Adidison Paisley - REGLAS ROTAS

March 25, 2017 | Author: Carina Denegri | Category: N/A
Share Embed Donate


Short Description

Download Adidison Paisley - REGLAS ROTAS...

Description

REGLAS ROTAS Addison Paisley

CAPITULO UNO Abby se reclinó en su sillón de cuero alto con respaldo, con los pies descalzos descansando cómodamente entre el montón amenazante de papeles que cubrían su gran escritorio de roble. El complejo reloj de acero inoxidable en la pared indicaba que eran las ocho y cuarto. Miró por su ventana hacia el estacionamiento iluminado por la luna y se dió cuenta de que su recién adquirido Mercedes SL550 Roadster era, una vez más, el único coche que quedaba en el estacionamiento. No podía recordar la última vez que no había sido la última en salir. Parecía que entre más arduo trabajara, más trabajo que tenía que hacer. Volvió su atención al conjunto de dibujos que tenía entre las manos y trató de determinar qué era lo que le molestaba sobre ellos. Los dibujos eran una representación digital de los nuevos repuestos en el mercado de accesorios para el rediseñado Chevy Silverado. No era su diseño. Uno de sus compañeros de trabajo lo había hecho y lo dejó en el escritorio de Abby. Al parecer, él no tenía idea de cómo solucionarlo. El diseño parecía ser funcional. Los accesorios estaban ocultos y eran apropiados para ofrecer los movimientos indicados. Las piezas no mostraban ninguna costura a la vista, mostrando el kit como una sola pieza. Su frustración contra todos ellos había ido creciendo en las últimas semanas. Le sorprendía que la gente pudiera hacer solo la mitad del trabajo y hacerse pasar como si lo hiciera completo. El noventa por ciento del trabajo que estaba en su escritorio, era de otras personas. Estaba tan ocupada terminando los proyectos de los demás, que apenas tenía tiempo para hacer el propio. Sin

embargo, poco podía hacer al respecto. “Diseños CG” era la Compañía de su padre. Ella se negaba a quejarse con él acerca de sus problemas. Él podría pensar que ella era débil o que no podía con este negocio. Él no lo entendería, diría simplemente "Haz lo que tengas que hacer." ¿Qué significaba eso? ¿Que ella debía trabajar veinticuatro horas para terminar el trabajo? ¿Encerrarse en su oficina para que nadie pudiera echarle una mano a los proyectos que ella tenía? No había duda de que el trabajo era lo más importante en la vida de Carson Grant. Él solía decirle a Abby que, "La gente te vá a defraudar. Si no dependes de ellos, no podrán decepcionarte." Su padre le había implantado esa filosofía desde que era una adolescente. "La única persona con la que puedes contar, es contigo misma. "Ella creyó en sus palabras como si fueran un Evangelio y vivía su vida sola, sin depender de nadie. "No hay tiempo para enredarse con las emociones", solía decirle. "Las decisiones que debas tomar estarán basadas en hechos, no en sentimientos. Las relaciones, los negocios o las situaciones personales, pueden crearte emociones que pueden interferir con tu capacidad de tomar las decisiones adecuadas." Él era todo lo que ella tenía, así que lo escuchaba. Evitó entablar amistades y nunca se involucraba en las relaciones. Ella volvió su atención a los dibujos que tenía sobre su mano. Determinó que el problema era visual. Las líneas no se llevaban con el aspecto general de la camioneta. La s piezas no deberían verse como piezas de recambio. Debían parecer como si fueran parte del diseño original. Estos efectos sí parecían piezas de recambio, como si hubieran sido resultado una idea de último momento. Hizo rápidamente algunos bocetos, manteniendo el diseño funcional original intacto, pero cambiando el estilo para incluirle fuerza, características elegantes de la apariencia del camión.

Satisfecha con sus dibujos y necesitada de un descanso, decidió aprobar el proyecto y devolverlo a su diseñador original. El eco de sus pies descalzos al golpear sobre las losetas del piso, era el único sonido penetrante en el silencioso y desocupado edificio de oficinas. Las luces rojas y brillantes que indicaban la salida, fueron su única guía mientras se dirigía por el pasillo largo y oscuro hacia la oficina de Joe Warren. Deslizó el folder, que contenía los dibujos revisados, bajo la puerta que se encontraba cerrada y regresó a su oficina. Eran ya las diez y media. Ella sabía que tendría un gran día mañana, pero la frustración con su trabajo la hacía ponerse inquieta. No habría nada de malo en acudir a “Dreams” para tratar de encontrar alguien que le ayudara a relajarse. Dreams, era un oscuro y lúgubre bar deteriorado, con una siempre ocupada mesa de billar a la que le habían arrancado partes del fieltro y tenía una gran cantidad de quemaduras de cigarrillo. Desafortunadamente, era el único bar para mujeres en la zona, por lo que los propietarios no tenía competencia que los obligara a hacer mejoras. Entre semana, la pista de baile permanecía oscura y no había DJ. Un televisor pequeño, montado en la esquina de la amplia habitación, mostraba cualquier evento deportivo celebrado en cierta época del año. Era un hecho conocido, que si acudías allí alguna noche, estabas por una de dos razones: ya sea para ligar con alguien o para ahogar tus penas en alcohol barato. Después de salir de la ducha en su propio cuarto de baño de la oficina, ella tomó el tiempo para admirar su cuerpo perfectamente esculpido en el espejo de cuerpo entero. Notó que sus muslos no estaban tan tonificados como solían ser y se hizo una nota mental, para prestarle especial atención a sus piernas la próxima vez que cambiara su rutina de entrenamiento. Una hora más tarde entraba en el bar, vestida con su jeans favoritos de color azul y una ajustada camiseta negra, a pesar de

la temperatura por debajo del punto de congelación que había afuera. No había mucha gente en esta fría noche de martes. Un vistazo rápido a los clientes habituales, le mostraron a cinco mujeres con las que ya se había acostado alguna vez. A pesar de que no podía recordar ninguno de sus nombres, ella siempre recordaba sus rostros. Abby era una cliente habitual en Dreams y el camarero ya le tenía una copa esperando en su silla de siempre. Después de quince minutos, ya se estaba aburriendo y empezaba a perder la esperanza. Ella nunca se acostaría con la misma mujer más de una vez. Era una de sus reglas. Se mostraba sincera al respecto, anticipándoles que no estaba interesada en una relación. La mayoría de ellas lo entendían, pero de vez en cuando alguna trataba de convencerla de que era algo más que un encuentro sexual. Ella se cuidaba de no decirles nada personal sobre sí misma, para que no pudieran rastrearla. Mayormente por su trabajo. Terminó su bebida, y se levantó para irse, cuando una mujer que no había visto antes se sentó al lado de ella. "Hola, me llamo Hailey," dijo la mujer sin mirar a Abby. Esa chica no era su tipo, por lo que se sorprendió a sí misma cuando regresó a su asiento y se presentó. Hailey era un par de centímetros más alta que Abby. La chica tenía el pelo corto y rubio. Era atractiva en su aspecto más bien de niño, nada que ver con las bellas y jóvenes mujeres femeninas con las que Abby solía pasar su tiempo. "Me llamo Abby. Creo que no te he visto antes por aquí. " "No lo has hecho," Hailey respondió con arrogancia, finalmente encontrándose con los ojos azules de Abby a través de sus latentes ojos verdes. "Así que... debo pedir otra bebida o simplemente esperar hasta que lleguemos a tu apartamento?" le preguntó Abby.

"Muy segura de tí misma ¿verdad?" "La incertidumbre no deja nada bueno." "Creo que deberías pedir otra bebida. Nunca he hecho esto antes". dijo Hailey. "Que nunca has hecho qué, antes?" Abby no tenía la intención de ser la primera mujer en la vida de Hailey. Ella nunca sería la primera de nadie, porque eso terminaría siendo algo más que sexo. Además, no tenía el tiempo ni la paciencia para tratar con alguien inexperta el día de hoy, ella estaba a punto. "Tener una aventura de una noche. Conmigo vá mejor el vino y una cena". "Quieres romance? Cómprate un libro o alquila una película. ¿Quieres una noche de sexo salvaje? Llévame a casa contigo. " "¿Cómo puedes ser tan cínica sobre el romance?" preguntó Hailey. "No soy cínica, soy realista. No hay lugar en mi vida para el romance". "Suenas cínica. Alguien debe haberte roto el corazón para volverte de esa manera". Abby no tenía ningún deseo de dar explicaciones sobre sí misma a Hailey. Ella se negaba a discutir cualquier situación personal con las mujeres con quienes dormía. Era otra de sus reglas. Sorbió lo que quedaba de su bebida y miró a Hailey, expectante, y le dijo. "¿Vamos?" Hailey consideró su respuesta por un momento. No había duda de que Abby era atractiva y que había ido allí con el único propósito de ligar con alguien, ella no esperaba que eso sucediera tan fácilmente.

"¿Por lo menos me dirás tu nombre?" Preguntó Hailey, al tiempo de levantarse, dándole la respuesta a través de su actitud más que por sus palabras. "Janet", respondió Abby mientras seguía a Hailey al estacionamiento. No sabía por qué respondió a la pregunta. No había pensado en Janet Jones en años. Mientras seguía las luces traseras del Jeep de Hailey por la autopista, su mente se desplazó a los recuerdos agridulces. La señora Jones era una mujer atractiva, casada, cercana a los treinta años. Tenía cabello largo y negro, curvas voluptuosas. Desde el momento en que Abby entendió lo que era el sexo, había fantaseado con la vivaz mujer que vivía al lado. La ventana de la habitación de Abby estaba situada perfectamente para permitirle una vista del patio trasero de la mujer. Un patio en el que, para alegría de Abby, la mujer parecía disfrutar tomando el sol, desnuda. A los dieciséis años, el padre de Abby la había animado a encontrar un trabajo en el verano, que le permitiera ganar dinero para sus gastos. Su solución había sido hacer trabajos en el barrio, como cortar el césped y limpiar las piscinas. Afortunadamente, la señora Jones había necesitado de esos servicios. Cuando ella terminaba de cortar el césped, una tarde de julio particularmente caliente, la señora Jones la llamó dentro de la casa, ofreciéndole una bebida fría. Agradecida por la invitación, Abby aceptó y entró en la casa para encontrarse con la hermosa mujer y su escasa ropa, sentada en el sofá ofreciéndole una cerveza. "Gracias Sra. Jones, pero estoy muy sudorosa y sucia, no creo que deba sentarme en su sofá" "Entonces, quizás te gustaría tomar un baño?" Dijo la mujer poniéndose de pie para acercarse a Abby en la puerta.

Abby recordaba claramente la mirada de deseo en los ojos de la mujer, mientras se acercaba a ella. Casi se había desvanecido cuando la hermosa mujer mayor la besó, antes de entregarle la cerveza. El beso fue mucho mejor de lo que ella jamás podría haber imaginado. Abby bebió apuradamente de su cerveza, con la esperanza de frenar los latidos de su corazón. "Lista para la ducha ahora?" Preguntó Janet. "Umm, creo que tal vez debería irme, Sra. Jones". Abby trataba de protestar. Estaba asustada y la Sra. Jones era una mujer casada. ¿Qué haría ella si el marido regresara a casa? "Ahora, Abby", dijo la mujer seductoramente mientras trazaba el borde de los labios de Abby con el dedo. "Hay algunas otras cosas aquí de las que puedes hacerte cargo antes de irte, querida, y por favor me llámame a Janet ", añadió ella antes de acortar la distancia entre ellos y capturar los labios de Abby. Abby se derritió cuando el cuerpo de la mujer se pegó al de ella. Podía protestar sin más, pero su cuerpo estaba en llamas cuando la señora Jones la llevó a la ducha y con un gesto le indico que entrara. Sorpresivamente, la señora Jones se desnudó y comenzó a ducharse. "Abby, ¿Te gustaría que te lavara la espalda? " de nuevo la ahora desnuda y hermosa Janet Jones le preguntaba, mientras se unía con Abby en la ducha. Más tarde esa noche, acostada sola en su propia cama, Abby recordó lo especial que la señora Jones la había hecho sentir. Había sido tierna, gentil y paciente a pesar de la torpe inexperiencia de Abby. No podía esperar a verla de nuevo. Estaba enamorada, y en la ingenuidad de su adolescencia creía que la Sra. Jones también sentía de la misma manera. No fue sino hasta el día siguiente, cuando regresó a casa de la mujer, que su fantasía se derrumbó a su alrededor. Llamó a la puerta, y se mantuvo impaciente en el porche esperando que la

señora Jones le respondiera. Al cabo de pocos minutos, decidió echar un vistazo por la ventana. La visión de la señora Jones, vestida con nada más que una bata, y Jack Collingwood, uno de los compañeros de clase de Abby, encerrados en un abrazo, la hizo dar un vuelco el corazón. Ella corrió a su casa tan rápido como sus piernas le permitieron y prometió nunca más volver a enamorarse.

CAPITULO DOS "Wow, Abby eso fué increíble!" exclamó Hailey, poniendo sus brazos alrededor de la cintura de Abby, apretándola con fuerza. "¿Creíste que no lo estaría?" respondió Abby con arrogancia. "Bueno no, pero una nunca sabe" "Mira, tengo que irme", dijo Abby, alejándose de Hailey. "¿Ya?" Gimió Hailey. "Sí, tengo un vuelo temprano por la mañana y todavía tengo que empacar", dijo Abby mientras se vestía rápidamente. Y Hailey pregunto "Tal vez cuando regreses, podríamos salir juntas a cenar o algo así?" "Hailey" le advirtió Abby. "Cuando aceptaste, sabías que esta sería la única vez". "Lo sé, lo sé. Pero no puedes culpar a una chica por intentarlo, " respondió Hailey en tono de broma. Abby sonrió y la besó en la mejilla. "Algún día, alguien te hará perder la cabeza y todo tu mundo vá a cambiar". "Lo dudo" respondió Abby, riéndose mientras caminaba hacia la puerta y se dirigía a casa. Miró por la ventana de su dormitorio el hermoso paisaje de la luz de la luna y la nieve, disfrutando de la vista espectacular, mientras las palabras de Hailey sonaron en su cabeza. Alguien te hará perder la cabeza. Ella se echó a reír. No era probable, pensó ella, pero últimamente se había empezado a sentir un poco sola. Tal vez había algo más en la vida de lo que ella se permitía vivir. Tuvo que admitir que había disfrutado de la compañía de Hailey. Había sido vigorizante haber estado con una mujer que era

inteligente y tenía algo más que ofrecerle, además de un cuerpo hermoso. Tenían mucho en común, y Abby estaba peligrosamente cerca de romper algunas de sus reglas. Ella se había sentido obligada a compartir su vida personal con Hailey aunque se las arregló para hacerlo vagamente. Si alguna vez habría alguien con quien pudiera tener una amistad, sería Hailey, pero sin duda se convertiría en un desastre, así que lo más seguro era no volver a verla. Este viaje en el fondo sería una suerte, le daría la oportunidad ad de re-evaluar su vida. Odiaba el hecho de tener que desperdiciar tres horas, para que en media hora de duración de vuelo, llegara de Lansing a Detroit y tomar un vuelo de conexión a Los Ángeles, pero probablemente era más seguro que manejar una hora y media hasta Detroit, en este invierno oscuro. El invierno en el sur de Michigan, siempre era un juego de azar. Podría estar soleado a cincuenta grados en un día y bajar a veinte grados y luego tener nevadas de veinte centímetros en el lapso de una hora, del día siguiente. La naturaleza cambiante le ayudaba a alejar el aburrimiento, pero a veces le dificultaba los planes. "Atención a todos los pasajeros, el vuelo 1342, con destino a Los Ángeles se ha retrasado por una hora. Favor de verificar en los monitores para más actualizaciones." Típico, pensó Abby para sí misma. No solamente había volado del Este para llegar al Oeste, ahora su vuelo estaba retrasado y ella se encontraba más lejos de su destino, de lo que estaba cuando salió de casa esa mañana. Por fin, casi doce horas después de haber salido de su casa, ella se acomodaba confortablemente en su habitación de hotel, agradecida por haberse terminado la reunión de bienvenida celebrada unas horas antes en la sala de conferencias.

Abby revisó el paquete de bienvenida y examinó una cesta de regalo que estaba esperando en su habitación. Habría un desayuno acostumbrado el día de mañana, antes de la ceremonia de premiación y agradecimientos, todo lo demás en el itinerario era opcional. Estaban programados unos cuantos seminarios más en la semana que parecían interesante, pero ella estaba allí para relajarse y eso es lo que haría. Decidió tomar una ducha y después acudir a un club que Hailey le había recomendado, conocido en uno de sus viajes de vacaciones de primavera. Qué mejor manera de relajarse que estar en la cama de alguna chica joven y bonita?. Cuando se acercaba a la oscura y pintoresca entrada del club, sintió de repente la urgencia de darse la vuelta y volver a la soledad de la habitación en el hotel. Tenía una sensación extraña en la boca del estómago. Había una extraña energía en el aire de la cálida noche Californiana. Ella sentía que al pasar por esa puerta, su vida cambiaria para siempre. Alejo con un movimiento de cabeza esa extraña idea y entró. Este lugar era muy diferente al Bar Dreams. Se sentía extrañamente fuera lugar, pero al mismo tiempo cómoda. Grupos de mesas y sillas se alineaban a los lados de la sala. Al final, en la esquina de la izquierda había una sala de estar, con luces suaves y sofás de cuero amplios. Simples obras de arte adornaban las paredes de color crema suave, que rodeaban la zona de estar. A la derecha, había una área poco iluminada, con tres grandes mesas de billar, hechas en roble. Un bar gigantesco en forma de ovalo, estaba en el centro de la habitación, como si fuera una especia de divisor entre las distintas áreas del club. Igualmente atractivo como las otras áreas, los bordes suaves y redondos de la barra de madera de cerezo y los profundos tonos de color, la atrajeron.

Instintivamente, se dirigió a un grupo de taburetes vacíos y se sentó en uno. Sin levantar la vista, pidió un whisky con coca cola, y sólo cuando se lo sirvieron levanto la vista para ver a la mujer más fascinante atendiendo el bar. Impresionante, pensó Abby. Ella parecía estar cerca de los cuarenta. Abby siempre tuvo debilidad por las mujeres mayores. No podía dejar de admirar a esta mujer, vestida con una camisa de mezclilla sin mangas y pantalones vaqueros negros ajustados. Tenía el cabello largo y negro hasta los hombros, con algunos suaves. Sus rasgos cincelados y la fuerte línea de la mandíbula, se suavizada ligeramente por unas cuantas pecas. Sus ojos de color marrón oscuro parecían como si pudieran mirar dentro de tu alma y desvelar el misterio que eras tú. "Aquí tienes, querida", dijo con voz ronca, mientras colocaba la bebida frente a Abby. "Gracias," respondió Abby, mientras le entregaba a la mujer un billete de veinte dólares sabiendo que ella tendría que volver con su cambio. Abby observaba mientras la chica atendía a otros clientes a lo largo de la barra y admiraba su cuerpo perfecto. Era alta, cerca a los cinco punto nueve pies, sospechó. Delgada, con anchos hombros. Su belleza natural cautivó a Abby. Cuando ella regresó con su cambio, Abby trató desesperadamente de inventarse algo que decir para entablar una conversación con esta mujer. "Así que, ¿esto está tan ocupado como parece en un miércoles por la noche? " preguntó Abby tímidamente, señalando el flujo ligero pero constante de la gente que se movía a través del club. Ella respondió: "Sí", en un tono casi molesto. Entonces, como si fuera una obligación por parte de su trabajo, le preguntó: "¿De dónde eres?"

Se dio cuenta de la mirada de decepción en la cara de Abby y dijo rápidamente: "Mira, lo siento, no quise sonar tan fría" "Está bien," respondió Abby con simpatía. ¿Por qué esa chica podría estar molesta? Esta pobre mujer tiene que pasar por un infierno todos los días, con todas esas lesbianas borrachas quejándose o llorando sobre su hombro. Además, ¿quién se creía que era? Claramente no era mejor que el resto de ellas. "¿Es una mala noche?" preguntó Abby con sinceridad. La mujer asintió con la cabeza mientras se alejaba para continuar con su trabajo. Regresó unos minutos más tarde y colocó otra copa delante de Abby. "Aquí tienes", dijo,"esta es de mi parte." "Gracias," respondió Abby tímidamente. "Mi nombre es Erin," dijo mientras extendía su mano hacia Abby. Sobre la barra, se encontró con un firme pero amistoso apretón de manos, y cuando sus ojos se encontraron, Erin rápidamente soltó la mano de Abby y apartó la mirada. Ni se te ocurra, pensó Erin. Esto no es nada más que problemas. Sexy, muy, muy sexy, pero problemas, un montón de problemas. "Es muy agradable conocerte, Erin," dijo Abby con voz sarcásticamente encantadora. "Me llamo Abby, Abby Grant" Cuando Erin se volvió para atender a los demás, Abby siguió admirándola. Era obvio que sus encantos habituales no funcionaban con esta mujer, lo que la hacía aún más interesante para ella. En su revisión minuciosa, mientras estudiaba los dedos largos y del gados de Erin, no pasó inadvertida la línea delgada apenas perceptible, alrededor del dedo anular. No se había

desvanecido del todo, probablemente tenía una semana o algo así. Sin duda, ese era el origen del mal humor de Erin, pensó Abby. Girando de forma juguetona sobre su taburete, miró alrededor de la sala sin ver a nadie particularmente interesante. Mierda, pensó. Ella estaba allí para levantarse a alguien esta noche, que fuera capaz de mostrarle la ciudad al día siguiente. Ella se dio la vuelta para quedar de frente a la barra y se dio cuenta de que la encantadora cantinera había rellenado una vez más su bebida. Abby le hizo un guiño a Erin a través del reflejo del espejo situado tras de la barra, mientras continuaba con su trabajo. Erin le sonrió a Abby por un breve momento. Era una sonrisa tan cálida que sintió que la envolvía como un guante y ella se sintió aún más atraída por esta magnífica criatura. Contrólate, se dijo a sí misma, ella es sólo otra mujer. Abby estaba disfrutando de sus pensamientos cuando estos fueron interrumpidos rápidamente por una hermosa y joven rubia, sentada a su lado. "Hola, soy Tiffany," dijo la chica, con una risita nerviosa que Abby conocía muy bien. Era el tipo de chica que Abby decidía escoger para pasar el tiempo, de vez en cuando. Por lo general eran frívolas, exigentes y sin experiencia. Pero podían sentirse a salvo, porque a Abby no le gustaban de esa manera. No había ningún peligro por involucrarse con ellas. No correría peligro de salir con el corazón roto. "Soy Abby, encantada de conocerte", respondió, mientras le daba una mirada rápida de pies a cabeza. Era bajita, como mucho de cinco pies y dos pulgadas, pechos firmes, grandes y una pequeña cintura. "¿De dónde eres?" Preguntó la chica. "De Lansing, en Michigan. Estoy aquí por negocios. Y tú? "

"Soy de Minnesota. Vine con un grupo de mis amigos, pensamos que sería divertido venir a pasar las vacaciones de primavera en Los Ángeles " respondió alegremente. Mientras hablaba, de forma casual pero premeditadamente, avanzó hasta ponerse de pie directamente entre las piernas de Abby. "¿Cuánto tiempo estarás en la ciudad?" preguntó Abby, mientras con tranquilidad ponía su mano izquierda sobre la cadera de Tiffany y cogía su vaso con la otra. "Hasta el domingo", respondió la chica, mientras juguetonamente pasaba la mano sobre el muslo de Abby. Sabía hacia dónde se estaba dirigiendo todo esto, y Abby rápidamente pidió otro trago para ella y para Tiffany. Cuando Erin volvió con las bebidas, Abby pudo notar el gesto de desaprobación en su rostro, pero continuó en lo suyo. Deslizó suavemente su mano desde la cadera de Tiffany hasta llegar a su hombro, apenas rozando el amplio pecho en el camino. La chica abrió la boca y Abby pudo sentir el temblor de las rodillas de la joven a causa de su tacto. ¿Cómo era posible, pensó Abby, que ella tuviera ese efecto en las mujeres y que ellas no le provocaran ninguno? Disfrutando del momentáneo que tenía sobre Tiffany, continuó jugando con ella, preguntándose si la chica tenía su propia habitación de hotel o si estaba compartiéndola con sus amigos. En cualquier caso, Abby no la llevaría a su hotel. Una noche significaría problemas. Solo quería pasar un buen rato y eso sería inaceptable. Regla número uno, nunca, nunca, pasar la noche con una mujer. Cuando trazó con sus dedos levemente el contorno de los labios de Tiffany, sintió de nuevo el temblor de las rodillas de la chica. Ante el temor de que pudiera caer, Abby se levantó con rapidez, tomó a Tiffany por la cintura, y la sentó en el taburete. Ahora que la miraba allí sentada tan vulnerable, Abby casi se sentía

culpable de que Tiffany pareciera tan impotente ante sus insinuaciones. Erin observaba este pequeño cambio con asombro, de alguna manera deseando que fuera ella la que estuviera sentada allí, hipnotizada por los encantos de Abby. Inclinándose hacia Tiffany, Abby alejó suavemente el rubio cabello dorado de su oído y le susurró en voz baja, mientras rozaba suavemente con sus labios: "¿Qué quieres que te haga?" Tiffany abrió la boca y dejó escapar un leve gemido. "Yo, umm, yo..." dijo mientras trataba de formar una frase. De repente, como si todas las fuerzas cósmicas estuvieran luchando contra ella, un grupo de cinco o seis chicas universitarias aparecieron de la nada para rescatar a Tiffany de su hechizo. "Es hora de irnos!" Dijo una de ellas, de cabello oscuro. "Ahora no, Liz!" Respondió Tiffany, totalmente molesta por la interferencia de sus amigos. "Tenemos que irnos, les prometimos a los demás encontrarnos con ellos en la fiesta." "La fiesta? La fiesta, la había olvidado", dijo la chica con decepción. Tiffany miró a Abby, claramente dividida entre continuar con ella o con sus amigos y le preguntó: "¿Por qué no vienes con nosotros?" Sus amigas no estaban de acuerdo con la decisión de la chica, Abby se dió cuenta al ver sus expresiones. "Gracias de todos modos, pero tengo que levantarme muy temprano mañana, así que debería irme ya mismo". Antes de que Tiffany se fuera, Abby anotó rápidamente el número del hotel en el que se alojaba y se lo entregó,

recordando la regla número dos: Nunca darle una chica tu número de teléfono. Ella pensó que, en el peor de los casos, si Tiffany se convertía en un problema, podría cambiar de hotel y nunca volvería a verla. Tiffany, a su vez, le dió a Abby su número de teléfono y le dijo que la llamaría mañana, mientras se alejaba con sus amigos. El club se estaba vaciando rápidamente y después de la medianoche la mayoría la gente ya había conseguido otro lugar para seguirle, antes de que la noche hubiera terminado. Volviéndose hacia su bebida, la cual ya había sido reemplazado con un vaso de agua, Abby se sintió repentinamente abrumada por un vacío que no estaba segura de cómo manejar. Erin se le acercó después de secar el último de los vasos de la barra y dijo: "Te rechazaron, ¿eh?" "No, en realidad," replicó Abby, "Yo la rechacé" "¿En serio?" preguntó Erin sarcásticamente, incapaz de mantener los ojos fuera de la estructura muscular de Abby. "Sí," respondió Abby bruscamente. "Esto es asunto tuyo?" "No, pero yo conozco a las de tu tipo?", Dijo Erin insultante. Ella sabía muy bien. En sus días de universidad, Erin había sido muy parecida a Abby, levantándose a las chicas en bares, en busca de pasar las noches. "¿Y qué tipo es ése?" le desafió Abby. "Tu utilizas a las mujeres. Son desechables para tí. No te importa nada de ellas. Sólo tomas lo que necesitas y sigues adelante," respondió Erin a sabiendas. "Eso es mucho mejor que terminar como tú!" acusó Abby, en referencia al lamentable estado mental de la mujer. "¿Y cuál es eso?" Preguntó Erin.

"Afligida y triste," respondió Abby sin pensar. Las palabras apenas habían salido de su boca, cuando ella deseó no haberlas pronunciado. Tratando de suavizar un poco el golpe bajo, Abby le dijo, "Quiero decir, he notado la huella reciente de un anillo en tu dedo y asumí... " "Tienes razón", la interrumpió Erin antes de que Abby pudiera cavar en ella un hoyo más profundo. "Me siento miserable. Pero…" se detuvo para respirar hondo antes de continuar:" No lo cambiaría por nada del mundo." "Lo siento", dijo Abby con sinceridad, al notar el repentino malestar de la otra mujer. "No quise molestarte." "No lo sientas, yo no lo siento. Los últimos tres años de mi vida han sido increíblemente satisfactorios y volvería a vivir con el dolor una y otra vez para tener la oportunidad de amar. Le respondió Erin, preguntándose a sí misma por qué había elegido compartir esa información tan íntima con Abby. "¿Realmente valió la pena?" Preguntó Abby. "No tienes ni idea," respondió Erin con empatía, de alguna manera deseando poder mostrarle a Abby lo que era amar a alguien. "Pero..." Abby se vió interrumpida por un firme tirón en el brazo. "Baila conmigo", dijo la mujer misteriosa. "Estoy ocupada con algo", protestó Abby, con ganas de seguir su conversación con Erin. "Ve," le dijo Erin con un guiño. Ella sabía exactamente quién era la misteriosa mujer y de lo que era capaz. Abby se dejó llevar a la pista de baile por esa mujer, quien llevaba puesta un gorra negra de béisbol, que le cubría su corto cabello castaño y también su rostro, ya que Abby no podía verlo. Vestía una blusa negra y unos holgados pantalones vaqueros,

con botas negras de tacón alto. Cuando ambas empezaron a bailar al ritmo de Breakdown, de Melissa Etheridge, la misteriosa mujer le echó los brazos alrededor de los hombros y Abby envolvió los suyos alrededor de la cintura de ella. Abby se esforzó por verle el rostro y en el momento que sus ojos se encontraron, la mujer estrechó más a Abby y apoyó la cabeza en su hombro. Breakdown de verdad! ¿Qué demonios estaba ella haciendo allí? Y, ¿Por qué diablos ella estaba bailando? Abby quería continuar su conversación con Erin, pero por alguna razón, ella no podía alejarse de esa atracción con la misteriosa mujer. Mientras bailaban, Abby no pudo evitar embelesarse por su aroma a vainilla dulce. Su cuerpo era suave pero firme mientras sostenía a Abby de cerca. El vacío de antes se había ido y fue como si por unos breves instantes, el tiempo se detuviera. Cuando la canción terminó, Abby sintió que la mujer misteriosa dejaba algo en su bolsillo trasero y entonces, tan repentinamente como había aparecido, se había ido. Abby se quedó allí por un momento, completamente desconcertada antes de regresar a la comodidad de su taburete. Se sintió inexplicablemente triste al ver que Erin se había ido en algún momento durante el baile, pero había dejado una nota escrita en una servilleta de papel. “Abby, regresa mañana alrededor de las seis. Yo prepararé la cena.” La nota dejo perpleja a Abby. Le atraía Eerin, cierto, pero tomando en cuenta la breve interacción que hubo entre ellas, Erin no parecía tener el menor interés en ella. Se guardó la nota en el bolsillo y decidió caminar de regreso a su hotel. "Breakdown-no es broma." Erin, Tiffany, la mujer misteriosa. Su mente era un caos, tal vez el aire fresco le haría algo de bien.

Cuando Erin subía las escaleras hasta su apartamento, se preguntó por qué le había dejado esa nota a Abby. Sabía que a esa mujer sólo le interesaba el sexo, que era incapaz de sentir emociones, pero de alguna manera no podía explicar la atracción que había sentido por Abby. Quería ser ella quien llenara el vacío que Abby estaba sintiendo, pero que no quería admitir. Aunque ella y Dinah estaban separadas hace meses, no fue sino hasta ese fin de semana que había sido capaz de quitarse el anillo. No hubo muchas preguntas de sus amigos y familiares. Finalmente había llegado el momento de seguir adelante? Tal vez una noche sería suficiente para curar su corazón roto. Haber visto a Abby en acción era como una sugerencia, de que podía pasar una noche de diversión, así que, cuál sería el problema? Aun estaría Abby interesada en ella? Ella no había hecho ningún comentario o insinuación al respecto, pero no había podido evitar mirar los ojos de Abby, azules como el océano, cuando salió del trabajo aquella noche. Pero ¿qué pasaría con Lauren Waters? Claramente había puesto la mirada en Abby. No había duda de que estaría encantada porque llegara ese fin de semana. Mañana sería la única oportunidad para Erin

CAPITULO TRES Abby deslizó la llave en la puerta y se dirigió directamente a la ducha. Completamente agotada, no quería nada que no fuera irse directo a la cama y tratar de olvidar los sucesos extraños de esa noche. Vació los bolsillos dándose cuenta por primera vez de lo que la misteriosa mujer que la invitó a bailar, había metido en el bolsillo. Era una tarjeta en blanco, en la cual había dejado la huella de sus labios, de un tono rojo anaranjado de lápiz labial. Dándole vuelta a la tarjeta, Abby encontró un número de teléfono y nada más. Puso la tarjeta frente a su cara, podía oler el dulce aroma a vainilla. Suspiró suavemente mientras se preguntaba cómo se sentirían esos labios perfectos contra los suyos. Luego entonces, Abby recogió la servilleta en la que Erin le había dejado la nota y leyó lo escrito a mano. Suave y cariñoso. Cada letra escrita con precisión, atenta y detallista. Guardó cuidadosamente en su maletín, la nota de Erin junto con la de Tiffany y el número de teléfono de la misteriosa mujer, tomó una larga ducha caliente y se metió en la cama demasiado cansada para tener un pensamiento más en lo sucedido. "Hola," respondió Abby al levantar el teléfono. "¡Hola!", Dijo más fuerte. "Diablos" maldita llamada tan temprano. Oh, qué martilleo en mi cabeza, pensó, tomándose un par de aspirinas y casi se arrastró a la ducha. El caer del agua en su rostro le lastimaba, al mismo tiempo que deseaba tener algo de alivio. ¡Oh, Abby no deseaba pensar en que debía acudir a la ceremonia de hoy. Ella sabía que se merecía el premio, pero se sentía tan fuera de lugar en compañía de toda esa gente snob y pretenciosa. Oh, bueno, tendría que salir del paso, pensó, mientras se vestía con su mejor traje negro y un par de cómodas zapatillas.

Ella miró su reloj y se dirigió escaleras abajo hasta el vestíbulo, para el desayuno obligatorio antes de la ceremonia. No era capaz de digerir nada de comida a esa hora, por lo que rápidamente se coló a una mesa del rincón lo más lejos posible de las otras personas y metió su cabeza ante un periódico, esperando que nadie intentara hablar con ella. Erin se despertó temprano, cuando la luz del sol que brillaba a través de la ventana, calentó su rostro. De repente, recordó que había invitado a cenar a Abby. Se aparecería? Aún tendría la nota? ¿Qué podría preparar para la cena? ¿Qué ropa debería ponerse? Miles de pensamientos pasaron por su cabeza como rayos de relámpago. "café", dijo en voz alta. "No podré pensar hasta que haya tomado un café". Miró alrededor del apartamento pensando que debería limpiarlo, pero la verdad no había nada que limpiar. No tenía nada, ya que aún no había tenido el tiempo de salir, desde que Dinah sus pertenencias. Ella había comprado cosas nuevas cuando sintió que era necesario, pero por primera vez noto que el apartamento estaba vacío. NO se sentía como en casa, así que nunca se había molestado en decorarlo. ¿Qué pensaría Abby de esto? Sin duda, tendrá una opinión del por qué yo vivo como lo hago. Rápidamente cambió las sábanas de la cama, mientras trataba de decidir qué hacer para la cena. No fué tan difícil como pensó que sería. Se decidió por cocinar pechugas de pollo en salsa de mantequilla y romero, con zanahorias al vapor, arroz hindú, y mousse de chocolate para el postre. Hizo una lista de lo que necesitaba y se dirigió al mercado para comprar los ingredientes. "¿Qué estoy haciendo?" Pensó Erin. "Una aventura de una noche. No he hecho esto desde que estaba en la universidad y, con una mujer como Abby, menos." Abby era tan a rrogante.

Uno de los rasgos que Erin más detestaba en una mujer, pero que de alguna manera, eso lo encontraba más atractivo en Abby. La ceremonia estaba a punto de comenzar, cuando ellos bajaron a la sala de conferencias y ocuparon sus lugares. "Bienvenido a la entrega anual de premios del Diseño y la Innovación ", anunció el maestro de ceremonias. "Es un verdadero honor estar ante la presencia de tantas mentes creativa..." Abby se desconectó del evento, mientras el orador continuaba, dejando que su mente vagara en la noche anterior. Tenía tantas preguntas. Ella debió haberse ido con Tiffany simplemente y su vida no habría cambiado. Ahora tenía tantas dudas ante estas emociones que desconocía. La hacían sentir incómoda, incluso insegura. Después de lo que le pareció una mañana sin fin, llegó la hora de su almuerzo. Ella no se quedó mucho tiempo, sólo unos pocos minutos. Desde que se saltó el desayuno, ahora se sentía hambrienta, así que llenó su plato de comida y buscó un lugar para sentarse. Lo mejor de estos eventos era la comida. Siempre había un espléndido bufet con todos los alimentos que se podían imaginar. Para sorpresa de Abby, aún había unas cuantas mesas vacías, por lo que rápidamente se sentó en uno de ellas y comenzó a disfrutar su comida, con la esperanza de terminar antes de que alguien decidiera unirse a ella. Por suerte ya había terminado con su almuerzo y se ponía de pie para irse, cuando un par de hombres de negocios se dirigió hacia ella con sus platos. Muy a pesar de ellos, Abby rápidamente se excusó de la mesa y se dirigió a su habitación. Eran las 2 de la tarde, Abby tenía un par de horas para pasear por la ciudad y disfrutar de algunos lugares antes de la reunirse con Erin en el club. Se vistió rápidamente con algo cómodo y estaba preparada para salir, cuando se dio cuenta de la luz de

mensaje parpadeando en su teléfono. "Debe ser Tiffany", pensó en voz alta y presionó el botón para escuchar. "Hola Abby, soy Tiffany. Me la pasé muy bien ayer y espero verte en la noche en el bar.” Abby no estaba de humor para ver a Tiffany esa noche, pero quizás no podría ser capaz de evitarla. Cruzó el vestíbulo y se dirigió a la calle, encontrándose bruscamente con la luz brillante del sol. Ella no era una adicta a la luz matutina y menos aún con la resaca que sentía. Encontró una tienda y compró un par de gafas de sol y más aspirinas. Las aceras estaban menos transitadas de lo que esperaba, y pensó que tal vez estarían más ocupadas en la noche, mientras se abría paso a través de varias tiendas disfrutando de la soledad y el silencio por un momento. Normalmente no le gustaba estar sola, pero hoy necesitaba pensar. Ocupó una mesa de un pequeño café y se sentó allí, disfrutando del paisaje, dejando a su mente divagar. ¿Por qué se sentía tan diferente hoy? ¿Qué había cambiado? Nada, se recordó. Nada había cambiado. Déjalo pasar, Abigail. Al darse cuenta de la hora, se levantó y emprendió el regresar al hotel, preguntándose si debía llevarle algo a Erin. ¿Sería apropiado? ¿Era una cita? ¿Qué quiere de mí? ¿Por qué podría llevarle? Flores tal vez, pero si se suponía que no era un cita, entonces podría dar la impresión equivocada. Llegar con las manos vacías sería muy desagradable. Consideró seriamente llamar para cancelar con cualquier excusa, de esa manera no tendría que lidiar con eso en absoluto. ¿Por qué le importa tanto a Abby lo que esta mujer pensara de ella? Ni una sola vez había considerado llevarle flores a ninguna de sus citas anteriores. ¿Por qué esto era diferente? Estás perdiendo el piso, Abigail, se dijo a sí misma, mientras encontraba un kiosco

de flores y compró un pequeño y hermoso ramo natural. Las Margaritas serían inofensivas, ¿verdad? Nada demasiado presuntuoso ni demasiado frío. "Me llevaré estas", dijo mientras entregaba el dinero al vendedor. Decidió que debía darse prisa en caso de que tuviera problemas para conseguir un taxi esta noche. Cuando volvió a la habitación, rápidamente se dió una ducha y luego miró desconcertada su maleta aún sin desempacar; se decidió por su ropa favorita: un par de blue jeans, camiseta blanca, camisa de mezclilla y sus botas de montaña. Un poco masculino, pensó para sí misma, pero después de haberse sentido atrapada dentro de una falda de la mayor parte del día, el objetivo de la noche era la comodidad. Se tomó un momento para admirar su reflejo en el espejo, tomó las flores y bajó las escaleras para coger un taxi. Erin miró el reloj y se apresuró a tomar una ducha, después decidió ponerse una camiseta blanca que había comprado la semana pasada, unos pantalones vaqueros desteñidos y sandalias marrones. Rápidamente se secó el pelo y se dirigió a la cocina para preparar la cena. Ya cerca de las seis, dispuso el mousse en la nevera para enfriarlo, puso el pollo en el horno, echó un vistazo al apartamento y luego se dirigió a las escaleras para ir al bar y esperar a Abby. "Hey," dijo Erin cuando Abby entró en el club. “Hola” respondió Abby. “No estaba segura de que vendrías” “Yo tampoco lo estaba” dijo Abby honestamente, al tiempo de entregarle las flores.

“Traje esto para ti, no creí correcto presentarme con las manos vacías” “Gracias, son hermosas” respondió Erin tímidamente, sintiendo que su rostro se sonrojaba. "Sígueme," Le dijo Erin mientras señalaba a las escaleras que estaban en el extremo del club. Obediente, Abby la siguió notando lo sexy que se miraba Erin con esa camiseta sin mangas. "Dios, que hombros!", se dijo a sí misma, tratando de alejar la idea de poner sus brazos alrededor de la cintura de Erin y acariciar gentilmente la suave piel que la llamaba. Contrólate, se dijo a sí misma de nuevo y empezó a caminar tras Erin para subir las escaleras. De repente, Erin se volvió y se dió cuenta de que Abby estaba todavía al pie de la escalera y con desaprobación dijo: "Dime que no estás mirando mi trasero!" "No," contestó Abby, avergonzada de haber sido atrapada justo mirándole el trasero, sobre todo las pequeñas aberturas en los vaqueros de Erin, que le permitían dar un vistazo a las sedosas bragas negras que estaban debajo. "Solo estaba pensando en algo". "Pensando en mi culo," murmuró Erin para sí misma, sonriendo. "Vamos, sube!" Abby alejó rápidamente sus pensamientos y subió corriendo las escaleras para unirse a Erin quien ya tenía la puerta abierta, entrando al apartamento. "Algo huele maravilloso", exclamó Abby mientras cerraba la puerta detrás de ella. "La cena está casi lista!" gritó Erin desde la cocina. "Espero que te guste el pollo"

"Suena bien," respondió Abby, mientras miraba alrededor del amplio pero vacío apartamento. Frente a ella estaba la cocina ligeramente iluminada y fría. Una media pared dividía la cocina de la también fría sala de estar, que contenía simplemente un sofá y un televisor montado en la pared. A su derecha estaba situado un sencillo pero elegante comedor, que había sido adornado con velas, una vajilla formal y servilletas de tela. La iluminación era suave y relajante. Observó tres puertas más por el pasillo adyacente al área del comedor. Dos dormitorios y un baño, conjeturó sin preguntar. Erin buscaba algo que pudiera servir como florero para las flores, y se decidió finalmente por una jarra de cerveza que había traído desde el bar una noche. "Esto tiene que servir ", dijo, mientras colocaba el ramo de flores en la mesa. Ambas rieron a la vista de las flores, ubicadas en la mesa formal que había sido degradada, de alguna manera, por la jarra de cerveza. "No he tenido la oportunidad de comprar un jarrón, realmente nunca he tenido la necesidad de uno." "Parece que realmente no has tenido la necesidad de un montón de cosas", respondió Abby mirando a su alrededor en el espacio vacío. "Algún día," respondió Erin, sabiendo que no había amueblado el pequeño apartamento porque significaría que tendría que seguir adelante y dejar atrás los recuerdos de Dinah. "Hey, ¿hay otra forma de salir de aquí, sin que tenga que caminar a través del bar?" "Apenas acabas de llegar y ya estás planeando un estrategia para escapar.” "Lo siento, no… Yo solo… Está bien... es que Tiffany me dejó un mensaje diciendo que estaría aquí esta noche y yo no estoy de humor para..."

"Hacerla de niñera", la interrumpió Erin con una risita. "No pude resistirlo. Te mostraré más tarde el camino de regreso”. "Deja que te ayude con la cena", dijo Abby. "Es lo menos que puedo hacer" "No, no, ya lo tengo, pero puedes coger la botella de vino de la nevera, si note importa”. Abby abrió la puerta del refrigerador para encontrar que estaba tan vacío como el resto del apartamento. Dios, ésta pobre mujer, pensó para sí. Sentirse tan vacía. Abby conocía muy bien la soledad, pero era por sus propios intereses. Ella nunca dejaría que otra mujer se sintiera así. "Exactamente, ¿cuánto tiempo has permanecido... uhm quiero decir viviendo, y estoy usando el término muy a la ligera, aquí arriba? " "Ayer cumplí tres meses" contestó Erin. "Tres meses y el lugar sigue vacío? No entiendo. " "No lo entenderías," ella miró a Abby. Abby sirvió el vino y vio como Erin terminaba de preparar los platos con el mismo cuidado y precisión, con que se dio cuenta que había sido escrita la nota que le había dejado. "Vamos a comer", dijo ella cambiando rápidamente de tema. Comieron en un silencio casi completo, que causo el nerviosismo de Abby. Ella estaba acostumbrada a no emitir una sola palabra cuando sus citas recitaban incesantemente sobre la moda o algún otro tema sin sentido. Piensa en algo qué decir, Abigail, se reprendió a sí misma. "La cena está fabulosa. No recuerdo la última vez que alguien se tomó el tiempo para cocinarme. Jesús, probablemente mi madre, hace más de diez años".

"Eso es muy triste, Abby", dijo mientras sus ojos se encontraron. Sus ojos no pueden ser tan azules, pensó Erin. Parecía que bailaban como el parpadeo de la vela brillando en ellos. Erin apartó de su cabeza esa imagen y regresó su vista al plato casi terminado. "La cocina es el único y verdadero amor que me queda y por desgracia, no tengo a nadie para quien cocinar, así que esto ha sido un placer para mí, ya que era para tí." Se puso de pie para recoger los platos de la mesa. "Gracias de nuevo por haber venido." "Gracias por invitarme." Abby estaba sorprendida de estar pasando un rato agradable, como no lo había tenido hasta ahora. Todo parecía tan natural entre ellas, era como si hubieran sido amigas de mucho tiempo. "Háblame de ella," gritó Abby a la cocina. "¿De quién?" "De tu ex, por supuesto, la mujer que te ha puesto en ese estado tan lamentable." "No hay nada que decir, en realidad. Ya pasó, " respondió Erin mientras traía el mousse de chocolate. Abby quiso decirle que estaba mintiendo, pero no quería insistir en el tema por lo que trató de aligerar el estado de ánimo un poco. "Chocolate, vino, velas, hum... Si no te conociera mejor yo creería que estás tratando de seducirme... Erin...Erin... ¿cuál es tu apellido? " "Davis, Erin Davis, y ¿cómo sabes que ese no es mi plan?", Dijo mientras miraba profundamente a los ojos de Abby, causándole que le diera un vuelco el corazón. Abby sintió una repentina calidez envolver todo su cuerpo y su corazón empezó a latir con tanta fuerza contra su pecho que estaba segura de que Erin podía oírlo desde el otro lado de la mesa. Demasiado vino,

contrólate, se dijo a sí misma mientras rápidamente alejaba su mirada de los ojos marrones que la habían mantenido cautiva por lo que parecía una eternidad. Rápidamente empezó a comer su postre. Esperaba que Erin no se diera cuenta cuán nerviosa la había puesto. Cuando llegues a casa, Abigail, tienes que ver a un médico. Tiene que haber algo mal en tí. "Esto es divino, rico en sabor pero ligero y cremoso," dio Abby tratando de cambiar el tema de nuevo. "Es el paraíso", añadió Erin mientras tomaba otra cucharada. Abby no podía dejar de mirar como los labios de Erin acariciaban la cuchara, claramente disfrutando el dulce chocolate. Era hermosa, de una belleza natural. Su piel parecía tan suave. Ella sólo quería inclinarse sobre la mesa y darle un beso. Whoa, se dijo a sí misma. Recuerda tus reglas. "¿Pasa algo?" Preguntó Erin, "No has terminado tu postre." "No, estaba absorta en mis pensamientos" "Buenos pensamientos, espero" "Entonces, ¿has vivido aquí toda tu vida?" preguntó Abby desesperada por cambiar el tema. "No, en realidad no, mi familia es de San Bernardino. Mis padres aún viven allí, pero mi hermano mayor se trasladó a Dakota del Norte, con su esposa e hijos cuando yo tenía once años, y mi hermana y yo nos mudamos aquí hace unos diez años. Ella se casó y tuvo un par de hijos y luego se mudó de regreso a San Bernardino para estar más cerca de mis padres, hace un par de años. De todas formas nos seguimos viendo. Estoy obligada a visitar a mis padres por lo menos cada dos semanas o de lo contrario ellos enviarían a la Guardia Nacional a que me encontrarán".

"Pareces muy unida con tu familia, debe ser agradable" "Sí, pero a veces ellos interfieren demasiado, pero sé que es porque me aman y no importa lo que sea, siempre estarán ahí para mí". Bien…"¿Qué hay de tu familia, Abby?" "No hay mucho que decir. Soy hija única. Mamá se fue cuando yo tenía dieciséis años. Supongo que ella no pudo convivir con mi padre nunca más. No la he visto ni oído hablar de ella en más de diez años. Mi padre hizo lo mejor que pudo para criarme. Él me preparó para sus negocios y me hizo una persona de éxito en ese sentido, pero por otro lado no somos muy cercanos. Nosotros no podemos hablar de otra cosa, que no sea trabajo o comparar lo pasó en la semana.” "¿Y qué hay de amistades. Seguramente, tienes amigos a los que puedes recurrir cuando necesita hablar las cosas." preguntó Erin mientras recogía el plato de postre de Abby para llevarlo a la cocina y regresaba a llenar su copa de vino. "No, quiero decir que tengo un par de amigos con los que puedo pasar el rato jugando pool y esas cosas, pero no son amigos íntimos. La línea entre amigos y amantes es demasiado fácil de cruzar, con resultados desastrosos" Abby se repitió la regla número cinco para sí misma: Nunca hacer amistad con alguien con quien tengas la posibilidad de llevarte a la cama. "Eres patética, lo sabes. ¿Eso es en todo lo que piensas? Hay mucho más en la vida que solo sexo". "Patética, tal vez para tí, pero estoy muy contenta con mi vida tal como es. No hay dramas! No hay problemas. No tengo nada que perder". "También, nada que ganar. ¿Es que no deseas despertarte en los brazos de quien amas o tomarle de las manos y sentarse a ver una película en un sábado por la tarde? " "No lo sabría. Nunca lo he hecho. "

"¿Nunca?" "Nunca. Me gusta estar sola. Trabajo mucho y me gusta tener mi propio espacio y no tener que dar explicaciones a nadie". "Excepto a ti misma", la desafió Erin. "Yo soy muy feliz conmigo misma, gracias," respondió Abby tratando bruscamente de ocultar el hecho de que Erin había dado en el clavo con esta última afirmación. Durante las últimas semanas, Abby había estado buscando algo o alguien para llenar el vacío que estaba sintiendo. Ella ya no se sentía plena. Había algo que le faltaba, pero no podía encontrar lo que era. ¿Realmente anhelaba una amistad o compañerismo? Pensó que eso no formaba parte de su genética, pero quizás si lo estaba. "¿Y qué hay de ti? No me puedes decir que esto... que tú, eres feliz? " "No soy feliz, no ahora por supuesto, pero lo fuí hace mucho tiempo y voy a serlo otra vez... con el tiempo ", explicó Erin con una lágrima cayendo en su mejilla. Lo último que quería hacer era llorar delante de Abby. Esto era ridículo. ¿Cómo podía ella sentirse todavía tan herida después de tanto tiempo? Y lo que era más preocupante, ¿por qué le estaba contando de esto a Abby? "Háblame de ella, Erin," le instó Abby, mirándola con simpatía mientras las lágrimas corrían por su rostro. "No puedo, no puedo hablar de ello. Yo fuí una tonta". "Mira, no nos conocemos una a la otra y yo me iré en unos pocos días, así que puedes decirme lo que quieras", dijo Abby alargando su mano hacia la de Erin y apretando suavemente, recordando una época anterior cuando había sentido la necesidad de tratar de consolar a otra mujer. "Fué hace tres meses. Salí de trabajar temprano porque el bar estaba vacío y me sentía cansada porque la noche anterior

habíamos salido hasta muy tarde. Noté que el auto de mi mejor amiga estaba en el camino de entrada, pero no le dí importancia, ya que a menudo ella se quedaba con nosotros durante la semana, en vez de conducir de vuelta al Condado El Toro después de su trabajo." Abby le apretó la mano con más fuerza y Erin continuó: "Cuando entré, las encontré en la cama, juntas. Al parecer, había estado ocurriendo por algún tiempo, pero en ese momento todo mi mundo se vino abajo. No sólo perdí a mi amante, sino que ya no tenía el hombro de mi mejor amiga sobre el qué llorar." De repente Erin se liberó de la mano de Abby y se dirigió con enojo a la cocina. Hablar de ello había traído de vuelta la ira que la había ensombrecido, durante mucho tiempo, con la auto-compasión.

CAPITULO CUATRO Abby se levantó rápidamente para seguir a Erin a la cocina, donde la encontró llorando frente a la ventana. No estaba segura de la emoción que la hacía sentirse tan compasiva con esta mujer, su cuerpo instintivamente se acercó y la envolvió en sus brazos, abrazándola con fuerza. Erin se relajó en los brazos fuertes brazos de Abby y se mantuvo así durante varios minutos. De repente, como si acabara de darse cuenta de lo que hacía, Erin se liberó del abrazo de Abby y se alejó, sorprendida de lo bien que se sentía ser apoyada, pero recordándose que esta noche no era por sentirse bien, era sobre sexo. "Lo siento," dijo ella. "Yo no había hablado con nadie sobre esto, y todavía es muy doloroso". "Tal vez deberías hablar de ello. Puede que te sientas mejor después, y yo no tengo que ir a ningún lado". "Estás siendo muy dulce. ¿Qué pasó con la mujer arrogante, indiferente, insensible, y conquistadora que conocí ayer? " Erin no había querido sonar cruel, pero las palabras se le escaparon antes de que pudiera detenerlas. "Si te disgusto tanto, ¿por qué me has invitado a cenar?" Abby deseaba estar enojada y herida, pero la verdad era la verdad. "Sinceramente, no lo sé, pero por alguna razón estoy muy contenta de haberlo hecho," Erin sonrió reconociendo suavemente que sus palabras no estaban destinadas a lastimar a Abby, sino a señalar los hechos. Sin saber qué decir, Abby tomó sus copas de vino, las volvió a llenar y guio a Erin hacia la sala de estar. "Me encanta este espacio, la vista de la ciudad es increíble".

"Supongo que lo es. No lo había notado antes," dijo Erin sin darse cuenta de que nunca había visto de esa manera la ciudad. La vista era realmente espectacular. Pero no tanto como ver a Abby de pie en su sala de estar. Ella se sonrojó al imaginar a Abby sin ropa. Probablemente no la decepcionaría… "¿Qué más puedo decirte?" preguntó Erin casi derribando su vaso de vino antes de tomar a siento en el sofá, junto a Abby. "Que te parece…el anillo? No hay manera de que esa línea tenga más de una semana", Acusó Abby mientras se alejaba momentáneamente y volvía a llenar el vaso de Erin. "Al principio me daba vergüenza decirle a mi familia y a mis amigos lo que había sucedido. Siempre decían que Dinah no era buena para mí y que yo podría estar mejor. Así que, disimulé por cerca de dos meses y fingí que todo estaba bien. Entonces, después de que se me pasara el enojo, me preguntaba si tal vez ella querría volver conmigo. Quizás sólo necesitaba que Carly estuviera fuera de su vida. No fue sino hasta el siguiente fin de semana en casa de mis padres, que por fin me di cuenta de que ella no iba a volver y que realmente yo no la quería de vuelta. Le dije a mi familia que todo había terminado entre nosotras y tiré el anillo en un estanque que ha y en la propiedad de mi padre". Abby se levantó y se arrodilló frente a Erin, levantándole suavemente la barbilla para encontrar sus ojos y decirle: "No puedo imaginar cómo te sientes, pero," tomo el vaso de la mano de Erin y lo puso en el suelo “te puedo ayudar a olvidarlo si tú me dejas”. Las manos de Erin temblaban mientras tomaba el brazo de Abby, que la condujo hacia el dormitorio. Abby se acercó más, mirándola a los ojos, con ganas de desaparecer el daño que sufría. Empujó suavemente el pelo lejos de la cara de Erin y la atrajo hacia sí. Mientras se besaban, Abby

se sintió abrumada por la emoción. Sus labios eran tan suaves. Su beso apasionado. Abby pensó que nunca antes la habían besado así, se sentía maravilloso. La fue acercando de espaldas, lentamente hacia la cama. Su corazón se derritió al ver las lágrimas que asomaban en los ojos de Erin. "Lo siento... no puedo... Esto no era... no se suponía que debía sentir así… Se suponía que solo sería sexo, lo siento mucho..." dijo Erin mientras comenzaba a llorar otra vez, encontrándose que en lugar de ser solo una noche con una mujer, no le importaba darse cuenta que esa noche resultaba ser mucho más. Mucho más porque Erin no podía aclarar su mente en torno a lo que estaba sintiendo ese momento. "Está bien," susurró Abby, apretando más de cerca a Erin, sorprendida por su propio alivio. Por primera vez en su vida, se preguntó sinceramente si podía odiarse a sí misma por aprovecharse de alguien. Erin había dejado claro que quería a Abby, Abby sin duda quería a Erin, pero había algo más, algo que ella no podía explicar. Abby se despertó temprano. Apenas eran las 5:00 am, pero ella todavía estaba funcionando con el horario del Este. Sonrió por un momento mirando a Erin, que dormía plácidamente en sus brazos. ¡Mierda! Se dijo en voz baja mientras se alejaba de Erin. Idiota! ¿Qué hiciste? Ni siquiera se había molestado en desnudarse anoche, porque Erin estaba en su brazos dormida tan plácidamente que no quería despertarla, pero seguro ella no tenía la intención de dormirse también. Había planeado esperar unos minutos más antes de escapar de regreso a su habitación de hotel para pasar la noche, pero se quedó dormida. ¿Y ahora qué? Nunca, nunca pases una noche con una mujer. Conoces las reglas. Abby recogió sus botas y en silencio se dirigió a la calle antes de tomarse un tiempo para ponérselos. Caminaba rápido, casi corriendo para el momento en que llegó de vuelta al hotel. Se

tomó una larga ducha caliente, una pastilla para dormir y se fué directamente a la cama, tratando de borrar de su mente el recuerdo maravilloso de despertarse en la cama de Erin. Erin se despertó con la luz del sol que pasaba a través de su ventana. Sonrió al recordar lo bien que se había sentido al estar en los brazos de Abby. Y por una vez, en lo que parecía una eternidad, Dinah no fué la primer persona en quien pensó cuando se despertó. Rodó en una vuelta sobre la cama con la esperanza de ver dormir a Abby. Su corazón se hundió cuando se dió cuenta que estaba sola. Salió de la cama con la esperanza de encontrarla en la cocina, pero ella se había ido, sin dejar una nota. ¡Mierda! ¿De verdad había esperado otra cosa de ella? Recordó el beso de la noche anterior, Erin llevó los dedos a sus labios y su pensamiento la llevó a mirarse en los ojos de Abby, que le devolvían la mirada con tanta ternura. La expresión de ese rostro le indicaba que Erin era algo más que la próxima conquista de Abby. Así que, ¿por qué se había ido? Por miedo? Era evidente que había pasado la mayor parte de la noche con ella, porque Erin se había despertado tres o cuatro veces durante la noche para encontrarse todavía en los fuertes brazos de Abby, bien envueltos alrededor de ella. Los recuerdos de la noche anterior pasaron por su mente, ella rodeó con sus propios brazos su cuerpo y suspiró. Nunca antes se había sentido tan segura en los brazos de una mujer. Debes superarlo Erin, ella se ha ido. Hace dos noches, no podías soportar su presencia y ahora estás deseando que te abrace. ¿Y por qué? Que había cambiado? Si ello solamente pudiera soportar lo que sucedió con Dinah, o fue una atracción puramente física. Ese cuerpo, esos ojos, Dios mío! Sacudió la cabeza en un movimiento para tratar de borrar las visiones de su mente.

"¡Hola!", Dijo Abby con voz soñolienta mientras contestaba el teléfono. "Hola Abby, soy Tiffany". "Hola, Tiffany!" respondió Abby mirando al reloj y dándose cuenta que había dormido todo el día, eran casi las 5:00 de la tarde. "¿Qué hay?" "Sólo quería decirte que mis amigos y yo iremos a Santa Mónica por la noche y que no volveremos hasta mañana por la tarde". "Oh! Está bien. Diviértanse. Tal vez podamos reunirnos mañana por la noche entonces." le dijo Abby, con la esperanza de que Tiffany fuera una distracción para los sentimientos que le incomodaban y que estaba teniendo sobre Erin. "Eso suena muy bien! Nos vemos entonces! " Abby se limpió los ojos y encontró que estaba pensando en Erin. Cogió la camisa que llevaba la noche anterior, que había arrojado casualmente en la cama por la mañana, y se la llevó a la cara. Inhalar el hermoso aroma que aún persistía en ella, le causó una avalancha de recuerdos que la golpearon. El aroma único de viento, lluvia y pasión era embriagador. Recordaba lo reconfortante que había sido despertar junto a Erin. Era como perteneciera allí. De repente quiso correr hacia ella y simplemente abrazarla. No era sexo, a pesar de que había descubierto en Erin a una mujer increíblemente sexy. Era algo más. Sólo quería volver a verla y estar con ella de nuevo. Sólo eso! Muy bien Abigail, finalmente estas perdida... qué te pasa con esta mujer? De repente estas rompiendo tus propias reglas y anhelando a una mujer que ni siquiera conoces. Terminemos con esto! Sigue adelante! Como Tiffany no estaba disponible para distraerse, buscó en su maletín hasta que encontró el número de teléfono de la mujer misteriosa. Tal vez ella me ayude a sacarme de la mente a Erin.

Marcó el número y con ansiedad sus dedos golpeaban la cubierta de la mesa, mientras la línea sonaba. "¿Sí, en qué puedo ayudarle?", Dijo la voz al otro lado del teléfono. "Yo um... alguien, tal vez Usted? Me dió este número la otra noche en el Bar ED". "Pensé que sabría de tí! ¿Estás libre para cenar? " "Claro que lo estoy!" respondió Abby con entusiasmo, dándose cuenta de que no había comido en casi veinticuatro horas. "Muy bien, entonces, voy a enviar un coche por tí en una hora. Te hospedas en el Hotel Hyatt ¿no?" "Sí, pero yo ni siquiera..." clic. Ella se interrumpió a media frase por el tono de línea cortado. Además, Abby no tenía idea de quién era esta mujer. Y enviará un auto a recogerla? Qué extraño. Esta podría ser una noche interesante, pensó para sus adentros mientras se dirigía rápidamente a la ducha. Se vistió con la única ropa limpia que le quedaba e hizo una nota mental para después enviar su ropa a limpiar en la mañana, antes de reunirse con Tiffany. Mientras esperaba en el vestíbulo, se preguntó cómo iba a saber qué tipo de auto iba a buscarla. Entonces de repente, a las seis en punto, una limusina negra se detuvo y el conductor se acercó a ella diciendo: "Señora, creo que yo la llevaré." La guió hacia la puerta y la mantuvo abierta mientras Abby se acomodaba. "¿Hacia dónde vamos?" le preguntó Abby después de haber estado conduciendo durante unos minutos. "Lo siento, pero no tengo permitido decirle nada, señora" "Mi nombre es Abby, no hace falta que me llame señora," dijo ella sintiéndose molesta y ahora un poco asustada. ¿Dónde estaba ella y a dónde demonios se dirigía?

"Entiendo, señora. Llegaremos en unos quince minutos. " "¿Llegar a dónde?", Dijo ella en voz baja. Ellos ya se habían alejado de la ciudad y durante unos veinte minutos pasaron por un montón de caminos que parecían conducir a ninguna parte. Finalmente, después de lo que pareció una hora, se dirigieron por un camino que parecía ser más civilizado. Abby tomó nota del nombre de la calle. Fox Run Drive. Sin salida. Grandioso! Un callejón sin salida. Qué apropiado. Había una caseta de seguridad al final del camino, pero a ellos les dieron el paso inmediatamente. El camino de entrada parecía recorrer varias millas, a través de densos arbustos hasta que por fin llegaron a la casa. Bueno, más que casa, era un mansión. Enorme. Abby había estado en casas extravagantes antes, pero esta .... Esta era sin duda alguna que había visto gente como Robin Leach en algún momento. "Señora", dijo el conductor al tiempo que le abría la puerta de la limo para que pudiera salir. "Abby", le corrigió "¿Quién vive aquí?" "No estoy en libertad de decirlo, señora." ¿Quién era él, el servicio secreto? ¡Jesús! De repente se sintió mal vestida, con sus vaqueros rotos y su camisa de mezclilla blanca, pensó en pedirle al conductor que la llevara de regreso al hotel, pero él ya se había alejado. Aún no había llegado a lo alto del último escalón, cuando un mayordomo abrió la puerta y le dijo: "Por favor, entre. La señorita Lauren está ocupada en una conferencia telefónica, pero no debe tardar un momento más". "¿Puedo traerle algo de beber?", preguntó él mientras la acompañaba a lo que parecía ser una biblioteca.

Señorita Lauren? Pensaba para sí misma. "Me gustaría un vaso de agua, por favor, si no es mucho problema?" "De ningún modo, señora. Se la traeré en un momento . Por favor, póngase cómoda”. Ella miró a su alrededor preguntándose quién era Lauren y no fue hasta que vió el Oscar que estaba en la repisa, que se dió cuenta que estaba en la casa de Lauren Waters. Oh, Dios mío! Amaba todas sus películas y había tenía fantasías secretas sobre Lauren por años. Pero qué es lo que quería ella con Abby y qué tenía que hacer Lauren con la mujer misteriosa de la otra noche en ED? "Aquí está su agua, señora. La señorita Lauren estará con usted en un momento". "Gracias," contestó Abby, deseando haber pedido algo más fuerte. "Siento haberte hecho esperar!" exclamó Lauren al entrar en la habitación, vestida con unos cómodos pantalones vaqueros holgados y una camiseta rosa de encaje. Su cabello rubio estaba perfectamente recogido en una coleta. "¡Hola! Soy Lauren, es un placer conocerte!" dijo mientras le extendía su mano a Abby. "A ... A ... Abby ... Abigail Grant," contestó ella con nerviosismo. Lauren pudo ver que Abby estaba abrumada, por lo que trató de aligerar el ambiente. "Puedo entender que no tenías idea de a dónde te dirigían esta noche?" Preguntó entre risas. "No, en absoluto." "Lo siento por eso, pero la discreción es de mayor importancia. Estoy segura de que puedes entenderlo".

Allí de pie, aún aturdida y confundida, Abby dijo: "¿Quién? ¿Qué?" "Baila conmigo", le dijo Lauren alcanzando el brazo de Abby, acercándola. Es que acaso había música? Si la había, ella no podía oírla por encima de los latidos de su corazón, mientras sus cuerpos se apretaban, recordándole el calor y el dulce aroma a vainilla. "Eras tú", dijo Abby. Esta vez, sin embargo, la mujer no ocultó su rostro, en su lugar, miró directamente a los ojos de Abby causando que se sintiera como si estuviera en un sueño. Los ojos de Lauren tenían un tono de azul que jamás había visto y ella se sintió incapaz de apartar la mirada. Fue como si Lauren hubiera puesto un hechizo sobre Abby y nada más en el mundo importaba. "Disculpe, señorita Lauren!" "Ahora no, Alfred," respondió ella con un grito. "Lo siento mucho, señorita Lauren, pero la cocinera me pidió que le informara que la cena está servida y usted sabe cómo se pone ella cuando llega tarde". "Disculpa, Alfred. Estaremos allí en un momento. " "Escucha. Sé que esto es mucho para que tú lo puedas manejar de una vez y debes tener un millón de preguntas, así que ¿por qué no me acompañas a cenar y te explicaré lo más que queda ". Abby simplemente asintió con la cabeza, incapaz de hablar cuando Lauren le tomó la mano y la llevó con ella, a través de un laberinto de habitaciones lujosas hacia el comedor, donde una mujer muy enojada mujer vestida en blancos esperaba. "Creí que estaríamos más cómodas cenando fuera esta noche", le dijo Lauren a la mujer enojada.

"Sin duda, señorita Lauren, ahora mismo", respondió ella mientras ella se escabullía agitando sus manos en el aire y murmurando obscenidades en voz baja. "No te preocupes por ella, Abby. Tiene muy mal humor, pero es la mejor cocinera que he tenido". Ella llevó a Abby a través de la cocina en lo que Abby asumió era la parte trasera de la casa. Ellos continuaron por un largo pasillo estrecho hasta llegar a un hermoso paraíso al aire libre, rodeado de grandes formaciones rocosas, cascadas que fluían suaves y una gran cantidad de flores fragantes. Se sentaron en una mesa de hierro forjado, que era apenas lo suficientemente grande para las dos. Sus ojos se encontraron a través de la mesa y Abby fue de nuevo incapaz de mirar a otro lado que no fueran esos ojos azul claro. Su corazón empezó a latir fuerte, cuando lo ojos de Lauren la miraron oscurecidos por el deseo. Abby tragó saliva mientras Lauren le tomaba la mano, suavemente acariciando su dedo sobre ella. Apenas se había acomodado en su silla cuando Lauren se inclinó sobre la mesa y la besó suavemente en los labios. "Lo siento. No pude resistirlo". "Está bien," respondió Abby nerviosamente, deseando que fuera capaz de mantener su compostura lo suficiente, como para haberle devuelto el beso. De repente, la mujer malhumorada estaba de regreso con un carrito lleno de comida. "Espero que tenga hambre! No estaba segura de lo que le gustaría así que le peí al Chef que preparara diferentes opciones." Abby asintió recordando una vez más que no había comido nada desde la noche anterior. "Gracias, Cook. Puedes dejar el carro y nosotras nos serviremos". "¿Está segura, señorita Lauren? No es ningún problema".

"Estoy segura, Cook" respondió dándole una mirada que sugería que quería que las dejara en paz. "Tal vez su invitada necesite algo?" "Lo siento, Abby, he sido una terrible anfitriona. Mi mente ha estado en otra cosas ", le guiñó un ojo con picardía. "¿Hay algo que te gustaría? Cualquier cosa? " "No, gracias, estoy bien" "Muy bien, me iré a mi habitación. ¿Querrá su desayuno en su recamara, señorita Lauren?" preguntó con un dejo de desaprobación. Lauren volvió a captar la mirada de Abby con la suya y la sostuvo durante un momento buscando la respuesta. Sonriendo, respondió: "Sí, creo que estará bien! Buenas noches, Cook! " "Buenas noches, señorita Lauren." "Lo siento por eso. Ella puede ser muy difícil, pero una vez que degustas su cocina, no puedes cuestionar su cuidado hacia mí". "Esto se ve maravilloso!", Dijo Abby con timidez. Había una gran variedad de camarones, carne, pollo, ensaladas, verduras, arroz, frutas frescas y pastel de frambuesa. "Sírvete lo que desees", dijo Lauren mientras servía vino en ambas copas. Abby entusiasmada llenó su plato con camarones, carne y una variedad de verduras al vapor, evitando el pollo y el arroz cuando su mente le recordó momentáneamente su cena con Erin la noche anterior. Ambas estaban acomodadas en sus sillas, con los platos llenos, Abby no podía creer dónde estaba y lo que estaba haciendo. Esta mujer es una diosa! Por qué estoy aquí, qué es lo que ella quiere de mí?

"Así que, Abby, creo que estás preguntándote de qué vá todo esto." "Cierto! Quiero decir que hace dos horas, estaba sentada sola en mi habitación del hotel y ahora de tantas personas en el mundo estoy cenando con Lauren Waters. Supongo que sería una tontería decir ahora que yo siempre he sido un gran fan de su trabajo". "Vaya, eso es bueno, no estoy segura de que habría sido capaz de meterte en mi cama esta noche si no hubieras sido una fan". Abby tragó torpemente y casi se le atora un trozo de carne. Repentinamente, muy nerviosa de nuevo, rápidamente bebió el resto de su vino. Lauren sonrió cuando volvió a llenarle el vaso de vino. "Relájate, todo está bien", Dijo mientras su mano pasaba sobre la mesa para tocar la de Abby, provocándole escalofríos por todo su cuerpo. "Sólo soy una persona, nada diferente a tí. Y no muerdo, a menos que tú lo quieras, está bien? " Abby dejó caer nerviosamente su tenedor, provocando un sonido metálico ruidoso al aterrizar en su plato. “Lo siento” "Relájate ya! No me hagas que vaya al otro lado de la mesa", dijo en tono de broma, tratando de aligerar el ambiente. Detectando que Abby se sentía incómoda, comenzó a contarle el por qué Abby estaba allí. "He estado sola durante más de un mes. Demasiado tiempo para mí. La noche del miércoles fui al Bar ED en busca de una nueva novia. Estuve allí toda la noche, admirándote desde una mesa de la esquina. Aparte de la obvia atracción física, yo estaba impresionada por el hecho de que hubieras sido capaz de hacer sonreír a Erin. Ella no lo había hecho en meses. Luego te ví con la joven rubia. Tú la sedujiste tan fácilmente. Yo estaba segura que eras la chica indicada".

CAPITULO CINCO "¿La indicada?" Preguntó Abby. "Sí, la que yo había elegido para ser mi nueva novia." Abby abrió la boca asombrada. ¿Quién demonios se creía ella que era? "Yo no tengo novias y nosotras ni siquiera nos conocemos ", dijo con enojo. "Tú estarás de acuerdo, estoy segura de ello", la desafió Lauren. "No... No lo estaré", dijo Abby mientras comenzaba a levantarse. "Abby" le imploró Lauren, tomándola del brazo. "Sólo dame una oportunidad. Dame esta noche. Entonces tú podrás decidir, pero yo sé que eres la indicada". Sus ojos se encontraron de nuevo, y aunque trató de luchar contra eso, no podía ocultar su atracción hacia Lauren. "Por favor, Abby!" Suplicó otra vez "Tú sabes que estás deseando decir que sí! está escrito en tu cara ". "No, no puedo hacer esto." Dijo Abby tratando de convencerse a sí misma tanto como a Lauren "No puedo..." De repente fue incapaz de hablar cuando los labios de Lauren encontraron los suyos. Abby se obligó a apartarse, pero ella era físicamente incapaz de resistir a la suave y sensual mujer. Lauren no aceptaría un no por respuesta, mientras empujaba a la todavía reticente a Abby contra la parte posterior de la cascada, con tanta fuerza que casi la dejó sin respiración. Introdujo su lengua entre los labios de Abby mientras el agua caía sobre ellas. Abby sabía que ella era más fuerte que esto, tanto física como emocionalmente, pero ella era incapaz o no estaba dispuesta a luchar más mientras se relajaba, teniendo la lengua de Lauren en su boca, permitiéndole bailar con la de ella. Se sentía débil, abrumada con la pasión y el deseo.

Lauren tomó el pecho de Abby acariciando suavemente su pezón con el pulgar. Cuando Abby gimió en respuesta, Lauren apretó su pezón con tanta fuerza que Abby casi gritó de dolor. Momentos después, un profundo anhelo entre sus piernas había eclipsado el dolor y Abby acercó a Lauren contra su pecho, animándola a continuar. "Cógeme". "Dí por favor." "Por favor, cógeme!" Lauren metió la mano entre ellas, abrió la cremallera de los pantalones vaqueros de Abby sin dificultad y rápidamente los dejó caer al suelo. Sus ojos azules estaban oscurecidos por el deseo, mientras ambas cerraban los ojos; abruptamente metió tres de sus largos y delgados dedos en Abby. Los ojos de Abby se cerraron en el dolor y la alegría. Lauren permaneció inmóvil a excepción de los latidos de su corazón, hasta que Abby abrió los ojos, rogando por más. Ante eso, Lauren empujó en varias ocasiones dentro de la humedad de Abby, hasta que sintió que el cuerpo se tensaba para luego derrumbarse en sus brazos. "Ahora que ya tengo tu atención. ¿Tenemos un acuerdo? "´le preguntó Lauren. Abby no pudo hacer otra cosa que asentir agradablemente. "¡Bien! Vamos a que te calientes con una ducha y que te pongas ropa seca," dijo Lauren mientras se llevaba a Abby a la caseta de la piscina. "Grita si necesitas algo, voy a buscar algo de ropa seca, pero estaré de vuelta pronto”, dijo Lauren mientras dejaba a Abby con sus pensamientos, levantó la ropa mojada y corrió a la casa para cambiarse. Abby se sentó durante unos minutos, abrumada, todavía incapaz de formar un pensamiento coherente en su mente. Felicidades

Abigail, parece como si hubieras tenido tu primer orgasmo, pensó para sus adentros, mientras se ponía en pie y daba un paso en la ducha. Rara vez dejaba que las mujeres con quien dormía la tocaran, y nunca había dejado a ninguna de ellas que la llevaran al orgasmo. Era otra de las reglas que seguía para mantenerse distante. Lauren se duchó rápidamente y se vistió con un conjunto sedoso de short corto y una bata. Ella sonrió a su reflejo en el espejo, orgullosa de sí misma por no haber dejado a Abby que se fuera. Se dirigió de nuevo al patio haciendo una breve parada en el camino, ante la puerta de Alfred. "¿Alfred?" Llamó mientras tocaba. "¿Tienes la información que te pedí?" "Sí, señorita Lauren, por favor entre" "No hay sorpresas?" preguntó. "No, señorita Lauren. La señorita Abigail está limpia. Nada raro ", dijo mientras le entregaba un sobre. "Gracias, Alfred. ¿Le puedes pedir Russell que vaya mañana al Hyatt, recoja las pertenencias de Abby y se encargue de cubrir los gastos? " "Seguro, señorita Lauren. Supongo que la señorita Abigail se quedará entonces?” preguntó Él. "Sí, Alfred, creo que ella se quedará." "Muy bien, entonces. Buenas noches, señorita Lauren. " "Buenas noches, Alfred", dijo ella antes de cerrar la puerta y volver al patio. Abby no había regresado aún, por lo que Lauren limpió los platos y sustituyó cada uno con un pedazo de pastel de frambuesa. Volvió a llenar las copas de vino, se sentó en su silla y comenzó a leer el informe que Alfred le había dado.

Abigail Carson Grant. Carson Fecha de nacimiento: 09 de julio 1981 1621 Redwood Lane, Lansing, Michigan "Hey, ¿estás bien?" Le preguntó Lauren cuando Abby finalmente apareció en el camino de la piscina, vestida con una cálida bata gruesa. Su cabello todavía húmedo peinado hacia atrás. "Unos minutos más y me habría ido a ver cómo estabas". "Estoy bien, de verdad. Mejor que bien." Abby sonrió tímidamente, sorprendida de que esta suave y dulce mujer fuera la misma mujer que le había devastado el cuerpo con tanta violencia sólo unos minutos antes. "Siento lo de antes. Normalmente yo no... Quiero decir, ¿estás segura de que estás bien? " "Sí, estoy segura", dijo Abby antes de unirse a Lauren en la mesa. "¿Qué estás leyendo? Es tu reporte de seguridad. Espero que no te moleste, pero debo ser demasiado cuidadosa. Hay mucha gente acosadora y loca por ahí, sabes?" "Lo entiendo, pero ¿no hubiera sido más prudente contar con esa información antes?" "Supongo que sí, pero yo no estaba preocupada", respondió ella. "Carson?" "Mi papá quería un hijo varón que llevara su nombre. Desgraciadamente tuvo una hija y me puso Carson". "Grado en Ingeniería de la MSU," Lauren leía en voz alta, mientras continuaba revisando a través del archivo de Abby. "Si tienes alguna pregunta solamente tienes que preguntarme, sabes?", dijo Abby nerviosa mientras observaba a Lauren leer, no estaba muy segura de cuáles de sus secretos profundos y oscuros podían ser expuestos.

"Lo sé, pero qué diversión habría en ello. Me gusta ver que sufras. Ahora come tu pastel, debes estar hambrienta". Abby comió su pastel y observó a Lauren mientras leía la infinidad de páginas de información, que sin duda divulgaría los detalles más íntimos de la vida de Abby. Su corazón empezó a acelerar sus latidos, mientras admiraba las manos de Lauren, recordando lo que estas habían hecho momentos antes. "Perdona la interrupción, pero tengo que tomar esta llamada", dijo Lauren mientras alcanzaba su teléfono celular que había sonado. "Sí, Karen." "No, yo no puedo hacer eso." "No." "Diles que lo más temprano que puedo estar allí es el Jueves, estoy ocupada hasta entonces". "No me importa." "Esperé allí toda la semana pasada para que ellos hicieran la nueva toma y no se presentaron. Ahora estoy de vacaciones hasta el jueves ", dijo mientras cerraba de golpe el teléfono. Lauren se volvió a Abby diciendo "Disculpa. Ellos querían que yo volara mañana de regreso a Australia, para terminar las nuevas tomas de mi última película". "No hay problema. Lo entiendo, pero qué es tan importante aquí que no puedas dejar hasta el jueves? " "Normalmente me habría ido, pero tú y yo apenas hemos comenzado a conocernos y ya que no vuelas sino hasta el miércoles, pensé que podríamos pasar ese tiempo juntas". "Estás jugando con tu carrera aquí, Lauren, y yo no he aceptado nada más allá que ésta noche, así que ¿por qué hiciste eso?"

"Tal vez sea así, pero tengo la sensación de que vas a andar por aquí," dijo mientras miraba a Abby con sus ojos azules y cristalinos. Se quedó sin aliento y de pronto estaba cautivada una vez más por los besos de Lauren. Suaves y gentiles esta vez. No se apresuró. "¿Por qué me parece que no puedo decirte que no? "preguntó mientras se fundía en los brazos de Lauren. Sus lenguas danzaban en perfecto ritmo mientras sus manos buscaban lo que deseaban. Sus cuerpos balanceándose al unísono. "Vamos a ir a la cama, cariño", le susurró Lauren, tendiéndole la mano a Abby, llevándola hasta los tres tramos de escaleras hasta su habitación de lujo. Las sábanas de satín de color azul adornan la cama matrimonial. Una increíble pintura, casi de tamaño natural, de dos figuras femeninas abrazándose cubrían una pared adyacente a las puertas francesas que daban a la pequeña terraza con vistas al patio. Lauren abrió las puertas para permitir que el ruido de las cascadas y los olores de los árboles de cítricos impregnaran el ambiente. "Ven aquí," dijo Lauren, dejando caer su juego de bata y short corto en el suelo. Abby se acercó poco a poco teniendo a la vista a la hermosa Lauren Waters, el deseo anuló cualquier pensamiento de sentido común y la razón que hubiera tenido se había ido. Lauren cogió el cinturón de Abby, desatando suavemente su bata, llevando sus manos a explorar la delicada piel debajo de ella, por un momento, antes de deslizarla por sus hombros y dejar que cayera al suelo junto a la suya. "Nunca he deseado a nadie como te deseo a tí ahora mismo", dijo Lauren mientras acercaba el rostro de Abby al suyo, sus bocas uniéndose con urgencia.

Abby llevó a Lauren hasta la cama descansando todo su peso encima de ella. "Entonces, Srta. Waters, ¿cuál es su deseo?" preguntó Abby de modo juguetón. "Mi deseo" respondió Lauren dándose la vuelta sobre ellas en un movimiento rápido, "será oírte gritar mi nombre." Una vez más, Abby se dió cuenta que ella no estaba en control de la situación y se preguntó si alguna vez lo estaría. Lauren comenzó a saborear los pezones de Abby con el movimiento de su lengua, disfrutando con satisfacción la hinchazón y el endurecimiento que les provocaba a su contacto. Continuó acariciando sus pechos, abriéndole las piernas con sus caderas, sintiendo la humedad contra su piel. Abby estaba segura de que nunca había estado tan excitada, que nunca antes había sentido esa necesidad tan desesperadamente. "Por favor, date prisa," urgió Abby, empujando la mano de Lauren entre ellas hacia su centro palpitante. "Quiero saborearte," respondió Lauren, mientras dejaba el pezón hinchado de Abby, moviendo su cuerpo mientras aprisionaba su propio pecho contra la humedad de Abby, separándole más las piernas con los hombros. "Dios, Lauren, por favor apresúrate", rogó Abby. Lauren usó su lengua experta para saborear a Abby suavemente, enviando a su cuerpo oleadas rítmicas de placer. "Lauren, por favor, no podré soportar más." "Sí, Lauren, Sí, Sí, Sííí!" gritó Abby cuando Lauren hundió dos dedos dentro de ella, al tiempque chupaba su clítoris. Consumida por el placer, Abby envolvió sus piernas alrededor de los hombros de Lauren y ella se empujó con más fuerza contra la boca de Lauren, buscando desesperadamente liberarse. Dejándose llevar, su cuerpo se impulsó y luego cayó cuando las olas de su orgasmo cubrieron su cuerpo. Incapaz de detenerse,

siguió y siguió hasta que al fin su cuerpo cayó inerte en la cama. Exhausta, temblando, incapaz de moverse o hablar, Abby yacía insegura de saber si estaba despierta o si sólo había soñado la última media hora de su vida. Lauren alzó la vista y sonrió, esperando por ella para liberar sus dedos. "¿Estás bien, cariño?" Abby sólo pudo asentir. Era incapaz de formar palabras. Una vez que Abby se relajó y ella liberó sus dedos, Lauren se movió suavemente hasta sostener a Abby en sus brazos, besándola suavemente y urgiéndola a que durmiera. Abby no podía estar más de acuerdo. Su cuerpo estaba desgastado y sin fuerzas, no podía darle satisfacción a Lauren si lo intentaba, ya que todo su cuerpo se sentía como una gelatina. "Lo siento", dijo mientras se quedaba dormida en los brazos de Lauren. Abby abrió sus ojos y miró a su alrededor. Durante unos minutos, se sintió desorientada en un entorno para ella desconocido. Se dió la vuelta al sentir que alguien más estaba con ella en la cama y se decepcionó al ver Lauren. De repente, los recuerdos de lo que había hecho la noche anterior la inundaron de nuevo. Tenía muchos remordimientos. Nunca debió permitir que esto sucediera. La única razón por la que ella había accedido a todo esto, era porque deseaba tener a Erin fuera de su mente y no había funcionado. Sueños acerca de la hermosa dueña del bar, interrumpieron con frecuencia su sueño tranquilo. Despertar junto a Lauren no era nada en comparación con despertar junto a Erin. Aunque ella no entendía lo que sentía por Erin, sabía que no sentía nada por Lauren. "Buenos días", dijo Lauren, quien estaba sentada junto a Abby leyendo un libro. "¿Qué hora es?" preguntó Abby adormilada.

“Son casi las nueve. Como amaneciste?” Abby sonrió. A pesar de sus remordimientos, ella había tenido una buena noche. "Estoy bien. Muy bien, de hecho, pero realmente necesito una ducha". "Está bien, mientras lo haces, le diré a Cook que traiga el desayuno y podremos comer en el balcón. Pensé que tal vez podríamos salir hoy. Ir a la feria de arte o algo así?" Abby se sentó casi presa del pánico. No sólo habían pasado la noche, sino que ahora, Lauren estaba haciendo planes para más tarde. "Déjame tomar una ducha y podemos hablar de ello después ", dijo Abby apresurándose hacia el baño. Se sentó en el piso de la ducha, dejando que el agua cayera sobre ella mientras repasaba en su mente varias veces, el recuerdo las últimas veinticuatro horas. Tu puedes hacer esto, Abby, razonó con ella misma. La pasaste muy bien anoche y millones de otras mujeres en el mundo se mueren por ser el objeto del deseo de Lauren Waters, pero te prometiste que nunca te pondrías en una posición donde salieras lastimada. Sólo tienes que seguir las reglas y no podrán herirte! Pero tú ya has roto varias de ellas. Tal vez es el momento de tomar el riesgo. Sólo deja pasar este fin de semana y podrás volver a tu vida. Es muy sencillo, simplemente no te involucres emocionalmente y todo va a estar bien. Tú querías que alguien te mostrara la ciudad, después de todo. "Abby, ¿estás bien?" Lauren interrumpió sus pensamientos. "Si! Saldré en un minuto!" gritó Abby mientras rápidamente terminaba de ducharse. "¿Te sientes mejor?" Preguntó Lauren cuando Abby se acercó a la mesa, minutos más tarde. "Mucho. Gracias". "Debes estar hambrienta? No comiste mucho anoche? "

"Si! Definitivamente podría comer ", respondió ella, sirviéndose tocino, huevos y pan francés. "Miss Lauren! Siento interrumpirla, pero las cosas de la señorita Abigail están aquí. ¿Dónde desea que las acomode?" dijo una voz en el intercomunicador. "¿Mis cosas?" "Alfred, ¿por qué no las traes hasta acá?" "Sí, señorita Lauren. De inmediato". "¿Mis cosas?" protestó Abby de nuevo. "Está bien, relájate. Pensé que podrías decidir quedarte aquí, así que me tomé la libertad de hacer la salir de tu hotel y enviar por tus cosas. Si eso no está bien, podemos llevarlas de vuelta. No es para tanto." "No es para tanto! No es para tanto! Tú decidiste que yo quería quedarme. Bien, vamos a dejar algo claro en este momento. Yo decido lo que hago, no tú. No estoy segura de cómo funcionan las cosas en tu mundo, pero en mi mundo, yo estoy a cargo". "Abby, cálmate! Yo no quise insinuar nada. Pensé que estábamos llevándonos muy bien y que sería más fácil si tú te alojabas aquí. Abby, realmente me gustas. De verdad, y me gustaría que te quedaras, pero si quieres irte, lo entenderé.” "Ni siquiera me conoces. A excepción de lo que hay en ese expediente que todavía estás leyendo, no sabes nada acerca de mí", desafió a Abby. "Me gustaría llegar a conocerte mejor. Sólo dame una oportunidad," suplicó Lauren. "Un momento," gritó Lauren mientras se levantaba a abrir la puerta. "Estas son las cosas de la señorita Abigail, y la ropa de la noche anterior. ¿Necesita algo más en este momento? "

"Gracias Alfred, estamos bien por ahora." "Muy bien," dijo Alfred mientras cerraba la puerta detrás de él. "Abby? Siento mucho si te he molestado. Esa no era mi intención", dijo Lauren sonriendo, encontrándose con los ojos enojados de Abby. "No me mires así!", Dijo Abby con enojo. "¿Por qué?" "Porque haces que sea imposible decirte que no", gritó, encontrando los ojos azul es de Lauren, haciendo todo lo posible para permanecer enojada. "¿Estás segura de que son mis ojos, o tal vez sea que lo que realmente quieres decir es sí, Abby?" dijo, inclinándose para besar los labios de Abby, quien se estremeció y su corazón empezó a latir con fuerza contra su pecho. ¿Cómo puede provocarte esto, Abby? "¿Entonces, te quedarás?" dijo Lauren alejándola. "Sí". "Bien, ahora terminemos de desayunar, para que podamos intentar superar las multitudes.” "Um! Ninguna de mis ropas están limpias, y se suponía que yo tenía que lavar mi ropa hoy". "La ropa que tenías anoche está limpia. Está sobre la cama y si quieres darme el resto de tu ropa la enviaré a lavar". Abby terminó su desayuno y se vistió, mientras que Lauren se duchaba. Mientras amontonaba su ropa sucia en el suelo, comprobando que sus bolsillos estaban vacíos, se encontró la camisa que se había puesto en la cena con Erin. La puso de nuevo en su rostro, inhalando profundamente, sintiéndose reconfortada por el aroma persistente de Erin. Ella se debatía si

lavarla o no. Quizá la próxima vez, decidió mientras ponía la camisa sucia de nuevo en su maleta. Lauren entró en la sala vestida con unos pantalones cortos de color caqui, un top negro muy ceñido y un par de sandalias. Llevaba el pelo recogido en una cola de caballo, que pasaba a través de una gorra negra de béisbol. "¿Es toda la ropa que tienes?" "Sí". "Le diré a Alfred que se haga cargo de ella. ¿Trajiste algún pantalón corto? " "No, yo no tenía planeado estar fuera mucho tiempo durante el día, así que no traje ninguno". "Bien, entonces nos detendremos en el camino de regreso y conseguiremos algunos. ¿Estás lista?" "Sí, supongo que sí. ¿No te preocupa ser reconocida? " "No con mis gafas de sol y, además, incluso si alguien me reconociera en la feria del arte no sería un gran problema ". "Está bien", respondió Abby, antes de seguir a Lauren hacia la puerta de la casa. Cuando volvamos, me podrías mostrar el resto de la casa, por favor? "Tengo la intención de darte un recorrido muy especial!" respondió Lauren, sonriendo seductoramente. Viajaron casi en silencio, ya que cada una se tomó el tiempo para procesar los eventos de la noche anterior y los de esta mañana. "Esto es lo más cerca que puedo estacionar para no llamar la atención la multitud, señorita Lauren," dijo Russell. "Está bien, Russell." "¿Tiene su beeper, Señorita Lauren?"

"Sí, Russell," respondió Lauren un poco molesta. "La veré en la puerta principal si hay un problema." "Está bien. Deberemos terminar en un par de horas y no espero tener ningún problema hoy", dijo Lauren mientras salían del coche y se dirigían hacia la entrada. "Él es muy protector contigo", señaló Abby "Lo es. Él ha estado conmigo desde siempre y sabe cómo manejar cualquier situación que se presente, " respondió Lauren mientras le entregaba al hombre en la puerta los veinte dólares de la entrada. "No tienes que pagar por mí, yo tengo mi propio dinero". "Ya lo sé. Está en tu archivo. Pero te pedí que me acompañaras hoy, así que es mi regalo ¿de acuerdo? " "Está bien." Durante las siguientes dos horas y media, pasearon de la mano recorriendo los exhibidores, hablando de las diferentes piezas que habían encontrado interesantes. Abby se encontró a sí misma preguntándose si algunas de las piezas podrían estar colgadas en el apartamento de Erin. Sabía que estar con Lauren había sido un error. Ella debió haber reservado un asiento en el primer vuelo a casa, después de salir esa mañana de la casa de Erin. Cuanto más tiempo se quedara aquí, más complicadas se pondrían las cosas.

CAPITULO SEIS "Russell, haremos una parada en el Centro Comercial, camino a casa." "Sí, señorita Lauren." Viajaron hasta el centro comercial en silencio. Abby tratando de entender lo mucho que había cambiado su vida en sólo unos días. "En la entrada Este, por favor, Russell," dijo Lauren cuando entraron al estacionamiento del centro comercial. "Esperaré aquí," dijo Russell, mientras abría la puerta para dejarlas salir. "Conozco la tienda perfecta", exclamó Lauren mientras la guiaba a través del centro comercial, tratando de evitar los grupos de personas. Tan pronto como entraron en la tienda, Lauren comenzó a seleccionar la ropa para que Abby se la probara. Abby no estaba segura de si Lauren estaba controlando de nuevo las cosas, o si se trababa de la prisa por continuar su camino. "Toma, pruébatelos, seguiré buscando más” dijo Lauren mientras le entregaba cinco pares de shorts y señalando el área de probadores, que estaba en la parte posterior de la tienda. Abby comenzó a probarse par tras par, sorprendida de que cada uno se veía muy bien en ella. Lauren definitivamente tenía buen ojo para la moda. "¿Cómo vas?" Preguntó Lauren, de pie frente a la puerta del probador, cargando con más pares de shorts. "Bien, todo me queda", respondió Abby. "Abre la puerta para que te vea."

Abby abrió la puerta y tomó el resto de los shorts que sostenía Lauren. "Esos son lindos," señaló Lauren, mirando a los shorts que llevaba Abby. "Date la vuelta, para ver cómo te quedan por detrás." Cuando Abby se dió la vuelta, Lauren la empujó suavemente pero con firmeza contra la pared y cerró la puerta detrás de ella. "¿Qué estás haciendo?" le regaño Abby. "No vas a hacer una escena, ¿verdad, cariño?" Dijo besándole el cuello y llegando suavemente sobre los pezones de Abby, que se endurecieron inmediatamente. "No," contestó Abby tratando de recuperar el aliento. "Me lo imaginé," bromeó Lauren cuando sus manos llegaron entre los muslos de Abby acariciándole cuidadosamente. Abby tenía dificultades para sostenerse en pie, tratando de equilibrarse a sí misma con las manos en la pared. "Creo que estos son mis favoritos", dijo Lauren tirando al suelo los shorts ahora empapados. Ella rápidamente volvió su mano al centro mojado de Abby acariciándolo con ternura. "Vente para mí, Abby," dijo simplemente cuando el cuerpo de Abby se puso rígido y su orgasmo se apoderó de ella. Lauren puso su mano libre sobre la boca de Abby para ahogar su grito, hasta que su cuerpo se relajó. Sonriendo, se quedó sosteniendo a Abby por un momento antes de salir. "Te esperaré en el coche". "Maldita seas, Lauren Waters!" dijo Abby en voz baja intentando recuperar su compostura. Rápidamente se vistió por temor a que la vendedora regresara para comprobar el por qué ella había estado tanto tiempo allí. Eligió tres pares de shorts y los llevó a la cajera, quien retiró la etiqueta del que se había probado hacia unos momentos, mientras Abby esperaba que no se diera cuenta de la mancha de humedad. "¿Encontró lo que necesitaba?", le preguntó la cajera mientras sumaba la cuenta.

"Sí," respondió Abby sonrojándose ligeramente, esperando que no hubieran visto a Lauren unirse a ella. "Gracias, que tenga un gran día", dijo ella mientras Abby salía apresurada de la tienda y se dirigía de nuevo al coche. Encontró a Lauren sentada en el coche esperando por ella, sonriéndole con picardía. "¿Qué te hizo retrasarte?" Abby no respondió, tomó asiento, tratando de evitar la encantadora sonrisa de Lauren. Miro por la ventana, preguntándose en qué se había metido con esta mujer. Definitivamente nuca sería aburrido, pero Abby necesitaba estar en control, y hasta ahora, no había podido ganar ni siquiera por un momento. "¿Vas a hacer pucheros todo el camino de regreso?" Abby asintió sin apartar la vista de la ventana. "Bien, Te ves muy linda cuando haces pucheros," respondió Lauren. Maldita seas, Lauren Waters, pensó una vez más Abby, sin ceder al intento que sonriera. "Mierda, hoy no!" exclamó Lauren cuando se detuvieron en el camino de entrada a la casa, al notar el auto de Karen allí. "¿Qué?" Preguntó Abby. "Mi agente está aquí, supongo que no le gustó que le colgara anoche." "¿Dónde demonios has estado?" Preguntó Karen mientras caminaban atravesando la puerta principal. "A mí también me dá gusto verte", dijo Lauren con sarcasmo, caminando hasta pasar junto a ella.

"¿Ya no contestas el teléfono? "No, he decidido no hacerlo", respondió Lauren bruscamente. "¿Y ahora quién diablos es ésta?", Dijo Karen con tono acusador. "Lo siento, Abby ella es Karen, Karen ella es Abby." "Encantada de conocerte, Karen", dijo Abby cortésmente, extendiendo la mano a Karen quien no le devolvió el gesto. "Me dá igual. ¿Te vas a hacer algo mientras hablo seriamente con Lauren?" dijo despectivamente Karen. "Lauren, iré a tomar una ducha." "Me parece una buena idea, cariño, y luego, si quieres, puedes pedirle a Cock que haga algo de comer, probablemente voy a estar ocupada un buen rato. Lo siento," dijo ella dándole un beso largo y suave a Abby, antes de llevar a Karen a la biblioteca. Abby las oyó discutir mientras se alejaba, preguntándose por qué Karen había sido tan grosera con ella. Disfrutó el rato a solas, mientras tomaba una larga ducha caliente y después se puso ropa limpia. Habían sido dos días intensos y estaba contenta por el descanso. Se dirigió a la cocina y miró a su alrededor con timidez, buscando a Cook, quien se encontraba sentada en un rincón de la cocina viendo algún programa en un televisor blanco y negro. "Cock?" llamó Abby llama tímidamente. "¡Sí! Um Sí. ¿Se le ofrece algo, señora? ", respondió ella mientras rápidamente apagaba la televisión y se dirigía hacia ella. "Lauren está ocupada con Karen, por lo que me sugirió que yo viera lo de la cena. Yo estaré encantada de preparármela, pero no estoy segura de que a usted le guste que yo ande hurgando en su cocina ".

"Es usted muy considerada, señora, no se parece a las demás. Yo estaré feliz de hacerle algo para la cena, ahora dígame, ¿qué le gustaría? " “Mi nombre es Abby, creo que no hemos sido presentadas correctamente. A qué se refiere Usted con eso de las demás?” "Oh! Nada en realidad. Me refería a fuera de mi turno, señorita Abby, lo siento". "Está bien, entonces," dijo Abby haciendo una nota mental de su desliz. "Podría ayudarle a preparar la cena, no tengo nada mejor que hacer por el momento?" "¡Oh! Realmente es usted algo más, no es de extrañar que la señorita Lauren fantasee por ello. Yo estaré encantada de compartir mi cocina con usted esta tarde, siempre y cuando no se lo diga a nadie". "Trato hecho" respondió Abby mientras caminaban juntas hacia la cocina Durante las siguientes horas, ellas pasaron un tiempo agradable. Mientras se preparaba la cena, hablaron de casi cualquier cosa, a excepción de Lauren. A pesar de que Abby tenía muchas preguntas, tal vez sería muy inapropiado para Cook responderlas. Cook parecía estarse divirtiendo también, incluso se tomó el tiempo para sentarse con Abby mientras ella cenaba. "¿Puedo ofrecerle algo más?" Preguntó Cook. "No, gracias, esto estuvo fabuloso." "Muy bien, entonces. Buenas noches, señorita Abby". "Buenas noches, Cook." "Señorita Abby?" "Sí".

"Siéntase libre para hurgar en la cocina en el momento que quiera." "Gracias, Cook," dijo mientras se alejaba. Sonrió para sí misma, que se había ganado a esta difícil mujer. Abby se decidió ir a ver a Lauren, pero se sorprendió realmente al oírlas discutir todavía mientras se acercaba a la puerta. Era evidente que había algo más en la relación de Lauren y de Karen y estuvo consciente de eso, pero ella no conseguiría ninguna respuesta haciéndola de espía, así que, decidió subir, recostarse en la cama y ver la televisión. "Hola Erin" "Hola Frankie!" respondió Erin mientras recogía su delantal y se disponía a iniciar su turno. "¿Estás bien?" Preguntó Frankie. "Um hum," Erin asintió. "Otra vez Dinah?" "No, no esta vez." "¿Cómo estuvo tu cita de la otra noche?" "No como estaba prevista," respondió Erin bruscamente. Con eso, Frankie sabía que no debía presionar más. Ella había aprendido a lo largo de los años que cuando Erin estaría dispuesta a hablar, lo haría. "Creo que esta noche estará muy ocupada. La mayoría de los vacacionistas estarán disfrutando de su última noche en la ciudad". "Espero que sí, anoche estaba lleno, pero aun así había mucho tiempo para pensar," dijo Erin, recordando cuántas veces había levantado la vista hacia la puerta, para ver quién entraba. Su corazón se negaba a escuchar a su mente, que le decía que Abby podría no volver a cruzar esa puerta.

"Oh! Erin, desearía poder decir o hacer algo para que te sintieras mejor. Si yo no fuera hetero, me casaría contigo y viviríamos felices por siempre.” Bromeó Frankie. "Lo sé, me lo dices todo el tiempo. Gracias por ser quien eres. No tienes idea de lo que significa tu amistad para mí ", dijo mientras le daba un suave abrazo a Frankie. Había contratado a Frankie cinco años atrás para que le ayudara en las noches de mayor clientela, los fines de semana, y se había convertido en una amiga muy valiosa y en una buena empleada desde entonces. El hecho de que Frankie fuera hetero y estuviera casada, hacía muy poco para disuadir a las innumerables mujeres que la encontraban encantadora y atractiva. Era buena para los negocios, se recordó Erin a sí misma, mientras se rendía a la culpa de sentir el placer de admirar las piernas largas y el hermoso cabello largo y rubio. Ella nunca dejó de vestirse con una camiseta apretada que abrazaba su hermoso busto doble D. Más que la belleza, la personalidad de Frankie era su mejor atractivo. Ella era muy agradable y con los años había llegado a ser muy buena rechazando los avances de las cientos de mujeres que en repetidas ocasiones se le insinuaban. Ella nunca se puso nerviosa, de hecho, había sido recompensada muy bien por sus esfuerzos, cuando de vez en cuando, bailaba para ellas seductoramente en el bar. Erin estaba muy contenta de tener a Frankie en su vida. Era una noche muy concurrida y había línea formada fuera del club para entrar. Cada año parecía estar más concurrido, especialmente alrededor de las vacaciones de primavera. Erin siempre había tenido conflictos por eso, porque ella deliberadamente se había ubicado el lugar alejado de las multitudes y había evitado toda forma de publicidad para los lugareños y las celebridades, quienes se sentirían cómodos sin tanto turista. Todos los años ella reevaluaba el volúmen de turistas y había considerado moverse a una ubicación diferente,

hasta que las multitudes volvían a ser demasiado abrumadoras. Tal vez este podría el año. El cambio probablemente sería bueno. Ellas trabajaron febrilmente, Erin se sentía agradecida por la distracción de la ola de mujeres que se dirigían hacia y desde el bar. "Hola," dijo Tiffany. "Podrías darme una Bud Light, por favor?" "Claro que sí, cariño," respondió Erin y sonrió al reconocer a Tiffany como la chica a la que Abby sedujo la otra noche. "Gracias", respondió Tiffany cuando Erin le entregó la cerveza. "Um... yo supongo que usted no ha visto a la mujer que estaba hablando conmigo aquí en el bar, la otra noche. Se suponía que debía encontrarse conmigo aquí, así que me deshice de mis amigos. Traté de llamarla, pero me dijeron que ya había dejado el hotel". "No, no la he visto por aquí. ¿Dónde se estaba quedando?" preguntó Erin con curiosidad, insegura de si Tiffany respondería y sin saber muy bien por qué esa información podría serle de utilidad. "En el Hyatt", respondió Tiffany. "Si la ves, por favor, dile que la ando buscando". "Lo haré," respondió Erin con simpatía. El resto de la noche parecía prolongarse indefinidamente. Erin esperó ansiosamente que Abby cruzara la puerta, pero nunca lo hizo. "Última llamada" gritó Frankie. El club se vació rápidamente cuando todo el mundo empezó a salir para buscar otros lugares de última hora. Mientras Erin terminaba de secar el último vaso de la barra, se dió cuenta de que Tiffany aún estaba sentada en una de las mesas.

"Hey! Ella no se apareció, eh? "le preguntó, mirando a los ojos de la joven. La chica era muy bonita, pensó Erin. En todo caso, Abby sabía cómo escogerlas. "¡Lo siento!". "Está bien. No estaba segura de que lo haría, pero ella sonaba emocionada por ello ayer." Erin se sentó, entregándole a la joven otra cerveza, "Está vá por mi cuenta." "Gracias." "Tal vez algo ocurrió y tuvo que volver a casa de forma inesperada?", Dijo tratando de consolar a Tiffany. "Sí, probablemente es lo que sucedió. Sólo que no sé lo que voy a hacer ahora? " "¿Acerca de qué?" "Todos mis amigos salieron a pasar la noche y se supone que no debía encontrarme con ellos sino hasta mañana", dijo patéticamente. "¿Cómo te llamas, cariño?" Preguntó Erin aunque ya sabía la respuesta. "Tiffany. ¿Y el tuyo? ", Respondió ella. "Mi nombre es Erin y yo estaría dispuesta a dejarte dormir en el sofá, arriba en mi apartamento, si quieres". "¿De verdad?" respondió Tiffany con entusiasmo. "Claro, no hay problema, solo déjame cerrar, está bien?" "Está bien", respondió Tiffany mientras terminaba su cerveza y esperaba a que Erin cerrara. Erin rápidamente cerró las puertas y apagó las luces, de repente se sentía un poco mejor. Al menos tendría algo de compañía esta

noche. "Muy bien, Tiffany, sígueme" dijo mientras la guiaba hacia el apartamento. "¿Puedo ofrecerte un trago o algo?" Ofreció Erin. "No gracias, creo que ya he tenido suficiente", dijo sonriendo, mientras miraba profundamente a los ojos de Erin. "Erin?" Dijo ella alcanzando sus manos, "Realmente preferiría no dormir aquí sola en el sofá". Erin se alejó un poco, "¿Qué es lo que sugieres?" "Estoy sugiriendo, esto", dijo mientras acercaba a Erin y la besaba fuertemente en los labios. "No lo creo", contestó Erin, alejándose de Tiffany que estaba en estado de shock. Hacía menos de una hora esta chica había estado inconsolable por Abby y ahora quería compartir la cama de Erin. Cómo se puede ser tan voluble, pensó para sí misma? "No crees que soy atractiva?" Preguntó Tiffany. Erin captó la mirada de Tiffany y la sostuvo, mientras luchaba con la culpa y el deseo de satisfacer sus propias necesidades. Oh, qué demonios, pensó para sí, Tiffany se iría de la ciudad mañana y tal vez la distracción sería buena para ella. Acercó a Tiffany hacia ella, sus cuerpos ahora tocándose, la necesidad que ambas necesitaban de estar aún más cerca. "Eres hermosa", susurró Erin, antes de atrapar los labios de Tiffany con los suyos, con suavidad al principio, dejando correr sus dedos por el cabello rubio y largo de Tiffany, acercándola más, sintiendo el calor de su cuerpo; el poco sentido común que le quedaba se fue rápidamente, reemplazado con nada más que la necesidad. Sin previo aviso, Tiffany, apresurada y febrilmente tiró de la ropa de Erin, sus manos aferrándose a lo que pudieran sostenerla. "¡Detente!" dijo Erin mientras cogía las manos de Tiffany y las mantenía quietas.

"¿Cuál es tu prisa?" Preguntó ella, aún sosteniendo las manos de Tiffany. "Si vamos a hacer esto, vamos a hacerlo a mi manera? " "¡Lo siento!" dijo Tiffany insegura de si había hecho algo mal. "La mayoría de las mujeres sólo quieren que yo... " Erin la interrumpió. "Yo no soy la mayoría de las mujeres," después le soltó las manos, y levantando suavemente la barbilla para mirarla a los ojos, la besó suavemente en los labios. Se quedaron durante varios minutos sólo abrazadas, sus besos eran suaves y lentos. "Esto es agradable", dijo Tiffany, rompiendo el momento. "Sí, lo es," respondió Erin antes de tomar la mano de Tiffany para llevarla al dormitorio. Mientras estaban en el borde de la cama, Erin lenta pero metódicamente, besó a Tiffany, mientras sus manos con delicadeza exploraron su cuerpo. Ella gentilmente guió a Tiffany al centro de la cama y se puso sobre ella. La besó suavemente en los labios antes de arrastrar con suavidad su labio inferior sobre la mejilla de Tiffany, y luego suavemente besando sus párpados con ligeros besos hasta llegar a su oreja, antes de susurrarle de nuevo, "Eres tan hermosa". Tiffany gimió cuando Erin tomó suavemente sus pechos y acarició sus pezones con su dedo índice, haciendo que se hincharan y se endurecieran con deleite. Queriendo, necesitando sentir la piel sobre la piel, la carne sobre la carne, mujer sobre mujer, Erin se alejó un poco para quitarse su camisa y el sujetador, revelándose a sí misma a la hermosa mujer que yacía bajo ella. Tiró suavemente de Tiffany y la besó apasionadamente, queriendo sentir su cuerpo contra el suyo. Poco a poco retiró el suéter de Tiffany y comenzó a besarle el cuello, mientras soltaba el broche de su sujetador con una mano. Ella se quedó sin aliento mientras se deslizaba el sostén de los hombros de Tiffany, exponiendo sus voluptuosos pechos. Pasó un momento

simplemente observando su belleza, antes de colocar a Tiffany de nuevo en la cama. Ella gimió suavemente mientras sus pechos y sus labios se encontraron una vez más. Erin comenzó lentamente, dejando besos húmedos por el cuello y el pecho de Tiffany, juntando sus manos que ya habían hecho su camino a los montículos voluptuosos. Su le ngua trazaba círculos alrededor de los duros pezones de Tiffany, causándole gemidos. Tiffany trataba de apretarla más a su pecho, Erin rápidamente se alejó de sus senos y de nuevo fué a su boca besándola profundamente, antes de mudarse de nuevo y tomar uno de sus pezones en la boca, sosteniéndola allí mientras su lengua danzaba alrededor, por encima, unos momentos antes de pasar a la otra. Sentir el cuerpo de Tiffany moviéndose debajo de ella, su respiración rápida y superficial, la hizo decidir retrasar un poco más las cosas al moverse de nuevo a su boca. Tiffany gimió cuando ella se alejó de su pecho, pero los gemidos fueron silenciados rápidamente cuando Erin comenzó a besarla suave y poco a poco de nuevo, pasando los dedos por su pelo, acariciando su hermoso rostro con las manos. Cuando la respiración de Tiffany regresó a un ritmo normal, Erin se dirigió hacia abajo, arrastrando besos húmedos sobre su pecho, deteniéndose brevemente en cada seno antes de continuar por su vientre plano. Se tomó su tiempo asegurándose de besar cadacentímetro de su estómago, antes de pasar su lengua por la cintura de Tiffany y usar sus dientes para desabrocharle los vaqueros. "Vamos a dejar estos fuera", bromeó, retirando poco a poco los vaqueros de Tiffany y luego los suyos. Ella se recostó en la parte superior de Tiffany, cuyas caderas se habían levantado para recibir los muslos de Erin. Sintiendo el

calor húmedo contra su piel, Erin emitió un gemido de anticipación.. Ella llegó a sentir la humedad de la espera, cuando Tiffany comenzó a levantar sus caderas con urgencia para encontrar la mano de Erin. No estaba preparada para que terminara en ese momento, por lo que Erin retiró la mano y ralentizó el ritmo de nuevo, a pesar de las súplicas de Tiffany. Después de unos momentos, ella decidió poner fin a esta tortura. A medida que reiniciaba su lento descenso, Erin besó y acarició cada centímetro del cuerpo de Tiffany, todo el tiempo mirando a sus ojos desesperados. Ella sonrió antes de hundir su lengua en la humedad, ansiosamente bebiendo el dulce néctar. Sintiendo el orgasmo inminente de Tiffany, Erin usó su mano libre para darse placer a sí misma. Incapaz de moverse, mientras sus cuerpos se recuperaban, no podían hacer nada más que mirarse una en los ojos de la otra, hasta que Tiffany fue finalmente capaz de agacharse y atraer a Erin hacia ella. "Eso fue... Um Woww! Yo no pensé que podría ser tan bueno ", dijo Tiffany besando a Erin suavemente. "Entonces te has acostado con la mujer equivocada", bromeó Erin. "¿Qué puedo hacer para complacerte", preguntó Tiffany, pasando un dedo por el pezón de Erin. Erin rápidamente tomó su mano y la detuvo. "Relájate," dijo envolviéndola en sus brazos "¿Estás segura? ¿Pasa algo malo? " "No, no pasa nada, simplemente relájate, sí!" "Está bien", dijo, por fin relajándose en los brazos de Erin. Erin estaba feliz. Había pasado mucho tiempo desde que había complacido a una mujer así. Inclusive con Dinah, el último año el

sexo no había sido frecuente y cuando pasaba, había sido rápido e impersonal. Ella debería haber sabido en ese entonces, que algo no iba bien. Tan feliz como lo era en ese momento, no podía dejar de preguntarse que esta noche podría haber sido como si hubiera tenido a Abby en su cama. Pensó en lo bien que se sentía cuando estuvo en los brazos de Abby y se sumió en un sueño tranquilo. Erin se despertó con el sonido de la ducha, recordando con una sonrisa la mirada en la cara de Tiffany, como una oleada tras otra cuando su orgasmo le inundó el cuerpo. "Buenos días, Erin," dijo ella, cuando salió del baño vestida y lista para salir. "No quería despertarte, parecías tan tranquila durmiendo, pero ya tengo que irme". "Gracias, tuve un buen sueño. ¿Estás segura que no puedes quedarte un tiempo? " "Ojalá pudiera, pero tengo un taxi esperando abajo. Muchas gracias por lo de anoche. Nunca lo olvidaré ", le dijo a Erin mientras la besaba en la mejilla y se iba.

CAPITULO SIETE Abby se despertó con el sonido de un teléfono celular. "¿Podrías responder por mí, Abby?" gritó Lauren desde el baño. "Hola", dijo Abby al abrir el teléfono. "¿Quién es?", Preguntó una voz enojada. "Soy Abby, ¿y tú quién eres?" respondió. "¿Por qué estas contestando el teléfono de Lauren y ¿qué demonios sigues haciendo allí. Le dije que se deshiciera de tí. " "Karen! Debería haber reconocido la amargura en tu voz. Lauren está en la ducha. Le diré que le has llamado," dijo Abby antes de apagar el teléfono de un golpe. Qué hija de puta! "Hey," dijo Lauren cuando apareció del cuarto de baño, vestida con una falda y zapatos de tacón. Vestía una blusa con volantes y su pelo suelto. "¿Quién llamó?" "Era Karen", respondió Abby desalentada. "¡Auch, lo siento!", Dijo Lauren con simpatía mientras se inclinaba para besar a Abby en la frente. "Ha surgido algo y tengo que salir un par de horas. Siéntete libre para pasear o pedirle a Alfred las llaves de mi coche si deseas ir a algún lugar. No debería volver demasiado tarde y te explicaré todo cuando regrese; por ahora, realmente tengo que irme antes de que Karen llame de nuevo y me grite que voy tarde", dijo antes de tomar su celular y salir por la puerta. Lo que estaba siendo una mañana interesante ya estaba lejos de serlo, pensó Abby para sí, saliendo de la cama para tomar una ducha. Se preguntó si Lauren siquiera hubiera llegado a la cama en toda la noche. Ciertamente no habría hecho ningún ruido si llegó. Abby notó el estrés en el rotro de Lauren y se preguntó qué pudo haber pasado para que ahora saliera tan de prisa? ¿Cuál era el trato que tenía con Karen, de cualquier manera?

Abby decidió que era hora de preguntarle a Cook algunas cuestiones. Definitivamente habían más cosas entre Lauren y Karen, que lo que Lauren podía decir. "Buenos días, Cook," saludó mientras entraba en la cocina. "Señorita Abby, venga siéntese, tengo el desayuno listo para usted. Lauren se reunirá con Usted?" "No, ella tuvo que salir inesperadamente esta mañana. Algo que ver con Karen". "Esa mujer problemática, no puedo esperar el día en que ya no tenga que lidiar con ella." Abby miró inquisitivamente a la mujer mientras tomaba asiento en la mesa. "En realidad no es para que se lo diga, señorita Abby, pero creo que usted es una persona encantadora y, si me promete que no dirá nada, le voy a dar algunos de los detalles. " "Lo prometo," respondió Abby cuando comenzó a comer su desayuno. "Bueno, yo no estaba en ese entonces, pero la señorita Lauren la conoció hace unos cinco años. Había estado buscando un nuevo agente, y la señorita Karen se presentó altamente recomendada. Ella era muy agresiva e hizo maravillas para la carrera de la señorita Lauren". "Continúe," la alentó Abby. "Las cosas fueron muy bien durante un par de años, hasta que la señorita Lauren se convirtió en un gran éxito. Ella había ganado un Oscar, compró esta casa y tenía una hermosa novia con quien había salido por un tiempo. " "Entonces, ¿qué pasó?" preguntó Abby.

"La señorita Karen se puso muy celosa, quería a la señorita Lauren para ella. Bueno, realmente, ella quería lo que tenía la señorita Lauren. Ella encontró una manera de interferir con su relación y causo la ruptura. Lauren tenía el corazón destrozado, y quién cree usted que estaba allí para recoger los pedazos? La Srta. Karen encontró la manera de meterse en la cama de Lauren. Se mudó aquí y comenzó a tratarnos de mala manera. Ellas parecían felices pero pronto empezaron a pelear por todo. Terminaban y volvían a estar juntas, rompían y volvían. Fué terrible, incluso hasta violento. Hace aproximadamente un año, la señorita Lauren tuvo suficiente, la llamó y le dijo a la señorita Karen que se fuera para siempre. La Srta. Karen respondió amenazando con acciones legales si no la seguía manteniendo, por lo que Lauren la dejó como su agente y le pagaba sus gastos. Desde entonces, Lauren ha salido con algunas mujeres, pero ninguna que realmente parezca hacerla feliz y Karen sigue interfiriendo y causando problemas, incluso les ha pagado a alguna de ellas para que se retiraran. Creo que la relación más larga que le permitió, duró como un mes". "¿En serio?" Abby la miró con intención. "¿Algo más que deba saber?" "No, creo que ya he dicho demasiado", respondió Cook. "No se preocupe, su secreto está a salvo conmigo. Y para que lo sepa, Karen ya está tratando de deshacerse de mí. " "Golfa asquerosa!" “Gracias por el desayuno, estuvo delicioso. Y gracias por su sinceridad” le dijo Abby. "De nada, señorita Abby. Si necesita cualquier cosa, por favor hágamelo saber. " "Lo haré", le dijo mientras dejaba la mesa y se dirigió al piso de arriba para pensar.

Ella no quería una relación con Lauren o con cualquier otra persona de esa manera, pero despreciaba a gente como Karen. Consideró por un momento continuar esta farsa de relación con Lauren, solo para molestar a Karen. Eso no sería justo para Lauren, pensó. Lauren quería más de Abby de lo que ella alguna vez podría darle. Ella trató de ser honesta con Lauren desde el principio, pero fué claro que Lauren no iba a aceptar un no por respuesta. Cuando Lauren regresara, Abby se sentaría con ella para tener una charla muy seria. Ellas podrían pasar unos cuantos días agradables y eso sería todo. Ella regresaría a casa y nunca más vería a Lauren de nuevo. Con suerte, también podría dejar atrás los recuerdos de Erin. Ella decidió husmear un poco en la habitación de Lauren, tratando de comprender a la persona real que estaba detrás de todo el brillo y el glamour. Se sorprendió de no encontrar nada. Si Lauren tenía algunos secretos, desde luego no los escondía en su dormitorio. La biblioteca, se dijo, recordando el escritorio en la biblioteca. Ese si parecía como si allí estuviera la vida real de Lauren. Ella se dirigió a la biblioteca, consciente del hecho de que Alfred pudiera notar su entrada ahí. Le diría que estaba buscando un libro para leer en la piscina, por si éste le preguntaba. Ella pasó discretamente junto a él, dejando la puerta abierta para no levantar sospechas y comenzó observando todos los cuadros en las paredes. Lauren sin duda había conocido a muchas personas influyentes a través de los años. Los líderes del mundo, personas de negocios exitosos, muchas otras celebridades. La presencia de Lauren en las fotos a través de los años, decía mucho acerca de cómo se sentía. En la mayoría de las primeras fotos, Lauren estaba claramente feliz, pero con los años, se veía como si su espíritu se hubiese roto.

Miró hacia la puerta para comprobar si Alfred había estado observándola y ya que no lo había hecho, se dirigió hacia el escritorio. No había un lugar vacío sobre la cubierta de encino, el escritorio estaba lleno de papeles, la mayoría eran libretos. La agenda de Lauren estaba abierta y se dió cuenta de que ella no tenía una cita programada para esta mañana, por lo que no le había mentido acerca de que era algo inesperado. Había una fotografía en el escritorio mostrando una foto reciente de lo que parecía ser la familia de Lauren. Abby miró de nuevo rápidamente hacia la puerta, antes de abrir el cajón de en medio del escritorio para encontrarse una vieja caja de zapatos. "¡Ajá!" Dijo mientras sacaba la caja, la abría y encontraba montones de fotos. Eran fotos de Lauren con varias mujeres diferentes. Encontró varias de la misma mujer, que debía haber sido la hermosa novia que Cook había mencionado. Parecían una pareja muy feliz en las fotos. También había un serie de fotos de Lauren con Karen, en la que Lauren parecía ser pequeña y frágil. Abby se quedó sin aliento cuando encontró una foto de Lauren con Erin. Ambas parecía tan jóvenes, quizás había sido tomada haría casi diez años. Hacían una hermosa pareja. Se complementaban bien entre sí. Erin debió haber sabido que era Lauren aquella noche. Por qué no le había dicho nada? Por alguna razón, esto molestó a Abby, pero no estaba segura del por qué. Tenía que haber por lo menos veinte fotos más de otras mujeres, pero ella no tenía tiempo para mirarlas de cerca. El sonido de agitación de Alfred cerca de la puerta hizo que ella entrara en pánico y alejó la caja. Rápidamente se alejó de la mesa y comenzó anavegar sobre la vasta colección de libros de Lauren mientras aparecía Alfred. "Señorita Abigail, ¿hay algo en lo que pueda ayudarle?", Le preguntó.

"No, gracias, Alfred, sólo estoy buscando un libro para leer en la piscina." "Maravilloso, señorita Abigail, es un hermoso día al aire libre, que sería una pena desperdiciarlo en interiores. Puede llamarme si necesita algo". "Lo haré, Alfred, gracias", respondió ella, seleccionando rápidamente un libro y escapando escaleras arriba, con la esperanza de que él no hubiera notado que ella estaba hurgando en el escritorio. Se puso unos shorts y una camiseta, y se disponía a salir de la habitación, cuando se dió cuenta de que su expediente aún estaba en el tocador. Decidiendo que necesitaba saber lo que había de ella en ese expediente, lo tomó y se dirigió a la zona de piscina, acomodándose en un sillón. El sol estaba caliente, caía sobre su piel, pero había una brisa fresca que soplaba, lo suficiente para hacer la temperatura soportable. Los sonidos de las cascadas en la distancia hizo que Abby se sonrojara ligeramente ante el recuerdo de su primera noche aquí. ¿Cómo había permitido que eso sucediera con tanta facilidad? Mira cómo has cambiado, Abigail. Ella comenzó dar la vuelta a través de las páginas del informe, sin sorprenderse de ver toda su información financiera. Ciertamente, Lauren sabría que Abby no estaba con ella por el dinero. Se las había arreglado para administrar una buena cantidad de ahorros en los últimos años. Ella continuó a través del informe, disfrutando de la información que le desencadenaba recuerdos de su infancia. Sumente vagaba sin rumbo de vuelta a sus días de escuela secundaria, su primera multa por velocidad y una vez más el recuerdo de la señora Jones. "Miss Abby" dijo Cook mientras se acercaba a la silla. "Le hice algo para comer, querida. " Ella puso un plato de bocadillos y una jarra de té helado en la pequeña mesa junto a la silla de Abby.

Sorprendida por sus entrañables recuerdos, Abby rápidamente recuperó la compostura y saludó cortésmente a la amable mujer. "Gracias, Cook, me moría de hambre. Tiene tiempo para acompañarme?" “Podría compartir unos minutos", dijo Cook, sirviéndose uno de los sándwiches. "¿Sabe algo de Lauren", preguntó Abby. "Son casi las tres, estaba segura que estaría en casa a estas horas ". "Lo siento, señorita Abby, no he sabido nada de ella, pero por favor no se preocupe. Lauren tiende a ir por su cuenta a veces cuando ella está tratando de resolver algunas cosas. Russell está con ella, así que estoy segura de que está bien. " Ellas disfrutaron en silencio bajo el sol durante unos minutos, antes de que Cook se dirigiera de nuevo hacia la casa. Sin saber por qué razón Lauren y Karen habían estado discutiendo la noche a anterior, la estaba volviendo loca. Necesitaba una distracción, por lo que continuó leyendo más del informe, deteniéndose de pronto, cuando leyó el nombre de Helena Morris, ex Helena Grant. Tener a la vista el nombre de su madre, hizo que un escalofrío le recorriera la espina dorsal. Hacía mucho tiempo que había renunciado a la idea de tratar de hacer contacto con su madre, pensando que su madre sabría dónde encontrarla a ella si alguna vez sentía la necesidad de explicar. Se preguntó qué tan diferente pudo ser su vida si hubiera tenido a una madre que le mostrara su amor y comprensión. Siguió leyendo, observando que Helena vivía a sólo dos horas de aquí. Ella estaba casada y tenía dos hijos, un niño de diez años y una niña de cinco. Seguro que ella no había perdido mucho tiempo después de haberlos dejado y comenzar una nueva familia. Todavía deseaba una explicación. Simplemente no tenía sentido la forma en que Helena los dejó de repente. Podría enfrentarse a

su madre ahora, después de todos estos años? Tal vez había llegado el momento para obtener las respuestas que necesitaba tan desesperadamente. Quizás mañana podría pedir prestado el coche de Lauren y pagarle a Helena Morris una visita. El sol comenzaba a ponerse y Abby sintió un poco de frío. No era tanto por el frío, sino por la perspectiva de enfrentarse a su madre después de todos estos años. Se cambió de ropa y se dirigió a la cocina para disfrutar de la comida que Cook le había dejado en el calentador, antes de irse a la reunión semanal de la cata de vinos. Lauren había llegado a casa alrededor de las cinco, pero estaba demasiado molesta para enfrentar a Abby. Silenciosamente se coló en la casa y se dirigió a su habitación favorita. El atrio era su santuario y nadie la molestaba allí. El cristal aboveda do del techo le daba una espectacular vista de las estrellas en una noche clara. Se sentó durante mucho tiempo y repasando los eventos del día se dió cuenta de que se sentía pequeña e intrascendente. Karen a menudo la había hecho sentir de esa manera. "Gracias a Dios que se acabó," se dijo a sí misma. Karen, obviamente, no estaba muy contenta con el acuerdo, pero su abogado la animó a tomarlo, o corría el riesgo de no conseguir nada en absoluto, incluso si fuera a la corte. Ella aceptó de mala gana. Karen nunca la había golpeado en público y antes de que lo pensara estaba en el ascensor a solas con ella, hasta que Karen comenzó su perorata. "¡Perra!" Gritó Karen. "¿Crees que puedes pagarme y luego hacerme desaparecer?" "Karen, cálmate." Lauren sintió como la rabia de Karen crecía, estaba a punto de hacer le otra de sus rabietas y sabía que estaría atrapada con ella en el ascensor durante unos minutos más.

"Cálmate! Cálmate..." "Me debes una, perra!" El gancho de derecha era nuevo. Lauren hacía tiempo que había aprendido a esquivar el gancho de izquierda y siempre había sido capaz de frenar a Karen después del manoteo, pero el gancho derecho la cogió totalmente por sorpresa, golpeando bajo su ojo izquierdo. "¡Mierda!" Dijo mirándose en el espejo, en los bonitos colores que comenzaban a aparecer bajo su ojo izquierdo. Por suerte, parecía peor de lo que se sentía, o tal vez se le había entumecido durante todo el encuentro. Eran casi las nueve cuando Lauren finalmente se dirigió hacia su dormitorio. Ella no habló mientras caminaba hacia Abby, acercándola, sólo con el deseo de sentir su cuerpo contra el suyo. Abby vió el moretón bajo su ojo izquierdo, pero sabía por la mirada en su rostro que no era el momento para preguntas o explicaciones. Los ojos de Lauren estaban pidiendo consuelo. Esta noche no era la agradable y confiada Lauren que Abby había conocido. Ella apareció derrotada. Sin decir nada, Abby llevó a Lauren a la cama, sabiendo que si le hacía el amor a Lauren esta noche, estaría dando más de sí misma de lo que tenía planeado. Ella podía consolarla y el consuelo requería emoción. La emoción requería sentimientos y Abby no querían desarrollar sentimientos por Lauren. Lauren no protestó cuando Abby la desnudó y la guió suavemente hacia la cama. Se tomó su tiempo, suavemente haciendo el amor con Lauren, tenía miedo de que ésta frágil mujer se rompiera. La llegada del orgasmo de Lauren llegó con sólo unos pocos y suaves gemidos. Era como si el cuerpo y la mente de alguna manera se desconectaran. No hubo nada sexual o romántico, la experiencia era un encuentro puramente emocional. Abby pasó el resto de la noche sólo sosteniéndola en

sus brazos, dispuesta a ayudarle a alejar el dolor, tal como lo había hecho hacia un par de noches con Erin. Cuando Erin finalmente se despertó era casi las cuatro. Sabía que tenía que prepararse pronto para el trabajo, pero quería llamar al Hyatt para asegurarse de que Abby había realizado la salida. Decidió llamar a uno de sus viejos amigos que trabajaban en el hotel, para ver si tenía alguna información. "Hola, Bobby, soy Erin!" "Erin, cariño! ¿Cómo estás? Te oyes mucho mejor que la última vez que hablé contigo". "Sí, estoy mucho mejor." "¿Y a qué debo el honor de tu llamada?" "Podría pedirte un favor?" "Cualquier cosa por ti, cariño." "¿Podrías decirme si Abigail Grant ya dejó la habitación?" "Sabes, se supone que no debería decirte cosas como ésas." "Por favor, Bobby, te lo deberé siempre." "Tú ya me lo debes desde siempre. Pero, ya que lo preguntas de buena manera, la Srita Grant no sólo dejó la habitación, sino que sus pertenencias fueron enviadas al 14321 Fox Run Drive esta mañana. Parece que la señorita Waters ha encontrado un nuevo juguete, si sabes lo que quiero decir? " "Ya me lo temía. Gracias Bobby, pasa pronto por aquí para vernos. Te echo de menos." "Está bien cariño, te veré pronto. Adiós" Demonios.

"¿Qué diablos?" Se gritó a sí misma mientras se paraba frente al espejo. En algún momento de la noche, Tiffany le había dejado un enorme chupetón en el cuello. Eso iba a requerir algún tipo de explicación, se dijo a sí misma, sonriendo mientras se introducía en la ducha y se preparaba para el trabajo. Media hora más tarde, se dirigió al bar, sintiéndose mucho mejor de lo que se había sentido en meses. "Hey Frankie!", saludó Erin con alegría. "Hey Erin! Qué hay de nuevo? Parece que tuviste una buena noche ayer. ¿Quién era? " "Tiffany. La rubia que estaba preguntado algunas cuestiones". "Bueno, supongo que tienes lo que te mereces por acostarte con una adolescente" respondió Frankie en tono de broma. "Estás celosa!" Erin le siguió la broma. "Además, ella tiene veintidós años y eso sólo se mencionó una vez y nunca se discutió de nuevo. " "Muy bien, entonces, pero tú sabes que eres lo suficientemente mayor como para ser su madre." añadió Frankie. "Apenas" gritó Erin antes de golpear el culo de Frankie con una toalla del bar. "Lo que sea, estoy feliz de verte sonreír otra vez", respondió ella antes de volver a su lado de la barra.

CAPITULO OCHO Abby no estaba totalmente sorprendida de despertar sola en la cama. Pensó que tal vez Lauren necesitaba un poco de tiempo para resolver lo que fuera que estaba pasando. Abby estaba ansiosa por terminar las cosas con Lauren antes de esto se tornara más serio, pero parecía que Lauren estaba lidiando con sus propios demonios por el momento. No sería justo irse ahora. Lauren había estado en actividad desde el amanecer, conduciendo por horas sin un propósito específico. Abby, sin duda, se estaría preguntaba dónde estaba, pero ella no estaba dispuesta a tener esa conversación aún. El día anterior había sido muy doloroso y todavía no se había sacado de la cabeza, el hecho de que Karen había manipulado las fotos de Jules con esa otra mujer, para hacer parecer que estaban teniendo una aventura. Fotos, que con el tiempo dieron lugar a su separación después de tres felices años juntas. Jules había sido firme en mostrar su inocencia, pero Lauren tenía las pruebas, o al menos eso pensaba. Incluso le había dado a Jules la oportunidad de decirle la verdad y había acordado que trabajarían en su relación, pero cuando ella siguió sin admitirlo, Lauren la había echado. Estúpida Lauren. Tan estúpida. Ella era el amor de tu vida y nunca te había dado ninguna indicación de que te estaba engañando, pero tú le creíste a Karen. El sólo pensar en Karen le daba ganas de vomitar. Bueno, al menos ahora ella ya está fuera de mi vida para siempre. Eran casi las diez cuando Abby decidió que era tiempo suficiente para que Lauren volviera a casa y hablar con ella acerca de lo que estaba pasando. Tomó su celular y marcó el número de Lauren. "Hola cariño", dijo Lauren tratando en vano de sonar alegre cuando reconoció el número en la pantalla. “Estas bien?” pregunto Abby con sinceridad.

"Estoy bien. Lamento haberte preocupado". "¿Puedes venir a casa ahora? ¿Por favor? " "Ya estoy en camino, mi amor", respondió ella antes de colgar el teléfono y hacer un rápido giro para regresar a casa. La cabeza le latía con fuerza. No podía pensar en nada más y esconderse de Abby no resolvería sus problemas. "Hola," dijo Lauren tímidamente, ante la mirada ansiosa de Abby, después de llegar a casa un poco más tarde. "Hola, tú," respondió Abby permitiéndose una sonrisa para reemplazar su ceño fruncido mientras lentamente se acercó a Lauren. Ella tomó la barbilla de Lauren y le levantó la cabeza para que sus ojos se encontraran y luego rozó suavemente el moretón debajo del ojo de Lauren antes de besarla suavemente en los labios. "Has comido?" Preguntó Abby, tratando de aliviar la tensión que existía entre ellas. "No" "Bueno, vamos a ver qué puedo encontrar para tí, entonces." "No puedes hacer eso, Cook querrá tu cabeza!" "No, no lo hará", dijo Abby, sonriendo ante el hecho de que Lauren no tenía ni idea de que ella ya se había ganado a la enojada mujer. "Está bien, pero si nos pilla, te culparé a tí." Abby estaba preparando algo alegremente para que Lauren comiera, cuando entró Cook y las sorprendió. Lauren se puso blanca como un fantasma, esperando que comenzaran los regaños. "Señorita Abby, ¿ha encontrado todo lo que necesita, querida?", Dijo Cook alegremente.

Lauren se quedó con la boca abierta, ante la interacción entre las dos mujeres. "Todo bajo control, Cook. Estaba haciendo algo de comer para nuestra obstinada amiga.” "Bien, la señorita Lauren necesita comer. Se le olvida a veces, sabe, " respondió Cook como si Lauren ni siquiera estuviera en la habitación con ellas. "Voy a estar en mi habitación por si necesita algo, querida!" "Gracias Cook," contestó Abby. "Ves, te lo dije, nada de qué preocuparse." "¿Cómo hiciste eso?" Preguntó Lauren, sorprendida por la capacidad de Abby para fundir a la terrible mujer. "Ella ha sacado de su cocina a más de una de mis novias, sin mencionar que también me ha echado a mí, en más de una ocasión". "Ella es realmente una mujer muy agradable, Lauren, simplemente hay que tratarla con respeto. Hemos estado manteniendo una mutua compañía en tu ausencia". Una pequeña sonrisa apareció en sus labios. "Ya veo. Entonces, ¿qué te ha hablado de mí que yo deba explicar?" preguntó Lauren en tono acusador. "No mucho, aunque lo intenté. Ella me advirtió sobre todo acerca de Karen “. "Um. Karen ya no será un problema. La despedí ayer y le pague una fuerte cantidad en un acuerdo, para que se fuera de mi vida". "¿Y el moretón en tu ojo fué antes o después de eso?" le preguntó Abby sarcásticamente. Estaba extrañamente molesta de que alguien hubiera puesto sus manos sobre Lauren.

“Después, en realidad… pero ya se acabó. Sólo tengo que buscar algunas cosas que ella hizo para mí, que han salido a la luz. "¿Cómo qué?" dijo Abby al colocar un plato de comida delante de Lauren, besándola suavemente en la parte superior de la cabeza. "Como Jules," respondió Lauren y luego procedió a contarle a Abby toda la sórdida historia de cómo Karen la había confrontado con las fotos de Jules y de otra mujer en una situación aparentemente comprometida y cómo había terminado su relación debido a eso. "Esto está muy bueno, quién te enseñó a cocinar?" dijo Lauren cambiando de tema durante un minuto, tratando de disimular el increíble dolor que sentía acerca de lo ocurrido con Jules. "Sólo un poco que aprendí yo misma, supongo", respondió Abby. "¿Realmente la amabas ¿verdad? " "Más que nada." Lauren admitió libremente. "Me siento como una tonta." "No es tu culpa Lauren. Tú hiciste lo que hiciste, porque pensaste que era lo que había que hacer después de tener la información en ese momento." Abby realmente no lo comprendía, pero ella quería darle su apoyo. "Lo sé, pero igual me duele." Lauren cerró los ojos por un momento, respiró fuerte y decididamente cambió de tema. "¿Qué más te conto Cook? "En realidad nada, pero ¿por qué no me cuentas un poco sobre tu pasado. Me dí cuenta ayer que no sé nada de ti, salvo lo que he leído o visto en la televisión". "¿Qué quieres saber exactamente, quieres sonsacarme algo en específico?", respondió levantándose de la mesa, caminando hacia el fregadero para poner su brazos alrededor de Abby, quien estaba muy ocupada lavando los platos.

Ella estaba sonsacándola, y ella lo sabía. La imagen de Lauren con Erin la había inquietado. No sabía por qué, pero tenía que conocer la historia entre ellas. "Oh, no lo sé, háblame acerca de Erin." Lauren se apartó de Abby y sonrió. "Alguien ha estado husmeando alrededor mientras he estado fuera! ", bromeó. Abby asintió mientras su rostro enrojeció de vergüenza. "Está bien. No tengo nada que ocultar, mi amor." Ella pensó que el tema de Erin podía surgir por una razón u otra. "Entonces, háblame de ello." "Ella fué mi primer... ella fué una amante maravillosa... la mejor", dijo Lauren, volviendo sus pensamientos a los maravillosos momentos que habían compartido juntas. Nunca nadie le había dado tanta satisfacción, tan apasionadamente. "Ella rompió conmigo después de un año porque yo había cambiado mucho. Era comprensible. Nos hemos mantenido amigablemente a través de los años, pero nada más." "¿Cuántos otras han estado aquí?" Abby quería preguntar más acerca de Erin, pero pensó que Lauren podría sospechar. Abby ni siquiera se entendía a sí misma, por qué quería saber más. "No estoy segura, para ser sincera. Después de Erin, estuve con Jules durante tres años, Karen por otros tres años, entonces este último año…ha sido algo un poco confuso. Ella había actuado de forma irresponsable últimamente. Después de haber salido lastimada al final de su últimas dos relaciones serias, ella había decidido evitar muy íntimamente con nadie. Varios rollos de una noche y unas cuantas citas a corto plazo, la habían enviado a buscar el amor de nuevo. Amor, que esperaba ella encontraría con Abby.

"¿Alguna vez fuiste feliz con Karen?" No podía imaginarlas a las dos juntas. Lauren parecía tan bondadosa y cariñosa. Ella era todo lo contrario a una Karen vengativa y sádica. "Creo que por un tiempo, al menos eso parecía... ella estaba mal, de todas maneras. No puedo creer que me haya tomado tanto tiempo para ver quién era realmente era”. Lauren sacudió la cabeza avergonzada. "¡Por fin!" "¿Y qué hay de tí, Abby, el archivo dice que no hubo ninguna relación larga en tu vida?” "No ha habido ninguna... de hecho, tú has sido la relación más larga que he tenido. Nunca he estado en una segunda cita. "Parecía orgullosa de sí misma, pero al oír sus propias palabras, la hicieron sentirse triste. "Wow, tú debes sentir que estamos prácticamente casadas por ahora, han sido casi tres días completos," Lauren respondió sarcásticamente. "¿A qué se debe el honor de que haya durado tu presencia?" "El buen sexo, conversación intelectual y la comida fantástica." bromeó Abby, no estaba segura del por qué todavía estaba allí. "Bien, entonces," respondió Lauren, envolviendo a Abby en sus brazos, mirándola seductoramente a los ojos. "¿Por qué no te doy ese paseo especial por la casa, del que estaba hablándote el otro día?" Abby estaba contenta de que el estado de ánimo de Lauren había cambiado. Lauren había estado en un terrible estado emocional el último día y medio y Abby veía difícil tratar con eso. Ella no sabía cómo consolarla. La arrogancia que Lauren había utilizado para controlar y seducir a Abby había desaparecido, siendo sustituida por una taciturna y sombría Lauren, de la que no parecía liberarse.

"Está bien, pero primero tengo que pedirte un favor?" dijo Abby alejando pocos centímetros a Lauren y colocando sus manos juguetonamente sobre su pecho. "Adelante", dijo Lauren, atrayéndola de nuevo causando que el corazón de Abby se agitara. Se apartó de nuevo. Esta era una discusión seria y necesitaba concentrarse. "Esto es importante. Sé que mañana es nuestro último día juntas, pero me preguntaba si no te importaría prestarme tu coche para salir durante el día? " "Por supuesto, tú puedes llevarte mi coche." Acercó de nuevo a Abby, disfrutando de ese pequeño juego del gato y el ratón y le susurró al oído: "Pero, ¿qué podría ser más importa que que pasar el día conmigo?" "Quiero hacer una visita a Helena Morris." "Tu madre!" dijo Lauren alejándose de la sorpresa. “No mi madre, la mujer que me dió a luz. Yo no tengo una madre”. "Vamos, Abby, el archivo dice que tu madre se separó de la familia, pero seguramente no puedes decir eso. " "No he sabido nada de ella desde el día que se fué. Yo ni siquiera sabía dónde estaba hasta que lo ví en ese archivo". "Yo no sabía, Abby. Lo siento". "No, está bien. Creo que es hora de que enfrentarme a ella ". "¿Por qué no puedo ir contigo... para darte apoyo moral?" "Creo que esto es algo que debo hacer por mi cuenta." Ella no sabía cómo reaccionaría al ver a su madre después de tanto tiempo. Cualquier despliegue de emoción que resultara, desde luego no quería que Lauren lo presenciara.

"¿Por qué no hacemos un compromiso? Te llevaré allí, me aseguraré de que todo está bien y luego me iré hasta que quieras que vaya a recogerte. Así todavía podremos pasar la mayor parte del día juntas y sabré que estás bien". "¿Estás segura de que quieres hacer eso? Tal vez mañana yo no sea la mejor compañía.” "No podría ser peor compañía que la que yo he sido para tí estos últimos dos días". "No ha sido tan malo. Sólo que es difícil imaginar que la persona con la que estabas la última la noche, es la misma persona que era hace dos días. Tan diferente que da miedo”. "También para mí fué de miedo... Ahora, ¿qué hay con ese paseo?" Dijo ella cambiando el tema de nuevo. "Llévame" exclamó Abby, sabiendo que Lauren quería cambiar de tema para sentirse mejor. Extendió su mano hacia la de Lauren cuando salieron de la cocina, pero no lo hicieron más allá del primer pasillo antes de que fueran encerrándose en un abrazo, que amenazaba traer a las dos más allá del punto de no retorno. Lauren hizo que se detuvieran, apartándose un poco, "No aquí, cariño, no de esta manera. Sígueme", dijo con urgencia, tomando la mano de Abby llevándola a la primera habitación desocupada en la casa, que era la biblioteca. Cerró rápidamente y puso llave a la puerta. "Pero, yo ya he visto esta habitación." protestó Abby. "No desde este ángulo," respondió Lauren, llevando a Abby de nuevo al sofá. "¿Cuántas habitaciones hay en esta casa?" Preguntó Abby, un poco preocupada porque su resistencia no fuera suficiente después de un tiempo.

"No te preocupes, no tenemos que ver toda la casa hoy. Podemos quedarnos en esta sala," Lauren respondió, sonriendo mientras ayudaba a Abby a sacarse la ropa. Pasaron las tres horas siguientes explorándose entre sí y el resto de la habitación hasta que ambas se derrumbaron en el sofá, completamente exhaustas y satisfechas temporalmente. "Creo que quiero más, pero mi cuerpo no quiere cooperar", dijo Abby con respiración tensa. "Bien," dijo Lauren, agotada también. "Bien, que yo quiera más o bien, que yo estoy agotada? "Ambos", respondió Lauren abrazando los brazos de Abby, y se dejó llevar al sueño. Abby despertó primero, disfrutando por unos minutos la paz que reflejaba su amante dormida. Ella rozó suavemente el moretón debajo del ojo de Lauren con los labios. Lauren se despertó con un sobresalto y luego se relajó y sonrió a Abby que la miró con preocupación. "¿Te duele?" preguntó Abby en voz baja. "Sólo cuando lo tocas", respondió ella haciendo una mueca. "Lo siento." "Está bien. ¿Tienes hambre, cariño?" "Siempre", respondió Abby. Rápidamente se levantaron y encontraron sus ropas, que habían sido esparcidas sobre la habitación. Una vez vestidas, se dirigieron a la cocina para encontrar que Cook había preparado una comida especial para ellas, pero como se ocuparon de otra manera, la habían dejado solamente a medio calentar. Lauren estaba asombrada de que Cook hubiera pasado trabajos para mantener la cena caliente. En el pasado, la habría puesto sólo en

la nevera o se la hubiera dado de comer al personal. Ella siempre había insistido en que Lauren se presentara cuando la cena fuese servida, porque ella no quería ser responsable de cómo sabría después de permanecer caliente durante horas. Después de disfrutar de su comida y una botella de vino, decidieron dar un paseo a lo largo del camino que conducía a través de la huerta. Hubo un ligero escalofrío en el aire, pero ninguna de ella parecía pensar en ello mientras caminaban en silencio. La mente de Abby estaba ocupada por los pensamientos acerca de lo que traería la reunión de mañana con su madre. ¿Podría la mujer decir nada en absoluto para justificar lo que había hecho? A Abby no se le ocurría ninguna razón lógica para su comportamiento. ¿Cómo podría ella simplemente abandonar a su hija sin ninguna explicación? Lauren no pudo evitar que su mente vagara hacia Jules. El aspecto de incredulidad en su rostro cuando ella le pidió que se fuera. ¿Podría alguna vez hacer algo para compensar la herida que le había causado? "¿Tienes frío, Lauren", preguntó Abby, notando como se ponía la piel de gallina en los brazos. "Un poco." La piel de gallina tenía poco que ver con la temperatura y mucho que ver con los recuerdos de Jules. "Tal vez deberíamos volver a la casa. Estoy un poco cansado también y tú tendrás un gran día mañana". "Sí, supongo que sí", respondió Abby, tomando de la mano a Lauren en la de ella mientras caminaban de vuelta a la casa.

CAPITULO NUEVE Lauren bajo la capota del auto mientras se dirigían a la I-5. Se trataba de un viaje de dos horas hasta llegar a Bakersfield, con el tráfico como estaba. El sol cálido mezclado con el viento, alborotaba su cabello, dándole una sensación cómoda. Su mente estaba lucida hoy y su única preocupación era Abby, que estaba sentada en silencio en su asiento. "Cariño, ¿estás asustada?" Preguntó Lauren. "No estoy segura de lo que siento... Me siento como... insensible. Todo este viaje puede ser una pérdida de tiempo. Ella ni siquiera podría estar en casa," respondió Abby bruscamente, mirando por la ventana. "En primer lugar, ninguna cantidad de tiempo que pasemos juntas, no importa lo que estemos haciendo, es una pérdida de tiempo, y en segundo lugar, ¿no te parece que anunciarle tu visita previa puede permitirle tiempo de preparar algún tipo de respuesta digna a su abandono ". "Yo estaba pensando lo mismo. Si la sorprendo a ella, estoy en condiciones de obtener la verdad". Finalmente miró a Lauren. "Gracias por venir conmigo." "El placer es mío, cariño." "Debe ser justo en este punto", dijo Lauren frenando el coche al entrar en la subdivisión y leer las direcciones de las casas. Se detuvo frente a la modesta casa de ladrillo de dos pisos. "Esta es. Lista?" Ella tomó la mano de Abby y la apretó suavemente. "Lista, creo que nunca lo estaré", dijo Abby tomando una respiración profunda y saliendo del coche para emprender el camino por la acera hasta la puerta. Lauren estaba detrás de ella cuando tocó el timbre. Unos momentos más tarde, un hombre alto, de cabellos plateados abrió la puerta con un sobresalto. Parecía como si hubiera visto

un fantasma cuando vió a Abby. "Helena", gritó, sin dejar de mirar a Abby. Ella apareció casi al instante a su lado. "¿Qué pasa, cariño? Oh Dios! Abigail ¿eres tú?", dijo Helena Morris, agarrándose del brazo de su marido por apoyo, sorprendida al ver a Abby de pie en su porche. Quería invitar a Abby y a su amiga, pero no era capaz de emitir las palabras que se formaron en su boca. "¿Te importa si entramos?" dijo Abby, volviendo de nuevo en la realidad. "Lo siento, sí, por favor entren" Helena llevó a las mujeres al salón y les indicó un asiento, incapaz de tener el control sobre la realidad de que su hija estaba allí. Había esperado por este día durante mucho tiempo. Se había preparado mentalmente. Había ensayado muchas veces las palabras que debía decir, pero ahora, la realidad de todo esto era muy difícil de manejar. Ella rápidamente se excusó de la habitación y las dejó con el marido, se retiró a la cocina para tratar de ordenar sus pensamientos. "Abby, mi nombre es William Morris. No estoy seguro de si me recuerdas, ha pasado bastante tiempo. Tú y tu madre solían visitarme en mi cabaña cuando eras una niña." dijo Bill tratando de abrir las líneas de comunicación de alguna manera, a sabiendas de que sería una situación muy difícil y tensa. “Primero que todo, Sr. Morris, yo no reconozco a esa mujer como mi madre, y en segundo lugar, no tengo ningún recuerdo de Usted o su cabaña.” respondió Abby bruscamente. "Entiendo su resentimiento, señorita Grant," dijo, llevando la conversación de nuevo a un tono formal, al darse cuenta de que Abby estaba todavía muy amargada. "Sin embargo, usted debe saber que hay dos lados en cada historia y tal vez, al menos,

debería escuchar lo que su madre tiene que decir antes de aventurar conclusiones". "Una vez más, señor Morris, ella no es mi madre y no he aventurado ninguna conclusión. Me ha tomado once años para llegar a mis conclusiones, suficiente tiempo para formarme una evaluación completa de los hechos". Helena estaba en la cocina escuchando la conversación entre su marido y su hija, sabiendo que no había ninguna posibilidad de que, no importara lo que le dijera a Abby, ella nunca podría perdonarla. Pero tenía que intentarlo y no podía ocultar la verdad por más tiempo. Regresó a la sala de estar con una jarra de agua y algunos vasos, poniéndolos sobre la mesa de café, antes de tomar asiento al otro lado de su hija. Lauren, sintiendo la creciente tensión, llenó un vaso de agua y se lo entregó a Abby. Ella le apretó la mano tratando de ofrecerle su fuerza y dijo en voz baja: "Creo que me iré ahora, cariño, está bien?" Abby no respondió, sólo miraba la jarra sobre la mesa. El señor Morris escoltó a Lauren a la puerta principal. "Srita. Waters", le gritó cuando Lauren abrió la puerta para entrar en su coche. "Todo vá a estar bien, se lo aseguro, y le doy las gracias por traerla aquí." "Abby vino aquí por su propia voluntad, Sr. Morris. Sólo estoy aquí para ofrecerle mi apoyo si ella lo necesita." Él no respondió, se limitó a asentir mientras Lauren entraba en el coche y se iba. "Ella es hermosa, Abby, estoy tan feliz de que finalmente encontraste a alguien", dijo Helena tratando de preparar el terreno para iniciar la conversación. Ella se había sorprendido al ver que su hija no iba sola cuando llegó. Abby se había convertido en una hermosa mujer, así que no fue una sorpresa que una mujer de la estatura de Lauren Waters la encontrara atractiva, es solo que no importaba cuántas veces había ensayado esta reunión, Abby siempre había estado sola. El hecho

de que su hija no parecía encontrar a alguien para compartir su vida, a menudo la llenaba de triste. "Sí, lo es," Abby acordó puntualmente. "Pero eso no es asunto suyo, además, ¿qué quiere decir que por fin encontré a alguien?" Abby estaba más enojada conforme pasaban los minutos. Qué le había dado el derecho a esta mujer, de sentirse feliz por ella? "Felicidades por tu premio de hace unos días," dijo Helena tratando de mantener la conversación en otros temas que no mostraran demasiada emoción. "¿Cómo sabes eso?" "Yo estaba allí, sentada en la última fila, al igual que estuve en tu graduación de la secundaria, y en el juego final de softbol cuando hiciste un homerun por el que ganó tu equipo y al igual que he estado allí en todos los momentos importantes de tu vida.” Le dijo con toda naturalidad. Abby estaba en shock. Su propia madre la estaba acosando? ¿Por qué nunca se mostró? Todos estos años. "Se supone que debo estar impresionada de que me hayas seguido a todas partes desde hace diez años?" respondió Abby con dureza. "No, Abigail. Sólo quería hacerte saber que siempre estuve ahí para tí". "Ahí para mí! Nunca estuviste ahí para mí. Me dejaste. Tú me abandonaste. Ni siquiera te importé lo suficiente como para decirme que te ibas..." Helena la interrumpió: "Ahí es donde te equivocas Abigail. Yo te amaba tanto, era lo mejor que yo podía hacer por tí en ese momento. " "No lo entiendo. ¿Cómo puede ser que alejarse de un hijo sea lo mejor? " "¿Tú recuerdas de la noche que me fuí, Abby?"

Abby buscó en su mente por los recuerdos. Ella había vuelto a casa y recordaba que había mucha tensión entre sus padres, pero fué el mismo día en que ella tuvo su aventura con la señora Jones y estaba demasiado preocupada por sí misma, que por otra cosa más en ese momento. Ella se fué a su habitación, encendió su equipo de música y cuando se levantó a la mañana siguiente, su madre ya se había ido. Ella asintió con la cabeza indicándole a su madre. "¿Viste algo cuando entraste por la puerta?" le preguntó Helena. Abby pensó un poco y negó con la cabeza. "Yo tenía una pistola apuntando hacia tu padre, Abby. Iba a matarlo ", dijo Helena dolorosamente. Abby se quedó inmóvil escuchando sin poder creerlo. "Yo estaba cansada de sus constantes aventuras, ya era lo suficiente malo que él continuara con eso, pero cuando empezó a hacer alarde de ello en mi cara, diciéndome que él podía llevar a cualquier mujer a la casa, no pude soportarlo más. Yo quería dejarlo desde hacía varios años antes, pero nunca me dejó que te llevara conmigo. Él dijo que si yo quería irme, podría hacerlo, pero que si te llevaba conmigo, sería sobre su cadáver. Me quedé hasta que pensé que eras lo suficientemente mayor para cuidar de tí misma, porque Dios sabe que él no habría sido capaz de cuidar de tí. Con los años mi resentimiento hacia él creció más”. "Nunca me amó. La única razón por la que nos casamos, en primer lugar, fué porque mi padre insistió cuando yo me quedé embarazada. Cuando por fin decidí dejarlo, yo estaba decidida a llevarte conmigo, tú estabas empezando a parecerte a él y yo no quería que tú terminaras siendo una persona fría y despiadada como él." Helena se detuvo por un momento para recuperar el aliento. Ella estaba feliz de que su hija no la había interrumpido hasta este punto. Tenía que sacar todo. "Cuando tú entraste mientras yo le apuntaba con el arma, la realidad me golpeó de repente. Por mucho que yo odiara al

hombre, no pude dispararle. Seguía siendo tu padre y nunca me hubieras perdonado por eso. Me habrían llevado a la cárcel y tú habrías perdido a ambos. Cuando aparté el arma, él me dijo que si alguna vez trataba de contactarte, te diría lo que hice y entonces me arrestarían. Salí de inmediato y me registré en un hospital psiquiátrico por un par de semanas, poco después, me fuí a vivir con Bill y hemos estado juntos desde entonces “. Las dos mujeres estaban sentadas en silencio, durante lo que pareció una eternidad. Helena finalmente rompió el silencio. "Abby, ¿tienes alguna pregunta acerca de lo que acabo de decirte? " Abby dijo inexpresivamente a su madre cuando ella le preguntó: "¿Tú y Bill tuvieron una aventura todo el tiempo, cuando era niña?" "No, sólo fuimos amigos en los primeros años. No fue sino hasta que tú estabas cerca de los catorce años, cuando nuestra relación avanzó a algo más. Él es un hombre muy bueno, un hombre amoroso y cariñoso, que me trata como una mujer debe ser tratada. Solías ir a su cabaña cuando eras una niña. Cuando llegábamos allí, yo vivía el momento más difícil para poder traerte de nuevo a casa". "No lo acuerdo. ¿Por qué no puedo recordarlo? " "Abby, ¿te acuerdas de la mayor parte de tu vida, antes de aquella noche en que me fuí?" Abby buscó en sus recuerdos y no fué capaz de encontrar ninguno. "No, no realmente," respondió. "Creo que tal vez viste mucho más aquella noche, de lo que quieres recordar," dijo Helena, sugiriendo que Abby la había visto apuntando con el arma a su padre y que había reprimido el recuerdo junto con todos los recuerdos que siguieron a esa noche.

"Helena, creo que debo irme ahora", dijo Abby marcando el número de Lauren, mientras hablaba. "Entiendo Abby, esto debe ser abrumador. Sólo deseo que sepas que yo siempre te amé y que hice lo que pensé que era mejor para tí." Deseaba tanto para poner sus brazos alrededor de su hija, pero Abby aún no estaba lista para perdonarla todavía. Tomaría tiempo, podría tardar una eternidad, pero al menos le había contado su lado de la historia. Abby salió de la casa y esperó en la entrada por Lauren. Estaba en estado de shock. La cabeza le daba vueltas, tenía el estómago revuelto. Pensar que su madre odiaba tanto a su padre como para querer matarlo. No era de extrañar que ella no quisiera involucrarse en ninguna relación. "Hola cariño, ¿cómo te fué?" preguntó Lauren con sinceridad. Abby no respondió, miraba hacia al frente cuando Lauren se puso en marcha hacia la carretera interestatal. Lauren ya no preguntó. Ella sabía que Abby estaba probablemente tratando de ordenar las cosas en su cabeza. También sabía que, si bien habían estado mucho más cerca en los últimos días, en realidad no se conocían muy bien una de la otra y no esperaba que Abby confiara en ella. Mientras Lauren conducía, ella trataba de figurarse cuál sería el siguiente paso lógico, entre ella y su relación con Abby. Claramente, este no era el momento para hablar de ello, pero sabía que tendrían que hacerlo en algún momento. Ella se dió cuenta de que Abby no quería comprometerse a nada, lo cual le había molestado al principio, pero ahora, era algo que estaba tirando de sus fibras sensibles. Era por Jules. No iba a esperar su perdón, pero si había la más mínima posibilidad de que pudieran estar juntas de nuevo, tal vez lo haría mejor si las cosas no se ponían demasiado serias con Abby. No era tanto que Abby fuera

la segunda mejor, sino que las circunstancias habían cambiado. Hace unos días, había sido su intención de que Abby se enamorara de ella. Ella estaba cansada de la cantidad de mujeres que habían entrado y salido de su vida durante el último año. Ella estaba buscando alguien con quién establecerse y supo, desde el primer momento, que Abby podría ser la elegida. Estaban a quince minutos de casa, cuando Abby finalmente habló. "Lo siento, Lauren" "No hay necesidad de disculparse, cariño. ¿Estás bien? ¿Quieres hablar de ello ", preguntó Lauren. Ella fue atrapada fuera de guardia cuando Abby finalmente habló, ella no sabía qué decirle o cómo consolarla. "Estoy bien, creo", dijo Abby tomando la mano de Lauren en las de ella, buscando la comodidad y la fuerza que sólo Lauren podría proporcionarle en ese momento. Lauren orilló el coche y tomó las manos de Abby entre las suyas, mirándola a los ojos durante un instante antes de atraerla hacia sí para darle un abrazo. Abby necesitaba esto, pero no quería llorar frente a Lauren, por lo que se apartó después de sólo unos minutos, avergonzada de su debilidad. "Vamos a casa", sugirió Abby, luchando contra las lágrimas que amenazaban. Cuando entraron por la puerta, Abby inmediatamente le pidió a Lauren ir al piso de arriba, a la cama. Ella necesitaba la intimidad, pero quería el sexo como una distracción. Lauren accedió, recordando que Abby había hecho lo mismo con ella un par de noches atrás. "Lauren?" dijo Abby después de recobrar la compostura. "Sí, cariño?" "Gracias."

Iban casi en silencio camino hacia el aeropuerto. Ambas mujeres preguntándose lo que la otra estaba pensando y sabiendo, en el fondo, que probablemente nunca se verían otra vez. "Gracias Lauren. Me lo pasé muy bien". "¡Yo también!" No había nada más que una pudiera decirle a la otra. Lauren estaba determinada a encontrar a Jules y rogar por su perdón. Abby iba de regreso a su vida solitaria y sin complicaciones. El aire era fresco y frío cuando Abby se abrió paso desde la terminal hasta su coche. Estaba nevando mucho y estaba agradecida de que había decidido volar a Lansing en lugar de conducir a Detroit. Con esta nieve, le hubiera llevado horas para llegar a casa y en este mismo momento, ella no quería nada más que llegar casa y volver a su vida como ella la conocía. A pesar de la nieve, los caminos estaba limpios y Abby caminaba a través de su puerta de entrada veinticinco minutos más tarde. No se molestó en desempacar o en revisar sus mensajes. Se dirigió directamente a la ducha, con la esperanza de quitar cualquier resto de su viaje a Los Ángeles. Ella se metió en la cama, rezando por la familiaridad que la consumía. Dió vueltas durante horas. Pensamientos de Erin, persistentes cada vez que cerraba los ojos. Se tomó una pastilla para dormir y, finalmente, se quedó dormida. Ella gimió cuando su alarma sonó, tan sólo unas pocas horas más tarde, a las 6:00 am. No quería ir a trabajar. Estaba agotada, mental y físicamente. No quería hablar con su padre. No quería hablar con nadie, pero también sabía que volver al trabajo era la forma más rápida de seguir adelante con su vida. Entró a su lugar en el estacionamiento, ella estaba totalmente inconsciente de cómo había llegado al trabajo, pero se sintió un poco más aliviada de estar de vuelta. Esta ba agradecida al ver

que su padre aún no había llegado y esperaba que quizás no tuviera que verlo el día de hoy. Se dirigió hacia su computadora, y se quedó mirando con enojo a la enorme pila de trabajo sobre su escritorio. ¿No había allí nadie capaz de asumir algunas de estas responsabilidades? Su bandeja de entrada estaba casi llena y tenía veinticinco mensajes de voz en su correo electrónico. Ella se sumergió en el trabajo, decidida a alejar de su cabeza los pensamientos recurrentes de Erin.

CAPITULO DIEZ Abby no pudo evitar a su padre al día siguiente. Él se dirigió directamente a su oficina a primera hora de la mañana, con un ramo de rosas rojas. "¿De quién son?", preguntó ella. "No lo sé, son para tí y yo no creo que deba leer la tarjeta." Abby tomó las flores y las puso en la esquina de su escritorio. Ella abrió la carta y miró inquisitivamente a las palabras. Lo siento de veras. Lo verás muy pronto. Lauren "Bueno, ¿vas a decirme de quién son?" Preguntó Carson Grant. "Sólo alguien que conocí en Los Ángeles, papá. No hay necesidad de preocuparse por ello", dijo Abby inocentemente. No tenía ni idea de lo que significaba la nota y ahora no era el momento para tratar de descifrarlo. "Está bien, entonces, no lo haré. ¿Estás preparada con todo el trabajo que viene Abby?" preguntó él, preocupado por la enorme cantidad de trabajo que había en el escritorio de su hija. "Estoy tratando. Es sólo que tengo nada más una semana para ponerme al día y parece que cada día estamos más ocupados." Abby trataba de no quejarse, pero sabía claramente que ella tenía una carga de trabajo mucho más grande que cualquier otra persona y estaba empezando molestarla. "Si quieres contratar un asistente, será más que bienvenido. Parece que podrías ocupar un poco de ayuda y yo estaba pensando en contratar a una persona junior para aquí de todos modos, porque las cosas están empezando a ser un poco abrumadoras para todos". "Lo tendré en cuenta", dijo Abby, a sabiendas de que su padre no se le ocurriría que ella pudiera hacerlo, pero al mismo tiempo, quería demostrarle que podía hacerlo sola.

"Oye, Papá!", le dijo a él cuando llegaba a la puerta, "Vi a Helena mientras estuve fuera." "Ya lo sé", respondió él sin un gesto de sorpresa. "¿Hablaste con ella?" le preguntó Abby con asombro. "Yo hablo con tu madre con bastante frecuencia, Abby. ¿Cómo crees que ella conoce todo acerca de ti? " "¿Le dijiste dónde estaría?" "Abby, escucha, en los últimos años, tu madre y yo hemos mantenido el contacto. Una vez, cuando tú estabas a punto de cumplir veintiún años, que yo no tenía ni idea de qué hacer contigo. Eras una rebelde. Salías a beber y a fiestas y yo estaba perdido. Así que llamé a tu madre para pedirle consejo". "No puedo creer que estoy descubriendo todo esto ahora!" gritó Abby, saliendo de su oficina para tomar un poco de aire. Carson la siguió hasta afuera, pero no dijo nada. Se quedó al lado de su hija y esperó a que ella hablara. Se sintió aliviado cuando por fin ella lo hizo. "Papá, ¿por qué no me lo dijiste antes?" le preguntó mientras las lágrimas corrían por su cara. "Pensamos que era lo mejor, Abby. Durante el tiempo que estuvimos hablando, tu madre y yo decidimos que posiblemente no lo entenderías y que cuando estuvieras lista la buscarías." Él miró hacia sus pies antes de continuar. "Supongo que nosotros pudimos haber manejado mejor la situación. Debí dejar que tu madre te llevara. Tú habrías sido mucho mejor persona". "Papá, no te culpes, ella era quien te apuntaba con un arma." "Me lo merecía. Hice tantas cosas terribles a tu madre, que incluso es un milagro que todavía me hable", dijo convincentemente mientras miraba directamente a los ojos de Abby.

"Creo que me voy a trabajar desde casa el resto del día. Necesito pensar. " Carson dió a su hija un abrazo, algo que rara vez hacía, y la dejó que hiciera las cosas a su manera. Abby estaba abrumada por una sensación de confusión. La vida que había estado viviendo, de repente se había convertido en algo inesperadamente diferente. Lo que ella pensaba que era, ya no lo era. Lo que pensaba que quería, ya no lo quería. Tantos pensamientos corrían por su mente al mismo tiempo, que ella era incapaz de concentrarse en ninguno de ellos. Sabía que se estaba forzando mucho a sí misma, mientras completaba su quinto juego de ejercicios de piernas, sus músculos le gritaban, el sudor corrían por su rostro. Ella pagaría por eso esta mañana, lo sabía, pero hoy, el dolor que sentía le ayudaba a despejar su mente. Después de una larga ducha, ella todavía no era capaz de concentrarse y la noche clara permitía que la luz de la luna se reflejara en la nieve, invitándola a hacer una larga caminata. Su pelo húmedo estaba congelado cuando regresó a la casa, pero ella no le importaba. El viaje en coche hasta San Bernardino era muy largo. Erin de repente deseó que ella hubiera ido a recuperar la bicicleta de Dinah. Cuando se fue, ella tomó su coche y una bolsa de ropa. No tenía que regresar para nada más y en este mismo instante el viento golpeaba contra su cuerpo mientras ella subía por la carretera. No había sido capaz de escapar al recuerdo de Abby. Ninguna mujer la había tocado tan profundamente y con tanta rapidez y, aunque ella pensó que sería fácil conforme avanzaba el tiempo, cada día su anhelo se hacía más fuerte. Salió de la carretera y se orilló al lado del camino, con cuidado bajó el capote de su Transam del 98. El viento ahora soplaba a través de su pelo, subió el volúmen del estéreo, como si con eso

pudiera escapar de su propia vida, ahogándola en el viento y la música. "Mamá, me siento mejor, de verdad, no tienes que preocuparte por mí”, le dijo Erin, sentada frente a su madre, mientras preparaban la cena para el resto de la familia. "Erin, querida, tienes que empezar a vivir de nuevo. Estás tan retraída. ¿Por qué no empiezas a salir? Tal vez conozcas a alguien. Alguien que te pueda hacerte feliz". "Mamá, por favor! No estoy lista para empezar a salir de nuevo. Estoy mejor. No necesito a alguien en mi vida en este momento." Por Dios, pensó para sí misma, mira lo que pasó cuando ella trato de conocer a alguien nuevo. Su vida dió un vuelco en una sola noche. Se preguntó por qué Tiffany no había dejado huella en ella. Ella alejó los recuerdos de Abby de su mente, mientras su madre seguía con su perorata obligatoria. "Está bien, pero ya sabes que la hija de la Señora Jacobs está soltera estos momentos. Quizás puedas citarte con ella para tomar un café o algo?" "No mamá! Nada de citas a ciegas. Cuando esté lista, yo empezaré a salir de nuevo. Hasta entonces, por favor no interfieras". "Difícilmente sería una cita a ciegas, Erin. Tú conoces a la chica Jacobs. Ella es una chica muy agradable ", prometió su madre. "Ella no es mi tipo," respondió Erin airadamente. "Está bien, no te molestes, querida. Me preocupo por tí. Por lo menos has pensado en dejar que la pequeña Meg viva contigo? " "Sí mamá, he pensado en ello" "¿Y qué has decidido?"

"Podría ser una buena idea, voy a hablar con ella cuando llegue esta noche y veré cómo nos llevamos. No siempre es fácil vivir con alguien más, pero podría ser divertido." "Bien, por lo menos no estarás sola, entonces." "Meg y yo vamos a dar una vuelta", dijo Erin tan pronto como terminó de secar el último de los platos. "Está bien querida, pero no se tarden mucho tiempo. Ya sabes que no me gusta que ustedes las chicas estén fuera muy tarde en la noche. Me preocupo, ya sabes.” Le dijo la Sra. Davis con su tono maternal. "Vamos a estar bien, mamá. Ya no soy una niña, tienes que dejar de preocuparte por mí", le dijo Erin, a pesar de que sabía que su madre se preocuparía no importando lo que ella estuviere haciendo. Mientras las dos mujeres caminaban y hablaban, aprendieron mucho la una de la otra. Meg le confió a Erin sobre las razones que había detrás de su decisión de asistir a Cal State, en lugar de quedarse en Dakota del Norte. Sus padres peleaban mucho y ella quería alejarse tan lejos como fuera posible. Su hermano mayor acababa de mudarse y ahora ella se había quedado con sus padres, sintiendo que estaba atrapada entre ellos. Erin se sintió mal por su sobrina, pero no estaba sorprendida de que su hermano John estuviera teniendo problemas maritales. Ella pensaba con frecuencia que él y su novia eran una pareja inadecuada. Él tenía los pies en la tierra y ella era un espíritu libre. Cuando se casaron, cada uno esperaba que el otro cambiara y en los últimos veinte años, ninguno de ellos lo hizo. Meg también parecía muy interesada en la carrera de animación y Cal State tenía un excelente programa para eso. Ella debía haber heredado la creatividad, por el lado de la familia de su madre, ya que ni Erin ni John tenían un solo hueso de creatividad en sus cuerpos.

Erin fué honesta con Meg, acerca de Dinah, cuando ella le preguntó. Meg tenía catorce años cuando finalmente le había preguntado acerca de su sexualidad y desde entonces había aceptado a todas las novias de Erin como de la familia e insistía en llamarlas Tías. Meg había sido la única persona a quien Erin llamó, cuando ella y Dinah rompieron. Meg le había guardado el secreto todo este tiempo y por eso, estaba eternamente agradecida. "Así que, si tú quieres vivir conmigo, hay que seguir algunas reglas simples." Erin le habló con severidad a su sobrina de dieciocho años. "Número uno... no hombres para pasar la noche. No soy una mojigata. Tendrás que pasar la noche en la casa de ellos. No quiero levantarme una mañana para encontrar que el asiento del inodoro no está bajado. Yo simplemente no quiero lidiar con eso". "Está bien", respondió Meg con una risita. "¿Cuál es la regla número dos?" "Tú debes ser respetuosa con cualquier que yo lleve a casa." "Oh! Así que está bien para que tí que puedas llevar a una mujer a casa, pero no está bien para mí.” "Tú puedes llevar una mujer a casa para pasar la noche, pero no un hombre." Erin rió por lo bajo, sabiendo lo que Meg entendería por su declaración. "Eso no es lo que quiero decir y lo sabes." "Es mi lugar. Ergo son mis reglas. Lo tomas o lo dejas. Y dos cosas más. Nada de fiestas, a menos que yo esté de acuerdo, y no voy a limpiar después de tí." "Está bien, tía Erin. Cuando puedo mudarme?" preguntó Meg emocionada.

"Tan pronto como quieras," respondió Erin, repentinamente sintiéndose eufórica por el hecho de que tendría una compañera de piso para hacerle compañía. Abby arrastró su cuerpo dolorido por la puerta de su oficina y se dejó caer en la silla. A pesar de que casi nunca se enfermaba, ella era una cobarde cuando se resfriaba. Se había ido el otro día a casa temprano y ni siquiera se había molestado en salir ayer de la cama. El estrés de las últimas dos semanas la habían alcanzado, debilitando su sistema inmune normalmente resistente. Estaba molesta por encontrar su escritorio con una pila de trabajo de nuevo. Ella sólo había perdido un día y medio de trabajo, pero parecía como si todo el mundo que estaba detrás de un proyecto se lo dejara a ella, en su ausencia, y no pudiera rechazarlo. Esto tenía que detenerse. Abby sabía que había creado su propia pesadilla con la gente con quien trabajaba. Nunca había dicho que no cuando alguien le traspasaba sus proyectos, porque ella siempre estaba disponible para hacerlo todo. De alguna manera, quería probarse a sí misma y a su padre, pero ahora, ella se acercaba peligrosamente a los límites de los plazos que faltaban y sin duda eso no impresionaría a su padre. Abby comenzó a leer los diversos currículums que le habían llegado el mes anterior. Rara vez la compañía utilizaba los currículos que no se habían solicitado, pero ella necesitaba ayuda ahora, no dentro de un mes, lo que sería el tiempo que se necesitaría para contratar a alguien de la manera tradicional. Estaba a punto de lanzarlos cuando un nombre conocido le llamó la atención, Hailey Jean Janson. Hailey, por supuesto! ¿Por qué no había pensado en ella antes? Se llevaban muy bien. Estaba bien calificada y Hailey le había dicho que no estaba contenta trabajando en el lugar donde estaba y que ella sólo permanecía allí hasta que llegara algo mejor. Perfecto! Abby estaba muy impaciente por dejar un mensaje en el teléfono de la casa de

Hailey, así que ella buscó el número en su teléfono celular. Hailey había sido muy persistente en poner su número en el celular de Abby y ella se había olvidado de eliminarlo. Localizando el número, Abby lo pulso rápidamente y sin contemplaciones tiró el resto de los currículos en el bote de basura. "Hailey Janson!" respondieron al otro lado de la línea. "Hailey, hola, um soy Abby... Abby Grant. No estoy segura de si me recuerdas o no? ", dijo Abby ansiosamente. "¿Cómo podría olvidarlo, Abby una- sola- vez- Grant?" bromeó Hailey. "Bien, supongo que me merezco éso." "¿Qué puedo hacer por tí, Abby? ¿Estás realmente saliendo con Lauren Waters? " "¿Cómo sabes de Lauren?" Preguntó Abby. "¿No lees los tabloides? Hay una foto tuya con Lauren, fuera de un pequeño centro comercial. " "¡Mierda! Bueno, al menos eso explica la nota que ella me envió". "¿Cómo es? Siempre he estado encaprichada con ella. No puedo creer que estés con ella". "No estoy con ella. Pasé unos días con ella. Eso es todo, y no te he llamado para hablar de ella", dijo Abby tratando de concentrarse en el motivo de su llamada. "Llamé para preguntarte si estás libre para cenar, hay algo que me gustaría discutir contigo". "Supongo que tengo tiempo para la cena. No vas a decirme de qué se trata, verdad? "Pues no." Abby se echó a reír: "Te recogeré a las seis." "Te estaré esperando", dijo Hailey colgando el teléfono.

Abby sabía que sería mejor si ponía a su padre del conocimiento de sus planes con Hailey. Ella también sabía que tendría que decir la verdad acerca de Lauren. Una discusión que no tenía ganas de iniciar. Sus pensamientos fueron interrumpidos por un golpe rápido en la puerta y un compañero de trabajo escandaloso asomó su cabeza y gritó: "¡Así se hace, Abby! Tú eres la mejor!" Él sonrió y le mostro un gesto con los pulgares hacia arriba. Los hombres son unos cerdos, murmuró para sí misma. La noticia se estaba extendiendo rápidamente, así que tendría que enfrentarse a la difícil tarea de reunirse con su padre. Ella recobró la compostura y rápidamente caminó por el largo y estrecho pasillo hacia la oficina de su padre. Esperó en la puerta a que él terminara su llamada, antes de entrar a la oficina y cerró la puerta. "Abigail! Me has estado evitando desde nuestra conversación de hace unas semanas. Qué es lo que te traes entre manos? " "Lo siento, papá. Sólo necesitaba un poco de tiempo para pensar. Supongo que habrás oído el último chisme? " "Lo entiendo Abby, sólo pensé que me lo harías saber, tú sabes que no me gusta oír de las cosas por segunda mano". "Lo sé. No esperaba tener mi cara estampada en un tabloide. Yo ni siquiera la he visto todavía." Abby se detuvo, mirando la decepción en la cara de su padre antes de continuar. "Realmente no hay nada entre nosotras." "¿Cómo es ella? ¿Es tan agradable en persona como parece? " "Ella es genial, es tan sensata que te olvidas de lo que es, cuando estás con ella." Abby se detuvo. Ella se estaba apartando. "Honestamente, dudo que vuelva a verla otra vez". Trató de volver a centrarse en el por qué estaba allí. "Estaba pensando que tal vez debería contratar a alguien que me diera una mano. Está empezando a ser demasiado".

"Ya era hora, Abby. Tú sabes que no puedes hacerlo todo tu misma. Y no pienses que yo no me he dado cuenta de que todos te dejan el trabajo a tí, mientras estás fuera. Si no decidías pronto contratar a alguien, yo lo iba a hacer por tí. ¿Tienes a alguien en mente? " "Es una mujer que conocí hace un tiempo. Su nombre es Hailey Janson. Se graduó el año pasado y ha estado trabajando en K & M haciendo el trabajo pesado desde entonces. Yo sé que ella está lista para salir corriendo de allí. Está cansada de toda esa mierda. Ella parece tener buenas ideas y sólo quiere la oportunidad de probarse a sí misma". "Si tú piensas que puedes trabajar con ella; págale lo que crees que se merece y tráela aquí tan pronto como sea posible. No esperes hasta que estés tan agobiada que no puedas salir." "Gracias papá" "Regresa a trabajar!" Él se rió entre dientes, mientras le indicaba a Abby que dejara su oficina.

CAPITULO ONCE Abby pasó el resto de la tarde tratando de priorizar los proyectos en su escritorio. Tendría que hacer algo de trabajo en casa, si quería llegar a completarlos todos, así que separó los proyectos en dos montones, los que podría trabajar en casa y los que no. Ella tenía muchas ganas de cenar con Hailey. Tanto es así, que ella había casi olvidado su frío. Ella estaba inusualmente emocionada mientras entraba en el estacionamiento del edificio, donde estaba el apartamento de Hailey. Los ojos verdes de Hailey brillaron cuando abrió la puerta y saludó a Abby con una cálida sonrisa. Iba vestida con un par de desteñidos jeans azules, que acentuaban su figura delgada y una camiseta de rugby color azul y rojo. Su cabello rubio rojizo era más largo de lo que Abby recordaba, pero todavía mantenía su lado alborotador y juguetón. "Hola Hailey!", Dijo Abby, de repente sintiéndose un poco tímida. "Hola Abby. Realmente creí que nunca te volvería a ver. Dejaste bien claro que no estabas interesada", dijo Hailey sarcásticamente. "No es por eso que estoy aquí, Hailey. Y no es porque no me haya gustado la noche que pasamos juntas. Te pedí que cenáramos porque tengo una propuesta para tí. Podemos hablar al respecto cuando lleguemos allí. ¿Estás lista? " "Estamos a la defensiva, eh?" respondió Hailey con dureza. "Tal vez un poco. ¿Estás lista para irnos? Me muero de hambre. Pensé que podríamos ir a Papa´s Joe, me muero por una buena pizza ". "Me parece bien", exclamó Hailey , muy contenta con la elección de Abby para el restaurante. Ella había estado anhelando una

buena pizza desde hacía un par de semanas y Papa´s Joe era el mejor de la ciudad. "Estoy lista, sólo déjame cerrar la puerta del patio." Abby admiraba a Hailey mientras iban rumbo al estacionamiento. Ella era muy atractiva y tenía una gran personalidad. Abby definitivamente podría verse trabajando con Hailey a diario, también podía ver que podrían llevar una buena amistad, algo que nunca había querido hacer con nadie. Ella sabía que seguramente podrían discutir mucho, pero que iban a ser capaces de mantener el trabajo dentro del trabajo y mantener una sólida amistad fuera del trabajo, sus personalidades parecían semejarse al tipo de relación. Papa´s Joe era un pequeño restaurante italiano que atendía a la gente de la universidad. Normalmente no estaban ocupados sino hasta después de las ocho, por lo que llegaron en el momento perfecto para conseguir una mesa junto a la ventana, a pesar de que no había nada que ver en mitad del invierno. En primavera, la calle de frente al restaurante se ocupaba con el bullicio de los estudiantes que caminaban arriba y abajo de la calle principal. Esta noche, sin embargo, la vista podría servir como una leve distracción, en caso de que la conversación se volviera incómoda. Abby encontró intrigantes los atributos masculinos de Hailey. Se sorprendió cuando Hailey ordenó una jarra de cerveza y una pizza grande de pepperoni, sin siquiera pedirle su opinión. Hailey definitivamente no era del tipo normal de Abby y ella meditaba por un momento por qué había recogido a Hailey en el bar, la noche que se conocieron. Desde luego, tenían mucho en común. Tal vez aquella noche de hacía varias semanas atrás, era el resultado de su yo interior, tratando de encontrar lo que ella había perdi do todo de estos años.

"Así que, ¿vas a decirme por qué estoy aquí?" preguntó Hailey finalmente. "Sí, supongo que es lo menos que podía hacer, desde que tú aceptaste cenar conmigo. Yo estaba un poco preocupada de que me rechazaras ". "Probablemente debería haberlo hecho, pero mi curiosidad pudo más que yo, supongo." "¿Todavía estás en K & M?" "Desafortunadamente", respondió Hailey. "He aplicado en otros lugares, pero no quieren contratar a una mujer. Dicen que tiende a complicar las relaciones de trabajo. Creo que es sólo el ego masculino, no pueden aceptar el hecho de que algunas mujeres son tan capaces de diseñar cosas tan bien como ellos. " "Sí, creo que tienes razón. Odian cuando una mujer llega a ser más exitosa que ellos. Además de eso, ellos siempre están tratando de encontrar una manera de meterte en tus pantalones", añadió entre risas. "¿Tratas de decirme que si tú tuvieras alguna mujer joven, ardiente y sexy, trabajando contigo todos los días, no tratarías de meterte en sus pantalones?" "Creo que podríamos averiguarlo?", preguntó Abby, sabiendo Hailey probablemente no captaría la sutileza de la oferta de trabajo. "¿Qué?" "¿Te gustaría venir a trabajar conmigo en CG", preguntó Abby seriamente. "¿Hablas en serio? Me estás ofreciendo trabajo?" Preguntó Hailey. "No juegues conmigo Abby. ¿Es de verdad? ", añadió con cautela, todavía sin poder creer lo que estaba oyendo.

"Sí, Hailey, es muy real. Tenemos una vacante y me pareció que tú serías perfecta para el puesto. Y como yo ya me metí una vez en tus pantalones, sé que no tendría que esforzarme mucho para hacerlo de nuevo", dijo Abby bromeando, tratando de que Hailey se relajara. "Oh seguro! ¿Crees que te sería así de fácil ¿verdad?" Hailey desafió la broma. "Si mi memoria no me falla, creo que la palabra increíble se utilizó para describir mis habilidades", respondió Abby con arrogancia. "Sí, así fue, pero ¿qué pasa con Lauren?", cuestionó ella. "¿Qué pasa con ella? Te dije que no la estoy viendo. Además, el sexo no es parte de la descripción del trabajo, yo sólo estaba sugiriendo que quizás, si el estado de ánimo lo permite y las dos estábamos sin ataduras, podríamos tal vez pasar un buen rato de vez en cuando ", sugirió Abby, mirándose en los ojos verdes de Hailey. "Um! Amigas con beneficios y un nuevo trabajo. Estoy muy contenta de haber accedido a que me trajeras a cenar esta noche", respondió Hailey sonriendo, mirando de nuevo a los ojos de Abby. "Entonces, tomarás el trabajo?" Preguntó Abby. "Con una condición. El trabajo será trabajo y todo lo que sea que sucede se quedará fuera del trabajo". "Trato hecho! ¿No quieres saber cuánto se te pagará? "preguntó Abby con sinceridad. "No me importa", respondió recogiendo la factura de la mesa. "Yo te invité a cenar Hailey, eres mi invitada", dijo tratando de tomar la factura de la mano de Hailey.

"Tú puedes invitarme en una hora, ya que regresemos a mi casa", dijo Hailey seductoramente. Abby se mordió una respuesta, encantada de la forma en que la noche había avanzado. Hailey no sólo había accedido a aceptar el trabajo, también estaba dispuesta y deseoso de ayudar a satisfacer las necesidades personales de Abby. Perfecto. No había esperado que Hailey la llevara a esa parte de la oferta, pero si ella estaba dispuesta, entonces ¿por qué no? Además Abby ya sabía que Hailey era un buen partido y que probablemente no tendría este lujo por mucho tiempo. Alguien que podía amarla y tratarla muy bien. Abby también estaba segura de que Hailey no desarrollaría sentimientos más allá de la amistad hacia ella, por lo que la complicación potencial del amor no se convertiría en un factor. Hailey tenía los pies en la tierra y parecía muy capaz de separar sexo y amor. "Cuándo puedes empezar?" le preguntó Abby en el camino de regreso a casa de Hailey. "¿Cuándo quieres que empiece?" "Tan pronto como sea posible." "Si fuera por mí, empezaría mañana, pero no me sentiría bien no darles por lo menos hasta el viernes," respondió Hailey con sinceridad. "Estás pensando en el lunes, entonces?" "Sí, si te parece bien. Es posible que acepten en ese momento, cuando les diga que me voy y en ese caso, podré empezar de inmediato." "Entonces, ¿vas a subir o qué?" preguntó Hailey cuando ella se detuvo en el estacionamiento. "¿Estás segura de esto? Sabes que no puedo ofrecerte más que sexo ocasional y amistad," respondió Aby, tratando de

asegurarse de que Hailey entendiera exactamente cómo estaban las cosas antes de salir del coche. "Estoy muy familiarizada con lo que puedes y no puedes ofrecer y estoy perfectamente contenta con la amistad y el sexo ocasional, siempre y cuando el sexo sea tan bueno como lo fué la primera vez." rió Hailey con entusiasmo. "No lo creo", respondió Abby seriamente "Vá a ser mejor, mucho mejor", añadió saliendo del coche para seguir a Hailey dentro del edificio. Abby no se sorprendió al encontrar el apartamento de Hailey impecablemente limpio, como la noche de su primer encuentro. Era pequeño, pero decorado con buen gusto y estaba cerca de su trabajo. Sólo a unos diez minutos en coche. Una ventaja añadida, si pudieran disfrutar de una tarde agradable algún día. Abby se sentía como en casa, sentada en el sofá mientras Hailey tomaba un par de cervezas de la nevera y juguetonamente se dejó caer en el regazo de Abby. Abby tomó un largo trago de cerveza y miró profundamente a los ojos verdes de Hailey. Al ver el deseo, puso su mano detrás del cuello de Hailey y tiró de ella, para darle un largo y apasionado beso. Después de unos momentos, las dos mujeres alejaron sus cervezas ya vacías, mientras trataban de recuperar el aliento. Abby tomó la iniciativa, empujó firmemente a Hailey en el sofá y la besó con fuerza en los labios, dando paso a larepentina pasión que estaba sintiendo. Hailey gimió en respuesta al placer, pero puso su mano para detener a Abby. "Espera... llévame a la cama... hay más espacio en la cama." Logró decir Hailey a pesar de su creciente necesidad. Abby accedió rápidamente, su cuerpo fuerte fácilmente llevó a Hailey a la cama. Abby no perdió tiempo y la desnudó, su necesidad de placer la llevaba a moverse más rápido de lo que normalmente hacía. Abby se desvistió rápidamente bajo la

atenta mirada de su compañera de espera, antes de unirse a ella bajo las cubiertas de la cama. Hailey era insaciable, su orgasmo duró varios minutos bajo la cuidadosa dirección de la lengua experta de Abby. Abby apoyó la cabeza en la suave piel del estómago de Hailey, hasta que su respiración volvió a un ritmo más normal. Momentos más tarde, Abby fué sorprendida por su propio orgasmo. Hailey apenas la había tocado. Ella se vino con fuerza y rapidez, sorprendida tanto a sí misma como a Hailey, que parecía un poco decepcionada. "Lo siento", dijo Abby sin aliento. "De alguna manera me sorprendió", añadió, cuando cerró los ojos y dejó que su mente vagara mientras su cuerpo se relajaba. Hailey estaba acostada a su lado, mirándola cuando por fin ella abrió los ojos unos minutos más tarde. "¿Qué?" Preguntó ella al ver la expresión interrogante de Hailey. "¿En quién estás pensando? ¿En Lauren?" Preguntó ella con curiosidad. Abby sacudió su cabeza negando. Ella había estado pensando de nuevo en Erin. "Hay alguien más, ¿no es así? ¿Qué te sucedió en Los Ángeles? Qué pasó con tu regla de una solche? " "Nada me sucedió y no hay nadie más." mintió Abby, con la esperanza de que Hailey simplemente renunciara a este tipo de preguntas. "Hay algo que no me estás contando, Abigail Grant, y aunque no lo obtenga de tí ahora, encontraré la manera de hacer que me lo digas". "Creo que debo irme", respondió Abby. "Tú sabes que no es necesario que te vayas, eres bienvenida a pasar la noche si quieres." Le ofreció Hailey sabiendo que Abby podría declinar la invitación.

"Gracias de todos modos, pero me iré a casa." Dijo Abby antes de besarla suavemente en la mejilla y salir de la cama. "¿Me llamarás mañana y me dejarás saber lo que diga tu jefe, ¿no? " "Sí. ¿Puedes darme tu número de celular ahora, para que yo pueda comunicarme contigo directamente?" preguntó Hailey cogiendo su propio celular que había puesto en la mesita de noche. En vez de su nombre completo, Hailey escribió ABS en su teléfono y se lo entregó para que Abby introdujera el número. "ABS?" Dijo mirando a Hailey interrogante. "¿Qué? ¿Has visto tu estómago? Tienes un cuerpo increíble, es el apodo perfecto para tí” Abby no contestó, se limitó a sacudir la cabeza y terminó de anotar su número de teléfono, antes de regresarlo a Hailey. Le dió un beso más en la mejilla y se fué. El jefe de Hailey reaccionó como ella lo esperaba; la dejó marchar en el momento en que ella le dijo que tomaría el trabajo en CG Diseños. Ella comenzó su nuevo trabajo esa misma tarde y las siguientes semanas pasaron rápidamente. Hailey se había acoplado muy bien con el grupo, riendo y bromeando con todo el mundo. Ella parecía feliz trabajando allí; llegaba a tiempo todos los días, sonriendo, se quedaba hasta tarde cuando era necesario y sin quejarse. Incluso había sugerido que le pagaran menos hasta que ella se probara a sí misma, pero Abby no quiso oír hablar de ello. Ella le ayudó a Abby a ponerse al día con todos los proyectos pendientes y comenzó a tomar unos por su cuenta. Debido a la cantidad de tiempo que pasaban juntas, se estaban convirtiendo rápidamente en buenas amigas, algo en lo que Abby pensó que no quería. La “cita " de ambas se había convertido en algo así como en un suceso regular y tanto Hailey como Abby parecían estar felices con el acuerdo. "Bueno, Meg, aquí está. Tu nuevo hogar! ¿Qué opinas?" dijo Erin al abrir la puerta del apartamento.

"Es umm... bueno, supongo que puedo decir que está vacío, tía Erin. Y quizás oscuro, lúgubre, deprimente, triste... " "Está bien, está bien, suficiente!" la interrumpió Erin. "Sé que es un poco impersonal, pero tiene todo lo que necesito, y no he sentido la necesidad de hacer ningún arreglo al lugar. No ha habido ninguna razón para hacerlo. " "Impersonal? Es más que eso, está desolado. Dime que tú ya no estás aferrada a lo de Dinah?" preguntó Meg críticamente mientras colocaba su bolsa de lona en el suelo y miraba los ojos incrédulos de Erin. "Dinah! Dios no. Yo la dejé atrás hace meses, " respondió Erin de forma creíble. "Si no es por Dinah, ¿entonces qué? Por qué no has seguido adelante? Frankie dice que no tienes citas y no es porque no hayas tenido un montón de ofertas. Tú podrías escoger a cualquier mujer que entrara por la puerta, así que, qué es lo que realmente está pasando? " "En primer lugar, no es asunto de Frankie y en segundo lugar, a lo mejor no quiero a cualquier mujer. Tal vez estoy esperando a la mujer adecuada. Alguien especial, que me pueda hacer reír. Alguien que me desafíe, que me empuje a ser mejor de lo que soy. Alguien que me haga sentir segura y completa." Ella se detuvo, sabiendo que quizás ya había revelado más de lo que había planeado. "Todos queremos conocer a alguien así, tía Erin, pero ¿cómo podrás saberlo si nunca te tomas el tiempo para llegar a conocer a ninguna de ellas." Hizo una pausa por un momento antes de continuar. "A no ser, tal vez, que ya la has conocido?" Acusó. "Eso es, ¿no es así? ¿Quién es ella?" continuó diciendo Meg sin dejar de mirar a su tía Erin tenía sentimientos encontrados acerca de hablar con Meg sobre esto. Ella no había hablado con nadie acerca de Abby, ni

siquiera con Frankie, pero de alguna manera sintió el impulso de hablar con Meg. Tenía que hablarlo con alguien. Eso estaba volviéndola loca. Por mucho que había intentado, no podía dejar de pensar en Abby. "Me conoces muy bien, Megan," respondió Erin insegura de cómo tocar el tema. "Hay alguien, pero es complicado, y no creo que ella sienta lo mismo. Además, ella está viendo a alguien más." "¿Complicado cómo?" preguntó Meg con curiosidad. "Aquí," respondió Erin dándole a Meg el tabloide con la foto sensacionalista de Lauren y Abby que ella llevaba doblado en el bolsillo. "Es ella." "Lauren Waters? ¿Quieres volver con ella? ¿No rompiste con ella desde hace más de diez años? " "Sí. Quiero decir no. Sí, rompí con ella, pero no, yo no quiero regresar con ella. Es Abby, la otra mujer." "Wow, ella es muy sexy. ¿Cómo la conociste? " "Es una historia muy larga Meg, y por desgracia tengo que ir a trabajar, por lo que tendrá que esperar ", dijo mientras se dirigía al baño para terminar de prepararse para el trabajo. "Oh, y Meg, nadie sabe acerca de esto. Ni Frankie, ni tu madre y sin duda ni tu abuela. ¿Me entiendes? ", Añadió con seriedad, asegurándose de que su sobrina entendiera que su conversación era confidencial. "Sí, tía Erin. Esto quedará entre nosotras. Yo mantuve silencio acerca de tí y de Dinah ¿recuerdas?” respondió Meg tratando de convencer a su tía que podía guardar un secreto. Había sido difícil mantener su ruptura con Dinah en silencio durante todos esos meses, pero respetaba a su tía inmensamente, así que lo hizo.

"Lo recuerdo y confío en tí, sólo quiero dejar claro que tú eres la única que sabe ", dijo dándole a su sobrina un fuerte abrazo, antes de salir por la puerta para empezar su turno. Meg miró alrededor del espacio vacío, volvió a mirar la imagen de Abby, y trató de dar sentido a la situación. No había duda de que era una mujer atractiva, pero su tía nunca había puesto mucho énfasis en este tipo de cosas. Tenía que haber más en esta historia. Su tía estaba muy afectada por esta mujer, que parecía no ser más que una extraña. Una desconocida, que estaba saliendo con Lauren Waters. Ella llevó su bolsa de lona a su habitación y comenzó desempacar. Su habitación, si bien estaba amueblada, estaba tan vacía como el resto del lugar. Sus padres le habían comprado a ella este nuevo juego de dormitorio, por internet, y había sido enviado en la última semana antes de su llegada. Además de la cama matrimonial, una mesita de noche y un gran tocador doble, no había nada más en la habitación. Deseó haber traído algo más que una bolsa de ropa con ella, pero sus padres le habían sugerido que dejara todo empacado y que ellos conducirían para verla dentro de una semana más o menos, una vez que ella se hubiera establecido le llevarían sus pertenencias. Por lo menos se sentiría más como si estuviera en casa, teniendo algunas de sus cosas con ella. El lugar era tan estéril que era difícil de creer que era la casa de alguien, especialmente de su tía. Su tía siempre había sido tan vibrante y llena de vida que era difícil verla así. Ella parecía insociable y derrotada, era como mirar a alguien a quien ni siquiera ella conocía. En los próximos días, Meg se había hecho el único propósito de traer un poco de vida a en este triste apartamento, a pesar de que su tía lo quisiera o no. Salía de compras durante el día por los suministros y mientras Erin estaba en el trabajo, ella se ocupaba pintando las paredes con tonos vibrantes y bonitos.

Aunque su tía nunca le dijo una palabra, ella podía decir que estaba contenta con eso. Ella había comprado algunas telas en la tienda de artículos de arte en la calle y había hecho varias pinturas para colgar en las paredes, muchas de ella mostraban formas femeninas envueltas en suaves abrazos. Eran suaves y encantadoras, y cuando se colgaron en las paredes, llenaron de vida a la sala. Añadió algunas plantas de interior y al fin había terminado. Ella había reanimado su dormitorio, la sala y la cocina de su pasado triste y los llevo lejos de la miserable oscuridad para poder respirar y vivir entre sus habitantes. La única habitación que no se había atrevido a tocar, era el dormitorio de su tía, pero para su sorpresa, unos días más tarde, fue su tía, ella misma, quien le pidió que hiciera algo con eso. Meg estaba encantada, y con alegría hizo lo que se le pidió, convirtiéndolo en algo tan animado como emocionante también. Fue como si la transformación de su espacio de vida también había afectado a su tía porque ella parecía más feliz, su estado de ánimo estaba más ligero, su sonrisa era real en lugar de ser forzada. Meg había logrado lo que se había propuesto hacer. Ahora, lo único que le quedaba por hacer era encontrar a la mujer que haría a su tía feliz.

CAPITULO DOCE "Me alegro que te sientas mejor. Tenemos mucho trabajo por delante para ponernos al día," le dijo Abby a Hailey a modo de saludo, mientras caminaba a través de la puerta de su oficina. Hailey había estado enferma de gripe durante tres días y el trabajo se había ido acumulado. Estaba claro que ella todavía no estaba al cien por cien, pero se veía mucho mejor que un par de días atrás. "Estoy contenta de estar de vuelta. Me estaba volviendo loca en casa. Gracias por pasarte a casa el otro día y por limpiar y todo. Fue una gran ayuda. Dame diez minutos para revisar mis mensajes y estaré de regreso para ponernos al día ", le dijo Hailey antes de dirigirse a su propia oficina en el pasillo. Ella regresó media hora más tarde con una mirada desconcertada en su rostro. "Abs? ¿Sabes dónde está la información de Carlysle? "Están en mi maletín." Señaló. "Por ahí". Hailey tomó el maletín derramando su contenido en el suelo, causando que Abby sonriera mientras se dirigía a hacer su trabajo, de otra manera se vería afectada por la torpeza de Hailey. Hailey cuidadosamente reunió el contenido en el suelo y empezó a buscar a través de las cosas, hasta encontrar el archivo que estaba buscando. Feliz de haberlo encontrado entre todo ese desorden, con cautela los puso a un lado y siguió para acomodar el contenido del maletín, deteniéndose repentinamente cuando se encontró con una maltratada servilleta de papel. Discretamente leyó las palabras y se lo pensó dos veces antes de preguntar al respecto. "Abs? Quién es Erin", preguntó inocentemente, sosteniendo la servilleta hacia Abby para que la viera.

"¿De dónde sacaste eso?" Exclamó Abby. A pesar de que había pensado muchas veces sobre esa noche, ella había buscado esa servilleta, y no había sido capaz de encontrarla. Ella había querido leer esas palabras, tocarlas. Era lo único que tenía que la ataba a Erin, y ella pensó que la había perdido para siempre. "Fué en tu maletín. Creo que se cayó cuando yo lo vacié ", dijo Hailey tímidamente, en respuesta al repentino malestar de Abby. Abby no pudo hablar. Se levantó de la silla, tomó la servilleta de la mano de Hailey y delicadamente la colocó sobre el escritorio. Allí, delante de ella, estaba la nota, sencilla y cuidadosamente escrita, lo único que había cambiado su vida para siempre y que ella parecía no poder olvidar. Ella rozó suavemente con el dedo sobre las palabras y cerró los ojos recordando el momento en que Erin le sonrió; recordando el momento en que se besaron, recordando la sensación de despertarse con ella entre sus brazos. Abby se sonrojó ante los recuerdos y trató de alejarlos. Sólo cuando Haile y habló, ella abrió los ojos de nuevo. "Así que, ¿vas a decirme quién es?" Preguntó Hailey, cogida completamente fuera de guardia por la reacción de Abby. Abby de repente ya no era la tranquila y confiada mujer que había conocido. Ella era alguien completamente diferente. Parecía triste, distante e introvertida, como si fuera sólo una sombra de sí misma. "Abby", preguntó una vez más al no recibir respuesta. "¿Qué? Lo siento. ¿Me preguntaste algo? "Abby dijo de pronto, regresando al presente. "Te pregunté quién era Erin." "Nadie," respondió Abby secamente. "Ahora, sé que estás mintiendo. Abs. Habla conmigo ", pidió Hailey, sabiendo que ellas no se escondían nada la una a la otra.

"Ella es sólo una mujer que conocí en Los Ángeles" respondió Abby esperando que Hailey lo dejara pasar, pero al mismo tiempo, con la esperanza de que pidiera saber más. Abby deseaba hablar con alguien acerca de Erin, pero ella no se entendía a sí misma así que ¿cómo podría hacerlo con nadie más. "Ella es en quien estabas pensando esa noche. En realidad no era Lauren, era Erin? "acusó Hailey. Abby asintió con la cabeza y miró profundamente a los compasivos e interrogantes ojos de Hailey, por una mirada de entendimiento. Sin ver nada parecido, colocó la servilleta a salvo en su maletín y sin expresión, preguntó: "¿Encontraste la información de Carlysle? " Hailey sonrió suavemente, entendiendo que Abby no quería discutir el asunto de la mujer de Los Ángeles y sostuvo el archivo para que ella lo viera. Se detuvo por un momento con la esperanza de que Abby dijera algo y cuando no lo hizo, ella regresó a su propia oficina, con el archivo en la mano. Abby estuvo metida en el negocio por el resto del día, mientras trabajaban constantemente, terminando un proyecto a tiempo, hasta que ellas estuvieron cerca de completar su programa. "¿Te importa si invito a algunos amigos a cenar?" Preguntó Meg. "No, no me importa, pero yo no voy a entretener a sus amigos, Megan," respondió Erin. "Bueno, solo una es mi amiga, la otra es su madre. Su madre quien recientemente rompió con su novia ", dijo Meg temerosa porque su tía aún no había tenido una cita desde que ella se mudó. "De ninguna manera!", gritó Erin. "No quiero que me pongas en esas citas a ciegas”.

"Es un poco demasiado tarde. Ya las invité. ¿Esto realmente te mataría si te sientas a cenar? " "Matarme? No, no me mataría, pero podría provocar que empiece a buscar un nuevo compañero de casa ", dijo seriamente, dejándole claro a Meg que ella no toleraría este tipo de comportamiento. "Sé realista, tía Erin! Podría ser divertido. Nunca se sabe, puede que ella te guste. Siempre es muy amable conmigo cuando paso a visitarlas". "Agradable? Estoy segura de que lo es. Eso no significa que vaya a disfrutar de su compañía". "Bueno, lo sabrás muy pronto, van a estar aquí en un par de horas", dijo sonriendo nerviosamente, mientras rápidamente escapaba del alcance de la mano de su tía. "Esta noche! Las invitaste para esta noche. ¿Por qué no me lo dijiste antes? " "Si te lo hubiera dicho, habrías encontrado una manera de salir de esto. Ahora no tienes más remedio que darte prisa y prepararte". "Pequeño pedazo de mierda!" Gritó Erin." Discutiremos esto más tarde. En este momento, espero que tengas el lugar limpio y la cena preparada para tus invitados", dijo mientras se apresuraba hacia el baño para prepararse. "No puedes ponerte eso", dijo Meg cuando Erin apareció del cuarto de baño un rato de spués, vistiendo unos vaqueros viejos y rotos, con una camiseta sin mangas de Cal State. "¿Por qué no?" preguntó Erin, sabiendo que ella nunca había tenido la intención de ponerse eso, pero lo hacía solo por atormentar a su sobrina.

"Porque pareces como si estuvieras a punto de salir a hacer algún trabajo de jardinería o algo así. No me extraña que no tengas novia ", respondió ella, entrando en el dormitorio de su tía y hurgando entre la ropa. "Aquí", dijo acercándola a su tía, un par de jeans que por lo menos estaban presentables, "ponte estos." Ella continuó hurgando, "Y esto", dijo mientras le acercaba una camisa de mezclilla negro. "¿Estás segura? Me refiero acerca de la camisa ", dijo insegura a Meg. "Sí. Te da un aire oscuro y misterioso, lo cual es lo que eres, pero por todas las razones equivocadas". "Oscura y misteriosa? ¿Qué soy, un vampiro? " "Bueno, bien podrías serlo por la forma en que te escondes aquí en tu pequeña cueva, todo el día", dijo Meg con conocimiento. Era cierto. Erin rara vez ponía un pie fuera. No tenía ninguna razón para hacerlo. Ella no podía realmente estar enojada con Meg, sólo porque estaba tratando de ayudar, pero ella también, al igual que el resto de su familia, interfería un tanto demasiado. Mientras ella se vestía con la ropa que Meg había elegido para ella, estaba cada vez más inquieta. Ella no sabía nada acerca de la mujer que estaba a punto de conocer, con la excepción de que su nombre era Joanne y que había pasado por una mala ruptura cerca de tres meses atrás. Meg había conocido a su hija, Stephanie, la semana que había ingresado a la universidad, a un evento de orientación y se habían convertido en los mejores amigas al instante. "Ya voy!" gritó Meg mientras se levantaba para responder a la llamada a la puerta. "Eyy Meg", dijo Stephanie, entrando por la puerta, con su madre siguiéndola detrás.

"Hola, Steph! Hola, Sra. Sanders!", Respondió acompañando a las dos mujeres hacia la sala de estar. "¿Cuántas veces tengo que decirte que me llames a Joanne? Eso de Sra. Sanders hace que suene a vieja ", bromeó con Meg. "Lo siento, Joanne. Trataré de recordarlo. Tía Erin saldrá en un par de minutos. ¿Quieren algo de beber? Vino? Cerveza? " "El vino está bien," sugirió Stephanie, recibiendo una mirada de desaprobación de su madre. "Stephanie, debo recordarte que no tienes la edad legal para beber?" "Vamos, mamá, no es que no me haya tomado antes un trago. Además, estoy aquí bajo tu supervisión ", gimoteó. "Oh, está bien", respondió ella incapaz de negarle una petición racional a su hija. "Pero sólo un vaso", añadió en un tono disciplinario. Erin salió de su dormitorio, vestida con la ropa que Meg había escogido para ella, para encontrarlas a las tres sentadas en la sala, hablando y riendo. La vista era casi desconcertante. Ella era la forastera en su propia casa. Meg había pasado claramente un montón de tiempo con las mujeres y parecía muy cómoda con ellas. "Hola, soy Erin," dijo tímidamente al entrar en la habitación. Joanne inmediatamente se levantó para saludar a Erin y trató de contener su emoción a la primera vista. Los rasgos fuertes de Erin y una sonrisa cálida eran intrigantes. "Soy Joanne, y esta es mi hija, Stephanie," dijo ella, extendiendo su brazo para encontrar la mano de Erin esperándola. "Encantada de conocerlas a ambas," dijo Erin, soltando la mano y tomándose el tiempo para mirar cuidadosamente a las dos mujeres que parecían tan similares y tan diferentes. Joanne era

exquisitamente femenina. Era alta, tal vez un par de pulgadas más alta que los cinco punto nueve de Erin. Su largo cabello rubio fluía naturalmente alrededor de sus rasgos suaves. Sus grandes pechos estaban protegidos por un jersey ajustado, que acentuaba su delgada cintura y las caderas femeninas. Llevaba unos vaqueros negros ajustados que mostraban sus largas y delgadas piernas. A Erin le resultaba difícil creer que ella tuviera la edad suficiente como para tener una hija de dieciocho años. La mujer tenía un aire de poder y profesionalismo acerca de lo que ella sugería era parte del éxito. Erin encontró que partes de sí misma, que habían estado inactivas durante mucho tiempo, repentinamente despertaban en respuesta a la encantadora mujer. Desviando su atención sólo un momento, para estudiar a Stephanie, a quien encontró tan atractiva como a su madre, pero de una manera mucho más sutil. Ellas compartían los mismos rasgos y constitución física, pero las manos de Joanne estaban perfectamente cuidadas, las de Stephanie no. Parecían un poco ásperas al tacto, tal vez como resultado de participar en algún tipo de deporte o tal vez de trabajar con sus manos. Joanne llevaba maquillaje, no demasiado, pero Stephanie no llevaba ninguno. Vestía vaqueros holgados y una camiseta blanca, muy similar a lo que Erin solía llevar. Inmediatamente, su gaydar sonó y ella se preguntó si Meg sabía que Stephanie también era lesbiana. No es que le importara, se recordó a si misma de su amistad con Frankie. A pesar de que ocasionalmente se sentía incómoda cuando su cuerpo sin saberlo, respondía a las caricias inocentes de su amiga, eso era manejable. "Debo decir, que me quedé muy sorprendida con la invitación a cenar. Los rumores dicen que tú eres inalcanzable ", dijo Joanne sonriendo seductoramente a Erin.

"Los rumores a veces son inexactos," respondió Erin con una sonrisa tímida. "Eso es bueno saberlo", Joanne respondió inocentemente. "¿Hay algo más que se dice de mí?" Preguntó Erin inquisitivamente, mientras Meg y Stephanie veían el intercambio con asombro. "Sí, pero nada que yo me atreva a repetir frente a las niñas", respondió ruborizándose con una oscuridad inconfundible que apareció en sus ojos de color verde claro. "Como dije, los rumores son algunas veces inexactos," contestó Erin. Ella no intentaba coquetear con esta mujer, pero de alguna manera se sentía bien, sus sentidos se despertaban, su confianza se renovaba. "Tal vez tenga la oportunidad de averiguarlo?" Ella dió a entender, con los ojos entrecerrados hacia los labios de Erin. Repentinamente excitada y sintiéndose un poco incómoda, Erin dió un paso atrás y dijo: "Probablemente deberíamos comer antes de que se enfríe." Las cuatro se sentaron en la mesa del comedor y hablaron libremente y con facilidad sobre las deliciosas pastas que Meg había preparado. Atrás quedaron las connotaciones sexuales de su saludo inicial y se convirtió en una cena relajada y agradable. "Así que Joanne, ¿qué haces para ganarte la vida?" Preguntó Erin mientras limpiaba el último de los platos de la mesa. "Soy agente de bienes raíces", respondió ella mientras rellenaba sus copas de vino. "Residencial o comercial?", preguntó, pensando que tal vez Joanne podía tener disposición de trabajar con ella en la búsqueda de una nueva ubicación para el club.

"Intento en el comercial, pero me enfoco sobre todo en el residencial. ¿Por qué lo preguntas? " "Es algo que podría estar planeando pronto, quizás tú puedas ayudarme “. Respondió con un tinte de secretismo. Ella no había discutido sus planes con Meg, todavía, y aunque su decisión no la afectaría en lo absoluto, ella odiaba que ella pensara que estaba manteniendo secretos. "Tal vez podamos hablar de ello durante la cena, alguna noche," ella sonrió. "solo nosotras dos ", añadió con un guiño y un toque de seducción de su voz. "Tal vez podamos", respondió ella, luchando contra el impulso de seguir este pequeño juego de coqueteo entre ellas. “Mamá, creo que deberíamos irnos. Tengo que levantarme temprano mañana " dijo Stephanie mientras miraba su reloj, que marcaba las diez y media. "Está bien Steph. ¿Por qué no me esperas en las escaleras? Estaré allí en un minuto". Stephanie tomó la poco sutil insinuación y le indicó a Meg para que la siguiera abajo, así las dos mujeres mayores podrían tener un momento a solas. Joanne se levantó de su silla y con cautela se dirigió a la puerta, con la esperanza de que Erin la siguiera, y cuando lo hizo, se quedó en la puerta con la mano en la manija, por un breve momento antes de hablar. "Así que, qué hay de la cena de la que hablamos?" "Tengo que trabajar todas las noches esta semana. Si quieres pasarte por allí, te invitaré un trago y podremos discutir los detalles de la cena, entonces," contestó ella, completamente consciente de que la persistente Joanne tenía poco que ver con la pregunta sobre la cena y todo que ver con la posibilidad de conseguir un beso de buenas noches.

"Quizás lo haga", respondió ella y le tomó solo dos pasos necesarios para cerrar la distancia entre ellas y antes de Erin que supiera lo que estaba pasando, los labios de Erin encontraron los de ella por primera vez. Fue un suave y corto beso, pero que dejó entrever la posibilidad de más. Erin sabía que tenía que parar, había pasado tanto tiempo desde que había sido tocaba, que temía que pudiera perder el control y dar paso a esta mujer dispuesta a ir a su dormitorio. "Stephanie está esperando por tí. Será mejor que vayas. " "Supongo que debería, pero preferiría seguir haciendo esto", respondió besando a Erin, una vez más. Esta vez el beso fue un poco más profundo, un poco más largo y Erin una vez más, se alejó. Ella sonrió suavemente. La mujer no podía saber que si ella continuaba besándola de esa manera, ella podría encontrarse a sí misma desnuda en la cama antes de saber lo que había sucedido. "Realmente deberías irte. Stephanie está esperando ". Repitió el hecho de que la hija de la mujer, sin duda, sabría lo que le estaba tomando tanto tiempo. "¿Quién?" Preguntó ella sin aliento como hipnotizada por el beso. "Tu hija. Stephanie ", repitió. "Steph. ¡Mierda! Me olvidé. Sera mejor que me vaya mientras pueda ", respondió ella con un tono de decepción. Cuando salió por la puerta, se detuvo y dijo: “sabes," ella tomó una respiración profunda, algunas de las cosas que se dicen de tí, son muy exactas” Erin cerró la puerta detrás de ella y se quedó mirando a su alrededor, sus labios todavía sintiendo el hormigueo del beso. Si no hubiera sido por Meg, ella probablemente todavía estaría sentada aquí sola todas las noches, extrañando a Dinah o pensando en Abby. Justo

entonces, Meg caminó a través de la puerta y le sonrió con complicidad. "Entonces, ¿cómo fue?" Preguntó juguetonamente. "¿Cómo fue qué?" "El beso". "No hubo beso y si lo hubiera habido, no es algo que debería discutir contigo." Ella mintió esperando Meg le creyera. "Si no la besaste, ¿por qué tienes esa mirada de acabo de ser besada? Erin negó con la cabeza. No había manera de que alguna vez iba a ser capaz de ocultarle nada su sobrina y ella suponía que era hora de acostumbrarse a eso. "Fue agradable." Respondió. Ella pensó que no había respuesta más segura que la verdad, la cual era, me dieron ganas de follarla allí mismo, en el pasillo. Meg sonrió, y Erin decidió que era hora de desviar la conversación a algo un poco más importante y que era su amistad con Stephanie. "Meg, tú sabes que Steph también es lesbiana, verdad?" "No bromees, tía Erin! ¿Crees que no me di cuenta desde el momento en que la conocí", respondió con sarcasmo. "No, es sólo que a veces puede ser complicado, eso es todo." "Complicado, complicado como la forma en que tú babeas por Frankie todo el tiempo." Erin sonrió con complicidad. "Sí, algo así. Sólo tienes que tener cuidado de no llevártela por delante. No es tan fácil a veces." "Entiendo, creo. Ella no está interesada en mí de todos modos. Tú deberías ver a su novia Chloe. Casi me dan ganas de cambiar

de equipo. Juro que deben pasar seis horas al día en el gimnasio". "Creo, estoy bastante segura de que sé lo que quieres decir", respondió ella con conocimiento, y justo así, la mujer que ella había sido capaz de dejar de pensarla por primera vez en meses, estaba atormentándola de nuevo. Meg estaba segura de que vio cambiar la expresión de su tía, de la alegría de la lujuria al dolor, todo en una fracción de un segundo. "Me voy a la cama", dijo Erin con sobriedad. "¿Qué pasa?" Preguntó ella, sin darse cuenta de por qué el estado de ánimo de su tía había cambiado tan de repente. "Nada. Deberías irte a la cama también! Tú empiezas un nuevo trabajo mañana." Ella hizo un gesto de buenas noches y cerró la puerta de su dormitorio detrás de ella.

CAPITULO TRECE Abby se detuvo en la tienda de comestibles camino a casa, para conseguir unas cosas que necesitaba desesperadamente. Lo había hecho varias veces últimamente, simplemente por pura pereza y el deseo de ser una solitaria. Iba a trabajar, pero evitaba todos los otros lugares públicos. Ya no pasaba tiempo con Hailey fuera del trabajo. A pesar de todos sus esfuerzos, no había podido dejar de pensar en Erin. Ella había ido tan lejos como para buscar su número de teléfono, pero cada vez que encontraba el momento de marcarle, colgaba antes de que alguien contestara. ¿Qué podría decir si alguien respondiera? Probablemente Erin estaría enojada con ella, si es que aún la recordaba, después de todo. Estaba desesperada y había algo más atormentando sus emociones. Ella todavía no había ido a ver a su madre. Rápidamente dejó los comestibles, empacó una bolsa de viaje y se metió en su coche antes de que cambiara de opinión. Mientras conducía por la carretera US-131 hacia Big Rapids, sus nervios pesaron en su ánimo. ¿Qué esperaba que hiciera Helena cuando ella se apareciera por su puerta? La recibiría con los brazos abiertos? Probablemente no. Hacía mucho tiempo que ya había perdonado a su madre, pero ahora ella se sentía avergonzaba de haberla estado evitando todo este tiempo. Tal vez ni siquiera estaría allí. Ella debía haber pensado, teniendo en cuenta que le había dejado a Abby varios mensajes en los últimos meses, diciéndole que ella estaba en la cabaña casi cada fin de semana. Abby se sorprendió por su capacidad para recordar cómo llegar a la cabaña. Un lugar que hace mucho tiempo se había olvidado de que existiera. En cuanto se introdujo al largo y sinuoso camino, supo que estaba en el lugar correcto. La cabaña estaba en clavada en el bosque y se parecía mucho a una versión más

pequeña de su propia casa. No era de extrañar que ella se había sentido instantáneamente atraída a su casa. A pesar de las objeciones de su padre aquella vez, Abby quería esa casa y aunque ella no entendía por qué hasta ahora, ella nunca se había arrepentido de la decisión. Ellos debieron haber escuchado cuando ella se dirigía a la casa, porque cuando lo hizo, casi en la oscuridad, pudo ver la sombra de un hombre caminando hacia ella desde la parte trasera de la casa. Era Bill y él no parecía en absoluto sorprendido al ver a Abby esta vez. "Hola Abigail," dijo él alegremente, cuando ella salió del coche y se le acercó. "Siempre pensé que podrías darte una vuelta." "Hola, señor Morris." Ella lo saludó amable pero formalmente, esta vez a causa de sus propias inseguridades. Sabía que había sido bastante grosera con él, la última vez que habían hablado, pero ella estaba enojada entonces. Ahora, ella sólo quería el perdón y la comprensión. "Sé que es tarde. Lo siento si estoy interrumpiendo algo", añadió, vacilante. Quizá ellos tendrían invitados. Tal vez su madre no estaba aquí todavía. "Tonterías, Abigail. Es temprano todavía. Tu madre está a la vuelta, por si te gustaría verla. Mientras tanto, ¿puedo ofrecerte una cerveza? ", preguntó él con nerviosismo, sintiéndose un poco inseguro sobre la intención de la visita de Abby. Tenía la esperanza de que ella viniera a reconciliarse con su madre, pero no estaba seguro. "Eso suena maravilloso. Gracias", dijo con sinceridad, dándose cuenta por primera vez, que su madre se había casado con un hombre realmente maravilloso. Poco a poco se abrió paso hacia el lado de la casa, para encontrar a su madre acurrucada en un sillón junto a la chimenea, leyendo un libro. Estaba tan concentrada en el libro que no se molestó en

levantar la vista para ver quién estaba de pie a su lado. Suponiendo que era fue Bill, Helena dijo de forma casual, "Hola querido" Abby pensó rápidamente en un centenar de diferentes maneras para presentarse a sí misma y sólo una de ellas parecía tener sentido en ese mismo momento. "Hola mamá" Dijo en voz baja, agachándose junto a la silla de su madre. Hubo un largo momento de silencio, mientras Helena reconocía en su mente que su hija estaba allí y que la había llamado Mamá. "Oh Abby" Exclamó lanzando su libro a un lado y envolviendo sus brazos alrededor de su hija. Las lágrimas fluyeron libremente por su rostro. La visión de su madre llorando, era más de lo que Abby podía soportar y ella misma rompió a llorar. Varios minutos más tarde, Bill reapareció con una cerveza para Abby e interrumpió por un momento para dársela, antes de regresar a los confines de la casa. Ellas podían haberse quedado así toda la noche, si él no las hubiera interrumpido. . Él entendía que ellas necesitaban llorar, pero también necesitaban hablar. El llanto podía esperar para después. "Perdóname, mamá." Abby fué la primera en hablar. "Yo debía habe..." "Shh! Ambas debíamos haber hecho un montón de cosas. Pero no las hicimos y nada de esto importa ahora. No podemos cambiar lo que ya pasó". "Supongo que tienes razón." Abby no había pensado en ello, pero tal vez era mejor dejar el pasado atrás y empezar de nuevo. Por lo menos, lo malo del pasado. Había algunas cosas buenas que estaba segura de querer recordar. "¿Has cenado, querida?" "En realidad, no. No había planeado venir aquí esta noche. Supongo que me olvidé de cenar ", dijo tímidamente. No sólo se

había entrometido en la noche tranquila de ambos, ahora ella también le estaba preguntando si había comido. "Bill, querido" Gritó ella hacia la casa. "Sí, querida", Respondió él, apareciendo de la casa con otra cerveza para Abby. "¿Te importaría calentar algo de la cena para Abby? Ella no ha comido todavía". "Eso no es necesario, de verdad. Yo puedo..." empezó a decir, pero fue interrumpida de nuevo por Bill, quien insistió en que se sentase y hablara con su madre, mientras él preparaba algo de comer para ella. "Él es increíble, mamá. Puedo ver por qué te casaste con él". "Lo es, ¿no es así?", dijo con un suspiro de gratitud. "¿Qué hay de ti, Abby? ¿Sigues viendo a Lauren?" "No, me las he arreglado para evitar involucrarme con nadie. Es más fácil de esa manera". "Lamento escuchar eso. Siempre esperé que tú encontraras a alguien especial. Yo no sé lo que haría sin Bill. Fue como si yo hubiera estado incompleta, hasta que lo encontré”. "No creo estar destinada a enamorarme. Parece algo desconocido para mí". "Lo sabrás cuando suceda, Abigail. Cuando encuentres a esa persona especial, lo sentirás. Ocurre cuando menos te lo esperas y no hay razones para eso". "¿Es así como lo fue para ti?" "El día que conocí a Bill, mi vida cambió. Me sentí tan diferente cuando estaba cerca de él. Supe de inmediato que estábamos destinados a estar juntos". "Lo sabías, ¿pero aun así esperaste para estar con él?"

"A veces hay que tomar decisiones difíciles. En ese momento, tú eras mi prioridad y Bill entendió eso". "Gracias." "No tienes que darme las gracias, Abigail. Soy tu madre, eso es lo que una madre hace. El mejor regalo que puedes darme es encontrar tu propia felicidad. Tal vez deberías quedarte aquí unos días y despejar tu mente. Puede que salga algo bueno. Te dará tiempo para averiguar lo que realmente eres y hacia dónde te diriges. Abby siguió el consejo de su madre y pasó toda la semana en la cabaña. Ella pasó mucho tiempo buscando dentro de su alma. Esperaba conocer a sus medios hermanos pronto. Josué tenía diez años y estaba en el sexto grado; Nicole tenía cinco años. Su madre les había dicho hace poco que tenían una media hermana llamada Abby, y que estaba esperando reunirse con ella cuando ellos salieran de la escuela en unas pocas semanas. Era agradable tener una familia con quien compartir cosas. Tanto lo bueno como lo malo. Por mucho que ella amaba a su padre y lo veía todos los días, él no había compartido cosas como esas y nunca con ella, al menos hasta ahora. La ansiedad de Erin aumentó a medida que ellas se detuvieron en el camino de entrada. Hacía más de seis meses desde que ella se había ido, pero de alguna manera, sentía como si hubiera sido ayer. Los recuerdos de su novia y su mejor amiga, juntas en la cama, eran muy vívidos y casi decidió dar la vuelta y regresar, pero Meg le insistió en que se quedara. "Tienes que hacer esto, tía Erin. Si no lo haces, nunca seguirás adelante. Es el momento. Y además de eso, quieres tu moto de vuelta ¿no? "

Para ser joven, Meg era una mujer madura para su edad, y Erin tuvo la bendición detenerla a su lado. Mientras se acercaban a la puerta principal, Erin observó cómo se veía la casa. El rancho de tres dormitorios, ahora gris y que una vez brillaba y olía a flores frescas, ahora parecía triste, casi abandonado. Las flores que Erin había colocado cuidadosamente estaban secas. La poca hierba que quedaba, estaba cubierta. La pintura de ventanas y puertas estaba opaca y agrietada. Dinah abrió la puerta vestida con poco más que un bikini y estaba claro que había estado bebiendo. Estaba delgada, demasiado delgada. Olía a alcohol y a tabaco y parecía como si hubiera estado durmiendo. "Tus cosas están en el garaje", dijo mientras levantaba una camiseta larga y la ponía sobre su cuerpo. "¿Dónde está Carly", preguntó Erin mientras caminaban hacia el garaje, al lado del casa. "Se mudó hace un par de semanas", dijo Dinah con tristeza. "Oh," fue todo lo que Erin pudo decir. Aunque sentía curiosidad, realmente no quiso preguntar. Cuanto antes pudiera salir de allí, sería mejor. Desde que Dinah y Carly habían empacado todas las cosas de Erin hacía tiempo, había muy poco que hacer, excepto cargar las cajas hasta el coche. Mientras lo hacían, ellas no hablaron. "Meg, ¿te importaría dejarnos solas unos minutos?" pidió Dinah después de ayudar a cargar la última de las pertenencias de Erin en el coche. Meg miró hacia su tía, vacilante, preguntándose si debía quedarse en caso de que algo sucediera. Dinah no parecía estable. Ella no se sentía nada cómoda con la idea de dejarlas a las dos solas. "Vamos Meg, adelántate en el coche. No estaré muy lejos detrás de tí ", dijo Erin con voz tranquilizadora.

Meg hizo lo que ella le dijo, y tan pronto como ella estaba fuera del alcance para escuchar, Dinah se acercó más cerca de Erin y comenzó a hablar. "Te he echado mucho de menos, Erin," susurró en su oído. "Vamos a dar una vuelta." "No lo creo," respondió Erin secamente. "¿Por qué no?" Preguntó ella. "¿No te acuerdas de la diversión que compartimos juntas? No te acuerdas de mis pezones duros presionados contra tu espalda, mi aliento caliente en tu cuello, como esto ", dijo mientras se movía detrás de Erin y la envolvía con sus brazos alrededor de la cintura, empujando sus pechos firmemente contra su espalda, su aliento caliente en su cuello. Erin tembló. "Lo recuerdo", dijo con voz temblorosa, con la cabeza llena de recuerdos que hacía tiempo había olvidado. Ellas habían tenido algunos buenos momentos juntas, algunos maravillosamente apasionados. En una ocasión, se habían salido a un lado de la carretera, caminando hacia la densa vegetación, para hacer el amor durante horas. Los primeros dos años de su relación, habían sido apasionados y espontáneos. Pero esa parte, la parte apasionada, se había perdido mucho antes de que se separaran. Dinah la sintió temblar y se dió la vuelta para mirarla. Ella atrapó y sostuvo la mirada de Erin y pidió una vez más. "Llévame a dar una vuelta" Erin se perdió por un momento en sus ojos increíblemente azules. Ojos que muchas veces la habían cautivados con los años. Esta noche, sin embargo, no vio nada en ellos. De repente sintió frío y vacío. Sólo para estar segura, ella puso su mano tras el cuello de Dinah y tiró de ella para darle un beso apasionado. Dinah gimió en respuesta y Erin sonrió dentro del beso, dándose cuenta de que no sentía absolutamente nada por esta mujer. Ella ya no la amaba pero tampoco la odiaba. Ya no sentía nada.

"Lo ves, nena, tú también me extrañaste. Sabía que lo harías ", dijo Dinah, malentendiendo la razón detrás de la sonrisa de Erin. "No, pensé que te extrañaba, pero no". "Entonces, ¿por qué me besaste?" "Sólo para estar segura," contestó, y al decirlo, ella se subió a su moto y se marchó, dejando a Dinah de pie en la entrada, completamente desconcertada. En el camino a casa, se sentía más libre y con la mente más clara que nunca. Ella estaba finalmente lista para seguir adelante con su vida. Joanne se había pasado por el club el jueves anterior y ellas decidieron que su primera cita oficial sería el martes. Ella tenía ganas de pasar una estupenda velada con esa mujer sensual. El saber que Dina estaba completamente fuera de su vida, le restauraba el vigor en lo profundo de su alma, que hizo que su corazón latiera un poco más fuerte y un poco más rápido, que el que había sentido en mucho tiempo. La semana de Abby en la cabaña había sido una de las más emocionantes. Entre la reconciliación con su madre y estar poniendo su vida en perspectiva, Abby se sintió física y emocionalmente agotada. Pasó mucho tiempo durante la semana tratando de identificar exactamente lo que quería. Qué es lo que le había faltado en su vida? ¿Podría realmente amar a alguien de la forma en que su madre le había explicado? Podría ser Erin ese alguien especial a quien su madre se refería? No podía ser posible ¿o sí? Parecía extremadamente improbable. No sabía nada de Erin, a excepción de esa pequeña discusión en la cena de aquella noche, apenas suficiente para hacer que ella se hubiera enamorado. Tal vez esta extraña atracción hacia ella, no era más que el deseo de terminar lo que habían comenzado esa noche. Quizás si hubieran tenido relaciones sexuales, ella habría podido seguir adelante con su vida.

Necesitaba perderse durante unas horas y sabía exactamente quién podría ayudarla a ahacer eso. Dos horas más tarde, se encontró llamando a la puerta de Hailey. "Vaya, vaya. Mira quién está aquí. ¿Dónde te has estado escondiendo, Abigail?” Abby no respondió. No tenía que hacerlo. Cuando Hailey miró a los ojos de Aby, ya sabía por qué estaba allí. "Ven aquí", dijo Hailey extendiendo sus brazos para abrazarla en un cálido abrazo. Hailey sólo conocía una manera de consolar a Abby, así que se metió en sus brazos y le dijo: "Llévame a la cama." Abby estaba un poco sorprendida por lo directa que fue Hailey, pero no perdió el tiempo y la condujo hacia el dormitorio. Había una ternura recién descubierta para ellas, haciendo el amor esta vez y Abby se preguntó cómo sabía Hailey lo que ella necesitaba en ese momento. Sus anteriores encuentros habían sido siempre directos, pero esta vez era diferente. Era tierno y lento y Abby dejó ir rápidamente su dolor y sus barreras, dejando simplemente que Hailey la amara y la consolara. "¿Estás bien, Abs?" Pregunto Hailey mientras acariciaba suavemente el rostro de Abby. "Sí. Gracias. Me sorprende que siempre pareces saber lo que necesito", le confesó Abby. Era cierto, por alguna razón Hailey estaba dispuesto a abrigar a Abby y toda la carga emocional que iba junto con ella. Ella no podría haber pedido una mejor amiga. "¿Estás lista para hablar de ello?" "Tal vez más tarde," respondió Abby, permitiendo que una sonrisa maliciosa se apareciera en su cara. "Prefiero más de esto, ahora," añadió brusca pero juguetonamente y jaló a Hailey a la cama.

Unas horas más tarde, las dos mujeres yacían completamente agotadas. Eran las 2 de la mañana, y Abby normalmente ya se habría marchado desde mucho tiempo antes, dejando a Hailey fría y sola en la cama. Esta noche, sin embargo, para sorpresa de Hailey, Abby no hizo el intento de salir. Simplemente le echó los brazos fuertes alrededor y suavemente le susurró: "Buenas noches." Por razones desconocidas para ellas, ambas sabían que sería su última noche juntas. A la mañana siguiente, Abby estaba dispuesta a hablar. Le preguntó a Hailey lo que pensaba que se sentía al estar enamorada. Cuando Hailey le respondió casi con la mismas afirmaciones de su madre, Abby finalmente trajo a colación el tema de Erin. "¿Crees en el amor a primera vista?" "Creo que es muy raro, pero podría suceder." "Recuerdas la servilleta de papel que encontraste... de Erin, la mujer de Los Ángeles?" "¿Por fin estás lista para decirme lo que realmente sucedió?" Abby le contó toda la historia. Ella había repasado todo el episodio muchas veces en su cabeza, que era fácil repetirle a Hailey casi palabra por palabra. "No puedo dejar de pensar en ella. Lo he intentado. Pero no puedo olvidarla. Tú crees que será porque yo no tuve relaciones sexuales con ella? ", preguntó Abby, esperando que la respuesta fuera afirmativa. Sería mucho más fácil de tratar con ello. "Eso depende. ¿Cuándo fantaseas con ella, son tus fantasías mayormente sexuales? " "No. La mayoría de ellas son acerca de estar juntas. Cuando me despierto por la mañana, me gustaría que ella estuviera allí a mi

lado. ¿Por qué me está pasando esto? Yo sólo quiero olvidar que alguna vez la conocí." "Wow Abs. Creo que tal vez tus sentimientos por ella son reales. ¿Crees que ella siente de la misma manera? Tú sabes cómo ponerte en contacto con ella, ¿por qué no la llamas?" "Estoy segura que ella debe odiarme. Me fuí y ni siquiera tuve la decencia de dejarle una nota. Probablemente ya me haya olvidado. ¿Qué se supone que debo hacer, llamarla y decirle ´Hola, soy Abby, ¿te acuerdas de mí? La mujer que se escurrió de tu cama a las cuatro de la mañana y no te llamó ni te dejó una nota?" suspiró. "No hay probabilidad de que esto vaya bien, Hailey. Tengo que encontrar una manera de salir adelante. Quizás necesite conocer a alguien más".

CAPITULO CATORCE Erin estaba nerviosa. Ella no había tenido una cita en mucho tiempo. Estaba tan fuera de práctica, que la aterrorizaba. Decidió llamar a una vieja amiga para pedirle un favor. Diane era uno de sus viejas y queridas amigas y ella era propietaria de un restaurante a favor del colectivo gay en la playa. Océanos, era un restaurante de carnes y mariscos, que tenía una inusual atmósfera de elegancia casual. Había arreglado con Diane que su mesa favorita estuviera disponible y con flores frescas. Ella sabía exactamente la hora en que pondría la reservación, por lo que estarían terminando su comida al ponerse el sol. Cuando Joanne abrió la puerta, Erin perdió de inmediato la calma, su frescura y su actitud y se quedó pasmada mirando a la mujer. De la cabeza a los pies, estaba vestida de cuero negro ajustado. Su chaqueta de corte bajo, la cremallera lo suficientemente alta para asegurarse de que nada caería, pero también lo suficientemente baja para revelar la hermosa división de bronce y un toque de encaje negro, que aparentemente era la única otra ropa que envolvía sus voluptuosos pechos. "¿Te gusta lo que ves?", Dijo seductoramente a la mujer aún sin palabras, que aún no había dado un paso dentro de la casa. "¿Erin?" Sonrió dulcemente. "¿Estás bien?" “Hmm? ¿Qué? Lo siento... yo..." Ella estaba tratando de concentrarse, pero le estaba resultando difícil. Dí algo, cualquier cosa coherente, se dijo a sí misma. "Te ves increíble." Ella esperaba decir algo un poco más original, pero al menos eso era un pensamiento coherente. "Pensé que te gustaría. ¿Te vas a quedar ahí toda la noche?" añadió Joanne en broma. Era evidente que ella estaba teniendo el efecto deseado en Erin, pero tal vez era un poco demasiado. Ella no iba a conseguir lo que quería, si la mujer ni siquiera podía reaccionar a su alrededor. Decidió dejarla parada en la puerta y

se dirigió a la cocina, para que ella pudiera ordenar sus pensamientos. A los pocos segundos de haberse ido Joanne, Erin fue capaz de pensar de nuevo. Relájate. Tú puedes hacer esto. Ella es solo una mujer hermosa. Una mujer hermosa, que en pocos minutos tendría sus brazos alrededor de ella, sosteniéndola con fuerza. De repente deseó haber llevado el coche, pero Joanne amaba las motocicletas, y Erin siempre encontró que un paseo romántico sería un maravilloso interludio para el sexo. Ella sacudió la cabeza y, finalmente, entró en la casa de Joanne para encontrarla en la cocina. Afortunadamente, la cremallera de su chaqueta ya estaba un poco más arriba. "¿Lista para irnos?", preguntó ella con un tono de voz indiferente, que la sorprendió incluso a ella misma. Joanne asintió con la cabeza y un minuto más tarde, estaban en camino dirigiéndose hacia la costa. Erin encontró sorprendentemente fácil enfocarse en conducir. Joanne era claramente una piloto experimentada, por lo que apenas se sostenía hasta llegar al punto de no permitir que sus manos se movieran, cuando no quería nada más que explorar el cuerpo de Erin. Diane tenía la mesa preparada conforme a lo solicitado y había ido un poco más allá, asegurándose que no hubiera mesas ocupadas cerca de ellas. Diane, te debo una muy grande. Estaban sentadas muy cerca una de la otra, en forma perpendicular y el corazón de Erin casi se detenía cada vez que la mujer sentada a su lado, inocentemente o tal vez no, la tocaba. Una vez que sus bebidas llegaron, comenzó a recuperar la compostura. Quizás fuera por el alcohol o el hecho de que ella estaba en un entorno familiar, que rápidamente volvió a ser ella misma. Necesitaba retomar el control de la situación y volver a ser la que sedujera. Después de ordenar sus comidas, alargó la mano y suavemente rozó con sus dedos el dorso de la mano de Joanne, y se

complació al ver la reacción de la otra mujer. Fué un sencillo toque, pero suficiente para obtener un ligero gemido de Joanne. Sus ojos se encontraron y Erin pudo ver nada más que deseo. Tenía que besarla. La urgencia era insoportable. El labio inferior de Joanne se estremeció cuando Erin pasó su dedo índice desde la base del lóbulo de la oreja, por su línea de la mandíbula hasta la barbilla. Una vez allí, ella utilizó su dedo, ahora descansando debajo de la barbilla de Joanne, para tirar de ella suavemente hacia adelante y besarla. Sus labios se encontraron ligeramente al principio, que era como si no se hubieran tocado aún. Joanne gimió de nuevo, elevando el estado de excitación de Erin. "¿Deberíamos detenernos antes de hacer una escena?", dijo mientras se alejaba para recuperar el aliento. "Está bien, voy a parar, pero sólo si me prometes que podemos continuar con esto más tarde." "Lo prometo," respondió Erin con entusiasmo. La comida llegó y Joanne empezó a contarle a Erin acerca de las propiedades que había localizado, para que las mirara. "Probablemente podríamos ver a las cuatro de ellas en un solo día. ¿Cuándo sería bueno para tí?" "¿Qué tal el domingo? Me gustaría llevar a Meg también, si no te importa." "El domingo, entonces". Tal como estaba previsto, el sol empezó a ponerse cuando estaban terminando la cena. Era un hermoso espectáculo de colores. Rosas, naranjas y morados. El ocaso se reflejaba en los ojos de Joanne y Erin estaba segura de que nunca había visto un espectáculo semejante antes. No estaba segura de qué era más hermoso, Joanne o el ocaso. "Tú eres una belleza impresionante," susurró suavemente.

"¿Siempre eres tan romántica?" preguntó Joanne, mirando profundamente a los ojos de Erin. "Lo Intento". Erin estaba a punto de besar a Joanne nuevo, cuando una figura familiar llamó su atención. Era Lauren. Ver a Lauren le trajo a la mente recuerdos de Abby. ¿Qué hubiera pasado si ella no le hubiera dicho a Abby que saliera a bailar con Lauren aquella noche? ¿Podría Erin haber visto a Abby de nuevo? Podría haber sido diferente? Ella trató de demostrar al menos un cierto interés en lo que estaba diciendo Joanne, pero estaba extremadamente distraída; en lo único en que podía pensar era en Abby y en sus fuertes y amorosos brazos. "¿Estás bien?" Preguntó Joanne mientras estaban en el camino de entrada. "Has estado muy distante desde la cena". Erin se echó hacia atrás, como medio sentándose contra su motocicleta y miró a la hermosa mujer que estaba a unos centímetros de ella y se preguntó por qué no podía alejar de su mente a Abby. "Lo siento. Estoy un poco distraída. "Eso fue una sutileza. En el viaje de regreso a casa, Joanne se había vuelto un poco más valiente y había deslizado su mano dentro de la chaqueta de Erin, jugueteando con su abdomen y luego bajando por entre sus muslos. Aunque su cuerpo reaccionó como debía, su mente estaba en un lugar completa mente distinto. "Distraída ¿eh? Bueno, vamos a ver qué puedo hacer al respecto? ", Dijo mientras se acomodaba entre las piernas de Erin y se inclinó hacia adelante para encontrar sus labios. Erin estaba temporalmente perdida en el beso. Su cuerpo estaba en ese momento ganando la batalla entre su mente y su cuerpo. Ella puso su mano suavemente alrededor de la garganta de Joanne y lentamente bajó por el cuerpo de la mujer, desabrochando su chaqueta de cuero en el proceso. Sus manos temblaban mientras

se deslizaban dentro de la camisa y tomó los pechos generosos que provocaron un gemido de Joanne. De repente, su mente le traicionó de nuevo y ella se apartó. "¿Qué pasa contigo?" preguntó Joanne impaciente. Dios, me gustaría saberlo. "Lo siento. No puedo hacer esto. " Joanne dio un paso atrás y levantó la cara de Erin para que sus ojos se encontraran. Miró profundamente a los ojos en busca de la verdad y encontró lo que estaba buscando. "Alguien se ha quedado justo aquí” dijo, mientras colocaba su mano en el pecho de Erin. “Alguien que no puedes tener, pero que no has dejado salir” Erin se quedó sin habla. ¿Era tan fácil de leer? "Escucha. No tengo intención de renunciar a esto, así que cuando estés lista, sabes dónde encontrarme. Mientras tanto, "dijo, subiéndose la cremallera de su chaqueta y besando a Erin suavemente en los labios, "Voy a esperar a verte el domingo". Erin regresó a casa aturdida. Abby, obviamente, no estaba tan interesada en ella o no habría escapado en el medio de la noche. Esto era una locura. Tenía que parar. De algún modo, de alguna manera, tenía que dejarlo ir. ¿Pero cómo? Si Joanne no había sido suficiente para alejar de su mente a Abby, ¿quién demonios podía? Tal vez la distracción de la apertura del nuevo Bar ayudaría. Podía mantenerse ocupada con el trabajo durante un par de meses. Eso ciertamente ayudaría. Con suerte. Abby se sentía mucho mejor. Su fin de semana con Hailey había sido terapéutico de muchas maneras, y conforme la semana avanzaba, se sentía cada vez más como ella misma. Ella y Hailey habían decidido salir esta noche y Abby estaba emocionada ante la perspectiva de conocer a alguien nuevo. Había pasado tanto tiempo desde que había salido sólo para

divertirse, que ella también estaba un poco nerviosa. No había salido desde su viaje a Los Ángeles hacia unos meses. Esta noche tendría que ser exactamente como la necesitaba. Se relajó ante la idea de volver a ser la misma de nuevo. Ella era una experta en el juego de buscar y conquistar y estaba a la espera de encontrar alguien nuevo para entretenerse. Sus pensamientos fueron repentinamente interrumpidos por la voz de la recepcionista en el intercomunicador. "Tu cita de las once está aquí, Abby." "Gracias. Envíala aquí y dile a Hailey que se una a nosotros". Unos minutos más tarde, Toni Saroli se paraba en la puerta de la oficina de Abby. Ella era la representante de ventas del distrito, para el software de ingeniería que CG utilizaba. Ella rutinariamente se reunía con Abby para actualiza los últimos desarrollos de software. Ella era sexy como el demonio y no era ningún secreto que podría estar interesada en una relación con Abby. Abby, por supuesto, no quería saber nada de eso por muchas razones, la menos era su desprecio por la profesión de ventas. Si pudiera hablar con ella acerca de un software que no necesitaba, ¿qué más podría convencerla? Pero, diablos, ella era sexy, vestida exquisitamente como de costumbre, con un traje pantalón negro perfectamente adaptado a una escotada blusa blanca con volantes. Su largo cabello rubio estaba recogido en un perfecta coleta, acentuada con un clip de oro. Era de la misma altura que Abby, pero su mera presencia llamaba la atención sin importar dónde se encontraba. Hombres y mujeres la miraban por igual y ella había sido a menudo objeto de las fantasías de Abby. Sus rasgos eran suaves, pero había una picardía oculta en sus ojos color avellana que la hacían casi peligrosa. "Hola Toni," dijo Abby mientras se levantaba para saludarla.

"Abby. Tienes buen aspecto, como siempre", dijo con un toque de seducción en el tono de su voz, mientras tomaba la mano de Abby y la besaba suavemente en la mejilla. "Abs, ¿preguntaste por mí?" dijo Hailey , mientras entraba en la oficina central de Abby sin levantar la mirada por leer un expediente. Ella era completamente inconsciente de la presencia de la otra mujer, hasta que Abby habló. "Hailey, me gustaría que conocieras a Toni Saroli. Ella es la representante de ventas para KJP y me gustaría que comiences a involucrarte más en este tipo de decisión es". Las dos mujeres se miraron la una a la otra, como si Abby ni siquiera estuviera en la habitación. Ella esperaba esto de Hailey, pero no de Toni. Estaba claro que había una instantánea atracción entre ellas. Ella miró de una hacia la otra y no podía creer que la imperturbable Toni Saroli se había quedado con la boca abierta como un adolescente asombrada. Se aclaró la garganta en voz alta, con la esperanza de romper el hechizo. De repente, Toni recuperó su compostura y extendió su mano a Hailey. "Es un placer conocerte, Hailey." Hailey le estrechó la mano con suavidad, pero con firmeza, y se sorprendió al ver lo suave que eran las manos de esa mujer. Nadie tiene las manos tan suaves. Se preguntó qué tan suave sería el resto de su cuerpo. “El placer es mío, te lo aseguro”. Tienes que estar bromeando. Ella ha estado cayendo en esa línea de mierda. Jesús Hailey! Por supuesto que tienes que tener algo un poco más creativo en ese cerebro tu yo. Pero parecía como si Hailey hubiera recibido un puñetazo en la cara y obtuviera una respuesta de bienvenida de esta mujer, que estaba sonrojada y respirando un poco más agitada que cuando ella había entrado. Después de lo que pareció un tiempo interminable, Hailey

finalmente soltó la mano de Toni y galantemente le ofreció una silla para ella. Mientras Toni les mostraba la última parte del software, su mirada permanecía fija en Hailey. Hey! Se supone que debes venderme esta mierda a mí, no a ella. Ella lo dejó pasar. Quizás Hailey podría tener la oportunidad de encontrara algo especial con Toni. ¿Quién era ella para estar en el camino? Abby ignoró el resto de la propuesta de Toni y dejó que su mente vagara, viendo a través de la ventana con una mirada perdida. ¿Por qué no podía encontrar a alguien que tuviera ese efecto en ella? "¿Les gustaría acompañarme a comer?" Preguntó Toni, ya de pie y colocando la carpeta con la información sobre el escritorio de Abby para su revisión. "En realidad no tengo mucha hambre. ¿Por qué van ustedes dos?", Sugirió ella, sabiendo que no quería ser parte de lo que ya había visto suficiente. "Bien, entonces. Hailey, ¿me acompañas a comer?" Apenas podía contener su sonrisa cuando Abby optó por no aceptar el almuerzo, dejándolas sólo a ella y a Hailey. "Será un honor acompañarte." Bueno, esto tiene que parar. No puedo creer que esté sucediendo así. Una parte de ella quería sacudir a Hailey y decirle simplemente que fuera ella misma, y otra parte de ella, quería agitar a Toni y preguntarle si realmente estaba oyendo todo lo absurdo que salía de la boca de Hailey. Y una parte completamente diferente, encontraba que todo este intercambio podía ser adorable. "Ustedes diviértanse, señoritas!" les gritó mientras ambas salían rápidamente de su oficina. "Hey Abs! Sólo dame un segundo!" le gritó Hailey desde el dormitorio, cuando Abby entraba en el apartamento con la llave que Hailey le había dado un fin de semana antes. "Espero que no

te importe, pero Toni va a reunirse con nosotros en el bar más tarde." Abby sonrió. No le importaba. Ella no tenía intención de pasar mucho tiempo allí de todos modos. "¿Qué piensas de ella?" "Es increíble. Nunca he conocido a nadie como ella ", respondió Hailey al entrar en la sala, con una imagen absolutamente adorable. Llevaba unos vaqueros azules desteñidos y una blusa negra suelta. Era la expresión del entusiasmo, combinado con un poco de temor que Abby encontró casi irresistible. "Estoy realmente sorprendida de que hayas regresado a trabajar esta tarde. Pensé que tú la habrías traído aquí en su lugar. " "No es que yo no quería. Es sólo que... bueno... yo realmente, realmente me gusta ella. Yo no quería darle una impresión equivocada. Creo que deberíamos conocernos primero”. “Se supone que así es como funciona?” respondió Abby de forma sarcástica. “No me extraña el or qué sigo soltera”. "No sé cuánto tiempo puedo esperar. Es como si cada parte de ella rebosara atractivo sexual. Y sus manos son taaaan suaves ", añadió distraídamente mientras miraba por sobre la ventana, completamente ajena a la presencia de Abby. "¿Lista para irnos?" Abby eligió una mesa en la esquina del lugar, lleno de humo. La música sonaba estruendosamente, haciendo imposible la conversación. Cuando Toni llegó, Abby ya había consumido algunas bebidas y miraba a su alrededor en busca de posibilidades. Una vez que estuvo segura de que Hailey estaba en buenas manos, se dirigió hacia una morena bajita que había llamado su atención. Estaba sentada con un pequeño grupo de mujeres que la habían dejado sola para irse a bailar. Mientras se acercaba a la mesa, la morena levantó su vista hacia ella y le sonrió tímidamente.

Perfecto. Era muy linda y muy joven. Perfecto. "Hola. Soy Abby", dijo mientras le ofreció la mano, ante la indecisa mirada de la chica. "Jazmín", respondió ella con nerviosismo. Perfecto. "¿Puedo sentarme?" No esperó una respuesta, jalando una silla junto a Jasmine. Había demasiado ruido para conversar, así que Abby hizo todo lo posible para transmitir sus pensamientos a través de su mirada y del tacto suave y ocasional de sus dedos sobre la mano de otra mujer. Parecía evidente que había recibido el mensaje, porque ella movía su silla más cerca de la de Abby. Finalmente, una canción lenta comenzó a sonar y las amigas de la chica regresaron. Abby instintivamente se levantó y tomó la mano de Jasmine y la llevó a la pista de baile. Estaba claro que ambas pensaban lo mismo, cuando Jasmine le echó los brazos alrededor de los hombros de Abby y le acarició la cara contra su cuello. Abby puso su mano derecha en la parte baja de la espalda y la apretó un poco más, disfrutando sentir el cuerpo joven de la chica, caliente y suave contra el de ella. El suave gemido que escapó de la joven, dió justo en el centro de Abby. Con su mano izquierda, gentilmente exploraba el cuerpo de Jasmine. El firme control de su mano derecha se mezclaba con el suave toque de su mano izquierda, mezcladas para causar todo tipo de sensaciones increíbles en el cuerpo de Jasmine y su reacción era exactamente la que Abby estaba esperando. "¿Quieres salir de aquí?", susurró ella en el oído de Abby. "Absolutamente", respondió ella, tomándose el tiempo para pasar por la mesa de Haile y para despedirse."Puedo confiar de que te asegurarás de que Hailey llegue a casa sana y salva?" Le dijo a Toni antes de alejarse de la mesa. “A dónde vamos?” Preguntó Abby una vez que estuvieron acomodadas en el auto. Sintiendo la ansiedad de la mujer que

estaba sentada a su lado, Abby decidió que tenía que hacer algo antes de que ella cambiara de opinión. Rápidamente, quitó su cinturón de seguridad y se inclinó para capturar los labios de Jasmine, con ternura. Al principio, Jasmine parecía preocupada, pero la joven se volvió más dispuesta y muy capaz de participar. Abby estaba perdiendo rápidamente el control, ya pesar de que era conocida por sus aventuras de una noche, tener relaciones sexuales en el coche era algo que no había hecho Necesitaba espacio para maniobrar, quería que la mujer se sintiera cómoda y evitar la distracción de los transeúntes. Se obligó a terminar el beso. "Mmm. Eso estuvo bien." Dijo Abby. "¿A dónde quieres ir?" "A mi casa." Dijo la joven, entre jadeos. "Está a veinte minutos de distancia. Conduce rápido", añadió mientras miraba por la ventana tratando de recuperar la compostura y le daba a Abby las indicaciones. Después de diez minutos, el deseo sexual había menguado un poco, Jasmine comenzó a hablar, y cuanto más lo hacía, más se dio cuenta Abby de que necesitaba librase de esta situación. Trató en vano de ignorar el parloteo constante de la mujer, que le decía algo sobre los nuevos zapatos de su amiga, lo cansada que estaba después de terminar su turno en el Burger King.... bla, bla, bla. Ella solía ser capaz de ignorar esto. Dejarlo de lado y sólo hacer lo que estaba allí para hacer. Esta noche sin embargo, era incapaz de ignorarlo. Aunque se sentía muy atraída a Jasmine y su cuerpo estaba pidiendo atención, sabía que no sería capaz de seguir adelante con esto. Pero ¿por qué? ¿Sería porque quería seguir el consejo de Hailey y primero conocer a la mujer? ¿Ese era el rostro que veía cada vez que cerraba los ojos? Fuera lo que fuera, no le gustaba. Había venido aquí esta noche, para encontrar a su viejo yo y pensaba que lo había encontrado, hasta ahora.

Una vez estacionada en la calzada de entrada a casa de la mujer, miró sus ojos expectantes y trató con mucho cuidado para evitar problemas cuando le dijo: "Jasmine, lo siento, de repente no me siento muy bien. Tal vez bebí demasiado. Me tengo que ir a casa y acostarme. ¿Si quieres te puedo llevar de regreso al Bar?" Hizo todo lo posible para sonar sincera y por la expresión del rostro de Jasmine, estaba funcionando. "¿Estás segura, si quieres, puedo ir contigo y cuidarte? " "Voy a estar bien." "Estoy cansada, de todos modos. Supongo que me quedaré aquí. ¿Puedo tener tu número? Tal vez podríamos hacer esto en otro momento?" Piensa rápido Abby. "Voy a mudarme en un par de días, y no tengo mi nuevo número todavía. ¿Por qué no me das el tuyo? "¿No tienes un teléfono celular?" Lo tenía, pero lo extravié mientras estaba empacando, quizás se fué entre una de las cajas. Esa estuvo buena, Abby. "Aquí está mi número," dijo la joven mientras le entregaba a Abby un pedazo de papel con su nombre y número. "Fué un placer conocerte. Espero que te sientas mejor." Una vez que se aseguro de que la chica estuviera dentro de la casa, Abby salió de la calzada y se dirigió de nuevo a la interestatal para regresar a casa. Rápidamente lanzó el papel por la ventana. Bueno, eso fue un desastre. Tenía que encontrar otra manera de conocer a las mujeres, necesitaba conocer un tipo completamente distinto de mujer. No más jovencitas. Necesitaba encontrar a alguien con cerebro. Alguien que la desafiara. Alguien como... Erin.

CAPITULO QUINCE "Me gustaría ver la primera de nuevo, si no es mucha molestia," preguntó Erin mientras salían de ver la cuarta propiedad que Joanne le había mostrado. "Pensé que querrías hacerlo. Es por eso que te la mostré primero". Ellas se dirigieron a la primera construcción. Era una sola planta. Un viejo depósito hecho de ladrillo que había estado vacío durante años. No se miraba muy bien en el estado actual en el que se encontraba, pero tenía un cierto encanto rústico que era innegable y la estructura estaba en buen estado. A pesar de que era un almacén, había poco en el interior, sobre todo espacio vacío, lo que sería perfecto para lo que Erin tenía en mente. Además estaba sólo a tres cuadras de su ubicación actual. Tendría pocos problemas para supervisar la construcción, mientras cuidaba de las cosas en el Bar. "¿Qué te parece, Meg?" Ella miró a su tía con curiosidad, y luego miró a su alrededor. Cuando lo hizo, no vió espacios vacíos, sino que veía mesas y sillas, mesas de billar y televisores montados en las paredes. También vió una pista de baile, espejos y mujeres. "Pienso que es perfecto". "Bien. Joanne, te llamaré mañana con los detalles de la oferta y para discutir las condiciones actuales del edificio." El dinero no sería un obstáculo, ya que tenía más que suficiente, pero la última cosa que ella quería era tener que rentarlo. Había recibido dinero en un acuerdo saludable, después de ser atropellada por un conductor borracho cuando ella tenía dieciocho años. Era un político muy influyente que le pagó bien para mantener su nombre un secreto. A pesar de que había estado inconsciente duran te varios días, la mayoría de sus lesiones habían sido relativamente menores. Como parte del acuerdo, él le pagó

todas las facturas del hospital, incluyendo el costo de la mejor cirujano plástico en la ciudad. Afortunadamente, no tenía cicatrices visibles que le recordaran ese episodio. Lo único que tenía de aquello, era el dinero, por lo que la perseguían a menudo. Ella había invertido de inmediato y usó lo necesario para comprar el Bar ED, triplicando desde su valor. "¿Por qué no lo hacemos la noche del martes? Te llevaría a cenar?" preguntó Joanne para no renunciar a la posibilidad de continuar lo que habían empezado la semana anterior. "¿Está bien a las seis?", sugirió, todavía sintiéndose un poco incómoda de estar con ella por la debacle de la otra noche, pero Joanne no parecía en lo más mínimo afectada por eso. Incluso había estado coqueteando con ella la mayor parte del día, a pesar de la presencia de Meg. Abby estaba esperando con impaciencia en su oficina. No podía dormir, así que ella entró en la oficina a las 5:00 am y esperaba a Hailey que no llegaría por lo menos hasta dentro de tres horas. Había pasado el resto de su fin de semana en la cabaña con su mamá y Bill, conociendo a sus medios hermanos. Había sido una maravillosa experiencia. A pesar de que la cabaña sólo tenía tres dormitorios, ella estaba segura de que dormiría en el sofá, pero cuando ella llegó, Bill le pidió que le ayudara a montar la nueva cama litera que había comprado el día antes. Él pensó que Abby estaría más cómoda en su habitacion, cuando ella se quedara allí, especialmente si alguna vez quería que alguien le acompañara. Ella se sentía muy mal de que los niños tuvieran que compartir un cuarto, pero no parecía importarles en absoluto. En las pocas horas que pasaba a solas con Bill, no podía dejar de darse cuenta de lo completamente diferente que era de su padre. Era amable, cariñoso, compasivo, parecía estar muy involucrado en la vida de sus hijos. Y más que eso él amaba a su madre. A pesar de que sabía que ella no debía sentirse de la

forma en que lo sentía, ella casi se sentía culpable de que su madre hubiera estado sin él, por todos los años mientras cuidaba de ella. No parecía justo, pero no debía sentirse culpable, ya que ella no tuvo ni idea alguna de lo que estaba pasando. Los recuerdos del fin de semana estaban causando una sensación extraña, cálida y difusa que envolvían el cuerpo de Abby. Nunca se dió cuenta de que aún echaba de menos tener una familia en su vida y ella de repente anhelaba las otras cosas que no pudo tener en su vida. Ahora, más que nunca, sabía que tenía que encontrar a alguien especial. Quería encontrar a alguien a quien amar de la forma en que Bill amaba su madre. ¿Qué pasaría si ella no pudiera encontrar a esa persona especial? La idea era abrumadora y ella sintió que las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos. ¿Por qué no podía simplemente ser de nuevo la misma de antes? Ella era feliz en ese entonces, o por lo menos pensaba que lo era. Ahora, tenía todas estas emociones que no estaba segura de cómo manejarlas. Su antigua vida era simple. No había complicaciones. Iba y venía a su antojo, hacía su vida sin preocuparse de lo que pensaran de ella. Ahora, de repente sentía una obligación de que su madre estuviera orgullosa-una obligación de ser un buen ejemplo para sus nuevos hermanosuna obligación de ser una buena amiga de Hailey-y más que todo lo anterior, la obligación de ser feliz ella misma. ¿Cómo podría un viaje a Los Ángeles, haber causado todos estos cambios? El viaje había sido la raíz de toda esta transformación. El hecho de que ella hubiera permitido que todo sucediera, era lo más desconcertante. Afortunadamente, Hailey entró para detener cualquier introspección más. “Eyy Abs” saludó con una enorme sonrisa. “Hailey! ¿Cómo estuvo tu fin de semana?” "Maravilloso", dijo soñadora. "Creo que estoy enamorada." Suspiró recordando el maravilloso tiempo que había compartido

con Toni el fin de semana. Habían ido a cenar y al cine el sábado y el domingo se habían sentado en un parque, a la orilla del lago a charlar. Había sido fácil, tan correcto. Estaba tan perdida soñando despierta acerca de los suaves que eran los labios de Toni y había querido hacer algo más que besarla, que no escuchó cuando Abby le hablaba. "HAILEY!" gritó Abby tratando de llamar su atención. "¿Qué? Lo siento, me perdí en mis pensamientos." Sintió que se ruborizaba. "Wow! ¿De verdad estás mal, no crees? "Abby se sorprendió de lo feliz que parecía Hailey. Ella estaba radiante. Se preguntó, con tristeza, si alguna vez ella llegaría a experimentar esa sensación. "Sí, es bastante malo. No he podido hacer otra cosa que pensar en ella desde anoche”. Toni se había ido alrededor de las 7pm, porque su trabajo requería que viajara toda la mitad sur del Estado. Ella tuvo que irse porque debía estar lista para una reunión que tendría a las 7am del día siguiente, cerca de Detroit. Aunque sólo era una hora y media de distancia, ella estaría trabajando en esa área durante toda la semana y, probablemente no regresaría a Lansing hasta el viernes por la tarde. Hailey ya la extrañaba. Habían hablado por teléfono cuatro veces desde entonces, pero eso poco hizo para que el deseo desapareciera. "¿Cómo fueron las cosas después de que te fuiste el viernes?" Preguntó Hailey, queriendo desviar el repentino malestar que estaba sintiendo. "No pude hacerlo". "¿Que no qué?" Preguntó Hailey, insegura de lo que acababa de oír.

"Yo no pude continuar. Lo intenté. Quería hacerlo. Las cosas iban bien hasta que ella empezó a hablar. Yo no pude ignorarlo esta vez. Ella es irritante como el infierno". "Pensé que esa era la forma en que te gustaban. Jóvenes, hermosas y sin cerebro?" Ella la acusó, preguntándose cómo había conseguido implicarse con Abby, para empezar, si ella no era ninguna de esas cosas. "Pensé que me gustaban. Pero ahora... Creo que necesito más. Me gustaría ser capaz de llevar a una conversación inteligente con alguien. Me estoy encontrando a mí misma queriendo cosas que no sabía que me estaba perdiendo antes, y no sé qué hacer al respecto". "Parece que por fin estás madurando." "¿Eso crees?" Dijo ella ladeando un poco la cabeza. "Lo único que sé, es que nada ha sido igual desde mi viaje a Los Ángeles" Erin estaba sentada en silencio frente a Joanne, que charlaba discretamente en su teléfono celular con un cliente. Ella aún no se sentía cómoda en su presencia. Si hubiera estado en esa situación de rechazo, no estaba segura de que lo hubiera manejado tan bien. Ella estaría enfadada y amargada. Pero no Joanne, sin embargo, lo estaba tomando con toda calma. Aunque esta noche estaba vestida de manera más conservadora, con un bonito traje azul marino, no hizo ningún intento de ocultar sus intenciones, por lo que llevó a Erin al restaurante italiano más romántico de la zona. La pequeña y acogedora mesa donde estaban sentadas, se encontraba en una zona un poco aislada. La música suave, la luz tenue y el destello de luz de las velas, no estaban completamente perdidos, Erin sintió que se relajaba un poco y una vez más, admiraba los hermosos rasgos de la mujer que estaba frente a ella. Su cuerpo empezó a responder una vez más, como lo había hecho la semana anterior anhelando ser tocado.

Tenía una dolorosa necesidad que había descuidado durante meses. Ella podía hacer esto. Era una mujer adulta, después de todo, pero había algo muy profunda en su corazón que se negaba. Cuando Abby había dejado su cama hacía tantos meses, se había llevado con ella un pedazo del corazón de Erin y no importaba lo mucho que había razonado con ella misma de que no iba a volver, cada noche mantenía los ojos en la puerta esperando y rezando para que regresara de nuevo y la hiciera sentir completa. Nunca se sintió tan segura, como cuando Abby la tuvo entre sus brazos; pero la cruel realidad era, que no estaría tan segura del todo, Abby era muy, muy peligrosa y ella lo supo desde el primer momento que puso los ojos en ella. "Perdón por la interrupción, pero es parte del trabajo. Irónicamente, las llamadas después de horas de trabajo, son por lo general más prometedoras. Son compradores impulsivos que tienen el tiempo para pensar realmente en lo que están haciendo, acabo de mostrarles la propiedad y quieren encontrarle algo mal, de alguna manera". "Eso es un poco cruel ¿no crees?" "Tal vez sea así, pero por lo general funciona", Joanne se humedeció los labios seductoramente. "Excepto contigo". Erin retrasó la respuesta, ya que la temperatura en la pequeña habitación creció exponencialmente. "Supongo que no has cambiado de opinión todavía?" Sus ojos, ardiendo en deseo, capturaron los de Erin y su pie descalzo ahora descansaba íntimamente entre los muslos de Erin. Erin cerró los ojos ante la sensación. Se sentía tan bien. Ella lo deseaba tanto. "Podría intentarlo, pero me temo que podría decepcionarte a otra vez."

Ella retiró su pie. "No creo que pueda soportar otro rechazo. Voy a esperar hasta que estés segura." Suspiró audiblemente. "Pero me niego a dejar de intentarlo.” Abby se despertó bruscamente de un sueño profundo. Estaba sudando profusamente y su corazón latía tan rápido que pensó que en realidad podría salírsele del pecho. Demonios. Ella no había tenido ese sueño en meses. Había huído de nuevo, pero esta vez era diferente. Los primeros meses después de que ella regresó a su casa de Los Ángeles, ella había tenido el mismo sueño un par de veces a la semana, pero por suerte los sueños se habían detenido hasta esta noche. El sueño de antes había sido siempre el mismo: ella estaba huyendo de alguien, pero nunca pudo descifrar quién era. Era como si hubiera estado corriendo en una caminadora, porque incluso si corría más rápido y cubría mas distancia, la sombra oscura de la persona que la perseguía, nunca llegaba más lejos. El sueño de esta noche era todo lo contrario, ella corría hacia alguien y no importaba lo rápido que corría y no importaba lo cerca que la otra persona parecía estar ella simplemente no podía alcanzarla. Aunque los rasgos de la persona eran borrosas y el detalle facial faltaba, ella sabía que estaba corriendo tras ella. Era Erin. Vete a la mierda! Déjame sola! ¿Por qué no quieres marcharte? El reloj marcaba las 2:18 am. Hailey debía estar ocupada con Toni. Su madre podría no estar disponible en la cabaña. Tenía que hablar de esto con alguien y se dió cuenta con tristeza que no tenía a nadie. Darse cuenta no era nuevo, pero era mucho más claro ahora. Tenía que hacer un cambio y debía hacerlo pronto, antes de perder el poco control que le quedaba sobre su vida y sus emociones. Se dirigió a la cocina, sacó una botella de vino y tomó la guía telefónica. Sin molestarse en tomar un vaso, bebió directamente

de la botella, mientras estudiaba atentamente el listado de psicólogos por las opciones posibles. Su principal requisito era que el doctor fuera una mujer y que la oficina estuviera cerca de su trabajo, para que ella pudiera escaparse sin ser vista. No podía admitir ante cualquier persona, ni siquiera ante Hailey, que iba a ver a un psicólogo porque no podría poner su vida en orden. Anotó tres de los nombres y números que parecían buenas posibilidades y se llevó lo poco que le quedaba de la botella de vino, a la cama con ella. Erin estaba cada vez más agradecida por la compañía de Joanne. Habían continuado viéndose con frecuencia, pero afortunadamente, Joanne había dejado de intentar seducirla. Como resultado, una maravillosa amistad se había desarrollado. Meg había estado saliendo con el mismo chico durante un mes y las cosas estaban empezando a ponerse serias. Su nombre era Tom, era un hombre muy atractivo, y aunque parecía bastante agradable, Erin no podía evitar sentir una sensación de desconfianza. Ella lo atribuyó a simples celos, porque Meg estaba ocupando el poco tiempo libre que tenía, con él, dejando a Erin de nuevo sola con demasiado tiempo en sus manos. "Tengo una oferta para tí, para que la revises", le dijo Joanne a Erin, abriendo la puerta y llevándola a la mesa. "Dime que es una buena." La oferta que puso para la nueva propiedad podría expirar pronto, debido a la condición de que el Bar ED se vendería primero. Y si expiraba, Erin sabía que tendría que cambiar sus condiciones y echar mano de sus inversiones para pagar la propiedad, pero ella no quería tener dolores de cabeza al manejar dos propiedades. "Creo que es una gran oferta. Poco menos del precio de venta, pero es una condición". Ella hizo una pausa para volver a leer cuidadosamente la oferta y estar segura de los detalles. "El

comprador quiere el apartamento para venir con un inquilino, en un contrato por un año. " Sorprendida por la exigencia extraña, ella miró inquisitivamente a Joanne y pregunto: “Por qué?” "En realidad, es más bien una cosa del seguro. Si hay un inquilino, el edificio no tiene que estar asegurado como vacío durante las renovaciones". "¿Qué crees que debo hacer?" Parecía una oferta razonable. Ella estaba también ansiosa por terminar con esto para que pudiera empezar. Ya se había reunido con los arquitectos y diseñadores de interiores y tenían una visión de lo que sería el nuevo club. Su oferta en la nueva propiedad estipulaba que podría comenzar las renovaciones tan pronto como ella hubiera aceptado una oferta en su propiedad, a pesar del hecho de que la propiedad no se transferiría hasta que se efectuara el pago final. "Tú sabes que sería irresponsable de mi parte, profesionalmente hablando, para influir en tu decisión de una manera u otra". "Olvida el lado profesional. Dame tu opinión personal". "Acepta la oferta", dijo mientras deslizaba la documentación hacia Erin para que firmara. Abby se despertó sobresaltada por el sonido del timbre del teléfono. Rápidamente miró el reloj, observando con temor que se leía las 04:13 AM. Ella sacudió la cabeza tratando de despertar y se obligó a coger el teléfono. "Hola." "Srita. Grant?" "Sí". "Mi nombre es Jane. Llamo desde el Hospital Lansing Memorial". Oh Dios! Debe ser Hailey.

"Miss Grant? ¿Está Usted ahí? " "Sí, lo siento, por favor continúe." "Su padre fue traído hace una hora. Tuvo un accidente de coche." Las palabras trajeron a Abby a un estado de plena conciencia y sus instintos reaccionaron. Ella ya se estaba vistiendo cuando le preguntó: "¿Cómo está?" "No puedo darle más detalles sobre su condición, a través del teléfono, pero le sugiero que llegue al hospital lo antes posible." Está bien, por lo que me está diciendo es que esto es grave. Muy grave. Ella estaba tratando notablemente de calmarse, considerando las circunstancias. "Voy en mi camino." Media hora después, Abby estaba mirando por una ventana del pasillo, cómo los médicos trabajaban frenéticamente sobre su padre. La enfermera de la recepción dijo que su condición era grave y que los ellos estaban tratando de estabilizarlo, para poder realizar algunas pruebas y determinar la gravedad de sus heridas. "Srita. Grant?" "Sí". "Soy el doctor DiCarlo. Estoy al cuidado de su padre. Está estable ahora. No sabremos el alcance de sus lesiones durante varias horas, pero lo que sí sabemos, es que tiene dos piernas rotas, hemorragia interna y una herida en la cabeza". Abby esperaba que ella no se mirara tan pálida como se sentía. Su padre era joven y fuerte y ella nunca había pensado en qué pasaría si ella lo perdiera. Ella acababa de encontrar recientemente a su madre-¿cómo podría afrontar la pérdida de su padre ahora? "¿Cuáles son sus posibilidades?" Preguntó

secamente, tratando de ahogar las lágrimas que se estaban formando en sus ojos contra su voluntad. "El está en buenas manos, señorita Grant. Vamos a llevarlo arriba para una tomografía, de manera que podamos evaluar su lesión en la cabeza. Después de eso, vamos a llevarlo a cirugía para reparar el daño interno. Hasta que tengamos la oportunidad de hacer esas cosas, no podemos decir con certeza cuáles son sus posibilidades". Por supuesto que puede. Sabe exactamente cuáles son sus posibilidades, pero no me lo dirá. Sería cruel. "¿Puedo verlo?" "No en este momento, me temo. Vamos a llevarlo de inmediato y esas personas que están con él, tendrán que mantenerlo estable hasta que lleguemos al piso de arriba. Podrá verlo justo después de la cirugía." "Entiendo." No, no lo entiendo, pero no tengo los medios para discutir con usted en estos momentos. "¿Hay algún lugar donde puedo esperar?" Él la condujo a un salón, que parecía que no había sido redecorado desde los años setenta. La iluminación era tenue, las paredes de color verde guisante y unos sofás anaranjados que habían visto días mejores. El pequeño televisor en el rincón de la habitación, estaba permanentemente encendido en la CNN. Eran las cinco y media en la mañana. No podía llamar a la oficina, por lo menos hasta ocho. Todo lo que podía hacer era esperar. Trató de sentarse pacientemente, pero eso no funcionaba, así que empezó a caminar de un lado a otro en la pequeña habitación de diez por diez, hasta que alguien apareció en la puerta con una taza de café. "Srita. Grant?" Le preguntó una mujer atractiva, vestida con una bata azul de hospital, sonriéndole suavemente. "Sí. ¿Hay alguna noticia de mi padre", preguntó ella con impaciencia. Ella no era una persona paciente por naturaleza,

por lo que estaba en sus últimos nervios antes de que apareciera la mujer. "No, todavía no. ¿Por qué no se sienta? Le he traído una taza de café ", dijo mientras guiaba a Abby de nuevo al sofá. "Soy Jane. Estoy terminando mi turno y pensé en pasar aquí antes de irme". Abby la miró apreciativamente. Era una mujer mayor, probablemente cerca de los cincuenta. No llevaba un anillo de bodas. Su cabello largo y oscuro, empezaba a mostrar un toque de gris, y estaba recogido en una cola de caballo. "Gracias por el café." "Es probable que tenga noticias pronto. ¿Hay alguien más a quien deberíamos llamar?" -preguntó mientras se dirigía a la puerta para salir. "No." A excepción de la oficina, no había nadie a quien ella debiera llamar. "¿Sabe si él estaba solo cuando sucedió el accidente?" De repente se le ocurrió que tal vez su padre había ido a reunirse con alguien cuando ocurrió el accidente y que tal vez también estaría lesionado. "Cuando la policía estuvo aquí, dijeron que estaba solo. Un camionero se quedó dormido y cruzó el carril contrario. Eso es todo lo que sé. Lo siento". "Gracias de nuevo por el café", dijo, y saludó amablemente a la mujer cuando esta salió de la habitación. Media hora más tarde, el Dr. DiCarlo apareció para ponerla al día. "La cirugía salió bien. Tuvimos que retirar el bazo y reparamos el daño a su hígado, por lo que hemos controlado el sangrado por el momento. El TAC mostró evidencia de un trauma en la cabeza, así que vamos a seguir para controlar la inflamación y si no responde al medicamento, habrá que hacer otra cirugía. Está estable en este momento, pero su condición siendo grave.

Vamos a llevarlo a su habitación en el piso de cuidados intensivos, enun par de horas, y luego podrá verlo.” "¿Cuándo vamos a saber más? Y ¿qué pasa con sus piernas? " "Las próximas veinticuatro horas son críticas. Ahora que tenemos la hemorragia interna bajo control, mi mayor preocupación es la lesión en la cabeza. Una vez que tengamos eso controlado, vamos a trabajar en sus piernas. Es probable que necesite una cirugía en la pierna derecha, porque hay unos cuantos huesos rotos". "Gracias, Doctor. Por favor, manténgame informada". Era casi las ocho y sabía que alguien ya estaría en la oficina. Ruth, sin duda, estaría allí ahora. Ella había sido la primera persona que su padre contrató, hacía ya treinta años. Era discreta y eficiente, y a pesar de que ahora tenía ya sesenta y un años, todavía trabajaba tiempo completo todos los días. "Ruth, soy Abby." "Buenos días, Abby. ¿Vas a llegar tarde esta mañana? ¿Necesitas que reprograme tu agenda?" "No Ruth!" Le gritó: "Necesito que me escuches." Ella no tenía la intención de ser tan grosera, pero el estrés y la falta de sueño estaban definitivamente teniendo un efecto en su estado de ánimo. "Mi papá tuvo un terrible accidente. Está en el hospital." "Él vá a estar bien, verdad, Abby?" "No lo sé todavía Ruth. Necesito que liberes su agenda, al menos por un tiempo. Si hay algo fundamental que no pueda ser atendido por otra persona, voy a tener que hacerle frente hasta que sepa lo que está pasando". "¿Hay algo que él necesite? ¿Podemos visitarlo?" a Ruth le encantaba trabajar para Carson. Ella lo respetaba y con frecuencia pensaba en él como un hermano, por eso Abby

entendió que Ruth tomaría la noticia bastante mal, pero ahora mismo, la necesitaba para manejar las cosas en la oficina, mientras ella concentraba sus esfuerzos en el hospital. "Ruth, sé que estás preocupada. Yo también lo estoy, pero no hay nada que podamos hacer por él ahora mismo. Me aseguraré de mantenerte informada, pero es importante que te hagas cargo de las cosas que te pedí". "Está bien Abby. Voy a hacer lo mejor que pueda. Es sólo que no sé lo que haría si..." "Ruth, no hables así. Piensa positivamente. ¿Puedes avisarle a Hailey que se comunique conmigo, por favor?" Después de poner al tanto a Hailey, le pidió que pasara a su casa a recoger algo de ropa y todo lo que pensaba podía necesitar para unos pocos días, ya que parecía que no sería pronto. "Oh! Hailey, un favor más. " “Lo que necesites” "Cuida de Ruth. Es un caso perdido ", dijo Abby con un amago de sonrisa. "Lo haré. Nos vemos esta noche. "

CAPITULO DIECISEIS Habían pasado tres días desde el accidente y Abby no había abandonado el hospital. ¿Cómo podría? Él no tenía a nadie más. Mientras estaba allí sentada, se dió cuenta de que, si no encontraba pronto a esa persona especial en su vida, probablemente terminaría sola en una cama de hospital al igual que su padre. Sus visitas con la Dr. Bell no habían tenido el efecto deseado. Tenía la esperanza de que después de unas cuantas visitas, se sentiría mejor, pero en lugar de respuestas, tenía nuevas preguntas. La Dra. Bell le había preguntado si pensaba que su miedo a las relaciones y al amor, eran el resultado del ejemplo de su padre o de la forma en la señora Jones la había tratado. Si supiera la respuesta a eso, no habría necesitado buscar un doctor en absoluto. Era frustrante. ¿No se suponía que era el médico el que tenía las respuestas? Jane era maravillosa. Ella le llevaba una manta a Abby para dormir y siempre se aseguraba de que hubiera comido. Jane pasaba mucho tiempo con ellos. Demasiado tiempo. Siempre que tenía un descanso, se pasaba al cuarto, y si Abby estaba durmiendo, ella se sentaba en silencio junto al lecho de Carson. Si Abby estaba despierta, hablaba con ella y la tranquilizaba. Hailey y Ruth tenían las cosas bajo control en la oficina y ella había logrado ponerse en contacto con su madre, como una cortesía. Los médicos se mostraron optimistas de que su padre se recuperaría completamente, pero estaban preocupados porque no recuperaba la conciencia todavía. Abby estaba descansando tranquilamente en una silla, cuando el sonido de su padre tratando de hablar la sobresaltó. Eran cerca de las cuatro de la tarde y él no se había movido en absoluto desde el accidente. Ella miró su gesto de susto, mientras ella se acercaba a la cama."Papá, ¿sabes dónde estás?" Ella le tomó su mano para tranquilizarlo.

"El Hospital", dijo él con voz ronca. El recorrió la mirada por la habitación, deteniéndose cuando vió la jarra de agua en la mesa. "Agua", pidió. Abby le sirvió una taza de agua y mantuvo el popote en sus los labios. Hizo una mueca de dolor cuando tragó los primeros sorbos. Abby llamó a la enfermera y salió de la habitación mientras lo evaluaban. Pasó esa última noche en el hospital con él y luego, debido a su insistencia, volvió al trabajo, reduciendo su tiempo allí a cerca de tres horas al día. Ella pasaría de camino a su trabajo, para almorzar con él y luego pasar una vez más en su camino de regreso a casa. Los médicos le aseguraron que él estaría bien, pero que pasarían varias semanas, incluso meses, hasta que él pudiera volver a casa. Ella llegó al hospital muy temprano un día, porque tenía una reunión y se sorprendió al encontrar a Jane acurrucada junto a su padre, en la cama. Ella se volvió para irse, pero Jane se lo impidió. "Espera Abby", susurró en voz alta mientras le tomaba del brazo. "Esto no es lo que parece" "¿Y qué crees que parece?" Desafió Abby. ¿Por qué esta mujer estaba en la cama con su padre? "Escuchar. Carson y yo... um... somos viejos amigos. Salimos durante un tiempo, hace más de diez años” "¿Y?" Ella desafió de nuevo. Entonces, te acostaste con él un par de veces. Gran cosa. "Desde que recobró el conocimiento, hemos hablado mucho. Voy a cuidar de él cuando salga del hospital. Él me pidió que me quedara con él." "Estoy seguro que lo hizo", dijo sarcásticamente. "Voy a trabajar. Dile que lo veré en la hora del almuerzo". Era inútil continuar

esta conversación con ella. Ella tenía que hablar de ello con su padre y él todavía estaba durmiendo. Cuando regresó al mediodía, su padre ya estaba listo para defenderse y no perdió tiempo en reclamarle a ella su comportamiento. "Abigail, ¿cómo pudiste ser tan grosera con Jane?" "Papá, sé honesto conmigo, ¿qué está pasando?" "Nunca te dije esto, pero no mucho tiempo después de que tu madre se fué, conocí a Jane. Aunque no lo admitía ante mí mismo en ese entonces, me enamoré de ella y he estado escapando de ese sentimiento desde entonces. Sentado en este hospital y ver a Jane otra vez después de todos estos años, ha puesto un poco de perspectiva sobre lo que es importante en la vida y Jane es importante para mí". No podía creer lo que su padre le estaba diciendo. En toda la vida, él no hizo nada para disuadirla a ella de involucrarse en una relación. Él le enseñó a permanecer distante y evitar el apego y en todo este tiempo, había mantenido a Jane en secreto. "No te involucres, Abby! Protege tu corazón, Abby! ¿No es eso lo que siempre me has dicho, papá?" "No podía soportar que te hicieran daño, Abigail. Pensé que te estaba protegiendo". "Que amable de tu parte!", Dijo con sarcasmo. "¿Cómo planeas protegerme de tí mismo?" se preguntó con enojo balbuceando, una vez fuera de la habitación. "Hola Sr. Grant." Dijo Hailey mientras entraba por la puerta del cuarto de hospital. Habían pasado tres semanas desde el accidente y él se estaba recuperando bien, pero todavía esperaría un par de semanas más, antes de que pudiera volver a casa.

"Hailey! Me alegro de que pudieras escaparte un momento." Le había llamado muy temprano y le pidió que fuera al hospital, porque tenía algo importante que hablar conella. "Abby no sabe que estás aquí, ¿no?", preguntó él. Aunque Abby continuaba visitándolo, ella no se mostraba muy cordial desde el día de su enfrentamiento sobre Jane. "No, señor." "Bueno. Necesito que me hagas un favor." "Cualquier cosa, señor." "Yo necesito que Abby vaya a esa feria de la próxima semana en Los Angeles. Por alguna razón ella se niega a ir. " Y yo tengo una idea de por qué. Ella dudaba que Abby volviera allá. "¿Qué es lo quiere que haga con eso, señor?" "Es muy importante que ella está ahí. Hay algunos clientes muy importantes de planificación, que asistirán a ese programa y necesito que Abby les transmita que, a pesar de mi condición, sus proyectos estarán a tiempo y que se manejarán con eficacia". "Creo que eso va a ser un poco difícil de hacer. ¿No hay otra persona que pueda ir?" "Abby tiene que estar ahí, Hailey!" Su tono indicaba que no tenía sentido tratar de negociar. "Encuentra una manera de llevarla hasta allí. No me importa lo que tengas que hacer". "Yo me encargo de eso, señor Grant," le aseguró, a pesar de que no tenía idea de cómo iba a convencer a Abby a que volviera al lugar que había alterado el equilibrio perfecto de su vida, hasta el punto de que ella no tenía idea de quién era ni lo que ella quería. "Que se mejore pronto!" "Abby, tú vienes a Los Ángeles conmigo" proclamó Hailey con autoridad, después de marcharse a su oficina.

"Ni de coña. He ido a terapia dos veces por semana durante un mes y medio y por fin estoy empezando a hacer progresos ", mintió, sabiendo que a pesar de su mejores esfuerzos, todavía tenía más preguntas que respuestas, como resultado de sus sesiones con la Dra. Bell. "No voy a volver allá por alguna razón." "¿No crees que podría ayudarte esto, como si fuera un tipo de cierre?" "¿Qué quieres decir?" "Quiero decir, si ella lo ha olvidado, y ya no está disponible o si te odia, por lo menos lo sabrás a ciencia cierta, y entonces tal vez puedas dejarlo ir?" Abby escuchó con atención mientras Hailey se explicaba. Tenía que admitir que eso sonaba tan razonable, como cualquier otra cosa que ella había intentado por librar de su mente a Erin, pero que tal y si tenía el efecto contrario. Parecía demasiado arriesgado. "Eso parece demasiado simple. ¿Y si sólo lo hace peor? " "Honestamente, Abs! ¿Podría ser peor?" Ella sabía que podía, pero también sabía que Abby tenía que ir en este viaje. "Nunca se sabe, tal vez ella también tiene sentimientos hacia tí? " lo dudo. La odiaría si ella me lo hiciera a mí, pensó Hailey para sí misma. "Creo difícil que eso sea posible. Podía haberme buscado si ese era el caso". "Sí, pudo haberlo hecho. Pero tú no pudiste reunir el valor suficiente para ponerte en contacto con ella, así que ¿por qué ella habría de ser diferente?" Ella está siendo muy sensata hoy, frustrantemente sensata. ¿Cómo se supone que voy a discutir eso? Secretamente, Abby siempre había mantenido un rayo de esperanza de que Erin tuviera los mismos sentimientos hacia ella, pero alejó esos

pensamientos rápidamente de su mente. Ya no encontró argumentos para apoyar su decisión de no ir. "Bueno, eso estuvo muy bien!" dijo Abby al entrar en la habitación, después de cumplir con los clientes que su padre había insistido en que ella viera en la feria. "Y que lo digas! Pensé por un momento que se iban a ir, pero tú los convenciste de que todo estaba bien." "Para eso me pagan mucho dinero", dijo en tono de broma. "Bueno, señorita mucho dinero, ¿estás lista para hacerle frente a tu problema siguiente?" Ellas habían decidido que si Abby iba a resolver acerca de sus sentimientos por Erin, tendría que ser mientras pudieran estar solas, antes de que se llenara el Club. "No sé si algún día estaré lista para eso." "Lista o no, es hora de irnos", dijo Hailey llevándose a Abby a través de la puerta de la habitación del hotel. El club estaba vacío, tal como habían figurado, a excepción de una mujer joven, Abby no sabía quién atendía el bar. Cuando se acercó, vio un cartel colgado detrás de la barra que decía: "Apartamento en arrendamiento." Ella se mudó o se está mudando. Esto no puede ser bueno. "¿Qué puedo hacer por ustedes, damas?" "En realidad, acabo de leer el cartel sobre el apartamento?", Dijo Abby más como una pregunta que como una afirmación. "Ellas no van a estar de vuelta hasta mañana, pero ya que aquí está tranquilo, puedo llevarlas a verlo, si les interesa? " Ellas. Ellas quiénes? Ella quería saber pero no preguntó. "Si tienes tiempo, definitivamente nos gustaría verlo. "Tal vez habría algunas pistas sobre quiénes eran " ellas” allá arriba. Sospechaba que una de ellas sería Erin, pero ¿quién era la otra?

"Sígueme." Mientras subían las escaleras, Abby sintió una oleada de emociones cuando el recuerdo de la última vez que se subió los escalones, la inundó de nuevo. Una vez dentro, la realidad de la situación estaba empezando a causarle náuseas a Abby. Lo que una vez era un espacio vacío, estaba ahora lleno de objetos personales. Las paredes antes desnudas, ahora estaban muy bien decoradas. Había una gran fotografía de ocho por diez, con Erin y otra mujer, en la pared cerca del televisor. Quiso acercarse, para tener una mejor visión, pero tenía miedo de que la cantinera, quien estaba actuando ahora como su acompañante, podría sospechar. En su lugar, se dirigió a la cocina y tomó nota de las dos tazas de café en el fregadero, y la nota en la nevera, donde leyó: "Llegaré tarde esta noche. No me esperes despierta. Con amor, Meg". "Creo que he visto lo suficiente", le dijo a la cantinera, mientras prácticamente corría hacia la puerta y bajaba las escaleras. Hailey, sin saber qué había causado el comportamiento de Abby, trató de cubrirla de la mejor manera que podía; "Creo que ella esperaba que la cocina sería más grande" Ella se encogió de hombros ante la mujer que la miraba inquisitivamente. "Muchas gracias por su tiempo", añadió mientras caminaba rápidamente por la puerta, para alcanzar a Abby que ya estaba de pie en la acera. "¿Qué ha pasado ahí dentro?" "Ella está viendo a alguien. No sé por qué acepté esto". "Vamos, regresemos al hotel a cenar y a tomar unas copas. Te sentirás mejor." La noche siguiente, las dos mujeres estaban de nuevo en la acera, frente a ED. "No puedo creer que me hayas convencido de volver aquí", dijo Abby, descansando la mano en la manija de la puerta, sin poder encontrar el coraje para abrirla.

"Tienes que verlo por ti misma." "Está bien. Vamos". En el momento en que entraron, vió a Erin trabajando frenéticamente detrás de la barra, bromeando con los clientes, y aunque se veía incluso mejor de lo que Abby recordaba, ella claramente había cambiado. Ella sabía que no estaba lista para enfrentarla todavía y estaba segura de que, o bien Erin no la había visto entrar, o, aún más preocupante, que ni siquiera la recordara. Eligió una mesa en un rincón oscuro, que le permitiera observar sin ser vista. Observó cómo una joven y bella mujer se abrió paso por la escalera y se detuvo en el bar, le habló a Erin, luego le dio un abrazo y un beso en la mejilla antes de salir por la puerta. Abby sintió un nudo en el estómago. Ella involuntariamente apretó los puños y miró de nuevo hacia el bar, donde Erin ahora estaba coqueteando con una hermosa mujer rubia que parecía colgada de cada palabra. Abby sabía que no tenía derecho a sentir lo que estaba sintiendo, pero la rabia era casi abrumadora. Hailey regresó con las bebidas completamente ajena a lo que Abby había presenciado. "Eyy, parece que necesitas esto", dijo, mientras colocaba la dos bebidas frente a Abby, quien ya había tomado varias bebidas antes de salir del hotel. "Te importaría decirme por qué te ves como si quisieras matar a alguien?" Abby no contestó, sólo hizo un gesto con la cabeza para mirar por encima de Hailey, para que viera a Erin con la mujer en el bar. "Qué con eso. Tal vez sólo está siendo amable." Estaba tratando de mantener el optimismo, pero incluso a ella le era difícil creer lo que estaba diciendo. También estaba empezando a arrepentirse de haber traído a Abby de nuevo aquí, sobre todo

teniendo en cuenta la cantidad de alcohol que ya se había consumido. "¿Y qué pasa con la otra que acaba de salir?" dijo Abby, refiriéndose a la joven mujer que había abrazado y besado a Erin antes de abandonar el club. "La ví, pero ella parecía tan joven que yo no le prestaría mucha atención. " dijo Hailey, con la esperanza de encontrar una manera de calmar rápidamente a Abby, antes de que esto se le saliera de las manos. "Ella bajó del apartamento", dijo Abby con enojo. Abby estaba claramente agitada, claramente bebida y Hailey temía que podría hacer algo estúpido. "Tal vez deberíamos volver al hotel?", Sugirió esperando que Abby estuviera de acuerdo, pero a sabiendas de que no lo haría. "Yo no voy a ninguna parte." Hailey a regañadientes tomó asiento junto a Abby y vio como Erin y la voluptuosa rubia se dirigieron a la pista de baile. “Ven, vamos a bailar”, exclamó Abby mientras agarraba fuertemente del brazo a Hayley y la llevaba a la pista de baile. Hailey sabía que Abby no estaba pensando razonablemente y que ella era capaz de cualquier cosa en el estado en que se encontraba. También sabía que tratar de resistirse a ella probablemente sólo lograra causar una escena más grande, así que la siguió a pesar de su aprehensión. Abby la apretó mucho más cerca de lo necesario y tomó firmementesu culo. Sabía que tenía dos opciones por hacer, pero sin duda, cualquiera daría lugar a algún tipo de espectáculo. Ella podría poner fin a la pequeña exhibición de fuerza de Abby o dejarse llevar por ello. Ya que no sabía cómo iba a reaccionar Abby, de repente pero de manera suave presionó la rodilla hasta la ingle, y decidió seguirle el juego.

Erin se sorprendió al principio de ver a Abby. Un momento feliz, después de que su cerebro registró que ella la miraba registrado, pero no estaba sola. Ella con gracia llevo a Joanne hacia un área de la pista de baile que la puso a la vista de Abby. Al segundo que sus ojos se encontraron, por primera vez hubo una chispa innegable. Un anhelo lejano. Una mirada de "No he terminado contigo todavía". El cuerpo de Abby tembló ante el reconocimiento del deseo en los ojos de Erin. Atrajo a Hailey aún más cerca y deslizó su mano entre ellas para acomodarla en su pecho. "Dos pueden jugar este juego," murmuró Erin para sí misma. "¿Te importaría jugar unos minutos, Joanne?" "¿Qué tienes en mente?" "Sólo sígueme", dijo mientras se giraba con Joanne todo lo que podía, para reunirse de nuevo con los ojos de Abby. Tiró suavemente la cabeza de Joanne hacia atrás y empezó a besar su cuello, haciéndola gemir en agradecimiento, al mismo tiempo que mantenía la mirada de Abby. Abby tomó nota del desafío en la mirada de Erin y siguió el ejemplo, capturando el cuello de Hailey con los labios por un momento, antes de subir la apuesta, para cambiar su posición un poco y que su muslo se plantara con firmeza entre las piernas de Hailey. Abby miró a los ojos de Erin, que se oscurecían de excitación, mientras cada una repetía los movimientos de la otra, completamente ajeno a sus compañeras de baile. Parece como si me estuviera jodiendo con su mirada. Esto es muy excitante.! "Erin, cariño!" dijo Joanne, mientras firmemente se agarraba de su brazo. "Esto tiene que parar... a menos, claro, que estés pensando en llevarme arriba cuando la canción haya terminado " dijo mientras ella luchaba por respirar. "Dios, Joanne" Ella dió un paso atrás para que pudiera ver el rostro de Joanne. "Lo siento mucho! " dijo Erin, mientras que una

ola de vergüenza corrió a través de ella, ante la vista de Joanne, que respiraba pesadamente y los ojos fuertemente cerrados. "Yo no quería llegar a esto." "No estoy realmente segura de lo que estamos tratando de conseguir, pero sé que no tiene nada que ver conmigo." Ella se apartó y se ajustó la ropa para que verse más presentable. “Así que, me voy ahora” Gracias a Dios, tengo baterías nuevas para el vibrador que compré ayer."Una justa y leve advertencia." Ella se rió suavemente. "La próxima vez no estoy segura de detenerme. Voy a tomar lo que es mío. Por la fuerza, si es necesario!" Ella besó a Erin en la mejilla y se dirigió fuera del club. Hailey buscó la cara de Abby y la volvió para que sus ojos se encontraran. De pronto, dándose cuenta de dónde estaba y lo que estaba haciendo, Abby comenzó a disculparse. "Hailey, lo sien..." El escozor que sintió, cuando la mano de Hailey le atravesó la cara la hizo callar. Supongo que me lo merecía. "No vuelvas a hacerme eso otra vez!", Dijo con enojo. "Voy a volver al hotel. Vete por tu cuenta." Ella salió corriendo, dejando a Abby de pie, aturdida. Hija de puta! Estaba borracha, sintiéndose mal por haber utilizado a Hailey y todavía atrapada entre el ataque de celos e lo increíblemente excitada, cuando se dirigió camino a los baños en el otro extremo del club. "MIRA POR DÓNDE VAS!" La mujer le gritó a Abby con rudeza. "Dios, eres tú!" añadió ella cuando se dió la vuelta para ver con quién había tropezado. "Karen! ¡Qué agradable sorpresa!" Dijo con sarcasmo cuando se encontró con la mirada enojada de Karen. Abby tenía mucha ira reprimida y quién mejor para sacarla que en alguien que se lo merecía.

La situación crecía más tensa por momentos. Había una multitud formándose en torno a las dos mujeres, mientras ambas daban vueltas entre sí con insultos que se lanzaban una a la otra. Abby había bebido demasiado y estaba envuelta en un desastre emocional. La vista de Karen sólo estaba alimentando su ira. "Erin! Tenemos problemas!" dijo Frankie, mientras señalaba a la multitud reunida en torno a las dos mujeres. "¿Quién es?" Preguntó ella tratando de prepararse. Desde que conocía a la mayoría de las mujeres, sabía cómo disolver la mayor parte de estas situaciones sin muchos problemas. "Una de ellas es Karen, pero no puedo ver a la otra." "¡Mierda! ¿Quién dejó entrar a Karen? Tiene prohibida la entrada de por vida ", preguntó mientras empujando se abrió camino a través de la multitud. A pesar de estar borracha, los reflejos de Abby eran todavía lo suficientemente rápidos como para esquivar el primer golpe de Karen. Regresándole el golpe, logró rozar apenas el lado de la cabeza de Karen y se movió fuera de su camino. "Te voy a matar!", Gritó Karen mientras Abby evitaba su segundo golpe de nuevo. Erin se detuvo en seco cuando vio que era Abby quien luchaba con Karen. "Es Abby!" "¿Esa Abby?", preguntó Frankie. Ella se sorprendió de que Erin pudiera encontrar a alguien que se comportara de esa manera tan atractiva. “Uh! Uuh!” Parte de ella quería unirse a la multitud y ver como Abby le daba a Karen un poco de su propia medicina, pero también sabía que Abby estaba borracha y su conciencia no podía permitirle continuar. “Tú agarra a Karen, yo me encargo de Abby”.

Las dos mujeres continuaban en círculo, cada una de ellas esperando la oportunidad adecuada para golpear. "ABBY PARA!" gritó Erin por encima del ruido de la multitud, causando que Abby mirara en su dirección. Desafortunadamente, Frankie aún no había llegado hasta Karen y ella soltó un gancho de derecha que pegó de lleno en la mandíbula de Abby, enviándola en volteretas hacia atrás para caer en una mesa. Ella rápidamente se levantó, se sacudió, y se abalanzó de nuevo hacia la mujer que le hacía muecas, cuando Erin se puso delante de ella y la empujó hacia atrás. Para entonces, Frankie, con la ayuda de un par de otras mujeres, había contenido a Karen y estaban en proceso de de acompañarla a la puerta. "Déjame ir", dijo Abby mientras forcejeaba por liberarse del agarre de Erin. Perdió el equilibrio durante el forcejeo y terminó cayendo de lleno en una silla. Erin sabía que no sería capaz de retenerla mucho tiempo, así que se sentó en el regazo de Abby y envolvió sus piernas alrededor de la silla, como ventaja frente a Abby que seguía forcejeando. "Suéltame!" volvió a gritar Abby, tratando en vano de quitarse de encima a Erin. "Maldita sea, Abby, cálmate", dijo Erin con severidad. "¿Dónde está tu novia?" Ella esperaba que la otra mujer fuera capaz de sacar a Abby de allí. "Yo no tengo novia." "Oh! Olvidé que no haces novias." Por suerte, Abby estaba calmando la adrenalina que salía de su cuerpo. "Entonces, ¿dónde está la mujer que estabas tratando de cogerte en mi pista de baile? ", añadió con sarcasmo. "Ella se fué," respondió Abby ya calmada. Estaba empezando a quedarse dormida y sólo quería acostarse. “Regresó al hotel."

Frankie llegó con una bolsa de hielo y Erin se levantó para evaluar el estado de Abby. Su mandíbula estaba hinchada y roja, pero no parecía haber sufrido lesiones graves. Le entregó la bolsa de hielo a Abby que trataba de la mejor manera posible mantenerlo en su cara. Erin se detuvo, Meg había regresado y le enteró de los detalles. "¿Puedes ayudarme a llevarla al apartamento?" "No puedes estar hablando en serio" Respondió Meg. "Ella se acostará en el sofá. Va a estar bien." Erin esperaba que fuera así, pero no estaba segura de qué esperar de Abby. "Ella está tan borracha que se dormirá, de ninguna manera podemos enviarla de vuelta al hotel, así como está". "O puedes llamar a la policía y dejar que ellos se encarguen," respondió Meg con frialdad. "No puedo creer que esta sea tu Abby ", añadió mientras señalaba a Abby, que se desplomó en la silla apenas incapaz de mantener la cabeza erguida. "Solo cállate y ayúdame."

CAPITULO DIECISIETE "¡Despierta!" gritó Meg, golpeando en el sofá donde yacía Abby. "¿Dónde estoy?" Preguntó Abby que se despertó de golpe. "Oh Dios!" Dijo, dándose cuenta de repente ella estaba en el sofá de Erin. "¿Cómo he llegado hasta aquí?" "Tu amiga te dejó aquí y tía Erin no creyó que podrías llegar de vuelta al hotel, así que decidió dejarte a dormir aquí". "Shh! No grites! Um... ¿Has dicho tía Erin? " "Sí, ¿por qué?" "Yo pensé que..." "Pensaste que éramos una pareja?" dijo Meg riendo en voz alta "¡Eres una idiota!" Abby asintió totalmente de acuerdo, mientras sostenía su palpitante cabeza en sus manos. "Yo no hice nada estúpido anoche, ¿o sí?" preguntó Abby, preocupada porque no tenía ningúnrecuerdo de la noche anterior. "¿Quieres decir algo estúpido como intentar besarla y decirle que la amas? ", sonrió. "Oh, y comenzaste una pelea con Karen." "No lo hice!" "Lo hiciste." "Dios, ¿qué he hecho?", Dijo mientras se presionaba suavemente la mandíbula, tratando de adivinar por qué le dolía. "Abby, ¿por qué has venido aquí? Tienes una apariencia de mierda, por cierto" "Me siento como mierda. Tienes que seguir gritando? No estoy segura de por qué vine aquí. Sólo quería volver a verla y pedirle disculpas por alejarme de ella y entonces las ví a ustedes dos

juntas y enloquecí. Después la veo con esa rubia y realmente me confundí. ¿Estaba enojada por lo de anoche? " "No lo creo. Ella me dijo que me portara amable contigo, si te despertabas antes de que ella regresara". "¿Y esto es ser amable conmigo?" "No tengo ninguna razón para ser amable contigo. Me gustaría que no hubieras vuelto aquí. Ella finalmente ha seguido con su vida y ahora tú vuelves". "¿Qué quieres decir?" "Ella dijo que no podía dejar de pensar en tí. Incluso le presenté a Joanne, la rubia de anoche... pero ella no la desea. No estoy segura de si creer en el amor a primera vista, pero si este fuera un caso, a ella le ha tocado. No sé qué le hiciste, pero le rompiste el corazón como nadie lo hizo antes". "Yo no le hice nada." Abby pensó de nuevo en la noche que había pasado allí. "Pero creo que sé cómo se siente. Yo tampoco he sido capaz de dejar de pensar en ella ", dijo, recordando que había tratado de ocupar su mente con otras cosas, para bloquear el pensar en Erin. "¿Por qué esperaste tanto tiempo para volver?", Dijo Meg con tono acusador. "No lo sé. Por miedo, supongo. Quería olvidar. Traté de olvidar. Yo no habría regresadomás, de no haber sido porque tuve que venir a trabajar." "Ella regresará pronto, tal vez debas recomponerte antes de que ella vuelva. Te traeré un poco de ropa que puedo prestarte y un cepillo de dientes nuevo". “No tienes que hacer esto, lo sabes. Yo puedo volver al hotel” "Oh no, no lo harás! Tú no vas a huir esta vez. Tu estarás aquí cuando ella vuelva a casa, incluso si tengo que atarte a una silla".

Abby se rió ante lo que Erin podría pensar, si ella entraba por la puerta y la encontrara atada una silla. "¿A dónde fué, por cierto?" "Tenía cita con algunos amigos para el almuerzo de esta mañana", dijo Meg, con toda naturalidad. Meg le dió a Abby un frasco de aspirinas y un poco de ropa y le indicó que estuviera lista. Abby de repente estaba muy nerviosa. ¿Estaba dispuesta a enfrentar la posibilidad de que lo que realmente sentía por Erin era amor, y más aterrador que eso, si Erin había cambiado de parecer, a pesar de que Meg dijera lo contrario. Todavía podía huir, pero las palabras de su madre regresaron a ella con convicción. "Sigue a tu corazón Abigail, nada más importa". La ropa de Meg le quedaba bien, a pesar de que los vaqueros eran un poco largos. Meg era hermosa; más alta que Erin, pero tenía la misma belleza natural de ella y el mismo paso seguro. Debió haberse dado cuenta de sus similitudes anoche, pero no podía ver más allá de sus propias inseguridades. Abby tomó una larga ducha y se unió a Meg, que estaba leyendo una revista, en la mesa. "Te ves mejor" dijo Meg, mirándola. "Me siento mejor", dijo Abby. "Gracias por la ropa." "Tú realmente eres muy linda, ¿sabes? Y tienes unos ojos muy bonitos. Tía Erin parece tener algo con los ojos azules". "¿Linda? Gracias, supongo. Pero linda no es la palabra que yo usaría para describirme" respondió Abby tímidamente ante la evaluación de Meg. "Eso es sólo mi opinión, tía Erin dijo que te encontró atractiva y sexy."

"En realidad no deberíamos hablar más de esto", dijo Abby sintiéndose incómoda por hablar con la sobrina de Erin sobre estas cosas. "¿Por qué no hablamos de algo más?" Hablaron durante unos minutos acerca de las clases de Meg y Abby comenzó a relajarse, finalmente. Su dolor de cabeza casi había desaparecido cuando la puerta se abrió. Erin se detuvo a medio paso, cuando vió la figura de Abby sentada a la mesa. Abby levantó la mirada y al instante capturó los ojos de Erin. Ninguna de las dos dijo una palabra. Ellas dejaron que sus ojos hablaran por ellas. Los ojos de Abby estaban arrepentidos y los de Erin eran suaves e indulgentes. Meg, sintió de repente que había mucho en ese momento, se levantó y dijo que las vería más tarde, a pesar de que estaba segura que ninguna de las dos la escucharon. Permanecieron en silencio durante varios minutos, mirándose a los ojos, por respuestas a las preguntas que ellas no sabían que tenían. Erin fué la primera en romper el silencio. "¡Hola!" dijo, sin saber qué más decir en ese momento. "¡Hola!" respondió Abby nerviosamente. "¿Cómo te sientes? Cómo está tu mandíbula". “Mi mandíbula está bien, pero yo me siento mucho mejor ahora que estás en casa” dijo patéticamente. “Oh, pobrecita. La pequeña Megan te estaba pretendiendo” bromeó Erin. "Sí, incluso me dijo que yo era linda. ¿Tú piensas que soy linda? " "No, definitivamente no eres linda. Encantadora, escurridiza y sexy, sí. Pero no linda” respondió Erin ruborizándose ligeramente. "Lamento haberme ido."

"No lo sientas, Abby. Tú no estabas dispuesta a darme lo que yo necesitaba y yo no estaba preparada para lo que realmente quería. Nunca debí haber tratado de seducirte. " "¿Entonces no debí regresar aquí?" Le preguntó vacilante. "Depende de por qué has vuelto." "No puedo dejar de pensar en ti; he tratado. Oh he intentado". "¿En serio?" "En serio". Una lágrima cayó en la mejilla de Erin y Abby se dirigió inmediatamente a ella, envolviendo sus brazos alrededor de su cintura, acercándola. "¿Erin?" "Sí". "Bésame". "Pensé que nunca lo pedirías," contestó Erin. Ella sonrió y miró a los ojos de Abby, por la verdad, antes de tomar sus labios con los suyos con tanta pasión que encendió destellos de algo que Erin ni siquiera sabía que existía en su interior. Abby al instante recordó su primer beso, había sido tan apasionado que ella no había besado de esa manera desde entonces. "Entonces, ¿hacia dónde vamos ahora?" dijo Abby, alejándose primero, porque necesitaba un espacio para permitir que la sangre volviera a su cerebro. "No lo sé. No esperaba que volvieras." Suspiró y trató arduamente de contener un bostezo. "Te ves cansada. Vamos a tomar una siesta ", sugirió Abby. "No pude dormir mucho. Me estuve levantando para verte".

"Gracias." Ella se conmovió por el pensamiento de Erin, de comprobar que estuviera bien mientras pasaba la noche en el sofá. "Vamos", dijo Abby, antes de envolver con su brazo la cintura de Erin y llevándola al dormitorio. "¿Está segura?" preguntó Erin poniendo su mano sobre la de Abby, entrelazando sus dedos. "Sí, estoy muy segura, y esta vez cuando te despiertes, todavía estaré aquí", dijo besándola suavemente en la mejilla. "Te lo prometo." Erin se quedó dormida rápidamente en sus brazos. Con sus cuerpos aún totalmente vestidos, Abby no pudo evitar recordar su primera noche juntas. Sentía lo mismo, pero era completamente diferente, porque sabía que esta vez ella no escaparía. "¿Erin?" Susurró Abby y esperó para asegurarse de que Erin estaba dormida antes de continuar: "Creo que me estoy enamorando de tí." Ellas durmieron apaciblemente hasta que Erin se despertó con el sonido que hacía Meg alrededor. "¿Abby?" llamó Erin despertándola suavemente: "Tengo que prepararme para el trabajo." “Está bien, debo volver al hotel para reportarme con mi amiga, de todos modos” respondió Abby. "¿Te quedarás conmigo esta noche", preguntó Erin "Me encantaría quedarme si quieres." "Definitivamente quiero," contestó Erin, besando a Abby suavemente en los labios mientras la acompañaba hasta la puerta. "Bien, regresaré en una pocas horas." "¿Abby?" llamó Erin cuando Abby llegaba al pie de la escalera.

"Sí" "Creo que yo también me estoy enamorando de ti." Abby estaba segura de que sus pies no tocan un solo escalón, cuando regreso por las escaleras, tomando a Erin en sus brazos y besándola como si su supervivencia dependiera exclusivamente de un beso. "¿Pensé que estabas durmiendo?", Dijo mientras se retiraba a regañadientes del beso. "Yo pensé que estaba soñando," respondió Erin, aliviada de que no había sido un sueño el escuchar esas palabras. "Estaré de vuelta tan pronto como pueda", dijo Abby flotando por las escaleras. Erin se quedó por unos momentos recargada contra la pared, tratando de equilibrarse, con las rodillas debilitadas por el beso. "Estoy en un gran problema", se dijo, sorprendida por la manera en que se sintió cuando Abby la besaba. "Hailey" gritó Abby al entrar en la habitación del hotel. "Abs! ¿Estás bien? Estaba empezando a preocuparme. "Ella estaba muy enojada con Abby por lo que sucedió la noche anterior, pero comenzaba a preocuparse a media tarde, cuando Abby no regresaba al hotel. "Pensé que todavía estarías enojada conmigo." "Lo estoy, pero vamos a tener esa discusión mas tarde. ¿Dónde has estado? " "Lo siento", dijo adormilada. "Debería haber llamado, pero las cosas sucedieron tan rápido, que no tuve la oportunidad. " "¿Qué pasó?" "Resulta que la joven es Meg, la sobrina de Erin." "Dios, Abs, eres un idiota a veces."

"Lo sé. Pero está bien ahora. Muy bien, de hecho, "dijo Abby mientras reunía sus artículos de tocador y se dirigía al cuarto de baño. "Dime qué ha pasado... ¿quién era la rubia? De quién es la ropa que llevas puesta?" Hailey preguntó impaciente mientras la seguía hasta el baño. Abby se desnudó y se metió en la ducha continuar su conversación con Hailey. "La rubia es una mujer que Meg trató de empatar con ella, pero creo que son sólo amigas. Esta es la ropa de Meg, ella me la prestó, después de leerme la cartilla, mientras que Erin había salido." "Tan mal estuvo" "Bueno, no habría sido tan malo si yo no hubiera tenido esa resaca. Ella es realmente genial". "Entonces, ¿qué pasó?", Dijo Abby entregándole una toalla cuando ella salió de la ducha. "Entonces, ella llegó a casa, me perdonó por mi estupidez y yo le dije que estaba en amorada de ella.” “Abigail Grant, enamorada! Bueno, nunca pensé que llegaría el día” "Yo tampoco amiga, yo tampoco", respondió ella mientras se miraba a sí misma en el espejo y rozó suavemente sus dedos por su mandíbula magullada. "Siento mucho lo de anoche, Hailey. Yo no quise que se me escapara de las manos. ¿Qué le vas decir a Toni?" "Yo no te hice eso en la cara ¿verdad?" Hailey preguntó al ver por primera vez el moretón que Abby tenía en la mandíbula. "Oh! Me olvidé de decirte que me metí en una pelea con la ex de Lauren, después de tu partida ayer por la noche."

"¿La psicópata?" "Esa misma. No recuerdo mucho de anoche, sin embargo. Recuerdo la bofetada que me diste y luego la siguiente cosa que recuerdo fue despertar en el sofá de Erin". "Lamento lo de la bofetada, pero yo estaba enojada. No debería haber sucedido, pero yo no lo impedí, así que en parte fue culpa mía. Todavía no puedo creer que hayas hecho eso, o que yo te haya dejado". "Realmente lo siento. Me siento muy mal por ello. "Por una vez en su vida, ella realmente se sentía mal por lo que había hecho. Hailey no era su pieza de juego nunca más y lo que ella había hecho estaba mal en muchos niveles. Ella se aprovechó de su amistad y de su pasado. "No creo que debamos decirle a Toni", dijo Hailey. "No es como si eso significar a algo para nosotras. Solo sucedió y no volverá a ocurrir. ¿Cuál sería el punto en decirle a ella? " "¿Estás segura? Yo sé que la quieres y si quieres decirle, voy a tomar plena responsabilidad. "No quería que se sintiera como si tuviera que mantenerlo en secreto por su bien. Probablemente sería mejor no decirle, ya que no había significado nada, pero quería que Hailey hiciera lo que ella creía que era lo mejor. "Yo no veo el punto de decírselo. Ella sabe cómo es nuestra relación. ¿Podemos simplemen te olvidarnos del asunto?" "Si eso es lo que quieres. Me avisas si cambias de opinión. ¿Quieres ir a tomar algo para la cena? " "Claro, pero ¿no prefieres estar con Erin?" "Bueno sí, no es que no disfrute tu compañía, pero ella está trabajando esta noche y yo no creo que pueda soportar sentarme allí durante toda la noche, sabiendo que tengo que esperar hasta que su turno haya terminado, antes de que pueda reunirme con ella."

"Ya veo, así que soy una distracción. ¿Aun o te has acostado con ella?" "Todavía no. En realidad, en el camino hacia aquí me puse a pensar en lo que me dijiste cuando conociste a Toni. Ya sabes, acerca de esperar hasta llegar a conocerla". "¿Estás segura de que no tienes una conmoción cerebral o algo así?" Preguntó Hailey. "No lo sé. Tal vez sí. Sólo necesito hacer algunos cambios y esto podría ser un buen comienzo. No será fácil, cuando todo lo que quiero es quitarle la ropa, pero quiero hacer esto bien, Realmente quiero que funcione.” "¿Quién eres tú y qué has hecho con Abby?" Hailey bromeó y la jaló para darle un abrazo amistoso. "Estoy orgullosa de tí." "No voy a cantar victoria por el momento, no sé cuánta fuerza de voluntad puedo tener". "Vas a estar bien. Por fin tienes tus prioridades en orden ", dijo Hailey alentadoramente mientras salían de su habitación de hotel. "Meg, ¿quién es tu tía favorita?", Bromeó Erin. "¿Qué es lo que quieres, tía Erin?" respondió Meg en tono acusador. "¿Crees que podrías encontrar otro lugar para quedarte esta noche. Sólo por esta noche, te lo prometo. ¿Por favor? " "Me he adelantado a tí. Cuando ví a Tom por la tarde, le pregunté si a él le importaría que pase la noche en su casa. La única razón por la que estoy aquí, es para recoger un par de cosas, entonces me iré". "Eres la mejor, chica" "¡Lo sé!" respondió Meg en tono de broma.

Hailey y Abby disfrutaron de una agradable cena en el restaurante del hotel y luego Hailey volvió a la habitación, para esperar la llegada de Toni. Hailey se había sentido un poco, porque Toni tuvo que volar para pasar sólo dos noches, pero era todo lo que su horario le permitiría, y ahora que Abby había encontrado a Erin, estaba muy contenta de que Toni estaría allí para hacerle compañía.

CAPITULO DIECIOCHO Cuando Abby finalmente llegó al club, eran después de las nueve y el lugar estaba lleno. Rápidamente se abrió paso a través del mar de mujeres y encontró un asiento vacío en el bar. Erin estaba ocupada, pero no pudo contener la sonrisa que apareció en sus labios al ver a Abby. Por unos momentos, antes de que Abby llegara, Erin estaba empezando a preocuparse de que tal vez no volvería. Su corazón quería creer que sí lo haría, pero su mente le decía que no. Cuando por fin tuvo un momento para recuperar el aliento, llevó una copa para Abby y la puso delante de ella. "Aquí tienes, querida", dijo Erin, capturando su ojos preguntándose qué estaba pensando. Ella parecía asustada. Por favor no huyas de nuevo, Abby. Erin deseó no haber tenido que trabajar esta noche, para que pudiera ayudar a Abby a ordenar lo que estaba sintiendo. Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Frankie, "Erin, ¿No vas a presentarme a tu nueva amiga?" "Lo siento, Frankie. Abby, ella es mi mejor amiga, Frankie. Frankie, ella es mi…" hubo una pausa en silencio, mientras Erin trataba de encontrar la mejor palabra para describir la relación que tenía con Abby, sin asustarla a ella. "Um... ella es Abby ", dijo torpemente. “Frankie, es un placer conocerte” dijo Abby, extendiendo su mano hacia la bella mujer, sorprendida de recibir una mirada de escrutinio en respuesta. "Igualmente," dijo antes de marcharse. Abby se quedó durante varios minutos, pensando en lo que Erin le hubiera dicho a Frankie de su historia, para que tuviera una reacción natural de querer proteger a su amiga de alguien como Abby.

"Abby, ¿quieres bailar conmigo, por favor?" pidió Frankie, dándose vuelta alrededor de la barra, de un modo que sugería que no había manera de que Abby rechazara la invitación. "Aquí vamos," susurró Abby para sí misma, dejando que Frankie la guiara a la pista debaile. Hubo un multitudinario "Aww!" simultáneo, cuando Frankie tomó en sus brazos a Abby. Frankie siempre había rechazado las invitaciones de las mujeres a bailar, por lo que todas estaban muy interesadas en la persona con la cual Frankie estaba bailando. "Abby", dijo Frankie con frialdad. "Si haces algo que pueda lastimar a Erin, te juro que te mato". Abby estaba segura, por alguna razón, de que Frankie sería capaz de tal venganza, pero bloqueó ese pensamiento, tratando de encontrar una manera de ganarse la aceptación que tan desesperadamente ella necesitaba en este momento. La opinión de Frankie tenía mucho peso en la relación de ella con Erin, especialmente estando en un estado tan frágil. "Escucha, Frankie," dijo Abby mirándola con honestidad a los ojos . "Yo sé que he si do una tonta. He cometido algunos errores terribles por los que Erin se ha preocupado, pero te prometo, desde hoy en adelante, que mi único propósito en la vida será hacerla feliz. Voy a hacer lo que sea necesario para hacer las paces con ella." De repente se vió interrumpida por una mano en el hombro. "¿Puedo interrumpir?" dijo Erin apartando a Frankie, reconociendo que Abby estada afectada por el pánico, mientras se acomodaba entre sus brazos. "Hey," dijo Abby, aliviada de estar fuera del escrutinio de Frankie por unos momentos.

"Hey, preciosa," dijo Erin sonriendo, al ver la expresión de incertidumbre en los ojos de Abby. "Siento lo de Frankie. ¿Qué te ha dicho? " "Nada que no me mereciera," respondió Abby sinceramente. "He sido una tonta, Erin. No debería haber esperado tanto para volver, y no debería haberte dejado en el primer lugar, y ayer por la noche..." "Shh!" dijo Erin poniendo su dedo en los labios de Abby para hacerla callar. "Estás aquí ahora y eso es todo lo que importa. " Bailaron en silencio durante unos minutos, disfrutando la comodidad de estar juntas. Sus cuerpos hablaban por ellas, dejando saber una a la otra que todo iba a estar bien. Erin otorgándole un perdón incondicional, mientras Abby le transmitía la sensación de seguridad de que no volvería a huir, "Me desconciertas", dijo Abby, acariciando el cuello de Erin mientras bailaban. "Y tú me fascinas," respondió Erin, jalando a Abby más cerca, con ganas de meterla en su interior. Abby estaba asombrada de la energía que sus cuerpos habían creado juntas, de repente se encontró luchando con el impulso de tomar a Erin y llevarla al apartamento, para mostrarle exactamente lo que sentía, a pesar de que se había prometido esperar. “Erin?” "Sí, cariño", le susurró al oído. "¿Tienes que quedarte hasta que cierres?" "Sí. ¿Por qué? " "Por nada", dijo Abby. Ella se apartó un poco, para tratar de disminuir el deseo que se estaba construyendo en su interior, al sentir el cuerpo de Erin tan cerca de ella.

"La vida es buena", murmuró para sí misma, mientras se dirigían al bar a tomar asiento cuando la canción terminó. Se quedó observando a Erin mientras trabajaba, incapaz de apartar sus ojos de ella un solo momento. Iba a ser una larga noche esperando que fueran las 02:00 AM, sobre todo cuando Erin la miraba con una sonrisa seductora. Dios, ella no se dá cuenta de lo que me está haciendo en este momento? Pensó Abby para sí misma, con su cuerpo en llamas. Erin volvió con un vaso de agua. "No más alcohol para tí esta noche," dijo mientras ponía el vaso en la mesa frente a Abby, que le devolvió la mirada inquisitiva. "Me gustaría que estés muy consciente de lo que te haré más adelante." Terminó con una sonrisa que puso en frenesí las entrañas de Abby Esto va a ser más difícil de lo que pensaba, se dijo Abby a sí misma. Ella no había tenido la oportunidad de contarle a Erin acerca de su decisión de esperar y Erin claramente estaba planeando que algo sucediera esta noche. Se preguntó cómo esa mujer, que claramente tenía otras ideas, recibiría su decisión. Las sutiles, pero seductoras miradas, los suaves, pero persistentes roces, nada había pasado desapercibido entre ellas y ya cercana al final de la noche Abby no estaba segura de poder aguantar más. Su determinación se desvanecía rápidamente. Ya no estaba tan segura de que podía esperar. Horas más tarde, cuando Abby estaba mirando el gran ventanal con vistas a las luces de la ciudad, Erin se detuvo detrás de ella y envolvió sus brazos alrededor de su cintura. Abby suspiró tranquilamente, atesorando este momento especial mientras ponía sus brazos por encima de los de Erin. Era como si estuvieran en algún otro lugar, sólo ellas dos, mirando al mundo mientras giraba, mientras que ellas existían en diferentes planos, en una realidad diferente.

"Mmm, qué bien hueles," dijo Erin mientras acariciaba el cuello de Abby, envuelta entre el deseo de llevarla a la cama y simplemente quedarse donde estaban, disfrutando del simple placer del momento. Abby se volvió hacia Erin, descansando sus manos casualmente en sus hombros y buscado una mirada de comprensión, algo para calmar sus temores. Ella estaba asustada por lo que estaba sintiendo. Nunca se había sentido así antes. De repente, sentía que necesitaba a Erin. Toda su existencia parecía girar ahora alrededor de Erin, ser parte de su vida y ella no quería echarlo a perder. Erin notó la vacilación de Abby, miró fijamente a los ojos llenos de miedo y dijo, “yo también tengo miedo”. Estaba aterrorizada, por decir lo menos. Ella sabía que lo que estaba sintiendo era amor, y el pensamiento de que Abby podía estar asustada y salir corriendo otra vez, la aterrorizaba. Ahora que había regresado, Erin no estaba dispuesta a dejarla ir otra vez. Ella se inclinó para capturar los labios de Abby con los suyos. Con suavidad, con ternura, eran besos para alejar el miedo. Cuando Erin hizo un movimiento para guiarla hasta el dormitorio, Abby se mantuvo en pie y la detuvo. "¿Erin?" "¿Qué pasa?" "Esto va a sonar como una excusa, sobre todo viniendo de mí, pero podríamos… quiero decir, te importaría si nosotras...” le costó encontrar las palabras adecuadas. "¿Podemos esperar un tiempo?" Erin estaba entre sorprendida y aliviada. No esperaba esto de Abby, pero el hecho de que Abby quería esperar, significaba que ella estaba tomando esta posible relación muy seriamente y que Erin no era una más en la vida de Abby.

"Podemos esperar todo el tiempo que quieras," respondió Erin, tomando a Abby en sus brazos y la besó suavemente en los labios. "Hazlo otra vez", le urgió a Abby. "No vas a hacer esto fácil, ¿verdad?" bromeó Erin y besó a Abby de nuevo. "Vamos. Tratemos de dormir un poco." Abby estaba sorprendida por la facilidad con que ella fué capaz de conciliar el sueño, a pesar de que Erin estaba descansando cómodamente en sus brazos. Ella nunca había tenido un sueño más tranquilo en toda su vida. Por la mañana, Abby se escabulló de la cama y estaba en la cocina preparando el desayuno cuando Meg entró. "Tienes hambre", preguntó Abby. "No realmente", dijo Meg abatida. "¿Qué pasa?" "Mi novio es un idiota. Él estaba hablando dormido y seguía mencionando el nombre de su ex-novia". "¿Le preguntaste al respecto? Tal vez algo desencadenó un recuerdo así. No puede ser que en realidad estuviera soñando con ella." "Era evidente que estaba soñando con ella. Te ahorraré los detalles, pero no había duda sobre ello". "Lo siento chica." "Hola chicas!", Dijo Erin alegremente al entrar en la habitación y les dió un beso a cada una en la mejilla. Meg salió rápidamente de la cocina, fué a su habitación y cerró la puerta de un portazo. "¿Fué algo que dije?" Preguntó Erin, sorprendida por la repentina partida de Meg.

"No, pero cuando hayas terminado tu desayuno, es posible que debas ir allí y hablar con ella al respecto. Ella tuvo una mala noche.” Le sugirió Abby, envolviéndola con sus brazos e inhalando el aroma de jabón y shampoo en Erin. "Dios, hueles my bien!" Rápidamente le dio paso a Erin hacia la mesa y puso un plato de comida frente a ella, antes de que cediera a la tentación siempre presente de llevarla a la cama. Ella se dió cuenta que fácilmente podía acostumbrarse a despertar junto a Erin y prepararle el desayuno todos los días. Entonces se percató de que debía regresa a casa mañana. La sola idea de dejarla la llenó de tristeza. Por fin había encontrado a la mujer más increíble, que la hacía sentir cosas que nunca había sentido antes, sentimientos que nunca pensó que podría sentir y en veinticuatro horas, ella tendría que irse de nuevo. "¿Qué pasa?" Preguntó Erin, de repente preocupada por el aspecto de dolor en el rostro de Abby. No quería echar a perder el día con la noticia, pero sabía que tenía que decirlo en algún momento. Ella tomó la mano de Erin y la sostuvo entre la suya durante varios según dos antes de hablar. "Tengo que regresar a casa mañana." "¡Oh!" respondió Erin, impactada por la noticia. Ella sabía que Abby no se quedaría mucho tiempo, pero no había considerado la posibilidad de que ya se iría mañana. Había tantas cosas que quería hablar con ella, tantas cosas que quería explorar y aprender acerca de Abby. Y si se iría mañana, iba a volver? "Esperaba que pudiéramos pasar más tiempo juntas." "Lo siento. No esperaba nada de esto. "Abby estaba temblando, las lágrimas amenazando por salir. Nunca había experimentado esta sensación de pérdida inminente antes. "Todo esto es tan abrumador."

Ante eso, Erin se levantó y tiró de Abby para envolverla en sus brazos. "Lo sé, cariño, lo sé." Ella misma se sentía abrumada por su propios sentimientos. Todo entre ellas era tan fácil y se sentía tan natural y tan bien. Le daba miedo que algo tan podero so pudiera desarrollarse tan rápidamente entre dos personas y no podía dejar de pensar que Abby pudiera salir huyendo en cualquier momento. Erin se sentó de nuevo, acomodando a Abby en su regazo y cambió de tema. "¿Qué te gustaríahacer hoy?" "Voy a dejar que tú decidas, sólo que me gustaría que conocieras a mis amigas en algún momento", respondió Abby. "Una de esas amigas, es con la que estuviste aquí la otra noche?" -preguntó Erin en un tono no acusatorio. Abby se sonrojó y tomó la mano de Erin en la suya. "Lo siento por eso. Yo estaba tan molesta porque estabas con alguien, que quería demostrarte lo que te estabas perdiendo. Y sí, una de ellas es." "Yo era tan responsable de lo que pasó esa noche como tú. Y Joanne, la mujer que estaba bailando conmigo, probablemente nunca más vuelva a hablarme". Abby procedió a contarle a Erin todo lo que había que decirle, sobre su inusual relación con Hayley y terminó diciéndole que, si no hubiera sido por el estímulo de Hailey, ella probablemente no habría regresado. "Voy a tener que acordarme de darle las gracias. No sé lo que habría hecho si nunca hubieras regresado. "Ella le dió un beso en la mejilla. "¿Por qué no ves si están libres para el almuerzo? Después de eso, nosotras podemos ir a caminar. Hay algo que quiero mostrarte". "Está bien. Voy a llamarlas y me preparo. Por el momento, es mejor que vayas a hablar con Meg" contestó Abby.

Mientras se duchaba, Abby comenzó a arrepentirse de la sugerencia de que las cuatro salieran a almorzar. Temía que Hailey y Erin no se llevaran bien. Como Abby, Hailey y Toni eran de la misma edad y todas estaban relativamente en la misma área de trabajo, le preocupaba que Erin no pudiera encajar, También estaba preocupada de que Erin pudiera albergar un cierto resentimiento hacia Hailey, debido a su pequeña exhibición en la pista de baile, un par de noches atrás. La aprehensión de Abby sobre sus planes para el almuerzo no duró mucho tiempo. Ella se había preocupado por nada. Las cuatro se llevaron muy bien. Al final del almuerzo, ellas estaban hablando como viejas amigas. Después del almuerzo, se despidieron y cada pareja se dirigió por caminos separados. Erin acercó a Abby hacia ella, de una manera protectora, mientras caminaban por algunos callejones, utilizados como atajos para llegar a su destino final. "¿Dónde estamos?" Preguntó Abby mientras se paraban enfrente de un viejo almacén abandonado. "Ya verás," respondió Erin, antes de abrir la puerta y encender las luces. "Wow", dijo Abby, una vez que sus ojos se acostumbraron a la luz. Una gran parte del trabajo estaba completado en el nuevo club e incluso Erin había quedado impresionada con el resultado. "¿Qué es este lugar?" "Sígueme," respondió Erin y se dirigió directamente hacia la parte trasera del edificio y abrió otra puerta que daba a un pasillo. Sacó otra llave y abrió otra puerta. "Cuidado al pisar", dijo mientras se abría camino a través del laberinto de cajas y materiales de construcción, que estaban dispersos por el suelo.

Abby se quedó estupefacta durante varios minutos, ante la vista increíble. Aunque incompleto y totalmente sin muebles, Abby se dio cuenta de que se trataba del nuevo hogar de Erin. Cada detalle mostraba su fuerza tranquila y su libertad apasionada. Estaban de pie en la sala de estar y desde allí, Abby podía ver la increíble cocina abierta, con sus oscuros gabinetes color cerezo, las cubiertas de teja y los aparatos de acero inoxidable. Abby se estaba imaginando a sí misma en esa cocina, preparando una comida para Erin, cuando Erin la tomó de la mano y la condujo por un corto pasillo hasta su amplio dormitorio. El piso de teja que cubría el resto del apartamento, llegaba hasta la puerta del dormitorio y luego daba paso a viejos tablones de madera con encanto rústico. Las paredes fueron pintadas en colores vivos que le recordaban el color de las hojas. Erin se acercó a Abby y envolvió sus amorosos brazos alrededor de su cintura. "Entonces, qué te parece? "Es tan..." Abby buscó en su vocabulario la palabra adecuada para describir cómo se sentía por lo que estaba viendo. Nada parecía transmitir su reacción exacta. "Es muytuyo," contestó y besó suavemente a Erin en los labios. "¿Eso significa que te gusta?" "Eso significa, me... me gusta mucho." Se corrigió rápidamente. ¿De verdad había estado a punto de decir que le encantaba, por lo tanto, significaba que amaba a Erin? Ella se alejó un poco del abrazo de Erin con ganas de ver la expresión en su cara. Por suerte, no había notado su desliz. Erin no pudo contener la sonrisa que se formó en sus labios. Abby casi había dicho las palabras que ella anhelaba oír. Ella sabía que tenía que facilitarle cuidadosamente la salida ante esta situación, ya que podía ver lo incómoda que estaba Abby. "Bien, porque creo que al lugar le gustas mucho también."

CAPITULO DIECINUEVE Después de salir del nuevo club, Erin llevó a Abby a dar un paseo romántico a lo largo de la costa, donde se detuvieron para una cena rápida antes de ir a casa. El resto de su última noche juntas, la pasaron compartiendo caricias en el sofá y viendo películas. Abby no podía creer lo mucho que estaba disfrutando de esta sencilla pero íntima velada. Nunca había hecho nada como esto antes y nunca antes se había sentido tan cerca de nadie. A pesar del hecho de que los continuos besos y caricias, suavemente fueron alimentando su ardiente deseo de hacer el amor con Erin, ella sabía que estas pocas horas íntimas podrían ser más significativas, lo que haría sin duda, el mejor sexo de su vida. "Abby?", Dijo Erin sin aliento. "¿Sí?", Respondió ella, apoyando su cabeza en el hombro de Erin. "¿Has cambiado de opinión acerca de lo de esperar?" "No ¿Es un problema?" "No, pero lo puede ser, si no dejas de tocarme allí", dijo antes de tomar la mano errante de Abby en la suya. "Lo siento. ¿Crees que esto es estúpido? " "No, en absoluto, pero podría ayudar si me explicas por qué tomaste esa decisión." "No tengo ninguna duda de que vamos a ser compatibles en la cama, pero tengo algunas dudas por el resto de la relación, y quiero estar segura de algunas de esas cosas antes de hacer algo que podría poner en peligro una gran amistad, si las cosas no salen bien entre nosotras”. "Has pensado mucho en esto. Para ser completamente honesta, me sorprendió cuando dijiste que querías esperar. Pero fue una agradable sorpresa." ella besó a Abby tiernamente antes de

continuar. "Debo suponer que nos vamos a ver de nuevo, entonces?" preguntó vacilante, tratando de medir el compromiso de Abby hacia su relación, sin sonar a que estaba necesitada de cariño o asustar a Abby. "Tan a menudo como sea posible", respondió Abby de manera justa, sin darse cuenta de la creciente inseguridad de Erin. "¿Va a ver a otras personas cuando vuelvas a casa?" Sabía que la pregunta era inapropiada, pero tenía que preguntar. Abby encontró la pregunta ofensiva, pero ella entendió por qué Erin sentía la necesidad de preguntar. Pensó que a estas alturas, ya había demostrado sus intenciones ante esta relación, pero al parecer, le tomaría más tiempo. "No, no voy a ver a otras personas. No quiero ver a otras personas". "Bien, porque yo no quiero que veas a nadie más que a mí." Abby se despertó, con la luz del sol a través de las persianas, de lleno en sus ojos. Ninguna de las dos se había movido en toda la noche. Dios, esto se siente tan bien. Miró el reloj y se dió cuenta con gran tristeza que era casi la hora de irse. Ella trató de desenredarse del cuerpo de Erin sin despertarla, pero la segunda vez que se movió, Erin la agarró del brazo y le susurró: "Quédate". "No puedo. Tengo que estar lista. Mi vuelo sale en dos horas. "Ella se apartó y casi corrió al cuarto de baño para ocultar las lágrimas que sabía que se le escaparían. "Quiero decir, quédate para siempre", dijo Erin sabiendo que Abby no podía oírla. Qué era lo que estaba pensando? Tan maravilloso había sido el fin de semana que habían tenido, que en realidad no sabían nada una de la otra, en absoluto. ¿Cómo podía sentir tan fuertemente el deseo de estar con Abby para siempre? Era demasiado pronto para eso.

"Voy a extrañarte mucho", dijo Abby, acurrucándose en el cuello de Erin mientras ellas se despedían. No sé si podré ser capaz de respirar sin tí. Estos sentimientos eran tan ajenos a Abby, que no estaba del todo segura de lo que haría a través de la semana. "Lo sé. Todo estará bien." Ella esperaba que así fuera. ¿Qué pasaría si Abby se asustaba y decidía correr de nuevo? ¿Qué pasaría si Abby no compartía sus sentimientos? Sus emociones estaban dispersas, sentía demasiadas cosas en este momento para pensar con claridad. Besó a Abby una última vez antes de caminar hacia el taxi que la esperaba. Ella saludo a Hailey y a Toni con un gesto amistoso y vió como Abby, una vez más se iba con una parte de su corazón. Fue en algún momento, a treinta mil pies de altura sobre Wyoming, que la realidad la golpeó. A quién estaba engañando? Echó un vistazo a Hailey y a Toni. Estaban tomadas de las manos, hablando y riendo. Abby no tenía ni idea de cómo ser parte de una pareja. Ella no podía ser la novia de alguien. No tenía ni idea de lo que incluso significaba. Nunca podría hacer feliz a Erin. Los sentimientos que sentía por Erin eran tan fuertes, que había sido doloroso dejarla. No podía imaginar lo mucho que dolería a Erin, cuando finalmente se diera cuenta de que Abby no era a quien ella quería. No tenía otra opción. Tenía que terminar esto antes de que ella se involucrara más profundamente. En el momento en que el avión aterrizó, ella tenía un plan. No era un gran plan, pero era un plan, no obstante. Ella simplemente desaparecería por un tiempo. Erin no sería capaz de encontrarla, para decirle que ese fin de semana había sido un error. Ella ni siquiera le diría a Hailey a dónde iría. Condujo a ciegas hacia la cabaña, sin siquiera molestarse en pasar por su casa. Estaba tan angustiada que no le importaba que la electricidad y el agua hubieran sido cortadas por el invierno. Encendió la chimenea e inmediatamente empezó con la primera de las tres cajas de cerveza, que había en la despensa.

Después de ignorar las tres primeras llamadas de Erin, finalmente apagó su teléfono celular. Su único objetivo era olvidar Erin. Habían pasado tres días, y Erin aún no había podido localizar a Abby. Había dejado varios mensajes para ella y no recibió ninguna respuesta. Inicialmente se había preocupado, pensando que tal vez algo le había pasado a Abby, pero a medida que pasaba el tiempo, ella era consciente de que Abby había huido de nuevo. Ella no era otra de las aventuras de Abby y ella lo sabía. Ella lo sentía. Ambas habían compartido una conexión especial, un poderoso vínculo. Si dejaba que Abby huyera esta vez, sabía que ambas estarían cometiendo una injusticia. "Frankie, ¿puedes trabajar el resto de la semana por mí?" preguntó Erin mientras limpiaba la barra. "Por supuesto. ¿Por qué?" "Voy a ir a Michigan." "¿Por qué pierdes tu tiempo con ella?", Dijo Frankie con un dejo de desdén en su voz. "Porque la quiero, y sé que ella me ama. Solo está asustada." O eso esperaba Erin. No quería considerar la posibilidad de que Abby no sintiera lo que ella sentía. "Estoy buscando a Abigail Grant," dijo Erin nerviosamente a la mujer mayor, sentada detrás de la recepción, contestado los teléfonos. "Oh! No! No está ¿Ella la estaba esperando? No tengo nada programado para ella hoy", respondió Ruth frenéticamente. Erin pensó que la mujer parecía nerviosa. Al menos estaba en el lugar correcto. Sólo había un “Diseños CG” en la guía telefónica y esperaba que esta fuera.

"No, ella no me esperaba. ¿Sabe usted cuándo llegará? " "Sinceramente, no lo sé. Ella me dejó un correo de voz el lunes, incluso antes de que yo llegara a trabajar, y me dijo que reprogramara todas sus citas." "Usted no ha oído hablar de ella desde entonces?" "No, ni una palabra! Es muy extraño en ella, sobre todo desde que Carson no ha vuelto a trabajar todavía. " "¿Estará Hailey?" "Ella está inundada con todo el trabajo de Abby, pero lo intentaré." Erin estaba de pie, tan pacientemente como era posible, mientras Ruth marcada la extensión de Hailey. "¿Puedo preguntarle su nombre?" "Erin Davis," contestó ella en tono llano. "Hailey estará aquí enseguida. ¿Quiere un café o algo, mientras que espera? " "No, gracias." Erin miró a Hailey que se acercaba por el pasillo y se adelantó hacia ella. "¿Dónde está?” “¿Ella no estaba contigo?” preguntó Hailey. “No, no la he visto desde que se vino contigo y no ha devuelto ninguna de mis llamadas” Erin sonaba frenética. No había dormido mucho en los últimos tres días y estaba hecha un desastre emocional. "Ella estaba como asustada en el avión", Hailey recordó repentinamente. "Quiero decir, ella estaba bien, más feliz de lo que la había visto nunca, y luego, de repente, estaba rara y tranquila. Le pregunté qué le pasaba, pero ya sabes cómo es ella? "Cuando no se presentó a trabajar el lunes, me imaginé que había vuelto a Los Ángeles"

"¿Entonces no has oído hablar de ella en absoluto, tampoco?" La ira y el dolor de Erin ahora rayaban en la preocupación. Tal vez algo que le había sucedido. "Ni una palabra. Sé que no está en su casa porque yo pasé ayer y no parecía que alguien hubiera estado allí durante días. " "¿A dónde pudo haber ido?" "No lo sé", respondió Hailey, de repente compartiendo algo de la preocupación de Erin. "Déjame llamar a su madre". Erin se sentó impaciente, tamborileando sus dedos contra su rodilla, mientras que Hailey marcaba el número de Helena Morris. "Hola, señora Morris. Es Hailey". "Buenos días, Hailey. ¿Cómo estás? " "Estoy bien, señora últimamente?"

Morris.

¿Ha

oído

algo

de

Abby

Erin miró expectante, esperando que la señora Morris supiera algo de Abby. "No querida, no he sabido nada. ¿Pasa algo malo?" Hailey sacudió la cabeza de lado a lado, para hacerle saber a Erin sobre la respuesta de la señora Morris. "No, no pasa nada malo. Es solo que no la encuentro. ¿Hay algún lugar a donde ella pudiera ir cuando está molesta? " "Bueno, si no está contigo, entonces yo realmente no lo sé... A menos que se fuera a la cabaña. Estará pasando mucho frío si fue allí. Bill y yo la cerramos hace una semana y apagamos el agua y la electricidad. ¿Segura que ella está bien? " "Estoy segura de que está bien. ¿Me podría dar la dirección de la cabina, para ir a ver si está allí?"

Erin observó con atención mientras Hailey anotaba la dirección que le recitaba la Sra. Morris. "Gracias, señora Morris. La llamaré cuando la encuentre." Hailey colgó el teléfono y con templó sus opciones. Podía llevar a Erin a la cabaña y dejar pasar la tarde agradable que tenía planeada con Toni o ella podría dejar Erin hacer el viaje por su cuenta, sin saber lo que encontraría cuando llegara allí. Hailey no estaba segura de por qué Abby había desaparecido, así que no tenía idea de cuál sería su condición. Podría incluso estar con otra mujer; definitivamente no era algo que Erin tenía que ver ahora mismo. A ella realmente le gustaba Erin, y pensaba que era buena para Abby. El hecho de haber recorrido todo un camino hasta Michigan, para encontrarla, significaba algo. No tenía ni idea del por qué Abby estaba actuando de esa manera, pero iba a ser lo posible por ayudar. Hailey rápidamente dejó un mensaje para Toni, explicando la situación y disculpándose por interrumpir sus planes para la noche. Veinte minutos más tarde, ellas se dirigían hacia la cabaña. Cuando se detuvieron en el camino de entrada, Hailey inmediatamente vió el coche de Abby. "Ella está aquí", dijo, sólo un poco aliviada. Todavía no tenía idea de lo que iba a encontrar en su interior. "Quédate aquí unos minutos. Déjame ir primero", le ordenó. Quería tener una idea de cuál era el estado mental de Abby, antes de dejar a Erin hablar con ella. Hailey la encontró sentada en la gran sala, mirando las brasas aún brillantes de una largo incendio que ya se había extinguido. Latas de cerveza cubrían el suelo y el sofá a su alrededor. Todavía estaba vestida con la misma ropa que había llevado en el vuelo de regreso a casa tres días antes.

Si Abby estaba asombrada o sorprendida por la presencia de Hailey, no lo demostró. Parecía estar en un estado casi catatónico, ni siquiera se movió cuando Hailey se arrodilló frente a ella. "Abs? ¿Estás bien?" "¿Qué he hecho?", Dijo Abby con desaliento. "No sé, Abby. ¿Qué has hecho? " "Tenía lo que quería y lo tiré todo por la borda." "¿Tiraste qué por la borda?" "La lastimé. Lo hice a propósito. " "No entiendo." "Hui de nuevo. La dejé fuera." "¿Y te arrepientes de haberlo hecho?" "Es el mayor error que he cometido. Ella me debe odiar". "¿Cuándo vas a aprender que se puede huir de las personas, lugares o cosas, pero no puedes huir de tus sentimientos?" "Quiero irme a casa." "Hay alguien aquí que quiere hablar contigo primero", dijo Hailey suavemente, indicándole a Erin, que estaba de pie en la puerta, esperando para entrar. "Gracias," le dijo Erin a Hailey, mientras se acercaba a las dos mujeres. Hailey le sonrió con simpatía, se puso de pie y le dijo: "Ella va a estar bien. Solamente está asustada." Llamó a Toni para hacerle saber que ella estaba en camino a casa, salió confiando en que las cosas estarían bien. "Hola," dijo Erin suavemente.

Abby reconoció la voz pero no podía mirarla a los ojos. No podía creer que Erin había ve nido desde tan lejos para encontrarla. Estaba avergonzada de lo que había hecho y apenada de que Erin estuviera presenciando en ella, lo que sólo podría ser descrito como su momento más débil. "¿Qué quieres de mí?" Abby le preguntó sin alterarse, a pesar del hecho de que sus emociones estaban a flor de piel “En este momento, todo lo que yo quiero es que me permitas llevarte a casa” respondió Erin suavemente. Abby finalmente encontró el coraje de mirarla. Nunca esperó que Erin fuera a venir a buscarla. Abby pensó que Erin parecía triste. Y sabía que era su culpa. Se puso de pie lentamente y Erin la cubrió una chaqueta a su alrededor, antes de salir hacia el coche. Las dos horas de viaje de regreso a la casa de Abby, las hicieron en silencio. Erin se sentía aliviada de que Abby estuviera bien, pero el alivio le duró poco, ya que la ira y el dolor comenzaron a tomar forma una vez más. Estaba ansiosa por tener la discusión inminente de una vez, pero Abby no estaba en condiciones de hablar por el momento. No se había duchado en días y al parecer había consumido nada más que cerveza durante su pausa de tres días. Ella revisó los armarios de la cocina de Abby, desesperada por encontrar algo que pudiera cocinar, lo más cercano a una comida. Ella casi se había dado por vencida y ordenó una pizza cuando encontró algunos tomates y pimientos en la nevera. Unos minutos más tarde, su famosa salsa de espagueti hervía en la estufa. Abby estaba tímidamente fuera de la puerta de la cocina, vestida con un viejo suéter, con la estampa del Michigan State. Ella quería que sus pies avanzaran, pero no podían. La visión de Erin, de pie en la cocina preparando la cena, la hizo retener su

respirar. ¿Cómo podía aún estar allí, después de que Abby le había hecho daño? Ella no sabía que decir o hacer para hacer las cosas bien de nuevo. "Siéntate, Abby," dijo Erin suavemente. No podía creer lo vulnerable que era Abby, viéndola allí de pie. Se veía tan inocente y frágil. Ella había visto a Abby en las buenas y en las malas, pero este lado vulnerable era muy adorable e inesperado. Abby caminó lentamente hacia la mesa y se sentó en silencio. Erin colocó el plato de pasta delante de ella y se sentó frente a ella. Comieron en silencio. Abby no podía encontrar las palabras para expresar lo que quería decir. Se sentía como una prisionera de su propia mente. Erin miraba con asombro cómo Abby la miraba, abría la boca y luego la cerraba sin decir una palabra. Lo hizo varias veces. En otras circunstancias, esto habría sido hasta cómico. Afortunadamente, ella dijo algo. No era lo que Erin esperaba oír, pero era un comienzo. "¿Por qué vienes por mí?" "Porque, te amo." "Pero yo te he hecho daño." "Sí. Y yo estoy enojada contigo, pero eso no significa que de repente dejé de amarte”. Abby se sentó por un momento, tratando de aclarar en su cabeza el hecho de que Erin no se iba a ir a ninguna parte. "¿Qué pasa si no soy lo que tú necesitas?" "¿No lo entiendes, que yo no quiero que seas nadie más que lo que eres? No entiendo cómo ni por qué, pero me enamoré de ti en el momento que te conocí". Abby se quedó asombrada y aliviada. Ella no sabía lo que Erin esperaba de ella y ella no creía que fuera capaz de cambiar.

"No sé cómo hacer esto." "Simplemente ámame, Abby. Y nunca más me dejes de nuevo. "Se puso de pie, tomando a Abby en sus brazos y la sostuvo. "Lo siento. Es que... yo estaba tan asustada. Yo no sabía qué más hacer". "La próxima vez, sólo dímelo. Podemos resolverlo juntas". "Erin?" "Hum?" "Bésame". Erin sonrió y acerco más a Abby. "Pensé que nunca me lo pedirías" Después de un largo y dulce beso, Abby se apartó. "Así que, ¿esto significa que estamos bien ahora?", preguntó ella, que nunca había estado en una situación como ésta. "Muy bien", dijo mientras cogía una botella de vino y se llevaba a Abby a la sala de estar. Puso varias almohadas grandes en el frente de la chimenea y se acurrucaron, disfrutando de la belleza del momento. La casa era muy romántica, Abby pensó que era extraño que nunca lo hubiera notado antes. El techo abovedado, acentuado por las vigas de madera, añadían encanto natural a la chimenea de piedra. Era muy acogedor de repente. Siempre se había sentido vacía, pero ya no. Finalmente entendió lo que quería decir a su madre cuando ella le dijo: "Tú sabrás cuando suceda." Abby estaba enamorada. Dejar ir sus inseguridades y temores era liberador. Embriagador. Abby estaba helada cuando se despertó por la voz de Erin, llamándola. El estrés físico y emocional del día las había

alcanzado a ambas y el escalofrío que quedaba cuando el fuego se apagó, las volvió a la realidad. "Lo siento, creo que nos quedamos dormidas. ¿Quieres subir a la cama? " Erin asintió y Abby la puso de pie, la besó profundamente y la llevó arriba. Erin se paró frente a la gran ventana de la habitación. "Esto es hermoso, Abby", dijo mientras admiraba la vista de la pronunciada colina, iluminada por la luna, y la caída del agua hacia el arroyo que fluía rápidamente. "Sí, lo es. En el verano, no se puede ver la caída de las hojas de los árboles. Pero esta época del año es mi favorita. Cuando las hojas cambian de color y dan paso, una a una, a la vista de la quebrada, es increíble. Me alegra que te guste, nunca había traído a nadie aquí antes. Es muy agradable verlo por primera vez a través de tus ojos. "Abby se puso delante de Erin y tiró de sus brazos para que la abrazara por detrás. Mientras estaban en silencio, contemplando el hermoso paisaje, Abby recordó cómo su padre le había dicho que había pagado de más por esta parte de la propiedad. En este preciso momento, ella estaba segura de que no tenía precio. "Gracias por compartirlo conmigo," dijo Erin y giró a Abby para mirarla. "Gracias a ti, por hacerme desea compartirlo," Abby respondió, acariciando suavemente el bello rostro de Erin. "Vamos a la cama."

CAPITULO VEINTE Las siguientes semanas fueron un ejercicio de disciplina y de viaje creativo. Abby volaba a Los Ángeles el viernes por la noche, para pasar el fin de semana con Erin, ya que ella no podía dejar el bar. Erin a su vez, volaba de regreso a Lansing con ella, el lunes por la mañana, así que Abby podía trabajar, y Erin volaba de regreso a Los Angeles el miércoles por la tarde y comenzar el proceso de nuevo. Eso significaba que sólo estaban separadas por un par de días a la semana, pero con la diferencia de tiempo y los dolores de cabeza de su viaje, era un arreglo agotador. Erin también estaba perdiendo rápidamente la capacidad de controlar su libido, pero ella no quería impulsar a Abby a ceder ante la pasión que tan fácilmente podía consumirlas. Ella sabía que Abby se hundiría, si siquiera sospechaba lo difícil que se hacía para ella, pero también sospechaba que Abby podría tener remordimientos después, y ella no quería eso. Era viernes por la tarde y Erin estaba nerviosa. A pesar del hecho de que había visto a Abby sólo dos días antes y que habían hablado por teléfono varias veces desde entonces, aun sentía el temor de que Abby pudiera huir de nuevo. Que tal vez no iba a volver. Estar separada de ella no hacía más que reforzar el miedo que sentía. Sus interminables días y las noches sin dormir estaban llenas de pensamientos y sueños de una posible vida juntas. La visión de Abby atravesando la puerta principal del club, era casi perturbadora. El hecho de saber que ella estaba allí, llenaba el vacío en su corazón. Abby la llenaba completamente. Su corazón empezó a golpear dentro de su pecho cuando Abby se acercó y de repente, no podía ver nada más que la mujer que amaba. El mundo a su alrededor desapareció y mientras se abrazaban no había sonidos, no había gente, sólo ellas dos. "Te he echado mucho de menos."

"Yo también te he extrañado", respondió Abby. Más de lo que puedo decirte. La enorme pérdida que había estado sintiendo desde el miércoles, se había ido al instante y todo volvía a estar bien en el mundo. Abby había decidido esa misma mañana, que estaba dispuesta a llevar las cosas al siguiente nivel con Erin y había estado muy emocionada por ello desde entonces. No podía esperar más con eso, para contarle a Erin. Fue en algún momento en su camino hacia las escaleras, que esta necesidad y deseo se habían convertido en miedo y en nerviosismo. Nerviosismo? ¿Qué razón tenía ella para estar nerviosa? Ella había estado con incontables mujeres antes que Erin, pero nunca había sentido el aleteo de mariposas en la boca de su estómago. Ahora, sin embargo, sólo a unos cuantos pasos del placer que seguramente le esperaba, se sintió lamentablemente incompetente. Ella sabía cómo complacer a una mujer, era algo que ella hacía tan a menudo que lo hacía casi sin pensar y tal vez esa era la raíz de su miedo. Siempre había proporcionado placer en el sentido sexual de la palabra, pero nunca hizo el amor con alguien. Erin era especialno bastaría simplemente con complacerla. No, haría el amor con ella. El sólo pensarlo la fascinaba y la aterrorizaba al mismo tiempo. Hacer el amor significaba entregarse total y completamente a esa mujer. Darle su corazón, su mente, su cuerpo y su alma. El cuerpo era la parte fácil. Pero su corazón, su mente y su alma nunca se la había dado a nadie. Se había pasado toda su vida tratando de protegerse a sí misma de estas cosas. Sus relaciones esporádicas, sus reglas-cuando todo parecía tan simple en ese entonces. Pero aquel entonces, era antes de Erin, y nada en su vida había sido sencillo desde el día que la conoció.

Cuando se puso de pie delante de la ventana, con la vista a la ciudad, finalmente encontró el coraje de decir las palabras que Erin había estado esperando escuchar durante mucho tiempo. "Erin", Abby dijo en voz baja, mirándola fijamente a los ojos. "Hazme tuya". Erin estaba asombrada. Durante las últimas semanas, se había esforzado por mantener su acuerdo de esperar, y ahora, cuando menos lo esperaba, Abby ya estaba lista. "¿Estás segura?" Preguntó vacilante. "Estoy segura de que te amo, sí, estoy lista", respondió ella con sinceridad. "Repítelo", suplicó Erin. "Te amo." Abby estaba sorprendida por la facilidad con que las palabras salieron de su boca. Ella podría decirlas una y otra vez. Con las manos temblorosas, ella llevó Abby hasta la habitación y la desnudó lentamente, besándola todo el tiempo. Erin estaba asombrada de la hermosa perfección que era Abby. Su cuerpo era más exquisito de lo que había imaginado; sólida como una roca, pero suave y flexible en los lugares correctos. Había sentido a Abby muy cerca de ella y tenía una idea de cómo se vería desnuda, pero nunca se había previsto tal perfección. "Abby, eres increíble", dijo mientras sus ojos ávidos tuvieron a la vista del cuerpo desnudo de Abby y suavemente la guió sobre la cama. Hizo acopio de la última gota de auto-control, para no forzarla en ese mismo instante. Ella había planeado que cuando llegara esa noche, sería perfecta, que sería sólo para complacer a Abby y quería que fuera lento y sensual. Ella quería tomarse más tiempo, pero el cuerpo de Abby la hizo perder el control de sí misma. No supo cuánto tiempo Abby le estuvo acariciando sus pezones mientras se besaban, pero cuando finalmente hizo la

conexión en su mente, firmemente agarró la mano de Abby y la detuvo. "Detente, por favor! "logró decir entre cortos jadeos. "Quiero..." ella luchó con las palabras, con la garganta seca por la excitación y el ansia "Quiero complacerte esta noche, " finalmente recuperó la compostura lo suficiente para explicarle. "Quiero que esta noche sea de tí y sólo de tí. No quiero ningún tipo de distracciones". Abby la miró inquisitivamente, recordando la forma en que Lauren había utilizado el sexo para el controlarla. Ella no quería ir por ese camino de nuevo. Pero cuando miró a los ojos de Erin, vió que no se trataba de control, se trataba de placer. Era un regalo. Para Erin, por poner sus propias necesidades a un lado y pasar la noche para complacer Abby, era un sacrificio notable y Abby no lo olvidaría. Nunca nadie había hecho esto por ella antes. Ante ese conocimiento, Abby dejó ir las inseguridades y se permitió disfrutar de ese precioso regalo. Esta mujer era un verdadero misterio para ella. Un hermoso, maravilloso y asombroso misterio. Erin se dirigió cuidadosa y lentamente a lo largo del cuerpo de Abby. Se tomó el tiempo para mimar y acariciar suavemente cada centímetro, desde la cabeza hasta la punta de los dedos. Mantuvo su ojos fijos en los de Abby todo el tiempo; memorizando cada parte del cuerpo de Abby, que parecía disfrutar de su toque, la sensibilidad detrás de sus rodillas, la carne sensible por encima del hueso de la cadera, muchos lugares por explorar y disfrutar. "Erin, no creo que pueda aguantar mucho más, creo que voy a explotar", rogó Abby. Erin sonrió, pero no respondió, mientras continuaba su asalto al cuerpo de Abby. Su lengua trazando los huecos suaves de los abdominales de Abby. La sensación de sus músculos temblaban bajo su toque, provocando una furia de emoción y satisfacción que nunca antes había experimentado.

La inquietud de Abby aumentaba. Su necesidad de liberación era insoportable. Ella le suplicó a Erin de nuevo. Notando la mirada de desesperación en el rostro de Abby, que nunca había visto en ninguna mujer, hizo a Erin temblar. Ella no estaba preparada para detenerse aún, pero estaba indefensa contra las súplicas de Abby. "Está bien, cariño," dijo Erin mientras suavemente giraba a Abby y se quitaba su ropa de forma rápida y fácilmente, antes de bajar de nuevo hacia Abby y unir sus labios con un beso de profundo significado. Sus manos bajaron rápidamente a los pechos de Abby, sus dedos ágilmente acariciaban y tiraban de sus pezones ya erectos. Desenfocada, atrapada en desenfreno, Abby enredó sus dedos en el pelo de Erin y suavemente la empujó hacia abajo, hacia sus pechos. Erin chupó con avidez el pezón, con su lengua juguetona para encender a Abby. Los sonidos de agradecimiento, junto con la sensación de la excitación de Abby, húmeda y caliente sobre su piel, casi provocaron que Erin perdiera el control. Unos minutos más de esto y ella se vendría a regañadientes. Luchando por concentrarse, Erin deslizó su mano hacia abajo del cuerpo de Abby y exploró la piel húmeda y sedosa alrededor de su clítoris, antes de llevarse los dedos a su boca sensualmente y chupar los dulces jugos en ellos. Abby gimió de nuevo, su cuerpo se retorcía debajo de Erin, con una necesidad tan grande que estaba segura de que explotaría si no tuviera contacto pronto. "Ahora, por favor!" le ordenó. Erin se vió obligada a regresar sus dedos al clítoris de Abby. "Estás tan mojada! Te ves tan hermosa así", susurró entre besos antes de hacer su camino por el cuerpo de Abby, para que su boca se reuniera con sus dedos. Inmediatamente después del primer contacto, el cuerpo de Abby se tensó y se arqueó, empujándose con fuerza contra la boca de Erin. Erin sabía que era demasiado pronto, pero no había vuelta atrás. Ella luchó por

mantenerse en Abby, mientras ella luchaba por romper el contacto, que era demasiado intenso, mientras Erin rodaba entre sus labios el clítoris de Abby y tiró juguetonamente de él durante varios minutos, hasta que pudo sentir las primeras oleadas del orgasmo de Abby, mojando sobre ella. Cuanto más trataba Abby de apartarse, más duro chupaba ella hasta que finalmente Abby gritó, un caleidoscopio de colores apareció ante sus ojos, su cuerpo rígido se despegó de la cama, por lo que le pareció largos minutos no pudo respirar y luego cayó lánguidamente, agotada. Una multitud de sensaciones fascinantes, a diferencia de lo que nunca había experimentado antes, pasaba a través de ella. Una calidez indescriptible la envolvió y cuando por fin pudo abrir los ojos, los que encontraron los suyos estaban llenos de amor. A pesar de que nunca había visto esa mirada antes, sabía que la expresión de los ojos de Erin era amor. Ella extendió la mano para acariciar la mejilla de Erin y la instó a avanzar para que su labios pudieran reunirse en un suave beso, que hablaba en silencio del amor que ambas sentían. "Te amo." "Yo también te amo. Ahora, a dormir un poco. Vas a necesitar estar descansada para lo que he planeado para ti mañana," respondió Erin, antes de acomodarse en los brazos de Abby. Permanecieron así, mirándose desesperadamente a los ojos de cada una, varios minutos antes de que las dos mujeres entraran en un sueño feliz. Unas horas más tarde, Abby se despertó y sonrió cuando se dió cuenta de que estaba en la cama de Erin y de repente, el recuerdo de la noche anterior inundó su mente. Ella se dió la vuelta para atrapar la hermosa vista de Erin, que dormía pacíficamente a su lado. Tenía una mirada satisfecha en su rostro. Ella no puede ser real, ¿verdad? Abby no quería despertarla, pero ella sólo tenía que tocarla para asegurarse de que era real. Se acercó y estaba a punto de tocar su mejilla

cuando Erin sonrió, sus ojos aún estaban cerrados, pero muy despiertos. "Hola", dijo soñolienta. "No quise despertarte... Estaba viéndote dormir y..." Abby juguetonamente trazaba pequeños círculos sobre el pecho de Erin con sus dedos. "Mirarte a tí me hace sentir una calidez y un hormigueo en mi interior". "¿Eso es bueno", preguntó Erin. "Es maravilloso!" Abby apoyó la cabeza en el hombro de Erin, envolvió su brazo alrededor de su cintura, y dejó escapar un suspiro largo y profundo. Satisfecha ahora sólo por estar en los brazos de Erin, escuchando y sintiendo su aliento en la cara, se quedó dormida. "Tía Erin," gritó Meg mientras golpeaba la puerta del dormitorio de su tía. "¡Vete!" Erin gritó a su vez, contenta de permanecer justo donde estaba, acurrucada en los pechos de Abby. "Necesito hablar contigo", pidió Meg. "Tengo compañía," respondió Erin, con la voz más severa que pudo. "Lo sé. Buenos días, Abby. Lo siento, pero tengo que hablar con tía Erin de inmediato” suplicó de nuevo a través de la puerta del dormitorio. "¡Muy bien!" Concedió Erin. "Dame cinco minutos y será mejor que haya café." Abby sonrió y empezó a levantarse de la cama, pero Erin tiró de ella y comenzó a trazar pequeños círculos sobre su estómago. "Eres increíblemente sensible" dijo Erin al ver el cuerpo de Abby reaccionar ante su contacto.

"¿Qué quieres decir?", Preguntó. "Mira." bromeó Erin, pasando su dedo sobre el pezón de Abby sin tocarlo. Ambos asombrosamente se endurecieron y se hincharon, en anticipación a su toque. "¿Ves lo que quiero decir. Ni siquiera tengo que tocarte." Abby se movió de nuevo recordando las súplicas de Meg. "Es mejor que vayas. Ella está esperando". "Lo sé, pero esto es mucho más divertido," dijo Erin mientras besaba sensualmente el estómago de Abby. "Erin, por favor!" suplicó Abby, sin saber si sonaba más a que se detuviera o no. "Por favor, ¿qué?" respondió Erin burlonamente, acariciando la delicada piel del muslo de Abby. "Tienes que parar. Dios, no quiero que te detengas, pero tienes que hacerlo ", pidió Abby de nuevo. "Está bien, está bien," dijo Erin levantándose de la cama. "Volveré en pocos minutos, no te vayas ninguna parte". "No se me ocurriría salir de este lugar." Tan pronto como Erin salió de la habitación, Abby se levantó, tomó una ducha rápida y cambió las sabanas, antes de regresar al punto donde ella dijo que no se iría. "¿Qué puede ser tan importante para que me hayas arrastrado fuera de la única cosa que tenía la intención de hacer hoy?" Erin preguntó impaciente. "Hice algo estúpido", dijo Meg con toda la calma posible. "Estúpido fue sacarme de la cama esta mañana" "Besé a Stephanie."

Erin se quedó en silencio durante unos minutos. Se acercó al mostrador, se sirvió una taza de café y tomó varios sorbos, tratando de despertar del coma inducido por sexo en el que sentía que estaba, el tiempo suficiente para procesar lo que acababa de oír. "¿Te importaría repetir lo que acabas de decir? No puede ser posible que te haya escuchado correctamente". "Dije que besé Stephanie." Erin se golpeó la cabeza varias veces contra la puerta del armario, en señal de frustración. "¿Qué estás haciendo?" Preguntó Meg. "Estoy tratando de desalojar de mi mente, lo que sea que me mantiene oyendo que lo acabas de decir, realmente lo escuché". "Esto no es gracioso, necesito tu ayuda." Meg estaba a punto de llorar y su tía trataba de hacer una broma de su situación, cosa que sólo estaba empeorando las cosas. "Siéntate, Megan," dijo Erin seriamente. "Antes de empezar a darte un discurso, ¿por qué no me cuentas lo que pasó ". "No lo sé exactamente. Estábamos sentadas allí hablando y luego, sólo la besé. Simplemente sucedió". "¿Cómo reaccionó ella?" "No lo sé. Salí corriendo de allí tan rápido que no sé cuál fué su reacción." "Joanne me va a matar por esto. Primero, yo le doy cuerda durante meses y ahora tú decides jugar con su hija.” "En primer lugar, Joanne se ha mudado, y en segundo lugar, quién dice que estoy jugando. Nunca me has preguntado cómo me siento al respecto. "

Erin se sirvió otra taza de café y vacilante, se sentó junto a su sobrina en la mesa de la cocina. No le gustaba la dirección que estaba tomando esta conversación. "¿Cómo te sientes al respecto?" Preguntó ella, a pesar de que no quería saber la respuesta. "Fue increíble. No sé cómo se siente Stephanie acerca de esto, y esa es la parte más aterradora, pero a mí realmente, realmente me gustó. " "Necesito sentarme", dijo Erin, a pesar de que ella ya estaba sentada. Se sentía como si estuviera cayendo desde algo muy alto y era incapaz de detenerse. "Ya estás sentada." "Entonces necesito acostarme." Se levantó y agregó un poco de licor Bailey a su café, antes de volver a la mesa. Tratando de retrasar la delicada conversación que se avecinaba, trató de cambiar la conversación a un rumbo diferente. "¿Cuál es el trato con Joanne?" "Creo que olvidé decirte que me encontré con Dinah hace un par de semanas. Ella me dijo que estaba pensando en vender la casa y decidí darle el número de teléfono de Joanne". "¿Estás loca?" "Relájate, sí. Dinah llevará esta mierda juntas. Si ella no lo hubiera hecho, yo no habría alentado a las dos. Anoche fue la primer cita de verdad, pero el coche de Dinah todavía estaba en el camino de entrada cuando yo salí esta mañana. " "¿Estás tratando de matarme?" "No intencionalmente." sonrió ella. "Ahora, ¿vas a ayudarme, o qué?"

"Yo erigiría el o qué." Ella se echó a reír y jaló de su sobrina para darle un gigantesco abrazo de oso. "Aléjate de mí. Y ve a tomar una ducha. Hueles a sexo". "Debería. ¿Qué te pareció que interrumpías esta mañana? ¿Crees que yo estaba allí leyendo cuentos antes de dormir o algo así? " "Ew! Que grosería." "¿De verdad crees que quiero oír hablar de lo mucho que te gustó besar a Stephanie?" "Buen punto. Ahora, ¿qué hago? " "Tu única opción, si quieres tener cualquier tipo de relación con ella, incluso si sólo es una amistad, es marchar de nuevo allí y disculparte. ¿Cómo encaja Chloe en todo esto? " "Ellas rompieron hace un par de días." "No presiones a Steph, Megan. No importa lo que tú sientas por ella. Dale un poco de tiempo. " "Voy a intentarlo." Besó a su tía en la mejilla y se dirigió a la puerta. "En serio, toma una ducha."

CAPITULO VEINTIUNO Erin siguió el consejo de Megan y se dió una ducha rápida, antes de volver a la calidez del cuerpo desnudo de Abby en su cama. Ella se detuvo en seco cuando vió que Abb y estaba profundamente dormida. Estaba segura de que nunca había visto tanta belleza. Decidió que despertarla sería una grosería y que no creía que podía permanecer quieta si regresaba a la cama, por lo que en silencio salió de la habitación. Cerca de una hora más tarde, una totalmente descansada y completamente vestida Abby, salió del dormitorio, se sirvió una taza de café y se unió a Erin en la mesa de la cocina. "Buenos días", dijo Abby y le dió un suave beso en los labios. "Definitivamente podría acostumbrarme a esto", contestó Erin, disfrutando el sabor de los labios de Abby."¿Tú dormiste lo suficiente?" "Creo que me debería durar un par de días", respondió Abby seductoramente. "Bueno, entonces," dijo Erin mientras tomaba la mano de Abby. "Vamos a continuar donde lo dejamos, antes de que fuéramos tan groseramente interrumpidas". "¿Está todo bien con Meg?", preguntó ella realmente preocupada. "No dejemos que las hormonas en ebullición de mi sobrina, interfieran con mis hormonas en ebullición de hoy en día. Te lo diré todo en otro momento". Abby se estiró para cubrir los labios de Erin y la besó suavemente al principio, saboreando su sabor. A medida que el beso crecía, Abby sintió que se estaba perdiendo así misma una vez más. Aunque ella amaba la forma en que se sentía cuando Erin la besaba, secretamente deseaba que el efecto fuera menos

debilitante. Cuando Erin la besó, sus rodillas se debilitaron, su cabeza empezó a dar vueltas, y ella se perdió en las nubes que aparentemente llenaron la habitación a su alrededor, incapaz de pensar o de funcionar racionalmente. Permanecieron en un abrazo durante varios minutos, tomándose el tiempo para disfrutar del momento hasta que Erin, muy a su pesar y para consternación de Abby, rompió con el beso. "Llévame a la cama", le ordenó. Abby sonrió y la condujo hasta el dormitorio donde, una vez adentro, sus labios seunieron una vez más. Se tomó su tiempo quitando lentamente la blusa de Erin, exponiendo sus pechos hermosos y llenos. Ella besó su vientre plano, mientras le desabrochaba los vaqueros y los tiraba al piso junto con sus bragas. Abby se apartó un po co, diciendo "Eres increíblemente hermosa", dijo antes de quitarse su propia camisa y los vaqueros, quedándose en sujetador y bragas, para tratar de mantener un sentido de control sobre su propia reacción. Urgió a Erin suavemente a ponerse debajo de ella y pasó unos momentos acariciando la suave piel, justo por encima de la clavícula de Erin, antes de hablar. "Date la vuelta". “¿Qué?“ respondió Erin. “Date la vuelta. ¿No confías en mí?” le pregunto Abby tímidamente. "No es cuestión de confianza, cariño. Me estoy muriendo por tí. Te necesito. No puedo esperar mucho tiempo más." los labios calientes y húmedos de Abby, inmediatamente la hicieron callar. "Sólo date la vuelta. Quiero disfrutar un poco de tiempo para conocer la parte favorita de tu cuerpo, primero. Además, es lo menos que puedes hacer, teniendo en cuenta la lenta tortura que me hiciste pasar anoche."

"Oh, ya veo, así que esto es una venganza por lo de anoche. Por lo tanto, esa es la forma en que vamos a jugar, ¿eh? Está bien, pero sólo recuerda que lo justo es justo." Ella se rió entre dientes antes de que finalmente rodar sobre su estómago. Abby no perdió tiempo para familiarizarse con la suave piel que la había estado llamando desde que se conocieron. Sabía que la mayoría de las mujeres se enfocaban en los pechos, en el culo o en las piernas, pero Abby no, ella iba hacia los hombros. Hombros perfectos y suaves, suficientemente amplios como para crear la forma hermosa que llegaba a la cintura. Las mujeres tenían que trabajar muy duro para conseguir ese físico, pero no Erin, ella había nacido con eso y a Abby le encantaba. No estaba segura de cuánto tiempo había estado acariciando la piel tierna, mordiendo, saboreando, pero el cuerpo de Erin se retorcía debajo de ella, llamándola. Deslizó la mano por debajo entre el colchón y el cuerpo de Erin, encontrando un pezón erecto entre sus dedos. Erin instantáneamente gimió y se apoyó sobre los codos, queriendo más, necesitando más. "Por favor, Abby, necesito venirme", dijo ella desesperadamente. Abby sonrió con asombro, ante el hecho de que ella había causado que esta mujer increíble llegara a un estado de deseo tan profundo, para rogarle. "Y lo harás, cuando yo esté lista para dejar que te vengas," bromeó Abby, mordiendo el cuello de Erin sólo lo suficiente para dejar una marca. Erin se sacudió en respuesta tratando de alejar a Abby, pero rápidamente se rindió cuando la mano de Abby finalmente llegó a su suave y palpitante montículo. Abby jugueteó por un momento, acariciando delicadamente alrededor de su clítoris hinchado, ocasionando que Erin se sintiera débil y mareada. Su respiración era rápida, su cuerpo estaba tenso. Ella se acercaba rápidamente al límite y Abby lo sabía. Abby quería

ver su cara cuando ella se viniera, por lo que retiró rápidamente su mano, haciendo a Erin a gemir. "Date la vuelta, quiero verte", le urgió Abby. "Yo no... no puedo... Dios! Abby, ¿qué me has hecho?" respondió Erin tratando de darse la vuelta. Abby, ante la incapacidad de reacción de Erin por su propia cuenta, suavemente tiro sobre su espalda. “Erin, abre tus ojos, por favor.” Erin estaba sorprendida por la ternura que vio en los ojos de Abby. Era algo que no esperaba de ella. Se preguntó cuántas otras cosas maravillosas tenía que aprender acerca de la mujer amada. "¿Quieres que te haga venir ahora?" le preguntó Abby, en un profundo y gutural tono de voz. Erin se obligó a responder, pero lo único que podía hacer era gemir, su cuerpo ya no le pertenecía. Pertenecía a Abby, lo que quisiera hacer con ella. Abby está hambrienta, su boca se daba un festín con el dulce sabor de la piel de Erin. Abby dejó sus propias necesidades a un lado por el momento, y se centró en nada más que en la hermosa mujer que estaba debajo de ella. Los ojos de Erin eran exigentes y desesperados, cuando la boca de Abby recorrió su camino hasta su pecho. Su lengua lamiendo el pezón, elevándola más. Cuando tomó el pezón en su boca, lo mordió suavemente y deslizó dos dedos dentro, enviando de nuevo a Erin al límite. Sabiendo que se tambaleaba y que un movimiento en falso podría mandarla otra vez, Abby movió sus dedos y su lengua, perdiéndose en un camino desde el pecho de Erin hasta su estómago liso, rodeando su ombligo para seguir saboreándolo con sus labios.

Abby se perdió en su esencia, fascinado con ella. Envolvió sus brazos alrededor de los muslos de Erin, para fijarla a la cama, donde pudiera deleitarse con el dulce fluir de los jugos que la esperaban. Su lengua estaba en desacuerdo con su cerebro, entre la lucha por su deseo de darle placer lentamente y su propia necesidad que le estaba causando estragos. Usó un largo y lento golpe, evitando cuidadosamente el delicado clítoris de Erin. Ella obtuvo un gran placer al ver el cuerpo de Erin responder, aparentemente fuera de control. Ella estaba agitándose, sus manos tirando desesperadamente de las sábanas, sacándolas fuera de la cama. Abby utilizó toda la fuerza que tenía para mantener Erin en la cama, cuando finalmente la tomó. Su cuerpo completamente fuera de control, cuando la boca de Abby chupó su clítoris, jugando con sus dientes. Abby fue implacable ante las primeras oleadas del orgasmo de Erin. Ella continuó su asalto tomando más, queriendo más y no satisfecha con ello, deslizo un dedo buscando el punto G. En cuestión de segundos, Erin cayó inerte en la cama y Abby sonrió, satisfecha de saber que ella había sido quien había provocado tal placer. Ella quedó inmóvil, acariciando suavemente el estómago de Erin, hasta que la hermosa mujer finalmente abrió sus ojos. Ella apenas podía mantener los ojos abiertos. Su cuerpo se sentía pesado y sin vida, pero se sentía más viva de lo que jamás se había sentido en su vida. "Hey, ¿estás bien?" Susurró Abby. "Jesús, Abby!" respondió Erin, tratando de recuperar el aliento. Nunca en sus sueños más salvajes, creyó que ella podría sentir de esta manera. Nunca nadie le había causado perder el control por completo y ella nunca había querido, hasta ahora. Algo en la forma en que Abby la miraba, la hacía sentir segura. Algo más profundo que el deseo y la necesidad en sus ojos, había una suavidad, una ternura dulce como ninguna otra.

"¿Te he hecho daño?" Abby respondió temerosa, tratando de recordar exactamente lo que había hecho. Sabía que había sido gentil, pero hubo unos momentos de felicidad desenfrenada que no podía recordar. "No," respondió Erin rápidamente. "No me has hecho daño." No todavía, se dijo a sí misma, sabiendo que Abby era dueña de su corazón y no había vuelta atrás. Ella estaba enamorada. No podía negarlo. Abby, todavía perpleja, la miró a los ojos, en busca de la verdad. Erin cogió a Abby en sus brazos y mirándola le dijo: "Te amo, Abigail Grant." Antes de que Abby pudiera responder, Erin le dió un beso. "Estoy en casa! Y he traído la cena." gritó Meg desde la cocina, sorprendiendo a las dos mujeres que estaban en un mundo propio. "Ya vamos!" gritó Erin, tratando de encontrar la manera de evitar lo que pronto sería una incómoda situación. "¡Mierda!" Le susurró a Abby. "Tenemos que tomar una ducha antes de la cena. ¿Cree que podrás mantener tus manos quietas?" añadió Erin con una risita. Abby hizo gala de su mejor comportamiento. Erin fue la que no podía mantener su manos sin explorar el cuerpo desnudo de Abby. En el momento en que la ducha había terminado, Abby estaba completamente excitada y frustrada. "Vas a pagar por esto, sabes", bromeó, cuando las dos se dirigían a la cocina para unirse a Meg. "Eso espero," respondió Erin con una sonrisa seductora. "¿Pagar por qué?" preguntó Meg inocentemente. "Nada", las dos mujeres respondieron al unísono, con una risita. Ellas disfrutaron de una cena rápida con Meg, que parecía estar con mejor estado de ánimo, antes de salir abruptamente de la mesa y dirigirse a su habitación.

"¡Espera! ¡Alto!" dijo Abby cuando la boca de Erin llegó a su destino. "¿Qué? Ayer parecía gustarte, por lo que recuerdo," dijo mirando a Abby con una mirada dolida y confundida en su rostro. "Ven aquí un momento", dijo Abby suavemente. "¿Qué pasa?" preguntó Erin, ahora muy preocupada. "Nada", dijo Abby, retirando el cabello de los ojos de Erin. "Necesito sentirte. Necesito verte. Quiero tu cuerpo contra el mío", dijo ella desesperadamente. "¿Estás segura, Abby? No sé si pueda controlarme a mí misma lo suficiente, para no hacerte daño ", dijo, recordando las veces que se había dejado llevar en situaciones como esa. "Francamente, si una pelvis magullada me hace querer tener relaciones sexuales contigo mañana, mientras estoy en el trabajo, lo consideraré una bendición". Erin la miró vacilante, reflexionando ante el pensamiento. "Está bien. Si estás segura. Pero tú estás en la cima ", dijo tratando de darle la vuelta, pero Abby era demasiado fuerte. A pesar de las extremidades más largas de Erin, su influencia no era competencia para la fuerza de Abby. "Ni una oportunidad", dijo Abby sonriendo con satisfacción. Erin deslizó su mano entre ellas y abrió con sus labios para exponer su clítoris hipersensible. Abby hizo lo mismo con Erin . El momento del contacto era casi imposible de soportar, para ambas mujeres que luchaban para contener sus orgasmos. Ambas gemían de placer, pero ninguna de los dos se movió durante mucho tiempo, hasta que pasó la sensación. Abby fue la primera en aminorar el movimiento, manteniéndose sobre sus caderas, pero no pasó mucho tiempo antes de que Erin se le uniera, igualando su ritmo perfectamente.

Sus bocas se encontraron con tal ferocidad, que era como si se estuvieran tratando de respirar la una de la otra. A medida que sus orgasmos se acercaban, el lento balanceo constante de su danza íntima, fue sustituido por las colisiones entre sus cuerpos. La percepción de Erin fué disminuyendo, Abby abrió los ojos para darle tranquilidad a su mirada interrogatorio. Ante eso, Erin se dejó llevar, sin preocuparse ni oponerse a la sensación salvaje y tomando el control para satisfacer sus propias necesidades. Ella estaba muy cerca de llegar y las uñas de Abby presionaron en carne viva su espalda. Un último empuje las envió a ambas hasta el borde y para su sorpresa, la mutua sensación de placer dió lugar a una excitación renovada. "Voy a... otra vez!" dijo Abby con la respiración entrecortada. “Yo también…no puedo detenerme” dijo Erin tratando de detener su tercer orgasmo. Las dos mujeres, completamente agotadas, permanecieron inmóviles, gozando de los espasmos posteriores que fluían a través de sus cuerpos. Cuando Abby finalmente pensó que había encontrado su voz, consiguió decir: "Wow!" "Mmm. Eso es lo que yo iba a decir. Yo nunca he... " dijo Erin, mientras delicadamente se ponía de lado junto a Abby. Se alegraba de haber puesto el volumen en el equipo de música, para amortiguar los sonidos que salían de su habitación y que Megno pudiera oírlas. "Yo tampoco", respondió Abby, aun jadeante por el esfuerzo. "¿Tienes sueño, bebé?" "Mucho. ¿Está bien?" Preguntó temerosa de que Abby no tuviera nada de sueño. "Absolutamente bien", murmuró totalmente agotada, sentándose para ponerse la camiseta y las bragas, sabiendo que si no lo hacía no iban a poder dormir en absoluto. Erin hizo lo mismo y se recostó sobre la cama, de espaldas a Abby. Abby pasó el brazo por la cintura de Erin, deslizó el pulgar

por debajo de la cinturilla de sus bragas, y descansó allí. Un gesto posesivo. Un simple gesto. Sin embargo, era un gesto tan significativo, que causó que los ojos de Erin se llenaran de lágrimas. Sí, Abby, soy tuya, pensó para sí misma, mientras se sumía en un sueño profundo. "¿Estás segura de que estás lista para esto?", preguntó Erin mientras subían en su motocicleta, el siguiente sábado por la tarde. "Sí," mintió Abby. Estaba muy lejos de estar lista para conocer a la familia de Erin, pero sabía que era importante para ella, por lo que iba a encontrar una manera de hacer frente a la incertidumbre que estaba sintiendo. “Es una lástima que Meg haya tenido trabajo. Estoy segura de que su pequeña noticia de salir del armario, me hubiera salvado un poco del escrutinio al que estaré expuesta.” "No habría ayudado. Mi madre me ha estado molestando para lograr llevarte, desde que cometí el error de mencionar que tú y yo nos estábamos viendo desde hace unas semanas. Confía en mí. Esto va a ser peor para mí, de lo que es para ti." Después de una estupenda velada con la familia de Erin, ellas se acomodaron en su pequeña doble cama de la infancia y Abby rápidamente se encontró encima de Erin, cubriéndola de besos. Había sido una larga semana y un día incluso más largo, estando tan cerca de ella sin poder tocarla. Las simples caricias que hubo entre ellas durante el día, sirvieron simplemente para avivar las brasas aún encendidas del fin de semana anterior. "Abby, detente" dijo Erin mientras luchaba por alejarse de los besos de Abby, el tiempo suficiente para hablar. "¿Qué? Voy a ser muy silenciosa. Te lo prometo," respondió Abby, antes de capturar la boca de Erin de nuevo con la de ella.

"No, no es eso," respondió Erin, escapando de nuevo de sus besos, para llamar la atención de Abby. "No puedo." hizo una pausa un poco avergonzada. "Estoy en esos días del mes." "Oh. Lo siento. Yo ni siquiera pienso en eso. Tengo como bajo contenido de grasa corporal, difícilmente tendré el mío nunca más." Abby fue sorprendida con la guardia baja por la confesión de Erin. Ella nunca había tenido que hacer frente a esta situación antes. Dió a Erin un beso rápido y ella rodó suavemente sobre su espalda, para encontrarse sobre sus espaldas, mirando hacia el techo. "¿Vas a estar bien? Si quieres yo puedo..." empezó a decir Erin cuando Abby la hizo callar. "Shh. Estoy bien. Ven aquí ", dijo mientras levantaba su brazo, para que Erin se acomodara, envolviéndola firmemente alrededor de ella. Erin apoyó la cabeza en el el hombro de Abby, le pasó el brazo por la cintura y puso su pierna sobre el muslo y Abby se llenó de repente con una abrumadora sensación de paz. Erin sintió que no cambiaría ningún otro lugar, por estar en sus brazos. El impulso de tocarla era más de lo que podía soportar, así que comenzó juguetonamente a pasar sus dedos sobre el abdomen de Abby, sintiendo la ondulación de los músculos debajo de ellos, hasta que Abby estiró su mano para detenerla. "Lo siento. Me gusta tocarte ", dijo ella inocentemente. "Mmm. Me gusta cuando me tocas, pero por favor, no podría contenerme," respondió Abby, tratando de pensar en otra cosa para calmar su excitación. "Fue toda una novedad que yo estuviera aquí contigo este fin de semana, ¿no?" comentó Abby, pensando en el gran alboroto que la familia de Erin había hecho al conocerla y lo nerviosa que Erin había estado todo el día.

"Es algo muy importante," admitió Erin, sabiendo que ella nunca había traído a una mujer a pasar el fin de semana a casa. Aunque a veces Dinah se había reunido con ellos a comer en domingo, nunca había pasado una noche allí. Era muy importante que Abby lo supiera. "Gracias." De alguna manera se sentía honrada por haber sido invitada, no sólo a conocer a la familia de Erin, sino a unirse con ellos en lo que sólo podría describirse como un ritual familiar. Por lo que había aprendido, se trataba de una concurrencia semanal en la familia Davis, y aunque Erin sólo podía acudir algún fin de semana para participar, era claramente importante para ella. Cada miembro de la familia parecía tener su propia responsabilidad, cuando llegaba el momento de preparar la comida y hacer las tareas y Abby estaba más que contenta de asumir las responsabilidades de Meg este fin de semana, mientras estaba en el trabajo. Se preguntó cómo podría haber sido, si su familia hubiera sido como la de Erin. "Tu familia es muy amable. Me gustan mucho". "Parece que tú les gustas mucho, también. Estoy muy feliz por eso." Porque quiero que vengas conmigo a dondequiera que yo vaya a partir de ahora, quiso decir, pero tuvo miedo de mencionarlo. "Erin! Erin, despierta! "Dijo sacudiendo con suavidad, para despertarla. "¿Qué?", Murmuró ella sin abrir los ojos. "Buenos días, señora Davis", dijo Abby a la mujer que estaba en la puerta, mirándolas con una mirada de asombro en su rostro. "Mamá. ¿Qué quieres?" preguntó Erin finalmente despierta, avergonzada de que su madre la había encontrado con la cabeza apoyada en el pecho de Abby.

"Solo vine a decirles que el desayuno estará listo en quince minutos", dijo alegremente, mientras salía de la habitación y cerraba la puerta detrás de ella. "Oh, Dios mío. Estoy tan avergonzada". "Supongo que podría haber sido peor." Abby soltó una risita. "Podríamos haber estado desnudas. "Ante eso, las dos se echaron a reír. Abby se encontró de nuevo admirando otra faceta de la personalidad de Erin: una que le tenía temor a su madre. "No me puedo imaginar amarte más de lo que te amo ahora mismo, pero de alguna manera, estoy segura que lo haré" dijo Abby, envolviendo sus brazos alrededor de los hombros de Erin y besándola en la frente. "Esto no es fácil", dijo Abby cuando llegaron al aeropuerto para su vuelo de regreso a casa. El fin de semana había sido maravilloso, pero demasiado corto. Había mucho más que quería decir Erin, tantas emociones que quería compartir, pero nunca hubo el suficiente tiempo. Erin estaría muy ocupada, con la nueva apertura del club que sería pronto, como para volar de regreso a Michigan con ella durante la semana, así que no se verían otra vez sino hasta el siguiente fin de semana. "Que no es fácil, cariño?" "Dejarte a tí." Dijo Abby. “Entonces quédate” respondió Erin, como si fuera la opción más viable. "Tú sabes que tengo que trabajar mañana", dijo mientras sostenía las manos de Erin y balanceaba sus brazos juguetonamente, para impedir la tristeza inminente. "Quiero decir, para siempre. Te amo," respondió Erin en voz baja, mirando a los ojos de Abby. ¿Acaba de pedirme que me venga a vivir con ella? Es demasiado pronto, debo haber escuchado mal. Abby no respondió ante la

declaración de Erin, por temor a pensar que ella había entendido mal. "Yo también te amo. Te llamaré cuando llegue". Mientras se alejaba, repaso la conversación una y otra vez en su mente. Tal vez ella realmente oyó lo que le pareció oír. Si era así, ¿Cómo podría ser posible?

EPILOGO "No puedo creer que ella esté dejando este lugar", exclamó Toni a Hailey. "Es increíble, no?" respondió Hailey con un suspiro, mientras miraba alrededor de la casa de Abby. "Recuerdo la primera noche que la conocí. Ella estaba tan decidida a no enamorarse nunca, que tenía una regla acerca de no dormir con la misma mujer dos veces." Toni sacudió la cabeza con incredulidad y miró a través de la ventana hacia donde Erin y Abby estaban de pie en la entrada, mirándose desesperadamente a los ojos. "Y mírala ahora". "Sí, está hasta el fondo. Nunca he visto a dos personas más felices en mi vida... Sin embargo, la voy a extrañar." Hailey estaba dividida entre querer que su mejor amiga fuera feliz y la pérdida que sentía. "Lo sé, cariño, pero vamos a ir a visitarlas, lo prometo", dijo Toni, en tono tranquilizador. "Lo sé, pero no será lo mismo. Y no puedo creer que ella nos deje vivir aquí. ¿Qué vamos a hacer con todo este espacio? " "Estoy segura que encontraremos algo que hacer", respondió Toni y tiró de Hailey para atraerla, mientras miraban a Erin y Abby poner las últimas cajas en el coche. Una temprana nieve de noviembre comenzó a caer y Abby tomó un último aliento del aire fresco de Michigan, antes de entrar en el coche. Sabía que estaba tomando la decisión correcta. "¿Estás bien, cariño?" Preguntó Erin cuando miró a Abby sentada en silencio en el asiento del pasajero. "Nunca he estado mejor." Ella se acercó y tomó la mano de Erin con la suya, segura por primera vez en su vida, que eso era lo

que ella quería. "Te amo. No puedo esperar para pasar el resto de mi vida contigo". FIN

View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF