Auge y Crisis Del Periodo Cacaotero

July 24, 2017 | Author: Karen Muñoz | Category: Industrialisation, Industries, Economies, Economics, Economy (General)
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AUGE Y CRISIS DEL PERIODO CACAOTERO

Durante esta etapa, la economía ecuatoriana vivió un importante despegue, relacionado con el auge de las exportaciones cacaoteras, consecuencia de la demanda internacional de ese producto, en particular para el mercado europeo y norteamericano que se hallaba en pleno proceso de crecimiento. El aumento de las exportaciones de cacao, que en 1866 "superó la cifra de cinco millones de dólares", trajo consigo algunos efectos significativos, de diversa naturaleza: la incorporación definitiva del Ecuador al mercado internacional, y al mismo tiempo la gestación de un modelo de economía agro exportadora, modelo que, como veremos más tarde, se consolidó en la siguiente etapa (1875-1865); la configuración al interior de la élite costeña "de una nueva clase, la burguesía comercial y bancaria", pequeño grupo de personas vinculadas a las actividades agro exportadoras, y también al inicio de una importante migración campesina de la sierra a la costa, propiciada por los grandes propietarios de las plantaciones cacaoteras, que gracias a ello pudieron obtener mano de obra barata, uno de entre otros factores que permitió estimular la demanda cacaotera. Sin duda el Ecuador se debatía bajo un régimen de contradictorias condiciones: al interior del propio aparato productivo, la modernidad (en parte producto de la inserción de la economía al mercado internacional y de sus presiones) y el arcaísmo convivían. Y es que tanto en las grandes plantaciones cacaoteras y de otros productos primarios (tagua, café o caucho), los campesinos, enrolados a esas actividades productivas, subsistían bajo relaciones pre capitalistas de producción. Cosa parecida, bajo formas específicas, ocurría en las haciendas serranas.

En lo referente al comercio exterior, el sector exportador es el de principal importancia. De 1860 a 1920 comprende la denominada época cacaotera, cuya participación llegó a ser muy significativa en el total de la producción exportable del País. Luego el Ecuador entra un extenso periodo de transformaciones y conflictividad económica y política, las que están directamente ligadas a la producción cacaotera y al mercado internacional de dicha fruta. 3.En el anterior Boletín realizamos una primera aproximación al modelo de Industrialización Sustitutiva de Importaciones propuesto por Raúl Prebisch y la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe, CEPAL, a mediados del siglo XX, como estrategia fundamental de crecimiento a ser aplicada por los países de la Región. En general, podríamos decir que la aplicación de este modelo en el Ecuador, entre 1950 y 1980, tuvo efectos positivos en el crecimiento, en el empleo y, sobre todo, en el aparecimiento y consolidación de un sector industrial, el cual ha sobrevivido a pesar de la crisis de dos décadas sufrida por el país entre los años 1982 y 2000. En efecto, de casi no poseer representación significativa en el Producto Interno Bruto hasta antes de 1950, las Industrias Manufactureras y la fabricación de productos de la refinación del petróleo han llegado a contribuir entre el 16 y el 20

por ciento a la producción nacional. Sin embargo, el desarrollo industrial del Ecuador, como lo advertimos en nuestra anterior entrega, descuidó de manera particular el impulso a la cadena de valor, convirtiéndose prontamente en importador de materias primas, insumos y maquinarias, lo que le significó una dependencia notable de divisas (dólares) para su permanencia y crecimiento. Pero esta demanda creciente de divisas para todo tipo de importaciones, nunca fue cubierta por el mismo demandante, pues la industria nacional únicamente se destinó al mercado interno y no a las exportaciones, las cuales nunca financiaron dichas importaciones. Ciertamente, el modelo de industrialización sustitutiva de importaciones aplicado en el Ecuador evidenció varios problemas que terminaron convirtiéndose en estructurales; entre otros tenemos: el reducido y hasta insignificante tamaño del mercado interno, la falta de competitividad internacional debido al excesivo proteccionismo; el financiamiento de las importaciones mediante las exportaciones tradicionales y el endeudamiento externo; el incremento de la dependencia de materias primas, insumos y maquinarias importadas; y, sobre todo, la falta de encadenamientos o eslabonamientos en la producción industrial. Estos problemas fueron particularmente evidenciados con el aparecimiento de la crisis de la deuda externa de la década de los años 80, cuando el financiamiento internacional se volvió “repentinamente” escaso y los precios de las exportaciones tradicionales empezaron a descender constantemente. Entonces, al desaparecer o disminuir considerablemente las divisas para la importación de materias primas, insumos y maquinarias, el modelo de industrialización sustitutiva de importaciones evidenció síntomas de agotamiento, los cuales provocaron su inmediato cuestionamiento y su pronto reemplazo por el modelo aperturista y de ajuste estructural, que llevó a la economía ecuatoriana a la mayor crisis de su historia a finales de los años noventa del siglo anterior. Precisamente, frente a la debacle generada por el modelo aperturista, del cual nos ocuparemos en un próximo boletín, y a los problemas estructurales del modelo de industrialización sustitutiva de importaciones que hemos establecido, el Plan Nacional Para el Buen Vivir, que constituye el Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno, plantea un modelo de Industrialización Selectiva de Importaciones. Analicemos con detenimiento este nuevo modelo y empecemos por lo que sería su raíz histórica, la cual proviene de la obra de Albert Hirschman, quien en la década de los 50 trabajó en América Latina en temas de desarrollo industrial. Hirschman partía de dos premisas básicas en su abordaje del desarrollo de América Latina. La primera hacía referencia a que los empresarios latinoamericanos son adversos al riesgo, esto es, la clase empresarial del continente rehúye los compromisos que significan el emprendimiento, la inversión y el enfrentamiento de la competencia. La segunda tiene que ver con que el gran factor escaso en Latinoamérica es la capacidad de decisión, cualidad casi inexistente en el sector empresarial del subcontinente. Estos dos elementos paralizarían la inversión y, por lo tanto, el crecimiento económico. La pregunta entonces es: ¿cómo romper estas premisas y lograr que la Región alcance tasas de crecimiento elevadas que la saquen del subdesarrollo? A esto hay que añadir los limitados recursos para la inversión que con permanencia han agobiado a la América Latina.

Precisamente, la pregunta básica que se plantea Hirschman es: Dado un volumen limitado de recursos para la Inversión, ¿Cómo se elige entre los proyectos posibles, cómo se determina aquellos que han de constituirse en los mayores contribuidores al desarrollo económico? Habría dos alternativas. La primera, una selección sustitutiva de proyectos: El proyecto A en lugar del proyecto B. La segunda, una selección secuencial de proyectos: El proyecto A pero que signifique el desarrollo de los proyectos B, C, D, etc. Sin duda, la segunda opción, esto es la selección secuencial de proyectos, es la que responde a la pregunta planteada. En efecto, la selección secuencial de proyectos provoca el develamiento de las “capacidades ocultas” que pueden ser puestas en acción por la inducción que hace referencia a los llamados “eslabones o encadenamientos anteriores y posteriores”. Los “eslabonamientos anteriores” se refieren a la proporción del producto de una actividad que está relacionada con las compras (materias primas, insumos, componentes, etc.) que deben realizarse a otras actividades productivas de la economía. Los “eslabonamientos posteriores” tienen que ver con la proporción del producto de una actividad que resulta importante para el desarrollo de otros productos. Hirschman sugiere que debería establecerse en América Latina una estrategia industrial que estimule aquellas actividades que tienen los “eslabonamientos o encadenamientos” más elevados. Específicamente señala: “… el desarrollo depende, no tanto de encontrar combinaciones óptimas de recursos, sino de poner en acción a habilidades que están ocultas, dispersas y mal utilizadas. La fórmula del desarrollo no balanceado implica no sólo aumentar el producto, sino dar impulso a nuevas inversiones por vía de eslabonamientos anteriores y posteriores”. Aunque el planteamiento que hemos presentado fue escrito en los años 50 y 60 del siglo pasado, como señalamos anteriormente, ha sido recogido con las actualizaciones que demanda el tercer milenio por el Plan Nacional del Buen Vivir 2009 – 2013. En dicho Plan se establece la transformación del patrón de especialización de la economía a través de la sustitución selectiva de importaciones, la cual implica superar los límites de la industrialización sustitutiva de importaciones y, sobre todo, cambiar definitivamente el modelo aperturista primario exportador. Mediante una concentración del apoyo gubernamental en el sector secundario, esto es en la Manufactura, el nuevo modelo busca el desarrollo industrial tomando particular atención en que la cadena de valor promueva los eslabonamientos o encadenamientos productivos. Así por ejemplo, como señalábamos en un anterior Boletín, una industria especialmente desarrollada en el Ecuador debería ser la del chocolate, pues cuenta con el cacao fino de aroma como materia prima principal; sin embargo, a lo largo de su historia, el país ha sido exportador de cacao en pepa, sin valor agregado, y no de elaborados del cacao como es precisamente el chocolate. La estrategia selectiva de importaciones buscaría, en este caso, la industrialización del cacao en toda su cadena de valor, en la que incluiría su comercialización a nivel internacional, contemplando para ello todas las dimensiones de la marca país. Tenemos entonces que la nueva estrategia establecería una renovada concepción según la cual las distintas industrias que se desarrollen en el país halarán a la mayoría de sectores generando eslabones o encadenamientos anteriores y posteriores, lográndose de esta manera cadenas de

valor completas y cada vez más complejas. El Ecuador avanzará en su desarrollo industrial desde la manufactura de zapatos a la programación informática, la robótica y la ingeniería genética. Adicionalmente, el adelanto industrial provocado por la sustitución selectiva de importaciones gestará la sustitución de exportaciones de bienes primarios por mercancías industrializadas y con alto valor agregado.

La producción bananera en el país permitió emprender un débil proceso de industrialización orientada por los lineamientos recomendados por la Comisión de Estudios Económicos para América Latina CEPAL, Organismo que institucionalizó en América del Sur el Modelo de Industrialización Sustitutiva de Importaciones ISI, el cual buscaba eliminar la importación de bienes de consumo e intermedios y erradicar el modelo Agroexportador de productos primarios que desde la independencia lo habíamos venido manteniendo; forzando en lo posible la modernización de la economía a través de la demanda interna para que sea ésta la generadora de una alta capacidad de empleo y valor agregado. El Modelo de Industrialización Sustitutiva de Importaciones ISI se basó en la interpretación Latina de la Teoría Modernizadora dominante en el mundo de la Post Guerra, la que sostenía que para alcanzar el desarrollo había que lograr un crecimiento económico sostenido, para lo cual la política del gobierno debía centrar su acción en los sectores de alta productividad como era el caso del sector industrial. El Modelo de Desarrollo adoptado por el Ecuador desde 1950 acogió las recomendaciones de la CEPAL, en la que se señalaba que el rol central del Estado era la de suministrar servicios públicos, realizar obras de infraestructura y las demás que sean necesaria para crear la superestructura industrial que se consideraba indispensable para el desarrollo.

La sustitución selectiva de importaciones juega un papel fundamental en esta estrategia, porque permite enfrentar varios problemas al mismo tiempo. Por un lado, permite reducir la debilidad estructural de la balanza comercial. Por otra parte, abre espacios de demanda en el mercado interno para industrias nacientes, secundarias-terciarias y generadoras de valor. Finalmente, disminuye la dependencia externa, incentiva la generación endógena de tecnología y coadyuva a consolidar la soberanía económica. La sustitución se enfoca en los sectores que cumplan con las siguientes características generales: secundario-terciarios, generadores de valor, desarrollo de infraestructura y capacidades estratégicas para el sector en cuestión (conocimiento y destrezas imprescindibles para el avance de un sector), empleo de mano de obra calificada, desarrollo de tecnología y capacidades humanas especializadas; y, las siguientes características específicas: i) ser intensivos en mano de obra pero con mayor valor agregado; ii) que ayuden a obtener soberanía alimentaria; iii) que no multipliquen los impactos ambientales de la economía, como aumentar la frontera agrícola o incurran en tipos de producción altamente contaminantes; iv) que estén ligados a sectores estratégicos en el largo plazo; y, v) que no fundamenten su productividad en ventajas comparativas naturales.

Dicha estrategia implica la implementación de un proceso de transición, en el que se dará impulso a sectores industriales deseables –que cumplan las características descritas en el párrafo anterior- ya existentes que generan empleo con una serie de incentivos y políticas específicas para dichas industrias. Dolarización Estabilidad. Con esa palabra se describe a la perfección la situación que atraviesa Ecuador a raíz de que se implantó el sistema de dolarización de la economía. Las angustias e incertidumbre por el tipo de cambio del sucre respecto al dólar y sus implicaciones en los negocios y la vida cotidiana de los 13 millones de habitantes quedaron en el pasado. Ahora, propios y extraños perciben una evolución positiva de la situación socioeconómica al interior del país. Existe un ambiente de calma. Ni siquiera la convulsión política, producto de las disputas de las diferentes tiendas políticas, para presidir el Congreso, entorpecieron el normal desarrollo de las actividades empresariales en el plano privado. Tampoco entorpecieron las negociaciones para la reestructuración de la deuda externa, que realizó la Comisión presidida por Jorge Gallardo Zavala. En circunstancias similares en el pasado (con el esquema monetario de flotación que rigió hasta febrero de 2000), todo se hubiese visto afectado. En el plano interno, los ecuatorianos pueden observar que la inflación comenzó a descender. Durante el mes de julio del 2000 los precios comenzaron su incremento desacelerado, pudiendo observarse que subieron en 2,5%, un nivel inferior al registrado en meses anteriores. La inflación se había exacerbado como consecuencia de la gigantesca devaluación registrada durante 1999 y hasta febrero de 2000. Con dolarización o sin ella, los precios tenían que ajustarse. A partir de esa fecha, la situación comenzó a cambiar. Pero el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, INEC, no daba la cifra correcta, pues en sus cálculos no tomaba en cuenta el período en que entró la dolarización y mezclaba precios en sucres y precios en dólares. Eso se supera de manera paulatina. De igual manera la confianza que trajo consigo la dolarización para los agentes económicos permitió que la producción se vaya rehabilitando poco a poco. La comercialización de bienes y servicios ha mejorado significativamente. Inclusive algunas empresas han registrado récords de venta de sus productos.Muchos empresarios señalan que ahora pueden hacer proyecciones a largo plazo porque el dólar no se va a depreciar como ocurría con el sucre. El dólar seguirá siendo dólar. En el marco de esta nueva ola de confianza, jóvenes empresarios han incursionado en el mercado. Ellos apoyados en las facilidades que ofrece el reinado de la Internet están creando sus propias empresas y organizaciones para ofrecer fundamentalmente servicios. Un ejemplo es la firma Kamaleon.com, que busca constituirse en una red latinoamericana de ejecutivos, con el propósito de promover la interacción virtual y presencial entre los miembros de la región. Como efecto directo de esta situación se está creando nuevas plazas de trabajo para mano de obra especializada y capacitada en tecnología. En todo caso, la paulatina caída de la inflación, la reactivación de la producción, la recuperación de los salarios, la disminución del desempleo, la creación de nuevas empresas al amparo de la Internet, son algunos de los milagros que ha producido la dolarización. Falta mucho por lograr. Lo importante es que ya hemos empezado.

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