Análisis de La Película Un Método Peligroso
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Lic. Jorge V. Riley
Lic. Psicología 5°
Análisis de la película Un Método Peligroso (2011). Freud y Jung. El Director es David Cronemberg.
El Elenco
Keira Knightley – Sabina Spielrein
Viggo Mortensen – Sigmund Freud
Michael Fassbender – Carl Gustav Jung
Sarah Gadon – Emma Jung
Vincent Cassel- Otto Gross El foco principal de la película es la relación de Jung, psicoanalísta de Suiza, con su paciente Sabina Spielrein. Sin embargo, digamos que es la punta del iceberg y que hay otras lentes más sutiles, e incluso, como si estuvieran colocadas a distintos niveles de profundidad, de modo que algunos temas apenas están dibujados, subyacentes o en claroscuro, en forma propositiva o porque la tarea sería imposible. Voy a escoger unos cuantos puntos, sin quitar peso al tema principal.
La película muestra, además, las numerosas convergencias y divergencias entre Freud y Jung. La lucha entre dos líderes.
Las técnicas de tratamiento de esa época para las enfermedades mentales.
La sociedad conservadora de Viena y de Europa.
El antagonismo cultural entre judíos y gentiles.
La lucha de género en relación a la posición de la mujer.
Los cambios que introdujo la Primera Guerra Mundial.
La expansión del movimiento psicoanalítico en Europa.
El impacto de la teoría psiconalítica en el entendimiento de la psicopatología y de la vida psíquica en general, un parte-aguas en la historia.
Un poco de histora Carl Gustav Jung (1875-1961) fue uno de los discípulos más queridos de Freud. Lo consideraba como un hijo y el heredero del movimiento psicoanalítico, sin embargo, Jung se
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fue gradualmente distanciando hasta convertirse en un franco opositor que ocasionó a Freud una fuerte decepción. Freud nació el 6 de mayo de 1856 en Freiburg, Moravia, y vivió en Viena hasta 1938. Así que Jung era 19 años menor que Freud y formaría parte de la escuela de Zúrich. Era hijo de un pastor protestante y Freud era judío, así que, desde el inicio, había antecedentes que imprimían diferencias entre ellos. Jung era impetuoso y temperamental, Freud era austero, riguroso y metódico. Jung, recién graduado de médico, vino a Viena a buscar a Freud y fue tan intensa la impresión que causó en él que se pasaron más de 13 horas conversando. Existe una correspondencia muy estrecha por más de 7 años hasta que las diferencias los fueron apartando. Jung nació en Kesswil, un pueblo al noreste de Suiza. Era nieto de un distinguido médico, fascinado por los modelos psicológicos de la enfermedad mental. El padre de Carl, Paul Achilles Jung, era un filólogo y lingüista que se hizo pastor Protestante. Su madre, Emilie, venía de una familia prominente de Basel. La familia era bastante infeliz. Su padre se deprimía con frecuencia y tenía arranques de rabia. Jung mismo era propenso a cambios del humor y desmoralización. Influido por Shopenhauer, tenía una visión trágica de la vida. De otras lecturas filosóficas se interesó en el espiritismo, el ocultismo, misticismo y estudio de las religiones. En 1900, recién graduado de la escuela de medicina, es contratado como Doctor Asistente en la famosa clínica de Burghölzli, en Zúrich. Se casa con Emma Rauschenbach, quien poseía una cuantiosa fortuna, mientras que Freud vivía en un modesto apartamento en Viena, en Bergasse 19. Sabina Spielrein era rusa y vino a Zúrich para hacer su carrera de medicina. Era una joven extraordinaria por su talento y belleza. Fue hospitalizada en Burghölzli de Agosto de 1904 a Junio de 1905 y la pusieron bajo el cuidado de Jung. Ella padecía un cuadro severo de angustia, que en aquellos días podía ser tomado como una psicosis. Alternaba con cuadros depresivos y se diagnosticó como Histeria.
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Jung ya se inclinaba, por la influencia de su maestro Bleuler, en Burghölzli, a estudiar los procesos inconscientes y fenómenos mentales psicóticos. Así, decidió experimentar un nuevo Método de Tratamiento: “La Cura por la Palabra” o “Talking Cure”, descubierto por Freud y los procesos de “deshollinar la chimenea”, que fueron los antecedentes de lo que sería “la asociación libre”, una de las herramientas básicas de la técnica del psicoanálisis de Freud. Aquí, Jung se tropieza de lleno con el problema de la Transferencia.
La Película Del director David Cronenberg se han dicho muchas cosas, como ser el Rey del Horror Venéreo, El Barón de la Sangre, entre otras; baste recordar las películas de Crash (1996), La Mosca (1986), Cosmópolis (2012), para reconocer su estilo mórbido y elementos apocalípticos. Sin embargo, en esta producción no tiene el tono ni sórdido ni catastrófico. Quizá por estar basado en una historia real, “amorosa”, lo cual, en sí mismo, es vida y poesía. Lo pongo encomillado porque este tipo de amor -tema de la película- es una mezcla del impulso sexual y agresivo. La actriz Keira Knightley es particularmente hermosa debido a su esbeltez, la fisonomía de su fino rostro y sus grandes ojos expresivos. Me parece que actúa muy bien el papel de una paciente con una crisis grave de angustia que fue diagnosticada como Histeria y que ameritó ser hospitalizada. Para recordar qué es la Histeria: Freud fue un escritor prolijo, con más de 238 publicaciones entre cartas, artículos y libros, en 22 volúmenes en la Standard Edition de The Hogarth Press. Escribió sobre la Histeria, en 1893, en Estudios Preliminares junto con Breuer. Sobre parálisis motoras orgánicas e histéricas y otros artículos como Algunos Mecanismos Psíquicos de los Fenómenos Histéricos y otros propios como Estudio Sobre la Histeria (1895). Freud describe la Histeria como una neurosis con una gran diversidad de cuadros clínicos. Desde el punto de vista sintomático, lo dividió en Histeria de Conversión e Histeria de Ansiedad, que es el miedo a un objeto específico externo que se constituiría en una fobia. En la Histeria de Conversión los conflictos psíquicos (inconscientes) son expresados simbólicamente en síntomas somáticos de variadas formas. Por ejemplo: crisis paroxísticas intermitentes tipo pseudoepilepsia, u otros más duraderos como anestesias, parálisis histéricas “en guante”, es decir, sólo la mano; o parálisis que no coinciden con la
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distribución de los nervios o la sensación de tener algo atorado en la garganta, entro otros muchos síntomas. Los Casos Clínicos de Freud, además de ser muy amenos, son indispensables para la comprensión de la Histeria, tales como el Caso de Dora, Anna O, Emmy von N, Miss Lucy R, Katharina o Elisabeth Von R, entre otros. En el caso de Sabina, la película muestra, predominantemente, las crisis intermitentes con movimientos paroxísticos, las contracturas en el cuerpo, en las manos, la forma de gesticular, en particular la mandíbula inferior, que en esos momentos se hace prominente y muestra los dientes sin poder cerrar la boca, con una mirada extraviada. Ella inicia la película siendo trasladada en un carruaje de caballos a la clínica de Burghölzli, en Zúrich. La actriz transmite vívidamente el sufrimiento golpeando las ventanas y tiene que ser controlada por varias personas. La película toma la escenografía, el vestuario y la luminosidad como parte importante del telón de fondo. Está hecha con base en tonos de blanco o tonos claros que exaltan la belleza y la estabilidad casi imperturbable de esa sociedad. El vestuario está diseñado por el propio Cronenberg. La señorial Viena, la belleza escenográfica de los paisajes y lagos de Suiza, el paseo por los parques de las mujeres con sus vestidos largos y sombrillas y señores de traje obscuro y sombreros de copa, entre jardines recortados al estilo italiano, nos muestran la Belle Époque, de 1900 hasta antes de la Primera Guerra Mundial. Estos elementos de la película son indispensables para resaltar no sólo la estabilidad casi imposible de tambalear, rígidamente sostenida de la época Victoriana, sino para contrastar lo innovador y revolucionario que resultaban las teorías de Freud sobre el inconsciente y la sexualidad y posteriores contribuciones, que, incluso en las mismas Universidades, encontró franca oposición, ya que por años le cerraron las puertas a tener el título de Profesor. El otro contraste es el de la estabilidad de la cultura, con el cataclismo que se avecinaba, todavía sin avizorarse. La música de Howard Shore, compositor contemporáneo que ha musicalizado películas como El Hobbit y Crepúsculo, se funde en el ambiente de una Europa culta. Aparecen alusiones a poetas y a la música de Wagner, ídolo de la cultura aria, que acentúan el ambiente de contraste que el director se propone.
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La película se centra en la relación de Jung con su paciente Sabina Spielrein, pero los otros lentes apuntan a la relación de Jung y Freud, a la lucha subyacente de la raza aria y los judíos, entre otros. Jung en la primera escena nos deja saber que va a utilizar el método descrito por Freud, “The Talking Cure” o La cura por el Habla, para tratar la neurosis, especialmente la Histeria, y lo ensaya con Sabina. Sabina habla de inmediato del impacto de la” humillación” que ella balbucea, asociada con la imagen de la mano de su padre, violento, que a los cuatro años la azotaba y después le obligaba a besar la mano. Esto la llevó a experimentar placer en el dolor, que determinó su fijación sexual y un masoquismo erotogénico. Después de ser golpeada por su padre, ella se sentía excitada y se orinó de exitación. De allí en delante, cada vez que el padre la golpeaba, producía la misma excitación. Ésta es la razón asociada a buscar la humillación y la fusión de elementos destructivos con la sexualidad, es decir, de vida y muerte. Lo podemos ver en las relaciones sexuales con Jung, que incluían elementos masoquistas de ser golpeada con un cinto. El hilo conductor del drama que el director toma es el concepto de Transferencia y Contratransferencia, propuesto por Freud como parte central de la técnica del tratamiento psicoanalítico.
La Transferencia Freud fue desarrollando este tema en muchos trabajos, basado en su experiencia empírica y sus observaciones de sus pacientes, y que fue publicando desde 1910 a 1920 y en otros años posteriores. En 1915 especifica el tipo de enamoramiento de los pacientes hacia su terapeuta en un artículo que denominó Sobre el Amor de Transferencia. El paciente repetía sentimientos, deseos y fantasías de su pasado que correspondían a las figuras representativas de su vida y las transferían al analista. Los sentimientos de amor que el paciente sentía y le atribuía inapropiadamente al analista debían ser interpretados en la transferencia, ya que esto era inconsciente para el paciente. Freud advirtió el poder de la transferencia tempranamente y que el analista debía mantenerse en abstinencia y nunca traspasar esta regla básica, pues era desastroso para el paciente. El psicoanálisis tiene ese fundamento: el análisis de la transferencia y las resistencias que, al re-editarse en el aquí y el ahora, que corresponde al allá y el entonces, permite el
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entendimiento de los conflictos inconscientes en lugar de actuarlos y seguirlos repitiendo. Con esto en mente, podemos entender el impacto en esta paciente durante su tratamiento con Jung. Sabina se enamora de él y Jung, aprovechándose de su dependencia -debida a la transferencia-, la convirtió en su amante. En 1905 Jung le escribió una carta a Freud pidiendo consejo, en la cual describe “el complejo erótico” con su paciente, pero nunca envió la carta. Se encuentra en los archivos de Jung. Los archivos de Freud no contienen la correspondencia que sostuvieron por 7 años. Sabina le confesó a Freud que Jung fue primero su doctor, después su amigo y su “poeta”. Era perfectamente entendible que Sabina se enamorara de él. Jung era un hombre casado y la abordó con la bandera de las ventajas de la poligamia. Jung abrazaba la causa de otro analista, Otto Gross, el profeta del amor libre, del uso de las drogas para liberarse de las inhibiciones y otras licencias sexuales. Gross terminó hospitalizado en Burghölzli por su adicción a drogas como la cocaína y la morfina. Gross también fue paciente de Jung y terminó dejándose morir de hambre en 1919. En una de las cartas de Jung a Sabina, de 1908, le insiste que haga uso de su libertad radical y no sofocarla por las convenciones banales. Aludía a “su tendencia a la poligamia y mantenía que el requisito para un buen matrimonio… era la licencia de ser infiel”. Creo que muchos hombres y mujeres hoy en día aplaudirían esta idea. La dolorosa lucha interior de Sabina fue compartida con Freud, quien tomó un papel determinante y logró que ella pudiera separarse de Jung. Sabina en sus cartas aceptaba haber contemplado el suicidio y en una ocasión le describe un episodio sangriento donde ataca a Jung con un cuchillo en el rostro, que sí aparece en la película, y después ella se corta varias veces en el cuerpo, que no aparece en la película, para terminar en un baño de sangre. Jung se defendió ante Freud diciendo que eran las ideas de Gross que lo habían influido, ya que predicaba la cura de la transferencia a través del sexo. Freud le advierte a Jung de hacer exactamente lo opuesto y terminar con esa “contratransferencia” que revivía el pasado libidinal de él mismo. Freud advertía que era un problema permanente para el médico tratante y necesitaba ser controlado.
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Esto se convertiría en el anatema freudiano, es decir, el analista debía mantenerse en abstinencia con sus pacientes. La película ilustra por sí misma la intensidad de la pasión, la excitación de lo prohibido, los elementos sadomasoquistas. No sé si estaría relacionado, pero hay que recordar que Jung, de niño, fue molestado sexualmente por una persona a quien él reverenciaba. Sabina sabía que Jung veía otras mujeres al mismo tiempo que a ella. Incluso, fue amante de una psiquiatra, Antonia Wolff, con quien sostuvo una larga y duradera relación y, aún cuando ya habían terminado, continuaban con su amistad y Jung citaba muchos de los trabajos de Antonia en sus escritos. Sabina finalmente logra terminar la relación con él y se va de Suiza. Años después regresa a Viena a continuar su entrenamiento psicoanalítico y participaba en las discusiones que se llevaban a cabo los miércoles por la noche en la casa de Freud, en Berggasse 19. En la última visita a Jung, Sabina, ya casada y embarazada de su primera hija, le pide que le describa qué significó ella para él. Jung le confiesa que Emma, su esposa, era el fundamento de su vida, Tony (Antonia), su amante, el perfume del aire y ella, Sabina, su amor, lo más importante para entender lo que le hizo ser el individo que era. Sabina volvió a Rusia a practicar el psicoanálisis y la psicología infantil. A partir de 1937 se dejó de tener noticias de ella. En 1942, cuando los nazis invaden Rusia, Sabina y sus dos hijas, ya mayores, fueron encerradas en la sinagoga en su pueblo natal Rostov-on-Don, con parte de la población civil y acribilladas a sangre fría por soldados alemanes. Esto no aparece en la película pero se sabe que así fue. Tal parece que ella dejó un pequeño diario en una de las bancas de la sinagoga que posteriormente fue recogido y numerosas cartas que han sido recopiladas. Así pues, en la película, Cronenberg teje el drama de las rupturas, una detrás de otra, de cada uno de los personajes y de los episodios históricos, dejando el corazón roto, el de ellos y el nuestro como espectadores. El de Sabina, el de Jung, el de Emma, el de Freud, el de Otto Grass, el de Viena, el de Alemania, como en el sueño de Jung, donde una avalancha de agua se convierte en sangre. La sangre de Europa. El distanciamiento entre Freud y Jung se fue pronunciando como lo muestra la película. Cronenberg escoge pequeños detalles para grandes hendiduras. Por ejemplo, en1909, cuando van juntos a América, invitados por la universidad de Clark, muestra la entrada al barco en
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el que se van a transportar y Jung se va solo en primera clase, comentando que fue su mujer quien hizo los arreglos de su viaje. Freud se queda perplejo. En muchos otros momentos hay discusiones ideológicas o teóricas e interpretación de sueños, uno en especial de Jung que atañe a la frontera entre Austria y Suiza que Freud entiende de inmediato como la división entre ellos. Recordemos que Freud, ya en 1900, había escrito La Interpretación de los Sueños. Aparece en este cotexto el desmayo que tuvo Freud provocado por un argumento sobre Akenaton, faraón en el antiguo Egipto, quien intantó establecer el monoteísmo y había borrrado todo rastro de su padre, Amenofis III, especialmente su nombre. Freud reacciona ante el deseo de muerte de Jung hacia la figura paterna (hacia él) y produce un desmayo. Las divergencias teóricas derrumbaban los conceptos básicos de Freud y él no lo permitiría. Consideraba la postura de Jung más como un culto que una escuela. En un momento de la película Freud reflexiona admitiendo que, en realidad, la amistad con Jung había estado pendiendo de un hilo y que había llegado el momento de romper la relación. Uno de los momentos más trágicos para los dos. Dice Freud: “The rest is silence”, “El resto es silencio”, aludiendo a la frase con que termina la despedida de Hamlet, antes de morir, de su amigo Horacio, en la obra de Shakespeare. El útimo encuentro de Freud y Jung fue en el Congreso de Munich, en 1913. La pelicula no incluye y no podría incluir el resto de la historia. En 1933 los nazis destruyen el grupo psicoanalítico de Budapest y reconocen la Sociedad Germana de Psicoanálisis. El presidente renunció y Jung aceptó el puesto. Fue denunciado por Gustav Bally, un analista suizo, como anti-semita. Incluso, aceptó ser el editor de la Revista Internacional de Psicoterapia (Zentralblatt für Psychotherapie) junto con el psiquiatra Matthias Göring, primo del prominente nazi Hermann Göring. Sin embargo, también se dice que protegió a judíos refugiados en Suiza y les ayudó a llegar a Inglaterra. ¿Una muestra de su ambivalencia? ¿También de su afecto por Freud? Freud salió de Viena rumbo a Inglaterra, después de la detención de su hija Anna por la Gestapo. Llegaron el 16 de junio de 1938 y él muere el 23 de septiembre de 1939 después de una larga y penosa enfermedad. Siguió escribiendo hasta un mes antes de su muerte. Tenía 83 años. Jung sobrevivió a Emma y a Tony y murió apaciblemente en 1961.
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Un aspecto cuestionable, desde mi punto de vista, es que los personajes de Freud y Jung se parecen mucho, es decir, los actores Viggo Mortensen como Freud y Michael Fassbender como Jung tienen características afines en lo físico y forma de actuar, cosa que no sucedía en la vida real, ni en la fisonomía, ni en edades, ni en ideas, razas, raíces culturales, estilos de vida ni sistema familiar. Sí describe la figura patriarcal, la rivalidad de la relación entre padre-hijo, pero no me parece que acentúa lo suficiente las diferencias en la apariencia y el carácter de ambos personajes. Algo práctico que se aprende en esta película, difícil de entender en teoría, es el fenómeno de la Transferencia. Freud no la descubrió de la nada. Es un fenómeno universal. Lo que él hizo fue ponerlo al servicio de la técnica para revelar al paciente el origen de sus padecimientos. La Transferencia se da en otras relaciones humanas: de profesor a alumno, de médico a paciente, de jefe a empleado, entre otras muchas que pasan inadvertidas. No es el Método “peligroso”, lo peligroso es el analista que hace un mal uso de la Transferencia.
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