Analisis Del Poema
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ANALISIS DEL POEMA
Este texto correspondiente al Romancero gitano de García Lorca es un claro exponente de la person personalí alísim sima a simbios simbiosis is entre entre tradic tradición ión y vangua vanguardi rdia a que caract caracteri eriza za al poeta poeta andalu andaluz. z. Así, Así, valindose de los elementos de un u n molde claramente arraigado en nuestra lírica !el romance !, los reelabora y recrea logrando encarnar de manera sugerente algunos de los temas, obsesiones y símbolos m"s representativos de su obra. En síntesis, el poema nos cuenta una sencilla y conmovedora #istoria$ la muerte de un ni%o gitano en una noc#e de luna llena. A#ora bien, en García Lorca es casi una constante la &usión entre realidad y mito, de modo que se puede decir que la realidad se transustancia en el mito de una &orma original y atractiva. 'e esta manera, la ancdota se diluye en un con&uso y abigarrado mundo de sensaciones que enlazan con lo primigenio y eterno$ el ancestral temor ante la muerte. Lo que queda tras la l ectura es, &undamentalmente, la impresión de lo &atal. Al leer los oc#o primeros versos nos encontramos con una escena llena de vida$ es de noc#e, estamos en una &ragua y un ni%o contempla embelesado la llegada de la luna$ La luna vino a la &ragua con su polisón de nardos. El ni%o la mira, mira. ()* En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y ense%a, l+brica y pura sus senos de duro esta%o. omo podemos advertir, el poema comienza con una prosopopeya mediante la cual la luna, dotada de atributos &emeninos y ataviados anacrónicamente con un polisón, se presenta en la &ragua, es deci decirr, en el "mbi "mbito to de los gita gitanos nos.. El poli polisó són n de nard nardos os cons constititu tuye ye una una orig origin inal al met" met"&o &ora ra preposicional -a de b/01, puesto que los nardos meta&orizan la blanca y brillante lu z de la luna. Reparemos en que el poema comienza con la utilización del tiempo verbal característico de la narración$ el inde&inido vino que, adem"s de situarnos en un cl"sico espacio narrativo, supone la adopción de un punto de vista interno respecto del espacio de la acción, ya que se dice vino en lugar de &ue2 es decir, el narrador se adscribe implícitamente al mundo evocado en calidad de testigo ocular. Los cuatro primeros versos se dividen en dos mitades equivalentes, la segunda de las cuales presenta al otro persona3e de la trama$ el ni%o. 'estaca el contraste entre la normalidad gramatical del primer artículo artículo !la luna! y la transgresió transgresión n de la norma al presentar presentar determinado determinado a un ser que todavía no lo est" !el ni%o!. Aparte de esto, resalta tambin el 3uego de las alternancias verbales que García Lorca toma prestado del Romancero vie3o en que lo narrativo /tiempo pasado1 y lo lírico /tiempo presente1 se &unden. Así, &rente al pasado narrativo vino nos encontramos con el presente la mira, mira que actualiza la acción y que nos lleva de la narración de un #ec#o que ya pasó a la contemplación presente de la escena. 4ampoco debe pasar inadvertido el típico &enómeno lírico de la repetición de una palabra !la mira, mira! en abierta consonancia paradigm"tica con el título !Romance de la luna luna!. 'ic#a repetición, tan característica de las canciones de corro, no sólo impregna la escena de un #alo ingenuo e in&antil, sino que potencia asimismo el aspecto durativo de la perí&rasis siguiente$ la est" mirando. En cuanto a la caracterizaci caracterización ón de los persona3es, persona3es, se opone la actitud actitud activa de la luna &rente &rente a la pasiva y contemplativa del ni%o, lo cual anticipa lo que va a ser el desarrollo y desenlace del romance. 5abemos que para Lorca la luna es símbolo de muerte, pero al principio de la composición no nos muestra todavía su guada%a. Aparentemente esta bella luna es di&erente de esa luna negra de los bandoleros de la anción de 3inete o de aquella luna menguante que pone cabelleras amarillas del 6uerto de Amor. Esta luna sensual y seductora realiza cual -bailaora gitana una suerte de danza provocativa en la que agita los brazos y muestra el busto igualmente meta&orizado por la &órmula -a de b$ senos de duro esta%o.
En la doble ad3etivación l+brica y pura encontramos un &enómeno antittico, ya que &onticamente los dos vocablos constituyen una rima interna en asonancia que a su vez nos remite al título !luna!, cre"ndose así una a&inidad en el plano de los signi&icantes muy evidente, mientras que los signi&icados establecen en principio una clara oposición entre pureza y lubricidad, parado3a que se resuelve si reconocemos que la lubricidad es pura por ser instintiva. 4ambin salta a la vista la personi&icación del aire que parece #acerse eco de la conmoción que experimenta el ni%o y que a su vez constituye un presentimiento del drama que se avecina$ A partir del verso noveno asistimos al tenso di"logo entre el ni%o y la luna$ ! 7uye luna, luna, luna. 5i vinieran los gitanos #arían con tu corazón collares y anillos blancos. ! 8i%o, d3ame que baile. uando vengan los gitanos te encontrar"n sobre el yunque con los o3illos cerrados. ! 7uye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. ! 8i%o d3ame, no pises mi blancor almidonado. omo vemos, se pasa al estilo directo sin verbo enunciativo que sirva de puente, salpicado de vocativos y verbos en imperativo. Advirtamos cómo dic#o di"logo se #alla repartido equilibradamente entre los dos persona3es, tanto por el n+mero equivalente de versos dedicados a uno y otro como por el uso de la an"&ora. El duelo dram"tico entre ambos persona3es queda re&orzado por las respectivas advertencias de muerte que, curiosamente en los dos casos, aluden a esa tercera entidad que son los gitanos$ 8i%o. 5i vinieran los gitanos... /verso 091 Luna. uando vengan los gitanos... /verso 0:1 ;na sutil di&erencia del modo verbal nos indica de antemano que va a ser la luna la vencedora$ &rente al car"cter #ipottico de la amenaza del ni%o !si vinieran los gitanos !, la luna1 con l os o3illos cerrados. omo vemos, los collares y anillos a los que alude el ni%o remiten a esa circularidad que en García Lorca siempre conduce a la muerte. ?or el contrario, el diminutivo o3illos en boca de la luna encierra toda la inde&ensión y desvalidez del ni%o que va a morir. El ni%o insta a la luna para que #uya ante la inminente llegada de los gitanos adultos, puesto que ya se oye el galopar de sus caballos. ?ensemos que el caballo en Lorca tiene siempre un valor simbólico masculino y sexual que no debe pasar inadvertido en esta especie de drama edípico que est" desarroll"ndose. La rplica de la luna nos muestra a un ser aristocr"tico, distante, seguro de sí. La expresión blancor almidonado es de gran densidad retórica, ya que naturalmente lo almidonado no es el blancor sino el vestido de la luna, de modo que tenemos un caso de sinestesia en que el elemento visual y el t"ctil se &unden. A partir del verso @0 comienza a vislumbrarse el desenlace de este duelo en plata y negro$ El 3inete se acercaba tocando el tambor del llano. 'entro de la &ragua el ni%o tiene los o3os cerrados. ?or el olivar venían, bronce y sue%o, los gitanos.
Las cabezas levantadas y los o3os entornados. ómo canta la zumaya, ay cómo canta en el "rbolB ?or el cielo va la luna con un ni%o de la mano. 'entro de la &ragua lloran, dando gritos los gitanos. El aire la vela, vela. El aire la est" velando. omo vemos, el di"logo se #a truncado dram"ticamente y pasamos de nuevo al tono narrativo del comienzo. La primera de estas estro&as obedece a un tipo de composición muy cinematogr"&ica, con&orme al procedimiento de monta3e o yuxtaposición de planos o secuencias que suceden en tiempos o lugares distintos. Así, salimos del recinto al exterior para presentar tambin al 3inete de &orma individualizada, lo cual podría interpretarse como la concreción individual de ese impulso colectivo masculino y adulto cuya inminencia #a sido anunciada por el ni%o. 'e nuevo tenemos una met"&ora preposicional -b de a muy gr"&ica$ tocando el tambor del llano/@1. =tra vez, recurriendo a la tcnica del monta3e cinematogr"&ico, aparece el plano del interior. El narrador para contar que el ni%o yace muerto, se limita a repetir las palabras de la luna, sólo que utilizando el trmino o3os en lugar de o3illos, es decir, neutralizando el valor estilístico del diminutivo. 6ediante la bellísima met"&ora apositiva bronce y sue%o re&erida a los gitanos, estos dos ad3etivos tan dispares se unen y escapan a su valor meramente denotativo para expresar un aspecto material /el bronce meta&oriza el color de su piel1 y otro inmaterial /el sue%o alude a su condición m"gica1. Cgualmente, la dureza del metal &rente a la inconsistencia de los sue%os podría interpretarse como el contraste entre esa poderosa &ac#ada y el radical desamparo que se oculta tras ella. Esta met"&ora parece re&orzarse en los dos versos siguientes con la doble cl"usula absoluta que cierra la estro&a$ las cabezas levantadas de esa raza orgullosa y altiva contrastan con los o3os entornados y enigm"ticos que n o quieren ver la realidad. Así$ bronce D sue%o /verso @1 cabezas levantadas D o3os entornados /vv. @F
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