Andre Love - Amor Natural

April 3, 2017 | Author: Eva Lourdes Cienfuegos | Category: N/A
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AMOR NATURAL Por ANDRE LOVE

Primera parte

En

la

capital

de

un

pequeño

país

de

Centroamérica.

Febrero, 2004. -No puedo creer esto, cómo no me avisaron nada? -Qué cosa? -Los científicos! -Ah eso. -Cómo qué eso? Acaso tú lo sabías? -Sí, es más, esta misma tarde llegan. -Pero que... acaso no tenemos científicos acá?, acaso yo no lo soy? -Si que lo eres... y una muy buena Estela. -Observó su compañero. -Pues entonces para qué?, además soy la bendita bióloga que ha descubierto al anfibio, acaso no tengo vos ni voto? -Claro que si, pero tu sabes como son aquí, les conviene que esto se sepa en cada rincón del mundo, además estos científicos pueden aportar el dinero que ocupamos. Estela se lo pensó un poco más calmada, su compañero tenía razón, si estos científicos pensaban involucrarse más a fondo en el proyecto, tal vez podrían contribuir con la construcción del laboratorio para recrear las condiciones en que esta especie vive. -Um, puede que tengas razón. -La tengo Estela, sé que es tu proyecto, pero un poco de ayuda no nos haría mal. -Esta bien, voy a hablar con el jefe, aún sigo sin explicarme porque putas no me dijo nada.

La chica miró a su amigo con una mueca de reproche agarrando un periódico que estaba encima del escritorio de su compañero, miró el encabezado y lo dejo caer en el escritorio, salió de la oficina que compartía con su compañero Ashuri rumbo a la de su jefe. Ashuri era un joven indígena de Talamanca, una de las pocas reservas indígenas que quedaban en el país, esta se encontraba al sur, Estela lo había conocido en una de sus tantas expediciones a esa zona, se habían hecho muy amigos, las ganas de superación y conocimiento llevaron a Ashuri a convertirse en un discípulo de la bióloga, desde entonces trabajaban siempre juntos. Después de terminar la universidad, los logros y reconocimientos de Estela ayudaron a que pudiera conseguir un buen trabajo en el MINAE, el instituto más importante del país encomendado a la protección del ambiente y recursos naturales, Estela era la encargada de los programas de conservación y protección de los animales en peligro de extinción. Estaba muy encabronada, su jefe siempre le hacía lo mismo, era la última en enterarse de todo, pensaba que de seguro lo hacía al propósito, solo porque le encantaba verla enfadada. -Ya estoy harta de esta mierda, vas a ver jefecito, de esta no te salvas... Estela iba por los pasillos refunfuñando palabras incoherentes, los que trabajaban allí la miraban mientras esta pasaba por su lado, ya se habían acostumbrado a sus extraños parloteos y actitudes, pero aún así no dejaba de originar ese ímpetu y deseo de ayudar a los demás, y de dar todo de sí misma para lograr sus cometidos. Era una mujer muy respetada, sus grandes proyectos y hallazgos hablaban por ella, pero también conocían su mal carácter y lo testaruda que podía ser, así que cuando estaba de malas ninguno se le acercaba. Muchos de los hombres que trabajaban allí morían por salir con ella alguna vez, alguna que otra mujer no se quedaba atrás, su cuerpo digno de admiración y su rostro perfecto no podían pasar desapercibidos y aún menos sus ojos, esos ojos que hacían temblar a cualquiera que la viese, tan azules como estaba el cielo reflejado en las ventanas de las oficinas. Desde hacía cuatro años trabajaba en la institución, ahora tenía 26 años de edad y nunca le había dado mucha importancia a los asuntos del amor, había tenido alguna que otra novia, pero al cansarse de ellas las mandaba a volar sin más, a los hombres ni los echaba a ver. Para ella lo importante era lo que hacía, salvar a los animales y luchar por ellos era lo que más amaba en todo el mundo.

Al llegar a la oficina de su jefe abrió con fuerza la puerta y se paró al frente del escritorio, este estaba hablando por teléfono, la miró y supo de inmediato a lo que iba, con una de sus manos le indicó que esperara y después con la misma le señaló el teléfono, Estela tubo que esperar a que terminara, pero cada segundo le era exasperante. -... Aja, pero... cómo qué no puedes?... José, habíamos quedado en eso... ese no es mi problema!... ya te lo había dicho... y qué quieres que haga, qué me tire de un puente?... -"Eso estaría bien". -Pensó Estela que se había sentado en la silla cara al escritorio. -... Esta bien, pero es la última vez José... es la última oportunidad... muy bien, hasta luego! El jefe de Estela, Manuel, colgó el teléfono enojado, suspiro un momento y volvió su rostro a la mujer que lo miraba divertida. -Por qué sonríes? -Por nada. -No es gracioso estar peleando con los empleados. -Lo sé... -Estela lo miraba interesada olvidándose por un momento de su problema... -Que pasa, es algo importante? -No, bueno sí, pero puedo -Um... y puedo saber qué es?

buscar

a

otra

persona

que

lo

haga.

Por la mirada que le hizo su jefe, Estela deseó mejor no haberle preguntado. -Es una cosa muy sencilla, verás hoy llegan al país unos científicos que... -Sí, ya me he dado cuenta... -Decía Estela recordando porqué estaba tan furiosa. -... Lo he leído esta mañana en el periódico... -Continuó ofuscada y poniéndose de pié mientras su jefe la observaba sin importancia.- ... Puedes decirme como se enteró todo el mundo antes que yo, la que lleva a cargo este proyecto, mí proyecto... cómo? -Calma Estelita calma, si no es para tanto... -La trató de tranquilizar Manuel. -Cómo que no es para tanto?... cómo puedes decirme eso, estas haciendo las cosas a mis espaldas?, no me comunicas, no me dices nada, cómo voy a calmarme? -Esta bien, perdóname sí?... no he tenido tiempo de comunicártelo... -Y cómo putas se enteró la prensa?

-Eso ni yo lo sé... pero te aseguro que lo iba a hacer, te lo iba a decir... -Primero debiste de comunicarme antes de tomar esa decisión.-Le apuntó Estela herida mientras se dirigía a la puerta de la oficina. -Espera Estela!... -La chica se volvió para mirar a su jefe que de verdad se veía arrepentido. -... Lo siento, no debí de hacerlo, se que es tu trabajo, pero era una decisión que debía de tomar de inmediato, ayer me llamaron de Atlanta y me dijeron lo que querían hacer, me pareció una excelente idea, no es que ellos sean mejores que ustedes ni mucho menos, pero es una ayuda muy importante para el desarrollo de este proyecto, comprende. -Eso lo comprendo... es solo que... no lo vuelvas a hacerlo sí? -Lo prometo. -Una cosa más. -Informó Estela. -Yo llevo a cargo este proyecto... yo impongo las normas y lo que se haga lo harán porque yo lo digo. -No hay nadie mejor que tú... lo sé. Estela le sonrió, no quería darle más cuerda al asunto, aunque todavía estaba muy herida por ello, su jefe Manuel le devolvió la sonrisa demostrándole así lo mucho que la apreciaba, era su consentida, él sabía lo importante que era ella para la organización y lo importante que era la organización para ella, era su vida, de eso no cabía duda. -Estela?-La llamó su jefe cuando esta estaba a punto de salir por la puerta. -Sí? -No te expliqué lo de los científicos. -Oh, bueno, dime. -Le propuso Estela sentándose de nuevo en la silla. -José era el responsable de ir por ellos al aeropuerto... -Ajá?-Matizó Estela sabiendo más o menos lo que estaba a punto de proponerle. -Que, pues él no puede ir... -Qué me quieres decir? -Que necesito a una persona que lo haga, y como vos vas a tener que trabajar junto a ellos y eres su supervisora pues... no hay mejor persona que... -Oh no!, nada de eso, sabes que tengo muchas cosas que hacer...

-Vamos Estela es solo ir por ellos, darles la bienvenida, llevarlos a un hotel y listo, nada te cuesta... -No, no puedo, tengo mucho trabajo y no hay otra persona que lo sepa mejor que tú... -Vamos, hazlo por mí... -No y punto! Esa misma tarde. -Maldición... muévanseee!!! -Gritaba Estela desde su auto, un Land Rover 2002 negro, full extras, el cual le daba todas las comodidades para sus famosas expediciones. -... Como odio esto. - Decía mientras esperaba a que los autos se movieran. - Bueno... mientras pongamos algo de música tranquila, si no, creo que estallaré en cualquier momento. Los científicos llegarían a las cuatro de la tarde, Estela prefirió salir de su trabajo más temprano de lo normal porque sabía que a esas horas las carreteras se llenaban de autos, y una de las cosas que más odiaba era estancarse en una espantosa fila de autos. Cogió la cartuchera de discos compactos que siempre andaba en el asiento del copiloto, miró su colección y escogió uno, lo metió en el reproductor y de él empezó a sonar una melodiosa canción de Deep Forest. -Nada mejor que esto. -Reveló mientras subía las ventanillas del auto y ponía el aire acondicionado. Los autos de adelante empezaron a moverse, dándole al fin paso para seguir hacia el aeropuerto internacional, ahora no estaba muy lejos, miró su reloj y supo que estaba a buen camino. Su jefe le había dicho que eran tres, una mujer y dos hombres, también que venían del Jardín Botánico de Atlanta, que estaban muy interesados por la gran magnitud del proyecto, y que se les había informado acerca de este espécimen supuestamente extinto hace siete años, su nuevo descubrimiento en bosques costarricenses asombró a todos, era algo casi nunca visto. Ahora querían ser parte de ello y ayudar a rescatar su supervivencia. Estela ya se encontraba en el aeropuerto, iba con un pantalón azul de mezclilla desgastado, una camiseta negra sin mangas y una chaqueta de mezclilla que hacía juego con el pantalón, se ubicó entre el tumulto de gente que siempre se hacía a las puertas de arribo, sacó de su chaqueta un pequeño cartel el cual decía MINAE, para que los científicos pudieran

localizarla y se dispuso a esperar al tiempo que salían personas de todas nacionalidades. Todavía no estaba de acuerdo con la llegada de esos científicos, sentía que no era necesario, ella y su gente podían haberse hecho cargo de todo como lo habían hecho siempre. Ya habían pasado 20 minutos y nada, Estela empezaba a desesperarse pero sabía que siempre se retrasaban los vuelos un poco, miró entonces a la cafetería que se encontraba a un lado, no había mucha gente, así que se decidió a ir por un café, escogió un capuchino con almendras, cogió del mostrador unas bolsitas de azúcar y se lo añadió a su vasito de cartón, miró de nuevo a las puertas para tratar de visualizar a tres personas con cara de científicos, pero ninguno lo parecía, volvió a su lugar de espera y alzó de nuevo el cartel mientras se bebía el capuchino, y entonces alguien le colocó una mano en el hombro, esta se volvió ligeramente para ver a un hombre que le hablaba en ingles. -Hello, I'm one of the scientists that come from Atlanta. Estela lo miró por un momento, el hombre la observaba con una gran sonrisa en el rostro, era un hombre de unos 30 años, rubio y de ojos marrones, un poco más bajo que ella, parecía agradable, luego observó a su alrededor buscando a los demás, pero este estaba solo. -My name is Andres Murray. -I'm Estela Arce, nice too met you. -Se presentó Estela con un inglés bastante entendible estrechándole la mano al hombre. -Where your partners are? -They come soon. -Ok, well, do you speak Spanish? -Sí... no hay problema. -Le dijo el hombre con buen acento. - Aunque sé hablar un poco inglés la verdad así nos entenderemos mejor. -Tienes razón, además estamos en un país de habla hispana, hay que hablar español. -Si tú lo dices. -Apuntó Estela sin importancia. -Es más, mis compañeros también hablan español, así que no vamos a tener ningún problema. -Perfecto.

-Oh! -Exclamó Andrés. -Allá viene uno. -Le indicó a Estela señalando con un dedo. Estela miró entonces una silueta que se aproximaba a ellos, era un hombre alto como ella, parecía tener unos 28 años de edad, su cabello era negro y con un peinado tipo Elvis, el hombre paró un momento para sacar de su chaqueta negra unos lentes de sol, se los puso como en cámara lenta y se alisó el cabello con una mano, miró a ambos lados y observó a su compañero cerca de Estela, atrás de él iba un hombrecillo jalando un carro lleno de maletas. A Estela no le gustaba juzgar a las personas sin conocerlas, pero este hombre el cual se iba acercando a ella sin dejar de mirarla le transmitía malas vibras y no necesitaba conocerlo para saberlo. -Hola preciosa, mi nombre es John Welsh. -Se presentó el hombre quitándose los lentes rápidamente y mirando a Estela ofreciéndole la mano. Estela se le quedó mirando por un momento desconfiada enarcando una ceja mientras el hombre seguía con la mano alzada. -Estela. -Dijo esta a secas dándole la mano y mirándolo a los ojos seriamente. -Allá viene Alison. -Indicó Andrés con su cabeza. Todos volvieron a ver a donde estaba su compañera caminando hacia ellos tratando de esquivar a los hombres que le ofrecían taxi. Parecía una chica bastante joven, aparentaba 24 años de edad, no era alta pero tampoco era tan baja, su cabello era corto y rubio, con un corte moderno, llevaba puesto un pantalón pescador blanco y una camiseta verde sin mangas, en una mano llevaba una maleta pequeña, seguramente para un portátil y en la otra llevaba otra un poco más grande. También si se fijaban bien verían el pequeño piercing que tenía a un lado de la nariz. Estela la observaba mientras terminaba de beber su capuchino. Cuando la chica llegó a donde ellos, Andrés se ofreció para ayudarla con la maleta más grande y esta le agradeció. -Hola... me llamo Alison Howels, tú debes de ser la bióloga del MINAE, Estela Arce. -Dijo la chica ofreciéndole la mano y sonriéndole. -Si. -Dijo Estela sin acopio de sonreírle mirando a los ojos de Alison y estrechando la mano de esta. A Estela le parecieron bonitos, un verde difícil de verle a cualquiera. Es más le pareció bonita toda ella pero trató de esquivar rápidamente sus pensamientos. También se sintió un poco mareada mientras estrechaba la

mano de chica, dejó de verle a los ojos y pasó de inmediato a otro plano. -Bueno... ya que nos hemos presentado... Indicó Estela mirándolos a todos sin titubear. -Quiero darles la bienvenida al país de parte del MINAE, ahora si me disculpan... -Comunicó mientras se encaminaba al parqueo dándoles la espalda. -... Debemos irnos... por aquí por favor. Los tres científicos se miraron entre sí y después la siguieron hasta el parqueo donde los esperaba el auto de Estela, esta abrió la cajuela del auto para que el hombrecillo metiera las maletas. Alison le dio a cambio diez dólares y sin más el hombrecillo se fue junto a su carrito para seguir con su trabajo. En el transcurso del camino Estela les había dado algunos datos sobre la especie en peligro, también del habitat y lugar en el que lo había descubierto y más o menos contó lo que se tenía en mente hacer. Alison y los demás habían puesto toda la atención a sus palabras, de verdad parecían muy interesados, haciéndole algunas preguntas referente a la expedición a la selva, y sobre el proyecto de el laboratorio. Estela les había dicho que primero debían de estudiar muy bien la situación antes de hacer la expedición y eso tardaría como una semana, Alison le había comunicado que la expectativa del Jardín Botánico para el cual ella y sus compañeros trabajaban era compartir el proyecto y poder así ganar más conocimiento y desarrollar la procreación de la especie en los dos países al mismo tiempo para poder salvarla, a cambio el Jardín aportaría dinero para la creación del laboratorio si ella y sus compañeros así lo decidían. Pero Estela no estaba muy convencida, aún así sabía que el Jardín Botánico de Atlanta era uno de los más importantes a nivel mundial, sus experiencias anteriores junto a otras instituciones no habían dado buenos efectos para la biodiversidad del país, ni para la institución, siempre había algún hijo de puta que hacía cosas que nadie se imaginaba con los animales solo por ganar dinero fácil, para Estela eso era una lucha constante, nunca era de acabar, ni siquiera podía confiar en su propia gente, menos lo haría con gente del exterior, nunca se sabía, algunas especies en peligro valían más que una casa o un auto, era increíble como existía tal grado de contrabando, de tráfico de animales como si fueran puros de marihuana o bolsitas de cocaína, Estela odiaba todo eso, le daban asco las personas inhumanas que vendían Pericos en el centro de la ciudad, cuando encontraba los caparazones de las Tortugas Lora a la orilla del mar o mataban a las Dantas en medio de la selva para vender su carne a grandes precios. Alison le había asegurado los propósitos sanos y verdaderos del Jardín Botánico para con el MINAE y para con el país en sí, salvar a los animales también era su propósito y como Costa Rica al igual que otros países tenían

animales que ni si quiera se sabía existían, era una excelente forma de aprender y conocer acerca de ellos. -Bueno,

hemos

llegado.

-Informó

Estela

al

llegar

al

hotel.

Manuel le había dicho que las reservaciones eran en el hotel Aurora, en el centro de la capital, era un hotel muy lujoso y bastante céntrico, así se les haría más fácil ya que las oficinas del MINAE donde ella trabajaba quedaban muy cerca de allí, además el apartamento de Estela quedaba como a seiscientos metros. Estela les ayudó a sacar las maletas del auto y sin otra cosa se despidió. -Mañana paso por ustedes a las nueve de la mañana. -Decía entrando al auto. -Muchas gracias -Llámenme Estela.

Señorita

Arce.

-Le

agradeció

Andrés.

-Gracias Estela, fue muy amable en ir por nosotros. -Apuntó Alison mientras recogía dos maletas del suelo. John solo movió su cabeza igual hizo Estela quien encendió el motor y se esfumó del lugar tan rápido como habían llegado.

***** En el hotel, horas más tarde. -Valla... si que es temible. -Opinó Andrés haciendo una mueca de susto. -Oh vamos, no exageres, ni siquiera la conoces. -No sé, es muy rara. -Bueno sí, es un poco umm... insociable? -Creo que esa es la palabra. Alison acomodaba su ropa en el armario junto a la cama, había preferido una habitación solo para ella, mientras que sus compañeros iban a compartir una sola, Andrés la miraba desde la cama, prefería pasar su tiempo con su compañera que con John, Alison se había molestado cuando le comunicaron

que John iba con ella, pues ella no se lo soportaba, era un hombre creído e impertinente, no era de confianza, él quería ser el mandamás de todo y que los créditos solo cayeran en él, pero no podía hacer nada, su jefe le había dicho que iba a ser de gran ayuda, pero para Alison solo iba a ser un estorbo. Esperaba que no cometiera ninguna estupidez. Pero cuando le dijeron que iba a acompañarla también su compañero del alma Andrés se puso toda contenta, pensó que con él no le iba a ir tan mal después de todo. -Tiene unos increíbles ojos. -Qué? -Que es muy bella. -Le reveló Andrés a su amiga. -Ah... sí. -Dijo Alison sin importancia. Pero por dentro su mente repasaba una y otra vez ese rostro que se presentó en el aeropuerto, en cuanto la vio, creyó que la había hipnotizado con sus ojos, nunca había visto en su vida una mujer tan hermosa, pensó que seguro algún familiar suyo era griego o algo así. Dejó de darle vueltas al asunto pensando que era natural haberse sentido un poco atraída por alguien tan bello ya sea hombre o mujer, como si fuera un bonito cuadro exponiéndose en un museo. -... Alison, me estas escuchando? -Ah qué?... perdón no, no te escuché. -Te decía que me voy a descansar, mañana nos veremos para ir a desayunar... buenas noches. -Buenas noches Andrés. -Ah!, y Alison no te olvides de llamar a Erick que debe de estar súper preocupado por ti. -Le recordó Andrés. -Como se me va a olvidar. Andrés salió de la habitación dirigiéndose a la que compartía con John, Alison terminó de acomodar su ropa, y miró la habitación, era muy cómoda una cama matrimonial, un cuadro bastante grande de una flor morada muy bella colgaba encima, una mesa para cuatro personas estaba justo al frente de la ventana que daba a la ciudad, un sillón individual con un tapiz exótico estaba en una de las esquinas y un minibar al otro lado. Cogió el portátil que estaba encima de la cama y lo puso en la mesa, se dirigió al minibar para mirar que había, habían varias botellas de vino y champaña, cogió una de vino rosado,

la abrió y se sirvió en una copa, lo probó y pasando su lengua por los labios le dio la aprobación, se dirigió luego al teléfono que estaba en una mesita al lado de la cama, se sentó en la cama y marco a recepción. -Por favor, una llamada a larga distancia... Alison Howels, habitación 413.

Segunda parte Apartamento de Estela. -Expertos están de visita para tratar de hacer frente a la crisis de desaparición de los anfibios... -Estela dejó de leer el artículo del periódico para sorber un poco de su café humeante, después continuó. -... Muchas especies de ranas y sapos están desapareciendo de los países mesoamericanos, incluso dentro de las áreas protegidas, en una crisis sin precedentes que algunos científicos han denominado "el enigma de la desaparición de los anfibios".... -Estela se detuvo con la vista perdida.-... El Enigma?... apuesto que el que dijo esto es un completo idiota, de enigma no tiene nada, todos sabemos por que es... -Continuó leyendo.-... Ya existe una Lista Roja para animales como las aves y los mamíferos, pero son los anfibios los que están desapareciendo en mayor cantidad y en tasas más alarmantes, por lo que enfrentan un mayor peligro de extinción. Los anfibios son importantes porque se alimentan de insectos... -Una mosca daba vueltas a su alrededor, achicó sus ojos, enrolló el periódico y... ¡¡¡Plach!!! -Umm, ojalá se alimentaran de cazadores... -Desenrolló el periódico indiferente y siguió leyendo.-... Y así ayudan al control de zancudos y de otros insectos que transmiten enfermedades a los seres humanos. También constituyen alimento para muchas otras especies, las cuales se verían en peligro en caso de que ellos desaparezcan... -Estela dejó de leer.- Esto se está pasando de la raya... y no lo voy a permitir. Tomó un poco de su café y le dio vuelta a la taza para encontrarse a la Rana René que le sonreía invitándola a seguir probando el delicioso café matutino. -¡Ahh!... que gusto. Miró el reloj que estaba encima del microondas y perezosa dejo el periódico y el café a un lado para dirigirse al baño. Duró tres minutos y salió envuelta en un paño azul, de su cabello ámbar caían gotas que iban mojando el piso a su paso, llegó a su dormitorio y abrió el armario, miró dentro de él unos segundos y sin otra cosa sacó un pantalón negro y una camisa de mangas

largas que relucía de blanca, se vistió en un abrir y cerrar de ojos, se calzó sus botas negras para después ponerse un poco de sombra en los ojos, un poco de rimen y brillo en sus labios, se miró un momento en el espejo del tocador y sonrió satisfecha, salió de la habitación hacia la cocina, tomo lo que quedaba del café que ahora estaba frío, pero no le importaba mientras fuese café, dejó la taza en el fregadero, miró de reojo el periódico que descansaba en el desayunador con una pequeña y pegajosa mosca tapando una letra del encabezado, sin más cogió su bolso de la mesa, tres carpetas que decían "Proyecto Arlequín", las llaves de su auto, el teléfono celular y salió rumbo a su trabajo, pero antes debía de pasar por los científicos al hotel. -Bueno... manos a la obra. Estela llegó al hotel donde la estaban esperando los dos hombres extranjeros, pero tuvo que esperar pacientemente a la joven científica que salió diez minutos después. -Lo siento, es que... me quedé dormida. -Comunicó la chica rubia con ojeras en sus ojos. -No lo puedo creer. -Andrés la miró inocente mientras la chica lo fulminaba con su vista verde. John estaba a punto de decir algo pero Alison lo calló con sus ojos, este solo le hizo con la mano una seña de "perdedora", Alison no le hizo caso volviendo su cabeza a la alta mujer. -Bueno, ya que la culpable de que pueda perder mi trabajo salió al fin, podemos irnos. -Le indicó Estela con cara de pocos amigos y entrando a su auto. Alison solo bajó la mirada estudiando sus zapatos y sintiéndose culpable e indignada, se preguntó si había hecho algo para que la mujer de ojos azules actuara así con ella. La verdad era que después de hablar con Erick se había quedado hasta muy tarde revisando la información que tenía sobre su nuevo trabajo. Andrés y John se sentaron atrás, Alison se sentó adelante sin atreverse a mirar a la bióloga. Estela a su vez tampoco se atrevía a mirarla, se sintió un poco culpable por haber sido tan grosera con la chica que solo trataba de ser amigable. -"Pues ni modo... mejor que sepan de una vez quien es la que manda aquí".

-Pensó Estela. -"Sí... quien manda, no que te tengan miedo." -Le respondió su conciencia. -"Oh vamos, tampoco fue para tanto. -Manifestó Estela. – "Claro... como tu digas." -Le dijo su conciencia con ironía. Llegaron a las oficinas del MINAE, no tardaron mucho, apenas unos minutos, Estela los guió por los pasillos presentándoles a cada uno de los trabajadores de la institución que se topaban por su camino, la bióloga les indicó que esperasen un momento para informar a su jefe, mientas tanto los tres compañeros observaban a su alrededor a varios curiosos que les miraban como si fueran especies nunca antes vistos. -Manuel, acá están las mercancías con patas. -Comunicó Estela al abrir la puerta de la oficina de su jefe. Manuel la miró con una sonrisa, se levantó de su silla enderezándose la corbata y metiéndose las rebeldes faldas de la camisa en sus pantalones. -Muy bien... déjalos pasar Estela... y por favor... -Indicó este con súplica. -... No seas grosera. Estela lo miró y sonrió. -Te lo prometo. Pero su jefe no se percató de la mano que cruzaba dos largos dedos detrás de la bióloga. Estela salió de la oficina de su jefe y les indicó a los científicos que pasasen dentro, Estela se hizo a un lado mientras John, Andrés y Alison ingresaban a la oficina, pero Alison sintió que una mano la detuvo de repente y un aliento cálido entro en su oído hasta llegar a su cerebro. -Sí vienes a jugar de científica mimada... te equivocaste de lugar... Alison. -No vengo a jugar de nada... Estela... estas muy equivocada. -Reprochó Alison igualando su voz y tratando de mantenerse de pie sin caerse por culpa de sus en ese "momento" débiles piernas. -No te pases de lista... se a lo que vienen, y no voy a permitir que se lleven lo que es nuestro. Estela se adentró en la oficina dejando a Alison con las palabras en la boca y con una rara sensación en su cuerpo.

***** En la oficina. Alison sonreía amablemente al director de la institución, Andrés le explicaba al hombre los planes del Jardín Botánico. Manuel los había recibido muy gustoso, aunque disgustado con Estela quien había estado debatiendo cada cosa que decían los científicos, aunque era habitual en ella ser un poco incrédula, se notaba a kilómetros que no le caían bien en lo más mínimo, o... tal vez era porque todavía estaba resentida, Manuel pensó en reclamarle luego y sin más Manuel se dignó a escuchar a Andrés encantado al igual que Alison, John y Ashuri, este último había llegado a petición de Estela, John de vez en cuando explicaba algunas cosas que se le iban a su compañero, Alison solo escuchaba y asentía, estaba un poco nerviosa y retraída, no era por que le costase hablar en público o porque estaba al frente del que de ahora en adelante iba a ser su jefe, era por la presencia de Estela, su gran espontaneidad se opacaba con solo una rápida mirada de la alta mujer, su sola presencia la intimidaba de sobremanera, deseaba que no estuviese allí para dejar de ser tan introvertida pero Estela estaba a cargo del proyecto y debía de estar allí. Duraron entre explicaciones, argumentos, opiniones y observaciones cuatro horas, Manuel estaba satisfecho con las ideas de los científicos y con sus conocimientos, el Jardín había escogido muy bien a sus representantes. Manuel pensó que por ahora había sido suficiente. -Por favor María... -Manuel llamó a su secretaria por el auricular. -... Tráeme las carpetas del Proyecto Arlequín. María no tardó en llegar con las carpetas las cuales entregó a cada uno de los científicos, sin más la secretaria se retiró, Estela tratando de disimular su discrepancia ante sus nuevos y temporales compañeros, les explicó que allí estaba toda la información que requerían, fotos del espécimen, de la zona donde se halló, entre otras cosas, les indicó que debían de estudiarlo, trató de retirase explicando que tenía asuntos que atender, pero Manuel no estaba de acuerdo con la aptitud inculta de Estela. -Estela... -La llamó su jefe antes de que esta pudiera salir de la oficina. -... Por qué no almuerzan juntos y así podrán hablar sobre la expedición. -Lo siento pero... -Estela miró a sus espectadores, sabía que no estaba comportándose bien con ellos, y en especial con la chica, sabía que Manuel estaba enojado con ella, pero no podía evitarlo, sentía celos, sentía que no debían de estar allí. -... Esta bien... -Advirtió resignada. -... Podré seguir con mis asuntos luego, terminaré unas cosas y los alcanzo en la entrada dentro de cinco minutos.

Alison sabía que a la bióloga no le apetecía pero no dijo nada, miró a sus compañeros que seguían hablando con Manuel, se dio cuenta que el compañero de Estela salía por la puerta un poco apresurado, Alison lo siguió. -¡Espera! -Ashuri se detuvo y dio la vuelta para mirar a la chica extranjera. – Lo siento, no me he presentado correctamente... mi nombre es Alison Howels. -Mucho gusto Alison, mi nombre es Ashuri. -El joven se presentó con una gran sonrisa adornándole su moreno rostro. Ashuri se le quedó mirando sin dejar de sonreír mientras la joven pensaba que decir después, aunque él sabía más o menos a lo que iba, pues en la oficina se había dado cuenta de la tremenda discordancia entre las dos chicas. -Me parece que conoces muy bien a la señorita Arce. -Repuso Alison tratando de sonar indiferente. -La verdad es que sí, trabajamos juntos desde hace tiempo. -Ashuri le indicó que caminaran mientras hablaban. -Es indiscutible lo buena bióloga que es... -Sí... le apasiona lo que hace. -Ya veo. Alison miraba al frente mientras caminaban, los ojos índigos de la bióloga no dejaban de aparecer una y otra vez en su mente, tampoco podía dejar de pensar en la mala estampa que Estela creó de ella, por ello deseaba saber que era lo que tanto le molestaba. Ashuri como si hubiera podido leer sus pensamientos la miró con ojos comprensivos y detuvo sus pasos. -Señorita... no se alarme, Estela por más que quiera aparentar fiereza es una palomita mansa... solo que usted la amedrenta... -Ashuri miró el joven rostro sorprendido de la científica y esbozó una pequeña carcajada. -Pues perdone pero no le creo... es ella la que me intimida o trata de hacerlo. -Inquirió Alison a la defensiva creyendo que el chico estaba culpándola a ella.

-Por favor no se enoje señorita... lo que trato de decirle es que Estela es pura impresión y seguramente va a estar así por varios días... entiéndela, no es fácil para ella compartir lo que más le ha costado en la vida con gente extraña... usted me entiende. Alison se lo pensó por un momento, Ashuri podía tener un poco de razón, era posible que ella misma se hubiera sentido un poco exasperadd por la situación, pero como era lo contrario, no podía entenderlo, a Estela le convenía, además lo único que pretendían era ayudarlos, más bien le parecía muy egoísta de su parte. -Ashuri, todavía no puedo comprenderlo... pero si vine aquí, es para hacer mi trabajo... y lo voy a hacer, me da igual si le gusta o no... es para bien de ustedes, queremos ayudar. Ashuri solo le escuchó, podía decirle ciento de cosas a su favor y en especial a favor de Estela, pero no pretendía hacerlo, la chica le caía bien y sin duda le parecía una buena profesional. -Se le va a pasar... ten paciencia con ella, es una buena persona, cuando la conozcas mejor lo sabrás. -Eso espero, no hemos empezado muy bien que digamos. -Razonó Alison afligida. -... Mi personalidad no me permite dejar esto a un lado, siempre trato de buscar una solución a los problemas. -No lo dudo señorita. -Por favor, llámame Alison. El joven indígena le sonrió con ameno enseñándole su fila de dientes blancos, Alison le sonrió de vuelta y le indicó que debía irse, cuando la joven se alejó para toparse con sus compañeros que esperaban a la bióloga, Ashuri suspiró inquieto esperando que a Estela no se le ocurriera comérselos a ellos en lugar de a su almuerzo. Restaurante, minutos más tarde. -Así que... encontró a una pareja. -Así es... fue una suerte... no, más que eso... fue un milagro. Alison y John escuchaban atentos la pequeña conversación que entablaron a duras penas Andrés y la bióloga mientras todos comían. Estela les indicó los platillos más exquisitos del menú, los había llevado a un restaurante típico de

la capital sabiendo que les iba a gustar probar algo propio de la zona. Alison pidió una Olla de carne, mientas Andrés y John pidieron cada uno un Casado a la Tica, Estela quiso algo más liviano y se conformó con un Picadillo de Arracache y tortillas Guanacastecas, todos bebían Resbaladera, el sabor de la cebada, la vainilla y la canela inundó el paladar de Alison. -Umm... delicioso. Todos estaban de acuerdo con ella mientras disfrutaban de la buena bebida. Estela la miró entonces y no pudo más que sonreír. Después de eso, el almuerzo se hizo ameno y menos tenso, conversaron acerca de la expedición como propuso Manuel, Estela se olvidó por un momento de sus apatías y describió con entusiasmo como había sido su gran descubrimiento, los demás la escuchaban emocionados viviendo lo que la bióloga expresaba con ímpetu, como si estuviera experimentando otra vez el mágico momento. Alison estaba fascinada por la pasión que desbordaba la mujer de azul mirada cuando hablaba de su trabajo, era obvio que lo que más amaba se escondía detrás de cada palabra, la admiraba, secretamente la admiraba, no sabía porque pero lo hacía, había que ver más allá de su caparazón y encontrar a la mujer interesante y llena de vida que en esos momentos había salido disparada de adentro de Estela muriéndose por contarle a alguien sus vivencias. -Estoy impresionada. -Había dicho Alison sin querer en voz alta. Estela la miró desde el otro lado de la mesa dejando de hablar, no se había percatado de lo espontánea que había sido, como si los tres fueran sus compañeros de toda la vida. -Creo que es hora de irnos. -Indicó Estela a las tres personas que la acompañaban, dejando así claro que no iba a continuar más con su historia. Llamó a la mesera que los había estado atendiendo, y pagó por todos con el dinero que su jefe le había dado en su oficina antes de salir a encontrarse con los científicos. Los cuatro estaban bastante satisfechos, el restaurante quedaba muy cerca, así que habían decidido caminar hasta allí y así lo hicieron de vuelta. Uno iba cerca del otro así tenían la posibilidad de platicar mientras llegaban a las oficinas. -Alison. -Llamó Andrés a su amiga quien caminaba a su lado observando curiosa a su alrededor. Un vendedor pasó por su lado enseñando toda la mercancía que colgaba de su ropa, Alison le indicó que no, una viejita sentada en medio de la acera

llamaba su atención para que le diera dinero, Alison sacó de la bolsa de su pantalón un billete y se lo dio, la viejita le agradecía una y otra vez besando el billete llena de felicidad. -Sabes qué le has dado el dinero de todo un mes? Alison se giró para observar a Estela que se encontraba unos pasos atrás de ella junto a John, el cual parecía no querer separarse de la bióloga ni un segundo, seguramente por miedo a que alguien extraño se le acercara para quien sabe que. -No, no lo sabía. Alison estaba contenta de que la bella mujer dejara atrás sus rencores y le hablase al fin sin atisbo de otra cosa. Miró de nuevo a la vieja que estudiaba el billete como si fuera un bicho raro, de repente se sintió la gran samaritana del año, John se había adelantado junto a Andrés dejando así que Alison se uniera a la bióloga, Andrés de pronto se volvió a su amiga. -Alison, anoche pudiste hablar con Erick? La chica de ojos verdes sin saber por qué, miró a Estela quien parecía concentrada en algo frente a ella. Por razones extrañas no le apetecía hablar de Erick en ese momento. -Sí, le dije que todo estaba bien, que no se preocupara por nada. -Oh bueno... me imagino cuanto te debe estar extrañando. -Le dijo Andrés volviéndose de nuevo al frente. -Yo creo que debe de estar tirándosela rico con una hermosa chica, deseando que no vuelvas dentro de mucho, mucho tiempo. Alison quería derribar a John de un golpe y arrancarle el cuero cabelludo con sus propios dientes, lo pensó por un momento y se lo imaginó recogiendo los pelos del suelo mientras pegaba gritos y lloriqueaba, pero se decidió mejor a relajar su cuerpo de nuevo y pensar en otra cosa. Estela la miraba de soslayo sin decir nada. -Cállate John... -Advirtió Andrés a su compañero volviéndose de nuevo hacia Alison. -No le hagas caso Ali, sé perfectamente que tu novio nunca se atrevería... te quiere montones Alison. -Lo sé.

Así llegaron a las oficinas, Estela había estado muy callada desde que salió el tema de Erick, Alison trató de mantener una conversación con ella, preguntando por aquel u aquel otro edificio, pero Estela sólo se limitaba a responder. Oficinas del MINAE, horas después. -Bueno, qué les pareció? Manuel miraba a los científicos uno por uno esperando sus reacciones, les había enseñado unos videos de los bosques donde se había descubierto el anfibio, Alison fue la primera en hablar. -El lugar es increíble, tanta variedad de especies... es posible encontrar otra pareja de Arlequines en otro ambiente? -Es probable... -Indicó Estela quien estaba sentada lejos pero lo bastante cerca para que la escuchasen, todos la miraron con atención. -... Pero son muy pocas las posibilidades, verán... -Estela se puso de pié, pasó a la par de su compañero Ashuri y se dirigió al frente. -... Algunas especies son capaces de adaptarse rápidamente a situaciones cambiantes del clima, pero otras... y entre ellas los anfibios permanecen atrapadas en ciclos de vida que no son compatibles con las nuevas condiciones climáticas. -Entonces, nos dices que los cambios climáticos son la causa de la desaparición de esta especie? -Preguntó Alison interesada. -Una de las causas... en la década de los ochenta, se registró un fuerte cambio de clima, asociado con el fenómeno de El Niño, desde entonces los registros de desaparición fueron creciendo. -Comunicó Estela. -Cómo puede ser que después de siete años hayan hallado a dos Arlequines?... Cómo pudieron sobrevivir?... es increíble. -Repuso Andrés. -Lo es. -Reafirmó Ashuri. -... Nunca más se encontraron Sapos Dorados, además de otros cuatro tipos de rana y dos clases de lagartijas. -La contaminación de la atmósfera y el calentamiento global están matando a nuestras especies. -Recordó Estela sentándose de golpe en una silla cerca de ella. -El CO2. -Cómo? -Andrés miró a Alison extrañado.

-El CO2. -Repitió Alison. -El problema es la emisión del CO2... y no hay solución para eso. -Indicó la chica abatida. -No la hay.

***** Cinco días después. En el MINAE había crecido mucha actividad, los biólogos y científicos repasaban una y otra vez las características del lugar que por ahora era secreto, retocaban los conocimientos que poseían sobre el tema, alistaban el equipo para la expedición, entre otras cosas. Un día Estela les enseñó una réplica del sapito Arlequín, pues la pareja viva de anfibios se encontraba en el ranario del proyecto ecológico de Rain Maker el cual se acentuaba en los bosques a donde se encontraron los pequeños animales, era un gran y arduo trabajo de equipo, pero todos sin excepción estaban emocionados. La relación entre Alison y Estela se había acrecentado mucho, pasaban horas hablando sobre el gran proyecto y analizando posibilidades para mejorarlo, una asombraba a la otra pero ninguna lo admitía, aunque Estela era siempre reservada y todavía estaba en desacuerdo con muchas cosas, se había abierto un poco a la chica más joven, Manuel sonreía cada vez que las veía conversando placenteramente, o intercambiando miradas sabedoras, Andrés y Ashuri parecían llevarse muy bien, John había conocido a una chica que trabajaba en el departamento de Ambiente, no la dejaba en paz pero para Alison era un alivio que anduviera lejos de ella. En fin, todo estaba saliendo muy bien, solo esperaban poder encontrar más anfibios. Apartamento de Estela, noche. -¡Mierda!... maldito vestido. Después de luchar con su largo vestido de seda color negro, Estela se miró en el espejo de pies a cabeza, no estaba muy convencida, pues odiaba ponerse vestido, pero esta era una ocasión especial así que vencida se recogió el largo cabello en un moño dejándose caer varios flequillos a los lados y se maquilló un poco el rostro. Era la fiesta de aniversario del MINAE, además de ser una fiesta de gala, toda la gente importante iba a estar presente; el ministro de ambiente,

directores, figuras de la política, renombrados biólogos y grandes científicos. Cuando estaba terminando de poner brillo en sus labios, el teléfono sonó. -Aló? -Estela? -Mamá?... esta todo bien? -Si hija, si... nada más llamaba para saber como estabas... -Pero si me llamas casi todos los días, si tuviera problemas sabes que te llamaría. -Sí lo sé... oye cuando nos vienes a visitar?... tu padre te extraña mucho. -Dile a papá que pronto iré... ahora no tengo tiempo mamá, ya sabes lo del proyecto y todo eso... -¡Oh si!... hija estoy preocupada por ti... no haces más que trabajar, eso mata a la gente sabes? -Madre no va a matarme... me gusta mi trabajo, en parte es lo que me mantiene cuerda, ya sabes como soy. -Hazme caso Estela... date unas vacaciones, no has parado de trabajar desde... ¡Toda la vida! -Perdona mamá, debo irme. -Tienes una cita? -No mamá. -Estela hizo rodar sus ojos exasperada. -Al fin hay alguien en tu vida?... un chico guapo? -Mamá debo colgar, ya me cogió tarde. -Sabes que puedes confiar en mí... -Adiós. Estela colgó el teléfono un poco apesadumbrada, no sabía por qué, pero había querido que fuese otra persona, una rubia y de ojos verdes, miró la hora en el despertador de la mesita de noche y quitándose esa idea tonta de

la cabeza, se apuró a ponerse un poco de su perfume favorito "Trésor de Lancome". -¡Por Dios!... cómo iba a llamarme si en ningún momento le he dado mi número telefónico?... además tiene novio Estelita... tienes que metértelo en la cabeza... deja de decir estupideces... pareces una loca hablando sola. -Se reprendía mientras cogía su bolso de noche que hacía juego con los zapatos. Rápidamente salió de su habitación y del apartamento, arrancó su auto y cogió rumbo a la fiesta, que no era en otro lugar que el hotel Aurora, donde estaban hospedados los científicos, allí los vería, ya que ellos también habían sido cordialmente invitados. Doña Catalina de Arce, madre de Estela, de linaje griego, mujer intranquila o eso aparentaba, siempre tan atenta de la vida de su querida hija. De sus cuatro hijos, Estela fue la que más problemas le dio, tal vez... por ser la única mujer o por que siempre fue la oveja negra de la familia, la única que se atrevía a revelarse contra ella, le encantaba sacarla de quicio. Para Estela era ya bastante trabajo tener que lidiar con la atención desbocada de su madre, que más bien le parecía una obsesión, no había un solo día que no la llamase, pero Estela se hartaba de contestar y lo dejaba pasar, al otro día su madre le recriminaba o la atiborraba de preguntas que no hacían más que tentarla a cambiar el número de teléfono de su apartamento y no dárselo jamás, nunca le había dado el número de su celular, temía que en alguna importante reunión se le ocurriera llamarla o que no la dejase en paz en todo el día. En cambio su padre, su amado y adorado padre Rafael Arce, hombre respetado en su pueblo, siempre pacífico, siempre emotivo y muy trabajador, cuando de su familia se trataba nada para él era suficiente. De pequeña Estela se llevaba muy bien con él, cualquier problema que tuviese ó pregunta que hacer, acudía a su padre quien más bien se salía del tema y terminaba explicándole el inicio del universo, Estela y su padre pasaban horas y horas mirando las estrellas recostados en el tejado de la casa, charlando de cosas sin importancia, de la vida y del futuro. Su padre era el dueño de la finca más grande de la zona, orgulloso como solo él podía, su finca se había convertido en una finca orgánica, en la cual producían productos lácteos y vendían abono para plantas y cultivos, era toda una fábrica y así el trabajo que eso conllevaba, pero su padre era un hombre fuerte y tenía pensado seguir siéndolo hasta su muerte. De sus tres hermanos no hay mucho que decir, el mayor Miguel, estaba casado y tenía dos hijos, Estela era la del medio y después seguían los gemelos, David y Daniel, eran dos años menores que ella, los dos eran solteros, pero Daniel tenía una novia desde hacía 6 años, casi que vivían juntos, Estela no comprendía porque no se casaban de una vez por todas, pero nunca se metía en la vida de su familia, siempre les andaba de lejos, talvez por que cada vez que le veían empezaban a meterse en su vida privada y eso no lo soportaba. Aún así amaba a su familia, a sus hermanos y a sus padres, podían ser lo que fueran, pero eran

parte de ella, al que más veía era a David, el único que sabía de su tendencia por las mujeres, era un hermano incondicional, se parecía mucho a su padre, quizás por eso se atrevió a decirle o quizás porque ya estaba cansándose de esconderlo. Hotel Aurora, salón de fiestas. Estela había llegado a tiempo para escuchar las palabras de bienvenida a los invitados, había gente por todos lados exhibiendo sus trajes de noche, las mesas estaban bien decoradas alrededor de la pequeña pista de baile, se encaminó a una de las mesas donde estaba sentado su amigo Ashuri con un elegante traje de etiqueta, se acercó por detrás y lo tomó por los hombros. -¡Hey! -¡Estela! -Luces muy guapo esta noche Ashuri. -Oh... gracias. -Ashuri sonriendo de oreja a oreja la miró sorprendido. -Estela esta noche la que luce increíble eres tú. -Opinó su amigo levantándose y corriendo una de las sillas para que Estela se sentara. -Gracias caballero. -No hay de que. Estela entonces miró la mesa donde había una pequeña carta con los nombres de los invitados que debían de ocupar esa mesa, leyó los cinco nombres de la lista, releyendo el último de ellos, un pequeño escalofrío recorrió su desnuda espalda. -Estas bien? Estela miró a su amigo un momento sin concebir lo que había sentido segundos antes. -Sí... estoy bien, es solo que estoy un poco nerviosa ya sabes, Manuel me debía de dar un pequeño discurso sobre el Proyecto Arlequín. -Mintió la bióloga a su amigo, pues ella más que nadie sabía que hablar en público era lo que menos le costaba. -Bueno... puedes estar tranquila, si la que más sabe del tema eres tú, te va a ir bien. -Sí... eso espero.

El conjunto que estaba a un lado de la pista empezó a tocar una pegajosa música Salsa, Estela recorría la sala con su mirada no sabiendo muy bien que buscaba, solo lo hacía por que su cerebro y su corazón lo indicaban. -A quién buscas?... tal vez... pueda ayudarte. -Propuso Ashuri que la había estado mirando de reojo. -Pues... a nadie en particular... sólo miraba por si reconocía a alguna persona. Ashuri sirvió dos copas de champaña a cada uno, Estela tomó de la suya y sonrió a su amigo tratando de aparentar tranquilidad, lo que más le faltaba en esos momentos. En eso volvieron sus ojos al hombre que se les acercaba de frente. -Qué tal la fiesta?... están pasándola bien? Manuel brillaba de felicidad, como si hubiera estado esperando esa gran noche toda su vida, pero la verdad era que él siempre era así de radiante, cosa que Estela envidiaba. -Sí... la estamos pasando muy bien. -Advirtió Ashuri a su jefe. -Si... esta bien. -Opinó Estela sin importancia. -Muy bien... entonces nos vemos luego chicos. Una mujer que no era otra que la esposa de Manuel se acercó a este agarrándolo de la mano, saludó a Estela y a Ashuri y sin otra cosa llevó a su esposo a la pista de baile donde se acumulaba cada vez más gente. Estela miraba a su jefe bailando graciosamente con su esposa, llegando a la conclusión... de que eran una pareja muy feliz. -Ya no creo que necesites de mi ayuda. -Qué? -Mira a la puerta. Estela hizo lo que le dijo Ashuri sin entender muy bien a que se estaba refiriendo... hasta que la vio. -Oh... ¡Por Dios!

Tercera parte -Estela? -"Pero qué escucho?... Bosque verde... amanecer dorado..." -Estela... oye!... -"Quién me habla?... Blanco celaje... flor carmesí..." -Estela... vuelve! -"Por qué?... no quiero... me esta mirando... Diosa del bosque... bestia hermosa." -Estela... Este... oye Estela! -"Qué?... me esta mirando... no puedo... no..." Ashuri miraba preocupado a su amiga, la cual no reaccionaba, la zarandeó por los hombros y de pronto la mujer de ojos añil volvió su rostro hacia él, lo miró por un momento sin entender que le había pasado. -Estás bien? -Le preguntó Ashuri pasándole su copa de champaña. -Ashuri... por favor, puedes decirme... que putas me ha pasado? -Indagó la bióloga inquieta, tomando un sorbo largo de la copa. -No lo sé amiga... te estaba hablando y de repente... te quedaste hipnotizada, como si hubieras visto a Alison levitando entre el Ministro de Ambiente y su espantosa esposa. -"Alison". -Recordó Estela. De inmediato Estela dirigió su mirada donde había visto por última vez a la impresionante mujer que no era otra más que Alison, pero ya no estaba. -Hola. Ashuri y Estela volvieron sus cabezas para ver a la dueña de esa voz. -Hey!... cómo estas? -Saludó un Ashuri de sonrisa ancha poniéndose de pié al igual que Estela quien no decía nada. -Muy bien Ashuri... y tu?... guau!!!... pero si estas súper guapo.

-Jaja!... que va... yo soy el que estoy rodeado de las dos chicas más bellas de la fiesta. Alison lo miró divertida, después sus ojos pasaron a la otra persona que la miraba curiosa. -Cómo estas Estela? -Preguntó la científica alegremente. -Bien... y tu que tal? -Le respondió la mujer más alta aún perturbada. -Yo... estoy genial. -Alison notó lo exuberante y bella que estaba la otra mujer, sus ojos querían poseer el control para así poder mirarla de arriba a bajo, pero se limitó a observar solo su rostro, el cual también estaba implacable. -Me atrasé un poco, no tenía un vestido adecuado y... me fui de compras, duré más de lo pensado, andar en una ciudad que no conoces puede ser muy difícil... -Explicó finalizando con una sonrisa, pues pensó que si seguía así iban a creer que era una chica impuntual. -Pero Alison, por qué no nos dijiste?, te hubiéramos acompañado... verdad Estela? - Indicó el joven indígena mirando a su compañera. -Que?... Oh claro. -Afirmó la alta mujer mirando a Ashuri y después a Alison quien le sonrió quitándole importancia. -Ya no importa... solo espero haber elegido bien, no sabía cual vestido escoger. -Ya veo... -Reparó Estela pensando si debía de decir algo más o mejor quedarse callada. -... Ese te queda... muy bien. -De

verdad?

Alison miró su propio vestido largo, pegado al cuerpo y de cola ancha de color verde. -Sí... hasta creo que... -Le decía la bióloga acercándose a uno de sus oídos y bajando su voz sintiéndose más tranquila y confiada. -... Has dejado a muchos sin aliento... y... a muchas. Alison la miró sorprendida sin articular una sola palabra. La bióloga la observaba con una sonrisa de medio lado, sabiendo que lo que acababa de decir, de alguna u otra manera era una pequeña venganza de lo que esta había sentido antes, aunque lo de ella había sido mucho, pero que mucho... peor?

-Oigan chicas, se van a quedar allí de pie toda la noche? Alison y Estela seguidamente miraron a su amigo, quien las observaba sentado cómodamente en su silla, las dos mujeres no se habían dado cuenta, por lo cual les pareció una divertida situación, se sentaron cada una al lado de Ashuri, este último le ofreció una copa de champaña a Alison, quien asintió agradecida por la atención que le daba el chico. Estela por otro lado se extrañó que la científica llegara sin sus compañeros, pero no le importó, aunque Andrés era un buen sujeto, John no le daba buena espina. -Alison dime... -Inquirió Ashuri. -... Tus amigos no van a venir? -No lo sé, no los he visto desde... Oh! míralos allá están. Los tres miraron hacia las puertas centrales de la sala de eventos por donde los extranjeros pasaban, ambos iban de esmoquin, Andrés con un traje de color gris oscuro y John con uno negro, se veían muy apuestos, se notaba el gran trabajo que John le había dedicado a su cabello tipo Elvis, parecía muy orgulloso de ello, pero su sonrisa desapareció al clavar los ojos en los de Estela que lo miraba sin vacilar, John se aclaró la garganta incómodo y acomodó con un dedo el cuello de su esmoquin el cual de repente le pareció muy apretado mientras él y Andrés se dirigían a la mesa con sus otros compañeros. -Oigan!... pero qué tenemos aquí?... Alison al fin te veo como a una mujer. -John eres simplemente un... -Alison no le hagas caso. -La cortó Andrés. -Estas increíble y tú también Estela. - Reveló este a las dos chicas. -Gracias Andrés, tu tampoco estas tan mal. -Le dijo Estela al sonrojado científico. Alison lo miró y se hechó una risita, sabía lo perturbable que podía llegar a ser un cumplido de la bióloga o una sola palabra pronunciada por esa mujer. -Señorita Howels! Alison se volvió hacia el hombre que llegó junto a la mesa con una sonrisa de oreja a oreja. -Manuel!, cómo estas?

Alison se levantó para estrechar la mano del director de la institución, este estrechó su mano dándole también un beso en la mejilla. -Alison es muy agradable tenerte aquí... gracias por venir y a ustedes también chicos. -Manuel, para mi es todo un privilegio... no podría haber faltado. -Para nosotros también señor. -Advirtió Andrés estrechando la mano de este y dándole campo a John que no quería quedarse atrás. -Ahora eres parte de la familia. -Le apuntó a la chica rubia. -... Tu y tus compañeros. -Gracias Manuel. -Le agradeció Alison abrazándolo como a un padre. Estela los miraba sin quitar ojo, las palabras de Manuel calaron en ella bastante fuerte. Cómo podía decir eso?... apenas los conocía, a ella misma le había costado ganarse ese aprecio, ese gran privilegio, por qué ella?, por qué esa niñata que se creía la salvadora del mundo lo logró sin hacer ningún esfuerzo?... por qué?... El único que sabía lo que en esos momentos Estela estaba sintiendo era su querido amigo Ashuri, pero este no dijo nada, ni diría nunca nada si no se lo preguntaba ella misma, meterse con sus pensamientos no era algo que le gustase hacer. -Ahora señorita... sería un gusto para mí, invitarla a bailar. -Oh!... no... no sé bailar muy bien, ni mucho menos este tipo de música, nosotros tenemos fama de mal bailarines, y yo no soy la excepción... -Oh... vamos Alison, hazme el honor, no es tan difícil... ven. Alison no quería negarle a Manuel el gesto, por ello se dejó llevar hacia la pista de baile que estaba abarrotada de gente, sintiéndose fuera de lugar, no tenía ni idea de cómo mover su cuerpo, en su vida había bailado merengue, que era lo que la orquesta estaba tocando en aquel momento. -"Por Dios... y ahora qué hago?" No supo por qué, pero sus ojos se dirigieron a la mesa que antes ocupaba, Estela la estaba mirando, pero esta rápidamente desvió la mirada y la posó en la copa que tenía entre sus manos, de pronto alzó su mirada, cruzándose con la verde de Alison, esta vez Estela no la quitó y Alison como si solo eso necesitara para sacar toda la timidez que le inundaba, se empezó a mover, sus caderas se acoplaron al ritmo de la canción y sus brazos se alzaron para situarse en los hombros de Manuel quien le sonrió tratando de darle

confianza, sus pies de inmediato alcanzaron el ritmo, y sin otra cosa se dejó llevar siguiendo los pasos del hombre que con paciencia le mostraba para que le fuera más fácil. Antes de que llegara Manuel, Estela pensó que podría disfrutar de la fiesta, pero ahora no estaba segura. De vez en cuando la mujer de cabello ámbar echaba un vistazo hacia la pareja que bailaba felizmente entre las demás, Alison pisaba el pie de su jefe y se disculpaba muy avergonzada, pero éste no le daba importancia y seguía dándole vueltas como a un maniquí, por un momento la escena le pareció divertida, pero no podía olvidar lo que esa gente significaba para ella, y lo único que significaba era problemas. Miró a los hombres sentados en la mesa, Ashuri hablaba tranquilamente con Andrés, mientras John coqueteaba con alguna que otra chica que pasaba delante de él, este último la ponía nerviosa, apretó con fuerza la copa, su respiración se volvió más acelerada, sus ojos se volvieron más pequeños, sus pupilas se dilataron, su boca se secó, ese hombre... John. Como si se sintiera observado John volvió su vista a la bióloga, retándola con la mirada, Estela sintió como la copa entre sus largos dedos se rajaba lentamente, esto la hizo reaccionar, soltó la copa y la miró por unos segundos, alzó la mirada que quedó perdida en un punto fijo por unos segundos... qué demonios estaba haciendo ella allí?... se levantó rápidamente de la silla sin rumbo fijo, solo quería relajarse, se había asustado de su propia reacción. Sus piernas la guiaron al pequeño bar de la sala, se sentó en la barra y pidió un Dry Martini. -"Pero qué demonios me pasa?... ese hombre no me ha hecho nada, y de un momento a otro deseé que la copa fuera su cabeza... creo que me estoy volviendo maniática". -Pensó. Acabó su bebida y pidió otra al joven bartender que la estudiaba mientras pulía unas copas delicadamente, este le sirvió otra y siguió con lo que hacía, una mujer se sentó en una de las sillas de la pequeña barra, Estela no la miró pero supo que se había sentado en una más cerca de ella. -Hola. La bióloga miró a la mujer, levantó sus dos oscuras y perfectas cejas mientras tomaba de la copa. Era una mujer muy atractiva, llevaba un vestido rojo hasta las rodillas dejando ver unas piernas bien formadas, tenía el cabello negro al igual que ella pero mucho más corto, sus ojos eran marrones y tenía un pequeño lunar en la mejilla haciéndola ver muy sexy. La misteriosa mujer pidió al joven que había dejado de pulir las copas hacía rato

un Bloody Mary, el joven asintió frenéticamente y se puso a preparar el cóctel. -Cómo te llamas? -Estela. -Lindo nombre. -Gracias. -Estela sabía que la chica quería flirtear con ella, estaba acostumbrada a ello, pero solo muy pocas le llamaban la atención... esta, tenía sus dotes. -Quieres otra copa? -La invitó la otra mujer. -No... nunca bebo mucho. -Eres de pocas palabras. -Eso creo. La chica le sonrió mostrándole sus perfectos dientes entre esos labios que a la bióloga le parecieron jugosos, la mujer miró entonces al bartender que le ofreció la bebida y de nuevo su atención se posó en Estela. -Creo que ya te había visto antes... pero no recuerdo en donde. -"Tal vez en tus sueños linda". -Pensó Estela levantando una de sus cejas. Seguramente en alguna otra fiesta del MINAE. -Umm... no lo creo, ésta es la primera vez que asisto a una. -Eres la esposa o la amante de algún... -"Hijo de puta" -Pensó. -... Alguien importante? -En realidad... vengo sola. -Ya. La chica se movió en su asiento pegando una de sus rodillas en la pierna derecha de Estela, esta última sintió su cuerpo acalorarse y su respiración volverse entrecortada, no esperaba algo así esa noche, pero su mente se rehusaba a dejarle ver, como lo hacía siempre, el futuro que le esperaba junto a esa apetitosa mujer caída del cielo... en la cama.

Estela tomó un largo trago vaciando la copa, se comió la aceituna lentamente observando la chica que parecía estar hechizada por la aceituna, repentinamente unos ojos verdes alumbraron sus pensamientos en ese momento, sin pensar miró hacia la pista de baile, allí estaba la dueña de esos ojos que parecían haberse perdido y ocultado en su mente. -"No puedo creer que este pensando en ella ahora... debería de odiarla, por, por... Dios, ni siquiera puedo odiarla". -Estela? Estela miró entonces a su nuevo compañero Andrés quien había llegado junto a ella, este tímidamente se acercó para tratar de proponerle lo que ya esta se imaginaba. -Andrés... qué quieres? -Le preguntó la mujer de azul mirada pensando si enfadarse con él o al contrario, alegrarse de que llegara en ese inoportuno momento. -... Bueno es que... yo... pues... quería... pensé que tal vez... -Jajaja... vamos galán. -Le indicó la alta mujer olvidándose completamente de la chica de la barra. -Oye y yo qué? La mujer de rojo la miró sin entender, Estela se volvió a ella pero no dijo nada ya que John en ese instante se sentaba en una de las sillas. -Creo que te sobra compañía... lo siento pero, no me interesa. Estela se agarró de la mano de Andrés quien estaba feliz pues Ashuri le había advertido de lo difícil que era proponerle un baile o cualquier otra cosa a la bióloga. Se dirigieron a la pista haciéndose campo entre el gentío. Pronto se movían de un lado a otro, la bióloga sabía que para muchos eran el centro de atención, pues aunque siempre asistía a las fiestas del instituto, nunca había bailado hasta ahora, muchos hombres la invitaban a bailar, pero ella nunca aceptaba... Por qué ahora era diferente?, acaso tenía que ver con la chica que la estaba mirando a escasos metros de ella?, o es acaso... porque quería competir contra ella? Manuel guió a Alison muy cerca de Estela, los hombres se sonrieron y como si fuera algo ensayado cambiaron de parejas, Alison con Andrés y Estela con su querido jefe Manuel, todos parecían estar disfrutando del momento, hasta Estela parecía hacerlo.

Al otro extremo de la sala, John parecía estar muy concentrado en la chica que le hablaba y le coqueteaba, Estela los miró y suspiró dándole secretamente las gracias a Andrés.

***** Mientras tanto, Andrés guiaba a Alison por toda la pista de baile, la música cambiaba de ritmo cada minuto, no podían parar de bailar, Alison estaba disfrutando de todo, su amigo sabía bailar muy bien, esa faceta no se la conocía hasta ahora y le daba mucha gracia saberlo, lo hacía mucho mejor que Manuel el cual daba vueltas a Estela como si fuera un trompo, de repente Alison chocó con alguien por detrás, se volvió para disculparse, pero sus disculpas quedaron en su boca, Estela la miraba directamente a los ojos. -Quieres seguir bailando? -Le preguntó Andrés de pronto. -La verdad... estoy un poco cansada... mejor... -Quieres bailar conmigo? Alison miró a su lado para encontrarse con esos ojos de agua salada que la tenían en la mira, su corazón dio un brinco al verla tan cerca. Andrés sonreía libremente, ya que Alison no respondía este empujó a la chica más joven hacia Estela y se fue de allí junto a Manuel que miraba la acción con disimulo. Estela se empezó a mover agarrando a Alison por los codos para que se moviera junto a ella, Alison lo hizo muy despacio, no podía creer lo que estaba pasando ni lo que estaba sintiendo, trató de enfocar sus ojos y de aclarar su mente. -"Vamos es solo un baile... las amigas pueden bailar juntas, o no?... claro que sí, somos amigas... verdad?, además hace poco vi a muchas mujeres bailando juntas... no tiene nada de malo... Por Dios!... es tan hermosa... tan... no lo sé... Erick!!!... piensa en Erick... él me esta esperando... él me ama, me lo ha dicho, siempre me lo dice... yo, yo también lo... lo... -Alison?... holaaa!... Tierra llamando a Marte! Alison miró a Estela, estaba muy cerca de ella, el olor de su perfume se impregnó en sus fosas nasales sin permiso alguno, casi pierde el equilibrio, por dicha Estela la sostenía por la cintura. -"Cintura?... pero cuándo?"

-Alison... -Oh... lo siento... yo...estaba... -No importa... -Estela la miraba seriamente haciendo que Alison se sintiera como una hormiguita a punto de ser aplastada. -"Si las miradas mataran". -Pensó Alison. -... Te estaba preguntando... por qué están aquí?... y por favor no me vengas con putadas Alison... -La chica más pequeña la miró sorprendida, por qué le decía esas cosas?, acaso sospechaba de ella? -... Dime, se les están acabó las fuentes de ingresos y vienen por más?... -De qué estas hablando? -Sabes perfectamente de que. Estela giró a Alison y la guió a una de las esquinas de la pista donde no había mucha gente y había más espacio para bailar. -Estela... de verdad no tengo ni idea de lo que tratas de decirme... sabes perfectamente que nosotros... no necesitamos de nadie para tener ingresos, perdóname pero es una pregunta irracional. -No si le das doble sentido. Alison solo la miraba pensando en la pregunta, de pronto comprendió lo que trataba de decirle. -Estas equivocada Estela... nunca seríamos capaces de... de hacer algo en contra de nuestro propio sentido... no puedo entender por que piensas eso de nosotros... pero tampoco puedo cambiar tu forma de pensar... lo siento pero eres... eres... -Soy qué... Alison? La chica rubia la miraba a los ojos tratando de comprender el miedo y el rencor que vivía dentro de ella... dicen que los ojos son el espejo del alma, y Alison lo creía sin duda. -"Debió de pasarte algo muy duro en el pasado Estela... para que dudes así de las personas, de las que solo quieren ayudarte... como yo." -Pensaba Alison mientras bajaba la cabeza con tristeza para después subirla de nuevo encarando con firmeza a la otra mujer.

-Soy que? -Repitió Estela que había dejado de moverse al igual que Alison. -Eres muy desconfiada Estela... que pena... la gente necesita confiar en algo, o en alguien... quiero que entiendas algo Estela... si alguien tocara a esos animales, yo misma lo mataría... espero que te quede claro, tu no eres la única que esta luchando por esto... somos muchos, pero por culpa de gente como tu... no nos vemos... -Estela solo la miraba, sin poder decir nada. -... Confías en ti misma Estela? Alison no obtuvo respuesta, y así se fue alejando de la bióloga, pero esta la agarró de la mano impidiéndoselo, Alison se volteó de golpe pero Estela no parecía tener nada que decir. -De verdad que no te entiendo. -Le apuntó Alison. -Yo tampoco. -Señorita Arce, disculpe... es hora de su discurso. Estela se volvió con fastidio hacia el joven que le habló, miró de nuevo a Alison pero esta ya se había ido a la mesa en donde estaban sus compañeros. Alison estaba muy decepcionada, no había podido disfrutar del baile con Estela, además se había dado cuenta de la mala impresión que aquella mujer tenía de ella y de sus compañeros, se preguntó si eso podría cambiar. -"Tengo que demostrárselo". -Pensó Alison. -Está enfurecida con el mundo. – Dijo esto último en voz alta. -Qué? -Preguntó Andrés pensando que le hablaba a él. -Nada... oye donde aprendiste a bailar así? -Le preguntó a su amigo tratando de pensar en otra cosa. -Bueno... tomé unas clases cuando estaba en el colegio. -Para impresionar a las chicas eh?... jaja. -Sí, y lo mejor de todo es que funcionó. -No lo dudo... me dejaste impresionada. -Gracias... cuando quieras te enseño. -Lo tendré en cuenta.

Ashuri que había estado escuchando les sonrió a ambos, volvió su cabeza y observó que Estela se ponía al frente donde estaba la orquesta para hablar por el micrófono, Ashuri pensó que debía ser por el discurso. La gente empezó a callar poco a poco para escuchar a la bióloga, unos reporteros entraron en la sala, algunos con grabadoras, cámaras fotográficas, unos con lápiz y cuaderno de notas y otros con cámaras de televisión. Alison junto a su amigo prestaron atención a Estela quien empezó a hablar. -"Buenas noches damas y caballeros, para los que no me conocen... mi nombre es Estela Arce... bióloga del MINAE y delegada de los programas de conservación y protección de los animales en peligro de extinción... Espero que todos estén disfrutando de este espléndido aniversario, que como los anteriores han demostrado la gran magnitud de nuestra lucha constante por un mundo mejor y por una pacífica convivencia junto con el medio ambiente... Estela paró un momento para tonar un poco de aire. -... Señor Ministro de Ambiente, presidente del MINAE, representantes del gobierno e instituciones asociadas, para mí es un privilegio y mucho más que eso, aportar mis conocimientos para el desarrollo sostenible de las especies protegidas y no protegidas. Me han dado la oportunidad de ser yo la encargada de informar oficialmente el nuevo proyecto de amparo para la supervivencia de una de las tantas especies extintas, ya sabrán... gracias a la divulgación atropellada de los medios de información, de que va esto... Estela miró entonces al grupo de reporteros quienes se miraron incómodos entre sí mientras Estela sonreía satisfecha. -... Como decía, el proyecto, del cual yo misma estoy a cargo... tiene como nombre "Proyecto Arlequín"... este proyecto, uno de los más importantes de todos los tiempos es compartido con los Estados Unidos... La gente la miraba con atención, muchos susurraban entre ellos, no pareciéndoles muy buena idea, Estela lo sabía, a pesar de la gran cantidad de ganancia que esto implicaba, también existían sus desventajas y más para muchas de las instituciones asociadas... el dinero puede cambiar a las personas... y a las instituciones más sinceras que existan. -... El Jardín Botánico de Atlanta... -Prosiguió la bióloga mirando a Alison. -... Está muy pendiente de nuestra situación... el hallazgo de los sapitos Arlequines les pareció al igual que a nosotros algo increíble, una oportunidad para ganar conocimiento de aquellas especies que por cosas de la naturaleza, eligieron este país para vivir... lástima que eso a nosotros no nos importe... -

Dijo Estela más para sí que para la gente allí presente. -... Así que... decidimos involucrarlos... ellos aportarán recursos económicos para el futuro laboratorio del hábitat de las especies... creemos que las dos partes están igualadas, y creemos que todo esto es el principio de una nueva lucha... así como estas pequeñas y delicadas especies... podrían ser muchas más... para todos... es lo mejor... Estela paseaba su mirada más azul que nunca, en el rostro de cada persona que la escuchaba y asentía con la cabeza. -... Me gustaría presentarles, a los representantes del Jardín Botánico de Atlanta... El científico Andrés Murray... Andrés se paró de su silla y saludó con la mano, la gente le aplaudió y al momento se sentó de nuevo. -... El científico John Welsh... John quien estaba al otro lado de la sala, alzó su mano y todos lo volvieron a ver, la mayoría le aplaudió. -... Y por último la científica Alison Howels, jefe del equipo científico... Alison al igual que su compañero Andrés se levantó de su silla y asintió con la cabeza sonriendo agradecida con la gente que le aplaudía. Estela prosiguió con sus palabras. -... Estos científicos nos acompañarán en la próxima expedición en busca de más especies y que por seguridad, no diremos su ubicación... Algunos empezaron a reclamar, pero pronto callaron para seguir escuchando a la bióloga. -... Pues bien... creo que eso es todo... espero haberles dado una buena explicación... los que tengan preguntas pueden llamar al instituto y ellos se encargaran de responderles. Gracias y sigan disfrutando del aniversario de nuestra querida institución. Estela bajó de la tarima y muchos de lo reporteros y personas se lanzaron a ella con preguntas, tuvieron que llamar a seguridad para poner orden, Alison al ver desaparecer a Estela entre la avalancha de gente se puso de pie preocupada, Ashuri la miró y le sonrió tranquilizándola. -No te preocupes, a ésta nadie le para.

En eso vieron como una alta figura se acercaba a ellos. -Mierda!... me rompieron el vestido. -Estas bien? -Ashuri se levantó y corrió una de las sillas para que la mujer alta se sentara, le sirvió una copa del vino que él mismo había pedido antes y se la pasó. -Si estoy bien... gracias. Estela volvió su vista donde algunos reporteros iban persiguiendo a Manuel, este paró súbitamente para dejar que le hiciesen preguntas. -Pobre, ahora nunca terminará. -Indicó Estela. -Andrés ven, vamos a ayudarle. -Le propuso Ashuri al científico. Ashuri seguido de Andrés llegaron donde Manuel y de inmediato los periodistas los atacaron. -Ja!... y ahora quieren jugar a artistas de cine. Alison tomó un trago de su copa, intentando no prestarle atención a la bióloga, que la verdad la había lastimado con sus palabras, pero no podía serle indiferente... solo hacía la situación peor. -Chicas!!!... ehhh!! Chicas!!! Alison y Estela se volvieron para ver al hombre que iba hacia ellas como si un perro lo persiguiera y tratara de morderle los pantalones, casi llegando se tropezó con uno de sus pies y cayó al suelo llevándose una silla de la mesa en donde estaban Alison y Estela. -Pero qué le pasa?. -Preguntó Estela alzando una de sus cejas y mirando al sujeto de arriba a bajo. El hombre que parecía sacado de una biblioteca pública se levantó de un salto y se aferró a la silla tratando de coger aire, Alison estaba a punto de reír mientras Estela estaba a punto de agarrarlo y lanzarlo al grupo de reporteros que estaba al otro lado. -Señorita Arce... perdone... mi nombre es Juan... Juan Vargas... trabajo para el periódico la Nación... podría... podría tomarle unas cuantas fotos... por favor? Estela lo miraba como si fuera un ratón con anteojos, pero le pareció un buen

chico. -Esta bien... Juan, puedes tomarme unas cuantas fotos. -Oh cielos!!!... gracias, se lo agradezco mucho señorita, también me gustaría que fuera con su compañera. Alison notó como Estela se tensaba, pero asintió con la cabeza. -Bien... podrían ponerse de pie si no les importa? -Las dos mujeres se pusieron de pie, el chico quitó unas sillas que estorbaban y las puso a un lado. -Bien, ahora júntense un poco. Estela se acercó a la científica, esta última sintió el acercamiento y su corazón empezó a latir un poco más rápido. -Así? -Preguntó Estela. -No... un poco más cerca por favor. -Estela se puso más cerca aún, pero para el chico no era suficiente. -Un poco más. Alison sintió como un brazo pasaba por detrás de ella agarrándola por la cintura, pegó un brinquito y Estela la miró de reojo apretando más su cintura. -Así, perfecto... ahora digan... Chiiisss! El chico tomó varias fotos de las mujeres, después les dio las gracias y se retiró todo contento. Andrés, Ashuri y Manuel miraban a sus amigas desde lejos, los tres se miraron entre ellos y sonrieron. John no se veía por ninguna parte, se imaginaron a donde debía de estar, pero solo eso. Todos estaban en la mesa bebiendo, comiendo canapés y conversando, Alison de pronto se levantó pidiendo disculpas y se dirigió al balcón de la sala de fiestas, quería tomar aire fresco y repasar las mil y una sensaciones que su cuerpo, mente y alma habían tenido toda la velada, y todo eso lo sentía cuando estaba cerca de la bióloga, no podía controlar sus emociones, tal vez fuera porque extrañaba su hogar, a sus amigos y a su novio. -Erick. De verdad lo extrañaba?... lo pensó por un momento para ver si su corazón reaccionaba... pero no lo hizo.

-Por Dios!... no te extraño. -Alison miró hacia el cielo estrellado, y de pronto dos de las millones de estrellas se fueron convirtiendo en ojos, esos ojos que la habían estado trastornando toda la noche, azules y profundos como dos piedras preciosas entre rocas. -Estela. Y se dio cuenta que a la persona que extrañaba era otra, aquella que la hacía sentir mal con sus palabras hirientes, aquella que había pensado era su amiga, pero se equivocó. -Lo hace solo por Manuel. -Se dijo así misma. -Hacer qué? Alison se volvió asustada, poniendo una mano en su pecho y mirando a la persona que estaba empezando a perturbar su vida. -Sabes?... creo que me quieres matar. -Y por qué piensas eso? -La cuestionó Estela acercándose a ella. -Ja... y todavía me lo preguntas. Alison se volvió de nuevo para apartar su vista de ella y mirar el cielo, el cual en ese momento era su salvación, sintió como el cuerpo de Estela llegaba junto al suyo, poco a poco la chica más joven volvió su cabeza de lado para observarla, Estela miraba las estrellas y respiraba profundamente tratando de coger todo el aire que podía, se quedaron así por un rato sin mediar palabra, aunque sabían que debían de hablar, ninguna quería empezar, hasta que Estela se volvió para mirarla. -Alison... yo... -No te preocupes Estela... se perfectamente lo que sientes por mí y por mis amigos... no espero que sientas otra cosa... tienes el derecho de pensar lo que quieras... -No... no es eso, es que... no me entenderías. -Pruébame. Alison se volvió y apoyó la espalda en la baranda, dejando sus brazos atrás, Estela la miró por unos segundos, esta niña la estaba haciendo sentir verdaderamente un animal, sabía que ella solo trataba de ser su amiga, pero las experiencias de la vida le decían otras cosas, el amor a su trabajo la cegaba y nunca había confiado en nadie más que en Ashuri, y aún así su

querido amigo una vez le había fallado, como podía hacerlo con alguien que casi no conocía? -Alison, quiero que me disculpes... no te he tratado muy bien lo sé... pero no puedo evitar ser diferente contigo... -No espero que lo seas. -Alison estaba a punto de retirarse mucho más disgustada que antes. -"Es una víbora, no tiene caso". -Pensó dispuesta a irse de allí antes de que la otra mujer le dijera algún insulto y la culpase de la contaminación sónica en el mundo. -Espera... por favor comprende, nunca he sido con nadie diferente, ahora es muy pronto... solo... solo ten paciencia, de verdad trato de confiar en ti. La chica rubia dejó de andar y se volvió para mirar a Estela que parecía verdaderamente arrepentida, Alison se acercó a ella despacio, creyendo en lo que le estaba diciendo, Estela solo esperaba su reacción, de repente la científica levantó su mano cogiendo la de la otra y estrechándosela. -Amigas? Estela sonrió contenta de que la chica no le diera una patada por la espinilla o saliera corriendo y lloriqueando como otras habían hecho. -Amigas. -Le recalcó Estela apretando más fuerte la mano que sostenía la suya propia. Horas después. La fiesta de gala terminó bastante bien, Estela había acompañado a Alison a su habitación la cual quedaba varios pisos arriba de la sala de fiestas del hotel, estaban un poco tomadas pero todavía muy concientes la una de la otra, los demás se quedaron conversando un rato más mientras la gente poco a poco se retiraba de la fiesta la cual había sido todo un éxito. Las dos amigas subieron por el ascensor iban hablando de cosas sin importancia, caminaron por el pasillo hasta llegar a la habitación 413. -Bien... a pesar de todo, la pasé muy bien. -Sí... yo también. -Reveló Estela. -Gracias por acompañarme, creo que... mejor me voy a dormir. -Sí... mañana hay que estar bien temprano en las oficinas.

-Si. Se quedaron mirándose por un momento, Estela, tan persistente ella, quería reprimir toda huella inquietante dirigida hacía esa chica frente a ella, así que dejó de mirarla, Alison percibió su reacción pero se mantuvo inmóvil, en eso se escuchó el teléfono de la habitación, a Alison no le apetecía abrir la puerta y contestar, fue Estela la que habló. -Creo que te llaman... tengo que irme. -Sí, bueno... buenas noches... nos vemos mañana. -Hasta mañana. Alison abrió la puerta de la habitación, no sin antes dar un último vistazo a la mujer que se alejaba por el pasillo, cerró la puerta tras de sí y se apuró a contestar el teléfono que no dejaba de sonar. -Diga?, Erick?... hi!, how are you?... I'm fine thanks... yes, I was in a party, it was great!... oh, me... me too Erick... me too. Estela se había devuelto a la habitación de Alison para darle su número de teléfono, pero al llegar junto a la puerta la oyó hablar con su novio y decidió mejor no molestarla, rápidamente dio la vuelta para irse pero por la puerta de la habitación 412 escuchó a una pareja discutir, se abrió la puerta de la habitación y una chica media desnuda salió de ella, era la misma que horas antes había tratado de seducirla, después salió John en calzoncillos rojos y unas letras blancas adelante las cuales decían "Hotly". -Oyeee!!!... para que sepas... e... eso no es lo más importanteee!... maldita ramera! Estela trató de reprimir la sonrisa que estaba apunto de asomarse en su hermoso rostro y siguió sin dirigirle la mirada. -Vamos!, Riete si quieres. -Yo?... y por qué lo haría?. -Le preguntó Estela parando de repente y tratando de aparentar estar indignada. -No te hagas, las mujeres no saben apreciar lo que es bueno. John se metió de nuevo en su habitación cerrando de golpe la puerta, Estela siguió su camino y se metió en el ascensor sonriendo, sabiendo que ahora John no iba a tener las agallas para mirarla a los ojos.

-Pero que idiota. -Soltó mientras se cerraban las puertas del ascensor.

***** Día del viaje, apartamento de Estela. -Dónde demonios están mis botas? La bióloga buscaba alrededor de la pulcra habitación sus botas de exploradora, una gran mochila descansaba encima de la cama, se puso de cuclillas para mirar por debajo de la cama, pero no encontró nada allí, siguió buscando por toda la habitación dándose por vencida, salió y caminó hacia la sala, miró por debajo de los sillones y nada. -Mierda, mierda y más mierda! Fue hasta el pequeño comedor para ver si las encontraba allí, y como por arte de magia aparecieron en una de las sillas de la mesa. Se rascó rápidamente la cabeza intentando recordar por qué las había dejado allí, miró el reloj de su muñeca dándose cuenta que le estaba cogiendo tarde, a las seis debía de estar en las oficinas, esta vez tenía que llegar mucho más temprano que los demás, pues le correspondía revisar la lista de cosas que llevaban para la exploración, aunque ya estaba todo listo prefería mirarlas por última vez antes de emprender el viaje a la selva. En ese momento sonó el teléfono, Estela cogió sus botas de la silla y fue a contestar, aunque en realidad no deseaba hacerlo. -Aló? -Estela? -Madre... cómo estas? -Le preguntó sin ganas. -Bien hija... debes de estar muy ocupada haciendo tu equipaje. -Qué comes que adivinas? -Ja!... ya sé que no tengo que decirte esto, pero... buena suerte. -Gracias madre... voy tarde, tengo que irme. -Espera Estela... solo una pregunta.

-Ahora qué? -Quien es esa chica que sale contigo? -De qué hablas?... cuál chica?. -Estela miró de nuevo su reloj, estaba empezando a ponerse histérica. -He visto esta mañana el periódico... sales en varias fotos con una chica... me he quedado sorprendida, parecen muy... amistosas. -Oh por Dios. -Estela pasó una mano por su cabello y suspiró impaciente. Madre es solo una compañera de trabajo. -Sí he leído que es una científica de Atlanta. -Sí lo sabes para qué me lo preguntas? -Solo quería saber si era amiga tuya... nunca te he conocido amigos Estela, es algo nuevo. -Bueno... creo que hasta yo puedo tener amigos madre... no soy un monstruo sabes?... no ando ahuyentando a toda la gente que se me acerca, no me conoces ni un pelo. -Vamos hija... no lo tomes mal, yo... -Nos vemos madre. -Nos vemos hija... cuídate. Estela colgó el teléfono, una lágrima corría por su rostro, su madre siempre había creído que ella era esa clase de personas que andaban escondiéndose del mundo, cuando era una niña su madre siempre se lo andaba recordando y Estela terminó creyéndolo, le había costado mucho integrarse en la sociedad después de dejar su hogar, su padre siempre le había dicho que luchara hasta lo último por lo que quería y así lo hizo, pronto conoció a buenas personas y a personas muy malas, sus pensamientos cambiaron pero lo que su padre le había dicho nunca lo olvido, ni lo olvidaría jamás. Minutos más tarde Estela iba rumbo al instituto, no tenía que pasar al hotel por los científicos, ellos llegarían unas horas más tarde. A esa hora las calles estaban un poco vacías para su conveniencia, pronto llegó al edificio, aparcó su auto en el estacionamiento, siempre llevaba su propio auto a las excursiones aunque su jefe le decía que no era necesario, observó a algunos hombres sacando las cosas que llevarían, Estela se apresuró hacia ellos para indicarles que esperaran a que ella misma repasara la lista.

-Hola. Estela miró a un lado pero no vio a nadie, la persona que le habló estaba jugando con ella, pero ella no estaba para juegos en ese momento, miró hacia el otro lado y de pronto todo pensamiento quedó borrado y deseó seguir jugando por el resto de su vida. -Hola... bosque verde... amanecer dorado. -Perdón? -Le indagó Alison sin entender lo que le había dicho. -Que haces aquí... se supone que salimos hasta las 9. -Pensé que necesitabas que te echaran una mano y... aquí estoy. Estela la miró sonriendo de medio lado. -Bien... ahora que lo mencionas, si que necesito una mano... puedes empezar llevando esta caja y luego esta otra... Alison miró las cajas que se refería la bióloga, eran grandes y parecían muy pesadas, la chica se agachó para alzar una pero una mano en su hombro la detuvo. -Solo bromeaba... ven traigamos la lista, de esto se encargan otros. Alison suspiró aliviada, por un momento pensó que Estela hablaba en serio. -Eres mala lo sabes? -Jaja, si... ya muchos me lo han dicho, gracias por recordármelo... se me estaba olvidando. -En serio? -No... ven. Las dos se sonrieron y se dirigieron a la oficina de Manuel, quien las saludó contento al entrar en su oficina, les dio una copia de la lista y salieron dispuestas a seguir con su trabajo.

Tres horas más tarde. -Sabes?... he estado esperando esto por mucho tiempo. -Confesó Estela poniendo sus manos a cada lado de su cadera y mirando el ajetreo a su alrededor. -Yo también... desde que llegué aquí, no he podido dejar de pensar en esos animalitos, en lo que todo esto significa, es como si volviera a renacer en nosotros la esperanza. -Le declaró Alison a la bióloga de pié junto a ella. Ya había llegado la hora de partir, Andrés y John llegaron unos minutos antes, estos estaban metiendo sus pertenencias en uno de los dos autos designados para la expedición, todos eran cuatro por cuatro al igual que el de Estela con el cual sumaban tres, Ashuri hablaba con el director y raudo se despidió de él llegando junto a los demás hombres quienes habían terminado de meter mochilas, y cajas con alimentos, todos se despedían de los demás compañeros que trabajaban allí. El sol se alzaba con su gran poderío reflejando a todos un bello día de viaje, los ojos de ambas chicas, una alta y otra no tanto pero de igual manera bella, resplandecían mucho más de lo normal, la ciudad empezaba a llenarse de gente de todo color, raza y credo, yendo y viniendo por las largas aceras junto a las miles de tiendas y restaurantes dispuestos a trabajar como nunca ese día, las palomas se refugiaban en las sombras de las iglesias mientras que otras preferían robar comida que caía en los suelos de los parques, el jardinero regaba las flores y los jardines impregnados de orugas naciendo, mientras que el barrendero espantaba a las palomas ladronas por donde pasaba su gran escobón queriendo así que el mundo viera el lugar más limpio del planeta. Así los tres autos se pusieron en marcha, dejando atrás manos que los despedían, no era un viaje largo, no era un viaje sin retorno, o un viaje de vida o muerte, era solo un viaje de los muchos que Estela y sus compañeros hacían a menudo, pero este era diferente... muy diferente. -Duraremos aproximadamente 6 horas, son como 150 Km. al sur, haremos solo una parada. -Le explicó Ashuri a Alison quien iba adelante junto a Estela, Ashuri iba en el asiento de atrás. -Es un poco largo. -Indicó Alison. -Pero sobreviviré. Andrés y John iban en otro auto con dos compañeros de Estela, Pablo y Elías, en el último auto iba solo Martín quien llevaba casi toda la carga de la expedición. Estela iba a la cabecera pues se sabía el camino como la palma de su mano.

Pronto salieron de las atareadas calles de la ciudad para introducirse en la carretera rumbo a su destino. -Alison, tengo un estuche de cds en la guantera... -Le indicó la bióloga a su compañera de viaje. -Mira a ver que te gusta. Alison hizo lo que le indicó, abrió el estuche y repasó uno a uno los discos. -Quién lo diría! -Qué? -No pensé que te gustase la música New Age... pensé que eras un poco más... -Agresiva?... no, algo me tiene que mantener calmada. -Bendita seas música!!! -Exclamó Ashuri alzando las manos. -Jajaja... -Alison se reía mirando la mueca que hizo Estela a su compañero el cual de inmediato se le unió a las carcajadas de la chica rubia. -Dejen de reírse... o se arrepentirán... y lo digo en serio... -Estela los miraba fingiendo enfado, estos no dejaban de reírse de ella. -... Oh vamos!... Alison pon algún disco antes de que la biologuita nos tire por la ventana. -Ummm... no es una mala idea. -Repuso Estela rascándose la barbilla y tornándose sería. Alison y Ashuri dejaron de reír de golpe, miraron a la bióloga que parecía hablar en serio y tragaron saliva. -Rápidooo!

***** Bosque, en ese mismo momento. -Bien!... recojan el campamento, hora de partir. Un hombre calvo y con bigotes, alto y bien fornido, vestido como guerrillero apagó la fogata con un chorro de agua de su garrafa, bebió de él, y escupió

un poco, se echo lo restante en su quemada cabeza, otro hombre más pequeño pero con igual vestimenta y portando un rifle llegó a su lado. -Jefe... esta seguro que no tendremos problemas con los gringos? -No tonto... por eso tenemos que movernos rápido... encontraremos a esos bichos antes que ellos. -Ya entiendo jefe... así creerán que no hay más de esos animales. -Me dejas sorprendido con tu inteligencia Pedro... ahora muévete idiota!... y dile a esos buenos para nada que no dejen ningún rastro, o yo mismo los mataré. -Sí jefe. -El sujeto llamado Pedro corrió a unirse con los demás hombres. -Ya oyeron... debemos irnos antes de medio día... esa gente llegará en cualquier momento... andando.

Cuarta parte Seis horas más tarde, ese mismo día. -Bien, hemos llegado. Estela bajó del auto junto con sus compañeros, cada uno se estiraba como podía después de estar por muchas horas sentados en una misma posición. Los autos fueron estacionados a la entrada de la reserva, la cual estaba bañada de una exuberante vegetación. Estela nunca se acostumbraba a lo hermoso de esos lugares, para ella era como estar en un mundo diferente, en el cual no existían más que ella y la beldad de lo que le rodeaba. El cántico de los pájaros colmó sus sensibles oídos despertando su alma como si solo eso necesitara en toda su existencia, como si solo el resplandor de una exquisita orquídea a lo lejos realzando su excepcional color la impulsara a seguir viviendo, sus ojos azulinos se dilataron adsorbiendo la intensa verdosidad de la selva cada vez más profunda y exuberante, su corazón galopaba sin intención de detenerse, la excitación se apoderó de su cuerpo. Esto era lo que le encantaba de su profesión... sentir el poder de la vida salvaje en sus manos, sentir que era parte de ello, que pertenecía allí como

ese árbol de cedro que trataba de ganar una gran batalla contra los rayos del sol, o como aquel Congo que los vigilaba receloso desde la copa de un árbol. -Estela... no tengo palabras, esto es... hermoso. Alison admiraba el excepcional lugar que le rodeaba, respirando el aire puro y virgen que danzaba entre ella dándole la bienvenida, observó las facciones de la alta mujer, no cabía duda que disfrutaba de esto tanto como si fuera una niña en un parque de diversiones. -Y apenas es el principio, espera ver más adentro, no encontrarás lugar más bello que este.-Le prometió la bióloga. Esta última miró a sus compañeros y les hizo señas para que se aproximaran a ella, al minuto todos estaban reunidos esperando por las indicaciones de la bióloga. -No tengo mucho que decirles, sabemos de memoria por que estamos acá, como cabeza de la expedición, ustedes son mi responsabilidad así como lo que vayan a hacer, si tienen dudas, si ven algo extraño o algo le pasa a alguno de ustedes, de inmediato se dirigen a mí...-Indicaba Estela muy seria y mirando a cada uno.-... Somos un equipo, aquí nadie es más ni menos, estamos en lo mismo...-Todos asintieron sin vacilar, excepto John quien parecía ofuscado por el calor y por los mosquitos que le andaban alrededor.... Mantengan los ojos muy abiertos, cualquier pista, cualquier rastro puede aparecer en donde uno menos lo espera... alguna pregunta?...-Nadie dijo nada, Estela miró a John, este trataba de espantar con sus manos a los cada vez más necios mosquitos.-... John tienes algo que decir? -Sí... alguien trajo un maldito repelente?... bichos asquerosos. Los hombres lo miraron con burla, entre ellos Andrés, todos se dispusieron a montar de nuevo en los autos, Estela y Alison se miraron la una a la otra. -Piensas lo mismo que yo?-Preguntó Estela. -Sí, pero no creo que sea un gran problema. -Alison debes de aprender a no ser tan confiada... nunca se sabe. -Lo dices también por ti? Estela la miró por un momento sin mover ni un músculo de su rostro. Podía la chica confiar en ella?... sin embargo, por que lo iba a hacer?... Acaso ella, la dura y reservada mujer lo deseaba... Se lo permitiría?

-"Por ahora mejor no, tal vez... algún día podrías chica bonita"-Pensó. Como ya otras veces hiciera, Alison se quedó esperando la respuesta que nunca salió de la boca de la otra mujer, pensó que tal vez no quería delatar su propia duda, o que simplemente no le gustaba contestar preguntas sobre sus sentimientos, o las dos cosas. Sin darle más vueltas al asunto siguió a la bióloga al auto, pronto se dio cuenta que Ashuri no estaba en él. -Donde... -Shhhh...-Estela le hizo guardar silencio y señaló hacia el joven indígena hincado al frente de una enorme roca a pocos metros de ellas. -Qué esta haciendo?-Preguntó curiosa. -Esta pidiendo permiso al espíritu del lugar. -Cómo?-Preguntó Alison extrañada. -Es mitología Bribri. Alison no entendía nada, Estela se dio cuenta y trató de explicarle. -Verás... Ashuri es un indígena Bribri, ellos tienen sus creencias al igual que nosotros las nuestras, en este momento le esta hablando al espíritu de la selva, Ujum. Los lugares están custodiados por los espíritus del lugar; ellos tienen las mismas costumbres que los humanos y pueden causar la muerte a cualquiera que trate de hacerse de sus dominios. Ujum es un ser etéreo que habita en las montañas y vive en la masa misma de la roca...-Estela miró de reojo a la joven junto a ella la cual estaba muy interesada en la historia como parecía estarlo siempre con todo, sonrió y siguió con su relato.-... Para no contrariarlos hay que guardar silencio al entrar a una montaña; de lo contrario se expone el intruso a que se desaten grandes aguaceros, e incluso puede recibir la muerte.-Terminó la bióloga con una voz profunda, haciendo que los bellos de Alison se pusieran de punta. -Vaya!... que interesante.- Reveló Alison. -Para nosotros es interesante, pero para ellos es importante, es en lo que creen. Alison miraba al joven que parecía haber terminado de charlar con el espíritu. -Como sabes tanto de ellos?

-He vivido con ellos. -Oh... me contarás más sobre la mitología Bribri? -Por qué mejor no le preguntas a Ashuri?... él es el experto. -Esta bien, lo haré. -Pero por ahora mejor no... debe de guardar silencio un par de horas, por respeto. -Alison asintió y se concentró en el lugar. Pronto reanudaron la expedición, la espesura del bosque se hacía cada vez más densa e impenetrable, por ello tuvieron que dejar atrás los vehículos y seguir andando a pie con mochila al hombro. Adelante iban Pablo y Elías, después Estela junto a Alison, atrás de ellas Ashuri y Andrés y por último Martín y John. El camino era muy cerrado, solo dos personas cabían a la vez, a los lados árboles macizos, arbustos y flores silvestres los acompañaban hacia lo más profundo del bosque, cada uno iba sumido en sus pensamientos, por ahora no había nada más que disfrutar de la vista que alumbraba el sendero que los llevaría a su destino. Los tres compañeros de la bióloga; Pablo, Elías y Martín, habían estado con ella en la última expedición, en la cual encontraron dos bellos tesoros de la naturaleza, y por lo cual ahora estaban de vuelta, luchando por encontrar más tesoros escondidos dejados por la madre tierra. Estela los estimaba pues eran muy buenas personas y muy buenos trabajadores, eran de los pocos que quedaban después de que la directiva de la institución cambiara y fuera puesta a manos de Manuel, muchos habían sido despedidos por ser cómplices de malos adversarios o por haber tenido mal administración con materiales y documentos importantes, ahora las cosas habían cambiado mucho gracias a las nuevas autoridades y sus estrictas normas y reglamentos. A Estela le parecía excelente, probablemente lo mejor que le hubiese pasado al Ministerio, pero a muchos no les gustaba la forma en que ahora se tenía que trabajar, ahora era más difícil y peligroso para la gente que quería hacer sus malicias dentro y fuera de la institución, porque todavía existían personas inescrupulosas tratando de buscar las cosas de manera fácil, era algo de nunca acabar y difícil de controlar. La reserva era un santuario de vida. Una fila de montañas se esforzaba por tocar las nubes expuestas en el cielo, cada vez se escuchaban más las voces de los animales que se realzaban a todo pulmón, como si estuvieran

protestando por la existencia de los humanos, algunas aves pequeñas no dejaban de volar arriba de sus cabezas como impidiéndoles el paso a su gigantesco hogar. Los ojos de Alison se movían de un lado a otro, tratando de capturar todo lo que observaba. Paró un momento para sacar de su mochila una pequeña cámara digital, de pronto sintió que algo se arrastraba por uno de sus pies y miró de inmediato hacia abajo quedándose de piedra. -Eh... oigan chicos... creo que... tengo un pequeño... problema. Estela que iba junto a ella la miró con el ceño fruncido, Alison le señaló con un dedo hacia abajo, la bióloga se dio cuenta del "pequeño" problema enredado en la pierna de la rubita. -No te muevas.-Le advirtió Estela a la joven científica que parecía haber dejado de respirar. Los demás se detuvieron de repente y se unieron a la bióloga que rápidamente buscaba algo en el suelo, Andrés tenía los ojos como platos e instaba a su amiga a que no se moviera, los demás parecían también preocupados. Estela había encontrado una rama lo bastante larga para poder alcanzar a la serpiente sin tocarla. -Alison voy a tratar de quitarte a la serpiente, pero por favor quédate tranquila. Alison asintió muy despacio y cerró con fuerza sus temerosos ojos verdes rezando por su vida. -Date prisa... por favor.-Suplicó la joven. Estela muy concentrada alargó la rama hacia la serpiente tocándola apenas, los demás parecían estar reteniendo el aliento, Ashuri tenía su moreno rostro hacia el cielo como si estuviera haciendo una plegaria a algún Dios o espíritu. Pronto la serpiente empezó a moverse lentamente hacia la rama que Estela sujetaba, poco a poco empezó a desenrollarse de la pierna de Alison para hacerlo con la delgada rama, su pequeña lengua salía y entraba sin cesar, haciéndole cosquillas a Alison cuando le rozaba puniéndola más nerviosa de lo que ya estaba. Pasaron unos segundos agobiantes para todos hasta que el rastrero animal se enredó completamente en la rama dejando libre a la chica, Estela con mucho cuidado la levantó y se encaminó a un pequeño arbusto con muchas ramas cerca de ella, allí la dejó que se enredase y al fin todos se

relajaron. -Vaya!... eso estuvo de muerte.-Exclamó Andrés sonriendo a su amiga. -Dímelo a mí... por Dios!... estuve a punto de desmayarme. -Que bueno que no lo hicieras... pudo haberte mordido, era una Coral venenosa, estuviste muy bien... Alison.-Le expresó Estela secándose el sudor de la frente con una de sus manos. Alison sonrió a la bióloga y dejó que su corazón se tranquilizara nuevamente. -Gracias... me salvaste la vida. -No es para tanto... cualquiera lo hubiera hecho, verdad chicos? Los hombres se miraron asustados entre sí y luego miraron a la bióloga que les miraba a su vez con ojos amenazantes, así que no les quedó otra que asentir enérgicamente. -Ves?-Señaló Estela volviéndose de nuevo a Alison. -Aún así gracias. -No fue nada. Ashuri miraba la escena en silencio pero dándole gracias a su Dios en secreto por haber intervenido. Caminaron un par de horas más sin ningún nuevo altercado ni ninguna pista o señal de algún reptil que les diera una idea de la proximidad del Arlequín, sin embargo aún faltaba un poco para llegar al lugar donde habían encontrado a los especímenes de la expedición anterior. Estaban un poco agotados, el sol estaba a punto de ocultarse en el horizonte indicándoles que debían de parar, habían encontrado un lugar llano donde poder hacer el campamento, cerca había un pequeño riachuelo el cual cada vez se hacía más ancho formando pequeños rápidos que corrían de norte a sur haciendo ver un río de agua cristalina que llamaba a los animales para que probaran su exquisito elixir antes de que acabara el día y empezara otro nuevo. Ahora hacía un poco más de brisa trayendo muy lentamente consigo la oscuridad de la noche y haciendo salir a los animales nocturnos de sus escondites para empezar su rutina de cacería y de apareamiento empezándose a formar ruidosos chillidos a lo lejos que hacían eco más allá del horizonte, los grillos empezaron a ocupar sus puestos para iniciar una

nueva disputa y pretenderle ganar a los sapos esa misma noche. Pesadamente el cielo se fue convirtiendo en una gigantesca sábana negra con pequeñas lucecitas que alumbraban el camino del leopardo y hacían competencia con las luciérnagas que volaban encima del riachuelo brillando a más no poder pretendiendo ver su hermosura y semblante en el espejo de agua traslúcida, mientras los grandes y coloridos tucanes dejaban de cantar para poder disfrutar del silencio que la selva les regalaba.

***** Allí estaban los humanos, terminando de montar el campamento en un inapropiado lugar, por lo menos las hormigas bala así lo creían... No se daban cuenta estos humanos, que con solo pisar en un pedacito de tierra alcalina podían dañar una pequeña pero importante parte del ecosistema?... que imprudentes eran después de todo. -Malditas hormigas!-Espetó John sentado en un tronco caído y rascándose exageradamente sus piernas. -John estas seguro que escogiste la carrera adecuada?-Le preguntó Alison sentándose junto a él. -Qué quieres decir? -Bueno, es que... desde que te conocí nunca te he visto expresar algo bueno o positivo de tu trabajo, siempre estas... -Siempre estoy cómo?-Preguntó John a la defensiva. -Parece como si no te gustara lo que haces, como si fuera una obligación o como si solo lo hicieras por dinero. -Y no lo es? -Solo si no te gusta, para mí no lo es. -Todo es una obligación y pura conveniencia Alison, si no trabajas no comes, si no haces lo que te dicen te echan del trabajo y te quedas en la calle... Oh vamos!, ahora me vas a decir que estas aquí porque te gusta? La mirada de Alison se posó en la figura oscura que se movía de un lado a otro removiendo el equipo y dando instrucciones los hombres.

-"Respondería Estela a esta pregunta?"-Se preguntó.-"Oh! claro que lo haría, seguramente plantándole un buen golpe en el rostro, dejando así ver lo que piensa sin mediar una sola palabra como es propio de ella." En su vida Alison había conocido a alguien más entregado a su trabajo que esa increíble mujer, a nadie que adoraba lo que hacía sin recibir nada a cambio, solo la satisfacción de haberlo hecho bien. Era verdad, en Atlanta los recibirían con un gran y delicioso cheque que los mantendría por cinco o seis meses, pero en este país no tenían esos recursos, y aún así lo hacían de buena manera. Acaso era verdad?... Lo hacía solo por dinero? Erick constantemente decía. -"Cuando la mierda valga dinero, los pobres nacerán sin culo". Siempre le hicieron gracia aquellas tontas y despreciables palabras, pero ahora... no le hacían la menor gracia, su significado era más doliente de lo que se había imaginado aunque no se salía de la realidad. Ella no pensaba así, no era como Erick, ni como su padre, el gran Ronald Howels Presidente ejecutivo del Bank of America Plaza en Atlanta, personas que pretendían andar por la vida y poseer lo que quisiesen con sus métodos arcaicos y anticuados. Alison había nacido en cuna de oro, una chica indiscutiblemente mimada, que por mucho tiempo aparentó ser de entre sus compañeras de secundaria, la más humilde. Dándose cuenta que así no obtenía nada, su actitud de humanista cambió de golpe ganándose lo que muchas nunca pudieron, popularidad y reputación. Siempre fue una de las mejores alumnas de su clase y la envidia de muchas, despertando interés entre los chicos. Hasta que un día sus pensamientos cambiaron dejando a sus amigas abatidas en medio del desconcierto juvenil. Tiempo atrás -Que acabas de decir?... Bióloga?... jajaja... estas loca Alison, si te mueres con solo que se te pare un insecto en la punta de la nariz!!! -Eso no es cierto!... aunque no lo creas, me gustan los animales. -Por Dios Alison, no estas hecha para eso... -Y entonces para que estoy echa?

-Bueno... a lo mejor podrías ser estilista, o vender cosméticos por catálogo, sabes? a lo mejor hasta modelo, claro te faltarían unos centímetros de estatura pero eso se puede arreglar con unos bonitos zapatos de tacón, yo puedo ayudarte, tengo un amigo... Tenía razón su mejor amiga del alma... su amigo hubiera podido ayudarla. -Piénsalo dos veces Alison... yo podría mantenerte, así no tendrías que trabajar. Tenía razón Erick... antes hubiera dejado todo por él y se hubiera quedado en casa dándole de comer a su bebé, mientras su esposo salía a trabajar de vendedor de Bienes Raíces... eso si tenían suerte. -Alison hija... el jefe de tu padre, tiene un hijo de tu misma edad, dice que es un joven muy agradable y lo más importante... su familia es de mucho, de muchísimo dinero, no es necesario que te ensucies con indecentes animales. -Madre... ya me he ensuciado más de lo que te imaginas, pero no necesariamente con animales...-Le había dicho a su progenitora, dejándola intrigada como lo hizo con todos los demás. Cómo una pequeña y lisa carta de papel con tinta imprimada de color negro puede cambiar a una persona que no sabe en que creer o en quien confiar, o que hacer en la vida y por su vida. -He recibido una carta del Jardín Botánico... necesitan a una Científica botánica para la planta de restauración del habitad... he decidido ir. -Hija... tu padre tiene un gran puesto para ti en el banco... -No estudié cinco años para eso madre, entiende de una vez... he cambiado, mi vida ha cambiado y ahora sé lo que quiero... adiós!!! -Hija... De vuelta al presente -Me vas a responder o qué?... Alison? La científica parecía estar flotando hacia dos perfectas esferas de color azul que parecían estar esperándola desde hacía millones de años, no se había dado cuenta hasta que esas esferas chispearon devolviéndola a la realidad. -John... ahora no puedo.-Indicó Alison bajando la cabeza.

La joven rubia se levantó perturbada del tronco dejando a un aturdido John. -Pero qué le pasa?-Espetó el científico siguiéndola con la mirada.-Que rara.

***** Ya la oscuridad había llegado, la luna mostraba su desvergonzado y completo rostro, orgullosa de ella misma. Pablo y Elías se encargaron de hacer la cena o mejor dicho, de abrir las latas de comida preparada. Al fin todos empezaron a degustar los trozos de atún con unos armoniosos vegetales y papas fritas de bolsa alrededor de la fogata que minutos antes Estela había encendido. -No esta nada mal.-Comentó Andrés satisfecho refiriéndose a su plato. -Por lo menos no es sardina.-Expuso John que al contrario de Andrés no parecía muy satisfecho que digamos. Estela estaba muy callada, sumergida en sus adentros, removía la comida sin probar bocado. Se dio cuenta de como Alison le había mirado hacía solo unos minutos, cuando sus ojos se toparon se sintió incómoda pues su cuerpo reaccionó raramente, esta vez había sido un poco más intenso, esos ojos verdes parecían llamarla, como si dentro de ellos existiera otro lugar igual o incluso mucho más bello que ese mismo bosque, un lugar lleno de secretos y misterios, y como gran aventurera que era deseó ir y explorarlo, estudiar sus encantos y llegar hasta el final, pero de pronto ese bosque desapareció no dejándola ver más allá, cerrando sus puertas de golpe impidiendo su entrada. -"Por Dios!... que me pasa?"-Pensó en ese momento. La alta mujer reconocía muy en su interior que algo estaba pasando con ella, pero aún no sabía que era exactamente, tal vez era solo el entusiasmo de una nueva aventura o sencillamente que se estaba volviendo una lunática, al fin de cuentas era lo más probable, como su madre le decía... -"Estela necesitas ver a un psicólogo antes de que sea demasiado tarde, o te convertirás en tu padre." Pero ella siempre quiso ser como su padre. -Que fue eso?-Preguntó John de repente. -Que?-Indagó Andrés.

-Espera... eso!!!... lo vistes? Andrés y los demás observaron hacia el punto donde John indicaba, se quedaron mirando por un momento y de repente apareció de entre los árboles una pequeña sombra que sobrevolaba encima de ellos a gran velocidad. -Es solo un murciélago.-Respondió Alison levantándose de la roca donde había estado sentada para poder mirarlo mejor. Ashuri se levantó de igual manera mirando con cuidado al pequeño animal el cual parecía perdido y confundido. Como si fuera algo de lo más fácil, el joven indígena con un rápido movimiento lo agarró entre sus manos dejando a todos con la boca abierta. -Como hiciste eso?-Le preguntó Alison que ahora estaba junto a él tratando de observar al murciélago intranquilo. -Solo levante mis manos, y él vino a ellas. -Como es eso posible? -No lo sé... solo Sibú lo sabe. -Quien es Sibú. -Es un espíritu...-Alison miraba al animal como si le hubiera guiñado un ojo, entonces Ashuri se hecho una pequeña carcajada.-... Tranquila, es de los buenos, nunca hay que tenerle miedo, pero si respeto. -Pero que tonterías son esas?... Sibú?, espíritus buenos?... nunca había escuchado algo tan estúpido en toda mi vida, me voy de aquí. John se levantó junto con las miradas de los demás y se dirigió a la tienda de campaña que iba a compartir con Andrés y se encerró dentro de él sin decir nada más. De pronto Estela se levantó dejando a un lado su plato intacto y acercándose a Ashuri para mirar al pequeño y asustado animal. La curiosidad por cualquier especie de animal aunque lo hubiese visto miles de veces no la podía dejar de lado. -Es un hermoso mamífero... mira, tiene rota un ala.-Indicó Estela estirándole con cuidado el ala derecha.

-Sí... seguramente se lo hizo el mismo, es muy difícil que haya sido por accidente. -Inquirió Alison examinando el ala herida. -Podría ser, mira acá, ves?... parece que nuestro pequeño amigo tiene problemas con las pulgas. -Um... si lo veo.-Reveló Alison. -Me temo que no podemos hacer nada por él.-Espetó la bióloga. -Cielos... que mal, Ashuri tu puedes hacer algo?-Le preguntó Alison esperanzada. El joven indígena detenidamente.

se

lo

pensó

por

un

instante

mirando

al

animal

-No... él ha venido hasta acá por algo, las cosas siempre se dan por algún motivo... creo que Sibú quiere decirnos algo... o advertirnos de algo. -De qué?-Preguntó Elías poniéndose nervioso de repente al igual que Pablo y Martín quienes empezaron a observar extrañas sombras a su alrededor y a escuchar sonidos chocantes en el aire. -No lo sé... pero pronto lo sabremos. Alison tragó duro, Ashuri la estaba asustando un poco, no estaba acostumbrada a nada de eso, pensó que solo eran supersticiones del indígena y trató de relajarse. -Esperemos que eso no pase, pero por si acaso... Ashuri si ves o sientes algo fuera de lo común házmelo saber.-Le pidió Estela. Esta última cogió al murciélago entre sus manos y lo dejó libre, el animal se fue a como llegó desapareciendo entre las ramas de los árboles. El ambiente quedó en un intranquilo silencio, hasta que Alison lo rompió. -Ashurí... umm, Estela me ha dicho que podía preguntarte sobre tus creencias... sobre la mitología Bribri... -Claro Alison, puedes preguntarme lo que quieras, aunque aquí la belleza de ojos azules sabe casi todo de nosotros...-Le dijo Ashuri apuntando a Estela quien parecía que la cosa no era con ella.-... Ahora dime, que quieres saber exactamente? -Bueno... la verdad no lo sé.

-Que tal si te cuento sobre... el inicio? -El inicio? -Sí... el misterioso inicio de la vida, de la luna y de su peor enemigo... el sol.El joven movía sus brazos para darle más énfasis a sus palabras. -Vamos!... que me muero por saber. -Jajaja... esta bien... Todos se acomodaron cerca de la fogata para escuchar a Ashuri, Estela se sentó en un pequeño tronco cerca de Alison, los demás estaban sentados en una gran roca al otro lado del fuego que danzaba junto a la brisa nocturna. -... Hubo un inicio, en un más allá, en un espacio desconocido por el ser humano... donde la vida comenzó, donde el padre nació... El Inicio Todo estaba en tinieblas, estado latente de la creación del cosmos, habitado únicamente por los srbulus, seres que vivían en cuatro mundos, los cuales estaban arriba. En uno de los cuatro mundos había solo enormes piedras por todas partes, el suelo era totalmente pedrusco, solo un gran árbol estaba en medio de la nada... de repente de él como por arte de magia surgió el primer ser, Sibokomo, el padre Dios, el rey del universo, tenía unas pequeñas piedras con las que hablaba y curaba, entonces una de sus piedras habló. -Ojalá mi padre me lleve a ver lugares por allá arriba!-Y de inmediato supo, que se podía hacer el mundo. El lugar en donde estaba Sibokomo era abierto al vacío, no se veía nada, era infinito, infinito como el cielo, donde no hay nada. El Dios estaba harto de no hacer nada, y de repente la misma piedra pensó. -"Allí abajo hay una muchacha; ojalá mi padre se la lleve a examinar lugares con nosotros". La muchacha de la cual estaba hablando era la sobrina de Sibokomo, Sitami. El Dios quiso tener relaciones sexuales con su sobrina, y de ello nació lo bueno, pero también nació lo malo.

Ambos se fueron a vivir en los cuatro mundos, allí Sibokomo pensó en crear la tierra. -Crearé las aguas, las plantas, el trueno y las nubes, crearé a los animales y al hombre... al ser más divino. Una de las piedras mágicas de Sibokomo, la cual era un macho, se introdujo en el vientre de la bella Sitami, y la embarazó. -Si es tu mandamiento, entonces así será... niña fui, mujer soy y por ti... vida daré. Del embarazo nació Sibú, el gran espíritu omnipotente y omnipresente. Es él quien representa el principio del bien. Los srbulus se enteraron del nacimiento del espíritu por el canto de un gallo. -Ya a nacido el Dios espíritu... es nuestro deber matarlo. Cuando Sibú creció, para vengarse de los srbulus los hizo abandonar los cuatro mundos y estos sin poder hacer nada, se fueron. -Padre... aquí me tienes, que hago ahora?-Preguntó Sibú a su padre. -Hijo mío... lo sabrás cuando llegue el momento. Entonces Sibú formó debajo de los cuatro mundos a Iriria, la niña tierra, la cual murió sobre una gran roca por la mordida de un murciélago y de su sangre se formó la tierra para la semilla, su madre Namaitmi, la danta, fue testigo. -Padre... lo he hecho mal. -Sibú... era su destino... lo has hecho muy bien. Por deseo de Sibú, Shulekma, el dueño de las enfermedades y el poseedor del bastón mágico se unió con Tsami, la niña mar, ésta última quedó embarazada. Tsami quiso escapar y antes de hacerlo tomó el bastón de Shulekma. A pesar de que Shulekma le había enseñado como usar el bastón, el cual nunca debía de soltar, la joven Tsami lo depositó en el suelo y se fue a buscar comida. Cuando llegó a buscarlo, el bastón se había convertido en una serpiente, esta mordió a la joven provocándole la muerte. De pronto de su vientre surgió un árbol que amenazaba con romper el cielo de Sibú.

-Corten ese árbol antes de que sea demasiado tarde.-Ordenó Sibú a sus discípulos. Estos se apresuraron a cortar el árbol a la mitad. Al caer el árbol, un animal corrió y unió la copa con las raíces, formando de este modo una circunferencia, que se transformó en el mar alrededor de la tierra. -Padre... lo he arruinado todo. -Hijo mío, no has hecho nada incorrecto, así debió ser. Luego Sibú le enseñó al hombre a danzar y a cantar... esperando que eso bastara para que fueran felices, pero no fue así. Pronto le vino una idea a la cabeza. -A los hombres les falta el calor y el frío... les daré lo que necesitan. El Dios Sibú formó al sol e hizo a la Luna como mujer, pero no quería que existieran dos astros iguales uno encima del otro, tampoco era conveniente que, al igual que el sol, apareciera otro astro que tuviera su mismo movimiento, entonces el Dios vio que para la semilla humana eso no serviría. En el día había dos astros, y estos calentaban por igual, entonces Sibú analizó esto. -No es posible que las cosas sean así, es necesario que se enfríe uno, el que ahora camina de noche, y que quede congelado. De tal manera lo resolvió y al final el sol quien vivía de día quedó ardiendo con ira por toda la eternidad. Los bribis nacieron de la oscuridad antes de que saliera el sol. Dios celebró toda la noche el nacimiento de los bribris pero al salir el sol nacieron los hombres blancos y el sol quemó toda la vida. -No estamos solos... ha llegado el demonio blanco. El sol era un particular hostil, y por ello en los rituales se debía de evitar el contacto con el sol, el elemento de contaminación e impureza. Los indígenas empezaron a bailar el sorbn, que conmemoraba la creación de la tierra y la construcción del universo. A Sibú le pareció haber terminado con su trabajo, nunca pensó que el demonio blanco iba a traer problemas mucho... mucho después. -Padre... espero que eso sea suficiente.

-Yo también hijo... yo también. Alison estaba tan emocionada como el resto del equipo que por un momento parecieron vivir cada palabra que el joven indígena recitó con gran pasión, tratando de renacer el pasado de sus ancestros de otros mundos. -Que historia tan maravillosa.-Expresó la científica. -Estoy de acuerdo.-Reveló Andrés. -Sabias todo eso Estela?-Le preguntó Alison a la sombría mujer. -Sí.-Respondió tajante. -Claro que lo sabe... ella misma ha participado de rituales, es más... ha bailado el sorbn.-Reveló Ashuri orgulloso de su amiga. -De verdad?... y cómo es?-Preguntó la rubia. -Es... revelador, ummm... es difícil explicarlo, es como... primero estas disfrutándolo, pero después lentamente te introduces en un trance, donde lo puedes ver todo... el pasado y el futuro... y te sientes poderoso, te sientes el rey del universo. -Vaya!... tiene que ser algo fuerte. -Lo es... de eso se trata, de sentir el poder de un Dios. Estela entonces recordó la primera vez que participó en uno de esos rituales, Ashuri la había invitado, además ya era considerada una de ellos, no obstante su falta de creencia y fe la obligaba a no hacerlo, en ese entonces le parecía algo simplemente ridículo, pero la insistencia de su amigo la obligaron a ir y danzar como una loca, el sonido de los tambores y de las sagradas quijadas de yegua retumbaban en su cabeza, hasta que sin darse cuenta llegó a un estado latente, su mente se cerró dejando solo un pequeño hueco por donde pasaba un extraño humo negro que poco a poco la fue inundando hasta dejarla sin aire por dentro e imágenes aparecieron y sensaciones sintió. Estela pidió explicaciones esa vez, aún no sabía si lo que vivió era una mala jugada de su mente y cuerpo, o era parte del ritual. Le pareció algo inexplicablemente intenso, como un orgasmo, se había sentido poderosa, intocable, excitada de sobremanera, tanto así, que lo quería volver a repetir. Ashuri le dijo que fue un regalo de los espíritus. Estela le dio gracias a los espíritus de los bribris cortando su cabello azabache y cediéndoselo a ellos.

Al fin el equipo de exploradores decidió ir a descansar. Estela iba a compartir su tienda con Alison, estaba algo inquieta ya que sabía que la chica provocaba nuevas reacciones en su cuerpo, solo imploraba que tuvieran espacio suficiente para no tener que dormir muy juntas, porque si no sería un trastorno para ella lo que faltaba de noche. Pronto la joven científica fue a tumbarse a la tienda, mientras que Estela salió del campamento, quería mirar un poco sus alrededores y ver que no existiese peligro por algún animal que merodease cerca de allí aprovechando también para hacer sus necesidades fisiológicas. En ello estaba cuando escucho un pequeño quejido, como el de un gato, sus ojos examinaron el lugar con la ayuda de la claridad que la luna le daba, se acercó con cautela a donde advirtió que algo se movía, y de pronto ante ella apareció un pequeño puma que chillaba llamando a su madre. -Que estas haciendo aquí solo pequeño?... buscabas a tu mamá? Estela miraba al pequeño animal con ojos compasivos, sintió que algo o alguien rápidamente se dirigía hacia ellos, Estela ágilmente se escondió detrás de un arbusto. Ahora el cachorro no se encontraba solo, su madre estaba junto a él olisqueándolo para examinarlo por si tenía alguna herida. El puma parecía haber detectado que alguien los observaba, su elegante cabeza se alzó, sus orejas puntiagudas se levantaron alerta, sus felinos ojos parecían enojados pero confiados, Estela supo que la estaba mirando directamente, era tan fácil que la atacase, pero aún así el hermoso animal no se movía, el corazón de Estela se paró unos segundos y luego se le unió a los propios latidos del puma, se quedaron unos segundos así, hasta que el chillido del pequeñito las irrumpió, su madre lo agarró entre sus colmillos y salió de allí corriendo. -Eso estuvo cerca.-Se dijo a sí misma regresando al campamento. En otro lugar del bosque -Pedro dile a esos idiotas que esparzan los restos donde los puedan ver. -Si jefe... oiga jefe... cree que con esto los vamos a ahuyentar? -No pedazo de estiércol... pero si los vamos a asustar, esto nos dará más tiempo de encontrar a los bichos. -Jefe, uno de los hombres no quiere cooperar... dice que esto nos traerá mala suerte. -Denunció uno de los hombres que acababa de llegar.

-Puedes decirme quién es ese idiota? -Mumba. -Otra vez?... solo eso me faltaba.-Indicó el irritado jefe.-... Eso me pasa por traer a un maldito indio. -Que le digo jefe? -Déjalo... ya hablaré con ese ingenuo.-Le apuntó el jefe con su mirada asesina. -Si jefe.-Dijeron Pedro y el otro hombre retirándose. El cazador quedó solo mientras observaba a sus hombres trabajar, de pronto el hombre recordó algo, o mejor dicho a alguien. -Espero no tener problemas contigo... señorita Arce, si no, tendré que matarte... -Hablaba el cazador con sus ojos inyectados de furia a los cuatro vientos.-... Además... me debes una maldita... te la voy a cobrar, ya lo verás!

***** Alison se hacía la dormida, posiblemente nunca en su existencia había estado tan alterada, yacía hecha un ovillo tratando de impedir que Estela la tocara con su larga figura, podía dormir fuera, con el calor de la fogata, pero no pretendía despertar con una serpiente entre su cobija, ya había tenido suficiente con serpientes ese día y probablemente en toda su vida. -"Por Dios!... ya soy una adulta, tengo que calmarme... apuesto a que yo soy la única tonta aquí." -Alison... estas dormida? -No... no puedo dormir. -Yo tampoco. Estela estaba igual o más despierta que la misma Alison, ninguna de las dos podía dormir. La científica se dio la vuelta y estiró su cuerpo adolorido quedando cara a Estela, quien a su vez estaba boca arriba, mirando pensativa el techo de la tienda de campaña.

-En que piensas?-Le indagó Alison. -Hoy me ha pasado algo increíble. -A sí?... el qué? -Me he encontrado cara a cara con un puma. -Por Dios!... y qué pasó? Alison se acercó más a la alta mujer, apoyando su cabeza en uno de sus brazos, Estela se volvió para mirar a la curiosa mujer y le sonrió para tranquilizarla. -No pasó nada tranquila. -Estela, que susto. -Si que lo fue... pero pronto me vi reflejada en sus ojos, y supe que no tenía por que temer, el puma sabía que yo no le iba a hacer daño, ni a su bebé. -Cielos!... estaba con su bebé? -Sí... lo encontré a él primero, después llegó su mamá... pero lo increíble fue, que se comportó como si me hubiese visto antes, como si yo fuera de su misma especie. -Tal vez pensó que lo eras, los animales actúan de maneras extrañas, a veces pueden ser muy confiados, pero otras veces no lo son. -Sí... es probable, por eso me atraen tanto. -Los pumas? -Todos los animales... a veces son tan parecidos a nosotros... -O nosotros a ellos. Estela se volvió de lado, aunque casi no podía verla por la oscuridad dentro de la tienda, sentía la mirada de la joven, esa mirada que todo lo expresaba, sorpresa, pavor, amor, curiosidad... apoyó su cabeza en una mano y dejó que la chica la observara sin decir nada. -Sabes?... te he estado estudiando.-Reveló la científica. -A sí?-Inquirió Estela divertida y a la vez interesada.

-Si... aunque no se nada de tu vida, se lo que te gusta y disgusta. -Y que es lo que me disgusta? -Por ejemplo, te disgusta John... -No vale, eso lo sabe todo el mundo. -Bueno... también te disgusta el atún. -Jajaja... te has fijado en ello eh? -Si... también todo el mundo lo sabe?-Le indagó la rubia juguetona. -No... solo las personas que no tienen nada más que hacer que estar espiando a sus victimas. -Me estas diciendo entrometida y... asesina? Alison trataba de sonar indignada, cosa que no funcionaba con esa mujer. -Quién yo?-Preguntó la bióloga siguiéndole el juego. -Si tú... claro, nunca podría asesinarte al contrario de ti. -Tienes razón... yo si podría hacerlo.- Reveló la de ojos añiles, con un hilo de voz. Alison dejó de sonreír sintiéndose amenazada por la mujer delante suyo y sabiendo que en cualquier momento podría convertirse en un arma mortal cuando ella quisiera. -Eh... solo estoy jugando.-Dijo la rubia con voz temblorosa. -Yo también...-Indicó la otra con el mismo tono de voz que antes.-... Jajaja... -Estas loca?, me has asustado de verdad! -En serio? -No. Las dos se rieron al mismo tiempo, terminando el juego por ahora. -Te dolió?

Estela alargó su brazo y con uno de sus dedos tocó el pequeño piercing de la nariz de Alison. -Oh no, bueno... solo un poquito. Me lo hice hace ya varios años, como un símbolo de rebeldía, todavía recuerdo lo que mi madre me dijo. -"Alison, pídele perdón a Dios y quítate eso de inmediato!". -Y tu que hiciste? -Le dije: "Me lo quitaré hasta que tu le pidas perdón a Dios por ponerte los de las orejas". -Jajaja... buena respuesta. De pronto quedaron en silencio... solo se escuchaban sus respiraciones, parecía que eso era lo único que les faltaba para que sus cuerpos se relajaran, como lo estaban ahora, disfrutando de su cercanía, como si lo hubieran hecho siempre y fuera parte de sus vidas, el mundo afuera quedó en el olvido. -"Que agradable es estar contigo Estela... lástima que no pienses así, si me dejas... podría enseñarte." -Alison? -Si? -Me gusta mucho hablar contigo. -A mí también Estela. Corazones, dejen ya de luchar... acaso no ven, que ya la lucha fue ganada? Estela se fue acercando a su amiga, deseaba tanto sentir esos labios, los de esa rubita que la estaba volviendo loca, no podía controlarse, lo deseaba demasiado, tanto que le quemaban sus propios labios, no sabía si iba a ser rechazada, o si iba a recibir una cachetada, nada le importaba ahora. Alison se inquietó un poco, nunca había probado los labios de ninguna mujer, ni nunca se imaginó que lo fuera a hacer, pero su cuerpo quería probar, quería saber que se sentía, demasiado curiosa?... o era otra cosa? Pronto las dos llevar por sus espacio se fue sentenciando a

mujeres dejaron de creer, dejaron de divagar, y se dejaron locuras, por sus sentimientos llenos de incertidumbre. El cerrando, ya no había marcha atrás, Alison cerró sus ojos, su mente a rehacer la imagen de lo que estaba por ocurrir, de

lo que muchas veces soñó hacer con esa increíble mujer. Estela pasó una mano por la nuca de Alison acercándola más a ella y creando el delicioso momento de caricias con sus labios. Primero fue solo un suave roce, un frote lento y seductor entre cada húmedo y jugoso labio, luego Estela abrió un poco los suyos para succionar, chupar y absorber suavemente los de la otra chica, tratando de que sintiera lo dulce que podía ser, la maravilla que podía ofrecerle sin siquiera pedírselo, como el presente que los Dioses una vez le dieron, algo que nunca podría olvidar. Alison estaba en el cielo, pidiendo, exigiendo y gritando por más y más sensaciones como aquella, que la movían y la impulsaban a no dejar que acabara nunca, ya no era solo curiosidad, ahora era ambición, voracidad por aquel manantial de conmociones que Estela le estaba obsequiando, un regalo que nadie le dio nunca, de sinceridad, de lealtad y tal vez de amor. La lengua de Estela quería traspasar la barrera que la separaba de su meta, empujándose contra ella hasta romperla y entrar en aquel sagrado territorio, y encontrarse con la que la esperaba ansiosamente, abrazándose con fuerza sin querer separarse nunca más. Ninguna quería terminar, ninguna quería volver a la realidad, lo que estaban sintiendo no tenía definición, no era explicable, solo ellas lo sabían, era su secreto, tan valioso como la vida, tan delicioso y poderoso como el manjar de los Dioses. Después de unos largos segundos se separaron, respirando como si hubieran estado debajo del agua por mucho rato, sus pechos se contraían salvajemente, sus ojos se buscaban en la oscuridad, querían decirse todo, pero no podían, aún no. -Cielos Estela... no puedo ni hablar. Estela al igual que la joven científica estaba impresionada, nunca pensó que fuera a ser así, nunca había besado a nadie con tanto apetito, sin haberlo querido antes, en ese beso le entregó su alma, sus sentimientos y si la científica hubiera querido también le entregaría su cuerpo. -Ven descansa... es tarde ya. Alison se acercó a la bióloga colocando la cabeza en su pecho y aspirando su olor hasta quedar totalmente llena de ella, Estela pasó sus manos por la cintura de la chica adormilada, pegándola a ella todo lo que pudo, necesitaba sentirla, necesitaba saber que le pasaba, si la joven sentía lo mismo o si se había equivocado.

-"Estoy perdida"...-Pensó Estela.-... "por que lo hice?... debo concentrarme en lo que busco... maldita sea, qué es lo que busco?"

Quinta parte Segundo día de expedición. El ardiente sol se asomaba de entre las delgadas nubes espiando a los humanos que caminaban iracundos por el extenso bosque, la nobleza de los árboles que renacían en lo más alto les prometía sombra y frescura, el espeso follaje les impedía andar con premura, el río los acompañaba a su lado regalándoles el sabor de su tesoro cada vez que alguno tuviese sed. Una de las miles de aves que allí habitaban se posó en una fina rama, movía sus coloridas y largas alas como si se estuviera estirando después de un largo viaje, en su pequeño pico una intranquila lombriz se movía tratando imposiblemente de escapar, la hermosa ave no la dejaría, haría lo que fuera para que esa pequeña lombriz llegase a la boca de sus hijos. -Mira eso!... que belleza. -Señaló con su dedo uno de los siete humanos caminantes, la mujer de corto cabello rubio. -Es un Quetzal. -Indicó la otra mujer más alta que al igual que todos miraba hacia el ave presumida. -Esperen le tomaré una foto. La chica rubia apretó varias veces el botón de su pequeña cámara digital tratando de captar la imagen perfecta de aquella ave la cual de pronto salió volando dejando atrás a los curiosos humanos. -Debemos continuar, nos queda mucho por delante. -Calcó Estela quien pegó un brinquillo para acomodar bien la mochila en su espalda. -Estela perdona que te diga esto pero... ya deberíamos de haber encontrado algo, no sé... -Objetó Pablo. -Calma amigo... -Le cortó la bióloga. -... No es fácil, ni mucho menos si esperamos encontrar uno o dos especímenes, la vez pasada fue una suerte. Estela miró a lo lejos calculando lo que quedaba de camino. -Falta poco para llegar al sitio del encuentro, si no vemos nada, pues seguiremos adelante un poco más, solo les pido... que tengan fe y paciencia. -Estela yo estoy contigo. -Le demostró Alison mirándola a los ojos.

La bióloga le sonrió con cariño sintiendo esas francas palabras de la chica. -Estela... todos lo estamos. -Le indicó Ashuri. -... no es así? -Miró a los demás quienes asentían sinceramente. -Bien... no se habla más, andando. -Indicó la mujer de azul mirada retomando de nuevo los cansados pasos hacia la profundidad de la salvaje selva. Estela los guiaba por un estrecho camino recorriendo con sus ojos cada rincón encontrándose con pequeños animales e insectos de todos tamaños. John paró un momento para sacar su pote de agua de la mochila y refrescar su garganta seca, de pronto una pequeña rama golpeó su cabeza con fuerza. -Qué demonios??? Todos se volvieron a él extrañados y otra rama un poco más grande cayó a su lado, entonces miraron hacia arriba de un árbol donde unos monos capuchinos trataban de atinarle a su blanco, que por cierto no eran otros más que ellos, Alison con buen reflejo se pudo capear una suspirando de alivio, los demás no corrieron con la misma suerte y rápidamente se alejaron de allí entre "auch!"... "ay!"... "ouch!"... "maldición!", mientras las pequeñas criaturas chillaban y brincaban como vencedores de su gran batalla. -Vaya!!!... esos monos si que son peligrosos. -Advirtió Andrés frotándose la cabeza con su mano. -Jaja... a mí me pareció divertido. -Expresó Alison mirando a su amigo. -Solo lo dices porque no te acertaron ningún palo. -Bueno, no es mi culpa tener tan buen reflejo. -Indicó la científica con orgullo. - Siempre hacen eso?. -Preguntó. -Si, son unos animales muy impulsivos, lo hacen cuando sienten peligro. Informó la alta mujer. Siguieron adelante por el selvático camino, repentinamente frente a ellos un exuberante claro les daba la bienvenida. Estela se adelantó dejando atrás a los demás, un escalofrío recorrió su espalda sudorosa, se puso alerta y empezó a inspeccionar el lugar, de pronto sus ojos captaron algo, se encaminó hacia su derecha cerca de unos arbustos, allí habían huellas de botas y más adelante medio enterradas las cabezas de cuatro Dantas, a su alrededor los demás restos.

Estela estaba impactada, no podía mover ni un músculo de su cuerpo, las venas de su frente se hincharon de ira, la sangre corría más rápido por sus venas, sus ojos se humedecieron de furiosas lágrimas nublando todo a su alrededor. En su pasado había visto imágenes horribles que la hacían odiar a los hombres y odiarse a sí misma, pero esto no lo esperaba, era ya demasiado para su mente, y para su alma. No supo cuando los demás compañeros llegaron a su lado preocupados por ella hasta que vieron el espantoso retrato en frente de ellos, nadie podía decir palabra alguna, Alison tapaba su boca con las manos sorprendida y aterrada, Ashuri dio unos pasos adelante para ver más de cerca. Los cuerpos esparcidos de los animales ya estaban en estado de descomposición, contaminando el fresco aire e impregnándose en las narices de todas las criaturas del bosque. -Vamos Estela, vamonos de aquí, necesitamos descansar. -Le propuso Elías indicando a Pedro que ayudase a la mujer de cabello oscuro a salir de allí. Pedro agarró a Estela por la espalda para guiarla al otro lado, donde pudieran descansar y pensar en todo ello. Un

par

de

horas

más

tarde

-Malditos asesinos... ni siquiera se llevaron la carne. -Señaló Elías pensativo. -No, lo hicieron como una señal. -Repuso Ashuri mirando a los demás. -No puedo creer que haya gente que haga esto. -Indicó Alison aún indignada. -Estela sabes quién lo pudo hacer? -Preguntó Andrés observando a la fría mujer. -Sí... se quien fue, puedo olerlo desde aquí, puedo oler el mugriento hedor de su boca... maldiciendo mi nombre, puedo sentir la intranquilidad de los animales... me está esperando. -De, de quién hablas? -Cuestionó Pablo sintiendo el miedo recorrerle todo su ser. La bióloga alzó su rostro mirándolo seriamente. -Del único hijo de puta que pudo hacer esto... -... Ramón de la Cruz, mejor conocido como... El Jefe. -Prosiguió Ashuri.

-El... El Jefe has dicho? -Inquirió Pablo rascándose la nuca nerviosamente. -El mismo. -Aseguró el joven indígena. -Quién diablos es ese tal jefe... parece como si estuvieran hablando del mismo diablo. -Expresó John impaciente. -Lo es... es el diablo en persona. -Reveló Estela dejando a todos con las palabras en la boca. -Qué gana con hacer eso?... -Preguntó Alison a la otra mujer. -Es un cazador, se gana el respeto de sus hombres, así hace ver, que es el mejor cazador de todos, que hay que tenerle miedo, es un maldito villano, no tiene alma, no quiere ni a su propia madre, pero de sobre todas las cosas... lo ha hecho para mí, por que sabe que estamos aquí y anda en busca de lo mismo, es una señal para que no seamos tan estúpidos de enfrentarnos a él. -Por Dios, parece un hombre peligroso. -Comentó Alison. -Sí, lo es, creo que lo más seguro es salir de aquí. -Apuntó Estela. -Yo no sé ustedes... pero yo no vine aquí para salir corriendo por culpa de un demente. -Apuntó Andrés mirando a cada uno. -Se darán por vencidos? -Andrés... no sabes quien es este hombre, es capaz de matar a cualquiera. Le advirtió la bióloga. Pablo y Elías se miraron entre sí, como si se pusieran de acuerdo en secreto. -Estela... estoy de acuerdo con Andrés, creo que deberíamos seguir, siento que estamos cerca. -No Pablo, escucha... no arriesgaré sus vidas por un hombre que me odia, no es tu asunto, es mío. -Qué dices Ashuri?... Que te dicen los espíritus del lugar? -Le preguntó Elías al indígena con esperanza de que estuvieran de su lado. Ashuri pensó por un momento observando a su alrededor. Una hoja caía despacio desde un largo árbol de Almendro, una abeja recogía el néctar de una Amapola, un par de mariposas revoloteaban entre hermosas flores, una ardilla se atrevió a saltar al suelo en busca de semillas y frutos caídos, la selva parecía muy tranquila, más de lo normal, como en luto por el asesinato de sus hermanos Danta, compartiendo la tristeza de los humanos, ni siquiera el canto de los pájaros interrumpía el silencio, ni el chapoteo de una iguana

al beber del río o los arañazos de un oso perezoso buscando alimento en la corteza de un árbol. De pronto, como si se hubiera acabado el minuto de silencio, los ruidos empezaron a extenderse por las montañas finalizando en el claro, donde ya Ashuri sentía que lo espíritus le hablaban, una fuerte corriente de aire parecía volar a su alrededor trayendo consigo pequeños susurros que se hacían cada vez más fuertes y grotescos como si le estuvieran gritando y clamando por una explicación sin respuesta, Ashuri como podía mantenía el equilibrio, el viento parecía querer llevárselo como pago por lo que el hombre había hecho, los demás eran testigos de aquél inusual y sorprendente suceso, Alison estaba a punto de ir a ayudar al joven pero Estela la detuvo y como si finalmente terminara el interrogatorio, el viento se esfumó dejando solo un pequeño remolino de hojas y caras pálidas. -Qué... qué fue eso? -Preguntó John mientras su corazón retumbaba feroz. -No lo sé. -Le contestó la chica rubia a su lado igualmente pasmada. -Es la voz de la selva. -Respondió Estela que parecía estar tranquila. -Pero que chorrada es esa? -Inquirió John sin obtener respuesta. Todos fueron a ayudar a un débil Ashuri que tuvo que apoyarse en el hombro de Andrés al llegar a su lado. -Estas bien? -Le preguntó este último. -Sí... gracias. Ya recuperado, el joven indígena explicó lo que había sucedido, mientras los demás no podían creer lo que decía. -Otra vez con eso de Sicu o Sipu... están todos locos, saben? -John es que tu no lo vistes?... fue increíble, pensé que ibas a convertirte en un oso o algo así. -Expresó Andrés emocionado refiriéndose a Ashuri quien a la vez lo miraba divertido. -No que va... eso solo lo pueden hacer los viejos chamanes. -En serio??? -Preguntó Andrés abriendo sus claros ojos con asombro. -Vaaa!!!... esto ya es el colmo, primero que los espíritus, luego que el diablo anda matando a todo el mundo, después que el Dios Sibú se presentó en

persona y le dijo a Ashuri que teníamos su protección y bendición para seguir, y ahora ésto? John se fue dejando a los demás hablando de lo ocurrido, decidieron pasar la noche allí, era un buen lugar para armar el campamento. Ashuri quemó los cuerpos decapitados de los animales debajo de un árbol en señal de respeto a su Dios, los demás observaban sosegados y abatidos como los que una vez fueron felices animales hijos de la madre tierra, ahora se unían con los demás espíritus del bosque. El que entra en los dominios de Sibú y mata a un animal y este no quema sus restos... es maldecido por el Dios, trayendo tormenta para su vida, física y espiritual.

*****

Pronto la noche cayó pintando el cielo de negro, era cálida y oscura, los ojos de varios animalitos nocturnos brillaban ansiosos a lo lejos esperando atrapar alguna presa que pasase cerca de su escondite. A las orillas del caudaloso y sereno río, una mujer de altura impresionante inspiraba profundamente el aire fresco de la noche oxigenando sus saludables pulmones, observaba el agua cristalina yendo y viniendo, de pronto unos recuerdos que pensó había olvidado hace ya mucho tiempo se introdujeron sin permiso en su mente. Dieciséis años atrás -No!!!... déjala!!! -Quién demonios es esa niña? -No lo sé Jefe... ha salido de la nada. -Llévatela!!! -No... suéltame!, suéltame!!! -Pedía la jovencita a gritos mientras el obediente hombre la sujetaba.

-Vaya vaya... que tenemos aquí?... una mocosa insolente?... te metiste donde no debías niña. -Le reveló el severo cazador acercándose a ella y pasando sus sucios dedos por los labios de la niña. -Déjame... los acusaré!!! -Ya veremos... sáquenla de aquí y terminemos con esto. Uno de los cazadores sacó a tirones a la niña y la encerró en una tienda de campaña, la niña forcejeaba para escapar, pero no tuvo mucha suerte, chillaba dentro de la tienda mientras los hombres reían, de pronto un disparo hizo que se asustara y unas lágrimas se derramaron por su delicado rostro. -Al fin, el trofeo es mío!!! -Jefe... hay guardabosques por todas partes... tenemos que irnos. -Qué? -Creo que andan buscando a la mocosa. -Demonios, demonios, demonios!!!... esta bien, recojan al animal. -Jefe, no esta muerto, aún vive. -No le dispares... oirán. -Qué hacemos? -Recojan todo. -Y el animal? -También idiota... no voy a dejar mi trofeo que tanto me ha costó. -Ya oyeron vamos! La niña que lloraba desconsolada escuchaba el desorden de afuera, trató de calmarse y buscar algo para romper la tienda y escapar, observó el lugar, habían trastos sucios, un sombrero, una botella de licor medio vacía y lo que parecía una camisa sucia y con manchas de sangre seca. Apresuradamente agarró la botella y la camisa, cubrió la botella con la camisa y de un fuerte golpe en el suelo la quebró, dejando afilados vidrios en el suelo, cogió uno bastante grande y se movió a la parte de atrás de la tienda.

Los cazadores seguían recogiendo el campamento dejando por último la tienda donde habían metido a la niña. La pequeña niña pudo escapar sin que nadie lo notase, pero algo la detuvo, se escondió detrás de un arbusto y miró a la jaula donde tenían a una hermosa pantera negra que sangraba abundantemente pero que parecía seguir respirando, la niña de azul mirada observó a sus lados y rápidamente corrió hasta la jaula, con mucho cuidado la abrió y se adentró a ella, poco a poco se fue acercando al animal, la pantera al percibir a la niña abrió sus ojos, la niña se asustó pero prosiguió a acercarse. -Linda... linda gatita, te sacaré de aquí... vamos, tu puedes hacerlo. El animal se movió para levantarse, se tambaleó un poco pero al fin lo logró. -Eso es... eres muy fuerte, vamos... sal de aquí, tienes que hacerlo, anda chica hazlo, no tienes mucho tiempo. Como si la pantera entendiera lo que le dijo, salió de la jaula corriendo como podía. -Heyy!!!!... La pantera se escapa!!! -Mierda... detenla... dispara!!!! Los hombres dispararon pero ninguno dio en el blanco, El Jefe furioso se volvió a la niña. -Jefe, no tenemos tiempo para ir tras el animal. -Lo sé estúpido... tráeme a la niña ahora!!! Dos de los hombres le trajeron a la jovencita, que a la vez pensaba que esa era la última vez que sus ojos miraban a ese horrible hombre y a ese bello lugar. -Eres un problema mocosa... mira lo que has hecho... -El cazador la miraba con todo el odio que podía poseer. -... Me has quitado lo que toda una vida deseé tener... -El hombre se acercaba peligrosamente a la asustada niña. -... Ahora tomarás el lugar de mi trofeo... -El hombre la encaró más de cerca, mucho más, pegando su gran nariz al de la niña, estudiando el rostro juvenil, memorizando cada centímetro de piel, la joven temblaba, trataba de cerrar sus ojos pero no podía, las gotas de sudor corrían por sus sienes, estaba aterrada, sentía que iba a orinarse en cualquier momento.

De repente unos gritos desesperados interrumpieron el agobiante y grotesco escenario. -Estela!!!... Dios mío, qué hace???... suéltela!!! El cazador miró a la mujer que gritaba por la vida de la niña, de inmediato se le unieron más personas, entre ellas guardabosques y muchos niños que veían aterrizados a los cazadores con armas y a su compañera de escuela sujetada por dos hombres. -Suelten las armas!!!... suéltenlas de inmediato!!! -Indicó uno de los guardabosques sujetando su propia arma. -Jefe... qué hacemos?... hay muchos niños mirando. -No estoy ciego imbécil, lo sé! El hombre se puso muy nervioso, miraba a la niña y a los demás una y otra vez, deseaba matarla por lo que había hecho, es más, lo hubiera hecho de no ser porque fue interrumpido, no deseaba pasar toda su vida en la cárcel por asesinato múltiple, así que no le quedó otra más que soltar el arma y alzar las manos, de por sí, tenía bastante dinero para pagar la fianza o al juez, ya antes lo había hecho. Los guardabosques se acercaron cautelosos y pusieron esposas a cada uno de los cazadores que no eran más de seis. Se llevaron de allí a los niños, a la maestra y a la pequeña Estela. -Niña?... -Estela miró atrás al hombre que hacía poco iba a matarla a sangre fría. -... Se quien eres, te lo cobraré. La única testigo de esas amenazantes palabras fue la propia Estela, ningún otro lo escuchó, solo ella y supo que era cierto, ese hombre se convertiría en su pesadilla, algún día tenía que enfrentarlo cara a cara. El presente La bióloga apretó las manos tan fuerte que las uñas de sus dedos traspasaron la carne, su corazón se aceleró hasta más no poder, sentía su cuerpo hervir, el sonido de un disparo que su mente recreó la devolvieron a la realidad.

-Ese día a llegado. -Informó en voz alta. La bióloga empezó a quitarse la camiseta, pasándola por la cabeza quitándosela por completo, luego se quitó las botas y empezó a desabrocharse el pantalón. Quedó completamente desnuda, sintiéndose parte de la naturaleza, una criatura más de la selva, indefensa como un animal herido, alzó sus brazos y sin otra cosa se lazó al agua.

*****

-Alison tienes hambre? -No en realidad. -Bien, um... Ashuri ha hecho un delicioso caldo de pescado, los ha pescado él mismo. -Gracias Andrés, pero prefiero no comer, mi estómago no se siente muy bien. -Esta bien lo entiendo. -Oye Andrés, ven!... Ashuri esta contando una más de sus historias! -Le avisó Pablo el cuál estaba sentado junto con los otros hombres alrededor de la fogata. -Quieres venir? -Le preguntó Andrés a su amiga. -No gracias... me quedaré aquí si no te importa. -Bien. Andrés se fue dejando a Alison dentro de la tienda que compartía con Estela. La tienda estaba abierta dejando pasar la suave voz del joven indígena, Alison estaba recostada esperando que su estómago se aliviara, de pronto sintió el llamado de la naturaleza. Se encaminó lo más lejos que pudo de los demás, casi no podía ver, temía encontrarse con otra serpiente, desde la última vez que vio una demasiado cerca para su gusto, les cogió idea. Mientras caminaba buscando un sitio, algo la distrajo, se temía lo peor, su

corazón se paró, estaba muy oscuro, pero podía escuchar algo o alguien que nadaba en el río cerca de ella, al tratar de enfocar más su mirada pudo ver un rostro conocido. Como por arte de magia su estómago se alivió, y se olvidó de por que estaba allí. Dando gracias a la oscuridad, se acercó lo más que pudo y se agachó, sus ojos recorrían los fuertes hombros que salían del agua, la mujer escurría el agua una y otra vez de su largo cabello de noche colocándolo de lado dándole el toque más femenino y delicioso que Alison hubiera visto jamás. -"Alison pareces una depravada... vete de aquí... chu, chu, fuera... por Dios que cuerpo... no, mejor quédate... acércate más, más... no seas miedosa". Le decía su sucia conciencia. La joven científica no podía apartar sus ojos de Estela la cual se movía como un pez sobre el agua, de pronto recordó el beso de la noche pasada y de cómo amaneció junto a la bióloga esa mañana, le dio mucha vergüenza pues la bióloga no podía ni moverse, Alison la tenía envuelta entre brazos y piernas, a Estela le había hecho gracia aquella situación, pero Alison estaba que se moría. Ahora estaba allí, totalmente desnuda ante la chica de mirada esmeralda, allí... sumergida en el espejo de agua, lavándose como si quisiera quitarse toda la suciedad de su vida, las culpas, los engaños que reflejaban su bello rostro, sus hermosos ojos, su corazón, sus palabras y sus pensamientos que podían ser escuchados más allá de lo imaginable, más allá de la penumbra. -Veo que has encontrado un buen lugar. Alison se asustó al escuchar la voz de la otra mujer. -Eh... yo... eh, umm... -Tartamudeaba saliendo de su escondite. -Ya terminaste? -Si, no... si, bueno... -Oye... el agua esta increíble, no te metes? -Yo... no, gracias... lo haré en la mañana. La idea de encontrarse con un cocodrilo no era muy buena para la chica rubia, y no solo eso, estar dentro del agua junto a la mujer que la inquietaba y tras de eso desnuda... así que, solo se quedó allí observando a Estela nadar hasta la orilla.

-Esta bien, yo igual ya estuve mucho tiempo. La bióloga salió del agua sin rodeos dejando su cuerpo ser secado por el leve viento, aunque estaba oscuro, Alison podía ver la silueta de Estela e imaginarse lo demás. -Bueno... nos vemos en la tienda. -Alison un poco acalorada prefirió retirarse y dejar a la otra mujer con su intimidad. -Espera, no es necesario que te vayas, ya me visto. -Le dijo Estela percibiendo la incomodidad de la chica. -No, esta bien... -Le contestó la científica dándose cuenta de la idiotez que acababa de decir. -... Quiero decir, solo si quieres. -Solo si quiero? -La mirada de Estela cambió de repente volviéndose seductora y ardiente. -Este... si, o sea... -Ya Alison había perdido toda facultad de comunicación y lenguaje, ni siquiera ella sabía que decir o hacer. -"Rubita, creo que mejor te desapareces antes de que cometas una estupidez". -Le indicó su conciencia que poco le ayudaba, pero que esta vez tenía razón. -Estela, mejor me voy. La bióloga no quería que se fuera, todavía desnuda agarró el brazo de Alison impidiéndole irse. -No te vayas... por favor. Alison sentía la necesidad de la otra mujer, al ver ese rostro triste y desolado, sabía que ahora más que nunca la necesitaba, se dio cuenta que ella también. -No me iré. -Y sin importarle la desnudez de Estela la abrazó sintiendo el calor que emanaba su piel y el sentimiento que nació en su corazón. Quería compartir su dolor, sus penas, sus miedos, todo, todo lo que era esa enigmática mujer que no pudo seguir ocultando su debilidad y dejó que Alison la conociera, que conociera su verdad, que supiera que no era más fuerte que nadie, que más bien era lo contrario, tan débil como una hoja. Se quedaron así por un rato, habían caído un par de lágrimas por la espalda de Alison, las cuales quemaron la piel por donde pasaban, Alison sabía que esas lágrimas valían millones, que ella era una persona privilegiada y que allí, en ese mismo momento Estela le había regalado su confianza, su plena confianza.

Se fueron separando despacio, la perdida se sintió, no deseaban separarse nunca más, fue tan confortable que ninguna dejó ni un segundo de verse. -Que bueno que me quedé. -Le expresó Alison con una sonrisa radiante. -Sí... que bueno que estas aquí. Como si el mismo viento las fuera uniendo de nuevo, las dos hermosas chicas se dejaron llevar, el sonido del bosque las llevó a un camino de emociones y estremecimientos sin explicación, sus labios se unieron como la noche pasada, pero esta vez era más cercano, algo más confiado, un beso lleno de deseo y promesas, como un pacto de amistad, de hermandad y de amor, un solo roce, un solo beso, era lo único que clamaban sus corazones para ser llenados por completo. Pero para sus cuerpos no era suficiente, ellos exigían más, exigían todo. El beso fue aumentando a más caricias desordenadas y decididas, Alison no podía dejar de besar a la bióloga, quería fundirse en ella, besarla por el resto de su vida. Dentro de sus bocas se aclamaba por una gran fiesta, por una enorme celebración, que participasen solo ellas, solo sus lenguas llenas de pasión, donde hubiese exquisitos manjares, y una danza sensual. Las jugosas lenguas no deseaban parar de danzar por toda la noche, pero la música estaba terminando para pronto seguir con otra de un ritmo más suave y seductor. -Alison... umm... déjame... déjame respirar un poco... -Le pidió Estela a la chica que parecía no tener intenciones de soltarla ni dejar de besar sus rojos y calientes labios. -Oh! cielos, lo siento... -Se disculpó la mujer más pequeña poniéndose toda colorada. -No lo sientas, que yo no lo hago, jamás lo haría. Alison ayudó a Estela a vestirse, llegaron al campamento, solo Elías estaba fuera, los demás ya estaban descansando. -Hey Estela... ya estaba a punto de ir a buscarlas, se que te puedes cuidar tu misma, pero ya sabes, con esos matones cerca... -Lo sé Elías, perdona que te hayamos preocupado, estamos bien. -Bueno... me quedaré vigilando, así que puedes descansar tranquila y tu también señorita. -Gracias Elías... buenas noches. -Le dijo Alison con una sonrisa.

-Buenas noches señorita. Elías era el más fuerte de todos, siempre atento y servicial, lo que les encantaba a las mujeres de él, Estela lo apreciaba por el trato que le daba a ella en especial. Junto a Pablo y Ashuri los cuatro hacían un gran equipo. -Ven. Estela ya se encontraba recostada, Alison la miraba desde su posición de rodillas frente a la bióloga, la chica más joven no esperó más y se recostó de igual manera a su lado, Estela levantó su mano para acariciar el rostro de Alison y como si la misteriosa música empezara a sonar de nuevo, unió sus labios con los de la científica, impidiendo cualquier protesta en contra, cualquier pregunta o duda. Estela colocó sus manos en la cadera de Alison y la volvió para colocarla encima de su cuerpo, así empezaron a acariciarse por todo el cuerpo encima de la ropa, el contacto era completo, Estela abrió sus piernas y Alison se colocó entre ellas, se besaban impulsivamente, como si en segundos se fuera a acabar el mundo y solo tuvieran esa única oportunidad para amarse y entregarse. Alison quería poseer ese maravilloso cuerpo, quería que fuese únicamente suyo. Ya mucho más excitadas no podían estar, así lo indicaban sus cuerpos que se movían al ritmo de la música hecha por los dioses. -De... déjame quitarte esto. Estela empezó a quitar los pantalones de Alison, después siguió con su ropa interior, Alison se sentó en las caderas de la bióloga para despojarse de su camiseta verde mientras Estela hacía lo mismo con la suya, Alison desabrochó el botón del pantalón de la alta mujer y bajó la cremallera metiendo una mano para conocer el rincón más deseado de la joven, Estela suspiro entrecortada, sintiéndose lejos de la tierra, Alison se apuró entonces a quitar las botas y el pantalón de Estela, las dos quedaron sin ropa alguna que estorbarse para cumplir con el deseo de cada una. Volvieron a la posición que antes disfrutaban y de nuevo iniciaron los movimientos antes interrumpidos. Estela enredó a la chica entre sus piernas, quería sentirla a plenitud, Alison movía sus caderas con fuerza pero luego bajó el ritmo y de nuevo lo aumentaba, así estuvieron por un rato, deleitándose en cada corriente que pasaba por sus cuerpos. Apunto de llegar al orgasmo, Estela paró y se volvió quedando encima de Alison, las dos respiraban alocadamente, sus cuerpos bañados en sudor suplicaban por más. Alison cogió un mechón húmedo de cabello azabache entre sus labios y lo enredó en su lengua dejando que Estela lo viera, Estela no pudo más y

agarró con sus labios la dulce lengua de la tentadora chica, saboreando su propio cabello. Pronto siguió como la buena bióloga y exploradora que era rastreando partes sensibles del contorno de la bella figura de Alison, la cual arqueaba su espalda cada vez que daba con alguna de ellas, alrededor de sus pezones, sobre ellos, en su abdomen, cerca del ombligo, en su pelvis, en las entre piernas, en los muslos, y finalmente en su sexo, donde Estela pasaba sus labios una y otra vez, mojándolos completamente, donde su lengua lamía hasta satisfacer su sed, donde sus dedos mendingaban y Alison les daba la bienvenida dejándolos pasar a su jardín de frutos. -Oh!!!Cielos... Es... Estela... eres una Diosa!!!... eres... ahhh!!! Alison se revolvía con frenesí, sujetándose de la cabeza de la bióloga hasta que al poco tiempo llegaba al clímax. Estela sacó sus dos dedos de Alison, pero siguió unos segundos deleitándose con su boca hasta hacer que otra descarga corriera en la joven rubia. Estela se arrastró por el cuerpo más joven hasta llegar a su boca. Alison la abrazó acariciando su espalda de arriba a abajo, bajó sus manos hasta llegar a los perfectos glúteos de la bióloga y arañarlos fieramente. -Ummm... Alison... hazme... tuya, necesito sentirte. Alison obedientemente dejó que Estela se pusiera de lado, Alison se acomodó detrás de la otra mujer pegando el cuerpo a su espalda, Alison besó despacio cada hombro y el suave cuello de la bióloga, dejando un rastro húmedo por el camino, siguió por su espalda hasta llegar las glúteos arañados, allí había dejado unas marcas, Alison las miró y prosiguió a lamerlas con furia. -Un Alison... eres una delicia... cómeme, soy tuya. Alison sustituyó su lengua por las manos y subió para besar los labios de la alta mujer, sus manos también fueron subiendo agarrando por delante los pechos de Estela, esta última curvaba la espalda despegándola de los pechos de la rubia, pero Alison no dejaba que pasara eso y atraía de nuevo el otro cuerpo al suyo. Una de sus manos fue bajando hasta llegar al centro de Estela quien suspiraba agitadamente, Alison jugó un rato con el mojado clítoris de la bióloga, esta movía su caderas pegando sus glúteos al sexo de Alison quien empezó a sentir de nuevo la penuria en su centro, ágilmente colocó un dedo dentro de Estela y empezó a sacarlo y meterlo rápidamente, mientras con su otra mano masajeaba los pezones erectos de la mujer y así Estela llegó a

tener unos largos y placenteros espasmos hasta llegar al tan esperado orgasmo que la dejó sin aliento. -Eres increíble mujercita. -Mujercita?... eso te he hecho ver? -No... me has hecho ver el universo. -Estela... creo que estoy enamorada. -Vaya... y eso es malo? -No... no lo sé. -Lo dices por... Erick? -Quién es Erick? -Venga loquita no te hagas, sabes a lo que me refiero. Alison estaba abrazada por la otra mujer, sus pensamientos fueron más allá, se había olvidado completamente de su novio, sabía que por una parte estaba mal, lo estaba engañando, pero por otro lado se sentía completa con Estela y sentía que eso estaba bien, no podía ser malo considerarse... feliz. -Estela... no me arrepiento de lo que hicimos... ni de lo que siento por ti, de estar aquí contigo, de que me abraces así... mi corazón me dice que es lo correcto, nunca había estado tan segura como ahora... siento algo muy fuerte por ti, mucho más de lo que siento por Erick. Estela la besó con ternura, tomándose su tiempo para disfrutar de esos maravillosos labios, fue lo único que pudo hacer después de que la chica confesara esas palabras para ella. Abrazadas se quedaron dormidas, soñando por un nuevo despertar juntas, por un nuevo camino donde solo ellas dos existiesen... y nadie más.

Tercer día de Expedición Estela esperaba encontrar al espécimen ese mismo día si no era que los cazadores lo habían encontrado primero. La única ventaja era que, ellos no sabían donde era exactamente el lugar donde la bióloga había encontrado a los otros Arlequines.

Ya las provisiones estaban escaseando, ese día era el más caluroso de todos, el sol parecía querer ocupar todo el cielo, debían ir con cuidado para no ser sorprendidos por algún hombre de El Jefe. Media hora después habían llegado al lugar del hallazgo, Elías, Pablo y Estela se adelantaron muy prudentes para asegurarse de que allí no había nadie, por suerte no lo había, así que los demás se les unieron tranquilamente. -Aquí es.-Indicó Estela. -... Ahora con cuidado debemos buscar a los alrededores... no queremos asustarlos. -Yo no veo nada. -Comentó John ofuscado con las manos en la cadera. -Nadie dijo que era fácil... vamos, hay que hacerlo lo más deprisa posible. Ordenó Estela a los demás que se dispusieron a la búsqueda. Una hora después nadie había encontrado ni un solo rastro, estaban defraudados, parecía que solo aquellos dos Arlequines eran los únicos especímenes que quedaban vivos. -Estela no encontré nada. -Reveló Pablo llegando todo sudoroso a su lado. -Yo digo lo mismo. -Repuso John llegando con las manos vacías... -Nada de nada. -Lo siento Estela... no vi nada, ni siquiera de otra especie. -Dijo Andrés angustiosamente. -Tal vez... si buscamos más... -No Estela... aquí no hay nada... solo insectos. -Le comunicó Elías sentándose en una roca a descansar un poco. Estela miraba a su alrededor, flores de todo tipo indicaban la riqueza de vida, miles de plantas cubrían el suelo, un riachuelo proveniente del río abría la gran posibilidad de muchas especies de reptiles, un lugar perfecto para los sapos y ranas... y sin embargo, allí no había nada. Alison seguía buscando por otra parte, no quería darse por vencida, deseaba tanto encontrar al Arlequín y dárselo a Estela, ver su cara de alegría. De pronto vio algo saltando de una rama, no sabía si sus ojos le jugaban una broma, pero trató de aproximarse con sumo cuidado, observo a Ashuri al otro lado, este estaba con la cabeza al cielo, como lo hacía cuando oraba a su Dios, pero ahora para Alison lo más importante estaba a escasos centímetros, apartó con sus manos unas ramas y acercó su cabeza para ver mejor. Allí mismo dejó de respirar, no podía moverse, su boca se llenó de

saliva que no podía tragar, quería brincar, pero era lo último que podía hacer. Un sapito Arlequín diminuto, con su piel húmeda y negra, con sus franjas naranjas y amarillas, con su cabeza grácil, parecía estar pegado a una hoja mucho más grande que él, ahí estaba lo que andaban buscando, sacó su cámara digital y le tomo algunas fotos, estaba muy emocionada, pero por alguna razón al verlo allí, tan tranquilo, tan en paz, la joven científica no quería molestarlo, parecía tan feliz, en su hogar, como lo estaba ella ahora, sabía que debía hacerlo... pero no podía. Alison sintió que alguien venía, rápidamente se alejó de allí, pero una fuerte mano la agarró por el cuello, la chica trató de soltarse, pero la mano la sostuvo más fuerte y sintió como le apuntaban en la espalda con un revólver. -No linda, no... es una mala idea créeme... qué hacías mirando entre esos matorrales? -Nada. Entonces el hombre que la sujetaba le dio la vuelta para que lo viera a la cara. -Me vas a decir que había allí perra... si no quieres que te mate. Alison estaba asustadísima, miró al hombre... era el típico cazador, pero este daba pavor, era fuerte, su rostro originaba terror, no cabía duda quien era. -Su... eltame... por... favor. El Jefe parecía divertirse con su víctima, pero ya estaba sacándolo de quicio. -Mira estúpida gringa... se quien eres, si... no me mires así, no es mi culpa... señorita... cual es tu apellido?, a sí... señorita Howels. -Alison si estaba asustada ahora lo estaba aún más. Ashuri que había visto todo se fue sin que lo notasen a llamar a sus compañeros. -Estela!!!... Alison está en problemas, la tiene Ramón!!! -Indicó el joven indígena a su llegada. -Qué?... dónde esta??? -Preguntó Estela histérica. -Esta al otro lado del riachuelo... espera Estela!!!

Ya la bióloga había salido corriendo sin esperar, los demás la siguieron. -Dios!... a que hora me metí en esto. -Expresó John saliendo detrás de los demás. En ese mismo momento la joven científica era amenazada por el grotesco cazador. -Has visto algo que no quieres decirme? -Nnn... no... yo solo, estaba mirando... un... un... -Un qué? -Un... un... -Un cerdo... y creo que ya lo ha encontrado. El sorprendido cazador miró a la alta mujer que caminaba hacia él con paso decidido. -Señorita Arce!!!... pero que gusto. -Lamento no decirte lo mismo... suéltala! -Ahhh... creo que hemos empezado muy mal señorita Arce... Por qué piensas que lo haré? -Porque yo te lo ordeno. -Creo que ya me han dado suficientes ordenes en mi vida señorita Arce... Sabe? en la cárcel hay que cumplir muchas. -Oh bueno... entonces no será problema una más no cree?... ya que esta tan acostumbrado. -No sabes... no sabes lo feliz que estoy de verte de nuevo señorita Arce... lo he soñado cada noche... cada puto día de mi existencia... no pensé que fuera tan fácil... pero ya ve... todo se paga en esta vida. -Yo no le debo nada... -Estela hablaba y se movía lentamente hacia el hombre que apuntaba con su arma a la chica. -... Cuando era una niña no lo sabía... pero ahora todo a cambiado... no te debo nada maldito. -Um... yo creo que sí... y no me iré sin cobrarte... dile adiós a ésta dulce niña... Estela.

El hombre estaba a punto de disparar cuando Estela con una fuerza y rapidez que ni ella sabía poseer se lanzó al hombre mientras el arma caía al suelo estrepitosamente, Alison cayó a un lado tratando de reaccionar rápido, alzó su cabeza para mirar espantada la lucha que se había iniciado entre la bióloga y el cazador sin poder hacer nada y sin querer dejar a la otra mujer que le gritaba que huyera. Mientras tanto, los demás se habían escondido pues dos cazadores se hallaban a corta distancia de ellos con rifle en mano, Elías y Pablo avanzaron en silencio por detrás de los cazadores y con un rápido movimiento golpearon sus cabezas con dos rocas dejándolos inconscientes, Elías agarró los rifles y le pasó uno a Pablo, cuando estaban seguros de que no habían más hombres llamaron a los demás para seguir y ayudar a sus compañeras. Alison observaba la pelea que parecía igualada, Estela recibía golpes en su cara que la dejaban tambaleando pero pronto volvía a propinar golpes a su enemigo, los dos observaban el arma pero ninguno podía acercarse, Alison al ver que a Estela se le acababan las fuerzas cayendo mientras el cazador se arrojaba encima de ella olvidando el arma por completo y prefiriendo otra manera de asesinar a su adversaria utilizando sus manos, Alison corrió hasta alcanzar el arma y apuntar al hombre. -Déjala!!! -Le ordenó Alison mientras el cazador se daba cuenta de la situación y soltaba la garganta de Estela que empezó a toser desesperadamente. -Levántate o disparo. El hombre hizo lo que le dijo, se levantó y colocó las manos en alto volviéndose para verla. -Las dos son unas zorras!!! -Les gritó mirando a Estela que ya estaba de pie frotándose con una mano la garganta enrojecida. -... Sabes lo que sentí... cuando vi al pequeño sapo descansando en una hoja... si, el Arlequín. -Estela abrió sus ojos sorprendida al escuchar las palabras del cazador. -"Entonces lo ha encontrado, existen más!" -Pensó. -... Oh cielos!... brincó a mi mano!... -Exclamó el hombre disfrutando de la reacción de la bióloga. -... Y cuando lo miré de cerca... aunque me cuesta admitirlo, es un animal muy bello... -Alison lo miraba desde atrás con duda sin dejar de apuntarle. -... Lástima que lo haya matado. -... Estela no cabía en lo que oía. -Cómo... cómo dices? -Ahhh siii... cerré la mano y cuac!... adiós sapito.

-Hijo de puta no te creo. -Bueno... ese no es mi problema... -Repuso el cazador satisfecho de ver la angustia en el rostro de la alta mujer. Alison deseaba decirle que era mentira, que todavía había uno vivo y que ella lo había visto, pero no quería que el hombre lo supiera, así que permaneció en silencio. -Eres un miserable!... no te saldrás con la tuya. -Estelita de mi alma... pudiste una vez... pero no dos. El hombre se volvió a Alison dándole un golpe en la nariz con su codo y agarrando el arma para rápido apuntar a la cabeza de Estela, un estruendo se oyó por toda la selva asustando a todo ser vivo, unas aves salieron volando de un árbol temerosas por sus vidas, Alison se paralizó al ver que Estela no se movía, su corazón dejó de latir quedando a espera de un permiso para seguir, de pronto un pequeño hilo de sangre empezó a salir... pero de la boca del cazador. Todo quedó en silencio cuando el cuerpo del hombre cayó al suelo dejando de respirar, dejando de ver, de oír aquellos chillidos de sus tesoros antes de ser asesinados y que su perverso corazón amaba, devolviéndole a la mujer de cabello azabache y mirada azulada la tranquilidad que una vez hace muchos años le robó, dándole una razón de vivir y una razón de amar. -Estela!, Estela!... estas bien? Ashuri llegó al lado de la bióloga que miraba al muerto con repulsión y asco. -Sí... muy bien. -Dijo sin más. -Los demás se acercaron para ayudar a sus dos amigas. - Debemos irnos antes de que lleguen los hombres de Ramón. -No te preocupes, ya nos hemos encargado de ellos. -Reveló Andrés orgulloso mirando a los otros hombres. -Así es... les dimos su merecido. -Apuntó John el cual no había hecho más que temblar de pavor dejando a los demás deshacerse de los cazadores. Estela se dió cuenta de la sangre que brotaba por la nariz de la científica, se aproximó a ella para limpiarla con su mano, Alison le sonrió y le indicó que estaba bien, se miraron unos segundos y luego la alta mujer abrazó con fuerza a la más pequeña la cual le devolvía el abrazó con igual ímpetu. -Lo siento. -Le susurró la bióloga.

-No lo hagas... no es tu culpa, era un hombre malo. -Lo eché a perder todo. -No Estela... tu no hiciste nada, no te sientas culpable. -Las dos chicas se separaron. -Ven quiero mostrarte algo. Alison llevó a Estela de la mano, dieron unos cuantos pasos cerca del riachuelo y la científica paro y miró a la extrañada bióloga que la esperaba pacientemente, con sus manos separó unas ramas e incitó a Estela a que mirase, esta lo hizo llevando sus manos a su boca sin creer lo que veían sus hermosos ojos ahora totalmente sorprendidos. No solo había uno, sino una familia completa de sapitos Arlequines, no tuvieron que decir nada, sus pensamientos eran el mismo, se miraron y sonrieron felices compartiendo el hermoso secreto y dejando a una diminuta pero radiante familia en paz para siempre.

*****

"La expedición ha sido todo un éxito, más que una enseñanza valorada por cada uno de nosotros que aceptamos esta oportunidad de apreciar y aprender sobre esta clase de Atelopus Varius procedente del reino de los anfibios y notificado como una especie extinta en Costa Rica hace seis años. Los especímenes encontrados nos indican que la especie aún no esta extinta, sin embargo esto puede suceder sin los cuidados necesarios para mantener su existencia, hemos verificado que no existe manera de alejarlos de su entorno natural por ser altamente frágiles al cambio de habitad y vulnerables a la variación de temperatura, solo pueden vivir en ese sitio el cual tiene las únicas condiciones para su segura subsistencia y en ningún otro lugar del planeta. También hemos hallado suficientes pruebas para hacer valer nuestra aprobación de ayuda económica al Proyecto propuesto por la señorita Estela Arce M. bióloga del MINAE, y la construcción del futuro laboratorio del habitad de las especies en peligro, con la condición de ser compartido con el Jardín Botánico y sus investigaciones sobre la vida animal y vegetal. Yo, Alison Howels W. científica botánica encargada de la Planta de Restauración del Hábitat del Jardín Botánico de Atlanta y jefe del equipo

científico encomendado para este viaje de suma importancia por parte de las dos naciones, doy mi aprobación." Alison terminó de escribir el informe en su computadora portátil, la cerró y se dispuso a empacar sus pertenencias en la maleta sobre su cama, ya su misión había acabado, a la mañana siguiente debía regresar a Atlanta junto con sus compañeros y dejar ese bello país que mucho le había dado en tan poco tiempo. Estaba muy triste, ahora que había encontrado su otra mitad debía irse, no era justo, llena de dolor siguió acomodando su ropa, estaba a punto de dejar a la persona que robó su corazón, quería llorar ser consolada por aquella mujer que le había entregado todo, pero las dos sabían muy adentro que ese día tenía que llegar y que solo estaba a pocas horas. Minutos después de aquel enfrentamiento a muerte en medio de la naturaleza salvaje, los Guardabosques llegaron puesto que habían sido avisados de la presencia de Ramón y sus hombres en la reserva, después de un rato de explicaciones, el cuerpo de Ramón y sus apenados y arrepentidos hombres quedaron a manos de la policía que había llegado en helicóptero y transportado al agotado equipo del MINAE a la estación de policía cercana para que aclararan la situación de lo ocurrido y salir sin ningún cargo en contra, más bien los policías felicitaron a Elías quien había disparado al cazador en defensa de su amiga. -Gracias Elías... eres un buen amigo. -Le había dicho Estela dándole golpecitos en el hombro. -No fue nada Estela... tu hubieras hecho lo mismo. Así se fueron todos a descansar cada uno a su casa y los científicos al hotel después de tres días en la calurosa y peligrosa selva, pero cada uno llevaba su propio tesoro encontrado, aunque no fuera nada material o vivo, estaba dentro de sus corazones. Apenas Alison llegó a la habitación del hotel, el teléfono sonó, Alison sumamente cansada contestó sabiendo quien era, le dijo a Erick que se encontraba bien, que estaba muy agotada y debía descansar, pero de pronto recordó una increíble mirada azul como el cielo, que derretía todo a su paso incluida ella, allí fue cuando su voz agotada y dulce cambió a una más dura y decidida sorprendiendo a la otra persona detrás del teléfono. -Erick... quiero terminar contigo. -Qué???... Alison has tomado alguna droga?... estas borracha? -No Erick... solo... ya no te amo, lo siento, no pensaba decírtelo así, pero es que ya no siento nada... por ti.

-Alison... cariño, amor... se lo difícil que es estar en otro país, y lo fastidiada que debes de sentirte, eso hace que pienses cosas tontas... verás que cuando regreses, con la gente que te ama... -Erick... ya tomé la decisión... adiós. -Alison!... Alison!... estas equivocada... espera!!! -Lo siento. Y sin otra cosa la comunicación telefónica fue cortada por la hermosa chica de ojos verdes que se le fueron inundando hasta que no pudo más y soltó la cascada de lágrimas llenas de sufrimiento.

*****

Estela le indicó a la recepcionista del hotel que iba a la habitación de la señorita Alison Howels, esta le indicó que podía pasar, la bióloga se dirigió a paso rápido por los pasillos y cogió el ascensor hasta el piso donde se encontraba la habitación de chica. Estaba muy decidida, más que nunca en su vida, deseaba decirle lo que su corazón le indicaba a ella. Llegó a la puerta, su cuerpo temblaba, estaba nerviosa, sentía sus manos como rocas sin poder alzarlas, se esforzó para poder alzar una y tocar apenas con un suave golpecito, pero lo suficientemente fuerte para que la joven que estaba detrás de esa puerta lo escuchase, tardó un poco en abrir, pero al fin dos pares de ojos chocaron violentamente como si hacía miles de años se vieran por última vez, y las dos mujeres supieron... que eso podía pasar en realidad. -Estela... qué, qué haces aquí?... deberías estar descansando. -Puedo pasar? -Sí claro... adelante. Estela entró dejando a una Alison extrañada y a la vez feliz de ver a la mujer que amaba allí delante suyo tratando de tranquilizarse para poder hablar, para poder expresar todo lo que sentía. -Alison quieres ir... a tomar algo junto conmigo?... podemos ir al bar del hotel... solo si quieres claro.

Alison le sonrió y le indicó que si. Las dos salieron de la habitación rumbo al pequeño pero elegante bar del hotel. Apenas llegaron se sentaron en una mesa cerca de un ventanal donde se miraban las luces nocturnas de la ciudad, Estela pidió una botella de champaña, el mesero llegó pronto con la botella cerrada, las dos mujeres lo miraban impacientes, el mesero se tomó su tiempo para abrir el corcho y servirles a cada una para que degustaran su sabor sin igual. -Se les ofrece algo más señoritas? -No gracias... estamos bien. -Le dijo Alison bebiendo de su copa. -No duden en avisarme si necesitan algo. El servicial mesero se alejó dejándolas solas al fin. Ninguna quería empezar la conversación, la situación se fue poniendo incómoda para las dos, no había mucha gente a esa hora, los clientes empezaban a llegar un poco más tarde, la mayoría extranjeros, hombres solitarios buscando compañía por una noche, al igual que las pocas mujeres que se presentaban vestidas elegantemente. Un pianista tocaba al fondo dándole un ambiente íntimo y romántico al lugar, Estela no había probado de su copa ni podía dejar de mirar a la chica sentada frente suyo que miraba pensativa por el ventanal. -Estela... debo irme. -Lo sé. Alison se volvió a la bióloga que parecía estar observando algo muy interesante dentro de su copa de cristal. -Estela... -Yo, bueno... te extrañaré... mucho. Estela alzó su rostro para mirar los ojos de la chica, su corazón latía fuertemente como tratando de salir y alcanzar el otro corazón que latía igual de fuerte en el pecho de la joven científica y abrazarse para siempre. -Yo... también te extrañaré. -Se que me olvidarás. -Eso nunca... -Alison alzó una de sus delicadas y pequeñas manos para acariciar la mejilla de Estela. -... Nunca te olvidaré Estela... yo... -Señoritas... esta todo bien?

Alison clavó sus ojos verdes como dos dagas en los ojos café del mesero, este lo entendió perfectamente y se retiró. Estela que sentía que su boca se secaba, tomó un gran trago de champaña, ya no podía aguantar más, era ahora o nunca. -Alison... no sabes lo que tu significas para mí, eres un ángel... me llenaste de nuevo de vida, me siento tan llena a tu lado... -Alison estaba absorta en las palabras de la bella mujer, palabras que le llegaban al alma y se plantaban allí, deseaba tanto quedarse, quedarse con ella. -... No quiero que te vayas, te amo Alison. Alison tenía un nudo en la garganta, se atragantaba con sus propias palabras que no querían salir y lo único que se le ocurrió hacer en ese momento fue inclinarse hacia la bióloga y darle un beso que nunca pudiera olvidar. -Larguémonos de aquí quieres? -Le dijo Estela cruzando sus dedos. Alison asintió mientras Estela ponía un billete en la mesa, cogía la mano de la científica, con la otra la botella de vino y salían del lugar que empezaba a llenarse de personas. Por cada paso que daban sus cuerpos ardían de pasión, en cada esquina paraban para darse besos por todo el rostro sin importarles mucho ser vistas por alguien, cogieron el ascensor junto a una viejita que las miraba de reojo con cara de pocos amigos, Alison quitaba la mano de Estela que quería juguetear con sus pechos, pero Estela no quería hacer caso mientras reían tontamente, la viejita las miraba acusadora pero pronto se bajo dejando en el ascensor a las dos chicas que parecía querían comerse con la mirada. Pronto llegaron a la habitación de Alison, apenas si podían abrir la puerta y cerrarla mientras sus manos andaban por el cuerpo de la otra, vertiginosamente se lanzaron al mar de sabanas sin dejar de besarse y de pronto alguien toco a la puerta. -Alison?... estas bien? -Las dos chicas no hicieron caso y siguieron con lo suyo. - Alison!... estas ahí? -Si ummm... estoy ahhh Dios... bieeennn!!! Andrés que estaba al otro lado miró a la puerta con duda, pero se fue a su propia habitación para seguir soportando los ronquidos de John. Mientras las chicas se amaban por segunda vez, ninguna quería creer que ese era el final, que era la última vez que iban a despertar juntas, las dos deseaban con todo su ser seguir amándose por el resto de sus vidas y más allá de ellas. Así lo demostraban con cada roce, con cada delicada caricia, con cada tierno beso, con cada gota de sudor bajando por sus costados, con sus pezones erectos cada vez que una encontraba un rincón de necesidad, lo demostraban con el fluído de emociones, por sus susurros, sus palabras de

amor, sus pequeños gritos callados por los labios de la otra, por las largas convulsiones que experimentaban sus cuerpos y no querían que parase jamás, era como un cuadro pintado por el mejor artista del mundo, como una escena sacada de la mejor novela de erotismo, como una poesía contada por el mejor de los poetas... dos almas gemelas apunto de ser separadas por el maldito y necio destino de la vida.

*****

-Te amo Estela... adiós.

*****

Estela despertó sintiendo la falta de otro cuerpo, se volvió para mirar a su lado y su corazón se desangró al ver que estaba sola. Se levantó y vistió lo más rápido que pudo, salió de la habitación casi corriendo, tocó la puerta de al lado con la esperando encontrar a Andrés o a John, pero una pareja de extraños abrió, ya la esperanza estaba apunto de dejarla, sin decir nada se fue de allí mientras las miradas de la pareja la perseguían. Estela se acordó de su celular y llamó a Ashuri el cual estaba haciendo unos trabajos en las oficinas, este le dijo que Alison había llegado a despedirse de todos allí y que partió al aeropuerto junto con sus compañeros, Estela arrancó su auto que la noche anterior la policía le había devuelto y se fijó el camino al aeropuerto. No sabía si se estaba portando egoístamente o si hacía lo correcto, su mente jugaba con ella, si podía evitarlo no dejaría que Alison se fuera, no sabía como iba a lograr eso, pero lo intentaría hasta que perdiera completamente la batalla. Aparcó el auto en medio de los taxis que esperaban por sus clientes y le gritaban enojados que corriera su auto, Estela no hizo caso y se adentró al aeropuerto aunque era prohibido, solo los que iban a abordar un avión podían entrar, las filas de pasajeros eran exageradas, Estela buscó por entre la gente a Alison pero sin dejar de poner atención por si veía a Andrés o a John, así estuvo sin suerte por un rato, miró en las pantallas que ya el vuelo a Atlanta había salido hacía cinco minutos, deseaba llorar allí mismo, darse

de golpes contra un mostrador o contra una pared, estaba a punto de irse cuando. -Estela!... Estela!!! La alta mujer se volvió al escuchar esa voz pero la gente no dejaba ver a la dueña, se fue acercando hasta ver a un rostro demasiado conocido para olvidar nunca. Allí en medio de la puerta de abordaje la chica más hermosa que sus ojos pudieron ver jamás la esperaba sonriente, Estela le sonrió de igual manera sabiendo que le había ganado al destino o que este se había apiadado de ellas o que había podido ver dentro de sus almas el amor que se proclamaban a alaridos. La chica corrió hasta ella abrazándola con todas sus fuerzas, Estela se dejo llevar por ese abrazo cerrando sus ojos y sintiendo que el mundo giraba a su alrededor. -Por qué no te fuiste? -No... no pude. -Y tu novio Erick? -Quién es Erick? -Vamos... dime? -Terminé con él ayer... me llamó y le dije que ya no lo amaba. -Y eso es verdad? -Así es... tu eres mi hogar, lo eres todo para mí... te amo a ti, y quiero estar contigo para siempre. Estela no esperó más y la besó volviendo a abrazarla. -Yo también te amo... te amo tanto. Estela ayudó a Alison con la maleta, las dos salieron muy contentas del aeropuerto, el sol parecía sonreírles mientras las blancas nubes pasaban y pasaban y los taxistas malhumorados les gritaban por su impertinencia mientras las chicas montaban en el auto y salían de allí juntas rumbo a una vida plena.

***** Un mes después Un hombre joven y moreno sentado en posición de indio en plena selva viva, murmuraba palabras en un extraño idioma, sus ojos estaban cerrados pero sus párpados se movían, parecería estar muy concentrado como tratando de captar cada sonido del bosque pero de pronto abrió sus ojos oscuros. -Era verdad. -El qué era verdad? -Lo que tu me dijiste... -Decía el joven arrepentido. -... La profecía... solo que, hasta ahora la entiendo. -Nunca desconfíes de lo que te digo joven Ashuri. -Nunca lo hago, solo me cuesta entenderlo. -Por qué? -Porque soy humano. -Umm... tienes razón... los humanos no entienden. -No es eso, es solo que no les gusta ver. -La realidad? -Sí. -Como esas dos, las de la profecía. -Bueno... puede ser. -Lo es joven Ashuri... son ciegas como un topo, pero por debajo pueden ver la luz. -Sí. -Afirmó Ashuri sonriendo y recordando a sus amigas. -Ahhh... esas dos, ya era hora... Ahora debo irme joven Ashuri... nos veremos pronto. -Esta bien... mantente alejada de cazadores.

-Lo haré... y recuerda... el inicio tiene que tener un final y después... un gran comienzo que lo sustituya. -Ah que eres poeta o qué? -Jajaja... no querido Ashuri... solo la hija de Sibú. Frente al joven, una hermosa pantera negra se alejaba cojeando de una pata y dejando al indígena pensando en lo que le había dicho. -Ashuri!... te estaba buscando. -Le comunicó sonriente una mujer de alto semblante y ojos índigos acercándose al joven. -La han encontrado? -Le preguntó Ashuri incitando a Estela a que caminara junto a él. -Si... Alison nos espera. -Entonces andando. Pero en eso, una fuerte corriente de aire interrumpió el andar de la hermosa mujer y una voz que solo ella pudo escuchar se introdujo en sus oídos, fuerte y clara... una voz que no era humana, pero que era llena de sinceridad y ternura. -Graaaciasss... Estela cerró sus claros ojos sintiendo la caricia de la palabra, comprendiéndola y sabiendo que ese poder sobrenatural tenía algo que ver con el cambio que su vida experimentó junto a la mujer que amaba. -Gracias a ti. -Le agradeció Estela mientras la voz se desvanecía y la bióloga abría de nuevo sus ojos más brillantes y felices que nunca. -Estela me decías algo? -Le preguntó Ashuri mirándola de soslayo. -No... vamos... no creo que la gringuita aguante mucho. -Jajaja... si te oyera. -No queremos que pase eso... es un secreto. -Esta bien no le diré. -Ni se te ocurra.

-Eso es una amenaza? -Sí. -Bien. -Bien.

*****

-Ehhh chicos?... siento que me esta viendo muy feo... creo que no le gusto... oigan?... ya dejen de discutir!... chicos?... Estela quieres demostrarme cuanto me amas?... hola?... Ashuri eres mi amigo no?... Cielos, ya se me enredó en la mano... No puede ser!, me ha guillado un ojo!... Auxiliooo!!!

Fin

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