Adolfo León Gómes - Qué Es La Teoría de La Argumentación en Seis Lecciones Sobre Teoría de La Argumentación
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Descripción: Argumentación y Lógica...
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PRIMERA PARTE Lección 1
¿Qué es la Teoría de la Argumentació
Normalmente, empezar la exposición de una teoría con su definición no es muy adecuado. Puedo dar una definición de la teoría de la argumentación absolutamente inocua, diciendo que es la teoría que estudia las argumentaciones; y con eso efectivamente no he dicho nada. Pero, sí puedo dar una definición más analítica, que es ésta: JiiJjcxma j d e ^ ción es la discipljna^uejstudia las téctúcg^t(j[igcursivas que permiten producir o acrecentar la adhesión de un auditorio. Esta producción es la acción de un orador que trata de lograr la adhesión de un auditorio mediante el uso de estas técnicas discursivas. En resumen: J a j t e o ^ ^ cas discuj^ tomando persuasión en un sentido muy general. Cuando hablo de orador y auditorio estoy tomando una terminología aparentemente muy restringida; porque cuando se piensa en orador y en auditorio normalmente se asocia con el discurso oral (verbal). Pero, en teoría de la argumentación se entiende por orador a toda persona que argumenta, es decir, que trata de pro23
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ducir adhesión a sus tesis de un auditorio, y este orador o argumentador lo puede hacer en forma oral o escrita. De hecho, en este trabajo nos centraremos más en las argumentaciones escritas, pero sin descartar la probabilidad de hacer un análisis argumentativo de un discurso de cualquier naturaleza. Con respecto a los públicos o auditorios hablaré más extensamente en la segunda lección. Por público no se entiende solamente una masa reunida en una plaza pública; un auditorio puede ser el interlocutor de uno en un diálogo donde sucesivamente se alternan los roles, por ejemplo, en un debate. El orador a su vez, se convierte en un auditorio cuando el interlocutor toma la palabra. Es decir, se alternan los roles o las funciones. Cuando hablamos de técnicas discursivas estamos hablando de las técnicas que se transmiten a través de los lenguajes comunes, lenguajes ordinarios o lenguajes etnográficos, es decir, aquellos lenguajes que son, o han sido, utilizados en la comunicación humana. Así, puesto que las técnicas discursivas son utilizadas en la comunicación humana, los discursos se realizan en español, en inglés, en chino, en griego o en latín —porque hubo grandes argumentadores en la antigüedad—, e incluso en una lengua artificial como el esperanto, que tiene un uso comunicativo. Dejaremos de lado los llamados lenguajes formales' porque cumplen otras funciones en el trabajo intelectual o práctico del ser humano.
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La teoría de ia argumentación no es una disciplina normativa. Es decir, no nos enseña a argumentar de la mejor manera. No es un arte para hacer máximamente eficaz nuestra argumentación. La teoría de la argumentación es una disciplina descriptiva. Busca diversas muestras, diversos ejemplares de argumentación, en la política, el derecho, la prédica religiosa, los discursos académicos, la prensa, ios medios de comunicación, etc., y trata de explicitar los mecanismos argumentativos subyacentes en estas argumentaciones reales. Sólo se vuelve una disciplina normativa en tanto nos enseña los mecanismos argumentativos, buenos o malos, y nos permite sacar una lección de esa explicitación. Nos ayuda a calcular mejor el alcance de nuestra argumentación y de las argumentaciones ajenas; es decir, de alguna forma contribuye a volvernos conscientes de estos usos argumentativos que utilizamos intuitivamente, en la medida en que somos seres adultos, en las deliberaciones ordinarias, científicas, filosóficas, etc.; y nos enseña a ser más críticos en nuestra argumentación. Podría decirse que la teoría de la argumentación ha surgido como una consecuencia de lo que fue el nacimiento de la lógica formal o la lógica matemática contemporánea. Esta lógica que se ha desarrollado de manera vertiginosa desde la segunda mitad del siglo pasado, y que aún no está terminada (a pesar de que Kant dijo, en 1787, que 1a lógica había nacido acabada de las manos de Aristóteles), trataba de explicitar los 25
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procedimientos mediante los cuates razonaban de manera efectiva los matemáticos. Ese fue el gran proyecto inicial de la lógica del alemán Frege, por una parte, y de Alfred Whitehead y Bertrand Russell, por otra, en su obra monumental Principia Matkematica. Esta es una observación que me parece importante tener en cuenta: es una disciplina descriptiva. Sólo de manera indirecta puede darnos lecciones, es decir, puede volverse normativa; pero, este aspecto normativo cada uno lo sacará por su cuenta. La argumentación y su teorización no son nuevas. La argumentación, en términos de lo que se llamaba retórica en la antigüedad, prácticamente nació en Sicilia hacia el siglo V a.C. Sicilia, en esta época no era parte de Italia sino de la Magna Grecia Los primeros conatos de democracia se desarrollaron allí. El primer uso de la retórica se atribuye a Córax, por lo menos en los tratados griegos. Es probable que Córax sea un personaje mítico, pero, en todo caso, es un personaje que ha pasado a la historia, como tantos personajes míticos. Córax hacía la teoría del doble discurso (dissoi logoi) para defender a un acusado. Por ejemplo, en el caso de que uno fuese acusado de maltratar o quitarle la vida a alguien, él recomendaba que si uno era de complexión débil, podría alegar que era contraevidente pensar que una persona de tal complexión fuese capaz de matar a una más fuerte. Y al revés, si el acusado era de complexión fuerte podía
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alegar en su favor que precisamente por eso, no lo habría hecho; porque sería en el primero que hubieran pensado para acusar. Aquí tenemos ya la idea del doble discurso que va a ser central en toda la teoría de la argumentación. Con la aparición de los sofistas (cuya mala fama propagó Platón), la argumentación ya no fue una mera práctica, pues comenzó a hacerse su teoría. Los sofistas se dedicaron a cosas importantes: primero, se dedicaron a enseñar retórica, es decir, argumentación, necesaria para la participación democrática de los ciudadanos en la El gran desarrollo de la sofística se dio en el Siglo de Pericles, que es también el siglo de la democracia ateniense. Su función fue la de educar a los ciudadanos para que pudieran participar activamente en las deliberaciones de la plaza pública, es decir, en las deliberaciones del Estado. Por supuesto, como no eran aristócratas (como Platón), no podían tener esclavos ni propiedades pues eran extranjeros, vivían de su trabajo y cobraban por sus lecciones. En la concepción de los sofistas prácticamente estaba en simiente la idea del maestro contemporáneo. Sin embargo, por esta segunda característica, Jenofonte, en Los Recuerdos de Sócrates, los llama prostituios pues como la mujer que vende su cuerpo por dinero se llama prostituta, así el hombre que vende su saber por dinero debe ser llamado prostituto. Por supuesto que esta es una concepción aristocrática de la función del maestro, que está absolutamente pasada de moda. 27
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Lo cierto del caso es que los sofistas (oradores y retóricos) eran hombres de acción. Preparaban a la gente para la vida política, que es una vida absolutamente activa, mientras que los filósofos, en especial Platón, estaban pensando más bien en una vida contemplativa. Entonces, desde la época de Platón y su disputa con los sofistas, se estableció una dicotomía entre los retóricos, que se iban por la acción y la opinión —para actuar, muchas veces uno tiene que contentarse con opiniones—, y los filósofos que iban por la vía contemplativa y que buscaban la verdad. Se oponía la vida activa a la vida contemplativa, la opinión a la verdad. Hubo muchas clases de sofistas. Sofistas 'sin hígados', que enseñaban lo que se les pedía, es decir, que se doblegaban a las necesidades del público25. Lo que no siempre es honesto, como lo veremos un poco más adelante en el planteamiento de la teoría general de la argumentación. Pero hubo sofistas que simplemente pensaban que era imposible tener un conocimiento verdadero, de verdades trascendentales. En todo caso la idea del doble discurso, que popularizó Gorgias, es que a todo argumento se le puede oponer un contraargumento Gorgias practicó esta tesis partiendo de un famoso poema filosófico, el poema de Parménides de Elca. Las tesis centrales de este poema son: primera, 'El ser es'; 25 Sobre todo los sofistas posteriores a los cuatro grandes Prutsfy? >ras, Gorgias, Pródico e Hipias.
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segunda, Ti ser es pensable', es decir, inteligible, se puede comprender; y tercera, 'El ser es expresable'. Dicho en otros términos, «lo que yo pueda pensar del ser, ya que es pensable, se puede expresar». Y, eso es lo que él trata, de expresar en su famoso poema Sobre la Naturaleza (periphyseos). Los filósofos anteriores a Sócrates, hacían filosofía en poesía. Sus obras han sido llamadas 'poemas'. Allí hay una síntesis muy bella entre poesía y reflexión filosófica. Pues bien, Gorgias escribió un poema antiparmenídeo, 'Sobre el no-ser*, que plantea tesis exactamente contrarias a las de Parménides. La primera es que 'El ser no es'; la segunda, que 'Si el ser fuese no sería pensable', no seria inteligible. Y la tercera —fíjense que estamos hablando en términos condicionales—, que 'Si fuese pensable, no sería expresable en palabras'. Para Gorgias el discurso terminaba volviéndose un instrumento no de persuasión, de argumentación, sino un simple instrumento de encantamiento, de sugestión, de seducción, es decir, un instrumento al servicio de lo irracional. Pero, otros sofistas, -pienso en el sofista más importante que hubo en la antigüedad, Protágoras, no compartían esas tesis. Simplemente él era agnóstico, y decía que sobre los dioses no podemos decir, ni que existen, ni que no existen; hay razones en pro, pero todas pueden ser balanceadas por razones en contra. Y además, la vida es muy breve para aclarar estos problemas; así que dejémoslos en suspenso y dediquémonos 29
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a cosas más prácticas, por ejemplo, a pensar en qué es la justicia y cómo una sociedad puede ser equitativa. El siempre fue un pensador político, preocupado por el tema de la justicia. Reflexiones que le respeta mucho Platón, a pesar de las críticas que le hace. 'Sofista* inícialmente no quería decir lo que significa entre nosotros y lo que significa en el diccionario, es decir, una persona que usa instrumentos discursivos para engañarnos. Esta es la idea que forjó Platón en la cultura occidental Sofista, entre los griegos, es un sabio. Sophistés quería decir sabio. Los sofistas tenían una erudición increíble, lo que les permitió ser maestros de los ciudadanos griegos, de aquellos que podían pagar sus enseñanzas. Así mismo comenzó la universidad medieval, los estudiantes pagaban a los profesores, pero también les hacían exigencias. Sin embargo, repito, en la cultura occidental la idea de retórica, actividad que practicaban los sofistas, corrió con un halo de desprestigio. Uno encuentra alusiones muy fuertes en pensadores como Descartes, Kant, e incluso en pensadores contemporáneos, contra el uso de la dialéctica, que también es otra forma de llamar a la argumentación: y que es presentada por ellos como una forma de hacer pasar las opiniones o las falsedades por verdades o dándoles la apariencia de verdades, es decir, como un arte de engaño. Ahora bien, cuando hablamos hoy de la Teoría de la Argumentación tenemos que decir que es una disciplina nueva en el siglo XX. En los años 50 el profesor 30
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Chaím Perelman y la profesora Lucie Olbrechts-Tyteca escribieron dos obras pioneras sobre teoría de la argumentación. Una en el año 52, cuyo título es Retórica y Filosofía. Esta es una obra modesta, pero ya profunda. En el año 58, después de diez años de trabajo, publicaron El Tratado de la Argumentación. Esta sí es una obra monumental sobre la argumentación, y una especie de summa, en el sentido medieval de la palabra. Después de los años 60 han aparecido muchos desarrollos de esta teoría, elaborados por el mismo Perelman y por otros pensadores que trabajan independientemente, pero que sin duda, han tenido sus nexos secretos con esta obra. Conozco más de dos trabajos, por ejemplo, de teóricos de la argumentación de la Escuela de Ginebra, que tienen parentesco con los piagetianos, donde critican acerbamente El Tratado de la Argumentación, pero que si uno prosigue la lectura encontrará que transcriben páginas, y a veces capítulos enteros, del Tratado de la Argumentación. ¿Por qué es nueva la teoría de la argumentación, o nueva retórica —como también se llama—, en el siglo XX? ¿Por qué es pionero el trabajo de Perelman y Olbrechts-Tyteca? Por una razón. El siglo XX se ha caracterizado por un desarrollo espectacular del conocimiento científico. Tanto de las ciencias formales (la lógica y las matemáticas), como de las ciencias naturales y, hasta cierto punto, de las ciencias humanas o sociales. El desarrollo espectacular de las «ciencias naturales provino de una famosa crisis, que fue la crisis del paradigma
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newtoniano. Desarrollo que también se debió a una crisis que tuvieron las ciencias formales, con la aparición de las antinomias lógicas o de las antinomias matemáticas, porque aparecieron inicialmente en la teoría de conjuntos. Pues bien, tratando de resolver esta crisis de los fundamentos, se dio un desarrollo fundamental de la lógica y la matemática. Este desarrollo exitoso y espectacular de las que actualmente llamamos 'ciencias duras' produjo una especie de ideología cientificista. El paradigma de la racionalidad eran las ciencias formales y las ciencias naturales que trabajan, por supuesto, en llave. Las ciencias duras (ciencias naturales o ciencias de la realidad, para decirlo en general), normalmente trabajan con el auxilio de las ciencias formales. Esta ideología cientificista produjo una escuela filosófica de muchísima importancia, en la Viena de los años 20, escuela que se llamó El Círculo de Viena. Propiamente se llamó Círculo Ernst Mach26, pues tenía desde sus inicios una dirección científica. La tesis central de los neopositivistas del Círculo de Viena o Círculo Ernst Mach, era que sólo existían dos tipos de enunciados que tenían significado cognoscitivo: los enunciados analíticos y los enunciados sintéticos. Los primeros enunciados son verdaderos o falsos en virtud de su propia forma. Decir o proPor el gran físico, filósofo e historiador de la ciencia Ernst Mach (1838-1916), criticado por Lenin en un panfleto titulado Materialismo y empirocriticismo. 26
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nunciar la proposición; «el todo es igual a la suma de todas sus partes» (que es una verdad a un cierto nivel de la matemática —matemática finitista, no infinitista—) es prácticamente, explicar el sujeto de este enunciado, *todo\ en un predicado que tiene su mismo significado. Esto es una verdad analítica o una tautología. Decir que «el hombre es el hombre» es una tautología; es algo que nunca puede ser falso, que siempre tiene que ser verdadero. Los enunciados analíticos son los enunciados de la lógica y de las matemáticas. Los enunciados sintéticos son los enunciados empíricos, cuyo predicado agrega algo, a posteriori, al sujeto. Es decir, son los enunciados de las ciencias de realidad, esto es, de la física, la química, la biología y, en algún momento, ellos incluyeron en este grupo a los enunciados de la psicología, la sociología. Para los neopositivistas, fuera de estas dos clases de enunciados no hay salvación para el sentido. Fuera de ellos sólo existen pseudoenunciados, enunciados aparentes, enunciados sin sentido. Llegamos así a una situación muy particular, y es que al definir el significado, el sentido, en estos términos tan estrictos, se excluyen de las actividades con sentido, tanto las reflexiones metafísicas, éticas, estéticas, jurídicas, como las reflexiones que orientan la toma de decisiones que hacemos permanentemente en nuestras vidas. Porque nosotros no estamos en capacidad de tomar una decisión ni utilizando los métodos formales ni los métodos empíricos de las Ciencias naturales. La decisión sobre 33
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si debo contraer matrimonio, o no, cuando estoy en capacidad de hacerlo, no puede ser ayudada ni deducida por un formalismo, ni fundamentada empíricamente en una ciencia natural Como consecuencia de la tesis neopositivista, nuestras decisiones, nuestras opciones, nuestros actos, tanto como aquellas reflexiones mencionadas, serán irracionales. Fue precisamente en este clima neopositivista, en el que se formó el profesor Cháim Perelman. Hacia los años 30 Perelman era joven de 18 años, interesado fundamentalmente por la lógica formal y por las paradojas lógicas (o antinomias). Adquirió su formación de los lógicos polacos que estaban haciendo cosas un poco disidentes con respecto a la lógica clásica que se hacía en Inglaterra, Alemania y Estados Unidos. Para entonces tenia una formación de filósofo y abogado. Entre los años 40 y 50, se le presentó una antinomia, pero ya no una antinomia formal, en el sentido de la lógica y de las matemáticas, sino una antinomia en términos de nuestras opciones vitales. Es decir, un conflicto de dos situaciones entre las cuales tenemos que escoger. El conflicto de Perelman consistía en elegir entre seguir siendo un positivista, y considerar que el paradigma de la racionalidad estaba encarnado en lo que decían los positivistas y excluir de la racionalidad esas otras disciplinas y de las decisiones humanas. O, en la otra opción, considerar que los discursos políticos, jurídicos y éticos pueden ser racionales. En este 34
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caso habría que modificar la concepción de la racionalidad, ampliando su campo. El optó por el segundo término de la antinomia. Es de observar que en todas estas disciplinas (jurídicas, políticas, éticas, estéticas y en buena parte de las ciencias humanas y sociales), entran valores. Valores de toda índole: éticos, estéticos, religiosos —por ejemplo en el caso de la teología, que pretende ser también algo racional—. En la filosofía ni se diga, todos estos valores están íntimamente intrincados en un sistema filosófico, además del Valor' verdad, que era el único que privilegiaban los filósofos cientificistas. Por entonces, Perelman se dedicó a buscar una lógica de los valores. Es decir, una lógica distinta a la lógica del conocimiento científico y a la lógica de las matemáticas y de los formalismos científicos. Después de varios años de búsqueda, Perelman y Olbrechts-Tyteca descubrieron que no existía una lógica especial de los valores, ni una lógica especial de la acción, sino que existía una disciplina que servía para justificar toda clase de tesis, disciplina tan vieja como la lógica formal, y cuyo fundador también había sido Aristóteles. Aristóteles inició la lógica formal en sus libros: Sobre la interpretación (peri hermeneias o De interpretatione), en Los primeros Analíticos, donde estudia la teoría silogística, una teoría muy restringida, pero en fin de cuentas una teoría lógico-formal. En los Analíticos Segundos, Aristóteles hizo la teoría del razona35
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miento científico, es decir, del razonamiento demostrativo, Por más que Aristóteles practicó otras ciencias (fue el primer cosmólogo y el primer físico sistemático, así posteriormente, su teoría cosmológica y su teoría física hayan resultado falsadas, es decir, se haya demostrado su falsedad), en sus textos sobre lógica había hecho ya dos cosas importantes: la teoría del razonamiento analítico (silogístico) y la teoría del razonamiento científico, demostrativo, que para Aristóteles y tos griegos se identificaba con la geometría. Pero en el Organon, que contiene todos ios tratados lógicos de Aristóteles, se hace también un estudio de otra lógica, la lógica de la opinión, de la buena opinión. Dicho estudio aparece en los Tópicos (tópico quiere decir lugar común) y en las Refutaciones de los sofistas. En ésta hace un estudio de las falacias, que no tiene nada que ver con la lógica formal, sino con la argumentación/Una falacia puede ser considerada como un mal argumento pero es, en fin de cuentas, un argumento, así sea un argumento malo. Aristóteles también escribió La Retórica, que es una obra distinta de La Poética y, que es la primera sistematización del arte retórico que, en buena parte, de facto, practicaban los sofistas y algunos políticos anteriores a los sofistas (por ejemplo, en Sicilia). Entonces, se puede decir que La Retórica de Aristóteles, más las dos obras del Organon que cité 36
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anteriormente (Los tópicos y Las refutaciones de los sofistas), pueden ser consideradas como el primer tratado de la argumentación. Aquí hay que introducir una consideración teórica que consiste en distinguir dos clases de retórica, que Perelman llama (en El Imperio Retórico), retórica clásica y retórica antigua. La retórica clásica estudia los tropos, las figuras del discurso, las técnicas para embellecerlo y poetizarlo. Las buenas obras literarias, especialmente poesía, no pueden prescindir de estas técnicas; las renuevan y las repiten permanentemente. Pero cuando son técnicas que entran en discursos fríos o en discursos vacíos, entonces se llaman 'retóricas', en el sentido despectivo de la palabra, que es el que con más frecuencia se utiliza. La retórica, en el sentido peyorativo, se aplica al discurso grandilocuente y al discurso lleno de adornos pero vacío. Por ejemplo, el discurso de mis compatriotas grecocaldenses, que comparaban las gestas de los pobres campesinos, que andaban a pie y con niguas, emigrando de Antioquia a causa de su pobreza, hacia el viejo Caldas, al norte del Tolima, al norte del Valle, con los trabajos de Hércules. A eso sí se le puede llamar retórica en el sentido peyorativo de la palabra. Esta degeneración (o restricción) se debió a un accidente acaecido en el siglo XVI, cuando el lógico Petrus Ramus, en el llamado trivium27, trasladó a la
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dialéctica los aspectos lógicos que tenía la retórica y los aspectos poéticos, los trasladó a la gramática y a la retórica28 • Ramus fragmentó la retórica antigua en partes y la que nos quedó, fue la parte más malay porque redujo la retórica a mero adorno; aunque las figuras de estilo, los tropos, son también instrumentos de persuasión en contextos argumentativos, como lo veremos más adelante, Pero, en la redefinición de Ramus, los tropos fueron separados de lo que les daba vida como lógica, como persuasión, como argumentación. Fueron de alguna manera disecados', como se hace la disección de un miembro, de un órgano, y fueron almacenados y archivados en álbumes, en especies de herbarios. Perdieron todo su contexto argumentativo. La retórica antigua era 'arte de persuasión', tanto para los sofistas como para Aristóteles y para los teóricos latinos, entre los cuales merecen mención Cicerón y Quintiliano. De hecho la formación retórica era fundamental en Roma. No siempre fue fundamental en Grecia, sólo lo fue en los momentos de la democracia, durante casi ciento cincuenta años en y después del siglo de Pericles. En Roma, en cambio, el estudio de la El «pensum» de la Universidad medieval constaba de tres materias relativas a la palabra, el trivium (gramática, dialéctica y retórica) y cuatro relativas a lo matemático, el quadrivium (aritmética geometría, música y astronomía) Tal clasificación de las artes liberales data de los comienzos de la era cristiana. 28 No voy a entrar en detalle porque esto está explicado claramente en El Imperio Retórico. 27
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retórica y de la dialéctica hacia parte de la enseñanza de los jóvenes, ¿Por qué la Teoría de la Argumentación se llama nueva retórica? Por varias razones, de las cuales sólo voy a anotar dos. Primera, la retórica antigua era una retórica en voz viva y con un público de cuerpo presente, a diferencia de la nueva retórica, que estudia todo tipo de argumentación, oral o escrita. Esa es una primera diferencia con la nueva retórica, que tiene que ver, en la época contemporánea, con la divulgación del libro, del periódico, de los ensayos, de los manuales universitarios, etc. Y, hasta cierto punto, la nueva retórica, le da más importancia a la argumentación escrita que a la verbal, sobre todo por la perdurabilidad del escrito a diferencia de la argumentación verbal que muchas veces puede ser pasajera. Una segunda diferencia, es el hecho de que la retórica antigua insistía mucho en el aspecto teatral del discurso. El profesor de retórica, además de enseñar el aspecto argumentativo, dialéctico de la teoría, enseñaba el aspecto teatral: la impostación de la voz, el uso de técnicas corporales, etc. Este aspecto comportamental de la retórica no le interesa a la retórica contemporánea porque, como dijimos, ésta se centra en las técnicas discursivas. Tradicionalmente persuasión y convicción son formas de adherir a tesis que un orador presenta a su auditorio, pero, mientras que la persuasión es irracional,
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la convicción es racional Esta es la idea, por ejemplo, de Descartes en pasajes de Las Reglas para la dirección del espíritu. También hay un pasaje de Pascal, muy famoso. En un fragmento que queda de un trabajo suyo inconcluso llamado Sobre el espíritu dé geometría y el arte de persuadir, Pascal opone el 'espíritu de geometría', que es el espíritu de convicción y tiene que ver con la verdad, al 'espíritu de persuasión', que es algo irracional. Porque dice, «uno convence al espíritu, uno persuade a la máquina», es decir, al cuerpo, a la imaginación, a los instintos, a las pasiones. Kant en su Crítica de la Razón Pura establece una distinción parecida aunque diferente a la de Pascal. También parte de la idea de que la persuasión y la convicción son formas de adhesión. Cuando yo digo que estoy persuadido o estoy convencido, en ambos casos estoy diciendo que he adherido a una opinión, a una creencia o a una acción eventual. Pero Kant dice que la convicción es una adhesión objetiva, es decir, que es universalizable, a la que podría adherir cualquier hombre si se le presentasen los argumentos y la ocasión de hacerle el mismo planteamiento. En cambio, la persuasión es subjetiva. La persuasión es una forma de adhesión subjetiva, no universalizable. Y, por lo mismo, como la razón es un instrumento universal, la adhesión persuasiva no sería adhesión racional. Bueno, pero ¿será esto tan verdadero? Todos estos filósofos eran fundacionistas29 —Pascal hasta cierto 40
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punto, Descartes, Kant, todos los racionalistas. Eran filósofos muy exigentes. Pensaban que el filósofo tiene que aceptar sólo verdades; verdades universales, y con principios irrefutables, indiscutibles. Los filósofos racionalistas, básicamente, querían que la filosofía tuviese un fundamento firme. Filósofos menos exigentes, que creen que la filosofía no tiene fundamentos firmes, creen que existen buenas opiniones, así éstas no sean verdades irrefutables, inconmovibles. Pero, buenas opiniones; es decir, aceptables, siempre y cuando una razón suficiente no nos obligue a modificarlas. Esta es una tendencia, que también se ha desarrollado en el siglo XX, después del frenesí de aquella ideología cientificista que tipifiqué en la primera parte de esta exposición. Hay un filósofo, Garver, que hace un análisis conceptual, a partir del lenguaje ordinario, sobre qué significa el verbo persuadir, siguiendo la tradición analítica de la Escuela de Oxford. Por ejemplo, persuadir no es un verbo de estado. No indica cómo están ciertas cosas en la mente, (entendiéndose lo que se quiera por mente), como sí lo hacen verbos como conocer, creer, entender, desear, (que son verbos de estado), El verbo persuadir hace alusión a una diferencia de estados de mente en dos momentos: indica que la mente estaba
29 Sobre el concepto de 'fundaciomsmo\ véase la tercera lección: argumentación y filosofía.
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en un estado en un determinado momento y que después cambió de estado. Por otra parte, el verbo persuadir es un verbo de logro. Si yo digo, por ejemplo, que «Johannio Marulanda me persuadió de X cosa», lo que*quiero decir es que él intentó algo y tuvo éxito, cambió mi estado de mente. Por ello persuadir es un verbo defectivo, tanto en presente como en futuro. Uno no dice: «yo persuado», porque eso sería muy pretencioso, ni siquiera puedo decir «estoy persuadiendo». «Estoy persuadiendo» podría querer decir que con esta persona o con este público he tenido un éxito repetido en lograr la persuasión. Este verbo se conjuga normalmente en pasado, «yo persuadí» o «yo persuadía». En futuro hay que entenderlo como un intento por persuadir, ya no como un logro de persuasión. Además, la persuasión es una relación triádica, entre, un orador, un auditorio y el discurso, (es decir, la argumentación o el argumento)30. Los usos del verbo persuadir entran en contextos de la siguiente naturaleza: «lo persuadí» de una creencia, de una opinión; por ejemplo, de que la tierra es redonda. O, "lo persuadí" para que hiciera o dejara de hacer algo (en el caso de la disuasión). Aquí ya hay una di-
Más adelante estableceré una distinción entre argumentación y argumento, que es bueno tenerla en cuenta para efectos de usos terminológicos.
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rección más clara hacía la acción. En la persuasión podemos distinguir dos elementos: uno teórico (como una disposición a la acción), y otro práctico (como un movimiento directo hacia la acción). ¿Es racional la persuasión? Garver dice que sí, por lo menos en algunos casos, ya que el verbo persuadir se usa en nuestro lenguaje ordinario en dos sentidos diferentes. El primero es el sentido corriente, En este sentido dice Garver, que sí es racional. Pero, existe otro sentido no corriente, y es el que se le da a la palabra persuadir para conferir cierta apariencia de racionalidad a un acto que es completamente irracional El primer test que propone para distinguir estos dos sentidos consiste en comparar el verbo persuadir, con otros verbos de la misma familia, verbos llamados suasivos, como son: incitar, sugestionar, seducir, etc., y, determinar si 'persuadir', en ese contexto, puede cambiarse por alguno de estos otros verbos. Si es así, este uso de persuasión es un uso 'laudatorio' y, por lo tanto, ilegítimo, Por ejemplo, en ese contexto: "el policía secreto, pistola en mano, me persuadió de que lo acompañara", es claro que el verbo persuadir está usado como un eufemismo para decir, "me exigió", "me incitó a que lo siguiera", usando la violencia. Lo mismo en el caso de una expresión que fue muy común en la época de la Guerra Fría cuando se hablaba de "armas disuasivas". La palabra disuasivo, en este contexto, no puede entenderse en el sentido ordinario que le damos.
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Hay otros 'test' para indicar cuando la persuasión es racional: • Garver dice que la persuasión no es legítima (no es racional) cuando el que persuade es el agen te de persuasión (orador) y no el argumento per se. Esta afirmación habrá que matizarla cuando estudiemos el argumento de autoridad, porque allí habrá que entrar a discutir un poco, esta afirmación tan tajante de Garver. •
Para Garver la argumentación no es legítima, cuando el argumento es considerado como no pertinente, pues sería completamente absurdo, en el contexto del uso ordinario del lenguaje. Observen esta ilustración: un señor se presenta al correo a reclamar un giro. "No puedo pagárselo — dice el empleado— usted no tiene documentos de identidad". "Ah —dice el señor mostrándole una fotografía— ¡mire esta fotografía!, es mía ¿no es verdad?" El empleado toma la foto, la mira cuidadosamente, mira al cliente; y luego dice: "Usted tiene razón, es usted" y paga inmediatamente el giro.
La filosofía contemporánea, posterior a los años 50 ha reivindicado la persuasión, reaccionando contra esta epidemia cientificista, que hubo en la primera mitad del siglo XX. La ha reivindicado como una actividad que puede ser racional en muchos casos y, por lo mismo, ha
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reivindicado una teoría de la argumentación, que es ampliación de la racionalidad más allá del contexto estrecho de la racionalidad analítica y científico -natural Las anteriores observaciones que se refieren a los fundamentos teóricos de la argumentación, son necesarias, porque si fuésemos muy prácticos entraríamos directamente a hacer el estudio de las técnicas y entonces convertiríamos el curso, en un curso de tecnología argumentativa.
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