Alejandro Conquista Persia
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Descripción: Alejandro Conquista Persia...
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BUSTO EN MÁRMOL de Alejandro Magno. Copia
romana de una estatua griega de 338 a. C.
acedonia es demasiado pequeña para ti." En esta simple frase parece encerrarse cuanto se puede decir de Alejandro Magno. El que fue uno de los mayores reyes de la Antigüedad la oyó de boca de su padre mientras lograba montar a Bucéfalo, un caballo que nadie conseguía domar. Y, a la vista del imperio que dejó a su muerte, fue una profecía hecha realidad. Subió al trono de Macedonia, al norte de la actual Grecia, a los 20 años a raíz del asesinato de su padre, Filipo 11, a manos de uno de los capitanes de su guardia. El que sería llamado más tarde "Magno", el Grande, recibía un reino que había dedi-
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cado todas sus fuerzas a una sola idea: la conquista del Imperio persa, el mayor del mundo en aquella época. Parecía una locura, pero Macedonia no era un reino cualquiera. Su poder militar había sometido ya a Grecia a los designios de Filipo. Toda una serie de innovaciones (introducción de la sarisa, o pica; una falange, formación táctica de combate, de mayor tamaño; un uso decisivo de caballería pesada ... ) llevaron a las polis griegas a caer una tras otra en manos del que consideraban un semibárbaro del norte. El "semibárbaro" se abrió paso entre las ciudades que se atrevieron a oponerle resistencia, tal como sucedió en Queronea, frente a una coalición de Te-
bas y Atenas. Fue el primer paso hacia su gran ambición: la conquista del Imperio persa. Sabiendo que necesitaría de todos los aliados que pudiera encontrar, Filipo no humilló a los vencidos, sino que liberó a los prisioneros y se contentó con que las polis se convirtieran en vasallas suyas.
El hombre en primera línea A la muerte de Filipo, la ascensión de Alejandro hace creer a los griegos que su juventud equivaldrá a debilidad, y deciden rebelarse contra Macedonia. Error. El nuevo rey atraviesa Tesalia, ya sometida por su padre, y arrasa Tebas hasta sus cimientos, aplastando la rebelión y obligando a Atenas a renovar su voto de fide-
lidad. Ahora todo está preparado para el gran salto, la conquista de Persia. Ese salto se produce dos años después, cuando Alejandro cruza el Helesponto y se enfrenta por primera vez a los persas en la batalla del Gránico. Las fuerzas greco-macedonias, de unos 42.000 hombres, se enfrentan a un ejército persa equivalente en número, en el que figura además un importante contingente de mercenarios griegos bajo el mando de Memnón de Rodas. Pero en esta primera batalla se hace patente la preeminencia militar macedonia. Su infantería pesada es muy superior a la infantería persa, compuesta mayoritariamente de tropas ligeras. Además, frente a las rígidas tácti-
cas del enemigo, Alejandro manipula de forma magistral sus fuerzas, utilizando la táctica de ''yunque y martillo". La infantería aguanta (yunque) y la caballería golpea (martillo), una caballería pesada en la que destacan los hetairoi, o compañeros, la elite de la aristocracia macedonia. Yal mando de esta unidad, siempre en primera línea, Alejandro. Tras este primer enfrentamiento, en el que se pasa a cuchillo a todos los mercenarios griegos que formaban parte del ejército rival, Alejandro decide permanecer durante el invierno en Gordión, donde se prepara para el primer choque con el rey persa Darío III en la que será la batalla de Issos. Darío había reunido un ejército de unos 200.000 hombres, que incluía, de nuevo, un importante contingente de hoplitas griegos, así como a los 10.000 Inmortales, su guardia personal. Pero el lugar de la batalla, una llanura
El centro macedonio cumplió con lo planeado, puesto que la infantería enemiga no podía hacer otra cosa que lanzar ataques frontales contra la falange, dado lo estrecho del terreno, y chocar con ese auténtico bosque de lanzas que formaban las sarisas. Mientras tanto, la caballería tesalia se encontraba en apuros para contener el ataque persa. La acción decisiva la protagonizó el propio Alejandro, que se encontraba en el ala derecha al mando de la caballería pesada. Su carga al frente de los compañeros rompió el ala izquierda persa, y la brecha fue aprovechada por la falange macedonia, que arrasó con el enemigo e hizo huir a Darío. Alejandro era dueño de Siria y se encaminó hacia Egipto sin topar con una excesiva resistencia. Tan solo detuvo sus pasos para sitiar y conquistar Tiro, una de las pocas ciudades de la antigua Fenicia que se negaron a aceptarle como con-
SÓLO EN TIRO, CIUDAD QUE SE NEGÓ A ACEPTARLE COMO CONQUISTADOR, SE MOSTRÓ INFLEXIBLE flanqueada por montañas y el mar, le impedía sacar partido de su ventaja numérica. Consciente de ello, Alejandro lanzó su caballería de compañeros sobre el flanco izquierdo persa. Mientras, su centro contenía la carga de la infantería enemiga, y su ala izquierda, compuesta de caballería tesalia, rechazaba a la persa.
quistador. Tras un largo asedio de siete meses, la ciudad cayó, y Alejandro no mostró clemencia: Tiro fue devastada, murieron 8.000 de sus 40.000 habitantes (incluidos 2.000 crucificados como ejemplo) y el resto fueron vendidos como esclavos. Esta sangrienta victoria le valió a Alejandro la tranquilidad de saber
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ARTíCULO
UN NUDO PARA EL CONQUISTADOR La toma de Persia pasaba por superar una prueba de ingenio, consistente en resolver el legendario nudo gordiano. c.,
En 334 a. tras la batalla del Gránico, Alejandro establece su cuartel de invierno en Gordias, donde se encontraba un carro real atado con un complicado nudo. Según una leyenda, el que consiguiese desatar el famoso nudo gordiano sería el conquistador de Persia. Llevado a la sala donde se encontraba el nudo, Alejandro desenvainó su espada y lo cortó en dos, ante el horror de los sacerdotes. Sin embargo, en ese mismo momento un trueno resonó, hecho que se interpretó como la bendición de Zeus a la conducta de Alejandro.
• EL VIP DE LA ANTIGÜEDAD En su visita al oráculo de Amón en Siwa, Egipto, se le había dicho que su padre era
Zeus, de modo que Alejandro no pudo sino interpretar el trueno en Gordias como la aprobación del padre ante los actos del hijo. El Magno se veía, más que como descendiente de un dios, como un dios en sí m ismo. Corrió el mito de que al nacer centralizó la atención de los dioses, y que el templo de Artemisa en Éfeso ardió aquella noche hasta los cimientos porque los del Olimpo no podían molestarse en prestar atención a un simple incendio.
• PREDESTINADO O NO Ahora, la espada que había cortado el nudo gordiano sería la que conquistase el Imperio persa. Si no lo fuese por profecía, desde luego sí por genio militar.
dados. Los dos ejércitos se encontrarán frente a frente en Gaugamela. Fue la batalla decisiva, y Alejandro la ganó, a pesar de que Darío había elegido el campo de batalla y lo había preparado para aprovechar al máximo su superioridad numérica en caballería (unos 35.000 jinetes frente a los poco más de 7.000 macedonios) . Una vez más, el frente de picas de la falange macedonia se mostró insuperable, y, como en Issos, las tropas persas se estrellaron contra las sarisas. El martillo volvió a funcionar: los compañeros arrollaron la guardia personal de Darío y se lanzaron contra el Gran Rey, que huyó por segunda vez. Tras él se fugó todo su ejército. El Imperio persa agonizaba y Alejandro era su virtual conquistador. Solo le quedaba atrapar a Darío,
ALGUNOS DE LOS USOS PERSAS QUE ADOPTÓ EL MAGNO EN PERSÉPOLlS ACABARON POR IRRITAR A SUS HOMBRES pero esto le sería negado: el Soberano fue asesinado por miembros de su propia guardia personal. Ahora, los imperios persa y macedonio eran uno, y Alejandro el mayor rey que se hubiese conocido.
Boda de Oriente y Occidente
que ninguna flota persa volvería a amenazar Grecia, ya que toda la costa mediterránea quedó en su poder. Sintiéndose seguro, Alejandro se dirigió hacia Egipto en lugar de dar caza a las derrotadas tropas de Darío, y una vez en el delta del Nilo fundó la ciudad que lleva su nombre: Alejandría. Aunque dio nombre a más de 50 ciudades en el antiguo Imperio persa, ésta es la que ha quedado más identificada con él en el imaginario colectivo. Fascinado por la antigua cultu-
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ra egipcia, Alejandro se hizo proclamar hijo de Amón, es decir, faraón. Pero ahora, una vez consolidadas sus enormes ganancias territoriales, vuelve a ponerse en marcha en busca de Darío, que ha reunido otro ejército con tropas procedentes de todos los rincones de su menguante, aunque aún poderoso, imperio: persas, indios, bactrianos, armenios, capadocios ... Más de 90.000 hombres apoyados por carros y elefantes a los que Alejandro opone unos 45.000 sol-
Para asombro de muchos de sus súbditos, Alejandro no se convirtió en un déspota sediento de sangre persa y venganza contra el antiguo enemigo. Como ya sucedió en Egipto, el macedonio se sintió fascinado por cuanto vio en Persia, su cultura, sus florecientes ciudades comerciales (pese a su actuación en el palacio de Jerjes en Persépolis, que arrasa, dicen algunos, como venganza por la destrucción de la Acrópolis ateniense un siglo antes), sus construcciones ... En un acto de gran simbolismo, toma como esposa a la princesa bactriana Roxana y realiza la llamada "boda de Oriente y Occidente", en que miles de macedonios se casan a la vez con mujeres persas. Decidido a convertir sus inmensos territorios en un único estado, decreta una unión monetaria, dictamina que el griego pase a ser la lengua de referencia y unidad, adopta usos
LA PUERTA DE LAS de Persépolis, capital del imperio de los persas aqueménidas.
y costumbres persas ... De hecho, durante su estancia en la antigua capital persa, resulta más fácil verle ataviado con ropajes locales que con macedonios. Tampoco duda en relacionarse con la aristocracia persa, y aprovecha para fundar ciudades en sus nuevos dominios. Pero algunas de estas medidas no son bien recibidas por sus generales. Entre ellas, la que mantiene a la mayoría de los gobernadores persas en sus puestos. O la adopción de laproskynesis, vieja costumbre persa de postración ante una persona de rango social superior. Para los griegos, postrarse ante un mortal era una práctica de bárbaros: ellos solo se arrodillaban ante los dioses. Se montó tal rewelo entre sus hombres que el Magno terminó por desistir y retiró la medida. Alejandro, en una noche de borrachera, mató a su amigo CHto, que, también ebrio, le recriminaba que se alabase a sí mismo diciéndose mejor que su padre Filipo. Aunque el conquistador lamentaría después amargamente la muerte de su colaborador, el incidente empeoraba la
situación entre sus filas . Se sucedieron incluso diversas conspiraciones. El macedonio decidió proseguir su marcha hacia el este. Atravesó con sus hombres el río Indo y derrotó al rey indio Poros en la batalla de Hydaspes, donde perdió a su querido caballo Bucéfalo. Sin embargo, esta victoria representa el fin de su empresa de expansión: en sus tropas ha integrado un gran contingente persa de refresco, pero los macedonios se niegan a seguir avanzando, están cansados y quieren volver a casa para disfrutar de las enormes riquezas acumuladas en las campañas. Incapaz de vencer en esta batalla, Alejandro inicia la retirada. Para su desgracia, contrae unas fiebres tifoideas en el camino y muere a la edad de 33 años, dejando atrás el mayor imperio que hubiese conocido hasta entonces la humanidad. Los familiares y descendientes del Magno perdieron pronto sus opciones sobre su increíble herencia. Tras luchas encarnizadas por el poder, sus territorios quedaron divididos entre tres de los ge-
nerales del conquistador, que fundaron en ellos sus propias dinastías. El Imperio macedonio había desaparecido, aunque no la influencia macedonia sobre enormes dominios repartidos en tres continentes. La leyenda personal de Alejandro, desde luego, iba a permanecer definitivamente. _
PARA SABER MÁS BIOGRAFfA
Slman. Alejandro Magno. Madrid: Alfaguara, 2007. CARnEDGE, Paul. Alejandro Magno. La búsqueda de un pasado desconocido. Barcelona: Ariel, 2008. Fax, Rabln Lane. Alejandro Magno. Conquistador del mundo. Madrid: El Acantilado, ADAMS,
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NOVELA
Javier. Alejandro Magno y las águilas de Roma. Mad ri d: Minotauro, 2007.
NEGRETE,
CINE
Alejandro Magno (2004). Dir.: Oliver Stone. Ints.: Colin Farrell, Anthony Hopkins, Angelina Jolie, Val Kilmer, Jared Leto.
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