ANÁLISIS SEDIMENTOLÓGICO Y ESTRATIGRÁFICO A PARTIR DE LA INTEGRACIÓN DE DATOS DE SUPERFICIE Y SUBSUELO EN RESERVORIOS GASÍFEROS DE LA FORMACIÓN PETACA (OLIGOCENO-MIOCENO), CAMPO TAJIBO, BOLIVIA. (1)
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Gustavo Vergani , Gloria González , Daniel G. Poiré y David Tineo (1) Pluspetrol SA
[email protected] (2) Pluspetrol Bolivia Corporation SA
[email protected] (3) CIG, UNLP-Conicet,
[email protected] (4) CIG, UNLP,
[email protected]
Resumen La Formación Petaca es una unidad de origen continental y de reducido espesor (50 a 150 m), productiva de gas y condensado en varios campos de Bolivia (Vergani et al, 2010). Uno de ellos, el Campo Tajibo, produce de tres pozos someros perforados a partir del año 2000, en una estructura anticlinal cercana al pie de sierra subandino (Fig. 1). Considerando la cercanía entre los pozos (de 1000 m a 1200 m), se observan variaciones en sus características petrofísicas, que en parte son adjudicadas a componentes sedimentarios y estratigráficos. Por ejemplo, se registran fuertes variaciones faciales, discontinuidades de cuerpos y variaciones diagenéticas, que se reflejan en la diferente productividad de cada uno de estos pozos.
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Fig.1. Mapa de ubicación del Campo Tajibo
La posibilidad de observar afloramientos de esta unidad en la sierra de Charagua, situada a unos 20 km del yacimiento, nos permite alcanzar algunas conclusiones de carácter sedimentario y estratigráfico, para entender mejor el modelo observado en subsuelo.
Desarrollo La Fm. Petaca, de edad oligocena-miocena, es la unidad clástica basal del Terciario que precedió a la sedimentación orogénica andina, agrupada en el Grupo Chaco (Suarez Soruco et al, 2000). De acuerdo a Hulka (2005) y Uba (2005), su espesor alcanza hasta algo más de 100 m y se caracteriza por facies de areniscas de origen fluvial efímero con fuerte influencia pedogénica, provenientes desde el este al oeste, de acuerdo a las paleocorrientes medidas. Habrían sido depositadas en un ambiente árido a semiárido en un prolongado tiempo. En la zona de Tajibo y Charagua, está formación se apoya mediante una discordancia erosiva, sobre secuencias eólicas asignadas al Jurásico de la Fm. Ichoa (Gr. Tacurú) y es sobrepuesta por arcilitas y areniscas subordinadas de la Fm. Yecua del Mioceno (Fig. 2 y 3). EDAD
O N E G O E N
LITOLOGÍA
UNIDADES
Gr. CHACO SUPERIOR
Gr. CHACO MEDIO
Gr. CHACO INFERIOR Fm. YECUA
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Fm. PETACA o c i s á r u J
Gr. TACURÚ – Fm. ICHOA
Pérmico
Fm. CANGAPI
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En la sierra de Charagua, la Fm. Petaca esta compuesta de areniscas cuarzosas finas, medianas y gruesas, de colores verdosos, esencialmente masivas por sinmixis del sedimento, que ocasionalmente preservan relictos de estratificación entrecruzada. Estas facies se agrupan en cuerpos de areniscas amalgamados, los cuales presentan abundante niveles de rizoconcreciones (Foto 1) y eventualmente trazas fósiles. Las rizoconcreciones son predominantemente horizontales, lo cual indica arenas en zonas vadosas, con la freática muy cercana a la superficie. Aveces aparecen entre las areniscas clastos líticos de cuarzo o chert en nidos, relacionados a cárcavas; otras veces aparecen en bancos hacia la base de la unidad, asociados a depósitos tractivos gruesos relacionados a corrientes mantiformes. Estos cuerpos arenosos amalgamados se interpretan como canales fluviales multihistóricos, confinados, cuyo espesor es variable a costa del espacio previo disponible erosionado en su sustrato, (Perfil Quebrada de Charagua, Fig. 4). Lateralmente estos canales se reducen en espesor y varían a facies más finas, compuestas de pelitas verdosas, grises o rojizas, masivas o en niveles con diferentes texturas (prismática, granular, Foto 2), y a veces laminadas. Estas facies responden a suelos argilíticos poco a moderadamente desarrollados, considerándose a estas
zonas como áreas de interfluvios o planicies de inundación laterales a los canales (Perfil Río Parapetí, Fig. 4). Niveles de calcretes asociados a los cuerpos de arena y a los paleosuelos de los interfluvios, sugieren su formación en un clima semiárido. Recientes hallazgos de una mandíbula de un notoungulado “hegetotérido” reafirman la idea de climas áridos con una sabana rica en vegetación de pastos duros.
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Cuando analizamos a la Fm. Petaca en subsuelo, se observa que en los pozos es predominantemente arenosa lo cual evidencia que están dentro de una zona canalizada mayor, en la cual se observan variaciones en los registros eléctricos de cada pozo. Estos marcarían la presencia de diferentes cuerpos fluviales canalizados y amalgamados, donde las diferentes condiciones diagenéticas, interpretadas como consecuencia de procesos relacionados a suelos, provocan diferentes propiedades petrofísicas encontradas en cada pozo. Las facies están compuestas de niveles arenosos finos, medianos a gruesos amalgamados con intercalaciones de facies finas subordinadas, con espesores totales variables desde 48 m a 56 m entre los pozos (Fig. 5). La ausencia de laminación observada a partir de la falta de lectura en los registros de imágenes de pozo en esta unidad, es interpretada como resultado de la intensa bioturbación ejercida por la presencia de procesos pedogénicos (raíces) que destruye cualquier estructura primaria previa. Esto es corroborado con la observación de un tramo coroneado obtenido en el pozo Tajibo x1. Un detalle de las facies fluviales en el perfil de Charagua, con abundantes rizoconcreciones, se puede apreciar en la Foto 1. Desde el punto de vista petrográfico las areniscas son cuarzosas a subfeldespáticas, medianas, con clastos redondeados a subredondeados con cemento calcáreo (Foto 3). Sus porosidad y permeabilidad es variable, teniendo en el caso de una muestra de superficie medida, 13.8 % de porosidad y 7.47 mD de permeabilidad (Foto 3).
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Conclusiones La Fm. Petaca es la respuesta sedimentaria de un sistema fluvial canalizado cuyo acomodamiento estuvo confinado a valles moderadamente amplios y poco profundos, previamente labrados sobre el sustrato jurásico y separados por interfluvios compuestos de facies finas abundantes en paleosuelos. Se interpreta para toda la Fm. Petaca un bajo rango de sedimentación en períodos largos de tiempo, relacionados a un paleoclima de tipo semiárido estacional, de acuerdo al tipo de paleosuelos y fósiles encontrados. El mejor entendimiento regional de la distribución de los paleovalles, su relleno y arreglo y su paleodirección, permitirá mejorar el modelo predictivo exploratorio y de desarrollo de hidrocarburos en la región del pie de monte subandino en Bolivia.
Agradecimientos A Pluspetrol Bolivia Corporation S.A. por la autorización a presentar este trabajo, a Martín Pereira, Diego Apreda y Pablo Legarreta por su ayuda y a María Silvia Castro por los dibujos y compaginación del trabajo.
Bibliografía Hulka C., 2005. Sedimentary and tectonic evolution of the Cenozoic Chaco foreland basin, southern Bolivia. Dissertation zur Erlangung des Doktorgrades im Fachbereich Geowissenschaften an der Freien Universitat, Berlin. Suárez Soruco, R., 2000. Compendio de Geología de Bolivia. Revista Técnica de YPFB, v. 18, n. 1-2, p. 1-144. Vergani G., M. París, G. González y M. Pereira, 2010. Interpretación Estratigráfica y Sedimentológica de Unidades Terciarias y Jurásicas en el pozo Curiche 1002, en base a imágenes de pozo, Campo Curiche, Bolivia. XIX Congreso Geológico Boliviano, Tarija. Uba, C.E., 2005. Late Cenozoic evolution of the Chaco Foreland Basin, Bolivia. Ph. D. Thesis, Freie Universitat Berlin, Germany.