Aryan Revision Metapsicologia
July 20, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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REVISIÓN de mi ‘METAPSICOLOGÍA y PSICOPATOLOGÍA de la ADOLESCENCIA’ 1 Quiero aprovechar esta oportunidad para revisar con Uds. mi trabajo publicado en 1985 en la Revista Psicoanálisis de Apdeba, haciendo los agregados que desde entonces he ido estudiando y pensando. De modo que elque conocimiento de aquel considero necesario, porque el planteo allí encontrarán está vigente en su esencia y se ha mantenido como eje organizador de mis elaboraciones de la metapsicología y psicopatología de la adolescencia. Para facilitar nuestra tarea, les preparé una versión abreviada de aquél, que obviamente puede presentar las oscuridades de un texto condensado y no incluye la bibliografía mencionada. Asimismo notarán en esta “Revisión...” algunos pasajes repetidos. La adolescencia: aportaciones a la metapsicología y psicopatología 2 Introducción Es una idea bastante difundida que el análisis durante la adolescencia requiere modificaciones de encuadre y un enfoque diferente, lo que muchas veces lleva a la idea de que entonces ya no es análisis, tantas concesiones hay que hacer. Si bien Freud consideraba que los niños no eran analizables, porque, entre otras cosas, no asocian libremente, hoy a nadie preocuparía tal cuestión, es más, si sólo asociaran, pensaríamos en una inhibición del juego. El juego, como la transferencia, de obstáculo pasó a ser instrumento, y actualmente actualmente incluimos juguetes desde el principio, principio, sin pensar que estamos haciendo concesiones. En los adolescentes, el equivalente del juego es su manera de ser, vestir, saludar, discutir, oponerse, controlar, racionalizar, sobornar, chantajear, boicotear, faltar a sesiones, apasionarse por pequeñas y grandes cosas. Este modo de ser no debería considerarse un cúmulo de resistencias que los hace inanalizables, sino el modo natural de expresarse en esta etapa de vida. Muy pocos adolescentes concurren al análisis con conciencia de enfermedad, y dispuestos a analizarse. La gran mayoría lo hace de una manera reticente, desconfiada e impaciente, obligada por las circunstancias, presionada por el medio ambiente inmediato y/o por intensos sufrimientos como ansiedad, insatisfacción, depresión, culpa persecutoria y desesperanza por fracasos de distinto orden. La desconfianza e impaciencia son absolutamente explicables, son la expresión de su mundo interno, de su realidad psíquica, y comprenderla en su dimensión teórico-clínica indica una modalidad de abordaje. A mi modo de entender, y parafraseando a M.Klein, pienso que el estudio de la mente del adolescente nos puede indicar el camino adecuado para la adaptación de los procedimientos del análisis clásico porque la diferencia reside en la práctica no no en los principios . Cuando se piensa en el análisis de la adolescencia, las posiciones aparecen claramente polarizadas porque, por un lado, a) existen distintos esquemas referenciales teóricos; por otro lado, b) se manejan enfoques acerca de cómo comprender y qué hacer con la transferencia, que no se adecuan a la edad en estudio y, finalmente, c) son diferentes las expectativas que se tienen en relación con las metas a conseguir. 1El
presente trabajo es una versión reelaborada ree laborada y reformulada del trabajo “La metapsicología y psicopatología de la adolescencia” publicado en Psicoanálisis , vol.VII, nro 3, 1985, APdeBA.
2 Esta
p arte es una versión abreviada parte abreviada del original publicado publicado en Psicoanálisis , idem
2 En este trabajo, el primero de una serie de dos, mi interés es delimitar los objetivos fundamentales del análisis en la adolescencia, basados en una comprensión metapsicológica. En el segundo, sugerir algunos puntos de vista técnicos vinculados a este enfoque, y presentaré presentar é un material material clínico como ilustración3.
Metapsicología y psicopatología ... me referiré re feriré aquí sólo a los autores que han influido de un modo decisivo en mi forma de pensar la adolescencia, y continúan estimulándome. Estoy seguro de que también estarán presentes otros autores, pacientes, supervisores, supervisados y mi análisis personal. Las investigaciones psicoanalíticas de la adolescencia se basan, sin excepción, en las tres premisas fundamentales que introdujera Freud en la Metamorfosis de la pubertad en su Tres ensayos ... : a) la subordinación de la pregenitalidad a la genitalidad; b) el establecimiento de nuevos objetivos sexuales heterosexuales; y c) la consolidación de la exogamia. Así es como con el descubrimiento de la sexualidad infantil, la adolescencia pasó a ser considerada como una etapa de transformación final, o como un puente obligado obligado entre entre la sexualidad polimorfa y perversa infantil, y la sexualidad adulta, centrada en la genitalidad. ..... Recién en 1957 Anna Freud, en La adolescencia, señaló: adolescencia, señaló: “[Hay] ... una llamativa semejanza entre las respuestas de los adolescentes y ... el tratamiento de pacientes que atraviesan períodos de duelo o de infortunios amorosos ... el dolor mental es el resultado de la difícil tarea de retirar la catexia y renunciar a una posición que ya no ofrece posibilidades de retorno del amor. ... En consecuencia, ni el pasado ni lo que ocurre en la transferencia llegan a ser suficientemente significativos como para proporcionar material apto para las interpretaciones ... Su libido está a punto de desligarse de los padres para catectizar nuevos objetos; ... también es inevitable un cierto retraimiento narcisista para para llenar los períodos en que ningún objeto externo está catectizado. Cualquiera que sea el desenlace del conflicto libidinal en un determinado momento, estará siempre relacionado con el presente, y el monto de libido libre para catectizar el pasado o el analista será escaso o nulo. Si esta hipótesis es correcta, puede explicar algunas de las actitudes de los jóvenes en el curso del tratamiento: su renuencia a cooperar y a comprometerse en la terapia o en la relación con el analista, sus intentos de disminuir las sesiones semanales, la impuntualidad, las ausencias y las bruscas interrupciones del tratamiento". (lo destacado es mío) (4, pág. 171-2). Y finalmente Anna Freud concluye: ". . . existen otros casos en que el analista mismo se convierte en un nuevo objeto de amor del adolescente. Esta situación intensificará sus deseos de ser 'tratado', pero aparte de mejorar su asistencia y puntualidad, es probable que obligue al analista a enfrentar otra de las dificultades específicas que presentan los adolescentes: la perentoriedad de sus necesidades, su intolerancia a la frustración y la tendencia a utilizar todo tipo de relación como un medio para la satisfacción de sus deseos, más que como fuente de comprensión comprensión y esclar e sclarecimiento". ecimiento". (4, pág. 172-3). Esta cita, por una parte, sintetiza de manera ejemplar las dificultades clínico-técnicas que se nos presentan en el análisis de adolescentes y, por otra, muestra cómo el enfoque económico de las pulsiones y la teoría de la transferencia de esta autora, restringen nuestras posibilidades de comprensión y operación transferenciales. Los conceptos de narcisismo y de duelo empleados en términos energéticos y no de significados , al igual que el estudio del narcisismo visto como excluyent excluyente e de la relación objetal, resultan esquemáticos e insuficientes y, y, sin el concepto concepto de objeto interno, se subestima la auténtica capacidad de transferencia del adolescente. Sin ha ha sido un hallazgo feliz, y sigue siendo uno de los modelo del duelo másembargo, fecundos el para comprender la adolescencia psicoanalíticamente. 3 Trabajo
publicado en el mismo número de la revista anteriormente mencionada
3 M. Klein, en cambio tan abocada al análisis de niños y a sucesivos descubrimientos teóricos y técnicos, dedicó sólo un capítulo a la adolescencia, que, por otra parte, corresponde a la primera época de sus contribuciones. Si bien luego no se ocupó en reelaborar sus ideas acerca de la pubertad y la adolescencia a la luz de sus posteriores formulaciones, más originales, sobre la estructuración psíquica, sus trabajos sobre la génesis de los estados maniaco-depresivos (1935) y su relación con el duelo (1940) y, finalmente, el complejo de Edipo a la luz de las ansiedades tempranas (1945), nos indican un camino fecundo. En Buenos Aires, A. Aberastury y col. (1) emprendieron esta tarea señalando que en la adolescencia se elaboran tres duelos fundamentales: 1) duelo por el cuerpo infantil; 2) duelo por la identidad y el rol infantiles; y 3) duelo por los padres de la infancia. Esta autora, pionera, adoptó para la adolescencia los aportes de M. Klein acerca del duelo. Pero justamente por esta razón, a mi modo de ver, no vio la necesidad de ahondar más en una metapsicología específicamente para la adolescencia y, en cambio, desarrolló un amplísimo campo clínico con la aplicación de las ideas kleinianas. Ahora bien, pienso que el modelo del duelo, que yo también adopto, impone, en primer término, una consideración especialísima de la reactivación narcisista y de sus término, vicisitudes en la relación transferencial. transferencial.
... Freud inauguró el estudio del narcisismo explícitamente en 1914, en Introducción al narcisismo, partiendo de dos situaciones patológicas: las enfermedades orgánicas y la narcisismo, hipocondría; y de una situación normal, habitual y cotidiana: la vida amorosa. Estos aportes son esenciales para el estudio de la metapsicología adolescent adolescente. e. Allí, Freud afirma que al principio de la vida, cuando el sujeto empieza a relacionarse con el mundo, toma a su madre como primer objeto erótico, pero también la toma como una prolongación de sí mismo. De aquí en más "tendrá dos objetos sexuales originarios: él mismo y la mujer que lo crió", que marcarán dos modelos de relación: narcisista el primero y anaclítica, el otro. Y agrega ". . . presuponemos entonces que en todo ser humano el narcisismo eventualmente puede expresarse de manera dominante en en su selección de objeto". (lo destacado destacado es mío) (5b, pág. 85). Se señalan entonces dos caminos a seguir, que reeditan las satisfacciones infantiles, que no serán excluyentes, sino rivales; imponiendo cada uno su tipo de satisfacción: la narcisista o la objeta!, según cual predomine. Como veremos más adelante, esta situación es esencial en el funcionamiento funcionamiento mental adolescente. adolescente. Para entender esta interacción, Freud aporta otra idea: las satisfacciones sexuales se apoyarán sobre las narcisistas. Su estudio de la vida sexual y amorosa se complementa con el concepto central de que las satisfacciones sexuales son finalmente regidas por el mandato edípico. Es decir, para estudiar la estructuración definitiva del aparato mental (y de las neurosis), resulta crucial profundizar en el estudio de la imbricación de la relación narcisista de objeto, diádica, y la situación triangular planteada por el complejo de Edipo.
..... De aquí en más, y para siempre, se oscila entre: la ambición de perfección narcisista y la aceptación realista de la parcialidad y finitud que toda satisfacción implica, tanto por la incompletud del self como por las limitaciones del objeto, y la existencia de la temporalidad. Esta escisión estructural de la personalidad condicionará que en cada situación de pérdida se reactiven indefectiblemente los componentes narcisistas, que sólo menguarán cuando, al cabo del trabajo de duelo, se logre la resignificación simbólica de la pérdida. Freud subraya que la satisfacción narcisista nunca más se dará como al principio, cuando el bebé consideraba todo como una prolongación de sí mismo. Entonces, caerá bajo la represión y en su lugar se erigirá un ideal; .....
4 Es decir, que la ruptura del narcisismo primario 4 inicial comenzará cuando los condicionamientos condicionam ientos y normas del mundo externo se hagan sentir.
...... La autoestima resulta entonces el "heredero" del amor a sí mismo del narcisismo primario infantil, ahora regido por el ideal del yo. Cada vez que se perturba la autoestima y resulta imposible sostenerla, aparecerán paralelamente las perturbaciones en la vida amorosa y sexual; y a la inversa, cada vez que aumenta el empuje sexual y por distintas razones resulta frustrado, será sentido como un ataque a la autoestima. A su rebajamiento lo llamamos herida narcisista , que en la búsqueda de su homeostasis ensayará distintas soluciones vicariantes a través de las satisfacciones sexuales, distorsionándolas y perturbando las relaciones de objeto. "Donde la satisfacción narcisista tropieza con impedimentos reales, el ideal sexual puede ser usado como satisfacción sustitutiva. Entonces se ama, siguiendo el tipo de la elección narcisista de objeto, lo que uno fue y ha perdido o lo que posee los méritos que uno no tiene (se ama a lo que uno querría ser). ... Se ama a lo que posee el mérito que falta al yo para alcanzar el ideal. ”
.....5 La aplicación de estos conceptos a la metapsicología adolescente permite comprender, en la relación transferencial, importantes aspectos de la vida juvenil como son: la amistad "homosexual" y los intensos enamoramientos por "flechazo", los fanatismos, tanto por intensa idealización como desidealización. Al respecto Freud concluye: " ..... en la vida amorosa el no-ser-amado no-ser-amado deprime la autoestima y ..... hallar un objeto de amor, poseer al objeto amado, vuelven a elevarla. ..... El yo se siente enriquecido por las satisfacciones satisfacci ones de objeto o bjeto y por el cumplimiento cumplimiento del ideal". (5b, pág. 97). Por otra parte, estos conceptos también permiten considerar a las neurosis como distintas formas de perturbación de las relaciones de objeto sexuales en la vida amoroso-erótica, por injerencia de la alterada homeostasis narcisista en diversos grados de intensidad y amplitud. Entiendo que éste es el campo de las neurosis narcisistas, actualmente consideradas no psicóticas, donde los problemas transferenciales giran alrededor de las dificultades de discriminación del yo-no yo, y de las defensas disociación-e-idealización rígidas, que intentan hacer frente al circuito de amor-odio (ambivalencia) puesto en marcha en cada herida narcisista. Si esta prevalencia no se da, estaremos en el terreno de las neurosis de transferencia, con los conflictos de triangularidad edípica, angustia de castración y superyó. Desde esta perspectiva, cuando abordamos la adolescencia y sus neurosis (descarto las psicosis), incurrimos en casi una redundancia; es como si dijésemos "neurosis en un período neurótico narcisista de la vida". Digo "casi" una redundancia para destacar el poco margen entre normalidad y patología. ..... Sin embargo, nuestra perplejidad contratransferencial ante el popurrí de indicadores clínicos, creo que nos obliga a considerar la adolescencia como un estado global de la personalidad que es dinámica y permanentemente cambiante. Tal vez deberíamos
4 Actualmente,
desde distintos esquemas referenciales, se acepta denominar yo ideal a la estructura de precaria integración de primitivas partes disociadas entre sí, que permite ilusoriamente negar la temprana angustia de indefensión, impotencia y de dependencia extremas. Corresponde al narcisismo primario (ver más adelante). 5
Meltzer, D. entiende por narcisismo primario la cualidad de dependencia en un vínculo en que se necesita del objeto para que satisfaga tanto las necesidades primarias como para que realice las funciones yoicas. yoi cas. Esto Esto impli implica ca una rrela elación ción en don donde de el cuerpo cuerpo y la mente mente del del sujeto sujeto se prolo prolongan ngan en en el objeto objeto más más capacitado. Esta relación difiere de la confusión self-objeto por identificación proyectiva, porque en este último caso la mente y el cuerpo del sujeto dirigen el proceso, más allá de las limitaciones del yo infantil. (8c, págs. 33-34).
5 adoptar la nomenclatura simple, aunque amplia, de "el proceso adolescente", cuando hablamos de neuróticos, con distintos tipos y grados de inhibicion inhibiciones es e inmadureces. inmadureces. De todas maneras intentaré alguna precisión de las características de ese "poco margen". Pienso que la segunda vía más fecunda para su estudio es el abordaje de las diferencias entre el duelo normal y el duelo patológico que Freud expuso en Duelo y melancolía, melancolía, aplicando a la clínica sus conceptos teóricos sobre el narcisismo, y especialmente las reformulaciones y ampliaciones del tema que hizo M. Klein en 1940, en El duelo y su relación con los estados maníaco-depresivos, maníaco-depresivos, aplicando sus conceptos de relaciones de objetos internos buenos y malos, y el de la posición depresiva, previamente elaborados en 1935.
..... Freud destaca como indicador clínico en la melancolía la pérdida de la autoestima, originada por un enorme empobrecimiento yoico que lo diferencia del duelo, dice: "en el duelo el mundo se ha hecho pobre y vacío; en la melancolía eso le ocurre al yo mismo" (pág. 243). Es que la identidad infantil infantil en crisis y el deseo genital incrementado incrementado hacen vivenciar un vacío intenso, porque no se puede encontrar un objeto (una solución) ideal que los satisfaga totalmente. Así la autoestima es vulnerada por la omnipotencia perdida, y se la trata de reequilibrar vanamente a través de la búsqueda de la saciedad del hambre de objetos externos. Desde los padres, esto es e s visto como inconstancia inconstancia egoísta. M. Klein, en cambio, ubica el duelo entre los fenómenos de la posición depresiva, considerando que la pérdida de una persona amada reactiva las tempranas ansiedades persecutorias y depresivas de esa posición infantil.
..... Sólo el amor mitigará el odio, favoreciendo la reunificación de los aspectos idealizados y persecutorios de los objetos internos a través de la disminución de las defensas maníacas, la aceptación de la culpa y la responsabilidad por los daños ocasionados en la fantasía y del proceso de reparación. Así, Freud introdujo la idea de que la pérdida en la melancolía es narcisista e inconsciente, aunque pueda tener la apariencia de pérdida objetal, y el rebajamiento de la autoestima es su indicador. M. Klein describió, más tarde, estos componentes melancólicos en el duelo normal al plantear: "el sujeto en duelo atraviesa por un estado maníaco-depresivo modificado y transitorio , y lo vence repitiendo, en diferentes circunstancias y con diferentes manifestaciones, los procesos por los que atraviesa el niño en su desarrollo temprano" (6b, pág. 288). Podemos aplicar estas ideas al estudio del estado mental adolescente y considerarlo como una neurosis narcisista (obviamente no como sinónimo de psicosis), cuyo padecimiento central sería una melancolía incipiente , un estado global de la personalidad que es dinámico y permanentemente cambiante, sin la estabilidad de las neurosis de los adultos. La diferencia entre la adolescencia como neurosis narcisista y la melancolía sería la siguiente: el adolescente, por haber desarrollado su capacidad de simbolización durante la elaboración adecuada de sus ansiedades depresivas, en los sucesivos pequeños y grandes duelos de la infancia, padece sólo temporariamente regresiones narcisistas que lo llevan a restablecer relaciones de objeto parciales. Es una reactivació reactivación n narcisista . Una vez reelaborados los (tres) duelos básicos, se reintegrará en relaciones de objeto totales y logrará un nuevo salto cualitativo en su capacidad simbólica y, por ende, en su juicio de realidad. Mientras que el melancólico (adolescente o adulto) fracasa, una y otra vez, en la elaboración y resignificación de las pérdidas narcisistas, durante los múltiples duelos que la realidad siempre impone. Es una patología estructurada del carácter. carácter. Por esta diferencia es que en la clínica observamos que si bien el adolescente, por su autoestima vulnerada, padece una reactivación de su ambivalencia hasta grados por momentos alarmantes, su capacidad previamente adquirida de simbolizar pérdidas, aunque no funcione a pleno, resulta suficiente para preservarlo de autorreproches y
6 autocastigos severos. Su hambre de objetos se mantiene. Su capacidad de amar no se pierde. No devuelve sistemáticamente odio por amor y las relaciones con los buenos objetos internos y externos no se deterioran definitivament definitivamente. e.
..... En otras palabras, ambos comparten en su realidad psíquica el predominio del funcionamiento narcisista pero la calidad y el estado de sus objetos internos, y el trato intercambiado con ellos, persiguen objetivos opuestos. Si no resulta difícil detectar las diferencias entre el adolescente y el melancólico, melancólico, aunque comparten los elementos narcisistas, no es tan fácil diferenciar el proceso adolescente de sus neurosis. Y aquí debo volver al "poco margen" (pág. 11). Creo que la tercera vía fecunda es el estudio de las perturbaciones de la sexualidad por el grado de injerencia del narcisismo. En este campo, hasta donde yo sé, los dos autores que han hecho aportes específicos a la metapsicología adolescente a partir de la clínica psicoanalítica, son Peter Blos y Donald Meltzer. P. Blos, apoyándose en las ideas freudianas, desarrolla las vicisitudes del complejo de Edipo completo y la evolución del ideal del yo, y adapta el concepto de separaciónindividuación de Mahler para explicar el desprendimiento adolescente. Dice en La transición adolescente (2b): (2b):
..... " ... Aplicaremos aquí al proceso adolescente las ideas de Freud (1914) sobre el narcisismo y el yo ideal. (...) El vínculo edípico negativo es una relación narcisista de objeto ("amo lo que quiero ser"); en la adolescencia la libido investida en este vínculo se desexualiza e inicia así la estructura del ideal del yo adulto. (...)el ideal del yo adulto es el heredero del complejo de Edipo negativo, así como el superyó del positivo", (pág. 390) (El subrayado es mío). "El paso intermedio" de todo este proceso, P. Blos lo denomina "segundo proceso de individuación" (pág. 118), y lo centra en el concepto de regresión pulsional y yoica al servicio del desarrollo. Esta regresión se refiere a las vicisitudes de las relaciones objetales preedípicas reactivadas. Por vía de esta regresión, el adolescente entra en contacto con dependencias, angustias y necesidades necesidades infantiles infantiles pendientes (pág. 391) ... la etapa preedípica de relaciones objetales rivaliza con la edípica en cuanto a sus respectivos aportes a la formación de la personalidad adolescente. (...) Toda vez que prevalezca en la niñez o en la adolescencia una psicopatología neurótica, podemos estar seguros de que remanentes traumáticos preedípicos preedípic os se han abierto camino hasta las formaciones formaciones edípicas (pág. 392).
..... Algunas de estas ideas me resultan sumamente atractivas y esclarecedoras en relación a la especificidad del proceso adolescente... Centrar la problemática de la reactivación de lo “naufragado” en la elaboración del complejo de Edipo negativo, y considerar al ideal del yo adulto su "heredero", ya que este aspecto negativo del complejo es una relación narcisista de objeto, me parece ciertamente una auténtica prosecución de las ideas de Freud. Además, da amplia cuenta de la ambivalencia y de la transferencia negativa, que es el pan nuestro de cada día en los análisis de los adolescentes, y abre un camino para el abordaje técnico del "amor" homosexual como odio narcisista, que lo hace más entendible y menos rechazable rechazable por el adolescente. adolescente.
..... Sin embargo, los desarrollos del "paso intermedio" se restringen al área pulsional, y los conceptos de ambivalencia, bi-sexualidad, regresión y fijación son vistos en términos de la primera teoría de la libido. Al no tomar en cuenta la dinámica del duelo y su eje, el dolor depresivo, las conceptualizaciones de Blos no se completan con este factor como parte del motor de la realidad psíquica, y entonces, las vicisitudes de la autoestima y de
7 las idealizaciones, así como los cambios de los puntos de fijación en las relaciones objétales tempranas, quedan explicadas prevalentemente en términos económicos y muy tibiamente, en relación con los múltiples significados de las diversas identificaciones identificaci ones con los "objetos "o bjetos infantiles interiorizados". interiorizados". A mi modo de ver resultan más completos los aportes de D. Meltzer (3b) quien, prosiguiendo las ideas de Freud (escena primaria) y de M. Klein (fantasías acerca del interior del cuerpo de la madre), clasifica estados de la mente con actividades sexuales según cómo sea la participación del self en esa escena fantaseada. Meltzer jerarquiza la. actitud ante el dolor depresivo, por la renuncia a la escena primaria, como eje organizador de estos estados. Considera como base de la sexualidad (mental) adulta la identificación introyectiva con ambas imagos parentales y su actividad llevada a cabo en la intimidad: el trabajo sexual placentero y la (pro)creación. El fracaso de esta identificación y en su lugar la identificación proyectiva del dolor mental, con sus múltiples razones y consecuencias, le permiten describir los estados mentales de la sexualidad infantil polimorfa y perversa como categorías metapsicológicas. Estas implican distintas manipulaciones mentales de los objetos internos, reunidos en la "familia idealizada" (una extensión original y feliz del concepto de escena primaria porque enfatiza además el carácter de escenificación de un argumento "fantaseado").
..... Describe la sexualidad infantil polimorfa cuyo propósito final sigue siendo la identificación introyectiva de los buenos padres, que posibilitará, una vez superados el odio y los celos edípicos, una nueva salida ; al deseo insatisfecho en vez de buscar participar en la escena primaria o imitarla por identificación proyectiva. En cambio cuando describe la sexualidad infantil perversa recalca que el eje central de los objetivos del outsider deja de ser la consecución del placer sexual, y pasa a ser la triunfante abolición de las angustias psicóticas, especialmente de la depresiva. De esta manera se pierde (y se destruye) todo contacto con los fines de la escena primaria; ya no se intenta ni siquiera imitarla, sino que se la ataca directamente con el liderazgo de esta parte destructiva de la personalidad, y regida por la competencia envidiosa, ahora se busca hacer lo contrario en todo, construir un mundo de no-vida donde no existan las grandes angustias de los que están vivos, ni la temporalidad. Meltzer adscribe la actitud destructiva del outsider (como defensa ante el dolor mental) a la parte con organizació organización n narcisista de la personalidad.
..... En lo que sigue expondré un ordenamiento de la psicopatología adolescente desde un punto de vista psicoanalítico, y tomaré las observaciones de la psicología evolutiva como exteriorizaciones exteriorizaci ones de su estado mental. ..... La adolescencia es un estado de completa resignificación del mundo infantil porque porque se le agregarán dos elementos más, que son fundamentales: la capacidad efectiva de realizar la vida erótica y la capacidad de procrear, que finalmente se reflejarán ambas en un sentimiento de identidad y autonomía, y la práctica de una vida social exogámica con conciencia de la temporalidad. Pero ante tamaña empresa de experiencia psíquica y real, lo característico del estado consciente de la pubertad y la adolescencia media, 6 es la inestabilidad emocional por la reaparición de la incertidumbre con respecto a las diferenciaciones interno-externo, adulto-infantil, bueno-malo, y masculinofemenino, parecido al período preedípico. Este estado confusional y de terrible caos de niveles, zonas e identificaciones, identificaciones, se desencadena desencadena cuando se rompe la organización pseudo-adulta de la latencia, frente a los primeros cambios corporales corporal es y el poder del empuje sexual que pronto se hace sentir. Estos cambios corporales sacuden la tranquilidad narcisista de la latencia..... El ideal infantil, confirmado en su autoestima por imitación obsesiva de los objetos parentales y, muchas veces, por la admiración de los padres reales y el mundo de los adultos en 6
Adopto la clasificación descriptiva de Blos (2a).
8 general, se ensalza en sus ilusiones seudoadultas. Pero este e estado stado seudomaduro seudomaduro de la latencia, inducido por la identificación proyectiva y los mecanismos obsesivos, mantiene a los objetos tan separados, desexualizados y disminuidos en su vitalidad creativa, que sirven muy poco para sostener el sentimiento de identidad. El crecimiento físico rápido y disarmónico disarmónico de la pubertad pubertad pone pone en duda todo. El yo ideal, una una vez más, es puesto en tela de juicio en su omnipotencia y omnisciencia, porque no podrá anticipar qué cuerpo se tendrá finalmente. Resurge entonces ante esta imagen cambiante, la variada y compleja conducta pregenital polimorfa y perversa, que ya fue la modalidad más ejercitada en la infancia, para hacer frente a las ansiedades y tensión narcisista de entonces. La imagen corporal implica las representaciones referidas tanto a la forma y armonía físicas como a su funcionalidad. El púber y el adolescente temprano tienen que hacer frente al cuerpo que cambia, especialmente en dos aspectos: primero, la situación inédita de la eyaculación en el varón y la menstruación en la mujer, que fueron preanunciadas por la aparición del vello pubiano. La información previa acerca de estos acontecimientos no resulta suficiente para mitigar la perplejidad y los miedos que surgen, porque si bien, en el sentido descriptivo, son excreciones corporales cuyos antecedentes de duelo en la historia infantil fue la pérdida de las heces con las ansiedades acompañantes, ahora deberán ser resignificadas en su valor genital. Esto implica un cambio radical en su significado, porque "genital" que viene de génesisorigen-principio de, y no de conclusión y desecho, intensifica tanto las ansiedades de cierre y fin de la ilusión de bisexualidad y partenogénesis (heces-niño), como las ansiedades de apertura de la genitalidad, apareamiento y procreatividad. En este sentido son situaciones inéditas. En consecuencia el púber debe iniciar el duelo por la pérdida del cuerpo bueno-y-amado infantil, bisexual. A esto se suma el empuje de los deseos genitales en forma de excitación, al principio casi inespecífica, que tampoco se sabe cómo canalizar para obtener una nueva forma de satisfacción y, a la vez, cumplir con la sociedad: tener una identidad sexual, practicar la sexualidad y más adelante ser capaz de (pro)crear con responsabilidad. Vale decir, se debe atravesar el duelo por la identidad y el rol infantiles que son, en su mayor parte, egocéntricamente receptores y buscadores de placer momentáneo. Aquí gravita un segundo aspecto del esquema corporal que sigue al anterior, también inédito, y que genera tensión narcisista: es la situación del par penetración-defloración. Este componente de la funcionalidad del esquema corporal implica una combinatoria de significados mucho más compleja aún, porque remite directa e indefectiblemente a las ansiedades edípicas que, en la historia infantil, tanto dolor narcisista produjeron. La ansiedad de castración que surge de este complejo no se debe únicamente a la amenaza de castigo paterno si el joven insistiese en seguir adelante con sus deseos incestuosos. Junto a ello, la mera presencia presencia de la pareja parental, parental, sexual y armónica, armónica, redespierta en él la ansiedad de exclusión que es equivalente a la de castración porque desmiente la ambición de exclusividad narcisista. Durante el proceso adolescente se dará un polimorfismo sexual pregenital, intentando pasar por alto la elaboración del dolor depresivo que implica la renuncia a la escena primaria. Se intentará lograr maníacamente por identificación proyectiva (narcisista) con los objetos idealizados, el placer sexual fantaseado de los adultos (y de los padres internos). Este estado mental podría considerarse como el de la adolescencia normal que denominaré neurosis adolescente . Todos los autores coinciden coinciden en considerar la vida grupal ad adolescente olescente y la masturbación masturbación como las vías naturales de elaboración de estas fantasías maníacas. Pero especialmente la masturbación resulta siempre un arma de doble filo. Si bien da una salida a la excitación genital, a la vez ocasiona una ansiedad confusional importante por su inducción a abandonar el self y apoderarse de la identidad de un objeto por intrusión. La ilusión-de-ser-adulto, infantil y narcisista, mantenida por esta vía, impide al adolescente tomar clara conciencia de su propio estado y falencias. Como el propósito es experimental, y por experiencia los adolescentes descubren que el orgasmo masturbatorio es seguido de culpa y persecución, la regulan según su tolerancia. Pero si las ansiedades confusionales y la angustia de castración son muy intensas, existe el peligro de que la masturbación se vuelva compulsiva. En este sentido, la vida grupal juega un papel mucho más importante porque ofrece la
9 oportunidad de ensayar alternadamente los distintos personajes de las fantasías masturbatorias, con una gradual disminución de las rígidas disociaciones, de la omnipotencia y de los estados confusionales provocados por la masturbación. Si bien la vida en grupo también puede implicar el peligro de quedar aprisionado en ella, la identidad del grupo habitualmente da tiempo (moratoria psicosexual de Erikson) (3a) a la elaboración de las ansiedades y del duelo personal. Cuando las confusiones adentro-afuera, activo-pasivo y masculino-femenino empiezan a superarse, la angustia de castración disminuye, y se está en condiciones de abordar la situación de la penetración-defloración que, con el surgimiento del impulso hacia el apareamiento, da mejor salida a los deseos genitales insatisfechos. Cuando esto comienza a ocurrir significa que la vida en grupo ha cumplido su cometido. Al principio surge una promiscuidad algo desenfrenada en busca de una resolución del complejo de Edipo. Debido a esta finalidad, la promiscuidad y los cambios frecuentes de pareja sexual son actividades relativamente libres de culpa y no alcanzan un pico inhibidor. Mientras tanto, el predominio del amor sobre el odio y el fortalecimiento de la autoestima durante los distintos logros van posibilitando la superación del dolor depresivo por los múltiples ataques orales, anales y falicouretrales con rabia narcisista, infringidos a la pareja parental interna a través de las fantasías masturbatorias, y muchas veces a la externa, y van permitiendo las identificaciones introyectivas como forma de repararla. Pero esto se logrará al final de la adolescencia (si bien puede no tener límites de edad). e dad). Sin embargo, cuando el odio y los ataques a los objetos idealizados son muy intensos porque los celos se hacen intolerables y la autoestima decae una y otra vez, se intensifica la disociación, especialmente adentro-afuera como defensa ante el dolor depresivo y las identificaciones proyectivas se hacen masivas. Se pierden la capacidad para el amor y el hambre de objetos. Son adolescentes que en lugar de sentirse impulsados por la ilusión de un objeto ideal, refuerzan los métodos de agresividad que el odio y la envidia de la organización narcisista inspiran. Ya no se aspira a lograr el placer sexual aunque sea por imitación de los objetos idealizados, sino sólo se busca la triunfante abolición de la angustia y el dolor depresivo. La rivalidad edípica no sólo es rechazada como propuesta, sino que, con una competencia envidiosa se la trata de destruir haciendo lo contrario en todo. Pronto se pierde todo sentido de la temporalidad y la identidad se hace difusa o engañosa. Esto podría ser una definición definición de adolescencia patológica que presenta diferentes grados y fachadas, desde el oposicionismo y la denigración sistemática del mundo adulto y también del infantil, hasta la destructividad psicopática y perversa en la delincuencia. (Perversidad neurótica de Meltzer). Adolescentes mucho más enfermos aún, pero no clínicamente psicóticos, son aquéllos que presentan lo que Freud reconoció en la melancolía: una identificación narcisista con todas las características ambivalentes del modo oral sádico, como sustitución de la pérdida de un objeto ideal inconsciente. Presentan una realidad psíquica poblada de objetos atacados, destruidos y perdidos, alternando con su negación maníaca absoluta. Los cuadros clínicos varían desde depresiones graves, anorexia nerviosa, hasta adicciones. Hacia el final de la adolescencia (entre 20 y 25 años), si se pudo paulatinamente enfrentar el dolor depresivo con valentía, confianza en los buenos objetos, y contención del medio ambiente, la autoestima se sostiene cada vez más gracias a la mayor integración y fortalecimiento de las partes buenas del self. Comienza a aceptarse la posibilidad de ser querido aun cuando no se es el único. De esta manera va instalándose en la mente del adolescente la noción de una preferencia parcial y selectiva, donde cada integrante del triángulo edípico adquiere una posición y una función determinada frente a los otros dos. Disminuye el deseo de exclusividad porque se descubre que el amor de la madre hacia el padre no está en contradicción con el amor que ella tiene hacia el sujeto. Ya ninguno de los tres es todo en sí mismo, nadie es un yo ideal. (2).
Objetivos fundamentales del análisis en la adolescen adolescencia cia
10 No presentaré una versión abreviada de este apartado porque no hace a nuestro tema de hoy. Pues aquí termina la parte abreviada.
1. En “Análisis terminable e interminable” Freud (1939) al recordarnos el trípode trauma (psíquico infantil) + fuerza de la las pulsiones + alteraciones del aquella Yo para etiología de las neurosis, afirma que quecomprender cuenta con el factor traumático como el predominante, tiene mejor pronóstico que las demás. 7
T
Duelos Heridas narcisísticas
Adolescencia
( Fusión/defusión pulsional FP Fusión/defusión (quantum de pulsión de muerte) necesitado de representación representaci ón
Represión-escisión – negación negación (neurosis (neurosis tranf-caracterpoatíastranf-caracterpoatías-
AY
Neurosis narc.) Escisión-desmentida-forclusión (perversión-psicosis) (perversión-ps icosis)
2. Si consideramos la sexualidad humana como traumática, es consecuente pensar que la adolescencia, como una resignificación de la sexualidad infantil, es una “neurosis” de buen pronóstico, tanto que si se despliega en circunstancias favorables, “se cura” espontáneamente (fusión pulsional re-equilibrada + enriquecimiento del yo con nuevos logros). 3. De modo que ubicaré en el polo T todas aquellas situaciones traumáticas que Freud menciona por necesitar de elaboración, tanto por resignificación ( nachträglich) de lo infantil como significación de lo nuevo, desconocido, esto es como quantum de estímulos que necesitará de representación – en en la adolescencia: el cuerpo sexualmente madurado y la construcción del objeto no-incestuoso. 4. Quiero recordarles que Freud sustituyó la noción de trauma (marca puntiforme) por la de situación traumática cuando en 1926 anunció su última teoría de la angustia, 7
Por razones didácticas y de mayor claridad trazaré un trípode con sus tres polos T (por trauma), FP (por fuerza
de las pulsiones) y AY (por alteraciones del yo).
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mencionándola como acompañante a toda experiencia de pérdida.
5. Las situaciones traumáticas paradigmáticas son el destete, la pérdida de las heces y cómo “llega a su fin el amor típico de la infancia” que Freud describe con claridad en el capítulo del “Más allá delallí Ppio como paradigma como de heridaIIInarcisística . Dice “…deElPlacer” florecimiento temprano de la vida sexual infantil estaba destinado a sepultarse (Unfergang ) porque sus deseos eran inconciliables con la realidad y por la insuficiencia de la etapa evolutiva en que se encontraba el niño. Ese florecimiento se fue a pique (zugrunde gehen) a raíz de las más penosas ocasiones y en medio de sensaciones hondamente dolorosas. La pérdida de amor y el fracaso, dejaron como secuela un daño permanente del sentimiento de sí en calidad de cicatriz narcisista . […] El vínculo tierno establecido casi siempre con el progenitor del otro sexo sucumbió al desengaño, a la vana espera de una satisfacción, a los celos que provocó el nacimiento de un hermanito…”.
6. Es decir, los duelos, todas las pérdidas (reales o fantaseadas) que apr ès-coup resultan resultan angustiantes y por eso traumáticas, deben ser elaborados, es decir aceptar su muerte simbólica y erigir en su lugar un sustituto simbólico que como sostén hará posible la aceptación de la ausencia y permitirá poner distancia con respecto a la actualidad de las marcas. En caso contrario la herida narcisística, si es ignorada, causará defusión pulsional dejando un quantum de pulsión de muerte libre, no neutralizada que comprometerá, por mantener un exceso de estímulos, tanto el conocimiento del presente así como la la acción. La herida herida conservará su actualidad y se hará presente una y otra vez a través de la acción (agieren). Es así que la compulsión a la repetición es el indicador clínico de la pulsión de muerte (M.Leivi, 1995).
7. La castración, por amenaza directa o fantaseada y percepción de la falta de pene en la mujer, constituye para el varón "el trauma más grande de su vida", afirma Freud rotundamente en 1939.
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8. Dicho de otro modo, todas las situaciones traumáticas, sean de pérdida o de renuncia, reales o fantaseadas, dejan cicatrices narcisista narcisistas s . Por esa razón necesitan una y otra vez ser elaborados a lo largo de toda la vida. 9. Cito aquí un párrafo de mi artículo del 85: En Introducción al , “…Freud afirma q ue Narcisismo ue al principio de la toma vida, cuando el sujeto empieza a relacionarse con el mundo, a su madre como primer objeto erótico, pero también la toma como una prolongación de sí mismo. De aquí en más „tendrá dos objetos sexuales originarios: él mismo y la muj er que lo crió‟, que marcarán dos modelos de relación: narcisista el primero y anaclítica, el otro ”. Y agrega ". . . presuponemos entonces que en todo ser humano el narcisismo eventualmente puede expresarse de manera dominante en en su selección de objeto" (el subrayado es mío) (6b, pág. 85). Se señalan entonces dos caminos a seguir, que reeditan las satisfacciones infantiles, que no serán excluyentes, sino rivales; imponiendo cada uno su tipo de satisfacción: la narcisista o la objetal, según cual predomine. […], esta situación es esencial en el funcionamiento mental adolescente. Para entender esta interacción, Freud aporta otra idea: las satisfacciones sexuales se apoyarán sobre las narcisistas. Su estudio de la vida sexual y amorosa se resignifica après-coup (nachträglich) 8 con el concepto básico de que las satisfacciones sexuales son finalmente regidas por el mandato edípico.
Todo este enfoque es posible si pensamos que Freud 10. desde un principio consideró la sexualidad como el centro de toda su teoría, pero siempre pensó también en una fuerza oponente. Al principio eran las pulsiones de autoconservación que también las llamaba pulsiones del yo los opositores de la sexualidad. Como si el yo no fuera también asiento de la sexualidad. Pero a partir de la Introducción al narcisismo planteó la libidinización de las pulsiones del yo, una especie de imbricación entre autoconservación-narcisismo-sexualidad. De ahí también deriva la idea del apuntalamiento de las satisfacciones sexuales por las de autoconservación, (concepto que ha 3 Concepto agregado en la presente revisión r evisión
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trabajado exhaustivamente Laplanche). Finalmente, después de l920 planteará su última teoría de dualidad pulsional acerca de la sexualidad versus otra oposición. Será pulsión de vida o Eros versus pulsión de muerte o Tánatos.
11.
Es decir, para estudiar la estructuración definitiva del
aparato mental (y dede las neurosis), resulta crucial profundizar el estudio la imbricación de la relación narcisista de objeto, diádica, y la situación triangular planteada por el complejo de Edipo.9 (El emplazamiento vertical del diagrama es para graficar la posibilidad de tener, en cada corte transversal, horizontal, una idea de cuánta ansiedad narcisística y cuánta de ansiedades edípicas están en juego, sincrónicamente). Posible/Imposible Narcisismo Narcisism o Primario absoluto absoluto _ ___________ ___________ ------------------------todo o nada Incompleto Imaginario (de imagen) Simbólico (gracias a los duelos) Espacialidad temporalidad N presente prese nte eterno pasado/presente/futuro pasado/presente/futuro ____________ cantidad -------__------- ___ ------- cualidad E Siempre, ya y eternamente a veces, con fin y limitaci limitaciones ones tiempo circular u oscilante tiempo lineal Satisfacción narcisista Satisfacció Satisfacción n objetal Yo ideal Ideal del Yo Permitido/Prohibido
12. “A modo de definición operacional, voy a considerar la relación narcisista de objeto como una estructura mental que funciona en un vínculo diádico, con dos términos en espejo, donde la persona, por identificación primaria, busca mantener una y otra vez la ilusión de poseer una omnipotencia, omnisciencia, perfección y completud propias, que también atribuye a su objeto, vivido como espejo confirmatorio. En esta relación, el individuo, en un eterno presente, obtiene ilusoriamente la satisfacción plena de ser el único que colma totalmente las expectativas de su objeto, en realidad un alter ego. Su esencia es sentirse único y superior a todo en todos los campos de valoración: ser el más sensual, el más inteligente, el más fuerte, el más hermoso, el más bueno, etc. "Yo, el único y el mejor", es la
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Quiero compartir aquí otro diagrama que pienso que grafica esta idea de imbricación de la relación narcisítica con la edípica: un rectángulo r ectángulo vertical, dividido en dos triángulos, por el atravesamiento de la diagonal cada uno dedicado a N (narcisismo) y .E (complejo de Edipo).
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convicción del sistema narcisista. Un estado de autoengrandecimiento y de autofascinación, el yo ideal.” ideal.”
13. Aquí (en el triángulo superior) se dirimirán las categorías de posible/imposible en cuanto se vean amenazadas la omnipotencia y la omnisciencia. Lo ubicaré en el extremo de este rectángulo. del campo edípico superior (el triángulo inferior) donde A sediferencia establecerán las categorías permitido/prohibido una vez atravesado el Complejo de Edipo; y lo colocaré en el extremo inferior de este rectángulo.
14. Continúo la cita: “También es inherente a este sistema su fragilidad extrema: un único elemento que cuestione la perfección, invierte el signo positivo de esta dicha, para abrir paso al odio, la agresividad y la desesperación. 15. Debido a esta estructura, el complejo de Edipo resulta el golpe más fuerte que el narcisismo recibe: una vez que las relaciones se triangularizan y la estructura edípica se implanta, se desmienten las fantasías omnipotentes de bisexualidad y de partenogénesis (autoengendramiento) y aparece la diferencia de los sexos, la escena primaria y el enigma inefable de la procreación. Así, todos los componentes de la estructura narcisista, diádica, se ven compelidos a resignificarse como componentes de la triádica, si bien nunca nunca desaparecen.” desaparecen.” 16.
“De aquí en más, y para siempre, se oscila entre: la
ambición de perfección narcisista y la aceptación realista de la parcialidad y finitud que toda satisfacción implica, tanto por la incompletud del self como por las limitaciones del objeto, y la existencia de la temporalidad .”
17. “Esta escisión estructural de la personalidad condicionará que en cada situación de pérdida se reactiven indefectiblemente los componentes narcisistas, que sólo menguarán cuando, al cabo del trabajo de duelo, se logre la resignificación simbólica de la pérdida” y “…y el hallazgo del objeto sustituyente”. 10
10
Concepto agregado en la presente revisión: ver mi traba jo “Duelo, depresión y melancolía en la adolesc adolescencia” encia”
15
18. La organización narcisística de la mente se maneja con convicciones y certezas con relación al conocimiento y explicación de los hechos, modalidad ilusoria de funcionamiento mental que implica un Yo que tiene una imagen de sí completa, sin fisuras, duradero en un tiempo eterno. Este Yo es el que conocemos como Yo ideal. 19. Cuando las perfecciones de este Yo ideal se hacen insostenibles gracias a los embates de la realidad, en especial a la intervención del C.de Edipo, estas perfecciones, decía, se convierten en los valores y referentes del Ideal del Yo que permitirán revivir la satisfacción narcisista cada vez que se aproxima a ellos en su intento de cumplirlos. 20. La autoestima resulta entonces el “heredero” del amor a sí mismo narcisístico, ahora regido por el ideal del yo. 21. Cada vez que se perturba la autoestima y resulta imposible sostenerla, aparecerán paralelamente las perturbaciones en la vida amorosa y sexual; y a la inversa, cada vez que aumenta el empuje sexual y por distintas razones resulta frustrado, será sentido como un ataque a la autoestima. A su rebajamiento lo llamamos herida narcisista , que en la búsqueda de su homeostasis ensayará distintas soluciones vicariantes a través de las satisfacciones sexuales, distorsionándolas y perturbando las relaciones de objeto. 22.
"Donde
la
satisfacción
narcisista
tropieza
con
impedimentos reales, el ideal sexual puede ser usado como satisfacción sustitutiva. Entonces se ama, siguiendo el tipo de la elección narcisista de objeto, lo que uno fue y ha perdido o lo que posee los méritos que uno no tiene (se ama a lo que uno querría ser). ... Se ama a lo que posee el mérito que falta al yo para alcanzar el ideal… Se busca entonces, … el camino de regreso al narcisismo escogiendo, de acuerdo con el tipo narcisista, un ideal sexual que posee los méritos inalcanzables para él. Es la curación por amor".
23.
Esta dinámica tiene, al mismo tiempo, su paralelismo
en la relación con es el sensorialmente objeto externo: presente, para la organización narcisista, el objeto disponible y previsible, la relación con él está siempre bajo control, y en
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un tiempo eternamente presente. De modo que, no sólo cuando ocurre una pérdida real del objeto, sino también una modificación de las significaciones de este objeto, hace que este Yo rápidamente pase a explicar los hechos para reponerse. Esta actitud del Yo de dar rápidamente una respuesta frente a un hecho, es una reacción narcisista, es una forma de ysostener sentimiento de la presente, propia integridad y autoest autoestima ima a la vez el mantener m antener al a l objeto aunque sea en la imaginación, en la fantasía, idealizándolo o inclusive en forma persecutoria, pero a toda costa presente. Bion dice que el objeto que es bueno y que se ha ausentado, no es aceptado como un objeto-bueno-ausente, sino que sigue siendo un objeto presente, sólo que ahora es malo, un objeto-malo-presente. Para que el sujeto pueda aceptarlo ausente, es necesaria la intervención de las experiencias del C.de Edipo y la simbolización de la pérdida y la introyección del objeto, esto es, que el objeto original se haga inconsciente e interno y sus cualidades se hagan valores y referentes de los objetos sustitutos, de modo que los atributos apetecibles del objeto externo perdido se conviertan en los atributos buscados en los objetos sustitutos. 24. Sin
embargo, es necesario también tomar en cuenta las características de los objetos que han participado tanto en la época de la narcisización del sujeto como en su posterior castración e instauración de la ley del padre. Si la narcisización ha sido defectuosa por exceso o por déficit (H.Rosenfeld, Kohut, Winnicott), habrá inmadurez emocional
del sujeto, porque la internalización se hará de objetos inadecuadamente idealizados o persecutorios, confusos o contradictorios, por la cual el sujeto no sabrá distinguir la pérdida del objeto actual del originario, y se sentirá tan indefenso como antaño, confundiendo su situación actual con la de la temprana infancia. De igual manera, en la adolescencia permite comprender importantes aspectos de la vida juvenil como son: la amistad "isosexual" y los intensos enamoramientos por "flechazo", los fanatismos, tanto por intensa idealización como desidealización. Al respecto Freud concluye: ". . .en la vida amorosa el no-seramado deprime autoestima y. a . .elevarla. hallar un de siente amor, poseer al objeto la amado, vuelven ...objeto El yo se
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enriquecido por las satisfacciones de objeto y por el cumplimiento del ideal". 25. Es
por la vigencia del así llamado Edipo temprano (M.Klein, 1964), el interjuego del narcisismo-Edipo desde un comienzo, que en el duelo normal, donde el sujeto no debería por lógica
sentirse humillado, culpable omelancólicos responsable de porautorreproches la pérdida del objeto, aparecen sentimientos y de indignidad, indignidad, porque al principio del proceso de duelo, las aspiraciones y convicciones narcisísticas e infantiles pretenden dominar la ausencia del objeto con sus métodos, esto es, con sensorialización y posesividad del objeto, o en su defecto lo atacan agresivamente, y vivencian una y otra vez el dolor psíquico de su fracaso, como dolor de herida narcisística. 26. Es
común no encontrar muchos indicadores clínicos directos, sea de la esfera narcisística, sea de la esfera edípica, por eso las pruebas positivas es siempre más confiable buscarlas en los sueños, para no considerar que simplemente están inconscientes.
27. Resumiendo,
diría que el trabajo de duelo es el esfuerzo psíquico de aceptar las pérdidas que están prevalentemente bajo la égida de los mandatos edípicos. Esta característica es importante para los diagnósticos diferenciales con las depresiones, éstas se deben a la fijación y aferramiento a las necesidades de pacificación de la organización narcisística. Si las experiencias infantiles han sido aceptablemente
buenas, su introyección permitirá un duelo normal si bien lento pero sostenido, en el contexto de ansiedades depresivas con pena y culpa y paulatino respeto por la escena primaria. 28. En
mi artículo del 85 me he guiado por conceptos de Meltzer volcados en su “ Estados mentales de la sexualidad ” (Sexual States of Mind). En Buenos Aires todavía no conocíamos sus “Seminarios de Novara” contribución que cuando apareció aportó muchas conceptualizaciones muy enriquecedoras. Allí, según como lo veo yo, continuó sosteniendo una suerte de intrapsíquico entre la que organización narcisista del interjuego self y las partes neuróticas hayan sufrido la castración simbólica. Así y todo la descripción de estados
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mentales adolescentes, su relación con el lenguaje y la escena primaria amplió nuestros conocimientos.
29. Meltzer, partiendo de los tres conceptos fundamentales del desarrollo kleiniano, esto es, el splitting, la identificación proyectiva y la concretud de la realidad psíquica, destaca que: 1) Una teoría psicoanalítica debe concebir a la adolescencia, así como a la latencia y a la pubertad, como estados mentales independientes de la edad cronológica. Por estado mental entiende como modo de funcionamiento de una parte del self que tiene una determinada concepción del mundo de los objetos internos y externos y del interior de estos objetos. objetos. También la posibilidad posibilidad de una particular relación, intrusiva e usurpadora o respetuosa con ellos, inmersos en un trascurrir también particular del tiempo, que puede ser circular, oscilante o lineal, según su complejización y capacidad de simbolización. 2) Este desarrollo mental recorrerá necesariamente el siguiente proceso: se parte primero, en estado mental infantil y latente , de una convicción, de una certeza de que los padres unidos son omniscientes y basta esperar ser grande como ellos, para tener esos conocimientos; se pasa luego, en estado mental púber , a un estado múltiple de confusiones, ante la desilusión de descubrir que tal omnisciencia es falaz, para finalmente y a duras penas llegar (a veces) a experimentar, un estado mental adulto , donde el pensar no es cosa en sí misma heredada, sino que depende de la actividad de una parte de la mente que es vivenciada como objeto interno con características de fuerza, bondad y belleza interna vitales. Aparece, entonces, el deseo por responsabilizarse por el cuidado y bienestar de este objeto, porque la introyección de sus atributos inspirará el deseo de comprender. Así llega Meltzer a describir la concepción mental de funcionamiento adulto donde es reconocida la discriminación de estos objetos internos, respetada su interioridad misteriosa y aceptada la fugacidad del contacto con ellos en el tiempo. Esto hace que la relación con ellos sea fácilmente vulnerable. Todo otro tipo de funcionamiento será de organización narcisística, es decir, de aspiraciones infantiles, sean en
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base a fantasías genitales o pregenitales. Esta manera de concebir el mundo interno entre espacios de funcionamiento adulto, maduro e infantil o narcisístico, es una ampliación del concepto de splitting del desarrollo kleiniano, que Meltzer llama splitting horizontal y la identificaci identificación ón proyectiva proyectiva su operatoria operatoria porque aquí están implicados conceptos la de posición identificación y de relación de objetolos sustentando narcisista: que el yo se construye en la misma relación temprana de objeto con el pecho, como un espacio a ser explorado; aquí, la intrusividad de la identificación proyectiva causa el sentimiento de confusión en la identidad del sujeto al creerse el objeto con todos sus atributos de omnipotencia y omnisciencia, y adjudicar (proyectar) además las propias imperfecciones al objeto. 3) Meltzer relega el interés por la florida actividad sexual adolescente a un segundo plano y destaca en primer plano el intenso hambre de conocimientos acerca de la vida íntima de los padres/adultos, es decir de los secretos de la escena primaria, que, si no es satisfecha inmediatamente, desencadena confusiones en el sentimiento de identidad de variada extensión, ya que el mecanismo usado, para llevar a cabo la anhelada satisfacción fantaseada sigue siendo la identificación proyectiva en esos mundos, con el fin de usurpar sus contenidos y funciones. 4) La actividad sexual, tan polimorfa al principio, inclu yendo la la masturbación, masturbación, pretende pretende resolver resolver el stress stress narcinarcisístico que estas confusiones causan. Por eso que los estados depresivos se alternan tan a menudo con acción y acting out. No tienen la misma intencional intencionalidad idad de búsqueda de satisfacción del deseo amoroso, como es en la sexualidad del estado mental en vías de apareamiento. 30.- Creo que estas confusiones del sentimiento de identidad son la razón de porqué a los púberes les cuesta entrar en la adolescencia propiamente dicha, y a diferencia de los mayores, aparece el estado de apatía e inhibición o en su defecto hiperactividad, en vez de tristeza o pena cuando se ven desorientados, sintiendo que han perdido algo pero que no saben qué es. Es que están mucho más preocupados por
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su autoestima, guiados todavía inconscientemente por los ideales infantiles. 31.- Resumiendo estos conceptos, Meltzer se centra en el problema del conocimiento como eje e idea directriz metapsicológicos, de todas sus consideraciones clínicas, para clasificar distintos tipos de estados mentales adolescentes. Aquí están implícitos los dos tipos de conocimientos que Bion postula y Meltzer amplia con su concepto de identificación introyectiva: 1) Un tipo de conocimiento que viene impartido desde la autoridad. Aquí el conocimiento se lo considera una posesión concreta de los adultos y es cosa para heredar o en su defecto, secretamente usurpar. La idea de posesión concreta alude a dos características: la concretud se refiere a su accesibilidad sensorial y a la posesión, a la posibilidad de relación y retención prolongada, sensual y exclusiva de las fuentes ilusorias de conocimiento, según voluntad. 2) Otro tipo de conocimiento que surge surge de la la propia experiencia emocional, gracias a la elaboración de las angustias y confusiones que emergen, es cuando el adolescente se encuentra ante la belleza misteriosa, no totalmente accesible, del mundo y debe esforzarse en dar su propia significación a sus relaciones íntimas y profundas. 32.- Meltzer a diferencia de Freud e inclusive de M.Klein, prefiere considerar al Superyo e Ideal del Yo como la existencia de objetos internalizados en espacios mentales vivos e independientes del propio self y de su voluntad. Esto implica la posibilidad o no de que cada situación vivida por el sujeto con sus objetos internos y externos, tenga un momento de contacto, que por ser sólo un momento, pasa fugazmente. 33.- Me parece importante la caracterización de "vivos e independientes" porque alude a dos atributos que indican, por una parte lo no-estático de su funcionamiento y por otra, la capacidad de operar fuera de o capturados e infiltrados por las organizaciones narcisísticas que imprimen a los objetos internos su estado emocional. Si esta vitalidad e independencia de los objetos no son toleradas, la experiencia puede ser fragmentada y evacuada (por proyección) o inmovilizada, suspendiendo su vitalidad (control omnipotente).
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34.- Siguiendo a Bion, Meltzer dice que la experiencia emocional es la última unidad de datos mentales sobre los que el aparato para pensar (función alfa, PSD y continente-contenido) opera para producir pensamientos y desarrollarlos hacia niveles más altos de abstracción y complejidad. Porque ni el Ideal ni la representación de sí son organizadores estables de la personalidad, sino que se construyen activamente en función de las oscilaciones del odio o del amor que el sujeto tenga en cada momento. El problema central resulta entonces, el grado de renunciamiento del self a manipular la vida independiente de los objetos internos. Al permitir el self, al momento de la experiencia, llegar llevando en sí mismo los misterios de la vitalidad y dejarlo pasar sin ponerle obstáculos para que desaparezca en el pasado, este momento dejará en la mente un objeto de belleza y verdad que será, de ahí en adelante una fuente de influencia e inspiración para el self. Este momento convertido ahora en experiencia emocional es la unidad de información sobre la que opera el aparato para pensar. 35.- Esto implica que la s satisfacción atisfacción máxima no reside en el control omnipotente de los objetos y su posesividad, que son aspiraciones narcisísticas que engrandecen la autoestima del Yo ideal, sino en tener experiencias emocionales, placenteras o penosas que pueda puedan n ser pensa pensadas das . Además aceptar que el enriquecimiento de conocimientos depende del libre funcionamiento de la escena primaria, de que en la situación triangular edípica, la madre elige al padre como compañero y protector y el padre vela para que esto se cumpla. 36.- Volviendo a la la nota nota nº25 de la pág. 17, este es, a mi entender, el valor intrínseco del concepto de Edipo temprano, que el funcionamiento narcisístico y el triangular están indisolublemente imbricados y se comprenden mutuamente, sólo que el sujeto cree que él rige las pautas cuando está en una relación narcisística y descubre que la rigen otros, cuando se percata de la relación triangular, aunque puede resistirse, a veces hasta tenazmente. 37.- Para dar cuenta de esta duplicidad de situaciones concomitantes es que se ha teorizado desde Freud, la instancia va-
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lorativa como Ideal del Yo y la normativa-punitiva como Superyo. 38.- Por su parte Meltzer, para enfatizar su concomitancia dinámica y en continua transformación, prefiere usar Superyo-Ideal y el interjuego permanente y oscilante entre objetos internos, partes infantiles que creen en su control activo y omnipotente de toda la situación y las partes adultas que aceptan, durante su vivir, ser inspirados por las cualidades de los objetos internos. Un recorrido desde la creencia de ser, hasta la aceptación del Superyo-Ideal, con múltiples combinaciones narcisísticas y edípicas, donde el estado más resistido es la pretensión de mantener la posición del Yo ideal. 39.- Para terminar este recorrido quisiera hacerles una mención sucinta al tema de Duelos-depresión y melancolía; digo sucinta porque es una tríada que merece ser estudiada con detenimiento, pero al igual que en mi artículo del 85, quiero dedicarle algunos comentarios porque pienso que así como el lenguaje de acción en la vida cotidiana y el acting out en los tratamientos psicoanalíticos, también los sentimientos depresivos y sus equivalentes son una manifestación habitual y regular del estado adolescente, adolescente, si bien clínicamente clínicamente podemos ver distintos componentes de ese estado. Hasta se podría afirmar que no hay adolescentes sin depresión. De modo que esta tríada puede ser considerada como el eje organizador de casi toda la psicopatología psicoanalítica del adolescente. 40.- En la historia del psicoanálisis, Abraham en 1912 y Freud en 1917 fueron los primeros que vincularon psicoanalíticamente el duelo y la depresión neurótica. Abraham, haciendo un paralelismo con la angustia y el miedo, dijo que el duelo es un sentimiento consciente y se da por motivos conscientes, mientras que la depresión neurótica está determinada por motivos inconscientes. Freud, dio un paso más e introdujo la idea de que la pérdida en la melancolía es narcisista e inconsciente, aunque pueda tener la apariencia de pérdida objetal, y el rebajamiento de la autoestima es su indicador; lo estudió en "Duelo y Melancolía" cuyo complemento fue su "Introducción al Narcisismo" donde distinguió el Yo ideal e Ideal del Yo; luego vino "Psicología de las masas" para
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completar su abordaje de las identificaciones y finalmente, "El yo y el Ello" para hacer hacer sus aportaciones aportaciones últimas últimas acerca de toda la organización psíquica, especialmente de la estructuración del Superyo-Ideal del Yo. 41.- A más de 20 años después de Freud y Abraham, M.Klein entre 1933 a 1946 trabajó vinculando a ambos, el duelo y la depresión, afirmando que en todo duelo aunque la pérdida es de un objeto real y consciente, indefectiblemente se reactivan situaciones inconscientes vinculadas a lo que ella describió como posición depresiva; describió componentes melancólicos en el duelo normal al plantear: "el sujeto en duelo atraviesa por un estado maníaco-depresivo modificado y transitorio, y lo vence repitiendo, en diferentes circunstancias y con diferentes manifestaciones, los procesos por los que atraviesa. el niño en su desarrollo temprano" (6b, pág. 288). Pudo arribar a esta comprensión gracias a su concepto de objeto interno en la realidad psíquica, con vida independiente del externo. 42.- En 1985 concluí “Podemos aplicar estas ideas al estudio del estado mental adolescente y considerarlo como una neurosis narcisista (obviamente no como sinónimo de psicosis), cuyo padecimiento central sería una melancolía incipiente, un estado global de la personalidad que es dinámico y permanentemente cambiante, sin la estabilidad de las neurosis de los adultos. La diferencia entre la adolescencia como neurosis narcisista y la melancolía sería la siguiente: el adolescente, por haber desarrollado su capacidad de simbolización durante la elaboración adecuada de sus ansiedades depresivas, en los sucesivos pequeños y grandes duelos de la infancia, padece sólo temporariamente regresiones narcisistas que lo llevan a restablecer relaciones de objeto parciales. Es una reactivación narcisista. Una vez reelaborados los (tres) duelos básicos, se reintegrará en relaciones de objeto totales y logrará un nuevo salto cualitativo en su capacidad simbólica y, por ende, en su juicio de realidad. Mientras que el melancólico (adolescente o adulto) fracasa, una y otra vez, en la elaboración y resignificación de las pérdidas narcisistas, durante los múltiples duelos que la realidad siempre impone. Es una patología estructurada del carácter.
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43.- Por esta diferencia es que en la clínica observamos que si bien el adolescente, por su autoestima vulnerada, padece una reactivación de su ambivalencia hasta grados por momentos alarmantes, su capacidad previamente adquirida de simbolizar pérdidas, aunque no funcione a pleno, resulta suficiente para preservarlo de autorreproches y autocastigos severos. Su hambre de objetos se mantiene. Su capacidad de amar no se pierde. No devuelve sistemáticamente odio por amor y las relaciones con los buenos objetos internos y externos no se deterioran definitivamente. Mientras que en el melancólico, por su reiterada identificación narcisista con los objetos perdidos porque atacados, surgen como forma habitual de respuesta, las actuaciones destructivas y autodestructivas, y el empobrecimiento y deterioro de la personalidad se hacen cada vez más serios. Green ha llamado narcisismo negativo, narcisismo de muerte al deseo de no deseo, del vacío, de la inercia del melancólico 11. En otras palabras, ambos comparten en su realidad psíquica el predominio del funcionamiento narcisista pero la calidad y el estado de sus objetos internos, y el trato intercambiado con ellos, persiguen objetivos opuestos. Green diría que el adolescente vive padece un narcisismo de vida y el melancólico, narcisismo de muerte. 44.- El tema del duelo, desde un punto de vista más global, incluye el tema del hallazgo del sustituto , porque el trabajo psíquico para el cambio, no sólo implica vivir en el presente el trabajo psíquico concerniente a la renuncia de lo perdido, sino también el trabajo psíquico de encontrar un sustituto. 45.- En esta dirección, es necesario recordar que lo esencial en la adolescencia es el modo en que el sujeto termina aceptando su posición sexual. Esto es, el modo en que soporta resolver sobre sí mismo la cuestión de sus pulsiones, en el campo del simbolismo, renunciando al goce directo. Aceptar soportarlo sobre sí mismo, incluye, y ante todo, su cuerpo erógeno, pero a partir de la pubertad, sexualmente madurado. Esa es esencialmente la diferencia entre la sexualidad infantil y la sexualidad adolescente realizable.
11
Green, A. “Narcisismo de vida y narcisismo de muerte” muerte” pág. pág. 45
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(Consideraciones acerca de la construcción de la nueva imagen corporal quedarán para otra oportunidad). oportunidad). 46.- Sabemos que se entra a la latencia, ya con una cierta elección de objeto y resta que se realice el placer con ese objeto, en un cierto momento (el debut) en que el sujeto es capaz de soportarlo sobre sí mismo, física y emocionalmente. 47.- Para llevar acabo este proceso, el adolescente, aparte de la nueva imagen corporal sexual de sí mismo, tiene el trabajo psíquico de “reconstituir” su objeto sexual, reconstrucción que, como dice Braconnier (1993), requiere de dos condiciones: la primera, es que el adolescente pueda conceder al objeto actual de amor, una capacidad de amar donde sea posible reemplazar la fantasía del amor objetal parental, y en particular del amor materno absoluto, pregenital y narcisista. Esto depende de lo que haya transcurrido durante la infancia. La segunda condición es que, bajo el peso de nuevas aspiraciones libidinales, el adolescente pueda conceder al objeto amado actual una forma de amar diferente de la propia hasta ese momento, es decir una capacidad susceptible de reemplazar la fantasía de amor bisexual y narcisista, por la heterosexual. 48.- En otros términos, la característica del objeto de amor en la adolescencia es la de que éste sea capaz de transformar el amor de los objetos originarios y el amor bisexual que ellos posibilitan en la fantasía, a través del C.de Edipo completo. Esta transformación necesita todo un trabajo psíquico para descubrir Kaplan). y explorar “nuevos diálogos de amor” (Louise 49.- De modo que en lo que concierne al trabajo de duelo, un aspecto esencial del trabajo psíquico consiste en un duelo inevitable: desinvestir una imagen interior infantil de sí mismo, hasta que el apego a ciertos objetos internos desaparezca, porque ahora se cuenta con un cuerpo nuevo que puede realizar los deseos incestuosos y parricidas, razón por la cual ese apego debe desaparecer.
50.- De todo esto se desprende que a diferencia de cualquier duelo, el proceso adolescente resulta más largo, porque el trabajo psíquico es más complejo y responde a significaciones
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concientes e inconscientes múltiples. El Yo está desorientado, confundido, y por eso debilitado, y los objetos sustitutos no se encuentran fácilmente. Es que las pérdidas de ilusión de amor abarcan tanto las esferas narcisísticas como la del complejo de Edipo. No tener el control de toda esta situación ocasiona alteraciones de la autoestima. 51.-Sin embargo, gracias a su energía potencial, el adolescente puede hacer frente a este trabajo psíquico, con movimientos progresivos y regresivos, con amplias posibilidades dinámicas. Mientras que el adolescente depresivo está inmóvil frente a los restos de felicidad perdida. El fracaso de este trabajo de transformación hunde al sujeto en un cierto tipo de depresión, porque estos esfuerzos de hallar el objeto sustituto , están interferidos por ese lazo de apego al amor original. 52.- De aquí podemos concluir que la especificidad de la depresión en la adolescencia reposa sobre la manera de cómo el sujeto enfrenta el trabajo de transformación de este lazo de apego original y no tanto por su desconfianza e imposibilidad de compartir con otro lo que tiene de más íntimo.
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