Arteterapia (Marinovic y Reyes)

March 18, 2018 | Author: PATTYTTAJA | Category: Psychotherapy, Psychology & Cognitive Science, Science, Cognition, Cognitive Science
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Descripción: libro de arte aplicar en terapias...

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REFLEXIONES Y EXPERIENCIAS PARA UN CAMPO PROFESIONAL

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REFLEXIONES Y EXPERIENCIAS PARA UN CAMPO PROFESIONAL

Editoras

Mimí Marinovic Pamela Reyes

Este libro contó con el patrocinio y auspicio del Departamento de Teoría de las Artes y del programa de Magíster en Teoría e Historia del Arte (Escuela de Posgrado)

Arteterapia Reflexiones y experiencias para un campo profesional © SMimí Marinovic, Pamela Reyes © Facultad de Artes, Universidad de Chile. © Escuela de Postgrado Facultad de Artes, Universidad de Chile Decana: Clara Luz Cárdenas Director del Departamento: Jaime Cordero G. Director: Francisco Brugnoli Subdirector: Pablo Oyarzún Secretario de Redacción y Editor: Jaime Cordero Agradecimientos: Transcripción de textos: Clara Huapaya Olivia Bloomfield

Inscripción N.º: 208846 ISBN: 978-956-19-0751-5 Santiago de Chile, 2011 Diseño de portada e interiores : Virginia Mundo Esta edición se terminó de imprimir en … de 2011, en Maval, Santiago de Chile. Derechos exclusivos reservados para todos los países. Prohibida su reproducción total o parcial, para uso privado o colectivo, en cualquier medio impreso o electrónico, de acuerdo a las leyes Nº17.336 y 18.443 de 1985 (Propiedad intelectual). Impreso en Chile/Printed in Chile

Índice

Presentación

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Editoras

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Autores que participan en esta edición

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A propósito del II Congreso Latinoamericano de Arteterapia Mimí Marinovic La dimensión humana del Congreso Fundamentos del primer programa universitario en Arteterapia en Chile El valor de los estudios visuales: el aporte de las neurociencias y el mundo del arte. Importancia de la investigación para el reconocimiento de las terapias de artes  De los problemas de una investigación basada en la evidencia al trabajo comunitario Referencias

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Retórica, Realidad y Pluralismo. El rol de la investigación en el reconocimiento y desarrollo actual del Arteterapia Andrea Gilroy Introducción Establecimiento del Arteterapia Espacio, Lugar y Diferencias Práctica Basada en la Evidencia (PBE). Poder, Política y Voz Arteterapia y Demencia

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Arteterapia y cáncer Arteterapia con personas diagnosticadas como esquizofrénicas Pluralismo y normas Referencias

Arteterapia. Integraciones con una clinica psicoanalitica transdisciplinaria Hector Fiorini

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Una mirada desde la Salud Pública Reflexiones en torno al trabajo de Andrea Gilroy y Héctor Fiorini Rubén Alvarado

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Testimonio creativo de nuestro tiempo: Arteterapia y acción social comunitaria Lynn Kapitan Introducción Historia del Arteterapia en la Comunidad La acción social generada por las intervenciones en crisis a nivel mundial  Un modelo nicaragüense de arteterapia en la comunidad Evaluación de las Intervenciones de Arteterapia Comunitaria Referencias

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Diálogos entre Norte y Sur. Compartiendo experiencias sobre arteterapia comunitaria Selma Ciornai

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Arteterapia un enfoque psicosocial Margaret Hills de Zárate El Profesional Reflexivo Orientación Terapéutica Respuesta Negativa Respuesta Positiva Respuesta Neutra Referencias

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El Asombro como puente entre la salud y la poesía. Una propuesta de promoción de la salud integral  Luis Weinstein

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Presentación

El propósito de este libro es entregar a la comunidad interesada una visión amplia de lo que es y puede llegar a ser el campo profesional del Arteterapia. No podemos desconocer que el desarrollo de lo que llamamos internacionalmente Arteterapia se inicia principalmente en países de Europa y Estados Unidos, teniendo estos países distintos avances en su profesionalización, enfoques y énfasis. Sin embargo, tampoco podemos desconocer los aportes que múltiples educadores de arte, profesionales de la salud y las ciencias sociales hacen y han hecho al campo de la aplicación de los recursos artísticos en diversos sectores vulnerables en nuestro país. Desde nuestra visión como Programa de Especialización en Terapias de Arte: mención Arteterapia, lo que caracteriza a un especialista en esta área es su perspectiva para contextualizar, y reflexionar acerca de estos recursos plástico-visuales así como el desarrollo de habilidades relacionales de carácter terapéutico que permiten sostener y favorecer a través de estos medios el proceso creador de grupos humanos diversos. En este sentido, compartimos con la educación artística los objetivos de transversalidad, compartimos con los profesionales de la salud los objetivos de promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación. Nos inspiran y fundamentan los cambios en el arte, sus diversas tendencias y visión estética. Es sabido, que el origen de este campo profesional en los años cincuenta se encuentra fuertemente influido por el pensamiento moderno, en donde la mirada expresionista del arte fundamenta la comprensión hacia el proceso creador y las imágenes internas que emergen. Sabemos también que al menos 30 años separan el reconocimiento del arte como un medio terapéutico de su declaración como profesión tanto en Europa como en Estados Unidos. En este sentido, este libro lo consideramos como un primer paso en la delimitación de este campo de especialización profesional. Lo hacemos desde la producción de conocimiento y debate teórico y científico que caracteriza al mundo académico. Como primera versión de una serie de

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ediciones que estamos esperanzados en desarrollar, este libro recoge algunas de las reflexiones y diálogos que diversos invitados nacionales e internacionales hicieran al Segundo Congreso Latinoamericano de Arteterapia realizado en agosto del 2009 en Santiago de Chile. Desde distintas experiencias, enfoques teóricos y prácticas, cada uno de estos conferencistas da cuenta del modo en que desde su visión y contexto particular se fundamentan y entienden prácticas y desarrollos en terapia artística. Esperamos que su circulación contribuya al desarrollo de un pensamiento crítico e integrado en las aplicaciones terapéuticas de la práctica artística y el rol social del arte de modo de mejorar la calidad y especificidad de estas intervenciones enriqueciendo el desarrollo de diversos grupos humanos y comunidades en nuestro país. Pamela Reyes H. Coordinadora Programa de Especialización en Terapias de Artes: mención Arteterapia. Escuela de Postgrado. Facultad de Artes, Universidad de Chile. Coordinadora Comité Científico, II Congreso Latinoamericano de Arteterapia, Santiago de Chile 2009.

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Editoras

Pamela Reyes H. Psicóloga y Máster en Arteterapia por la Universidad de Barcelona. Estudios de Postgrado en Creatividad y Psicodrama. Egresada del Magíster de Teoría e historia del arte de la Universidad de Chile. Investigadora y docente en diversas Universidades. Destacan sus investigaciones en el campo de la aplicación de la terapia artística con Trastornos Mentales Severos, así como su interés por las relaciones entre arte, salud y comunidad. Actualmente Coordina el Programa de Especialización en Terapias de Arte: mención Arteterapia de la Universidad de Chile. Mimí Marinovic

Profesora Titular de Psicología de las Artes, Universidad de Chile y Pontificia Universidad Católica de Chile. Pionera en la implementación de programas en terapias de arte en salud pública en nuestro país. Su investigación ha aportado al estudio de la personalidad nacional a través del arte y los artistas; las características de los intérpretes de arte en la música y las artes escénicas; la ansiedad escénica; el papel de los sueños en la creatividad y producción pictórica de artistas visuales. Fundadora del Programa de Especialización en Terapias de Arte de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.

Autores que participan en esta edición

Rubén Alvarado Medico - psiquiatra, Magister en Salud Pública por la Universidad de Chile, PhD en Psiquiatría Comunitaria, Universidad de Granada, España. Profesor de la Escuela de Salud Pública, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Coordinador de Postgrado y Jefe de la Dirección UTIE de esta misma Universidad. Concentra su actividad académica, como docente e investigador en las áreas de Salud Mental y en Epidemiología Social. Destacan su interés por el estudio en los factores psicosociales en los ambientes laborales y riesgos para el desarrollo de trastornos mentales, primer episodio de psicosis y elaboración y validación de instrumentos de uso en salud pública. Ha publicado diversos artículos en múltiples revistas de circulación científica. Selma Ciornai PhD en Psicología Clínica, Saybrook Institute, EEUU. Master en Arte Terapia, Universidad de California. Arteterapeuta acreditada por la American Art Therapy Association y terapeuta gestáltica por más de 20 años. Fundadora y coordinadora académica del Curso de Especialización en Arteterapia del Instituto Sedes Sapientiae, São Paulo. Co-fundadora del Instituto Gestalt de São Paulo. Editora y coordinadora de la serie Percursos en Arte Terapia de la Editorial Summus. Pionera en Brasil en la introducción del abordaje gestáltico en Arteterapia. Miembro del Consejo Director de la Asociación de Arteterapia del Estado de São Paulo y de la Unión Brasileña de Asociaciones de Arteterapia. Héctor Fiorini Médico psiquiatra y psicoanalista. Profesor regular asociado de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, a cargo de la cátedra de „Clínica Psi-

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cológica y Psicoterapias“. Director General del Centro de Estudios en Psicoterapias, institución de asistencia y formación de posgrado. Profesor adjunto de la Universidad de Belgrano en la cátedra de Métodos y Técnicas Psicoterapéuticas. Profesor invitado en la Universidad Complutense, la Universidad Católica de Porto Alegre, el Instituto de Psicoanálisis de New York, la Universidad de Salamanca, y la Universidad de Cambridge, entre otras. Entre sus libros destaca “El Psiquismo Creador” publicado en español e inglés. Andrea Gilroy Arteterapeuta. PhD en Art Psychotherapy, Universidad de Londres. Coordinadora, educadora e investigadora del Programa de Doctorado del Goldsmiths College de la misma universidad, donde ha trabajado por más de treinta años. Ha contribuido al desarrollo del arteterapia en Australia como profesora invitada en la Universidad de Western Sidney. Sus publicaciones incluyen múltiples participaciones como editora y co-editora. Destacan sus trabajos de investigación sobre la teoría y práctica del arteterapia, la evaluación y el impacto del arteterapia en diversos grupos y contextos terapéuticos y su interés en la interfase entre las teorías y las prácticas de la cultura visual y las artes visuales. Margaret Hills De Zárate Arteterapeuta. PhD en Art Psychotherapy , Goldsmith College, Universidad de Londres. Coordinadora del Master en Arteterapia, Queen Margaret School, Universidad de Edimburgo. Examinadora externa del Master en Arte Terapia, Universidad de Londres, la Universidad de Hertfordshire y la Leeds Metropolitan University. Profesora Invitada en la Universidad de Barcelona, Universidad Javeriana de Colombia y la Universidad de Chile. Se especializa en temáticas vinculadas al arteterapia en contextos de vulnerabilidad política y social. Lynn Kapitan Arteterapeuta. PhD en Arteterapia y Liderazgo en The Union Institute and University, EEUU. Master en Terapias Creativas en el Pratt Institute. Profesora, fundadora y ex directora del Programa de Master en Arteterapia en Mount Mary College, Milwake, Wisconsin, EEUU. Presidenta de la división de Arte y Diseño en la misma Universidad. Profesora del Postgrado en Arteterapia en el Mount Mary College. Ex presidenta electa de la Asociación Americana de Arteterapia (AATA) y editora de Art Therapy, Journal of the American Art Therapy Association. Consultora de Arteterapia para la Organización Cantera (Centro para la Educación Comunitaria en Nicaragua) y Perú. Es autora de diversos artículos y de los libros “Re-Enchanting Art Therapy: Transformational Practices for Restoring Creative Vitality” y “An Introduction to Art Therapy Research”.

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Autores

Mimí Marinovic Profesora Titular de Psicología de las Artes, Universidad de Chile y Pontificia Universidad Católica de Chile. Considerada pionera en arteterapia y otras terapias de artes por su labor en el primer Servicio de Medicina Psicosomática y de Psiquiatría Social del Hospital Salvador (1955-80). Profesora de Psicología General, Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Su investigación ha aportado al estudio de la personalidad nacional a través del arte y los artistas; las características de los intérpretes de arte en la música y las artes escénicas; la ansiedad escénica; el papel de los sueños en la creatividad y producción pictórica de artistas visuales. Creó en 1999 el Programa de Postítulo en Terapias de Artes en la Universidad de Chile, menciones en Musicoterapia y Arte Terapia y fue su coordinadora hasta 2004. Autora de libros y artículos sobre su especialidad. Miembro de la American Art Therapy Association desde 1983 y de la Association Internationale des Critiques d‘Art. Vicepresidenta de la Société Internationale de Psychopathologie de l’Expression et d’Art Thérapie. Luis Weinstein

Médico psiquiatra, especialista en salud pública y antropología médica. Fue profesor en la Universidad de Chile y coordinador del Centro de Antropología Médico-Social hasta 1973. Ha participado como educador comunitario en Chile y el extranjero. Es además, ensayista y poeta. Sus ideas giran en torno a la integración entre lo espiritual y lo social en base a una noción amplia de salud, que incluye el asombro existencial y la dimensión poética de la vida. En la actualidad coopera con diversas Universidades, Redes y Organizaciones no Gubernamentales. Coordina el Centro Las Coincidencias de Isla Negra (Chile) y el programa de formación del Centro de Estudios de la Calidad de Vida del antiguo Hospital San José. Entre sus últimos libros destacan “Hacia el Homo Sapiens” y “Palabras Amigas”. En 2005 fue distinguido por la Federación Mundial de Médicos como uno de los cinco médicos latinoamericanos que mejor reflejan la convergencia ética, el cuidado y la ciencia.

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A Propósito del II Congreso Latinoamericano de Arteterapia Mimí Marinovic

La dimensión humana del Congreso Las palabras son insuficientes para describir el entusiasmo de quienes asistieron al II Congreso Latinoamericano de Arteterapia y III del Mercosur, organizado por el Programa de Especialización de Postgrado en Arteterapia de la Universidad de Chile y la Asociación Chilena de Arteterapia. La activa participación de numerosos arteterapeutas y otros profesionales —como igualmente estudiantes—, en las muy interesantes conferencias, mesas redondas, presentaciones, talleres y debates, concluyó en una manifestación espontánea de alegría al cierre de una jornada positiva y esperanzadora para el futuro del arteterapia en nuestros países. Tal como se expuso en la convocatoria, la motivación básica del Congreso fue la necesidad de dar desarrollo y profundizar en el conocimiento de los fundamentos, las experiencias y la investigación en arteterapia en diversos contextos y distintas poblaciones con la perspectiva interdisciplinaria que caracteriza su abordaje teórico y práctico. De acuerdo a los ejes temáticos propuestos, las numerosas ponencias trataron de las conexiones entre el arteterapia y la salud mental, la medicina, la educación y la comunidad. Como fundadora del primer programa de formación de terapeutas de artes en Chile y sus menciones en Musicoterapia y Arteterapia, su realización significó algo muy especial para mí. Estoy segura que éste fue un sentimiento compartido con quienes durante años nos comunicamos, primero, por correo postal y después por el electrónico con el fin de impulsar el arteterapia en los países de habla hispana.

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Para no retroceder en mis recuerdos más allá de la última década, deseo mencionar el Congreso realizado el año 2000 en la Universidad Federal de Goiás en Brasil, en el cual participé por Chile, junto con representantes de ese país, como Selma Ciornai, Ana Cláudia Valladares y Angela Philippini; asimismo, de Marcelo González Magnasco y Adriana Farías de Argentina. En esa oportunidad se adoptó el acuerdo de organizar el Primer Congreso Latinoamericano, cuya realización tomó algún tiempo, pero finalmente prosperó. De allí que nuestros agradecimientos estén dirigidos a numerosas personas, colegas e instituciones que hicieron posible la concreción de lo que aspirábamos desde hace varios años. Esto no habría sido posible sin la cooperación internacional y los vínculos con representantes de otros continentes. Por eso creo necesario, además, manifestar nuestros agradecimientos a quienes colaboraron desde el extranjero a hacer realidad el Postítulo en Terapias de Artes con diferentes menciones en la Escuela de Postgrado de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile en 1999, programa que asumió junto a otras instituciones, la responsabilidad del Congreso. Creo representar también a profesionales de otros países latinoamericanos al agradecer a Bobbi Stoll, fundadora del International Networking Group of Art Therapists y varios colegas de universidades estadounidenses y miembros de la American Art Therapy Association. También a profesores del Goldsmith College de la Universidad de Londres y directivos de la Société Internationale de Psychopathologie de l’Expression et d’Art Thérapie.

Fundamentos del primer programa universitario en Arteterapia en Chile El punto de partida para la creación del programa de especialización de postgrado en arteterapia en nuestro país, fue la convicción de que ella forma parte de un conjunto terapéutico más amplio que envuelve a las distintas modalidades de las artes con toda la diversidad que las caracteriza en nuestro tiempo. Este convencimiento se sustenta en el ejercicio del arteterapia desde 1955 (Fig. 1), complementado con la incorporación del psicodrama y otras modalidades de las artes, como en la práctica, el estudio y la investigación en el campo de las artes. Mirado con la distancia de los años, ese trabajo pasó a ser una de las experiencias pioneras no sólo en Chile, sino también en la región y otros países. Aunque la historia de estas terapias le debe mucho a otras profesiones y disciplinas, su concepción no es un subproducto del psicoanálisis u otras teorías o prácticas terapéuticas y educativas, por más que compartan ciertos conceptos y criterios Ella se sustenta en los procesos humanos que el arte implica en sus diversas manifestaciones. Éstos comprenden los comportamientos y experiencias creativo-receptivas en respecto a obras o acciones artísticas, producidos en el marco de una relación terapéutica y un

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Fig. 1 Taller de Arteterapia, Servicio de Medicina Psicosomática y Psiquiatría Social Hospital Salvador. Santiago, Chile, 1956.

ambiente seguro y facilitador. Por un lado está la importancia de la creatividad, que en la música y artes escénicas incluye la interpretación e improvisación. En las artes visuales la imaginería visual puede seguir distintos caminos, como también recurrir a diversos materiales y procedimientos. Por otro, está el proceso de recepción de las artes, ya sea de lo producido por uno mismo, un grupo u otras personas, entre las cuales incluyo también a los artistas reconocidos como tales, por el efecto que sus obras pueden producir en los usuarios, lo que el terapeuta de artes debe conocer muy bien y utilizar cuando lo estime necesario. En suma, estas terapias comparten características comunes y muestran diferencias relacionadas con los aspectos más específicos de cada arte, independiente de los diversos enfoques psicoterapéuticos tradicionales. Con esta visión, más las numerosas funciones psicológicas, tanto cognitivas como afectivas y motivacionales que cumplen las artes, se facilita la percepción de su especificidad terapéutica y se evitan posibles problemas que pudieran surgir en relación a los diferentes puntos de vista en psicoterapia y otras profesiones relacionadas, especialmente, en el campo de la salud

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mental. A partir del arte, medio fundamental de comunicación en la relación terapéutica, es posible abrirse a diversos enfoques teóricos y de ejercicio profesional con un pluralismo cuya exigencia fundamental es responder a las necesidades de quienes consultan. Parte importante de las terapias que se basan en los procesos del arte reside —en comparación con las psicoterapias verbales más conocidas— en una concepción de salud que no se remite única o principalmente a la ausencia de síntomas sino aquilata, fundamentalmente, las capacidades y los recursos internos, los cuales permiten a las personas vivir con una mayor riqueza de posibilidades y realizarse personal y socialmente con un sentido de libertad. Quienes participan en ellas se comprometen activamente a través de los procesos y contextos mencionados. De este modo, las terapias de artes cumplen con creces una condición esencial de la efectividad de las psicoterapias, señalada hace ya muchos años por el psiquiatra Jerome Frank, para quien los logros terapéuticos dependen fundamentalmente de los “poderes simbólicos” de los rituales, relaciones y objetos, como de la participación activa de las personas que recurren a ellas, independiente de los factores específicos o diferenciales que las caracterizan. Sin embargo, alcanzar su reconocimiento es una ardua tarea, tal como lo ha sido y todavía lo es, incluir los saberes y procedimientos de las artes, las humanidades y las ciencias sociales en las acciones de salud. No solo para actuar en la patología y en los traumas que forman parte de la vida de las personas, sino igualmente en la recuperación, prevención y promoción de la salud y el bienestar en la comunidad. Ese fue justamente uno de los objetivos que animaron el encuentro de Santiago.

El valor de los estudios visuales: el aporte de las neurociencias y el mundo del arte En el caso del arteterapia, es conveniente resaltar la cuantía de su modalidad específica, la visualidad. ¿Cómo no hacerlo, si la significación de los estímulos y configuraciones visuales es tal, que antropólogos contemporáneos, como Steve Mithen (2007) señalan que hay indicios “convincentes” que permiten pensar que una de las primeras manifestaciones de la creación y empleo de símbolos del Homo Sapiens fue el uso de pigmentos rojos en cierto tipo de arcilla descubierta en yacimientos arqueológicos de Sudáfrica? No sorprende esta aseveración cuando recordamos que el rojo es el color con mayores connotaciones de significado y efectos, además de ser el color que más tardamos en perder y el que antes recuperamos cuando se daña la visión del color a causa de lesiones cerebrales. Si sostenemos una visión pluralista del arteterapia, abierta al dinamismo de la cultura contemporánea, habría que dirigir la mirada, igualmente, al interés por los aspectos universales y transculturales del arte despertado por los importantes desa-

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rrollos de la estética evolucionaria y la neuroestética. Tal como la tecnología ha ido modificando prácticas y conceptos en las artes, las neuroimágenes están contribuyendo a la exploración de la conducta artística y la creatividad. Comprender, por un lado, la obra como producto de la evolución genética de una especie; por otro, la relación entre el arte y las leyes del cerebro visual y de qué modo el arte revela esas leyes y sorprende, a menudo, con lo visualmente impensado. El último libro del neurólogo Oliver Sacks, “El ojo de la mente” (2010), no solo aporta a los neurobiólogos y quienes recurren a los dispositivos de la tecnología médica, sino a todos quienes nos preocupamos de lo visual perceptible e imaginable. La acuciosa y brillante narrativa clínica de Sacks nos muestra como las personas no utilizan todo su potencial visual. ¿Cómo no va a ser de interés que una paciente con pérdida de la visión afirme que con frecuencia la gente que posee el don de la vista, no vea nada? Sabemos que nuestra experiencia como arteterapeutas nos enseña a ver lo que no veíamos en un comienzo, pero Sacks nos enseña mucho más. Constata que no usamos todas nuestras capacidades visuales y que existen personas que han perdido la vista, pero cuya imaginación visual permanece intacta e incluso mejora. Igualmente nos da a conocer cómo las imágenes visuales pasadas crean nuevos mundos visuales mediante el poder de la imaginación; y sobre todo, confirma sus aseveraciones con su propia experiencia. Así, esta vez, él pasa a ser uno de los protagonistas de su libro. Pese a que en 2005 un cáncer le ocasionó la perdida de la visión del ojo derecho y desde entonces su visión monocular le impide percibir en profundidad, ha logrado compensar su discapacidad visual y continuar desarrollando su interés por el estudio de los mecanismos visuales en la ciencia y el arte, como miembro de la New York Stereoscopic Society. Asimismo, es interesante reconocer cómo algunos aportes de la neurobiología contemporánea, de gran trascendencia psicológica, guardan relación con teorías estéticas en boga en el siglo XIX y a comienzos del X X. Se trata del descubrimiento de las denominadas neuronas espejo, consideradas neuronas de la empatía, las que se activan no solo cuando se realiza una acción sino, también, a partir de estímulos visuales que permiten la comprensión implícita de las acciones y emociones de otros y sus intenciones subyacentes. Sus implicaciones psicoterapéuticas encuentran antecedentes en las teorías de la Einfühlung, o endopatía, (sentir dentro, según la traducción de Aldous Huxley del alemán al inglés), por su analogía con simpatía (sentir con). Una teoría que muchos hemos valorado, tanto en el estudio de aspectos de la experiencia estética como de la empatía en la psicoterapia. Otro aspecto a considerar es la relación entre los arteterapeutas y el mundo del arte. Por experiencia sabemos que el cultivo constante de las artes visuales no solo permite realizar el potencial artístico, sino que es un factor importante de autoconocimiento permanente y afinamiento de nuestras capacidades visuales. Aunque en varios países el perfil profesional del arteterapeuta incluye el ser artista, tanto en su formación como en la práctica profesional no ha existido suficiente interacción entre

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estos dos ámbitos, especialmente en lo que se refiere al arte contemporáneo, no obstante las exhibiciones de arte que organizan asociaciones profesionales de arteterapeutas u otras destinadas a su estudio. Incluso algunas de ellas, destacan en las portadas de sus revistas, obras realizadas por sus asociados. Desde el arte conviene recordar a aquellos artistas que extendieron sus límites profesionales hacia propósitos terapéuticos, como fue el caso de la brasileña Lygia Clark (1920-1988). Estos vínculos llevan a considerar la apertura a las nuevas tecnologías en las artes visuales. Recuerdo un número de la Revista de la American Art Therapy Association dedicado a este tema. Uno de sus artículos estuvo destinado al estudio de las reacciones emocionales más frecuentes de una pequeña muestra de arteterapeutas ante las demandas de la tecnología digital; estas fueron temor, enojo, frustración (Asawa, 2009). No podemos dejar de lado algo que forma parte de nuestra cultura y que avanza vertiginosamente, como señala Lynn Kapitan (2009), su editora, cuando alude a estos medios que no sólo aportan información sino también “modelan nuestros procesos de pensamiento, sentimiento, percepción y comportamiento”(p. 50). No podemos quedarnos al margen de técnicas que involucran especialmente a los adolescentes y a quienes están entrando al expandido mundo de las artes visuales. Es mucho lo que se puede aprender y aportar al reforzar los vínculos con el mundo del arte. Estamos inmersos en un mundo de imágenes cuyo significado parece escapársenos entre la diversidad y el rechazo de las grandes narrativas. No obstante, la cultura posmoderna nos mostró que a diferencia de la ciencia, una obra artística queda siempre abierta a la interpretación, atrayendo al público, pero sin poder controlar los sentimientos y las ideas que induce. Lograr el reconocimiento y el desarrollo del arteterapia implica afianzar la importancia del arte, valorar sus aportes y el de las disciplinas que lo estudian, provenientes tanto de las ciencias como de las humanidades.

Importancia de la investigación para el reconocimiento de las terapias de artes Respecto al creciente interés por las terapias de artes en Chile y Latinoamérica, existe conciencia de la necesidad de promover su reconocimiento y desarrollo en los sistemas de salud, educación y servicios sociales de nuestros países. Esta es la gran tarea a realizar, el desafío que debemos enfrentar al inicio de la segunda década de este joven siglo. Algunos de los requisitos que dichos sistemas exigen, incluyen el establecimiento de estándares de ejercicio de la profesión, como de los principios éticos que la guían, incluyendo una permanente puesta al día en los conocimientos sobre la materia. Habrá que preocuparse de la calidad de la formación profesional, su acreditación académica, como de las instituciones que la imparten. Estas y otras medidas implican el establecimiento de estrechos lazos entre las asociaciones profesionales de terapeutas de artes para un objetivo común, tal como lo demuestra la experiencia en el Reino Unido. 20

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Por ser actividades de servicio humano, será necesario entablar los nexos adecuados con las profesiones directoras de los ámbitos de la salud y la educación que, según nos enseña la sociología, suponen la posesión de una visión global de los conocimientos relativos a su área de actividades. En el campo de la salud la “profesión directora” es la medicina, tal como en la educación, es la pedagogía. En Chile al menos, esos vínculos son importantes para favorecer el reconocimiento profesional y extender su campo de acción tradicional en la psiquiatría y salud mental a otras especialidades. Un aspecto adicional tiene que ver con los asuntos de género. De mis tiempos en Naciones Unidas recuerdo que la experiencia indicaba que la profesión que se feminizaba, pasaba a ser profesión poco reconocida. Es otro de los temas a profundizar en el proceso de empoderamiento del arteterapia. Un primer gran paso para institucionalizar el arteterapia en Chile fue su inserción en el sistema universitario. Ya han egresado varias generaciones; algunos se dedican a la profesión y otros a la vida académica. En esta etapa de su desarrollo es necesario diseñar una estrategia para avanzar que comprenda, entre otras medidas, la investigación, la difusión y otras acciones destinadas a la consideración de estas terapias dentro de las políticas públicas. Rubén Alvarado (Chile), nos muestra en su aporte, un ejemplo de la importancia estratégica de la investigación para estos fines: usar sus resultados y transformarlos en argumentos racionales para influir en quienes reside la toma de decisiones en las políticas de salud. El autor, médico salubrista, señala la necesidad de generar una movilización en este sentido, coincidiendo con otras opiniones, como la de Andrea Gilroy (Reino Unido), quien asumió la tarea de explayarse sobre este crucial punto de discusión, en el cual vincula la investigación con la acción política, previa identificación de las políticas gubernamentales en salud, educación, justicia y asistencia social, como de otras instituciones que detentan poder. ¿Qué tipo de investigación? Una cuestión básica para la investigación en arteterapia es tener en cuenta que el arte es diferente a la ciencia y la filosofía, pero al igual que ellas, exige estudio e investigación metódica regida por un ideal de objetividad y de rigor. Por la complejidad del fenómeno artístico y la necesidad de responder a sus principales interrogantes, no basta con reducir la investigación en arte a una sola perspectiva de procedimiento. Se requiere interdisciplinariedad; eso es más que una cooperación, yuxtaposición o subordinación entre disciplinas. Implica reconocer el arte como su objeto, aceptar su especificidad (Marinovic, 1997). La investigación en arte integra métodos de otras tradiciones disciplinarias con los que emergen de su singularidad. Ya se ha dicho que para hablar de nuevas entidades y experiencias es necesario recurrir a nuevos modos de hablar, a nuevas reglas. Esto no significa desprenderse de las tradiciones o del diálogo y la cooperación que estimula el saber, sino darse cuenta de que los métodos emergen a través del proceso y del compromiso activo con el contexto investigado. Una de las ciencias del arte o de las artes es la psicología de las artes, disciplina a cuyo estudio me he dedicado, intentando dar respuesta a las preguntas básicas acerca de su creación y sus efectos en los seres humanos. La concibo como el estudio cien21

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tífico del comportamiento y los procesos subyacentes de quienes participan como creadores, intérpretes y receptores en sus diferentes manifestaciones, tanto en lo que tienen en común como en lo específico de cada una de sus modalidades. Cuando atendemos a la obra, siempre lo hacemos en relación a quienes participan en su creación o conforman su audiencia. A la psicología de las artes se la conoce también como una rama de la psicología y una especialidad de la estética. En todos los casos se requiere entrenamiento en ambos campos. A partir de mi experiencia en ella y de la práctica terapéutica, pienso que llegará el momento en que sea posible ofrecer una teoría general de las terapias de artes, basada en los elementos comunes que comparten, independiente de las características y singularidades de cada una de ellas. De acuerdo a lo antes señalado, cuando se investiga en arteterapia, no es conveniente aferrarse rígidamente a postulados y métodos provenientes de otras disciplinas sin atender a lo que le es peculiar. Más aún, si lo que nos interesa es determinar el cambio producido por el proceso del arte en el contexto de una relación terapéutica, asunto complejo que desafía a las metodologías de investigación tradicionales. Estoy de acuerdo con lo plantea Gilroy (2006), al referirse a las exigencias que implica una medicina basada en la evidencia, que “el arteterapia debería desarrollar una base de evidencia pluralística apropiada a la disciplina” (p. 2). Volviendo a la experiencia en Chile, puedo dar testimonio de los déficits de investigación tanto cualitativa como cuantitativa en el área de las artes en nuestro país y, por consiguiente, también en terapias de arte, por mi experiencia durante 12 años en los grupos de estudio del Fondo de Investigación Científica y Tecnológica de Chile. La situación ha ido cambiando con la puesta en marcha del programa en arteterapia, la cual ha estimulado la investigación y la consiguiente creación de nuevo conocimiento en estas áreas.

De los problemas de una investigación basada en la evidencia al trabajo comunitario Algunos de los trabajos que se presentan en este volumen tienen como punto de partida el expuesto por Andrea Gilroy (Reino Unido), quien abordó el rol de la investigación en el reconocimiento y el desarrollo del arteterapia. Expone cómo en su país la evidencia científica y la investigación tuvieron poco que ver con su reconocimiento. Subraya las dificultades que plantea para el arteterapia, la creciente influencia de la llamada práctica basada en la evidencia y el método que privilegia en el campo de la investigación. Despues de un exhaustivo análisis demuestra que, si bien sus métodos, por ejemplo el llamado Estudio Controlado Randomizado, pueden ser muy efectivos para probar la efectividad de nuevos tratamientos médicos o drogas, no son aplicables a la riqueza y diversidad que envuelven las teorías y prácticas del arteterapia. Los argumentos de Gilroy son convincentes en cuanto a la existencia de suficiente

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evidencia científica internacional para reconocer la efectividad del arteterapia y la necesidad de promover diferentes métodos para investigar los procesos y los logros de prácticas con distintas poblaciones en los más variados lugares. El comentario de Alvarado (Chile) sitúa la medicina basada en la evidencia en los valores que la inspiraron originalmente y su preocupación por el sufrimiento humano. Esta dimensión excede lo biológico, incorporando lo psicosocial, donde un método como el descrito más arriba, resulta insuficiente. Héctor Fiorini (Argentina) y Luis Weinstein (Chile) son médicos que entregan una mirada que pretende dar cuenta de la pluridimensionalidad humana y que responde a epistemologías más próximas a las artes y la filosofía. El primero argumenta a partir de la ponencia de Gilroy y reconoce la importancia del factor cultural en los métodos arteterapéuticos para evaluar con posterioridad cuánto tienen de universal y de regional. Aunque Fiorini proviene del campo de las psicoterapias por la palabra, valora la imagen como material clínico de gran importancia y contribuye a la fundamentación del arteterapia en el discurso de las ciencias humanas, apelando a los aportes de destacados pensadores y representantes de las diversas artes y la filosofía. Weinstein hace una propuesta de salud integral donde la poesía es más que un arte, es una vivencia que integra misterio, afecto y belleza. Recurre al valor sanador del asombro por su capacidad de abrir espacio al amor y la creatividad. Encarna su propuesta en torno a viñetas en las cuales se complementan el asombro, la poesía y la salud y profundiza en la naturaleza del ser humano con una visión de salud integral que promueve en su trabajo cultural comunitario en un Centro de Desarrollo Humano en el litoral chileno. El Congreso dio a conocer varias experiencias muy positivas en lo que se refiere al trabajo comunitario, especialmente en América Latina. Lynn Kapitan (EEUU) en Nicaragua y Perú, Selma Ciornai (Brasil) en Auckland, EEUU con inmigrantes latinos; y Margaret Hills (Reino Unido) en Cuba, Colombia y un campo de refugiados chechenos en Georgia. Kapitan lo hace revelando una vocación de servicio plena de poesía. Inserta el arteterapia como acción social basada en la comunidad en una concepción más amplia de sus límites tradicionales y valora el despertar de la conciencia crítica y “la pedagogía del oprimido” en la cual los pobres pasan a ser los protagonistas de su liberación, propuesta por el educador brasileño Paulo Freire (1921-1997), autor al que aluden igualmente Ciornai y Hills. Esa teoría la desarrolló Freire en su libro Pedagogía del Oprimido (1999) —considerado su obra maestra— y escrito durante su exilio en Chile en 1968, mientras colaboraba en programas de educación de adultos para el gobierno de la época y posteriormente, como consultor de la UNESCO. Ciornai expone su trabajo con inmigrantes chicanos y su concepción de arteterapia comunitaria, después de un breve recuento de actividades musicales con adolescentes en Salvador, Bahía, destinadas a reforzar la identidad étnica y de danza en favelas de la periferia de Sao Paulo, como con adultos mayores, a quienes conecta

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con el mundo de hoy a través de experiencias en el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Sao Paulo. Su concepción arteterapéutica se enraiza con la tradición cultural indígena brasilera y afrobrasilera, que privilegia procesos y rituales comunitarios. La visión psicosocial de Hills agrega nuevos referentes en este ámbito, como Renos Papadopoulos, consultor de la Clínica Tavistock y asesor de Naciones Unidas y otras organizaciones en el trabajo con refugiados y sobrevivientes de violencia política en muchos países. Incluye en su perspectiva la doble tarea de realizar terapia e investigación naturalista antes y durante la intervención. En su trabajo con los refugiados chechenos atendió tanto a las respuestas negativas y positivas ante el trauma, como a las descritas por diversos autores respecto a situaciones extremas producidas por diversos conflictos bélicos. Tal como lo hace Kapitann, Hills adopta el criterio de atender a los valores, las creencias y las artes locales, sin imponer conocimientos y técnicas, sino privilegiando el trabajo conjunto con la comunidad. Las tres autoras destacan el poder del arteterapia para intervenir en los traumas colectivos, como catástrofes naturales y otras provocadas por los seres humanos. ¡Cómo no valorar estos aportes, cuando nosotros aquí en Chile hemos podido comprobar, con motivo del terremoto y maremoto que nos afectara el 2010, lo que ella y muchos otros arteterapeutas han vivido y escrito respecto al papel del arte en la comunidad ante situaciones como las señaladas!

*** Esperamos que la contribución de cada uno de los autores presentes en este libro, como la de todos quienes participaron en el Congreso Latinoamericano, sirva para avanzar y dar el gran paso que todos nos hemos propuesto: hacer del arteterapia una disciplina y una profesión afín al tiempo que vivimos, con una base de conocimientos y una práctica basada en una sólida teoría. En suma, un saber hacer que constituya un importante aporte para la promoción de la salud, la educación y la calidad de vida, respetuoso de la dignidad de las personas y consistente con nuestras aspiraciones éticas fundamentales. Soy optimista, porque sé lo que diría un gran poeta chileno, Vicente Huidobro, que el arte “es como una llave que abre mil puertas”.

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Referencias Asawa, P. (2009) Art Therapists’ Emotional Reactions to the Demands of Technology. Art Therapy: Journal of the American Art Therapy Association, 26 (2), 58-65. Freire, P. (1999) Pedagogía del Oprimido. México: Siglo Veintiuno. Gilroy, A. (2006) Art Therapy, Research and Evidence-based Practice. London: Sage. Kapitan, L. (2009) Introduction to the Special Issue on Art Therapy’s response to Techno Digital Culture. Art Therapy: Journal of the American Art Therapy Association, 26 (2), 50-51. Marinovic, M. (1997) Historiografía y Psicología del Arte: Una Colaboración Fecunda. Letras de Deusto, España, 27 (77), 177-192) Mithen, S. (2005) Los neandertales cantaban rap. Barcelona: Crítica Sacks, O. (2010) The mind’s eye. New York: Alfred A. Knopf

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Retórica, Realidad y Pluralismo El rol de la investigación en el reconocimiento y desarrollo actual del Arteterapia Andrea Gilroy

Introducción Cuando me invitaron a presentar una ponencia sobre la investigación en arteterapia y la práctica basada en la evidencia (Evidence-Based Practice -EBP) al Congreso Latinoamericano de Arteterapia 2009, pregunté si había algún aspecto particular que los organizadores del congreso quisieran que abordara. La respuesta fue que sería bueno si pudiera presentar un resumen de la actual ‘evidencia científica global’ sobre la eficacia del arteterapia. Esta tarea no ha sido sencilla. Primero, mi falta de conocimiento de otros idiomas me impidió identificar y revisar la totalidad de la literatura internacional sobre la investigación en arteterapia. En segundo lugar, la literatura en arteterapia es sorprendentemente amplia y era imposible leer y revisar todo en el tiempo y espacio que tenía. Tercero, no creo que podamos asumir una comprensión global de lo que se entiende por arteterapia. Cuarto, es discutible si la investigación en un país es aplicable a la práctica en otro. Quinto, tenemos que pensar sobre qué se entiende por ‘evidencia científica’. Y sexto, (podría seguir y seguir), la tarea era específicamente en relación al reconocimiento del arteterapia en Chile y quizás, también, en otras partes de Sudamérica. Esto hizo que mi tarea fuese más sutil y con más matices de lo que, en un principio, parecía. Establecimiento del Arteterapia Desde mi punto de vista, el reconocimiento del arteterapia no tiene que ver plenamente con su efectividad. Digo esto, ya que su reconocimiento en Gran Bretaña

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tuvo poco o nada que ver con la investigación. Primero fuimos reconocidos por el Departamento de Salud del gobierno en 1982. Esto sucedió porque aunamos fuerzas con los musicoterapeutas y juntos trabajamos en estrecha colaboración mediante un sindicato que fue capaz de negociar con el gobierno en nuestro nombre (ver Waller, 1991). Este fue nuestro primer paso en el reconocimiento, lo que permitió crear una carrera y una estructura salarial y reconoció que la formación en arteterapia fuera a nivel de postgrado. Luego, en 1997, arte, musicoterapia y dramaterapia fueron profesiones reguladas por el estado, por el que era entonces el ‘Consejo Complementario a la Medicina’ (CPSM), ahora ‘Consejo de Profesiones de la Salud’ (HPC). Esto sucedió porque fuimos capaces de mostrar que el arteterapia era una profesión madura que tenía una ‘base de conocimiento’ demostrable. Teníamos órganos directivos establecidos y reconocidos, la Asociación Británica de Arteterapia (BAAT), que para ese entonces había funcionado por más de treinta años. Pudimos mostrar que la BAAT aconsejaba a departamentos gubernamentales; que los arteterapeutas se relacionaban con, y tenían el apoyo de, colegas de la medicina y otras profesiones; que teníamos programas de formación de postgrado bien establecidos, universitarios, y acreditados profesionalmente; una base teórica de nuestra práctica; y una literatura importante, la cual incluía publicaciones académicas y una creciente participación en investigación. Así fue como el arteterapia fue reconocida en Gran Bretaña, no a través de la evidencia de su efectividad. Sin embargo, estoy muy contenta que el arteterapia en Gran Bretaña obtuviera su reconocimiento cuando lo hizo. El arteterapia comenzó en Gran Bretaña, y en Estados Unidos también, durante los años 40. Por los años sesenta y setenta, grupos de profesionales en ambos lados del Atlántico, estaban fundando asociaciones profesionales y desarrollando programas de formación universitaria en arteterapia. Fue en momentos en que nuestras economías estaban en auge, eran bienvenidas las formas alternativas de vida y de pensamiento sobre la enfermedad mental y el tradicional modelo médico de la psiquiatría estaba siendo desafiado por el movimiento de la anti-psiquiatría. Todo esto fue un suelo fértil para una práctica diferente, por no decir radicalmente diferente, como el arteterapia, aunque ya no es así. Todos nos enfrentamos a tiempos difíciles, no sólo con la crisis económica y la reducción inevitable en los recursos sanitarios, sino también con el predominio del modelo médico y la terapia cognitivo-conductual en la atención de salud mental y la amplia influencia de la práctica basada en la evidencia (PBE). Es más, conseguir que una nueva disciplina fuera reconocida en este clima es muy difícil. La pregunta es: la ‘evidencia científica’ en particular y la investigación en general ¿ayudan al reconocimiento, y quizás a la sobrevivencia del arteterapia hoy en día?

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Espacio, Lugar y Diferencias Se reconoce cada vez más (Waller, 1998; Stoll, 2005) que no hay una definición de arteterapia y que hay diferencias reales en cómo se está desarrollando a nivel mundial. Es más, cuando comencé este artículo, pensé en la relevancia de lo que yo, como una académica del arteterapia londinense, podría comunicar a colegas en otro continente, un mundo completamente diferente. Me encontré a mi misma pensando sobre esto en términos de espacio y lugar. Los espacios para el arteterapia en el Reino Unido pueden encarnar algo de la quintaesencia británica sobre nuestra práctica. Igualmente, quizás hay algo de la quintaesencia chilena encarnada en vuestros espacios de arteterapia. Lo que quiero decir es que hay similitudes, pero también diferencias entre nosotros. Hay algo familiar sobre los espacios de arteterapia, ya sea estando en Gran Bretaña, Alemania, Australia, Estados Unidos o Chile. Generalmente hay una sensación de un espacio reservado para el arte. Sin embargo, las salas de arteterapia en el mismo país y en diferentes países, pueden percibirse de manera muy distinta: pueden ser más como oficinas, salas de clínicas, consultorios o salas de clase. Estas diferentes salas acogen prácticas diferentes y distintos tipos de profesionales. Quienes habitan estas diferentes salas, ya sea en el mismo país o en lados opuestos del mundo, quizás describen igualmente su práctica como ‘arteterapia’. Quizás la describen como psicoterapia artística, arteterapia médica, terapia de artes expresivas, arte proyectivo, consejería artística, taller de arte, terapia cultural o centrada en la solución. Me parece que el arteterapia se ha convertido en una fórmula global utilizada para describir una amplia gama de teorías y prácticas que se han desarrollado y se están desarrollando en todo el mundo, de acuerdo a lo que la investigación está empezando a mostrar. Hills (2007), por ejemplo, ha mostrado cómo el arteterapia per se no existe en Cuba; sino que más bien artistas y psicólogos usan el arte en su trabajo con familias en la comunidad y en servicios de psicología. Una de mis alumnas de doctorado, Olga Handford, está investigando la historia y el desarrollo del arteterapia en Polonia. Aquí hay algunos paralelos con el desarrollo del arteterapia en Gran Bretaña y EEUU, pero también hay marcadas diferencias, las cuales se relacionan con el clima político de Polonia antes y después de 1989 y la caída del bloque soviético y el uso terapéutico del arte en contextos educacionales, psiquiátricos y comunitarios por artistas, psicólogos y pedagogos. Otra estudiante, Meiti Chang (2005), mostró cómo en Taiwán, profesionales locales, sean artistas, psicólogos o arteterapeutas formados en el extranjero, se basan en prácticas curativas indígenas chinas y en creencias budistas y taoístas, mientras trabajan en un modelo médico de psiquiatría que inicialmente llegó a Taiwán en la década de 1920 desde Japón. Vivir y trabajar en Australia me ha enseñado que junto a las muchas similitudes, hay también muchas diferencias reales ente el arteterapia en Londres y Sidney. Estas dependen de la geografía de Australia, así como de su historia social y cultural y de la ausencia (comparando con el Reino

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Unido) del pensamiento psicodinámico en psiquiatría (Gilroy 2000; Gilroy & Hanna 1998). Estas diferencias son una consecuencia de los contextos sociales, políticos, económicos y culturales en los que el arteterapia surge y se desarrolla. Así que, si no podemos decir que el arteterapia es ‘global’, ¿cómo proceder con una visión global de la ‘evidencia científica global’ acerca de su eficacia? La cuestión de la eficacia del arteterapia se relaciona no sólo con el reconocimiento por parte de los gobiernos, sino que también con la creciente influencia de la Práctica Basada en la Evidencia (PBE). Este paradigma de práctica basado en la medicina, se ha convertido en un movimiento social que, de hecho parece ser mundial. ¿Pero es así? Son sus principios, estructuras y prácticas las mismas en el Reino Unido y Chile y en otros países? Confieso que no lo sé, y antes de seguir adelante, quiero exponer brevemente cómo la PBE funciona en el Servicio Nacional de Salud Británico (British National Health Service-NHS). Práctica Basada en la Evidencia (PBE) La PBE es un proceso cíclico que requiere que todos los profesionales demuestren que su práctica se basa en las más recientes investigaciones. Esto es para asegurar a quienes consultan, la entrega de la “mejor práctica” y garantizarles los mejores resultados posibles para su tratamiento. Los profesionales también están obligados a demostrar que han puesto en práctica lo que las investigaciones recomiendan. Esto se logra a través de dos procedimientos de control de calidad: pautas clínicas y auditorías. Las pautas clínicas tratan de “lo correcto en el hacer”, es decir, de acuerdo a las últimas investigaciones. Hacen recomendaciones basadas en la literatura y consultorías con expertos y clientes, lo cual va guiando la práctica clínica tanto a nivel nacional y local. En el Reino Unido, las pautas nacionales son desarrolladas por una autoridad especial de salud llamada Instituto Nacional para la Excelencia Clínica (NICE). Esta es una organización muy influyente, cuya tarea es revisar toda la evidencia internacional –por ejemplo, todos los “Estudios Clínicos Randomizados” (ECR) o “Randomized Controlled Trial” (RCT)- sobre todos los tratamientos posibles de cada problema de salud y luego hacer recomendaciones que se implementan en el Servicio Nacional de Salud Británico (NHS).Igualmente diferentes grupos de profesionales desarrollan pautas clínicas. Por ejemplo, “Elección de Tratamiento de Terapias Psicológicas y de Counselling” de Parry (2001) y la pauta que yo desarrollé con otros arteterapeutas en “Oxleas NHS Foundation Trust”, sobre “El Uso del Arte en la Psicoterapia Artística con Personas vunerables a Estados Psicóticos” (Brooker y cols., 2007; véase también Gilroy, 2006). Una vez que las pautas se han elaborado, las prácticas clínicas y la prestación de servicios son revisadas mediante una auditoría que controla la corrección del proceso.  Esto, junto con el continuo desarrollo de prácticas y servicios, informa la investigación futura, y así el ciclo de las PBE continúa, como muestra el siguiente esquema:

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Entonces, si la investigación demuestra efectividad, ésta influye en el desarrollo del arteterapia. Procede de este modo: la investigación demuestra que un tipo específico de arteterapia es eficaz con una población específica; a continuación se desarrolla una guía o pauta que sugiere cómo los arteterapeutas deben trabajar con estos clientes; luego, una auditoría o control monitorea el trabajo clínico; una auditoría de los servicios verificaría, entre otras cosas, la presencia o ausencia de esa práctica para los pacientes. Por lo que, si se demuestra que una práctica es a) eficaz y b) no está disponible, se puede lograr un buen argumento para hacer que ese tipo de práctica esté disponible. Tal vez los sistemas son diferentes en Chile, pero quizás los principios de la PBE sean los mismos. Poder, Política y Voz Hasta aquí, todo está bien, pero, como sabemos, no todo está bien en el mundo de la PBE en lo que concierne al arteterapia y muchas otras terapias. Esto es porque la única forma aceptable de investigación, el «estándar de oro» de la «evidencia científica», es un “Estudio Clínico Randomizado” (ECR) (Randomized Controlled Trial- RCT). Este método se utiliza para probar nuevos tratamientos, por lo general drogas y otras intervenciones médicas. Se requiere un gran número de personas asignadas de forma

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aleatoria tanto a tratamiento como al “grupo control” (sin tratamiento). Los resultados de ambos grupos son medidos y comparados con pruebas estándares y estadísticas para ver si los que recibieron el tratamiento están mejor que los que no se les administró. Este enfoque de investigación, derivado de la medicina, se ha transferido a la atención en salud mental, asistencia social y educación, en sistemas en los que los ‘Estudios Clínicos Randomizados’ (ECR) no calzan ni con las prácticas ni con las filosofías de práctica de los profesionales. Su predominio es fuertemente cuestionado por muchos counsellors y psicoterapeutas. McLeod (1999), sostiene, por ejemplo, que los ECR son privilegiados, ya que su estructura se adapta a sistemas de diagnóstico de bio-comportamiento y porque representan “los valores fundamentales de las formas burocráticas modernas de gestión” (McLeod, 1999, p. 158). Asimismo escribe sobre el interesante concepto de ‘voz’ y la forma en que el poder está determinado por las personas a quienes se escucha y por quienes son silenciados (McLeod, 2001). Él se basa en el trabajo de Gergen (1997) para argumentar que un sistema que permite que el conocimiento se construya sólo a través de ECR, refuerza el poder de los grupos de elite en psicoterapia y en investigación, y a la vez, debilita el poder de otros. Dice que la forma en que escribimos sobre terapia es “un acto político… el género de escritura de los ECR opera para excluir muchos aspectos importantes e interesantes del proceso de investigación en terapia, callando eficazmente las voces de casi todos los interesados” (ibid., p. 172). Asimismo, como señalan Westen y cols. (2004), los ECR exigen condiciones particulares: por ejemplo, clientes con un solo diagnóstico, el uso de un manual de cómo hacer la terapia y un ‘paquete de tratamiento’, generalmente por períodos relativamente cortos de tiempo, determinados por el financiamiento del proyecto y así sucesivamente. Esto significa que los ECR raramente reflejan las normas diarias de la labor clínica. Sin embargo, el ciclo de la Práctica Basada en la Evidencia (PBE) requiere que las pautas clínicas se desarrollen sobre la base de los resultados de los ECR, que, como Westen y cols. sugieren, conlleva a “…un estado de cosas en que la cola metodológica menea al perro clínico” (p. 642). Como sabemos, hay muchas otras formas de investigación que pueden ser utilizadas para estudiar los resultados y los procesos del arteterapia (no tengo ni el tiempo ni el espacio para describirlas en este momento, pero pueden revisar Gilroy, 2006). No estoy diciendo que los arteterapeutas no deban hacer ECR. Mi punto es que los ECR no son la única forma válida de investigación, pero si dominan la jerarquía de investigación de las PBE, y es la única voz que los gobiernos escuchan. Otros tipos de investigación cuantitativa también se consideran en el marco de las PBE, pero son de menor valor y la investigación cualitativa es generalmente excluida. De hecho, esto me hace pensar que tenemos que ser muy cuidadosos en cuanto a la forma de enfocar un estudio: como investigadores, como clínicos, y como ‘animales políticos’ también. Tenemos que asegurarnos que los ECR que realicemos, reflejen el tipo de práctica de arteterapia que se ajusta a nuestro contexto particular y a nuestra cultura.  Tenemos que asegurarnos de que las pautas que elaboremos se basen no solo en ECR, sino también en otros tipos de investigación acerca de los procesos en

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arteterapia, así como también de sus resultados. Y necesitamos asegurarnos que los diferentes tipos de investigación abarquen toda la gama de prácticas que están dentro del marco general del arteterapia. Ahora, permítanme referirme a las recientes investigaciones sobre la eficacia del arteterapia: ¿Qué se ha hecho, dónde y qué tipo de arteterapia? No espero revisar todo en este documento, por eso me voy a centrar en tres poblaciones donde hay un creciente cuerpo de investigación orientado a la eficacia: arteterapia con personas que presentan demencia, cáncer, y los que han sido diagnosticados como esquizofrénicos. La investigación se basa en gran medida en lo que se ha hecho en Estados Unidos y Gran Bretaña; sin embargo, incluye también artículos de otros países que han sido publicados en inglés. En el espíritu de mis comentarios anteriores, voy a incluir investigación cualitativa e investigación basada en las artes.

Arteterapia y Demencia Hay dos estudios sobre el uso del arteterapia con adultos mayores con demencia que ya han comenzado a demostrar su eficacia. Ambos tuvieron lugar en centros diurnos en el sur de Inglaterra. El primer estudio (Waller 2001, 2002, véase también Sheppard y cols., 1998) fue de escala pequeña; fue un estudio clínico randomizado (ECR) piloto de dos grupos de arteterapia de diez semanas de duración. Este demostró una reducción en la depresión de los pacientes y una mejoría en su atención. El segundo estudio, más grande, involucró cuatro grupos de arteterapia por más de cuarenta semanas. Los resultados mostraron una pequeña mejoría en la capacidad física de los pacientes, tranquilidad, agudeza mental y sociabilidad (Waller, 2009). Estos dos estudios ofrecen algunas pruebas de que los grupos de arteterapia son útiles para las personas mayores con demencia moderada a severa. Los dos proyectos de Waller y cols., usaron una metodología particular de arteterapia grupal que es popular en el Reino Unido, la cual está basada en la teoría analítica de grupo. Los pacientes no son dirigidos ni se les indican tareas artísticas, ni tampoco están simplemente en un taller haciendo arte; a ellos se les anima más bien a interactuar con otros miembros del grupo y con el arteterapeuta, a usar materiales artísticos del modo que deseen y a discutir acerca de lo que se ha hecho. Este enfoque puede o no convenir a los profesionales en Chile. De la misma forma como hay prácticas que han generado resultados positivos en investigación, con semejante o distinta población en otras partes del mundo, puede que la metodología de grupo interactivo tan popular en Gran Bretaña no sea la más adecuada en otros lugares. Sin embargo, puede que tenga resonancias interesantes. Por ejemplo, el reciente ECR de Waller demostró que las competencias físicas de los clientes mejoraron; los datos cualitativos en el mismo estudio mostraron que la arcilla fue más popular que la pintura o el dibujo (ibid). Estos resultados podrían relacionarse con la investigación realizada en Israel por Yaretzky

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y cols. (1996), la cual mostró que un grupo arteterapéutico de corto plazo, basado en temas específicos usando arcilla, mejoró las habilidades sensorio-motrices de los pacientes que han sufrido un accidente cerebro vascular. Podría relacionarse también con los resultados encontrados por Elkis-Abuhoff y cols. (2008) en Estados Unidos. Ellos demostraron que una sola sesión experimental, manipulando una bola de arcilla, redujo síntomas somáticos y emocionales de personas con Parkinson. Se pueden relacionar con otros dos estudios en los Estados Unidos: con el ECR de Doric-Henry (1997), el cual mostró que ocho ‘clases individuales de cerámica’ –nótese, clases, no terapia,- mejoraron la depresión de los clientes adultos mayores en hogares de cuidado de ancianos. La otra investigación es la de Weiss y cols., (1989), en la cual se observó que clases de arte textil- nuevamente, nótese, clases, no terapia- mejoró la interacción social de los ancianos residentes en hogares para su cuidado. Todos estos estudios, a pesar de ser muy diferentes en términos de duración, metodología y métodos de investigación, sugieren que los materiales de arte tridimensionales pueden ser más útiles que materiales bidimensionales con adultos mayores que tienen demencia y otros problemas. Podemos comenzar a ver lo que una guía o pauta clínica puede recomendar. Sin embargo, una pauta británica quizás no se base en investigaciones donde la práctica no involucre el uso de un grupo interactivo: por ejemplo, la investigación que ha demostrado que la concentración de estos clientes puede mejorar a través de la realización de copias (Gregoire, 1998). Aquí es donde nos encontramos con la pregunta obvia pero crítica: ¿Cuál de estos proyectos y prácticas tiene sentido para los profesionales en Chile?

Arteterapia y Cáncer La investigación sobre la efectividad del arteterapia en cáncer y cuidados paliativos cubre también diversas prácticas, con un rango mayor, desde intervenciones de corto plazo orientadas a actividades específicas hasta los beneficios inherentes de hacer arte a lo largo del tiempo. Estudios anteriores en los Estados Unidos fueron promisorios. Se detectó que grupos activos de arteterapia , estructurados y de corto plazo, orientados a la reflexión e insight, facilitaban la expresión personal e incrementaban sentimientos de paz, libertad y autoconciencia de los pacientes con cáncer (Luzzatto, 2000; 2005; Luzzatto & Gabriel 1998; 2000). Cuatro ‘estudios clínicos randomizados’ (ECR) lo prosiguieron. El primer ECR en Estados Unidos (Monti y cols., 2006) usó ‘arteterapia basada en la autoconciencia’ (mindfulness-based art therapy) en un grupo psicosocial de 8 semanas, el cual era un entrenamiento combinado de meditación y yoga con trabajos de arte focalizados en la relación mente-cuerpo. El segundo ECR, también de Estados Unidos, incluía mente y cuerpo en cuatro sesiones individuales de meditación guiada, creación artística y poesía, descrita en el documento también como ‘consejería artística’ (art

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counseling) (Puig y cols., 2006, p.220). El tercer ECR, también de EEUU (Nainis y cols., 2006; 2008), usó una combinación de ‘estructura y flexibilidad en el proceso creativo’ (2008, p.117) e incluía elementos de educación artística en una sola sesión de arteterapia individual. El cuarto ECR es sueco (Oster y cols., 2006; 2007; 2009) y describe 5 sesiones individuales de arteterapia, las cuales oscilan desde un enfoque de creación artística estructurado a uno no estructurado. Todos estos estudios reportaron mejorías, por ejemplo en la calidad de vida de los pacientes y bienestar psicológico, así como también la disminución de niveles de ansiedad, estrés, dolor y cansancio. Tres de estos estudios ECR usaron un enfoque multifacético de arteterapia. Esto incluía pintar con el ritmo de la música, poesía y educación artística, los cuales fueron combinados con la toma de conciencia mente-cuerpo, lo cual hace difícil discernir qué fue exactamente lo efectivo. Sin embargo, la relación entre psique y soma en arteterapia también se ha estudiado a través de investigación cualitativa. Estos estudios demostraron resultados positivos, eso sí con otro enfoque, el cual se focalizaba en los beneficios terapéuticos de hacer arte. Reynolds y Lim (2007) por ejemplo, mostraron cómo, haciendo arte de forma regular, como un pasatiempo, mantenía el bienestar subjetivo de mujeres diagnosticadas con cáncer. Esto era en parte por la expresión de sentimientos pero también por mantener la identidad y el foco en lo externo. Este es un estudio interesante ya que, como Reynolds y Lim dicen, “no todo el potencial terapéutico del arte reside en la función simbólica” (p.9). Además, podemos encontrar la extraordinaria narrativa textual y visual en el estudio de caso colaborativo de Zammit, conducido en Australia, sobre una psiquiatra y psicoterapeuta que superó el cáncer (2001), y el estudio auto-etnográfico, basado en las artes, de Sibbett (2005a, 2005b, 2005c). Este mostró cómo el arteterapia ofrece experiencias liminales y fluidas, de estar absortos en un estado de ensoñación, lo que permite a los pacientes con cáncer experimentar una sensación de empoderamiento y control. Estos importantes estudios cualitativos sobre resultados y procesos terapéuticos sirven, creo yo, como recordatorio para arteterapeutas sobre cuán flexible y amplia puede ser la práctica e investigación en arteterapia. Esta descripción de la eficacia del arteterapia en el tratamiento del cáncer en diferentes partes de Europa y Estados Unidos se está desarrollando bien, pero varía en diferentes poblaciones, contextos y prácticas. Una vez más, surge la pregunta: ¿qué tiene sentido para los profesionales en Chile?

Arteterapia con personas diagnosticadas como esquizofrénicas La práctica de arteterapia en Gran Bretaña con personas diagnosticadas como esquizofrénicas ha alcanzado recientemente un momento definitorio que claramente guarda relación con el tema de este documento. En marzo de 2009, el Instituto Nacional para la Excelencia Clínica (NICE) en Gran Bretaña realizó una actualización

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en la pauta nacional para el tratamiento de la esquizofrenia. Este fue un verdadero evento para las terapias artísticas en Gran Bretaña, ya que entre sus muchas recomendaciones, hubo una que decía lo siguiente: “Considerar el ofrecimiento de terapias artísticas a todas las personas con esquizofrenia, particularmente para el alivio de los síntomas negativos. Esto se puede comenzar ya sea durante la fase aguda o más tarde, incluyendo el contexto de pacientes internos.” (NICE, 2009, p. 205) Esto fue motivo de mucho regocijo – el arteterapia realmente estaba en el mapa si el NICE la recomendaba como una de las tres nombradas terapias de arte.

Quiero detenerme un momento en este punto, ya que demuestra cómo la investigación basada en la Práctica Basada en la Evidencia (PBE) y en la efectividad puede estar a favor, como a la vez, en contra de nuestros propósitos. El resumen de la evidencia clínica del NICE dice lo siguiente: La revisión encontró evidencia consistente que las terapias de arte son efectivas en la reducción de los síntomas negativos en comparación con otros controles. Hubo alguna evidencia indicadora de que los efectos de mediano a largo plazo detectados al final del tratamiento se mantuvieron durante los seis meses de seguimiento. Además, hay evidencia consistente para indicar un efecto mediano, independientemente de la modalidad usada durante la intervención (música, movimiento o artes visuales), y que las terapias de artes fueron igualmente efectivas en la reducción de síntomas negativos tanto en pacientes internos como en pacientes ambulatorios. (p.203)

Esto se basó en los resultados obtenidos en seis ‘estudios clínicos randomizados’ (ECR): dos fueron de arteterapia, uno en terapia orientada en el uso del cuerpo y tres fueron de musicoterapia. Esto es importante por dos razones: 1. Demuestra el impacto de una masa crítica de investigación acerca de las terapias de artes. 2. Muestra la importancia de los terapeutas de arte trabajando políticamente juntos. Las asociaciones profesionales trabajaron juntas para lograr que un musicoterapeuta llegara al panel consultor de las pautas del NICE.

La pauta continúa: La revisión clínica indicó que las terapias de arte son efectivas en reducir los síntomas negativos a través de una rango de modalidades de tratamiento, tanto para pacientes internos como de un hospital diurno. En la mayoría de las pruebas incluidas en la revisión, se trabajó en modalidad grupal. (p.204)

Luego, dice: La intervención debiese ser en grupos… Las terapias de arte debiesen combinar técnicas psicoterapéuticas con actividades que promuevan la expresión creativa, la cual es generalmente no estructurada y liderada por el usuario. (p. 205)

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La pauta es cada vez más específica respecto al trabajo de los arteterapeutas: Los objetivos de las terapias de arte debieran incluir: Permitir a las personas con esquizofrenia verse a sí mismas de manera diferente y desarrollar nuevas formas de relacionarse con los otros. Ayudar a las personas a autoexpresarse y a organizar su experiencia de una forma estéticamente satisfactoria. Ayudar a las personas a aceptar y entender los sentimientos que pueden surgir durante el proceso creativo (incluyendo en algunos casos, el cómo ellos han llegado a tener esos sentimientos) en un ritmo apropiado para la persona. (op cit)

Personalmente, esto me acomoda ya que refleja la forma en la que yo trabajaría con este tipo de clientes, es decir en grupos y con un enfoque psicodinámico y no directivo. Sin embargo, quizás no acomode a otros, ya sea en el Reino Unido o en otra parte, a quienes prefieren trabajar de forma individual con estos clientes o usar una modalidad más activa y basada en temas específicos dentro de encuadres teóricos diferentes. Nuevamente esto nos plantea la pregunta: ¿Será apropiada la práctica de arteterapia que NICE recomienda para los profesionales en Chile? Mientras escribía este artículo, no pude acceder a uno de los dos ‘Estudios Clínicos Randomizados’ (ECR) en arteterapia citados en la pauta del NICE (Green, 1987), ni tampoco a otro que recientemente apareció en China (Meng y cols., 2005, no citado en la pauta de la NICE), el cual obtuvo también resultados positivos. Sin embargo, conozco el ECR de Richardson y cols. (2007) y quisiera referirme brevemente a él y discutir sobre las dificultades que pueden surgir cuando se demuestra la efectividad de esta forma. La práctica clínica en el ECR de Richardson y cols. se realizó en centros diurnos de salud mental al interior del sudeste de Londres. Los pacientes estaban diagnosticados con esquizofrenia y tenían antecedentes de ser de clase obrera blanca o de ascendencia afro-caribeña; todos vivían en condiciones de privación social real (Jones, 2010). El tratamiento recibido fue de doce semanas de arteterapia grupal interactiva, la cual, como describí anteriormente, se basaba en una metodología no directiva y con enfoque de análisis grupal. El ECR demostró que aquellos que recibieron arteterapia disminuyeron sus síntomas negativos. Indudablemente, esto contribuyó a las recomendaciones de la pauta nacional del NICE y al financiamiento otorgado por el Departamento Británico de Salud para un ECR mucho mayor (El ‘Proyecto Matisse’), el cual está siendo conducido en este momento por el Imperial College de Londres. Sin embargo, si una pauta se desarrolla solamente en el ECR de Richardson y cols., - esas cosas suceden- podría ser muy problemático. Las limitaciones de financiamiento determinaron que el período de tratamiento en este ensayo clínico fuera muy corto, es decir, en relación con las normas de práctica británica con esta población. El modelo grupal interactivo de arteterapia que se usó en el estudio fue inusual, contrario 37

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a lo descrito, es decir, con un enfoque a largo plazo y tipo taller (por ejemplo Killick, 2000). Por lo tanto, una pauta basada en este ECR, no calzaría con los que algunos arteterapeutas británicos consideran “mejor práctica”, aunque haya sido exitosa. Sin embargo, se ajustaría a la motivación del gobierno para tratamientos que sean breves y de bajo costo y que probablemente el arteterapia se realice en salas de usos múltiples en lugar de talleres. ¿Cómo se relacionan el ECR de Richardson y cols. y la pauta NICE con otros estudios más recientes con esta población? Dos estudios se me vienen a la mente. El realizado por Schindler y Pletnick (2006) en los EEUU, usó un diseño de estudio de caso para investigar los resultados de una combinación entre el desempeño de roles y doce semanas de arteterapia grupal e individual. Este enfoque combinó el entrenamiento de habilidades sociales e interpersonales, modelamiento de roles por el arteterapeuta y actividades artísticas dirigidas, que gradualmente se convertían en educación artística en la medida que el paciente asumía el rol de estudiante de arte y exhibía su trabajo. A mi juicio, este modelo se sitúa entre terapia ocupacional, arteterapia y educación artística. Es bastante diferente al enfoque grupal descrito por Richardson y cols. (ibid; ver también Jones, 2010), a lo recomendado por el NICE (2009) y por arteterapeutas británicos (Brooker y cols., 2007). Sin embargo, hay cosas interesantes entre Schindler y Pletnick y otros estudios recientes en el Reino Unido. El estudio de Mahony (2010a, 2010b) explora ‘la psicoterapia artística’ con personas que tienen ‘problemas complejos y severos’. Este término incluye a personas diagnosticadas como esquizofrénicos, pero es deliberadamente amplio, basándose en una ideología sociológica que evita definir a las personas de acuerdo a su diagnóstico. También alude a lo que se conoce como ‘Modelo de Recuperación’ (Turner-Crowson & Wallcraft, 2002), el cual apoya la inclusión social de estos pacientes y enfatiza la esperanza, el empoderamiento, la responsabilidad y el desarrollo de una vida significativa (Shepherd, Boardman & Slade, 2008). Por lo tanto, el estudio de Mahony propugna una teoría diferente de la salud mental. Además, hay una metodología de investigación muy diferente- es heurística y basada en el arte (ver Gilroy, 2006; Sullivan, 2005)- y se investiga un tipo diferente de arteterapia. Mahony investigó la relación entre la práctica artística del arteterapeuta dentro y fuera de un grupo de psicoterapia artística. Su metodología incluyó una investigación de su propia práctica artística a través de ver (Mahony, 2001) y curar (de curatoría) exposiciones de sus obras y las de sus clientes (Mahony, 2010b). La investigación de Mahony no es sobre efectividad, sin embargo hay indicadores que muestran que este enfoque funciona. Brevemente, este grupo comunitario estaba en funcionamiento por varios años. Se juntaban semanalmente durante dos y media horas y se centraba en la creación artística compleja, continua y realizada por iniciativa personal. La discusión no incluía interpretaciones afectivas ni análisis de las imágenes basadas en los problemas de los participantes, sino que se centraba en cómo las personas se las arreglaban con los aspectos prácticos de la creación artística y cómo esto podía relacionarse con sus vidas fuera del grupo. La práctica estaba basada en los principios de análisis grupal

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y Mahony trabajaba en su propia creación junto con el grupo, además del realizado en su taller. La importancia de su forma de contener al grupo y su rol modelador del proceso creativo fue también claro, así como el significado de lo que no se comunicaba en el grupo mediante el lenguaje verbal, pero si a través de metáforas. Ella encontró que los “intercambios recíprocos complejos” (2010b) se producían entre las obras de los clientes y las de ella misma, tanto dentro como fuera del grupo. Esto es importante en este tipo de clientes, quienes encuentran difícil la comunicación directa. La investigación de Mahony también demuestra cómo una sala/taller de arteterapia estimula la creatividad y ofrece un espacio físico y una sensación de lugar contenedor, constante y confiable que aporta a la relación. ¿Se acomodará esta práctica a las recientes recomendaciones del NICE? Probablemente sí. ¿Hay correlaciones con el estudio de Schindler y Pletnick? Quizás. ¿Coincide con el enfoque del ECR de Richardson y cols.? No. Cuando diferentes enfoques parecen tener efectos beneficiosos, es cuando más ECR son necesarios para comparar e identificar qué funciona mejor. Creo que esto sigue siendo un largo camino en el arteterapia. En el año 2002 Reynolds y cols. revisaron toda la evidencia empírica publicada que estaba disponible en ese momento sobre la efectividad del arteterapia; creo que todos los estudios venían de Estados Unidos. Encontraron cinco ECR, cuatro estudios no randomizados (aleatorios) y ocho estudios de grupos únicos (sin grupo control). Ellos advierten sobre los problemas causados por la gran variación en los pacientes estudiados, la duración de la terapia, el tamaño de las muestras, los instrumentos usados para medir los resultados, los objetivos del tratamiento y el tipo de “instrucciones de arteterapia y grupos control” (p.212). La referencia a las “instrucciones” nos dice que todos estos proyectos se sitúan dentro de un enfoque particular de arteterapia: hay muchos otros. Esto sugiere que la identificación de tendencias efectivas de arteterapia, especialmente cuando se considera internacionalmente, es aun más diversa y problemática de lo que Reynolds y cols. encontraron.

Pluralismo y normas ¿Dónde queda la búsqueda de ‘evidencia científica global’ que pueda convencer al gobierno de Chile que el ‘arteterapia’ debiera ser reconocida? Mi respuesta es que hay un cuerpo de investigación al cual se puede referir que puede servir para obtener el reconocimiento que vuestro trabajo merece. Sin embargo, quisiera agregar dos notas de cautela. Primero: precisión y ambigüedad. La naturaleza de los ECR requiere que el arteterapia sea precisamente articulada; para ser practicada exactamente como fue descrita, casi como en condiciones de laboratorio. Esto perjudica nuestro trabajo. Esto podría ser aceptable, incluso quizás deseable, en países donde el arteterapia está relativamente

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bien establecida. Sin embargo, en países donde la práctica es relativamente nueva y quizás desarrollándose a través de diferentes e interesantes trayectorias, esa precisión podría ser prematura. Cierta ambigüedad sobre el arteterapia podría ser preferible, al menos por un tiempo. Lo que quizás se necesite son investigaciones locales que documenten y exploren prácticas locales en contextos locales, es decir, investigaciones que comiencen desde abajo hacia arriba y viajen desde la clínica - o en nuestro caso, el taller - al laboratorio de ECR, como lo sugieren Westen y cols. (2004). La búsqueda de reconocimiento sobre la base de estudios de eficacia, desde fuera del contexto local, transforma este proceso en un proceso inverso. Hay peligro con las prácticas locales determinadas por la investigación internacional, determinadas por prácticas importadas con buenas intenciones, pero sin embargo de modo neocolonial. Esto no quiere decir que la investigación de un país no pueda ayudar en las prácticas y la investigación en otro. Sino que la implementación directa de la investigación internacional en las prácticas locales, puede inhibir el desarrollo local del arteterapia, culturalmente específico y apropiado. Segundo: retórica y realidad. La retórica de la PBE (Práctica Basada en la Evidencia) nos ha hecho creer que hay un lazo directo entre la investigación y las políticas de los gobiernos. Por lo que, si podemos demostrar que el arteterapia es efectiva, ayudará en el establecimiento y reconocimiento de nuestro trabajo. Kane (2002), un consultor de políticas en el Reino Unido, dice que las políticas gubernamentales son motivadas por eventos políticos de corto plazo y que se centran en cinco aspectos: Valores políticos, profesionales y éticos. Recursos Fracasos y crisis Visión amplia de grupos selectos Representación de grupos de presión (Kane, 2002, p.221) Nótese que este estudio no está en la lista. No es un impulsor de políticas. Por lo que hay una diferencia entre retórica y realidad. La creación de reglas es algo político, generalmente un proceso subjetivo y reactivo. La investigación tiene que considerar esto y ser ‘oportuna, comprensible, práctica’ (ibid, 224), es decir, debe ser estratégica y tener relación directa con las preocupaciones inmediatas de los gobiernos y quienes crean las leyes. Entonces, ¿el sistema de PBE funciona como debiese? Las pautas del NICE, ¿tienen un impacto en el arteterapia en el Reino Unido? Sí y no. Estoy consciente que se han generado nuevos puestos de trabajo como consecuencia directa de la pauta del NICE, pero también estoy consciente que se han perdido empleos de arteterapia y que servicios completos se han arruinado por la situación económica, independiente de lo que el NICE recomiende. Esto me sugiere que los arteterapeutas, donde quie-

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ra que estén, harían bien en identificar las agendas de sus gobiernos en materia de salud mental, educación, asistencia social y justicia penal y abordar la investigación y actividad política de forma consecuente. También haríamos bien en identificar las políticas que tienen que ver con el arte. En el Reino Unido, la atención se está volcando a la cooperación de artistas trabajando en salud, a la participación con museos y galerías y a prácticas que calzan con agendas de gobierno sobre la ampliación de la participación social e inclusión de las artes. Podría entonces ser una maniobra estratégica de redirigir parte de nuestra atención lejos de la efectividad imperativa de los gobiernos y la ortodoxia médica, sobre otras formas que pueden ser influenciadas por estudios cualitativos y basados en las artes. Ciertamente, la definición tradicional de investigación en ciencias sociales y las artes, está siendo incongruente y los límites entre investigación y práctica se están erosionando. Creo que esto es prometedor para el futuro del arteterapia, ya que ese tipo de investigación puede potenciar la imaginación del arteterapeuta y capturar realmente la atención de la audiencia (ver Bagley y Cancienne, 2002). Permítanme terminar con algunos ejemplos recientes del tipo de investigación al que me refiero. Estos proyectos innovadores de arteterapeutas profesionales e investigadores permanecen cerca de la práctica y se basan en sus conocimientos y comprensión del arte. Me refiero a investigación que involucra la curatoría de exposiciones privadas de trabajos de arte realizados por clientes, siendo el proceso curatorial un método invaluable de investigación (Mahony, 2010, descrito anteriormente); investigación que involucra al arteterapeuta practicante/investigador, quien observa y luego dibuja a sus clientes, dándose cuenta de cómo, una mirada larga y más de cerca, necesaria para dibujar a otro ser humano, revela muchísimo (Peckham, 2008); cómo la documentación cuidadosa de esculturas realizadas por los clientes involucra una mirada igualmente larga pero diferente, mediada por el lente de la cámara, el cual permite que se revele más de su historia (Herrmann, 2010); y cómo la colaboración de un grupo de docentes de arteterapia, trabajando en espacios entre arte contemporáneo y arteterapia, y entre la práctica y la investigación, puede ser inmensamente poderoso, y llevar, potencialmente , a nuevas formas de trabajo con grupos y comunidades (Linnell y cols., 2010). Para establecer el ‘arteterapia’ en nuevos lugares y espacios, para que se desarrolle como una comunidad global de prácticas ricas y pluralistas, y para que sobreviva en el difícil clima económico en el que todos nos encontramos, creo que necesitamos llegar a diferentes departamentos de gobierno, diferentes políticas y diferentes agendas de investigación. Necesitamos usar diversos métodos de investigación para estudiar los procesos, además de los resultados de las diferentes prácticas con diferentes pacientes y en contextos diferentes, para que la complejidad y diversidad del arteterapia pueda verse y entenderse. Los estudios que demuestran la efectividad del ‘arteterapia’ son, por supuesto, claves para el reconocimiento y la sobrevivencia. El progreso se está desarrollando por ese camino, pero necesitamos evitar el cierre prematuro de la definición del arteterapia y de lo que constituye la ‘mejor práctica’. Necesitamos mirar más allá de

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la agenda de la efectividad e investigación ortodoxa de la PBE y explorar las diversas e interesantes preguntas de investigación que surgen en diferentes espacios, lugares y prácticas en arteterapia. Creo que debiésemos permanecer abiertos a las diferenciasentre nosotros mismo y entre nosotros y nuestros colegas- y hacer investigación que reconozca y valore aquellas diferencia, las cuales siempre tienen un ‘toque humano’.

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Arteterapia. Integraciones con una clinica psicoanalitica transdisciplinaria Hector Fiorini

No es fácil comentar la muy amplia y rica presentación de Andrea Gilroy en un tiempo breve. Me veo, entonces, obligado a tomar algunas ideas y dejar otras pendientes para un comentario ulterior. Quisiera apuntar en primera instancia al problema que Gilroy planteó, que es el problema de medir una evidencia de eficacia. Voy a hacer referencias a varios autores y varios pensamientos que van a apoyar la línea que ella sostiene. Yo he prestado mucha atención a lo que se ha desarrollado en Francia y también en Argentina en las ciencias humanas en los últimos cincuenta años. La pregunta es ¿en qué condiciones es posible formular verdad en lo humano? Allí vamos a abrir varios puentes, uno fue un comentario de Jean Cocteau, autor de teatro francés, quien dijo: “Estamos tan penetrados de misterios que fingimos ser sus organizadores”. Los reclamos de la ciencia médica, en general, son reclamos para organizar el misterio, es decir, organizar y clasificar ese mundo abierto que es lo humano en tanto humano. Otro autor francés, el poeta Paul Valery, advirtió que “dos peligros amenazan al mundo: el desorden y el orden”. Es el tema que enlaza con Gilroy porque el poder médico quiere ordenar, pero quiere ordenar mundos que, cuanto más restringidos son, menos son de lo humano. Algo similar había planteado el filósofo Gilles Deleuze, a quien estudio hace 30 años. Él planteaba que las ciencias querían transformar el caos en cosmos, es decir, el desorden en orden, pero que, en realidad, nunca lograban construir un orden, un cosmos bien ordenado, sino más bien producían caosmos, es decir, una mezcla de órdenes y desórdenes. Estas ideas remiten a lo que las artes y las poéticas tienen como capacidades de llegar a la zona de lo humano en tanto abierto, que no admite cierre

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en el mundo de lo causal y lo probable. Lo humano en tanto abierto, lleva consigo la potencia de abrirse al campo de lo Posible. Un poeta italiano Antonio Porchia decía así: “Cuando no ando en las nubes, ando como perdido” de modo que en ese sentido, el Arteterapia sería el trabajo para recuperarle a ese hombre su contacto con la nube. No es posible formular eso en un orden cerrado o científico previsible, cuando en realidad el universo de ese hombre que está añorando su condición de nube, es el universo al que le vamos a facilitar acceso por una búsqueda creativa en su singularidad. Nos conecta con un tema muy amplio que es la relación entre conceptos generales y experiencias singulares. Recordaba al tomar lo de Porchia, un poema de Octavio Paz, que se llama precisamente “Condición de nube”: Nada soy yo, cuerpo que flota, luz, oleaje. Todo es el viento, y el viento es aire, siempre de viaje.

Esa condición de nube, esa condición de aire, puede ser para alguno de nuestros pacientes lo que hay que recuperar en una terapia expresiva. Pero eso no se puede graficar ni tabular, la condición de nube no se puede poner en un puntaje, eso no admite tablas ni estadísticas. El mundo de las tabulaciones es ridículo. Después me voy a referir más a lo antiguo de las epistemologías de raíz empirista, que están en la base del problema planteado por Andrea Gilroy. No hay una evidencia en lo humano que termine en evidencias, sino que es un conocimiento siempre problemático y siempre a revisar, que con supuestos damos por evidente. Como decía antes, si a mí me llega antes un paciente para recuperar su condición etérea, para él lo evidente es haber podido expresarse y habitar el mundo de lo gaseoso, de lo líquido, de lo núbico, pero todo eso es para él su evidencia y no para una comisión científica. Vamos a ver que nosotros lo vamos a tener que evaluar en otros términos, en base a la noción de procesos creativos. Voy a plantear la diferencia, entre la tradición empirista que ha pensado más en términos conductistas en psicología, pensando relaciones causa-efecto y lo que hoy podríamos plantear como otras epistemologías que se han dado en llamar epistemologías de complejidad. Las epistemologías de complejidad trabajan con sistemas abiertos nunca totalmente cerrables; el trabajo con sistemas abiertos incluye fenómenos de azar y creatividad así como fenómenos de auto-organización no predecibles. De modo que trabajamos con sistemas capaces de autoorganizarse y abrirse a mundos propios con potenciales que traían consigo en direcciones no predecibles. Allí aparece un comentario de epistemología de complejidad que voy a destacar, que es el que realizara en su momento Ilya Prigogine, unos de los pensadores de la complejidad junto con Edgar Morin. Ilya Prigogine decía que durante siglos la ciencia supuso que podía ser autosuficiente, pero que en realidad en la época actual, para estudiar fenómenos humanos, tanto como fenómenos del universo, las ciencias tendrán que pensar con el pensamiento de las artes, las poéticas y la filosofía.

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En ese punto, agregó Prigogine, estamos necesitando ciencias de lo impreciso y de lo inacabado y me parece que esta sería una respuesta a los comités médicos ingleses: ¿Qué tipo de verificación piden? porque necesitamos tomar contactos verídicos con sistemas abiertos, pero el contacto verídico con sistemas abiertos me conecta con lo impreciso y lo inacabado y eso, eso es científico hoy. Ilya Prigogine, premio Nobel de química, decía que el concepto de cientificidad tiene que abrirse para que aparezcan otras dimensiones de lo humano que no entran en la linealidad de causa- efecto. El informe de Andrea Gilroy, mostraba en varios momentos que hay muchos recursos de arteterapia que utilizan múltiples aproximaciones con diversos lenguajes. Ella decía que el problema es que cuando usamos recursos múltiples no podemos aislar uno y decir cuál fue el eficaz. Yo digo que ese es un problema para la ciencia antigua, causal-lineal, pero no debiera ser un problema para el pensamiento de complejidad, dado que en un pensamiento de complejidad el trabajo creador es multiplicador y la potencia reside en esa multiplicación, no en una restricción de variables. Eso es lo que nos toca investigar: cuando un proceso terapéutico da lugar a un devenir que tiene su propio potencial en marcha y ese devenir no es por restricción de variables sino por multiplicación de las variables en juego. Después quiero hablar de la multiplicación de los lenguajes. A mí me interesaba pensar que en un momento dado de este Congreso nos reuniéramos con Andrea Gilroy para proponer algunos argumentos fuertes a sumar a los que los equipos de arteterapia de Inglaterra están produciendo para dar su fundamento actual en las ciencias humanas. El fundamento actual en las ciencias humanas está de lado de la conferencia de Gilroy y no de los poderes gubernamentales que son poderes atados a formas antiguas de la ciencia médica: con ciertos médicos el diálogo no es muy fácil. Un día me encontré con un neurocirujano que me dijo convencido “yo he abierto muchos cráneos, nunca vi eso que ustedes llaman psiquismo”. Foucault consideró la historia de la medicina y la psiquiatría en la época clásica, mostrando como la psiquiatría clásica iba unida firmemente con los sistemas de poder. Bueno desde entonces la medicina viene atada a sistemas de poder que detenta y que tienden a que haya una disciplina oficial y otras en los márgenes. En este punto me viene a colación una poeta española, María Zambrano, que dijo lo siguiente: La toma de poder por el pensamiento abstracto confinó a la poesía y a las artes a vivir en los arrabales. Desde esos márgenes viene también luchando el arteterapia para lograr fundarse en el discurso de las ciencias humanas. Sobre este punto me parece interesante referirnos al sociólogo Francés Pierre Bourdieu, que estudió las políticas de las ciencias y las políticas de las artes. En su estudio planteó que en artes como en ciencias la toma del poder es la toma de poder de un discurso que se apropia de un capital de argumentos. A esa operación le llamó toma de “capital simbólico”. Cuando un poder toma los argumentos dominantes, se ejerce a la manera de un monopolio, por eso me sonaba

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que había un paralelo de NICE1 y NIKE. Porque creo que el problema es cómo se monopoliza el poder simbólico, como se preserva la toma del poder simbólico. La lucha es para abrir los poderes dominantes produciendo otras producciones, con otros desarrollos simbólicos. Me parece que el movimiento del arteterapia en muchos países está intentando con fuerza, abrir y multiplicar los discursos simbólicos que plantean otros considerandos, otras leyes, otras epistemologías más abiertas. El pensamiento de la complejidad, en lugar del pensamiento causal, creo que en esa dirección iría buena parte de lo que me pareció importante del énfasis que pone Andrea Gilroy. En cada práctica, en cada país se van a crear condiciones de ejercicios diferentes. Probablemente se deba dar lugar a que cada país, con su cultura, desarrolle sus métodos, y después veremos que tienen de universales esos métodos y que tienen que tener de regionales, con una legitimidad propia. Me pareció que también en Francia hubo un trabajo importante a partir de Sartre con el concepto de Situación, lo que deviene en un tema muy amplio: o la ciencia se piensa enunciando universales, y en tanto universales, abstractos, o bien las prácticas científicas y técnicas se piensan como prácticas concretas, singulares y regionales. Sartre optó por la segunda visión. Tenemos que situar nuestro hacer y pensar, y situarlo quiere decir ubicado en condiciones de tiempo y espacio, en condiciones geográficas y de culturas muy variables. Si nosotros no situamos nuestro hacer, pensamos en un saber universal, este saber universal y abstracto está sostenido desde las grandes metrópolis, ese es el problema colonial que menciona Andrea Gilroy. Escuché a Sartre en una entrevista para la televisión, donde dijo: ”si yo ahora reviso mi obra anterior, encuentro que tenía un problema, no estaba situada en Francia, pretendía llegar a un pensar un tanto universal “. Ahí tenemos un debate importante entre regiones versus globalización, debate permanente porque sabemos que las fuerzas de globalización son muy poderosas y creo que la importancia del movimiento de anti-globalización es señalar que en cada lugar y en cada región hay realidades con producciones que merecen ser relevadas. A mí me interesó en ese sentido, el informe de Andrea Gilroy: en lugar de centrar el arteterapia en la noción de evidencia científica, poder mirarla en términos ideológicos. Mencionó, por ejemplo, estudios con un modelo de recuperación, esa recuperación incluye integración social, generar esperanza, desarrollar una experiencia de eficacia en el uso de las capacidades, desarrollar un sentido del vivir, todo eso es muy amplio contiene varias direcciones de desarrollo y ese tipo de proceso es el que nos puede interesar, donde varias zonas de lo humano están jugándose en ese proceso. En donde a la vez juegan lo social la esperanza la eficacia y el sentido del vivir. Luego me parece importante destacar, como ella lo hace, la importancia de la tarea del arteterapia en cuanto afirmadora del yo, es decir autoafirmadora para el sujeto de sus capacidades. Allí nosotros tenemos la posibilidad de considerar un 1 National Institute for Health and Clinical Excellence

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doble frente, cuando trabajamos con el problema de salud mental están las dificultades, están los obstáculos, están los bloqueos, pero, a la vez, están las posibilidades de afirmar capacidades . Entonces me parece que la clínica podría plantearnos, dado ese doble frente, trabajar para lo que se logre afirmar y trabajar con lo que no se nos permite lograr, es decir cómo hacer una lectura del fenómeno que tenga en cuenta tanto capacidades positivas como incapacidades o discapacidades en su interjuego, me parece que esa sería la clínica que yo aspiro en trabajar en mi práctica clínica. Le presto atención en ese doble frente a qué capacidad logra afirmarse y que obstáculo no nos permite afirmarnos hoy y tendremos que seguir luchando con él. Entonces en vez de sistemas causales simplificables lo que estoy destacando es dar lugar a las nociones de diversidad y complejidad con mucho por trabajar. La complejidad de ese pensamiento, más que de una disciplina, es de una interdisciplina, es una búsqueda transdisciplinaria. Había un dialogo entre Deleuze y Foucault, acerca de las prácticas, en las que señalaban: “Cada disciplina crece, se desarrolla hasta llegar un punto de detención, ese punto de detención va a tener que ser perforado por otra práctica.” Agrego que esa otra práctica podrá venir tal vez de otra disciplina. Me pareció muy significativo un pensamiento de Gilles Deleuze, que dice así: “no piense usted para siempre, piense cada vez”, esto replantea toda la noción de transmisión de saber en la Universidad, porque nosotros nos hemos formado con una transmisión del saber universal y para siempre. En ese sentido yo venía preocupado con mi saber actual a esta mesa, pensando cómo podría poner en relación mi saber con este saber que trae Andrea Gilroy y el que traen ustedes. Y allí es más difícil, porque el saber se construye en grupos, es una construcción colectiva, no hay saberes individuales, los saberes individuales son saberes que uno quizás presuntuosamente supuso propios, pero en realidad nosotros circulamos en redes de saberes siempre abiertos y que son anónimos, los saberes que utilizamos son colectivos, son efectos grupales, trabajamos con todos los autores que son el grupo de nuestra bibliografía y nos dirigimos a auditorios que van a procesar esos saberes. Siempre el individuo es un punto en una red, cada uno de nosotros es un punto en una red. Bien, llegados a este punto, quisiera ahora plantear algunos enfoques sobre situaciones terapéuticas para pensar los distintos recursos, las distintas técnicas sobre las que trabajan esos recursos y los instrumentos básicos de trabajo que tienen: Pathos Techné

Praxis Poiesis

Diseño aquí un dispositivo de la situación terapéutica. Empleo algunos términos de raíz griega, porque esta visión panorámica me vino sugerida por la obra 51

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de Cornelius Castoriadis. Situación terapéutica, en la que partimos de un pathos, padecer un sufrimiento, la situación de consulta de salud mental se inicia en una situación de sufrimiento, de enfermedad, de padecimiento, o de ausencia de desarrollo. Pero en un eje vertical la consulta clínica nos remite a qué es lo que podemos hacer frente a ese padecer y Castoriadis dice: “frente al padecer, al pathos, tenemos que presentar un trabajo de Poiesis, de creación, tenemos que crear algo frente al padecer “. Entonces el eje Pathos-Poiesis sería el eje básico de la clínica. Somos consultados por un sufrimiento y ante ese sufrimiento nosotros buscaremos cómo desarrollar alguna alternativa, como crearle algún otro modo de hacer, experimentar y ver con ese padecer. Yo diría que en el eje vertical Pathos-Poiesis, la situación terapéutica es aquella que trata de tomar un sufrimiento y convertirlo en un material de trabajo, colocar a un psiquismo que sufre en estado de trabajo. Eso me parece lo más básico de la clínica y que puede ser llevado con muy distintas vías, recursos y técnicas. La primera cuestión es esa: ¿cómo podemos crear una situación terapéutica capaz de desarrollar una puesta en trabajo de lo psíquico? Sartre decía de Baudelaire que tenía todo para ser un desdichado, pero transformó la desdicha en proyecto poético. Allí el sufrimiento de Baudelaire encontró caminos poéticos, que aportaron una dicha de otro nivel a la desdicha cotidiana. Ahora en un eje horizontal Castoriadis plantea la importancia en salud mental de disponer de recursos técnicos, todos los dispositivos que constituyen recursos, todo el conjunto de herramientas que hacen a las técnicas. Cada uno de nosotros no domina todas las técnicas de salud mental, sino algunas. Se activa una praxis, una acción práctica. Más variable de lo que se piensa en la teoría. Una teoría, siempre recorta de los universos prácticos algunas variables, pero un universo de prácticas es un universo múltiple, multisensorial, multisignificante, trabaja en múltiples lenguajes. En la acción entran teorías, pero no hay una sola teoría que abarque toda esta acción. En ese sentido, me gustaría recordar un autor, Paul Feyerabend, que tiene un tratado en filosofía, “Tratado contra el Método“, donde destaca que ninguna teoría abarca todos los hechos del dominio al que se refiere, sino que las teorías han recortado algunos elementos significativos paradigmáticos y con esos elementos construyen sus conceptos, pero dejando de lado muchos otros. En la práctica tenemos un mundo que nos excede siempre, estamos excedidos ante esa práctica. Nosotros tenemos que pensar después de una situación práctica, retirados del campo práctico, intentar saber que ocurrió allí. Vamos a tratar de teorizarlo, y al hacerlo, lo vamos a comprimir, a restringir. Destacaremos alguna variable en juego y otras van estar ahí como un conjunto de otros significados flotantes, formando lo que algunos autores llaman signos enigmáticos. Toda práctica presenta algunos signos que podemos traducir y deja flotantes signos enigmáticos. Esto se lo vamos a plantear al poder médico, la existencia de signos enigmáticos y signos flotantes está presente en toda práctica, la práctica no es encerrable, la práctica es una producción de sistemas de signos abiertos. Ahora, voy a poner en el seno de esa situación terapéutica diferentes tipos de materiales de la experiencia psíquica, que constituyen otros tantos lenguajes.

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Coloco primero las palabras, porque yo vengo de las terapias verbales. En el mundo de las terapias verbales hubo un tiempo en que fue moda hablar solo de la palabra. Todavía persiste en algunas corrientes, una moda lingüística, una moda muy usada en Francia. La palabra pretendía decir todo lo que era significable. Esto ha sido cuestionado incluso por autores franceses como André Green, quien destacó que el psicoanálisis no trabaja sobre la palabra, trabaja sobre bloques de palabra, emoción y cuerpo; el bloque palabra-emoción- cuerpo ya no es la palabra, es un bloque complejo donde están circulando distintos sistemas de significación en varios planos. Hemos debido comprender que la palabra no agota el mundo psíquico. Un autor de teatro, Peter Brook, sostiene que “la palabra no comienza como palabra, comienza como un gran movimiento invisible que termina en la palabra”, eso se aprende mucho en teatro. Se ha dicho en teatro, tiene que pasar mucho en el cuerpo del actor y en la escena entre los actores, para que sus palabras cobren sentido. Luego destaco el vínculo como material psíquico y como lenguaje, enfocando en el vínculo terapéutico esencialmente. En este punto me voy a detener un momento para hablar de la siguiente situación: en toda consulta de salud mental. En principio hay un encuentro de dos culturas: una es la cultura psicológica del entrevistador y otra es la cultura psicológica o la visión psicológica del consultante, del paciente. Nosotros vamos a tener que trabajar con conciencia de que en el encuentro clínico tenemos ese encuentro de culturas y lo que la terapia va a tener que hacer no es lo que una cultura crea saber hacer, sino lo que el vínculo de ambas culturas, en cada caso, permita hacer. Entonces el vínculo es un material de trabajo fundamental, porque es donde construimos el puente que nos conecta, la conexión no se puede establecer en el sector del poder de la salud mental, tiene que hacerse en el campo intermedio de lo que una población puede pensar sobre su salud y lo que el entrevistador puede pensar de esa salud; en medio de ese vínculo es donde se va a producir un tercer espacio que es el espacio del trabajo clínico. Agrego en mi listado, la imagen como material clínico, tan fuerte y tan importante como la palabra y a veces más que el pensamiento, es decir, no se trata sólo de hablar ni sólo de expresar en determinados lenguajes, sino que en algún momento dar lugar a procesos de pensamiento de diferente complejidad. Es lo que en arteterapia se hace en actos, como puesta en obra, como lenguaje psíquico del obrar mismo. Tenemos asimismo el pensamiento como material. Y se agregan otros: trabaja el diseño, la forma, la textura o el ritmo, trabaja lo sonoro. Estas prácticas trabajan con el psiquismo en tanto puedan hacer, a la vez, una práctica Emocionante - vinculante – energizante - pensante. Estos polos me parecen importantes en toda situación clínica: el polo de la emoción, el polo del vínculo, el polo de la energía movilizada y el polo del pensamiento posible. Ahora voy agregar tareas a esa matriz emocionante, pensante, energizante,

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vinculante. Quiero agregarles tareas centrales. Comienzo por la tarea del registro, la tarea de abrir la percepción, de contacto y concentración. La tarea clínica es ante todo una tarea de concentrarnos en percibir más lo que nos rodea, lo que somos, lo que sentimos. El segundo de los instrumentos fundamentales, es el instrumento de la expresión .Poder expresar algo vivido, sacar fuera de sí, sacar lo que está dentro de sí. El tercero es el poder experimentar, experimentar con un material, con una vivencia, con una emoción, con un vínculo, con un estado energético para poder sostenerlo, atravesarlo, y hacer de esa experiencia un aprendizaje. El cuarto, que viene de las terapias verbales, es la tarea de interpretar. He estado con arteterapeutas que dicen “nosotros no interpretamos, hacemos otras cosas”. En las terapias verbales hay una tradición de interpretación, no necesariamente tiene que ser la interpretación freudiana de lo inconsciente expresado en lo manifiesto de la obra, sino que también podemos interpretar el proceso del obrar, las dificultades con el obrar, los logros del obrar. No todo es meramente descriptivo, también pensamos en términos de procesos lo que está presentado como producto Dispongo esas tareas en un espacio: Registrar

Expresar

Experimentar

Interpretar

Estas matrices a mi me sirven para pensar situaciones terapéuticas, en general, e incorporar los materiales del obrar, que es el trabajo de ustedes en arteterapia. Lograr ir poniendo en marcha toda esa maquinaria, digamos así, lo que pueda ser formar, materializar, modelar, diseñar, producir signos y formaciones en los diferentes lenguajes. Materias con las que podemos trabajar para significar, expresar, percibir, experimentar.

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Una mirada desde la Salud Pública Reflexiones en torno al trabajo de Andrea Gilroy y Héctor Fiorini Rubén Alvarado

En primer lugar quisiera explicar yo me veo a mi mismo como ex médico y ex siquiatra, porque hace ya bastante tiempo que he dejado de tener práctica clínica, y me he dedicado fundamentalmente a la salud pública, o a la salud poblacional que es como prefiero llamarla, ya que se trata de un campo disciplinario cuyo objeto de estudio es el fenómeno de la salud y la enfermedad en las poblaciones de seres humanos. Esa es la diferencia con la clínica, donde el objeto de preocupación es la persona enferma o la persona que sufre. Por lo tanto, nos interesan las poblaciones y cómo en ella se producen las enfermedades o el sufrimiento. En verdad tenía muy poco conocimiento de arteterapia o terapia de las artes, como ustedes prefieren llamarla. Ha sido un gusto participar de las conferencias de la Dra. Gilroy, como también del Profesor Héctor Fiorini, así que yo quiero empezar agradeciendo porque más bien he aprendido de este campo. Por la misma razón, quisiera a partir de esto desarrollar un conjunto de ideas, situándome desde la perspectiva de la salud poblacional. Punto de vista que quizás me aleja de los trabajos antes mencionados. Los que laboramos en ese campo trabajamos con una perspectiva social, donde existen diferentes fuerzas que están permanentemente tensionando a quienes tienen que tomar decisiones de orden organizacional, así como políticas que afectan al conjunto de la sociedad. Es inevitable que los poderes políticos, los poderes económicos tengan un gran peso en las decisiones de este tipo, sin embargo también la ciencia juega un rol importante y se puede transformar en una fuerza que tensiona a los actores que en este campo participan. En este punto, cuando escucha-

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ba la conferencia de la Dra. Gilroy, me recordaba la forma en que surgió lo que hoy llamamos la medicina basada en evidencia, y me preguntaba por qué fue necesario que en Inglaterra la validación de las terapias del arte dentro del sistema sanitario se hiciera a través de introducirse en ese paradigma. Creo que vale la pena recordar algo que es muy importante, cuales son los valores que inspiraron el origen de la medicina basada en evidencia. Uno podría imaginarse a uno de los principales inspiradores de este movimiento, el Dr. Archibald Cochrane, parado frente al edificio del Parlamento Inglés, con carteles que decían que si se ha de demostrar que un tratamiento sirve para la salud de las personas, el estado debe brindárselo a todos los ciudadanos de ese país. Por lo tanto, los valores que inspiraron originalmente la medicina basada en evidencia eran aquellos que buscaban las cosas que fueran útiles para mejorar las enfermedades y calmar el sufrimiento humano. No debemos olvidar que las enfermedades son palabras y conceptos que hemos construido socialmente, lo que hoy día llamamos enfermedades es posible que dentro de algunos siglos más las denominemos con una palabra distinta y a lo mejor no necesariamente las concebiremos como enfermedades. Entonces, los valores que inspiraron a la medicina basada en la evidencia están relacionados con el bienestar público. Otra cosa distinta es la forma en que se ha tomado esta idea posteriormente, donde se juntó con un conjunto de técnicas metodológicas y al mismo tiempo se le otorgó un valor especial a la técnica del ensayo clínico controlado, que pasó a ser casi el estándar de oro para poder definir cuando algo sirve o cuando algo no sirve. Yo creo que se ha expresado bastante bien por ambos invitados las dificultades que esto tiene cuando nuestro objeto de análisis es el sufrimiento humano, la diversidad con que se expresa en cada ser humano, nos lleva a la dificultad que estas técnicas metodológicas tienen cuando rebasamos el mundo de lo biológico - o lo que definimos por lo biológico -, y traspasamos al mundo de lo psico-social. Aquí comienza a ser muy difícil de estructurar, de homogenizar, de tal forma que estos métodos resultan muy difíciles de aplicar. Al seguir esta estrategia para validar las terapias del arte estamos frente a un gran esfuerzo, muy complejo, pero tremendamente valioso. Yo creo que el esfuerzo que han hecho en Inglaterra es tremendo, porque llegar a poner ese párrafo en una guía de práctica clínica del NICE1 es algo costosísimo, pero que tiene un poder muy grande. Y aquí quiero volver al ámbito al que yo me refiero a generar un poder político que permita que las terapias de artes sean reconocidas socialmente como terapias y que tengan valor como tratamiento de aquellas que hoy identificamos como enfermedades. Y creo esa es la pretensión que hay detrás de esta discusión. Por eso, hay que preguntarse cómo se logra conseguir este poder político, cómo se influye a los tomadores de decisiones de políticas, donde no cabe duda que pesan informes como los del NICE. También hay que pensar en el poder económico, las ideologías predominantes dentro del poder político o en el poder de otras ideologías como la religión u otras. 1

National Institute for Health and Clinical Excellence

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Yo quiero recoger algo que fue muy valioso desde el comienzo, que es este intento de construir un poder simbólico entorno a las ideas de terapias de artes. Me parece tremendamente valioso generar un movimiento de este tipo. La masiva asistencia al II Congreso Latinoamericano de Arteterapia contribuye en este sentido. Generar un movimiento organizado, generar medios por los que se difunde este movimiento, así como validarlo a través de tener personas reconocidas, como estos grandes profesores que yo tengo a mi lado. Respecto a los pasos siguientes, son valiosos los intentos de realizar investigación, tal como es el intento que lidera la Profesora Pamela Reyes, Coordinadora del Programa de Arteterapia de nuestra Universidad y que he conocido un poco más de cerca. Su proyecto ha ganado fondos para efectuar un proyecto de investigación, un ensayo clínico randomizado para probar la efectividad de arteterapia en personas con diagnóstico de esquizofrenia. Esto tiene un valor tremendamente importante. Yo he participado en los equipos que evalúan proyectos en el Fondo de Investigación en Salud (FONIS) y por lo tanto conozco bien el proceso por el que pasó ese proyecto, y se del esfuerzo que hay en ella y el equipo que están trabajado juntos para finalmente validar, bueno crear investigación y transformar eso en fundamentos racionales con los cuales se pueden influir a aquellos que toman decisiones. Me parece una estrategia muy importante. Quiero tratar de llevarlos por un momento a la posición de alguien que está asumiendo esas decisiones, o sea quiero ponerlos al otro lado. Quiero llevarlos al otro actor que son aquellos que están situados en el Ministerio de Salud o que están situados en un Ministerio de Hacienda y que finalmente tienen que tomar decisiones acerca de recursos y su buen uso, ¿cómo y cuál es la mejor manera de tomarla? He tenido la ocasión de estar cerca de personas que han tenido que ocupar puestos donde se toman este tipo de decisiones y les aseguro que no es algo fácil. Hay una permanente reflexión acerca de en qué se invierte el dinero que es el presupuesto de la nación, y que por lo tanto proviene del esfuerzo colectivo. Cuando uno se sitúa en decisiones de ese tipo, se da cuenta del valor que tiene la investigación científica, aunque uno sepa que quienes forman parte del mundo de la ciencia también conforman uno de los tantos poderes que existe y por lo tanto, van a intentar persuadirlo. Pero también, quien toma decisiones de ese nivel va a considerar la importancia que le brinda la ciudadanía a cualquier ámbito de problemas. Por eso, el generar movimientos sociales reconocidos y validados, que provean información más amplia a la ciudadanía en general, también juega un rol muy relevante, para quienes tienen que tomar estas decisiones. El hecho de que la ciudadanía pueda o considere que algo es valioso, y en esto acepto la relatividad que un momento histórico pueda darle a esa decisión, el valor que tiene eso puede ser muy importante para quien toma decisiones. El desarrollo de esto tiene que transformarse en algún momento en un acto en el cual la ciudadanía está convencida de su valor y eso tiene peso desde el punto de vista político. No me voy a meter en el ámbito económico porque es lo que menos conozco, no tengo vinculación con el NICE, no sé muy bien como lo hacen. Pero no 57

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me cabe duda que si juega un rol muy importante, y es allí donde pueden tener un valor muy importante los estudios de Investigación. Les quiero contar solo una pequeña experiencia en el año 2001, donde en Chile pusimos en marcha un programa para la atención de personas con depresión, en los Centros de Atención Primaria. Esto fue un hito histórico, porque estos centros eran concebidos como lugares para la atención de problemas de salud general. En este año se incorpora un programa del ámbito de la salud mental, donde fue importante la fuerza que traía detrás su financiamiento y los recursos que se le asignaron. También fue importante porque incorpora a un profesional que antes no existía en el nivel primario, que eran los psicólogos. Había algunas experiencias previas, pero con este programa se incorporan definitivamente los temas de salud mental a lo largo de todo el país. Un hecho importante es que cuando se pone en marcha este programa, la persona que lo dirigía tomó una decisión muy valiosa en su momento, yo creo que incluso no se imaginó el peso que esto iba a tener en un par de años después, y es que este programa en su primera fase fuera evaluado y se verificara si efectivamente servía o no. Se nos pidió que nos hiciéramos cargo nosotros, en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, de esta evaluación. Cuando hacemos eso, normalmente yo me reúno con personas que están involucradas o actores relevantes frente a esta evaluación y les pregunto qué es lo que ellos esperan que es lo que quieren? Esto me permitió darme cuenta de la diversidad de creencias que existían al respecto, como por ejemplo que este programa iba a servir para incorporar en una bolsa gigantesca un montón de cosas que nadie sabía muy que eran y que en realidad finalmente no eran propiamente depresión. Esto era una de los puntos más críticos que se hacían al programa, y que implicaba que se podían despilfarrar recursos, porque en realidad no iban a servir para lo que estaban pensado. La evaluación mostró que efectivamente los equipos incorporaban a personas que clasificaban en lo que nosotros definimos como personas con depresión. Luego, al hacer el seguimiento de estos pacientes se observaba que mejoraban, mucho más que aquellos que abandonaban sus tratamientos dentro del programa. Por último, el efecto también llegaba a la familia, el efecto beneficioso no quedaba en el paciente, sino que también se notaba en sus parejas, en sus hijos y abarcaba mucho más que la sintomatología específica, ampliándose a áreas como la calidad de vida o la satisfacción vital. Estos resultados mostraron que el programa servía y permitió, dos años después, que el Ministerio de Hacienda diera los recursos para que finalmente este programa se extendiera a todos los Centros de Atención Primarias de Chile. Se entregaron recursos para disponer de los profesionales necesarios, así como de los fármacos. Con esta experiencia, quiero señalarles que estudios como estos tienen valor no solo en el mundo académico, sino también para las decisiones de políticas de salud, y de esta forma se transforman en un hecho político propiamente tal.

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Para finalizar me parece que lo que les he dicho no ha sido sustancialmente distinto, sólo quiero llamarles la atención en la necesidad de crear un movimiento en torno al tema de las terapias del arte, la necesidad de que este movimiento se valide socialmente, que sea capaz de persuadir a la autoridades con los argumentos que son validos en el momento de la historia que nos toca vivir y finalmente, que ustedes creen las condiciones necesarias para la formación en este campo. Me alegro especialmente de que nuestra Universidad de Chile lo esté haciendo dentro de su Facultad de Artes. Son muy importantes los instrumentos de acreditación, los instrumentos prácticos como estas guías por ejemplo, y los instrumentos que permitan finalmente garantizar que lo que se hace tiene ciertos estándares básicos. Así es que les expreso mis mejores deseos en esta tarea que están emprendiendo. Muchas gracias.

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Testimonio Creativo de Nuestro Tiempo: Arteterapia y Acción Social Comunitaria Lynn Kapitan

Yo, como tú, amo el amor, la vida, el dulce encanto de las cosas, el paisaje celeste de los días de enero. También mi sangre bulle y río por los ojos que han conocido el brote de las lágrimas. Creo que el mundo es bello, que la poesía es como el pan, de todos. Y que mis venas no terminan en mí sino en la sangre unánime de los que luchan por la vida, el amor, las cosas pequeñas, el paisaje y el pan, la poesía de todos.

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Introducción Como Roque Dalton (2004), el poeta salvadoreño autor de este poema, creo que el mundo es bello y que el arte como el pan, es para todos. El arte es un acto transformador y revolucionario de la conciencia crítica. El arteterapia en la comunidad es una práctica profundamente intrincada en los sueños colectivos del pueblo, sus esperanzas e imágenes, sus reflexiones sobre el pasado y el descubrimiento de nuevas maneras de avanzar. En mi experiencia, cuando una comunidad es capaz de comprometerse con este tipo de interrogantes, sin ideas ni respuestas fijadas de antemano, logra la capacidad de actuar socialmente y de presenciar cualquier situación, sin importar cuan difícil, ofensiva o dolorosa sea (Glassman, 1998). La acción más adecuada para sanar la comunidad y contruir la paz proviene de ese proceso de dar testimonio (Glassman). Pero la dificultad estriba en escuchar—realmente escuchar al otro—no sólo con nuestros oídos, sino con los ojos, el tacto y nuestros corazones en íntima relación con nuestras dudas y temores, a pesar de ese momento cuando una vocecita susurra dentro de nosotros: “¡Ay! no sé. . . si me equivoco, si digo algo terrible que empeore la situación, o si mi corazón no pueda soportarla y tenga que rechazarla”. Recuerdo un día en Nicaragua cuando compartí con un grupo de líderes en una aldea. Con mucha rabia en sus ojos me dijeron que la comunidad iba a perder sus derechos de agua—afectando a sus familias, su subsistencia, treinta y cinco mil personas en ese exuberante valle de cultivo de piñas. El motivo era que el gobierno necesitaba el agua para construir un hotel lujoso de eco-turismo para norteamericanos como yo. Y yo— una estadounidense blanca y privilegiada—recuerdo la culpable ironía de ser testigo de ese momento. Mientras nos sobrecogía el miedo, la tristeza, y la impotencia, un silencio profundo no envolvía. Realmente no sabía que hacer ni decir en ese momento. Simplemente les expresé: “Perdónenme. Soy artista, nada más. Lo único que puedo ofrecerles es una pequeña cosa: hacer arte juntos”. Y de repente una persona dijo, “¡Sí! Debemos decirle a todo el mundo lo que sucede aquí! Mostrar a través del arte nuestro amor por la belleza del valle y reafirmar lo que es más importante para nuestra comunidad. El agua es la vida y debemos cuidarla. Puede ser que nuestra acción social creativa no signifique ninguna diferencia en el gran plan del mundo, pero es cierto que nos importará a todos los que vivimos aquí. Necesitamos encontrar dentro de nosotros mismos el valor y la fuerza de continuar.” El arte es lo que produce esto. También la música, como las obras bien hechas y aún hasta los más humildes placeres son testimonios de la fuente creativa de la vida que nos une. Este momento tranformador que llevó a a una comunidad a acoger una intervención de arteterapia no provino de un saber ni de una técnica. Después de todo ¿quién era yo para conocer realmente los miedos y la impotencia de esa gente? Cuando vamos a una comunidad como expertos que saben algo importante, ya no es posible escuchar. Podemos perpetuar inconscientemente una explotación cultural. En mi experiencia, cuando me acerco a la obra—ya sea hecha de papel o de una

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comunidad de personas—hay que vaciarse de ideas preconcebidas como lo hice en ese momento en Nicaragua. Hay que regresar a lo desconocido, esperar y hacer, nada más que escuchar profundamente. Y cuando se escucha a cada uno, nos vemos impulsados a actuar. Cuando prestamos atención a los sonidos de alegría y sufrimiento en el mundo, no estamos aparte de ellos, llegamos a ser ellos (Glassman, 1998). Porque en realidad, no estamos separados de los que sufren. Somos ellos y ellos son nosotros. Es nuestro sufrimiento y nuestra alegría. Lo que es más importante es tratar de mirar con una mayor amplitud que la de nuestros sufrimientos individuales. Esta es la base de la práctica comunitaria. Cuanto mayor sea nuestro punto de vista, más capacidad tendremos para dar testimonio. Y desde allí, puede surgir la sanación. La práctica de dar testimonio nos lleva a las acciones deseables, cuya meta es disminuir el sufrimiento (Glassman). Idealmente el arteterapia como acción social es un “proceso colectivo que pone énfasis en hacer arte, por medio del cual una comunidad nombra y comprende sus realidades, identifica sus necesidades y sus fuerzas, y transforma sus vidas de una manera que contribuye al bienestar y la justicia social” (Golub, 2005, p. 17). Focalizarse en “el arte de todo el pueblo,” con la finalidad del bienestar colectivo, es lo que distingue la práctica del arteterapia basada en la comunidad de otros modelos en la profesión. En este artículo intentaré delinear este modelo y ofrecer algunos principios orientadores provenientes de mi trabajo como terapeuta de arte en comunidades latinoamericanas.

Historia del Arteterapia en la Comunidad Como señalara Deborah Golub (2005), el arteterapia como acción social ha tenido diferentes denominaciones. Originalmente, los curanderos de una comunidad eran también sus artistas; la sanación ocurría en ritos ceremoniales con la participación de toda la comunidad. La historia contemporánea del arteterapia basada en la comunidad, incluye personas como Don Jones, uno de los fundadores de la Asociacion Americana de Arteterapia en los Estados Unidos, y Edward Adamson, fundador de la Asociación Británica de Arteterapia. Ambos establecieron talleres terapéuticos en los años cuarenta y cincuenta para pacientes psiquiátricos en sus respectivos países. En Europa hay una larga tradición de talleres comunitarios, especialmente para los artistas discapacitados (Vick & Sexton-Radek, 2008). En los Estados Unidos, los talleres comunitarios que emplean arteterapeutas son más recientes (Vick & Sexton-Radek). Ejemplos notables son el ArtStreet en Nuevo México, que fue un centro informal para la gente sin casa, y el Project Onward en Chicago, que ayuda a un grupo de artistas discapacitados a superar los obstáculos para trabajar en su arte (Lentz, 2008. p. 13). Muchos de los clientes de ese taller son personas depreciadas socialmente, marginadas económicamente y aisladas emocionalmente (Lentz, p. 14). De allí que el programa esté basado en el activismo social. 63

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Sin embargo, cuando Vick comparó los talleres comunitarios de los Estados Unidos y los de Europa, detectó que la mayorí mayoría de los europeos insistían en señalar que lo que ellos ofrecían no era arteterapia. Parecía una declaración extraña, dado que sus metas y expectativas no eran diferentes de los programas terapéuticos en los Estados Unidos. Para ellos, la frase “no es arteterapia” significó no usar arte para tratar la patología ni alinearse en un punto del continuum histórico entre el arteterapia psicoanalítica y el “arte como terapia” (Kapitan, 2008, p. 2). La percepción de que el arteterapia para la comunidad no es verdadera arteterapia ilustra las limitaciones históricas de la definición histórica de la profesión Persiste un estereotipo de los arteterapeutas como clínicos que asignan significado o interpretaciones psicológicas o patológicas a producciones artísticas, o cuyo papel es analizar dibujos para obtener evidencia de la patología de un paciente. Para cambiar este limitado modelo médico con la incorporación de dimensiones sociales más amplias, se necesita una nueva definición del arteterapia (Vick & Sexton-Radek, 2008, p. 10). Un importante debate sobre el papel de activista social del arteterapeuta, se encuentra en un artículo de Maxine Junge y colaboradores (1993). Ellos observaron que a pesar de haber logrado el cambio conceptual de tratar a individuos para incluir el sistema familiar, los arteterapeutas todavía no se “habían apropiado de las calles ni incluían en su territorio profesional a la comunidad, la sociedad y el ambiente más amplio del mundo” (Junge, Alvarez, Kellogg, & Volker, 1993, p. 149). Por el hecho que los psicoterapeutas tienden más bien a ser agentes del control social que activistas, Junge y colaboradores pensaban que los arteterapeutas estaban en un callejón sin salida, con su identidad de artista despertando al cambio, mientras su terapeuta interior luchaba por contenerla. Las artes “nos llevan a lugares desconocidos, debajo de los silencios de las palabras, y sacan a la luz los terrores de la oscuridad para domarlos” (Junge et al., 1993, p. 148). En el acto de ver “no se puede evitar el sentido del vasto poder de los artes para el cambio… se siente. Y esa palabra—sentir—es el problema. Sentir requiere abrir los ojos y romper lo que negamos. Lleva a un profundo cuestionamiento acerca de nosotros mismos y el mundo, una intensa incomodidad y posiblemente, desesperación” (p. 149). Este despertar de la conciencia crítica tiene raíces muy profundas en Latinoamérica con la adopción del conscientização, un movimiento social inspirado por el influyente educador brasileño Paulo Freire. Freire (1970) rechazó los modelos asistenciales predominantes en aquel tiempo, que persisten hasta hoy día, y afirmó que las comunidades oprimidas tienen la capacidad de cuestionarse su realidad y trabajar colectivamente para resolver sus propios problemas. En la actualidad, las organizaciones no gubernamentales y los proyectos de educación alternativa están emergiendo en grupos marginales étnicos y raciales como los nuevos líderes en la búsqueda de mejores vías para satisfacer las necesidades humanas (Haney, 2003). Los arteterapeutas deberían mirar a Latinoamérica en particular como una voz instruída y líder que puede guiar el desarollo de la práctica del arteterapia de acción social basada en la comunidad.

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La acción social generada por las intervenciones en crisis a nivel mundial Cuando una comunidad entera adopta la idea del arte para la salud y la aplica a sus propias necesidades, se abren muchas posibilidades de cambio en la definición actual y futura del arteterapia (Kapitan, 2008, p. 2). Esto es especialmente evidente en el arteterapia organizada globalmente para atender el trauma colectivo, por ejemplo, en las consecuencias de la guerra y el genocidio, los ataques terroristas, y los desastres naturales, como el tsunami de 2004 en Asia y el huracán Katrina en los Estados Unidos. El objetivo de esta intervención es sanar el tejido social dañado, en el cual un gran número de personas tiene que vivir y enfrentar (Kalmanowitz & Lloyd, 1999). Algunas investigaciones indican que cuando las personas tienen un sistema seguro de apoyo social al que pueden recurrir después de un trauma, es menos probable que desarrollen los síntomas del estrés postraumático (Van de Kolk, McFarlane, & Weisaeth, 1996). Los trabajadores que prestan ayuda humanitaria (incluyendo a los arteterapeutas) relatan que la intervención mas efectiva en una crisis es organizar espacios neutrales, sensibles a género y atractivos a los niños y las niñas; esos espacios forman centros para la supervivencia (UNICEF, 2004). No solo proveen comida y agua sino la oportunidad de jugar, hacer arte, instruir, criar, sanar y crear las estructuras sociales que promueven un sentido compartido de comunidad. Kalmanowitz y Lloyd son arteterapeutas, que trabajaron en la antigua Yugoslavia en 1995, immediatamente después de la guerra civil. Ademas de la necesidad de usar métodos de trabajo flexibles en esa situación, ellos identificaron un constructo llamado “taller portátil”, el que hace posible la creación de un espacio donde los miembros de una comunidad pueden “nutrir la capacidad de resiliencia y la supervivencia” (p. 24). Describieron el taller portátil como una estructura interna y adaptable que los arteterapeutas llevan dentro de si mismos de un modo que permite que el trabajo pueda llevarse a cabo en cualquier lugar. El taller portátil se arraiga en la confianza que tiene el arteterapeuta en el potencial que tiene el arte para contener las experiencias individuales y comunitarias, como también en la confianza en la capacidad de los miembros de una comunidad para activar sus recursos dentro de si mismos en vez de verlos como víctimas desamparadas. El terapeuta asume una postura activa y alerta para mantener un espacio psicológico que facilita la expresión y permite una inmersión sostenida en el acto de hacer arte. Aunque la práctica comunitaria de Kalmanowitz y Lloyd se basa en el arteterapia, ellos reconocieron su naturaleza no convencional, porque no era posible trabajar dentro de los típicos márgenes terapéuticos, ya que no eran aplicables a las situaciones extremas de los campamentos de refugiados. Concluyeron que sus principales objetivos fueron actuar responsable y profesionalmente con las personas a quienes se dirigía su trabajo, estando abiertos y alerta a sus vulnerabilidades, el contexto, y el tiempo limitado del encuentro.

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Un modelo nicaragüense de arteterapia en la comunidad Me interesó mucho el informe de Kalmanowitz y Lloyd, a causa del arteterapia como acción social comunitaria que llevé a cabo en Arequipa, Perú, y en Managua, Nicaragua. Desarrollé esta práctica en colaboración con los recursos locales. Fue muy interesante, porque ella se atiene a los mismos principios que descubrieron Kalmanowitz y Lloyd a consecuencia de la guerra. Tal como ellas, me di cuenta que era necesario dejar completamente de lado mi entrenamiento y mis preconcepciones sobre el arteterapia, con el fin de facilitar las acciones sociales más apropiadas a la cultura inducidas por la misma comunidad y no por mí. Después de todo, lo que permanece es la misma estructura interna que describieron Kalmanowitz y Lloyd, en la cual emerge un método del arteterapia como acción social. Típicamente, practico el “arteterapia en mochila”, uso materiales muy sencillos y trabajo al aire libre en un centro social de la comunidad. El acto de hacer arte funciona como un “imán” que atrae primero a los niños, después a sus abuelos y, con su aprobación, a los padres, los jóvenes, los maestros y otros miembros de la comunidad. Una sesión con veinte niños puede crecer hasta cincuenta o setenta personas al día siguiente cuando se extiende la noticia por toda la comunidad. El arteterapia comunitaria reconoce el arte de la relación, y el reforzamiento de las conexiones del grupo ayuda a asegurar el bienestar de los individuos de esa comunidad. Concuerdo con Golub (2005), quien escribió que el método ideal es . . . un proceso de colaboración que pone énfasis en el arte como un vehículo mediante el cual una comunidad nombra y entiende sus realidades, identifica sus necesidades y esfuerzos, y transforma su vida de un modo que contribuye a la justicia social y el bienestar individual y colectivo. Pero la cultura, los procesos históricos, el contexto sociopolítico, la dinámica comunitaria y las configuraciones individuales determinan si éste es apropiado y oportuno y también cómo debiera intervenir el arteterapeuta. (p. 17)

Otro principio que ha ayudado a la integración del arteterapia con la acción social y la práctica basada en la comunidad, es pensar que la comunidad entera es el “cliente”, no sólo algunos individuos o grupos dentro de esa comunidad. Con esa idea es posible estar más alerta a las complejas relaciones sociales que apoyan o impiden el desarrollo y el bienestar de la comunidad. Para aumentar el potencial de cualquier interacción, imagino mi papel no sólo como arteterapeuta sino como un verdadero “material artístico” que una comunidad puede usar libremente en el descubrimiento de las adaptaciones posibles para sus necesidades particulares. Convertirse en un “material artístico” es parte de una entrega al colectivo que no puede hacer menos que promover usos lógicos y flexibles, desde el punto de vista cultural, del conocimiento profesional, las habilidades e ideas, y los recursos que uno puede ofrecer. 66

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Como ejemplo de esta práctica, permítanme describir un projecto con CANTERA (Centro de Comunicación y Educación Popular), una organización no gubernamerntal dedicada a la salud y la educación colectiva en Nicaragua. Anabel Torres, una monja nicaragüense de St. Agnes, fundó CANTERA en los años setenta, cuando el pueblo vivía en las condiciones socialmente represivas de la dictadura de Somoza. La misión de CANTERA es “permitirle al pueblo, unido en su diversidad, ser el protagonista en la construcción de una sociedad mas humana, igualitaria y sustentable” (2007, párrafo 6). CANTERA se interesa en los proyectos locales del desarrollo, en particular los que fortalecen la identidad individual y cultural. La organización atiende a las necesidades de los niños y jóvenes que están en riesgo y apoya el análisis de género, las investigaciones de acción participativa, las economías viables en pequeña escala, y otros proyectos. Aunque históricamente el arteterapia ha sido definida por grupos dominantes en los Estados Unidos y Europa y exportada a lugares con escasa cobertura profesional en el mundo, idealmente la autoría y el progreso de tales intervenciones debería provenir de la comunidad local en diálogo con sus miembros. En el caso de CANTERA, las metas y proyectos de la comunidad fueron muy bien establecidos antes de que me contactaran los organizadores, con la idea de incorporar las prácticas de arteterapia en las comunidades que esa institución atiende. En otras circunstancias, un arteterapeuta puede establecer contacto con el grupo, como uno de sus miembros, o desde fuera, como alguien que inicia el proyecto y luego transfiere el control y el poder a la comunidad. El vínculo entre el conocimiento, la acción y el poder debe exponerse claramente, en especial cuando existe colaboración entre culturas diferentes. En mi caso, me aceptan a causa de mi conocimiento técnico de arteterapia, pero también me perciben como una extranjera con privilegios asociados a mi nivel de educación, mi raza y cultura y mi acceso a la prosperidad, la tecnología, y otros recursos. En ocasiones, el miedo a la explotación o el abandono resuena en nuestras relaciones. Por eso, una manera en que transmito confianza es con mi sensibilidad y competencia cultural y un compromiso a largo plazo, volviendo consistentemente cada año para participar en sus procesos y acciones sociales. Así mi trabajo con los miembros de CANTERA se ha profundizado después de nueve años. He sido cálidamente recibida y esto ha cambiado en algún grado mi estatus de extranjera. Pero la pertenencia o no pertenencia a la comunidad no es algo estático o fijo; es algo que se negocia y renegocia en las interacciones cotidianas (Naples, 2003). Un método importante que utiliza CANTERA para compartir experiencias, buscar acuerdos de base e iniciar acciones colectivas es el diálogo. Los participantes en este diálogo estructurado son, muchas veces, grupos mezclados de jóvenes, ancianos, líderes de la comunidad, campesinos, mujeres y hombres. El componente arteterapia utiliza el diálogo, el proceso creativo y las técnicas de arteterapia para reflejar en parte los niveles de experiencia del individuo, el grupo y la sociedad. Por ser una facilitadora extranjera, ha sido necesario trabajar con una serie de procesos y principios

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democráticos; más que apuntar hacia una meta particularmente deseada, debo dejar que el arteterapia se desenvuelva por si misma. El arteterapia en este contexto tiene más de un solo nivel de significado: “facilitar un proceso entre los participantes de modo que ellos, a su vez, podrán facilitar la comprensión crítica entre otros con el arte como vehículo (Golub, 2005, p. 19). Cuando llegué a CANTERA por primera vez, la comunidad no había estado expuesta al arte, no existían materiales de arte en ese país pobre, y la educación artística era un lujo raro. Pero dentro de unos pocos años, el arteterapia estaba en muchas partes del país. Fue increíble ver tantas adaptaciones culturales interesantes provenientes de unos métodos muy sencillos que yo les enseñé. Por ejemplo, este año, los participantes están penetrando en sus propias tradiciones populares y están usando los arquetipos nicaragüenses en sus proyectos para desarrollar la comunidad. Algunos estudiantes de arteterapia que trabajaron con CANTERA el año pasado quedaron sorprendidos por la extendida evidencia del arteterapia realizada por la comunidad. Pensaron que iban a ser pioneros al llevar el arteterapia a los barrios de Managua. Aprendieron, en cambio, que Nicaragua tenía mucho que enseñarles sobre arteterapia y sabiduría de la comunidad, lo cual transformó completamente su pensamiento y su práctica en su país, los Estados Unidos. ¿Cómo sucedieron estas transformaciones— empezando con una sola persona como yo, unos materiales de arte, y la práctica de ser simplemente testigo de los recursos que ya estaban presentes en las comunidades de Nicaragua? Pienso que no fue sólo el poder del arte en la transformación, sino que habría que atribuirlo también al “efecto multiplicador” (Kapitan, 2006): Si uno tiene algo bueno, hay que compartirlo; hay que abrir las manos y regalarlo. CANTERA exige que todos los participantes en el arteterapia compartan su nuevo aprendizaje y sus habilidades a través de los sistemas locales de distribución que llevan los recursos a donde ellos puedan hacerlo mejor. En el centro de una transformación social está la persona que CANTERA llama la “promotora.” Generalmente es una mujer y sostén de su família, y es reconocida en la comunidad como una líder natural que hace bien las cosas. La promotora es el primer eslabón en una especie de onda de transformación social: si usted invierte recursos en el desarrollo de esa persona—es decir fortalece su auto-identidad, su liderazgo, su auto-eficacia, y su voz—tendrá un impacto en su familia que, a su vez, influirá a su comunidad y su sociedad. Las familias son la principal institución que modela cómo una persona se relaciona con el mundo. En muchos países latinoamericanos, las familias son los canales de recursos, información, educación y cambio social.

Evaluación de las Intervenciones de Arteterapia Comunitaria Concibo el activismo social en la práctica del arteterapia como una forma de hacer la paz, o mejor, construir la paz, lo que implica las iniciativas físicas, sociales y

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estructurales creadas por una comunidad para recuperarse de un trauma. La paz no es la ausencia de la violencia, sino la presencia de la totalidad. La reconciliación es una práctica que debe nutrirse dentro de nosotros mismos antes de que intentemos sanar a otras personas. El trabajo comunitario no se debe abordar nunca con ligereza o como una solución a corto plazo. He tenido que enfrentar preguntas como: ¿No puede hacer más daño que beneficio “aparecer” como una extranjera activista en una comunidad pobre durante unas pocas semanas y regresar a su país sintiéndose mejor persona? ¿Por qué no se quedan en casa o trabajan en su propia comunidad? Mis colegas en Nicaragua y Perú podrían decir que es verdad que muchos profesionales orientados al servicio, no entienden ni pueden ayudar a resolver los verdaderos dilemas de la pobreza en otros lugares del mundo. En consecuencia, beneficia poco a los que sirven. Hay un tipo nuevo de activismo turístico muy popular ahora en los Estados Unidos, en que las personas hacen algunas actividades superficiales durante un viaje turístico, “entrometiéndose en las vidas de los pobres, muchas veces tratando de arreglar algo que no entienden. Ese servicio sirve para pensar mejor de sí mismos, pensar peor de los pobres, a los que se tiene demasiado ocupados para aprovechar con plenitud la oportunidad de aprender”(ver Beek, 2002, p. 55-56). Bryant y White (1982) ofrecen unas guías útiles para la valoración del arteterapia de acción social realizada por la comunidad. Son también una herramienta para protegerse frente a las intervenciones bien intencionadas pero, a veces, dañinas a la comunidad: • Poder: ¿Gana poder la comunidad con esa intervención? ¿Es la comunidad la que toma las decisiones y el control del proceso? ¿Se fortalecen los esfuerzos locales de la comunidad? • Construir capacidad: ¿Se ha empoderado la comunidad con la intervención? ¿Son ellos lo que toman las decisiones y controlan el proceso? ¿Aprenden nuevas habilidades, ganan nueva energía y motivación? ¿Se respetan sus habilidades actuales, sus ideas y motivaciones? • Justicia social: ¿Se comparten los beneficios de manera equitativa o al menos sirven a los más necesitados? ¿Aprovecha la comunidad entera en vez de sólo algunos individuos? • Sustentabilidad: ¿Es sustentable el proyecto, considerando los recursos locales de la gente, el ambiente, y su economía?

Si ustedes quisieran desarrollar una práctica de arteterapia como acción social en la comunidad ¿qué les aconsejarían mis colegas en Nicaragua o Perú? Primero, dirían que se reúnan y sean testigos, que escuchen profundamente y ayuden a la comunidad a nombrar lo que es intolerable y dañino para la gente, a reflexionar por qué existen esos problemas y a identificar por si mismos lo que puedan hacer. Segundo, les aconsejarían que utilicen una buena plataforma de lanzamiento. Las comunidades donde he trabajado no tienen recursos para gastar, por eso no usan

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energía para crear lo que ya existe. ¿Ya tiene su comunidad una red que funciona bien y que puede llevar una acción social? ¿Quiénes son los que usan esa red? ¿Quiénes son los principales usuarios, los conectadores y los portadores de la información? ¿Quiénes aparecen cuando algo importante pasa? Lo más probable es que sean ellos los agentes de la transformación social. ¿Y ustedes? ¿Qué hacen con su compasión, con su rabia? ¿Qué impacto tienen ustedes en su mundo? ¿Con quién hablan? ¿Con quién no hablan, pero deberían hablar para hacer más profundo su impacto? ¿Qué hacen ustedes con su poder y el poder de su información, su conocimiento o destrezas? En el budismo, la imagen de la compasión se llama Kannon. Es una figura con muchísimos brazos. Tiene tantos brazos, porque cuando hizo un voto solemne para convertirse en constructora de la paz, se sintió tan abrumada que explotó en millones de pedazos (Glassman, 1998). Pero ese mismo voto logró reunir todos los pedazos en una figura de millones de brazos, cada uno sosteniendo algo diferente—un brazo sostiene una pluma, otro, un pincel, otro un vaso de agua. Glassmann (1998) escribe que cada uno de nosotros puede ser un brazo de Kannon para hacer el trabajo de pacificador. Pero, como Kannon, también nos sentimos muy abrumados. Tenemos miedo de que nuestros corazones exploten. Sin embargo, cuando nos damos cuenta que esos millones de pedazos somos todos actuando como uno solo, no hay problema. Como con cualquier acción de éxito, si no estamos tan atados a una agenda acerca de lo que pensamos que debe suceder, podemos hacer lo que hacen en todo el mundo: sólo dar un paso tras otro. Hace poco tiempo yo estaba en uno de los barrios más pobres de Managua, donde la comunidad ha creado un santuario seguro para hacer arte dentro de un ambiente peligroso con drogas, delincuentes y tiroteos de todos los días. Hacen pinturas bellísimas de paisajes tropicales, a pesar del lugar horrible donde viven. Es cierto que ellos creen que el mundo es bello y el arte, como el pan, es para todos. Había tanta vida para presenciar allí, rebosante, invitándome a casa. Un poema de Claribel Alegría (2004) expresa algo de este sentimiento, esta experiencia de por qué he dedicado el trabajo de mi vida al arteterapia en la comunidad: Yo, arteterapeuta de oficio, condenada tantas veces a ser un cuervo jamás me cambiaría por la Venus de Milo: mientras ella reina en el Louvre y se muere de tedio y junta polvo

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yo descubro el sol todos los días y entre valles volcanes y despojos de guerra, avizoro la tierra prometida. Espero que estas ideas los motiven al activismo social. Y que puedan llegar a ser uno de los millones de brazos abiertos hacia la paz—un multiplicador de salud y de comunidad en el largo camino de la compasión. Muchas gracias por invitarme a compartir mis experiencias con ustedes.

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Diálogos entre Norte y Sur compartiendo experiencias sobre arteterapia comunitaria Selma Ciornai

Quiero compartir con ustedes, porque el trabajo de Lynn Kapitan me tocó mucho y por eso me siento muy honrada de haber sido invitada para comentarlo. Me ha recordado una canción de Atahualpa Yupanqui y quería empezar compartiéndola. La canción dice: Yo tengo tantos hermanos que no los puedo contar En el campo, en la montaña, en la pampa y en la mar Cada cual con sus trabajos, con sus sueños cada cual Con la esperanza delante con los recuerdos detrás Yo tengo tantos hermanos que no los puedo contar. Y así nos reconocemos por el lejano mirar Por la coplas que mordemos semillas de inmensidad Yo tengo tantos hermanos que no los puedo contar Y una hermana muy hermosa que se llama libertad.

El trabajo de Lynn me trajo este sentimiento de hermandad. Me pareció culturalmente sensible y respetuoso, en el sentido de que no lo ha presentado desde una posición paternalista, y también, en el sentido de percibir que en sus fundamentos está la noción de que una de las funciones del arte, en educación o en terapia, es la de ayudar al hombre a tener una relación más creativa con el mundo, ampliando su conciencia acerca de sus potencialidades y sus posibilidades de actuación. En ese sentido el arteterapia comunitaria no conduce a la idea de curación de patologías, pero sí de apertura a una dimensión nueva, donde posibilidades de transformación personal y

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social se hacen presentes. Creo firmemente que en el trabajo comunitario una de las funciones del arte es la de buscar auxiliar a los seres humanos a la superación de la alienación social y a no sentirse excluidos. Pues entiendo que una de las tareas más importantes del arte hoy es la de enseñar a las personas a no sentirse aprisionadas por su realidad, a soñar y vislumbrar otras realidades, abriéndose al mundo para horizontes que no habían sido considerados antes. En Brasil podemos encontrar diversas experiencias en este campo de acción social un ejemplo el Proyecto Axé (palabra que en yoruba , lengua de los africanos que vinieran como esclavos a Brasil, significa “suerte, buena energía” ), es un proyecto que se desarrolla en Salvador, Bahía. Enseña a niños y adolescentes a tocar músicas y ritmos afro-brasileños, a trabajar armónicamente en grupos y fortaleciendo su identidad étnica. Sylvio Coutinho, profesor de arte del Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Sao Paulo, ha creado en esta institución un programa de espacios de arte para la tercera edad, en este programa los adultos mayores visitan los museos y crean, en referencia al arte contemporáneo, trabajos de alta calidad artística, montando exposiciones en el propio museo esto ayuda a conectar a esta generación con el mundo de hoy. Otro ejemplo, es el trabajo de Ivaldo Bertazzo, profesor de danza, este educador artístico a creado el concepto de “ciudadanos danzantes”,a partir de una comprensión que la danza debe ser una lenguaje comunitario. Creó hace algunos años el proyecto “Danza Comunidad” seleccionó alrededor de cien adolescentes entre los 11 hasta los 18 años de diversas Villas Miseria y comunidades de la periferia de São Paulo , y los enseño a bailar, montando con ellos espectáculos maravillosos . Podría seguir enumerando un sinfín de experiencias como estas en Brasil, todas ellas tienen en común que utilizan el lenguaje del arte para compartir con niños y adolescentes socialmente más vulnerables, enseñándoles de alguna manera que puedan destacarse empleando un pincel, una máquina fotográfica y no un arma, pues muchas veces en las favelas brasileñas, es muy difícil para un niño poder tener otro horizonte que no sea la delincuencia y el narcotráfico. En mi experiencia personal con el trabajo comunitario a través del arte, en los años 80 trabajé en una clínica social para inmigrantes latinos en Oakland, EEUU, era el Centro de Salud Mental, parte de la Clínica de la Raza, y allá aprendí una filosofía de trabajo que se llama “Razalogia”. Esta forma de trabajo, creada por Roberto Vargas, un psicólogo “ chicano” que ahí trabajaba, era definida como “un proceso de aprendizaje colectivo en el cual las personas desarrollan su poder personal y comunitario a través de la acción conjunta de crear conocimiento a partir de sus propias experiencias” (Vargas, 1979, p.9). Constato que ésta es la concepción de Paulo Freire y que el trabajo de Lynn Kapitan antes presentado basa su trabajo en la Educación Popular emprendida por Freire. En el trabajo de Vargas se impulsaba el llamado: Abordaje “Pró Gente”, “parcial a las necesidades del pueblo.” Su abordaje se basaba en una visión de reconocer como necesidad básicas de las personas pobres la liberación y desarrollo de su poder personal y colectivo. A mi juicio, esta es la idea más importante de estos trabajos sociales, en este sentido, “la expresión artística puede

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reflejar no solo lo que uno tiene de singular, sino también su background cultural, y por eso puede proveer una fuente de soporte y fuerza así como un sentido interno de belleza y orgullo, ayudando al individuo a reconectarse de forma positiva con sus raíces” (Ciornai, 2004, p.177). Desde esta comprensión los participantes de este proyecto en el centro de Salud Mental crearon amplios paneles comunitarios, en los cuales se mezclaban imágenes visuales de héroes y mitos de la cultura Mexicana, con imágenes actuales de latinos como profesionales competentes hoy, para que la comunidad pudiera enorgullecerse de sus orígenes y al mismo tiempo reconocer sus potencialidades. Este trabajo dejó una marca profunda en mí y en mi creencia que todo terapeuta necesita tener presente la dimensión social de su trabajo, de que trabajamos siempre con personas insertas en contextos y campos familiares, sociales . No podemos restringir nuestra mirada al ámbito intrapsiquico. Vivimos hoy en un tiempo de construcción y de desconstrucción social. A nivel global la cultura occidental se expande y se comporta de modos que amenaza destruir el mundo, ecológica y socialmente. Cuando precisamos tomar decisiones, hay una desorientación y una falta de confianza en nuestros valores y direcciones que nos hace sentir fragmentados. Quizás las personas con quienes trabajamos sufren más que todo de soledad y de falta de pertenencia en el sentido más profundo de no sentirse parte de una red social. Al respecto, Ken Wilber escribe desde una perspectiva histórica los cambios fundamentales de la humanidad : el pasaje de una cultura de caza a una cultura agraria, la revolución industrial , la científica, recientemente la de la informática. Señala que actualmente experimentamos transformaciones fundamentales y es el cambio de un paradigma individualista, que viene desde Grecia como la civilización occidental, a un paradigma de campo es decir, un paradigma de red. Y hoy, en nuestros países latinoamericanos, países en que tenemos una tradición de países colonizados, asolados por dictaduras, con historias de sumisión y de conquistas, pero también de resiliencia a través de todos estos años, es importante tener este horizonte, esta visión de red, y de trabajo en redes sociales. Desde esta perspectiva, me parece muy importante el trabajo que se desarrolla en Brasil denominado “terapia comunitaria”. Si bien no es un trabajo de arteterapia, se pueden establecer vínculos entre su trabajo y lo que aquí en estos trabajos llamamos “Arteterapia comunitaria”. El creador es un psiquiatra del Nordeste brasileño llamado Adalberto Barreto, Profesor de Medicina Social de la Universidad Federal do Ceará. Este programa recibe en el Hospital de la Universidad a personas de bajos recursos de la favela de Pirambú, una de las mayores favelas Brasileñas, con una población estimada de 250.000 personas. Cuando el número de personas procedentes de Pirambú aumentó al punto de hacer imposible la asistencia de esta población, decidió transferir su trabajo hacia la propia comunidad, pasando a atender a cincuenta, sesenta, incluso cien personas al mismo tiempo Barreto define que la terapia comunitaria es básicamente un instrumento que permite construir redes solidarias de promoción de salud, movilizando los recursos 75

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y competencias de los individuos, de las familias y comunidades (Barreto 2005) . Procura suscitar la dimensión terapéutica del propio grupo, valorizando su herencia cultural y el saber producido por la experiencia de vida de cada uno. Mientras otros modelos sicológicos centran su atención en la patología, en las relaciones individuales particulares, la Terapia Comunitaria se propone cuidar la salud comunitaria en espacios públicos, valorizando la prevención, y estimulando al grupo a utilizar su creatividad y sus propios recursos, “en la construcción de su propio presente y su futuro “ (Barreto 2005) . La terapia comunitaria direcciona su atención a problemas tales como miedos, separaciones, drogas, stress, violencia, depresión, conflictos e inseguridades, entendiendo que la superación de estos problemas no puede ser obra de un individuo aislado pero si de un colectivo, de una comunidad. Estimula así la co-responsabilidad en la creación de soluciones, enfatizando no la carencia y las deficiencias (lo que lleva a un trabajo de carácter asistencialista), pero sí la formación de vínculos solidarios y el descubrimiento de las competencias de la comunidad, estimulando su capacidad de resiliencia. En este sentido, la Terapia Comunitaria es un “poderoso instrumento de integración e inserción social,” funcionando también como un “escudo protector para los más vulnerables”. (Barreto 2005) Busca también romper con dicotomía entre “saber científico” y “popular”, haciendo un esfuerzo de exigir respeto mutuo entre las dos formas de saber, en una perspectiva complementaria. Los terapeutas comunitarios comprenden que “muchos problemas y condiciones de sufrimiento resultan de los contextos de desigualdades sociales, discriminación, preconceptos, pobrezas, faltas de acceso a recursos de atención a salud y educación y promoción de bienestar” (Grandesso, 2003, p.1) . Retiran la terapia de los consultorios, ampliando el setting terapéutico hacia espacios abiertos y públicos. Promueven la formación de redes sociales, reconocimiento y legitimación de las competencias y creatividad de una comunidad, lo que sin duda, fortalece la autoestima, la capacidad de resiliencia y el empoderamiento (empowerment) grupal (Grandesso 2003, p.2) , pues no solo el dolor de uno activa el reconocimiento de dolores semejantes en los demás, sino el reconocimiento de las competencias de los otros ayuda a que cada uno reconozca y nombre sus propias competencias. Esto contribuye al rescate de la dignidad y la creencia que “mañana puede de hecho ser un nuevo día”. (Grandesso, 2003, p.7-8). La terapia comunitaria se basa en la pedagogía de la liberación de Paulo Freire, en la teología de liberación de Leonardo Boff, muy común en otros países de América del Sur, que busca sobre todo construir redes sociales y , y finalmente también se apoya en la tradición cultural indígena Brasilera, que privilegia procesos y rituales comunitarios. Para finalizar y retomando la idea de cambios paradigmáticos emergen los experimentos de las nuevas corrientes de la física moderna, que evidencian que estamos

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más interconectados que nada . Como ejemplo, un experimento de la física moderna demuestra que partículas que estuvieron conectadas en algún momento de su historia, y que son separadas por kilómetros de kilómetros de distancia se comunican de alguna forma , pues cambian la dirección de su espin cuando la otra lo hace. La física cuántica nos lleva a percibir nuestra interdependencia y la interconexión entre las cosas que antes pensábamos estaban separadas. Estamos pasando como dije antes, de un paradigma individualista, de separación, a un paradigma de interconexión entre todas las cosas y entes , a un paradigma de solidaridad , amor y unión . El Arteterapia puede tener un papel importante en este cambio paradigmático la llamada arteterapia de acción social, arteterapia en grupos y comunidades tienen en común que promueven la concretización, experiencia, y co-creación de estas nuevas posibilidades de co-existencia.

Referencias Barreto, Adalberto (2005). Terapia comunitária: Entre Nesta Roda. Em Terapia Comunitária Passo a Passo. Ed. LCR Fortaleza Ciornai, Selma (2004). Grupos de Arteterapia com Mulheres Latinas de Classe Trabalhadora. En: Selma Ciornai Percursos em Arteterapia: Arteterapia Gestáltica, Arte em Psicoterapia, Supervisão em Arteterapia , pp 173 – 197) CIORNAI, Selma. Arteterapia, física quântica e paradigmas da contemporaneidade: poéticas e convergências. (Palestra plenária) Congresso Brasileiro de Arterapia, Recife, 2006 Goswami, Amit (2002). O universo autoconsciente : como a consciência cria o mundo material . RJ: Editora Rosa dos Tempos Grandesso, Marilene (2003). Terapia comunitária: um contexto de fortalecimento de indivíduos , famílias e redes (mimeo). (Trabalho apresentado no 3º Fórum de debates “Família Brasileira, Identidade Brasileira,” CEAF, São Paulo) Vargas, Roberto (1979). Liberacion Comunal: An ideology for promoting the health of Nuestra Raza, Oakland, California: Razagente Associates (mimeo). (Presentado en el First Annual California Raza Health Planning Conference) . Vargas, Roberto (1979). Liberacion Comunal: An ideology for promoting the health of Nuestra Raza,

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Oakland, California: Razagente Associates (mimeo). (Presentado en el First Annual California Raza Health Planning Conference) . Vargas, Roberto (1981). Progente mental health of and for the people. Berkeley: University of California. Mimeo. Wilber, Ken (1979) . A consciência sem fronteiras. SP: Cultrix. Uma teoria de tudo . SP: Cultrix, 2000.

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Arteterapia un Enfoque Psicosocial Margaret Hills de Zárate

Este artículo aborda el tema del trabajo en situaciones de conflicto e incertidumbre social y lo que se puede entender como un enfoque psicosocial en el arteterapia. Los trabajos sobre los que focalizaré mi intervención fueron realizados en la ex Unión Soviética y en América Latina a lo largo de un periodo de diez o doce años. Mi enfoque terapéutico, es decir, lo que fundamenta mi práctica cuando estoy trabajando fuera del contexto clínico en arteterapia, es básicamente un enfoque vinculado a la visión psicosocial, y en él uso el concepto de ‘cuidado terapéutico’, (therapeutic care) desarrollado por Renos Papadopoulos (2002, 2006). Consultor psicólogo clínico en la Clínica Tavistock, psicoanalista Jungiano y psicoterapeuta de psicoterapia familiar sistémica, Papadopoulos actúa como asesor de las Naciones Unidas entre otras organizaciones y ha trabajado con refugiados y otros sobrevivientes de violencia política en muchos países. Otros referentes teóricos en mi práctica son la denominada Psicología de la liberación, pensamiento desarrollado por el psicólogo Ignacio Martín Baró (1996) y el trabajo del educador social Brasileño Paulo Freire (1970) y específicamente su concepto de la concientización. La concientización, o conciencia crítica, se centra en lograr una comprensión profunda del mundo, lo que permite la percepción y la exposición de las contradicciones sociales y políticas. La concientización también incluye la adopción de medidas contra los elementos opresivos de la vida que son revelados por esa comprensión. Según Freire (1970) la concientización implica romper mitos prevalecientes para alcanzar nuevos niveles de conciencia y, concretamente, una conciencia de la opresión. Según Freire, ‘el proceso de concientización implica la identificación de contradicciones en las experiencias a través del diálogo y forma parte del proceso de cambiar el mundo’ (Freire, 1970). Todos estos objetivos, yo creo, son perfectamente congruentes con los objetivos de una psicología o psicoterapia de la liberación y, por ende, con el arteterapia.

Arteterapia

Según Martín-Baró (1996), la solución a los problemas de salud mental en las sociedades caracterizadas por la opresión, en su „anormalidad normal“ prevaleciente, es la transformación de la sociedad para trascender la realidad histórica de la opresión. Los psicólogos, dice Martín –Baró, no podemos ignorar la influencia que ejercen los contextos difíciles sobre la salud mental. Por otra parte, si lo hacen, se convierten en cómplices de las injusticias sociales (o anomalías) que puedan haber causado esos problemas de salud mental en primer lugar. De ello se deduce que el psicólogo debe ser capaz de identificar los factores que influyen y afectan a la salud mental de las poblaciones con las que trabaja, y, por lo tanto, de trabajar siguiendo una ética y una integridad que debe convertirse en la prioridad de los investigadores. El Profesional Reflexivo Por consiguiente, considero imprescindible hacer investigaciones tanto formales como informales antes y durante todo el proceso de cualquier intervención psicosocial. Si investigar es tratar de entender más a fondo los problemas de las situaciones en las que uno se encuentra, se necesita una metodología que ayude al investigador a comprender lo que los individuos perciben como su mundo y en la que el proceso de interacción influya y guíe al investigador y a sus investigaciones. Además, teniendo en cuenta que la investigación está dirigida al desarrollo de intervenciones psicoterapéuticas apropiadas, se requiere una metodología que argumente a favor de la legitimación del conocimiento tácito y que permita tomar en cuenta la sutileza de las interacciones humanas y el rol del inconsciente dentro de la relación transferencial. Está claro que se requiere una metodología altamente reflexiva y sensible si el investigador debe acceder a materiales sensibles y potencialmente peligrosos en situaciones de conflicto. Además, el nivel de incertidumbre e incógnita exige una metodología que permita la suficiente flexibilidad para seguir y elaborar los distintos temas a medida que vayan surgiendo en áreas previamente impensables. Si la pregunta de la investigación es ¿qué tipo de contribución puedo ofrecer y puede ser adecuada en este ámbito o contexto? el terapeuta/investigador tiene como primera tarea identificar el modo de obtener esta información. Esto requiere una metodología que concuerde con el objeto de la investigación; un instrumento que encaje, que sea adecuado, que toque lo que se quiere saber y reconozca que lo más importante pueda ser algo inimaginable. Lo que en las ciencias sociales se llama investigación naturalista: (Naturalistic Inquiry) siempre se hace en un contexto o ‘setting’ natural, porque el contexto está siempre implicado en el significado. (Lincoln y Guba, 1985). Una investigación tan contextual exige el instrumento humano, el único instrumento suficientemente sensible a la situación indeterminada con la que se va a encontrar. El enfoque de investigación adecuado para trabajadores en áreas de conflictos es la investigación naturalista puesto que, al no ser técnica, es más accesible y así la investigación puede utilizarse como herramienta de crítica contra posiciones

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institucionales y políticas, y también puede actuar como mecanismo para desmantelar discursos y políticas corruptas (Lincoln y Guba 1985; Martín Baró 1996). La información es el poder de las estructuras políticas institucionales dominantes, que tienen los recursos para la recopilación, gestión y poder de utilización de dicha información, ésta puede ser recopilada y divulgada de un modo fácilmente asimilable, como las historias y experiencias comunes a minorías subyugadas. Es por ello que en tiempos de guerra la información adquiere el potencial de ser utilizada como un arma, conectando ésta idea con lo descrito por Martin Baró (1996). El primer trabajo que realicé usando esta metodología fue en la Habana, Cuba, donde realicé un trabajo de campo durante 14 meses investigando la relación entre las artes plásticas y la psicoterapia en Cuba después de la Revolución. Esta experiencia me resultó muy útil cuando fui al campo de refugiados de Duisi, un pueblo de la Republica de Georgia situado junto a la frontera con Chechenia, donde trabajé entre 2004 y 2005 como parte de un equipo multidisciplinario ya establecido, haciendo intervenciones psicosociales en un campo de refugiados. Eso fue poco después del infame atentado de Beslan, en el que, como ya es sabido, una escuela fue ocupada por terroristas, donde más tarde entraron las fuerzas del ejército ruso y se produjo un tiroteo. La masacre que tuvo lugar supuso una terrible tragedia para este pueblo. A continuación comentaré un poco mi postura en el sentido de mis objetivos, desde una doble perspectiva tanto de terapeuta como de investigadora. Investigo y trato de entender para poder desarrollar una intervención adecuada y sensible, pero me parece que esta postura de investigadora es también de terapeuta reflexiva, alguien que reflexiona sobre su intervención. Este enfoque describe algo importante que es que la investigadora no sabe lo que no sabe y no impone un entendimiento establecido a priori, lo elabora en situ junto a las personas viviendo esta situación. Conocer los hechos no es suficiente, como dice Boris Pasternak, ‘lo que es ordenado y factual nunca abarca suficientemente la verdad entera. La vida siempre rebosa en el borde de cada copa’.

Orientación Terapéutica La posición que adopto en la investigación es congruente con mi enfoque terapéutico. En Gran Bretaña se usa el término de arteterapia como sinónimo de terapia artística. El término Terapias de Artes o Terapias Creativas, es un término genérico que se usa para describir cuatro profesiones distintas: terapia de artes visuales y plásticas, de música, de danza y de drama. En este sentido, cuando yo hablo de Arteterapia me refiero a una disciplina, reconocida y registrada por el estado Británico, basada en las artes visuales y plásticas, la cual se usa como herramienta terapéutica dentro del contexto de una relación terapéutica. Quiero enfatizar que, desde nuestro enfoque, la relación terapéutica no es la práctica del arte en sí, sino que también va

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acompañada por una dimensión relacional que tiene límites, y se trata de una forma de intercambio humano muy específica. Tanto en el arteterapia, como en la músicoterapia, dramaterapia y danza movimiento terapia, los pacientes no requieren una experiencia previa o precisa en el arte, el valor está localizado en la creatividad, la comunicación verbal y no verbal (y por supuesto la relación entre ambos), las imágenes, la metáfora y el simbolismo más que en lo estético. No quiero señalar con esto que lo estético no es importante, sino que la comunicación no depende de si es una obra bella o una obra bien hecha. Otro aspecto importante de la terapia artística es que el terapeuta facilite un ambiente seguro, un concepto que se refiere al pensamiento y práctica de los psicoanalistas Bowlby (1953, 1969, 1973, 1979, 1980, 1988) y D.W. Winnicott (1971, 1974, 1977, 1982, 1984, 1986). Un ambiente seguro significa que éste permite el desarrollo de una alianza entre terapeuta y cliente, y los objetivos terapéuticos dirigen la estructura y el estilo de la intervención. El asesoramiento y la evaluación son parte de la práctica rutinaria del arte terapeuta. Las teorías sobre las cuales se basan las prácticas de las terapias del arte incluyen teorías sobre la estética, la producción y la recepción de obras de arte; conceptos psicoanalíticos; principios de psicoterapia; procesos de grupo; la psicología psicodinámica o humanista; un entendimiento y compromiso social y cultural; formulaciones medicas y psicobiológicas y, sobre todo, consideraciones éticas. Cualquier trabajo que involucre otras personas requiere una consideración ética. No tenemos el derecho de intervenir en la vida de los demás sin hacer una evaluación muy profunda de las posibles implicaciones y consecuencias; hay implicaciones que no siempre son evidentes y, a menudo, consecuencias que no pueden ser predeterminadas. Por eso considero que el concepto de ‘cuidado terapéutico’ (therapeutic care) de Papadopoulos (2002, 2006) es de gran utilidad pues nos ubica dentro de un nivel de psicoterapia de apoyo o sostén que está bien documentada en la literatura psicoterapéutica (Winston, Rosenthal y Pinsker, 2004) y en la bibliografía que pertenece al trabajo comunitario terapéutico (Elias (1965,2000), Foulkes (1983, 1990), PichonRivière (2001). Este enfoque no implica que ignoremos el problema del trauma pero es importante reconocer, como señala Papadopoulos (2006), que el fenómeno de los refugiados no está comprendido en el ámbito habitual de la teoría psicológica. Por lo tanto, es comprensible que los psicólogos intenten comprender los fenómenos con los que se encuentran mediante la búsqueda de teorías psicológicas existentes que parezcan aplicables a los refugiados. El trauma psicológico se ha convertido en la perspectiva más adecuada, ya que es la única que privilegia a las realidades exteriores. La categoría psiquiátrica de trastorno de estrés postraumático es la única categoría de este tipo que se basa en la presencia de un evento externo. Según Papadopoulos (2006) la gama de posibles efectos de un trauma se divide en tres categorías: negativo, positivo y neutro. En primer lugar hay que destacar que

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no deben ser exclusivos. Psicológicamente hablando, las reacciones psicológicas a la adversidad y las devastadoras consecuencias de tener que ir al exilio pueden variar enormemente de un individuo a otro dependiendo de un sinfín de diferentes variables. Estas incluyen factores personales como la historia del individuo, características psicológicas, mecanismos de adaptación, fortalezas y debilidades, educación y factores relacionales tales como sistemas de apoyo, la familia (nuclear y ampliada), y la comunidad tanto local como más amplia e internacional. Las variables relacionadas con las circunstancias de los acontecimientos devastadores y el significado político, religioso e ideológico dado a estos acontecimientos, pueden influir en la forma en que cada individuo responde a las experiencias y acontecimientos que les han llevado al exilio (Papadopoulos, 2006). Respuesta Negativa En cuanto a los efectos negativos, Papadopoulos (2006) propone que el daño psicológico real puede conducir a una verdadera condición patológica de mayor o menor duración. No hay duda de que ciertas personas están de hecho traumatizadas por los efectos devastadores de los eventos externos generados por la guerra, los conflictos, y los desastres ambientales. Sin embargo, dentro de esta categoría se pueden identificar tres grados de severidad. El sufrimiento humano común (ordinary human suffering): es la respuesta humana más común a las tragedias de la vida. El sufrimiento no es siempre una condición patológica; él sufrimiento es parte de la vida y no es beneficioso siempre medicarlo o patologizarlo. La reacción psicológica angustiosa (distressful psychological reaction): este es un efecto que no siempre requiere atención especializada. La resistencia humana ordinaria puede hacer frente a este tipo de efecto. El trastorno psiquiátrico (psychiatric disorder): el tipo más común de este efecto es el trastorno de estrés postraumático (post traumatic stress disorder) que sin duda requiere la intervención de profesionales. Respuesta Positiva En cuanto a los efectos positivos, en el marco de las posibles respuestas de los refugiados, Papadopoulos (2006) hace referencia a los fenómenos que tienden a ser descuidados por las teorías generales y las prácticas profesionales. Sin duda, hay gente que no solamente sobrevive con un grado significativo de integridad las condiciones inhumanas y crueles que ha soportado, sino que también se fortalece por su exposición a la adversidad en particular. Es por esta razón que esta respuesta se ha denominado ‘el desarrollo activado por la adversidad’ (adversity activated development) (Papadopoulos, 2004), que hace referencia a los acontecimientos positivos que son el resultado 83

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directo de haber sido expuesto a la adversidad. Hay un sinfín de personas y grupos que encuentran sentido a su sufrimiento y son capaces de transformar sus experiencias de una manera positiva, en búsqueda de nuevas fuerzas y experimentando la renovación transformadora. Dichas personas no son sólo testimonios conmovedores, sino que también ponen en entredicho el discurso social sobre el trauma y la tendencia a medicar y patologizar el sufrimiento humano. Es cierto que el trauma puede permitir una limpieza a fondo de las prioridades de la vida anterior, proporcionando de este modo un borrón y cuenta nueva para comenzar una nueva vida. En lo que respecta a los refugiados, este tipo de respuesta crea incómodos dilemas morales y complejidades porque sin duda la persona no quiere centrarse en los resultados positivos de los actos despreciables de violencia política. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que estos resultados positivos son posibles. Transformar la adversidad en un desarrollo positivo es un fenómeno reconocido. Filósofos y novelistas abordaron estos fenómenos mucho tiempo antes de que los psicólogos se dieran cuenta de su relevancia. Es interesante observar que estas ideas entraron en la literatura del trauma especializado relativamente tarde, más o menos al mismo tiempo que el estrés post traumático fue introducido. Sin embargo, psicólogos tales como Carl Gustav Jung, Viktor Frankl y otros ya habían identificado estos fenómenos, utilizando diferentes terminologías, mucho antes de que apareciera esta literatura especializada. Frankl (1959), utilizando su experiencia personal como preso en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, demostró cómo el darle sentido al sufrimiento puede ser transformador. En las últimas dos décadas, la literatura sobre el trauma ha experimentado un influjo de estas ideas que, utilizando terminologías diferentes, siguen la misma dirección con respecto al uso positivo de la adversidad. Entre estas encontramos por ejemplo expresiones tales como el crecimiento relacionado con el estrés, el crecimiento relacionado con la crisis o el desarrollo, la prosperidad en la adversidad, el crecimiento post-trauma, el trauma seguido por una transformación positiva y, la transformación positiva del sufrimiento (los ejemplos incluyen Affleck y Tennen, 1996; Folkman, 1997; Harvey, 1996; Janoff-Bulman, 1992; Lifton, 1993; McMillen, y Fisher, 1998; McMillen, 1999; Park y otros, 1996; Saakvitne y otros, 1998; Tedeschi y Calhoun, 1995; Tedeschi y Calhoun, 1996; Tedeschi y otros,1998, y Thompson, 1985). Las características del ‘desarrollo activado por la adversidad’’ (adversity-activated development) son los siguientes: La adversidad expone los límites: cuando la adversidad golpea, empuja a la gente al límite de sus propios planes. Por lo general, las personas sienten que sus vidas han llegado a su fin y no saben cómo proceder. Este alcance de los límites, que se experimenta como un fin, puede abrir nuevos horizontes más allá de los ya previstos o imaginados con anterioridad. Las nuevas percepciones surgen de uno mismo (de la propia identidad) y de sus relaciónes con los demás y, en última instancia, del significado y propósito de la vida.

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Una nueva epistemología (nueva teoría del conocimiento) surge: la suma total de todas las nuevas percepciones conduce a la adquisición de una nueva forma de entender, hablar y relacionarse, lo que equivale a una nueva epistemología Respuesta Neutra La tercera respuesta posible a la violencia política es la de la resistencia. Es importante destacar que la literatura existente no hace distinción entre el desarrollo activado por la adversidad y la resistencia. Todo lo que no está comprendido en el espectro de los efectos negativos se ha denominado „resiliencia“, sin embargo, es importante destacar la diferencia. La resiliencia es un término que en física hace referencia a la capacidad de un cuerpo de no alterarse después de haber sido sometido a diferentes condiciones extremas. Con lo cual, metafóricamente, nos referimos a una persona, familia o comunidad que resiste todo tipo de presiones sin alterar sus valores básicos, habilidades o capacidades. La característica clave de la resiliencia es que conserva las cualidades que existían antes, mientras que el desarrollo activado por la adversidad introduce nuevas características que no existían antes de la adversidad. Una de las cualidades más importantes de la resistencia humana, a diferencia de la resistencia en física, es que en ella lo principal no es el resultado de la fuerza individual, sino esencialmente un proceso relacional (Walsh, 1993). Esto significa que una persona es más resistente si se asegura un apoyo de colaboración y reciprocidad con otros. El tema principal de la resiliencia es que, a pesar de haber sufrido los más devastadores acontecimientos, no todo el mundo es aplastado por ellos. De hecho, la mayoría de los individuos no requiere una atención profesional debido a que gran parte de su buen funcionamiento se mantiene intacto y no afectado por la devastación (es decir, son resistentes al cambio - ya sea positiva o negativamente). De hecho, es notable ver la dignidad y la resistencia del espíritu humano triunfante sobre las condiciones más espantosas de la degradación, la impotencia, la humillación, el perjuicio real y la pérdida. En el último par de décadas, la atención profesional en temas sobre la resistencia en este campo (pero también en el amplio ámbito del cuidado de la salud mental) ha aumentado de manera espectacular (véase, por ejemplo, Cicchetti y Luthar de 2003, Clarke y Clarke, 2003, Daniel y el valle de las sombras, 2002; Glantz y Johnson, 1999; Greene, 2002; Haggerty y otros, 1997; McCubbin and otros, 1998a; McCubbin y otros, 1998b; McCubbin y otros, 1998c; McCubbin y otros, 1999; Stinnett y DeFrain, 1985; Tec, 2003; Tizard y Varma, 2000; Werner y Smith, 1992; Wolin y Wolin, 1993). Por último, hay que recordar que estas tres respuestas a los refugiados y al trauma no son mutuamente excluyentes. Los mismos individuos pueden responder a la adversidad de diferentes maneras en diferentes contextos. Esta variación puede existir también en términos de un progresivo orden cronológico: por ejemplo, en un principio se puede reaccionar negativamente y más tarde neutral e incluso positivamente. Sin

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embargo, esta variación de respuesta puede existir al mismo tiempo dependiendo de los diferentes contextos a los que la persona está expuesta. Además de estas consideraciones psicológicas, cuando se habla de un ser humano en un campo de refugiados, es imprescindible que el terapeuta tome en cuenta las múltiples perspectivas de la realidad del refugiado, lo socio-político, lo legal y lo organizacional y por supuesto lo ético. El reasentamiento implica el movimiento de asistencia a los refugiados que no pueden regresar a sus hogares en países del tercer mundo con seguridad. Eso puede ocurrir imprevisiblemente y por supuesto subraya la necesidad de considerar cuidadosamente las cuestiones de la dependencia y de la intervención apropiada cuando una conclusión no puede ser prevista o planificada. Esta realidad aumenta la utilidad de trabajar en equipo; compartiendo el cuidado y evitando replicaciones de abandono. En la vida diaria compartida y siguiendo el modelo de las comunidades terapéuticas, cualquier cosa puede ser terapéutica así como el momento de comer o el momento de saludar a la persona. Es en las situaciones complejas donde el marco terapéutico se amplía hacia el contexto y sus múltiples variables, donde el contexto exige que el terapeuta tome en cuenta y sea consciente de que cada interacción puede ser considerada y entendida desde una perspectiva terapéutica. Los límites espaciotemporales terapéuticos habituales no pueden ni deberían ser transferidos desde las prácticas clínicas en entornos más tradicionales. En este modelo de trabajo es necesario que el terapeuta personifique el espacio terapéutico, y proporcione la contención necesaria de material a menudo difícil y tácito en lo que a menudo son espacios aparentes y fuera de control. Se trata de una tarea difícil pero posible gracias a una supervisión y un buen trabajo en equipo que incluyan sesiones diarias de informes en equipo La situación de movilidad y desplazamiento tanto en la Republica de Georgia como en Colombia, donde trabajé en 2007, es un elemento muy delicado debido a las varias afiliaciones políticas. Un ejemplo más preciso que ilustra este hecho tuvo lugar cuando estuve invitada a trabajar en Colombia en un proyecto vinculado con El Defensor del Pueblo. Trabajé con un grupo muy grande de niños entre ocho y dieciocho años, ex combatientes que estaban en ese momento viviendo en casas “seguras” como parte de un programa de rehabilitación. Muchos de ellos venían del campo, de zonas rurales y de familias desestructuradas y pobres. Había miembros ex combatientes del FARC, ELN, y paramilitares conviviendo en un grupo con afiliaciones diferentes e historias de enfrentamientos entre sí. La importancia de tomar eso en cuenta fue imprescindible así como la realización de que para muchos de ellos el hecho de haber sido un combatiente no conllevaba necesariamente ni una connotación negativa ni un nivel de entendimiento político muy desarrollado; una realidad comprensible dado el nivel de alfabetización general de aproximadamente un niño de 8 años. En resumen, los niños tenían más cosas en común que diferencias entre ellos; el denominador común clave siendo la pobreza.

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Tanto en Colombia como en Georgia, en ambas situaciones transitivas e indeterminadas, la intervención más adecuada fue establecer una relación de confianza y ofrecer sostén y apoyo. Cuando el ex combatiente o el refugiado se encuentran en una situación más segura y estable, una intervención puede ser recomendable mientras que en la etapa indeterminada y en cualquier situación insegura, no lo es. Una intervención exploratoria en un mal momento podría ser perjudicial y potencialmente traumática. En 2004, por invitación del Centro para la Rehabilitación de Víctimas de Tortura de la Republica de Georgia, pasé la mayor parte del tiempo trabajando con un equipo multidisciplinario en un campo de refugiados Chechenos que se llama Duisi situado al pie de El Cáucaso, a unos 50 km de la frontera de Chechenia. Como arte psicoterapeuta yo seguí su trabajo y me incorporé a su equipo. Estuve en Georgia dos meses aproximadamente, El equipo con quien colaboré se constituyó antes de mi llegada y continuó su trabajo después de irme. Yo estaba allí para aprender, integrarme y ayudar. Me pareció intrusivo tomar fotos del lugar así que lo que hice fue entregarle mi cámara a un joven que mostraba interés por mi máquina fotográfica y, de este modo, le invité a participar en mis investigaciones, ya que él sabía mucho más de ese lugar que yo. Así, él se involucraba en el trabajo investigativo a través de sus registros fotográficos y, a su vez, las fotografías proporcionaban un punto focal de debate con el grupo de jóvenes adolescentes con quienes estaba trabajando. Este enfoque de investigación sigue el modelo de la Investigación (Acción) Participativa de Fals Borda (1995) que es compatible con la epistemología y ontología de la Investigación Naturalista (Naturalistic Inquiry) (Lincoln and Guba, 1985). Así que las imágenes incluidas en este texto son cortesía de ellos y aparecen con su permiso y con el propósito y deseo de compartir sus experiencias. Dentro de las variables culturales es importante destacar que esta sociedad era musulmana, de modo que los hombres no participaban en actividades con mujeres; estaban separados. Las mujeres y los niños estaban juntos y los hombres estaban en otros lugares haciendo otras cosas que no vi porque no se me permitió al ser mujer. Era importante no separar a los niños de las mujeres, porque en el viaje a través del Cáucaso muchos de ellos habían sido separados de sus madres y separase otra vez, en un contexto terapéutico, hubiera sido como una referencia a algo espantoso que había sucedido en el pasado. De este modo tuve que ponerme en su lugar y escuchar a la gente. El trabajo terapéutico se realizó en lugares comunitarios que, a su vez, servían de alojamiento. Nos salimos del clásico enfoque neutro de la psicología psicodinámica para adentrarnos en uno más psicosocial. Es igualmente importante establecer un entorno de seguridad: sin establecer una base segura de confianza no hay terapia, no hay nada. Una vez conseguida esa confianza, empezábamos los trabajos grupales, jugando y participando en actividades cotidianas.

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La situación de un campo de refugiados implica que las personas cruzan una frontera nacional dejando su país y entrando en otro; pueden volver pero no pueden viajar libremente. Como profesional, yo contaba con un permiso para entrar en dicho campo y salir cuando quisiera, algo que los refugiados no podían hacer, una situación delicada al momento de irse. Presentaré algunas imágenes de la vida allí para mostrar cómo es vivir en un campo de refugiados y cómo transcurre allí la vida cotidiana. La casa compartida por muchas familias fue un Policlínico durante la época de la Unión Soviética. Fue abandonado en 1989 (Figura 1).

Figura1: la policlínico abandonado

La siguiente imagen (Figura 2) es la sala donde trabajábamos, éste es el lugar donde las mujeres estaban con los niños; aquí es donde vivían, comían y dormían; todo en el mismo lugar. Llevamos a cabo talleres de arte en lo que la Dra. Chris Wood (una colega arteterapeuta en Gran Bretaña) llamaría un estudio abierto: allí las personas podían entrar y salir, quedarse el tiempo que quisieran mientras trabajaban en artes plásticas, lo que les daba libertad de decisión, un hecho muy importante y urgente ya que esta población estaba en riesgo de hacinamiento. De éste modo se les daba la libertad de salir y respirar si se sentían angustiados, agobiados o frustrados. Esto sucedió de manera natural, las personas podían salir, dejar la situación y entrar cuando quisieran, lo que permitía a la gente relajarse e involucrarse en el momento que les pareciera mejor y a su propio ritmo.

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Es importante señalar que el enfoque de trabajo grupal en arteterapia que realizamos era no directivo, es decir, no había temas predefinidos, solamente había materiales, un espacio donde trabajar y gente con quien hablar, pero no había presión para realizar o crear algo. La falta de presión, a mi juicio, permitió a la gente ocupar ese espacio.

Figura 2: La vivienda comunal (Estudio Abierto)

Aquí podemos ver a la cocinera del campo, que dibujó un incidente de la guerra: el bombardeo de su pueblo:

Figura 3: La cocinera dibuja

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Aquí podemos ver tanques Rusos con la estrella roja. Es el bombardeo de su pueblo. Más adelante me enteré de que ella había perdido en él a toda su familia.

Figura 4: Una ejecución

La Figura 4 es el dibujo de otra situación. Aquí podemos ver una ejecución dibujada por un niño. Yo no sabía que la gente caía de esta manera al ser fusilada, supongo que la mayoría de nosotros tenemos la idea de Hollywood y no se nos ocurre que un hombre podría caer así. Me di cuenta de que en las imágenes producidas espontáneamente en el campo de refugiados no había un uso frecuente de metáforas, los dibujos eran bastante directos y descriptivos. En ellos, las imágenes representan “lo que paso” y el espectador se convierte en testigo. La metáfora visual es más compleja, menos concreta y presenta el potencial de una elaboración y asimilación. Lo que yo experimenté y comprendí al contemplar los trabajos visuales de los refugiados en Duisi, que habían sufrido tantas tragedias tan de cerca en tiempo y en espacio, fue la materia prima. A veces me entregaban las imágenes y a veces me las dejaban. Son muy detalladas, no hay referencias a un más allá, no hay nada más elaborado, todo es muy específico y descriptivo. Las imágenes dicen ‘esto es lo que vi.’. Estos dibujos son testimonio; y yo me he convertido en testigo. En conclusión, me refiero a un discurso pronunciado por Fals Borda en 1995, que resume mi opinión sobre la investigación que, a su vez, debería servir de información para todo el trabajo terapéutico que realizamos, donde y con quien quiera que sea.

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“No monopolices tus conocimientos ni impongas tus técnicas de un modo arrogante, respeta y combina tus aptitudes con el conocimiento documentado y el de las comunidades a nivel local, realizando con ellas un trabajo conjunto de investigación. No te fíes de las versiones elitistas de la historia y de la ciencia que responden a intereses dominantes, ten en cuenta los informes contradictorios e intenta capturarlos también. No dependas únicamente de tu cultura para interpretar los hechos, recupera los valores locales, los rasgos, las creencias y las artes utilizando y colaborando con organizaciones de investigación. No impongas tu propio ponderoso estilo científico para comunicar los resultados, divulga y comparte tus conocimientos con los demás de modo que pueda entenderse perfectamente y utilizando un estilo literario fácil de leer, ya que la ciencia no debería ser necesariamente ni un misterio ni un monopolio para expertos e intelectuales.” (Fals Borda, 1995).

Agradecimientos a Marcela Andrade Corro y Lali Grifell por su colaboración en la revisión de mis borradores.

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El Asombro como Puente entre la Salud y la Poesía Una propuesta de promoción de la salud integral Luis Weinstein Arte y Terapia, los dos términos que informan este libro, pueden despertar, al asociarse, la expectativas de que en este trabajo se entreguen consideraciones o experiencias de terapia, de tratamiento de determinadas afecciones a través de la lectura o la invitación a escribir poemas. Por contraste, nuestro trabajo se ha basado en otra noción de la poesía, que desborda el poema en prosa o en verso; es la orientación de tomar la poesía como vivencia, en que se encuentran el misterio, el afecto, la belleza, la poesía como parte de la vida vista a la escala humana. En esta perspectiva, en este paradigma, la terapia, por otra parte, no es sólo de una enfermedad o problema médico, es promoción de salud, es terapia de cómo vivimos y, por ende, de la propia medicina. La terapia de una enfermedad, de la manera de hacer terapia, de la forma como vivimos, se origina en una raíz, en un conjunto de emociones y tendencias tan antiguas como el ser humano: la empatía, el cuidado, la capacidad de amar y de crear Esta base de emoción y tendencias se ha complejizado con la empiria, la magia y la técnica, con la ciencia, el arte y la espiritualidad. Estas emociones, tendencias y logros del desarrollo humano, enfrentan los antagonismos del individualismo, el afán de poder, la agresividad, las tendencias regresivas, las fuerzas de la sombra. Es allí donde se puede destacar el valor sanador del asombro. Su capacidad poetizadora de cambiar el sentido de la vida. Su vocación de abrir espacio al amor y a la creatividad. El asombro, dimensión olvidada de la salud, de la vida moderna. El asombro, emoción que define al ser humano, al testigo del ser.

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Van, primero, unas viñetas introductorias de presentación, de encarnación de nuestra propuesta de promoción, de terapia de la salud integral, considerada como una dimensión necesaria, pero no suficiente, de la terapia a través del arte. Viñetas en que suponemos que se complementan, hacen sinergia, el asombro, la poesía y la salud. Un padre llama niña a su hija de 3 años. Ella le contesta con su voz entera, “no soy niña, a veces me llamas niña, pero yo soy grande…”. Queda un momento en silencio y luego pontifica:”Así es la vida”. Nace un llamito en el “Centro Las Coincidencias” de la localidad de Isla Negra en nuestro litoral central. Se le da el nombre de un autor querido, que tiene un camino con citas en el lugar, de William Blake. Una vecina comenta que ella tiene un perro que también se llama William Blake. Una visitante hace un reproche: “Qué pedantería, nadie conoce a esa persona, podrían ponerle, en todo caso, William Shakespeare.” El autor responsable del nombre del llamo va a continuación a Santiago. En el camino se detiene en una estación de bencina, para ir al baño. Ve a una señora con un perro muy hermoso en sus brazos. Sin saber porqué, hace algo absolutamente inhabitual, le pregunta a la señora por el nombre del perro. La respuesta no deja de impresionarlo:” William Shakespeare”. Al llegar a su casa en Santiago, se encuentra con un email de un amigo que vive en Canadá en que le da cuenta, con evidente angustia, que acaba de pasar por una situación de riesgo de vida. Para distraerlo, le escribe de lo acaecido con los Williams, llama y perros. La contestación parece cerrar un círculo: “redoble de tambores… mi hijo trajo hace una hora a casa a su perro que se llama… William Blake “. Una cita de Roberto Juarroz: Es como si prestásemos la vida por un rato Sin la seguridad de que nos va a ser devuelta Y sin que nadie nos la haya pedido. Otra, de Hölderlin: No debemos desmentir la nobleza que hay en nuestro deseo de modelar esa porción de infinito que existe dentro de nosotros. Una cita de Walt Whitman: Soñé en un sueño que veía Una ciudad invencible a los ataques De resto de la tierra Era la ciudad de los amigos. Reincido en compartir una inquietud centrada en un interrogante. ¿Estoy

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ubicado? ¿Corresponde conversar sobre asombro, salud y poesía aquí y ahora, en un encuentro sobre arte y terapia? ¿Llegarán a compartir su sentido estas viñetas? Mi supuesto, que quedará a la consideración de ustedes, a lo mejor como lo único que merezca ser conservado al final de la presentación, como su verdadero resumen, es que estamos enfrentados a un gran problema de salud de la evolución, de la humanización, inseparable de todas las patologías y de todas las terapias. Es la enfermedad de la civilización, nuestra vida diaria que avanza rauda, avasalladora, hacia una utopía tecnológica, desequilibrada, en desmedro de las conciencias, las convivencias, la salud del nexo con la naturaleza. Un desarrollo humano con un sentido común enfermo, cuyas evidencias, cuyos síntomas son visibles, indesmentibles, en las patologías de la pobreza económica y la pobreza espiritual, del consumismo, de las guerras y la violencia, de la soledad, de la dependencia de las drogas, de la falta de amor y de la falta de desapego, del privilegio del tener y el hacer sobre el ser, el comunicar profundo y el auténtico encuentro. Son los múltiples problemas del desarrollo humano, de la salud de la cultura, la salud del paradigma dominante, problemas que van pidiendo una terapia, una alternativa de fondo. Es el exceso de frivolidad prosaica que va demandando más poesía. Es la filosofía, la ciencia, la poesía que van necesitando acercarse a su fuente de origen, a la emoción del asombro. Insistamos ¿Se justifica hablar de asombro, salud y poesía en un libro sobre arte y terapia?. Sí, si dialogamos. Sí, si somos transparentes y planteamos que no podemos separar una terapia particular del contexto de la situación humana, la de siempre y la de esta época. Sí, si partimos asumiendo que la crisis epocal está forzando a profundizar sobre la naturaleza del ser humano, sobre la relación entre la crisis global actual, el desarrollo humano y los grandes temas de salud integral de la identidad, del conocimiento, del poder. Es en ese contexto que la noción de terapia se ensancha hasta poder acompañar a un concepto amplio, integrador, de salud. Visión de salud integral en que cabe legitimar como temas de salud y de terapia al sentido de vida, a la finitud, al misterio, al asombro y a la dimensión poética de la vida. Ya lo dijo y lo pintó Goya: “el sueño de la razón engendra monstruos.” Ya lo dio a entender Mary Shelley: El Hombre creado por el Doctor Frankestein, el ser humano creado por el ser humano, por un ser finito, puede ser un monstruo que mata a su creador. Ahora estamos abocados a la gran crisis, crisis en medio de un mundo que se apoya unilateralmente en la eficiencia, el goce, la inmediatez. Crisis en que se da un inmenso germinar de terapias que sobrepasan el ámbito habitual de las terapias somáticas e ,incluso, psicológicas. Cunden nuevos movimientos espirituales y se vitalizan las tradicionales, la física ingresa al terreno de las posibilidades y la psicología al de la mística y de la paranormalidad, emergen las medicinas complementarias hindú y china y la antroposofía, se van legitimando las medicinas de los pueblos originarios.

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Por contraste, la política, la medicina en otra escala, va perdiendo perfil, se ancla en una elite, se confunde con el mercado y pierde fe, esperanza y credibilidad. Es la decadencia de la política tradicional que abre un espacio para la emergencia de otra forma de hacer política, más vasta y más íntima, más cerca de la epistemología y de la ternura. En estas condiciones, las terapias artísticas se acercan a los grupos de encuentro y de formación, a las terapias alternativas y complementarias, a quienes son nostálgicos de otra forma de hacer política, a quienes caminan por la senda de un nuevo paradigma cultural básico. Dentro de ese contexto se están desarrollando diversos programas que asocian poesía, desarrollo personal y cambio cultural. Algunos de ellos están incluidos en los libros “Viviendo la Poesía” y “Mutiversidad”, editados por la Universidad Bolivariana. Asombro, Salud y Poesía… el contexto de la crisis…los movimientos de búsqueda de salida de las crisis, van apuntado al ser humano, al gran ausente de la política y de la forma convencional de ver la salud. A la salud de la condición humana. El desvanecimiento de la política invita a examinar los grandes temas antropológicos que inciden en la salud y, tal vez, a inéditos medios de abordarlos. Entre los grandes temas de salud que permanecen al margen del quehacer tanto clínico como epidemiológico, imposibles de separar de una terapia que considere el contexto de la vida actual, la crisis epocal y el desarrollo humano, están el de la identidad, el del conocer y el del poder. Identidad, conocimiento y poder… En los tres hay contradicciones de base, constitutivas de los seres humanos; en los tres cabe, siguiendo a Maslow , integrar aparentes polos opuestos y desarrollar, hacer promoción de salud, realizar la parte de terapia que comprende la promoción de la salud. Nuestra identidad tiene su núcleo en nuestro yo, en aquello inefable, el desconocido que llevamos dentro del que habla Saramago. Cualquiera ecología del yo tiene que asumir que, en última instancia, nuestra percepción de nosotros mismos comprende problemas y misterios, lo susceptible de ser conocido y lo que desborda nuestra condición de seres finitos. Somos misterio y somos problema, también tenemos la tensión de ser originales, relativamente autónomos y …ser parte, pertenecer al ser, a la vida, al proyecto humano, algo que nos trasciende, algo que evidencia la sabia Mafalda cuando dice “Justo a mí me tocó ser yo”. Nuestra identidad tiene múltiples antinomias, tensiones, polos a asumir. Más allá de los de misterio y problema, de individualidad y pertenencia, está el en sí y la conciencia, el para sí; la conciencia y lo inconsciente; las subpersonalidades y la personalidad central; las necesidades de preservación, de creación y de sentido. El desarrollo personal, el cambio cultural y la terapia van demandando alguna forma de relacionar diversidades, de acercarse a la salud integral.

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Identidad, conocer, poder…El conocer dentro de nuestro sentido común está asociado al lente autoritario del monopolio de la realidad de la conciencia en vigilia, soslaya la vida onírica, niega el misterio, tiende a titubear ante la paranormalidad, no distingue entre problemas en que cabe un consenso y otros que son naturalmente divergentes, como las ponderaciones entre igualdad y libertad, entre reflexión e intuición, entre rigor y amplitud. El poder, nuestra capacidad de actualizar nuestra salud, lo que somos, está tensado por el imperio del poder del tener y el hacer en desmedro del poder de ser, de dialogar, de llegar al yo. Es, predominantemente, un poder de dominación y no de colaboración, de salud integral. Es imposible separar el ámbito del poder del de la salud de personas, vínculos, grupos, comunidades, estilos de desarrollo. La visión de salud integral, el nuevo paradigma, la nueva forma de hacer política, van requiriendo formas de integración, de acercar el desarrollo personal, el diálogo, las redes, el encuentro de paradigmas. De profundizar en las grandes temáticas de salud del ser humano en crisis constitutiva y en crisis de desarrollo, en la mirada transdisciplinaria de la identidad, el conocer, el poder. Hay una vivencia, una emoción, un momento en que se juega la identidad, el conocer y el poder. Es el asombro. El asombro, la vivencia de donde surge la filosofía, la ciencia, la espiritualidad, lo poético, la base del arte. La emoción que nos lleva al compañerismo existencial, al terreno en que surge la tendencia a la ayuda mutua, a la terapia, a la amistad, al amor, a la creatividad. La mirada vertical al asombro encuentra la pregunta básica ,abierta, sin satisfactor posible a la escala humana, las interrogantes que barruntan niños en la primera adolescencia entre los 3 y los 4 años, la pregunta de Schelling, de Leibnitz ,de Heidegger, por qué existe el ente, por qué hay algo, hay ser y no, más bien, nada. Es la pregunta que sacude nuestra identidad, nuestro conocer, nuestro poder. Contiene un llamado potencial al coraje de ser, a limitar el narcisismo, a acentuar la individuación. El asombro metafísico se continúa por la vía vertical por el asombro por el universo y sus leyes, su complejidad, por la vida y su evolución, por el ser humano y su desarrollo, por la riqueza de la creación humana, por los laberintos de nuestra subjetividad, por la riqueza de nuestros vínculos. Asombro, el preguntarse radical, que se continúa sin una frontera cerrada, horizontalmente, con la admiración. La admiración, la emoción en que la valoración de la verdad se acerca a la belleza… la vinculación, al constatar de Keats de que la belleza es verdad, que la verdad es belleza, que es lo único que sabemos, lo único que necesitamos saber. Como ha planteado Edgar Morin, en un mundo saturado de prosa necesitamos más poesía. La poesía se nutre del asombro, lo expresa, lo impregna de afecto, de

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intuición, de sentido, de belleza, de imaginación, de revelación, de sueños, de encantamientos en la cotidianeidad. La poesía, desborda el poema, existe la poesía del arte, la poesía del encuentro, de la ternura, de la aurora, del atardecer y del cielo nocturno, la poesía de la vida, la poesía abisal que intuyó Hölderlin y conmovió a Heidegger, en el sentido de que “poéticamente vive el ser humano”. Es en ese sentido de que la poesía emergente del asombro puede contribuir a una terapia individual y social, terapia de humanización. Salud integral, asombro, poesía. Desde hace 23 años, en 1986, participamos en una investigación- acción que pretende ser una de muchas demostraciones, experiencias, inscritas en la línea de un desarrollo pacífico, convivial, respetuoso de la naturaleza, inspirado en el nuevo paradigma cultural, el de la diversidad, de la complejidad, del misterio, de la ecología de la subjetividad, de lo micro y macro social, de la cultura, de la relación con la naturaleza y la trascendencia. Se trata de una intervención dentro de un proyecto espontáneo, de muchos matices, que se realiza en el litoral central con el nombre del litoral de los poetas, de la poesía o del arte y que se inicia muy enraizado con la idea fuerza de un turismocultura en torno a las figuras tutelares de Neruda, que dio a conocer al mundo Isla Negra, de Parra, nonagenario creador impenitente en Las Cruces, de Huidobro, cuya genialidad sigue creciendo después de muerto, en Cartagena. El énfasis de algunas iniciativas como la de los Artistas pro Ecología, la Corporación Cultural Isla Negra, el Quisco, los Educadores Sanadores, los Amantes de Cartagena, Alta Marea, artesanos de la Plaza Eladio Sobrino, de Totoral y del Quisco, ha sido la promoción del trabajo cultural comunitario. Es en esa dirección que en 1991 formamos en una parcela de Isla Negra el Centro de Desarrollo Humano Las Coincidencias. El marco de referencia de Las Coincidencias está asociado a nuestro trabajo teórico y de comunidad y se podría ilustrar con las viñetas iniciales: · Es un proyecto inspirado en las idea fuerzas del llamado nuevo paradigma, de orden no sectario, no filiado con algún autor o corriente en especial. · Se está en red informal en relación fraterna, con varios grupos, instituciones y personas, dentro y fuera del litoral central, que tienen una orientación similar. · La interacción con respecto a la vecindad, a quienes, en general, permanecen en el paradigma vigente, es de diálogo, de cooperación El eje de la propuesta es favorecer la promoción de la salud integral mediante cursos anuales, certificados por la Universidad Bolivariana, de formación de guías poéticos, de conocimiento de diversas corrientes espirituales, de salud amistad y poesía.

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El nombre de Coincidencias es como la metáfora de la intencionalidad de favorecer el diálogo de paradigmas, ya que se busca favorecer la percepción de que tiene ventajas asumir una relación de complementariedad entre la visión de las coincidencias en el paradigma actual, como el estar co-incidiendo en algo, haciendo, estando juntos... y las coincidencias significativas al estilo de la viñeta resumida sobre William Blake y William Shakespeare. Ello se extiende al plantear el ángulo de miras de la “coincidencia” de los aparentes opuestos, como en la cita expuesta en sector “La Espera“ del propio Blake, que dice que “La eternidad está enamorada de las obras del tiempo”. En el Centro hay salas con el nombre de Asombro, Búsqueda, Encuentro, Confianza. Hay caminos con nombres y citas temáticas como “la salud integral”, “el tiempo” y “aproximaciones al ser humano” y otros con citas de autores como Machado, Whitman ,Vallejo, Neruda, Juarroz, Huidobro, Rilke, Parra, Gabriela Mistral, de Rokha, Novalis, Pessoa, entre otros. La formación tiende a aunar la emoción de la proximidad, del vínculo, con la meditación, la imaginería, la reflexión, la creación, el encuentro, el trabajo de equipo, la proyección a la comunidad. Volvamos, ahora, a las viñetas enunciadas al inicio: La viñeta de la niña que dice ser grande, pero que el padre le dice niña y eso entra en …como es la vida, corresponde a la poesía cotidiana, la gracia de los niños, la ternura. Se puede asociar al recuerdo de una persona de edad que sólo conserva las palabras de urbanidad “gracias” y “por favor”, al respaldo de toda una comunidad a una persona que pierde a un ser querido; a la llegada a Las Coincidencias de una persona enferma de un cáncer terminal que enseña a los participantes en su curso a no temer hablar y enfrentar a la muerte. Es decir, estamos ante la poesía vivida. La segunda viñeta apunta a la poesía, al asombro, al diálogo potencial que suscitan las coincidencias significativas, las sincronías. Las coincidencias significativas nos ponen en situación de abrir la cortina de la hipnosis de la vida habitual en que soslayamos el asombro existencial, en que todo es rutinario, y previsible. De súbito, una mano invisible parece llamarnos la atención acerca de que el ser es un regalo, que pudiéramos no existir, que caben otras realidades. Como lo advierte Chuang Tsé, se puede soñar que uno es una mariposa y luego despertar pensando que se es una mariposa soñando ser humana. La tercera viñeta es una cita de Roberto Juarroz, poeta argentino, cuya poesía discurre por el sentido del conocimiento, de las fronteras de la finitud, de la invitación a la sutileza, a la imaginación existencial, a avanzar en la tolerancia a la ambigüedad, a la complejidad: Es como si prestásemos la vida por un rato, Sin la seguridad de que nos va a ser devuelta Y sin que nadie nos la haya pedido.

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Hacemos una meditación sobre esos versos. En el diálogo de a dos, en el encuentro del curso, se siente la apertura a la confidencia, al pensamiento profundo, original y afectivo. Aparecen preguntas como ¿hasta dónde mi vida es mía?, ¿cómo juegan el amor y el desapego en el estar en el timón de la vida personal?, interrogantes sobre si se presta la vida cuando se apoya al otro, cuando se hace entrega en una terapia. ¿Es verdad que nadie nos pide que prestemos nuestra vida? ¿Se presta la vida, se olvida, se intercambia, se regala?¿No es cierto que muchas veces se vende?¿Se roba? ¿Se destruye?. La cuarta viñeta es una cita de Hölderlin. Es el poeta de Dilthey, de Rilke, de Heidegger, de la misión de los poetas como intermediarios entre los humanos y los dioses. El poeta de la poesía como espiritualidad, de la porción de infinito dentro de los humanos: No debemos desmentir la nobleza que hay en nuestro deseo de modelar esa porción de infinito que existe dentro de nosotros. Hölderlin fue un luchador por el sentido, que creyó vislumbrarlo en la Grecia de los dioses cercanos a los humanos, en la filosofía idealista alemana, en Schiller y sus poemas libertarios, en la revolución francesa, en la mujer amada. Fue un genio que tuvo la nobleza de asumir su finitud y de entregar una obra que suscita asombro, reconocida mucho después que muriera en la locura en la buhardilla de la torre de un carpintero solidario Obra de textos en que están tesoros para trabajar en la ecología del yo, en el camino a modelar con poesía la apertura a la promoción de la salud integral y el cambio de paradigma. La última viñeta, la tercera cita, la ciudad de los amigos de Whitman, la ciudad invencible, porque está llena de sentido, de salud. La poesía, apoyada en el asombro, se proyecta a la vida, a la vida sana, a través de esa fuente de confianza, de aceptación de límites, de apertura a la unidad en la diversidad, que es la amistad, el amor ético, el encuentro en los valores, la utopía en lo pequeño. La amistad, el ejemplo de democracia participativa profunda en que gracias al asombro se encuentran la poesía y la salud. La amistad, la más antigua, la más perdurable, la más profunda de las formas de arte terapia.

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