Adolfo Saldias - Historia de la Confederacion Argentina V

December 20, 2018 | Author: Hash2020 | Category: Política, Government, Unrest, Armed Conflict, Politics (General)
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Adolfo Saldias - Historia de la Confederacion Argentina V...

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HISTORIA

CONFEDERACIÓN ARGENTINA ROZAS Y SU ÉPOCA

Est.

tiiiográfico

El Censor,

Cüri-ii;iiti's s2;)

HISTORIA

CONFEDERACIÓN

ARGENTINA

ROZAS Y SU ÉPOCA

ADOLFO SALDIAS SKGl'NDA EDICIÓN CORREGIDA, CONSIDERABLEMENTE

AUMENTADA E ILUSTRADA

CON LOS RETRATOS DE LOS l'RINCIPALES PERSONAJES DE ESE TIEMPO

TOMO V

H I

I^

NOS

Al K

!•:

S

FÉLIX LAJOUANE, EDITOR 1S92

h

U.

5

CAPITULO LVII RUPTURA DE

DE LA INTERVENCIÓN

IIKCIÍO

(1R47— 1848)

Sumario:

I.

Rcsultailos del

do

retiro

brü;inu*a:

iiilin-veiiciúii

la

el

prideetoradi) de



Francia en ¡Montevideo. II. Medidas oficiales con las cuales el gobierno de Montevideo robustece el protectorado francés. III. Actitud de la prensa de Montevideo respecto de lord Howden: Cartas del doctor Várela. V. VA goIV. Denuestos y pasquines contra el ministro británico. bierno argentino da cuenta á las provincias y á la legislatura de Buenos Aires del resultado de la misión Howden-Walewski. VI. Principios que se ventilan con este motivo en la legislatura de Buenos Aires. VIT. Los oradores: boceto del doctor Baldomero Garcia: su discurso sobre la neceVIII. El doctor Lorenzo Torres: su dissidad de resistir la intervención. IX. Declacurso sobre e! mismo tema: discurso del doctor Vicente López. X. Responsabilidad individual raciones trascendentales de la legislatura. que asumen los representantes. XI. El ludibrio de la prensa de los emi- grados: el voto piíblico y el consenso imparcial. XII. Xotable carta del general Xccocbea. XIII. Situación á que Imbia llegado la fracción antiriverista de Montevideo. XIV. Iniciativa de Rivera en favor de la paz XV. El gobierno con Oribe: proposiciones acordadas que le remito il éste. de Montevideo se propone cruzar esta negociación y destituye á Rivera de XVI. Comisión militar del coronel Batlle para reducir y extodo mando. XVIII. lüvera. X\'1I. Cmao da cuenta Batlle de su comisión. trañar























il

La

liipocresía vergonzante contra Rivera:

verdaderas causas de ese destierro. corrobora oficialmente esas causas.

XXI.

imparcial.

amigos de

éste exliilten las

El gobierno de

XX. Ecos que

Síntesis biográfica del

general

inspiran

Montevideo la prensa

¡i

Rivera: juicio

critico

general y el caudisu persoimlidad en las batallas: su sistema para conducir sus campa-

acerca de su personalidad militar: llo:

los

XIX.

el jefe

de partido:

el

familia: circunstancias que atenéian los yerros del XXII. Renovación délas Iiostilidades en Corrientes: XXIII. Los departamentos de CorrienUrquiza marcha sobre Madariaga. tes se pronuncian en favor de Urquiza: Madariaga so atrinchera en el

ñas:

iiombre de

el

general

Rivera.



campo

de Vences.

— XXIV.

Batalla de Vences: derrota conijileta de JFadade Corrientes: cómo reputan éste y

riag;i.—

XXV.

Urquiza

la victoria de Vences.

El nuevo gobernador

ejército correntino:

los

cómo

— XXVI

(d

pacto federal de

El resultiulo

(II-

1.1

podía sorprciidci- eu

los

cuatro jefes del

que al respecto dicen XXVII. Trascendencia de la victoria de

íntimos del general Paz.

Vences:

La muerte de

se explota estas muertes: lo

IS-ll

triunfante en los tiempos.

iiiisi('m

iMiroita.

Ilowdcn-Walowski Kl

Daili/

á

nadie

Neirs de media-

dos de 1847,

naba el

reli

riéndose á

Presse de

la

ministro

París

lo

qiK.'

escribía:

en igual sentido «El rey

británico fueron engañados

ojii-

francés

y

entrando en

el

bloqueo y en las jíresentes operaciones ofensivas, por la aserción de que Buenos Aires no podía resistir. Ambos Mr. Hood ofreció la mejor se equivocaron altamente.

oportunidad para que saliesen de esa equivocación. Pero enviado francés no quiso permitirlo.

el

Y

aliora

Guizot desde su querella con Inglaterra encuentra

Mr.

más

que antes hacer concesiones; y probablemente lord Howden y el conde Walewski volverán peores amigos difícil

Rozas que cuando salieron de aquí. La guerra del Plata será larga y casi tan ignominiosa para la diplomacia europea y los hombres de Estado europeos

uno y

otro con

como cualquiera que

haya movido antes.» Había en esto mucho de verdad. Levantada la intervención por parte de la Gran Bretaña, como se ha visto en el capítulo anterior, la plaza de Montevideo quedó al arbitrio de la Francia. El conde Walewski, en vez de levantar el bb)queo como lo había convenido en el armisticio con Oribe, exigió más desembozadamente que nunca en esa plaza el protectorado de Francia; é hicieron suyo este protectorado así los hombres del gobierno de Montevideo como se

los diaristas emigrados, exaltándolo

premo de

como

el

esfuerzo su-

la civilización contra la barbarie.

El gobierno de Montevideo como para robustecer esa idea le dirigió al lord

Howden

la

nota de 18 de

julio

de 1847, en la que recurría de las medidas tomadas por

«Cómo han cambiado

éste. el

las

cosas, milord, para que

gobierno de la reina de Inglaterra nos trate con tanto

desdén,

le

decía al ministro

británico

el

exteriores del gobierno de Montevideo.

estamos por

el

de relaciones

Nosotros

que

penetrados del más profundo reconocimiento

grande apoyo que nos ha prestado

la Inglaterra:

nosotros cnxo ])rimer pensamiento

es^

y siempre ha sidojm-

cer todos los sarrifuios antes Ue'jnostrarnos ingratos hacia el

gobierno á quien tanto

le

debemos.)^

Y

el

gobierno de

Mon-

tevideo agrega esta prueba clásica de que pone la soberanía,

independencia y la nacionalidad del país que dice manos de los gobiernos extranjeros cuyo

la

representar, en

auxilio implora

y á quienes llama gobiernos protectoüEl gobierno oriental había sabido con satisfacción

res:

que

gobierno de

el

tino en

las

M. B. había confiado nuestro des-

S.

manos de un

lioml)re

de

una posición tan

elevada. El gobierno esperaba con confianza y resignación las determinciciones

que

se

tomasen en común con

nipotenciario del rey de los franceses. parte, decidido

d aceptar

esas

el ple-

Estaba por otra

determinaciones (que no

podían ser sino justas y equitativas) como una ley suprema d la cual todo le hacía un deber el someterse sin hesita-

Y como

no fuesen suficientemente esplícitas estas declaraciones, el gobierno de Montevideo declara ción.))

todavía

que

si

considerado como deber sagrado

«habría

aceptar ciegamente y con toda confianza lo que liubiesen

decidido

los

gobiernos

Inglaterra.»

la

(')

¥A

términos lacónicos qm;

protectores de la Francia y de

ministro británico

no

le

contestí)

era dado volver sobre lo

resuelto de acuerdo con sus instrucciones, pues que «•obierno de

en

Montevideo se había rehusado

á

el

suscribir.

integra esta nota cu El Comercio del Plata de de jumo de 1847, y lué extensamente eonientada por muchas lK)Jas pei-iódicas de América y Kuropa. Se registra integra también en el libro de Bustamante sobre los Errores de la Véase desde la pág. •¿41 adelante (-(Hno intervención, pagina :¿Cu este atitor, partidaric» de la ini,ervenei()n, coml)atc la resohicuHi de lord Howden de liacer cesar la intervenciíui de parte de Inglaterra; resolución (|Ue es lo qu(> consliliiyc uno de los errores capiPuede verse también La Gaceta Mertales, como él los llama. cantil del 7 de sepliembrí! de 1847. (

'

)

S(; ])iiliiic()

Moiitüvidec) del

:¿8

.

— sin motivo el

justilicado,

4

— celebrado que era

armisticio

el

puelimiiiai' de todo arreglo ulterior.

Entonces

la prensa,

órgano de

tectorado de Francia, cambió de

Howden, azuzando contra

él las

intervención ó pro-

la

tono respecto de lord

pasiones del mercanti-

lismo que predominaban en esa plaza, y hasta los rencores de los guapos para que lo injuriasen. El Conntitucional inició

una campaña para demostrar cómo

el

ministro británico había cedido en un todo á las iníluencias El doctor Várela

de Rozas.

asunto de

la pacificación,

que

Cartas en las

asumió personería

bosquejando

conocimientos que de

la intervención

tenía á virtud

ella

de

á solicitarla y á trabajarla en las cortes de París, estudiaba la acción conjunta de la

compromisos

los

potencias que

que

en

el

publicando bajo su firma unas

ella

había creado

con los

haber ido

Londres y

intervenciíui,

entre las dos

sostuvieron; y sostenía la consecuencia

la

de la Francia exaltando la conducta del conde Walewski,

deprimiendo

la

de lord

Howden y afirmando que

había roto los pactos que tenía su gobierno con

éste el

de

Montevideo.

En

esos días

un

los interesados en las

potencias

cartel á lord

inglés llamado Sparks,

movido por

que no cesase la acción agresiva de

interventoras,

Howden

en

el

públicamente un

dirigióle

que

le

avisaba que, á con-

secuencia del proceder de éste haciendo cesar la inter-

vención por parte de la Gran Bretaña, certificado de

porque

nunca

nacionalidad se

rebajaría

le

inglesa «que á

pedir la

adjuntaba su le

era

inútil

protección de

liombres como Whitelock, Mandeville y Howden». Lord Howden comprendió que todo esto respondía á sugestio-

nes de los que dirigían la situación

muy

de Montevideo,

y,

que era un lance personal lo que le preparaban para comprometerlo inconvenientemente en á su pesar,

su carácter, ó para ponerlo en ridículo y explotar contra él

Herido en su decoro, y

la circunstancia.

fuerte, por

otra parte, en la conciencia de sus rectos procederes, el

Howden

arrogante

le

contestó así al insolente: «He reci-

bido una carta atrevida, firmada Enrique Sparks. Sirva ésta para

hacerle

saber

dirigirme

se atreve á

diatamente

le

la

menor

el

de la

en

cualquiera ocasión

insulto personal, inme-

Raleigh,

armamento

el

plaza de Montevideo.

así ese

si

cruzaré con mi látigo.»

bajaba de á bordo

que de todo

que.

cartel lo

Y con su

á apurar

el

látigo

embar-

inglés que había servido en

de contestar

Al día siguiente

recibieron con

pasquines.

O'Brien. irlandés que había estado

preso

El general

anteriormente

en Buenos Aires como complicado en las conspiraciones de la época, y en cuya causa sobreseyó el general Rozas poniéndolo en libertad, apareció en la calle con un tarro de tinta y un pincel, y parándose en el correo escribió en la pared entre este edificio y el de la Aduana: «(^)ue la sangre de los bravos orientales asesinados, que sus hijos y

viudas maldigau de coraz(3n

i)ara

sieuipre á los

lores y los sires.»

Cuando v\

así termin(') la [negociación

Howden-Walewski,

gobierno argentino dio cuenta de todo

ello á los gobier-

nos de provincia, y dirigii') la legislatura de Bueuos Aires una nota en la que relacionando sucintamente dicha ne;i

gociación, cuyo

documento adjuntaba, terminaba

así:

«No

s(m ya equívocas las vistas que presenta este delicado la independencia de estos países y de los

asunto contra

drnuis americanos. cifhi

I*]l

porque ni

la

})ositivo carjicter de la ¡utervcu-

que se anunció al establecerla, conservación de la independencia de la Repú-

angloi'rancesa no es

blica Oriental,

ni

el

el

clamor de

la

humanidad,

ni

las

ctnivcniencias de los intereses de-todas las naciones, pue-

den ya invocarse como títulos para apoyarla... Pronuii-

ciáos, honorables representantes, sobre

la

conducta que

gobierno, y ordenad la marcha que debe seguir en la ulterioridad.» En esta discusión de suyo

ha observado

el

memorable, que comenzó en agosto de 1847, ventiláronse amplia y luminosamente en la legislatura de Buenos Aires, así los intereses

vención

y

angiofrancesa,

las

miras que perseguía

como

los

principios

la inter-

que ésta

pretendía subordinar á sus influencias absorbentes, y la necesidad suprema de resistirla, costase lo que costase.

En

sentido

este

se

ratiñcó

una vez más

la

decisióii

con que

el

Buenos

Aires, robustecía el voto elocuentemente manifes-

poder público, sin discrepar desde Jujuy hasta

tado de los pueblos y la acción del general Juan Manuel de Rozas en favor de los derechos soberanos de la Confederación Argentina.

En seguida dictamen de

la

aprobatorio de cutivo de la

de fundar

el

doctor Eustaquio Torres

comisión de la

el

negocios constitucionales,

conducta del encargado del Poder Eje-

Confederación, tomó la palabra

Baldomcro García. García era que sostuvo dignamente su edad. Sus talentos brillaban una originalidad que lo había

el

doctor

un jurisconsulto de nota, fama hasta en avanzada espontáneos

al

divorciado con

favor el

de

forma-

lismo de

la antigua escuela en que se crió: y su palabra y sus trabajos revestían siempre la autoridad que dan

los

estudios

profundos, los

antecedentes acreditados y

Su pasión era hacerse un erudito, porque no sabía que ya lo era; y estudiaba como un escolar, y pasaba sus vigilias meditando sobre los

la experiencia probada.

nuevos conocimientos que adquiría, sin alardes y sin pretensiones, porque era modesto, bondadoso y siempre accesible á cambiar sus ideas por las de cualquiera, por humilde que fuese. Como abogado y hombre de consejo sus opiniones tenían

el

prestigio y la autoridad de que

gozaban

las de Vélez Sarsfield, por

ejemplo

con quien

('),

eran coetáneos, y con quien sostuvo luminosas controversias. Con todo esto, y con ser habilísimo en la

y oportuno en

discusi(jn, rápido

rable en las

las respuestas,

de las

interrupciones

una locuacidad y de una

partido, al favor de

privilegiadas, el doctor García no

que

se

apoderan fácilmente

del

era

sos, con el fondo y los contornos de

nas escogidas. expresión estatura,

retentiva

de esos oradores

auditorio.

profesionales, eran para leídos ó

inalte-

que siempre sacaba

Sus discur-

verdaderas piezas

escuchados por perso-

Faltábale ñgura y voz, y por esto era la al sentir de Taima. Era de baja

negativa

muy

obeso, de contornos

que reñían

por

su

y que se antojaba crecían en vaivenes de una fatiga crónica que

desproporción deplorable

volumen entre

los

Su voz era ronca y cavernosa.

los resoplaba.

iihuecando

la boca,

tocando

el

de la lengua, á semejanza de ])recipitaci()n;

los

182G,

los

mudos, con increíble

por manera que sus palabras eran confu-

sas cuando no ininteligibles.

de

Hablaba

paladar con la extremidad

De aquí

el

apodo de Mudo

Patricios con que lo bautizí) la prensa unitaria de

aludiendo

á

un desgraciado que

se

encontraba

( ) El doctor Dalmacio Vélez Sai'sfield (1798-1S7;)), que ha iiinioi'talizado su nombre vinculándolo al Codujo Civil Arr/cntino (¡uo redactó, í'ué uno de los lionil)res de Estado más notables ([ue produjo Tomó parte distinguida en la evolución orgániítola República. uacional (|ue presidió Rivadavia en IS26; y durante el último cuarto de siglo lie su vida ocupólos cargos más altos en su país, asociando su ciencia y su nombre á leyes trascendentales, reformas lundamentales, tratados, códigos y progresos fecundos. En la época á que vengo refiriéndome, el doctor \élez acat)abade regresar á láñenos Aires en '

seguida de haberle manifestado francamente al general Rozas desde Montevideo sus opiniones respecto de la actitud (|ue debía el gol)ierno argentino seguir asumiendo en la cuestión de la intervención anglofrancesa. Con motivo de las diferencias existentes con la curia de Roma, el general Rozas le encargó al doctor Vélez le manifestase por escrito sus oitiniones al respecto y poresto elaboró su trabajo sobre las Relaciones del derecho civil ron el derecho eclesiiistico. del ([Uc me

ocuparé oportunamente.

sentado en los

liabitiüihiitíüte

i)oi'tciles

del cuartel de ese

nombre. Así y todo, el doctor García pronunció en esa ocaun notabilísimo discurso, que abrazó el estudio

sión

concienzudo de

misma y con

la

negociación

relación á la

los principios de derecho

Howden-Walewski en sí Expuso

negociación Hood. político

cables á los puntos en discusi(jn;

internacional, apli-

é

examimj

tereses de la Confederación á la luz de

los altos in-

convenien-

las

cias presentes y de las exigencias del futuro, y

demostró

que envolvía la intervención anglofrancesa; la necesidad de que la Confederación resistiese á esos avan-

los peligros

ces en guardia de su integridad política, y

el

deber de

aprobar la conducta del encargado del Poder Ejecutivo Nacional de la Confederación, y de autorizarlo para que siguiera expidiéndose en el mismo la legislatura de

serio

que costase.

costase lo

sentido,

y erudito de

la

Después del estudio

cuestión bajo

doctor García dejó por un

todas sus

momento hablar

á

faces, el

su entu-

siasmo, hijo por otra parte de su íntimo convencimiento,

y cerró su discurso

así:

«Haciendo frente á

de los dos colosos de Europa,

el

jefe

del

la

ambici()n

gobierno

ar-

gentino se capta la admiración de la América y obtiene los más expresivos encomios de los primeros hombres de

continente:

este

respecto

que

general Rozas

sus pies

la

documentos clásicos tengo á este muchos de mis amigos. El un gigante que mientras pisa con

conocen es

anarquía, contiene

con

sus brazos

dos colosos de Europa, para valerme de

con que acaba de describirlo Chile.»

^

los

metáfora

un distinguido diario de

(')

Se publicó íntegro en ) pág. 183 á211. (

5,

la

á

el

Archivo Americano, 2» serie,

número

En seguida IVicil,

liablí)

el

doctor

Lorenzo Torres, orador

vivaz y sutil, pero desprovisto del bagaje intelec-

tual que subministran los estudios serios: espíritu inquieto

que manejaba con habilidad las intrigas de

la política

para contraerse á lo que no

militante, pero inconsistente

Su discurso contenía las principales ideas del de García; bien que se fundaba en buena documentación y en antecedentes pudiese proporcionarle

éxito inmediato.

el

exactos, y que supo redondear los puntos salientes con rasgos de elocuencia. Sucesivamente hablaron para ma-

y convencimiento su voto aproba-

nifestar con sencillez

torio de la conducta del

Ximenes y

general

Rozas,

los

diputados

Benites, y el general Soler, con la ruda fran-

queza del soldado de

la

Miguel de Riglos con

la

independencia argentina; don

ademán y compos-

entonación,

tura que formaban parte del riguroso formulismo á que su persona

sujetaba

en

todas

caballero;

doctores

los

Campana, acreditados en en

los

el

negocios públicos.

relaciones

con

la

como

sociedad, en la cual ligural)a

gante

sus

irreprochable y eleSáenz Peña, Cárcova y

foro y por su larga práctica

El

doctor Vicente López

y

Planes, cerró esta discusión memorable con un discurso

conciso y bien pensado.

Dijo (jue quería

que su voto

fuese esplícito en contra de las miras siniestras de los

enviados de Francia

más importantes

é

Inglaterra y en esa sesión de las

á la gloria nacional.

É invocando

los

grandes deberes del patriotismo en presencia de los dereclios

soberanos de

del general así:

«Es

Rozas

])reciso,

ha llenado

el

la

patria amenazada, y de los csliu'i-zos

j)ara

mantenerlos incólumes, se expresó

pues,

concluir que nuestro gobierno

sublime encargo de todas las provincias

comitentes; (jue ha sostenido sabia fllijiiidafl

nacional

i\r

y enérgicamente

la

nuestra Ucpriblica Argentina, y (pie

— merece

el



10

voto de aprobaciíjii y gracias que la comisión

aconseja.»

(')

Así disentida esta cuesti(jn.

declaró en su sesión del 25 de agosto: V\, que la resistencia del encargado del Ejecutivo de la Confederación
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