Antología de Textos Literarios

July 5, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
Share Embed Donate


Short Description

Download Antología de Textos Literarios...

Description

 

1

 

Hybris

 Ana Benda Poeta argentina Te amenazo, - ten cuidado. No es un hombre lo que arrasas, ni es tan sólo mi padre. Canta un mito por su sangre, con su ejército, sus dioses, fundaciones y batallas. Y del lado enemigo (el tuyo), los saqueos y matanzas. -Sé precavida. Defenderé el texto de su hazaña y su piel contra los huesos, sagrada. Velaré su desvarío y este viaje involuntario por tus mares, ya sin puerto, ya sin ancla. Si lo quieres, sé magnánima. Cúbrele los hombros con el manto y júrale que vas armada.  Acércate misericorde o vuelve a tu barca. Nada puedo contra ti, sólo tengo esta osadía de su estirpe. Y con ella te amenazo.

2

 

Escucho girar la Tierra en el museo de Ripley

Gabriel Chávez Casazola Poeta boliviano No el silencio de los astros, no. No la música de las esferas. Un ruido atronador, como de miles de voces lanzadas al viento a una velocidad terrible, inconmensurable. La verdadera voz del mundo, su quejido sinfónico. No el susurro de Júpiter, el silbido de Marte. Nuestras gargantas —polifonía de soledades—  atraviesan el Universo y dicen de la estupenda equivocación de Dios al crearnos.

3

 

No estés lejos de mí un sólo día

Pablo Neruda Poeta chileno No estés lejos de mí un sólo día, porque cómo, porque, no sé decírtelo, es largo el día, y te estaré esperando como en las estaciones cuando en alguna parte se durmieron los trenes. No te vayas por una hora porque entonces en esa hora se juntan las gotas del desvelo y tal vez todo el humo que anda buscando casa venga a matar aún mi corazón perdido.  Ay que no se quebrante tu silueta en la arena, ay que no vuelen tus párpados en la ausencia: no te vayas por un minuto, bienamada, porque en ese minuto te habrás ido tan lejos que yo cruzaré toda la tierra preguntando si volverás o si me dejarás muriendo.

4

 

Las cosas

Gabriel Celaya Poeta español Cuanto más de cerca miro, más se me alejan las cosas. (Vertiginosas me huyen por su quietud sin fondo.) La luz rojiza, las rocas, los pinos, las lentas olas palpitan rítmicamente, viven unidos la vida, pero las cosas se aíslan en su equilibrio cerrado y, al mirarlas, me es extraño ese simple "estar" callado. ¡Oh las cosas mudas, mudas y sin embargo presentes, tan sencillas y tan raras como los cuerpos que han muerto! En la nada luminosa perfilan su "estar" aislado; si trato de unirlas, chocan duras, secas, sin contacto.

5

 

La bella

 Álvaro Díez Astete Poeta boliviano Clave tendida en el cántico ritual del mar tu máscara sube y sube al cielo inhallable sube la torva felicidad del Rímac en sus escaleras de vapor basural ojos desorbitados de esa efigie huérfana que rueda por la Plaza de Armas entre botellas tiradas con el pecho abierto mientras se escucha decir en el cielo vestido de lut luto o cosas de insano amor: tierra herida, sangrante, desollada, pasión desmedida; aullido no de animal ni de hombre.

6

 

Tú me has llenado de dolor la mente

Guido Cavalcanti Poeta italiano, 1250-1300 Tú me has llenado de dolor la mente, tanto que el alma se esfuerza por partir y los suspiros del corazón doliente muestran a los ojos que no puedo más.  Amor, que tu gran valor siente, dice; “Lamento que debas morir   por esta cruel dama que no parece oír que habla la piedad por ti”.   Voy como el que está afuera de la vida, que a la vista parece un hombre tallado en piedra, bronce o madera, mas camina sólo por costumbre y en el corazón lleva la herida que es señal de muerte verdadera.

7

 

Relámpago en reposo

Octavio Paz Poeta mexicano Tendida, piedra hecha de mediodía, ojos entrecerrados donde el blanco azulea, entornada sonrisa. Te incorporas a medias y sacudes tu melena de león. Luego te tiendes, delgada estría de lava en la roca, rayo dormido. Mientras duermes te acaricio y te pulo hacha esbelta, flecha con que incendio la noche. El mar combate allá lejos con espadas y plumas.

8

 

Soneto

Elizabeth B. Browning Poeta inglesa, 1806-1861 Si amarme quieres, sólo amor te mueva. No digas: la he de amar porque me agrada su celestial sonrisa, su mirada, su voz, su pensamiento, que se eleva como el mío, y al alma mía lleva grata emoción. Que, la emoción pasada, pudiera ser por ti menospreciada; tal amor no triunfara en toda prueba. Ni nazca tu cariño del encanto que hallas tal vez al enjugar mi llanto: quizá por ti olvidara mi dolor, y me olvidaras tú, feliz al verme.  Ámame por amor; así quererme podrás en una eternidad de amor.

9

 

Brisa del mar

 Álvaro Díez Astete Poeta boliviano La brisa del mar purificaba los párpados cerrados corría arrullante sobre el cuerpo dejaba voces al pasar entre las hojas; fresca, honda la brisa del mar nos inundaba de gloria pero un día abrimos los ojos y vimos que la brisa del mar era terror de los ojos vaciados los rostros se hundían ciegos en el cielo ciego.

10

 

A Eros

 Alfonsina Storni Poeta argentina He aquí que te cacé por el pescuezo a la orilla del mar, mientras movías las flechas de tu aljaba para herirme y vi en el suelo tu floreal corona. Como a un muñeco destripé tu vientre y examiné sus ruedas engañosas y muy envuelta en sus poleas de oro hallé una trampa que decía: sexo. Sobre la playa, ya un guiñapo triste, te mostré al sol, buscón de tus hazañas, ante un corro asustado de sirenas. Iba subiendo por la cuesta albina tu madrina de engaños, Doña Luna, y te arrojé a la boca de las olas.

11

 

Sin título

Juan Gelman Poeta argentino amor que se serena ¿termina? ¿empieza? ¿qué nueva vejez le espera por vivir? ¿qué fulgor? amor asomándose de sí mismo a sí mismo siendo también memoria de sí comiendo de sí ¿qué vieja sombra le chupará la nuca? oh pestes que visitaron mi país atacaron se fueron ajenas como el viento

12

 

Si no quiero

Idea Vilariño Poeta uruguaya Si no quiero si no estoy esperando si es mentira si lo hago por vivir por ir pasando si estoy aquí sin sueños sin esperanzas y sin nada que me sirva ni le sirva a la vida y los miro sin asco con paciencia y me digo se creen todo se dedican la vida sufren no dudan nunca miran besan se ríen y sin sospechar nada aseguran que aman.

13

 

Duraznero

Jesús Ursagasti Poeta boliviano La imagen del duraznero en flor fue recobrada con raro esplendor por un amigo del valle. Muchos años ha que no veo las plantaciones al alba y el colibrí solitario en sus ramas mientras las profecías me devuelven al primer día purísimo al juvenil encuentro con las sombras. Locura es la memoria.  Allí me reconozco de retorno con la voz de lo inesperado. No sé quién soy es lo que sé debajo de un árbol.  Aroma de la tarde es la certeza sin palabras luz viva encerrada en la estación del adiós.

14

 

XV

César Vallejo Poeta peruano En el rincón aquel, donde dormimos juntos tantas noches, ahora me he sentado a caminar. La cuja de los novios difuntos fue sacada, o tal vez qué habrá pasado. Has venido temprano a otros asuntos y ya no estás. Es el rincón donde a tu lado, leí una noche, entre tus tiernos puntos un cuento de Daudet. Es el rincón amado. No lo equivoques. Me he puesto a recordar los días de verano idos, tu entrar y salir, poca y harta y pálida por los cuartos. En esta noche pluviosa, ya lejos de ambos dos, salto de pronto…   Son dos puertas abriéndose cerrándose, dos puertas que al viento van y vienen sombra a sombra.

15

 

Vete de mí

Homero Expósito Poeta argentino Tú, que llenas todo de alegría y juventud y ves fantasmas en la noche de trasluz y oyes el canto perfumado del azul vete de mí. No te detengas a mirar las ramas viejas del rosal que se marchitan sin dar flor, mira el paisaje del amor que es la razón para soñar y amar. Yo, que ya he luchado contra toda la maldad, tengo las manos tan deshechas de apretar que ni te puedo sujetar, vete de mí. Seré en tu vida lo mejor de la neblina del ayer cuando me llegues a olvidar como es mejor el verso aquel que no podemos recordar. Seré en tu vida lo mejor de la neblina del ayer cuando me llegues a olvidar como es mejor el verso aquel que no podemos recordar.

16

 

Everness

Jorge Luis Borges Escritor argentino Sólo una cosa no hay. Es el olvido. Dios, que salva el metal, salva la escoria y cifra en su profética memoria las lunas que serán y las que han sido. Ya todo está. Los miles de reflejos que entre los dos crepúsculos del día tu rostro fue dejando en los espejos y los que irá dejando todavía. Y todo es una parte de del diverso cristal de esa memoria, el universo; no tienen fin sus arduos corredores y las puertas se cierran a tu paso; sólo del otro lado del ocaso verás los Arquetipos y Esplendores

17

 

Animal nocturno

Melissa Sauma Poeta boliviana No temo a llas as ausencias ausencias al silencio ni a la noche. Temo a la luz perpendicular que disimula mi sombra, al golpe de luz en el espejo que oculta mis cicatrices, al farol amarillento que parpadea y encandila. Puede la oscuridad repentina arrebatarnos un momento el contorno de las cosas. La exposición prolongada a la luz nos quema para siempre las pupilas.

18

 

Tomé tu poema… 

Laura Lomanto Poeta argentina Tomé tu poema y lo lloré... Era rojo Marte y agitaba acordes esmerilados. Una violencia vital, tosca. Un sucio tango de despedida, una forma de pedir perdón... Minuto por medio me ocurre ese pensar, que no me alcanza... No acierto a combatir este amor por lo absoluto.

19

 

Tú me has llenado de dolor la mente

Guido Cavalcanti Poeta italiano Tú me has llenado de dolor la mente, tanto que el alma se esfuerza por partir y los suspiros del corazón doliente muestran a los ojos que no puedo más.  Amor, que tu gran valor siente, dice; “Lamento que debas morir   por esta cruel dama que no parece oír que habla la piedad por ti”.   Voy como el que está afuera de la vida, que a la vista parece un hombre tallado en piedra, bronce o madera, mas camina sólo por costumbre y en el corazón lleva la herida que es señal de muerte verdadera.

20

 

Ah! La angustia

Fernando Pessoa Poeta portugués  Ah! La angustia, la abyecta rabia, la desesperación De no yacer en mí mismo desnudo Con ánimo de gritar, sin que sangre el seco corazón En un último, austero alarido! Hablo -las palabras que digo son nada más un sonido: Sufro -Soy yo.  Ah, extraer de la música el secreto, el tono De su alarido!  Ah, la furia -aflicción que grita en vano Pues los gritos se tensan Y alcanzan el silencio traído por el aire En la noche, nada más allí!

21

Versión de Rafael Díaz Borbón  

 

2

 Alejandra Barbery Poeta boliviana En un triángulo sin esquinas, los locos aprenden a vivir. Tienen la risa llena de gritos. Oculta, íntima, llena de fe, la niña abre la boca y habita un océano. Tres veces ríe. Una locura le ciñe. Tiene la risa llena de gritos. Las palabras son insectos que comen de su cabeza. La esperanza queda mariposa. La niña abre la boca y habita un océano. Tres veces canta y desaparece. Tres veces ríe. Hace carne el delirio. Tiende la risa llena de gritos.

22

 

Al triste

Jorge Luis Borges Poeta argentino  Ahí está lo que fue: la terca espada del sajón y su métrica de hierro, los mares y las islas del destierro del hijo de Laertes, la dorada luna del persa y los sin fin jardines de la filosofía y de la historia, el oro sepulcral de la memoria y en la sombra el olor de los jazmines. Y nada de eso importa. El resignado ejercicio del verso no te salva ni las aguas del sueño ni la estrella que en la arrasada noche olvida el alba. Una sola mujer es tu cuidado, igual a las demás, pero que es ella.

23

 

Campo

 Antonio Machado Poeta español La tarde está muriendo Como un hogar humilde que se apaga.  Allá, sobre los montes, Quedan algunas brasas. Y ese árbol roto en el camino blanco Hace llorar de lástima. ¡Dos ramas en el tronco herido, y una Hoja marchita y negra en cada rama! ¿Lloras?… Entre los álamos de oro,  Lejos, la sombra del amor te aguarda.

24

 

El tiempo

Blanca Garnica Poeta boliviana II

Se ha desgarrado el aire: la luna vela Restaura la mañana sus cristales Mientras atisba la memoria desde los rincones Con descaro mira el tiempo Interminable su hilo sin lanzadera Más antiguo que el Cro-magnon respira.

25

 

Discurso en la Oficina de Objetos Perdidos

Wislawa Szymborska Poeta polaca Perdí algunas diosas en el camino de sur a norte, y también muchos dioses en el camino de este a oeste. Se me apagaron para siempre un par de estrellas, ábrete cielo. Se me hundió en el mar una isla, otra. Ni siquiera sé exactamente dónde dejé las garras, quién trae mi piel, quién vive en mi concha. Mis hermanos murieron cuando me arrastré a la orilla y sólo algún huesito celebra en mí ese aniversario. Salté de mi pellejo, perdí vértebras y piernas, me alejé de mis sentidos muchísimas veces. Desde hace mucho cerré mi tercer ojo ante todo esto, me despedí de todo con la aleta, me encogí de ramas. Se esfumó, se perdió, se dispersó a los cuatro vientos. Yo misma me sorprendo de mí misma, de lo poco que quedó de un mí: individuo aislado, del género humano por ahora, que sólo perdió su paraguas ayer en el tranvía.

Versión de Gerardo Beltrán.

26

 

Ojos que vi con lágrimas

T. S. Eliot Poeta estadounidense Ojos que vi con lágrimas la última vez a través de la separación aquí en el otro reino de la muerte la dorada visión reaparece veo los ojos pero no las lágrimas esta es mi aflicción. Esta es mi aflicción: ojos que no volveré a ver ojos de decisión ojos que no veré a no ser a la puerta del otro reino de la muerte donde, como en éste los ojos perduran un poco de tiempo un poco de tiempo duran más que las lágrimas y nos miran con burla. Versión de Agustí Bartra 

27

 

Crevette

 Alfonso Gumucio Dagron Escritor boliviano Su primera foto de perfil es un retrato de cuerpo entero desde el fondo de su mar privado flotando en el agua de la vida que le prestan nos hace señas secretas nos pregunta todo ya empieza su trayecto inmóvil con su pequeño cuerpo desnudo como un signo de interrogación capturado en un gran corazón

28

 

Las seis de la mañana...

Nâzim Hikmet Poeta turco  Las seis de la mañana. He abierto la puerta del día y he entrado, el sabor de un azul reciente en la ventana ha venido a mi encuentro, en el espejo las arrugas de ayer en la frente y en la nuca la voz de una mujer, suave como la pelusa del membrillo, y en la radio las noticias del país y ya mi glotonería se desborda correría de un árbol a otro por el huerto de las horas y el sol, mi niña, se pondrá y espero que más allá de la noche el sabor de un nuevo azul me aguarde, espero... Versión de Fernando García Burillo

29

 

Erótico

Marguerite Yourcenar Poeta estadounidense de origen francés Tú la avispa y yo la rosa; Tú el mar, yo la escollera; En la creciente radiosa Tú el Fénix, yo la hoguera. Tú el Narciso y yo la fuente, En mis ojos tú brillando; Tú el río y yo el puente; Yo la onda en mí nadando. Y tú el sol y la sal Y en los labios el caudal Del rumor meciendo el juego. Yo el pájaro y el cielo  Azul cruzando su vuelo, Como el alma atiza el fuego.

Versión de Silvia Barón-Supervielle 

30

 

Lucrecia Castillo

Roberto Echazú Poeta boliviano He visto una mariposa laboriosa en la complejidad del verano armar su lejano retorno. Y otra ves pienso en Lucrecia  junto al solitario horno donde duerme mi perro concosas su asombro de a mis pies. ¿Has visto -Lucreciacomo es el olvido?

31

 

A la estrella nocturna

William Blake Poeta inglés  ¡Tú, ángel rubio de la noche, ahora, mientras el sol descansa en las montañas, enciende tu brillante tea de amor! ¡Ponte la radiante corona cor ona y sonríe a nuestro lecho nocturno! Sonríe a nuestros amores y, mientras corres los azules cortinajes del cielo, siembra tu rocío plateado sobre todas las flores que cierran sus dulces ojos al oportuno sueño. Que tu viento occidental duerma en el lago. Di el silencio con el fulgor de tus ojos y lava el polvo con plata. Presto, prestísimo, te retiras; y entonces ladra, rabioso, por doquier el lobo y el león echa fuego por los ojos en la oscura selva. La lana de nuestras majadas se cubre con tu sacro rocío; protégelas con tu favor.  favor.  Versión de E. Caracciolo

32

 

El cínico

Roque Dalton Poeta de San Salvador Claro es que no tengo en las manos el derecho a morirme ni siquiera en las abandonadas tardes de los domingos. Por otra parte se debe comprender que la muerte es una manufactura inoficiosa y que los suicidas siempre tuvieron una mortal pereza de sufrir.  Además, debo la cuenta de la luz  luz 

33

 

Como siempre

Robert Walser Escritor suizo La lámpara aún sigue ahí la mesa también sigue ahí y yo sigo en la habitación y mi Anhelo, ah, como siempre, aún suspira. Cobardía, ¿sigues ahí? y Mentira, ¿también tú? escucho un lejano sí: la infelicidad aún está ahí y en la habitación hoy, como siempre, estoy. Traducción de Rosa Pilar Blanco.

34

 

El rostro

Oscar Acosta Poeta hondureño De tu rostro purísimo y resplandeciente surge una luz silenciosa que todo lo desnuda, descubre paraísos y mares de ceniza, oculta sombras con su bella campana y vuela como un pájaro. Olvidar tu rostro es ahogar el corazón, tratar de ignorarlo es vivir a ciegas, dando tumbos; no es necesario volver a decir que tu rostro nos promete un reino en un universo inmóvil y destruido.

35

 

Canción última

Miguel Hernández Poeta español Pintada, no vacía: pintada está mi casa del color de las grandes pasiones y desgracias. Regresará del llanto adonde fue llevada con su desierta mesa, con su ruinosa cama. Florecerán los besos sobre las almohadas. Y en torno de los cuerpos elevará la sábana su intensa enredadera nocturna, perfumada. El odio se amortigua detráslade la ventana. Será garra suave. Dejadme la esperanza.

36

View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF