Arminda Lozano - ASIA MENOR HELENÍSTICA

August 15, 2017 | Author: quandoegoteascipiam | Category: Macedonia (Ancient Kingdom), 1st Millennium Bc, 3rd Century Bc, Classical Antiquity, Hellenistic Period
Share Embed Donate


Short Description

Descripción: La repentina muerte de Alejandro abre un período de cinco décadas, caracterizado por incesantes y complejís...

Description

HISTORIA DEL .MVNDO A nugmo

ASIA MEMOR HELENISTICA

HISTORIA

■^MVNDO

A ntïgvo ORIENTE 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

8. 9. 10. 11.

12. 13.

A. Caballos-J. M. Serrano, Sumer y A kkad. J. Urruela, Egipto: Epoca Tinita e Im perio Antiguo. C. G. Wagner, Babilonia. J . Urruelaj Egipto durante el Im perio Medio. P. Sáez, Los hititas. F. Presedo, Egipto durante el Im perio N uevo. J. Alvar, Los Pueblos d el Mar y otros m ovimientos de pueblos a fin es d el I I milenio. C. G. Wagner, Asiría y su imperio. C. G. Wagner, Los fenicios. J. M. Blázquez, Los hebreos. F. Presedo, Egipto: Tercer Pe­ ríodo Interm edio y Epoca Saita. F. Presedo, J . M. Serrano, La religión egipcia. J. Alvar, Los persas.

GRECIA 14. 15. 16. 17. 18.

19. 20. 21.

22. 23. 24.

J. C. Bermejo, El mundo del Egeo en el I I milenio. A. Lozano, L a E dad Oscura. J . C. Bermejo, El mito griego y sus interpretaciones. A. Lozano, L a colonización griega. J. J . Sayas, Las ciudades de J o nia y el Peloponeso en el perío­ do arcaico. R. López Melero, El estado es­ partano hasta la época clásica. R. López Melero, L a fo rm a ­ ción de la dem ocracia atenien­ se , I. El estado aristocrático. R. López Melero, L a fo rm a ­ ción de la dem ocracia atenien­ se, II. D e Solón a Clístenes. D. Plácido, Cultura y religión en la Grecia arcaica. M. Picazo, Griegos y persas en el Egeo. D. Plácido, L a Pente conte da.

Esta historia, obra de un equipo de cuarenta profesores de va­ rias universidades españolas, pretende ofrecer el último estado de las investigaciones y, a la vez, ser accesible a lectores de di­ versos niveles culturales. Una cuidada selección de textos de au­ tores antiguos, mapas, ilustraciones, cuadros cronológicos y orientaciones bibliográficas hacen que cada libro se presente con un doble valor, de modo que puede funcionar como un capítulo del conjunto más amplio en el que está inserto o bien como una monografía. Cada texto ha sido redactado por el especialista del tema, lo que asegura la calidad científica del proyecto. 25.

J. Fernández Nieto, L a guerra del Peloponeso. 26. J. Fernández Nieto, Grecia en la prim era m itad del s. IV. 27. D. Plácido, L a civilización griega en la época clásica. 28. J. Fernández Nieto, V. Alon­ so, Las condidones de las polis en el s. IV y su reflejo en los pensadores griegos. 29. J . Fernández Nieto, El mun­ do griego y Filipo de Mace­ donia. 30. M. A. Rabanal, A lejandro Magno y sus sucesores. 31. A. Lozano, Las monarquías helenísticas. I : El Egipto de los Lágidas. 32. A. Lozano, Las monarquías helenísticas. I I : Los Seleúcidas. 33. A. Lozano, Asia Menor h e­ lenística. 34. M. A. Rabanal, Las m onar­ quías helenísticas. I I I : Grecia y Macedonia. 35. A. Piñero, L a civilizadón h e­ lenística.

ROMA 36. 37. 38. 39. 40. 41.

42.

43.

J. Martínez-Pinna, El pueblo etrusco. J. Martínez-Pinna, L a Roma primitiva. S. Montero, J. Martínez-Pin­ na, E l dualismo patricio-ple­ beyo. S. Montero, J . Martínez-Pinna, L a conquista de Italia y la igualdad de los órdenes. G. Fatás, El período de las pri­ meras guerras púnicas. F. Marco, L a expansión de Rom a p or el Mediterráneo. De fines de la segunda guerra Pú­ nica a los Gracos. J . F. Rodríguez Neila, Los Gracos y el com ienzo de las guerras aviles. M.a L. Sánchez León, Revuel­ tas de esclavos en la crisis de la República.

44.

45. 46. 47. 48. 49. 50. 51. 52.

53.

54.

55.

56. 57. 58. 59.

60. 61. 62.

63. 64.

65.

C. González Román, La R e­ pública Tardía: cesarianos y pompeyanos. J. M. Roldán, Institudones p o ­ líticas de la República romana. S. Montero, L a religión rom a­ na antigua. J . Mangas, Augusto. J . Mangas, F. J. Lomas, Los Julio-C laudios y la crisis del 68. F. J . Lomas, Los Flavios. G. Chic, L a dinastía de los Antoninos. U. Espinosa, Los Severos. J . Fernández Ubiña, El Im pe­ rio Rom ano bajo la anarquía militar. J . Muñiz Coello, Las finanzas públicas del estado romano du­ rante el Alto Imperio. J . M. Blázquez, Agricultura y m inería rom anas durante el Alto Imperio. J . M. Blázquez, Artesanado y comercio durante el Alto Im ­ perio. J. Mangas-R. Cid, El paganis­ mo durante el Alto Im peño. J. M. Santero, F. Gaseó, El cristianismo primitivo. G. Bravo, Diocleciano y las re­ form as administrativas del Im ­ perio. F. Bajo, Constantino y sus su­ cesores. L a conversión d el Im ­ perio. R . Sanz, El paganismo tardío y Juliano el Apóstata. R. Teja, L a época de los Va­ lentiniano s y de Teodosio. D. Pérez Sánchez, Evoludón del Im perio Rom ano de Orien­ te hasta Justiniano. G. Bravo, El colonato bajoim perial. G. Bravo, Revueltas internas y penetraciones bárbaras en el Imperio. A. Giménez de Garnica, L a desintegración del Im perio Ro­ mano de O cddente.

eS m · HISTORIA ^MVNDO

Αιτπανο

rV inI vrl Inl fλ\

Director de la obra: Julio Mangas ftflanjarrés (Catedrático de Historia Antigua de la Universidad Complutense de Madrid)

Diseño y maqueta: Pedro Arjona

«No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.»

© Ediciones Akal, S.A., 1989 Los Berrocales del Jarama Apdo. 400 - Torrejón de Ardoz Madrid - España Tels. 656 56 11 - 656 49 11 Depósito Legal:35.331-1989 ISBN: 84-7600-274-2 (Obra completa) ISBN: 84-7600-435-4 (Tomo XXXIII) Impreso en GREFOL, S.A. · Pol. II - La Fuensanta Móstoles (Madrid) Printed in Spain

ASIA MENOR HELENÍSTICA A. Lozano

Indice

Págs. I. Asia Menor hasta la muerte de Seleuco ........................................................... 1. 2.

7

D e A le ja n d ro a Ipsos (32 3 -3 01 )...................................................................... La situ a c ió n de A sia M e n o r tras I p s o s .......................................................

12

Π. Antíoco I y sus sucesores. El nacimiento de las monarquías menores ...

15

1. La 2.a gu erra siria y sus rep ercusio nes en A sia M e n o r ............................. 2. M uerte de A ntíoco II: la 3.a gu erra siria (246-241) .................................... 3. La gu erra entre A ntío co H icrax y Seleuco II (241-239?). Sus c o n se ­ cu en cias .......................................................................................................................

17 19 22

III. El advenimiento de Antíoco III y Asia M e n o r .............................................

24

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

24 26 26 27 29 29

7

U su rp a c ió n de A qu eo ............................................................................................ A ntíoco III c o n tra A queo (216-213) ................................................................. La gu erra del B osforo (220) ............................................................................. La vida política del 220 al 205 ........................................................................ E n ten te F ilip o V -A ntíoco III y sus repercu sion es ...................................... La ex p a n sió n de F ilip o V ..................................................................................... R o d as y P erg am o p id e n a y u d a a R o m a: la 2.a g u erra de M ac e d o n ia (2 0 0 -1 9 6 )...................................................................................................................... 8 . A n tío co III en A n a to lia ........................................................................................ a) A ntíoco y R om a en 1 9 6 ................................................................................. b) G u e rra en tre R o m a y A ntíoco III ............................................................... La p az de A p am ea (188) y sus c o n se c u e n c ias en A sia M e n o r ..............

31 32 34 35 36

IV. El reino de Pérgamo tras Apamea ...................................................................

40

1. G u e rra en tre P érg am o y B itinia (1 8 6 -1 8 3 )..................................................... 2. O fensiva co n tra F am aces del P onto (182-179) ............................................. 3. D eterio ro en las relaciones P érg am o -R o m a .................................................

40 40 42

4. El re in a d o de Á talo I I ............................................................................................ a) El con flicto con C a p a d o c ia .................................................................... ...... b) Las relacio n es P érg am o -B itin ia ................................................................... 5. F in de la m o n a rq u ía p e r g a m e n a ....................................................................... — El le v a n ta m ie n to de A r is to n ic o ...................................................................

43 43 43 45

46

V. La última fase de Asia Menor helenística .......................................................

47

1. El estado rodio tras A p a m e a .............................................................................. 2. El apogeo de la m o n a rq u ía p ó n tica ................................................................ a) La o b ra de M itríd ates VI ................................................................................ b) Las guerras en tre M itríd ates y R o m a ........................................................ 3. Pom peyo y el fin del A sia M e n o r h e le n ís tic a ..............................................

47

VI. Economía y Sociedad ............................................................................................

54

1. C iu d ad es griegas ...................................................................................................... 2. R eino de Pergam o ................................................................................................... 3. L as m o n a rq u ía s m en o res ..................................................................................... a) B itinia .................................................................................................................... b) P o n t o ......................................................................................................................

54

61

Bibliografía.......................................................................................................................

62

48 48 49

52

58 59 59

7

Asia Menor helenística

I. Asia Menor hasta la muerte de Seleuco

L a re p e n tin a m u e rte de A le ja n d ro ab re u n p erío d o de cin co d écad as, c a ­ racteriza d o p o r in c e sa n te s y c o m p le ­ jísim a s lu c h a s en tre sus sucesores, los D iád o co s — o h e re d e ro s—, lla m a d o s a re p artirse el leg ad o del rey m aced o nio. Se tra ta , en efecto, de u n a ép oca s u m a m e n te c o n v u ls io n a d a y difícil de d e se n tra ñ a r, p e ro p u e sto q u e se sale de n u e stro c o m e tid o , re m itire ­ m os al le c to r al c a p ítu lo d e d ic a d o d e n tro de esta m ism a co le c c ió n de m a n e ra m o n o g ráfica a los D iád o co s. Allí se e n c o n tra rá el a n á lisis p o rm e ­ n o riz a d o de to d o s estos co n flic to s. N o so tro s a h o ra sólo m e n c io n a re m o s los que nos p a re z c a n o b lig ad o s p a ra el e sclarecim ien to de la h isto ria d e sa ­ rrollada en el m arco de los territorios m in o rasiático s.

1. De Alejandro a Ipsos (323-301) El id eal u n ita rio a le ja n d rin o q u ed ó c u e s tio n a d o a p a r t ir d e la m is m a m u erte del rey m accd o n io , p o r m ás que tuviera continuadores. El m ás sig­ nificativo en este se n tid o fue P erdicas. Su p o sic ió n so b resalien te está ex ­ p re sa d a p o r el p ro p io cargo o ste n ta d o p o r él ya en vida de A lejan d ro : la q ui-

lia rq u ía (chiliarkia) eq u iv alen te griego del G ra n V isirato p ersa q ue co n tin u ó d e se m p e ñ a n d o en A sia a su m uerte. T eó ricam ente, en v irtu d de éste, los s á tra p a s q u e d a b a n b a jo su au to rid ad . P arece claro q ue era p re te n sió n de P érd icas llevar a té rm in o la ob ra in ­ c o n c lu s a de A le ja n d ro y m a n te n e r b ajo u n a m o n a rq u ía u n ita ria u n iv e r­ salista, los territo rio s som etidos. Sin em b arg o , la re u n ió n en tre los g en e ra ­ les m aced o n io s, aca ecid a en B ab ilo ­ nia tras la m u erte de A lejan d ro , tenía co m o fin u n re p arto de las c o n q u istas en tre todos ellos. C o n c e b id o o rig in a ­ ria m e n te com o u n a d istrib u c ió n de re sp o n sa b ilid a d e s, cuyo objetivo era p re se rv a r la u n id a d del reino, los h e ­ chos d e sm in tie ro n la filosofía que los in sp iró , p ues tal rep a rto significó la c o n cesió n de u n a base trerrito rial que cad a D iá d o co tenía interés en c o n ser­ v ar p a ra sí de m a n e ra definitiva e, in ­ cluso, a m p lia r a costa de los dem ás, siem p re que se p re se n ta ra la ocasión p a ra ello. H a b ía c o m en za d o , pues, el d e sm e m b ra m ie n to del im p erio c o n s­ tru id o p o r A lejan d ro . L a a m b ició n , o pleonexia sig u ien d o el té rm in o griego elegido p o r las fuentes, fue la causa. Se o rig in a ro n así in a c a b a b les co n flic­ tos q u e m a rc a ro n este m ed io siglo de h istoria.

A kaI Historia del M undo Antiguo

8

Relieve funerario de Menefila. Hallado en Éfeso. Museo de Louvre.

La d istrib u c ió n se h izo de a c u e rd o con las siguientes p a u ta s. Los te rrito ­ rios m in o ra siá tic o s fuero n a trib u id o s a A n tig o n o el T u e rto (M onophlciltnos) y a E u m e n e s de C a rd ia , reci­ b ie n d o el p rim e ro las regiones o cci­ d en tale s de F rig ia, L icia y P a n filia y el seg u n d o C a p a d o c ia y P a íla g o n ia , te n ie n d o en cu en ta q u e la s a tra p ía de C a p a d o c ia no h a b ía sido c o n q u is ta ­ da p o r A le ja n d ro y e sta b a g o b e rn a d a p o r A riates. P o r su p a rte P to lo m e o se q u e d ó co n E gipto, y L isím a c o c o n T racia. E n M a c e d o n ia e stab a A n tip a ­ tro, en c a lid a d de «estratego», lo cual a su vez im p lic a b a la h e g e m o n ía so ­ b re las reg io n es e u ro p e a s. C ra te ro , p o r fin, fue n o m b ra d o prostates de los reyes, cargo q u e le c o n fería ad e m á s la je fa tu ra su p re m a del ejército y la a d ­ m in istra c ió n de las fin alizas. L as a c tu a c io n e s de P to lo m e o en E gipto ib a n a d e s e n c a d e n a r u n a in ­

te rv e n c ió n d irec ta de P érdicas al c o n ­ s id e ra r éstas co m o a m e n a z a a la u n i­ d a d p re c o n iz a d a p o r él. Se dirigió, pues, a E gipto con ob jeto de p o n e r fren o al h ijo de L ago, d e ja n d o los a su n to s d e A sia M e n o r en m a n o s de E u m en es. H a b ía ya p e n e tra d o en el p aís del N ilo c u a n d o se form ó u n a c o n ju ra c ió n c o n tra él en el seno de su p ro p io estad o m ay o r, a resultas de la c u a l m u rió asesin a d o . C asi al m ism o tiem p o , o tro D iá d o co , C ratero, p e re ­ cía en u n a c o n fro n ta c ió n c o n tra E u ­ m enes. A m bos h e c h o s tu v iero n lu g ar en el a ñ o 321. La d e sa p a ric ió n de las dos p e rso ­ n a lid a d e s m a c e d o n ia s h iz o necesaria u n a n u e v a re u n ió n de los d em ás ge­ n e ra le s, e x c e p tu a n d o E u m e n e s p re ­ su n to a lia d o de Pérdicas. Tuvo lu g ar en T rip a ra d iso s, en el n o rte de Siria. Se a c o rd ó en to n ces q ue A n tip a tro d e­ te n ta ra el cargo de epimeletes de los reyes a d e m á s de lo ya d isfru ta d o a n ­ terio rm en te; P to lo m eo fue c o n firm a ­ do en E gipto; Seleuco se q u e d ó co n la sa tra p ía de B ab ilo n ia. A A n tig o n o el T uerto se le e n c o m e n d ó la dirección de la lu c h a c o n tra E u m e n es en cali­ d a d de estratego de las fuerzas reales, d a d o q u e éste, tras la m uerte de C ra ­ tero, se h a b ía a p o d e ra d o de g ran p a r ­ te de A sia M enor. La d e sm e m b ra c ió n del Im p e rio a le ja n d rin o era ya u n h e ­ cho. T rip a ra d iso s desde este p u n to de vista, rep resen ta un golpe m o rtal al p e n s a m ie n to y o b r a d el g r a n rey m aced o n io . A n tig o n o p u so en seg u id a m a n o s a la o b ra p a ra c u m p lir la m isió n q ue le h a b ía sid o c o n fia d a , p u e s d e se a b a a d e m á s a m p lia r los territo rio s m in o ­ rasiático s que d esd e el p rin c ip io le h a b ía n sido en c o m e n d a d o s. A p u n to de c u lm in a r co n éxito su c a m p a ñ a c o n tra E u m en es, la m u erte de A n ti­ g o n o — en 319— im p u so u n ca m b io en la p a n o rá m ic a general. A ntig o n o p reten d ió , a p ro v e c h á n d o se de la si­ tu a c ió n , im p o n e r su h e g e m o n ía en M a c e d o n ia , p a ra lo cual p ac tó con E u m e n e s el c u al se p restó al ju eg o

Asia M enor helenística

9

Bajorrelieve de una escena representada en el Artemision de Éfeso (Hacia el 330-320) Museo Británico.

10 a n te lo c o m p ro m e tid o de su s itu a ­ ción, p a ra , u n a vez p a s a d o el peligro, o lv id a rla s p ro m e sa s de ay u d a h e c h a s al general tuerto. Así, en efecto, E u m e n e s e m p re n d ió —en 318— u n a serie d e c a m p a ñ a s m ilitares en A sia, a c o n se c u e n c ia de las cuales se a p o d e ró de la región fe­ nicia c o n q u ista d a h a c ía p oco tiem p o p o r P to lo m eo , e n c a m in á n d o s e p o ste ­ rio rm e n te a Irá n d o n d e , a lc a n z a d o p o r A n tig o n o , fue e n tre g a d o a éste p o r sus p ro p io s so ld a d o s , p a ra ser c o n d e n a d o a m u erte acto seguido, en el a ñ o 316. E lim in ad o E um enes, A ntigono tuvo en sus m an o s el d o m in io de la p rá c ­ tica to ta lid a d de A sia. La en o rm e a m ­ p liació n de sus p o d eres conllevó, sin em bargo , las en v id ias y tem o res del resto de los generales m aced o n io s que le p la n te a ro n u n a serie de ex igencias a las que A n tig o n o n o cedió. Su re ­ ch azo sig n ificab a la g u erra, y p o r ello p ro c e d ió a c o n tin u a c ió n a a firm a r sus territo rio s sin d e ja r resq u icio en ellos a la p resen cia de ajenos: así o c u ­ pó S iria m e rid io n a l, excepto T iro, y las zo n a s m in o ra siá tic a s co steras q u e no e sta b a n b a jo su féru la todav ía. P o r lo d em ás, a p a rtir del 315 A n tig o n o im p u lsó la c o n stitu c ió n del koinón de los n esio tas o C o n fe d e ra c ió n de los in su lare s de las C ic la d a s, o rg a n ism o lla m a d o a d e se m p e ñ a r u n cierto p a ­ pel en la h isto ria posterior. Sus p la n e s respecto al c o n tin e n te griego no p u d iero n , sin em bargo, c u m ­ p lirse . La d e rro ta de D e m e trio e n G a z a a m a n o s de P to lo m e o le obligó a a b a n d o n a r el frente se p te n trio n a l —co n tra L isím aco en T racia y C a sa n d ro en M a c e d o n ia — p a ra e n c a m i­ n a rse a Egipto. Así las cosas, se c o n ­ clu y ó la p a z d el 311 e n la q u e se co n firió a A n tig o n o el p o d e r so b re « to d a A sia». E n tre o tras c lá u su la s re ­ ferentes a los d em ás firm an tes, se e s­ tip u la b a la re a firm a ció n del d ere c h o a la a u to n o m ía de las c iu d a d e s grie­ gas, lo cu al n o d e ja b a de ser sib ilin o , pu e sto que en todos los te rrito rio s d o ­

Aka! Historia del M undo Antiguo

m in a d o s p o r los firm an te s del tra ta d o ex istían tales c iu d ad es a las que, p o r o tra parte, no e sta b a n disp u esto s a re­ n u n c ia r . T e n e m o s c o n o c im ie n to a través de u n a in sc rip ció n de Scepsis, en la T róade, (O G IS. 5 = W elles RC n° 1), de có m o A n tig o n o a n u n c ió a las c iu d a d e s de su te rrito rio la in s ta u ­ ra c ió n de la p a z , filosofía esgrim ida co m o in stru m e n to p o lítico p a ra c a p ­ tarse la b u e n a d isp o sic ió n de tales ciu d ad es. D e to d o s m odos, q u e d a b a cla ro p a ra todos que A n tig o n o a lb e r­ g a b a e s p e ra n z a s de re u n ir b a jo su égida los cinco reinos. Es el ú ltim o h e re d e ro del ideal de u n a m o n a rq u ía u n ita ria , si b ie n so b re bases d istin tas a la s de A leja n d ro . C o n su m u erte q u e d a ría d e fin itiv am en te en terra d a. La p a z del 311 p erm itió a A n tig o n o al so caire de la tra n q u ilid a d tra n sito ­ ria en las zo n as o c cid e n tales de A sia, tra s la d a r el esce n ario de sus a ctiv id a ­ des a las regiones m ás o rien ta les p a ra p o n e r coto a S eleuco q ue se h a b ía m o v id o en a q u e llas a placer. Pero en el e n fre n ta m ie n to en tre a m b o s, Se­ leuco salió victorioso, y ello dictó la firm a de u n tratado de paz cuyas cláu­ s u la s d e sc o n o c e m o s, p e ro de cuya e x iste n c ia p are ce n o h a b e r lu g a r a d u d a s, p uesto que, a p a rtir del 308, los dos a c tú a n lib rem en te y p o r se p a ra ­ do: uno, A ntigono, en la z o n a occi­ d e n ta l de A sia; el otro, Seleuco en la o rien tal. L a p a z del 311 p erm itió ú n ic a m e n ­ te u n respiro de escasa d u ra c ió n pues en el Egeo no existía tra n q u ilid a d y en el fo n d o de la cu estió n se d eb a tía u n a n ta g o n is m o e n tre A n tig o n o y P to lo m eo , d e riv ad o de las p re te n sio ­ nes de éste de h a ce rse con el d o m in io no sólo de C elesiria sin o de las islas. P ara ello, frente a la h eg e m o n ía sobre la C o n fe d e ra c ió n n esio ta d e te n ta d a p o r A ntigono, a d e m á s de su d o m in io so b re p u erto s fenicios y los de las c iu ­ d a d e s m in o ra siá tic a s, P to lo m e o es­ trech ó relacio n es con R o d as, d e s tin a ­ d as a te n e r un g ran futuro. L a z o n a li­ to ral e in su la r egea era, pues, m a n z a ­

Asia Menor helenística

n a de la d isc o rd ia en tre am b o s esta ­ distas. A sí, a p a rtir del 310, P to lo m eo acusó a A n tig o n o de a te n ta r c o n tra la lib e rtad de las c iu d a d e s griegas, c o n ­ tra lo p a c ta d o en el 311, p u esto que h a b ía estab lecid o en ellas g u a rn ic io ­ nes, a p o d e rá n d o se de a lg u n as, com o, p o r ejem p lo , Cos. A nte la situ ació n p la n te a d a p o r el hijo de L ago, A n ti­ gono, a la sa z ó n en A sia o rie n ta l, d e ­ cidió lleg ar a u n e n te n d im ie n to con Seleuco p a ra p o n e r o rd e n en sus d o ­ m inios. Pero lo c o n fu so del p a n o r a ­ m a político en G recia, d o n d e los e n e ­ m igos C a s a n d ro y P o lip e rc ó n h a b ía n llegado a firm a r u n p acto, d ecid ió a su vez u n a c e rc am ie n to en tre A n tig o ­ no y P to lo m eo , d e c id ié n d o se éste a ello in d u d a b le m e n te p o r la p elig ro si­ d a d e n c e rra d a en las a c tu a c io n es de O felas en la C ire n a ic a y su a y u d a a A gatocles en su in te rv e n c ió n en C artago. A m b o s a c tu a ría n co m o lib e ra ­ d ores de las c iu d a d e s de G recia, a la p a r q ue se le re c o n o c ía n al h ijo de Lago la s o b e ra n ía so b re las p la z a s m in o ra siá tic a s rec ie n te m en te c a p tu ­ rad as. E sto sería, sin e m b a rg o , tan solo u n a tregua. A p a r tir del 306 c o m e n z a ro n las h o stilid ad es con la c a p tu ra de C h ip re p o r D em etrio que in flin g ió a P to lo ­ m eo u n a g ran d erro ta, la cu al s u p o n ­ d ría p a ra él la p é rd id a de la isla d u ­ rante m ás de 10 años. Tras esta victoria D em etrio y A n tig o n o se d ie ro n fin a l­ m ente, los p rim e ro s tras A lejan d ro , el título de rey, ejem p lo que de in m e d ia ­ to seg u irían los dem as. Los u lterio res in te n to s de A ntig o n o , e n c a m in a d o s a lo g rar de R o d as u n a ru p tu ra co n el L ág id a, fra c a sa ro n . A c o n se c u e n c ia de ello se p ro d u jo el sitio de la isla, d irig id o p o r D e m e trio q u e re su ltó v a n o (304/-3). Al té rm in o de u n añ o los A n tig ó n id a s , m o tiv a d o s p o r la n u ev a ofensiva de C a s a n d ro en G re ­ cia d e c id ie ro n reco n o cer la lib ertad de los ro d io s co n q u ien es e stab lecie­ ro n u n a a lia n z a a c o n d ic ió n de no p e rju d ic a r co n ello a E gipto. L os ro ­ d ios erig iero n en c o n m e m o ra c ió n y

ag ra d e c im ien to de la re tirad a del sitio el fam oso C o lo so en h o n o r del dios H e lio s , u b ic a d o a la e n tr a d a d el puerto. Las activ id ad es de A n tig o n o y D e ­ m etrio en G re c ia d ie ro n origen a la fo rm ació n de la Liga de C o rin to que, b ajo su égida, sig n ificab a la e lim in a ­ ció n en la región del Itsm o de toda in ­ flu en cia aje n a a los A n tig ó n id as. Y se ría p r e c is a m e n te el a u m e n to del p o d e r de éstos lo q ue llevó a los d e ­ m ás m o n a rc a s a c o a lig a rs e c o n tra ellos. E l e n c u e n tro decisivo tuvo lu ­ g ar en el 301, en Ipsos, F rig ia, b atalla en la q u e S eleu co a p o rta n d o u n o s e le f a n te s c e d id o s a él p o r el rey T s c h a n d ra g o u p ta tuvo u n p ap el p ro ­ ta g o n ista . A n tig o n o q u e d a ría en el c a m p o de b a ta lla , m uerto. Sus o p o ­ n en tes se re p a rtiría n sus d o m inios. A sí, tras Ipsos, A sia M e n o r h asta el T auro fue a p a ra r a m a n o s de L isím aco. Se e x c e p tu a b a n alg u n o s p u n to s de la costa, en Licia, P an filia y P isi­ dia, en p o d e r de P to lo m eo , ad em ás de C ilicia, ced id a a P listarco , h e rm a ­ n o de C a sa n d ro . Éste, sin em bargo, no reclam ó cosa alg u n a , p ero la d e sa ­ p a ric ió n de A n tig o n o im p lic a b a su li­ b e rta d de acc ió n en G recia, p o r m ás que D em etrio co n serv ara allí p u n to s im p o rta n te s. Seleuco no p u d o h a c e r­ se co n la to ta lid a d de Siria, pues su parte m e rid io n a l h a b ía sido c a p tu ra ­ da p o r P to lo m eo sig u ien d o su p o líti­ ca tra d ic io n a l. El m o n a rc a seleúcida, reco n o cid o p o r la p ro tecció n a n ta ñ o d isp e n sa d a p o r el hijo de Lago, no in ­ sistió en este p u n to , si b ie n expresó c la ra m e n te que su re n u n c ia no era defin itiv a. E n ad e la n te , la po sesió n de los te rrito rio s sirios sería el p u n to de co n flicto p e rm a n e n te entre las dos m o n a rq u ía s d eb atid o en las G u e rra s Sirias. L a d e sa p a ric ió n de A n tig o n o tiene a d e m á s desde el p u n to de vista h istó ­ rico u n a en o rm e significación. C o n él d e sa p a re cía p a ra siem pre, según h e ­ m os c o m e n ta d o an te rio rm en te, todo id e a l u n ita rio , m a n te n id o d e sd e la

AkaI Historia del M undo Antiguo

12

Esclavo niño con linterna. Museo Nacional Romano.

m u e rte de A le ja n d ro p o r P é rd ic a s, E u m e n e s , y f in a lm e n te A n tip a tr o . Pero a la p a r n a c e en to n ces, a ú n o b s ­ c u ra m e n te , la c o n c e p c ió n m o d e rn a de E sta d o s te r rito ria le s , en la q u e ca d a u n o a sp ira a co ex istir co n los d e m ás s a lv a g u a rd a n d o sus in tereses d e n tro de u n siste m a d e e q u ilib rio in estab le, co n u n facto r c o m ú n a to ­ dos: la civ ilizació n h elen ística.

2. La situación de Asia Me­ nor tras Ipsos Si b ie n com o h em o s d ich o , los te rri­ torios m in o ra siá tic o s p a s a ro n a p o ­ d e r d e L is ím a c o , D e m e trio sig u ió c o n se rv a n d o u n a p o sic ió n e sp e c ia l­ m en te só lid a en el m ar, f u n d a m e n ta ­ d a — ad e m á s de en el m a n te n im ie n to de su ilo ta — en su h eg e m o n ía , q u e a ú n co n se rv a b a , so b re la C o n fe d e ra ­ ció n de los N esio tas, C h ip re , a lg u n o s n ú cleos costeros de A sia M e n o r, T iro y S idón en F enicia y lo q ue sobrevivió

de la Liga de C o rin to , a saber, d eter­ m in a d o s e m p la z a m ie n to s costeros el m á s im p o r ta n te d e los c u a le s era C o rin to . A sí las cosas, los diferen tes m o n a r­ cas de a c u e rd o con sus intereses se p r o c u r a r o n tra s Ip so s la s a lia n z a s m ás co n v en ien tes. E n tre éstas p u e d e n d e sta c a rse la m u y sig n ificativa entre P to lo m e o y L isím aco , p u es q u e rie n d o a q u é l c o n s e rv a r la s o b e ra n ía de la C elesiria, n a d ie p o d ía p re sta rle ay u ­ da, si el caso se p re se n ta b a , m ás que L isím aco , d u e ñ o de A sia M en o r. Para su fo rta le cim ien to se em p leó a d em ás el sistem a de m a trim o n io s d in ástico s, d a n d o el h ijo de L ago a L isím aco y su p re su n to h e re d e ro A gatocles sen d as esposas. A rsín o e p a ra el p rim ero , Lis a n d ra p a ra el segundo. E ste in s tru ­ m e n to p o lítico fue u tiliz a d o com o tal p ro fu sa m e n te en el H e le n ism o y lle­ g aría a c o n v e rtirse rá p id a m e n te en un loco de conflictos, d a d o el ta lan te de las p rin c e sa s p ro ta g o n is ta s d e s­ c e n d ie n te s de los g en erales m acedonios. D a d a s las dotes n a tu ra le s con q ue m u c h a s de ellas e sta b a n a d o r n a ­ d as, in te lig en cia so b re sa lie n te , m uy p o r e n c im a en o casio n es de los reyes, b elleza, y energía in ig u alab le , las ve­ m os a p a rtir de a h o ra ya en tre b a sti­ d o res tejiendo to d a clase de intrigas, casi co m o en u n decisivo p rim e r p la ­ no, to m a n d o p arte activa en la p o líti­ ca de su tiem po. Su pap el, tan rele­ v ante, viene a p o n e r el c o n tra p u n to a u n a so cied ad griega d o n d e el e lem en ­ to fe m e n in o sólo ap arece en u n p la n o m u y secu n d ario . El H e le n ism o re p re ­ sen ta en este se n tid o —com o en otros m u c h o s — u n c o n tra ste claro respecto a las ép o cas a n terio re s de la civ iliza­ ció n griega. E ste sistem a se p u so en ju e g o ta m ­ b ién en el caso de o tra de las a lia n z a s a n u d a d a s en este m o m en to : la c o n ­ c e rta d a en tre Seleuco y D em etrio P o ­ liorcetes, cogido el p rim e ro en tre dos fuegos — L isím aco y P to lo m e o — . P a ­ recía así que el ú n ic o co n p o sib ilid a ­ des reales de p re starle apoyo era el

Asia M enor helenística

13

14

A n tig ó n id a, a su vez c o n trin c a n te del hijo de Lago, p o r su h e g e m o n ía sobre C h ip re , y de L isím aco al e n tra r en co m p eten cia c o n él en A sia M en o r, an tig u o d o m in io de su p a d re A n tig o ­ no. Se estipuló, p ues, el m a trim o n io de Seleuco c o n E stra tó n ic e , h ija de D em etrio y F ila (h ija d e A n tip a tro , q u e h a b ía e s ta d o c a s a d a a n te r io r ­ m ente con C a sa n d ro ). N o o b sta n te , tal a lia n z a n o c o n d u jo a n in g ú n re ­ su ltad o co n creto pues, acto seguido, Seleuco le reclam ó C ilicia, T iro y Sid ó n , d a d a la situ a c ió n geográfica de éstas en el lím ite de los estad o s seleúcidas, a lo cual, sin em b arg o , D e m e ­ trio n o p o d ía acceder. Pero m uy p ro n to o tro n u ev o a c o n ­ tecim ien to im p u so u n giro a la situ a ­ ción: la m uerte de C a s a n d ro en 298/7. El A n tig ó n id a , p e rc a tá n d o s e de las p o sib ilid a d e s que ello le o frecía, se e n c a m in ó h a c ia G re c ia , a b a n d o n a n ­ d o A sia. A m b o s h ech o s, a su vez, fue­ ro n a p r o v e c h a d o s p o r lo s d e m á s : P to lo m e o se a p o d e ró de C h ip re , Se­ leuco de C ilic ia y L isím a c o de los enclaves jo n io s a ú n en p o d e r de D e ­ m etrio. E ste p o r su p a rte y no sin d ifi­ cu ltad es logró fin a lm e n te erigirse en rey de M a c e d o n ia , le g itim a n d o su si­ tu a c ió n m e d ia n te su m a trim o n io co n F ila, h e rm a n a de C a sa n d ro . Sin e m b a rg o , sus in te re se s en el Egeo p o r ser c o in c id e n te s con los h a ­ b id o s p o r P to lo m eo ib a n a d e se n c a ­ d e n a r la o p o sició n de éste, ejercid a m e d ian te diferen tes vías, e n c a m in a ­ das todas ellas a « c o n te n e r» a M a c e ­ d o n ia (así lo d efin e E. W ill, Histoire politique du M onde hellenistique I, p. 76). U n a de ellas fue, p o r ejem p lo , el resta b le c im ie n to de P irro en el tro n o del E p iro de d o n d e a n te rio rm e n te h a ­ b ía d e b id o e x ilia rse . A sí, m ie n tra s D em etrio estab a e m p e ñ a d o en la so ­ lu ció n de conflictos su rg id o s en suelo griego que le a rre b a ta ro n , a d em ás, la p o p u la rid a d q u e h a b ía te n id o o tro ra. A nte el desgaste sufrido p o r el A n tig ó ­ nida, Ptolom eo, entre 291-287, logró h a­ cerse con la h egem onía de la C o n fed e­

Aka! Historia d el M undo Antiguo

ración nesiota, acogida favorablem en­ te p o r los isleños d esco n te n to s con la política fiscal de D em etrio h acia ellos. P o ste rio rm e n te y a n te el cariz ne­ gativo a d q u irid o p o r sus a su n to s en G recia, D e m etrio fue a A sia, d e ja n d o aq u éllo s al c u id a d o de su hijo A n ti­ go n o G ó n a tas. C a p tu ra d o en 286 en las m o n tañas del Tauro, m oría en 283. P ero el e q u ilib rio de fuerzas e n to n ­ ces p areció in c lin a rse a favor de L isí­ maco, cuyo poderío se había am pliado en o rm e m e n te a costa de los A n tig ó n i­ das —A sia M e n o r tras Ipsos (301) y la m ita d sep ten trio n a l de M a c e d o n ia en 288/-7 a rre b a ta d a a D e m e trio — . La in q u ie tu d , p o r ta n to , se a p o d e ró de los d e m á s m o n a rc a s, so b re todo Se­ leuco y P to lo m eo , h a b id a c u e n ta de q u e L isím aco no p arecía d arse p o r satisfecho. Todo esto, u n id o a c o n ju ­ ras d in á stic a s co m o la tra m a d a p o r su m u je r A rsín o e qu e ac a b ó co n la vida del h e re d ero A gatocles, provocó fin a lm e n te la fo rm ac ió n de u n a c o a ­ lición c o n tra L isím aco. E l e n fre n ta ­ m ien to tuvo lu g a r en C o ru p e d ió n cer­ ca d e S ard es, te n ie n d o c o m o casus belli la in v asió n de A sia M en o r p o r Seleuco a in sta n c ia s de P to lo m eo Kera u n ó s. Allí, a c o m ien z o s del 281, L i­ sím aco fue d e rro ta d o y m uerto. Sus p o sesio n es en A sia fueron c a p tu ra d a s in m e d ia ta m e n te p o r S eleuco, a u to r de la victoria. D eseoso de sa c a r p a rtid o a las n u e ­ vas p e rs p e c tiv a s so b re M a c e d o n ia , p ro p ic ia d a s p o r la m uerte de L isím a ­ co, el S cleúcida lla m ó a su hijo A ntíoco, o c u p a d o en to n ces en los asu n to s de las sa tra p ía s o rien tales, p a ra e n c o ­ m e n d a rle la to ta lid a d de sus d o m i­ n io s asiático s y te n e r el las m a n o s lib res p a ra a c tu a r en G recia. Sus d e­ seos, sin em b arg o , no p u d ie ro n c u m ­ plirse. Lo im p id ió su p ro p io p ro teg i­ d o P to lo m eo K erau n ó s, a q u ie n los p la n e s de Seleuco p e rju d ic a b a n de fo rm a d irecta sus a m b ic io n es sobre G recia. P a ra llevar a c ab o sus p ro p ó ­ sitos re c u rrió al a se sin ato de su p ro ­ tector. S ucedió el m ism o a ñ o 281.

II. Antíoco I y sus sucesores. El nacimiento de las monarquías menores

El su ceso r de Seleuco d eb ió e n fre n ­ tarse tra s la m u erte de su p a d re a u n a situ a ció n m uy co m p leja. E n p rim e r lu g ar, la n ecesid ad de a b a n d o n a r la s s a tr a p ía s o rie n ta le s fue a la larg a p e rn ic io sa p a ra la u n i­ d a d del im p erio S eleú cid a, d a d a la p ro b le m á tic a específica de a q u e lla s zonas. A u n q u e A n tío co I d e sa rro lló allí d u ra n te los a ñ o s de la c o rre g e n ­ cia u n a la b o r de fu n d a m e n ta c ió n de la a u to rid a d real, su a u sen cia, m o ti­ v ad a p o r la lla m a d a p a te rn a , ab rió u n p erío d o de a b a n d o n o de facto de los te rrito rio s o rien tales p o r p a rte de los m o n a rc a s, que, a u n a p e sa r suyo, estaban retenidos en la zona occidental del Im perio p o r los conflictos derivados de las riv alid ad es en tre las tres m o ­ n a rq u ía s h elen ísticas. E llo a b o c a ría a u n debilitam iento de la au to rid ad real en las regiones o rien tales d o n d e ésta p ro n to en c o n tró co n testació n . E n c u a n to a A sia M e n o r ta m b ié n aq u í se re q u e ría u n tra ta m ie n to d ife­ re n c ia d o de las d istin ta s zonas. Seleuco p u so b u e n c u id a d o en tra ­ ta r fa v o ra b le m e n te a la s c iu d a d e s griegas del litoral, cuyo d o m in io era necesario p a ra c o n tro la r el o ccid en te m in o rasiático . Se m o stró , así, lib e ra l h a c ia ellas en lo relativo a u n p u n to ta n sen sib le co m o el m a n te n im ie n to de su a u to n o m ía y la p o lítica fiscal. L a d o c u m e n ta c ió n epigráfica es b á s i­

ca p a ra p o d e r e v a lu a r esta faceta de la p o lítica seleúcida: sin ella ap en as h u b ié ra m o s p o d id o ten er n oticias so­ b re esto. Los frutos de esta actitud p o ­ sitiva de Seleuco h a c ia las ciu d ad es g riegas —z o n a cuya in flu e n c ia era objeto de d isp u ta con los L ágidas, in ­ teresad o s desde an tig u y o en la p o líti­ ca eg ea— p u d o recogerlos su hijo A n ­ tíoco, ap oyado, co m o lo h a b ía estado ta m b ié n su p a d re , p o r F iletero, g o b er­ n a d o r de Pérgam o. M ayores p ro b le m a s re p re se n ta b an p a ra A n tíoco I las z o n a s se p te n trio ­ nales de A n ato lia. A llí, B itinia se h a ­ b ía erig ido en m o n a rq u ía in d e p e n ­ d iente, añ o s an tes de la m uerte de Se­ leuco, co n Z ipoites, en el 298-7. Lo m is m o s u c e d ió c o n la C a p a d o c ia p ó n tic a o rein o del Ponto, convertido en rein o a u tó n o m o p o r o b ra de M itríd ates en u n a fecha incierta, que p ro ­ b a b le m e n te sea la del 281. O tras zo­ nas, si b ien e sta b a n su jetas y u n id a s fo rm a lm e n te al Im p e rio S eleú cid a, d is fru ta b a n de h e c h o de cierta a u to ­ nom ía, dirigida p o r gobernadores m ás o m e n o s in d e p e n d ie n te s. Tal situ a ­ ció n estab a p ro p ic ia d a p o r las m is­ m as co n d icio n es geográficas de A n a ­ tolia. Así, las ciu d a d es griegas m inora siá tic a s d e la co sta p ó n tic a , en tre ellas B izancio, C alc e d o n ia , H eraclea Póntica, etc., form aron la llam ada Liga del N o rte cuyas p re te n sio n e s in d e-

16

p e n d e n tis ta s se e v id e n c ia ro n en la negativa de H e ra c le a a so m eterse a S e le u c o , d e r r o ta n d o , in c lu s o , c o n ay u d a de M itríd ates, a tro p a s seleúcidas. La m u erte del m o n a rc a im p id ió q u e p u d ie r a e n c a r g a r s e p e r s o n a l ­ m en te de las o p e ra c io n e s, d irig id a s a p o n e r o rd e n en aq u ello s territo rio s. T am p o co A n tío co I p u d o resolver la cu estió n p e rs o n a lm e n te p u e s los conflicto s in te rn o s — u n a rev u elta en S iria— y ex tern o s — la ofen siv a eg ip ­ c i a — , r e q u e r í a n su p r e s e n c i a e n aq u e lla s zo n as, e sc e n a rio de la riv ali­ d a d co n los L ágidas. D eb ió , p o r ta n ­ to, e n v ia r c o m o d eleg ad o suyo a su e stra te g a P a tro c le s c o n el o b je tiv o p rio rita rio de so m e te r al b itin io Zipoites, p ero u n a p rim e ra in te n to n a fracasó. P o r lo d em ás, la s itu a c ió n en B itin ia se h a b ía fo rm a d o re p e n tin a ­ m en te c o m p lic a d a p o r la m u erte de su rey Z ipoites. Su h ijo y sucesor, N i­ com edes I, no e n c o n tró u n re c o n o c i­ m ien to in d isc u tid o de su a u to rid a d , c h o c a n d o co n las p re te n sio n e s de su h e rm a n o m e n o r Z ipoites. A q u él ate ­ n a z a d o p o r la a m e n a z a de A n tío c o y el c o n flic to d o m é s tic o , r e q u ir ió el apoyo de su a lia d a la Liga del N o rte, la cu al a su vez se h a b ía a p ro x im a d o a A n tig o n o G ó n a ta s. Se c o n fig u ra b a , así, u n a g ra n c o a lic ió n c o n tra el m o ­ n a rc a seleú cid a q ue h u b ie ra , en efec­ to, a c tu a d o co m o tal a n o ser p o r la reco n ciliació n , aco n tec id a en el 278, en tre A n tig o n o y A ntíoco. F ru sta d o N ico m e d e s y tem ero so del p o ten cial del rey seleú cid a, lib e ra d o ya de los p ro b le m a s in te rn o s y de los q u e lo h a b ía n e n fre n ta d o a P to lo m e o II, re­ cu rrió a los celtas q u e p o r en to n ces se m b ra b a n el te rro r en G re c ia y la z o n a de los E strech o s. Sus c irc u n s ­ tan c iale s aliad o s a c a b a ro n co n Z ip o i­ tes, pero, q u e rie n d o N ico m ed es verse lib re de ellos, los e m p u jó h a c ia el S ur co n o b jeto de q u e fo rm a ra n u n a e sp e ­ cie de b a rre ra c o n tra A ntíoco. E sta m e ta e g o ís ta tu v o p é s im a s c o n s e ­ cu e n cia s p a ra A n a to lia , in c lu id a s las ciu d a d e s costeras, q u e su frió u n m e ­

Akal Historia det M undo Antiguo

m o ra b le p e río d o de b a rb a rie , o ca sio ­ n a d o p o r las co rrerías de los G álatas. A n tío co I logró c o n te n e rlo s d u ra n te a lg ú n tiem p o c o n c e d ié n d o le s a s e n ­ tarse en la F rig ia sep te n trio n a l, lla ­ m a d a así G ala c ia . L a c o n fu sió n c re a d a c o m o co n se ­ c u e n c ia de la crisis suceso ria en el sen o del Im p e rio S eleúcida p re ten d ió ser a p ro v e c h a d a p o r sus vecinos, so­ bre to d o los L ágidas. L a revuelta que estalló en Siria, c e n tra d a en la g ran b ase m ilita r de A p a m e a, p arece que estuvo c o m b in a d a con u n a ofensiva exterior, d irig id a p o r P to lo m eo F iladelfo, cuyo objetivo no era o tro que a m p lia r su área de in flu e n c ia entre las c iu d a d es griegas del lito ra l m in o rasiático . Así, c o n ce rtó u n a a lia n z a co n M ileto e n to rn o al a ñ o 279-8 a la p a r que guarniciones egipcias se in sta­ la b a n en lu gares co m o S am os o los c ario s de H a lic a rn a so , M in d o s, C a u ­ n o y q u iz á lo h ic ie ra n ta m b ié n e n to n ­ ces en L icia, P an fllia y C ilicia o cci­ d en tal. Tales p ersp ectiv as o b lig a ro n a A n tío c o a in te r v e n ir r á p id a m e n te u n a vez so focada la revuelta de Siria, sin q u e p o r lo d e m ás se p am o s en qué co n d ic io n es logró hacerlo. D e to d as form as, lo cierto es que se co n certó la p a z e n tre a m b o s re in o s, p r o b a b le ­ m en te en el m ism o a ñ o 279. La fe­ cha, en c u a lq u ie r caso, n o es del todo segura. E ste conflicto es el p rim e ro de larga serie q ue en fre n tó a am b o s rei­ nos y q u e co n stitu iría p o r ello, la p ri­ m era g u erra siria, título que, sin e m ­ b a rg o , se a p lic a al e n fre n ta m ie n to in m e d ia ta m e n te posterior. D e s a r r o lla d o é ste e n tre 274-271, n u e stra in fo rm a c ió n sobre él es esca ­ sa. P to lo m e o , a p ro v e c h a n d o la a u ­ sen cia de A n tío co I en S ardes e in te n ­ ta n d o p ro te g e r la C e le s iria c o n tra c u a lq u ie r a sp ira c ió n seleúcida, envió u n a ex p ed ic ió n p re v en tiv a p a ra lu ­ c h a r e n B ab ilo n ia. Pero, al ser d e rro ­ ta d a p o r las tro p as selú cid as, A n tío co I a su vez atacó D am asco . D el resto, n a d a sab em os. E n to d o caso no se su ­ c e d ie ro n cam b io s territoriales.

Asia M enor helenística

17

Los ú ltim o s a ñ o s de g o b ie rn o de A n tío co I c o n te m p la ro n , asim ism o , la segreg ació n d efin itiv a del rein o de P é rg am o . F ile te ro , g o b e r n a d o r c o n los p rim e ro s selú cid as, h a b ía a c tu a d o co n u n a in d e p e n d e n c ia a b so lu ta , to ­ le ra d a p o r m a n te n e rse teó ric a m e n te b a jo d o m in io seleú cid a y p o r la v a lio ­ sa ay u d a q ue h a b ía d isp e n sa d o a Se­ leuco y A ntíoco. L os recu rso s de P ér­ g am o h ic ie ro n p o sib le, p o r lo d em ás, u n a la b o r de p ro p a g a n d a p o lítica en el ex terio r q u e c im e n ta ro n en el m u n ­ do griego el p restig io de la ciu d ad . E sta in d e p e n d e n c ia , tá c ita m e n te p e r­ m itid a , b a s a d a en la s c o n d ic io n e s m e n c io n a d a s, c a m b ió al p ro d u c irse la m u erte de F iletero en 263. S u ced i­ do p o r su so b rin o E u m e n e s, p re te n ­ d ió éste u n a ru p tu ra a b ie rta de las

relacio n es con A n tíoco I, cuyas m o ti­ v aciones son, en el m e jo r de los casos, o scu ras, (alg u n o s h a n p re te n d id o ver en a q u é lla la m a n o de P to lo m eo III, p ero n o h ay n in g u n a p ru e b a de ello), y q ue a c a b ó con la d e rro ta d e tro p as seleú cid as cerca de Sardes. Se erigió así E u m e n e s en el p rim e r m o n a rc a de P érgam o, rein o a la saz ó n to d av ía re­ d u cid o , c e n tra d o en to rn o al valle del C a ic o , p e ro d o ta d o d e re c u rs o s im p o rtan tes.

1. La 2.a guerra siria y sus repercusiones en Asia Menor La c o rre lació n de fuerzas existentes en el M e d ite rrá n e o o rie n tal convertía el lito ral a n a to lio en zo n a de con flic­

Representación de Helios/Sol sobre una metopa, hallada en Troya. Berlín, Museum F. Vólkerkunde.

18

tividad p e rm a n e n te p o r las a s p ira c io ­ nes de L ágidas y S eleú cid as p a ra a l­ zarse co n su h eg em o n ía. Es así co m o tra s la m u erte de A n ­ tíoco I el c a m b io d in á stic o fue a p ro ­ v ec h a d o p o r E g ip to p a ra a u m e n ta r n u e v am e n te su área de in flu e n c ia en A sia M en o r, lleg an d o , in clu so , a si­ tu a r a u n P to lo m eo , el p re su n to h e re ­ dero, al frente del g o b ie rn o de Efeso, te n ie n d o en c u e n ta q u e b a jo tal ju r is ­ d icció n e n tra b a la co sta jo n ia y c a ria desde a q u e lla c iu d a d h a s ta H a lic a r­ naso. E sta fue u n a de las c au sas, en tre o tras m ás o scu ras, de la se g u n d a g üe­ ra siria. El ep iso d io m ás so b re sa lie n te p o r lo q ue resp ecta a los territo rio s que estam o s c o n sid e ra n d o , fue la re­ b elió n de P to lo m eo de É feso c o n tra su p ad re, resu elta con el a se sin a to de aq u él en to rn o al 259, fech a a p a rtir de la cu al no se e n c u e n tra n in g u n a n o ticia so b re él. A c o n se c u e n c ia de ello, no o b stan te, T im a rc o , u n o de los q u e h a b ía n a p o y a d o a l P to lo m e o rebelde, se erigió en tira n o de M ileto, a p o d e rá n d o s e q u iz á ta m b ié n de Sam os. D e to d o s m odos, el n u ev o rey se­ leú cid a h a b ía ya re a c c io n a d o p r o n ta ­ m en te a la actitu d de E gipto. Se p ro ­ d u jo ento n ces la c a p tu ra de E feso p o r A n tíoco a y u d a d o p o r los ro d io s, cuya p resen c ia frente a su tra d ic io n a l a lia ­ d o se d eb ió a u n a in te rru p c ió n p a s a ­ je ra en sus tra d ic io n a lm e n te c o rd ia ­ les re la c io n e s. E n to d o caso , llegó in clu so a lib ra rse u n a b a ta lla n av al frente a É feso en tre la flota egipcia, d irig id a p o r C re m ó n id e s el aten ien se, y la rod ia, en la c u a l ésta b a tió a la egipcia. C u e stió n fu n d a m e n ta l a d ilu ­ c id a r sería la p a rtic ip a c ió n en esta g u erra de A n tig o n o G ó n a ta s , fa v o ra ­ ble, de h a b erse p ro d u c id o , a A n tío co II. En este m arco se c e le b ra ría la m is­ teriosa b a ta lla del A n d ro s, que, según M o m ig lian o (CIO XLIV, 1950, p. 113) tuvo lu g a r en 258, co n u n re su lta d o a d v e rs o a E g ip to . S in e m b a rg o , y d a d o q u e re a lm e n te fa lta n p ru e b a s d o c u m e n ta le s p a ra p ro b a r que M ace- i

Akal Historia del M undo Antiguo

d o n ia estuvo in v o lu c ra d a en esta gu e­ rra, es m ás ra z o n a b le d e ja r la cues­ tión en su sp en so p o r el m om ento. El b a la n c e del conflicto, tan to en el frente m in o ra siá tic o com o en el sirio, fue negativo p a ra los intereses egip­ cios, p u es en a m b o s lugares d eb iero n retroceder. E n el p rim ero , la costa jo ­ n ia h a b ía vuelto a la a u to rid a d seleú ­ cid a al co n clu irse el e p iso d io de P to ­ lo m e o de É fe so c o m o ta m b ié n lo h ic ie ro n los enclaves costeros de C ili­ cia y P an fllia; en el seg u n d o la lín ea egipcia q u ed ó n u e v a m e n te al S u r del E leu th eros. N o o b stan te, el restab le ci­ m ien to en el lito ral de A sia M e n o r de la h e g e m o n ía seleú cid a fue de d u ra ­ ció n efím era. E n la paz, firm a d a en 253 p ro b a b le m e n te en tre am b o s m o ­ n a rc a s, se e stip u la b a, en tre o tras d is­ p o sicio n es, el m a trim o n io de A ntíoco II co n B erenice, h ija de P to lo m eo II F ilad elfo p a ra lo cu al rep u d ió a su p rim e ra m u je r L aó d ice con q u ie n te­ n ía do s h ijos, S eleuco y A ntíoco. Tal m e d id a p o lítica y d ip lo m á tic a estab a lla m a d a a te n e r g ran d es rep ercu sio ­ n es, c o m o la u lte r io r s u c e s ió n de a c o n te c im ie n to s se e n c a rg ó de d e ­ m o strar. L aódice elegiría com o lu g ar de resid en cia Éfeso, en vez de B ab ilo ­ nia c o m o en p rin c ip io p en só su ex­ m arid o . E n la T róade d isp o n d ría tras c o m p ra rla de u n a extensa p ro p ie d a d territorial com o sabem os p o r un d o cu ­ m en to epigráfico h a lla d o en el te m ­ p lo de A polo en D íd im a (M ileto), in s­ c rip c ió n q u e es de e n o rm e im p o r­ ta n c ia p a ra el estudio de los d o m in io s reales en el Im p erio Seleúcida o la si­ tu a c ió n de las p o b la cio n es ru rales en el ajíjro m in o ra s iá tic o (O G IS 225 W elíes RC 18-20). La g u erra afectó ta m b ié n se c u n d a ­ ria m e n te a las lla m a d a s m o n a rq u ía s m en o res, in sertas en el m a rc o g eográ­ fico m in o ra siá tic o d o n d e se d e sa rro ­ lló. N o ten em o s n o ticias de su p a rtic i­ p a c ió n efectiva p ero sí c o rro b o ra c ió n in d ire c ta de q ue su p ie ro n sa c a r p a rti­ do de las circu n stan cias. N o s referi­ m os, sobre todo a P érgam o y al testi­

19

Asia Menor helenística

m o n io a p o rta d o p o r las acu ñ acio n es. E n efecto, sab em o s p o r ellas q ue un cierto n ú m e ro de en clav es situ a d o s en la E ólide (M irin a , C im e, etc.) p a ­ sa ro n a e star b a jo so b e ra n ía p e rg a ­ m en a, a le já n d o se de la o b e d ie n c ia de los S eleúcidas a la q u e e sta b a n so m e ­ tid as a c o m ien zo s del re in a d o de A n ­ tíoco II. E llo ni significa sin o q u e E u ­ m enes I logró c o n éxito a m p lia r su esfera de in flu e n c ia p o r la z o n a coste­ ra p r ó x im a a su r e in o . D e to d o s m odos, no n os es p o sib le fijar c ro n o ­ ló g icam en te el m o m e n to en que tal em p resa se llevó a cabo. N o o b sta n te , la a u to rid a d de A n tío ­ co II se m a n tu v o en las regiones sep ­ te n trio n a le s del rein o de P érg am o y en la im p o rta n te z o n a de los E stre­ ch o s y T racia, a m p liá n d o s e in clu so respecto a la eta p a an terio r. La ex ten ­ sió n de la h e g e m o n ía se le ú c id a se atestigua u n a vez m ás a través de las a cu ñ acio n es, pues m o n e d a s de A n tío ­ co II se e m itiero n en ciu d a d e s co m o Ilion, A le ja n d ría de T róade, L ám p saco, A bidos, etc. d o n d e n o las h u b o d u ra n te el rein ad o de A n tío co I. E sta am p lia c ió n de la so b e ra n ía seleúcida sería la re su lta n te de u n a in te rv e n ­ ció n d irecta de A n tío co II de la que d e sg ra c ia d a m e n te d e sc o n o c e m o s su cronología. Parece ser que en su tra n s­ cu rso llegó a p ro d u c irse ta m b ié n u n a co n fro n ta c ió n directa co n B izanció, ap o y a d a a su vez p o r H ercúlea. A u n ­ que las m o tiv acio n es del m o n a rc a se­ le ú cid a se nos o c u lta n , lo cierto es q ue A ntíoco p asó in clu so a T racia. Pero la p resen cia seleú cid a en tales regiones era m al vista p o r B itinia que h a b ía estab lecid o su c a p ita l ju n to al m ar, en N ic o m e d ia , al co m ie n z o p ro ­ b ab le m e n te de la 2 .a g u erra siria, p u es la fu n d a c ió n de esta c iu d a d , se esti­ m a, acaeció en to rn o al 260. N o exis­ te, sin em b arg o , la m ás m ín im a h u e ­ lla de q u e se p ro d u je ra n in cid en tes d irecto s en tre am b o s reinos. P o r lo dem ás, ta m p o c o la situ a c ió n in te rn a de B itinia estab a ex enta de conflictos. E l h ijo m a y o r de N ico m ed es, Z ielas,

fue d esp o seíd o de sus d e re ch o s al tro ­ no p o r su p ad re , q u e eligió com o su ­ ceso r al h a b id o de su seg u n d o m a tri­ m o n io , h e c h o q u e n o lle g a r ía a m a te ria lizarse al lo g ra r Z ielas a p o d e ­ rarse del tro n o p a te rn o h a c ia el 250. Pero lo que im p o rta se ñ a la r a q u í es el gesto a d o p ta d o p o r N ico m e d es en co ­ n e x ió n c o n su d e c is ió n d in á s tic a : c o n fia r la tu tela de sus h ijos a P to lo ­ m eo, A n tig o n o G ó n a ta s , B iz a n c io , H e ra c a lea P ó n tica y C íos. Se tra ta b a n así de b u sc a r p o te n ciale s aliad o s e n ­ tre todos aq u ello s que p u d ie ra n o p o ­ nerse al m o n a rc a seleúcida. L a fecha en q u e todo esto se p ro d u jo es in cie r­ ta, de suerte que no nos es p o sible d e­ c id ir si todos estos sucesos estab an c o n e c ta d o s o se p ro d u je ro n p o r el c o n tra rio p o r sep arad o .

2. Muerte de Antíoco II: la 3? guerra siria (246-241) La d e sa p a ric ió n de A n tíoco II se p ro ­ d u jo en Efeso en c irc u n sta n c ia s o sc u ­ ras, p u e s e ra to d a v ía jo v e n . T en ía c u a re n ta a ñ o s c u a n d o m u rió y ello d e se n c a d e n ó o tra vez u n a larga serie de conflictos. Los o rígenes ra d ic a n en los p ro b le ­ m as d in á s tic o s o c a s io n a d o s p o r el m a trim o n io de A n tío co II c o n B ere­ n ic e , h ija d e P to lo m e o F ila d e lf o , d a d o q ue de su m a trim o n io con L aódice ten ía dos hijos, Seleuco y A n tío ­ co, ex iliados en A sia M e n o r con su m ad re. C o n B erenice tuvo otro hijo cu y o n o m b re n o s es d e sc o n o c id o . Pese a ello, Seleuco fue d e sig n ad o p o r su p a d re com o sucesor, h e ch o b a s ­ ta n te ex trañ o , qu e h a d a d o p á b u lo a todo tip o de suposiciones. E n todo caso, a la m u erte de A n tío ­ co II, Seleuco no logró h ac erse reco ­ n o c e r co m o rey p o r to d o el Im perio. Le fu e ro n fieles A sia M e n o r — no en su to ta lid a d — y el in te rio r d o n d e a c ­ tu a b a n c o m o g o b e rn a d o r c o n resi­ d en c ia en Sardes, su tío m a te rn o A le­ jan d ro . Sin em bargo, Éfeso se decantó

A k a l Historia del M undo Antiguo

20

p o r el h ijo de B erenice co m o lo h ic ie ­ ra n ta m b ié n o tras c iu d ad es. L a rein a egipcia in te n ta d o in c lin a r la b a la n z a h a c ia su hijo , se d ecid ió fin a lm e n te p o r p e d ir a y u d a a su h e rm a n o P to lo ­ m eo III. Éste, en u n a p ro n ta resp u esta, se p resen tó co n to d a ra p id e z en A ntioq u ía al fren te de u n a ex p e d ic ió n m ili­ tar. D e allí se d irig ió a C ilicia p rim e ­ ro, a v a n z a n d o d esp u és h a c ia la d e ­ se m b o c a d u ra del O ro n tes. P o r u n d o ­ c u m e n to o rig in a d o en la p ro p ia c a n ­ cillería p to le m a ic a (Jacoby, F G H 160) sa b e m o s q u e el rey eg ip cio recib ió u n a aco g id a fav o rab le p o r p a rte de la p o b la c ió n , p ero lo m ás ex trañ o del caso es la a u se n c ia de c u a lq u ie r m e n ­ ción de B erenice y su h ijo en cuyo in ­ terés e sta b a a c tu a n d o su p u e sta m e n te . Si h ac e m o s caso a la tra d ic ió n , ta rd ía , am b o s h a b r ía n sid o a s e sin a d o s ya, p ero p a ra m a n te n e r la le g a lid a d de la ex pedició n , tal h e c h o se h a b ría g u a r­ d a d o en secreto. Y, en efecto, P to lo m eo c o n tin u ó su avance p o r el Im p e rio S eleú cid a lle ­ g a n d o h a s ta M e so p o ta m ia . L a c o n o ­ c id a in s c rip c ió n de A d o u lis (O G IS 54) parece a p u n ta r a q u e se a p o d e ró de los territo rio s h a sta B a c tria n a ex­ c e p tu a n d o , p o r su p u e sto , A sia M e ­ nor, a ju z g a r p o r el re c o n o c im ie n to o b te n id o de los d istin to s g o b e rn a d o ­ res. Sin em b arg o , de este acto, p o r lo d e m ás con u n a larg a tra d ic ió n en las a n tig u a s m o n a rq u ía s o rie n ta le s, n o es lícito d e d u c ir el e sta b le c im ie n to de u n a a u to rid a d egipcia real y o p e ra ti­ va sobre tales territorios. Tal reconoci­ m iento , n o p a sa ría , p o r tan to , de ser algo m e ra m e n te teórico. Tras este p a ­ seo triu n fa l y llev án d o se un riq u ís i­ m o b o tín , P to lo m eo regreso a E gipto d o n d e u n a rev u elta in te rn a {seditio domestica segün Ju stin o X X V II, 1) de ín d o le p ro b a b le m e n te p alacieg a, re­ q u e r ía su p re s e n c ia . L o s in te re s e s egipcios en A sia los dejó e n m a n o s de ad m in istra d o re s. L a vuelta del rey egipcio a su p a tria es in te r p r e ta d a p o r a lg u n o s c o m o

u n a m a n e ra de o b v ia r el e n fre n ta ­ m ie n to d irecta co n Seleuco II que se a p re sta b a a re sp o n d e r a d e c u a d a m e n ­ te a la in tro m isió n d e P to lo m eo III en los a su n to s seleúcidas. E n to d o caso, Seleuco logró co n fac ilid ad u n c a m ­ bio en la situ ació n , to rn á n d o la favo­ rab le, a lo q ue c o n trib u iría la p u b li­ c a c ió n de la m u erte de B erenice y su hijo, p u es q u e d a b a así Seleuco com o único representante de la legitim idad d in á stic a . Tales éxitos a n im a ro n al rey seleú ­ cid a a a c tu a r en la z o n a so m etid a a E gipto desde los tiem p o s del fu n d a ­ d o r de la re alez a seleú cid a, la C elesiria. L a fo rtu n a no parece, sin e m b a r­ go, h a b e rle so n re íd o , pues d ebió p e ­ d ir ay u d a a la ú n ic a p e rso n a c a p a z de p ro p o rc io n a rla con rap id ez: su m a ­ d re L aódice. L os so corros necesarios, em p ero , no le fu ero n p re sta d o s sin c o n tra p a rtid a s , pues su h e rm a n o A n ­ tíoco le exigió la co rreg en cia y el go­ b ie rn o de A sia M en o r, a lo q ue S eleu­ co d eb ió acceder. L as co n se cu e n cias n egativas de este acto no ta rd a ría n en e v id en ciarse, pero, de m o m en to , in ­ d u je ro n a P to lo m eo III a p e d ir la p az q ue se firm ó en 241. Sus clá u su la s nos son m uy d eficien tem en te co n o cid as, p ero n o re su lta ro n en definitiva a d ­ versas a los L ág id as pues retuvieron en su p oder, so rp re n d e n te m e n te , Scleu cia de P ieria, sa lid a al m a r de A ntio q u ía , así co m o otras p o sesio n es en el lito ral a n a tó lic o de C ilicia, P an filia y Jo n ia . A cam b io , c e d ía n c u a lq u ie r p re te n s ió n te rrito ria l en el Im p e rio seleúcida. In te r e s a n te s so n a s im is m o o tra s a c tu a c io n es reales d esp leg a d as en el te rre n o d ip lo m á tic o . S eleuco II, en efecto, se p re o c u p ó de g an arse a d e p ­ tos q u e c o n so lid a ra n su p o sic ió n en el co n flicto con E gipto, re cu rrie n d o p a ra ello a la fo rm a liz a c ió n de m a tri­ m o n io s d in á stic o s con m ie m b ro s de las d istin ta s m o n a rq u ía s del á m b ito a n a tó lic o . H ay q u e te n e r e n c u e n ta , a d e m á s, q u e a lg u n a , c o m o B itin ia, m ira b a n co n h o stilid a d al coloso se-

21

Asia M enor helenística

leúcida, m ie n tra s m a n te n ía n b u e n a s relacion es c o n E gipto, in te n ta n d o así n e u tra liz a r el p o d e r de aq u él. U n a a c ­ tu a c ió n sim ila r, seg ú n h e m o s visto, sostenían algunas de las ciud ad es m ás im p o rta n te s de A n a to lia s e p te n trio ­ nal. Así, y d e n tro del m a rc o de la g ue­ rra la o d ic e a , u n a h e rm a n a del m o ­ n a rc a seleú cid a casó c o n A ria ra te s III de C a p a d o c ia y o tra co n M itríd a te s II del Ponto. P re te n d ía co n ello Seleuco te n e r g u a r d a d a s su s e s p a ld a s a n te c u a lq u ie r a m e n a z a q u e p u d ie ra so r­ p re n d e rle m ie n tra s se h a lla b a o c u p a ­ do en su p re te n sió n de e lim in a r la p resen cia egipcia de los te rrito rio s seleúcidas. P o r lo d em ás, la a lia n z a con am b o s rein o s c o n tin u a ría , c o n s o lid a ­ da y fo rtalecid a, en los tiem p o s su b si­ guientes. D esco n o cem o s, sin e m b a r­

go, la a c titu d a d o p ta d a p o r o tra s p o te n c ia s h elenésticas. A sí A ntigono G ó n a ta s se in h ib ió , a u n q u e no falte q u ie n h a y a a firm a d o su in terv en ció n , en b a se a u n a d o c u m e n ta c ió n m ás q ue d u d o sa (Cf.: E. B ickerm an. REA XL, 1938 pp. 376 ss.). T am poco E u m e ­ nes de P érgam o se in m iscu y ó en esta gu erra, o c u p a d o en la reso lu ció n de sus p ro p io s p ro b le m as, pero, in d u d a ­ b le m e n te, sus sim p a tía s re c a ía n en los L ágidas. Vem os, pues, cóm o la p o ten c ia se­ leúcida debía considerar cada vez m ás o tras fuerzas p o líticas su rg id as en d i­ fe re n te s re g io n e s d e A n a to lia . E n efecto, ad e m ás de P érgam o, B itinia y el P o n to cuyo n a c im ie n to co m o m o ­ n a rq u ía s in d e p e n d ie n te s h em o s c o ­ m e n ta d o ya, ta m b ién C a p a d o c ia p o s­

Estatua de bronce de un guerrero. París, Biblioteca Nacional.

22

terio rm en te se co n fig u ró co m o rein o aparte. E sta región m o n ta ñ o s a h a b ía vivido ya co n los A q u e m é n id a s c o n u n a a u to n o m ía casi ab so lu ta . G o b e r­ n a d a desde en to n ces p o r u n a d in a stía ir a n ia , u n o d e su s r e p r e s e n ta n te s , A riarates III se p ro c la m ó rey en 255. H em o s visto có m o el p ro p io Seleuco II, a ñ o s d espués, p re te n d ió c a p ta rlo p a r a su c a u s a , fo rta le c ie n d o la z o s m e d ian te la en treg a en m a trim o n io de su h e rm a n a E strató n ice, cu y a dote a g ra n d ó p ro b a b le m e n te los lím ite s del rein o c a p a d o c io , al a p o rta r, en efecto, la C a ta o n ia seleúcida. C ie rta ­ m ente S eleuco a c tu a b a c o n m ira s de largo alcan ce, pues la a m ista d de C ap a d o c ia era clave p a ra m a n te n e r las co m u n ic a c io n es en tre d istin ta s p artes del Im p e rio seleúcida. Así pues, h a c ia el 240, u n a vez fin a ­ liz ad a la 3.a g u erra siria, el p a n o ra m a p o lítico de A sia M e n o r era el s ig u ie n ­ te. Ju n to a la p re p o n d e ra n te p re s e n ­ cia seleú cid a se e sta b a n c o n s o lid a n ­ do u n a serie de p e q u e ñ o s E stad o s, situ a d o s en la p eriferia del área m in o ra siátic a y cuya a m ista d se d is p u ­ ta b a n las p rin c ip a le s p o te n c ia s h e le ­ nísticas: B itinia y Pérgam o p ro p e n d ía n h acia E gipto co n el fin de q u e p u d ie ­ ra servirles de v a le d o r a n te u n c o n ­ flicto con los S eleúcidas, m ie n tra s el P o n to y C a p a d o c ia e s tre c h a b a n sus relacio n es co n el Im p e rio S eleúcida. P o r su parte, los L ágidas c o n se rv a b a n to davía b a jo su esfera de in flu e n c ia p a rte de la fra n ja costera m in o ra siá tica de C ilicia, P a n filia y Jo n ia.

3. La guerra entre Antíoco Hierax y Seleuco II (241-239?). Sus consecuencias Las co n cesio n es del m o n a rc a seleú ci­ da a su h e rm a n o A n tío co d u ra n te el co n flicto co n P to lo m eo IÏI fu ero n h e ­ ch as en m o m en to s de a p u ro p a ra el p rim e ro . U n a vez p a sa d o s, S eleuco

Aka! Historia del M undo Antiguo

p re te n d ió volver a la situ ació n a n te ­ rio r y a rre b a ta rle así a A n tíoco la p o ­ sició n q ue h a b ía a lc a n z a d o en A sia M en o r. P ara ello, d eb ía a c u d ir al re­ cu rso de la fuerza, pues su h e rm a n o no e sta b a d isp u esto a ced erla g racio ­ sam en te. Y, en efecto, S eleuco II se p re se n tó en los te rrito rio s cuyo go­ b ie rn o h a b ía sido ced id o a A ntíoco. Los d etalles de las o p era c io n e s nos son d e fic ien tem en te co n o cid o s pero p arece que, en p rin cip io , el rey tuvo éxito en sus p rim e ra s acciones b é li­ cas, d e sa rro lla d a s en L idia, p o r m ás que no le fuera p o sib le a p o d e ra rse de su ca p ita l, Sardes. P o r o tro lado, A n tíoco ten ía ta m ­ b ié n sus aliad o s. E n tre ellos, es nece­ sario m e n c io n a r, en p rim e r lugar, a los celtas —lla m a d o s ya G á la ta s — p o r cuya a y u d a d e b e ría p a g a r u n alto p re c io . O tro s a m ig o s e ra n p re c is a ­ m e n te los p e q u e ñ o s estad o s a n a to lios, p u es les in te re sa b a m ás u n Im ­ p erio S eleúcida d iv id id o —lo que se h u b ie ra p ro d u c id o de h a b e r triu n fa ­ do las re iv in d icac io n es del m e n o r de los S ele ú c id as— q ue la u n id a d sim ­ b o liz a d a p o r Seleuco II. E sta política fue p u esta en p rá c tic a no sólo p o r los reinos p ó n tico y c a p a d o c io sino ta m ­ b ién p o r B itinia. La ay uda de éstos, pues, recaía en A ntíoco. S eleuco II, sin em b arg o , p re te n d ie n d o im p e d ir la c o n ju n c ió n de las fuerzas de su h e r­ m a n o co n la en v ia d a p o r aquellos, la n z ó u n a ofensiva qu e no ob tu v o los re su lta d o s ap etec id o s. E n su tra n s ­ curso, en efecto, sufrió u n a tre m e n d a d e rro ta en A n cira, d o n d e la p a rtic ip a ­ ción de los G á la ta s fue decisiva, a c a e ­ cid a en to rn o al 240 ó 239. E llo le im p elió a retirarse a C ilicia a b a n d o ­ n a n d o , así, A sia M e n o r a A ntíoco. P ero no eran éstas las ú n ic as d ifi­ c u lta d e s con las que re p e n tin a m e n te d e b ió e n fre n ta rs e S e leu c o II. C a si c o in c id ie n d o c ro n o ló g ic a m e n te con el d esastre su frid o en A n cira, se p ro ­ d u je r o n , al o tro la d o d el Im p e rio S eleúcida, dos h e c h o s de g ran tra s ­ ce n d e n c ia: el d e sg aja m ie n to de Bac-

Asia M enor helenística

triaría, d o n d e h a c ia el 239 D ió d o to se p ro cla m ó rey, y la c o n q u ista de P artía p o r el escita A rsaces al frente de los n ó m a d a s P arn o s. E sta c o in c id e n c ia tal vez no sea ca su a l y hay a q u e d a r la ra z ó n a la tra d ic ió n h isto rio g rá fic a que re la c io n a los sucesos adversos a Seleuco en A n a to lia co n los a c aeci­ dos en las sa tra p ía s o rien tales. (Just. XXVT1 2,6-11; Eus. I pp. 251 ss.). Pero ta m b ién a la in v ersa se d a rá u n a in ­ fluencia negativa, p u es éstos im p e d i­ rán a Seleuco a p ro v e c h a rse de la a p u ­ rad a situ a c ió n a q u e se verá ab o cad o su h e rm a n o A n tío co en A sia M enor. E sta re su lta rá del c a m b io de ac ti­ tud de sus alia d o s G á la ta s. E n efecto, tras el e p iso d io de A n cira, éstos se volvieron c o n tra A n tío co , el cu al tuvo que re c u rrir a c o m p ra r su a lia n z a , la n z á n d o lo s a la vez c o n tra Pérgam o, cu y a in d e p e n d e n c ia o b s ta c u liz a b a los p lan e s de A n tío co H ierax. Sin em ­ bargo, Á talo I, so b rin o de E u m en es a q u ien h a b ía su ced id o en 241, obtuvo en 238 ó 237 u n a e n o rm e victoria so­ bre ellos (OGJS 275, 280) a c o n se c u e n ­ cia de la cual, p ro b a b le m e n te , se a d ­ ju d ic ó p o r vez p rim e ra en la d in a stía p erg am e n a el títu lo de bcisileus. E n los añ o s u lteriores. A talo se vio e m p e ñ a d o en la c o n tin u id a d de la lu ­ ch a c o n tra las b a n d a s celtas. Y fue precisam ente la neu tralizació n de este peligro u n o de los éxitos de q u e se va­ n ag lo rió a n te los griegos, c o m o las in scrip c io n e s nos p e rm ite n re c o rd a r (O G IS 269 y 276). D e todos m odos, esto no fue sin o u n p a ré n te sis en el c o n flic to e n tre H ie ra x y Á ta lo . El a fia n z a m ie n to de su p o sic ió n le llevó fin a lm e n te a q u e re r d e se m b a ra z a rse de A n tío co H ie ra x q u ien , de h ech o , c o n stitu ía u n im p e d im e n to p a ra to d a po sib le a m p lia c ió n del p o d e r pergam eno. L as h o stilid a d e s fueron rotas, p o r fin, h a c ia el 229. H ierax , sin ay u ­ da de los gálatas, d eb ió h a c e r frente a Á talo I ú n ic a m e n te co n sus p ro p io s recursos. Tras u n a serie de e n fre n ta ­ m ien to s adversos p a ra A n tío co en la Frigia helespóntica, Lidia y C aria, sólo

23

le q u e d a b a la h u id a . A u n q u e c o n o ce­ m os m al sus p asos ulteriores, parece h a b e r in te n ta d o a ta c a r todavía alg u ­ n as zo n a s b a jo a u to rid a d de Seleuco, así C ilicia y M e so p o ta m ia d o n d e fue v en cid o p o r los g enerales de su h e r­ m a n o . P o ste rio rm e n te estuvo en la corte de P to lo m eo III y de A riarates de C a p a d o c ia h a sta que m u rió asesi­ n a d o en T racia en 226. La d e sa p a ric ió n de H ierax no b e­ nefició a Seleuco II, cuya m uerte es p r á c tic a m e n te c o e tá n e a c o n la de aquél, pues, ya a n tes de producirse, Á talo I h a b ía a p ro v e c h a d o el a b a n ­ d o n o del A sia M e n o r seleúcida p o r A n tío co p a ra a n e x io n ársela. El in te n ­ to de re c u p e rar los an tig u o s territo ­ rios seleú cid as re aliza d o p o r Seleuco III falló a p e n a s esb o zad o , al so rp re n ­ derle la m u erte n a d a m ás fra n q u ea d o el T auro en el 223. P o r tanto, la a m ­ p lia c ió n del rein o de P érgam o se hizo en zo n as c a ra c teriz a d a s p o r la p re ­ sen cia de ciu d a d e s griegas, m u ch as de ellas co n ra ig ra m b re m uy antigua, en p o sesió n de estatutos ju ríd ic o s v a­ riad o s y diferen ciad o s. La relación de las d is tin ta s p o te n c ia s p o lítica s a c ­ tu an tes en la zo n a con estas ciu d ad es no siem p re h a b ía sido fácil y, en todo caso, los diferentes m o n a rc a s p u sie ­ ro n interés en resp etarles su ta n q u e­ rid a a u to n o m ía q ue c o n stitu ía a la p o stre u n a rm a política, susceptible de u tilizarse de acu erd o con las c ir­ c u n sta n c ias. E n este sentido, Á talo I a c tu a ría de m a n e ra sim ilar, si b ien no s fa lta n d ato s p a ra c o m p ro b arlo . D e todos m odos, las ciu d ad es griegas m in o ra siá tic a s e sta b a n a c o stu m b ra ­ das d esde an tig u o a e star b ajo la h e ­ g e m o n ía de u n o s u o tro s, y, en el m o m e n to de p a s a r a la esfera de in ­ flu e n c ia de P é rg am o , e s ta b a n m ás n e cesitad as q ue n u n c a d e u n p o d er fuerte, c e n tra liz a d o s que, resp e tan d o sus c aracterísticas p ro p ias, fuera c a ­ p a z de h ac er frente a potenciales a m e ­ n azas de distinto signo, tales com o los tan b elicosos e in q u ieto s G ála ta s, las p o b la c io n es in d íg en a s so m etidas, etc.

24

AkaI Historia del M undo Antiguo

III. El advenimiento de Antíoco III y Asia Menor

El acceso al tro n o del h e rm a n o de Se­ leuco III, m u e rto en c irc u n s ta n c ia s ex trañ as, p u d o te n e r lu g a r p o r la fide­ lid a d que le g u a rd ó A q u eo a q u ie n le fue o frecid a la c o ro n a p o r su ejército. D u ra n te esta e sp ecie de in te rre g n o A queo h ab ía procedido a efectuar cier­ ta re m o d e la c ió n en la A d m in is tr a ­ ción, n o m b ra n d o a M o ló n p a ra el go­ b iern o de las sa tra p ía s su p e rio re s y a sí m ism o p a ra el de A sia M en o r, cuya rec o n q u ista e sta b a en tra n c e de efec­ tuar. E n efecto, ya a fines del 223 d iri­ gió u n a c a m p a ñ a fu lm in a n te c o n tra Á talo de P érg am o a co n se c u e n c ia de la cual v o lvieron a p a s a r al Im p erio S eleúcid a sus a n te rio re s d o m in io s.

1. Usurpación de Aqueo Tras estas a c c io n e s p r o ta g o n iz a d a s p o r A q u e o , n o h a y p r á c tic a m e n te n in g u n a noticia so b re él h a sta el 2 2 0 , tiem p o q u e e m p le a ría en la ejecu ció n de esas tareas cuya m e n c ió n no suele e n c o n tra r eco en las fuentes: a d m i­ n istra ció n , c o n so lid a c ió n de m e d id a s anterio res, p re p a ra tiv o s, etc. Su re a ­ p a ric ió n se p ro d u c e u n a vez liq u id a ­ do p o r A n tío co III el e p iso d io de M o ­ ló n el cu al, a g lu tin a n d o en fo m o a su p e rso n a u n a serie de sa tra p ía s e n la p a rte o rie n ta l del Im p erio , se h a b ía sub lev ad o , h a c ié n d o se in d e p e n d ie n te

del p o d e r c e n tra l e in clu so u s u rp a n ­ do, seg ú n parece p o r testim o n io s n u ­ m ism ático s, el títu lo real. A p ro v e c h a n d o la p rese n cia real en a q u e lla s le ja n a s reg io n es A q u eo se e n c a m in ó h a c ia Siria, sien d o p ro c la ­ m a d o rey p o r su ejército en L ao d icea de F rigia. Este ep iso d io se d eb ió q u i­ zá a u n a n o ticia, falsa, de la m uerte del rey o a la in terv en c ió n de otros factores d esco n o cid o s. E n todo caso, A n tío co III n o h iz o n a d a de m o m e n ­ to p a ra fo rzar un c a m b io de actitu d en su p a rie n te, d e d ic a n d o sus esfuer­ zos a la p re p a ra c ió n de la expedición p a ra a p o d e ra rse de la C elesiria. Los a ñ o s siguientes están, en efec­ to, m a rc a d o s p o r la ejecución de estos p lan es, cuya p rim e ra fase tuvo u n d e ­ sen lace fatal p ara A n tío co III al ser v en cid o p o r las tro p a s egipcias en R a ­ fia el a ñ o 2 \ \ . C o n v ien e se ñ a la r a q u í que la re tira d a in m e d ia ta del rey se­ leú cid a a A n tio q u ía está ju stifica d a p o r P o libio (V 68-71) p o r el te m o r de aq u él a u n in te rv e n c ió n de A queo, q ue, sin em bargo, no parece aju starse a la re a lid ad sino q u e se tra ta ría de u n pretexto. N o h a y testim o n io s, al m en o s, ni siq u iera in d ic io s de u n a ac­ tu a c ió n de A queo en ese sentido. P or el c o n tra rio , p ara éste la au sen c ia del rey en aq u ello s territo rio s le d a b a la p o sib ilid a d de ate n d er, lib re de im p e ­ d im e n to s , sus p ro p io s in te re se s en

Asia M enor helenística

25

Jefe galo maîartdo a su mujer y suicidándose. Copia de un original (Hacia el 220 a.C.) Museo de las Termas, Roma.

AkaI Historia del M undo Antiguo

26

A n a to lia . Le v em o s así in te n ta n d o c o n so lid a r y a g ra n d a r sus d o m in io s, e s p e c ia lm e n te p o r el su r, en z o n a b a jo in f lu e n c ia p to lo m a ic a . T a le s c a m p a ñ a s, sin em b arg o , d e b ie ro n ser a b a n d o n a d a s p ro n to al re n o v a rse los ataq u e s de P érg am o so b re c iu d a d e s y te rrito rio s q ue le h a b ía n sid o a rre b a ­ tad o s p o r A q u eo en el 223 y ,q u e h a ­ b ía n sid o c o n q u ista d o s p o r A talo I a A n tíoco H ierax. La a c c ió n d el rey p e rg a m e n o se realizó co n tro p as galas re c lu ta d a s en T racia y se cen tró e n el á m b ito se p ­ te n trio n a l de la p ro p ia P érg am o así com o en ciu d a d e s griegas de la E ólide (Cim e, M irina, Fócea, Tem nos, etc.) y de la región de los E strechos (L ám psaco, Tlión, A le ja n d ría T róade, etc.).

de to d as form as los lím ites exactos: su falta de sa lid as al m a r estab a d e­ te rm in a d a p o r la existencia de e n c la ­ ves p to le m aico s en Jo n ia — E fesó—, C a ria y costa m erid io n a l, y las p o se ­ sio n es ro d ias en el co n tin en te. A d e ­ m ás, la c o la b o ra c ió n de Á talo debió ser c o m p e n sa d a de alg u n a m a n era, re su lta n d o de ello u n rein o p erg am e­ no c o n sid e ra b le m e n te a g ra n d a d o : se le c o n firm a ría n , al p arecer, las c o n ­ q u istas efectu ad as a A qu eo en las re­ g io n e s d ic h a s , m ás o tra s c iu d a d e s jo n ia s , L é b e d o s, C o lo fó n , N o c ió n ; ta m b ié n h a c ia el in te rio r se restab le ­ cería la a u to rid a d p erg am en a desde la región de T ia tira — en tre el valle del C aico y el H e rm o s— h a c ia el Este —la F rig ia E pictetes— .

2. Antíoco III contra Aqueo (216-213)

3. La guerra del Bosforo

D e esta situ a c ió n y del p o d e río de A talo se valió A n tío co III p a ra p o n e r fin a la av e n tu ra de su p rim o A queo. C ie rta m e n te , el p a p e l del m o n a rc a tras R afia no era en a b so lu to airo so , ni estaba en condiciones óptim as p a ra n e u tra liz a rlo . Pero sus pro y ecto s in ­ m ediatos —la gran expedición ira n ia — im p e d ía n d e ja r a su s e s p a ld a s tal enem igo y él m ism o ta m p o c o p o d ía c o n se n tir que la p o sició n de A q u eo se consolidara. Así. decidió p a c ta r con Átalo, tras lo cual m archó contra aquél. La liq u id a c ió n d e este e p is o d io conllevó c u a tro a ñ o s de lu c h a s, so b re las cuales ten em o s n o ticias d eficien ­ tes y o scu ras (Pol. V 107.4; VII, 15-18; V III 15-21). Parece, en to d o caso, que la clave estuvo en la c a p tu ra de S ar­ des, cap ital de A queo, en cuya a c ró ­ polis se en cerró y q u e sólo p o r tra i­ ción p u d o ser c a p tu ra d a . Tras ello se p ro ced ió a la re o rg a n i­ za ció n del A sia M e n o r seleú cid a, a cuyo frente se p u so a Z euxis, el v en ce­ d o r de M o ló n . Se tra ta b a , no o b s ta n ­ te, de u n territo rio m u c h o m ás re d u c i­ do que el de o tro ra sin q u e sep am o s

( 220 ) ^ E l p r o b le m a c e n tr a d o en to rn o a A queo, a u n q u e el m ás im p o rta n te de los d e sa rro lla d o s en A n ato lia, no era el ú nico. C o in c id ie n d o c r o n o ló g ic a m e n te c o n él — a ñ o 2 2 0 —, tuvo lu g ar la g ue­ rra , m o tiv a d a p o r los d e re c h o s de p eaje del Bosforo. E stalló en el 220 c u a n d o los ro d io s in te n ta ro n h a c e r d e sistir a los b iz a n tin o s de c o b ra r los p eajes p o r el p aso del estrecho. A p ro ­ v e c h a n d o esta c o y u n tu ra , el rey bitinio, P ru sias I, se a p o d e ró de las p o se­ siones b iz a n tin a s en la orilla asiática del B osforo. Para c o n tra rre starlo , Biz a n c io a z u zó co n tra el u n a rebelión in te rn a en la p e rso n a de su lío Z ipoites, c u y a m u e rte p r e m a tu ra d io al traste co n tales planes. Por su parte, P ru sias I no se q u ed ó im p a sib le frente a tales actos sin o que p ro v o có la su b lev ació n de trib u s ira ­ d a s contra B izancio, llegándose a un a situ a c ió n tan peligrosa que sólo p u d o ser salv ad a p o r la ay uda del reyezue­ lo celta C au aro s, p a g a d o p o r la c iu ­ dad. A su vez los ro d io s a p are ciero n p resto s p a ra e n tra r en tratativ as, p ro ­

Asia Menor helenística

d u c ié n d o se en to n ces u n acto de d ifí­ cil explicació n : la re tira d a de P ru sia s con el a b a n d o n o de sus c o n q u istas. Sólo u n peligro m a y o r p u d o ser c a ­ p a z de esta re n u n c ia efectu ad a p o r el rey b itin io . W ill (op. cit., II, p. 37) p ien sa en u n a p o sib le a m e n a z a de los galos so b re el m ism o n ú cleo del rein o de P ru sias. E n este co n flicto las g ra n d e s p o te n ­ cias del escen ario p o lítico se m a n tu ­ v ie ro n al m a rg e n , e x c e p to R o d a s , to d o p o d e ro sa en el m ar, y la m ás in ­ teresad a en el m a n te n im ie n to de la li­ b e rta d de trán sito en los E strechos.

4. La vida política del 220 al 205 El interés de los h isto ria d o re s se c e n ­ tró p a r a lo s a ñ o s s ig u ie n te s en la « A n á b a sis» de A n tío co III en las sa ­ tra p ía s ira n ia s, d e sa rro lla d a a lo la r­ go de siete añ o s (212-205). A d em ás de esto, existía o tro e scen ario p o lítico de u n en o rm e in terés d esd e la in s ta la ­ ció n en el tro n o de M a c e d o n ia de F ilip o V, c o n te m p o rá n e o de A n tío co III y p e rs o n a lid a d p o lític a de e n o rm e relevancia. D ig n o de se ñ a la r es ta m b ié n el h e ­ cho de la in te rv e n c ió n de R o m a p o r vez p rim e ra en los asu n to s griegos, c u y a p r e s e n c i a se c o n v e r t i r á e n u n a c o n s ta n te d u ra n te la s d é c a d a s sucesivas. E n el ju eg o de a lia n z a s d e lin e a d o e n tre los d ife re n te s e sta d o s griegos co n tin e n ta le s, de los cu ales M a c e d o ­ nia es la p o te n c ia m ás so b resalien te, alg u n o s o tro s estad o s in su la re s y m in o ra s iá tic o s d e s e m p e ñ a n u n p a p e l m ás o m en o s d estacad o . Así, sab em o s del a ce rc am ie n to en tre P érg am o y la C o n fe d e ra c ió n etolia, cuya relev an cia en la v id a p o lítica griega h a b ía ido crecien d o d esde m e d ia d o s del S. III, p o r m ás q ue d e sc o n o zcam o s, sin e m ­ bargo, su gestación. Tal a m ista d favo­ recía, en p rin cip io , a P érgam o, so b re todo tras h a b e rle sido c e rc e n ad o a l­

27

gu n o s de los te rrito rio s c o n q u istad o s p o r A talo I, p rim e ro p o r A queo y d es­ p ués p o r A ntíoco, y d a d o q ue sus re­ lacio n es con alg u n o s estados p ró x i­ m os —tales co m o B itinia o R o d a s— d ista b a n de ser co rd iales. La a lia n z a en tre etolios y p e rg a m o n o s aparece e x p líc ita m e n te m e n c io n a d a en el tra ­ ta d o firm a d o e n tre los p rim e ro s y R o m a el a ñ o 212, (LIV. XXVI, 24; IG 1X2 1,2 n° 241) sa n c io n a d o p o r el Se­ n a d o en 2 1 0 , que, en tre o tra s cosas, re p re s e n ta la p rim e ra in te rv e n c ió n activa de R o m a en los a su n to s grie­ gos. D irig id o co n tra F ilip o V, el co m ­ p ro m iso c o n te n id o en él era que los etolios a ta c a ría n p o r tierra al rey m ac e d o n io ap o y ad o s p o r m a r p o r los ro ­ m an o s, a los que se g u ían c láu su la s sobre a sig n ac io n es territo riales de los v encidos, etc. R esu lta d o de este tra ta ­ do ro m a n o -e to lio fue u n h ech o , quizá en p rin c ip io insig n ifican te, pero que te n d ría im p o rta n c ia posterio rm en te: la isla de E gina, c a p tu ra d a p o r los ro ­ m a n o s, fue en treg ad a a los etolios, los cu ales a su vez la v e n d ie ro n a Á talo. Éste la u tiliza rá co m o base naval, es­ tratég icam en te de g ran significación. Las actividades bélicas, o p rim era gu erra de M a ce d o n ia, se d e sa rro lla ­ ro n f u n d a m e n ta lm e n te en á m b ito griego. Pero p o r lo que a los estados m in o ra siá tic o s se refiere, d e s ta q u e ­ m os que, in c a rd in a d o en esta guerra, está el conflicto se c u n d a rio en tre A ta ­ lo I y P ru sias de B itinia, a n im a d o éste p o r F ilip o, com o respuesta a la activa in te rv e n c ió n del rey p e rg a m e n o en las filas de los etolios (A talo I fue, in ­ cluso, en 209 estratega de estos). Así, en 208, Á talo d ebió reg resar a Asia p a ra e n c a ra r la lu ch a c o n tra el rey b i­ tinio. Ya en este añ o se p ro d u c e n in ­ tentos de m ed ia c ió n p a ra lo g ra r u n a so lu c ió n n e g o c ia d a , e fec tu ad o s p o r rodios y q u iotas, p e rju d ic a d o s p o r el d eterio ro de las relacio n es co m e rc ia ­ les su b sig u ien tes a todo co nflicto y p re o c u p ad o s, a su vez, p o r el crecien ­ te p o d erío nav al de Á talo de P érga­ mo. T am bién E gipto qu iso in te rc ed e r

28

Aka! Historia del M undo Antiguo

Vista de conjunto del Altar de Pérgamo (Hacia el 180-160 a.C.) Pergamon Museum, Berlín.

en o rd e n a m o tiv acio n es de id én tico sig n o . E n to d o c a so , u n o s y o tro s frac asaro n . N o fue éste el ú n ic o a b a n d o n o e n ­ tre las filas o p u e sta s a F ilip o . T am ­ b ié n lo h ic ie ro n los ro m a n o s, e m p e ­ ñ a d o s en el conflicto co n C artag o . A la p ar, la C o n fe d e ra c ió n a q u e a e n ­ c o n tra b a u n nuevo líder, F ilo p e m e n , q ue su p o a g lu tin a r en to rn o a sí a la p rác tic a to ta lid a d de los p elo p o n esio s

excepto E sp arta, d e rro ta d a p o r éste en M a n tin e a el a ñ o 207. E n tales c o n ­ d icio n es, los etolios no p u d ie ro n re ­ sistir el a ta q u e de F ilip o , p ro d u c id o en 206, v iéndose c o n stre ñ id o s a p a c ­ tar, c e d ie n d o a las d u ra s co n d icio n es im p u e s ta s. L a re a c c ió n ro m a n a se p ro d u jo en seg u id a con el envío de un e jé rc ito q u e d e s e m b a rc ó en Iliria . P ero, fin a lm en te , p o r m e d ia c ió n de los epeiro tas, se llegó a la c o n clu sió n

Asia Menor helenística

de ía p a z de F enice en 205, cuyos b e ­ neficios se ex te n d ie ro n p ro b a b le m e n ¡ te a A ïalo I.

5. Entente Filipo V-Antíoco III y sus repercusiones L iq u id a d a la 1.a g u erra m a c e d ó n ic a, F ilip o V c o m ie n z a a m a n ife s ta r su in ­ terés en el Egeo. O b e d e c ie n d o a éste, se em p e ñ ó en la tarea de d o ta rse de u n a fuerza n av al de la q u e carecía, c o n fia n d o la ta re a de a d q u irir los re ­ cursos n ecesario s al p ira ta etolio D icearco y n o d e te n ié n d o se a n te u n a g u erra con R odas. D e todos m odos, F ilip o p arece h a b e r lo g rad o sus p ro ­ pósitos, p u es p u d o c o n ta r poco d e s­ pués co n u n a flota de la que an tes carecía. P o r lo d em ás, la situ a c ió n de E g ip ­ to en aq u ello s m o m e n to s a n im ó a las otras dos p o te n c ia s h elen ísticas a sa ­ c a r de ella el m a y o r p a rtid o posible. E n efecto, la m u e rte p re m a tu ra de P to lo m e o IV en 204 h a b ía d e ja d o u n tro n o regido p o r u n n iñ o de seis añ o s, en m a n o s de co n sejero s am b icio so s y en m ed io de u n p aís en crisis e c o n ó ­ m ic a, p ro v o c a d a p o r u n a p a r a liz a ­ ció n de las e m p resas exteriores. Ello ju stifica q u e enclaves a n tes d e n tro de su ó rb ita p o lítica, si b ie n ale ja d o s de zo n a s c o n sid e ra d a s vitales p o r E g ip ­ to, o p ta ro n p o r alejarse de su in flu e n ­ cia, aco g ién d o se a la p ro te c c ió n de o tra p o te n c ia m ás p o d ero sa. Tal fue lo su ced id o con las c iu d a d e s c arias q ue p re firie ro n el a m p a ro de A n tío co III, cuyo ejem p lo m ás c o n o c id o es el de A m iz ó n (W elles R C 38), efectu ad o ya en 203. P ero lo m ás grave, en el p la n o te ó ­ rico al m en o s, fue la c o n c e rta c ió n e n ­ tre F ilip o V y A n tío co III de u n tra ta ­ do en el q u e se e stip u la b a el re p a rto en tre a m b o s del Im p e rio L ág id a, sin q ue sep a m o s ex a c ta m en te las c lá u s u ­ las p o r la p é rd id a del texto p o lib ia n o q ue lo tra n sm itía . A l parecer, según u n a e scu eta n o tic ia del h is to ria d o r

griego, F ilip o se a p o d e ra ría de E gip­ to, C a ria y S am os m ie n tra s A ntíoco lo h a ría de C elesiria y F en icia (Pol. III 2,8). Sin em bargo, A p ia n o (M ac. 4,1) h a b la del apoyo p ro m e tid o p o r F ilip o al m o n a r c a s e le ú c id a p a r a a p o d e ra rse de E gipto y C h ip re , m ie n ­ tras éste a c tu a ría de m a n e ra sim ilar co n el rey m a c e d o n io en relación co n C iren e, las C ic la d a s y Jo n ia. Q u e esto su ce d iera así o b ie n de otra m a n e ra , no lo sab em o s, p ero es cierto en to d o caso q ue algo h u b o , (el c o n v e n c im ien to a b so lu to de P olibio lo d em u estra), q u iz á ta n sólo la d eli­ m itació n de z o n a s de in flu e n c ia p a ra am b o s, c o m p re n d ie n d o en ellas los an tig u o s d o m in io s lágidas: así, A n ­ tíoco h a b ría d e ja d o C a ria a F ilip o p a ra de esta m a n e ra p o d e r la n z a rse co n tra n q u ilid a d a la c o n q u ista defi­ nitiva de C elesiria. La c a m p a ñ a , e m ­ p re n d id a q u izá en 202 — la 5.a guerra siria — , te rm in a ría en 20 0 con la vic­ toria d efin itiv a de P a n ió n , que p o n ía p u n to final al d o m in io p to le m aic o de la región, nueva provincia del Im perio S eleú cid a co n el n o m b re de C elesiria y F enicia. P o ste rio rm en te se p ro d u c i­ ría el envío a A n tío co de u n a e m b a ja ­ d a de R o m a, a p e tic ió n de E gipto, p a ra o b te n e r del rey seleú cid a el c o m ­ p ro m iso de resp e ta r aq u el p aís, p ero con el o bjetivo m ás p ro fu n d o de evi­ ta r la a lia n z a de éste c o n F ilip o V en caso de u n p rev isib le conflicto. D e este m o d o , R o m a se in m iscu y ó p o r p rim e ra vez en los a su n to s de A sia a p etició n de u n o de los p aíses in te re sa ­ dos en a q u ella área geográfica.

6. La expansión de Filipo V A ntes de in ic ia r su c a m p a ñ a en A sia M e n o r p ro p ia m e n te d ich a, F ilip o ac­ tu ó en la z o n a de los E strech o s y Tracia, a ta c a n d o en p rim e r lu g a r — 2 0 2 — las c iu d a d es libres, tales co m o Lisim a q u ia , C a lc e d o n ia y C íos, a lia d as de los etolios, q u ienes, pese a su v o ­

Akat Historia d el M undo Antiguo

30

lu n ta d , no p u d ie ro n h a c e r n a d a p o r ay u d arlas. P ero el a ta q u e a estos e n ­ claves, esp e c ia lm e n te C íos, d esp ertó la in q u ie tu d de R o d as, p o r la a m e n a ­ za que ello sig n ificab a p a ra sus a c ti­ v idades co m erciales, y de P érgam o, d a d o q u e F ilip o h a b ía a c tu a d o en este caso im p u lsa d o p o r P ru sia s de B itin ia, en em ig o de P érgam o. A su vez, F ilip o se g ra n je ó la e n e m ista d de B izan cio al c a p tu ra r P erin to , a lia d a suya. P o r lo d e m á s se a p o d e ró ta m ­ b ié n de T aso s, p e ro m o m e n tá n e a ­ m e n te d e jó in ta c ta s las p o se s io n e s pto lem a ic a s en el área tracia, en u n acto de d ip lo m a c ia q u e refleja su vi­ sión política. Al a ñ o sigu ien te — 201— , el rey m ac ed o n io despliega u n a g ra n activ id ad en las C iclad as, a p o d e rá n d o s e de v a ­ rias de ellas a n tes de a v a n z a r h a c ia S am os, b a se p to le m a ic a , p e ro cuya flota, al no existir d e c la ra ció n de g ue­ rra sin o a m ista d oficial en tre a m b o s

p aíses, p e rm a n e c ió inactiva, la m a ­ n ifestació n de las v erd ad e ras in te n ­ cio n es de F ilip o generó la reacción lógica de resistencia. D e ja n d o allí un c u e rp o nav al p a ra te rm in a r su c o n ­ q u ista, el rey se dirigió h acia la costa m in o r a s iá tic a , p e ro los ro d io s , en cuya ó rb ita territo ria l estab a C aria, in te n ta ro n im p ed irlo siendo, sin em ­ barg o , d erro ta d o s en Lade. F ilip o te­ n ía el c a m in o ab ierto: desde M ileto co n q u istó to d a la región. E llo no p o d ía d e ja r im p asib les a aq u ello s estados a m e n a z a d o s p o r la e x p a n s ió n m a c e d o n ia . A d e m á s de R o d as, a lia d a ya q u iz á an tes de Lade c o n B izancio, Q uíos, C ícico, etc., in ­ terv in o p o r fin A talo de P érgam o. F i­ lipo, q u e rie n d o o b stru ir la o p eració n , o p eró m ilita rm e n te en territo rio perg a m e n o sin p o d e r c o n q u ista r, e m p e ­ ro, la c iu d ad , v iéndose fo rzad o a reti­ ra rs e h a c ia el S ur. L a p e tic ió n de a y u d a d irig id a al g o b e rn a d o r seleúci-

Sobre los orígenes del reino de Pérgamo

cias con Arsínoe, mujer de aquel, que lo calumnió. Entonces logró separar a Pér­ gamo de Lisímaco y se hizo gobernador, por el momento, de la ciudad, pues veía que sus habitantes estaban bien dispuestos para el cambio. Lisímaco, abrumado por problemas internos, se vio obligado a matar a su propio hijo Agatocles. Seleuco Nicator invadió su territorio y lo destronó, pero éste, a su vez, fue asesinado traicioneramente por Ptolomeo Keraunós. Durante estas re­ vueltas, el eunuco continuó como dueño de la fortaleza gobernando a base de prome­ sas y adulaciones hacia el más fuerte que se encontrara cerca. Así se mantuvo du­ rante veinte años como dueño de la ciudadela y del tesoro.

Pérgamo mantuvo una cierta hegemonía sobre estas zonas costeras. Era aquella una ciudad muy famosa y próspera durante el largo tiempo que fueron reyes los Atálidas. Debo empezar por esta zona mi siguiente descripción, explicando brevemente el ori­ gen y el final de esta dinastía. Pérgamo era la ciudad que custodiaba el tesoro de Lisí­ maco, hijo de Agatocles, uno de los suce­ sores de Alejandro, y la ciudad se halla asentada sobre la cúspide de una montaña. Ésta es parecida a un cono y termina en un agudo pico. La custodia de esta fortaleza y del tesoro (que ascendía a mil talentos) fue confiada a Filetero, originario de Tiano, eunuco desde muchacho. Había ocurrido cierta vez en un funeral, en donde se desa­ rrollaba un espectáculo al que asistía mucha gente, que la niñera de Filetero, aún infante, aprisionada entre la muchedumbre sufrió tan terribles apreturas que el niño quedó incapacitado. Era, pues, eunuco, pero había sido muy bien Qducado y se mostró digno de semejante confianza. Durante un cierto tiempo fue leal a Lisí­ maco pero luego mantuvo graves diferen-

Filetero tenía dos hermanos, el mayor Eumenes; Átalo, el más pequeño. El pri­ mero tenía un hijo del mismo nombre que fue el sucesor en el gobierno de Pérgamo, transformándose en soberano de los luga­ res circundantes, de modo que llegó a ven­ cer en batalla a Antíoco, hijo de Se­ leuco, cerca de Sardes. Murió tras reinar veintidós años. (Estrabón, Geografía XI 11,4,1-2)

31

Asia Menor helenística

da de A sia M en o r, Z euxis, n o o b tuvo la resp u esta ap etecid a, h a b id a cu e n ta de los recelos que las activ id ad es de F ilip o d e b ía n h a b e r d e sp e rta d o ya en A n tío co . A n te esa s itu a c ió n , el rey m a ced o n io in te n tó la to m a de Q uíos: p ero su d e fen sa e sta b a g a ra n tiz a d a p o r las flotas de R o d a s y P érg am o an te las cu ales F ilip o V en so litario te n ía p o c a s e s p e ra n z a s de s a lir a i­ roso. Se retiró a S am os y de allí a C aria. L a re tira d a del m ac e d o n io a esta región m in o ra siá tic a está ju stific a d a p o r las relacio n es existen tes desd e la época de A n tig o n o D o só n en tre M a ­ ce d o n ia y C aria. P o r en ig m á tic a que sea la c a m p a ñ a de éste en C a ria no p arece q ue d e b a n ex istir d u d a s sobre ella. D esde en to n ces — 227— , si b ie n no h u b o v ero sím ilm en te u n a a u té n ti­ ca o c u p a c ió n m a c e d o n ia de la región con la in sta u ra c ió n del c o n sig u ien te a p a ra to a d m in istra tiv o , etc., es claro que los intereses de M a c e d o n ia estu ­ v iero n allí p re se n te s, re p re se n ta d o s p o r u n reyezuelo local, O lím p ico de A lin d a, co n q u ien ya D o só n e n ta b ló relaciones. N o o b stan te, F ilip o n o se c o n te n tó co n esto y q u iso e x p a n sio ­ n arse ta n to en la p arte de C a ria p e rte ­ necien te a R o d as, com o a costa de ciu d ad e s a u tó n o m a s. La resp u esta de R o d as y P érgam o fue el b lo q u e o de la ilota m a c e d o n ia . en B argilia, h ech o q ue forzó al rey a p a sa r allí el in v ier­ n o sin los recursos suficien tes p a ra el ejército. P a sa d o éste, el rey logró él solo e sc a p a r al cerco p a ra dirig irse a M a c ed o n ia , pues la situ a c ió n e n G re ­ cia le p re o c u p a b a . A p o y a n d o a los a c a rn a n io s frente a A ten as, ésta o b tu ­ vo el apo y o de la flota ro d io p erg am en a a la sazó n en E g in a —isla de P ér­ g a m o , c o m o h e m o s v isto — y cuya s u p e r i o r i d a d q u e d ó m a n i f e s ta d a claram e n te. R o d as y P érgam o, sin em b arg o , no d e sp leg a ro n ta n sólo activ id ad es b é li­ cas c o n tra M a c e d o n ia sin o q ue ac­ t u a r o n s i m u l t á n e a m e n t e p o r v ía d ip lo m á tic a .

7. Rodas y Pérgamo piden ayuda a Roma: la 2.a guerra de Macedonia (200-196) La p a n o rá m ic a p o lític a q ue se estaba c o n fig u ra n d o era en efecto, p re o c u ­ p a n te p a ra a m b o s estados. Ya hem os m e n c io n a d o lo p e rju d ic ia l de la o c u ­ p a c ió n m a c e d o n ia de d e te rm in a d o s en c la v e s en los E stre c h o s y T racia p a ra las activ id ad es com erciales de R odas. Pero es que, p o r otro lado, su tradicional aliado, Egipto, estaba atra­ vesando p or m om entos realm ente com ­ p ro m e tid o s, a c o n s e c u e n c ia de los c u a le s p e rd e ría d e fin itiv a m e n te , el a ñ o 2 0 0 , el c o n tro l de C elesiria. A d e ­ m ás, la ofensiva de F ilip o le h a b ía a rre b a ta d o sus d o m in io s en el co n ti­ n e n te , y se p o d ía p re v e r c ó m o u n av an ce m ac ed o n io en a q u e lla s regio­ nes p o d ía tra sto c a r el e q u ilib rio exis­ tente. P érg am o p o r su p arte, era la o tra g ra n p e rju d ic a d a p o r la política agresiva de F ilip o , pues n o sólo le h a ­ b ía p riv ad o de las am p lia c io n e s te­ rrito riales e fectu ad as a n te rio rm e n te, d e já n d o le sin p o sib ilid ad es de recu ­ p erarse, sino que d a b a rie n d a suelta y ap oyo a su p rin c ip a l a d v ersario en A sia M enor: P ru sias d e B itinia. Así las cosas, no le q u e d a b a n a u n o y otro estad o m ás p o sib ilid a d p a ra lo g rar la n e u tra liz a c ió n de F ilip o qu e el recu r­ so a R o m a (la p a siv id ad d e m o strad a p o r A ntíoco III en este co n tex to p u e ­ de ser u n arg u m e n to p a ra a v a la r el h ech o de que, en efecto, am b o s m o ­ n a rc a s a c tu a b a n de c o n s u n o ). L as tre m e n d a s co n se cu en cias de este h e ­ ch o n o p o d ía n ser previstas entonces. Las d e m a n d a s de ro d io s y pergam en o s e n c o n tra ro n en R o m a oídos d isp u esto s a e sc u c h a r sus quejas, si bien , en p rin c ip io , se m o stra ro n re m i­ sos a in te rv e n ir d ire c ta m e n te , pu es los com icios re c h a z a ro n u n a p rim era p ro p u e sta de d e c la ra r la g u erra a F ili­ po, n o sien d o a p ro b a d o el proyecto h a sta m ás tarde, u n a vez p re se n ta d o p o r seg u n d a vez. E n tre ta n to se envió

A ka l Historia del M undo Antiguo

y A n tío co) c o n tra O ccid en te (es decir, R o m a), y que en ella in te rv in ie ro n de m o d o c laro no solo m óviles políticos, sin o ta m b ié n sociales, d eriv ad o s de las d ificu ltad es in h e re n te s a la des­ m o v iliz a c ió n d el e jé rc ito ro m a n o , u n a vez fin a liz a d o el co n flicto con C artag o . (A. P ig an io l, La conquête ro­ maine, p. 214).

8. Antíoco III en Anatolia

Philetairo de Pérgamo, hallado en Herculano Museo Nacional de Nápoles.

a O riente u n a m isión dip lo m ática p ara re c a b a r in fo rm a c ió n . E sta n d o ésta en A ten as, se p ro d u jo co n tra la c iu d a d u n a ta q u e m aced o nio, d irig id o p o r N ic a n o r, a q u ie n los delegad o s ro m a n o s e n c a rg a ro n llevar a F ilip o u n u ltim á tu m seg ü n el cual in v ita b a n al rey a n o a c tu a r m ilita r­ m en te c o n tra n in g ú n p u e b lo griego y a som eterse a u n a rb itra je p o r los p e r­ ju icio s o c a sio n a d o s a A talo; si acce­ d ía h a b ría p az c o n R o m a y si no, lo co n trario . Pero el m o n a rc a m aced o nio, lejo s de d e ja rs e in tim id a r p o r ello, em p re n d ió u n a c a m p a ñ a o fe n si­ va co n tra T racia y los E strech o s sin q ue en esta o c a sió n re sp etara las p ro ­ p ie d ad e s egipcias e n la zo n a y cuyo ep isodio m ás d e sta c a d o fue el ased io de A bidos. F u e a q u í d o n d e recib ió o tro u ltim á tu m en los m ism o s té rm i­ nos del p rim e ro . S im u ltá n e a m e n te , no o b stan te, la ilo ta ro m a n a d e se m ­ b a rc a b a en Iliria (o ctu b re del 200). M u c h o se h a d is c u tid o s o b re el c a m b io de a c titu d q u e se p e rc ib e acaeció en R o m a y q u e sign ificó el es­ tallid o de la se g u n d a g u erra de M a c e ­ d o n ia . N o v am o s a e n tra r a h o ra en la d isc u sió n de to d a esta p ro b le m á tic a . T an sólo d irem o s que, v e ro sím ilm e n ­ te, estab a d irig id a en exclusiva c o n tra M a c e d o n ia y n o c o n tra u n a h ip o té ti­ ca co alic ió n de O rie n te (esto es F ilip o

El c o m ien zo de la 2a g u erra m a c e d ó ­ n ica im p id ió a F ilip o c o n tin u a r con su s p la n e s e x p a n s io n is ta s en A sia M e n o r y el Egeo, al d e b e r c o n sa g ra r todos sus esfuerzos en la resolución de este conflicto. La o p o rtu n id a d del m o m e n to fue a p ro v e c h a d a de in m e ­ d ia to p o r A n tíoco III, u n a vez c u m ­ p lid o su p ro p ó s ito de re c o n q u is ta r la C elesiria. N o o b stan te, según W ill (op. cit., II p. 153) an tes de que el p ro p io rey to ­ m a ra p e rso n a lm e n te las rie n d a s de las c a m p a ñ a s en A n ato lia y m ien tras liq u id a b a del to d o la cu estión siria, h a b r ía e n c a rg a d o , a su g o b e rn a d o r Z eu x is q u izá, efec tu ar alg u n a e x p ed i­ ció n previa, tare a q ue h a b ría c o m e n ­ zad o en 199. R esu lta d o de ello sería la o c u p a c ió n seleúcida de territo rio s a d ­ q u irid o s p o r P érg am o en la época del conflicto con A queo, pues Polibio dice q ue E u m en e s II recibió de su p a d re (en 197) un rein o de los m ás p e q u e ­ ños (X X X III 11,7; X X X II 8,3). E n ello ta m b ié n te n d ría su pap el P ru sia s I de B itin ia que h a b ría c a p tu ra d o la re­ gión de F rig ia E pictetes, c o n q u ista d a en tre los añ o s 216-213 p o r Á talo I a A q u e o . L as o p e ra c io n e s se le ú c id a s lle v a d a s a c a b o en 198 p a re c e qu e a fe c ta b an ig u a lm en te a regiones lito ­ rales, que, sin em b arg o , se viero n for­ za d o s a e v a cu a r acto seguido, pues h a b ié n d o se p ro d u c id o u n a e m b a ja d a p e rg a m e n a a R om a p a ra p e d ir a y u d a an te la in v a sió n del reino de Pérgam o p o r A n tío co III, el S en a d o in terv in o a n te éste p o r vía d ip lo m ática . La eva-

Asia M enor helenística

Escultura de Pérgamo. Sátiro dormido. (Hacia el 220 a.C.) Cliptoteca de Munich.

33

34

A ka l Historia del M undo Antiguo

cu a ció n de los te rrito rio s en d isp u ta es u n a p ru e b a del éxito conseg u id o . Al a ñ o siguiente, 197, A n tío co m is­ m o in te rv in o en A n a to lia . Sus p ro ­ yectos se d irig ía n a o b te n e r p a ra el Im p erio S eleúcida las sa lid a s al m a r de q ue a n tes h a b ía d isp u e sto , p ero p e rd id as h a c ía ya d écad as. N o o b s ­ tante, era ev id en te q ue los territo rio s p erg am e n o s n o p o d ía n ser to cad o s so p e n a de co n flicto co n R o m a. Así, se e m p eñ ó en p rin c ip io en la c o n q u ista de los enclaves a ú n en p o d e r de E g ip ­ to en la costa a n a tó lic a m e rid io n a l, cu estió n resuelta fácilm en te y que p o ­ nía p u n to final al im p e rio m a rítim o p to le m a ic o (solo q u e d a ría n a E gipto alg u n o s lu g ares en la p a rte o rie n ta l de C reta y u n a g u a rn ic ió n e n Tera). A n tíoco se c o n d u jo de m a n e ra s im i­ la r co n las c iu d a d e s lib res, re s p e ta n ­ do en lo d o caso la z o n a de in terés rodio. Éfeso, de este m o d o , p asó a ser la b ase m a rítim a seleú cid a m ás im p o r­ ta n te en el Egeo. O tras o p e ra c io n e s se efectu aro n en la z o n a de los E stre ­ chos, d o n d e c o n q u istó A b id o s, p la z a co n seg u id a a n te rio rm e n te p o r F ilipo. Pero no to d as las c iu d a d e s cay ero n fácilm en te en p o d e r de A ntíoco: Esm irn a y L á m p sa c o se re sistie ro n a p e rd e r su in d e p e n d e n c ia , h a c ie n d o p o r ello u n lla m a m ie n to de au x ilio a R om a. A su vez, la in fa n te ría h a b ía atrav esad o A n a to lia de S u r a N o rte, a lc a n z a n d o sin p ro b le m a s el H elesp o n to d o n d e la e n c o n tra m o s en 196. Sus vicisitudes no s son en to d o caso d esco n o c id a s en los detalles, si b ien parece que p ara pod er producirse este paso del ejército, d eb ía ex istir alg ú n e n te n d im ie n to en tre A n tío co y P r u ­ sias, m o tiv a d o p o r u n en em ig o c o ­ m ún: Pérgam o.

a) Antíoco y Roma en 196 E l victorioso d e sen lace o b te n id o p o r R om a en C in o sc é fa lo s.so b re F ilip o y la d e m a n d a recib id a p o r el S en ad o de E sm irn a y L á m p sa c o , d e te rm in a ­ ron que de u n a m a n e ra m ás aten ta

los ro m a n o s se fija ra n en A ntíoco III, a u n q u e sin alb e rg a r to davía u n a seria p re o c u p a c ió n respeto a él. Éste, d a n ­ do fo rm a a su s p la n e s p rim itiv o s, c o n tin u ó sus o p era cio n es en T racia, d o n d e se e n c o n tra b a en 196 c u a n d o se p ro d u jo la d e c la ra ció n de F la m i­ n in o so b re la lib e rta d de los griegos. A llí recibió la resp u esta a las p eticio ­ nes fo rm u la d a s p o r las dos ciu d ad es solicitan tes. El c o n te n id o ere la p ro ­ h ib ic ió n de c a p tu ra r o a ta c a r a n in ­ g u n a c iu d a d a u tó n o m a de A sia, así co m o la o rd e n de ev a cu a r las que, es­ ta n d o b a jo a u to rid a d de P to lo m eo o F ilip o , h a b ía n sido a n e x io n a d a s p o r el m o n a rc a seleúcida, p ro h ib ié n d o se a éste p a sa r a E u ro p a con el ejército. L as m ism as peticio n es le fueron for­ m u la d a s p o r los e m b a ja d o re s ro m a ­ n o s e n c a b e z a d o s p o r L. C o rn e lio L én tu lo , co n los q ue se entrevistó en L isim aq u ia. La respuesta de A ntíoco fue clara: los a su n to s de A sia no in ­ c u m b ía n a R om a, com o tam p o c o los de Italia a él, ju stific a n d o su p re se n ­ cia en T racia p o r su p re te n sió n de re­ c u p e ra r lo que h a b ía p erten ecid o a sus a n te p a sa d o s y a rre b a ta d o a los S e le ú c id a s p o r eg ip cio s y m ac ed o nios. M ás allá de esto no era su in te n ­ ció n actuar. E n c u a n to a las qu ejas de E sm irna y L ám psaco estim aba o p o rtu ­ no som eterse al arb itra je de o tro esta­ do griego: R odas. N o parecía, así, q ue h u b ie ra m o ti­ vos de in q u ietu d . Sin em bargo, exis­ tía u n a ju stific ab le d e sc o n fia n z a rela ­ tiva a él, pese a la cu al los ro m a n o s se m a n tu v ie ro n pasivos, si b ie n atentos al d e sa rro llo de los aco n tecim ien to s. La p resen cia de A n íb al en la corte se­ leú cid a desde el 195 no p o d ía sino av iv ar el m alestar, pese a lo cual p re ­ valeció en R o m a la p o lítica de to le­ ra n c ia re p re se n ta d a p o r F la m in in o . P ero el fracaso casi in m e d ia to de las m e d id a s p o r él a d o p ta d a s en G recia d e sp e rta ría las a m b icio n e s e u ro p eas de A n tío co, m ás allá de su p ro g ra m á ­ tica re sta u ra c ió n d in ástica , que, a su vez, constituye u n p aso m ás h a c ia el

Asia M enor helenística

conflicto d irecto en tre a m b a s p o te n ­ cias, R o m a y el Im p e rio seleúcida. A él c o n trib u y e ro n en n o po ca m e­ d id a los in tereses de diferen tes esta­ d o s b ie n de G re c ia o A sia M e n o r, c a d a u n o de los cu ales a tiz a b a el fue­ go sobre u n o u o tro de los c o n te n ­ dientes. Así, los etolios e m p u ja ro n a A n tío co III, a se g u rá n d o le la fid elid ad de toda G recia, m ientras Pérgam o hizo lo p ro p io con R om a. D e to d as m a n e ­ ras, an tes de lleg ar a la g u erra h u b o in ic ia tiv a s d ip lo m á tic a s p o r a m b a s partes te n d e n te s a evitarlas. A p arte de la e m b a ja d a ro m a n a a n te A n tío co en L isim aq u ia , éste envió o tra a R om a tiem p o d esp u és, en 193, p a ra so licitar la am ista d del p u e b lo ro m a n o y reg u ­ la r iz a r así la s re la c io n e s se le u c io ro m a n a s, lo cu al llev ab a im p lícito la p re d isp o sic ió n de A n tío co a p actar. Las condiciones puestas p ara su acep­ ta c ió n p o r p a rte de F la m in in o , fue­ ro n las siguientes: si el m o n a rc a se­ le ú cid a se retirab a y ev ac u a b a T racia, R om a se desinteresaría de Asia, m ien ­ tras q ue de neg arse a esta c o n d ic ió n d eb ería re c o n o c e r su in m isc u sió n en los asu n to s c o n c e rn ie n tes a las c iu d a ­ des griegas de A sia. E ra u n a po sició n m ás fuerte q u e la de 195 p ero era c la ­ ro el deseo ro m a n o de negociar. D e ­ b ía de h a b e r, no o b sta n te , co n c e sio ­ nes recíp ro cas. El rey, sin em bargo, no dio u n a resp u esta a estas p ro p u e s ­ tas ro m a n a s en vista de la ag itació n q u e c o n tra R o m a c o m e n z a b a a re n a ­ cer en G recia. P refirió d e ja r un c o m ­ pás de espera p a ra v er si la evolu ció n de la situ a c ió n p o lítica q u iz á le ev ita­ ba h a c e r co n cesio n es in útiles. D e s a ­ p ro v ec h ó así u n a o c a sió n h istó ric a de m a n te n e r a p a rta d o s de A sia a los r o m a n o s . D e s p u é s , la g u e r r a fu e inevitab le.

b) Guerra entre Roma y Antíoco III E n este c o n flic to cuyos p rin c ip a le s c o n te n d ie n te s q u is ie r o n r e p e t id a ­ m en te evitar, A n tío co tuvo de su p a rte

35

en G re c ia a los etolios, m ien tra s que R o m a conservó la a lia n z a de la C o n ­ fed eració n A q u e a y de F ilip o V. La g u erra tuvo dos fases, u n a en E u ro p a, otra en Asia. L a p rim e ra a c a b ó en la d e s b a n d a d a del ejército etolio-seleúcid a en las T erm opilas, acaecid a en 191, d esp u és de lo cu al A n tío co volvió a A sia, m ien tra s la resisten cia de los etolios y otros p u e b lo s c o m p ro m e ti­ d o s c o n él e r a s o f o c a d a p o r lo s ro m an o s. L a se g u n d a fase, d irig id a p o r los E scip io n es, se d ilu c id ó en p a rte p o r m ar, p u es A ntíoco d isp o n ía , en efec­ to, de u n a p o d e ro sa flota. Pero la ro ­ m a n a a u n a d a co n la ro d ia y p e rg a ­ m ena no era inferior en m odo alguno. P e rg a m e n o s y ro m a n o s o b tu v ie ro n éxito en u n p rim e r e n fre n ta m ien to en C ó rico —o to ñ o del 191— , p ero los rodios fu ero n v en cidos en S am os. P o s­ terio rm en te se p ro d u je ro n u n a serie de o p e ra c io n es a lo largo de la costa m in o ra siá tic a , sin que n in g u n a de las dos flotas a lc a n z a ra éxitos re so n a n tes ni definitivos. É stos v e n d ría n al a ñ o siguiente. Los ro d io s triu n fa ro n sobre sus ad v ersario s en Side (P an filia) y a c o n tin u a c ió n ello s c o n ro m a n o s y p e rg a m e n o s volvieron a te n e r la su er­ te de su lad o al d e rro ta r la flota seleú­ cida en M ioneso. A cto seguido A n tío ­ co III o rd e n ó la e v ac u ació n de Tracia. L leg ad o este p u n to el rey quiso n e­ g o ciar n u ev am en te, a c c ed ien d o a h o ­ ra a las peticio n es ro m a n a s del 196, p e ro e v id e n te m e n te m u c h a s c o sa s h a b ía n c a m b ia d o d esde e n to n ces y la p o s tu ra de R o m a , m u y fo rta le c id a respecto a A ntíoco, no p o d ía ser la m ism a en 190 que en 196. El rey no se resignó a a c e p ta r las d u ra s c o n d ic io ­ nes exigidas: deb ía retirarse de A sia M e n o r al otro la d o de T auro, m ás p a ­ g a r la to ta lid a d de los gastos o c asio ­ n a d o s p o r la guerra. E n tales c o n d i­ ciones, la guerra c o n tin u a b a . El e n fre n ta m ie n to d ecisiv o en tre a m b o s e jérc ito s — u n o , el ro m a n o , n u m é ric a m e n te in fe rio r p ero m u c h o m ás d is c ip lin a d o y u n ifo rm e ; otro,

36

Aka! Historia del M undo Antiguo

superior, pero m ás heterogéneo— tuvo lu g a r en M ag n esia del Sípilo. A c o n ­ sejad o p o r E u m e n e s II, el c o m a n d a n ­ te ro m a n o D o m icio A h e n o b a rb o o b ­ tuvo u n éxito total. A ntíoco III se retiró al in te rio r de su im p erio . A c o m ie n ­ zos del 189, c o m e n z a ro n en S ardes las n eg o ciacio n es p a ra fija r las c o n d i­ cio n es del tra ta d o de p a z a firm a r —la s m is m a s b á s ic a m e n te q u e la s p ro p u e sta s en 190— , q u e se ria n c o n ­ tin u a d a s en R om a. M ie n tra s tan to , las o p e ra c io n e s b é ­ licas te n d ía n a liq u id a r c u a lq u ie r res­ c o ld o de a g ita c ió n b ie n en G re c ia b ien en A sia, p a ra , acto seguido, p ro ­ ced er a la re g u la riz a c ió n de las n u e ­ vas c o n d ic io n e s em e rg id a s de estos conflictos. E n A n a to lia , así, el có n su l del 189, C n. M a n lio V ulso, a c o m p a ­ ñ a d o p o r dos h e rm a n o s de E u m e n e s II, e m p re n d ió u n a c a m p a ñ a en las siem p re co n flictiv as regiones del S u r y Suroeste de la p e n ín s u la , C a ria , Pidia y P an filia, p a ra p e n e tra r a c o n ti­ n u a c ió n en la F rig ia o c u p a d a p o r los G á la ta s, c o n tra los q u e se e m p le a ro n a fo n d o los ro m a n o s h a c ie n d o uso del terror. L a victoria del c ó n su l so ­ b re ellos tuvo g ran re so n a n c ia en tre sus c o n te m p o r á n e o s (P ol. X X I 3340,2; Liv. X X X V III, 12-27).

c) La paz de Apam ea (188) y sus consecuencias en Asia Menor Las c lá u su la s del tra ta d o de p a z , im ­ p u estas p o r R o m a a A n tío co y c o n o ­ c id a s en d e ta lle g ra c ia s a P o lib io (XXI, 24, 1-2) y a A p ia n o (Syr. 39), fueron cie rta m e n te d u ras. La fro n te ra del Im p e rio seleú cid a se situ a b a , h a ­ cia el Este, en el T auro y el río H alis, d eb ie n d o a su vez re tira r las g u a rn i­ ciones de los te rrito rio s a evacu ar. Le fu ero n lim ita d o s a sim ism o los efecti­ vos relativos a la p o se sió n de e le fa n ­ tes y de la m a rin a , la c u a l n o p o d ía a c tu a r al oeste de la d e se m b o c a d u ra del C a lic a d n o (n a d a se dice so b re el ejército de tierra, lo que in d ic a su fa l­ ta de lim ita c ió n n u m é ric a , si b ien la

p ro h ib ic ió n de m overse en la z o n a de in terés ro m a n o le afectaría p o r igual). A n tío c o III d e b ía a d e m á s e n tre g a r u n a serie de reh e n es en su p o d er, así co m o h a c e r entrega a R o m a de d e sta ­ c a d a s p e rso n a lid a d e s a n tirro m a n a s. D esd e el p u n to de vista económ ico, se le im p o n ía u n a c u a n tio sa in d e m ­ n iz a c ió n de g u erra, 15.000 talen to s y la o b lig a ció n de pro v eer al a v itu a lla ­ m ien to del ejército ro m a n o de A sia M en o r. A p arte, se c o m p ro m e tía a li­ b e r a r d e ta sa s la s m e rc a n c ía s q u e d esd e las fro n teras de su Im p e rio fue­ ra n d e stin a d a s a R odas. F in a lm e n te A n tío co se c o m p ro m e ­ tía a re g u la riz ar c u a lq u ie r conflicto p e n d ie n te c o n las c o m u n id a d e s de la s re g io n e s o c c id e n ta le s q u e m e ­ d ia n te este tra ta d o h a b ía p e rd id o . A fectab a sobre todo a R odas. El p recio de la d e rro ta fue, p o r ta n ­ to, p a ra A n tío co m u y elevado pues significó la re n u n c ia , en to n ces p ara siem p re, de sus territo rio s o c c id e n ta ­ les, q u e d a n d o rep leg ad o h a c ia O rie n ­ te d o n d e el área siria p a só a ser el n u evo c en tro d e grav ed ad del Im p e ­ rio S eleúcida. R o m a h a b ía c o n ta d o en la gu erra c o n tra el m o n a rc a seleú cid a co n la a lia n z a de R odas y P érgam o, estados que, sin fig u rar en el tra tad o , d e b ía n ciertam ente de ser recom pensados por su fid elidad. La d ificu ltad e strib ab a en có m o g ratific ar a u n o sin p e rju d i­ c a r al otro, d a d o q ue a m b o s te n ían in tereses c o n tra p u e sto s. L os rodios, firm es d efen so res de la lib ertad de las ciu d a d e s griegas, p rin c ip io d e fen d id o p o r R o m a en G recia, p ero co n p ro ­ p ie d a d e s territo ria les, e ra n u n a p o ­ te n c ia cuya p ro s p e rid a d eco n ó m ica estab a b a sa d a en la lib e rta d de co ­ m ercio, a servicio del cual se c o n s a ­ g ra ro n d u ra n te d écad as y co n éxito; sa b ía n q ue la lib e rta d de las c iu d ad e s m inorasiáticas era el único m edio para s e n ta r su in flu e n c ia so b re la co sta an a tó lic a . P érgam o, p o r el c o n trario , era u n estado m o n á rq u ic o , cuyos fu n ­ d a m e n to s p o lítico s e ra n , p o r ta n to ,

Asia Menor helenística

37

Cabeza de Alejandro Magno, hallada en Pérgamo (Mediados del siglo II a.C.) Museo Arqueológico de Estambul.

38

Aka! Historia del M undo Antiguo

Vista frontal del Santuario de Atenea, de Pérgamo (Siglo II a.C.), Berlín.

ra d ic a lm e n te diferen tes de los rodios, con p re te n sio n e s e x p a n sio n ista s. La co n c ilia c ió n de am b o s era, así. h a rto difícil co m o se p u so de m an ifiesto en R om a c u a n d o se e sta b a n e fe ctu an d o en el S en ad o las tareas p re p a ra to ria s del tratad o . (Cf.: el d e b a te que p re ­ su n ta m e n te te n d ría lu g a r en el S e n a ­ do en Pol. X X I 18-24, 9; U v . XX X V II 52-56,6). La situ a c ió n a d o p ta d a fue, com o verem os, m ixta, a te n d ie n d o , en parte, las p re te n sio n e s de u n o y otro

p a ra evitar la p e rp e tu a c ió n en A sia M e n o r d e l g e rm e n d e la g u e r r a . R o m a , en to d o ca so , q u e d ó fu era. A ú n h a b ie n d o sido la a u to ra del éxito so b re A ntíoco, no reclam ó n a d a p o r el m o m en to . R eg u larizó la situ ació n p e ro e n tre los p ro p io s e sta d o s allí p re s e n te s , sin im p o n e r to d a v ía su p resen cia. F u e ro n en c arg ad o s de lle­ v a r a la p rác tica los a cu erd o s a d o p ta ­ dos u n a c o m isió n de delegados ro m a ­ nos, que, a su vez, elig iero n a otra

Asia Menor helenística

serie de c iu d a d e s e n c a rg a d a s de los arbitrajes. Los te rrito rio s m in o ra siá tic o s a rre ­ b a ta d o s a A n tío co fu e ro n rep artid o s en tre R o d as y P érgam o. La p rim e ra recibió L icia y C a ria h a sta el M e a n ­ dro, m ie n tra s al seg u n d o le fue c o n c e ­ d id o to d o lo d em ás: el Q u e rso n eso tracio y ribera europea de la P ro p o n ti­ d e, la F r ig ia h e le s p ó n tic a , M is ia , L idia, F rigia, L ic a o n ia , P isid ia y P anfilia. D e este m odo, el rein o de P érg a­ m o q u e d a b a e n o rm e m e n te a g ra n d a ­ do. Q u e d a b a n las c iu d a d e s griegas, respecto a las cu ales el p rin c ip io de li­ b e rta d se m a n tu v o en parte. A q u ellas q ue an tes de la d ecisiva b a ta lla de M ag n esia e ra n libres, es decir, las que n o h a b ía n sid o to m a d a s p o r A n tío co III o las q u e se h a b ía n p ro n u n c ia d o p o r R o m a, se d e c la ra b a n liberae et in ­ munes; las d em ás, es decir, las q u e h a ­ b ía n c o n tin u a d o b a jo d o m in io seleúcida, se ría n re p a rtid a s en tre R o d as y Pérgam o. E n tre las p rim e ra s fig u ra­ b a n las islas de — L esbos, Q uíos, S a­ nios y C os— y Cícico, L ám psaco, Ilion, A le ja n d ría T róade, C im e, Fócea, E s­ m irn a, C la z ó m e n a s, E ritras, C o lo fó n Noción, M agnesia del M eandro, Priene, M ileto, H a lic a rn a so , Fáselis y A spendos. E n la relació n no figura Efeso, co n c ed id a a Pérgam o. La licia Telm eso, situ a d a d e n tro del área ro d ia, ta m ­ bién fue e n treg ad a al rey p erg am en o . Los co n flicto s so b re la a d sc rip c ió n de zo n a s d e te rm in a d a s m e n u d e a ro n . Así, p o r ejem plo, la cu estió n de P an filia: los re p re se n ta n tes seléu cid as d e ­ fe n d ía n q u e estab a ya en los lím ites del Im p erio , m ie n tra s P érg am o so ste­ nía lo co n trario . E n c u a lq u ie r caso, el gran b e n e fi­ ciad o p o r la victoria sobre A ntíoco III fue E u m e n e s II. A este resu ltad o c o n ­ d u jo u n a c o n sid e ra c ió n p o lítica im ­ p o rta n te y n o sólo el m ero a g ra d e c i­ m iento, a saber, la necesidad de co n tar co n un estad o d e n tro de A sia, c a p a z de n e u tra liz a r c u a lq u ie r in te n to se­ leúcida de reh acerse, a la p a r que sir­ viera ta m b ié n de freno a las p rev isi­

39

bles p retensiones de F ilipo de instalar n u e v a m e n te en T ra c ia el d o m in io m aced o n io . Y esto sólo era factible p a ra R o m a m e d ia n te el rein o aliad o de Pérgam o, pero de u n estado a g ra n ­ d a d o y fo rtalecido com o fue el salido de A pam ea. D esd e el p u n to de v ista ju ríd ic o h a y u n aspecto q ue m erece la p en a destacar: la d erro ta de A n tíoco h a b ía sido o b ra de R o m a, ra z ó n p o r la cual los te rrito rio s m in o ra siático s, o b lig a­ d a m e n te a b a n d o n a d o s p o r el m o n a r­ ca seléu cida, e ra n u n a co n q u ista ro ­ m an a. D e esta form a, su rep arto entre los dos estados a liad o s era u n a c o n ­ cesió n graciosa p o r p arte de R om a, su scep tib le de ser revocada en u n d e­ te rm in a d o m o m en to . Tal o to rg a m ie n ­ to h a c ía que esos estad o s se co n v irtie ­ ran , a su vez, en clientes del p u eb lo ro m a n o , co m o lo e ra n ta m b ié n las ciu d a d e s cuya suerte se h a b ía puesto b ajo el p a tro c in io ju ríd ic o de R om a. La ex p erien cia, o sus p ro p ia s p e rs­ p e c tiv a s , h a b ía h e c h o c a m b ia r de p la n te a m ie n to s a la p o te n c ia o c c i­ d en tal. Su co m p o rta m ie n to en A p a ­ m ea está en c o n traste m a rc a d o con su a c tu a c ió n pocos a ñ o s antes, en 196, con los griegos. Al c o n ta c ta r con las m o n a r q u ía s h e le n ís tic a s o rie n ta le s ad o p ta las p rác tica s vigentes en ellas a las q ue ad e c ú a las suyas pro p ias. Ya no p ro c la m a el p rin c ip io de la a u to ­ n o m ía y la libertad, arm a u tiliz ad a con los griegos co n tra el e x p a n sio n is­ m o m ac e d o n io , sin o qu e h ace uso del d e r e c h o de g u e rra e n v ig o r s e c u ­ la rm e n te e n tre las m o n a r q u ía s de O riente. C o n esta nueva p a n o rá m ic a territo ­ rial se cierra todo u n c a p ítu lo tra sc e n ­ d en tal de la h isto ria m in o ra siátic a. El g ra n p ro tag o n ista del c a m b io , A n tío ­ co III, no sobreviviría d e m a sia d o a esta situ a c ió n cread a tras su derrota, p ues m o riría po co después, vilm ente asesin ad o , en 198, a co n se cu e n cia de la o p o sició n p o p u la r su sc ita d a p o r su in te n to de sa q u e a r o tra vez el tem plo de E c b á tan a.

40

A kal Historia del M undo Antiguo

IV. El reino de Pérgamo tras Apamea

El en o rm e e n g ra n d e c im ie n to de Pér­ gam o, re su lta n te de la p a z de A p a ­ m ea, se h iz o n a tu ra lm e n te a co sta de otros estados con p re se n c ia en A sia M e n o r y cuyos intereses re su lta ro n , así, le sio n a d o s. S erá esto c a u s a de conflicto s en tre las p artes im p lic a d a s.

1. Guerra entre Pérgamo y Bitinia (186-183) L a m a n z a n a de la d is c o rd ia e n tre am b o s rein o s era la p a rte de F rig ia se p te n trio n a l c o n q u is ta d a p o r P r u ­ sias en 198 a Á talo I, re sp e ta d a p o r R om a, en p rin c ip io , p a ra m a n te n e r B itin ia n e u tra l en el c o n flic to c o n A n tíoco III. Su a d ju d ic a c ió n a E u m e ­ nes en el tra ta d o de A p a m e a —la M isia m e n c io n a d a en él— llev aría a esta g u erra, cuyo d e sa rro llo y d e se n la c e a p e n a s co n o cem o s. T an solo sa b e m o s que, a p e tic ió n de am b o s, h u b o m e­ d iació n ro m a n a en la p e rso n a de F iam in in o que d e te rm in ó — seg ú n p u d o d e d u cirse p o r la situ a c ió n u lte rio r— el p a so a P érg am o de la región en d isp u ta e, in clu so , de u n a p a rte de B itinia.

2. Ofensiva contra Farmaces del Ponto (182-179) Las o p e ra c io n e s c o n tra este rein o fue­ ro n d e te rm in a d a s p o r el e x p a n s io n is ­ m o p ó n tic o p ro p u g n a d o p o r su rey,

La musa Terpsícore, hallada en Mileto. Museo Británico.

41

Asia Menor helenística

Estatua de mármol de Poseidón, hallada en Medos (Fines del siglo II a.C.) Museo Nacional de Atenas.

42

A ka l Historia del M undo Antiguo

Descripción del templo de Zela Del conjunto de la región es dueño Pitodoris al que pertenece no solo Fanorea sino también la Zelítide y la Megalopolítide. Sobre la primera hemos hablado ya. La Zelítide tiene como capital a Zela, villa amu­ rallada en la desembocadura del Semira­ mis; allí se halla el templo de Anaítis, a quien adoran también los armenios. Los ritos que se llevan a cabo en el santuario son de una gran religiosidad y todos los habitantes del Ponto formulan allí sus jura­ mentos sobre los asuntos más importantes. El número de esclavos sagrados y los honores de que gozan los sacerdotes en el tiempo de la monarquía eran los mismos que he mencionado anteriormente. Pero ahora todo se halla en poder de Pitodoris. Muchos personajes han hecho daño al conjunto y han reducido el número de esclavos sagrados junto con el resto de los recursos del santuario. Sus terrenos adya­ centes fueron minorados, dividiéndose en diferentes dominios, lo que se llama la Zelí­ tide (con la ciudad de Zela en la desembo­ cadura). Antiguamente, sin embargo, los reyes gobernaban a Zela no como ciudad sino como santuario de los dioses persas y

F arn aces I y efectu ad o ta n to h a c ia el N o rte del M a r N eg ro c o m o h a c ia el Sur, es decir, el c o n tin e n te a n ató lico . U n o de sus o b jetivos p rio rita rio s fue la c o n q u is ta de S ín o p e, el m e jo r y casi ú n ico p u e rto de la rib era m e ri­ d io n a l del P onto. P ero el a ta q u e de F arn aces a C a p a d o c ia otorgó al c o n ­ flicto p ro p o rc io n e s c o n sid e ra b le s, al sen tirse afectad as p o r él las p o te n c ia s m in o ra siá tic a s y a la p o stre ta m b ié n R o m a. A ria ra te s de C a p a d o c ia era, en efecto, a lia d o de P érgam o, a los que se u n ie ro n P ru sias II de B itin ia y d iv e rsa s trib u s g á la ta s e n tre o tro s. R o d as se m a n tu v o u n p o co en se g u n ­ do p la n o tras este b lo q u e. F arn aces, p o r su parte, o b tu v o el ap o y o de o tras trib u s g álatas y de M itríd a te s de la P e q u e ñ a A rm e n ia . L a in te rv e n c ió n de Seleuco IV a favor de éste fue, al p arecer, d e te n id a p o r u n a e m b a ja d a ro m an a . El ap o y o de R o m a so licitad o p o r E u m en e s no recib ió la resp u esta al-

el sacerdote era el señor de todo. Se hallaba habitado por gran cantidad de esclavos sagrados y el sacerdote, con gran abun­ dancia de bienes materiales. Todo el terri­ torio sagrado circundante y el del sacerdote con sus numerosos servidores estaba sujeto a aquél. Pompeyo unió muchas provincias a esta zona y nombró ciudad a Zela y a Megalópolis, uniendo a ésta con Culupene y Camisene para formar un solo estado. Estas dos últimas son fronterizas de Arme­ nia Menor y Laviansene; poseen minas de sal y una antigua fortaleza, llamada Camisa, ahora derruida. Los gobernadores roma­ nos posteriores asignaron una parte de estos territorios a los sacerdotes de Comana; otra, al de Zela y otra, a Atepórix un dinasta de la familia de tretarcas de Galacia. Cuando Atrepórix murió, toda esta re­ gión, no muy amplia, pasó a poder de los romanos con el nombre de provincia (que constituye una organización política por sí misma a la que pertenece también Carana, por lo que la región se llama Caranítide), mientras que el resto pertenece a Pitodoris y a Diteuto.

(Estrabón, Geografía XII, 3,37)

c a n z a d a en o tras ocasiones. Este ele­ m e n to n uevo no tiene u n a ex p lic a ­ ció n clara: q u izá R o m a em p e z a b a a c o n te m p la r con d esa g ra d o el excesi­ vo p o d e r de P érgam o, v ien d o en el P o n to el co n tra p e so ad e c u a d o a d i­ ch o reino. E n todo caso, la in terv en ­ ció n ro m a n a no se p ro d u jo , lo cual n o im p id ió la d e rro ta de F a rn a c e s q ue se vio o b lig a d o a re n u n c ia r a sus pro g reso s territo riales, co n excepción de S ín o p e, en u n tra ta d o de paz, c o n ­ clu id o , pese a lo a n te rio rm e n te dicho, b a jo la égida ro m an a .

3. Deterioro en las relaciones Pérgamo-Roma Las c a u sas d e te rm in a n te s de este h e­ c h o so n varias. Ya h em o s m e n c io n a ­ d o u n a de ellas, el excesivo peso p o lí­ tico d e P érgam o en A sia M e n o r de d o n d e era la potencia indiscutida, toda vez q u e, a d e m á s, h a b ía lo g ra d o la n e u tra liz a c ió n de la a m e n a z a seléuci-

Asia Menor helenística

da, al h a b e r in te rv e n id o d e c isiv a m e n ­ te en el acceso al tro n o de A n tío co IV en 174. O tra, quizá la decisiva, el com ­ p o rta m ie n to de E u m e n e s en la terce­ ra g u erra de M a c e d o n ia , so b re el que, de todos m odos, es difícil h a c e r u n ju icio exacto. Al c o m ie n z o del c o n ­ flicto con Perseo, rey m ace d o n io , la p o sic ió n del m o n a rc a p e rg a m e n o a favor de R o m a es clara, si b ie n c o la ­ b o ró con escasos co n tin g e n te s m ilita ­ res. Q u iz á los p rim e ro s fracasos ro ­ m an o s e n fria ra n u n p o co su apoyo, pero el envío en 169-8 de e m b a ja d o ­ res m a c e d o n io s a P é rg a m o — cuyo m e n sa je , p o r lo d e m á s, d e s c o n o c e ­ m o s— hizo a p a re c e r en R o m a a E u ­ m enes co m o u n p e rso n a je so sp e c h o ­ so, d o n d e in c lu so se le llegó a a c u sa r de h a b e r te n id o él m ism o la in iciativ a en tales co n v ersacio n es. E n c u a lq u ie r caso, el m o n arca pergam eno, a ú n algo d ista n c ia d o , p e rm a n e c ió en el c a m p o ro m an o . E x istía , sin e m b a rg o , u n p e lig ro p a ra su rein o que p u ed e q u iz á ju s tifi­ c a r esta in su ficien te o d éb il c o la b o ra ­ ción de E u m en es en la g u erra c o n tra Perseo: la in sii& cció n de los g álatas aca ecid a en 168, a n tes de h a b e r fin a ­ lizad o el co n flicto m a ced o n io . La si­ tu ació n llegó a a d q u irir tintes tan g ra ­ ves com o p a ra q u e A talo, h e rm a n o del rey, fuera en v iad o a R o m a con objeto de so licitar su in te rv e n c ió n d i­ p lo m átic a , con n u lo resu ltad o , pues la su b le v a c ió n c o n tin u ó . E u m e n e s ac u d ió en p e rso n a a Italia sin q ue el S enado accediera a recibirlo, pero m ás ta rd e lo g ró c o n su p ro p io e jé rc ito a p la s ta r a los g álatas. S in em b arg o , la co n cesió n p o r R o m a en 166 de la a u ­ to n o m ía a estas trib u s p riv a b a a P ér­ gam o del b en eficio de sus victorias. N o o b sta n te , en la p ráctica, no p arece h ab er sido así de m odo absoluto, pues las in sc rip c io n e s revelan la in te rv e n ­ c ió n p e rg a m e n a en los a s u n to s de G a la c ia (W ells, RC , p. 246 ss.). La m u erte de E u m e n e s II se p ro d u ­ jo p oco d esp u és de estos h ech o s, en el a ñ o 160/-59, su c e d ié n d o le el q u e h a ­

43

bía sido estrech o c o la b o ra d o r suyo, su h e rm a n o A talo II.

4. El reinado de Átalo II D esde el m ism o c o m ien zo de su go­ b ie rn o , A talo II se vio envuelto en u n a serie de conflictos, g en erad o s en su en to rn o m ás in m e d iato .

a) El conflicto con Capadocia E n p rin c ip io , la no in te rv en c ió n se­ leú cid a en los a su n to s m in o rasiá tico s p are c ía h a b e r llegado a su fin u n a vez d e sa p a re cid o A ntíoco IV, cuya d eu d a h a c ia su b e n e fa c to r E u m e n es II h a ­ b ía e n c o n tra d o la a d e c u a d a respues­ ta. C o n su su ceso r D em etrio I ya no se e stab a en la m ism a situ ació n y la p rim e ra c o n fro n ta c ió n de in tereses se p re se n tó en o c a sió n de la crisis C a p a d o c ia . El tro n o de C a p a d o c ia h a b ía sido o c u p a d o , en efecto, p o r A riarates V en 163. D em etrio I ofreció a éste la m a n o de su h e rm a n a L aódice, viuda de Perseo, en u n in te n to de fortalecer las relaciones entre am bos reinos. Pero c o n sid e rac io n es p o líticas — el deseo sobre to d o de no e n a je n a rse la v o lu n ­ tad de R o m a — le m o v ieran a re c h a ­ z a rla . O fe n d id o D e m e trio , se tom ó la re v a n ch a c u a n d o el h e rm a n o de A riarates V, O ro fernes, le d isp u tó el reino. El seleúcida tom ó p a rtid o p o r éste p ero Á talo II d efen d ía a A ria ra ­ tes y fue p rec isa m en te u n ejército p e r­ g am en o q u ie n le restituyó en su terri­ torio, sien d o re co n o cid o in m e d ia ta ­ m en te p o r el S enado. C a p a d o c ia q u e ­ d a b a , así, b a jo in flu e n cia perg am en a.

b) Las relaciones entre Pérgamo y Bitinia (159-154) L a re d u c c ió n del territo rio b itin io , re­ su lta d o del conflicto entre B itinia y P érg am o a ñ o s atrás, (Cf.: supra ) dio lu g ar a la rep ro d u c c ió n de las ten sio ­ nes p o sterio rm en te. Su re a n u d a c ió n ,

A ka l Historia del M undo Antiguo

44

en 159, tuvo co m o c a u sa p ro b a b le la re n o v a c ió n del e x p a n s io n is m o b itinio h a c ia G a la c ia s e p te n trio n a l y los E strec h o s, p ro p u g n a d a p o r P ru s ia s II. L os esta d o s a m e n a z a d o s p o r la p u ja n z a b itin ia y su p o lític a de ex ­ p a n sió n , el rein o p ó n tic o co n M itrídates IV y C a p a d o c ia b a jo A ria ra te s V a p o y a ro n a P érg am o , c o m o ta m ­ b ién lo hizo R o d as, tem ero sa sie m ­ pre de la p o sib ilid a d de b lo q u e o de los E strechos. A u n q u e d e sc o n o c ie n ­ do m u ch o del o rig en y d e sa rro llo de esta guerra, es claro q u e el te rrito rio p e rg a m e n o se vio s o m e tid o a to d a clase de e x p o liacio n es sin q ue la c a ­ pital, d a d a su u b ic a c ió n , las su friera. L a in terv e n c ió n d ip lo m á tic a ro m a n a , com o era ya h a b itu a l en estos añ o s,

logró p o n e r p u n to fin al al conflicto. E n 154 P ru sia s se vio fo rza d o a h a c e r a lg u n a s co n cesio n es —en tre g a r p arte de la flota y p a g a r in d e m n iz a c io n e s de g u e rra — que, en re alid a d , no su-' p u sie ro n g ran p e rju ic io ni m e rm a ro n su pod er. Poco d espués, sin em b arg o , la corte b itin ia a p a re c e e n v u e lta en p ro b le ­ m as fam iliares en tre el rey P ru sias II y su h e re d e ro N ico m ed es, a c o n se ­ c u e n c ia de los cu ales p re te n d ió aquél a p a rta rlo de la sucesión, n o sin an tes in te n ta r h ace rse c o n d o n a r los pagos d e b id o s a Á talo II, v alién d o se de los am ig o s ro m a n o s de su hered ero . D es­ pués, éste h a b ría de ser ase sin ad o , lo cu al, sin em b arg o , no salió de a c u e r­ do c o n sus p lan es. N ico m ed es se refu­

Cabeza de Átalo I de Pérgamo.

Berlín, Pergamon Museum.

Asia Menor helenística

45

Anfión y Zeus atando al toro. Museo Nacional de Nápoles.

gió en P érg am o y Á talo le ay u d ó a co n se g u ir el reino. P ru sia s, falto de apoyos, fue fin a lm e n te a se sin a d o en N ic o m e d ia en 149.

5. Fin de la monarquía pergamena El re in a d o de Á talo II re p re se n ta el p u n to de p o d e r e in tlu e n c ia m ás alto

a lc a n z a d o p o r Pérgam o. E sto fue p o ­ sible p o r la m ism a política p ro p u g n a ­ d a p o r el m o n a rc a , q ue h a b ía sab id o ro d earse de estados cuyos reyes le d e­ b ía n su trono. Tales los casos de A riarates V de C a p a d o c ia o el recién c o n ­ s id e ra d o de N ic o m e d e s e n B itin ia. A d em ás, p a ra n e u tra liz a r a D em etrio I, Á talo le creó u n rival, A lejan d ro B alas, al q ue in sta ló en C ilicia, p a ra la n z a rlo desde allí a la c o n q u ista del

46

AkaI Historia del M undo Antiguo

Im p erio seleúcida. La a v e n tu ra d u r a ­ ría alg u n o s añ o s, d esd e 153/-2 h a sta la m u erte del u s u rp a d o r en 145. Pero el ejercicio de tales m e d id a s p o lític a s só lo era fac tib le e n ta n to en c u a n to fu e ra n b ie n vistas p o r R o ­ m a. Ya h e m o s a lu d id o a las re se r­ v as m o s tr a d a s p o r la g r a n p o te n ­ cia m e d ite rrá n e a h a c ia el c o m p o rta ­ m ie n to de E u m e n e s II. Q u iz á p o r ello, A talo II actu ó en c o n se c u e n c ia y se m ostró m ás su m iso a R o m a q u e c o n se n tiría b a jo tales p re su p u e sto s a esta e sc a la d a de la in flu e n c ia p e r­ gam en a. E n to d o caso, los ú ltim o s a ñ o s de este m o n a rc a e stán m a rc a d o s p o r la in activ id ad . A su m u erte, ac a e cid a en 139-8 le suced ió el hijo de E u m en es II, Á talo III. E n el co rto p e río d o de re in a d o de esta e x tra ñ a p e rs o n a lid a d n a d a n o to ­ rio fue hech o . M u rió en 133, d e ja n d o a R o m a co m o h e re d e ra del rein o a excepció n de la p ro p ia P érg am o y su chora. Su re p e rc u sió n en la U rb e será gran d e, p ero las m o tiv acio n es p o r lo qu e ello se p ro d u jo e n tra n de lle n o en la h isto ria de R o m a, y n o v an a ser co n sid e ra d a s, p o r tan to , en este lugar.

El levantamiento de Aristonico La ú ltim a v o lu n ta d de Á talo III e n ­ co n tró c o n te sta c ió n en la figura de A ristónico, u n b a sta rd o de E u m e n e s II q ue se o p u so a la ejecu ció n del tes­ ta m e n to del ú ltim o atá lid a . R e a lm e n ­ te, sobre esta su b lev ació n la in fo rm a ­ c ió n d e la s f u e n te s es m u y p o c o explícita. N o o b stan te, éstas c a rg a n el acen to sobre dos asp ecto s concreto s: la e x tracció n social de los seg u id o res de A ristó n ico y la id eo lo g ía o el c o n ­ te n id o id eológico de su m en saje. R especto al p rim e ro se ría n los es­ tratos de p o b la c ió n m en o s fav o reci­ dos los que m ás te m p ra n a m e n te se a d h irie ro n a su cau sa. Así, los g ru p o s trib ales au tó cto n o s so m etid o s a la d o ­ m in a c ió n g rie g a p e ro s e m p ite r n a ­ m ente o p u esto s a ella y los esclavos.

N o o b stan te, la p re sen c ia en las filas del b a s ta rd o de otro s elem entos p e r­ ten ecien tes a los estam en to s m ás a l­ tos d e la p o b la c ió n p e rg a m e n a ha sido ju s ta m e n te d e d u c id a de las in s­ c rip cio n es (O G IS 338). P o r lo que al seg u n d o p u n to se re­ fiere, sab em o s q u e A ristó n ico p re te n ­ d ía f u n d a r u n e sta d o d e n o m in a d o H elió p o lis o c iu d a d del sol cuyo c o n ­ te n id o filosófico y religioso es e v id en ­ te. Se tra ta ría p ro b a b le m e n te de d a r a sus seguidores u n objetivo co m ú n para todos, q u e c o m u n ic a ra u n a cierta h o ­ m o g e n e id a d a sus p a rtid a rio s . P or o tro lad o , este estad o estaría p royec­ ta d o en té rm in o s de ig u a ld a d p a ra to ­ dos, lem a que lo h a ría atractiv o entre los esta m en to s so cialm en te m ás b a ­ jos. O tros, sin em b arg o , v ien d o sus intereses co m p ro m e tid o s p o r el cariz re v o lu c io n a rio de esta su b lev ac ió n , v e ría n a R o m a co m o su ú n ic a sa l­ vación. E n todo caso la g u erra estuvo viva d u ra n te u n o s añ o s en los cuales las fu e rz a s ro m a n a s , e n g ro sa d a s con c o n tin g e n te s d e e sta d o s a lia d o s — P o n to , B itinia, C a p a d o c ia ju n to a a l­ g u n a s c iu d a d e s a u tó n o m a s , E feso, B izan cio , C ícic o — fu ero n o b te n ie n ­ d o victo rias sólo parciales. F in a lm e n ­ te A ristó n ico fue c a p tu ra d o en E strato n i c e a d e l C a ir o en 130 p o r M . P erp eru a. P o sterio rm en te se p ro cedió a la o rd e n a c ió n ju ríd ic a de los te rrito ­ rios del an tig u o reino. D e en tre éstos, R o m a se h izo cargo d ire c ta m en te de los situ a d o s en E u ro ­ pa — Q u e rso n e ro T racio y E g in a —, u n id o s así a la pro v in cia de M a c e d o ­ nia. O tro s fu ero n re p artid o s en tre las m o n a rq u ía s m in o ra s iá tic a s alia d as: d esco n o cem o s sus lím ites pero se tra ­ tab a, en todo caso, de las zo n as m e­ nos h e le n iz a d a s y m ás pobres. El res­ to p a só a fo rm a r p arte de la nueva p ro v in c ia de A sia, c o n stitu id a en 129 p o r las regiones que h a b ía n sido n u ­ cleares en el reino a tálid a: M isia y la T ró ad e al N orte, L idia en el centro, F rig ia su d o ccid en tal, y C aria.

Asia M enor helenística

47

V. La última fase de Asia Menor helenística

1. El estadio rodio tras Apamea C o m o h em o s visto m ás a rrib a , la p re­ sencia de R o d as ju n to a R o m a en la d erro ta de A n tío co III h a b ía sido re­ c o m p e n sa d a en el tra ta d o de A p am ea m ed ia n te co n cesio n es territo riales en el co n tin e n te , co m p u e sta s p o r las re­ giones de C a ria y L icia. Su situ ació n q u e d a b a , pues, fo rtalecid a, d a d o que seguía sien d o la p o te n c ia m a rítim a m ás fuerte, y ten ía u n a g ran in flu e n ­ cia p o lítica, d eriv a d a de su p o sició n com o defen so ra de la lib e rta d griega. E stos factores te n ía n , a su vez, u n a re­ p e rc u sió n s u m a m e n te fa v o ra b le en su eco n o m ía, b a s a d a ta n to en el c o ­ m e rc io — e ra la p r in c ip a l z o n a de c a m b io p a ra el co m ercio m e d ite rrá ­ neo, e sp ecialm en te de trigo (así lo d e ­ fine R o sto v tzeff H S E M H II p. 731)— com o en su c a lid a d de c e n tro m ás im p o rta n te de b a n c a en el m u n d o helenístico . Sin em b arg o , tal p a n o rá m ic a iba a d eterio ra rse rá p id a m e n te . A ello c o n ­ trib u iría n la c o n fro n ta c ió n de in te re ­ ses co n P érgam o, el estad o m in o ra siático m ás fuerte después de A pam ea, cu y o d o m in io s o b re los E s tre c h o s p e rju d ic a b a a R odas. P o r o tro lado, h u b o u n d e sp e rta r de la h o stilid a d de ésta h acia R om a, m otivada por la co n ­ ju n c ió n de u n a serie de factores, no fáciles de esta b le c e r cla ra m e n te. A su vez, el apo y o ro m a n o a R o d as dejó

de h acerse efectivo, d e b id o p ro b a b le ­ m en te a que ya n o les era útil, es d e ­ cir, h a b ía p e rd id o interés com o in s­ tru m e n to p a ra e x te n d er la in flu en c ia ro m a n a . E llo se h iz o m an ifiesto en o casió n del co n flicto en tre rodios y li­ rios. É stos se in su rre c c io n a ro n c o n tra el d o m in io rodio pocos a ñ o s después de A p am ea, de form a q u e sólo p u d o R o d as red u cirlo s con ay u d a del ejér­ cito p e rg am en o (181-180). U n a e m b a ­ ja d a licia fue d e sp a c h a d a a n te el Se­ n a d o ro m a n o p a ra p ro te sta r de esta c o n d ic ió n de som etim ien to . La res­ p u esta fue c o n tra ria a R odas: Licia sería su a liad a , no su sú b d ita. Este d esprecio ro m a n o q u iz á fue el m ed io de h a c e r ver a los rodios la d e sc o n fia n z a de la U rbe hacia la p o ­ lítica q ue en to n ces e sta b a n p ro p u g ­ n a n d o , a sab er, su a c e rc a m ie n to a M a c e d o n ia y a los Seleúcidas. N o h ay q ue o lv id ar que la p o sic ió n d isfru ta ­ da p o r R odas desde el S. III estaba b a s a d a en la existencia del eq u ilib rio d e p o t e n c ia s en el M e d ite r r á n e o orien tal. Vería, p o r ello, la n ecesid ad de, p a ra m a n te n e rse en d ic h a situ a ­ ción, p ro seg u ir esta lín e a de a p ertu ra a los p o d eres o p erativos en aq u ella área. A sí, en v ísp e ras del co n flicto con Perseo, en R o d as ex istían ciertas s im p a tía s p o r la c a u sa m a c e d o n ia , p o r m ás que en ú ltim a in sta n c ia el es­ ta d o rod io se d e c a n ta ra p o r R om a. P ero era ya d e m a sia d o tard e. O tro d e s p la n te ro m a n o lo d em o stró : los

48

Aka! Historia del M undo Antiguo

co n tin g en tes n av ales ro d io s, e n v iad o s a co m ien zo s del 171 p a ra e n g ro sa r la flota ro m a n a , fu ero n d esp ed id o s. P o r lo dem ás, el c o m p o rta m ie n to ro d io en la tercera g u e rra m a c e d ó n ic a fue am b ig u o , p u es h a b id a c u e n ta de sus intereses co m erciales, los ro d io s p re ­ te n d ie ro n e n te n d e rse c o n a m b a s p a r ­ tes, h ec h o q ue no p a só in a d v e rtid o a los ojos ro m an o s. Sus c o n se c u e n c ias negativas se v e ría n en seg u id a: en 167 el S e n a d o exigió a R o d a s la re tira d a de las regiones de C a ria y L icia, a m ­ bas d e c la ra d a s e n to n c e s lib res, a d e ­ m ás de otros enclav es so m etid o s sin el apoyo ro m an o . Sólo a c e p ta d a s to ­ das estas c la ú su la s p u d o el estad o ro ­ dio o b te n e r la a lia n z a ro m a n a en 165. A d e m á s R o m a , d o s a ñ o s a n te s, en 167, h a b ía a d o p ta d o o tra m e d id a q ue h a b r ía de p e rju d ic a r se ria m e n te la e c o n o m ía ro d ia : la d e c la ra c ió n d e D élos co m o p u e rto fran co . L a c o n ­ ju n c ió n de esta serie de facto res d e ­ te rm in a ría el o caso p o lítico y e c o n ó ­ m ico de R odas. N o o b stan te, a u n h a b ie n d o p a s a d o a ser u n a p o te n c ia de im p o rta n c ia se­ c u n d a ria c o n tin u ó d e s e m p e ñ a n d o a e sc a la n e c e s a ria m e n te re d u c id a su p a p e l tra d ic io n a l de p o licía del m ar. Pero ya n o ten ía su fortaleza a n te rio r, co m o q u ed ó p a te n te al n o p o d e r eli­ m in a r la p ira te ría creten se, pese a h a ­ berse e m p e ñ a d o en u n co n flicto a r ­ m a d o c o n tr a lo s p ir a ta s q u e só lo p u d o a c a b a rse tras el envío p o r R o m a de u n a m isió n d ip lo m á tic a . M ás grave to d av ía fue, n o o b sta n te , el resu rg im ie n to de las activ id ad es p i­ ráticas en las costas a n a tó lic a s de L i­ cia a C ilicia, que llegó a h a c e r p e li­ g ra r seria m e n te las c o m u n ic a c io n es m a rítim a s in te rm e d ite rrán e a s. M ie n ­ tras los intereses ro m a n o s no fu ero n afectado s p o r ella, R o m a no in te rv i­ no. E sto se p ro d u jo p o r vez p rim e ra el a ñ o 102 en u n a e x p ed ició n d irig id a p o r M . A n to n io , en q u e p a rtic ip a ro n ta m b ié n ro d io s y b iz a n tin o s. L a vic­ to ria o b te n id a n o ab o có a u n a so lu ­ ció n del p ro b le m a , co m o ta m p o c o lo

h iz o una Iex piratica (SEG I ñ.° 161) p ro m u lg a d a q u iz á el a ñ o 100 en la q ue se in v ita b a a las d iferentes fuer­ zas p o líticas p rese n tes en el M ed ite ­ rrá n e o o rien ta l a to m a r p a rte en ac ­ cio n es c o n tra la p irate ría. Solo la d e­ finitiva acción de P om p ey o lo g raría a c a b a r, d éc ad a s m ás tard e, co n este fen ó m en o , en d é m ico en tales zonas.

2. El apogeo de la monarquía póntica H e m o s v isto a n te r io r m e n te c ó m o F a rn a c e s I co m e n zó u n a ex p a n sió n te rrito ria l de su rein o que, sin e m b a r­ go, n o sería c o n tin u a d a p o r su suce­ s o r m á s in m e d ia to . M itr íd a te s V, e m p e ro , p ro sig u ió esta p o lític a exp a n sio n ista en A n a to lia . Su ay u d a a R o m a en el co n flicto co n tra A risto n i­ co le valió la a d ju d ic a c ió n a su te rri­ torio de u n a p arte de F rigia, (sería un d o m in io breve, pues, u n a vez m u erto el rey, fue re to m a d a p o r R om a) a la p a r q u e se erigió en h e re d e ro de Paflag o n ia y c a sa b a a su h ija L aódice co n A riarates VI de C a p a d o c ia . A se­ s in a d o en 120 , su testam e n to dejó el rein o re p artid o en tre sus dos hijos, to ­ d av ía m enores, reg en tad o s p o r la rei­ n a m ad re.

a) La obra de Mitrídates VI El re in a d o p e rso n al de este m o n a rc a d e b ió ir p re ced id o p o r el ase sin a to de su m a d re y h e rm a n o , q ue lo situ a ro n en el tro n o h a c ia lo s v e in te añ o s. Su p e rs o n a lid a d m arc aría toda u n a época. L os co m ien z o s de su m a n d a to es­ tu v iero n m a rc a d o s p o r lo q ue sería la c a ra c terística m ás so b re sa lien te de su p o lítica: el e x p an sio n ism o . H a c ia el 110 in terv in o ya en favor de los griegos estab lecid o s en las re­ giones se p te n trio n a le s del P o n to E u ­ x ino, cuya situ a c ió n h a b ía ido d ete ­ rio rá n d o se an te la p re sió n ca d a vez m ás a c u s a d a de los s á rm a ta s, que, ap o y a d o s p o r alg u n as trib u s escitas,

Asia Menor helenística

h a b ía n im p u e sto su p ro te c to ra d o a O lbia. Los in te n to s de éstos c o n tra el Q u e rso n e so y B osforo C im e rio p ro ­ v o caro n la p e tic ió n de a u x ilio de a m ­ bos a M itríd ates VI. Su in terv en ció n , fin a liz a d a co n éxito, conllev ó la a n e ­ x ión al rein o p ó n tic o de esos te rrito ­ rios, c o n s titu y e n d o la p ro v in c ia de C rim e a c o n c a p ita l en P a n tic a p e o . Los recurso s su scep tib les de o b te n e r­ se de ella e ra n en o rm es. P o ste rio rm e n te p ro sig u ió su s a c ­ ciones m ás h a c ia el E ste co n objeto de e x ten d e r su a u to rid a d en las zo n a s

49

rib e re ñ a s del M a r N egro. A u n q u e lo ­ gró e fe c tu ar sus p la n e s, el d o m in io so b re la C ó lq u id e y la A rm en ia M e­ nor, o Pequeña A rm enia, n u nca estuvo b ien asen tad o .

b) Las guerras entre Mitrídates y Roma La c au sa de esta serie de g u erras no es o tra q u e las p re te n sio n e s alb e rg a ­ das p o r el rey p ó n tic o a im p o n e r su a u to rid a d so b re A sia M en o r. El c o n ­ flicto a b ie rto e n tre a m b o s esta d o s, El grupo escultórico del Laoconte (Mitad del siglo I a.C.). Dresde, Skulpturen Sammlung.

50

Akat Historia del M undo Antiguo

Formación y extensión del reino del Ponto y otros pueblos de la región Mitrídates Eupator se hizo a sí mismo rey del Ponto y puso por frontera al río Halis hasta el país de los tibaranos y armenios, y por la zona interior al río hasta Amastris y ciertas partes de Paflagonia. Consiguió también para él la región costera hacia el Occidente hasta Heraclea, ciudad natal de Heraclides, el filósofo platónico; en la direc­ ción opuesta se apoderó de toda la zona costera hasta la Cólquide y Armenia Menor, a la que luego añadió también el Ponto. Así estaba constituido el reino cuando Pompeyo lo conquistó destronando a Mitrída­ tes. Las zonas de Armenia y la Cólquide las dividió Pompeyo entre los dinastas que habían combatido a su lado. El resto lo repartió en once distritos que añadió a Biti­ nia, de modo que del conjunto de ambas zonas resultase una única provincia. Con­ cedió a los descendientes de Pilamenes el título de rey sobre parte de los paflagonios que habitaban las tierras del interior y man­ tuvo a los tetrarcas hereditarios al frente de los gálatas. Posteriormente, los goberna­ dores romanos efectuaron muchas otras divisiones, estableciendo reyes y dinastas, liberando a unas ciudades y entregando otras a diversos potentados o, finalmente, dejándolas sujetas al pueblo romano. Ahora nos toca hablar de estas regiones una por una en su situación actual, a la vez que, cuando sea necesario, tocaremos ligeramente la época anterior. Comenzare­ mos por Heraclea, que es la más occidental de todos estos lugares. Cuando se navega hacia el Mar Negro desde la Propóntide encontramos a la iz­ quierda la región que linda con Bizancio (que pertenece a los tracios y es llamada la «zona izquierda» del Ponto); a la derecha, la que está junto a Calcedonia. De ésta, la parte primera pertenece a los bitinios; la

cuyo e stallid o se sitú a en el añ o 89-88, tuvo u n larg o prólogo. D u ra n te casi v e in te a ñ o s , M itríd a te s e m p re n d ió u n a serie de accio n es de d iferen te ses­ go —bélicas, d ip lo m á tic a s, etc.— e n ­ c a m in a d a s a im p e d ir o b stácu lo s en la co n se cu c ió n de su objetiv o final. Los destinatarios era n todos aquellos pue­ blos p re su m ib le m e n te in te re sa d o s en el flo recim ien to del p o d e río póntico :

siguiente a los mariandinos (a los que algu­ nos llaman caucones); la siguiente, a los paflagonios hasta el río Halis y la ulterior a la Capadocia póntica y a los habitantes que siguen a continuación hasta la Cólquide. Toda esta zona se llama la «derecha» del Mar Negro. Eupator reinaba sobre toda esta zona costera comenzando desde la Cól­ quide hasta Heraclea, pero las regiones posteriores hasta la desembocadura y Cal­ cedonia permanecieron bajo los reyes de Bitinia. Mas cuando éstos fueron derrotados, mantuvieron los romanos las mismas fronteras, de modo que Heraclea fue añadida al Ponto y la zona posterior, a los bitinios. Respecto a los bitinios, la mayoría está de acuerdo en que eran antiguamente misios, pero que recibieron el nuevo nom­ bre de los tracios (los tracios bitinios y tinios) que los colonizaron. Aducen como prueba, que ciertos miembros de esta raza que habitan entre los tracios reciben el nombre de bitinios; y respecto a los tinios, que la costa cercana a Apolonia y Salmideso se llama Tinia. Y yo supongo que los bébrices, que habitaron anteriormente esta zona eran también tracios. Se afirma tam­ bién que los misios son colonos de los tra­ cios hoy llamados mesios. Esto es lo que se dice de este pueblo. Pero todos no afirman lo mismo respecto a los mariandinos y los caucones. Pues dicen que Heraclea estaba asentada en la región de los mariandinos y que fue fun­ dada por los milesios, pero nada se sabe de quiénes son o de dónde vienen, ni aparece ninguna diferencia dialectal ni étnica res­ pecto a los bitinios. Por consiguiente, es lógico suponer que esta tribu de Heraclea pertenece también a los tracios.

(Estrabón, Geografía XII,3,1-4)

B itin ia, P aflag o n ia, G a la c ia o C a p a ­ docia. E n todo caso, R om a sobre cuya p ro v in c ia asiática recaía la a m e n a z a m itrid á tica , atra v esab a u n p erío d o de co n flicto s in tern o s y externos — cim b rio s y teutones, Ju g u rta, etc.— que p a r a liz a b a su a c c ió n d ire c ta en el M editerráneo oriental. M itrídates p re ­ tendió sacar partido de esta situación. T eóricam ente, e sta b a n ju n to al m o ­

Asia Menor helenística

n arc a p ó n tico en esta g u erra c o n tra R om a y sus alia d o s asiático s — N i­ com edes de B itin ia y A rio b a rz a n e s de C a p a d o c ia — todos aq u ello s estados op u estos a la p re p o n d e ra n c ia ro m a ­ na: Seleúcidas, L ágidas, T ig ran es de A rm e n ia y los partos. Pero la realid ad es que n in g u n o le p restó un apoyo efectivo. Sólo lo h ic ie ro n los p ira ta s y la p o b la c ió n de A sia, cuya ex p lo ta ­ ción a través de los p u b lic a n o s, h izo d e M itr íd a te s el r e d e n t o r d e su s desgracias. El av an ce m itrid á tico fue fu lg u ra n ­ te al p rin cip io . L os c o m a n d a n te s ro­ m an o s, vencidos, a b a n d o n a ro n A sia M e n o r de suerte q u e el o ccid en te de A n ato lia cayó en p o d e r de M itrídates. In sta la d o en Efeso o rd e n ó la m a ta n ­ za de los ro m a n o s resid en tes en la pro v in cia: 80.000 p e rso n a s fueron eje­ cu ta d a s sin d istin c ió n de sexo ni ed ad (A pp. Mithr. 17-29; D iod. X X X V II 268 ). Los b ie n e s de estas fam ilias p a s a ­ ro n a en g ro sa r sus arcas, p u d ie n d o , p o r ello, d e c re ta r u n a e x en ció n de im ­ p uesto s d u ra n te cin co años. Tras u n a ten tativ a fallida de a p o d e ­ rarse p o r la fu erza de R odas, que no q uiso u n irse a M itríd ates, éste a m p lió a E u ro p a su c a m p o de o p eracio n es. D esde T racia su ejército se dirigió a G recia d o n d e la p o b la c ió n se le a d h i­ rió igualm en te. E n D élos se p ro d u jo un a n u ev a m a ta n z a de los itálicos allí e sta b le c id o s. La o b ra de R o m a en el M e d ite r r á n e o o r ie n ta l a p a r e c ía c u e stio n a d a . L a re sp u e sta n o se h iz o e sp erar. Sila en p e rso n a fue a G recia con un ejército m uy in fe rio r n u m é ric a m e n te al pó n tico , pero m u c h o m ás d isc ip li­ n a d o y tá c tic a m e n te su p e rio r. U n a c a m p a ñ a , cie rta m e n te m uy cruel p ero eficaz, re c o n d u jo los a su n to s en E u ­ ropa de m a n e ra p o sitiv a p a ra los in ­ tereses ro m an o s. A n tre los éxitos de R o m a, la p o b la ­ ció n de A sia M e n o r co m en zó a reti­ ra r su a d h e sió n al m o n a rc a póntico. L os efesios fueron los p ro ta g o n ista s de la p rim e ra su b le v a c ió n , im ita d a

51

p o r o tras co m u n id a d e s, p ero M itríd a ­ tes re sp o n d ió con u n a serie de m e d i­ das d em agógicas p a ra ca p tarse la vo­ lu n ta d de los m en o s favorecidos. De todos m odos, p e rc ib ie n d o el peligro, el rey p ó n tic o o rd e n ó e n ta b la r co n ­ versacio n es con Sila. P a ra le la m e n te a estas acciones, en R o m a se d e sa rro lla b a un nuevo c a p í­ tulo de la g u erra civil, cuyo p ro tag o ­ n ista era M ario. A sen tad o allí en el p o d e r su p rem o , asu m ió igu alm en te la d irección de la g u erra m itrid ática, e n ­ tra n d o así en co nflicto con Sila. Su m uerte le im p id ió , sin em bargo, lle­ v arlo a efecto. Al final, tras el a se sin a ­ to de su su ceso r en este m a n d a to L. Valerio F laco, el ejecu to r de éste se h iz o cargo de las o p era cio n e s en las que derrotó a las tropas pónticas. Sila, c o n tra q u ien se dirig ía ta m b ié n F im ­ bria, sacó p artid o , sin em b arg o , del retroceso de las fuerzas m itrid áticas, firm á n d o se la p a z de D á rd a n o en el 85. El rey p ó n tic o se c o m p ro m e tía a e v a c u a r las c o n q u ista s en Asia M e­ n o r re a liz a d as desde el añ o 88 (se res­ tab lecía así a N ic o m ed e s y A rio b a r­ z a n e s en sus re in o s resp ectiv o s de B itinia y C a p a d o c ia ) así com o a e n ­ tregar p a rte de su flota, a p ag a r u na in d e m n iz a c ió n de gu erra y algunas o tras d isp o sicio n es sec u n d a ria s. D i­ ch o tratad o , no o b stan te, no sería ra ­ tificado p o r el S enado. Sila, p o r los sucesos p olíticos acaecid o s en R om a tras su m a rc h a a G recia, era ju ríd ic a ­ m ente, u n p ro scrito, u n fuera de la ley. Los a ñ o s siguientes estuvieron c o n ­ sag rad o s p o r Sila a u n a re o rg a n iz a ­ ción de A sia, re g u la riz a n d o la situ a ­ c ió n de ciu d ad e s y regiones según la a ctitu d a d o p ta d a a n te M itrídates. A la p a r era u rg en te a c a b a r con la p ira ­ tería que al socaire de su apoyo al rey p ó n tic o se h a b ía m u ltip lic a d o e n o r­ m em ente. Así, en 74, se d e te rm in ó la c reació n de u n m a n d o de ám b ito m a ­ rítim o d o ta d o de im perium infinitum q ue o to rg a b a a u to rid a d so b re las re­ giones litorales de to d a s las p ro v in ­

52

cias. T am b ién e n esta m ism a fecha re­ cibió R o m a u n a im p o rta n te h eren cia: la del rein o de N ic o m e d e s IV de Bitinia, m u e rto sin h ered ero s. L a o c a s ió n fue a p ro v e c h a d a p o r M itríd a te s p a r a in v a d ir esta n u e v a p ro v in c ia r o m a n a a c o m ie n z o s del a ñ o 73. Los esfu erzo s y la p ru d e n c ia de L ú c u lo lo g ra ro n c o n te n e r al rey p ó n tic o e n a q u e lla re g ió n , m a n te ­ n ie n d o a las d e m á s fu era del a lc a n c e de sus tropas. P o ste rio rm e n te p ro s i­ guió sus accio n es c o n tra aq u el, for­ zá n d o lo a a b a n d o n a r B itin ia e in v a ­ d ie n d o el P o n to . P e r s ig u i e n d o a M itríd ates, L ú cu lo fue v en cid o p o r su c a b allería y co lo cad o en u n a situ a ­ ció n re a lm e n te difícil de la q u e p u d o sa lir airo so g racias a la in e sp e ra d a re­ tira d a de M itríd a te s a A rm e n ia . Tras ello, en los a ñ o s 71 y 70 el g en eral ro ­ m a n o se o cu p ó en ta re a s a d m in is tra ­ tivas, re o rg a n iz a n d o la n u ev a p ro v in ­ cia del P onto. L ú cu lo e m p re n d ió en el 69 la p e r­ se cu c ió n de M itríd a te s. P e n e tra n d o hasta T igranocerta, el rey arm en io fue vencido, h u n d ié n d o se co n su d e rro ta el im p erio sirio -m e so p o tá m ic o c re a ­ do p o r T igranes. Los d irig en tes de to ­ d a s a q u e lla s re g io n e s se p u s ie r o n rá p id a m e n te b a jo la a u to rid a d y p ro ­ tecció n de R om a. A n tío co X III, hijo de C le o p a tra S elene, se in sta ló b a jo los au sp icio s de L ú cu lo en A n tio q u ía. Al a ñ o siguiente L ú c u lo o p ta p o r p e n e tra r en A rm e n ia co n in te n c ió n de lo g ra r la c a p tu ra del rey p ó n tico . Pero se p ro d u c e n e n to n c e s d os h e ­ chos decisivos: T ig ran es envió a M i­ tríd a te s al P o n to c o n u n p e q u e ñ o ejército y las legiones ro m a n a s se n e ­ g a ro n a p ro se g u ir a v a n z a n d o . A la p ar, la p ro p ia d in á m ic a in te rn a de la po lítica ro m a n a m in ó la efectividad de L úculo: sus éxitos e ra n d e m a sia d o ap a re n te s p a ra sus o p o n e n te s p o líti­ cos. Su c a íd a e stab a d ecid id a. M ie n ­ tras, M itríd a te s fue fe rv o ro sa m e n te acogido p o r la p o b la c ió n de su rein o y las tro p a s ro m a n a s allí a c a n to n a d a s p e d ía n socorros u rgentes, L ú cu lo era

AkaI Historia d e l M undo Antiguo

progresivam ente desposeído del m a n ­ do de las pro v in cias. P om peyo o c u p a ­ ría su lugar, p ero co n p o d eres to davía m ás acrecentados, conferidos p o r u na ¡ex Gabinia en el añ o 67.

3. Pompeyo y el fin del Asia Menor helenística L as accio n es de P o m peyo se ca ra c te ­ riz a ro n p o r la ra p id e z y c o o rd in a c ió n de sus m o v im ien to s, de suerte q ue d e­ m o stra ro n u n a efectividad sin p rece­ dentes. C u lm in a ro n en la b a ta lla de C o racesio, en las costas cilicias, se­ g u id a de u n c o m p o rta m ie n to b e n év o ­ lo p o r p a rte de P o m peyo h a c ia los v encidos, a los q ue ap licó u n a serie de m e d id a s p o líticas com o su a se n ta ­ m ie n to en c iu d a d e s, re p o b la m ie n to de o tras, etc. C u m p lid o este im p o rta n te objetivo, P om p ey o d ecid ió p o n e r fin a las a c ti­ v id a d e s de M itríd a te s p a ra lo c u al e m p re n d ió u n a c a m p a ñ a c o n tra su rein o en el 6 6 , que c o n striñ ó al m o ­ n a rc a a la h u id a , a b a n d o n a n d o así el P o n to al gen eral ro m a n o . A co rra la d o aquél en C rim ea, intentó negociar con P om peyo, pero an te el fracaso de tal ten tativ a, a b a n d o n a d o p o r todos, M i­ tríd a te s en el 63 o rd e n ó a u n m erce­ n a rio su p ro p ia m uerte. D e todos m odos, la situ a c ió n p o lí­ tica de A sia M e n o r se h a b ía re g u lari­ zad o ya desde el a ñ o 65. L as an tig u as m o n a rq u ía s h a b ía n d esa p arecid o . Su lu g a r era o c u p a d o p o r las p ro v in cias ro m a n a s de A sia, C ilida, B itin ia y el P onto. J u n to a ellos su b sistía n los rei­ nos clien tes de R o m a, a saber, C a p a ­ d o cia, a g ra n d a d o gracias a la fideli­ d a d m a n te n id a a la U rb e p o r su rey A r io b a rz a n e s ; los g á la ta s d irig id o s p o r D eio taro , al que se dio la titu la ­ ción real, ta m b ién con u n o s te rrito ­ rios am p lia d o s; dos d in a sta s, p o r fin, en el in te rio r de P aflag o n ia pero go­ b e rn a n d o sobre p equeñas zonas. El es­ tab le c im ien to de este nuevo o rd en p o ­ lítico sig n ificab a, de hecho, el fin de la h isto ria del A sia M e n o r helenística.

Asia M enor helenística

53

Cabeza, probablemente de Agasias, hijo de Doriteo. Hallada en Éfeso. (Hacia el 100 a.C.). Museo Nacional de Atenas.

54

A kaI Historia del M undo Antiguo

VI. Economía y sociedad

P arece casi in n e c e sa rio a c la ra r q u e A sia M en o r, co m o h e m o s visto p o r to d o lo a n te rio rm e n te ex p u e sto , n o c o n fo rm a b a n in g u n a u n id a d p o lític a ni de c u a lq u ie r o tro o rd e n , sie n d o así que es im p o sib le a n a liz a r de m a n e ra u n ifo rm e las c o n d ic io n e s so c io e c o ­ n ó m ic as re in a n te s allí. D a d o q u e d i­ ferentes p artes del te rrito rio m in o ra ­ siático estu v iero n so m e tid a s a o tras p o ten cias h elen ísticas, b ie n los Seleúcidas, b ien los L ágidas, rem itim o s a los c ap ítu lo s d e d ic a d o s al estu d io de los respectivos Im p erio s, p u es p a rtic i­ p a n de sus cara c terístic a s. P o r ello, vam os a ce ñ irn o s en este c a p ítu lo a en tid ad e s p o líticas d iferen tes de las m e n cio n a d a s. E n A sia M e n o r so n és­ tas, sobre to d o las c iu d a d e s griegas, fu n d a d a s en el lito ral c o n siglos de vida tras ellas y u n a b rilla n te tra d i­ ción eco n ó m ica y c u ltu ra l; el rein o de P érgam o y las lla m a d a s m o n a rq u ía s m en o res co m o B itinia o el P onto, so ­ bre las cu ales n u e stra in fo rm a c ió n es b a sta n te deficiente.

1. Ciudades griegas R especto a las c iu d a d e s griegas, éstas no d isfru ta b a n ev id en tem en te de in ­ d e p e n d e n c ia p o lítica. Pero, e n g lo b a ­ das b a jo la a u to rid a d de u n a u o tra m o n a rq u ía , c a m b ia n te según las c ir­ cunstancias, su p o sesió n era siem p re v e n ta jo sa p o r v a ria d a s ra z o n e s. E n p rim e r lu g a r p o r su situ a c ió n e stra té ­

gica d e n tro de la fran ja litoral m inora s iá tic a y sus c o n e x io n e s de to d o tip o c o n el c o n tin e n te griego, del que eran u n a prolongación brillante. Pero, p o r o tro lad o , in te re sa b a n los c o n ta c ­ tos q u e h a b ía n estab lecid o con el in ­ terio r de A n ato lia, y a u n con regiones m ás ale jad a s, a través de viejas rutas q u e d e se m b o c a b a n en d ich as poleis. P o r fin, su flo re cim ie n to c u ltu ra l y e c o n ó m ic o c o n la p re se n c ia s u b s i­ g u ien te de u n alto nivel de esp eciali­ zación, cuyos responsables po d ían ser u tiliz a d o s en otros lu g ares fuera de sus ciu d ades. Ya h em o s m e n c io n a d o q ue a co s­ tu m b ra d a s a vivir con in d e p e n d e n c ia s o p o rta b a n m al c u a lq u ie r tip o de d o ­ m in a c ió n . Los d istin to s m o n a rc a s h e ­ len ístico s, co n scien tes de esta re a li­ d ad , ju g a ro n la b a z a de la lib ertad p o lítica y de la a u to n o m ía en sus re­ lacio n es co n las c iu d a d e s griegas. Las declaraciones en este sentido eran m ás b ie n teóricas, pues n u n c a c o n sin tie ­ ron en u n a in d e p e n d e n c ia total, sino tan sólo a nivel in tern o —conservaban su p ro p ia s c o n stitu c ió n y leyes— y a u n en este aspecto co n d iferen cias e n tre u n a s u o tra s se g ú n d is tin ta s co n sid eracio n es. Así pues, n o existía u n estatu to ju ríd ic o ú n ic o p a ra defi­ n ir las relacio n es de estas poleis con los reyes, sin o u n a a m p lia gam a. E n to d o caso, desde el p u n to de vista fis­ cal, las c iu d ad es esta b a n o b lig a d a s al p ag o de im p u esto s, el phoros, e x p re­

Asia Menor helenística

sión in d u d a b le de su m isió n al rey, del q ue sólo p o r p rivilegio especial de éste q u e d a b a n e x o n erad o s. A dem ás, los c iu d a d a n o s e sta b a n co n stre ñ id o s al pago de las d istin ta s clases de im ­ p u esto s reales. Las ciu d a d e s te n ía n a d sc rita u n a z o n a ag ríco la de e x te n sió n variable. E sta chora politike c o n o cía, asim ism o , un régim en de te n e n c ia y ex p lo tació n vario. H a b ía p ro p ie d a d e s p a rtic u la ­ res, d e n o m in a d a s g e n e ra lm e n te ktemata, cuya p o sesió n ser reserv ab a a los c iu d a d a n o s , p u es el d ere c h o de p ro p ie d a d de la tie rra era in h e re n te al p len o d isfru te de los d erech o s de c iu ­ d a d a n ía . L o s p r o p ie ta r io s p o d ía n e x p lo ta r la b ie n d ir e c ta m e n te , c o n ay u d a s u p le m e n ta ria de esclavos o jo rn a le ro s, o bien a rre n d a rla . F u era de estas p ro p ie d a d e s p a rtic u la res, el resto del territo rio era de la c iu d a d en su co n ju n to . T am b ién las form as de a d m in is tra c ió n e ra n d istin ta s. N o r­ m alm e n te se c o n c e d ía n a a rre n d a ta ­ rios a c a m b io del p ago de u n a c a n ti­ d ad , o p a rte de la co sech a, e stip u la d a en el c o rre sp o n d ie n te co n trato . Pero en o tras o casio n es, la chora de alg u n as ciu d a d e s c o n se rv a b a n p o b la ­ ción in d íg en a, allí e stab lecid a desde épocas an terio res a la c o lo n izació n . H acia éstos la p o lítica seguida fue o som eterlo s o resp etarlo s, p e rm itié n ­ doles h a b ita r en sus territo rio s y d e­ s a rro lla r u n a vida m ás o m en o s in d e ­ p e n d ie n te a nivel in te rn o , a cam b io siem p re del p ag o de u n trib u to . E n este seg u n d o su p u esto , se tra ta b a n o r­ m a lm en te de las z o n a s m o n ta ñ o sa s, m ás p o b res e inaccesib les, m ie n tra s que los h a b ita n te s de las fértiles lla ­ n u ra s fluviales, en g en eral u b ic a d o s en el o ccid en te an a tó lic o , fueron so­ m etidos p o r la fuerza, p a s a n d o a te­ n e r u n a s itu a c ió n de d e p e n d e n c ia respecto a las ciu d ad es griegas. Tales situ ac io n e s n o so n p riv ativ as de A sia M en o r, sin o que se p re se n ta n en o tras p a rte s del m u n d o griego, d o n d e el ejem plo m ejo r c o n o c id o es el de E s­ p arta. En A n a to lia se e n c u e n tra n tes­

55

tim o n ia d o s en época helen ística los casos de H erac lea P óntica, Z ela, Cícico, P rie n e y B izancio. E n ca d a u n o de ellos la c o n d ic ió n de d e p e n d e n c ia b á ­ sica p o d ía estar m a tiz a d a en sentido m ás o m enos fav o rab le a d ichos p u e ­ blos. Así, p o r ejem plo, los M a ria n d ino s so m e tid o s a H e ra c le a P ó n tica , cuyo o rigen era p ro b a b le m e n te tracio, te n ía n u n a situ a ció n p a ra n g o n a ble a la de los h itó la s e sp artan o s y a los laoi basilikoi, pero co n la p o sib ili­ d a d de ser v en d id o s d e n tro de los lí­ m ites de su territo rio (E stra b ó n XYII 3,4), d erech o no reco n o cid o en n in ­ g ú n otro caso de p o b lac io n es d e p e n ­ d ientes de las ciu d a d es griegas. Sin em b arg o , los frigios d e p e n d ien te s de Z ela y C ícico te n ía n a u to n o m ía y li­ b e rta d p e rso n al, pero d e b ía n p a g a r a sus re sp e ctiv a s c iu d a d e s u n phoros p o r su d ere ch o a cu ltiv ar y h a b ita r la p o rc ió n de te rrito rio p ú b lic o e n la q ue e sta b a n asen tad o s. Pero incluso e n tre estas p o b la c io n e s h a b ía d ife­ rencias. C o n o ce m o s u n caso de Zela d o n d e a u n b e n e fa c to r p ú b lico le h a ­ b ía sido c o n ce d id a u n a p o rc ió n de ge demosia, tierra p ú b lic a , sobre la que vivían c a m p e sin o s no libres, p re su ­ m ib le m e n te frigios in d íg en as. E n este caso el estatus de tales in d iv id u o s co­ rrería p arejo al de los laoi, m enos fa­ v orable, p o r tanto, qu e el disfru tad o p o r los anteriores. P rien e y M ag n esia te n ía n u n a p a r­ te de su chora en el valle del M e an d ro o cu pada p o r los Pedieos, estando p ro ­ h ib id o de m a n e ra expresa su u s u rp a ­ ció n p o r p a rte de los ciu d a d a n o s. Vi­ vían en u n área aco ta d a p a ra ellos en u n a s c o n d icio n e s p ro b ab le m e n te sim ilares a la de los frigios en rela­ ció n a Z ela y C ícico, es decir, con cierto g rad o de a u to n o m ía y lib ertad p e rso n a l — no total, p o r su p u e sto — d e n tro de su p ro p io á m b ito . El des­ co n te n to laten te en tre esta clase de p o b la c ió n se m an ifestó en ocasiones de m anera violenta. Sabem os, en efec­ to, de los conflictos en tre P rie n e y los Pedieos, ay u d ad o s éstos p o r M agne-

56

A ka l Historia del M undo Antiguo

.SW,ό9ξ

Sésamo (Amastria)

£Os > «*

.Heraclea

A\^C rO

Amasia

Apólonia Δ Asos ^ Λ. Lesbos pérgam0 ύ//7 \ Pitane. · Ό .Elea Focea.’ Cime J / • Sardes.

Quí0EW ná

0

Nicea

•N>

Alejandría

Te e’so·

μ.

Olimpo

s

ω

£o
View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF