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December 22, 2017 | Author: alexis8881 | Category: Verb, Sentence (Linguistics), Subject (Grammar), Predicate (Grammar), Syntax
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ILEANA SCIPIONE

LENGUA ESPAÑOLA CONTEMPORÁNEA Tomo II SINTAXIS DE LA ORACIÓN COMPLEJA (ENUNCIADOS & ORACIONES) Ediţia a II-a

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Descrierea CIP a Bibliotecii Naţionale a României SCIPIONE, ILEANA-CORNELIA Lengua española contemporánea/Ileana Scipione – ediţia a II-a, Bucureşti: Editura Fundaţiei România de Mâine, 2006 ISBN 973-582-993-2 Tomo 2: Sintaxis de la oración compleja: enunciados & oraciones, 2006 Bibliogr. ISBN 973-725-535-6 811.134.2(075.8) 811.134.2’367(075.8)

© Editura Fundaţiei România de Mâine, 2006 ISBN: 973-582-993-2 – general 973-725-535-6 – vol. II

Tehnoredactor: Camelia Brînduşa DINESCU Florentina STEMATE Bun de tipar: 24.02.2006; Coli de tipar: 15,25 Format: 16/61x86 Editura şi Tipografia Fundaţiei România de Mâine Splaiul Independenţei, Nr. 313, Bucureşti, S. 6, O. P. 83 Tel./Fax.: 316.97.90; www.spiruharet.ro e-mail: [email protected] 2

UNIVERSITATEA SPIRU HARET FACULTATEA DE LIMBI ŞI LITERATURI STRĂINE

ILEANA SCIPIONE

LENGUA ESPAÑOLA CONTEMPORÁNEA Tomo II SINTAXIS DE LA ORACIÓN COMPLEJA (ENUNCIADOS & ORACIONES) Ediţia a II-a

EDITURA FUNDAŢIEI ROMÂNIA DE MÂINE Bucureşti, 2006 3

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CONTENIDO

Introducción ………………………………………………….……….

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PRIMERA PARTE

ENUNCIADO Y ORACIÓN. FUNCIONES ORACIONALES A. EL ENUNCIADO: CONSTITUCIÓN INTERNA (§ 1)

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I. CLASES DE ENUNCIADOS: no oracionales; oracionales; núcleos complejos o perífrasis/frases verbales (FV) (§ 2 – 12) …………... 15 II. MODALIDADES DEL ENUNCIADO ORACIONAL (§ 13 - 14) …

31

1. Desde el punto de vista subjetivo: a. Respecto de la actitud del hablante ante lo enunciado: enunciados enunciativo (afirmativo y negativo), restrictivo, interrogativo (total y parcial), exclamativo, imperativo, desiderativo (§ 15 – 24) ……………………………………….... 31 b. Respecto del predicado: enunciados indicativos, de posibilidad y probabilidad, dubitativos, exhortativos, optativos (§ 25 – 31) …………………………………………………. 42 2. Según la naturaleza del predicado: enunciados atributivos /cualitativos, predicativos, activos (transitivos e intransitivos), de verbo de estado, pasivos, impersonales, reflexivos, reciprocos (§ 32 - 46) ………………………………………………….. 47 III. LA TÓPICA. Orden de las palabras. Orden moderno de las palabras. Peculiaridades estilísticas del español (§ 47– 55) …………. 67 B. LA ORACIÓN Enunciados y oraciones. Oraciones independientes, yuxtapuestas, coordinadas y dependientes (subordinadas). Enlaces extraoracionales e interjecciones. Conjunto oracional. Oraciones simples y complejas. Componentes internos y periféricos de la oración. Las partes de la oración / categorías. Omisión de los elementos oracionales. Funciones sintácticas y preposiciones. Oraciones y conjunciones. Lugar del vocativo en la oración (§ 56 – 69) … 78 5

1. EL SUJETO. Expresión del sujeto. Sujeto y predicado. Posición del sujeto. Definiciones no adecuadas del sujeto. Sujeto elíptico. Sujeto e impersonalidad. Sujeto de oraciones con verbo en forma no personal. Concepto de oración impersonal. Oraciones con los verbos estar, haber que + infinitivo, hacerse, bastar, sobrar, tratarse. Oraciones impersonales naturales. Oraciones sintácticamente impersonales. Oraciones impersonales eventuales. Oraciones impersonales pasivas. Oraciones impersonales de infinitivo y gerundio. Falsas oraciones impersonales. Sujeto y concordancia (§ 70 – 94) ……………………………………….. 97 2. EL PREDICADO. Expresión y características del predicado. Cla-ses de predicados. Cláusulas absolutas. Estructuras de predicación sin verbo (§ 95 – 100) …………………………………. 117 3. EL ATRIBUTO. Representante del atributo. Diferencias entre los copulativos ser y estar. Categorías que funcionan con atributo. Atributos de sujeto cero. Estructuras ecuacionales. El (complemento) predicativo. Concordancia de los atributos. Clases de oraciones con atributo (§ 101 – 109) …………………………… 122 SEGUNDA PARTE

ORACIÓN Y CONJUNTOS I. CONJUNTOS ORACIONALES POR CORDINACIÓN. Oraciones copulativas, distributivas, disyuntivas, adversativas, causales y consecutivas. Oraciones implícitas (§ 110 – 115) …… 137 II. ORACIONES COMPLEJAS Y CONJUNTOS ORACIONALES POR SUBORDINACIÓN. Clases de oraciones subordinadas (§ 116 – 117) …………………………………………………….. 144 1. ORACIONES SUSTANTIVAS. Características generales y funciones (§ 118 – 120) …………………………………………. a. Oraciones sustantivas en función de sujeto (OSFS). Nexos que introducen las OSFS. Colocación de las OSFS. Otras OSFS (§ 121 – 124) ………………………………………… b. Oraciones sustantivas en función de complemento directo (OSFCD). Cuestiones generales. Nexos que introducen las OSFCD. OSFCD sin nexo. Casos especiales de OSFCD. Oraciones en estilo directo y en estilo indirecto (§ 125 – 129) … c. Oraciones sustantivas en función de complemento indirecto (OSFCI) (§ 130) ……………………………………… 6

145 146

149 155

d. Oraciones sustantivas en función de complemento de régimen (OSFCR) (§ 131) ……………………………………. e. Oraciones sustantivas en función de complemento circunstancial (OSFCC) (§ 132 - 133) …………………………….. f. Oraciones sustantivas de modificador (OSM). OSM del sustantivo. OSM del adjetivo. OSM del adverbio (§ 134 – 136) g. Otras oraciones sustantivas (OSM) (§ 137 – 138) ………..

155 156 157 157

2. ORACIONES ADJETIVAS (OSA). Características generales. Formas de la oración de relativo (OSR). Oraciones determinativas e incidentales. Oraciones aposicionales. OSA con antecedente explícito. OSR sin antecedente (o con antecedente callado). Sustantivación de la OSA. Uso de los relativo que, cual, quien, cuyo. OSR no adjetivas. Observaciones. OSA pero no de relativo (§ 139 – 154) …………………………………….……... 160 3. ORACIONES ADVERBIALES. Características generales. Clases de oraciones que funcionan con CC (§ 155 – 157) ………….. 1. Expresión del lugar. Oraciones subordinadas adverbiales de lugar / locativas (§ 158) ………………………… 2. Expresión del modo. Oraciones subordinadas adverbiales / modales (§ 159) ……………………………... 3. Expresión del tiempo …………………………………… a. Fecha y hora (§ 160 – 167) …………………………… b. Lógica temporal del discurso y régimen verbal (§ 168 – 199) …………………………………………….. c. Oraciones subordinadas de tiempo / temporales. Las oraciones adverbiales temporales y sus significados. Oraciones integradas en grupos adverbiales temporales. Oraciones integradas en construcciones preposicionales temporales. Cláusulas absolutas. Otras formas de expresar la temporalidad (§ 200 – 208) ………………………………………. 4. Expresión de la causa. Oraciones causales (OC). Clases de OC y sus características. OC sustantivas y OC no sustantivas. OC como complemento de otra oración (§ 209 – 212) ….

178 182 182 184 184 190

204 210

4. ORACIONES CIRCUNSTANCIALES …………………………… 214 1. Expresión de la finalidad. Oraciones finales. Características. Relación con el sujeto (§ 213 – 215) ………………. 214 7

2. Expresión de la condición. Oraciones condicionales. Características. Prótasis y apódosis. Otras formas de expresar la condición. Oraciones independientes encabezadas por si (§ 216 – 229) ……………………………………………. 3. Expresión de la concesión. Oraciones concesivas. Características. Variedades oracionales de las concesivas. Variedades concesivas no oracionales (§ 230 - 239) ……….. 4. Expresión de la consecuencia. Oraciones consecutivas (OCN). OCN intensivas. OCN sin intensificador. OCN no intensivas. OCN yuxtapuestas (§ 239 - 243) ……………….. 5. Expresión de la comparación. Oraciones comparativas (OCM). Naturaleza sintáctica de las OCM. Clases de OCM. El segundo término de la comparación. El segundo término de la comparación con de. OCM intensificadoras. Otras formas de comparación (§ 244 - 254) ……………………….

217 226 230

234

Bibliografía …………………………………………………………... 239

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INTRODUCCIÓN

El objeto de este enfoque sintáctico es la lengua contemporánea que se escribe y se habla en estos tiempos en España y Latinoamérica. Unos la llaman español, otros castellano. El presente enfoque sintáctico del español se dirige de modo especial a los estudiantes de Filología española de segundo o tercer grado, quienes continúan profundizando el funcionamiento gramatical de este idioma, después de haber abordado en el primero o segundo la morfología flexiva, derivativa y compositiva, lo mismo que ciertos aspectos vinculados a la Morfo-Sintaxis. Este intento es, en el ámbito estudiantil, un estreno desde posiciones no en su totalidad desprendidas de la Gramática tradicional. Ya que entendemos por el estudio de los enunciados, las oraciones y los grupos aquella parte de la Gramática donde sólo interviene la Sintaxis. En este tomo, en particular, enfocamos la Sintaxis de la oración compleja, con el propósito de abordar por separado la Sintaxis de la oración. Partimos por tanto de los conceptos de forma y función sintácticas. Entendemos por forma todo lo que en Gramática tiene que ver con las combinaciones de un elemento con otros elementos gramaticales, y con las oposiciones a que dan lugar dos o más elementos en el sistema gramatical. Y por función sintáctica, el papel relacional abstracto que un elemento determinado ejerce dentro de un grupo sintáctico o de una oración. Así, por ejemplo, al enfocar el sustantivo, distinguiremos entre su manera de significar (que tiene que ver con la Semántica y la Lógica), por un lado, y su forma (oposiciones masculino/femenino, singular / plural, etc.) y función (su papel de núcleo en un grupo nominal, o de sujeto, complemento directo, etc. en una oración). Por tanto, este enfoque sintáctico abarca los enunciados, las oraciones (en toda su complejidad), pero no los grupos sintácticos (o sintagmas), entendidos éstos últimos como combinaciones de palabras que forman una unidad con capacidad para desempeñar funciones sintácticas. 9

Este trabajo, por supuesto perfectible, se atreve a ser en muchísimas ocasiones normativo 1 , con la debida modestia de quien no es un nativo hispanohablante, porque en una Gramática didáctica no debe faltar el aspecto normativo que, a pesar de otras opiniones, enriquece en muchos casos la reflexión gramatical. Intentamos registrar en él, en tanto que curso universitario, fenómenos del idioma castellano de nuestros días, dentro de su constante evolución (cosa posible también gracias a la rica experiencia de traductora y publicista de la autora), con el fin de familiarizar a los estudiantes con los principios fundamentales de la Sintaxis de la oración compleja en la lengua española moderna, haciendo el estudio teórico de unos hechos sintácticos de la lengua española, eso es, de las formas, los valores y las funciones sintácticas de ésta. Contemplamos ofrecer a los estudiantes conocimientos teóricos sobre la Sintaxis de la oración compleja española en general, pero nos basamos precisamente en los conocimientos generales de Sintaxis y en los especiales de Sintaxis rumana, que todo bachiller rumano se supone que ha de tener. Por ello, antes de enfocar con nosotros la Sintaxis española, es menester que cada estudiante repase sus conocimientos de Sintaxis general y rumana, que este trabajo intenta implícitamente valorar en el estudio del castellano. Intentamos presentar opiniones de las más diversas en el dominio de la Sintaxis e incluso, con la debida modestia, expresar opiniones propias en un campo en que los puntos de vista de los propios gramáticos españoles discrepan no pocas veces al abarcar el conjunto de las normas combinatorias llamado Sintaxis. También se ha de tener en cuenta el hecho de que la Sintaxis del español no encaja con facilidad en los modelos que ofrecen las Gramáticas modernas. Por ello, la exposición de los hechos sintácticos en este trabajo, que supera el marco tradicional y describe la lengua 1

Eso es, que no sigue la modalidad académica preceptiva, que erige sus conclusiones en normas de corrección. Por tanto, no hay que esperar encontrar en este libro una enumeración pormenorizada (tal como lo hacen algunas de las Gramáticas mencionadas en la Bibliografía) de todas las reglas que rigen el uso práctico de la lengua. 10

española en el plano sincrónico 2 de la actualidad, se basa ssobre todo en el análisis de la lengua hablada y de los textos literarios. Tratándose de un curso universitario, hemos optado, tras largas cavilaciones, por el “modelo didáctico” de Leonardo Gómez Torrego, un entendido en la materia, con cuya metodología coincidimos en la mayoría de los casos. Este modelo nos ha permitido ordenar de modo lógico y unitario, según criterios tanto (a veces) semánticos como (sobre todo) lingüísticos, el “caos” de los hechos lingüísticos, pues identifica con Sintaxis el estudio de los enunciados y de las oraciones y los grupos sintácticos. Evocamos, explicamos y comparamos, a lo largo de este trabajo, la terminología que los lingüistas españoles de nuestros días han adoptado en fin de cuentas. Pero de toda ella hemos optado por aquellos conceptos que más en consonancia están con los rumanos, lo cual reviste ciertas ventajas metodológicas para quien enseña la Sintaxis del español a los rumanos. Analizamos, por tanto, en la primera parte el enunciado, la oración y las funciones oracionales y en la segunda la oración y los conjuntos. Para conocer más profundamente todos estos hechos, a disposición de los estudiantes están los trabajos mencionados en la Bibliografía. Antes de terminar, aquí va, por toda la más que amable ayuda bibliográfica prestada, la expresión de nuestro reconocimiento al Instituto Cervantes de Bucarest, en general, y a Doña Juana Zlotescu Simatu, su Directora, entrañable amiga y colega, en especial. Deseamos también mencionar las agradables e instructivas conversaciones mantenidas sobre el particular, en vísperas de la publicación de este libro, con las catedráticas dras. Doña Teodora Cristea y Doña Elena Bălan, acerca de como estructurar mejor los problemas que abarca este trabajo. Por su cálida y docta ayuda, a ellas y también al profesor dr. Coman Lupu, nuestras más sentidas gracias. I.S.

2

Mientras que la lingüística sincrónica es una Gramática descriptiva, la diacrónica, eso es, evolutiva, es lo que solemos llamar la Gramática histórica. 11

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PRIMERA PARTE

ENUNCIADO Y ORACIÓN. FUNCIONES ORACIONALES

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A. EL ENUNCIADO: CONSTITUCIÓN INTERNA

§ 1. El enunciado es una palabra / secuencia de palabras (unidad mínima de comunicación) delimitada por pausas mayores (eso es, el silencio precedente a la elocución y el que sigue a su cese), que tiene capacidad comunicativa autónoma y curva de entonación (contorno melódico que es el significante que evoca la modalidad del enunciado) determinada y que es sintácticamente autosuficiente. El signo (o conjunto de signos) que emite el hablante es el mensaje con sentido cabal y concreto que ha de captar el oyente. Comunica bien dentro de un texto (discurso, unidad máxima de comunicación) bien en una situación. No siempre hay conexión gramatical entre dos enunciados contiguos, pero en la mayoría de los casos es evidente que hay cierta relación semántica entre ellos, si el mensaje es coherente. La constitución interna de los enunciados, eso es, el número de signos que abarcan y el tipo de relaciones que dichos signos mantienen entre sí, es variable. Con sus estructuras diferentes, Emilio Alarcos Llorach atribuye a los enunciados tres rasgos comunes: 1. son mensajes completos e inequívocos en la situación dada; 2. son secuencias de fonemas enmarcadas entre el silencio previo y la pausa final; 3. se modulan con un particular contorno melódico. I. CLASES DE ENUNCIADOS § 2. Los enunciados no oracionales son enunciados constituidos por una palabra / un conjunto de palabras, sin estructura oracional: ¡silencio! ¡fuego! ¡adiós! buenos días. Las interjecciones y locuciones interjectivas son enunciados por sí mismas. 15

Los enunciados oracionales presentan, en su mayoría estructura oracional; y pueden constar de una oración, o agrupar a más de una oración: guarden silencio hoy ha llovido. En casos de elipsis (eso es, bien porque los datos son conocidos ya por el interlocutor, bien porque no interesa al hablante pormenorizarlos), ciertos enunciados sin verbo expreso pueden, sin embargo, ser oracionales: - ¿Dónde has estado? (primer enunciado) - En Bucarest. (segundo enunciado, elíptico de predicado). Uno de los componentes de la oración, la palabra llamada verbo (o sintagma verbal), contiene dos unidades significativas entre las cuales se establece la relación predicativa: el sujeto y el predicado. El predicado (verbo en forma personal) es el núcleo de la oración y en él se cumple la relación predicativa. Los demás componentes que en la oración pueden aparecer en torno del núcleo, los llama Emilio Alarcos Llorach términos adyacentes, y su presencia no es indispensable para que exista oración. § 3. Coincidimos en su totalidad con la opción de Emilio Alarcos Llorach 3 , quien considera que las frases / perífrasis verbales son núcleos complejos, ya que el núcleo oracional puede consistir en una combinación de unidades que funciona en conjunto como lo hace un solo verbo. Justamente éstas se llaman perífrasis verbales. Constan de un primer componente (auxiliar), una forma verbal con morfema de persona, y un segundo componente (auxiliado), que ha de ser uno de los derivados verbales: infinitivo, gerundio o participio. Como se podrá observar, la significación del auxiliar modifica o matiza la noción del auxiliado, mientras que es el auxiliado quien determina sintácticamente al auxiliar. 3

E. Alarcos Llorach. Gramática de la lengua española. Madrid. EspasaCalpe. 1994, p. 259: “La función de núcleo oracional que desempeña la perífrasis deriva de la presencia de morfemas verbales en su primer componente; en cambio, la selección de los términos adyacentes que se agreguen a la perífrasis depende de las exigencias léxicas de cada componente (el verbo personal y el derivado verbal)”. 16

No deben confundirse las perífrasis verbales con las combinaciones de una forma verbal y un derivado, ya que las últimas no actúan como segmentos 4 unitarios del núcleo, sino como reunión de núcleo y adyacente. Para la existencia de una perífrasis se impone la doble determinación, semántica y sintáctica, de sus componentes. § 4. La perífrasis o frase verbal consiste en el uso de verbo auxiliar (conjugado) + que/preposición + infinitivo, gerundio o participio: hay que leer fuímos reconocidos en seguida iba a decir debes de verlo estaba comiendo lo tengo oído a veces 5 . § 5. Lo más seguro para distinguir si un verbo está empleado como auxiliar es ver si ha perdido su significado propio. Cuando decimos voy a contestar su carta, el verbo ir es auxiliar, puesto que no conserva su acepción de movimiento de un lugar a otro, como tampoco lo conservan los verbos andar y venir en expresiones como andaba mirando los árboles venía sospechando de ella iba cantando por el parque yo voy soñando / caminos de la tarde (A. Machado) 4

El segmento es un signo o un conjunto de signos (que forma una unidad identificable) que pueden aislarse en la cadena oral (hablada) mediante la operación de segmentación. 5 Rafael Seco observa que las expresiones de este mismo tipo, formadas con tener y un participio pasivo, no son frases verbales. Esta propia frase tiene sólo el sentido que le infunde el participio adjetivo escrito, complemento predicativo en la oración. Este uso de tener en vez de haber como auxiliar (tengo visto a Pedro = he visto a Pedro) es regional, pero sobradamente extenso para que los gramáticos lo tengan en cuenta, pues no faltan ejemplos literarios clásicos y modernos. Además, el sentido perfectivo de tener + participio resalta mucho más que el de haber + participio, sobre todo cuando se trata de verbos de percepción. 17

También cuando decimos pasemos a despejar la incógnita, el verbo pasar no tiene el sentido literal de dar pasos, sino indica una transición mental figurada, que nos permite considerarlo como auxiliar, lo mismo que en pasemos a otro asunto. Lo mismo, deber se ha vaciado parcialmente de su sentido obligativo, para cumplir sólo el papel de auxiliar, en la expresión deben de ser las siete, y el verbo tener está despojado de toda significación posesiva en se lo tengo rogado. Como todos estos verbos (a excepción de haber) conservan en la lengua moderna su acepción propia, el sentido habría de decidir, en cada oración en que aparezcan tales frases, si su significación se ha perdido u oscurecido en grado suficiente para estimarlos como verbos auxiliares. El verbo seguir tiene en sigo opinando lo mismo, el significado figurado que le corresponde en frases como sigo sus intenciones seguimos en la creencia. § 6. El español hace un amplio uso de las conjugaciones perifrásticas, pero es aconsejable un criterio restrictivo, sobre todo en la enseñanza, señala Samuel Gili y Gaya. Estas construcciones permiten la interposición de adverbios y frases adverbiales: tenía a menudo que levantarse al amanecer estuve toda la noche estudiando la gente iba ya saliendo el cuadro ha sido probablemente vendido. Pueden combinarse también dos perífrasis verbales, dando lugar a expresiones complejas: voy a tener que hablar está deseando ser atendido debe de estar esperando hubo que ir soportando su malhumor tendría que volver a leer 18

no podía seguir trabajando volverá a tener que estudiar acabará de comenzar a llover. El nombre de frases verbales, que se presta menos a equívocos que el de conjugaciones perifrásticas, se correlaciona con las frases sustantivas, adjetivas, adverbiales, prepositivas y conjuntivas.

§ 7. Clasificación de las frases verbales según su significado Se determina al predicado fundamental por medio de otros verbos o formas verbales auxiliares, resultando de este modo frases verbales muy importantes. El verbo predicado queda entonces reducido a las formas de infinitivo y gerundio, y es el verbo auxiliar el que señala todos los necesarios accidentes verbales, enlazándose al verbo predicativo con preposiciones y aun conjunciones. Las frases verbales son signo gramatical de modificaciones que no se verifican en el mecanismo de la oración, sino en el concepto mismo del fenómeno. Ellas mestizan el valor temporal de las diferentes formas del verbo y el aspecto perfectivo/imperfectivo de los tiempos y de la acción verbal en sí misma. En el cruce de estos factores con el sentido inicial que les comunica la presencia del infinitivo, gerundio o participio, reside la explicación de las modificaciones que las frases verbales producen en el concepto de la acción, y de las significaciones especiales que dichas frases han tomado. No debe creerse que tales combinaciones son siempre frases verbales. Comparando voy escribiendo un libro voy corriendo a casa de Pedro, vemos que el primer ejemplo es una frase verbal de sentido progresivo, la cual integra un todo sintáctico; y que, en el segundo, voy y corriendo son dos formas verbales sintácticamente separadas, como si pertenecieran a oraciones distintas. En el primer ejemplo, el verbo ir ha perdido todo su sentido sinónimo de moverse, caminar, para convertirse en un mero verbo auxiliar, mientras que en el 19

segundo lo conserva plenamente. Por las mismas razones, no hay frases verbales en los siguientes ejemplos: el chico fue a visitar a su tía la moza iba cogiendo flores el tren viene echando humo. Los verbos poder, querer, deber y algunos otros conservan en las frases verbales su sentido propio; pero, como se usan sobre todo precisamente en tales frases, pueden ser considerados como verdaderos auxiliares. Por otra parte, las frases verbales pueden combinarse, a su vez, entre ellas y unas con otras. Y las formas se complican todavía en los modismos: no poder menos de (callar) Clasificamos las frases verbales en tres grandes grupos estructurales según que el verbo predicativo se halle en infinitivo, en gerundio o en participio.

§ 8. Verbo auxiliar + infinitivo El infinitivo expresa el significado del verbo en toda su abstracta generalidad. Las frases verbales de esta categoría dan a la acción carácter progresivo y orientado relativamente hacia el futuro. Ellas tienen un sentido general de acción progresiva dirigida hacia el futuro. Esta dirección se mide desde el tiempo en que se halla el verbo auxiliar, y no desde el presente del hablante. Así, en voy a escribir iba a escribir tendré que escribir, la acción de escribir es siempre futura en relación con el verbo auxiliar, aunque la totalidad del concepto verbal sea presente, pasado o futuro, respectivamente. Forman un grupo muy numeroso de tales frases algunos verbos de movimiento seguidos de las preposiciones a o de y el infinitivo. Ir a, pasar a y echar a forman a menudo expresiones incoativas. Ir a + infinitivo significa acción que comienza a 20

efectuarse, bien en la intención o creencia subjetiva, bien en la realidad exterior: iba a decir no vaya usted a caerse vamos a enriquecernos el tren va a llegar. El uso de estas frases está limitado a los tiempos presente e imperfecto de indicativo y subjuntivo. En frases empleadas en futuro o imperativo, el verbo ir recobra inmediatamente su sentido primario de encaminarse o dirigirse materialmente a ejecutar un acto; en expresiones como iré a escribir ve a estudiar, el verbo ir pierde su función auxiliar. Con los tiempos perfectos, este verbo recobra su significado normal, porque el carácter perfectivo que adquiere así la acción interrumpe el sentido progresivo del movimiento hacia el futuro. Con esta interferencia se anula el sentido auxiliar de ir. En las siguientes oraciones aparece clara la expresión incoativa: van a leer iban a cantar acaso vayan a sospechar si fuese a llover, vuelve a casa. En cambio, con tiempos perfectos desaparece la frase verbal: han ido a leer habían ido a cantar aunque hayan ido a estudiar ... si hubieses ido a decirlo ... Aunque el pretérito absoluto es un tiempo perfecto, la perfección se refiere al comienzo de la acción, y no es terminativa, sino inicial. Fue = comenzó a ir, y por esta razón fue a + infinitivo puede usarse conservando su carácter de frase verbal incoativa: fuí a decirlo fuímos a hablar todos a la vez. Estas frases suelen ir acompañadas de alguna indicación temporal, como los adverbios cuando, siempre, en cuanto, u oraciones coordinadas y subordinadas que sirven de punto de referencia: 21

cuando fuí a hablar me interrumpieron fue a decir la verdad, pero la emoción cortó sus palabras en cuanto fuí a comenzar mi explicación, noté que estaban distraídos. Expresamos duda/dificultad de entender algo con las frases: vaya usted a saber ... lo que ha ocurrido vete a averiguar ... si es verdad, equivalentes a la expresión ¿quién sabe?. Pasar a + infinitivo tiene pocas veces carácter de frase verbal; sin embargo hay expresiones en las que pasar puede interpretarse como auxiliar: obra en mi poder su carta del 12 del corriente, que paso a contestar con la destrucción de Cartago, los romanos pasaban a ser dueños del Mediterráneo. En ambos ejemplos aparece claro el sentido incoativo. Mas, cuando se halla en cualquier tiempo perfecto, el sentido de la frase verbal puede percibirse no como incoativo, sino como terminativo: los atacantes han pasado a dominar la ciudad con tan buenos negocios habrán pasado a ser ricos. Las frases formadas con los verbos empezar, comenzar y principiar deben su carácter incoativo al significado del verbo, y no a la resultante nueva de la frase verbal. Esto es un medio lexicológico de conseguir la expresión incoativa. Echar a + infinitivo significa el comienzo de una acción. Su uso está limitado a algunos verbos de movimiento, como echar a correr echar a andar echar a volar, y puede ampliarse metafóricamente a otros, con pronombre reflejo: echarse a reir / llorar / buscar / cavilar. Los modismos echar a perder / echar a rodar, acompañados de complemento directo, están muy próximos al sentido primario del verbo: el de “lanzar una cosa, arrojarla o deshacerse de ella, tirarla, para que se pierda, para que ruede”. El mismo valor incoativo lo tiene ponerse a + infinitivo: 22

ponerse a comer / estudiar / meditar / hablar / llorar. Venir es un movimiento contrario a ir. Lo que viene se acerca, lo que va se aleja. Por ello, venir a + infinitivo expresa una acción que se acerca a su término y la llamamos terminativa: vengo a coincidir con usted ojalá vengan a reconciliarse al cabo de discutir, nunca venían a ponerse de acuerdo lo que antes me parecía hermoso viene a parecerme feo. Cuando el movimiento de la acción terminativa hacia su final se acerca a él, logrando alcanzar su fin, como ocurre en los tiempos perfectos, la expresión ya no es terminativa, sino perfectiva; en he venido a cambiar de ideas creo que viniera a enfermar, se podría sustituir venir por llegar, puesto que el sentido es perfectivo. De este sentido terminativo ha nacido una expresión aproximativa muy frecuente hoy día; cuando decimos que un objeto viene a costar cincuenta pesetas, significamos que poco más o menos, eso es, aproximadamente, cuesta esta catidad, es decir, se acerca a ella sin que estemos seguros de si la alcanza o la rebasa. Esta incertidumbre nos hace decir que viene a costar y no que llega a costar. Otros ejemplos: el orador vino a decir que … ( = poco más o menos) el argumento de la película viene a ser el que os he contado. Ha formado un modismo corriente la expresión ir a ver si: cuando venga el verano, voy a ver si me voy a Santander. Cabe destacar que ir a ver se abrevia comúnmente por a ver: a ver si escribes. La acción perfectiva se expresa a menudo con las frases verbales llegar a y acabar de: este caballo llegó a costarme cientos de miles de pesetas he llegado a creer que no hay peligro acabo de ver a Miguel no acababa de dormirse. Alcanzar a tiene a veces el mismo sentido: alcanzaba a probar mi inocencia. La frase volver a + infinitivo es reiterativa: vuelvo a ver 23

hemos vuelto a creer acaso vuelvan a reir. Hacer, dejar, permitir, mandar, poder, deber, querer, seguidos de infinitivo, son sólo de modo excepcional auxiliares. La expresión obligativa se hace a través de los siguientes tipos de frases: 1. haber de + infinitivo: he de premiar tu buena acción 2. tener de + infinitivo: tengo de decir la verdad 3. tener que + infinitivo: tengo que llegar a las nueve 4. haber que + infinitivo: hay que tener cuidado. El primero es la frase verbal obligativa más antigua 6 ; hoy se siente como más literaria que tener que y tiende a predominar cada vez más en toda el área de habla española. Rafael Seco observa que ella ofrece a veces un matiz subjetivo de intención o propósito futuro 7 : si eres juicioso, he de llevarte al teatro. Este mismo sentido lo expresa de modo aún más eficaz la frase ir a + infinitivo: el año que viene voy a comprar estos terrenos. Se perciben también otras vagas diferencias entre haber de y tener que. Por ejemplo, esta última se siente como más enérgica e intensa. Mientras que hemos de llegar pronto

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Como el futuro latino (amabo) se perdio en las lenguas romances, para poder expresar el futuro, se formó la perífrasis amar he/ has/ ha/ hemos/ heis/ han, es decir, infinitivo + presente del verbo haber; después se aglutinó éste a aquel (amaré, etc.) y así quedó formado el nuevo futuro. El tiempo venidero de una acción se expresaba por la obligación presente de realizarla: amar he = (primitivamente) he de amar. A medida que en amaré se fue sintiendo únicamente el valor de tiempo futuro, hubo que encontrar un medio que significase obligación en cualquier tiempo, y para ello se inició y extendió el uso de haber de cantar (he de cantar) frente a cantaré (cantar he). Paralelamente se formaba el condicional cantaría por aglutinación de cantar hía (= había), y era también necesario diferenciar dicho condicional de la expresián obligativa, creando había de cantar frente a cantar había (> cantar hía > cantaría). 7 En el español antigua solía tener valores futuros. 24

es una obligación menos amenazadora, como si nosotros mismos nos la hubiéramos impuesto, tenemos que llegar pronto puede ser obligación que se nos impone desde fuera. Haber de se acerca a veces a significar intención de realizar algo: he de darte una sorpresa he de deciros la pura verdad. Este matiz subjetivo no se efectiviza con el enérgico tener que. Haber que se diferencia de haber de en ser impersonal: había que tener paciencia habrá que buscar otro medio no tienen sujeto determinado. El que de tener que y de haber que es pronombre complementario acusativo. Rafael Seco establece, en este orden de ideas, grados de obligatoriedad, pues considera que la obligación se expresa con mayor intensidad en la frase haber de + infinitivo, y que es aún más perentorio el matiz obligativo en tener que + infinitivo. Señala también que en deber de y haber de predomina el sentido de obligación que nos hemos impuesto a nosotros mismos, y en tener que el de obligación que nos viene de fuera. Por otro lado, agrega, haber que y tener que tienen el mismo sentido, sólo que en la primera de estas frases la obligación se extiende a un sujeto absolutamente indefinido. La frase intermedia deber de, que se formó por el cruce de las dos anteriores, significa suposición, conjetura o creencia: debe de estar en casa = supongo que está en casa debían de ser las diez = supongo que eran las diez. En la lengua literaria, la presión de la Gramática mantiene algo más clara la diferencia entre deber de (suposición) y deber (obligación): deben de volver = supongo, creo que vuelven deben volver = tienen obligación de volver. Deber + infinitivo no es, por consiguiente, una frase verbal; en cambio, deber de + infinitivo altera el sentido propio del verbo deber y lo convierte, por tanto, en auxiliar. 25

El verbo deber + infinitivo (deben trabajar) lo presenta a éste como una obligación del sujeto. De igual manera, quieren trabajar saben trabajar pueden trabajar añaden al concepto del infinitivo una modificación que indica la actitud del sujeto ante la acción de trabajar. Los verbos deber, querer, saber y poder denotan el modus explícito de las oraciones citadas como ejemplos; el infinitivo es el dictum, el contenido esencial de la representación. Por esto se llaman verbos modales. Entran en su lista todos los verbos que designan comportamiento, intención, deseo, voluntad: intentar, soler, mandar, desear, prometer, esperar, proponerse, procurar, pretender, pensar (tener intención), temer, necesitar. El infinitivo es su complemento directo, al cual se unen sin preposición.

§ 9. Verbo auxiliar + gerundio El gerundio mira hacia el presente y comunica a las frases verbales en que figura el carácter de acción durativa, cuyos matices dependen de la naturaleza del verbo que lo acompaña. Con verbos imperfectivos, el gerundio refuerza la duración del verbo mismo. Escribo y estoy escribiendo difieren por la impresión general de acción más duradera que produce la segunda. Con verbos que expresan acciones perfectivas de breve duración, el gerundio introduce sentido reiterativo: el cazador dispara la escopeta / el cazador está disparando la escopeta el niño ha besado a su madre / el niño ha estado besando a su madre. La prolongación de una acción perfectiva momentánea supone su repetición, como se ve en los dos ejemplos anteriores. Estar + gerundio significa la simple prolongación de la acción, sin matices especiales. Estar es un verbo de estado y, cuando va unido a otro verbo de la misma clase, puede decirse que no es auxiliar, sino que tiene su significado propio: 26

está viviendo con sus padres. En este caso, estar es casi un verbo copulativo. Con verbos que no sean de estado, transitivos o intransitivos, estar adquiere pleno valor de verbo auxiliar: está lavando la puerta la gente estaba saliendo del teatro. Unidos a un gerundio, ir, venir y a veces seguir añaden a la duración la idea de movimiento. Ir + gerundio expresa movimiento desde el presente. En las frases por el aire claro va volando (Garcilaso) iban entrando uno por uno la acción verbal adquiere sentido general de lentitud: soñando voy / caminos de la tarde (A. Machado). En una oración como iremos amortizando la deuda, la acción se produce por grados sucesivos y discontinuos, mientras que en vamos tirando iban viviendo prevalece la idea de dificultad y esfuerzo continuado. Venir + gerundio significa movimiento hacia el presente: vengo observando sus actos venía solicitando el empleo. Seguir + gerundio expresa continuidad de la acción: sigo escribiendo. La acepción de continuar también la tiene empero el verbo seguir fuera de estas frases verbales: sigo la lectura de esta novela. Por ello es extremadamente dudoso que pueda ser considerado como auxiliar. Andar + gerundio expresa movimiento sin dirección fija: anda diciendo la buenaventura andaba escribiendo un libro anda murmurando contra sus jefes. Es frecuente su uso como auxiliar: anduvo cantando por los teatros largo tiempo. 27

§ 10. Verbo auxiliar + participio El participio imprime a la acción sentido perfectivo y la sitúa en relativa posición pretérita. Por ello, precedido de un verbo auxiliar conjugado, el participio forma frases verbales de significado perfectivo. El verbo haber + participio forma las perífrasis llamadas tiempos compuestos de la conjugación 8 . A medida que prevalece el sentido de tiempo, se inmoviliza el participio en su forma neutra singular. En la lengua moderna, usado con un verbo auxiliar que no sea haber, el participio mantiene su concordancia con el complemento directo; o, usado con los auxiliares ser y estar, mantiene, en tanto que atributo, su concordancia con el sujeto: llevo andados muchos kilómetros tengo bien estudiada esta cuestión estaba convencida de lo que usted decía fueron aplaudidas sus palabras tiene leída ya la carta me parece conocida esta historia. Los verbos llevar, tener, estar, ser y a veces traer, quedar y dejar, forman frases verbales en las cuales son verbos auxiliares, desposeídos, por tanto, de su significado propio: el doctor Arias traía curados de variola muchos pacientes quedó resuelto que se acudiría a los tribunales de justicia dejaron dicho que volverían mañana. 8

Estas perífrasis significaron al principio la acción perfecta o acabada en el presente (he/haya conocido), en el pasado (había/hube/hubiera/-se conocido), o en el futuro (habré conocido). He conocido a este hombre equivalía originariamente a lo que ahora expresamos con la oración tengo conocido a este hombre, es decir, acción acabada en el presente. Pero la idea de la anterioridad temporal que encierra la perfección de la acción, convierte predominantemente tales frases en tiempos del verbo. La vacilación entre uno y otro sentido se conserva en textos antiguos, donde el participio concierta a menudo en género y número con el complemento directo: “la misa acabada la han” reza el Cantar de Mío Cid, y no acabado, como diríamos hoy en día. 28

Tener + participio puede emplearse sólo cuando el participio sea de verbo transitivo y usado en acepción transitiva: tenía leídas muchas novelas tienen pensado ir a España. Andrés Bello observa en su Gramática que esta construcción puede llevar un acusativo tácito e indeterminado. La Real Academia registra en su Gramática algunas supervivencias del uso de ser como auxiliar en la conjugación de algunos verbos intransitivos 9 : llegada es la hora llegada es la ocasión. Haber asumió pronto el papel de auxiliar en la conjugación activa de toda clase de verbos, transitivos e intransitivos.

Conclusiones § 11. Este es el cuadro general resumido de las frases verbales más frecuentes, en visión de Samuel Gili y Gaya: 1. Significación progresiva 1.1.1.incoativa: ir a + infinitivo; pasar a + infinitivo; echar a + infinitivo 1.1.2. terminativa: venir a + infinitivo 1.1.3. aproximativa: venir a + infinitivo 1.1.4. reiterativa: volver a + infinitivo 1.1.5. obligativa: haber de + infinitivo; haber que + infinitivo; tener que + infinitivo 1.1.6. hipotética: deber de + infinitivo

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Este uso aparece en los textos antiguos: “son idos” (Cantar de Mío Cid, 956), “salí tras ti y eras ido” (San Juan de la Cruz). Esta conjugación de los tiempos compuestos de verbos intransitivos fue heredada del latín, y la practican también otros idiomas romances; pero en castellano no afectó más que a un número limitado de verbos, y nunca se usó de modo constante. 29

1.2. durativa: estar + gerundio; ir + gerundio; venir + gerundio; seguir + gerundio; andar + gerundio 1.3. perfectiva: venir a + infinitivo; llegar a + infinitivo; acabar de + infinitivo; alcanzar a + infinitivo; llevar + participio; tener + participio; traer + participio; quedar + participio; dejar + participio; estar + participio (copulativa); ser + participio (copulativa y pasiva). § 12. Por otra parte, Rafael Seco divide las frases verbales en : 1.determinaciones temporales 1.1. iniciación del hecho verbal: comenzar, empezar, principiar, echar, etc. + a + infinitivo 1.2. progresión 1.2.1. hasta el presente: venir + gerundio 1.2.2. en el presente: seguir + gerundio 1.2.3. desde el presente: ir + gerundio; 1.3. duración y reiteración: estar + gerundio; volver a + infinitivo 1.4. finalización: acabar, terminar de + infinitivo 2. modalidades subjetivas posibilidad y voluntad: poder + infinitivo; querer + infinitivo obligación: deber + infinitivo; haber de + infinitivo; tener que + infinitivo; haber que + infinitivo hipótesis: deber de + infinitivo 2.4. intención y futuro: haber de + infinitivo; ir a + infinitivo. El sistema perifrástico llega en castellano a tener una riqueza de frases desconocida en casi todas las demás lenguas romances. Estas equivalencias auxiliares, tan propias en la conjugación como pueden serlo la pasiva, refleja o recíproca, confirman las modificaciones objetivas de la actividad verbal.

II. MODALIDADES DEL ENUNCIADO ORACIONAL 30

§ 13. El contenido representativo, es decir, lo que se dice en cada oración, los antiguos lo llamaban dictum, y la actitud subjetiva la llamaban modus. El modus puede hallarse implícito y deducirse del contexto o de la situación, o puede hallarse explícito en el gesto, las variaciones fonéticas o los signos léxicos y gramaticales de la lengua, entre ellos los modos del verbo, que por esto se llaman así. El modus es, por consiguiente, un criterio de clasificación de las oraciones. Samuel Gili y Gaya parte de la idea de que, según lo que antecede, las diferentes formas de expresión de las oraciones simples pueden depender: 1. de un punto de vista subjetivo 2. de la naturaleza del predicado. § 14. Rafael Seco asume en su totalidad este punto de vista y clasifica las oraciones simples y, por tanto, también los enunciados, desde el punto de vista subjetivo, eso es, respecto del juicio (es decir, con respecto a un punto de vista subjetivo) , y según la naturaleza del predicado. 1. Desde el punto de vista subjetivo: a. Respecto de la actitud del hablante ante lo enunciado: enunciado enunciativo (afirmativo y negativo), restrictivo, interrogativo (total y parcial), exclamativo, imperativo, desiderativo. § 15. Lo predicado se manifiesta como un hecho real, posible, dudoso, ordenado o deseado según el punto de vista de la persona que habla, pero, independientemente de ello, ésta señala en la oración también si, en opinión suya, lo que se predica debe efectivamente afirmarse / negarse del sujeto; o si, asombrándose / dudando de la conformidad del predicado con el sujeto, manifiesta esta actitud con una pregunta. Según este criterio, las oraciones se clasifican en: afirmativas, negativas, restrictivas, interrogativas, exclamativas, imperativas y desiderativas. 31

§ 16. Enunciados afirmativos y negativos Se llaman también oraciones aseverativas, enunciativas y declarativas, y corresponden a los juicios asertorios de la Lógica. Con ellas enunciamos la conformidad objetiva del sujeto con el predicado. En ellas, lo predicado se atribuye desde luego al sujeto y no ofrecen ninguna forma especial: tu padre se alegraría mucho de verte. § 17. La expresión negativa se logra, en términos generales, por medio del adverbio no que, como es sabido, se refiere con carácter subjetivo a la oración entera; éste precede siempre al predicado, cualquiera que sea su modalidad subjetiva: David no ha estado en París yo no comería ¡ojalá Miguel no aceptase el cargo! La negación puede reforzarse con los adverbios nunca y jamás, los indefinidos nadie, ninguno, nada, y aun con otras expresiones de elementos intercambiables que, aunque en rigor no tienen significación negativa, han llegado a adquirirla por uso constante en oraciones de este tipo: en mi / tu vida en la vida en toda la mañana / día. Se dice, por tanto: no lo he visto nunca no hagas tal cosa jamás ¡ojalá no venga nadie! no habrás comido nada Pedro no ha estudiado en su vida no ha llovido en todo el día. El indefinido alguno tiene valor de refuerzo negativo sólo cuando funciona como adjetivo pospuesto, y el nombre que él determina sigue al verbo: no he visto a hombre alguno = no he visto a hombre ninguno = no he visto a ningún hombre. Si las palabras o expresiones de significación negativa van delante del verbo, éste no necesita llevar el adverbio no: 32

nunca lo he visto jamás hagas tal cosa en mi vida me ha pasado cosa semejante en todo el día ha llovido. Como refuerzo de la negación se emplean desde los tiempos antiguos sustantivos que significan cosas de poco valor, como bledo, comino, pepino, ochavo, mi(g)aja: no vale un comino (no) me importa un bledo. Un fenómeno inverso sería utilizar un pronombre, adjetivo pronominal, adverbio negativos con valores positivos: ¿creen Uds. que mamá rinda cuenta a nadie? § 18. Cuando en la oración figuran dos o más voces negativas, es necesario que por lo menos una de ellas preceda al verbo. Cumplida esta condición, las demás negaciones se distribuyen libremente: nunca decía nada serio nadie me ayudó nunca en nada. Cuando en la oración concurren varios verbos, conviene distinguir claramente al cuál de ellos le corresponde la negación. No es lo mismo aseverar que Pedro no puede saber eso y afirmar que Pedro puede no saber eso. En el primer caso, el no se refiere al poder, es decir, se le niega a Pedro la posibilidad de que sepa; en el segundo, la negación afecta al saber, afirmándose la posibilidad de que Pedro no sepa eso. Si una de las palabras negativas es no, ésta debe ir sola delante del verbo, y las demás detrás: no lo digas jamás a nadie. Otra palabra negativa puede ser sin al frente de un complemento verbal de modo: habló sin dificultad = no habló con dificultad. un trabajo sin terminar = un trabajo por terminar. Dos negaciones no afirman en castellano, cuando una de ellas precede al verbo y otra le sigue. La única excepción de esta regla es el complemento de una oración negativa precedido de la preposición sin, la cual neutraliza la negación: 33

habló no sin dificultad no sin dificultad habló, es decir, con dificultad. Lo mismo ocurre con los adverbios de negación que modifican a adjetivos con prefijos sentidos como negativos o privativos, como des-, in-, a-: una casa no deshabitada una fama no intachable un niño no anormal. En todos estos casos se trata de un eufemismo, o se rebaja, sin negarlo por completo, el sentido negativo. Este matiz de neutralización parcial de la negación resalta más todavía en la expresión no ... del todo: no del todo deshabitada no intachable del todo. La expresión no sin constituye un curioso uso estilístico, el cual afirma con discreta timidez: hablaba no sin cierta ironía.

§ 19. Enunciados restrictivos La restricción se expresa con ayuda de las construcciones no … sino: no lee sino poesías no te pido sino que me ayudes no pensaba sino en ella y no … más que: no soy más que un mero estudiante no tomo más que este libro no apareció sino a la hora de cenar, construcciones que son perfectamente sinónimas. Para un verbo de modo personal se usa la expresión no hace sino / más + que + infinitivo: no hace sino perder el tiempo no haría más que dormir y comer. no hay más que una mesa Estas construcciones son sinónimas de sólo, solamente: sólo me quedaba una solución 34

quiero comer solamente fruta.

§ 20. Enunciados interrogativos En las oraciones interrogativas, la persona que habla vacila entre la conformidad y la discrepancia del predicado con el sujeto, no sólo por razón de los mismos, sino por razón de cualquiera de los elementos complementarios de la oración, y manifiesta su perplejidad consultando su juicio a otra persona por medio de una pregunta: ¿ha salido Andrés?, que no se diferencia de la oración afirmativa ha salido Andrés, sino en los signos interrogantes (¿…?) que lleva en la escritura (al comienzo y al final de la pregunta), y en la entonación especial (muy dinstinta de la rumana) que se nota en la voz del que habla, aunque por lo general la interrogativa lleva delante el predicado, lo que no ocurre muchas veces en la afirmativa. Esta duda puede recaer bien sobre el sujeto, por no conocérsele o por desconocérsele sus cualidades, y por no saberse, debido a ello, si se le debe o no atribuir la predicación, bien sobre cualquiera de los demás elementos de la oración, cuyo desconocimiento implique en la persona perplejidad / duda sobre el establecimiento de un juicio afirmativo o negativo. Las formas que adoptan las oraciones interrogativas según lo que se pregunte son las siguientes: Oraciones interrogativas ¿Quién ha venido? ¿Qué es eso? ¿Qué gente ha venido? ¿A quién buscas? ¿Qué quieres? ¿A quién has regalado el libro?

Se pregunta por el sujeto el predicado nominal una cualidad del sujeto un complemento directo de persona un complemento directo de cosa un complemento término indirecto 35

¿Con quién vas? ¿De qué hablas? ¿Por qué dices eso? ¿Dónde vives? ¿Cuándo te casas? ¿Cómo estás? ¿Cuántos somos? ¿Cuántos hijos tienes?

un complemento de compañía un complemento de asunto un complemento de causa un complemento de lugar un complemento de tiempo un complemento de modo una determinación del sujeto una determinación del objeto

El sentido interrogativo puede referirse a las oraciones indicativas, de posibilidad y dubitativas; pero no a las exhortativas, ni a las optativas, por su especial naturaleza. En las dubitativas, la modalidad interrogativa es sólo un artificio para manifestar de modo más eficaz el estado de indecisión de la persona en cuanto al establecimiento del juicio, pero no una pregunta dirigida a otra persona con ánimo de esperar una respuesta. Las dubitativas tienen a veces peculiar el empleo del adverbio de duda si: ¿habrá venido Pedro? ¿qué hora será? ¿si me habré equivocado de piso? Suele emplearse el adverbio no, con carácter enfático, para hacer resaltar más la respuesta afirmativa que se espera: ¿no sería mejor que nos fuésemos? ¿no lo crees tú? (simplemente) ¿no? Siempre en el comienzo de la pregunta la voz asciende decidida y se eleva por encima del tono normal en la primera sílaba acentuada. Este marcado movimiento ascendente distingue desde el principio la oración interrogativa de la enunciativa, y demuestra que la ortografía española acertó al prescribir el signo de interrogación al

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comienzo y al fin, como expresión de la unidad melódica total con que la pregunta se concibe y pronuncia 10 . El español no ha necesitado desarrollar sintagmas fijos, porque sólo la entonación le basta para infundirle a la oración carácter interrogativo y para saber dónde empieza y dónde acaba ésta. Como puede verse, el uso de medios gramaticales y el empleo de recursos fonológicos (entonación, acentos, etc.) se hallan en la lengua castellana en razón inversa. El español tampoco ha generalizado la posposición del sujeto interrogativo, que es obligatoria en otros idiomas. Aunque la colocación del verbo en el primer lugar de la oración interrogativa no sea en español tan general como en otras lenguas romances modernas, es indudable que contribuye a infundirle a la oración el carácter sintético que le corresponde a la pregunta general. Las Gramáticas distinguen dos grupos de oraciones interrogativas: generales o dubitativas y parciales o determinativas. Cuando preguntamos sobre todo el contenido de la oración, es decir, sobre la verdad o la falsedad del juicio, la pregunta es general: ¿ha llegado tu padre? ¿conocéis a ese señor? y nuestra pregunta contempla comprobar si es cierta la relación entre sujeto y predicado. La respuesta esperada es sí o no. El verbo ocupa generalmente el primer lugar en la oración, lo cual prueba que el interés del que habla recae sobre él; con el sujeto antepuesto, es frecuente que la entonación interrogativa recaiga sólo sobre el predicado. Si el sujeto lleva muchos determinativos 11 y, por tanto, es largo, su separación es clara en pronunciación y escritura: 10

En francés e inglés, la entonación inicial de la pregunta no se distingue (o se distingue poco) de la enunciación, y por esto ha prevalecido la práctica ortográfica de escribir el interrogante sólo al final. Dichas lenguas son más rigurosas y han creado estructuras sintácticas del tipo Est-ce que ...? / Do you ...?, que aseguren el comienzo de la pregunta y compensen la escasa expresividad de su entonación inicial. 11 Dícese de uno de los grupos en que suelen dividirse los adjetivos (los adjetivos numerales, los posesivos, los demostrativos, los interrogativos y los indenfinido). 37

las personas más cultas de la ciudad ¿podrán soportar tanta chabacanería? Si el predicado ocupa el primer lugar, diremos: ¿podrán soportar tanta chabacanería las personas más cultas de la ciudad? La oración se dividirá del mismo modo en dos grupos fónicos, pero la entonación interrogativa, comenzada en el verbo, alcanza hasta el final de la oración. Cuando el sujeto antepuesto se enuncia en pocas sílabas, su separación de la pregunta puede producirse o no, según el interés del momento, pero es indudable que la tendencia existe; la pregunta ¿los estudiantes estaban contentos? puede pronunciarse también de estas dos maneras: ¿los estudiantes, estaban contentos? / los estudiantes ¿estaban contentos? § 21. En las interrogativas parciales, la duda no recae sobre el predicado mismo de la oración, sino sobre el sujeto o sus cualidades, o sobre cualquiera de los demás elementos de la oración. Preguntamos entonces por lo que nos falta, por medio de pronombres o adverbios interrogativos, colocados necesariamente al comienzo de la oración. Es frecuente que las interrogativas parciales sugieran una respuesta negativa, es decir, adquieran sentido de negación implícita. La oración ¿de la pasada edad, qué me ha quedado? da a entender al hablante que no le ha quedado nada; ¿quién hubiera imaginado tanta maldad? significa nadie; ¿cómo podíamos sospechar de él? quiere decir de ningún modo. Andrés Bello observa que se trata de una figura retórica muy matizada de afectividad, con la cual estas oraciones se acercan a las exclamativas en lo que se refiere a la actitud del hablante. Por otro lado, en sentido de negación implícita, las aproxima a las explícitamente negativas. 38

Los pronombres y adverbios interrogativos son los siguientes: qué, quién, cuál, cuándo, dónde, cuánto y cómo 12 . En los clásicos se encuentran también ejemplos del empleo interrogativo de cúyo: ¿Cúya es esta espada? (Tirso de Molina). Los interrogativos mencionados son el centro de un grupo de intensidad fonética, que demuestra la condensación del interés en ellos.

§ 22. Enunciados exclamativos En éstas oraciones, la persona que habla manifiesta la sorpresa o la admiración que le produce el juicio que expresa. La diferencia entre una oración enunciativa y una exclamativa está en el grado de afectividad de cada cual. Las exclamativas tienen la misma forma que las interrogativas, de las que se diferencian sólo en la entonación y en los signos ortográficos (¡ ... !) con que se escriben: ¡qué solos nos dejan los muertos! ¡cuántos disgustos me habéis dado en vuestra vida! Igual que las oraciones interrogativas y exclamativas podrían dividirse en dos tipos, según recayese la sorpresa sobre el predicado ¡trabaja muy bien! ¡estás hecho un artista! o sobre algún otro elemento de la frase. Pertenecerían a este tipo los primeros ejemplos de este §. La oración exclamativa ofrece los siguientes rasgos fonéticos: 1. refuerzo de la articulación de los sonidos, si en ella predominan los sentimientos de tensión, placer, excitación; o relajamiento de la misma, cuando predominan los sentimientos distensivos. 2. aumento de la intensidad y de la cantidad en las sílabas fuertes y en las palabras sentidas como más expresivas.

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Nótese que la serie de los exclamativos se reduce a qué, cuánto, cuán y cómo. 39

3. desarrollo de la entonación por encima o por debajo del tono medio de la voz del hablante, de manera que el oyente percibe que no es su entonación habitual. 4. movimientos de la curva de entonación, peculiares de los sentimientos que se expresan. 5. modificación del tempo medio, acelerando/retardando. Pueden distinguirse grados dentro del carácter sintético de la oración exclamativa: a. los gritos inarticulados/interjecciones llamadas propias: ¡ah! / ¡oh! / ¡ay! / ¡uy! / ¡hola!, que tienen validez social dentro de un grupo lingüístico; palabras de todas clases, habilitadas como interjecciones: ¡bravo! / ¡ánimo! / ¡diablo! / ¡ya! o los vocativos, dirigidos ya con plena intención a una persona o grupo. b. las frases exclamativas producidas por un comienzo de análisis de la emoción en dos o más palabras: ¡por Dios! ¡pero, hombre! ¡hermosa noche! ¡qué asco! ¡pobre de mí! c. el análisis más desarrollado que da a la expresión afectiva la estructura de una oración enunciativa, de la cual no se distingue ya más que por los recursos fonéticos arriba indicados: ¡no sabía qué hacer! ¡la hora se acerca! Por analogía con las interrogativas, las exclamativas toman con frecuencia pronombres interrogativos y adverbios relativos, desposeídos de sentido interrogativo y acentuados fuertemente. Estos encabezan la oración y sólo desempeñan un papel enfático, a menudo ponderativo: ¡qué bonito! ¡cuánto me alegro! ¡cuán desdichado soy! ¡cómo me fastidia! 40

Únicamente qué, cuánto, cuán y cómo son aptos para este uso exclamativo, que los demás interrogativos no admiten. La forma apocopada cuán no se usa más que con sentido exclamativo y en lenguaje literario. El habla coloquial la reemplaza con qué. Compárense las expresiones: ¡cuán felices eran! ¡qué felices eran! En los clásicos y en los textos literarios más o menos arcaizantes y a veces poéticos, aparece alguna que otra vez cuál en oraciones exclamativas, con el sentido de cómo: ¡Cuál gritan estos malditos! (Zorilla, Tenorio)

§ 23. Enunciados imperativos Estas oraciones son las que se usan para dar órdenes a alguien. Los enunciados imperativos se manifiestan de diversas maneras: 1. con imperativos morfológicos o sintácticos: ¡estate quieto! ¡váyase de aqu!. 2. con sustantivos, gerundios o adverbios y con entonación exclamativa, lo mismo que con algunas interjecciones: ¡Silencio! ¡Andando! ¡Arriba! ¡Aúpa! 3. con el modo indicativo, pero con entonación exclamativa: ¡Tú te callas! ¡Ya os estáis yendo!

§ 24. Enunciados desiderativos A través de ellos se expresa un deseo del hablante. Tales oraciones poseen entonación exclamativa, van introducidas por adverbios de modalidad (ojalá, así, etc.) o la conjunción que, y tienen el verbo en subjuntivo: ¡ojalá llueva! 41

¡Así te caigas! ¡Que llueva! b. Respecto del predicado (enunciados indicativos, de posibilidad y probabilidad, dubitativos, exhortativos, optativos). § 25. Este criterio supone la intervención del sujeto que habla en la oración simple. Esta intervención se refiere al modo en que el hablante considera la predicación y a la actitud del sujeto respecto al juicio. En esta clase, Rafael Seco ha situado las oraciones indicativas, de posibilidad y probabilidad, dubitativas, exhortativas y optativas.

§ 26. Enunciados indicativos La persona que habla expone un juicio. Lo que en este juicio se predica puede ser un hecho real, solamente posible, dudoso o probable, un deseo, una orden, un ruego. Ahora bien, la oración indicativa presenta lo predicado como un hecho real, porque así se lo figura el que habla. Se expresa, por tanto, con el verbo en los tiempos absolutos del modo indicativo: Andrés vino / ha venido anoche, viene hoy / vendrá mañana.

Enunciados de posibilidad y probabilidad Estas oraciones exponen lo predicado como un hecho que el hablante considera sólo como posible o probable. § 27. La posibilidad se expresa, por lo general, poniendo el verbo en potencial; pero el uso admite también otras formas. La posibilidad en el presente se expresa con la forma simple: esto no te lo figurarías. La posibilidad en el pasado se expresa con el potencial compuesto: eso no te lo habrías figurado, o bien con el pluscuamperfecto de subjuntivo: cualquiera lo hubiera considerado como una estafa. 42

La posibilidad en el futuro se manifiesta con el verbo en la forma simple del potencial: mañana mismo me marcharía a mi casa. También se puede expresar la posibilidad con poder (auxiliar) + infinitivo: Pedro podía venir ahora / mañana. § 28. La probabilidad se forma de distintas maneras: en el presente se expresa con el futuro de indicativo: serán las cuatro, en el pretérito, con el potencial: serían las cuatro, y en el futuro se puede emplear también el indicativo, aunque necesita un auxilio adverbial: Miguel vendrá probablemente mañana. También se pueden indicar la posibilidad y la probabilidad con deber de + infinitivo, o bien con poder (auxiliar) + infinitivo: debían de ser las cuatro podían ser las cuatro.

§ 29. Enunciados dubitativos Estos expresan la duda 13 en el ánimo del que habla respecto de lo que se predica en la oración. En el presente y en el futuro, la misma se expresa con los adverbios de duda acaso, quizá(s), tal vez y el presente de subjuntivo: acaso David esté enfermo tal vez Miguel venga más tarde. La duda en el pasado se expresa con el pretérito perfecto de subjuntivo: quizás haya escrito Miguel. Con los adverbios dubitativos se confunden las formas adverbiales de duda, posibilidad y probabilidad. La sustitución de las desinencias – ra, - ría y – se es correcta en estos casos: 13

En general, la duda no exige respuesta. 43

tal vez sería / fuera / fuese cierto quizás viajarías / viajaras / viajases en tren. Suprimidos los adverbios, desaparece el sentido dubitativo y las frases adquieren un valor de posibilidad.

§ 30. Enunciados exhortativos Estas oraciones expresan un mandato, un ruego o una exhortación del que habla, desde la orden terminante hasta la humilde súplica. Lo mismo, mandatos que ruegos van siempre dirigidos por el hablante a su interlocutor, o sea, la segunda persona. Se emplean las dos únicas personas del imperativo: Juan, vete a tu casa compadeceos de nosotros. Las oraciones exhortativas construidas con imperativo cambian este modo en presente de subjuntivo, al hacerse negativas: ven / venid aquí > no vengas / vengáis aquí. Con la segunda persona de respeto, designada por el usted, o simplemente con la tercera persona, se usan las formas del presente de subjuntivo: tenga usted compasión de mí descuiden, sus señorías. También puede tener sentido exhortativo la primera persona del plural del subjuntivo presente: estudiemos, amigos. Puede ocurrir que el mandato se refiera a una tercera persona, o no sea de ejecución inmediata. Entonces se emplea el indicativo en presente o en futuro: vas a mi casa y me traes ese libro ya me dirás el precio el chico irá a la tienda y recogerá el encargo. Si la oración exhortativa es negativa, el verbo ha de ir en presente de subjuntivo: no lo creas / no vayas ahora. En la lengua hablada es frecuente el infinitivo con valor de imperativo plural: sentaros / venir aquí, niños. 44

Este infinitivo demuestra cierto sentido impersonal en frases como callarse (= callaos) marcharse (= marchaos) y cuando el infinitivo va precedido de la preposición a: ¡a callar! El gerundio también puede emplearse con valor de imperativo impersonal, frecuente en el habla popular: ¡andando! (=anda, andad) ¡ahuecando! (=ahueca, ahuecad el ala, marchaos) ¡continuando! (= continúa, continuad, continuémos). En realidad, es una oración elíptica, cuya forma plena también constituye un tipo de exhortativa frecuente en la lengua popular: ¡ya estás ahuecando!

§ 31. Enunciados optativos Estas oraciones expresan juicios sin realidad objetiva, en que el hablante manifiesta el deseo de que un hecho, cuya realización anhela, se verifique. Por eso se llaman optativas. La Real Academia las llama desiderativas y señala que su forma de expresión es el presente o pretérito imperfecto de subjuntivo, con la diferencia – agrega – de que con el presente manifestamos un deseo que consideramos realizable, y con el imperfecto uno cuya realización tenemos por imposible. Es natural que si deseamos una acción pasada, es porque la sabemos incumplida. De aquí surge el sentido de deseo irrealizable que encuentra la Academia a muchas oraciones optativas con el verbo en imperfecto. Este estado subjetivo se expresa por medio del presente de subjuntivo: el viaje le sea grato ¡ojalá me trajese el libro! Cuando el deseo se refiere a un hecho que debe ser pasado, pero cuya realización o no realización la ignoramos todavía, se usa el pretérito perfecto de subjuntivo: ¡ojalá me haya traído el libro! 45

Cuando el deseo recae sobre un hecho cuya oportunidad pasó sin realizarse, se usa el pluscuamperfecto de subjuntivo: ¡ojalá me hubiese traído el libro! Si el deseo se refiere al presente, tiene ya, como lo señalamos anteriormente, un tiempo propio. Y, finalmente, si el deseo de ahora se refiere al futuro, podemos servirnos del presente o del imperfecto: ¡ojalá llueva mañana! ¡ojalá lloviera/-se mañana! La diferencia entre uno y otro tiempo consiste en que las formas lloviera/-se del segundo se sienten como formas más hipotéticas que el presente, pero en ningún modo irrealizables. El infinitivo se usa como imperativo, especialmente en la lengua hablada: entrar / entrad mirar / mirad salir / salid. Lo mismo ocurre en la prohibición: no fastidiar / no fastidiéis o cuando la preposición a acompaña al infinitivo: ¡a cenar! ¡a callar! En español moderno, preferentemente el infinitivo 14 reemplaza a la segunda persona del plural, quizás por tener carácter menos concreto que la segunda del singular, y por consiguiente más acorde con la significación del infinitivo. Puede estar favorecido también, presupone Rafael Seco, por la igualdad de acentuación entre ambas formas, cosa que no ocurre con el singular. Cabe pensar, además, que el carácter relajado de la d en la distensión silábica ( ¡mirad! ) neutraliza sus rasgos fonológicos hasta el punto de confundirse con la r fricativa y relajada del infinitivo (¡mirar!). Este uso es frecuentísimo en la conversación, aparece empero pocas veces en la lengua escrita. 14

Este empleo del infinitivo queda atestiguado en latín y en textos medievales de numerosos países románicos. 46

En oraciones exhortativas se emplea también el futuro de mandato: no matarás le dirás que me conteste en seguida. Tanto las exhortativas como las optativas tienen a menudo carácter exclamativo, a causa de la emotividad marcada que pueden expresar. De ello surge la gran semejanza fonética que presentan en la curva de entonación y en el papel que desempeña el acento de intensidad. Por esto se escriben muchas veces con signos de admiración ( ¡...! ). Los verbos de voluntad, como querer, desear, rogar, suplicar, mandar, prohibir, usados en el futuro hipotético o en los imperfectos de indicativo y subjuntivo (sólo la forma en –ra), aflojan a veces su sentido optativo y expresan modestia, timidez, cortesía. Nótese la diferencia entre quiero / quería / querría / quisiera salir.

2. Según la naturaleza del predicado: [enunciados atributivos/cualitativos, predicativos, activos (transitivos e intransitivos), de verbo de estado, pasivos, reflexivos, recíprocos, impersonales (naturales, gramaticales, eventuales, impersonales pasivos)] § 32. En todas las oraciones gramaticales puede ocurrir: 1. que el predicado (verbal) exprese un acción del sujeto; 2. que el predicado (nominal) exprese una cualidad del sujeto. Atendiendo, pues, a la naturaleza del predicado, hay que distinguir, por tanto, las oraciones en dos grupos fundamentales, según que su predicado sea nominal (atributivas o cualitativas) o verbal (predicativas). Estas últimas ofrecen diversidad de tipos, en relación con las distintas especies de verbos que pueden constituir su predicado, correlativos siempre de determinadas clases de sujeto, y se clasifican en: activas (intransitivas y transitivas), de verbo de estado, pasivas, reflexivas, recíprocas, impersonales. 47

§ 33. Enunciados atributivos / cualitativos En estas oraciones, en que lo que se atribuye al sujeto es una cualidad, el verbo es siempre ser, estar o alguno de sus equivalentes, como existir, parecer, ser tenido por, etc. La cualidad se expresa por un sustantivo/adjetivo: la noche ha sido tranquila en los almacenes de la casa está dispuesto para su envío todo el material disponible ¡qué locura la mía! sé bueno, Pepito. El predicado nominal puede ir o no enlazado al sujeto por una cópula (eso es, algún tiempo de los verbos ser o estar, llamados en este caso, como se sabe, copulativos). Los elementos característicos de esta oración son: a. sujeto b. atributo c. (como elemento eventual) cópula. También se usan como copulativos otros verbos que a esta función añaden algún matiz de significado o aspecto (incoativo, reiterativo, etc.), como volverse, permanecer, seguir, parecer : ¿te has vuelto loco? sigo dispuesto a creer parece difícil. En español moderno, se prescinde muchas veces del verbo copulativo, especialmente cuando no interesa señalar el tiempo. Los numerosos ejemplos que registran las Gramáticas se pueden reducir a los dos casos siguientes: 1. en refranes y proverbios, por expresar juicios permanentes e intemporales: el mejor camino, el recto cual la madre, tal la hija. 2. en oraciones interrogativas y exclamativas fuertemente matizadas de afectividad, en que los sentimientos dominantes de irritación, asombro, alegría, etc., apartan toda idea de tiempo: ¡qué tonto! ¿tú amigo suyo? 48

¡qué bien! ¿quién mejor que él para eso?

§ 34. Enunciados predicativos En estas oraciones, el predicado expresa no una cualidad, sino una acción del sujeto. Ellas ofrecen diversidad de tipos, en relación con las distintas especies de verbos que son su predicado, correlativos siempre de determinadas clases de sujeto: oraciones activas (transitivas e intransitivas), oraciones de verbo de estado, pasivas, reflexivas, recíprocas e impersonales. Enfocamos aquí un problema de suma importancia en la Gramática española: los casos en que ser y estar actúan como verbos no copulativos, desempeñando la función de predicado verbal. A veces, ser recobra su significado primitivo de existir, efectuarse, ocurrir, suceder: eso será si yo quiero los pocos sabios que en el mundo han sido ( Fray Luis de León ) tal señora no es en el mundo (Quijote, II, 32). Al significado de existir, ocurrir, suceder, responden las frases usuales: sea lo que sea /fuere sea como sea fuere /-se lo que fuere /-se. También responden a este significado el subjuntivo-imperativo ¡sea!, concesivo o aprobatorio, y algunas expresiones desiderativas como ¡así sea! Con el que enunciativo se construyen las oraciones con que indicamos réplica, oposición o contrariedad, del tipo: es que no quiero es que trataban de otro asunto. La fórmula invariable ¿es que ...? es usual en la lengua hablada, tanto en España como en América, tratándose de preguntas generales, pero siempre con matiz de sorpresa o réplica. 49

El verbo estar mantiene a menudo su significación originaria, no copulativa, de presencia o permanencia: no está en casa estuve ayer en el teatro la Sierra de Guadarrama está en el norte de Madrid. Tanto en su significado propio como en su uso copulativo, ser y estar admiten a veces construcciones seudorreflejas, lo mismo que otros verbos intransitivos (irse, morirse, etc.), por ejemplo en las fórmulas tradicionales con que empiezan los cuentos: érase que se era érase un hombre a una nariz pegado (Quevedo) asno se es de la cuna a la mortaja (Cervantes). En fin, como observa Andrés Bello, me soy = soy de mío, soy por naturaleza, por condición, de modo que se puede decir: yo me soy hombre pacífico. Con estar, el uso seudorreflejo es algo más frecuente: se estará en casa todo el día me estuve junto a la lumbre los viejos de la aldea se estaban al sol la tarde entera. En estos ejemplos, estarse significa que el sujeto permanece voluntariamente en una situación, posición o estado.

§ 35. Enunciados activos Los verbos activos (eso es, que expresan acción) pueden hacer referencia a un objeto en que halle cumplimiento y eficacia la acción, o desentenderse de este mismo objeto cuando los interlocutores han perdido el interés por él.

§ 36. Enunciados activos transitivos Estos cuentan con un verbo completado con su objeto/complemento directo. El sujeto, causante / productor de la acción, se llama agente: el alumno David no ha traído sus libros a clase guardaremos la merienda de Pepito. 50

Los elementos característicos de estas oraciones son: a. un sujeto agente b. un verbo activo como predicado c. un complemento directo (en acusativo) d. (eventualmente) un complemento predicativo, aparte naturalmente de otros complementos, que puede recibir como todas las demás clases de oraciones. Son oraciones activas transitivas, con término indirecto: el secretario ha presentado al director la dimisión de su cargo a los amigos no les daremos la noticia todavía y con complemento predicativo sustantivo o adjetivo (concertado con el acusativo): el maestro ha felicitado al alumno más estudios cualquiera llamaría eso una felonía no te considero capaz de eso.

§ 37. Enunciados activos intransitivos Estos cuentan con un sujeto agente y omiten el último elemento, eso es, el complemento directo. Por tanto, sólo se diferencian del tipo anterior en el hecho de que la acción del verbo parte del sujeto y no señala ningún objeto determinado en quien halle cumplimiento. En la oración Lucía ama a Pedro con locura, el hecho de amar se cumple en Pedro; en cambio, en la oración Lucía ama con locura, el objeto en quien ponga Lucía su amor se manifiesta como indiferente para los interlocutores; el predicado de dicha oración equivale simplemente a tener amor. Los componentes fundamentales de tal oración sólo son, entre varios elementos complementarios, los siguientes: a. sujeto agente b. verbo predicado activo intransitivo. Ellos se pueden ver en los siguientes ejemplos: 51

en el río lavaban las mujeres el soldado toca a diana hoy no comen en casa las niñas la niña no bailó en toda la noche.

§ 38. Enunciados de verbo de estado Estos son oraciones con verbos que hacen referencia sólo a un sujeto (paciente), del cual expresan fenómenos no relacionados con ningún objeto, un simple modo de ser más o menos estable: mis primos viven ahora en Madrid el año pasado fuí a tomar baños de mar los árboles crecen en primavera. Hay también oraciones de verbo de estado con complemento predicativo: nos quedamos pasmados de su don llegó el niño resfriado. Los elementos peculiares de estas oraciones son: a. un sujeto agente que, aunque no es propiamente causante/productor del fenómeno en estos verbos, sino la persona en quien estos se descubren, a quien se atribuyen, puede llamarse agente, en oposición a los sujetos de los verbos en la voz pasiva. b. un predicado de verbo de estado. c. (sin perjuicio, claro está, de) otros complementos que puede recibir el hecho verbal. d. (eventualmente) un complemento predicativo que concierta con el sujeto. A veces, los verbos de estado presentan un acusativo artificial, que los asimila a los verbos transitivos; este acusativo interno está sacado de la propia significación del verbo; expresiones como: vivir la propia vida morir una muerte gloriosa señalan modalidades transitivas de verbos de estado, y los determinativos del acusativo interno son la verdadera razón de su existencia: el hombre nace desnudo. 52

§ 39. Enunciados pasivos Estos son oraciones activas con sujeto paciente y con el verbo predicativo en la voz pasiva. Tomemos la expresión el labrador esparce la semilla, que es una oración activa en la cual la expresión parte del sujeto para terminar en el objeto. Podemos expresar nuestro juicio partiendo del objeto, y entonces se puede decir: la semilla es esparcida por el labrador. En la oración pasiva aparece de sujeto el que antes era objeto; al sujeto la semilla se le llama, por tanto, paciente. El antiguo sujeto, que realiza la acción verbal, lo encontramos con la preposición por en caso ablativo; se llama por ello ablativo agente. En la oración activa transitiva y en la pasiva hay los mismos elementos, pero dispuestos en orden inverso. Los esquemas de una y otra son: Oración activa: sujeto + voz activa verbal + objeto Oración pasiva: objeto + voz pasiva verbal + sujeto Y en cuanto a los casos: Oración activa: nominativo + verbo + acusativo Oración pasiva: nominativo + verbo + ablativo.

§ 40. La activa y la pasiva no son sino anverso y reverso de una misma forma de expresión. En la oración pasiva llamada primera de pasiva el agente queda expresado: David ha sido saludado por sus amigos la comida le fue ofrecida por un hotel por la Dirección han sido dictadas nuevas normas. Pero hay también oraciones de verbos en voz pasiva en que el agente queda sin expresar, y ello debido a la actitud de 53

indiferencia/ignorancia de los interlocutores respecto del posible causante/productor de la acción. Llegamos así al tipo de oración la carta fue expedida a tiempo, que, careciendo de ablativo agente, se llama segunda de pasiva: el centinela había sido relevado dos horas antes será restringida la entrada a la torre tu propuesta hubiera sido acogida con cariño. Aunque no con frecuencia, en las oraciones primeras de pasiva se halla, a veces, un ablativo agente con la preposición de, en vez de por. En oraciónes como el presidente ha sido acompañado de su esposa mi padre ha sido siempre muy estimado de todos, como entre los dos componentes de la voz pasiva – ser + participio –, pueden colocarse expresiones adverbiales, lo mismo que en este caso se colocó siempre muy. Los elementos que dan carácter a las oraciones primeras de pasiva son: a. un sujeto paciente b. un verbo en voz pasiva c. un ablativo agente con las preposiciones por o de. En cuanto a las oraciones segundas de pasiva, éstas tienen los elementos a y b, pero carecen del c. Unas y otras admiten complemento predicativo, concertado con el sujeto paciente: mi padre ha sido elegido responsable del departamento. Puede pasarse de un tipo a otro de oración, siempre que se tenga en cuenta la ya mencionada correlación de casos, en especial si en las oraciones intervienen pronombres personales, en los que, como se sabe, el cambio de caso acarrea el cambio de forma. La oración activa > oración pasiva: siempre te amé > siempre fuíste amada por mí. Los términos de sujeto y objeto son intercambiables, y la acción verbal se relaciona, en realidad, con dos objetos, de los cuales uno u otro, según convenga, aparece como punto de partida/sujeto del juicio. De este modo, la distinción entre verbos intransitivos (tanto activos como de estado) y verbos transitivos está únicamente en que los primeros hacen relación a un solo objeto, y los segundos a dos. 54

Mas se debe retener que la voz pasiva no se emplea mucho en español. La prensa, con sus traducciones al pie de la letra del inglés que usan las agencias noticiosas y las oficinas de prensa de las organizaciones internacionales (como ocurre en todo el mundo), es la que más contribuyó y contribuye hoy en día a su conservación y difusión. § 41. Como se puede ver, para expresar que el sujeto gramatical del verbo no es agente productor de la acción, sino objeto de la acción que otro realiza, los idiomas románicos usan la voz pasiva 15 . La preferencia por unos de los auxiliares latinos habere o esse dependio, al formarse las lenguas romances, del significado del verbo y de las circunstancias propias de cada una de ellas a lo largo de su historia. El español prefirió desde el primer momento el auxiliar haber < el latino habere; pero los textos antiguos ofrecen ejemplos de ser en la conjugación de un número limitado de verbos intransitivos y reflexivos. Tales vacilaciones desaparecieron pronto, y ambos auxiliares deslindaron claramente su función propia: haber para la voz activa y ser para la pasiva. Aunque nunca hay que olvidar la obvia preferencia del idioma español por la voz activa, tampoco se ha de descuidar que la preferencia por la voz activa o por la voz pasiva en la oración depende, en las lenguas romances por lo menos, del interés dominante. Compárese: los periódicos divulgaron la noticia / la noticia fue divulgada por los periódicos. Si el agente o productor de la acción no es objeto de interés alguno por parte del que habla, puede incluso dejar de expresarse, y 15

El latin tenía para ello una conjugación especial, distinta de la activa. En romance se vino perdiendo toda aquella conjugación pasiva, a excepción del participio; pero aunque se hubiese perdido la forma, subsistía la idea del sujeto paciente, y para expresarla se formó una voz pasiva por perífrasis con el participio, única forma que había quedado de la pasiva latina, combinada con el verbo auxiliar ser. Los idiomas romances generalizaron la práctica del latín vulgar de formar tiempos compuestos de la voz activa por medio de los auxiliares latinos habere y esse, unidos al participio. 55

entonces tenemos las oraciones ya en la Gramática latina llamadas segundas de pasiva: la noticia fue divulgada el procesado ha sido absuelto Miguel es muy respetado. A veces, las circunstancias imponen el uso de la pasiva bien sea por ser desconocido el agente o por voluntad del hablante de callarlo, bien por ser totalmente indiferente para los interlocutores. Si no es así, el idioma español tiene, como ya lo subrayamos anteriormente, marcada preferencia por la voz activa. Entre las oraciones la Agencia noticiosa EFE ha transmitido nuevas informaciones / nuevas informaciones han sido transmitidas por la Agencia noticiosa EFE / por la Agencia noticiosa EFE han sido transmitidas nuevas informaciones, la sicología lingüística española prefiere obvia y decididamente a la primera 16 . Por otra parte, entre las oraciones esta mujer es hermosa / esta mujer es admirada no existe ninguna diferencia formal; en uno y otro caso tenemos un sujeto al cual se atribuye una cualidad por medio de un predicado nominal compuesto de verbo copulativo y atributo. Pero la naturaleza del atributo, en el primer caso un adjetivo léxico y en el segundo un participio, modifica sustancialmente el significado de la oración. Ser hermosa es una cualidad del sujeto; ser admirada es una acción ajena, que termina y se cumple en el mismo sujeto. Una persona es respetable por sí misma; pero para ser respetada es necesario que alguien la respete. Cuando no se expresa el ablativo agente, la diferencia de significado y función depende, por tanto, de que el atributo se sienta como un adjetivo léxico o como una forma 16

Cuando se traducen al español textos de otras lenguas, especialmente franceses e ingleses, y también rumanos, ya que el rumano manifiesta preferencia, aunque no en exceso, por la voz pasiva, es menester tener en cuenta esta preferencia, para no cometer faltas de estilo y aun errores de expresión. 56

verbal. Podrá haber ambigüedad cuando el participio se ha adjetivado de un modo permanente en alguna de sus acepciones: sus palabras eran excusadas (innecesarias) / sus palabras eran excusadas (disculpadas) el regalo ha sido cumplido (colmado, generoso) / el regalo ha sido cumplido (realizado) la edición fue reducida (poco abundante) / la edición fue reducida (disminuida). Son casos límite, cuyo significado sólo el contexto lo puede resolver. El carácter imperfectivo del auxiliar ser (frente al perfectivo del auxiliar estar) se mantiene en las oraciones con participio tan vivo como en las que llevan atributo adjetivo. Habrá, por tanto, pasivas con ser y con estar, de significación bien limitada en la lengua moderna. Andrés Bello es el primero en observar que la pasiva con ser no se usa en español en presente e imperfecto, cuando se trata de la acción momentánea de un verbo perfectivo. Siempre, señala el gramático venezolano, se dice: el portero abre la puerta el lector volvía la hoja. Pues, si dijésemos la puerta es abierta por el portero la hoja era vuelta por el lector, se entendería que se trata de acciones reiteradas/acostumbradas. No hay inconveniente, en cambio, en emplear el presente o el imperfecto pasivos de verbos imperfectivos: Miguel es / era muy conocido en aquella comarca la noticia es / era mencionada en todas partes. El verbo ser atribuye sin dificultad la cualidad más o menos duradera de un participio inperfectivo, pero no puede atribuir cualidades momentáneas. Con los tiempos perfectos se puede usar la pasiva de cualquier clase de verbos, porque en ellos la perfección expresada por el tiempo anula lo imperfectivo del verbo ser: el agresor fue detenido por la policía la puerta había sido abierta el documento habrá sido firmado antes de mediodía. 57

Es natural que el presente histórico, en cuanto expresa de modo figurado una acción pretérita y acabada, pueda construirse con ser: Napoleón fue derrotado en Waterloo. § 42. Pasiva con estar. En esta oración se verifican las tres siguientes posibilidades: 1. El resultado de una acción acabada se expresa con estar + participio. Así, por ejemplo, la diferencia entre las dos siguientes oraciones: las casas eran / estaban edificadas con mucho cuidado consiste en que eran edificadas alude al momento de su construcción, mientras que estaban edificadas se dice desde el momento en que su construcción fue concluida. Se nota, una vez más, el valor perfectivo de estar frente al imperfectivo ser. La acción verbal que expresa la pasiva con ser se produce en el tiempo que expresa el verbo auxiliar: el suceso es / era / fue / será mencionado. Con estar, la acción se da como terminada y cumplida antes del tiempo que indica el auxiliar: decimos que un problema está resuelto (presente) cuando ha sido resuelto (antepresente); decimos que estaba resuelto (imperfecto) cuando había sido resuelto (pluscuamperfecto); que estará resuelto cuando habrá / haya sido resuelto, es decir, que estar resuelto es el resultado de haber sido resuelto. Esta correspondencia explica el que la perífrasis estar + participio no se use en los tiempos perfectos de la conjugación; entre las ya mencionadas oraciones las casas fueron / estuvieron edificadas con mucho cuidado la diferencia se ha neutralizado de tal modo que ya no es necesario, antes bien se siente como raro, el uso de estar, puesto que el tiempo del verbo ser da suficientemente claro el sentido perfectivo. Por esto no podemos decir ni habían / habrán / hubiesen estado, ni tampoco han estado edificadas, sino solamente han sido edificadas. 2. Sentido local de estar. Estar, con significado local para expresar situación, es un verbo de estado que aun en los tiempos perfectos mantiene clara su diferencia de ser. Compárense: las baterías fueron / estuvieron emplazadas junto al río. 58

El primer caso alude al acto de su emplazamiento; el segundo parte del momento en que el emplazamiento quedó terminado. El uso de un tiempo perfecto no ha aflojado aquí la significación local de estar, ni su diferencia con ser. 3. Se usa estar + participio: a. en los tiempos imperfectos de acciones perfectivas: está / estaba prohibido / acabado / resuelto. b. en los tiempos imperfectos de muchos verbos reflexivos con sentido incoativo: está / estaba sentado / dormido / avergonzado / enojado / enfadado. Y se usa ser + participio: a. en los tiempos perfectos de acciones perfectivas e imperfectivas: fue abierta ha sido cerrada había sido observada ha sido / fue querido / conocido. b. en los tiempos imperfectos de acciones imperfectivas: es querido era estimado será solicitado sea conocido aunque fuera amado. Como se ha podido ver, en el uso de la voz pasiva, convergen, poniéndola en dificultad, varios factores lingüísticos: el aspecto perfectivo/imperfectivo de la acción expresada, el tiempo del verbo auxiliar y las diferencias entre ser y estar. A ellos se suma el uso creciente de la pasiva refleja que, si bien remedia las dificultades de la pasiva con ser, acaba por suplantarla y hacer su uso cada vez menos frecuente. § 43. Pasiva refleja. En español no solamente se puede expresar la voz pasiva con el verbo ser y el participio pasivo del verbo de que se trate, sino que, en el caso de que el sujeto sea nombre de cosa, se puede sustituir aquella voz pasiva por una formada con la voz 59

activa del verbo y el pronombre reflexivo se. Se llama, por esto, refleja. Así, en vez de la carta fue recibida oportunamente diríamos la carta se recibió oportunamente hoy han sido cerradas las Cortes diríamos hoy se han cerrado las Cortes. En español, la voz pasiva refleja es mucho más frecuente que la formada con el verbo ser. Las oraciones de pasiva refleja pueden ser primeras y segundas, según tengan o no ablativo agente: desde mi casa se ve la torre de la televisión estos asuntos no se han resuelto todavía la propuesta se rechazó por todo el mundo se suspenden las representaciones. Estas oraciones ofrecen de ordinario el tipo se alquilan locales, en el cual el sujeto va en marcada preferencia detrás del predicado. La semejanza con las oraciones impersonales francesas (con el pronombre on) y el patente sentido objetivo que se advierte en el sujeto, van marcando una doble corriente, erudita y popular, por la cual estas oraciones se van sintiendo como impersonales, y el sujeto como un complemento. Cabe recordar que las formas átonas de los pronombres personales (me, te, se, nos, os, se), las cuales acompañan un verbo que está en la misma persona que los pronombres personales que las mismas representan, sirven para expresar acción reflexiva. El sujeto es entonces también complemento directo: me afeito todas las mañanas. o indirecto: te ponías un traje nuevo, siendo conjuntamente agente y paciente. Si el verbo está en tercera persona del singular/plural, el reflexivo se, heredado del latín, cumple en español la función refleja: el niño se lava / los niños se lavan (las manos), y las formas átonas del pronombre mantienen su función exclusiva de complementos directo e indirecto sin valor reflexivo (lo, la, le, se personal en singular; los, las, les, se personal en plural). Se es la única 60

forma reflexiva de tercera persona de ambos números, siendo complemento tanto directo como indirecto. Ya en latín existía el llamado dativo ético, con el cual se expresaba simplemente que el sujeto, más que recibir indirectamente la acción del verbo, era partícipe de su actividad, la cual se producía dentro de él o en relación con él: el perro se comió toda la tajada. Esta participación puede sentirse aun con verbos intransitivos y de estado: se queda en casa todo el día los alumnos se fueron ella se creía que no era cierto se ha muerto un vecino mío. Estas construcciones están ya muy alejadas del se reflexivo originario. En el último ejemplo, la participación del sujeto no es como agente, sino como paciente. Cuando decimos que la pared se hundió con el peso de la techumbre los pájaros se alborotaron por el ruido, los sujetos pared y pájaros no producen la acción, sino la sufren y son, por tanto, sujetos pasivos. En la lengua moderna, subraya Samuel Gili y Gaya, la pasiva refleja predomina con mucho, tanto en la lengua hablada como en el estilo literario. El se ha dejado de ser reflexivo en estos casos, y se ha convertido en mero signo de pasiva. § 44. Pasiva impersonal. Cuando el ablativo agente es desconocido o no interesa a los interlocutores, tenemos las oraciones llamadas, a la luz de la terminología de la Gramática latina, segundas de pasiva, si empleamos tanto la perífrasis con ser como la pasiva refleja: han sido descubiertas sus trampas = se han descubierto sus trampas. Es obvio que la pasiva refleja no puede emplearse más que con la tercera persona. En ellas, el pronombre se es un mero signo de pasiva; al callarse el ablativo agente, la oración es a la vez pasiva e impersonal. En la oración se cometieron muchos atropellos, 61

se expresa que los atropellos fueron cometidos, y no se dice nada acerca de su autor, el cual queda oculto en una tercera persona de significación indeterminada. El se es conjuntamente signo de pasiva y de impersonalidad, pero no hay duda de que la oración es pasiva, puesto que el sujeto pasivo (atropellos) concierta con el verbo (cometieron). Si el sujeto está en singular, el verbo lo estará también: se cometió un atropello. Parece que no debieran confundirse con las impersonales activas, puesto que la concordancia con el verbo asegura el carácter pasivo del sujeto. De hecho, tanto en España como en las Américas se leen y oyen, en competencia y a menudo, frases como las siguientes: se ha(n) pedido refuerzos se le supone(n) otras intenciones se compone(n) paraguas se vende(n) astillas. Las en singular son objeto de crítica de la Real Academia, pero es indudable que su uso se sigue extendiendo. En se desea informes sobre el paradero de Sánchez, donde se usa se desea en lugar de se desean, es evidente que informes es complemento directo y se sujeto. La lengua literaria prefiere generalmente la construcción pasiva (se desean informes), la cual tiene en su apoyo la tradición del idioma y el uso de los autores clásicos. La impersonal activa es moderna y frecuente en el habla usual. Samuel Gili y Gaya se pregunta ¿cómo se ha podido producir el cambio de la pasiva a la activa?, ya que la primera es la más antigua. Y explica este cambio por el hecho de que, cuando el sujeto de la pasiva impersonal es persona, como en los casos de se martirizaban los cristianos se tutean los niños, la ambigüedad nace a raíz del valor reflexivo o recíproco de se; ya no puede emplearse la pasiva refleja. En estos casos hay que decir los cristianos eran martirizados los niños son tuteados, 62

o bien convertir el sujeto en objeto por medio de la preposición a y poner el verbo en singular, con lo cual la oración pasa a ser impersonal activa 17 : se martirizaba a los cristianos > se les martirizaba se tutea a los niños > se les tutea. Con los verbos reflexivos no puede repetirse el se. No podemos decir: se se arrepiente de sus errores se se atrevía a todo. En este caso la impersonalidad se expresa con el indefinido uno: uno se arrepiente de sus errores se atrevía uno a todo.

§ 45. Enunciados reflexivos En estas oraciones, el sujeto es agente y paciente a la vez. La denominación que se les da de reflexivas viene del hecho de que la acción verbal vuelve, “como un bumerán”, sobre su origen mismo. Por ejemplo, en la oración yo me lavo, el sujeto yo es el propio objeto de la acción verbal. Sin embargo, la acción puede volver también indirectamente sobre el sujeto: yo me lavo la cara. En el caso de los verbos reflexivos (propiamente dichos) y en el de los verbos de estado (usados eventualmente en la voz reflexiva), 17

A medida que, hacia el siglo XV, se fue consolidando el uso de la preposición a con el acusativo de persona, y consiguientemente los primitivos dativos le, les se habilitaron también para reproducir acusativos masculinos de persona, las oraciones impersonales con se fueron cada día más usuales. Su esquema sintáctico se propagó después a las impersonales de cosa, y así se explica la vacilación moderna entre se alquila(n) carruajes. El reflexivo se ha pasado según esto por las siguientes fases de participación en la acción: reflexivo acusativo > reflexivo dativo > dativo ético > signo de participación en la acción > signo de pasiva impersonal > signo de impersonal activa. Todos estos valores están vivos en la lengua moderna y, de su interferencia unida a la de otros factores lingüísticos, han nacido estos usos diversos. 63

las formas pronominales átonas me, te, se, nos, os, y se pueden ser percibidas como dativos de interés. En esta calidad, ellas refuerzan el valor subjetivo y afectivo de la frase: yo voy a casa de Alicia indica simplemente el hecho de ir; pero yo me voy a casa de Alicia indica una resolución adoptada por mi libre voluntad y en provecho mío. Mas entre las expresiones yo muero / yo me muero hay una diferencia de intensidad afectiva en favor de la segunda. Lo mismo podríamos interpretar los tipos reflexivos propios: yo me arrepiento / yo me quejo, pero el significado mismo de verbos como atreverse, jactarse, dignarse, vanagloriarse, ufanarse, etc. da indicio de un vivo contenido afectivo. De la intervención activa y afectiva del sujeto en la acción verbal se pasa gradualmente a la meramente afectiva. La única motivación del sujeto en la acción es entonces el interés, y éste deja de ser sujeto lógico para convertirse en sujeto afectivo. En me he hecho un traje, sí, aún hay cierta participación (aunque no directa) del sujeto yo en la acción del verbo, pues, por encargo mío, alguien me ha hecho un traje; pero si decimos Luis se rompió una pierna Luis se mató en su coche, sólo significamos que sufrió la fractura/muerte, sin su menor intención de ello. El colmo de ello - señala Rafael Seco – son tales oraciones reflexivas con sujeto inanimado, que a él le parecen curiosas: el cubo se sale ( = el líquido se sale del recipiente) el tejado se llueve ( = la lluvia cala el tejado). A veces, la forma reflexiva carece de todo matiz afectivo, para indicar sólo comienzo de la acción: dormirse ( = empezar a dormir). Los elementos característicos de la oración reflexiva son: a. sujeto agente y paciente b. predicado verbal reflexivo 64

c. (eventualmente, cuando así lo requiere el verbo) un complemento directo o un complemento predicativo concertado con el sujeto (además de diversos complementos, como los que pueden llevar las demás oraciones): no te me escapes, Juan Rafa se deslizó suavemente hasta el barranco se esparcen las noticias con demasiada facilidad nos hemos ido a Suiza a pasar las vacaciones. Con complemento directo: ¿os habéis traído los libros? usted se tiñe el pelo los tres amigos nos estudiamos muy bien la lección. Con complemento predicativo: ante la desgracia, mi padre se vio perdido los arroyos se despeñan alegres desde la cumbre todos nos quedamos atónitos.

§ 46. Enunciados recíprocos Estos son las oraciones constituidas con verbos recíprocos, eso es, que tienen por sujeto dos o más personas, cada una de las cuales ejerce una acción sobre las otras, mientras la recibe de ellas. Quedan constituidos por un sujeto agente y paciente y verbos de este tipo. Estos verbos tienen la misma forma que los reflexivos, de los que se distinguen por el sentido, añadiendo, en caso de duda, expresiones como mutuamente, uno a otro, recíprocamente: ambos nos miramos en el espejo (oración reflexiva = tanto él como yo, separadamente, nos miramos en el espejo) ambos nos miramos con sorpresa (oración recíproca = yo lo miré a él y él me miró a mí = la acción fue, por tanto, mutua). El sentido recíproco no sólo puede expresarse por medio de los pronombres reflexivos, sino aparece, según lo señala Rufino Cuervo, hasta en la forma activa transitiva/intransitiva. Así, tienen sentido recíproco expresiones tales como: alternar en el oficio concordar en una opinión casarse dos personas. 65

El significado recíproco se halla también en oraciones como: Juan se escribe con Pedro, donde la reciprocidad se establece con un verbo de forma reflexiva entre el sujeto y el ablativo con la preposición con. Sin embargo, oraciones recíprocas deben considerarse sólo aquellas que se construyen con verbos de forma recíproca y un sujeto de carácter colectivo. Los elementos de éstas son: a. sujeto plural b. predicado verbal recíproco c. (eventualmente) un complemento directo d. (eventualmente) un complemento predicativo. Aquí están unos cuantos ejemplos: los chicos se quieren se pegaron los cinco terriblemente. Con complemento directo: ambos se escriben cartas muy enérgicas. Con complemento predicativo: nos miramos asombrados.

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III. LA TOPICA

§ 47. Orden de las palabras Siendo precisamente el orden de las palabras en la oración simple y de las oraciones simples en la compuesta, la tópica viene siendo determinada por el pensamiento, es decir, por las relaciones que en la mente del que habla se establecen entre varias nociones a raíz de la observación de la realidad. En el caso de la oración simple, el punto de partida del pensamiento es el sujeto, que lo representa al autor de la acción: debe haber uno, en condiciones de llevar a efecto una acción, pues tan sólo así se puede hablar de la acción misma. Por tanto, una oración comienza por el sujeto, siguen sus determinantes (complementos de toda índole), luego el predicado (verbal, si se trata de una acción, o nominal, si del sujeto se dice que tiene una que otra peculiaridad) y, en fin, los complementos de toda índole del predicado. Dicho con otras palabras, el juicio y, por supuesto, la oración misma también, parten del elemento conocido (el autor de la acción o el detentor de cierta peculiaridad) para llegar a los elementos desconocidos o menos conocidos que son los complementos del sujeto, el predicado (él mismo un complemento, pero de otra forma “vinculado” al sujeto) y los complementos del predicado. En la oración compleja, la situación es similar, en líneas generales, a la de la oración simple: comenzamos por la oración simple principal/regente (sin la cual no puede haber oración compleja, ya que todas las demás oraciones dependen de ella) y llegamos a las oraciones secundarias/subordinadas/regidas, siguiendo el orden de su dependencia de la principal. Por consiguiente, tenemos primero las oraciones adjetivas o de relativo, encabezadas por pronombres relativos, las cuales son los equivalentes del adjetivo, pues determinan no al predicado o a un verbo de la oración principal, sino al sujeto o a un sustantivo de la misma; siguen luego las oraciones subordinadas que lo determinan al predicado o a un verbo de la oración principal: las oraciones objetivas 67

y circunstanciales de lugar, de tiempo y de modo, encabezadas por adverbios relativos de lugar, de tiempo y de modo. Por ser la oración compleja (con sus numerosas oraciones simples subordinadas a la principal) mucho más compleja que la simple, su tópica se presenta a menudo bastante distinta, por sus pormenores, de la tópica que se verifica en la oración simple. No obstante, las diferencias no son esenciales. Todo lo dicho hasta ahora se vincula a lo que se llama tópica objetiva o intelectual, pues se basa en el pensamiento (lógico) propiamente dicho, no influído por la intervención de la afectividad, del factor síquico de índole emocional, muy a menudo presente en nuestras mentes. Al sobrevivir dicho factor, nos encontramos con otra tópica, llamada subjetiva o afectiva y que, en líneas generales, va en contra de la objetiva, en el sentido de que pone el elemento desconocido o menos conocido antes que el conocido, por el motivo de que el primero ha provocado en la mente de quien habla una emoción, ha tocado el lado afectivo de su mente, y esta emoción (en su más amplio sentido) exige que se le encuentre de inmediato una expresión, y ello antes de que vinieran a cumplirse los hechos de índole estrictamente lógica. Por tanto, el complemento está antes que el sujeto (u otro sustantivo de la oración), y los complementos antes que el predicado (u otro verbo de la oración). Lo mismo, en la oración compleja aparecen primero oraciones subordinadas (o una de ellas) y luego la oración principal (que puede ser también una subordinada). Esta tópica, algo impropiamente llamada afectiva (ya que más adecuado nos parece decir subjetiva) puede ir determinada también por un factor puramente intelectual, cuando en nuestras mentes un elemento integrante de la oración aparece más temprano que otro en el plano de la conciencia, por ser más importante desde el punto de vista puramente lógico, esto es, lo que le comunicamos en primer lugar a nuestro oyente, el cual debe entender con gran exactitud y precisión nuestro pensamiento. Las inversiones, es decir, el cambio de la tópica normal u objetiva, destacan por una entonación especial: el elemento que va delante por motivos de índole afectiva o solamente intelectual, de 68

insistencia, viene siendo acentuado con más fuerza o es más alto 18 que los demás. Y ello porque la importancia mayor que le presta el hablante acarrea, de modo natural, una intensidad mayor o el levantamiento del tono que, junto con el cambio de la tópica común, ayuda a comprender mejor lo dicho por el hablante. Esto es válido tanto en rumano como en español y en otros idiomas, romances o no. Existen empero diferencias de tópica de un idioma al otro, las cuales se deben al hecho de que las lenguas, hermanas o no, se han venido y también se siguen desarrollando en condiciones muy diferentes una de otra. Se trata, por tanto, de las leyes específicas internas que rigen el desenvolvimiento de cada idioma o familia de idiomas. El español se parece al rumano (o al italiano, por ejemplo) y por ello muchas oraciones simples o compuestas se pueden traducir del rumano al español o del español al italiano, conservando la misma tópica. En otros casos, se operan inversiones. Estos aparentes atropellos de las normas de la tópica objetiva se deben a la importancia del contenido, a la necesidad de una simetría constructiva o al hecho de que la insistencia de tipo estrictamente intelectual exige que el elemento sintáctico más importante esté al final de la oración, de conformidad con la observación de índole sicológica de que lo que se dice al final se fija mejor en la memoria del oyente. La causa de las inversiones puede ser de índole intelectual (en la lengua literaria) o afectiva (en el habla coloquial, cuando las personas que dialogan, al conversar, se encuentran, por la fuerza de las cosas, en la situación de contradecirse y combatirse mutuamente. (De las diferencias de opinión surge un elemento subjetivo de índole emocional, que modifica la tópica objetiva). Estas normas rigen las oraciones enunciativas, que refieren pura y llanamente hechos o comprueban, observan con el jucio frío y sin la injerencia de la afectividad. Las oraciones exclamativas siempre expresan contenidos casi en su totalidad emocionales: nos alegramos, indignamos, admiramos, asombramos, etc. y entonces la tópica difiere, y con ello aparece también una entonación especial que contribuye, ella también, por lo 18

En sentido musical, su sonoridad es más alta. 69

general en una medida mayor que la tópica, a expresar ciertos estados síquicos afectivos del hablante. En las construcciones exclamativas aparecen inversiones, puede faltar el predicado verbal o la cópula del predicado nominal, y, en general, a otras palabras les son preferidos los sustantivos, casi siempre sin complementos. La entonación, como se sabe y como lo demuestra la original presencia en español de los signos ¡ ... ¡, es decisiva y determinante. En la oración interrogativa no sobreviene un elemento emocional, sino uno más bien estrictamente subjetivo: el hablante quiere enterarse de algo que no sabe y que le interesa, desde el punto de vista personal, en (el más) alto grado. La curiosidad puede tener uno que otro matiz afectivo, en el sentido de que la ignorancia del hablante en lo tocante a un hecho cualquiera no es total, quizás este hecho es irreal, y entonces la pregunta es irónica, encerrando, de hecho, una apreciación subjetiva. Las más diversas diferencias de tópica se deben al hecho de que las preguntas que formulamos con ayuda de las construcciones interrogativas son bien parciales (y entonces comenzamos por un pronombre, eventualmente por un adverbio interrogativo), bien totales (y en este caso la oración empieza por el predicado o por el sujeto). Samuel Gili y Gaya invoca, entre las causas que pueden modificar el orden normal de las palabras en la oración, también el ritmo: el hablante se deja llevar por criterios auditivos, por una necesidad puramente estética, más o menos formal, de construir la frase para que tenga un ritmo, semejante en parte al existente (y obligatorio) en la poesía 19 . La tópica del español es, por tanto, libre, como también lo es la rumana. Mas esta libertad viene siendo limitada por la obligatoriedad de prevenir las confusiones, como sería la entre el sujeto y el complemento directo (que ya comentaremos en su debido lugar), o entre el sujeto y el atributo sustantivo. En oraciones unitarias de tres o más elementos sintácticos, es poco usual, por tanto, que el verbo vaya detrás del principal acento de intensidad del grupo. Es la importancia del verbo para establecer la relación sintáctica la que 19

Pero que, pensamos, puede ser el de su diacrónica o sincrónica subjetividad respecto del tema, de su etnia, de su ser, y así por el estilo. 70

explica que ésta se debilite, y los componentes de la oración tiendan a disgregarse, cuando el verbo va detrás del acento intensivo principal. En conclusión, la construcción de la frase castellana goza de sustancial holgura y libertad. El orden de las palabras viene siendo regido más por el interés sicológico que por la estructura gramatical. El escritor que produce ideas que arraigan en su fondo íntimo vital y refiere una historia por instinto o por reflexión, fabrica las frases a tenor de sus fenómenos mentales, cambiando a veces la distribución directa de los vocablos, para dar más valor expresivo o ritmo a determinados giros del lenguaje. Los gramáticos han tomado de la nomenclatura retórica la palabra hipérbaton 20 (< gr. hyperbaton, transpuesto) para explicar este fenómeno. Por otra parte, si no se deben señalar límites al temperamento, se puede al menos perfeccionar la arquitectura de la frase con la técnica y la corrección 21 . Hay palabras que por su naturaleza exigen una colocación adecuada, y otras que, para la claridad ideológica, buscan un lugar fijo independiente del estilo literario.

§ 48. Orden moderno de las palabras La posición relativa de cada uno de los miembros de una expresión contribuye a determinar su valor funcional. Muchos casos de ambigüedad se deben a construcciones que chocan con los habituales esquemas del castellano. No es sólo la lógica de la frase, ni siquiera la claridad de los conceptos lo que determina el orden constructivo de un período o de 20

Figura de pensamiento que consiste en una alteración del orden lógico de las palabras. En retórica, se distinguen cuatro tipos de hipérbaton: la tmesis, que consiste en intercalar una palabra entre dos elementos de una frase compuesta, el paréntesis, que consiste en introducir en la frase una interjección u oración con entonación distinta, la anástrofe, que consiste en posponer la preposición al sustantivo cuyo caso rige, y la histerología, que consiste en alterar el orden de las palabras y decir primero lo que debería ir después. 21 En ocasiones, la colocación de una coma basta para cambiar la estructura y el significado de una frase. 71

una cláusula. Intervienen también otros elementos, ajenos a las leyes del juicio lógico, pero relacionados estrechmaente con la sicología del lenguaje. En la frase literaria, además de la corrección lingüística, buscamos la sintonía de la forma con la personalidad del escritor. Y, dentro de los módulos del lenguaje, necesitamos comunicar mayor fuerza expresiva a unos elementos, o aflojar a otros, dar calidad afectiva a un párrafo determinado y hasta seguir la armonía de la prosa, con la atención tensa en los hábitos rítmicos, que dejan sentir de modo constante su influencia en cada escrito y en cada género literario. En el intento de establecer el valor expresivo que resulta del uso de cada una de las partes de las oraciones, Martín Alonso establece la norma general: las frases largas, que ocupan dos hemistiquios y rítmicamente están bipartidas, se inclinan hacia la construcción latina, y las cortas, que están encerradas en un solo hemistiquio, presentan con más frecuencia la práctica moderna. § 49. Las demás normas que fija Martín Alonso son las siguientes: 1. En la frase normal o enunciativa, si consta de tres elementos, el verbo generalmente se coloca intercalado, y de los otros dos precede uno (el de mayor interés), colocándose los demás al final. Cuando los elementos constructivos que se reúnen son más de tres, aumenta el número de las combinaciones posibles. 2. La extensión de la frase, la calidad afectiva de una expresión y hasta la posición relativa de sus elementos integrantes permiten hacer ciertos descansos de sentido, que Navarro Tomás llama grupos fónicos. Ellos representan el conjunto de sonidos comprendidos entre dos pausas. La individualidad de las agrupaciones fónicas exige que haya en cada cual un vocablo con valor adjetivo, sustantivo, verbal o adverbial. Pues la separación es más bien expresión de vivencias semánticas. Para los efectos de la colocación del verbo y demás elementos constructivos, cada grupo fónico es una entidad autónoma y, por tanto, se rige por las normas de la frase unitaria. 3. La anteposición del verbo es característica neorromance de la frase interrogativa. 72

4. Como en otros idiomas de la Romania, en castellano se hallan frases que carecen de verbo. Suelen encabezarse con modismos especiales: de aquí, a fe mía, helo, etc. 5. En la poesía clásica se permite la interposición de una palabra entre dos ideológicamente enlazadas. Los casos más frecuentes son: el verbo entre el sustantivo y el complemento determinativo, el sustantivo entre dos adjetivos, el verbo entre sustantivos correlativos. 6. Las figuras de construcción son el pleonasmo y la enálage. El primero consiste en usar enfáticamente más palabras (casi) sinónimas para dar el vigor esencial a la frase. La segunda (< gr. enallage, inversión, cambio) se funda en el empleo de una palabra por otra o en el cambio de accidentes; por ejemplo, usar un adjetivo como verbo o un tiempo verbal fuera de su significación habitual. 7. Los criterios de la correción en el lenguaje son dos puntos de vista denominados histórico-literario e histórico–natural. Según el primero, la corrección estriba esencialmente en el acuerdo con el uso de los autores de una época antigua. El segundo se basa en la doctrina del siglo XIX de que el lenguaje se desarrolla mejor en estado de libertad, de modo que toda dogmatización en este campo es nociva. 8. Hay que combatir la imprecisión, pues el fin del lenguaje ha de ser entendernos, y por ende hay que combatir las vacilaciones en el acento y el sentido, lo mismo que las confusiones morfológicas y de construcción.

Peculiaridades estilísticas del español Manuel Criado de Val intentó definir en un libro que ya es clásico lo que llamó la fisonomía del español. § 50. Según Criado de Val, el primer rasgo peculiar del español es su conservadurismo, que él explica, en gran parte, por la resistencia de las desinencias sustantivas y verbales. Y ello porque, a diferencia del francés, que ha venido perdiendo, a raíz de las modificaciones fonéticas, casi todas las desinencias, el español las conserva en general briosamente. 73

Esta resistencia se debe, a su vez, a la estructura fónica de los sonidos, a la ubicación y la intensidad de los acentos y a la independencia de las palabras en la oración. Consecuencia lógica de todo ello es la débil (de nuevo en comparación con el francés) gramaticalización de sus (elementos) constituyentes 22 , que se pone de manifiesto en los siguientes aspectos: 1. tópica por lo general libre 2. posibilidad de usar el sustantivo sin artículo y las formas verbales sin pronombre sujeto 3. escasa aglutinación del artículo con la preposición 4. escasez de las palabras de refuerzo. § 51. Otra peculiaridad del español sería su carácter popular (mejor dicho, Criado de Val considera que el español es mucho más popular que el francés), localizado ya desde el comienzo en Castilla, que le daría incluso el nombre. Por consiguiente, los escritores clásicos y sus precursores usan a menudo refranes y modismos 23 . Criado de Val encuentra una antiquísima fuente de este rasgo castizo en las obras de los escritores y los filósofos latinos oriundos de España 24 . En el plano del contenido, esta peculiaridad encuentra su aspecto simétrico en el realismo muy acentuado de la literatura española de todos los tiempos. A menudo, el realismo se convierte en naturalismo, lo que en materia lingüística se traduce en el uso de muchos términos y expresiones vulgares, incluso en la escritura y el habla culta. En ninguna otra lengua romance alcanza esta confusión las proporciones que tiene en el español, ni crea tantas dificultades para definir el uso correcto, destaca Criado de Val. Puesto que los autores literarios, los críticos e incluso los más preeminentes lingüistas españoles han creído y siguen creyendo que es el gusto popular quien ha dedecidir, en última instancia, la evolución del idioma. 22

Cada una de las unidades separables al analizar los elementos de una frase para descubrir su organización estructural. 23 Véase, por ejemplo el Quijote cervantino. 24 Se refiere a Séneca, Quintiliano, etc., pero, de hecho, piensa en lo específico étnico de la población indígena de la Penísula Ibérica que los romanos conquistaron. 74

§ 52. La propia abstractización, peculiaridad de todo idioma culto, se fundamenta, en el caso del español, sobre bases realistas, en el sentido de que numerosas nociones abstractas adquieren forma concreta. Criado de Val enumera, entre los hechos lingüísticos que testimonian de esta abstractización realista: 1. la sustantivación 25 de los infinitivos y el uso de las preposiciones 2. el uso del pronombre neutro lo 3. las personificaciones, muy frecuentes en las obras de Cervantes, Tirso, Gracián, Quevedo, etc. § 53. La afectividad desempeña un papel inmenso en español y es, en opinión de Criado de Val, por excelencia impulsiva, en el sentido de que actúa fuertemente en cierto momento y en cierto punto, para que luego afloje hasta su total desaparición, equivalente de la indiferencia. Ella se manifiesta, en las siguientes peculiaridades: 1. el gran número de diminutivos, aumentativos, despectivos 2. la riqueza y la variedad de las fórmulas exclamativas (interjecciones, invectivas, etc.) 3. la frecuente tópica afectiva (con inversiones provocadas por la afectividad) 4. la existencia en el verbo de un poderoso elemento de aspecto (durativo, peyorativo, incoativo, etc.) 5. la reiteración de los adverbios y los pronombres, lo mismo que el papel insignigficante de los determinantes gramaticales 6. la gran variedad de la entonación y la muy frecuente intervención de los ademanes, los cuales, en tanto que medios extralingüísticos, ayudan mucho a ampliar la expresividad. § 54. Otra característica del español es su dinamismo, eso es, el predominio de las palabras que expresan acciones sobre las que evocan estados. Este rasgo lo ilustran los siguientes hechos: 1. el número insólitamente grande de las formas verbales, la frecuencia y la extensión de sus sentidos. Además de las formas compuestas, conocidas en general también en el resto de las lenguas romances, el español ha venido conservando casi todas las formas 25

Transposición de una categoría lingüística a las funciones propias del nombre sustantivo 75

simples del latín; a ellas se suma la riqueza de las formas perifrásticas y de los verbos auxiliares. 2. el escaso uso de la voz pasiva, que es estática (en comparación con la activa), por presentar la acción no como un proceso en curso, sino por medio de su resultado (el participio pasado es, de hecho, un adjetivo, palabra que indica una cualidad); además de ello, la voz pasiva adquiere a menudo en español carácter algo impersonal, para no mencionar que el autor de la acción, por supuesto el personaje más importante para la acción, es complemento, no sujeto. 3. la existencia del subjuntivo potencial (amara/-se), inexistente en otros idiomas romances. 4. el predominio del infinitivo, que expresa la acción en su forma más pura, ante los demás modos impersonales del verbo (gerundio y participio), con carácter más adjetivo; el infinitivo conserva, en parte, incluso cuando está sustantivado, el sentido activo, eso es, de acción o de proceso. 5. el predominio del gerundio sobre el participio presente, por un motivo parecido al invocado en el caso del infinitivo: el gerundio desempeña funciones adverbiales, eso es, determina verbos y por ello está más cerca del verbo, eso es, de la acción en comparación con el participio, que desempeña funciones adjetivas, ya que está cerca de los sustantivos. § 55. Muchas de las peculiaridades enumeradas hasta ahora, como serían el predominio del verbo sobre los sustantivos, la frecuencia de las formas de subjuntivo, las numerosas inversiones, demuestran la frecuente y poderosa intervención, en el caso de los hispanohablantes, de un elemento subjetivo. El subjetivismo se relaciona estrechamente a lo que Criado de Val llama personalismo, eso es, la estricta separación entre lo colectivo y lo individual, entre las cosas y los seres, y la puesta de realce del sujeto frente al objeto. El personalismo del español se manifiesta, en opinión de Criado de Val, en las siguientes peculiaridades: 1. la escasez de los pronombres indefinidos (en comparación con otros idiomas, como, por ejemplo, el francés) 2. la existencia del acusativo personal, con la preposición a, en el caso de los sustantivos nombres de seres, cuando desempeñan la 76

función de complemento directo. Esta peculiaridad va a la par con la presencia de unas formas pronominales neutras (desconocidas en los demás idiomas romances) y con la precisa distinción del género natural en los sustantivos. 3. el pronombre personal conserva su valor de pronombre en sentido estricto (no como en francés, donde ha llegado a ser el equivalente de una desinencia), y por ello, cuando aparece (y lo hace cuantas veces al hablante lo acucia la gana/necesidad de insistir en el autor de una acción) tiene obvio valor enfático. 4. las formas pronominales de cortesía, que antaño eran numerosas y ejercieron un fuerte influjo en otros idiomas 26 , indican una supraestimación de la personalidad (de otro, lo mismo que de la propia). 5. la frecuencia con que se verifican en el habla las fórmulas polémicas y un tono polémico en general, como son, por ejemplo, no me salgas con excusas, no me vengas con éstas, etc. La causa de este personalismo ha de buscarse en la historia del pueblo español, el cual tuvo que afrontar, entre otras, centurias seguidas, a los moros, conquistadores de su madre patria, y luego en las influencias ejercidas por los pueblos europeos, tan distintos de los españoles en muchos aspectos.

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Cf. al italiano Lei: usted < vuestra merced (según la cual se formaron, en opinión de Criado de Val, los alemanes gnädiger Herr y gnädige Frau). 77

B. LA ORACIÓN

§ 56. Las Gramáticas tradicionales consideran que la fragmentación mental del discurso en unidades psíquicas intencionales, que solemos llamar oraciones psíquicas, es, por tanto, la expresión explícita o implícita de un juicio lógico y, en esta calidad, tiene su expresión fonética, siempre comprensible para su oyente, en la curva melódica del lenguaje. Por consiguiente, toda oración, que es una unidad de atención y de sentido, con la cual declaramos, preguntamos o mandamos algo, es la menor unidad del habla con sentido completo en sí misma. Puede estar formada por una o más palabras; puede articularse en uno o más grupos fónicos, pero en todos los casos le son peculiares las unidades de sentido y de intención expresiva con que ha sido proferida. De modo similar, todas las palabras y las frases contenidas en una oración compleja están ellas también sujetas a la unidad de atención y de sentido que las domina. Esta unidad no se expresa sólo en la entonación general, sino que es también interna. Los componentes de la oración guardan entre ellos relaciones lógicas y estéticas que tienen su expresión verbal en: 1. el orden de colocación de las palabras, frases y de las oraciones (si se trata de una oración compleja) 2. la concordancia/relación de las palabras variables 3. el uso de preposiciones, conjunciones y voces enfáticas 4. los acentos de intensidad. El sujeto, el predicado y las tres clases de complementos de éste, llamados directos, indirectos y circunstanciales, constituyen lo que caracteriza a cada oración. De ahí que los demás complementos se enumeran aparte, entre los elementos constitutivos de la oración. Así, por ejemplo, en la oración el hijo de la amiga de mi hermana ha dado esta mañana una pelota al niño de la esquina, señalaremos como sujeto la frase sustantiva el hijo de la amiga de mi hermana, 78

como predicado, la forma verbal ha dado y como complementos, el directo una pelota, el indirecto, que es la frase sustantiva el niño de la esquina, y el circunstancial de tiempo en ablativo esta mañana. Muy raras veces se ofrece en la práctica una oración con todos sus elementos, pero cualquier desarrollo posible cabe dentro de éste.

§ 57. Esquema general de la oración posible 1.oración 1.1. sujeto + complementos del sujeto 1.2. predicado 1.2.1. predicado nominal 1.2.1.1. verbo copulativo 1.2.1.2. atributos + sus complementos 1.2.2. predicado verbal 1.2.2.1. verbo 1.2.2.2. complementos del verbo 1.2.2.2.1. complementos directos + sus complementos 1.2.2.2.2. complementos indirectos + sus complementos 1.2.2.2.3. complementos circunstanciales + sus complementos. Más allá de los límites de una oración síquica, ya desaparecen estos medios expresivos de relación interna: no existe más la concordancia, no actúa la relación preposicional, ni el enlace conjuntivo. Las oraciones síquicas sucesivas guardan entre ellas una relación de continuidad representativa, lógica o afectiva, es decir, un enlace síquico de índole superior, que puede tener su expresión lingüística en: 1. la colocación de unas oraciones con respecto a otras 2. el uso de algunas – muy pocas – conjunciones o frases conjuntivas 79

3. la anáfora 27 4. la reiteración o la oposición de ciertos sintagmas 28 , lo mismo que de ciertos morfemas 29 , de ciertos semantemas 30 o de ciertos sonidos 27

En lingüística, tipo de deixis que desempeñan algunas palabras (pronombres, adverbios o verbos – por tanto, elementos deícticos), consistente en asumir el significado de una palabra anteriormente mencionada en el discurso. La deixis es la función desempeñada por los elementos deícticos, que consiste en señalar algo que está presente ante nuestros ojos o en indicar un término de la frase ya anunciado. En estilística, es una figura retórica que consiste en la repetición de una o más palabras al principio de frases, párrafos o versos sucesivos, con fines enfáticos o para procurar la simetría del todo. 28 Término propuesto por el lingüista Ferdinand de Saussure para definir la combinación sucesiva de diversos elementos en un solo complejo, en el discurso o en una cadena fónica. En lingüística estructural, grupo de elementos que forman una unidad en una organización jerarquizada. Para Saussure, el significado de sintagma deriva de lo que él denominó las relaciones sintagmáticas en el enunciado, es decir, del encadenamiento lineal de los morfemas; con lo que tendríamos que dos elementos no podrían pronunciarse en un mismo fragmento de tiempo, opuestos a las relaciones asociativas o paradigmáticas, que se establecen fuera del enunciado. De todas formas, sólo al reunir estos dos tipos de relaciones es posible deducir la estructura sintagmática de una oración. El problema del sintagma ha ocupado a muchos lingüistas (C. Bally, A. Sechehaye, N. Trubetzkoy, H. Frei, etc.), sin que se haya llegado a un consenso sobre su acepción exacta y su clasificación. Por ejemplo, Trubetzkoy distingue entre sintagmas predicativos, determinativos y asociactivos; H. Frei los reduce a dos clases: sintagmas de subordinación y de coordinación; para el Círculo de Praga, el sintagma es la unidad sintáctica indivisible en unidades más pequeñas, o sea, una palabra en relación a una frase. El término sintagma permite identificar los distintos grupos intermedios que mantienen relaciones de dependencia entre el nivel del morfema y el de la oración. 29 En lingüística estructural, la más pequeña unidad significativa, portadora de un contenido semántico. En Gramática generativa, elemento sintáctico terminal. En glosemática, elemento de formación que confiere a un signo lingüístico una determinada categoría gramatical. La glosemática es la teoría del lenguaje elaborada por los lingüistas de la Escuela de Copenhague. Su creador fue el lingüista Louis Hjemslev. Este parte de dos principios postulados por Saussure: la estructura y la inmanencia lingüística. En la 80

5. la duración relativa de las pausas y de otros recursos estilísticos. El concepto lógico de oración es más restringido que su definición sicológica. En Lógica se llama oración (o proposición) la propia expresión verbal de un juicio. El juicio es la relación entre dos conceptos: sujeto y predicado. Todas las palabras que nos sirven para expresar lo que decimos del sujeto forman el predicado. Entre los contenidos síquicos del lenguaje, las relaciones lógicas ocupan en el adulto un lugar preferente. Son, por consiguiente, las leyes del juicio quienes han determinado y determinan gran parte de la estructura peculiar de la oración gramatical. Por tanto, en los comienzos del siglo XX, todo lo que, por exceso o por defecto, no parecía entrar en la explicación lógica quedaba eliminado como licencia, figura y transgresión gramatical, y se estudiaba, en tanto que capítulo aparte, con el nombre de Sintaxis figurada. El núcleo de la unidad sintáctica es un verbo en forma personal. Todos los elementos, palabras, frases u oraciones enteras, que se relacionen, de modo mediado o no, con un verbo en forma personal, forman con él una oración. Esta definición es obviamente convencional, pero la convención se acepta justamente para poder entendernos en la interpretación de los hechos lingüísticos 31 . glosemática, el signo lingüístico es concebido como la unión de una forma de expresión con una forma de contenido. La glosemática persigue establecer las ciencias de la expresión y del contenido y atiende a criterios internos y funcionales. Comprende dos partes: la cenemática (que estudia las unidades de expresión o cenemas) y la pleremática (que estudia los plerematemas, unidades mínimas en el plano del contenido, compuestas de pleremas y nirfemas). 30 Elemento lingüístico portador del contenido semántico de la palabra, por oposición al morfema, elemento que expresa relaciones gramaticales, y al fonema, unidad fónica de un término. 31 En este sentido, es sabido que, en las oraciones atributivas, la unión del sujeto con el predicado se produce a menudo sin verbo copulativo. Por otra parte, las formas no personales del verbo pueden considerarse (y así lo hacen muchos gramáticos) como núcleos de oraciones dependientes. 81

Un verbo en forma personal encierra en español la relación entre dos conceptos explícitos: el sujeto y el predicado 32 . No ocurre lo mismo en francés o en inglés, donde, por causas históricas, se ha hecho obligatoria la anteposición del pronombre sujeto, remediándose así el oscurecimiento fonético o la pérdida total de las desinencias personales. En el caso de las oraciones coordinadas que no tienen un verbo en forma personal, sino dos o más, sin que uno de ellos domine gramaticalmente el conjunto, como en las subordinadas, hay que considerar cada uno de los verbos coordinados como una oración independiente, pese a la realidad síquica, o rechazar la definición gramatical que considera como oración un verbo en forma personal y los elementos relacionados con él de modo mediado o no. La diferencia entre coordinación y subordinación, señala Samuel Gili y Gaya, es apenas perceptible en la historia de los idiomas y en la realidad expresiva. Siempre entre dos o más oraciones coordinadas hay una que preside síquicamente a las demás y, por consiguiente, las subordina, aun tratándose de las simplemente copulativas. Los conceptos sicológico, lógico y gramatical de la oración se suman sin oponerse unos a otros y se completan mutuamente. La oración se organiza internamente con arreglo a valores síquicos, entre ellos preferentemente las leyes lógicas del juicio.Y es por ello que la expresión gramatical se articula justamente en torno al verbo. Puede ocurrir que la oración síquica contenga una o varias oraciones gramaticales. En el primer caso la oración es simple; en el segundo es compuesta. Puede ocurrir también que en una oración síquica no haya ningún verbo en forma personal, es decir, no haya ninguna oración gramatical; pero no por ello dejará de ser una expresión completa en sí misma, constitutiva de una unidad sintáctica perfecta. Distinguimos rigurosamente, según el ejemplo de Samuel Gili y Gaya, entre oración y frase. Esta última denominación la aplicamos 32

Con razón dice la Real Academia Española que el predicado verbal “contiene en sí al sujeto, sea determinado o indeterminado, y equivale por sí solo a una oración completa” (§ 202). 82

a cualquier grupo de palabras conexas, ya formen oración o no. Toda oración es una frase, pero no viceversa. El idioma posee además numerosas frases hechas o locuciones con significado adverbial, verbal, prepositivo, conjuntivo, etc., que se repiten como fórmulas sintácticas fijas.

§ 58. Enunciados y oraciones Insistimos en que es importante distinguir el enunciado de la oración. Recordamos que, como ya se ha dicho, el enunciado es una unidad de comunicación, o sea, una unidad pragmática. En tanto que unidad de comunicación, el enunciado debe tener sentido completo dentro de la situación en que se produce. A diferencia del enunciado, la oración es una unidad sintáctica, que se corresponde con la estructura gramatical constituida básicamente por un sujeto y un predicado. No importa si esa estructura tiene sentido completo o no.

§ 59. Oraciones independientes, yuxtapuestas, coordinadas y dependientes (subordinadas) Atendiendo a la relación que una oración puede establecer o no con otra oración o con uno que otro elemento de otra oración, clasificamos las oraciones en independientes, dependientes o subordinadas, y coordinadas. Las oraciones independientes no tienen relación de ningún tipo con otra oración, ni elemento alguno de otra oración: el niño no ha entendido la lección de Miguel. Puede ser que varias oraciones independientes se sucedan en el discurso una tras otra. Las llamamos yuxtapuestas: Julio canta, Juana lee, el gato duerme. Las oraciones dependientes o subordinadas dependen de un elemento de otra oración, en la que se integran, o bien complementan otra oración. En el libro que me regaló ya lo he leído que me regaló es una oración dependiente de el libro. Mas en 83

si lo lees tú también, te quedaré agradecido, si lo lees tú también es una oración subordinada a la oración principal te quedaré agradecido. Las oraciones coordinadas no establecen relación de dependencia sintáctica con otra(s), sino que todas se mantienen en el mismo nivel sintáctico dentro de un enunciado único. La relación entre sí es de índole semántica, con los significados de adición positiva / negativa, de alternancia o de oposición / contraste. Las oraciones coordinadas pueden ser copulativas, distributivas, disyuntivas, adversativas, causales y consecutivas.

§ 60. Enlaces extraoracionales e interjecciones El discurso se divide en unidades intencionales que llamamos oraciones. Fuera de la oración síquica, no existe concordancia, no hay relación preposicional, ni subordinación, cesan las agrupaciones fonéticas de intensidad y entonación. Cada oración es, por consiguiente, una entidad lingüística autónoma y completa. Sin embargo, las oraciones se suceden guardando entre ellas una relación de coherencia representativa, lógica o afectiva, un lazo síquico de índole superior. Si esta relación de continuidad no se revela, el discurso se nos revela incoherente. La unidad total del discurso, a la cual sirven las oraciones que lo componen, obedece a leyes sicológicas, y según ellas percibe el oyente/lector la coherencia/incoherencia del discurso que se le dirige. Su estudio rebasa los límites de la Sintaxis, la cual sólo puede operar en presencia de medios formales de relación lingüística. Hay casos, sin embargo, en que las conjunciones no son ya signo de enlace dentro de un período, sino que expresan transiciones o conexiones mentales que van más allá de la oración. A causa de la frecuencia con que desempeñan este papel de enlace extraoracional, las conjunciones/frases conjuntivas copulativas, adversativas y, más especialmente, consecutivas, son conocidas desde tiempos remotos con los nombres de ilativas y continuativas. Ellas son el signo más visible del enlace extraoracional y como tales abundan en la lengua literaria. Algunas de ellas (sin embargo, no obstante, por consiguiente, luego) son exclusivas del habla culta, pero otras (pues, así 84

que, conque, y) se usan comúnmente con esta función en la conversación popular. Muchas de ellas constituyen muletillas, es decir, palabras o locuciones en que apoyan su elocución personas no instruídas o poco dueñas de los recursos idiomáticos: pues ... pues entonces ... entonces La continuidad del discurso y la transición a otro miembro del mismo tienen a la vez su signo gramatical en numerosas tales conjunciones/frases conjuntivas como pues bien, ahora bien, por el contrario, antes al contrario, con todo, en segundo lugar, por otra parte, las cuales pueden preceder al nuevo miembro seguidas de pausa/coma/dos puntos, o intercalarse en él entre comas, a manera de incisos que establecen un nexo de continuidad, contraste o distribución en el sentido general del razonamiento. Las palabras que pueden formar parte de la oración son: verbo, sustantivo, adjetivo, pronombre, artículo, adverbio, preposición y conjunción. Recordamos también que las cinco primeras se llaman variables, es decir, cambian de forma. Estas variaciones de forma se llaman accidentes gramaticales. En fin, el adverbio, la preposición y la conjunción son palabras invariables, no cambian de forma para expresar distintas relaciones dentro de la oración, y no tienen accidentes gramaticales. Además de estas clases de palabras, usamos las interjecciones, como ¡ay!, ¡oh!, ¡bravo!, ¡ea!, que expresan estados de ánimo: sorpresa, asombro, dolor, indignación, alegría y otros afectos. La interjección no forma parte de la oración; más bien suele ser muchas veces el equivalente de una oración entera. Por ejemplo, ¡ah! = estoy admirado de esto, me sorprenden la noticias. Algunas interjecciones tienen significado fijo, como ¡quia! para expresar la negación ¡bravo! para aplaudir ¡ojalá! para expresar un deseo. Pero a menudo la significación de las interjecciones depende en gran parte de la entonación con que se pronuncian y de las circunstancias del momento. La interjección ¡ah! puede expresar asombro o amenaza, según la entonación ¡hola! denota ya alegría ya extrañeza, etc. 85

Abundan en la lengua española los sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios, etc, que pueden usarse como interjecciones: ¡ojo!, ¡diablo!, ¡bravo!, ¡vaya!, ¡anda!, ¡ya! ¡pues! Observemos que las interjecciones se escriben con signos de admiración, es decir, que se profieren como oraciones exclamativas, a las cuales equivalen. Empleamos también frecuentemente frases o expresiones que son equivalentes de oración, aunque no pueden llamarse oraciones gramaticales, por faltarles el verbo u otro elemento esencial: ¡ni por esas! / ¡erra que erre! / ¡que si quieres!

§ 61. Conjunto oracional Un conjunto oracional es la unión de dos o más oraciones dentro de un enunciado. Los conjuntos oracionales pueden ser por coordinación, cuando las oraciones del enunciado son coordinadas o yuxtapuestas: 1.- conjunto oracional por yuxtaposición de dos oraciones : unas veces estoy triste (Ia. oración), otras soy feliz (IIa oración) 2. conjunto oracional a. por coordinación de dos oraciones: todos los días hago gimnasia (Ia. oración coordinada), pero no logro adelgazar (IIa. oración coordinada), b.por subordinación, el cual se compone de una oración principal y de otra subordinada o dependiente de la principal: si (nexo) vienes a casa (oración subordinada), te doy tus flores (oración principal).

§ 62. Oraciones simples y complejas Las oraciones simples constan de un solo predicado: viene el invierno me duele la cabeza,

86

mientras que las oraciones complejas (o compuestas) contienen una oración subordinada a un elemento de ellas (sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio o pronombre): el perro que tiene es pequeño querría que me lo prestaras. Es importante retener que en una oración compleja no hay obligatoriamente oración principal, ya que la oración integrada en ella se subordina siempre a un elemento de la oración y no a otra oración. Es oración principal la que, dentro de un conjunto oracional, viene siendo complementada por otra oración, como en este caso: iré al campo (oración principal) aunque (nexo) haga frío (oración subordinada).

§ 63. Componentes internos y periféricos de la oración Una oración tiene componentes internos básicos (el sujeto y el predicado) y elementos externos o periféricos (atributo oracional, tópicos, adverbios de modalidad, algunos circunstanciales). La función de atributo oracional manifiesta sintácticamente la actitud del hablante ante lo expresado en la oración a través de adverbios, locuciones adverbiales o construcciones preposicionales que encierran valor atributivo: afortunadamente, aprobé aprobé, y eso fue una fortuna. En ocasiones, delante (o en forma de inciso) de la oración propiamente dicha (sujeto + predicado) aparecen ciertos componentes sin función sintáctica que el hablante / escritor adelanta para decir algo sobre ellos. Estos elementos se llaman tópicos, desempeñan una función de carácter informativo y suelen ir separados por una pausa menor. Hay veces que los introduce una locución o expresión topicalizadora: en cuanto a Juan, es un gran profesor en relación con ello, debo reconocer que tienen razón técnicamente, esto es imposible los toros, ¡qué fiesta tan dura! de secretos, ni palabra. 87

Una oración o un enunciado pueden estar envueltos en una modalidad manifestada por ciertos adverbios como no, si, tal vez, a lo mejor, posiblemente, probablemente, seguro (seguramente), ojalá, así, etc. y sin valor de atributo. Estos elementos apuntan también a la actitud del hablante sobre el contenido que ofrece la oración: probablemente cante tal vez esté lloviendo. Ciertos adverbios o construcciones preposicionales, grupos nominales u oraciones consideradas tradicionalmente complementos circunstanciales, parecen incidir sobre una oración entera (no sobre uno de sus elementos internos), sobre todo si se separan de ella mediante una pausa. Leonardo Gómez Torrego los llama circunstantes: en ocasiones, los diputados se olvidan de sus obligaciones en ocasiones, viajábamos a París.

§ 64. Las partes de la oración / categorías En la Gramática tradicional, la oración contiene grupos de palabras, a los que se suele llamar elementos sintácticos, para diferenciarlos de las palabras que los constituyen, las cuales son partes de la oración. Desde el punto de vista funcional, se distinguen seis partes de la oración: sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio, preposición, conjunción. Los sustantivos se piensan en sí mismos, en tanto que representaciones o conceptos independientes. Pueden designar personas (Miguel), cosas (flor), cualidades físicas o morales (blancura, bondad), acciones (empujón), estados (quietud), es decir, cualquier fragmento/aspecto de la realidad, considerado como objeto independiente de nuestro pensar. Tanto los adjetivos como los verbos son necesariamente dependientes: se piensan y expresan adheridos a un sustantivo, añadiendo notas que lo determinan/precisan. Un verbo se piensa como una actividad o estado de un sustantivo. Los adverbios son también dependientes, pero no del sustantivo, sino del adjetivo o del verbo. 88

Estas cuatro clases de palabras se completan y determinan semántica y funcionalmente, dentro del conjunto oracional. En términos lógicos, diríamos que los conceptos representados en la oración por sustantivos, adjetivos y verbos restringen su extensión y aumentan en cambio su comprensión; es decir, limitan el número de casos individuales a que se extienden, y amplían las notas que comprenden. Aun en los nombres propios, que carecen al parecer de valor conceptual, caben determinaciones dentro de la frase: la Barcelona de ahora ese Madrid tan romántico nuestra Rumanía de siempre los Cervantes no abundan Esta facilidad con que los nombres propios se convierten en comunes (lazarillo 33 , tenorio 34 , etc.) y los comunes en propios (por antonomasía 35 ), indica hasta qué punto los conceptos generales y las designaciones particulares se interpenetran en la vida del idioma, aunque su diferencia lógica sea perfectamente clara. Funcionalmente, los pronombres son sustantivos, adjetivos o adverbios, de modo que no tienen más entidad que la que corresponde, en cada caso, a estas tres categorías de palabras. Los pronombres son, con frecuencia, aunque no siempre, signos de relación gramatical. A ellos les corresponde además lo que Bühler llama campo mostrativo o deíctico del lenguaje, es decir, la función indicadora de la situación del hablante, de su interlocutor y de las personas y cosas relacionadas con uno y otro. En visión de Manuel Seco, hay: 1. palabras 1.1. predominantemente expresivas de conceptos 1.1.1. independientes (sustantivos) 1.1.2. dependientes 33

< Lazarillo de Tormes, por extensión ayudante de un minusválido. < Don Juan Tenorio, por extensión mujeriego. 35 Por ejemplo, nombres (propios) de marcas, que pasan a ser comunes, tales como xerox, moviola, etc. 89 34

1.1.2.1. de sustantivos (adjetivos, verbos) 1.1.2.2. de adjetivos o de verbos (adverbios) 1.2. predominantemente expresivas de relaciones 1.2.1. preposiciones; 1.2.2. conjunciones 36 , entre las cuales hay las siguientes: 1. relaciones 1.1. palabras sin signo gramatical 1.2. relaciones de palabras en la oración 1.2.1. expresadas con medios fonéticos 1.2.1.1. entonación 1.2.1.2. intensidad 1.2.1.3. pausas 1.2.2. expresadas con medios sintácticos 1.2.2.1. orden de la colocación 1.2.2.2. concordancia 1.2.2.3. uso de la flexión 1.2.2.4. palabras de relación. En el lenguaje hablado o escrito, la oración es la expresión explícita o implícita de un juicio. Tal como en el juicio encontramos siempre dos conceptos, sujeto y predicado, en la oración encontraremos siempre dos palabras fundamentales, que llamamos también sujeto y predicado. Sujeto es la persona o cosa – concepto sustantivo – de quien se afirma algo: una cualidad, un accidente, un fenómeno. Predicado es la cualidad o accidente que se afirma acerca del sujeto. Si decimos el árbol es frondoso ¡hermosa noche!, frondoso y hermosa no son sino cualidades que, como es sabido, encuentran su expresión en los adjetivos. Mas en el caso de el reloj marcha 36

El primer párrafo de esta página aclara por qué en esta clasificación no se verifican los pronombres. 90

Daniel duerme el perro morderá, lo que se atribuye a los respectivos sujetos son cambios, accidentes, fenómenos, lo cual se expresa en el lenguaje por medio de los verbos. El predicado que atribuye al sujeto fenómenos se llama verbal. Si lo que se juzga y afirma del sujeto es un fenómeno, el predicado vendrá expresado por un verbo que, además de su sentido predicativo, encierra la indicación del sujeto y de la época a que se refiere la predicación, y aun la modalidad que ésta puede ofrecer (mandato, deseo, posibilidad, subjetividad, etc.).

§ 65. Omisión de los elementos oracionales No todos los elementos aparecen explícitos en la frase. Se omiten: 1. los sujetos suficientemente expresados en las desinencias verbales. Las fórmulas verbales en primera y segunda persona no suelen llevar expreso su sujeto, pero no es que éste se omita por hallarse sobrentendido, sino porque está suficientemente expresado en la desinencia verbal. Se omite el sujeto de un verbo en tercera persona cuando no ofrece confusión, por saberse de antemano a quien nos referimos: temía la reprimenda de mi padre no se presentó el mozo en mi casa: temía la reprimeda de mi padre. Nunca hubiéramos dicho en español él temía. En cambio, en la expresión disputaron marido y mujer: él no quiso transigir, el pronombre él es indispensable para saber que nos referimos al marido. Esta omisión de los sujetos pronominales, expresados suficientemente en las desinencias verbales, es una patente peculiaridad del español y conviene tenerla siempre en cuenta. Por la misma causa, los verbos unipersonales y los empleados con sentido impersonal no llevan sujeto pronominal explícito. La presencia del pronombre personal sujeto ante el verbo es normalmente enfática. Entre las dos siguientes variantes 91

(tú) ya sabes lo que pasó, la diferencia está en que en el primer caso se anuncia simplemente un hecho (sabes), y en el segundo se subraya el sujeto de este hecho (tú), para destacar/afirmar su individualidad (tú solo, tú mismo), o para expresar variados matices afectivos (confianza, sorpresa, desprecio, etc.). Entre me parece / a mí me parece / me parece a mí hay la misma diferencia que entre creo / yo creo / creo yo. 2. la cópula, que, en el predicado nominal es indispensable, pero no porque al omitirla se sobrentienda, sino porque sujeto y predicado llevan en sí la esencialidad de la oración. Lo que añade la cópula (determinación temporal, vago matiz de cosa permanente o pasajera) no es sino meramente accidental y, por ende, prescindible. estos hombres tristes aquella mujer hermosa 3. el predicado: así sucede a quien (= a aquel que) su empresa abandona. Estas elipsis y otras análogas son términos fácilmente sobrentendidos. Se dan con frecuencia en los refranes y frases interrogativas o exclamativas: a enemigo que huye, puente de plata obras son amores, y no buenas razones ¡no alborotar! ¿tú por aquí? 4. algunos elementos modificadores, como preposiciones, artículos, adjetivos, antecedentes del relativo, etc.: no pisar prohibido fumar Destacamos las omisiones (del sujeto y del predicado sugeridos al agente por una o varias palabras enfáticas, que dan a entender un juicio) en las frases incompletas, cuando proceden de negaciones, vocativos, fórmulas familiares y locuciones dialogadas. No hay duda de que estas locuciones equivalen en la mente del hablante a una oración perfecta, o, por lo menos, se completan en la intervención verbal de los dos locutores: gracias / hasta luego / bien venido / adios. 92

Ejemplo de redacción telegráfica: salgo jueves noche. llegaré expreso Irún. saludos Ejemplo de frases dialogadas incompletas: - Enrique, ¿adónde vas? - Al trabajo. - ¿Tan pronto? - Sí. - ¿Algo nuevo? - Carta del hijo. - ¿Viene? - Mañana.

§ 66. Funciones sintácticas y preposiciones La función propia de toda preposición consiste en servir de nexo entre un elemento sintáctico cualquiera y su complemento. Este último es designado con el nombre de término de la preposición. El elemento sintáctico relacionado es inicial de la relación. Por eso, la preposición va siempre unida a su término, formando con él una unidad sintáctica y fonética que no puede romperse sin alterar el sentido. Las preposiciones carecen de acento propio y se usan siempre en proclisis con su término, con lo cual se fortalece y expresa la unidad de ambos. El conjunto así formado puede unirse a otra preposición; estas aglomeraciones son muy peculiares del castellano y expresan una variedad de relaciones no alcanzada casi por ninguna otra lengua moderna: de entre unas matas la sacaron de con sus padres desde por la mañana hasta con sus amigos para entre nosotros por de pronto hasta de con sus padres fueron a buscarla desde por entre los árboles nos espiaban sin ser vistos La Real Academia Española afirma que la preposición a no se antepone a ninguna otra y por ello califica de solecismo vulgar el a por tan frecuente en la lengua hablada: voy a por agua iremos a por ti. Se explica, sin embargo, que la preposición a, característica de los verbos de movimiento a los que acompaña con frecuencia, se ha 93

interpuesto en las expresiones ir por, venir por, a causa de un cruce con frases del tipo voy a casa, vengo a buscarte. § 67. Existen numerosas frases prepositivas en las cuales figuran ordinariamente un sustantivo o un adverbio: alrededor de / encima de / dentro de / junto a / frente a / enfrente de. De esta manera y con la arriba mencionada combinación de dos o más preposiciones, el español compensa sobradamente el número relativamente escaso de preposiciones propias que usa. Por otro lado, Bello, Hanssen, Lenz y otros gramáticos hablan de preposiciones pospuestas del tipo calle arriba / río abajo / tierra adentro / mar afuera. Se observa que todos los adverbios llevan prefijada la preposición a, lo mismo que en adonde, atrás, adelante. Estas frases no pueden interpretarse, señala Samuel Gili y Gaya, como locuciones prepositivas, porque, si así se sintiesen, no podrían ponerse detrás de su término. En español, el sustantivo no cambia de forma según sus oficios en la oración; estos se expresan a lo más o por su colocación, o por medio de preposiciones. Las funciones sintácticas distintas que un sustantivo puede desempeñar en la oración pueden clasificarse en seis casos: nominativo, genitivo, dativo, acusativo, ablativo y vocativo. Se encuentran en caso ablativo todos aquellos nombres que están relacionados con el predicado, añadiendo a lo que predica ciertas circunstancias que acompañan el hecho, tales como el lugar donde ocurrió, el tiempo en que se verificó, la manera de ocurrir, el instrumento o medio de que se hizo uso, la causa que lo originó, el asunto de que se trataba, la persona o cosa que acompañaba o que faltaba, etc. Por tanto, el sustantivo Andrés está en ablativo en todas las siguientes oraciones: mi madre salió con (compañía) Andrés los amigos hablan de / sobre (materia, asunto) Andrés Lola se quedó (efecto) por Andrés (causa) nos mostró las cosas hechas por (agente) Andrés el director me ha mandado recuerdos por (medio, instrumento) Andrés el establecimiento no marcha sin (privación) Andrés voy al teatro sin (separación) Andrés 94

el perro salió corriendo tras (dirección) Andrés todo el mundo truena contra (oposición) Andrés el policía se adelantó hacia (situación) Andrés, Por el significado de acción que encierran, los sustantivos verbales suelen complementarse con sustantivos en caso ablativo, los mismos que llevaría el verbo del cual derivan. Así, diremos: la salida del teatro la llegada a Madrid el viaje en coche. Llevan también complementos ablativos otros nombres no verbales, quizás por elipsis de toda una oración; por tanto, árbol sin hojas puede proceder de árbol (que está) sin hojas. El ablativo sin hojas recoge todo el sentido adjetivo de la expresión sin hojas = deshojado. De aquí llegamos al concepto del ablativo de cualidad, que es de origen latino: el hombre del gabán una moza de buenas carnes. Como el ablativo hace uso de todas las preposiciones, hay tres de éstas, de, a y para, que sirven para más de un caso: de, para genitivo y ablativo; a, para dativo, acusativo y ablativo; y para, que se usa en dativo y ablativo.

§ 68. Oraciones y conjunciones La oración simple contiene un solo juicio, eso es, un sujeto y un predicado, mientras que la compuesta es la combinación de dos o más juicios, es decir, tiene más de un sujeto y más de un predicado. Compárese: Pedro vino en el correo (= oración simple) / Juan supone que Pedro vino ayer en el correo (= oración compleja) A veces, las oraciones simples van sencillamente una detrás de otra, sin más relación entre ellas que la establecida por el sentido. Esas oraciones están yuxtapuestas. Otras veces, están separadas por los signos de puntuación, por medio de pronombres relativos o de conjunciones. Cuando dos o más oraciones simples van unidas por estos medios, forman una oración 95

compleja. Por tanto, la oración compleja es realmente la que está formada por dos o más oraciones simples. Las oraciones compuestas pueden ser de dos clases: coordinadas y subordinadas. Se llaman coordinadas cuando no dependen una de otra, de tal manera que, si se separasen, quedarían con sentido completo cada cual. En las subordinadas, la dependencia es tan visible que, si las separámos, por lo menos una de ellas quedaría sin sentido. Las conjunciones que las vinculan (y, en, ni, o, u, pero, mas, aunque, sino, porque, ya que, puesto que, luego, pues, que, para que, a fin de que, si, etc.) se llaman coordinantes o subordinantes, según establezcan una u otra relación entre las oraciones unidas por ellas. Mas encontramos con frecuencia conjunciones también dentro de la oración simple: ellas (y, o, ni) no enlazan una oración con otra, sino unen elementos análogos de una misma oración, eso es, palabras (partes de la oración) que desempeñan el mismo papel en la oración, y son, por tanto, elementos análogos.

§ 69. Lugar del vocativo en la oración Cualquier sustantivo en caso vocativo es el nombre de la persona (o cosa personificada) a quien dirigimos la palabra. Por ejemplo, en la oración Miguel, coge este libro, el sujeto no es Miguel, sino tú, como forzosamente exige la forma de segunda persona del imperativo afirmativo, coge. Las palabras que desempeñan este oficio no llevan, por lo general, artículo: ¡cielos, ayúdame!, pues no son complemento de los componentes de la oración, ni están relacionadas con ninguno de ellos, ni tampoco requieren el auxilio de una que otra preposición. Son palabras marginales de la oración, que van siempre aisladas del resto de ella por medio de pausas/comas. En resumidas cuentas, el vocativo no recoge precisamente un oficio del nombre, ni una verdadera función sintáctica, ya que el nombre en vocativo no forma parte de la oración. En cambio, asume una de las funciones del lenguaje, la de llamada, que se verifica también en la interjección. 96

1. EL SUJETO

§ 70. Expresión del sujeto El sujeto de una oración es todo elemento que concuerda con el verbo del predicado en número y persona. Puede expresarse en las siguientes clases de palabras: 1. sustantivo: la noche fue tempestuosa 2. pronombre: algo faltaba 3. numeral: sólo llegaron tres 4. adjetivo sustantivado: los enfermos fueron socorridos; ganó el quinto 5. infinitivo sustantivado: el madrugar es sano 6. oración entera: conviene que nadie lo sepa 7. adverbio: mañana es martes 8. frase de sentido sustantivo: la del vestido azul se acerca; me atrae en ella un yo no sé qué. No es preciso que el sujeto vaya delante del predicado. Pero se pone después de él para dar así más relieve o añadir énfasis a lo que se predica: se acabó la broma ¡hermosa noche! dificilísimo está el caso faltan tres me apasiona el teatro. Como ya se señaló, el sujeto y el verbo de una oración deben hallarse en la misma persona y en el mismo número. Si esta regla no ofrece excepciones, la Gramática española señala no obstante dos hechos relevantes: A. El verbo en forma personal encierra en español la relación entre los conceptos explícitos del sujeto y del predicado 37 . Con ello, el 37

Con razón dice la Real Academia Española que el predicado verbal “contiene en sí al sujeto, sea determinado o indeterminado, y equivale por sí solo a una oración completa” (§ 202). No ocurre lo mismo en francés o en inglés, donde, por causas históricas, se ha hecho obligatoria la anteposición 97

castellano mantiene el carácter sintético de las formas latinas en lo referente a la presencia en ellas de los dos elementos del juicio. Las circunstancias en que el idioma, sintiendo como insuficiente la expresión implícita del sujeto en la forma verbal, necesita determinarlo más son las siguientes: 1. Cuando se quiere hacer resaltar la participación del sujeto en la acción, como insistiendo en que es aquel y no otro. Este uso enfático, ya frecuente en latín, aparece preferentemente con los pronombres de primera y de segunda persona. A menudo queremos presentar en contraste la actitud de un sujeto y otro/s. La insistencia en el sujeto cuaja en el uso de palabras de refuerzo como mismo, propio, que añaden matices especiales. Este sentido intensivo ha contribuido probablemente al afianzamiento, desde comienzos de la época moderna, de los plurales exclusivos nos + otros, vos + otros, en sustitución de nos y vos nominativos. 2. Cuando pueda haber ambigüedad. Por esto es necesaria la determinación especial del sujeto en las terceras personas, si por el contexto no resulta suficientemente determinado, ya que las terceras personas pueden ser muchas. Fuera de estos casos, el empleo del sujeto unido a la forma verbal comunica al estilo español extraordinaria pesadez. B. La preposición entre puede acompañar al sujeto, pero en este caso pierde su valor prepositivo y se convierte en conjunción, o forma una locución conjuntiva: entre tú y yo llevaremos el fardo entre todos lo ataron 38 .

§ 71. Sujeto y predicado En toda oración hay dos componentes fundamentales: las funciones de sujeto y de predicado. Ambos están en el mismo nivel sintáctico y dependen el uno del otro, su relación siendo, por del pronombre sujeto, remediándose así el oscurecimiento fonético o la pérdida total de las desinencias personales. 38 En la lengua antigua hay ejemplos de vacilación, como entre mí y ti, por completo caídos al desuso en nuestros días. 98

consiguiente, de interdepenedencia: el sujeto – comenta Leonardo Gómez Torrego – es lo que es porque hay un predicado, y el predicado se justifica porque hay un sujeto, aunque éste, en ocasiones, puede ser cero o estar oculto Otros gramáticos piensan, sin embargo, que el componente esencial de una oración es su verbo, y que el sujeto es un adyacente del verbo, en el mismo nivel que los complementos directo, indirecto y de régimen. Posición filosóficamente hablando bastante curiosa, en opinión de sus adversarios.

§ 72. Posición del sujeto El sujeto puede ir delante o detrás del verbo: vino ayer Miguel Miguel vino ayer. Con ciertos verbos o con ciertas estructuras (por ejemplo, en algunos casos de pasivas reflejas o enunciados interrogativos totales), lo normal es la posposición del sujeto, salvo que se quiera focalizarlo, o sea, ponerlo de realce: me apetece un pastel es más normal que un pastel me apetece. Por su parte, los sujetos desempeñados por pronombres interrogativos o relativos siempre preceden el verbo: ¿quién ha llamado? La hoja que cayó del árbol. .

§ 73. Definiciones no adecuadas del sujeto Leonardo Gómez Torrego opina que la definición del sujeto como “la persona o cosa que realiza la acción del verbo” apunta a un sujeto más lógico que gramatical y que por varias razones no es adecuada. Se explica, argüyendo que, según esta definición, no habría sujeto en oraciones cuyo verbo (ser, estar, parecer) no fuera de acción; con muchos verbos y también en las estructuras pasivas, el sujeto es la persona o cosa que padece o sufre, y no realiza la acción del verbo. 99

En su opinión, dicha definición vale para la noción de agente, que es función semántica, frente a la noción de sujeto, que es función sintáctica. Por tanto, no es adecuado intentar detectar el sujeto de una oración preguntando al verbo sólo ¿quién?, ya que los sujetos de cosa responden a la pregunta ¿qué?. Con la pregunta ¿quién?, obtenemos sólo la función semántica de actor (que cubre las nociones de agente y paciente).

§ 74. Sujeto elíptico Se llama sujeto elíptico, implícito o tácito al que no aparece en la oración, pero que podemos recuperar, porque se deduce bien de las desinencias del verbo, bien del contexto: mañana voy a tu casa Miguel fue al teatro, pero no encontró entrada. Algunos gramáticosa distinguen entre sujeto gramatical, que se identifica con los morfemas de número y persona del verbo, y sujeto léxico, que no es más que aquella palabra o grupo de palabras que concuerdan con el verbo en número y persona.

§ 75. Sujeto e impersonalidad. Se llaman verbos impersonales aquellos que no admiten sujeto explícito. Pero, como todo verbo contiene en su terminación un morfema de persona, es preferible denominarlos, según hacía Andrés Bello, verbos unipersonales, puesto que sólo se utilizan en tercera persona de singular. También se consideran a veces impersonales las construcciones con verbos en tercera persona de plural en las que no se especifica el sujeto léxico, porque se estima innecesario e indiferente en el acto comunicativo. Emilio Alarcos Llorach agrupa los verbos verdareramente impersonales en tres tipos, a saber: 1. verbos cuyo signo léxico se refiere a una noción meteorológica, como llover, lloviznar, granizar, nevar, tronar, que en el uso corriente carecen de variación personal, pues aparecen sólo con 100

tercera persona de singular. En el caso de estos, la ausencia de sujeto explícito es consecuencia del propio valor denotativo de esos verbos. Ellos forman oraciones impersonales, que más abajo llamaremos naturales. 2. verbos con variación personal que quedan inmovilizados en tercera persona de singular y rechazan cualquier sujeto explícito. Ellos forman oraciones sintácticamente impersonales. 3. verbos que no pueden adoptar sujeto explícito, pues forman parte de construcciones impersonales con la unidad átona reflexiva se. Ellos forman oraciones impersonales pasivas.

§ 76. Sujeto de oraciones con verbo en forma no personal El sujeto de una oración cuyo verbo es una forma no personal (infinitivo, gerundio, participio) no se deduce de la concordancia, pues las formas no personales carecen de información de número y persona. En estos casos, el sujeto se deduce sólo del contexto o de algunas posibles transformaciones de equivalencia. En Juan quiso darme el recado, el sujeto de dar es él, cuyo referente 39 es Juan, en cambio, en me dejaron jugar en el patio, el sujeto de jugar es yo. Y se deduce de su relación con el pronombre me: me dejaron que yo jugara en el patio. Con infinitivos y gerundios, el sujeto puede aparecer, a veces, explícito: yendo yo por la calle nos gustaría poder hacerlo nosotros. Cuando el verbo está en participio y éste funciona como núcleo verbal de un predicado, el sujeto es aquel elemento que concuerda con él en género y número: dichas esas cosas, se marchó. 39

Objeto específico que constituye uno de los términos de la relación de referencia, eso es, la existente entre un signo lingüístico y un objeto específico denotado por aquel. 101

§ 77. Concepto de oración impersonal Las oraciones impersonales (con verbo unipersonal; con verbo en tercera persona, con los verbos haber, hacer, ser, estar, hacerse, parecer, bastar, sobrar, tratarse; naturales; sintácticamente impersonales; eventuales; pasivas, de infinitivo y gerundio) carecen de sujeto léxico explícito o implícito (no recuperable). Su sujeto es cero. Estas oraciones tienen un sujeto indeterminado: se conmueve uno con esas escenas. Dentro de este grupo se incluyen clases de oraciones muy diversas, pero que tienen como carácter común la mencionada indeterminación del sujeto, la cual puede proceder de la naturaleza del hecho verbal, del desconocimiento del sujeto por el hablante o de la falta de interés por expresarlo. Las oraciones impersonales son, por tanto, naturales, gramaticales, eventuales, pasivas.

§ 78. Oraciones con los verbos estar, haber que + infinitivo, hacerse, bastar, sobrar, tratarse Algunas construcciones en que aparecen estos verbos son también impersonales. Su sujeto léxico es cero: está nublado he llegado a la tienda y estaba cerrado basta con eso se me hace tarde sobra con mil pesetas. Las oraciones con haber que + infinitivo también son impersonales: habrá que trabajar más hay que aguantarse. Las oraciones en que el verbo pronominal tratarse (no tratar) es el núcleo del predicado son también impersonales: el Valencia ha fichado a un nuevo jugador; se trata de Adrian Ilie, un goleador nato. 102

Son correctas las oraciones en que aparece un falso sujeto cuando el núcleo del predicado es el verbo tratarse. No hay que decir el jugador nuevo se trata deAdrian Ilie, un goleador nato, sino: Adrian Ilie, el jugador nuevo, es un goleador nato.

§ 79. Oraciones impersonales naturales Estas son oraciones cuyo predicado es un verbo de la naturaleza. Los verbos de la naturaleza (que expresan fenómenos), como son llover, tronar, diluviar, relampaguear, nevar, amanecer, anochecer, etc., no ofrecen propiamente la posibilidad de que se les atribuya un sujeto gramatical, a causa de su especial significado de hechos naturales, en los que es difícil personificar un agente, causante o productor. Por eso se usan todos ellos sin expresión alguna de sujeto, exclusivamente en la tercera persona de singular de cada tiempo, lo cual los hace recibir el nombre de unipersonales. En estos verbos hay sólo un sujeto interno, sacado de su propia raíz; así, pues, la lluvia es la que llueve el trueno es el que truena. Las oraciones impersonales naturales ofrecen los siguientes elementos: a. un sujeto indeterminado (implícitamente interno) b. un predicado verbo de la naturaleza y, por ende, unipersonal, como se da en los casos de llueve a cántaros ha nevado toda la noche ¡ya amanece! Los verbos de la naturaleza tienen a veces acepciones figuradas, con las que pierden su sentido natural y su forma unipersonal. No son impersonales, por este motivo, las expresiones en el patio tronaba su voz amanecimos mojados de lluvia. 103

§ 80. Oraciones sintácticamente impersonales Estas son las oraciones que gramaticalmente carecen de sujeto tanto explícito como implícito. En su uso, los verbos haber, hacer y ser adoptan a veces, aunque impropiamente, el mismo carácter de unipersonales que los verbos de la naturaleza, y se asimilan entonces a la construcción impersonal de aquellos que acabamos de explicar. Resultan así oraciones del tipo 1. hay noticias / hace tres meses / es tarde. En la primera, en que se muestra la forma hay, privativa del verbo haber para su construcción unipersonal, el sustantivo noticias que acompaña al verbo es obviamente un caso acusativo, porque no puede ser sujeto (pues no concierta con hay) y porque el verbo haber conserva en esta construcción un vago sentido etimológico del lat. avere, que completa y determina el sustantivo noticias. El sujeto, no expresado gramaticalmente, es vago y confuso, como si en esta manera de expresarse sólo importara la existencia objetiva de las noticias y no interesara la persona de quien procedan. 2. hace tres meses / hizo frío / hacía una temporada. Este tipo de expresión muestra una construcción idéntica, también con acusativo. 3. era de noche / es invierno / es tarde. Estas son oraciones impersonales con ser y ofrecen gran variedad. En ellas, el sujeto implícito sería, según los casos, el tiempo, la época, la estación, el día, el mes, el año de que se trate. Cuando este sujeto implícito se manifiesta, la oración deja de ser impersonal. No serán impersonales, por tanto, las expresiones hoy hace tres años la hora era de noche. Desde luego, me pesa de haberos ofendido y alguna que otra rara expresión similar conservan una construcción unipersonal de tipo impersonal. 104

§ 81. En cuanto a las que se forman con los verbos convenir, importar y parecer, Rafael Seco concluye tajantemente que no son impersonales, aunque así las considere la Real Academia. Entre no conviene que vengas / no conviene tu proposición, no hay la menor diferencia de sentido, ni de forma. La segunda es una oración de verbo de estado; la primera también, sólo que su sujeto es la oración que vengas. Este sujeto oracional es el que mantiene al verbo en tercera persona de singular. El empleo de la forma ha del verbo haber para indicar transcurso de tiempo es exclusivamente literario: mucho tiempo ha. La forma corriente del presente de indicativo unipersonal es hay: hay buenas noticias. Entre sus varias acepciones, haber y hacer tienen la de indicar vagamente existencia o presencia, análoga a la que corresponde a los verbos ser y estar: no hay nadie hace mucho frío. Esta significación indeterminada explica el que en buena parte de las provincias de Levante y en algunos países latinoamericanos se interpreten como verbos personales, y se diga hubieron fiestas, habían menos soldados, hicieron grandes heladas, y que el verbo concierte con su complemento plural, ya que éste no es sentido como complemento, sino como sujeto. A la lista de estas impersonales habría que añadir otras oraciones, como las siguientes: nos dio por reír aquí huele muy bien me duele en este brazo ya no me da tiempo aquí pone que se prohibe fumar me pica en el hombro.

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§ 82. Oraciones impersonales eventuales Estas son las oraciones de que hacemos uso al tener que expresar una acción o un estado cuyo sujeto desconocemos, queremos callarlo, o no importa decirlo. Esta indeterminación necesaria o voluntaria del sujeto se expresa en general en español con todos los verbos activos y de estado, poniéndolos en la tercera persona del plural. Los verbos reflexivos no admiten esta construcción. Por ejemplo, si alguien llama en nuestra casa, señalamos: llaman a la puerta y decimos llaman, en tercera persona del plural, para manifestar precisamente nuestro desconocimiento del sujeto. En la expresión me han escrito de Burgos, el verbo han escrito simboliza también indeterminación del sujeto, pero esta vez intencionada, pues quien habla no estima necesario o conveniente que también lo sepa su interlocutor. También está el sujeto indeterminado en me han despachado eso en la botica. El sujeto (conocido) de la oración no ofrece el menor interés; por eso, se deja en la vaguedad, ateniéndose el hablante solamente a lo objetivo, a lo que ha sido despachado. El tipo general de estas oraciones consta de: a. sujeto implícito (por indeterminación real/intencionada) b. predicado verbal en tercera persona del plural, como símbolo de la indeterminación del sujeto. c. (si el verbo es activo transitivo) complemento directo y complemento predicativo. Aquí están unos cuantos ejemplos de oraciones de este tipo transitivas: trajeron a hombros el cadáver cuentan verdaderos horrores de su crueldad ahí fuera te buscan, con complemento predicativo: me llaman la primorosa en casa te creen enterado de todo, activas intransitivas: 106

allí bailan sin elegancia en su casa trabajan sin cesar y de verbo de estado: por las calles andan a tiros en tu pueblo viven soñando.

§ 83. Oraciones impersonales pasivas La falta de interés por el sujeto agente o su desconocimiento, expresados en las oraciones impersonales eventuales, puede tomar también la forma de oraciones segundas de pasiva, tanto normales como reflejas. Por tanto, estas oraciones tienen sujeto gramatical y carecen de agente, y por ello equivalen a oraciones transitivas impersonales: ha sido robado (= han robado) el coche se cuentan (= cuentan) verdaderos horrores de su crueldad. Cuando el sujeto gramatical (paciente) de la pasiva refleja es una cosa, no puede haber confusión con la expresión reflexiva o recíproca; en la oración se vendieron las tierras, nadie puede pensar que las tierras se vendieron a sí mismas. Pero si dijésemos se insultaban los ancianos, cabría la duda 40 de si los ancianos eran insultados o de si se insultaban mutuamente. Así llega a ser necesario usar la preposición a ante la 40

Cuando el sujeto era persona, nacía la ambigüedad. La oración se ayudan los estudiantes podía significar acción recíproca, lo mismo que pasiva: los estudiantes son ayudados. Desde el siglo XV comienza a fijarse, aunque tarda mucho en consolidarse, la práctica de poner en este caso el verbo en sigular, acompañando al sujeto pasivo con la preposición a: se ayuda a los estudiantes, con lo cual la oración se distingue netamente de la recíproca. Esta construcción, consolidada ya en el habla moderna con sujetos personales, tiende a propagarse con toda clase de sujetos. Es obvio que sin preposición, cuando se trata de cosas. La vacilación que se verifica en el presente entre se vende(n) botellas y se alquila(n) habitaciones depende de que prevalezca la idea de que las botellas son vendidas (impersonal pasiva), 107

persona, para indicar que ésta es objeto y no sujeto de la acción verbal. Al dejar de verse en la persona la forma de sujeto, el se se siente como sujeto y desaparece la concordancia del verbo con el sujeto paciente: se insultaba a los ancianos. § 84. La segunda de pasiva refleja (con sentido impersonal) se convierte en una activa impersonal, y puede, por tanto, emplearse con cualquier verbo, transitivo o no: se bailó hasta las tres se cantó toda la noche se es perezoso o no se es perezoso se vive bien en Madrid aquí no se respira se habla de un nuevo gobierno. El pronombre se equivale en estos casos a uno, alguien, la gente (como el francés on y el alemán man). Esto explica el uso vulgar de una expresión como no se admite propinas. Ya hemos dicho que las impersonales pasivas están emparentadas histórica y sicológicamente con las pasivas reflejas. En toda oración segunda de pasiva, de cualquier clase que sea, se calla el agente o productor de la acción cuando pierde su interés para el que habla. Así, las oraciones la paz fue aceptada por los plenipotenciarios > la paz fue aceptada (segunda de pasiva) la paz se aceptó por los plenipotenciarios > la paz se aceptó (segunda de pasiva refleja), en cuanto no importa el ablativo agente. En la paz se aceptó, si el sujeto pasivo estuviese en plural, podríamos decir las paces se aceptaron. La construcción pasiva es la tradicional, y predomina en la lengua literaria; la impersonal activa se abre camino principalmente en el lenguaje corriente. El pronombre se, partiendo de su valor reflexivo originario, ha llegado a ser representante de un sujeto impersonal equivalente al concertando el verbo con su sujeto pasivo, o de que un sujeto indeterminado (impersonal activa) vende botellas. 108

antiguo castellano ome < hombre, que se perdio pronto 41 . En este cambio de función y significado, se ha pasado por la etapa de signo de pasiva, y de ella al uso impersonal activo: se dice / se canta / se ruega / se prohibe / se trata de. Desde los viejos tiempos, aparece el se impersonal con verbos intransitivos y de estado: vívese con trabajo se vive tranquilo se duerme mal allí se estaba bien junto al fuego. Es obvio que, por la naturaleza intransitiva de tales verbos, no pudo haber confusión con la pasiva refleja.

§ 85. Oraciones impersonales de infinitivo y gerundio También hay oraciones impersonales con infinitivo y gerundio. Estas son oraciones subordinadas con sujeto cero: es preciso calentar los músculos estudiando mucho, se aprueba.

§ 86. Falsas oraciones impersonales Con los verbos reflexivos no puede usarse el se impersonal, ni el pasivo. Se sustituye entonces por el indefinido uno, una 42 , con valor generalizador o encubridor: uno lo pasa bien aquí se acostumbra una a todo uno se atrevería a hacer lo mismo una se encuentra a gusto se despeina una con ese viento. Cabe observar que la variación del género del pronombre indefinido uno, una depende del sexo de la persona que habla, lo cual indica 41

Aunque permanecen on en francés y man en alemán. Solución análoga a la del empleo de one, que adopta el inglés en casos parecidos. 109 42

cierta participación en el sujeto impersonal y, por consiguiente, una ligera determinación. No es obligatoria, sin embargo, la forma femenina. Por tanto, una mujer puede decir también

se acostumbra uno a todo.

Sin embargo, desde el punto de vista sintáctico estas oraciones no pueden considerarse impersonales, pues dicho indefinido desempeña la función de sujeto. Tampoco son sintácticamente impersonales las oraciones en que la segunda persona del singular tiene valor generalizador o encubridor (del yo hablante). El sujeto es en estos casos el pronombre tú, bien explícito, bien implícito: hay días en que no vives > … no se vive. Es obligatorio distinguir entre el valor semántico pragmático de uno, una, y de tú, y su función sintáctica.

§ 87. Sujeto y concordancia Uno de los medios gramaticales de relación interna es la concordancia, o sea – en opinión de Samuel Gili y Gaya – la igualdad 43 de número y de persona entre el verbo y su sujeto. En las lenguas romances, las leyes de la concordancia quedan limitadas al ajuste entre las categorías gramáticales de género, número y persona. Además de ello, en español, por el hecho de estar contenido el sujeto en la desinencia verbal, la concordancia de verbo y sujeto rige únicamente para los casos de determinación y desarrollo del sujeto fuera del verbo que lo contiene. Las leyes gramaticales que rigen la concordancia de modo constante son empero la expresión de las relaciones síquicas, a las cuales tratan de ajustarse. La relación entre un verbo y su sujeto, o entre el sustantivo y los adjetivos que lo califican o determinan, supone que el hablante analice el sujeto y el sustantivo en cada caso. Este análisis de lo mencionado trata de expresarse gramaticalmente; pero la expresión gramatical de la concordancia puede no coincidir con la concordancia mencionada. A veces se trata de discordancias deliberadas para conseguir determinados efectos estilísticos. Lo 43

Consenso sería, a nuestro juicio, un término mejor. 110

normal es sin embargo el ajuste entre la concordancia mencionada y la gramaticalmente expresada. El desajuste entre ambas es, como se verá, esporádico; y sólo se hace visible cuando aparece alguna discordancia gramatical que lo descubra, o un contraste entre lo expresado y su expresión. Es carácter general de la tradición literaria española que en ninguna época exista una diferencia tajante entre lengua escrita y hablada. Todo lo contrario. Por tanto, Andrés Bello, con su fino sentido normativo del uso culto, recomienda, en todos los casos de duda, que nos atengamos a la concordancia estrictamente gramatical.

§ 88. Primera regla general de la concordancia y casos esporádicos Cuando el verbo se refiere a un solo sujeto, concuerda con él en número y persona; y cuando el adjetivo se refiere a un solo sustantivo, concuerda con él en género y número: el niño durmió largo rato los niños durmieron largo rato el caballo blanco se fue los caballos blancos están atados.

§ 89. Género natural y género gramatical Aunque históricamente hubo vacilanciones, la concordancia según el sexo es casi general. Por tanto, títulos y tratamientos como usted, señoría, excelencia, eminencia, alteza, majestad, santidad, etc., conciertan con el adjetivo masculino o femenino según el sexo de la persona a que se aplican. Suponiendo que nos dirigimos a un hombre, decimos: Usted es muy bondadoso Su Ilustrísima está muy satisfecho Su Majestad Católica está informado del caso Su Santidad se muestra deseoso de recibiros.

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Cuando una persona aparece ocasionalmente designada con un sustantivo de género distinto al de su sexo, los adjetivos pueden concordar con éste: bien sea venido la flor y la nata de los caballeros andantes (Quijote, II, 31) ¿Véis esa repugnante criatura: chato, pelón, sin dientes, estevado? (Moratín) La aposición y los vocativos familiares, cariñosos o irónicos, como son vida mía, corazón, luz de mis ojos, etc., no impiden la concordancia con el sexo de la persona a quien se aplican: Angel, luz de mi vida, te veo alicaído Pedro, vida mía, me pareces desesperado Caridad, corazón mío, ¿aun no estás contenta?

§ 90. Colectivos A causa de la idea de pluralidad que encierran cuando están en singular, los colectivos como gente, muchedumbre, número, multitud, infinidad, pueblo, vecindario, etc., pueden concertar con un adjetivo o verbo en plural: la gente, a una señal convenida de sus jefes, se amotinaron. El espíritu vacila a menudo entre la concordancia gramatical y la de sentido. Las circunstancias favorecen a una u otra. La indeterminación o heterogeneidad de los individuos que entran en la denominación colectiva favorece la idea de pluralidad y, por tanto, la concordancia de sentido (gente, multitud, pueblo). Por el contrario, en acudió a la ciudad multitud de gente, la homogeneidad o determinación de los componentes fortalece el carácter unitario del colectivo y la concordancia gramatical. Por la misma razón sería muy extraña la concordancia el rebaño, con la sequía y la falta de pastos, perecían. En cambio, sustityendo los colectivos de los tres últimos ejemplos por muchedumbre, la concordancia en plural parecerá más admisible. Un colectivo puede hallarse determinado por palabras añadidas que concreten su significación. El grado variable de esta determinación decide la posibilidad de la concordancia de sentido. Por consiguiente, cuando el colectivo va modificado por la preposición de, 112

seguida por las personas o cosas de que consta el conjunto, designadas en plural, la concordancia se hace tanto en plural como en singular: guardaba(n) el paso una multitud de hombres armados un tropel de visitantes se ha(n) reunido a su puerta. Los sustantivos mitad, tercio, parte, resto, etc., aplicados a un conjunto de individuos, pueden concertar tanto en singular como en plural: la mitad de los náufragos se salvaron / salvó agolpose el populacho: parte venía(n) sin armas, parte armado(s). La pluralidad viene sugerida por el plural que sigue a la preposición de, o por el significado de fracción de un colectivo que encierran las palabras parte, mitad, resto, etc., y por ello crece la posibilidad de la concordancia en plural. Si, por el contrario, al colectivo lo acompañan adjetivos o frases complementarias que refuercen su singularidad gramatical, la concordancia en plural es difícil o imposible: el vecindario, conmovido por sus elocuentes palabras, aplaudió con entusiasmo, y ello porque el participio conmovido insiste en la idea de singular. La distancia a que los colectivos singulares se encuentran del verbo o del adjetivo con que deben concordar favorece su concordancia en plural. La posibilidad de concordancia en plural aumenta con el número de las palabras interpuestas: el público, después de tan ruidosa propaganda en periódicos y carteles, se agolpaban en las taquillas del teatro. Si éstas son pocas o si los dos elementos concertados se suceden inmediatamente, la concordancia gramatical se impone por la proximidad. Por esto, con razón nota Andrés Bello (§ 818) que no sería permitido decir: el pueblo amotinados / la gente huyeron. El alejamiento produce en el hablante olvido o debilitamiento de la claridad de la forma gramatical empleada en el primer elemento, en tanto que permanece claro su sentido. Las oraciones atributivas en que figura un sujeto o un atributo colectivo pueden llevar con alguna frecuencia el verbo en plural, si el otro elemento (atributo o sujeto) es plural: 113

esta gente parecen generales. En su significación colectiva, los pronombres neutros pueden ofrecer las mismas concordancias: esto son habladurías lo demás son cuentos. El plural y el singular colectivo tienen entre ellos límites inciertos y, por consiguiente, la causa de estas concordancias hay que buscarla en la propia naturaleza de las oraciones atributivas. Todas las oraciones en que esta concordancia ocurre son reversibles, eso es, que el sujeto y el atributo pueden cambiar sus respectivos papeles sin que el sentido se altere: cuatro horas de oficina es / son mi único trabajo. Con ello tenemos una prueba más del escaso papel que desempeña la cópula.

§ 91. Discordancia deliberada A veces nos dirigimos a un sujeto singular con el verbo en plural, bien para obtener un efecto estilístico deliberado o para participar amablemente en la actividad o estado de nuestro interlocutor, bien con intención irónica. El médico le pregunta al enfermo: ¿cómo estamos? ¿qué tal vamos? En ciertas ocasiones se intenta con ello disminuir la responsabilidad, diluyéndola en una pluralidad ficticia. Se dice: lo hemos estropeado, la culpa no siendo más que de uno mismo (incluso o sobre todo el hablante). La misma discordancia tiene lugar en el llamado plural de modestia, que a un autor u orador lo hace hablar de sí mismo en primera persona del plural (creemos, pensamos) o con el plural mayestático derivado de las fórmulas de tratamiento.

§ 92. Segunda regla general de la concordancia y casos esporádicos Cuando el verbo se refiere a varios sujetos, debe ir en plural. Si concurren personas verbales diferentes, la segunda es preferida a la 114

tercera, y la primera a todas; y cuando el adjetivo se refiere a varios sustantivos, va en plural. Si los sustantivos son de diferente género, predomina el masculino: Juana, tú y yo viajaremos juntos ella y él venían muy cansados.

§ 93. Pluralidad gramatical y sentido unitario Más sustantivos asociados pueden considerarse como un todo y concertar en singular: la entrada y salida de barcos ha sido aplazada el alza y baja de la Bolsa demuestra gran inquietud. Los infinitivos sustantivados pueden reunirse como sujetos de un verbo en singular, sobre todo si van sin artículo, o si un solo artículo se antepone al primero de ellos. Como, por ejemplo: el comer, beber, pasear y no hacer nada le arruinaron en poco tiempo. Lo mismo ocurre cuando la idea expresada por un infinitivo se contrapone a la de otro/s: holgazanear y aprender son incompatibles. Dos o más demostrativos neutros son equivalentes, para la concordancia, a uno solo en singular: todo esto y algo más motivó mi inquietud esto y lo que se temía precipitó la resolución del director. Observa Andrés Bello que, si con el neutro se junta un masculino o femenino, es admisible la concordancia en plural, ya que la diferencia de géneros, subrayada por los distintos artículos o demostrativos, favorece aquí la disociación de los sujetos: lo escaso de la población y la general pereza produce(n) la miseria del pueblo.

§ 94. Posición del verbo respecto a los sujetos Si el verbo va detrás de los sujetos, la pluralidad es tan visible y próxima que es muy raro que se ponga en singular: la abuela y el nieto caminaban despacio. 115

En cambio, cuando el verbo precede a varios sujetos, aumentan las posibilidades de que concierte, no con todos, sino sólo con el primero: causaron / causó a todos admiración la hora, la soledad, la voz y la destreza del que cantaba. Con el verbo detrás, se ha producido ya un análisis de los sujetos que intervienen en la acción, el cual impone la pluralidad del verbo, salvo casos muy excepcionales. Por el contrario, el verbo delante puede colocarse en singular o plural, y, en el análisis que sigue, el espíritu procede por suma de sujetos singulares. Por esta causa, las anomalías gramaticales en la concordancia son más frecuentes en el lenguaje coloquial que en el literario. Cuando el verbo va entre dos sujetos, concierta con el sujeto más próximo: mi deber me obligaba, y nuestra amistad, a hablarle francamente. Puede sentirse e interpretarse la coordinación de elementos análogos, yuxtapuestos o enlazados dentro de una oración simple, bien como una elipsis de varias oraciones, bien como un todo unitario. Por tanto, bien cada elemento tiende a imponerle al verbo su singularidad, bien los sujetos se traban unitariamente y su apretada pluralidad induce la pluralidad del verbo. A las mismas normas se somete la concordancia del verbo con varios sujetos enlazados por la conjunción ni. En efecto, si el verbo sigue a los sujetos, concierta con ellos en plural: ni la amistad, ni las dádivas, ni las promesas pudieron vencerlo. Si el verbo los precede, puede concertar con todos en plural, o sólo con el más próximo: no me agradaba(n) ni el lugar, ni la hora, ni los concurrentes. Con la disyuntiva o, la concordancia puede expresar un matiz de estilo, que depende de cómo se siente la disyunción. En una oración como lo atraía la belleza de la moza, o la amenidad del lugar, recalca la diferencia entre los dos atractivos, se hace visible la exclusión de uno de los dos términos disyuntivos. En cambio, lo atraían la belleza de la moza o la amenidad del lugar debilita la fuerza disyuntiva de la conjunción, hace indiferente que sea uno u otro el motivo de la atracción. 116

2. EL PREDICADO

§ 95. Expresión y características del predicado Como ya lo hemos dicho, los componentes necesarios e interdependientes en una oración son el sujeto y el predicado. Semánticamente, el predicado es lo que se dice del sujeto. Sintácticamente, el predicado está constituido por un verbo cuya función es la de núcleo del predicado: todos juegan conmigo Miguel viaja a diario a Valencia aquella ong 44 milita por la emancipación de la mujer. Un predicado puede estar constituido por sólo un verbo o por un grupo verbal (verbo + complementos). En tu hijo aprobó el predicado es aprobó, y en tu hijo aprobará matemáticas con facilidad, el predicado es aprobará matemáticas con facilidad. Por otro lado, en las oraciones impersonales, los predicados lo son de sujetos cero. En fin, toda oración, bien simple bien compleja, tiene su propio predicado; en el caso de las complejas, las oraciones subordinadas integradas también tienen el suyo: la gente dice que el Gobierno no encuentra la solución. En dicha oración compleja, predicado del sujeto la gente es dice que el Gobierno no encuentra la solución, mientras que predicado del sujeto Gobierno es no encuentra la solución. En los conjuntos oracionales, cada oración tiene su propio predicado. En mi hijo estudia, pero no aprueba, predicado del sujeto mi hijo es estudia, mientras que predicado del sujeto elíptico él es no aprueba. 44

Es la forma cómoda que adquiere en la lengua escrita y hablada [ong] la sigla de organización no gubernamental, lo mismo que, por ejemplo, ovni (objeto volante no identificado). 117

§ 96. Clases de predicados Semánticamente, se suelen distinguir dos clases de predicados: el verbal y el nominal. Esta distinción se basa, por tanto, exclusivamente en el contenido semántico (pleno, vacío, casi vacío) del verbo. Emilio Alarcos Llorach señala que el papel del atributo es “llenar” la referencia de los verbos copulativos, asignándoles posibilidades de denotación más concretas. Tal particularidad ha inducido a separar las estructuras oracionales en dos tipos: las de predicado verbal (cuando el signo léxico del verbo se refiere a experiencias concretas) y las de predicado nominal (eso es, las de los verbos ser, estar, parecer, etc., que precisan de la noción léxica del atributo). § 97. Predicados nominales son todos aquellos cuyos verbos son, entre otros, ser, estar, parecer, que se consideran meras cópulas (y por esto se llaman verbos copulativos) entre un atributo (verdadero núcleo semántico) y un sujeto. Ellos atribuyen cualidades al sujeto y tienen carácter adjetivo. En los predicados nominales, los verbos ser y estar tienen un sentido muy vago de existencia y estado: ser tiene sentido de permanencia, de esencialidad, y estar carácter de estado accidental más o menos pasajero. Cuando enlazan un sujeto y un predicado nominal, los verbos ser y estar son cópulas, eso es, son considerados meros lazos de unión, aunque no han perdido por completo su valor predicativo, que aún conservan en expresiones como: todo lo que es ( = existe) está bien porque es ( = existe) aquí fue ( = ocurrió) la caída nunca se supo qué fue de ( = pasó con) Juan eso fue ( = tuvo lugar) la noche de San Juan Pedro estaba ( = se hallaba) en Madrid la reunión es ( = tiene lugar) en el Aula Magna la sesión es ( = ocurre, se celebra) a puerta cerrada ahí es ( = está), dijo el taxista eso es ( = está) donde Cristo dió las tres voces. Pero no siempre estar puede reemplazar a ser en tales casos: - ¿Dónde has estado? – Por ahí. - ¿Y dónde es por ahí? Ser puede tener en tales casos también valor deíctico: 118

- ¿Es a mí? - No, es a aquel señor. Y, en fin, ser puede tener también valor explicativo: Si lo consigue, será con suerte. Estar indica presencia o ausencia, permanencia en un lugar, tener algo listo: la casa está a la otra orilla del río te llamé y no estabas estaremos aquí quince días ya está la cena. El predicado nominal puede agregar a la cópula un adjetivo o sustantivo, para así atribuirle al sujeto (un sustantivo predicado) todas cuantas cualidades apreciamos en él: mi padre es albañil la muchacha era poetisa. Cuando en el predicado nominal hay un nombre o pronombre sustantivo/adjetivo, sólo ser puede emplearse como verbo copulativo. La distinción entre los copulativos ser y estar no radica solamente en el sentido de permanencia o accidentalidad que cada uno de ellos atribuye a la calidad predicada; en este hombre está muerto, la calidad de muerto es bien permanente, y sin embargo se usa estar. Este verbo indica una cualidad considerada como resultante de algo que le ha ocurrido al sujeto, mientras que ser considera la cualidad en su transcurrir. Véase la diferencia que hay entre Juan está / es muy alto. En el primer ejemplo, la estatura de Juan es el resultado que observamos de su crecimiento; en el segundo, sólo se hace constar esa misma cualidad en su permanencia. § 98. Predicados verbales son todos aquellos cuyos verbos no son copulativos, sino tienen una carga semántica plena y pueden aparecer solos o con complementos: David ha salido Miguel se comió el pastel. Pero, comenta Emilio Alarcos Llorach, para la Sintaxis, el núcleo oracional es siempre el verbo, por más impreciso que fuese su contenido léxico, puesto que en el verbo residen los morfemas de persona y número que como sujeto gramatical establecen la oración. 119

Las construcciones atributivas vienen a ser como el resultado del desglose de otros verbos no copulativos, según se puede apreciar en casos de equivalencia semántica como los siguientes: un dulce nunca amarga = un dulce nunca es amargo aquí abunda la uva = aquí es abundante la uva escaseaban los víveres = eran escasos los víveres la maleta pesa mucho = la maleta es muy pesada.

§ 99. Cláusulas absolutas La cláusula absoluta es ima construcción cuyo predicado es una estructura de participio, de gerundio o de infinitivo, la cual complementa a una oración principal o se interrelaciona con ella. Se suele separar de ésta por una breve pausa. Cada predicado lleva su propio sujeto: dichas esas cosas, Andrés se marchó. La oración principal es Andrés se marchó; mientras que la oración dichas esas cosas es una cláusula absoluta que tiene como sujeto a esas cosas y como predicado a dichas. A veces, la cláusula absoluta tiene como predicado un adjetivo con valor aspectual perfectivo (contento, lleno, vacío, etc): una vez lleno el estadio, se procedió a entregar la medalla al jugador. La oración principal es se procedió a entregar la medalla al jugador; la oración una vez lleno el estadio es una cláusula absoluta que tiene como sujeto a el estadio y como predicado a una vez lleno.

§ 100. Estructuras de predicación sin verbo Existen en la lengua ciertas estructuras sintácticas con carácter de oración, pero en las cuales no hay flexión, aunque sí una relación de predicación. Estas estructuras se suelen denominar cláusulas yuoraciones reducidas. En vi a Juan con las manos en los bolsillos, con las manos en los bolsillos es lo que llamamos una estructura de predicación sin verbo. Obsérvese que en este ejemplo, la secuencia en 120

los bolsillos no es un modificador directo del sustantivo las manos, sino que es su predicado. No hay manos en los bolsillos frente a otro tipo de manos. Por tanto, lo que se dice, en realidad, es que las manos (sujeto) están en los bolsillos (predicado). Por consiguiente, las manos en los bolsillos no es un grupo nominal, sino una secuencia de carácter oracional. He aquí otros casos de estructuras de predicación sin verbo. En la expresión consideran a Miguel muy simpático, Miguel muy simpático es una estructura de predicado sin verbo. Lo mismo en Irene, muy amable ella, me saludó, muy amable ella es una estructura de predicado sin verbo. En fin, en Con la ventana abierta, hace frío, con la ventana abierta es una estructura de predicado sin verbo.

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3. EL ATRIBUTO § 101. En el predicado nominal, la significación del atributo es netamente adjetiva. Por tanto, el sustantivo que desempeña el papel de atributo es considerado como portador de un conjunto de cualidades, es decir, queda adjetivado. En las oraciones Miguel era profesor mi cuñado es oficial, atribuimos a los sustantivos sujetos Miguel y mi cuñado el complejo de cualidades que significan los atributos profesor y oficial, respectivamente. El atributo sustantivo clasifica al sujeto dentro de un grupo, y esta clasificación es cualificante. Descuella especialmente la función cualificadora, tratándose de sustantivos abstractos: esto es verdad ( = verdadero) / mentira ( = falso) / lástima (lamentable) / bajeza / maldad / tontería. En latín, al atributo expresado por un sustantivo le correspondía el caso nominativo, en concordancia con el sujeto. Lo mismo en español, pero sólo cuando va sin preposición. Compárense, en este sentido: el muchacho es abogado / la casa es de madera, donde de madera, expresando la materia, equivale a un adjetivo.

§ 102. Representante del atributo Un reducido número de verbos, llamados copulativos (ser, estar, parecer) se caracteriza por adoptar un adyacente peculiar, conocido como atributo o predicado nominal. Suelen desempeñar este papel palabras de la clase de los adjetivos, pero en su lugar pueden aparecer sustantivos y otros segmentos más complejos: este caballero es rico los niños estaban contentos la muchacha parece seria el chico será pintor su amigo es de Madrid la maestra está de mal humor el caballo parece de buena raza 122

es tarde los cuadros estaban bien esas palabras no parecen adecuadas los dos hermanos son médicos los candelabros son de bronce el café está que arde la señora parece que sufre. Se nota en todos estos ejemplos que el atributo sirve para limitar la aplicación designativa del verbo. Por otro lado, el representante del atributo es invariable y no expresa ni género ni número. Transformando los ejemplos anteriores en oraciones interrogativas, la respuesta ofrecería en todos los casos el referente átono lo, conforme al modelo: - ¿Es tarde? – Lo es. Los atributos pueden incidir sobre un sujeto, como en los ejemplos anteriores, o sobre un complemento directo (con el verbo decir, sobre un complemento indirecto). Así, en la oración llaman tonta a María = se la llaman, tonta es atributo y a María complemento directo, mientras que en la oración le dicen guapo a Juan = se lo dicen, guapo es atributo y a Juan complemento indirecto. Obsérvese que, con los verbos llamar y decir, el atributo se sustituye por lo. Son incorrectos los pronombres personales átonos en función de atributo que concuerdan con su referente, pues la única forma pronominal que puede funcionar como atributo es lo. Al decirse: - Creo que no ha sido falta, no se contesta - A mí no me la ha parecido, sino - A mí no me lo ha parecido.

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§ 103. Diferencias entre los copulativos ser y estar Hoy día ser 45 ha quedado casi reducido a una mera palabra de relación o enlace en la frase atributiva. Sólo se usa en términos muy reducidos y con el sentido ponderativo de existir (tener realidad), suceder o verificarse: hoy es la corrida de toros. Además de su coexistencia en el cuerpo vivo de la lengua, esta finísima diferencia entre los dos verbos es una de las peculiaridades más destacadas 46 de la lengua española. Las Gramáticas más autorizadas se limitan no obstante sólo a decirnos que el verbo ser atribuye cualidades consideradas como permanentes, en tanto que estar las considera como transitorias o accidentales. La explicación es insuficiente y sirve para los casos más claros: ser guapa / estar guapa ser roto / estar roto pero es algo forzada para distinguir entre ser alto / estar alto ser fuerte / estar fuerte aplicado a un joven, y es absolutamente contradictoria cuando tratamos de entender por qué ciertas cualidades tan permanentes como las representadas por los adjetivos vivo y muerto se atribuyen precisamente con estar y no con ser, o por qué precisamente se dice ser feliz. Tratando de explicar este complejo fenómeno lingüístico, Hanssen resalta en su Gramática histórica de la lengua castellana, el carácter imperfectivo de las frases con ser y el perfectivo 47 de las construidas con estar. 45

En su origen ario, ser significó existir. Explicaciones pormenorizadas y un nutrido número de ejemplos de los más castizos sobre el particular puso en su inigualable Diccionario de uso del español la malograda filóloga María Moliner. 47 Se llaman perfectivas las acciones de duración limitada, que necesitan llegar a su término, a su final, a su perfección. Cada una de las acciones designadas por los verbos saltar, disparar, besar, firmar, resolver, no se 124 46

Recordamos que una cualidad puede ser mirada desde dos puntos de vista: 1. enunciarla en sí misma y atribuirla a un sujeto, sin atender al origen o procedencia de la cualidad 2. considerarla como resultado de una acción (transformación, cambio) que sabemos (suponemos) que ha tenido (tiene, tendrá) lugar. Una lámpara encendida o apagada se relaciona con los actos de encenderla o apagarla. En el primer caso, la cualidad nos interesa sólo en su duración o permanencia, y la acción es imperfectiva: este jarro es blanco este jarro es nuevo. En el segundo, percibimos la acción como resultante de alguna transformación consumida o perfecta: este jarro está roto este jarro está cocido. La transformación puede ser real, como en el ejemplo anterior, o simplemente supuesta, sin que se haya producido: este jarro está intacto. Por tanto, en español se usa estar cuando pensamos que la cualidad es resultado de un devenir 48 real o supuesto. Mas basta que, concibe más que en su perfección o acabamiento. Si la acción no termina, no podemos decir que se produce. En cambio, querer, saber, conocer, respetar, que son de duración ilimitada, inacabada, imperfecta, y pueden producirse sin llegar a su término temporal, son imperfectivos; la continuación de tales actos supone su repetición o reiteración en una serie de actos iguales y perfectos (acabados) cada uno de por sí. Querer o saber son acciones continuas que no necesitan llegar a un término fijo para decir que se producen. La apreciación de la perfección o imperfección de un acto depende de condiciones objetivas, pero también del interés que el hablante ponga en el término de la acción. Escribir en general es acción imperfectiva, pero escribir una carta es perfectiva. La reiteración ininterrumpida de un hecho perfectivo, como saltar, puede tomar aspecto imperfectivo cuando aludimos al salto continuo del agua en una catarata. No se trata, por consiguiente, de duración mayor o menor, sino de que la atención se proyecte hacia el final del acto, o lo considere sólo en su transcurso. 48 Lo mismo que el (alemán) werden o el (inglés) become. 125

al enunciar nosotros una cualidad, haya en nuestro pensamiento la más leve suposición de que ésta haya podido ser causada por una acción o por un cambio, por algún devenir, para que nos parezca necesario emplear el verbo estar. Aquí van unos ejemplos de cambio real o supuesto, expresados con el verbo estar en el pasado: estar roto / intacto / maduro / hermoso / muerto, en el presente: estar cayendo / lloviendo / entrando, en el futuro: estar por ver / por barrer / sin venir / para entrar. En fin, ser alegre / triste / melancólico / risueño se refiere al carácter de una persona. Con estar significarían una alteración que deviene. Con los participios de verbos perfectivos es más frecuente estar, porque se sienten más próximos a la acción verbal que los produce: estar herido / fastidiado / cansado / escrito. Con ser, los participios de los verbos imperfectivos toman sentido pasivo: ser querido / aborrecido / estimado. En ciertas circunstancias, la pasiva con ser no se usa con participios de verbos perfectivos. Para saber si se ha producido o no la acción/cambio, nos valemos generalmente de la experiencia. Vemos que un niño ha crecido y decimos que está alto, probamos el café y decimos que está frío. Esto quiere decir que empleamos estar en los juicios que dependen inmediatamente de nuestra experiencia. Para decir que la nieve es fría no necesitamos hacer la prueba; es un juicio general, que formulamos independientemente de nuestra experiencia inmediata; pero, para decir que aquella nieve está fría, 126

no necesitamos tocarla al hablar 49 . Los juicios no relacionados con nuestra experiencia inmediata se expresan en general con ser: el agua es transparente, pero se dice: el agua de este lago puede estar transparente / turbia. También no debemos olvidar que, en su uso corriente, unos tiempos del verbo designan el hecho como acabado (perfecto), mientras que otros lo muestran como inacabado (imperfecto) para el interés de quien habla 50 . Pongamos el ejemplo del participio pasivo estudiado. Decimos que un asunto está estudiado, cuando ha sido estudiado estaba estudiado, cuando había sido estudiado estará estudiado, cuando habrá / haya sido estudiado. Y ello porque los tiempos imperfectos del perfectivo estar se corresponden con los perfectos del imperfectivo ser. Así resulta que en la pasiva con ser, la acción verbal que el participio expresa se produce en el tiempo en que se halla el verbo auxiliar: el jefe es / fue / será respetado. Con estar, la acción se da como terminada y cumplida antes del tiempo que indica el verbo auxiliar. Decimos que una avería 49

A quienes conocen inglés les sirve la siguiente regla: cuando los verbos ingleses to feel o to look pueden sustituir a to be, en español debe emplearse estar: este traje está (looks) sucio / limpio / arrugado; el café está (feels) dulce / caliente. La experiencia realizada introduce sentido perfectivo a la cualidad que enunciamos: lo toqué y vi (looking) que estaba vivo; la fruta está (feeling) sabrosa; la sala estaba (looking) brillantísima. 50 La imperfección propia de los predicados con ser puede hallarse en conflicto con la perfección del tiempo y neutralizarse más o menos. Esto quiere decir que en los tiempos imperfectos lo imperfectivo de ser se refuerza.; en los perfectos se debilita. La relación recíproca entre el aspecto de la acción verbal de ser y estar, por un lado, y la cualidad perfecta o imperfecta de los tiempos en que se hallan, por el otro, puede verse muy bien con un participio pasivo. 127

ha sido reparada (antepresente) cuando está reparada (presente); habrá/haya sido reparada (antefuturo) cuando estará reparada (futuro). Es decir, estar reparada es naturalmente el resultado de haber sido reparada 51 . Cuando el atributo es sustantivo, pronombre, adjetivo determinativo o infinitivo, empleamos necesariamente ser: éste es Luis eso es mentir mi amigo es abogado mi intención fue otra aquel libro era mío los sentidos corporales son cinco las dificultades serían muchas. Estar ha heredado del latino stare ( = estar de pie, mantenerse) su sentido local de situación o posición, material o figurada: Madrid está en el centro de España estamos en casa el termómetro está a diez grados las acciones de aquella compañía están muy bajas estaba de pie / sentado / arrodillado. Finalmente, aquí están los pocos adjetivos que cambian de significado según se atribuyen con ser o con estar: ser bueno malo vivo listo fresco 51

estar

bueno (de carácter) sano malo (de carácter) enfermo rápido, inteligente gozar de vida, vivir inteligente, agudo preparado, dispuesto despreocupado, cínico ir en situación difícil

Esta correspondencia demuestra con toda claridad el carácter imperfectivo de ser y el perfectivo de estar, y hace ver a éste último como resultado de un llegar a ser (eso es, del español devenir, del alemán werden o del inglés become). 128

§ 104. Categorías que funcionan con atributo Dentro del predicado nominal, con los verbos ser y parecer, el atributo puede expresarse en las siguientes clases: 1. sustantivo: ese muchacho será abogado 2. grupos nominales: esos hombres son los del otro día; Juan parece el médico del pueblo 3. pronombre: tú (no) eres nadie 4. adjetivo: Daniel está conforme 5. numeral: las Gracias son tres 6. infinitivo: eso es burlarse 7. adverbio de modo adjetivado: tú eres así 8. frase de sentido adjetivo: todos nuestros esfuerzos fueron en balde. 9. oración de relativo: yo soy el que soy 10. sustantivos o grupos nominales precedidos de preposición: yo parezco de Madrid 11. infinitivos: querer es poder. Con los demás verbos funcionan como atributos las siguientes clases: 1. adjetivo: María se quedó triste 2. adverbio de modo: Juan está bien 3. oración adjetiva: María está que rabia (rabiosa); David se quedó que no respiraba; lo vi cómo trabajaba 4. sustantivos o grupos nominales precedidos de preposición: Miguel está sin un duro 5. gerundio: la ropa está chorreando. Las expresiones de origen adverbial que con el verbo ser pueden emplearse como predicados nominales conservan su valor de adverbios cuando se construyen con el verbo estar: así está el asunto en balde estuvo junto a su puerta. Las expresiones con un sustantivo (adjetivado) como atributo del verbo estar están ya fijadas y pertenecen al lenguaje coloquial: María está pez mi padre está mosca. 129

§ 105. Atributos de sujeto cero En ciertas oraciones impersonales, el atributo incide sólo sobre el verbo, ya que falta el sustantivo o grupo nominal que ejerza la función de sujeto léxico: cuando se es simpático, se tienen más posibilidades de triunfar.

§ 106. Estructuras ecuacionales Se llaman estructuras (oraciones) ecuacionales (y también oraciones enfáticas de relativo y perífrasis de relativo) las que reúnen las siguientes características: 1. tienen como verbo nuclear 52 el verbo ser; 2. uno de sus componentes es siempre una oración de relativo con pronombre o adverbio relativo; 3. tienen carácter enfático y proceden de oraciones no enfáticas sin oración de relativo. Ponen de relieve (focalizan) algún componente de la oración o la oración entera: trabajo los lunes = los lunes es cuando trabajo Pedro es cobarde = un cobarde es lo que es Pedro = es Pedro el que es un cobarde. Estas oraciones no son atributivas, ni ecuativas, pues ningún complemento se conmuta por lo. En las estructuras u oraciones ecuacionales, cuando el componente que no es la oración de relativo lleva preposición, ésta debe mantenerse en el componente u oración de relativo al menos según la norma culta del español peninsular. Por tanto, no se dice

fue por Andrés que me enteré de lo sucedido, sino se dice fue por Juan por el que (quien) me enteré de lo sucedido.

Tampoco se consideran correctas las oraciones ecuacionales formadas con adverbios interrogativos y el relativo que (relativamente frecuentes en Hispanoamérica). Por tanto, en América Latina se dice: ¿cuándo fue que viniste? 52

El que pertenece al núcleo de la oración. 130

¿cómo fue que hiciste?, mientras que en España se dice: ¿cuándo viniste? ¿cómo hiciste? Tampoco pertenecen a la norma culta del español peninsular las estructuras ecuacionales en que aparece un que en vez de un adverbio. Si en Hispanoamérica se dice: ayer fue que vino, en España se dice: ayer fue cuando vino.

§ 107. El (complemento) predicativo En la oración el niño durmió tranquilo el adjetivo tranquilo se refiere tanto al sujeto como al predicado. En efecto, esta oración es un término medio entre las oraciones con predicado nominal (el niño estuvo tranquilo) y las oraciones con predicado verbal (el niño durmió), pues presenta un complemento mixto, cualitativo y verbal al mismo tiempo. También es complemento predicativo el adjetivo difícil en la oración Pedro juzgó difícil el problema. Es difícil complemento mixto no sólo del verbo juzgar, sino también del objeto de este verbo, problema. Podemos definir, por consiguiente, el complemento predicativo como un complemento mixto que, modificando al predicado oracional, se refiere asimismo a otro elemento de la oración. Cabe subrayar que en los verbos de estado e intransitivos es frecuente que un complemento afecte a la vez al sujeto y al verbo. En la oración los justos mueren tranquilos, el adjetivo tranquilos es complemento del sujeto y concierta con él, pero modifica también adverbialmente al verbo, como si dijera que mueren con tranquilidad o tranquilamente. Esta doble función especial ha motivado que algunos gramáticos apliquen a tales complementos, que completan o perfeccionan la predicación, el nombre de 131

complemento predicativo 53 . Esta denominación le parece a Samuel Gili y Gaya expresiva, pero sujeta a interpretaciones equivocadas. La Academia Española los denomina predicados de complemento, y con ello da a entender que se hallan en el lindero que separa la predicación nominal y la verbal. En su Gramática de la lengua española, Emilio Alarcos Llorach los considera adyacentes atributivos y vacila en llamarlos entre atributo circunstancial y adverbio atributivo. Más sintético, en su Gramática didáctica del español, Leonardo Gómez Torrego los llama predicativos. Es de observar también que, en tales casos, aunque el verbo tiene el papel de enlazar el sujeto y la cualidad, y por consiguiente las oraciones son atributivas, éste añade algún matiz especial de significación, que ya no nos permite mirarlo como enteramente vacío. Además de ser y estar, con tales complementos se emplean también otros verbos y frases verbales con valor copulativo, tales como parecer, venir, ser tenido por, ser llamado, etc.: el río venía desbordado parecía un niño es tenido por sabio. Este valor copulativo es frecuente en los verbos de estado e intransitivos: duerme tranquilo vivían felices queda contenta, con los cuales es difícil deslindar si el adjetivo funciona como atributo, como modificación adverbial del verbo, o con ambos sentidos a la vez. El (complemento) predicativo coincide, por tanto, con el atributo en que complementa a la vez a un sustativo, pronombre o grupo nominal, con el que concuerda, y a un verbo. Pero se diferencia de él en que no es necesario para el verbo; se puede eliminar sin que la oración resulte agramatical 54 y sin que el verbo cambie de significado. 53

Otros le han dado el funambulesco nombre de predicatoide. Agramatical es todo lo que no se ajusta a las reglas de la Gramática. Por tanto, la agramaticalidad es la calidad de un enunciado oracional que se revela mal formado, en virtud de las reglas de la Gramática de la lengua. 132 54

Hay (complementos) predicativos de sustantivos o pronombres en función de sujeto: los corredores llegaron exhaustos a la meta, y en función de complemento directo: me trajeron frío el pescado. La función de predicativo la suelen desempeñar adjetivos, participios, adverbios modales y gerundios, los cuales responden a la pregunta ¿cómo?: Vi la casa ardiendo. - ¿Cómo viste la casa? Sin embargo, también pueden considerarse predicativos algunos sustantivos precedidos de preposición. En este caso, su sustituto es el pronombre que: Mi hija trabaja de cocinera en un restaurante. - ¿De qué trabaja tu hija? En fin, a veces, en lugar de una preposición aparece el adverbio como, que adquiere valor preposicional: mi hija trabaja como cocinera en un restaurante.

§ 108. Concordancia de los atributos Cuando la función del atributo la ejerce un adjetivo o un sustantivo con flexión, éstos deben concordar en género y número con el sustantivo (o elemento sustantivado) sobre el que inciden, ya sea éste un sujeto o un complemento directo, ya vaya precedido o no de preposición: mo hija es médico noté a tu hijo molesto lo consideran listo lo tiene de criado. Cuando el atributo es un adjetivo e incide sobre sustantivos coordinados de distinto género, la concordancia con ellos se da siempre en masculino y en plural: su abrigo y su corbata eran negros Vi a David y Miguel muy lentos.

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§ 109. Clases de oraciones con atributo Las oraciones con atributo y verbo ser se clasifican en: 1. ecuativas, las cuales se identifican o igualan las referencias del sujeto y el atributo: Juan es el médico de la aldea > el médico de la aldea es Juan;

2. atributivas propiamente dichas, en las que el atributo designa la clase a la que pertenece lo denotado por el sujeto: Miguel es tímido.

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SEGUNDA PARTE:

ORACIÓN Y CONJUNTOS

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I. CONJUNTOS ORACIONALES

POR COORDINACIÓN § 110. Oraciones copulativas En la coordinación copulativa, los enunciados de las oraciones se añaden unos a otros mediante la conjunción copulativa y, estando relacionados entre sí sólo por la pura idea de adición. La conjunción y se emplea cuando las oraciones sumadas son afirmativas: David come poco y Andrés bebe mucho. Cuando las oraciones son más de dos, la conjunción se pone sólo entre las dos últimas. Si las oraciones son negativas, se suman por la conjunción ni (precedida de una coma), que suele repetirse delante de las oraciones que se coordinan: ni Miguel come, ni Andrés bebe. Si las oraciones tienen elementos comunes, estos se enuncian una sola vez y la coordinación sólo se establece entre los elementos desemejantes. Sujeto

Predicado

el padre + la madre + los niños

salieron de casa a primera hora.

los árboles

florecen + fructifican + dan sombra.

el mozo

sacó de su bolsillo un pedazo de pan negro + sucio.

Cada una de las sumas de estos sujetos, predicados y complementos complejos recibe el nombre de grupo / sintagma no progresivo, por oposición al grupo / sintagma progresivo, que es el sujeto, predicado o complemento simple. La coordinación de sujetos, predicados y complementos plantea cuestiones de concordancia. 137

Por razones fonéticas, la conjunción y cambia en e delante de palabras que empiezan por i: Francisco e Iñaki Pérez e hijos. Este cambio ocurre sólo cuando la i es vocal plena, no semiconsonante: oro y hierro Rumanía y Yugoslavia Antonio y Ion. La conjunción y tampoco se convierte en e cuando es tónica, al desempeñar función adverbial interrogativa: ¿y Inés? Por elegancia, la conjunción y se omite en varias oraciones sucesivamente coordinadas. Esta es la forma más sencilla de enlace en la oración compleja, que consiste precisamente en la ausencia de conjunción y se llama asíndeton o yuxtaposición: dolores, penas, miserias forman el tejido de su vida. Otras veces, en cambio, la y se repite en todas ellas (polisíndeton): hubo para ellos vacación y fiesta y regodeo y holgorio. La relación mental que hay entre las oraciones yuxtapuestas es generalmente copulativa, pero también puede ser cualquiera de las demás expresadas por la coordinación o la subordinación: tengo hambre; dame de comer (relación causal) trabajo mucho; gano poco (relación adversativa) ordena: te obedeceré (relación condicional).

§ 111. Oraciones distributivas Estas oraciones integran formas de yuxtaposición que se caracterizan por la enumeración sucesiva de varios sujetos, predicados, acciones, tiempos, lugares, etc., que van simplemente yuxtapuestos. Su coordinación se establece por el uso de palabras correlativas o por la repetición de una misma palabra de cualquier valor gramatical. En las expresiones estos se regocijan, aquellos se quejan unos hallan su contento en el campo, otros en los atractivos de la ciudad, 138

la coordinación queda establecida por la correlación de estos ... aquellos / unos ... otros. En cambio, en tan pronto gime, tan pronto rompe en carcajadas histéricas, tan pronto destroza cuanto halla a su lado, las oraciones se enlazan por la repetición de la expresión adversativa tan pronto. Por ejemplo, en construcciones similares a las siguientes ora de día, ora de noche, siempre está estudiando bien por mí mismo, bien por mi familia, no dejaré de hacer lo debido ya en la paz, ya en la guerra, su vida es una lucha, las palabras de valor distributivo ora ... ora / bien ... bien / ya ... ya han venido a ser, por adecuación, verdaderas conjunciones. En las dos primeras expresiones propuestas, las oraciones que se coordinan mantienen una relación copulativa; pero en los demás ejemplos hay entre los elementos coordinados un sentido de alternativa o de exclusión. Las oraciones no se suman; lo que en ellas se afirma no se verifica al mismo tiempo; cada una de ellas excluye a las demás, bien momentáneamente, siguiendo un turno alternativo, bien definitivamente, por vía de una opción. En este caso, la coordinación distributiva alcanza el sentido y aun la forma de la disyuntiva con la añadidura de la conjunción o: o bien ... o bien o ya ... o ya. El período distributivo ofrece, por tanto, un tipo de transición entre el período copulativo y el disyuntivo.

§ 112. Oraciones disyuntivas Estas oraciones son siempre dos y con ello se significa que una ha de alcanzar eficacia con exclusión de otra. Las coordinación propiamente disyuntiva se establece con la conjunción o, que cambia fonéticamente en u ante la palabra que empieza por o. Cuando decimos: o tú o yo sobramos en el mundo, se entiende que si yo sobro, tú no, y al revés. Pero, al decir 139

acabas o me voy, al interlocutor se le deja opción para preferir uno u otro hecho. La conjunción o suele repetirse en dos oraciones coordinadas, delante de cada una de ellas. Sin embargo, muchas veces no sucede así. Las oraciones coordinadas disyuntivas admiten el mismo proceso de simplificación que las copulativas, de modo que la conjunción enlace solamente los elementos dispares de las oraciones simples, sin necesidad de repetir todo lo que en ellos es común. Así resultan oraciones compuestas con sujetos, predicados o complementos coordinados, en los cuales son asimismo válidas las indicaciones que antes se hicieron sobre concordancia: el chico tenía diez u once años el burro, el rey o yo ¿no moriremos? El valor de opción que presentan las coordinadas disyuntivas ha hecho que se emplee la conjunción o para sustituir una expresión por otra equivalente que, por lo general, es más clara, mejor explicada o más precisa: Holanda o Países Bajos idiomas romances o neolatinos.

§ 113. Oraciones adversativas Estas oraciones son siempre dos, de las cuales una expresa una idea de que de algún modo contradice lo que se afirma en la otra. En efecto, en las oraciones los árboles no tienen hojas, pero ya las tendrán haya justicia, mas no por mi casa, resulta obvio este sentido de contradicción. Hay que distinguir dos matices en la expresión adversativa: la restricción y la exclusión, según que la oposición existente entre las oraciones coordinadas tenga un sentido de simple limitación o de total incompatibilidad. La coordinación restrictiva se logra con las conjunciones que aparecen en los siguientes ejemplos: yo no soy su padre, pero la defiendo el chico es arriscado, mas nunca creí que lo fuese tanto 140

nació en el siglo III, aunque se ignora el año encontró dificultades, no obstante su constancia las venció para este cargo no tiene condiciones; con todo, no le falta cierta discreción aquí tiene todos los libros necesarios, fuera de / excepto / salvo / menos la Física todos reían, sino Blas, que lloraba. La coordinación adversativa exclusiva se obtiene fundamentalmente con la conjunción sino. Aparte de su uso restrictivo, ésta contrapone de ordinario una oración afirmativa a otra negativa, excluyendo enteramente lo afirmado en ésta: no lo hice yo, sino mi amigo (lo hizo) ésta no es mi opinión, sino (ésta es) la de Pedro a ninguno se premió, sino (se premió) a mí. También son conjunciones exclusivas antes y que no: no se arredró por esto, antes (bien) se creció con el peligro ésas son aspas de molino, que no gigantes (Quijote, I, 8). En este último caso, se ve primero la oración afirmativa, y después la negativa. En la coordinación adversativa, la segunda oración es frecuente que vaya elíptica, es decir, con sus elementos sobrentendidos, que se hallan en la primera oración. Esto ocurre especialmente, como acabamos de ver, con sino. Mas es exclusivamente literaria; en el habla siempre se dice pero. Que no = y no, según la Academia Española (§ 334): esto es gato, que no liebre (= y no liebre). La y, a pesar de ser una conjunción copulativa, tiene aquí sentido adversativo. Aunque es normalmente conjunción concesiva. El que se puede emplear a veces como adversativa es efecto del estrecho parentesco que existe entre un tipo y otro de relación: es adversativa cuando se puede sustituir por pero. En realidad, la expresión se encuentra a mitad de camino entre lo concesivo y lo adversativorestrictivo. 141

§ 114. Oraciones causales y consecutivas La coordinación causal se establece con oraciones entre las cuales hay un lazo de causalidad, eso es, una relación de causa a efecto. Ahora bien, según que la segunda oración exprese la causa o el efecto/consecuencia de la primera, la coordinación será causal o consecutiva. En hoy os invito, pues tengo dinero, la segunda oración es coordinada causal de la primera, pero en tengo dinero; así, pues, os invito, la relación se ha invertido: la segunda oración es coordinada consecutiva de la primera. La coordinación causal se establece con las conjunciones porque, puesto que, pues, que: no te rías, que no tengo ganas de bromas verdad será, puesto que tú lo dices tendré convidados, pues hoy es mi santo. La coordinación consecutiva se expresa con así (es) que, y así, luego, conque, pues, en efecto, por tanto, por consiguiente, por ende, etc.: tengo mucho que hacer, así (es) que no me esperes hoy no estuviste presente, luego no puedes hablar de ello yo no lo he visto, aunque poco puedo decir ¿no quieres trabajar?, pues lo sentirás el alumno no ha contestado: por consiguiente, no hay razón para darle el diploma. Llevando al frente su conjunción, la oración que expresa la causa puede enunciarse antes que la oración con que se coordina: puesto que tú lo dices, verdad será. A veces, la conjunción va intercalada entre los elementos de la oración: no existen estadísticas; resulta, pues, difícil calcular la extensión del mal. No debe confundirse la coordinación causal / consecutiva con la subordinación consecutiva de tipo adverbial, de la que hablaremos más adelante. 142

§ 115. Oraciones implícitas En una interjección como lo es ¡ay!, no encontramos manifestación expresa de sujeto, ni de predicado; no puede decirse que ¡ay! sea una oración, pero entendemos instintivamente en ella la existencia de una oración implícita, cuyos términos serían la persona que profiere la exclamación (sujeto) y el efecto más o menos vivo que la ha producido, expresado predicativamente (predicado). Podríamos decir, a lo sumo, que esta interjección es el embrión de una oración gramatical. También son oraciones implícitas, cada vez más complicadas, las siguientes: ¡adelante! ¡adios! ¡Juan, aquí! mañana a las tres en la esquina.

143

II. ORACIONES COMPLEJAS Y CONJUNTOS ORACIONALES POR SUBORDINACIÓN

§ 116. En la oración compleja hay oraciones simples, que desempeñan dentro de ella el mismo papel que las palabras contenidas en la oración simple. Estas oraciones están evidentemente subordinadas dentro de la oración total, que sin ellas no tiene sentido en la mayoría de las veces, lo mismo que ellas tampoco tienen por sí solas. Las oraciones subordinadas pueden ser, por tanto, sustantivas, adjetivas o adverbiales, según que en la oración principal desempeñen el oficio de un sustantivo, un adjetivo o un adverbio, respectivamente. § 117. Clases de oraciones subordinadas La Gramática tradicional llama oración compleja a todo enunciado que cuenta con más de un verbo. En este trabajo distinguimos, no obstante, según el ejemplo de muchas Gramáticas de estos tiempos, entre oración compleja (enunciado con más de un predicado en el que una oración complementa o se subordina a un elemento de todo el enunciado) y conjunto oracional (enunciado con varios predicados, correspondientes a sendas oraciones). Las oraciones de estos enunciados pueden contraer una relación de coordinación entre ellas (y entonces se trata de un conjunto oracional por coordinación) o de subordinación de una con respecto de otra (y entonces se trata de un conjunto oracional por subordinación) como se verá en lo que sigue. En la oración compleja tengo ganas de que me visites la oración subordinada de que me visites complementa a ganas. En el conjunto oracional por subordinación aunque tiene frío, no se pone el abrigo, la oración subordinada aunque tiene frío complementa a no se pone el abrigo. En el conjunto oracional por coordinación tengo frío, pero no me pongo el abrigo, hay dos oraciones coordinadas: tengo frío y no me pongo el abrigo. 144

1. ORACIONES SUSTANTIVAS

§ 118. Estas oraciones desempeñan en la oración compleja las mismas funciones sintácticas que el sustantivo en la oración simple: sujeto (oraciones subjetivas), CD o CC (oraciones objetivas), CI (oraciones finales) y aposición, lo mismo que complemento con preposición de un adjetivo o sustantivo (OSA).

Características generales y funciones § 119. Una oración sustantiva es aquella que funciona igual que un sustantivo, un grupo nominal o un pronombre, dentro de la oración compleja. En tanto que sustantivas, tales oraciones deben poderse sustituir por un pronombre: quiero que vengas = quiero eso. Las oraciones sustantivas pueden ir marcadas como tales por los siguientes nexos: 1. las conjunciones que y si (o el conjunto que si): me gusta que estéis contentos no sé si estáis contentos me dijeron que si íbais a ir a la fiesta. Las oraciones sustantivas introducidas por si o que si son interrogativas indirectas. Se corresponden con los enunciados interrogativos totales: - ¿Ha venido Miguel? – No sé si ha venido Miguel. Deben distinguirse las oraciones sustantivas con si (que se sustituyen por pronombres) de las condicionales con si (que no se sustituyen por pronombres): no dijo si era bueno = no me lo dijo me lo dirá si soy bueno = me lo dirá en ese caso. 2. Un pronombre o adverbio interrogativo, que desempeña, además, una función dentro de su oración: no quiso decirme cómo lo había averiguado, donde cómo es CC de había averiguado. 145

Las oraciones introducidas por un pronombre o adverbio interrogativo son también interrogativas indirectas. Se corresponden con enunciados interrogativos parciales: - ¿Cómo lo has hecho? - No sé cómo lo he hecho. 3. El adverbio conjuntivo como, cuando la subordinada depende del verbo ver: vas a ver como no le gusta = lo vas a ver. Estas oraciones pueden también aparecer sin nexo: no quiso decírnoslo te ruego me envíes más turrón. § 120. Las oraciones sustantivas pueden realizar las mismas funciones que un sustantivo, eso es; sujeto, CD, CI, CR, CC, complemento del sustantivo / nombre, complemento del adjetivo, complemento del adverbio.

a. Oraciones sustantivas en función de sujeto (OSFS) § 121. Se habla de OSFS cuando, en una oración compleja, esta función la cumple una oración simple subordinada. Esta desempeña, pues, en la oración compleja el papel de un sujeto y va introducida por la conjunción subordinante que. Si la oración subjetiva es interrogativa, no lleva conjunción. En ambos casos hay a veces sustantivación expresa por medio del artículo: no me gusta que andes con esa gente cómo se hizo el negocio no importa a nadie el que ella no estuviera presente llamó mucho la atención el por qué se abandonó la empresa se ignora. La OSFS incide sobre el predicado de la oración compleja y no sobre otra oración llamada tradicionalmente principal. En este tipo de oraciones complejas y en otras no hay tal oración principal. Son, pues, oraciones complejas en las que hay una oración sustantiva, que viene a ser un subconjunto dentro de un conjunto mayor. Para comprobar que la oración sustantiva es de sujeto, conviene transformarla en un pronombre como eso, y sustituir este pronombre por el grupo nominal plural esas cosas. Si, al proceder de esta manera, el verbo de la oración cambia de número, es que tanto el 146

pronombre eso y el grupo nominal esas cosas, como la oración a que sustituyen, son sujetos. Compárese, pues: me preocupa que llueva mañana = me preocupa eso = me preocupan esas cosas, en la que llueva mañana es sujeto y que es nexo, mientras que eso y esas cosas son sujetos. deseo que llueva mañana = deseo eso = deseo esas cosas, en la que llueva mañana es complemento directo y que es nexo, mientras que eso y esas cosas son CD. En el segundo caso, el verbo no ha cambiado, luego la oración sustantiva no es de sujeto.

§ 122. Nexos que introducen la OSFS Las OSFS se subordinan al predicado de la oración compleja y van introducidas por: 1. las conjunciones que y si (ésta última en interrogativas indirectas): me preocupa que no ganemos no está claro si lo ha hecho Marta o Ana. 2. el artículo el (delante de que), el cual potencia el carácter sustantivo de la oración: el que haya tanta gente me molesta me enorgullece el que hayan premiado a mi hijo. 3. pronombres y adverbios interrogativos: no está claro qué ha ocurrido no me interesa dónde has estado. Existen también OSFS sin nexo. Este es el caso de me gusta bailar, oración compleja en la que bailar es una OSFS.

§ 123. Colocación de la OSFS La OSFS suele posponerse al predicado, pero es obligada la posposición con verbos de suceso (suceder, ocurrir, acaecer). Por tanto se dice sucedió que no había nadie, y no se dice que no había nadie sucedió. 147

Con otros verbos, como los de afección síquica, la OSFS puede posponerse o anteponerse al predicado. Con la anteposición se pone más de relieve el contenido de la oración sustantiva: le avegüenza que lo vean = que lo vean le avergüenza no me gusta que llegues tarde = que llegues tarde no me gusta. Con unos pocos verbos como significar, suponer, equivaler, etc., la anteposición es obligada: que te haya aprobado no significa que ya no tengas que venir a clase. En las escasas situaciones en que el predicado principal está constituido del verbo ser + atributo, la OSFS suele posponerse; la anteposición obedece a una tendencia enfática o focalizadora: es evidente que tienes razón = que tienes razón es evidente es importante que llueva = que llueva es importante.

§ 124. Otras OSFS A veces, la OSFS se relaciona con un predicado cuyo verbo posible no aparece en la oración: ¡(es) lástima que no hayas ganado!, donde lástima es atributo, no hayas ganado es oración sustantiva de sujeto y que es nexo ¡qué pena (es) que no vengas! , donde qué pena es atributo, no vengas es oración sustantiva de sujeto y que es nexo. Como el sujeto se construye siempre sin preposición, es incorrecta la OSFS que va precedidas de la preposición de. No se dice: me consta de que había más gente, sino se dice me consta que había más gente resulta de que nadie lo sabía, sino se dice resulta que nadie lo sabía es fácil de que llueva, sino se dice es fácil que llueva. 148

b. Oraciones sustantivas en función de complemento directo (OSFCD) § 125. Cuestiones generales Las OSFC dependen siempre del verbo de una oración compleja (pertenecen, por tanto, al grupo verbal) y tienen en ella el papel de CD y de CC, en general. Son, pues, oraciones subordinadas del predicado verbal. Siempre se sustituyen por lo (aunque no deben confundirse con las subordinadas en función de atributo): te aseguro que no es cierto = te lo aseguro. La subordinación de oraciones acarrea, por un lado, la dependencia subjetiva, y, por otro lado, la correlación temporal de las formas verbales. Esto quiere decir que en el plano práctico, de la lengua viva, existe una correlación bien definida entre los tiempos de la oración principal y de las subordinadas. Es, por ende, muy importante prestar atención tanto al modo como al tiempo del verbo que ha de aparecer en la oración subordinada en correlación con la oración principal. La OSFCD llevará el verbo en indicativo cuando exprese lo objetivo sin apreciación subjetiva, como cosa real y cierta que no admite vacilación; ello ocurre habiendo en la oración principal verbos de los que se llaman de entendimiento, lengua y sentido, como pensar, juzgar, creer, recordar, decir, responder, saber, sentir, temer, etc. La correlación de tiempos es la siguiente: En la oración principal:

En la oración subordinada:

presente

cualquier tiempo de indicativo (contemporaneidad con la oración principal) pretérito pluscuamperfecto de indicativo (anterioridad) potencial (posteridad) cualquier tiempo

pretérito futuro

149

como se puede notar en los siguientes ejemplos: Andrés me dice que Miguel viene hoy / vino / ha venido ayer / vendrá mañana Andrés me dijo / había dicho / ha dicho que Miguel venía / había venido / vendría Andrés me dirá que Miguel vino / ha venido / vendrá. Si la oración subordinada es de posibilidad, lleva el verbo en los mismos tiempos que las oraciones independientes de este tipo: juzgó / juzgaba / ha juzgado que no te figurarías / habrías figurado / hubieras figurado. La OSFCD lleva el verbo en subjuntivo siempre que éste exprese el hecho con apreciación subjetiva, como cosa dudosa o sobre la cual el hablante no puede decidir. Así ocurre con los verbos de entendimiento cuando la oración subordinada es dubitativa u optativa, y con los de voluntad (querer, desear, mandar, exigir, prohibir, ordenar, pedir, permitir, impedir, rogar, suplicar, resolver, acordar, etc.), en general. Estos, en efecto, se refieren al futuro exclusivamente, y el futuro está hecho dentro de lo contingente, que no se puede decidir. Los tiempos se corresponden del siguiente modo: En la oración principal:

En la oración subordinada:

presente / pretérito perfecto pretérito

presente / pretérito perfecto pretérito imperfecto y pluscuamperfecto presente / pretérito perfecto

futuro

Aquí están algunos ejemplos, con presente, pretérito y futuro en la principal: David quiere que venga Miguel Miguel quiso / había querido / quería que viniese / hubiese venido Andrés Andrés querrá que venga Miguel, y con verbos de entendimiento (oración dubitativa): no cree que Juan venga / haya venido no creyó que Juan viniese / hubiese venido 150

no creerá que Juan venga / haya venido. En la práctica, hay no obstante libertad también para otros usos, exigidos por las necesidades de la expresión en cada caso, ya que no el tiempo principal determina el tiempo de la OSFCD, sino el sentido. Mencionamos también que en lo referente al uso práctico de las conjunciones, en el caso de los verbos que indican temor, se puede omitir la conjunción que: temo (que) no empiece a llover.

§ 126. Nexos que introducen las OSFCD La OSFCD se une al verbo principal de las siguientes maneras: 1. en oraciones que no son interrogativas indirectas, con la conjunción que: prefiero que te quedes conmigo = prefiero eso = lo prefiero. 2. en oraciones que son interrogativas indirectas, con la conjunción si: no sé si me ha contagiado = no sé eso = no lo sé. Con los verbos preguntar y decir (cuando este último = preguntar) puede aparecer como elemento introductorio el nexo complejo que + si: me preguntaron (dijeron) que si quería ir con ellos. 3. con pronombres o adverbios interrogativos: sé quién ha venido = lo sé pregunta cuándo viene = pregúntalo. No deben confundirse las oraciones con el adverbio conjuntivo átono cuando, que introduce las OR, con las que llevan el interrogativo tónico cuándo, que introduce oraciones sustantivas (lo mismo vale para donde y como frente a dónde y cómo): interrogativa indirecta: dime cuándo has llegado oración temporal de relativo: te lo diré cuando llegues. Con los verbos preguntar y decir (cuando este último = preguntar) es posible la conjunción que delante de los interrogativos: me preguntaron que dónde había estado me dijeron que por qué me había enfadado. 151

§ 127. OSFCD sin nexo Si la OSFCD es de infinitivo, se introduce sin nexo: me permitían tocar el piano = me lo permitían. Sólo si es interrogativa indirecta, admite el nexo si y los pronombres o adverbios interrogativos: no sé si ir a casa = no lo sé no sé qué decir = no lo sé.

§ 128. Casos especiales de OSFCD En el habla corriente, son frecuentes las oraciones con la conjunción subordinante que sin verbo principal explícito, en casos en que éste se supone. Se trata de enunciados exclamativos de orden, afirmación, deseo, petición, etc. Con frecuencia se consideran de CD, porque se piensa en verbos elípticos, tales como ordenar, decir, pedir, etc., pero también podrían ser de sujeto, si se presupusiéran otros predicados. Por ello, Leonardo Gómez Torrego manifiesta que es preferible considerar que las secuencias oracionales de este tipo con que son oraciones independientes: ¡que te calles! = te ordeno (es bueno) que te calles ¡que no puedo! = te digo (es claro) que no puedo ¡que cante Juan! = pido (es un deseo) que cante Juan.

§ 129. Oraciones en estilo directo y en estilo indirecto En las oraciones que hacen el papel de un acusativo, eso es, son CD, hay que distinguir el estilo directo del indirecto. Cuando una oración depende de un verbo de decir o de pensar, y reproduce las palabras textuales de alguien, se encuentra en el estilo directo: el presidente dijo: “Hoy hemos tenido algunos problemas”. En el estilo directo, el que habla reproduce literalmente las palabras de otro. Si la oración que sigue al verbo de decir o de pensar reproduce la idea de alguien, pero no sus palabras textuales, se 152

encuentra en estilo indirecto. En el estilo indirecto, el hablante se limita a dar una referencia personal de lo dicho por otro: el orador dijo: consideradme como un hermano vuestro el orador dijo que se le considerase (o que le considerasen los presentes) como un hermano suyo. En realidad, en el estilo directo no hay subordinación, aunque así se piense a veces. En el plano formal (y, por tanto, también sintáctico) no hay relación 55 entre el verbo de decir y lo dicho; la relación es exclusivamente en el plano de la lógica. En el ejemplo directo de arriba, lo único que hay desde el punto de vista sintáctico es una forma de yuxtaposición, en que la oración de decir podría convertirse en inciso: consideradme – dijo el orador – como un hermano vuestro. .La oración interrogativa conserva los signos interrogantes en el estilo directo, pero no en el indirecto. En la construcción directa no se emplea una conjunción intermedia; en la construcción indirecta, en cambio, se usa el que subordinante. Cuando en la oración interrogativa indirecta se pregunta por el predicado, la palabra de enlace es el adverbio relativo si: dime si vas a venir le pregunté si le gustaba. Sin embargo, el adverbio relativo que se suprime a veces en el lenguaje familiar y, casi siempre, con las oraciones interrogativas. Así, hay omisión en le rogó lo informase del hecho me preguntó quién era el mozo, expresiones que pudieran haberse dicho también me rogó que lo informase del hecho me preguntó que quién era el mozo. En los lenguajes oficial y epistolar, la conjunción que se suprime a menudo, no solamente con oraciones interrogativas, sino también con enunciativas y exhortativas indirectas. En general, su uso 55

En el estilo directo, el verbo de decir y lo dicho presentan siempre entonaciones independientes, prueba bien clara de lo afirmado anteriormente. 153

resulta afectado en el lenguaje familiar, y artificioso en el literario. Además, en la literatura hay una forma mixta, llamada estilo indirecto libre: igual que en el estilo directo, las palabras dichas por otro aparecen como oración yuxtapuesta; pero varían los modos y los tiempos verbales, como en el estilo indirecto: la fiesta, declaró el director, había sido muy brillante se estipuló una condición: la ciudad sería respetada. La conversión del estilo directo al indirecto obliga, en ocasiones, a ciertos cambios en las formas verbales (consecutio temporum 56 ), en los pronombres y otros elementos deícticos. Además, es necesario añadir la conjunción subordinante que: el presidente dijo que ayer (ellos) habían tenido algunos problemas. Unos gramáticos opinan que las oraciones en estilo directo no son subordinadas sustantivas, sino yuxtapuestas o, incluso, en aposición, pues no llevan nexo subordinante. En fin, en el registro coloquial, es frecuente repetir la conjunción que si hay un inciso oracional: el profesor dijo que, si queríamos, (que) nos podemos ir. Son incompatibles la conjunción subordinante que y el estilo directo, a pesar de que ello es relativamente frecuente en el lenguaje periodístico. No se dice: el presidente dijo que “hoy hemos tenido problemas”, sino se dice “Hoy hemos tenido problemas”, dijo el presidente o (mejor) también se dice el presidente dijo que ayer habían tenido problemas. Como el CD de cosa y, por tanto, el oracional se construyen siempre sin preposición, es incorrecta la presencia de la preposición de delante de la conjunción subordinante que. Es otro caso de dequeísmo. No se dice me aconsejaron de que no me acercara, sino se dice me aconsejaron que no me acercara todos pensamos de que el diputado no tenía razón, sino se dice todos pensamos que el diputado no tenía razón.

56

Lat., concordancia entre los tiempos que se corresponden. 154

c. Oraciones sustantivas en función de complemento indirecto (OSFCI) § 130. La OSFCI de un verbo dentro de una oración compleja es subordinada de ese verbo y no de otra oración. Son muy pocas las oraciones de este tipo y van introducidas por las conjunciones que o si (esta última, en interrogativas indirectas): no (le) di importancia a que no me llamaran para la reunión = no le di importancia a eso dedico muchas horas a limpiar la casa = le dedico muchas horas a eso no le di importancia a si se lo habían creído = no le di importancia a eso. La prueba de que las oraciones de estos ejemplos son OSFCI es que pueden ser sustituidas (o acompañadas en el contexto) por el pronombre átono le.

d. Oraciones sustantivas en función de complemento de régimen (OSFCR) § 131. La función del CR o complemento regido de un verbo puede ser desempeñada también por una oración sustantiva (se sustituye por sustantivos o pronombres) subordinada de un verbo, que siempre va precedida de preposición. Las conjunciones introductoras son que y si (ésta, en interrogativas indirectas): me alegro de que hayas venido = me alegro de eso insistió en que teníamos que volver = insistió en eso. Estas oraciones también pueden aparecer en infinitivo: me alegro de haber hecho el examen = me alegro de eso a veces dudo de si ir o no a la empresa = a veces dudo de eso. En realidad, estas funciones las desempeñan los grupos con preposición (construcciones preposicionales) antes que las oraciones. Dado que el CR siempre va precedido de preposición, es un error eliminarla. Se trataría de otra variante de queísmo. No se dice: 155

me alegro que hayáis venido, sino se dice me alegro de que hayáis venido me acuerdo que era tarde, sino se dice me acuerdo de que era tarde insistió que teníamos que ir, sino se dice insistió en que teníamos que ir confío que me echéis una mano, sino se dice confío en que me echéis una mano. El verbo fijarse en imperativo adquiere un valor cercano al de la interjección, por lo que es normal eliminar la preposición en que le corresponde: fíjate si será listo que… = fíjate en si será listo que… fijáos qué cosa os dice = fijáos en qué cosa dice.

e. Oraciones sustantivas en función de complemento circunstancial (OSFCC) § 132. La mayoría de las oraciones que funcionan como CC son adverbiales y se dejan, por tanto, sustituir por adverbios o expresiones adverbiales. Pero son sustantivas de CC las que se dejan sustituir por sustantivos, grupos nominales o pronombres. Estas oraciones van introducidas por la conjunción subordinante que siempre precedida de preposición, salvo cuando se trata de oraciones de infinitivo, y en este caso aparecen sin nexo conjuntivo alguno: se aprobó sin que nadie protestara = se aprobó sin la protesta de nadie (aporta significado de modo) he venido para que me informéis = he venido para eso (aporta significado de finalidad) he venido porque me lo habéis pedido = he venido por eso (aporta significado de causa) he llegado a pesar de que llovía = he llegado a pesar de eso (aporta significado de concesión). Algunas OSFCC pueden ser, al mismo tiempo, sustantivas y adverbiales, pues pueden sustituirse tanto por un sustantivo o categoría sustantiva como por un adverbio: 156

lo hice sin que nadie me ayudara = lo hice sin ayuda = lo hice así. § 133. También funcionan igual algunas oraciones de infinitivo: he entrado sin hacer ruido he venido para ayudar a los chicos logró aprobar a pesar de no haber estudiado. La OSFCC lleva delante del que subordinante la preposición correspondiente: me contentaría con que mi trabajo mejorase se habló de que el Gobierno carecía de recursos muchos ponen su dicha en que la gente los adule se quedaron sin que les pagaran lo debido. Si el CC es de causa, le corresponde llevar la preposición por antes del que; pero ambas se han reunido en la conjunción porque. Igual se usan las conjunciones y frases conjuntivas como, de que y ya que. Las subordinadas causales admiten la construcción con verbo en subjuntivo, indicio cierto de dependencia; las coordinadas causales, no. Estas indican algo que lógicamente puede ser causa, mientras que las subordinadas explican la razón perentoria del hecho afirmado en la oración principal. En la subordinación causal lo característico es la inmediata enunciación de la causa, su apego complementario a la oración principal, en la que se originan: no me quedo en casa porque llueva, sino porque tengo mucho que hacer como hubo disgustos, se disolvió la sociedad ya no me quites penas, no me las vengas a dar.

f. Oraciones sustantivas de modificador (OSM) § 134. OSM del sustantivo En los grupos nominales pueden incluirse oraciones sustantivas cuya función sea la de complementar, eso es, modificar al núcleo del grupo, o sea, al nombre o sustantivo: tengo esperanzas de que me vean = tengo esperanzas de eso tuve la impresión de que nevaría = tuve la impresión de eso. 157

En oraciones complejas como éstas, la OSM se une al sustantivo con la conjunción que siempre precedida de una preposición. Pero también puede ser introducida con la conjunción si de las interrogativas indirectas: tengo la duda de si habrán conseguido llegar = tengo la duda de eso. En otros casos, las OSM aparecen con el verbo en infinitivo y sin nexo: tengo ganas de decírselo a todos = tengo ganas de eso. En estos ejemplos, la OSM funciona, en un estrato anterior, como término de una preposición en una construcción preposicional: de que me vean.

§ 135. OSM del adjetivo En los grupos adjetivales puede haber oraciones sustantivas que complementen al núcleo del grupo, o sea, al adjetivo. Son, pues, OSM del adjetivo dentro de una oración compleja. Los nexos pueden ser las conjunciones que o si (en este segundo caso, las oraciones son interrogativas indirectas). Si las oraciones son de infinitivo, no aparece nexo alguno. En la oración compleja estoy seguro de que no te has enfadado = estoy seguro de eso, que es nexo, de que no te has enfadado es la OSM del adjetivo y seguro de que no te has enfadado es grupo adjetival en función de atributo es reacia a aparecer en televisión = es reacia a eso, a es nexo, a aparecer en la televisión es la OSM del adjetivo y reacia a aparecer en televisión es grupo adjetival en función de atributo. Debe distinguirse entre estoy seguro de que no te has enfadado (OSM del adjetivo) y estoy seguro que no te has enfadado (OSFS). La supresión de la preposición delante de la conjunción que de las OSM del sustantivo y de las OSM del adjetivo es incorrecta, siendo otro caso de queísmo. Por tanto, no se dice: estoy seguro que no te has enfadado, sino se dice estoy seguro de que no te has enfadado tengo la seguridad que me van a premiar, sino se dice tengo la seguridad de que me van a premiar. 158

§ 136. OSM del adverbio Dentro de un grupo adverbial, también algunos adverbios pueden ser complementados o modificados por una oración subordinada sustantiva. Este tipo de OSM se une al adverbio con la conjunción que, y también sin nexo conjuntivo cuando su verbo está en infinitivo. Pero siempre con una preposición en todos los casos: salimos después de que habíamos comido = salimos después de eso. Como se puede ver, una vez más, la función de modificador la ejerce la construcción preposicional correspondiente, antes que la oración, que es el término de la preposición.

g. Otras oranciones sustantivas OSM § 137. Pueden considerarse como sustantivas las oraciones que complementan a pronombres como lo, esto, aquello, eso, etc., dentro de grupos nominales cuyos núcleos son precisamente esos pronombres. En estos casos, dichas oraciones no pueden sustituirse por pronombres que equivalen a sustantivos: lo de que me aburrí no te lo crees tú = lo de mi aburrimiento no te lo crees tú, donde de que me aburrí es OSM del pronombre. También existen OSM con la conjunción si (interrogativas indirectas) o con infinitivos: lo de si he aprobado sólo me interesa a mí = lo de mi aprobación sólo me interesa a mí, donde de si he aprobado es una OSM del pronombre. Son también OSM las que modifican en aposición (sin preposición) a un sustantivo o pronombre: me dijeron una mentira: que les habían robado, donde que les habían robado es OSM en aposición. § 138. Oraciones sustantivas atributivas. Estas aparecen

sustituyendo a un nombre que es atributo, aposición o complemento con preposición de un adjetivo o sustantivo: mi deseo es que mi obra triunfe el temor me tenía cohibido estábamos conformes en que el delito era grave mi primo se mostró dispuesto a que se le nombrase vocal. 159

2. ORACIONES ADJETIVAS (OSA)

§ 139. Características generales La OSA desempeña en la oración compleja el papel de un adjetivo. Es, por tanto, adjetivo aplicado a cualquier sustantivo / pronombre de la oración principal y es introducida en la oración principal mediante la relación que existe entre los pronombres relativos y sus respectivos antecedentes, por lo cual recibe también el nombre de OSR. Pero cabe retener que, aunque tradicionalmente se han identificado, las OSA y las OSR no siempre coinciden. Salvo que esté sustantivada, la OSA se encuentra siempre dentro de un grupo nominal: el individuo que come mucho = el individuo comilón las personas que tienen dinero = las personas adineradas. En la mayoría de los casos, la lengua no tiene un adjetivo sinónimo de la OSA (a diferencia de lo que ocurre en los ejemplos ya citados), pero eso no quiere decir que la OSA no equivalga a un adjetivo. La OSA, salvo algunos casos, es siempre introducida por un pronombre o adverbio relativo. Sin embargo, hay algunas que no son adjetivas. Los pronombres o adverbios relativos que introducen una OSA son bifuncionales: por un lado, desempeñan la función introductora o subordinante propia de las conjunciones subordinantes, y por otro, dada su naturaleza pronominal o adverbial, desempeñan en su oración funciones propias de los sustantivos o de los adverbios: el libro que he leído es bueno la casa donde vivo es muy alegre. Las OSA pueden tener un antecedente: la palabra a que se refiere el relativo, que se sitúa delante de él en el contexto. En algunos casos este antecedente puede estar implícito. Obsérvese que en la oración compleja la señora que te presenté ayer ha venido a visitarnos, el sujeto señora es determinado por la subordinada que te presenté ayer, con idéntica función gramatical a la que en su lugar podría ejercer un adjetivo; lo mismo, en la oración compleja 160

he leído el libro que me prestaste, la subordinada adjetiva que me prestaste es una determinación adjetiva del CD libro. Señora y libros se llaman antecedentes del relativo. El uso de las OSA permite atribuir al sustantivo cualidades muy complejas, para las cuales el idioma no tiene adjetivos o participios léxicos. El adjetivo fugitivo, por ejemplo, equivale a la OR que huye; pero no hay adjetivo, ni participio que pueda encerrar la cualidad compleja que expresaría una oración como que huyó anoche del campamento. La OSA nace, por tanto, de la necesidad de atribuirle a un sustantivo una cualidad más complicada, que no tiene expresión en ningún adjetivo morfológico de la lengua. El adjetivo perifrástico oracional resultante ha de ser aplicado atributivamente al mismo sustantivo, enlazando la oración a éste mediante la relación gramatical existente entre el sustantivo tomado como antecedente y su forma pronominal relativa (que, quien, etc.). El que y el quien son, en efecto, los pronombres relativos que reproducen el sustantivo y establecen el enlace de las OSA de las que forman parte como elementos, con la oración principal donde encuentran su antecedente. En la subordinación adjetiva, el relativo debe seguir inmediatamente a su antecedente, por lo cual ocupa siempre el primer lugar en su oración, siendo precedido sólo de las preposiciones que le corresponde llevar: el libro blanco a que te refieres se ha perdido. En la expresión el sabio en elogio del cual se ha hablado el relativo no ocupa el primer puesto, junto a su antecedente sabio, por su especial situación de dependencia respecto del complemento en elogio, perteneciente a su oración. La OSR puede ser la enunciación de un hecho real y cierto, de un hecho posible o dudoso, o de un deseo. Lo real y lo posible se expresan con el indicativo; lo dudoso, lo contingente, lo hipotético y lo optativo, con el subjuntivo: Juan es el que viene / ha venido / vendrá Miguel es el que vendría / habría venido David es el que acaso venga / haya venido 161

Pedro debe ser el que venga / debía ser el que viniese / hibiese venido. La ley general de la concordancia de las OSA exige que el relativo concierte con su antecedente y el relativo cuyo con la cosa poseída. Y que, cuando el relativo es sujeto de una oración, el verbo de ésta no concierte en número y persona con el relativo, sino con el antecedente de éste. Así, en tú, que me escuchas, sabes que es verdad, el predicado escuchas no concierta con que, sino con el antecedente tú. Si son varios los sujetos, el verbo pasará a plural, prefiriendo la primera persona a la segunda, y ésta a la tercera. No se trata, por tanto, de corrección o incorrección gramatical, puesto que ambas construcciones son correctas y usuales, sino de preferencia estilística. Todo depende de que, en la mente del que habla, las personas primera y segunda se identifiquen objetivamente con la tercera, o bien que por su relieve subjetivo impongan aquellas su concordancia al verbo subordinado: tú y él, que sois inteligentes, lo haréis bien. En las expresiones, tan comunes yo soy el que / tú eres el que, etc., el verbo de la oración de relativo concierta unas veces con el antecedente artículo y otras, con el sujeto de la oración principal; así, se dice yo soy el que trajo las gallinas yo soy el que traje las gallinas nosotros somos los que hemos hecho, pero no los que han hecho yo soy de los que creen en la patria pero no de los que creo.

§ 140. Formas de la oración de relativo (OSR) Todas las OSR pueden referirse como antecedente a cualquiera de los sustantivos que entren en la oración compleja. Es importante distinguir las OSR con antecedente expreso, de las con el antecedente callado por diversas razones. Por otra parte, si bien la OSR es siempre complementaria de un concepto sustantivo de la 162

principal, el pronombre relativo puede ejercer varias funciones dentro de su propia oración. En la expresión la señora que te presenté ayer ha venido a visitarnos, el pronombre que, introductor de un complemento del sujeto, es a su vez CD de su verbo propio presenté; pero si decimos la señora que escribe versos ha venido a visitarnos, el pronombre que es sujeto de escribe. El pronombre relativo puede tener en su oración función distinta de la que tiene como componente de la principal 57 , y por esto el relativo puede llevar en castellano preposiciones que no lleve el antecedente: la señora de quien te hablé.

§ 141. Oraciones determinativas e incidentales Lo mismo que en la oración simple hay adjetivos especificativos y explicativos, también en la oración compleja existen OSA de los dos tipos, que se llaman determinativas e incidentales, respectivamente: los niños que advirtieron el peligro huyeron los niños, que advirtieron el peligro, huyeron. La primera oración (determinativa) afirma que huyeron solamente aquellos niños que advirtieron oportunamente el peligro; ella se une estrechamente al sustantivo niños, señalando la extensión en que debe tomarse su significado. La segunda oración, incidental, da a entender que todos los niños, al advertir el peligro, huyeron; ella se limita a explicar una circunstancia del antecedente: la de que los niños se habían percatado del peligro. Las oraciones incidentales van marcadas por una pausa en la entonación y una coma en la escritura, que son de la mayor importancia, pues sólo por ellas se distinguen en muchos casos. He aquí también otros ejemplos: llegaron las mujeres que estaban cansadas / llegaron las mujeres, que estaban cansadas 57

Y, por esta causa, en latín el relativo concierta con su antecedente en género y número, pero no en caso. 163

los socios que habían traído a sus familias eran muchos / los socios, que habían traído a sus familias, eran muchos.

§ 142. Oraciones aposicionales Son las OSA que desempeñan el papel de aposición de un sustantivo en la oración compleja de la que forman parte.

§ 143. OSA con antecedente explícito Las OSA con antecedente explícito son también especificativas y explicativas. Las OSA especificativas se caracterizan, desde el punto de vista semántico, por restringir o delimitar la extensión significativa o referencial del sustantivo. Ellas forman un solo grupo fónico con el sustantivo-antecedente (sin pausa entre el sustantivo y la oración): la emisora que escucho todos los días me distrae (no otra emisora). Estas oraciones no sólo se construyen con su verbo en forma personal, sino también pueden aparecer con su verbo en infinitivo: no hay nada que hacer hay cosas que mejorar. Con los verbos haber y tener, se puede suprimir el antecedente y, entonces, el relativo se acerca más a un interrogativo: no tenemos sitio donde ir = no tenemos dónde ir no hay nada que comer = no hay qué comer. Las OSA explicativas se limitan a explicar lo referido por el sustantivo-antecedente, sin modificar su extensión significativa, por lo que pueden eliminarse sin que se resienta el significado o la referencia total de éste. Siempre van separadas del antecedente por unas pausas breves (comas en la escritura), pues actúan en forma de inciso, y se suelen pronunciar con un tono de voz más bajo: esa chica, que se llama Ana, fue la primera del curso aquellos años, cuando aún éramos pobres, no se me olvidarán. 164

§ 144. OSR sin antecedente (o de antecedente callado) Las OSR pueden aparecer en una oración sin antecedente expreso (es decir, sin sustantivo al que complementar). Ellas van introducidas por el artículo seguido del relativo que, quien, quienes o cuanto (y sus variantes), que presuponen o integran el artículo. Estas OSR son adjetivas, pero sustantivadas. Las oraciones con los relativos cuyo y el cual nunca se sustantivan. Las OSA pueden desempeñar las funciones propias de los sustantivos: sujeto: el que busca halla = quien busca halla CD: entonces conocí a quien es mi mujer = entonces conocí a la que es mi mujer CI: escribe la carta a quien tú sabes = escribe la carta al que (a la que) tú sabes CR: me acuerdo bien del que (de quien) tú hablas tanto CC: como de lo que gano con las clases atributo: ese chico es el que necesitamos complemento o modificador del sustantivo: la casa del que (de quien) tiene dinero es más confortable complemento o modificador del ajetivo: estate pendiente de quien entre por la puerta = estate pendiente del (de la) que entre por la puerta complemento o modificador del adverbio: gano más de lo que crees. Algunos gramáticos consideran que las OSA sustantivadas son componentes de un grupo nominal cuyo núcleo estaría constituido por las formas el, la, lo, los, las, que serían pronombres: lo que yo quiero el que quiera dinero. En la OSA de CD, como todavía no te he dicho de lo que he hablado = no te lo he dicho quiero demostrar de lo que soy capaz = quiero demostrar, 165

la preposición de incide sobre el relativo lo que (o, si se quiere, sobre lo), como CR de he hablado y como complemento de capaz respectivamente, y no sobre la OSR que ejerce la función de CD. En fin, las oraciones introducidas por un adverbio relativo y sin antecedente son adverbiales, pues se sustituyen por adverbios: cuando juegues, me lo dices = entonces, me lo dices donde hay espacios libres, se vive mejor = allí, se vive mejor.

§ 145. Substantivación de la OSA Las OSA son tan capaces de sustantivación como los adjetivos. Los artículos y los demostrativos sustantivan toda la OSA a la cual preceden, del mismo modo que a cualquier frase o palabra. Esta sustantivación puede ser masculina, femenina o neutra, según el género del artículo empleado. Cabe recordar que las OSA u OSR son funcionalmente adjetivos, y, por tanto, rigen para ellas las mismas leyes de sustantivación que para los adjetivos: la OSA no creo al que me ha dado la noticia. está tan sustantivada como si dijésemos no creo al portador de la noticia. Los gramáticos estiman que, si bien en ciertos casos la función del artículo no se aparta de su uso habitual, en otros parece recobrar más o menos su sentido originario de pronombre demostrativo; y habría que considerarlo como un demostrativo antecedente del relativo. La Academia Española cree que en aquí están los que beben las dulces aguas del famoso Janto (Quijote, I, 18), los = aquellos y es sujeto de están, a la vez que antecedente del relativo que. En cambio, en lo referente a hay cierta manera de discurrir de la que muchos sujetos no se dan cuenta (Valera, El superhombre), la RAE dice que el artículo la de la locución de la que no hace sino indicar el género femenino del antecedente manera, y pertenece, junto con que, a la OSR. En efecto, asevera Samuel Gili y Gaya, en ambos casos se verifica la misma sustantivación de toda la oración, sin que el artículo 166

modifique su carácter de tal. Lo que ocurre es que en el primer ejemplo no hay antecedente expreso y en el segundo sí hay, y por esto los que beben las dulces aguas ... = aquellos que beben las dulces aguas ... Mas aquellos tampoco lleva expreso el sustantivo que representa. Es decir, que el primer ejemplo está en el mismo plano de sustantivación por medio del artículo, en que se hallaría cualquier frase sustantiva del tipo de los de Aragón los de a orillas del Janto los sin trabajo En el ejemplo que la Gramática de la Real Academia cita de Juan Valera, continúa comentando Samuel Gili y Gaya, el artículo la hace algo más que indicar el género femenino del antecedente manera, pues sustantiva toda la oración. La diferencia entre el artículo con su valor propio y el con valor de demostrativo no es, en el fondo, más que un resultado del antecedente expreso o tácito, respectivamente. En las OSR con artículo, éste sustantiva toda la oración, sin modificar en absoluto su propia función gramatical y sin perder en ningún caso, su carácter proclítico. El español destaca entre las lenguas modernas precisamente por el lugar que tiene la sustantivación con el artículo determinado, mientras que otros idiomas tienen que emplear demostrativos 58 , sobre todo con antecedente callado. Cuando el relativo que con artículo va acompañado de preposición, es frecuente que ella se anteponga al artículo y no al relativo. Si hay antecedente expreso, la anteposición de la preposición es facultativa. Si no, es obligatoria: sé el blanco (a) que tiras viendo el ahinco con que la mujer suspiraba / viendo con el ahinco que la mujer suspiraba En estos casos, el antecedente atrae a la preposición. Pero, cuando no hay antecedente expreso, no puede existir tal atracción; entonces se siente toda la oración sustantivada como término de la preposición, y por ello va ésta delante del artículo: 58

Como el francés celui y el italiano quello. 167

ignoro lo de que eres capaz = ignoro de lo que eres capaz sé lo con que cuento = sé con lo que cuento ya conoces el (asunto) a que me refiero = ya conoces al que me refiero sabíamos la con que bailaría = sabíamos con la que bailaría. Las excepciones a la obligatoriedad de esta construcción son rarísimas en la lengua clásica y por completo desusadas en nuestros días.

§ 146. Uso de los relativos que, cual, quien, cuyo en las oraciones adjetivas Los relativos, con sus formas que, cual, quien, cuyo, desempeñan en las OSA de las que forman parte y que encabezan todos los oficios sintácticos, y pueden llevar asimismo las preposiciones que convengan a cada caso, según nos lo muestran los ejemplos del siguiente cuadro: Oración de relativo:

El relativo es en ella:

he aquí la persona que te busca

sujeto

la casa que he edificado es espléndida

CD

las herramientas con que trabajo son buenas

CC con la preposición con

esas son las mesas a que me refiero

CI con la preposición a

el chico para quien te pedí el libro lo ha devuelto ya

CI con preposición para

la casa por que preguntas no existe

CC con la preposición por

168

llegará el día en que podamos hablar

CC con la preposición en

necesito los lentes, sin los cuales no veo nada

CC con la la preposición sin

no conozco eso de que hablas

CC con la preposición de

esta es una obra cuyo autor se desconoce

adjetivo del sujeto

el lugar cuyo nombre no recordaba es el Toboso

adjetivo del CD

la persona de cuyo nombre no me acuerdo

adjetivo de un complemento con la preposición de

Es notable la omisión de la preposición cuando el relativo que es ablativo de lugar o tiempo, como en las expresiones eso ocurrió el día que llovió tanto hace días que no hablo con él. Hay en la lengua popular una construcción que la lengua culta y literaria evita como incorrecta. El doble papel del pronombre relativo – pronominal y conjuntivo – se disocia, y éste queda reducido a su función de pronombre personal. De este modo, la expresión aquellos amigos con los que estuvimos ayer = aquellos amigos que estuvimos ayer con ellos. Por su parte, el relativo cuyo se descompone en que su: ese niño cuyo padre es carpintero = ese niño que su padre es carpintero. La lengua cuidada tampoco emplea las construcciones populares del tipo el señor al que le entregamos los papeles, donde el CI al que – correctamente formulado – se reitera luego como pronombre personal (le), a semejanza de la oración independiente normal. La norma es decir 169

a ese señor le entregamos los papeles, en que el complemento encabeza la frase. § 147. Que. Este relativo se emplea con antecedente tanto de persona como de cosa. Es invariable, cualquiera que sean el género y el número de su antecedente. Puede sustituirse por el cual en las explicativas, pero no en las especificativas: los estudiantes, que (= los cuales) estaban lejos, no oían al profesor. En la oración compleja los que nada saben todo lo creen saber, la oración adjetiva intercalada es evidentemente que nada sabe. El antecedente de este relativo es el artículo los que lo precede 59 . Por tanto, los que es lo mismo que aquellos que, así como los grupos el que, la que y las que equivalen a aquel que, aquella que, aquellas que. En cambio, no podríamos hacer esta sustitución en los estudiantes que estaban lejos no oían al profesor, por tratarse de una especificativa. Que puede usarse sin preposición cuando el antecedente de la OSR expresa circunstancias de tiempo o lugar. Como se puede notar también en los siguientes ejemplos: hace tiempo que no nos vemos un día que lo vi me dijo le hicieron levantar del asiento que estaba (vulgar). Fuera de estos casos, que lleva la preposición que corresponde a su papel sintáctico; algunas veces, aunque se verifique su frecuencia en la práctica, los gramáticos tachan estos usos de vulgares e incorrectos. En otras construcciones, el artículo el tiene solamente su moderno valor sintáctico y el antecedente del relativo va expreso en otra parte de la oración. Así ocurre en la casa en la que pasé los días de mi infancia subsiste todavía, donde el relativo tiene como antecedente la casa. Sintácticamente, el artículo no puede ir separado del pronombre sustantivo al que precede; Rafael Seco sugiere, por consiguiente, 59

El cual conserva todavía confusamente su primitivo valor etimológico de pronombre demostrativo. 170

que las expresiones indicadas deben estimarse más bien como relativos con el antecedente englobado en su propia significación. No pertenece a la norma culta el uso del relativo que en oraciones exclamativas encabezadas por qué. Por tanto, no se dice ¡qué listo que es!, sino ¡qué listo es! ¡qué lejos que está!, sino ¡qué lejos está! § 148. Cual. Es un adjetivo correlativo de tal, y conserva este carácter siempre que se usa sin artículo. En el refrán cual la madre, tal la hija, donde se verifica esta correlación, se ha suprimido el verbo copulativo. Acompañado del artículo, cual se ha convertido en pronombre relativo, y en esto tenemos una prueba más de la sustantivación. Hay ejemplos antiguos del uso de cual sin artículo, pero en la actualidad la presencia de éste es indispensable. Los relativos el cual, la cual, lo cual, los cuales, las cuales tienen sentido explicativo, y por esto pueden sustituir a que explicativo. Esta sustitución ofrece circunstancias que la favorecen o dificultan. Cuando el relativo está alejado de su antecedente, el empleo de el cual se recomienda como más expresivo que el de que, a causa de que éste no expresa género y número, y por consiguiente no se enlaza con su antecedente con tanta claridad como el primero. Ponemos el ejemplo de la oración compleja entraron dos máscaras, cuando la fiesta estaba en todo su apogeo, las cuales llamaban la atención por la vistosidad de sus disfraces, con referencia a la oración de relativo que llamaban la atención. El relativo que es proclítico, y por esto no suele quedar como palabra final del grupo fónico. Cuando la construcción lo sitúa en esta posición, tiende a ser sustituido por el cual: todo lo que pienso decir son sentencias del padre predicador que la Cuaresma pasada predicó en este pueblo, el cual, si mal no recuerdo, dijo ... (Quijote, II, 5) En general, que es mucho más frecuente que el cual al comienzo de un grupo fónico; pero, cuando van con preposición en comienzo de grupo fónico, la mayor frecuencia le corresponde a el cual. 171

En las OSA especificativas, que domina absolutamente, cuando no lleva preposición. Las preposiciones que pueden preceder al relativo que son, como él, proclíticas. Por esta causa hay gran vacilación, tanto en la lengua clásica como en la moderna en el empleo de que precedido de preposición, y una clara tendencia a sustituirlo por el cual, aun en las especificativas: existen entendimientos para los cuales es inútil argumentar con razones no hallamos fundamento sobre el cual podamos entablar demanda. Es indudable que no habría dificultad lógica en decir para los que y sobre el que, pero los escritores y el uso general prefieren ordinariamente para los cuales y sobre el cual, respectivamente 60 . § 149. Quien. Como equivalente de el que, la que, los que, las que, este relativo se emplea únicamente para personas o cosas personificadas. Desde el siglo XVI, se formó el plural quienes, que fue extendiendo paulatinamente su uso hasta generalizarse. Sin embargo, aun en nuestros días se usa de vez en cuando quien con antecedente plural: no os podéis quejar de mí, vosotros a quien maté (Zorilla, Tenorio). Cuando lleva antecedente expreso, su uso ofrece particularidades especiales, salvo el no poder ser sujeto de una OSA especificativa. No podemos decir el hombre quien vino 60

Esta preferencia se debe a un motivo rítmico; el sucederse varias sílabas átonas de palabras proclíticas por naturaleza, se busca un apoyo intensivo que no puede ser que, sino cual. Por esto, los gramáticos coinciden en decir que esta sustitución es particularmente frecuente con preposiciones bisílabas, o con locuciones equivalentes a una preposición, como por encima del cual, y no por encima del que; de entre las cuales, y no de entre las que. Con las preposiciones monosílabas existe gran vacilación, y abundan los ejemplos de el que y el cual. Afirman las Gramáticas que suele emplearse el cual por el que detrás de las preposiciones monosílabas por, sin, tras, y que, en cambio, es poco frecuente la situación en las especificativas con las demás preposiciones de una sola sílaba. 172

la señora quien ha entrado, sino hay que decir el hombre que vino la señora que ha entrado. Si no lleva antecedente expreso, quien tiene también los usos generales de los demás relativos: en él compiten, por tanto, el sentido del antecedente simplemente callado y el relativo de generalización, aplicable a cualquier persona. La Real Academia llama este caso “quien con el antecedente implícito” y establece que no se usa sino como sujeto / atributo de la OSA, que es su propia oración: quien (sujeto) canta, su mal espanta Juan fue quien (atributo) me enteró de la noticia yo no puedo, ni debo sacar la espada contra quien (sujeto) no fuere armado caballero. El fenómeno mencionado al hablar de que ocurre también con este relativo, que se construye muchas veces sin antecedente explícito. Así, por ejemplo, la construcción quien bien te quiere, te hará llorar se interpreta suponiendo que quien lleva implícito su propio antecedente, que podría ser un pronombre demostrativo. Tendríamos, pues, quien = aquel que (o aquella que). Este uso hace que, cuando el antecedente implícito debiera llevar preposición, quede afectado de ella el propio relativo; así, en éste es un cuadro de quien no sabe pintar, la preposición de viene afectando al relativo quien, cuando correspondería al antecedente implícito, ya que éste sería un genitivo dependente de cuadro, en tanto que a quien, sujeto de su oración, no le corresponde llevar preposición alguna. § 150. Cuyo. Este relativo procede del genitivo latino cuius, y conserva desde su origen el doble valor relativo y posesivo. Concierta en género y número con la cosa poseída: ayer fue detenido un individuo cuyo nombre es Pedro. El olvido de su carácter posesivo motiva algunas veces su empleo como un relativo cualquiera, error censurado por los gramáticos. Es efectivamente un disparate decir cuya en vez de la cual, en la siguiente expresión: vimos una casa al parecer antigua, cuya casa ... 173

En la actualidad se usa casi exclusivamente entre los dos sustantivos que relaciona, antecedente y nombre poseído, aunque pueden interponerse otras palabras y frases, como en el último ejemplo, por supuesto no recomendable.

§ 151. Observaciones Los relativos quien, quienes y el cual (y sus variantes) aparecen siempre en OSA explicativas, salvo cuando van precedidos de preposición. En este caso, también aparecen en OSA especificativas: me vendieron un coche, el cual tenía más de 100.000 kms. saludé a tu padre, quien me recibió con simpatía ésta es la chica con quien (la cual) salgo. Los relativos que y quien se usan a veces sin antecedente expreso, bien por ser éste desconocido, bien por no interesarle al que habla, o bien por sobrentenderse fácilmente las palabras causa / razón / motivo / cosa / asunto / persona u otras parecidas: sé a quien debo dirigirme hablaremos con quien nos escuche te daré de que comas durante una semana. Estas construcciones son particularmente frecuentes con infinitivo: tengo que contarte me dieron que hacer tendrán de que hablar muchos días no había de quien fiarse. Con frecuencia, sobre todo tratándose de personas, usamos que + artículo, o quien (sin artículo) para indicar en general a cualquier persona. Algunos gramáticos llaman este uso relativo de generalización (pues aparece en decires y proverbios): quien bien te quiere, te hará llorar el que a hierro mata, a hierro muere la que te lo haya dicho, te engaña quien canta, su mal espanta los que quieran pasar, que pasen. 174

El grado de generalización varía según las circunstancias, y por ello es imposible limitar con exactitud estos matices que aplicamos a un antecedente callado más o menos extenso, el cual no ofrece dudas para el interlocutor. Cuando el sustantivo-antecedente es un nombre propio o un pronombre personal tónico, sólo son posibles las oraciones explicativas: Ana, que es una alumna ejemplar, será premiada vosotros, que estáis cansados, sentaos aquí. Sólo las OSA explicativas con el relativo el cual (y sus varintes) permiten intercalar otras palabras entre el relativo y su antecedente: aquellos niños echaron a llorar, los cuales, más tarde, se marcharon. Las oraciones adjetivas con el relativo cuyo (y sus variantes) pueden ser tanto especificativas como explicativas: especificativa: vino a verme una mujer cuyo marido me conocía explicativa: la hija de Juan, cuya casa está próxima a la mía, salió para París. Los relativos el cual y cuyo (y sus variantes) aparecen separados de su antecedente, si forman parte de estructuras partitivas 61 (con indefinidos o cardinales): tengo tres alumnos, ninguno de los cuales es mujer me han regalado un libro, dos de cuyas hojas son ilegibles. § 152. Adverbios relativos. Los adverbios donde, como, cuanto, y a veces cuando, pueden sustituir a que y el cual. Donde se usa con un antecedente que exprese lugar, o, para indicar deducción o consecuencia, con las preposiciones de y por: una señal por donde conocimos sus intenciones la casa donde pasé mi niñez de donde se deduce. Y también este ejemplo más o menos divertido:

61

Estructuras lingüísticas que sirven para designar una parte del todo significado por otro elemento. 175

- He reñido a un camarero. - ¿Por qué?¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo? - Porque, donde cuando como sirven mal, me desespero. Se cita algunos ejemplos raros de donde con antecedente de tiempo: porque se llegaba la hora donde me convenía volver a salir de la cima (Quijote, II, 23). Como tiene el valor modal que corresponde a su origen, y se emplea con un sustantivo-antecedente que signifique modo, manera, medio, arte: estaban de acuerdo en el modo como había que plantear el problema. Cuanto es relativo de generalización: cuantos lo vean se regocijarán. Sustituye a lo que cuando el antecedente es el indefinido todo, expreso o tácito: todo cuanto decía le parecía gracioso comed cuanto querráis. El empleo del adverbio cuando con valor relativo es poco frecuente; puede decirse, sin embargo: el tiempo cuando íbamos a la escuela.

§ 153. OSR no adjetivas Cuando una OSR complementa a un adjetivo, no puede hablarse de OSA, pues no desempeña la función de un adjetivo, ya que éste no puede ser modificado por otro adjetivo. En los ejemplos: de bueno que es, todo el mundo abusa, mira lo lista que es esa chica, lque es es una OSR. Lo mismo ocurre cuando la OSR complementa a un adverbio que actúa como antecedente, pues los adjetivos generalmente no complementan a los adverbios. En ahora que no hay nadie, puedes hablarme, que no hay nadie es OSR y el nexo que es CC: no me dijeron lo lejos que estaba, que estaba es OSR y el nexo que es un CC. Además, en estos casos, el relativo que no tiene valor de pronombre, sino de algo que Leonargo Gómez Torrego llama proadjetivo, argüyendo que a adjetivos y adverbios sustituye. 176

También son OSR, pero adverbiales, las oraciones introducidas por algún adverbio relativo (donde, cuando, como, cuanto) sin antecedente expreso: vivo donde hay árboles salí cuando anochecía lo hice como me dijiste gasto cuanto gano. El relativo lo que es, en ocasiones, una forma equivalente a la del adverbio cuanto: gasto cuanto gano = gasto lo que gano. Tampoco son adjetivas las OSR que tienen como antecedente una oración entera, pues los adjetivos sólo modifican a sustantivos y no a oraciones: mi hijo ha aprobado, lo que me hace muy feliz todos los días me ducho, que es lo más higiénico. En estos ejemplos, tenemos sendos conjuntos oracionales por subordinación, muy próximos a la coordinación, que constituyen enunciados. En el primer caso, el relativo es el conjunto lo que, y no sólo que.

§ 154. OSA pero no de relativo Con algunos verbos, hay oraciones que funcionan como atributo de un sujeto exactamente igual que lo haría un adjetivo: Pedro está que rabia = Pedro está rabioso la cosa está que arde = la cosa está mala Juan se quedó que daba pena = Juan se quedó triste. Estas oraciones están próximas a las consecutivas intensivas. También son adjetivas, pero no de relativo, ciertas oraciones de gerundio, de infinitivo y de participio: Miguel siempre aparece en público sonriendo = Miguel siempre aparece en público sonriente tengo una cámara de sacar fotos = tengo una cámara que saca fotos vi un hombre dormido debajo de un árbol = vi un hombre que dormía debajo de un árbol. Cuando el relativo introductor de una OSR va precedido de una preposición, ésta no es el enlace entre el sustantivo-antecedente y la oración, sino marca la función del relativo dentro de la oración: el lápiz con (el) que escribo tiene poca punta. 177

3. ORACIONES ADVERBIALES

§ 155. Características generales Estas oraciones son las que ejercen el mismo papel que correspondería a un adverbio, es decir, modifican cualitativa o cuantitativamente a la principal. Por tanto, se dejan sustituir por aquellos. Y ello porque, cuando la modificación es muy compleja, la función modificadora del verbo puede expresarse por medio de una oración subordinada con verbo conjugado: fui donde estaba tu hijo = fui allí he pintado la casa como me lo has dicho = he pintado la casa así iré a la mili cuando sea mayor = iré a la mili entonces. En la oración principal, las oraciones adverbiales sustituyen a los adverbios o modifican al verbo con el mismo carácter que pudiera hacerlo un adverbio cualquiera. Son correlativas, esto es, se enlazan mediante un elemento de la oración principal y otro que figura en ellas mismas. Se clasifican en: oraciones de carácter circunstancial, que expresan las tres relaciones fundamentales de espacio, tiempo y modo en la oración principal; oraciones que expresan relaciones cuantitativas, siendo comparativas y consecutivas; y oraciones de relación causativa, es decir, condicionales y concesivas. En este grupo pueden incluirse también las subordinadas causales, cuyo sentido, como ya se dijo, vacila entre lo sustantivo y lo adverbial. § 156. Las oraciones de este tipo desempeñan la función más característica del adverbio, la de CC, y son subordinadas del verbo principal de la oración. Cabe retener que no todas las oraciones que desempeñan la función de CC se dejan sustituir por adverbios, bien porque no exista esa determinada clase de adverbios (por ejemplo, no hay adverbios que indiquen concesión, hipótesis, condición, causa, etc.), bien porque se sustituyan por sustantivos o pronombres (como ciertas causales y finales); en este caso, son sustantivas, pero con función de CC. Por tanto, las oraciones que funcionan como CC tienen las siguientes peculiaridades: 178

1. se sustituyen por adverbios (las locativas, modales, temporales y cuantitativas) 2. se sustituyen por categorías nominales, eso es, sustantivos o pronombres (algunas causales y las finales) 3. no se sustituyen ni por categorías nominales, ni por adverbios (las condicionales y las concesivas) 4. expresan con preponderancia el lugar, el tiempo y el modo del hecho contenido en la oración principal, cuando tales relaciones son tan complicadas que no pueden expresarse con adverbios morfológicos. 5. Las tres presentan una estructura uniforme. En la oración subordinada figuran los adverbios relativos donde, cuando y como, correlativos de antecedentes que figuran en la oración principal, y que son expresiones (ablativos o adverbios) de lugar, de tiempo y de modo, respectivamente. Un cuadro de estas tres clases de oraciones circunstanciales sería:

De lugar De tiempo De modo

Oración principal

Oración subordinada

Aquí es Entoces fue El negocio salió así

donde yo trabajo cuando llegó mi padre como yo suponía

6. Es muy frecuente la omisión de los antecedentes, si los sobrentendimos suficientemente. Así se dice: voy donde me llaman lo veré cuando venga el joven se condujo como correspondía a su talento. La oración subordinada suele llevar también otras expresiones locales, temporales o modales, con antecedente expreso o no en la oración principal. 7. Para indicar las distintas relaciones locales de movimiento, el adverbio donde va afectado de las preposiciones adecuadas. Así, tenemos adonde (formando una o dos palabras) para el lugar de destino; de donde, para el origen o procedencia; por donde, para el 179

lugar de tránsito, lo mismo que hacia donde y hasta donde, para la dirección y el límite: voy a donde me han dicho la familia de donde vengo es francesa no señaló el sitio por donde había entrado en el jardín hasta aquel poste es hasta donde debéis correr. En donde, sustituido corrientemente por el simple donde, expresa el lugar de reposo. También donde aparece con frecuencia en vez de adonde. 8. En las oraciones temporales encontramos una gran riqueza de elementos correlativos: apenas ... cuando / aún no ... cuando / no bien ... cuando / luego ... cuando. 9. Se usan asimismo sin antecedente, o al menos sin uno fijo, ya que, luego que, antes que, después que, como, en tanto que, mientras (que), en cuanto: apenas dejó de llover cuando nos pusimos en camino antes que se hiciera de noche se acogieron a poblado mientras que comían los mayores, los niños conversaban tan pronto como anocheció, hubo que volver a la aldea en cuanto acabe, voy contigo. Nótese que cuando,, en(tre) tanto que, etc. expresan la contemporaneidad de los hechos en las dos oraciones, subordinante y subordinada. La inmediata anterioridad de lo afirmado en la oración principal se expresa con apenas, no bien, cuando, ya que, luego, etc. La simple anterioridad del hecho de la oración subordinada se indica con antes que, y la posterioridad con después que. Las tres dimensiones temporales se expresan en cada caso en relación con el antecedente o con el verbo de la principal. En las subordinadas modales suele encontrarse según (que) 62 en vez de como: yo trabajo según me han mandado. 62

El valor modal de según que está hoy olvidado. En cambio, tanto éste como según solo tiene un frecuente uso temporal con sentido de progresión paralela de la acción principal y la subordinada: según (que) vayas estudiando ( = a medida que vayas estudiando) encontrarás más facilidad. 180

El adverbio como suele llevar sobrentendida la oración subordinada, que por lo general reproduce a la subordinante. Así, encontramos las expresiones es ágil como una ardilla = como una ardilla (es ágil) se portó como un grosero = como un grosero (se portó). Cuando se trata de un hecho futuro, en la oración subordinada se emplea siempre el subjuntivo, por tratarse de un hecho eventual. Se exceptúan solamente las oraciones temporales con mientras que; aun tratándose de un hecho futuro, si es real, éstas pueden ir en indicativo, pero no en futuro, ni en potencial. El sentido de acción venidera se expresa aquí por medio del presente: mientras llega Antonio, voy a escribir una carta. Una acción futura con relación al pasado se expresa por el imperfecto: mientras llegaba Antonio, me puse a escribir una carta. De ningún modo podría haberse dicho en estos casos mientras llegará / llegaría Antonio. Se exceptúan también las oraciones subordinadas formadas con antes que, las cuales siempre llevan el subjuntivo. La correlación de tiempos es la misma que explicamos anteriormente en las oraciones objetivas.

§ 157. Clases de oraciones que funcionan con CC Las oraciones que funcionan como CC son: 1. de lugar o locativas 2. de modo o modales 3. de tiempo o temporales 4. causales 5. finales 6. condicionales 7. concesivas

8. algunas consecutivas.

181

1. Expresión del lugar § 158. Oraciones subordinadas adverbiales de lugar / locativas Las oraciones adverbiales de lugar funcionan como CC del verbo principal de una oración compleja. Semánticamente, indican lugar. Por ello, pueden sustituirse por adverbios locativos. Siempre llevan como elemento introductor el adverbio relativo donde, solo o acompañado de preposición: fui donde estaba tu hijo = fui allí yo caminaba hacia donde está el mar = yo caminaba hacia allí. En este último ejemplo, la oración adverbial es una parte del CC: es antes el término de la preposición. También pueden considerarse adverbiales locativas oraciones con según, del tipo siguiente: la cafetería está según sales a mano izquierda. No deben confundirse estas oraciones que complementan a un verbo, con las OSA con donde. Estas siempre llevan un sustantivo antecedente del adverbio relativo al que complementan: ésta es la casa donde vivo. También deben distinguirse las oraciones adverbiales locativas de las interrogativas indirectas con dónde (adónde), que son una clase de sustantivas: ignoro por dónde caminan = lo ignoro = ignoro eso. El adverbio relativo donde es, a su vez, un nexo y CC del verbo de su oración.

2. Expresión del modo § 159. Oraciones subordinadas adverbiales modales Las oraciones de modo que funcionan como CC del verbo principal de la oración compleja sólo son adverbiales cuando se 182

pueden sustituir por un adverbio. Semánticamente, indican modo, forma o manera. Pueden sustituirse por adverbios modales: he pintado la casa como me lo has dicho = la he pintado así. El elemento introductor más frecuente de estas oraciones es el adverbio relativo como, que en ocasiones se une a la conjunción si, formando con ella un solo nexo complejo: encontré a David como si estuviera enfermo = lo encontré así. También son nexos introductores de estas oraciones el adverbio según, que en estos casos no es preposición, el adverbio (o adjetivo adverbializado) conforme, el adverbio cual, hoy día de carácter literario, y la locución tal y como: rellenamos las actas según dice la norma = las rellenamos así actuamos conforme dicen los estatutos = hemos actuado así la carretera se estiraba cual serpiente = la carretera se estiraba así lo hice tal y como me dijeron = lo hice así. Con estas oraciones es frecuente la supresión del verbo de la subordinada, pero siempre éste es recuperable: según las normas conforme los estatutos. Deben distinguirse estas oraciones, que complementan a un verbo, de aquellas en que el adverbio relativo como se relaciona con un sustantivo antecedente al que complementan: no he visto el modo como lo pintó. En otras ocasiones, la oración complementa al adverbio antecedente así: hazlo así como te han dicho. Tampoco deben confundirse con las interrogativas indirectas con como, que son sustantivas: dime como te ha ido = dímelo = dime eso. A veces se suman en una sola unidad introductora las palabras según y como: según como se presente el día, saldremos al campo o no. Obsérvese que esas dos palabras son coordinables en un mismo enunciado, formando un conjunto con autonomía sintáctica: - ¿Piensas presentarte al examen? – Según y como. 183

Si las oraciones modales se separan del resto del enunciado con una pausa (una coma en la escritura), actúan de CC no de un verbo, sino de otra oración, llamada principal. Formarían con esta última un conjunto oracional por subordinación: tus amigos, como preveíamos, se fueron al cine sabemos, como es natural, que en España se vive mejor ahora como dice tu amigo, este mundo es imprevisible este mundo es imprevisibile, tal y como dice tu amigo. En estos casos, las oraciones subordinadas modales ya no son, propiamente hablando, adverbiales. En fin, en ocasiones, la oración modal con como es el término de una preposición: esto es distinto de como lo has dicho. 3. Expresión del tiempo a. Fecha y hora

§ 160. Los días de la semana. Los nombres de los días de la semana son masculinos. Sus modificadores van, pues, en las formas masculinas. Preguntamos por el día de la semana diciendo: ¿qué día es hoy / mañana? ¿qué día era ayer / anteayer? ¿en qué día cae / caerá / cayó + fecha? En las respuestas, los días se nombran sin artículo: - ¿En qué cae el 25? – En jueves. - ¿Qué es mañana? – Sábado. El día que acaba de pasar o el que viene se expresan con artículo: el sábado fuimos a la playa. No se usa normalmente el + nombre de un día de la semana para referirse a todos los días que llevan ese nombre, a no ser que se entienda muy claramente por el contexto que se trata de un uso general del nombre del día en cuestión: para mí, el domingo es un día aburridísimo. 184

Para referirse con el nombre de un día de la semana a todos los días que llevan ese nombre se emplea los / todos / cada + nombre del día: todos los martes come pescado; y los domingos, fruta. Para situar un suceso en relación con un día de la semana no se usa ninguna preposición. Basta seguir las reglas de uso del artículo. § 161. Los meses del año. Los nombres de los meses del año son masculinos. Normalmente, se emplean sin artículo: pero, en mayo de 1968, cuando empezó la protesta estudiantil, yo ya no estaba en París. Para situar un acontecimiento en un mes, se emplea la preposición en: aquí, en septiembre ya empieza a refrescar por las noches. En las fechas, los nombres de los meses van introducidos por la preposición de: nació el 14 de junio de 1988. § 162. Las estaciones. Los nombres de las estaciones del año son masculinos, sólo la primavera es femenino. Para situar un suceso en una de las estaciones del año, se emplea la preposición en seguida del nombre de la estación sin artículo: en primavera, paso los fines de semana en el campo. Los nombres de las estaciones suelen ir introducidos por el artículo, contrariamente a lo que ocurre en muchos idiomas, en los que los nombres de las estaciones no se emplean nunca con artículo: inglés: spring is the season I prefer español: la primavera es la estación que prefiero. § 163. Las fechas. Se expresan de manera absoluta de la siguiente manera: (día de la semana + ) numeral cardinal + de + mes + de + año: hoy es (domingo) 24 de abril de 1990. La forma abreviada de la fecha, utilizada en la lengua escrita (por ejemplo, en cartas formales / comerciales, en documentos legales, etc.), es idéntica, pero no se expresa el día de la semana. En estos contextos, la fecha suele ir introducida por la preposición a: en Madrid, a 24 de enero de 1993. 185

Para situar un acontecimiento en el tiempo, dando sus coordenadas temporales, cuando se utiliza una fecha como referencia temporal, ésta va introducida por el artículo el: se casó el 9 de abril. Para expresar la fecha del día (eso es, para identificar un día, diciendo a qué fecha corresponde), no se emplea artículo, a no ser que ya se haya mencionado la fecha en cuestión: hoy es martes 25 de junio de 1992. Sin embargo, para identificar una fecha ya mencionada anteriormente en el contexto, sí se usa el artículo: - Pero, ¿no tenías hoy examen? - ¡Qué va! El examen es el 15 de junio. – Sí … pero el 15 de junio es hoy. A veces, para referirse a una fecha cuando está claro, en el contexto, de qué mes se trata, se usa: el (+ nombre del día) (+día) + número cardinal correspondiente: - ¿Cuándo te vas? – El cinco. - ¿Y cuándo decías que se casaron? – El domingo, día 25. Es importante notar que en las fechas se usan, en español, números cardinales (y no ordinales), excepto primero, que alterna con uno: nació el primero / 1 (uno) de enero. Para preguntar por la fecha (y para contestar) se usa la expresión con el verbo estar: - ¿A qué / cuántos estamos hoy? – A 27 de agosto / A lunes 27 de agosto. Para situar de manera aproximada un suceso en relación con una fecha, se usa: como / alrededor de / hacia / sobre / por / ahí / allá por + el + fecha: yo creo que estará terminado alrededor del quince de julio. El uso de cómo es peculiar sobre todo del español americano y, en el español peninsular, del lenguaje juvenil. § 164. Años y siglos. Para referirse a un año no se emplea ningún artículo: en 1960 estaba viviendo en Portugal. Sin embargo, cuando se utiliza una forma abreviada, tiene que ir introducida por el artículo: 186

vive aquí desde el 45 se casaron en el 78. Como se ha visto, para situar un suceso o acontecimiento en relación con un año, se utiliza la preposición en. Los siglos se expresan en español con números cardinales y no con números ordinales, como en otros idiomas (inglés, alemán, francés, italiano, etc.). En la escritura se usan siempre números romanos 63 . Se escribe el siglo XVII y se lee el siglo diecisiete. § 165. Preguntar y decir la hora. Para expresar la hora se emplea: (ser) + la / las + hora y para preguntar la hora se emplea qué + hora + ser : - ¿Qué hora es? – (Es) la una y media. Al decir la hora, se usa a veces la expresión en punto para indicar que se trata exactamente de la hora indicada, y no de una hora aproximada: es la una en punto son las cinco y cuarto en punto. Los minutos de 1 a 29 deben ir introducidos por y, pero también se encuentran limitados usos sin y: las tres (y) cinco (minutos) las nueve (y) veinticinco. Cuarto y media van necesariamente introducidos por y: las cinco y cuarto las diez y media. Para los minutos que van de 31 a 59 se calcula cuántos minutos faltan para la hora siguiente y se expresa: (es / son +) la / las + hora siguiente + menos + cardinal (+ minutos). . En América también se dice: falta(n) + cardinal + (minutos) para la(s) + hora siguiente: 1. es la una menos cuarto falta un cuarto para la una 2. son las nueve menos diez (minutos) 63

En las fechas de textos históricos y al referirse a siglos, se encuentran con frecuencia las abreviaturas A.C. (= antes de Cristo) y D.C. (+ después de Cristo). 187

faltan / son diez (minutos) para las nueve. En la segunda construcción, faltar y ser concuerdan con los minutos (cuarto, diez) y no con la hora. En la lengua hablada corrientemente, el día se divide en dos períodos de doce horas y se habla, por tanto, de: las dos de la madrugada (de la mañana) / de la tarde las seis de la mañana / de la tarde las nueve de la mañana / de la noche las doce del mediodía / de la noche. Existe en la lengua hablada cierta tendencia a evitar el empleo de los términos mediodía y medianoche, y a sustituirlos por las doce (del mediodía) y las doce de la noche. El término mediodía se usa más a menudo para referirse a un período de tiempo que va aproximadamente de las 12 del mediodía hasta la hora de almorzar. En el lenguaje formal escrito y en el registro burocrático, se considera el día como un solo período de 24 horas, y se habla, por tanto, de: las 16 (dieciseis) horas las 19 (diecinueve) horas las 23 (veintitrés) horas. En estos registros, los minutos no suelen ir introducidos por y ; se considera la hora como un único período de 60 minutos: - ¿A qué hora sale el tren Talgo para Ginebra? – A las diecisiete cuarenta. Oralmente, estos usos se dan casi exclusivamente en relación con los medios de comunicación o de transporte. En estos registros, además, se evita el empleo de las palabras cuarto y media, que se sustituyen por quince y treinta, respectivamente. Este uso confiere siempre a la expresión un tono más formal. El vocero de la estación suele decir: Señoras y señores, bienvenidos a Madrid. Son las dieciocho treinta, hora local, y la temperatura es de 22 grados. § 166. Situar un suceso con respecto a una hora. Para preguntar por la hora en que se produce algo se utiliza: ¿a qué hora (+ verbo)?: 188

- Bueno, ¿a qué hora nos vemos? - ¿Por qué no quedamos a las cuatro en la cafetería? La conferencia es a las cuatro y media. Así nos podemos ir después de tomar un café. Para situar un acto o acontecimiento en relación con una hora se utiliza la preposición a: - ¿A qué hora nos vemos? – A las cuatro y media en punto. Como siempre, cuando ya sabemos de qué suceso se trata, no se repite el verbo: - Oye, acuérdate de que mañana tenemos una reunión. - ¿A qué hora? – A las tres y media. Para situarse de manera aproximada en relación con una hora se emplea coloquialmente: como a / sobre / hacia / alrededor de + la / las + hora: - ¿A qué hora piensas acabar? – Pues, como a las siete y media, ocho. – Vale. Entonces te llamo sobre las ocho. En los registros formales es menos frecuente que se sitúe algo con respecto a una hora de manera aproximada; pero, cuando sucede, se prefieren hacia y alrededor de: En los registros informales o familiares, se emplea la expresión las tantas en a / hacia / hasta las tantas, etc, para referirse a una hora muy tardía de la noche (madrugada): si no te hubieras acostado a las tantas, no estarías de tan mal humor. § 167. Los momentos del día. En español, el día se subdivide en tres grandes momentos: la mañana, la tarde, la noche. Para situar un suceso o acontecimiento en relación con uno de estos momentos, se utiliza la preposición por: - ¿Cuándo nos vemos? – Mañana por la tarde, ¿te va bien? También se emplea a(l) mediodía para referirse a un momento del día comprendido entre las 12 y la hora de almorzar. En ocasiones, se confunde con la hora misma del almuerzo. Para situar un suceso o acontecimiento en el día en oposición a la noche y viceversa, se usa la preposición de: - ¿Tenemos que llevar mucha ropa? – Pues, no sé. De día, todavía hace mucho calor. Sin embargo, de noche, refresca bastante. 189

Además, para referirse al final de la tarde, poco antes de la noche, se usa el atardecer. Para referirse al momento en el que está empezando la noche, se usa el anochecer. Para referirse a la segunda mitad de la noche, poco antes de la mañana, se usa la madrugada. Para referirse al momento en el que empieza la mañana, se usa el amanecer, que es posterior a la madrugada. Para situar un suceso o acontecimiento en relación con estos momentos más puntuales, se usa: al + amanecer / atardeceder / anochecer en la madrugada verbo + de madrugada. Se observa, por otra parte, cierta tendencia a emplear de la mañana en lugar de de la madrugada, especialmente al especificar una hora. Se prefiere madrugada sólo para marcar de modo impreciso que algo ha sucedido muy avanzada la noche. b. Lógica temporal del discurso y régimen verbal

§ 168. El concepto de concordancia de los tiempos parece haber parcialmente caducado. Por tanto, en la lógica del discurso, en la escala que se crea entre afinidad y necesidad, el régimen de los modos y de los tiempos, además de ser estructura, esqueleto del juicio, es también fuente de información, eso es, andamio del mismísimo juicio. Haciendo un inventario de los modos y los tiempos, vislumbramos allende las desinencias justamente las relaciones que mantienen los verbos de la frase en el proceso de la comunicación. Pretérito Pretérito imperfecto § 169. Pretérito imperfecto de indicativo (cantaba). Este es un tiempo relativo (cantaba) que indica una acción pasada que no se muestra como acabada, y que se ha verificado coincidiendo con otra acción pasada. Si decimos 190

cuando llegaste, nevaba, nevaba (1)______*A______||________________||_____________ llegaste PRETERITO PRESENTE FUTURO es en el punto A del momento pretérito de la línea del tiempo que coinciden llegaste y nevaba y, por tanto, entendemos que el llegar y el nevar eran hechos simultáneos. Como puede apreciarse en el gráfico (1), queda incierto cuando acabó el nevar, de acuerdo con el carácter imperfecto del tiempo de que se trata, que expresa persistencia o duración en el pasado. He aquí algunos usos especiales de este tiempo: § 170. Imperfecto conativo. Este indica acciones sólo iniciadas o intentadas: precisamente ahora me marchaba = estaba a punto de marcharme, estaba iniciando la marcha. § 171. Imperfecto irreal. Este – como todo imperfecto, cuya acción continuada no llega hasta este momento presente – se considera como opuesto a la realidad del tiempo presente, y tiene un sentido hipotético, irreal: debían castigarlos = deberían castigarlos si tuvimos dinero, te daba = te daría. Es el mismo que, con un grado mayor de irrealidad, emplean los niños en sus juegos: yo era el bueno y vosotros me atacábais ... § 172. Imperfecto de cortesía. Este se relaciona con el imperfecto irreal, en frases que significan intención; así, al no mencionar la realidad presente, la voluntad del hablante se pone a cubierto de una posible negativa: venía a ver a Don José = vengo a ver. § 173. Pretérito imperfecto de subjuntivo (cantara / -se). Su acción verbal puede ser tanto pasada como presente y futura: te dije que vinieses = vinieses ayer, hoy, mañana. En la irrealidad propia del subjuntivo, este tiempo representa lo que en la realidad del indicativo valen el pretérito indefinido, el imperfecto y el potencial simple. Compárense: 191

Area de lo real (Indicativo) dicen que participó mucha gente

Area de lo irreal (Subjuntivo) no dicen que participase mucha gente

creo que vivía bien

no creo que viviera bien

creía que Juan sabría esto

no creía que Juan supiera esto.

El verbo en pretérito imperfecto de subjuntivo depende generalmente de otro verbo en pretérito indefinido, de un imperfecto, o de un potencial (simple o compuesto): te dije / decía / diría / había dicho / habría dicho que vinieses. Cuando es independiente, este tiempo expresa, como el presente de subjuntivo, el deseo, pero con poca confianza en su cumplimiento: ¡ojalá lo encontrásemos aquí! o bien la duda, orientada ya hacia el pasado: quizá llegasen anoche, ya hacia el futuro, muy acentuada esta vez: quizá mañana ya no estuviese aquí. La forma –ra (cantara) tiene a veces valor de potencial, de pretérito pluscuamperfecto de indicativo, de pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo o de pretérito indefinido.

Pretérito perfecto § 174. Pretérito perfecto de indicativo (he cantado). Este tiempo expresa un hecho que se acaba de verificar en el momento en que hablamos, o bien un hecho cuyas circunstancias tienen en cierto modo relación con el presente. Así, por ejemplo, he dicho = acabo de decir he visitado a tu tío = acabo de visitar a tu tío.

192

he visitado (2)____________||______*A_________||______________ PRETERITO PRESENTE FUTURO En uno u otro caso los enunciados han terminado en el punto A, del momento presente de la línea del tiempo. En el ejemplo los griegos han dejado el arquetipo de la tragedia antigua, el dejar está en pretérito perfecto, porque en el momento actual seguimos recogiendo los frutos resultantes de este hecho. Este tiempo y el pretérito indefinido coinciden en significar hechos anteriores al momento en que hablamos, no en su transcurrir (que se expresa por el imperfecto), sino en cuanto transcurridos: la guerra ha terminado = la guerra terminó, ya que el indefinido no representa un hecho más antiguo que el representado por el perfecto. La diferencia entre las dos formas usadas se funda en la extensión que quiera dar el hablante al momento presente en que habla. Si, para él, la acción verbal tiene cierta cohesión temporal con el presente, entonces empleará el pretérito perfecto; si, por el contrario, la acción no termina dentro de este presente sicológico, el tiempo usado sería el pretérito indefinido. Pero este presente sicológico puede tener una amplitud muy variable, de un instante a años: esta mañana ha llovido (presente sicológico = hoy) esta mañana llovió (presente sicológico = esta tarde) la guerra terminó hace tres meses (presente sicológico = este mes) la guerra ha terminado hace tres meses (presente sicológico = este año). La explicación de la preferencia por el indefinido/perfecto es necesario buscarla siempre en el punto de vista del hablante, en el cual intervienen juntos un elemento objetivo (distancia temporal) y uno subjetivo (mayor o menor interés en el hecho), según señala Emilio Alarcos Llorach. No obstante, es norma ya general el que para acciones inmediatamente anteriores al momento presente se use el pretérito perfecto y no el indefinido. Es por esto que el pretérito perfecto es el tiempo de las noticias de radio y televisión, y de los locutores de radio. Se dice: 193

han escuchado ustedes y no escucharon ustedes. También suele darse como norma general el uso del pretérito perfecto para acciones de hoy, y el uso del pretérito indefinido para acciones anteriores a hoy: hoy hemos ido al museo / ayer fuímos al museo. Sin embargo, hay muchas excepciones a esta regla, explicables por lo anteriormente mencionado. § 175. Pretérito perfecto de subjuntivo (haya cantado). Este tiempo expresa que la acción enunciada, dentro de la irrealidad del subjuntivo, es pasada y terminada: no creo que Pedro lea este libro no creo que Pedro haya leído este libro. En el segundo ejemplo, el leer es acción pasada y terminada, mientras que en el primero su acción aparece como presente/futura, e incompleta. En cambio en la oración compleja espero que haya venido Pedro cuando yo vuelva, el venir Pedro es el futuro de una acción terminada en relación con el volver yo, que tiene también sentido de futuro. Este tiempo corresponde, por tanto, en el sentido de la acción pensada del subjuntivo, a los tiempos pretérito perfecto y futuro perfecto de la acción hecha expresada por el indicativo: Area de lo real (Indicativo)

Area de lo irreal (Subjuntivo)

creo que Pedro ha leído este libro

no creo que Pedro haya leído este libro

Pedro habrá venido cuando yo vuelva

espero que Pedro haya venido cuando yo vuelva.

Este tiempo va subordinado generalmente a los tiempos presente y futuro de indicativo: me contento / contentaré con que el chico haya aprobado. § 176. Pretérito indefinido de indicativo (canté). Es un tiempo que expresa una acción pasada, cuya terminación se considera 194

anterior al lapso de tiempo más o menos extenso en que hablamos. Si decimos viajamos, (3)______*A_____||______________||________________ PRETERITO PRESENTE FUTURO es en el punto A de la línea del tiempo que la acción de este tiempo perfecto queda terminada. Para el préterito indefinido se usa a veces la forma –ra, que las Gramáticas registran como imperfecto de subjuntivo. Este uso que, según señala Samuel Gili y Gaya, no es ni muy moderno, ni tampoco muy recomendable, parece no obstante ganar terreno, sobre todo en el habla coloquial de muchos países latinoamericanos. Aquí va un ejemplo de la prensa española: la inmensa bahía, la más hermosa cosa que tiene el reino de España, según nos advirtiera Jovellanos.

Pretérito pluscuamperfecto § 177. Pretérito pluscuamperfecto de indicativo (había cantado). Este tiempo expresa un hecho que es pasado respecto a otro también pasado, y que se enuncia como ya terminado. En el ejemplo cuando tú llegaste, ya había nevado, el nevar estaba acabado antes de llegar tú. nevar (4)___*B___*A___||______________||________________ llegar PRETERITO PRESENTE FUTURO Se puede ver que, en la línea del tiempo, el nevar figura en el punto B, anterior al punto A, en que acaba el llegar. Igual que el imperfecto de indicativo, este tiempo puede tener valor irreal, sobre todo en el habla familiar: si hubiese venido, te había dado la mantilla. 195

Con valor de pluscuamperfecto de indicativo, aparece con cierta frecuencia en la literatura moderna también la forma –ra (cantara), que las Gramáticas designan como pretérito imperfecto de subjuntivo: los cacahuetes que antes le diera (Galdós, Miau). Observaba Amado Alonso ya en 1935 que la lengua escrita de la Argentina parecía tender a dar un particular sentido a la mencionada forma –ra: la noticia que este diario diera (= que ya ha dado) tiene confirmación el puerto de donde Colón partiera (= de donde, como todos saben, partió). Pero este uso se presenta normalmente sólo en oraciones introducidas por un relativo o por un interrogativo (pronombres o adverbios) 64 . § 178. Pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo (hubiera/se cantado). Este tiempo indica una acción que es pasada respecto de otra acción pasada, dentro del sentido general del modo subjuntivo; en no sabía Juan que Pedro hubiera / -se ganado el premio, el ganar de Pedro expresa un hecho que es pasado con relación a otro pasado, el saber de Juan; por consiguiente, cuando Juan supo, el ganar Pedro el premio era ya un hecho definitivamente consumido. Otras veces tiene sentido de posibilidad en el pasado: nadie lo hubiera / hubiese creído. Corresponde este tiempo en subjuntivo a los tiempos pluscuamperfecto de indicativo y potencial compuesto: Area de lo real (Indicativo) sabía que Pedro había ganado el premio 64

Area de lo irreal (Subjuntivo) no sabía que Pedro hubiera / hubiese ganado el premio

El valor de pluscuamperfecto de indicativo, que es, en realidad, el que tuvo en su origen la forma –ra (el lat. amaveram, había amado > el esp. amara), se usó durante la Edad Media y en nuestros días se conserva todavía en gallego. 196

creí que Pedro habría ganado el premio

no creí que Pedro hubiera/ hubiese ganado el premio.

Este tiempo depende normalmente de un tiempo pasaso del indicativo, de un potentcial simple/compuesto o de un pluscuamperfecto con valor de potencial compuesto: negó / negaba / había negado / negaría / habría negado / hubiera negado que lo hubiesen asaltado. El uso de la forma –ra con valor de pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo en la lengua literaria es arcaizante: con lo cual quedó el hombre tan bien enterado como si no faltara de Madrid en todo aquel tiempo (Galdós, Torquemada y San Pedro). Presente

§ 179. Presente de indicativo (canta). Este expresa una acción inacabada, la cual se viene realizando precisamente en el momento de la palabra, período de tiempo que, lejos de ser un instante fugaz, debe entenderse como un plazo de tiempo más o menos largo, en el cual está comprendido el momento en que se habla. Hay varios tipos de presente. § 180. Presente actual. La acción de éste se realiza en el momento mismo en que se habla: estamos en casa. § 181. Presente habitual. La acción de éste se ha realizado en el pasado y se realizará en el futuro varias veces, aunque no se realice ahora mismo: estoy estudiando el inglés. § 182. Presente gnómico. La acción de éste expresa un hecho que tiene validez permanente: la Tierra gira alrededor del Sol los habitantes de Granada se llaman granadinos quien mal anda, mal acaba. 197

§ 183. Presente histórico. Es un recurso estilístico, cuya acción refiere un hecho pasado al que se quiere dar tanta viveza como si ocurriese ahora realmente: César resuelve, pasa el Rubicón y avanza con sus tropas. Pero también puede ser un recurso coloquial del habla popular y familiar: y entonces va el guardia, se acerca y me dice ... Este tiempo es de gran valor literario, por actualizar hechos del pasado y hacerlos presentes para auditorio o lector, acercándolos así, por el relieve que les da, a la escena referida: Aquella soledad favorecía sus propósitos. Y, cuando ya estaba decidido a saltar la correa del cortijo, ve acercarse a uno de ellos con la azada al hombro. Indeciso, Juan se oculta tras un árbol y espera a que pase el labrador ... El buen hombre va silbando ignorante del peligro. En la conversación corriente, este tiempo puede reemplazar el futuro, actualizando con ello la acción futura, transformándola en acción presente y considerándola casi realizada: mañana voy al cine. Lingüistas tales como Marouzeau consideran que se trata de un presente atemporal, que aclara el contenido de la acción, sin indicar no obstante el momento en que ella se sitúa. Así, pues, en la oración el año que viene me tomo dos meses de vacaciones, me tomo = quiero tomarme, estoy decidido a tomarme. § 184. Presente por futuro. La acción de éste traza con rasgos más vivos y más patentes lo que todavía es eventual: esta tarde te llevo al cine el año que viene nos vamos a Inglaterra. § 185. Presente de obligación. Este es una variante del presente por futuro, pero con matices familiares: ¿la mato o la perdono? y, a veces, encierra sentido de mandato: mañana buscas a Francisco y se lo cuentas todo. 198

§ 186. Presente de subjuntivo (cante). Este expresa, dentro de la irrealidad propia del modo subjuntivo, una acción que puede ser presente o futura. Si decimos, por ejemplo, no creo que Juan sepa esto, es indudable que el hecho de saber se refiere al momento actual; pero si se dice deseo que llegue pronto el verano es obvio que el llegar es un hecho venidero. Este tiempo suele depender de un verbo en presente, pretérito perfecto o futuro de indicativo: te prohibo / he prohibido / prohibiré / habré prohibido que vayas. Pero también puede ser independiente, expresando deseo/duda: ¡vivan los novios! quizás tengas razón. Existe también un subjuntivo de deseo/optativo, como en los ejemplos: ¡viva España! ¡ojalá llueva! del cual derivan el subjuntivo exhortativo: ¡huyamos! ¡vámonos a casa!, y el subjuntivo de mandato: hable usted / hablen ustedes, cuyas formas completan la serie de las dos únicas que posee el modo imperativo (canta / cantad). También se utiliza el subjuntivo de mandato en oraciones exhortativas: no hables (tú) / no hable (usted) / no hablemos (nosotros) / no habléis (vosotros) / no hablen (ustedes). § 187. Futuro. Este tiempo verbal presenta un hecho que ha de producirse en el porvenir.

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Futuro imperfecto § 188. Futuro imperfecto de indicativo (cantaré). Este expresa una acción venidera que no se da como terminada. Cuando decimos el domingo comeremos en el campo. comeremos (5)_____________||______________||_______*A_______ PRETERITO PRESENTE FUTURO es en el punto A del momento futuro de la línea del tiempo que se verifica comeremos. Es incorrecto usar el futuro en oraciones subordinadas de sentido futuro introducidas por adverbios relativos (donde, cuando, como, cuanto) o por pronombres relativos (que, quien, etc.), cuyos antecedentes sean personas indeterminadas; en estos casos ha de usarse el presente de subjuntivo. Por tanto no se dice ven cuando querrás, sino ven cuando quieras. § 189. Futuro de mandato o de obligación. Es un tipo especial de futuro, que indica la seguridad del hablante en el cumplimiento futuro de una orden: se presentará usted en un plazo de diez días ¡no matarás! 65 Con entonación interrogativa, el mandato se convierte en ruego cortés: ¿me acompañarás a merendar? ¿me regalarás este bolso? Aunque el sentido de obligación es el que tuvo en su origen la actual forma del futuro español, hoy día se siente como secundario y derivado del sentido de acción venidera. § 190. Futuro de posibilidad o de probabilidad. Este tiempo expresa tales matices en un momento presente: usted recordará que la amamos ahora estará nevada la sierra ¿qué hora será? ¿cómo se atreverá? 65

Este es uno de los diez mandamientos de la Biblia.

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§ 191. Futuro imperfecto de subjuntivo (cantare). Este expresa una acción hipotética considerada como no acabada, en el presente/futuro: si alguien dudare del cumplimiento de esta promesa, yo lo convenceré de este error. Se usa sólo en las oraciones del ya mencionado tipo de condicional contingente, pero en el habla moderna de España ha venido siendo sustituído por tiempos tales como presente de indicativo / subjuntivo: si alguien duda / cuando alguien dude ... No obstante, se conserva, como el futuro perfecto (hubiere cantado) nada más que en la lengua escrita y generalmente en algunos modismos (sea lo que fuere), lo mismo que en el estilo solemne y burocrático. Futuro perfecto § 192. Futuro perfecto de indicativo (habré cantado). Este enuncia una acción venidera, pero que se da ya por acabada para cuando ocurra otra también venidera. Al decir cuando vengas, ya habré preparado el equipaje, (6)_____________||______________||____*B___*A_____ preparar venir PRETERITO PRESENTE FUTURO observamos en la línea del tiempo, en el punto B del momento futuro, la situación relativa del verbo preparar, respecto de la situación, en el punto A del mismo momento futuro, del verbo venir : el preparar será ya un hecho consumido cuando ocurra vengas, que es una acción futura. Este tiempo puede expresar también la probabilidad o posibilidad de un hecho que se supone pasado: ya habrá empezado la misma ¿se lo habrá tragado la tierra? 201

Es incorrecto usar el futuro perfecto de indicativo en oraciones subordinadas por adverbios relativos (donde, cuando, como, cuanto) o por pronombres relativos (que, quien, etc.) cuyos antecedentes sean personas indeterminadas; no se dice, por tanto, lo habrá hecho cuando habrá querido, sino se dice lo habrá hecho cuando lo haya querido. § 193. Futuro perfecto de subjuntivo (hubiere cantado). Dentro de la irrealidad del subjuntivo, este tiempo verbal enuncia un hecho futuro como acabado con relación a otro futuro. En la oración si para Navidad no hubiere vuelto, no me esperéis, se puede observar que el volver es pasado con respecto al momento futuro expresado por la Navidad. Sólo se emplea este tiempo en las oraciones de tipo condicional contingente, pero su uso es hoy en día reducido, pues lo sustituye casi siempre el pretérito perfecto de indicativo o de subjuntivo. § 194. Potencial. El hecho que éste presenta es considerado no como real, sino como posible: lo leería vosotros escucharías. Muchas Gramáticas españolas no lo consideran un modo, sino sólo una pareja de tiempos del modo indicativo, a saber el potencial simple y el potencial compuesto. Indistintamente de ello, aclaramos en lo que sigue sus rasgos definidores. § 195. Potencial simple (cantaría). Este expresa un hecho futuro en una perspectiva pasada, y se distingue del futuro imperfecto por ser un tiempo relativo, no absoluto. Mas, igual que éste, es un tiempo imperfecto: dicen que vendrían. De esta significación de futuro del pasado nace la de probabilidad o posibilidad vista desde un pasado (paralela a la del futuro de probabilidad): serían las tres de la tarde cuando acabó de llover. Pero esa probabilidad puede estar referida no sólo a un momento pasado, sino también a uno futuro: sentiría que llegase tarde. En este caso, se puede observar que la perspectiva no es pasada, sino presente. Con este sentido de posibilidad o probabilidad puede usarse 202

también la forma –ra (cantara), que las Gramáticas suelen llamar imperfecto de subjuntivo: ¡nadie lo creyera! ¡ninguno de ellos lo hiciera! ¡nada me gustara más! Es un uso de sabor libresco en España, aunque en Venezuela sigue sintiéndose como muy vivo. No se puede usar con este sentido la forma –se (cantase). § 196. Potencial compuesto (habría cantado). Este tiempo expresa un hecho futuro con relación a un momento pasado que es, a su vez, pasado respecto de otro momento futuro; por ejemplo, en me dijo que para la semana próxima ya habría venido, el venir es futuro con relación al momento en que me dijo, pero pasado con relación a la semana próxima. El potencial compuesto es, por tanto, un tiempo perfecto. Puede indicar probabilidad o posibilidad, igual que el potencial simple, pero sólo en el pasado. Pongamos el ejemplo de la oración compleja me habría gustado verte. En esta oración pueden usarse con este misma sentido también las formas del pluscuamperfecto de subjuntivo: me hubiera / hubiese gustado verte. En el ejemplo anterior, me dijo que para la semana próxima ya habría venido, me dijo para la semana próxima (7)__*A_*B__||______________||________*C___*D____ que ya habría venido PRETERITO PRESENTE FUTURO se puede ver en la línea del tiempo que el punto A del momento pretérito, en que se verifica me dijo es anterior a los puntos B del momento pretérito y C del momento futuro, entre los cuales se verifica la oración que ya habría venido, y que ambas oraciones son seguidas por el punto D, también del momento futuro, en el cual se verifica el indicio temporal posterior para la semana próxima. 203

§ 197. Condición. Intimamente relacionada con el potencial está la conjunción si, que introduce una oración subordinada en expresión de una condición bien real, bien irreal. § 198. Condición real. En la condición real, lo expresado por la oración subordinada es un hecho real, probable o posible, en el pasado, en el presente o en el futuro. El predicado de esta oración va en indicativo (en tiempos que no sean ni futuro, ni potencial); mientras que el de la oración principal va en indicativo o en imperativo: si yo lo deseo, Pedro vendrá si iba ella, él iría también si éste es rico, yo también puedo serlo si alguien te pide dinero, niégaselo si vienen mañana, no podremos recibirles. § 199. Condición irreal. En la condición irreal, el hecho expresado por la oración subordinada es un hecho que estimamos no realizado en el pasado, irrealizable en el presente e improbable en el futuro; y, por tanto, contamos con que su consecuencia lo es también. El verbo de esta oración va en pretérito de subjuntivo (imperfecto, si la condición se refiere al presente o al futuro; pluscuamperfecto, si ésta se refiere al pasado). El verbo de la oración principal va en potencial simple o en la forma –ra del imperfecto de subjuntivo (para condición presente o futura); o bien en potencial compuesto o pluscuamperfecto de subjuntivo (para condición pasada): si yo tuviera / tuviese dinero, me marcharía / marchara a París si yo hubiera / hubiese tenido dinero, me hubiera / habría / hubiese marchado a París si hubiese estudiado, sabría mucho más. c. Oraciones subordinadas de tiempo / temporales

§ 200. Las oraciones subordinadas temporales son adverbiales cuando se pueden sustituir por un adverbio temporal, y no son adverbiales en el resto de los casos. Las oraciones adverbiales de tiempo desempeñan la función de CC sobre el verbo principal de una oración compleja, cuando van pospuestas a él, o sobre otra oración, llamada principal, cuando van 204

antepuestas. En este caso, es obligada una pausa entre las dos oraciones, que constituyen un conjunto oracional por subordinación: en cuanto se enteró, se fue a la estación.

§ 201. Las oraciones adverbiales temporales y sus significados Todas las oraciones que se dejan sustituir por un adverbio temporal o expresión nominal con valor temporal son subordinadas de un CC: iré cuando sean las tres = iré entonces cuando llegue David, llámame = entonces, llámame mientras recoges las cosas, yo voy a la compra = mientras (tanto), yo voy a la compra. Su significado es de temporalidad, y pueden ser introducidas por diversos nexos. Los significados de las construcciones temporales son los de simultaneidad, anterioridad y posterioridad. 1. Simultaneidad: una acción ocurre o se desarrolla al mismo tiempo que otra. Los nexos más adecuados son las siguientes conjunciones y locuciones conjuntivas: mientras, cuando, según, conforme, a medida que, al tiempo que, a la par que, a la vez que. Con el adverbio siempre y el grupo nominal cada vez se expresa dentro de la simultaneidad un significado de repetición de actos. 2. Anterioridad: una acción ocurre antes que otra. Los nexos son las siguientes conjunciones y locuciones conjuntivas: cuando, apenas, tan pronto como, una vez que, así que, nada más que, no bien, en cuanto. En la mayoría de los casos, la anterioridad es inmediata. 3. Posterioridad: una acción ocurre después de otra acción. La forma más normal es la expresada con el adverbio conjuntivo cuando: cuando salga el sol, yo ya estaré levantado. El adverbio mientras presenta la peculiaridad de poder actuar con autonomía sintáctica, lo que no le ocurre a cuando, ni a los demás nexos: 205

mientras recoges las cosas, yo voy de compras = yo voy de compras mientras = yo, mientras, voy de compras = mientras, yo voy de compras. Las oraciones con mientras y cuando y sin antecedente se combinan con preposiciones (igual que las oraciones con donde y como). En estos casos, la oración se encuentra dentro de una construcción preposicional: eso lo sé desde cuando era niña eso lo dejo para cuando sea mayor eso lo dejo para mientras estemos comiendo. Las oraciones con cuando son adjetivas siempre que el antecedente esté en el contexto de forma explícita: ése fue el momento cuando te conocí. En oraciones atributivas, las oraciones con cuando se comportan como sustantivas: cuando llegue a casa, será el momento de felicitarlo = ése será el momento de felicitarlo. Hay que distinguir estas oraciones adverbiales de las sustantivas con cuando, que son interrogativas indirectas: no sé cuando llegará = no lo sé.

§ 202. Oraciones integradas en grupos adverbiales temporales Algunos adverbios de tiempo son núcleos de grupos adverbiales, en los que una oración puede actuar de modificador del núcleo correspondiente. En estos casos, la función de CC no la ejerce la oración, sino el grupo adverbial: ahora que lo dices antes de que llueva. Los adverbios antes, después y luego, que pueden ir modificados por una oración sin que medie una preposición (antes que, después que, luego que), pueden ir también modificados por una construcción preposicional (con la preposición de), dentro de la cual se encuentra una oración, que es sustantiva, pues es sustituible por nombres o pronombres: 206

antes de que me lo dijeras. Los adverbios antes, después y luego tienen a veces como modificador una construcción preposicional cuyo término es una oración de infinitivo: antes de decírmelo tú, yo ya lo sabía después de llegar tú, se presentó en casa tu hermano. Este tipo de estructuras justifican la preposición de delante de oraciones con que. Así, pues, son secuencias igualmente válidas antes (de) que y después (de) que. Algunos gramáticos consideran que antes de que, después de que y siempre que son locuciones conjuntivas. Sin embargo, apunta Leonardo Gómez Torrego, este análisis no parece adecuado, pues los adverbios tienen autonomía sintáctica con el mismo significado: ya lo sabía antes salí luego a pasear siempre escapa. La RAE no recoge en su Diccionario la secuencia luego de que, pero, insiste Leonardo Gómez Torrego, debe incluirse con el mismo derecho que antes de que y después de que: te llamaré luego (de) que llegue a casa.

§ 203. Oraciones integradas en construcciones preposicionales temporales Algunos CC de tiempo son construcciones preposicionales que integran una oración adverbial temporal. Las preposiciones de estas construcciones son desde y hasta: desde que pasó aquello tenemos miedo. En estas construcciones, las oraciones son adverbiales, porque se sustituyen por el adverbio entonces, pero toda la construcción preposicional funciona como CC. En estos casos, también se toma en consideración la naturaleza gramatical del nexo que, pues para unos es conjunción, y para otros es relativo. En este segundo caso, se trataría de un relativo que engloba un antecedente temporal: desde (el momento[en]) que pasó aquello, no ha vuelto a ser el mismo 207

hasta (el momento [en]) que no termine el trabajo, no estará tranquilo. Así consideradas, estas oraciones sin antecedente expreso serían adjetivas adverbializadas. No es correcto emplear el adverbio relativo cuando con futuros o condicionales. No se dice cuando vendrás, te daré el dinero, sino se dice cuando vengas, te daré el dinero te dije que cuando vendrías te daría el dinero, sino se dice te dije que cuando vinieras te daría el dinero. Las secuencias a la que y en lo que como locuciones conjuntivas temporales son exclusivamente de uso popular. No se debe decir a la que sales del colegio, me compras el periódico, pues se prefiere al salir del colegio, me compras el periódico en lo que yo escribo esta carta, tú lavas la ropa, pues se prefiere mientras yo escribo esta carta, tú lavas la ropa. La locución conjuntiva de que con el significado de cuando es vulgar o dialectal. No hay que decir, por tanto de que termine la clase, hablamos un rato, sino cuando termine la clase, hablamos un rato. El adverbio mientras no debe emplearse con el valor contrastivo que tiene mientras que. No hay que decir mi padre es médico, mientras el tuyo es arquitecto, sino hay que decir mi padre es médico, mientras que el tuyo es arquitecto.

§ 204. Cláusulas absolutas También hay oraciones temporales que se construyen, como ya hemos visto, con las formas no personales de los verbos: el infinitivo, el gerundio y el participio. Estas son las cláusulas absolutas, construcciones existentes dentro del enunciado, que se aíslan de la oración principal mediante una pausa, pero que se relacionan con ella por subordinación y sin nexo, y conforman una predicación secundaria, con significado y función circunstancial. 208

En ellas, el infinitivo, el gerundio y el participio son verdaderos núcleos del predicado, con sujeto (explícito o implícito) propio: al acercarnos todos a la mesa, se cayó la botella caminando Pedro por la calle, se produjo una explosión acabada la sesión, los diputados se marcharon. § 205. Cláusulas absolutas de infinitivo. Las oraciones adverbiales de infinitivo en cláusula absoluta aparecen precedidas de la contracción de a + el (al) y, en su mayoría, significan anterioridad inmediata: al golpear el jugador el balón, la pierna se le dobló. Valor temporal de anterioridad inmediata tienen también las oraciones de infinitivo precedidas de las locuciones nada más y al poco de: nada más comer, salimos a dar un paseo. Cuando la oración con valor temporal es el término de una preposición, la función de CC no la ejerce la oración en sí misma, sino toda la construcción preposicional: tras haberlo visto, salió disparada hacia su casa me quedaré en casa, hasta averiguar lo que te ha pasado. § 206. Cláusulas absolutas de gerundio. Las oraciones de gerundio indican bien anterioridad, bien simultaneidad, dentro de un proceso durativo. La anterioridad aparece con gerundios compuestos y, en menos ocasiones, con gerundios simples: habiendo sido explicada la lección, el profesor se marchó. Si el gerundio aparece precedido de la preposición en, el significado es el de anterioridad inmediata: en llegando a mi casa ( = en cuanto llegue), descansaré. En cuanto a la simultaneidad, he aquí un ejemplo: caminando Juan por la calle, se oyó una explosión. § 207. Cláusulas absolutas de participio. Las oraciones de participio en cláusulas absolutas indican anterioridad inmediata: terminada la clase, los alumnos salieron al recreo dichas esas cosas, el presidente salió de la sala llegado el momento, los viajeros bajaron del autobús. En ocasiones, el sujeto del participio se desplaza a la oración principal, siempre que la otra oración tenga el mismo referente: 209

enterado de la situación, el jugador no quiso darle importancia metida en sus pensamientos, María no nos hacía caso. Otras veces, la oración temporal de participio se refuerza sintáctica y semánticamente con un adverbio o locución adverbial (apenas, una vez): apenas terminado el partido, cogieron el autobús una vez terminado el examen, se fueron a sus casas. Pero, con otros adverbios, como después, luego, aunque también son refuerzos semánticos de la temporalidad, las oraciones de participio actúan como complementos o modificadores de esos adverbios: después de terminado el discurso, el orador se sentó = después de eso, el orador se sentó.

§ 208. Otras formas de expresar temporalidad En ocasiones, ciertas construcciones que conforman una predicación secundaria (implícita) en una subordinación circunstancial de la predicación primaria (se separan mediante pausa), y que no son formalmente oraciones, sino construcciones preposicionales, también expresan la noción de tiempo: de mayor, seré arquitecto desde niño, me gustó el cine. Otras veces, son adverbios o construcciones preposicionales, reforzados con otros adverbios o locuciones adverbiales de carácter temporal, los que constituyen secuencias de predicación también secundaria, con indicación de tiempo: ya en Madrid, comimos

una vez allí, desayunamos. 4. Expresión de la causa § 209. Oraciones causales (OC) Una OC es aquella que significa causa, motivo o razón. Normalmente es introducida por conjunciones o locuciones conjuntivas causales: 210

el suelo está mojado porque ha llovido como ha llovido, el suelo está mojado. La función de una OC es siempre la de CC de un verbo o de otra oración. Sus nexos intruductores son: porque, como, pues, comoquiera que, puesto que, ya que, dado que, toda vez que. En las ocasiones en que se dan conjuntamente los significados de causa y condición, el nexo introductor es complejo: he venido por si me necesitabas. A veces, ciertas oraciones de infinitivo precedidas de las preposiciones de o por en relación con el adverbio tanto tienen sentido causal con valor intensivo. Son una clase de OC intensivas dentro de construcciones preposicionales que funcionan como CC: de tanto estudiar, me duelen las cervicales = por estudiar mucho, me duelen las cervicales por trabajar tanto, has enfermado = porque has trabajado mucho, has enfermado me duelen los pies de tanto andar = me duelen los pies por andar mucho. Estas oraciones son equivalentes a otras formadas con el cuantificador tanto (y sus variantes) y el adverbio correlativo como: de bueno que es, todos abusan de él. Este mismo valor intensivo causal es aportado por la OSR con la secuencia relativa intensiva lo que precedida de la preposición de: no podemos salir de casa de lo que llueve = no podemos salir de casa porque llueve mucho. En ocasiones, el valor intensivo causal lo aporta una OSR que complementa a adjetivos o a adverbios precedidos de la preposición por o de, y del neutro lo: por lo lejos que vive, no voy a visitarlo = porque vive muy lejos, no voy a visitarlo de lo mal que tocaba, la gente se salió de la sala = porque tocaba muy mal, la gente se salió de la sala. El significado causal aparece también en oraciones de infinitivo con las preposiciones por y a: por no estudiar, me suspendieron al no verlo, me empecé a preocupar. 211

Una OC puede ser introducida por la conjunción que (sin la preposición por). En este caso, se hace una pausa (coma, en la escritura) y la OC no es sustantiva: me pongo el abrigo, que hace frío. Se trata de un conjunto oracional formado por una oración principal y una OC subordinada a ella.

§ 210. Clases de OC y sus características Hay que distinguir dos clases de OC: 1. las OC del enunciado indican la causa de lo que se dice en la oración principal. Por lo general, van pospuestas al verbo principal y realizan la función de CC del verbo principal de la oración compleja: el suelo está húmedo, porque ha llovido = el suelo está húmedo por eso 2. las OC de la enunciación indican el motivo de lo que dice o piensa el hablante y complementan a un ámbito oracional más amplio que el de la oración principal. La pregunta no es ¿por qué ha llovido?, sino ¿por qué dices ha llovido?: ha llovido, porque el suelo está húmedo, lo cual significa algo así como es evidente que ha llovido, porque el suelo está húmedo, por lo que la OC porque el suelo está húmedo no complementa a ha llovido, sino a es evidente que ha llovido. En estos casos, debe hablarse, señala Leonardo Gómez Torrego, de enunciados que están formados por un conjunto oracional por subordinación causal. En lo que a la conjunción porque se refiere, parece preferible, al menos en las OC del enunciado, segmentarla sintácticamente en por + que, por considerar que la oración empieza en la conjunción que, ya que la secuencia introducida por que equivale a un nombre o pronombre. De la misma manera, las locuciones preposicionales gracias a, a causa de, merced a, en vista de, por culpa de, debido a y otras parecidas tendrían como término oraciones enzabezadas por que con significado causal. No parece, pues, lógico hablar de las locuciones conjuntivas causales gracias a que, debido a que, etc., pues toda la secuencia encabezada por que es sustituible por un pronombre: he aprobado gracias a que me has ayudado = he aprobado gracias a eso. 212

§ 211. OC sustantivas y OC no sustantivas Entre las oraciones causales conviene distinguir: 1. aquellas que funcionan como término de una preposición y que son sustantivas, porque se sustituyen por un sustantivo o pronombre (la función de CC de causa la ejerce toda la construcción preposicional): he venido porque me habéis llamado = he venido por eso en vista de que no llegábais, me fui al cine = en vista de eso, me fui al cine. Entre las oraciones causales de término de preposición se encuentran también las construidas con la preposición por + infinitivo, o con la locución a fuerza de + infinitivo: me han suspendido por ponerme nervioso. 2. aquellas que funcionan directamente como CC de un verbo o como complemento de otra oración principal y que no se dejan sustituir por sustantivos o por pronombres, ni por adverbios, por lo que no son ni sustantivas, ni adverbiales: como me habéis ayudado, he aprobado.

§ 212. OC como complemento de otra oración Las OC complementan muy frecuentemente a una oración entera, la principal. Esto ocurre cuando las OC la preceden a ésta, separándose de ella con una pausa (coma, en la escritura): como ha llovido, el suelo está húmedo ya que no quieres firmar, iré a los tribunales. Pero también son subordinadas de la oración principal las OC que siguen a ésta, siempre que estén separadas por una pausa (coma, en la escritura). En un mismo conjunto oracional por subordinación causal puede encontrarse también otra OC que ejerce la función de CC de un verbo: ya que no me llaman, me voy, porque tengo que hacer la compra. 213

4. ORACIONES CIRCUNSTANCIALES 1. Expresión de la finalidad § 213. Oraciones finales Los gramáticos discrepan en lo que a las oraciones finales se refiere: unos las consideran adverbiales y otros no. Estas desempeñan, según Samuel Gili y Gaya el papel de CI, eso es, que en la oración principal hacen oficio de un complemento en caso dativo y expresan, en términos generales, el fin o la intención a que tiende lo que se afirma en la oración principal. Leonardo Gómez Torrego agrega a ello el hecho de que no se pueden sustituir por adverbios y, por tanto, no son adverbiales. Estas oraciones llevan las preposiciones de dativo a y para, seguidas de la conjunción subordinante que; pero también pueden ir introducidas por la frase conjuntiva a fin de que o por la conjunción porque = para que. En el habla familiar, la oración final es introducida por la simple conjunción que: ven que te diga una cosa. Se emplea el modo subjuntivo en la oración final con la misma correlación de tiempos que en las oraciones objetivas: le darán permiso para que salga esta noche para Burgos a fin de que no encuentre dificultades, se le ha expedido un pasaporte le excitó a que exaltase su ánimo.

§ 214. Características Las oraciones finales suelen ser subordinadas sustantivas (se sustituyen por sustantivos o pronombres) que funcionan como CC del verbo principal de una oración compleja. Normalmente significan finalidad, intención, propósito. Los nexos que introducen las oraciones finales son: 1. las preposiciones para, a o por. 214

2. las locuciones preposicionales a fin de, con vistas a, con miras a, en orden a. Las oraciones finales pueden aparecer bien con el verbo en subjuntivo (y en este caso ha de aparecer la conjunción que), bien con el verbo en infinitivo, sin nexo conjuntivo alguno. El modo indicativo no es compatible con las oraciones finales: me esfuerzo lo que puedo para que mis hijos no pasen hambre he venido a que me enseñes la casa me esfuerzo a fin de que me seleccionen para el equipo. En el caso de la secuencia a fin de, parece forzada una construcción como a fin de eso, por lo que podría entenderse que a fin de que es una locución conjuntiva. Sin embargo, no parece conveniente considerar a para que, a que, por que como locuciones de ese tipo, aunque hay que reconocer que en enunciados coordinados debe repetirse la secuencia para que o eliminarla en el segundo componente. No cabe eliminar sólo a para. Por tanto, se dice trabajo para que estéis cómodos y (para que) seás felices, y no se dice trabajo para que estéis cómodos y que seáis felices. Algunas subordinadas aparentemente finales son, en realidad, sustantivas de CR: esta tela sirve para que os hagáis un vestido faltan tres minutos para que empiece el partido, y otras tienen valor concesivo: para estar lesionado, lo hizo bien. Con el verbo principal en imperativo, la conjunción que, sin preposición que la preceda, puede actuar de nexo de oraciones finales: vuélvete, que te veamos = vuélvete para que te veamos. En estos casos, las oraciones finales no son sustantivas, y forman con la oración principal un conjunto oracional. El valor final se puede manifestar también con un grupo nominal cuyos núcleos son los sustantivos fin, objeto, pretexto, intención, idea, entre otros, precedidos del artículo y de la preposición con, y en el que aparece como modificador una oración precedida de la preposición de. En estos casos, la función de CC no la ejerce la oración, sino todo el grupo nominal (o la construcción preposicional): me presenté en el colegio con el fin de que me informaran. 215

A veces, se emplean las oraciones finales que dependen de un verbo de decir oculto, con cierto valor de función fática 66 : para que te enteres, ya soy director = te lo digo para que te enteres de que ya soy director. Leonardo Gómez Torrego propone llamarlas finales de la enunciación. En ocasiones, el valor final se produce con la oración subordinada en forma negativa y sin nexo: voy a quitar el coche, no sea que me multen se abrigó bien, no fuera a enfriarse. En estos casos, suele aparecer el verbo ser en subjuntivo (presente o pretérito imperfecto) o la perífrasis verbal ir a + infinitivo en los mismos tiempos (no vaya a ser que …).

§ 215. Relación con el sujeto Lo normal es que, cuando el sujeto del verbo principal es el mismo que el del verbo de la oración subordinada final, se emplee en ésta el infinitivo: he venido (yo) para ayudaros (yo). Cuando estos sujetos no coinciden, se usa el subjuntivo: trabajamos (nosotros) para que coman nuestros hijos. No obstante, se dan casos que no siguen esta norma: dame la mano (tú) para cruzar (yo) la calle.

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Una de las funciones del lenguaje, cuyo objetivo no es la comunicación, sino el mantenimiento del contacto entre el locutor y el oyente. 216

2. Expresión de la condición § 216. Oraciones condicionales Los gramáticos discrepan en lo que a estas oraciones se refiere, considerándolas unos adverbiales, otros circunstanciales.

§ 217. Características Las oraciones condicionales manifiestan significados de 1. condición: si vienes a casa, te doy el regalo 2. hipótesis: si tú eres listo, yo soy un sabio 3. mero contraste: si no ha venido, es que piensa acabar el libro; si se fue ayer, ¿cómo puede estar aquí? En ellas está en juego, una estimación cuantitativa/intensiva que, por lo general, en las unas es objeto de comparación y en las otras produce una cierta consecuencia/efecto. Con ello hacemos depender el cumplimiento de lo enunciado en la principal de la realización de la oración subordinada condicional, con la mención de que la condición es antecedente indispensable para este efecto. En la oración si hace buen tiempo, saldremos se observa que la acción de salir depende de que se haga buen tiempo. § 218. El período condicional o hipotético consta de dos oraciones: la subordinada, que lleva en sí la condición, llamada hipótesis o prótasis, y la principal, que expresa el efecto, la consecuencia, llamada apódosis. La condición puede ser real o irreal. La condición real se expresa con el verbo en indicativo, y la condición irreal con el verbo en subjuntivo. Como toda condición es, por su naturaleza, hipotética, eventual o contingente, la diferencia es de grado, de probabilidad sentida como mayor o menor, de matiz más o menos dubitativo, que procede de la preferencia por uno u otro modo en cada caso. Como se puede observar, entre si mañana hace buen tiempo saldremos / si mañana hiciese buen tiempo saldremos 217

no hay más diferencia que el sentido más dubitativo / problemático de la segunda. Las oraciones condicionales son subordinadas de otra oración llamada principal, al menos cuando va delante de ella. Las dos oraciones constituyen un conjunto oracional por subordinación que, a su vez, es un solo enunciado. Los nexos que introducen oraciones condicionales son: 1. conjunciones como si, como, cuando: como no vengas, no te doy el regalo 2. locuciones conjuntivas como a no ser que, con tal (de) que, a condición de que, a menos que, a poco que, siempre que, siempre y cuando: volveré a España, a menos que me lo impida el tiempo; cuando no viene, por algo será. A veces, la conjunción si aparece precedida de la preposición por. En este caso, se mezclan los significados de causa y condición: me quedaré en casa por si viene mi abuela. Puede hablarse de condicionales de la enunciación en casos como: ha llovido, si es que no estoy loco = es evidente que ha llovido.

§ 219. Prótasis y apódosis En los conjuntos oracionales en los que una oración es subordinada condicional, se llama prótasis a ésta y apódosis a la oración principal. Así, en la oración compleja si no te gusta, devolvemos el regalo, si no te gusta es la prótasis y devolvemos el regalo es la apódosis. Cuando la prótasis lleva el verbo en indicativo, se habla de enunciados reales o verosímiles: si te lo han dicho, debes aceptarlo. Cuando la prótasis lleva el verbo en subjuntivo, se habla de enunciados irreales o no verosímiles: si hubieras venido, te lo habría dado. Si la prótasis lleva el verbo en pretérito imperfecto de subjuntivo, la apódosis puede aparecer en condicional siomple o en pretérito 218

imperfecto de indicativo. Esta segunda opción es exclusivamente coloquial: condicional simple: si me tocara la lotería, iría contigo pretérito imperfecto: si me tocara la lotería, iba contiguo. Si la prótasis lleva el verbo en pretérito pluscuamperfecto, el de la apódosis puede aparecer en ese mismo tiempo, o en el condicional simple o compuesto: pluscuamperfecto: si lo hubiera sabido, habría ido condicional simple: si hubieras jugado, ahora no estarías tan triste condicional compuesto: si lo hubiera sabido, habría ido. Hoy día, el uso del pretérito imperfecto de subjuntivo en la apódosis es arcáico: si hubiera luz, te lo enseñara. Son incorrectas y dialectales las prótasis con el condicional simple y con el condicional compuesto. No se dice si tendría (habría tenido) dinero, me compraría (habría comprado) un coche, sino se dice si tuviera dinero, me compraría un coche. § 220. Las condicionales difieren entre sí según tengan la prótasis en indicativo o en subjuntivo. En resumidas cuentas, ello significa que en las condicionales reales, la prótasis es un hecho real, probable/posible tanto en el pasado como en el presente o en el futuro. La prótasis lleva entonces un tiempo de indicativo (no futuro, ni potencial), y la apódosis, cualquier tiempo del indicativo o imperativo: si yo lo deseo, Juan vendrá si iba David, Miguel iría también si alguien te pide dinero, niégaselo si vienen mañana, no podremos recibirlos. § 221. En fin, en las condicionales irreales, la prótasis es un hecho que estimamos no realizado en el pasado, irrealizable en el presente e improbable en un futuro; y, por tanto, contamos con que lo es también la consecuencia. La prótasis va en imperfecto de subjuntivo, si la condición se refiere al pasado; la apódosis va en pretérito imperfecto de subjuntivo (-ra) o en potencial simple (para 219

condición presente o futura) y en pluscuamperfecto de subjuntivo o potencial compuesto (para condición pasada): si yo tuviera / - se vacaciones, me marcharía / -ra a Toledo si yo hubiera / -se tenido vacaciones, me hubiera / -se / habría marchado a Madrid si yo hubiese estudiado, sabría mucho más. La apódosis hubiese + participio, del tipo me hubiese marchado a Soroa, no la admite la Academia Española por dialectal (§ 433), pero Rafael Seco afirma que, en realidad, su uso es corriente. La forma –ra (marchara) en la apódosis es anticuada, y sólo aparece de vez en cuando en el español literario. En lenguaje jurídico y arcaizante, todavía se emplean las llamadas condicionales contingentes, es decir, las condicionales reales de futuro con la prótasis en futuro de subjuntivo (imperfecto o perfecto): si transcurrido el plazo no se presentare / no se hubiere presentado, perderá sus derechos. Ya sabemos que este tiempo ha caído al desuso; en este caso, hoy día se emplea normalmente el presente o perfecto de indicativo. En vez del si, solemos hallar también las frases conjuntivas como, siempre que, con tal que: como no vengas, te mato acepto la propuesto, siempre que tú también estés conforme con tal que no me estorbe, me contento. Otras construcciones se hacen con cuando; siempre y cuando; a no ser que; dado/caso que; supuesto que. § 222. La condición se puede expresar también por medio del gerundio, del infinitivo precedido por de/a (de donde procede la frase conjuntiva a no ser que) y del participio (de donde proceden las frases conjuntivas supuesto que y dado que): infinitivo: de no venir, me enfadaré gerundio: ayudando Dios, saldremos del apuro participio: dado que ataquen, nos defenderemos. Cabe mencionar también que la relación condicional se reconoce no sólo en las formas canónicas (prótasis con si, siempre que + subjuntivo; gerundio; de + infinitivo, etc.), sino también en estructuras 220

muy diversas, como la coordinación copulativa y la disyuntiva, oraciones compuestas que incluyan expresiones con relativos generalizadores (sustantivas) o relativos adverbiales, secuencias de preguntarespuesta, etc. § 223. Las oraciones que constituyen el período condicional van enlazadas sólo por si, que los gramáticos consideran unos como adverbio relativo, y otros como conjunción. Nos parece que ésta última opción se acerca más a sus usos en los períodos condicionales y como tal lo tratamos en este trabajo. § 224. Con sentido figurado o casi pueden usarse también como condicionales algunas conjunciones de otro origen, y numerosas frases conjuntivas: como, cuando, siempre que, ya que, con tal que, con sólo que, con que: como me inviten, iré cuando usted lo dice, será cierto con que me pagasen la mitad, estaría satisfecho. Existen, por otro lado, tres tipos de estructuras que expresan aseveración con la forma del período condicional con si. Se trata de formas de relieve, ya de encarecimiento, ya de minimización, que hacen uso de diversos pronombres indefinidos y numerales. § 225. 1. forma encarecedora de sentido superlativo: si algo + verbo + ser + nombre: si algo le gusta es el ajedrez si algo queríamos era que nos acompañaras si alguien lo apoyó fue / es ella si en alguien no confío es en Lázaro si alguien no mueve jamás un dedo por mí es Valerio si hay alguien inteligente es María si existe una Gramática admirable es la de Bello. Esta construcción es comparable al desdoblamiento de la función sintáctica de la oración-base por medio del verbo ser y un relativo que pone de relieve esta función: lo que le gusta es el ajedrez = le gusta el ajedrez quien lo apoyó fue él = él lo apoyó en quien no confía es Lázaro = no confía en Lázaro la que es inteligente es María = María es inteligente. 221

Es distinto el esquema en que el condicionante puede alterar el orden, de modo que: si algo + verbo > si + verbo + algo, y el condicionado admite formas verbales y/o adverbios dubitativos: creo que a él no le interesan los juegos. Pero si le gusta (= le llega a gustar) algo, va a ser (es) probablemente el ajedrez. no sé si recibió el apoyo. Pero si alguien lo oyó, fue / debió de ser / habrá sido ella si me entusiasma, algo debe de ser esta idea. En estos casos, la prótasis no puede interpretarse como real, pero condiciona la modalidad aseverativa de la apódosis: ¡qué suerte que nos acompañaras! Si algo queríamos, era eso. Los momentos de expectativa/satisfacción se corresponden con la estructura sintáctico-melódica formada por la prótasis – condicionante/apódosis – condicionado. § 226. 2. forma encarecedora de la cantidad relativamente alta: si no + verbo + cantidad + no + el mismo verbo En esta serie, la prótasis es negativa. El alcance de la negación es el numeral cardinal o partitivo que se incluye. La apódosis también es negativa, reitera el verbo y el tiempo de la prótasis, y sustituye el sintagma numeral + sustantivo por un pronombre indefinido negativo que corresponde al rasgo categorial máximo del sustantivo. Esta construcción es una variante de la llamada implicación material. Gramaticalmente, en esta prótasis es el condicionante de la modalidad de la apódosis: si ella es pelirroja natural, Napoleón era marciano. Esta oración no exhibe la consecutio temporum que relacione directamente ambos miembros con el tiempo del condicionamiento anterior al del condicionado. La elección de los tiempos es libre, y cada uno se halla en correlación con el presente en que se habla, implícito en la modalidad del condicionado: si no camino treinta cuadras por día, no camino / nunca he caminado ni una si no había cien personas, al menos no había nadie si no hablaste dos horas como mínimo, no hablaste nada. 222

Los pronombres indefinidos se refieren al sustantivo cuantificado según los rasgos peculiares de éste: a. nadie + pronombre personal indica negación absoluta b. ninguno ± pronombre personal indica negación con respecto a cada individuo de una pluralidad c. nada sin pronombre personal indica también negación existencial absoluta y puede referirse a una realidad compleja d. ni uno no contiene un indefinido, sino un numeral ± pronombre personal, y niega analíticamente el límite mínimo de la cantidad. § 227. 3. forma minimalizadora de la cantidad escasa: si + verbo + cantidad + es mucho: si en el teatro había cinco espectadores, era mucho si lo vi tres veces en mi vida, es mucho si tiene un peso en el bolsillo, es mucho si hoy trabajaste media hora, es mucho si tiene una remota / mínima idea del asunto, es mucho. En la apódosis se afirma, (ser) mucho aludiendo a la cantidad propuesta en el dictum de la prótasis. De este modo se manifiesta el sentido del límite máximo sólo posible que tiene el numeral. El tope puede ser puramente aproximativo o contar en la prótasis con un refuerzo del tipo a lo sumo: si lo vi dos o tres veces en mi vida, es mucho si hoy leíste a lo sumo media hora, es mucho. El sentido de diminutio/minimalización o – desde otro punto de vista – de encarecimiento de la cantidad escasa surge de la estructura sintáctica del período condicional en que la prótasis es condicionante de la actitud aseverativa de la apódosis, como lo muestra el hecho de que la primera puede manifestar tiempo posterior a la segunda: si voy a poder visitar dos o tres lugares, es mucho.

§ 228. Otras formas de expresar la condición El significado condicional puede expresarse, además de con los nexos y oraciones mencionados, de las formas siguientes: 223

1. con un grupo nominal precedido de la preposición con y constituido por el sustantivo nuclear condición y una oración sustantiva precedida de la preposición de, que actúa de modificador: te dejaré el libro con la condición de que me lo devuelvas mañana = te dejaré el libro con esa condición. 2. con una oración subordinada de gerundio: estudiando todos los días, lograré aprobar. 3. con un mero grupo nominal con preposición (o una construcción preposicional) que, a veces, puede ejercer la función de CC de condición: te dejo el libro con esa condición sin tu ayuda, no saldremos adelante con tu ayuda, saldremos adelante. 4. con las preposiciones de y con seguidas de un infinitivo simple o compuesto: de ser cierto eso, retiraría mis palabras de haberlo sabido, hubiera ido con sólo hablarles, se convencerán. 5. con el sustantivo caso en la construcción preposicional en (el) caso seguida de otra construcción preposicional que engloba una oración subordinada sustantiva: en caso de enterarte, avísame = en ese caso, avísame en el caso de que te enteres, avísame = en ese caso, avísame. En el habla coloquial, se suprimen a veces la preposición y el artículo: caso de que te enteres, avísame. 6. con los adverbios excepto y salvo, seguidos de que, al frente de la oración: no iré al colegio, excepto que me lo pida mi padre no iré al colegio, salvo que me lo pida mi padre, oraciones que son equivalentes de esta otra: iré al colegio sólo si me lo pide mi padre.

224

§ 229. Oraciones independientes encabezadas por si Hay oraciones encabezadas por la conjunción si, que son independientes. Dicha conjunción aporta un valor enfático o ponderativo si se encuentra en entornos exclamativos, por lo que ha perdido su valor de nexo subordinante: ¡si no lo sabía! ¡si será tonto! Con frecuencia, enunciados oracionales exclamativos como este último se apoyan en otra oración de significado causal encabezada por la conjunción que: ¡si seré tonto, que no me enteré de que me engañaban! A veces, el enunciado exclamativo con si queda en suspenso, por lo que cabría pensar que se trata de oraciones condicionales que presuponen una oración principal: ¡si me lo hubieras dicho antes! ¡si supiera alemán¡ En estos dos ejemplos, la conjunción si parece ser la condicional, aunque ya haya perdido este valor; pero en los anterioriores parece más la conjunción si de interrogativas indirectas. Sin embargo, lo que importa es que en todos esos casos la conjunción tiene un valor claramente ponderativo. Deben distinguirse las oraciones subordinadas temporales con cuando de las condicionales con ese mismo nexo: cuando trabaja, es que ya está bien (condicional) cuando trabajo, me encuentro más tranquilo (temporal). También hay que distinguir distintos tipos de oraciones subordinadas con el nexo como: como no trabajes, no te subo el sueldo (condicional) como no trabajas, no te subo el sueldo (causal).

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3. Expresión de la concesión

§ 230. Oraciones concesivas Los gramáticos discrepan en lo que se refiere a considerar o no estas oraciones como adverbiales. Las oraciones concesivas expresan una dificultad, obstáculo, oposición, contraste u objeción para la realización de lo dicho en la oración principal (a la que complementa), dificultad que, sin embargo, no tiene eficacia para impedir su cumplimiento. Es una condición, pero que no influye en la realización de la acción verbal. Al decir, por ejemplo, aunque me lo prohibas, saldré, se entiende que el salir se verifica a pesar de la prohibición contenida en la oración subordinada.

§ 231. Características Se trata, pues, de oraciones subordinadas a la oración principal dentro de un conjunto oracional por subordinación. Los nexos que introducen estas oraciones son: 1. la conjunción aunque 2. el adverbio conjuntivo así 3. las locuciones si bien, por más que, y eso que, bien que, aun cuando: no volveré a esa casa, aunque (así) me lo pidas de rodillas he logrado aprobar y eso que apenas había estudiado. § 232. En las concesivas, el uso de tiempos verbales es el mismo que en la condicional propiamente dicha, pero en el modo real la prótasis (oración subordinada) admite además los dos futuros del indicativo, como se puede ver en el siguiente cuadro: Concesiva real Aunque somos muy amigos, nunca nos vemos 226

Concesiva irreal Aunque fuésemos muy amigos, nunca nos veríamos

Aunque mañana estaré aquí, no podría atenderte

Aunque mañana estuviese aquí, no podría atenderte

Aunque tenía parientes, ninguno lo quería

Aunque hubiera tenido parientes, ninguno lo hubiera querido.

Hay además el tipo especial de la concesiva polémica real, que presenta la objeción – ya conocida/supuesta – como totalmente ineficaz para oponerse a la acción principal, de modo que llega a considerarse casi irreal: aunque no quieras, tienes que hacerlo aunque no quisieras, tenías que hacerlo. Las oraciones que forman el período concesivo se enlazan por las conjunciones / frases conjuntivas aunque, por más que, aun cuando, siquiera, así: por más que lloró, no logró ablandarlo aun cuando quisiera, no podría hacerlo déjeme usted el libro, siquiera sea un día no más no lo haré, así lo maten. La expresión por más que no es sino un tipo inmovilizado de la expresión concesiva variable por + adjetivo / adverbio + que: por mucho que corras, no conseguirás alcanzarlo por duro que sea el trabajo, no te matará por bien que se porte, no recibirá mayor recompensa. Otras frases conjuntivas empleadas son: a pesar de que, si bien, mal que 67 , bien que: siempre anda de juerga, a pesar de que no tiene un céntimo consiguieron la victoria, si bien las bajas fueron sensibles haremos lo que nos hemos propuesto, mal que te pese la familia emprendió el viaje, bien que no todos iban a gusto. En el habla coloquial y, a veces, en la literaria, se usa como conjunción la expresión (y) eso que (= a pesar de que): 67

Esta , ya fósil, es de la expresión mal que te / le / etc. pese. 227

en esta ciudad soy el único español, y eso que tienen cien mil habitantes. La conjunción si (= aunque) se emplea a veces como concesiva: no se quejaría si le arrancaran la piel a tiras. § 233. Hay otro si, cuyo valor concesivo no resulta tan claro, pero con el cual se pone de relieve la coexistencia, unas veces paralela y otras antitética, de las ideas expresadas por la subordinada y la principal: si la madre era mala, la hija era peor si no obtuvo éxito de público, al menos lo aplaudieron los críticos. La oración concesiva adverbial admite también el gerundio y las construcciones con + infinitivo, aun + gerundio, aun + participio, futuro (de probabilidad) + pero + presente. En esta última construcción se expresa, en forma de duda, la misma escasa validez que significa el subjuntivo con aunque: será listo (= aunque sea listo), pero no lo sabe. Cuando la idea se refiere al pasado, la fórmula admitida es potencial + pero + pretérito: sería listo (= aunque fuese muy listo), pero no sabía leer.

Variedades oracionales de las concesivas El significado concesivo se puede manifestar también de otras maneras. § 234. Con las locuciones preposicionales a pesar de y pese a. En estos casos, se trata de oraciones sustantivas (se sustituyen por sustantivos o pronombres) dentro de una construcción preposicional, la cual funciona como CC: no lo hago, a pesar de que me lo han pedido = no lo hago, a pesar de eso. § 235. También se expresa valor concesivo con los grupos adverbiales cuyos núcleos son los adverbios además, encima y aparte: además de que no estudias, apruebas = además de eso, apruebas. 228

En estos casos, uno de los dos componentes del enunciado debe ir con negación: encima de que no comes, engordas encima de que comes, no engordas. § 236. Con oraciones de relativo que complementan a los adverbios mucho, más y poco precedidos de la preposición por: por mucho que grites, no vas a conseguir nada. Con oraciones de relativo que complementan a los adverbios mucho y poco o a algún adjetivo, precedidos de la preposición para: para lo mucho que estudia, saca notas muy bajas. Con una secuencia encabezada por la preposición con + lo + adjetivo (o adverbio) y una OSR: con lo listo que es, no logra aprobar. § 237. También con para seguido de infinitivo: para tener tanto dinero, viaja poco. Con los adverbios aun, hasta, incluso + gerundio: aun cenando poco, duermo mal. § 238. Con formas verbales en subjuntivo y en coordinación disyuntiva: quieras o no (quieras), iré a tu casa.

§ 239. Variedades concesivas no oracionales Ciertos segmentos no oracionales expresan también significado concesivo: aun así, no logra aprobar a pesar de / pese a todo, logró llegar a casa así y todo, logró llegar a casa con todo y (con) eso, no fue capaz de llamarnos. También se expresa el valor concesivo con un solo adjetivo separado por pausa y seguido de la conjunción y: herido, y logró llegar a casa.

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4. Expresión de la consecuencia.

Oraciones consecutivas (OCN) § 240. OCN intensivas Las OCN intensivas son aquellas que indican la consecuencia o la deducción de algo, y van introducidas por el nexo que, apoyado en un intensificador, que puede ser: 1. un adverbio, como tanto o tan: es tan listo que todos lo admiran 2. el determinativo tanto (y sus variantes): sabe tantas cosas que nos deja perplejos 3. los indefinidos cada y un (y sus variantes): tiene un genio que da miedo 4. el determinativo demostrativo tal: lo hizo de tal manera que nos asustamos. Su función es la de complemento o modificador del intensificador, por lo que aparecen siempre dentro de oraciones complejas: trabaja tanto que va a caer enfermo. Deben diferenciarse estas OCN de las OSA cuyo relativo lleva como antecedente las palabras manera, modo, forma, suerte, pero sin intensificador: OSA: explica de manera que todos lo entendemos OCN: explica de tal manera que todos lo entendemos. En ocasiones, hay enunciados oracionales exclamativos con entonación suspendida (en la escritura, puntos suspensivos), en los que aparece el intensificador o cuantificador, pero sin la correspondiente OCN. Es una clase de oraciones simples: ¡es tan bueno este chico! ¡cuenta cada chiste! El valor intensificador de la preposición de, incluso sin ir acompañado de un (y sus variantes), se manifiesta en enunciados oracionales exclamativos coloquiales con entonación suspendida: ¡es de inteligente este chico …! ¡está de pesado este niño …! 230

A veces, el intensificador se desplaza del segmento principal al consecutivo: Juan trabaja todos los días, tanto que va a enfermar. Estas estructuras consecutivas están muy cerca de la aposición, sobre todo si en el primer segmento aparece también un cuantificador: he estudiado mucho, tanto que estoy mareado. En el habla coloquial, el cuantificador o intensificador puede ser la locución una de (de la que se ha eliminado el sustantivo cantidad): cayó una de agua que tuvimos que abandonar el estadio. Este intensificador también puede aparecer en enunciados exclamativos con entonación suspendida sin que haya ninguna oración consecutiva: ¡cayó una de agua …!

§ 241. OCN sin intensificador Las OCN con que, pero sin apoyo en intensificador alguno, complementan directamente al verbo como autéticos CC: habla que da gusto canta que es un primor. Otras veces, la OCN complementa a un nombre o sustantivo a través de un verbo copulativo, por lo que su función es la de atributo, y la oración es adjetiva (pero no de relativo): María está que trina la encontré que daba miedo. En el coloquio, las OCN son, a veces, frases hechas, por lo que son analizadas como meros cuantificadores del verbo. Así ocurre en corre que se las pela o corre que se mata o hueles que te mueres. No tiene, pues, sentido segmentar oraciones de este tipo, que deben entenderse como una unidad sintáctica de carácter elativo o intensificador. 231

Hay enunciados exclamativos formados por un primer componente encabezado por un pronombre o adverbio interrogativo (qué, quién, cuál, dónde, cuándo, cómo) o por el intensivo si, y un segundo componente introducido por la conjunción que, el cual constituye una oración con valor entre consecutivo, causal y final: ¡qué le habrían dicho, que no quiere ni hablar! A este mismo tipo de enunciados exclamativos responden las estructuras con lo seguido de un adjetivo o adverbio más que: ¡lo fuerte que será, que él solo tiró la puerta de un golpe! En el lenguaje coloquial, es frecuente potenciar los pronombres, adjetivos o adverbios interrogativos con expresiones enfáticas como demonios, narices, etc.: ¡qué demonios (narices) le habrán dicho, que no quiere hablar!

§ 242. OCN no intensivas Hay oraciones en español que indican consecuencia o deducción, pero que no son subordinadas, pues no complementan ni a un componente de una oración compleja, ni a otra oración. Son oraciones que junto a otras constituyen conjuntos oracionales por coordinación. Los nexos, también llamados conectores, son generalmente: 1. las locuciones de manera que, pues bien, así que, de modo que, de manera que, de forma que, de suerte que 2. las conjunciones conque y luego. Por tanto, en estos casos no cabe hablar de oración principal, ni de oración subordinada. Frente a otras oraciones coordinadas, estas OCN pueden exigir una pausa mayor entre ellas y las oraciones anteriores (normalmente un punto y coma o un punto en la escritura), y, además, pueden prescindir más fácilmente del nexo conector. De todas formas, cuando la pausa es de coma o de punto y coma, se debe hablar de un enunciado que constituye un conjunto oracional compuesto de dos oraciones coordinadas: 232

acabo de vender el piano; así que, ya no puedo tocar más hoy hace bueno; conque vamos a la playa esta primavera ha llovido mucho; de modo que habrá buena fruta.

§ 243. OCN yuxtapuestas Hay enunciados que expresan una relación lógica de consecuencia o deducción. Este tipo de enunciados se configura con algunas locuciones adverbiales (por lo tanto, por consiguiente, en consecuencia, así pues) o algunos adverbios (pues y así), que son otro tipo de conectores. Puede decirse que las oraciones de estos enunciados son yuxtapuestas, pues tales locuciones adverbiales o adverbios son compatibles con nexos coordinantes y pueden cambiar de lugar en el contexto: el suelo está mojado; por tanto, ha llovido esta noche = el suelo está mojado; ha llovido, por tanto, esta noche hoy es sábado y, por lo tanto, nos iremos al campo. Puede que en un enunciado con una oración de valor consecutivo no aparezca ningún nexo conjuntivo, ni ninguno de los adverbios o locuciones adverbiales antes mencionados. En estos casos, la relación lógica de consecuencia o deducción se manifiesta en la escritura con el signo de dos puntos: hoy es sábado: iremos al campo el suelo está mojado: ha llovido esta noche has estudiado mucho: aprobarás sin duda.

233

5. Expresión de la comparación. Oraciones comparativas (OCM)

§ 244. Naturaleza sintáctica de las OCM Las OCM no son sustantivas (dado que no se pueden sustituir por sustantivos o pronombres, ni equivalen a ellos), ni adjetivas (dado que no se sustituyen por adjetivos, ni equivalen a ellos), ni adverbiales (pues ni equivalen a adverbios, ni se sustituyen por ellos, ya que no existen adverbios comparativos). Estas oraciones ejercen siempre la función de complemento o modificador de un adverbio o un determinativo cuantificador 68 como tanto (y sus variantes). Son, pues, oraciones subordinadas dentro de una oración compleja: ese jugador es tan bueno como yo suponía. Obsérvese que en estas oraciones el nexo comparativo como se apoya en el cuantificador tan, y que el verdadero cuantificador de bueno es tan(to) como yo suponía, y es dentro de este cuantificador donde se encuentra la OCM.

§ 245. Clases de OCM Las OCM ofrecen el parangón de dos conceptos más o menos complejos. De éste resultan, por tanto, tres relaciones: la igualdad, la superioridad y la inferioridad. El nexo comparativo de superioridad e inferioridad es la conjunción que o la preposición de, las cuales se apoyan en los adverbios más y menos, respectivamente: Juan miente más que habla es más listo de lo que creía. El nexo comparativo de igualdad es como, si se apoya en el adverbio tan(to), y que, si se apoya en la locución igual de o en el segmento artículo seguido de mismo (y sus variantes): Juan sabe tanto como yo (sé) Juan es igual de tímido que yo (soy) Juan sabe lo mismo que yo (sé). § 246. La correlación de elementos que presentan las oraciones subordinante y subordinada es la siguiente: 68

Modificador. 234

Oraciones de igualdad: así ... como; tal ... cual; así .. cual; tanto ... cuanto; tan(to) ... como; tal ... como. Oraciones de superioridad: más ... que; adjetivos comparativos ... que. Oraciones de inferioridad: menos ... que. § 247. En la oración de igualdad, la comparación puede referirse al modo, a la cualidad o a la cantidad. La comparación de modo, establecida por así .. como, tal ... cual, ofrece un tipo de transición entre las oraciones modales y las comparativas: como el águila se cierne poderosa sobre las cumbres, así el hombre de genio domina los espíritus en su vuelo gigantesco tal iba el basurero con su hallazgo cual el niño con un juguete flamante. La comparación en la cualidad puede establecerse también con la correlación tal ... cual: sus hechos fueron tales cuales / como yo me suponía (comparación de hechos) cual es María, tal hija cría (comparación de cualidades). Tan(to) ... como y tanto ... cuanto comparan en cuanto a la intensidad de las cualidades de un mismo sustantivo o de dos, o en cuanto a la determinación de cantidad de los sustantivos: esta tinta es tan negra como fluida / como la pez tengo tantos libros como pelos en tu cabeza / como en la Biblioteca los niños deben dormir tanto cuanto tengan gana. En la oración de igualdad, la comparación se establece con la correlación más ... que: esta tinta es más negra que la pez / que fluida tengo más libros que pelos en la cabeza / que necesito. Con los adjetivos comparativos morfológicos no hace falta el adverbio más; así se tiene: esta tinta es mejor que aquella este muchacho es mayor que aquel. § 248. En la oración de inferioridad, la comparación se establece con la correlación menos ... que. Las formas son enteramente semejantes a las de superioridad. En el período comparativo suelen faltar los antecedentes: yo te daré cuantos libros necesites su conducta fue cual yo me suponía. 235

Esta oración subordinada va con gran frecuencia elíptica, la mayor parte de sus elementos siendo reproducción de los existentes en la oración principal. El verbo de esta subordinada va en subjuntivo cuando indica un hecho dudoso o eventual. § 249. Un tipo especial de comparativas son las introducidas por como si. Este es uno de los frecuentísimos casos de comparativas elípticas, en las que los elementos sobrentendidos son los comunes con la oración principal: no nos saludamos como si no nos conociésemos = no nos saludamos como (no nos saludaríamos) si no nos conociésemos.

El segundo término de la comparación § 250 Naturaleza funcional. En estructuras comparativas, el segundo término de comparación puede ser un sujeto, un atributo o cualquier complemento del verbo: Juan estuvo el otro día más simpático que Pedro Juan estuvo el otro día más simpático que hoy. Por otro lado, el segundo término de comparación puede abarcar dos o más elementos correspondientes a funciones distintas. Se trata de un segundo término de comparación compuesto: tengo más libros en casa que flores en el jardín suelo dar más libros a Juan que flores a María. § 251. Naturaleza oracional. El segundo término de la comparación introducido por las conjunciones que o como es siempre una oración, pero no responde siempre a las mismas características. Existen OCM con verbo expreso: compro menos que vendo escribo tanto como pinto. Otras OCM eliden el verbo y sólo aparecen uno o varios elementos de la oración. El verbo elidido es el mismo que el que aparece en el primer segmento de la oración: tengo más dinero que Juan (tiene) compré más cuadros a María que a su vecino (compré). En ocasiones, el verbo de la OCM está implícito, aunque el sujeto o los componentes sean oraciones sustantivas: me gusta más comer en casa que comer en el campo (me gusta). Cuando el elemento cuantificado es un adjetivo en una oración no atributiva, hay que entender que éste forma parte de una predi236

cación con los verbos ser o estar ocultos y que, igualmente, son los elididos en el segundo término de comparación: tengo un coche (que es) más práctico que bonito (es).

§ 252. El segundo término de la comparación con de En los casos de la comparación de superioridad y de inferioridad se usa, a veces, la preposición de como nexo comparativo en lugar de la conjunción que. Esto ocurre cuando el segundo término de comparación es una OSR y en ella el artículo se refiere siempre al núcleo comparativo, es decir, al sustantivo, adjetivo o adverbio que están cuantificados. Se dice esta alumna es más lista de lo (lista) que parece, y no se dice esta alumna es más lista que lo que parece tengo menos libros de los (libros) que yo creía, y no se dice tengo más libros que los que yo creía. Por ello, no se dice lo mismo en una oración compleja como: eso es más interesante que lo que tú dices, que en otra como: eso es más interesante de lo (interesante) que tú dices. En el primer caso, los elementos que se comparan son el pronombre eso y la oración lo que tú dices; en el segundo, el núcleo comparativo es interesante. En estos casos, el segundo término de la comparación introducido por de está íntimamente relacionado con estructuras enfáticas: María es más alegre de lo (alegres) que son sus amigas = ¡lo alegres que son sus amigas! ese chico es más listo de lo (listo) que creemos que es = ¡lo listo que parece chico! Estas estructuras explican el valor ponderativo del segundo término de la comparación: ese chico es más listo de lo que parece = ¡lo listo que parece chico!

§ 253. OCM intensificadoras

En el español coloquial son frecuentes estructuras comparativas con carácter elativo 69 o intensificador, y en las que el valor semántico no es relevante: está más sorda que una tapia = muy sorda es más chulo que un ocho = muy chulo. 69

Superlativo absoluto. 237

§ 254. Otras formas de comparación Una secuencia encabezada por la locución adverbial igual de, que exige la conjunción que, también puede ser cuantificadora de un adjetivo o de un adverbio en una estructura comparativa de igualdad: soy igual de simpático que tú escribe igual de bien que tú. También se cuantifican sustantivos y verbos con la locución igual de o el segmento artículo seguido de la palabra mismo: tengo igual de libros que tú me divierto lo mismo que tú. Los adverbios más y menos en estructuras comparativas pueden aparecer a su vez cuantificados por adverbios o expresiones nominales cuantificadoras: Juan es mucho (un poco) más (menos) listo que tú ella es tres veces más educada que él. El significado comparativo se expresa también con el verbo preferir y la construcción ser preferible. Pero en estos casos el segundo término de la comparación se introduce con la preposición a y no con la conjunción que: es preferible reír a llorar prefiero que rías a que llores. Sin embargo, en estas oraciones, el segundo término de la comparación no es oracional, pues no permite presuponer ningún verbo elíptico. Cuando el segundo término de la comparación es una construcción preposicional, es obligado intercalar entre el nexo comparativo a y la preposición el verbo que aparece antes en el contexto o, en su sustitución, lo que Leonardo Gómez Torrego llama el proverbo hacer. Se dice prefiero jugar con tus primos a jugar con tus amigos = prefiero jugar con tus primos a hacerlo con tus amigos, pero no se dice prefiero jugar con tus primos a con tus amigos. El constituyente discontinuo no … más con el significado de sólo no es comparativo: no tengo más que mil pesetas = sólo tengo mil pesetas (ni más, ni menos). Obsérvese que no se dice lo mismo que con la secuencia no … más de, que tampoco es comparativa: no tengo más de mil pesetas (puedo tener mil pesetas o menos de mil). 238

BIBLIOGRAFÍA

La presente Bibliografía no contempla reproducir con fidelidad a los autores y los títulos mencionados en la mayoría de los casos en este curso universitario. Ni tampoco reflejar exhaustivamente lecturas adicionales de su autora. Sino más bien ofrecer una ayuda, por más incompleta que fuese, al hacerse desde estas tierras aún no muy ricas en libros concernientes al dominio de la Sintaxis, a quienes desean seguir estudiando algunos de los hechos planteados. Una Bibliografía completa pudiera muy bien abarcar casi todo lo escrito y digno de la atención de un especialista, en relación con los no muy fáciles hechos sintácticos y con la finísima zona fronteriza que los deslinda de la Morfología. Por tanto, esta Bibliografía es, a nuestro entender, un capítulo intrínseco de este curso universitario, que contempla guiar cuidadosamente a los alumnos por los meandros del estudio de la Sintaxis española en general. El único criterio de esta Bibliografía ha sido el alfabético 70 : ACADEMIA ESPAÑOLA, REAL. Diccionario de la Lengua Castellana. XXIIa. ed. Madrid. 2001. ACADEMIA ESPAÑOLA, REAL. Diccionario histórico de la Lengua española. Madrid. 1936. ACADEMIA ESPAÑOLA, REAL. Esbozo de una nueva Gramática de la lengua española. Madrid. 1973. ACADEMIA ESPAÑOLA, REAL. Gramática de la lengua española. Nueva edición, reformada, de 1931. Madrid. Ed. EspasaCalpe. 1962. ACADEMIA ROMÂNA. Gramatica limbii române, 2 tomos. Bucureşti. Ed. A.R. 1963. 70

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