Analisis Primero Sueño- Sor Juana
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Para comenzar, el poema presenta una sombra nocturna a cuyo cobijo una persona es acometida por el sueño en medio del silencio y la quietud de la naturaleza, de la que participan las aves nocturnas y los animales diurnos, ya cantando lentamente o ya durmiendo un sueño vigilante. Todos son llamados al silencio y al descanso por Harpócrates. El cuerpo de la persona suspende sus oper op erac acio ione ness ordi ordina nari rias as,, desc descri rita tass en térm términ inos os isi isiol ológ ógic icos os y simb simból ólic icos os,, culminando en la actividad de la imaginación como un aparato óptico! el aro. " partir de este momento, su alma, en un sueño, se ve a s# misma libre y en la cumbre de su propio intelecto$ esto es, en el %pice del monte espiritual de su intelecto agente, que se dirige a &ios y es luminoso. "'#, remontada como un %guila, el alma contempla la creación entera, pero racasa en el intento de comprenderla en un solo concepto. (onundida, el alma nauraga como una nave, en parte porque sus ojos mentales son deslumbrados por el sol, pero sobre todo porque es e)cedida por la inmensidad del universo en su potencia de ormar conceptos. conceptos. Habiéndose Habiéndose re'abilitad re'abilitadoo la vista vista del intelecto gracias a la mediación mediación de las penumbras, la razón lo releva en la empresa recurriendo al método de las diez categor#as para considerar las cosas una por una. *in embargo, la razón discursiva no va m%s all% de preguntarse por las caracter#sticas y causas del trayecto de la uente y el color y olor de la lor, comprobando quiz% que tal disciplina es un esuerzo in+til, 'abida cuenta de los obst%culos que la razón encuentra y los accidentes y misterios de cada ser. Es entonces cuando el cuerpo, que 'a consumido todo el alimento que ten#a, comienza a moverse y a despertar, dando in al sueño del alma. El poema poe ma termina con el sol venciendo a la noc'e en un combate entre ejércitos de luces y sombras y con el despertar de la poeta. ayamo yamoss en segu seguid idaa a los los embl emblem emas as qu quee m%s m%s ajus ajusta tann al po poem ema. a. Para Para comenzar, en una lectura literal, la sombra unesta es una amenaza a la luz de las estrellas. Parecer#a reorzarse al inal del poema en que es llamada -tirana/0 rente a la luz del sol, pero no 'ay que olvidar que, con este aspecto dram% am%tico, en medio del poema ema la somb ombra es una -piadosa /1 medianera que ayuda a los ojos del alma a recobrarse del deslumbramiento solar. 2os ep#tetos son incidentales o coyunturales. En realidad, la noc'e es el telón de ondo de todo el poema. Es igualada compositivamente a Harpócrates como una aposición suya 3-Harpócrates, la noc'e, silencioso /45. 6oc'e pletórica de signiicados, poblada de im%genes, o -enómenos, que nos 'ablan con mil indicios de la inteligencia divina que los 'a puesto a'# para ser descirados, la sombra nocturna de *or 7uana es el recept%culo primordial que encontramos en los te)tos platónicos, la chora del Timeo, donde las cosas est%n como semillas, llenas de potencia ontológica. Es la noc'e órica de la que 'abla Pico en susConclusiones mágico-cabalísticas as# como el m#stico *an 7uan! el espacio y el tiempo de acercamiento a lo divino, donde la naturaleza espera ser recibida y
nombrada desde su lec'o de quietud y silencio. El poema comienza a decirse, por tanto, como un 'imno inspirado en la noc'e que en él ructiicar%. *u tesitura musical es marcada con toda claridad al principio por el canto de las aves nocturnas y el viento. Precisamente la injerencia del gran tópico del silencio teologal nos obliga a pensar en otra alusión emblem%tica de la sombra nocturna presente en Pierio aleriano! aleriano! la cola del cocodrilo egipcio, que el emblemista ital italia iano no adap adapta ta de Ho Hora rapo poll llo, o, esto esto es, es, dand dandoo prim primer eroo su sent sentid idoo -p -par araa los los egipcios al transerir las primeras acepciones de los Hieroglyphica Hieroglyphicagriegos y añadiendo luego las teologales en todo un cap#tulo sobre el silencio que el cocodrilo simboliza, dentro del cual se encuentra la siguiente sección sobre el signiicado de -Tinieblas y cosa unesta, cuyas connotaciones anagógicas casan perectamente con el sentido del Primero sueño sueño! -8as para igurar las tinieblas 9...: pintaban la cola del cocodrilo, porque tan pronto como cerca a un animal, se sirve de la cola para matarlo, con la cual lo golpea 'asta 'acerlo morir, morir, pues todo lo que tiene de uerza y poder se concentra concentra en su cola. 9...: el cocodrilo escondido en una gruta es s#mbolo del poder y de la sustancia, es decir de la esencia de &ios que no puede sondearse son dearse ni n i comprenderse. 9...: ning+n 'ombre es capaz de e)plicar con palabras ni de abricar un retrato del comienzo y el in de la divina majestad, ni deinirla o encerrarla en ningunos l#mites. El poco conocimiento que tenemos viene de la consideración de sus obras 9...:. Porque igualmente en el *alm *almoo ;4 se dice dice que que &ios &ios a pu pues esto to las tinieb niebllas para para esconderse, para 'acernos comprender que muc'as de las cosas divinas son oscuras a muc'os, y conocidas solamente por los ieles. 9...: cierto es que pocos 'an llegado al conocimiento de &ios, sea que tengamos el entendimiento tan grosero que no podamos soportar el e l brillo de su espléndida luz, sea que nuestro esp#ritu impuro no es capaz de recibir la pureza suya, sea que el cuerpo 'umano impide de tal modo al alma que ella no puede admitir admitir el *anto Esp#ritu, Esp#ritu, sea que la virtud virtud de nuestro intelecto intelecto es tan débil, que no puede comprender por ninguna conjetura esta inmensidad/o a obert =ludd> un inlujo e)cesivo en *or 7uana y olvida que tanto Birc'er como =luddAF ueron producto de la cultura 'umanista del enacimiento$ por tanto, las uentes reales de esta imagen 'an sido pasadas por alto. Birc'er y *or 7uana tuvieron por delante las obras de autores italianos como 2eone Gattista "lberti A0, Pomponio ?auricoA1, 2eonardo da inci A4, =rancesco 8aurolico A Pir%mides convergentes de luz y de sombra 38aurolico, ;1;A5
=rancesco 8aurolico, conocido en el mperio Español por sus aportaciones a la óptica, no sólo 'ab#a escrito un libro sobre las proyecciones de luz y de sombra, sino que también 'ab#a e)perimentado con la c%mara oscura, antecedente de la linterna m%gica. 2uego, 7uan Eusebio 6ieremberg, en España, dedica el +ltimo cap#tulo de su Oculta filosofía , de ;1F0, a la linterna m%gica que le mostró un compañero de orden, narrando cómo, asombrado, vio! -un aposento obscuro, al qual entraba luz solo por vn pequeño abujero en que estava vn vidrio para dar cuerpo a los colores con su densidad a espacio competente$ puso vn papel solamente, en el vi representados todos los objectos que estavan uera con sus colores$ solo que parecian trastrocados los te)ados, y las puntas de las torres estauan 'azia ba)o. 2os argumentos con que probaba que aquello que se veia no era el objecto, sino sus especies, que auian parado alli, tenian alguna verosimilitud$ dezia, entre otras razones, que si uera el objecto,
avia de verse por rele)ion de las especies, y rayos visuales$ como se ve el objecto en vn espejo, y en aquel papel no se veia de aquel modo, porque no se podian ver por rele)ionA@.
El interés 'isp%nico por la interacción de conos luminosos y sombr#os as# como por los nuevos arteactos que pon#an en unción la reracción de la luz y la proyección de im%genes eran ya conocidos muc'o antes de que Birc'er publicase su Ars magna lucis et umbrae, de ;1F1FC. I todo lo anterior maniiesta la ad'esión 'isp%nica al interés por las complejidades de la luz y la perspectiva, que ya 'ab#a ascinado desde el siglo J a un renacentista como "lonso de la Torre, quien les dedica una sustanciosa parte en su isi!n "eleitableF;. &e eso precisamente es de lo que trata el Primero sueño! de la perspectiva, de su relatividad, de sus posibilidades y limitaciones, en breve, del compromiso barroco con las ideas de ilusión y de participación, y con el espacio ininito, donde el 'ombre 'a sido puesto a su libre albedr#o. En la literatura inglesa, el Paraíso Per"i"o de 8ilton es un ejemplo de este avistamiento telescópico del universo en el siglo J F/, cuando se vieron materializadas las especulaciones m#sticas de un 6icol%s de (usa, pues 'ay que volver a decir 'asta que la inercia académica lo asimile, que la ilustración de dos pir%mides superpuestas de Birc'er queda por muc'o rebasada por el inlujo que tuvo en *or 7uana 6icol%s de (usa, cuyo pasaje del De con#ecturisFA sobre las pir%mides de luz y sombra que se encuentran y penetran es deinitivamente la uente m%s probable de *or 7uana. 2a iloso#a teológica, contemplativa y geométrica, del (usano impregnó a los m#sticos españoles y a los poetas meta#sicos del enacimiento y el Garroco, y al Primero sueño en particular FF. El s#mbolo de la pir%mide en el poema de *or 7uana, como alegor#a totalizadora, nos lleva al terreno de la iloso#a, m%s all% de las iguraciones emblem%ticas a no ser por la orma pura de la meta#sica platónica! -*eg+n de Homero, digo, la sentencia, K las Pir%mides ueron materiales K tipos solos, señales e)teriores K de las que, dimensiones interiores, K especies son del alma intencionales! K que como sube en piramidal punta K al (ielo la ambiciosa llama ardiente, K as# la 'umana mente su igura trasunta F0. Homero, a quien *or 7uana atribuye esta idea en el discurso poético, en realidad es Platón en el Timeo. Tampoco ue Homero quien 'abló de las pir%mides egipcias, sino acaso Heródoto. Tres prestigiosos griegos de la "ntigLedad juntos en el sentido -original de la pir%mide. *or 7uana optó por el poeta. Muiz% por esta intencional
licencia que relega al 'istoriador y al ilósoo, *or 7uana ajusta cuentas con los 'istoriadores en los versos Aegipciana de (urione, no parece 'aber un paralelo e)acto que guarde relación en imagen y signiicado a la vez. 2os emblemas de la pir%mide suelen encontrarse acotados a determinada signiicación, di#cilmente a una puramente ormal y platónica. *i pensamos en la de (amillo (amilli 0;, por ejemplo, que s# tiene en cuenta la matem%tica constitución de este cuerpo geométrico, se presenta el problema del idioma italiano, aunque recordemos que *igLenza tuviese en su poder varios libros de emblemistas italianos, como uscelli. &e las m+ltiples ediciones y adaptaciones de la Iconología, de (ésar ipa, 'ay una rancesa de ;4CC, de &aniel de la =euille0/, que coloca el lema - Point "(ombre ici 3-6ada de sombra aqu#5 a una pir%mide con el sol en la punta. Posiblemente la imagen es 'ipotiposis de alguna connotación ragmentaria contenida en la obra de ipa, que s# ormó parte importante del conte)to emblem%tico de *or 7uana. El sentido corresponde muy bien a los versos A1@ a A4lucidos> 0A, no proyectan ni señal de sombra. Pero si eligiésemos estas o cualquiera otra representación icónica podr#amos incurrir en una anacron#a o en un artiicial divorcio de las partes constitutivas del emblema, y de cualquier modo no llegamos a encontrar un equivalente adecuado a la pir%mide madre, la pitagórico>platónica. "caso sea preerible quedarnos con esa -imagen mental de la pir%mide perecta, cuyo arquetipo conceptual, para la propia *or 7uana, estaba en el Emp#reo!-reducción meta#sica que enseña K 3los entes concibiendo generales K en sólo unas mentales antas#as K donde de la materia se desdeña K el discurso abstra#do5 K ciencia a ormar de los universales0F. iene después de la sombra nocturna la mención de la luna o -triorme diosa, que tradicionalmente se 'a identiicado con la tr#ada de diosas &ianaKHécateKProserpina. *in embargo, nadie parece 'aber reparado que *or 7uana no es precisa a este respecto, y que bien puede tratarse de las tres caras de la diosa 8inerva, la Tritogenia, a quien *or 7uana avorece especialmente en su )eptuno aleg!rico00 y en su obra en general, por obvias razones. Tanto
aleriano, como (artari y (onti registran la triplicidad de 8inerva. El m%s citado por *or 7uana en toda su obra, 6atal (onti 01, orece una imagen de los tres aspectos de 8inerva, de los cuales el tercero >con la rama de olivo detr%s> es Hécate, identiicada con la luna y las aves nocturnas. *obre su car%cter triple dice! -Dtros la llamaban 2una porque cre#an que acostumbraba aparecer el tercer d#a de la conjunción, a pesar de que a veces ese d#a, por diversas causas juntas, se muestra vieja y nueva a la vez. 6o altaron los que opinaban que era el alma y as# la llamaban, cuyas tres acultades son la razón, el deseo y la que concita la ira. Dtros dier#an pensando que era el aire, que en tres épocas cambia radicalmente y genera la primavera, el verano y el invierno, por lo que el año ue dividido en estas tres estaciones04.
2as tres estaciones ueron equivalentes, as#, de las tres ases lunares, as# como de los aspectos de doncella, mujer y vieja. En su estudio sobre las acetas de la gran diosa, obert ?raves identiica en los te)tos cl%sicos la evolución del mito de la triple diosa en 8inerva, adorada como la virgen guerrera, la industriosa tejedora y la vieja -que inspiraba a los or%culos y dirig#a todas las artes0 8ercurio como Harpócrates, instando al silencio y la quietud 3Gocc'i, 1/5
Harpócrates est% a'# no sólo como catalizador de un sueño que la soñante debe descirar, sino también para simbolizar la #ndole enigm%tica de ese sueño$ elocuencia prudente o sabidur#a elocuente, se 'ermana con las alusiones a 8inerva como la triple diosa con sus aves nocturnas y su %rbol de olivo. Hermes y "t'enea ueron representados como una usión o - "ei ambigui tanto en (artari4C como en Gocc'i4;. Por (artari sabemos que sol#a colocarse
la Hermathena como adorno de las academias, representando, precisamente, esa cualidad del silencio que -dice muc'o aunque calle, tal como lo describe *or 7uana en su $espuesta a %or 'ilotea4/. Es preciso señalar, aunque quiz% *or 7uana no lo tuviese a mano, que ollen'agen tiene un emblema que representa la Hermathena o conjunción de 8ercurio y 8inerva con sendas cornucopias y un caduceo presidido por la lec'uza. OEl lema In nocte consilium4A.
=ig. 1.> -n nocte consilium, ollen'agen
2os animales diurnos >el león, el ciervo y el %guila> tienen la unción poética de contrastar con las despiertas aves nocturnas representando el sueño durante la noc'e, as# como la de armonizar con ellas en el tópico de la vigilancia. &e igual modo, son alegor#a de los sentidos e)teriores >la vista, el o#do y el olato> latentes durante el sueño, los cuales aparecer%n poco m%s adelante al llegar a la descripción del cuerpo 'umano durmiente. Es casi seguro que por esta razón *or 7uana convirtió a "cteón en rey sin serlo en las %bulas mitológicas$ la licencia se la concede la intención compositiva y la cornamenta de la igura animal. En cuanto al tópico de la vigilancia, los tres animales constituyen una alusión a la responsabilidad de los reyes de velar sobre sus pueblos aun cuando se debe dormir, para lo cual *or 7uana recurre a un emblema m%s! el de la corona, cuya circularidad alegoriza el cuidado que nunca termina4F. Esta corona pudiera corresponder varias en la emblem%tica 'isp%nica! la de *olórzano Pereira 40, la de (ovarrubias41 o la de *aavedra =ajardo44. *in embargo, por los contenidos
aludidos por cada una de ellas, tal parece que la m%s adecuada es la de *aavedra, quien también atribuye al c#rculo continuo de la corona el simbolizar el cuidado constante de los reyes. "dem%s, reunidos los tres monarcas animales, con la elocuencia de su propia igura, son indicio del consejo >o consilium> del bien dormir, que es dormir con el alma vigilante. Todo lo anterior se cumplimenta con ese cuerpo 'umano >que al inal del poema descubrimos que es el de la poeta> acometido por el sueño. Primero vemos a los sentidos inertes, desmentidos por los órganos vegetativos, a los que corresponden, como dijimos arriba, el reloj al corazón, para el cual tendr#amos varios emblemas candidatos, pero el m%s a tono es el de *aavedra =ajardo, quien en su empresa 04 atribuye al reloj el papel de rey que dirige el mecanismo total del estado como un resorte o -volante, e)actamente igual que el corazón en relación con el resto de las partes del cuerpo en el poema 4 -=ortuna orti svblevanda indvstria 3Gocc'i, 0;5
8as la razón discursiva también vacila, percat%ndose de la utop#a del conocimiento total! -Estos, pues, grados discurrir quer#a K unas veces. Pero otras, disent#a, K e)cesivo juzgando atrevimiento K el discurrirlo todo, porque ni aun el conocimiento gradual y disciplinado es capaz a su %ustico propósito. Poco después, viendo que ni la uente ni la lor dejan de guardar misterios a la mente 'umana, insiste en el -no lugar de su intención! -Ocómo en tan espantosa K
m%quina discurrir pudiera, K cuyo terrible incomportable peso K >si ya en su centro mismo no estribara> K de "tlante a las espaldas agobiara, K de "lcides a las uerzas e)cediera.... Este pasaje tiene el particular interés de juzgar la utop#a 'umana tan deseable como la unión con &ios por los m#sticos, pero igualmente imposible en esta e)istencia y, por lo mismo, siempre postergada al término del tiempo. 2as iguras de "tlas y Hércules son accesorias, emblemas cuya unción es conectiva, ya muy le)icalizados y representados con gran prousión en todas las artes. E)actamente es ese el caso de =aetón e Scaro, meros soportes metaóricos que dan pie al lucimiento elocutivo de *or 7uana. Pasamos después al comienzo del despertar, cuando en sueños nos percatamos de lo imposible de nuestro sueño. El cuerpo siente la alta de alimento y comienza a desperezarse. El d#a asoma. 2a noc'e se ve asaltada por los primeros rayos solares y comienza una batalla entre la 6oc'e y el a, dos contrincantes que nunca gobernar%n el mundo por entero. 2a 'erencia de las silvas de Estacio se deja sentir, mientras que en la emblem%tica tenemos, desde Horapollo ;;C, el jerogl#ico del rey que sólo posee la mitad del mundo! el cuerpo de una serpiente cortado a la mitad. Entre los españoles, *ebasti%n (ovarrubias ;;; y *olórzano Pereira;;/ tienen sendos emblemas sobre el asunto. *or 7uana debió ser consciente del supuesto -origen egipcio del jerogl#ico, presente en aleriano$ el emblema de (ovarrubias, por su parte, enuncia de una manera abstracta, pero e)acta para el sentido del Primero sueño, cómo una sola corona no puede ser pose#da por dos monarcas. *olórzano orece un grabado muy elocuente donde en lugar de una corona igura el globo terr%queo, aunque con un te)to abundante en consideraciones de car%cter pol#tico.
=ig. ;;.> -n eges pro Terrae puncto certantes 3*olórzano, , sino que nos pone en contacto directo con el mundo material, que para el emp#rico barroco est% a'# para ser conocido, para conocerse y para conocer al (reador. 2os rayos solares se esparcen por igual sobre todo lo creado y corroboran no sólo la orma piramidal sino, para *or 7uana, los +isos que tuvieron los egipcios del verdadero &ios al erigir sus prodigiosos ediicios solares. Muiz% el emblema m%s adecuado a esta idea, en orma y te)to, sea el de (ovarrubias ;;A!
=ig. ;/.> -Dmnibus idem 3(ovarrubias, ,
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