Aldea Global Chomsky Dieterich LIBRO

January 29, 2017 | Author: tonoporto | Category: N/A
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N oam Chomsky. Filadelfia, 1928. Está considerado como el intelectual más citado del mun­ do. Figura relevante de la lin­ güística del siglo X X , sus ensa­ yos filosóficos y políticos ejercen una profunda influencia en todo el pensamiento social de la ac­ tualidad. Sus conferencias cien­ tíficas y políticas son reclamadas en todos los países, y sus libros han sido traducidos a numero­ sos idiomas. En Txalaparta ha publicado varios: Las intenciones del Tío Sam ( 1994), /Contener la chusma a raya ( 1995), Los Vence­ dores. Una ironía de la Historia (1992), y diversos ensayos y en­ trevistas en Nuestra América con­ tra el V Centenario (1990) El Nue­ vo Orden M undial (1991), Chiapas insurgente (1995), y otros, generalmente coordinados por Heinz Dieterich.

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Heinz Dieterich. Alemán, profesor de Sociología de la Uni­ versidad Autónom a Metropoli­ tana de México, presidente del Foro y Concurso Internacional por la Emancipación e Identidad de Am érica Latina, impulsor y coordinador de diversos encuen­ tros internacionales en solidari­ dad con el Tercer Mundo. De sus numerosos libros, cabe destacar su Guía de investigación científica para principiantes y Relaciones de producción en América Latina. Es asiduo colaborador de es­ ta editorial, en la que ha publi­ cado y coordinado varios libros. El último de ellos, Cuba ante la razón cínica.

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La Aldea Global

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Noam Chomsky Heinz Dieterich Steffan

La Aldea Global

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Izoifomifl L a A ldea Global Eg ile it: Heinz D ieteiich Slella n , Noam Chomsky A:iiln: Esteban Montorio

A ry ita ra t:e n Editorial Txalaparta s.l Navaz y V ides 1-2 78. Postakutxa IH O O Tala lia N AFARRO A Tlnoa 10481 75->260 F a x a 10481 755012 txalaparta(»'eusnet org http://www.eusnet.org/partaide/txalaparta le k e n e n g o e d irio a Buenos Aires. I 996ko urria T u l/a p a rta re n lehe n e n g o eifizirw Talalla. l'» 7 k o martxoa Z o rtrig a rre n frfizion Tafalla, 2004ko maiatza C o p y rig h t O T x tilo p a rta

Fotokonposalieta Megagralic tm p rim a k e ta Gráficas Lizarra

N A 15 89/2004

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Introducción

os encontram os ante un mundo extraño y m isterio­ so, apuntó Cristóbal Colón en su bitácora d el viaje hacia "las Indias", cuando su chalupa Sania Muría llegó finalm ente al he­ misferio occidental. Sen tim ien tos sem ejantes a los q ue asal­ taron al navegante y esclavista genovés caracterizan la rela­ ción actual del ciudadano común con la nueva realidad exóti­ ca d e la sociedad global. Desconfianza, tem or y la eterna utopía d e un futuro sin guerra, penurias m ateriales y d e am plia felicidad individual se mezclan en una cosm ovisión caótica d e lo desconocido, que es aprovechada cínicam ente por los propagandistas d e las dem ocracias neo lib erales d e m ercado para m anipular a las masas. La ruptura d e las formas d e vida y reproducción tradicio­ nales d e la sociedad industrial q ue experim enta el ciu d ad a­ no contem poráneo es, d e hecho, d e extrema profundidad. La revolución técnica-científica q ue forma la base d e la expan­ sión mundial del capital, es la tercera revolución existencial en la historia del hombre. M ientras la revolución agraria lo sem bró a la tierra y la revolución industrial lo concentró en las ciudades, la revolución sem iótica lo libera d e las limita7

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d o n e s del espacio y del tiem po. D e tal manera se am plía la convencional clasificación d e la evolución humana en ed ades d e piedra, bronce y hierro, con la época d e la información q u e com plem enta las realid ades b íblicas con la dim ensión cibernética d e la realidad virtual o paralela. En la génesis actual, las infantiles ideas filogenéticas del dem iurgo platónico o del dios creador cristiano ceden su lu­ gar al nuevo sujeto histórico-mundial: las élite s del gran ca­ pital internacional. La arquitectura d e la sociedad global -co­ mo la d el ho m b re s e m ió tic o - no es d e te rm in a d a p or los p u e b lo s d e l m undo, sin o p or los b a n q u e ro s y em p resas transnacionales y los amos políticos d e las metrópolis, cuyos procesos d e decisión se realizan detrás d e las espaldas de los afectados. Con la típica arrogancia d e los ven ced o res (d e la lucha m undial d e clases!, los ap ó sto les d e la m odernidad actual proclaman q ue su tipo d e sociedad global es la última pala­ bra en la construcción del futuro. "Cualquiera que piense que la globalización podría interrumpirse, d eb ería decirnos cómo q uiere congelar el progreso económ ico y tecnológico. "Esto sería como querer d eten er la rotación d e la tierra", pontificó recientem ente el ¡efe d e la Organización M undial del Trabajo (OM Cl, Renato Ruggiero. Y su colega M ichel Camdessus, ban­ q uero y d irecto r d el Fond o M onetario Internacional (FM I), recalca la eficiencia pedagógica d el mercado: "S i la política económ ica es sólida, las inversiones se quedan (en el país) y crecen. Pero si no se conceptualiza bien y se pone en peligro el orden económ ico y civil, por supuesto q ue el capital se va. No d e b e sorprender a nadie q ue este hecho pesa sobre los gobiernos para q ue actúen correctam ente". Ésa es la lección q ue "los meseros del capital" -como ca­ lificó la revista alem ana DerSpiegel al gobierno federal del país en su relación con la gran burguesía- tienen q ue aprender y que la M obil Oil Corporation prescribió con firmeza pedagógi­ ca al gobierno y congreso estadounidenses en un anuncio pa­ gado en el New York Times: "Algunos mercados son más lucrati­ vos q ue el estadounidense. Inversionistas globales van adon­ d e las tasas d e ganancia son más altas y los gobiernos garanti­ zan un clima hospitalario para los negocios". En la nueva religión d el m ercado y del consumismo, el Estad o ya sólo tien e razón d e ser como em presa d e servicios 8

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para el gran capital, m ientras q ue la dem ocracia desapareció por com pleto del decálogo d e los arquitectos d e la aldea glo­ bal. De tal m anera, la so cie d a d g lob al se realiza le jo s del "plan d e la naturaleza" q ue la razón d e la ilustración -en p a­ labras d e Im m anuel Kant- suponía y cuya tend encia obraba "para lograr la unificación total d e la esp e cie humana ", lejos tam bién d e la noción d e reconciliación armónica entre el d e ­ recho individual humano y la soberanía del Estad o en la so­ ciedad avanzada d e la burguesía q ue postulaba Hegel en su grandiosa Filosofía de la Historia Mundial, para no hablar ya d e la visión estratégica d e Marx en cuanto a la necesaria sup era­ ción d e la enajenación individual y colectiva en la sociedad sin clases. La larga o d isea d el sujeto a través d e la m odernidad oc­ cidental ha nutrido d e sd e su nacim iento d el espíritu mítico griego y d e su hermano gem elo abstracto, la filosofía griega, las utopías concretas d e la justicia social y dem ocracia real; pero bajo el ataque totalitario del capital global esta odisea am enaza con term inar en los calabozos d e la razón instru­ mental, descritos por Adorno y H orkheim er en la Dialéctica de la Razón. El sujeto y su proceso d e realización histórica, como ente ético y razonable, se han concretizado en entornos es­ tratégicos d e perfeccionam iento q ue llam am os utopías; en su forma progresista han sido el eterno aller ego d e los proyectos elitistas d e las sociedades d e clase y el perpeluum mobile del cambio. D e ahí, la lucha d e todas las clases dom inantes d e la historia contra el d o b le fantasma del sujeto-utopía, d e sd e la expulsión d e los profetas al desierto y el enven enam ien to de Sócrates, hasta el asesinato y la tortura cotidiana d e las fuer­ zas dem ocratizadoras por los estados d e la ald ea global. El actual intento d e la alta burguesía d e liqu id ar el sujeto repite su ofensiva antipopular y antihum anística d e los años treinta, cuando los regím enes fascistas trataron d e llevar a cab o die Endloesung der Subjektfrage -la solución final d e la cuestión d el sujeto- m ediante el terrorism o d e Estado, en beneficio d el proyecto del gran capital. Hoy día, la tarea d e acabar con el sujeto y su horizonte estratégico, la utopía, no se basa primordialmente en el terrorism o d e Estad o, sino en una com binación d e terrorismo económico, im posición p olí­ tica e indoctrinación propangandística. Sin embargo, el o b je ­ tivo es el mismo: expropiar los derechos alcanzados por el

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sujeto en dos mil años d e lucha y ponerlo bajo la tutela del gran capital y sus "m eseros políticos". El sujeto d e b e volver al estatus d e m enor d e ed ad q ue tuvo durante toda la histo­ ria y q ue im puso, por ejem plo, el expansionismo europeo a los su jetos d e la p ob lación in dígen a am ericana y africana d e sd e 1492. En la gran encom ienda global, el encom endero colectivo -o ideal, como diría Marx- lo constituyen los ban­ queros, accionistas y estados dom inantes; o, si se prefiere una analogía más reciente, el gran Führer y su partido. La p reten d id a liquidación del sujeto implica, necesaria­ mente, la liquidación d e la dem ocracia en el sentido d e una participación real d e los ciudadanos en los asuntos públicos. La involución d e la dem ocracia formal del Prim er M undo ha­ cia características cada vez más plutocráticas; la considera­ ción d e las dictaduras estatales d el Tercer M undo como d e ­ mocracias por el mero hecho d e realizar elecciones am aña­ das cada cuatro años; el som etim iento d e los sistem as e d u ­ cativos bajo los intereses d e la gran em presa transnacional, con la creciente exclusión d e la dim ensión humanística y de formación dem ocrática d e los educandos, en fin, una serie de parám etros o b jetivo s indican los avances d el proyecto anti­ dem ocrático mundial. E s o b v io q u e un p royecto totalitario d e tal radicalidad q ue p reten de convertir al homo sapiens en homo oeconomicus ij tra­ bajador adaptable (capital variable) y q ue causa los estragos so­ ciales q ue observam os en el neoliberalism o, provoca inevita­ b lem ente reacciones d e los grupos sociales y sectores políti­ cos más diversos q ue pretenden organizarse a nivel regional. El reformismo (y oportunismo) d e centro-izquierda se mani­ fiesta en proyectos estim ulados por el éxito d e la Coalición d el O livo en Italia, el Frepaso en Argentina, el Frente Amplio en Uruguay, el Partido Comunista en Rusia, la "concertación" en C hile y el grupo d e Camacho Solís, Castañeda el al, en M é­ xico. La derecha modernizada, q ue se autodenom ina centroderecha y que supuestam ente ya se alejó del militarismo y q ue adquirió s en sib ilid ad para los pobres, se inspira en el triunfo del Partido Popular español y en el Partido Republica­ no estadounidense, para formarse en bloques regionales. Pa­ ra am bas corrientes, el Mekka actual es Santiago d e Chile. En la derecha política y a nivel d e los estados existe la propuesta d e construcción d e una nueva red hem isférica de 10

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terrorismo d e Estad o en Am érica Latina, al estilo d e la "O p e ­ ración C óndor” d e los años setenta. N uevam ente, el centro logístico e ideológico d e esa red es Washington, D.C., y su avance en el últim o año ha sido p reocupantem ente rápido. Más hacia la izquierda ha ap arecido la estrategia d e l Frente Amplio, ad elantado con con sid erab le eficiencia en Argentina en una alianza entre los partidos d e centroizquierda, UCR y Frepaso, los sindicatos in d ep en d ie n tes y el sindicato oficial justicialista (CGT). Ha sido atractiva esta alternativa en el Co­ no Su r y ha aportado al nivel político-estratégico la noción d e q ue las dictaduras económ icas neo lib erales -disfrazadas d e dem ocracias- no p u ed en ser d errotad as d e otra forma. Existe, finalm ente, el p ro yecto p olítico-m ilitar d e cam bio profundo, vinculado por una parte a las guerrillas colom bia­ nas IFARC y E L N I y por otra, a las guerrillas mexicanas del EZLN y del EPR. Este panoram a se com plem enta a nivel m undial con los proyectos d e élite, por ejem p lo, los discursos respectivos d e Henry Kissinger, d e Sam uel Huntington, del Fondo M oneta­ rio Internacional, etc., sobre la sociedad global; proyectos d e cientificism o reaccionario (H u b ert M arkl, p re s id e n te d e la Sociedad Max Planck d e la RFA|, hum anístico (E lm a r Altvater), d e academ icism o (Niklas Luhm anl y d e la socialdemocracia, para no m encionar los m ú ltip les p lan te am ientos de O N G s y sindicatos. El d éficit com ún d e todos los p royectos con intención hum anística en este panoram a es q ue no hay un proyecto concebido con la audacia em ancipadora y consistencia lógica necesaria para canalizar las energías d e transformación a ni­ vel global hacia un mismo objetivo; una sociedad más d e m o ­ crática y más justa. M ientras este proyecto d e la dim ensión popular del Manifiesto Comunista o d e la B ill of Rigkts d e la bur­ guesía no exista, la construcción d e la sociedad global queda en manos d e los banqueros y políticos transnacionales q u ie ­ nes, a m edida d e la génesis bíblica, determ inan, d e manera autocrática y lejos d e cualq uier control dem ocrático, la cons­ trucción d el futuro d e la hum anidad. Pero este futuro es d em asiado im portante para dejarlo en manos d e managers utilitaristas, intereses m ezquinos mer­ cantiles, tecnócratas reaccionarios y é lite s políticas q ue con­ funden sus éxitos d e explotación y dom inación globales con 11

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la predestinación d ivina y la ley del valo r con la esencia del ser humano. La tarea política central del siglo X X I consiste, por ende, en la creación d e un nuevo proyecto histórico y d e un m ovi­ m iento mundial q ue reanude la lucha contra la ley del valor capitalista a nivel mundial, d esd e una perspectiva del huma­ nismo y d e la sociedad. Ésa es la única alternativa q ue tie­ nen los d esh ered ado s d e la tierra para d eten e r la utopía re­ trógrada d e Orwell, Huxley y Bradbury, q ue el capital trans­ nacional trata d e im poner en la sociedad global.

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Democracia y Mercados en el Nuevo Orden Mundial Noam Chomsky

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L - rfx iste una imagen convencional acerca d e la nueva era en q ue estamos entrando y las prom esas q ue implica. Esa imagen fue formulada con claridad por el asesor d e Seguridad Nacional, Anthony Lake, cuando presentó la Doctrina Clinton en septiem bre d e 1993: "Durante la Guerra Fría, contuvim os la amenaza global hacia las dem ocracias d e mercado: ahora d e ­ beríamos tratar d e am pliar su alcance". El “ nuevo m undo” que se abre ante nosotros "presenta inmensas oportunidades" pa­ ra adelantarse a fin d e "consolidar la victoria d e la dem ocracia y d e los mercados abiertos", agregó un año después. I. La "v e rd a d d u r a d e ra " Las tem áticas son más profundas q ue la Guerra Fría, dijo Lake. La "verd ad duradera" es q ue nuestra defensa d e la li­ bertad y justicia contra el fascismo y el com unism o fue sola­ m ente una fase en una historia d e dedicación hacia "una so­ cied ad tolerante, en la cual líderes y gobiernos existen, no para usar o abusar d e la gente, sino para proveerles con li­ bertad y oportunidades. Ésta es la "cara constante" d e lo que Estados Unidos ha hecho en el mundo, y "la id e a" q ue esta­ mos "d efen d ien d o " nuevam ente en la actualidad. Es en la "verd ad duradera sobre este nuevo m undo" en q ue podem os 13

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perseguir nuestra misión histórica d e una manera más efecti­ va, enfrentando a los "enem igos d e la sociedad tolerante" -a la cual siem p re estuvim os ded icad os- q ue siguen en pie, mo­ vién don os d e sd e la "contención" hacia el "agrandamiento". Por fortuna para el mundo, la única superpotencia es, "po r su­ puesto", única en la historia en el sentido d e q ue “ no estamos buscando expandir el alcance d e nuestras instituciones me­ d iante la fuerza, subversión o represión", utilizando la p er­ suasión, com pasión y m edios pacíficos1. Los com entaristas estuvieron d eb id am e n te im presiona­ dos con esta lúcida "visión d e política exterior". Este punto d e vista dom ina el discurso público y académ ico a tal grado q ue es superfluo contrastarlo con la realidad. Su tem ática bá­ sica fue p o sib lem en te expresada d e manera más sucinta por el Eaton profesor para la Ciencia d e G ob iern o y Director del Instituto Olin para Estud io s Estratégicos d e Harvard en la re­ vista académ ica International Security. los Estados Unidos tie ­ nen q ue m antener su "prim acía internacional" en beneficio para el mundo, explicaba Sam uel Huntington, porque d e ma­ nera única entre las naciones, su "id entid ad nacional está d e ­ finida por una serie d e valores políticos y económ icos univer­ sales", particularm ente "lib ertad, dem ocracia, igualdad, pro­ piedad privada, y mercados"; "la promoción d e la dem ocra­ cia, los derechos humanos y m ercados son |sic| mucho más im portantes para la política am ericana q ue para la política de cualq uier otro país". D ado q ue esto es un asunto d e definición, como enseña la Ciencia d e Gobierno, podem os ahorrarnos la aburrida tarea de la confrontación empírica. Una m edida sabia. Una indagación revelaría rápidam ente q ue la imagen convencional presentada por Lake tiene un rango d e verdad d esd e dudoso hasta falso en todos los aspectos cruciales, excepto en uno: tiene razón en urgimos a q ue miremos la historia para descubrir las "verdades duraderas" en lo referente a ciertas estructuras institucionales y tomarlas en serio cuando consideramos el futuro probable, cuando esa estructura queda esencialm ente sin cambios y li­ bre para operar con pocas restricciones. Una revisión honesta

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L a k e , N Y T . S e p t 23. I9Q4 P a r a r e fe r e n c ia s a q u í y m á s a d e la n t e , v é a s e mi e n s a ­

y o D ctcrrin g D em otracy ( V e r s o I9 Q ||, Y c a r S O I (S o u th E n d I QQ3|. W o rld Ordcrs, O Id a n d N ru (C o lu m b ia

1994)

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sugiere que "este nuevo mundo" podría caracterizarse por un marcado cam bio d e ia "contención" hacia el "agrandamiento", aunque no precisam ente en el sentido q ue Lake y el coro de seguidores procuran hacernos entender. Adoptando una retó­ rica ligeramente diferente d e la Guerra Fría, lo que estamos viendo en proceso d e evolución es un cam bio d e la "conten­ ción" d e la amenaza d e una democracia y d e mercados que funcionan, hacia una cam paña para "hacer retroceder” lo que se ha avanzado en un siglo d e luchas frecuentem ente amargas. A q uí no hay espacio para revisar la "faz constante" del p o­ der estadounidense, pero podría ser d e ayuda ver algunos casos típicos q ue ilustran estructuras q u e son bastante g en e­ rales y q ue son instructivos en cuanto a eventu ales desarro­ llos futuros. Primero, una verdad trivial metodológica. Si querem os ap rend er algo sobre los valores y o b jetivo s d e los líderes so­ viéticos, observam os lo que hicieron dentro d e sus ám bitos de poder. El mismo curso será seguido por un analista racio­ nal que q uiere ap rend er acerca d e los valores y ob jetivos del liderazgo am ericano y el mundo que trataron d e crear. Los contornos d e este mundo fueron d e lin ead o s por la em b aja­ dora ante las Naciones Unidas, M a d elein e Albright, justo cuando Lake elogiaba nuestro histórico com prom iso con los principios pacifistas. Ella informó al C onsejo d e Seguridad, que estaba dudando d e una resolución dictada por Estados Unidos acerca d e Irak, q ue Estados Unidos seguirá actuando d e manera "m ultilateral, cuando podam os, y unilateral, cuan­ d o tengamos q ue hacerlo". Haga su juego com o quiera, pero en el mundo real "se hace lo q ue nosotros decim os", como ex­ presaba el presidente Bush sobre esta doctrina fundamental d e una manera más brusca, mientras q ue bom bas y m isiles llovían sobre Irak. Estados Unidos tie n e derecho a actuar uni­ lateralm ente, la em bajadora Albright instruía al errado Con­ sejo, porque "nosotros reconocem os |al M ed io O rientel como vital para los intereses nacionales estadounidenses". No se requiere mayor concesión d e autoridad'. D e hecho, Irak sería un buen ejem p lo para ilustrar las "verd ad es duraderas" del mundo real, pero es más inform ati­

2. Kagian lules. M iM I c EasI I n le r n iilio m i, 21 oct 1994.

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vo vo lver la mirada hacia la región d ond e Estados Unidos ha tenido la mayor libertad para actuar com o le plazca, d e tal manera que los valores y ob jetivo s del liderazgo político y su versión d el "interés nacional" q ue representa son exhibidos con la mayor claridad. Volvam os hacia "nuestra pequeña cer­ cana región q ue nunca ha preocupado a nadie", como el se­ cretario d e G uerra H enry Stim son describió el hem isferio a fi­ nal d e la Segunda Guerra M undial, mientras explicaba que to­ dos los sistem as regionales tienen q ue ser desm antelados excepto el nuestro, q ue tiene q ue se r extendido; una posi­ ción perfectam ente razonable, d ad o q ue "lo q ue era bueno para nosotros era bueno para el m undo" y cualq uier cosa que hacem os es "parte d e nuestra obligación para con la seguri­ dad del mundo", agregaba el colega liberal d e Stimson, Abe Fortas, descartando las sospechas irracionales d e Churchill d e q ue Estados U nidos albergaba ideas d e dominación. El derecho d e Estados U nidos d e actuar unilateralm ente y d e controlar esas regiones q ue selecciona es único, tal co­ mo com pete a la única potencia q u e está "d e fin id a" por su dedicación hacia tod o lo bueno. El intento d e |apón d e m¡metizar la Doctrina M onroe en su "p e q u eñ a región" produjo la Seg un da G uerra M undial en el Pacífico, y la Guerra del G olfo fue una reacción a la propuesta d e Saddam H ussein de q u e los asuntos d e otra región "vital para los intereses esta­ d oun id enses" fueran m anejados por una organización regio­ nal. D entro d e "nuestra p eq u eñ a región", la organización re­ gional q ue nosotros seguram ente dom inam os está autoriza­ da para funcionar, pero dentro d e lím ites. Si los latinoam eri­ canos "intentaran usar irresp onsab lem ente su fuerza num éri­ ca dentro d e la O E A ” , explicaba )ohn D reier en su estudio de la organización, "si llevan a extrem os la doctrina d e la no-in­ tervención, si no le d ejan a Estad os U nidos otra alternativa q ue la d e actuar unilateralm ente para protegerse a sí mismo, entonces habrán d estruid o no sólo la base d e la cooperación hem isférica para el progreso sino toda la esperanza d e un fu­ turo seguro para ello s mism os". Estad os U nidos tendrá que actuar "unilateralm en te cuando esté obligado a hacerlo” . Esas condiciones están aún vigentes en los lím ites extremos d e la tolerancia, bajo la política d e l Buen Vecino, d e Franklin D elano Roosevelt, q ue llevab an una "obligación im plícita de reciprocidad", enfatizó el oficial para Am érica Latina del D e­ partam ento d e Estado, Robert W oodw ard: "L a adm isión de 16

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una ideología extraña en un gobierno am ericano obligaría a Estados U nidos a tom ar m edid as d efensivas" unilateralm en­ te. Huelga decir, q ue nadie más tien e tal derecho, en parti­ cular, ningún derecho d e d efen d erse d e Estad os U nidos y su "ideología", q ue no son "extranjeros", sino, d e hecho, nada más q ue la vindicación d e o b jetivo s q u e cualq uier persona razonable ha d e buscar. La dedicación hacia las "v e rd a d e s duraderas" cubre el es­ pectro. En el extremo d isidente, el historiador y asesor del presidente Cárter para Am érica Latina, Robert Pastor, escribe que Estados U nidos q u iere q ue otras naciones "actúen d e manera in dep en d ien te, excepto cuando esto afectaría los inte­ reses estad ounidenses ad versam ente"; Estados U nidos nun­ ca ha q uerido "controlarlas", mientras q ue no "salgan del con­ trol" Nadie, pues, p u ed e acusar al liderazgo d e Estad os Uni­ dos d e no estar preocupado salvo con "el bien del mundo", incluyendo la plena libertad para actuar como nosotros dicta­ mos. Si nuestros subalternos usan la libertad q ue concedim os en una forma necia, entonces tenem os todo el derecho de responder unilateralm ente en autodefensa, aunque las o p i­ niones varían en cuanto a las decisiones tácticas correctas, lo que genera las d ivisiones entre "palom as" y "halcones". Por supuesto, es la región centroam ericana-caribeña la que refleja d e manera más clara "la id e a" con la cual el p od er estadounidense está más com prom etido, d e la misma forma que los satélites d e Europa oriental revelaron los ob jetivos y valores d el Kremlin. Esta región, q ue es rica en recursos y po­ tenciales, es una d e las principales regiones d e horror en el mundo. Durante los años ochenta fue nu evam en te el escena­ rio d e terribles atrocidades, cuando Estados U nidos y sus clientes dejaron esos países devastados -seguram ente más allá d e una p osib le recuperación-, cubiertos con cientos de m iles d e cuerpos torturados y mutilados. Las guerras terroris­ tas prom ovidas y organizadas por Washington se dirigieron en gran m edida contra la Iglesia, q ue se había atrevid o a ad op ­ tar "la opción preferencial para los p ob res" y, por lo tanto, te­ nía q ue enseñársele las lecciones habituales por d e so b e ­ diencia criminal. Casi no sorprende q ue esa horripilante d é ­ cada se iniciara con el asesinato d e un arzobispo y terminara con la matanza d e seis líderes intelectuales jesuítas, en am ­ bos casos por fuerzas arm adas y entrenadas por Washington. 17

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Durante los años q ue delim itan am bos eventos, estas fuerzas devastaron toda la región, acum ulando un horroroso récord, incluidos agresión y terror condenados por la Corte Mundial d e Justicia en una decisión q ue fue descartada con un gesto d e irritación y d esp recio por Washington y la opinión intelec­ tual, en general. La misma suerte le tocó al Consejo d e Seg u­ ridad y la Asam blea G eneral d e las Naciones Unidas, cuyas llam adas en favor d e la adherencia a la ley internacional a p e ­ nas fueron reportadas. D espu és d e todo, un juicio razonable. ¿P o r q ué d eb ería ponerse atención a aquellos q ue sostienen la ridicula id ea d e q ue la ley internacional o los derechos hu­ manos podrían entrar en los cálculos d e un p od er q ue siem ­ pre ha rechazado "la fuerza, la subversión o represión", y que, por definición se ad hiere al principio d e q ue "los gobiernos no existen para usar o abusar d e su gente, sino para proveer­ las con libertad y op o rtu n id ad es"? La "verd ad duradera" fue bien formulada por un distinguido hom bre d e Estad o hace dos siglos: "G ran d es alm as se preocupan poco por pequeñas moralidades". Una mirada a esta región nos enseña mucho sobre noso­ tros mismos. Pero éstas son lecciones falsas y, por ende, ex­ cluidas d el discurso respetable. Otra lección equivocada, y por lo mismo necesariam ente consignada al mismo destino, es q ue la Guerra Fría ha ten id o poco q ue ver con todo esto, aparte d e p ro veer pretextos. Las políticas fueron las mismas antes d e la Revolución B o lch eviq u e y han continuado sin cam bio d e sd e 1989. Sin una "am enaza soviética", Woodrow W ilson invadió H aití (y a la República Dom inicana), d esm an­ teland o el sistem a parlam entario porque se negó a adoptar una constitución "progresista" q ue perm itiera a los norteam e­ ricanos apropiarse d e las tierras d e Haití, matando a m iles de cam pesinos, restaurando virtualm ente la esclavitud y d ejan ­ do al país en manos d e un ejército terrorista como plantación estad ounidense y posteriorm ente como una plataforma de exportación para em presas d e ensam blaje bajo condiciones m iserables. D espués d e su desafortunado y rápidam ente ter­ m inado experim ento con la dem ocracia, el sistem a tradicional fue restaurado con asistencia estadounidense, justo cuando Lake anunciaba la Doctrina Clinton, mostrando a H aití como el prim ordial ejem p lo d e nuestra puridad moral. En otras par­ tes tam bién las políticas continuaron sin cam bio esencial d es­ pués d e la caída d el muro d e Berlín, seguido a las pocas se­ 18

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manas por la invasión d e Bush a Panam á para restaurar el p o­ der a una cam arilla d e banqueros europeos y narcotraficantes, con las consecuencias p revisib les en un país q ue quedó bajo ocupación militar, tal como lo aceptó el mismo gobierno títere puesto en el p od er por la fuerza estadounidense. Habría mucho q ue d ecir sobre estos asuntos. Pero vam os a ver un caso q ue p o sib lem en te es aún más revelad or y que tam bién ilustra la relevancia marginal d e la G uerra Fría en cuanto a las actitudes tradicionales estad ounide nses hacia la democracia y los derechos humanos. Regresaré a los "m erca­ dos libres" más adelante. El ejem p lo q ue sugiero analizar es Brasil, descrito en d é ­ cadas anteriores del siglo com o "e l coloso d el Sur", un país con enorm es riquezas y ventajas q ue d e b e ría ser uno d e los más ricos d el mundo. "N o hay m ejor territorio en el mundo para la explotación que el d e Brasil", observó el Wn/Í Street lournal hace 70 años. En ese entonces, Estados U nidos proce­ día a desplazar a sus principales enemigos, Francia e Inglate­ rra, aunque éstos lograron durar hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados U nidos fue capaz d e excluirlos d e la región y apoderarse d e Brasil como un "área d e experim enta­ ción para m étodos m odernos d e desarrollo industrial", en pa­ labras d e una muy reputada monografía escolástica sobre las relaciones Estados Unidos-Brasil, escrita por el historiador y diplom ático G erald Haines, q ue tam bién es un historiador d e jerarquía d e la CIA. Esto fue un com ponente d e un proyecto global, q ue Estados Unidos "asum ió por interés propio, la responsabilidad para el b iene star d el sistem a m undial ca­ pitalista” (H aines). D esde 1945, el "área d e experim entación” ha sido favorecida por una intensa guía y tutela d e Estados Unidos. El resultado es "una verdadera historia am ericana de éxito"; "las políticas am ericanas para Brasil fueron enor­ m em ente exitosas", produciendo "un crecim iento económico im presionante basado sólid am ente en el capitalism o” , un testim onio d e nuestros ob jetivos y valores. El éxito es real. Las inversiones y ganancias estadouni­ denses florecieron y a la p equeña é lite le fue d e maravilla; un "milagro económ ico", en el sentido técnico d e e ste término. Hasta 1989, el crecim iento brasileño superó con creces el d e Chile -muy elogiado-, q ue ahora es el alum no estrella, dado q ue Brasil sufrió un colapso y entonces cam bió autom ática­ 19

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m ente del triunfo d e una dem ocracia d e m ercado a una ilus­ tración d e los fracasos d el estadism o, si no marxismo, una transición q ue se realiza sin esfuerzos y d e manera rutinaria dentro del sistem a doctrinal, según las circunstancias lo re­ quieran. M ientras tanto, en el apogeo d el milagro económico, la abrum adora mayoría d e la población ocupaba un lugar entre las más m iserables en el mundo, y hubiera considerado a E u ­ ropa oriental como un paraíso, un hecho q ue tam bién enseña las lecciones eq u ivocad as y q ue por lo tanto es suprim ido con una disciplina im presionante, junto con otros sem ejantes. La historia del éxito para inversionistas extranjeros y una fracción d e la población, refleja los valores q ue guían a los tu­ tores y diseñadores d e esta política. Su objetivo, como lo describe Haines, consistía en "elim inar toda com petencia ex­ tranjera" d e Am érica Latina a fin d e "m antener el área como un m ercado im portante para la surp/us-producción industrial estad ounidense e inversiones privadas y explotar las am plias reservas d e materias prim as y para m antener fuera al com u­ nismo internacional” . La última frase es sim plem ente un ri­ tual; como anota Haines, la inteligencia estad ounidense no podía encontrar ninguna indicación d e q ue el "comunismo in­ ternacional" trató d e "m eterse ” , aun si esto hubiera sido una posibilidad. Pero aunque el "com unism o internacional" no fue un pro­ blem a, el "com unism o" d efinitivam en te lo fue, si entendem os el térm ino en el sentido técnico d e la cultura d e élite. Este sentido fue incisivam ente explicado por |ohn Foster Dulles en una conversación privada con el p resid ente Eisenhower, quien había observado tristem ente q ue en todo el mundo, los com unistas locales tenían ventajas injustas. Ellos estaban en condiciones d e "ap ela r directam ente a las masas", se q u e ­ jaba Eisenhow er. Es una apelación "q u e nosotros no p od e­ mos duplicar", agregó Dulles, explicando por qué: "E llo s a p e ­ lan a la gente pobre y éstos siem p re han q uerido robar a los ricos". Nosotros encontram os difícil "ap e la r directam ente a las masas" en vista d e nuestro principio d e q ue los ricos tie­ nen q ue robar a los pobres, un problem a d e relaciones pú­ blicas q ue q ued a sin resolverse. En este sentido - el operativo-, los com unistas abundan, y nosotros tenem os q ue asegurar "la sociedad tolerante" de 20

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sus abusos y crímenes, asesinand o a sacerdotes, torturando a organizadores sindicales, m atando cam pesinos y persiguien­ do en otras formas nuestra vocación gandhiana. El problem a existía aun antes d e q u e el térm ino "com u­ nista" se volviera d isp o n ib le para e tiq u eta r a los heréticos. En los d eb ates d e 1787 sobre la Constitución Federal, lam es Madison observó que: “ En Inglaterra, en este día, si las e le c­ ciones fueran abiertas para toda clase d e gente, la propiedad de los dueños d e tierras estaría insegura. Pronto se haría una ley agraria". Para parar sem ejante injusticia, "nuestro gob ier­ no d e b e asegurar los intereses perm anentes del país contra la innovación", estab lecien d o pesos y contrapesos para "pro­ teger a la minoría d e los opulentos contra la m ayoría"'. S e re­ quiere bastante talento para no ve r q ue esta "verd ad dura­ dera" ha sido el "interés nacional" d e s d e entonces hasta hoy día, y que la "so cied ad tolerante" reconoce el derecho d e sos­ tener este principio "unilateralm ente si nos obligan", y con extrema violencia si es necesario. El lam ento d e D ulles e s p ersistente en los docum entos internos. De ahí que, en julio d e 1945, cuando Washington "asum ió por interés propio la resp on sab ilid ad por el sistem a capitalista m undial", una extensa investigación d e los D e ­ partam entos d e E stad o y d e G uerra ad virtió sob re una "c re ­ cien te marea a n ivel m undial en la cual la g ente común a s p i­ ra a horizontes más altos y am plios". La G uerra Fría no fue irrelevante para este p rospecto om inoso. El estu d io a d v ie r­ te -si bien Rusia no había d ad o señales d el crim en- q ue ella "no hubiera co q u etea d o con la id ea" d e ap o yar esas asp ira­ ciones d e la gente común. Tenem os q ue actuar, en co n se­ cuencia, en forma directa para contener la am enaza para las dem ocracias d e m ercado, com o e n ten d e m o s la noción. De hecho, el Krem lin aleg rem ente se unió con el capo en ¡efe d e la Mafia en la destrucción d e las aspiraciones d e la gente común, en "nuestra p eq u eñ a región" y otras partes. Pero uno nunca p u ed e e star seguro, y la mera existencia d e una fuer­ za "fuera d e control" ofreció un espacio peligroso para la noalineación e in d ep en d en cia, lo q u e es parte del significado real d e la Guerra Fría.

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lon alhan E llio t. ed ., Ttir Dflmlfs in lite Stveral Sltilc OnwralKms ira Un- Adoptan ol Ihc

Fi’i1,-nil Constituían, 1787. Y ates’s M inutes, vo l I, segunda e d (Lip p in co tt 18)61, 450

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Por cierto, la U R S S fue culpable d e otros crímenes, W as­ hington y sus aliados estaban profundam ente preocupados porque sus d ep en d en cias tradicionales estuvieran im presio­ nadas con el desarrollo soviético (y chinol, particularmente en com paración con "historias d e éxito"' com o la d e Brasil; los d isciplinado s intelectuales occidentales p o sib lem en te no son capazes d e en ten d e r esto, pero los cam pesinos tercerm undistas pueden. La asistencia económ ica del bloque so­ viético fue considerado tam bién una seria amenaza, a la luz d e las prácticas occidentales. Tom em os India como ejem plo. Bajo el dom inio británico cayó en decad encia y miseria, pero algún desarrollo com enzó d e sp u é s d e la salida d e los británi­ cos. Esto, sin embargo, no fue v álid o para la industria farma­ céutica. d ond e em presas transnacionales (en su mayoría bri­ tánicas) hicieron ganancias trem endas en la India m ediante precios muy altos, aprovechando su m onopolio d e mercado. Con ayuda d e la Organización M undial d e la Salud y d e UNIC EF, India com enzó a escaparse d e estos controles, pero la producción d e m edicinas por parte del sector público fue fi­ nalm ente estab lecid a m ediante tecnología soviética. Esto produjo una reducción radical en los precios d e medicinas; para algunos antibióticos los precios cayeron hasta el 70%, obligando a las transnacionales a recortar sus precios. Una vez más, la malicia soviética había socavado la dem ocracia de mercado, perm itiendo a m illones d e personas en India so­ b revivir a enferm edades. Por suerte, con el criminal ido y el capitalism o triunfante, las transnacionales están volvie nd o a ten er el control, gracias, recientem ente, a las características fuertem ente proteccionistas d el últim o tratado d e GATT; de ahí q ue quizas podem os esperar un marcado increm ento en defunciones junto con crecientes ganancias para la "minoría opulenta" en cuyos "intereses perm anentes" los gobiernos dem ocráticos tienen q ue trabajar'. La historia oficial es q ue occid en te estuvo horrorizado por el estalinism o d e b id o a sus atrocidades. Esta pretensión no p ued e tom arse en serio ni por un momento, como tampoco las pretensiones sem ejantes sobre los horrores fascistas. M o­ ralistas occid en tales han ten id o poca dificultad en unirse con asesinos a gran escala y torturadores, d esd e Mussolini y Hi-

4. FronMmr {In d ia ). 21 oct., 1994.

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tler hasta Suharto y Sadd am Hussein. Los horribles crímenes d e Stalin preocupaban poco. El p resid en te Truman admiraba al brutal tirano, considerándolo "honesto" y 'astuto como el diablo". Truman sentía q ue su m uerte sería una "verdadera catástrofe". Él podía "en ten d erse " con Stalin, mientras E sta­ dos Unidos im ponía sus intereses el 85% d e las veces, obser­ vaba Truman: lo q ue pasaba dentro d e la U R S S no era su asunto. Otras figuras dirigentes estaban d e acuerdo. En reu­ niones d e los tres grandes, W inston Churchill elogiaba a Sta ­ lin como "un gran hombre, cuya fama se ha extendido no só­ lo en toda Rusia sino en el mundo entero", y hablaba cálid a­ m ente d e su relación d e "am istad e intim idad" con esta esti­ m able criatura: "Mi esperanza - d ecía Churchill- radica en el ilustre p resid ente d e Estad os U nidos y en el Mariscal Stalin, en quienes encontrarem os los cam peones d e la paz, quienes, d espués d e golpear al enem igo nos conducirán para llevar adelante la tarea contra la pobreza, la confusión, el caos y la opresión". "E l Premier Stalin e s una persona d e mucho poder, en quien tengo toda la confianza", d ijo Churchill a su gab ine­ te en privado en febrero d e 1945, d esp ués d e Yalta; por eso era im portante q ue quedara en el poder. Churchill estuvo particularm ente im presionado con el apoyo d e Stalin a la san­ guinaria represión d e la resistencia antifascista griega, enca­ bezada por los comunistas, q ue fue uno d e los brutales e p i­ sodios dentro d e la cam paña m undial d e los libertadores pa­ ra restaurar las estructuras básicas y las relaciones d e poder de los enem igos fascistas, m ientras dispersaban o destruían la resistencia, con sus radicales dem ocráticas tendencias y su incapacidad para com prend er los derechos y necesid ad es de la "minoría opulenta". Regresando a Brasil, durante los prim eros años d e la d é ­ cada d e los sesenta, el experim ento estad ounidense se e n ­ frentó a un problem a familiar: la dem ocracia parlamentaria. Para rem over el im pedim ento, el gobierno d e Ken n ed y p re­ paró las bases para un golpe militar, q ue instituyó un régimen d e torturadores y asesinos q ue entendieron las "verd ad es duraderas". Brasil es uno d e los países principales, y el golpe tuvo un significativo efecto d e dominó. La plaga d e la repre­ sión se extendió d e sd e el Coloso d el S u r a través d e todo el continente, con un apoyo e involucram iento consistente de Estados Unidos. El o b jetivo fue descrito d e manera precisa por Lars Schoultz, el reconocido especialista académ ico am e­ 23

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ricano en derechos humanos y política exterior estadouni­ dense en Am érica Latina: "D estruir d e manera perm anente una am enaza percibida para la estructura existente d e privi­ legio socioeconóm ico m ediante la elim inación d e la partici­ pación d e la mayoría numérica...". Nuevam ente, la Guerra Fría no tenía virtualm ente nada q ue v e r con esto. Y como siempre, la U R S S estuvo muy contenta d e colaborar con los asesinos más depravados, aunque por razones com pletam ente cínicas ofreció a veces asistencia a gente q ue trataba d e defenderse d el ejecutor hemisférico, y sirvió como un disuasivo contra la im plem entación total d e la violencia estad ounidense -uno d e los pocos casos auténticos d e disuasión, pero q ue por al­ gún m otivo sufre d e prom inencia en tantos estudios sobrios d e la teoría d e la disuasión. Conforme a la doctrina convencional, m ediante el derro­ cam iento del régimen parlam entario en nuestra "área privada" e instalando un Estado d e Seguridad Nacional gobernado por generales neonazis, los gobiernos d e Kennedy y lohnson -en el apogeo del liberalism o am ericano- estaban "conteniendo la am enaza mundial hacia las dem ocracias d e m ercado” . Ésta es la tesis q ue debíam os entonar con propia solem nidad. Y en aquel entonces el asunto fue presentado en esta forma, le ­ vantando pocos escrúpulos detectables. El golpe militar fue "una gran victoria para el mundo libre", explicó el em bajador d e Kennedy, Lincoln Gordon, antes d e volverse presidente de una gran universidad no lejos d e aquí. El golpe fue realizado "para preservar y no para destruir la dem ocracia brasileña". En efecto, se trató del "caso más decisivo d e victoria d e la liber­ tad durante m ediados d el siglo X X ", que d eb ería "crear un cli­ ma muy m ejorado para las inversiones privadas", d e ahí que contenía una am enaza para la dem ocracia d e mercado, en un cierto sentido d el término. Esta concepción d e dem ocracia es am pliam ente acep ta­ da. En Estad os Unidos, sus p ob lad ores son "entrom etidos e ignorantes extraños" q ue p u ed en ser "esp ectad ores" pero no "participantes en acción", sostenía W a lte r Lippm ann en sus ensayos progresistas sobre la dem ocracia. En el otro lado del espectro, estadistas reaccionarios d e la varied ad d e los reaganistas les niegan aun el p apel d e espectadores: d e ahí su dedicación sin p reced en te a la censura, y operaciones clan­ destinas q ue son secretas únicam ente para el enem igo do24

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mástico. La "gran bestia", com o Alexander Ham ilton llamaba al tem id o y od iado enem igo público, tien e q ue ser d om e sti­ cado o enjaulado, si el gobierno q u iere asegurar "los in te re­ ses perm anentes d el país". Las mismas "verd ad es duraderas" son ap licab les a nues­ tros clientes extranjeros, d e hecho con mucho más vigor, d a­ do que sus lim itaciones son mucho menores. Su práctica con­ sistente lo dem uestra con brutal claridad. La tradicional oposición estad ounidense a la dem ocracia es enten dible, y a veces reconocida con justa explicitud. Tó­ mese la d écada d e los ochenta, cuando Estados Unidos estu­ vo d ed icad o a una "cruzada por la dem ocracia", particular­ m ente en América Latina, según la doctrina estándar. Algunos de los m ejores estudios d e este proyecto -un libro y varios artículos- son d e Thom as Carothers, quien com bina el enfo­ q ue del historiador con el d e l informado. Él estuvo en el D e ­ partam ento d e Estad o bajo Reagan, involucrado en los pro­ gramas para "asistir la dem ocracia" en Am érica Latina. Ésos fueron "honestos", escribe, pero en gran m edida un fracaso -un fracaso extrañam ente sistem ático-. D ond e la influencia estadounidense era menor, el progreso fue mayor: en el cono sur d e América Latina, d ond e hubo un progreso real al cual se opusieron los reaganistas, éstos se adjudicaron el crédito por él, cuando no pudieron im pedirlo. D ond e la influencia esta­ dounidense fue más grande -en Centroam érica-, el progreso fue menor. Ahí Washington "buscó in evitab lem ente sólo for­ mas d e cam bio dem ocrático lim itadas y d e arriba hacia ab a­ jo, q ue no pusieran en riesgo las estructuras tradicionales de p od er con las cuales Estados U nidos ha estado aliado por mucho tiem po", escribe Carothers. Estad os U nidos buscó m antener "el orden básico de... sociedades bastante no-democráticas" y d e evitar "cam bio basado en el populism o" que podría trastornar "órd en es económ icos y políticos estab leci­ dos” y abrir "una dirección d e izquierda". Esto es precisam ente lo q ue estam os vien d o justo ahora en el m odelo prim ordial d e Lake, si decidim os abrir nuestros ojos. En Haití, al p resid ente electo le fue perm itido regresar d espués d e que las organizaciones populares fuesen som eti­ das a una dosis suficiente d e terror, pero únicam ente d e s ­ pués d e que aceptó un programa económ ico d ictado por E s ­ tados Unidos q ue estipulaba q ue "el Estad o renovado tiene 25

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q ue centrarse en una estrategia económ ica enfocada hacia la energía e iniciativa d e la sociedad civil, especialm ente del sector privado, tanto nacional como internacional". Inversio­ nistas estad ounidenses son el núcleo d e la sociedad civil hai­ tiana, junto con los super-ricos que apoyaron el golpe d e Es­ tado, pero no los cam pesinos y habitantes d e los guetos que escandalizaron a Washington creando una sociedad civil tan viva y vibrante q ue fueron capaces d e elegir un p resid ente y entrar en la arena pública. Esta desviación d e las normas acep tab les fue superada d e manera usual, con am plia com­ plicidad estadounidense; por ejem plo, m ediante la decisión d e los gobiernos d e Bush y Clinton d e perm itir a Texaco el envío d e petróleo a los líd eres golpistas en violación d e las sanciones, un hecho crucial revelado por la Associated Press el día antes d el d esem barco d e tropas estadounidenses, p e­ ro q ue todavía tien e q u e pasar por los portales d e los medios nacionales. El "Estad o renovado" ha vuelto a la normalidad, siguiendo las políticas ap oyad as por el candidato d e W as­ hington en las elecciones d e 1990, q ue "salieron fuera d e con­ trol", en las q ue recibió el 14% d el voto. Las mismas "verd ad es duraderas" son válidas para el peor violador d e los derechos humanos en el hem isferio que -sin sorpresa alguna para cualquiera q ue sabe d e historia- recibe la mitad d e toda la ayuda m ilitar estad ounidense en el he­ misferio: Colom bia. A q uí se elogia como una dem ocracia ex­ cepcional y es descrita por un grupo d e derechos humanos de los jesuítas - q u e trata d e funcionar a pesar d el terror- como una "democra-dura", un térm ino d e Edu ardo G aleano para la mezcla d e formas dem ocráticas y terror totalitario favorecida por la "so cied ad tolerante realm ente existente", cuando la dem ocracia am enaza con "salirse d e l control” . 2. D e m o c ra c ia , m e r c a d o s y d e re c h o s h u m a n o s En el m undo real, dem ocracia, mercados, y derechos hu­ manos están bajo un serio ataque en muchas partes del mun­ do, incluyendo a las más im portantes dem ocracias industria­ les. Adem ás, la más poderosa d e ellas - Estad os Unidos- en ­ cabeza el ataque. Y en el mundo real, Estados Unidos nunca ha ap oyad o m ercados libres, d e sd e su historia más tem prana hasta los años d e Reagan, en q u e establecieron nuevos es­ tándares d e proteccionism o e intervención estatal en la eco­ nomía, contrario a muchas ilusiones. 26

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El historiador d e econom ía Paul Bairoch recalca q ue "la escuela m oderna d e p ensam iento proteccionista... nació en efecto en Estados Unidos", q ue fue el "país padrino y el bas­ tión d el proteccionism o m oderno". Tam poco estuvo solo E s ­ tados Unidos. Gran Bretaña seguía un curso sem ejan te antes q ue nosotros, volcándose hacia el libre com ercio sólo d e s ­ pués d e q ue 150 años d e proteccionism o le hubiese d ad o tan enorm es ventajas q ue "condiciones com petitivas ¡guales" p a­ recían estar aseguradas, abandonando esta posición cuando la expectativa d ejó d e ser satisfecha. No es fácil encontrar una excepción. Los Prim er y Tercer M undos d e hoy fueron mucho más sim ilares durante el siglo XVIII. Una d e las razones d e las enorm es diferencias d e sd e entonces es q ue los q ue d om ina­ ban no aceptarían la disciplina del m ercado q ue im pusieron a la fuerza en sus d ep end encias. El "m ito" más extraordinario d e la ciencia económica, concluye Bairoch d e s d e una revisión d el desarrollo histórico, consiste en q ue el m ercado libre pro­ vee el sendero del desarrollo: "E s difícil encontrar otro caso d ond e los hechos contradicen tanto una teoría dom inante", escribe, subvalorando la im portancia d e la intervención del Estad o para los ricos porque se limita d e manera convencio­ nal a una restringida categoría d e interferencias d e mercado'. Para m encionar sólo un aspecto d e la intervención estatal que, com únm ente se om ite d e la historia económ ica e stre­ cham ente construida, hay q ue recordar q ue la revolución in­ dustrial tem prana fue fundada sobre el algodón barato, al igual que la "ed ad d e oro" d e pos-1945 d ep en d ía del petró­ leo barato. El algodón no se mantuvo barato por los m ecanis­ mos d e mercado: más bien, por la elim inación d e la pobla­ ción nativa y la esclavitud, -una interferencia más bien seria con el mercado, no considerado com o un tópico d e economía, sino d e otra disciplina- Si las ciencias naturales tuvieran un departam ento d ed icad o a los protones, otro a los electrones, un tercero a la luz, etc., cada uno lim itándose a su dom inio designado, habría poco tem or d e q ue se enten diera a la na­ turaleza. El historial es im presionantem ente consistente. Gran B re ­ taña utilizaba la fuerza para im ped ir el desarrollo industrial en la India y Egipto, actuando muy conscientem ente para so­

5. Bairoch, Etonomiis

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World Hiílonj. Chicago 1993

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cavar una potencial com petencia. D espués d e la revolución estadounidense, sus antiguas colonias se desarrollaron sobre un send ero propio, basándose en una extensiva protección y subsidios para su propia revolución industrial, prim ero en textiles y maquinaria, d esp u é s acero y manufactura y así has­ ta el día d e hoy: com putadoras y electrónica en general, me­ talurgia, la industria aeronáutica, la agricultura, los farmacéu­ ticos, d e hecho, virtualm ente todo sector operativo d e la eco ­ nomía. D esd e la Segunda Guerra M undial, el sistem a del Pen­ tágono -inclu yen do a la NASA y al D epartam ento d e Energíaha sido usado como un m ecanism o óptim o para canalizar sub ­ sidios públicos hacia los sectores avanzados d e la industria, una d e las razones por las q ue sigue existiendo con escasos cam bios d esp ués d e la desaparición del presupuesto alega­ do. El actual presupuesto d e l Pentágono es más alto en d óla­ res reales q u e bajo Nixon y no muy por d eb ajo d e su prom e­ dio durante la G uerra Fría y p rob ablem ente se incrementará bajo las políticas d e los reaccionarios estadistas mal llamados "conservadores". Como siem pre, mucho d e eso funciona co­ mo una forma d e política industrial, un subsidio del contribu­ yente fiscal a la ganancia y el p od er privados. Partidarios más extremos d el p o d er estatal y d e la inter­ vención han expandido estos m ecanism os d e asistencia so­ cial para los ricos. Básicam ente por m edio d e los gastos m ili­ tares, el gobierno d e Reagan aum entó la proporción estatal en el P IB a más d el 35% hasta el año d e 1983, un incremento mayor al 30%. com parado con la décad a anterior. La guerra de las galaxias fue ven d id a al público como "defensa" y a la co­ m unidad em presarial como un sub sid io público para tecnolo­ gía avanzada. Si se hubiera perm itido q ue las fuerzas del mer­ cado funcionaran, entonces no habría una industria d e acero autom ovilístico estad ounidense ahora. Los reaganistas sim­ p lem en te cerraron el m ercado a la com petencia japonesa. El entonces secretario d e Hacienda, lam es Baker, proclamó orgullosam ente ante un público em presarial que Reagan "había con cedido más alivio d e las im portaciones a la industria esta­ doun id ense q ue cualquiera d e sus predecesores en más de m edio siglo". Era dem asiado modesto: fue, d e hecho, más q ue todos sus predecesores ¡untos, aum entándose las res­ tricciones a las im portaciones en un 23%. El economista inter­ nacional y director d el Instituto para la Econom ía Interna­ cional, en Washington, Fred Bergsten (quien realm ente aboga 28

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en favor d el com ercio libre), agrega q ue el gobierno d e R ea­ gan se especializó en el tip o d e "com ercio gerenciado” que más "restringe el com ercio y cierra mercados", como por ejem p lo los acuerdos d e restricción voluntaria d e exportacio­ nes. Ésta es la "forma más insidiosa d e proteccionismo", recalcaba, q ue "aum enta los precios, reduce la com petencia y refuerza el com portam iento tipo cartel". El Informe Económ i­ co 1994 para el Congreso estim a q ue las m edid as proteccio­ nistas d e Reagan redujeron las im portaciones industriales en un 20%. Mientras que la mayoría d e las sociedades industriales se han vuelto más proteccionistas en las décadas recientes, los reaganistas muchas veces lideraron el proceso. Los efectos so­ bre el Sur han sido devastadores. Las m edidas proteccionistas de los ricos han sido un factor principal en la duplicación del abism o -ya d e por sí grande- entre los países más pobres y los más ricos, d esd e 1960. El Informe d e las Naciones Unidas sobre el Desarrollo, d e 1992, estim a q ue tales m edidas han privado al Sur d e SOO.OOO m illones d e dólares al año, esto es alrededor d e 12 veces la "ayuda" total -que en su mayor par­ te, d e hecho, es promoción d e exportaciones bajo diferentes disfraces. E ste com portam iento es "virtualm ente criminal", observó recientem ente el distinguido diplom ático y autor ir­ landés, Erskine Childers. Uno podría d etenerse un momento para ver, por ejem p lo el "genocidio silencioso" condenado por la O M S: 11 m illones d e niños q ue m ueren cada año porque los países ricos les niegan centavos d e ayuda, siend o Estados Unidos el más m iserable d e todos, aun si incluimos el com po­ nente más grande d e "ayuda", q ue va hacia uno d e los países ricos, el cliente am ericano Israel. Es un tributo al sistem a de propaganda estadounidense el q ue sus ciudadanos grosera­ m ente sobrestim en los gastos d e ayuda externa, al igual que hacen con la asistencia social, q ue tam bién es m iserable a la luz d e los estándares internacionales, si excluimos la asisten­ cia social para los ricos, y no la q ue tienen en la mente. Los reaganistas reconstruyeron tam bién la industria esta­ dounidense d e tarjetas electrónicas tchips) m ediante m edidas proteccionistas y un consorcio d e gobierno e industria, para im­ pedir que los japoneses se posesionaran d e ella. El Pentágo­ no, bajo Reagan, apoyó tam bién el desarrollo d e com putado­ ras avanzadas, convirtiéndose -en palabras d e la revista S cien29

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ce- en "una fuerza clave del mercado" y "catapultando la com­ putación paralela masiva del laboratorio hacia el estado d e una industria naciente", para ayudar d e esta manera a la creación d e muchas "jóvenes com pañías d e supercomputación".

La historia sigue y sigue en prácticam ente todos los sec­ tores d e la econom ía q ue funcionan. La crisis social y económ ica global e s com únm ente atri­ buida a fuerzas d e m ercado q ue son inexorables. Los analis­ tas se d ivid en entonces en torno a la contribución d e varios factores, prim ordialm ente la automatización y el com ercio in­ ternacional. Hay un ele m en to considerable d e decepción en tod o esto. G ran d es subsidios estatales y la intervención del Estad o siem p re han sido necesarios, y todavía lo son, para hacer aparentar com o eficiente al comercio, pasando por alto los costos ecológicos im puestos a las generaciones futuras q ue no "votan" en el mercado, y otras "externalidades", con­ signadas en las notas al p ie d e página. Para m encionar sólo una p equeña distorsión del mercado, una buena parte del presupuesto d el Pentágono ha sido d ed icad a para "asegurar el flujo del petróleo a precios razonables" d e sd e el M ed io O riente, "pred om inan tem ente un territorio reservado para Estad os Unidos", como observa Ph eb e Marr, d e la Universi­ dad d e Defensa Nacional, en una revista académica; ésta es una contribución a la "eficiencia d el com ercio" q ue pocas v e ­ ces recibe atención. Véase el segundo factor, la automatización. Seguram ente contribuye a las ganancias en algún momento, pero este mo­ m ento fue alcanzado por décad as d e protección dentro del sector estatal -la industria m ilitar- com o D avid N ob le ha d e ­ mostrado en una obra im portante. Adem ás ha dem ostrado q ue la forma específica d e automatización fue escogida fre­ cuen tem ente por razones d e p o d er más q ue d e ganancia o eficiencia; fue d iseñad a para desprofesionalizar a los trabaja­ dores y subordinarlos al Management, no por principios de m ercado o la naturaleza d e la tecnología, sino por razones d e dom inación y control. Lo mismo es cierto en un sentido más general. Ejecutivos han inform ado a la prensa em presarial que una razón princi­ pal para trasladar trabajos industriales a países que tienen mano d e obra más cara es o b ten er ventajas en la guerra de clases. "N os preocupa ten er sólo un lugar d ond e se hace un 30

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producto", explica un ejecutivo d e la corporación G illette, principalm ente por "prob lem as laborales". Si los trabajado­ res en Boston van a la huelga, explica, G ille tte podría sum i­ nistrar tanto a los mercados europ eos como a los estad ouni­ d enses d esd e su planta en Berlín, rom piendo, d e esta m ane­ ra, la huelga. Por lo mismo e s sim p lem ente razonable q ue G i­ llette e m p le e tres veces más trabajadores fuera d e Estados Unidos, in d ep en d ie n tem en te d e los costos y no por razones d e eficiencia económica. De manera similar, la corporación Caterpillar, q ue ahora está tratando d e destruir los últimos restos del sindicalism o industrial, está prosiguiendo "una e s ­ trategia em presarial q ue ha em pujado a los trabajadores am ericanos d e sd e una posición d e desafío hacia una d e su­ misión", informa el corresponsal para asuntos em presariales, lam es Tyson. La estrategia incluye "m anufacturar en instala­ ciones más baratas en el exterior y contar con im portaciones desd e fábricas en Brasil, lapón y Europa". Esto se facilita por las ganancias q u e se han vu elto extraordinarias al tiem po que se diseña la política social para enriq uecer a los acaudalados; la contratación d e "tem p orales" y "trabajadores d e remplazo perm anente" en violación d e los estándares internacionales del trabajo; y la com plicidad d e l Estad o criminal q u e se n ie­ ga a cum plir con las leyes laborales, una posición convertida en cuestión d e principio por los reaganistas, como Business VJeek docum entó en una im portante reseña". El significado real del "conservadurism o d e m ercado li­ bre" es ilustrado si observam os d e cerca a los entusiastas más apasionados por q u erer "quitarnos el gobierno d e encim a" y d ejar q ue el m ercado reine sin ser perturbado. El vocero de la Cámara baja, Newt Gingrich, es quizás el ejem p lo más im­ presionante. Él representa al C ondado d e C obb en Georgia, q ue el Nciv Y or( Times seleccionó para ilustrar en una nota de primera plana a la creciente ola d e "conservadurism o" y de d esprecio para el "Estado-nana". El título dice: "E l conserva­ durism o florece entre los superm ercados", en este acaud ala­ d o suburbio d e Atlanta, escrupulosam ente aislado d e cual­ q u ier infección urbana, d e tal manera q ue los habitantes p ue­ den disfrutar d e sus "valores em presariales" y entusiasm os d e mercado, defend id os en el Congreso por el guía conserva-

fe Tyson. C SM , 21 NYT, 19.9.1995. Los e je m p lo s son virtu a lm e n te inagotables. Por e jem p lo , la Com isión E u ro p ea autorizó a lapón e n o ctubre d e 1996 exportar unos 13.000 vehículos por en cim a d e su cuota anual d e 1.066.000 u n id ad es E l Universal. 19.10 1996. 92

E/ Priís, M ad rid. 30.4.199-1

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res, más q ue cualq uier otro país, y puso en órbita casi 3.000 satélites d e todo tipo -igual al 65% del total mundial con un récord im batible d e 94% d e lanzamientos exitosos-, es rele­ gada por distintas lim itaciones político-adm inistrativa a con­ trolar del 1% al 3% d el mercado; ya que, como observa el Financial Times, la aparición d e Rusia en el m ercado d e los lan­ zamientos podría saturarlo y abaratar los costos del mismo'"". A inicios d e 1995 se desató un conflicto diplom ático e n ­ tre lapón y E stad o s Unidos, porque durante una ronda d e negociaciones m ercantiles q ue tuvieron lugar en este último país, el eq u ip o japonés -encabezado por el ministro d e Co­ mercio, Ryutaro Hashimoto, fue som etido a espionaje e le c­ trónico por parte d e la CIA estadounidense'1'. Otro caso digno d e m encionarse son las su b vencion es agrarias: tan sólo los subsidios directos q u e se pagaron en 24 países miembros de la O E C D en 1995 alcanzaron la suma d e I82'4 mmd, es decir, más d e tres veces y m edio el monto d e la "ayuda al desarro­ llo" q ue d a el Prim er M undo. (Reuler, 21.5.1996). Finalm ente, hay q ue m encionar la mercancía y el m ercado más im portan­ te d e todos: la fuerza d e l trabajo y el m ercado laboral que están som etidos a estrechas codificaciones legales y extrale­ gales en todos los países, generalm ente en detrim ento del p o d er negociador del trabajador. Estos ejem p lo s se refieren a la intervención d e actores políticos en el libre juego del mercado, pero hay una serie d e otras variab les q ue distorsionan la ecuación d e producti­ vidad = ingreso/empleo, tales como: la estructura oligopolística d el m ercado global, los subsidios estatales y las estruc­ turas m u n d iales d e p referencia d e los consum idores, que encabezan japón (38’5%), A lem ania (36%), E stad o s U nidos (34’3%), Francia (20'6%). D entro d e la en cu esta d e G allup, ejecutada en 17 países q ue representan dos tercios d e la ac­ tividad económ ica m undial y q ue cuentan con 3.000 millones d e consum idores, el prim er país del Tercer M undo q ue apa­ rece en la escala en un octavo lugar (9'3%), es China"'. Por las razones expuestas y algunas otras q ue explicitaremos a continuación, la pretensión d e los apologetas d e la

93. E x a ls io r , M éxico. 14.7.1995. 94

NYT. 28 10.1995.

95. L a lomada, 24.5.1995

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p ro d u ctivid a d , d e in te rp re ta r c o rre ctam e n te el p ro b lem a mundial d el abismal diferencial d e rem uneraciones -es d e ­ cir, d e ten er un alcance ilim itado en espacio y tiem po-, se vu e lve ideológica. Hay algunos e jem p lo s en los cuales la in­ teracción entre la productividad, el ingreso, el em p le o y la e d u cació n p u e d e ser e x p lic a d a satisfa cto riam e n te p o r el concepto d e la productividad. Un industrial agrícola estad o u n id e n se (cam pesin o) q ue tiene una preparación académ ica, utiliza información d e sa­ télites y d e los fulure markets d e la bolsa d e valores d e Chica­ go para determ inar el tipo d e cultivos q u e plantará en la es­ tación agrícola ve n id e ra, es, o b v ia m e n te , m ú ltip le s v e c e s más productivo q ue un cam pesino ejid atario d e Oaxaca o un m inifundista hondureño o brasileño. Es más productivo en los dos com ponentes q ue determ inan el concepto, tanto en su connotación como en su dim ensión cuantitativa: a) la pro­ ductividad subjetiva, q ue se d e b e a una excelente prepara­ ción ed u cativa y profesional q ue integra am p lio s sectores d el conocim iento y d e la m etodología científica; b) la pro­ ductividad ob jetiva, q ue es una función d e las condiciones objetivas del puesto d e trabajo, particularm ente, su desarro­ llo tecnológico. En am bos com ponentes d e la unidad d e m edición "pro­ ductividad", el industrial agrícola estad ounidense lleva am­ plias ventajas com parativas sobre el cam pesino minifundista latinoam ericano lo q ue explica q ue su trabajo genere m ayo­ res remuneraciones, que el d e su hom ónim o d e l sur, aunque se realice en ¡ornadas m enores y en condiciones laborales más humanas. El ingeniero electrónico japonés q ue participe en el d e ­ sarrollo d e novedosas tecnologías o software para el mercado mundial es, por las mismas razones expuestas arriba, recep­ tor d e rem uneraciones m ayores en su país q ue el electricista que sim plem ente instala cab les en una casa; y, obviam ente, mayores a las q ue recibe un ingeniero electrónico en C olom ­ bia que controla la reparación d e televisores o com putado­ ras en Bogotá. Existen, sin em bargo, una s e rie d e em p le o s, d o n d e la productividad sub jetiva y o b jetiva d e l trabajador es sem e­ jante en el Prim er y Tercer M undo, pero d ond e, no obstante, el diferencial salarial es abism al y, por tanto, no p u ed e ser 105

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explicado com o una función d e su productividad individual. Por ejem plo, los ingenieros alem anes ganan sie te veces más q ue los d e Kenya, y la rem uneración d e las trabajadoras tex­ tiles en la RFA excede en 18 veces la q ue se paga en el país africano"0. El chófer d e un autobús urbano en Nueva York ga­ na alred ed o r d e dos mil dólares mensuales; con frecuencia, el autobús tien e aire acondicionado, ve lo cid a d e s autom áti­ cas y aparatos q ue invalidan el boleto. En la Ciudad d e Méxi­ co, el conductor maneja un autobús d e mala calidad y reali­ za, ad em ás d e la conducción, el cobro d e los boletos. Pese a q ue e l con du cto r m exicano realiza una función d e trabajo más y opera en condiciones laborales mucho peores para su salud q u e sus homólogos prim erm undistas, gana 160 dólares al mes. Pese a la misma o mayor productividad del trabaja­ dor tercerm undista, su colega d e N ueva York gana doce v e ­ ces más, sin contar las prestaciones en cuanto a los servicios de seguro social, d esem p leo, etc. Pero aunque se aceptara la validez d el teorem a tal cual, no explicaría las diferencias exorbitantes que se observan. Si un trabajador en la sección alem ana d e la transnacional Volks­ wagen recibe un salario mensual d e 2.500 dólares en una línea d e ensam ble ¿p o r q ué su homólogo en la sección mexicana recibe solo 250 d ó lares? ¿ E s la productividad del trabajador alem án d ie z v e ce s m a yo r? O b v ia m e n te no; tratándose d e trabajos m ecánicos q ue requieren ninguna o muy escasa pre­ paración profesional, la productividad d el trabajador alemán p u ed e estar ligeram ente por encim a d e la d el mexicano; p e ­ ro sería absurdo pensar q ue fuera 10 veces mayor. El argumento oficial para explicar este problem a es el s i­ guiente. D entro d e cada ocupación, explica el Banco M un­ dial, las diferencias d e rem uneración en los distintos países reflejan la "prod uctivid ad m edia en toda la economía. Si un chó­ fer d e autobús en Seú l gana tres ve ces más q ue uno en Bombay, no es p o rq u e el ch ó fer coreano sea tres ve ces mejor q ue el d e Bom bay. Por el contrario, la mayor productividad del trabajo en toda la econom ía coreana y, por tanto, el nivel más alto d e ingresos en esa econom ía significa por un lado q ue se d e b e pagar un salario suficientem ente alto para que

9ó Banco M undial. Informe sobre el desarrollo mundial 1995, Washington. D C . 1995, p I i

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se d ed iq uen a esa actividad en lugar d e ganarse la vida d e otra manera...'"'1. Esa explicación deja claro q ue no existe una correlación directa entre la productividad individual d e l trabajador y la remuneración por el mercado, sino q ue la retribución in divi­ dual d ep e n d e , en térm inos generales, del grado prom edio d e desarrollo d e la econom ía nacional. Es decir, si el ensamblista d e la em presa G o o d ye a r en Estad os Unidos gana 17 dólares por hora y su homólogo en la filial mexicana es rem u­ nerado con 3 dólares, esto se d e b e a q u e la econom ía esta­ dounidense está d e 5 a 6 vece s más desarrollada q ue la m e­ xicana. Por ende, la noción d e la justa e im parcial retribución del m ercado al esfuerzo individual del trab ajad o res, para las mayorías d e la población m undial, una ficción. Esas mayorías están atrapadas en la determ inación del "m ercado" nacional q ue sólo p erm ite m o v ilid a d e s in d iv id u a le s , b ásicam en te m ediante el aum ento d e las calificaciones profesionales. D a­ do q ue los servicios educativos son cada vez más una m er­ cancía privada q ue sólo p u ed e adquirirse m ediante la d isp o ­ sición d e p od er ad q uisitivo -precisam ente lo q ue le falta a la población precaria-, el trabajador pobre y d e escasa ed u ca­ ción formal q ued a d efinitivam en te excluido d e la posibilidad de mejorar su nivel d e vida. M ientras la cre cien te privatización y el en carecim ien to de la educación pública le cierra las puertas al "ascensor" so­ cial d e la educación, su segunda p osib ilid ad d e m ejoram ien­ to social radica en la emigración, para pasar d e un nivel de productividad históricam ente d eterm inado a otro mayor. Sin em bargo, las p olíticas inm igratorias d e los p aíses primermundistas se vuelven cada vez más restrictivas, d e tal m ane­ ra que aun esta salida in dividu al se les dificulta cre cie n te ­ m ente a los pobres q ue p retenden em igrar a Estados Unidos o la Union Europea. Estas lim itaciones económ icas estructurales d e las d e ­ mocracias latinoam ericanas y, en general, tercerm undistas, a la posib ilid ad d e realizarse com o ser hum ano m e d ian te el binom io educación-productividad, son, evid entem ente, his­ tóricas: son el resultad o d e m e d io m ilen io d e explotación

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Banco M undial, Informe

I99S, p. 14

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m ediante la fuerza militar, económ ica y el m ercado mundial por los países dom inantes, hecho d el q ue se deriva una res­ ponsabilidad histórica y moral d e estas potencias, para repa­ rar el daño causado a las naciones más débiles. El argumento ideológico d e la productividad encubre la discusión real d e la precariedad tercerm undista; por lo tanto, hay q ue dejarla atrás y pasar a la pregunta fundam ental res­ pectiva: ¿cuál es la función económ ica d e la población preca­ ria en la econom ía m undial q ue p u ed e explicar su existencia, estructura y dinám ica, satisfactoriam ente? Dicho d e una manera más dramática: el hecho d e que la mitad d e la población latinoam ericana sufre una reproduc­ ción atrofiada significa que, ¿a l capital no le importa su so­ b reviven cia? La respuesta es: s í y no. Del fenóm eno, d e q u e el capital garantice solam ente la reproducción atrofiada d e la mayoría d e la fuerza d e trabajo e n nuestros países, pod ría inferirse q ue esta población es prescindible, por ejem p lo q u e no le im porta al capital si las personas q ue la com ponen se m ueren d e inanición y d e en ­ ferm edades evitab les. Esta inferencia ded uctiva es indiscuti­ b lem ente verd ad era a nivel d e personas in dividu ales y gru­ pos sociales o étnicos. A los banqueros e industriales d e la econom ía m undial les es irrelevante, si un determ inado tra­ bajador y/o su familia o un grupo indígena en Brasil, México o Perú se m uere d e ham bre o si no p u ed e pagar dos dólares para una m edicina q ue le salvaría la vida. El siguiente ejem p lo ilustra el caso. Si un productor agrí­ cola tien e un ele m en to productivo, digam os una vaca, cuya reproducción la d escu id a sistem áticam ente, d e tal manera q ue le suministra solam ente el 40% al 50% d e la alim entación q ue requiere, la conclusión sobre el valo r d e la vaca estaría clara: no tien e mayor im portancia si se muere. Porque, si tu­ viera importancia, se le garantizaría su reproducción ad ecua­ da. Ésta es la situación q ue históricam ente se produjo en la colonización d e Am érica Latina. M uchos investigadores han confirm ado q ue el trato d e los colonos españoles hacia los esclavos africanos fue mejor q ue a los indígenas integrados a los trabajos forzados, com o la encom ienda, la mita, el yanaconazgo, etc. Y la explicación d e e ste fenóm eno es evidente: 108

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los esclavos africanos representaban un capital invertido que tenía q u e ser am ortizado, para no c o n ve rtirse en p érd id a económica. En cam bio, los trabajadores forzados fueron o b ­ ten id o s virtu alm en te gratis por los e x p lo tad o res p rivados {mineros, latifundistas, encom enderos), por lo q ue la m uerte de, digamos, un mitayo en el Cerro d e Potosí, no le preocu­ paba dem asiado a un com erciante o minero español, dado q ue a su m uerte podía ser rem plazado sin costo d e im por­ tancia para el explotador privado'". Una situación id eal que se repitió en el siglo vein te en las fábricas del gran capital alem án situadas en los cam pos d e concentración (Siem ens, IC Farben), d ond e la S S ofrecía, al estilo d e la corona esp a­ ñola, volúm enes ilim itados d e infrahumanos -denom inados Untermenschen por los nazis e indios por los españoles- a pre­ cios sim bólicos a los q ue hoy se llama, la iniciativa privada. La resp uesta a la interrogante es, por en d e , ab so lu ta ­ m ente clara a nivel individual; pero se v u e lve más com pleja a nivel sistém ico o colectivo. Sabem os q ue la fuerza d e tra­ bajo es. para el capital, una mercancía como cualq uier otra, cuyo valo r se determ ina por la cantidad d e trabajo exigida para su reproducción. En la constitución d e este valo r inter­ vienen diversos factores -principalm en te el costo d e las n e­ c e sid a d e s básicas d el trabajador, d e te rm in a d a s histórica­ mente-, siend o uno d e los fundam entales la relación entre la población ocupada y la población deso cup ad a y subempleada, q ue Marx llam aba el "e jé rcito industrial d e reserva", y que nosotros denom inam os la población "precaria” . El tam a­ ño relativo d e la población precaria, es decir, la proporción en tre la p ob lación eco n ó m icam en te activa y la p ob lación ocupada mundial, es la clave teórica para la com prensión de la posición del capitalism o global frente a los pauperizados d el Tercer Mundo, más allá d e las ideologías q ue producen sus intelectuales. Esto es, el grado d e reproducción atrofiada -ingresos salariales q ue no garantizan la reposición del d es­ gaste del trabajador en el proceso d e trabajo- q ue el capital mundial "asigna" a las diferentes regiones, d e p e n d e del ta­ maño relativo del ejército industrial d e reserva: es mayor en

98. V éase, H einz Dieterich Slettan , Editor, Relación General del Míenlo y Villa Imperial de Polossi. y de las cossas mas importantes a asu gorierno,dirigida al euelenlissimo señor D o n Hernan­ do de Jorres y Portugal, rondel del Villar y Vissorrrey del Pira, U A M . México. 1095

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África q ue en Am érica Latina y mayor en ésta q ue en Asia suroriental. La población precaria no es, por end e, un residuo inutiliz ab le o d e s e c h a b le d e la econom ía m undial, sino un e le ­ m ento integral y estructural para su funcionamiento en b en e­ ficio d e los grandes capitalistas. Sus dos funciones principa­ les consisten en, a) ejerce r una constante presión a la baja sobre los salarios d e los q ue tienen em p le o y b) fungir como alm acén humano ante las oscilaciones coyunturales en la d e ­ m anda d e mano d e obra. M ientras q ue la población precaria tenga una proporción adecuada frente a la población ocupada, las condiciones rea­ les d e vida d e sus integrantes no importan: pueden, efectiva y literalm en te, m orirse d e ham bre. T e n e r una proporción ad ecuad a q u ie re decir, en este contexto, q ue d e b e oscilar dentro d e un intervalo, d eterm inado por dos valores límites: a) ha d e ser lo suficientem ente grande para no afectar nega­ tivam ente las tasas d e ganancia; la "tasa d e d esem p leo natu­ ral” , tal com o la llam an los e con om istas estad ounide nses, d e b e representar mínim o un 6% d e la fuerza laboral; bl tiene q ue ser lo suficientem ente p eq ueño para no p oner en p eli­ gro la estab ilid ad política y la cohesión social del sistema. S e p u ed e ilustrar la función reguladora d e la población precaria con la d e una presa. Si el volum en d e agua (tamaño población precaria) se v u e lve d em a sia d o grande, existe el peligro d e q ue la presa (el sistem a) se rompa. Si el volum en d e agua es d em asiado escaso, aum entará el costo d e la ener­ gía y d e los productos agrícolas (salarios). La situación actual, creada por la globalización del capi­ tal en su forma neoliberal, se asem eja al prim er escenario: el tam año d e la población precaria ha alcanzado tales d im en­ siones q u e p one en p elig ro la e s ta b ilid a d d el sistem a, lo q ue explica las febriles activid ades actuales d e los intelec­ tu a les g lo b ales - d e s d e el Banco M undial hasta la OIT, de p restar atención al fenóm eno- y los p reparativos m ilitares .hemisféricos d e los m ilitares americanos. Las oscilaciones d e la población precaria dentro d e los dos puntos lím ites están influenciadas por diferentes varia­ bles, entre ellas: las tasas demográficas, las migraciones la­ borales, la expulsión d e trabajadores del sector primario, la 110

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sustitución d e mano d e obra por tecnología, las coyunturas económicas... El capital trata d e actuar a través del protoestado mundial sobre todas ellas, pero algunas, como la crea­ ción d e em pleos o los ciclos económ icos, están d eterm ina­ das por la lógica del sistem a y están, adem ás, esencialm ente fuera d e la esfera d e influencia d e los gobiernos. La interven­ ción se realiza, entonces, so b re las "acce sib le s" y aquí, en prim er lugar, sobre las tasas demográficas, d o n d e su política ha tenido éxitos considerables. Sin em bargo, en lo económ ico, la cien cia burguesa no d isp o n e d e ninguna ex p licación p la u s ib le d el d e se m p le o masivo, fenóm eno reciente y p ertin en te a la econom ía ca­ pitalista m oderna d el siglo XX'*', ni tam poco sabe cómo resol­ verlo. En su último informe sobre E l Mundo del Trabajo en una Economía Integrada, el Banco M undial constata q ue los países industriales han estado "luchando con el problem a del d e ­ sem pleo d esd e hace unos 15 años... Pese a q ue tanto los go­ biernos como ios organismos internacionales y la com unidad académ ica han prestado constante atención a este p ro b le ­ ma, todavía no se sab e muy bien cómo resolverlo"100. Lo mismo es válido para el antiguo problem a d e la p o­ breza1'1', hecho q ue ha producido una verd ad era ola propa­ gandística d e los teóricos neoclásicos, centrados en torno a la necesaria flexibilización d e la regulación laboral. Según esos propagandistas, hay q ue dism inuir el costo d e las "re ­ gulaciones laborales", a fin d e estim ular los em pleos. Una econom ía d e m ercado q ue no sufre intervenciones del E sta­ do, o d e los sindicatos, genera - m ed ian te la oferta, la d e ­ manda y precios flexibles- un eq u ilib rio sin exceso d e oferta ni demanda. Salvo el "paro por fricción" -qu e p u ed e generar un d e ­ sem pleo del 2% al 3% d e b id o a im perfecciones del m ercado d e trabajo-, el d e se m p le o se origina p or las e le v a d a s d e ­

99 V éase Kurt Rothschild. Thcorien der Arbeilslosigheil, Ed . O ldenbo ufg, M uenchen 1904. RFA 100. Banco M undial, op.til., p. 140

101 Véase, po r e jem p lo , e l cap itu lo “ Pobreza. T eoría Eco nóm ica y E stilo s d e D e ­ sarrollo” . e n A rm ando d i F ilip p o , Desarrollo ij desigualdad soeial en la Amerita Latina, q u e re­ v e la to d a la pobreza teórica d e la academ ia - in clu yen d o la d e l autor- trente al p ro b le ­ m a E d Fo ndo d e Cultura Económ ica. M éxico. 1981, p p 74

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mandas salariales d e los trabajadores y una excesiva protec­ ción ¡urídica-social. D e ahí q ue aquellos q ue no encuentran trabajo están en "paro voluntario". Su d ese m p leo desapare­ cería si aceptasen los precios d e la mano d e obra que el mer­ cado ofrece. El rem edio está en la reducción d e los salarios y dem ás costos laborales, no en la intervención del Estado m e­ diante m edidas d e seguridad social, ni tam poco en una fuer­ te política sindical. Tal "teoría" fue inventada en y para el Pri­ mer M undo -do nd e salarios d e 15 a 20 dólares por hora/em­ plead o son com unes- y se basa en la globalización d e la eco­ nomía q ue perm ite al capital transnacional aprovechar el d e­ sam paro total d e la mano d e obra en las dictaduras de laclo d el Tercer M undo (Indonesia, Filipinas, etc.), d ond e los sala­ rios mínimos oscilan entre los 35 y 45 centavos d e dólar. Pero si la "teoría" tiene cierta p lausibilidad para el entor­ no económ ico prim erm undista, se vu e lve absurda en el con­ texto latinoamericano. Entre el 45% y el 75% d e la población económ icam ente activa en Am érica Latina so b revive con em ­ pleos precarios, gana un ingreso mensual d e máximo 150 d ó­ lares, cuando la cesta d e la compra en las grandes urbes del s u b c o n tin e n te re q u ie re un m ín im o d e 500 d ó la re s . Esto q uiere d ecir q ue en el mejor de los casos se da a la mayoría de los trabajadores menos del 30% del ingreso necesario para una reproducción no atrofiada suya y d e su familia. Lo absurdo d e p reten d er la validez d e la teoría en estas condiciones ob ­ jetivas es obvio; d e ahí la gran labor d e los intelectuales, que logran co n ve rtir los p ro b lem as o b je tiv o s d el sistem a (d e ­ sem p leo ) en cu lp ab ilid ad es y fracasos individuales. La dis­ tracción sistem ática d e las causas reales d e la miseria latino­ am ericana en las estrategias discursivas d e evasión, se e n ­ cuentra tam bién en e l d ocum ento borrador d e la reciente cum bre del G-7 en Halifax, en el q ue sus integrantes asegu­ ran q ue "la dem ocracia, los derech os humanos, la transpa­ rencia, la responsabilidad gubernam ental y la protección am ­ biental son las bases d e un desarrollo sostenido""’'. Llama la atención q ue el virtual g ab in ete (económ ico) d el protogobierno m undial capitalista sostenga que el desarrollo soste­ nido ha d ejad o d e ser un asunto económ ico, y q ue d ep en d e d e todo lo im aginable m enos d e los factores económicos.

102 U i ¡ornada, 0.6.1995

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La esencia política-ideológica d e l proyecto económicoeducativo d e la globalización es el binom io desarrollo eco­ nómico sostenible-desarrollo humano sostenible, con la cla­ ra primacía d e lo prim ero sobre lo segundo. En su Informe so­ bre Desarrollo Humano 1994, los funcionarios d e Naciones Uni­ das encargados d e aten d er ideológicam ente el problem a de la pobreza en el Tercer M undo -generalizada dram áticam en­ te por el cap italism o neoliberal-, han concretizado la idea del "desarrollo humano so sten ib le" y su com ponente ed u ca­ tivo. Sostienen, al igual q ue el Banco M undial, q ue "entre los elem entos centrales d e una estrategia nacional efectiva d e em p leo" figuren la enseñanza y la capacitación: "Para com p e­ tir en una econom ía m undial en ráp ido proceso d e transi­ ción, todos los países tienen q ue hacer fuertes inversiones en la educación, la capacitación y la formación técnica d e su población". D esde esta prem isa -qu e e s correcta para el Pri­ mer M undo e ideológica para los países neocoloniales-, los tecnócratas del PN U D desarrollan un nebuloso discurso lib e ­ ral con obvios fines propagandísticos: "E l verd ad ero funda­ m ento d el desarrollo humano es el universalism o en el reco­ nocim iento d e las reivindicaciones vitales d e todos", estip u ­ la el docum ento y, en e v id e n te referencia al factor educativo-generacional, sostiene q ue la "ética d el universalism o exi­ ge claram ente eq u id ad tanto dentro d e una misma genera­ ción como entre distintas generaciones". "Sin embargo, esta e q u id ad atañe a las oportunidades, no necesariam ente a los logros definitivos. C ada in dividu o tiene derecho a una op ortunid ad eq u itativa para hacer el m ejor uso d e su capacidad en potencia. Igual cosa ocurre con cada generación. La forma en q ue usen efectivam ente esas opor­ tunidades, y los resultados q ue logren, es m ateria d e su pro­ pia elección. Pero cada uno d e b e ten er la op ortunid ad d e elegir, ahora y en el futuro". Y, en otra parte: "E l universalism o aboga por la igualdad de oportunidades, y no por la igualdad d e ingresos, aunque en una sociedad civilizada d e b e garantizarse a todos un in­ greso m ínim o b ásico'"0'. Lo q u e p id en los funcionarios del

103 Programa d e las N acio n es U nid as para e l D esarrollo. P N U D . Informe iobre desa­ rrollo Humano 1094, O N U , N u e v a York, E d . esp añ ola: Fo ndo d e Cultura Económ ica. M éxi­ co. 1994. p p 15-10

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PN U D está básicam ente realizado en los países d e la Unión Europea. Existe un ingreso mínim o y una igualdad d e opor­ tunidades ante la ley. El hecho, d e q ue esta igualdad formal esté siend o anulada para la gran mayoría d e la población por la desigualdad d e las condiciones m ateriales, se vu e lve se­ cundario ante el alto nivel d e vida proporcionado a los ciu­ dadanos, q ue produce el tip o d e cultura q ue | K. Galbraith llama, la mayoría satisfecha"” . Si en el Prim er M undo la "ética del universalism o" inven­ tada por los tecnócratas lleva una existencia demagógica, en el Tercer M undo se vu elve absurda: ¿q u é igualdad formal y material p u ed e o b ten er un cam pesino analfabeto afrobrasileño frente a los dueños d e O Rede Globo a fin d e expresar su opinión ante la nación brasileña? ¿Q u é igualdad d e oportu­ nidades p ued e te n e r el estud iante d e com unicación mexica­ no para crear un m onopolio televisivo como el d e Televisa? El concepto igualdad d e oportunidades es un concepto axiomático para el liberalism o, q ue lo define d e manera ne­ gativa, como ausencia d e discrim inación; id est, como ausen­ cia d e discrim inación formal, mas no material. Sabem os que en Am érica Latina la pretensión d e una igualdad d e oportu­ nidades formales para todos los ciudadanos es una piadosa ficción; pero si la analizam os en su d im ensión material, se v u e lv e un con cep to ap riorísticam en te irreal. Lo ideológico d e la categoría resulta claro a prim era vista, porque una p olí­ tica q u e se lim ita a p ro p o rcio n ar una ig uald ad formal de oportunidades, renuncia d elib erad am en te a com batir d e ma­ nera activa la desigualdad real. E s la capitulación disfrazada a n te el status quo e s ta b le c id o p o r el n e o lib e ra lis m o y su barbarism o inocultable, tal com o se manifiesta en la acciden­ tada geografía neoliberal d el continente d e sd e el norte hasta Tierra del Fuego: en Estados U nidos en la acelerada d em o li­ ción d e los programas d e affirniative action (programas em pre­ sariales y d e em p le o d el gobierno para minorías) y, en gene­ ral, en la política socialdarw inista d e l Partid o Republicano bajo la hegem onía d e los New t Gingrich y Pete W ilson en co­ laboración con la Casa Blanca; en Chile, la noción referida fue

104 |ohn Kenn eth G a lb ra ith , Tin' Culliirc ol Conleiilmenl, New York, 1992.

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un pilar ideológico central d e la dictadura del capitalism o de Estad o pinochetista. La función ideológica d e los intelectuales g lobales q u e ­ da más clara a la luz d e las reflexiones sociológicas d e Karl M annheim sobre la esencia d e la propaganda, q ue consiste en "la determ inación d el nivel de la realidad en el q ue se lle va ­ rán a cabo las discusiones y los actos". Por nivel d e la re ali­ dad "querem os d ecir q ue toda sociedad crea un clim a m en­ tal, en el q ue ciertos hechos y sus relaciones mutuas se co n ­ sideran fundam entales y m erecen el calificativo d e "reales", mientras q ue otras... ¡deas son calificadas d e fantásticas, utó­ picas o poco realistas". En toda sociedad hay una in terp reta­ ción d e la realidad "'generalm ente aceptada. En este sen ti­ do, toda sociedad estab lece un conjunto d e ¡deas re sp eta­ bles m ediante sus convenciones y aplica el ostracism o a to­ das las dem ás, considerándolas "diabólicas", "subversivas" o "indignas""1'. Los Ihinh lanlts del protoestado mundial capitalista traba­ jan en estrecha colaboración con las universidades d e élite del Prim er M undo, particularm ente Estados Unidos, las cua­ les, a su vez, trabajan en estrecha cooperación con las em ­ presas transnacionales. Recordem os la colaboración orgánica entre esas instituciones y el com plejo militar-industrial e sta­ dounidense durante la ilegal guerra d e agresión en Indochi­ na, cuando muchos científicos d e las más renom bradas uni­ versidades invirtieron su saber en el desarrollo d e nuevas ar­ mas d e destrucción masiva -gases, napalm, explosivos, téc­ nicas d e guerra psicológica, biológica, e t c - q ue fueron utili­ zadas contra las socied ad es agrarias indochinas, q ue pagaron su intento d e liberación nacional con 4'5 m illones d e muer­ tos. Hoy día, como ya mencionamos, universidades d e élite como el M IT o la Johns Hopkins-University están en íntima colaboración con el Pentágono, tratando d e desarrollar las tecnologías d e la futura guerra cibernética. Pero, la influencia y el in terés d el "gran negocio” tras­ cien de con mucho la colaboración militar. A lred ed or del año 2000, 70% d e los trabajos en Estad os U nidos no requerirán

105 Karl M annheim . \deologir «mí Ulopie, K losterm ann Verlag, 7 Auílage, R FA , I9K5, P P 57.

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una educación superior. Para perm anecer com petitivos, dice la transnacional petrolera M obil Corporation, tenem os que m ejorar la educación básica, particularm ente matemáticas y ciencias. Para asegurar q ue los em plead os d e mañana esta­ rán m ejor p rep arad o s, los e m p resa rio s tie n e n q u e tom ar "m ayor interés en la elevación d e los estándares educativos y ayudar a los maestros para que ayuden a sus alumnos a lo­ grar esos ob jetivos"'*. Las reformas educativas m undiales, cuyo centro es la pri­ vatización, elitización y mercantilización d e la educación su­ perior, tien en por o b je tiv o con vertir el m odelo estad ouni­ d en se d e la producción d e conocim iento universitario al ser­ vicio del gran capital en el único m odelo posible, con una pretensión totalitaria aún m ayor d e la q ue Max W e b e r tenía en m ente, cuando en 1917 advertía ante el peligro d e q ue la universidad alem ana asim ilara el paradigma estadounidense (Wissenschaft ais Beruf). La subordinación d e todos los sectores d e la vid a bajo el d ictado del gran capital y la medición mercantil-positivista d e todas las relaciones sociales con el cál­ culo em presarial d e costo-beneficio, expone el legado de la formación hum anística tradicional a su peor amenaza absolu­ tista. En muchas un iversid ad es d e élite d e Estados Unidos, los estudiantes d e la adm inistración d e em presas pagan un costo anual d e alred ed o r d e 25.000 dólares. Sus ofertas sala­ riales al term inar la carrera oscilan en torno a los 100.000 d ó­ lares anuales. Es o b vio q ue ven su carrera académ ica como una inversión financiera y al profesor como un m edio, cuya función consiste en encam inarlos hacia las grandes ganancias futuras. Para garantizar que esa inversión cum ple con las ex­ pectativas d e los estudiantes-inversionistas, en algunas uni­ v ersid ad es los profesores están obligados a reunirse sem a­ nalm ente con una representación d e su grupo "q u e reporta regularm ente profesores (problem áticos) y errores d e la en ­ señanza del currículum a la adm inistración". Si los estudian­ tes d e esos qualily feedbach circles no están d e acuerdo con las enseñanzas del maestro, éste se expone a sanciones"". Este sistem a im plica dos desarrollos d e gran trascenden­ cia. En prim er lugar, los intereses d e las em presas transna­

106 Nfu' Y o rí Times, f.8 .1095 107 Business Week, 21 10 1006

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cionales q ue determ inan los con tenid os p rin cip ales d e los curricula, convierten al profesor universitario de facto en un mero em p lead o y ejecutor suyo; el estudiante se transforma en un inversionista en "valores d e futuro" y la universidad en un m ercado d e valores futuribles. En segundo lugar, la ¡mplem entación d el m o d elo em p resarial liq u id a los últim os elem entos d e dem ocracia y pluralism o en el sistem a ed u ca­ tivo superior q ue están presentes en la vieja universidad d e cátedras. Porque las em p resas son burocracias fund am en­ talm ente autoritarias o, incluso, totalitarias, d ond e, al igual q ue en un cuerpo m ilitar o un partido fascista, las decisiones y líneas d e com ando van d e s d e arriba hacia abajo. El hecho d e que el capital se esté ap od erand o -adem ás d e la produc­ ción, distribución y consumo y d e la conducción política del Estado- tam bién d e la esfera d e la educación, presagia un futuro negro para la dem ocracia mundial. Al mismo tiem po, los desarrollos ilustrados signan el fin d e la relación sim biótica entre la cultura y la universidad. La unidad tendencial entre la cultura, la universidad y la clase burguesa, q ue en la fase d e ascenso d e la burguesía y d e su lucha contra el feudalism o parecían p o sib le cual coexistencia armónica entre el sab er y el poder, se está convirtiendo rápi­ dam ente en mito del pasado. La regresión política d e la bur­ guesía d esd e una clase revolucionaria hacia una clase reaccionaria-plutocrática, su trivialización e instrum entalización de la cultura com o m edio d e castración ideológica d e las ma­ yorías y la transformación d e las universidades en em presas de servicio -qu e únicam ente generan conocim ientos d e d o­ minación política y d e maximización d e ganancias-, llevan la ¡dea de Voltaire sobre la historia m undial como m edio d e lu­ cha para el progreso y la educación d el ser humano, ad absurdum. De esta manera, la dialéctica d e la Ilustración encuentra -al menos tem poralm ente- su fin unidim ensional en el triun­ fo d e la razón instrumental. 3. G lo b a liz a ció n y E d u c a ció n ; la re a lid a d Lo q ue significa una "profunda reforma del sistem a d o ­ cente", según la lógica del Banco M undial, se d eriva con ma­ yor claridad d e los im perativos d e la realización d el capital a nivel mundial q ue d e los discursos propagandísticos d e los tecnócratas g lobales. D entro d e este en sayo d iscutirem os b revem ente cuatro d e ellos. 117

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Antes, no obstante, conviene una breve discusión m eto­ d oló gica acerca d e la re p re s e n ta tiv id a d d e las sig uien tes averiguaciones. Los datos d e este capítulo se refieren bási­ cam ente a los países latinoam ericanos, sin embargo, su re­ presentatividad trasciende la situación im perante en el subcon tinente. Los p aíses latinoam ericano s más im portantes, como Argentina, Brasil y México, pertenecen estadísticam en­ te a los N ew ly Industrialized Countries (NIC), cuyo desarrollo económico-social, m ed id o en térm inos del PIB, aventaja al d e los p aíses sub d esarro llad os más pobres, denom inados Least D e v e lo p e d C ountries (L D C I. En 1992, a lre d e d o r del 64% d e la población pertenecía a los LDC, cuyo ingreso per cápita es m enor d e 670 dólares anuales. Los así llam ados pa­ íses d e transformación, es decir, los estados d e la ex Unión Soviética, han sufrido - d e sp u é s d e su liberación por la d e ­ m ocracia o c cid e n ta l y e l n e o lib e ra lis m o g lo b aliz an te- un proceso d e tercerm undización q ue ha acercado sus estructu­ ras sociales y dem ás parámetros, d e una manera mimética, al status quo im perante en los LDC y NIC. Por ejem plo, los sala­ rios reales cayeron en Bulgaria entre 1990 y 1993 en un 30'8%; en Polonia - d o n d e la cuna d e la dem ocracia, los astilleros de Solidarnosc, han sido cerrados por "el m ercado" por insolven­ cia- un 28%; en Rusia un 35*7% y en Ucrania un 54’2%. El Pro­ ducto Interior Bruto se redujo en el mismo período en Bulga­ ria en 25'9%, en Polon ia en I7'5% , en Rusia en 30’4% y en Ucrania en 24'6%. Y una vez más, la revolución devora a sus hijos (obreros): en todos los países en transformación se han recortado drásticam ente d esd e 1991 los pagos del seguro de d esem p leo, d e tal m odo q ue según cálculos d e la E C E "sola­ m ente a lre d e d o r d el 30%-40% d e los d ese m p lead o s tienen d erecho a los pagos q ue a su vez apen as representan el 30% d el salario m e d io ’" " . D e las sem ejanzas estructurales en la situación socio-eco­ nómica; d e los sistem as políticos seudo-democráticos con co­ rrupción y represión endém ica; d e la d ep endencia neocolonial frente al proto-Estado capitalista global y a la estructura tridim ensional d e dom inación global; en una palabra, d e la sem ejanza esencial entre el status quo y las perspectivas de desarrollo entre los LDC, los estados latinoamericanos -con

108. I H auchler. Ed.. Clobale T m á s . Fischer. R FA , I W , p 251

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la excepción d e Cuba, Costa Rica y, posiblem ente, C hile- y los ex Estados socialistas, podem os inferir q ue las conclusio­ nes adelantadas en este capítulo tienen validez para muchas otras zonas geopolíticas d e la sociedad global. Volvam os a nuestro punto d e partida, los im perativos de la realización d el capital a nivel mundial. En la econom ía glo­ bal del siglo X X I la calificación científica y profesional d e la fuerza d e trabajo constituye el arma com petitiva fundam en­ tal, en detrim ento d e ventajas com parativas tradicionales co­ mo recursos h istó ricam en te acu m u lad o s (p o r e je m p lo , el stock d e capital acu m ulad o) o riquezas naturales. Esta cre­ cie n te im portancia d e la calid ad científica-profesional del factor humano aum enta, in abstracto, la im portancia d e los sis­ tem as educativos formales a nivel mundial. La segunda ten d en cia estructural d el cap italism o m un­ dial tiene un efecto opuesto a la primera. Por m últiples razo­ nes -que hem os desarrollado en otros trabajos- el cap italis­ mo actual se caracteriza por una proliferación acelerada y g e­ neralizada d e un exorbitante d e se m p leo y su b em p le o q ue oscila entre el 7% y el 25% en el Prim er M undo y el 30% y el 75% d e la Población Económ icam ente Activa (PE A ) en Am éri­ ca Latina. La situación actual del em p le o contrasta "d e modo radical con la del período 1950-1973", observa preocupada­ m ente la Organización Internacional d el Trabajo (OIT), "en el cual el p leno em p le o fue una realidad en los países indus­ trializados y la mayoría d e los países en desarrollo tuvieron un crecim iento constante d e la producción y del em p le o en el sector estructurado"'*'. D esde el punto d e vista del capital, esa población preca­ ria es una población superflua, económ icam ente inviable, cu­ ya educación no produce beneficios -sino sólo costos- para los amos d e la sociedad global: reduce, en consecuencia, la importancia d e los sistem as ed ucativo s formales generales. El tercer im perativo consiste en q ue la tendencia hacia la equilibración d e los precios d e los factores d e producción se extiende hacia el factor "salario": la igualación d e los precios genera una igualación d e los salarios a nivel global, es decir,

109 Organización Internacional d e l Trabajo. E l Empleo en el Mundo, 1995. G in ebra 1995. p . 27.

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los diferenciales salariales tienden crecientem ente a reflejar los d iferenciales d e p rod uctividad nacionales. Por lo tanto, en una econom ía global el trabajador sólo p u ed e ofrecer dos cosas: una am p lia calificación formal o la d isposición para trabajar por salarios mínimos. "D ad o q u e productos pueden hacerse en cualq uier lado, los trabajadores no-profesionales q ue viven en socied ad es ricas tienen que trabajar por sala­ rios com o los q ue se pagan a los trabajadores no-profesiona­ les en los países pobres. Si no trabajan por estos salarios, entonces los em p le o s sim plem ente se desplazarán hacia los países pobres""". Un ejem p lo d e este im perativo nos da un análisis com­ parativo d e la p rod uctividad en la industria automotriz. Un estudio reciente d el periódico británico The Economist llegó a la conclusión d e q ue la em presa alem ana Volkswagen produ­ cía al año un prom edio d e 23’6 coches por em plead o, com­ parado con una planta productora d e la com pañía Ford en Michigan q u e produce 58’8 coches d el m odelo "Escorts" al año, m ientras q u e una planta d e Toyota produce I33'6 co­ ches al a ñ o "1. Por lo tanto, la relación costo-beneficio d e los com petidores d e Toyota tien d e a desplazarlos d e l mercado, si no acercan sus niveles d e productividad a la última. Otro e je m p lo p u ed e citarse d e la industria informática. Por ejem p lo , em presas estad o u n id en se s han com enzado a realizar trabajos d e software para com putadoras hacia países d el Tercer M undo. Los salarios para programadores en Esta­ dos Unidos, p u ed en oscilar entre 4.000 y 6.000 dólares por mes, m ientras q ue en la India program adores d e la misma calidad ganan entre 1.200 y 1.500 dólares. El resultado ha si­ d o q ue d e unos cuantos m iles d e programadores hindúes en los años ochenta la cifra se ha increm entado hasta alrededor d e 75.000 actualmente"-'.

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'D e s d e q u e los pro ductos p u ed en ser m anufacturados e n cu alq u ie r parte,

lo s no cu alificad os q u e vive n en s o cie d a d e s ricas ten drán q u e trabajar a cam bio d e sa­ larios q u e s e o frecen a los no cualificados en so cied a d e s po b res S i e llo s no están d is ­ p u esto s a trabajar a ca m b io d e e so s salarios, los trabajos no cualificados s e tendrán q u e realizar en pa íses po b res” L esterT h u ro w , H ead lo Henil The Corning Economic Bullir Am oiig lapini, Europe nuil Ameri­ ca W a rn e r Books. New York, 1993, p 52. 111

NYT. 13.9.1995.

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NYT. 28.8.1995.

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Sin em bargo, uno d e los p rob lem as d e esta tend encia consiste en q ue los trabajos no-calificados q ue se desplazan hacia Am érica Latina no son suficientes para rem ediar el d e ­ sem pleo cuantitativo ni son, por lo general, puestos d e tra­ bajo d e alto ingreso1", d e tal manera q ue el IO%-20% d e la población económ icam ente activa (PEA) d el Prim er M undo y alred ed or del 50% del Tercer M undo quedará al margen de la fu*i society del siglo XXI. En cuanto al sistem a ed ucativo tercerm undista esa ten­ dencia económ ica requ iere q ue una minoría d e la PE A -bási­ cam ente la q ue será em p le ad a en el ensam b laje industrial (m aquiladoras)- sea dotada d e calificacio nes ele m en ta les, eq uivalentes o m enores a los conocim ientos enseñad os en los primeros cuatro años d e la educación primaria. El núcleo d e esos proletarios son aquellos q ue trabajan en las m aqui­ ladoras d e la industria ligera por salarios d e ham bre d e 2’28 dólares diarios, com o en Indonesia. El último im perativo es resultado d e la cam biante estruc­ tura d e producción q ue se d eriva d e los avances d e la tecno­ logía. Estam os dirigiéndonos hacia un mundo en el cual 'un muy p eq ueño porcentaje d e trabajadores trabaja en la ma­ nufactura, alguna proporción d e la población estará trabajan­ do en em pleos d e conocim iento y el resto en servicios", dice el economista |.A. E is e n a c h "4. La consecuencia educativa de este desarrollo consiste en que, según una publicación d e la M obil Corporation, a inicios d e l siglo XXI, el 70% d e los pues­ tos d e trabajo en Estados Unidos no requerirá personal con educación superior. Las repercusiones principales sobre la fuerza d e trabajo son una reducción en los ingresos salariales y una transforma­ ción en su composición d e la clase. Un estudio d e la Oficina de Estimación Tecnológica del Congreso estadounidense no­ tó en 1986 que entre 1979 y 1984 alrededor d e 11*5 millones d e tra b a ja d o res habían p e rd id o su trab ajo o habían sid o

11 3. T a m b ié n en A m érica Latin a em peo raron en g eneral las co n d icio n es d e e m ­ p leo a lo largo d e casi to d o el d e ce n io d e 1980. en e l cual el grueso d e los e m p le o s cread os s e refirieron a a ctivid a d es d e baja p ro d u ctivid ad d e l sector no estructurado, en un contexto d e d e s e m p le o urbano cre cien te y dism inución d e los salarios reales" OIT. E l empleo en el mundo. 1995. op cil.. p V. 114. NYT. 28.8.1995

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transferidos a trabajos con menores ingresos en el sector de servicios. "Alrededor d e la mitad d e todos los trabajadores desplazados entre 1979 y 1984 trabajaron en industrias manu­ factureras como d e acero, automovilística, eq uip os industria­ les, textiles y ropa. ICerca del 45%| han sufrido reducciones sa­ lariales y el 66% d e éstos ganaban menos del 80% d e su ingre­ so anterior". El 95% d e los nuevos puestos d e trabajo genera­ dos en este período eran d e servicios con bajos salarios1''. La tendencia d e desplazam iento d e trabajos calificados en el sector m anufacturero y en la industria pesada, hacia e m p le o s mal rem un erado s en el secto r servicios, significa para el Prim er M undo q ue con el actual progreso científicotecnológico capitalista no habrá una m ovilidad social d e los trabajadores pobres hacia los estratos más privilegiados, si­ no, al contrario, una m ayor pauperización d e los trabajadores m edios y un crecim iento d e la clase trabajadora pobre. La mayor productividad no se expresa en m ayores ingresos de la mayoría d e los trabajadores, sino en un mayor em po breci­ miento. Para las econom ías latinoam ericanas dicho proceso p u ed e im plicar el d esm antelam iento d e logros sociales en los sectores privilegiados d e los trabajadores d e la econom ía formal por una parte, y la creación d e islas d e em pleo en tor­ no a las m aquiladoras o islas d e conocim iento, tal como su­ ced e con el ejem p lo d e los ingenieros del software q ue cita­ mos. Sin embargo, el im pacto sobre las dem andas ed ucati­ vas en Am érica Latina no serán masivas, sino singulares, es decir, no cam bian el perfil d e requisitos educativos necesa­ rios en nuestros países. Ahora p od em os e sta b le ce r el nexo m etodológico entre las cuatro tendencias em píricas d e la globalización d el capi­ tal y nuestro interés d e conocim iento - la futura estructura ed ucativa latinoamericana-, m ediante una inferencia hipotética-deductiva, fundam entada en la lógica del sistem a y la evid en cia histórica: la estructura d e producción y realización m u n d ial d e l c a p ita l d e te rm in a la estru ctu ra ocu p acion al mundial, la q ue a su vez condiciona la estructura del sistema ed ucativo mundial, d el cual los sistem as educativos naciona­ les son funciones o subsistem as d ep end ientes.

115.

C ita d a e n S a m M arcy. H igh Teth. Lou* Pay, W o rld V ie w Forum , N u e v a York

1086. p. VIII

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Existe una fuerte asociación entre las variab les claves del proceso: lógica d e realización del capital -estructura ocupacional- estructura ed u ca tiva global-nacional. El estatus de cada una es evid en te: el e m p le o y la educación son variables d ep en d ien tes d e la primera. Si extrapolam os las tendencias estructurales d e producción y realización capitalista globales y las necesidades d e calificación d e la fuerza d e trabajo lati­ noamericana d e las em presas transnacionales, sobre las es­ tructuras ocupacionales contem poráneas en Am érica Latina, entonces podem os inferir d e manera hipotético-deductiva el perfil del futuro subsistem a educativo subcontinental. Para p od er llevar a cabo esta inferencia es im prescindi­ b le una breve discusión d e las estadísticas oficiales sobre el e m p le o y d e s e m p le o en Am érica Latina. Las tasas d e d e ­ sem p leo en Am érica Latina se m iden conforme a los parám e­ tros m etodológicos estab lecid os por la Organización Interna­ cional d el Trabajo (O ITI en G in eb ra, p articularm en te en la "Resolución sobre estad ísticas d e la población económ ica­ m ente activa, del em pleo, del d esem p leo y del subem pleo", adoptada por la decim otercera Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo (G inebra, 1982). Esta definición considera com o "personas con em pleo' a todas las personas que tengan más d e cierta ed ad espe cifi­ cada y q ue durante un b reve períod o d e referencia, tal como una sem an a o un día, e stu vie ran en c u a lq u ie ra d e las s i­ guientes categorías: a) Con em p le o asalariado': a .l) 'trab a­ jando': personas q ue durante el períod o d e referencia hayan realizado algún trabajo por un sueld o o salario en m etálico o en especie; a.2) 'con em p le o pero sin trabajar'...; b) Con em ­ pleo indep en diente': b. I) 'trabajando': las personas q ue d u­ rante el período d e referencia hayan realizado algún trabajo para ob tener beneficios o ganancia familiar, en m etálico o en especie; b.2) con una em presa pero sin trabajar’... 2) Por razones prácticas, la noción 'algún trabajo' d e b e in­ terpretarse como una hora d e trabajo p or lo m e n o s""0. El d esem p leo se halla d efinid o en forma siguiente en la misma resolución: I) "P e rso n a s d e s e m p le a d a s ’ son todas aquellas personas q ue tengan más d e cierta ed ad especifica­

116 ILO , Year Boofc o¡ Labour Slnlislics. 1994. G in e b ra . 1995, p 227.

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da y q ue durante el período d e referencia se hallen: a) 'sin em p le o ’, es decir, q ue no tengan un em pleo asalariado o un em p le o in d ep en d iente, tal como se las define en el párrafo 9; b) 'corrientem ente d ispo nib les para trabajar',..; c) 'en bus­ ca d e e m p le o s...""’. Esta definición estánd ar es utilizada internacionalmente, p ero con va riacio n es n acio n ales re sp ecto a los lím ites d e edad, los períodos d e referencias, etc. Podem os ejem plificar el uso d e esta definición y d e algu­ nos otros conceptos estadísticos d e la O IT en el caso d e M é­ xico. Por Población Económ icam ente Activa |PEA ), el Institu­ to Nacional d e Estadística, G eografía e Informática (IN E G I) d e M éxico en tien d e ' a todas las personas d e 12 años y más q ue realizaron algún tipo d e actividad económica (población o cu pada), o q ue buscaron activam en te hacerlo (población d eso cup ad a ab ierta) en los 2 m eses previos a la sem ana de referencia". La Población O cupada (PO ) son las personas d e 12 años y más q ue en la sem ana d e referencia: "a) Trabajaron al m e­ nos una hora o un día a cam bio d e un ingreso monetario, o en especie, o q ue lo hicieron sin recibir pago, b) No trabaja­ ron por estar ausentes tem poralm ente d e un em pleo... y con retorno asegurado al trabajo o negocio, c) Iniciarán con segu­ ridad un trabajo en cuatro sem anas o menos". Fin alm en te, p or Po b lació n D esocup ad a A b ierta se en ­ tien d e a las personas d e 12 años y más q ue en la sem ana de referencia: "a) No trabajaron, b) S e encontraban disponibles para d ese m p eñ ar una actividad económ ica, c) Buscaron in­ corporarse a alguna actividad económ ica en los 2 m eses pre­ vios a la sem ana d e referencia, realizando algún trámite para conseguirlo, sin lograr su ob jetivo""". La Tasa d e D esocupación Abierta es, por end e, la pro­ p orción re s p e c to a la p o b la c ió n e c o n ó m ic a m e n te activa (PE A ) q ue representa las personas d e 12 años y más que en el p eríod o d e referencia d e la encuesta no trabajaron ni una hora a la sem ana, a pesar d e q ue realizaron acciones d e bús­

117 Itóf. p 4X7 118. IN E G I. Avance de Información Económica. México. D F . junio. 1995, p 16

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queda d e un em p le o asalariado e intentaron ejerce r una acti­ vidad por su cuenta. La aplicación d e estas categorías a las pob laciones na­ cionales revela estructuras d e em p le o como la siguiente, que es el resultado d e una encuesta nacional d e e m p le o "0, ap li­ cado a la población mexicana en 1993. [Ver gráfica 2) Sob re la tasa d e d e se m p leo abierto hay datos muy varia­ dos, como muestran los siguientes ejem plos. Según la última publicación del IN E G I en m ayo d e 1995 la tasa era d e 6'6% d e la PE A eq uivalente a 2.310.000 personas1-'0. Datos propor­ cionados por la Secretaría d e l Trabajo y Previsión Social indi­ can q ue la cifra d e d esem p lead o s alcanza seis m illones121 y la sindical CTM maneja la cifra d e I4'4 m illones d e d ese m p le a­ d os122. Finalm ente, una proyección d e la em presa estadouni­ d ense W E F A pronostica q ue la desocupación ab ierta alcan­ zará a fines d e año la cifra d e I0.9%121. Si utilizamos la cifra proporcionada por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social sobre un d ese m p leo ab ierto d e 6 m illones d e personas, entonces la tasa oscila alred ed o r del 18% d e la PEA. Las estim aciones sobre la cantidad d e la fuer­ za d e trabajo em plead a en el sector d e em p le o precario (mal definido como informal) varían d e 40% al 60%. En Argentina, la tasa d e d esem p leo ab ierto llegó en ma­ yo d e 1995 a una cifra récord d e I8'6%, superando, com o re­ conoció el propio secretario d e Program ación Económ ica, luán Llach, el 20% en el cinturón industrial q ue rodea a la ca­ pital, el Gran Buenos Aires. A su vez, la Confederación G e n e ­ ral del Trabajo (CGT) estim a q ue el su b em p leo suma entre el 12% y 15%, lo que da un total nacional d e 30% a 34%, con máximos regionales d e 40% y 45% en provincias com o Tucumán, Santa Fe y C haco'24. Conform e a datos d e la Central d e

119 En tre las cu atro fu entes p rin c ip ale s d e estad ísticas d e em p leo : en cuestas por m uestra sobre la fuerza trabajadora y en cuestas g en era les po r m uestra d e hogares: las estadísticas d e l seguro social: estad ísticas d e las oficinas d e colocación y las estim a­ cio nes oficiales, las e n cu estas son co nsiderad as po r la institución com o la fu ente qu e proporciona "la s cifras d e conjunto m ás co m pletas"

120 . Lrr ¡ornada, 18.7.1995 121 E l Universal. México. I I 7.1995.

122. If-írf 123 La lomada, 18 7 1995 124. La jomada. 20.7.1995

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DE M ÉXICO , 1993 NACIONAL DE LA POBLACIÓN OCUPACIONAL ESTRUCTURA

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los T rab ajad ores d e V en ez u ela (CTV), e l d e s e m p le o en el país alcanza alred ed or del 20%, m ientras q ue cerca del 50% d e la población se em plea en el "secto r informal". (La |ornada, I i .8.19961. Estadísticas internacionales calculan el porcentaje d e la población económ icam ente activa en B o livia que (so­ b revive del "secto r inform al", en 60% a 65%. Fuen tes d e la O EC D indican para el año d e 1992 que, haciendo abstracción del sector agrario, el 33'7% d e los em p lead o s argentinos o p e ­ raron en el "sector informal"; en Brasil se calculaba el 30’3%, en C hile el 30'5% y en M éxico el 36%. Lo interesante d e estos datos es que, con la excepción d e Chile, reflejan tendencias significativam ente ascendentes frente a 1980'” . Con la m etodología descrita anteriorm ente, la O IT ha pu­ blicado las siguientes tasas d e d e se m p leo en Am érica Latina respectivas al año d e 1992: Argentina 6’9%; B o livia 6’8%; B ra­ sil 5 9%; Chile 5’3%; México 2'6; Nicaragua 14’0%; Uruguay 9'3% y Venezuela 8%, entre otros1-'". No se necesita un análisis com parativo con las tasas d e d esem p leo d e las econom ías más avanzadas d el planeta (ta­ pón, Estados Unidos, Unión Euro pea) y d e la O C D E (p rom e­ dio d e 10% actualm ente), para saber q ue estas cifras han p a­ sado el ám bito d e la ciencia para entrar al reino d e la ciencia ficción. Algunas razones d e la ars poética estad ística son o b ­ vias. Las tasas d e d ese m p leo ab ierto publicadas por los go­ biernos nacionales se refieren, en muchos casos, al d esem ­ pleo urbano, q ued an do excluida la población rural del muestreo. Pero hay una segunda limitante: por lo general, los re­ sultados no representan el 100% d e la población urbana, lo que reduce la cobertura nacional en algunos países a un m e­ ro 50% de la población total1” . En segundo lugar, las tasas d e pobreza - q u e son una fun­ ción del em p leo- resultan ser mucho más altas en el cam po que en las ciudades. Datos d e la misma O IT muestran los si­

125. I Hauchler. op.til.. p. 246. 126. OIT, E l Empleo..., p 76 127. La E n cu e sta N acional d e E m p le o U rb ano ( E N E U I en México, po r ejem plo, cubre cerca d e l 65% d e la po blación urbana nacional. Tom ando e n cu enta la d istribu­ ción d e la población en áreas rurales y urbanas la tasa d e D e se m p le o A b ierto para el m es d e abril d e 1995, eva lu a d a por e l IN E G I e n 6 3%. rep resentaría a la m itad d e la p o ­ blación nacional IN E G I. M anual del Entrevistador, México. 1994, p 2. e IN E G I. A i 'anee de. , op í i l . p. 2

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guientes porcentajes d e pobres urbanos y rurales en 12 paí­ ses latinoam ericanos para el períod o d e 1981/1990: 15% versus 25% en Argentina, 38% y 66% en Brasil, 23% y 43% en México, y 10% versus 23% en Uruguay; en térm inos relativos, diferen­ cias d e 30% hasta el 130%'". La tercera razón y, p osiblem ente, la principal, radica en la base conceptual d el levantam iento d e datos, cuyas d efini­ ciones reprodujim os con anterioridad. Por ejem plo, con sid e­ rar a personas q ue trabajaron al m enos una hora o un día a cam bio d e un ingreso monetario, o en especie, o que lo hi­ cieron sin recibir pago en el períod o d e referencia lun día o una sem anal, com o personas ocupadas, es, obviam ente, absur­ do. La connotación d e la categoría "e m p le o " d e la O IT -que d efine la tasa d e d esem p leo ab ierto- es tan am plia q ue su dom inio d e ap iicab il¡dad (denotación) abarca d e sd e ingre­ sos salariales d e m iles d e dólares hasta el trabajo no-remu­ nerado (síc). En consecuencia, la categoría pierde su capaci­ d ad analítica y en lugar d e revelar estructuras d e la realidad, las encubre. El sentido d e un em pleo, oficio o profesión remunerado es, evid en tem en te, la reproducción d e la fuerza d e trabajo en un sentido am plio, incluyendo a la familia, la educación, vivien d a digna, seguro social, etc. Y el problem a del capita­ lism o neoliberal es q ue no p u ed e garantizar esa reproduc­ ción más q ue para una minoría privilegiada del 10% al 20% de la población latinoamericana. La gran mayoría d e la población laboral no trabaja por­ q ue sien te un d eseo irresistible d e em plearse, sino porque la necesidad d e reproducción le obliga. Q ue dicha reproduc­ ción sea una reproducción atrofiada, es el verdadero escán­ dalo del sistem a económ ico-político q ue rige el destino de 500 m illones d e habitantes en estas tierras. lunto con el d e se m p le o ab ierto es el su b em p leo d e la fuerza lab o ral el q u e ex p lica la p ob reza g en eraliza d a d e Am érica Latina, a tal grado q ue |ohn W ells, especialista d e la OIT, sostiene q ue el principal factor responsable del fracaso d e erradicar la pobreza y extrem a d esigualdad del ingreso

128. OIT. E l Trabajo en el Mundo, G in eb ra. I9 9 Í, p 102.

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en la región es "la persistencia d e altas tasas d e sub em p leo en la región’"-"'. En su brillante trabajo, p ub licado en 1987, W ells atribuye la persistencia del su b em p leo latinoam ericano a tres razo­ nes. La primera d e estas razones resid e en la "am plia a d o p ­ ción -en la industria, en diversos sectores agropecuarios, co­ mo tam bién en la parte "moderna" del sector d e serviciosd e técnicas d e producción d e gran densid ad d e capital, poca mano d e obra y alta productividad". Com o resultado, el sec­ tor "m od erno” absorb e una parte d esp rop orcionad a d e los recursos d e inversión d e la región "con relación al tam año de su fuerza d e trabajo, en tanto q ue se d eja una parte relativa­ mente pequeña del capital social d ispo nib le para m antener los trabajos del resto d e la fuerza laboral". El segundo factor exp licativo es la tasa d e crecim iento ■'excepcionalmente rápida d e su fuerza d e trabajo, fom enta­ da por altas tasas d e natalidad, una m ortalidad d ecreciente y, en el caso d e la fuerza d e trabajo urbana, por una rápida migración cam po-ciudad""1 ’. La tercera razón q ue menciona W ells consiste en la dis­ tribución muy desigual d e la riqueza. Com o es sabido, A m é­ rica Latina es el (sub) continente con la m ayor desigualdad d e ingreso a nivel m undial y, como ya mencionamos, las d is­ paridades entre ricos y pobres aum entaron aun durante la "década perdida". La interacción d e las tres variab les m encionadas, ¡unto con el perfil d e consumo dom inante -que está determ inado por el nivel d e ingreso per cápita y las necesid ad es d e reali­ zación d e ganancia d e las em presas transnacionales- d e te r­ mina que la mayor parte d e la dem and a existente d e alim en­ tos, productos industriales y servicios modernos, p u ed e sa­ tisfacerse "usand o una parte relativam en te p eq u eñ a d e la fuerza d e trabajo total d e la región". En consecuencia, sólo una p equeña parte d e la fuerza d e trabajo p u ed e desem p eñarse en formas d e em p le o "razona­ blem ente bien rem uneradas, ad ecuad am en te capitalizadas y

12» lohn W e lls . Emplee en América Latina. Un» búsqueda de opciones. O IT , G in eb ra. 1087,

p.

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|ohn W ells, op eil.. p. 04.

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so cialm en te p ro d u c tiva s ”. El resto d e la fuerza d e trabajo -m ucho mayor q ue este sector d e reproducción adecuada"excede a los requerim ientos, y ante la ausencia d e un ingre­ so m ínim o proporcionado por el Estad o, su único derecho sobre el exced en te económ ico p roviene d e su capacidad de trabajo, en condiciones d e oferta excesiva crónica d e trabajo en diversas activid ades mal pagadas y poco capitalizadas". Por supuesto, esta población no sería superior a los re­ querim ientos si se hicieran "serios intentos para proporcio­ nar a toda la población un nivel civilizado d e abastecim iento d e b ien e s y servicios básicos... dada la tecnología existente y lo q ue d e b e ría con sid erarse o b jetivo s razonables con res­ pecto a las metas d e consumo, la región debe... recorrer un largo cam ino antes d e q u e se pueda considerar q ue su fuer­ za d e trabajo excede realm ente los requerim ientos". Es d e ­ cir, el problem a d e la surp/us-población es económico-políti­ co. El derecho d e esta población -que nosotros denom ina­ mos precaria o sup erflu a o eco n ó m icam e n te in via b le - de participar sobre el exced en te económ ico es esencialm ente secundario: participa en una forma d e redistribución del ingre­ so del sector p rivado "d e sd e el 20% más alto", d ep en d ie n d o en gran m edida d e las "costum bres sociales d e las clases a l­ ta y m edia", q ue consum en entre el 50% y el 60% d el total de bienes y servicios "m od ernos"1". La esencia d e la información, resum ida por W ells, es la siguiente. En las econom ías d e ráp ido crecim iento (G rupo A), p arece h ab er ocurrido una reducción muy considerable d e la incidencia d e su b em p leo en la fuerza d e trabajo total; sin embargo, el número absoluto d e aq uellos "considerados com o d e se m p le a d o s exp erim en tó un alza im portante" d u ­ rante el períod o d e referencia. En los países del Grupo B vir­ tualm ente no hubo cam bio en la tasa d e sub em p leo y en las naciones p erten ecien tes al G rup o C aum entó la incidencia del subem pleo. En lo referente a las tendencias em píricas futuras del su­ bem pleo, el profesor d e la U niversidad d e Cam bridge escri­ bió en 1987, q ue la severa recesión experim entada a partir d e 1982 "ha reducido y, en algunos casos, incluso ha elim ina­

131. Ibid, p. 95 y 112

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do los avances previos en la reducción del su b e m p leo " en las econom ías del G rup o A. En cuanto a los países d el Grupo B y C -el resto d e la región- la recesión 'ha asegurado pro­ b ab lem ente q u e el efecto neto d e todos los progresos entre 1950 y 1986 haya llegado a un real aum ento d el sub em p leo". En lo q ue atañe a las perspectivas d e superar el proble­ ma del d esem p leo, W ells constata: "Cuando observam os el futuro d eb em os d ecir q ue tanto las p erspectivas d e em pleo d e la región y, por lo tanto, la posib ilid ad d e cualq uier re­ ducción adicional en el su b em p leo son extrem adam ente re­ motas. Al menos d e corto a m edio plazo no se vislum bra nada en el am biente económ ico internacional q ue conduzca a un crecim iento económ ico en la región como fue el caso en las d écad as an terio res a 1980. D e e s te m odo, es im p ro b ab le que aun las partes económ icam ente exitosas d e la región re­ pitan su rendim iento del período 1950-1980, lo q ue significa q ue tam poco p u ed e extrapolarse su anterior éxito en la re­ ducción del su b em p leo ”'". Si agregamos las cifras del d e se m p le o abierto latinoam e­ ricano proporcionadas por la O IT Im edia = 8'l 1%) para 1992 (1990 en algunos casos! con las cifras d el sub em p leo (m edia = 38'3%) para 1980, entonces obtenem os un prom edio d e la población precaria latinoam ericana d e l 46’4%. Sin embargo, con los estragos en la fuerza d e trabajo q ue el capitalism o neoliberal ha causado d esp ué s d e la publicación del trabajo d e W ells, las tasas d e s u b e m p le o son, hoy d ía, e v id e n te ­ mente, más altas q ue las q ue se refieren al período d e 19501980. Tratarem os d e acercarnos en lo siguiente a estas tasas, hecho por el q u e tenem os q ue aclarar en prim er lugar los conceptos heurísticos. En el estudio d e la PR EA LC utilizado por W ells, la m edición d e l su b em p le o se hizo tom ando en cuenta la suma d e trabajadores in d ep en d ie n tes (m enos de los trabajado res p rofesionales), trabajado res fam iliares no pagados más los em plead os d om ésticos1".

132. | W ells, op.ti!., p % . 133 | W ells, op t i l . p 112

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En el informe d e la O IT sobre E l Empleo en el Mundo 1995 se diferencia entre el sector estructurado y el no estructura­ do, refiriéndose el segundo concepto, obviam ente, a lo que se denom ina generalm ente en el discurso oficial "sector in­ formal". No hay una definición d e la categoría sino nada más una descripción d e las activid ades q ue abarca. En el área ru­ ral, éstas incluyen artesanías tradicionales y "productos muy sim ples, como los m uebles esenciales y los aperos agrícolas, a consum idores d e ingresos m odestos. En las zonas urbanas, la varied ad es mayor, y va d e sd e los arquetípicos lim piabo­ tas y ven d ed o res d e cigarrillos hasta los talleres metalúrgi­ cos innovadores, con mano d e obra contratada y aprendices, los subcontratos con el sector estructurado y la concepción d e productos propios” . El sector no estructurado suele con­ sistir, según la OIT, en "unas activid a d e s d e sup ervivencia extrema y otras d e p equeña envergadura, con posibilidades d e crecim iento y perfeccionam iento técnico". Finalm ente, se distingue este sector en un subsector "parásito" y uno mod ern iz ad o ro dinám ico11’. E s útil introducir ahora al análisis d e la futura pirám ide ocupacional las categorías d e población ocupada (PO| y del em p le o precario. M ientras el concepto d e población ocupa­ da tien e la ventaja d e representar a todas las personas em ­ p le a d a s in d e p e n d ie n te m e n te d e su p e rte n en cia sectorial (formal o informal) y d e su estatus económ ico (em plead o o in d e p e n d ie n te ), la categoría em p le o precario evita las d e ­ ficiencias d e los términos: sector informal, econom ía subte­ rránea y sub em p leo, cuya historia se remonta a los años se­ tenta y, en el último caso, al paradigm a desarrollista. En un excelente trabajo sobre la temática, Fernando Talavera y Martín Rodríguez definen el em p le o precario en su aspecto cuantitativo m ediante cuatro características: en lo re­ ferente al n ivel d e ingreso, se trata d e tod as las personas q ue perciben dos o dos y m edio salarios mínimos; según es­ te criterio, en 1990 el 65% d e la PO mexicana tenía un em pleo precario. El segundo criterio se refiere a las prestaciones re­ cib id as por la legislación federal d el trabajo o los subsidios directos e indirectos d el Estado. El tercero atañe a la jornada d e trabajo q u e en el sector formal oscila (legalm ente) entre

134. O IT . E l Empleo. .. pp. 103.

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las 48 horas máximas y el mínim o d e las 35 horas sem anales. La población no com prendida en este marco legal trabaja de manera precaria. El último criterio operativo utilizado por los autores puntualiza el tam año d e la em presa, dado q ue la microem presa {m enos d e 5 personas em p lead as) constituye la fuente principal del em p le o precario. Al an alizar los autores la econ om ía m exicana con esta m etodología y sobre la base d e estadísticas oficiales, infie­ ren que en agosto d e 1994 alred ed o r d e 16 m illones d e per­ sonas (50%) d e la población nacional ocupada trabajaba en el em pleo precario. Agregando a esta cifra el número d e d e ­ sem pleados concluyen q ue en la fecha indicada más del 50% de la población mexicana con "capacidad para trabajar... no estaban p ercibiend o las rem uneraciones suficientes para v i­ vir y m antener a su fam ilia"11'. Con la crisis económ ica d e d iciem bre d e 1994 esta situa­ ción ha em peorado dram áticam ente por la p érdida d e l p o­ der adquisitivo del salario mínimo, el aum ento del d e se m ­ pleo abierto y las excesivas tasas d e interés, entre otros. Es obvio, adem ás, q ue con dos salarios m ínim os nadie p u ed e viv ir en la C iudad d e México. Según el artículo 123, fracción VI d e la Constitución mexicana, "los salarios mínimos genera­ les d eberán ser suficientes para satisfacer las nece sid ad es normales d e un ¡efe d e familia, en el orden material, social y cultural y para proveer a la educación obligatoria d e los hi­ jos". Esto no se cum ple: un reciente estudio d e la Facultad d e Econom ía d e la U N AM llegó a la conclusión d e q ue el sa­ lario mínimo nominal perm itió en mayo d e 1995 únicam ente la adquisición d e 30% d e la Canasta Obrera In d isp e n sab le (C O I)11"; el Instituto Mexicano del Seguro Social (IM SS) calcu­ laba que en 1988 era necesario una cantidad d e 4’78 salarios mínimos para satisfacer una cesta básica d e consum o d e la población. La central sind ical oficialista, CTM, calculó para 1993-1994 tres salarios mínimos como ingreso necesario117, y hoy día (junio 1995), es realista, considerar ocho salarios mí­ nimos para cum plir con el artículo constitucional. Por lo ante­

134. OIT. E l Empleo. . . p p 103. 135. Fernando Talavera y M artín Rodríguez. 'L a calidad d e l e m p le o e n el México d e los noventa", e n R evista Memoria (C em osl. México. nL 69. agosto d e 199-1, p . 5o 136 ¡ornada, 2.7 1995 137 Talavera/Rodríguez. op cil.

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rior q ued a claro q ue a m ediados d e 1995, la población en si­ tuación socio-económica desam parada trascendía el 50%; es decir, am bos m étodos d e cálculo llevan, grosso modo, al mismo resultado. Realicem os, finalm ente, nuestra última aproximación m e­ d ian te el concepto d e población precaria, definiéndolo como la proporción d e la Población Económ icam ente Activa (PEA ) q u e d isp o n e d e un ingreso entre cero y tres salarios m íni­ mos, esté em p le ad a o no. Si analizamos la distribución por­ centual d e la población urbana ocupada, clasificada por el nivel d e ingreso, en la C iudad d e M éxico en abril d e 1995, entonces ob tenem os las siguientes conclusiones: Del total d e la población urbana ocupada, el 114% ganó menos d e un salario mínimo; el 36’2% obtuvo entre uno y dos salarios m ínim os (no hay categoría con 3 salarios) y el 5'5% no recibió ingresos. Si a este subtotal del 53'I % agregamos la ta­ sa d e d esem p leo ab ierto del mes d e m ayo d e 1995 -6'6%-, entonces la población precaria urbana (PPu) alcanza la tasa d e 59'7, es decir, el 60%"". Si tal situación se da en un país con petróleo y una in­ dustria relativam ente desarrollada, las tasas para Haití, Bolívia, Perú, etc., han d e ser aún más extremas. D e los datos y tendencias em píricas d e la evolución eco­ nómica global podem os inferir los requisitos ocupacionales de las transnacionales en este proceso, las q ue a su vez determ i­ nan las actuales reformas educativas en Nuestra América. Para altas tareas d e conducción d e la econom ía y del E s ­ tado (directores, ministros, etc.) se necesitará p robablem en­ te entre el 0 'l% y el 0'3% d e la PE A nacional. Además, mu­ chas p o sicio n es d ire c tiv a s en las filiales d e las em presas transnacionales serán ocupadas por personal enviad o desde el país matriz. Pese a la ideología m ulticulturalista d e las cor­ poraciones transnacionales y su cre cie n te actuación global -por ejem p lo, en la últim a década, el núm ero d e países don­ d e se cotizan las acciones d e las 10 principales transnaciona­ les del m undo aum entó d e 58 a 70'"'- sus aparatos d e con­ ducción siguen siend o predom inantem ente monoculturales.

138 IN E C I, 'A vance d e

", p 12

139. Tin- EíOTioims!, Lond res, 12.7 1993

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Según in ve stig acio n es so b re la m ateria, la p rop orción d e m iem bros del consejo nacidos en el extranjero, en las 500 p rin cip ales com pañías d e E stad o s U nidos en 1901 era del 2 'l% , lo mismo q ue diez años antes. En Francia, el 50% d e los jefes d e las 200 com pañías más im portantes fueron ed u ca­ dos en las mismas seis grandes e'coles "“. Para un estrato m edio d e conducción d e em presas y del Estado (ingenieros, contadores, econom istas, abogados, etc.) se requerirá p o sib lem en te d e un 10% a un 15% d e la PEA. Para las em presas d e m ontaje industrial y, en m enor m e­ dida, d e los sectores prim arios y terciarios, d e las transna­ cionales será preciso del 20% al 30% d e la PEA. El resto d e la PEA, es decir, entre el 45% y el 70% se repro­ ducirá a través del sector d e em p le o s precarios o quedará, sim plem ente, fuera d e la econom ía como d esem pleado. Un último estrato d e este sector lo formaría el luitipemprolelarial. En total, estos 45% a 70% constituyen la surpÍMS-población relativa q ue le ofrece al capital una reserva inagotable d e mano d e obra barata y, por lo tanto, un constante m edio d e presión a la baja d e los salarios d e los trabajadores em pleados. Es obvio que la no-utilización educativa d e este enorm e potencial humano im plica una grave destrucción d e creativi­ dad y talento. Sin embargo, el sistem a paga este precio, por­ que la función d e América Latina dentro d e la división inter­ nacional d el trab ajo no co n siste en p ro ve e r in n ovacion es científico-tecnológicas -convirtiéndose en un peligroso rival en el mercado m undial- sino suministrar mano d e obra bara­ ta y m aterias primas. Los talentos que tienen q ue proteger­ se, son los d e las m etrópolis, no los d el Tercer Mundo. Podem os esquem atizar la pirám ide ocupacional-educativa d e un país m odelo latinoam ericano en la econom ía global d el siglo XXI conforme a la lógica económ ica sistém ica, en abstracción d e la variab le "resistencia y/o d isidencia p olíti­ ca", d e la siguiente maneradCrafíru 3.1 Éste es el panorama ocupacional-educativo cuantitativo para Am érica Latina q ue se p u e d e inferir d e sd e un prim er análisis d e las tendencias económ icas im perantes en la so-

140 T/io Etononiisl. L o n d r e s . 12.7.1995.

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PIR A M ID E OCURAC10NAL-EDUCATIVA D E A M ERICA LATINA EN LA A LD EA G LO BA L

C r e c ie n te m e n te : É li t e 0 M % - 0 'í%

e s c u e la s p r iv a d a s y d e l ex terio r D e c r e c ie n te m e n te : e s c u e la s p ú b lic a s 0 1 % - 0 " i%

Z 'O U n iv e r s id a d e s

N iv e l M e d io

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10% - 15%

10% - 15%

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2 0 % - 50%

2 0 % - 30%

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E m p le o s p re c a rio s

P rim a ria

D e s e m p le a d o s

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L u m p e n p ro le ta ria t

(2 - 3 a ñ o s )

4 5 % - 75%

4 5 % - 75%

u

Ocupacional

Educativa

G R Á FIC A 3 136

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ciedad global y en abstracción d e una posible modificación d e este proceso por la in tervenció n d e v a ria b le s p olíticas populares y democratizantes. Recalcam os q ue estam os abor­ d and o únicam ente el asp ecto cuantitativo-causal d el fenó­ meno; no estam os analizando la tragedia humana causada por la situación precaria d e las mayorías, tal como se refleja d e manera cuantitativa en el aum ento d e las tasas d e d elin ­ cuencia, violencia intra y extrafamiliar, suicidios, alcoholismo, destrucción d e familias, d e relaciones d e parejas, etc., y en su dim ensión cualitativa q ue el lenguaje abstracto d e las es­ tadísticas no p u ed e aprehender. Dentro d e estas ten d en cias inm anentes no se ob serva ninguna d e tipo sistém ica q ue pudiera contrarrestar o m odi­ ficar sustancialm ente el pronóstico; como tam poco se le e n ­ cuentra en las estrategias económ icas del capital, sean éstas del neoliberalism o o del keynesianism o. La única respuesta q ue el capital ha encontrado al problem a del creciente d e ­ sem pleo y pauperism o es d e índole no-económica; el control dem ográfico. C om o los arq u ite c to s d e la a ld e a g lob al no pueden mejorar la oferta d e e m p le o y, por end e, d e nivel d e vida d e las mayorías en el Tercer M undo, p retenden desacti­ var el potencial d esestabilizador d e la m iseria por el lado de la dem anda: intentan congelar el status quo. Ante este trasfondo d e la lógica económ ica global con­ v ien e hacer un b reve esbozo d e las principales tendencias evolutivas d e la educación latinoam ericana. Una somera lec­ tura d e esas tendencias -tanto norm ativas com o em píricasnos revela el sig uien te perfil. Uno d e los d esarro llo s más preocupantes consiste en q ue la brecha educativa entre los países industriales y los del Tercer M undo se está am plian­ do. En 1960, los p aíses in du striales gastaron catorce veces más en cada alum no d e nivel básico q ue los países subdesarrollados. En 1985 gastaron 50 veces más. En 1985, los gastos públicos recurrentes para la educación prim aria en países d e bajos ingresos representaban el I '3% del Producto Nacional Bruto (PN B ). Esto era eq u iva le n te a 31 dólares por alumno, q ue representa un descenso d el 25% d e los niveles d e 1975, año en q ue se gastaron en el mismo rubro 4 1 dólares por d is­ cíp ulo1".

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W o rld Bank, The Dm iífiiás of leurmng. W ashington, D C , 1990, p 8

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Al com enzar esta décad a había I 13 m illones d e latinoa­ m ericanos m atriculad os en los cuatro n iv e le s d el sistem a e d u cativo formal. D e este total, el 65% (73 m illones) se co n ­ centraba en la educación básica, el 20% (22'6 m illones) en el n ivel secundario, el 6% (6'78 m illones) en la educación su­ p erior y el 9% en la enseñanza preescolar. Tal distribución d e la población escolar p one d e m anifiesto, en palabras de los expertos del Proyecto Principal de Educación para América Lati­ na y el Caribe, d e la U N E SC O , el estilo "piram idal y segm en­ tado d el sistem a ed u cativo y confirma q ue la educación pú­ blica y gratuita se concentra fundam entalm ente en la e d u ­ cación b ásica'"41. Según los especialistas d e la U N E SC O y el estudio arriba citado, se observa una dism inución en el número d e analfa­ betos absolutos en el subcontinente. Pese a esa tendencia existen todavía alred ed or d e 42’5 m illones d e personas adul­ tas en Am érica Latina q ue no saben leer ni escribir y q ue re­ presentan el 15% d e la población total mayor d e 15 años de edad. De acuerdo a los datos d e la U N ESC O , en los países con alto analfabetism o absoluto (Bolivia, Brasil, El Salvador, G uatem ala, Haití, Honduras y núcleos indígenas d e Ecuador, M éxico y Perú) se desarrollan diversos esfuerzos para enfren­ tar el problem a, m ientras q ue los dem ás países están dando los pasos iniciales para enfrentar "la principal tarea d e fines d e siglo en esta materia: lograr el alfabetism o funcional"1". La tercera tendencia im portante del panoram a educativo es la correlación entre los años d e escolaridad básica y el ni­ vel socioéconóm ico d e los alumnos. Los datos indican que la capacidad del sistem a escolar d e la región d e retener a los alum nos no supera los seis años. Ocho d e cada diez alumnos perm anecen "p o r lo m enos 7 años en la escuela, aun cuando algunos deserten tem poralm ente y no sean prom ovidos ese año al grado siguiente. D e hecho, el alum no prom edio sólo ap ru eb a 4'2 grados". La perm anencia en la escuela sin ser prom ovido a los grados siguientes genera deserción en los prim eros grados, luego d e haberlos repetido en varias opor­ tunidades. Esto es un fenóm eno característico para los alum­

142 U N E S C O . Hiitñi uiw nueva elapa tic tlesarrolb educativo, Sa n tia g o d e C h ile, Id4)?,

P 21 143. U N E S C O . Hutía.... p. 29.

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nos más pobres que tienen una alta tasa d e repetición y son los q ue se quedan 'fuera del 42'7% d e los alum nos q ue com ­ pleta su educación básica d e seis grados. D e estos afortuna­ dos, sólo la cuarta parte logra hacerlo a tiem po, o con un año de retraso, y casi todos ello s provienen d e nive les socioeco­ nómicos m edios y altos ". Esto indica q ue el sistem a d e e d u ­ cación básica sólo es eficiente "para un grupo bastante red u ­ cido d e la población d e la región, es decir, es inequitativo y selectivo". Los costos ad icionales causados por la perm anen­ cia prom edia d e I ’7 años d e los alum nos d e educación b ási­ ca se calculan en 3'5 mmd por añ o '". Otra tendencia im portante es el uso del llam ado m étodo frontal en que el maestro se dirige a un alum no prom edio y los alum nos escuchan en forma pasiva. No sorp rend e q ue sea en los grupos d e m enores ingresos d o n d e p revalece la deserción tem poral y definitiva, por lo q ue muchos d e ellos "perm anecen en la institución escolar, pero aprueban pocos grados y su nivel d e aprendizaje es mínim o". A estos factores se agregan otros "no registrados por las estadísticas oficiales: el reducido número d e días d e clase y d e enseñanza efectiva (150 días d e 3 a 4 horas por día, d e las q ue sólo la mitad se usa en enseñar) y la falta d e textos y el q ue sean atendidos por maestros sin formación pedagógica". De esta manera, el avance en el acceso universal a la escuela se ve lim itado en los grupos d e m enores ingresos por el uso d e m étodos basa­ dos en un alum no "p ro m ed io " q ue supera la cap acidad de muchos alumnos lo q ue "lim ita la calidad y la eq u id ad d e la educación p rim aria'"1'. Las deficiencias curriculares son otra característica g en e­ ralizada en Am érica Latina. Anotan los investigadores d e la U N E SC O , q u e los resultad os d e la investigación so b re los procesos d e enseñanza coinciden en q ue "no se dan oportu­ nidades para: reflexionar sistem áticam ente; usar el con oci­ m iento previo q ue tienen los alum nos sobre el asunto, rela­ cionarlo con el contexto local, discutir en grupos pequeños sobre los diversos puntos d e vista y com partir las reflexiones pertinentes con la familia y la com unidad. Los curricula tam ­

144 U N E S C O . Hniw

. p 25

145 U N E S C O . H o íw

. p 2i

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poco utilizan el "sa b e r popular" ni la "tradición oral d e la co­ m unidad""". Otro desarrollo significativo en el escenario educativo es el creciente reconocim iento d e la im portancia educativa preescolar. Hasta ahora, constata la U N ESC O , la familia ha sido "el principal agente" para satisfacer las necesid ad es básicas d e aprendizaje d e los niños entre O y ó años. Sin embargo, en la región, este p apel "se em pieza a compartir, en forma c re c ie n te , con los s e rv ic io s d e e d u c a c ió n p re p rim a ria o preescolar. M ientras la actividad privada se ha concentrado en el "tram o d e 4 a 6 años d e ed ad y atiend e a los hijos de familias q ue p u ed en pagar el servicio y q ue luego los envían a escuelas prim arias privadas", la acción pública se ha orien­ tado hacia los sectores en situación d e pobreza. Como ha si­ d o com probado por numerosos estudios, el éxito escolar del niño d e p e n d e d e manera sustancial d e su socialización pre­ escolar q u e determ ina sus habilid ad es cognitivas y capacida­ d es sociales d e ap ren d iz aje"’. La bifurcación del sistem a educativo en un sector priva­ d o y otro p úb lico es un desarrollo d e extrema importancia que, como citam os anteriorm ente, ha alcanzado niveles de participación privada en la educación superior que trascien­ d e n e l 50% (Brasil, C olo m b ia, etc.). La privatización d e la educación refleja su creciente elitización, en la cual la evolu­ ción individual se v u e lve básicam ente un juego al azar bioló­ gico: el niño q ue tiene la suerte d e nacer en una familia rica p u ed e em p ren d er su o d isea ed ucativa en un am biente idó­ neo; el niño pobre se estrellará, en la mayoría d e los casos, contra las rocas d e la desigualdad social Vinculada a la ten d en cia anterior es la cada vez mayor im posición d e los estándares curriculares d e eficiencia, competitivid ad , evaluación, etc., del Prim er M undo en América Latina. E sto s p atro n es cu ltu rale s - q u e son esen cia lm en te m ed io s d e dom inación, no d e eficientizació n"*- rigen cre­

146. U N E S C O . H« í m

, p. 2r>

147. H a d a una. .. p p 21/25. 148. Una recie n te en cuesta efectu ada po r el D epartam ento d e Instrucción esta ­ d o u n id e n se en tre 22.000 estu d ian tes d e l últim o ciclo d e l secundario, arrojó com o re­ sultado q u e e l 60% d e los en cuestad os de sco n o ce casi to d o sobre los hechos históricos d e l país E ncuestas sem eja n tes en áreas com o geografía, m atem áticas, etc . han arroja­ d o resu ltad os parecidos. E/ Universal. México, M I 1995.

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cien te m en te las formas y con ten id os d e enseñanza d e sd e los niveles primarios hasta los sistem as d e posgrado"0. En la hegem onización cultural d e los países tercermundistas el Banco M undial (Brinco Internacional de Reconstrucción y Desarrollol ¡uega un papel fundam ental Cuando los 700 eco ­ nomistas, banqueros, diplom áticos y políticos salieron d e la reunión constitutiva d e la institución en 1944, |ohn Maynard Keynes les dijo q ue tenían q ue salir d e ahí "com o m isiona­ rios, inspirados por el celo y la fe". H em os ven d id o "todo e s­ to a nosotros, pero aún tenem os q ue persuadir al m undo e n ­ tero". Actualm ente, la persuasión del m undo entero encuen­ tra uno d e sus cam pos más fértiles en la educación, donde los misionarios proveen "asistencia técnica, conducen análi­ sis e investigaciones d e política, divulgan sus d escubrim ien­ tos, entran en discusiones políticas con gobiernos y ayudan a movilizar y coordinar ayuda externa para la educación'"'11'. S e ­ gún los informes del Banco, inicialm ente se enfocaba hacia la expansión d e la infraestructura educativa, en los años s e te n ­ ta se am plió su política hacia todos los aspectos d e la educa­ ción y d e sd e finales d e los ochenta enfatiza la educación pri­ maria y la atención a la gente más pobre. D esde la caída d el socialism o europeo, el Banco M undial ha increm entado significativam ente sus activid ades e d u cati­ vas, concentrando la mayor parte d e sus partidas financieras (en este rubro) hacia Am érica Latina, hecho q ue p ro b a b le­ m ente esté vinculado al Tratado d e Lib re Com ercio (NAFTA). La última ten d en cia estructural o b se rvab le e s la d ism i­ nución del papel d el Estad o en la educación q u e está siendo sustituido por los intereses d el gran capital, m istificados co­ mo "m ercado". La creciente intervención d el gran capital se realiza d e manera directa o indirecta por m edio d e los inte­ lectuales orgánicos colectivos d el sistema, como la O EC D , el FM I y el Banco Mundial. En una revisión d e su política ed ucativa global publicada en 1995, los misionarios del Banco M undial formularon una

149 Un e je m p lo d e l fenóm eno e s el Padrón de posgrados de excelencia en el extranjero para las cien cias so ciales y hu m anidades, d e l Co nsejo N acional d e C iencia y Tecnología IC O N AC YT ) mexicano, e n cuyo listado d e 402 instituciones a ca d ém icas no hay ni una latinoam ericana. Actualización del padrón de programas de posgrado de excelencia para ciencia y tec­ nología. 1994. México. 1994. p p XV 150 The Dividends , p 12

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vez más con loable claridad su credo. Según el documento, el o b jetivo d e la institución consiste en generar crecim iento económ ico y reducir la pobreza m ediante el uso productivo d e la fuerza d e trabajo. La educación es precisa para alcanzar am bas metas, hecho p or el q u e su reform a es un co m p le­ m ento im p o rtan te d e las reform as económ icas. La rápida transformación d e la base económica-tecnológica, d e la in­ dustria del conocim iento y d e las reformas económ icas han creado la posib ilid ad d el ' crecim iento económ ico sostenido con frecuentes cam bios d e trabajo para los individuos". De ahí se d e riva n "d o s p rio rid a d e s cen trale s para el sistem a educativo: tiene q ue satisfacer la creciente dem anda d e las econom ías d e trabajadores adaptables, así como la continua expansión d el sa b e r"1'1. Los trabajadores estadounidenses "se han adaptado ya a la idea d e que no tendrán para siem pre un mismo trabajo", infor­ ma la revista Time con abierta alegría. "Han aprendido a aceptar el inevitable cam bio del trabajo y a seguir adelante con su vida en la m edida que puedan". "Los trabajadores en Europa y Ja­ pón no han mostrado esa m ovilidad o adaptabilidad"1''. Ésa es la gran tarea d e los reform adores educativos en la sociedad global: crear al trabajador adaptable que -al igual que el adap tad or eléctrico universal- encaje en cualquier "enchu­ fe" em presarial regional, sin causar problem as en la genera­ ción d e ganancias. O, si dejam os el discurso eufem ista d e los evangelistas neo lib erales a un lado, el trabajador desechab le q ue al fin d e su ciclo productivo d e vida sale expulsado de los dem ocráticos y ve rd e s programas d e reciclaje d e la Aldea G lobal. D e esta m anera, la u to p ía re accio n aria d e l c ap ital se acerca a su o b jetivo totalitario d e convertir el homo sapiens en "capital humano". Y sin quererlo, rehabilita enfáticam ente al teórico y político Karl Marx - d e s p u é s d el "fin" del marxis­ mo-, agregándole a la categoría d e capital variab le una nue­ va dim ensión d e significado. Ironías d e la historia mundial.

I 1)! .

d o s prio rid ad es cla v e s e n ed ucación: tie n e q u e confluir con la gran d e ­

m anda q u e e l sistem a económ ico hace d e trabajadores ada p ta b les

. y tie n e q u e ap o ­

ya r la continua expansión d e l co no cim iento " W o rld Bank. Prioriiies . p p I y 154. 152 Time. 10.1 1994.

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ante las cuales ni siquiera los m andarines culturales del capi­ tal global se encuentran a salvo. 4. S o c ia liz a c ió n en e l C ib e re s p a c io El fordismo revolucionó el uso d e las fuerzas productivas y las relaciones d e producción industriales durante la prim e­ ra mitad d el siglo XX. Pero no se q u e d ó allá: generó tam bién la correspondencia antropológica q u e re qu ería su p rod uc­ ción industrial en masas, extrem ando la valorización del ser humano bajo dos aspectos: como productor enajenado taylorista d e mercancías -hecho inmortal por Charly Chaplin en su película M odern Times- y realizador consum ista d e plusvalías. Esta reducción d el homo sapiens al homo oeconomicus -cuyo valor para la com unidad social y política d e p e n d e exclusiva­ m ente d e am bos roles- expresa el carácter fetichista d e la sociedad burguesa, en la q ue las necesid ad es y p otenciali­ dad es d e la evolución d el hom bre se vu elven una función de la reproducción am pliad a d el capital. El se r hum ano sigue siendo, como durante toda su historia precientífica, esclavo de sus propios productos m entales y materiales. La relación entre el hardware capitalista -la tecnología en función d e los im perativos d e la ganancia- y su software (com­ plem ento) humano, es decir, el paradigma antropológico que hace operativo lo primero, tien e q ue adquirir en la sociedad global un perfil d iferente al d e la etapa fordista, básicam en­ te, por tres nuevas realidades: a) las em presas transnaciona­ les, tanto en lo financiero como en lo productivo y mercantil, aparecen como las en tid ad es dinám icas formativas d eterm i­ nantes en la econom ía nacional e internacional. Los pronun­ ciam ientos respectivos d e sus representantes no d ejan du­ das. El vicep resid ente Al Gore, encargado d e los m edios en el gobierno d e Clinton, sostiene q ue las autopistas de la informa­ ción constituyen "el m ercado más im portante y lucrativo del siglo XXI"; Mark W oessner, director d e una d e las em presas transnacionales más im portantes d el sector (Bertelsm ann), va un paso más allá: "L a industria d e la información y d el e n ­ tretenim iento ha asum ido la función dinám ica q u e antes se suponía asignada a la industria del arm am entism o’’1'’'. Ésta es

IV )

Fnnihlurter Rundsthiiu. U .S . 1994, Frankfurt/M . RFA. Según un estu d io d e la e m ­

presa Ford, e l co sto actual d e la electrón ica e n un auto m ó vil e s d e 1.500 a 1.700 dólares: esto e s e l d o b le d e l co sto d e acero utilizado para construir e l coche NYT, 6 .11.1905

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una verd ad a m edias, porque el com plejo militar-industrial estad ounidense sigue siend o el principal m edio d e dinamización d e la econom ía nacional -con un presupuesto tres v e ­ ces m ayor q ue el d e Rusia y dos veces mayor q ue los d e la­ pón, Alem ania, Inglaterra y Francia juntos'1 ' 1- y com parte con la industria bélica francesa los primeros dos lugares a nivel m undial en la venta d e armas. Sin embargo, la importancia trascendental d el sector es indiscutible, d ad o q ue se trata d e una tecnología "transversal", cuya aplicación aum enta la p ro d u ctivid ad y la c alid ad d e las m ercancías en todos los sectores económ icos. Según un estudio d e la em presa Ford, los com ponentes electrónicos d e un autom óvil representan ya un valor d e 1.500 a 1.700 dólares, o sea, el d o b le d e los c o m p o n en tes d e acero 1’’'. En el n ivel m acroeconóm ico las p erspectivas d e crecim iento d e la industria cibernética son tam bién enorm es. Los cálculos respectivos suponen q ue el total d e inversiones en tecnologías relacionadas con la infor­ mación en los diez años venideros alcanzarán la suma d e I '4 billones d e dólares, es decir, 140.000 m illones d e dólares al año. En 1993, este sector había alcanzado un volum en mun­ dial d e 2’23 billones d e dólares y la proyección d e sus tasas d e e m p le o muestra q ue dentro d e un lustro habrá más tra­ bajadores y em p lead o s en esa área q ue en la industria auto­ m ovilística1’’". D e ahí q ue no sorp rend e q ue el gran capital sueñe que las innovaciones d e esa tecnología generen un largo ciclo de crecim iento d el tip o d e Kondratieff, s e m ejan te a aquellos q ue los econom istas académ icos atribuyen a la máquina de vapor (1850-19001, al autom óvil (1900-19501, a los aviones y a los m ateriales sintéticos (1945-1970). En la carrera por la apropiación d e los frutos del avance tecnológico, Estad os U nidos lidera en casi todos los secto­ res. Por ejem p lo, el número d e teléfonos m óviles en Estados U nidos es d e 58% habitantes, m ientras q ue en lapón y A le­ mania las cifras respectivas son 48 y 46 Lo mismo es válido para los PC: el prom edio estadístico d e pertenencia d e una com putadora personal en Estados U nidos e s d e 34% habitan­

154. NYT. 6.7.1996 155 NYT, 6.11 1995. 156. M in isterio d e Eco n o m ía d e la RFA, D if hitormalionsgeíellsihall. nov d e 1995

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tes; en Alem ania son 19% y en (apon 8%. El m ercado mundial d e software está controlado en un 80% por em presas canadien­ ses y estadounidenses. Los europ eos dom inan un segmento d e 16%, los países d el Pacífico el 4% y e l resto d e l mundo apenas el 1%. Ú nicam ente en las redes d e fibras ópticas se encuentra Alem ania a la cabeza del proceso1” . La segunda realidad nueva consiste en q ue b| para las entidades formativas d e la sociedad global, el m ercado na­ cional deja d e ser la plaza prim ordial d e reproducción d e ca­ pital; y q ue c) en el ám bito d e la com unicación se opera una transformación sustancial d e la cultura basada en la escritura hacia una cultura visual o d e la imagen, en la cual los proce­ dim ientos m im éticos cada vez más perfectos d e los m edios electrónicos crean una realidad propia, virtual q ue se vuelve global y normativa frente a las socied ad es nacionales. El nuevo paradigm a antropológico q u e los subsistem as de educación y cultura d e la socied ad global d e b e n im p o ­ ner, se realiza, por end e, en la tríada d e esas variables; y la esencia del proceso d e desarrollo e im plantación p u ed e sin­ tetizarse en la siguiente sentencia: generar el hom bre semiótico m ediante su socialización en el ciberespacio. Este hom­ bre sem iótico d e b e ser el homo oeconomicus q ue vive d eterm i­ nado por "la dictadura d e las superficies" dentro d e una cul­ tura hom ogenizada m u nd ial y en un e s p a c io p ú b lic o tan transformado, que el "cam b io estructural d e lo p úblico" ana­ lizado por Juergen H aberm as no trasciende la dim ensión de una tormenta en un vaso d e agua. Dentro d e esta tarea d e construir la antropología del es­ pacio cibernético conforme a los intereses del capital trans­ nacional, las viejas quim eras d e la "corporación con corazón" han perdido su funcionalidad y, en consecuencia, han d e sa ­ parecido del arsenal ideológico d e los vencedores. Ya no son necesarias las apologías d e A.A. Berle y G.C. Means, quienes, en su clásica obra The Modera Corporation and Prívate Property 119321, sostienen q ue la m oderna sociedad anónim a d e cap i­ tal variable muestra un com portam iento cualitativam ente d i­ ferente a la p equeña em presa capitalista. "E s prob able -de hecho, parece casi inevitable, si el sistem a d e las sociedades

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D i? Inlormiilionsgesellutnitl. o p c i i . p 60

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d e capital variab le preten de seguir existiendo-, q ue el con­ trol' d e las grandes corporaciones evolu cion e hacia una tec­ nocracia m eram ente neutral, q ue m antiene en eq uilib rio las reivindicaciones d e los diversos grupos sociales y que asigne una parte del ingreso a cada grupo, más con base en el b ie­ nestar general q ue en la avaricia p rivada’"'". En 1956, C ari K a ys e n s o stu vo en 1956 en la reunión anual d e la Asociación Económ ica estad ounidense, q ue una de las características fund am entales d e la corporación era su co m p o rtam ien to re sp o n sab le. "E l management ya no es agente d e la p rop iedad, q u e trataba d e maximizar la renta­ b ilid ad, sino q ue carga con la resp onsab ilid ad para los a c­ cionistas, em p lead o s, clientes, el bien com ún y, sobre todo, para la em presa com o institución... Bajo un punto d e vista p u ed e calificarse este com po rtam iento com o responsable: No se m uestra ni avaricia ni tacañería; no se realiza ningún intento d e descargar una parte d e los costos sociales d e la em presa sobre el trabajado r o la gente en general. La em ­ presa m oderna es una em presa con corazón". De la misma manera se expresó el director general d e la Stan dard Oil of N ew jersey en 1960, cuando sostuvo q ue “ la gran em presa disfruta, efectivam en te, d e m enores espacios d e decisión q u e la p e q u e ñ a "1'0. Esos viejos iconos d e la indoctrinación capitalista del fordism o están siend o sustituidos p or las creaciones adecuadas a las necesid ad es d e la sociedad global informativa. Para p o­ der diferenciar entre los elem entos sustanciales (constantesl y transitorios d e este proceso ideológico, con viene realizar una b reve reflexión sobre los paradigm as antropológicos de Occidente. Dicha reflexión muestra q ue detrás d e la m ultipli­ cidad d e cosm ovisiones desarrolladas a lo largo d e la histo­ ria, existen dos vertien tes fundam entales: la utilitarista y la hum anista o romántica, en ten d ién d ose el concepto románti­ co como en el período del Sturm und Drang alem án, es decir, una orientación d e vid a id en tificad a p rim o rd ialm e n te con id eales y principios éticos; a diferencia d e la concepción uti­

158. AA B e rle . G a rd in e r C M eans. The Modern Corporation and Prívate Propcrtij. New Y ork 1932, p. 356. 159. A m b a s citas en P A

Baran, P M S w ee z y. M onopolij Capital. E d alem an a, en

Suhrkam p, Frankfurt/M.. RFA, 1967. p 30.

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litarista q ue conceptualiza al ser humano básicam ente como un ente concentrado en procurar su propio bien. El sím bolo clásico d e la visión humanista es, por sup u es­ to. el Prom eteo griego, cuya axiom ática es hered ad a en su forma m ilitante por, entre otros, los jacobinos, Marx y Lenin, mientras q ue su vertiente pacifista re vive en personajes co­ mo jesús, Gandhi y otros. Sin embargo, el ideario filosóficopolítico del cual se nutre la concepción antropológica d el ca­ pitalism o d e Estad o reaccionario, mal llam ado neoliberalismo, d e v ie n e del paradigma utilitarista. La concepción d el hom bre com o homo homini lupus ("el hombre es el lobo del hom bre") y d e la sociedad como bellum omnium contra omites ("guerra d e todos contra todos"), tal como la desarrolla Tom ás H ob bes en su dim ensión política en el Levialhan, encuentra su expresión utilitarista-mercantil en la obra Escritos Económicos del "filósofo d e la utilid ad ", el econom ista inglés jerem y Bentham (1748-1832). "M i noción de hom bre", dice Bentham , "es la d e un ser q u e anhela la fe­ licidad, tanto en el éxito como en el fracaso, y en todos sus actos continuará haciéndolo, m ientras siga ho m b re." En el curso general d e la existencia, "en todo corazón humano, el interés d e la propia consideración predom ina so b re todos los dem ás en conjunto. Más brevem ente: p revalece la propia estimación; o bien, la autopreferencia se encuentra en todas partes". El principio d e autopreferencia, “ d e b e en ten d erse como la propensión d e la naturaleza humana, por la cual, con motivo d e cada acto que ejecuta, todo ser humano se ve in­ clinado a seguir la línea d e conducta que, en su inm ediata estim ación del caso, contribuirá en el más alto grado a su propia felicidad máxima, cualquiera q ue sea su afecto en re­ lación con la dicha d e otros seres similares, uno cualquiera o todos ellos en conjunto". La única causa eficiente d e la ac­ ción "es el interés... Únicam ente por un sentido d e interés, por la eventual expectativa d e placer o dolor, e s como p ue­ de ser influida la conducta humana en cualquier caso’" 00. La concepción del hom bre como un anim al esencialm en­ te egoísta y egocéntrico, cuya conducta -al igual q ue la d e una rata d e laboratorio en el laberinto- se determ ina básica­

160 lerem y Bentham . Estrilos Económicos. F C E , M éxico. I ‘>78. p i

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m ente p or e stím u lo s d e castigo y gratificación, p lan tea el problem a d e la instancia rectora q ue posibilitaría su convi­ vencia política y social ordenada y pacífica. La respuesta histórica-sistémica q ue el hom bre ha encontrado es el Estado. El Estad o es el agente civilizador q ue im pide la guerra civil: en su forma absoluta como el Leviathan d e H obbes; "dom esti­ cad o" com o el Estad o constitucional d e Locke o como princi­ pio ético en la filosofía d e Hegel, culm inándose su desarrollo en el Estad o d e derecho -la reconciliación entre el p od er ab ­ soluto y el derecho in dividual- o, como en Marx, en la asim i­ lación d e la sociedad política por parte d e la sociedad civil. El cam ino a la barbarie en la convivencia humana se abre cuando el Estad o se v u e lve totalitario - "absorbiend o" la so­ cied ad civil, tal como sucedió en el fascismo y estalinismo-, o cuando p ierd e sus funciones civilizadoras, convirtiéndose en sim p le com plem ento ejecutor d e una instancia superior, como el mercado. Esto es el caso d el estadism o reaccionario o Estad o neoliberal. En el capitalism o d e Estad o reacciona­ rio, q ue es la forma d e dom inación y explotación actual d e la burguesía, la sociedad política ha d e jad o d e ser benefactor y protector del demos (p ueb lo) y d el bien común. Su fuerza es utilizada en pos d e los intereses d e las minorías dominantes, no en favor del bien público: protege a los ricos d e los rigo­ res d el m ercado e im plem enta el terror d el "m ercado libre" contra los indefensos. Para lograr tal efecto, el gran capital y su s a lia d o s p o lític o s e in te le c t u a le s han re a liz a d o una incesante cam paña propagandística contra el Estad o q ue ha logrado en E sta d o s U n id o s un d e te rio ro sustancial d e su imagen. De tres cuartas partes d e la población que opinaba en 1963 q ue el gobierno federal cum plía un p apel positivo en la sociedad, para 1993, sólo una cuarta parte opinaba lo m ism o"’1. La brutal lógica del neoliberalism o reconoce como única Geslall legítima d el homo sapiens su grotesca caricatura utilita­ rista, el homo oeconomicus, y com o único derecho genuino de sobrevivencia el q ue pueda conquistarse en el mercado. Los derechos hum anos formales, sociales y colectivos sólo tienen vigencia práctica en la m edida en q ue pueden "valid arse” en el mercado; en caso contrario son letra muerta.

161. L a lomada, 28.5.1995.

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El dramaturgo alem án Bertold Brecht ha expresado esa verdad en el aforismo d e q ue el p eo r crimen en el cap italis­ mo es ser pobre, pero nadie ha formulado esa lógica d e gue­ rra contra los desprotegidos con más claridad q u e el piadoso cura-economista Robert M althus (1766-1834), cuya ideología con stituye la segunda fuen te d e in sp iración actual d e los neoliberales en general y d e los republicanos estad ou n id en ­ ses en particular. En su "Plan propuesto para la supresión gradual d e las leyes d e beneficencia", M althus dem anda que la sociedad se libere d e "la tiranía, la d ep end encia, la indo­ lencia y la infelicidad" q u e engendra la beneficencia pública y le parece q ue "la justicia y el honor nos obligan a rechazar d e la manera más formal tod o derecho d e los pobres a q ue se les sostenga". Contraer matrim onio sin contar con la "seguri­ dad d e p od er sostener a los hijos" es una inm oralidad. Para acabar con ella propone q u e "ningún niño nacido d e cual­ q u ie r m atrim onio q u e tuviera lugar un año d e sp u é s d e la promulgación d e la le y d e supresión d e beneficencia, y nin­ gún hijo ¡legítim o nacido dos años d esp ués d e aquella mis­ ma fecha, tendría nunca derecho a la asistencia parroquial". D e esta manera "se libraría d e una vez a toda la generación naciente d e su m iserable d ep en d en cia respecto del gob ier­ no y d e los ricos, liberación cuyas consecuencias morales y m ateriales son casi incalculables". A u nq ue el acto d e m atrim onio d e los p auperizados es "a todas luces inmoral", no le co n vien e a la socied ad casti­ garlo. Con la razón práctica d el terrorista d e E sta d o com ­ prende q ue el trabajo sucio d e acabar con los "inm orales" d e b e encargarse a lo q u e d em agógicam ente e n tie n d e por "le y e s naturales". C uando "la naturaleza se encarga del go­ bierno y del castigo en lugar nuestro, es una am bición bien mísera el q u erer q uitarle d e la mano el p alo y atraer sobre nosotros el o d io q u e siem p re recae sobre el e jecu to r d e la justicia. D eberá, pues, d e járse le |al p ob re q u e se casal al castigo im puesto por la naturaleza, a la necesidad... D eb e negársele todo socorro parroquial y d e b e ab an d o n ársele al socorro inseguro d e la caridad privada. D e b e hacérsele ver que las leyes d e la naturaleza, q u e son las leyes divinas, le han con den ad o a él y a su fam ilia al sufrim iento... q u e no tien e ningún derecho a reclam ar d e la so cied ad la más p e ­ queña porción d e alim ento, fuera d e la q ue p ued a procurar­ le su trabajo...". 149

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En lo q ue resp ecta a "lo s hijos ilegítim os, no d eb iera p erm itírseles ningún derecho a la ayuda parroquial... Si los padres abandonan a su hijo, d e b e hacérseles responsables d el crimen. La criatura es, relativam ente, d e escaso valo r pa­ ra la sociedad, ya q ue otras ocuparán en seguida su p ues­ to'"'’2. La absolutización y mistificación d el mercado, su verda­ dera transubstanciación en M althus y sus discípulos contem ­ poráneos, co n stitu ye la b ase d e una nueva y reaccionaria metafísica q ue d e b e estabilizar el vacío d e dominación id eo ­ lógica d e la socied ad posfeudal, causado por la seculariza­ ción y desm itologización y ap en as "rellenado " m ediante las teorías del consenso, d el derecho natural, y del público co­ mo espacio d e la realización d e la razón. Para los arquitectos malthusianos d e la ald ea global, aun la noción del Conlral so­ cial d e Rousseau o las id eas liberales d e H aberm as sobre el Lebenswell (m undo vital) son intolerables, porque reflejan d e ­ m asiado el axioma d e la necesaria in cidencia dem ocrática del ciudadano. Todas las huellas d e la soberanía popular d e ­ ben erradicarse. En su lugar aparece la nueva referencia m e­ tafísica, el mercado, investido con los atributos del dios ju­ dío-cristiano, lahvé, del v iejo testam ento con su incom pren­ sib le brutalidad y om nipotencia. Cuando alguien p ierd e su existencia burguesa, es decir, su trabajo, la culpa es del mer­ cado mundial. Si un joven no encuentra un em p le o o una for­ m ación superior, p orq ue no m uestra el n ivel cultural sufi­ ciente, se d e b e a q ue no es "com petitivo" en el mercado. Si alguien tien e 50 años y ya no e s "productivo", entonces tiene q ue acep tar este dictado como la sentencia d e un dios ag­ nóstico q ue ha d ecid id o en su contra, sin q ue haya una ins­ tancia d e ap elación o interpelación. El d estino ciego d e la tragedia griega o d e la ira del dios todopoderoso q ue con­ vierte sujetos in d ivid u a le s com o p u eb lo s enteros -los del Tercer M undo- en polvo, se llama hoy día mercado. Y con la típica arrogancia d e los vencedores, los apóstoles d el b ecerro d e oro proclam an el nuevo evangelio: "E l que piensa q ue se pueda d eten er la globalización, debería d ecir­

162 T hom as R obert M althus, Ensayo sobre el principio de In población, Fo n d o d e Cultu­ ra Eco nóm ica, M éxico, 1086. p 95 213. U i ¡ornada. I2 A 9 5 y 22.2.1995

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El principal instrum ento d e gobierno d el presidente ar­ gentino, Carlos M enem , ha sido tam bién el cuarto p od er pre­ visto por Locke, por m edio d e los llam ados "decretos d e ne­ c e sid ad y urgencia". E s te instrum ento co n stitu ye jurídica­ m ente una excepción constitucional, p or lo q ue el p red ece­ sor de M enem , Raúl Alfonsín, sólo utilizó diez "decretos de n ece sid ad y urgencia" d urante sus se is años d e gobierno. M enem , en cam bio, ha utilizado la "excepción constitucional" 360 veces en cuatro años en el poder, p rin cip alm ente para im plem en tarsus reformas económ icas neoliberales-'14. En Brasil, el programa económ ico Plan Real, ha estado en vigencia a lre d e d o r d e un año sin ratificación del congreso. En lugar d e la autorización legislativa, el p resid en te F.H. Car­ doso lo ha im plem en tado m ediante las llam adas "m ed id as provisionales", es decir, d ecreto s p resid en cia les q ue p u e ­ den ser renovados repetidam ente. D espu és d e asum ir el p o­ d er el I d e enero, hasta el 15 d e mayo d e 1995, Cardoso ha utilizad o más d e 150 "m e d id a s p ro v is io n a le s " para cubrir d esd e la creación d e nuevas agencias gubernam entales has­ ta la alocación d e fondos fed erales’15. En Perú, e l p re s id e n te Fu jim o ri d is o lv ió , en ab ril d e 1992, en un golpe d e Estado, parlam ento y la Corte Suprem a para gobernar ocho m eses por decretos presidenciales. D es­ pués reform uló la constitución y realizó e le ccio n es fraudu­ lentas y bajo condiciones controladas por el gobierno, q ue le dieron una sólida mayoría. Todo esto con la anuencia y com ­ plicidad d e la Organización d e Estados Americanos. En la víspera d e las elecciones se descubrió un intento d e fraude electoral en la ciudad d e Huánuco. D e 500 actas llenadas ¡legalm ente, 370 favorecían al presidente-candidato a la re e le c c ió n , A lb e rto F u jim o ri, con a p ro x im a d a m e n te 75.000 votos. Las actas electorales estaban en manos d e per­ sonas d e la alianza gobernante C am bio 90-Nueva M ayoría. César Gaviria, el secretario general d e la O EA , quien llegó el 8 d e abril a Perú para observar los comicios, afirmó q ue en las ciu dades d e Pasco y H uancavelica sé habían d etectado hechos sim iliares a los d e Huánuco. Sin em bargo, d esp ué s

2M Tirar. I5 5 .IW > 215. Newsweek, I5 .5 .IW » .

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del día electoral, el funcionario afirmó q ue el proceso se rea­ lizó con normalidad y q ue el sistem a electoral peruano po­ see una buena estructura. De esta manera, Gaviria respaldó a la misión d e observadores del organismo q ue poco antes había destacado el am biente d e tranquilidad en q ue se d e ­ sarrolló la ¡ornada-'10. No obstante el p lácet d e G aviria y sus observadores, el lurado Nacional d e Eleccio nes se vio obligado a informar s ie ­ te d ía s d e s p u é s q u e 2.988.897 v o to s p a rla m e n ta rio s -el 24'07% del total- fueron declarados nulos, por errores com e­ tid os por los ciudadanos al m om ento d e marcar la cédula. Esta cifra es sup erio r a los 2.280.018 registrados en la lista más votada, la d e la coalición oficialista C am bio 90-Nueva M ayoría'” . En la prim era vuelta d e las elecciones generales colom ­ bianas d e mayo d e 1994, el abstencionism o alcanzó la cifra d e 66%. Según el ex p resid en te y actual secretario general de la OEA, César G aviria, el alto grado d e abstencionism o se d e ­ bió a q ue ahora "los electores tienen más libertad para elegir a sus representantes en el gobierno". No menos original fue la lectura d e los resultados por parte del can didato liberal Ernesto Sam per, acusado d e haber recibido d inero para la cam paña electo ral d el narcotráfico (Cartel d e Cali). Q uedó dem ostrado, afirmó, q ue el país "q u iere un cam bio y puede lograrlo conm igo en la p resid en cia'” '”. Una explicación más cercana a la realidad sería la situación social del país -50% d e la población en la miseria-, el continuo terrorismo d e E s ­ tado q ue excluye cualquier alternativa política real al bipartidism o d e lib erale s y conservadores, así com o el hecho de q ue "durante 8 m eses d e 1993 y durante 35 años d e los últi­ mos 42, el gobierno funcionó bajo estados d e em ergencia, los cuales le dieron al Ejecu tivo una am plia gama d e p o d e­ res para exp ed ir decretos, algunos d e los cuales violaron los d erech o s básicos..."310. En buen rom ance: a lre d e d o r d e 36 años d e dictadura abierta del régimen.

216. La \oraaila. 10. y 9.4.95. 217 Lrt lomada, 18.4.1998. 218. La ¡ornada. 16.8 194 210. Com isión Intercongregacional d e lu slicia y Paz, InslirM ij Paz. V o l 7, núm ero I, Bogotá, 1094, p. 188

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Sem ejan te es la situación en G uatem ala, q ue sufre, d e s ­ d e la intervención estad ounidense d e 1954, una feroz dicta­ dura d e la élite, a veces abiertam ente ejecutada por los mili­ tares y otras disfrazada con una fachada civil. D ad o q ue al am o hem isférico le co n vien e actualm ente te n e r "d e m o cra­ cias", la oligarquía guatem alteca se ve obligada a utilizar la segunda opción, m otivo p or el cual se realizaron el 14 de agosto d e 1994 las elecciones legislativas. Ante la farsa e le c ­ toral, las mayorías no participaron en el proceso, d e tal ma­ nera que el abstencionism o alcanzó el 80%. El Frente R ep u ­ blicano G uatem alteco (F R G ) del general y ex d ictador Efrain Ríos Montt, q u ien gobernó G uatem ala entre 1982 1983 a partir d e un golpe d e E stad o - p erío d o en q ue com etió un auténtico genocidio contra la población indígena- ob tuvo el 33% d e los votos, seguido por el derechista Partido d e A van­ zada Nacional (PA N ) con un 26%. Si el golpista llegara a la presidencia, entonces representaría el 6'6% d el electorado total. Si am bos partidos decid ieran hacer una alianza, el go­ bierno d e la dem ocracia guatem alteca representaría al 11'8% del electorado d el país220. El "cuarto p od er" del Estad o latinoam ericano, ¡unto con el uso d e elecciones fraudulentas o ilegítim as221 para gober­ nar al margen d e los intereses mayoritarios, son d e hecho los mecanismos dom inantes d e las élites en el poder, a las cua­ les la norm atividad d e una convivencia dem ocrática les tiene sin cuidado. Un ú ltim o e le m e n to d e la filo so fía p o lític a b urguesa constitutiva m erece ser tom ado en cuenta: la eticid ad d e la sociedad política, tal como es analizada por Hegel. Aun los que no entienden nada d e Hegel, saben q ue el filósofo ido­ latró al Estado: que para él representaba el m om ento ético

220. L/í lomuda, lo.K. 1004 221

L o s eje m p lo s son, p o r sup uesto , interm inables. E n la R ep ú b lica Dom inicana

-otra dem ocracia latinoam ericana Morir in U SA d e s p u é s d e la invasión estad o u n id en se d e I00S- e l p re sid e n te loaquin Balag u e r v o lv ió a eleg irse e l 16.5.1994. p e se a q u e el cand id ato triunfante tie n e K7 años d e ed ad , e s ciego, p a rcialm ente so rdo y p u e d e a p e ­ nas cam inar; e s d e cir un cand id ato rem inlscente d e l protagonista d e la p e lícu la Kngomtisíifl d e Akira Kurosawa A n te s d e las e le c cio n e s d esap areciero n oportunam ente d e las listas electorales a lred ed o r d e 200 000 ciud ad an os registrados, p rincip alm ente d e la oposición, y en s ie te d e las 29 p ro vincias d e l país e l e le c to ra d o se en tusiasm ó a tal gra­ d o q u e el total d e votos superó el cie n por cien. "R em ark ab ly en thusiastic turnouts oí m ore tiian 100 petcent", inform ó e l New York Times. 30.5.1994

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de la vida nacional. Pero Hegel no era idólatra ni reacciona­ rio. Entend ía q ue la polarización d e la sociedad burguesa en ricos y pobres resultaba d e sus insuperables antagonismos de clase. D e ahí la grandiosa id ea d e l Estado como garante d el bien p ú b lico -frente a los in tereses particulares-, que com parte con, virtualm ente, todos los grandes pensadores de la sociedad burguesa; porque e s e v id e n te que la ley de la civilización capitalista -sin correctivo- e s la ley d e la selva. A la luz d e los cuatro criterios, el Estad o latinoamericano aparece como encarnación caricaturesca del ideario original d e los clásicos. Lejos d e representar el bien común, se ha convertido en botín d e los intereses oligárquicos q ue lo usan com o G ¡libán en sus políticas d e saqueo.

L a d e m o c ra c ia re a lm e n te existente El análisis d el status quo d e la dem ocracia latinoamericana no requiere hacerse d e sd e una posición radical. Los com en­ tarios ocasionales d e los m iem bros d e la clase política criolla - q u ien es viven, parafraseando a Martí, en las entrañas del monstruo- no dejan lugar a dudas sobre el estado d e la d e ­ mocracia en el subcontinente. El ex ministro d e D efensa y d e Relaciones Exteriores de Venezuela, general Fernando Ochoa Antich, declaró en una entrevista reciente q ue uno d e los problem as más graves del continente es la persistencia d e "una oligarquía entreguista, sin sentido d e lo nacional. Son oligarquías q ue se vanaglo­ rian d e hablar inglés." A estos "grupos oligárquicos latinoa­ m ericanos no les interesa cambiar, d e ahí que los pueb los se desesperen, d e ahí q ue cada vez sea más alta la abstención e le cto ra l". M ien tras la d em o cracia no s e a "g e n u in am en te participativa y genere igualdad d e oportunidades a todos los grupos políticos y sociales, no tendrem os paz social", dice el militar, y continúa: "N o basta con hacer elecciones y elegir p a rlam en tario s y p re s id e n te s : hace falta q u e la so cied ad realm ente d ecid a su d estino y para e so es preciso que las elecciones dejen d e ser un trám ite y sirvan para dar vida a la dem ocracia”" 2.

222 L a lom ada, 3.7.1995.

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Según el ex p resid ente argentino Raúl Alfonsín, se obser­ va "q u e el peligro d e presidencialism o se acentúa, d ond e la d ivisión d e poderes q ued a d esd ib u jad a, el conflicto es v i­ sualizad o com o d e so rd e n y e l ord en com o im p o sició n , y d ond e la estab ilid ad y la gobernabilidad... quedan cautivos d e estrechos m árgenes d e m aniobra frente a una fabulosa concentración oligopólica del p o d er económ ico, la transna­ cionalización d e los m ercados y la volatilid ad d e los flujos fi­ nancieros. Con reglas d e juego d ond e tienden a im perar la co m peten cia salvaje, las estrategias d e s u p erviven cia y la fragmentación d e la sociedad, la gente se ve em pu jada hacia un neopopulism o autoritario q ue se presenta como natural contención d e los peligros y fantasmas pasados y presentes: hiperinflación, desintegración social, inseguridad territorial, laboral, sanitaria y existencial. En el caso d e Perú tanta y tan dramática ha sido la em ergencia experim entada q ue el sim­ ple hecho d e p od er vo lve r a cam inar más o m enos tranquilo por las calles d e Lima ha sido d ecisiva prueba d e eficacia pa­ ra plebiscitar la gestión presidencial. La explicación es sim ­ ple: a un m odelo d e sociedad q ue se transforma en un 'esta­ d o d e naturaleza’ hobbesiano le sigue un nuevo L evialán con las dosis d e discrecionalidad q ue la realidad im ponga"'2'. Re­ cordem os en este contexto tam bién la oportuna reflexión d e Alfonsín sobre la situación d el Estad o latinoam ericano d e ­ pendiente, citada en el prim er capítulo, en el sentido d e que d e lo q ue se trata es d e suplantar al Estad o para destrabar las cadenas d e mando del p o d er económ ico, e instalar "un Estad o gerente, sin fines y con secu e n tem en te sin política, transmisor y ejecutor d e las decisiones d e una é lite q ue ni Mosca ni Pareto hubieran imaginado". Y recuerda el ex p resid ente q ue esto está claro "en cuan­ to a la d ep end encia externa, q ue ha lim itado a niveles inve­ rosímiles la libertad d e elección entre alternativas económ i­ cas. Pero tam bién está muy claro en cuanto al p od er econó­ mico interno, enlazado con el externo en el marco d e la glo­ balización financiera, capaz, en c u a lq u ie r m om ento y ante cualquier circunstancia desfavorable, d e hacer sonar el escar­ m iento si algún gobierno tuviera la peregrina idea d e recu­ perar el Estad o para el pueblo".

223. L fll ornad,i. 11.0.1995

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El p resid ente argentino en funciones, Carlos M enem , ex­ plícita con mayor precisión el "p o d e r económ ico interno, en ­ lazado con el externo": las políticas neoliberales y d e privati­ zación, q ue -como reconoció el mismo p resid ente- han crea­ d o un d e s e m p le o d e I8 '6 % en Argentina, se d e b en "a los em presarios y productores y ejecutivos d e finanzas que p e­ dían este proceso"” ". H ernando d e Soto, d irector d el conservador Instituto Li­ bertad y Democracia d e Lima, ex asesor para asuntos relacio­ nados con las drogas d el p resid en te peruano Alberto Fuji­ mori, com entó el 20 d e marzo d e 1992 con m otivo del intento d e golpe d e Estad o venezolano que, en Am érica Latina, "no existe una econom ía d e m ercado para todos, sino sólo para unos cuantos" y q ue la mayoría no tiene acceso a la propie­ dad. Tam poco "existe la dem ocracia". En todas las elecciones se elig e a "un dictador", al q ue se entrega en las urnas "un ch eq u e en blanco" y q ue ya no consulta a la población hasta el final d e su mandato. En vez d e la dem ocracia reina la partid ocracia en un sistem a d e "aparlheid p o lítico ", d o n d e no existe ningún m ecanism o estatal que pudiera recoger las as­ piraciones legítim as d e la población y satisfacerlas” '. D e m a n e ra p a r e c id a se p ro n u n c ia e l ex p r e s id e n t e costarricense Rodrigo Carazo, quien niega q ue en Am érica Latina haya dem ocracia y para quien los partidos políticos del sub continente son "sistem as oligárquicos-elitistas" que carecen d e cualq uier contacto con la población22”. Oscar Arias, ex p resid ente d e Costa Rica y Prem io Nobel d e la Paz, critica a su vez, q ue si bien se han ido "los Pinochets y otras dictaduras, el p od er civil sigue subordinado al m ilitar". En muchos estados no hay "verd ad era división de poderes y las libertades in d ivid u ales y civiles no se ejercen a p le n itu d "227. El ex ministro del Interior del gobierno d e Carlos Salinas d e C ortan, Fernando G utiérrez Barrios, d ice q ue "no es posi­

224. La lomada, 12.9 1995. 225. La tornada, 20.6.1992. 226. En trevista personal. Bogotá, junio d e 1992 227. L a lomada, 30.5.1992.

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ble una dem ocracia electo ral sin una dem ocracia social, ni tam poco es válido afirmar q ue el factor distintivo d e la d e ­ mocracia es la alternancia en el poder. Cierto, es un e le m e n ­ to, pero no sustantivo ni definitorio. Lo im portante e s acatar la voluntad soberana del p u eb lo y no q uerer el cam bio por el cambio, o bien, montar un sim ulacro d e alternancia, como entre refrescos d e cola"-1'". Y laim e Paz Zam ora, p re s id e n te d e B o livia, resum e el aprecio d e las élites latinoam ericanas por sus dem ocracias -en las q ue el asesinato d e oponentes políticos con frecuen­ cia forma parte del q uehacer dem ocrático'” - en una ad ver­ tencia al Parlam ento boliviano, pronunciada a pocos d ías del golpe d e Estad o d e Alberto Fujimori: "E l Parlam ento debería funcionar bien, para no d ar pretextos para su elim in ació n "'10. H itler y Mussolini estarían p lenam en te d e acuerdo con esta moraleja, q ue refleja el "espíritu d e las leyes" en el país an ­ dino, como tam bién lo hace el estado d el sistem a jurídico. El ministro d e justicia boliviano, Ren é Blattm an, reconoció que el sistem a jurídico del país es "in a cep ta b le" y vejatorio, ya que prim ero se encierra a una persona y d esp ués d e muchos años, si tiene suerte, p u ed e probar su inocencia. Por ello, d i­ jo que el 85% d e los d eten id os en cárceles bolivanas están en "prisión p re v e n tiva " y carecen d e p ro ce so '11. No mucho mejor está la situación en Venezuela, d ond e hay unos 26.000 presos, hacinados en '30 cárceles, en las q ue en p rom ed io m uere un preso por día. Dos d e cada tres presos son proce­ sados sin sentencia, abandonados a su suerte en lo q ue criminólogos consideran "depósitos hum anos"'1'. En cuanto a la dem ocracia chilena, el prim er presidente dem ocráticam ente ele g id o d e sp u é s d e la dictadura m ilitar

228 Excelsior, 17.10.1906 229 E n su ¡niorm e anual so b re lo s d e rech o s hu m anos en e l a ño d e 1994. Amnistía liileriiiuifiial d e n u n c ió un d rástico e m p eo ra m ie n to d e la situació n resp ectiva e n Am érica Latina, d o n d e se registraron “horrend as viola cio n es a lo s d erecho s hu m anos” -princi­ palm ente po r parte d e los estado s d e la región-, sin q u e la m ayoría d e los gobiernos tomara m e d id a s elica ce s para co m b a tir esta situación E l Universal, M éxico. 6.7.1995. 230. L a lomada, 9 4 1992 231. L a lomarla. 15.7 1995 232

La lomarla. 15 7 y 9.6.1995. Un caso elo cu e n te e s e l d e M an u el lim é n ez Castro

q u ie n lú e e n via d o a prisión e n 1967, po r o p o n erse - e n su condición d e vete rin ario d e l sector d e S a n id a d - a una venta ilegal d e carne d e res d e un grupo ganadero S a lió d e la prisión a la e d a d d e 83 años. 27 d e lo s cu ales perm aneció en prisión a la esp e ra d e una sen tencia q u e nunca fue dictada.

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d e Pinochet afirmó en agosto d e 1995 q ue su país vive una "dem ocracia con restricciones" ya que las atribuciones presi­ d enciales están lim itadas por la inam ovilidad del com andan­ te en jefe, Pinochet, y por la ley d e las fuerzas arm adas'". P i­ nochet, quien - p e se a ser responsable d e alta traición a la patria por un g o lp e d e E sta d o q u e provocó la m uerte d e 30.000 chilenos- sigue siend o el com andante en jefe d e las fuerzas m ilitares del país, se burla im punem ente d e sus crí­ menes. Abordado recientem ente por la prensa acerca d e los d erech o s hum anos contestó irónicam ente: "Yo no conozco los derechos humanos. ¿O u é cosa es e s a ? " ’". En abril d e 1994, dos sem anas antes d e las elecciones generales en Paraguay, el general Lino C ésar O viedo, com an­ dante d el principal cuerpo del ejército, declaró q ue "nuestra decisión es cogobernar con el glorioso e inmortal Partido C o­ lorado, por sécula seculorum. No quiero probar yo ni todas las fuerzas arm adas con otro p artid o p olítico q u e d esco n o ce­ mos, q ue todavía no m anda y ya em pieza a ponerse en con­ tra nuestra, a hablar mal d e nosotros y tratar d e denigrarnos". El ex p resid en te d e Argentina, Raúl Alfonsín, "no entendió y quiso probar y procuró gobernar en contra d e sus fuerzas ar­ madas, pero seis m eses antes Id el fin d e su mandato) tuvo q ue tirar la toalla...” 2” . En Honduras, el actual jefe d e las fuerzas armadas, gene­ ral Luis Alonso Discua, fue el prim er jefe del Batallón 316, un escuadrón d e la muerte creado por la CIA y los militares hondureños, q ue fue responsable d e la desaparición d e más de 184 personas en los años ochenta. Discua E lv ir no niega los cargos, sino que alega q ue las desapariciones fueron produc­ to d e una política d e Estado q ue contó con el visto bueno de las au toridades'1”. Parece q ue en la particular intelección de la dem ocracia q ue tienen los m ilitares d e la región, la com pli­ cidad con los arquitectos civiles del terrorismo d e Estado los liberara d e la responsabilidad política y legal d e sus actos. Si la é lite criolla tien e una visión idiosincrática d e la realpolilifi y del pragmatismo en la dem ocracia, sus patrocinado­ res y guías e s p iritu a le s d el P rim e r M u n d o no se q ued an

233. L a lomada, 7.8.1995. 234. L a tornada. 4.8.1995. 235. La lomada, 29.4.1993. 236. E l Universal. 25.8.1995

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atrás. Recientem en te se reunieron los "más connotados ex­ pertos sobre d em ocracia d e la U nión A m ericana” en W a s­ hington para d eb atir el "gran dilem a: ¿liberalización econó­ mica o política?". En esta ocasión la vicep resid enta d e la in­ fluyente Socied ad d e las Am éricas y m iem bro d e la junta d i­ rectiva del National Endow m ent for Dem ocracy (N E D I, Susan Purcell, com entó q ue México ” no pudo haber hecho las refor­ mas macroeconóm icas bajo una dem ocracia plena, no hubie­ ra habido consenso...". Purcell d estacó la ironía d e q u e de los tres países q ue más han avanzado en las reformas macro­ económ icas (México, C hile y Argentina), sólo uno, Argentina, "ha hecho las reformas bajo un sistem a dem ocrático y, aun así, abusó del poder del decreto... Brasil em pezó más tarde, pero su manera d e im poner los cam bios es, hasta cierto pun­ to, más dem ocrática pues está tratando d e crear un consen­ so, mientras q ue México, bajo el PRI, Chile, bajo Pinochet y Argentina, bajo los peronistas, hicieron las reformas primero, y buscaron el consenso después". M uchos d e los "co n n o tad o s ex p e rto s" co in cid iero n en q ue hay q ue rechazar la idea d e q ue "todo tenga q ue hacer­ se sim ultánea y súbitam ente", q u e los procesos dem ocráti­ cos "tienen su propio ritm o” y q u e no es p osib le forzarlos-"1. El carácter oligárquico-plutocrático d e las dem ocracias li­ berales es tan evid ente en el Prim er como en el Tercer Mundo, siendo el gobierno-Estado el botín d e las dos fracciones políti­ cas principales en q ue se manifiesta la burguesía: los conser­ vadores o demócrata-cristianos y los liberales o socialdemócratas. Los miembros d e sus gabinetes y estructuras políticas conductoras son parte d e una estrecha é lite d e hombres de negocios, políticos y militares con considerables fortunas per­ sonales"', q ue rotan dentro d e estas tres esferas d e poder. En las elecciones estad ounidenses d el 8 d e noviem bre d e 1994 que dieron al Partido Republicano la mayoría en am ­ bas cámaras del Congreso, el abstencionism o fue del 6 I ’3%. Comenta Ellen M iller, directora del Centro d e Estudios para la Política Reactiva, "el costo d e la cam paña brindó, aun an-

237. 2*8

E l Fiiuwticro. o 5.1903 L a fortuna d e l nu evo p re sid e n te francés, lacques Chirac, alcanza la sum a de

l ’7 m illones d e dólares, igualando la d e su a nteceso r socialista Franco ise M itterrand L o m ism o e s vá lid o para lo s p re sid e n te s e stad o u n id en se s

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tes d e las elecciones, un óptim o indicador del resultado. En 29 d e las 35 com petencias para el Se n ad o ganó el candidato q ue gastó más. Para la Cámara d e Representantes, 364 d e los 421 ganadores fueron los m ejor financiados'"'. Existe, sin embargo, una diferencia fundam ental entre la plutocracia d em ocrática d el Prim er M undo y la d e l T ercer M undo. La prim era cuenta con el apoyo mayoritario d e la po­ blación y su clase dom inante ostenta, por ende, el carácter d e clase dirigente. )ohn Kenneth Calbraith ha analizado las im plicaciones d e este im portante hecho en su libro Tfte Cul­ ture of Contenlmenl. D eb id o al alto nivel d e vida d e la mayoría d e la población existe una "m ayoría electoral contenta", cuya vid a gira en torno a la defensa d e su "com odidad y satisfac­ ción inm ediata". S ie n d o ellos la mayoría, "éste es el estado d e ánim o q ue controla al país". " L o q u e es n u e v o en los a s í llam a d o s p a ís e s c a p ita ­ listas... es q ue la satisfacción dom inante y las creencias re­ sultantes son ahora las d e la mayoría, no sim plem ente d e al­ gunos pocos. Eso opera bajo la fuerte cobertura d e la d em o­ cracia, si bien no d e una dem ocracia para todos los ciu dada­ nos, sino aquellos que -en defensa d e sus ventajas sociales y económ icas- acuden efectivam ente a las urnas. El resulta­ do d e esto es un gobierno q ue se acom oda no a la realidad o las n ece sid ad es com unes, sino al credo d e los satisfechos, quien es son ahora la m ayoría d e los q ue v o ta n ""“. El credo d e los afortunados -en el q ue la sensib ilid ad para los pobres, la indignación moral o la voluntad d e refor­ mar, no juega un p apel significativo- es utilizado "para servir la causa d e perpetua satisfacción y las id eas económ icas y políticas co n tem p oráneas son acom odadas d e una manera se m ejan te "'41.

239. C a b le s d e E F E y A N SA , 10.11.1994. 240. "L o q u e e s n u e vo en lo s a sim ism o llam a d o s países capitalistas, e s q u e el co n te n to co ntro lad o y su resultante creencia, e s m ayoritaria y no d e unos pocos. O pera bajo e l p o d ero so paraguas d e la dem ocracia, una dem ocracia no d e todos los ciu d ad a ­ nos, sino d e a q u e llo s q u e e n d e íe n s a d e su venta|a econó m ica y social v a n a las urnas E l resu ltad o e s un g obiern o no aco m o d a d o a la realidad o al in terés com ún, sino a la cre en cia d e los satislech os, q u e son la gran m ayoría d e lo s q u e vo tan " lohn K Galbraith, Tfic Culture olContentmenl. H oughton M iíflin Co, N e w York, 1992, p 10 241 "L a s creencias d e lo s satislech os son d e d ica d a s a servir la causa d e l co nten­ to continuo, y las ¡d e a s econó m icas y p o líticas d e l m om ento, son igualm ente ad ecu a­ d a s a esta causa" lohn K en n eth C a lb ra ith , The Culture ol Contenlment, H oughton Mifllin, N e w York 1992, p 2

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El panem el circenses como clave d e la estab ilid ad política ha sido patrim onio d e todas las élites dom inantes en la his­ toria, d esd e las prim eras socied ad es griegas d e clase hasta el nacionalsocialism o alem án y la dem ocracia estad ouniden­ se. Basta, al respecto, leer La Política, d e Aristóteles, d ond e el gran pensador indica q ue "la com unidad política adm inistra­ da por la clase m edia es la mejor... q ue la mayor fortuna para una ciudad consiste en q ue sus m iem bros tengan un patri­ monio m oderado y suficiente, ya q ue d ond e unos poseen en dem asía y otros nada, vendrá o la dem ocracia extrema o la oligarquía pura, o bien, com o reacción contra am bos excesos, la tiranía". Y resum e el filósofo la experiencia griega, conclu­ yendo q ue "las dem ocracias son más seguras y d e más larga duración q ue las oligarquías a causa d e la clase media... Mas cuando falta la clase m edia y los pobres alcanzan un número extremado, so b revien e la adversidad y pronto se arruinan"2". Esta verdad política-social es inm ediatam ente e v id en te tanto para la dem ocracia griega com o para Ln Democracia en América. En la clásica obra d e Alexis d e Tocqueville, el "suce­ sor ideológico" d el barón d e M ontesquieu atribuye la situa­ ción dem ocrática encontrada en Estados Unidos a un hecho generador: la igualdad d e condiciones d e los ciudadanos. A m edida que estudiaba la sociedad norteam ericana, "veía ca­ da vez más, en la igualdad d e condiciones, el hecho genera­ dor del q ue cada hecho particular parecía derivarse, y lo vo l­ vía a hallar constantem ente ante m í com o un punto d e atrac­ ción hacia d ond e todas mis ob servaciones convergían” . No difiriendo entonces "ninguno d e sus sem ejantes, nadie p o­ drá ejercer un p od er tiránico, pues en este caso, los hombres serán perfectam ente libres, porque serán del tod o ¡guales, y perfectam ente iguales, porque serán d el tod o libres"24'. La precariedad socio-económica es, por lo tanto, la razón fundamental del d ep lorab le estado dem ocrático d e la res pu­ blica latinoamericana, y la condición d e su m ejoram iento d e ­ p en d e d e la sup eración d e la crisis económ ica-social. Sin embargo, las perspectivas d e desarrollo d e la región bajo el neoliberalism o no dan pie al optim ism o. Los cuatro paráme-

242 Aristóteles. Elica Nicomaquea Política. Ed . Porrúa. M éxico. 1994. p 232. 243

A d e T o cq ueville. U» Democracia cu America. 2.* Ed.. Fo n d o d e Cultura E co nó ­

mica, México. 1961. p 31 y 463

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tros fundam entales para m edir el progreso económico-social son elo cuentes al respecto: en cuanto al crecim iento econó­ mico, el P IB por habitante es inferior al d e 1980; la tasa de d e se m p le o es m ayor q ue a m e d iad o s d e la décad a d e los ochenta; en lo relativo a la distribución del ingreso, la aplica­ ción d e los programas d e ajuste estructural ha reforzado el carácter "notab lem en te in equ itativo" q ue muestra el ingreso en la región; la pobreza, finalm ente, ha pasado d e 247 m illo­ nes d e habitantes en 1986 a 270 m illones d e habitantes en 1990 en Am érica Latina2". En lo social, la reaparición d e enferm edades "decim onó­ nicas" es uno d e los costos p rin cip ales del neoliberalism o. En la eterna carrera d e evolución entre los seres humanos y los microorganismos patógenos (bacterias, virus, etc.), los úl­ tim os se han visto beneficiad os por dos tend encias cap ita­ listas q u e les proporcionan condiciones idóneas d e repro­ ducción: la im parable destrucción ecológica y el sistem ático d esm antelam iento d e los sistem as d e salud públicos. La gran incógnita sobre el origen del VIH (Sid a) hoy día está virtualm ente resuelta. Las evid en cias científicas dispo­ nibles sobre este tipo d e enferm edades apuntan en una d i­ rección: se trata d e tipos d e virus q ue existen en determ ina­ das regiones geográficas -po r ejem plo, el Ébola en los bos­ ques tropicales d e África Central- en ciertas poblaciones ani­ males. La incesante penetración y destrucción capitalista de estos hábitats pone al ser humano en contacto con el virus q ue -en su estado genético natural o m utándose- infecta al nuevo huésped biológico. A través d e la globalización d e los transportes, el m icrobio se d ifund e y se v u e lve un peligro mundial, tal como sucedió con el Sida. A p arte d e la introducción d e nu evos m icroorganism os patógenos locales en la so cied ad m undial, antes d e crear una ad ecuad a estructura d e salud preventiva global, la rapi­ ña d el capital ha sido inexorable en cuanto al d esm antela­ m iento d e los sistem as d e salud públicos. La primera ad ver­ tencia del regreso d e las enferm edades "decim onónicas" fue la reap arición m asiva d el có le ra en Am érica Latina en los años ochenta, resultado -según el director d e la "fuerza de

244. La formula. 2 8 .1 0 .1 « 5 .

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tarea contra el cólera", d e la Organización Panam ericana de Salud, doctor Brandling-Bennett- del em peoram iento sanita­ rio e higiénico-social d e la región. Estim a el experto q ue se­ rán necesarios 200.000 m illones d e dólares para vo lver a los "están d ares sanitarios d e los años s e s e n ta ” . La fie b re del dengue -que en su forma hemorrágica tie n e una alta in ciden­ cia d e m ortalidad- es otra enferm ed ad q ue estab a virtu al­ mente erradicada en el hem isferio occidental, d eb id o a una cam paña regional em prend id a d esp ués d e 1945. Actualm en­ te la enferm edad ha reem ergido con tal fuerza q ue am enaza al hem isferio en forma d e ep id em ia. Durante este año se han identificado más d e 88.000 casos en Brasil, más d e 35.000 en Centroamérica y más d e 15.000 en Venezuela. El d eng ue es un p a d e c im ie n to -al igual q u e la fieb re am arilla- q ue se transm ite por el m osquito Aedes aegypti que se reproduce, p referen tem e n te, en zonas urbanas. D e ahí que, como en el caso del cólera, su existencia y proliferación d e p e n d e fundam entalm ente d e las condiciones sociales en q ue vive esta población. Otra ep id em ia d e los pobres e s la "encefalitis venezola­ na" q ue actualm ente está afligiendo a más d e 45.000 perso­ nas en Colom bia y 10.000 en Venezuela. Según un e p id e m ió ­ logo del Center for D isease Control y Prevention en Atlanta, contratado por el gobierno colom biano, este padecim iento "p u ed e ser p reven id o al cien por ciento". Si existiera "un sis­ tema d e continua vacunación y vigilancia ep idém ica, nada d e esto hubiera pasado", com enta el especialista. Esta lista de enferm edades posibles d e prevención m ediante una escasa inversión d e recursos y la voluntad política correspondiente, podría prolongarse considerablem ente: tendría q ue m encio­ narse el fuerte repunte d e la malaria; la aparición d e la peste bubónica al norte d e Perú ( I994|; el mal d e Chagas q ue afec­ ta a 18 m illo n es d e latinoam ericano s; las in fe ccio n es gas­ trointestinales y la tuberculosis, entre otras'4'. El cuadro d e la dem ocracia realm ente existente en Am é­ rica Latina arriba descrito -que tendría q u e com plem entarse con un análisis sobre la corrupción endém ica, la im punidad con q ue actúan los sectores represivos d e l Estado, la con­

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N Y T . 23.*». 1995, l « lonimte, 2 0 5 1905

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centración oligopólica d e l p o d er d e com unicación en unas cuantas em presas transnacionales, la destrucción ecológica, la falta d e viviendas, etc - es el resultado d e 170 años d e in­ tegración d e p e n d ie n te d e las élites criollas a la pax americana y a un sistem a m undial, cuyos m ecanism os d e expropiación y transferencia d e la riqueza global hacia el Prim er M undo si­ guen op erand o d e s d e el siglo XVI, abriendo la brecha entre los ricos y p ob res cada vez más. Una estim ación sobre el problem a, citada por el Banco M undial, llega a la conclusión d e que, en 1870, el ingreso m edio p er cápita en los países más ricos era 11 veces superior al d e los más pobres; esa re­ lación aum entó a 38 en 1960 y a 52 en 1985-'“ . Tal tendencia secular no sorprende a la luz d e un dato elaborado por los expertos del Programa d e Naciones U nidas para el Desarro­ llo (PN U D ) q ue revela q ue el Tercer M undo recibe cada año por concepto d e ayuda d el Prim er M undo la suma d e 50.000 m illo n e s d e d ó la re s , m ie n tra s q u e p ie r d e a n u a lm e n te 500.000 m illones d e dólares por el pago d e la deuda externa y la distorsión d e los mercados-'". Por lo anterior es e v id e n te q ue el problem a d e desarro­ llo d e la dem ocracia latinoam ericana es, hoy, más q ue nunca, un problem a del sistem a m undial y q ue es inverosím il que puedan encontrarse soluciones d e salvación nacional. La d i­ mensión del cam bio queda, entonces, definida como una d i­ mensión bolivariana q ue in evitab lem ente tiene que abarcar la Patria Grande entera. La tran sic ió n d e m o c rá tica Irónicamente, el problem a d e las fuerzas d e cam bio lati­ noam ericanas es el mismo q ue el d e la burguesía: no tener una propuesta económ ica via b le para las mayorías. Sus pro­ gramas económ icos se d eb aten entre el neoliberalism o y el keynesianism o, o freciend o una mezcla d e am bos m odelos d e acumulación q ue no se traduce en fuerza d e movilización. Del neo lib eralism o toma, por ejem p lo, el elem ento cla­ ve d e la necesaria integración en el m ercado mundial, pero no p u ed e ser congruente con tal postura, porque la esencia

246 B a n co M undial. E l Minuto, p 11 247. C itado e n Kdiros Europa Ncwsínillclin, Bruselas, N o v 1004

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del neoliberalism o es la destrucción d el Estad o benefactor y d e la industria nacional d el T ercer M undo; am bos e le m e n ­ tos son incom patibles con la clie n tela d e las fuerzas p o p u la­ res. Del keynesianism o integran la im portancia del m ercado interno y d e la creación d e e m p le o s p or m e d io d e l déficit spending, pero tam poco son con gruen tes con este p la n te a ­ miento, porque im plica una renegociación a fondo d e la dis­ tribución d el p lusp rod ucto m u nd ial -y, sob re todo, d e la deud a externa- con las burguesías m etropolitanas. Sie n d o una oposición inm anente al sistem a capitalista, no pueden p lan te ar el cho q u e con los am os d e la ald e a g lob al y, en consecuencia, carecen d e una fuente p la u s ib le d e capital para la política estatal. Las cantidades d e capital q ue requieren los países lati­ noam ericanos no p u ed en d e v e n ir d e l ahorro interno. Para ap ro p iárselas d el p lu sp ro d u cto m undial q u e está b ajo el control d e las m etrópolis, es conditio sine qua non la constitu­ ción d e un bloque latinoam ericano que tuviera la fuerza de negociación necesaria para cam biar las condiciones macroeco n ó m ica s e n tre las tres g ra n d es p o te n c ia s m u n d ia le s y América Latina. Sin embargo, no se observa voluntad política para dar este paso ni la com prensión económ ica d e q ue esto es im perativo para cualquier estrategia keynesiana. C ualqu ier persona q ue e n tien d e algo d e econom ía e his­ toria sabe que, para un país atrasado en el sistem a mundial capitalista, existe d e sd e hace 150 años un solo cam ino d e sa­ lir d e la d ep en d en cia y d el atraso: la dictadura d e desarrollo cap italista. A lem a n ia y japón fueron las ún icas p o ten cia s que, d e esta manera, lograron en el siglo X IX subir al nivel d e las p otencias in du striales hegem ónicas. En el siglo XX, ninguna potencia nueva ha logrado alcanzar el prim er nivel; pero aun el ejem p lo d e las dictaduras asiáticas (los cuatro "tigres") -y en cierto sentido, la dictadura pinochetista- con­ firman la moraleja alem ana y japonesa. Taiwan, por ejem plo, fue durante más d e cuarenta años una dictadura abierta, con la prohibición d e sindicatos, d e m o vim ien tos p olíticos de oposición, salarios bajos controlados y la p en a d e m uerte para la fuga d e capital. Resum iendo, sin un Estad o fuerte q ue controla todas las variables estratégicas del desarrollo, como son: los flujos de capital, los salarios, los precios, las im portaciones y exporta191

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d ones, los sindicatos, partidos políticos y la educación, entre otros, la "m odernización" capitalista e independización na­ cional no pueden lograrse. No sabem os si el m odelo d e las dictaduras asiáticas podría funcionar aun bajo las condicio­ nes actuales d el m ercado y d e la política mundial. Pero aun­ q ue fuera así, los sectores dem ocráticos no podrían proponer un programa d e este tipo, porque no p u ed e ser agente opre­ sor del m ovim iento obrero y popular. Excluyendo la opción dictatorial, no hay una propuesta económ ica realista para los sectores p op ulares d entro d el capitalism o contem poráneo. Su única bandera económ ica y política via b le será, por ende, un nuevo p royecto d e dem ocratización regional, o sea, un nuevo proyecto histórico. D ado q ue la reflexión d e este capí­ tulo es la p ersp ectiva d e la dem ocracia en Am érica Latina, nos lim itam os a la exposición d e una serie d e elem entos m í­ nim os que d eb en formar parte d e la futura organización d e la com unidad política en sus d im ensiones vitales. El proyecto d e dem ocratización regional -al igual que el gran m ovim iento universal d e democratización e im plem en­ tación efectiva d e los d erech o s hum anos políticos, econó­ micos y sociales- se enfrenta a cuatro com plejos d e poder q ue determ inan la arquitectura d e la sociedad global: I., el capital transnacional y su m edio d e realización, el mercado m u nd ial; 2., el gran cap ital nacional, aso cia d o al transna­ cional; 3., los estados burgueses nacionales; 4., el proto-Estad o capitalista m undial. Esas cuatro estructuras o com plejos d e p od er forman el nuevo sujeto-mundo q ue -con la excep­ ción parcial d e los estados nacionales del Prim er M undo y a l­ gunos d el T ercer M undo- carecen d e legitim idad y control d em o crático , p e se a q u e sus d e c is io n e s su elen afectar el d estino d e la hum anidad entera. Nada en este sistem a -qu e tolera cada año la m uerte de trece m illo n es d e niños p or e n fe rm e d a d e s sociales, fácil­ m ente controlables con escasos recursos económ icos- indica q u e sus ten d en cias económ icas in herentes o los intereses políticos q ue lo dom inan, cam biarán el rumbo q ue ha mos­ trado d e sd e 1492. Para lograr su transformación, es necesario un proceso d e dem ocratización profunda q ue ponga las es­ tructuras d e p od er antidemocráticas/oligárquicas del sistema m undial bajo el control efectivo d e las mayorías, porque en cu a lq u ier sistem a dem ocrático son éstas las únicas fuentes p osib les d e legitimación del p od er político. 192

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Entre los contornos del perfil dem ocratizador d e la Patria Grande -y del sistem a m undial, en general- se encuentran los siguientes elem entos q ue se refieren a las esferas más im­ portantes d e la reproducción social humana. En lo político, la separación d e poderes, el sufragio universal y el parlam enta­ rismo son las tres aportaciones históricas d e la burguesía a la evolución d e la sociedad política d e la hum anidad. Cada uno d e estos principios es lim itado en sí y muy deficien te en su funcionamiento en la gran mayoría d e los entornos d e los ca­ pitalism os nacionales actuales; sin embargo, representan for­ mas incipientes d e soberanía popular, q ue han d e tom arse en consideración com o puntos d e partida para d ar el paso d e la protodem ocracia a la dem ocracia. D e ahí q ue es im p e­ rativo q ue las elecciones en Am érica Latina dejen d e ser manipulativas y plutocráticas y q u e adquieran un carácter d e ­ mocrático q ue merezca tal nombre. Esto presupone: al que el control político organizativo esté en manos d e la ciu dada­ nía que utilizará las estructuras d el Estad o únicam ente como a p o y o té cn ico al p ro ce so e le c to ra l; b| q u e las cam p añ as electorales se realicen en condiciones equitativas en lo eco­ nómico, político, jurídico y propagandístico; c) q ue las o p cio ­ nes electorales representen la am plitud d e los intereses d e los sectores y minorías principales d e la sociedad civil, dado q ue una elección sólo es dem ocrática cuando se p u ed e e le ­ gir entre alternativas político-sociales reales; d| responsabili­ dad legal d e las prom esas electorales realizadas en cam pa­ ña, porque hoy día los discursos electo rales constituyen fla­ grantes fraudes a la población: prom eten política social p o­ pular e im plem entan neoliberalism o; ofrecen m ansiones, y entregan chozas. La soberanía popular, q ue es el fundam ento d e cualquier sistem a dem ocrático, existe en los regím enes latinoam eri­ canos básicam ente en el papel. El verdadero p od er reside en un pequeño círculo d e banqueros, capitalistas y políticos na­ cionales, q u ie n e s están asociados a los círculos corresp on­ dientes d e las metrópolis, tal como lo ha expresado el ex pre­ sid ente argentino Raúl Alfonsín. Elocuentes dem ostraciones de este hecho se encuentran durante las crisis económicas, cuando la justificación d el desastre la da el p o d er político, no ante la nación, sino ante los inversionistas d e Nueva York. El esta b le c im ie n to d e una d ivisió n formal d e p od eres que sea operativa -hoy día e s una quim era en la mayoría de 193

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los países latinoam ericanos- es un ele m en to jurídico-político im prescindible para evitar los abusos d e p od er del Esta­ do. En el m ism o sen tid o es im p re scin d ib le una extensión sustancial d e las instituciones plebiscitarias, a fin d e reforzar el control d e la sociedad civil sobre la sociedad política. El re co n o cim ien to d e l E s ta d o com o una e n tid a d fed erativa, multicultural, pluriétnica, laica y republicana garantizará la li­ bertad d e expresión y los derechos civiles d e sus ciudada­ nos sin d iscrim in ació n d e sexo, raza, religión, e d a d o na­ cionalidad particular latinoamericana. La creación d e una sociedad más justa y participativa im ­ plica necesariam ente el control d e las mayorías sobre la d is­ tribución del plusproducto social; y, en particular, sobre las decisiones d e inversión. La inversión es la variab le estratégi­ ca d e cualquier sistem a económ ico capitalista, no sólo en lo referente al p o d er político-social q ue otorga, sino tam bién en cuanto al nivel d e vid a y seguridad social d e las mayorías. Por end e, las áreas d e inversión prioritaria y la proporción respectiva d el PIB destinada a ellas, han d e d ecidirse por referendo, tanto en los sectores privados como en los estatales d e la econom ía nacional. Por las mismas razones, el presu­ puesto nacional d e b e som eterse al voto popular. La descon­ centración d e la riqueza social en el campo, la industria, el com ercio y las finanzas, q u e hoy día son el sostén material del p od er plutocrático dom inante, es una necesidad objetiva en el cam ino hacia la nueva democracia. Dada la experiencia m undial d el capitalism o y, particu­ larmente, su obra en Am érica Latina, es o b vio que constituye un sistem a incapaz d e satisfacer las necesid ad es d e la m ayo­ ría d e nuestra población. Pese a los asom brosos avances de la tecnología productiva d e sd e la revolución industrial, la mi­ seria en el m undo no ha dism inuido, sino aum entado. Es d e ­ cir, las relaciones d e producción capitalista y su e je móvil, la ganancia, no perm iten reorientarla hacia una econom ía en beneficio d e las mayorías. En consecuencia, la econom ía del futuro d e Nuestra Am érica tien e q ue girar sobre un eje de acumulación diferente, q ue serán las necesid ad es básicas de la población; el valor d e uso d e b e sustituir al valo r d e cam ­ bio com o spiritus rector de la econom ía Es im p rescin d ib le la renegociación o cancelación d e la d eud a externa -por dem ás im pagable-, por m edio d e la cual 194

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la soberanía económ ica ha sido secuestrada y entregada al capital financiero internacional. M ed ian te un estudio interna­ cional ha d e calcularse el valor d e la d eud a externa del Pri­ m er con el Tercer M undo, contraída durante cientos d e años por concepto d e esclavism o, trabajo forzado, expropiación d e los recursos naturales, contratos leoninos, intervenciones militares, etc. El sald o p ositivo d e am bas d eud as -qu e re­ dondeará in du dablem en te en favor d e los países d el Tercer Mundo- formará el Fondo para el Desarrollo sostenido y con justicia social d e los últimos. En lo militar, la dem ocratización significa: I., el som eti­ m iento d e las fuerzas arm adas a la autoridad civil. 2., la re­ ducción sustancial d e las fuerzas arm adas pon a| carecer de una razón d e ser adecuada, la función d e una fuerza militar consiste en d e fe n d e r la integridad territorial nacional ante un agresor externo; dada la situación geopolítica latinoam eri­ cana, ese agresor sólo p u ed e ser Estados U nidos o una po­ tencia europea apoyada por Estados U nidos (G uerra d e las M alvinas) y, en este caso, ninguna d e las fuerzas arm adas la­ tinoam ericanas tiene la posib ilid ad d e prevalecer; el segun­ do escenario b élico p osib le son conflictos entre los estados latinoamericanos; éstos, sin embargo, d e b e n y pueden resol­ verse por la vía d e las negociaciones; b) es necesario liberar los recursos m ilitares para inversiones productivas; c) reducir sus tendencias al golpismo. La democratización d e la esfera cultural hace indispensa­ ble el restablecim iento d e la educación laica y gratuita d e s ­ de la escuela primaria hasta la carrera universitaria. Asim is­ mo, requiere la socialización d e los grandes m onopolios de comunicación, particularm ente la televisión. Los canales y re­ cursos d e la televisión d eb en estar en partes equitativas en manos d e los p rin cip ales sectores d e la socied ad civil. Su función no p u ed e consistir en estar al servicio d e la com er­ cialización d e las mercancías y d e la creación d e una realidad virtu al q u e d e te rm in a m a n ip u la tiv a m e n te las d e c is io n e s prácticas d el sujeto d e sd e la elección d e un candidato presi­ dencial hasta el consumo cotidiano. Lo mismo es válid o para las licencias d e transm isiones radiales y d e los m edios im ­ presos. El proyecto histórico d e democratización bolivariano d e la Patria Grande tiene q ue estar acom pañado por la dem ocra­ 195

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tización a fondo del sistem a mundial, ya q u e éste ha mono­ polizado el p o d er d e las cinco esferas fundam entales d e la vid a humana -la política, económica, militar, cultural y cien tí­ fica- en ios tres polos internacionales d e dom inación: E EU U , Europa y lapón. M ientras q ue el 20% d e la población mundial concentra y consum e el 83% d el ingreso mundial, no puede haber m ejoram ientos sustanciales en el nivel d e vida d e los "cond enad os d e la tierra" (Fanón). El desarrollo desigual y desfasado q ue le es in herente al cap italism o requiere una in iciativa p olítica d e lib e ra d a para hacer la riqueza so cial­ m ente producida del planeta accesib le a la hum anidad ente­ ra. Esta iniciativa política im plica la democratización del FMI, del Banco M undial, del G rup o G-7 y d em ás estructuras del proto-Estado capitalista m undial, es decir, su som etim iento al control m ayoritario d e la humanidad. A nivel político, el Consejo d e Seguridad d e las Naciones U nidas ha d e ser d isuelto y todas las decisiones del organis­ mo se tomarán en la Asam blea G eneral, tal como exige la mí­ nima lógica d e la dem ocracia formal burguesa. Hoy día, el cuerpo político m undial representa a un régimen oligárquico-elitista profundam ente antidem ocrático. A nivel militar, la democratización del sistem a m undial hace forzosa la disolu­ ción d e la OTAN, q u e es el brazo arm ado d e las élites del Prim er M undo, y el sustrato material d e su intervencionism o arm ado en el Tercer M undo. En lo cultural, el pluralism o de las culturas tien e q ue reflejarse en el acceso equitativo a los m edios m ateriales d e difusión m asiva y los patrones d e in­ formación y entretenim iento, q ue hoy día están oligopolizados en manos d e unas cuantas agencias noticiosas, emisoras televisivas privadas y periódicos y revistas mundiales. En el gran proceso d e rehabilitación física, cultural y so­ cial d e los pueb los del Tercer M undo q ue constituye la ese n ­ cia d e la dem ocratización m undial, les han d e ser repatria­ dos sus valores y objetos culturales, expropiados por las p o­ tencias d om in an tes m e d ia n te el robo y la com pra leonina durante el colonialism o y neocolonialism o. Para contrarrestar la "fuga d e cerebros" d e los países d ep en d ien tes, que im po­ sib ilita su futuro, se formará un fondo m undial d e becas y fo­ m ento a la investigación científica y artística q ue perm itirá a esos cuadros realizar sus trabajos d e investigación dentro y en beneficio d e sus países d e origen, en igualdad d e condi­ ciones con las d el Prim er Mundo. 196

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Es clave en la dem ocratización d e la sociedad m undial y d e América Latina q ue se establezcan alianzas d e lucha e n ­ tre los secto res honestos d el Prim e r M undo, sus sectores marginados 110% a 20%) y las mayorías del T ercer M undo, co­ mo única esperanza d e superar a la civilización d el mercado que ha hundido a las mayorías d e Nuestra Am érica en la mi­ seria y opresión. A la globalización del capital y la universalización d el ho­ mo oeconomicus, hay q u e con trap one rle el p royecto histórico de la dem ocracia universal y d e la sociedad hermanada. Por­ que sería ignominioso q ue al atard ecer d e la evolución hu­ mana, las fuerzas oscurantistas lograran su triunfo definitivo sobre el homo sapiens.

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Epílogo

F

I trabajo hacia la construcción d e una nueva socie­ dad más allá d el Estado y del m ercado tiene q ue partir n ece­ sariamente d e la sociedad global capitalista en status nascendi. Por suerte para las naciones econ óm icam en te inviables, el efecto paralizante d el colapso d el socialism o, del posm oder­ nismo y del neo lib eralism o sobre las energías espiritu ales creativas d e la hum anidad em pieza a retroceder. D esde d ife­ rentes rincones d e la ald ea global brotan nuevas iniciativas y p arad ig m as te n d e n te s a s u p e ra r la b a rb a rie c a p ita lis ta . M ientras en Alem ania, lürgen H aberm as sigue su trabajo d e Sísifo dentro del laberinto d e la democratización interna del sistem a burgués europ eo -ya q ue el Tercer M undo no entra en la visión eurocentrista d el filósofo-, el joven intelectual Robert Kurz ha planteado con audacia la necesidad d e crear una "tercera fuerza'" o un "tercer frente” , más allá d e lo que conceptualiza como las dos vertientes d e la m odernidad: el capitalism o y el socialism o "real existente"1.

I

V éa se la ex celen te obra d e R ob ert Kurz, Der Lelzte machi das ü
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