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Universidad de Córdoba – Departamento de Geografía – Curso: Fundamentos de Suelos 2014
LAS ARCILLAS EN EL SUELO: ORIGEN, TIPOS E IMPORTANCIA. Danny Daniel Daniel Páez - José Salvador Salvador Soto – Marcela Isabel Ortiz Docente: Mónica Cantero Benítez Las arcillas son minerales del suelo y a su vez son los más abundantes de estos. Se definen e identifican por su tamaño muy pequeño (menor a 0.002 mm), están compuestas por aluminosilicatos aluminosilicatos hidratados (contienen óxido de Al y Si), pertenecientes al grupo de los filosilicatos. Aunque, en ciertas ocasiones, algunos minerales son considerados como arcillas sólo por su tamaño, pero su composición puede ser distinta a la anterior. Los minerales tipo arcilla se crean y transforman en ambientes muy diferentes, a partir de la alteración física y química de rocas en los procesos pedogenéticos. No importa cuál sea el ambiente de formación, siempre existirá un punto en común, y es el hecho de la presencia de soluciones acuosas que interactúan con las rocas de las cuales se forman los minerales de la arcilla, ya que estas son siempre hidratadas. El lugar de proveniencia de las arcillas puede ser muy variado “las arcillas del suelo pueden ser heredadas del material originario sin apenas sufrir transformaciones; ser el resultado de modificaciones importantes o bien de la reorganización de los productos de meteorización.” (Porta et al, 2003:133), cada uno de estos variados procesos impregna a las arcillas de distintas características que posteriormente influirán en las propiedades de los suelos. Existen dos clasificaciones principales de las arcillas de acuerdo a su estructura cristalina: arcillas (1:1) y arcillas (2:1). Las arcillas arcillas (1:1) forman suelos suelos de baja fertilidad, puesto que tienen una capacidad reducida de intercambio catiónico y no pueden almacenar cantidades aprovechables aprovechables de potasio y otros cationes. A esta clasificación clasificación pertenecen las arcillas del grupo de las caolinitas. Las arcillas (2:1) (grupo de las esmectitas) que incluye la vermiculita, saponita, montmorillonita, sauconita, nontronita, pirofilita, entre otras, son arcillas más activas, es decir que tienen una mayor capacidad de intercambio catiónico, por lo tanto generan suelos muy fértiles, pero estos suelos pueden presentar problemas de mal drenaje.
De todas las partículas minerales que forman el suelo, las arcillas son las únicas activas químicamente, están cargadas de forma negativa lo cual les permite realizar procesos de intercambio catiónico. La actividad de las arcillas se da debido a su gran superficie específica y a procesos químicos muy particulares a la hora de su formación. La importancia de las arcillas en los suelos es muy grande, debido a que contribuyen a muchos beneficios para las propiedades físicas, químicas y biológicas de estos; Incrementan la fertilidad, mejoran la capacidad de retención de agua, son imprescindibles imprescindibles para la formación y estabilidad de la estructura, y en cierta forma protegen al suelo de procesos de erosión. Las arcillas generan suelos finos, debido a su pequeña granulometría. Estos suelos tienen una alta capacidad de almacenamiento y retención de agua, lo cual genera una vegetación con un buen estado hídrico y la calidad ambiental de los ecosistemas es buena, pero, pueden ocurrir situaciones no deseables; en el caso de que los contenidos de arcillas sean muy altos, los suelos tendrían un drenaje muy pobre, por ende estarían saturados continuamente de agua y esto puede afectar gravemente las condiciones de uso y manejo del suelo, ya que se necesitan aplicar técnicas adecuadas para poder sacar provecho de este tipo de ambientes. Debido a su tamaño pequeño, los suelos arcillosos presentan microporos y también superficies higroscópicas que son muy pequeñas, en condiciones ideales estos permiten el movimiento del agua a través de ellos, lo que brinda a los organismos del suelo y las plantas condiciones óptimas para su desarrollo, a excepción del caso de suelos con demasiadas arcillas, ya que estos se vuelven asfixiantes debido a que se cohesionan demasiado. 1
Universidad de Córdoba – Departamento de Geografía – Curso: Fundamentos de Suelos 2014 Quizás una de las implicaciones más importantes de las arcillas en el suelo es el papel que juega en la génesis y estabilidad de la estructura. Para que se dé la formación de la estructura, es completamente necesaria la presencia de arcillas coloidales (junto a la materia orgánica forman los coloides del suelo). Además ciertas arcillas, como por ejemplo las arcillas tropicales (óxidos de Fe, Al y Mn) funcionan como cementos inorgánicos que adhieren y estabilizan la estructura. La estructura del suelo presenta una gran importancia, su mayor función radica en la estabilidad del suelo, puesto que lo protege de procesos intensos de erosión, ayuda a la infiltración del agua, a la exploración radicular y a la resistencia mecánica. Desde un punto de vista de sostenibilidad ambiental y buen estado de las tierras y suelos, la estructura actúa como agente que brinda resistencia y por ende un cierto nivel de protección frente a procesos adversos que puedan afectar y/o degradar el suelo. La mayor protección frente a la erosión que presentan los suelos arcillosos, disminuye la vulnerabilidad a sufrir procesos de degradación que puedan conllevar a situaciones como la desertificación, desertificación, lo cual implicaría una disminución de las tierras fértiles y un deterioro en la prestación de los servicios ambientales del suelo, tales como ser el eje de soporte de actividades humanas, importante regulador del ciclo hidrológico, lugar de crecimiento de las plantas, la mayor fuente de retención de carbono del planeta, hábitat de organismos, entre muchos otros. De hecho, pueden darse situaciones de riesgo alto de degradación si se mezclan escenarios de vulnerabilidad como suelos arenosos (poco consolidados, con nula o débil estructura) y la presencia de amenazas como el uso insostenible de los recursos naturales. La presencia de arcillas en cierta forma puede ayudar a disminuir este tipo de riesgos.
siempre es así, puede darse el caso en donde se presenten cierto tipo de arcillas que no forman estructura estable y pueden generar problemas para el uso y manejo del suelo. Este es el caso de las denominadas arcillas expansivas o dispersivas. La montmorillonita es una de ellas, estas forman un tipo de suelo denominado como Vertisol, este suelo se contrae y se expande dependiendo de la presencia o ausencia de agua. Las arcillas expansivas del suelo son un problema para muchas prácticas y usos de este recurso, por ende en zonas con presencia de estas, deben darse adecuados planes de gestión y uso del territorio debido a que si por ejemplo, se construyen infraestructuras como vías o edificaciones sobre estos tipos de suelos, estas pueden verse seriamente afectadas por el continuo movimiento de la base de soporte, además en otras actividades como la agricultura, son necesarias practicas de manejo específicas para poder aprovechar bien estos suelos, puesto que de lo contrario no serían beneficiosos. En conclusión, las arcillas si son importantes en el suelo, se podría decir que demasiado, cumplen funciones vitales y junto a la materia orgánica generan procesos que hacen a los suelos aprovechables aprovechables y de buena calidad para muchos usos que benefician a la población humana y a la dinámica sostenible de los ecosistemas. Claro está, que el contenido de las arcillas debe estar dentro de unos rangos definidos, puesto que si se encuentran en presencia muy alta, pueden generar ciertos problemas que le restarían calidad al suelo.
BIBLIOGRAFÍA
clay minerals in soils and weathered rocks.
A juzgar por todo lo expuesto anteriormente, se podría deducir que la presencia de arcillas en el suelo siempre generará condiciones positivas para el uso y aprovechamiento del suelo, pero esto no
BRUCE, V. & MEUNIER, A. (2008) The origin of Berlín: Edit. Springer Springer NCDA&CAS Agronomic Division. (1999) Clay minerals; their importance and function in soils. Soil Fertility Note 13, pp. 1-2 PORTA, J.; LÓPEZ-ACEVEDO, M. & ROSQUERO, C. (2003) Edafología para la agricultura y el medio ambiente. 3ra Edición. Madrid: Ediciones Mundi-Prensa. 2
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