de horas trabajadas, y • inexistencia de una carrera profesional objetivable y esperable. v Problemas en el área de las relaciones sociales: • progresivo desprestigio social de la clase magisterial; • comparación con otros profesionales a los que ve en mejor situación; • incentivación del uso de las nuevas tecnologías de la comunicación en detrimento de “clases” escolares; • disparidad de intereses entre la institución escolar y los de sus profesionales, y • negligencia de las instituciones representativas.

v Problemas en el área de la autoestima: • •

falta de identificación con el trabajo, aunque no con la profesión. Esto produce un deterioro en la relación profesional-usuario, y falta de participación en las decisiones de la dirección y en los objetivos, que no son animados al no haber sido pactados.

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3.4. LA AUTOIMAGEN DEL DOCENTE La auto imagen es aquello que pensamos de nosotros mismos. En ocasiones, cuando hemos propuesto algo a otra persona, ésta nos ha respondido "Es que yo no valgo para eso". Evidentemente, ésta persona tiene una imagen negativa de sí misma. La auto imagen es la clave de la personalidad. Cambiar la auto imagen equivale a modificar nuestra personalidad y comportamiento. Se adquiere a través de todas las experiencias vividas desde nuestro nacimiento, e incluso antes de él, en estado de gestación, empezamos a percibir sensaciones del exterior, a través de nuestra madre. Tengamos o no conciencia de ello, cada uno de nosotros posee un plan o una imagen mental de sí mismo. Es nuestra propia concepción de la clase de persona que somos (o creemos ser) y ha sido formada a través de nuestras creencias acerca de nosotros mismos. Nuestros triunfos y nuestros fracasos quedan grabados en nuestro subconsciente, al igual que la forma en que los demás han reaccionado con respecto a nosotros, especialmente durante la primera infancia. Todas las acciones, sentimientos, comportamiento e incluso capacidades, son la consecuencia directa de esta "autoimagen" que nos hemos forjado. En una palabra, actuamos como la clase de persona que imaginamos ser. Nuestra autoimagen está directamente relacionada con la imagen que los demás tienen de nosotros. A veces nos cuesta aceptar los desencuentros. Pensamos ser “como actuamos”; pero somos vistos de manera distinta, tienen otra imagen de nosotros. Con el paso de los años creció una opinión menos favorable respecto a la imagen de los docentes entre las autoridades, la comunidad, los padres de familia e incluso los alumnos. Hay quienes cuestionan el desempeño del docente en el centro educativo y reconocen escasos méritos. Por ello la necesidad de un nuevo educador con formación académica y psicológica que contribuya a una escuela distinta y más humana. En una encuesta realizada en el cono sur de Lima13 los profesores de primaria señalaron poseer las siguientes debilidades: desorganizado, rutinario, desactualizado, impuntual, poco exigente, poco sensible, incoherente, crítico (negativo), individualista, dependiente, inhibido, poco exigente, temeroso del trabajo en grupo, falto de carácter, sumiso, descuidado, etc. La autoestima del docente influye sobre la de los alumnos. Un maestro con alta autoestima tenderá a generar autoestima en sus alumnos. Un maestro que no se siente bien con lo que hace, que no se valora a si mismo, fomentará en los alumnos (sin darse cuenta muchas veces) estos mismos sentimientos. Una autoimagen positiva nos permite descubrir lo importante y valioso que hay en cada uno de nosotros; enfrentar con seguridad los desafíos; reconocer y actuar con claridad sobre las deficiencias que tenemos en nuestro trabajo y construir niveles mayores de autorrealización profesional.

13

Alberco Cuya, Véliz. Estudio sobre imagen y autoconcepto académico en docentes del Cono Sur de Lima, Tarea 1997

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Saber ser maestro no es sólo saber de contenidos y teoría pedagógica, sino dominar elementos más sutiles e implícitos en el acto de educar, que cruzan lo afectivo y los social con el trabajo intelectual. La auténtica identidad del individuo se fundamenta en la fidelidad a si mismo y a los valores. Educar es suscitar autoestima. Todo docente a través de su práctica va adquiriendo un bagaje de ideas, concepciones, creencias que guían de una manera u otra su comportamiento. Un docente con autoestima alta o afirmada es un docente que ha elaborado una autoimagen positiva y que, basado en ello, interactúa positivamente con sus alumnos, colegas y padres de familia. Pero además maneja recursos claves para una adecuada comunicación en el aula; está dispuesto a reflexionar y analizar su concepción y práctica pedagógica; maneja y aplica enfoques, estrategias y recursos metodológicos para favorecer el desarrollo socioafectivo y el aprendizaje significativo de sus alumnos. 3.4.1. El cansancio laboral, un mal que también suele afectar al docente Durante años se consideró que la docencia era un sector al margen de los problemas de salud laboral que podrían afectar a otros sectores. Sin embargo, esto no es tan cierto. Cada vez es más frecuente el registro de casos que se identifican como síndrome burnout14 o de desgaste profesional. Se trata de un trastorno adaptativo crónico asociado al inadecuado afrontamiento de las demandas psicológicas del trabajo, que daña la calidad de vida de la persona que lo padece y disminuye la calidad asistencial. Maslach1 y Jackson (1986) utilizaron el término burnout para dar cuenta de una realidad sociolaboral "Es un síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal, que puede ocurrir entre individuos que trabajan con personas." Incluye tres dimensiones básicas: • Agotamiento emocional se refiere a la disminución y pérdida de recursos emocionales. •

Despersonalización o deshumanización consiste en el desarrollo de actitudes negativas, de insensibilidad y cinismo hacia los receptores del servicio prestado.



Falta de realización personal es la tendencia a evaluar el propio trabajo de forma negativa: los afectados se reprochan no haber alcanzado los objetivos propuestos, con vivencias de insuficiencia personal y baja autoestima profesional.

Este síndrome es un estado de agotamiento, fatiga o de frustración mental, físico y emocional que se produce por la dedicación a una causa, forma de vida o de relación que no produce el esperado refuerzo. El burnout resulta de una discrepancia, por una parte, de las expectativas e ideales individuales, y la dura realidad de la vida ocupacional cotidiana. 14

El síndrome burnout es un síndrome clínico descrito en 1974 por Herbert Freudenberger, psiquiatra que trabajaba como asistente voluntario en la Clínica Libre de Nueva York para toxicómanos, al igual que otros voluntarios jóvenes e idealistas. Observó que hacia el año de empezar a trabajar, la mayoría sufría una progresiva pérdida de energía, hasta llegar al agotamiento, así como desmotivación para el trabajo, junto con varios síntomas de ansiedad y de depresión. Freudenberger describió cómo estas personas se vuelven menos sensibles, poco comprensivas y hasta agresivas.

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El síndrome burnout incluye cinco factores característicos: §

Predominan los síntomas disfóricos (personalidad apagada, apática), y, sobre todo, el agotamiento emocional.

§

Destacan las alteraciones de conducta (conducta anormal del modelo asistencial o despersonalización de la relación con el cliente).

§

Se suelen dar síntomas físicos de estrés psicofisiológico, como cansancio hasta el agotamiento, malestar general, junto con técnicas paliativas reductoras de la ansiedad residual, como son las conductas adictivas, que, a su vez, median en deterioro de la calidad de vida.

§

Se trata de un síndrome15 clínico-laboral que se produce por una inadecuada adaptación al trabajo, aunque se dé en individuos considerados presuntamente "normales".

§

Se manifiesta por un menor rendimiento laboral, y por vivencias de baja realización personal, de insuficiencia e ineficacia laboral, desmotivación y retirada organizacional.

La depresión es un trastorno clínico que incluye síntomas afectivos (tristeza, irritabilidad), cognitivos (ideas de culpa, expectativas negativas), alteraciones fisiológicas (disminución del apetito, del sueño, del interés sexual) y cambios en el comportamiento (aislamiento relacional). Las consecuencias del estrés laboral agudo suelen ser de breve duración (unos pocos días), pero también pueden ser graves y prolongadas. Las reacciones emocionales pueden ser de miedo, de enfado y tristeza; o bien, la ansiedad puede manifestarse como actuaciones sintomáticas del tipo de sobreingesta alimentaria, tabaquismo, consumo excesivo de bebidas alcohólicas o de otras sustancias tóxicas, como formas de autocompensación o refuerzo operativo con intención autocalmante. Estas y otras conductas sintomáticas son frecuentes entre colegas; por ejemplo, tras un periodo de evaluaciones o un sobreesfuerzo laboral. Con frecuencia la persona víctima del estrés se culpa a sí misma por no haber actuado de forma más eficiente o por no haber hecho todo lo necesario desde la ilusión ingenua de control sobre la situación. Como el estrés es un fenómeno polifacético, debe afrontarse con diferentes técnicas de intervención, que integren, de forma flexible, la consideración del individuo (diferencias y preferencias personales) y de la organización (características, normas, ambiente de trabajo, etc.). La importancia de que el docente logre un estado interior tranquilo, se consigue en un medio ecológico adecuado: con un control de la intensidad del ruido, sin aglomeraciones excesivas, ni desplazamientos innecesarios, etc. Indudablemente, un docente con estrés merece el apoyo de sus colegas para animarlo y sacarlo adelante. Por ello es necesario conocer mejor la cultura de la escuela, para identificar aquellos aspectos que no ayudan a construir y fortalecer una comunidad de educadores.

15

Diccionario de la Real Academ ia de la lengua Española, 2000. Conjunto de síntomas característicos de una enfermedad.

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A nivel individual se trata de mejorar los recursos de protección o de resistencia individual para afrontar de forma más eficiente los estresores propios de la función laboral y potenciar la percepción de control y la auto eficacia personal. También pueden utilizarse técnicas de entrenamiento en relajación, de autorregulación o control, de gestión del tiempo, de mejora de habilidades sociales, etcétera. El ejercicio profesional docente es tensionante y a veces es causa de frustración; pero muchas veces es fuente de autorrealización y de satisfacción. Las personas con escasa autoestima, con problemas psíquicos y falta de autenticidad tenderán a reducir sus dificultades mediante la adquisición de poder sobre las otras, e intentarán cambiar con las demás para no tener que cambiarse a sí mismas.

3.4.2. Las relaciones interpersonales en el aula Nuestras relaciones con otras personas expresan las percepciones, valoraciones, expectativas y/o prejuicios que tenemos de ellas a pesar de que los docentes afirmamos de manera rotunda el principio de la igualdad en nuestra relación con el alumnado, en la realidad cotidiana las cosas son muy diferentes. Es diferente porque en cualquier relación interpersonal se expresan preferencias o rechazos, se generan afectos o desafectos, se sienten simpatías o antipatías, se establecen alianzas o guerras. Lo importante es cómo nos hacemos conscientes de esos sentimientos, actitudes y sensaciones; y además, cómo los manejamos en la vida diaria para no perturbar las relaciones con nuestros alumnos. Las relaciones interpersonales docentes - alumnos, son lo más importante para lograr cambios en la autoestima de ambos. Así, mientras más joven es el estudiante, existe más posibilidad que los docentes influyamos sobre los alumnos. Motivo por el cual los profesores tenemos en nuestras manos la posibilidad de contribuir significativamente a elevar o disminuir la autoestima de los educandos y la propia. Algunos docentes frecuentemente expresamos en forma verbal el concepto negativo que tenemos de los alumnos a los que llegamos a reconocer pocas esperanzas de destacar en los estudios o triunfar en la vida. Dichas actitudes se expresan de la siguiente manera: • • • • • • • • •

Damos menos tiempo a esos alumnos para responder y preguntan a otros que sí los consideramos mejores Les criticamos más sus fallos Les alabamos menos sus éxitos Les presentamos menos atención Interactuamos menos con ellos Les damos menos explicaciones Les respondemos de forma más breve y menos informativa, con expresión más adusta y con menos calor y contacto visual. Tenemos relaciones menos amistosas con ellos Ante la duda optamos por bajarles puntuaciones 15.

Las críticas negativas como: las observaciones irónicas y despectivas, y las expresiones de censura, causan en el alumno timidez, pérdida de confianza en sí mismo, baja su rendimiento académico. Mientras que el aplauso, el elogio, las caricias

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y expresiones verbales positivas de los profesores hacia los alumnos, confirman e intensifican su motivación. Sin embargo todo elogio no necesariamente es positivo, más aún si consideramos que un elogio inconveniente puede ser tan perjudicial como una crítica inadecuada. Parte importante de la toma de conciencia sobre lo complejo que puede llegar a ser la convivencia es reconocer de dónde surgen nuestras preferencias o rechazos. Y en este proceso no deja de sorprendernos que muchas tienen que ver con estereotipos y prejuicios que compartimos culturalmente. Los estereotipos expresan un encasillamiento de las personas en determinadas clasificaciones que limitan la posibilidad de que realmente podamos conocerlas y valorarlas en su peculiaridad y complejidad. En la escuela se expresan diferentes estereotipos que tenemos muchos profesores sobre los estudiantes con quienes trabajamos. Uno primero tiene que ver con su condición de estudiante. Vemos al alumnado restringido a su condición de tal y perdemos de vista otras dimensiones de su persona. En otras palabras, los vemos como sujetos que: cumplen normas, dedicados al estudio, siguiendo órdenes, etc. En esa percepción, sus necesidades como adolescentes, sus deseos y sus problemas, por ejemplo, no tienen que ver con la escuela. De allí la gran dificultad que tenemos para entenderlos e interactuar respetuosamente con ellos. La democracia no sólo se juega en el terreno político. La democracia se construye desde la convivencia cotidiana para instalarse precisamente también allí, en el centro de las relaciones humanas. Transformar las relaciones humanas es la apuesta de una cultura democrática, es decir, poner fin a relaciones de violencia, discriminación y dominación. Es importante hacer visibles las formas sutiles y antidemocráticas de ejercer el poder. La definición de un eje vinculado al desarrollo de una sociedad democrática y de ciudadanos plenos, es una oportunidad para profundizar en su sentido y buscar estrategias para operativizarlo en institucionalizarlo en la escuela y en el aula. A menudo no son las palabras, sino el sentido expresado por el tono de voz, la expresión facial, el gesto, la postura etc. Lo que hace que un mensaje sea positivo o negativo. Por ejemplo: Sería mejor decir ¡Qué bien cantas! Has progresado bastante. ¡Qué bien!. Me gusta tu trabajo porque veo que estás progresando en la organización de tus ideas. Me gustaría que nos digas cuáles son las razones por las que no asistes a mi clase. Mis alumnos se equivocan en los problemas de ecuaciones cuando no doy las instrucciones con claridad.

En vez de decir Sólo escuché una serie de gallos, cuándo vas a cantar. Hasta que por fin terminaste ese trabajo, tan fácil. Qué milagro que estés hoy aquí. Tú siempre andas flojeando en mi curso Mis alumnos hacen mal todos los ejercicios de matemáticas. Ya no sé qué hacer con ellos, nunca ponen atención.

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Según el psicopedagogo Coopersmith la educación tiene una gran influencia en el desarrollo y elevación de la autoestima y reconoce la importancia de la labor docente. Su aporte se encuentra en la propuesta de seis factores que deben crearse en el aula, los cuales contribuyen poderosamente a desarrollar la autoestima de los educandos, estos son: •

Retos: el profesor debe proponer metas altas y alcanzables en los alumnos.



Libertad de equivocarse: ello contribuye a que el alumno aprenda a tomar decisiones por su cuenta sin miedo a la humillación o rechazo.



Respeto: de parte del profesor hacia el alumno.



Cordialidad: existe correlación positiva entre la cordialidad del educador en el aula y la autoestima del alumno.



Disciplina: ésta surge del interés cordial del educador (firme, exigente) para con el alumno.



Éxito: un estilo educativo orientado más a promover y facilitar el éxito, porque a través del éxito podemos conocer nuestros recursos claramente más que con el fracaso.

El educador al establecer una buena comunicación interpersonal con los educandos logra que ellos a su vez se sientan seguros y confiados de la sapiencia, firmeza y estabilidad emocional de su maestro, por ello es sumamente importante la autoestima que tenga él. Una vez más, la autoestima, cuando se maneja adecuadamente nos ayuda a superarnos como persona y como profesionales de la educación, ello permite también generar un reconocimiento y valoración social a nuestra misión educativa. Debemos revisar permanentemente nuestras actitudes, nuestras emociones, “nuestra práctica”, recordando que:

Cuando tenemos una autoestima baja, presentamos las siguientes características: • • • • • • • • • •

Nos mostramos inseguros con relación a nuestras habilidades (intelectuales y emocionales). No deseamos entrar en controversia o exponernos a la crítica. Evadimos responsabilidades. Llegamos a considerarnos menos que otros. Actuamos de manera conformista y/o fatalista. Evitamos participar en los cambios educativos. No tenemos otra noción de la disciplina que las amenazas de dolor. Tendemos a sentir que los demás son fuente de nuestra autoestima (por ello no enseñamos que la autoestima debe generarse principalmente desde dentro). Tendemos a utilizar nuestra propia aprobación y desaprobación para manipular a los estudiantes a la obediencia y conformidad. Enseñamos que la autoestima procede de la aprobación de los adultos y los compañeros.

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Cuando tenemos una autoestima alta, presentamos las siguientes características: • • • • • •

Hemos elaborado una autoimagen positiva, y basado en ello, interactuamos con nuestros alumnos, colegas y padres de familia. Manejamos los recursos clave para una adecuada comunicación en el aula. Estamos dispuestos a reflexionar y analizar nuestra concepción y práctica pedagógica. Manejamos y aplicamos enfoques, estrategias y recursos metodológicos para favorecer el desarrollo de habilidades intelectuales y socio afectivo de nuestros alumnos 22. Construimos un sentido de confianza en los estudiantes. Sustentamos el control de la clase en la comprensión, cooperación y participación de todos, la resolución de los problemas, la ayuda y el respeto mutuo.

3.5. ACTITUDES Y CONDUCTAS DEL PROFESORADO QUE POTENCIAN UN AUTOCONCEPTO POSITIVO ENTRE LOS ALUMNOS. El auto concepto es la forma en que cada persona se valora y evalúa a sí misma. existen dos elementos importantes que lo constituyen y son la confianza y la seguridad que tienen las personas a sí mismas, esto conduce a la autoestima. El autoconcepto se va desarrollando en la relación que tiene el individuo con las personas más cercanas a él. Es por esto, que la aceptación de los alumnos tal y como son, constituyen la base de un buen desarrollo psicológico. La percepción que tenga el estudiante sobre alguna inconformidad o rechazo sean o no manifestados abiertamente, afectarán la autoestima y el autoconcepto, por lo que se devaluará y se sentirá inseguro y temeroso para enfrentarse al mundo. La confianza estará establecida cuando el estudiante pueda enfrentar y resolver situaciones difíciles o nuevas, en las que utilizará sus recursos tanto internos como externos, sin la necesidad de que sus padres o profesores estén presentes. es por ello, que los docentes debemos observar las potencialidades y dificultades que puedan tener con el objetivo de darles orientación y apoyo. El fomentar sus cualidades y modificar sus defectos es parte también de brindarle confianza.

En nuestro ejercicio docente debemos poner en práctica: La aceptación. Hay que adoptar una actitud positiva hacia los alumnos, que deben sentirse acogidos, recibidos de buen grado, aun después de que se haya censurado su comportamiento. El afecto. Un cierto grado de cariño, además de potenciar el rendimiento de los alumnos, promueve sus sentimientos de dignidad personal.

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El elogio. Se debe alabar el trabajo bien hecho y/o los esfuerzos realizados, siempre que den motivo para ello. La confianza. Hay que mostrar al alumno que se tiene confianza en él y en sus posibilidades, y animarle y alentarle para que alcance las metas propuestas. La libertad. Imprescindible para poder preguntar, discutir, expresar puntos de vista y tomar decisiones significativas por uno mismo. El respeto. Hay que reconocer y tomar en consideración los derechos, la dignidad, las ideas y los sueños de los adolescentes. La empatía. Se refiere la capacidad del profesorado para identificarse o compartir el estado de ánimo de los alumnos. Favorece la interacción entre ambos estamentos. La autenticidad .Hay que ser uno mismo, una persona real, sin máscaras y con la capacidad de reconocer los propios errores. La coherencia. Aunque a veces es difícil mostrar altos niveles de congruencia en lo que se piensa, se dice o se hace, éste es un factor importante para estimular positivamente el auto concepto. Implicar al alumnado. Hay que estimular a los alumnos para que se fijen objetivos personales tanto a corto como a medio plazo, y asuman la responsabilidad de sus propias ideas y comportamientos. Expectativas realistas. La esperanza de conseguir determinadas metas ha de estar en consonancia con las posibilidades reales de los alumnos. Atención y apoyo individualizados. Cada persona es única e irrepetible, y debe reconocérsela como tal. Proceso de enseñanza-aprendizaje experimental y participativo. Hay que hacer que el alumno se sienta agente de su propia formación. Interés por las opiniones del alumnado. Hay que ser sensibles y receptivos a las observaciones, advertencias, ideas y razonamientos de los adolescentes. Auto concepto positivo del profesor como persona y como docente. Tener actitudes positivas hacia uno mismo facilita la construcción de relaciones afectivas con los demás. Trabajo flexible. Todas las actividades deben permitir diferentes niveles de implicación y participación. Trabajo organizado. Deben planificarse tareas que resulten adecuadas desde un punto de vista psicológico, pedagógico y epistemológico. Trabajo creativo. Debe posibilitar pensamientos, manifestaciones y vías de solución diferentes.

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3.6. LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

El aprendizaje no es un proceso aséptico e impersonal que se da sólo en el centro educativo. Tampoco es un proceso que funciona aparte de la persona. Cada alumno tiene vida a su alrededor Por ello no se debe dejar de tener en cuenta a la persona y su desarrollo emocional, el trabajo en grupo y la convivencia durante el proceso de aprendizaje. La convivencia y las relaciones intergrupales y personales irremediablemente unidos al proceso de aprendizaje. No se puede desligar ambas cosas, siempre estarán en relación para enriquecerse u obstaculizarse; incluso se podría decir que lograr un buen clima de convivencia, hacer que todo el mundo esté a gusto, en las aulas y centros es un problema anterior a otros aprendizaje pues lo van a facilitar o impedir. Aprender a convivir y relacionarse forma parte del aprendizaje. Para afrontar el aprendizaje de la convivencia resulta imprescindible pensar en el conflicto como algo inevitable y necesario. Si, de esta forma, se consigue tener una visión positiva del mismo, es posible que se pueda trabajar con él y aprovechar la oportunidad educativa que brinda. El conflicto es parte inseparable de la vida humana, ya que consiste en intereses contrapuestos en relación con un tema o circunstancia. El conflicto es inherente a todas las organizaciones sociales; la escuela no es una excepción. Algunas personas asumen que ciertos “niveles” de conflictividad a veces, pueden llegar a ser generadores y motores de transformaciones positivas. Para que eso ocurra, tienen que existir en las instituciones altos niveles de consenso básico, de autoestima, de seguridad y profesionalismo. Evitar el conflicto, es un objetivo imposible. Lo importante es cómo lo resolvemos. Sin embargo, a veces, nos empeñamos en que el conflicto pase desapercibido; lo negamos para que no se vuelva evidente. Nos perdemos así la rica posibilidad de abordarlo, pensarlo, discutirlo y lograr una resolución consensuada entre todos los involucrados. Asumir la fertilidad de los conflictos implica prever ciertas cuestiones. En primer lugar, que el disenso puede producir acaloradas discusiones entre colegas, pero si se lo acepta y se lo acota, no tiene por qué llevar a rupturas institucionales ni procesarse a través de la marginación o de la exclusión de algunos maestros o padres por sus características personales o por sus diferencias. En segundo lugar, hay que reconocer la actuación profesional del otro con cierta independencia de las preferencias personales. No siempre quienes se tienen más afecto son los que manifiestan mayores coincidencias respecto de cómo encarar un problema profesional. En tercer lugar, se debe aceptar que la opinión del otro es tan válida como la propia y, especialmente en el caso del cuerpo directivo de una institución, que las jerarquías no se aplican para todo ni en todo momento. En cuarto y último lugar, hay que tener una disposición firme para acercar posiciones con el propósito de incluir a la mayor cantidad de actores posibles, sin perder de vista el sentido de la vida institucional. Para conseguir esto, la autoestima o la confianza en la capacidad de resolver los problemas que se enfrentan es crucial.

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Conflicto y confusión van de la mano, entender qué es lo que está sucediendo es la clave para descubrir otras posibilidades más constructivas que existen para darles salida. Todo conflicto se puede entender y definir en la medida que se pueda responder a estas preguntas: PERSONAS ¿Quiénes está involucrados en el conflicto?

PROCESO ¿Cuál es el curso que ha seguido el conflicto?

PROBLEMA ¿Cuáles son las posiciones e intereses de las partes?

Cuando los conflictos no son atendidos adecuadamente q se acrecienta la intolerancia a las diferencias, q se debilita la confianza, q los sentimientos están heridos, q aumentan las agresiones físicas, q el manejo de la autoridad es más rígido. En el aula, los conflictos permanecen latentes y aparecen con un matiz más destructivo y violento. Es necesario entender y comprender porqué surgen los conflictos, cuáles son nuestras experiencias y vivencias al momento de enfrentar un conflicto así como la visión que tengamos de él. También es importante reconocer las respuestas que damos cuando surge un conflicto y las consecuencias que generan en nosotros y en la relación con los demás. Los conflictos que surgen en el aula involucran las creencias de alumnos y docentes, y van delimitando nuestra interacción con los demás. Sin darnos cuenta, somos coconstructores del mismo, pues con nuestras creencias, actitudes, decisiones, etc. lo vamos definiendo junto al otro involucrado. Según G. Levinger16 hay seis posibles maneras de tratar con un conflicto: • • • • • •

Dominación: es quien que va a la conquista a toda costa, ya sea por medios físicos o psicológicos para imponerse. Capitulación: es quien cede a la demanda del otro Abandono: es quien se aleja del conflicto para no estar involucrado Inacción: es quien espera que el tiempo solucione las cosas y permanece sin hacer nada. Negociación: es quien hace ofertas y contraofertas para llegar a una solución de común acuerdo. Intervención de un tercero: es quien siendo neutral ayuda a los involucrados a ponerse de acuerdo.

Compartiremos a continuación algunos pasos sugeridos para resolver conflictos que se presenten en el aula. Si el docente o consejero está a cargo de enfrentar el conflicto y resolverlo, puede: Crear un tiempo dedicado a resolver el conflicto 16

Examine the effects of contexts on a relationship. Levinger, George. 2001. Uiversity of Massachusetts.

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Dar a conocer las reglas que regirán ese tiempo: no insultar ni agredir; no interrumpir; no descalificar con gestos; hablar en primera persona; no gritar; etc. Crear un clima de confianza donde cada quien sienta que puede expresarse con libertad. Hablar del problema: escuchar a todos los involucrados. Definir claramente el problema: ponernos de acuerdo acerca de qué estamos hablando. Conocer los sentimientos de cada uno. Comprender cómo se gestó el problema. Mencionar las consecuencias del conflicto. Alentar a pensar en conjunto sobre posibles soluciones. Evaluar las ventajas y desventajas de cada solución. Poner en práctica la mejor solución acordada. Si bien sanemos que los roles entre docente y alumnos son jerárquicamente complementarios, creemos que al resolver cooperativamente un conflicto, aunque el proceso tome más tiempo, permite una relación más honesta, donde las partes aprenden a participar en la resolución de problemas y se favorece que en el futuro la relación mutua esté preservada. Trabajar en equipo es una manera de realizar las cosas de alcanzar una meta, superando los conflictos. Muchas personas que trabajan juntas o hacen cosas juntas, piensan que trabajar es cumplir con lo que te comprometiste, con tu responsabilidad. Sin embargo, trabajar en equipo es más que eso. Diferencias entre el trabajo en grupo y el trabajo en equipo. En el trabajo en grupo •

Cada integrante es responsable sólo de sus • tareas.



La confianza y la comunicación se limita a • lo que hacen y no se tocan temas personales. Sólo los une el trabajo que tiene que hacer •

• • • •

Los conflictos son tomados como negativos • y demoran en resolverse. Se logran las metas pero no siempre • quedan satisfechas las personas que trabajaron juntas. Poco a poco va creciendo el desánimo y se • nota en los resultados.

En el trabajo en equipo Todos los integrantes son responsables y se comprometen con lo que se quiere hacer. La comunicación y la confianza están elevadas, hay cercanía y se aumenta el grado de compromiso Hay un sentimiento de familia que va más allá del trabajo. Los conflictos se les ve como un reto y se resuelven fácilmente. Puede ser que no alcanzaron las metas pero la gente se siente a gusto. Los resultados aumenten rápidamente y entusiasmo de las personas también.

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El trabajo en equipo es todo un reto, que aprendemos a superar en la medida en que desarrollemos asertividad, auto concepto y auto imagen positivos, que son la base de una autoestima alta. Todo ello nos ayudará a afirmar nuestra identidad de adultos que desempeñamos un rol social de enorme trascendencia, ser educadores. Para que el trabajo en equipo sea eficaz y satisfactorio, es importante: •

Saber lo que queremos conseguir como equipo, así estaremos más unidos y no nos perderemos en el camino.



Ser persistentes para alcanzar nuestras metas. También ser flexibles y creativos a la hora de buscar caminos para llegar a ellas.



Asumir compromisos. Tener confianza en nuestras fuerzas y en obtener colaboración de los demás.



Ser tenaces al enfrentar obstáculos. No desanimarnos con facilidad.



Reconocer lo valioso de cada uno de los miembros del equipo.



Apoyar lo que hacemos bien y evitar las críticas negativas.



Estar orientados a la acción. No esperar que las cosas ocurran.



Trabajar en un clima de confianza donde expresemos con libertad nuestras opiniones, sentimientos y desacuerdos. Observar y evaluar sobre nuestros logros y dificultades para así aprender de nuestra experiencia.

La formación de docentes en servicio tiene especial interés en promover el desarrollo personal de los docentes, para ello, desde la dimensión personal se abordan aspectos relacionados con la parte emocional y afectiva del quehacer docente. Como constructores de conocimiento, debemos profundizar el conocimiento de las bases que nos ayudan a afirmar nuestra vocación y compromiso docente. Esto será posible si reflexionamos de manera individual y colectiva sobre el marco cultural de la escuela en la que laboramos y sus efectos en la formación de nuestros estudiantes.

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