Acelera, un poco más
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Descripción: Una motera y un viajecito tranquilo en moto, hasta que una morena, provoca que le viaje deje de ser tan tra...
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Doscientos kilómetros en moto en pleno mes de agosto y son las doce de la mañana. Sólo a mi se me puede ocurrir. Si por lo menos hubiese seguido mi primer instinto, no estaría achicharrándome. Pero no, la vocecita de mi madre y su; "En moto siempre con ropa que te cubra", me hizo pasar de los short cortos y las sandalias, para ponerme jeans largos, zapas y la chupa. Poco me gusta darle la razón, pero cuando la lleva se la tengo que dar. "Cariño, no van a tener más piel en tu cuerpo para injertarte. Van tres veces ya" En realidad son más, hasta cinco veces que he sido intervenida, pasa que ella desconoce las dos restantes. ¿Para que hacerla sufrir? Ya lo ha sufrido mi culo bastante. Comienza el tráfico, ¿como es posible que la peña no madrugue más para evitar esto? Vale que yo vengo de un peñazo pueblo, cuya máxima diversión es la piscina pública, pero estos de la capital, ¿como estando aquí al ladito de la playa no madrugan y se lo evitan? Masocas, seguro les gusta llegar el lunes al trabajo y decir aquello de "Niño, no sabes como iba la autovía. Atascada de peña para la playa", a lo que su compañero responderá, "Con la caló que hace, merece la pena todo". ¡Joder!, ¿a caso un día de playa dejar de ser un día de playa sino coges atasco? Que les den, mientras no me jodan yo me cuelo por donde sea. Que ganitas de libertad tenía. Vaya dos semanas soporíferas estoy teniendo. El pueblo, mi madre, el resto y yo, conmigo misma. Esta última parte, si que ha sido heavy. Paso hasta de darle más vueltas. La soledad ayuda a conocerse. ¿Te quieres ir por ahí? La soledad acaba con tu autoestima, no hace mas que encontrarte defectos. Y digo yo, así como para mi misma, ¿sólo de eso tengo? "Algo bueno tienes, cariño" ¡Horror!, mi madre de nuevo. En cuanto me llamó aquella mañana lo supe. Serían dos semanas muy aburridas. Pero muy, de muy. "Cariño, estarán tus primos, lleváis mucho tiempo sin veros" " Si, muchísimo tiempo. Exactamente un mes que no los veo" "Fue la boda de Esteban, es diferente" " ¿Por que?" "Porque, pues....es una boda, no es el pueblo" "No veo la diferencia, salvando el lugar" "Aquí pasasteis vuestros mejores veranos" "¿Quien lo dice?" "Lo digo yo, que lo vi. Venga cariño, si además te viene bien" "Ujum, ¿para que?" "Estas haciéndolo y yo me estoy callando"
"¿El que?" "¿Esto?" "¿Que es esto?" "Valeria" "Así me llamaste, ¿y?" "Eres desesperante y hasta me haces dudar que seas hija mía. Te lo pondré masticadito como te gusta. Vendrás al pueblo, no hay más discusión" Y al pueblo que me fui. Llevo días en el y la condenada no es capaz de soltarme. "Mañana me voy a dar una vuelta" "Ay, Díselo a la prima Solé, quería que le dieses un paseo en moto" "A la prima....¿pero es que soy el recreo de todos?" "Que son tus primos" "¿Y yo de ellos no?" "Dios mio...ya estamos" "En el pueblo, si...¿o no?" "Valeria" Jajajaja, si no hubiese sido por esos ratitos. Pues no me dio la gana. ¿Donde voy yo con Solé? Ella es todo lo contrario a mi y además, paso de volver a explicarle el porque me atrae más una mujer que un hombre, su culpa que a la vez un millón que se lo explicaba, no lo cogiese de una vez. ¿Me meto yo con el complejo coneja que tiene ella? Treinta y seis años y cuatro hijos, ¿que guinnes quiere ganar? Bue, esto se va petando de coches. Jejeje mola ese perrucho. Di que si, desafía las leyes físicas, pero ten cuidado lo mismo no puedes volver a cerrar el hocico. ¡Café!, mi cuerpo empieza a pedírmelo. Quinientos metros y paro en Don Pascual. Mare, cuantas veces habré parado en este bar. Vasos y tazas ultra usados, pero un café de primera. De esos que ya en pocos sitios saben ponerte. Con su cremita y su espesor, su justo de corto. La boca agua se me hace, intermitente y un expresso por favor. ¿Que narices hace la MariPepe? Se me ha cruzado la muy im...."la boca, cariño" Dios, o logró desconectar del modo mamá o me muero. - Lo siento ¡Será perraca! Con pedir disculpas no basta, ¡joder. Casi me hace salirme. Pues al bar llego primero, que para eso voy en moto. Acelerador, embrague, de tercera a cuarta con un toquecito y jejeje sonríe si, pero te he pasado y yo puedo aparcar en la misma puerta. ¿Pero por que me pita? Ah vale, cuatro niñas en un coche camino a la playita. Ganas de fiesta, que llevan.
¿Son cuatro tías o cinco? Ey, Ey...cuidado que me paso. Esto también está petado de peña, el café que es buenisimo, si es que.... ¡Ja! He llegado primer. Toma pitada guapa que voy a meter. "¿Te quieres comportar cariño?" Mamá, abandona mis pensamientos, por favor te lo pido. Cagó en.....pitaron ellas primero. Fooh.
### Jejeje, ganas de juerga llevan las niñas. Anda, al final son cuatro. Monada de niñas, ains. A treinta años no llegan seguro. Ni a caso hecho, las buscan más distinta. Que rica es la diversidad. Rubita, con carita de niña, “descartada”, castaña con carita sargento, “mega descartada”, mechas californianas, mitad morena mitad cobrizo y carita agradable jejeje es la conductora, “ultra descartada” por vaciletas y como no, la morena con carita de...de....de nada porque la condenada se mueve más que un chinche y así no hay forma. ¡Mi café! Si es que me pongo a ver niñas y ya no se ni que hago. ¡Dios! Ha sido intentar andar y los jeans han crujido. Que asquito calor inhumano. ¿Le echó el candado a la moto o no? Jejeje miralas, para el bar que van liandola. Lo heavy que es, lo mucho que me gusta oír reír a la gente. Yo no se como hay sosainas que algo así les puede amargar, será la envidia. A mi me gusta, van las cuatro pasándolo bien, se nota la complicidad de lejos. Eso no puede amargar a nadie o por lo menos, no debería. Ahora se ríen, que se le olvidó algo en el coche a la morena y la conductora no la había cerrado. Si hija, si. Mejor cierra el coche y...y...no seas tan malaje morena. Con gafas y sombrerito, no podré verte la carita. ¿Como será? ¿Y a mi que más me da? Como siga aquí parada al final me adelantan para el café. Tiene pinta café sólo. Si. Me gusta el sombrerito-Morena mirame- Nada que pasa de mi, pues pa,dentro que voy. A ver como te las apañas dentro del bar para que yo no pueda verte la carita. Consentida soy, y es algo de siempre. Pero es que jolines, ya me ha despertado la curiosidad. Me gusta como viste, shorts cortitos salmón, camisa blanca y el sombrerito. Mirame morena, ¿si? La madre que la parió. No ha servido de nada que ralentice mis movimientos. Pasa la californias y conductora. - Hola, buena moto Y me saluda entrando al bar. Salada y simpática es. Pasa que esta descartada. - Jejeje, una maquinilla si- le contestó a su espalda. Que la californias, ya va camino de su café cortado con hielo. - Calor para ir en moto, ¿no? Me pregunta la segunda y ojo, no es ninguna pregunta. Es la sargento y como sargentona que es,
dictamina sin pararse a escucharme. Esta va caminito de su café con leche. Y detrás de ella, espera un momento. ¡Dios, la morena!. ¿Donde está la morena? Agh...¿como es así conmigo? No sigue a sus amigas, habla por teléfono y ni siquiera lo hace de cara a mi. ¿Que te he hecho yo morena de mi alma? - Motera Me habla la rubia de cara dulce y tiene un deje madriles que me encanta. - Dime - ¿Pasas o esperas a derretirte? Lo dicho, son un grupo la mar de simpáticas, aunque una de ellas, me prive de su carita morena. - Hecho, ¿seguro ya han pedido tu bombón con hielo? - Hey ¿como lo supiste? Jejejeje angelico criatura. De mirar niñas también se aprende y si eres lesbianilla, hasta te hacen ganar estos puntacos a favor. - Lo dice tu carita. - Huy, sabiendita la motera- me contesta la niña y sólo puedo pensar. No lo sabes tu bien rubia. - ¿No esperamos a tú amiga? - ¿Lucía? Bua...estando al teléfono olvídate. Lucia, la dueña del sombrerito oculta caritas morenas, se llama Lucía y gana puntos para que su café sea, solo y corto. Lo que significa, que lo toma como yo. ¡Tiritiriti! -Motera, entras o no? ### Entre sí, que yo había parado en ese bar, para tomarme un café no para estar pendiente de una sombreritos. Deje que las niñas se fuesen a su aire a la barra. Que no soy yo ninguna lapita, por mucho que las niñas sean de arte; graciosas, simpáticas y cafeteras. Perfectas para echar un café y más tarde unas cervezas. Pero no. Yo no había salido del pueblo a hurtadillas de mi madre, para relacionarme, lo había hecho en busca de libertad. Pasa que, fue poner un pie en el bar y cagarme en todito. "Dile que yo estoy muy bien. Que nunca he estado mejor.Si piensa que tal vez me muero, porque ella no esta, que va. Dile que al final de todo, se lo voy a agradecer.Aunque pensándolo bien, mejor dile que ya no me ves" Sonaba el canta penas mayor de la historia, Franco de Vita, haciéndome regresar a mi realidad. Puedo apretar a todo lo que da, el puño de mi moto, que no llegaré lo suficientemente lejos como para que una simple y penosa canción, me hable de ella. Asquito vida por favor. Mira que no habra cancioncillas para poner que me tienen que poner esta. Y mira si soy un ser extraño digno de estudio, que me pongo y significando lo que significa el asquillo canción, la tarareo.
Jejeje, ains. Ahora me da la risa, con el coraje que le daba a ella que hiciera eso. Pero que quieres que te diga maja? Las canciones estan ahí, que tu no sabes que te estan taladrando la penilla cabeza con ellas, pero están ahí, forman parte de ti. Me cantas; "no me gusta que a los toros te pongas la minifalda" y veo a mi Tía Concha dándolo todo en la verbena del pueblo, si me cantas; "adiós mi España querida te llevó metida en no se donde", veo a mi madre fregando platos, que me cantas; "amiga mia no se, que decir ni que hacer para verte feliz" y veo a Sonia. La dueña del primer beso que robé. Porque los besos a las niñas bonitas hay que robarselos. Tratar de que no se lo esperen, una gracieta, una sonrisa y te lo robé. Me lleve tú beso. Después cerraras los ojos y el beso proseguirá o no, tú vida enredada a la roba besos, proseguirá o no, pero el recuerdo de aquel beso que te robaron una de tarde mayo, ese si proseguirá en tu recuerdo. Ya estamos, una penilla canción y a mi me da por echarle cuenta a cosas sin sentido alguno o si que lo tienen, pero hay que pararse a buscarlo y no tengo tiempo. Mi madre ya tendrá breado mi móvil a mensajes, dije que gastaría dos depósitos de gasolina antes de regresar a sus faldas y llevó sólo medio. Me queda mucha costa por recorrer. Mejor, me acabo los dos expressos que he pedido. Jejeje vamos, como si sombreritos se lo fuese a tomar conmigo y me pongo en marcha. Morena, al final me marchó sin verte la carita. No has entrado y a mi no me quedan excusas para seguir en este bar. Mala eres conmigo, niña. Claro que, valiente novedad. Te creía distinta sombreritos. Pero como todas, me pones la miel en los labios y me la retiras como si fuese alérgica. Y me encanta la miel y no soy alérgica. Tres euros que dejo en la barra, saludo a las niñas, jejeje saladas son y aire. Tengo gasofa y asfalto por quemar. Que hago aquí parada? Pues nada, entretenerme con la maquinita de bolas para niños. Te fastidias, también te quejabas porque comprase estas bolas. Pues mira que te diga, no eran para mis sobrinos, eran para mi jijiji. Tiritiri! Me ha tocado el cochecito rosa, que monada por favor. No, bola sólo una. Es algo que debo cumplir. Un bar, una bola y ni una más. Ahora si, vuelvo a saludar a las niñas que me estaban mirando sonriendo, ni idea de por qué, chupa al hombro, casco en mano, bola al bolso y...y si yo ahora fuese una persona sería e interesante. Me pondría a recordar alguna película en blanco y negro narrando la similitud de una pedazo escena de esa peli con lo que me está pasando ahora mismito, quedaría mega interesante, pasa que lo interesante es lo que uno ha vivido, no lo que ha visto fingir vivir, podría hasta dar mil detalles de como la luz se colaba por la puerta, de la canción que sonaba en el justo momento en que ella abrio la puerta o mil cosas más. Pero, para que? Basta con decir que se me pararon los pulsos cuando vi su carita. Y que obstaculizandole la entrada sin querer, tararee; " Si alguna vez fui sabio en amores, lo aprendí de tus labios cantores. Si alguna vez amé, si algún día después de amar, amé, fue por tu amor, Lucía, Lucíaaaaa" No había nombre más bonito para esta niña, un sentido ole pa la madre que la parió y le puso nombre. - Muy original, motera. Me dejas pasar?
Ni voz más pierde sentidos, tampoco.
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Cagó en la madre que quiso bajar pa,bajo cuando lo que quería era subir pa,rriba. Me he pasado el desvío, he tenido que pillar otro y el resultado es; que me como todo el atasco. Tiene pinta de accidente. Normal, si le da a la peña la manía de ir chupando culo, pues en cuanto hay un frenazo, zaca!, golpe y ahora retención de la leche. ¿Y quien tiene todita la culpa? No del golpe sino de que yo me equivocase? La morena "sombreritos" Jejeje, si es que no lo puedo evitar. Me ves así de primeras y seguro que piensas; "date, que mala hostia debe gastar" pero luego soy un cachito pan. Pasa que, si en mitad de una puerta, entre el, entras tu o salgo yo, me encuentro una niña, morena ella con sombrerito pijin, gafas y vacilandome, pues mal empezamos. Porque las ganas de jugar me pueden y si me pueden, me pongo a jugar. Ella un paso a la derecha, yo uno a la izquierda. Ella que suspiro, yo que sonrio. Paso de ella, ahora a la izquierda, paso mio a la derecha y tirititi! Volvimos a casi chocar. La tenía enfrentito mia y suspiró. Se cansa pronto mi sombreritos, es algo que aprecie fácil con su protesta. - Me dejaras pasar? "Me enseñas tus ojos?", no me llegó la caradura lo suficiente para preguntárselo, pero ganitas no me faltaron. Es muy mediterránea sombreritos. Pómulos marcados, amplia mandíbula y labios gordotes. Sería y estirada, una sobradilla acostumbrada a que le cedan el paso. Pasa que, dio conmigo en vez de con la clásica "les" caballerosa. "Miércoles, malditos roedores" Este tipo de opiniones sobre las lesbianas con pluma, tampoco le molaban nada. Oyes! Cada vez, salen más cosas negativas, al final, la mia madre tendrá razón, lo que mal empieza, mal acaba. Pues según esa teoría, a "sombreritos", es mejor ir olvidandola. Porque ante su pregunta, cadera a un lado, retirar gafas con sumo sex-appeal, quedarme prendada de sus negros ojos, denotar hastío, quedarme enganchada de toda su carita "mala hostia", bufar por la nariz, quedarme enganchada de su mano jugando con las gafas, ojos en blanco, y espabilar yo. No fue muy buen comienzo. Menos, si le contesté: - Para entrar, primero hay que salir, morena. No debió gustarle el morena, porque abrió su pierna hacia la derecha, formando el ángulo de la feminidad y se cruzó de brazos. Venía réplica, pero viniendo de una cara tan bonita, poco o nada me iba a molestar. "Nací en el mediterráneoooooo" Cara más bonita, mare. - Yo entraba antes que tu salieras, motera. Jajajaja, con auténtica maldad pronunció el motera. Una cosa ni medio normal. No sólo era una
cara bonita, también era una malaje a la que le gusta jugar. Lo vi, en la pequeña sonrisa que broto de sus labios, cuando a mi se me desencajo la mandíbula. "No seas mala mujer conmigo, niña. Que vengo de mucho sufrir" Y más aún, cuando se agachó un poquito, que una es de estatura bajita y sombreritos me saca un palmo, y me susurró: - Donde las dan, las toman. No pude más que hacer, lo que en mi es innato. Canturrearle, mientras le cedía el paso. - Vuela esta canción para ti, Lucía, la más bella historia de amor que tuve y tendré. Y el motivo de que le eche la culpa, de estar atravesando dos carriles de retención, fue su contestación a mi cansineo por Serrat. - Pesada Otro susurro e iban dos. Ay niña, mala eres conmigo! Porque fue un susurro de los que paran pulsos, de los que te hacen olvidar nombre, fecha y lugar de nacimiento. Porque lo hizo cerquita, porque pude olerla y porque, sobre todas las cosas; me despertó al bebecito. Ese que estaba dormido, cansadito dd tanto llorar. Que daría yo, por robarte un beso? No hubo más, yo volví a mi moto, a mis ansias de libertad y a equivocarme de desvío. Por eso estoy ahora aquí parada, entre dos carriles, esperando que un de los dos coches que tengo delante, tengan un poco de consideracion y me dejen pasar por medio. Tiritirititi! Oído cocina, despejado para mi. Embrague, pisada, primera metida y en marcha. Un kilómetro de gloria y estoy igual, atascada entre dos. - Motera, creí que tú lo tendrías más fácil. La conductora con más arte de mi historia, llamaba mi atencion y mareeeeee, la niña del sombrerito estaba sentada a su lado. Tirititi! Juro que desde este momento, adoro los atascos que te detienen al ladito de un coche, cargadito de niñas con arte.
#### Me da la risa, porque el momentazo es para descojonarse de la risa y no poder atender las instrucciones del señor Guardia Civil. ¡¡Viva España!! Todo ha sido de lo más comedia italiana. Dona mechas californianas o conductora del todo terreno más cargado de arte de la historia, volvió a vacilarme- Motera, creí que tu lo tendrías más fácil- Que le ha cogido gusto la niña, y me esta despertando el bebecito mimoson. Ese que gusta de robar otro tipo de besos, pasa que estoy pegada a su coche, que tengo las tetas de la carita dulce a un centímetro de mi boca y que "sombreritos" pasa de mi boca y de los pechos de su amiga, porque ningún caso nos hace.
¿Que como he llegado a esta situación? Facilito. Mechas californianas me dio conversación y una que gusta de hablar con niñas simpáticas, me puse y le explique que con una moto, tipo naques, con el arcén ocupado por una grúa y los coches cerrándome el paso, milagros no puedo hacer, ni mi moto se puede convertir en avioneta de repente. No me miro naita y si lo hizo, no pude yo verla. Que mala es mi sombreritos. Con el tráfico detenido, todas me hablaron menos ella. Ella sólo móvil, suspirar y picotear con sus dedos el apoya brazos. Pero de mirarme naita y mira que yo lo di todo y fui simpática como la que mas. Por eso, supongo, cuando el tráfico empezó a rodar lentito y al poco paramos, mechas californianas me llamó y tuve que mover mi moto en sentido contrario para acercarme nuevamente a ellas. - ¿Ya me echabais de menos? Jejeje, se rieron. Todas menos una, y no hace falta decir quien fue. Ella sólo negó con la cabeza y como no, volvió a su móvil. - Toñi, tiene super prisa. ¿Has visto como esta la cosa ahí delante? Me preguntó "mechas" y supe quien era Toñi al señalarla y ésta sonrió. Toňi es la rubia carita dulce y dueña de las dos tetas que cada vez tengo más cerca de mi boca. - Para mi, ya se esta clareando. Pero hay dos coches atravesados y están los pikoketos, os queda un rato. - Joder, mi madre me mata. Resultó que la madre de Toñi, dueña de las tetazas que amenazan con comerme la boca, tiene un restaurante-hotel y las niñas, iban a alojarse en el. Pero, Toñi debía llegar a tiempo para echarle una mano en la cocina, para las comidas del medio día. Sin rumbo como yo estaba y con la prisa que ella llevaba, me ofrecí a llevarla sin más. Pero la niña no había montado en moto nunca antes y además, aseguraba tenerle miedo. - Ains, si quedan apenas veinte kilómetros. Mechas fue la primera en animarla y lo agradecí, porque un Guardia Civil caminaba entre los coches y me dio en la nariz, que venía para mi. - Es sólo una moto, vamos ya. La sargento prosiguió con los ánimos y yo empecé a repasar mentalmente la documentación de la moto, porque el guardia venía directito a mi. Itv pasada, si; seguro en vigor, si; permiso de conducir, si y hasta ahí, llegó mi repaso, porque la niña más malaje que puede haber, paso un segundo de su móvil para tocarme lo que ni tengo ni en consecuencia me cuelga. - ¿Noto cierto miedo? Jajajaja, guasa tiene "sombreritos" y lo peor es que no pude contestarle. El Guardia llegó hasta mi y por la cara que traía, estaba muy quemado. - ¿Todo bien? Me preguntó intentando sonar amable, pero Chacho, me da que el chaval iba no quemado sino
quemadisimo. - Si, sólo es...pues...es... ¿Que podía decirle? Mire, esta todo bien, sólo que he conocido a estas cuatro niñas y de las cuatro, hay una que me llama mucho de muchísimo la atención. ¿Pues no ves que no? - Si no tiene ningún problema, mejor inicie la marcha. Creo que algo similar dijo el Guardia, pasa que cuando el hablo, yo estaba prendadita de una sonrisa, roba almas. La de sombreritos mofándose. - Si, se sube la niña y me marcho. Nada malo dije, nadita de malo había en tan sólo ocho palabras. Pero no pareció verlo así, Lucia. Mi sombreritos. Porque su sonrisa se esfumó y como no, volvió a su móvil. Toñi al fin se decidió, nerviosa bajo del coche, nerviosa llego a mi moto, nerviosa se me presentó y muy nerviosa se subió a la moto. Tanto, que cuando quise bajarme para cogerle el casco, se pego a mi como una lapa y no me dejaba moverme. Pero el guardia, ahí seguía. - ¿Pueden aligerar? Y este es el motivo por el que los pechos de Toñi, están rozando mi boca. Si me bajo es capaz de tirar la moto y tampoco es que me deje moverme, con lo cual, sólo me quedo girarme y a tientas buscar el casco. Juro que ninguna mala fe hubo en mis movimientos, que a Toni, carita dulce, no le estoy mirando los pechos con ninguna intención y que Lucía, es una malaje de mucho cuidado, porque aún no haciéndome caso, me está fulminando con la mirada. “Mala eres conmigo, niña”
### Veinte kilómetros hasta el Hostal Trinidad, con las costillas aplastadas. Como para no acelerar, Toñi, la niña carita dulce no le tiene pánico a las motos, le tiene terror y mis costillas aplastadas por sus brazos dan fe de ello. Conseguí que la niña llegase a tiempo para ayudar a su mami y su mami es, del dulce lo más dulzón. En cuanto llegue con su niña me invito a un vinito. Blanco y bien fresquito. Me introdujo en su cocina, y cualquiera que haya trabajado en una, sabe lo importante que es ese lugar para un cocinero. Pasaba la quinta década de largo, un poquito gruesa y rubia como su niña. Otra niña más, a la que robarle un beso. Se movía con auténtica destreza y estoy segura, que sabría cocinar una zarzuela de pescado con los ojos cerrados. Muy suelta, coqueta y simpática, hizo que el tiempo a su lado pasase rapidísimo hasta que las otras tres niñas llegaron. Broma de la conductora, como no. De nombre Isabel, Isa para todo el mundo incluido yo. Ella
misma así me lo pidió. - Llámame Isa, que Isabel es como muy serio. Y de ella, Trini así me habló: - Isa es las más bicho de las cuatro. Nos ha hecho cada trastada. Pero luego es un encanto de niña. A través de Trini, supe que las reuniones familiares en verano, no son sólo cosa de mi familia. Las cuatro niñas con arte pa aburrir, eran primas, no podía ser de otra forma. - La mía, Toñi, es la más pequeña y claro lo ha aprendido todo de las otras tres bichos. Pero ya la estas viendo, es una trabajadora nata como yo. Hasta ahí, yo la escuchaba hablar tranquila y con sonrisa boba en la cara. Era tan bonito escuchar el orgullo con el que hablaba de su hija y sobrinas, que olvide lo que recordé, cuando ella me hablaba de la sargento, Carmen. - Carmen es muy mandona, te podía mentir pero es que es así. Y le va en el cargo, es militar, todo el día luchando por igualar e incluso superar a los hombres, hace que seas la más seca de las cuatro. Porque eran cuatro y justito en ese momento lo recordé y la recordé. Mi morena sombreritos de nombre poético, era su sobrina y como con el resto, de ella algo me diría. Pasa, que las tres habían entrado a la cocina a saludar y ella, en su línea de "mala eres conmigo", no lo hizo. Supongo que un móvil de ultimisima generación lo impidió. - ¿Que te estaba yo diciendo? Me preguntó y tuve que morderme la lengua para no saltarle con -me hablabas de mi morena- si la malaje no había entrado y la mujer no se acordaba de que me hablaba, yo debía enderezar la conversación a mi favor. - De tus cuatro niñas- ahí, toda disimulada se lo deje caer y ella dejo de mover el caldo de las paellas, para mirarme sonriendo. Guapa y salada es. A ti, te tengo que robar un beso. - Ay, ¿no te estoy aburriendo? Otra mordida de lengua para no gritarle un no. Primero no podía aburrirme, porque esa mujer podía contarte el menú de su carta tres veces que las tres le prestarías atención; segundo porque me hablaba de cuatro ....error...de tres niñas de lo más simpáticas y tercero, porque me moría por saber algo de Lucia, la cuarta, muy malaje pero hasta ahora que no se, si es simpática. Que no se puede juzgar a la primera y que un poco más y me caigo de la encimare donde estaba sentada. Mi morena entró en la cocina en ese preciso instante. Lo guapísima que es, no tiene nombre. - Tía, no se si me quedaré a comer y....vaya, ¿sigues aquí? El vaya y el sigues aquí, no era para su tía, ni para los dos pinches, ni para el fregaplatos. Era pa mi. La mua. - Pero Lucía Salto su tía y oye, mucho malaje, mucha divinidad pero a su tía la respeta a base de bien, porque sombreritos se sonrojo y procedió abrazar a su tía. Estaba cantado, pelota para corregir sus malos
modales. Díselo tu, Trini. Que mala es conmigo. - Jajaja, de las cuatro está es la malaje. ¿A que no me equivoco? - Jejejeje- río su tía y adore ese momento. Lucía me miro tras su tía y fue un auténtico subidón. Ay niña, a ti empiezo a querer robarte más de un beso. - Dile que no, la motera es una enteradilla. No fue lo que dijo, fue el cómo y fue como volvió a pasar por mi lado y me guiño, antes de marcharse. Niña, devuélveme el suspiro que te has llevado contigo. - Aysh- no pude evitar que se me escapara el suspiro que Lucía se llevaba. - Ay Lucía- suspiro también Trini y yo no pude, más que canturrear. - No hay nada más bello, que lo que nunca he tenido. Nada más amado, que lo que perdí. - Perdóname si hoy busco en la arena, una luna llena que arañaba el mar... Jejejeje, ay. Eso pensé yo, ay...porque no me dio la gana aguantarme mas, porque de mi morena de nombre Lucia no pude saber más, y porque de un salto baje de la encimera, me acerqué a ella y ¡Tirititi! Le robe un beso de su mejilla. Ella sonrió y un poquito se sonrojo. Te quedas aquí con tus sartenes, con tus comandas y sobrinas, pero yo me llevo el beso robado por una desconocida a la que invitaste a un vino y quedó prendadita de tú amabilidad y simpatía. Tocaba marcharse y acelerar. Aún me quedaba depósito y medio de libertad. Pasa, que al salir, tras despedirme de todas menos una, esa una fumaba enfrentito de mi moto. “No me tientes mas, niña”
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¿Decir que se me pararon los pulsos? ¿Que me faltó el aire? ¿Que me dejo tiritando? ¿Que no sabía si tiritaba de frío o de auténtico calor? Soy incapaz, de precisar que fue primero. Si que se me pararán toditos mis pulsos o la respiración. Pudo ser la respiración. Ya me faltó cuando la vi apoyada en la pared fumando. Era para morirse mirándola. El maravilloso ángulo que formaban sus largas piernas, la pose increíblemente femenina de sus brazos y el cigarrito sostenido entre sus dedos. Chula y altanera como es, me mantuvo la mirada. Chula y vacileta como soy, se la sostuve por igual. Hasta que el envidiado cigarro tocó sus labios por última vez. "¡Ay canalla!, tú le robas los besos que yo deseo". Y ella lo lanzó al suelo apagandolo con la punta de sus manoletinas. No se que hizo en los siguientes momentos, se lo que yo hice. Me apoye en mi moto con la vista fija ahora en la colilla aplastada, colilla manchada por su carmín y sonreí recordando, cuando siendo una moca, miraba los ceniceros llenos de colillas y siempre eran los manchados por carmín, los que llamaban mi atención. Esta claro, que ya siendo medio moco, la feminidad me perdía. Cigarros blancos, hoy se que de tabaco negro, manchados por carmín rojo. "Ay, pena de mi, fiel devota de la diosa feminidad". No fui consciente de más, hasta que unas blancas manoletinas, resguardando los pies de unas piernas de infarto, me impidieron seguir mirando la colilla. - Llévame fuera de aquí. Fueron las exactas palabras que pronunció Lucia, antes de subirse a la moto. No espero contestación ninguna de mi parte. Fiel devota, obedecí. Me subí en mi moto, cogí el casco y antes de arrancar, ni pude recuperar mis pulsos, ni la respiración. Lucía, con el casco ya puesto, se aferró a mi cintura, como si esa, fuese nuestra natural postura. En ella no había miedo, temor, ni nada por el estilo. - Arranca, motera. La suave caricia que dejo en mi abdomen pronunciando estas palabras, me hicieron sonreír. ¡Canalla eres niña!. Arrancando, no pude evitar tararear: - La vida en un minuto no pasa tan deprisa, por si acaso disfruto. ¡Corre que me da la risa! Acelera un poco más, porque me quedo tonto y vamos muy lentos. Y acelera un poco más.. La risa que brotó de su garganta y traspaso su casco y el mio, me hizo apretar el puño, disfrutándolo como una enana. Llevaba a mi morena apretadita a mi, tenía medio depósito de gasofa y una carretera sin rumbo por la que seguir. ¿Que más podía pedir? Una sola cosa, que mi madre no entrase ahora en la habitación y subiendo las persianas, me dijera: - Hora de despertarse, cariño. Porque si esto es un sueño, ni a mi madre le perdonaría que me despertase. No la conozco de nada y ni falta me hace. No se que quiere de mi y ni falta me hace. Que vengo de mucho sufrir y
ahora, ahora sólo quiero vivir. ¡Tirititi! Elegí la antigua carretera, descartando la autovía y sus atascos. Los kilómetros rodaron por curvas trepidantes, grandes paredes de piedra de milenarios barrancos, alguna que otra mini,mini catarata, prácticamente seca y un vertiginoso paisaje de verde y mar. Sin rumbo marcado, recordé un pequeño mirador, desde donde se podía disfrutar de la visión de una parte muy coqueta de la bahía. Puedo prometer y prometo, que fue un puro impulso, que no trate de impresionarla, ni de ganarme ningún tipo de punto con ella. Lo hice por puro placer. Pero ella ea una malaje y a esas alturas, empecé adivinar, que ésta niña, podía alargar mi sufrimiento. Detuve la moto a la orilla del mirador, no hacía falta bajarse de ella para disfrutar de las vistas. Lucía no se despegó de mi espalda, sólo la sentí ladear su cabeza y apoyarla en mi. No se el tiempo, en que permanecimos así, unidas mirando el mar. Hasta que la niña, volvió a pararme toditos mis pulsos, reafirmandome en lo malaje que es. - Muy romántico motera. ¿Pero sabes que?- hizo una pausa que me erizo enterita. La malaje se había pegado aún más a mi, tras retirarse el casco. Sus manos bailaron en dos caricias en mi estómago y tuve que pisar fuerte, uniéndome al suelo con necesidad de una toma de tierra- No busco en ti romanticismo sino todo lo contrario. - Ya- fue lo único que pude contestar. Tarde en procesar sus palabras porque mis sentidos se empeñaban en sentirla. Maldecí el casco que me privó de su aliento jugando en mi oreja y de su cabello rozando mi mejilla. - ¿Podrás o me he equivocado contigo? Bien, vale, bueno, correcto. La niña, sus palabras y su forma de acariciarme bajo la chupa, me dieron la clave. La niña quiere cañita y yo se la iba a dar. No me quedaba más, que acelerar un poco más. ###
Se me va la fuerza por el pensamiento- Quiere cañita y yo se la voy a dar- Vamos y vamos. Si no soy nadie. Me ves así, con pinta malota rematada con motaca "pepinazo", pero luego unos bonitos ojos, un cuerpazo y una voz rota, y me quedo en naita-Que soy mu chica y esta niña es mu mala-. Debo pensar en la forma de darle cañita. Podría ser caña de azúcar, pero fue enseñarle el Mirador y la niña, lo tachó de romántico y romántico no lo quiere- Lo bien que hilo los pensamientos, es una cosa asombrosa-otro tipo de cañita, seria- Ay mami, que no lo veo claro-Que yo creía esto sólo pasaba en las películas. Pero aquí estoy, llevo amarraita a mi cintura a una niña pa,morirse, que me dice que no me ha buscado para que le enseñe la bahía. " Por la Bahía, por la Bahía, yo quiero ser marineroooo, por la Bahía" Canturreo de puro nervio, Diosito mio. Piedad! Si no quiere romántico, que quiere? Dos golpes en mi casco y uno en mi estómago. Detengo pensamiento, para pensar en ello. What? Me lío y si me lío, me pierdo y si me pierdo, recibo una palmada más fuerte en mi estómago. Si yo estoy conduciendo y no me he dado una palmada, quien ha sido? Ta,clarito; La niña. Si ha sido la niña, que quiere? Caspitas! Si no le habló, como lo puedo saber? Espabila Valeria, que de ser una película de trama ardiente, se puede convertir en una película de Alfredo Landa, con suecas y todo. - What hapennes? Pero que hago? Por qué le preguntó en Inglés? Lo más heavy, es que no puedo ni excusarme diciendo que me di al Hachís y así quedé. - Jajaja, eres un caso tu!- me dice Lucía y no lo sabe ella bien. Por suerte, mis brazos no me fallan cuando la escucho reír. Empiezo a adorar su risa, es sexy y si es sexy yo- Stop-. Será mejor no pensar en los próximos instantes- Hay un restaurante, me escuchas Motera?- me pregunta? Juraria que algo me pregunta, pero entre que llevó casco, que ella también y que cada vez que la escucho o me parece escucharla, aceleró mas, no hay forma de escucharla. Vamos, que escucharla si pero que...- Oh por favor, vuelvo a enredarme-. Lo más sensato es bajar la velocidad y alzarme el casco. No niña! No te me aprietes más, que soy mu chica y de fácil impresionar. - Dime!- le digo, porque tal y como voy, mejor hablar poquito hasta que se me pase la impresión. - Hay un restaurante muy coqueto, en la Loma Dos Montes, tienes hambre Motera? Ay! De ti mucha, Morena. Pero, me da que por esa clase de hambre no me preguntas. Soy yo, que ya lo veo todo en modo pasión. - Morena- hago una pausa, echandome hacia el arcén. Acaso quería cañita lomo de cerdo? Me hará perder la cabeza. Ya tú lo verás. - Dije Motera- la malaje aprovecha mi pausa, no dejándome continuar. Y claro, freno la moto y me giro hacia ella. Dios, es bestial sentir como mi cintura gira entre sus brazos. Finos y delgados,
blanquitos y seguro suavecitos, ains..me derrito toda y vuelvo a intentar construir una frase. Vamos campeona tu puedes. - Morena- y vuelvo a parar. Tengo sus ojazos a centímetros de mi. Cuanta es la distancia que hay entre dos cuerpos en moto? Alguien tiene un metro por favor? - Motera- la muy...me muerdo los labios, aprovecha mis pausas para darme otro tipo de cañita. Y van tres. En cuanto me queje airedamente, las número. - Fooh- esa es mi penita queja. Si lo he dicho, o es pensado? Es igual- Que soy mu chica y ella es mu malaje-. - Jajaja, que?- me pregunta con su boquita. Ay la boquita de la morena. Es Purita tentación. - De...pues...pues- eso es. Ahí voy bien, toca ganar tiempo para una sola cosita. Disfrutar de los ojazos que dios le ha dado y de su boquita. Como era aquel couple o tango? Dame el humo de tu boca. Anda, que así me vuelvo loca. Corre que quiero enloquecer de placer, sintiendo ese calor del humo embriagador que acaba por prender la llama ardien...Valeria por tu madre breandote el móvil a mensajes, reacciona. - Motera- se vuelve aprovechar de mi pausa y para que nos vamos a engañar, en esta ocasión no protesto. Me quedo calladita y aguanto el escalofrío que siento, cuando la canalla juega con la cremallera de mi chupa y sigue- Te gusta la música. Uhm....eres una compositora, no mejor, eres una escritora que huye de lo convencional y clásico. Te gusta llenarte de experiencias, por eso coges tú moto y viajas sin rumbo. Me gusta- hace una pausa, la misma que hacen mis pulsos cada vez que habla. Es tan rota su voz, no se si fumara o es que anoche estuvo de juerga, sólo se que oírla gemir de placer debe ser algo absolutamente brutal- Quieres una canción?- me pregunta y penita de las dos. Ni yo puedo contestarte niña, ni tu tendrás contestación- ¡Despierta ya, responde! ¡Despierta ya, responde! - Jajajaja- río a pleno pulmón. No sólo es una cara bonita, no sólo es una malaje, es que es simple y llanamente, de arte- Que tienes hambre y quieres ir a ese restaurante. Correcto? - Siiiii, motera. Aceleras?- me pregunta y sus ojos brillan. Le gusta la velocidad, o le gustará mucho el restaurante o se le habrán irritado. Que se yo? Lo que si se, es mi nombre, y va siendo hora de que lo conozca. - Me llamo Vale- sus dedos en mis labios no me dejan terminar de pronunciar mi nombre. - Motera, así te llamas- me dice y sus ojos brillan más, sus dedos tiemblan en mis labios y muy zopenca seria yo, si no notase, la emoción que destila toda ella. Si pa ella sobra motera, con motera me quedo, si quiere que sea escritora, para ella lo seré y si quiere acelerar amarraita a mi, dejando atrás lo que sea, que le haga entre abrir la boca intentado no llorar, acelerare hasta quedarme sin puño. Y eso hago, beso sus dedos y ella acaricia mis labios antes de agarrarme de la chupa con esa misma mano. La distancia que no medimos se acorta y ella apoya sólo un segundo, su frente sobre la mía. Cuando la retira, de mis labios brota un beso, que impacta de lleno en su mejilla. Ya te he robado un beso niña y ni cuenta te has dado. Este me lo guardo, muy escondidito.
Nombre, fecha y emoción. Mi niña morena. Trece de agosto del 2013. Si quieres olvidar, acelero un poco más.
### El destino no siempre es tan hijo de puta como se le supone. Hay ocasiones o momentos, en el que nos da unos instantes de tregua para decidir. Cuando le robe el primer beso a mi bonita niña y me gire en la moto, me concedió ese instante de tregua. No hay que ser una lumbrera para darse cuenta de que la morena huye de algo y para esa huida me ha elegido a mí. Puede que en su escape yo acabe convirtiéndome, no en la heroína que la ayudo a escapar sino en la victima que utilizo. Tuve minutos, para no ponerme el caso, no meter primera y no apretar el puño. Podía haberlo hecho igual, tomar la salida del cambio de sentido y devolverla al Restaurante de su tía- Lo siento, niña. Yo ya sufrí lo mío por otra niña-. Así que, no. No podré culpar al destino, si por esta niña, nuevamente acabo rota. Porque me puse el casco, metí primera y aceleré, no dirección al restaurante de su Tía, sino al coqueto Restaurante de la Loma. Haciéndolo, fue inevitable para mi, canturrear aquello de- Y en los árboles escucha voces de tiempos remotos, ha elegido caminar, hacia lo salvaje- En la moto, soy yo mi propia radio, vamos que si. Lo curioso, lo increíble y por lo que se, que me equivoque, es que cuando detuve la moto y ella se bajo, canto: “No tenéis ni idea de lo alto que puedo volar”. Oh si, rotita acabaré, pero- Que me quiten lo bailao-. Esta niña se sale y si quiere volar, volaremos y del hostiazo que tenga que ser, ya hablaremos. - ¿Entiendes la letra o la elegiste al azar?- me preguntó Lucia, esperando a que apagase la moto. De pie y a punto de retirarse el casco. Escuche su pregunta, la entendí y hasta tenia respuesta adecuada para ella. Pero no la di al momento. Desde el momento, en que decidí obedecer al destino, me prometí vivir el tiempo que durase a su lado, dejándome llevar sin echar mas cuentas. - “Cariño, volverás a salir escaldada”. - “Lo se, Mami. Pero ¿sabes que? Esta vez, lo elegí yo” Alguna vez, debo mirarme en un psicolocos el porque mantengo conversaciones mentales con mi Mami. Ahora no, ahora mejor sigo con mi morenita. No le di la respuesta, porque lo que me apeteció en esos momentos, fue deleitarme de purito placer, viendo como se retiraba el casco y retocaba su melena. Auch, tridimensional. No me había fijado en el melenon que tiene Lucia, es de anuncio. Una matita de pelos, brillante a tonos y de seguro, huele genial. Pero sus ojos- Ay tus ojos, morenason muy canallas y pronto se dio cuenta de lo mucho que me gusto su pelo. - Responde, motera. No seré yo, la que se queje de la voz de mi morena, me da igual oírla decir lo que sea, pero del
motera me estaba cansando y así se lo hice saber. - Motera como anónimo para una escritora en busca de emociones, no esta naita mal. Pero prefiero un nombre común- no lo iba a dar yo, para eso mi madre me puso Valeria y no era plan, hacerle un feo cambiándomelo a estas alturas. A mitad de respuesta, ya habíamos dejado la moto aparcadita y asegurada y ambas, caminábamos tranquilas hacia la entrada del Restaurante. Que heavy puede ser la vida, ¿qué no? Me hallaba ahí, con una morena de impresión, a la que prácticamente acababa de conocer, con la que apenas había intercambiado unas frases y en ninguna de las dos, halle incomodidad. Caminábamos pegaditas, tanto, que nuestras manos se rozaron en mas de una ocasión, sin que ninguna se extrañara o retirase su mano, charlando como si nos conociéramos de toda la vida y el hecho, de que en nada, compartiera mesa con ella, con solo nuestra presencia y dos copas de vino, no me ponía nerviosa, ni mucho menos tensa- No elegí la canción al azar. - Cada golpe que le dieron, era una cuenta atrás- recito Lucia adelantándose dos pasos, para después girarse y caminar de espaldas- Triste y por desgracia tan real….Uhm…- camino con un toque aniñado, su cabello revoloteaba y no se cuantas veces, yo suspiraría lo mismo “que bonita eres, niña”- ¿Qué te parece esto? Antes del aperitivo, debes hacer lo mismo conmigo. - ¿Darte golpes?- le pregunte con guasa y su respuesta, me sorprendió. Aunque, no tanto. - No…forjarme una vida.
Ninguna de las dos dudamos en que elegir. ¿Dentro o fuera? ¿Comedor o terraza? Mi niña morena fuma y yo, lo hago de vez en cuando. Encima, la terraza tenía unas vistas increíbles. ¿Para que dudar? Sin hablarlo, sincronizadas y sonriendo sin saber muy bien por qué, dejamos los cascos en la misma mesa. "Ay mare, niña. Si hasta nos gusta lo mismo". - Siempre has tendido a exagerar- oh no. Mi madre en mi cabecita. Apuntar nota, quizá deba adelantar visita a psicólogo. - Mirala Mami, es bonita hasta decir basta. - Ya exagerabas en mi vientre. Unas patadas que vamos y vamos. Deja de creer que hablas conmigo y estate atenta a lo que te dice. ¿Como iba a tener yo más de un hijo si tú me das trabajo por veinte? Era hora de callar a mi madre, carraspear y sentarme toda pachorra. Había decidido estrellarme o lo que tuviera que pasar, ¿cierto? Pues sin mariconadas. - Cariño, habla bien que no cuesta nada- mi madre, no hay forma de callarla. ¿Y lo bonita que es mi madre? No, eso para otro momento. El destino me dejó eligir y yo elegí acelerar, pues haría como cuando pongo a mi moto a todo lo que da. Disfrutarlo. Así que, sin más me senté y ¡ay mami!. Que sonrisa más canalla tiene. - Eso es, tú ponte cómoda que yo voy al baño. Ojo al dato, la niña se iba al baño, yo también soy niña, ¿cumplíamos con los topicazos e íbamos juntas? Pues va a ser que no. Me quede ahí sentadita, bichee si cogía su móvil y no lo cogió. Uff, primer escollo superado. Si la niña quería que yo le acompañase en su huida, estaba feo que delante de mi careto,cogiese el móvil y se fuera con el al baño, seguro a hablar con quien huía o de quien huía. - Ya te has montado la película, tú solita. - Mami, por favor. Abandona mi mente. - Ay si, que se me pega el arroz. Lucía marchó camino al baño y mare, que largas son sus piernas. Desde las manoletinas que llevaba hasta el inicio de su corto pantalón, te da tiempo a sufrir un ataque de ansiedad y/o desnucarte de tanto girar el cuello. Pensar en su móvil, me hizo caer en la cuenta, de que su bolsito, pequeño como un neceser, estaba en mi bolso. Caer en ese detalle, me hizo sentir una punzada bipolar. Por un lado, ese cómodo gesto de compartir bolso me recordó a alguien, en quien no quiero pensar y después, esa confianza me hizo sonreír más. Lucía podía ir de femme fatal, pero con estos gestos, su máscara caía.
Mare, que jaleo tenía en mi cabeza. Y ahora que mi madre, no se colaba en mis pensamientos y que Lucía no estaba presente. Hice lo que siempre hago cuando me hago la picha un lío. Y esto es una expresión, muy vulgar pero muy recurrente, juas. - Mami - Valeria, la madre que te parió que fui yo y sin epidural. Llevo desde que te fuiste llamándote y mandándote mensajes. ¿Para qué quieres el móvil? ¿Para oírlo sonar? Estaba por llamar a los Hospitales. ¿Pero a cuales? Mi madre y su ataque hacia mi persona, duró un tiempo más, el suficiente hasta que la tuve que interrumpir. A este paso, Lucía regresaría y ella seguiría hablando sin parar. - Mami escuchame. Estoy bien. - Ay dios...entonces si es grave. Valeria que cuando tú dices que estas bien, es todo lo contrario. - Que no, que de verdad que estoy...- quieto parados, si continuaba la frase por esos derroteros, no me creería- Prestame atención. Cogí la moto, tú sabes, necesitaba oxígenarme, salir, quizás pensar - Valeria al grano, que me está entrando un yo que se...¿seguro estas bien? - Que si, uff.... - Y faltaba el uff. Escuchame ahora tu. Coge la moto y vente ahora mismo para acá, que vea yo que estas bien. - Madre mía. - Esa te lo está pidiendo, si. - Mami, me voy a pegar un hostiazo. Eah..ya lo he dicho. Confesé mis temores y el grito de mi madre, o mejor dicho su eco, dicen que aún se escucha por Ayamonte. Por decir un pueblo. No podía dejarla seguir gritando y diciendo mi nombre hasta en arameo. Pobrecilla mi madre y los continuos disgustos que le doy. - Es una frase hecha. Que me voy a meter un hostiazo pero que no - Valeriaaaaaaa Por el eco de su segundo grito, dicen que tembló el Himalaya. Debía reconducir la conversación y además, hacerlo ligerito, Lucía no tardaría en regresar y ya ves tú que imagen. Mucha motera, mucha moto pero llorándole a mami, a la mínima. - He conocido a una niña y - Traela pa,ca que yo la vea. - Estoy en la costa. - Donde quiera que estés. Ains...los sofocones que yo me llevó contigo, no están pagaitos con nada. - Si no la conozco.
- ¿No has dicho que si? - Ufff - Madre de dios Valeria. Madre de dios. - Ella...yo que se...me ha elegido. - ¿Para que? Ay dios mío. Vente para acá ahora mismo. Se ha acabado la discusión. - Y yo vengo de sufrir. - ¿Tú nada más? Por la golfa esa sufrió aquí todo el mundo, hasta el cura. - Me estoy liando. - Así naciste, si. Con el cordón liado y así nos ha ido contigo. - Mamá Joder. - Jajaja, si es por no ponerme histérica. Que te vengas ya para casa. - Que no. - Que te digo, que si. Le decía, me decía y al final quedó la cosa medio clara. - Que la vida son raritos y a veces,sólo hay que dejarse llevar. Pues, lo haría. Por la morenita que volvía con una botella de vino y dos copas, lo haría y si me llevo otro hostiazo, que me quiten lo bailao.
### Ésta morena mare, puede derretir al más pintado. Botellita en mano, dejó las copas en la mesa, con ese aire que gasta, que a mi me nubla. Se sentó a mi lado sonriendo, sonriendo sirvió el vino, sonriendo me entregó mi copa y sonriendo, brindó conmigo. El resultado de tanta sonrisa, fue que yo me quedase con mi copa en alto, imitando su sonrisa como pava y mirándola como abducida. Obvio, la morena paso a sonreír divertida y me dijoMotera, se te acaba el tiempo- consiguiendo que yo espabilase o por lo menos hiciese el intento. Pero es que es tan bonita, mare. Que necesite un esfuerzo sobre humano, para dejar de mirarla a ella y mirar al frente, buscando como sorprenderla. Quería que le forjara una vida, lo mismo que ella hiciera hace un rato. Yo escritora ávida de aventuras, ella....ella es bonita, pero bonita. Así no iba bien, no había progresos y ella esperaba, y al final, de tanto esperar, me tiro de un mechón de mi pelo. - Motera - Morena - Jajaja, ¿tan difícil te resulta?
Me preguntó jugando con mi mechón y...y...pues yo que se. Si pensar no es lo mío, mejor improvisar. - A ver, esto no es lo mío te aviso- le avise y- Auch, no seas malvada- tiro del mismo mechón y acabe por cogerle la mano. Me flipa su tono de piel y sus dedos son largos y finos- Ya voy- pedí tregua. Si me era difícil a secas, con su mano tomada sin que ella hiciera ningún intento porque la soltara, era mucho peor- Tus dedos y manos son....o no son, vamos que obrera, ni nada que se haga con los dedos haces. - Jajajaja Mare de dios, sufriendo ante las tres cruces un jueves santo. Hasta que no la vi reír a pleno pulmón, no caí en lo que por mi boca había soltado. Lo peor, por esa risa, se soltó de mi mano. "Mal, Valeria, muy mal vas". - Eres un caso, lo tuve claro en cuanto te vi. Y te equivocas, con mis dedos se hacer muchísimas cosas y algunas, se me dan de miedo. Ole, ole y olé. Si en ese momento, fuese presidenta en una plaza de toros, sin duda, daría las dos orejas, el rabo y el toro quedaría indultado. No se puede ser más chulaza, que ella. Imposible. Babeando me dejó y la condenada, lo festejó bebiendo un sorbito de vino. Pero como se perder, porque para todo hay que tener clase, respondí: - No lo dudo, pero yo trataba de improvisarte una vida no real. Puestos a ello, pues....has sido una aventurera toda la vida, pero jamás has ejercido como tal.Solo ahora, que te has visto abocada a serlo toda lo que te queda de vida, has decidido mandarlo todo a la mierda. Por eso me elegiste, huyes y crees que podrás hacerlo por siempre. Confías en que en esta pequeña huida, encontrarás la fuerza, para cambiar tu vida de una manera radical. Que lo consigas o no, esta por ver. Que yo te deseo la mejor de las suertes, es un hecho. ¡Bocazas! Es lo que soy y seré el resto de mi vida. Deje que mi pensamiento saliese libre, queriendo responder a mi chulaza, pero el efecto de mis palabras fue demasiado doloroso. Lucía se quedó quieta, no había sonrisa, ni rastro de ella quedaba. Lo peor, el silencio. El silencio, que abrió la silla y se sentó entre nosotras. ¿Le sirvo vino o lo mando a pasear? Ni una, ni otra, la morena no es ninguna niñata, que se quede noqueada, ella siempre reacciona y eso empieza a gustarme, muy mucho. - ¿Crees que mi huida a lomos de tú caballo tiene plazo? - Naa, ¿para que sirve medir el tiempo? - Para nada....- Lucia hizo una pausa y yo volví a respirar, su sonrisa regresaba- Te gusto el símil del caballo. Es increíble, lo traslucida que puedes llegar a ser y ¿sabes? Deberías tener cuidado con eso. Yo si, puedo llegar a ser una niñata que se queda noqueada, pero también una suertuda, porque justo ahí, llegó el camarero. - Les traigo las cartas. Típico de esta zona. El chaval, de unos veintialgo años, denotaba cierto aire hippie, pantalón
corto, gracioso delantal, barba de días y pelo a melena, de castaño a rubio, por el desgaste del sol. Una guapura de niño, para cualquier hetero. ¡Un momento! ¿Que era Lucía? - Me apetece pescado La oí hablar con él y clave mi vista en ella. No lo miraba, consultaba la carta y así, nada podía yo avanzar en mi improvisada investigación sexual. - Fresco, lo que tengáis de hoy fresco- dije y ambos me miraron. Si nada podía investigar, mejor centrarme en que comiésemos bien- pero no fresco, de era fresco antes de ayer y no lo colocamos, llegan estas dos pavas y se lo meto. Que no, que de pescado se y entiendo. - Jajajaja- río Lucía y lo hice yo por inercia. ¿Que había soltado mi bocaza?- ¿Te quedo claro o te da una clase? - Me ha dejado loco. - Es una enteradilla, se la ve de lejos. Eh....¿los dos se guaseaban de mi? Me da que si, porque Lucía aún riendo, me dio un toque con su pierna y mare...que no me había dado cuenta yo de lo cerquita que estábamos sentadas. Enteradilla puede, espabilada no tanto. - Lo pesca la familia. Si no tenéis prisa, os enseño lo fresco que es y esta. Esto ultimo es para la enteradilla. - Esa soy yo, creo- dije siguiendo la guasa, por que...si acelero, lo disfruto. - No lo creas y espabila, nos vamos de tourne o de pesca, no se bien- me dijo Lucía tomando mis manos para levantarme y oye, que poco me gusta que me metan prisa. El vino se calentara, eso es un hecho. - Voy- le dije, ralentizando mis movimientos. - Venga- contestó tirando más de mi. - Que ya voy- renegué. - Vamos motera- renegó. - Ay- me queje levantándome. Flojilla soy, mare. - Jajajaja. Motera....eres un caso. Mareeeeeee, empieza a tomar la costumbre de tocarme y mareeee, hasta que no tope con su cara, face to face, que no me di cuenta. ¿Enteradilla o espabilada? Esta clara la respuesta. ###
Decir que el niño guaperas, de nombre Tony, no era majo, sería mentir descaradamente, porque el niño era majo de definición. Que debimos caerle en gracia o que es así de generoso y hospitalario. La cosa es, que fuimos tras él, mientras nos hablaba de los años que la familia llevaba dedicada a la pesca y como después, surgió la idea del Restaurante. Lucía, le seguía la conversación mejor que yo. Su ventaja, Trini. La niña guapa, a la que robe un beso. Se notaba, que Lucía había pasado muchos veranos en el Hostal de su Tía y en consecuencia, no le resultaba ajeno, nada de lo contado por Tony. Con ellos hablando y yo asintiendo, me quedo tiempo libre y pude apreciar el sonido del mar llegando nítido a la loma donde se ubica el Restaurante. Jajaja, ¿a quien pretendo engañar? Si Lucia es bonita de frente, su retaguardia no se queda atrás y atrás como yo iba, pude observarla. El mar y su sonido, pues...para otro momento. Cruzamos el comedor interior, con pocos comensales, todos guiris, que el españolito tiene tendencia a comer mucho más tarde, bajamos unas escaleras, pasillo, otras escaleras y llegamos a una especie de garaje abierto. "Que culito tiene mi niña bonita". No, no es ninguna expresión de tipa salida, de guarri, o sobre cargada de testosterona. Es la purita verdad, la que mis ojos pudieron apreciar y ni se, como pude volver a mirarla a los ojos. Bajando las últimas escaleras, llegó a nuestros oídos, la música que sonaba en esa última planta, Marc Anthony y su dardo a Jenny: "Voy a reír, voy a bailar Vivir mi vida lalalalá Voy a reír, voy a gozar Vivir mi vida lalalalá" Dardo envenenado para la López y una punzada sagera de deseo para mi. "Ay niña, me vas a matar, si continuas moviéndote así" Lucía comenzó a bailar, la chica que sentada junto a un abuelillo limpiaba mejillones, subió la música y Lucía, bailo más y más. "Agüita, niña" Por algo los gamberros nos sentábamos los últimos en el Colegio, al igual en el cine, en el Bus y donde sea, porque atrás esta la juerga, la diversión y las mejores vistas. - Hey, mira esto- dijo Tony moviendo grácil su cadera y en dos pasos, Lucía lo seguía y de la mano, bailaban ante las risas de la chica y abuelo "limpia mejillones"-Enteradilla, mueve ese culome dijo Tony y quieto parado todo el mundo. Soy mala, malísima bailando. Un palo tieso imposible de doblar, vamos. Me quedé parada, mientras ellos bailaban mirándome, como mirándome seguían los otros dos. Hay que fastidiarse, me tocaba bailar, aquí no había barra donde apoyarse y una huida al baño, rompería la simpatía creada.
La chica, a simple vista, bajita, con gafitas y redondita, dejó de mirarme para mirar a la pareja de improvisados bailarines. " Si, Jamia...lo hacen demasiado bien" Que carajo, soy un palo seco, pero gracia y poca vergüenza tengo, así que, acelere. - Ven pa,ca niña, le vamos a enseñar a este par a moverse- le dije a la chica. Y mare, otra vez la sensación de mis labios creciendo, mi sonrisa ensanchándose y mi vello erizándose. Estaba clarito. A esa tímida niña, esta motera quería robarle un beso. ¿Cual? Aquel que quita inseguridad y da un empujoncito. Que la niña sera paraita, no tendrá un cuerpo de modelo, pero tiene sonrisa limpia y sincera, que vale millones. - Traslucida y cristalina, no tienes remedio tú. Me dijo Lucia y "Ay niña morena, no me susurres a la espalda, que una es muy sensible". - Venga a bailar- el abuelo le dio el último empujoncito y la niña quedó a un palmito de mi. Tocaba escuchar mis caderas crujir e intentar que algo bonito bailase mi cuerpo. Todo, para que está otra niña, soltase su tierna vergüenza. - Jejeje, madre mía que locos- me dijo la cría, uniendo sus manos a las mías. Y si, no es muy lógico, subir a tu moto a una desconocida, detenerte a comer y acabar en un garaje que apesta a pescado bailando salsa, con otra desconocida diferente. - Raro, no digo diferente, digo raro. Como no, mis pensamientos salieron en forma de canción y no se como, tras unos pasos acabe bailando con Lucia, mi niña morena. Y una, es una enteradilla muy poco espabilada, pero mi cintura girando entre sus manos, con su piel tocando la mía, fue clarividente para mi. La malvada, había dejado de habitar y de existir en mi piel. - ¿Estas bien? - Después de mucho. Estoy de putisima madre. No pude serle más sincera a Lucia, el descubrimiento me había dejado ko por unos segundos, los que ella tardó en hacerme la pregunta, yo responderle y que ella, me robase un beso. "La malvada por fin me dejó sentir. 13 de agosto del 2013".
### En pocos minutos, el Restaurante estaba en plena acción. Tony nos abandonó, aunque de vez en cuando bajaba con algún platito dispuesto para nosotras. El abuelo y la nena, hicieron como Tony, y nosotras...nosotras saqueábamos los platos, sin compasión ninguna. - Uhm....este está rico. Prueba- me ofreció Lucia, y mare. Tiene la manía de darte a probar algo y dejar que sus dedos rocen los labios. Una vez lo resisto, a la segunda mis adentros se remueven queriendo jugar y a la tercera, se ríen como yo misma- Auch...vuelve hacerlo y verás. De momento no hubo cuarta y mis adentros y yo, nos tuvimos que entretener, entre, mover mis piernas sentada en la mesa cual mañaca, degustar la cosa extraña que Lucía había introducido en mi boca y mirarla, mientras se colaba entre mis piernas, observándome. ¿Que trataba de descifrar? Yo que se, enteradilla si, espabilada muy poco. En mi defensa puedo decir, que tampoco es que yo pudiera adelantarme, estando como estaba, masticando algo que me sabía a berenjena pero a la vez a miel. Dios, que mezcla más extraña. - ¿Que es esto?- tuve que preguntarle, evitando poner cara de asquillo. Ensalivar y tragar rápido. Por dios, que cosa más mala. - Jajaja, son berenjenas con miel y están de vicio. - Pues toma- empuje el plato hacia ella, que yo tengo muchos vicios, no soy quien para juzgar a las enganchadas a las berenjenas con miel- Chutate las que quieras- le ofrecí pero prefirió cogerse un canapé de salmón ahumado. Es muy sexy verla comer. Lo hace sin brusquedad, mueve sus manos no evidenciando hambre alguna, pero después lo lleva a su boca y sus ojos se cierran denotando satisfacción. - Dime una canción con miel- me dijo tras un "Uhm" de gustazo por el bocado degustado y un guiño, que a mi me supo como su bocado. - Esta fácil- contesté decidida, de otra cosa no, pero de cancioncillas esta llenita mi cabeza- Tienes algo especial, particular. Tienes un sabor como de sal me puedes llamar... Amigo. Cielo de papel, aquella noche tenias la miel en el ombligo, desvistete... y sigo. - ¿Cuantas puedes conocer? - No se....se almacenan en mi sin ningún sentido ni lógica. Pasa cuando eres poco espabilada, Lucia estaba entre mis piernas, Lucía continuaba ofreciéndome comida con sus dedos y los dedos de Lucía yo había mordido y ella había respondido mordiéndome la mejilla, de ahí, mi "Auch" anterior. ¿Como era posible que entre nosotras no existiera la barrera física invisible que siempre existe entre desconocidos? No lancé la pregunta, se quedó guardada en mi interior y quien sí preguntó, dando de lleno en mi reciente cicatriz, fue Lucia.
- ¿Tenía miel en su ombligo? Cicatriz que aún sangra. Puede que la malvada haya dejado de habitar mi piel, pero recordarla, sigue jodiendo y mucho. - No se si era miel, pero a mi así me sabía- contesté sincera. A fin de cuentas, ¿que ganas engañando a una desconocida? Nada, por lo menos así lo veo yo. - Tuvo que ser algo muy gordo- me dijo Lucia, tras unos segundos observándome. No me incomoda que me mire, eso es un hecho. Tampoco que trate de adivinarme o adelantarse como ahora lo hacía. ¿Pero para que alargarlo? Para nada. La malvada, sólo fue y actuó como se daba por hecho, arañando almas y dañando sin límites. - Llegue a casa antes de lo normal y estaba en la cama, con uno de nuestros más allegados amigos. Un clasicazo. - Zorra- dijo al aire, Lucía. Porque a mi no me lo dijo. Lo hizo desviando su mirada de mi y en su forma de decirlo, había verdadero desprecio. ¿Que contestar cuando el tema malvada sigue doliendo? No se, pero yo sólo emití un leve, "Uhm"- Te deshiciste de una hija de puta de libro. Que se joda. - Jajaja- reí si. Porque Lucía en plan macarra tiene también su arte. Y si, también es sumamente sexy- En verdad eso hizo, jodió con Rafa y me jodió a mi. Fue un extraño trío. - Lo dicho, que se joda. Canción de esto, no quiero. Te diré que vamos hacer. Me apetece tomar el café a pie de playa y bañito. Pero como no tenemos ropa, primero nos compramos algo, después, café, baño, buscamos donde ducharnos y fiesta. A mi me suena genial, ¿y a ti? ¿Que como me sonaba? Me sonaba mucho mejor que genial, claro que, no pude contestarle. "Canalla es". Se me volvió adelantar y otro beso me robó. Tuvo que quedarseme cara de boba total, porque Lucía me tapo la cara con su mano y mareeeeee, se dejó atrapar por mis piernas. - Motera, vamos. Ya estábamos con las prisas. Que no me gustan, jolines. Que estábamos requetebien, pegaditas oliendo a pescado, ains. - Vooooooy, morena. Y fuimos, teníamos plan y hasta fiesta, gracias a Tony. Pero algo me faltaba. Estaba claro, que mis entrañas estaban a un tris de enfadarse conmigo al no consentirles con besos robados a Lucia, pero sin consentirlos con otra clase de besos robados, no me iba yo de ese restaurante. Salimos del garaje, subimos arriba, me colé en la barra donde estaba Noe, la niña tímida, y no me lo pensé dos veces. - ¿Te veremos en la Jaima Noe? - Jejeje, no se si mis padres me dejarán. - Bue, diles que vienes conmigo, quizás cuele.
- Seguro que si. - Como sea, dame un besazo guapísima. - Jaja ay Valeria. Y fue mío. Su sonrojada mejilla, me supo a gloria. "Ay niña, cuantos piropos te quedan por recibir". - ¿Existe alguna mujer a la que no mimes? Fue la pregunta con cierto sarcasmo que me hizo Lucia, cerca de mi moto y no, puede que no la haya. Pasa, cuando eres fiel devota de la diosa feminidad. Pero un momento. Pena de ser tan poco espabilada. ¿Como sabía Lucia que yo lo era? Dijo zorra, habló en femenino y ahora hablaba de mujeres. ¿Como lo supo? - Cristalina, motera. Eres cristalina. "Ay niña. Vas a batir récord. Perdiita por ti, en sólo unas horas"
### "Y si te ame pudo ser un momento de locura. Y esta vez no hay después. Descubrí que estoy a prueba de ti... Prueba de ti..." No falla, oída por ahí un par de veces y yo la tatareaba sabiéndola sin saberlo. ¿Que parte de nuestro cerebro propicia tales cosas? A saber. Lo mismo un día me pongo y lo investigo. Venga si, como tantas cosas que digo haré y luego... Lo raro..."no digo diferente, digo raro" Ya estamos, ains. Fue que no me planteé nada, ni me comí la cabeza. No fue como cuando quedas con alguien a quien conoces de poco y tratas de impresionarla en todos los aspectos. Te arreglas de una manera más especial, tratas de recordar cual es tu libro favorito, grupos musicales, película o color de la suerte. Tienes pensados temas a los que recurrir si el silencio llega, centrándote, para jamás parecer extremista. Como por ejemplo... - ¿Que opinas de los toros? - Es un animal, como tal merece los mismos derechos que el resto. Pero también es cierto que es una fiesta nacional, que da trabajo, turismo y que, bueno habría que saber llegar a un; ni pa ti, ni pa mi. Que carajo, a mi gustan los toros y la fiesta. Pero no, nada de eso hice con Lucia. En el centro comercial, no busque un tipo de ropa concreto, ni siquiera pensé en que clase de bikini me sienta mejor. En realidad, lo elegí todo, como si fuese con Bea, mi niña del alma. Amiga desde la infancia e incansable compañera. Tarareando estaba y tarareando me encontró Lucia. - Las canciones de esa mujer, se repiten una y otra vez. Escuchado un disco, los has escuchado todos. Así es Lucia. Te segrega la información y después sentencia. Es algo que me gusta de ella. Hay quien se cree que con el don de la verdad, pero nunca los sacas del; porque si. Ella te explica primero y después se reafirma. Y yo, pues...continúe tarareando. Pasa cuando eres como yo. Seeh, para que engañarse. Ella opina eso de Malu y yo no tenía opinión, básicamente porque me debatía entre la camiseta blanca o azul clarito. - ¿Blanca o azul?- termine por preguntarle a ella. Si era mi compañera de compras, pues jolines que ayudara en algo. Jejeje caradura soy, mare. - Blanca, yo lo tengo todo. - Yo también. Ay mare. Fue decirlo y ambas nos quedamos mirando la prenda que con mi mano blandia. Lo dicho, que elegí la ropa como cuando voy con Bea, por pura comodidad y no hay bikini más cómodo, que unas braguitas y listo.
- Eh..- dijo Lucia. Y lo de que dijo es mucho decir. Aunque fue lo justo, para que yo pasara de mirar las que serían mis braguitas para mirarla a ella. Joder, tanta comodidad, tanto no comerme la cabeza y a la primera de cambio, yo me ponía hacer top less, normal que lo flipase. Pero entonces, sus ojos comenzaron a brillar y su sonrisa creció y creció, hasta que de debajo de unas prendas que colgaban de su brazo, sacó unas braguitas como las mías, sólo cambiaba el color, las mías negras, las suyas azul- Jajaja - Jajaja Me contagió su risa y si, ambas somos de "lolailos" al aire y en libertad. ¿No es genial? - Al probador, motera. Eah, estaba claro que le gustaba organizar, por los bailes echados en el restaurante, se puede decir que gusta de llamar la atención, además le gusta llevar la razón y esta más que clarísimo, que de carisma va sobrada. ¡Hostis putis! Estaba pensando. Lo hice camino al probador, lo hice probándome lo que sería mi vestimenta de la tarde. Pañuelo ancho estilo hippie como falda color crema y la camiseta blanca. Debajo, el bikini braguita y unas sandalias, monas de monisimas por cómodas. Y continúe haciéndolo, cuando dado el visto bueno, me senté en el taburete del probador. Que no soy yo, de quedarme mirándome en el espejo. Me queda bien, pues listo. ¿Mirarme más para que? Seguro algún defecto me encuentro y eso es sufrir para nada. ¿No dicen que la naturaleza tiende a compensar lo descompensado? Pues si algo tengo mal, que mi misma naturaleza lo arregle, ¿no? - ¡Eres Leo!- exclame victoriosa. Tanto pensar sobre la protagonista de mi día, me llevó a esa conclusión. - Jajaja ¿que? Su risa mare, como me gusta oírla reír. Penita que no la veía. - Que eres Leo de signo zodiaco. - ¿En serio crees en eso? - Pues...pues...pues... Bien, esa técnica mía del "pues" repetido, da tregua para pensar. No es que crea, pero mentiría si dijera que cada mañana no busco el horóscopo en el periódico y leo el mío y el de mi gente más allegada. De ahí a creer, es mucho. Pero si he aprendido más o menos, las características de cada signo, y mi niña morena es Leo, eso está clarito. - Va, dime que dirías hoy de Leo- bromeo Lucía y dejó de escucharse ruido en su probador. Puede que se hubiese sentado como yo y sólo el Pladul, entre los dos probadores nos separaba. - Me fumaria un cigarro- dije dejando escapar mis pensamientos. Se está tan a gustito con ella, da igual donde, que me apetecía de verdad. - A mi también me apetece-me contestó bajito. Pasa que mi cabeza, busco comodidad en el Pladul y este debía ser fino.
- En fin, querida Leo - Jajaja - Pero no te rías, ¿eh? - No venga, motera sigue. - Ay - Jajaja que no es meterte prisa. - No, claro que no. Ahí voy. Querida Leo, tú pareja se queja del alojamiento que has encontrado, también lo hará de los kilos que has engordado, de la playa y hasta de tu conversación. Amigo Leo, mandarla a tomar viento, así lo quiere Saturno y una vez te sientas libre, frecuenta los garitos más enrollaos y deja que el mundo conozca tu verdadero yo. Ese ser salvaje, indomable e imprevisible regido por Marte. Mi consejo querida Leo, es que deberías hacerte con uno mono adulto que te acompañe en tus correrías. Por economía, trata de que el chimpancé se enganché al tabaco de liar y no al otro. Eso es todo, querida Leo. Silencio, tras mis palabras no hubo risa, que era lo que yo esperaba, ni Lucía preguntó por si yo era el chimpancé, que era lo que yo temía. Pasa cuando vas de graciosa por la vida, puedes meter la pata unas cuantas veces. Pero la niña que había al otro lado, no diré que ya dolía, pero si me importaba. Y como graciosa y payasa, puedo serlo un rato. No espere más. Un pie en el taburete y arriba, colgada del pladul barrera. ¿Chimpace yo? Jejeje puede que un poco. - Con esta pinta, puede que un mono parezca- dije queriendo lo que tuve. Su sonrisa, sentadita en el taburete. "Ay niña, pero que bonita eres". - Motera, esta demostrado. Eres un caso- me dijo levantándose y un poco más y me caigo. Cuando me subí ahí, no calcule el riesgo. Lucía es alta y yo quedaba colgando. A un sólo palmito de su cara, que quede. "Ay...que alguien me devuelva el suspiro que ha vuelto a quitarme" - Jajaja, ¿cafelito?- reí para compensar la falta de aliento que su cercanía me estaba provocando, sin saber, lo que estaba provocando. - Cafelito. - Bien, ahora debería bajarme. Pasa que se me está incrustando la madera ésta en las costillas. - No se, aquí eres tú la mono. Yo solo soy la leona. Cerquita de mi cara, a un palmito nada más y Lucía dijo esas palabritas, bajito y no joder. Otro beso en mi mejilla que se llevaba y otra vez mis labios moviéndose inventando un beso no robado. Ay, ay, ay y ayyyyyyyy, ¿no es de arte mi niña morena? ###
¡Fría! El agua estaba fría de congelarse. Pero ayudaba, ay mare si ayudaba. Que una es una tipa guay, que puede hacer top less al lado de la titi que le hace tilín y hasta tolon, sin comportarse como un macho cabrio. Pero leñe, hasta para la más sin sangre era demasiado. Lucía se sacó la camiseta a medio metro de mi y de cara. ¿Para donde mirar? ¿A la gaviota? Pues no había, se ve que estaban en el puerto apurando los desperdicios de la lonja, porque yo me "jarte" a mirar para arriba y ni una paso. Lenta es la niña mare, se la sacó demasiado lenta y yo busqué huida. Si, lo admito. Yo que necesito tener el cuerpo requemado para lanzarme al agua, no me lo pensé dos veces. "Que peritas mas bonitas tiene, mare" Ahí estamos, su pecho era demasiado bonito para mi y por mucho que lo intenté, acabe excitandome y echando a correr hacia el agua. ¡¡Fría!! Que rica, por favor. Que estuviese fría, calmo mi insolente deseo. La cosa ahora era, ¿me quedaba mirando hacia África o como todo el mundo me giraba hacia la orilla? Mi lado cotilla decidió, mire a la orilla, a su estrecha espalda en consecuencia y toma hostiazo que me lleve por cotilla. Mi niña morenaconsultaba su móvil y no podía sorprenderme. La conocí como adictamovil y debía reconocerle el enorme esfuerzo hecho con su adicción. Porque muchas, habían sido las horas que llevaba sin consultarlo. Yo decidí acelerar y yo decidí disfrutarlo. Pues pasaba mucho de que nada, me enturbiase. Que consultara el móvil lo que quisiera o necesitase. Yo mejor, daba unas brazadas antes de acabar saltándole un ojo a alguien por lo prominentes que mis pezones se mostraban. Acabadas las brazadas, me quedé mirando a África y jejeje, mentiría si no digo, que pensé si sería capaz de llegar nadando, que si vería delfines en mi travesía, y hasta me imaginé a lo naufraga. Pasa cuando tienes tendencia a estar creando ensoñaciones constantemente. No comencé mi travesía hacia África, pero si sentí un calambre que me recorrió todo el cuerpo. Porque si, no fue un escalofrío, fue un calambre igualito, a si hubiese conseguido llegar a África nadando. ¿El motivo? Mi niña morena había abandonado su móvil, para colgarse en su nuevo monito. O sea, en mi. - Querida Tauro- me dijo encerrándome entre sus piernas. En teoría yo era el monito, pero la colgada como uno de ellos, era ella. Reí de buena gana, desde luego a Lucia, no le faltan las salidas- Si algo te preocupa, redacta un combativo manifiesto y hazlo llegar a Obama. Seguro que él lo estudia con pasión y pondrá todos los recursos de la primera potencia mundial al servicio de la resolución de tu problema. Menos gritar a los niños en la playa. Es obvio que no te obedecen y respetan. A la sombrillita y calladita, querida Tauro. - Jajajaja, muy de Tauro, si. - ¿Acerté? - ¿Ah? Tú eres la pitonisa, tú sabrás.
- Mala eres, ¿no? No, no era yo la mala. No era yo quien la abrazaba bajo el agua, ni la que acomodaba la barbilla en su hombro, como si fuésemos lo que no somos. Pasa que yo estaba en la gloria y que no, que no me daba la gana comerme la cabeza. ¿Que ha visto el móvil? Pues muy bien. ¿Que tiene a alguien y con ese alguien ha hablado? Pues muy bien, no es a ese alguien a quien abrazaba ni mecía en el agua. Era a mi, toma ahí. Era momento, de empezar a vivir esto como un sueño. Un sueño donde me escapaba con una tía de aupa a pasarlo de muerte, un tiempo indefinido. Pues no, para mi que no suena genial, suena increíble. La compensación a mi descomposición me puso de humor y si estoy de humor, canto. Y canto lo que me sale de adentro sin echarle más cuentas. - Te voy a contar una historia, todo un cuento de hadas, bastaron dos copitas y una sola mirada. - Deseo de escapada, se palpaba en el ambiente, pasábamos tres kilos del decir de la gente....continuo la canción Lucía, robándome un poquito más de mi. Después hizo una pausa, tarareando el estribillo y tras ello, por primera vez, habló sin que yo lo propiciara- Estudie bellas artes, desde pequeña he dibujado, jugado con arcilla, he hecho enormes puzzles sólo para después colgarlos y todo ese tipo de cosas. Me licencie a la primera y fui Erasmus en Florencia. Donde viví un año al acabar la carrera. Después Madrid y unos meses en Nueva York. A mi vuelta, convencí a mis padres y me ayudaron a establecerme montando un estudio de arte. Estudio que me está llevando a la ruina y estudio que quiero cerrar, para probar suerte en Italia. Pero una cosa es querer y otra poder. ¡Guau! Lucía se explayo y aunque el resumen podía haber sido mayor, a mi me gustó y si. Sabía que a algo creativo debía dedicarse. Sus manos, fueron la primera pista, sus apreciaciones sobre el paisaje que se contemplaba en el restaurante la segunda, como jugó con la comida hasta armar una chulada de figura la tercera y la cuarta, fue poder verla contemplar la playa en el café. Gritaba la típica melancolía, que perfuma a todo bohemio. Me tocaba hablar y puede que yo sea tauro, o sea, una acojonada de la vida, que teme cualquier movimiento de los hilos que mueven el destino, pero alentadora de aventureras, he sido siempre. ¿Chimpace adulto de compañera para correrías? Si, esa soy yo. Dígame. - Estando yo, con la poseedora de la miel maldita. - Zorra - Esa misma, si. En una escapada que hicimos, pues no se si fue en un cartel de carretera o en el pueblo, no lo recuerdo. La cosa es, que vi que se practicaba parapente y daban los típicos cursillos. Quise sorprenderla y no le dije nada. Subí la moto hasta la loma donde estaba la escuela y a poco, ella ya estaba quejándose. Que si le daba miedo, que si no le apetecía, que si otro día y ese tipo de cosas. Pues bien, yo llevaba muchísimo tiempo queriendo hacerlo, pero no había podido ser. Entendí que ella es más tranquila, de paseos, dotarse al sol, buenos ratos de lectura, lo que mi madre viene a llamar; "parailla". Y no te mentiría, si te dijera que estuve a un tris, de hacerle caso y desistir de cumplir mi sueño. Pero no lo hice, la baje al pueblo y pese a su chantaje, lo hice, subí y me lancé. Cabrona, menos mal que no la consentí en todo, sino imagínate que plan.
Con esto te quiero decir, hazlo. Si es tu sueño hazlo, quien te quiera lo entenderá, tarde más o tarde menos y sino, pues alguno deberás dejar en el camino. Eah, me "espache" a gusto y hasta miedo me dio, de haberla aburrido, pero ¡Mare! Nadie que se aburra, te roba otro beso, ¿no? - En eso estoy- me dijo liberándome de la prisión que habían formado sus piernas y brazos, para... "Quiero todo el mundo. Que las nubes dejen de moverse, que la misma Tierra lo haga para que el Sol, se quede donde está, que la marea no suba y que la Luna se aguante y espere un poco más" Mi niña morena había roto su dulce y sensual cárcel, para ahora aprisionarme de cara. Y esto ya fue demasiado. Que una aguantó como una torera, sus senos presionando mi espalda, su pelvis el final de mi espalda y sus manos no se cansaron de dejarme caricias por brazos, cara y pelo. ¿Hasta donde más quería que aguantase? ¿No había sido bastante todo eso como para ahora tener sus pechos a la altura de mi boca? "Ay mare, que diferente a cuando tuve a los de su prima" - ¿Sabes una cosa?- me preguntó revolviendo mi deseo. Tanto, que mis manos pasaron de mis advertencias"quietas ahí, ni se os ocurra bajar" para hacerlo y fingiendo acomodarla, quedarse ancladas en sus cachetes. ¿Que me estaba preguntado? A saber- No suelo ser tan cariñosa, pero contigo es como si a cada rato, necesitara contacto. Algo así dijo, no estaba yo en condiciones de grabar a fuego sus palabras. Lucía me rodeaba con sus piernas, Lucía acomodo sus codos en mis hombros, Lucía buscó mi cara y nooooooooooooo, lo que yo quería desde que la vi en el parking de Don Pascual, estaba a punto de ocurrir y no era yo, la "roba besos". - Es una locura- susurró ancladita a mis ojos. Y era mi sueño, y eran mis ganas y era mi infinito deseo por esa boca, la que me hizo aguantarle la mirada y dejar, que ella desuniera sus ojos de los míos, para mirar mis labios y regresar a mis ojos. Ojos que seguro le gritaban; "Hazlo, llévate este beso" Porque cada beso es distinto aún dándoselo a la misma persona. Cada beso es como un arma capaz de alojar en sí, diferente munición. Tengo balas que cargan puro deseo, otras admiración infinita, cariño, anhelo, arrepentimiento, deseos, dulzura, pasión, amor y tantos más. El beso que Lucía se llevó, iba cargadito de deseo y anhelo. Anhelo, de que siguieran sin despertarme de mi sueño y eso, que ya escuchaba los pasos de mi madre, subiendo las escaleras. "Saladita y dulce, halle su boca; y salada y agria, quede tras probarla".
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"Camino de rosas, para quien lo sabe. Camino de espinas pa' el que llega tarde. Camino despacio, que todo me asombre. Después de esta cita, me aprendo tu nombre." Cuantas veces habré tenido con mi madre la misma conversación, no creyendo en ellas, las
"palpitaciones", y cuanta razón debo darle ahora. - Valeria cariño, llevo toda la mañana con una palpitacion que...deja la moto y vuelve en autobús. - Mami, son apenas dos gotas las que están cayendo. - Valeria, por favor. Y sin por favor, aquel día me metí una de las hostias más gordas que me he dado en moto. - Valeria cariño, no digo yo que sea mala niña, pero tiene una forma de mirar y luego como habla, no se...me da como una palpitacion cuando la veo. - Vamos Mami, sólo son celillos. Que te crees que me vas a perder, pero no hay caso. Esa fue la hostia más grande que me metí en la vida, mi niña malvada y sus bajas camas. Alguna más hay, pero lo cierto, rs que hoy por primera vez, yo las sentí y como no he consultado el móvil, hasta puede que mi madre las haya sentido. La sentí, cuando Lucía dejó de besarme y suspirando se abrazó a mi. No es la reacción normal cuando tú misma dices- Es una locura- la locura se vive y disfruta. La adrenalina se te dispara y no puedes imponerte nadar contra corriente. Pero Lucía detuvo el beso, conteniendose e incluso, me pareció sentir que se regañaba por ello. Como era mi sueño, como mi madre aún iba por la primera escalera para despertarme y como no me daba la gana marearme, y sólo quería dejarme llevar, tire del humor para romper el extraño abrazo que habíamos creado. - Al agua! Con ese grito de guerra, deshice el abrazo y la lance al agua y una chorradilla de juego como es el de "la llevas" rompió la tensión, y como crías nos correteamos por el agua, dejando atrás ese cálido beso que me robó. Pero ahí sólo sentí la primera, tiradas sobre un gran pañuelo, Lucía me habló de su Estudio de Arte y quiso mostrarme fotos. Venía la segunda. Cogió su móvil como si nada, pero fue encenderlo y éste comenzó a emitir todo tipo de señales, estaba claro que mi niña morena, manejaba toda clase de sistemas de comunicación. Cuando activó la pantalla, debió acordarse de la imagen que tenía puesta como papel tapiz, y sus dedos volaron sobre la pantalla, queriendo que yo no la viese. Enteradilla? Bastante. Espabilada? Muy poco. Cualquier otra persona, habría dispuesto de tiempo suficiente, para ver si a Lucia le abrazaba un hombre o una mujer, yo sólo vi lo increíblemente guapa que se veía en esa foto. "Que vengo de mucho sufrir y ni así, aprendo" Tuve que hacer un verdadero esfuerzo para mirar las fotos que después me mostraba. Porque la foto donde tan guapa la vi, me dejó un poquito desconsolada. Lucía no estaba en mis mismas condiciones, alguien más había y eso, comenzaba a ser un hecho. No hay dos sin tres. Y la tercera, no me dejó un poquito desconsolada, literalmente me dejó
temblando. Fue ella quien sugirió un pequeño Hostal, para poder ducharnos y cambiarnos de ropa. Lo conocía de sus veranos a que su Tía Trini, y aunque eran competencia directa de su Tía, ambas familias se llevaban muy bien. Como siempre que caminábamos, nuestras manos parecían buscarse y el contacto piel a piel, no incomodoba a ninguna de las dos. Pero a las puertas de recepción, Lucía comenzó a transformarse. Ella que hasta ahora había demostrado una seguridad aplastante, se transformo en una chiquitilla dubitativa, de verborrea frenética. - Es pequeño, pero muy coqueto y la familia que lo lleva, pues son como mi Tía, trabajadores incansables. También se come genial y las vistas de las habitaciones del fondo, son únicas. Pero no se, también podríamos haber ido a otro lado o haber pasado de la ducha o...o...dios...ayúdame - Jajaja. A mi me apetece una ducha y en un Hostal, seguro hay de eso. No te comas la cabeza y vamos. - Hey, esa frase es mia. - Pues deja de pensar y dimela como has hecho hasta ahora. - Enteradilla. Ya te has puesto enteradilla. - Jajajaja Nuevamente el humor, nos sacaba del paso. Pero el paso dado en verdad, me llevaba al más temido abismo. Dentro del Hostal, deje que ella avanzase primero. Dos palpitaciones habían sido suficientes, para tomar una decisión. Si me iba a dar un hostiazo, no seria yo, quien guíase la mano hacia mi cara, que lo hiciera mejor la dueña de esa mano, que la carita la iba teniendo preparada. Lucía llegó a recepción y la chica que la atendía pronto la reconoció. Y vinieron los clásicos; Como esta tu familia?, la mia bien, que tal el verano?, más gente pero menos consumo, y esto y aquello. Lo típico y normal. Yo las deje que se pusieran al día y fuesen corteses, entreniendome con los panfletos que por allí había dispuestos. Rutas en Kayak, senderos, parapente, rutas a caballo y stop. Mi cerebro funciono como las búsquedas que realiza google, por palabras claves; habitación, doble o sencilla? - Ay Lucia, de haberlo sabido te habría reservado. Me queda una de matrimonio y tengo varias sencillas. Lo que queráis. "Nino, nino, nino" Todas las alarmas de emergencia se reprodujeron en mi cabeza. Mentiría si no dijera que el tipo de habitación me daba exactamente igual. No llegue a ese Hostal, con otra intención que no fuera la de disfrutar del agua dulce, pero para Lucia en cambio, parecía que esa pregunta equivalía a estar a las puertas del Cielo, con San Pedro haciéndole un interrogatorio para saber si le abría las puertas o se las cerraba de golpe. Ante mis ojos, mi niña morena volvía a transformarse y se empequeñecia a la par, que mi tercera palpitacion, se hacía más y más insoportable. Fueron sus ojos mirándome y pidiéndome auxilio, los que me dieron el arrojo suficiente. Mi niña morena, puede ponerse nerviosa, por evidenciar
ante una conocida, su intimidad conmigo, una desconocida. Pero sus ojos se mostraban tan limpios, que pude ver en ellos, su esfuerzo por no herirme. - Dame la mia, muero por una ducha. Me adelante a la elección, sencilla para las dos y..."Mare, no me sonrias así niña, tenme un poquito de piedad" Lucía me miro de una forma, tan sumamente profunda que me olvide de todo, menos de una cosa. Lucía es hetero. Pase del ascensor y subí saltando de dos en dos los escalones. "Hetero""Hetero"'Hetero". Tres palpitaciones y una obviedad. Lucía era hetero como lo era mi niña malvada cuando la conocí. Que clase de castigo estaba yo recibiendo? Abrí con prisas la habitación, tire nuestro bolso, y me fui al pequeño balcón. Necesitaba aire y mira que casualidad, ahora si había gaviotas cruzando el cielo. No es tan cabron cómo lo pintan. Supongo que por situaciones como la que yo estaba viviendo, siempre defenderé al destino. El muy hijo puta, me estaba dando otra oportunidad de elegir. Continuar o detenerse? "Querida Tauro, lo que dices y piensas lo llevas hasta el final. No cambias tú opinión y no eres manipulable, aunque eso irrite a muchos". Una vez, baje una pendiente con la moto. Rocas, gravilla y una espectacular bajada, que si, acabaron en hostiaza, pero...y lo bien que me lo pase bajando? Estaba claro, yo soy de acelerar y esa fue mi elección. "Soy el comandante de tus pasos elegantes, el general de tus destinos, y de tu boca el capitán. Y lo que más me asombra es que no ves ,que cuando tu apareces niña, te convierto en ley.."
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La vida es como una jarra helada de cerveza. Hay quien se la toma de un trago y no deja que la jarra necesite de portavasos, para que las impertinentes gotas que desprende al derretirse, no te salpiquen la ropa. Los hay, que se relamen los labios, cuando la ven bien heladita en la mesa y pasan al momento a ignorarla, para acordarse de ella, cuando el portavasos esta inundado y si, se acaban salpicando la ropa. Y los hay, que la ven llegar, con ese blancucino color, y los ojos le chispean alegres, se relamen los labios anticipándose a lo fresquita que estará y la prueban y beben a sorbitos, disfrutando de la espuma, el frescor y hasta de las gotas que salpiquean. Todas las formas de tomarla son lícitas, pero sin duda, yo me quedo con la última a sorbitos y a poder ser, en buena compañía. La buena compañía era Tony, lo era su hermana si acudía y lo era Lucia, mi niña morena. Pasa cuando tomo una decisión, si digo que quiero disfrutar, trató de hacerlo y por eso, me cargue de energía y buen rollo.
La ropa elegida para esa noche ayudó. Otro pañuelo hippie a modo de falda y una simple camiseta de tirantes. - Esto no tiene nada de simple, nena. Esos fueron mis ánimos, al contemplarme en el espejo. En verdad la camiseta me hacía un pecho de lo más, sugerente. Pequeñito pero resalton y vaciletas. ¿Como no?, si es mio. Al comenzar a maquillarme, caí en la cuenta, de que Lucía no tendría maquillaje. El único del que disponíamos, era el de mi minineceser de emergencia, que siempre viaja al fondo de mi bolso. Dos toques en mi puerta, y Lucía me lo confirmaba. - Enteradilla, ¿tienes maquillaje? Vaya preguntas hago, siendo lo que anuncio eres, debes tener, ¿no? Silencio, sush. No le contesté de primeras, mi lado gamberro me pidió jugar con su paciencia y mare, que poquita tiene. - Motera, ¿estas? - Jajaja, estoy si. - Pues abre, risitas. - Estoy acumulando adjetivos. - Abre - Voy - Vamos - Ay - Jajaja, dios en verdad eres una flojeras, si. ¿Quieres abrir ya? Fácil fue obtener unas buenas risas a consta de su poco paciencia. Deje el lápiz labial sobre el lavabo y ahora si, me dispuse abrir. Nada más abrirla, perdí un suspiro y me robaron un beso. - Eres lo peor- me dijo Lucia, ignorando mi paralización y siguió ignorándola, cuando busco mi mejilla y dejó un medio beso-bocado, antes de irse directa al baño. "Palas, carguen a doscientos" "Fuera""Carguen a trescientos""Fuera" "No reacciona Doctor" "La perdemos, carguen a trescientos cincuenta" " Fuera" "Hay pulso, Doctor hay pulso""Dejen las palas cerca, puede que volvamos a necesitarlas" A sorbitos, la vida hay que bebersela a sorbitos y aunque mi niña morena, provocase que se me parase el pulso, no iba a dejar de hacerlo. Siguiente chupito, baño de esa habitación. Apenas unos pasos hasta él y otra canción que se coló en mi especial tocadiscos. " Tenía el alma desecha por dentro, por un amor que me dejó seco, tardé en curar la herida que me hizo bajo mi pecho. Estaba indefenso, pero llegaste tu lanzándome un beso, agitaste los sentidos de mi cuerpo, fundiste tus labios con la punta de todos mis dedos" Porque Lucía es como un volcán, calienta gases a millones de grados en el subsuelo, hasta que por propia física convulsionan y salen a la tierra arrasando.
Apoyada en la puerta del baño, la contemple maquillarse, sin que ella se intimidara. Había regresado la Lucía que más loca me volvía, la extremadamente segura de si misma. Maquillo sus ojos, jugando con ellos para mi, a través del espejo. Pinto sus labios inventando un beso volado, que rebotó en ese espejo y me hizo cerrar los ojos, deseando el verdadero impacto de esos labios en los míos y después fue ella quien los cerró, para espolvorearse el rostro, sin dejar de sonreír. - No me quedo bien. La escuche quejarse de su pelo y mare. ¿Que había mal en esa matita? Se había hecho la raya al lado, y a mi me parecía aún más bonita. "Vayan cargando a doscientos, viene parada" No le extrañó mi silencio, ni por supuesto mi embobamiento, estoy segura de que lo disfruto. Porque dispuesta a rematar su pelo, cogió el secador y cantó a lo Paulina Rubio frente a un gran ventilador. Claro que, la versión de Lucia fue muchísimo mejor y yo, fui la espectadora de excepción. - La vida en un segundo no pasa tan deprisa, por si acaso disfruta corre que me da la risa. Canto por Estopa ante mi estallido en carcajadas, pero mi tocadiscos, no continuaba su canción, sino la mía. "Tómame de los pies a la cabeza, porque quiero ser la lava que derrama tu volcán de miel, bésame, tápame la boca con tu boca porque quiero arder" Venía de probar una miel que se me agrio en lo más profundo de mi. Pero Joder, la miel que salga del volcán que es Lucia, debe ser la mar de dulce. Porque ese cuerpo y esa carita, no pueden contener más que una miel de dulzor infinito. - Vamos Motera - Ya estamos - Jajaja, eres...eres... "Trescientos, el volcán está a sólo un palmo" - Soy lo peor, see. "Trescientos cincuenta, es sólo un farol" Y tanto, que las piernas me siguieran sosteniendo cuando Lucía se giró y cambio directita hacia mi fue un triunfo. Pero cuidado, no se me pararon los pulsos. Empezaba acostumbrarme a que me robara los besos y en esta ocasión, me limite a esperarlo y si, bebermelo de un sorbito. Diferente, a cuando en completa soledad, subimos al ascensor. Face to face, sin nada donde esconderse y sin máquina de reanimación. "Ay niña, que malaje eres"
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Y ocurrió lo mismo que cuando caminamos juntas. En el minúsculo ascensor, nuestras manos se buscaron y por fin, deje que mis dedos disfrutasen del anillaco que todo el tiempo había llevado Lucia. Girar, extraer, volver a poner y volver a girar. A la segunda ronda, Lucía comenzó a jugar, no dejando que mis dedos lo tuviesen tan fácil y provocó mi risa. Me encanta jugar y con ella el verbo encantar, se me va quedando pequeño. Dispuesta a ganar la partida, no me percaté de nuestro reflejo en el espejo y de como Lucia me miraba. Sólo fui consciente, cuando mi niña morena, dejó mi mano, para pasar la suya por detrás mío y quedar posada en mi frente. - No se cual me gusta más. Si tú look de motera o este de medio hippie. No le contesté, ¿que podía contestar? Lucía me regreso de golpe a mi infancia. Cuando trasteaba con cualquier cosa y llegaba cualquier mujer mayor y detenía mi juego con el típico; - Ay criatura, que trastillo tienes que ser. Yo sonreía por sonreír e irremediablemente, me ponía roja como un tomate. ¿Las faldas de Mami por favor? Necesito esconder mi intermitente timidez, esa mujer me sonríe y pide un beso. Lucía no es de pedir besos, ella te los roba y alguna vez, debo preguntarle donde guarda cada suspiro que se lleva junto al beso que me roba. Los ojos de Lucia se anclaron a los míos, enredándose a través de un espejo. Y ahí estaba de nuevo. Lucía luchaba contra sí misma. Que ganitas sentí de gritárselo; "A sorbitos, bebetela a sorbitos" No se lo grite, pero si deje atrás la timidez que su profunda mirada me causaba, para detener el ascensor. " Oiga, le llamo de la habitación 112, haga usted el favor, de pedir una ambulancia. Estoy a punto de liarla parda" Que no me daba la gana. Que no. Que somos seres libres y que cuando algo te hace sentir libre y viva, debes tomarlo si o si. - ¿Que haces?- me preguntó nada más frene el ascensor y ay mare. Cuando quiere se pone de un serio que te desmonta cualquier plan. Vamos, que estuve a nada, de olvidarme de mis palabras y hacer lo que tanto quería, beberme su boca y creo, no sería a sorbitos, sino del trago directo. - Deja la lucha, ¿quieres? Es muy fácil. Volvamos a la carretera, tú eras una creativa cansada de la rutina y yo una escritora en busca de aventuras. Nada ha cambiado ni tiene porque cambiar. El resto es nuestro vida real, la que no hemos tocado y que puede nunca lleguemos a tocarla. Así que, disfruta este ratito que nos han dado y listo. Eah, ya estaba bien. No quería verla contenerse o estar dudando. Me pidió que la sacase de donde
fuese que quería salir, pues los madres mías, para mañana. Ahora a cenar y a divertirse. Claro que, Lucía no es de amedrentarse o dejarse llevar y ahora todo sería, si motera. Naa, mi morena es la leche y como tal se comportó. Continuo mirándome a través del espejo, acelerando mi ritmo cardíaco, sonrío con cierta guasa, acelerando mi locura por ella, mojo sus labios sin retirarme la mirada, acelerando mis ganitas de robarle un beso y terminó por girarse hacia mi despacito, tirando de mi flequillo y aceleró mi deseo hasta convertirlo en pura lava candente. - Enteradilla- susurró llevándose con ella todos mis sentidos. "Ay Mami, por lo que más quieras. Quédate en la primera escalera y espera, espera un ratito más para despertarme de este sueño" Me quemo su aliento tanto como sus ojos y su mano, dejó mi flequillo, para bajar por detrás de mi cabeza y quedarse en mi nuca. "Que bonita eres niña" De lejos, de lado, por atrás, por delante, en braguitas, en shorts o en vestido de vértigo. Lucía es bonita de todas formas, pero cerquita, a milímetros, se queda para ella solita la definición. Esta vez no hubo palabras que hablasen de locura y hasta deje que lo hiciera deseándolo. "Robamelo, es tuyo" Ambas cerramos los ojos y busque su mano libre para agarrarme a ella. -Lucía Y me fue imposible, no murmurar su nombre rendidita, cuando sentí el calor de sus labios llegando a los míos. Dios, mi rostro no ha debido mostrarse más rojo en toda su vida. La sangre dejó de circularme y si lo hizo, fue en un sólo sentido. Un leve contacto y comencé arder. Lucía despertaba en mi, el deseo más visceral y encendida como estaba, no deje que probase a inventar. Labio a labio, abrí mi boca atrapando los suyos. El minúsculo gemido que brotó de su garganta amenazó con quedarse mi cordura. Carnosos y mojados, sus labios me volvieron completamente loca. Tanto, que giramos en el ascensor sin ningún sentido y gemi sin miramientos, cuando nuestras lenguas por primera vez se acariciaron. Deje su mano, para atraparla por la cintura y ella subió su pierna, encerrandome contra ella. Si toda la miel que emite el cuerpo de Lucia, es como la que probé de su boca, habrá sido la miel más dulce y más placentera que he probado y probaré en mi vida. Ardiendo en deseos, de dejar que el beso nos llevase donde sólo nosotras quisiéramos, cante activando el ascensor. Porque yo la vida, me la bebo a sorbitos y no a tragos. - Vuela esta canción, para ti Lucía.. - Jajaja, dios motera. - Que tengo hambre y no me cuidas nada, ¿como eres así?
### Se me detuvo el tocadiscos. Si, no hubo forma de que volviera a escucharse dentro de mi. Busque y trate de recordar la canción de Estopa...la vida en un...nada, no había forma, ¿quizás la de Él Barrio? Nos fuimos pa Madrid..nada. El mismo resultado. Que mis canciones van a su aire, se amontonan y salen cuando les da la gana y no, cuando yo le pido una canción, para que Lucía deje marear su ensalada, mirándome fijamente. Vale, ¿que había hecho yo ahora? ¿Por qué estaba tan callada? Y por qué ahora, sentadita frente a ella, ¿si me molestaba que tratase de adivinarme? Lo único que yo hice, fue poner en marcha un ascensor, y sólo, porque vengo de mucho sufrir y se, que con ella otra hostia me voy a llevar. - ¿Por qué lo pusiste en marcha? Eah...con semejante pregunta rompió el silencio Lucía. Si ella es así, te mira hasta marearte y después, al pan pan y al vino vino. ¡No me jodas! ¿Que podía yo contestar? Por ti, por mi, por la mare q me...ejem. No soy buena hablando, tiendo a enredarme y sólo consigo que no se me entienda o quedar como una vacileta. Ya me pasaba de pequeña, mi vecino Mario las liaba pardas y como yo mate un gato y por siempre me llamaron matagatos...pues.. - Valeria por tu padre. ¿En que momento se te ocurrió quitarle el pendiente? - Mami no...yo...yo...no...ella...y sólo jugábamos mami. - Castigada, toda la semana sin calle. - Pero Mami, que fue...joo..¿toda la semana? No fui yo quien le quito el pendiente a la niña repelente de mi calle, fue Mario. Pero si fui yo, quien se quedó una semana sin salir tras los deberes. No ha sido la única vez, que la falta de una verborrea adecuada, me ha traído problemas o simplemente, no me ha dejado defenderme. - Me encuentras en la cama con Rafa, no me molesto ni en cubrirme, ¿y tú no dices nada? Silencio, casi sepulcral. Esa fue mi respueta. - Y sigues sin decirme nada. Es increíble Valeria. Bueno, lo increíble para mi fue que aguantase de pie mientras me rompía por dentro. Pues igualito estaba por ocurrirme con la pregunta de Lucia. Pero Lucía, ay Lucia. Con ella mi piel me grita que ya no tiene dueña y mi boca se espabila. - Quizás no era el momento. Se espabilaba mi boca, pero tiene el mismo efecto, no se me entiende. Ay mare. Dije quizás, fue lo primero que dije, pues bien, a Lucia no debía gustarle que lo emplease, porque dejó el tenedor, después la servilleta, hinco sus codos en la mesa y se quedo mirándome fijo, otra vez. - Te olvidas, te olvidas de lo cristalina que eres y hasta te avisé que tienes que tener cuidado con
eso. Mare mía, que sólo puse en marcha un ascensor. Que estábamos cenando y que nos íbamos de copas, ¿que importancia tenía si seguíamos la noche juntas? Obvio, alucinando me quedé y regreso mi silencio. - Genial, la sigues viendo. "Vale. Un poquito de atención señores. No le basta traerme y llevarme loca, sino que además, tiene que sacar a la niña malvada a relucir. Díganme, ¿pido postre o mi moto?" Postre y ojalá esté rico. - Vivo con ella. - Joder, motera. Dios mío de mi vida, ¿que mal que estaba yo haciendo? ¿Por qué se enfadaba a cada palabra mía? Sólo estaba siendo sincera. Vale si, quizás no me expresaba como debiera y no le estaba contando la verdadera situación. Pero es que, por que hay que hablar más, si le he dicho vivo con ella, ¿no que este con ella? Pero, algo más estaba conociendo de Lucia. No es de las de me enfado y me voy. No, ella provoca y... - Así que sigues con ella. - No - Pero vives con ella - Si - Eres una imbécil de libro. Así te tiene en su cama cuando le da la gana. "A ver, señores. ¿Me puede alguien explicar por qué me insulta? ¿Y de paso por qué eleva la voz, se levanta y me mira hecha una furia?" - Haciendo contigo lo que quiere a su santa voluntad. ¿Que edad necesitas tener para darte cuenta que eres traslucida? Sólo espero que besándote no me haya comido sus babas. Eah, silencio sepulcral de mi parte y sin tocadiscos que me alivie un poquito. Y Lucía pues, no se enfada y se va, provoca, la arma parda y después se va. Ahí quede yo, con todo el salón del restaurante mirándome como si fuese la culpable de todos los males del mundo. "Mañana llega una borrasca, que dejará fuertes precipitaciones en toda la Península. En lugares como Soria, se esperan más de veinte litros por hora. Paisanos sorianos, por lo menos os he avisado". Tan mala no puedo ser, ¿no? La suerte de estar apaleada, es que no te quedas hecha un ovillo. Tienes reacción y mi reacción fue cagarme en la Ley anti tabaco de Zapatero unas pocas de veces. Porque de buena gana, me hubiera encendido un cigarro y me lo hubiera fumado en completa calma. "Que soy lesbiana y las
mujeres no son buenas pa mi". Sin poder fumar, pedí la cuenta, pague y cogí él bolso. Creo, que seguían mirándome mientras salía, pero a mi sólo me apetecía encenderme un cigarro y no echarle cuentas a nadie. Por eso, salí buscando en el bolso el tabaco, pero cigarros no había, debía tenerlos Lucía. ¿No es pa jartarse a reír o llorar? Si Lucía no estaba fuera del restaurante, ¿donde narices la iba yo a encontrar? ?Donde?, si ni siquiera tengo su número. Aunque, ¿para que?, ¿si yo tengo su móvil? Yo su móvil, ella nuestro tabaco. Pude saberlo al salir, y verla fumándose un cigarro en la puerta del restaurante. Como extrañe mi moto, cuando la vi. De no haberla guardado en el Hostal, ahora mismo me subiría a ella, le diría a Lucia; ven y aceleraría hasta que mi moto nos llevase donde quisiese, pero lejos, muy lejos de Lucias heteros en plena convulsión lésbica y moteras rotas. - Me apetece un crepe dulce, vi un puesto cerca del paseo marítimo. - Vale. Vamos si quieres. No, por favor. Un poquito de piedad para mi. Lucía tiro el cigarro y dios no. Otra vez enfadada o es que seguía o es que yo no valgo pa mujeres y pa hombres menos. ¿Habrá un huequillo en un convento para mi? Mira que ocupo poco y no soy de tener grandes cosas. - Vale vamos. ¿Y si a ti te apetece un helado por ejemplo? - Pues..pues...pues- tic tac, piensa por tu madre Valeria trata de hablar bien, que se te entienda, que mira como te mira. - Ese es tu problema. No sólo es que mimes a toda mujer, no es eso. Ese generosidad tuya me encanta y me imagino dónde más la llevarás y será locura. Pero de mimar a ceder hay un paso y ese es el que me jode, porque es por el que se pueden aprovechar de ti. Sólo basta que tropieces con una hija de puta, como ya te ha pasado. Ufff, demasiada información para una penilla cabeza como la mía. Necesitaba tiempo para procesar todo lo que me había dicho a bocajarro. Y tiempo, que Lucía no me dio. - Y al final será un crepe. Madre mía, me hiciste enfadar. Vamos. - Voy. Si, por mis santos que dije voy pero no fui. Jolines, ¿que había hecho para el chorreo que me había caído? Pasa que, volvió a llevarse un suspirito perdido por ella, con un nuevo beso que me robó y no sabia que había hecho pero si supe, que de la manita tiro de mi y que de la manita llegamos a la creperia. Jolines, pues en verdad...me apetecia más un helado que un crepe. - Ahora vamos a por tu helado, doña cristales. - Jolines, llegaste a asustarme, ains. - Jajaja, ay motera. ###
"Sabor a Caramelo, te adoro, te anhelo, sentir la pasión, te derrites con dolor. Sabor a Café, es el sabor de tu piel, tus labios canela, tus besos la miel" Regreso mi tocadiscos particular y no podía hacerlo de otra manera ni mejor, que justito esa canción. Después del chorreo de Lucia, después que me robase un nuevo beso y después de que me llevase de la manita a por su crepe y mi helado, en mi no había, más que su sabor a miel. Que me había yo perdido, entre chorreos, palpitaciones y heteros en convulsión. Que no, que yo no soy así, que no me como la cabeza y que la vida la disfruto y de sus palos aprendo. Esto último, mejor lo pongo en cuarentena jaja. Y que con tanto acelerar, no estaba disfrutando del sabor a miel que en cada de sus besos robados había. ¿A que sabe la miel de Lucia? A la mismita gloria, me estaba sabiendo. Helaito y crepe en mano, nos fuimos a sentar en el típico murillo bajo que separa la playa del paseo marítimo. Cachis en...si esos muros hablasen. Millones de historias, habrá en ellos. Ahí se sientan los adolescentes que se comen la boca, por horas sin levantarse de él. La pareja de ancianos, que se sientan en el, a descansar del paseo de la noche. El dueño del can, que espera aparezca la dueña de otro can, con la que coincide ahí cada noche, la pareja de divorciados, que disfrutan de la segunda descomposición hormonal de su vida al encontrarse y Lucia y su crepe, yo y mi helado. Lucía se sentó más señorita que yo, encogiendo una de sus piernas, yo lo hice a lo Clint Eastwood montando en el Oeste y ahora si, trate de disfrutar de cada cosita, que nos quedara por pasar juntas. Como me gusta mare, verla comer. Estaba yo construyendole un altar, a su forma de cerrar los ojos ante un gustazo. Su gustazo ahora era un crepe, sencillo de chocolate y nata. Pero ay morena, te pillé. Eres una golosa. Lo es, degustaba su crepe y sonriéndome espiaba mi helado. Yo también se ser una malaje y probé su paciencia de niña consentida, como buena Leo es. Pero claro, con esa maldad, me privaba a mi misma, de ver sus labios y la punta de su lengua atrapando la cucharilla con helado y lo peor, me privaba de verla cerrar los ojos disfrutando del helado. Uff, de sólo imaginarlo me puse tontona. Que Lucía es mucha mujer y esos gestos, calentarían más que piel. Claro que, yo estaba acelerando y si aceleras, la adrenalina sube y que llegue a donde tenga que llegar. - ¿Como seria tu aventura en Italia?- le pregunté dispuesta a que probase mi helado. ¿Como? Con mi cucharilla abrí un poquito su crepe, llene la cucharilla de helado, la deje en ese trocito de crepe, lo cerré y con esmero, propicie que el chocolate fundido, cubriese ese trocito. Lucía miró todo el proceso, mientras me contestaba. - Pues...un estudio de arte, más o menos como el que tengo, sólo que además, me gustaría poder no se, dar cursos que fuese también una academia.
- ¿Como los antiguos genios? Ya sabes, Miguel Ángel y sus amigas las tortugas ninja. - Jaja, pava eres. Seeh, muy pava y según ella cristalina. Pues sus ojos, deseando el pequeño bombón que le estaba preparando, también lo eran. - Cuéntame a ver- la chinche un poquito y mare, que se relamiera los labios esperando el bocado, era para chillarla de deseo- O mejor, ¿te cuento como lo imagino yo? - Dame eso ya. Auch, fue un susurro o fue un suspirito, no se que fue. Pero mare, como me gustó y mare, como me estaba poniendo yo. - Voy Y como me gusta jugar con su poca paciencia. Normal, si ella reaccionaba como reaccionó, tirando de mi flequillo para acercarme a ella. Auch...quema, mi niña morena, aliento contra aliento quema y ay mare. Como estaba empezando yo a desear probar su miel, sin ninguna prisa. - Damelo ¿El que? Estuve a punto de preguntarle. "La misma vida te doy ahora mismo, si dejas que por una vez, sea yo la que te robe un beso y con el, me beba tu miel". Carita a carita, aliento contra aliento, me dejó un pequeño muerdo y la muy...me robó el pequeño bocado de crepe con helado. - Jajaja, poquito cabrona eres, ¿eh? - Por cristalina te pasa. Auch, e iban unos pocos. No le bastó revolucionarme todita la sangre con un leve muerdo, sino que además, cerró los ojos con el bocadito, más de lo normal. "Maestro, paseme más mezcla. Ay mare, que altarcito más bonito me está quedando pa ella". - Vamos, motera. Arranca- nuevamente me metía prisa y... Quieto todo el mundo, tú niño quedate subido a la mini noria del paseo, tu perro quedate marcando la palmera, los adolescentes que se queden pegaitos y la abuela, que se quede acariciando a su marido. Puede que Lucía sea hetero y la movida- no digo diferente, digo raro- que tenía conmigo le estuviese suponiendo una combustión lésbica, parece no sentida hasta mi, pero mare. Mi niña morena, estaba disfrutando del deseo encendiito que se podía ver clarito en mis ojos y hasta de mi altar para ella. Sonrió y cómo, al pillarme mirándola boba, mientras degustaba el bocadito de crepe, volvió a tirar de mi flequillo, volvió hacer chocar nuestros alientos y mare...no se me pararon los pulsos, porque pulso hacia rato que yo no tenía. - Voy morena- volví a pincharla, disfrutando de nuestra sensual e intima cercanía y tirititi. Premio
para mi. Por qué si, a partir de ahí, cada beso que me robe, no será más que eso, un premio que irá directo a su altar. - Venga - Ay - Jajaja - Pues...¿sabes cómo lo imagino yo? Bohemio, un sitio melancólico. Nada de los estudios modernos de hoy, que por otro lado en Italia los tienes a patadas. Te pega más, un pequeño refugio perdido por la Toscana. Donde los amantes del arte lleguen a probar su suerte con tu ayuda. No se...la mujer que ha luchado toda la vida, que jubilada se refugia en tu estudio a dibujar y beber buen vino. - ¿Tipo casa rural? - Aún más íntima, una bodeguita con bodeguera de arte. Estaba tan a gusto, el ambiente entre las dos era tan íntimo, que hable en total confianza. Pero, ay mare. Lucía me miro de una forma, que me hizo ruborizarme al momento. Lo que hizo después, me dejó desarmaita. Dejó su crepe, me quito mi helado, se fue a tirarlos en la papelera y a su regreso, volvió a provocar un face to face, de quemarse. - ¿Sabes lo que más me esta gustando de ti? Que eres una consentidora, que te la pasas regalando cariño y que se nota que eres muy cariñosa y siendo así y sintiendo los mismos deseos que yo, dejas que en todo momento yo me acomode a ti, reteniendo tus ganas. "Hola, ¿es emergencias?...estoy en el paseo marítimo de la playa arenosa. Necesito una ambulancia. Una morena de infarto, me acaba de provocar uno y bien gordo. Vamos, que como no corran, no lo cuento" Y si, el infarto me lo provocó volviendo a robarme un beso y si, a canela saben sus labios y de la miel más dulce, están hechos sus besos. "Maestro, subo el muro medio metro más y tendré mi altar, pa ella" ###
Me pasa muchas veces y siempre me hace sentir ¿egoísta? No se bien, como definirlo. Dicen que hasta para recibir cariño hay que saber hacerlo, pues bien. Tony, el camarero, lo daba a raudales. Conexión instantánea, afinidad natural, o a saber que cosa. Lo cierto es que me sentía como si lo conociese de toda la vida y no, como en verdad ocurría. Camarero en el restaurante familia y co-propetario de una Jaima reconvertida en un pub muy íntimo, situada en mitad de una ancha playa apedrada. Este último detalle es muy importante, gracias a ese natural empedrado, pude reírme un ratito con Lucía. Yo había elegido un pañuelo como falda y unas cómodas sandalias, que sin duda y pese a las piedras, me permitieron andar por ellas sin mayores dificultades, en cambio Lucia, había elegido un corto y cómodo kaftan, conjuntado con unas sandalias de cuña alta. El ejercicio de equilibrio estaba garantizado para ella y verla, haciendo movimientos extraños intentado seguir la ruta que yo improvisada con un poquito de maldad, me ofreció unas buenas risas a su costa. - Venga morena, vamos a llegar mas para los churros que para las copas- dije, mordiéndome los labios para retener la carcajada. Pobrecilla mare, de esta se hacia un esguince. Claro que, no conté con que Lucia, no es ninguna niñata a la que timar, es toda una mujer y además, es toda una mujer de recursos y no sabia yo, que la que estaba mas cerca de sufrir un esguince de tobillo era yo. - Vamos a llegar mas para los churros que para las copas- me imito con una maldad, la muy…, que termine por detenerme y darle cara. Y ahí, que casi me caigo, Lucia salto sobre mí y tuve que apretar riñones, para equilibrarme a mí, a nosotras y a mis pobres pies- Jajaja, ¿ahora que lista? La lista que era yo, le hubiese pegado un besazo de quedarnos pegadas para los restos, pero empezaba a confirmar, que pa,mi no había remedio ya y debí mirarla embobadita, porque Lucia sonrió extremadamente serena y delineo mis cejas, sin pensar en mis pies, el peso que soportaban y la mare que parió a las pedazo piedras de la playa. - Jajaja, eres capaz de aguantar sin quejarte, por una simple caricia, ¿uhm? Y sin uhm, si el precio era tenerla cerquita, bien me valía un doble esguince tobillero, una hernia discal y un lumbago de caballo. - Mimosa- prosiguió directita a mi boca, pero la muy… se freno en el ultimo momento para no besarme- Te aguantas, por activar el ascensor. Y no lo hizo y me cague en OTIS, la marca mas generalizada de ascensores en España y hasta en el inventor de esa maquina apología de la obesidad, porque por ellos, sin beso me quede, y sin hernia, esguince y lumbago, que todo hay que verlo por el lado positivo. - Jejeje- se me escapo la risa, que mi propio pensamiento me provocaba y Lucia tiro de mí negando con la cabeza. - A saber que estabas pensando. - Pues…que eres de consumir bebida fuerte, see. - Jajaja ¿Qué? - Wisky, no eres de ron ni parecido, mucho menos de licorcitos. A saber porque salí por ahí, sería que caminar con ella de la mano, era algo a lo que me estaba acostumbrando demasiado rápido. Menos mal, que pronto el camino ceso, llegamos a la Jaima y Tony, “Ay mi Tony”, nos recibió, como es él. Una ricura de niño, del que es muy difícil no
encariñarte. Tony tenia novieta y como era de esperar, Lola su novieta, era tan de arte como el. En nada, los cuatro congeniamos. Pero “Ay mare”, que poquita atención pude yo prestarles esa noche. Si desde que nos conocimos, entre Lucia y yo, no existía ninguna barrera física, tras robarme toditos los besos que me había robado, ya no es que no existiera barrera es que Lucia se había desatado como una acariciadora nata y mare, como me gusto eso. Frente a la barra, donde Lola, la novieta de Tony, atendía, nos sentamos en dos taburetes de los mas originales y, pues yo hablaba con Lola y algo nos proponía para el día siguiente, algún plan o que se yo, Lucia miraba la Jaima, su gente, su ambiente y a mi me desarmaba. Fui capaz de activar un ascensor, pero la cosa ya estaba lo bastante calentita, para que su mejor entretenimiento, fuese acariciarme la nuca, bajo mi pelo. “Ay que gustito mas rico, mare” - Mañana…pues…pues…pues…mañana si - Jajaja- reía Lola por mi claridad y elocuencia- ¿Mañana que? ¿Qué os venís o no? - ¿Eh? Nuevas risas de Lola y ahora también me reía yo, no tenía ni idea de lo que me estaba diciendo Lola, pero como soy incapaz de negarle nada a una mujer, pues ahí estaba yo diciendo que si a lo que no tenia ni idea. - Es una risitas- dijo Lucia sin mirarnos. Estaba claro que la música, estilo soul, la tenía en una especie de nube discotequera y marecita María del Carmen, comenzaba a moverse al ritmo de ella. Lentito, suave y síguela nena- Creo que vive en dos realidades, una la que nos ofrece y otra en sus pensamientos- termino de explicar la extraña dualidad en la que vivo según ella y mare, alzo la cara en un gestito de arte. Desafiante y sexy. Vamos que estuve por levantarme del taburete, hacerle la ola y pedirle, otra, otra, otra. Pasa que Lola continuaba ahí y fue la misma Lucia, con un caliente movimiento de cejas la que me lo recordó. Y dios, estaba clarito que Lucia estaba remolona como yo o casi, porque tras ese gesto, la punta de su lengua acaricio su labio inferior y después dejo escapar un intimo suspiro. Dios, fueron tres gestitos seguidos por un cuarto, Lucia tomo su copa y la acaricio de una forma, que no me quedo mas remedio que resoplar disimulando, mover inquieta en el taburete y cantar, aprovechando que Lola atendía a un cliente. - Será tu voz, será el licor, serán las luces de esta habitación, será el poder de una canción, pero esta nocheeeeee Esa noche y en ese momento, tuve que llenar todita la Jaima con feromonas made in Valeria. A mitad de mi improvisada canción, Lucia dejo el taburete, Lucia abrió mis piernas, Lucia se coló entre ellas y a milímetros de mi boca, concluyo la canción. - Moriría por vos- guau, susurro como las mismitas sumisas de Afrodita, erizándome entera, tanto que mis piernas se cerraron sobre ella y con un suave toque, acabo pegadita a mí. Pero Lucia, Ay Lucia. Siempre tiene la última palabra y siempre me roba algo- A partir de esta noche, no volverás a poner un ascensor en marcha en tu vida. - Jajaja- reí completamente excitada y esta vez, se llevo un muerdo de mi boca. Puede que jamás, así lleve horas encerrada en un ascensor, vuelva a ponerlo en marcha, pero lo que tuve claro, cuando la vi marchar a la pequeña pista de baile, moviéndose como solo ella sabe, es que, y como siempre, yo la vida me la bebo a sorbitos y aunque el deseo en mi por ella, estaba mas que despierto, también lo disfrutaría de a poquito.
### Disfrute de mi excitación viéndola bailar, me recree observando cada gesto que sus labios hacían al hablar, al fumar, al beber, lo hice por igual delineando con mis ojos las líneas de su cuerpo, por igual con sus coquetos y sensuales gestos con los ojos, con su forma de retarme alzando la cara, me perdí una y otra y otra vez, por su largo cuello y cuando las manos me dolían de tanto desearla, cuando mas mojada no podía estar, cuando los colmillos me crujían de pura necesidad, abandone la Jaima, para fumarme un cigarro sentada en un pedron que amenazaba con destrozarme el culo. No repase mi día con ella, no me preocupe por todo aquello que estaba sintiendo en solo horas de conocerla, no hable en pensamientos con mi madre y tampoco la llame. Solo mire el mar, escuche su paranoico sonido, las voces de la Jaima, alguna que otra canción y la esperé. El pum, pum minimamente alterado de mi corazón, no podía equivocarse, podría haber puesto en marcha un ascensor en el beso mas loco que me había robado hasta ahora, pero sabía que Lucia vendría a buscarme. Bastaba esperarla y lo hice. Mi espera obtuvo premio, no se cuanto tiempo después. Solo se, que Lucia llego a su estilo, sin ruido y sin sobresaltos. Escuche el rechineo de las piedras tras de mi, la escuche suspirar, seguro mirando el mar y a pesar del porculero empedrado, se sentó tras de mi, con un esmero increíble. Su cercanía me hizo cerrar los ojos, intentando llenarme de ella. Y ella, apoyo su barbilla en mi hombro, se que sonriendo. - Tienes mi tabaco- me dijo a voz baja y ninguna de las dos, volveríamos hablar en un tono más alto, lo que quedase de noche. Abrí los ojos y sin contestarle, prendí un cigarro, pasándoselo. ¿Cómo podía ser todo tan natural entre nosotras? Tan solo conocía su nombre y unas cuantas apreciaciones, que aún, no había tenido tiempo de comprobar. Natural era, que fumase acariciando mi frente desde atrás y natural era, que yo correspondiera acariciando una de sus pantorrillas. No llevaría mas de medio cigarro, cuando la sentí moverse, improvisando un baile sobre piedras insufribles, al poco, si creía que la locura de deseo que sentía por ella, no podía ser aun mayor, me equivocaba, escucharla cantar como lo hizo, destrozo todos mis limites. - Baby your fire is lighting me up. The way that you move…is reason enough. That I love to make love to you, baby…nara nana nara nanaaa, to you baby. Desatada mi más absoluta locura por ella, me hubiese bastado un simple roce, para gemir pérdida por ella. Pero ella es Lucia, y Lucia…Lucia dejo de acariciar mi frente para cogerme de mi flequillo tirando de mi cabeza hacia atrás. - Si ahora te encierro en un ascensor y lo detengo, ¿que harías? - Robarte un beso. Y como venia pasando hasta ahora, fue ella quien me lo robo. Mi sincera respuesta, fue hecha mirándola a los ojos, a sus sumamente expresivos ojos y ella contesto, mirándomelos por igual, para después mirar mi boca y entonces, besarme provocando que ambas, dejásemos de mirarnos. Imposible detener el gemido que broto desde mis mismas entrañas e imposible fue, no atraerla hacia mí, y retenerla conmigo entre piernas y brazos. No había un ápice de ansia en su forma de besarme, y sentirlo, me hizo crujir por dentro. Lucia, pareció haberlo entendido, de a poquito y a sorbitos, así nos bebimos la una a la otra, como trato
de beberme la vida. Su lengua acarició la mía, en suaves y breves caricias, sus manos sujetaron mi cara y dios, sentí que los ojos se me quedaban vaciitos por el inmenso placer que me daba. Con pausa y delineando mis labios, detuvo el beso, para labio a labio, matarme un poquito mas al decirme… - No solo nunca me he subido a una moto con una desconocida, es que además, nunca he estado con una mujer y llegas tu y…uff motera. Joder, su uff encendido fue tan gratificante, tan placentero y tan de Lucia, que fue como si me hubiese corrido, ahí mismito. - Si- dije, o lo gemí o directamente lo jadee. - Si- me contesto y tampoco se, cual su forma de hacerlo, solo se que la palma de su mano, dejo mi mejilla, para buscar mi nuca. Labio a labio, nos mantuvimos mirándonos y dios, vi mi deseo reflejado en sus ojos y sentí sus dedos colándose entre mi pelo y una caricia mas o un beso mas o un Lucia mas, y sería capaz de vaciarme sin necesidad de mas. Pero mi lado gamberro siempre gana, hasta en las peores plazas o mejores según se mire, por eso, en mitad de ese momentazo de extremo deseo, cante: - Vuela esta canción, para ti Lucia El castigo a mi gamberrada, fue un nuevo beso robado y un propósito. - Vamonos de aquí ya, motera. Y no, no me gustan que me metan prisa, pero esta vez, me levante más obediente que nunca antes en mi vida. - Jajaja, eres un bicho, para esto no protestas. “Ay marecita mía. Cuanta razón lleva, mi morena”.
A una pareja de Ucranianos le entra el apretón, o sea, la locura de amarse donde y como sea, acaban haciéndolo en las vías del tren y saca, el cabroncete del destino finaliza el encuentro entre ambos en una tragedia. Un tren los arrolla. No dudo ni un momento, de que la pareja tuvo ocasión de detener sus ganas o por lo menos retrasarlas para hacerlo en un sitio menos arriesgado. Pues yo también la estaba teniendo. Todo el caminito de la playa al Hostal la tuve. Tuve ocasión de detenernos o yo que se. Pero Lucía me tenía abrazada por detrás, su brazo derecho era una bandolera sobre mi torso y su mano, jugando con el final de mi camiseta y mi piel bajo ella, eran demasiado para hacerle caso al destino y frenarme. La hostia estaba asegurada y mi madre, en la puerta de mi habitación, dispuesta a despertarme y zas, se acabo el sueño. ¿Para que frenar nada si Lucía me susurraba lo que me susurraba? - Estuve a punto de, a casi casi nada, a punto estuve de, partirme bien la cara. Pa siempre atarme al pie de, la perra de tu cama. Dios, esa canción, a susurros de su voz y el beso que dejó en mi oreja, me erizo entera e hizo que los metros finales hasta la entrada al Hostal se me hicieran eternos. La deseaba con infinita locura. Quería sentir la caricia que continuaba dejando en mi vientre por todo mi cuerpo y quería enredarme a su boca y cuerpo por toda la noche. Me olvide de palpitaciones temerosas, cuando tras el beso jugó con su boca en mi oreja. Más no podía desearla y al olvido mando la primera vez que entramos a ese Hostal y tuve que elegir habitaciones sencillas, cuando ahora me susurró: - Locura...y fue nada más verte en el parking del bar. Joder, mi pulso estaba disparado, me dolían las manos de tanto que la deseaba y mis ganas de ella me tenían mojadisima. Pero Lucía no parecía querer piedad para mi, porque prosiguió. - Me dije no es más que una chula, pero me jodio horrores que a mis primas les hicieras caso y a mi, ni me mirases. Dios, como agradecí llegar al Hostal, un muerdo más en mi oreja y hubiese sido capaz de correrme sin más. Ni tiempo me dio a contestarle. Lucía seguía comportándose como la Lucía que más me gustaba, la absolutamente segura de si misma. Dejó de agarrarme, se coló en el Hostal, pidió la llave de su habitación y tiro de mi agarrándome por la camiseta. - Lucía- se me escapo su nombre en un gemido cargadito de locura. Mi cuerpo chocó con el suyo a las puertas del ascensor y sólo me dio tiempo a tomarla por la cintura. Porque de mi boca, se ocupó ella. Agarró mi rostro y unió nuestras bocas, en un beso que comenzó a enredarnos. No hubo giros ni
piruetas extrañas. Se limitó a introducirme en él ascensor sin soltarme, así estuvimos dentro y así avanzamos hacia la habitación. Comiéndome la misma vida a través de nuestras bocas, abrió la puerta y ni la cama pude mirar. Sus gemidos comenzaron a escucharse y estuvieron a un sólo paso de marearme de placer. Estábamos ahí, solas y ardiendo. Pero era mi niña morena y no se si era que estaba tan caliente como hacia mucho no lo estaba o puede que fuese el temor por saberla hetero o sería...yo que se que seria, sólo se, que me dejaba hacer, que le dejaba llevar el paso y que hasta miedo me daba tocarla, por quedarme aún más prendada de ella. Pero Lucía, ay Lucia, mare. Rompió el beso y jadeando como yo por la excitación, se sacó el vestido de una y por igual hizo con el sujetador. - Que no haya estado con una mujer, no quiere decir que me vayas a romper y es que además, quiero que lo hagas, rompeme. Joder, de un plumazo acabó con todos mis miramientos. " ¿Emergencias? Si soy la misma de hace unas horas y si, ella es siempre la culpable de que los necesite a cada paso. Les aviso, me pide que la rompa y es de locos. Pero loca ya me volvió. No manden ninguna unidad móvil, es tarde pa mi y mi locura por ella". Sin miramientos, olvidados también, me saque como ella la camiseta, jadee encendida al máximo nivel y ahora si, fui yo quien la bese. Porque ya me lo canto ella misma; "Y no, nada tiene que ver, na tiene que ver mi celo. Tu boca, tu cintura, que no nos divida el cielo, en dos mortalidades, mitad locura y verso, y a esto de, me dije stop. Colgar mi vida de un, ay ay solo a esto, ay ay por un beso, ay ay, solo a esto, ay" Y ay...que beso fue mare. ---Rompeme- no se cuantas veces, mi cabeza reprodujo su orden. Sólo se que me lancé directa a por su boca, que enganchandome a ella con ardor, subí su cuerpo y acabamos impactando contra un armario. Dios, eran tantas las ganas, era tanto el deseo que en mi se acumulaba, que otra vez parecía estar a punto del mareo. Y como siempre, ella me apremiaba desmareandome. - Como me va a gustar esto, Motera. Jodeeeeer, sus piernas me encerraban contra ella, pero yo quería más, que besos ardientes por su boca y cuello. Con fuerza inaudita conseguí girarnos y no muy elegantemente caímos en la cama. - Jajaja, Dios quítate ya eso. Esa es Lucia, en estado puro. Caí con poca gracia sobre su cuerpo en la cama, río por lo cómico que fue y ahí estaba, mandando. El eso, era mi falda y para que me la quitase, prácticamente me empujó y ella sola, se terminó de quitar las braguitas. Verla desnuda fue tan pero tan increíblemente apoteósico, que hasta sentí el golpe en la cabeza como si hubiese caído desmayada. Que soy muy enteradilla y muy poco espabilada. Hasta que no la vi, desnuda en sábanas blancas,
que no me di cuenta de lo blanquita que era su piel. El contraste de nuestra piel cuando ahora si, poco a poco me deje caer sobre ella, me lo confirmo. - ¿Romperte?- le pregunté sonriendo, no sólo era blanquita, su piel también era inmensamente calentita. - Si, romperme- fue su contestación tirando de mi flequillo con un único propósito, morderme no los labios sino toda mi boca. Me atrapó con extrema pasión, mientras yo luchaba contra mis propias ganas. Una de sus piernas me sujeto a ella y la otra quedó entre mis piernas. Dios, su muslo moviéndose, como lo hacíamos los dos, era demasiado para cómo yo estaba. - Uhm...Lucía La emisora de los locos gemidos, ya estaba encendida. - Si Puede que Lucía no haya estado con una mujer, pero saber moverse sabia y como. Su muslo masturbando mis ganas, consiguieron lo que yo más temía. - Joder- fue mi vulgar protesta cuando me vacié sobre él. Lucía continuó moviéndose como si nada hubiese pasado, pero sus ojos. Ay mare sus ojos. Brillaron gritando victoria y Ay mare, pero que bonita es.
"Maestro, termine mi altar pa ella. Pero nunca será tan bonito como para quien fue construido."
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Al mal tiempo buena cara y es que además, me habría corrido en su muslo, pero mare las ganas de llenarla de besos y caricias, no habían bajado lo más mínimo, sino todo lo contrario. Ahora podía volcarme en ella, sin la incesante necesidad de calmar mis ansias. Por fin, pude sentirme libre para amarla y por qué no, también para romperla. Decidida me llene de ella, deje su boca para pasar a su cuello y mare, que envidia le debe tener el mar. A pura brisa fresca me supo su piel. Pero Dios, se movía de una forma, me agarraba de otra y a cada tantito que yo avanzaba navegandola, tiraba de mi pelo para volver a unir su boca a la mía. Aliento contra aliento, la retuve, necesitando acariciarla por entero. Manos me faltaban, para perderme en sus pechos, su vientre y el inicio de su volcán de miel. Fue pensar en su miel, y perder la poquita cordura que a esas alturas me quedaba. Con ansia bebí de su boca despidiéndome de ella y ¡Ay mare!, esta niña me quiere matar!. Porque me contuvo en ella, me aprisiono en un renueva ganas de morirse. Lucia besa como lo haría Afrodita, te teletransporta en olas infinitas de placer y deseo. Perdida en su beso y en el loco movimiento de su pelvis, conseguí agarrarme a uno de sus pechos y mi misma mano, quiso gemir de placer. Durito y abultado, dulce y salado, como es ella. La arisca que a la mínima te roba un beso, dejándote descuajaita. Igualito a ella, encontré su seno, cuando rompí el beso, para llegar a el. Por entonces, mi mano agarraba el otro y poco duraba ahí, queriendo sentir su culo. Me detuve un segundo, consciente que mis locas ganas habían regresado. La tenia para mi, sus ojos miraban los míos y entre mis manos su cuerpo estaba prisionero. ¿Se lo chillaron mis ojos? Apuesto doble a nada a que si. Me deleite en sus formas, en su textura y en su sabor. Volví a ella, bajando por su vientre y en el roto de su ombligo, jugué y jugué. El olor de sus ganas, desato las miás. ¡Si así huele su miel, ay mare como sabrá¡ Nublada y enloquecida por ella, mordí el hueso de su cadera, mientras mis manos se colaban con maestría y su ayuda, bajo su culo. Pero mi niña morena es de arte y con arte volvió a tirar de mi, para que nuestros gemidos y alientos, volviesen a chocar. - ¿Como te llamas? "Que se yo, jamia. Si ni de mi nombre me acuerdo" - Valeria- conteste en un hilo de voz, totalmente ronco y Lucia me miro durante unos segundos interminables, hasta que volvió a sonreírme. - Val- susurro, supongo que recordando cuando mi nombre callo con sus dedos, los mismos que ahora acariciaban mis seguros enrojecidos labios- mi motera. El "mi" o mi nombre en su boca, no se con claridad cual de ellos provoco que volviera a comerle la boca, completamente excitada de nuevo. No se quien se movió primero o es que lo hicimos sincronizadas, solo se que mi mano se perdió por su vientre caminito a su volcán estando las dos sentadas, unidas por un beso, que solo nuestros gemidos rompían. Quiso mi nombre y yo se lo di, y eso que ni de él me acordaba y dios, fue brutal comprobar para que lo quería justo en ese momento. Lo quiso para nombrarme cuando al fin, mis dedos probaban su miel caliente y abundante y lo quiso, para gritarlo, cuando entre en su panel.
Inundándome de ella y su miel, Lucía clavo sus uñas en mi espalda, Lucía continuó moviéndose como una auténtica diosa, encajándonos a la perfección y a la perfección, arañó y acarició mi transpirada espalda. Dios era tan brutal sentir su interior y tenerla bailando para mi, que otra vez, las puertas de un orgasmos solitario se me abrían. Pero entonces, mi brazo bajo el ritmo, y mis dedos, empapaitos de ella, consiguieron que fuese Lucia, la que clavando sus uñas en mi, gimiera mi nombre escurriéndose entre mis dedos. Pase de mis ganas y deseos, para sujetarla fuerte contra mí y ella hizo lo propio, sin que mis dedos hubiesen salido de ella. Ay mare, cuanto desee parar el tiempo, justito ahí, con ella prácticamente fundida en mi. - ¿Hasta cuando tenemos?- le pregunté saliendo con sumo cuidado de ella y Lucía aún más, se pego a mi. - Debería regresar mañana....Uhm...¿Joder? Me contestó y jugó, con mi Joder orgasmo anterior. Y no pude más que reírme contra su hombro. Es tan blanquita, que las venas de su cuerpo se ven claritas y bien parecen rutitas a seguir. Siguiendo una, que enfilaba a su hombro, sentí como tras un hondo suspiro de los ricos, Lucía me besaba el cuello, y dios...yo si que era un volcán a punto de reventar. - Me gusta- susurró lamiendo a su paso, directita a mi oreja, mientras su mano, se colaba entre las dos. - Joder - Si....me gusta mucho- prosiguió su avance, a lengua y mano. Y marecita mía, que prontito llegó a mi boca y sexo- y esto segura que me va a encantar- concluyó atrapando, de nuevo mí boca y apoderándose por primera vez de mi mojadisimo y desatendido sexo- Muy...mucho. Dios, lo acarició como si no fuese la primera vez y ahora fui yo, quien me aferre a su espalda. Aferraita a ella, volví a vaciarme y de nuevo fundidas una en la otra nos quedamos. Calladas, abrazadas y ni se, cuanto tiempo permanecimos así. Tanto, que olvide sus palabras cuando las ganas volvieron a sacudirnos y nos entregamos a la pasional tarea de satisfacerlas. Probé su miel y guardaita en mis entrañas me la lleve, pa ponerla en su altar. --Lo he repetido una y otra vez, enteradilla mucho, espabilada muy poco. Dijo debería y yo cuenta ninguna le eche. Me dediqué a oír a mi madre en la puerta de mi habitación, dispuesta a despertarme del mejor sueño que he tenido. - Valeria cariño, va siendo hora de despertarse. Lo peor, no podía ronronear en la cama, ni tirar a mi madre en esa cama y jugar con ella evitando levantarme.
Mi madre no estaba en nuestra puerta y quien sí estaba, era nuestra vida, la misma que dejamos aparcada en el Hostal de su Tía. No pegue ojo, no los cerré más que para recrear una y otra vez, todo lo vivido hasta aquí. Hasta el momento, en que la mitad de su cuerpo descansa en el mío, como mí mano descansa en su desnuda cadera velando, su sueño. Una vez, llegando al que creía mi hogar, sentí un crujido que me partió en dos. La mitad que sobrevivió, puede que no sobreviva al nuevo crujido que sentí, cuando Lucía despertó.
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Entre recuerdos, de lo vivido en apenas horas, de nuestra peculiar forma de conocernos, de nuestra escapada a otra realidad paralela y de las horas que pasemos rodando en una minúscula cama, llegó la media mañana, con su sol en todo lo alto, con el bullicio en la calle y con mi derrota anticipada. Así, la sentí despertar entre mis brazos y así, fingí dormir. Estiró su cuerpo bajo mi mano y no se si fueron mis ganas, pero ronroneo como una gata. Un gemido desperezándose y ahí, comencé a crujir. Beso mi mano y con cuidado salió de la cama. Me cubrió con la sabana que yacía en el suelo y pude verla de espaldas, cogiendo su pequeño bolso, con el que se fue al baño. Escuche el agua de la ducha caer, como si en verdad, estuviese a miles de kilómetros de esa habitación y tras la ducha, llegó aquello que tanto temía. Lucía hablaba bajo, obvio mediante el móvil. Ventajas o desventajas de estar apaleada, te conviertes en un ser extrañamente dual, mitad frágil, mitad fuerte y lo peor, le coges gusto a tus desgracias y te recreas en ellas. Intentando escucharla, me faltó sólo murmurarle a mi madre, ya en la habitación subiendo las persianas. - No son buenas para mi, siempre acaban haciéndome daño. - Parecía distinta, esta chiquilla. - Al final, como siempre, me quedas tú. Pero mi madre no estaba en mi habitación, sólo lo estaba en la parte de mi conciencia que se antepone al dolor. Me gire en la cama, olvidándome de fingir nada y quede mirando el techo. Que frío sentí mare. Al poco la voz de Lucia se fue haciendo más clara. Estaba discutiendo y elevó la voz. Mare mía, como temblé de frío. - No, escuchame tú a mi. No se como te presentas ahí y menos, como aún me recriminas que no este allí, te dije quería unos días. Cuanto más clara la escuchaba, más temblaba y más ovillo, me hacía en la cama. Cuanto hubiese dado por evaporarme de ahí, de esa cama donde invente un mundo, sólo para ella. - Llegaré cuando me de la gana...vas a conseguir que te cuelgue. Encajaba todo a la perfección, un guión clásico para la típica película. Dos tías que se conocen en Roma, se encierran en un Hotel y a la mañana siguiente, cada una sigue su camino. Yo no estaba en Roma y mi niña morena no es rusa, es un muy bonito producto español, de la que no puedo despedirme soltando su mano, mientras sonrío. Me pasa siempre, cuando un sueño es tan bonito, no quiero despertarme de él y si lo hago, quiero
soñar con el otra vez. - Vale, si quieres quedarte ahí esperándome, hazlo. Yo ahora mismo no puedo ni quiero seguir hablando contigo. No dijo nada hiriente y no supe verlo así. Anteponiendome al daño, lloré hasta que enfadada por mí eterna mala suerte, me levanté de la cama, dispuesta a terminar el sueño con dignidad. A menudo uno no es consciente de la imagen que transmite. Es por Bea, mi amiga y confidente, que se que la mía, enfundada en chupa de cuero, jeans, camiseta y moto, es la de la típica rockera chunga, que toda madre no quiere para su hija. Si le unes un careto de mala hostia, que no es más que una máscara con la que esconder tú fragilidad, obtenemos la imagen que esa mañana vería de mi Lucia. Me dio igual si había terminado su conversación o no, desnuda entre al baño y ni quiera la mire. Me rompería un poco más ahí dentro si la miraba. Directa me colé en la ducha, ante la supongo sorpresa de Lucia. - Eh...buenos días, ¿eh? - Buenos días- contesté a su saludo sintiéndome cada más pequeñita. Quizás ella quería normalidad, pero a un nuevo crujido, yo no podía dársela. Claro que, olvidé que Lucía no es de quedarse callada ni quieta. Y no con muy buena cara abrió la mampara de la ducha. - ¿Se puede saber que te pasa? ¿Que que me pasaba? Después se extrañan de que me quedé callada y de mi boca no salga ni aire. Me pasaba que me estaban despertando de mi mejor sueño, me pasaba que no era la primera vez que me ocurría y que como siempre, mi vida quedaba reducida a un puto número, el tres. Pasa que, con Lucia todo era distinto y ni se como pude, pero hable. - Nada, solo que se acabo nuestro tiempo, ¿no? Le dije y ni me importó que el agua cayese como si viniese del triste descongelamiento de la Antártida. Lucía se me quedo mirando un buen rato. Trataba de adivinarme una vez más, pero la máscara estaba muy bien sujeta y mi peor apariencia era lo que mostraba. - Si, a decir verdad. Demasiado lejos llegó. - Guay, ¿me puedo duchar? - Por mí como si- se detuvo mordiéndose el labio y me negué a mirarle a los ojos- Te espero abajoconcluyó casi desarmando la mampara. Mare que hostiazo le metió. Pero como soy imbécil, enteradilla y muy poco espabilada, no le preste atención. Preferí llorar en silencio, ducharme no diría yo que fue lo que hice, salir del baño, adecuar mi vestimenta a mi máscara y abandonar el Hostal. No hubo cuenta que pagar, Lucía se había encargado. Mentiría si no dijese, que baje al parking arrastrando mi alma y que intente animarme recordando que sólo hacia un día que Lucía había llegado a mi vida. No podía doler tanto y no podía significar tanto. Pero la verdad era otra, locura o no, real o irreal, lo cierto es que verla trastear el cajón de mi moto, volvió a dejarme callada y en mi el silencio es igual, a estar descuajita por
dentro. Como desee que se girase y diciéndome o no, me abrazase sin más. No se giró y en consecuencia, yo me cerré aún más. Abrí el cajón con el que ella se peleaba, deje en el, el bolso de mano que habíamos comprado, lo cerré y sin que ninguna nos mirásemos, me subí a la moto arrancándola. - Sólo te pido, que no des ningún rodeo, llevame directa a que mi Tía. ¿Esperaría que yo hablase? No lo sé, yo seguí callada, le di su casco, me puse el mío y acelere. Porque al abismo, también llego acelerando. Camino al Hostal de su Tía, Lucía no se abrazó a mi, apoyo sus manos en el depósito de mi moto y en cada curva hizo mil esfuerzos con piernas y manos, para apenas tocarme. A cada esfuerzo suyo yo acelere y en ciertos momentos, tuve que regañarme a mi misma y llamarme al orden. Lucía iba atrás aunque no quisiera tocarme y por nada del mundo, iba a ponerla en peligro, por ser una zopenca incapaz de hablar cuando y cuanto debe. No, ya no había canciones, ni maestros de obra, ni mi mare en mi cabecita. Sólo estábamos mi niña morena, la carretera y yo. Y si, como siempre, el camino de vuelta fue más rápido que la ida y su Tía Trini, será por siempre una niña grande a la que mimar, pero el parking de su Hostal aquella mañana, fue para mi, el peor parking de cuantos en mi vida había estado. El tipo, con traje de chaqueta y perilla cuidada que en el había, fue la persona a la que más rápido he envidiado en todita mi perra vida.
No habían sido tantos los kilómetros recorridos entre, nuestro ahora destino, del que fue origen de todo. Pero mare, que larguitos se me hicieron. En mi cabeza forjaba frases a la velocidad de la luz o del sonido, no se bien cual, pues nunca fui de ciencias. La más rápida de ellas, a saber. Igual de rápido que las creaba, mi desanimo aumentaba. Mi madre como toda buena madre, me conocerá, pero yo también me conozco en exceso. Sabía que mi boca continuaría cerrada a cal y canto. Sabía de sobra, que después las mismas palabras y frases que ese momento creaba, se me volverían a repetir, intercaladas con un imbecil progresivo. Pero una es como es, y mi niña morena, continuaba con su afición repentina al trapecismo, es decir, continuaba con sus esfuerzos por no rozarme “ni miiita”, estoy segura que ni respiraba, con tal de que ni su aliento me rozase. ¿Y mis pobres pulsos mare? Esos se precipitaron al mismísimo abismo y aguantaron heroicos la caída, ni una mijilla de nada, gritaron. Rompeme me había pedido solo horas antes y ahora, ahora me rompía yo, viendo la salida del Hostal de su Tía. Ni tiempo, ni destinos, ni nada de nada, me quede inerte, cogiendo esa salida. No había explicación ninguna pa,mi desamparo. Y si este fuese un mundo como debiera ser, la patrulla de tráfico que había en esa salida, debería haber frenado nuestro paso y habérsela llevado detenida por abandono de una motera, que no había hecho más, que acelerar un poco mas. “Quizás fueron tus ojos que me robaron el sueño en la primera noche, o tus labios, que llevaban escrito, pasión y tentación. Quizás fue tu aroma que se impregno en mi piel solo con tocarte o aquella sonrisa dibujada en tu rostro, cuando componías una canción” Coplas escuchadas desde bien pequeña por boca de mi madre, coplas que ahora, ocupaban mi tocadiscos interno, porque la copla es desgarre, es pasión, es desamor. Desgarros cantados por voces quebradas, como quebrada empezaba a quedar yo. Que no había sido tanto el tiempo con ella, que no fue más que un sueño, que solo de un día la conocía, que no podía dolerme tanto y que no podía ser mi todo. Consuelos, que no sirvieron como tales, cuando llegamos al parking, detuve la moto, apoye mis pies en el suelo y Lucia, mi niña morena se bajo de ella. Apreté dientes y el cuerpo se me volvió rígido como una tabla, esperando cualquier cosa. Ni siquiera la mire, trate de mirar al frente todo el tiempo. Me daban igual los veraneantes que cargaban los maleteros de sus coches, con planchas, sombrillas y bolsos, dispuestos a disfrutar de un día de playa, me dio igual la hija de Trini, la conductora de arte, que salía del coche en ese momento y se nos quedaba mirando, me dio igual su sonrisa, porque sin saber porqué, me sonreía y me dio igual que cayera un sol de justicia. Y más igual me dio todo, cuando Lucia con toda la maldad del mundo, tras quitarse el casco me lo tiro literalmente. Hice mil malabarismos para cogerlo al vuelo sin que la moto se me cayese y calle, como llevaba haciéndolo desde el Hostal. Se que me miro, pero no preguntarme por el tiempo que lo hizo, porqué no lo se. - Eres una imbecil y has hecho que entienda un poco a la zorra de tu ex o lo que quiera que sea en tu vida. No dijo más y no espero contestación, se fue de mi vera y ni el bolso se llevo. Lo dejo conmigo, la triste motera de constantes ensoñaciones. Tocaba irme, otra vez. Si, porque por mucho que quise mirar al frente apretando los puños de la moto, no lo hice y pobre de mi. Seguí sus pasos coléricos, mi niña morena se iba de mi vera tremendamente enfadada. Enteradilla mucho, espabilada poco. Pero ese poco, me dejo verle el
genio con el que caminaba. Se iba otra mujer, quizás con exceso de carácter, de mi vida. Cuando una tiene tales preferencias en cuanto a mujeres, te arriesgas a esto. Te arriesgas a despertar su genio, a que te insulte, a que te tire un casco y a que se marche con todo su cuerpo gritando ese exceso y te quedas sin consuelo posible. Orgullosa como supe era, sabia que no giraría sus pasos, que debería ser yo, si quería algo, la que bajase de la moto o simplemente, la que dijese algo. Pero soy una zopenca, que cuanto mas sufre mas calla y eso hice. Calle viéndola marchar y ni a la conductora de arte, le dije nada. Su prima nos miraba parada en el sitio, a uno y a otra. Supongo que sin entender nada, de lo que entre nosotras estaba pasando. Me anticipe tanto al desamparo, me convertí tan pronto en aquello en lo que siempre he estado en contra, la victima de las circunstancias, que no entendí los gestos de su prima, que metí primera velocidad queriendo salir rápido de allí y que mire, donde no debía mirar. Lucia llegaba a la entrada de recepción y justo en ese instante, un tipo salía de esa puerta, colocándose una veraniega americana. Lucia freno sus pasos y el tipo, de perilla cuidada le sonrió como se sonríe al desenvolver el regalo más bonito que te puedan hacer. La cogio por la cintura y a mi el suelo me tembló, como si fuese a abrirse bajo mis pies. Ahí estaba el tipo que me despertó de mi sueño. Tres, ya estábamos los tres. Mi número, no precisamente de la suerte. No pregunte que castigo era el que estaba recibiendo. Me partí por dentro una vez por un tres y se repetía, solo que ahora, era al aire libre. Su prima llegaba hasta mí y algo me decía, pero estaba muerta. Ya ni oía, ni veía, ni sentía. Solo quería acelerar, y lo hice, tras ver a Trini limpiándose las manos en su delantal, mientras me sonreía con cariño. Acelere como buena victimista, recreándome en el dolor que me causaba la imagen de Lucia tomada por ese tipo vista a través del espejo retrovisor y deje de verla en la curva de salida del Hostal. Dos veces iban, que dejaba en brazos de otro a la mujer que para mi quería y temí como a una vara verde, a que el tres, fuese la secuencia táctica siguiente. Pero por mi mare, que es lo mas bonito de mi vida, que a una tercera no le iba a dar yo la oportunidad. “Vino amargo es el que bebo, por culpa de una mujer. Porque dentro de mi llevo, la amargura de un querer. Quiere reír la guitarra, pero…a mí a llanto, me suena. Cada nota me desgarra, cada nota me desgarra, el alma como una pena” Coplas que me acompañaron todo el camino, de vuelta a sus brazos. A los brazos que nunca me sueltan, que me acunan y que si, me consuelan. Los de mi santa, mare.
Que no tenia yo el día para esto, pero lo estaba teniendo. No había días para paella familiar, que
tuvieron que escoger ese. Ese donde yo llegue rotita por dentro por una niña morena y un maldito numero, el tres. Sin haber dormido nada, con dolorosos kilómetros en mi espalda y con el pleno conocimiento de que a Lucia, no la vería mas, tuve que aguantar el tipo en la comida familiar de turno, el tipo y a los ojos inquisidores de mi santa madre. ¡Que no paro de mirarme oiga! Que le dio igual las veces que le dije, que estaba bien, que no se preocupara, que nada, a cada rato que podía, nueva pregunta. - Me estas engañando, Valeria. Que te he parido. ¿Dónde has estado y que te ha pasado? Agradecí como nunca, que los vagos de mis primos esta vez no quisieran copa y cigarro y si bañarse en el pequeño estanque. Una tregua para el interrogatorio de mi madre, pero no para mí, ni mis adentros. Fría como el témpano de hielo estaba el agua y a mi me fue inevitable no compararla, con el agua que probé con Lucia. El agua y su móvil, su móvil y la foto, la foto de ella abrazada y las manos que la tomaban, que ahora si vi nítidas en mi mente. Eran de hombre si, pero joder. No lo vi antes, arrugadas, eran manos arrugadas, no podían ser las del payaso del Hostal. Nerviosa, esquive la conversación de mis primos y sus bromas. Me fui a una esquina y pese al cansancio, me propuse repasar aquello mi día junto a ella. Si había pasado por alto esas manos, quizás, solo quizás, había pasado mas detalles. Que si, enterada pa,aburrir, espabilada, nada. Retome a mi paseo en moto y a mi necesidad de café, ahí Lucia hablaba por el móvil y lo hacia enfadada. Ahora si, podía reconocer sus gestos, movía todo el tiempo una mano y llego a taconear en el suelo. Pasaron sus primas, bromeamos, entramos al restaurante y stop. La militar cotilleo algo con su otra prima, joder. Exclame el joder y mis primos detuvieron sus juegos para mirarme. - Naa, que me he quemado- dije y ni siquiera estaba fumando, pero ellos retomaron sus juegos sin echarme cuentas. Cara de juego no debería yo tener, menos de echarme cuentas. Fue cuando su otra prima se quejo de Lucia y el móvil, y joder si. La militar murmuro- que pesado, no se da por enterado- Eso es, dijo eso. ¿Pero quien era el pesado? ¿El subnormal de la perilla? Ay dios, no debería insultarlo, que de nada lo conozco, pero me salía del alma. La había tomado por la cintura, la misma cintura que yo me “jarte” a besar. No hay dos sin tres, algún detalle más debió de pasárseme e intentando hallarlo estaba, cuando mi madre llego hasta mí y se sentó, metiendo las piernas en el agua. No había escapatoria para mí, para saber eso, no necesitaba ser muy espabilada. - Empieza a contarme, que te he dado más tiempo de lo normal. Y mira, esta vez hable o no se, si lo escupí. A fin de cuentas era mi madre y si seguía callada, acabaría reventando por el lado menos pensado. Lo hice, resumí aquí y allí, y me regodee en la última parte, donde como siempre calle y en el cabron del tres. Mi madre me escucho callada, peinándome con sus dedos. Por ellos, fui sabiendo sus reacciones ante cada cosa que yo le contaba, o bien me tiraba un poco de el, o dejaba de peinarme para acariciarme o los dejaba quietos, como en pausa o esperando. - Ahora me he acordado de que en aquella foto, en verdad le abrazaba un hombre mayor, que no podía ser el pijeras del Hostal y su prima dijo de alguien, que era un pesado que no se daba por
enterado. No se bien, que pensar, porque conociéndome, puede que me adelantase y ahora, ahora ¿Qué cojones hago? - Volver- así me contesto mi madre, y mare como la mire- Por supuesto, será cuando hayas descansado algo, no antes. - No pienso volver, no voy a joderme mas, viéndola con ese- cuanta maldad había en el “ese” empleado por mi, era la mejor forma de resumir todos los insultos que para él tenia. - Será peor, si no la vuelves a ver. No cometas el mismo error, no calles haciéndote mas daño. Y aunque sea una locura, porque apenas os conocéis, vas y por una vez en tu vida Valeria, hablas a la primera y lo que te salga. Le dices aquello que quieras decirle y aguantas lo que ella conteste. Y ni pizca de gracia me hace que vayas a por esa mujer, que parece con demasiado genio, bien podría haber esperado que reaccionases, pero claro, ¿Quién tiene mi paciencia? - Jejeje, joder Mami - Habla bien y hacemos esto, te vas a dormir y ya mañana…Valeria no, Valeria ahora no, por tu madre que soy yo. Si, lo siento por ella, pero fue ella misma la que me dio alas y me quito el cansancio. No podía esperar a mañana, ¿Qué se yo donde estaría Lucia mañana? En ese momento si sabia donde estaba, en el Hostal de su Tía Trini y pa,lla que volvía acelerando, un poco mas.
Comencé ese viaje acelerando de a poco, buscando perderme en entre asfalto y vistas paronamicas. A mitad de camino, un café la trajo a mi y entonces acelere a toda hostia, buscando estamparme pronto contra el dolor. Fue mi culpa y fueron mis miedos. Podría echarle la culpa a la poseedora de la miel maldita, por aquello que me hizo, pero esa no es la realidad. La realidad es que juzgue a Lucía precipitándome y tanto motivarme en beberme la vida a sorbitos, no fue más que una ilusión, porque con ella al final, no lo hice. Sólo busque confirmar que era otra malvada más que jugaba conmigo y mis sentimientos, sin darle mas oportunidad que tirarme un casco y buscar consuelo en masculinos brazos. Que diferente, acelere yendo a su búsqueda. Limpia, me sentí limpia deshaciendo el camino que a ella me llevaba. Lucia podía reaccionar de muchas maneras ante mi improvisado regreso, pero esta vez, no me precipitaría apostando por la negativa. Pase por Don Pascual, el primer mesón donde la vi. Tan coqueta y tan mujer. Pase por igual, por el mirador tachado de romántico, por una Lucía sarcástica y dominadora y termine llegando al parking del Hostal, de la niña Trini. Detuve la moto, me quite el casco y aun subida a ella, pude ver como el todoterreno de las primas continuaba allí aparcado. Sonreí boba, recordándola subida a él y no me extrañe lo más mínimo al sentirme tan en calma. Puede que, me hubiese precipitado tanto que con la hostia ya dada, poco más podía dolerme la reacción de Lucia, o puede que, como pava que soy, en mi interior albergarse esperanzas de reconciliación babosa. Como fuese, baje de la moto y cogí el que había sido nuestro bolso. Sin saber si entrar por el restaurante o por el hostal, me quedé parada a mitad de camino y fue Trini. ¡Ay mi Trini! La que me saco de dudas al verla salir por la que supuse puerta trasera de la cocina. - Si cocinas como andas, debes tener reservas de meses- le dije caminando hacia ella y fue un subidon. Esa niña madura me contestaba sonriendo y negando con la cabeza. Su sonrisa es tan sincera y coqueta, que bien vale inventarle miles de piropos por conseguirla como premio. - Ahora me piropeas, pero esta mañana te fuiste sin saludarme- me contestó esperando que hasta ella llegase. - Uhm...sufrí el huracán Lucía. - Jajaja- río comprobando que nadie más que yo la veía hacerlo- Ay Lucia. - Eso digo yo, Ay Lucia. ¿Donde está?- pregunté y Trini no se extrañó ni quiso saber más. Esa es mi Trini, siempre cariñosa y siempre madre. - En su habitación, mejor llévate el casco. No se que habrá pasado entre vosotras, pero la dejaste aquí echa una fiera. - Guay- le dije sin esconder la alegría que me producía comprobar que Lucía continuaba allí y si soy feliz y si Trini es mi Trini, le robo un beso. Con el guardadito en mi, deje a Trini y me fui al Hostal. Por fuera de la acristalada puerta, vi a
dos de sus primas y al tonto el culo de la americana, frenando mi intención de entrar. Nada me había hecho el tipo y poco sabía de él, pero me daba ardor de estómago y pase de tener que tropezarmelo. Hostal, habitación, playa y vistas. Mi niña morena no podía estar en una habitación sin vistas al mar. La resolución de la ecuación era fácil, habitación con vistas, primera planta. Bordeando el edificio, mire cada balconcito de las pocas habitaciones, hasta que encontré una abierta de par en par. Las cortinas se movían al son de la brisa y ahora si, mi corazón empezó a bombear a ritmo de..." La vida en un minuto no pasa tan deprisa por si acaso disfruto. ¡Corre que me da la risa!" No me lo pensé dos veces, lance el bolso al balconcito de bailonas cortinas, salte enganchandome a la barandilla y comprobé que a pesar de todo mi aceleramiento, estaba tremendamente cansada. No sin esfuerzo conseguir subir y cuando pude sonreír eufórica en el pequeño balcón, Lucía apareció ante mi. De repente, me sentí una medusa del juego Medievil. Ante mi había una mujer capaz de convertirme en piedra y después soplar convirtiéndome en polvo. Su profunda mirada y sus mandíbulas apretadas, me dejaron parada en el sitio y cerré los ojos, amortiguando su hostia. Joder, me dio tal hostia que mi cara giro cuanto pudo. - ¿Sabes las horas que llevo pasadas? ¿Te puedes hacer una idea de todo lo que he pensado y sin saber ni poder saber nada de ti? Definitivamente eres una imbécil y mira lo que me has hecho hacer. Su ataque hacia mi persona, prosiguió mientras se encerraba en el baño. Con la mejilla ardiendo, mire aún lado y a otro, las hostias sin testigos duelen menos y al fin, arranque mis pies del suelo del balcón, para adentrarme en la habitación. Hecha una fiera me había dicho Trini y al juzgar por la habitación así había sido. Clinex arrugados desparramados por la cama, sábanas en el suelo y el armario abierto de par en par. En la cama estaba su móvil y me quedé mirándolo. Era uno de los culpables de mi aceleramiento y curioso, ahora sólo era un móvil. Observando la habitación, no me percaté de que Lucía habría la puerta del baño tras de mi y cuando lo hice, volví a cerrar los ojos esperando recibir otra hostia. Pero no la hubo, se acercó a mi, cogió el ahora simple móvil y volvió a encerrarse en el baño. Ahora si, actuaba como siempre he querido, a sorbitos. Por eso, le pregunté alzando la voz: - ¿Que necesitas llevarte? Se que la pregunta debió pillarla de improviso. Tras su hostia, no fui a buscar su perdón al baño, de hecho ni me acerqué a la puerta y ahora la sorprendía, actuando como lo hacía. Leo es un signo caprichoso, juguetón e impulsivo. Pero actúa siempre de corazón. No hay más que guiar sus pasos, regalarle aventura y demostrarle en hechos, aquello que sientes. Me límite a seguir un estúpido Tarot y resultó. - Lo que hay en el armario- me contestó y yo me límite a introducir su ropa en nuestro bolso. - ¿El neceser?- pregunté tras no hallarlo y ahí si, se me pararon todos los pulsos. Lucía salió del baño con los ojos rojos de llanto y una sola lágrima que hubiese caído por su cara,
me hubiese bastado para crujir por dentro. - Ya lo meto yo- me dijo viniendo junto a mi. Fue ella quien terminó de cerrar nuestro bolso, sin que ninguna de las dos dijéramos nada más hasta que salí por donde entré- Hay puerta, y hasta puedes elegir entre ascensor o escaleras- me dijo y mare. Si hacia un momento casi crujo por dentro al intuir su llanto, que ahora me hablase medio avergonzada, me hizo temblar de pura emoción. Porque no necesite que me pidiera perdón, necesite lo que ella hizo, restaurar nuestra natural conexión. - ¿Tienes que despedirte de alguien?- logre preguntarle y ahora si. Ahora si me llene de Lucia a morir. Porque me sonrío, regresando la Lucía-Leo, aquella que en horas me había robado el sentido. No me contestó y ni falta hizo. Agarré su mano, cogí el bolso y tire de ella hacia el balcón. Allí deje caer el bolso, traspase la barandilla y me deje caer al suelo. Cuando volví a mirar al balcón, Lucía me miraba sin saber que hacer. - Vamos morena, sólo salta. - Jajaja sólo dice. No soy yo la monito, ¿recuerdas? No, ella no es la monito compañera de aventuras, ella es la aventurera y ahí, comenzaba de verdad, nuestra aventura. Una vieja escalera, le ayudó a bajar, su Tía nos grito que tuviésemos cuidado al vernos subir a la moto, Lucía le advirtió que avisaríamos al llegar y sus primas salieron a vernos partir. Y ahora si, acelere rápido y Lucía se abrazó a mi. - Locura y fue con sólo verte.
"A mí me suena el run run de mi corazón, no se me quita el gusanillo de ti, me suena el run run dentro de una estación, mi último tren que no quiere salir" Mi tocadiscos interior se animaba como nunca. Mi moto, la carretera, la manta inexistente y mi morena, pegadita a mi. Normal que se animase. Mi último paseo en moto con ella había sido desgarrador, en cambio este era pura bilirrubina subiéndome desde los pies hasta el último pelo de cabeza. Bien pegaita a mi, tanto que por momentos estrangulaba mi cintura con sus largos brazos. Lo que yo me había comido la cabeza, el más despertar que tuve y el dichoso parking de su Tía, acelerando, atrás lo dejamos. Incluido su geniazo y su hostiazo. Que todo hay que decirlo. Dos toques en mi casco y levante la visera, para poder oírla. - Para en el mirador- me pidió y sonrieron todos mis adentros. Tanto que me dijo era demasiado romántico y ahora me pedía detenernos en él. Acelere un poco más, y cuando estábamos llegando a él mirador, salió mi lado gamberro. Porque el abrazo cerrado de Lucia era verdaderamente necesitado y las dos, después de lo vivido necesitábamos reírnos. Si, hacerlo de mi negatividad, de su genio, de mi silencio y hasta del tipo de la perilla. Frene suave entrando en el pequeño aparcamiento dispuesto antes del mirador y prosegui en marcha, hasta la misma barandilla que lo separaba del acantilado, donde frene en seco. - Valeria Joder....pedazo susto jajajaja - Jajajaja Y lo hicimos, reímos a pleno pulmón frente a la Bahía. Nos quitamos los cascos aún riéndonos y la muy cabrona, aprovechó para pellizcarme la tripa. - Auch- me queje que el pellizco dolió que no me veas. - Te aguantas- me dijo de vuelta a mi encierro entre sus brazos. Más serenas, nos quedamos mirando el mar y los bonitos barcos blancos atravesándolo. Tan natural su abrazo y tan natural, que me abrazase. Pero Lucía no es una zopenca que amortigua el dolor en largos silencios, ella lo habla sin tapujos. - Sabiendo que reaccionarias como lo hiciste, jugué con tu paciencia. Creo que me asusto el hecho de verme pillada por ti en sólo horas. No me preocupa lo más mínimo que seas mujer, esa parte no me asustó, si lo hizo también, el que siempre calles y aceptes lo que venga y creí, que aceptarías el fin de nuestra aventura sin mover un pelo por mi. Me equivoqué y como canta Shakira; Siempre supe que es mejor, cuando hay que hablar de dos, empezar por uno mismo - me dijo con su carita apoyada en mi hombro. Y el mar continuaba su oleado viaje, los coches seguían circulando a nuestra espalda, el reloj proseguía su interminable tic-tac y ella elegía la canción de mi tocadiscos. - Si es cuestión de confesar, nunca duermo antes de diez ni me baño los domingos. La verdad es que también, lloro una vez al mes, sobre todo cuando hay frío. Conmigo nada es fácil ya debes
saber, me conoces bien y sin ti todo es tan aburrido. - Uhm esa canción puede decirme mucho de ti. ¿Sabes que? Estoy cansadisima y lo que mas me apetece es un baño de domingo contigo y en mi casa. ¿Aceleras hasta allí?-me preguntó a su estilo, tirando de mi flequillo, para conseguir un cara a cara, de derretirse como helado al sol de agosto. - Acelero, si- le contesté navegando en sus ojos como el velero en el mar. - Ujum- me ronroneo, acariciando mis labios con los suyos. Y ahí, tan cerca y tan Lucía vi un ligero y casi efímero brillo en sus ojos- sólo hay algo que quiero dejar muy claro. El sueño de Italia, quiero intentarlo. Le dije si, porque si algo he aprendido siguiendo el Tarot, es que a una Leo siempre hay que darle la razón. Porque son generosos y bondadosos, fieles y cariñosos, pero también prepotentes y mandones. Lo más positivo, les gusta la aventura, el lujo y la comodidad. Yo soy Tauro, signo evidentemente enemigo en el Tarot, pero que ese mismo Tarot, me tachara de monito ideal como compañero de aventuras, nos daba una esperanza. Esperanza que se engrandece si le sumamos que Tauro es un signo vividor, al que le encanta la buena mesa, el buen sexo y la grata compañía. Al final, si lo hilas, sale un equipazo perfecto y le dije si, a intentar su sueño en Italia, pensando que ya el tiempo dispondría, pero mi niña morena tenía razón. Italia es la hostia y el intento de conseguir su sueño en en ese país, se está convirtiendo en los mejores años de mi vida. Estamos en un pueblecito cerca de Lucca, en la hermosa Toscana. Nos hemos dejado una pasta en conseguir una pequeña Casa Rural, con diez habitaciones, que cuando vienen familia y amigos, se nos queda pequeña. Deudas muchas y vistas a saldarlas, a muy largo plazo. Pero el estar sentada ahora mismo tomando un vinito con Tony, mirando el espectacular paisaje, no tiene precio. Lucía ha conseguido que en la casa se respire arte y poco a poco, nos vamos haciendo de un nombre. Gracias en parte, a ideas como la pintura compartida o la biblioteca donde viajeros que ni se conocen, intercambian sus libros. - Dijo que cambiaras el barril de cerveza, llegarán y no lo habrás hecho- me dice el cabrón de Tony, interrumpiendo mis pensamientos. - Ahora- le contesto, porque si. Parece que no, pero en mente tengo el cambiarlo. Otra cosa es, que estoy aquí disfrutando del sol y el vinito y la verdad. ¿Que prisa hay? - Jajaja, mejor lo cambio yo- me dice Tony intentando levantarse pero lo freno y hago que se sienta de nuevo. - Tengo que hacerlo yo. Así cree dominarme, déjala. Jajaja- me descojono, porque no miento. Lucía sigue siendo Leo y mandona. Pero entonces, el vello se me eriza, la sonrisa se me vuelve boba y el corazón se me altera levemente. Llega la panadera, una mujer de más sesenta años que lleva luchando por sacar a su familia adelante toda la vida. Y de toda la Toscana, salvando a Lucia, es a la mujer a la que más me gusta robar un beso. Tony no se extraña que salga corriendo hacia la desgastada furgoneta de la mujer, seguro tampoco de que me cuelgue a la puerta de la misma y que le bese la mejilla. - Buenos días, Abriana- le digo en italiano aprendido a la fuerza, tras comérmela a besos. Abriana
es mi Mamma de la Toscana. Ella me responde contándome su rutinaria mañana y el pito de un cascado cuatro latas descapotable, hace que deje de babear por mi Mamma para hacerlo por Lucia. Ahí llega, con un bulto en la parte trasera que seguro nos resultara una deuda más y Lola de acompañante. Y lo hace sonriendo escondiendo sus hermosos ojos en unas grandes gafas y el cabello salvajemente despeinado. No mentiré, aún mi lado pesimista, me hace mirar a los lados de reojo, tratando de verificar que es a mi, a quien regala su más bonita sonrisa. Y cuando lo hago, cuando compruebo que esa sonrisa es mía. El corazón se me acelera un poco más. Porque, llegando Lucia llega mi hogar. Ese que yo pensaba, eran cuatro paredes, una televisión del copón, un sofá comodisimo y una cama enorme. Cuan equivocada estaba. El verdadero hogar no tiene lugar, ni espacio. Porque esta en los brazos de quien quieres y te quiere. En Lucia lo hallé y es anhelo, deseo, calor, cariño, pasión, compañerismo, ternura y entre más, diversión y aventura. - ¿Cambiaste el barril? - Eh...ahora voy, si. - Valeria, por favor. Que te lo dije a las siete y son las tres. - Jejeje que ya voy... me he descuidado un poco. - Un poco dice. Y no es floja, es darle cañita para que me abrace como lo hace y entonces mi corazón, vuelve acelerar un poco más y ahora si, soy yo la que le roba un beso. El beso apasionado de hogar.
Vuela esta canción para ti Lucia la más bella historia de amor que tuve y tendré es una carta de amor
"A ti, mi eterno panel de miel"
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