Acerca_del_verdadero-4°_camino
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Escrito por miembros destacados del 4° camino original en NY....
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SOBRE LA ATENCION Pláticas y ensayos Christopher Fremantle
Recopilación y Edición de Lillian Firestone Boal Traducción: Salvador López L.
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“La vida llama al hombre a la acción; pero, antes de actuar, el hombre debe ser.”
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LAS IDEAS DE JORGE IVANOVITCH GURDJIEFF El trabajo de G. I. Gurdjiéff en la enseñanza y redacción de sus ideas estaba casi terminado cuando la primera explosión atómica sacudió al mundo, anunciando una nueva era. El impacto de la “cultura de la droga” en los conceptos establecidos en la conciencia y la realidad humana estaba aún a una década de distancia. Sin embargo, las publicaciones póstumas de los trabajos de Gurdjiéff, P. D. Ouspensky y otros que describían estas ideas, ha revelado que sus pensamientos están más estrechamente ligados a la era que ha nacido tras su muerte, que a la que él mismo vivió. La búsqueda que llevó a cabo en relación a la conciencia, la responsabilidad y los valores del hombre, así como la descripción que hizo, mediante ideas fundamentales, de la unidad de todo lo que existe, parecen estar orientadas, proféticamente, hacia la generación actual. El impacto de sus ideas es claramente visible dada su creciente difusión y la familiarización con su pensamiento, el que, fluyendo como un arroyo que nace de una fuente pura, centelleó con ideas, vislumbres de verdad, lógica, paradojas y contradicciones aparentes.
I En su escrito Todo y Todas las Cosas, Gurdjiéff describe al hombre como un “ser de dos naturalezas.” ¿ Qué quería decir con eso ? ¿ Se refiere a la polarización del hombre entre un estado inferior, antecedente, y otro dinámico que lleva a un estado de evolución ? O, ¿se refiere a la participación humana en la dualidad fundamental de vibración y materia, que se vería reflejada como el “ser” y el “hacer” ? La vida llama al hombre a la acción y antes de actuar, el hombre debe ser. Así como existe una escala de acciones, desde los meros reflejos automáticos hasta el complejo más sofisticado de acciones, existe también una escala de ser, desde la mera existencia del hombre que reacciona automáticamente, hasta la libertad interior, la razón perfeccionada y la voluntad de un hombre plenamente realizado. Y aquí aparece una paradoja inevitable. Por una parte, el hombre es un prototipo de computadora, programado por la educación y el medio ambiente para responder a todas las diversas demandas de la vida; por otra parte, el hombre es un individuo libre que valora ésto y que tiene una razón y una voluntad libres, siendo capaz de actuar en forma independiente de todas las influencias exteriores. Mucho ántes de la era de las computadoras, Gurdjiéff había diagnosticado que el hombre es como “una máquina que tiene la posibilidad de dejar de ser una máquina.”1
1 P. D. Ouspensky, En Busca de lo Milagroso.
4 Para destacar esta idea, propuso dividir al hombre en “escencia” y “personalidad”; es decir, lo que es al nacer y lo que adquiere después. Expresaba ésto como “lo que le es propio y lo que no.” En la actualidad, tal vez sería mejor describir a la “personalidad” como al condicionamiento del hombre y a su “escencia”, como su individualidad subyacente. ¿Podemos considerar a la personalidad como sólo un espejo de las influencias que le rodean desde su nacimiento ? Si y no, ya que el edificio completo de la personalidad está cimentado en la escencia y, por lo menos en cierta forma, corresponde con y está enraizada en ella. Gurdjiéff señalaba que la personalidad está compuesta de una multitud de “yoes” diferentes, correspondiendo cada uno a un aspecto en particular de la vida de la persona: su familia, sus negocios y sus intereses de diversión; sus inclinaciones sociales y políticas, su actitud hacia la salud, el dinero, el sexo, etc. Estos “yoes”, a su vez, devienen activos o desaparecen en respuesta a estímulos externos. Cada uno toma su turno para dominarlo; algunos están en conflicto, otros en armonía. Otros son extraños que nunca se conocen. El nombre del hombre es legión.2 Tal es el ser de la persona ordinaria y el estado desde el cual nacen todas sus acciones. Este estado explica la complejidad y caos de su vida, de la situación humana y del mundo de eventos que se reflejan en las noticias. El caos exterior de la humanidad es más que la reflexión de este estado interior de ser; es algo que se perpetúa a sí mismo. Uno bien puede preguntarse: ¿ es posible para un individuo desarrollarse, escapar de y trascender su condicionamiento ? La paradoja de nuestra necesidad interior de libertad y nuestra constante esclavitud y caos, han provocado todo tipo de explicaciones al paso de los siglos. También Gurdjiéff, en sus escritos, ha ofrecido razones simbólicas; pero en sus charlas, simplemente declaraba que la Naturaleza desarrolla al hombre hasta cierto punto y lo deja allí, libre para desarrollarse por su propio esfuerzo, pero no obligado a hacerlo. Si fuera obligado a crecer interiormente, sería una vez más un autómata y, aunque conciente, seguiría siendo un esclavo movido por influencias ajenas a él mismo. El desarrollo consecuente a su propia decisión libre y su esfuerzo lleva hacia el Nuevo Hombre3; el hombre de razón y conocimiento, conciente y libre. El individuo y la humanidad total, encontrándose en el mismo proceso de evolución, exhiben en ocasiones tanto las características del reino animal, como aquéllas del hombre que está por venir. Pero el hombre que aparecerá no es el que creemos, como resultado de nuestra miopía. En raros momentos de experiencia de gran exaltación, que ocurren a la mayoría de las personas, el nuevo estado aparece, al mismo tiempo, como algo inesperado y familiar y de ninguna manera como una proyección lineal de los estados habituales. Por el contrario, en esos momentos es como si el hombre hubiera entrado a una nueva dimensión de sí mismo.
2 Nuevo Testamento, Marcos 5:9
3 Nuevo Testamento, Efesios 4:24; Colosenses 3:10
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El autómata, puesto en movimiento por reacciones al mundo exterior, sigue presente en esos momentos, pero el gérmen activo del Nuevo Hombre, motivado por la voz de la conciencia, permanece libre para coexistir con y complementarlo. Las naturalezas automática y conciente forman entre sí una unidad coherente, mayor que la suma de sus partes, lo que incluye su dualidad sin que sean divididas por ella. Tal punto de vista, nacido de momentos transitorios de una nueva visión, pueden llevar a un concepto más amplio que está presente, en forma abierta o escondida, en la mayoría de las grandes tradiciones religiosas. Cuando muere un hombre cuya conducta fué totalmente mecánica, no existe una formación interna estable capaz de sobrevivir y permitir la manifestación de su individualidad. Los elementos de su vida interior: su mente, pensamientos y sentimientos, así como sus funciones emocional e intelectual superior no tienen una substancia adecuada que les permita sobrevivir a la muerte del cuerpo físico. En el transcurso de su vida no se formó un cuerpo “astral”, es decir, un cuerpo interior compuesto de materiales finos y correspondiente a las funciones síquicas del pensamiento y la emoción. Gurdjiéff proponía que la manifestación total de la naturaleza dual del hombre requiere de la cristalización gradual, durante su vida, de un cuerpo “astral”, estable y correspondiente a una psiqué evolucionada. Esta psiqué, que tiene su propio orden y estructura, es capaz de obedecer a la autoridad interior, la voz de la verdad conocida a través de la conciencia, de una razón desarrollada y de una conciencia moral. Esta nueva cristalización ó “cuerpo del ser superior”, es el vehículo que, inmortal con respecto al cuerpo físico, seguirá viviendo y manifestándose en su propia esfera, después de la muerte. A su vez, este cuerpo “astral” puede convertirse en la base para una cristalización nueva, aún más fina: el cuerpo del ser supremo, inmortal en el sentido pleno de la palabra.
II En una de las primeras pláticas entre Gurdjiéff y Ouspensky, el primero decía: “Su principal error es pensar que siempre tiene conciencia. En realidad, la conciencia es una propiedad que cambia contínuamente. Ahora está presente, ahora no. Y hay diferentes grados y niveles de conciencia ... Nosotros sólo tenemos la posibilidad de la conciencia y raros destellos de ella.” Gurdjiéff dividía a la conciencia en cuatro niveles: “el sueño”, “el sueño despierto”, el estado de “conciencia de sí mismo” y la “conciencia objetiva”; es decir, un estado de despertar total. El hombre ordinario vive sólo en los primeros dos y se le puede comparar, decía, con un hombre que vive en una casa ricamente amueblada, viviendo en sólo dos de las habitaciones del sótano. Estas dos habitaciones son el sueño y el sueño despierto, en las que pasamos nuestras vidas, hacemos la guerra, cometemos crímenes y tratamos de resolver los problemas de los que ese mismo estado es responsable. El verdadero despertar se experimenta en las habitaciones superiores; en el tercer y cuarto estados de conciencia. Cada nivel o estado de conciencia se experimenta de acuerdo con el grado de conexión interior durante la experiencia. Todo el equipo síquico necesario para experimentar la conciencia total ya existe en el hombre, pero faltan algunas o todas las conexiones necesarias. El grado de conciencia depende de la calidad del sistema nervioso que un ser posee, así como de su coherencia y conectividad. Hablando objetivamente, insistía, el hombre no tiene uno sino varios cerebros, cada uno correspondiendo a y controlando una función definida: pensamiento, emoción, movimiento, instinto y sexo, poseyendo cada una de estas funciones una inteligencia separada y definida que gobierna su acción. Lo que el pensamiento científico
6 contemporáneo llama el “subconciente”, era para Gurdjiéff el resultado parcial de la acción de las cinco funciones mencionadas, fuera de la percepción del individuo, además de la acción de las dos facultades superiores, la emocional superior y la intelectual superior, las que, debido a su velocidad y amplitud de visión, operan más allá de la conciencia ordinaria. Estas dos facultades superiores, o centros, son los responsables del tercer y cuarto estados de conciencia, llamados por Gurdjiéff “conciencia de sí mismo” y “conciencia objetiva”, así como de fenómenos síquicos que se manifiestan muy por encima de lo ordinario. Estos estados, reconocidos en todas las grandes tradiciones religiosas, se conocen en occidente como “iluminación”, “conciencia cósmica”, “unión” y “éxtasis” y en oriente por nombres tales como “nirvana”, “samadhi”, “satori”, etc. Tales experiencias pueden ser apenas percibidas y parcialmente recordadas por el pensamiento ordinario, debido a que su velocidad y universalidad están más allá del rango de su operación, de sus palabras y sus conceptos. A través de los siglos se han asociado también las experiencias con drogas a los estados de conciencia supranormal y los descubrimientos modernos en bioquímica han revelado algo de los aspectos materiales o químicos de diferentes estados inducidos por drogas. El hecho de que sean inducidos artificialmente y no voluntariamente, o sea, no en forma orgánica e integral, los hace inútiles para la adquisición de un conocimiento exacto o un control de la transición de un estado de conciencia a otro.. La idea estrucurada de Gurdjiéff, abarcando los cuatro estados de conciencia mencionados ántes, así como los cinco centros funcionales, el intelectual, el emocional, el motor, el instintivo y el sexual, además de las dos funciones superiores que operan más allá de la conciencia normal, proporciona un marco de referencia que permite que se interconecte todo el rango y la complejidad de la experiencia humana en un todo ordenado. Sin ese marco, el autoestudio resulta casi imposible. Y aún con su ayuda, debido a que la autoobservación es inevitablemente subjetiva, se requiere de la cuidadosa verificación en un grupo o en condiciones de “escuela”, para eliminar el riesgo de caer en fantasías y lograr objetividad. Para Gurdjiéff, la experiencia de los cuatro estados de conciencia y de sus variaciones depende de el grado de interconexión interna entre los cerebros o centros que controlan a las funciones. El sueño profundo era para él aquel estado en el que cada centro, aunque funcionando en forma contínua e independiente, se mantiene disociado de todos los demás. Los grados crecientes de conciencia, desde los sueños automáticos hasta la más alta conciencia objetiva, se experimentan en la medida en que hay conexión de cada centro con los demás. Los finos materiales síquicos que permiten conectar la conciencia de sueño despierto del hombre ordinario con los centros superiores no está presente en cantidades adecuadas durante el funcionamiento normal; si aparecen accidentalmente, no permanecen por tiempo suficiente como para permitir un estudio ordenado de la transición hacia estados más altos. La meta de los métodos y el trabajo de “escuela”, incluyen el conocimiento de las condiciones que favorecen la producción de estos materiales finos en el organismo, así como de las leyes que gobiernan la transición voluntaria de un estado de conciencia a otro. Las prácticas ascéticas, los ayunos o la observancia especial de rituales o danzas sagradas, así como el uso de música e incienso, estaban relacionadas originalmente con el establecimiento de condiciones para el estudio de la producción en el organismo de materiales que permitían el cambio intencional de estado. Aunque algunas tradiciones religiosas han preservado mucho de su forma original, casi todo el contenido esencial se ha perdido. El autoestudio es el medio de adquirir una atención interior especial que participa en el estado interno de interconexión y sirve también para adquirir conocimiento exacto de las condiciones que llevan a estados más elevados de conciencia, aquéllos en los que el conocimiento tiene una universalidad y una atemporalidad muy superiores a las del
7 conocimiento subjetivo. Existen ejemplos en la literatura sagrada, la arquitectura, el arte y la música, que dan testimonio de estas cualidades y de la existencia de tal conocimiento. Gurdjiéff enfatizaba que la clave para los cambios de conciencia está en la atención. Es sólo a través de el desarrollo de poderes de atención, correctamente comprendidos y practicados, que será posible que la autoobservación llegue a ser lo suficientemente profunda como para revelar el conocimiento al que, precisamente por ésta razón, se le llama la doctrina “secreta.” Sri Ramana Maharshi decía que todos los ejercicios de concentración, de respiración o posturas de yoga, tienen el único propósito de adquirir control de la atención y que, una vez que la atención es controlada, tales ejercicios no son necesarios. En relación a ésto, Gurdjiéff, quien hizo un estudio profundo de las prácticas de todas las tradiciones, señalaba que el desperdicio de material fino o síquico en el hombre ordinario es tan grande, que el desarrollo de un grado adecuado de atención no puede ocurrir en forma directa. El estado caótico de los centros da como resultado una atención dispersa o distraída que no tiene el poder suficiente. Las causas principales de la dispersión son los movimientos asociativos del pensamiento, la presencia de conflictos y estados negativos en las emociones y las tensiones musculares del cuerpo, todo lo cual consume, improductivamente, grandes cantidades de energías muy finas. Sin un trabajo previo sobre esas características negativas, los medios tradicionales para desarrollar nuevos niveles de atención, incluidas las prácticas asociadas con la meditación, la oración y las posturas físicas o ritos, no podrán dar los resultados buscados. Un aspecto particularmente interesante de las ideas de Gurdjiéff es que la atención correctamente dirigida es creativa o catalítica; es decir, promueve la producción de los materiales específicos que se requieren para la conexión plena de los centros y tiene una acción crucial en la admisión de impresiones recibidas por los sentidos (que son también fuentes de materiales finos) y pueden, así, ser absorbidas en cantidad suficiente. Las formas particulares de atención requeridas, aquellas en las que el campo de atención abarca tanto a las percepciones sensoriales “exteriores” como a la percepción “interior” de los movimientos del pensamiento, los sentimientos y las energías corporales, fueron conocidas en todas las épocas y se las describe con nombres tales como meditación, recolección, sativichare, etc. Gurdjiéff acuñó un término para renovar el concepto de esta práctica en lenguaje contemporáneo: usaba la expresión “autorecuerdo”. Esta atención controlada nunca ocurre automáticamente y es la misma antítesis de la atención desbordada que encontramos como característica en la vida cotidiana, en donde la vemos jalada hipnóticamente hacia el mundo exterior, de manera tal que casi no se experimentan los movimientos interiores y por ello no puede surgir un conocimiento objetivo de ellos. A menos de que se cambie la forma de la atención y se cultive una percepción especial interna, es imposible el conocimiento exacto de las condiciones interiores que gobiernan los cambios voluntarios de estado. Es para crear la posibilidad de adquirir y transmitir conocimiento de éste tipo para lo que existen las escuelas esotéricas.
III
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Para Gurdjiéff la cuestión candente del desarrollo espiritual y la iluminación del hombre no era algo para ubicar en el contexto del monasterio, el ashram o la cueva en los Himalaya, sino en la calle y en casa, en la oficina, la fábrica o el campo. La vocación para la vida de recluso es para los menos; la llamada a un crecimiento interior es común a todos los hombres y, especialmente, al buen mayordomo. Desde su primer encuentro con Ouspensky, un escritor, conferencista y pensador bien conocido, sus conversaciones trataron de las cuestiones fundamentales, como la unidad de toda la creación, la conciencia y el significado de la vida humana en la Tierra; temas que abordó Ouspensky en sus publicaciones. Estas conversaciones impresionaron tanto a Ouspensky que posteriormente escribió: “En sus explicaciones sentía la seguridad de un especialista, un análisis muy fino de los hechos y un sistema que no podía captar...”4 Era como si se hubiera bosquejado un majestuoso edificio, pero aún no fueran claramente visibles los detalles de la fachada. Gurdjiéff habló con él del Gran Conocimiento, describiéndolo como el conocimiento de la unidad de las leyes a través de las cuales ocurre la creación de todos los mundos. Partiendo del principio Hermético, Como es arriba es abajo, explicó la primera gran ley cósmica de la trinidad (triunidad), habló de los tres principios: acción, resistencia y equilibrio y mostró su acción en la creación de los mundos del cosmos y su acción paralela en el mundo interno del hombre. La Voluntad Creadora resuena desde el absoluto como vibración pura: Dios El Verbo. Cuando estas vibraciones se esparcen y se reducen en el espacio, su aspecto material se hace más denso. En ciertos puntos predeterminados de condensación de las vibraciones y la materia, aparecen el mundo infinito de galaxias, soles, sistemas planetarios y satélites. La corriente de creación, emanando desde el absoluto, el Todo infinito, fluye hacia el Vacío, la Nada infinita y desde ahí regresa a su origen.
4 Ouspensky, En Busca de lo Milagroso, Cap. 1.
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Este proceso, llamado a ser por la Voluntad del Absoluto y mantenido en cada paso por la ley de la Tri-unidad o trinidad de fuerzas, crea los fenómenos de los mundos y, al hacerlo, obedece a la segunda gran ley cósmica: la Ley del Siete o de las octavas. La acción de ésta última, paralela a la escala musical, manifiesta siete “notas” o pasos y dos “intervalos” o puntos de retraso de la vibración. Para que una octava continúe hasta el fin, deben intervenir fuerzas externas en esos intervalos. Las siete notas son los puntos de condensación de la materia y el grado de vibración en el que los mundos aparecen. Así, la totalidad de la creación, desde el Absoluto hasta el Vacío, constituye una octava completa. Los intervalos en esta octava cósmica corresponden a los semitonos de la escala musical: entre do y si, y entre fa y mi. Es decir, entre el Absoluto y Todos los Mundos y entre los planetas y la Tierra. En el último intervalo, el hombre, como parte de la vida orgánica en la Tierra, juega un papel vital en el proceso cósmico. En esta forma el rayo de la creación pasa de la unidad a la diversidad, siguiendo un orden establecido por estas dos leyes. La línea de acción de la octava, como un tronco que produjera ramas, da lugar a octavas secundarias, las que a su vez, dan lugar a octavas de tercer orden, formando ramificaciones. Decía Gurdjiéff que cualquiera que comprendiera completamente la Ley de la Tri-unidad y la Ley del Siete tendría la clave para comprender la unidad, porque comprendería el origen de cada fenómeno, su lugar y sus resultados. Como es arriba es abajo. Arriba, el macrocosmos es el universo; abajo, creado por las mismas leyes, pero en otro nivel, el microcosmos es el hombre; una reflexión perfecta del primero, en su estructura y leyes. Pero sólo el hombre completo, totalmente realizado se encuentra en esa situación. Sólo él está destinado y capacitado, por sus cualidades de voluntad, libertad y razón pura, para jugar un papel cósmico (como los ángeles y los arcángeles de la tradición) en el gobierno y mantenimiento de los mundos creados. Siendo por naturaleza un emisor y un transmisor, el hombre completo recibe de las altas esferas de la creación y transmite a la tierra y a la humanidad. El hombre mecánico, el hombre “dormido” que conocemos, es la semilla cuyas posibilidades latentes y cuya germinación depende de él mismo. Al igual que la fuente de la que emerge, su naturaleza es sagrada y escencialmente libre. Puede realizar sus posibilidades o morir sin hacerlo. Nada le impone la naturaleza y su crecimiento, si es que ocurre, incluirá el desarrollo de una individualidad y una Voluntad real. En el hombre, un universo en miniatura, operan las mismas leyes: la de la trinidad y la de las octavas. Así, la química del cuerpo se desarrolla metabólicamente en pasos usando los tres tipos de materiales: comida, aire e impresiones para producir los materiales sutiles que dan energía al pensamiento, las emociones y el cuerpo. Se digiere el alimento ingerido y, al metabolizarse, obedece a la Ley de las Octavas. En el primer intervalo, en donde se requiere ayuda exterior, participa el aire, purificando la sangre y ayudando a que el proceso de asimilación del alimento se desarrolle más, hasta el punto en que ocurre otro intervalo en el que se requiere otro shock. Ahí se recibe el tercer alimento, las impresiones que entran por los sentidos, pero éste no se digiere adecuadamente a menos que se haga un esfuerzo conciente, por lo que, en su ausencia, no se producen las energías síquicas necesarias para un despertar total. La octava del alimento se desarrolla automáticamente hasta producir los materiales de más alto nivel requeridos para el mantenimiento y reproducción del organismo. Sin la intervención de la voluntad la octava del segundo alimento, el aire que entra a los pulmones, es incapaz de producir el despertar de facultades superiores, que es para lo que está diseñado. Esta acción voluntaria, consistente en un shock conciente, permite el desarrollo de substancias derivadas del aire a niveles más finos, acción que permite el despertar. Para el despertar total, el hombre necesita de combustibles más sutiles, los que se derivan de la digestión completa de las impresiones. Para que aparezcan los pensamientos y sentimientos superiores, se requiere un segundo skock conciente aplicado a la vida emocional.
10 A estos dos esfuerzos concientes, necesarios para el despertar del hombre, Gurdjiéff los llamaba “trabajos concientes y sufrimiento intencional.” A lo primero que despierta el hombre es a su nulidad, su multiplicidad y su caos interior. Esto puede crear en él una necesidad de cristalizar un orden interno mediante un trabajo conciente sobre sí mismo, es decir, porporcionar dentro de sí condiciones favorables para el crecimiento de la conciencia y una psiqué despierta, capaz de conocerse a sí misma, de comprender y de poseer razón real. La primera cristalización de orden interno, resultante de un trabajo en sí mismo, correcto y prolongado, es la cristalización del cuerpo astral dentro del cuerpo físico. Este es el Hombre Nuevo, cuya vida es inmortal en relación al cuerpo físico. Al formarse este cuerpo, puede convertirse en el medio para la cristalización de otro, aún más sutil: el cuerpo superior del ser, compuesto por materiales desarrollados por el trabajo interior conciente. Este cuerpo superior, dotado de razón pura, es inmortal con respecto al cuerpo astral. Sólo este cuerpo superior del ser es realmente inmortal. Para Gurdjiéff tales ideas eran la expresión directa de leyes universales y su sentido era el de despertar, en aquellos que pudieran oír, una necesidad urgente por vivir de acuerdo con lo más profundo de la propia naturaleza, con la individualidad escencial y la voluntad. Para el hombre, impulsado a servir a la Gran Naturaleza, el más alto servicio está dado por el ser, la conciencia moral, la razón pura y la voluntad. Pero, debido a la educación contemporánea y al medio ambiente en el que vive, el hombre sólo despierta a escuchar la voz de la conciencia en momentos de grandes conmociones o profundas desilusiones. Decía Gurjiéff que para despertar una conciencia moral capaz de participar en todas las acciones, era necesario usar métodos correctos y tener una meta personal. Es para ese despertar y para la realización humana para lo que existen las Escuelas. Gurdjiéff definió de la siguiente manera los cinco esfuerzos que se requieren para el despertar de la conciencia moral5: “Primero, que tengan en la vida ordinaria del ser todo lo que sea satisfactorio y realmente necesario para su cuerpo planetario. “Segundo, tener un instinto constante y tenaz por la autoperfección en el sentido de ser. “Tercero, esforzarse concientemente por saber cada vez más acerca de las leyes de la creación y mantenimiento del Mundo. “Cuarto, el esfuerzo, desde el principio de la vida, por pagar por su nacimiento y su individualidad lo más pronto posible, con el objeto de ayudar después, tanto como sea posible, a aligerar el Dolor de nuestro PADRE COMUN.
5 G. I. Gurdjiéff, Relatos de Belzebú a su nieto: Una Crítica Objetiva e Imparcial de la Vida del Hombre
11 “Y quinto, el esfuerzo por ayudar a otros seres a alcanzar la perfección, lo más rápido posible, tanto a aquellos similares a uno mismo, como otras formas de vida, hasta alcanzar el grado sagrado de ‘Martfotai’, o sea hasta el grado de autoindividualidad.”
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“¿ Hay otra forma de recibir las impresiones, que pueda alimentar a la psiqué en lugar de producir, simplemente, un movimiento de tipo automático ?”
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LAS IMPRESIONES COMO ALIMENTO ¿ Qué es la vida ? Desde el neutrón hasta las galaxias, toda forma de vida tiene su surgimiento, su crecimiento y su período de deterioro. La vida está en todas partes. En diferentes esferas su forma obedece a diferentes leyes. La vida orgánica en la tierra, así como existe en todas sus formas: vegetal, animal o humana, es mantenida por los mismos principios: la ingesta de alimento, la eliminación de desechos y una respuesta programada a los estímulos. Es respecto a ésto último en donde la cuestión de las impresiones es importante porque, aunque parecen estar conectadas básicamente con la preservación de la vida humana, también se les puede ver como un alimento. Las impresiones son contactos sensoriales: en realidad, contactos entre fuerzas o campos electromagnéticos. Estos contactos sirven como estímulos; la forma viva en la que ocurren responde, sea de acuerdo con la programación de la naturaleza (para la preservación y continuidad de la especie), o a través del ejercicio de una inteligencia independiente. Incluso las formas muy primitivas de vida aceptan algunos materiales y rechazan otros en el mantenimiento de su ciclo vital, mediante misteriosos procesos que apenas empezamos a comprender. En el reino vegetal la inteligencia y la programación no pueden diferenciarse. Las respuestas en el hombre ocurren en tantos niveles que, aunque el instinto y la inteligencia parecen separados, no es posible definir una línea que los divida. La creencia en el libre albedrío del hombre aparece debido a que la inteligencia conciente y la programación de la naturaleza parecen haberse desarrollado de manera tal que pueden actuar en forma independiente o en contradicción una con la otra. La separación de la programación y la inteligencia lleva a una distinción, conveniente aunque arbitraria, entre el cuerpo y la psiqué. El soporte básico del cuerpo es lo que el hombre come y el aire que respira. El soporte de su psiqué son las impresiones que recibe, de los sentidos o de su interior. Por ejemplo, las impresiones sensoriales dan lugar a la posibilidad del pensamiento asociativo, el conocimiento conceptual y a respuestas emocionales de una calidad muy superior a las del instinto. El desarrollo de los individuos y de la cultura a que pertenecen, puede verse como una evolución que depende de la calidad de las impresiones que recibe la psiqué. El desarrollo de intrumentos científicos y tecnológicos, por ejemplo, sirve para mejorar la observación y permite un análisis efectivo de impresiones que de otra forma serían imperceptibles. La civilización moderna, desde la conquista del espacio hasta la conquista de la enfermedad, surge de esta amplificación de las impresiones sensoriales, brindando nuevos materiales para la función síquica y llevando a nuevos niveles de conocimiento. Así, parece inevitable hacer un estudio de las impresiones, considerándolas como un alimento que nutre a la psiqué y desarrolla nuevos niveles de funcionamiento. Sin embargo, implica también el dejar de lado la tecnología pura y voltear hacia las grandes tradiciones que afirman que la psiqué humana ha sido plantada por la naturaleza para llegar a un grado extraordinario de evolución, en una dimensión muy diferente a aquella a la que nos ha llevado la tecnología. Esto puede plantearse de otra manera. Mientras que la perfección científica pone a disposición un rango mucho mayor de impresiones, el aparato receptor del hombre no
14 ha sido mejorado en la misma forma. ¿ Es posible mejorar la calidad de la receptividad humana ? ¿ Qué hay con las impresiones que absorbe el hombre ? Aunque se han hecho estudios del efecto de la privación sensorial, de la acción de la hipnósis y la sugestión, por ejemplo, existe otro aspecto igualmente importante que ha sido ignorado. Este es el fenómeno de la inatención. Al escuchar música, leer un libro o al estar charlando, la corriente de impresiones provoca asociaciones contínuamente; éstas tienden a absorber la atención, creando lagunas en la corriente de percepción conciente. Así, la realidad del mundo es recibida a través de una pantalla de reacciones, comentarios y juicios. Esto es tan contínuo, que con frecuencia resulta difícil de percibir. ¿ Qué tanto de nuestra realidad es sólo una construcción formada por materiales guardados en la memoria y por pensamientos y emociones asociativos ? Resulta más decisiva la forma como vemos la situación en el momento de actuar, que la realidad existente en ese momento. Si el punto de vista y la realidad coinciden, todo está bien; pero si no, estamos en problemas. La ilusión constante del hombre, es la creencia de que todas las personas están concientes de la realidad que los rodea. Para progresar hacia una nueva dimensión de experiencia, es necesario un estudio del mecanismo de percepción, así como una valoración más estrecha de la naturaleza de nuestra percepción de la verdad.
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“ ... La fuerza de la atención emana de la vida misma y regresa a ésta como una fuerza creativa y regenerativa.”
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EN EL UNIVERSO NO HAY MOVIMIENTO INDEPENDIENTE
En el universo que conocemos no hay movimiento independiente. Toda la vida del universo es mantenida por la interacción de un cuerpo con otro, desde las partículas subatómicas hasta las galaxias, de acuerdo con la ley. Las formas de vida son mantenidas desde el nacimiento hasta la madurez y de ahí a la muerte y descomposición, mediante un intercambio de energías. Esto es válido a escala viral o a escala estelar. El hombre es un esclavo de este movimiento universal. ¿ Puede existir en el hombre una energía o un movimiento independiente ? El individuo ha tenido siempre la ilusión de que es libre, pero esa libertad no es suya. Su vida está agobiada por las fuerza que le rodean: económicas, sociales y políticas y también por las interiores, como la necesidad de alimento, casa y continuidad de la especie. En todo esto, que obliga e impulsa al hombre desde que nace hasta que muere, es difícil encontrar algo que no sea el gigantesco automatismo de la Madre Naturaleza. Es sólo cuando tomamos en cuenta la antigua idea atribuida a Hermes Trismegistus de que el hombre, como microcósmos, es la refexión del macrocosmos universal, que encontramos una apertura hacia la pregunta: ¿ Hay en el hombre, además de las energías necesarias para el intercambio que sustenta la vida, otras de un nivel más alto, en el que existe un estado de libertad relativa ? En su libro En Busca de lo Milagroso, P. D. Ouspensky describe un diagrama que le dió Gurdjiéff en el que se representa la vida en el universo en escalones ascendentes integrados por tres formas de vida relacionadas, en una escala de creación que va desde lo mineral hasta lo más Sagrado. Aquí el hombre aparece como el elemento más alto en la triada de los vertebrados y el más bajo en la triada siguiente, la angélica. Gurdjiéff llamaba a éste el “Diagrama de Todo lo Viviente.” En la escala del universo no puede haber algo totalmente independiente en el hombre. Viéndolo desde el movimiento ascendente, es un esclavo de las fuerzas de la herencia y el medio ambiente, obedeciendo a las leyes de la evolución. Enfocándolo desde arriba, desde la unidad en la diversidad, comparte hasta cierto grado la independencia de esta creación. Si examinamos nuestra propia experiencia, estaremos inclinados a concluir que el área en la que aparece la libertad creativa innata del hombre reside principalmente en el pensamiento y los sentimientos. La existencia en la literatura y el arte sagrados de un pensamiento y una emoción capaz de propagar su verdad a través de los siglos, parece sustentar este hallazgo. Parece probable establecer, mediante el método empírico, que la evolución del hombre es la evolución hacia la libertad, hacia la universalidad del pensamiento y los sentimientos y hacia la universalidad de la verdad. Así, debemos ver a la Libertad como una situación dinámica, más que como un aspecto estático de la vida del hombre. Estamos inclinados a concluir que la libertad que el hombre busca tan ansiosamente es la libertad de movimiento de sus energías internas, liberadas de las fuerzas mecánicas del medio ambiente y transformadas dentro de él, hacia una verdad universal. A menos que se oriente hacia la conciencia, el estudio de la energía se convierte en un esfuerzo académico interminable, nunca redimido por una revelación de energía que lo convertiría en el portador de vida.
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“Parece imposible encontrar un punto en donde la atención pueda ser separada de la vida misma ...”
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EL HOMBRE ES LO QUE ES SU ATENCION En su forma ordinaria de ser, la atención del hombre es dispersa cuando responde a las múltiples demandas de la vida. G. I. Gudjiéff trajo a colación la idea de que la atención es la fuerza creativa más poderosa del hombre. El abogado, el artista o el hombre de negocios pueden saber ésto. Experimentan cómo un cierto grado de atención concentrada en un problema les permite alcanzar áreas de la mente o los sentimientos, desde donde emergen ideas nuevas. En esos momentos, es claro que el grado de atención ha jugado un papel vital. Este enfoque de la atención para buscar nuevos niveles de pensamiento y sentimiento interior, es altamente significativo. Pero debe aclararse que la introversión por sí misma no actúa de esa manera. Tiene que haber una atención dirigida simultáneamente a los mundos interior y exterior. La creación es una calle de dos sentidos. Como decía Picasso, “Tienes que respirar hacia adentro y respirar hacia afuera.” Este enfoque de la atención se encuentra presente en las tradiciones religiosas. La concentración en la oración Judeo-Cristiana, el Pratiyahara de la Yoga, el Vichara del Induismo y el Koan del Zen, son los medios para alcanzar la iluminación. ¿ Cuál es la acción de la atención, cuando se le dirige hacia adentro ? Parece que hay una aceptación general en el hecho de que, cuando un hombre se ve enfrentado con un gran peligro o se ve inspirado por un gran amor, se convierte en un héroe: con una percepción más aguda, un sentimiento avasallador y con una fuerza física y moral de características extraordinarias. ¿ Se deben esos cambios de estado síquico a que se enfoca en modo total en el objeto del peligro o de amor ? ¿ Es su atención lo que une a todas sus facultades de pensamiento, sentimiento y físicas en una meta común ? Tal vez la atención actúa como una fuerza creativa debido a su poder de crear unidad. Si hemos de creer las descripciones más auténticas, el hombre en estado de meditación profunda siente, no sólo su propia unidad, sino una unidad trascendente; la de todos los hombres, la de toda la verdad. También en este caso, el hombre es lo que es su atención.
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“ ... la atención activa no es continua, consiste de momentos de renovación voluntaria. Uno podría decir ‘ahora tendré una atención activa dedicada a tal y tal cosa,’ pero tendrá que ser renovada y esto ocurre porque uno lo desea o por un acto de voluntad.”
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LA FUENTE DE LA ATENCION La fuente de la atención, nuestro medio de contacto y comunicación a través de los sentidos, está estrechamente ligada al misterio de la vida. La atención, actuando como un imán, atrae hacia nosotros las impresiones externas e internas, conectándonos con el mundo que nos rodea y protegiéndonos de él. De acuerdo con las impresiones recibidas, respondemos al igual que una célula responde a su medio ambiente, una planta busca la luz o un animal se alerta ante el peligro. Todo ser viviente responde automáticamente a los estímulos externos. ¿ Puede trazarse una línea entre las reacciones químicas de una célula y las acciones concientes del hombre ? ¿ Cede en algún punto el reino de la química al reino de la conciencia ? La atención del hombre parece diferenciarse de la de las formas inferiores de vida en que puede ser automática o conciente. Aparece pues la pregunta: ¿ es su capacidad de atención conciente lo que distingue al hombre del reino animal ? En el hombre, la calidad de su atención se refleja en la calidad de su conocimiento. Cuando la atención es automática, las impresiones recibidas son fragmentarias y vagas; cuando es conciente, son nítidas y vívidas. Si la atención está absorta en alguna cosa, apenas se reciben impresiones. Por ejemplo, si una persona sale de su casa en la mañana, pensando en lo que pasará en el día, difícilmente percibirá las casas y los árboles familiares en su entorno. Pero si hay mucho sol, el aire está brillante y su atención es llamada fuertemente al momento presente, puede verse invadida por un repentino sentimiento de admiración. Toda la escena aparece nítidamente delineada y se graba profundamente en su memoria. Aunque deseara detenerse ahí y reflexionar sobre la escena en ese estado de vívida atención, las presiones de la vida lo invaden, pareciendo que su destino es ser apartado de éso y que pasará su día sin disfrutar de este estado de presencia conciente otra vez. Por ejemplo, al despertar en una habitación desconocida, hay un momento en que no sé en dónde estoy. Mi atención es atrapada por mis percepciones, pero mis asociaciones no han empezado a operar; he despertado a un mundo extraño. Al momento siguiente las asociaciones de mi memoria empiezan a trabajar; reconozco la habitación y recuerdo cuando llegué aquí y los eventos del día anterior que me trajeron a este sitio. Mi atención ya no está sólo en el presente, también están mis asociaciones. Un poco después suena la alarma del reloj. Esto también llama mi atención y me da un shock. Inmediatamente se inicia un nuevo tren de asociaciones. La percepción del sonido me hace recordar cómo puse la alarma para despertarme, porque tengo cosas que hacer. Mis pensamientos pasan de el pasado al futuro y, otra vez, el momento presente desaparece de mi vista, conforme mi atención es llevada una vez más por el flujo de asociaciones. Al empezar a vestirme, casi automáticamente, la atención se va haciendo más y más dispersa; muchas asociaciones compiten en el creciente flujo de
22 pensamientos acerca de lo que pasará en el día. Mi conciencia del cuarto en el que estoy es mínima, hasta que el timbre del teléfono me hace recordar mi entorno. Descuelgo el teléfono y un amigo me habla de problemas y me cuestiona. Las asociaciones responden a un nuevo shock y se mueven en forma suave y coherente hacia una dirección diferente y, una vez más, la habitación y mi entorno se sumergen en otro plano. Antes de empezar el día, quisiera estar quieto por un momento y centrarme, pero el agua está hirviendo para el café y el tiempo es corto. Preparo el café, me sirvo un poco, tomo el primer sorbo y, de nuevo, otras asociaciones me arrastran. ¿ Qué significa todo esto ? ¿ Se le impone el destino al hombre ? ¿ Está en la escencia misma de la humanidad el que el hombre tenga la libertad de escapar a este dominio y a la vez sea incapaz de hacerlo ? Mi atención, esta poderosa herramienta de comunicación, no es mía. Permanece casi totalmente a disposición de las necesidades imperativas de la vida o de cualquier cosa que ocurra e imponga una impresión en mis sentidos y mi mente. Y sin embargo es mía, brota de mí, de mi vida; es una parte de mi fuerza de vida que deja de ser mía en tanto a que no obedece a mi ser conciente, sino que constantemente se ve esclavizada por el mundo exterior. ¿ Es esta paradoja mi destino, nuestro destino, la situación de la humanidad ? ¿ Podría esta atención ser el medio para vivir en comunicación conciente conmigo mismo y con el mundo que me rodea y que cambia de instante en instante ? ¿ Estoy condenado a vivir como un prisionero de mi condicionamiento y mis asociaciones automáticas ? He tratado de comprender este fenómeno observando pájaros y otros animales en lugares inhabitados. Ellos también tienen atención, un estado de alerta ante posibles peligros. Su oído, sus ojos y sentidos estan constantemente en guardia; ante un movimiento, un sonido, se congelan. Si es algo peligroso su reacción es instantánea; si resultó ser algo familiar, continúan con lo que estaban haciendo. ¿ Es ese mecanismo de seguridad y las asociaciones conectadas con él lo que se encuentra en la raíz de nuestra entrega excesiva al mundo exterior ? ¿ Está conectado el proceso de evolución con el hecho de liberar la atención abandonando la búsqueda de seguridad que caracteriza a los animales ? En la medida en que no estoy ante un peligro inmediato ¿ tengo que obedecer a la dispersión automática de la atención que se dirige contínuamente hacia afuera, que es tomada por una cosa tras otra, al igual que la atención de un animal ? Si se libera a la mente del temor y se libera la atención para que siga una dirección conciente ¿ se desarrollará naturalmente hacia nuevos niveles ? Me doy cuenta de que cuando mi atención es controlada mediante un deseo activo, me permite utilizar en forma continua las facultades de mi psiqué. Puedo pensar mejor, tener mayor sensibilidad emocional y percibir más claramente. ¿ Está en acción una síntesis vital en la que aparece una nueva fuerza por la interacción de la atención y la conciencia que me permite ligarme a un mundo intemporal ? ¿ Porqué es que en esos momentos hay una sensación de reconocimiento y misterio a la vez ? Y el mundo, tan diferente al que experimentaba unos momentos antes, me hace sentirme invadido de preguntas.
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¿ Representan estos momentos, aislados entre largos periodos de tiempo, en los que todo parece lúcido, lleno de implicaciones y emociones, el vislumbre de la presencia de un nuevo mundo de pensamientos y emociones que corresponden a una humanidad evolucionada ?
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“ ... en todo nivel parece existir el poder de elección y en cada punto en donde aparece la posibilidad de tener atención, aparece la posibilidad de elección.”
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EL SUFRIMIENTO Y LA ATENCION
¿ Cómo es posible utilizar el sufrimiento ? ¿ Es más poderosa la voluntad humana que la naturaleza ? Las impresiones fuertes atraen nuestra atención. Esto es un factor integral en la programación de la naturaleza para la preservación y continuidad de nuestra vida. Las impresiones recibidas se encuentran en tres categorías: las que favorecen, las que resultan neutrales y aquellas que amenazan. La respuesta programada para la primera categoría encaja dentro del placer y el gozo; para la segunda, indiferencia y para la tercera, resistencia o evasión del peligro y el sufrimiento. Las impresiones que amenazan la vida y el bienestar se experimentan como sufrimiento o dolor y crean fuertes reacciones en el cuerpo y la psiqué, que corresponden a una necesidad de seguridad. El dolor, o la amenaza de experimentarlo, libera materiales potentes y sutiles que la química del cuerpo requiere para la supervivencia: para tener fuerza o velocidad de acción; para luchar o soportar. Estas respuestas afectan tanto a la química del cuerpo como a la de la psiqué y están acompañadas por valor o temor, enojo o violencia, alegría o depresión. El surgimiento de estas emociones y los cambios químicos que las acompañan, está conectado directa o indirectamente con impresiones fuertes y consumen una gran cantidad de energía. Ya que la cantidad de energía disponible en el organismo humano está limitada por su ingesta diaria de comida y aire, su evolución interna y el desarrollo de nuevos estados de conciencia depende del uso moderado de esos materiales. Las impresiones que alertan al cuerpo de un peligro, al igual que las que dan placer a los sentidos, deben ser usadas en forma económica y constructiva. En lugar de expresar o resistir reacciones a impresiones fuertes, es posible transformarlas; de ahí el dicho bíblico: “La piedra que rechazaron los constructores es la misma que ha llegado a ser la piedra angular: ésto es el hacer del Señor y es maravilloso a nuestros ojos.”6 Debe creerse que la Naturaleza ha programado al hombre, no sólo para la supervivencia, sino tambien para la posibilidad de evolución. Al darle al hombre el poder de dirigir voluntariamente su atención, la Naturaleza le ha dado el embrión del libre albedrío. El testimonio de los grandes profetas es unánime y sus vidas atestiguan ésto. Si la evolución interior ocurriera mecánicamente, no podría haber desarrollo de la conciencia y libertad, las cualidades que diferencian al hombre del animal. Al verse atraída automáticamente hacia toda impresión fuerte, la atención se dirige hacia el objeto que produce la impresión, de manera tal que su energía es capturada, absorbida en la reacción y perdida Pero, con una atención controlada concientemente, sostenía Gurdjieff, se pone en acción un proceso evolutivo diferente. 6 Nuevo Testamento, Mateo 21:42
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El sufrimiento es un complemento inevitable de la vida, aún cuando ésta no está en cuestión. El sufrimiento acarrea incomodidad, miseria o auto compasión. ¿ Podemos observar en nosotros mismos cómo las substancias de ese sufrimiento pueden integrarse en la psiqué para provocar, no violencia, sino nuevos niveles de conciencia y estados positivos, tales como el amor, la compasión y el gozo ? De acuerdo con las ideas de Gurdjieff, todas las impresiones recibidas son un alimento para la psiqué, pero sólo una pequeña porción de las que nos alcanzan, logran penetrar a suficiente profundidad como para servir a ese propósito. Aquí, el poder de dirigir la atención es crucial. Mediante la atención conciente, las impresiones son asimiladas. Gurfjieff consideraba a la atención conciente como un catalizador. La atención mecánica le da seguridad al hombre; pero la atención conciente, o más precisamente un darse cuenta, una atención que abarca simultáneamente tanto el mundo exterior como el interior, es la clave para la evolución. Su función dual es la de la supervivencia exterior y la de la creación interior. Gurdjieff proponía e invitaba a la verificación práctica de que esta atención interior cataliza un desarrollo ulterior de substancias finas que alimentan a los mecanismos síquicos y permiten una apertura hacia un nivel más universal de pensamiento y sentimiento. Este punto de vista, sostenía, puede ser estudiado y verificado a través de prácticas de autoobservación o recuerdo. La autoobservación revela que, cuando hay atención conciente, los productos del sufrimiento no estan obligados a fluir por los canales de los mecanismos de defensa, debido a que la mayoría de las situaciones que producen sufrimiento no ponen en peligro la vida o el bienestar. Cuando, mediante la práctica de una atención recolectada, aprendemos a reconocer este movimiento hacia la defensa, es posible que la facultad emocional lo redirija en tal forma que permita transformarlo en sentimiento positivo. Aunque estas substancias son demasiado finas como para ser detectadas con las técnicas actuales de análisis, la naturaleza de esta acción de atención conciente puede ser experimentada y verificada. Esta transformación demanda, ántes que nada, del establecimiento de un orden interior. En donde prevalece el caos, la acción creativa de un trabajo interior así, solo puede agregar fuerza al desorden. Como en el ascenso al Monte Análogo, es mejor escalar en compañía de un guía experimentado.7
7 René Daumal, El Monte Análogo: Una narrativa auténtica.
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“ El estado automático domina debido a la ausencia de atención voluntaria. Hay una cierta cantidad de energía disponible para la atención voluntaria, que resulta demasiado pequeña como para estudiar el proceso de la voluntad. Muchos actos de atención voluntaria producen la acumulación de una fuerza. Tal vez la voluntad debe ser vista como un estado, más que como un acto.”
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SACRIFICIO Y VOLUNTAD La idea del sacrificio, entendida como “hacer sagrado” ha sido siempre una parte importante del pensamiento occidental. En la actualidad la palabra persiste, pero se usa con mayor frecuencia en el sentido político económico como ‘apretarse el cinturón’ o la aceptación de los inconvenientes que son necesarios para el bienestar común, o incluso como una especie de arreglo o intercambio entre las partes. No existe otra palabra que connote su significado original; es por ello que debemos restaurar la palabra a su sentido primario y la usemos así, porque no es sólo una palabra, sino una idea dinámica, tan viva como siempre, aunque aparentemente fuera de época. Lo cual resulta paradójico. Si, como dice la tradición, el universo es creado, entonces todo debe de ser sagrado, debido a que su calidad deriva del Creador; de ser así, la idea de “hacer sagrado” es redundante. Pero, si de acuerdo con algunas ideas de la actualidad, nuestro universo es accidental y apareció de algún origen desconocido, entonces nada en él es o será sagrado. Al percatarnos de esta contradicción, nos encontramos con que las ideas cristianas tradicionales no nos ayudan al apoyarse en palabras tales como: “No hay amor más grande que éste, el que un hombre dé su vida por sus amigos,”8 hablando de la muerte como el “sacrificio supremo”; no nos ayudan los ritos tradicionales de sacrificio en los que se ofrece la sangre de las víctimas. ¿ Cómo puede hacerse que la vida sea sagrada mediante su destrucción, sea en el altar o en el campo de batalla ? Creo que los elementos reconciliantes entre estos dos aspectos de significado contradictorio deben buscarse en la interpretación del sacrificio como una parte escencial del proceso de la vida, más que como un acto aislado de expiación. Hay un pasaje impresionante, aunque breve, en el Evangelio según San Juan en el que dice Cristo “A menos que un grano de trigo caiga en la tierra y muera, permanecerá sólo; pero si muere rendirá mucho fruto.” (tal vez refiriéndose a los Misterios de Eleusis, ya que Felipe acababa de anunciar a dos griegos que deseaban hablar con Él. En esta frase, y en el contexto de los misterios griegos, la idea del sacrificio y la muerte se asocian con la del renacimiento y la realización. Es decir, la idea del sacrificio se asocia con la de la inmortalidad, la vida más allá del tiempo: “ántes de que Abraham fuera, Yo Soy.” Al unir el sacrificio, el sufrimiento y la muerte con el concepto de transformación y de la continuidad de la vida como un proceso total, se resuelven todas las contradicciones aparentes. La perspectiva de que la vida en sí no muere sino que es la expresión de movimiento y tranformación constante, reside en las raices de las principales tradiciones religiosas tanto en Oriente como en Occidente. Aquí, ante la perspectiva del pensamiento moderno, aparece la pregunta: ¿ Cuál es la acción de transformación que producen el sufrimiento y el sacrificio en la persona que los ofrece ? Parece que la enseñanza de Gurdjiéf es la primera de este siglo que plantea esa pregunta, ya que pone énfasis en “los trabajos concientes y el sufrimiento intencional.” Todo sacrificio implica sufrimiento, a veces benéfico, a veces no. 8 Nuevo Testamento, Juan 15:13
Lo que parece crear la distinción entre sufrimiento “útil”, fortalecedor y transformador y el sufrimiento inútil y distorsionante, es precisamente la calidad de la intención. Si no se acepta el sufrimiento voluntariamente se tranforma en amargura, así como se convirtió en sal la esposa de Lot.
29 Sin embargo, con la idea de sacrificio voluntario aparece otra pregunta. En la actualidad, el ascetismo del cristianismo medieval que se expresaba en auto laceración nos parece remoto y nos resulta sospechoso de ser masoquismo o, en el mejor de los casos, otro viaje del ego. Así, se hace importante la pregunta: ¿ cuál es la naturaleza de, y de quién es la “voluntad” que está detrás de ésta acción voluntaria ? ¿ Cual es el papel transformador de la voluntad personal en el sacrificio ? ¿ Qué es, en realidad, eso que llamamos “voluntad” ? Sabemos mucho más acerca de “voluntareidad”, con sus motivaciones egocéntricas, que acerca de la voluntad humana misma. ¿ Cómo vamos a separar la voluntad real de las respuestas condicionadas y las defensas que se forman alrededor del individuo desde el nacimiento ? Ramana Maharshi comentó una vez que el control de la atención es la meta única de todos los ejercicios y disciplinas espirituales, alineándose así con Ramakrishna quien, un siglo antes, siguió disciplinas diferentes de las principales religiones durante doce años y llegó a la conclusión de que no difieren en su escencia. También Gurdjiéff indicó que la atención es la herramienta exclusiva para la adquisición de una voluntad objetiva y no egoísta. La atención a la que se refieren no es, ciertamente, aquella que brinca de una cosa a otra, distraída por cada evento y cada asociación, ni aquella que se ve irremediablemente absorta en algún problema. Ninguna de éstas posee la actividad y estabilidad capaz de resistir las respuestas condicionadas, automáticas, que rigen a nuestra conducta. Cuando aparece el sufrimiento, éstos impulsos automáticos nos empujan a escapar; cuando aparece la necesidad de sacrificio, nos impulsan hacia la negociación o la complacencia. Sólo una atención independiente y estable puede darse cuenta del momento de la decisión y la elección, puede detectar el momento de desviar una decisión, antes de que cobre fuerza. Tal vez pueda decirse que la voluntad real es el producto de la intención y las potentes fuerzas que se liberan en nosotros debido al sufrimiento. El peligro y el sufrimiento liberan vastas cantidades de energía fina que tienen manifestaciones físicas observables: ante la amenaza de la embestida de un toro, el hombre puede saltar obstáculos que nunca libraría en condiciones normales. Cuando un niño está en peligro, la madre puede soportar días y noches sin sueño, debido a la extraordinaria energía que está presente. Pero, excepto en momentos como esos, no estamos en control de estas capacidades e incluso, no somos concientes de ellas. No están disponibles para nosotros. Todas las enseñanzas que se relacionan con la transformación conciente buscan la forma de entrar en relación con estos poderes internos. Los consejos tradicionales como: “actuar con desapego”, las prácticas ascéticas de diferentes tipos, la meditación profunda y la contemplación, son medios para alcanzar y estudiar una atención que puede transformar; es decir, una atención que puede unir al hombre con su aspiración más profunda y con el poder de resistir el automatismo de la huída al confrontar el sufrimiento. La sicología científica moderna ha empezado a estudiar aquellas áreas que son cruciales para el desarrollo de la psiqué humana y han empezado a adquirir cierta información acerca de ellas. Esta dirección interesó a Abraham Maslow y otros investigadores que han realizado estúdios sicológicos o mediciones de laboratorio para comprender los efectos sicológicos de la meditación, aunque aún no se sabe lo suficiente. En medicina, se reporta que la investigación actual ha revelado el papel que juegan algunas energías finas, como las partículas subatómicas, en los procesos de respuesta fisiológica y neurológica. Buscando más allá, la física de partículas seguramente arrojará nueva luz sobre la acción, sobre la psiqué humana, de las energías finas que entran a nuestro mundo desde el cosmos. Cuando estos aspectos de las ciencias naturales alcancen su florecimiento, es muy posible que encontremos que reafirman, en foma más lúcida y en términos contemporáneos, lo que decían las enseñanzas tradicionales acerca del verdadero papel del sacrificio. Los últimos treinta años han traído un acercamiento entre el pensamiento metafísico y el científico y parece muy probable que una nueva comprensión, confirmada por la investigación, mostrará el papel del sacrificio y del sufrimiento, como fuerzas vitales, en la cadena de la transformación y evolución de la vida.
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“ es esa cualidad esquiva ... la sinceridad consigo mismo, la que permite el contacto con ‘el ser’ ...”
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SILENCIO INTERIOR
¿ Qué sabemos en realidad de nuestra experiencia en la vida ? Experimentos de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio han comprobado que una persona privada casi por completo de impresiones exteriores, encuentra intolerable su situación después de unas pocas horas y parece encontrarse en peligro de perder la razón. Las impresiones constituyen el alimento necesario para el mantenimiento de la vida de instante en instante. Las impresiones que recibimos del mundo exterior llegan a los sentidos: olfato, tacto, etc., y, al entrar a la psiqué, se encuentran con los mecanismos de pensamiento y sentimiento, en donde crean una respuesta inmediata. Esta respuesta constituye el mecanismo de seguridad común a todo el reino animal y probablemente a toda la vida orgánica; lo familiar es reconocido, lo desconocido da lugar al temor. El impulso de la impresión es absorbido y produce un movimiento en los mecanismos del pensamiento, los sentimientos y el instinto. En el pensamiento este movimiento viene a ser una cadena de asociaciones; en los sentimientos, se convierte en un ‘me gusta o no me gusta’, en placer o temor. En el instinto produce una reacción correspondiente en la forma de acción o postura. Hay impresiones que producen acción, otras sólo movimiento del pensamiento y la emoción y otras más se almacenan en el subconciente sin que nos demos cuenta de ellas y, sin embargo, producen reacciones secundarias o subliminales. Estos movimientos que constituyen la respuesta automática y condicionada del hombre a la vida que le rodea, pueden compararse a la acción de una computadora que está programada, pero que no posee conciencia. No puede considerarse en forma estricta que las impresiones recibidas de esta manera encuentren su camino hacia la inteligencia de los centros. Aparece pués la pregunta: ¿ hay otro modo de recibir las impresiones que pueda alimentar a la psiqué en lugar de sólo producir un movimiento de tipo automático ? Es decir, ¿ puede el hombre abrirse a las impresiones en forma tal que sus pensamientos y sus sentimientos reciban una renovación constante derivada del mundo en el que vive ? Para que ésto sea posible, debemos considerar la cuestión de lo que puede llamarse “silencio interior.” Cuando la atención del hombre no es tomada por completo por los movimientos asociativos y se deja que éstos se desvanezcan, experimentará ese silencio interior. Este silencio puede ser un estado pasivo o uno acompañado por una atención activa, como cuando hay una pregunta no verbalizada para la que no hay respuesta. Dicho de otra manera, todos los datos recibidos automáticamente a través de los sentidos y almacenados en la computadora, son rechazados concientemente y se involucra activamente a la atención en un estado de pregunta contínuo. Por ejemplo, ese sería el estado de un hombre involucrado en el acto de escuchar, tratando de captar un sonido apenas audible, con todo su cuerpo, sentimiento e intelecto concentrados en un intento por percibirlo. Parece que las impresiones que se reciben en ese silencio interior no producen de inmediato una reacción mecánica que las desviaría automáticamente. Poseen una intensidad, una riqueza tal, que toca tanto al pensamiento como a la emoción y parece traer un contacto más íntimo y fructífero con la realidad externa e interna del hombre.
32 La misma sorpresa y asombro de esta riqueza inesperada pondrán en marcha las asociaciones en la computadora y, de nuevo, el estado mecánico inunda a la psiqué. Pero, cuando hay una atención suficientemente fuerte como para resistir este movimiento, las impresiones siguen conectando al hombre, vivificando su pensamiento, sus emociones y su comprensión. Al mismo tiempo él se percata de que no son sólo impresiones de tipo exterior, sino que tambien recibe impresiones interiores a través de las cuales siente interrelaciones que son imperceptibles para los sentidos. Ya no se siente aislado y separado como lo hacía ántes. Ya no está solo.
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“En estos tiempos, uno regresa siempre al hecho fundamental, lo que es la base de toda “observación”: que “Yo” y mi estado “no son lo mismo.”
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¿ QUE ES REZAR ?
s
“... in embargo, lo más importante de todo es la oración, la cuarta arma en esta guerra ....”9 En el momento en que reflexionamos acerca de la naturaleza de la oración, aparecen tantas preguntas que corremos el riesgo de detenernos antes de empezar. Sin embargo, vemos tres preguntas que pueden ser centrales en esta investigación. ¿ Qué es rezar ? ¿ Cómo podemos rezar ? ¿ A qué le podemos rezar ? Y de inmediato se nos presenta una cuarta pregunta: ¿ qué es lo que inclina al hombre a rezar ? Tal vez podamos empezar aquí. Abandonemos desde el principio la idea de la oración como súplica, eliminando la noción de orar por alguien o para algo. En este punto puede decirse que vemos a la oración como un elemento activo, más que como un estado pasivo de petición. Como un medio, no para obtener, “tener más”, sino un método activo para entrar en contacto con algo más elevado, un nivel más alto, una mente superior. Es una orden que el hombre ponga sobre todas las cosas el mandamiento universal - recordar a Dios - mandamiento del que se dice: “Recordarás al Señor tu Dios.”10 “ Porque, al contrario de aquello que nos destruye, podemos vivir seguros. Lo que nos destruye es el olvido de Dios que amortaja a los mandamientos en las tinieblas y nos despoja de todo bien.”11 Pero, ¿ qué es lo que mueve al hombre a rezar ? Hemos sugerido que, en el esfuerzo por relacionarse con aquello que es real, la oración debe ser algo más, ó mejor dicho, algo ‘diferente’ a pedir lo que sea que quiere nuestro ser ordinario: mejores condiciones de vida, más dinero, mejores amigos, fama poder, etc. Y sin embargo, vemos una y otra vez que la oración, como la experimentamos, se degrada y se reduce siempre a ésta actitud de petición. El hombre reza porque quiere algo. Quiero. Rezo. Pero ¿ quién soy “Yo” ? Y ¿ quién responderá a este “Yo” ? Nos vemos impulsados a preguntar: ¿ Realmente puede uno orar con la mente ordinaria, en un estado ordinario ? Para bien de poder rezar, yo debo ser diferente. Sabiendo que no está ahí, que no és, el hombre reza. Y empieza a ver que lo que está en cuestión no es su petición, su “yo quiero” y el “por favor dame”; tampoco es a quién le reza.
9 Theophan el Recluso, Lorenzo Scupoli, Nicodemo de la Montaña Sagrada, Guerra Invisible (traducida del ruso)
10 Antiguo Testamento, Deuteronomio 8:18
11 “Oración de Jesús” de Escritos de la Filokalia sobre la Oración del Corazón (traducido del ruso por E. Kadloubovsky)
35 Yo mismo soy la cuestión. ¿ Podrá ser que me rezo a mi mismo ? ¿ Le rezo a mi ser interno, mi ser real ? A aquello en mí que es superior a mi ser ordinario, aquello que de hecho no es ordinario sino extraordinario. Nuestra mayor necesidad es consagrar la vida siendo fieles a una realidad más profunda dentro de nosotros mismos.12 Podemos ver ahora que nuestro rezo es por nuestro derecho de nacimiento, perdido y olvidado hace mucho tiempo, si bien no del todo porque el recuerdo de su sabor está ahí, llamándome, recordándome. El hombre desea no rezar como desearía en su forma ordinaria de ser; desea, más bien, entrar en un estado de oración. Empieza a comprender el acto de rezar. Hemos sugerido que la oración es un estado, un estado activo, no un “pedir” pasivo. Lo vemos como un proceso activo, un proceso que tiene lugar en aquel que reza. Este punto de vista no es desconocido, aunque ciertamente no es popular. “ La práctica de la Oración de Jesús es la realización tradicional del precepto del Apóstol San Pablo: ‘reza siempre’....13 Se ha señalado que “la Oración de Jesús ... es ... un intenso proceso activo y un intento científico por cambiar a aquel que reza.”13 Pero el problema es ¿ Cómo ? El ejercicio espiritual basado en la Oración de Jesús, conocido como Hesicasmo, se conforma de tres aspectos. Primero, “se repite la oración oralmente un número especificado de veces al día,” en silencio y aislamiento. Después, “se repite silenciosamente en la mente un número mayor de veces durante el día o la noche” y, finalmente, “se le hace descender al corazón, usando el ritmo de sus palpitaciones.”13 Por lo dicho antes, veo que debo traer a la oración algo en mí que pueda corresponder con aquello que quiero. Para bien de iniciar el rezo, debo estar centrado primero. Debo tratar de no ser atraído por algo exterior, es decir, por algo que no corresponda con mi meta, mi oración. Así, orar presupone un orden interno, un deseo real. Yo quiero. Sí. Pero ahora soy yo el que quiere. Mi Yo superior. Ya no es ello lo que quiere o desea. Yo quiero. Y yo rezo. Ahora puedo comprender que el acto de rezar es algo que está más allá de mi ser ordinario. Veo que no es mi cuestión lo que interesa, sino yo mismo en el acto de rezar, que es ésto lo que puede ayudarme para lo que pido. La oración, como todo en el universo debe ser sostenida. Y soy yo el que la sostiene. La oración sin mí, sin mi ayuda, deja de ser oración. En el camino de la auto perfección un hombre no debe holgazanear por un instante. Si deja por un momento de trabajar en sí mismo, resbalará hacia atrás.14 12 Hugh L’Anson Pausset 13 Philokalia, La Oración de Jesús 14 F. Ud-din Attar, La Conferencia de los pájaros.
36 Mi vida es muerte, pero podría vivir en la oración. ¿ No es ésto lo que busco ? Ese estado de oración, de amor, en donde estaría en contacto con todo lo que és. Con la idea de mantenimiento podría empezar a comprender, desde mi restringida forma de ser, algo del trabajo de Dios. Algo en lo que podría servir. Porque es a través de mantenerlo como puedo permanecer en un estado de oración. La vida del Universo y las leyes de la creación existen gracias a ese mantenimiento.
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“ ... nada se desperdicia ... “
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TRABAJO: LA DIMENSION INTERIOR
Una vez dijo el Sr. Gurdjiéff, “Cuando se ejercite, hágalo como un servicio para toda la humanidad.” ¿ Qué es lo que quiso transmitir ? Cuando me pregunto, “Cómo puedo hacer mi esfuerzo para toda la humanidad ?,” veo que no sólo es demasiado pequeña la escala de ese esfuerzo, sino que también hay una dimensión superior, una implicación más profunda, incluso en el esfuerzo personal. Esa implicación mayor, aparentemente fuera de mi alcance, debe incluirse, realizarse, en el esfuerzo de mi trabajo; de otra manera éste no corresponderá a un “trabajo de escuela.” ¿ Qué es esta dimensión superior ? No hay palabras que la expresen porque no puede ser percibida directamente por los sentidos. Sin embargo, sí hay momentos en que la percibe una atención interna. Ésto lleva a preguntas: ¿ Qué es mi “escencia” ? ¿ Qué es el “ser imperecedero” ? La escala de mi trabajo es la de mis acciones, la de mis respuestas internas a la vida, en cada momento. Tales respuestas proceden principalmente de mi “personalidad”, definida por el Sr. Gurdjiéff como aquéllo que se ha adquirido en el transcurso de la vida: “aquéllo que no es mío”. Como la mayoría de mis acciones se basan en lo que no es mío, resultan débiles, cambiantes y yo me doy cuenta de ello. Pero en una crisis, ante un peligro, Yo soy fuerte; todo mi ser se involucra. Hay fuerza y poder en la escencia cuando la demanda es suficiente como para tocarla. Es como si se tocara otra dimensión de mí mismo, las profundidades mismas de mi ser. ¿ Cómo alcanzar esa profundidad ? ¿ Cómo vivir y ser guiado por la conciencia y no por la conveniencia ? Necesito vivir con esa fuerza interior y lo que veo es que todo el tiempo soy un esclavo de mis reacciones automáticas. Parece que esa incapacidad para alcanzar mis posibilidades más profundas se debe al resultado de la Ley de las Octavas. Empiezo a colectar mi atención, a concentrarme, pero siempre llego al mismo punto. Luego algo llama mi atención, un pensamiento, un recuerdo o, incluso, el darme cuenta del estado de tranquilidad que tengo y de nuevo me encuentro envuelto en pensamientos. Así que requiero de una disciplina, de un entrenamiento que involucra tres aspectos. Un ejemplo sencillo de ésto sería: Quiero ir a Europa el próximo año y decido aprender francés, así que me compro un diccionario y una gramática y me pongo a estudiar. Pero después de poco tiempo encuentro que no avanzo mucho, mi entusiasmo se debilita, me digo a mí mismo que no tengo tiempo suficiente para estudiar y, cuando lo tengo no dispongo de la energía adecuada para hacerlo. Esto quiere decir que estoy en un “intervalo” ... hago mis libros a un lado. En este momento, si quiero continuar de manera efectiva, debo encontrar una escuela o, por lo menos uno o dos compañeros que den el estímulo para el estudio. Me encuentro entusiasmado otra vez y, otra vez, llego al punto en que es difícil continuar, ya que no escucho el idioma en mi vida diaria. Finalmente llego a Europa y ocurre éso. Ahora puede lograrse un dominio completo del lenguaje. Este es un ejemplo de la disciplina de escuela. Debe tener tres aspectos, tres “dimensiones internas” de niveles diferentes. Una es el trabajo en mí mismo, la segunda es el trabajo con otros, el grupo; la tercera es el trabajo para la escuela, “para la humanidad.” Estos tres aspectos juntos garantizan que el intervalo (debido a la Ley de
39 las Octavas) sea superado en cada caso y que el trabajo continúe en forma efectiva hasta alcanzar la meta. Pero, ¿ es así de fácil ? - En la práctica no, ya que los tres aspectos son simultáneos; éstas tres dimensiones internas están interconectadas y deben actuar una sobre las otras para obtener un resultado. Así que no se puede trabajar solamente en una, en otra después y luego en la última. El Sr. Gurdjiéff lo expresaba así: “el trabajo debe ser para Ud., para el grupo y para mí” (o sea para la escuela). Puede empezar por cualquier aspecto, pero debe desarrollarse pronto hasta abarcar los tres. Cada línea implica sufrimiento: sufrimiento por ver lo que soy, mi nadidad; sufrimiento al trabajar con otros, viendo que no nos comprendemos unos a otros sino en forma superficial, que nó nos amamos, que hasta decimos cosas maliciosas a sus espaldas; sufrimiento por nuestra pasividad y nuestra complacencia y, por último, sufrimiento por la condición humana, por aquéllos que están inmersos en la miseria, la pobreza, el crimen, la ignorancia. Es el sufrimiento el que produce la interconexión con otra dimensión, con profundidades interiores. Es esa cualidad esquiva, la sinceridad conmigo mismo, la que produce el contacto con el “ser”, la verdad que anida en mi mismo. Y así, el sufrimiento de cada aspecto del trabajo de escuela trae no sólo dicho sufrimiento, sino también un gozo sutil, porque conocer la verdad, comprender, siempre traen consigo un sentimiento positivo: “El amor nace en el espacio que rodea al pensamiento.” Debido a que existen estas tres dimensiones ocultas, Gurdjiéff compara una escuela con un monasterio que visitó en Asia y que tenía tres patios: en el más exterior se encuentran los que pertenecen al círculo exotérico; en el medio, aquellos del círculo mesotérico y en el interior, los del círculo esotérico. La reja del círculo exterior conecta con la vida ordinaria; es el sitio en que se pone a prueba a los novicios. El patio medio está en contacto directo con los círculos externo e interno. Con los que están siendo puestos a prueba y con aquéllos que saben, los que ya han pasado por la disciplina. La vida allí es dura; los del patio intermedio están “entre dos sillas”, despiertos a muchos defectos propios y aún no en armonía consigo mismos; incapaces aún de vivir desde su escencia. En el patio más interno hay profundidad: tanto ser como comprensión; armonía y conocimiento; acciones dirigidas hacia una meta.
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