Arnaldo Momigliano - La Historiografia Griega

May 5, 2017 | Author: Daniel Rivera Terrazas | Category: N/A
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Barcelona, Critica, 1984....

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ARNALDO MOMIGLIANO

LA HISTORIOGRAFíA GRIEGA Traducción castellana de JOSE MABTfNEZ GAZOUEZ

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EDITORIAL CHfTICA Grupo editorial Grijalbo BARCELONA ij

A la merrtoria de mi amigo E. J. Bickertnan tres aeces exiliado (1-897'1"981) Salnto

qL§9/ FILOSOFIA Y LETRAS Tftulo otiginal:

LA STORIOGRAFIA GRECA Einaudi, Turfn Cubierta; En¡ic Satué rs84, Arnaldo Momigliano, Londres puta España-v Amé^rica: iíá.i'¿. -E¡'i;";idt" iradocción cast.iil*" 080'4 Ilarcelona c;itica, S. .A., calle Pedró de la Creu,

Á 6 -

ISBNI

84'7423-243-0

'8'

Depdsito legal: B. 31.989-1984 Imp¡ego en EsPaña S. 4,, Recaredo, 2, 08005 Batcelona

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1.

HISTORIOGRAFÍA GRIEGA

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I Como los antiguos romanos, somos conscientes de habet here' la (iotopia) de los griegos. Heródoto es pafa no§ottos r,l >-y der Gcscbichte durcb clie antike Gescbicbtsschen Die Wesenbestintmung reibung,, lWiesbaden, 1966; cf . la rccensión de K. von Fritz en Gnomon, 41, 1969, pp. 583-591. Entre las muchas conuibuciones de Strasburger recorclamos: Koruik ctnd Satire in der ¡,,riecbiscben Geschichtsschreibang, Festwbe P. Kirn, 196L, pp. L7-45; Die Entdeckung der politiscben Geschichte clrrclt Thukydides (L954'), reimpresa en H. Herter, ed., Tbukydides, Darmstadt, 1968; Ptolernaios ¿md Alexo.nder,Leipzig, 1934; >' en Histo'

PP. 403-412'

Lgtl; F. §üehtli, Die Ges-

chicbtsscbreibung im Licbte der untiken Theorie (1947), ahora en Tlegtia uxd Hunanitar,Zütich, 1972, pp. L32'l$; G. Avenarius, Lakians Scbtift zur Geschichtsschreibang, Meisenheim a. G., t956; F. §f. \7alba'k, «History and Tragedy», en Historia, g, L960, pp, 21'6-234; II. Homeyer, lVie nán Geschichte scbreiben sol/, Munich, 1965; L. Canfora, Teotia e tecnica della stografia classica, Bari, 7974. Paru la relación enüe estilo y contenido, E. Norden, Die antike Kanstprosa,I, Leipzig, 1899, pp,9-55. Pam wa comparación con las antiguas historiograflas orientales, E. Táubler, «Die Anfainge der Geschichtsschreibung>>, et Tycbe, I'eipzig, 1926, pp. 17-74; R. Déntan, ed., Tbe ldea ol Hiltoty in the Ancient

Near Eist, New Haven, 1955; J. S. Finkelstein, historiadores ptopotcionaban a 1os hombres de acción mo,L kr:; de explicación y cle comportamiento ante 1o que la sociedad ',, ntía corno pasajero.

IV Ilscribo estas páginas en homenaie a 7a memolia dc tni amigo l,,scph Levenson, el historiador de la China de Conftrcio desapare, i,lo ptematuranente en un accidente en 1969. loc Levcnson no tenía rr.rlrrralmente simpatía a una sociedad como la s. De hecho, la noción de que hay una' áif"."rr.i, entre.la ldea del tiempo aria o-indoeuropea o griega.y; la idea semítica o judía es sólo un aspecro de la difetencia más gene ral que teólogos notables reconocen entfe el pensamiento indoeuropeo Todo el Theologiscbes lYii-tterbuch y

o gri"go iudío. Tistament, dirígido por G. Kittel, está domi¡ado por la ,u"* Ñroro"ip.nru.iento convicción de que existe esta diferencia de fondo' En este Wijrter' bacb (aticulo , en flotta, 41, 7965, pp. l-2); B. Hellwig, Ratm anil Zeit im homerischm

¡n

16. De Accame véase tambén «La

Bpor, Hildesheim, 1964.

EL TIEMPO EN LA

HISTORIOGRAFÍA GRIEGA

76

Fránkel

y

sus discípulos, ello indica un cambio de weltanschaaung.

Pudo u.. ver.lrd, suponiendo que incluyamos en la

Weltan' 1or usos convencionales. El

schauung las convenciües fiterarim y poema épico era un entreteÍlimiento pata después de comer, que pr.rtrponi, abundancia de comiclas cargadas, tiempo libre, y el gusto po, út reevocaciones , en Bull. Inst. Cluss. .\tulir'.r,8 (196t),

l{rurbitscLcl, en The Phoenix, 10 (1956), p¡.48 Philologl n.-l"tilror., «The Composition of t1,e History of Herodotus>>, en Classical pp' )'97' ii iri¡á1, pi. g-zt; K. iatte, Histoi¡e et historiens il¿ns I'antiquité, 1958,

II.

ALGUNAS OBSERVACIONES SOBBE LAS CAUSAS DE GUERRA EN LA HISTORIOGRAFÍA ANTIGUA

I liicarclo de Bury, obispo de Durham en el siglo xlv, en suPhilol,tl,lr¡u l',tmcntabala pérdida de los libros antiguos que no se nos han Ir,rrrsrrriliclo a causa de las guerras. Observaba que habríamos podido l¡ ( r nlrrchos más libros interesantes de Aristóteles y Séneca si no lrrrl,i.st'n sido destruidos por la guerra. Aristóteles nos habda transrrriritl. la cuadratura del círculo y no habrla dejado abierto elproblerrrrr rlc l¿r ctcrnidad del mundo. Además consideraba que la gtamática ,1, (i;r,lrno, la geometrla de Josué, los enigmas de Sansón, los antl,1,,t,,,; tlt' Iiscr-rlapio, las estratagemas de Palamedes y otros innumeralrL',¡ rct'r'r't«rs cle Ia ciencia desaparecieton cuando fue incendiada Ia l,ll,lirlt'rr rlc los Ptolomeos en la guerra aleiandrina, como sabemos ¡,,r Arrlo (iclio. «Quis tam infaustum holocaustum, ubi loco cruoris Irr¡ rur,,trun «rffcrtr-rm, non exhotteat?»> y se puso a man' t',' t l.t ltrl)rl)(rsa con Ia mente abierta )' el clesahoqo tlct un historia,1,,r ,¡,,, r,,, l,rt lcído l-ltrt.tca un libro sobre el mérodo histótico' | . rtr,l, v:ttrlt' r,br.,ialnente iuclngar si parrl ITcr'írcloto «itia signiIt,,rl,r,.nr',.r () tltolivo dc resentirniento. T]crtitltrttl no Le¡ia nzón de guerra subictivns y objetivas' Todo l,,rr,r,lr',trrrlrr¡i,'.',,,rc clltls¿ls ,llr''ml¡res (ltl('Ir''s (:i no se volvínn encmigos sin ser indui,,,¡',, '.,,1,f,r t,1,,,, ,1, rrll'urir tlr:llt('r',l. Qucría saber qué es lo clue lrace combatir '

LAS CAUSAS DE LAS

HISTORIOGRABíA GRIEGA

154

rricntras que Heródoto es la negación cic la historiografía oficial.l l,l lríblico Libro de los Rcycs puede narrar hechos históricos al igual ,¡,rc Heródoto. La rebelión de Absalón o la llegada de la Reina de li;rl¡a tienen valor como cualquier ofto acontecir¡iento narrado por llcr'ódoto. Pero el Libro de los Rcyes demuestra poco interés por las ¡u('r'ras. Si prolongamos la búsqueda a los libros de Los Jueces y de

por_la Jonia con toclas srrs complicaciones, la parte tenida y las finalmente plovocar aDaúo, cn asamblea democrática clc Atcn,ts causasrl estas todas y dominar, gloria aspifaciones de Jerjes a conseguir si preferimos llamarlas así, §on recordadas sin orden por Heródoto.l Él-., "nt..^mente asisternático*. Podemos decir que el consejo.iel DJmócedes no llevó a nada; Jn embargo, consideramos que Heró'l doto hubiera hecho mal no mencionándolo, eso queda como uno. det los factores imponcler:rbles del futuro. Podemos también observarl que la cólera de Darío contra Atenas es desproporcionada;_ que la¡ áecisión de Jerjes de extender la guerra a tocla Grecia no queda impli. cada del toáo;- sin embargo, tutnbién aquí, consideramos que Heró doto no está lejos de la verdad. Ni busca llegar a que concuerden §us' opiniones sobre los orígenes de la guerra con sus opiniones políticas,

.l,u»uel encontramos rápidamente aquellos constantes factores iudíos, ,,l,crliencia o desobediencia al orden de Dios, clue son imposiblcs , I rnedir con la historiografía griega. En Heródoto hay natr,rralment,'una referencia ala intervención de los dioses en Ia guerra, pero las I'ir,iiones que resplandecen en la guerra y los tesultados de las guerras ,risrnns pueclen ser descritos siempre, y casi explicados, independienr( n)('nte de las rcacciones de los dioses. Si un día descubriésemos rrr;i:; tcstir¡onios de los escritos privados dc los egipcios, de los asir(,:;. o de los juclíos, bien poclríamos encontrar que conseguían consi,L r:rl l¿r guem,,t con una actitr-rd más desasida y sutil que la qne aparece ( . :,rrs historiaclores oficiales. Iirr tento que una comparación fuese aclmisible y tuviese un senr,,1,,, >. E, qué medid¿r los que disputaban confundieron entonces la r,lt':r rlc un Estarlo mixto con la idea de Ia separación de poderes es rr', ¡,roblemll a,ltiguo v embarazoso. Pero yo no quiero en verdad , rr|ril'cn un campo cn cl que tanto trabajo importante se ha hecho,

il¡¡S§§¡¡llruiiru¡niry!¡"ii¡¡¡¡rxrtrxxrrxxn¡¡trxn¡¡¡

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248

HIsroRIocRAFfA

poLrBIo ENTRE

GRTEcA

TNGLESES

y ruRcos

249 I

sea en Inglaterra o en los Estados Uniclos, y sobte el que hay esta aula á*p..tot mejores que yo. Desde el punto de vista de

historiografía, sin embar¡¡o, debemos hacer una distinción neta. fue la satisfacción, sino Ia insatisfacción hacia Folibio, lo que dujo ideas nuevas sobre la historia romana. Aqul la llnea e-s c aun cuando es más fácil decir dónde comienza que dónde acaba. el Oceana de Harrington el que planteó el problema de la propi como base del poder po)ítico, y fue el Essay upon the Con'sti of the Roruan Goaernnent de §falter Moyle el que desarrolló ideas de Hamington y produjo un agudo análisis de los cambios la clase dirigente romana tanto en sus aspecto§ religiosos como p(

Moyle- Polibio >. Es fiel a sus principio-s cu aprecia la importancia de las colonias en «preservar el equilibrio

tro del pueblo por medio de tales repatticiones de tierras asignr a los populares»>. El reexamen cle la historia republicana romana cuando se fragmente obra áe los ingleses en el siglo X[ttt -¿¡¡ conserva (como Ferguson)Adam en aristocracia favor de la poder' duda Mi propiedad cntre realista conexión de cualidad ,v tradicio: el cual a Niebuhr, mira esta llnea de punto último el t" po.tto en relación, por sus intereses agrarios, con ]ustus "r cuyos precedentes ingleses parecen insuficientemente estu pero bergra.irdumente, su monografía iuvenil sobre la Natar der scben Staatsliindereien (de 1804 aproximadamente), que se cons en forma manuscrita, no ha sido nunca publicacla's De cualquier

Camb¡idge (Mass.), 1968. extenso) áunque no muy claro, sobre ello está en S' Helsinki, 1968. LCf. ahora la monogtaffa B. C. N¡ebuhr als politiker und Historiker, 'VissenschaÍtliche Anliinge, Abh. Akad. Góttin¡ Á. ff.urr, Barthold Geore Niebuhrs 1981, y aun mi artlculo en Rioistd Storica Italiand, 92 (1980), pp. 561-57L'1

and

ilI Si paso al tema Polibio conra los turcos no es porque las discu',i,,rcs sobre el Gran Turco fuesen a menudo.o'n.ntrrio, '

Pero por Justus LipsiLrs resuita. como un hecho obvio enteramen a los católicos * ty'"ttá-."pii.u po. qué sus ideas interesan r I -- - t, *.át qrr" a los protestantes y, en e{ecto, citcularon de manera

p.i¿i."L

cle strs perscnales vicisitucles religiosas) uue.l¡1

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políticcs ban siempre ptesentes cn la meEte r1e los comentaristas q pensaban observadores lrilitares. Algunos

¿. lo, .o*uÁdn,.r..

10. P. Burmannus, J'v//oges Epistolaram, 1, 1724, p' 744' 11. 1t¡á., p.745.' Ei tcrto d" est"s doi óart"t metecen un

análisis más

de

la

organización de los jenízaros remontaba

Magno. Paolo Giovio,

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Y

TURcoS

25I

ala falange cle Alejanclro delle iose de' iurcbi

Cor¿nzentario

". (1,531,), afirmó decidiCar,entc: .r2 Esto era en un cierto sentido confortant"e, pnrál.r" Polibio había demostrado, en capítulcs famcsos (XVIIi, 2g ss.),- la superioridad rle la legión ,onlrrru sobre Ia falange maceionia. pero ottos acreditadr¡s obser'adores tendían a creer {rre lo, turcos cornbatieron al modo de 1o"" romanos. Ésta era, por la opinión "jempIo, de, C)gier Ghiseiin de Busbecq, cuyo accidental renomlbre todo el

.o*t d.rcubridor del Monurneotoro ÁnryranuTn no debería oscurecer srls méritos, muy sólidos, como estudioso de temas turcos. como embajador de Fernando I de Ausmia ante Solimán el Magnlfico (1554!>e), Busbecq había llegado a las siguienres conclusio.r"r, nlriilit.* Turcicum nihil aliud .rr. q,ru- hom]nem ita natum, ita lectum, ita informatum et exercitatumjut paulo ante de Romanis dixi>>,r3 F. Bacon era de la misma opinión. Ilablando de ias naciones que , declarc.bat

«-h.s uno de.los-rnás seguros oráculos del tiempo, que aquellos estados que-continú_an largo tiempo en esta profesión (como hán hecho principalmente lcs ron:anos y lo, trr.ori hacen maravillas» (Essay r,'ii). Mario Savorgnan, cor,-de de Belgrado de una fráiti, d. -miembro Friul que conocía a los turcos por experienci¿ directa-, escribió su

,4rte neilitate inmediatamente después cle la batalla de íepanto, aun cuando fue publicacla póstuma tSgg. No obsrante Ia satisfacción "i el arte militat por la victoria recienti, examina de los turcos juntamente con el de los gricgos y los romanos. - Había.comentarisiasLás alejados, los que intentaron aplicar Ia sabiduría de Bodin a la «historia general de lás turcos>», como Richard

I(nolles (1603), o los que adquirieron un conocimicnto más profundo de Ia mentalidad turca I través del estuclio cle testimonios turcos, una cualidad característica de la Historiae Musulmaru.e Tur{:orum cle monumentis ipsorurn exsuiptae Libri XVilI (1591) de Giovanni Leonclavio. Estos hombres daban cuenta ciel poder

d. io,

12' cito de los connentañi deile cose dei rurchi di paoro oiooio ed Anirred .. Ganitini,^1'541, c..32. CÍ. F. Chabob, Scritti sul Rirusciieito,Tuú¡, 1967, p. z6; ¡oii g. ' 11. Omxia qÍ,rde extrdnt opira, reimptesiór., Graz, 196g, p. 4lZ.

252

POLIBIO ENTRE INGLESE§

HISTORIOGRAFíA GRIEGA

turcos de una forma mucho más compleja; envuelven en su todo el sistema de la sociedad cristiana. Pero también con ellos factor militar permanecía inevitablemente como dominante. mente estaban los optimistas, gente que tenía una opinión defici áela Íuerza militat actual de los turcos y subrayaba la inferioridad su flota. Recordaré únicamente dos textos, uno italiano, L'Ott de Lazzaro Soranzo de 1598, y el otro inglés, el Discoars of

Tarkes, de sir Thomas Sherley, del 1606 aproximadamente, E. Denison Ross publicó por primera vez en la Carnden Mi (vol. XVI) en 7936. Justus Lipsius tenía una respuesta para todo. No admitía los jenízaros fuesen los legítimos heredetos ni de Macedonia, ni Roma. Los jenlzaros eran sólo pseudoantiguos: y q)ya ' J V;;;, nU.riuárrutg".chichte und Kirchengeschichte unseter cLv, L975, 175-186.

x)(xl,

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