Análisis Del Poema Zona

February 9, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Análisis del poema Zona de Apollinaire. Zona es el primer poema del Alcoholes. Escrito en 1912 fue agregado a último momento puesto que el primer poema previsto para esta colección sería “La canción del amado” pero por causa de la ruptura amorosa con Marie Laurencin el poeta pospuso la canción y antecedió a la colección, Zona. Es un poema muy próximo a Pascuas en Nueva York de Blaise Cendrars, quien era su amigo. Zona retoma los grandes temas de Alcoholes: el vagabundeo, el tiempo, el amor… Es por eso que Zona es una síntesis del poemario y por ello estudiaremos las tres dimensiones desarrolladas por el poema: el tiempo, el espacio, el mundo interior del yo lírico. Estas tres dimensiones permiten abordar todos los temas presentes en el poema. Título El título Zona no fue elegido por azar. Zona tiene varias definiciones: en griego zôné quiere decir cintura: se tiene la imagen de una hebilla cerrada (un viaje que termina en el retorno al punto de partida: de la mañana a la mañana); la zona designaba los terrenos vagos que hacían de “Cinturón” o rodeaban a Paris (evocación de la miseria); se puede también considerar a la zona como el lugar mal definido en el que se vagabundea. El título muestra la dualidad entre la consciencia creadora y la dolorosa, evoca temas que conciernen al poeta. Consciencia dolorosa: el poema está organizado de manera lineal, lo que le permite al poeta orquestar, construir su mirada sobre el mundo: “aquí, tú lees: hay, vi y amo”. Además el primer esbozo del poema estaba más ligado al amor especialmente a Marie Laurencin, pero Apollinaire pensó que el poema no debía tener como tema el dolor del amor. La poesía permite una exploración interior, exploración asociada, ligada a la errancia y a los viajes. La consciencia creadora es más importante pues ella conduce a Apollinaire a retirar la puntuación de los textos, a quitar algunos versos de sus poemas o agregar en otros. Aquí la ausencia de puntuación y los versos libres permiten al lector crear su propia construcción del poema, además esto subraya el hecho de que el poema presenta una realidad ambigua (para subrayar esto podemos apoyarnos en el estudio de los tiempos que pasan, por ejemplo, del pretérito imperfecto al presente, en los versos 75 y 76: “Si vivieras en la antigüedad entrarías a un monasterio/ tenéis vergüenza cuando os sorprendéis rezando”). La métrica del poema, irregular, y la ausencia de rimas permiten ver una suerte de nueva melodía: se observan tanto versos regulares como libres; en cuanto a las rimas, Apollinaire prefiere poner el acento sobre las asonancias y las aliteraciones, como ya lo vimos más arriba. Finalmente, se observa un verdadero trabajo sobre la imagen como nos lo muestran los últimos versos de Zona: “Adiós adiós/ sol cuello cortado”. Estos últimos versos juegan con las palabras: el fin de la jornada con “adiós” y la imagen del sol que es como un cuello degollado. Una ironía se agrega con el sonido cu-cu (cou-cou) retomada en la idea del adiós-adiós. El sol decapitado representa a la humanidad moderna guillotinada (el primer borrador del poema decía: “sol en levante cuello cortado”). Esta imagen del cuello cortado es retomada en Les Fiançailles. La dimensión interior es pues primordial pues ella permite la creación, la ambigüedad, la exploración interior. Dimensión temporal. Desde el punto de vista temporal se puede dividir en dos: tradición frente a modernidad. En este sentido los tres grandes temas recurrentes en el poema (en esta dimensión) son por un lado: la oposición pasado presente; la religión y la búsqueda de la modernidad como medio de ir hacia el futuro.

La oposición pasado-presente: ésta aparece desde el comienzo del poema. El mismo comienza con estas palabras v1: “Finalmente tú estás cansado de este mundo antiguo”: se puede ver aquí la voluntad de renovación del yo lírico. Esta idea se profundiza con la expresión “finalmente”, como una reivindicación impaciente que se encontrará dos versos más abajo v3 “estás harto de vivir en la antigüedad griega y romana”. La tradición aburre al poeta, sin embargo, no reniega totalmente de ella al utilizar un verso alejandrino. La mañana es igualmente simbólica, en efecto, la mañana significa la renovación. Es importante destacar que “La mañana” se repite siete veces a lo largo de los primeros versos, y que además dicha noción temporal comienza y concluye el poema. Apollinaire se dirige también hacia el porvenir en el v3. Este verso expresa el cansancio del yo hacia el pasado, en cambio todo el poema se ubica en la tendencia de lo nuevo, de lo moderno expresado a través de iconos de la modernidad: automóviles, hangares, aviones y adjetivos como moderno, nuevo o frases como calle industrial. Luego el poeta crea una tensión entre el mundo industrial y la naturaleza: ver v76 donde las palabras “rebaño” y “mugientes” convierten a los autobuses en animales salvajes. Además este verso contiene la aliteración en [r] lo que ayuda a formar la atmósfera discordante “Des toupeaux dàutobus mugissantas près de toi roulent”. Esta imagen es típica de los cubistas que mezclan la modernidad con la naturaleza. La religión: El yo lírico pinta un mundo cansado de lo antiguo que debe dirigirse hacia lo moderno, sin embargo un tema de este poema, la religión, parece pasar por encima del tiempo. La religión está presente en este poema desde el v7: “Sólo tú no eres antiguo en Europa oh Cristianismo”. Aparece como moderna mientras que el mundo moderno aparece como antiguo lo que da una impresión paradójica. El v8: “El europeo más moderno es usted Papa Pío X”, es pues una antítesis del anterior. La religión es eterna, lo vemos en los v31 y v32: “Mientras que tierna y adorable profundidad amaista/ Gira para siempre la resplandeciente gloria de Cristo”, no puede envejecer porque está por encima de la dimensión temporal pero pierde su poderío en este mundo moderno. El “yo” ilustra esta pérdida de fe en los versos 76 y 77. En el v 76: “Tenéis vergüenza cuando os sorprendéis rezando”, muestra que la religión no es más lo que ella era, no tiene prestigio, no es respetable, produce sentimientos de vergüenza. El v77: “Haces mofa de ti y como el fuego del infierno tu risa chisporrotea”, presenta la manera en que el hombre moderno ve la religión. El “tu” del v 77 es cínico por su risa que hace pensar en el infierno. El infierno se opone al paraíso, Jesús asciende al cielo y los diablos en al abismos levantan la cabeza para mirarlo en el v45. La religión siempre estuvo presente en la vida de Apollinaire, fue muy creyente hasta la adolescencia lo cual explica la digresión que comienza en el v 25: “He aquí la calle joven y aún no eres más que un niño” y que termina hacia el 70. (Todo lo de la iglesia lo dimos en clase: “tú eres muy piadoso…”). El v 75 “Si tu vivieras en la antigüedad entrarías a un monasterio”, se concentra el tema de la necesidad de la fe, tenemos la necesidad de creer en alguna cosa, entonces vemos como esta idea se desarrolla ya que el nombre de Cristo es repetido tres veces en los versos 40: “Es Cristo que sube al cielo…”, 42 “Pupila Cristo del ojo” y 44 “…como Jesús sube en el aire”. Por la imagen que nos presenta el verso 43 “pupillo Christ de l’oeil” podemos pensar en un calambur: con “Christ” jugamos con cristalino, que es la parte del ojo, la pupila y si se invierte el verso, esta imagen es aun más viva: pupila ojo de dios. En cuanto al v 41: “Suyo es el record mundial de altura” da una imagen de Cristo sorprendente pues es comparado a un aviador. Cristo es también el lazo entre el mundo moderno y el antiguo pues va acompañado por pájaros que son iguales a los

aviones: v44: “Y convertido en pájaro este siglo…” a 70: “Fraternizan con la máquina voladora”. Es pertinente realizar un paréntesis dentro del análisis y tomar las palabras de Guillermo Giucci quien habla de la relación que la literatura adquiere con la aviación en los años 20’: “La literatura relacionada con temas aéreos no se interesa por los elementos centrales de la aviación- regularidad, seguridad, velocidad, costos. La terminología técnica le es indiferente. Su interés es despertado por la aventura estética, más que por la utilidad y el pragmatismo. Liberada de vida y muerte, la literatura se propaga en un ritmo más acelerado que la propia aviación, se va apoderando de las hazañas y las tragedias, sobre todo del ansia humana por volar. El deseo de volar es una antigua aspiración humana presente en los sueños ancestrales. Principalmente en la infancia y en la adolescencia, es común soñar con el vuelo. Los llamados “sueños de vuelo” que Freud interpretó como una expresión de deseo oculto de actividades sexuales (“Un recuerdo de infancia de Leonardo da Vinci”) y lo que Haverlock Ellis estudió desde el punto de vista de las sensaciones respiratorias, no poseen un vínculo directo con la aviación, más bien ayudan a explicar el porqué de la rápida incorporación y proliferación de temas de la aviación en literatura. Ingold (1978) analizó la literatura europea de aviación entre 1909 y 1927 y encontró una vasta producción en Francia, Alemania, Italia, Rusia, Inglaterra, Austria y Hungría. Producción compuesta por autores muy conocidos: Marinetti, Kafka, D’Annunzio, Rilke, Musil, Proust, Wells, etc. La modernidad cinética cuestiona la tradición y se expande por intermedio de dos objetos de circulación, principalmente el automóvil y el aeroplano. Después del automóvil, el aeroplano se transforma en la nueva musa mecánica del futurismo. En el Manifiesto técnico de la literatura futurista (11/5/1912) Marinetti parte de la metáfora aérea para poner en duda el valor del pasado: ‘Sentado sobre el depósito de gasolina de un aeroplano, con el vientre caliente por la cabeza del aviador, sentí la ridícula inutilidad de la vieja sintaxis heredada de Homero’. El futurismo intentará crear nuevas formas artísticas por intermedio de metáfora de vuelo, sustituyendo la retórica romántica del pájaro por la del avión en movimientos acrobáticos y componiendo aeropoemas y aeropinturas. Mientras Azari se definía como un piloto aviador futurista, Marinetti organizaba un gran banquete aereo en “la Casa del Fascista”, donde las mesas eran colocadas en ángulos diversos dando la impresión de un aeroplano en un appetizer llamado ‘Aeroplano picante’. El avión representa lo nuevo y como tal es incorporado con fuerza en el léxico de las vanguardias. Apollinaire encarna el espíritu internacionalista de Avant-garde en su poema Zona, llevando al extremo los procesos de fragmentación y simultaneidad. Apollinaire reescribe la imagen cristiana de ascenso tomando un punto de vista de vuelo mecánico. Ya se había vivido demasiado en la antigüedad de los griegos y los romanos: había llegado la época de los hangares en el campo de aviación. Cristo se eleva a donde ningún aviador se había aventurado y logra el record del mundo en altura, más el siglo tiene la forma de pájaro metálico y asciende como Jesús, mientras el Diablo en su abismo levanta los ojos para verlo. Lo que Apollinaire poéticamente sugiere es la importancia del aeroplano. Es aquello que los portavoces de la modernidad cinética no dejan de enfatizar. En 1914, Harry Harper y Claude Grahame-White publican The aeroplane y anticipan la unificación del planeta por la aviación. Ahora bien las tecnologías de transporte, primeramente evidencian el progreso técnico, y a pesar de riesgos de accidentes, la aviación también podía ser utilizada para difundir la fe, ya que aceleraba los dislocamientos y permitía el alcance de regiones remotas. En 1920, Benedito XV transformó Nuestra Señora de

Loreto en patrona de las fuerzas aéreas italianas y de todos los aviadores. Las metáforas religiosas se adaptaron a la aviación: tanto Cristo como el aviador debían ‘elevarse a la cima de las cosas de la tierra’; ‘así como los aviones evitaban las tempestades, los jóvenes debían evitar la compañía de impíos’, ‘era arriesgado volar sin la luz de la fe’; ‘el paracaídas simbolizaba el arrepentimiento y la confesión’”. (Guillermo Giucci es profesor del Instituto de Letras da Universidad Estadual de Río de Janeiro). Continuando con el análisis, vemos enseguida como esta necesidad de fe se expresa en los versos 151-153: “Dormir entre tus fetiches de Oceaní y de Guinea/ Son cristos de otra forma y de otra creencia”, las otras religiones expresan las mismas necesidades que el cristianismo, más aún si ellas fueron por largo tiempo despreciadas y desprestigiadas. Estos versos recuerdan también el gusto de Apollinaire por las artes de las culturas exóticas (relacionar con Picasso), Zona aparece pues, entre modernidad y tradición. La dimensión temporal se desarrolla en el poema a través de la religión sobre la cual el tiempo no tiene impacto. Y a través del conflicto pasado-presente se devela un real deseo de girar hacia el futuro. La dimensión temporal no puede ir separada de la espacial, lo cual vamos a ver en esta segunda parte. Dimensión espacial. Se subdivide en tres partes: una de ellas se vincula al espacio en que se desarrolla el poema, la ciudad de Paris; otra trata el lirismo de lo banal, de la vida cotidiana y una final, desarrolla el viaje. Es importante tomar ahora algunas palabras de Benjamín, las cuales pueden ayudar al análisis del texto respecto a esta dimensión espacial. En Iluminaciones 2, cap. II. “El flaneur” (que vagabundea), el autor sostiene que: “El escritor, una vez que ha puesto el pie en el mercado mira el panorama en derredor. Un nuevo género literario ha abierto sus primeras intentonas de orientación. Es una literatura panorámica. […] Esos libros consisten en bosquejos que imitan los panoramas y el trasfondo de las ciudades”. Y afirma también que: “La ciudad de Paris entra en este siglo con la figura del arquitecto Haussmann. Puso por obra su revolución de la imagen de la ciudad con los medios más modestos que imaginar se pueda: palas, picos, palancas y cosas parecidas. Barrios enteros fueron derribados”. La ciudad de Paris es utilizada por Apollinaire como la ciudad del vagabundeo. Además, Paris, con sus nuevas calles era una ciudad definitivamente moderna, Apollinaire sintió atracción por este aspecto moderno pero también por la banalidad de lo que se encuentra en las calles parisinas. El vagabundeo. El viaje comienza en este poema en la mañana y termina en mañana también, lo cual se ejemplifica con los versos 2: “…el rebaño de los puentes bala esta mañana” y 144-145: “Estas solo va a llegar la mañana/ los lecheros hacen sonar sus tarros en las calles” y además se ve la progresión del poeta a través de las calles de Paris. Comienza su viaje frente a la Torre Eiffel y culmina entrando en Auteuiel, allí donde vivía en los suburbio en Saint-Germain-des-Prés. Además la ciudad es muy importante tal como nos lo muestra el cierre de Alcoholes con el poema El Vendimiador que parece contestarle a Zona pues la ciudad es el tema principal de este poema. La imagen de la Torre Eiffel no es anodina pues es el símbolo mismo de la modernidad, se la encuentra en los cuadros de la época de Apollinaire: la Torre puede ser pastora pues está situada cerca de las orillas parisinas, (En francés orillas es “berge” así mismo “berger” es pastor, y “auberge” es posada, se debe tener en cuenta el juego de palabras y espacios que remiten a una zona indeterminada que se relaciona con el título), lo que permite la metáfora del rebaño de puentes que jalonan el Sena. El rebaño que bala nos ubica en la mañana cuando la circulación es más densa: se puede asimilar

el balido de los corderos con el ruido de los autos al andar. Paris y la ciudad son en general un nuevo tema poético en el seno del espacio humano. El lirismo de lo banal. Todo lo que es urbano su vuelve poético incluso si lo urbano aparece como banal y familiar. Así aparece en los versos 11 a 15: prospectos, afiches, revistas, etc. Este vocabulario es introducido en la poesía pues hace el elogio de lo cotidiano y de la modernidad. Y continúa en el poema con automóviles, hangares, catálogos, afiches publicitarios que modificaron la estética moderna. (Recordar las pinturas de Toullouse). El lirismo de lo banal pasa también por una red léxica que apela a los sentidos; entonces se observan aliteraciones [k], [p] y [r] del v22. Estas aliteraciones suenan al oído del lector a manera del “cacareo” que emiten las cotorras. Citemos igualmente aquí a continuación de la red lexical de sonidos, la ciudad donde los hombres y las mujeres trabajan al ritmo de la campana y sus horarios: v17 a 20, “Del lunes por la mañana al sábado por la tarde…” encontramos aquí, las metáforas de la ciudad natural, con un ritmo de 17, 17, 12, 11 pies métricos: se siente a los trabajadores pasar por la calle. Siguiendo al oído viene la vista v 15 y 16 “Nueva y limpia de sol parecía un clarín”. Este clarín no se relaciona especialmente al sonido aunque sea precursor de los versos siguientes, la imagen del clarín se puede asociar con la del sol y más precisamente con su luminosidad que hace brillar la calle con mil fuegos. La vista sugiere los colores: el rojo y el oro de los versos 78: “Las chispas de su risa doran…” y 81: “las mujeres están ensangrentadas” recuerdan respectivamente la pasión y el amor; lo eterno y lo espiritual. Los colores son elegidos en función de los objetos que describen. Esta mezcla de colores es una prueba de la mezcla de lo provisorio con lo eterno en un mundo donde los valores tradicionales enfrentan las ideas modernas. El viaje. La dimensión espacial pasa también por los viajes, es así que los v 89 a 114 son una percepción de Europa. Se pasa por Italia, España, Checoslovaquia, Francia, los Países Bajos. Se tiene por cada viaje una anécdota que tocó a Apollinaire (ficticio y real) los recuerdos de Praga y especialmente el del v 102: “las agujas del reloj del barrio judío van hacia atrás”. Las agujas del reloj constituyen una analogía del pensamiento del yo lírico que va hacia atrás y el v 103 lo confirma: “Y tú también retrocedes en tu vida lentamente”. Los pájaros que aparecen en los versos 43 a 70 constituyen el símbolo mismo de la elevación y del viaje. Los pájaros son los animales preferidos de Apollinaire, pues ellos son símbolo de la libertad y descubrimiento. Se observa particularmente pájaros legendarios de la mitología china: pihís, el águila fénix (que aparece mucho en los poemas de Alcoholes. El águila además, según San Jerónimo es símbolo de la ascensión y la oración), ibis (en la mitología egipcia, se lo relaciona con las artes y las ciencias ocultas), la paloma (símbolo cristiano); todas estas fraternizan con la máquina voladora, metáfora de las naves aéreas, nuevo símbolo de la cultura moderna. Finalmente debemos decir que son un elemento crucial de la renovación poética de Apollinaire. La ciudad de París vive entre vagabundeo y modernidad; lirismo y vida cotidiana, pero lo temporal y lo espacial no existirían sin la dimensión del poeta. Dimensión interior. Se desarrolla en varios sentidos: los recuerdos que mezclan infancia, juventud y amor. Luego una “doble dualidad” que retraduce a través del juego “yo /tu” y también por la doble conciencia de Apollinaire: conciencia creadora y dolorosa. Recuerdos de infancia, adolescencia y amor: Los recuerdos tienen una gran importancia en Zona ya que Apollinaire quiere ir hacia una renovación. Hace un inventario rápido de sus recuerdos de infancia, de juventud y de amor. Encontramos los

recuerdos infantiles (infancia mística) entre los versos 25 y 41 y los versos 127 y 128. El primer recuerdo de infancia retoma los años de estudio en el Colegio como lo hemos visto más arriba. Pero recuerdan también a su madre, figura muy importante de su vida pues es la mujer que adoró como lo muestran los versos 25: “He aquí la calle joven y aún no eres más que un niño” y 26: “Tu madre no te viste más que de azul y blanco”; podemos ver un deslizamiento del sentido: la joven calle con el joven poeta. Este recuerdo que se relaciona con su madre es retomado en los v 127: “Una familia transporta un edredón…”, 128: “…nuestros sueños son también irreales”. El acolchado rojo (del que se habla) regalado por su madre fue muy querido por Apollinaire a pesar de las bromas de sus amigos. El verso 89: “Ahora estás al borde del Mediterráneo”, es una alusión a su infancia en Mónaco, el v 100: “Con espanto te ves dibujado en las ágatas de San Vito”, recuerda su bautismo en la iglesia de Saint Vit. Luego se recuerda la historia del robo al Louvre en el cual Apollinaire estuvo implicado, v 79-80 y 113-114: “Estás en Paris ante el juez de instrucción”. Los inmigrantes de los v 121 a 128: “Miras con ojos llenos de lágrimas a esos pobres emigrantes” recuerdan a Apollinaire su antigua condición, se siente ligado a ellos y se mezcla con esta población. El amor está también presente en Zona puesto que fue escrito seguidamente a la ruptura con Marie pero también recuerda el amor hacia Annie Plyden, dos amores que lo hicieron sufrir: en v 117: “Sufriste por amor a los veinte y a los treinta años”, se dirige a ellas. Las mujeres tienen un lugar en este poema: las prostitutas están allí durante la noche, las vemos desde los v 138 a 147. Ellas tienen un rol muy importante en la poesía de Apollinaire como nos muestra Marizibille, está lleno de piedad hacia ellas. En los v 81 y 82: “Hoy andas por Paris las mujeres están ensangrentadas/ era y quisiera no acordarme era el ocaso de la belleza”, aparecen las mujeres ensangrentadas: símbolo de la impureza desde el punto de vista religioso pero en sentido figurado estas mujeres ensangrentadas son una metáfora del amor que termina en fracaso, en ruptura. Se puede relacionar este pasaje a los poetas simbolistas que amaban las cosas marchitas o en estado de descomposición. Aquí la mujer está marchita y el tema de la belleza perdida es abordado como los cubistas, de una forma chocante. En esta época los cubitas fueron acusados de destruir todos los principios de la belleza en sus cuadros. Los recuerdos son pues parte integrante de Zona. Pero el poeta está fragmentado por el juego yo/tú así como también por su doble consciencia. Juego yo/tu: Apollinaire cambió el “yo” por el juego yo/tú en la segunda prueba editorial de su poema. El mismo crea una ambigüedad muy reveladora del poeta. El personaje parece tanto destinatario como enunciador. Esto recuerda la técnica de la pintura cubista que pintaba frecuentemente varios retratos de un mismo personaje sobre una misma tela (visión simultánea). Esta alternancia yo/tú puede hacer eco en otros binarismos antitéticos típicos de las formas expresivas de la Modernidad como: optimismo/pesimismo, luz/oscuridad, etc. Por ejemplo, hay un juego yo/tú en los versos 119 y 120: “Ya no te atreves a mirar tus manos y continuamente quisiera sollozar/ por ti por la que amo por cuanto te espantó”. Aquí se ve bien la ambigüedad creada y además como la puntuación está suprimida la incertidumbre está aumentada. El tuteo permite al poeta integrarse como objeto de reflexión y de espectáculo en el interior del poema: él se ve y se piensa. Doble conciencia creadora y dolorosa: Se puede hablar de la doble consciencia de Apollinaire, una dolorosa y una creadora. La consciencia dolorosa es aquella del dolor, la creadora es la del poeta. Estas dos consciencias están expresadas en el rechazo de lo antiguo en oposición a lo moderno: en cuanto a la consciencia creadora hay una búsqueda de nuevas formas que se vinculen con la contemporaneidad del poeta y en lo que se refiere a la consciencia dolorosa se resuelve en la búsqueda del alcohol. Ver la

epanadiplosis (fig. retórica que consiste en comenzar y acabar una frase con la misma palabra [x….x]) de los versos 148-149: “Y bebes este alcohol ardiente como tu vida/ tu vida que te bebes como un aguardiente”. Para concluir, Zona contiene tres dimensiones que se apoyan en temas queridos y recurrentes de la colección de poemas. Zona es la cima o lo más representativo de la colección. Además no fue ubicado en primer lugar por azar, es la contrapartida del poema Vendémiaire (El vendimiador) ubicado al final del poemario. Zona es un típico poema de su época: retoma temas cubistas como la deconstrucción del objeto representado, la fragmentación, el collage, la visión del ser… Zona es un conjunto prosaico pero que guarda lazos con la tradición, por ejemplo, con la religión. Este poema es rico en sentidos pues es rico en su conjunto, contrariamente a lo que había dicho G. Duhamel, crítico literario, que criticó Alcools tachándolo de bric-à-brac: baratillo. [Definición de la RAE: 1-conjunto de cosas de poco precio que están a la venta en un lugar público. 2- tienda o puesto en que se venden. 3-conjunto de gente ruin que a boca de noche se solía poner en los rincones de las plazas, donde vendían lo viejo por nuevo y se engañaban unos a otros].

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