Aldo Ferrer - Factores Condicionantes
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Descripción: Aldo Ferrer Resumen del Capitulo X...
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Aldo Ferrer - Factores condicionantes y expansión agropecuaria.
Los factores condicionantes.
La incorporación de la economía argentina al expansivo mercado mundial a partir de mediados del siglo XIX se efectuó sobre la base de la expansión de las exportaciones de productos agropecuarios. La expansión de las exportaciones y de la capacidad de pagos sentó el basamento de un complejo sistema de relaciones económicas y financieras del país con el exterior. El incremento de las exportaciones fue posible por dos motivos. El primero fue la fuerte expansión de la demanda mundial de productos agropecuarios. El segundo, que el país disponía de enormes extensiones de tierras fértiles en su zona pampeana no explotadas. Pero estos factores no bastaban para posibilitar la expansión de la producción agropecuaria y el consecuente aumento de las exportaciones. La escasez de mano de obra impedía el aumento de la producción y de las exportaciones agropecuarias. Por otro lado, los medios de transporte terrestres continuaban siendo prácticamente los mismos de la colonia. Finalmente, la separación de la provincia de Buenos Aires de la Confederación y la guerra civil, creaba un clima de inestabilidad política que obstaculizaba seriamente el poblamiento de la zona pampeana, el trazado de ferrocarriles, la entrada de capitales del exterior, en fin, el funcionamiento mismo del sistema.
Inmigración y ferrocarriles
La solución a la escasez de mano de obra se encontró en la incorporación de fuertes contingentes migratorios del exterior. Bajo el fuerte estímulo de la incorporación de inmigrantes, la población rural de la región pasó de aproximadamente 600 mil habitantes en 1869 a 1.300.000 en 1895 y 1.900.000 en 1914, cuando culmina el proceso migratorio y el desarrollo de la etapa. Dicho aumento conjuntamente te con las mejoras técnicas y la mecanización introducida en las explotaciones, permitió la fuerte expansión de la producción rural registrada en la etapa. El ferrocarril fue la respuesta al problema de transporte, rebajando radicalmente los fletes y posibilitando, con su sola presencia, la puesta en producción de las tierras más alejadas de los puertos de embarque y de los centros de consumo. En 1857 existían solamente 10 km de vías férreas en el país, cuando concluye la etapa, en 1930, la extensión de la red ferroviaria ascendía a 38.634 km. La financiación de las inversiones en ferrocarriles se realizó fundamentalmente con capital extranjero.
La organización nacional
El régimen de autonomías provinciales anterior a la caída de Rosas y el posterior enfrentamiento ente la provincia de Buenos Aires y la Confederación, impedía el establecimiento de un clima de estabilidad institucional. Administrativa y política, indispensable para el desenvolvimiento de la nueva etapa. La reincorporación de la provincia de Buenos Aires a la Unión Nacional en 1861 y la elección de Mitre como presidente del país unificado en 1862, consuma, en el plano institucional, el último d los requisitos básicos para el funcionamiento de la economía primaria exportadora. a) Régimen presupuestario: Hasta la caída de Rosas cada provincia tenía su propio presupuesto. Producida la separación de Buenos Aires de la Confederación, la provincia siguió con su régimen financiero y la Confederación estableció los primeros presupuestos nacionales. Pero, naturalmente, el problema fundamental era la fuente de recursos. La aduana de Buenos Aires aportaba no menos del 80% al 90% de todos los recursos públicos consolidados. Como consecuencia lógica, había que nacionalizar la aduana de Buenos Aires. Esto tuvo lugar en el año 1862 durante el régimen presidencial de Mitre. La nacionalización de las recaudaciones de aduana y el establecimiento del primer presupuesto nacional efectivo sentaron las bases de un fisco cuyos recursos se irían expandiendo al compás del aumento del comercio exterior y el desarrollo general del país. El establecimiento del presupuesto nacional y la nacionalización de la aduana permitieron expandir vigorosamente los gastos totales del sector público y apelar, sobre la base de fuerte respaldo de las recaudaciones de aduana, al ahorro externo. b) Sistema monetario: No bastaba la existencia de un presupuesto nacional para crear las condiciones totalmente satisfactorias para la entrada de capital extranjero. Era necesario, además, establecer un sistema monetario que permitiese condiciones de estabilidad para el valor de la moneda nacional y asegurase el puntual cumplimiento de los compromisos exteriores del sector público. Después de 1862, la facultad de emitir papel moneda de los bancos llevó frecuentemente a la expansión monetaria para financiar los déficit fiscales. La expansión monetaria se produjo en condiciones de contracción del comercio exterior y de reducción de las fuentes normales de recursos, especialmente las recaudaciones de la aduana. El aumento del dinero en circulación llevaba a una fuerte depreciación del peso que encarecía las compras de oro que el gobierno debía realizar para pagar los intereses y amortizaciones de su deuda externa. Conforme a la teoría dominante era necesario vincular estrechamente el circulante interno a las disponibilidades de oro y emitir solamente como contrapartida de depósitos del metal. La convertibilidad del oro en pesos y del peso en oro por un solo instituto emisor, aseguraba la estabilidad del tipo de cambio y evitaba la creación de dinero. Recién en 1899, con la creación de la Caja de Conversión, la centralización en la misma de la facultad de emitir y el establecimiento de la convertibilidad se sentaron las bases monetarias para el funcionamiento adecuado del sistema. La organización política e institucional del país proporcionó, pues las garantías necesarias para la entrada de capitales e inmigrantes del exterior y posibilitó la adopción de una política económica que facilitó las fuerzas de la integración de la economía argentina en el mercado mundial dentro
de los moldes de una economía primaria exportadora.
El régimen de tenencia de la tierra
La intensidad del desarrollo del sector rural y la conformación social resultante del mismo, estuvieron fuertemente condicionadas por el régimen de tenencia de la tierra heredado de la etapa de transición. El proceso de expansión de la frontera durante el siglo XIX fue acompañado por la apropiación de grandes extensiones de tierras en pocas manos. Este hecho obstaculizó el acceso a la propiedad de la tierra de los trabajadores rurales que se incorporaban a la expansiva economía agropecuaria de la región pampeana y dio origen a la característica institucional básica de la misma: la explotación de una parte sustancial de la superficie disponible por arrendatarios y de otra parte también significativa en grandes unidades productivas. El elevado grado de concentración de la propiedad territorial y de difusión del sistema de arrendamiento se refleja naturalmente en la estructura social del sector agropecuario. Las características del régimen de tenencia disminuyeron las posibilidades de crecimiento de la producción rural. Por un lado, porque la falta de acceso a la tierra redujo la capacidad del campo de absorber las corrientes migratorias del exterior. Por otro lado, la capacidad de capitalización del sector se vio limitada por la falta de interés de los arrendatarios en real izar inversiones fijas permanentes en tierras que no les pertenecían y por la alta inclinación de los grandes propietarios a destinar una proporción de su ingreso al consumo de tipo suntuario y a realizar inversiones fuera del sector. La concentración de la propiedad territorial en pocas manos aglutinó la fuerza representativa del sector rural en un grupo social que ejerció, consecuentemente, una poderosa influencia en la vida nacional.
Expansión agropecuaria
Bajo el influjo de condiciones excepcionalmente favorables para el desarrollo agropecuario, se fue ampliando rápidamente la cantidad de las tierras de la región pampeana puestas en producción. La expansión de la superficie explotada acompaña durante todo el período el crecimiento de la producción y de las exportaciones agropecuarias. El hecho más notable de la expansión de la producción rural desde la década de 1870 hasta la primera década del siglo XX, radica en la fuerte expansión de la producción agrícola, fundamentalmente cereales y lino. Dentro de las exportaciones de productos
ganaderos también se produjeron cambios sensibles en todo el período. Los más notables se refirieron al aumento de las exportaciones de lana, primero y, hacia fines del siglo XIX, la vigorosa expansión de las carnes, al introducirse el frigorífico y la exportación de carnes enfriadas, fundamentalmente al Reino Unido. En la ganadería la zanja primitiva para demarcar los límites de la estancia y el pozo y la aguada natural comienzan a ser reemplazadas por el alambrado, los molinos de viento y el tanque australiano. Por otro lado la introducción de reproductores importados permitió un rápido mejoramiento de la calidad de las haciendas y las prácticas organizativas de la producción pecuaria fueron mejoradas en muchos establecimientos por la incorporación de personal especializado provenientes del Reino Unido y Escocia. En las actividades agrícolas la introducción de semillas importadas y la importación de maquinaria fueron los principales estímulos a la mejora de la productividad agrícola.
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