Amin, S - El Capitalismo en La Era de La Globalización
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Descripción: el capitalismo en la era de la globalizacion...
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SAMIR AMIN
ELCAPITALISMO EN LAERA DE LA GLOBALIZACIÓN
El capitalismo en la era de la globalización
PAIDÓS ESTADO Y SOCIEDAD Últimos títulos publicados: . A. Margalít. La sociedad decente
. D. Held, La clerrzocracia y el orden7 glolJal
. . . . .
A. Gíddens, Politica, sociologza y teoria social D. Miller. Sobre la aaciorzalzklacl S. Amin, El capitalisrrzo eri la era a'e la globalización R. A. Heifetz, Liderazgo .s‘ia respuestasfaciles D. Osborne y P. Plastrick, La reducción ¿le la burocracia
. . . . . . . . . .
U. Beck, ¿QI/té es la globalización? R. Heilbroner y W. Mílberg, La crisis ¿le visión en el pensamiento econórrzico moderno P Kotler y otros. El marketing ¿le las naciones R. Jáuregui y otros, El tiempo que vivimos y el reparto del trabajo A. Gorz, Damm; clel pt’C’SC’fllfi’. riqueza de lo posible Z. Brzezinski, El gran tablero ¡rizoiiz'i'al M. W’alzer, Tratado ¿“o/ire la tolerancia F. Reinares. Terrorismo y arztiterrorimzo A. Etzioni. La aaeua regla de oro M. Nussbaum, Los limites del patriotismo
. . . . .
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. R. Castel, La irzetamorfim's ¿le la cuestión social
. P. Pettít, Repalrlicatziwzo
. J Gray, Falso amanecer
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. U. Beck, UtZ ¡ZZIC’L'O omadofir‘liz
. A. Calsamiglia, Cuestiones de lealtad
. H. Béjar, El corazón a’e la repzíoliea . J.-M. Guéhenno, El porvenir ¿le la libertad , J. Rifkin, La era del acceso
" . A. Gutmann, La educacion ¿{erizocra‘tica
. . . , .
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. . . -' . . . .
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. F. Ovejero, La libertad iiilvoxpita
Samir Amin
El capitalismo en la era de la globalización
QHP) PAI D o s
Baaaaaaaa - BBBBBBB¡res - México
Título original: Capz'talz'sm ¿a the Age of Globatz'zatz'oa. Tbe Management of Contemporary Society
Publicado en inglés, en 1997, por Zed Books Ltd, Londres y New-.- ese; Traducción de Rafael Grasa Cubierta de Víctor Viano
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier método o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.
© 1997 by Samir Amin
© 1999 de la traducción, Rafael Grasa © 1999 de todas las ediciones en castellano, Ediciones Paidós Ibérica, S.A., Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona
y Editorial Paidós, SAICF
Defensa, 599 - Buenos Aires
http://www.paidos.com t ISBN: 84-493-0638-8
Depósito legal: B-44.175/2002
. Impreso en A ¿t M Grafic, S. L. 08130 Santa Perpetua de la Mogoda (Barcelona) Impreso en España - Printed in Spain
SUMARIO
Introducción ............................................
11
1. El futuro de la polarización global ........................ Desarrollo desigual y formas históricas del capitalismo ...... El actual sistema mundial y los cinco monopolios del capitalismo .................................... Un proyecto alternativo y humanista de globalización ....... Obstáculos a la realización del proyecto .................. Posibles escenarios futuros y su inadecuación ............. Cómo renovar una perspectiva de socialismo mundial ......
15 15
2. La gestión económica capitalista de la crisis de la sociedad
contemporánea ......................................
Las «leyes de la historia»: la expansión del capitalismo no equivale a desarrollo ............................. La estructura institucional: las instituciones de Bretton Woods El Fondo Monetario Internacional .................... El Banco Mundial ........ , .......................... El GATT y la Organización Mundial del Comercio ....... Globalización: la necesidad de una gestión económica internacional ...................................... La reforma de Bretton Woods .......................... 3. La reforma de la gestión monetaria internacional de la crisis . . . Los antecedentes .................................... Los tipos de cambio flexibles no son la solución ........... Propuestas de reforma procedentes de las corrientes dominantes ....................................... Una visión alternativa: la regionalización policéntrica ....... 4. El auge de la etnicidad: una respuesta política a la globalización económica ........................... El ciclo de posguerra (1945-1990) y la nueva globalización La desintegración del Estado y las nuevas ideologías étnicas en el Tercer Mundo ................................ La globalización y la crisis del concepto de nación .........
17 19 20 22 24
27
29 33 33 39 43 48 57
65 65 66 68 70 75 76
85
t,l capitalismo en la e ra de la globalización
La gestión actual de la crisis y sus alternativas . 92 Segundos pensamientos sobre universalismo versus particularismo y la respuesta socialista al nacionalismo . . . . 100
5.
¿Cuáles son las condiciones para relanzar el desarrollo
del Sur? El desarrollo desaparece de la agenda Hay crisis de la sociedad actual, pero aún no puede hablarse de crisis del capitalismo . . Soluciones: ¿liberalismo sin fronteras? . . .
ll5 ll5 118
120
Nacionalismo....
l2I
Los peligros de la regresión antidemocráttca: el asalto étnico, 12) el fundamentalismo religioso y el neofascismo . Reflexiones acerca de un contraproyecto: algunas tesis básicas 126 el caso europeo . . . . Lafalta de complementariedad política en el proyecto
ú)
6. Los retos de la globalización:
posbélico de Comunidad Económica Europea Los logros de la Comunidad Europea: un balance sumario . . El futuro de la integración europea en la era de la
globalización....
Un futuro diferente: unar,isión radical paraEuropa
13)
.
BB 114
........
151
7. Ideología
y pensamiento social: la intelectualidad y la crisis del desarrollo . . . La teoría social y la crisis del capitalismo: marxismo, posmodernismo y movímientos sociales Laintelectualidad frente alos operadores mentales . . . . . . . .
Desarrollo:críticascontrastadas.,..
16l
.
16l 167
170
Los análisis y estrategias propuestos por la intelectualidad del Tercer Mundo \15 Una nueva agenda: análisis de la diversidad del Tercer Mundo y reconsrucción del poder social de las clases populares 111
Índice analítico y de nombres
1Bl
SIGLAS Y ABRE,VIATURAS
BERD
Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo de Europa del Este CEPALC Comisión Económica para AméricaLatina y el Caribe GATT-OMC Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles-Organización Mundial del Comerci>. Hasta hace bien poco, el espacio de gestión económica de la acumulación de capital coincidió con sus dimensiones políticas y sociales. En ese sentido, el Estado nacional burgués proporcionó el modelo de modernidad que el Tercer Mundo intentó reproducir tras la Segunda Guerra Mundial, en particular medianre el modelo de desarrollo nacional autocentrado (aunque, eso sí, abierto ¿ la economía internacional) y de construcción/modernización del EstaJo. En dicho contexto, las clases dirigentes (a menudo multiétnicas) de -\sia, África y Europa oriental basaron su legitimación en el desarrollo :conómico que la fuerte expansión del capitalismo mundial favoreció hasta la década de los años ochenta.
La profundización del proceso de globalización ha acabado con esa coincidencia de espacios. Una nueva contradicción caracferiza el capitalismo mundial: por un lado, los centros de gravedad de las fuerzas económicas que gobiernan la acumulación han atravesado las fronteras de los EstaJos particulares; por offo, no existe a nivel mundial un marco o estructura lo1ítico, social, ideológico 1, cultural que pueda dotar de coherencia a la sestión global del sistema. Por tanto, en 1o que respecta a la dimensión po1ítica, la gestión de la crisis consiste en intentar suprimir el segundo término de la contradicción, el Estado, con el objeto de imponer 1a gestión de la sociedad por el..mercado» como única regla. Las ideologías y prácticas anriestatistas radicales de nuestros días forman parte de dicha lógica. La erosión de los viejos modelos de crecimiento, por consiguíente, ha sumido a los países periféricos del Sur y del Este en una crisis del Estadonación, reavivando movimientos centrífugos que a menudo revisten una expresión étnica. La crisis ha hecho añicos la unidad de las clases dírisentes de la periferia, de manera que en la actualidad fracciones rivales intentan basar su legitimidad en las aspiraciones étnicas de sus desorientados pueblos. La gestión de esta crisis, mediante la manipulación de las aspiraciones democráticas y de los derechos nacionales, alimenta el provecto de subordinar las sociedades a las demandas del mercado, un provecto que presupone la destrucción de los Estados capaces de modular eficazmente las condiciones de la globalización. Los capítulos 5,6 y 7 se ocupan de diversos aspectos relativos a la búsqueda de una alternativa a la sumisión total a la lógica del capital. En
14
El capitalismo en Ia cra de la globalización
un tiempo mínimo, la persecución de la utopía liberal ha producido resultados tan catastróficos que su discurso está perdiendo ya impulso. El viento empieza a cambiar de dirección, a soplar del lado de la razón. Contrariamente a todas las políticas hegemónicas de gestión de las crisis, resulta necesario repensar el desarrollo como modelo socieral. E1 crecimiento no es el producto natural de la gestión del mercado y de las políticas encaminadas a lograr la expansión; por el contrario, es el resultado posible de políticas transformadoras previamenre pensadas en rodas v cada una de sus dimensiones. La expansión de posguerra fue producto de un ajuste estrarégico del capital a las condiciones sociales que las fuerzas democráticas populares, poderosas merced a la victoria sobre eI fascismo en 1945, pudieron imponer, Es decir, justamente lo contrario a las llamadas políticas de ajuste de nuestros días. Pese a 1o que ciertos profesores universitarios imaginan, la historia no está infaliblemente dirigida por las leyes de la ,>. La historia es un producto de las reacciones sociales a las tendencias que dichas leyes implican, reacciones que definen a su vez las relaciones sociales concretas en las que operan las mencionadas leyes. Las fuerzas «antisistémicas>> (en otras palabras, el rechazo organizado, consistente y efrcaz a plegarse completamente a las exigencias de esas supuestas leyes) contribuyen tanto como la lógica de la acumulación de capital a conformar la historia real. Determinan las posibilidades .,- tormas de expansión que se dan en el marco o estructura organizada que ellas mismas imponen. De ahí que nuesÚo propósito en el presente libro sea presentar una crítica sistemática del simplista discurso dominante acerca del carácter ineluctable de la globalización. Debe admirirse que la interdependencia ha cle ser negociada; que formas de desarrollo nacionalmente necesarias han de ser pautadas y apoyadas, y que las desigualdades iniciales se deben corregir antes de que crezcan y se hagan más profundas, Admitir esas necesidades supone, por tanto, comprender que el desarrollo no equivale a la expansión del mercado. Pero el discurso dominante se niega sistemáticamente a hacer esa distinción, presuponiendo que la expansión del mercado ,,lleva>> necesariamente al progreso social v a la democracia, así como que las «dificultades>> (las ,.bolsasr> de pobreza, desempleo y marginación social, como las denominan) son meramente . Naturalmente, ninguno de quienes así opinan dedica mucho tiempo a pensar ¡si la transición dorará unos pocos años o varios siglos! Así las cosas, y partiendo de los presupuestos que acabo de exponer, el capítulo 5 se ocupa de aspectos relativos a cualquier resurgir futuro del desarrollo del Tercer Mundo, el capítulo 6 úata de los retos a que se enfrenta la construcción europea y, finalmente, el capítulo 7 se dedica a las responsabilidades de los intelectuales del Tercer Mundo.
Capítulo
1
EL FUTURO DE LA POLARIZACIÓN GI-OBAL
Dps¿RnoI-t-o DESTGUAL y FoRMAS r¡Isrónrcas DEL cApITALrsMo Desde la Antigüedad, la historia se ha caracterizado por el desigual desarrollo de las regiones, si bien hay que esperar ala era moderna para que la polarización se convierta en el subproducto inmanente de la integración de la totalidad del planeta en el sistema capitalista. Por consiguiente, podemos decir que la polarización (capitalista) moderna ha aparecido en formas sucesivas durante la evolución del modo de producción capitalista. Concretan-lente, podemos singularizar cuatro grandes fases, a saber:
l.
forma raercantilist¿ (1500-1800), previa a la revolución indusrrial y moldeada por la hegemonía del capital mercantil en los centros atlánticos dominantes, así como por la creación de zonas periféricas rAmérica) cuya función presuponía su total aceptación de la lógica de La
acumulación del capital. 2. El denominado rnodelo clásico, surgido de la revolución industrial, que definió a partir de entonces las formas básicas del capitalismo. Por su parte, las periferias (a AméricaLaúna se agregaron progresivamente toda Asia, excepto Japón, y África) siguieron siendo rurales. no industrializadas, y su participación en la división internacional del trabajo se produjo a través de la agricultura y la producción mineral. Este importante rasgo de polarización estuvo acompañado de otro no menos importante: la cristalización y establecimiento de sistemas netamente industriales como sistemas nacionales autocentrados, acaecido en paralelo ala construcción de los estados nacionales burgueses. Ambas características explican las líneas dominantes de la ideología de la liberación nacional, la respuesta al reto planteado por la polaúzaci1n: a) el objetivo de considerar la industrialización como sinónimo de progreso liberador y un instrumento para ponerse al día; b) el objetivo de construir Estados-nación inspirados en los modelos de los países del centro. De esa forma se concibió la ideología de la modernización. Por consiguiente, esta forma clásica de polarización caracterizó el sistema mundial desde la revolución industrial (es decir, después de 1800) hasta la Segunda
Guerra Mundial.
t6
E1
capitalismo en la era de la gkrbalizaci(rn
). El período
de posguerr(t (1945- 1990) supone la progresiva erosión de las dos características que acabamos de mencionar. Durante el período se produjo la industrialización de las periferias, un proceso
obviamente desigual que resultó el factor dominante en Arnérica Latina v Asia, con el movimiento de liberación n¿rcional af¿rnándose en acelerar el proceso en aquellos Estados periféricos que acababan cle recobrar su ¿iutonomía política. En esos años se produjo también, simultáneamente, el progresivo desmantelamiento de los sistemas de producción nacional ¿rutocentrados y su recomposición como elementos constitutivos de un sistema integrado de producción mundial. Esta doble erosión supuso una nueva manifestación de la profundizacíón de la globaliz¿ción. 4. El período ruás recíente (a partir de 1990), en que la acumulación de esas transformaciones ha provocado el colapso de1 equilibrio característico del sistema mundial de posguerra. Esta evolución, empero, no apunta hacia un nuevo orden mundial caracterizado por nue\ras toruras de polarización, sino hacia el desorden global. El caos al que nos enfrentamos proviene de un triple fracaso del sistema, que ha sido incapaz de desarrollar: a) nuevas formas de organización social y política que vayan más allá del Estado-nación, un nuevo reqr-risito del sistema globalizado de producción; b) relaciones políticas y económicas capaces de reconciliar el ar-rge de la industlialización en las nuevas zonas periféricas competitivas de Asia y América Latina con el objetivo del crecimiento mundial; y c) una relación que no sea excluyente con la periferia afúcana, que no está implicada en modo alguno en una industrialización competitiva. Este caos resulta visible en todas 1as regiones de1 planeta y en todas las facetas de la crisis política, social e ideológica. Está en la base de las dificultades de la actual construcción europea, así como en la incapacidad del continente de alcanzar la integración económica y establecer a la vez estructuras políticas integracionistas. E,s también la causa de las convulsiones que se observan en todas las periferias de Europa oriental, del viejo Tercer Mundo semiindustrializado y del nuevo y marginado Cuarto Mundo. Así las cosas, el caos actual lejos de apuntalar el incremento de la globalización revela su extrema vulnerabilidad. No obstante, el predominio del caos no debe impedirnos pensar en escenarios alternativos para un nLlevo , si bien es cierto que existen muchos y diferentes . Por el contrario, creo que dicha competitividad es un producto complejo en el que confluyen mú1riples factores económicos, políticos y sociales. En esta lucha desigual, los centros usan lo que me gusta denominar sus , monopolios que constituyen un desafío a la totalidad de la teoría social. Dichos
monopolios son:
20
El capittrlismo en la cra de la clobalización
I.La
organización del desarme mundial a los niveles adecuados, liberando a la humanidad de la amenaza del holocausto nuclear y de
otros semejantes.
2.La organización del
acceso a los recursos del planeta de manera igualitaria, de forma que hubiera cadavez menor desigualdad. Debería generarse un proceso global de toma de decisiones que incluyera una valoración (es decir, establecimiento de tarifas) de los recursos, lo que obligaría a reducir las pérdidas y los residuos, y una distribución más equitativa del valor y de los ingresos derivados de dich«¡s recursos. Tal cosa supondría también el inicio de un sistema fiscal globalizado. 3. La negociación de relaciones económicas abiertas y flexibles entre las principales regiones del rnundo, que en la actualidad se encuentran desigualmente desarrolladas. De esta forma se reducirían progresivamente los monopolios financieros y tecnológicos de los centros. Por supuesto, tal cosa supone liquidar las instituciones que actualmente dirigen el mercado mundial (BM, FMI, GATT, OMC. etc.) y crear otros sistemas para gestionar la economía global. .1. El inicio de negociaciones para la correcta gestión de la dialéctica mundial/nacional en las áreas de la comunicación, la cultura y la política. Ello implica crear instituciones políticas que representen intereses sociales a escala mundial, es decir, el inicio de un ., que iría más allá de los mecanismos interestatales del actual sistema de las Naciones Unidas.
OesrÁculos
A LA REALTzACTóN DEL pROyECT'c)
Resulta más que evidente que las tendencias actuales no siguen la dirección antes descrita y que en la actualidad no se lucha por lograr esos objetir,os humanistas. No me sorprende, El deterioro del antiguo sisrema de globalización no está en condiciones de preparar su propia sucesión y sólo puede conducir al caos. Las fuerzas dominantes despliegan sus actividades en el marco de esas constricciones, en un intento por maniobrar a fin de lograr ganancias a corto plazo, con 1o que agravan el caos. Su intento de legitimar sus opciones mediante la vieja ideología del mercado , aludiendo a la conferencia de 1955, de la que surgió el movimiento de países no alineados y el objetivo de modernizar e industrializar el Tercer Mundo, un proyecto que comportaba construir burguesías nacionales en 1a periferia del sistema como ideología de >, no son más que retórica, por lo que no hay razón alguna pata considerarlas sinceras o creíbles. 4. Los altos tipos de interés
no constituyen un error. Son la forma más eficaz de garuntizar un retorno aceptable para el capital flotante, habida cuenta de que ese capital erige garantías respecto de los riesgos de cambio que implica el sistema t-lerible que se ha es-
La gestión econó¡nica capitalista de la crisis de la sociedad
contemporáneu )l
tablecido. Por tanto, nos encontramos ante un coniunto coherente de políticas para gestionar la crisis. 5. Por consiguiente, no considero que la culpa le corresponda al FMI. Las instituciones de Bretton \X/oods se adaptaron y sirvieron de apoyo al auge de posguerra basado en el riple y complementario sistema que antes he descrito. Cuando el sistema entró en crisis, el sistema de Bretton \X/oods se colapsó. La opción que se escogió para afrontar la nueva situación (monedas flotantes, altos tipos de interés y liberalización de los flujos de capital) ha permitido, hasta el momento, una gestión eftcaz de la crisis, desde el punto de vista del capital. Al mismo tiempo, permite a Estados Unidos prolongar su hegemonía, manteniendo el papel internacional del dólar a falta de una alternativa, y cubriendo su déficit mediante préstamos forzados concedidos por sus socios. Dicha opción esta lejos de ser irracional, concuerda perfectamente con los intereses estadounidenses al contribuir al costoso mantenimiento de la posición militar hegemónica del país. Existe una notable analogía entre la situación actual y 1o que sucedió cuando el Reino Unido perdió su posición económica dominante. Inglaterra dejó de ser la potencia industrial más eficiente hacia 1880, pero el patrón libra esterlina sobrevivió durante el largo proceso de decadencia del país, es decir, hasta 191 1. Ello nos permite comprender la notable y precisa analogía que estableció \X/alter Russell Mead entre la actuación del actual sistema, en el que el pago del servicio de la deuda está por encima de cualquier otra consideración, y la actitud de los vencedores en Versalles al concluir la Primera Guerra Mundial. En mi opinión, la analogía puede ir aún más lejos en el tiempo y aplicarse a otras actitudes además de la deuda internacional. 6.Las intervenciones en los países del Este están dictadas por la lógica política. La brutalidad de las medidas adoptadas está orientada por objetivos políticos claros: desmantelar las estructuras productivas de los países de Europa oriental y de la antigua Unión Soviética para reincorporarlos en el capitalismo mundial como periferias subordinadas, no como socios iguales; desmoralizar a las clases trabajadorus y reforzar la nueva burguesía . Se persigue también desmantelar esos países -la viética, Yugoslavia, Checoslovaquia- y quebrar los vínculos de solidaridad económica entre ellos. De ahí que, mientras el plan Marshall apoyó los primeros pasos haciala construcción de lo que sería 1a Comunidad Económica Europea y alentó la cooperación entre los países en Europa oriental, la política occidental ha intentado acelerar la desintegración del antiguo CAME (más cono-
)B
El capitalismo en
1a
era dc
1a
globalización
cido como COMECON, el nombre que populartzóla CIA), aunque tal cosa supusiera dificultades adicionales para la reconversión de las economías regionales.
En función de todas estas consideraciones, me parece que la propuesta central de los reformistas, transformar el FMI en un banco central mundial, no es realista, si bien la idea es plenamente lógica. La globalización ha erosionado el poiler de los Estados nacionales y, por tanto, exige una gestión mundializada de los sistemas económicos, financiero y monetario. Ahora bien, la inferencia derivada del hecho de la globalización resulta, así formulada, inadecuada, puesto que ninguna economía puede existir sin política y sin Estado. Por consiguiente, la globalización economica requiere lógicamente la construcción de un sistema político mundíal capaz de responder al desafío, un sistema de poder capaz de gestionar compromisos sociales a nivel planetario, de la misma forma que los Estados los gestionan a nivel nacional. No existe, sin embargo, suficiente madurez en el sector, ni siquiera entre el grupo de países capitalistas dominantes (la OCDE o, dentro de Europa, la UE) y a fortiori tampoco en una escala mayor. En ese contexto, no resulta objetivamente posible contar con una moneda universal y, por consiguiente, con un banco central mundial. Disponer de la moneda y del banco implican haber resuelto el problema político, algo que no ha sucedido. La propuesta de un banco central mundial reitera los argumentos expuestos por Keynes en 1945 y las mismas razones que hicieron que el proyecto resultara utópico en aquel momento siguen siendo válidas en la actualidad, pese a los progresos realízados por la globalización económica. El Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI) y el supuesto entre la cuestión de una moneda internacional (derechos especiales de giro o DEG) y el desarrollo se basaban en la misma lógica. Sin embargo, el proyecto no funcionó, .v por buenas razones. En mi opinión, el capitalismo es incapaz de superar la reciente contradicción entre su gestión económica en un espacio cadavez más mundializado y su gestión política y social, que sigue estando fragmentada en espacios nacionales diferentes. Las alternativas son, a nivel mundial, socialismo o barbarie. No obstante, hay que responder al desafío y proponer soluciones. Lo haré avanzando a continuación algunas que creo que no son utópicas, puesto que permiten aceptar la contradicción a que acabo de referirme. Partiendo de la perspectiva de construir un mundo policéntrico, las propuestas se centran en la organización política y económica de interde. pendencias controladas, así como en la autonomía de regiones amplias y desigualmente desarrolladas. Implican, por ranro, sistemas monetarios regionales, convenientemente articulados. No ponen el carro delante de los
La gestión económica capitalista de la crisis de la sociedad contemporánea
39
bueyes, como sucede, en mi opinión, con el proyecto de un banco central
mundial, o incluso de un banco central europeo. Forman parte de la lógi— i ca de una transición muy larga del capitalismo actual, en crisis, a un so— cialismo mundial que no puede conseguirse de una vez por todas y me— diante una varita mágica, ni siquiera si esa varita fuera la creación de una moneda mundial. Las instituciones financieras del desarrollo forman una constelación en la que encontramos las instituciones de Bretton Woods, las establecidas por las Naciones Unidas, las comisiones regionales y las vinculadas a la construcción europea. En su conjunto, estas instituciones tuvieron su
apogeo en la era de Bandung, de 1955 a 1975, cuando la estrategia consistía en alcanzar el nivel de los países desarrollados mediante procesos de
construcción nacional autónomos, modernizados, realizados de forma in-
terdependiente. Entraron en crisis cuando el proyecto nacional burgués definido en Bandung se desmoronó, para colapsarse definitivamente al tiempo que el sistema de acumulación de capital entraba en crisis a nivel mundial. EZ Banco Mundial
En términos de volumen total de los fondos manejados, el Banco Mundial supera de largo el resto de las instituciones, con 290.000 millones de dólares estadounidenses transferidos bajo su autoridad desde su crea-
ción hasta 1992, con un volumen de compromisos anuales que supera en
la actualidad los 20.000 millones de dólares. Hay que añadir a las cifras an— teriores unos 11.000 millones que desembolsan en la actualidad los bancos
regionales. Por tanto, la totalidad del sistema de Naciones Unidas es, comparativamente, algo marginal. Así, aunque intentó convertirse en el rival
del BM creando su propio fondo para la asistencia al desarrollo agrícola, creado por la FAO en 1978, finalmente se vio obligado a capitular. Lo cierto es que de 1955 a 1975 las instituciones de las Naciones Unidas desempeñaron funciones políticas e ideológicas esenciales para el proyecto de Bandung de los países del Tercer Mundo. El papel de la Comisión Económica para América Latina (CELA) y de Raúl Prebisch, un pionero de lo que acabaría convirtiéndose en la ideología del desarrollo, así como la tarea de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), un importante contribuyente a la cristalización del proyecto de NOEI propuesto por el Tercer Mundo en 1975, no son en modo alguno menospreciables. Las iniciativas de estas instituciones probablemente han tenido escasa influencia en las políticas del BM, pero han tenido un efecto obvio en el Programa de las Naciones
40
El ca¡ritalismo en la era de la globalización
unidas para el Desarrollo (PNUD) y en las insrituciones especializadas en su momento culminante. Sea como sea, esos días son yaagua pasada, para siempre ypara todos. La ideología del desarrollo murió con el fin del proyecro de Bandung. Ahora es el momento de ofreciendo una contraideología basada en el , aunque la teoría no era muy sólida. El uso de tuvo bien poco sentido: sólo podían tener influencia en las decisiones si íban acompañados de controles de los precios y de subsidios, algo que contradecía el dogma que debían apoyar. Y, en efecto, el precio en la sombra asignado altrabajo no cualificado sirvió de pretexto para justificar políticas de bajos salarios, para generar pobreza en lugar de combatirla. Al mismo tiempo, el Banco también ha rcalizado ejercicios estilísticos académicos, que, globalmente considerados, resultan poco dignos, habida cuenta de que siempre han tenido como finalidad legitimar las estrate-
12
El capitalismo en la era de la globalización
gias del capital dominante. Bastará con un ejemplo. En un libro sobre Costa de Marfil, escrito en 1.965, predije el del sistema, y el endeudamiento externo, para el año 1985. El Banco, que obviamente apoyabala estrategia neocolonial para el país, consideró necesario replicarme con un estudio al menos cincuenta veces más caro que el mío, cuya lectura detenida debería provocar en la actualidad las carcaladas de cualquiera que lo examine. Todas las instituciones ,.financiadoras del desarrollo>> aquí consideradas, junto a los fondos de ayuda bilaterales (que, en realidad, han sido mucho más importantes), han representado únicamente una fracción, no menospreciable pero ciertamente menor, del mercado de capital, incluso si nos limitamos al capital canalizado a través de categorías distintas: el capital que busca inversiones en actividades productivas (minería, petró1eo i,energía, industria, transporte y comunicaciones, construcción, hote1es, turismo y otros servicios); v el capital flotante que busca inversiones financieras a corto plazo. El primero de estos mercados no ha sido menospreciable para el capital estadounidense, japonés y, en menor medida, europeo, sobre todo durante los años setenta cuando la «relocalización>> estaba en pleno auge. Europa, sin embargo, prefirió invertir su riqueza en regiones rezagadas situadas en sus propias fronteras (Italia, España) y no en regiones de dependencia directa. Ello explica el papel concreto que ha tenido la convención de Lomé (la asociación Comunidad Europea-ACP) en la conformación del desarrollo del África subsahariana. A dicha convención le corresponde un significativo porcentaje de la responsabilidad del desastre africano, con su secuela de marginación y progresiva transformación en > no se
Las divergencias entre las principales potencias occidentales en el GATT-OMC, comparadas con el frente común al que hemos aludido, no tienen la importancia que les atribuyen los medios de comunicación dominantes, que han callado respecto de otros asuntos. Muchos de esos conflictos se resuelven mediante .> entre competidores monopolistas que practican el reparto de mercados o las > de las exportaciones, en patente contradicción con el dogma del liberalismo. Sin embargo, otros conflictos han proporcionado a Estados Unidos oportunidades para expresar de forma abierta su arrogancia;
El conflicto entre Estados Unidos,la CE yJapón acerca de sus subsidios agrícolas, cubiertos por el llamado acuerdo de Blair House, es el más conocido. Como es sabido, los países de la CE son actualmente autosuficientes en materia de alimentos y se han convertido en exportadores de éstos, desvinculando sus precios de los del mercado mundial, una práctica que la CE prohíbe a los países del Tercer Mundo. También es cierto que Japón (y Corea) querrían mantener su autosuficiencia alimentaria protegiendo a sus productores de arroz. Sin embargo, los subsidios estadounidenses a la agricultura son mucho más antiguos que la política agrícola común de la CE. Los conflictos sobre los sectores que se denominan , P. Sweezy, Tbe Tbeory of Capitalist Deuelopment,Londres, Dennis Dobson, 1946 (tad. casf .'. Teoría del desarrollo capítalista,México, F.C.E.,
t917). y H. Magdoff, «Globalization
\X/hat End? Montbly Reuiew,
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K. Vergopoulos, Le Nouueau Systeme Monde, Actuel-Marx, París, PUF, t994
Capítulo 3 LA REFORMA DE LA GESTION MONETARIA INTERNACIONAL DE LA CRISIS
Los ANTECEDENTES
El actual sistema monetario y financiero internacional, establecido después de la Segunda Guerra Mundial y gestionado por el FMI, ya no resulta funcional. No debiera sorprendernos que el largo período de posguerra que se inició en 194,5 llegara a su fin en 1990, o que el sistema :nundial que acabará imponiéndose sea cualitativamente diferente del que hemos conocido durante casi medio siglo. En otros lugares he definido el ciclo de posguerra como un largo ca:nino ascendente construido sobre una base formada por tres pilares, en parte complementarios y en parte en conflicto: a) en Occidente, la acumulación fordista y la socialdemocracia, regulada por las políticas nacio_ nales keynesianas, abiertas obviamente a la economía mundial pero preservando una coherencia entre la acumulación y el compromiso histórico capital/trabajo; b) modernización e industrialización en las periferias recién llegadas a la independencia, un proceso gestionado por lo que he denominado el proyecto de Bandung, un proyecto nacional-burgués que intentaba atrapar a las otras naciones en un contexto de independencia circunscrita; y c) el proyecto soviético, que intentaba alcanzar a Occidente mediante una estrategia de acumulación muy parecida a la del capitalismo histórico, aunque libre de las constricciones del sistema capitalista mundial y gestionada en el nivel del Estado nacional o plurinacional mediante la propiedad estatal y la centralización del poder económico y político en manos de una nueva burguesía en formación, la nomenclatura de los partidos comunistas. Este sistema tripolar constituyó la base de una (generalmente) fuerte expansión económica en cada una de las tres regiones. En dicho contex— to, estos proyectos e incluso su éxito fueron desde el principio ilusiones ideológicas que operaron con la fuerza de las creencias fijas. En Occidenw te, se creía que el crecimiento continuado era ya un hecho incuestionable. En el Tercer Mundo, se creyó que la construcción nacional resolvería a la larga los problemas del subdesarrollo. En los países del Este, creían en el socialismo.
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capitalismo en la era de la globalización
La crisis de los negocios que marca el final de esta fase de expansión producto conjunto de los tres modelos que estuvieron en la base del sistema durante los años de posguerra.Tal cosa ha colocado a todas y cada una de las regiones del mundo en una crisis profunda y, estructuralmente duradera, sin que paÍezcan detectarse señales de que estamos llegando a la salida del túnel, ni en Occidente, ni en el Sur ni en el E,ste. El sistema monetario mundial siempre ha correspondido esrricramente a las estructuras organizativas del orden mundial: cada fase de la historia del capitalismo ha tenido una contrap artida moneraria específica. La del período de posguerra correspondió perfectamente a la hegemonía de Estados Unidos y fue un instrumento para consolidarlahegemonía estadounidense sobre sus aliados y sobre los países del Tercer Mundo, mientras que los llamados países socialistas se excluyeron a sí mismos desr,inculándose del sistema. En los debates que tuvieron lugar en Bretton Woods en 1945 se presentaron dos posiciones. Keynes, al proponer la creación de un banco central mundial capaz de emitir moneda internacional, defendió la posición de las naciones imperiales en decadencia, particularmente de Gran Bretaña. El valor de la moneda internacional, vinculada a la gama mundial de «divisas claves>>, presuponía un compromiso estable entre la nuer-a hegemonía de Estados Unidos y sus aliados subalternos. La Unión Soviética r-sus aliados fueron excluidos de dicho compromiso. Finalmente, Estados Unidos impuso su solución, convirtiendo al dólar en la única moneda mundial. equivalente al oro merced a un tipo de cambio fijo oro-dólar. El sistema de tipos de cambio fijos permitió devaluar las monedas relacionadas con e1 dó1ar estadounidense en proporción al declive relativo Je esas naciones respecto de 1a hegemonía irresistible de Estados Unidos. Cuando Estados Unidos empezó a perder poder, empezando con la suspensión de la convertibilidad del dólar en l9l1, rodo el sistema quedó en entredicho. No obstante, la progresiva decadencia de Estados [Jnidos no permitió por sí misma iniciar una reforma del sistema monetario, al igual que la decadencia de Gran Bretaña, pese a iniciarse en 1880, no destronó a la libra esterlina hasta 1931. Si se intentara en la actualidad mantener el patrón dólar, el sistema monetario entraría fatalmente en una bancarrota como la del período 1939-1945. es el
Los trros DE cAMBro FLExIBLES No soN LA soLUCróN EI sistema de tipos de cambio flexibles adoptado en I971 no supuso una solución real, sino que se limitó a reconocer la existencia de desorden. Por otro lado, este sistema ha acentuado las fluctuaciones de los ti-
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nos de cambio sin base alguna en los cambios en el nivel de producción: el dólar débil de los años setenta, que descendió haSta el nivel de cuatro ‘ francos franceses; el dólar fuerte de la etapa de Reagan, en los años ochenta, que alcanzó el nivel de diez francos para caer de nuevo. Doy por supuesto que la hegemonía siempre presenta múltiples face:as y opera a niveles diversos y complementarios, por lo que no puede reducirse a «eficiencia económica», a «competitividad» en el mercado mundial, aun cuando tales cosas sean su base última, ni el dominio monetario
es tampoco el único instrumento que debe tomarse en consideración. El papel militar de Estados Unidos, gendarme del sistema mundial, es igualmente importante, un papel que a partir de los años noventa se ha visto reforzado por el colapso de la Unión Soviética, que antaño había limitado la intervención de Estados Unidos en el Tercer Mundo. A menudo se afirma que la hegemonía militar no es demasiado duradera, porque resulta muy costosa y la sociedad estadounidense no está dispuesta a asumir ese costo, como demostró la elección de Clinton. La tesis merece mis reservas por, al menos, dos razones. En primer lugar, quiero recordar que una reducción importante del gasto militar estadounidense sumiría al país en una crisis económica de importancia al menos paralela a la de los años treinta. Considero, junto con Sweezy y Magdoff, que el capitalismo es una formación social con una tendencia permanente a sobreproducir, en la que la «crisis» es el estado normal de las cosas y donde la prosperidad debe explicarse recurriendo a factores especiales. Estados Unidos sólo pudo recobrarse de la crisis de los años treinta me— diante el rearme intensivo que se produjo durante la Segunda Guerra Mundial y en los años de posguerra. En la actualidad, la economía estadounidense está enormemente deformada: casi un tercio de la actividad económica depende directa o indirectamente del complejo militar, una proporción que en la Unión Soviética sólo se alcanzó durante la etapa Brézhnev. En segundo lugar, la hegemonía militar supone un pago, justamente el privilegio de que el dólar sea la moneda mundial. Por consi— guiente, que Washington aceptara una reducción de su papel en el esce— nario mundial, como compartir la responsabilidad con Europa y Japón, supondría precipitar la reforma del sistema monetario internacional, perder el privilegio que tiene el dólar, y, por tanto, secar los flujos favorables de capital procedentes de otras economías. La compleja situación de nuestra crisis se presenta como duradera, lo que explica los pronunciamientos de las potencias centrales, que no piensan en salir de la crisis. Así, no se trata de reducir el desempleo en Occidente, sino de «vivir con él», o bien se habla de una «economía de dos ve-
locidades». En consonancia con esta lógica, los socios más poderosos intentan transferir la máxima carga posible de la crisis a los socios más dé-
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biles, las periferias del Sur y actualmente del Este, para aminorar las consecuencias de ésta en casa y evitar que se conviertan en serias, aunque, obviamente, tal táctica no ayuda a encontrar una solución a la crisis. En este contexto, Ia gestión de la crisis preserva el actual sistema monetario internacional, que durará tod¿rvía cierto tiempo, aunque sus días están contados. No obstante, preservar un sistema ya caduco a toda costa supone arriesgarse a su colapso, como sucedió en los años treinta, cuando el patrón libra esterlina dio paso a rivalidades descoordinadas que eran presagios de guerra.
PROPuT,ST¿S DE REFORMA PRoCEDENTES DE LAS CoRRIENTES DONIINANTES
Analizaremos en primer lugar las propuestas alternativas oirecidas por especialistas, que en ocasiones son objeto de consideración diplomática. Todas estas propuestas \ran precedidas cie l¿r observación, correcta e importante, de que la globalización se ha profundizado en los años de posguerra hasta el punto de haber entrado en un estadio cualitativamente nuevo. Los sistemas de producción nacional, creación histórica de los Estaclos burgueses nacionales que se convirtieron en los centros del capitalismo mundial, se han desmantelado progresivamente en favor de un sistema de producción global. La industri alizacítin de las periferias las ha integrado en este sistema cualitativamente nuevo. La conclusión lógica que puede derivarse de esta observación es que el capítalismo mundial exige una organización mundíal a todos los niveles, ciertamente en el monetario, pero también en el político. Necesita un banco central mundial (y, por tanto, una nueva moneda internacional emitida por dicho banco) y si no necesita un Estado mundial, ha de contar al menos con una organización política mundial eficaz. Puede sostenerse que esta lógica se toma en serio el argumento liberal: el mercado mundial debería er,oiucionar hacia la integración a todos los niveles, es decir, debería abolir todas las fronteras a ia circulación de mercancías y servicios, de capitales y de fuerza de mabajo, abrirse a la migración de las personas alavez que a los intercambios de productos y de capital. Éste sería el sentido de construir un . Pero en seguida vemos que el proyecto, y por ende las proposiciones qlre están implícitas en su lógica, es utópico, sobre todo la gestión de una moneda mundial. Nuestro mundo real está fundado v seguirá estándolo durante mucho tiempo en una importante contradicción entre la .globalización de la economía, basada en un sistema de mercado truncado que incluye el comercio de mercancías y capitales pero excluye la migración de 7a fuerza de trabajo, y la persistencia del Estado-nación como es-
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::uctura reguladora de la política y de la vida social. Esra contradicción, Jue provoc6la polarización del mundo y que la reproduce, será funesta rara el capitalismo. Volvamos ahora a las propuestas que se han ofrecido respecto del sis:3ma monetario mundial. Son concretamente tres, a saber: 1. La primera supone el retorno al oro, la única solución capaz de rc-
sistir las tendencias de la actual vorágine. Excluyo tal posibilidad, pero no porque el capitalismohaya logrado finalmente liberarse de su antiguo fetiche; por el contrario, el capitalismo es y seguirá siendo básicamente fetichista.La excluyo porque regular el sistema monetario mediante una moneda mercancía cuya producción es en gran medida independiente de otras consideraciones económicas corresponde al modo de regulación propio del capitalismo , premonopolista. La regulación del crédito es la única alternativa a este modo de regulación hoy extinto. 2. La segunda consiste en crear un banco central mundial, sin el cual no podría establecerse al mismo tiempo una institución política mundial con poder análogo. Se trata de un tema que fue el favorito durante largo tiempo del ya fallecido Robert Triffen y también, en cierto sentido, de la opción europea: la creación de una moneda común (emitida y gestionada por un banco central común) antes de establecer un poder poiítico común. Recuerda las propuestas de Keynes en 1945:la estabílización de un compromiso entre los socios, Estados IJnidos, la Europa de la CE yJapón. Pero ¿es posible dicha establlización? ¿No resulta la propuesta algo ingenua? ¿Cómo hacer que funcione esa regulación en común sin la presencia de posibles sanciones a las naciones que forman parte del sistema? Los economistas, a fuerza de negarse a ver que las decisiones económicas sólo son practicables si los compromisos políticos y sociales que comportan resultan aceptables, alientan un economicismo utópico. Como tendremos ocasión de comproba¡ un banco europeo, pero no mundial, no sólo es posible, sino esencial si Europa ha de evolucionar hacia una genuina confederación política. He de añadft que dicho banco sólo puede estar basado en los principios de un compromiso histórico social, análogo a este nivel al compromiso social histórico que establecieron los estados nación del continente. En cualquier caso, esta opción/restricción de los socios del mundo desamollado implica tácitamente la .> colectiva o la «partición» de las naciones del Tercer Mundo del Sur y del Este. Más allá del hecho de que los socios del mundo desarrollado
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coincidan en ese punto ejemplo, Alemania puede perseguir -por que se remonta a los días de Bisnuevamente su viejo objetivo, marck, de latinoam eúcanizar Europa oriental-, resulta bastante obvio que esta recompra o presupone intervenciones permanentes y enérgicas para sofocar las revueltas que provocará. La tercera propuesta consiste en ampliar el compromiso monetario para incluir en él a los Terceros Mundos del Sur y del Este. Ésta
fue la propuesta del Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI)formulada por el GT en l975.Estátambién la cuestión de crear una moneda internacional, inicialmente en paralelo alas ya en uso (el dólar, el oro y los restantes instrumentos básicos), gestionada por la comunidad internacional. El objetivo explícito era vincular la cuestión de la moneda y el desamollo económico. Como sabemos, la propuesta fue abortada al favorecer una moneda internacional menor emitida por el FMI, los derechos especiales de giro (DEG). La razón del fracaso me parece evidente; la propuesta asumió que el problema fundamental estaba resuelto, es decir, que los centros aceptarían un desarrollo autónomo y relativamente acelerado de las periferias. El instrumento monetario estaba al servicio de dicho objetivo, algo utópico puesto que estaba en contradicción con el capitalismo realmente existente.
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ALTERNATIVA: LA REGIONALIZACIÓN PoLICÉNTRICA
Los principios en que se fundamentan las propuestas que expongo a continuación son coherentes con una visión alternativa de la organización política mundial, concretamente, apuestan por una regionalización policéntrica. La opción deriva de la tesis según la cual los problemas reales a los que se enfrentan las naciones y las regiones no son idénticos ni pueden concebirse sin tomar en consideración su desarrollo desigual. Su objetivo básico es reducir la desigualdad en que se manifiest ala polarízación pro ducida por la expansión del capitalismo mundial. Acepta y concede un lugar a la globalización, a condición de que se conciba de manera adecuada para servir al objetivo principal ya enunciado. También acepra que \a realización de un desarrollo mundíal superior requiere el establecimiento de solidaridades y autonomías regionales, articuladas en el sistema mundial por instituciones y mecanismos que deben su existencia a la herencia del desarrollo desigual. Finalmente, asocia a cada fase las reglas que rigen la regulación de la economía y de la moneda con proposiciones paralelas acerca de las instituciones propias de la política.
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Se trata, pues, de un proyecto voluntarista. o dicho de forma más exacfa, de un proyecto que puede considerarse , pero no en el
mismo sentido en que lo es la regulación del mundo mediante el mercado. Esto último es una utopía auténtica: si se intenta perseguir el proyecto en cuestión lo único que puede lograrse es una catástrofe. Por el contrario, el proyecto que proponemos, si se inicia. mejorará gradualmente las condiciones que aspira a cambiar. Por tanto. si se califica de utópico, 1o será simplemente en el sentido de que las fuerzas políticas dominantes activas en la actualidad no actúan en su dirección. La implementación del proyecto presupone transformaciones significativas en la naturaleza de las potencias e intereses a que ha de servir, así como en los futuros que se anhelan conseguir. Las regiones en cuestión casi siempre se autodefinen. Si Estados Unidos (eventualmente ampliado mediante la incorporación de Canadá pero no de México), China e India (en virtud de su peso demográfico). yJapón (en función de su historia) constituyen por sí mismas regiones. el resto de países del mundo deben aspirar a consolidarse en un conjunto de grandes regiones: Europa (oriental y occidental), la antigua Unión Soviética, el mundo árabe , el mundo africano, el sudeste asiático v América Latina. Los problemas a que se enfrentan estas regiones y países son demasiados variados para imaginar que todos ellos deberían desarrollarse de acuerdo con las mismas pautas. Por ejemplo, no tiene sentido alguno que el tipo de interés sea el mismo en todas partes o que el capital fluya libremente allá donde el retorno pecuniario sea más alto. Las instituciones monetarias y financieras deben desarrollarse con pautas regionales, como sustitutos del FMI y del mercado mundial para el capital monetario. La Europa de la CE avanza en esa dirección, aunque en cierto sentiparece do el entre regiones, al haber desarrollado un concepto puramente economicista de su proyecto (un >, nada más), por lo que ha de enfrentarse a un gran problema: dotarse del correspondiente poder político. Pero mientras esté pendiente de definición el componente social del proyecto, el mercado común, que sólo es un armazónvacío, se producirán conflictos sociales !', por tanto, políticos insuperables. La posterior consolidación de las economías europeas requerirá la regulación de un Estado, quizás confederal, capaz de imponer un compromiso capital/trabajo a la escala del mercado integrado. La derecha tradicional nunca comprenderá. a causa de su propia naturaleza, esa necesidad, preocupada por explotar las diferencias a corto plazo. Como sucedió en los diversos Estados europeos nacionales hasta que los movimientos obreros no impusieron un compromiso social, a nivel continental sólo una izquierda audaz y con ambiciones a largo plazo puede en la actualidad marcar el camino. A la larga deberá crearse un sistema que
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emita una moneda intraeuropea que sustituya a las monedas nacionales, en la medida en que se progrese hacia una construcción política común que legitime las instituciones financieras y monetarias comunes. ¿Puede la antigua Europa oriental integrarse en el sistema europeo? Quizás, pero sólo será posible si ios europeos occidentales no consideran a los pueblos de Europa oriental sus . Superar el desarrollo desigual de Europa exighá articular instituciones paneuropeas que toleren las diferentes reglas de juego en ambas áreas del continente. Por tanto, antes de que la integración económica y política de Europa pueda alcanzar su última fase será necesaria una larga transición. Rusia y,los restantes Estados de la antigua Unión Soviética tienen una situación aná1oga, aunque Rusia sigue siendo potencialmente, en virtud de su tamaño, una gran potencia. La reconstrucción de la cooperación y de la íntegración entre estos países constituye un estadio necesario, suponiendo que se desee evitar el explosivo peligro de un desarrollo desigual. La construcción europea, aunque reducida a los miembros de la CE, corre el riesgo de empantanarse nuevamente v cuestionar su razón de ser. Lafalta de acuerdo entre los europeos occidentales acerca de la conversión en periferia de Europa oriental y la antigua Unión Soviética, que está siendo fomentada por los propios países de Europa oriental (los checos se separan de los eslovacos porque creen que tal cosa les acerca más a la integración en la CE; los croatas deciden precipitar el colapso de Yugoslavia por lo mismo; y tanto los países bálticos como los croatas se separan de los rusos por idénticos motivos) revela la existencia de conflictos en el propio corazón de la CE. Parece casi evidente que esta opción comportará que Alemania impulse su propio proyecto, forzando a sus socios a seguirla, hasta el punto en que la situación se vuelva inaceptable y se desintegre e1 provecto europeo. En este escenario, el ,.banco central europeo>>, que será de facto un anexo del Bundesbank, corre el riesgo de convertirse en un simple instrumento temporal al servicio de un proyecto alemán más que europeo. Los problemas de las regiones del Tercer Mundo son diferentes en la medida en que su subdesarrollo es mucho más pronunciado. A su respecto señalaremos lo siguiente. En primer lugar, estos países y regiones están integrados de forma menos profunda en el sistema de producción global que está contruyéndose. Salvo Corea, Singapur y Taiwan, las únicas excepciones de importancia (al estar Hong Kong ya parcialmente integrado en China, a la que se reintegró plenamente a mediados de 7991 ), en todos los países semíindustrializados del Tercer Mundo sólo están integrados en la nueva economía global segmentos limitados del sector productivo. En segundo lugar, muchos de ellos están todavía menos integrados entre sí, prácticamente nada en absoluto, sobre todo en el caso de los
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países del Cuarto Mundo. En tercer lugar, están desigualrnente desarrollados, algo que el período de posguerra ha acentuado, tanto que en la actualidad todavía existe una separación nítida entre los países semiindustrializados y los del Cuarto Mundo. En cuarto y último lugar, por todas estas razones se sienten atraídos por las asociaciones Norte/Sur que operan en detrimento de su autonomia colectiva. En estas condiciones, la creación de instituciones monetarias regio—
nales no es una prioridad. Antes de que tal cosa figure en el orden del dia, habrá que pasar por ciertos estadios preliminares que pongan el acento en la construcción de complementariedades productivas, negociadas y bien pensadas. En este estadio, las instituciones regionales monetarias comunes más apropiadas son las orientadas a lograr acuerdos sobre cámaras de compensación (clearz’ngs multilaterales), uniones de pagos, etc., que permitan eludir parcialmente constricciones como la necesidad de mantener reservas de las divisas claves. No obstante, hay que recordar que cualquier progreso en la integración económica regional exige el mpprostatement de las políticas nacionales. No debería posponerse la puesta en marcha de embriones de organizaciones confederales, sino que, por el contrario, debería estimularse. Paralelamente a la democratización de los
sistemas nacionales, es previsible que ligas de pueblos árabes, de pueblos africanos, de pueblos latinoamericanos y de pueblos del sudeste asiático sustituyan gradualmente a las actuales organizaciones estatales. Ni que decir tiene que tales conjuntos de instituciones regionales, económicas, monetarias y políticas exigen negociaciones internacionales colectivas. A nivel monetario, un FMI reconstituido encontrará como
nueva función la regulación de las relaciones entre el dólar, el yen, las mo— nedas europeas, el rublo y los acuerdos acerca de los pagos entre las regiones del Tercer Mundo. Pero tal reforma no asumirá su significación real hasta que las Naciones Unidas se transformen a su vez, convirtiéndose en un actor real en los asuntos internacionales y dejando de ser el vale-dor de las políticas de Estados Unidos y de sus socios del Norte. En este espíritu, el BM, que hasta el presente ha actuado como el banco del Nor:e en sus políticas hacia el Sur, deberá reformarse igualmente y convertirse en el embrión de un mercado mundial de capitales que apoye políticas de desarrollo coordinadas regionalmente y negociadas colectivamente. ¿Un proyecto utópico? En mi opinión, es lo único que puede ayudarnos a encontrar una vía de salida del trágico callejón sin salida de la crisis actual, poniéndonos en el largo camino hacia el socialismo, la única respuesta humana posible.
Capítulo
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EL AUGE DE LA E,TNICIDAD: UNA RESPUE,STA POLÍTICA A LA GLOBALIZACIÓN E,coxÓH,TTca
La época actual se caracteri za por un despertar, o nuevo despertar, de identidades e identificaciones sociales colectivas totalmente diferentes de las definidas por la pertenencia a un Estado-nación o a una clase social. El regionalismo, la afirmación lingüística v cultural, las lealtades tribales o étnicas, la devoción a un grupo religioso, la unión a una comunidad local, son algunas de las múltiples formas en que se manifiesta este despertar. Ofrecer una enumeración exhaustiva de estos nuevos movimientos, o de los antiguos movimientos reavivados, sería una tarea larya y prolija, para el Este y el Oeste, e incluso para los países del Tercer Mundo. Constituyen un importante aspecto de la crisis del Estado, y más concretamente
del Estado-nación, con independencia del concepto de nación que se considere. En mi opinión, esta crisis del Estado está provocada por la creciente contradicción entre la transnacionalización del capital (y, en general, de la globalización de la vida económica de los países capitalistas del mur-rdo), por un lado, y la persistencia de 1a idea de que el Estado es el único sistema político que existe en nuestro mundo, por otro. La cuestión que se plantea es 1a siguiente: ¿por qué los pueblos del mundo, en unos momentos en que el capital está cada vez más internacionalizado. no responden a la situación con su propia internacionalización, es decir, afirmando su lealtad de clase por encima de las fronteras nacionales2 ¿Por qué, en lugar de autoafirmarse como tal, la conciencia de clase está dando paso a la autoidentificación en virtud dela rrrazarr, el .,grupo étnico, o religión? Los medios de comunicación, con su habitual carga ideológica, suelen responder afirmando que ello se debe a que ..las personas son así>>. En las profundidades del alma existiría una conciencia latente racial, étnica o religiosa que brota en determinadas circunstancias, algo que la burguesía, las ideologías democrática o laica, sean socialistas o marxistas, han subestimado. La respuesta me parece claramente insatisfactoria. De ahí que proponga analizar el lenómeno a partir del movimiento de acumulación del capital, que rige todos los sistemas contemporáneos, locales v mundiales, relacionándolo con las sucesivas y opuestas fases de este movimiento. con 1a
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sus períodos de éxito y sus momentos de crisis.
Al hacerlo me limitaré estrictamente a las estrategias de los actores sociales. O lo que es lo mismo, a las estrategias del capital y las clases dominantes, por un lado, y de las diversas personas, pueblos y clases populares, por otro; a las características de estos movimientos sucesivos respecto de los desafíos que implican; y a las percepciones de ellos que tienen los diversos actores. En este marco av^nzaré un análisis de las diversas realidades sociales, y también de las clases sociales definidas por sus modos de producción, que constituyen el tejido de la sociedad (por ejemplo, la nación y la ideología a ella asociada, la etnicidad y la ideologia étnica) y junto a las que la clase se sitúa en el movimiento de la historia. A partir de ahí, propondré calibrar las direcciones en que la historia parece guiarla evolución de los sistemas locales y mundiales.
El ctcro
DE poSGUERM
(194, 1990) r'L,q
NUEVA GLoBALTzACTóN
El capitalismo que surgió de la Segunda Guerra Mundial, que se convertiría en el sistema económico mundial, ha retenido dos características heredadas de su evolución histórica:
Los Estados-nación burgueses, históricamente construidos, que juntos constituyen los centros del sistema mundial. Dichos Estados supusieron la pauta social y política que permitió la gestión de las economías capitalistas nacionales (sistemas de producción nacional controlados y, en gran medida, regidos por el capital nacional), cada uno de ellos en agresiva competencia con los restantes. 2. Un contraste casi absoluto entre la industrialización de los centros y la ausencia de industria en las periferias, a causa de la industrialización progresiva de dichos centros en el transcurso del siglo xtx. 1.
Durante el ciclo de posguerra, sin embargo, esas dos características desaparecieron totalmente. Por un lado, los países de la periferia en Asia y Africa recobraron su independencia y entraron en la era de la industrialízación, hasta el punto que la aparente homogeneidad de dichos países de su previa y común carencia de industria- dio paso a una-producto creciente diferenciación entre un Tercer Mundo semiindustrializado y un Cuarto Mundo sin industrializar. La interpenetración del capital fue tan amplia que se desmantelaron los sistemas productivos nacionales y se restablecieron como segmentos de un sistema productivo mundial. Por tanto, podemos considerar el ciclo de posguerra como un período de transición del viejo al nuevo sistema, lo cual plantea a su vez el pro-
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blema de identificar el nuevo sistema y sus rasgos distintivos esenciales, así como sus contradicciones y la forma en que éstas se controlan, identi-. ficando, en suma, las fuerzas que subyacen a su desarrollo. Para hacerlo hay que combinar un análisis de las leyes que gobiernan la acumulación del capital con muchas de las diversas respuestas ideológicas y políticas a los desafíos planteados por la lógica de la expansión del capitalismo. A resultas de ello, el futuro se presenta siempre incierto, puesto que la evolución de un capitalismo realmente existente se ve limitada a su vez por la necesidad de un compromiso politico entre los diversos intereses sociales. La interpenetración del capital fue tan amplia que los sistemas productivos nacionales se desintegraron y se restable— cieron como segmentos de un sistema productivo globalizado. Recordaré al respecto, de forma breve, las respuestas que he propuesto en el transcurso de los últimos años, contenidas sobre todo en Empire of Chaos (1993): 1. La industrialización del Tercer Mundo no pondrá fin a la polarización inherente al actual capitalismo mundial, sino que desplazará sus mecanismos y formas hacia otros planos, regidos por los monopolios financieros, tecnológicos, culturales y militares de los que podría beneficiarse el centro. No reproducirá la misma evolución social que se dio en el Occidente desarrollado, donde el fordismo apareció cuando la sociedad se había transformado ya durante un largo período merced a una industria mecánica pesada, sostenida
por una revolución agrícola continuada; donde, por otro lado, la
emigración a América supuso una Válvula de escape a las presiones creadas por la explosión demográfica de Europa; y donde, por último, la conquista colonial, posibilitó la obtención de materias pri-
mas baratas. El fordismo supuso un alivio para elcompromiso histórico capital/trabajo, favorecido por la reducción de la reserva de fuerza de trabajo en los centros. El Tercer Mundo en proceso de industrialización no ha contado, por el contrario, con ninguna de estas condiciones favorables por las que el capitalismo evitó mantener formas primitivas. Lo que sostengo es que la relación entre la mano de obra activa y la fuerza de trabajo de reserva explotada por el capital, que se desarrolló en la historia de los centros no puede reproducirse en la periferia. El criterio que uso aquí para definir las fronteras entre la activa y la fuerza de trabajo de reserva debe ser, en conformidad con la lógica de la globalización capitalista, el empleo en partes de los sistemas productivos mundiales más o menos competitivos. Usando este criterio, se podría decir que en los centros la mayor
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parte de lafuerza de trabajo forma parte efectiva de la mano de obra activa, habicla cuenta de que 1a evolución histórica del capitalismo central ha desarrollado, lenta v progresivamente, condiciones favorables que no se pueden reproducir fuera de ese contexto. En las periferias industrializadas de América Latina, Asia oriental (la comr-rnista v 1a capitalista) y en los países de la antigua Unión Soviética. los diversos sectores del sistema productivo son ya competitivos, o podrían serlo, en el sentido al uso que se da al término. En esos países existe )'a una mano de obra activa, que es capaz de seguir su curso. No obstante, en modo alguno puede, ni podrá nunca. absorber la luerza de trabajo de reserva procedente de las economías rurales v de las economías informales. La raz6n estriba en que actualmente la competitiviclad requiere técnicas de producción que imposibilitan dicha absorción v porque, además, ya no se cuenta con la r,álr,ula de escape que suponía la emigración. En 1as periferias no industrializadas v no competitivas de África y de1 mundo árabe. 1a situación es aún más extrema, puesto que la mano de obra activa es prácticamente inexistente, de manera que 1a casi totalidad de la nación constituye una fuerua de trabajo de reserva a nivel mundial. En el Tercer lvlundo industrializado, la coexistencia de una creciente mano de obra activa y de una enorme fuerza de trabajo de reserva ocasiona conflictos sociales intensos y potencialmente revolucionarios. Dicha situación, que se ha convertido en característica del moderno capitalismo periférico, genera condiciones políticas e ideológicas favorables para la formación de alianzas populares y nacionales en torno a la clase obrera; de campesinos sobreexplotados por la carga financiera que les ha supuesto la expansión y de la masa de pobres marginados que constituyen la {rterua de reserva. En el Cuarto Mundo, excluido en este estadio de la industrialización, el sistema social asume una apariencia extrema: la gran mayoría de la población constituye 7a fuerza de reserva, agrupando a los pobres marginados y a las masas campesinas excluidas de cualquier revolución agrícola. Confrontados a estas clases popr-rlares, las clases en el poder no pueden invocar ninguna legitimación histórica. 2.En el Occidente desarrollado, el conflicto entre la lógica de la interpenetración del capital que erosiona la eficacia del Estado-nación y la permanencia de los sisremas políticos e ideológicos basados en las realidades nacionales impedirá durante mucho tiempo una salida satisfactoria a la crisis. Ni la hegemonía de Estados Unidos, que sólo puede funcionar en el plano militar, ni la cons-
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trucción de una Europa unificada con su actual diseño (un.> que carece de cualquier política social progresiva, que exigiría una auténtica política federal) pueden hacer frente a' los retos. Sea como sea, el provecto euroDeo opera en un contexto definido por la agravación de las desigualdades intereuropeas (dominio alemán), en lugar de impulsar las regiones del sur y del este del continente hacia los tres centros que constituyen el norte desarrollado. 3. El colapso del sistema soviético ha servido para ampliar el campo de expansión del capitalismo periférico. No existen condiciones para que cristalicen respuestas socialdemócratas al estrlo occidental. Cada una de las dos fases sucesivas de acumulación globalizadaha originado una forma particular de regular las luchas sociales v políticas. Ya he definido antes el ciclo de posguerra como un largo período de progreso basado en tres pilares, parcialmente conflictivos entre sí pero también complementarios (véase, en concreto, el capítulo i l. Este sistema de tres pilares sirvió de base para un crecimiento económico. por 1o general fuerte en sus tres componentes regionales, un crecimienlo que. a su vez, reforzó el poder de las fuerzas centrípetas, garantizando cohesión entre los diferentes actores sociales, aun cuando esluvieran en cont-licto. por el hecho de definir las fronteras de dichos cont-lictos. En el Occidente desarrollado, esta época coincidió con el período de
establecimiento de la Comunidad Económica Europea ICEE. posteriormente denominada simplemente Comunidad Europea o CE). que amplió el horizonte de expansión nacional de sus miembros; atrapar a E,stados Unidos. Las luchas sociales se mantuvieron en un terreno estrictamente económico (es decir, a la búsqueda de un,r porción de los frutos del crecimiento) y se dieron dentro del ámbito del compromiso sociai nacional. En el Tercer Mundo, los movimientos de liberación nacional. que atrajeron a las personas en su lucha por la independer-rcia a partir de una base nacional o pseudonacional (multiétnica), estabiecieron los nuevos Estados menudo autocráticos, basados en el modelo de partido único- r' -a aseguraron el impulso parala modernización. Este proceso adoptó formas diferentes, de acuerdo con la nafutaleza de las iuerzirs sociales que constituían el movimiento nacional: del capitalísmo neocolonial subordinado al denominado proyecto socialista (en realidad. nacionalismo reiormista radical), pasando por vigorosos pro)¡ectos capitalistas nacionales, como el de Corea del Sur. Pero las fuerzas centrípetas dominaron la escena y se expresaron por doquier durante ei provecto de construcción nacional, es decir, dominaron tanto a nivel de base de poder como de clases
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Ll capitalismo en la era de la globalización
dirigentes. La naciente y nueva burguesía se mostró unida. Lo mismo sucedió en ios denominados países socialistas del Este, en los que el crecimiento consolidó a la clase dominante y, en algunos casos, incluso aseguró, al menos parcialmente, la adhesión de las clases popr-rlares al provecto de construcción nacional. El desarrollo de los diversos proyectos, e incluso su éxito, se debió a ilusiones ideológicas. que nunca actuaron fuertemente sobre la opinión popular. En Occidenfe se creyó que el crecimiento continuo cluraría eternamente; en el Tercer Mundo que la construcción de la nación resoLvería finalmente los problemas del subdesarrollo; y el en Este que el pueblo creía en el .,socialismorr. Ei cambio de circunstancias que acabó con esta fáse de expansión fue
originado por la demolición del sistema tripolar de posguerra. Todas y cada una de las regiones del planeta entraron en una crisis estructural profunda y duradera, sin que se vislumbraralttz alguna al final dei túnel, ni en Occidente, ni en el Sur ni en el Este. El discurso dominante, incluso entre ias potencias más fuertes, acabó siendo el de la gestión de la crisis y no el de la búsqueda de soluciones. En Occidente, por ejemplo, nadie habla va de acabar con el desempleo, sino de > (que mucho más a menudo de lo que deja de ver es mero poder) al intentar interiorizar la ideología del Estado-nación. Ello supone aceptar realidades sociaies. particularmente las de clase, cuya existencia suele rechazarse negándoles los medios de expresión autónoma, un rechazo que se extiende a los grupos étnicos y religiosos y a las mujeres. Una realidad social existe cuando los individuos son conscientes de ellas y buscan medios para que se exprese. El reconocímiento de la diversidad, sin embargo, no significa el desmoronamiento del Estado a través de secesiones ilimitadas; por el contrario, la diversidad debería servir como trampolín para una petición de unidad. Értu .r la única perspectiva que sería definitivamente favorable al desarrollo de las fuerzas productivas, pero la petición de unidad es algo vacío si no se acompaña de una denun-ia de los sistemas mundiales y locales que, aunque quizás no engendren todas las «díferencias>>, sin duda alguna las usan para desmembrar las fuerzas populares. La problemática a que se enfrenta la alianza popular democrática y
nacional, como alternativa a la sumisión a la globalización capitalista, es diferente a la que hasta el momento ha analizado el socialismo. El pensamiento socialista, en todas sus expresiones, ha subestimado la importancia de la polarización en el capitalismo mundial, definiendo las opciones abiertas a las regiones en desarrollo como si se trararan bien de una revolución burguesa (que se supone que se encargará de que tales regiones sigan un camino exactamente idéntico al que antes siguieron las sociedades capitalistas avanzadas\ o bien de una revolución socialista. La tesis de la polarización muestra que la revolución burguesa no es una solución viable, porque no permite que esras sociedades superen los límites del capitalismo periférico; mientras que, a su vez, la revolución socialista no está a la orden del día, porque las iuerzas sociales no tienen suficiente madurez. La experiencia hisróricá muestra también que los paliativos teóricamente atractivos que se pensaba que iban a compensar esta falta de madurez (la revolución permanente o las versiones color de rosa y oportunistas del camino de, al menos, los inmigrantes de segunda generación como un asunto normal (como sucedió en Francia y Gran Bretaña) o bien consideraron la en la nación adoptada (un térnino estadounidense que expresa bien la dif'erencia con la idea de original.
107
una forma de dísfrazar un racismo inconfesado. La clemanda, por tanto, no supone un avance indiscutible del espíritu democrático; refleja también la filtración de ideas conservadoras dominantes en la historia de las sociedades del norte de Europa. Los socialistas, enfrentados a la realidad de las identidades nacionales y, sin embargo, preocupados por insistir en los intereses de clase, han defendido posiciones que, aunque no siempre fueron poiíticamente eficaces a corto plazo, han sido nobles, dignas y precursoras de los riempos futuros. Estoy pensando en las actítudes del movimiento socialista en los imperios europeos plurinacionales: Ios austromarxistas del imperio austrohúngaro y los bolcheviques del imperio ruso. Los austromarxistas querían salvar el gran Estado, pero reconstruyéndolo en función del recono-
cimiento de las diferencias nacionales, étnicas y religiosas como algo democráticamente legítimo. Los bolcheviques, y posteriormente la Tercera Internacional, prosiguieron en esa dirección, haciendo las máximas concesiones posibles al hecho nacional, fuera lo que fuera en cada caso, y diseñando la idea de un E,stado socialista plurinacional. Ciertamente, su práctica real es un tema sujeto a críÍica y análisis. La constitución de la Unión Soviética, como posteriormente la de Yugoslavia, no son sólo documentos históricos, reflejarr experiencias que se vivieron en toda su contradictoria reaiidad. En este sentido, el socialismo de la Tercera Internacional fue el heredero excepcional del pensamiento democrático radical, llevando su lógica incluso a extremos peligrosos. El bolchevismo, casi extravagantemente respetuoso del derecho a la diferencia, no se limitó a proclamar el derecho de las naciones a su autodeterminación; bloqueó cualquier evolución posible escribienc-lo la federación política de las naciones en las constituciones de la Unión Soviética y de Yugoslavia.
La realidad de estos dos países es compleja: en la Unión Soviética hubo sin duda alguna un predominio cultural ruso, pero también una redistribución de la riqueza ala periferia ex colonial que el capitalismo nunca practicó; y en Yugoslavia se produjo una distribución igualitaria entre serbios, croatas y demás. Pero, con independencia de cómo haya sido la situación real en cada caso y momento, las percepciones ideológi cas comunes a la Tercera Internacional ilevaron la legitimación de la diferencia más allá de lo que era preciso. El capitalismo, mediante los efectos uniformadores del mercado, ha sido a este respecto infinitamente menos prudente que los regímenes comunistas, preocupados por salvar culturas de 1a planificación del mercado y del eventual olvido. En la actualidad, el socialismo está pagando algo caro el exceso de respeto democrático por la diferencia, que ayudó a mantener viva. En Yugoslavia, por ejemplo, un sector de las nuevas gene-
i08
E1
capitalismo en la era de ia glc.ba,rz.r;:.:
raclones no se reconocieron en las . Una concepción mitológica de este tipo abre las plrertas a la confusión, por ejemplo, entre la arabidad y el islam. Pueden encontrarse pruebas de dicha confusión en el discurso contemporáneo qaatniyin («el Islam es un componente inseparable de la arabidad>>, etc.); tal cosa facilitó el giro posterior hacia el fundamentalismo religioso, ocupando el terreno que quedó libre tras el fracaso de las estrategias del nacionalismo árabe, que no tuvo éxito en sus intentos de forjar la unidad árabe. En el Tercer Mundo actual, este tipo nebuloso de discurso (aunque no mucho más que el de los nacionalismos europeos) no es privativo de
El auge de la etnicidad: una respuesta politica a la globalización económica
lll
los arabes. El discurso de la negritud, por ejemplo, no es diferente en
esencia. No obstante, sería erróneo reducir los discursos de la nación en el.
movimiento de liberación nacional al nebuloso concepto al que acabo de aludir. El sector de izquierdas del movimiento, incluyendo su componente comunista, siempre ha buscado su inspiración en la filosofía de la Ilus— tración. En un espíritu genuinamente democrático, esta izquierda siem-
pre ha expresado respeto por las identidades locales, por las minorías lingüísticas o religiosas, etc. Ha intentado que prevaleciera la unidad pero sin negar la identidad de sus componentes. Legitimado bien mitológicamente, bien democráticamente, el principio de unidad no ha sido una consigna vacía y tramposa; en la mayoría de las ocasiones, se ha tratado de una realidad positiva y progresista. Ello nos permite afirmar que, globalmente, las clases dirigentes de los Estados surgidos de la descolonización han sido transétnicas o panétnicas, como puede verse justamente en el caso de India o en el del África sub— sahariana. La erosión del proyecto nacional-burgués de posguerra, lo que he denominado el proyecto de Bandung, está en la base del colapso del nacionalismo multiétnico y, por ende, en el origen de la emergencia de un nue— vo etnicismo que, como he escrito en otro lugar, ha tomado al asalto a las naciones (la frase reproduce el título de mi libro, L'ez‘Áam’cz'te’a‘ l’assaziz‘ des Nations). El mecanismo de esta crisis del Estado es casi por doquier el mismo: implica una reducción profunda de la plusvalía de que disponen las clases dominantes, una plusvalía que solía permitir la expansión de dichas clases mediante la absorción de aquellos que se beneficiaban del crecimiento económico y de las nuevas posibilidades de ascenso social. En la actualidad, el drástico y súbito recorte de los márgenes de beneficio y plusvalor priva a la clase dirigente de su capacidad de asegurar el desarrollo y, por tanto, de la legitimidad que usaba para fundamentar su poder. De ahí que la unidad de dicha clase presente fisuras y que sus diferentes componentes, en crisis, busquen basar su legitimidad en lo que encuentren a mano, como, por ejemplo, aspectos tales como la etnicidad. África no es la única región del planeta en que podemos contemplar ese tipo de fenómenos: India, la antigua Yugoslavia y la antigua Unión Soviética son otros ejemplos posibles. La reaparición de la etnicidad no se debe, por tanto, a algo así corno un molesto atavismo que se manifiesta en explosiones periódicas espaciadas en el tiempo, sino a las estrategias desplegadas por una clase dirigente que se siente en crisis, acorralada, sea la nomenclatura de los países de Europa central y oriental, o las clases privilegiadas de regiones del Tercer Mundo como la India o‘Africa.
l12
lrl capitalismo
en la era dc la globalizaciór
7. Intentaré a continuación sintetizar, brer-e pero git b-r-::ente. las líneas de iuerza que emanan de estas largas reflexiones.
La profundización de la globalización ha significado el finai del or,1945-1990), pero tal cosa no srgnifica cien internacional de la posgu erra que 1a contradicción fundamental del capitalismo - entendido como un sistema mundial esencialmente polarizador- haya desaparecido. El desafío real de la humanidad en el presente consiste en construir una nueva sociedad mundial a partir de principios que permitan la eliminación gradual de los efectos desastrosos de esa polarización. Tal ob)etivo, que presupone perieccionar el universalisnro iniciado por el capitalismo, presenta a su vez un reto turbador para el concepto de nación, habida cuenta que dicho concepto debe transfornrarse en una dirección humanista y clemocrática, capaz de responder a la contradicción entre especificidad y universalidad. Iniciada por 1as grandes ideologías universales cuasirreligiosas de las épocas tributarias. profundizada por 1a filosofía cle la Iiustración, y reinterpretada por ei movimiento socialista, 1a respuesta a dicho desafío debe pasar actLlalmente a un nivel cualirativamente superior, que corresponde a los avances de la globaiización. Desgraciadamente, la crisis proir-rnda en que se expresa el colapso del viejo orden conlleva un desarraigo que ha desencadenado desastrosos procesos involutivos. Estas reaccir>nes bárbaras y en última instancia racistas se definen mediante un resurgir de nebulosas interpretaciones de la nación, lormas varias de etnicidad y etnicismo, la rehabilitación acrítica de la especifidad v todo tipo de introversiones comunalistas. El y ios derechos democráticos, entendidos en un sentido empobrecido v formal, no deben convertirse en el pretexto que legitime dicha involución, una involución que debe combatirse de pleno, de manera que se vayan presentando gradr,raimente respuestas más humanas y más eficaces.
Los programas de acción política susceptible cle lograr tal empeño exigirán un enriquecimiento del c en respuesta a los nuevos desafíos) exigiría una seria revisión del concepto de , así como la democratización del sistema de las Naciones Unidas, que podría entonces dedicarse a implementar los objetivos del desarme (favorecidos por las medidas de seguridad regional y nacional emprendidas en el estructura de reconstrucción regional). Las Naciones Unidas estarían en condiciones de poner en rnarcha un sistema de impuestos o tasas de alcance mundial (estrechamente vinculado a la gestión de los recursos naturales del planeta), así como de complementar su propia orsanización como sistema de relaciones interestatales con un parlamento mundial capaz de reconciliar las exigencias de universalidad (derechos individuales, derechos colectivos de los pueblos, derechos sociales v políticos) con la diversidad de nuestra he" rencia histórica v cultural. Debe quedar claro que todo este provecto no tiene posibilidad alguna de realizarse a menos que las fuerzas sociales estén en condiciones de realizar las necesarias reformas que cristalicen, primero, a nivel de Estado-nación, puesto que no hay posibilidad alguna de reforma dentro de las esrructuras impuestas por la liberalización y polariz,ación global. La retorma cle los diversos sectores (reorganización de la administración, del sistema
130
El capitalismo en la era dc la giobalización
impositivo, de la educación, el apoyo al desarrollo participativo) y una visión más general de la democrarización de las sociedades y de su gestión política v económica son pasos y estadios preliminares que no pueden ni esquivarse ni saltarse. Sin ellos, la visión de una orden planetario reorganizado v susceptible de salvar al mundo del caos y de la crisis, así como de relanzar el desarrollo, seguirá siendo fataly totalmente utópica.
-\o/¿s Para evitar repeticiones innecesarias, el texto anterior ha resumido las conclusiones de reflexiones desarrolladas más extensamente en: 7. La naturaleza del ciclo de o S. Amin (comp.), Mondialisation et Accumulation, París, L'Harmat-
tan,1991, especialmente págs. 10-19 (los tres pilares que consrituven la base de la expansión de posgueffay las razones de su erosión); S. Amin, Re-Reading the Post-\X/ar Period: An Intellectual History, Nueva York, Monthly. Revierv Press, 1994, cap.8 (el colapso de los mecanismos de regulación capitalista). 2. Nueuas formas de explotación t, formas de polarización global (con énfasis en 1o que he denominado los que reproducen ).a polarrzación en las nuevas condiciones r, las correspondientes formas de 1e1'del valor globalizada) . S. Amin, >, mientras tomamos nofa a la vez de la nueva configuración del sistema mundial.
Ideología y pensamiento
social
177
UNA Nupv¿ AGENDA: ANÁLISIS DE LA DIVERSIDAD DEL TERCER MuNoo y RECONSTRUCCIÓN DEL PODER SOCIAL DE, LAS CLASES POPULARES
Propongo, por consiguiente, analizar la diversidad de lo que se suele denominar Tercer Mundo, usando como criterio básico la capacidad competitiva de los diversos socios en el sistema. De acuerdo con dicho criterio, las sociedades periféricas se dividen en dos categorías: por un lado, aquellas en que los productos manufacturados se han convertido en un componente competitivo en el mercado mundial; y, por otro, aquellas que, bien porque no han entrado en la era industrial, bien porque sus industrias están muy lejos de haber logrado un potencial competitivo, siguen atrapadas en el papel de exportadoras de materias primas, prisioneras de una división del trabajo obsoleta. En el primer grupo hemos de situar los países de Asia oriental, AméricaLatina y, en menor grado, India y el sudeste asiático. En la jerga de los gestores del desarrollo, se trata de los países realmente >, un conjunto de actitudes negatir-as que comparten con los funcionarios encargados de gestionar el sistema mundial. Es preciso romper con esas falsas elites, a las que las clases populares fratan de enfren-
Ideología y pensamiento
social
181
tarse de Ia mejor manera posible, a veces logrando gestas creativas en su lucha cotidiana por la supervivencia. Por el momento, sin embargo, la intelectualidad está alejada del combate. Hace tiempo que perdió su posición correcta. Lisa y llanamente, la crisis no se resolveráhasta que las fuerzas populares y democráticas no sean capaces de dominar la sociedad y unirla de nuevo. Pero cualquier hegemonia eficaz depende de la presencia de instrumentos ideológicos y estratégicos, en cuya creación tiene una gran responsabilidad la intelectualidad. Su misión es establecer vínculos entre su propio pensamiento productivo y las aspiraciones o acciones de las clases populares, convirtiéndolos en sus asociados sociales; de otra forma, ambas partes están condenadas a seguir socialmente aisladas. No hará falta insistir en que, en esta fase inicial de reconstrucción, la cuestión clave no es precisamente la toma del poder. Latarea inicial es, por el contrario, la reconstrucción del poder social de las clases populares, erosionado por la crisis actual.
Referencias
Amin, Empire of Chaos, Nueva York, Monthly Review, 1993 Re-reading tbe Post-\X/ar Perictd, an lrutellectual Itinerary, Nueva York,-,Monthly Revieu,, 1994. S.
ÍxorcE nNerÍrrco
Acuerdo sob¡e Patentes
¡
Derechos de Autor,
Aeronaútica, subsidios estadounidenses, 47 Afganistán,81 Africa: ACP (Africa, Caribe, Pacífíco), ,,42,128, laa
..afropesimismor. 180 balcanización, I 1t)
- ¡¡2¡¡¡¡¡¡¡6[ización. 5 6 - intelectualidad, l7 5, 17 6, 11 8, 180-181 - panafricanismo, 155, 179 - políglota, 82 - subsahariana, 12, 12, 109. 10, 11I, 12), 144 -Agricultura, 15, 110, 141 1
ideología del Banco Mundial.
- subsidios. -Albania, 114
.11, ,12
47
Alemania, 54,70,l2,86, 88, 102 103, 1)6, \46, 151, r55, 157
del Este,
IJanco central mundial, opci(rn de
un,)),35J9,
66,68-70,129
179
-
Y DE NoMBRES
141
- estatus de los inmigrantes, 103 - expansionismo, 9,1 - fuerzas armadas. 115 - industria, 1)5,147 - plusvalía,59 - unificación, 18, 88, L1l -Alienación, 164, 16l-168, 169 Angola, 95 Argelia, 105 Armas de destrucción masiva. Arruda, Marcos, 29
115
Auschu'itz. 16-1 Australia, l0-+,128 Autosuficiencia alimentaria.
Bagdad, 82 Balcanes. 89
Baudrillard,Jean,163 Bélgica, l)7 ,154,151 BERD (Banco europeo pirril la reconstrucción y' el desarrollo de Europa del Este), .10 Bercberes,8l Bienestar, estado del, )2,52,175-116, 119, 1i0 Bismarck, Otto von, 70, 156 Blair House, acuerdo de, .{7 BN'l (Banco N{unclial), 20, 2 t- . 29. r, ) 1, )9 -1),
58-62.1i, t20,119 Bolchevique, rcvolución. 86 Bolchevismo. 107 Brandt, Iniorme, 9), 12) Brasil, 97 Bretton lil/oods, j 1, ) 5, )1, )9, 48, 52, Brézhner,. Leónidas, 67 Bundesbank, 22, t-2, 90, 15)
r1'6),
66
Br.rrocracias, 49
Cámara de comercic¡ intern¿cional, 47 Campesinado mundial, destrucción de auionc mía del,.11
Canadá,12,128,14,116 19
Asia: Asia oriental, 51, 57.90, 1 1r, 116, 12) - Sudeste asiático, 1 I , 90. I22. 123 del Pacíiico. 57 128 -Zona Asimilacionismo. 1O.t- 105. 106
Atlantismo.
Bancos, internacionalización, 5l Bandung, proyecto de, )2, 39. 10, 49 -50, 5 1, 65, 111, 115, 116, 118, 72), r72, 175, 116 Ba¡an, Paul, J5
Caos, 16, 20, 22,
3), 18, 99, 121-125,
- flotante.42-4) - movimiento de, 18, 17, 119. 110 -Capitalismo: -«capitalismo 168
sin capiralistas,,. )0.
clasrco. 1)
-17. 60
155
Capital: acumulación, 77
- formas del, 15-19 - límite histórico, 96 - salvaje,22 - utopía d.el,3). 12\ -Carta Magna, 10.1 Casanova,
PG., 12,
)2,
161,
184
El capitalismo en la era de la globalización
CE (Comunidad Eulop""\, )9, 42, 17, 54,
,q.bq.71 i2,tq,il,99,i22,118-160
56.
Deng Xiaoping,
122
Derechomercantil,l,l5
instituciones de la. 149-150 {Comnnidad Europea del Carbón y el Acero), 1l) 116 CEE (Comunidad Económica Europea), j7,79,
-CECA
Derricla, Iacques, I 18-l 19 Desarrollo, 27,)Ct,173 1l1 desigual.7O-73
- ideología. l¿.8'169 ill, 118, 119-110, 14I,112,143,144,151 - organisrlos de. 174 -Desconexióni desvinculación, 18,27 )5 58, 95 CELA (Comisión Económica para América La, , 10t1. 1-18. 111.176 rina), l9 .,coherente», 129 Checoslovaquia, 21, 91 -Desempleo, )1,51-52,116,1)1,150 Chiapas, revuelta de, )6 Desigualdades: Chin¡,,23,21,25,57,71,72,88,91. 92. 108 a nivel global, 170 109, 112, 115,122 121, 118, 160 - regional, 141 desarrollo, 24 -Desregulación, 118-119 - revolución, 24, 1 16 Deuda, crisis dela,2l -28,29,)6,)l CIA. -18 costes de servicios, 14, 1 15 Cine ¡' producción televisir'¿. 1.15 - funcionalidad,sJ-56 Ciudadanos. 102 -Dialéctica, universal particular, 25, 102, 112, Clinton. 8i11.29, 57.67 (Council for Development 175 the of CODESRIA Dinero, «gestión neutral del",22 Social Research in Airica), 180 Diversidad. aceptación de la. 98, 107,112,173 Coloniaiismo. 81. 10r, 1+5-1-16 Dólar, 18, )5a6,tL,14,5r,58,66-6i,129,140 del. 16-+ -masacres CO\IECON tConsejo para la A.vuda Económi Dolarización,55 Duplessis,88 ca \lutua). -18, 116 ,
Comunismo.
15.1
como amenaza, 52,60,174
- nomenclarura. 65 - partidos europeos comunistas, 1.17 -Confederaliclad. Tl «Conflicto de
ba
ja intensidad», gestión de1, 9)
94 Confucianisno, 90, 91, 101,
109
-159 ,122,115
Contrato social, 101. 101,124. l)9,151
Corea,23,24,11,51 ,72,79,91
East Indian Company (Compañía de las Indias
-
Orientales), 88 Ecología, 1)9 Economicismo, )l , 87 , 161-165 , 168, 112 ECO§íAS (Comunidad Económica de ]os Estados de África Occidental), 128 Educación técnic¿, 91 EE.UU. (Estados Unidos), 24,27, )5,55,59,
62,66,67.69,1),87-90,91,104,105, 1i6, t22, 128. 129, t)1-1)5, 1)6, 140-111, 145-
-agricultura,.l7 Costa de MarfíI,42
Crisis, gestión dela, 16, 37,51,53,51,55-56, 146,148,156,160 de los,40 61, 80, 92-100, lr, 115,118-119, 120, 167, -administración 168, 169. 1i5,171 ,178, 180 arrogancia, 99 - Bretton Vbods, dominio estadounidense, J4 Croacia, 72,86,94,157 - costos del sistema sanitario, 49 reconocimiento alemán de, 155 -Cuarto Mundo, 16.41,73,76,78,81, 1t-7-178 - déficit. 18,)r]6,5I,54.19,128-l2c) - gasto milirar en los, 117 - narginación del, 12, 97 -98, 127 - hegemonía delos, 17 ,66,156 De Gaulle, Charles, ll5, 86 Deconstruccionismo, 161-164 Deflación, 28,fi-51,119,721
Deforestación,.ll Deleuze, Gilles, 161 Democracia: democratización, (¡ , l7 4 , 17 9 - erosión de, 19 - manipulación,86 - obstáculos a, 174 1
- hegemonía militar de los, 17,56,78-79,ú4- D5,146,159 histo¡ia de los, 88 - monopolio de las armas nucleares, 19, 94, - D3 presencia en Oriente Medio,
2l
- subsidios agrícolas. -17 -Efecto de permeación , 27 «Efecto dominó». 119
Egipto,89, 108, 109 Elite, 52, 180
Índice analítico y de
Emigración como válvula de escape, 77-78 Empresas transnacionales , 29, 16, 145 Engels, Fiedrich, l0-11, 168
Escandinavia, 1)1,157 Esiovaquia, 72 Esiovenia. 94 reconocimiento álemán de, 1rt -España.12. 81. 1-11. 1rr. l); Estado-nación. 15 - 19. 21.. l0-l 1, 18, 49, 68-69, 15,16, /8.8i-88, 91-92. 93,96-91,99, 101-
10), 126,
t2i
nombres 185
comisión de la energía atómica, 116
- rndustila. 1-+/ - revolución francesa, 101'101 - y colonialism o, c)5, 156 -Fundamentalism o, 20 -21 -
religioso, 80, 84, 90, 9), 123, 154, 179-180
G7 (Grupo de los 7), 28, )5, 40, 51, 54, 15,10,
t20 Galbraith, J.K., 16r, 169 Gasto militar, 18, 35, 51
112
-crisisdel.111 desintegración del,
80, 81, 92 ideología del, 80, 81, 82, 87, 89, 92, 98
- ineficacia del, )2, 155 - soberanía del, 111-141, 151 -Estancamiento, ),,48-56, r8, 80, 87, 119, 120121.
Etiopía, 91, 95 , 125 Etnicidad, l r -113, r25, 155 >, l)6 - liderazgo alemán en, 22, 2), 88, 124, 146, 116 - opción de un banco central, 15, )8,69,12 - unificada, 79 -Europa oriental/países del Bloque del Este, 28, )1, )4, )7,40, 19,52, 65,12,81, 1.1i, lll, t21, t25,148, 150, 151, r51, 155
GATT-OMC( Acuerdo General sobre Comer-
cio y Aranceles-Organización Mundial del Comercio), 21, 2c), )1, 43, 48, 59, 120, 128, 179 Gemeinschaft, Ghana, 8l
l0)
Globalización, 27, 38, 19, 95 -96 financiera, 18 - fragilidad de la, 50-) 1 - ideología de la, 99 - triunfalismo acerca de 1a, 16 -Go1fo, guerra del, 55 ,95 ,99, 159 Gramsci, Antonio, 166 Gran Bretaña, 18. 37, 51, 66, 102-1ú,
l)5,
117,
146, t51,155-156
City, 147 Commonwealth. historia. 104
- industria, 147 -G¡ecia, 1,11, 152
155
y comunismo, 134
ideología neoliberai e¡,151-755 intervenciones del FMI. l4-16 latinoameric anizacíón de, 22,7 0,91, 106 poder alemán en, 156
-Europol, 149
-Grupo de 1os77,11
Guattari, Fé1ix, 161 Guerra fría, 116, 128
Haití.
1.41
HegemonÍa, conc(plo Je. 1; FAO,
l9
Farmacéuticos. 46 Fascismo, 125-126,
l)7, l)9,
154, 155, 161
Federalismo, 107 hipótesis del federalismo europeo, 149-151 -Feminismo, 169 , l7 4 Financiero: flujos especulativos, 53 - monopolio financiero, 18 -FMI (Fondo Monetario Internacional), 20, 2728, 29, )3 -38, 10, 55 , 18, 6t, 62, 65 ,7 ) , 7 I,
81,120,129,179 Fordismo, 3r, 65, 77, 116, l)9 Foucault, Michel, 161 Francia, 23, 87, 94, 102,
t)6, t4t,154,156
l$,
104, 105,
l)1, l)5,
Hirler, Adolf, ú4,116 Holanda, l$, 151 llong Kong, 72,90, 12) Hungría, 13,1
I+D (Investigación y Desarrollo), 142, l$ , 144145
ICVA (International Commi¡tee for Voluntary Agencies), 29
ideología del libre mercado, 92-9J
Ilustración, 101-105, 109, 110, 111, 16.1, 166 Imperio austrohúngaro,86, 1 07 fodia, 2), 25, 42, 1 2, 81, 88, 90, 111, 112, 115, t22, 123, 160,177
-
unidad de. 89.
1
10
186
El capitalismo en la era de la globalización
Inmigración, políticas de, 104
Intelectualidad, 169, 178 Irlanda, 94, 114, 154 Israel, 23 italia, 42, 86, 134, 141, 157 —w industria, 147
iVA {Impuesto sobre el Valor Añadido), 143 Izquierda europea, 21, 62, 95
Medios de comunicación, monopolio de los, 19, 93 Mercado: — confusión con ei capitalismo, 30
— ideologia de «autorregulación», 20
-— «leyes objetivas», 17 Mercantilismo, 15, 31, 101 Mercosur. 128 México. 56, 71, 90, 96, 128
—— amenaza de la deuda, 27-28
Japón, 15, 23-24, 35, 42, .52, 54, 56, 57. 62. 67. 69,9l,97,122,123,128,136.142,148
Misioneros, 93
— industria automovilística, 147 —— plusvalía, 18, 59
— del Tercer Mundo,
— agricultura, 47, 60
Katanga (Shaba), 83-84
Key-'ncs,,l.t\fi, 34, 38, 66. 69. 117, 119
— Kei-'nesianismo. 52. 58. 60. 65
Mobutu, Sesé Seko, 41 Modernización, 79, 90
— ideologia dela, 15, 173 Monedas flotantes, 18, 34, 36, 37
Monetarios, sistemas regionales, 38-39 Monetarismo, ideología del, 152-153 Monnet,]ean, 135 IN-‘Ionopolios, 17-19, 178, 179 — globales, 25, 45-46
— propiedad privada de los, 30 Latinoamérica, 15. 16. 2,3. 42, 50. 71, 78, 89-90. 91, 97, 112, 115. 122. 124. 125, 128, 129, 1.39, 143-144, 146. 176 Lenguaie, 82, 86
Lenin, Vladimir, 166 Libra esrerlina, patrón de la, 37, 68 Libre comercio, 43 — ideología del, 43-44, 62 Lomé, Convención de, 33, 42, 128 Lumumba, Patrice, 84 Lyotard, Jean Francois, 163-164
— tecnológico, 46
Mukerjee, Ramkrishna, 89
Multifíbras, Acuerdo, 45 Mundo árabe. 82-83, 90. 91. 109, 112, 115, 144, 148, 160
— panárabe. 179
— unidad del, 155
Mundo islámico, 105, 108, 159
Nación, concepto de, 100. 112 — autodeterminación. derecho a la, 107
Nacional, movimientos de liberación, 16, 35,
Maastricht, Tratado de, 152 MacNamara, Robert, 40 Magdoff, Harry, 61, 67 Malasia, 23 Mali, 83 Maoismo, 123, 164, 172
Marcos, Ferdinand, 41
Marginación global, 170, 177 Marshall, Plan, 27, 37, 40, 52, 134-135 Marx, Karl, 31, 117-119, 163-166, 167-168 Marxismo, 75, 85, 186, 173, 180 — Austro-, 107 — Marxismo-leninismo, 96 — neo-, 171,172
— vulgar, 165, 172 Materialismo histórico. 172
Mead, W/alter Russell, 37, 56, 58—60 Medio ambiente: -— cuestiones medioambientales, 41, 47, 59 —— daño a, 27, 28, 116 — politica de, 18—19, 174, 178
44, ‘49, 52, 60, 79. 109-110, lll, 176
Nacionalismo. 57. 100, 103, 105-108, 121-123,
138, 155, 170 — árabe (qawmiyin), 110 — del Tercer Mundo, 172 — ideología del, 86, 91-92
Nacionalización, 49 Naciones Unidas, 20, 33, 39, 50. 59, 73, 129, 177, 179
— PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo}, 39-40
— reconstrucción de las, 62—63 — UNCTAD (Conferencia de las Naciones
Unidas para el Comercio y el Desarrollo), 39, 59 Neoiascismo. 125-127 Neoliberalismo. ideologia del, 28, 96 New Deal, 116 No Alineados, Movimiento de los, 25, 44 NOEI {Nuevo Orden Económico Internacional}, 38, 39, 44-45, 70
Índice analítico y de
Novosibirsk, escuel¿ de, I
1
nombrer 187
instituciones, 70-71
- neoimperialísta, 21 -Regiones en situación de privación, 1$-144
OCDE (Organización para 1a Cooperación Religiones,75,89,98, 101,109-110, Económica y el Desarrollo).38 Oligtrptrlios. l{2
--
ONGs,29 discurso anticstát¿rl de las. )0 -Organizaciones humanitarias. 9l Oriente N,Iedio. 124 OTAN, 115, ú1 ,lrL) C)tornano, imperio. 83 PAC(PolíticaAgrícolaCornún), PAS (Programas de Ajuste
121
,129
cristianismo, 82
lunJamen¡alisnro.80.84. ()(). c)}. l2\,1)4, 179-180
llenacimiento, 101, 109 Revolución verde, 41 Ronda cle Tokio. 45 Ronda Kcnnedv, -15 Ronda Urugua1,, .1) Roosevelt, Fr¿nklin D., 116 Rumanía, minoría húngara, 91 1.+0,
141
Rusia,)5, t-2,94.102,123,157
Estructulal),28-29,
)1 P¿triarcal, sistema, 169 Patrón oro, regreso al, 69
Periferia/s, 24, 41, 49, 68,16,78, 86, 9),
111,17),111-118 en,55
ajuste unilateral
99,
-
r'evolución rusa.24, 108, 165
Secesión, 98 Sector minero, 15, 10-11
SegundaGuerraMundial,65,75.87.111,175 Segunda Internacional,
l0'11, 8(¡, 109.
161
- industrialización de las, 16, 19, ó5, ó8, 177 Sen,icios soci¿ies, privatización dc los, .i9 -Petróleo, 2l Sharia,ley de la, 105 dependencia del,41 Sindicatos, 118-119, 152-15) - primera crisis del. 16, 120 Singapur, 2),72.90 -Pinochet, Augusto,4l Siria, 89 Sistenra monetario europeo, 140 Pluralidad, precapitalista, 82 Sistcma político global, 19-20 Pobreza, 29,31,11,143-141,110 Sobreproduccitin, 35 Polanyi, Karl,125,126 Socialdemocrac ia, )2, 65 ,7 9 , ll5 -117 , 17 5 Polarización, mundial/global , I7 , 21 -25 , ) I , 44, 49.77, 96,98-99, 109, 112, 128-129, 168, Socialismo,24'2r.60 61,65,75,80,91,97'100, 10i-109,112,1t8,168 17),175-t76,177 tecnocrírticc¡, 174 Policentrismo. 127 -Somalia, 95 Porrugal, 1.11 Sombra, precios en la, 4 Posmodernismo , 161 161, 11) Songhai,83 Prebisch, RaúI, l9 Sovietismo,30'31,)5,51,65,86,115.118.161 PresadeAsuán,40 172,115 Privatización,49,84,142.17i-118 colapso .iel, ,2, 79, I 16 ,,Progreso>>, 162, \64 -Stalin, Proteccionismo, 122 Josef, 131, 1.64
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