Acerca Del Conocer y La Ciencia Ander Egg

April 3, 2018 | Author: Katzumy Lizbeth BO | Category: Knowledge, Certainty, Reality, Science, Truth
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Filosofía de la ciencia Ander Egg...

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Acerca del conocer y la ciencia Datos para referencia bibliográfica: Ander-Egg, Ezequiel. (1996). Técnicas de investigación social. 24ª edición. 7ª reimpresión. Ateneo. México, D.F. 1996. Capítulo 1.

Editorial el

2. La relación sujeto-objeto (p. 21-22). Por último, y como derivados de los problemas de las relaciones del hombre con la realidad y las formas de relacionarse con la realidad, se nos plantea el problema de la relación sujeto-objeto como dos miembros o elementos de la relación cognoscitiva. La cuestión de la relación sujeto-objeto es un problema básico de la teoría del conocimiento y decisivo en la formulación de las ciencias y las tecnologías sociales. La relación; entre estos dos miembros es el punto de partida de toda teoría del conocimiento. No hay pensamiento ni conocimiento sin la exterioridad de aquél que conoce. Sin embargo, ¿puede el sujeto ponerse frente a la realidad „con total prescindencia de ella?, ¿el sujeto se desenvuelve con total independencia del objeto?, ¿hay un dualismo entre el sujeto y el objeto?, ¿existe plena autonomía del sujeto frente al objeto?, ¿todo lo que no es sujeto constituye objeto de conocimiento? Éstas son algunas de las cuestiones que el debate actual trata de responder, sin embargo, a efectos de este trabajo podernos introducir sintéticamente‟ el tema del siguiente modo: Decíamos que el hombre no escapa de la realidad por la especulación filosófica o científica; en consecuencia, el sujeto está siempre implicado en esa realidad. En cuanto sujeto, el hombre nace y se desarrolla en una matriz sociocultural, de ahí que la creatividad, la producción el conocimiento y aún el trabajo son expresiones sociales, o si se quiere, son un producto histórico. Sin embargo, el hecho de que el hombre –el sujeto cognoscente esté implicado en la realidad no significa que la sociedad y la naturaleza se reflejen mecánicamente en el pensamiento y que el pensamiento sea totalmente pasivo frente a la realidad. El hombre, por sus modos de trabajar, de conocer y de ser, es capaz de trascender las circunstancias, aunque éstas siempre instituyen un condicionamiento. Y aquí se nos plantea una nueva cuestión si el sujeto está implicado en la realidad, ¿hasta qué punto es posible conocer sin actuar?... Esta manera de comprender las relaciones del hombre con la realidad (naturaleza y sociedad), y la medición de los modos de conocer, no lleva a un nuevo nivel en „nuestro análisis: la dicotomía del conocer y el actuar, de la teoría y la práctica o bien la dualidad sujeto-objeto parecen ser supuestos inadecuados para el abordaje de la realidad. Por el contrario, el conocer‟ y la ciencia se nos aparecen como incierta, como parte de las formas y de las relaciones del hombre con la realidad. Sujeto-objeto no están solamente uno frente al otro: se implican y se exigen mutuamente. Constituyen momentos dialécticos de un mismo proceso. Esta forma de comprender al hombre en su relación con la realidad no es habitual. El ponerse en esta perspectiva exige con frecuencia una ruptura con los modelos tradicionales de conocer en los cuales la razón humana ocupa el centro y las leyes y categorías mentales se convierten en categorías y leyes del ser.- Nos cuesta mucho

incorporar un modelo con preeminencia del ser sobre el pensamiento, habituados como estamos a atribuirle al pensamiento un papel predominante en el conocimiento. Como resultado bastante claro en este análisis, el problema del conocimiento está para nosotros estrechamente ligado al problema de la realidad o, para ser más precisos, de cómo nos relacionamos con esa realidad. Aquí, a modo de conclusión del problema de las relaciones sujeto-objeto, resumiremos la cuestión, en dos proposiciones:  

el sujeto de conocimiento es el hombre social en las condiciones reales de existencia sujeto-objeto son dos polos de una realidad en relación dialéctica.

El conocimiento parece ser la resultante de unas interacciones que se producen a medio camino entre el sujeto y el objeto, y, por tanto, que dependen de ambos al mismo tiempo, pero a causa de una indiferenciación completa y no de unos intercambios entre formas distintas. Jean Piaget

5. Las formas del saber: saber cotidiano y saber científico (pp. 11 – 14). Todos los hombres poseen mayores o menores conocimientos según el grado y modo de participación en la totalidad de la cultura. En todos los hombres existen saberes, pero por las formas o tipos de conocimientos pueden discernirse dos modos:  

el saber cotidiano el saber científico. Se saber, pues, de manera natural por el solo hecho de vivir, y se sabe científicamente cuando existe disposición de conocer con arreglo a ciertos procedimientos.

Saber cotidiano Es el saber o conocimiento que se adquiere en la experiencia cotidiana. Se trata de conocimientos inconexos entre si, a veces superficiales, constitutivos por una yuxtaposición de casos y hechos. Es el modo común, corriente y espontáneo de conocer “que se adquiere en el trato directo con los hombres y con las cosas, es ese saber que llena nuestra vida diaria y que se posee sin haberlo buscado o estudiado, sin aplicar un método y sin haber reflexionado sobre algo” (1). Su contenido es “la suma de todos nuestros conocimientos sobre la realidad que utilizamos de una modo efectivo en la vida cotidiana y del modo más o menos

heterogéneo (como guía para las acciones, como tema de conversaciones, etc.). Existe –añade Séller en otra parte de su ensayo- un “determinado mínimo de saber cotidiano”). ¿Cuál es ese mínimo?, pues, la “suma de los conocimientos que todo sujeto debe interiorizar para poder existir y moverse en su ambiente”.... Según las épocas y los estratos sociales, cambia el contenido y extensión del saber cotidiano (2). Este saber „cotidiano‟ se caracteriza pro ser superficial, no sistemático y acrítico. Cuando decimos que es superficial no es en el sentido de frívolo, insustancial o ligero, sino de que se conforma con lo aparente, con lo que comprueba en el simple pasar junto a las cosas. Se expresa en frases como “porque me lo dijeron”, “porque lo vi”, “porque todo el mundo lo dice”; para este tipo de conocimiento el criterio de evidencia inmediata, es suficiente. Otra característica que se atribuye al saber de la vida cotidiana, es el de ser no sistemático, tanto en la forma de adquirirlos y vincularlos como en el modo de establecer cánones de validación. Se limita a percibir lo inmediato a través de experiencia, vivencias, estados de {ánimo y emociones de la vida diaria, permaneciendo a nivel de certeza sensorial. El mismo sujeto organiza las experiencias y conocimientos de un modo no sistemático. Decíamos que también es a-crítico, puesto que apoyado „sólo en la evidencia inmediata, sólo percibe la epidermis de la realidad‟. Los conocimientos del saber vulgar pueden ser verdaderos o no, lo cierto es que la pretensión de serlo no se plantea de una manera crítica o reflexiva. Como ya se dijo, es un conocimiento que está a nivel de certeza sensorial, o sea, un saber que pueda decir acerca de lo que pasa, pero no porque pasa lo que pasa. Sin embargo, debemos tener en cuenta que en nuestra época el saber cotidiano está penetrado por el saber científico. Se trata de algo reciente que se ha verificado paralelamente a la difusión de los medios de comunicación de masas. “El saber cotidiano acoge (o puede suceder que acoja), ciertas adquisiciones científicas, pero no „el saber científico‟ como tal. Cuando un conocimiento científico cala en el pensamiento cotidiano, el saber cotidiano lo asimila englobándolo en su propia estructura..., estos saberes científicos están implicados “en el pragmatismo del pensamiento cotidiano... hay informaciones y conocimientos científicos que forman parte de la cultura” (3). La ciencia crece a partir del conocimiento común y le rebasa con su conocimiento: de hecho, la investigación científica empieza en el lugar mismo en que la experiencia y el conocimiento ordinarios dejan de resolver problemas o hasta de plantearlos. Mario Bunge

Saber científico En su práctica social el hombre se enfrenta a una serie de problemas que no puede resolver con los conocimientos corrientes, ni por sentido común. Por otro lado, para el hombre que (naturalmente desea saber, como decía Aristóteles, o le basta la captación de lo externo, ni el sentido común, puesto que existen fenómenos que no se captan en el solo nivel perceptivo. Es preciso superar la inmediatez de la certeza sensorial del conocimiento vulgar y espontáneo de la vida cotidiana: hay que ir más allá del conocimiento ordinario. Este salto -que no supone una discontinuidad radical en lo que hace a la naturaleza, pero sí en cuanto al método- conduce al conocimiento científico. Entre un tipo de saber y otro hay una separación que no es cualitativa sino grado; lo diferenciador no está dado por la naturaleza del objeto de estudio, sino por la forma o procedimiento de adquisición del conocimiento. Entre uno y otro tipo de conocimiento no hay una “ruptura” radical en lo que hace a contenido, tema, sustancia o verdad. Sin embargo, hemos de advertir que esta afirmación sólo es válida para el campo de las Ciencias Humanas (al menos en su estado actual de desarrollo). En las ciencias físicas y químicas existe una ruptura entre el conocimiento vulgar y el conocimiento científico. Volviendo al sólo ámbito de las ciencias sociales, diremos que el corte o diferencia radical reside fundamentalmente en que el saber científico se obtiene mediante procedimientos metódicos con pretensión de validez, utilizando la reflexión sistemática, los razonamientos lógicos y respondiendo una búsqueda intencionada. Para esta búsqueda se delimita el problema que se estudia y se proceda a un análisis e interpretación de todo lo estudiado. En suma: el conocimiento científico es resultado de una tarea de investigación que se vale del método científico. Ni la veracidad, ni la naturaleza del objeto conocido, son notas esenciales que distinguen uno y otro conocimiento; lo que las diferencia es la forma de su adquisición, el modo y los instrumentos del conocer. Saber, por ejemplo, que él río Paraná se ha desbordado no constituye por cierto un conocimiento científico, aunque sí pueda ser un conocimiento verdadero y comprobable. Afirmar, pues, que la ciencia es el único camino de acceso al conocimiento y a la verdad, no es más que una expresión del fetichismo cientificista. Por otra parte, un mismo objeto –una montaña, un cultivo, una determinada comunidad o las relaciones entre padres e hijos- puede ser motivo de observación tanto de un científico como de un “hombre de la calle”. El conocimiento científico no guarda una diferencia tajante, absoluta, con el conocimiento de la vida cotidiana y su objeto o sustancia, como lo hemos dicho, puede ser el mismo. “en el saber vulgar hay muchos escalones y los superiores confinan con el saber científico, por lo menos en sus formas más humildes. Por otra parte, lo que ahora denominados saber vulgar, por lo menos para el hombre de ciudad, está impregnado de nociones científicas o pseudocientíficas que han ido pasando insensiblemente al uso de todos, organizándose espontáneamente en lo que suele llamarse verdades de sentido común” (4). El conocer científico (a diferencia del conocimiento de la vida cotidiana compuesta de saberes yuxtapuestos), pretende relacionar de manera sistemática todos los conocimientos adquiridos acerca de una determinado ámbito de la realidad. Digresión acerca de la distinción entre el nivel sensorial, conceptual y abstracto del conocimiento. En América Latina algunos autores, en mayor o menos medida tributarios del pensamiento marxista, suelen distinguir tres niveles de conocimiento: nivel sensorial, nivel

conceptual y nivel abstracto en donde sitúan el conocimiento racional científico; otros se limitan a distinguir entre conocimiento sensible y conocimiento racional.... Lo mencionamos porque es algo vigente. Sin embargo, queremos llamar la atención sobre algunos aspectos. La forma en que ha sido presentado este problema de los niveles del conocimiento, parece apoyarse en una concepción dualista del hombre: habría un conocimiento sensitivo, no penetrado por la inteligencia y habría un conocimiento racional, incontaminado de lo sensitivo... Creemos que este corte no existe: lo racional está penetrado y apoyado en lo sensitivo no prescinde de lo racional. Una segunda crítica está dirigida a los trabajadores sociales y sociólogos que utilizan estas distinciones, pero que no pasan nunca a un nivel de pautas operativas que sirvan para investigar o para actuar. No digo que esta distinción deba ser abandonada, pero con este esquema se ha trabajado a un nivel de teorización que no sirve, porque en metodología la abstracción sin referencias operativas conduce a la elaboración de “metodologías”, o de libros sobre “métodos” que apenas tienen eficacia práctica, cuando no producen un verdadero caos y “cacao” mental en quienes desean hacer uso de ellas... Se trata sólo de una digresión que es una invitación a la reflexión; no es una análisis crítico de esta distinción, sino del modo cómo lo están usando algunos.

6. Saber-doxa y saber-episteme (pp. 29-30). Esta distinción entre el saber-doxa y el saber-episteme, nos parece más fundamental que la distinción ya tradicional entre el conocimiento vulgar y el conocimiento científico. El antecedente más lejano lo encontramos en Platón, pero hoy esta distinción ha sido retornada por una de las más profundas pensadoras contemporáneas, Agnes Séller. Según Platón la doxa u opinión es apariencial y se contrapone a la ciencia y al Saber verdadero. La recta opinión es el sentido común, pero no un saber cierto. Para Séller la “doxa no puede ser separada de las acción práctica, en ella está única y exclusivamente su verdad. Pero no en la praxis como totalidad, y ni siquiera en un conjunto relativamente grande de acciones, su verdad, por el contrario, se muestra cada vez en tipos particulares de acciones concretas conseguidas”. Por el contrario, la episteme “no constituye nunca un saber relativo a una sola cosa, sino que es un saber sobre una cosa en relación con otras cosas (conjuntas). Esta actitud no es práctica, sino teorética. Conocer un fenómeno en el plano de la epísteme no significa simplemente poder reaccionar ante él (o bien saberlo producir), sino conocer la conexión que lo liga a otros fenómenos, captar el puesto que ocupa en el sistema de otros fenómenos...). Mientras la doxa, como el saber cotidiano, es indemostrable e irrefutable en sus datos y preceptos, la episteme –como saber de la ciencia- posee un “doble sistema de referencia. Por un lado (sus verdades) deben ser válidas en la realidad (praxis) y por otro deben ser situables dentro de un determinado sistema cognoscitivo (5).

7. Supuestos del conocimiento científico El conocimiento científico, como ya se explicó, va más allá del conocimiento ordinario, desborda la apariencia y trata de indagar las causas de los hechos que considera. En otras palabras: pretende alcanzar la esencia de los fenómenos y los hechos. Para ello se estructura sobre algunos supuestos:       

el conocimiento es posible; este es el principio que da por sentado tanto el hombre común como el científico existe un mundo objetivo y la realidad tiene una contextura independiente del conocimiento que el hombre pueda tener de ella de esa realidad se puede afirmar algo de sus propiedades estructurales y relacionales, que se captan por una serie de procedimientos y por la imaginación es intuición del hombre esta realidad es la base y el punto de arranque del conocimiento, en consecuencia el conocimiento científico queda acotado al terreno o ámbito de la realidad como la realidad es devenir, la esencia del conocimiento científico ha de ser descubrir los hechos y fenómenos en el devenir de la realidad el conocimiento científico procura establecer una conexión universal de los fenómenos para que el conocimiento tenga carácter científico, es necesario elaborar instrumentos que garanticen y controlen la validez de los conocimientos adquiridos. A la luz de estos supuestos, los conocimientos no aislados, sino incorporados a un sistema, constituyen una ciencia. Examinemos ahora brevemente qué se entiende hoy por ciencia.

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