Antropologia de La Vejez
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ANTROPOLOGÍA DE LA VEJEZ VERÓNICA ORELLANA OTERO Antropóloga, Universidad de Chile Magíster en Gerontología Social Aplicada, Universidad de Barcelona Máster en Valoración e Intervención en Gerontología y Geriatría, Universidad de La Coruña Subdirectora Académica del Programa Adulto Mayor, Pontificia Universidad Católica de Chile.
IDEAS PRINCIPALES Evolucionamos de lo más simple a lo más complejo. Los distintos modos de vivir la vejez demuestran sólo una parte del insospechado campo de posibilidades del ser humano, que avanza en creciente complejidad. El concepto de vejez es dinámico. A medida que el ser humano evoluciona, su realidad se transforma. Vivir la vejez en forma óptima hoy parece un sueño, pero mañana será posible, debido a la asombrosa capacidad que tienen las personas de encontrar respuestas a sus desafíos. El significado de envejecer. Mientras más positiva sea la concepción de vejez que tenga una sociedad, más posibilidades de satisfacción tendrán los adultos mayores y mejor será el estatus y trato hacia ellos. A más recursos y conocimientos, mejor vejez. Mientras mayores recursos internos y externos tengan las personas para responder a sus necesidades, mejor será su calidad de vida en la vejez. Un desafío pendiente es capacitar a las personas desde temprana edad para un envejecer activo y saludable. Explicar, más que juzgar. Desde una perspectiva antropológica, se busca explicar las diferentes situaciones, realidades y culturas, más que juzgarlas. Se busca comprender las bases de los comportamientos, los porqué y los para qué.
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DESARRROLLO DEL TEMA I. La vejez como concepto cultural Nacemos en una cultura y somos modelados por ella. La humanidad está constituida por diferentes culturas o modos particulares de vivir. Cada sociedad, de acuerdo a su cosmovisión, define quién es o no es viejo y qué debe hacer o no una anciana o un anciano, al margen de las dolencias y deterioros físicos.
a)
Ejemplos: -
Diversos pueblos indígenas americanos consideran ancianas a las personas que sobreviven a la mayoría de sus coetáneos con los que vivió los ritos iniciáticos. Los factores clave son las relaciones sociales.
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En sociedades africanas se considera ancianas a las personas que por razones de edad han perdido dientes y tienen dificultades para masticar. Los factores clave son la salud y la sobrevivencia.
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En muchos países occidentales se considera personas mayores a los jubilados. Los factores clave son el trabajo y la productividad.
Las diferentes concepciones de vejez reflejan distintas opciones, interpretaciones y acciones, cuyo impacto real se mide, generalmente, a través de largos períodos de tiempo. Nunca ha habido una sola visión de vejez apropiada para todos. Cada cultura tiene la suya y ese es su patrón de normalidad. Para no caer en etnocentrismos hay que distinguir entre lo natural y lo normal. Lo primero, viene de la naturaleza humana y es común a todas las razas, culturas y sociedades; en cambio, lo segundo, viene de la norma (regla que se debe seguir o a la que se deben ajustar las conductas, tareas o actividades de un grupo) y es diferente de una sociedad a otra. Las culturas son diversas e interdependientes; cada una expresa parte del potencial humano y enriquece a la humanidad. Hay que tener en cuenta también que, como el conocimiento avanza aceleradamente, en un mismo momento histórico y en una misma cultura, coexisten diferentes concepciones de vejez, entre los distintos grupos de edad e incluso, entre hermanos de una misma generación.
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II. El envejecimiento como proceso y proyecto humano El envejecimiento es un proceso de individualización, de cambios, de pérdidas y ganancias, a través del cual se descubre y se expresa la propia vocación de ser. Somos capaces de inventar o crear diferentes modelos de conducta. De esa manera, podemos ser más o menos felices por nuestra propia decisión. Es conveniente revisar y tomar ideas a partir de diferentes culturas y épocas para recrear aquello que resultó positivo y fertilizar nuestra capacidad de crear una realidad mejor. Es necesario comprender el envejecimiento humano como un proceso y un proyecto que ha sido creado con un por qué y un para qué. -
El envejecimiento como proceso de toma de conciencia
En un sentido profundo, la evolución humana está relacionada con el desarrollo de la capacidad de darse cuenta del ser, que le permite ir integrando realidades cada vez más complejas.
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El envejecimiento como proceso de diferenciación e individualización
Cada ser humano es único e irrepetible y a medida que las personas envejecen se hacen más notorias las diferencias. El paso de los años da la oportunidad de descubrir y expresar la propia individualidad.
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El envejecimiento como proceso de aprendizaje
La vida conlleva cambio y movimiento y la persona desde su concepción empieza a aprender. Este continuo proceso de aprendizaje, que dura toda la vida, es lo que le permite adaptarse, sobrevivir y avanzar.
Continuamente, se realizan descubrimientos que abren nuevas fronteras del saber. Cada avance altera la visión de lo que creemos conocer y requiere que volvamos a evaluar nuestra interpretación del mundo en que vivimos. Algunos descubrimientos producen grandes reestructuraciones, como la invención de la agricultura, la escritura, la televisión, la computación, etc. Estos cambios modifican sustantivamente la vida cotidiana y las relaciones interpersonales. A medida que ahondamos en el misterio de la vida y del ser humano, descubrimos que detrás de cada verdad o "realidad gruesa", se esconden otras "realidades más finas" que cambian por completo nuestra percepción de cuáles son nuestros límites y posibilidades. Si nos aferramos a lo conocido, es más difícil imaginar nuevos modos de vivir.
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III. Las sociedades primitivas o tribales Culturas ágrafas
a) Ambiente
En este primer tipo de sociedades llamadas también originales, el ser humano, agrupado en pequeñas tribus nómades o semisedentarias de cazadores y recolectores, recorre grandes distancias a pie en busca de alimento: carne, pescado, frutas, semillas y raíces. Algunos grupos, utilizando métodos agrícolas rudimentarios, logran cultivar vegetales, como la mandioca, la yuca y el maíz.
b) Contexto social
El entorno es precario y el principal desafío es sobrevivir. El promedio de edad no supera los veinte años. Hay una alta mortalidad infantil. Pocos llegan a cumplir los 35 años, generalmente, los más fuertes.
La vida es continuamente amenazada por las inclemencias del clima, el hambre, las epidemias y los enfrentamientos entre tribus.
c) Trato y roles de los ancianos
En la mayoría de estas tribus los ancianos permanecen integrados a la comunidad, mientras no esté en peligro la subsistencia del grupo. Una mala temporada de caza o una prolongada sequía conlleva a muchos grupos al gerontocidio y al suicidio altruista.
También están los que cuidan amorosamente a sus viejos y comparten sus alimentos a pesar de la escasez. Entre los yaganes de Tierra del Fuego, existían fuertes lazos de afecto y solidaridad entre padres e hijos y la distribución de alimentos estaba reglamentada por tabúes, por lo que ciertas partes de los animales, de los peces y de las frutas eran sólo de los ancianos.
Los mayores son apreciados por sus conocimientos y colaboran con tareas de acuerdo a su estado de salud. Son conocedores de la geografía, del clima, de la corriente de los vientos, de las guaridas de los animales, de cómo curar heridas y preparar las hierbas medicinales, entre otros. Todos conocimientos imprescindibles para la subsistencia del grupo.
Los ancianos son valorados y respetados por sus conocimientos y experiencia acumulada, como oradores y portadores de las costumbres y tradiciones.
Conocen la historia del clan y actúan como mediadores en la familia. Se cree que los viejos por haber vivido más y estar más cerca de la muerte pueden tener un mejor contacto con los antepasados y los dioses.
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Los mayores cumplen el papel de puente y mediadores entre el mundo de los vivos y el de los espíritus. Se les atribuían poderes sobrenaturales y son los que dirigen las ceremonias y rituales de la comunidad. También son apreciados por su aporte a las labores domésticas y al cuidado de los pequeños.
En estas sociedades, los ancianos tienen la categoría de sabios; son temidos y, a la vez, admirados y obedecidos por los más jóvenes.
Los ancianos, en su calidad de chamanes, jefes de tribu o jefes de familia, tienen autoridad, bienes, poder y prestigio social.
Actualmente, en regiones inhóspitas de América –en la selva amazónica- o de África –en el Congo- aún viven tribus, como los Jíbaros y los Batak, que mantienen muchas de las costumbres antes descritas.
En el pueblo mapuche –al sur de Chile-, la longevidad se asocia a un poder sobrenatural y la buena memoria inspira admiración entre los jóvenes.
Los ancianos son magníficos oradores y suelen estar a cargo de la educación de los más jóvenes; forman verdaderas escuelas donde narran la historia de sus antepasados y enseñan los usos y costumbres de su cultura. Es común que mantengan ciertos secretos para conservar su importancia y su papel mágico dentro del grupo.
Entre los mapuches, el estatus de un anciano se refleja en la ceremonia del entierro. Es mucho más importante el entierro de una mujer mayor que el de un joven. Incluso, en algunos pueblos, era costumbre enterrar al cacique o jefe con su última esposa, habitualmente la más joven.
Los ancianos jefes de una gran familia, los ancianos machis o chamanes son las autoridades en estas comunidades. El anciano fundador de una familia, mientras más esposas, prole y parentela tiene, mayor es su influencia familiar, social, económica y política.
De los mapuches podemos aprender, entre otras cosas, el rol mágico que cumplen los mayores. Actualmente, es muy necesario que los ancianos sigan siendo los promotores de lo espiritual y conserven la historia de la familia.
Ejemplo de suicidio altruista:
Entre los esquimales, los viejos por voluntad propia toman una canoa y se internan en el mar o bien se dejan atacar por animales o morir de frío en la nieve. Su conducta constituye un patrón social y cultural, ya que desde niños se les prepara para esta posible decisión y las limitaciones de la vejez son aceptadas con resignación y entrega.
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En la actualidad, especialmente en los países nórdicos, prolifera la creencia de que el anciano desahuciado tiene derecho a pedir que se le suspenda el tratamiento y se le deje morir; incluso en algunos casos, el equipo de salud, con la venia de la familia, toma tal decisión. La comunidad cree actuar correctamente al no prolongar la agonía de un moribundo y el anciano, por su parte, no desea vivir en tan precaria condición y siente un deber solidario de no ser un estorbo.
Ejemplos de gerontocidios:
En las islas Fidji, de la Polinesia, era costumbre que un buen hijo matara a su padre enterrándole una espina en la columna apenas mostrara las primeras señales de decrepitud. Prevalecía la creencia de que se pasaba a la otra vida en el estado en que se abandonaba ésta.
Entre las tribus Batak de África, los viejos eran obligados a subir a los árboles, después remecían el árbol y cuando caían se alimentaban de ellos, pensando que era mejor morir alimentando a los suyos que ser enterrado y devorado por los gusanos.
En la actualidad, también existen muchas formas directas e indirectas de acelerar y hasta provocar la muerte de los ancianos. Por esta razón, han aparecido leyes que los resguardan del maltrato familiar o institucional y protegen a los más desvalidos.
IV. Las sociedades agrícolas y ganaderas Cultura rural tradicional
a) Ambiente
Desde la Antigüedad hasta la Revolución Industrial, la vida de la población mundial se desarrolla, predominantemente, en el campo.
En estos grupos, la invención y uso de técnicas agrícolas permiten afrontar con más recursos los períodos de escasez de alimentos y de inclemencias climáticas. El cultivo y almacenamiento de alimentos facilita a su vez el desarrollo de la ganadería; y con ello el promedio de vida de la población aumenta y el número de personas que alcanza a vivir más años es mayor, aunque sigue siendo bajo en relación a la población total.
b)
Contexto social Las relaciones sociales son pautadas por los padres y los mayores son los modelos de conducta deseables y repetibles para hijos y nietos. Los cambios son lentos y no hay desfase entre la experiencia de los viejos y la de los jóvenes.
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Se trata de gerontocracias, donde los más viejos del grupo, especialmente, los hombres mayores gozan de gran autoridad, respeto y admiración entre los miembros del clan. Los ancianos tienen el control en los distintos planos: familiar, social, político, económico y religioso.
Generalmente, la vejez va unida a la riqueza, ya que por haber vivido más se ha acumulado más tierras y más animales. En caso de enfermedad o de edad avanzada, los ancianos pasan sus bienes a un hijo –el primogénito-, quien les asegura protección y cuidado hasta la muerte.
Este modelo de ancianidad dominante se extiende por oriente y occidente.
c) Trato y roles de los ancianos
En el campo, los parientes residen próximos entre sí. Los padres mayores viven con alguno o varios de sus hijos, facilitándose así la convivencia diaria y la comunicación. Ser abuelo o abuela se considera como una de las gratificaciones de la vejez. Ellos –especialmente los maternos- colaboran con el cuidado y la formación de los niños y jóvenes, con los que, además, comparten regularmente actividades que motivan una relación cercana y cariñosa.
Ya sea por la relación cercana de la persona con la naturaleza o por la religiosidad que existe en las comunidades rurales, los ancianos aceptan con conformidad las limitaciones y la dependencia de la vejez. El proceso de declinación física y/o mental es comprendido como algo natural e inevitable. La muerte es percibida como un destino individual y también como un acontecimiento familiar y social.
Los ancianos en las comunidades rurales están integrados familiar y socialmente.
En el campo, la mujer anciana coopera con las labores de la casa. A veces cocina y teje y, usualmente, es la encargada del ganado menor, lo que la hace salir a pastorear, acompañada de los nietos más chicos. Si la salud se lo permite, el anciano se dedica a cuidar la huerta, los frutales y a vigilar los animales.
Los adultos mayores que viven en comunidades rurales, con la jubilación no se retiran de la vida.
En comunidades campesinas con fuerte tradición artístico-manual, como México, Brasil, Paraguay, Bolivia y otros países de América Latina y el Caribe, el artesano desarrolla sus habilidades y creatividad hasta el final de sus días. Es la salud y no la edad, la que determina el ritmo y el tipo de actividad que realiza.
En comunidades de pescadores artesanales, estos suelen sufrir desde mediana edad enfermedades crónicas, como artritis y reumatismo; sin embargo, aquellos que ya no pueden salir de pesca, continúan trabajando en la reparación de las embarcaciones, preparando los espineles, arreglando redes o comercializando los productos que los pescadores más jóvenes obtienen.
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En las zonas mineras, frecuentemente muy áridas y lejos de los centros urbanos, los mineros jubilados emigran con sus esposas a la casa de algún familiar que vive en la ciudad. Allí, unos pocos consiguen un trabajo remunerado, pero, sobre todo, tienen la posibilidad de integrarse en algún grupo religioso o social de la localidad y de recibir atención en salud.
La situación de los ancianos es más favorable en comunidades campesinas y de artesanos, que en comunidades de pescadores y mineros.
V. Las sociedades industrializadas Cultura principalmente urbana
a) Ambiente
La concentración de la población en las ciudades empieza a producirse a mediados del siglo XIX y se acelera después de la Segunda Guerra Mundial. Con los avances de la industria, la tecnología y la medicina la situación cambia en forma radical: se prolonga la vida humana considerablemente.
Se logran importantes avances en la disminución de la mortalidad infantil y en el control de varias enfermedades, lo que eleva significativamente el promedio de vida de las personas, aunque con grandes variaciones, según el grado de desarrollo económico y social de cada país.
El envejecimiento de la población, producto del aumento de la proporción de personas ancianas respecto a la población total, constituye un hecho histórico mundial que caracteriza el final del siglo XX y que plantea complejos desafíos para el tercer milenio.
b) Contexto social
La solidaridad entre padres e hijos depende, hoy día, más de la calidad de los lazos afectivos y del sentido del deber, que de factores como la riqueza, las tradiciones o aptitudes personales.
La variedad de servicios y el acceso a ellos es mayor en zonas urbanas que en zonas rurales. La tendencia mundial es envejecer en las ciudades. En Chile, por ejemplo, más del 40% de la población adulta mayor vive en Santiago y sus alrededores.
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En el mundo entero, las personas mayores se están constituyendo en un poder, ya sea porque son un importante mercado financiero y de salud, porque el pago de las pensiones amenaza los sistemas de seguridad social, o bien, porque constituyen un número creciente de personas que tienen valor político para los partidos.
c) Trato y roles de los adultos mayores
En general, los padres mayores prestan más ayuda y servicios a sus hijos y nietos, que la que reciben de ellos; sin embargo, en edades muy avanzadas y cuando surgen problemas de salud son los familiares quienes asumen la mayor parte de los cuidados de los ancianos, en zonas rurales o urbanas y tanto en países en desarrollo como en los desarrollados.
En Chile, en caso de necesidad, las personas mayores prefieren recurrir a sus parientes que a servicios institucionalizados, aunque en la vida diaria son reacios a depender de sus hijos. Otros optan por organizarse con los de su generación –hermanos, amigos, vecinos- para compartir una vivienda y sistemas de autoayuda.
En países desarrollados como Estados Unidos, Canadá, Holanda, Noruega, Inglaterra, Japón, entre otros, se han creado diversos servicios domiciliarios para ayudar a los adultos mayores que viven solos o con familiares. Estos servicios les prestan ayuda en trámites, compras, aseo, reparaciones del hogar, preparación de alimentos, compañía, atención en salud, primeros auxilios, transporte y otros.
En esos países también han surgido proyectos habitacionales especialmente diseñados para personas de edad, que van desde conjuntos de departamentos individuales hasta casas compartidas por grupos de personas mayores. Estas construcciones tienen adaptaciones y equipamiento, como alarmas de emergencia, primeros auxilios, servicio de vigilancia, que contribuyen a la autonomía y seguridad.
Los mayores están siendo valorados como recurso humano, como una fuerza dinámica y como un potencial en desarrollo.
Muchas ciudades cuentan con instituciones, centros y servicios que favorecen, cada día más, un envejecer activo, sano y participativo.
En los países desarrollados, se considera cada vez más la idea de que son las personas mayores las que deben tomar las decisiones que los afectan. Una de las formas más conocidas de participación son los Consejos de Ancianos, a nivel municipal, provincial y nacional. En ellos, los adultos mayores estudian, diseñan y proponen proyectos de mejoramiento en la calidad de vida y colaboran como asesores y consejeros en los asuntos sociales, culturales, políticos y económicos de su comunidad o localidad.
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En países en desarrollo, con una alta proporción de adultos mayores, como Uruguay, Argentina y Chile, la aspiración de las personas de edad es poder costear sus gastos y mantenerse autónomos el mayor tiempo posible. Muchos jubilados desean volver a trabajar, aportando sus conocimientos y experiencia anterior. Para las mujeres mayores, también es importante poder disfrutar de independencia económica y de capacidad de decisión.
VI. Situación de los adultos mayores en algunos países de oriente
En China, los matrimonios con un solo hijo y los avances en la medicina social han producido un fuerte envejecimiento de la población. Se espera que para el año 2030, más del 40% de los chinos tenga sobre los 65 años de edad.
Los especialistas plantean cambios entre los cuales se cuentan la creación de más hogares de ancianos y asociaciones de ayuda mutua, la postergación del retiro laboral y la creación de sistemas privados de ahorro para la vejez.
Migraciones, tecnología, reformas y cambio de aspiraciones han llevado a la reducción y debilitamiento de las relaciones entre parientes, disminuyendo la capacidad de la familia para atender a los ancianos. Pero, a pesar de estos cambios, en China prevalece un profundo interés por satisfacer las necesidades de sus mayores, su dignidad y bienestar.
En la India, los adultos mayores son muy valorados. Hay millones de pequeñas agrupaciones étnicas y religiosas que viven de actividades agrícolas de baja productividad, en las que cada generación tiene sus propias tareas y obligaciones para contribuir al mantenimiento de la familia.
La edad avanzada no es motivo para dejar de trabajar. Los mayores son apreciados tanto por los servicios y trabajos que realizan en la casa y en el campo, como por su experiencia y reciben un trato cariñoso de su parentela.
En Japón, para el año 2030, la mitad de los adultos mayores tendrá sobre los 75 años de edad. Hay una gran necesidad de prolongar la vida útil y sana de los mayores, para que sigan trabajando y asuman responsabilidades como ciudadanos.
Una experiencia exitosa la representan los centros educativos para adultos mayores y niños. Los menores reciben afecto, orientación valórica y apoyo escolar, y los mayores reciben cariño y prestan un servicio que los motiva a permanecer vigentes y activos.
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VII. El modelo mediterráneo de envejecimiento1 La cultura compartida por los países de la cuenca del Mediterráneo (España, sur de Francia, Italia, y Grecia, principalmente) incluye una historia común y una forma de convivir y valores que la diferencian de otras. La cultura mediterránea se encuentra en el origen de la sociedad occidental y todas las naciones en desarrollo tienen en sus objetivos elementos de ella, aunque el progreso económico y tecnológico se haya potenciado más por la anglosajona. Lo interesante de la cultura mediterránea actual es que proporciona un hábitat de calidad para los adultos mayores: mayor flexibilidad en el uso del tiempo, mayor espontaneidad en las relaciones sociales y menores factores de riesgo. El clima es un factor importante. La temperatura entre 12 a 25 grados con estaciones diferenciadas y sin heladas hace que las condiciones ambientales sean favorables al desarrollo humano. El organismo humano se comporta mejor en un clima templado. El sistema músculo-esquelético causa menores molestias al reducirse el reumatismo y las rigideces inevitables en climas fríos. La temperatura agradable fomenta la vida al aire libre, sin necesidad de mucha protección, lo cual facilita la actividad física de diferentes formas: paseos, cuidado de jardines, huertas, etc. La exposición al sol facilita el metabolismo de las vitaminas esenciales C y D que elevan las defensas inmunitarias y la calcificación ósea, evitando las fracturas debidas a las osteoporosis. También, ejerce un efecto beneficioso sobre el sistema neurovegetativo. El clima templado facilita la relación social de cualquier tipo, familiar, recreativa, deportiva, etc. Los desplazamientos cortos pueden realizarse sin vestuario especial y a pie, con lo que se propician las visitas a vecinos y familiares para cualquier actividad. Una persona con relaciones sociales regulares se viste y come mejor y cuida su apariencia mucho más que una que carece de ellas. En países fríos se reducen las oportunidades de actividades en el exterior, lo cual fomenta personalidades más introvertidas y con mayor riesgo de trastornos psíquicos. La alimentación se caracteriza por un equilibrio nutricional basado en legumbres, cereales, frutas y verduras frescas, bajo consumo de carnes rojas, alto consumo de pescado y carnes blancas, utilización de aceites vegetales (aceite de oliva, principalmente), así como, consumo moderado de vino con las comidas. Las personas de la cultura mediterránea tienen mayores esperanzas de vida y menores enfermedades cardiovasculares y oncológicas.
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Moragas, Ricardo.(2003) Ponencia I Congreso Iberoamericano de Gerontología Social. Universidad de Barcelona.
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CONCLUSIONES La forma de vivir la vejez puede cambiar, re-crearse, transformarse. Podemos encontrar nuevos caminos, nuevas formas de vivir, pero para eso es necesario valorar tanto lo visible, racional, medible y colectivo, como también lo individual, cualitativo y no visible por lo ojos. Hoy en día buscamos calidad de vida para los años. Esto implica el sentimiento de felicidad personal, además de bienestar material y físico. Pero esta valoración exige el desarrollo de la propia interioridad, donde cada persona debe preguntarse acerca de cómo ser más feliz y cómo compartir esa felicidad con otros. Es un camino personal que depende de la propia inspiración y voluntad, y que se relaciona más con la línea del ser, que del tener o hacer.
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GLOSARIO Antropológico: Relativo al ser humano y su cultura.
Cualitativa: Denota la calidad y no la cantidad cuando se refiere a la investigación.
Cultura: Modos de vida y de actuar de diferentes grupos humanos; cada cual con su entorno geográfico, con sus costumbres y creencias, y la relación de estos con las etapas de la evolución tecnológica de la humanidad.
Culturas ágrafas: Culturas anteriores a la aparición de la escritura.
Envejecimiento humano: Proceso transversal que articula todo un programa de avance y aprendizaje, que le permite a cada persona diferenciarse y expresar su individualidad, adquirir conocimientos, desarrollar habilidades y expandir su conciencia para crear realidades nuevas. Un proceso que tiene un por qué y un para qué.
Etnocentrismo: Tendencia emocional que hace de la cultura propia el criterio exclusivo para interpretar los comportamientos de otros grupos, razas o sociedades.
Gerontocracia: Gobierno o dominio ejercido por los ancianos. Los más viejos de un grupo, generalmente hombres, gozan de gran autoridad, respeto y admiración. Tienen el control de los distintos planos de la vida: familiar, social, político, económico y religioso.
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Gerontología (desde una perspectiva antropológica): Ciencia que trata la vejez, a través de un enfoque interdisciplinario, aspirando al logro de un envejecimiento óptimo de la población. Se pone énfasis en la necesidad de conocer y atender las diferencias culturales que aún prevalecen entre las culturas orientales y occidentales, y entre los estilos de vida urbano y rural.
Interdisciplinario: Enfoque de un tema a través de varias disciplinas y saberes.
Transversal: A través del tiempo cuando se refiere a un estudio.
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BIBLIOGRAFÍA Beauvoir, S. de (1970) La vejez. Buenos Aires: Sudamericana. Chopra, D. (1994). Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo. Buenos Aires: Javier Vergara Editor. Good, K. (1993). Dos mundos. Un amor. Buenos Aires: Atlántida. Grün, A. (1998). La mitad de la vida como tarea espiritual. La crisis de los 40 - 50 años. 7ª edición. Madrid: Narcea. May, P.(2001). Todos los reinos palpitan en ti. Mensajes y metáforas de la evolución. Santiago de Chile: Grijalbo. Moragas, R. (2003). Ponencia I Congreso Iberoamericano de Gerontología Social. Barcelona: Universidad de Barcelona. Morgan, M. (1998). Las voces del desierto. Barcelona: Ediciones B. Orellana, V. (1993). "La ancianidad en las diferentes culturas". En: Tiempo nuevo para el adulto mayor. Enfoque interdisciplinario. Santiago de Chile: Programa Adulto Mayor. Vicerrectoría Académica. Pontificia Universidad Católica de Chile. Verónica Orellana, V. "Visión antropológica de la ancianidad". En: Gerontología básica. Lecturas complementarias. Santiago de Chile: Teleduc (editores). Dirección de Educación a Distancia. Pontificia Universidad Católica de Chile. Universidad de Barcelona, editor (2001). Antropología. Módulo del Máster Universitario en Gerontología Social Aplicada. Barcelona: Departamento de Formación Continua Les Heures; Universidad de Barcelona.
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