Albert Ellis - TRE

November 15, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Albert Ellis  – Terapia Racional Emotiva

Universidad de Congreso Bases teóricas Cognitivo-conductuales - 2001 Lic. Damián Gibbs

Albert Ellis, Ellis, Pittsburgh 1913  –  2007.  2007. Antes de elaborar su TRE, Ellis era psicoanalista, formado en la Universidad de Columbia. A principios de los `50 se aleja de esta corriente de pensamiento y comienza a perfilar sus métodos e ideas a lo que después sería la TRE. Fue un pionero de la terapia cognitiva y cognitiva conductual. En 1955 comienza a trabajar con este método basado en el sistema de creencias de las personas y en la importancia que este tenía en las perturbaciones emocionales humanas. Terapia Racional Emotiva, el modelo A-B-C

La terapia racional emotiva se basa en la idea de que los eventos en la vida de las personas no son el factor mayormente determinante de las consecuencias, si no lo que las personas creen, opinan o piensan sobre ese evento. Así, las siglas A B C del modelo hacen referencia a: A: Activating event or Adversity (Acontecimiento Activador o Adversidad) B: Beliefs (Creencias) C: Consequences (Consecuencias) Generalmente las personas atribuyen sus estados de ánimo, reacciones emocionales y conductuales a los eventos que ocurren en sus vidas. Para Ellis el evento o activador no causa directamente las consecuencias (reacciones emocionales y/o conductuales) si no las creencias que se tengan sobre dicho evento. Ellis habla de un sistema sistema de creencias que es innatamente predispuesto predispuesto y a su vez adquirido o aprendido. Es justamente lo que emerge de este sistema de creencias, frente a eventos o acontecimientos particulares, lo que va a influir más directamente

sobre las

emociones y comportamientos de las personas. No es que el evento en sí no tenga ningún valor o peso, pero siempre es evaluado y valorizado por nuestro sistema de creencias.

 

Así, ante una pérdida, puedo reaccionar con depresión y pasividad o con sentimientos de superación y pro-actividad según sean mis creencias respecto de ese evento. Por ejemplo, si rindo mal un examen y pienso que haber desaprobado arruina todo mi currículo académico, que ya no tiene sentido seguir esforzándome sobre algo que ya está arruinado y que mi capacidad para terminar mis estudios de manera satisfactoria es insuficiente y me sienta muy deprimido(consecuencias emocionales), probablemente no intente superar mi rendimiento o incluso abandone la carrera (consecuencias conductuales). Si por el contrario piense que desaprobar no es nada del otro mundo, que le pasa a cualquiera, incluso a estudiantes destacados o a excelentes profesionales en su época de estudiantes, que sólo hace falta un poco más de esfuerzo y que quizás me vuelva a pasar sin que esto signifique deserción o fracaso académico, probablemente sólo necesite un descanso para retomar fuerzas y volver a estudiar con más ánimo y tenacidad para alcanzar mis objetivos. Otra opción es que no me importe en lo más mínimo ya que la carrera que estoy siguiendo me ha resultado menos interesante de lo que yo esperaba y no estoy seguro de si quiero continuar estudiándola, y que el mal rendimiento no esté conectado con mis capacidades como estudiante, por lo que puede ser que este evento en particular no desencadene consecuencias considerables en el plano anímico y/o conductual. Caben aún muchas opciones de reaccionar frente a este evento en particular, lo importante es que estas reacciones están determinadas más por mis creencias acerca del mismo que por el evento en sí. Entonces A no causa directamente C, sino nuestras creencias B lo hacen. Creencias irracionales

Son afirmaciones no empíricas, irreales a partir de las cuales se llega a conclusiones irracionales e ilógicas, basadas en datos limitados. Estas afirmaciones se transforman en generalizaciones o hasta

supra-



generalizaciones”, distorsionando la realidad y alcanzando eventos mucho más allá del evento activador en que se generaron.

 

Son creencias que no resisten mucho análisis, un simple auto-cuestionamiento lógico evidenciará su debilidad empírica y poca sustentabilidad en la realidad. Las

personas

sin

embargo

tendemos

generalmente

a

hacer

estas

generalizaciones. A partir de transformar deseos o anhelos en necesidades inmediatas y de urgente satisfacción, se generan exigencias casi imposibles de cumplir, se hace muy difícil no caer en estas afirmaciones irracionales. Siguiendo el ejemplo de rendir podríamos pensar:

Quiero rendir todas las materias con 10 y presentarme en todas



las mesas, desde que empiece hasta que termine la carrera. ”  Al transformar este deseo en una “necesidad”  se da origen a creencias irracionales como las que vimos anteriormente en el caso de rendir mal. Ellis aconseja rastrear nuestras propias creencias irracionales detectando los debería” y los “tengo que”. Son afirmaciones imperativas sobre cómo deberían d eberían ser las



cosas que generalmente adoptan la forma de “debería rendir todo con 10 ”  o “tengo que ser el mejor de la facultad”. Nos advierte también que no siempre adoptan estas formas, si no que cualquier afirmación no empírica e irreal de este tenor es una creencia irracional que influye directamente sobre el tipo de consecuencias que tienen los eventos o acontecimientos activadores sobre nosotros.

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