Arostegui, Julio - La Europa de Las Grandes Guerras 1914-1945

October 7, 2017 | Author: padiernacero54 | Category: World War I, Trench Warfare, International Politics, Russia, Austria Hungary
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Descripción: Arostegui, Julio - La Europa de Las Grandes Guerras 1914-1945...

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La Europa de las Glandes Guerras V

(1914-1945)

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Biblioteca Básica * y \ de Historia ./' ANAYA

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a verdadera edad contemporánea de Eu­ ropa empieza cuando el equilibrio entre las grandes potencias surgidas de la Revolu­

ción Industrial

la expansión del liberalis­

mo, nacionalísmji.-e imperialismo se rompe por un gran conflicto de intereses entre éstas que desefnboca en la Gran Guerra (19141918), conflicto que acabó con el mundo ca­ pitalista-liberal clásico. Esta ruptura y la gue­ rra trajeron consigo el desarrollo de nuevos movimientos sociopolíticos — socialismo y fas­ cismo— y una crisis general d© la democra­ cia parlamentaria. Los enfrentamientos en los años treinta del siglo xx condujeron a un nue­ vo y colosal conflicto, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Juuo AróSTEGUI Sánchez es

catedrático de

Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid y doctor vinculado al Centro de Estudios Históricos del Consejo Su­ perior de Investigaciones1^!entíficas. Su labor investigadora se centra en los movimientos sociopolíticos de la Historia Contemporánea,

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colaborando en diversas obras de Historia Contemporánea de España y Universal. 7 5 6 5 8 51

Colección: Biblioteca Básica Serie: Historia Diseño: Narcís Fernández Edición gráfica y maquetación: Rosa Gallego Coordinación científica: Joaquim Prats i Cuevas (Catedrático de Instituto y Profesor de Historia de la Universidad de Barcelona)

Primera edición, marzo de 1994

© del texto. Julio Aróstegui. 1994 © 1994. de la edición española, Grupo Anaya. S. A. Juan Ignacio Lúea de Tena. 15. 28027 Madrid I.S.B.N.: 84-207-5658-X Depósito legal: M 9 211-1994 Composición: Graphica, S.A. Impreso por G. Anzos, S. A. C/ La Zarzuela. 6 Polígono Industrial Cordel de la Carrera Fuenlabrada (Madrid) Impreso en España - Printed in Spain

Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en el art. 534-bis del Código Penal vigente, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, uno obra literaria, artística o científica fijada en cualquier tipo de soporte, sin la preceptiva autorización.

Contenido

O tra «Guerra de los Treinta Años»

4

1

La Gran Guerra (1914-1918)

6

2

La difícil construcción de la paz

20

3

Las fuerzas enfrentadas: democracia, socialismo y fascismo

28

4

La Gran Depresión.

50

5

Hacia una nueva guerra

56

6

La Segunda Guerra Mundial (1939-1945)

68

Datos para una historia

90

Glosario

93

índice alfabético

94

Bibliografía

96

Otra «Guerra de los Treinta Años»

4

En el siglo xvil, entre 1620 y 1648, transcurrió un período de guerras casi continuas que los historia­ dores han denom inado G uerra de los T reinta Años. Ahora, en nuestro siglo, algunos autores han vuelto a hablar de una nueva «Guerra de los Treinta Años» porque entienden que el período transcurrido entre 1914 y 1945 estuvo ocupado también por un conflicto continuo. Y no les falta razón. Entre 1914 y 1945, en efecto, se sucedie­ ron dos grandes guerras, las más grandes que el hombre ha conocido, la de 1914-1918 y la de 1939-1945. Pero entre 1918 y 1939, hubo otra sucesión de guerras menores: en la misma Europa, en Extremo Oriente, en África, incluso en América del Sur. ¿A qué se deben estas terribles conmociones bélicas que azotaron Europa y luego el mundo entero en la primera mitad del siglo xx? La res­ puesta a esta cuestión no es simple. La crisis de muchos valores originó el enfrentamiento entre grandes potencias. Nuevas fuerzas sociales, como las «pequeñas burguesías» y el proletariado indus­ trial, querían ocupar el sitio al que creían tener derecho en esta nueva sociedad, y, en algún caso, crear Estados nuevos; de alguna forma, esto es lo que significan el bolchevismo y el fascismo. Hubo también una crisis de la ideología liberal. Podemos hablar, pues, de crisis económica, social, política y de las ideologías. La Gran Guerra fue su primer episodio; luego vino el período, lleno de esperan­ zas, de los «felices años veinte», seguido de la gran depresión económica de los treinta y de una nueva contienda general, de la que surgió un mundo divi­ dido en dos grandes bloques enfrentados. Pero, en estos treinta años no sólo ocurrieron catástrofes. Hubo un cambio tecnológico acelerado y el pensa­ miento y el arte vivieron una época de «vanguardis­ mos», creándose continuamente nuevas formas y actitudes, como el existencialismo, el irracionalis­ mo, el surrealismo o la abstracción, entre otras.

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La Gran Guerra (1914-1918)

Grabado que mues­ tra la e n t ra d a d e las tr o p a s a le m a ­ n a s en la c iu d a d francesa de Lille en o c tu b re d e 1 9 1 4 . U n e jé r c it o b ie n entrenado y arm a­ do como el alemán, en 1914, no tardó en destruir las d e ­ fensas en el Norte. P e r o la r e a c c ió n fra n c e s a fu e ta m ­ bién brillante.

6

La Gran Guerra comenzó el 4 de agosto de 1914. El desencadenante inmediato del conflicto fue el asesinato del príncipe Francisco Fernando, heredero de la Corona de Austria-Flungría y de su esposa en las calles de Sara­ jevo. a manos de un nacionalista bosnio, el 28 de junio de 1914. Pero las causas produndas hay que buscarlas en problemas más antiguos. Al enfrentamiento econó­ mico y político entre las grandes potencias, protagoniza­ do. principalmente, por Alemania y Gran Bretaña en su lucha por el poder mundial, hay que añadir el conflicto de las nacionalidades en el cen tro de Europa, que enfrentaba sobre todo al Imperio austrohúngaro con los movimientos independentistas eslavos, encabezados por Serbia y apoyados por Rusia. La Gran Guerra fue el primer gran conflicto del si­ glo XX, cuatro años de lucha con devastaciones y vícti­ mas sin precedentes. El final definitivo de la contienda se produjo el 11 de noviembre de 1918. tras la firma de una armisticio impuesto por ios aliados de la Entente (Francia y Gran Bretaña, con Estados Unidos como aso­ ciado) a Alemania y Austria-Hungría. las llamadas P o ­ tencias Centrales.

El comienzo de la lucha. La iniciativa en la ofensiva militar la tuvieron primera­ mente las Potencias Centrales que eran las mejor prepa­ radas y las que tenían planes de guerra previos. Alema­ nia contaba en 1914 con mayor número de unidades de combate y mejor armamento. Pero las potencias de la Entente superaban a las centrales en población y su potencia industrial no era menor que la alemana: por eso, aun si empezaron la guerra en inferioridad, pronto pudieron equilibrarla. Alemania poseía un «plan de guerra» que había ela­ borado su Estado Mayor del Ejército desde tiempos muy anteriores. Se le conoció como el Plan Schlieffen por el nombre del general que le había dado su forma definiti­ va. Ese plan de guerra y toda su estrategia se basaban en el cálculo de que habría una guerra corta. Ese mismo convencimiento era el que había movido también a la política alemana a apoyar a Austria-Hungría en su dis­ puta con Serbia. La política, la diplomacia y la estrategia militar de Alemania en toda la época de la «Paz Arma-

El Plan Schlieffen

El m ap a m u e stra con claridad cóm o la estrategia alema­ na se b a s a b a en desbordar las defen­ sas francesas desde el Norte, pero a cos­ ta de invadir y atra­ vesar un país neu­ tral com o Bélgica, evitando las defen­ sas francesas en el Este.

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LIN EA ALCANZADA POR E L EJÉRCITO ALEM AN EN AGOSTO DE 1914 LIN EA DE ESTABILIZACIÓN DEL FRENTE A FINES DE 1914

' 1’ Basilea SUIZA

Guerra de movimientos

8

Helmuth von Moltke (1848-1916) fue jefe del Estado M a­ y o r a le m á n en tre 1906 y 1914. Fue, pues, el primero de los g e n e ra le s a le ­ m anes que desem ­ peñaron la jefatura del E stad o M ay o r en esta guerra. Fra­ ca só en la b atalla del río M arne y no pudo hacer entrar a los alemanes en Pa­ rís. Su gran enemi­ g o fu e el fra n c é s J offre (am b o s dis­ pon ían de m ás de setenta divisiones de so ld ad os so b re el terreno). Su fra­ caso forzó su desti­ tución como jefe del e jé rc ito a lem án a finales de 1914.

da» se había basado en la presunción de que con su pre­ paración militar el enemigo sería derrotado con rapidez. Militarmente, lo planificado era atacar Francia por el Norte, para lo que había que violar la neutralidad de Bél­ gica. Se preveía una rápida derrota de Francia, tras la cual sería el momento de aniquilar el peligro del Este representado por Rusia, cuya potencia militar se consi­ deraba de escasa entidad. Para contener a Rusia, en principio, se contaba con el ejército austrohúngaro. En realidad, estos proyectos y suposiciones no se cumplie­ ron y de ahí que la Gran Guerra pasara por varias fases distintas y tuviera un final también peculiar, sin rendición real de ninguno de los contendientes. La primera fase de la guerra ha sido llamada la gue­ rra de movimientos, porque, efectivamente, la actividad militar se caracterizó por el movimiento continuo de las tropas en ofensivas y contraofensivas. Fue una fase bre­ ve que se desarrolló en cuatro meses, entre agosto y noviembre de 1914. El ejército alemán entró en Bélgica a mediados de agosto y su avance hacia tierra francesa desde el Norte desbordó de forma clara las previsiones del comandante en jefe francés, mariscal Joffre. La con­ traofensiva que éste intenta en Lorena fracasa. A partir del día 20 de agosto se dan algunas importantes batallas en Morhange. en el macizo de las Ardenas y en Charleroi por el intento francés de recuperar Lorena anexiona­ da a Alemania en 1870, que acaban en triunfos alema­ nes. En estas acciones se cuenta ya con el apoyo de cuatro divisiones británicas. Las fuerzas alemanas del comandante en jefe von Moltke atraviesan completa­ mente Bélgica y entran en territorio francés. El «ala izquierda» francesa es incapaz de contener el avance. Moltke ordena el ataque general a fines de agosto y en ocho dias sus fuerzas llegan al río Marne. afluente del Sena por la derecha, pero no consigue destrozar com­ pletamente el ejército enemigo. Aún así. la amenaza ale­ mana sobre París es efectiva a comienzos de septiembre de 1914. Joffre empieza a plantear la contraofensiva reforzando además las defensas de Paris. La acción deci­ siva de esta fase de la guerra iba a plantearse justamente en torno al río Marne. donde se da la batalla de ese nombre a partir del día 5 de septiembre. El plan alemán de derrota rápida francesa fracasó, y los ejércitos alema­

nes tuvieron que replegarse. Moltke es sustituido por Falkenhayn en el mando supremo alemán. En el frente del Este, en el que se enfrentaban Ale­ mania y Austria-Hungría contra Rusia, los aconteci­ mientos tuvieron un desarrollo que sólo en parte obede­ ció también a los planes previos alemanes. Los rusos, según lo estipulado en los acuerdos suscritos por la Entente, atacaron Alem ania pocos dias después de la m ovilización penetrando en la Prusia Oriental y ganando la acción de Gumbinnen en los días 19 y 20 de agosto. Ello obligó a Alemania a hacer la guerra en dos frentes. Pero la reacción alemana fue también poderosa y destrozó el ejército ruso en la batalla de Tannenberg. entre los días 26 y 30 de agosto. El ataque ruso es dete­ nido, pero sin avances alemanes tampoco.

La guerra de posiciones. A la guerra de movimientos siguió una larga fase de gue­ rra de posiciones. Si en su primera fase la Gran Guerra había sido el mayor episodio de movimientos de masas armadas, superiores a los cien mil hombres por bando, ahora se inauguraba una forma de guerra distinta basada

Guerra de posiciones

Los gen erales a le ­ manes Hindenburg y L udendorff en el frente ruso junto a Tannenberg. Se es­ taba todavía en la fase de la guerra de movimientos. D es­ pués vendrá la gue­ rra de trincheras, o sistem a en el q u e lo s s o ld a d o s se ap o stan en zanjas cavadas.

Guerra de posiciones

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P a u l von H in d en burg (1 8 4 7 -1 9 3 4 ) entró en el ejército prusiano en 1858 V luchó en las gue­ rras de unificación alem ana. Se retiró d e l e jé r c it o en 1911, pero fue lla­ m ad o en 1 9 1 4 al d ecla ra rse la g u e ­ rra. A l m ando del 8 o Ejército alemán venció a los rusos en la gra n b atalla de T an n en berg y d e s p u é s en lo s la g o s de M azu ria. En 19 1 6 ascendió a je fe d e l E s ta d o M ayor d onde tuvo c o m o a y u d a n te a L u d e n d o r ff, q u e acabó sucediéndole, pero el papel de H indenburg siguió siendo fundamental aún d esp u és de la guerra.

en las posiciones estáticas sustentadas por las trincheras. El fuego de la artillería tiene ahora un papel primordial pues se convierte en la forma habitual de hostigar al ene­ migo. La nue.va arma que se desarrolla día a dia es la aviación que se emplea cada vez en más misiones, pero todavía no en los bombardeos. Nacen también los vehí culos acorazados y armados, los '‘tanques». Durante 1915 y 1916 esta fue la forma normal de guerra en el frente occidental europeo. El frente queda, en general, estabilizado sobre suelo francés. Pero en el frente oriental, en tierras prusianas, polacas, rumanas, esta continuidad del frente es mucho más difícil y de hecho no se da de forma plena; allí el contacto continuo de los ejércitos no es posible por la inmensidad del espa­ cio. Por ello, en 1915. la guerra fue mucho más activa en el frente oriental y en el del sudeste de Europa, don­ de se concentran fuerzas que han podido ser trasladadas desde el frente occidental. El general Hindenburg es el jefe del ejército alemán en el Este. La recuperación alemana frente a Rusia empieza con la batalla de los lagos de Mazuria en febre­ ro de 1915. En la primavera, a partir de mayo, Hinden­ burg ataca en el frente del Vístula. A la altura de junio de 1915, los rusos han tenido que retroceder cediendo terreno en la Polonia rusa y en la austríaca -recuérdese que Polonia no existe como Estado independiente, sino que se encuentra repartida entre Rusia. Alemania y Austria-Hungría-. Las Potencias Centrales reconquistan toda la Galitzia polaca. En el verano, la expulsión rusa se completa en toda Polonia. Varsovia pasa a manos de las Potencias Centrales. En el Norte, es Lituania entera la que pasa a manos de los alemanes. El frente queda establecido, en septiembre de 1915, en una línea que va desde el Báltico hasta el río Dniéster, en Besarabia, jun­ to a Rumania. En 1915 se da una circunstancia adversa para las Potencias Centrales; la entrada de Italia en la guerra jun­ to a las fuerzas de la Entente. Ello obliga a abrir un nue­ vo frente en el sur del Imperio austrohúngaro, ya com­ prom etido en la guerra contra Serbia. Este país es ocupado totalmente en 1915 por los austroalemanes. Las acciones de guerra se extienden al Mediterráneo, donde son importantes el dominio de Grecia y del mar.

que permitirían a la flota rusa salir del Mar Negro; Tur­ quía, neutral, pero muy favorable a las Potencias Cen­ trales, estrangula esta salida. En cualquier caso, el año de 1915 fue en su conjunto favorable a las Potencias Centrales que habían ocupado territorios en todas par­ tes, aunque de hecho no hubieran logrado alcanzar en ninguna sus objetivos de guerra. En 1916 el carácter general de la guerra no cambia. El jefe supremo alemán, Falkenhayn. elige una táctica que no consiste en la ruptura de líneas sino en el ataque a una gran plaza fuerte: Verdún. en la línea de Lorena. El ataque comenzó el 21 de febrero de 1916 y hasta el 10 de marzo el éxito alemán es indiscutible. La defensa de Verdún es dirigida por el general Pétain que organiza sus fuerzas desde el 25 de febrero. Hasta junio, defenso res y atacantes lanzan o resisten ofensivas en los alrede­ dores de la plaza. Pero a partir de junio empieza la fase crítica de la batalla; aunque los atacantes alemanes estrechan el cerco de la plaza, a finales de mes Verdún

Guerra de posiciones

La defensa de la pla­ za fuerte de Verdún, que fue dirigida por el general Henri Philippe Pétain (18561951), se convirtió en uno de los sím ­ bolos de la heroici­ dad francesa en esta g u e rr a e hizo un mito de Pétain.

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Las ofensivas

F e r d in a n d F och ( 1 8 5 1 - 1 9 2 9 ) fu e promovido a maris­ cal de F ran cia en 1918. Había lucha­ d o en la g u e r r a franco-prusiana de 1 8 7 0 -1 8 7 1 . Estu­ v o al m a n d o d el 9" Ejército francés en la p rim e ra b a ­ ta lla d e l M a r n e , ( 1 9 1 4 ) , y, p o s t e ­ riormente, fue nom­ brado jefe del gru­ po de ejércitos del S o m m e en 1 9 1 6 . D e s p u é s d e ser el segundo de Pétain pasó, ya en 1918, al m ando suprem o d e lo s e jé r c it o s

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aliados durante la o fe n s iv a a le m a n a de la primavera de ese año. Foch fue el m ás c é le b re de los jefes franceses en esta guerra.

no ha caído y el mando alemán ha de cesar en el ataque porque se anuncia una ofensiva aliada. En efecto, esa ofensiva se produce en la región del Somme y comienza en julio de 1916. Su intención era en principio de «desgaste», pero, al hacerse en una extensión mucho más amplia y de manera continuada, se convertía en un intento de rom per el frente y de hacer retirarse al enemigo. En el Somme las fuerzas bri­ tánicas adquieren ahora un protagonismo especial, pero la ofensiva es obra del general francés Foch. A pesar del esfuerzo franco-británico la ofensiva fracasa una vez más en el intento de hacer retroceder las líneas alemanas, cuando se llega al mes de octubre. En el frente oriental, se produce por vez primera, en 1916, una ofensiva rusa de gran potencia. En el verano se suceden una serie de batallas en la parte sur del fren­ te oriental que tienen com o protagonista al mariscal ruso Brusiiov, de ahí que se llame a veces a estas opera­ ciones la «ofensiva Brusiiov». El ataque ruso en torno a Luck (Polonia) obliga a replegarse a alemanes y austrohúngaros: una serie de contraataques no tienen éxito y Brusiiov vuelve a la carga en julio, pero detiene la ofen­ siva a mediados de agosto cuando sus resultados son ya escasos. C om o consecuencia de estos relativos éxitos rusos. Rumania entra en la guerra al lado de los aliados de la Entente el 17 de agosto. Una fulminante ofensiva alemana puso acto seguido casi todo su territorio en manos de las Potencias Centrales. El año de 1916 se caracterizó también por el desen­ cadenamiento efectivo de la guerra en el mar, en rela­ ción con cuyo dominio había comenzado en parte el enfrentamiento. La superioridad británica en el mar era incuestionable, pero los planes navales alemanes habían hecho de su flota un poderoso instrumento donde desta­ caban armas de gran poder com o los submarinos. Ante la amenaza que suponía el bloqueo de los mares. Alema­ nia emprendió la guerra marítima. La batalla de Jutlandia (Dinamarca), entre el mar del Norte y el Báltico, en mayo de 1916, es consecuencia del intento alemán de romper ese bloqueo naval y resulta un éxito relativo. La guerra naval amenaza ahora una de las fuentes de la economía alemana: el comercio por vía marítima con los países neutrales.

1917: guerra y crisis. Tras dos años y medio de conflicto, la guerra distaba de estar resuelta. Es ahora cuando comienzan a manifestar­ se con claridad algunas iniciativas en busca de posibles negociaciones para la paz. Los beligerantes querían, además, hacer un gesto propagandístico de cara a los países neutrales, especialmente Estados Unidos cuya infuencia mundial aumentaba. Precisamente su presi­ dente W oodrow Wilson ya había buscado la forma de ejercer la mediación y por ello pidió a los beligerantes que le expusieran sus intenciones y objetivos de guerra. En enero de 1917 se hicieron públicas las ideas de cada uno de los bandos sobre lo que consideraban imprescin­ dible para llegar a la paz: se demostró que ninguno de ellos estaba dispuesto a prescindir de los objetivos que perseguían y que eran incompatibles. De esta forma se entra en el año de 1917 en el que se producirán dos hechos decisivos: la Revolución rusa y la intervención en la guerra de Estados Unidos. Junto a ello hemos de destacar la oleada de manifestaciones de descontento que recorre los países en guerra, provocan­ do revueltas, sublevaciones de tropas, deserciones y

Dos hechos decisivos

A fines de 1916 no se vislumbraba una s o lu c ió n m ilita r favorable a uno de los bandos. Em pe­ zaron entonces las manifestaciones en fa v o r d e la p a z, como la de trabaja­ d o re s ru so s que muestra este graba­ do. En 1 9 1 7 , esas peticiones arrecia­ ron y d e s e m b o c a ­ ron en m an ifesta­ ciones violentas de diversos tipos.

Dos hechos decisivos

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La c o o rd in a c ió n en tre la s fu e rz a s armadas y las visio­ nes políticas de los d o s g r a n d e s a lia ­ dos, Francia y Gran Bretaña, durante la g u e r r a fu e m uy estrecha, aunque al principio de la gue­ rra lo fue más difí­ cilmente. En la foto, una reunión políti­ ca, en el norte de Francia, en 19 1 4 , en tre el p rim e r ministro británico, David Lloyd George ( 1 8 6 3 - 1 9 4 5 ), el g e n e ra l D o u g la s Haig (1 8 6 1 -1 9 2 8 ), comandante general de las fuerzas britá­ nicas, y Joseph Joffre ( 1 8 5 2 - 1 9 3 1 ), comandante supre­ mo francés.

motines. Empiezan a manifestarse grandes corrientes en favor de la paz. Estas perturbaciones llevan a cambios de gobierno o de dirigentes, en Francia, donde forma gobierno Clemenceau, en Italia, y en Alemania, donde dimite un hombre clave en el origen de la guerra, el can­ ciller Bethmann-Hollweg. En Gran Bretaña ya se había producido un cambio de gobierno, en 1916, en el que era nombrado primer ministro el liberal Lloyd George. A la Revolución rusa sólo nos referiremos ahora en cuanto a su incidencia en los aspectos militares de la guerra. Desde marzo de 1917 (según el calendario gre­ gorian o cristiano occidental, pero febrero, según el calendario seguido todavía por la Iglesia Ortodoxa rusa) en que el zar abdica, Rusia se convierte en República y su potencia militar deja de incidir en la marcha de la guerra. Cuando en octubre se produce la nueva revolu­ ción que lleva al poder a los bolcheviques, la defección rusa de sus compromisos con la Entente es total. Si para las Potencias Centrales la revolución en Rusia era un suceso que jugaba a su favor, hubo otro de sentido enteramente contrario. Estados Unidos, que se había mostrado desde el principio de la guerra muy críti"co con Alemania y su militarismo y favorable a la Enten­ te. defendía a toda costa el principio de «libertad de los mares», contrario a bloqueos y acciones de guerra con­ tra el comercio marítimo. Por ello, su presidente, Wilson. se opuso al derecho de inspección de barcos que reclamaban Gran Bretaña y Francia, y a la guerra sub­ marina que practicaba Alemania. La continuidad de esa guerra submarina fue precisamente la causa inmediata de la decisión americana de abandonar la neutralidad. En enero de 1917. los alemanes decidieron continuar la guerra submarina y Wilson amenazó con la ruptura. El torpedeamiento de un navio mercante estadounidense precipita la declaración de guerra a Alemania, el 2 de abril de 1917. Estados Unidos no pasaría a formar parte de la Entente sino que plantearía su entrada en la guerra como Estado «asociado» a la Entente y con posibilidad de separarse en cualquier momento. Por lo demás, los hechos de guerra, en 1917, regis­ tran la ofensiva de abril en el frente francés, preparada y dirigida por el nuevo comandante en jefe, Nivelle, que había sustituido a Joffre a fines de 1916. Se trata de un

ataque conjunto franco-británico, en el frente norte, hacia Bélgica, operando sobre el río Oise cerca de Laon y Reims. A pesar del intenso empleo de los tanques y del esfuerzo de ataque, la ofensiva se consideró ya fraca­ sada el 19 de abril y se ordenó suspenderla. Esta nueva derrota militar hizo aparecer en el ejército francés los primeros síntomas de desórdenes, desobediencias y se­ diciones. En este momento es nombrado nuevo coman­ dante en jefe Fétain, el defensor de Verdón. En octubre de 1917 los italianos sufren el importan­ te revés de Caporetto. donde un retroceso de las líneas se convierte en una derrota. Las nuevas líneas italianas quedan establecidas en el río Piave. Nada de ello cambia significativamente el mapa de la guerra. Durante la primera mitad de 1917, la guerra subma­ rina «a ultranza» practicada por los alemanes llegó a su limite máximo de actividad y produjo sus mejores resul­ tados, pero no precisamente el que era su objetivo final: la capitulación de Gran Bretaña. La guerra submarina siguió, aunque declinando paulatinamente, hasta el mes de septiembre de 1917.

La guerra continúa

La en trad a de E E .U U . en la g u e ­ rr a m u n d ia l fu e una decisión que se esperaba pero que hubo de vencer fuertes resistencias d en tro del p ro p io p a is . L a vo lu n ta d del presidente Wilson acabó vencién­ d o la s m o vid o p o r una a m a lg a m a d e idealism o liberal e intereses económi­ cos americanos.

La paz con Rusia

L o s b o lc h e v iq u e s t r iu n fa r o n en la R e v o lu c ió n ru s a habiendo m anifes­ tado su p ro p ó sito de sacar a Rusia de la «guerra imperia­ lista». La situación d e l p a ís e r a tan grave en 1918 que los dirigentes tuvie­ ro n q u e a c e p t a r una paz m uy d e s ­ ventajosa como fue la de Brest-Litovsk firmada con Alema­ nia, m om ento que recoge la imagen.

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La fase final y los armisticios A pesar de la dureza de la guerra, todavía ninguno de los combatientes, a excepción de Rusia, estaba dispues­ to a renunciar a sus reivindicaciones. El caso ruso es distinto, pues la paz entre el nuevo régimen soviético y las Potencias Centrales se firma el 3 de marzo de 1918. en Brest-Litovsk. a costa de la renuncia de los rusos a territorios com o los Países Bálticos y la Polonia rusa. A la paz con Rusia siguió la hecha con Rumania. Todo ello presentaba unas ventajas indudables para las Potencias Centrales que podían llevar la guerra plena­ mente a Occidente, al frente francés. Un nuevo general en jefe alemán, Ludendorff, dirigió la guerra en 1918. Se produjeron entonces las últimas grandes batallas en el frente de Francia y Bélgica. Con casi doscientas divi­ siones de Infantería y nuevas armas, incluida la aviación, Ludendorff plantea una gran ofensiva que empieza el 21 de marzo en la zona de Saint-Quentin y abre una gran brecha en el frente aliado, separando a británicos de franceses. Ante el peligro, la Entente encarga el mando único al general Foch y los alemanes son detenidos en Amiens. El ataque de Ludendorff continúa en abril, y en mayo emprende otra ofensiva llegando de nuevo a

las orillas del Mame, produciéndose entonces la «segun­ da batalla del Mame». Estos ataques hicieron retroceder enormem ente el frente francés y el británico, pero Ludendorff no consi guió el hundimiento definitivo del enemigo antes de que sus tropas quedaran también exhaustas. Ludendorff sabía que la llegada de tropas americanas era inminente y que debía «resolver» antes la situación y, por ello, pre­ vé lanzar el 15 de julio una gran ofensiva al sur del Marne. Pero el ataque decisivo alemán fracasó en tierrras de Champagne, y la contraofensiva de la Entente estaba ya preparada contando con fuerzas americanas, las veinte divisiones que manda el general Pershing. El 18 de julio comienza el contraataque y las fuerzas alemanas han de pasar de nuevo el Mame y hacerse fuertes en la «Línea Sigfrido», una gran fortificación construida entre SaintQuentin y La Fére. Las posibilidades alemanas de resol­ ver la guerra se habían esfumado, porque la superiori­ dad de la Entente era ahora cada día más clara.

El fracaso alemán

G u illerm o II reinó entre 1888 y 1918 y m urió en 1 9 4 1 , com o un c iu d a d a ­ no corriente. En la im a g e n s e le ve estudiando la c a r­ tografía militar con el gen eral jefe del Estado Mayor, Hind en burg, y el ayu­ d an te d e éste L u ­ d e n d o rff. G u ille r­ mo 11 tuvo una gran intervención en los orígenes de la gue­ r r a , p u e s e r a un belicista decidido, y desem peñó tam­ b ié n un n o t a b le p a p e l en la d ire c ­ c ió n m ilit a r. La p e r s o n a lid a d d e l em p era d o r e ra muy fuerte y tuvo s ie m p r e un g r a n prestigio entre los militares alemanes, pero con la guerra la su p rem a cía del E s t a d o M a y o r se hizo evidente. H u ­ bo de huir a Holan­ d a en 1 9 1 8 , pues se le c o n s id e r a b a instigador del con­ flicto.

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El fracaso alemán

A un qu e la llegada de las tropas ameri­ canas a Europa no se produjo hasta el verano de 1918, la infuencia de EE.UU. en el c u r s o d e la guerra fue muy an­ terior, tanto en el terreno económico y financiero, como en el de las com u­ nicaciones y en el politico.

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Desde el verano de 1918, los aliados, contando con Estados Unidos, consiguen hacer planes de campaña perfectam ente unificados. Ello incluye la lucha en la linea del Piave entre Austria-Hungria e Italia, y la lucha que se desarrolla en Oriente Medio, en los territorios del Imperio Turco, donde Gran Bretaña quiere asegurar el canal de Suez frente a los otom anos. Los ingleses entran en Palestina y en Siria, y expulsan de allí a los turcos otomanos. Desde el norte de Grecia, fuerzas ser­ bias, francesas, británicas e italianas luchan con los aus­ tro-alemanes y las fronteras del sur del Imperio quedan abiertas a un ataque general, después de la batalla de Dobropolio, el 15 de septiembre. A partir de septiembre, la crisis militar de las Poten­ cias Centrales se agudiza: hay una gran contraofensiva en Champagne y Bulgaria firma un armisticio, con lo que pierden otro aliado. Turquía, siempre alineada con las Potencias Centrales, queda también fuera de la gue­ rra tras los disturbios internos que se desatan a raíz de la derrota en Asia y de la amenaza del ejército francés en la Tracia Oriental. Los turcos firman el armisticio de Mudros el 31 de octubre. El 28 de octubre los italianos rompen la línea del Piave derrotando a los austríacos en

Vittorio-Véneto. Después de esto se firmó el armisticio austríaco-italiano de Villa Giusti, el 3 de noviembre. Ante el desastre general, en Alemania se difunde la idea, ya sin resistencias, de emprender negociaciones de paz. Alemania no estaba derrotada, pero no tenia fuer­ zas para emprender acción alguna: su derrota efectiva era. pues, cuestión de tiempo. Desde octubre era nuevo canciller alemán el principe Max de Badén. Ludendorff se resiste a firmar el armisticio -que había pedido el 4 de octubre- y es obligado a dimitir el día 27. Wilson consulta con sus «asociados» y la idea del armisticio se impone sobre la de continuar la guerra hasta la derrota total alemana. En los primeros días de octubre se produ­ cen en Alemania movimientos subversivos y protestas obreras. El emperador Guillermo II huye a Holanda y en Berlín se proclama la República. Una delegación alema­ na se entrevista con el mariscal Foch y el armisticio se firma en Rethondes. el 11 de noviembre, en las condi­ ciones que imponen los aliados de la Entente y su aso­ ciado Estados Unidos.

El armisticio

La G r a n G u e r r a produjo un número de víctimas m orta­ les c e r c a n o a lo s nueve millones y un n ú m e ro b a s ta n te m ayor d e h erid o s en campaña y entre la p o b lació n civil. Las victimas fueron sobre todo france­ sas, alemanas y ru­ sas. m ientras que las devastaciones se extendieron a otros muchos países, co­ mo B é lg ic a . P o lo ­ nia, B ulgaria, etc., a d e m á s d e a los tres c ita d o s . L as consecuencias de la guerra no termina­ ron con el fin de las operaciones milita­ res, sino que conti­ nuaron viviéndose d e s p u é s , d a d a la dificultad de encon­ trar condiciones de paz d uraderas. En todo caso, la medi­ cina progresó preci­ samente a causa de las necesidades de la guerra.

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La Difícil construcción de la paz

W o o d r o w W ilso n (18 56-19 24 ) fue el vigésimo octavo pre­ sidente de EE.UU. y seguramente la figu­ ra mundial más des­ tacada relacionada con la Gran Guerra y con la é p o c a de p az q u e le s ig u ó . Hombre de gran cul­ tura política y huma­ nística -profesional­ mente era profesor de U n iv e r s id a d -, Wilson fue un idea­ lista y un gran refor­ mista. Pero su idea­ lism o p olítico fue derrotado, en defini­ tiva, en las eleccio­ nes presidenciales de 1920 en las que EE.UU. optó por el ■^aislacionismo'1.

La elaboración de una paz general fue una tarea muy compleja: los problemas políticos, derivados de los na­ cionalismos; las relaciones entre los Estados y la concep­ ción misma de la política internacional y de la diploma­ cia: las reclam acion es territoriales; la libertad del comercio y de los mares: la reorganización de la econo­ mía y la reparación de los daños de guerra eran las prin­ cipales cuestiones que iban a debatirse. El intento de llegar a un acuerdo global presidió todos los trabajos de la construcción de la paz y el espíri­ tu del presidente Wilson estuvo siempre presente en todas las cuestiones. Pero los vencedores estaban muy lejos de mantenerse de acuerdo en los puntos principa­ les: reparaciones, territorios, soberanía, etc. Las diferen­ cias entre los estados vencedores de las Potencias Cen­ trales y la propia actitud de Alem ania, que siem pre se consideró injusta, desproporcionada y humillante­ mente tratada en todas las negociaciones de paz. hicie­ ron que lo que se co n o ce en general co m o la Paz de Versalles fuera una obra frágil, efímera, que iba a tardar muy pocos años en ser puesta en cuestión y, en definitiva, ser eliminada por una nueva y más catastrófi­ ca guerra.

De los «Catorce puntos» de Wilson al armisticio de 1918 El espíritu de la paz tiene mucho que ver con plantea­ mientos que arrancan ya de 1916. En este año. el presi­ dente Wilson. que siempre se había mostrado partidario de una «paz sin victoria», de una paz de compromiso y equilibrio, pidió a los beligerantes que expusiesen sus objetivos de guerra, sus aspiraciones, com o forma de emprender el camino hacia la conciliación. Las propues­ tas de Alemania y Austria-Hungria, por un lado, y de las Potencias de la Entente -Gran Bretaña, Francia. Rusia e Italia-, por otro, eran absolutamente discordantes. Wil­ son adoptó su propia política. El documento básico que iba a servir de guia general, acerca de las cuestiones que la paz debía resolver, fue la célebre declaración que el 8 de enero de 1918 envió Wilson al Congreso de Estados Unidos, y que se conoce

como los «Catorce puntos» porque ese era el número de las cuestiones abordadas. (Véase cuadro.) Un breve análisis de estas propuestas wilsonianas permite ver que se referían a tres grandes grupos de cuestiones: rechazo de la forma tradicional de hacer la diplomacia, pues Wilson creía que la «diplomacia secre­ ta». de pactos defensivos y ofensivos entre Estados, tenía mucho que ver con el desencadenamiento de la guerra y. por ello, proponía hacer una diplomacia «en asamblea», en una sociedad de naciones; aludía luego a los problemas económicos y, especialmente, a la liber­ tad económica, pues creia que la guerra tenía que ver también con el expansionismo económico y sus dificul­ tades: en definitiva, abordaba luego el problema crucial

Los «Catorce puntos»

La célebre declara­ ción política conoci­ da como los «Cator­ ce p u n t o s » es un documento que, en realidad, consagra una nueva idea del liberalismo a escala mundial.

LO S «CATORCE P U N T O S» DE W ILSO N 1

Necesidad de que las relaciones entre los Estados abandonen la diplomacia secreta y se establezcan mediante tratados públicos.

2

Libertad de los mares.

3

Eliminación de las barreras económicas y libertad de comercio.

4

Reducción de los armamentos.

5

Arreglo de las cuestiones coloniales y de las disputas a causa de ello.

6

Resolución del problema de Rusia, asegurando su territorio y consiguiendo su integración en el concierto de los Estados.

7

Restauración completa de Bélgica, asegurándola frente a invasiones.

8

Restauración de Francia, reparando el perjuicio de la amputación de Alsacia-Lorena.

9

Rectificación de las fronteras de Italia.

10

Arreglo de los problemas nacionales del Imperio austrohúngaro. asegurando a sus pueblos un desarrollo autónomo.

11

Arreglo de los problemas en Rumania, Serbia, y Montenegro, procurándoles independencia política, desarrollo económ ico e integridad territorial.

12

Arreglo de los problemas en el Imperio turco, asegurando libertad a los pueblos no turcos.

13

Creación de un Estado polaco.

14

Creación de una Sociedad de Naciones.

Los «Catorce puntos»

La foto m uestra a los cuatro dirigen­ tes fundam entales en el proceso de la C o n fe r e n c ia de P a z, de iz q u ie rd a a d e r e c h a , L lo y d G eorge, el italiano O rla n d o , C lem en ceau y W ilso n . La influencia de estos dirigentes fue esen­

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c ia l en el r u m b o tom ado por la ela­ boración de la paz. pero ninguna p ue­ de compararse a la e je r c id a p o r W i l ­ s o n , d a d o q u e la entrada de su país en la gu erra había d ecidido práctica­ mente el resultado del conflicto. El pri­ mer ministro italia­ n o O r la n d o tu v o escasa influencia, e Ita lia s a lió m uy descontenta de las estipulaciones de la paz, especialmente de las territoriales. Tam poco quedó conven cido p o r el resultado Clem enceau.

que la guerra revelaba, lo que se llamó «el principio de las nacionalidades». Europa era un mosaico de Estados, con algunos imperios que integraban a pueblos muy diversos -eslavos, germanos, magiares, griegos, latinos, etc- muchos de los cuales aspiraban a crear sus propios Estados. El principio wilsoniano era que todo pueblo sojuzgado tenia derecho a poseer su propio Estado si lo deseaba. Hay que reconocer, por tanto, que el progra­ ma wilsoniano era bastante completo, pero muy difícil de realizar. Las peticiones de armisticio que Alemania formuló desde octubre de 1918 se basaban en la aceptación de los puntos wilsonianos. Estos puntos, sin embargo, no gustaban enteramente a las potencias asociadas. Wilson mantenía su propuesta de una paz sin vencedores ni vencidos, sin represalias. El primer ministro francés, Clemenceau. fue el más radical en manifestar la «res­ ponsabilidad» de Alemania por la guerra. Otros dirigen­ tes comprendían la dificultad práctica de aplicar princi­ pios wilsonianos com o el de las nacionalidades. Cuando llegó el armisticio en noviembre de 1918 las ideas sobre la forma de hacer la paz eran bastante discordantes.

La Conferencia de Versalles I-a Conferencia de la Paz, reunida en Versalles, comen­ zó el 18 de enero de 1919. A la Conferencia asistían veintisiete naciones; se creó un organismo directivo, el Consejo de los Diez, dentro del cual había un comité que tomaba realmente las decisiones, el Comité de los Cuatro, compuesto por los vencedores, Estados Unidos, Gran Bretaña. Francia e Italia, que estaban representa­ dos respectivamente por Wilson -mientras estuvo en Europa-, Lloyd George, Clemenceau y Orlando. Wilson se había trasladado a Europa y. de hecho, era el presi­ dente de la Conferencia. El presidente americano man­ tuvo que la base de la paz debían ser los «Catorce pun­ tos» y se negó a aceptar ningún otro acuerdo o pacto previo entre los beligerantes. Wilson concedía tanta importancia a la organización de un sistema de relacio­ nes entre los Estados, que la Conferencia em pezó sus deliberaciones con la constitución de una Sociedad de Naciones, organismo internacional que debía regular los conflictos en el futuro. La Sociedad de Naciones se diseñó como una gran asamblea de todas las naciones que aceptaran resolver

El Tratado de Versalles

Salón de los Espejos de Versalles donde se firmó definitiva­ mente la paz entre los aliados y Alema­ nia. Los alem anes quisieron p rim ero negociar exclusiva­ mente con W ilson, p e ro éste se n eg ó p a ra d e ja r p a s o a una Conferencia de todos los paises beli­ gerantes. Sin embar­ go. sólo decidieron los grandes.

El Tratado de Versalles

rrr^ v^ w V r,

I # J .i

La Sociedad de N a­ ciones (SDN) tuvo su sede en el edificio del an tigu o H otel de Ginebra (en la ima­ gen ) en esa ciudad suiza. La organiza­ ción tenía cinco órga­ nos: el Secretariado, el Consejo, la Asam­ blea General, el Tri­ bunal Internacional de Justicia, cuya sede estaba en La Haya, y varias oficinas espe­ cializadas, como la Organización Inter­ nacional del Trabajo o las oficinas para los refugiados y para la administración de los

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antiguos territorios coloniales de los ven­ cidos. La S D N real­ mente no fue efectiva [jara la paz.

sus diferencias de acuerdo con el derecho internacional y sin recurrir a la guerra. Naturalmente, las más graves dis­ cusiones de aquella asamblea, en la que no estaban pre­ sentes las potencias vencidas, fueron las originadas por el establecimiento de las cláusulas de un Tratado de Paz. Las divergencias entre los aliados eran notables. Las rei­ vindicaciones territoriales, las italianas, por ejemplo, difi­ cultaban enormemente el acuerdo y la cuestión de las re­ paraciones también. El procedimiento fue separar las discusiones de la paz con Alemania de los acuerdos con sus aliados: Austria-Hungría, Bulgaria y Turquia. El problema fundamental era, desde luego. Alem a­ nia. En definitiva, lo que se llamaría Tratado de Versa­ lles era un texto de gran longitud, 434 artículos dividi­ dos en quince partes, que se referían a las cuestiones territoriales, militares, económicas y de garantías, muy difícilmente aceptables en general por Alemania, y que contenían igualmente algunas «cláusulas morales», como la declaración de que Alemania era la responsable de la guerra, contenida en el artículo 231, que nunca fue admitida por los alemanes. Territorialmente, Alemania debía devolver a Francia Alsacia-Lorena, región que se había anexionado en 1871 después de la guerra franco-prusiana: ceder a Bél­ gica Eupen y Malmédy: renunciar a los territorios pola­ cos; además, se preveía que en ciertos tenitorios donde las etnias de los habitantes estaban muy mezcladas. Alta Silesia. Schleswig, se celebrarían plebiscitos. Los plebis­ citos entre poblaciones para conocer cual era su deseo nacional mayoritario fue un procedimiento que la confe­ rencia de Versalles previo aplicar en otros muchos sitios de Europa. Por fin, y para hacer que el nuevo estado polaco que iba a crearse tuviera acceso al mar, se esta­ blecía un «pasillo» o «corredor» que atravesaría tierras alemanas para ir a salir al Báltico en la ciudad de Dantzig. que se declaraba «ciudad libre» administrada por la Sociedad de Naciones, Ese corredor separaba la Prusia Oriental del resto de Alemania. Alemania debía proceder al desarme, la eliminación del servicio militar obligatorio y la reducción de sus fuer­ zas armadas a no más de 100.000 hombres. Tenía que abonar unas reparaciones económicas por los daños causados por la guerra, cuyo montante establecería una

comisión. Por fin. se tomaban medidas que garantizasen el cumplimiento del Tratado. Los franceses pedían ga­ rantías muy drásticas, como la creación de un estado en Rhenania entre ios dos países, pero las medidas se sua­ vizaron limitándose a la ocupación militar de la orilla izquierda del Rin y la desmilitarización de la orilla dere­ cha. En el territorio minero del Sarre se haría un plebis­ cito transcurridos quince años. El texto del Tratado fue entregado a los alemanes sin posibilidad de hacer en él modificación alguna, éstos se negaron en principio a firmar, pero la amenaza de con­ tinuar la guerra fue convincente. El Tratado se firmó el 28 de junio de 1919 por una comisión alemana presidi­ da por Erzberger, quien sería asesinado después. La Comisión Aliada de Indemnizaciones presentó, en 1921, un plan que fijaba las reparaciones que debia pagar Alemania en 132.000 millones de marcos oro (6.850 millones de libras). El economista J. M. Keynes, que formaba parte de la delegación británica en la Con­ ferencia, consideró que eso era sencillamente un absur­ do: Alemania no podría pagar nunca tal suma. La cues-

El Tratado de Versalles

La econom ía en la E u rop a de las d os grandes guerras pa­ só por tases distintas, teniendo en cuenta que en 1914 había llegado a su culmina­ ción una nueva fase de la revolución in­ dustrial. Alem ania había superado eco­ nómicamente a Gran Bretaña en 1913 y EE.UU. era la prime­ ra potencia económi­ ca mundial. El pode­ río industrial a le ­ mán se concentraba, s o b re todo, en la cuenca del rio Ruhr. afluente del Rin. una de cuyas grandes ins­ talaciones siderúrgi­ cas se aprecia en la foto. Essen era el centro de la industria pesada alemana y las factorías Krupp su empresa más poten­ te y em blem ática, que fabricaba prácti­ camente todo tipo de pertrechos civiles y de guerra.

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Otros Tratados

tión de las reparaciones fue de las más espinosas en las relaciones internacionales del futuro y es cierto que Ale­ mania nunca terminó de pagar las reparaciones, cuyo monto fue. además, rebajado varias veces.

Los restantes Tratados

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La paz con Alemania se ocupaba de la más importante de las regulaciones de postguerra, pero quedaba pen­ diente el arreglo de la paz con los aliados de Alemania. El principal de estos aliados era el Imperio austrohúngaro, que com o consecuencia de la guerra había sido des­ hecho y la monarquía de los Habsburgo eliminada. El Imperio austrohúngaro que, com o tal, había aparecido en 1867 sucediendo al anterior Imperio austríaco, esta­ ba formado por un conglomerado de pueblos que ha­ cían de él un gigante heterogéneo muy minado por las aspiraciones nacionalistas. El «principio de las nacionali­ El mayor teórico de dades» enunciado por Wilson le afectaba de lleno. la eco n o m ía d e la Con Austria se estableció, primero, el Tratado de época fue el inglés Saint-Germain. 10 de septiembre de 1919, por el que John Maynard Keydentro del viejo Imperio aparecían los nuevos estados de nes (1 8 8 3 -1 9 4 6 ), Checoslovaquia y Polonia, incluyendo también las anti­ a s e s o r económ ico guas partes rusa y alemana, mientras que Serbia, estado en la C o n fere n cia de la P az y p ro fe ­ ya desde antes independiente, unía a su territorio otros sor en Cam bridge. de población eslava -Croacia y Bosnia- para formar el Keynes fue el reno­ nuevo estado de Yugoslavia. v a d o r to ta l d e la El Tratado de Trianon. 4 de junio de 1920, se refe­ te o ria ec o n ó m ic a ría a la parte del Imperio que giraba en torno a Hungría, liberal clásica y el que por dicho tratado cedía territorios a Checoslovaquia. c o n ju n t o d e su s Yugoslavia y Rumania. Austria, en definitiva, quedaba doctrinas tiene tal reducida a un país de población exclusivamente germa­ importancia que se conoce com o «key- na, con 83.000 knr; mientras que Hungría, territorio de etnia magiar, pero estrechamente mezclado con otras n e s ia n is m o ». Su o b ra fu ndam ental etnias en algunas zonas, quedaba con sólo el 32% de su es la Teoria Gene­ antigua extensión. Esta fue sin duda la mayor transfor­ ral del em pleo, el mación territorial que se produjo com o consecuencia de interés y el d in e­ la guerra. ro, donde defiende Con el reino de Bulgaria se firmó el Tratado de e s e n c ia lm e n t e la Neuílly, 27 de noviembre de 1919, por el que dicho idea de que el Esta­ reino cedía a Rumania -que consigue también de Rusia d o no p u e d e s e r ajen o al fu nciona­ la Besarabia, en tierra ucraniana- la Dobrudja; a Grecia m iento d e la e c o ­ la costa del Egeo y a Yugoslavia parte de Macedonia. Bulgaria quedó reducida también a un pequeño país, nomía de un país.

cuyo rey Fernando abdicó en su hijo Boris. Con Tur­ quía, por último, se firmó el Tratado de Sévres. el 11 de agosto de 1920. El viejo Imperio quedaba reducido a la península de Anatolia. en Asia, y a un territorio euro peo de algo más de 20.000 km ' en torno a Estambul, la antigua Constantinopla. sede hasta entonces del Califato otomano. Todos los dominios árabes asiáticos de Tur quía pasaban a manos francesas o británicas. Los estre­ chos del Bosforo y los Dardanelos eran declarados neu­ trales. Todo ello produjo una revolución en Turquía que conducirá a la desaparición del Imperio y del Califato, con la caída del sultán Mehmed IV, y al tiempo de las grandes reformas modernizadoras llevadas a cabo por Mustafá Kemal Ataturk. en los años veinte y treinta, des­ de la nueva capital, Ankara.

NORUEGA :,\iE S T O N IA \

MAR DEL NORTE SUECIA

ESTONIA

SCHLESWIG

LITUANIA

SEPIENTRONAL

EUPEN Y MAIMEDY

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= 1 TERRITORIOS RUSOS EN 1914 M

IMPERIO AUSTRO-HUNGARO EN 1914

¡ZZ3 ALEMANIA EN 1914 ...... FRONTERAS EN 1914 ...... FRONTERAS DESPUÉS DE LA

PAZ DE VERSALLES

MEDITERRANEO

Otros Tratados

El M apa de Europa re fle ja los im p o r­ tantes cam bios te­ rr ito ria le s q u e se p ro d u je r o n en tre 19 1 4 y el a rre g lo que se hizo tras los T ra tad o s de Paz. Este m apa surgido de los Tratados fue el que se mantuvo h a s ta lo s n u e v o s a c u e rd o s a d o p t a ­ d o s en la C o n f e ­ rencia de Valta de 1 9 4 5 . A le m a n ia p e r d ió u n a p a rte im portante d e su territorio que pasó a Polonia o a Fran­ cia -A ls a c ia -L o r e na-. El Imperio austr o h ú n g a ro d e s a ­ pareció d esgajad o en v a r io s p a ís e s . Nació Yugoslavia y nacieron los países b á ltic o s, E sto n ia, Letonia y Lituania. Estos arreglos terri­ toriales se hicieron s o b r e la b a s e del «p r in c ip io d e la s nacionalidades-,que no en todas partes era fácil aplicar.

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Las fuerzas enfrentadas: democracia, socialismo y fascismo Puede señalarse la «crisis de 1917». aunque sea de for­ ma simbólica, como el punto de partida de una profun­ da transformación del mundo heredado del siglo XIX. Todavía en plena guerra, se producen en Europa unos violentos cambios que hacen que entre 1917 y 1923 se pongan los cimientos de una nueva situación histórica. Desde el punto de vista de los movimientos políticos y sociales, de las ideologías sobre el Estado y la sociedad, puede decirse que con la Gran Guerra se produce la cri­ sis del sistema liberal. La opinión liberal de Europa y Am érica pide la profundización de la democracia, la creación de sistemas políticos donde las «masas» tengan una clara representación e intervención. Gran Bretaña. Francia, Italia y España, ven como se conmocionan sus regímenes políticos. La Spartakusbund, o Liga Espartaquista, nació como una disidencia de carác­ ter izquierdista del P a rtid o S o c ia ld e mócrata Alemán en tiempos de la gu e­ rr a . L o s e s p a r t a quistas eran socia­ listas revoluciona­ rio s, p e ro te n ían diferencias con los bolcheviques rusos, puesto que la diri­ gente espartaquista R osa L uxem bu rgo m antenía p o s ic io ­

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nes distintas de las de Lenin. Los espartaquistas intentaron la revolución por la vía in su rreccion al en 1 9 1 9 . F u e ro n derrotados y dura­ mente reprim idos. En la imagen, desfi­ le de espartaquistas armados en Berlín.

Las alternativas frente al liberalismo El socialismo es una potente corriente que proviene del siglo XIX. que discute las bases del sistema capitalista y liberal, del predominio de empresarios frente a obreros. El socialismo se había encarnado en partidos políticos obreros, que tenían como base el socialismo marxista y que eran especialmente fuertes en Alemania, Francia, Bélgica. Italia. Rusia, etc. Pero el socialismo de tradición marxista había quedado muy debilitado con el comienzo de la guerra, ya que la política seguida por cada partido en su propio país había dividido a los socialistas y había roto la Internacional (la II Internacional Socialista). Los partidos socialistas iban desde los claramente revolucio­ narios, com o el Partido Socialdemócrata Ruso, hasta los claramente reformistas, com o el Partido Socialdemócra­ ta Alemán (SPD), en cuyo seno había nacido un ala izquierda revolucionaria que se llamó la «Liga Esparta­ quista» y que acabaría separándose de él. Las calamidades de la Gran Guerra fueron la coyun­ tura favorable al desarrollo de las corrientes revoluciona­ rias del socialismo, sobre todo en los países menos desa­ rrollados. El ala «bolchevique», la revolucionaria radical, del Partido Socialdemócrata Ruso fue la que consiguió hacer triunfar una revolución socialista en Rusia. Allí, pues, se construyó el primer régimen socialista, llamado

normalmente comunista, y su influencia y reflejo en el mundo fueron de una enorme importancia en las déca­ das siguientes. La influencia del socialismo soviético se transmitió al mundo a través de la creación en 1919, en Moscú, de la III Internacional (Internacional Comunista o Komintern) cuyo eje fue precisamente la Unión Soviéti­ ca. El triunfo de la revolución comunista dividió al socia­ lismo entre los que permanecieron fieles a la antigua socialdemocracia, representada por los partidos socialis­ tas, y los partidarios de la vía leninista, que se escindie­ ron dando lugar, en los años veinte, a los nuevos parti­ dos comunistas integrados en la III Internacional. La otra forma de reaccionar contra la crisis del viejo mundo, que se produjo también en la coyuntura de la Gran Guerra, fue la representada por los movimientos, algunos de los cuales llegaron a crear Estados, que reci­ bieron el nombre de fascismo. El fascismo es un movi­ miento social y político muy complejo, de base social

Fuerzas enfrentadas

M esa presidencial de la reunión cons­ titutiva de la III In­ ternacional en mar­ zo de 1919 en Mos­ cú. El tercero, por la iz q u ie r d a , es Vladimir llich Uliánov, «Lenin».

Fuerzas enfrentadas

La G ran G u e rra s ig n ific ó ta m b ién un cam bio sustan­

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cial en el te rre n o d e l a r t e . C o n la guerra ap areció el dadaísm o, y en los tiem pos p o s te rio ­ res se desarrolló la pintura abstracta, co n K a n d in s k y y Mondrian, y el arte e x p r e s io n is t a en Alemania y Austria. La l le g a d a d e la revolución en R u ­ sia dio lugar justa­ mente a la im posi­ ción de un arte de origen expresionis­ ta, de gran fuerza, q u e se lla m a r á «realism o so cialis­ ta», en la pintura, escultura, etc., asi c o m o en el c in e , que tuvo en la Ru­ sia soviética un flo­ recimiento extraor­ dinario. Una mues­ tra de ese arte rea­ lista que sirvió de p r o p a g a n d a a la r e v o lu c ió n e s el cartel representado aqui, que propugna el rechazo del capi­ talism o y la c o n s ­ tr u c c ió n d e u n a nueva sociedad.

pequeño-burguesa, que se presenta en forma de parti­ dos políticos, de ideología ultranacionalista. antiliberal, antisocialista y racista, que propugna la creación de regí­ menes "totalitarios» y que dice creer en una organización económica no capitalista. La confrontación ideológica, política y social, y tam­ bién intelectual y cultural, entre la democracia liberal, el comunismo de origen soviético y el fascismo es una característica esencial del mundo de los años veinte y treinta y, en buena medida, esa confrontación es la que lleva de nuevo a un terrible conflicto armado como es la Segunda Guerra Mundial, donde esas tres grandes con­ cepciones del mundo van a disputarse la hegemonía. Para entender el desarrollo y el fin de esta gran crisis del mundo de entreguerras es preciso examinar de cerca es­ tos tres grandes campos.

La Revolución rusa y el Estado soviético En 1^17, la crisis profunda de la Rusia zarista tuvo su desenlac ' final. Si el resultado último de esa crisis fue la revolución soviética y la paulatina creación de un régi­ men y una sociedad de modelo socialista, hay que tener en cuenta que de todas formas el zarismo fue derribado antes de que triunfase el socialismo bolchevique. Ya hemos indicado que en Rusia se sucedieron dos revolu­ ciones la de febrero y la de octubre (según el calendario juliano vigente en Rusia, pero en marzo y noviembre según el calendario gregoriano occidental). El zar abdicó el 15 de marzo de 1917 y se constituyó un gobierno provisional presidido por el príncipe Luov. Dicho go ­ bierno estaba integrado por liberales y socialistas de varias tendencias, pero que no procedían del partido socialista ruso adscrito a la 11 Internacional, es decir, del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso. Las diferencias internas de esta coalición política y un intento de golpe

La Revolución

rusa

En la im a g e n , la c é l e b r e r e u n ió n del soviet, o asam ­ b le a d e o b r e r o s , cam p esin os y s o l­ d a d o s, de P e tro grado en marzo de 1917. En el soviet fue ganando hege­ m o n ía el p a r t id o bolchevique y en él se hizo la R evo lu ­ ción.

La Revolución rusa

Licv (León) Trotski (18 79-19 40 ) se lla­ m ab a en realid ad Liev Bronstein y era de familia judía. Fue, después de Lenin, el más importante diri­ gen te en la «vieja guardia- bolchevique. En la é p o ca de la Revolución creó el aparato arm ado de los revolucionarios y planeó el «golpe de Estado que hizo caer a Kerenski. Trotski fue también un gran teórico del socialis­ mo, al que se deben ideas com o la de «revolución perm a­ nente» y «revolución

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mundial». Murió ase­ sinado por los stalinistas.

de Estado de los bolcheviques, hicieron que el gobierno entrara en crisis y que, en el mes de julio, su presidencia recayera en Alexander Kerenski, el más brillante de los socialistas no proletarios y no marxistas. Kerenski y su gobierno tenían poderosos enemigos a su izquierda, todo el socialismo obrero y marxista que tenía com o líder a Lenin, y a su derecha, una parte del ejército, la aristocracia y los propietarios que sostenían el régimen zarista. Esta derecha intentó apoderarse del poder a través del golpe de Estado del general Kornilov, en el mes de septiembre, que Kerenski pudo derrotar con el apoyo de los organismos populares, los soviets, pero que significó la definitiva voz de alarma sobre el peligro de una reacción. El intento de Kornilov precipitó la estrategia revolucionaria de los bolcheviques, que dise­ ñó Lenin, y que llevó a la revolución hecha precisamen­ te en - y a través d e - los soviets. La fracción bolchevique, que significa «mayoritaria», estaba liderada por Vladimir Ilitch Ulianov «Lenin». uno de los primeros militantes del marxismo ruso. La frac­ ción contraria era la de los mencheviques, es decir, «minoritarios». Pero el partido no se escindió hasta años después. El bolchevismo, en efecto, acabó creando su propio partido, cuyos principales dirigentes habían teni­ do que exiliarse en diversos países de occidente después de la revolución rusa de 1905. En la primavera de 1917. Lenin llegó a Rusia desde el exilio suizo, ayudado por los alemanes, y proclamó en sus Tesis de abril, la estrategia de «todo el poder para los soviets», oponiéndose a las ideas de los menchevi­ ques y descartando, por tanto, una fase de gobierno bur­ gués antes de llegar a la revolución socialista. Esto llevó a la preparación y al desarrollo del asalto al poder esta­ blecido, espoleado por el golpe de Kornilov, que se con­ cretó en la «Toma del Palacio de Invierno», es decir, el asalto al Palacio Imperial de Petrogrado donde residía el gobierno de Kerenski. Toda la acción militar de la revolución fue dirigida por León Trotski, otro de los grandes dirigentes bolcheviques, al que se debería luego la creación del Ejército Rojo. La revolución de octubre llevó al poder a los bolche­ viques, que crearon el Consejo de Comisarios del Pueblo que debía rendir cuentas a la Asamblea de los Soviets;

decretaron el paso de la tierra a los campesinos, las fábricas a los obreros, la igualdad de todos los pueblos del antiguo Imperio y, sobre todo, llevaron adelante las negociaciones para la paz con las Potencias Centrales. Pero la futura construcción de una nueva sociedad y un nuevo Estado no fue nada fácil. La Asamblea Constitu­ yente de Rusia, que había convocado el gobierno Kerenski. logró reunirse en enero de 1918, proclamando la República Federal Rusa, pero los bolcheviques la disolvieron, pues en modo alguno querían el estableci­ miento de un régimen parlamentario, sino el de un Esta­ do obrero. Lenin murió en 1924. su sucesor inmediato fue Stalin, y dio comienzo la lucha entre los propios diri­ gentes bolcheviques.

La Revolución rusa

Alexander Kerenski (1881-1970). Cuan­ do K eren ski lle g ó al poder en Rusia, en el v e r a n o d e 1917, era un since­ ro reform ista pero su política fue un intento de equilibrio im posible. Preten­ d ía c o n t in u a r la guerra cumpliendo lo s c o m p ro m is o s rusos con la Enten­ te y al mismo tiem­ po im aginaba que p o d ria lleva r a d e ­ lante las refo rm as que transformarían Rusia y la sacarían del arcaísmo en que la tenía el régimen zarista. La política de K e r e n s k i ha dado lugar a que se considere com o el m o d e lo típ ic o de gobierno para abrir la puerta a la verda­ dera revolución.

Las potencias liberal-democráticas

Francia

Raymond Poincaré (18 60-19 34 ) fue el p o lít ic o fr a n c é s más importante en la prim era fase de la postguerra. Fue miembro del Parti­ do Radical y minis­ tro en v arias o c a ­ siones, llegan d o a P r e s id e n t e d e la República Francesa en 1913. Siem pre se entendió con di­ ficultad con el pri­ m er m inistro C le menceau. Cesó co­ m o P re s id e n te en 1 9 2 0 y s e d ió el caso ra ro de que v o lv ió d e s p u é s a s e r p rim e r m in is­ tro. Hizo una políti­ ca n a c io n a lis t a y conservadora, pre­ sionado por las difi­ cultades francesas.

En general, puede decirse que la Gran Guerra acarreó, en principio, una crisis de las formas del liberalismo clá­ sico que se acusó en países como Gran Bretaña, Fran­ cia. Italia, Bélgica, España etc. La crisis provenía de diversas causas, entre otras, la sensación de que el parla­ mentarismo no había sabido evitar el enfrentamiento entre naciones, el descontento de grandes sectores de la burguesía, el ascenso del revolucionarismo obrero y la crisis nacionalista. La crisis, sin embargo, se resolvió de manera distinta en cada país y tuvo un primer desarrollo en los años veinte y otro en los treinta. En algunos países, el peligro para la democracia fue de extrema gravedad, com o en Francia, pero el régimen liberal-democrático se salvó. En otros, com o en Gran Bretaña. Bélgica. Holanda o los países escandinavos, la crisis fue menos grave. En ciertos sitios, la democracia liberal fue destruida por el fascismo, es el caso de Italia y el de la joven democracia alemana de la República de Weimar. El caso español es especial, aquí, donde el régi­ men liberal no había alcanzado realmente su forma par­ lamentaria, se llegó a la dictadura -la de Primo de Rive­ ra-, en 1923, y a la sublevación militar, en 1936, contra la República parlamentaria proclamada en 1931. Vea­ mos los ejemplos europeos más importantes de mante­ nimiento del régimen liberal. El caso de F ra n c ia es arquetípico. Entre 1919 y 1924 estuvo gobernada por las derechas que constituye­ ron el «Bloque Nacional». Clemenceau. el hombre cuya tenacidad fue básica para el triunfo francés en la guerra, no fue elegido Presidente de la República y se retiró de la política en 1920. Raymond Poincaré. primer ministro pntre 1922 y 1924, fue el político más destacado. Las dificultades económicas fueron grandes en la Francia de postguerra, el descontento social tiene su expresión en hechos como las 832 huelgas que se declararon en 1920. Francia vive pendiente del pago de la deuda alemana. El descontento lleva al triunfo, en 1924, de las izquierdas, coalición del partido radical y los socialistas de la SFIO (Sección Francesa de la Internacional Obre­ ra). Del socialism o francés se habían separado, en 1920, en el Congreso de Tours. aquellos que querían adherirse a la III Internacional y que formaron el Partido

Comunista. El llamado cartel des gauches gobernó has­ ta 1926 y el p olítico más destacado fue el radical Edouard Herriot. junto al idealista Aristide Briand. El empeoramiento de las condiciones económicas y finan­ cieras fue claro en este período. Entre 1926 y 1929 gobernaron gabinetes de «unión nacional» y la situación económica fue cambiando hacia una coyuntura mucho más favorable, como en todo el mundo. El político fun­ damental vuelve a ser Raymond Poincaré, que reúne en sus gobiernos a hombres de la izquierda y de la derecha; la politica exterior fue dirigida por Aristide Briand. Los peores momentos para la política francesa vinie­ ron en los años treinta. Había pasado la época de Poin­ caré y de Briand. Las derechas moderadas gobernarán entre 1929 y 1932, con hombres com o Doumer, Lebrun y, sobre todo André Tardieu. político y escritor, teórico del conservadurismo. Pero cuando los efectos de la crisis de 1929 se hicieron sentir la situación empeoró. Esta crisis tuvo una seria influencia sobre las dificultades del propio régimen parlamentario. El caso era que Fran­ cia no acababa de superar las consecuencias de la gue-

Francia

Tras la creación de la III Internacional, en 1919, los viejos partidos socialistas e u r o p e o s d e b ía n aceptar ciertas con­ diciones para inte­ grarse en ella, con­ virtiénd ose así en p artid os com un is­ tas. E llo hizo que m u c h o s p a r t id o s socialistas se escin­ diesen. En el C o n ­ g re so de T o u rs, de 19 2 0 , nació el Partido Comunista Francés.

Francia

É d o u ard D a la d ie r ( 1 8 8 4 - 1 9 7 0 ) fu e u n o d e lo s m ás importantes políti­ cos franceses de la década de los trein­ ta . P e r t e n e c ió al Partido R adical, y llegó a prim er m i­ n is tro en 1 9 3 3 , cay en d o d e sp u é s. P e ro la etapa más im p o rta n te d e su a c t iv id a d fu e la transcurrida entre 1938 y 1940, en la que sucedió al s o ­ cialista León Blum. Daladier fue uno de los políticos e u ro ­ peos que practicó la política de «ap a­ ciguam iento» ante H itler. El fin al de su carrera política lle g ó con la in v a­ s ió n a le m a n a d e Francia en 1940.

rra. En una situación económ ica casi nunca brillante empiezan a descubrirse escándalos financieros. La crisis de mayor gravedad se produjo en febrero de 1934. con el llamado «affaire Staviski». Staviski era un hombre de oscuros negocios, en los que aparecieron mezclados políticos y otras personas conocidas. Cuando esos negocios salieron a la luz. quedaron bajo sospecha políticos co m o Chautemps que hubieron de dimitir. El proceso judicial a Staviski se hizo interminable y, en 1934, apareció muerto, interpretándose com o un suicidio. El mundo ocuito de las vinculaciones entre polí­ tica y negocios que todo esto descubre aceleró la crisis. El 6 de febrero, se produjo una huelga general contra el Parlamento y los «ladrones». La respuesta policial causa 20 muertos y 100 heridos. Cae el primer ministro Dala­ dier y se desencadenan manifestaciones antifascistas. Entre 1934 y 1936 la política francesa estuvo ame­ nazada por una continua inestabilidad y se sucedieron experiencias económicas, llevadas adelante por Doumergue y Laval. como la deflacción para intentar remontar las secuelas de 1929. Por fin. en el verano de 1936 triunfa en las elecciones la coalición del Frente Popular, es decir, una amplia coalición de las izquierdas, burgue­ sas y obreras, que tenía com o principal fundamento ideológico la defensa de la democracia frente al fascis­ mo. y que era la solución que el comunismo y el socialis­ mo propugnaban com o alianza de la burguesía y el pro­ letariado frente al avance del fascism o. El Frente Popular ya había triunfado también en España en las elecciones de febrero de 1936. Los gobiernos del Frente Popular se mantuvieron entre 1936 y 1938 y el gobernante principal fue ahora el socialista León Blum. Se trató de gobiernos que die­ ron un gran impulso a las medidas sociales, pero que generaron también descontento y temor entre las clases acomodadas. En abril de 1938, el Frente Popular se deshizo y la Francia de la III República se encontraba más dividida que nunca. Al último gobierno de Blum le siguió otro de Daladier. En esta situación se llegó al momento de la nueva guerra mundial. En G ra n B re ta ñ a se atraviesan unos períodos polí­ ticos que en cierto modo se parecen a los franceses. Entre 1919 y 1924, el país tuvo serias dificultades eco­

nómicas, que son sobre todo el producto de la difícil rea­ daptación de la economía de guerra a la economía de paz. Otro problema de gravedad creciente es el de Irlan­ da, donde Eamon de Valera y el Sinn Fein, su partido, han declarado la independencia y se han levantado en armas. En 1923 se crea el Estado Libre de Irlanda. Has­ ta 1923 siguió gobernando Gran Bretaña el carismático líder liberal Lloyd George. pero, a partir de entonces, las luchas políticas demostraron que el antaño poderoso Partido Liberal iba siendo am enazado en su apoyo popular por el pujante Partido Laborista. En 1924 hubo un primer fugaz gobierno laborista que presidió su líder Ramsay MacDonald. Los conservadores tomaron las riendas del país desde 1925 y se mantendrán en el poder hasta 1929 con un gobierno presidido por Stanley Baldwin, en el que había dos personalidades relevantes. Austen Chamberlain y Winston Churchill. El país vivió una primera huelga gene­ ral violenta, en 1926. buena prueba de sus dificultades sociales y económicas. Gran Bretaña experimenta una recuperación económica, pero los problemas monetarios persisten. En 1929 llegaron al poder de nuevo los laboris-

Gran Bretaña

Parlam entarios ir­ lan d eses salien d o del Dail Eireann, o Parlamento, en Dublin. La historia de la independencia de la R e p ú b lic a d e Irlanda es un p ro ­ ceso que dura des­ de 1916 a 1948. y q u e e s tá lle n o d e episodios sangrien­ tos entre el nacio­ nalismo irlandés (y su brazo arm ado el IRA) y los represen­ tantes de la Corona Británica.

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James Ramsay MacDonall (1866-1937) fue el primer políti­ co británico perte­ neciente al Labour Party, o Partido La­ borista, que llegó a presidir un go b ie r­ no. D esd e 1 9 2 9 a 1 9 3 5 M a c D o n a ld fue una Figura deci­ siva en la p olítica b ritá n ic a , so b re to d o a p a rtir de 1931, cuando el go­ bierno laborista per­ d ió su m a y o ría y d icidió a d o p ta r la fórm ula del N atio­ nal Government, o G o b ie rn o de C o n ­ centración Nacional; esa política fue bási­ ca p a ra q u e G ra n B re ta ñ a s u p e ra ra los efectos de la cri­ sis de 1929. Pero la c o a lic ió n no fue aceptada por todo su p a rt id o y e llo produjo grietas en el lab o rism o . Aún así, fue muy benefi­ ciosa para el país.

tas con MacDonald. y poco después empezaron a notarse los efectos de la crisis de 1929. El paro alcanzó a 2.6 millones de trabajadores. Sin embargo, los años treinta fueron una época de estabilidad política. Desde 1931 se forman gobiernos de concentración y esa fue la clave de la estabilidad en una época de gran crisis. MacDonald creará un gobierno, en agosto de 1931. con laboristas, liberales y conservadores, donde el jefe de estos últimos, Baldwin. tiene una influencia cre­ ciente. Hasta 1936 este gobierno pudo tomar impor­ tantes medidas con el firme apoyo del Parlamento, la Cámara de los Comunes. Así. Inglaterra eliminó, en 1931. el patrón-oro. es decir, la convertibilidad de la moneda de papel en oro: devaluó fuertemente la libra; renovó la vieja industria heredada del siglo XIX y reajustó las relaciones económicas con el Imperio, la Commonwealth. retornando al «proteccionism o imperial". El hombre clave en toda esta nueva política económica es el Canciller del Exchequer, Neville Chamberlain, el terce­ ro de la familia política de los Chamberlain. (Joseph, Austen y Neville), futuro primer ministro. A mediados de la década hay dos crisis importantes. La dinástica, en 1935, cuando el nuevo monarca, Eduar-

do VIII. decide contraer matrimonio con una dama esta­ dounidense, divorciada, Mrs. Simpson. La vieja monar­ quía británica no podia resistir este brutal cambio en sus costumbres y la política británica ha de proceder a forzar la abdicación del rey. A Eduardo le sucederá su hermano Jorge VI. La otra crisis es la de Irlanda. En 1932, el diri­ gente irlandés. De Valera. y su partido, el Fianna Fail, reabren la cuestión nacionalista. Gran Bretaña ha de reti­ rar de Dublín, la capital, su simbólico gobernador, e Irlan­ da. con el nombre de Eire. adquiere la independencia, aunque la provincia del Norte, el Ulster. de mayoría pro­ testante. sigue perteneciendo a Gran Bretaña. En 1935, las elecciones aseguraron la continuidad del gobierno de unión nacional, pero el viejo MacDonald decidió retirarse. Le sustituyó entonces Baldwin que se ocupó sobre todo de los problemas internos. La estabili­ dad interior estaba asegurada, pero, a partir de 1936. los problemas internacionales empezaron a ser acucian­ tes, dada la política expansionista de Hitler y el nazismo alemán, y Baldwin fue cediendo las riendas de la presi­ dencia del gabinete, que pasará a presidir, en 1936. Neville Chamberlain. Con él, la política exterior británi­ ca irá de error en error hasta la guerra de 1939.

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D esde que lo s e fe c to s d e la d e ­ p r e s ió n d e 1 9 2 9 empezaron a mani­ festarse en Europa, la p ro testa social c r e c ió c o n t in u a ­ mente. Los sindi­ c a t o s y p a r t id o s o b r e r o s tu v ie ro n un especial p ro ta ­ gonism o en dichas p r o t e s t a s . En la fo to p u e d e v e r s e u n a m a r c h a de o b re ro s d e «E sco ­ cia a L o n d re s » en 1933.

Nacimiento y ascenso del fascismo

El fascismo

Bajo el nombre de «fascism o » fu ero n c o n o c id o s m o v i­ mientos muy diver­ sos, como el mussolin ia n o en ita lia , la «Guardia de Hie­ r r o » del ru m an o Codreanu, la Falan­ g e E s p a ñ o la de José Antonio Primo de Rivera, el nacio­ nal-socialism o ale­ m án de H itler, el

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a c a u d illa d o por Quisling en N orue­ ga, el de O sv ald o M o s le y en G ra n Bretaña, el de Deg re lle en B élgica , además del de Ante P a v elich , a quien v em o s en la fo to saludando a un jefe alem án durante la S e g u n d a G u e rra Mundial, y sus «ustachi» en C roacia. Los régimenes polí­ ticos a los que se llamó fascistas tam­ b ié n fu e ro n m u­ chos, entre ellos, el de Oliveira Salazar en Portugal, el de Franco en España y el d e P é ta in en Francia

C om o ya hemos señalado, el fascismo, nombre que procede de la palabra italiana fascio (haz), es un amplio movimiento que tiene sus orígenes en los tiempos ante­ riores a la Gran Guerra, pero que toma cuerpo en insti­ tuciones concretas a partir de 1919. El fascismo puede ser considerado de dos maneras: bien como una amplia corriente, que desde lo intelectual a lo económico pre­ senta ciertos rasgos comunes, y que aparece en la Euro­ pa de entreguerras continuando con manifestaciones hasta la actualidad, o bien, de una manera más estricta, como un movimento que desde 1919 a 1945 se plasma en partidos políticos -aunque el fascismo rechaza el sis­ tema de partidos- y en Estados. Aqui vamos a referirnos únicamente a esta segunda manera de entenderlo. Movi­ mientos de rasgos fascistas se dieron, en los años veinte y treinta, en casi todos los países europeos, así como diversos regímenes de tipo fascista, aunque con notables diferencias entre ellos, pero regímenes fascistas, propia­ mente hablando, sólo han existido dos. en Italia y en Alemania, a ellos vamos a referirnos a continuación.

El fascismo en Italia El creador del fascismo italiano es Benito Mussolini. Destacado militante del socialismo, combatiente en la Gran Guerra, Mussolini decide, al final de la contienda, abandonar las filas socialistas llevado fundamentalmente por su nacionalismo. En Italia existen fuertes corrientes de opinión que estiman que el resultado victorioso de la guerra no ha dado al país la satisfacción debida a sus aspiraciones, políticas y, sobre todo, territoriales. Nace así el irredentism o, m ovim iento encabezado por el poeta D'Annunzio, con sus seguidores, los arditi, que reclaman parte de la costa dálmata (Trieste, Fiume) y zonas del N orte, en el límite alpino con Austria. El nacionalismo exaltado es uno de los aspectos que reco­ ge el nuevo grupo político que fundará Mussolini, los

Fasci di combattimento. Los grupos fascistas se caracterizan por introducir claramente los métodos violentos en la vida política. Los fasci son, en realidad, “ milicias", grupos organizados paramilitarmente y dispuestos a la lucha violenta en la calle, casi uniformados, pues los fascistas adoptan un

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El «e s tilo » d e los movimientos fascis­ tas era muy dado a las gran d es m ani­ festaciones p ú b li­ cas, de c arácter militar o «paramili­ tar», llenas de uni­ formes y cantos. En la foto puede verse un desfile militar en Roma ante Mussoli­ ni, tras la victoria en Abisinia, la aven­ tu ra c o lo n ia l de Mussolini que igno­ ró el derecho inter­ nacional.

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Durante los prime­ r o s tie m p o s d el régimen de Mussolini en Italia, éste re s p e t ó una a p a ­ riencia democrática V n o s u p rim ió el Parlam ento. En la fo to p u e d e v e rse una reunión de ese Parlamento, con el g o b ie r n o fascista en el primer banco. P e ro en todos los regímenes fascistas que se crearon en lo s a ñ o s veinte y tre in ta , el P a r l a ­ mento democrático fue sustituido por C ám aras donde la democracia era pu­ ra apariencia p o r­ q u e s ó lo h a b ía miembros del parti­ d o fa s c is ta en el poder.

distintivo en su vestimenta, normalmente una camisa de un determinado color-, los fascistas italianos son conoci­ dos com o los «camisas negras». Mussolini basa su estrategia en el rechazo de los resultados de los Tratados de paz que han maltratado a Italia, en una lucha verbal contra el «capitalismo» que oprime a los obreros, pero también contra la lucha de clases que proclama el marxismo. Reclama un Estado fuerte, el Estado Total o «totalitario», al que todo se subordine, la economía, el orden social, la ideología. Rechaza el parlamentarismo, que según él resta fuerzas a la nación, y proclama la existencia de un solo partido, un «m ovim iento» y un solo líder, el Duce, que reúne todos los poderes. En tiempos de fuerte crisis, com o ocurrió entre 1919 y 1922. esta ideología atrae a muchas gentes de las ciudades, que ven su porvenir muy oscuro, que temen el avance del comunismo bolchevi­ que y que no confían en las posibilidades de la democra­ cia parlamentaria. Es lo propio de la pequeña burguesía de las ciudades, pero también atrae a grandes sectores del capitalismo industrial y financiero que ven en esta doctrina seguridad y que entienden bien que el «anticapitalismo» es únicamente verborrea. Sólo tardíamente, el fascismo llegará al mundo campesino. Todos estos rasgos que hemos señalado son igual­ mente aplicables a lo que será la versión alemana del fascismo, el Nacional-Socialismo (nazismo) con la dife­ rencia de que Alemania es un país de mucha más poten­ cialidad que Italia, de mucho mayor desarrollo económi­ co. aunque con un problemático desarrollo político y social desde el siglo X IX . y con unos problemas de identi­ dad nacional bastante más profundos. Mussolini llega al poder en octubre de 1922 a través de un curioso proce­ dimiento. muy típico de las maneras fascistas, que fue la marcha sobre Roma, pero que. en todo caso, no fue un asalto violento al poder. Después de la guerra, los gobiernos de Giolitti y de Facía fueron incapaces de resolver los problemas italia­ nos. Fuertes movimientos sociales, como los de 1920, con ocupaciones de fábricas y huelgas continuas, mos­ traban la crisis económica y la falta de soluciones para salir de ella. En los primeros años veinte, la lucha políti­ ca entre las desmoralizadas fuerzas liberales, el socialis-

mo, el comunismo y los nuevos grupos fascistas se hace cada vez más violenta. El fascismo va haciéndose más potente en el centro y norte de Italia. En agosto de 1922. una gran huelga general es combatida por los fasci en la calle. Mussolini pide la declaración del estado de sitio y reclama al rey y al primer ministro Facta que le entreguen el poder; éstos se resisten. Mussolini ame­ naza con «tomar» Roma y. de hecho, organiza una mar cha de fascistas hacia la capital, finalmente el rey cede y le entrega el poder. Desde 1922 hasta la definitiva destrucción del régi­ men fascista en la Segunda Guerra Mundial puede decir se que hay. políticamente, dos etapas. La primera, hasta 1927. es la de construcción de la dictadura fascista. Después, hasta la llegada de la guerra, viene la etapa de afianzam iento y expansión. Mussolini. com o luego Hitler en Alemania, mantendrá primero la apariencia de régimen democrático y de partidos, estableciéndose en el poder como un partido más. Pero esa ficción desapa­ reció pronto; Mussolini convocó elecciones en 1923 y

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La foto es un exce­ lente ejemplo de la forma de presentar­ se los actos fascis­ tas. Mussolini (cuar­ to por la izquierda en la primera fila) se dispone a em pren­ der la marcha sobre Roma en 1922. Los fascistas llevan sus «camisas negras» y sus condecoraciones ganadas en la Gran Guerra.

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Uno de tos grandes éxitos del régimen fascista italiano fue el de acabar con el problem a del terri­ torio de soberanía del P a p a , que fue a c e p t a d o p o r el Estado italiano en el Tratado de Letrán, cuya firma entre el cardenal G asparri, secretario de Esta­ do del papa Pió IX. y Mussolini vemos en la imagen.

las ganó con todo tipo de subterfugios. La oposición es luego machacada a través de acciones com o el asesinato del diputado socialista Matteoti. A partir de 1924, no hay más gobernantes que los fascistas. El fascismo organizó el Estado de forma nueva. La vida económica y social es controlada a través de los sin­ dicatos estatales; el Parlamento se suprime y se crea la Cámara de los Fascios - o grupos políticos- y de las Cor­ poraciones -lo s sindicatos, de patronos y de obreros separadamente-. El Estado y sus estructuras conviven con el Partido, ahora el Partito Nazionale Fascista. pero el Estado es superior. Mussolini es el jefe de ambos y toma el nombre de Duce (caudillo, dirigente máximo o jefe supremo). Sin embargo, el fascismo no suprimió la Monarquía en Italia y ésta aceptó la caída del régimen parlamentario. Con la Iglesia Mussolini se entendió bien, pues, a través del Tratado de Letrán de 1929, solucionó el difícil y viejo asunto de la soberanía del Papa sobre una parte del territorio de Italia con la creación del minúsculo Estado Vaticano.

El Nacional-Socialismo en Alemania En Alemania, la guerra hizo que cayera la Monarquía de los Hohenzollern y que finalizara el II Reich, o Imperio, y que, en noviembre de 1918. se proclamara ya la República. La República alemana entre 1919 y 1934, año éste en que Hitler proclamará el III Reich , es cono­ cida como la República de Weimar porque en la ciudad de ese nombre se reunió, en 1919, la Asamblea Consti­ tuyente que redactó, discutió y aprobó la Constitución que habría de regirla. Esta República tuvo como primer presidente a Friedrich Ebert. un dirigente socialdemócrata. hasta 1925. El segundo, hasta su muerte en 1934, fue el viejo mariscal Hindenburg. La Constitución esta­ blecía un Parlamento con doble cámara -Reichsrat y Reichstag- y un primer ministro o canciller responsable del gobierno. En sus primeros años, la vida de la República de Weimar fue muy agitada, amenazada constantemente por las fuerzas nacionalistas antiliberales, por el militaris­ mo y. en definitiva, por los diversos grupos socialistas

Alemania

Sobre estas lineas, Max W eber (18 641 9 2 0 ), p r o f e s o r alemán, uno de los m ás gran d es p en ­ sadores políticos y sociológicos que ha visto el mundo con­ temporáneo. W eber analizó con brillan­ tez las realidades y problemas del Esta­ do contemporáneo y de los p a rtid o s políticos. V ivió la tragedia de la polí­ tica de A le m a n ia (cuya Cám ara baja o Reichstag, a p a ­ rece en la foto de la izquierda) duran­ te la Gran Guerra.

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F ran z von P a p e n (1879-1969) proce­ día del partido lla­ mado Zentnim, que era el partido católi­ co, y fue diputado en varías ocasiones. En 1932 fue nom­ b ra d o canciller de la R ep ú b lic a y en ese cargo desempe­ ñó un im portante papel, que fue el de in ten tar a t r a e r a Hitler a una alianza con la derecha tra­ dicional y la extre­ ma derecha, creyen­ d o q u e así podría hacerse del nazismo un partido más de la R e p ú b lic a . El error fue fatal por­ que esa política sir­ vió para facilitar la llegada de Hitler al poder en 1933.

nacionales, de entre los que destacaría el partido funda­ do por A dolf Hitler, que intentaron golpes de Estado como el de Arthur Kapp en Berlín en marzo de 1920. Todo el aparato del ejército del II Reich se encontraba detrás de esta oposición. Por la izquierda, los problemas más graves proceden de los intentos revolucionarios, com o el de la Liga Spartakus. los espartaquistas, disi­ dentes comunistas de la socialdemocracia que intentaron establecer una república comunista en enero de 1919. Más adelante, sus dos principales líderes, Rosa Luxem burgo y Karl Liebknecht, serán asesinados. El poder fue ejercido, en principio, por los socialdem ócralas. a través de los cancilleres Scheidemann. Bauer y Müller. Luego les siguen cancilleres de otros partidos, com o Cuno y. sobre todo, el gran político Stressemann. Los primeros tiempos de la República fue­ ron de unas dificultades económ icas y financieras de dureza excepcion al, con una inflación que hacía la moneda prácticamente inservible. El hombre que arregló las finanzas alemanas, a mediados de la década, fue Hjalrnar Schacht, presidente del Reichsbank. Adolf Hitler. austríaco de nacimiento, habia combatí do en la Gran Guerra y se había establecido luego en Munich. Hitler participó en los movimientos, muy abun­ dantes en los primeros años veinte, que reivindicaban la primacía de la raza germana, el poder del Estado nacio­ nal. y rechazaban, al menos verbalmente el capitalismo, defensores de un «socialismo", que no era más que cier­ to igualitarismo, de base agraria, que hiciera al pueblo alemán «libre». Esos movimientos uolkisch (populares) se llaman de «socialismo nacional». Hitler se afilia primero a un partido minúsculo, el Partido Obrero Alemán, en Munich, fundado y dirigido por Antón Drexler. De este grupo, añadiéndole el calificativo de «nacional socialista», nacerá el National-Sozialistische Deutschlands Arbeiter Partei (NSDAP), del que Hitler es ya jefe en 1921. y que será conocido por la abreviatura «nazi». Con este partido y el apoyo de grupos militares y paramilitares. Hitler, aliado con el mariscal Ludendorff, pretende dar un golpe de Estado, a través de un putsch -mitin, manifestación y proclamación de fuerza- que empieza en una cervecería de Munich, la Bürgerbráukeller. el 8 de noviembre de 1923. La intentona le lleva a

la cárcel, donde escribirá su único libro teórico, biblia del nazismo, Mein KampJ (Mi Lucha). Desde 1925. el N S D A P experimentará un crecimiento continuo que acabará con la llegada de Hitler al puesto de canciller el 30 de enero de 1933 y con la posterior destrucción de la República de Weimar. para fundar un Estado totalita­ rio, de partido único, del que Hitler se proclamará Füh rer (guía) supremo. El partido nazi tiene también sus milicias, las Sturtn Abteilung (SA) a las que se añadirán luego las Schutz Siaffel (SS). La práctica política del nazismo se basa en la violencia, pero no por ello dejan de hacer uso de los mecanismos electorales y los resultados del NSD AP son espectaculares, sobre todo desde 1930 en que la crisis mundial empieza a agudizarse. En 1930 los nazis obtie­ nen 6.4 millones de votos, sólo superados por los 8,5 del SPD o partido socialdemócrata. Hitler se orienta a la alianza con las fuerzas de la derecha alemana más reaccionaria, pero era la derecha que no había rechazado la República. El nazismo si rechaza la República, rechaza también de plano el Trata-

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La im agen r e p r e ­ senta la com p are­ c e n c ia d e H itle r ante el Tribunal que h ab ia de ju z g a rle p o r el p u tsch de noviembre de 1923 en Munich. La con­ d en a fue su a v e y H itle r tu vo en la c á r c e l to d o tip o d e c o m o d id a d e s . Hitler y sus secua­ ces nazis portan el b r a z a le t e con la cruz gam ada, sím­ bolo del partido.

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La im agen reco ge el momento en que el presidente de la República, mariscal von H in d e n b u r g , recibe a H itler ya investido canciller. Detrás de Hitler. a la izquierda, puede verse a su co labo ­ ra d o r G bring, con u n ifo rm e m ilitar, que habría de tener un p ap e l esencial en el rearme militar alemán. Se mezclan en esta cerem onia los restos del viejo militarismo alemán -m ilitares con cas­ co de pincho- y los n u e v o s m ilita re s nazis. H itler lleva t o d a v ía tr a je d e c iv il, aú n no ha s id o p r o c la m a d o Führer. Cuando co­ mience la nazificación» de Alem ania m uchas p e rs o n a s destacadas, científi­ cos, artistas, litera­ tos, opuestas a los n a z is , h a b r á n de emigrar del país.

do de Versalles, proclama la necesidad de la expansión territorial, la revancha frente a los antiguos enemigos en la guerra, la eliminación del judaismo y de los judíos. En la gran crisis económica y moral de la Alemania de los primeros años treinta este discurso gana continuamente adeptos. En la primavera de 1932. cae el gobierno del canciller Brüning, del partido católico, y es nombrado Franz von Papen, antiguo miembro del mismo partido. Papen será partidario de buscar el apoyo de Hitler y de los nazis, sin entender claramente el inmenso peligro que ello supone para la democracia y la República. En julio de 1932, los nazis se convierten en el partido más votado, pero sin mayoría absoluta. El 2 de diciembre de 1932 es nombrado canciller el general von Schleicher. hombre consciente de que los nazis son un peligro pero con los que entiende que sólo es posible negociar. Las fuerzas de la derecha extrema y Hitler llegarán a un acuerdo en enero de 1933. porque esa derecha piensa que podrá controlar a Hitler. Ese pacto es el que hace que el presidente Hindenburg cese en los recelos que siempre le había inspirado Hitler. El 30 de enero de 1933, Hindenburg nombra a Hitler can­ ciller. Era el principio del fin. Las verdaderas maniobras

del nazismo para acabar con el sistema liberal e instaurar la dictadura fascista se fueron desarrollando poco a poco (un hecho que contribuyó a ello fue el incendio del edifi­ cio del Reichstag, probablemente provocado por los nazis, en febrero de 1933) y sólo de una manera absolu­ tamente directa tras la muerte de Hindenburg. en el vera­ no de 1934. Entonces Hitler fue proclamado Führer. Entre 1934 y 1939, el régimen nazi procedió a una transformación importante de Alemania, que no afectó esencialmente al orden social -nunca hubo nada pareci­ do al socialismo- pero sí a las estructuras del Estado, de la economía, de la Justicia, de la cultura, etc. Empezó la persecución implacable de la población judía -después sobre todo de las Leyes de Nürenberg de septiembre de 1935- y el ascenso de los militantes del Partido a todos los poderes del Estado. Esta transformación de la socie­ dad y del Estado que los nazis propugnan es lo que ellos llaman la Gleichschaltung. la igualación o unificación, que cambia muchas cosas, pero que. sobre todo, crea una exaltada ideología de expansionismo y de creencia en la superioridad «aria», por parte sobre todo de los germanos, que tiene mucho que ver con la política de Hitler que llevará a la nueva guerra.

Alemania

Pintura expresionis­ ta que m uestra la emigración masiva de Alemania, en la que se ve, a la dere­ c h a , al c ie n tífic o A lb e r t E in stein (18 79-1955). Eins­ tein es autor de la «teoría de la relati­ vidad», una nueva imagen del Univer­ so que sustituyó a la creada por Newton en el siglo X V I I . La ciencia del siglo X X no se entiende sin Einstein.

La Gran Depresión En 1929 una crisis de la Bolsa neoyorquina fue el punto de partida de una extraordinaria depresión económica en Estados Unidos, de donde saltaría después a todo el ámbito del capitalismo mundial. La crisis de la Bolsa era, a su vez, el resultado y el reflejo de una economía ameri­ cana cuyos puntos débiles ya venían anunciándola desde antes. Lo que conocemos com o depresión de 1929 o Gran Depresión fue, pues, una crisis económica mun­ dial que comenzó en esa fecha, pero cuyos efectos gra­ vitaron sobre todo el mundo durante buena parte de los años treinta.

La crisis americana

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Los años veinte fueron en América del Norte una época de extraordinaria prosperidad después del triunfo en la guerra y de la conversión de Estados Unidos en la prime­ ra potencia económica mundial a la que todos debían dinero. La década de 1919-1929 fue la de la prosperity (prosperidad), donde el desarrollo del moderno capitalis­ mo industrial alcanzó cotas desconocidas hasta entonces. La sede central, en La economía estadounidense se caracterizaba por la Nueva York, de una producción en masa, a través de enorm es empresas de las grandes cor­ poraciones que su­ com o la Standard Oil. la General Motors o la US Steel frieron los efectos Company. Se había puesto en marcha de forma definiti­ d e la c r is is d e va el proceso de producción en serie, más veloz y con 1929, la Standard menos mano de obra. Sin embargo, esta inmensa ex­ OH Company. Este pansión económica tenía algunas bases falsas, que con­ enorm e edificio es tribuyen a explicar la grave situación de 1929 y sus con­ un e je m p lo d e la secuencias. g r a n t r a n s fo r m a ­ Aunque Estados Unidos practicó cierto proteccionis­ ción de la arquitec­ mo para su industria, los años veinte fueron el gran tura en el siglo XX, después de la Gran momento del liberalismo económico y de la expansión Guerra. Alem ania, financiera, a través de la cual los capitalistas americanos con arquitectos co­ se convirtieron en acreedores de todo el mundo: la capi­ m o M ie r V an d e r tal financiera mundial pasó a ser Nueva York, arrebatan­ R o h e y G r o p iu s , do a Londres esa primada. Sin embargo, la moralidad EE.UU. con Johnson americana y el deseo de poner algún limite a la expansión y W rig h t, o F ra n ­ que podía llevar al descontrol, así como una delincuencia cia con Le C o rb u sier son los países cada vez mayor, acarrearon medidas como la Ley Volstead de 1919 que establecía prohibiciones a la fabrica­ fu n d a m e n t a le s en dicha tran sfo r­ ción, comercio y uso de bebidas alcohólicas, la célebre «Ley seca», que más bien fomentó un auge de los negomación.

cios ilegales, la época dorada del gansterismo. Por razo­ nes políticas y económicas, Estados Unidos dio también un gran frenazo a la inmigración; en 1929 se fijó un máximo de 150.000 admisiones. La parte más débil de la economia americana es preci­ samente la agricultura, pero el caso es que sus grandes productos de exportación, como los cereales del Medio Oeste, tienen mucho menos mercado desde el final de la Primera Guerra Mundial. En el mercado agrario y en el sector financiero, la banca y la bolsa, es donde se van a producir, desde 1927, los primeros sintomas de desequili brio económ ico, por la crisis de los agricultores y el desenfreno de la especulación financiera. Y, sin embargo, los síntomas externos de la actividad económica indicaban que ésta no decaía. Los valores de la Bolsa crecieron continuamente des­ de antes de 1929, pero ese valor no reflejaba muchas veces la verdadera actividad económica y la solvencia de las empresas. Por otra parte, los inversores americanos

Estados Unidos

El automóvil fue un invento europeo -el motor de explosión, q u e e s el q u e lo mueve, utilizando la gasolina como com­ b u s t ib le - p e ro su inmenso desarrollo fue sobre todo ame­ ric a n o . E ntre las le y e n d a s m íticas relativas a la expan­ sión del automóvil ninguna como la de Henry Ford, el crea­ d o r d e las m ás g ra n d e e m p re s a automovilística de la primera mitad del siglo, que em pezó gan án d o se la vida com o vendedor de periódicos. El éxito mundial de los años veinte para Ford fue su célebre m odelo Ford T de 1925, un avance tecnológico decisivo, imagen del «sueño americano».

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Una im agen típica de los añ os de la crisis en Am érica: una concentración an te la B o ls a d e Nueva York, situada en la calle corazón d e la s fin a n z a s m u n d ia le s , W a ll Street. La catástro­ fe a m e r ic a n a la representó, sin du­ d a, el hundim ien­ to d e los v alo res, a c c io n e s , q u e se vendían y com pra­ ban en esta institu­ c ió n , q u e p o r su influencia mundial la tra n s m itió a todas partes. Fue el fin del capitalismo lib e r a l tal co m o éste se entendía en el siglo xix, en el q u e el E s ta d o no intervenía en la eco­ nomía.

empezaban a extender sus negocios por el mundo, man­ dando capitales sobre todo a Europa, donde eran muy necesarios para su reconstrucción. Esta red de intereses americanos tendrá mucho que ver con la expansión mundial de la subsiguiente crisis. En el verano de 1929, em pezó a acusarse la crisis de los medianos y pequeños agricultores americanos: sus dificultades económ icas incidieron en el sector financiero que em pezó a cobrar más caros sus créditos: ello influyó sobre el valor de las acciones de la Bolsa. Después de varios vaivenes en las cotizaciones de los valores bursátiles, el hundimiento, el crash, de la Bolsa de Nueva York, o del centro financiero de la ciudad que se conoce com o Wall Street, se produce a partir del día 23 de octubre de 1929. Salen al mercado millones de acciones que sus poseedores quieren vender. Los bancos intentan detener la caída de todos los precios compran­ do todo lo que pueden. Pero, a partir del día 29. la caída es imparable. Los valores financieros han perdido más del 50% de su valor, provocando la ruina de empre­ sas y de personas. La economía americana entra en un enorme proceso de recesión. El año de 1930 es el de expansión americana de la crisis. Las empresas bajan drásticam ente su actividad y el número de parados aumenta vertiginosamente.

1.a crisis mundial La potencialidad económica americana era de tal enver­ gadura y su ligazón con la economía del resto del mundo tan determinante, que necesariamente los problemas americanos tenían que expandirse al resto de los países de economía capitalista. Naturalmente, la relación de la economía americana era sobre todo con Europa y de ésta con sus colonias, quedando excluida ya la Unión Soviética. C o m o los capitalistas am ericanos habían invertido mucho dinero en Europa central fue a esta región donde se transmitió prim ero la catástrofe. El banco austríaco más potente, el Kredit Anstalt. quebró a comienzos de 1931. lo que tuvo consecuencias finan­ cieras en Hungria. Bulgaria y Grecia. Pero fue más grave el caso alemán. La cuestión era que los capitalistas americanos reclamaban el reembolso de los créditos que habían hecho a corto plazo: los ban

eos, al no poder realizar dicho reembolso se hunden. Así ocurre con el Danat Bank alemán que quiebra en julio de 1931. El mismo Reiehsbank no puede hacer frente a la crisis y atraviesa momentos de incapacidad para ordenar la vida financiera. Los capitalistas ingleses, al igual que los alemanes, no pueden devolver todos los créditos recibidos. Pero el caso de Inglaterra es especial porque estaba en vigor la convertibilidad del oro que había sido restablecida en 1925. La retirada de capitales en forma de oro en el Banco de Inglaterra fue de tal magnitud que, en sep­ tiembre de 1931, se impuso el fin de la convertibilidad. Ello depreció aún más las monedas. Francia estaba menos afectada por el problema de los capitales extran­ jeros, pero sus relaciones económicas con Alemania se habían hundido y se produjo una contracción extraordi­ naria de la actividad económica. En efecto, el problema de los movimientos de capita­ les es grave porque influye decisivamente sobre la pro­ ducción y el comercio, y sobre el valor de las monedas. La producción baja enormemente en todo el mundo y

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A la izq u ie rd a, la fachada de otra de las instituciones con gran significación en la crisis, el Ban­ co de Inglaterra. El Banco hubo de sus­ p e n d e r, en G ran Bretaña, el "patrón oro’> para la mone­ da, es decir, finalizó con la convertibili­ dad del papel m o­ neda en oro. Desde lo s a ñ o s tre in ta , se g ú n las n u ev as ideas del economis­ ta britá n ic o John Maynard Keynes, el Estado adoptaría el papel de gran regu­ lador del mercado y de la vida económi­ ca. Keynes siempre m an tu vo q u e los Estados se habían e q u iv o c a d o en su manera de enfren­ ta r la c ris is de 1 9 2 9 . Las c o n s e ­ cuencias de la d e­ presión no empeza­ ro n a s u p e r a r s e hasta mediados de los años treinta.

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mundial

U na cola de p a ra ­ dos en París. Imá­ g e n e s co m o e s ta fueron normales en t o d o s lo s p a ís e s industrializados de la ép o ca. P o r vez prim era estos paí­ ses tuvieron millo­ n es d e o b r e r o s parados. Pero toda aquella conmoción tuvo, al menos, una consecuencia posi­ tiva: el incremento extraordinario de la le gislació n de los seguros obreros.

los precios de los productos igual. El año de 1932 es el punto culminante de la crisis. La producción mundial era entonces de sólo un 60% respecto a la de 1929. Los precios mundiales de los productos bajaron un 40% y. además, no había compradores. El comercio mundial se redujo, pues, en esa misma proporción. Los salarios bajaron y, lo que es fundamental, el paro alcanzó niveles extraordinarios: seis millones de parados en Alemania al comienzo de los años treinta, trece millones en Estados Unidos, tres millones en Gran Bretaña. Un país de tan débil economía com o España, y poco afectado por la crisis mundial por su falta de conexión con los grandes países capitalistas, tuvo no obstante en 1931 más de setecientos mil parados. En esta escala mundial, ¿a qué puede atribuirse exac­ tamente esa enorme depresión? Nunca ha habido una­ nimidad al diagnosticar las causas. Unos autores han dicho que se trataba de una crisis de «superproducción» -se producía más de lo que se podía consumir-, que se desarrolla, sobre todo en América. Otros han hablado de una crisis fundamentalmente financiera y. más aún, «especulativa»: el manejo del dinero no respondía al ver­ dadero estado de la producción. Lo cierto es que sólo la

Rusia soviética que tenía ya una economía independien­ te quedó libre de la crisis. Pero en lo que todos los autores están de acuerdo es en que la crisis, com o ya dijo Keynes en aquel mismo tiempo, fue mal abordada en los intentos de remediarla. Las medidas aplicadas fueron generalmente «deflacionistas»: evitar gastos, limitar la producción, expandir el pro­ teccionismo. proteger el valor de las monedas, etc. El tratamiento, dijo Keynes, tendría que haber sido exacta­ mente el contrario, «expansivo»: fomentar la producción y el consumo, invertir capitales, aumentar los sueldos, fomentar el comercio y los gastos del Estado, etc. Eso fue lo que hizo Roosevelt con su New Deal, y eso fue lo que hizo Hitler. aunque por otro camino, dando comien­ zo al rearme militar, con lo que la industria empezó, a producir de nuevo a gran ritmo. Por ello hemos dicho que la Segunda Guerra Mundial no es en modo alguno ajena a la crisis empezada diez años antes.

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En la foto Franklin D e la n o R o o sevelt (1 8 8 2 -1 9 4 5 ), p re­ sidente de Estados Unidos, desde 1933 hasta su muerte, en el momento de fir­ m ar, r o d e a d o d e sus co labo rad o res m ás in m e d ia to s , una de las Actas de las que se compuso la p olítica que se llam ó New D eal. R o o se v e lt, m iem ­ b r o d el P a r t id o Demócrata, es teni­ do por uno de los más grandes presi­ dentes de su país. El New Deal fue un cam bio radical de política económica y social que acaba­ ría con la libertad económica abso lu­ ta. Roosevelt estu­ vo apoyado por los prin cip ales políti­ cos, intelectuales y hombres de ciencia de su tiempo en la lucha contra la cri­ sis p or medios in­ tervencionistas.

Hacia una nueva guerra

Neville Chamberlain (1 8 6 9 -1 9 4 0 ), pri­ mer ministro britá­ n ico d e s d e 1 9 3 7 hasta 1940, fue el patrocinador de la política europea de «a p a c ig u a m ie n to » practicada ante la actitud agresiva de la A le m a n ia de Hitler desde 1933. Chamberlain creyó en la e fic a c ia de una política de con­ tactos p erso n a le s con Hitler, con el que se entrevistó en v a ria s o c a s io n e s. En cierta forma, la política de C h am ­ berlain hizo la gue­ rra inevitable.

Los orígenes de la Segunda Guerra Mundial han sido una cuestión tan polémica o más que los de la Primera. Una cosa, sin embargo, no ofrece discusión: el sistema mundial creado a fines del primer conflicto, a partir de 1919, nunca funcionó satisfactoriamente. La Sociedad de Naciones no pudo ser el instrumento que se esperaba a causa de las dificultades de su propio nacimiento, las limitaciones de sus poderes, el aislacionismo americano y las disensiones entre las potencias. Asimismo, el Trata­ do de Versalles nunca fue aceptado ni asimilado por A le­ mania y Hitler supo explotar a fondo este sentimiento. Independientemente de estas razones de origen más antiguo, las circunstancias que explican la desembocadu­ ra de los problemas del mundo en un nuevo conflicto armado tienen mucho que ver con el nuevo sistema de potencias, los problemas de la economía y las dificulta­ des de creación de un nuevo orden social -entre dem o­ cracia. fascismo y comunismo- realidades todas ellas que se presentan de forma acusada en los años treinta. En este período, las potencias occidentales, especial­ mente Gran Bretaña, practicaron una política de «apaci­ guamiento» (appeasement) frente al fascismo, en el con­ vencimiento de que las apetencias de los nuevos estados fascistas, Alemania e Italia, tendrían un limite que no se traspasaría. Esta fue la política que siempre defendió el primer ministro británico, Neville Chamberlain, y hubo que llegar a 1939, después de múltiples concesiones a Hitler. para comprender lo erróneo de esta creencia. Hitler fue desarrollando su política expansionista, su política de construcción del Reich. de manera continua­ da, con riesgo calculado, una jugada tras otra. Primero, la militarización de Rhenania, después la anexión de Austria y de Checoslovaquia. En función de que Hitler había conseguido sus tres primeras jugadas, Rhenania, Austria y Checoslovaquia, venciendo las resistencia y arrastrando a Francia y Gran Bretaña a la aceptación, pensó que ocurriría igual en Polonia. Para asegurar aún más los riesgos, había pactado previamente con la Unión Soviética una actuación conjunta en el Este. Pero la invasión de Polonia llevó a la declaración de guerra de Gran Bretaña y de Francia.

Los graves enfrentamientos políticos, ideológicos, económicos y estratégicos de los años treinta tuvieron un episodio especial en España. La guerra civil española es, sin duda, el producto de los problemas internos del país; pero todo el mundo vio en el caso español, en la sublevación militar contra un gobierno de izquierda, un ejemplo del enfrentamiento entre viejas y nuevas fuerzas que se presentaba imparable; un problema «a tres» entre la democracia liberal, el fascismo y el socialismo. La intervención internacional en la guerra española le dio también el carácter de confrontación entre potencias, confrontación que sería ya directa pocos meses después del final de la guerra en España. La guerra de España, en Europa, y el ataque japonés a China, en Oriente, son los dos sucesos que marcan la marcha imparable hacia la Segunda Guerra Mundial.

Fracaso del sistema

El óleo de la ilus­ tr a c ió n , p in ta d o p o r S a lvad o r Dali ( 1 9 0 4 - 1 9 8 9 ), se titula «Premonición d e la g u e rra civil española». La gu e­ rra civil en España produjo un amplio eco literario, artísti­ co, intelectual, en todo el mundo, que tuvo carácter gene­ ralmente de defen­ sa de la República española frente al fascism o . El ó le o de Dalí está dentro del más puro estilo d el s u rre a lis m o . una corriente pictó­ rica, escultórica y literaria que tiene su a p o g e o en los años veinte y trein­ ta. O tros pintores s u r r e a lis t a s son Delaunay, Chirico, etc., que tienen en común la exp lo ra­ ción del mundo de los sueños.

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Creación de bloques

T ro p a s fra n c e s a s entran en la cuenca a le m a n a del río Ruhr cuando la ocu­ p a c ió n d e 1 9 2 3 . Unos de los proble­ mas fundamentales que dejó pendiente el final de la Gran Guerra fue el de las reparaciones econó­ micas que Alemania debía hacer a sus antiguos enemigos, puesto que el Trata­ do de V ersalles la declaraba culpable de la g u e r r a . La principal beneficia­ ría de estos pagos e ra F rancia, cuya política buscó siem­ p re a s e g u r a r lo s . Fue c é le b r e en F ra n c ia el dich o «Alemania pagará». Pero no pagó.

Una compleja política internacional El problema fundamental de la vida internacional en los años veinte y treinta fue el de afianzar la seguridad de los Estados evitando los peligros de guerra. A la vista de que la Sociedad de Naciones nunca pudo ser el instru­ mento de política internacional que Wilson había queri­ do -en tre otras cosas porque el propio Congreso de Estados Unidos no ratificó nunca el pacto de la SDN y. por tanto, el primer país del mundo no formó parte del organismo-, la política internacional volvió al sistema de pactos entre naciones y a la formación de bloques. No obstante, la política internacional de los años veinte se esforzó en encontrar fórmulas de acuerdo y de garantías mutuas entre los países salidos de la Gran Guerra. Uno de los más serios conflictos, fue sin duda, el que se derivó del pago de las reparaciones por parte de A le­ mania. Este país ofrecía cuanta resistencia podía a ello y en los primeros años de la postguerra sus posibilidades de cumplirlo eran escasas. Francia era el país más inte­ resado en que las reparaciones se pagaran, porque era el que más daños había sufrido y porque confiaba en esos pagos para rehacer su economía. Estados Unidos se desentendió en buena parte del problema y en gran Bretaña había mucho escepticismo sobre la posibilidad de los pagos. Francia, por tanto, se encontraba casi sola en su política de exigir el pago de las reparaciones. La política exterior francesa tenía que actuar en solitario y por ello buscó la alianza de los nuevos estados nacidos de la gue­ rra: Polonia. Checoslovaquia, Yugoslavia, que también tenían interés en que los Tratados se cumplieran escru­ pulosamente. Francia amenazó también con medidas de fuerza sobre Alemania; a la vista de que ésta incumplía sus entregas en especie, de carbón y madera, el primer ministro francés, Raymond Poincaré, decidió la ocupa­ ción militar de la cuenca del Ruhr. punto neurálgico de la industria pesada alemana, en enero de 1923, lo que produjo un gran resentimiento en Alemania y llevó a la adopción del Plan Dawes. El primer acuerdo internacional entre dos países que se presenta en la nueva época es el Acuerdo de Rapalio, suscrito entre Alemania y la URSS en 1922. Era la primera vez que la nueva potencia soviética se ponía en

contacto con la diplomacia mundial, y precisamente con su antigua enemiga, para suscribir un acuerdo que tenia, sobre todo, carácter económico. Pero el primer pacto multinacional de importancia es el Acuerdo de Locarno, firmado en 1925 por las tres potencias vencedoras -Gran Bretaña, Francia e Italia (gobernada ya por el régimen fascista de Mussolini)- y Alemania. Mediante este tratado, que se llamó «de la seguridad colectiva», se garantizaban las fronteras establecidas en Versalles para Francia y Bélgica; Alemania era admitida en la SDN, y pasaría a ocupar una plaza en el Consejo de la misma en 1926. Un paso más en este nuevo espíritu de diplomacia de la conciliación fue el Pacto Briand-Kellog llamado así por el nombre de los dos políticos, el ministro de Asuntos Exteriores francés y el Secretario de Estado norteamerica­ no, que lo propiciaron, y que se firmó el 27 de agosto de 1928, en París. Este pacto, al que se adhirieron sesenta naciones, era una declaración contra la guerra que esta-

Los pactos

A ris t id e B ria n d ( 1 8 6 2 - 1 9 3 2 ) fue uno de los políticos de la época de entreguerras que con m ayor inteligencia vio los p roblem as que para el futuro de Europa se pre­ s e n t a b a n p o r el e n fre n t a m ie n to a rm ad o entre sus p rin cipales nacio­ nes. Briand es uno de los predecesores del e u ro p e ís m o y de la Unión E uro­ pea actual. Fue pri­ m er m in istro en once ocasion es, y en los años veinte fue sobre todo mi­ nistro de Asuntos Exteriores, partida­ rio siem p re de la re c o n c ilia c ió n de Francia y Alemania y de la renuncia a la güeña. Recibió el Premio Nobel de la Paz en 1926 com­ partido con el polí­ tico alemán Gustav Stressem ann, otro g r a n e u r o p e is t a . B ria n d fu e p o c o comprendido en su tiempo.

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Firma en Roma del lla m a d o «P a c to a C u a t ro » d e 1 9 3 3 q u e fu e el últim o intento de que las potencias fascistas y las d e m o crática s pudiesen establecer un acuerdo que pre­ servara el equilibrio y la paz. En realidad, este pacto nunca fue ratificado por los fir­ mantes y nunca, por tan to , estu v o en vigor. Era un intento de retomar el Acuer­ do de Locamo y de arre g la r todos los problem as interna­ cionales por la coo­ peración entre las grandes potencias. Pretendía también promover el desar­ me, gran problema de la época.

blecia que todas las diferencias se resolverían por la nego­ ciación. Pero, por desgracia, no era un pacto jurídicamen­ te vinculante y, por tanto, no establecía sanciones para quienes lo incumplieran; aunque se trataba, sin duda, de una prueba del espíritu de conciliación que reinó entre 1925 y 1930. período en el que desaparecieron las comi­ siones interaliadas para vigilar el desarme alemán y Fran­ cia evacuó la zona del Ruhr ocupada en 1923. En este ambiente de conciliación y cierto optimismo, antes de que se desencadenara y expandiera la gran cri­ sis económica de 1929. aparecieron en Europa las pri­ meras grandes corrientes de europeísimo, es decir, aque­ llas corrientes que preconizaban algún modo de unión de los países de Europa bajo la forma federal, la crea­ ción de organismos supraestatales europeos, que permi­ tieran frenar aquella «decadencia» que muchos escritores y políticos preveían para Europa com o consecuencia del desastre de la Gran Guerra.

Los años treinta En los años treinta, se van perfilando tres bloques de países: los Estados liberal-parlamentarios; los Estados fascistas. Alemania e Italia, y con un régimen muy seme­ jante. Japón; y el llamado Estado socialista, la Unión Soviética. Sin duda, la clave esencial de la política inter­ nacional de los años treinta es el expansionismo nazi en Occidente y el japonés en O riente. La Sociedad de Naciones entra en franco declive. Precisam ente las potencias fascistas serán las que aceleren tal crisis aban­ donando la institución: Japón se retira en marzo de 1933, Mussolini io hace en 1937 y Hitler la ignora siempre y. especialmente desde que, en 1936. denuncia el Acuerdo de Locam o de 1925. Sin embargo, a comienzos de los años treinta toda­ vía hay intentos, más o menos sinceros, de retomar una política europea de conciliación, com o la que tuvo efec­ to en el Acuerdo de Locamo. Asi, Mussolini es el alma de un acuerdo entre Italia, Alemania, Francia e Inglate­ rra que será el «Pacto a Cuatro», firmado el 7 de junio de 1933. Francia practica una política de acercamiento a las nuevas naciones con las que formará la «pequeña Enten­ te»; Yugoslavia. Rumania, Checoslovaquia, pero no con

Polonia que prefiere el pacto con Alemania. Con la URSS. Francia practica también una política de acerca­ miento; así, en 1934. patrocina la admisión de la URSS en la SDN. cosa que ocurre en septiembre. El acerca­ miento de la URSS a las potencias occidentales era clave en la política de Stalin. que veía claro el peligro del nazis­ mo con su antisovietismo básico. Francia refuerza aún más sus alianzas estableciendo un acuerdo exclusivo con Mussolini. el Frente de Stressa, en enero de 1935, que se basa sobre todo en la defensa, por parte de ambos países, de Austria que se hallaba amenazada por Hitler. Desde la segunda mitad de la década, estas políticas de relativo entendimiento son barridas por las iniciativas de los estados fascistas. Mussolini quiere reactivar la política colonial italiana y hacer de Italia un Imperio. En octubre de 1935, emprende el ataque a Abisinia (Etio­ pía), fronteriza con la Somalia italiana, conquistando el país en mayo de 1936. Abisinia es un Estado reconoci­ do y miembro de la SDN. Italia tenia, pues, que ser

Los pactos

Sentado, el ministro de Asuntos Exterio­ re s d e la U R S S , Potenkim, y de pie el de Francia, Pierre L aval, en el acto de la firm a del acuerdo franco-ruso de 1935. El peligro alemán hacia buscar el entendim iento, pero en las poten­ cias democráticas era común también el recelo ante Stalin, el líder de la URSS.

Los pactos

Firm a del llam ado Pacto Anti-Komintem entre Japón, repre­ sentado por el conde Kimimoto, y Alema­ nia, representada por el que después seria desde 1938 su minis­ tro de Asuntos Exte­ riores, Joachim von

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Ribentropp, el 25 de noviembre de 1936. Italia se adhirió a dicho pacto en no­ viem bre de 19 37 . Ribentropp fue siem­ pre, en la Alemania nazi, el inspirador de la política hacia la U R S S , con la que tres años después fir­ maría un pacto, en agosto de 1939. Ri­ bentropp era partida­ rio de la lucha ideoló­ gica contra la ex ­ pansión del comunis­ mo. P ara firmar el Pacto, Japón exigió a cambio que Alemania reconociera el régi­ men “títere» que los ja p o n e se s habían establecido en Manduiria.

declarada agresora y sufrir sanciones; pero éstas se limi­ tan a pequeñas sanciones económicas. Es la primera claudicación de las democracias ante los fascismos. La política hitleriana tendrá más consecuencias. Desde 1935. Alemania, a pesar de lo que disponía el Tratado de Versalles, establece el servicio militar obligato­ rio, ocupa la zona de Rhenania que el Tratado de Versa­ lles declaraba desmilitarizada, y empieza la construcción de una zona de fortificaciones que se conocerá también ahora como Línea Sigfrido. Todo ello significaba dejar sin efecto el Acuerdo de Locarno. En 1936 se produce el acercamiento definitivo entre las dos potencias fascis­ tas y el 1 de noviembre de 1936 se firma un pacto que se conocerá como Eje Roma-Berlín. Poco antes, Hitler había emprendido negociaciones con el Japón de régi­ men semifascista del príncipe Konoye y firmado el Pacto A n tik o m in te rn , es decir, un pacto contra la posible expansión del comunismo. A ese pacto se suma Italia -Franco se sumaría a él en 1939- y el Eje se convierte en un pacto a tres entre Alemania. Italia y Japón. El nombre de «Potencias del Eje» empieza ya a sonar.

España y China La importancia y la resonancia de la cuestión española estribaba, primero, en que ya bien avanzado el siglo XX pudiera darse una guerra civil en un país de Occidente y. después, en el juego de influencias que se van a ejer­ cer, en el campo internacional, en favor de uno u otro de los bandos enfrentados. En efecto, en julio de 1936 se produce en España un levantamiento militar, apoya­ do por las fuerzas de las derechas, contra el Frente Popular que gobierna la II República. El levantamiento es apoyado de inmediato por los Estados fascistas. Italia, sobre todo, y Alemania, además de Portugal. La Unión Soviética se decide a apoyar a la República. Francia pre­ tende prestar inmediatamente ayuda a la República, pero Gran Bretaña enfría sus ánimos advirtiéndole del peligro de una reacción de Hitler. Para intentar aislar la guerra española se crea, a iniciativa de Gran Bretaña y de Francia, el Comité de No-Intervención que tuvo su sede en Londres. La victoria de Franco y la elimina­ ción de la República democrática en España, en abril de 1939, fue una consecuencia esencial de la política de

España

U n a fo to d e M a ­ nuel Azaña (18 801940), prim er mi­ nistro entre 1931 y 1933 y, luego, des­ de mayo de 1936 Presidente de la Re­ p ública E spañ ola, p asan d o revista a las tropas en Barce­ lona. Azaña es, sin d u d a , uno de los más grandes esta­ distas españoles del siglo xx y fue la fi­ gura probablem en­ te más representati­ va de la vida de la República. Su parti­ d o e ra Iz q u ie r d a Republicana, parti­ do clave de la bur­ guesía republicana. Azaña fue presiden­ te de la República a lo largo de toda la g u e rra civil, p ero esta guerra influyó de tan negativa ma­ nera en su ánim o que no ejerció sus funciones de Presi­ dente con la ener­ gía necesaria. M u­ rió en M ontauban (Francia), a donde llegó en 1940.

China

T ro p as japonesas, con caretas antigás, en plena lucha en una ciudad china, en 1937. La Segun­ da Guerra Mundial empezó en Asia con esta invasión jap o ­ nesa d e una débil China dividida por luchas internas. Pe­ ro Japón no pudo c o n t r o la r el p aís entero que creó un gobierno y una ca­ pital provisional en Chungking.

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«apaciguamiento» frente a los dictadores practicada por los conservadores de Gran Bretaña y de su temor a que la Unión Soviética pudiera tener una influencia prepon­ derante en la República española. En Asia, el expansionismo japonés venía siendo una constante desde el comienzo de los años treinta. En el continente asiático. Japón había ocupado Manchuria en 1931 y el Jehol en 1933. Contra una China muy debili­ tada después de las revoluciones que habían eliminado el Imperio, y en medio de la lucha entre el régimen del general Chiang Kai-Chek y los comunistas dirigidos por Mao Tse-tung, Japón pretende continuar su expansión para apoderarse de China entera. Con la excusa de unos nimios incidentes surgidos en el curso de unas maniobras -incidentes del «puente de Marco P o lo »- en julio de 1937, Japón declara la guerra a China. Pero se encon­ tró enfrente a las fuerzas unidas de los comunistas y los nacionalistas de Chiang Kai-Chek y su partido el Kuomintang, que habían llegado a un acuerdo ante el inva­ sor. La guerra entre Japón y China desde 1937 marcó el comienzo de la Segunda Guerra Mundial en Asia.

Los virajes definitivos en Europa Tras haber establecido ya un claro sistema de alianzas, Hitler va a mostrar, en 1937. los ejes fundamentales de la política de expansión del III Reich. La doctrina nazi habla de la necesidad de que el pueblo alemán conquiste su lebensraum (espacio vital) para acoger a su demogra­ fía pujante. En sus límites actuales Alemania carecía de ese espacio. Pero, además, la doctrina contemplaba tam­ bién el caso de aquellas poblaciones alemanas que esta­ ban separadas del Reich , que no se habían incorporado a la patria común alemana. Esto decían de Austria, de los alemanes de Bohemia, de Polonia, etc. El expansionismo hitleriano iba a seguir justamente esas líneas: unión de los alemanes y expansión territorial hacia el Este. La primera etapa fue el Anschluss o unión con Aus­ tria. Los tratados de postguerra prohibían también esa unión. Austria era una pequeña República con un antiguo y sólido partido socialdemócrata y una derecha católica, representada por el canciller Dollfuss. represor

Expansionismo alemán

Entrevista entre el Duce de Italia, Beni­ to Mussolini y el can­ ciller austríaco Engelbert Dollfuss, a propósito de la pre­ sión alemana sobre Austria. Dollfuss per­ teneció al Partido Social Cristiano aus­ tríaco y fue canciller d esd e m ayo de 1932. Aunque Doll­ fuss era un político cercano a la extrema derecha y al fascis­ mo, se oponía a la anexión de Austria por Alemania y, en principio, contó para esta política con el apoyo de Mussolini receloso de la expan­ sión alemana hacia el Sur. Dollfuss repri­ mió con fiereza a los socialdemócratas y llegó a promulgar en 1934 una constitu­ ción casi fascista p ara A ustria. M u ­ rió a sesin ad o , sin em bargo, a manos de nazis amotinados.

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Expansionismo alemán

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Sobre estas lineas, Emil Hacha (18721945), último presi­ dente de Checoslo­ vaquia, desde 1938, antes de que este pais fuera anexiona­ d o p o r H itler al Reich. Había suce­ dido a un gran polí­ tico, Edvard Benes (1 8 8 4 -1 9 4 8 ), que, al ver que sus alia­ dos Francia y A le­ m ania d ejaban las m an o s lib re s a H itler. dim itió y marchó al exilio. La República de C he­ co slo v aq u ia no se reconstruyó hasta después de la gue­ rra, y en 1 9 48 se e s ta b le c ió allí un régimen comunista tras la nueva caída de Edvard Benes.

de los socialistas, y por Schuschnigg. El partido nazi cre­ ció bajo la jefatura de Seyss-lnquart. En 1938 Mussolini había dejado ya de oponerse a la unión, y en marzo se consuma el golpe de fuerza de Hitler. las tropas alema­ nas entran en Viena y se entregaba el poder a Seysslnquart. Un plebiscito consagró después la unión. El problema con Checoslovaquia, en cuya región de los Sudetes, ai norte de Bohemia, existía una población alemana de tres millones, em pezó pronto. El partido nazi tiene aquí como jefe a Conrad Heinlein. quien desa­ tó una campaña contra la supuesta represión de dicha población. En septiembre de 1938. Hitler hace públicas sus intenciones de acudir en su apoyo. Hitler amenaza a Checoslovaquia, pero este país tiene pactos con Francia y con la URSS. La crisis lleva a la Conferencia de Munich, en Septiembre de 1938, que reúne a Chamberlain, Daladier. Hitler y Mussolini, representando a Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia. Hitler impone sus tesis de ocupar los territorios habi­ tados por alemanes, pero asegura que sus reivindicacio­ nes no pasarán de ahí. Se creyó entonces que la política de apaciguamiento había dado sus frutos. La gran de­ cepción fue para la URSS, que vio claro que no podría contar con las potencias occidentales para defenderse de Hitler. Estas habían faltado además a lo pactado y Checoslovaquia quedaba decisivamente debilitada. El 30 de septiembre se firmaba un pacto de no agresión entre Alemania y Gran Bretaña, y el 6 de diciembre Alemania y Francia hacían una declaración conjunta de buen entendimiento. Sin embargo, en marzo de 1939. Hitler apoya a los eslovacos que declaran su independencia de la República de Checoslovaquia y da un golpe contra su presidente. Hacha, declarando que anexiona Bohemia y Moravia al Reich. y ocupando Praga. Poco después Hitler obliga a Lituania a ceder al Reich la región de Memel. En abril, Mussolini reanuda su política de expansión y. con vistas a una política ulterior de expansión hacia Grecia, em­ prende la conquista de Albania, que es anexionada a la corona de Italia. Desde abril de 1939, el nuevo objetivo hitleriano es Polonia, a causa del viejo problema de las fronteras entre los dos países, que los tratados de los años veinte

no habían resuelto enteramente, de forma que el «corre­ dor de Dantzig» partía el territorio alemán, separando Prusia Oriental del resto. El prim er ministro inglés Chamberlain, que se había percatado ya de sus errores, ofrece ahora a Polonia todo su apoyo frente a la Alema­ nia nazi. Ello obliga de forma automática al apoyo de Francia. Gran Bretaña y Francia que ven ahora el peli­ gro hitleriano con toda su nitidez pretenden conseguir un estrechamiento del acuerdo con la URSS. Pero los negociadores franceses e ingleses llegaron tarde a Mos­ cú. Hitler y Stalin se pusieron de acuerdo con un pac­ to inesperado y sin precedentes que se firmó el 23 de agosto de 1939 en Moscú. A finales de agosto, Hitler tenía ya decidido llevar la guerra a Polonia y podía hacerlo sin complicaciones, pensaba, sin duda, que las potencias occidentales, una vez más, aceptarían los hechos consumados. A pesar de las presiones internacionales. Hitler estaba dispuesto a atacar Polonia. El 1 de septiembre de 1939, las tropas alemanas atravesaron la frontera polaca. El día 3, Gran Bretaña y Francia declararon la guerra a Alemania. Les siguieron dos países ligados al Imperio británico: Sudáfrica y Canadá.

Expansionismo

aleman

Momento en que el ministro de la URSS, Vichieslav Molotov, firm a en Moscú el Pacto Germano-So­ viético d e 23 de a g o s to d e 1 9 3 9 , que dejó las manos libres a ambos paí­ ses para atacar Po­ lonia. Detrás, a la izquierda, se ve a Ribentropp, ministro alemán, y a Stalin. □ pacto fue una sor­ presa para todo el mundo.

La Segunda Guerra Mundial (193^-1945) La nueva guerra que comenzó el 1 de septiembre de 1939 es el mayor conflicto bélico que la humanidad ha padecido y el punto culminante de la historia del siglo XX. Ningún otro hecho de la historia reciente, ni probable­ mente de la antigua, ha generado un número tan grande de escritos históricos y de literatura de todo género. Esta «Segunda Guerra Mundial» superó rápidamente a la pri­ mera en todas sus dimensiones. Alemania es ahora el centro de otra gran coalición, las Potencias del Eje, que presentaba la novedad de la incorporación de dos Esta­ dos, Italia y Japón. Frente a ellas se encontraban los aliados, agrupados en torno a Francia y Gran Bretaña, a los que poco después se sumarian Estados Unidos y la Unión Soviética.

Características de la contienda.

La ilustración repre­ sen ta una b a ta lla aérea en la que se reconoce muy bien al célebre m odelo d e av ió n alem án Stuka, un monomotor que podía bom­ bardear en picado a una velocidad supe­ rio r a 5 0 0 km/h. Una de las caracte­ rísticas esenciales de la guerra fue la enorme importancia de la aviación, de la que podría decirse que se mostró como un elemento decisi­ vo en la resolución de la contienda. Ale­ m ania co m etió el error de no diseñar grandes, rápidos y autónomos aviones de bombardeo.

Al igual que en la Gran Guerra de 1914, se produjo una primera fase de guerra de movimientos, hasta el punto de que se acuñó para ella en alemán una expresión muy significativa, blitzkrieg. es decir, «guerra relámpa­ go». Esta era también la clave alemana para una rápida derrota de Francia, y ahora el proyecto alemán tendría pleno éxito. Pero se da la circunstancia de que, en un primer momento, después de la declaración de guerra entre las potencias democráticas y la Alemania nazi, esta última no se preocupó de atacar a Francia, ni Fran­ cia tomó iniciativa alguna. Fue la época, hasta la prima­ vera de 1940, que los franceses llamaron de la dróle de guerre. es decir, algo así com o la «guerra en broma». Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial, a diferencia de la primera, nunca tuvo una fase de guerra de posicio­ nes y. por otra parte, su escenario fue verdaderamente mundial. Aunque no se combatió en tierras americanas ni en Australia, ninguna zona del mundo dejó de vivir las incidencias de la guerra y en todos los océanos hubo lucha marítima. Los países oficialmente en guerra llegaron hasta la treintena, muchos más que en el período de 1914-1918. La Segunda Guerra Mundial fue también más larga, justamente seis años duraron los combates. Cabe señalar asimismo que al final de esta contienda, que acabó con la rendición incondicional de los principales

países de uno de los bandos, Alemania y Japón, no hubo tratados oficiales y globales de paz entre vencedores y vencidos. Las diferencias entre los vencedores eran dema­ siado grandes para permitir elaborar tratados de paz conjuntos. Al final de la guerra, se produjeron también hechos nuevos, como el sometimiento a Tribunales de Justicia internacionales de los principales dirigentes políti­ cos y militares vencidos, circunstancia que fue particular­ mente notable en el caso de los dirigentes de la Alemania nazi juzgados ante el tribunal internacional establecido en Nürenberg. La Segunda Guerra Mundial se desarrolla en tres fases que, si no tienen exactamente el mismo valor en todos los escenarios del mundo, muestran, sin embargo, cierta uniformidad en la relación de fuerzas entre los dos bandos. En la primera, desde septiembre de 1939 hasta finales de 1941, se produce la extensión continua del conflicto desde su primitiva localización en Europa, su recrudecimiento y el aumento de los objetivos de guerra de las dos potencias principales: Alemania e Italia. En 1941 el panorama bélico se amplia con la entrada suce­ siva en la guerra de la URSS, atacada por Alemania, y

Fases de la guerra

Otra de las noveda­ des de la guerra fue el juicio de los jerar­ cas alemanes venci­ dos como "Crimina­ les de gu erra». La foto muestra el más importante de esos juicios, el de Nüren­ berg. Son reconoci­ bles, entre o tros, los g o b e r n a n t e s a le m a n e s G ó rin g (con gafas oscuras), Hess, Ribentropp y el general Keitel.

Fases de la guerra

La aviación japone­ sa b o m b a r d e a y destruye en tierra, en d ic ie m b r e de 1941, las escuadri­ llas aéreas en Pearl H a r b o r , la g r a n base militar nortea­ m e r ic a n a en las islas Hawai. Fue el primer acto de gue­ rra en tre la s d o s p o t e n c ia s y de aquel desastre tar­ d aría b astan te en reponerse el poder militar americano.

de Estados Unidos atacado por Japón. Puede decirse, no obstante, que tanto la URSS como Japón ya partici­ paban en la guerra puesto que habían realizado campa­ ñas parciales, en Finlandia y en China respectivamente. La segunda fase transcurre entre finales de 1941 y febrero de 1943. fecha emblemática ésta última porque es la de la capitulación del 6® Ejército alemán de von Paulus ante el ejército ruso en Stalingrado. Se trata de la primera gran derrota alemana con rendición de un ejér­ cito, en esta guerra. La tercera fase es. en consecuencia, la del reflujo general de la capacidad militar del Eje en todos los esce­ narios. La defensiva es ya la norma de las antes poten­ tes fuerzas alemanas y japonesas que van cediendo terreno. La guerra en Africa queda liquidada en 1943 y, en Europa, la superioridad absoluta de los aliados en el Oeste y en Rusia es patente en 1944. En la primavera de 1945 acaba la guerra en Europa. Sólo Japón resiste en Oriente, ocupando aún territorios. Estados Unidos decide el empleo de un arma nueva, la bomba atómica. que por dos veces es lanzada sobre ciudades japonesas en agosto de 1945. produciendo centenares de miles de víctimas. Japón decide entonces la rendición.

Los comienzos de la guerra en Europa. Las fuerzas alemanas cruzaron la frontera de Polonia el día 1 de septiembre de 1939 y realizaron una fulminan­ te campaña que les llevó ante Varsovia el día 14. cesan­ do toda resistencia polaca a fines del mes. Los rusos presionan sobre la frontera Este de Polonia a partir del día 17 y ocupan los Países Bálticos. En octubre, Alema­ nia y la URSS se reparten el territorio polaco; Dantzig vuelve a ser alemana. La URSS emprende en noviem­ bre una guerra contra Finlandia, que resiste durante meses, con un ejercito dirigido por el mariscal Mannerheim, pero acaba capitulando, en marzo de 1940. per­ diendo buena parte de la región de Carelia. Hitler. tras conquistar Polonia, y asegurando el frente del Este, se plantea entonces la guerra en el Oeste, especialmente la guerra en el Atlántico y la seguridad de sus bases económicas y de materias primas. De ahí la acción hacia el norte de Europa, donde se ocupan Dina-

Las primeras acciones

La p o b la c ió n de V arsovia se retira tras la entrada en ella de los alem a­ nes. Varsovia sufrió unas terribles prue­ bas en esta guerra, especialm ente por la represión alema­ na de la s u b le v a ­ ción d e l e x t e n s o ghetto (barrio) ju ­ dio de la ciudad en 1944.

Las primeras acciones

Interior de las ins­ ta la c io n e s d e las g ra n d e s fo rtific a ­ ciones militares del n o rte de F ra n c ia llamadas línea Maginot. Este tipo de fortificaciones fue em pleado también p o r A le m a n ia ( l í ­ nea Sigfrido) y fue­ ron una h e re n c ia de la Gran Guerra d o n d e las fo r t ifi­ caciones tuvieron m ás im p o rt a n c ia que ahora.

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marca, en abril, y, entre abril y junio de 1940. ocupa posiciones estratégicas en Noruega controlando el país. Alemania se asegura el suministro del hierro sueco. Los errores cometidos en la defensa de Noruega hicieron que en Gran Bretaña el gobierno de Chamberlain fuese definitivamente derrotado en la Cámara de los Comu­ nes. Su sucesor seria Winston Churchill, el político sím­ bolo de la resistencia británica y su gran dirigente duran­ te la guerra. Sólo después del control de este gran territorio en el Norte y el Este se decide Hitler a atacar Francia. El ejér­ cito fránces era, sin duda, sobre el papel el más serio obstáculo que podía presentarse a la expansión alema­ na. Los franceses habían construido una linea defensiva, la línea M aginot frente a Alemania. Pero, desde la declaración de guerra, su ejército había permanecido inactivo y ni los políticos ni los militares franceses tenían principios claros sobre el desenvolvimiento de la lucha contra la Alemania hitleriana. El ataque a Francia fue otro modelo de «guerra relám­ pago» basada en el uso de un arma que adquiriría un desarrollo extraordinario en esta guerra: las fuerzas motorizadas y blindadas (carros de combate y pertrechos

afines). El 10 de mayo 1940 comenzó la campaña ale­ mana en el Oeste con la invasión y la derrota rápida de Holanda y Bélgica. A comienzos de junio los alemanes rebasan el Somme y el Aisne. y, el 14 de este mes, en­ traban en París, continuando hacia el Atlántico y hacia el Sur hasta los Pirineos. La Italia fascista declarará en­ tonces también la guerra a Francia. El gobierno francés, presidido por Paul Reynaud, se retira a Tours y después a Burdeos. Entre el gobierno y el ejército surgen diferencias acerca de cómo acabar la guerra. El mariscal Pétain, que sucede a Reynaud. pide el armisticio a los alemanes. El 21 de junio se firmó el armisticio con Alemania en el bosque de Compiégne, y con Italia, en Roma, el día 24. La derrota francesa se había consumado en unas ocho semanas. El armisticio establecía que Francia se dividiría en una zona ocupada y otra libre donde podría establecer un gobierno. Se estableció, pues, una «Francia libre», en realidad un títe­ re en manos alemanas, con capital en Vichy, cuyo presi­ dente fue el mariscal Pétain que contó con viejos políti­ cos como Pierre Laval. Mientras tanto, la bandera de la resistencia a ultranza a los alemanes era levantada, en Londres, por el general Charles De Gaulle y se levanta-

La ocupación de Francia

El arsm isticio ale­ m án con F rancia, tras la d errota de ésta, estableció una form a especial de «colaboracionismo»: la creación de un Estado «am igo» de Alemania en Francia con capital en Vichy, bajo la jefatura de Pétain, al que se ve en la imagen rodea­ do de su gobierno.

La Batalla de Inglaterra

W inston Churchill (q u e a p a re c e con bastón), primer mi­ nistro británico des­ p u é s de N e v ille Chamberlain. visita en Londres una zo­ na afectada por ios bom bardeos alema­ nes. Churchill fue el g r a n im p u ls o r d e l e s fu e r z o d e gu erra británico y cuando llegó al po­ der, en 1940, vati­ cin ó a su p u e b lo «s a n g re , su d o r y lágrimas».

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ba también una resistencia en las colonias, especialmen­ te en Africa. Derrotada Francia y asegurada la ocupación alemana de la mayor parte de Europa, desde el Báltico y el mar Negro al Atlántico. Hitler tenía frente a sí, como único enemigo, a Gran Bretaña. Este país había sufrido gran­ des pérdidas en su marina de guerra, su arma principal. En agosto de 1940 com enzó la llamada «Batalla de Inglaterra». Una batalla que fue esencialmente aérea porque, antes de intentar la invasión de la isla, Hitler pretendía debilitar decisivamente al enemigo mediante bombardeos de objetivos militares y civiles. La aviación alemana, la Luftwaffe, era entonces la más poderosa, obra de uno de los grandes colaboradores de Hitler. Góring. Pero esta batalla aérea no consiguió sus objeti­ vos. Hitler nunca puso en marcha una invasión de Ingla­ terra y a cambio aseguró sólidamente la defensa de las costas de Francia y desencadenó, como en la Gran Gue­ rra. la lucha en el mar mediante submarinos. Por su parte, las campañas italianas fueron mucho menos brillantes que las de su aliado alemán. Su declara-

ción de guerra a Francia no tuvo ningún efecto militar inmediato. Las fuerzas italianas concentraron su acción en Grecia, en octubre de 1940, con un claro fracaso ante la resistencia griega. Después decidieron abrir la guerra en Libia, con lo que se creó un frente africano que fue también un desastre para Italia puesto que la reacción británica desde Egipto llevó a la tom a de Tobruk y Bengasi, en enero y febrero de 1941. A comienzos de 1941. Hitler, falto de objetivos en Occidente, donde la guerra contra Inglaterra no podía continuarse sin un replanteamiento, tenía decidido em­ prender la guerra contra la URSS, cuyo aniquilamiento siempre había sido uno de los ejes del pensamiento nazi. Hitler pensaba también en una fulminante campaña, pero en Rusia la inmensidad del espacio y las condicio­ nes climáticas obligaban a hacer la guerra en la estación adecuada, por lo que el proyecto era comenzar el ataque al finalizar el invierno y tener controlado el país antes de la llegada del siguiente. Tales planes hubieron de retra­ sarse, pues era urgente acudir en ayuda de Italia. Unas rapidísimas campañas alemanas a comienzos de 1941

El ataque a la URSS

El progreso de los a r m a m e n t o s fue enorme. En la foto se ve una gran ba­ tería de a rtillería antiaérea instalada por los italianos en Grecia. Sin em bar­ go, el problema de la expansión militar de las Potencias del Eje en el Mediterrá­ neo fue el del abas­ tecimiento por mar de sus Ejércitos en Africa o Grecia.

El ataque a la URSS

A v a n c e d e un a co lu m n a alem an a p o r R u sia tras el a t a q u e de 1 9 4 1 . Aunque los ejérci­ tos alemanes pene­ tr a ro n p r o fu n d a ­ mente, a miles de k iló m e tro s , en el territorio ruso, co­ m o N apo leó n casi c ie n to c in c u e n ta años antes, contro­ lar aquel inm enso territorio era casi imposible. En octu­ bre de 1941, Hitler a n u n c ió q u e la U R S S estaba mili­ tarm ente elim in a­ da. Pero no calibró lo que podía signifi­ car un ejército de ocupación en m e­ d io d e u n a p o ­ blación hostil y un e jé rc ito e n e m ig o debilitado pero no vencido, que había retrocedido am p a­ rado en el invierno.

llevaron a la ocupación de Yugoslavia, de Grecia y de la isla de Creta. Con esas bases podría reemprenderse de nuevo la guerra en Africa y en la URSS. Alemania con­ trola toda la zona de los Balcanes, donde encontrará la colaboración de países como Hungría. Rumania (con el fascista Antonescu). Eslovaquia y Croacia (con los fascis­ tas, ustachis, y su jefe Ante Palevitch). El ataque a la URSS se ajustó a lo que. en las claves alemanas, se llamó «Operación Barbarroja». El 22 de junio de 1941. los alemanes con a p o yo finlandés y rumano atacan por sorpresa, sin declaración previa de guerra, a lo largo de las fronteras rusas, en el Norte sobre Leningrando. en el centro hacia Moscú y en el Sur con la idea de invadir Ucrania. Los rusos hacen frente a la invasión, declaran la «Gran guerra patria» y se retiran resistiendo. La mayor penetración alemana suce­ dió en Ucrania que fue prácticamente ocupada hasta lle­ gar a Crimea y a las estribaciones del Cáucaso.

La fase mundial de la guerra. A finales del año 1941. el conflicto armado se amplió al abrirse un nuevo escenario en Extremo Oriente. Japón, en guerra contra China desde 1937. había ocupado gran parte de las costas de dicho país y había establecido un gobierno «títere», al servicio de los japoneses, en Nankín Al ser derrotada Francia, Japón pretendía adquirir bases en la Indochina francesa y controlar el archipiélago holandés de Indonesia. En octubre de 1941, la presiden­ cia del gobierno japonés pasa a ser ocupada por el mariscal Tojo, que comprende bien que el obstáculo a la expansión japonesa en el Pacífico no es otro que la potencia norteamericana. Estados Unidos había mostra­ do su hostilidad ante la expansión japonesa y había pedi do la evacuación de China y de Indochina. Estados Unidos seguía la guerra sin intervenir direc­ tamente, pero el apoyo de Roosevelt a los aliados era público. Estados Unidos había establecido con los alia­ dos un acuerdo de «Préstamo y Arriendo» por el que facilitaba arm am ento a crédito y, con la fórmula de

La fase

mundial

Lucha en las calles de N a n k ín en el curso de la guerra p ro v o c a d a p o r la invasión jap o n e sa de China. La supe­ r io r id a d m ilita r nipona era incues­ tionable, p ero las fu e r z a s p o lít ic a s chinas, nacionalis­ tas y com un istas, s u p ie r o n u n irs e frente al in vasor. T am poco Japón consiguió controlar China.

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La fase mundial

Bcrnard Law Montgom ery fue M aris­

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cal de C a m p o del E jército B ritánico y conductor de la g u e r r a en A fr ic a p o r p a rte d e lo s aliados, como Rommel lo fue por las P o ten cias d e Eje. Después del fin de la guerra en África, Montgomery conti­ nuó combatiendo e intervino en el de­ sem barco de N orm andia en 1 9 4 4 . M on tgo m ery tuvo ciertas diferencias de opinión militar con el Comandante S u p r e m o de las fuerzas aliadas en Europa, el estadou­ n id e n s e D w ig h t Eisenhower.

«arrien do», incluso gratis. R oosevelt y Churchill se habían entrevistado, en agosto de 1941, a bordo del crucero británico Príncipe de Gales, en el Atlántico, y de sus conversaciones surgió un documento llamado Carta del Atlántico en el que se fijaban los objetivos de la guerra frente a Hitler y se establecía que, a la llegada de la paz, se crearía un nuevo organismo internacional, com o el de la Sociedad de Naciones, al que dieron el nombre de Naciones Unidas. Por tanto, los compromi­ sos americanos en la guerra eran firmes con Gran Bre­ taña y con sus aliados. El acuerdo de «Préstam o y Arriendo» había sido extendido a la Unión Soviética des­ pués de que ésta fuera atacada. La ruptura con Japón era algo esperado. En definiti­ va, fue Japón quien atacó por sorpresa, pero los antece­ dentes de este ataque nunca han estado del todo claros. En la noche del 7 al 8 de diciembre de 1941, un ataque masivo de la aviación japonesa destruyó gran parte de la flota americana del Pacífico anclada en Pearl Harbor. en laS islas Hawai. La declaración de guerra a Japón llevó consigo la declaración a Alemania e Italia, que se produ­ jo el 11 de diciembre. Durante 1942 y buena parte de 1943, la guerra fue un éxito continuo para las potencias del Eje que pare­ cían poder controlar la situación mundial. En el Pacífico, los japoneses una vez destruida la flota americana, emprendieron una expansión fulminante. En Europa y Africa las fuerzas alemanas continuaban llevando total­ mente la iniciativa. Los alemanes se hicieron cargo de la dirección de la guerra en Africa, donde el objetivo era estrangular las colonias y las vías de comunicación del Imperio británico. Un cuerpo expedicionario, el Afrikakorps. que tendrá com o jefe supremo a un gran experto en la guerra de blindados en el desierto, Erwin Rommel. desembarcó en Libia y llegó, en junio de 1941, a ame­ nazar directamente Alejandría, en Egipto. Durante un año se dieron diversas batallas. Marsa-Matrouth, Tobruk. El-Alamein. por el control del territorio desde Túnez a Egipto, que enfrentaron a dos grandes estrategas, el ale­ mán Rommel y el británico Montgomery. La guerra en Rusia es aún mucho más difícil. Los ejércitos alemanes habían sufrido sobre el terreno el terrible invierno de 1941-1942. Las ofensivas continua-

ron en la primavera y el verano de 1942, siendo el obje­ tivo fundamental alemán controlar todos los países del Caúcaso y llegar a las fuentes petrolíferas del Caspio. En el Norte ponen sitio a Leningrado, en el Sur controlan toda la cuenca del Kuban, en el Donetz. En el Pacífico, el destino de Australia se decidía en la batalla del Mar del Coral, los dias 7 y 8 de mayo de 1942. con su centro de lucha en la isla de Guadalcanal. Mucho más al Norte, en Midway. entre las islas Hawai y Japón, se daba otro enfrentamiento, del 3 al 7 de junio, entre las dos potencias. Tanto en el Mar del Coral como en Midway la clave de la guerra estuvo en el empleo de armas aeronavales, siendo los portaviones el arma fun­ damental. Estados Unidos había recompuesto su flota y en ambas batallas, sin haber claros vencedores ni venci­ dos -en Gaudalcanal, por ejemplo, se luchó hasta febre­ ro de 1943-, la potencia japonesa se vió firmemente Posesiones ¡aponesas en 1941

E! Pacífico

El océano Pacifico fu e un o d e lo s grandes escenarios de la guerra mun­ dial especialmente en la lucha a e r o ­ naval. He aquí un p anoram a general d e lo s e s p a c io s donde se produ je­ ron los principales e n f r e n t a m ie n t o s m ilitares am erica­ no-japoneses.

URSS

Posesiones aliadas en 1941 Terntorio conquistado por los japoneses Avances japoneses Alaques aéreos japoneses Máximo avance japonés (verano 1942)

JAPON CHINA

Midway

INDIA

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Pearl Harbor Guam

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Islas Gilberl

Salomón

AUSTR ALIA

La fase

mundial

Fuerzas soviéticas en parapetos duran­ te la batalla de Sta­ lingrado. La derrota alemana de Stalin­ g r a d o sign ificó la inversión general de la tendencia de la gu erra, que hasta entonces había sido de triunfos de las fuerzas del Eje. Stalingrado fue un gol­ pe material y moral para las potencias agresoras.

contestada y debilitada. Japón perdió parte de su flota de portaviones. La batalla del Mar de Coral impidió la invasión de Australia y la batalla de Midway significó el fin de la hegemonía marítima de Japón. La flota ameri­ cana del almirante Nimitz empieza a tener la iniciativa. Si en el Pacífico Japón es provisionalmente deteni­ do, en Occidente comienzan también los fracasos de las Potencias del Eje. En Rusia, después de los éxitos del verano de 1942, Hitler, en vez de consolidar y limitar su ocupación, decide dar un golpe definitivo a la URSS tom ando Stalingrado, importante ciudad industrial y nudo de comunicaciones. El 6 9 Ejército alemán empren­ dió el ataque a la ciudad en septiembre de 1942. La lucha en las calles fue terrible y la estrategia rusa consis­ tió en cercar las fuerzas alemanas entre el Don y el Volga. Hitler prohibió el retroceso, el cerco se completó y ya no pudo romperse. A comienzos de febrero de 1943. las fuerzas alemanas de Stalingrado hubieron de rendirse a los rusos. Junto a la pérdida de la batalla de El-Alamein en Africa y el fracaso en el Mar del Coral, puede decirse que con Stalingrado comienza el cambio en el curso de la guerra.

La derrota de las Potencias del Eje Desde finales de 1942 se iba a inaugurar en el frente Oeste de la guerra y en África una nueva estrategia alia­ da: la de los desembarcos marítimos que aportaban fuer­ zas para la batalla en tierra. Esto ocurrió primeramente en África, en la «Operación Torch», con el desembarco anglo-americano. en noviembre de 1942, dirigido por el general Eisenhower, en las costas de Marruecos y A rge­ lia. Las fuerzas francesas adictas al gobierno de Vichy resistieron, pero, finalmente, firmaron el armisticio con los aliados. Hitler acababa con el gobierno de Vichy y ocupaba la Francia libre. La flota francesa en Toulon era hundida voluntariamente por sus tripulaciones. La resistencia del Afrikakorps continuó, a pesar de la evacuación de Túnez después de la pérdida de la bata­ lla de El-Alamein, en octubre de 1942. Rommel aban­ donó África y Montgomery ganaba la batalla, el ejército del Eje en África capituló en mayo de 1943. Todo el flanco sur de la «fortaleza de Europa», creada por el Eje, y el Mediterráneo quedaban en manos de los aliados. En el verano de 1943 se produjo el desembarco de las fuerzas angloamericanas, apoyadas ya por algunos

La derrota del Eje

Unidades de la flota francesa hundidas en la base naval de Toulon, comprendi­ da en el territorio d e l g o b ie r n o de Vichy, por sus pro­ pias tripulacion es para que no caye­ ran en manos ale­ manas. La Francia d erro ta d a q u ed ó absolutamente divi­ d id a e n tre un a m a y o ría e n e m ig a del nazism o y los «colaboracionistas».

contingentes franceses, en ei sur de Italia, en Sicilia, Tarento y Salerno. La llegada de la guerra a la península italiana ocasiona la caída del régimen fascista. Mussolini es detenido el 25 de julio, el rey Víctor Manuel encarga el gobierno al mariscal Badoglio y se llega a un armisti­ cio con los aliados el 8 de septiembre. Pero los alema­ nes no dan por perdida Italia y proceden a su ocupación militar. La guerra continúa en Italia sostenida por los ale­ manes que llegan a Roma. Mussolini es liberado y funda un nuevo Estado, la República Social Italiana, que tiene su capital en el Norte, en Saló, y que continúa la guerra al lado de los alemanes. En el Este, después de Stalingrado, las fuerzas sovié­ ticas tienen ya continuamente la iniciativa. El problema para Alemania es cóm o retirarse de Rusia sin un desas­ tre total. Stalin, em peñado en una guerra a muerte, había realizado ciertas reformas para complacer a sus aliados occidentales -disolución de la Kom intern en 1 94 3- y para reunir en torno suyo a todas las fuerzas El crucero «Nelson» rusas. La lucha se reanudó en el frente del Don y los ale­ de la flota británica. manes empezaron a retirarse del Cáucaso, abandonan­ La Arm ada británi­ do Rostov y Kuban hacia Ucrania. En 1943 hubo un ca había sido hasta mediados del siglo retroceso general de los alemanes hacia el Oeste. En 1944 el avance ruso es imparable reconquistando, en la m ás p o d e r o s a fu e rz a n av a l del marzo, toda Ucrania y la Galitzia polaca. En junio ven­ mundo. Alem ania, cen en Minsk donde perecen veinticinco divisiones ale­ sin em b argo , hizo manas. Los rusos entran en los Balcanes y se aproximan un ex tra o rd in a rio en Polonia al río Vístula. En el verano los alemanes pier­ esfuerzo para dotar­ den los Países Bálticos y los rusos llegan a Prusia Orien­ se d e un a g r a n tal y derrotan a Finlandia, aliada ahora con Alemania. Arm ada, que man-, Los alemanes empiezan también a abandonar Noruega. daría el alm irante El año de 1944 es decisivo también en el Oeste. La Doenitz, y que pre­ sentó grandes nove­ lucha en la península italiana continuaba con un avance dades armamentís- aliado de Sur a Norte, con momentos de grandes bata­ ticas, como los cru­ llas, com o en Garigliano-Montecasino, y con el desem­ ceros de «bolsillo'’ barco de la playa de Anzio a espaldas de las fuerzas ale­ (G r a f f S p e e ), los manas. P ero los alemanes resisten en los A peninos su p e ra c o ra za d o s hasta comienzos de 1945. El hecho decisivo de la gue­ «B is m a r c k », o un rra en el Oeste es, sin duda, el desembarco aliado en las numeroso conjunto de submarinos. Ale­ costas francesas de Normandia, el 6 de junio de 1944, m ania a c a b ó p e r­ en la «Operación Overlord». bajo el mando supremo de diendo tam bién la Eisenhower. En junio y julio se lucha en torno a las guerra naval. defensas alemanas de la costa, pero rotas éstas el avan­

La derrota del Eje

ce hacia e! interior de Francia es rápido. El 19 de agosto las tropas aliadas llegan a París; se liberan el norte de Francia, Bélgica y la ljnea de los Vosgos. En el sur de Francia, se produce el desembarco en Provenza, en agosto, y desde allí se avanzará hacia el Noreste para confluir en la frontera alemana. En noviembre, los alia­ dos llegan a Strasburgo. A finales de 1944 los alemanes lanzan la que será su última ofensiva en el Oeste, la de las Ardenas; al princi­ pio. consiguen algún éxito rompiendo las líneas, pero las fuerzas americanas resisten en Bastogne y con ello acaba la penetración. Mientras, en el Este, las fuerzas rusas marchan hacia Berlín venciendo la última y deses­ perada resistencia alemana. En enero de 1945, empieza la ofensiva rusa desde el Vístula. En abril llegan a la frontera alemana del Oder-Neisse; las fuerzas rusas y las aliadas del Oeste, las americanas, se encuentran sobre el Elba, en Torgau; todos los países de los Balcanes habían caido en manos rusas y sus tropas entran en Viena el 13 de ese mes. El 2 de mayo capitula Berlín. El avance ruso en Alemania había sido, en realidad, mucho más rápido y profundo que el de los aliados occi-

La derrota del Eje

Las fuerzas aliadas entrando en París, frente al A rco del Triunfo de la Estre­ lla, en a g o s t o de 1 9 4 4 . Im á g e n e s com o esta se han constituido en sím­ bolo de la victoria de las fuerzas alia­ das.

s:

La derrota del Eje

Las tropas soviéti­ cas entran en Ber­ lín en m a y o d e 1 9 4 5 y elim in an las últim as re sis ­ tencias en torno a la C an cillería del Reich. La Segunda G u e r r a M u n d ia l o casio n ó trem en ­ das destrucciones en la s c iu d a d e s , esp ecialm en te en la s a le m a n a s , a causa de los bom ­ bardeos.

dentales. La ocupación de todo el sur de Alemania, hacia Checoslovaquia, la hacen los americanos -Nürenberg, Munich-, Hitler estableció su último cuartel general en un bunker de Berlín y. después de algunos intentos de concertar un armisticio por parte de algunos de sus lugartenientes, como Himmler, Hitler se suicida el 30 de abril y queda como jefe supremo de Alemania el almiran­ te Doenitz. En mayo los acontecimientos se precipitan y se suceden la disolución del partido nazi y las capitulacio­ nes de Reims. el 7 de mayo, y de Berlín, el 8 de mayo de 1945. Los altos dirigentes y mandos militares alema­ nes que no se han suicidado o han conseguido huir ca­ muflados quedan prisioneros de los aliados occidentales y de los rusos. Las cuatro potencias vencedoras, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la URSS, establecen las zonas de ocupación y el gobierno del país. En Oriente, después de detener a Japón en el mar en las grandes batallas de 1942, los americanos llevaron la guerra a tierra. En enero de 1943 el mando estadou­ nidense en tierra era co n fia d o al general D ouglas MacArthur que emprendió acciones en los archipiélagos

El ataque a Japón

Una de las más terri­ bles fo to s q u e se han hecho en el siglo X X : el “hongo* formado por la nube de gases consecuen­ cia de la explosión de la bomba atómi­ ca sobre la ciudad d e H irosh im a en Japón. Un sím b o ­ lo de la irracionali­ dad humana, capaz de producir sem e­ jan te s m áquinas de destru cción y muerte.

en

al norte de Australia. El almirante Nimitz llevó la guerra al pacifico central, islas Gilbert y Marshall. las Marianas y Guaní, acercándose a Filipinas. La batalla naval del golfo de Leyte, en octubre de 1944, abrió la puerta a la lucha por el archipiélago que se desarrolló hasta febrero de 1945 en que se conquista Manila y la isla de Luzón. La lucha en Birmania, a comienzos de 1945, se saldó con la expulsión de los japoneses. El ataque directo a Japón em pezó al sur del archipié­ lago, en Okinawa. a comienzos de febrero de 1945. Las fuerzas japonesas habían abandonado la mayor parte de las tierras ocupadas o habían sido derrotadas y captura­ das. pero el pais conservaba aún una notable fuerza militar en su territorio insular que empieza a ser bom­ bardeado sistemáticamente, aunque es defendido por todo tipo de medios incluidas las acciones suicidas de sus pilotos aéreos. Cuando la guerra había concluido ya en Occidente, Japón continuaba resistiendo. Estados Unidos decide em plear una nueva arm a secreta, la bomba atómica. Asi lo anuncia a sus aliados, en la Con­ ferencia de Postdam (Alemania), en julio de 1945. el

Consecuencias

nuevo presidente Harry Truman. La primera de esas bombas es arrojada sobre la ciudad de Hiroshima el 5 de agosto de 1945. La segunda el día 9 sobre Nagasaki. La URSS declara entonces la guerra a Japón y aprovecha para apoderarse de Manchuria y Corea, ocupar las islas Kuriles y la mitad de la isla de Sajhalin. El día 2 de sep­ tiembre de 1945, Japón capitula, con la promesa de que el Emperador no será depuesto.

Evolución política y consecuencias de la guerra

86

Llegada de prisio­ neros al campo de concentración ins­ talado por los nazis en la lo c a lid a d p o laca de A uschwitz, en 1943. En e s to s c a m p o s se h ic ie ro n e x p e r i­ mentos biológicos y médicos con los in te r n a d o s y se exterm inaron per­ sonas de pueblos y etnias que los nazis consideraban infe­ riores y peligrosas p a ra el R eich de «raza aria». Allí fue­ ron exterm inados p o la c o s, gitan o s, ru s o s , h ú n g a ro s, etc., además de ju­ d ío s d e d iv e r s a s nacionalidades.

La Segunda Guerra Mundial ha sido la conflagración de mayor coste económico y la de mayores pérdidas huma­ nas y materiales de las sostenidas por la humanidad; la guerra causó en torno a 55 millones de muertos, según las estimaciones más prudentes, 35 millones de heridos y alrededor de 6 millones de personas desaparecidas. Las terribles penalidades sufridas por muchas poblacio­ nes a manos de alemanes, japoneses y rusos, principal­ mente, ejercidas sobre chinos, filipinos y otros pueblos asiáticos, así com o sobre polacos, judíos, gitanos y otras minorías étnicas, aunque, por desgracia, sólo suele hablarse del caso judío (en los campos de exterminio de Auschwitz o Treblinka no sólo murieron judíos) fueron también enormes y de magnitudes desconocidas ante nórmente. Nunca hubieron de huir más personas de sus residencias ni hubo más muertos entre la población civil, entre 20 y 30 millones. Se ha calculado que el coste de la guerra debió de girar en torno al billón y medio de dólares, de los que una cuarta parte, aproximadamente, fueron sufragados por Estados Unidos. Sin embargo, después de la guerra se produjo un crecimiento económico relativamente rá­ pido, que permitió la reconstrucción en un corto plazo, con planes extraordinarios, com o el Plan Marshall apli­ cado a la reconstrucción de Europa, y los llamados «mi­ lagros» alemán y japonés. Durante las décadas de 1950 y 1960 el mundo conoció un crecimiento económ ico nunca igualado. Las consecuencias políticas de la guerra fueron muy hondas. El futuro del mundo se decidió ya durante la guerra misma, aunque sin prever la partición en dos grandes bloques, el soviético y el occidental, vivida

durante los cuarenta años siguientes. Los aliados esta­ blecieron-desde muy pronto, después de la entrevista Churchill-Roosevelt de 1941 y la Carta del Atlántico, un sistema de relaciones que fue marcando la política de guerra y las previsiones para la postguerra. Después de la firma de dicha carta, Roosevelt y Churchill se reu nieron varias veces más en Washington. En esas reunio­ nes. los aliados establecieron com o doctrina la renuncia a adquirir territorios, la autodeterminación de todos los pueblos, libertad de navegación, etc. La era de las gran­ des conferencias interaliadas se inauguró con la Confe­ rencia de Casablanca (Marruecos) en enero de 1943. Roosevelt y Churchill toman decisiones de guerra y acuerdan que emplearán al arma atómica cuando esté disponible. En octubre de 1943, hay una primera reu­ nión de ministros de Asuntos Exteriores en Moscú, donde se decide que los criminales de güeña nazis se­ rían juzgados al terminar la contienda. En la Conferencia de El Cairo, de noviembre de 1943, Roosevelt y Churchill se reúnen con el generalísi mo y primer dirigente político chino Chiang Kai-Chek y

Consecuencias

D e iz q u ie r d a a derecha, sentados, Stalin, Roosevelt y Churchill en Tehe­ rán (Persia), donde se re u n ie ro n p o r p r im e r a v e z los tres dirigentes de los países aliados en la guerra. Esto hizo que la U R S S tom ara un p ro ta ­ gonismo en la polí­ tica internacional que ha d u ra d o lo que el propio régi­ m en s o v ié t ic o , hasta 1989.

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Consecuencias

Una nueva foto his­ tórica de los m is­ m os p e r s o n a je s , esta vez en Yalta (UR SS), en la más im portante de las conferencias intera­ liad as ce le b ra d a s en la g u e r r a . La impresión es la de que, allí, los occi­ dentales. no tenien­ do claro lo que cos­ taría aún vencer a Alemania, hicieron am plias concesio­ nes a la URSS.

tratan de la resistencia china frente a Japón y del arre­ glo territorial en Corea y Formosa (Taiwan). En la Con­ ferencia de Teherán, de noviem bre y diciem bre de 1943, Roosevelt y Churchiil se reúnen por vez primera con Stalin y deciden que se abrirá un frente en el Oeste con el desembarco en Francia. Era una medida insisten­ temente pedida por Stalin para liberar la presión alema­ na sobre el frente ruso. La Conferencia de Dumbarton Oaks. en Estados Unidos, trató, sobre todo, de los arre­ glos económicos de postguerra, que iban a convertir a la moneda americana en el eje de la economía mundial. Pero, sin duda, la conferencia más importante fue la de Yalta (URSS), celebrada, en febrero de 1945. cuando la derrota definitiva de Alemania era cuestión de poco tiempo. A Yalta acudieron Roosevelt. Churchiil y Stalin para tratar, especialmente, de delimitar los territorios de la futura Europa salida de la derrota nazi y fijar las áreas de influencia de los vencedores. De los acuerdos de Yalta surgió el mapa europeo que ha perdurado casi hasta nuestros dias. Se trató allí de la futura Polonia, de la manera de organizar Alemania, del papel de Francia, de la zona de influencia rusa en el este de Europa, de la futura Yugoslavia, etc. Quedan por señalar aún dos con-

ferencias de im portancia. La celebrada en abril de 1945. en San Francisco, que inauguraba la vida de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y la llevada a cabo en Potsdam, junto a Berlín, en julio de 1945, rendida ya Alemania, en la que se abordó la finalización de la guerra contra Japón y el tratamiento que debía darse a regímenes que habían tenido especiales relacio­ nes con los nazis, com o era el caso de España. Pero no hubo ya acuerdos claros. El final de la Segunda Guerra Mundial no hacía en muchos aspectos sino corroborar lo que había significa­ do anteriormente el final de la Gran Guerra: el fin de la Europa hegemónica en el mundo: el fin del capitalismo, del industrialismo y del imperialismo en sus formas típi­ cas del siglo XIX; la aparición de un nuevo coloso en el sistema mundial, la URSS, y su gran zona de influencia: el nacimiento de nuevos países, que luego darían lugar al área del llamado Tercer mundo. Es decir, se desenca­ denan todos aquellos procesos principales que nos con­ ducen ya a lo que podem os llamar nuestra verdadera «historia coetánea».

Consecuencias

La magna Conferen­ cia de S a n F ra n ­ cisco en la que se constituyó la O N U en abril de 1945. Originalmente sólo formaron parte de la O N U los países que las potencias vencedoras decidie­ ron, todos ellos de­ mocráticos y que no h u b ieran tenido contacto alguno con las P o ten cias del Eje. P o r eso no estaba la España de Franco.

Datos para una historia Año

A con tecim ien to s principales

1914

28 de junio: Francisco Femando, príncipe heredero de la Corona auslrohúngara. y su esposa son asesinados en Sarajevo. 1 de agosto: comienza la Primera Guerra Mundial. Principales potencias aliadas: Gran Bre­ taña. Francia. Rusia. Italia y EE.UU. Potencias centrales: Alemania. Austria Hungría y Turquía. 4 de agosto: los alemanes invaden Bélgica y el noroeste de Francia 5-9 de septiembre: Batalla del Mame.

1915

5 de enero: Gran Bretaña anuncia el bloqueo marítimo a Alemania. 22 de abril: los alemanes emplean por primera vez gases axfisiantes. 25 de abril: los aliados en Gallipoli.

1916

21 de lebrero-, batalla de Verdún. 31 de abril: batalla de Jutlandia. Junio: ofensiva rusa del general Brusilov.

1917

9 de enero: Alemania declara la guerra submarina a ultranza. 8 de marzo: estalla la Revolución en Rusia. 2 de abril: EE.UU. declara la guerra a Alemania. 26 de noviembre: el gobierno bolchevique ruso solicita el armisticio a las potencias centrales.

1918

8 de enero: proclamación de los «Catorce puntos» de Wilson. 3 de marzo: Paz de Brest-Litovsk entre las potencias centrales y Rusia. Marzo-abril: Lituania. Letonia y Estonia proclaman su independencia. Julio-agosto: últimas ofensivas alemanas en Francia. 14 de septiembre: Austria-Hungria solicita la paz. Ofensivas aliadas en todos los frentes. Octubre: Se proclaman las Independencias de Checoslovaquia. Hungría. Croacia y Eslovenia. Noviembre: Alemania solicita el armisticio. Polonia proclama su independencia.

1919

Enero: se inaugura la Conferencia de Paz en París. Se funda la Sociedad de Naciones. Junio: Tratados de Paz de versalles con Alemania Septiembre: Tratado de Sainl-Germain con Austria. Sublevación en Irlanda dirigida por el partido nacionalista Sin Fein. Noviembre: Tratado de Neuilly con Bulgaria. Fundación del partido nacional socialista en Alemania y de los “fasci" en Italia. Se funda en Moscú la III Internacional.

1920

90

Junio: Tratado de Trianon. Agosto: Tratado de Sévres entre los aliados y Turquía.

Año

1922

Acontecimientos principales

Marcha de Mussolini sobre Roma. Ocupación del RhuT por tropas franco-belgas. Fundación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Acuerdo de Rapallo entre Alemania y la URSS.

1923

Hitler intenta un golpe de estado en Baviera. que fracasa. Disolución de todos los partidos, excepto el fascista, en Italia. Dictadura de Primo de Rivera en España. Creación del Estado Ubre de Irlanda.

1924

Muerte de Lenin. Stalin al frente de la URSS. Primer gobierno laborista británico.

1925

Acuerdo de Locamo para la «seguridad colectiva» y la cooperación internacional.

1928

Pacto Briand-Kellog de «no agresión». Primer Plan Quinquenal en Rusia.

1929

Tratado de Letrán: creación de la Ciudad del Vaticano. La «Gran Depresión»: crisis económica mundial.

1931 1933

Se proclama la II República española. incendio del Reichstag alemán. Hitler es nombrado canciller. Alemania abandona la Sociedad de Naciones. En EEUU, entra en vigencia el New Dea/. «Pacto a cuatro» entre Italia. Alemania, Francia e Inglaterra.

1935

Hitler inicia una política de rearme en Alemania. Italia invade Etiopia: la Sociedad de Naciones fracasa en su intento de intervenir eficaz­ mente.

1936

Rebelión militar del general Francisco Franco contra el gobierno de la República: comienza la guerra civil española. Se constituye el "Comité de No-Intervención". Alemania e Italia se retiran del Comité y apo­ yan a los insurrectos. Firma del pacto “Eje Roma-Berlín". Aviones alemanes bombardean Guemica (1937).

1938

Hitler ocupa Austria.

Datos para una historia Acontecimientos principales

Año

1939

Fm de la guerra civil española. 10 de marzo: Alemania invade Checoslovaquia. 7 de abril: Italia invade Albania. 1 de septiembre: Alemania invade Polonia. 3 de septiembre: Gran Bretaña y Francia declaran la Guerra a Alemania. Comienza la II Gue­ rra Mundial 17 de septiembre: Rusia invade Polonia. 29 de septiembre: Pacto Germano-soviético; Polonia es dividida entre las dos potencias.

1940

Abril-mayo: Invasión alemana de Dinamarca. Noruega. Bélgica. Holanda. Luxemburgo y Francia. Junio: Italia declara la guerra a Francia y Gran Bretaña. Julio: los alemanes ocupan Paris. Agosto-octubre: Batalla de Inglaterra: fracaso alemán.

1941

Junio: Alemania invade Rusia. Septiembre: Alemania e Italia invaden Egipto. Diciembre: ataque japonés a Pearl Flarbor. Estados Unidos declara la guerra a las potencias del Eje. Invasión japonesa de China.

1942

Enero: Los japoneses ocupan Filipinas. Java y Birmania. Septiembre: batalla de Stalingrado: derrota alemana. Octubre: batalla de El-Alamein en Egipto; los aliados derrotan a los alemanes, que se retiran del norte de Africa.

1944

4 de junio: los aliados entran en Roma. 6 de junio: desembarco aliado en Normandia. 2 de septiembre: los aliados liberan Paris y Bruselas

1945

7 de febrero: Conferencia de Yalta: Roosevelt, Churchill y Stalin discuten la configuración territorial de la postguerra. 7 de marzo: los aliados invaden Alemania, Abril: Mussolini es asesinado. Hitler se suicida. Conferencia de San Francisco: creación de la ONU. Julio: Conferencia de Potsdam. Mayo: Rendición de alemania. Agosto: lanzamiento de la primera bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki. Capitulación de Japón. Fm de la Segunda Guerra Mundial.

Glosario Aislacionismo Tendencia política en EE.UU.. después de la Gran Guerra, que pretendía que el país aban­ donara cualquier intervención en los asuntos europeos.

Apaciguamiento Política practicada por las potencias democrá­ ticas ante la Alemania de Hitler, procurando «calman la agresividad de éste.

Bolchevique Fracción radical y mayoritaria del Partido Social-Demócrata Ruso capitaneada por Lenin y que apareció en 1903 escindiéndose el par­ tido. Esta fracción fue la que triunfó en la revolución de 1917.

Colaboracionismo Fue la actitiid de ciertos miembros de la pobla­ ción francesa - y de otros p aíses-, en la Segunda Guerra Mundial, que se prestaron a colaborar con el ocupante alemán.

Comité de No-Intervención Organismo creado en Londres en agosto de 1936 para impedir que los contendientes en la guerra civil española recibiesen ayuda exte­ rior. Dicho Comité perjudicó grandemente a la República española.

Comunismo Doctrina derivada del socialismo que pretende la igualdad de oportunidades sociales para todos los hombres y un sistema social sin cla­ ses y sin propiedad privada.

Diplomacia secreta

las reparaciones y de superar las enormes difi­ cultades existentes liara que Alemania, aqueja da de una grave crisis económica, pagase, se establecieron varios sistemas de pago. El pri­ mero de esos planes para actualizar el pago fue el llam ado P la n Daw es, ad o p tad o a comienzos del año 1924. Preveía pagos ale­ manes por anualidades que empezarían con 1.000 millones de marcos al año y llegarían a los 2.500. El plan funcionó cinco años, hasta 1929 En esta fecha, el cambio de las condi­ ciones económicas exigió un nuevo arreglo. Este se hizo a través del P la n Y oung. La deuda alemana en esta fecha quedaba limitada a 38.000 millones de marcos-oro y se estable­ cía que sería pagada en treinta y seis anualida­ des entregando el dinero a un Banco Interna­ cional de Pagos. A mediados de los años treinta, habiendo triunfado el nazismo en A le ­ mania. los pagos por reparaciones quedaron suspendidos.

Sistema liberal Se llamaba, y se llama asi. al conjunto de caracteristicas que definen a aquellos regíme­ nes políticos que surgieron de las ideas de la Revolución Francesa, que establecían las liber­ tades políticas (rente a las viejas monarquías absolutas del siglo xvm. Sufrió un profundo cambio y modernización después de la Gran Guerra.

Soviets

Antes de las doctrinas del Presidente Wilson era la forma de hacer la política internacional más frecuente entre los Estados, predominan­ do los acuerdos secretos bilaterales.

Palabra rusa que significa «asamblea», reunión igualitaria de ciudadanos, en la que se tomaban decisiones políticas. Los sonreís fueron decisi­ vos en la Revolución rusa y el nuevo estado socialista se llamó «soviético».

Ghetto

Tercera Internacional

Palabra que designa el barrio de una ciudad o el lugar donde la población judia residía de ma­ nera obligada en los países de Centroeuropa.

El organismo internacional de coordinación de los Partidos Socialistas -que pasarían a llamar­ se comunistas creado en Moscú por los bol cheviques. en 1919. y que venia a continuar la tradición de estos organismos que apareció en 1864 al crearse la I Internacional.

Principio de las nacionalidades Fue el criterio seguido tras la Gran Guerra para e sta b lec er las nuevas fron teras de muchos Estados de Europa, que aparecieron para agrupar en ellos a «naciones» que antes carecían de su propio Estado.

Reparaciones Se llamaron asi las cantidades de dinero que Alemania, como culpable de la Gran Guerra, habría de entregar a los vencedores por los daños materiales y humanos causados por la guerra. Con objeto de actualizar el pago de

Trincheras Zanjas cavadas en la tierra en cuyo interior se aposta la Infantería, formando lineas de defen­ sa continuas, reforzadas con alambradas y potentes construcciones para resistir el fuego enemigo (las fortificaciones), y que se apoya­ ban en algunas plazas fuertes especialmente equipadas para la defensa. La posesión del terreno sufría con ello muy escasos cambios.

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índice alfabético Acuerdo de Locarno. 59, 60. 62 — de Rapallo, 58 — de «Préstamo y Arriendo». 77. 78 «affaire Staviski». 36 Afrikakorps. el. 78. 81 aliados, los. 68. 77. 81-83 Anzio, desembarco de. 82 apaciguamiento, política de, 36. 56. 64-66 Ardenas. ofensiva de las. 83 armisticio de Compiégne. 73 — de Mudros. 18 — de Rethondes, 19 — de Villa Giusti. 19 Ataturk. Kemal. Mustafá. 27 Azaña. Manuel. 63 Badoglio. mariscal. 82 Baldwin. Stanley, 37-39 Benes. Edvard. 66 Berlín, capitulación de. 82-84 Bethmann-Hollewg. canciller,

14 blitxkrieg, véase guerra relámpago Blum, León. 36 bomba atómica. 70. 85. 87 Brest-Litovsk, paz de. 16. Briand. Aristide. 35. 59 Brusilov. mariscal. 12 «Brusilov. ofensiva», 12

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campaña de Rusia. 75. 76 Caporetto. batalla de. 15. Carta del Atlántico. 78. 87 “Catorce puntos", los. 20-23. Clemenceau. Georges. 14. 2 2,34 Comisión Aliada de Indemnizaciones. 25 Comité de No-Intervención. 63 Commonwealth. 38 Conferencia de Casablanca. 87 — de Dumbarton Oaks, 88 — de El Cairo. 87 — de Munich. 66 — de Potsdam, 85, 89 — de San Francisco, S9 — de Teherán. 87, 88 — de Yalta. 27. 88 Congreso de Tours, 35

Chamberlain. Austen, 37. 38. 74 — . Joseph. 38 — . Neville. 38, 39. 56, 66. 67. 72 Chiang Kai-Chek, 64. 87 Churchill. Winston. 37, 72, 78. 87. 88 Daladier. Édouard. 36. 66 Danlzig. "pasillo» de. 24, 67 De Gaulle. Charles. 73 Dobropollo. batalla de, 18 Dollfuss. Engelbert. 65 Drexler. Antón, 46 Duce. el. véase Mussolini, Benito Ebert. Friedrich, 45 Eduardo VIII, 38-39 Einstein. Albert, 49 Eisenhower. Dwight, 78. 81. 82 Eje Roma-Berlin, el, 62 El-Alamein. batalla de. 78, 80.81 Entente, la, 6. 7, 9, 10, 12. 14. 16. 17. 19. 20. 33 Erzberger. Matthias. 25 Estado Libre de Irlanda. 37 Falkenhayn, mariscal, 9. 11, ¡ascl di cornbattimento, 41 Fianna Fail. 39 Foch. ferdinand, 12. 16, 19. Ford, Henry. 51 Francisco Fernando, 6 Franco. Francisco, 63 Frente de Slressa. 61 Frente Popular. 36. 63 Führer, véase, Hitler. Adolf Garigliano-Montecasino, batalla de. 82 Gasparri. cardenal, 44 George. David Uoyd, 14, 22. 37 gobierno de Nankin. 77 — de Vichy. 73.81 golfo de Leyte. batalla del, 85 Goring. Hermann. 48. 69. 74 Gran Depresión, la. 50-55 Gran Guerra, la, 4-20. 28,30. 34. 40. 41. 43. 46. 51. 56, 58. 60. 74. 89

«gran guerra patria», la 76 Guadalcanal. batalla de. 79 «Guardia de 1fierro», la, 40 guerra civil española, 57, 63 — de movimientos. 8, 9. 68 — de posiciones. 9-11, 68 — guerra relámpago. 68, 72 — submarina. 14. 15. Guillermo II. 17. 19. Hacha. Emil. 66 I laig. Dougtas. 14 Heinleín, Conrad. 66 Hindenburg, Paul von. 9, 10. 17. 45. 48. 49 Hiroshima, 85. 86 Hitler. Adolf, 39, 43, 46-49. 55, 56, 60-63. 65-67. 72. 74 76. 80. 81.84 Inglaterra, batalla de. 74 Internacional Comunista, uéase Komintern Izquierda Republicana. 63 Joífre, Joseph. 8. 14 Jorge VI, 39 Jutlandia. batalla de. 12 Kapp. Arthur. 46 Kerenski. Alexander. 32. 33 Keynes, Maynard John, 25, 26. 53. 55 Komintern. véase Tercera Internacional Konoye. principe. 62 Kuomitang. el. 64 Lagos de Mazuria, batalla de los. 10. Laval, Pierre. 36. 61. 73 «Lenin». Vladimir Ilich Uliánov. llamado. 29, 33 Ixíningrado. sitio de, 79 Ley Seca, 50 51 — Volstead, 50 Leyes de Ntiremberg. 49 Liebknecht. Kar!, 46 Liga Espartaquista, 28. 46 «Linea Maginot». 72 »— Sigfrido». 17. 62. 72 Lorena. anexión de. 8 Ludendorff, general. 9. 10. 16. 17. 19, 46 Lufwaffe. la. 74

Luxemburgo. Rosa, 28, 46 MacArthur, Douglas. 84 MacDonald. Rainsav James. 37-39 Mao Tse-tung. 64 Mar del Coral, batalla de. 79. 80 marcha sobre Roma, la, 42. 43 Mame, batalla del, 8. 12 —. segunda batalla del. 17 Max de Badén, principe. 19, Mehmed IV. 27 Mein Kam pf (Mi Lucha), 47 mencheviques. 32 Midway. batalla de, 79. 80 milicias nazis. 47 Minsk, batalla de, 82 Molotov. Vichieslav, 67 Moltke. Helmuth von. 8. Montgomery. Bemard Law. 78.81 Mussolini, Benito, 40, 42, 43. 59-61. 65, 66. 82 nacionalidades, principio de las. 26. 27 Nagasaki, 86 NationolSozialistiche Deulschlands Arbeiler Partei (NSDAP), véase Partido “ nazi” New Deat, el. 55 Nimitz. almirante. 80. 85 Nivelle. comandante. 14. Nürenberg. juicio de. 69 Okinawa. batalla de, 85 ■Operación Barbarroja». 76 »— Overlord". 82 — Torch-, 81 Organización de las Naciones Unidas (ONU). 78. 89 Pacto Antikom inter. 62 "Pacto a Cuatro”, 60 Pacto Briand-Kellog. 59 — Germano-Soviético. 67 Palevitch. Ante. 76 Papen. Franz von. 46, 48 Partido Comunista. 34. 35 — Demócrata. 55 — Laborista, 37. 38 — Liberal. 37

— — — —

«nazi». 46. 47. 65. 84 Nazíonale Racista, 44 Obrero Alemán, 46 Obrero Socialdemócrata Ruso. 28 — Radical. 34, 36 — Social Cristiano austríaco. 65 — Socialdemócrata Alemán, (SPD). 28. 47 «Paz Armada”, la. 7,8. Pearl Harbor, 70. 78 Pétain. Henri-Philippe. 11. 12. 14.40. 73 Pió IX. 44 Plan Dawes. 58 Plan Marshall, 86 Plan Schlief/en, 7 Poincaré. Raymond. 34. 58 Potencias Centrales. 6, 7, 10. 11, 12. 14,16, 18. 20. 33 — del Eje. las. 62, 68, 70. 80-84 Primera Guerra Mundial. véase Gran Guerra, la Primo de Rivera, dictadura de. 34 — , José Antonio, 40 putsch de 1923. el. 46. 47 régimen zarista. 32. 33 Reichsbank. el, 46. 53 Reichsrat, el. 45 Reichstag. el, 45 — . incendio del, 49 Reims, capitulación de. 84 reparaciones de guerra. 24 26. 58 República de Irlanda, 37, 39 — de Weimar. 34, 45-48 — Federal Rusa, 33 — Social Italiana. 82 Revolución rusa, 13. 14. 16. 31 33 Reynaud. Paul. 73 Ribentropp. Joachim von. 62. 6 7 .6 9 Rommel. Erwin. 78 Roosevelt. Franklin Delano. 55. 77. 78. 87. 88 Ruhr. ocupación del. 58. 60 Saint-Quentin, batalla de, 16. Salazar. Oliveira. 40 Sarajevo, atentado de. 6

Schutz Staffel (SS) véase milicias nazis Sección Francesa de la Inter­ nacional Obrera (SFIO). 34 Segunda Guerra Mundial. 30. 40. 43, 56. 64. 68-89 — Internacional Socialista. 28 — República española, 63, 64 Segundo Reich, 45. 46 Sirtn Fein, 37 sistema liberal, crisis del. 28 Sociedad de Naciones (SDN). 23. 24. 56. 58-61 Somme. batalla del. 12 soviet, 3 1 ,3 2 Spartakusbund. véase Liga Espartaquista "Stalin». lósiv Vissariónovich Dzhugashvili, llamado, 33, 6 1 .6 7 . 82. 8 7 .8 8 Stalingrado. batalla de. 80, 82 Stressemann, Gustav. 46, 59 Sturm Abtbeilung (SA). véase milicias nazis Tannenberg, batalla de. 9. 10 Tardieu. André. 35 Tercer Reich. 45, 46, 65. 66, 84. 86 Tercera Internacional. 29, 34, 82 — República francesa. 36 Tojo, mariscal. 77 Tratado de Letrán. 44 — de Neuilly. 26 — de Saint-Germain. 26 — de Seguridad colectiva. 59 — de Sévres. 27 — de Trianon, 26 — de Versalles. 24. 47. 48. 56. 58 trincheras, guerra de. 9. 10 "Trotski», Liev Davídovich Bronstein. llamado. 32 Truman. Harry. 86 Valera. Eamon de. 37. 39 Verdún. batalla de, 11, 14. Versalles. Paz de. 20 Víctor Manuel III. 82 Weber. Max. 45 Wilson. Woodrow. 13-15. 1923. 58

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