Abuso Sexual en La Infancia_Ernesto Lammoglia

April 1, 2019 | Author: jguzmanleal | Category: Sexual Intercourse, Rape, Sadomasochism, Woman, Sexuality
Share Embed Donate


Short Description

Download Abuso Sexual en La Infancia_Ernesto Lammoglia...

Description

Abulasoinfancia sexual en Grijalbo

Cómo prevenirlo y superarlo

UN PROBLEMA QUE, POR DESGRACIA, ES DEMASIADO FRECUENTE

Cada noche y día en miles de hogares y a puerta cerrada, se comete uno de los más infames crímenes: el abuso sexual contra menores. Nadie conoce las verdaderas cifras, ya que en muy pocas ocasiones se presenta una denuncia ante las autoridades. O bien lo s niños no co n oc en sus derec hos o se encue ntran paralizados por la misma figura de autoridad que, en lugar de protegerlos, destruye su autoestima y los somete a un infierno físico, psicológico y moral que los afe cta rá por el r esto de su vida. Al to car el te m a ab ie rtam en te en sus p rogram as de radio, el Dr. Ernesto La m moglia empezó a recibir una gran cantidad de llamadas telefónicas y cartas de personas que habían sido víctimas de este crimen. La gran mayoría se refiere a casos de incesto; los otros, de abuso por parte de alguna autoridad educativa, policiaca o religiosa. A la fecha, los archivos siguen aumentando con cientos de historias llenas de dolor. En este libro, el Dr. Lammoglia nos presenta las características de la víctima que el abusador elige, los rasgos de la personalidad enferma de los hombres y mujeres abusadores y una serie de pasos que deben seguirse en el proceso de curación en la edad adulta. Su intención es dar a conocer la magnitud del problema con el fin tanto de prevenir co m o d e a yu da r a las vícti mas. Se incluye un directori o de instituciones qu e a tiend en a las víctimas de abu so sexu al. La presente obra se suma a la cadena de éxitos editoriales del Dr. Lammoglia. Grijalbo ha publicado, entre otros,

El triángulo de dolor, ¿Es tu madre tu peor

enemiga?, Las familias alcohólicas, La violencia esta en casa y El daño que hacemos a nuestros hijos.

Dr. Ernesto Lammoglia

Abuso sexual en la infancia

Grijalbo

ABUSO SEXUAL EN LA INFANCIA Cómo prevenirlo y superarlo © 1999, Ernesto Lammoglia Ruiz la. reimpresión, 2004 D.R. 2004, Random House Mondadori, S.A. de C.V. Av. Homero No. 544, Col. Chapultepec Morales, Del. Miguel Hidalgo, C.R 11570, México, D.R www.randomhousemondadori.com.mx Queda rigurosamente prohib ida, sin autorización escrita de los titulares del c op yr ig ht , bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía, el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares de la misma mediante alquiler o préstamo público. ISBN 968-5956-20-0 Imp res o en M éxico / P ri n te d in M éx ic o

A lls e, a M ar ía Josefa , a Tonatiuh.

índice Agradecim ientos ............................................................... Carta de una radioescucha Introducción

9

.............................................

13

.....................................................................

17

33 2. El agresor sexual.................................................. .. 59 3. El cómplice silencioso ............................................. 77 4. Grupos de población vulnerable .............................. 105 1. Definición y conceptos

.............................................

5. El alcoholismo y el abuso sexual ............................ 131 6. Familias in cestu osas.................... ..............................153 7. El abuso sexual y el incesto en la historia .............201 8. El abuso sexual en México .....................................211 9. Importanci a de la educac ión sexual en la infanci a .. 243 10. El proceso de s a n a r .................................................... 253 11. Cent ros d e aten ción a v íc ti m a s ................................ 277

Bib liografía .......................................................................289

7

Agradecimientos Para Paty Kelly, mi compañ era de trabajo, que en su desempeño quiero destacar el cuidado, la delicadeza y la pulcritud que tiene para interrogar a los radioescuchas; su interés para establecer vínculos de empatia y solidaridad femenina y con los cuales muchas víctimas de abuso sexual se tranquilizan, confían y se identifican, enriqueciendo notoriamente la interpretación fría y el diagnóstico profesional del psiquiatra; gracias a ella contamos con la confianza de las personas que nos dan sus testimonios. De su desarrollo profesional, destaca su incomparable trayectoria radiofónica que actualmente se ha incrementado de manera afortunada poen r sutodos laborlos periodí sticade en lala mujer prensa,y interesada profundamente aspectos de la pareja sobre la sexualidad humana y la patología sexual; su don natural en la comunicación verbal sobresaliente, su agilidad en el manejo de la entrevista y su talento natural, la hacen sin duda un ser de excepción en el campo de la comunicación. Incluyo, desde luego, a los dos productores del programa, Gonzalo Maúlen y Enrique González, quienes con esmero seleccionan los casos que salen al aire y saben ganarse también la aceptación de las personas que se comunican a la radio. Su labor, aunque no se ostenta es muy valiosa dentro de nuestro grupo.

9

A Radio Fórmula y Radio Red, por haber abierto espacios donde se han podido realizar estos trabajos de participación, conocimiento e información para todos, dentro de los cuales y durante más de seis años el tema del abuso sexual ha sido uno de los más frecuentes y el que más asombro, cólera, impotencia y controversia ha despertado de los para radioescuchas. No está por demás señalar en queellaánimo idea srcinal hacer este tipo de transmisiones fue del señor José Gutiérrez Vivó, quien nos invitó (a Paty y a mí) a embarcarnos en esta empresa. Al principio nos parecía un concepto desproporcionado, pues considerábamos que el problema de las disfunciones familiares no era tan grande; hoy resulta un tema que rebasa nuestra capacidad de asombro. En estos seis años, se han roto prejuicios y tabúes dentro del público femenino; se ha creado conciencia, a todos los niveles, para delatar a los abusadores sexuales, se han llevado los micrófonos de la radio a los hogares de mucha gente. Por eso, mi reconocimiento amplio y admiración a todas las personas que nos han llamado o han enviado sus testimonios. Sus historias constituyen un valioso elemento en la concepción de este libro. Sé que muchos de ellos se identificarán aquí, aun cuando por respeto a su intimidad les hemos cambiado los nombres. Al público en general, tanto a los de Radio Red que continúan escuchándonos en Radio Fórmula, como a los que hoy se integran en este universo. Gracias a los señores Rogelio y Jaime Azcárraga, por su confianza y apoyo para la continuación y difusión nacional de los conceptos que se expresan diariamente en este espacio radiofónico y que han sido el puente de comunicación entre la provincia y la capital. De la misma forma, a la licenciada María Emma Cravioto, abogada mexicana de múltiples cualidades, a la que suma su enorme capa cidad de trabajo que todos admiram os y que le permite asesorar, litigar, resolver y ayudar a decenas de radioescuchas que solicitan todos los días de sus servicios profesionales

10

y que disfrutan su trato cordialísimo, delicado y gentil, en un mundo tan poco grato como lo es el del derecho y el de la impartición de justicia. María Em ma comparte nuestro espacio y su sapiencia, su experiencia; pero sobre todo, su sentido humano. Sin ella este y otros ensayos y libros de autoayuda no serían posibles. A las mujeres que en México nos han enseñado con su ejemplo de trabajo, a conocer, solidarizarnos, apoyar, opinar y, en fin, luchar p or conseguir protección juríd ica para ellas en todos los aspectos; pero fundamentalmente en el de lograr una legislación en contra del acoso sexual, la violación y otras formas diversas de abuso sexual; consiguiendo mejoras importantísimas aunque no suficientes, en los códigos penales del D.F. y algunos estados. Muy especialmente, a una mujer profesional que más se ha dedicado a atender es te problema, la doctora María Josefa Díaz, paidopsiquiatra especializada en casos de abuso sexual, cuya labor se destaca en la Asociación Mexicana de Salud Sexual, y directamente en el Hospital Psiquiátrico Infantil Juan N. Navarro. Sus participaciones en los progr amas de radio, tanto el matutino como el nocturno de Paty Kelly, han sido aprovechadas por los radioescuchas para reconocer su situación personal y exponerla ante los especialistas. A la licenciada Esther Martínez Roaro, de cuyo estudio Sexualidad, Derecho y Cristianismo, Visión Bioética reproducimos textos completos debido a la importancia de sus investigaciones. A mi muy querida amiga Anilú Elias, con quien he podido ver la fuerza que una mujer d esarrolla para ayuda r a otras que lo necesitan. A la licenciada Patricia Olamendi, coordinadora del área de atención a víctimas de abuso sexual del Departamento del Distrito Federal, por su dedicación constante , su lucha política, personal y profesional, desde la tribuna, el ámbito legislativo, el

11

partidista y de la servidora pública tenaz, perseverante hasta la obsesión; por buscar, pelear y conseguir mejores condiciones para las víctimas del delito en general y las víctimas de abusos sexuales en particular. Gracias a luchadoras sociales como ella hoy hay expectativas confiables para millones de mexicanos que vivenmilitan en la polític marginación y jurídica; a mujeres que amente,social permanece latentegracias la esperanza de un México mejor y más justo. A Luz María Luna Malvi do, abogada, criminóloga, académ ica, brillante legisladora, esposa y madre de familia, por todo el trabajo qu e ha realizado a favor de la normatividad y asistencia legal de la mujer en México. Aunque no tengo el gusto de conocerla personalmente, a la doctora para D orothy Corkille Briggs , autora El niño feliz de , fundamental mí por su enseñanza en el de conocimiento mi autoestima, la de mis pacientes y la forma en que se pueden educar a los hijos. A Silvia Pardo, excelente pintora cuya obra siempre ha reflejado la fuerza, ternura, coraje y la avasalladora sensualidad de las diosasmujeres, y que en esta ocasión realizó en forma especial la portada de este libro, en un gesto espontáneo y generoso 1 que mucho agradezco. A Aurora Azuara Salas, a Magdalena Peñaloza, Araceli Echególlen y a la doctora Hilda Ríos po r su colabora ción, orientación, ayuda y revisión del contenido testimonial de este libro. A Concepción Latapí por su paciencia, seried ad y dedicación a la redacción, formato y edición de este libro, esperando no sea la última vez qué trabajemos, platiquemos, discutamos y acordemos el cómo, cuándo y por qué de tantos temas. Finalmente a mi compañera y colaboradora más cercana: Aurora González Azuara, con admiración, respeto y cariño por su apoyo en el parto de este pequeño libro.

12

Carta de una radioescucha* Mi nombre es Alicia y tengo 30 años. Soy sobreviviente de abuso sexual en la infancia y quiero compartir mi experiencia. El primer abuso que sufrí fue a los cinco años. Me recuerdo con los calzones abajo, sentada en cuclillas y un sujeto en frente de mí dibujando, según él dibujándome, tocaba mis rodillas y abría mis piernas para ver mejor y seguir dibujando. Recuerdo esas miradas libidinosas y hoy, cuando un hombre mira mi cuerpo, me siento insegura. No se lo conté a nadie. Segundo abuso a los ocho o nueve años: un “amigo” de la familia nos llevó al cine y ahí introdujo su mano en mis calzones para manosear mi vulva; me recuerdo paralizada... después tampoco dije nada. El abusador tenía unos 30 años. Tercer abuso a los 10 años: Un tipo abusaba de mí cuando le dejaba la ropa que mi madre lavaba y planchaba. Recuerdodos ocasiones: una en la que estaba yo sobre su cama con los calzones abajo y él besándome y lamiendo mi vulva; en la otra ocasión, él hacía que lo masturbara. De estas ocasiones recuerdo el haber estado desconectada de mis sensaciones; mi mente estaba * Enviada al programa de radio Kell y, La mm og lia y la Fa mi lia , 14 de enero de 1999.

13

en los detalles de una lámpara del departamento. No se lo dije a nadie. El abusador tendría 25 años. Cuarto abuso: Un tipo de unos 45 años,“amigo” de la familia iba por mí a la escuela cuando cursaba el sexto de primaria (11 años tendría yo) y de regreso en el camino aprovechaba para abrazarme y tocar mis senos. Varias veces también me besó en la boca; en una de ellas recuerdo haber empezado a disfrutar e inmediatamente me fugo, me fugo de las sensaciones de mi cuerpo. Los detalles de mi alrededor son mi punto de atención. De todo lo anterior yo me sentía culpable, pensaba que si habían ocurrido esos abusos era porque yo no había hecho nada por evitarlos; no grité, no salí corriendo, no le dije a nadie, y además lo había disfrutado. Estos abusos sexuales afectaron mi vida porque me cerré al mundo. A partir de los 11 años van disminuyendo mis amigos y amigas, y hoy me cuesta trabajo confiar en los hombres y relacionarme con la gente en general. Es a veces tanto mi nerviosismo que empiezo a sudar. El conocer gente por motivos tan simples como ir al banco me provoca angustia y llego a posponer actividades. En otras ocasiones siento mucho calor en el rostro y al rato me salen granos, me turbo al hablar y no puedo expresar exactamente lo que estoy pensando; esto aumenta mi nerviosismo y las reacciones de miMe cuerpo. cuesta trabajo ser abierta con mis sentimientos y afectos; siento que cada nuevo conocido implica, más que nada, razones de peligro. Hoy sé que en aquel tiempo no tenía elementos necesarios para reaccionar a los abusos, para salir corriendo, para gritar, para no permitirlo. Hoy sé también que yo no soy culpable de que ellos abusaran de mí. Hoy, gracias a que estoy en el grupo demusas (Mujeres Sobrevivientes de Abuso Sexual) puedo vivir sin que me atormente la culpa y sigo, y seguiré, trabajando mi timidez, mi inseguridad y todo lo que salga.

14

Me tomó siete años de escucharlos a ustedes para darme cuenta de que el abuso sexual en la infancia me había afectado. Me tomó siete años de escucharlos para atreverme a ir a un grupo, para ir a terapia individual. Porque antes de esos siete años no tenía conciencia de todo lo que había afectado a mi vida; pensaba que yo no necesitaba ayuda para recuperarme. Gracias Paty, gracias doctor pero sobre todo gracias a mis compañeras de grupo y a Ernesto, mi terapeuta por escucharme, y a mí por dejarme escuchar mi dolor. Agradecería algún comentario del doctor. A

l ic ia

15

Introducción Considero que en la mayor parte de los libros de autoayuda que se han escrito en los últimos años, no sé si en otras épocas, el autor o los autores generalmente tienen un sentimiento personal que acom paña a una ex periencia propia, y que es precisamente esa experiencia “traumática” la que en algunos casos obliga y en ot ros motiva a alguno s, ya sea profesionales o escritores, o bien con la intención de plas mar el testim onio que significa cualquier obra literaria de la calidad y el tamaño que sea . Esta vive ncia, expresa da así, puede significar una medida preventiva, ya que la información es la primera fase de toda prevención en meáicina, antropología y sociol ogía. Adem ás es una llam ada de atenció n para quienes, habiendo pasado por una experiencia análoga o similar, tienen en su acervo los mecanismos de defensa como la negación, la raci onalización o la intelectualización, que permiten “olvidar e l suceso ” que ha sido verda deramen te doloroso en la experiencia vital. En el caso del ab uso sexual en la infancia, la negación llega a convertirse, comototal lo han señaladqueosolamente todos los autores, cluso en una amnesia o parcial se mejo-inra, se modifica o se alivia en la m edida en que la víctima de

17

un crimen, co mo lo es el abuso sexual en l a infancia, escuc ha o lee un testimonio que, como un botón que se aprieta, trae a la memoria consciente el recuerdo de aquel trauma que lo dejó marcado en la infancia. Este inten to de hablar sobre e l abus o sexual en la infancia, obviamente se aparta de est a motivación l puesto que como sernohumano niño, yo fui abusado enpersona la infancia, o sufrí en dos ocasiones un intento de abuso sexual que quiero relatar, pues esto constituiría la primera fase de este intento de descripción que pudiera estimular a otros hombres o mujeres que han sido víctimas, a aprender a manifestarse y a expresarlo como la primera gran fase de aceptación y reconocim iento del problem a por la que to dos debemos pa sar para tratar la situación quedicho nos afecta. Yo de fuiresolver educado, como lo he en otro libro, en una forma familiar tradicional que he llamado “ultraconser vadora”, tuve una educación informal, las conductas y teorías que yo escuchaba venían de mis abuelas y de mis tías abuelas, principalmente de mi abuela paterna y dos de sus hermanas, quienes provenían de una familia muy primitiva perteneciente a una sociedad muy conservadora como lo era la de Huajuapan de L de eón, Oaxaca. E idea llas llegaron a laaristocracia región de Orizaba a principios siglo con una muy estrecha de lo que debía ser la educación, fuera del aspecto de la religiosidad mal entendida que llegaba en ocasiones al extremo de lo que llamamos en México la “mochería”. Sin embargo en otro sentido, eran mujeres mestizas bien informad as, lec toras acuciosas las dos t ías y mi abuela, que lo fue un tiempo hasta que quedó ciega por la dia betes. Poseían un acervo relativamente vasto para la época acer ca de sucesos y de libros a los que tenían acceso. Mi crecimiento en este sentido fue el de un niño normal aparentemente sano. Mis padres, que eran muy jóvenes y

18

contaban con recursos económicos, se dedicaban a vivir su relación de pareja y a divertirse o distraerse en sus tiempos libres como lo hacen en todas las poblaciones pequeñas: yen do a cenar, a jug ar loterías y a disfrutar de las conversaciones con otras am istades, conversaciones en las que por supuesto no estábamos incluidos los niños, ya que no se nos permitía participar ni escuchar. Yo me recuerdo, incluso, pidiendo perm iso para poder entrar a la sala o pidiendo la llave del librero para poder sacar algún libro. Esto lo recuerdo especialmente en casa de mi abuela, quien puede haber teni do cierto temor a que yo leye ra los libros de mi abuelo, que era médico, sobre todo en aquella parte en que consideraban, tamb ién en aquella época, que lalosreferente niños debían estar totalmente desinformados y que era a la sexualidad y la genitalidad humanas. Crecí muy querido, muy protegido y muy mimado; quizá eso increme ntó mi timidez. Y o fui un niño muy tímido, callado e introvertido que a veces me expresaba abiertamente, como lo hice después de jove n solamen te en el ám bito escolar o en la calle. En la casa, no sé si por hipocresía o por mi naturaleza, fui un niño sumamente callado, retraído y obediente, lo que mi mamá llamaba “un niño bueno”, cosa que aún me causa escozor, ya que en labios de mi madre decir qu e soy el más bueno significa que soy e l más pe nde jo, cosa que es real y cuesta mucho trabajo aceptarlo. Infort unadamente, ha sta los cinco años de edad yo no recibí de la vida más que gratificaciones, abund ancia (sin llegar a la opulencia), cariño, consentimiento, sobreprotección, etcétera. Por ese tiempo mi padre cambió de giro laboral y nos tuvimos que ir a vivir a Guadalajara pa ra tratar de establecer una fábrica de refrescos nacional. La competencia desleal de las trasnacionales y sus trabajadores hicieron que esta fábrica

19

quebrara en unos cinco años. Yo tenía nueve años de edad cuando regresamos a la ciudad de Córdoba y f uimos repar tidos mi hermana mayor, mis otros dos hermanos y yo, con abuelas y abuelos porque nos habíamos quedado en la inopia. Fue entonces cuando por primera vez me enfrenté a la que sentía falta de protección yvida queenyaunanocircunstancia era una vidaendela bonanza ni del “castillo de la pureza” en la que había vivido hasta entonces. Tuve yo la mala fortuna de que mi papá, queriend o asociar el estatus labora l y económ ico a lo supuestamente d eseable, me hizo estar en un kínder, que entonces se llamaban párvulos, de monjas en Orizaba. Después en Guadalajara pasé tres años de primaria en una escuela confesional de religiosos maristas. que esto Cuand oCreo yo llego a l osagravó nueve mi añodesinformación. s a Córdoba, ya sin recu rsos económicos, ingreso por primera vez a una escuela oficial, la Escuela Fernando Casas Rodríguez, que se llama así por el padre de Fernando Casas Alemán, que había nacido justam ente en la esquina donde se encontraba la escuela y a dos cuadras del lugar donde yo nací. Ahí me enfrento por primera vez a la realidad de los niños que iban descalzos a la escuela, niños otros hijosviolarme). de un sastre (entre ellos unohijos que de fuecampesinos de los que yintentaron Yo les debo haber parecido, además del bueno, el más bruto y con toda razón, desconocía hasta ese momento todo aquello que tuviera que ver con la sexualidad, es más, no tenía una idea clara de cómo nacían los niños a pesar de que con un tío hermano de mi madre, que es de mi misma edad, leía los libros de medicina de mi abuelo. Enenuna ocasión,que como dichop or antes, yo razón me expresaba más la escuela en lahecasa; alguna nos c astigaron a varios niños dejándonos encerrados en un salón por una hora. Tres chamacos de los que estaban ahí me dijeron

20

que me bajara los pantalones y los calzones porque iban a hacer algunas cosas. Yo no entendía lo que estaba pasando, pero intuía que no estaba bien y me sentía muy asustado y a la vez indignado. Les pregunté qué iban a hacer y por supuesto usaron algunas frases coloquiales como “te la vamos ader meter” la vas a mamar” , cosas que lograba enten hastao “nos que me trataron de inclinar y senome acercó sexualm ente uno de ellos. Yo me sen tí muy mal, me l evanté y con toda mi timidez, todo mi miedo y toda mi ignorancia, salí corriendo a avisarle a l prefecto o a alguno de los em pleados que estaban ahí. Esta persona me llevó a mi casa que, repito, quedaba a dos cuadras. Yo no sabía bien qué estaba sucediendo, pero sí sabía que era algo que no me gustaba, algo que nunca había visto, y algo que yo intuía que no estaba bien dentro de lo natura l, por decirlo de alguna manera. Esto, quizá dentro de mi timidez y mi ignoran cia, apareció simplemen te como una respues ta instintiva: “hay algo que no me gusta, algo que me duele y corro”. En ese momento no me importó algo que entonces me era muy valioso y es que dijeran que era cobarde o m iedoso o “chiva ”, que es co mo les decían a los soplones. Yo l os acusé, se lo conté a mi madre, quien respondió muy bien y me dijo que no me preocupara, que habían tratado de abusar de mí (no recuerdo en que términos lo dijo), no lo comentó con mi papá porque en esa época él no estaba e n Córdo ba, había ido a buscar trabajo a otro lugar del país, pero sé que lo hubiera acogido con tranquilidad, con mucha serenidad. Mi madre no mostró jam ás susto, ni los aspavientos que yo he escuchado en decenas de madres al saber que su hijo o su hija ha sido víctima de alguna forma de abuso y arman tal escándalo que finalmente es eso lo que afecta más al niño. Muchos niños que han sido violados, incluso en edades menores a la que yo tenía en esa época, no recuerdan el suce-

21

so, porque la memoria neurológica, la memoria bioquímica, aparece realmente para los sentimientos hasta alrededor de los ocho años. El proceso de mielinización llega hasta esa época y por esto muchos n iños no recordarían el trauma si no fuera por la serie d e aspavientos y el escándalo. Esto provoca que paradójicamente sean los padres los que más afectan al niño, es decir, el niño sufre una segunda violación. Muchas mujeres que son violadas en l a juv entud o ya adultas, presen cian una respuesta muy parecida por parte de su novio, el esposo o los padres , padeciendo a sí una segunda violación y después una tercera por parte de los agentes del Ministerio Público con sus interrogatorios morbosos y sus cuestiona mientos y críticas hacia este delito. Yo recuerdo haber sido muy bien recibido, “con afecto” y con tranquilidad. Mi madre habló con el profesor de tercer año de esta escuela y no pasó a más. Fui increpado por los muchachos que fueron castigados, recuerdo que los exp ulsaron varios días y les llamaron la atención ”, pero por supuesto de ahí hasta que yo recuerdo mientras permanecí en Córdoba, cada vez que me encontraba a estos muchachos en la calle me gritaban desde “puto”, “rajón” y “chiva”, hasta todo lo que se puedan imaginar. En ese tiempo, nunc a tuve ning una duda de m i sexualidad o mis preferencias sexuales, porque mi pensamiento y mi conducta no estaban erotizadas. Esto no significa que no tuviera re spuestas de erección con la frecuencia normal que un niño tiene porque no me gustaran las niñas, al contrario, yo recuerdo con mucha claridad que mi abuela coleccionaba y emp astaba dos revist as de m ujeres de esa épo ca con t emas de costura y fotografías de art istas del m omento; una se ll amab a La Familia y la otra se llama ba Mignon. Me recuerdo viendo a las mujeres de esa época y de épocas anteriores, incluso mi estereotipo de la belleza fem enina n o tiene nada que ver con

22

el estereotipo que correspondía a mi generación, sino más bien de acuerdo con la moda de la década de los treinta. Siempre me gustaron las mujeres, nunca pensé que lo ocu rrido pudiera afectar mi sexualidad en la adultez, toda vez que este intento de violac ión fue incruento y no pasó de esta sorpresiva vivencia. Dos años después, ya estando en O rizaba, entré a un grupo de Boy Scouts. Había llegado un sujeto a formar el grupo y los niños de “cierto nivel” , entre los cuales me enco ntrab a yo por el apellido, no por los recursos, fuimos vistos como los futuros integrantes del grupo de scouts. En aquella época, toda novedad que se dirigía a los jóvenes iba dirigida hacia los que tenían cierto poder económico, los beneficios de la “modernidad” nunca llegaban a las masas populares ni a los hijos de los obreros de la Cervecería M octezuma o de las fábricas textiles. Parecía que se fijaban en los niños que tenían el pelo claro o que tenían cierta mezcla racial, igual que lo que sucede hoy en día en los colegios de los Legionarios de Cristo, me imagino que por las mismas tendencias de los dirigentes a buscar niños de cierto aspecto. A mí me tocó la desgracia,) de chico, de tener el pelo muy claro y los ojos azules. Así que varios “niños bien” de las buenas co ncienc ias y de las familias de doble moral de Orizaba, integramos el primer grupo de scouts. Las experiencias del scoutismo fueron buenas y algunas muy importantes e influyeron en mi conducta, misma que considero el día de hoy muy sana. Ahí aprendí a ser per severante, a buscar metas, a tener sentido de resp onsabilidad, a servir y a ayudar a la gente. En aquel tiempo en Orizaba, para un niño el ir al cine era algo que cas i nunc a ocurrí a, pa ra nosotros sólo existía el ci ne parroquial, situado en la parte posterior del Convento de San José de Gracia, y las funciones no eran muy frecuentes, de hecho las únicas películas que vi de niño fueron las de la

23

serie del hombre murciélago (ahora se llamaría Batman) hechas en los treinta, otra serie de Flash Gordon y la del Lla ner o Solitari o, serie a l a que asistía vestido de vaquero y con antifaz. Recuerdo que en el Casino de la Asociación Deportiva Orizabeña, el “master scout”,películas como lemanejando decíamos él al mismo guía o maestro, también nos pasaba el proyector. Un día me invitó a sentarme junto a él, lo cual acepté inmediatamente pues quería ver cómo funcionaba el aparato que proy ectaba las películas (no había tele visión y en mi casa nunca habíamos tenido radio). Pasados algunos minutos de haber iniciado la película, empecé a sentir que me tentoneaba mis parte s pudendas (como dice la gente), no me sabía bajó qué la bragueta intentó arme . En ese momento era eso,e tenía 11masturb años y aunque parezca estúpido yo nunca me había masturbado, no sabía que eso se hacía, aunque después fui un generoso p racticant e de esa disciplina. Volvió a suceder lo mismo de la vez anterior: yo sabía que estaba sucediendo algo que no era natural, ni normal así que me paré y me fui. En esta ocasión sí estaba mi papá y se lo fui a decir. Mi padre reaccionó exactamente misma manera que yo hubiera reaccionado el día de hoy,denolasólo con mis hijos sino con cualquier jov enc ito que en calidad de ser hum ano o m édico me hubiera contado esto, fue y le puso una “madriza”. Preguntando a otros niños, nos percatamos de que otros dos o tres, destacados mexicanos el día de hoy, también habían sido manip ulad os p or este señor. Pisto la en m ano, mi padre y los padres de los otros muchachos lo sacaron de Orizaba a culatazos, latigazos y patadas. Me preocupó la reacción de mi papá, pero me sentí muy orgulloso de tener un padre así, porque ante algo que yo había sentido de alguna manera como un agravio o una ofensa,

24

sobre todo para mi credibilidad e inocencia de niño, mi papá había tenido una respuesta. A pesar de todo l os aspavientos y reacciones que tuvieron mi papá y los otros señores, se mantuvieron hasta cie rto punto discretos por lo que aquello quedó en el limbo y no me afectó entonces. Eso sí, aprendí lo queEsa eraexperiencia la masturbación. no me afectó entre los 12 y los 14 años, ni la recuerdo como algo que me haya restado interés en las mujeres, tampoco me hizo volverme más tímido, más bien creo que la respuesta de mi papá me ha de haber dado una gran confianza, pues sabía que pasara lo que pasara yo tenía quien me defendiera simplemente con que yo dije ra: “me h icieron algo”. Cuando tenía 14 años, en plena adolescencia, escuché hablar a mi padre y a mi abuelo paterno, que era de origen italiano y exagerad amen te m achista (no misógino, jam ás vi que maltratara o abusara de alguna mujer). Estaban muy preocupados porque a esa edad yo aun no tenía novia, comentaban que seguramente se debía a que yo era “maricón” y era necesario enseñarme muchas cosas, pues ellos a esa edad ya habían tenido parejas sexuales y amantes. Mi abuelo anduvo seduciendo mujeres, entre ellas dos monjas en los Balc anes después de la Segunda Guerra M undial. Ésa fue la razón por la que tardó ocho años en regresar y por lo que mi abuela, creyéndolo muerto, se volvió a casar, dando por resultado que yo tuviera tres abuelas y tres abuelos. Recuerdo que mi abuelo me enseñaba las cartas de sus amantes con un orgullo como de casta y de género muy característico de los machos. Para mi abuelo el machismo, desde el punto de vista de la virilidad, era fundamental. Su sentido de la vida eran el erotismo y la sexualidad, y para él, que su nieto que además llevaba su nombre, no tuviera novia a los 14 años era sinónimo de hom osexualidad .

25

Mi padre, con la misma experiencia, había llegado a la misma conclusión que mi abuelo. Yo me acerqué a él y le dije: Papá, escuché lo que mi abuelo estaba diciendo, yo no soy maricón ni me gustan los hombres. Sí me gustan las muchach as, lo que pasa e s que no sé cómo pedirles que sean m is novias y menos que tengan una relación sexual conm igo (Por supuesto que para entonces sabía lo que era una relación sexual.) Me da mucho miedo, me tiemblan las rodillas, me pongo muy nervioso y no se qué hacer. Mi papá me clavó la vista y me dijo con la pura mirada: “Qué pendejo eres”. Después me explicó: Hijito, es muy sencillo. A las mujeres pídeles lo que quieras, que si no te lo dan, te lo agradecen. Me quedé muy sorprendido porque no entendí lo que significaba esa frase. Yo empecé a tener una actividad sexual completa a los 16 años, como me imagino que los demás jóve nes de esa época hacían aunque ahora las edades han disminuido; la mayoría de las mujeres que he tratado han iniciado su vida sexual a los 14 años y los hombres entre los 1 4ylo s 16 .A lo s2 1 años, cuando estaba terminando la carrera de medicina, ya tenía cierto grado de conocimiento y experiencia y entendía cómo era que esto sucedía. Cuando yo tenía 23 años incluso las mujeres, con gran valor y acertividad, llegaban a perdirle a uno el tener una relación sexual con toda libertad y desparpajo. Al principio esto me asustaba y decía que no, no por miedo a la sexualidad sino por miedo a las consecuencias, temía que se embarazaran y yo llegara a tener algún problema, sobre todo con los caciques del pueblo; a veces las hijas de los más poderosos de un pueblo son también las más audaces y atractivas. Fue así como entend í la frase de m i papá, pues cuando una m ujer

26

se me insinuaba, aunque yo le dijera que no, me sentía muy halagado. Pero también me descubrí yo probando mi virilidad con varias mu jeres a las que podía tener acceso y que eran c apaces de cuidarse lo suficiente para que las cosas no se complicaran. Entonces comprendí que si yo sentía la necesidad de tener much as parejas, era porq ue no estaba seguro de m i virilidad sexual. Esto por supuesto con ayuda de lecturas como las de don Gregorio Marañón, en especial una de ellas que me impactó mucho: El Don Juan. En ella describe al individuo que busca insistentemente la sexualidad a través de muchas parejas durante toda su vida en un afán reivindicatorío de su grandísima inseguridad sexual y por su homosexualidad latente. Empecé a entender que “mi camino” no iba por ahí; el pasar del extremo de la timidez y la ignorancia al otro polo, al de la supuesta “erudición en m ateria de conocimientos acerca de la sexualidad”. Comprendí que aquello podía ser muy perjudicial para mí y para las mujeres, que dentro de su ignorancia, eran igual de estúpidas que yo. No fui un individuo “noviero” ni mucho menos. Me aferraba a dos aspectos: mi timidez natural y mi miedo a las consec uencias de la sexualidad abie rta e irresponsable en una época en que todavía no se hablaba de la responsabilidad en este sentido. Fina lmen te agradezc o dos cosas: mi miedo, gracias al cu al me mantuve, a pesar de los dos intentos de abuso sexual en mi infan cia y de un momento en que la vida me dio la opo rtunidad de ser promiscuo, con un cierto equilibrio. Y por otro lado, agradezco la naturalidad co n que vieron mi caso dentro de mi familia. Cuando llego a ser padre y crece el primero de los hijos de los que soy conducto, me impacta enormem ente que a é l,

27

estando en sexto año de primaria en una escuela privada de maristas, su maestro lo intenta seducir lo mismo que a otros de sus compañeros. Ta l vez no pasó de la insinuación gracias a que mi hijo sí era un niño bien informado y salió del lugar para no regresar. Posteriormente denuncian a este sujeto y lo expulsan. Aquí sucede un fenómeno que yo no esperaba. Mi hijo, que en ese entonces vivía en casa de mis padres porque yo estaba en la ciudad de México, es víctima de los aspavientos machistas, recalcitrantes y ahora sí abiertos de mi padre, que quiere hacer un escándalo sin la prudencia que sí tuvo conmigo. Me manda llamar y hace una reunión de familia para ver qué se iba a hacer; habla con el d irecto r de la escuela, con los maestros, las tías, los primos medio mundo. Yo enlos esecompañeros, momento percibo el terrible dañoyque esa actitud de mi padre le está empezando a causar a mi hijo. Él me pide que lo trai ga a México y jam ás ha querido regresar a ese lugar. En el plano total, el día de hoy es un hombre muy sano, con una sexualidad muy defii^ida, es un profesional brillante al que yo respeto profundam ente y al que le pido incluso con sejos. Perodesíalguna fui copartícipe delintento sufrimiento de un sexual niño que padeció, forma, un de abuso en la infancia y que no fue tratado con la prudencia, la corrección y la propiedad qu e deben ser, y ése es mi propio hijo. En ese momento yo tuve que integrarme al fenómeno del abuso sexual en la infancia como una víctima, como protagonista, como padre y como médico psiquiatra dedicado a la criminología. percaté delsólo problem a en un ambiea nte reduccionista, yoMe pensaba que nos había pasado él ymuy a mí. Confieso que 10 años después de haber term inado mi espec ialidad como médico psiquiatra, yo ignoraba que el abuso sexual en la in-

28

fancia fuera tan inci dente, po r lo menos hasta hace sei s o cinco años ignorab a plenam ente la inciden cia del incesto a nivel nacional. En los programas de radio con Paty Kelly, cada vez que tocam os el tema de l abuso sexual en la infancia, lo s teléfonos no dejan de sonar. Constantemente recibimos llamadas y cartas de radioescuchas dando su testimonio. Cuando el programa termina, la mesa se encuentra llena de papeles escritos por quien toma nota de las llamadas. El tiempo no nos permite pasarlas todas a l aire. Aq uí reprodu zco una pequeña m uestra de ellas:

Ll

ama

da

s a l

p ro

gr

ama

d e radio

“Fui abusada por un tío desde que tenía seis años y hasta los 14. Ahora me doy cuenta de que mi madre siempre lo supo y, además, también era la pareja sexual de ese tío, de su propio hermano.” “Doctor, me gustaría hablar con usted por un caso de dos fallecimientos de mis tíos: uno murió asesinado y la otra en un parto a los años. con A raíz de eso esheinestable. tenido dos intentos de suicido. Mi 20 relación mi mamá Doctor, ¿puedo tener tendencia a la histeria? Mi mamá se divorció cuando yo era niña. Fui abusada sexualmente cuando tenía cinco años.” “Hace muchos años, mi hermana fue violada por mi padre. Mi madre nunca hizo nada en relación con esto. Por esta razón mis hermanas y yo no aceptamos a mi madre, la aborrecemos. ¿Cómo podemos trabajar ese odio y ese resentimiento? Nunca nos ha permitido reclamarle a mi padre, que incluso ya trató de violar a una sobrinita.”

29

“Mi papá nos violó a mi mamá y a mí. De eso me acabo de enterar. Todo ello me há creado muchos problemas emocionales. Se lo dije a mi esposo y él me apoya en lo que yo haga. Él me quiere y me apoya mucho. ¿Qué puedo hacer?” “Cuando me casé hija de cinco por añoslodetanto edadtrabay al año siguiente tuve ya otratenía niña.una Soy enfermera, jaba en la noche para poder cuidarlas en el día. Pero ahora acabo de enterarme de que mi esposo violó a mi hija mayor cuando ella tenía 12 años de edad. Y la hija de él, que tenía seis años, se dio cuenta de todo, pero jamás me dijeron nada. (La hija mayor tiene 32 años de edad actualmente.) Ahora con mi esposo ya terminó todo. Mis hijas me tienen coraje como madre porque nunca me di cuenta de esto. Estoy desesperada. ¿Qué puedo hacer en este caso?” “Tengo una sobrina de 23 años de edad que fue violada a los 21 años por su propio padre. Ella no sabía que él era su padre, porque cuando nació no la quiso reconocer por ser una niña. A la niña le dijeron que su padre había muerto, ya que ellos evitaban que supiera la verdad. Pero hace dos años se presentó el padre y le dijo que se la llevaría con él para vivir mejor. Ya que la chica agarró la violaran. violó. Obligó a sus tiene dos hermanos gemelos a queconfianza también la Esta chica dos hijos de su padre. (Todo esto fue en Tlaxcala.) Esto lo fueron a denunciar y ya fue rescatada de su padre, que la tenía secuestrada. Ya la vieron los médicos y dicen que está muy trastornada. Sus niños tienen desnutrición en primer y segundo grado. El niño tiene dos años y la niña ocho meses. El niño tiene una cicatriz en un brazo porque el papá lo quemó. Yo me traje a mi sobrina a México, pero su padre está suelto. ¿Qué puedo hacer para que proceda la demanda enTlaxcala? ¿Cómo pueden registrar a los niños? ¿A dónde llevo a mi sobrina para que reciba tratamiento?”

30

Siento que al tocar el tema abiertamente, hemos destapado una cloaca de enormes dimensiones que se había mantenido oculta por el silencio. Mi objetivo al escribir este libro es ayud ar a rom per de una vez por todas ese silencio criminal en un intento de frenar esta ola de crímenes impunes.

31

1. Definición y conceptos

A buso

sexual

Es toda acción ejecutada por un sujeto que se vale de otro para estimularse o gratificarse sexualmente, sin el consentimiento o voluntad de este último.

A buso

sexual

d e

menores

Se le llama así a todo acto ejecutado por un adulto o adolescente que se vale de un menor para estimularse o gratificarse sexualmente. Se le denomina abuso en la medida en que, pu diendo realizarse tales actos con o sin el consentimiento del menor, son actos para los cuales éste carece de la madurez y el desarrollo cognoscitivo necesarios para evaluar su contenido y consecuencias.

A buso

sexual

s i n contacto

f í si c o

• Exposic ión de genitales .

33

• Expo sición a pornografía. • Observación.

A buso

sexual

aso

c i ado

c o n

contacto

f í si c o

• Tocamientos. • Penetración. • Actos sexuales forza dos o violación. Intencional men te, he de jado esta definición c orta p ara que quede muy claro que en el abuso sexual no hay términos medios: o hay abuso sexual o no lo hay. Muc has person as creen, o quieren creer, que no porque existió penetración no hubo abuso sexual, tal vez hubono “violación”, pero si ocurre cualquiera de los casos mencionados arriba, sí se trata de abuso sexual y debe ser atendido correctamente. Cabe hacer hincapié q ue cuando nos ref erimos al “cons entimiento de l m enor” esta mos ha blando de q ue probablem ente le guste, lo provoque (como alegan tantos) o se quede callado, y es igualmente abuso sexual.

T rastornos

s exu

al

es

La falta de información —y sobre todo de educac ión sex ual— ha ocasionado que muchas personas esten confundidas respecto a lo que es una desviación sexual y lo que no lo es. Por ignorancia hay quien se siente enfermo, defectuoso o culpable practicar la masturbación, cuando algo de lo más sano,por natural y recomendable. Por otro lado, esexisten padres que creen que sus hijas o hijos son de su propiedad y por lo tanto tienen derechos sobre su intimidad y abusan sexualmente

34

de ellos. Esto no es sólo un e rror de creenc ia, es un a enferme dad y un delito, como también es delito el silencio de tantas madres ante esta situación. Desde el punto de vista clínico, los trastornos sexuales se dividen en dos grupos. Las parafilias se caracterizan por una respuesta activación objetoshabituales o situaciones que no formandeparte de las apautas y quesexuales en diversos grados puede interferir con la capacidad para una actividad sexual recíproca y afectiva. Los trastornos o disfunciones sexuales se caracterizan por inhibiciones del deseo sexual o de los cambios psicofisiológicos que caracterizan al ciclo de la respuesta sexual. Finalmente existe una clase residual, la de otros trastornos sexuales para aquellos trastornos del fun cionamiento sexual específicas. que no se pueden clasificar en ninguna de estas categorías

P ar afi l i as

La sintomato logía esencia l de 105 trastornos incluid os en est a subclase consiste en la de necesidades y fantasías sexuales intensas y recurrentes que generalmente suponen: 1. objetos no humanos; 2. sufr imiento o hum illación propia de l com pañero (no simplemente simulada), y 3. niño o personas que no consienten. Estos trastornos se denominan desviacion es sexuales. El término parafilia es preferible porque subraya de una forma correcta que la desviación (para) yace en aquello que es atractivo para el individuo (filia). Para algunos individuos con parafilia, las fantasías o estímulos parafíl icos pueden ser necesarios siempre para la activación erótica y se incluyen inv ariablemente en la actividad sexual. Cuando ésta no es real, se trata de representaciones (fantasías) en solitario o con un compañero. En otros casos,

35

las prefe rencias parafílicas se presen tan sólo episódicamente; por ejemplo, durante periodos de estrés. En otras ocasiones, el individ uo es capaz de func iona r sexualmente sin estímulos o fantasías parafílicas. Las imágenes de las fantasías parafílicas son frecuentem ente estímulo para la excitación sexual de los individuos no parafílicos. Por ejemplo, la ropa interior femenina suele ser sexualmente e xcitante para muchos hombres: estas fantasí as o necesidades son parafílicas sólo cuando el individuo actúa sobre ellas o cuando le afectan en exceso. Las imágenes de la parafilia, por ejemplo, el hecho de ser humillado por e l propio comp añero, pueden ser relati vam ente inocuas y realizarse con un compañero que consiente. Sin embargo, es que esta no sean co mpartidas pormás el frecuente compañero y pors tendencias lo tanto éste se siente eróticamente excluido de la interacción sexual. En formas más extremas, las imágenes parafílicas se efectúan sobre un compañero que no consiente y pueden ser injuriosas para él (en el sadismo sexual) o para el propio individuo (en el masoquismo sexual). Las parafilias que se incluyen aq uí son, en general, trastornos queanteriores. han sido identifi específicamente por comuclasificaciones Algunascados de ellas son relativamente nes en las instituciones que se especializan en el tratamiento de parafilias y otros problemas de cond ucta sexua l (por ejem plo, pedofilia, voyeurismo y exhibicionismo); otras son menos comunes en este tipo de instituciones (por ejemplo, el masoquismo y el sadismo sexual). Debido a que alguno de estos trastornos van asociados con compañeros que no consienten, un a cierta y social. Los individuostienen que padecen estossignificación trastornos nolegal tienden a considerarse a sí mismos como enferm os y, por lo general, sólo acuden al profesional de la salud mental cuando su conducta les ha

36

llevado a algún conflicto con los com pañeros sexuales o con la sociedad.

Variac ione s en los m étodos de func ion am iento y en la cu a li d a d de lo s im pu ls os se xu al es Sadismo Variación sexual en la que la satisfacción sexual —o por lo menos el placer sexual— se obtiene infligiendo dolor físico o psíquico al compañero sexual.

Masoquismo Esta variació n con stituye la imag en en el espejo del sadismo. El individuo trastornado recibe placer o gratificación sexual por el hecho de ser lastimado físicamente o en forma mental por su com pañero sexual.

Exhibicionismo Constituye una variación sexual en la cual la gratificación sexua l proviene de mostrar los genitales a l a supu esta presa sexual.

Voyeurismo y escopofilia El voyeurismo (fisgoneo) y la escopofilia constituyen trastornos en los cuales el fisgón de los coitos y actos eróticos

37

obtiene un placer sensual y una gratificación sexual insólitos. Los conductistas definen la escopofilia como el placer sexual obtenido al observar prácticas sexuales y genitales, mientras que al voyeurismo lo definen como la observación de personas desnudas. Sin embargo, a menudo los términos se utilizan en forma indistinta, siendo más popular el último.

Nudismo Es considerado por algunos como una aberración debido a que erróneame nte se i guala c on el exhibici onismo. Sin em bargo, el nudismo social no constituye una desviación sexual. De hecho, la atmósfera global en la mayoría de los campos nudistas es, en virtud de reglas rígidamente reforzadas, más sugestiva de asexualidad que de permisividad sexual.

Troilismo Consiste en compartir al compañero sexual con otra persona, mientras que el tercer individu o obs erva el coit o. Tam bién puede involucrar dos parejas que tienen relaciones sexuales al mismo tiempo, en presencia de los cuatro integrantes.

Travestismo Placer o excitación, ya sea emocional o sexual, proveniente de vestirse con ropa del sexo opuesto.

38

Transexualismo

También llamado inversión del papel sexual, es un estado en el que la anatomía y la orientación del papel sexual de un individuo (identidad de género) son incompatibles.

Transgenerismo Es un término relativamente nuevo en el campo de la sexología, y que se utiliza para aludir a una variación que se encuentra entre el travestismo y el transexualismo.

A lt er ac io n es de la id en ti d ad g e n é ri ca en la inf an cia Analismo sexual El término a lude al uso d el ano (recto) p ara la copulación. La sodomía es otro término que se refiere a lo mismo, aunque la interpret ación legal de la sodom ía puede c omprender una gama mucho más a mplia de variación sexual.

Variación en la elección del compañero u objeto sexual Pedofilia Constituye una forma de variac ión sexual, en la cual los adu ltos obtienen placer erótico de las relaciones en una forma u otra con niños. Las prácticas de pedofilia incluyen exposición de los genitales al niño y manipulación y posible pene-

39

tración del niño. Un estudio (Jaffe, 1976) mostró que 85% de los que molestan a niños habían m ostrad o una conducta como exposición indecente, manipulación de genitales, lenguaje obsceno y manoseo. En 11% de ellos hubo coito vaginal y penetración con violación. De todos los ofensores sexuales, alrededor de 30% son clasificados como pedófilos, siendo la mayoría hombres. Este grupo es habitualmente menos agresivo y lastimante que los violadores, aunque el clamor iracundo del público contra ellos es a menudo mayor. Muchos ofensores de los niños son alcohólicos o psicóti cos de mentes torpes y totalmente asocíales.

Bestialidad Es la gratificación sexual obtenida al enfrascarse en relaciones sexuales con los animales. Necrofilia Constituye una desviación sexual rara, que emana de un trastorno emocional profundo casi siempre de proporciones psicóticas. Implica la gratificación sexual que emana de la vista de un cadáver o el tener el coito en él, seguido en ocasiones por mutilación del cadáver.

Pornografí a y obsceni dad El término pornografía (que viene de las palabras griegas ramera y escritura, es decir, anuncio de prostitutas) es el materi al escrito y fotográfi co destinado en form a deliberada a excitar el impulso sexual.

40

Fetichismo

Se define como una anomalía psicosexual, en la cual los impulsos sexuales del individuo se fijan sobre un símbolo sexual que sustituye al objeto básico de amor. Habitualmente los artículos son acariciados, admirados y hechos parte de actividades sexuales.

Frotamiento Constituye un acto ejecutado con el fin de obtener placer sexual al estrujar o rozar a la pers ona d esead a y el perpetrador es denominado Dicha conducta a menudo pasaconinadvertida, ya quefrotador. es llevada a cabo en lugares públicos curridos, por ejemplo, en el metro, en un elevador. La dinámica de este comportamiento es probablemente similar a la del exhibicionismo.

Saliromamía Constituye un trastorno sexual que se encuentra primordialmente en los hombres y que se caracteriza por el deseo de dañar o ensuciar el cuerpo o las p rendas de vestir d e una mujer o una representación de mujer.

Gerontosexualidad Constituye una variación sexual, en la cual un joven tiene una preferencia distintiva por una persona de mayor edad, como el objeto de su intéres sexual.

41

Incesto

Es el coito entre dos personas, cas adas o no, que están em parentadas m uy cercanament e.

Cambio de parejas Es el intercambio sexual de sus respectivos cónyuges entre dos o más parejas casadas.

Clismafilia Alude al placer er ótico obtenido de la aplicación de enemas o “lavativas”. Suele desarrollarse en época temprana de la vida como resultado del descubrimiento por parte del niño de una sensibilidad erótica en la porción baja del intestino.

Var iaci ón en e l grado y poten cia d e l ap e tit o se x u a l Ninfomanía Es el comportamiento de una mujer cuyo apetito sexual anormalme nte voraz opaca todas sus otras activi dades. Es algunas veces, aunque con rareza, el resultado de ciertas anomalías fisiológicas; más a menudo, el trastorno tiene bases psicológicas.

42

Satiriasis

Es un deseo mas culino exage rado de satisfacción sexual. Los factores causativos de este trastorno son similares a los de la ninfomanía.

Promiscuidad Se define generalm ente como la parti cipación en el coito co n muchas personas sobre bases más o menos casuales.

Prostitución Es la participación en actividades sexuales buscando obtener recompensas monetarias.

Violación Es llevar a cabo el acto sexual en contra de la voluntad de la otra persona. En la antigua China y en la India, el concepto de que algunas forma s de com portamiento sexual eran anormales resultaba virtualmen te inexist ente. La idea de “crimen sexual” se limita estrictamente a aqu ellos casos en los que se interfiere con la libre voluntad de otra persona, por ejemplo, la violación.

43

Sint omatología de la ped ofilia La sintomatología esencial de este trastorno consiste en intensas necesidades sexuales recurrentes y en fantasías sexualmente excitantes de por lo menos seis meses de duración, que implican actividad sexual con niños prepúberes. El individuo ha actuado de acuerdo con estas necesidades o se encuentra marcadamente p erturbado por ella s. La edad de lo s niños suele ser de 13 años o menos. La edad del paciente se sitúa arbitrariamente a los 16 años o más y debe ser por lo menos cinco años mayor que el niño. En el caso de los adolescentes mayores que presentan este trastorno no se especifica una diferencia de edad precisa y en este caso debe utilizarse el juic io clínico; p ara ello, debe ten erse en cuen ta tanto la madurez sexual del niño como la diferencia de edades. La gente que presenta pedofilia se declara sentirse atraída por los niños dentro de un margen de edad particular, que puede ser tan específico como el de un margen de sólo uno o dos años. Los individuos que se sienten atraídos por las niñas, las prefieren entre l os ocho y los diez años, m ientras que aquellos que están atraídos por los niños los prefieren algo mayorcitos. L a atracci ón ha cia las niñas parece dos veces más frecuente que la atracción hacia los niños. Mucha gente que padece pedofilia se excita sexualmente tanto con jovencitos como con chicas. Algunos individuos que padecen pedofilia sólo se sienten atraídos po r niños (tipo exclusivo), mientras que o tros también pueden sentir atracción por los adultos (tipo no exclusivo). La gente que presenta este trast orno y q ue actúa de acuerdo con sus necesidades, puede limitar su actividad simplemente a desnudarlos, a observarlos, a exponerse en frente de ellos, masturbarse en su presencia o acariciarlos y tocarlos suavemente. Otros, sin embargo, efectúan una felacio o un

44

cunilin gus o pen etran la vagina, la boca o el ano del niño con sus dedos, objeto s extraños o e l pene, u tilizando diversos grados de fuerza para conseguir estos fines. Estas actividades se explican comúnm ente con excusas o razonalizaciones de que puedan tener “valor educativo” para el niño, que el niño obtiene “placer sexual” o que el niño es “sexualmente prov ocador” , temas que por lo demás son com unes en la pornografía pedofílica. El individuo puede limitar sus actividades a sus propios hijos, a los ahijados o a los parientes, o puede hacer víctimas a los niños de otras familias. Algunos individuos que padecen el trastorno amenazan a los niños para impedir que hablen. Otros, particularmente aquellos que lo hacen con frecuencia, desarrollan técnicas complicadas para conseguir niños, como ganarse la confianza de la madre, casarse con una mujer que tenga un niño atractivo, comerciar con otros que tengan el mismo trastorno o incluso, en casos raros, adoptar niños de países no industrializados o encargarse del cuidado de hijos de desconocidos. Excepto en aquellos casos en que el trastorno está asociado al sadismo sexual, el individuo puede ser muy generoso y muy atento a las necesidades del niño en todos los aspectos que no sean los del comportamiento sexual, con objeto de ganarse su afecto, interés o lealtad e impedir que lo cuente a los demás. El trastorno em pieza por lo general en la adolescenc ia, aunque algunos ped ófilos manifiestan que no llegaron a sentirse atraídos por los niños hasta la edad intermedia de la vida. El curso es crónico por lo general, especialmente en los que se sienten atraídos por los muchachos. La frecuencia de la conducta pedofílica a menudo oscila de acuerdo con el estrés psicosocial. El promedio de individuos afectados de pedofilia que tienen preferen cia por el propio sexo es aproxim adam en-

45

te el doble del de los que prefieren al sexo contrario. Muchos pacientes con este trastorno han sido víctimas de abusos sexuales en la infancia.

L a seducci

ón de la

ví ct i m a

Imaginemos a un ofensor sexual en una casa; supongamos que es un tí o que llega a pasar u na temporada , o un primo que viene a estudiar, o un padre alcohólico o una madre seductora. El ofensor va a tener que seleccionar a la víctima de la misma manera que lo haría cualquier criminal. Para secuestrar a alguien se piensa antes quién tiene mejores posibilidades de ser secuestrado y que es secuestrable por sus características económicas. Para llevar a cabo un asalto de un local comercial, antes se miden las posibilidades de que eso tenga éxito. El ofe nsor sexual no va a exp oner su vida o su libertad de manera tan insensata como hacerlo con el primero que se le ocurra. Tiene que haber un pensamiento previo o bien la preparación como hacen algunos asaltantes de casas que llegan incluso a seducir al personal de servicio o a asociarse con ellos pa ra lograr sus fines. El delito impruden cial es el único en e l que yo pod ría considerar que no hay premeditación, alevosía y ventaja. Pero cuando se trata de seducir y conseguir la aceptación sexual, es decir, la aceptación de ser violado en la intimidad em ocio nal o física, en la credibilidad o la inocencia, el niño tiene que tener ciertas características. Definitivamente el agresor sexual no lo haría con todos. Si en mi casa hay tres hijos y veo que uno de ellos tiene “menos carácter”, tengo que saber que es el que podría ser víctima y sucumbir ante una tentativa de abuso. Sé que los otros dos no se dejarían tocar un cabello.

46

Estos niño s van a presentar mucho s síntomas en la personalidad: la timidez, el retraimiento, el aislamiento, quizá la falta de la alegría de vivir, la aparente necesidad de protección. Se ha visto que los ofensores sexuales homosexuales puede despertar la preferencia sexual de un muchacho, van a buscar un determinado tipo de jovencitos. O sea que presentan características que podrían ser definitivamente observadas. Los niños que no participan en los deportes, los que ahora llaman “n erds” , los callados, éstos, en la mira de un sacerdote con prefe rencias hom osexu ales o de un tío viol ador, son la víctima ide al y va a em peza r el proceso de seducc ión en el que se le acercarán a preguntarle: “¿Por qué estás solo?” “¿Qué te pasa?” “¿Qué tienes?” “Yo te quiero mucho.” “Vente a platicar conmigo.” “Yo sí te comprend o.” Así van ganado la con fianza de la víctima. Éste no es el violador desconocido que se va a encimar brutalmente sobre el cuerpo de la víctima. No, aquí hay otro proceso en el que se selecciona a la víctima porque la víctima también, como el ofensor, tiene patología.

E l t ra um a Una vez que aquello sucede, vi ene el sentimiento de culpa y cuando éste se desarrolla es un freno para todo. Provoca un pánico que mantiene a la víctima callada. La víctima piensa que fue ella quien propició todo y en muchos casos es la respuesta que reciben hasta de sus propios padres: “Tú tuviste la culpa” , o más grave aú n: “¿Quién sabe que habrás hecho para propiciar que te anduvieran tocando”. Este sentimiento de culpa los arruina para toda la vida porque un niño al que le sucede esto queda con la idea de que ya sucumbió al homosexualismo, da por hecho que ya se convirtió en un homosexual, lo cual es algo malo.

47

Ésta es la sentencia fatal de los niños que han sido seducidos por homosexuales, que creen que ya tienen negadas las posibilidades de llevar una vida sexual normal y están condenados de por vida a las relaciones homosexuales. En 30 años de carrera profesion al, sólo he encontrado dos casos en los quey eltodos homosexualismo vienesrcinados claramente factor genético los demás fueron porde unaun sentencia como ésta. En el caso de la niña que ha sido víctima de abuso en el ámbito familiar, en la mayoría de los casos se trata de un incesto con la complicidad de la madre. La niña no quiere interactuar amoro samente, íntimamente y mucho menos sexualmente con los que pertenecen a l genero de suviolan, ofensor.lastiman, Lleva laamenazan idea de quey los atacan, porhombre lo tantoson no malos, quiere ninguna relación con hombres. En la búsqueda del cariño y el amor le es más fácil interactuar con niñas. Todos vemos que las niñas con toda tranquilidad pueden ir por la calle tomadas de la mano, o duermen juntas sin que esto sea mal visto y nadie ponga el grito en el cielo como lo harían si vieran a dos niños hacer lo mismo. Pero cuando además la madre es una cómplice silenciosa del abuso, la ni ña, además de h abe r aprendido que no puede confiar en los hombres, pierde la confianza en las mujeres porque deduce que éstas traicionan. Entonces viene la búsqued a de mujeres que tengan caract erísticas m asculinas, como las que antes eran llamadas “marimachos”. Cuando sí ha habido la ternura y el apoyo por parte de la madre, la muchacha va a escoger el camino de la homosexualidad con una mujer tan femenina como su madre. Es por esto que llama la atención que haya mujeres involucradas homosexualmente con mujeres horrorosas en cuerpo y alma, y otras que escojan como parejas a mujeres

48

muy atractivas y muy femeninas, doblemente femeninas, como decía Simone de Beauvoir. Pero en ambos casos, lo primero que sucede es el rechazo por el hombre. En un caso buscarán el apoyo masculino en una mujer gigantoide con caracter ísticas muy masculinas y en e l otro simplem ente bus carán amor. Por est o no resulta sorpr endente que en la bú squeda de los orígenes de la homosexualidad, más allá de los casos de origen genético y hormonal, encontremos el abuso sexual en la infancia. El aspecto psicodinámico de la preferencia homosexual es defin itivo y fundam ental en el adulto y siemp re tiene que ver con una patología emocional. En el caso de abuso sexual por parte de una mujer homosexual y a adulta, también va a escoger a una niña con ciertas características. En el caso de las religiosas, en donde la homosexualidad llega en algunos sitios has ta el 100%, se elige a las novicias qu e tienen estas características, no sólo las más inocentes, más jovencitas, más sensibles, sino a las más enfermas para que cancelen su sexualidad y la oportunidad que la vida les da de ser productivas, sobre todo en lo espiritua l, y se recluyan con otras mujeres que ya están influidas por esa patología. Cuan do hablamos del mistici smo com o patología, no como un elemento espiritual —el misticismo a grandes ex tremo s si pensamos en Santa Teresa de Avila y sus éxtasis, es decir, sus orgasmos pensando que Dios la penetraba—, tenemos que suponer que la patología de la mayor parte de los estudios que se han hecho sobre e l monacato, el poder dentro de los m onasterios y la s monjas que ocupaban lugares distinguidos en los monacatos que iniciaron a finales del siglo xv y principios de siglo xvi yadecon reglas y la imposición de la vida en claustro al estilo lo ssus mon jes varone s, o sea, la aparición de las concepcionistas. Es entonces cuando la élite de algu

49

ñas mujeres que escogen el camino espiritual a través del monacato y tienen dominio sobre las otras, las mujeres pobres que llegan por pobreza. Mujeres que son vendidas al monasterio y que pagan con trabajo y con cuerpo el que se les permita estar ahí. Cu ando las monjas empiezan a educ arse, esas monjas con cierta categoría intelectual, vienen a ser las predilectas de otras m ujeres, como en el caso de S or Juana y la virreina. Por esto es muy importante saber que existe la patología previa. Habría que preguntarse por qué Sor Juana escoge el mon asterio, porque era la única m anera de destacar en la vida intelectual que era la que expresaba. En aquel entonces no podía pertenecer a un gremio intelectual ni a un grupo de escritoras. Pero de la misma mane ra que el ofensor sexua l puede elegir a su víctima basado en estos síntomas, puede perfectamente un padre o un maestro identificar a la posible víctima de entre un grupo de niños, reconocer la patología y hacer algo al respecto.

M ec an is m os de de fe ns a Los mecanismos de defensa más conocidos son la negación, la racionalización, la intelectualización y la proyección. A estos mecanismos de defensa antes se les llamaba intra psíquicos, todos estos recursos tramposos pero eficaces que la mente humana tiene para aliviar la angustia nonógena (que se engendra dentro de la mente de un sujeto sin un origen real o conocido), ya sea la angustia existencial o la angustia que pro ducen en el ser hum ano los actos de mal juicio o los actos aberrantes, tanto los que el sujeto comete como los que lo han hecho víctima de alguna u otra manera. Po-

50

dríamos decir que la ment e hum ana tiene que sufrir un proceso para tratar de lograr que se hag a aceptable para el sujeto lo que es inaceptable. En estas trampas de los mecanismos de defensa, com o todo en psiqui atría, hablamos de funcionalidad y de disfuncionalidad. Esto quiere decir que el recurso de la negación, por ejemplo, nos sirve durante un tiempo llegando a ser funcional en algunos casos com o en el duelo, “ no puede ser que ha ya pasado esto”, o cuando un miemb ro de la pareja dice: “Ya no te quiero, no quiero vivir contigo porque amo a otra persona”, después de la sorpresa viene la negación y la persona se dice cosas como: “No es cierto, no puede ser, esto no me está pasando a mí. Debe estar confundido, o seguramente está deslumbrado por otra persona que debe ser una lagartona o un no esno posible que tantos matrim onio losDon tire aJuan, la basura, se da cuen ta de loaños que de está haciendo, está confundiendo el sexo con el amor, pero no puede ser” . Esto funciona un tiempo, como puede funcion ar a una niña víctima de abuso sexual por parte del padre o el hermano, y que diga: “No es malo, yo sé que mi papá me quiere, algo debe estar sucediendo para que él est é hacién dom e lo que me hace”, o ellomismo decirle: ad “Lop ara queque quiero es enseñarte que espariente e l am orpuede y la sexualid ‘cuando tú salgas a la vid a’ sepas defe nder te de lo que los hombres te van a querer hacer, mejor lo aprendes conmigo y así ya no te van a hacer daño” . La niña hace como que lo cree, necesita racionalizar o intelectualizar lo que lo están diciendo para negar la naturaleza ofensiva del abuso sexual o incesto. Esto le resulta funcional quizá durante años, le sirve para vivir tranquila. Pero cuando esa mism a niña, o en el caso del hom bre o la mujer que sufrieron el abandono de su pareja, regresan a la realidad y dejan de usar mecanismos de defensa, el recuerdo de ese daño o dolor hace que el mecanismo de

51

defensa ya sea disfuncional. Cuando se cobra con ciencia de esto, para sobrevivir a ese dolor, el individuo empieza a inventar el autoengaño, es decir, empieza a mentirse a sí mismo, ya no es un mecanismo de defensa de l subconsciente por que ya se dio cuen ta de que eso que le sucedió se llam a inc esto, que el familiar queno,acariciaba a la niña le estaba demostrando su cariño, “esos cabrones erannounos ofensores que me hicieron daño y ahora que yo est oy enfrentándo me a mi sexualidad con mi pareja, y resulta que padezco de una disfunción severa por qu e tengo fobi a a la relaci ón sexual, no sé qué hacer . Ya estoy co nscien te” , y ahí es donde e mpieza el autoengaño. Solamente las personas que se autoengañan empiezan a vivir en la fantasía y en el mito, es por esto que después, cuando tienen que interactuar con otros, s e ven en la neces idad de mentir acerca de sí mismas. Esta mentira constante para interactuar como si se fuera una persona sana que no tiene un pasado doloroso, muchas veces hace que es tos su jetos se ll eguen a creer ya conscientemente sus m entiras dando srcen a la mitomanía (la manía de mentir creyéndose las cosas para seguir viviendo en medio de fantasías). Podríamos afirmar que es tanto el dolor que se tiene cuando se ha cob rado con cien cia de los años en los que s e ha vivido c on el mecanism o de defensa, que la persona no encuentra otra salida más que la negación. La men tira no es un mecanismo de defensa inconsciente, la mentira es un acto consci ente para seguir viviendo sin resolver absolutamente nada. Es por esto que la recuperaci ón siempre se inicia con la aceptación del problema. Por ejemplo, en los grupos de Neuróticos Anónimos se dice: “Acepto mi derrota ante las emociones y que mi vida ha llegado a ser ingobernable” , o en el caso de los Alcohólicos: “Acepto mi derrota ante el alcohol” . Se está dando el prim er paso para la recupera ción.

52

Es importante hacer hincapié en la palabra recuperación porque no estamos cambiando a nadie, vamos a tratar de que recupere lo que era verazmente antes de l duelo o daño que pri mero le causó el mecanismo de defensa y luego la mentira. Llama la atención la cantidad de personas que llaman al programa de radio y estando en vivo, aunque anónimamente, dicen muchas mentira s. Cuando se miente en públic o, ya sea a través de la radio o en una terapia de grupo frente a sus compañeros, está diciendo lo que hasta ese momento creía conscientemente que era su verdad. Sin embargo el hecho de exponer a otros lo que siente o lo que cree que le pasa, ya es un acto que inicia el proceso de aceptación. Al ha blar frente a otros que ya han vivido anteriormente esa experiencia, se ve obliga do a inten tar decir la verdad; esto porque, com o se dice, “entre gitano s no se puede d ecir la buen aventura ”. En un grupo de alcohólicos anónimos no se puede parar un individuo frent e a los demás y decir que él es un santo, que empezó a beber porque su papá no lo quería. Tiene que subir a decir la verdadera naturaleza de sus actos y lo que él considera que es el srcen de esos actos aberrantes o de mal gusto. En el caso de la radio, la persona sabe que la están escuchando dos profesionales y además la escucha un público que puede ser sumamente numeroso, mucho más de lo que los radioescuchas suponen, y se está exhibiendo mintiendo rudamente, incurriendo en error tras error, con incongruencias y contradicciones, como una forma de hace r evidente su incapac idad p ara asum ir la realidad. De hecho es como deci r: “Miren cuántas pendejadas estoy diciendo, no caigan en mi trampa com o han caído otros pendejos, ¡sacúdanme! pa ra que entonces yo pueda decir la verdad”. Hay u na circunstancia muydecurio sa.hemos E n losconfron añ os que llevamos haciendo los programas radi o, tado una gran cantidad de personas que mienten al compartir con no-

53

sotros su testimonio y nunca ha habido alguien que cuelgue el teléfo no cuan do yo lo cuestiono , es como si quisiera que se le siguiera cuestionando para confrontarlo; con su mentira. De hecho, cuando descubro la mentira, intencionalmente empiezo a cuestionar al radioescucha porque es una técnica terapéutica la que se trataestá de poner en esevidencia aquí y el ahora. Loenque la persona haciendo implorar el ayuda diciendo mentiras. Cuand o llama una persona diciendo que se quiere suicidar y nos dam os cuenta de que es un a actitud histriónica, es claro que no está pidiendo ayuda para que vay amo s a bajarla de u n balcón o le quitemos las pastillas que tiene en su mesa de noche. Está llamando para otra cosa, pero tiene que usar un recurso y en muchas ocasiones, especialmente en la radio, el recurso es victimizarse, colocarse en el papel de víctima y men tirse acerca de la realidad, com o en el caso de los niños o niñas de los que abusaron y ahora son adultos. Yo insisto en que tuvo que haber patología, no permisividad, no complacencia, sino una patología previa para permitir la ofensa y después quedarse callado. En muchas ocasiones la gran culpa que los obliga a mentir es precisamente el silencio en el que permaneció la ofensa. Muchas muchachas que han tenido relaciones con el novio y temen ser descubiertas dicen algo que es verdaderamente estúpido: “Es que estuvimos en una fiesta y me dieron algo en el refresco y no me di cuenta de que me violaron”. Eso no es cierto, han intentado decir que se les daba algún estimulante como el clorhidrato de hirodintina, que es un estimu lante especial para la s vacas en celo y lo han usado algunos urólogos que saben de penes pero que no saben de sexualidad humana, y perdieron el control sobre su erotismo o su libido y tuvieron qu e abandonarse al efecto del medicamento y entregarse a los brazos de su pareja. Esto tampoco es cierto, no puede pasar aunque se

54

incremen te el deseo sexual de una persona toman do esta sustancia, prevalece el elemento consciente que decide si abre las piernas o no, el músculo más poderoso de la mujer es el sartori, que le permite enredar las piernas de modo que no se las abre nadie. Q uienes dicen que les dieron una pas tilla para dorm ir y entonces no se dieron cuen ta que pasó ni quién fue, en el 99.99% de los casos no es cierto. Cuando llaman para decir estas mentiras, en realidad están diciendo que tuvieron relaciones sexuales y no saben qué hacer porque están embarazadas. El ser humano, por multitud de situaciones culturales en las que a demás interviene el terrible miedo a enfren tar el castigo, o de simplemente enfrentar la realidad como castigo, tiene que hacerse a un lado y vivir en la irrealidad, tiene que mentir. hay grados diferentes conciencia al mentir, comoAunque por ejemplo en el político quedeofrece democracia y es un repre sor, aquí estamos hablando de otro ti po de m entira; ésta es deliberada.

L a m enti ra a l m é di c o

Los médicos desgraciadamente no contamos más que con la sinceridad del paciente. Mentir al psicólogo es lo mismo que decirle a un médico general que a uno le duele la garganta cuando lo que le duele es el estómago. No se puede hacer un diagnóstico con una información distorsio nada. Muchas pe rsonas se ac ostumbran a mentir en su hoga r con el fin de conseguir atención o conmiseración y hasta se mien ten a sí mis mas. Esta costumbre se vuelve hábito y uno pued e detectar que llegan al consultorio no en busca de curación sino más bien buscando conmiseración, afecto o peor aún, una confirmación del papel de víctima que han elegido jugar.

55

Solamente una personalidad histérica, un trastorno histrió nico de la personalidad puede hacer estas cosas. Insisto en que e sto se detec ta fácilm ente porque el paciente cae en constantes contradicciones siempre que está tratando de justificarse. En estos casos, el primer paso debe ser confrontar la mentira, pues mientras un paciente m ienta tanto a los demás com o a sí mismo, no va a poder solucionar nada. Un ejemplo muy claro se ve hoy en día en los supuestos “embarazos no deseados”, que con la abundancia de información que actualmente tenemos en los medios, sería casi imposible que sucediera. La realidad es que muchas mujeres lo provoca n o dejan que suceda porq ue creen que c on eso van a atraer a su pareja y en cierto sentido a manipularla, y digo creen porque en la mayoría de los casos se trata de una situación que afecta más a la relación de lo que la beneficia. Mientras una persona con este tipo de trastorno no acu da a un tratamiento de por vida, como puede ser un grupo de Neuróticos Anónimos, seguirá chantajeando a quien se deje.

C art a a l pr og ra m a de radi o y l a

Fam

K

elly

, L

a m m o g l ia

il ia

“ESTRELLA” Estimado doctor: Me da muchísima pena exponerle mi caso, pero de verdad meHace siento12muy mentalmente. añosmal conocí al que actualmente es mi esposo, tenemos 10 de casados. Yo tengo un hijo de 20 años al que mi esposo quiere y trata como si fuera propio, mismo motivo por el cual mi suegra y mi cuñada nunca me han aceptado. Por diferentes

56

razones, las cuatro veces que me embaracé de mi esposo, éstos no se lograron. Antes de casarnos él me dijo también que tenía un hijo, al cual yo conocía como su hermano menor, ya que está registrado como tal. Aproximadamente dos años después de casados, al ver el trato que me daba familia, especialmente hermana, a sospechar cosassumuy desagradables porsuparte de suempecé hermana que yo misma no podía creer, hasta que descubrí por mi parte la verdad. Mi esposo no pudo ya seguir ocultándome la verdad y terminó confesándome que su hijo era de él y de su hermana, que él estaba muy chico cuando esto sucedió. Actualmente los dos tenemos 39 años pues somos de la misma edad, su hermana tiene 44 años y a la fecha permanece soltera, y el muchacho tiene 23 años. Siempre he recibido las ofensas de su mamá como de su hermana, me tachan de tal por cual por el hecho de que yo ya era divorciada cuando lo conocí. Si para ellas soy todo lo que dicen, ¿cómo las puedo llamar yo a ellas?, ¿o no lo cree? Sobre todo no puedo comprender cómo mi suegra no lo dejaba llevar muchachas a su casa y cuando esto sucedía las corría lo mismo que a mí, pero aun así me casé con él pues lo quería mucho. Ahora, le he pedido a mi esposo que elija entre ellas o yo, me dice que a mí pero todavía tienen mucha influencia en él. Pues bien, no habiendo yo superado del todo esa verdad, hace tres años mi esposo empezó a tener todo tipo de relaciones con una secretaria de donde trabajaba, de 20 años de edad. Yo me enteré de esto casi un año después por él mismo. Cuando me lo confesó me dijo que esta persona estaba embarazada, ¿se imagina lo que sentí al enterarme que otra estaba esperando un hijo?, ¿algo que yo no pude darle? Me sentí muy decepcionada de él porque me falló, tanto luchar y padecer junto a él por nuestro matrimonio. Ahora sé que sí rompió con esa relación desde que me lo confesó, ya que posteriormente ella se casó con el verdadero

57

padre de su hijo, pues nada más le hizo creer que era de mi esposo sin ser verdad, pero el dolor que sentí es difícil de olvidar. No sé cómo mi suegra se enteró de esto pero por mi esposo no fue, está muy insistente en que me deje y en que reconozca a ese niño y que lo quiere conocer pese a que no es de él. A pesar de que él se muestra verdaderamente arrepentido, yo ya no tengo confianza ni siento por él lo mismo. Tengo mucha tristeza, pues además fui hija golpeada por parte de mi padre. La muchacha me sigue insultando por teléfono tanto a mi casa como a mi trabajo. La verdad me siento impotente ante mi vida por lo que le pido ayuda por favor. Doctor, me gustaría que pasara al aire tal y como escribí , pero su respuesta dirigiéndose a mi como ESTRELLA De antemano muchas, pero muchas gracias.

58

2. El agresor sexual La mayoría de los padres que cuidan a sus hijos se sienten seguros cuand o éstos se encuentr an en compa ñía de una pers ona a la que califican de alguna de estas formas: “confiable” , “encantador” , “familiar”, “muy cono cido” , “pariente”, “impecable , religioso” , “bondadoso”, etc. Sin embargo, la realidad es que en casi todos los casos de abuso sexual en la infancia, el agresor tenía una o más de estas etiquetas. La mayoría de los casos ocurren dentro del hogar, Es donde uno ha puesto estos calificativos es donde hay que tener más cuidado y muy especialmente donde exista un niño o niña con las características qu e verem os en el sigu iente capítulo. Veamos una d e las secuencias más com unes de cómo suele ocurr ir esto:

C omp

o rt

ami

ento

d e l

agresor

sexual

1. El adulto se po r lagenecasa. 2. sepasea quita «inocentemen la ropa delantete» deld esnudo (la) menor, ralmente cuando están solos.

59

3. El adulto exp one sus genitales para que el (la) meno r los vea y llame su atención hacia ell os. Pu ede ped ir al men or que los toque. 4. El adulto vigila a l (la) men or cuando éste (a) se desviste, se baña, orina o defeca. 5. El al (la) menor en entre formaadultos. prolongada e íntima,adulto propiabesa de manifestaciones 6. El adulto acaric ia al (la) me nor en los senos, e l abdom en, la zona genital, el interior de los muslos, las nalgas, puede llegar a pedirle que lo acaricie a él. 7. El adulto s e masturba frente al (la) menor, ob serva al ( la) menor masturbándose, masturba al (la) menor, pide al (la) meno r que lo masturbe o bien, adulto y men or se observan masturbándose o adulto y menor se masturban entresimultáneamente, sí. 8. El adulto introdu ce el dedo u objeto en el ano del men or o en la vagina de la menor. 9. El adulto introd uce su pene en el ano o en la vag ina del (la) menor. 10. El adulto tiene al menor hábilm ente am enaz ado para que no diga nada. C arta a y l a

l pro gr am a de radi o

K elly

, L a m m o g l ia

F a m il ia

A b r i l 6, 1 9 9 6 Dr. Lam mo glia, Sri ta. Patricia Kel ly, l es saludo mu y a fectuo samente. Mi motivo por el cual les molesto es el siguiente: El día 26 o 27 de julio de 1995, estábamos mi esposo (30 años), mi hija (siete años), mi hijo (cinco años), mi hijo (cuatro años). Al ju

60

gar pesado el niño (cinco años) le lastimó el pene al chiquito (cuatro años). Hablamos con ellos. Fue cuando el chiquito nos dijo que su tío (mi medio hermano de 13 años en ese entonces) les tocaba sus partes, los hacía bajarse el pantalón y trusa. El más grandecito no quería decir nada. Los llevé a psicología, a la Clínica 4 del Centro de Salud de San Cosme. La señorita me comentó que esta persona está buscando su sexualidad, que se le encauzara sanamente. Después ya no busqué ayuda, quizá anhelando que en el fondo fuera sólo una mala experiencia. Pero el día 25 de marzo de 1996, vino mi hermana muy nerviosa y empezó a hacerme preguntas de mi hija (siete años), me decía que no hallaba si decirme o no, asustada. Le dije que me dijera lo que fuera, llorando contó que su hija (nueve años) le había confesado un secreto a su hija que no me podía decir. Dijo que su tío (medio hermano, 14), el que anteriormente había manoseado a los niños, la manoseaba, que en muchas ocasiones le había introducido el pene, lo cual le dolía mucho. Con mi hija siempre hemos tenido problemas de conducta, de agresividad, no tiene amigas, toma el dinero, pero nunca me imaginé algo así. Aun así hablé con la niña, le hice ver que la queríamos mucho, que era muy importante para nosotros, que me contara lo que su tío le hacía. Al principio lloraba y decía que y sólonodijo que sucreer, tío seyalos a sus nos yleadaba ella. pena En verdad lo podía quehacía enjulio de herma1995 ya no los dejé estar cerca de esta persona por lo que había pasado. Acudí al covac el día 28 de marzo pero se cambiaron a Santa María la Ribera núm. 107 y que está en el Centro de Investigación de la Mujer, pero me dieron unos teléfonos y tampoco ya se encontraban ahí. Así que decidí buscar la dirección del centro comunitario de Salud. Llegamos (fui con mis hijos) a las 11:05, pero me dijeron que las fichas se habían entregado a las 7:00. Les expliqué la situación y me dieron una ficha de la tarde para las 12:55. Me atendieron hasta las 3:38 p.m. 61

Pasé con el psicólogo, le dije si podía entrar yo con mi hija o cóm o hacer le. Él, molesto, dec ía que a nom bre de quien había yo pedido la cita. Le dije que al de mi hija, ya que había suf rid o de abus o y no s abía si de vio laci ón por parte de s u tio^. Siguiendo molesto, dijo que cómo afirmaba algo asi, y conte la confe sión de l a niña a su prima. M e hizo que entrara la niña y que hablara, la niña sólo lloraba y no decía nada, le insistí que dijera lo que había pasado. El psicólogo quiza se desesperó, dijo que la iba a can alizar con la p sicóloga R o m e ro y ya no siguió con la consulta. Yo me sentí impotente ante la falta de un poco de sensibilidad. Me dieron la cita para el día 18 de abril. N o puedo seguir así, no puedo dormir. Hablo por ratos con los niños, trato de tener más comunicación con ellos. Se que necesitamos ayuda especializada. Por favor, ayúdeme, órlenteme, ¿qué hago? Ha y tantos deta lles más, pero sé que el tiempo de su es pacio es importante. Atentamente María

C arta a y l a

l pr og r ama de radi

o

K elly

, La m m o g l ia

F a m il ia

Dr. E rnesto Lam mog lia y Srita Patricia Kelly Presente: Estimados Señores: Quisie ra por favo r me identificaran com o Alejandro. Soy un adole scen te de 15 años y hace unos días intenté viola r a mi her manita de tres años. Ese día mis padres no se encon traban en casa, yo estaba solo . Apr ove chan do esto y sin pensar en las consecu encias, em pec e a acariciar a mi herma nita e n su vulva, pasa ndo mi pene por enci62

ma sin ninguna penetración. Mi hermana trató de defenderse, yo empecé a reaccionar, la dejé y le pedí perdón. Días después, mi hermanita se lo dijo a mi mamá, ella interrogó a mi hermanita hasta que le dijo todo y ella, mi mamá, habló conmigo. Yo, al principio lo negué todo, ya después se lo dije todo a mi mamá. No me golpeó ni insultó, hablamos los dos, ella dándome consejos como siempre. Nos llevamos muy bien. Mi padre no lo sabe, y quisiera pedirles si es necesario que se lo diga, ya que tiene muy mal genio. Díganme por favor si yo necesito ayuda psicológica. Yo estoy muy arrepentido y estoy seguro de que no lo volveré a hacer. Mi mamá cree en mí. Hasta ahora mi hermana ya no dice nada al respecto. Por favor denme un consejo. Mil gracias. Alejandro C art a a l pr og ra m a de r adi o y l a

K elly

, La m m o g l ia

Fa m il ia

Dr. Lammoglia y querida Paty: y muchas felicidades su programa. unaEspero chica estén de 21bien años, tengo una bebita por de cuatro meses Soy y es preciosa. Les contaré lo que es mi vida y espero que el doctor me dé un consejo. Soy única mujer y hermana más chica de dos hombres. No soy una hija deseada pues mi madre así lo dice. Mi padre es un misógino y mi madre le tiene miedo. Ella comenzó a trabajar cuando yo tenía cinco años, nosotros nos quedábamos solos en casa y desde entonces yo me encargo de la casa. Mis hermanos siempre me han humillado y siempre hablan mal de mí, me ofenden y nunca les gusta que salga con ellos. Yo me debo quedar en casa y mantenerla ordenada y para que ellos manden. 63

A los siete años mi padre abusó sexualmente de mí y eso duró hasta los 15 años, yo le tenía miedo porque en una ocasión él amenazó a mi madre con un puñal. Yo le conté a mi mamá lo que pasaba con mi papá y ella le preguntó, él le dijo que si lo quería denunciar lo hiciera, pero que él iba a decir que yo lo provocaba. Yo me armé de valor y terminé estadesituación a loshacia 15 años. relación con ha sido odio y asco él. Desde entonces mi Él no daba dinero a la casa ni nos comparaba ropa, todo lo hacía mi mamá. Él, mi padre, siempre ofendió a mi mamá y ella lo aguantaba por miedo. Cuando salí de la secundaria mi padre me obligó a entrar a la vocacional para estudiar química. Yo terminé el primer año y me salí. Entré a estudiar enfermería, que era lo que me gustaba, él se enojó y dijo que esa carrera era para mediocres. Yo terminé la carrera y en ese tiempo una tía, hermana de mi papá, fue a vivir a la casa. Mi mamá sacó un crédito para comprar casa por parte del imss y compró un departamento. Mi papá, para firmarle los papeles del departamento, le puso como condición que se saliera de la casa y ella aceptó. Nos salimos mi mamá, mis hermanos y yo, y vivimos en el departamento. Yo me hice novia de un primo que creí que me quería y me embaracé. Cuando mi mamá se enteró, me golpeó y mis hermanos me dijeron muchas groserías. También dijeron que no les importaba lo que yo sintiera o pensara. Yo no trabajaba en ese tiempo. . . Nació mi bebé y ellos están muy chipiles. Pero quieren decidir todo sobre mi bebé, yo no se los permito y estamos chocando mucho. Estoy a punto de entrar a trabajar y aun así, ellos no dejan de moler. Ellos a mi mamá le gritan y le dicen de cosas, y miYo mamá sólo agacha la cabeza. he decidido esperarme unos siete años para casarme o juntarme con una pareja, quiero disfrutar a mi nena y dejar que sane un poco la herida que tengo de lo que pasó con este mu 64

chacho. Casi no tuve novios y el que creí que me quería me pagó mal. Por otra parte, mi papá ahora nos busca y mi mamá le sigue el juego y se deja manejar aún. Yo me sigo haciendo cargo de la casa y soy responsable de ella y lo demás. Esto es lo que pasa de mi vida y espero algún comentario del Doctor. Una última cosa. Cada que recuerdo la parte íntima del hombre (sexual), siento odio y aborrezco eso, y no sé por qué. Por lo que diga y comente, aparte de su valioso tiempo, les agradezco infinitamente. Gracias y hasta pronto. Su atenta admiradora. Lucía

C arta a y l a

l pro gr am a de radi o

K elly

, La m m o g l ia

F a m il ia

Dr. Lammoglia y Patricia Kelly: Espero que puedan leer mi carta y ojalá el contenido de ésta despierte la conciencia de muchos individuos y se pueda hacer algo al respecto. Yo soy de provincia pero vivo en la ciudad de México desde hace muchos años y meque gustaría sabersigue quiényfue el estúpi do que inventó la virginidad, ha hecho, seguirá haciendo sufrir a muchas mujeres. Yo fui abusada sexualmente desde muy pequeña. Recuerdo que pasé muchas noches de insomnio, porque alguna visita de la familia esperaba a que todos durmieran, iba hacia mi cama, me tapaba la boca y me tocaba los genitales. Me besaba por todos lados y eyaculaba sobre mí, y al siguiente día como si nada. Estuve expuesta a varios abusos de este tipo y no sé si mis hermanas también. Fue terrible. 65

Después me enteré que estos individuos, al momento de casarse, rechazaban o hacían sufrir a sus esposas porque no eran vírgenes. En la actualidad, cuando me reúno casualmente con mujeres y tocamos este tema, concluimos que todas pasamos por estas experiencias. Ahora no creen que es una crueldad que nos traten así, los “hombres” exijan “vírgenes” cuando ellos quizáo que fueron, o en algún todavía momento, molestaron a una o varias niñas. Yo he visto a estos farsantes hipócritas dándose golpes de pecho en la iglesia. Quizá es para disminuir un poco su culpa o no sé por qué. ¿Qué podemos o puedo hacer al respecto, para hacer conciencia o hacer conscientes a los hombres y cuidar a las niñas? Por favor no digan mi nombre. Gracias C arta a l pr ogr am a de r adi o y l a

F a m il

K

elly

, Lammo

g l ia

ia

Estimados Srita. Patricia Kally y Dr. Ernesto Lammoglia: Me dirijo a ustedes rogándoles su orientación y suplicándoles identificarme como “Desesperada”. Tengo 45 años de edad y un hija de 17 que procreé en un primer matrimonio. Me divorcié del padre de mi hija por infidelidad abierta cuando la nena tenía nueve meses de nacida. Años más tarde contraje un segundo matrimonio con un hombre divorciado y con hijos a los que proveyó de atenciones y respaldo económico siempre. Hube de divorciarme por segunda vez, ahora por la excesiva intervención de sus hijos en nuestra vida familiar y por su impotencia sexual que, si bien es cierto para mí no representaba un problema grave y creí que tenía solución con terapia adecuada, también es cierto que manifes66

taba un desajuste como pareja, cosa que mi ex marido no supo o no quiso superar pues no aceptó tratamiento alguno y prefirió dedicarse al alcohol. Cuando el segundo divorcio estuvo totalmente arreglado, y en una vacacion es escolare s, mi hija me confesó haber sido violada por mi ex marido cuando era una niña de ocho años, martirio que sufrió ella durante cuatro años pues él aprovechaba cualquier distracción, mientras yo iba a trabajar, para su villanía. Después del impacto inicial, al enterarme de este doloroso asunto, me aboqué a buscar ayuda para mi hija, a la que en todo momento le he demostrado mi apoyo, confianza, comprensión (según creo). Al parecer, ella va superando lentamente el problema que le ha causado muchos conflictos y por supuesto se ha reflejado en sus calificaciones, autoestima, etcétera. La pregunta concreta para el doctor: ¿Existe algún grupo de autoayuda para madres que tenemos hijos con este problema? ¿Hay alguna institución para personas de escasos recursos que nos brinde orientación? En su consulta privada, ¿el doctor tiene algún espacio donde me pueda ayudar? Yo no he superado la pena de ver el daño causado a mi hija por este infeliz. Me siento culpable de no haber extremado mis precauciones y haber confiado. Sobra decir que atraviesan por mi mente desde planes hasta de usar las daño tijerasmayor comoa se comentado en su programa algún esteha individuo. Lo único que me impide hacerlo son dos cosas: Mi fe en Jesucristo y preguntarme si con esa venganza mi hija dejaría de padecer lo sufrido, porque tiempo después de que yo me divorcié, todavía este tipo le llamaba para amenazarla que si decía algo, él me haría daño a mí. Aunque parece que ya se cambió de empleo y de casa, quizá no me sea imposible localizarlo. Gracias por su ayuda “Desesperada” 67

C arta a y l a

l pr og ra m a de radi o

F a m il

K

elly

, Lammo

g l ia

ia

Dr. Lammoglia: Por favor ayúdeme, me encuentro muy desesperada, triste y desolada. Empezaré contarle queseparada soy madre deesposo cuatrodesde hijos,hace dos varones y dospor mujeres, estoy de mi más de 15 años, el motivo de mi separación fue por la infidelidad de mi esposo pues él se entendía con su secretaria. Dentro de mi ignorancia traté de sacar adelante a mi familia, he trabajado mucho para que nada les faltara e inculcándoles la unión familiar. Sin embargo, por una razón u otra siempre me faltaba un miembro de la familia. Mi esposo se desobligó completamente de nosotros. Sin embargo, ahí la fui capoteando, como dicen por ahí, porque ya se imaginará usted lo difícil que ha sido para mí resolver las dificultades que se me fueron presentando en la vida. La pena que hoy me embarga es que mi hija de 21 años ha cometido una falta en contra de su hermana de 26 años, metiéndose con su esposo. Le suplico que si mi caso sale al aire no mencione mi nombre ni el de mis hijas, gracias por su comprensión. A continuación le describo a mis hijas: La de 26 años es una chica muy emprendedora, muy noble. Se dedica a las ventas y por su constancia ya tiene su casa y automóvil. Hará poco más de un año conoció a un tipo el cual se dio cuenta de los beneficios que obtendría de mi hija y empezó a enamorarla. Ya sabe usted, mi intuición de madre o mi sexto sentido me decía que él no era bueno para ella porque mi hija lo ayudaba económicamente porque él en esas fechas se encontraba sin trabajo. Tuve muchos problemas con ella haciéndole las cosas. Terminaron juntándosemuy y ella ha enseñado a ver trabajar. Actualmente se encuentran bienleeconómicamente. Cabe también decir que ella me ayuda económi68

camente, sin fallar cada ocho días me da 200 pesos de gasto, y no sólo eso, siempre está pensando qué traer aquí a su pobre casa. Además ayuda a sus hermanos siempre motivándolos o comprándoles ropa. La de 21 años, casada, tiene un hijo de ochomeses. Radicaba en San Francisco, California, donde se casó y hará siete meses vino a visitarme y ya no quiso regresar con su marido. Ella convino con su esposo que se regresaría a principios de enero. Durante este tiempo, él le enviaba su gasto, pero como empezó a decirle que se viniera para acá, y él que no, ya no manda nada. Ella habló conmigo y me dijo que yo le aconsejara. Yo, no queriéndome meter en problemas, le dije que lo consultara con su corazón. Esta chica en su infancia nunca me dio problemas porque era muy obediente y siempre sacaba buenas calificaciones, en fin, no daba motivos para que yo la regañara, lo contrario que con su hermana mayor que era muy inquieta, hacía muchas travesuras y siempre me la estaba yo sonando, o la castigaba y por esta razón decía que la menor era mi consentida. Doctor, yo no recuerdo haberla distinguido, siempre les compraba lo mismo a las dos. El motivo por el que se fue a Estados Unidos fue porque ella mantenía un noviazgo con uno de mis sobrinos, y ahora me vine a enterar que tuvieron relaciones íntimas, cosa que me ocultaron porquevine yo, mi en sobrino ese tiempo, no me encontraba en México. Cuando me pidió permiso para andar con ella, consintiendo yo porque consideré que si me oponía sería peor. Así teniéndolos cerca, pensé yo, sería dueña de la situación, y poco a poco ella lo dejaría. Su hermana mayor le aconsejó que se fuera y según ella (la menor) le tiene resentimiento. Las dos son bonitas y empezaron a rivalizar por su belleza, después por el novio por esta razón. El día de hoy les pedí a las dos que platicaran, que se desahogaran y dijeran todos sus resentimientos, y ya sabrá, doctor, salieron todos los trapitos al sol. 69

Doctor, lo que más me duele es que el año pasado yo presentí que se entendía con mi yerno y me califiqué de mal pensada. Empecé a ver que había ciertas confiancitas y le pedí a mi hija que no se metiera de confidente de este mazacote, como usted dice. Mi hija mayor vive cerca de mi casa, y como le decía, ella trabaja mucho. Nosotros, en agradecimiento de que nos ayuda, le ayudamos en los deberes del hogar, y cuando yo no iba mandaba a mi hija menor y, ahí empezaron las cosas. Estaba yo muy furiosa,le pegué a mi hija menor y le metí dos cachetadas a él. Le pedí a mi hija que se fuera con su esposo y que no la quería ver aquí. A mi hija mayor le pedí que dejara a su esposo. Me salí a llorar mi desventura y cuando regresé mi hija mayor me pidió que perdonara a su hermana. Según mi hija volvió a hablar con ella y leyerno dijo que todolaera mentira, que en ellasus lo conhizo para vengarse de mi porque echó de cabeza fidencias. Sin embargo yo no le creo nada, porque cuando les pregunté si habían tenido algo que ver los dos, se quedaron muy callados. Pienso que mi hija mayor, por sü gran nobleza y porque quiere a su esposo no quiere ver claro la realidad y dice que los perdona. Doctor, ¿tengo derecho a exigirle que deje a este mal hombre? Mi hijo, el más chico, me pide que perdone a su hermana, sin embargo no quiero ni verla. ¿Tiene derecho a que la escuche? Ella pide verme, que la perdone, ha dejado un papel encima de mi tocador el cual no quise ver y rompí en mil pedazos. Ya hizo maletas para irse al otro lado. ¿Qué hago, doctor?, se va y no sé cuándo volveré a verla. No quiero ser injusta, sé que al romper con mi yerno ya no podré ir a casa de mi hija pues me gustaría estar a su lado, ayudarla, amarla y mimarla. Olvidaba decirle que ella tiene dos meses de embarazo. Otra cosa que me duele en el alma es que yo estaba muy encariñada con el bebito de mi hija, y culpable soy de que las 70

obligaciones de mi hija yo las asumí, porque quien realmente ha criado al niño soy yo. Doy a usted infinitamente las gracias por la atención prestada a ésta, y a la dama que lo acompaña en su programa. Un cordial saludo. Carmen (46 años) C art a a l pr ogr am a de radi o y l a

K elly

, L a m m o g l ia

F a m il ia

Doctor Ernesto Lammogli

a:

Doctor, preferí escribirle porque lo que tengo que decirle es muy largo. Mi vida ha sido de la siguiente manera: Yo tenía 17 años cuando me casé, siendo la cuarta de cinco hermanos y la primera que se casó. Según yo, estaba muy enamorada. Mis padres no querían, me decían que lo pensara, etc., pero al final accedieron; pero sólo permitieron que me casara por el civil, ya que estaban seguros de que ese matrimonio no duraría. Por parte de mi marido, él tenía 19 años, también se oponían. El día que me casé se acercó mi suegra y me dijo: “Tú no me gustas para mi hijo y no descansaré hasta verlos separados”. Nos fuimos a vivir a una vecindad donde había como 10 cuartos, no me importó porque yo decía “eso es lo de menos, al fin que estamos juntos y nos queremos”. Casi todos los días pasaba mi suegra cuando él estaba trabajando, que entonces trabajaba como jefe de almacén en una compañía. Cuando ella llegaba se ponía a llorar y me decía que su hijo estaba muy chico, que le gustaban las camisas muy limpias, que la comida, etc. Yo trataba de tenerle las camisas como ella decía, pues cuando estaba conomis nunca una muchacha que anduviera en fiestas conpadres amigos. Nos fui acostumbraron a coser, bordar, tejer, etc., es por eso que no me costó ni me pesó hacerlo. 71

A los tres meses de casada, un día estaba bordando cuando de repente entró mi suegro (yo, por el cuarto tan chico, dejaba la puerta entreabierta por el calor), entró y al verme que estaba sentada bordando me dijo muy enojado: “¿Qué estás haciendo ahí? y le contesté que bordando unas sábanas. Entonces me dijo que eso era para las mujeres flojas, que si ya había hecho mi limpieza delsiempre cuarto laactiva, volviera a hacer veces, quea tenía que estar entonces me50llegó su pero aliento vino y le dije que por favor se fuera, pues en esa casa los únicos que iban a gritar éramos su hijo y yo, y nadie más. Él me contestó: “¡Estás pendeja, pues ahora yo soy tu padre y si quiero hasta te volteo unrevés! Todavía le contesté que él sólo era mi suegro, y que mi padre todavía vivía y nunca me había pegado, asi que se fuera de mi casa y le troné los dedos. Salió y se fue, pero en el pasillo se encontró a mi esposo y le dijo que lo acababa yo de correr. Regresaron los dos y me dijo mi esposo que le pidiera perdón a su papá, le contesté que él había llegado a gritarme, pero él en respuesta me volteó dos cachetadas y me gritó: ¡Mi padre no se va, la que se va eres tú!, cuando regrese no te quiero encontrar aquí!”, y se salió con su padre, lo fue a dejar y yo me quedé llorando, sentía que el mundo se me venía abajo. Al poco rato él regresó y me dijo: “Ya no llores, ahorita regreso y nos vamos al cine”, y se salió. Pero yo me sentía tan mal de que pegado mi bolsa fui a casa deme unahabía tía que vivíaque en tomé Cuautla, Mor. yLesuéter dejé yunme recado diciéndole que me iba como él quería, y que estaba yo embarazada. A los 15 días de estar con mi tía llegó mi padre y me dijo que no tenía por qué dar molestias, que me fuera con ellos a la casa. Me dijo que al otro día de que me había ido mi suegro había desocupado el cuarto y que les había ido a arrojar mi ropa a las puertas de la casa. Regresé con mis padres, estuve todo el embarazo con ellos y ahí nació mi hija. Él nunca se apareció, sólo de vez en cuando iba mi suegra a gritarnos, que me divorciara, que esa niña no 72

era de él. Así pasaron dos años cuando mi madre me dijo que no les pesaba ver por nosotros, pero que me pusiera a trabajar para mí, para que me desenvolviera, que estaba yo muy joven, que ella me cuidaba a mi hija; y así fue, entré trabajar a Sanborns. Un día, cuando salía de trabajar él estaba esperándome porque quería hablar conmigo. Me dijo que no le gustaba que trabajara, que saliera tan tarde, que él me quería mucho y quería que volviera con él, que su gente nunca más se iba a meter con migo, que quería estar con su hija, etc. Así estuvo durante un tiempo hasta que me convenció. Se lo comuniqué a mis padres y me dijeron: “Mira, hija, ese hombre nunca va a cambiar, y ahora no sólo te va a hacer la vida pesada a ti sino a la niña también, ya que le han metido en la cabeza que no es su hija, y si en dos años y medio nunca se preocupó por ella, ahora ¿de cuando acá tanto amor? Pero en fin, con todo y eso regresé con él porque según todo iba a ser diferente. Pero eso sí, mis padres me advirtieron que si teníamos problemas, me pegaba, o pasara lo que pasara, a la casa no iba yo a estar regresando, pues no era un hotel. Regresé con él y como por tres o cuatro meses todo fue aparentemente bien, me volví a embarazar. Un día me di cuenta que él traía una medalla y atrás decía “Óscar y Lupita”, le pregunté por eso y me enseñó su cartera en la cual había una fotografía de ella dedicada a él, me dijo que la había conocido cuando estábamos separados y que no iba a terminar con esa relación hasta ver si lo de nosotros funcionaba. Esta vez me enojé mucho, discutimos y me golpeó, me arrastró en el piso y me pateaba, estaba fuera de sí. Aun así seguí. Se dio cuenta mi madre de que estaba yo golpeada y me dijo que me lo había advertido: “Y ahora te aguantas”, me dijo. De ahí se vinieron discusiones por lo mismo y también golpeaba a mi hija y me gritaba que ésa no era su hija. Nació mi hijo y siempre, por cualquier cosa que según él no hacía bien, él se molestaba y eran golpes para las dos, al niño no, también por chismes de mi suegra y cuñadas. Después tuve 73

otros dos varones. Cuando tenía un mes del tercer embarazo, un día me comentó que había encontrado una casa en renta para sus padres y nosotros, que con eso nos iba a alcanzar para ahorrar y comprar una casita. Nos fuimos a vivir juntos y a mi suegra todo le molestaba, me corría de la cocina y cuando llegaba mi esposo le decía que yo me había puesto a limpiar como diciendo que ella era una puerca. Entonces él iba sin más ni más y me pegaba, yo le preguntaba por qué y ya me decía. Tras unos meses mi suegra empezó a esconder la comida (él le daba el gasto a ella). Como no sabía cómo hacer para que comiéramos yo y mis hijos, fui a casa de mi mamá y le conté todo, ella me dijo que aunque fueran frijoles ahí me esperaban. Empecé a ir todos los días y mi suegra le contó a mi esposo que diario salía y que seguramente el esperaba no era de él. golpiza que me puso mehijo hizoque perder al bebé y tuve queLaquedarme en cama. Le casi dije que en cuanto me recuperara me iría a casa de mis padres, que ofrecieron recibirme. Entonces me suplicó que no lo hiciera y que buscaría un lugar para salimos de ahí. Así lo hizo, pero su actitud y los golpes continuaron. A los 15 años mi hija sefue de la casa por unos meses y luego volvió, pero al año se fue otra vez y se casó sin decirnos nada. Después lo supimos y llegaba a visitarme de vez en cuando. Un día que llegó, me encontró con la cara llena de moretones y me dijo: “¿Sabes, mamá?, te voy a contar algo para ver si así le pones fin a esta situación”. ¡Mi hija! “No me justifico por haberme casado de la manera en que lo hice, pero creo que fue lo mejor, ¿sabes?, desde que yo tenía como ocho años y tú te ibas al mercado, y yo me quedaba para ayudarte, mi papá me jalaba y me trataba de manosear, y me decía que si yo te decía algo, así me iba a ir. Cuando crecí las cosas me recogía la escuela, unalos vezIno dos seaumentaron, metía a uno cuando de los moteles que de estaban pasando dios Verdes y yo le decía que qué íbamos a hacer ahí, me contestaba: ‘Yo creo que tú no eres mi hija y me gustas mucho’; yo 74

empezaba a gritarle que no, que él era mi papá, entonces me decía: ‘Bueno, mira, yo no quiero forzarte, ¿sabes?, sólo quiero que te desvistas y me dejes tocarte, te juro que no te voy a hacer nada más’. Y así fueron muchas veces en el coche, me quería manosear. Yo te juro que nunca lo permití. Es por eso que cuando llegaba a casa y me ofrecías de cenar no quería nada, ni que te dieras cuenta que llegaba con los ojos llorosos.” Cuando eso me contó mi hija lloré, quería que me tragara la tierra, le pregunté por qué no me lo había dicho antes y me dijo que porque él la amenazaba. Fui entonces a ver a un abogado y le dije que quería divorciarme porque estaba casada con un “cerdo”, le conté todo y me contestó: “Mire, señora, eso pasa hasta en las mejores familias, no haga una tormenta en un vaso de agua, su hija no se lo dijo a tiempo y no sé para qué olvidar se lo contó Lo que debe hacer es dedicarse a su marido, eso ahora. y no destruir su matrimonio”. Salí de ahí y me sentía como una idiota. A él no le dije nada para evitar un problema con mi hija y que su esposo se fuera a enterar, él ignora eso y es un buen esposo y padre de sus dos hijas.

75

3. El cómplice silencioso El cómplice silencioso es también un delincuente. Ser cómplice es un delito. Por ejemplo, se ven tantos casos en que la madre le ha dicho a su hija o hijo víctima de su padre: “No pasó nada,” y quizá han transcurrido muchos años con eso de que no pa só nada, y tal vez ahora no quieren caer en la cuenta de que sí pasó. Esa es la part e donde la mentira se conv irtió en m ecanismo de defensa, la mentira de la madre cómplice silenciosa que enfrentan los niños, porque les conviene que así sea; de la misma man era que enfrent an la mentira de los reyes magos o de la cigüeña para no enfrentarse a realidades que les harían perder la inocencia. Recuerden que en el abuso sexual y en el incesto hay una pérdida de la inocencia y de la credibilidad del niño, entonces es muy fácil para el niño aceptar lo que le diga la mamá: “No pasó nada; tu papá te quiere mucho y es así como él acostumbra demostrarme amor a mí, por eso te l o quiso hacer a ti”, y el niño se queda con esa idea. Pero cu ando viene la concien cia de la r ealidad, en la adolescencia, la juventud, la adultez, y el niño dice: “No, no es cierto, mi papá no me estaba acarician do, m e estaba violan do”, ahí puede llegar el autoengaño, pero ya es consciente, 77

o bien el enfrentamiento brutal con ese duelo y entonces, el recuerdo viene y aparece dramáticamente aplastando los efectos del consciente y tiene dos caminos, o se queda con la evocacion, con el recuerdo y con el dolor no resuelto y se enferma, o para no enfermarse lo tiene que gritar, lo tiene que expulsar, lo tiene que exponer en una catarsis que puede ser con quien sea haciendo una denuncia de “hechos” y una denun cia dram ática de su dolor, que nadie sabe curar o aliviar. Vamos a imaginarnos en un plano, tal vez muy inocente que el que comete el abuso sexual sea un enfermo, eso para algunos sería hasta excluyente de sanción o de castigo, pero que pasa con la cómplice silenciosa, que se supone que no esta enferma y que está tapando l a ofensa sexual  e l crimen sexual del esposo o del hijo varón sobre la hija—, ahí hay una plena conciencia, absoluta concien cia del crimen de la omis ión y de la ment ira que es la complace ncia  c o m p la cenc ia y complic idad son si n ó n im o s y aquí es más cul pable para mi, en ocasiones, la cómplice silenciosa, es más culpable la madre que ningún otro miembro de una familia mcestual. La entonces madre envienen estos casos es tal vez quien pudo rescatar. Pero los argumentos y las lo falacias de que ay que cuidar la familia: “Si no, se va a enojar tú papá, es que vamos a acabar con el matrimonio, es que entiéndelo es que pobrecito, es que está enfermo, es que no sabía lo que acia . Eso no es conceb ible a través de la éti ca, de la moral mas simple. Eso es un delito. El abusador y el testigo son dos personajes del delito que tienen que sery contemplados, criminológica psiquiátricame yonteconsidero, de m anerajurídica dis tinta. En los siguientes testimonios se puede ver cómo funciona esta complicidad. 78

C arta a l pro gr ama de r adio

¿P

a r e j a s d i s p a r e j a s?

Dr. y Paty queridos: Soy una mujer de 22 años, la tercera de cuatro hijos, proveniente de una familia disfuncional. Hija de un padre alcohólico y misógino, del cual fui víctima de incesto desde los ocho años, así hasta casi los 17, y de una mujer sumisa y masoquista pues desde que se casaron la golpeaba y hacía de su vida un infierno, sin que ella alguna vez interviniera de manera enérgica para impedir lo que mipadre hacía conmigo y con ella, pues aunque sabía lo que pasaba, nunca hizo nada por impedirlo. Mi adolescencia transcurrió así, llena de agresiones físicas y emocionales, con peleas constantes, amenazas de echarnos de la casa, y el grandísimo miedo de lo que tendría que hacer para satisfacer a mi padre cuando estaba alcoholizado. Cuando llegué a los 17 tuve un novio con el cual tuve una experiencia sexual nada placentera, pues ahora me doy cuenta de que ni siquiera lo deseaba. Empecé a trabajar en una oficina y empecé a conocer gente. Cuando llegué a los 19 años empecé a revelarme en contra de mi padre; comencé a preguntarle a mi madre por qué permitía que la trataran así, por qué no se separaba de él, y la respuesta era siempre: “No, por mis hijos”. Conocí entonces a un hombre de 22siendo con elpareja. cual empecé simpatizar, salimos juntos y terminamos Cuando a cumplimos tres meses él me confesó que tenía una niña de 4 días con una mujer con la cual prácticamente no vivía. Yo acepté continuar y empezamos a tener relaciones sexuales. Conocí a su familia y él a la mía, y empezamos a llevarnos cada día mejor. Cinco meses después, él mismo me dice que la madre de la niña está embarazada y que obviamente él era el padre, y se excusaba diciéndome que intentaron una reconciliación, y allí estaba el producto, todo esto antes de conocerme a mí. Los dos años posteriores teníamos una vida sexual bastante atractiva, 79

quería que estuviera al tanto de todo lo que le acontecía, que tuera a todos lados donde anduviera. La razón por la que les escribo es para compartir mi experiencia con tantas mujeres que han padecido tal vez lo mismo. Creo también para desahogarme de tanto que he padecido tratando de curarme sola de tanto daño que llevo adentro. Hoy he decidido vivir mis aciertos y errores, vivir esta experiencia, pues aunque no me siento en el papel de amante de algún modo lo estoy desempeñando. Hemos pensado en vivir juntos, si he aceptado esto no es porque me subestime, sino porque el amor o cualquier nombre que adquiera el sentimiento que llevo, deseo desarrollarlo y vivirlo de la manera más sana e intensa posible. He asimilado las ventajas y desventajas de todo esto y estoy dispuesta a lograr algo con mi vida. & Creo que la vida debe vivirse, así como la hayamos formado sin arrepentimientos ni culpar a nadie de lo que pudimos lograr o la vida que llevamos, ni vivir como una sombra por lo que vivimos en la niñez. Mis problemas los he tratado de ir solucionando, y aunque no es fácil olvidarse, deseo vivir en paz con todos sin guardar remordimientos ni rencor hacia nadie. Soy una mujer llena de errores pero también llena de deseos de aprender de ellos Quiero ser una mujer sana de mente y alma, y librepara Dios Los aprecia y estima Isabel

Program

a de radi o K e l l y , L a m m o g l i a y l a F a m i l i a

Entrevista al aire  M i hija de 12 años es muy mentirosa, en dos ocasiones ha inventado que mis cuñados han querido abusar de ella. Le dije 80

que la pondría cara a cara con ellos para reclamarles, después ella me dijo: “No es verdad, no sé por qué lo inventé”. Esto me ha ocasionado muchos problemas con mi suegra, ya que mi hija no es de mi actual esposo. —¿Por qué razón, en teoría, su hija tendría que recurrir a una mentira como ésta? —Porque ella desde chica ha sido muy mentirosa. Quiero aclararle que ella de chica no vivió conmigo sino hasta hace un año. Antes vivió con mi mamá y mis hermanas, ellas me dijeron que acostumbraba mentir. Es por eso que yo digo que miente y porque aparte mi cuñado vivió con nosotros mucho tiempo, así como una hermana mía y nunca tuvimos esta clase de problemas. —¿Hay otros menores en casa? —Sí, tengo un niño de nueve años y una niña de siete. —¿Han vivido con estos parientes? —No, ellos no viven con nosotros. Mi cuñado tiene esposa y viven cerca. —Estos cuñados a los que su hija acusa o señala, ¿viven con usted o son los que viven cerca? —Son los que viven cerca. —Permítame decirle una cosa. El abuso sexual, la violación, la agresión sexual que creemos que nos puede suceder al salir aabusos la calle, tienen mucho menosque incidencia quetener las violaciones, y agresiones sexuales se pueden en nuestra propia casa por nuestros parientes más cercanos. Estos datos no los estamos inventando en este programa, nos han sido reportados por las estadísticas e investigaciones. “El agresor puede ser el papá, el abuelo, los tíos. ¿Cual sería el objetivo, qué iba a ganar su hija de 12 años, acusando a sus dos tíos de abuso sexual?, ¿cuál sería el objetivo de crear una mentira de este tamaño? —Primero inventado mismo que élse le había dichoella quehabía quería que fueradesueste novia y quecuñado, los novios besaban en la boca. No me lo dijo a mí sino a mi esposo, que me 81

lo contó y me dijo: “A mí me preocupa esto, a lo mejor él le quiso hacer algo”. Entonces yo le pregunté a ella y me dijo que eran mentiras, y que lo había inventado porque a ella le gusta él. Después yo fui con mi cuñado y él me dijo que había que tener mucho cuidado con ella porque era ella la que le había preguntado —si quería Señora,ser ¿qué sy le novio. hace a usted, madre de una niña de 12 años, creerle más a su cuñado que a su propia hija? —Como le digo, yo lo conozco a él de hace muchos años, vivió con nosotros. Yo le preguntaba a mi hermana cómo se portaban mis cuñados con ella y dijo que eran muy buenas personas, que jamás le habían faltado al respeto. —Respecto a la fama de mentirosa que tiene su hija, ¿me podría dar dos o tres ejemplos del tipo de mentiras que decía? —En ocasiones la maestra les encarga algo de tarea y ella dice que no trae tarea. En otra ocasión, una señora me debía dinero y ella fue a decirle que yo le había dicho que si le prestaba 10 o 20 pesos. La señora le dijo que no tenía, pero iba a ver qué podía conseguir y le dio 10 pesos. Yo mandé después a mi hija a cobrarle y ésta me dijo que la señora ya me había pagado a mí. Fui a ver a la señora y me dijo que ya se los había dado a mi niña. —Señora, ayúdeme en todo lo que pueda describiéndome la conducta de esta niña, haciendo a un lado este incidente. Yo necesito saber si es una niña con un trastorno de conducta perturbador, si es una niña que realmente padece de mitomanía. ¿Cómo es en la casa, en la escuela, qué dicen sus hermanos de ella, qué dicen sus compañeros, qué dicen sus profesores? —En la escuela es de lento aprendizaje porque no capta las cosas rápido, batalla mucho para aprender. —¿Quién ha hecho el diagnóstico de lento aprendizaje?, porque puede tener déficit de atención. ¿Le han hecho algún estudio? —No, pero la maestra me ha dicho que sí batalla mucho. Volviendo a lo de las mentiras, ella me dijo que el profesor de 82

mi hijo le había dicho que el niño no había pasado la prueba de matemáticas. Yo fui a hablar con el profesor para preguntarle cómo andaba el niño, él me dijo que iba muy bien, que ya mi hija le había preguntado y se lo informó. —Señora, ¿por qué dejó usted a su hija con su mamá? —Porque yo me fui a Estados Unidos y se quedó hasta los 11 años, o sea, hasta el año pasado. —La abuelita, ¿también se quejaba de que esta niña era lenta y mentirosa? —De que era mentirosa sí. En lo de la escuela ella no la apoyaba en las tareas, le valía si aprendía o no. Mis hermanas fueron las que me dijeron que tuviera mucho cuidado, que iba a batallar mucho con la niña porque era muy problemática. —¿Y qué es ser muy problemática? —Me dijeron que ellas en ocasiones habían visto que era muy voladita con los chavalos y que le gustaba mucho jugar con ellos y no con las niñas. Que incluso de repente se perdía con ellos. —¿Es una niña bonita, atractiva? —A mí se me hace normal, fea no es y de cuerpo no está muy desarrollada, es más bien delgada. —Hábleme un poco de cómo fue el embarazo y el parto de esta niña. —Ella concebida en unallegaba violación cuando 14 le años. Un fue amigo de mi mamá mucho a la yo casatenía y ella tenía mucha confianza. Ese día ella me mandó a una mandado con él y él aprovechó ese momento para abusar de mí. —¿Le avisó a su mamá? —No le dije nada porque él me amenazó diciéndome que algo le iba a hacer, lo mismo que a mis hermanas. —Fíjese en este dato que nos acaba de dar: “un amigo de mucha confianza de mi mamá”, para que usted vea cómo es una regla casi infalible, los violadores están dentro de la casa, son amigos de la familia, parientes muy cercanos, el sacerdote, el psicólogo de la escuela, el profesor, el director de la secundaria, 83

el jefe en el trabajo, el de la tienda de la esquina, son gente conocida. Por eso hay que tener mucho cuidado cuando una piensa cosas como “es que mi cuñado es gente de confianza”, precisamente porque son de confianza, pueden dejar a las niñas con esos sujetos como la dejaron a usted. ¿Cómo la obligó? —Cuando iba con él, me tomó de las manos y me acercó a él, me abrazó y no me soltaba. Yo me quejaba y le decía que me soltara y él no me soltaba. —¿Gritó, lo pateó, le dio un rodillazo entre las piernas? —Él me tenía agarrada de las manos y no me soltaba. Era de noche y estábamos en una parte sola, un camino solo y no se veía a nadie por ahí. Yo me quería soltar y no podía. —Cuando su mamá se da cuenta de que usted está embarazada, ¿qué sucede? —Ella se enojó mucho y habló con él, ella pensó que sólo él pudo haber sido porque yo le tenía mucho miedo. Él dijo que el niño no era de él porque cuando él había estado conmigo yo ya no era señorita. —Fíjese bien, el violador siempre niega y a veces le echa la culpa a la violada, igual que su cuñado podría estar haciendo. No estamos acusando a su cuñado, pero cabe esa posibilidad. —Cuando pasó esto con mi hija yo lo dudé porque no vi que ella—¿Usted tuviera ningún indicio, no su se mamá quejaba molestia. qué sintió cuando node le ninguna creyó?, ¿qué sintió cuando su violador dijo que no éra cierto? —Yo lloré y me dio mucho sentimiento de que ella le creyera más a él que a mí. —¿Qué siente ahora que usted no le cree a su hija?, ¿qué tal que sí es cierto?, ¿qué hizo que su mamá le creyera a este hombre que la violó? —Ella que lodice conocía desde niño. —Igualdecía que usted que conoce a su cuñado. ¿No le parece que está pasando lo mismo que a usted le pasó? —Pues sí, sólo que mi mamá no me dio la oportunidad de platicar con ella. Cuando yo le comenté cómo habían pasado 84

las cosas, ella no me quiso oír, nunca me quiso oír. Yo me he sentado a platicar con mi hija y le he pedido que me diga si es verdad, le he dicho que podemos hacer algo. —¿Cómo fue el embarazo?, ¿qué fue lo que le preguntaba el doctor? —Cuando supo que yo estaba embarazada, el que me violó intentó que yo perdiera el embarazo. Me regalaba cosas para tomar a las que les ponía pastillas, pero yo sospechaba que él les echaba algo. —¿Como qué le daba? —Traía un agua fresca y me servía nada más a mí. Mi mamá nunca dijo nada. —¿Fue su mamá cómplice entonces? —Pues no sé, hasta ahora no sé porque yo después me enteré que ellos tenían una relación, eran amantes. —¿Hizo usted algún intento para perder al bebé? —Yo no tomé nada, yo no sabía ni lo que estaba sucediendo, ni siquiera sabía si era un embarazo. Incluso cuando fue la violación yo no había tenido mi primera regla. Mi primer sangrado fue por la violación y duró como una semana y media o dos. —¿No asociaba esa acción violenta con un posible embarazo? No. —¿Cuánto tiempo después de la violación nació su niña? —Como 9 o 10 meses. —¿Cuándo descubre usted que estaba embarazada? —Mi mamá lo descubrió, yo oí que ella dijo que yo estaba embarazada y fue cuando acusó a este hombre. —¿Qué le parecen todas las coincidencias que hay entre su caso y el de su hija? —Me he puesto a pensar mucho en lo que me pasó a mí y le he dicho a ella que no me gustaría que le pasara lo mismo. —¿Ella sabe lo le pasó usted? —Sí, porque mique mamá se loaplaticó? 85

—Cuando llegó el momento del alumbramiento, ¿qué pasó? —Fue un parto normal y bastante rápido. —Voy a hacerle una pregunta que no es fácil, ¿por qué envía usted a su hija a vivir con su mamá, si ella es una mujer cómplice, una mujer que se hace amante de un sobrino, si es una mujer promiscua sexualmente y es una mujer que probablemente carezca de la información y educación suficiente como para hacerse cargo de la vida de una niña? Si es una mujer que no se puede hacer cargo de su propia vida y ni siquiera la supo defender a usted, ¿cómo es posible que le ponga en sus manos a una criatura? —Mi hija tenía apenas un año cuando me fui y le dije que yo iba a regresar por la niña. Yo no se la iba a dejar para siempre, pero cuando yo mandé por la niña a los dos años, ella no me la quiso entregar. Cuando se la dejé yo todavía no me daba cuenta de la gravedad de las cosas, yo era muy inmadura y aun no me daba realmente cuenta de que ella era cómplice, tenía 16 años. —¿A qué se fue a Estados Unidos? —Mi tía me quiso llevar para que yo tuviera una mejor vida y que a lo mejor estando con mi papá yo iba a tener más que con mi mamá. —¿Cómo le fue papá? — El siempre se con portósumuy bien conmigo. —¿Por qué se regresó a México? —Porque me casé con mi esposo y él quiso venirse con su familia. —¿Su mamá siguió con ese hombre? —Cuando yo me fui él ya no estaba en la casa, pero mi hermana me platicó que después de que yo me fui él regresó. —O sea que cuando ocurrió la violación, él vivía en su casa. —Señora, su mamá la sacó de la jugada. Ella la mandó con su papá porque seguramente su amante ya estaba muy interesado sexualmente en usted. Ella sintió celos y la mandó a usted a Estados Unidos para quedarse con él, la prueba está en que 86

cuando usted se va, él regresa. ¿Usted no se dio cuenta de estas cosas? —Yo las había pensado porque él me había dicho que tenía una relación con ella y ella nunca lo aceptó, decía que eran mentiras. —¿Qué tan guapo es este cuñado suyo de 28 años y por qué les cae bien también a las hermanas de usted y a usted?, ¿les gusta? —Mi hija es la que dice que se le hace muy guapo, que tiene muy bonitos ojos. Mi hermana nunca dijo que le gustara, sólo se llevaba bien con él. —La esposa de él, ¿cómo es y qué piensa de todo esto? —Bueno, cuando pasó todo, ella vino con él a la casa y se molestó por lo que mi hija inventó porque incluso ella tiene una sobrina de nueve años viviendo en su casa. —¿Cuál es su pregunta para el doctor? —Yo lo que quisiera saber es cuándo esta niña me está diciendo la verdad o me está contando una mentira, porque ya no sé cómo distinguirlo. —La pregunta que me hace es una pregunta que no tiene respuesta. ¿Cómo hacer para saber si le dice la verdad?, pues no tengo la menor idea. Si usted que vive con ella y es su propia madre no lo sabe, imagínese nosotros desde aquí. le podría términos una personaYo quesí miente nodecir miraque, a losenojos, pero generales, es difícil entenderlo porque desafortunadamente en los últimos años nuestro país se ha poblado de mentirosos oficiales y profesionales. Todos los días en los medios de comunicación —por ejemplo, la televisión— vemos a gente que nos está mintiendo y ya nos acostumbramos a hacer como que les creemos. Los comunicadores, como Jacobo Zabludovsky o su hijito, o Javiercito Alatorre, o todos estos voceros oficialistas de lo peor de la corrupción en México, pues dicen saben algo ylalaclase gentedesecorruptos los cree, que a pesar que muchos mexicanos son de y han sido. Hasta hay gente que cree que Ricardo Rocha es periodis87

ta. Hemos llegado a un nivel de engaño colectivo enorme, en un país de mentirosos donde todo mundo hace como le cree al otro y el otro hace como le creen, aunque todo mundo sepa que nadie le cree, pues es muy difícil saber ya quién nos dice la verdad. No sabemos cómo para descubrir mentira, peroe podemos observar a unhacer ser humano duranteuna mucho tiempo irnos percatando de que es mentiroso aunque lo niegue. Hay un tipo de mentiroso que se llama mitómano, que tiene la manía de mentir; aquí sí podríamos tratar de saber si su niña nada más es mentirosa o es mitómana. La mitomanía es el decir mentiras aunque no tenga por qué decirlas y que el mismo mentiroso se las crea y por esto las actúa muy bien, ni se nota que son mentiras. Lo que sí es muy importante es que hay que creerle a esa hija mientras se averigua la verdad, porque cuando los joven citos hablan de que fueron violados, tocados, abusados, mirados, seducidos, acosados o incitados a la sexualidad, primero que nada hay que creerles. Si no, sucede lo que le pasó a usted, tuvo una hija no deseada de un incesto, que es un delito, con una cómplice del delito que es su propia madre, con un pariente al que se le protegió y se le dio crédito cuando por supuesto que las usted estabaysiendo violada. Los embarazos no sonsabían un mito; barrigas los úteros no crecen por una mentira. Yo le creería en principio a su hija, independientemente de que haya ido este señor con su esposa a defenderse y diga que no es posible. Yo investigaría más acuciosamente, yo trataría de ver, con ayuda de profesionales, a qué se debe que la niña diga estas cosas; si es mitómana, que nos lo diga un profesional, si mintió en el caso del abuso, que nos digan unos profesionales que es mentira; que se examine también la conducta del supuesto agresor sexual. Pero, en principio, hay que creerle, lo mismo que a un niño que amenaza con matarse, porque cuando no se le cree a un niño que amenaza con matarse, se suicida; cuando 88

no se le cree a una niña que fue abusada sexualmente, resulta que sí. En este caso hay demasiadas coincidenciasentre el caso de la madre y el de la hija. Difícilmente se puede creer en la coincidencias. Yo recuerdo hace mucho tiempo, en los grupos de autoayuda, hablando de coincidencias, los que tenían vida espiritual me decían: “No, Neto, no existen las coincidencias, son manifestaciones de un poder superior para que abras tus ojos y le des una lectura a tu vida que tiene un srcen”. Lo que sí es asombroso, para ser una simple coincidencia, es cómo todos los días encontramos que las historias se repiten una y otra vez en una cadena cuyos eslabones son idénticos. Por eso llama la atención la profundidad de la inconciencia, por no decir la ignorancia, que tenemos muchos cuando nos asombramos de un hecho en otro, oensufrimos un familiar, en unaohija, cuandolonosotros lo mismo, lo mismo, padecimos mismo, hicimos o tuvimos una condición de víctimas o victimarios igual a la que hoy criticamos con asombro. Por eso, en este programa se hace la pregunta tan frecuente: “¿Pues qué esperaban?” Yo considero que esto podría explicarse más como una total ignorancia a laexperiencia personal, o una incapacidad total para asimilar las experiencias vitales de sufrimiento, es decir, meter la pata dos veces en el mismo agujero a pesar de que ya nos lastimamos. qué?,somos quizá tan la única explicación es la soberbia, sentir que¿Por nosotros únicos y tan especiales que somos irrepetibles, que nosotros sí teníamos por qué haber vivido lo que vivimos o haber hecho lo que hicimos, “pero mi hijo ¿cómo?, si es mi hijo”. Tenemos que revisar con humildad ese cofre del tesoro que es nuestra experiencia vivida y que debemos tener por ahí siempre, sin estarlo abriendo más que para lo que es importante, trascendente y humano. ¿Qué está pasando con mi hija?, voy a ver qué me pasó a mí a esa edad, cómo me comportaba yo a esa edad. No se nos ha enseñado a hacer esto, pero todos podemos hacerlo. 89

C art a a l pro gr am a de radi o y l a

F a m il

K

elly

, La mmo

g l ia

ia

México, D.F. 1999 Estimadísimos Paty Kelly y Dr. Lammoglia: su fan hace dos años. Disfruto delSoy humor deldesde doctor, especialmente cuandohorrores se poneelasentido hablar estilo Brozo, al mismo tiempo de admirar su amplia cultura y sus diagnósticos tan acertados. Yo he tenido, desde hace tiempo, la gran inquietud de compartirles mi testimonio. Me gustaría hacerlo con mi propio nombre, pero ya he tenido la mala experiencia de abrirme con amigos y luego han usado esta información para lastimarme. No me gustaría que alguien de mi trabajo o gente que no me interesa se enteren de mi muy dolorosa historia. Así que voy a usar el nombre de Andrea. Mi testimonio es para ayudar a otra gente, pues a mí me ha costado años de asistir a diferentes terapeutas, un diplomado en desarrollo humano, una búsqueda espiritual, clases de meditación, Biblia, lecturas de motivación, cursos del 4o camino con Alfonso Ruiz Soto, escuchar a Horacio Jaramillo, etc. Sí, he tenido una búsqueda con todos los que el doctor Lammoglia desaprueba. Pero desgraciadamente me tardé mucho en aceptar que mi experiencia sí había sido abuso, pues no hubo penetración, y después me tardé en ponerle límites a mi familia, quien me ha hecho tanto daño. Mi dolor más grande reside en falta de apoyo de mi madre y familiares, más que en el hecho de haber sido abusada. He vivido muy sola y muy confundida por todos estos años. Me he perdido la dicha de tener un compañero y de ser madre. Soy una mujer que el próximo mayo cumple 50 años. Nunca me he casado. He tenido dos compañeros con quienes he vivido en pareja, pero me ha costado muchísimo comprometerme y consolidar una pareja estable, ya que generalmente caigo en re90

laciones de abuso, por ser sobreviviente de abuso sexual en la infancia, pero más por no tener el apoyo de mi familia y particularmente de mi madre. Soy la menor de una familia de un hermano y dos hermanas. Mi hermana mayor me lleva 13 años, mi hermano 12 y mi hermana la de en medio siete años. Desde que yo tengo uso de razón, mi hermano me usaba para desahogar su sexualidad haciendo de todo lo imaginable: me tocaba, me frotaba el pene en mi pequeña vulva, me mostraba fotos de él haciendo el amor con tipas. Me hacía sexo oral y me obligaba a hacerle sexo oral y a sobarle el pene. Tal vez desde que yo tenía tres años hasta los nueve que hice la primera comunión y se lo conté al padre que me confesó y él me dijo que lo acusara, y que le dijera que eso era pecado y estaba mal. Eso le dije a mi hermano y creo que paróme su amenazaba práctica, pero se lo dije a mis puesentonces mi hermano conno acusarme para quepadres, nadie me quisiera pues yo era mala. También se hacía el hermano buena onda que me regalaba juguetes y tonterías y me decía que él y yo éramos novios. Eso me agradaba pues yo quería tener novio como mis hermanas. Yo nunca lo vi como hermano, lo veía como novio. Pero incongruentemente me insultaba verbalmente y lo reparaba haciendo muchos regalos. Siempre me decía que eso que hacía conmigo también lo hacía misélprimas. Pero me advertía de nunca hacercon estorrús conhermanas un niño, ypues era buena onda y se cuidaba de no penetrarme, y otro niño, si fuese malo, me haría daño, me dolería muchísimo y me iba a causar mucho daño. Siempre me sentí culpable. Hasta en la adolescencia hablé con mi mamá y le dije todo lo que me hacía. Ella habló con él y negó todo, y lo ha negado siempre diciendo que soy una mentirosa y que estoy loca. Una vez lloró cuando mi hermana lo confrontó y armó todo un escándalo haciéndose la víctima. Dijo que yo me le metía en la cama, que era una putita de tres años. Como podrán ver, parece ser que resulta que 91

por no admitir la culpa siempre la víctima es la provocadora y la mala. Cuando hubo esa confrontación la hija mayor de mi hermano agresor trató de matarse, pues fue abusada por uno de sus tíos por parte de su mamá y obviamente nadie la apoyó, pues sus padres han hecho lo mismo y han hecho pedazos a esa niña. Mi padre murió cuando yo tenía 10 años y mi mamá, siendo 20 años más joven que mi papá y muy inmadura, le cedió el paquete a mi hermano de hacerse cargo del negocio. Y desde entonces se convirtió en el dueño de la empresa y en el jefe de familia. Eso complicó más mi situación pues me tenía que someter a su autoridad. Mis hermanas nunca me han defendido en contra de él, al contrario, estando casadas y en muy buena situación económica, someten totalmente él pues tiene excelente posiciónseeconómica y les regalaa cruceros, viajesuna y le disparó la cirugía de cara y busto a mi hermana la mayor. Entonces nadie se atreve a contradecirle. Mi familia siempre minimizó el problema, mi mamá no supo cómo ayudarme, me llevó al ginecólogo en vez de llevarme con un psicoterapeuta, y me obligó a callarme el secreto y a nunca cantárselo a mi marido sí algún día me casaba. Por años me callé. Pero un año antes de que mi madre muriera, con todo el miedo de quedarme sola, empecé una terapia con el doctor Lorente, un psiquiatra (les doy el nombre para que tengan la referencia) que me hizo unas bolas horribles, pues sólo me subrayaba lo que yo ya sabía. Que me sometía a la gente, que me ponía de tapete, que mis muchos galanes abusaban de mí, que no sabía poner límites, etc. Pero no me decíap o r q u é , y totalmente minimizó el hecho del abuso sexual, porque no hubo penetración, igual que mi familia. De ahí estuve en terapia de grupo con me un doctor Kuriyque la bioenergética, me hacía que desnudara mepracticaba quedara únicamente en paños menores, y me ponía en posiciones extrañas como de yoga, luego me presionaba en puntos tensos como de acupuntura hasta que yo gritaba y me hacía que sacará todo el coraje. Pero cada 92

que iba estaba tan cargada de rabia, soledad, miedo, etc., que entraba en catarsis y no podía parar de llorar, me ponía como loca. Después el mismo doctor trató de abusar de mí y lo mandé por un tubo, después él me hablaba para rogarme. Todo un asco de tipo. En la escuela de Psicología y Desarrollo Humano de los ex Jesuitas de la Ibero, AlfonsoSiliceo, Silíceoquien y David tomé terapia de grupo con Alfonso era Cazares, superagresivo conmigo, quien era la única que se abría en el grupo por mis ganas tremendas de sanar. En fin llegó el momento en que no quería saber nada de psiquiatras, psicólogos ni terapeutas. Hace seis años me empezó a caer el veinte, gracias al libro de Ellen Bass y Laura Davis, y acepté ir con un excelente terapeuta al que mi amiga “Ángel de la Guardia”, Lety, me llevó de las orejas y pagó la terapia por dos años. Estaba sumida en la peor depresión de mi vida y aunque tenía un sueldo fijo, ganaba muy poco como para pagar una terapia. Estaba desilusionada de mí principalmente.Pues me ha costado mucho entender por qué, siendo yo la víctima, mi familia en vez de apoyarme y ayudarme son mis peores enemigos, y por el contrario, adoran y ven como el héroe a mi hermano. Además, teniendo un cura en la familia, sienten que cuentan con mucha bendición y santidad, como dice el doctor Lammoglia, tienen el “negocio del perdón” en casa. La actitud de Lety de compromiso conmigo fue importantísima, pues me hizo sacar fuerzas y comprometerme con mi propia vida. Me hizo sentir que alguien en el mundo realmente se interesaba en mí. Mi depresión fue tan fuerte, que estuve en un tris de matarme. Me faltó valor, pues quería hacerlo bien y no quedar inválida o tonta, pero yo ya no le veía sentido a nada. Soy una persona que tiene mucha vida interior. He aprendido acine, estarlossola y a no ser dependiente amouna la linda música, el libros, la cocina, la poesía.deSénadie, que soy compañera y amante. Aunque por años sufrí de frigidez y miedo a enfrentarme a la vida sola. Sin embargo, ahora veo todo lo que 93

he logra do sola , estuve en ple ito le gal con mi h erma no por ocho años para poder quedarme con la casa de mis padres. Con esto compré un departamento en el sur el cual amo, pues es mi bella casa y mi guarida. Soporté años de abuso y esclavitud en una escuela de idiomas en donde disgusto me gordo acosaba sexualmen te. Yestaba com ao no le h icepues casomi po jefe r naco, y casado, entonces me empezó a tratar de la patada y motivaba a todo mundo a ser malo conmigo, hasta que lo confronté con fotocopias de una seri e de cart as y poemas que me escribió con su puño y letra. Me hubiera gustado acusarlo legalmente pues me hizo la vida imposible, hasta e n otra escuela don de me cambié; emp ezó a hablarle a l director para acusarm e de que robab a a l os maestros. Odio a ese viejo cusco, hipócrita, “bragueta persignada” . Todo esto que viví me hizo independizarme e irme fortaleciendo interiormente. Ha sido muy difícil, mi situación económica es difícil. Pero tengo fe en que esto es el principio y que me va a ir muy bien, y que voy a conocer a gente muy linda. El psiquiatra que me sacó adelante ha hecho una excelente labor conmigo . Me ha enfrentado a mi realidad con mi familia, mis relacionesente con y está los demás micil, tr abajo Ah ora trabajo inde pendientem siendo ydifí sig o. teniendo pocos recursos económicos. Mi crecimiento ha sido muy doloroso. Ya me habían dado de alt a, pero tuve u na fuerte recaída. P ues me di cuenta de que mi sobrino de 40 años, hijo de m i herm ana la mayor; soltero, inmaduro y dependiente económicamente y emocionalmente de sus padres, está abusando de mi sobrinita de tres años, hija de s u hermana. Yo ya hablé con mi sobrina, la mamá de esta chiquita, y la está llevando con una psicólogo X en Monterrey, pero no se atreve a desenmascarar al hermano. Pues co mo en tantos casos teme que se rom pa la preciosa arm onía familiar y su hermano se suicide, pero no me entiende que algún día la que se va a querer suicidar es su hija. Él tiene una 94

personalidad de reprimido sexual (sólo dos novias le hemos conocido). Y es un ruco adolescente que sólo habla de rock y siempre está contando chistes, pues tiene la profundidad de un charco de la c all e. En fin, todo un adoles cente pegad o a las fa ldas de mamá. Tiene licenciatura y es un hombre inteligente, pero nunca había tenido un trabajo formal en una em presa, hasta recientem ente que consigu ió su primer trabajo formal en Gua dalaj ara y se fue a vivir a casa de su hermano, que tiene dos niñitas de siete y cinco años. Vivió en la misma casa con su hermano y familia por seis meses y como la esposa de mi sobrino es dueña de un kínder, ahora le rentan un cuarto dentro de este kínder , lo cual para mí no es más que un peligro en poten cia. Est e asunto me ha vuelto l oca, pues todo mund o me ha prohibido que me meta, pues me va ha hacer más daño . Pero me he agua ntado dos años y ya la niña tiene cinco añ os. U na am iga de la familia, que también se dio cuenta, le advirtió a mi sobrina desde el momento que se percató de este lenguaje secreto, de este comportamiento que las que lo sufrimos identificamos de inmediato, y los ajenos lo evaden o niegan como un gran Elefante Blanco en medio de la sala que nadie ve. Esta amiga presenció cuando la niña se le trepaba al tío en la pierna y se frotaba agitadamente, todo el tiempo sé esta tocando o frotándose los genitales cojínEno otra almohada y resultó una infección vaginal con con un flujo. ocasión, delantetener de esta misma amiga, mi sobrina y su esposo, la pequeñita le jaló el resorte de los pants al tío para verle el pene. Como yo no presencié estos incidentes, yo le pedí a esta persona que ella lo asumiera y hablara con mi sobrina y no quise volver a oír del asunto, pues me mueve todo el rencor que yo traigo con mi propia experiencia. Pero desgraciadamente yo vi cómo la ni ña le pedía al tío que la llevara a su cuarto y le quitara los calcetines con una actitud de mucha intimidad. Poco visito la casa de mi he rman a pues no soporto la dinám ica familiar que ahí se da, pero en una Navidad, mientras todos abrían los regalos, yo oí 95

cóm o el tío le ins istía a l a chiquita de llevarla arriba para que ya se durmiera. Para mí este lenguaje es como se dice “más claro que el agua”. Otra irregularidad es que el tío es el que oficialmente lleva a las tres nietas de mi hermana al baño, él es el que les quita la ropita y les limpia las pompitas. Así las niñas ven S e m e pa r a n que los papás consienten a que el tío les meta mano. l o s p e l o s d e p u n t a . ¿En qué cabeza de padres cabe que el tío tenga tanta intimidad con las niñas? Me enfurece este asunto. Ya lo hablé con m i sobrina pues me rem ueve mi experiencia, y su actitud fue muy negadora. Pero hasta que yo abrí la boca hizo caso de llevarla a una terapia y habló con su esposo de lo sucedi do. Per o argumen tan que com o a el los no le s consta y no han pescado al agresor con las manos en la masa, pues no qui eren hacer un escándalo familiar, pues a lo mejor su hermano que es d ébil de carácter se pudiera suici dar. El doctor L amm ogli a ha dicho en varios programas q ue a la meno r sospecha lo mejor es parar al agresor de inmediato. Mi terapeuta también piensa lo mismo, pero yo no puedo aunque quisiera confrontar a mi sob rin o. N o me corresponde, yo no puedo hablar con mi her ma na y siento una gran frustración, pues siento que un a vez más se está cometiendo una injusticia y están apapachando al agresor. A mí me ha dolido mucho este asunto pues mi sobrino siempre

fue mi favorito, ya que tenemos los mismos gustos musicales. Pero yo ya n o p u e d o s e r sol i da r i a c o n é l , p o r m i ex p er i en c i a COMO VÍCTIMA. No PUEDO QUERER A UNA PERSONA QUE LASTIMA A UNA NIÑA DE ESA MANERA.

Sien to una impotencia terri ble de no pod er parar esta cade na de incestos y agresión familiar. Para el público, sólo sería un testimonio más de lo difícil que es superar un abuso en la infancia.

-

Yostador he h echo much a, pero es terrible lo deva que es vivirouporn salir incesadelante to. Pues lasol culpa la lleva e l 50% el agresor y el otro 50% es la falta de apoyo de la familia.

Desgraciadamente, yo he sido la bacinica de la familia, y soy yo la que está enterada de las porquerías de todos. 96

Gracias a Dios no estuve todo el tiempo mal, tenía épocas buenas. Mi m am á y yo teníamos una buena relación y las dos teníamo s mu cha vida soc ial co n muchos grupos de amigos. Yo hice una licenciatura duran te esos años y tuve la op ortu nidad de estudiar en Inglat erra . También empecé a trabajar como maestra, que es de lo que vivo ahora. U na profesión mal p agada pero tengo de qué vivir. Gracias a Dios. He tenido esta nece sidad de escribirles pues con el asunto de mi sobrina, he tenido que enfrentar nuevamente fantasmas que tal vez no había resuelto y me siento muy conectada con los temas que tratan y con los testimonios que escucho. E stoy llen ^ d e r a bi a , estoy fur i osa . A veces creo q u e no h a y j u s t i c i a divina . ¡ G rrrrr ! Cuando escucho testimonios de personas que todavía ni siquiera se atreven a senti r coraje en contra de sus agresores, veo cómo he avanzado en estos años. Pues yo ni siquiera me daba cuenta de cómo me aplastaron. En un programa en Cablevisión de casos jurídicos, me conmovió hasta las lágrimas ver el caso de un pequeño a quien su padre golpeó y quemó hasta dejarlo casi deforme y tonto. Y creo que las personas como yo, que sufren abuso psicológico o físico, estamos igual de golpeadas y deformes, pero la diferencia es que nadie ve el daño. Pero a mí me ha llevado toda mi vida, 50 años, sobreponerme a la agresión que viví. Q ui er o enterrarlo Y VIVIR EN PAZ.

Quiero ayudar a otra ge nte . He escucha do tantos t estimonios parecidos al mío y peores. En esto s días que estuvo el doctor Lammoglia enfermo, me impresionó el grupo de ayuda para hom bres que sufrieron abuso. Mis respetos para e l seño r que da su nombre y su testimonio abiertamente. Me gustaría algún día hacer esto, por ahora prefiero no publicar mi verdadero nombre. Gracias por su atención. Siento que ya cumplí con algo que tenía pendiente hace dos años, pero hace falta valor y las palabras adecuadas para redactar todo este rollo. Andrea 97

M ensaje

de

A ndrea

d e abuso

sexual

para

sobrev

i vi ent

es

y ví c t i mas

TAMBIÉN DEL CÓMPLICE

SUEÑO DE MUERTE Estaba tan deprimida y tan desilusionada, que quería dejar de respirar y amanecer muerta. Pero la muerte me decía vive, vive. ¿Qué juego quería jugarme? Ya no me quejé, ni hice reproche alguno a nadie. Cerré los ojos y dejé de respirar. Acallé mi ira contra la justicia de Dios. Ya no me lamente de haber sido un perro fiel y buena compañía para mi madre en sus años de enfermedad y vejez. Una mascota cariñosa que brinca de gusto agradecida por una caricia. Un perrito que da todo su amor y su callada presencia y sólo recibe patadas. Tuve un hermoso sueño de amor en un lugar lleno de paz, de mucha luz y color. En donde la naturaleza estaba viva. Podía sentir el alma de los árboles, las flores, los peces, las aves y hasta las estrellas. Podía hablar con todo lo que había a mí alrededor y ahí, en ese lugar tan bello, estaban todos mis amigos y enemigos. mi familia, vivos amor y muertos. Todos. En ese Lo únicoToda que recibía era mucho y comprensión. lugar todos te quieren y todo se perdona. Q ué paz

y qué tranquilidad tan infinita. CONTENTA ME SENTÍ ALLÁ.

¡Q u é

fel

i ci da d

! Q ué

De pronto rescaté mis sueños, mis momentos de éxito y felicidad. Mis cualidades como persona. Y, con gran sorpresa, empecé a ver todo lo bueno que la vida me había dado, y yo ya no tenía la capacidad de ver. Y brinqué llena de gusto: ¡Pero si estoy llena deamor y cosas lindas que dar! ¡Pero si tengo muchas habilidades! ¡Pero si tengo muchos amigos y le. agrado a mucha gente! ¡Pero si tengo también una profesión muy noble que me gusta mucho! ¡Pero si yo tengo el poder de 98

disfrutar las cosas bellas y sencillas! ¡Pero, pero, si yo puedo ser feliz! Qué importaba entonces que mi familia no me haya apoyado y comprendido. En el fondo lo que querían eran callarme la boca, pues yo les representaba un espejo de lo que no querían ver. Toda la porquería que tanto trabajo les ha costado tapar y actuar que son “La Familia Feliz”. Qué importaba que me haya topado con personas abusivas e interesadas. ¡Lo importante esviv ir y v ivir bi en! Desperté fortalecida y con una nueva actitud ante la vida y me comprometí conmigo misma. Si el precio es alejarme de quienes me han demostrado no quererme y me siguen haciendo daño, y quienes al final de cuentas nunca han sido una familia. Ese precio lo pago con mucho gusto con tal de vivir una vida contenta y tranquila con la paz interior que Dios me regaló en ese sueño de muerte. Quiero compartir con las personas, que como yo, han vivido mal con un cáncer en el alma, llenas de rencor, de odio y la frustración de no encontrar justicia.S í se puede salir adelante. Es difícil, pero la fuerza está dentro de uno mismo y hay que tener mucha fe. Cuesta mucho trabajo aceptar la realidad y vivir contentos con lo que se tiene, encontrando la paz todo empieza a mejorar. Un beso a Paty y al Dr. Lammoglia por todo lo que he aprendido en sus programas. ANDREA DORIA La

reali d ad d el abus

o se xu al a m eno re s por par t e

DEL CLERO

En fechas recientes, se publicó en España un libro, cuya lectura recomiendo ampliamente, del investigador Pepe 99

Rodríguez con el título La vida sexual del clero. Cabe mencionar que en el momento en que este libro empezaba a salir de imp renta, las altas jerarq uías de la Iglesia católica, en especial del Arzobispado de Barcelona, convocaron a los principales medios de comunicación para pedirles que ni siquiera lo m encionaran. Ta l es el pod er que ti ene la Iglesia católica y tal el grado de sumisión de los medios que así lo hicieron. Sin embargo, se corrió la voz de boca en boca y, hasta donde yo sé, este libro va en su cuarta reimpresión, ha ocupado ya los primeros lugares de venta en España y Portugal, y está llegando a Latinoamérica. Todo esto a pesar de que varias librerías han recibido amenazas anónimas si no retiran el libro de sus anaqueles. A raíz de una seria investigación, el autor presenta los hechos desde un punto de vista realista partiendo desde la psicología, la teología y la ét ica, presentando un estudio muy riguroso y de muy graves conclusiones. El auto r dem uestra que la may oría de los sacerd otes cató licos mantienen relaciones sexuales y que un tercio de los sacerdo tes católicos e stán casados o con vive n con una m ujer. Explica cómo la Iglesia católica malinterpretó d e forma in teresada e l Nuevo Testamento para poder im poner su voluntad abso luta sobre el p ueblo y el clero, y cóm o la ley del celibato obligatorio católico es una cuestión de control, abuso de poder y economía, exponiendo los problemas psicológicos y sociales causados por esta ley, como lo son los lamentables efectos de la represión. Nos hace ver cómo el abuso sexual de menores representa una tradición inconfesable dentro de la Iglesia, un delito terrible que, tal como se demuestra a lo largo de esta obra, los obispos siempre conocen y encubren. Presenta una serie de resultados de la investigación del catedrático Félix López, quien realizó gran cantidad de encuestas, en las que se muestra que del total de la población 100

española que ha sufrido abusos sexuales siendo menor de edad , el 9% de los abusos sexuales cometidos sobre varones, y el 1% de los sufridos por mujeres, han tenid o como protag onista a un sacerdote. Del total de ab usos, el protagon ista ha s ido un religioso en el 8.96% de los casos de varones (y en el

0.99% de mujeres), y elmujeres) escenario unmedida, colegio (8.96% de de los varones, 0.99% de o, ha en sido menor un internado. El 5.69% de los abusos de los religiosos se han producido en el medio urbano y sólo un 1.6% en el medio rural. Las actividades sexuales realizadas en colegios particulares son: caricias por debajo de la cintura (50%), caricias por encima de la cintura (42.86%) y masturbación (7.14%). En los internados: caricias por debajo de la cintura (60%), intento de coito an al (20%) y pro posic ión de actividad sexual (20%). Resulta evidente, pues, que cuanto mayor es la intimidad y la confianza, más auda z resulta el tipo de abuso sexua l detectado. El estudio también revela que los abusos sexuales cometidos por los sacerdotes provocan en los menores los siguientes sentimien tos, en escala decreciente: (71.43% ); asco del agresor (28.57%); miedo (21.43%); ansiedad, angustia y desasosiego (21.43%); marginación, ser especial (1429%); hostilidad hacia la propia familia (7.14%); culpa (4.14%); agrado, satisfacción (4.14%). Y las consecuencias psicológicas más destacadas después de sufrir el abuso sexual de un sacerdote son : pérdida de con fianz a en sí mismo y en el agresor (28.57%); rechazo frente a la sexualidad o el sexo —var ó n  del agre sor (21.43%); pérdida d e atenci ón en clase (15.38%); efect os diversos (14.29% ); dormir mal y tener pesadillas (7.14%). Curiosamente, ninguno de los encuestados abandonó el colegio donde sufrió el abuso, lo cual ratifica que la inmensa mayoría de los abusos sexuales sufridos por los menores no se explican a los padres y, en caso de hacerlo, no son adecuadamente valorados ni creídos. 101

En un capítulo menciona: A principios de esta década, la Conferencia Episcopal norteamericana, tras verificar que en 100 de sus 486 diócesis (56%) hubo denuncias por violencia sexual, tuvo que solicitar del Vaticano la posibilidad de reducir al estado laical a los sacerdotes implicados. El papa Wojtyla, en una carta pastoral dirigida a la Iglesia norteamericana, fechada el 11 de junio de 1993, tuvo que reconocer la gravedad ydimensión del problema de los abusos sexuales a menores cometidos por sacerdotes católicos. Y no podía ser ya de otra manera: en ese momento se había juzgado y condenado por abuso sexual de menores a unos 400 curas por casos aflorados en los nueve años anteriores, las diócesis norteamericanas habían pagado ya alrededor de 400 millones de dólares en indemnizaciones por los daños morales causados a las víctimas, y en los procesos judiciales en curso se jugab an otros 1 000 millones de dólares en nu evas indemnizaciones. En medio de esta difícil situación para la Iglesia, el trabajo de una activa organización, denominada Red de Supervivientes de los Abusos Sexuales de los Sacerdotes, empe ñada en llevar an te los tribunales a otros sacerd otes, tampoco permitía el habitual encubrimiento eclesiástico: La Conferencia Episcopal norteamericana, de momento, reconoce públicamente que el porcentaje comprobado de sacerdotes que abusan sexualmente de menores es de un 1.2% de la totalidad. Pero todo el mundo sabe, también, que los casos comprobados no son más que la punta de un iceberg de dimensiones aún insospechadas. El autor presenta varios casos reales y ampliamente documentados en los que vemos con claridad cómo la jerarquía católica calla y encubre la habitual actividad sexual de sus 102

4. Grupos de población vulnerable Con fines preventivos considero de gran importancia difundir las características de algunos grup os de población que son más vulnerables tanto a l abuso sexual como emocional y psicológico. Sabemos que hay muchos individuos que no se atreven a comunicar lo que les sucedió simplemente porque no están dotados por la naturaleza para defenderse de las ofensas. De hecho cada uno de nosotros posee diferentes defensas y esto lo vemos claramente cuando nos preguntamos cómo es posible que muchos niños sobrevivan en los basureros bebiend o agua contaminada y expuestos a focos infecciosos que otros niños no tolerarían. Sucede que, de alguna man era, la natu raleza de esos niños se ha ido preparando para subsistir ante los ofensores naturales de ese medio ambiente, como son las bacterias, los virus, los hongos y otros contaminantes. El organismo se va haciendo resistente al medio en el que habita al grado que cosas como el humo del escape de los coches, que a m í me causa migraña, a los choferes de taxis que trabajan hasta dos tum os no les pro voca ni un leve dolor de cabeza. La aspirina tan maravillosa, que igual puede quitar un matamos dolor que abajar la temperatura o prevenir infartos, puede también los que somos alérgicos a ella. 105

Lo que quiero decir con estos ejemplos es que existimos personas cuyo terreno biológico corporal o cerebral puede resistir algu nas co sas y otras no. Yo por ejemplo pued o resistir jorn adas de trabaj o muy intensas , pued o escuchar durante muchas horas la problemática de otros seres humano y a veces no puedo resistir mis propios pensamientos. Esta vulnerabilidad y la capacidad de resistencia en los seres humanos es totalmente individual, los niveles de tolerancia e intolerancia son diferentes en cada persona. Sin embargo, es posible localizar grupos de población vulnerable de individuos que comparten estos niveles de manera similar. Por ejemplo existen personas cuyas emociones generad as, ya sea por la propia mente o por el exterior, hacen que sean susceptibles a reaccionar “alérgicamente” o de manera desproporcionada ante una situación. Este síntoma nos ayuda a constituir un bloque de población muy identificable; generalmente la gente los llama hipersensibles, exagerados o supersensitivos. Estas personas pueden llorar al contemplar un atardecer, al escuchar una canción, al ver una película romántica y, sin embargo, por otro lado pueden resistir cosas tales como los esfuerzos físicos o las responsabilidades del trabajo. Esa población hipersensible que tiene los sentimientos a flor de piel y que reacciona en forma desproporcionada lo mism o ante el aviso de la muerte de un familiar, la noticia de que se sacó la lotería o el hecho de que terminó una carrera profesional, corresponde a un grupo que nosotros llamamos enfermos emocionales que tienen que cuidarse de sus propias emociones, o sea, de las reacciones que el ambiente les genera. Cuando un individuo no está informado de que es un enfermo em ocional, va a enfrentarse de manera audaz a esa carencia personal que posee. Un niño o niña que sufre un a ofensa 106

sexual siendo hipersensible se dice: “Me tengo que aguantar porque me han dicho que yo me tengo que callar y que no debo llorar; que si lloro cuando me ofenden voy a causar un gran dolor a mi mamá. Co mo yo qu iero m ucho a mi mam á y no quiero que le pase nada y a la mejor hasta se muere, me tengo que callar”. Un niño normal, ante el menor agravio, lloraría, gritaría y se quejaría. A un niño normal no le imp orta nada que le digan que los niños no llora n. A una niña norm al no le importa que su mamá se vaya a enojar, piensa: “Este señor me está agarrando mi colita y yo se lo voy a decir a mi mamá”. En este ejemplo va implícita una idea que yo considero muy importante: Las personas normales usan su miedo para s obrevivir, con vierten sus miedos en instinto de conservación. Al igual que los animales, que tienen una sabiduría muy especial, no se equivocan y si se equivocan se mueren. No se equivocan porque no piensan, no dicen : “Seguramen te si se dan cuenta que yo ante la amenaza de un depredador tengo que salir corriendo y meterme en mi mad riguera, m e van a acusar de cobarde”. Un conejo o un ratón de campo ve un ave de rapiña e inmediatamente corre y se esconde en su madriguera;Las estápersonas usando sunormales miedo instintivo para sobrevivir. actúan así, pero un enfermo emocional no. Un niño con la enfermedad emocional que estamos describiendo, cuando algo le da m iedo se fuga, pero para adentro de sí mismo y trata de parecer valiente. También es posible que intente evadirse de otra manera o que trate de parecer encantador. Conozco el caso de una niña muy atractiva que cuando empezaba a viajar en taxi, si le asustaba el taxista y pensaba que le iba a hacer daño, ella inventaba dolores, se ponía pálida auténticam ente y le decía a l ch ofer que le causaba temor, que se sentía muy mal y asusta ba al chofer , 107

que inmediatamente la llevaba a casa. Esto es un indicativo de anormalidad conduct ual. Utilizar un síntoma fí sico para de fenderse de sus miedos es una forma de patología. El esbozar una sonrisa ante el peligro o el quedarse aquí para el clásico “aquí quedó y no corrió” es un síntoma de enfermedad. El ejemplo extremo de esto son los héroes, cuando menos en M éxico son los seres más cobardes que ex isten; los paralizó un miedo que se llama pánico y los obligó después a cometer un “acto de valor temerario” que es un acto de valor fundado en el temor. La gente que se quedó tras el tem blo r del 85 intentand o saca r a alguien y se le cay ó la casa encima es calificada como héroe, pero lo que hizo fue un acto insensato, debió salir corriendo para salvar su vida. El caso más notorio de esta cobardía mal manejada anulando el verdadero instinto de conservación es la de Audie Murphy, un actorci llo norteam ericano ya fallecido y que fue el soldado más condecorado en su país después de l a Segu nda Guerra Mundial. En la invasión de Normandía él solo, en lo que quedaba de una cas a, enfrentó y acabó con una patrulla de 32 alemanes. Una persona normal, en su caso, hubiera tomado la decisión correcta de correr o esconderse. Posteriormente, para sobrev ivir a sus recuerdos de guerra, in icia la carrera alcohólica y de drogadicción, y muere antes de cumplir los 40 años de edad. Así vemos que estos héroes a quienes ensalzamos, en realidad son sujetos que no pudieron manejar su instinto y se fugaro n en el m omento de peligro haciendo un acto insen sato. Lo mismo ocurre con muchas víctimas del abuso sexual que quedaron paralizadas porque no supieron manejar su emoción y se evadieron p or caminos falsos, com o el silenci o, la prudencia o la parálisis. Cuando uno pregunta a una víctima de abuso sexual: ¿por qué no gritaste?, ¿por qué no pateaste?, ella puede contestar 108

naturalmente: “porque me dio miedo”, cuando era precisamente por miedo que se debía haber def endido. Aquí vemos claramente una manera in adecuada de responder a una emoción intensa de tem or o de miedo . Algunos se preguntarán cómo es posible que un agresor sexual varón dicen manteng la erecciónque durante un acto deesviolación, cuando losasexólogos la adrenalina a la erección lo que el agua al fuego. Si una persona sabe conscientemente que está cometiendo un ilícito en el que compromete su integridad y su libertad porque es un criminal, y sabe también que va a dañar para siempre la vida de la otra persona y aun así, puede mantener una erección. También viene la culpa porque sabe que es definitivamente un enfermo emocional cuyos instintos están tan distorsionados como súmente. En el juego del abuso sexual hay dos enfermos que están interactuando, uno como ofensor y otro como receptor. El ofensor, siendo una persona m uy enferma con una patología que yo sí creo que se pueda predecir, requiere de la victima vulnerab le para pod er llevar a cabo su ofensa. El pro blem a es de interacción entre dos personalidades enfermas de las emociones porque este ofensor puede existi r; pero m ientras existan niñas y niños bien inform ados y sanos, la ofen sa no se va a dar. . „ Es importante ver qué es lo que da srcen a esta interacción de patologías y examinar cuidadosamente, si se quiere hacer un a labor preventi va. De la misma m anera en que yo insisto en que para que exista un macho, tiene que coexistir con él una mujer sometida que le siga el juego, ya que sin ella no hay macho. Por eso es importante ver que este tipo de estructura emocional deficiente, insuficiente o disfuncional convierte a un individuo en un vulnerable. 109

No estamos responsabilizando a la víctima, de ninguna manera. El hecho de que sepamos que existen niños o niñas más vulnerables al abuso sexual no le resta responsabilidad al deli ncuente ni significa que estos niños provoquen en nin gún momento el ataque. Sin embargo, es necesario identificar estos rasgos pa ra preven ir la interacción, es necesario que estos niños tengan la conciencia de que son una parte de la población vulnerable que no se puede defender. Una de las justificaciones que hasta hace poco se utilizaban para defender al agresor era alegar la provocación de la víctima. Afortunadam ente hem os sido lo sufici entemente responsables para lograr que se borren esas estupideces de los códigos penales. Cuando hablamos de la interacción podemos dar el ejemplo de un diabético que se encuentra en una pastelería; el azúcar no es el agresor. Él sabe que en la interacción está el peligro y es su responsabilidad evitarla. Lo que más puede afectar la vida de un enfermo emocional es no saber que lo es. La información es básica para poder dar el paso importante de la aceptación. El individuo que no se acepta porque miedoso), desconocee s“ser asi (callado, pas ivo,em prudente, silencioso, simplem ente un enfermo ocional que tiene un gran problema porque finalmente va a fugarse hacia adentro sin resolver ninguna situación. Es por esto que considero muy importante el diagnóstico temprano y la aceptación, la cual puede ser muy sencilla si uno tiene cierta información. Cuando un niño crece en una familia numerosa le es fácil darse cuenta de que es diferente al observar que sus hermanos disfrutan de cosas que a él le parecen aburridas o le asustan, o a l ver que él puede llorar fácilme nte por cosas que no afectan a los demá s. Cuando alguien le pregun ta por qué no es como su herma nito, le queda claro que hay una diferenc ia. 110

T est

i moni

o d e u n a maestra

d e p reescol

ar

En la escuela en la que yo trabajé tuvimos el caso de una niña que al ser inscrita a preescolar, su madrastra nos advirtió que su mamá la había abandonado y que a ella le preocupaba mucho el bienestar de la niña. La señora parecía estar muy obsesionada con esto y noseradecía en layescuela anterior no aprendía ni se relacionaba, muyque tímida se asustaba fácilmente, no dormía bien y en general era un manojo de nervios. No solíamos aceptar niños a mediados del año, pero ante la insistencia y desesperación que la madrastra mostraba, la aceptamos. Cuando ingresó observamos que estaba pasada de peso y efectivamente era muy tímida y asustadiza. Se sobresaltaba con cualquier cosa y necesitaba estar cerca de un adulto todo el tiempo. Al principio era tanta su angustia por separarse de la madrastra, que pegaba gritos y tuvimos tiera con elladelos primeros días. que aceptar que la señora asisLa niña era casi muda y de pronto rompía en llantos y gritos de horror que no podíamos descifrar. Le preguntábamos qué le sucedía y sólo abría los ojos horrorizados sin decir nada. Con el tiempo y después de tenerle mucha paciencia llegó a decir que tenía miedo que su mamá, como llamaba a su madrastra, la abandonara. La escuela había condicionado el ingreso de la niña a que asistiera a una Al me principio se resistía ir y sobre todo expresarse. El terapia. psicólogo informó que se adaba cuenta, pora dibujos que hacía, que era golpeada. Llamamos al padre de la niña, quien siempre se mostraba encantado, preocupado y muy participador. Con esta actitud, siempre argumentaba que su hija sufría mucho por el abandono de la madre. Decía que nunca bebía y negaba rotundamente que golpeara a la niña. Lo que más nos llamaba la atención era la actitud de la niña en cuanto sealpreguntaba control de por esfínteres. Nunca baño y la madrastra qué llegaba a su iba casaaldirectamente 1 11

a orinar. Cuando se le preguntó al respecto decía que el baño estaba oscuro por lo que pusimos una luz neón y aun así no iba, a menos que la acompañara una maestra y le sostuviera la mano. Un día el terapeuta la quiso acompañar a la puerta del baño y se puso a gritar: “Tú no, los hombres no entran a este baño”. Después de varios meses observamos cierta evolución en cuanto a que se empezó a relacionar más con los niños, pero su estado emocional oscilaba entre periodos de tranquilidad y periodos de una angustia espantosa. Habíamos notado que la niña tenía marcas en las nalgas. Se me ocurrió que si estaba siendo maltratada no iba a permitir que la tocaran, por lo que le sugerí a la maestra que la acompañaba al baño que le ofreciera asearla y efectivamente la niña respondióNos conaventuramos gritos: “No ame limpies, no me toques”. llamar a la madrastra y le dijimos abiertamente: “A esta niña la están golpeando”. La señora dijo que su papá la golpeaba porque era muy mal portada, en una actitud de defensa de su esposo. Vino el papá y volvió a negar todo. Finalmente, un día la niña confesó a la maestra que no le gustaba entrar al baño porque en el baño su papá la tocaba. Más adelante describió con detalle lo que su papá le hacia y cómo la tenía amenazada para que no dijera nada. Para nosotros fue muy difícil porque por un lado no queríamos traicionar la confianza de la niña, pero tampoco queríamos ser cómplices de la situación. La madrastra siguió defendiendo al señor y dijo que la niña estaba mintiendo. Aun cuando las huellas de maltrato eran claras y en una revisión médica se vio que tenía una infección vaginal. A consecuencia de sacar esto a la luz, la niña fue tremendamente golpeada y por supuesto, la sacaron de la escuela y no volvimos a saber más. Decidimos levantar una demanda, la cual no progresó porque no pudimos presentar pruebas, o sea, a la niña. Nuestra frustración fue tremenda al ver que no existía la manera de ayudarla ni por la vía legal. 112

Muchos padres al leer esta información o simplemente al escuchar las palabras “abuso sexual”, dirán: “Es imposible que a mi hija o hijo le suceda esto. Si alguien lo intenta va a reaccionar defendiéndose, gritando, contándolo y en última instancia va a preferir que lo maten, pero no se va a dejar”. Pero otros padres se preguntarán: “¿Qué voy a hacer con este chamaco?, así como es le van a ver la cara en todos lados, no porque tenga poca inteligencia sino porque de todo se deja” . No es que “muy bueno” comoque algunos dicen,yestenemos que pertenece a estaseapoblación vulnerable he descrito que aceptarlo antes que nada. Otro síntoma muy claro de l enferm o emocional es cuando se la pasa culpando a los demás por todo lo que le pasa. Un niño sano, un niño co n autoestima, con seguridad en sí mismo, es un niño con valor. La palabra “valentía” debe ser examinada. Lo que nosotros llamamos realmente “el valor” en cuanto a lo que se refiere el instinto de conservación, usar los mecanismos de defensa de ataque o huida y no el valor temerario del héroe.

E structura

d e l carácter

E s importante saber cómo se va formando la estructura de carácter d el niño o niña . E sto va a depe nder primero del tem peramento con el que nace y que es la carga genética que nos va a dar un tipo de sensibili dad que equivale a los cimientos sobre los que se va a construir el carácter. Para comprender qué es lo que los médicos psiquiatras en tendemos por estructura de carácter podemos usar el ejemplo de un edificio. Los b u e n o s in g en ie ro s o arquitectos procuran localizar un terreno no tanto que esté bien ubicado, sino que

esté bien estructurado en lo que se refiere a las capas 115

Muchos padres al leer esta información o simplemente al escuchar las palabras “abuso sexual”, dirán: “Es imposible que a mi hija o hijo le suceda esto. Si alguien lo intenta va a reaccionar defendiéndose, gritando, contándolo y en última instancia va a preferir que lo maten, pero no se va a dejar”. Pero otros padres se preguntarán: “¿Q ué voy a h acer con este chamaco?, así como es le van a ver la cara en todos lados, no porque tenga poca inteligencia sino porque de todo se deja” . No es que sea “muy bueno” como algunos dicen, es que pertenece a esta población vulnerable que he descrito y tenemos que aceptarlo antes que nada. Otro síntoma muy claro del enfermo em ocional es cuando se la pasa culpando a los demás por todo lo que le pasa. Un niño sano, un niño con autoestima, con seg uridad en sí mismo, es un niño con valor. La palabra “valentía” debe ser examinada. Lo que nosotros llamamos realmente “el valor” en cuanto a lo que se refiere el instinto de conservación, usar los mecanismos de defensa de ataque o huida y no el valor temerario del héroe.

E structura

d e l carácter

Es importante saber cómo se va formando la estructura de carácter d el niño o niña. Esto va a de pender primero del temperamento con el que nace y que es la carga genética que nos va a dar un tipo de sensibilidad que equivale a los cimientos sobre los que se va a construir el carácter. Para comprender qué es lo que los médicos psiquiatra s en tendemos por estructura de carácter pode mos usa r el eje mplo de un edifici o. Los buenos ingenieros o arquitectos procuran localizar un terreno no tanto que esté bien ubicado, sino que esté bien estructurado en lo que se refiere a las capas 115

de Cardiología, también se va a colapsar. En este caso el terreno era sólido pero los materiales eran inadecuados, como varillas de diferente grosor, material de seg unda man o y mala calidad de la construcción. Obviamente no resistió el temblor del 85 y casi se vino abajo. Una casa puede verse bien, pero no tener ninguna solidez en las paredes ni en los techos. Así es el carácter, de la misma manera un niño puede nacer con un terreno biológico sólido y sobre éste puede construirse un carácter débil. La segunda parte que nos interesa de la formación del niño que pudiera ser teóricamente víctima de abuso es saber cómo están materiales con los se está f orman do su constit carácter.uidos Los los padres de un niño sanoque pueden obstruir el desarrollo de su carácter y evitar l o que se esp eraría que fuera: un carácter fuerte en el sentido de solidez. Cabe aclarar que cuando hablamos de carácter fuerte nos referimos a un carácter sólido, firme, inamovible, no el poco carácter o el carácter débil del sujeto que se mueve para un lado y para otro con sus em ociones c omo en mi caso; yo lloro con una canción de Cricri, me emociono con un atardecer, me enojo ante la menor injusticia y llego a la violencia verbal. Obviamente yo no tengo fortaleza de carácter, aunque algunas personas piensan que yo soy de carácter fuerte precisamente por mis reacciones.a algunas personas que son casi En cambio he observado impasibles ante circunstancias adversas, las alegrías o los cam bios de situación. No pertenezco a ninguna Iglesia y no sé cómo sea en realidad este hombre, que conocen algunos mexicanos por su sobrenombre pero yo lo conozco como Carol Wojtyla. En su segundo viaje a México, me pidieron algunas amistades, que me cuestionaban por mi crítica incesante a esa figura política, que por favor lo observara. Yo me pude dar cuenta de que era un a nciano encorvado, no tanto por lo s 117

años como por las intervenciones clínicas que ha sufrido así como el mal de Parkinson. Me llamó la atención que ese anciano encorvado, que creo que estaba muerto de cansancio y aburrimiento, cuando se enderezaba un poco para dar su mensaje espiritual, tenía una gran fuerza y esa fuerza interior la podía transmitir a través de un discurso o de una homilía. A mí me pareció que era un hombre sólido y la verdad no me lo imagino gritándole a las monjas porque no le traen su desayuno a tiempo, o yéndose de parranda con sus cuates y llevando serenata o bajándose a pelear, como yo lo hago, con un taxista porque le raspó el coche. Me da la impresión de que ese ancianoyaparentemente apacible es una persona de hombre gran fortaleza por eso lo pongo de ejemplo con todo respeto. Entonces ¿qué sucede? Que a pesar de que algunas personas nazcan y crezcan con un terreno cerebral muy sólido, si hay dos malos arquitectos que son los padres, los materiales que se usan para levantar las paredes del carácter son deleznables como una escuela cuya fragilidad esté en la mala estructura de la enseñanza, o que imparta creencias religiosas que después son criticadas agudamente por el estudiante al no encontrar en el dogma ningún aspecto de racionalismo que pueda ser considerado ni en teoría ni en hipótesis por lo académico. E salafalsa ura se va a derrumbar hasta con un soplido con más estruct leve agresión. Cuando los materiales son óptimos: la funcionalidad de la familia, la educación por parte de l os padres, una buena ed ucación formal y un medio ambiente sano, el niño va a desarrollar un carácter sólido a l que es posible que alguien pueda hacer algún daño, pero jamá s derrumbarlo. De aquí la importancia del cuidado del desarrollo del carácter del niño, que debe estar centrado en la solidez antes que dar importancia al cómo se vea. 118

Un carácter sólido va a trascen der como las grandes edificaciones de la antigüedad que hoy vemos en pie: las pirámides de Egipto y Teotihuacan en las que quizá el viento y el paso del tiem po han deteriorado la superficie, pero la estructura sigue intacta. Un niño con solidez de carácter, con su autoestima bien cimentada y fortaleza interi or, tiene una estructura que en la adolescencia y la adultez se puede recubrir a la manera que recubrieron las fachadas de algunos edificios con cuarteaduras en la ciudad de M éxico con vidrios polarizados. A este recubrimiento de la superficie es a lo que los médicos llamamos personalidad. Personalidad es una palabra que viene de pe ri  alrededor de, y soma - cuerpo. O sea que es algo alrededor del cuerpo. Se le llamaba perisoma a las máscaras con las que actuaban los histriones del teatro clásico. Había dos máscaras: la que representaba la come dia y la de la tra gedia. Estas dos más caras eran las que se usaban para representar la fars a. La personalidad, por más que oculte una estructura fracturada o colapsada, no va a constituir nada importante como un elemento de defensa. Es sólo una superficie como los recubrimientos de simple cal que se usan en las fachadas del Mediterráneo o el estuco que tenían las pirámides en México. capa. Así la personalidad sólo constituye una pequeña Lo que realmente nos interesa es el temperamento con el cual el niño es dotado desde antes de nacer, la estructura de carácter y su formación que es paralela a la autoestima. Esto nos va a llevar a una conclusión: todo aquel niño que sea vulnerado por su propia naturaleza o por su formación de carácter pertenece a un grupo vulnerable en el que se van a dar muchos problemas, incluso el abuso sexual . Podemos d ecir que no tiene casi ninguna defensa en con tra del ofensor y 119

además va a silenciar las cosas con un maqu illaje que le permita sobrevivir a su propio deterioro. Así como algunos cubren con vidrios refl ejantes la estructura dañada de un edificio, así ei niño va tratar de recu brir el daño. Estos son los mecanismos de compensación que seña abamos en la personali dad alcohólica. Aquel que por su na muc hoa ? 'nm. ad“r°’ va a tratar de compensarlo hablando mucho y tratando de comportarse como si fuese mayor . Yo recuerd o que los maes tros en la escuela me decían “E rnesto usted es un jov en v iejo” . Mi madr e decía que me com portaba como adulto y no como un niño: “Te quejas de lo que se quejan los ancianos” . Efectivam ente yo fui un jov en viejo, mi madurez que e mpezaba a ser cronológica y fisiológica no o era psicológica m espiritualícente. Usaba lentes para pro egerme de mi inseguridad más que p or la miopí a, usaba formas muy propias del lengua je, me aislaba de los grupos ¡uve re 31 a¡re dando 'ibre yla“ impresión refuS¡aba realidad en la literatura, de ser un niño'a precoz En realidad era absolutamente inmaduro, pero para tener a l menos la fachada de “m adurez” tenía que inventar un modelo de personalidad a m odo de máscara. Cuantos niños que parecen sabios con sus grandes lentes y uenas calificaciones, no son más que pequeños vulnerables q a través de sacar dieces, portarse bien, ser obedien tes y no ser egoístas, tratan de conquistar el reconocimiento de los demas. A mayor inmadurez, may or la necesidad de comp ensarla con esta sene de máscaras con las cuales ocultamos nuestra verdadera naturale za. Recuerdo qu e yo me veía co mo un jov en viejo sentado fre na un escritorio que tenía de un lado los cajones del miedo y del otro los cajones máscaras. Abría el cajón del mied o no me gus aba y lo cerraba, entonces abría el cajón del bueno del noble, del obediente, del buen hijo o del buen estudiante’ 120

Obviamente todo mundo se daba cuenta d e que estaba representando un rol, el rol que yo mismo me asign aba, y nadie los creía. Muchas personas se llegan a creer sus propios roles y si bien hay otros, que les siguen el juego porque también están jugand o el suyo propio, la m ayoría de la gente percibe la farsa que están representando. En mi caso yo usaba mis mecanismos de defensa mayormente para de fenderme de los embates famili ares: de mi papá, que me consideraba inútil; de mi mamá, que decía que yo tenía poco carácter y corazón de poll o; de mis hermanos, que decían que yoqueeraerararo y que estaba loco; de hermana, mi abuelo, que pensaba yo maricón, y quizá de mi que pensaba yo que era lo máximo, ya que para m í era motivo de susto que ella me considerara como su paradigma, era una responsabilidad que yo no podía cargar. Sin embargo, en la escuela era otra cosa, el niño bien portado, el niño “decente” se transformaba en el más guerrista, me la pasaba inventando travesuras que eran de poca trascendencia, pero que en esa época me costaron muchas expulsiones, 11 en primero de secundaria y a los 15 años expulsado definitivamente de la escuela, que fue cuando mi papá me corrió. Era una verdadera dicotomía de esta serie de personalidades, eran encontradas como las máscaras de la comedia y la tragedia. Yo podía ser el más violento, el más peleonero, el más simpático, dicharachero y guerrista del salón y era para mi mamá el más tonto, sólo que ella dec ía el más bu eno, el más callado y el más noble de sus hijos. Mi autoestima, mi conocimiento de mí mismo, mi carácter y mi mism a naturaleza de enfermo emocional, me obligaban a ir a esos extremos en los que yo creo que nadie creía. Cuando mi madre recibía los reportes escolares no los creía. Lo que solían decir era: “El niño es mu y inteligent e, no necesita estudiar porque se aprende 12 1

las cosas nada m ás de oído, pero es insoportable. Da una lata espantosa y además distrae a todos sus compañeros”. Para mi mam a esto debe haber sido motivo de desconcierto y creo, no lo sé, que optó por hacerse a un lado de esa dicotomía y s implemente ignorar lo que yo era o iba a ser en espera de que algún día surgiera mi verdadera naturaleza, la cual sí surgió, pero al cabo de unos cuarenta y tantos años. Hace unos años que al mudarme a esta parte de la ciudad de México, mi m adre vino días a ayudarme a instalar en un acto que yo creo que fue una fuga de su relación que ya tiene 57 años. Estuvo com o unos cuatro meses a quí y le dij o a la compa ñera másdecirte o menos 43 años dequien no vivir con mi hijo yalgo quiero queasí: no lo“Tenía conozco, no sé es, no me había dado cuenta de qué hacía y cómo sentía”. En ese mecanismo de compensación, pasa la vida para muchos niños y es a lo que llamamos personalidad. Cuando yo veo un niño que tiene rasgos superficiales de personalidad notorios: el niño bien portado, el niño ultrasensible, el niño que es el peor, el niño más atacado, el más agresivo, la niña más sensual, la que se viste como señorita siendo una escuincla, la que trata de ser la mejor bailarina, el que destaca más en la escuela, el que no quiere estudi ar, etc., ese destacar o esa ne cesidad de destacar en algo que cubra lo que le ocurre a ese niño, para m i es un índice infalible de que algo e stá mal en su estructura de carácter, y si no está en su estructura de carácter, está en el cimiento de su temperamento. De otra manera el niño es espontáneo, el niño oscila en las horas del día entre las sensaciones de bienestar y malestar: la risa, el mal humor, el sueño, la habilidad de d istraerse, el ju ego, etc. Pero el niño que tiene estereotipos, que parece un adulto chiquito, el responsable o el maldito, el picudo de la pandilla de la casa, o la niña sexi o el genio, detrás de esa fachada a veces hermosa, a veces interesante, a veces muy 122

bien diseñada, se esconden fracturas en la estructura o en los cimientos. Éstos son los niños vulnerables, por eso es muy importante que conozcam os a las víctimas. El niño vulnerable que se va a paralizar se reconoce como víctima cuando el agresor lo reconoce como víctima. Podemos decir que el agresor, que padece de la misma enfermedad emocional, identifica al niño que es igual y lo elige. El niño sabe que a él lo seleccionaron, de tres o cuatro niños en una casa, el tío escogió a uno para abusar de él. Este reconocimiento de l ag resor se da porque él mismo fue, en otro ti empo, un niño así. El niño se sabe víctima, sabe que lo escogen a élUny ofensor sabe además escogennunca a él. a un niño norsexualpor noqué va aloescoger mal que sabe que se va a defender o lo va a ir a contar. Esto tiene que quedar claro porque de esa población vulnerable es de la que nos tenemos que ocupar. Y todas las madres lo saben, el consentido de la mamá es el idiota, quien por supuesto es el más seductor con ella. Mi madre sabía que a mí me iban a pasar una serie de co sas que a mis he rmanos no les pasaban, o me decía: “Hijito, cómo es posible que tú siendo el más inteligente vuelvas a meter la pata otra vez en lo mismo* ¿po r qué siempre lo m ismo?, ¿ por qué siem pre a ti?” Era tan claro como si yo, en este momento, me ocupara en pensar que si mi madre tuviera un problema económico, ¿a quién recurriría?, pues a mí. Mi mamá ya sabe que si le pide a mis hermanos no se van a dejar, le van a decir que no tienen dinero y que si me lo pide a mí, le voy a dar eso y más. Y si no lo tengo, como casi siempre sucede, voy a ver de dónde lo saco, pero se lo voy a dar. Muchas veces el hijo único es considerado como un prototipo de vulnerabilidad en muchas cosas al venir a ser el receptor de las angustias de los padres, de la ignorancia o de la necesidad de los padres de verse en él como algo irrepetible, 123

como algo que no se puede perder, como el portador de las ilusiones y las fanta sías de ambo s padres. Se le cuida de más, es intocable y a veces no podemos ni siquiera percatarnos de nuestras fallas, porque no lo podemos medir ni comparar a través de un parámetro de otros infantes que reciban el mismo modelo de educación. Yo mismo, en algún sentido, soy padre de una hija única. Ella fue la única hija de su mamá y entre ellas dos hubo una serie de elementos de relación que yo describo en mi libro ¿Es tu madre tu peor enemiga? Su madre no tenía ningún parám etro para medirla y yo le decía: “Pregúntale a tu papá qué se ahace en esteGloria caso, que pregúntale tu mamá diría, entre o pídele tu amiga te diga acómo ve laqué relación tu hija y tú”. Por cierto, la amiga se lo dijo y costó una separación de años de eso que había sido una gran amistad entre dos mujeres, esto debido a que la revelación de la verdad muchas veces es profundamente dolorosa. Yo quisiera preguntarle a los padres de hijos únicos si de veras están tan ciegos o tan cerrados como para no percatarse de que su hijo único, el mejor de los seres humanos sobre la tierra, ti ene rasgos de com portamiento que son preocupantes si lo comparamos con el resto de los niños de su edad. No creo que sea difícil y si lo fuer a dentro de la casa, el tipo de con ducta que venimos describiendo del niño hipersensible o vulnerable será notoria en la escuela y muy probablemente nos será informada por los maestros, que teniendo una base de experiencia en el reconocimiento de conductas anormales, pueden, en algún sentido de prevención pedagógica y conductual, llamar la atención sobre estas peculiaridades que están causando conflicto, como puede ser un niño que no le gusta que le llamen la atención y hace una pataleta cuando se le contradi ce. También son muy claros los casos de los niños genios o superdotados que están presentando claramente rasgos de 124

comportamiento anormal para su edad. Pero creo que siem pre habra alguien con suficiente sentido común como para hiioTeJ t m o :‘'° y e' te est ás equi vocan do en e l trato co n tu h/jo y el niño o la niña está manifestando muchas cosas que requieren ayuda pro fesion al” . q

A

utoestima

Este es un punto m uy importante para evitar ser víctima del Bn mTfT

t"

d° C,0raeXCdente D0r° ,hy Corki lle de la “ «"form ” 'ibro m ír tt f H306 análiS¡S ación ddei un u n modelo de autoestima sólido, y enlista las condiciones

cesanas durante ,a infancia para lograrlo. est T ? y' no^ sea afectado C° " Salud’ neces ita que estaa "sal!,H°,San0' salud se consolide por circunstancias ajenas a su estado srcinal. Es claro que un niño que oo abusivo, abus ivo oobien h° ’ con S' V'una Ve COn re mtica altr va ata d° r, viole m Un adrepad neuró a ser afectanto sa° co mo' la 7 1 ° T * VUlnerabi,ídad ^ ‘an ¡nten sa como la del enfermo em ociona l gen ético De hecho muchos de ellos logran superar los traumas de la infancia L Ím a fE n r a V'da Sana Cuan d0, 0gra n recuPera r la auto san a v a m o ™ ° em0C10nal Pued e cre“ r en una famil ia m o s ^ c ™ " 1053 y SegUlrá SUfrÍend° 13 Pat0, °®ía 1“ '“  tora rorH N S COnCr S imPOTta" t e nos presenta la doc tora Corkille en su libro es el del “espejo”:

££ rsr z

c2

:

2

:

r z

z

*!s,ima e lem da í! z

z

sei quem ásprobab ii¡*

qued ecid ee ié x i,° °

12 5

Todo padre que se preocupe por ellos debe ayudarlos a creer firme y sinceramente en sí mismos. Toda persona que pase con él periodos prolongados influye sobre la autoimagen del niño. Los hermanos también constituyen espejos. La clave de la paz interior y la vida feliz es la alta autoestima, por cuanto ella se encuentra detrás de toda relación exitosa con los demás. Toda defensa no es otra cosa que un arma psicológica contra la ansiedad, el temor, la inseguridad y la ineptitud.

Los espejos Ningún niño puede “verse” a sí mismo en forma directa; sólo lo hace en el reflejo de sí mismo que le devuelven los demás. Sus “espejos moldean literalmente su autoimagen. La clave del tipo de identidad que el niño se construye se relaciona directamente con la forma en que se lo juzga.

Las ba ses de la salud mental Lo que el niño siente respecto de sí mismo afecta su manera de vivir la vida. La autoestima elevada se funda en la creencia, por parte del niño, de ser digno de amor y valioso. El niño debe saber que importa por el mero hecho de existir. El niño debe sentirse competente en el manejo de sí mismo y de su entorno. Necesita sentir que tiene algo que ofrecer a los demás. La alta autoestima no es engreimiento; consiste en que el niño se sienta serenamente cómodo de ser quien es.

Los espejos crean nuestras propia s imágenes Todo niño posee los elementos necesarios para gustar de sí mismo. El niño aprende a verse a sí mismo tal cual lo ven las perso 126

ñas importantes que lo rodean. Construye su autoimagen de acuerdo con las palabras, el lenguaje corporal, las actitudes y los juicios de los demás. Se juzga a sí mismo según como se vea en comparación con otros y cómo sean las reacciones de los demás hacia él. La alta autoestima surge de experiencias positivas con la vida y el amor.

Los espejos injluyen la conducta La conducta del niño se ajusta a su autoimagen. El niño puede tener confianza en sí mismo en un terreno y en otros no; su forma de actuar nos da claves acerca de si siente que opera desde una posición fuerte (enunciados positivos acerca de sí mismo) o débil (enunciados negativos acerca de sí mismo). Cuando el niño se considera inepto, espera fracasar y actúa en consecuencia. La seguridad personal, en cambio, le da el valor y la energía necesarios para salir al paso de cualquier tarea; le permite esperar vencer; y también actúa en consecuencia. La creencia en sí mismo asegura al niño mejores resultados en sus relaciones con los demás. De este modo, es más probable que alcance la felicidad.

E l preci o de los espejos distorsionados El niño busca autorrespetarse. Cuando se siente inepto, puede someterse a una vida de autodestrucción y de retracción, o bien elevar diversas defensas que le permitan conservar la autoestima. Las defensas neuróticas se erigen en torno de la creencia de ser indigno de amor y carente de valor. Cuando las defensas alejan a los demás, el niño deja insatisfecha su necesidad de reflejos positivos. Los reflejos positivos que damos al niño evitan que este tome por atajos que lo alejan de la plenitud de la vida. 127

La trampa de los reflejos negativos Por lo común, la visión de sí mismo por parte del niño cambia constantemente. Si el niño se convence de no ser bueno, se verá obligado —por la necesidad de conservar su coherencia interna— a evitar que le lleguen mensajes positivos acerca de sus aptitudes. La baja autoestima rígida es el resultado de la acción de muchos factores negativos durante mucho tiempo. Las actitudes negativas del niño hacia sí mismo, se pueden transformar en autoestima si se brinda al niño un clima de aceptación y experiencias de éxito.

Pulimento de los espejos representados po r los padre s Todos vemos a nuestros hijos a través de los filtros de la inexperiencia, las normas ajenas, nuestros conflictos no resueltos, nuestras necesidades insatisfechas y nuestros valores culturales. Los filtros se transforman en expectativas, de acuerdo con las cuales medimos a nuestros hijos y que influyen la forma en que los tratamos. Cuando nuestras expectativas no se ajustan a nuestro hijo y a su etapa de crecimiento en particular, lo más probable es que nos sintamos decepcionados por eso. Cuando el niño siente constantemente que no cumple con lo que esperamos de él, pierde el respeto por sí mismo. Nuestras expectativas tienen más probab ilidades de ser justas cuando se fundan en los hechos del desarrollo de los niños, la observación alerta y la sensibilidad respecto de las presiones sufridas por nuestro hijo en el pasado y en el presente. Revisemos nuestras expectativas a menudo; ellas son muy proclives a quedar fuera de lugar. Cuanto más satisfechos nos sintamos como personas, tanto menores serán las presiones no realistas que ejerzamos sobre nuestros hijos. Hacemos a nuestros hijos lo que nos hacemos a nosotros mismos. Por consiguiente, el au 128

j”

snUeStra aUt0aCe'>acÍÓ" “ • Pernlitirá aceptarlos me

E l m atr im on io en tre e l sex o y e l am or re m d ü cd l" S“ Ua'™ Plica más

sanitarias. C S de desarrollo de la fc ga uv os de la c t ,

r

?

¿T*

enseñar los hec hos de la

” ’’ “ ‘3Sinstalaci° " « S“S ProSresos ™ las tareas ‘r atem° S SUS c im ie n t o s ne-

=á=S=SESES£ ales escrúpulos recaiga donde corresponde: sobre nuestra e n hecT^T V n° S°bre d tema del sexo Presentemos los

hechos del sexo cuando el niño nos int errogue. Si nó lo hal e m ciemos nosotros la conversación. Demos Vnformacié ’

introductoria a mas tardar a los cinco años. Ponamos en sus e T Z d e cree " edUCaCÍÓn S6XUal O p ia d o s para las sucesivas pareia es E1 ajuste sexual con u ¿I maduro I ^ aiStpr°tbab,%cuando el joven es emocionalmente . a autoestima afecta directamente la conducta sexual El autorrespeto fuerte permitirá a nuestro hijo establee/ un Der^m°H10 ennquecedor’ responsable y comprometido, con una persona de autoesüma similar a la de él. Una pareja así es la que mas probabilidades tiene de hacer que crezca la confianza en sí mismos de sus propios hijos. ¿Como transmitimos el amor a nuestros niños? Si ellos viven en medio de expectativas realistas, encuentros seguros, acepta 129

ción comprensiva de todos sus sentimientos aunque se limiten sus actos, y disciplina democrática, se sentirán amados. Y ese sentimiento es la base de la alta autoestima. Con este sólido núcleo, sus potenciales se desplegarán, y ellos serán personas motivadas y creativas, que han de encontrarle fines a la vida. Se relacionarán exitosamente con los demás, gozarán de paz interna, resistirán las tensiones y tendrán mayores probabilidades de realizar un matrimonio feliz. Y cuando les llegue el turno, serán padres que han de nutrir a sus hijos.

130

5. El alcoholismo y el abuso sexual Un hecho importante que me ha causado asomb ro en mis más de 20 años de estudio es encontrar en los alcohólicos, sobre todo en Alcohólicos Anónimos, los testimonios vivos del incesto o abuso sexual en la infancia en las familias alcohólicas por p arte de los familiares mismos. Primero sobre el alcohólico de niño como víctima, luego en un periodo antes de iniciar la carrera alcohólica como ofensor y después durante la carrera alcohó lica con una gran incidencia. Es importante aclarar que el alcohólico “nace” , no se hace. Existe una predisposición genética que hace que un individuo responda de una mera desproporcionada hacia el alcohol. De hecho, este individuo presenta desde la infancia y mucho antes de empeza r a beber, 17 síntomas inconfundibles que lo determinan como un alcohólico (o adicto a una droga). Estos 17 síntomas en su conjunto forman un cuadro clínico de enfermedad mental que describe a la “personalidad alcohólica , y son muy útiles en el diagnóstico que puede mo strar qué niño o jove n es terreno fértil para la adicción. En su libro Pr ed isp osi ció n ge né tica de l al coh ólic o. Ra sg os que cara cteriza n la pe rso na lida d alcohólica, el licenciado Tonatiuh Lam moglia plantea lo siguiente: 131

Alcohólico es todo aquel que tiene problemas con su manera de beber alcohol, circunstanc ia que se hace posible por existir en el enfermo alcohólico una predisposición genética que le confiere características tan singulares en su m anera de ser, de pensar y de actuar, que es posible configurar clínicamente todo un cuadro de una verdadera desviación mental . Esta desviación puede observ arse desde su más tierna infancia, esto es, años antes de que tome contacto con su primera copa de alcohol. El cuadro clínico de la personalidad alcohólica está formado básicamente por 17 síntomas:

I. Inmadurez emocional Existe una carencia de los neurotransmisores responsables del adecuado manejo de las emociones y los sentimientos. Esto hace que el individuo, si bien crece en lo físico y en lo intelectual, no puede “crecer” en lo emocional, lo que le da un carácter “infantiloide” y lo incapacita para gobernar sus frecuentes cambios emocionales. II. Tendencia a crear dependencias emocionales (Dependencia en relaciones interpersonales. Necesidad infantil de seguridad) Rhodes aplicó en alcohólicos una prue ba de discriminación interpersona l y encontró que, de la misma mane ra que el niño depende de cuidados y tranquilidad por parte de los padres para su supervivencia, el enfermo alcohólico dependerá siempre de alguien o de algo que cubra, aunque momentáneamente, su necesidad imperiosa de ser protegido o cuidado, y que tome decisiones que a él le resultan imposibles de tomar. Su responsabilidad es casi nu la y la difiere por naturaleza hacia otros, lo que lo hace posteriormente justificarse 132

sistemáticamente y “culpar” a los demás de todo lo que le acontece. Comp ensa su depend encia “aparentando” ser un sujeto li bre e independiente desde las etapas posteriores a la pubertad.

III. Egocentrismo (Exagerada exaltación de la p ropia realidad de su persona, se considera centro de atención y de suma importanci a. Exhibicionismo) El enfermo alcohólico siente una enorme necesidad de gratificaciones a corto plazo y es incapaz de tomar en consideración las consecuencias posteriores de sus acciones. Esto explica por qué, esta mínima fortaleza del yo y la desviaci ón psicopática, hacen del alcohólico un ser dispuesto y necesitado de ser el centro de atención de todos los que le rodean y a costa de lo que sea bueno o malo, permisible o no, saludable o enfermizo; ya sea que esto le mejore sus condiciones de vida o que lo lleve a la muerte. El enfermo piensa en sus intereses personales antes de pensar en los demás. El egocentrismo para muchos autores (Kassenbaum) es el centro sistemático de la personalidad alcohólica. En a a se sabe que este egocentrismo es compensado por un falso altruismo, muy al estilo de la “generosidad neu rótica” de Fromm, que hace que el alcohólico dé al go siempre esp erando recibir recompen sa o reconocimiento.

IV. Incapa cidad par a amar (Infertil idad afectiva. In capacidad para dar o recibir afecto ) Esta verdadera esterilidad afectiva, se relaciona también con la carencia de neurotransmisores que están relacionados con la regulación de las emociones, y explica el dilema entre la incapacidad neurótica de quere r y la angustiosa necesidad de ser querido. Esto obliga al enfermo emocional a cree r en 133

el amor como un sedante o paliativo de su angustia, sobreva lorando su importancia en la vida de relación y dándole un especial y equivocado lugar con su búsqueda por el sentido de la vida. El enfermo compensa esta incapacidad con una creciente habilida d para a parentar que ama y la manifiesta en muchos casos (muy conocidos algunos) como capacidad para escribir, hacer poesía o componer canciones que hablen —sólo eso— de “lo mucho que ama”. V. Homosexualidad latente

(Sentimiento de impotencia

sexual. Búsqueda de afirmación en el terreno sexual) En el estudio realizado por Pa rker con la prueba de Terman Miles de masculinidadfemineidad, los enferm os alcohólicos hombres, muestran meno r grado de masculinidad que los normales. Varias investigaciones, además, parecen sugerir que los alcohólicos tienen problemas con su identidad sexual. Algunos de estos estudios revisados por el mmpi , muestran que los alcohólicos alcanzan puntajes bajos en la escala m f —de masculinidad, aunque estos hallazgos no sean muy reveladores. Sin embargo, la experiencia al conocer los historiales de cientos de sus compañeros, ha ayudado a los a a a conocer, identificar y aceptar (aunque con alguna natural reticencia) este síntoma de su enfermedad y su muy natural y explicable compensación, que no es otra que la promiscuidad física sin el menor componente emocional. La bisexualidad en el alcohólico también tiene una frecu encia inusit ada. Es com ún que sus relaciones co n el sexo opuesto sean pasajeras. Debemos señalar, sin embargo, que el síntoma de homo sexualidad latente es más frecuente en los alcohólicos varones que en las mujeres alcohólicas. 134

VI. Labilidad o endeblez emocional (Fácil alteración del estado de ánimo. I nestabilidad emocional ) La labilidad es la alteración del control consciente de las reacciones emotivas . El alcohólico no puede regular la s emo ciones que le genera su p ropia mente. El enfermo presenta fragilidad o una nula capacidad para gobernar” sus emociones e integrarlas correctamente a sus patrones conductuales de vida. Se ha encontrado en el mmpi que el enfermo tiene, como probable srcen de este síntoma, una gran deficiencia en la modulación de la intensidad de los del ambiente. Puede pasar fácilmente de la alegría aestímulos la tristeza. Hangell y Tunuing, entre otras conclusiones, dicen que el alcohólico por su ego débil, se sient e constantemente “bo mbardeado por sensaciones internas y externas y está propenso consecutivamente a se ntir una inconformidad subjetiva” que le hace sentirse vulnerable ante el medio y reaccionar con violencia compensatoria y desproporcionada ante estímulos muy precarios del exterior o ante pensamientos o sensaciones de su propia mente. Este síntoma podría ser lo que muchas madres de niños con predisposición genética al alcoholismo llaman “debilidad de carácter” y que después, al ser víct imas o espectadoras de las explosiones del alcohólico ya en la adultez, llaman para dójicam ente a estos as paviento s o re spuestas desproporcionadas “carácter fuerte” . (Tendencia a VII. Conducta impulsiva (Impulsividad) actuar sin pensar o sin hacer planes. Poco control de impulsos) Esta misma deficiencia en la m odulación de la intensidad de los estímulos, y sobre todo la falta de control que 135

tiene el alcohólico de las “órdenes” de su mente, son probablemente las generad oras de los “impu lsos co rtos” (actitudes y conductas cambiantes y a veces impredecibles) y de la falta de perseverancia para la consecución de sus logros emocionales, conductuales, académicos, intelectuales y laborales. Esto que se refleja notoriam ente en lo que los a a llaman ‘vida ingobernable”, se compensa paradójicamente con una notable perseverancia o disciplina para alguna actividad. Así, el alcohólico puede ser el mejor trabajador compulsivo (mientras no bebe), el mejor y más hábil de los artesanos (con la salvedad anterior), o el me jor atleta o deportista (piénsese en nuestros campeones mundiales de boxeo o en algunos medallistas olímpicos mexicanos de to dos conocidos).

VIII. Angustia patológica o existencial (miedo a todo y a nada) (Sentimiento constante de temor y ansiedad. Incerti dumbre. Conducta agresiva ante medio amenazador) La probable carencia de endorfinas hace del alcohólico un ser extraordinariamente vulnerable a sus emociones, siendo el miedo la emoción natural más intensa y negativa en el ser humano. En el alcohólico, esta sensación se encuentra a ultranza consti tuyendo una verdadera “som bra” que lo acompaña en cualquier activ idad o circu nstan cia por intranscendente que ésta sea. La compe nsación o re spuesta habit ual y quizá hasta fisiológ ica” del miedo es la agres ión o la hostilidad, como lo muestran los estudios de respuestas de alcohólicos en el t a t o en el mmpi , así como los elaborados por Ritson. Es de todos conocido cómo el alcohólico, lleno de miedo y alcoholizado (ya en la actividad alcohólica), puede ser el más hostil o agresivo de los seres humanos. 136

IX. Soledad existencial (Sentimiento de soledad, carencia de una percepción interior de la vida) Del mismo modo, com o el alcohólico tiene miedo a todo y a nada, se siente siempre solo, así esté rodeando de una multitud o acom pañado por sus pensamientos. Hay en él, como en el niño, una necesidad constante de estar en compañía de los seres que dice “querer” (dep endencias) o de amigos que le sirven de “compañía”, en la cual no se involucran los sentimientos de amistad, lealtad o incondi cionalidad que son características de la amistad real y adulta, sino la s exigencias de afecto y hasta de “posesión” del tiempo o del interés del supuesto amigo, que naturalmente sólo sirve de “comparsa” en la farsa de relación que pretende el alcohólico desde su infancia y que continuamente durará durante la actividad alcohólica con sus “compa rsas de bebetoria” como le llaman los a a . Las quejas de soledad del enfermo son bien conocidas por las esposas de los alcohólicos, quienes al principio muestran sorpresa de escuchar tales requerimientos de quien siempre ha presumido de “ser independiente” y tener muchos “amigos” y “amantes”. X. Mitomanía y mundo fantástico (Mentira. Negación de la conducta) Las mentiras crónicas se muestran, como en el psicópata, como un recurso indispensable para darle “seguridad” en sí mismo y en el trato con los demás. Su estado de ánimo es variable, muestra a través de este síntoma el optimismo ingenuo con que ve la reali dad. La valía y la importancia que se da el alcohól ico, producen relatos consecuentes a una “ca pacidad y valor” en lo que la regla es falsificar la realidad. Su historial se va a caracterizar, entre otras cosas, por el énfasis que da a su iniciativa personal en aventuras y situa137

ciones difícil es o peligrosas para las que en todo momento su habilidad, decisión y valor son un alto mérito. Como en todo caso de mitomanía, llega a creer él mismo en los cuentos que se ha imaginado combinando la falsificación de la memoria con la fantasía. Esto es compensado con una aparente “since ridad” que raya en el cinismo al referir hechos desagradables, actos de mal juicio o actos aberrantes, sobre todo cuando son narrados a seres queridos, a quienes invariablemente daña con su supuesta “honestidad”.

XI. Tendencia a l a manipulación (Creación de conductas y actitudes para lograr sus propósitos) Incapacitado para aceptar la realidad de su estado emoc ional, el alcohólico intenta “manejarla” de la misma manera que su mente lo maneja a él, es decir, a través del autoengaño y la autosuficiencia (que es el peor síntoma de su falta de conciencia de enfermedad). El enfermo “ aprende” a engañar, a disimular, a fingir actitudes y a ser un verdadero histrión para conseguir sus fines primordiales. En la infancia, engaña simplemente para obtener la satisfacción de sus n ecesidades emocionales de afecto primaria s. Ya en la adolescencia, ejerce el engaño sobre quien sea para satisfacer sus crecientes necesidades, a pesa r de los sentimientos de culpa que esto le genera en sus breves periodos de “conciencia moral” , en esto se diferencia del psicópata. Este síntoma también está compensado. Observamos cómo, en el historial de todo alcohólico, el “gran manipulador” resulta, a fin de cuentas, el peor de los manipulados, pues su endeblez emocional le impide hasta sab er decir que no a cualquier cosa que se le sugiera o se le pida manipuladoramente. Sus constantes sentimientos de culpa, ya sea por su manera de ser y después de beber, lo hacen un ser 138

frágil, susceptible, terriblemente vulnerable y fácilmente manejable. Hasta aquí, los síntomas anteriores corresponden a un pro ceso de inmadurez emocional que pueden compartir sintomáticamente con muchas personas no alcohólicas. Los síntomas que enumeraremos en seguida —obviamente aunados a los once anteriores— le dan las características pato genomónicas a la personalidad alcohólica. Como se verá adem ás, ya no son síntomas “compensados” como los anteriores .

XII. Incapacidad para integrarse a los grupos humanos (Dificultad para establecer relaciones interpersonales. Insociabilidad. Evita la intimidad. Falta de interés por los demás) La falta de aceptación que el niño con personalidad alcohólica posee, se debe tanto a su manera distorsionada y desproporcionada de concientizar sus defectos de carácter, como a los constantes juicios o críticas de que es víctima tanto de sus familiares como de sus compañeros de escuela o conocidos. Se le ha tachado de “raro”, de “diferente”, de “loco” y esto lo ha tornado en un ser desconfiado de su capacidad para ser aceptado po r los demás. En la pubertad o al inicio de la adolescencia, el alcohólico “invierte” el orden de las relaciones interpersonales y entonces llega a la conclusión de que él no es el que está mal, sino que es un ser “tan especial” que los demás (que son el resto de la humanidad) son un hato de retrasados mentales que ignoran la clase de “genio” que la na turaleza ha creado y que es él (obviamente) y que po r lo tanto no son dignos de ser tomados en cuenta por él. Esto, y sólo esto, lo aísla e mocional mente y en for ma fatal del resto del mundo: de sus padres, sus compañeros, su fami139

lia y más tarde de la esposa, los hijos y patrones o subordinados. Se siente incomprendido , menosp reciado o subvaluado. Así vive culpando a los demás, sin darse cuenta de que sus de fectos de carácter o su s ensación de malestar le pertenecen ú nicamente a él. Así, no se integra a nadie ni a nada hasta que encuentra el puente de comprensión con otro alcohólico, idéntico a él como copia al carbón, en un grupo de a a . XIII. Incapacidad para asimilar las experiencias (Nula capacidad para recordar experiencias emocionales. No hay evocación del sufrimiento. Nulo aprendizaje de los errores) En el alcohólico hay una probable carencia de beta lipotropina l o que impide que posea la capa cidad natural para recordar experiencias emocionales, esto es, para evocar el sufrimiento. Parece haber, además, una pe rturbación en la vivencia del tiempo que impide que las experi encias anteriores tengan re percusión en el pensamiento y dirección de la conducta y no se puedan to— evocar análogas —generadoras sufrimien quecircunstancias ya experimentadas, sirvan para que elde alcohólico rija su trayectoria vital con base en su aprendizaje. Dicho de otro modo, las experiencias no le sirven p ara actuar mejor en situaciones semejantes. Es de gran interés observar (como en el psicópata) que a sí como no asimila las experiencias dolorosas ni los errores o el castigo, tampoco asimila l as experiencias positivas de ca rácter emocional , como po r ejemplo: el haber disfrutado de tran quilidad o de sobriedad, o de una relación de pareja con una persona normal. Es entonces como un niño incapaz de previsión en lo afectivo; por ello, a pesar de poseer una inteligencia normal o 140

normal brillante (que le permite asimilar o record ar conceptos o información a veces amplísima), el alcohólico comete desde niño una y otra vez el mismo error que lo conduce a sufrir; por ello, después de u na “cruda” o síndrome de abstinencia a l alcohol, el alcohólico vuelve a beber a pesar de haberse sentido, unas horas antes, al borde de la locura o de la muerte. De este síntoma depende tam bién la necesidad de escuchar cada 24 horas los historiales de alcohólicos de reciente ingreso a los grupos de a a , que le “recuerden cotidianamente” el sufrimiento de la actividad alcohó lica y que él, po r sí mismo, jamás podría recordar. XIV. Incapacidad para tolerar la frustración (Necesidad de satisfacción inmediata de los impulsos, impaciencia) Wexberg, (1950) citado por Jellinek, es de los primeros autores en describir que una característica de la personalid ad alcohólica que nos confirma su desv iación mental y la fragilidad emocional que posee, es la poca o nula tolerancia a la frustración y su respuesta imp ulsiva y violenta ante la misma (Cowan, 1974). En opinión de otros autores (H. Sánchez, 1974), el alcohólico necesita gratificaciones a corto plazo, siendo incapaz de tomar zo) deen susconsideración acciones. “recompen sas diferidas” (a larg o plaEn a a el enfermo, durante el desarrollo de su enfermedad, elabora un proceso de respues ta a la frustraci ón muy peculiar que podríamos esquematizar así: el alcohólico se frustra y de inmediato presenta una intensa respuesta emocional de resentimiento en contra de la vida. En seguida la “concentra” en alguien (la esposa, el jefe, la autoridad, etc.), o en algo (la situación matrimonial, el trabajo, lo económico, etc.); este resentimiento crece en segundos hasta culminar. Después ini 14 1

cia un rebote emocional, progresivo, creciente y aplastant e de sentimientos de culpa que le “golpean como un boo merang”. Cuanto mayor es la frustración, mayores son los resentimientos y consecuen temente los sentimientos de culpa, tanto así, que estos últimos lo llevan inexorablemente a la autoconmiseración, que no es otra cosa sino los resentimientos hacia sí mismo y a ultranza, el alcohólico frustrado culpable, se castiga con el “látigo de la ira”. XV. Incapacidad para tolerar el sufrimiento (Incapacidad para modular sus respuestas anteortar estímulos provoquen angustia. Nula capacidad para sop e l do lorque físico y emocional. Rehúye situaciones conflictivas) Es uno de los síntomas más sencillos de comprender si se recuerda que, en teoría, en la predisposición g enética a l alco holismo hay una baja producción de endorfinas encefálicas, que precisamente entre sus efectos más destacados tienen el de ayudar a resistir el sufrimiento físico y emocional. De tal forma, la constitución del alcohólico le hace imposible modular sus respuestas ante estímulos afectivos (Hangell y Tunuing) y responde con una gran ansiedad ante la presencia de conflictos (Jellinek, 1960), o bien ante todo tipo de disturbios o simplemente de pensamientos negativos que R. le genera su mente y que le causan tensión (H. Sánchez, 1974 Torres, 1981). Todo esto le hace vivir en una constante lucha por res olver la dicotomía entre sufrir y dejar de sufrir que da srcen a los dos rasgos que le siguen y que constituyen la culminación de un síndrome, antes de iniciar l a carrera alcohólica o la fuga a través de alguna droga. Estos dos síntomas son:

142

XVI. Vivir sufriendo y sufrir viviendo (Falta de equilibrio interno. Malestar interior. Falta de alegría por vivir. Descontento con la vida y consigo mismo) Los aa y algunos autores, como Kolb (1981) y Kessel (1978), describen este fenómeno presente desde muchos años antes de iniciar la carrera alcohólica; al respecto Kessel, en su libro Alcohólicos Anónimos transcribe el historial de una alcohólica que dice así: “...m i carrera de alcohó lica empezó muchos años antes de ponerme a beber. Hasta donde alcanza mi recuerdo, mi personalidad ofrecía un terreno abonado para mi carrera de alcohólica. Vivía enfadada con todo el mundo, ibaEste a contracorriente con la vida, gente en general” malestar se caracteriza porcon doslasensaciones constan- . tes y tenaces en la vida afectiva del enfermo: No hay “alegría de vivir” y no está nunca “contento consigo mismo” (Virgilio A., 1977). Este literalmente “vivir sufriendo y sufrir viviendo” no constituye un juego retórico, sino una descripción concreta de incapacidad del alcohólico para disfrutar por más que su circunstancia se encuentre muchas veces colmada de satisfact ores em ocionales o material es. El enfermo alcohólico siempre se siente mal, o dicho de otra manera, nunca se siente bien con su manera de ser, de pensarConsecuentemente y de actuar. no se acepta jamás como el ser defectuoso que hemos descrito y se ve obligado a crear una imagen distint a de s í mismo y de su circunstancia; por ello, desde muy pequeño se aprecia en él la necesidad que exponemos en el siguiente síntoma:

XVII. Tendencia a la evasión (Fuga) (Evasión de la realidad) Desde su más tierna infancia, el alcohólico buscará las más precoces o prematuras formas de evasión (Kessel, 1978). El 143

niño o el jove n con predisposición al alcoholismo encontrará en la fantasía, o en el uso constante y desproporcionado de su imaginación, la primera de sus grandes fugas. La lectura de cuentos o historias, el “soñar despierto”, el estudio, el deporte, los juego s constantes, se convierten en elementos que no producen placer por sí mismos, enseñanza o experiencia; sino en caminos diversos para evadir su malestar interior. Esa mezcla complaciente entre el saberse defectuoso y creer que se engaña a los demás con la imagen de apto, de perfecto o de generoso y “dedicado”, son las máscaras que usa el alcohólico para sobrevivir hasta antes de encontrar en su caminoEl lasalcohólico drogas (en usa la época el alcohol. o hacecontemporánea) “lo que sea” cono tal de no sentirse como se siente y de no ser lo que es. Este desasosiego, esta inaceptación y su necesaria compensación: el autoengaño, lo van llevando lenta, pero implacablemente hasta la fuga final, hasta que lo único que encuentra como paliativo temporal, como “anestésico” para sus emociones es el alcohol. Por ello, inexorablemente el jov en con predisposición genética al alcoholismo, con el tipo de personalidad que hemos descrito hasta aquí, tiene que beber. Estos son los 17 síntomas que presenta la personalidad alcohólica y como consecuencia el enfermo alcohólico desarrollala un rasgo más:que El tendrá beber: el éste se rá el único camino y a la vez única meta enfermo. Al llegar aquí, se inicia la carrera o “a ctividad” en la que el enfermo tendrá que beber a su capacidad (sea ésta mucha o poca), mientras que el alcohol y sus efectos le sirvan para fugarse de su inaceptable realidad interior. Esta carrera durará el tiempo necesario para que el alcohol, llegado el momento, deje de servir como paliativo y anestésico (es decir que ya no lo ayude a fugarse tome lo que tome), o bien le cause trastornos físicos y/o psiquiátricos tan 144

severos como complicaciones de la enfermedad que lo obliguen forzadamente a dejar de beber por algún tiempo. Pero es sólo cuando el alcohólico quiere dejar de sufrir (porque ya detecte el sufrimiento “anestesiado” por años), por hab er tocado un “fondo” y haber llegado al límite humano de resistencia al sufrimiento, que querrá dejar de beber realmente y para siempre. Esto lo logrará si tiene la suerte o se da la oportunidad en un grupo de a a . Podríamos decir que el decimoctavo síntoma sería ya la elección del camino para fugarse que generalmente es el alcohol, pero que también pu ede ser a través del uso excesivo de otroestipo de droga, dellasexo, de en la que comida, etc. Cualquier exceso utilizado como manera se evaden los sentimientos. Considerando este cuadro clínico, no es difícil que aunado a la violencia intrafamiliar que el alcoholismo provoca, encontremos gran incidencia en el abuso sexual. Al ser el alcohólico una persona totalmente incapacitada para regular sus emociones, no puede ejercer la más depurada de todas las emociones que es el amor. No puede amarse a sí mismo y lógicamente no puede a mar a nadie más, como dice la ley de Moisés. Am a a tu prójimo como a ti mismo” ; si tú mism o no eres capaz de a marte, es imposible que pueda s ama r a alguien más. Dentro de la incapacidad, tanto para dar como p ara recibir amor, existe como en todos los síntomas una tenden cia a crear mecanismos de compensación para contrarrestar sus deficiencias y a veces desarrolla ciertas habilidades de expresión artística, como en el caso de Mozart. El enfermo emocional, ante su incapacidad para amar, se convierte en un amante virtual, hace com o que ama y se vuelve poeta o le canta al am or o hace música referente al amor, o escribe novelas de amor y pasión y desarrolla,un coloquio y 145

un lenguaj e amoroso desde luego muy interesante por lo desproporcionado y exageradamente cursi. En las metáforas de la primera parte de las canciones de Gon zalo Curiel , aparece la incapacidad real para amar. Otro ejemplo muy claro es el maestro Lara, a quien mi padre ad miraba profundamente; además de reflejar este síntoma en sus letras, yo no creo que su gran capacidad de amar lo hayan hecho promiscuo, alcohólico y drogadicto. Un hombre incapacitado para a mar tiene como otro síntoma una homosexualidad latente, porque al estar perturbada su disposici ón amorosa, sus preferencias sexuales son desconocidas para él mismo y cuando las llega a conocer, difícilmente están bien estructuradas. El enfermo alcohólico va a sentir mayor placer en beber y pa sar la velada abrazado de su compañero de bebetoria, que en tratar de cortejar correctamente a una mujer, y para cortejar a una mujer primero tiene que beber actuando después un falso cortejo de un falso amante. Desde muy tempran o se percibe de su g ran inseguridad sexual y no sabe cómo definirse y hace la prueba con diferentes aspect os, incluyendo las formas de desviación como el interés por los niños, las prostitutas, los animales o con todo aquello que no signifique poner en peligro su centro de virilidad. Esto explica por qué muchos alcohólicos intentan ejercer la sexualidad con un niño, porque carecen de la fuerza y la capacidad para amar a una mujer completa que obviamente se burlaría de la pobreza de capacidad que tiene el alcohólico, que además de esta debilidad, suele padecer de eyaculaciones precoces. Es importante mencionar esta relación entre el alcoholismo y el abuso sexual para formarse una idea del perfil psicológico de una persona con tendencias incestuosas, tanto para prevenir, si usted se encuentra ante una personalidad con es 146

tos síntomas, como para aquellas personas que no pueden amar o que presentan características absolutas de homosexualidad latente y que optan por el camino de la castidad religiosa erradamente; primero porque lo inexplicable del amor místico, que encuentra sus expresiones de mayor patología en personajes como Santa Teresa de Ávila y San Felipe de Jesús, son un a enorme fuente de atracción para un individuo enfermo. Desconociendo qué es lo que siente realmente, intenta sublimar esa inseguridad, ese desconocimiento real de lo que es el erotismo amoroso y la sexualidad, y lo sublima en el amor místico, que es obviamente un amor no natural, por llamarlo de alguna manera, y porreligiosa supuestole lapresenta carrera del ejercicio profesional de una disciplina un camino para m anifestar su incapacidad de amarse a través del sacrificio. El celibato es de hecho la peor de las perversiones sexuales, y digo esto porque si Dios, como se cree, le confirió al ser humano el placer de la sexualidad como una compensación maravillosa al milagro de amar y procrear, quienes cancelan ese don que regala Dios son unos pervertidos sexuales. El celibato, como una de las peores aberraciones sexuales reconocidas obliga a la idea de la sublimación del amor en cuanto a su manifestación social o exterior. Esta deformación induce a los célibes a la búsqueda de los placeres “prohibidos , y su sensuali dad mal canali zada, muchas veces encuentra como receptores a los alumnos de los colegios, los iniciados, los discípulos y grupos donde la figura de autoridad es el sacerdote, el ministro, la monja. También se facilita el ejercicio de la sexualidad desviada, porque a pesar de que están cometiendo un acto que ellos mismos llaman pecado, se consideran perdonados inmediatamente, ya que el ofensor está jerárquicamente en posición de perdonar. Así muchas personas que evaden el sufrim iento a través del ministerio 147

religioso se convierten en gran número en unos de los principales ofensores sexuales. También muchos se dedican a la magistratur a, prefiriendo la educación primaria o secundaria porqu e su incapacidad no les permite acercarse a jóvenes estudiantes que están en la primera juv entud y que responderían como adultos ante alguna sug erencia sexual, y po r supuesto van a ser prolijos a la seducción de menores porque al ser f iguras de autoridad, difícilmente van a ser rechazados. En el caso de este tipo de trastornos puede existir una causa genética como en el alcohólico, porque la conducta es orgánica y sobre ese terreno cerebral, que nosotros llamamos conducta genética, se van a insertar las experiencias externas y van a con ducir la tendencia de la conducta bioquímica hacia lo bueno y hacia lo malo si hablamos de e sta dicotomía o de este maniqueísmo. Para que lo entienda mejor el lector, podemos imaginar un terreno dividido en cuatro partes: en una sembramos pasto, en otra sembramos flores, en otra sembramos maíz y en la cuarta no sembramos nada. Si llueve con abundancia, obviamente crecerán el pasto, las flores y el maíz, pero en la cuarta parte donde no sembramos nada, a pesar de pertenecer al mismo espacio, no sólo no va a crecer nada, sino que se va a deteriorar porque la lluvia que cae sobre un terreno impreparado para el cultivo lo erosiona convirtiéndolo primero en un lodazal y luego se va deslavar perdiendo la tierra vegetal. Muchas extensiones desérticas en el planeta tienen como srcen la tala de los bosques y posteriormente la degradación del terreno biológico hasta que ya no es posible que crezca nada. Una mente sana es como un terreno fértil en el que se pueden sembrar ideas que fructifiquen, pero un terreno biológico cerebral deteriorado que no está preparado para que 148

fructifi quen las enseñanza s, los valores, los sentimientos nobles, etc., como puede ser el mío, pueden pasar muchas cosas independientemente de que como en el caso del terreno yo haya nacido y crecido en el mismo espacio en que crecieron mis otros tres hermanos. Nosotros nacimos en el mismo lugar, tuvimos los mismos padres, crecimos en la misma casa y recibimos la misma educación y sin embargo yo no fui como ellos, siempre presenté una conducta muy diferente y diferí en mis expectativas, mis proyectos, mis ideas, mi sensibilidad hacia la música y ni siquiera nos parecemos físicamente, cosa que en alguna ocasión me hizo pensar que podría ser hijo adoptivo. Todo esto yhacía queniño yo pareciera un primo lejano de mis hermanos desde lo notaban mis padres. Posteriormente me decidí a estudiar medicina en búsqueda de una explicación a estas diferencias. Es importante mencionar esto porque en cualquier famili a puede haber un hijo afectado emocionalm ente por la carga genética o un desorden cerebral provocado por mal manejo de parto.

C arta a y l a

F

l pr ogr am a de radio

K

elly

, La

m m o g l ia

a m il ia

Patricia Kelly, Doctor Ernesto Lammoglia: No sé cómo empezar pero aquí va. Cuando yo tenía tres años mi madre murió. Aparte de mí eran dos hijas adolescentes, un niño de cinco años y una niña de un año. Nos recogió una tía que no nos quería. Mis hermanas mayores dijeron que nosotros éramos sus medios hermanos, así que no tenían por qué cuidarnos. Me hice cargo de mi hermana menor, mi hermano se quedó con mi papá. 149

Después regresamos con mi papá. Al principio nos trataba muy bien, pero de pronto empezó a tomar y casi siempre estaba borracho así que lo teníamos que cuidar, aun así, él nos llevaba de comer. Un día, cuando mi hermano estaba en la escuela él me llamó y le ordenó a mi hermana que se saliera a jugar, me dijo que me acostara en la cama y él hizo lo mismo. De pronto empezó a tocarme, a acariciarme, me dijo que abriera las piernas y me hizo algo que no comprendí y que no sabía por qué me lo hacía, pero me lastimaba. Comencé a llorar y él me dijo que me callara, que si no lo hacía me golpearía. Después de ese día no lo volvió a hacer pero yo se lo dije a una vecina, ellademe dijo atrevía a decir de mi padre después todo lo que que cómo había me hecho por mí y miseso hermanos, que si lo volvía a decir se lo diría a mi padre para que me diera una paliza. No lo volví a comentar con nadie. El no lo volvió a hacer. Sin embargo, constantemente me recordaba todo lo que hacía por nosotros. Luego se emborrachaba y le gustaba humillarnos a mi hermano y a mí. A veces se ponía a llorar y nos echaba la culpa, otras se enojaba y nos golpeaba, en especial a mi hermano. Una vez estaba tan enojado que me desnudó enfrente de todos los chicos de la calle donde vivíamos. Cuando cumplí 11 años intentó volverlo a hacer, me empezó a acariciar y a tallarme su porquería en mi parte íntima. Yo comencé a llorary me y como pude me lo quité de encima, ya que estaba borracho, escondí. De ahí en adelante, preferí quedarme en la calle que con ese maldito. Como no lo pudo volver a hacer, se molestaba por todo lo que hacía yo. Me golpeaba porque me la pasaba en la calle, me culpaba por todo lo malo que le pasaba. Un día, alegando que yo ya no iba a la escuela, me llevó a una casa a trabajar como sirvienta y me dijo que él necesitaba el dinero. Para terminar la primaria me faltaba medio año, pero en realidad, yo preferí irme lejos de donde él estaba. 150

La señora de la casa me dijo que mi dinero lo metería al banco y que no le daría nada a mi papá pues él era hombre y podía ganárselo. Eso le molestó mucho a él y me dijo que me saliera. Yo le dije que no podía. La señora me dijo que volviera a la escuela y cuando él se enteró me iba a esperar para que me fuera con él, pero como la señora les dijo a las otras muchachas que fueran por mí, no podía agarrarme. Un día que ellas no fueron él me agarró y me llevó a su casa, pero al día siguiente la señora fue por mí. En la casa de los señores había una muchacha envidiosa del trato que me daban, así que les contaba chismes de mí a los señores. Un día la señora me dijo que yo no quería a nadie y ¿saben?, mesidolió la quería eso como fueramuchísimo, mi madre? ¿por qué me decía eso si yo Pero bueno, mi padre fue a la escuela a decirle a mi maestra que le diera mis papeles a él, se armó un gran escándalo y al final mis papeles se perdieron y me quedé tres años sin poder estudiar. La señora me dijo que no me podía quedar así y me metió a corte y confección. Después de tres años me dijeron que si quería estudiar una carrera y yo les dije que sí, realmente todos los días rezaba para que eso sucediera. Pero no fue hasta que esa muchacha envidiosa se fue; y sin papeles entré a la carrera de secretaria ejecutiva. Fui a casa de mi padre y le dije que cuando menos me diera mi acta de nacimiento. Por fin me la dio y pude entrar a la escuela al mismo tiempo hicedescubrí la primaria abierta. Fueyhasta entonces cuando lo que realmente me había hecho mi padre, ese perro que se decía mi padre. Me hice a la idea de olvidarlo y lo hice. Terminé mi carrera, hice mi servicio social, y cuando salí, después de tres años y medio, empecé la secundaria. Ahora tengo 19 años y voy a entrar a la preparatoria. Hasta hace poco lo tuve en el olvido, hasta que leí una parte de un libro donde narraban la historia de niñas que sus padres las habían violado. Y tal vez cuando tenía tres años no lo enten 15 1

di, pero ahora sí lo entiendo y sé que ese perro abusó de su hijita. Antes dije que cuando la señora me dijo que no quería a nadie, era porque en ese entonces, y ahora, no sé expresar mis sentimientos, porque no soy muy afectuosa, soy cortante, violenta, pesimista, seria, tiendo a aislarme y me siento inmensamente sola. Sé que mis problemas psicológicos son muchos, pues también no soporto que los chicos se me acerquen, pues me dan asco. Y cada día siento que me hundo en un pozo más profundo y la verdad no sé cómo salir. La señora que ahora es mi madre se acaba de enterar de esto y me apoya, también me pidió que les escribiera pues ella escucha podrán su programa me ayudar.todos los días y dice que seguramente ustedes Sé que ahora se han abierto todas las heridas y siento como si eso me hubiera pasado hace muy poco. Me siento muy desubicada, con un gran odio y un dolor inmenso. Por favor, si pueden ayudarme, ayúdenme, y si me pueden orientar se los agradecería mucho. Raquel P o r fa v o r ayu de n a mi hija. R.R.

152

6. Familias incestuosas Existen familias en las que el incesto se repite en cadena generación tras generación, hasta podría pensarse que hay una cuestión genética causante de la repetición. Yo creo que si bien puede haberse iniciado como un problema familiar con el aspecto genético, después se convierte en una practica con características de problema social. Se da en la misma comunidad social, encerrada en la familia, ay una hegemonía de un poderoso que es el señor feudal’ dentro de las murallas de su feudo, que es la casa, él puede hacer lo que quiere. En uno de estos casos, el señor ha atentado contra las herm anas de la espo sa y contra las hij as. En esa fam ilia est o es la tradición, los herman os a las hermanas, y los hijos violados o abusados, repiten pues una conducta, que estaría también matizada por esta conclusión: el poderoso tiene erecho a esto, yo quiero tener poder o ya tengo un cierto po de r porque soy mayor, porque soy más educado, más p reparado, por lo tanto yo ya tengo también ese derecho; o sim p em ente como en el caso del macho o la niña mayor como en el caso de Sofía que presentaremos más adelante. Ahora, una de las niñas violadas por su propio padre viola a sus 153

sobrinas, “yo soy mayor que ustedes, ahora me toca a mí ejercer el poder”. Está el caso de aq uella familia que vivía en una casa muy grande en una población conurbada al Distrito Federal. Las primeras dos pacientes que yo vi eran dos hermanas como de unos 45 años que habían sido vi oladas por dos hermanos, por dos tíos y por el papá. Y se recuerdan viviendo en cuartos de literas hasta con ocho niñas, lo que les permitía a veces observar la entrada del hermano o de un tío y ser testigos del incesto que tenía como víctima al hermano.  Era una costum bre, ellas se percatan con el t iempo que esto no escaen lo común otras de familias buscan información hasta que en la en cuenta que ely incesto no es una práctica cotidi ana. C uando empiezan a salir de ese castill o de la pureza en el que vivían deciden ir a denunciar y cuando denuncian se percatan de que ya también sus hijas habían sido víctimas de los hermanos. De los hermanos de ellas, que venían a ser tíos abuelos de las niñas, constituyendo una verdadera unidad social o unidad fa miliar incestuos a. Me tocó ver a uno de los hermanos incestadores, que ya ha tenido problemas con la policí a, porque adem ás de habe r sido abusador sexual de sus hermanas y sus sobrinas, cuando yo lo vi era un individuo soltero que era sacristán y los fines de semana en México, un templo de la Iglesia católicadeenunel norte de catequista la ciudad de y además era operador cine, lo que le perm itía un acceso fácil a jovenc itos y j oven  citas a quienes trataba de abusar. Él es confrontado con su problemática sexual porque las hermanas lo guían, lo quieren sacar del departamento donde vive en la Unidad Acueducto de Guadalupe porque se exhibe frente a los demás, entonces él viene por exhibicionista, no viene por incesta dor, aunque por supuesto, ya habíamos visto a sus dos hermanas, que me habían informado de todo. Él se reconoce como un individuo 154

al que le gusta tener relaciones sexuales, pero que no le hace daño a nadie. Así se presenta conmigo y habla de él al principio como el catequista, como la gente deseosa de ayudar a los jóvenes a prepararse en el cristianism o, en el catolicismo. Hasta que yo, en la tercera sesión, lo confronto y le digo que ya estoy cansado de las mentiras, de las actuaciones, y que no tiene caso que me siga informando de sus bondades como catequista y viviendo su problemática como exhibicionista aparenteme nte incruento, porque él sabía que los exhibicionistas, en teoría, no dañan a nadie, no violan, pero yo conozco su historial. Lo confronto con eso y entonces decide irse de la terapia. Por último veo a una de las hijas, que tiene una gran problemática sexual por haber sido también abusada sexualmente en la infancia, y cuya respu esta social frente al abuso sexual de la infancia la hace ser, probablemente, la segunda militante más importante del grupo Próvida, que se ha caracterizado por sus posturas fascistas en relación con la difusión y la educación de la sexualidad humana referente al aborto. Esto es, una víctima de abuso que se convierte en una militante altamente agresiva en contra de las personas que hablan de la libertad de expresión sexual, y ante la libertad en el ejercicio de lasobre sexualidad y del derecho dir sus embarazos o sobreque sutienen cuerpo.las mujeres a deciEntonces, a pesar de que hemos insistido en este dualismo, en esta dualidad en el caso del abuso sexual y el incesto por parte de un enfermo en contra de una persona, también enferma, que es la víctima seleccionada por él, en el caso de las familias incestuosos tendríamos que revisar qué es lo que pasa , o qué es lo que pasó, para en contrar que no solamente están la predisposición o causas genéticas, sino que en algunos ambientes cerrados de las familias nucleares muy numero155

sas, de baja información, de baja preparación y con canales de información muy bloqueados o cerrados por el patriarca, el señor feudal, se puede dar e l fenómen o ya como una característica social. Curiosamente, y no porque se trate de una consecuencia, la mayor parte de los abusadores sexuales han tenido una personalidad o un perfil psicológico donde el recato y el puritanismo son casi una constante. Esto lo vemos todavía mayormente en los sacerdotes y las religi osas que c onforman una parte muy numerosa de los abusadores sexuales. Pero como se presentan ante el mundo, ante la familia, ante la sociedad y ante el médico psiquiatra, son siempre así, gente austera en su vida personal, y me refiero por austeridad no solamente aquellos no dispendiosos, no parecen ser frívolos, no tienen una tendencia de egoísmo sino por el contrario, pasan al recogimiento, al puritanismo, al concepto conservador a ultranza, a las prácticas francas y criticables de “mochería” en su vida cotidiana. Y se dan entonces la oportunidad de no reprimirse en su sexualidad con aquellas personas que sab en que no los van a denunciar. Es el típico caso del que podríamos hablar de candil de la calle , oscuridad de su casa en un sentido totalmente sincronizado, el individuo que puede d ar al mundo la luz de la enseñ anza de lo religioso y de las buenas costumbres, y que vive en una verdadera porquería emocional sexual dentro de su casa. Estos perversos sexuales llegan a ser incluso muy mesiánicos, tienen la tendencia a proclamar sobre las buenas costumbres, sobre la moral o sobre las conductas políticas o sociales de compone nte conservador. Cuando uno lee sobre la pat ología sexual de estos perso najes, encuentra esa aparente paradoja, la conducta que sanciona las faltas del exterior y que se permite todas las faltas. Es así como vemos la supuesta práctica religiosa , de dientes para 156

afuera por supuesto, de estos sujetos como en el caso que mencionamos del sacristán y catequista, los casos de los sacerdotes, de las religiosas, de los políticos, de los líderes políticos ultraconservadores que han hecho gala por ejemplo de su voyeurismo o de su travestísmo, el caso del presidente nacional del partido político conservador al que le cuesta Un cargo político la amenaza de que se publiquen las fotografí as donde aparece vestido de mujer y, sin embargo, en su discurso cotidiano habla de valores, de conductas típicamente afiliadas al concepto religioso. Debemo s tener cuidado, no solamente con estos indivi duos, los que parecen practicar la castidad y lao moral a ultranza en la calle, sino observar si viven aislados encerrados, y si así mantienen en la ignorancia a sus fami lias. Casi podríamos saber cuándo nos encontramos ante un sujeto al que habría que investigar, incluso legalmente por prácticas dentro de la casa. Porque es muy curioso ver a estos individuos vestidos de oscuro y las señoras sin maquillar, envejecidas prem aturamente con una carga de chiquill os, pues más o menos el mismo número del que debe tener Jorge Serrano Limón, porque son los hijos que te dé Dios, vestiditos como niños de hospicio o de convento, y que van a todos los servicios religiosos y se regresan y se meten a su casa. Y no sabemossienlosese mundo, esealcastillo la purezaasílooque suceda, niños y las en niñas crecer de en familias en casas así, no tienen la oportunidad de decisión libre de su vitalidad, de su sexualidad, de la exploración de las relaciones interpersonales, del enamoram iento, del amor, las fantasías sexuales, etc. Bueno, las tendrán que canalizar con quienes tienen cerca, con quien duerm a en esa promiscuidad. No nos asom brem os entonces de que la relig iosidad a ultranza dé srcen a casos así. Dicen los que sí saben de sexualidad humana, que la castidad es el único gran pecado o que 157

la única perversió n sex ual es ésa, e l celibato, puesto que Dios, dicen muchos, es el Padre o el dador de vida. Nos preguntaríamos por qué ese Dios supuestamente tan bondadoso y lleno de amor le da sexualidad a individuos como el que vimos, esa contradicción la resuelven estos castos célibes, pulcros y puritanos. Pues ejerciéndola con los que se callan, los que se someten, los que pueden o bligar y muchas veces, por qué no decirl o, en nomb re de Dios, “como yo soy tu padre”, “como tú eres mi hermana, nos va a perdonar Dios, porque es por amor, por un amor limpio, un amor filial , un am or fraterno”. Existe el caso de incesto en el que la víctima está más que dispuesta, tenemos el caso de Anaís Nin, un incesto típico padre e hija con la total disposición amorosa de la hija. Viendo fotografías, el padre de Anaís era un hombre realmente bellísimo, infinitamente más hermoso, físicamente hablando, que ella. También recuerdo a un amigo de mi padre que contaba de estas gentes de srcen italiano que eran dueños de terrenos y de ganado, m uy ricos. El señor vivía con tres herma nas y con las tres hermanas tenía hijos que vivían en la misma casa. La convivencia era dentro del mismo espacio, con una absoluta naturalidad en la relación interpersonal entre las hermanas, los hijos y los primos hermanos, que eran medios herm anos al mismo físicament tiempo quee.eran hijos de este señor, un hombre inmenso Yo lo conocí y lo recuerdo mu cho sentado porque le pesaba sostener el tam año de sus pies, era un hombre muy obeso y muy alto con unos pies enormes que no olían nada bien. Me recuerdo en un cumpleaños de él viendo beber a estos hombres y circular por ahí a las tres mujeres, la mayor, me imagino que fue la primera compañera, poco menos bella que las otras dos mestizas, qu e eran verdade ras bellezas, y a los hijos de estas tres mujeres en esa mezcla con este hombre de ori158

gen italiano, blanco, alto y robusto; y con estas dos bellezas de mestizas. Los hijos eran de un aspecto físico peculiar muy bello, conviviendo perfectamente bien, las tres señoras sirviendo el banquete y en una convivencia donde obviamente está presente el incesto, pero con una familiaridad, por llamarlo de alguna manera, que a mí me impactó muchísimo a los 14 o 15 años de edad. Yo pienso que esto sería la parte de la familia primitiva, del clan que persiste en comunidades de bajo nivel de información, repito , y que cuando men os hace algunos años pudo haber sido la constante en las áreas rurales en muchas partes de México, donde no era precisamente accesible la cultura. Me estoy refiriendo a muchas partes de Oaxaca, donde algunos de los 500 municipios del estado son inaccesibles aun a finales del siglo xx. Todavía en 1951 que yo llego por primera vez a los Tuxtlas, gran parte de los tramos carreteros entre el puerto de Veracruz hacia Coatzacoalcos no estaban pavimentados. En la primera ocasión en que mi padre me llevó a San André s Tuxtla, en una po blación antes de Santiago Tuxt la, en unos pueblitos que se llamaban uno Lagu na y el otro Tronco, se nos cruzó en la carretera un jaguar, le estoy hablando entonces de que si muy cercano a una población rural en el estado de Veracruz en Los Tuxtlas todavía había jaguares, había zonas verdaderamente sin acceso. Imaginemos la Sierra de Juárez, la Sierra Mazateca, la Sierra Mije, y me refiero a la Sierra Mije en p articular porque está muy cerca al Istmo de Tehuantepec con peculiaridades probables de incesto de otra manera, porque ahí hay un predominio de poder tremendo. Habría que revisar en qué forma se presenta el incesto en el Istmo, pues yo no dudo que esto aparec iera y que apareciera también en los indígenas caciques de algunas zonas chiapanecas. Yo creo que en las sierras veracruzanas, las del norte, las del centro y las del sur, o las sierras oaxaqueñas o 159

ac so ^todos lugare s muyTfértil * 0’es; ‘° duna 0S slos lug cafetera ares de ds ifotr íciIas accceeso zonas porque habiafrutales, otras porque pues son sierras madereras quTeÜf 1 ieS.para la Clvllización o la infiltración y no dudo’ que este fenom eno se diera d e manera endémica aqueJ que S é ' " " 0' qUeH“ pr0p ietario de do s he ctár eas sembradas de cafe, pues puede tener dos o tres mujeres si tiene con aue d í ^ d e h eT mUjereS Serán su s herma"a s y d esp ués ten drá el derecho de pernada sobre los hijos y las hijas En los estados, tendríamos qué ver que pasó con los mormones a finales del siglo x,x y a principios de í xx la promiscuidad sex ual era válida y parece ser que los matrimoos o la s relac iones de pareja con herma nas eran permitidos cuando menos para los fundadores del mov imiento mormón' No me extraña que también se estuviera dando en alguno^ grupos religioso s a ultranza, por las n oticias que hem os teni z r 10 de es, a ¡8,esi a- ° com ° Luz del Mundo, que tiene sede en Guadalajara. Hemos reci bido denuncias en el programa de radio en relación con el derech o de pernada de este señ or que se llama Joaquín sobre

l uz : ; "

I laciones c i o l s 'ccon n 5una miemb r°Sydcon d CU,t° rdÍgÍ y que hate nid 0 mujer la hija de °S0, esa mujer porgue pues es casi como bendecirlas o tenerlas a su servicio

N^

I*™*

Texas^je^a ' " len en Michoacán, V' St° en eiincluso cas0 de lex as de la Nu evaT Je'rusa hayWac°. un a película sobre esto. En estas sectas el patriarca es el padre aunque no sea el padre biológico. En una pequeña comuni dad con un guru o con un mesías, él es el padre espiritual tonces es una forma de incesto, es el abuso sexual de mi’ ta^ién 3 r‘nt

k

ariamentó t¡ene que ser “ te m pla do

e mcest0- P01^ es al que se le tiene confia nza me tiene que cuidar, me tiene que proteger me tiene que bendecir”, entonces hay más poder en esta deifica160

ción de estos mes ías” y esto hace más severo y más grande el incesto. En el caso de las sirvientas niñas abusadas por el patrón o por el hijo del patrón, podemos decir que también es incesto. ¿Qué es lo que sucede? Niñas abusadas sexualmente, que probablemente tengan una actitud de sumisión que las haga presa fácil de esto. Cuando una señora de la ciudad de M éxico contrata a una trabajadora dom éstica le pregunta de dónde es, y le puede pregu ntar “oye, ¿y por qué te viniste a trabaj ar a México? A niñas con poca información les puede parecer hasta sal udable decir porque mi papá abusaba de nosotras , entonces nos quiso y la Dom señora, esamemisma noche, le mi dicemamá al marido :“Oye,sacar”, fíjate que itila pl aticó que se vinieron sus hermanitas y ella para acá porque su papá las violó”. En ese momento, un señor de esos recatados y persignados, o el jo vencito de la casa, entiende que le estaban abriendo la puerta y las piernas de la sirvienta para que él pueda usarla y gozarla Tenemos casos de hom bres casados con mujeres bellísimas, cultas e inteligentes, y ellos aparentemente también, y que han estado encima o detrás de las faldas de cuanta servidora doméstica ven, hombres incompetentes cuya sexualidad con la esposa de muy buen nivel es muy deficiente porque sienten que la mujer es mucho más poderosa sexualm ente inseguros, que ellos,eyaculadores es más sensible, es de yor categoría. Hombres precoces quemapara sentir que ejercen el poder sexual, pues lo van a hacer con una mujer a la que han jerarqu izado como muy po r abajo de ellos, con estas sirvientas, servidoras domésticas, con estas indígenas o con estas mestizas sí se sienten poderosos sexualmente. Además, es probable que ellas sientan que es un derecho del señor, porque si mi papá me viola, pues es que los hombres tienen derecho sobre nosotras las mujeres. 16 1

Vemos en muchas ocasiones, si el médico interroga a los pocos varones que llegan a una consulta psiquiátrica, se encuentra con que m uchos de ellos, de clases medias o de clases altas, no se iniciaron sexualmente, como hay muchos, c on una prostituta o con una novia, sino con la sirvienta. En la actualidad es más común que lo hagan con novias por la libertad sexual, pero recuerdo que en mis tiempos en Orizaba, en Córdoba, y ya llegado jovencito aquí a la ciudad de México para venir a estudiar, pues lo común era que los joven citos anduvieran persiguiendo a las mujeres sexualmente, que las acosaran y terminaran embarazándolas o cuando menos cohabitando sexualmente con ellas. El término del hijo de la sirvienta, que incluso se interpretó en algunas películas del cine mexicano, pues era precisamente por ese derecho a asum ir que parte del servicio de una sirvienta era el servicio sexual al jovencito d e la casa, bueno incluso m uchas de las tramas de las telenovelas de principios de la era nefasta de Televisa, trataban de la sirvienta a la que emb arazab a el jov en de la casa. De hecho es el tema de la primera telenovela que existió, Simple mente Ma ría , y de la cual se han copiado casi todas las demás. Hay una deform ación en esta modalidad del abuso sexual y del incesto, es el hijo del patrón, del patriarca, padre o patrón, de hecho quien tiene poder es el niño de la casa y la muchacha cree que lo tiene que servir. O si es un muchacho de buen ver, puede que sea el objeto de las fantasías de la muchachita. Esto parecería como natura l porque lo es, lo que no es natural es que esto se convierta en una ofensa sexual, donde el poderoso acosa y ejerce su poder sexual, violando los derechos sobre el cuerpo de una menor, o simplemente de una mujer no ilustrada que desconoce cuál podría ser su actitud frente a él. También, por otra parte, cuántas trabajadoras domésticas no han hecho la denuncia: “Señora, su hijo va y me toca y se 162

quiere meter a mi cama, y yo no me dejé y lo mordí,” y la corren o la acusan de mentirosa, o le ofrecen dinero para que se calle. En esta complicidad viven m uchísimas madres con su hijito al que hay que cuidar y proteger, y terminan diciendo que pues ellas tienen un gallito, que cu iden a las pollitas o a las gallinas. Me imagino a los papás de las pollitas o las gallinas, “mi gallo anda suelto”. Todas esas formas de abuso tendríamos que revisarla s, no en el contexto de la genética y de esta dualidad, sino en términos socioeconómicos, del poder económico contra la necesidad y la m iseria de mucha gente de n uestro puebl o. Ah í caerí an todos los casos, po r ejemplo, de la secretar ia. Son muchos los casos del acoso sexual por el patrón. Tienen una modalidad distinta porque son muchach as con cierto nivel de preparación, pero obviamente con la necesidad económica o necesidad del trabajo. Sobrarían los testimonios de mujeres que han sido acosadas o se han visto obligadas a tener comercio sexual con el patrón o con el secretario general del sindicato, o con el jefe de la oficina de control de personal o de recursos humanos, como se le llama ahora, o con quienquiera que tenga una jerarquía superior. Esto podríamos llamarlo abuso. Uno de l os casos más indign antes, pero ba stante común, es el que se da en los internados y clínicas psiquiátricas en las que precisamente las personas encargadas del cuidado de los enfermos mentales, aprovechando su situación en total desventaja, cometen toda clase de abusos sexuales. Es de todos sabido que esto ocurre en las cárceles, otro lugar de jerarquías en que el abuso sexual se practica a diario. En las familias incestuosas encontramos cadenas de repetición que se extienden y se vienen dando desde tiempo atrás sin que podamos discernir cuándo y cómo se inició. 1 63

H i sto r i a d e S o fí a . C adena

d e incesto

fa mi l i ar

Entrevista. I apart e. So fía

—A mí me gustaría que usted me platicara su historia desde el principio. ¿Lo que recuerdo de mi vida?, ¿lo que yo me recuerdo? —Lo que usted recuerde desde muy niña. Bueno, nosotros vivíamos en Río Consulado, ahí rentaban mi mamá y mi papá. Era una vecindad, yo tendría como unos cuatro años, me acuerdo de eso y me daba cuenta de que mi mamá y mi papá siempre se peleaban. A veces se peleaban tan duro, que mi papá bajaba a mi mamá de los pelos de la cama y la arrastraba por todo el patio, hasta el baño se la llevó. —Y esto, ¿en frente de ustedes? Sí, y nosotros nos escondíamos, mi hermano mayor y yo. Nos acostábamos en la cama y nos tapábamos. Me acuerdo que la tercera hermana mía estaba chiquita, creo que era yo más chica porque nos llevábamos un año, estaba chica y a ella la cubríamos todos y nos envolvíamos. Yo recuerdo que mi papá era mucho más protector que mi mamá; en ese tiempo él llegaba tomado y a veces llevaba tacos, me acuerdo mucho de los tacos y que nos daba; “véngase”, me decía, “véngase, cabrona , y me sentaba ahí con él. No recuerdo que lo haya hecho con malicia, al menos en ese tiempo, y ya yo me le pegaba a él. Mi mamá era bien drástica, por cualquier cosita nos golpeaba con el cordón de la plancha, no sé si se acuerda usted que antes había cordones que se quitaban con la clavija, ella la quitaba y por cualquier motivo nos golpeaba hasta que se hartaba; mi mamáera muy golpeadora. Cuando llegaba mi papá yo le daba la queja y mi mamá se enojaba, porque él le decía: “Si vuelves a tocar a mis hijas te voy a dar a ti”. Él nos defendía. —¿Él era muy cariñoso con ustedes? 164

—No, no era muy cariñoso, a veces nos protegía en ese sentido. Ella era la que más nos golpeaba. De ahí recuerdo que nos cambiamos de esa casa y nos fuimos a un terreno que ellos compraron en Ciudad Lago en Netzahualcóyotl, era una ciudad perdida, bueno yo digo perdida porque no había servicios. Llegaron, invadieron, hicieron una casita con lámina de cartón, no había agua, luz, drenaje, nada; entonces ahí empezamos a vivir. Mi mamá era tejedora, hacía suéteres de acrilán y mi papá también, entre los dos lo hacían; los dos trabajaban en la casa y en una máquina de tejer. Yo me acuerdo que platicaban entre ellos, y decían que iban a buscar a alguien que les ayudara porque no alcanzaban a atender todos los de suéteres, una muchacha. Esa muchacha, quepedidos para entonces calculoyyollegó que tendría unos cinco años, llegaba todas las mañanas yjugaba con nosotros, mi mamá y mi papá durmiendo, y ya que se levantaban ella se metía a trabajar a ayudarles con los suéteres. Mi mamá se iba a entregar el trabajo en unas bolsitas en unas petacas grandes y lo iba a entregar; y mi papá se quedaba en la casa con ella y me acuerdo que yo me salía a jugar al patio. Mi papá, eso sí, era muy drástico, nos teníamos que bañar a las seis de la mañana con agua fría, y con unas heladas, y a bañarnos a fuerza afuera, ésa era siempre su forma de ser y groserías siempre: cabronas, pendejas, hijas de su pinche madre, quítate de aquí, babosa; así era su forma de ser. Pero para corregir mi mamá era más, para golpear, sí, yo me acuerdo que cuando mi mamá se iba me salía yo a jugar al patio con mis hermanas y de repente me metía corriendo jugando, estábamos jugando, y la primera vez fue que vi a mi papá sentado en una silla con los pantalones bajados, allí teniendo relaciones sexuales con la muchacha y ella sentada encima de él. —¿Y usted sabía lo que era eso? — No, yo sabía que era malo por lo que mi papá estaba haciendo, acariciando a una mujer que no era mi mamá, eso sí lo veía yo. Yo decía la está besando, pero no nomás era el 165

beso, era todo lo que se miraba, yo me acuerdo cómo me espanté. —¿Qué fue lo que sintió usted, miedo? —Sí, mucho miedo, porque mi papá se paró furioso, me agarró a coscorrones y me sacó pa’fuera a aventones: “Lárgate de aquí, pendeja, estúpida, órale a jugar allá afuera”, y ya me salí yo bien espantada, mis hermanas también lo llegaron a ver. —¿Y también se asustaron? —Sí, y mejor nos salíamos y allá nos quedábamos afuera para no seguir viendo, porque nos golpeaban. Cuando llegaba mi mamá yo escuchaba que entre ellos se peleaban; yo nunca le dije a mi mamá que había yo visto eso. —¿Nunca se lotiempo dijo? no, yo tenía mucho miedo, aunque no —No, en ese me acuerdo que mi papá me haya dicho que no se lo dijera, yo agarré y me fui, me fui afuera a jugar con mis hermanos, eso era lo que hacía yo. Después llegaba mi mamá y se empezó a dar cuenta que andaba con la mujer ésta, se empezaron a agarrar a golpes, se gritaban muchas groserías, mi papá le pegaba a mi mamá hasta dejarla casi desmayada o la ahorcaba, le dejaba la cara toda amoratada y mi mamá le decía muchas groserías a él, muchas. —¿Y ustedes oían eso? —Sí, con mucho miedo, me acuerdo que una vez le pegó bien feo y una de las vecinas llegó al otro día, mi mamá tenía los dos ojos morados, pero bien negros, yo así la veía. “Y ustedes, escuinclas babosa s”, así nos dijo la vecina, “¿por qué no la defienden?, miren nada más cómo la dejó su padre, defiéndanla, salgan, griten”. Y como al tercer día que le pone otra, y fue la primera vez que yo me metí a defenderla, yo y mi hermana la mayor que me gana por un año, entre las dos nos le aventamos a mi papá por atrás a apretarlo y a pellizcarlo, entonces nos dio a las tres, a las tres nos golpeó y salimos grite y grite a los vecinos, que vinieran, eran como las doce de la noche, estaba bien borracho, ningún vecino había, nadie llegó y nos 166

fuimos a esconder a casa de una señora, nos fuimos a esconder a su casa y no estaba la señora, estaba su hija, y le dije: “Vamos, ándale, vamos . Y dice: “No, yo no voy”. Ella tenía 15 años y nosotros allí chille y chille. “Ándale nos va a pegar otra vez”. Luego fue mi mamá por nosotras y nos llevó para la casa. Me acuerdo que mi mamá llenó unos costales y dijo: “Ahorita nos vamos todos, ahorita este hijo de su quien sabe qué madre no nos va a pegar . Teníamos dos camas, éramos muy pobres, teníamos una estufa que sí era de gas, era de gas y dos camas. —¿Era una sola habitación? Eran dos habitaciones nada más, dos cuartos de lámina que no tenían piso, de tierra así, y la puerta era de puros pedacitos de madera, puros pedacitos de madera, fue que hicieron puerta. La ventana, no había ventana, sóloasí la tapábamos con unla trapo, afuera pues había puros baldíos, puro llano y vivíamos pegados a un canal, había un canal ahí. Entonces agarró mi mamá y dijo: “¿Saben qué?, ya vámonos . Nos dijo a todas, pero ya cuando nos íbamos mi papá se paró, la abrazó, empezaron a hablar, se acostaron. No había luz, me acuerdo, sólo teníamos velitas, allí las velas prendidas. Se acostaron, yo con un miedo, un pavor espantoso y mi hermana también, porque nos había golpeado a todas y ya empezaban a alegar otra vez en la cama, y fíjese, ahorita que lo estoy más pensando, después de eso tenían relaciones sexuales. —¿Después de pelearse? De agarrarse así a matarse y luego se acostaban, y yo escuchaba los gemidos, pues estaban aquí nomás a medio paso, y yo me acuerdo que yo sentía coraje, miedo y desilusión... y a la vez excitación. —Por estarlos oyendo. Sí, lo que estaban haciendo, todas las emociones yo las sentía. Y ya después, pues así se transcurrieron agarrándose a golpes, horrible, y siempre terminaban teniendo relaciones, no tardaban ni un día cuando ya estaban los dos de tranquizas, de veras tranquizas. Entonces un día, luego de tantos pleitos, a mi 167

papá de repente ya no lo vimos, ya no estaba mi papá, nosotros no sabíamos a dónde se había ido, ni mi mamá. Después ahí la veía yo chille y chille toda la noche. Mi mamá se quedó pensando que se había ido a Estados Unidos porque no le había avisado y ella se salió ya a trabajar, nos dejó en la casa, nos hacía de comer en la madrugada y ella se iba a trabajar, a velar a una fábrica. —¿Y usted se quedaba con sus hermanitos sola? —Sí, le encargaba a mi hermana mayor que nos quedáramos en la casa y que ella nos diera la comida que mi mamá hacía, nos hacía unas tortotas de huevo y nos las comíamos, de ahí íbamos todas a la calle, a los basureros, qué nos íbamos a estar preocupando por andábamos la casa. Mi en mamá llegaba y nos metía golpizas, porque los basureros, sacaba su unas cable de la luz, un cable grueso, de ese que se para sólo, lo ponía así como fuete y nos allagaba el cuerpo, así nos hacía con mucho odio. Mi papá tardó como seis meses y por ahí regresó, —¿Y usted cree que el odio de su mamá era de coraje? —Sí, porque ella siempre que nos golpeaba decía: “Maldito, ojalá y se muriera, por su culpa estoy así”. Eso era lo que siempre nos decía. —¿Y usted se sentía culpable? —Yo sentía que por mi culpa mi papá se había ido. Sí, yo sentía mucho coraje con mi mamá, porque a mi hermana la mayor le pegaba mucho, le ensangrentaba la nariz y la boca. Mi hermana Elia tendría unos seis años, estábamos muy chiquitas, bueno ahora lucido que estábamos muy chicas, y la metía a un cuarto y la golpeaba hasta que se hartaba, y yo decía: “Maldita vieja desgraciada, ojalá te murieras”. Yo así lo sentía. Y ya que salía mi hermana pues nos abrazábamos, nomás nos revisábamos a ver cómo nos había quedado el cuerpo. Y regresó mi papá y siguieron los pleitos, seguía igual con sus amantes y todo, y traían gente para que le ayudara, igual fue lo mismo, tenía relaciones sexuales adentro de la casa. Mis pa pás se empezaron a pelear otra vez y él decidió irse. Me acuerdo 168

que no duraron mucho tiempojuntos, yo siento que fueron como unos tres meses. Mi mamá decía que fueron como unos tres o cuatro meses después de que vino, por las pláticas que ella me hacía. —¿Y se volvió a ir? —Fíjese que mi papá, eso me dolía mucho, ahora ya me siento mejor por las terapias, pero me acuerdo que trabajaban mucho los dos y esa vez tardaron tres semanas en que les pagaran. Para entonces nosotros ya éramos seis, seis niñas, una por una, y me acuerdo que luego de tres semanas no le habían pagado. A mi hermana la más chiquita, que se llama Xóchitl, le dio sarampión, y la que seguía de Xóchitl, se llama Malinche, tenía bronquitis, bronconeumonía y sarampión. Entonces no tenían dinero para ir al doctor y pos ahí vivíamos sin luz, sin agua, teníamos que acarrear el agua desde muy lejos, mi mamá la tenía que acarrear, todo estaba muy solo. Me acuerdo que fueron al doctor los dos y nos dejaron en la casa a todas las demás y ya llegaron bien enojados, peleándose porque no les habían pagado las tres semanas que les debían del dinero del trabajo, entonces mi mamá le hizo a mi hermana unas vaporaciones, una camita de sillas y unos vapores abajo, le tapó como una casita y le hizo vaporub con eucalipto; y nos mandaba a nosotras a que le ayudáramos con los vapores, calentábamos el agua y se la poníamos abajo, era viernes. Yo oí que mi mamá dijo: “Nos dieron un cheque, pero el lunes sin falta, Antonio, por favor cambias el cheque temprano y te traes las medicinas que nos faltan”, y sí, dijo que sí, pero se andaban peleando, todo el tiempo se andaban golpeando, y ya el lunes en la mañana me acuerdo que dijo mi papá: “Tráeme mis calcetines, cabrona, pendeja”, y dije: “Están mojados, papá”, y dijo: “Así como estén tráemelos”, y ya fui a traerlos del tendedero, los quité, ya se los había lavado y se los llevé; él nunca se ponía los calcetines húmedos y ese día se los puso y le dijo a mi mamá: “Tráete gasolina”, para una lámpara que tenía de gasolina blanca y dijo: “Llévate el garrafón para que traigas la gaso169

lina por ahí de paso cuando cambies el cheque, las medicinas y la gasolina, para trabajar de noche, tejiendo con la máquina tejedo ra”, y dijo mi papá: “No, luego lo traigo” ; “Andale, llévatelo”, y dice “Sí, sí me lo llevo”, y ya agarró el camión micro amarillo que venía como tortuga, haciendo como tiempo para acarrear pasaje, pero todo estaba pedregudo, lodo había por todos lados. Y que agarra y dice: “Ahí viene el camión”, que se sube al camión y dice mi mamá: “El garrafón”, me dijo, “toma, dáselo”, y le digo: “Ya se fue”. No volvió hasta los cinco años. Yo me acuerdo que mi mamá dijo: “¿Sabes qué, Sofía?, vete al mercado”. Había un mercado que era pues muy pobre, un puestecito aquí con palitos, dijo: “Vete al mercado y dile a don Cruz que te preste, dile que te preste un pollo y dile que mañana se lo pago, porque nos dieron cheque, y con el cheque vamos a comprar lo que necesitamos, dile que te lo fíe y yo mañana se lo pago”. Fui y le dije a don Cruz y sí me prestó el pollo, comimos pollo ese día y mi papá nunca llegó en la noche, no llegó en la noche y, al otro día, me acuerdo que mi mamá estaba bien angustiada, fue a la tienda de una señora a la que le decíamos la Gorda, y de ahí regresó mi mamá. Yo la vi que estaba llorando y se puso a platicar con la vecina, yo tenía esa manía, y siempre la he tenido de estar siempre al pendiente de mi mamá, pero una manía espantosa. —¿Qué le preocupaba a usted de su mamá? —Que llorara, que sufriera, todo eso me preocupaba pero muchísimo. Ahora que ya tuve terapia sé que yo sentía eso porque tenía miedo de que me abandonara mi mamá. Yo siempre estaba pero al pendiente de ella, donde iba, iba atrás de ella, quería saber qué estaba pasando, cómo se sentía, todo eso; y entonces llegó la vecina y le dijo mi mamá: “Ya se fue este desgraciado”, y entre ellas empezaron a platicar. Después mi mamá se fue, y ahora ya después, me platicó mi mamá que fue a buscarlo con sus hermanos y que no lo encontró, que le dije170

ron que se había ido con una mujer a Mexicali, con una que nos ayudaba, la amante, que se había ido. Mi mamá se quedó desesperada, yo la veía llorar todas las noches, todas, todas las noches era un llorar y llorar, y pues no podíamos decirle nada. ¡Ah!, y para esto le celebró su cumpleaños mi mamá, le mató unos guajolotes como ocho días antes y mi mamá había hecho una tanda, y esa tanda la tenía que entregar, pero cuando cobraran el cheque. Iba a entregar la tanda que le faltaba y se gastó todo el dinero de la tanda que le pertenecía a una señora del mercado. Se lo gastó en la fiesta, le mató dos guajolotes, me acuerdo que en ese tiempo decía yo: “¿Cómo dos guajolotes?, con trabajos comíamos pollo. Y sí, mi mamá bien que le hizo su fiesta, ahísecelebrándole cumpleaños y toda la cosa. Cuando mi papá fue, llegó lasuseñora casi a tumbarnos la puerta porque quería su dinero. Yo me acuerdo que mi mamá se paraba en una de las máquinas de tejer y se cruzaba así de manos, y decía: “¿Y ahora sí qué voy a hacer?,” y nosotros nomás la veíamos y le decíamos: “Pero, mamá, ¿qué vamos a hacer?” “Eso es lo que yo no sé, ¿qué voy a hacer?”, y me acuerdo que la señora esa le decía: “No importa lo que hagas, Patricia, pero a mí me das mi dinero, a mí me lo das o te demando, o me lo das ahora o ya sabes”. Y mi mamá vendió las máquinas, la tejedora se la habían prestado, pero la máquina de coser de pedales la vendió, vendió lo que había y como mi papá no pagó la estufa, porque era en abonos, llegaron y se la llevaron, sí se llevaron la estufa, no tenía mi mamá para pagar y se llevaron la estufa. La cama nos la dejaron, también la debía, entonces mi mamá tuvo que comprar una estufa de petróleo. Decía: “¿Y ahora qué voy a hacer?, sin mi máquina, sin trabajo, con las deudas. Y este desgraciado consiguió ya trabajo en una fábrica tejedora y nos dejó en la casa”. Y yo iba en primer año, ya iba a acabar primero de primaria, por eso pienso que iba a cumplir siete años, tenía seis pero ya iba a cumplir los siete. Agarró mi mamá y se fue a 17 1

trabajar otra vez, y ahí empezó otra vez el víacrucis porque nos dejaba. ¡Ah!, se fue mi papá y la dejó embarazada, y ella de tanto llorar y todo eso no se cuidaba, se ponía unas borracheras, pero ¡borracheras!, y embarazada. Llegaban las vecinas y le decían que no, que ya se olvidara de eso, que cuidara a sus hijas y todo, y ella estaba bien decaída. Entonces, como ya decidió irse a trabajar, nos dijo a mi hermana la mayor y a mí: “Ustedes se van a quedar a cargo de la casa, ustedes van a cuidar a sus hermanas, ustedes dos”, y dijimos que sí, pues qué nos quedaba. Ella se iba desde las cuatro de la mañana y llegaba hasta como las doce de la noche. En todo el día no la veíamos para nada, y pues nosotros nos íbamos a los basureros a juntar basura. Y el dinero que nos dejaba, bien poquito nos dejaba, para comprar la comida, mi hermana la mayor compraba gansitos y nos daba un pedacito a cada quien. Luego nos decía mi mamá: “¿Comieron?” “Sí, sí comimos.” “¿Que comieron?” “Pues comimos.” Y ya nos dormíamos; pero el dulce nos duraba nomás un ratito, un ratito. Mi mamá cuando llegaba, golpeaba más a mi hermana si no estaba la casa recogida, nosotros dizque recogíamos, pero no recogíamos bien, entonces mi mamá llegaba y nos empezaba a golpear a las dos mayores, a mi hermana y a mí. Sacaba su alambre que lo tenía colgado, guardado en el ropero, y a darnos con el cable de la luz. —¿Cinco años se la pasaron así? —Pues ya iba yo en segundo año cuando tuvo mi mamá ya su parto, que fue mi hermana Diana, fue niña también, con esa ya éramos ocho. Fue sietemesina, no tenía para la incubadora y tuvo que meterla en una caja de zapatos, nosotros le poníamos las botellas de plástico calientes, las fuimos a recoger de la basura, las poníamos a calentar en la estufa de petróleo y le hacíamos como incubadora, para ver si se lograba. Estaba muy chiquitita aparte de desnutrida, y luego mi mamá que tomaba un montón, y sí se logró, se logró. Entonces ya mi mamá se iba 172

a trabajar otra vez, pero empezó a hacer muchas amistades allí, no en el vecindario porque no era vecindario, sino que las vecinas ya empezaban a invitarse que las cheves, que vámonos a tal lado, y el día que mi mamá estaba en la casa y que no trabajaba se iba con ellas. Y ya después empezaron a llegar gentes a la casa con mi mamá, hombres. La primera vez que yo me di cuenta fue cuando el señor que nos llenaba la pileta de agua. Llegaba en la madrugada el señor y nos llenaba la pileta y así, hasta que después mi mamá lo metía para adentro de la casa y ya empezaban a tener ellos sus relaciones sexuales, después ese señor iba a la casa bien borracho con mi mamá y se iban al bosque a Santa Clara, ya mamá no los aveíamos. día. Yaasí empezóy mi tener susLlegaban amantes, luego así ibaalyotro los metía la casa, y ella bien borracha y ellos bien borrachos, no tenían la precaución de decirnos, de cerrar la puerta y sacarnos, no, ellos tenían relaciones sexuales delante de nosotros y adentro de la casa... o por lo menos a mí metocó más duro porque yo siempre la andaba cuidando. —Y sus hermanitas, ¿no le decían nada? — No, ellas no decían nada, yo era la mamá de ellas, las tenía que cuidar, que no se salieran a la calle, tenía que cuidar que comieran, les hacía sopa, patas de pollo. Sí, le digo que ahí fue donde empezó mi mamá a prostituirse, llevaba a los hombres a la casa, tenía relaciones con ellos y dejaba que uno la viera, y bien borrachos. Yo veía como la manoseaban, la forma en que tenían las relaciones sexuales, todo eso, diario tomaba ella, diario era así. Después, pues nosotros nos la vivíamos en la calle, yo me encargaba de cuidar a mis hermanas, yo era la que las andaba arreando que no se metieran noche a la casa, que ya era noche, que se debían meter, que comieran, yo era la que andaba tras de ellas. Andaban bien mugrosas, nos bañábamos creo que cada mes porque no había agua, rara vez había agua y ¿si no se preocupan por uno? —¿No se enfermaban mucho? 173

—Fíjese que no, o sí nos enfermábamos pero yo creo que solas. Yo me acuerdo que yo me enfermaba mucho de los bronquios, pero sola me componía porque mi mamá casi no nos atendía. Había veces que no podíamos ni levantarnos, yo a mis hermanas las veía y las vecinas me decían qué darles o luego me daban, “dale un mejoral o dale esto”, la vecina pero mi mamá no, casi no, alguna vez sí lo llegó a hacer, pero por lo regular siempre me lo dejaba a mí. Mi hermana la mayor se fue de sirvienta a las casas a trabajar y mi mamá iba y cobraba, cada mes, cobraba por ella. Si era para que la ayudara, decía. Yo tenía que cuidar a mis hermanos en la casa y ella se iba a trabajar, desde los siete años siete meses quecasa?, me dejó responsabilidad de toda la casa, bueno puesfue ¿cuál máslabien de las hermanas y pues, aunque no tuviéramos para comer. Era muy difícil, luego no teníamos ni tortillas duras, los vecinos nos regalaban ropa, la gente nos regalaba cosas, lo que les sobraba de comida. Sí... ahora lo veo, ahora sí me dolió, así como a los perros iban y nos dejaban la comida, así era, parecíamos perritos peleando por las sobras de la gente. —Y usted, ¿de alguna manera ha logrado perdonar? Yo creo que sí, nomás que todavía me duele, es que lo más doloroso, ¡ay Dios mío!, lo más doloroso para mí ha sido, que yo quería tanto a mi mamá... Y ella nunca me quiso, es muy doloroso. —¿Es que usted hasta ahora se ha dado cuenta de eso? —Sí, hasta ahora, porque yo recuerdo que mi mamá a veces se iba con el panadero. Era un hombre que vivía solo con un hijo; era una colonia bien pobre, puros charcos en la noche, aguaceros, lodo, todo eso. Una vez me dijo mi mamá: “Voy a ir con el panadero, como a las ochovas por bolillos”. Dije, sí, mamá. “Pero ve a las ocho”. Ya fui, me acuerdo, en esa primera ocasión. Era un cuartito muy chiquito el del panadero, y era una tiendita aparte en la que vendía pan, café, canela, pero muy poquitas cosas que tenía el mostrador. Entonces yo entré. En ese 174

tiempo yo tenía como ocho años. Yo entré a la tiendita, tenía sus velas ahí prendidas, pues no había luz en esa colonia. Había llovido mucho esa noche, y yo dije: “Dijo mi mamá que yo viniera por el pan”. “Quítate de aquí, escuincla mugrosa, espérate”. Y sí, me esperé, me esperé y dije bueno,¿ pues dónde estará mi mamá?, porque ella dijo que venía para acá. Había una cortinita de un lado y por pura curiosidad alce la cortina... y mi mamá estaba desnuda ahí y me espanté, me espanté y se lo juro que sentí horrible. Ella estaba leyendo unas novelas y dijo: “Tápale, cabrona, ¿qué no ves que me van a ver?” Lo dijo por los que estaban comprando ahí porque era un cuartito nada más. Y yo me espanté mucho, sentí una traición muy fuerte, muy fuerte. Luego me dijocreo. el señor: “Vena por el bolillo” y meydio hasta los más duros, Yo llegué la casa con la bolsa no se los di a nadie de comer. Ya más noche llegó mi mamá y dijo: “Órale, cabrona, pendeja, ¿por qué me destapaste a mí, babosa, estúpida, te dio el pan?” Le dije: “Sí, aquí está”, y me dijo: “¿Por qué no se los has dado de cenar a tus hermanos? Le dije. “Yo no voy a cenar”. “¿Cómo que no vasa cenar? Dije que no iba a cenar y dijo mi mamá: “¿Por qué?” “Porque no quiero, y ni me des esa porquería de bolillos”. Y no cené, quería patear el bolillo, aventarlo hasta el charco de agua allá afuera, aunque me muriera de hambre. Fue un impacto bien fuerte ése, le hablé a una vecina y recuerdo que yo le decía: “Es que mi mamá no es mala, mi mamá es buena, lo hace por nosotros . Mi mamá cuando nos golpeaba nos decía: “Por ustedes soy como soy, si ustedes no hubieran nacido, mi vida no fuera como es, ojalá se murieran, malditas, ya las quisiera regalar . Esos eran sus mensajes de cariño, sí. Yo siempre defendí a mi mamá, la defendí muchísimo. En otra ocasión que también anduvo bien borracha, se fue con la vecina de enfrente y yo estaba adentro de la casa, era un domingo en la tarde. Yo siempre estaba encerrada, no me gustaba abrir, no hablaba con nadie, ni me gustaba andar jugando afuera ni nada de eso. La vecina que siempre me decía que mi mamá era 175

muy mala y que era una prostituta entró bien enojada y dijo: “¿Dónde estás, Sofía?” “Aquí estoy.” “Ven acá”, me agarró de la mano y me jaló, pero me apretó bien duro y me sacó para afuera. Me llevó hasta donde se podía ver la puerta abierta de dónde estaba mi mamá y había un sillón. Yo no tenía conciencia de lo que es estar enfermo ni sano, tenía ocho años y el ambiente ahí era así, muchos padres golpeaban a sus hijas igual que a nosotros. Había una señora que le quemaba los pies a su hijo y era nuestra vecina, lo colgaba del techo y se los quemaba y todavía decía yo, qué bueno que mi mamá no es tan mala, y así lo pensaba. Todo eso me fue creando, no sé, mucha adicción a estar con mi mamá. Seguimos trabajando, bueno, yo una cuidando a mis hermanos hasta que mi mamá decidió comprar máquina de coser, pero ella tenía sus amantes, eso ella no lo dejaba. Yo me acuerdo que iban y se metían a la casa con mi mamá, tenían relaciones sexuales y salían, le daban dinero y se iban, entraba el otro y así. Yo sabía lo que hacían, ¿no? Cuando estaba másborracha era cuando menos precauciones tenía. Más borracha... o, ¿la trato de justificar?, no sé, así es la realidad y yo siempre quería salvarla. ¿Qué pasaba por la cabeza de ella?, nunca lo va a saber, no. —¿Nunca las llevaban a la iglesia? —No, solamente cada año nos llevaba en semana santa —¿No tenía ninguna creencia religiosa? ¿Una virgencita, algo? — Una virgen tenía mi mamá, pero nunca vi que nos dijera quién era ni para qué estaba ahí. —¿No ponía una veladora? —No, nos llevaba a pasear cada año. En semana santa y el mes santo nos llevaba a Chapultepec, cada viernes santo, era lo que ella hacía, aunque algunas veces nos mandaba a lavar la ropa con mi abuela. Así pasaron esos años hasta que yo tuve como nueve años, fue cuando ella compró la primer máquina de coser y dijo que ella ya no se iba a ir a la calle porque tenía pendiente de que nos 176

fuera a pasar algo. Compró una máquina y ahí cosía en la casa, y yo la ayudaba, nos ponía a ayudarle a cortar hilo, todo eso, a limpiar la casa. Yo era la que me encargaba de la comida, la cena y administraba, era muy poquito el dinero, pero de todas maneras, ya desde más chiquita me lo había dejado. Se iba a trabajar y decía: “Te doy diez pesos y comen y cenan, y a ver cómo le haces”, y yo hacía la sopa, patas de pollo y las tortillas porque no alcanzaba para más. Entonces cuando tuvo la máquina, mi mamá nos empezó a enseñar a coser, y en ese tiempo ella anduvo mucho con un señor, después se quedó embarazada de él y yo me acuerdo que mi mamá estaba muy enojada y platicaba con la vecina de que noyoquería a ese hijo. veía queenselashacía lavados, bueno veía eltener ese de peltre y laYo manguera, noches ella se hacía esas cosas y yo la veía porque era un solo cuarto y la cocina. —Para no tener el bebé. ¿Y lo perdió? —No, se logró. Yo me acuerdo que luego estaba bien borracha y le decía a la vecina: “No, es que no quiero tener éste, yo no quiero, si llega mi marido ¿cómo le voy a hacer?” Pero se logró, fue mi hermano Toño. Pero cuando nació, como mi mamá cosía mucho, me lo dejaba a mí, yo tenía que darle las mamilas en la noche, darle las medicinas. En el día mis hermanas y yo lo bañábamos, lo cambiábamos, todo, sí. Mi mamá de vez en cuando lo hacía, ella nos dirigía, háganle esto, háganle aquello, denle esto. Yo veía que mi mamá trabajaba muchísimo, pero también yo veía que era muy coqueta con los hombres. Hombre que veía y creo que hasta le ponía las pompas así paradas y se volteaba y como que se las mostraba. A mí no me gustaba verla así. Yo sentía, no me lo habían dicho, pero yo sentía que eso no estaba bien. Mi hermana mayor, pues trabajaba en casas ajenas, mis hermanas las más chicas iban a la escuela, pero de a fuerzas, nadie les revisaba las tareas, nada, todas mugrosas. Vivíamos de la caridad de la gente, así vivíamos. 177

Después se compró otra máquina de coser y nos empezó a enseñar a coser a nosotras, a mi hermana la mayor y a mí. Mi hermana aprendió en esa máquina y mi mamá la llevó a una fábrica a ver si la querían admitir y todo eso, pero le dijeron que no, que estaba muy chiquilla. La dejó en una casa trabajando y yo me quedé con ella, así íbamos aprendiendo a coser. Ya cuando empezó mi hermana a crecer un poco más, yo creo que mi hermana tendría como trece años y yo iba a cumplir doce años, cuando llegó mi papá. En ese tiempo, pues ya nosotros teníamos en la casa otro cuarto que ya habíamos hecho, mejorcito, no de losa pero era nuevo, con lámina de cartón y tabique. Y ya teníamos las dos máquinas y con lo que trabajaba él, lo que trabajaba mi mamá y yo, ya estábamos mejor. —¿Y su papá llegó como si nada? —Llegó y se asomó por una ventana. Yo estaba haciendo la mamila de mi hermano Toño. Yo creo que mi hermano Toño tenía como un año. —¿Y que dijo de su hermano? — ¡No, hombre!, qué no dijo, qué no dijo. Yo estaba haciéndole la mamila a mi hermano cuando vi que alguien me veía por la ventana, por cierto ya teníamos ventana, y mi papá nomás me hizo así con un dedo en la boca shh, que me callara, y yo dije ¡ay!, ese viejo asqueroso borracho que está parado ahí, ¿qué? Me quedé viéndolo y dije: “Ha de ser otro de los amantes de mi mamá”, bueno sentí así. Que me meto y digo: “Mamá, hay un viejo borracho ahí parado en la ventana”. “¿Cómo sabes que está borracho?” “Pues se le ve en la cara”. Dijo: “A ver, vamos a ver”. Y abrió mi mamá la puerta y dijo: “Dígame, señor”. El estaba muy flaco y bien mal vestido, dijo que no lo reconocía. Oí que mi mamá le dijo: “¿Qué, qué dice?, dígame”. Y él dijo: “Quiero ver a mis hijas”. “Ah, eres tú, pásale”, le dijo. Cuando dijo “pásale” quería yo agarrar a mi mamá de los pelos, dije ¿cómo que pásale? Y que se pasa y dice mi mamá: “Niñas, vengan para acá”. Unas estaban haciendo tareas, yo estaba haciéndole la mamila a mi hermano, mi hermana estaba 178

cosiendo con mi mamá. Eran como las nueve de la noche: “Éste es su padre”, nos dijo. “Mis hijas, mis hijas”, decía y que nos empieza a abrazar y yo le dije: “Quítese, viejo asqueroso”. Y que se me queda viendo y dice: “Perdónenme por favor”, y se puso a chillar. Dije yo: “Nunca lo voy a perdonar”. Mis hermanas sí, se pusieron a llorar y lo abrazaron. Las chiquitas ni lo conocían. No, no lo conocían. Yo lo conocía porque mi mamá había de decirme que yo me parecía tanto a ese maldito, a mí me decía que yo era toda su maldita cara de ese desgraciado, violador, bueno, no decía en ese tiempo violador, decía desgraciado, infeliz, estafador, mujeriego... eso era lo que ella decía, no decía que fuera violador ni nada de eso pero decía cosas así, y cada que me pegaba me lo decía: “Tú tienes toda la maldita cara de ese desgraciado”, y ¡zaz! me daba más duro. Pues ¿cómo lo iba a querer cuando llegó? No, yo no lo quería y se lodije: “Lárguese de mi casa”. Me dijo: “¿Qué dices?” “Que se largue”. “¿Qué dijiste?” “Que se largue, pero así de mi casa, aquí no lo quiero”. Y dijo mi mamá: “Lo que digan tus hijas, ¿te quedas o te vas?” Él dijo: “Toma”, nos llevó una bolsa de elotes, elotes crudos, ése era el regalo. Y dejó la bolsa por ahí y se fue, pero mi mamá, me acuerdo que iba a la tienda de esa señora la gorda, porque allí mi papá llegaba y ya lo iba a buscar para según aliarse con él y regresar. La gorda que le dijo a mi mamá que era mejor que regresara que cómo estábamos, que él no sabía de mi hermano Toño. Que ya éramos nueve con Toño y que él no tenía pendiente, le dijo la gorda a mi mamá, ¡cara de bacinica!... ya ahora lo pienso, me caía tan gorda por meterla. Y ya como a los quince días que llega mi mamá como a las doce de la noche con él y que se meten, entonces yo me destapé, estaba acostada y que me destapo. Ya habíamos hecho el otro cuarto y en ese cuarto estaban la cama y las máquinas, y ése era el cuarto de mi mamá, o sea que ya estaba separada. Me destapé y le dije: “¿Qué quiere aquí?” y volteó y se me queda viendo bien y dijo: “Pendeja babosa, 179

lárguese de mi casa, fuera de mi casa”. Que me paro, pero yo tenía harto miedo, le dije: “Lárguese de mi casa, fuera de mi casa, órale a la calle”. “Pinche pendeja, estúpida, si supieras que voy a vender esta casa; a ver ahora, hija de tu pinche madre, te vas a largar, babosa”. Mi mamá estaba afuera y yo sentía aquí la traición de mi mamá, luego se metieron al cuarto y se oía cómo estaban teniendo las relaciones sexuales, empezaron a pelearse, yo estaba al pendiente. Pues sí, la pesadilla otra vez, como que nunca había pasado. Porque también verla con nosotros, las golpizas que nos ponía a cada rato antes de que él llegara. Una vez nos mandó a buscarlo y yo no fui. Me acuerdo que yo había ido a lavarle los trastes a una mi mamá: “Ay,a buscarlo, dame eseme dinero paraque el por camiónseñora, y vayany adijo la Romero Rubio dijeron ahí anda”. Y yo le dije: “Yo nunca le voy a andar pidiendo nada a ese hombre”. Y ella me dijo: “Por favor, hija, dame los dos pesos”. Yo le dije: “No le doy nada, váyase caminando si quiere ir, usted no tiene vergüenza, yo prefiero no tragar”. Y yo no fui. Mi hermana que consigue con una vecina y ahí va. —¿Y ella sí fue? . —Sí fue y ni lo halló, le dejó recados con toda su familia pero nunca lo vio a él. Ya después cuando él llegó, pues llegó muy arrogante, muy fuerte. Esa noche le metió una tranquiza a mi mamá, la primera noche y teniendo las relaciones sexuales, yo me acuerdo muy bien de eso. Pero no crea que fue poco, le daba bien duro. Primero se escuchaban muy excitados y luego los gritos: “Hija de tu puta madre, así lo hacías con los otros, cabrona, ¿cómo le hacías?, dime”. —¿Nunca se fue contra su hermanito? —Lo golpeaba mucho, lo golpeaba mucho y yo lo defendía, pues yo era la mamá de él y a mí me daba sentimiento. Mi hermanito todavía ni caminaba, entonces yo lo abrazaba. Cuando pasaba él le pegaba y yo le decía: “¿Por qué le pega a mi hermano?” “Tú cállate, estúpida, pendeja” y me daba mis cachetadas y trompones. Porque él fue boxeador, pegaba muy duro, y yo 180

abrazaba a mi hermano y le decía: “Vente, manito,” y lo abrazaba y me acostaba con él y lo cuidaba junto con mi hermana la mayor. Yo lo abrazaba y le decía: “No toque a mi hermano”. Entonces dijo: “Pues aquí las reglas ya cambiaron, aquí ya las cosas son diferentes, ahora se va a hacer lo que yo diga, les parezca o no”. Yo me puse a coser, en esos tiempos me puse más a coser, dijo que yo me tenía que dedicar a las máquinas y no a hacer comida. Yo lo hacía rápido, la comida, el mandado, bueno, me quedaba yo en la máquina y otra de mis hermanas se iba a encargar de la cocina. Mi hermana Elia a trabajar afuera, y así se hizo, así se hizo. Entonces llegaba en las noches bien borracho y le ponía unas tranquizas a mi mamá, llegaba con su bola de amigos. Llegaba así con amigos y pasaba y me nalgueaba, o me manoseaba. Mi papá ya me empezaba a manosear y yo... pues tenía mucho miedo y no sé, mucha angustia. Tenía mucho miedo y le decía a mi mamá: “Mire cómo me anda manoseando, me anda nalgueando”, y ella me decía: “Ay, cállate, es bien cariñoso, tú me entiendes, pendeja, es que tú papá así es de cariñoso”. A mí no me gustaba que me anduviera besuqueando porque toda me llenaba de baba, estaba yo cosiendo y llegaba él y me agarraba así de los senos y me empezaba a besuquear. En ese tiempo, todavía no tenía senos, apenas me empezaban a salir. Tenía doce años y él llegaba y me empezaba a besuquear y a llenarme de babas, mi hija, mi hija”, decía, y yo sentía que esas caricias no estaban bien y me daba mucho asco. —¿Y también con sus hermanas? — Sí, yo supe que a mi hermana la mayor también la andaba manoseando. Ella dice que no, pero ¡ay, que no se haga tonta! porque yo vi como la nalgueaba. Yo le decía: “¿Por qué me nalguea?, ¿por qué me anda nalgueando? viejo marrano”, yo lo retaba mucho y me daba unas cuerizas, pero qué golpizas. ¿Y hasta qué edad se fue usted de su casa? —Desde los 13. Me salí y me fui con mi abuela. Luego regresaba otra vez, por mis hermanas, yo estaba con el pendiente 18 1

de mis hermanas... y mi abuela tampoco me quería en su casa. Yo era una persona muy tímida, no hablaba con nadie, yo siempre era la bacinica de todos, siempre era yo la culpable de todo lo que salía mal. Me echaban la culpa de todo. Mi mamá decía que tenía a todas sus hijas bonitas, “pero tú eres la más horrible de todas, estás horrible”, siempre desde niña me decía eso. Desde muy chiquita, decía: “¿Qué irá a ser de ti, Sofía, cuando seas grande? Eres tonta, eres bien burra, y luego tan fea que estás, hija, nomás me pones a pensar”. Y pues sí, yo luego me miraba, me recuerdo que me miraba en el espejo, no me quería mirar en el espejo porque cuando me miraba, me miraba espantosa, yo no me miraba en los espejos, andaba barriendo y pasaba por que el espejo volteaba,Decía se lo juro, yo hermana no me veía porque sentía era uny me monstruo. que mi Elia era la más bonita, mi mamá la presumía porque decía que se parecía a ella y toda la gente quería muchísimo a mi hermana la mayor, porque ella era muy alegre, muy risueña, muy abierta y también era muy bonita. Se peleaban mi mamá y mi papá y yo corría a mi papá, le abría la puerta de doce o trece años, yo le abría la puerta y le decía: “Órale, a chingar a su madre”, así le decía yo a mi papá y me aprovechaba porque estaba enojado con mi mamá, porque cuando se aliaban los dos me daban duro. Entonces yo le abría la puerta y le decía: “Órale, a chingar a su madre, pero así se me larga ahorita, mierda, asqueroso”. Él se me iba a golpes y unas tranquizas espantosas, y yo protegiendo a mi mamá porque luego la quería ahorcar en la cocina, la traía arrastrando todo el patio. De repente la agarraba de las greñas y la traía arrastrando todo el patio. Yo me metía a defenderla y le decía a mi mamá: “¿Cómo es posible que usted, que conoce de hombres, se agarre a esta maldita mierda?”, y eso le decía: “Prefiero verla con cualquiera de los hombres que con esta basura”. Y ella decía: “Cállate el hocico, pinche pendeja, puta desgraciada”, porque decía que éramos un trío de putas, siempre era ésa su palabra, que éramos putas y eso me purgaba. 182

En una ocasión, tenía yo ya 15 años, ahí empezaron ya más duros los pleitos, yo lo obedecía a fuerzas, a puras golpizas. Cuando tenía así 15 años, llegó mi papá de trabajar y como mi hermana trabajaba horas extras, siempre le entregaba su dinero, su sobre, no tenía que gastarse nada, entonces mi hermana trabajaba horas extras y ésas extras no se las quiso dar, y dijo mi papá: “O traes aquí todo el dinero o me vas a conocer”, y le metía unas patizas y le quitaba el dinero. Y yo me metía a defender a mi hermana, yo recibía los golpes y la tapaba a ella y le decía: “Quítese,” y lo aventaba, pues él más se enfurecía. Él le dijo: “Si tú no me traes el dinero de las extras, no vas a trabajar extras, y si tú llegas más tarde aquí a la casa no vas a entrar”. le dijo: “Pues sí voyÉl a trabajar extras sí voy a entrar Ella porque ésta es mi casa”. le dijo: “A las yocho llegas aquí”. Le contó el tiempo del trabajo a la casa y el tiempo exactito era que tenía que llegar a las ocho. Ella llegó a las ocho y diez y ya no le quiso abrir, entonces yo, por la ventana, le dije “Ay, manita, ya vete con mi abuelita, porque ahora mi papá no te quiere abrir, apagó toda la luz y dijo que le va a pegar a quien te abra, córrele, vete ya”. “No me tengo que ir.” Sí vete, manita.” “No, no me tengo que ir, ésta es mi casa.” Y como ya tenía de novio al que ahora es su esposo, dijo: “¿Qué van a pensar si me ven en las casas, no me voy a ir.” Y yo que voy y que le abro la puerta y le digo: “Pues vámonos juntas porque ahora nos va a agarrar a las dos”. “No me voy a ir”, y no se quiso ir. Entonces, mis hermanas más chiquitas, ahí van en fila también pa fuera, y que agarra mi papá y se para, que se quita el cinturón y nos va a sacar del baño, era un baño así con los tabiques sobrepuestos y un trapo puesto así. Ahí estábamos todas escondidas como ratones, nos agarró a golpes a todas, a todas y a mí pues yo le dije: “Pues ésta es nuestra casa, por qué nos va a correr, es de nosotros, usted es el que se debe de largar”. Peor me puso, me agarró de los cabellos y me puso una golpiza, los dos ojos me los dejó así de morados, pero así de morados, y yo que era rebelde empecé a gritar a todo lo que daba para que 183

todos los vecinos se dieran cuenta de que él me estaba golpeando, que él era el malo, yo dije adrede “ay, auxilio, auxilio”, grité “auxilio”, más se enfureció y más duro me dio. Ni lloré. —¿Y los vecinos salieron? Sí oyeron, pero nadie se metió,pero para mí era un gusto que miraran a esa santa palomita que él decía ser, porque huy no, don Antonio, un hombre muy honesto, así él se hacía pasar en la calle, todos lo respetaban, era muy político, andaba con el líder de la colonia y todo, iba a Toluca a arreglar papeles de la escuela. Todo eso él lo hacía y yo creo que por eso grité, que siento que hasta estaba sorda de tanto golpe, me sacudí, no oía nada y no lloré porque dije: Este maldito lo que quiere es que llore y no—¿Y voy asullorar, mamáno”, qué?pero las tranquizas fueron más duras. Dales , le decía, pero que les duela, pero que les duela, dales, que les duela.” Mi mamá se paraba siempre detrás de él para decirle cómo nos pegara, a mí o a mis hermanas. Me da risa porque una vez, teníamos unas perras bien bravas y una de ellas se enfermó, mi papá luego llegaba tan enojado, no sé por qué, pero llegaba bien furioso y agarraba borracho a los perros, los azotaba contra la pared para matarlos, los agarraba y los golpeaba en la pared hasta que quedaban privados. Entonces esa perra estaba enferma y nosotros la estábamos cuidando, pobrecita, ya ve cuando uno es niño o adolescente se vuelve más sensible y yo quería mucho a esa perra, entonces agarró y d‘j° ¿Quieres a este perro?”, y dije: “Sí, cómo no lo voy a querer si cuida la casa”, y agarra y dice: “Ah ¿sí?”, y que lo agarra y lo empieza a azotar en la pared. “Mira lo que hago con tu perro”, y agarró y después de que lo azotó, lo aventó al canal, pero no estaba muerto, estaba privado, y me dijo: “¿Qué pasó, hija de tu pinche madre?, ¿a quién quieres más, al perro o a mí?, y le dije: “Claro que voya querer más al perro que austed, porque usted ni a perro llega”, y que se me va encima, yo le decía: “Pégueme, pégueme lo que quiera, pero yo prefiero un perro en mi casa y no a usted”. Me dijo: “Te voy a bajar los 184

humos, hija de tu puta madre”. Figúrese que una vez hasta me tiró de balazos, estaba bien borracho y no me dio, pero yo recuerdo el sonido de las balas pasando junto a mí. Yo les dije a varios de mis tíos: “Sabe qué, tío, mi papá me anda manoseando y eso yo ya se lo dije a mi mamá”, y que hablan con mi mamá y le dijeron que por qué permitía eso y todo, y con mi papá, y ¿sabe qué fue la respuesta de mi mamá?: “A ver, Sofía, ven acá, ¿cuándo tú me has dicho que te manosea?” Le digo: “Pues cada que lo hace”. “¿Cuándo?, eres una mentirosa, es el odio que le tienes a tu padre, ella nunca me ha dicho algo así, nunca”. —Ella también le ha de haber tenido miedo. —Alcahueta, y me tenía celos, porque me decía: “No te vistas asf’. Ella quería que me vistiera diferente a como era la moda, y no era que anduviera yo provocativa o algo así, porque yo era muy tímida, pero yo decía me gusta esa faldita, me la pongo, pero no era así, que quisiera, como los jóvenes de ahora. Yo me acuerdo un día, eso nunca se me va a olvidar, la carga emocional que me dejó mi mamá, me senté a coser, estaba yo bien contenta y me dice mi mamá: “¿Ya te fijaste las falditas que te pones?, con razón provocas a tu papá, hija, si tú no te pusieras esas falditas no andarías provocando a los hombres”, así me dijo y con unas miradas, como coraje, así como celos. —¿Cuándo se dio cuenta de que usted no tenía la culpa de nada? —Ahora ya de casada, en terapia, fue hasta ahora que cargué con la culpa —¿Y sí ha sido una liberación? —Ay, sí, muchísimo, muchísimo. Y ya de ahí fue que mi hermana decidió casarse, ella tenía 17 años, los pleitos seguían en la casa a todo lo que daban, mi papá decía que yo era la criada de la casa, que yo tenía que hacer todo y mis hermanos me mandaban a hacer lo que él quisiera, yo lo tenía que hacer, como sus familiares le dijeron lo que yo les dije, que me manoseaba, pues eran más golpizas, peores de golpizas. Ya cuando 185

yo empezaba a pelearme con él, porque me golpeaba pero yo me le iba encima, me dejaba crecer las uñas y decía por si se ofrece, y cuando empezaban los pleitos, lo dejaba todo barbechado, así de la cara a donde más entraba la uña, y yo decía es por si se ofrece y siempre me andaba dejando las uñas largas. Usted era una niña muy valiente, lo enfrentaba. —Sí, le decía “maldito viejo asqueroso, ojalá y se pudra, lo he de ver vivo podrido”, le decía “maldito gusano, ojalá y se pudra y el gusto que me va a dar, yo quisiera ver cómo se te cae la carne podrida y vivo”, le decía así cuando nos peleábamos. En una ocasión, tenía yo 15 años, llegaron de día de fiesta según la casa, mis cada tías, ocho mis tíos. ochocada días ocho llegaban por si allía había fiesta, díasCada tomaban, días,decada ocho días, llegaban las comadres, las primas. Mi papá ahí tenía las relaciones sexuales con ellas y mi mamá bien contenta, yo le decía: “Mamá, ¿ya lo vio?” “Cállate, pendeja, si no te lo está haciendo a ti”, así me decía. “Pero es que mire está...” “Cállate el hocico , ésa era la forma de decir de mi mamá. En esa ocasión me acuerdo que ya borrachos ellos, mi papá agarró una botella de Cocacola y se la quiso romper en la cabeza a mi mamá, yo estaba en un cuarto allá durmiendo, acostada porque oía el ruidero, qué podía uno dormir de estarlos oyendo, sabía que cada ocho días iba a haber pleito, cada ocho días eran las borracheras y agarradas, ya nada más temía yo tensa ¿a qué horas le va a pegar a mi mamá?, y entrami hermana y dice: “Le está pegando mi papá a mi mamá”. “¿Cómo que le está pegando? Sí, dice, ya se ensangrentó. Toda chorreaba de sangre mi mamá, pero toda, toda, y como la cabeza es muy escandalosa, pero bañadita. Yo cuando la vi, sentí morirme. “Maldito desgraciado infeliz”, le dije, ya tenía 15 años en esa época y me le aventé. Entonces mis tíos me agarraron uno de cada mano y a él lo agarraron uno de cada lado porque nos íbamos a agarrar a trompones y nos tenían así como estamos ahorita, así estábamos y nos quedábamos viendo con un odio los dos, pero odio, 186

odio, y yo no le bajaba la mirada, yo lo retaba, pero como no podía hacer nada porque nos estorbaba la mesa, le empiezo a escupir y él también que me empieza a escupir, y yo: “Suélteme, déjeme darle en la madre a este desgraciado”, qué iba yo a poder, siempre me daba él a mí, pero tenía el valor de enfrentarlo. —¿Y usted a qué edad se casó?  A los 23. —¿Hasta los 23 años se quedó ahí? No, no, después de eso cuando tenía 16 años, mi hermana se casó y mi papá andaba chille y chille porque se había casado su hija, yo no le hablaba a él, porque siempre me andaba manoseando y yo buscaba estar lejos de él, siempre andaba buscando estar lejosa de precisamente porteeso, y miYmamá se enojaba: “Llámale tu él padre, mira que él quiere”. yo: “No, maldito viejo asqueroso, ya estoy harta de trabajar y que él nada más llega y traga”. Porque ella me exigía a mí trabajar mucho, desde las cinco de la mañana hasta las doce de la noche cuando urgía el trabajo, y en este mes de noviembre y diciembre se cose mucho suéter, porque es la época, pues desde las cinco a veces nada más dormía yo dos horas, cose y cose y cose, yo aguantaba mucho. Un señor que era de esos que se llaman chafiretes, de esos que andan en las carreteras, de las líneas de camiones, él me dijo un día: “Tómate unas pastillas de catovic con una coca y con eso no te duermes”. Y dije: “Ay, ¿cómo le hago porque es mucho trabajo, no alcanzo a sacarlo y nos va bien mal, no hay para la comida de mis hermanas, la escuela”. Yo me sentía muy responsable de la casa, aunque ya no me dijeran pues ya estaba yo acostumbrada, y decía mi mamá: “Hijita, pues tienes que trabajar, mi hijita, si no no comemos, aquí, quien quiera vivir aquí tiene que pagar algo, agua, luz, una renta y la cama donde duermen, niña, y tú con lo que trabajas no pagarías todo lo que yo te doy”, desde las cinco de la mañana hasta las doce o una de la mañana, trabajando. Y mi papá acostadote duerme y duerme, y mi mamá le llevaba unos bistezotes con verduras a la cama. —¿Y todavía vive su mamá? 187

— Sí, los dos viven en un lugar de Oaxaca. Mi mamá se embarazó y de ahí nació mi hermana Estela, que es la más chica, igual lo mismo: “Sofía, hay que cuidar a Estela”. Ellos se iban a las fiestas, o hacían las fiestas en la casa o se iban a las fiestas a la calle con sus familiares, y si mi hermana estaba enferma yo la tenía que cuidar, mis hermanas la bañaban, la cambiaban, yo cosía y preparaba las mamilas, todas al pendiente de Estela. Pero yo la quería mucho, era mi hija, era mi hija, para mí era mi hija Estela, entonces yo le compraba sus vestiditos porque luego mi mamá nos daba, ahora sí, como un domingo, pero me alcanzaba mejor que para unos gansitos y yo lo guardaba, y con lo que juntaba le compraba un vestido a la niña o unos zapatos. Así entonces, en ese tiempo mi hermana la mayor se casó, ella tenía 17 años, yo 16. Se casó y mi papá chille y chille porque se había casado su hija, y que yo era una hija de su puta madre, que me parecía a su madre y más me empezó a nalguear, a querer abusar, y mi mamá le decía: “Bueno, ¿y por qué te gusta tanto andarlas nalgueando y manoseando?” Y decía: “Porque se me antoja”. “¿Serías capaz?”, le decía mi mamá, y él decía: “Mira, si mi madre se me pone, de muía que me monto”, y esa palabra siempre la decía. —¿Cómo superó todas esas cosas? —He recibido mucha ayuda, primero conocí a una monja y luego a un cura, ellos me hablaron por primera vez de Dios y la religión, porque yo no sabía nada. Eso fue muy bueno aunque yo los veía a escondidas. La monja me ayudó a que siguiera estudiando y así hice la secundaria, a escondidas. A mí me ha servido mucho la terapia, pero ahora tengo un dolor muy grande porque en la terapia me vine a dar cuenta de que mi mamá no me quiso, eso nunca lo quise ver de niña, yo siempre la justificaba y la defendía. Ahora sé que ella también es muy mala. Yo finalmente me casé con un hombre que me apoya y hemos formado un familia bonita, tenemos tres hijos y un negocio en el que nos va bien. 188

Pero le conté todo esto porque usted me lo pidió. Después vino lo peor, mucho peor, usted ni se imagina todo lo que ha pasado, la historia de mi sobrina sí que es horrible.

2 aparte. Xó chitl Como ya le dije, mis papás acabaron yéndose a vivir a un pueblo de Oaxaca con mi hermana Estela, la menor. Hace como 12 años, una de mis hermanas le dejó a mi mamá a su hijita de un año, Xóchitl, porque se iba a Estados Unidos. Pero en junio de 1996 se viene Estela a México con la niña de 10 años de edad y nos cuenta que se la trajo a escondidas porque descubrió al abuelo de la niña, o sea a nuestro padre, abusando sexualmente la niña. ma la había abusadodedesde muy.Estela niña. nos contó que a ella misYo las recibí en mi casa e inmediatamente fue Estela primero al programa de radio del doctor Lammoglia y luego fuimos a levantar un acta ante las autoridades. Se armó un pleitazo porque mi mamá y otra hermana reclamaban a la niña y negaban el abuso. Su madre llamaba desde Estados Unidos poniéndose de su lado, nos acusaron a mi hermana Rita y a mi de robo, no se imagina. Pero mire usted, aquí está la copia de todas las actas y partes de los psicólogos y médicos. Finalmente un juez de lo familiar me dio el depósito provisional de la niña. Total que Estela estuvo sólo un mes y medio en mi casa y luego se fue a casa de Rita. Xóchitl se quedó conmigo y yo la llevé a terapia con una psicóloga muy buena que descubrió que Xóchitl podía comunicar todo lo que le había pasado a través del dibujo. Ahí empezó a salir el grado de maltrato y abuso sexual del que fue víctima por parte de sus abuelos maternos. Después de tres meses tuve que suspender la terapia porque yo tenía problemas y Xóchitl fue a pasar 20 días a casa de Rita donde aún se encontraba Estela. En esos días la madre biológica intentó sobornar a las autoridades para que actuaran en mi contra y llevarse a la niña, hasta usaron una segunda acta de 189

nacimiento que le sacaron ilegalmente en Puebla, mire usted, aquí está copia de todo. Al no lograr su cometido, se regresa a Estados Unidos y Xóchitl regresa conmigo. La vuelvo a llevar a terapia y también a la escuela donde empieza a mejorar. Por sus dibujos sale que no sólo era abusada por sus abuelos sino también por su tía Estela. Mire cómo se ve la niña amarrada, la obligaban a ver películas pornográficas, a tener todo tipo de relaciones con ellos (en la página siguiente se reproduce ese dibujo) y hasta con el perro. Ella describe otros niños violados y otras personas, yo ya investigué y sí existen. Hay un caso que la niña tiene grabado con mucho horror, se trata de un niño al que amarraron su abuelo y Estela, y después de cometer todos los abusos con él, lo asesinan con un machete, pero eso no es todo, después le dieron el machete a Xóchitl para que lo cortara por la mitad, mire. Aquí está el dibujo. —¿Cual fue su reacción cuando supo que Estela también era abusadora? —Pues de mucho coraje, sobre todo contra mi padre, él es el causante de todo este horror. Pero al mismo tiempo yo me empecé a preocupar por mis hijos, mi hija empezaba a tener actitudes raras y los llevé a todos a terapia. Eso fue muy duro, ahí salió que el tiempo que Estela estuvo en mi casa abusó de mis tres hijos, los amenazaba con un cuchillo. También Xóchitl estaba haciendo lo mismo. Hablé con mi hermana Rita y en su casa había ocurrido lo mismo. Yo quiero mucho a mi sobrina y yo hice todo por ayudarla y protegerla, pero ya no la podía tener en mi casa, primero tengo que cuidar a mi familia, ahora tengo que ayudar a mis hijos. La psicóloga decidió que Xóchitl se tenía que internar porque sus impulsos sexuales eran incontrolables y amenaza con cuchillos. Se internó y le estaban dando medicamentos. La madre biológica quería la custodia de la niña y yo, con gran dolor de mi corazón, estaba accediendo para que se la dieran a ella cuando saliera del hospital, yo ya no la podía llevar conmigo. De pron 190

N£ (D^ K>c*

to, gracias a Dios, no sé ni cómo ni de dónde, apareció su padre biológico del que no se sabía nada desde hace muchos años y se la robó del hospital.

C

arta

X

d e

óchi

tl

a

s u abu

el

a

P at

rici

a

Enero de 1997 De parte de Xóchitl para Patricia (abuela). Te mando esta carta para decirte cuánto te odio, te odio por todo lo que me hiciste. Pero fíjate bien cómo va a ser tu muerte, tú vas a ser electrocutada, torturada y yo misma te voy a matar con mis propias manos. Pero fíjate que no estoy sola, estoy con mi mamá, mi papá y mis tíos. Mi mamá se llama Sofía, mi papá José, mis tíos son Estela, Juan, Arturo y Manuel. Eso es todo y espero que recibas mis cartas. Sofía es una mujer sobreviviente de todo tipo de abusos en la infancia. Hoy en día se le ve tranquila. Ha presentado innumerables quejas ante las autoridades. Ha buscado todo tipo de ayuda tanto para ella como para sus hijos y ha demostrado un valor asombroso. Lo que ella ha hecho es lo único que alguien puede hacer para de tener una de esta s cadenas infernales de incesto. L l am ada a y l a

Fa

l pr ogr am a de radio

K

elly

, La

m m o g l ia

m il ia

Esta radioescucha fue agredida sexualmente desde los cuatro a los ocho años por su propia hermana, seis años mayor que ella. Esto duró hasta que tuvo 18 años. Ahora su hijo de cuatro años ha sido agredido sexualmente por sus sobrinos. 192

Señora, ¿por que nunca dijo que estaba siendo abusada? sión física" No"' C° f mZ&’ en mi casa h^ía mucha agresión tísica. Nos pegaban. Yo recuerdo que a los siete años todavía tomaba mamila y mojaba la cama por miedo tenía

miedo.

™ mamá' pues ra e daba mucho

8

sad o?CÓ m° “ di° CU ema de qu e su h iJ° “ 'ata siendo abU Y o T e ffi e ^ ? ?U e “ h Íj°

I® ^

diJ ° f u e

su colita

=£ a « SK=».'=a=r:ss: 5

5

5

M h! o s alid a L hasta en la t a r i ° '

“Tp

,arme de U na cesárea y « * • » en repodo, y cuand o re8rM ó yo lo noté raro y

me P^aí,C0 Que dos de sus primos le dijeron

Ü a me respondía Traelo para ver si lo dice enfrente de mi mi h ’ 3 Se.gUnda vez mi cuñado los encontró y le pidió a

193

Yo quisiera que me aconsejaran cómo puedo ayudar a mi hijo porque él es también ya un agresor. —Señora, ¿de dónde saca usted que su hijo es un agresor? —Pues es que a mí me pasó lo mismo. —¿Usted también fue agresora? Sí. —¿Y por qué piensa que su hijo va a continuar con ese patrón? —Pues a lo mejor estoy mal, pero es algo que a mí me gustó porque sentía yo placer. Además el psicólogo me dijo que la persona agredida sexualmente después se vuelve agresora. Él me aconsejó que me fuera a vivir a otro lado. Mis hermanas y yo vivimos cada quien en su casa, pero es como una privada en la que vivimos muy juntas. —¿Es usted madre soltera? —No, soy casada. —¿Cómo le va con su vida sexual? —Pues soy una persona que no me vengo tan rápido, me cuesta mucho trabajo venirme. —¿En qué se basa para decir que usted es lenta? —Pues muchas veces yo no tengo ganas o estoy pensando en otra cosa. Cuando me llego a venir es sólo si estoy sentada arriba de él. Además me masturbo. —Señora, todo lo que acaba de decir es perfectamente normal, ¿en qué se basa para decir que es anormal? —En la manera en que fui educada. Se me decía que eso era pecado y que me iba a llevar el diablo. —Usted tiene 32 años, lo que le dijeron hasta los 20 años a lo mejor se lo pudo creer, pero ¿quéha hecho para informarse, para tener mayor conocimiento de lo que ha vivido y lo que le pasa? —Nada. —Entonces usted vive con una serie de fantasmas terribles, ¿qué hace para resolverlos? —Digamos que hasta hace poco me di cuenta de que vivía con eso. Yo entré a un grupo dea a porque soy alcohólica y ahí empecé a darme cuenta y a recordar la agresión. 194

—Quisiera que nos explicara por qué, habiendo sido usted una víctima de abuso sexual en la infancia, no armó usted un gran escándalo al enterarse de que sus sobrinos abusaron de su hijo. _ no h*ce absolutamente nada porque a la edad de 12 años yo agredí a uno de mis sobrinos, él tenía unos ocho años, es el hijo mayor de mi hermana y tuve un contacto sexual con él. Yo soy una cobarde y me siento muy culpable porque comencé a temer que se enteraran y memetieran a la cárcel Yo estuve investigando y esto viene desde hace muchísimo tiempo, todos mis sobrinos y mis hijos están afectados. Yo ya quiero cortar con esta cadena, el día de hoy ya no me importan las consecuencias porque realmente deseo que ya se termine. Tengo un bebé de tres años y me preocupa mucho. —¿Cómo se siente después de haber dejado pasar tres años y no haber hecho nada? _ —Pues muy mal, doctor. Soy muy cobarde, por eso me fugaba con el alcohol, porque nunca he tenido el valor para poder decir las cosas. Yo hasta la fecha le tengo miedo a mi agresora. Si me pide algo o me da órdenes, ahí voy yo como borrega. Mi problema es que después de que hubo las agresiones a mí me gustó, y yo sufría al ver cómo le pegaba mi mamá cuando la castigaba o cuando ella se cortaba las venas. _~ ¿Usted tenía un sentimiento amoroso por su hermana?, es válido decirlo y es válido que suceda, sobre todo con esos antecedentes. —Sí, doctor, también sentía celos. De hecho cuando ella se casó y se fue, yo me sentí como abandonada. También me sentía en deuda con ella porque en una ocasión choqué el coche y ella se echó la culpa. —¿Cómo es ahora su relación? Muy distante, yo no quiero saber nada de ella.  A mí me da la impresión de que sí quiere. Yo le voy a hacer unas preguntas que parecen ásperas o fuertes. Dígame, ¿tam195

bién su hermana estaba enamorada de usted?, ¿hacía usted algo para seducirla ya estando ella casada?, ¿lo conseguía? — Sí, doctor, al principio me buscaba y yo iba a su casa a ver cómo estaba. Ya no volvió a haber contacto sexual, aunque tal vez yo sí lo hubiera querido. Yo como que quería agradarle y le ayudaba en su quehacer. —¿Seguían enamoradas después de que ella se casó? —Pues sí, doctor, pero ya no hubo ningún contacto. —Esta situación de enamoramiento, de abuso, de la relación entre hermanas, ¿se da en su familia o nada más entre su hermana y usted? —No, nada más entre ella y yo. —En algún momento, ¿hasexual? usted solicitado ayuda por esta situación de incesto y abuso —Cuando acudí por segunda vez con otra psicóloga, ella me dijo que primero tenía que arreglarme yo para que pudiera ayudar a mi hijo. Sólo fueron cuatro sesiones, yo quería ayuda para mi hijo. —¿Por qué no continuó? —Por cobarde. Porque ya como que se iban a saber más cosas. La verdad es que sí estoy muy mal porque definitivamente siempre he sido muy cobarde para esto. —¿Cuál es su pregunta para el doctor? —Pues más que nada quiero saber cómo me pueden ayudar y cómo puedo ayudar a mi hijo el día de hoy. Ya no voy a tener miedo. —¿Cómo se lo va a quitar? —Bueno, yo sé que el miedo va a seguir ahí, pero debo poner los pies sobre la tierra y decir “ya estuvo”, lo que tiene que pasar tiene que pasar. No hay que dejar de reconocer que el intento de ser honesta es loabl e, nada más el tratar de estar alguna vez en esa disposición a hablar con honestidad de nosotros mismos. Mucho le agradecemos que haya tenido el valor de hablar con noso196

tros, pero más le vamos a agradecer que tenga el valor de hablar también frente a pe rsonas de una agencia especializada en delitos sexuales, si es que realmente quiere romper esta cadena que hasta ahora parece ser fatal en muchas familias incestuosas, porque si bien el caso nos fue presentado com o un caso de jueg os presexuales, con la modalidad de que hubo penetración digital y después penetración anal con el pene por parte de dos niños mayores, y aunque la edad de los ofensores no reba saba los seis años de diferencia con la víctima, éste es un caso de incesto familiar. El incesto, gran drama oculto de miles de familias que, en su “castillo de la pureza”, en suendoble y en otros casos en su ignorancia, permanecen esta moral, promiscuidad sexual, abrumadora cuan do se escucha por primera ve z y abrumadora cuando se escucha m uchas veces aun cuando esté uno acostumbrado profesionalmente a escucharla, asombrosa para quienes ignoran la existencia de este crimen oculto, existe con una incidencia que rebasa cualquier expectativa, por lo menos en este programa, y ahí está todos los días. Esta relación sexual, erotizada, entre dos famili ares cerc anos o incluso con amigos de mucha confianza es, para nuestro conocimiento al día de hoy, un crimen silencioso, un crimen oculto, un crimen lleno de complicidad que nos hace reflexionar realmente sobre lo do quea podríamos llamardelaoculta ética o la moral social. H emos llega muchos niveles miento de las fallas sociales y familiares y por primera vez, en esta época, surge el tema del incesto como un tema p rioritario en la violencia intrafamiliar. En muchas oc asiones en el incest o se mencionen las palabras “cariño” , “amor” , “afecto” , y las dicen los padres que incestan a las hijas , las hermanas que se enamoran de los hermanos, las hermanas que se enamoran de las hermanas, los primos, los tíos, etc., se usan como un gran pretexto para te 197

ner una vida se xual activa entre familiar es. Estos grandes pretextos van aunados a este ocultamiento, esta tergiversación del sentimiento y del deseo por esta convicción de que “el tiempo va a borrar toda huella”; y por la consabida idea de que la ropa s u ca se lava en casa. Y como en este caso “mejor no digo nada porque entonces también voy a tener que decir lo que yo hice”, o sea la doble moral, el doble código ético esa cLT s S nn hi

hJ h

h e" aqUd '0S y " ° en m U y q ue v a “ "f emando

eVen‘0S’

com Plicidades y de delitos que no

k ? r° mpe r “ U" CaS0 Como éste e n el ? ue no se ha

cnem , fUtar T POT r0mperla sin0 aI contr ario, se cuenta con facilitadores. 6|ta ^ dade raa soci aci óndel ict uosa, est amicromaf ia, esto familia delictiva en donde se dan los ocultamientos de manera idéntica a como se dan en grupos criminales, donde los elUnnd°metenH .del,t° eStá n asocia dos econó micam ente con poderoso de la iniciativa privada que antes fue político y que sigue teniendo influencias, que está casado con una fulana que es hija del que fue presidente, o tiene de consuegro al gobernador de otro estado que vende masa de maíz, el del hijo contrabandista que apoya a los narcos menos buscados asi se van haciendo las mafias y así se da en las familias, de hecho por eso a las mafias se les llam a “familias”. Sólo que es unydelito sexual, esde unlos delito adem ás en contraquidee ladelito confianza la credibilidad niños. Ademas es un delito que está haciendo que haya preferencias sexuales casi determinadas p or el placer que algunos mnos sienten en los juegos presexuales, que luego pasan a den ?°S p°.tlCOS y. desPues a juegos sexuales francos y evi nnr viH f ° ^ determin ar sus Preferencias sexuales de por vida, teniendo un origen distinto a cuando un niño libremente escoge, determina y opta, estrictamente de manera individual, su preferencia. 198

Profesionalmente hablando, no hay manera de romper estas cadena s. Podríamos r ecomend arle, como lo hizo e l psicólogo, que se salga de ahí, eso se lo puede decir cualquiera pero y ¿después qué?, ¿cuántos terapeutas?, ¿cuántos años de terapia familiar?, ¿cuántos años se tardarían? Hace bien en asistir a su grupo de a a y que viva su experiencia de cada 24 horas tratando de ser honesta y trabajar con ella misma. Le quiero decir que queda una microopción: sálvese usted, señora, porque va a volver a chupar, porque está usted tratando de sacar adelante a otros. No lo hizo a tiempo, ya no está en sus manos el problema, ya la rebasó desde hace años, sin ya la rebasó pro- a viene de unamuchísimos familia sin ética, una cond porque ucta usted establecida través de un código socialmente aceptable. Es una familia donde se violan los derechos de los demás, derechos humano s como el derech o a la salud, el derecho al bienestar, porque un niño abusado sexualmente ha perdido la salud. Sálvese usted si puede, si quiere y si está en disposición; y además le voy a decir algo que usted debe haber escuchado en su grupo: “...y si Dios quiere”. Si usted decide por fin, y quiere, y puede d ejar de vivir ahí, hágalo cuanto antes. No deje su grupo de a a y busque además un grupo de víctimas de abuso sexual. Consiga ayuda especializada para Pero su hijo, no cualquier uno especializado. si realmente quierepsicólogo romper lasino cadena y ya no le importan las consecuencias, tiene que denunciar ante la autori dad correspond iente todo lo que ha sucedido, incluyendo su propio crimen. Alguien tiene que dar el primer paso y denunciar, independientem ente de que en esa denuncia se vea también incul pada. Usted estuvo me tida también hasta el tuétano en esto y es la única que lo puede denunciar... si quiere.

199

7. El abuso sexual y el incesto en la historia En la historia de l a humanidad encontramos infinidad de casos en los que el abuso sexual ha formado parte de la cultura misma de los pueb los ya sea como parte de rit os religiosos o simplemente costumbres. Son pocas las referencias de la actividad sexual en la prehistori a, sin embargo, la mayoría de los investigadores co inciden en la teoría de un comportamiento similar a l del instinto animal. El etnólogo Gustav Welter, opina que uno de los rasgos más curiosos de la mentalidad de los pueblos salvajes menos civili zados e ra la ignorancia de la relación copulaciónfecundación . Él defiende la existencia de la promiscuidad, ba sándose en el argumento de qu e el reino animal no ha dado a los hombres el ejemplo de la familia monógama. Él asegura que existen en la actualidad numerosas tribus que creen que el embarazo se debe a cierto germen depositado por un “espíritu” en el organismo femenino. Virginidad, castidad y continencia son nociones ignoradas por el primitivo, al menos en el sentido que nuestra civiliza201

ción les da. Para él, nada es inmoral. Si existen cosas prohibidas, lo so n, no porque constituyan un pecado, sino porque constituyen un peligro. El acto sexual está a veces prohibido por razones mágicas, pero nunca de manera constante y absoluta. En muchas culturas primitivas se consideraba a la mujer impura debido a la menstruación, por lo que debía p asar por ciertos ritos de purificación en forma de castigos que llegaban a ser de un a gran crueldad. Se creía que la sangre menstrua l c ontaminaba la tierra y el sol; había pues que evitar que la muchacha, durante una inevitable segregación, antes de la ceremonia de la pubertad, tocara la tierra y recibiera en su cara y en su cuerpo un rayo solar. En una isla al este de Nueva Guinea, la Nueva Irlanda, el temor a la primera sangre de la niña era tal que se le s egregaba du rante cuatro o cinco años en minúsculas jaulas conservadas en la oscuridad, con absoluta prohibición de que posara los pies en el suelo; así vegetaba la desdichada criatura desde los nueve hasta los 13 o 14 años. Respecto a las primeras civilizaciones, se ha encontrado evidencia de incesto en diferentes culturas. En el caso de los faraones, para preservar la herencia, misma que se refería a la posesión de todo el país se recurrió, pues, innumerables veces, al matrimonio entre hermanos. Las ideas sobre el incesto varían mucho, de acuerdo con la práctica de los diversos pueblos. En los tiempos premosaicos, los judíos recurrían también al matrimonio entre hermanos del m ismo padre (pero no de la misma madre). Está el ejemplo de Abraham, quien se casó con su h ermanastra Sara. Fue Moisés quien acabó con esta tradición prohibiendo no sólo los matrimonios entre hermanos, sino la relación sexual entre parient es más cercanos. Por su parte, Buda prohibió en la India los matrimonios entre parientes incluso hasta el sexto grado. 202

En Babilonia tenemos la primera gran legislación completa. El Código de Hammurabi comprende 232 artículos, de los que unos 30 no han llegado hasta nosotros. Del 127 al 195 tratan de la familia, y del 178 al 195, de los hijos. El matrimonio es preparado por los padres de ella. Existe un contrato en el que se establecen los deberes y los derechos de la esposa. La novia puede permanecer en casa de sus padres o ir a vivir a la de los padres del novio. Si va a vivir con los padres del novio, la ley prevé que sea seducida por su futuro suegro; en este caso se disuelven los esponsales. Pero si han existido relaciones culpables, cuando ella ya conocía su novio, es lanzada al agua y el padre indigno sufre un acastigo. La mo dalidad de la prostit ución sagrada, ligada a los más antiguos cultos y presente en las civili zaciones antiguas, disponía de también de una legislación completa. Herodoto relata que, en Mesopotamia, las mujeres debían entregarse en el templo a un desconocido antes de casarse. Él menciona que en la famosa torre de Babel existía un santuario y en su interior una lujosa y amplísima cama nupcial en la que cada noche ha bía una m ujer difere nte. En las costumbres de los hebreos antiguos, existe un cierto tipo de matrimonio obligatorio, el levirato, por el que un he rmano es obligadodescendencia. a casarse con su cuñada viuda cuando ésta no ha obtenido La forma de unión más primiti va de los aqueos parece ser la que se relata en el Génesis: la esposa aporta consigo una esclava, para convertirla en concubina de su futuro marido en el caso de que ella resulte estéril. La mujer depende en todo del marido y ha sido cedida mediante una dote. A la muerte del marido, su hijo puede dispon er de ella, venderla a un nuevo marido o devolverla a su antigua casa. El hombre que es demasiado pobre para poder comprar esposa, puede 203

casarse, abandonar su casa e instalarse en la de su suegro, pasando a depender de éste. La captura en la guerra de hermosas esclavas era un símbolo de nobleza. Durante la época democrática abundaron las relaciones entre l os jóven es de d iferente posición social . Ello amenaz aba con una cierta alteración del equilibrio de las clases y, en consecuencia, en el siglo v antes de n uestra era, se promulgó una ley por la que no se reconocía la validez de los matrimonios efectuados entre miembros de diferente clase soci al. Al propio tiempo, la l ey conside raba favorablemente la celebración de matrimonios consanguíneos, que garantizaban la estabili dad de la propiedad privada. Podemos citar como ejemplo de una práctica muy común los derechos de pernada en los que el jefe u hombre más importante de un clan, de una familia o de un feudo, tenía el derecho de ser el primer hombre que tuviera relaci ones sexuales con una virgen. Durante la Edad Media, el matrimonio había matado al amor. La sumisión de la mujer hizo que ésta ocupase el escalón más bajo de la sociedad; no sólo dependía totalmente de la autoridad del marido, sino que el permiso de matrimon io, en la sociedad feuda l, debía ser concedido por el padre, por el señor y por el rey. Una ley medieval dice: “Cualquier señor podrá obligar a su vasalla, desde la edad de 12 años cu mplidos, a tomar el ma rido que él quiera” . A la mujer no le pertenecían ni su destino ni su cuerpo. Todavía le quedaba una última servidumbre, que ha pretendido ser negada por algunos historiadores. El señor tenía derecho a desflorar a la muchacha recién casad a. Ducang e y Boecio demuestran por sus textos la práctica frecuente de este derecho. En el libro XVII de Boecio consta una afirmac ión que traducida literalme nte del latí n dice: “Cierto 204

señor, a quien vi, exigía para sí el primer conocimiento carnal de las esposas”. En la antigüedad clásica estuvo muy extendida la pedofilia, incluso en las épocas que llegaron a un cénit de civilización (Egipto, Asiría, Persia, Arabia y, sobre todo, Grecia y Roma). En Esparta, la pedofilia formaba parte de la pedagogía. El gobierno espartano prescribió este t ipo de amo r de manera que eran castigados los efebos que no tenían un amante. En Grecia llegó a constituir algo socialmente aceptado. Ayudó mucho a ello la sobreestimación de los valores e stéticos y las“polis” mismas instituciones políticas que del aceptaban sistema deenlas diversas (ciudades autónomas) los comp onentes militares a los niños, para infundirles desde muy temprano el espíritu militar y una aptitud física óptima. Allí estaban los veteranos que servían a las armas desde hacía muchos años, que raramente se acercaban a las mujeres, y que servían de ayos o preceptores de dichos niños. Cada veterano tenía su efebo, a quien adiestraba en lo militar y en lo físico. Dormía en su cama y no se separaba de él. En consecuencia, tenían a los efebos como ocasionales objetivos eróticos con los que satisfacer su sexualidad, sustituyendo a la mujer, considerada como peligrosa para la conservación del espíritu De allícastrense. pasó esta situación a la vida civil y se hizo una realidad socia l. El hombre que no tenía efebo era despre ciado. Esta situación pasó a formar parte de los con tenidos literarios e incluso filosóficos. Platón, en su diálogo sobre el amor titulado El banquete, habla del amor al efebo y en su obra hace un análisis de su entrega a Sócrates, su maestro. La belleza y atracción del efebo es ensalzada po r encima de la de la mujer. Esta situación se traspasó a la mitología, forja da por el hondo sentir popular. Así Zeus rapta a Ganímedes, efebo 205

de gran bellez a e hijo del rey troyano Tros. Los efebos, seg ún su belleza, tenían varios admiradores, los cuales se disputaban sus favores eróticos rivalizando entre sí mediante obsequios monetarios o artísticos. También en e l mercado de e sclavos se compraban efebos para fines sexuales. Para muchos especialistas de la mitología griega el dios Eros era tenido como deidad protectora de los amores pederásticos. Los diversos escultores de la antigüedad clásica griega lo representan como un efebo o niño. La pedofilia era tan difund ida entre los griegos que se proyectó en el Olimpo en la leyenda en que Zeus rapta a Ganímedes, mismo Sócrates condenadode laa ciudad, muerte por los entreEldiversos pedófilosfue importantes queceveían que los más hermosos efebos se sentían atraídos por la inteligencia y poder de sug estión del filósofo; entre estos efebos estaba Alcibíades, uno de los más celebrados en su tiempo. Para eternizar a los efebos se llegó a castrarles, produciéndose gran cantidad de eunucos, sobre todo entre esclavos y cantores. Roma, heredera de la cultura griega, heredó también su pedofilia, aunque dándole un carácter distintivamente romano a través de un sentido pragmático y funcionalista de su valoración. Los efebos eran llamados concubini y sólo tenían una función sexual. simple lectura del EsSatiricón de Petronio expresa el estado de La la pedofilia romana. muy conocido el caso del a mor de Adriano con su esclavo An tinoo. Peor aún ha sido la práctica de la clitoridectomía, que deja a la mu jer imposibilitada de po r vida para se ntir placer en e l acto sexual. Desgraciada mente no sólo estamos hablando aquí de tiempos remotos. En la actualidad existen aún socieda des en las que están permitidas estas prácticas. En ciertas tribus de África, las niñas son recluidas y separadas de la tribu cuando aparece su primera menstruación, 206

durante el período de reclusión las muchachas sufren la escisión del clítoris u otras intervenciones quirúrgicas en los genitales. Estas operaciones pueden consistir en una infibu lación de los grandes labios que haga las relaciones sexuales imposibles. En estos casos, antes del matrimonio debe procederse a una nueva intervención quirúrgica. Entre las tribus nandis, todas las niñas, a partir de los ocho años de edad, son consideradas como objeto de posesión común. Cualquiera puede coh abitar con ell as, sea muchacho u hombre adulto. En tanto que las niñas pequeñas, menores de ocho años, sólo tienen sus contactos con niños de su misma edad, a partir solteros. de los 12 años son propiedad casi exclusiva de los guerreros Entre los siwas del norte de África, la hom osexualidad ha alcanzado una elevada proporción: allí, todos los hombres y jóvenes practican la relación anal. Los hombres que no se entregan a estas prácticas son considerados como anormales. Se prestan los hijos unos a otros y se discuten las aventuras eróticas homosexuales con la misma franqueza que las relaciones con las mujeres. En los ritos de iniciación del pueblo keraki. cada muchacho es iniciado por los hombres adultos en el procedimiento del coito anal. Después de haber representado el papel pasivo durante un año, pasa el resto de su período de soltería cohabitando analmente con los nuevos iniciados. Los kiwais tienen costumbres muy parecid as. En Perú un pequeño grupo ama zónico, el cashinawa, practica todavía la clit oridectomía, co nsiderada indispensable en el rito de la pubertad. El sacrificio lo lleva a cabo una anciana, provista de afilado cuchillo de bambú. La sangre que mana de la herida satura la tierra, que así adquiere nuevo poder fertil izante. La m uchacha debe soportar sin quejarse la dolo rosa prueba. Un solo grito de la desdicha da le costaría la vida , 207

porque sería señal de que atrae espíritus malignos, nefastos para toda la comunidad. La cerem onia se realiza el último día de la lunación. La clit oridectomía se acostum bra también entre los hipibo, otro grupo de la familia paño. Como entre los cashinawa, existe la misma relación mágica entre la mu chacha, la luna y la fertilidad de la tierra. Hoy en día, encontramos también la práctica de la clitoridectomía entre algunos musulmanes fundamentalistas de Egipto y otros países árabes, aunque en estos casos no responde a propósitos mágicos. En la historia occidenta l encontramos casos muy notorios de como en el caso del con PapasuAlejandro Borgia Auncon su hijaincesto, Lucrecia, y también de ésta propio hermano. que aquí se podría argumentar que el consentimiento de las partes no entraría en el rango de “abuso sexual” , cabe recordar que en mu chos casos la víct ima no siente que lo es, ya sea porque está siendo manipulada emocionalmente por el abusador o simplem ente por ignoran cia. El término “incesto” viene del griego ancestos que significa insana ble, inexplicab le; y del latín in y castus, lo que no es casto. Incestare quiere decir contaminar y alguno s autores lo interpretan como “falta de cesto”, pues “cesto” implica también lugar o lecho matrim onial, y el incesto es la relación sexual mantenida por parientes dentro de los grados en que está prohibido el matrimonio. En los libros sagrados encontramos la prohibición del incesto. En la Biblia se hacen múltiples advertencias (Levíti  co 1), aunque se relatan varios casos (Lot, Abraham, Rubén, etc.). En la Grecia clásica los fil ósofos lo repudian (Sócrates, Platón), aunque en la mitología los dioses lo practican. En Roma al principio la prohibición es amplia (en línea recta,), pero se va relajando hasta limitarse al primer grado. En China se reprimió hasta el 5o grado. 208

La Iglesia Católica prohibió la relación hasta el 4o grado canónico (año de 517) y se extendió hasta el 7o en 731; actua lmente es hasta el 4o (primos terceros). Como podem os deducir, después de estos ejemplos, es más fácil menciona r las excepciones, así tenemos entre los inca s primitivos el incesto fraternal, en Egipto se practicó durante 10 generaciones de Ptolomeos, y en la modalidad de “incesto real en Irlanda, Hawai, Siam, Burma, Persia, etcétera. Durante las guerras, siempre ha habido un incremento enorme de prostitución infa ntil. Hoy en día muchos niños se prostituyen en las calles de las ciudades al ser enviados por sus padres mendigarMdinero amenaza de ser golpeados si no lo aconsiguen. uchas bajo v eceslacaen en manos de pedófilos iniciando así su prostitución. En otras ocasiones son los mismos padres quienes los ofrecen. Todas estas son formas de abuso sexual.

209

8. El abuso sexual en México Desgraciadamente, la denuncia de este delito sigue siendo casi inexistente en nue stro país. Esto se debe a diferentes causas, entre las que podem os citar la ignorancia, la vergüenza, la imposibilidad en el caso de menores controlados por sus padres, el tem or a sufrir más humillaciones por parte de las autoridades, la idea de que den unciar es inút il o contraproducente porque “a final de cuentas el delincuente quedará libre y buscará la venganza”. También resulta que si la víctima denuncia queda expuesta al estigma social, ya que la comunidad pensará que el ofendido pro vocó su victimización, que no es totalmente inocente y que andaba buscando lo que le pasó; de esto se salvan los niños pequeños, pero aún así quedan etiquetados. Múltiples son los reportes de víctimas sexuales que son molestadas y abordadas con proposiciones deshonestas, en un fenóm eno s imilar a l de las mujeres divorciadas. Hay casos en que la víctima es llevada ante las autoridades, lo que en ocasiones será más traumatizante que la agresión sexua l misma: desde los exámenes m édicos desconsiderados hasta los insolentes interrogatorios de la policía, pasando por las entrevistas de reporteros y “periodistas” . 211

Esta falta de denuncias hace muy difícil contar con cifras aproximadas para darnos cuenta de la magnitud del problema. Sin embargo, sabemos que al ser la ofensa sexual la más humillante, imp lica una de las cifras neg ras más elevadas. En programas de radio como los que presentamos, en los cuales se toca el tema abiertamente, es sorprendente el cúmulo de cartas y llamadas telefónicas de personas que han sido víctimas de abuso sexual. En su libro Victimología, el criminólogo Luis Rodríguez Manzanera nos presenta las siguientes cifras: En el periodo 19781988, las denuncias por delitos sexuales se comportaro n en la form1,957; a siguiente: 1978: 1983: 2,843;2,156; 1979: 2,564; 1980: 2,218; 1981: 1982: 1,664; 1984: 2,039; 1985: 2,224; 1986: 2,202; 1987: 1,965; 1988: 2,113. Estas se reparten en: 60% por violación, 15% por estupro, 10% por tentativa de violación y 10% por atentados al pudor, correspondiendo el otro 5% a incesto, rapto y adulterio. En la Procuraduríá General de Justicia del Distrito Federal se han realizado dos estudios sobre presuntas víctimas de delitos sexuales; el primero durante el primer semes tre de 1984, y el segundo en el primer semestre de 1988. En ambos estudios se aplicó un protocolo a presuntas víctimas de delitos sexuales, directa por parte de las trabajadoras sociales deenlaentrevista institución. En el estudio de 1984 se entrevistaron 380 casos, en el de 1988 fueron 317; los resultados más notables se presentan a continuación, poniendo entre paréntesis los porcentajes del estu dio de 1988. La victimización sexual se reparte en la siguiente forma: violación, 56.05% (60.8%); tentativa de violación, 10% (8.9%); estupro, 19.74% (15.5%); rapto, 5% (1.6%); atentado al pudor, 7.63% (12.3%); incesto, 1.58%. 212

La víctima es de sexo femenino en el 95.53% (95%), la mayor incidencia de edad está entre los 12 y los 18 años, 65% (63% ), y entre los 10 y los 21 están el 73.93% (69 6% )’ es de notar que el 24.21% (23.4%) son menores de 12 años (lo que denota lo grave del abuso sexual en niños), o sea que se trata de víctimas muy jóvenes. El 72.89% (76%) son srcinarias del mismo D.F., por lo que no puede interpretarse factor victimógeno el hecho de ser foráneas. El 68.94% (88.6%) son solteras, 5.79% (6.3%) casadas, 2.89% (3.5%) en unión libre, 1.84% (3%) divorciadas, 0.27% (1.3%) viudasdeylas 20.27% fueron consideradas menores de 12 años y fuera otras clasificaciones. De la may or importa ncia es que sólo e l 19.47% (31.5%) de las víctimas denunció por sí misma; el resto comprende: madre 43.32% (47.8%), padre 8.95% (6.7%), ambos padres 8.42% (3.5%), otros 16.84% (12.1%). El ofensor generalmente es conocido por la víctima. Los encuentros agresivos e intensos son con miembros conocidos de la familia. El 50% de las víctimas reaccionó con conducta pasiva, la tercera parte resistió activamente y el 15% invitó o provocó el acto con su conducta. Los delitos se realizan en la casa de las víctimas. Todas las cifras anteriores son tomadas años después y son menores a las se dieronloencomunicó un principio. lito el 44% de que las víctimas a susDespués madres, del 23%dea una amiga, 8% a su padre, 37% siente que hubo daño por los hechos, 63% lo niegan. Aparentemente el incesto es una conducta producto de miseria y promiscuidad, pero esto puede ser ilusorio, pues los delitos conocidos pertenecen a personas de extracción humilde, sin embargo, los psicólogos, psiquiatras y psicoanalistas reportan un número inusitado de estas conductas en personas de alto nivel económico y social. 213

En la amplia investigación de Weinbergse presentan estos datos: en la relación padrehija (78%), la víctima tiene 15.3 años prom edio (43.5 el padre), es de situación econó mica baja (55%), con 7.48 años de instrucción, soltera, hija mayor (64.36%) (en casos de ser la segunda, había incesto con la primera en 46%), 20.6% quedaron embarazadas, eran voluntarias el 8.6%, la mayoría de sus padres tenían problemas entre sí, alto índice de alcoholismo en el padre. En el incesto fratern o (18%) se encuentra com o edad 24 en él, 19.3 en ella; casados, él, 27%; ella, 10.8%; hubo embarazo en 40.5% de casos; las hermanas estaban de acuerdo en lasPara relaciones motivarenla 51.4%. d enuncia se ha insist ido en la necesidad de personal especializado, de preferencia fem enino, para este tipo de asistencia, as í como de instalaciones adecuadas para los exámenes y entrevi stas. P ara evitar la sobrevictimización debe procurarse el mantener el caso en la may or privaci dad posible, manteniéndolo lejos de la curiosidad y el morbo. En gran cantidad de países se han establecido centros para la atención, auxilio y tratamiento de víctimas de delitos sexuales, principalmente en los casos de violación. Estos centros han sido formados tanto p or la iniciati va privada como por la administración pública. En México, de 1989, la Procuraduría de Justicia del D.F.a partir inició de un enero programa de Agencias Especializadas del Ministerio Público para la atención de víctimas de delitos sexuales, en el que se cumplieran todos los requisitos señalados anteriormente, encargando del proyecto a la doctora María de la Luz Lima. Para esto se seleccionó y capacitó cuidadosamente al personal, en su totalidad femenino, se construyeron módulos separados, perfectamente equipados, y se inauguraron las tres primeras agencias en abril, junio y septiembre. También se estableció una 214

Supervisión de Servicios a la Comunidad, con una Dirección de Atención a Víctimas, que trab aja las 24 horas del día . A partir de la fecha en que se tomaron estas medidas, las denuncias subieron de 3.5 diarias en el año anterior a siete por día, solamente en lo relacionado a violación. E

stadís

t i ca

s

Datos de la Asociación Mexicana contra la Violencia hacia las Mujeres. Resultados de un estudio realizado con 300 mujeres afectadas por v iolencia intrafamil iar: • • • • • • • •

V

i ol

70% sufren violen cia sexual cotidianamente. 91% corresponde a mujere s. 30% sufrieron abuso sexual durante varios años. En un 26% se inició a la edad de 6 años. En un 17%, entre los 9 y 10 años. La agresión ocurrió en e l hogar en un 74%. La cometió un familiar consanguíneo en másde 1/3 de casos. En el 43% fueron hermanos de la persona agredi da.

aci

ón

sexual

• • • •

En el 84% de los casos, la violación fue consumada. El 34% de las agredidas tiene entre 16 y 20 años. En el 31 % de las los casos ocurrió dentro del hog ar. En el 38% el agresor se encontraba bajo efectos de alcohol o drogas. • El 78% fueron agredidas por un conocido. • El 72% no realizó la denu ncia del hecho ante autoridades competentes. 215

P anorama

estad

í stico

sobre

abuso

sexual

en

M éxico

Asociación mexicana contra la Violencia hacia las Mujeres Atención a la Violencia Intrafamiliar y Sexual mc_T iro Ramos-Lira y cois., 1r»r\n 1998. covac: avíse.

\r

Delitos Sexuales denunciados entre 1983 y 1985 en Guadalajara, Jal. Duarte y Casos de González abuso sexua l 1994 detectados en

569 viola ciones 146 incestos 343 atenta dos al pudor

En violación, 58% de los agresores eran conocidos (vecinos 38%) o familiares (padrastro 23% y tío 23%)

Mujeres (81%) 0-5 años (41%)

66 casos

Agresores varones (97%). Relación de consanguinidad

Mujeres (92%)

quienes pidieron apoyo a covac en

1993 De la Garza y cois., 1995

Casos de violación en quienes pidieron apoyo a covac e n

1994

En 61.5% la agresión se I3(10%) prolongó de 4-5 (5%) meses a uno (62%): hermano 6-7(16%) o más años. (26%), padre/ 8-10(30%) padrastro (23%) II-12(23%) y tío (23%) 13-14(16%)

122 casos

Agresores varones (100%). Conocidos de la víctima (57.4), casi el 50% de éstos era _________familiar

da por violación (53%).f 7 r r e nraneniñasn°reS ^ ^

216

Mujeres (86 %) 5-14(24%) 15-24(44%)

^ abUS°

(48%) ’ SegU¡~

D atos

sobre

v i o l e n c i a i nfa

nt i l e n

Instituto de Salud Mental del 19831986 19821991

covac

:A

buso

M éxico

d if

2,150 niños maltratados. 9,577 denun cias de maltrato a niños. 3,318 casos comprobados.

S

exual

e n niñas

(o

s

)

RamosLira y cois., 1998. • • • • • • •

60% niñas y 40% niños. 30% a los 5 años. 30 % a los 7 años. En 20% de los casos el abuso tuvo una duración de año s. En 90% el abuso se vivió dentro del h ogar. En 20% el agreso r fue el padre. Entre 1979 y 1990 un meno r de 5 años fue asesinado cada dos días. • La violación fue e l principal medio de homicidio en l as niñas. • Las armas de fueg o o punzoc ortantes en los niños. • Entre 81 y 92% de las víctimas son mujeres. Los agresores son hombres, conocidos o familiares de los menores. El Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar atendió durante 1998 a 14,205 víctimas mientras que el Centro de Terapia de Apoyo a Víctimas de Delitos Sexuales durante el mismo periodo atendió a 4 mil 793 víctimas.

217

I nfl e n

uenci

M

a d e

l a rel

i gi ón

e n l a visi

ó n d e l a

sexual

i dad

éxico

En su libro Sexualidad, Derecho y Cristianismo, Visión Bio ética, la doctora en Derecho Ester Martínez Roaro, hace un excelente análisis de los diversos códigos morales, j urídicos , religiosos, de conducta pública, íntima y oculta respecto al tema de la sexualidad en México ponderando su verdadero peso social e histórico. Nos muestra como tanto nuestras leyes como la educación pública y privada han sido construidas y han interaccionado con cristiana. Ella hace ido por la historia que la nosreligión lleva desde la Biblia hastaunlarecorr Declaración Universal de los Derechos Humanos, y de esta declaración a nuestra garantía constitucional que establece la libertad de procreación. Me permito citar varios párrafos de este valiosos texto con el fin de que el lector entienda el srcen de la visión de la sexualidad en nuestro país, y muy similarmente en toda Latinoamérica, tanto en el aspecto legal como social. Recordemos que la evangelización llevó a los pueblos a creer incuestionablemente en dogmas, mismos que ameritan evaluarse por la historia en sus resultados socioindividuales. En México, a partir de la conquista, fue la Iglesia, quien a través de su dogma y su órgano de gobierno sin paralelo, ejerció el control sobre la sexualidad hasta principios de este siglo y después, con menor poder, hasta la actualidad. Sin embargo la Iglesia, a través de la historia, ha ido cambiando sus ideas y reglas acerca de la sexualidad, amoldándose según el tiempo y el parecer de los personajes que la han encabezado. El discurso del cristianismo primitivo va transformándose en lo que la Iglesia visionaria quiere enunciar para perpetuarse en la detentación 218

del poder.” Así llega al actual dogma de la Iglesia mexicana subordinada a intereses y burocracia del Estado Vaticano. En todas las religiones existe el castigo. Una cuota de aflicción al creyente es obligada por la violación de normas de la sacralidad. El capítulo cristiano de la sexualidad llega al catolicismo y de aquí a la práctica, mediante un proceso que va rigidizando sus sistemas punitivos. Obsérvese cómo vivieron y aún viven muchos fieles católicos su sexualidad, a ella se asocia como experiencia cotidiana la represión, la expiación, la culpa, el pecado, la resignación, el sufrimiento. Su aflicción, no raramente los ha llevado a lo que la Iglesia preserva como competencia exclusiva de Dios, nos referimos a la privación de la vida propia o ajena. Existen antecedentes de disposicioneshumana, superiores ante excesos, limitando la autotortura y el autoflagelo con que se punía prácticas sexuales reprobadas por la Iglesia, y que no pocas veces llevaron a la muerte y a lesiones graves e irreversibles. En ocasiones, la represión aminoró pero sólo para regresar intensificada. Entre estos signos está la carencia de un arte amatorio exclusivamente humano, si lo hubo, lo encontraremos asociado a Dios, a la abstinencia del disfrute del cuerpo humano, lo que no fue ni ha sido obstáculo para la exaltación de la sexualidad en formas sacras y disimuladas. El cristianismo srcinal no tiene ni el poder ni la sexofobia que irá acumulando a través de su historia hasta las actuales fechas. Por supuesto que es —simultáneamente— espejo y troquel de la asimetría social entre hombremujer, refuerzo de la desigualdad por sexo. Su cerrazón al ejercicio de la sexualidad es dramática, obtusa actitud dentro de la historia de las aberraciones sociales. La mujer, en el cristianismo, jamás alcanza niveles equiparables a los del hombre. Ella, con los niños y los ancianos, son asexuados según se infiere del dogma revelado que la Iglesia promueve. Las verd ades do gmáticas son asumidas como inmutables, eternas, inmodificables. En realidad fueron enconadas luchas de poder construyéndose, importándose de aquí, de allá, de sectas, de legendarias doctrinas hasta conso219

lidar al cristianismocatolicismo como potencia religiosa. Su cupula se asienta en el Vaticano, desde ahí controla espiritualmente a la multimillonaria grey católica sin importar el lugar de asentamiento. El pequeño Estado del Vaticano, tiene un gobierno vitalicio que penetra todos los paí se s en donde existan feligreses y labore su personal. Sus normas sobre sexualidad tienen validez extraterritorial en todo el mundo, por encima de la legislación local laica, porque ella cae en ámbitos de competencia espiritual reservados al poder eclesiástico. El cristianismo, como cualquier otra religión, se asume por necesidad subjetiva, por convicción, pero también, simultáneamente, por conveniencia, por miedo, por imitación, por búsqueda... Puede asumirse, a través del tiempo, por costumbre, por procesos educativos iniciados desde el seno familiar que en la vida adulta se convierten en creencias queridas, añoradas incuestionables y llegan a ser altamente gratificantes antelo que provoca angustia, inseguridad. La indoctrinación católica de la sexualidad resulta de prolongados procesos educativos familiares, escolares y sociales donde se asume inconsciente y acriticamente. El catolicismo mantiene vestigios maniqueístas que no admiten gradación o matiz, de dondederiva la indiscutibilidad e sus normas éticoreligiosas. La sexualidad se lista en dos co umnas: buena igual a permitida, o mala igual a prohibida. El catolicismo se ngidiza más en países donde es religión oficialy única, como lo fue en México. Esto impide u obstaculiza procesos democráticos críticos y participativos que necesariamente presuponen liberalización de ideas y pluralidad religiosa, tolerancia, negociación, respeto. Desde esta óptica, menester es’ tener presente que si bien existe una línea religiosa sexofóbica a través de la historia, sus variables son múltiples, a veces son más intensas, a veces más débiles según el lugar y el tiempo. Generalidad del cristianismo es que todos nacemos pecadores a partir del pecado srcinal relación sexual de Adán y E v a , Pero en materia de “libertad sexual” es menos pecador el hombre, es más libre para ejercer su sexualidad. El cristianis 220

mo reproduce dos códigos conductuales en atención al sexo, ellos establecen como natural la desigualdad. Al paso de las centurias, que suman dos milenios, esta inequidad social de los sexos por evidente es insufrible. No siempre fue igual, en el pasado fue socialmente normal. Por ejemplo, en todos los pueblos de esa época, el castigo a violación y al rapto, como agresiones a la mujer, atendían a la propiedad del hombre sobre ella. Tardíamente aparecen para el derecho, como delitos sexuales en contra de la víctimamujer y más tardíamente como agresión a niños, es más, creemos que su reconocimiento es un mito, que su protección jurídica es mas discurso que acción jurídica. No existía el noviazgo, existían alianzas políticas y económicas. Los celos sexuales en el terreno de la envidia y del egoísmo. La familia era caían patrilocal. Existía la poligamia, daba prestigio económico, el Antiguo Testamento da testimonio de esto. No debe olvidarse que estas afirmaciones son generalidades que precisarían la especificidad en el espacio y tiempo. La normatividad religiosa de la sexualidad tiene subidas, bajadas, altos y retrocesos como lo detectan algunos —muy pocos estudios históricos— sobre específicas conductas. Para fines de la Edad Media la normatividad de la sexualidad es un acabado capítulo de legislación eclesiástica donde llaman la atención represiones y sanciones que podemos estimar en extremo brutales —falta pensarlos con la mentalidad de aquellos tiempos—. A pesar de ello, algo no llega a funcionar como dispone la autoridad eclesiástica. Las apetencias sexuales, sus satisfactores —contra toda norma represiva— vuelven y vuelven a hacer acto de presencia. Nunca llegan a ser suficientemente ejemplarizantes ni intimidantes las más sofisticadas y abominables sanciones. Siempre, reiteradamente, los actos sexuales de enfermos, de sanos, de reprimidos, dedepravados, de poseídos, los actos sexuales disimulados, desbordados, satanizados, flagelados, son herejías que invariablemente, una y otra vez, hacen acto de presencia. Se viola la norma jurídica 221

religiosa, se satisface lo que apetece sexualmente y si nadie lo descubre y denuncia queda el autocastigo, a veces para toda la vida. Esto no sólo sucede entre la feligresía, también sucede entre el clero, en todos sus niveles jerárquicos. El Archivo de la Nación cuenta con interesante material, que se vuelve abundante en cuanto a juicios sobre “solicitaciones” (juicios seguidos contra sacerdotes por solicitar el favor sexual de sus feligre ses) ¿Qué dice esto sobre un sano y gratificante ejercicio de la sexualidad...? ¿Qué hay más allá de la violación a las normas católicas, cuáles son los resultados objetivos y el verdadero daño social, ponderable al margen de la ideología? San Pablo de Tarso, San Jerónimo, San Agustín, Santo Tomás, los Concilios hasta antes de 1965, etc., van redactando la normatividad sobre el tema que nos ocupa y ésta es cada vez más rígida, menos discutible e irá trascendiendo al derecho, a la filosofía, a la ética, al arte a la vida cotidiana... La promoción de la abstinencia, de la castidad sexual’el desprecio al cuerpo y privilegio del espíritu como entidades separadas, la negación y satanización del placer, influenciarán a las ciencias —cuando éstas aparecen—. En las escuelas de derecho, en la legislación y la práctica se sostendrá como incuestionada a la autoridad, el poder del varón sobre la mujer y los hijos, la facultad de castigarlos, de golpearlos hasta matarlos y la correlativa obligación de sumisión, de respeto, de fidelidad, del débito conyugal cuya única finalidad es la reproducción humana. En escuelas de medicina se afirmará como natural la anorgasmia femenina; la ninfomanía será enfermedad que provoca apetencias sexuales en las mujeres; se estigmatizará a quienes no tienen hijos, a las solteronas (palabra en vías de extinción), a los hijos únicos... Por supuesto, el menor peso específico de la masa cerebral será base de la diferencia cognitiva entre los sexos. Se sostendrá la naturaleza sexual degenerada, depravada, la anormalidad de prostitutas, homosexuales, y de cualquier práctica que no encuadre en el perfil sexual diseñado por los productos de la cultura cristiana y sexofóbica. 222

La vida orgásmica, cuando no puede desconocerla, la sufre el cristianismo como mal necesario. Está permitida en el matrimonio, sólo para perpetuar la especie pero no para placer del cuerpo (en el Concilio Vaticano II, 1965, esto empieza —sutilmente a cambiar). Santo Tomás de Aquino recoge en su obra los principios de la sexualidad cristiana que la Iglesia había venido observando. Para él, la máxima felicidad del hombre es el contemplamiento y la dedicación a Dios, de ninguna manera los placeres del cuerpo, tolerados en la unión monogámica — matrimonio religioso— por sus fines procreativos: cualquier exceso o desviación de la finalidad es pecado. Es contra natura la limitación de los nacimientos, no en el caso del celibato ni entre amigos de diferente sexo, aunque probablemente la amistad entre hombre y mujer en edades fértiles no era frecuente salvo como preámbulo de matrimonio. La mujer es un ser inferior; el hombre es superior. Bertrand Russell dirá:‘‘Todosestos argumentos sobre laética sexual —debe observarse— apelan a consideraciones racionales, no a mandatos ni prohibiciones divinas. Lo cierto es que los deseos, las apetencias sexuales y sus satisfactores, a pesar de todo, no desaparecen. Ahí están, aún perduran en las prácticasantisociales y antijurídicas” de las legislaciones vigentes. Cuando se niegan y castigan, se disfrazan y disimulan; lo erótico se traspola y sublimiza, la libido se flagela, se tortura, se educa y no es difícil encontrarla como éxtasis místico. El arte prueba ello. La literatura, aún la religiosa, abunda en ejemplos de erotismo. La amada o el amado se sustituye con Dios, con Cristo, con la Virgen, con la Iglesia. Con ellos se celebra la unión íntima, la Iglesia reconoce expresamente este vínculo matrimonial, símbolo de una vivencia profundamente humana, que lo es, precisamente por su carácter orgásmico al que se indexó la reproducción mientras no hubo otra alternativa. La pintura religiosa, cuya asepsia sexual estaría fuera de discusión de no ser porque junto con la ostentatio vulnerum (exhibición de las llagas de Cristo) exista también la ostentatio 223

genitalum de Cristo niño u hombre. Se han descubierto obras de arte, por ejemplo de la Crucifixión, en donde el pe ne erecto de Cristo fue cubierto a posteriori, así como cuadros de la mamola que el niño Cristo hace a la Virgeny, por supuesto, la imagen de María Iactans con el niño Jesús acariciando o alimentándose, en un estado de éxtasis inquietante, del seno visiblemente desnudo, en épocas donde la imagen del seno ya había perdido su connotación nutricia y la desnudez era lasciviapecadocastigo—. Todo ello algo dice de la exaltada reacción, del desbordamiento de la sexualidad, que exacerba la represión. Es de señalarse la dificultad, por no decir imposibilidad de una de la magnitud después mo, empresa para escapar al juego del de cristianismo, sinergias internas delcatoliciselemento humano. La creación, dirección, uso de su ideología, que, a pesar de errores, vicios, desviaciones, no es nada diferente, repetimos, del quehacer político laico, tiene alto grado positivo que no se da cuando pretende continuar con el mismo dominio sobre el ejercicio de la sexualidad, logrando sólo empantanar el discurso eclesiástico y arrastrar a sus creyentes y no creyentes, a un terreno de infelicidad, de angustia, de culpa y hasta de muerte. Piénsese, por ejemplo, en la oposición de la Iglesia al uso de medidas anticonceptivas que no sean las naturales, y en aquellos que no desean tener hijos por fundadas razones como enfermedades degenerativasheredables o contagiosas como el sida, causas económicas u otras cualquiera, pero que desean hacer vida sexual normal. ¿No es esto contrario a premisas de generosidad, de lucha por la felicidad y salvación espiritual de católicos, apostólicos, romanos? Hoy, los gobiernos civiles pueden decir que las dictaduras son una especie en extinción, ¿Cuándo podríamos decir lo mismo del gobierno religioso de represión de la sexualidad? La preservación de principios cristianos referidos a la sexualidad, mantenidos a lo largo de sus dos veces milenaria existencia y su rigidez al cambio en contextos sociales diferentes, se 224

han sumado para debilitar el poder de la Iglesia católica. La burocracia intelectual del cristianismo, que construyó en el pasado inigualable estructura ideológica, pareceperder terreno ante la obcecación de sostener, frente a la ciencia, la tecnología, las aspiraciones de democracia y de trascendencia —parte integral de la subjetividad humana contemporánea— sus contenidos religiosos en materia de sexualidad. Lo sagrado, lo místico, lo santo, lo metafísico, lo natural y milagroso, lo moral y bueno de la sexualidad a los ojos de Dios, ya no dice mucho, o no dice tanto como antes, a la feligresía en donde el analfabetismo, funcionalmente, casi está erradicado. Existe y crece una población importante de católicos que se identifican como tales pero creyentes a su manera”. Susfrecuentes prácticas, en aselodeclaran ordenado por la Iglesia, son más de contrario lo que se sabe y reconoce. Reconquistar este terreno —si esto fuera posible implicaría trabajar con conceptos que penetren y respondan a un ser humano rotundamente biopsicosocial sexualizado y orgásmico, informado, con aspiraciones y experiencias autodecisorias, que tiene derecho al placer de su cuerpo como experiencia vital. Esta reconquista implica, un“verdadero ge nio teológico, fecundo espíritu de invención dogmática... de adaptación ininterrumpida de la fe a las necesidades cambian tes de la conciencia religiosa...” que en la Iglesia nacional y vaticana no se atisban. Porque, si existen, están subordinadas a las cúpulas de poder eclesiástico, más ocupadas en el manejo político de la religión que en la verdadera atención espiritual de los creyentes. L a co nqui sta d e l a sexual i dad . El Catolicismo continuará, hasta estas fechas, el culto a la procreación con discretas preferencias para la natalidad masculina. Este culto —necesario en el pasado reforzará la reproducción humana como valiosa, lo cual devaluará a la homosexualidad, a la masturbación, a la impotencia, la esterilidad, las prácticas copulatorias inidóneas, a la fecundación, los anticonceptivos, el aborto. Esta devaluación es más bien un juicio lógico que históricamente no fue

225

invariablemente aplicado, muy por el contrario. En este estado de cosas, la virginidad, el matrimonio indisoluble —en sus orígenes alianza políticomercantil disoluble—, la idealización de la madre “ab-negada” (negación de sí misma), tienen peso social, individual y familiar porque permiten el control dé la sexualidad que derivará en control de riqueza y prestigio. Son épocas en donde la población reproductora de mano de obra barata es insuficiente para la demanda poblacional. Los bienes patrimoniales se heredarán a los hijos varones, se trasmitirán a los descendientes del sexo masculino —el derecho dará testimonio de esto—. Además, definirá la filiación biológica lo que a su vez sustentará la filiación jurídica —agnación en línea masculina— de propietarios y de las ymujerespropiedad. araslosdehombres estos valores la prostitución la cópula pre y En extramatrimonial se estigmatizarán primero, posteriormente se castigarán. México tuvo dos carencias en materia religiosa que le dan perfil sui generis de pueblo católico: primero, careció de sentimientos masivos místicos, de comunión contemplativa y de la reflexión espiritual del Oriente en donde, no por casualidad, nacen todas las grandes religiones. Segundo, nació al catolicismo con la Contrarreforma, que fue el candado de la Reforma religiosa y momento en que España vuelve la espalda a la modernidad del siglo xvi europeo, y en que traslada a América el catolicismo más rancio, el de los reyes católicos. México no supo de la disidencia religiosa europea, recibe, sin ninguna otra opción, el gobierno de la cruz sobre las conciencias, los dineros, los proyectos sociales, las relaciones humanas. Recibe el gobierno de los instrumentos y principios de la coersibilidad psíquica de la confesión, la excomunión, la penitencia, la tortura, el silicio... recibe el gobierno del Tribunal del Santo Oficio y el código de lo que será, a partir de la Conquista, las formas obligadas para el ejercicio de su sexualidad. México recibe el código formal de represión sexual de la corona, de la Iglesia, y el código informal del abuso sexual del conquistador. El nuevo 226

bigobierno de la sexualidad convirtió las auianimi, que e. lope z traduce como al eg ra do ra s, en pu ta s. Convirtió la poligamia del tlat oan i en monogamia y a sus esposas, a excepción de una, en ba rra ga na s . Sus hijos fueron bas tard os, forn eci nos , espurios por obra y gracia también del abuso inconmensurable del conquistador. México, al ingresar al catolicismo nació a la asociación de cuerpopecadolujuriasexualidad... brutalidad. El principio de que unos nacieron para mandar y otros para obedecer, que ya conocían los indios, les fue impuesto a los que no sabían obedecer, en su casa, por el extranje ro conquistador. Este principio se aplicó al ejercicio de su sexualidad imponiendo —quizá reforzando— modelos de la doble moral sexual católica. austin

El bajo clero católico de la Colonia, la burocracia religiosa de rancherías como clase, era impreparada en términos generales, con más vocación por subsistir que por el misticismo y la religión, sin perjuicio de quienes verdaderamente siab niegan de sus apetencias sexuales, o ingenua, inconsciente o ignorantemente las transpolan a lo sagrado y místico Actualmente el sacerdocio cada vez tiene más trabajo para responder a la imagen de pobreza, de celibato, de sacrificio, de disciplina que se dice promovida por Cristo y desmentida por la apariencia pública y el lujo de altos funcionarios eclesiásticos. A dos mil años de distancia, la seducción de los medios de difusión se introduce en la “revolución de las expectativas” del placer, del confort, del sexo seguro, e impacta a todo el mundo ¿fallará con el clero joven, pensante, crítico?, ¿imposibilitará o posibilitará que el dogma se convierta en pretexto de una carrera eclesiástica que puede terminar, si no en el Vaticano, sí en estratos nacionales igualmente importantes? A poco que se reflexione, se entiende que ámbitos de competencia y de gobierno espiritual a nivel nacional se negocian en altas esferas políticas. Estos ámbitos en su operatividad, son también del cuerpo físico, de la economía y las finanzas. Por ello no es casual —a través de la historia— el secular jaloneonegociación entre Iglesia y Estado. 227

Además, ofertas del catolicismo que antes eran únicas, hoy compiten con las de otras religiones, así sean minoritarias, y con otras organizaciones sociales como sindicales, de seguridad social, del comercio organizado, de espectáculos y deportes... que proporcionan gratificación cierta e inmediata, tangible y son idóneas a necesidades sentidas cotidianamente, a diferencia de ofertas religiosas. Hoy, nadie pensaría en salvarse del infierno comprando indulgencias y mañana, que empezó ayer, nadie confiará en métodos naturales para planear su reproductividad, ni creerá que nació para ser madre o que su cuerpo tiene áreas vedadas al placer. También perdió el catolicismo el antiquísimo monopolio que tuvo sobre salud, educación, ha venido perdiendo sobre la sexualidad vejez, en la mendicidad, medida que yhalo venido dejando de ser íntima para convertirse en comentario de radio o televisión, en consulta de ginecólogo, de terapeuta, artículo de cualquier periódico o revista, aderezo de la publicidad, chiste obligado lo mismo entre niños que en espectáculos nocturnos triple equis. La sexualidad es un coto disputado a la Iglesia, entre otros sujetos, por los directamente implicados y por el poder público, es decir, disputado en cuanto interés personalísimo e interés público. Existen cuestiones que merman ámbitos de poder eclesiástico, tomadas irreversiblemente por el Estado como es la educación sexual en la educación pública, la salud reproductiva, lo concerniente a derechos humanos. Estos importantes campos de disidencia, a mediano o largo plazo, los perderá la Iglesia salvo que modifique las actitudes que hasta ahora ha mantenido. Sin embargo, el catolicismo es y seguirá siendo fuerza real de poder en nuestro país, lo que la convierte en asunto de orden público. El control de la espiritualidad no es ajeno a lacosa pública; la espiritualidad es una función mental que determina conductas y su relación social, lo que no es ajeno al derecho. Cuando se ha salido del planeta Tierra, se ha pisado la Luna —experiencia testimonial de generaciones actuales, pasatiempo lúdico de muchos y se sabe que el universo está en perma228

nente contracción y expansión; que existe la megateoría de la relatividad general y la de la mecánica, minibillonésimamente cuántica; cuando la ciencia ha penetrado territorios que fueron exclusivos de Dios, surge la pregunta sobre dónde quedan las funciones de este Dios, más allá de la actividad mental, lingüística y conductual del ser humano. A partir de la veneración como actitud social, la moral dogmática se petrifica. Y petrifica normas y valores de la costumbre social, los congela para siempre y adhiere como lastre a la dinámica social. Intreractúan en esto las relaciones de poder, las necesidades de creer, de trascenderse después de la muerte, de ser fiel a las experiencias pasadas. Todo ello brinda cierta seguridad y tranquilidad personal así como estabilidad social. y Si bien frena y hasta paraliza el desarrollo de los individuos de su sociedad, también es cierto que conjura riesgos y costos que el cambio per se implica. Así, la “sagrada familia , la monogamia indisoluble, la “cópula conforme a natura”, la virginidad, la maternidad indiscriminada y demás experiencias vitales de la sexualidad se veneran y preservan inalterables —aparentemente—. Ello permite mantener vigente en la vida terrenal el pasaporte para la vida eterna, en donde nada ni nadie escapa a la justicia divina. Por otro lado, “Si los pecadillos del cuerpo no los perdona el Altísimo, porlo menos, al ser discretos, no se les da mal ejemplo a los demás”. En todo sistema normativo moral, como en sistemas homólogos —religión y derecho—, ha existido escala de valores en razón del sexo: un código para lo masculino, otro para lo femenino. La relación humana más significativa —la cópula es pecado srcinal conjuntamente con la desnudez corporal que avergüenza. El contexto de la narración sobre Adán y Eva informa la medida de la moral sexofóbica y sus controles. Concibamos el edén, el árbol del conocimiento en donde ya está clasificado lo bueno y lo malo, habitado por animales y sólo por un hombre y una mujer —supuestamente jóvenes—desnudos, conviviendo en aquel ambiente paradisiaco. Lo que sucederá entre 229

ellos está dado en el propio planteamiento. No hicieron nada que en iguales circunstancias no hubiera hecho cualquier otra pareja normal. Lo significativo es la magnitud de la sanción, del estigma y control que se ejercía sobre la sexualidad y el conocimiento. En estos terrenos es en donde el derecho debe rescatar espacios de dignidad, confrontar valores y fines de su sistema normativo con los de la moral democrática y dar respuesta congruente y consistente a la realidad que objetivamente amerite control jurídico, abandonando el doble juego que mantiene con Iglesia y sociedad. En un pasado, no totalmente proscrito, lo obligado, prohibido y permitido del actuar humano respecto del ejercicio de la sexualidad, en tanto convicción íntima, estaba totalmente comprendido en el cristianismo. La santidad, el misticismo, los estereotipos permanecían inmaculadosy asépticos al placer sexual. Recuérdese que la Virgen María concibe a Jesús por obra y gracia del Espíritu Santo y que en el culto a la figura femenina es precisamente por su castidad lo que lleva a la veneración de las vírgenes, paradigmas de la axiología sexual católica. Éste es un importante eje valorativo y conceptualizador de la sexualidad católica. El clero regular y secular dice practicar la abstinencia del placer sexual y, efectivamente, se llega a abstener del placer corpóreo aun a costa de la tortura y del sufrimiento, pero esto no es observado siempre por todos. La historia de las sexopatías en las épocas de mayor represión es tan abrumadora como hoy lo es el sida. Para educar al cuerpo en la abstinencia de satisfactores sexuales se le martiriza, se le flagela, se le castra, se le priva de alimento y se le mata... Sanciones impuestas no sólo a cualquier infractor de la norma religiosamoraljurídi ca, fuese o no católico. Las dictaba el Todopoderoso—causa incausada de todo lo causado— decidiendo para los fines de la ley humana en quién delegaba sus funciones persecutorias, inquisitorias y sancionadoras. Preservar la observancia y vene ración de los valores del ejercicio de la sexualidad fue y es facultad y obligación de todo ministro religioso y fiel creyente. 230

Es fácil desprender de esto que los valores absolutos de la moral dogmática, en tanto verdades reveladas, son instrumento de dominio, de fe, del actuar ciego que implicansine qua non gobierno vertical y disciplinas tan rígidas como las castrenses. Demandan una obediencia que no cuestiona, de aquí el reconocimiento a quienes han manifestado sus críticas desde dentro de la Iglesia. El dogmatismo, efectivamente, constituye una forma de gobernabilidad eclesiástica, con el agravante de que además de gobernar las palabras y la conducta del creyente, gobierna también el pensamiento, los deseos... La obediencia eclesiástica es rígida, no es proclive a la crítica y renovación, es proclive a la fe, a la revelación. El gobierno del Vaticano no es democrático. dictadura, su régimen de gobiernoLay se traduce la en misoginia, cancelacióncaracterizan de importantes y vitales experiencias humanas. Una moral democrática requiere de dirigentes con formación democrática, de una ideología plural, lo cual está proscrito en la religión e Iglesia católicas. M ul t i p l i ci da d moral . La moral democrática efectivamente se sustenta en valores relativos, mutantes en la dirección del cambio social, aterrizados en la sociedad. En la moral dogmática católica, la génesis de los valores de la sexualidad se atribuye a una entidad deificada o metafísica, por lo que las opciones de negociación y sufragio democrático carecen de posibilidad. Esta moral desconoce los nuevos valores porque carece de caminos para arribar a su cuestionamiento y mucho menos tiene capacidad para su aprendizaje. Los espacios de práctica social de los nuevos valores de la sexualidad son clausurados, censurados, obligados a la clandestinidad. Son estigmatizados en los centros de reproducción ideológica. Los sistemas educativos, en todos sus niveles y formas son incapaces —en términos generales— de asumir su estudio y discusión. Los nuevos valores de la sexualidad angustian, atemorizan hasta a quienes los practican. Es importante subrayar que todo proceso educativo opera en un sentido estático y en otro dinámico, es decir, como reproductor de cultura, por un lado, y, por otro, como creador e 231

innovador de ella. En el caso de las escuelas de derecho el proceso de creación y aplicación de la normajurídica sobre la sexualidad es más proclive a la reproducción de lo aprendido que al reconocimiento de valores diferentes, sin perjuicio de que sea posible y que de hecho en alguna cátedra lo haya sido o esté siendo estudiado el tema. Las fuerzas religiosas conservadoras se atrincheran en la rigidez de sus posiciones y en las infundadas creencias de que la sexualidad con patrones y valores diferentes, es patógena y contaminante, consecuentemente, perseguible y estigmatizable. Este sistema de represión, paradójicamente, sostiene y mantiene la “morbilidad sexosocial” sin llegar, ni siquiera a controlar las verdaderas conductas antisociales, dañinas e ilícitas de quienes para nada son ajenos al catolicismo. ¿No es esto un indicador de que algo debe revisarse? En la axiología de la sexualidad humana, el amor tiene un fractal especialmente importante en el que encontramos gran lugar para los mitos. Las relaciones heterosexuales y homosexuales, en todas sus modalidades —permitidas y prohibidas— son ejemplo que ilustra el mito de experiencias creadas que el ser humano aprende —mentecuerpo—, como realidad, diríamos, casi inmodificable. El sujeto que siente amor o deseo atribuye el srcen de sus sentimientos a la otra persona, no percibe que la experiencia emotiva nace, vive, permanece y muere única y exclusivamente en él como parte de su soledad existencial. Merced a instrumentos lingüísticos y a grados de intensidad y educación es transmutada en experiencia compartida. Sin embargo, como toda vivencia humana, es absolutamente individual, intransferible... solitaria. La experiencia amorosa es totalizadora, “despega y aterriza” en la cultura, ésta la parcializa, le asigna jerarquías, prioridades, caracteres y valores y si no, que lo digan los estudios antropológicos sobre relaciones de parentesco. Así, aprendemos a vivir y a distinguir el amor filial del conyugal, el materno del paterno, el amor “puro” del “impuro”, el permitido del prohibido... el “espiritual” del “carnal”. 232

Creemos que en todo sentimiento afectivo se produce un proceso mental que no está ajeno a la corporalidad, en tanto experiencia compartida. Es decir, amar significa contacto corporal primado* S°Ciedad ha reSlarnentado en su ejercicio público y Existen formas primarias de parcialización de la experiencia amorosa desde remotas formaciones religiosas, en cosmogonías y tologias. Heroes y dioses hacen y no hacen lo que el grupo socia e ín íviduos piensan, desean, sienten y, por supuesto hacen y no hacen. El incesto, la promiscuidad, el adulterio, los crímenes pasionales, la paidofilia, la zoofilia, la homosexuali n ^ SC Cll0S‘ (° bsér ves e que Pornografía exhibiciosmo son de aparición tardía, más tardíos son los pornoshows y

Tr&

wmdow shows, table dance, etc.). No sería descabellado creer que la procreación y su función social, política, económica, hubiera sido elemento clasificatorio, parcial izador. La cultura y sus productos religión, moral, derecho testimonian que el ejercicio de la sexualidad es dimensión de los individuosy de la sociedad que no puede dejarse al libre juego de sus sinergias, sa e vigilancia y controles, de permisiones y prohibiciones. Asi, es posible entender las escalas que, Frondizi dice fueron creadas por concepciones axiológicas absolutas para el ombre adulto europeo, y con el cristianismo y su Iglesia católica nos llegaron. Los nuevos valores del ejercicio de la sexualidad son ignorados y negados por la moral dogmática católica tradicional. La razón, creemos, es porque su instancia creadora está a la vista: no ueron confección de instancia metahumana. La libertad de procrear, por ejemplo, es un valor con historia concreta, con techa circunstancias y personas reales. Para los nuevos valores, el hombre tiene una entidad creadora concreta. A través de los medios de comunicación sabe de los debates camarajes de lo que opinan especialistas en la materia, de sondeos y encuestas de opinión popular La población urbana, por lo menos, no es del todo ajena a la creación legislativa que se presume

233

está sustentada en valores sociales, sin menosprecio que los continúen refiriendo a valores supraordenadores del catolicismo, pero que distingue de los que se le dijo recibió por voluntad divina, que no fueron creados ni por la sociedad ni por él mismo. De lo cual no se percata hasta que los experimenta de manera diferente, es entonces cuando cuestiona o vive de manera diferente valores tradicionales que le afectan, caso del uso de medios anticonceptivos, del divorcio... Más allá de su definición moral, religiosa, jurídica, social e individual, está lo que se puede decir sobre la práctica efectiva de valores de la sexualidad. Uno es el discurso sobre ella y otro es su ejercicio. El delito de violación es una figura que ilustra la aplicación del derecho según el marco valorativo de la moral. Cuando la mujer estaba inventariada en el patrimonio del varón, su violación era agresión directa a los varones de la familia. Al correr del tiempo y cuando ya existe el principio denullumpoena sine lege, el tipo penal de la violación, se dice, custodiará la libertad sexual, cuya acepción será según la ideología prevaleciente. La moral dogmática estima que en el matrimonio existe el “débito conyugal y que la finalidad del mismo es la procreación, sin perjuicio de que estén facultados constitucionalmente para decidir el número y esparcimiento de hijos. De esto se desprende que la libertad sexual es un derecho acotado por la obligación de copular y que dicha cópula debe de ser para cumplir la finalidad del matrimonio. Con estos elementos podremos entender los parámetros, conforme a derecho, de la libertad sexual en el matrimonio. Así, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha resuelto que la violación entre cónyuges técnicamente, es abuso de derecho, luego entonces, en el matrimonio la libertad sexual para decidir la cópula admite la violencia física y moral no consentida, consecuentemente no existe violación entre cónyuges, sino abuso del derecho de copular para procrear. En cambio, siguiendo el derecho constitucional consistente en la libertad de procreación y lo que dice la sexología, sostendríamos que el 234

valor de la libertad sexual en el sujeto adulto, consiste en su derecho a decidir tiempo, circunstancias, modalidades para usar y disfrutar de su cuerpomente sin más limite que el igual derecho de los demás y, por supuesto las limitantes que la ley establece atendiendo a la convivencia social y a sus valores. En términos absolutos, las instituciones de enseñanza desconocen y repudian el derecho a la diferencia y cualquier práctica contraria a lo preceptuado por el catolicismo. En actividades deportivas y lúdicas hay más proclividad a mantener las tradicionales que a promover la integración de varones y mujeres, jemplos, la enseñanza de labores domésticas y educación de actantes no incluye a varones, de los deportes violentos y artes marciales son excluidas las mujeres... No se atisba propósito a guno para seleccionar lo mejor de estas actividades y reestructurar una educación no sexista que estimule potencialidades descuidadas en ambos sexos. La educación sexual en el nivel básico es deprimente y angustiante. La cientificidad de la sexualidad es inexistente frente al predominio de la sexualidad religiosa. Autoridades educativas y padres precisarían de apoyo sistemático, permanente comprometido. Cuántos maestros a lo l argo del país  varones y mujeres pueden, quieren, saben hablar de educación sexual fuera de sus prejuicios, fanatismos y servidumbres. Cuántos conocen, aceptan y saben enseñar el uso de anticonceptivos condón, pastillas, d i u , vasectomía, salpingoclasia, cuántos tratan el aborto, el sida, enfermedades venéreas como problema social y de salud; cuántos pueden, quieren, saben hablar con objetividad del cuerpo sexualizado, del divorcio, de la homosexualidad, de la prostitución... sin implicar valoraciones y lealtades religiosas... Qué capacidad tendrán los colegios religiosos, los profesores católicos o de profundas convicciones de moral tradicional para desvincular su sistema personal de creencias, de representaciones, pensamientos, sentimientos, actitudes, para asumir la enseñanza laica, para hablar de la planeación familiar, de la reproducción asistida o de alto riesgo, 235

de la dignidad sexual por encima de machismos y feminismos, del derecho al placer, de la dignidad, intimidad, confidencialidad sexual de un niño... La Iglesia tiene milenaria historia y experiencia en la enseñanza, sabe del poderoso instrumento de indoctrinación que significa. En cambio, estas funciones respecto de la sexualidad recién las estrena el Estado y aún no las asume en su totalidad, sus maestros más repiten las actitudes que tuvo el párroco que las que deben corresponder a un reproductor del conocimiento científico. El gobierno sabe de sus límites y del enorme peso quelas escuelas particulares absorben, cubriendo una demanda educativa que él no puede atender porque materialmente carece de los recursos necesarios. He aquí una explicación que da sentido al aggiornamento EstadoIglesia. La Secretaría de Educación Pública y las demás dependencias afines saben de abusos y violaciones que comete el sector privado educativo (no más grave de lo que en otros rubros comete el sector público) y lo toleran por el beneficio que prestan al país”. Cuestión aparte son las pingües ganancias de los empresarios que invierten en instituciones educativas y llegan a tener sucursales en estados y municipios a lo largo del país, como son los colegios Cumbres, Cristóbal Colón, etcétera. Entre las características de la pornografía está, paradójicamente, su condición de anticultura. Los estereotipos de la sexualidad en equis cultura son la pauta para violarlos y reelaborar nuevas fantasías que llegan hasta lo abominable y abyecto siempre y cuando sea consumible. Lo obsceno no vendible no importa al mercado de la pornografía. La pornografía explota el cuerpo humano y todo lo que el pensamiento puede consumir en materia de sexualidad sin traspasar la frontera de lo prohibido y deseable, lo contrario es anticomercial:“nadie vende pan fr ío ”. El consumo de la pornografía responde a pautas educativas de la sexualidad y a perfiles individuales. Por ello, el mismo hecho puede ser para unos obsceno y para otros estético; puede, en ambos casos estimular sexualmente al expectador o 236

desestimularlo causándole repugnancia, vergüenza, indiferencia, resultado de su muy personal educación y experiencia sexual. “Esta es la razón de por qué los niños a menudo se quedan tan perplejos cuando ven fotografías eróticas, ya que no poseen un guión que dé significado a lo que han visto". En cambio, sí tienen capacidad de registrar —a través de la reacción de los adultos—, que la pornografía es buena o mala. La pornografía es inexistente para el niño porque no tiene ni vida orgásmica ni sensaciones y pensamientos en este rubro. Un productor de filmes pornográficos señalaba que el único comprador definitivamente excluido es el niño, no tanto porque no tenga capacidad de compra sino porque no entiende ni quiere la pornografía; cuando la consume es está porque dejó de ser niño,Agregaba o porqueque es un niño precoz, o porque imitando a alguien. en años recientes se percataron de que el material pornográfico que producían era para hombres y que ya existía una demanda insatisfecha comercial mente por parte de las mujeres. Poco tiempo después detectaron que el mercado se ampliaba y diversificaba lo que obligó a hacer lo mismo con su producción cinematográfica satisfaciendo gustos de parejas, de homosexuales, de negros, de personas de la tercera edad... Capítulo especial ameritan los menores de edad, enfermos mentales, sordomudos, que no saben leer ni escribir, ebrios consuetudinarios, drogadictos y todos aquellos que carecen de capacidad de ejercicio y de resentimiento válido, para determinar el alcance de la facultad de quien los presente y deba decidir sobre su vida sexual —erótica, afectiva, reproductiva—, conforme al artículo 40 constitucional y disposiciones reglamentarias. Para los padres existe el deber constitucional de “preservar el derecho de los menores a satisfacción de sus necesidades y a la salud física y mental. La Ley determinará los apoyos a la protección de los menores, a cargo de las insti tuciones púb licas”. La pregunta al respecto sería si la norma debe contemplar a aquellos que no pueden cuidarse a sí mismos y mucho menos a un hijo. 237

A sp ect o legal

en

M éxico

En el ámbito nacional, especialmente en la ciudad de México, se logró en 1996 la aprobación de la Ley de A sistencia y Prevenc ión a la Violencia Familiar, la cual co nstituye un instrumento que permite atender integralmente el problema, prevenir daños mayore s, y dar alternativas de solución como la “Conciliación” y la “Amigable Composición” a través de las Unidades de Atención a la Violenci a Familiar que se u bican en las delegaciones Iztapalapa, Venustiano Carranza, Tlalpan, Gustavo A. Madero, Cuajimalpa, Magdalena Con treras y Azcapotzalco, y que se instalarán próximamente en las delegaciones restantes. Esta ley menciona que las partes en un conflicto de violencia dom éstica son: los generadores, es decir: quiene s realizan los actos de maltrato físico, verbal, psicoem ocion al o sexual hacia las person as con las que tengan o hayan tenido al gún vínculo familiar; y los receptores, que son los grupos o individuos que sufren el maltrato. La violencia familiar —señala esta ley— es aquel acto de po de r u omisión intencional, recurrente o cíclico, dirigido a dominar, somet er, co ntrolar o agredir físic a, verbal, ps ico emocional o sexualmente a cualquier miembro de la fam ilia

o fuetenido ra delpodom icilioadfamili que tengan parentesco odentro lo hayan r afinid civil,ar, matrimonio, concu binato o mantengan una relación de hecho y que tiene po r efecto cau sar daño. Este amplio concepto de violencia familiar tiene como o bjeto incorporar a la mayoría de las personas involucradas o afectadas por los eventos en sus servicios preventivos y de atención. De acuerdo con lo establecido por este ordenamiento, las Unidades deben brindar a los receptores de violencia orienta238

ción jurídica y psicológica, además de instar a las partes en conflicto a detener los eventos de violencia mediante un acu do entre ambos o a través de la amigable composición.

er-

La Conciliación se da cuando las partes convienen en llegar a un acuerdo favorable en el qu e necesariamente de berá cesar la violencia, para lo cual contarán con el auxilio de una persona especializada en el tema. Mientras que en la Amigable Composición”, las partes se someten a una especie de arbitraje en la que un especialista escucha a las partes, analiza su situación y emite una resolución que ambos deben acatar. Cabe que sisealguna de las partes incumple convenio o ldestacar a resolución, hará acreedor a sanciones queelpue den ir desde una m ulta hasta un arr esto adm inistrati vo que no excederá de 36 horas, además dicho incumplimiento puede ser invocado por la parte afectada en la vía civil.

Es importante se ñalar que las víctimas pueden ob tener los servicios de las Unidades por separado sin que uno sea requisito para el otro, es decir, pueden obtener la orientación psicológica y no recurrir a la jurídica ni someterse a la conciliación o amigable composición, y viceversa. En ningún caso se obliga a los receptores a denunciar o demandar al generador. El pasado 30 de diciemb unre Decreto de 1997por s e elpublicó e l D ia rio Oficial de la Federación que seenreforman, adicionan y derogan diversas disposiciones del Código Civil para el D istrito Fede ra l en M ate ria del Fuero C om ún y para toda la República en Materia Federal, Código de Procedim ientos Civiles para e l Distrito Federal, Código Penal para el Distrito Federal en Materia del Fuero Común y para toda la Repúb lica e n M ateri a Federal y Código de Procedim ientos Penales para el Distrito Federal en materia de violencia familiar. 239

Estas reformas constituyen un triunfo de la sociedad civi l organizada, especialmente del Grupo Plural ProVíctimas A.C., que durante años ha luchado por los derechos de las víctimas de violencia sexual y familiar. En el decreto en mención se contempla la legislación civil y penal. La legislación civil establece que los integrantes de la familia t ienen derecho a que los demás miembros les respeten su integridad física y psíquica, obligándolos a evitar conductas que generen violencia famili ar. Esta legislación define la violencia familiar como el uso de la fuerza física o moral, así como las omisiones graves que de manera m iembro de la contra familiasuenintecontra de otro reiterada integranteejerza de laun misma, que atente gridad fí sica, psíquica o ambas; indepen dientemente de que pueda producir o no lesiones; siempre y cuando el agresor y el agredido habiten en el mismo domicilio y exista una relación de parentesco, matrimonio o concubinato. La intención de este ordenam iento es proteger a las personas que viven dentro del núcleo familiar, es decir, que en el lugar en donde habitan sus integrantes exista salud y armonía, razón por la cual su aplicación se limita a los miembros de la familia que viven en un mismo domicilio. De acuerdo con estas reformas al Código Civil para el Distrito Federal,y ladeviolencia famen el iliar se constituye en unapotescausal de divorcio limitación ejercicio de la patria tad, lo que significa un gran avance legislativo en la materia, ya que anteriormente no había ninguna ley que protegiera a las vícti mas de violencia doméstica, pues existía la falsa cree ncia de que se trataba de un asunto privado. Ahor a se sabe que no lo es y que debe ser atendido por todos. Antes de que oc urriera esta reforma, tal parecía que la violencia estaba permitida pues contenía conceptos, como el derecho de corrección, que dejaban indefensos a quienes eran 240

agredidos dentro de sus hogares, ahora ese derecho se encuentra limitado pues se establece que la facultad de corregir no implica infligir a l meno r actos de fuerza que atenten contra su integridad física o psíquica. _ La violencia famil iar, de acuerdo con las reformas se ñaladas, es ya un delito que se tipifica como el “uso de la fuerza física o moral así como la omisión grave, que de manera reiterada se ejerce en contra de un miembro de la familia por otro integrante de la misma contra su integridad física, psíquica o ambas, independ ientemente de que pueda producir o no lesiones”. importante señalar que tratándose de m enores delito deEs violencia familiar se persigue de oficio, es decir, queelbasta que alguna persona haga del conocimiento del Ministerio Público que en algún lugar se maltrata a un menor para que éste realice por sí la investig ación respectiva. nlipden Las personas que, de acuerdo con esta legislaci ón, pueden cometer este delito so n: el cónyuge, conc ubina o concubmario, pariente consanguíneo en línea recta ascendente o descendente sin limitación de grado; pariente colateral consan g neo o afín hasta el cuarto grado, adoptante o adoptado, que habite en la misma casa de la vícti ma. Queda muy claro que, de acuerdo con lo anterior, cuand alguien permite que la familia otro, asumiendo una algún actitudmiembro pasiva alderespecto, estaagreda siendo cómplice de tal ilícito. Éste es el caso de gran cantidad de madres de menores abusados en su propio hog ar.

241

9. Importancia de la educación sexual en la infancia La sexualidad humana es, probablemente, uno de los aspectos menos enseñados en el nivel académ ico primario después de la falta de enseñanza de las funciones de nuestro cuerpo Esto const ituye verdaderamente u n hecho asombroso Ha faltado la asesoría correcta en los programas educacionales. Hasta el día de hoy resulta muy poco probab le que un niño de primaria sepa precisar o explicar lo que quiere decir una persona cuando dice “me siento mal de los nervios”, o “estoy muy nervioso” . En nuestro país lo que se llama estar enfermo e los nervios es un verdadero enigma para los psiquiatras porque el sistema nervioso se compone básicamente de un sistema nervioso voluntario o central y un sistema nervioso involuntario autónomo, que son los responsables de absolutamente todas las funciones de nuestro organ ismo y además regula por medio del cerebro nuestros se ntimientos, nuestras emociones y nuestra conducta. Esto que es tan importante los niños y los jóvenes mexicanos no lo saben, no tienen la menor idea de qué son los nervios o qué no son los nervios. cuerpo humano es la casa en la que habitamos cada uno de nosotros, pero no conocem os esa casa. Imagine que alguie n 243

dijera: “Hay un corto circuito en tu casa”. Uno preguntaría: “¿dónde?”, porque la casa tiene varias habitaciones, cocina, patio, sótano, etc., y si nos dijeran que hay un corto en donde comem os querríamos saber si en e l comedor, la cocina o frente al televisor. Ésta es la realidad cuando alguien nos habla de nuestra m anera de sentir, de pen sar, de actuar , de co mer o cualquiera o tra función como pensar, mirar o escuchar. Ese desco nocimiento brutal de la casa en que vivimos, nuestro cuerpo, es muy significativo cuando en una etapa del crecimiento en nuestra vida algo le sucede a nuestro cuerpo. Cuando decimos al médico que nos sentimos muy mal, el médico a través del interrogatorio va precisando qué es lo que le hace sentir mal. El síntoma común de la enfermedad física es el dolor y se encuentra localizado. Pero cuando el dolor es de carácter emocional, generalmente hay una imprecisión y gran dificultad para describir los sentimientos y las emociones. Un ser humano que no ha aprendido a describir lo que le pasa en su cuerpo, mucho menos sabrá qué le pasa subjetivamente en aquello que se llama estados emocionales o afectivos, carácter o personalida d. Hay una carencia enorme en la enseñanza de lo que son todas estas funciones y, cuando se trata de la sexualidad humana, que es probablemente donde convergen las sensaciones físicas con los sentimientos subjetivos de las emociones, o sea, donde se mezclan, la ignorancia es todavía mayor. Pregunte a un adulto informado qué es el orgasmo. Si ha leído, probablemente pueda de scribir l as fases muy al estilo de Masters y Johnson y con lujo de detalles indicando qué es lo que cam bia en la pi el en la primera, segunda, tercera y cuarta fases, qué es lo que cambia en la visceras, qué es lo que cam bia en los genitales masculinos y femeninos, etc. Pero pregúntele usted qué se siente en un orgasmo y difícilmente pod rá describirlo, responderá en forma abstracta diciendo 244

cosas tales com o se siente muy bonito”, “siento que me voy a desm aya r , se si ente la gloria o sient o que es el único camino que Dios escogió para llegar a Él”. Obviam ente una de las ma s grandes carencias de información que padecem os los mexicanos es l a informaci ón rela cionada con e l c u e r T s muy probable que en muchos casos las personas traten de adecua r su conducta y e xperiencia sexual es a la descrío al '™nz “ uno0 "

y repr imi r ,a “ P°ntane ¡dad, queri endo

leM a en aalgún 7 ,,° Tlibro. r ° Esto p 8U,end° Pa S° P°r que p asdifícilmente 0 a l«un a es tan mecánico leg an a ex cta r a su par ej a. La ver dad es que no h ay i T n u t y a mejor guia esta en l a com un icación con la pa rej a El bus ca r e xperi enci as com o explosiones de color do rL o o éx tasi s sub li m inales, com o lo han descri to algunos autor es, sólo puede hacer que lo que era bueno deje de serlo.

Por otra parte, hay acuc iosos lectores que cua ndo leveron sobre la frotación del c lítoris para estimular la respuesta sexual

v 'S ? en 1

er

de exagerar est°

*

inte nto de a r SlgU. ° lo °P uest 0 de lo que buscab an. El ntento de aplicar a la practica estos m étodos resulta general mente frus trant e enojos o y h ast a gr ose ro. Tod o esto es p l parcTal v e fesanridic HeS'? CÍÓn SUmada fo ™ ació parc ial, aa vec ula , pro porcio nada p o ar laUna s iminágenes auen

se muestran en l os medios de comun icaci ón. lmage" eSqUe i no es posible que el niño sepa que estar enferm o del aparato digesti vo pu ede significar l o mismo tener una colit is iu e °U ~na m Ue‘a PÍCada’ qüe 10 1“ es un dolor d e rmon puede ser un a co nta cta ra m uscula r en la ba se lumba r, no es posible siquie ra su geri r que en M éxi co TZT:

vma d ÍT S! XUahda,J m form ada, una paternidad responsable y una planificación familiar en un país donde al pene se le ll am a.planto” oW y a |a vulva se le H am aV ol " o colita , o incluso se u ti li zan nom bres de f rut as. Al acto sexual 245

se le dice “hacer el amor” y pareciera que el lenguaje que describe con exactitud y corrección y la sexualidad humana es tabú, o es amoral, inmoral o prohibitivo. En un país donde el médico en lug ar de preguntar “¿cómo está usted obrando?” tiene que decir “¿cómo está usted haciendo pop ó?” y “¿cómo hace pipí?” en luga r de decir “¿cómo orina?”, cuando los médicos usamos el término pene o vagina, la gente verdaderamente salta de su asiento porque se está violando la rectitud y la moralidad de sus castos oídos. Gracias a la literatura especializada y a algunos medios de comunicación, como la radi o, que transmite program as sobre la sexualidad humana y específicamente algunos sobre la sexualidad humana de los y las jóvenes, empezaron algunos médicos y algunas personas interesadas en el conocimiento de este tema, a percatars e de las enormes carencias que había en la educación formal. Es hasta 1998 que se permitió la Secretaría de Educación Pública el lujo de publicar, muy ligeramente por cierto, en el libro de Ciencias Naturales de quinto año de primaria algo relativo a la sexualidad; desde luego bien hecho, cuidadosamente pensado pero obviamente con una información mínima de lo que deberían conocer los jóvenes que e stán en quinto año de p rima ria y que a l os 10 años de edad, por información oída o compartida en la calle, en la casa,deenlolos la televisión, pero ya tiene basta y idea quemedios puede como ser la sexualidad muyuna imprecisa poco confiable. Los mexicanos hemos sido educados informalmente acerca de la sexualidad a través de experiencias tan simples como ver cómo se aparean las gallinas o los perro s, o al espiar a l os padres u otras parejas, esto a escondidas de los padres, quienes obviamente nos debían proporcion ar la informaci ón. Un niño que no conoce su cuerpo, que ignora todo lo concerniente a la sexualidad humana y apenas está experimen246

tando las diferencias entre el género masculino y femenino, de pronto experimenta un a ofensa física sobre su cuerpo o un abuso verbal o visual que va a repercutir emocionalmente en él. El niño ante un adulto que de pronto le muestra sus genitales, hombre o mujer, algo que nu nca ha visto, va a sufrir una repercusión en sus sentimientos; se va a asombrar, se va a sorprender, se va a sentir con curiosidad, va a tener una reacción emocional. Este niño pregunta si tiene la salud suficiente para tener la comunicación con alguien . Si la ofensa es sobre su cuerpo también se va a sentir mal físicamente, puede sentir mucho asco, miedo y una serie de tienen lanaturales. característica de ser diferentesson asensaciones sensacionesque normales Si estas sensaciones provocadas por un familiar, como en el caso del incesto, el niño se va a preguntar además “¿porqué me hace esto fulanit o a mí?, si ya le dije que no me gusta o si me da miedo”. Va a haber además un desconcierto entre su apreciación de l os roles: “¿por qué mi papá?, ¿por qué mi tío?, ¿por qué mi hermano?, ¿por qué me hacen esto si ellos me deberían tratar bien” . El niño se pregunta por qué el doble rol del amor, seguridad y afecto se invierte para convertirse en el ofensor sexual, llámese como se llame en ese momento en la mente del niño. Definitivamente, la incidencia del abuso sexualinformasobre los niños sería mucho menor si los niños estuvieran dos sobre su sexualidad. Yo pienso que los índices podrían descend er notoriamente porque el niño avisaría y diría “en la escu ela me dijeron que mi cu erpo es mío, que es mi casa y mi casa sagrada, que no la debe ensuciar o tocar nadie, ni debe entrar nadie si yo no lo perm ito y tal persona me ha que rido ofender o tocar, o ha querido entrar a mi cuerpo”. El solo hecho de poder com unicar eso abatiría muchas cifras del numero de ofensas sexuales que existe a la fe cha. 247

¿Por qué no se informa correctamente a los niños? Para mostrar una vez más la incapacidad de mu chas de las iglesi as del cristianismo, empezando por la Iglesia católica para informa r dentro de esa doble mor al y gran hipocresía que muestra, se opuso durante años y se sigue oponiendo a que exista la más mínima posibilidad de educación sexual. Yo me pregunto: Si Cristo existió como un profeta que se dijo Hijo de Dios, ¿qué pensaría si hubiese existido en su experiencia el conocimiento del abuso sexual en un niño palestino, hebreo o judío? , seguram ente se hubiera indignado y hubiera pedido alguna forma de sanción para el ofensor y le hubiera dicho al niño y a otros niño s en su rec orrido po r las tierras de Galilea: No se dejen , de la misma manera que Él no permitió que los mercade res estu vieran de ntro de su templo y los corrió a latigazos, tampoco hu biera permiti do que los adultos tocaran u ocuparan el templo sagrado de la inocencia de estas criaturas. A mí me parece co ntradictorio que una Iglesia que permit e la extraña analogía de que los mensajes del Papa aparezcan en las “papitas”, no permita que en un acto moral y de ética se abra la educación sexual a todos los ámbitos. Tal vez mi mente sea muy perversa, pero yo supongo que la sexualidad de muchos sacerdotes es tan detestable, tan pervertida, tan oscura y tan hipócrita que les asustaría que si sus fieles mujeres estuvieran informadas acerca de la sexualidad, los curas, los sacerdotes, los ministros, no tendrían con quien compartir su sexualidad, ya que entenderían que el padrecito las est aba seduciendo y no bendiciendo como creían en su ignorancia. Obviamente no les conv endría porque el mercado de piernas abiertas se les cancelaría de inmediato a los jerarcas de las diferentes iglesias. La Iglesia ha hecho todo por ocu ltar los escándalos se xuales de sus ministros, sin embargo algunos han salido a la luz, 248

como el del Padre Marcial Maciel, denunciado muchos años después por un grupo de adultos que fueron víctimas de abuso sexual de su parte en la infancia, mientras sus padres le habían confiado su “ed ucación” . Se trató de parar a la prensa escrita y las denuncias tuvieron que ser hechas fuera de México. Fue muy notorio que unos días después de aparec er estas noticias , el seño r apareciera en co mpañía de un secretari o de estado precandidato a la presidencia de la República Mexicana, un secretario de Gobernación famoso p or su liber alismo revolucionario; y desde luego otros jerarcas del juego, como otros personajes de la política y de la banca. La ben dición a la perversidad siempre ha sido dada po r ese amasiato entre e l dinero y la Iglesia, no la religión ni las enseñanzas espirituales, no creo que Cristo hubiera sido socio de Cabal Peniche, que tenía a un sacerdote com o ases or fina nciero. También la fama del señor cardenal primado de México en la zona de Tehuacán es muy clara en cu anto a sus preferencias . La forma que utiliza la Iglesia para seguir manteniendo la hegemonía y la hipocresía es educando a través del miedo, planteando la presencia del diablo y la am enaza del infierno. Hoy en día la información es responsabilidad de los medios. La educación de padres o religiosos de doble moral no va a poder con los medios, el niño va a escuchar que el diablo no existe porque la existencia de éste es la equivalencia a negar la existencia de Dios Todo Poderoso, cuyo poder no puede ser compartido por una fuerza contraria. La Iglesia ha creado el pecado, al diablo y al miedo porque es la industria del perdón. La sexualidad, que es uno de los más bellos regalos de Dios , obviamente tiene que tener un pago económico muy importante para la Iglesia; “para tener placer hay que pagar”, por eso la gente paga por divertirse cuando las personas que tenemos alegría de vivir o que nos sentimos contentos con la 249

vida jam ás tenemos la ocurren cia de irnos a divertir , ese verbo no cabe como tam poco cabe el verbo aburrir. Cuando se les hace sentir a los seres humanos que el sexo es algo que hay que hacer para sentirse bien, no como algo natural, entonces también hay que pagar por él de la misma man era que un muchacho, pa ra creer que se d iviert e, tiene que h acer una cola en una discoteca, darle un dinero al marrano de la cadena para que lo deje entrar, pag ar allá adentro p or la botella y por la cocaína, pagar por la compañía, de la misma manera piensa que el sexo se tiene que pagar con indulgencias plena rias, acudiendo a una escuela religiosa, con hipocresía, con mentiras, etc., porque se lepor crea, natural, condición de clandestinaje la de quealgo hay que que es pagar. “Si una tienes relaciones sexuales te tienes que casar”, eso solo ya es un pago brutal. Toda esta gran falacia, esta gran mentira, se tiene que terminar a través de los medios que se atreven a decir todo o se han abierto para que alguien diga la verdad, ya sea alguien del público, un conductor o un invitado. El mito del sexo prohibido ya se acabó, en México ya no hay tabúes para hablar, los tres únicos que había ya se rompieron: nadie podía hablar de la Virgen de Guadalupe, ni del señor presidente ni del sagradísimo ejército. Ha habido motivos para que algunos hablen cuestionando estos tres temas, p rimero como tabú y después en las acciones. No se puede hablar de una época globalizada cuando existen temas tabúes . Estamos ante un hecho: el abuso sexual en la infancia y el incesto que entre otra s cosas, de m anera muy importante, tienen en común la causal determinante, coadyuvante o predispuesta de la ignorancia de los niños y jóven es mexicanos sobre la sexualidad y eso ha sido responsabilidad de los padres de familia, de la Iglesia, principalmente la Católica, Apostólica y Romana, y de las autoridades de educación. 250

in embargo, hay países como España, que a pesar de ser mayorm ente un país católi co, ha reconocido la magnitud del problema y lleva a cabo un programa muy extenso de educación sexual a todos los niveles. El Ministerio de Educación ha publicado una colección de textos dirigidos específicamente a padres, maestros, niños, adolescentes y jóvenes. Este programa se lleva a cabo actualmente eñ todas las escuelas tanto pub icas como privadas y forma parte del programa escol ar. E l program siguientes:

a va ac om pañado de

men saj es com o los

En ocasiones, ciertos temas nos producen tanto rechazo por su dureza que preferimos no hablar de ellos. Éste es el caso del abuso sexual a menores. Nos resulta tan difícil asimilar que algunas personas puedan cometer actos tan crueles, como abusar de la inocencia y debilidad de los/las menores agrediéndoles sexualmente, que preferimos ignorarlo o pensar que ocurre con escasa frecuencia. Pero ésta no es la realidad. La realidad es que un elevado porcentaje de menores sufre abusos sexuales en nues ’ ,maS concretamente en torno a un 23% de las niñas y un 15% de los niños. Los padres, en relación con este tema, podemos y debemos: • Proteger de los riesgos. • Observar los cambios bruscos. • Escuchar a los hijos. • Hablar con los hijos. • Colaborar con la escuela. • Creer a los hijos. • Denunciar estos casos.

251

10. El proceso de sanar La

aceptación

Como en todo p roceso de r ecuperación, la primera fase en e l camino para sanar es la aceptación. No hay manera de solucionar ningún problema que antes no se haya aceptad o. La aceptación es lo contrario a la negación y por lo mismo es un paso difícil, ya que ha sido la negación misma del problema lo que ha man tenido al dolor constante.

El

rec

ono

cim

i ento

d e

q u e s e necesi

t a ayuda

La segunda fase es el recono cimiento de que solamente con a ayuda de otras person as podem os recu perar el sano juicio. El reconocimiento de que se necesita ayuda tiene que venir necesariamente después de la aceptaci ón. Muchos cultos religiosos piensan que el simple hecho de a aceptación es suficiente para liberarse: “Acepto que soy malo y como ya me di cuenta, ya estoy en el proceso de cambio , esto no es cierto. En una relación de pareja disfuncional, el que una persona se dé cuenta de qué es lo 253

que le sucede a la otra no significa que haya iniciado el proceso de cambio. Hace algunos años se puso de moda el que las personas con parejas disfuncionales se escribieran larga s cartas diciéndose todo lo que no les parecía del otro, sus demandas y sus ofertas de cambio. Sin embargo, esto no cambió nada. Es como cuando un católico se va a confesar y piensa que porque el sacerdote haga una señal con la mano todo queda olvidado y de pronto se encuentra limpio de culpa y de pecado, y que gracias a esa bendición todo va a empezar de cero sin que haya aquello que está lastimado, que no puede ser perdonado y todo inconsciente guarda. recono cer que necesitaEs lo porque estoelque es muy importante mos ayuda de otros en el muy difícil proceso de recuperar la parte sana que queda de nosotros, de rescatar lo que queda de nosotros como no tan sano y que puede ser zurcido, reintegrado a lo saludable; y trabajar con aquello que ya no tiene remedio. Trabajar con el abuso sexual de la infancia es trabajar con un hecho que no se va a repeti r, se pueden v olver a vivir algunas formas de abuso sexual, pero ya no serán abuso sexual en la infancia. Es trabajar con un evento que recordamos vagamente, que a veces soñamos que recordamos, que a veces imaginamos que recordamos, del cual hemos hecho una anécdota histórica y en muchas y ocasiones una anécdota mítica a la cual le vamos a conferir un valor que puede ser real o bien puede ser desproporcionado. También le vamos a otorgar, a ese evento del pasado, irrepetible e irremediable, el poder para determinar todo lo que es nuestra vida afectiva. Se trata de trabajar con un recuerdo muy vago, pero que ha dejado una profu nda huella en nuestra vida. Yo muchas veces me pongo a reflexionar con algunos pacientes si esto sería algo así como trabajar “en terap ia” con lo 254

que sucedió durante el parto. “Fíjese, doctor, que yo sé que nací en un parto muy difícil en el que pasaron muchas cosas que yo no he podido borra r. No m e llevo bien c on mi mam á por la m is m a ra zón y sé qu e vo y a m orir de cáncer de pu lm ón y casi asfixiada porque me costó trabajo respirar al nacer.” Por supuesto que nadie recuerda el trauma del nacimiento, pero hay gen te que cree que lo re cuer da porq ue m ucha s té cnicas de supuesta regresión les han hecho creer a miles de pacientes que sí se puede re cord ar y en m uchos cas os son responsables hasta de suicidios. El 7 de diciembre de 1998 apareció en el diario L a Jorn ada la siguiente nota:

La forma de nacer determina la manera de morir

Una persona que comienza su vida con un nacimiento traumático y doloroso es más propensa a terminarla con un suicidio violento, dijeron investigadores suecos. Su estudio de adultos que se suicidaron en Suecia encontró que puede relacionarse la forma en que nacieron las personas con la que escogen para morir. Las complicaciones durante el nacimiento, los dolores de parto prolongados, el que el bebé saque primero los pies al nacer y el uso de fórceps y la succión, se asociaron con un aumento del riesgo de suicidios violentos en hombres adultos. También establecimos que cuando las madres toman sedativos para aliviar el dolor, ése es un factor altamente productivo (contra el suicidio) , dijo el doctor BertilJacobson en entrevista. El reducir el dolor de un infante durante el nacimiento parece ser importante para disminuir el riesgo de suicidio cuando es adulto, agregó. “Pensamos que existe un mecanismo inconsciente que fuerza al individuo a repetir el trauma (natal) durante el suicidio. De alguna forma desea volver a experimentar el trauma del nacimiento”, dijo Jacobson. 255

El médico admite que la teoría es muy controversial, pero agregó que los procesos son facilitados por la hormona masculina testosterona, lo que puede explicar por qué los hombres se ven más afectados que las mujeres. Jacobson y Marc Bygdeman trazaron la experiencia natal de 242 adultos nacidos en Suecia entre 1945 y 1980 que se suicidaron violentamente entre 1978 y 1995. Luego la compraron con 403 nacidos en el primer periodo en los mismos hospitales para descontar cualquier influencia socioeconómica. Cada adulto recibió una puntuación de trauma según el numero de complicaciones y dificultades durante su nacimiento. También destacó si la madre recibió analgésicos. Los que se suicidaron tuvieron más complicaciones obstétricas y sus madres recibieron menos medicamentos. Los investigadores pidieron más estudios para corroborar sus hallazgos y dijeron que la búsqueda debe ampliarse para incluir la tendencia a accidentes, que también podría estar asociada con nacimientos dolorosos. Louis Appleby, profesor de psiquiatría en la Universidad de Manchester, aceptó la relación entre los suicidios y los nacimientos difíciles, pero cree que eso tiene que ver más con una enfermedad mental que con la fijación. Reuters M ientr as el abuso sexu al haya ocurrido más tem pranamen te en la infancia, menos preciso es el recuerdo de la víctima. Mientras más cercano haya sido a la época en la que ya teníamos la capacidad de fijar nuestra memoria, mayores detalles podrán recordarse. E n términos g enerales se va a tratar de trabajar con la mayor cantidad de datos posibles, para tratar de precisar un evento de difícil recuerdo y de ingrata memoria. La única técnica que se conoce hasta la fecha com o efectiva para estos casos es la terapia de grupo. E sto se debe a que 256

todo evento que haya sido doloroso, lastimero o intolerabl e, lo vamos depositando en un almacén de recuerdos ingratos que se llama negación. Negamos y olvidamos el suceso porque nos lastima recordarl o. La enorme ve ntaja en una terapia de grupo es que al escuchar la evocación del recuerdo de los que han estado trabajand o el abuso antes que yo, va despertando el recuerdo de mi propio caso al escuchar experiencias similares. En la medida en que yo vaya escucha ndo, se irán abriendo las puertas de ese almacén de recuerdos ingratos en el que yo guardé todo esto. La historia en la de conciencia encuentra parcelada como si fuera un tablero ajedrez. se Hay partes que son recuerdos claros, otros son vagos y otros son completamente oscuros. Muchas veces se tiene el relato por parte de otros de sucesos que aunque no podem os record ar los hemos integrad o a nuestra historia, como aquellas cosas que nuestros padres nos han relatado de nuestra infancia, pero de las que no tenemos un recuerdo vivo y, s in embargo, las hemos aceptado como parte de nuestra historia. Cuando escuchamos el relato de algo similar a lo que realmente nos ocurrió, como el efecto de un espejo, se refleja y evoca el recuerdo de una experiencia tra yéndolo al momento presente. Una mujer no recordar nadadíay escucha sólo tener un sentimiento vago depuede que algo pasó . Un a una comp añera del grupo que está trabajando con el abuso sexual de su infanci a, la oye m encionar un hecho que pudiera ser su caso : Me molestaba que cuando yo me bañaba, mi hermano se metía como por accidente al baño haciéndolo pasar por un equívoco. Hasta que mi hermano fue exagerando sus conductas y un día, estando semidormida, sentí que me estaba acariciando las piernas por deb ajo de la sábana” . Pudiera ser que este relat o aparentem ente intranscendente, le t raiga ju s257

tamente e l recuerdo que conecta con esa mente negada. Hay una sensación automática de identidad con el relat o y se evo ca el recuerdo con nitidez. En las terapias de grupo, cuando alguien está expresando su hist oria, uno puede observar cómo hay muchos que están asintiendo con la cabeza y es común escuchar decir: “A mí también me pasó lo mismo”. Esa motivación de escuchar historiales de labios de otro, es lo que convence al paciente sobreviviente de abuso sexual de que tiene que trabajar realmente, no sólo con la aceptación de su pasado, sino con la ayuda de otros. Los otros van a ser el conducto alcancedela separar verdadera historia d e su pasado. Y ésta para es laque únicaél forma conscientemente a aquello que es recuerdo puro de lo que es una h istoria relatada. En mi caso, yo he escuchado de labios de mi madre y mis hermanos muchas referencias a mi comportamiento en la infancia que yo no recuerd o. Me han contado cómo rom pí con una manzana el cristal de la entrada de un hotel del centro de la ciudad de México en e l que estaba hospedado con mi madre. Por supuesto que yo no lo recuerdo, pero me lo han contado tantas veces que parece co mo si lo recordara . Aunque lo he integrado a mi historial, sigue sin ser mi recuerdo, es el recuerdo de losesdemás acerca de . Un recuerdometer claro una que sí me pertenece una ocasión en mí la que queriendo toalla en los rodill os de la lavadora, éstos la jalaro n junto con mi mano. Recuerdo los gritos de mi madre y a mi a buelo llevándome a tomar radiografías, el recuerdo es tan claro que parece que estuviera viendo todos los detalles de lo que ocurrió. Este ejemplo nos lleva a la conclusión de que en lo que se refier e a la memo ria de nuestra histori a, no sabemos qué es lo que recordamos como real y qué es un relato que hemos in tegrado. 258

La finalidad de traer el recuerdo real al momento presente es para poderlo expulsar. Para esto es necesario traerlo completo. Podríam os hacer la comparación con una intoxicación por haber comido unos tacos con una crema que estaba en mal estado; uno no puede vomitar sólo la crema y retener lo demás, debe ser expulsado todo para recuperar el estado de salud. El trauma es como tene r en la alacena un alimento podrido que huele mal y además está echando a perder el resto de los alimentos. Vamos a necesitar explorar toda la alacena hasta encontrar ese alimento podrido y sacarlo para que no siga contaminando al resto. ensíntomas, toda enferm uno tiene erradicar causa Como y no los que edad, la mayoría de lasque veces no sonlamás que la reacción de los mecanismos naturales de defensa del organismo. Cualquiera de nosotros podría comer fácilmente un alimento que esté contaminado con estafil ococos. La toxina del estafilococo se llama enterotoxina porque es altamente dañina para la pared intestinal. Si una persona come un gran vaso de camarones, basta uno que esté contaminado para que tenga una reacción, que se llama intoxicación alimenticia con enterotoxina de estafilococo, que se va a manifestar dos o tres horas después de haber comido con un malestar int enso, náusea, calosfrío y casi de inmediato diarrea y vómito frecuentes. Se apueden tener de a 25 evacuaciones en esto 24 horas y de 12 20 vómitos en 20 el mismo periodo, todo con la consecuente deshidratación. Frente a este cuadro, muchos médicos sin exper iencia recetarían antibióticos, antidia rreicos y un supresor del vómito, esto porque el enfermo se queja de los síntomas. Sin embargo, son precisamente el vómito y la diarrea los mecanismo que la naturaleza usa para limpiar el aparato digestivo del factor dañino. Cualquier medida que tienda a bloquear ese mecanismo normal va a empeorar el cuadro alargando el padecimiento por varios día s. Lo que debe 259

hacerse es dejar que los mecanismos funcionen, cuidándose sólo de hidratarse. En el momento en que el organismo logra expulsar el último pedazo contam inado, autom áticamente uno se siente bien. Cuando un medico recom ienda la provocación del vómito frente a una intoxicación, está indicando lo que queremos hacer en la terapi a. A veces, en u na catarsis podemos expulsar una parte de aquello que nos hace daño, pero no nos vamos a sentir realmente bien hasta que todo haya salido completamente.

La

expresión

como

mecanismo

d e expu

l si ón

Son también los compañeros de la terapia, los que lo alientan a uno expulsar todo lo que está haciéndonos daño. Esta expulsión se lleva a cabo a través de la expresión. La expresión oral del dolor es muy importante. La terapia grupal es de gran ayuda en este punto porque habernos personas muy hipócritas o que usamos un modo de lenguaje formal. Cuando se trata d e expresar sentimientos como la ira que ha sido contenida, es necesario hacerlo con toda libertad sin importar si usamos un lenguaje áspero, grosero o coloquial . Aquí lo importante dejarlocuando salir tal como es. le llega el momento Entre elesgrupo, a una persona de la catarsis (catarsis significa la catarata de expresiones abiertas), se sabe que no es lo mismo decir: “Me sentí muy mal al darme cu enta de que alguien se había aprovechado de mi inocencia , a decir: “Me siento de la chingada porque al fin pude precisar que el hijo de puta de mi tío era el que me manoseaba por las noches”. Esta libertad en el uso de palabras expresa lo que el individuo siente con una gran fuerza emocional. La expresión de mi malestar debe ser tan abierta 260

como lo sienta. No disfrazada a través del tamiz de mi propia mente o de la serie de restricciones que yo me imponga a m í mismo po r preocuparme de lo que van a pensar los demás si hablo así. Hace muchos años cuando yo empezaba a ir a terapia, el terapeuta me decía: “Mira, Neto, tu grave problema es que las cosas que aparecen en tu mente, las pasas por un serpentín (aparato para destilar) y cuando salen por tu boca ya es pura pendejada, no estás diciendo absolutamente nada. Si quieres sanearte, pon un tubo directo de tu cabeza a tu boca”. En verdad, yo pensaba cómo decirlo en vez de decirlo. Por eso comparo la expresión con el vómito, es un jalón en el que se expulsa todo. En el grupo, la catarsis no es nada más para uno.

A

yuda

p ro

fesi

onal

La tercera fase es saber que, además de las personas que comparten nuestra experiencia de sufrimiento y que ayudan a nuestra recuperación como conductores, existen profesionales de las ciencias de la conducta entrenados para escuchar y guiar una catarsis. Las terapias de grupo que existen en México y que han sido las más eficientes en los casos de abuso sexual en la infancia, son conducidas o coordinadas po r un terapeuta profesional (preferiblemente mujer, si el número de éstas supera a los varones en el grupo, y viceversa). El terapeuta profesional, sea psicólogo, p sicoanalista o psiquiatra, tiene un modestísimo proyec to de trabajo y debe practicar, antes que n inguna otra técnica, un concep to muy claro y definitivo sobre la humildad. Esto porque la actividad terapéutica es responsabilidad, esfuerzo, tiempo y dinero del paciente. Es el paciente el que sabe qué le pasa, cómo le pasa, 261

por qué le pasa o, hablando en pasado, qué le pasó. Y es el paciente el que necesita que ese malestar emocional se supere. Cuando un paciente se enfrenta a un terapeuta debe considerar que el terapeuta es un ignorante de todo lo que a él o a ella como paciente le concierne. Con esto quiero decir que el terapeuta es un profesional humilde cu ya gran tarea es escuchar todo aquello que de sí mismo le puede comunicar, en expresión abierta, el paciente. La tarea del paciente es ayudar al terapeuta a la conducción. El 90% del trabajo terapéutico le corresponde al paciente. El terapeuta, después de escuchar, escuchar y volver aque escuchar, debe efectuar acción profesional consistesolamente simple y difícil menteuna en tra tar de romper las resistencias que un ser humano tiene para hablar de sí mismo. El terapeuta usa palabras y frases como: “¿Y?”, ¿Qué más?”, “¿Qué pasó?” La palabra clave de la terapia es: “¿Y?” como conjunción copulativa. Entiéndase que la participación del terapeuta en el proceso de recuperación es pasiva, que debe ser aceptada por todas las víctimas de abuso sexual en la infancia para que la conducción terapéutica tenga un orden y esto evite la disgregación del periodo de recupe ración y el paciente no pierda tiempo y dinero. muy probable muchasagregados, víctimascomo de abuso sexual la Es infancia presentenque síntomas pueden ser en manifestaciones depresivas, histriónicas o de ansiedad, que deben ser tratadas paralelamente a su proceso de recuperación por un profesional. No sería extraño que en las primeras etapas de recuperación, un médico psiquiatra que ha detectado síntomas de depresión, considere conveniente recetar algunos fármacos. La tarea fundamental del médico es aliviar el dolor y si no es la tarea fundamental, sí es la tarea inicial. Si un médico de 262

primer nivel, es decir, uno de los médicos que atienden a los pacientes que acuden a un consultorio por primera vez o a una sala de urgencias , se encu entra ante un paciente que presente dolor, tiene que valorar correctamente si en ese momento lo más importante es q uitar el dolor mientras hace una historia clínica y practica los exámenes correspondientes, para elaborar el diagnóstico de lo que srcina el dolor como síntoma de la enfermedad que lleva a ese paciente a acudir a consulta. Hace muchos años todos estábamos pendientes desde pequeños de los dolores de bajo vientre porque estaba de moda la tis yhabía muchos afirmaban que ante un dolor deapendici vientre no quemdarédicos analgésicos o antiespamódicos porque podían ocultar el síntoma de la apendicitis. Muchas instituciones de primer nivel, ante la presencia de toda esta naturaleza recomendaban practicar una biometría hemática de urgencia para determinar el número de glóbulos blancos y si estos estaban elevados y coincidían con el dolor de bajo vientre más algunos otros síntomas, se pensaba ya en un problem a de vientre agud o y se planeaba un a laparotomía exploradora con el objet o de ab rir ese vientre y encontrar qué estaba causando ese problema. Los médicos cirujanos de urgencias sabían qu e se podían encon trar un apéndice perforado, un quiste deenovario condeelque pedículo un embarazo extrauterino el caso fuer torcido a una moujer en edad fértil. El día de hoy se sabe que vamos a encontrar lo mismo pero que la conducta inmediata, antes de pensar en otra cosa, es quitarle el dolor físico al paciente. Aquí sí primero es quitar el dolor y después averiguar el srcen del síntoma. En el caso del dolor en el abuso sexual, si la depresión enmascara toda la problemática, la tarea del terapeuta es primero quitar la depresión y empezar poco a poco a tratar de explorar a la paciente para encontrar los orígenes de ese 263

dolor aunque sospec hemos o ya sepamos que se trata de abuso sexual. Seria casi imposible aplicar una buena técnica terapéutica si trataramos de hacer las cosas al revés. Esto es trabajar mucho tiempo con sobrevivientes de abuso sexual que presenten depresión sin tratar primero la depresión, ya que la enorme cantidad de síntomas de la depresión y los síntomas agregados a la misma, han hecho que a este padecimiento se le llame la gran enmascaradora”. La depresión podría estar enmascaran do muchas cosas que la o e l paciente debe comunicar y debe interpretar como el producto del resultado de su supervivencia al abuso sexual. Este parrafo podría parece r simplemente el capricho de un medico empe cinado en tratar l a depresi ón, pasando por encima de lo que piensan en los grupos de autoayuda o en los grupos de pacientes específicamente con abuso sexual en la infanci a. Sin embargo, nosotros hemos visto que no hacer las cosas asi retarda el proceso o lo bloquea. Una vez que ha hecho el diagnóstico de l abu so sexual, entonces si hay que intentar la s dos formas más conocidas de la terapia convencional: la terapia indivi dual y la terapia de g rupo. Es obvio que en la terapia individual existen ventajas y desven tajas. La primera, si el paciente ha estab lecido un buen raportt con el médico, esto es, un puente de comp rensió n con o la terapeuta, o el terapeuta. Esto facilita lasmedico cosas porque en la intimidad del consultorio muchasmucho pacientes tienen la confianza necesaria para hablar de sí mismas con una gran hone stidad, cosa que al principio no sucede con la terapia grupal, aunque ya hemos visto cómo las ventajas de la terapia de grupo son ir abriendo esos agujeros que tenemos tapados por el dolor y el sufrimiento de recuerdos traumáticos. En nuestro medio, hemos encon trado que las personas que mas claman por ayuda, cuando menos en el medio que yo 264

conozco, son personas con un nivel económico bajo. Se hace casi indispensable la sugeren cia primaria de acudir a la terapia de grupo. En muchas ocasiones, lo que nos hemos encontrado es que personas que están en la terapia de grupo en medio de un proceso de recuperación, ya solicitan y pueden hacer un esfuerzo para pagar una consulta privada para la consulta individual. En este momento, sí es muy importante que las personas que están leyendo este libro sepan que cualquiera que sea la vía con la que se inicie el tratamiento, es absolutamente válida. Personas que están en terapia individual, en un momento dado optar por una ayuda que les permita incluso tratar de van ayuda ar a otros. Es importante que en un p rincipio el terapeuta sea médico o médica porque las manifestaciones más frecuentes de abuso sexual en la infancia en el caso de mujeres se dan en la disfunción sexual de la adultez. La disfunción sexual en la edad adulta se puede iniciar por un trastorno por angusti a. El trastorno por angustia es una entidad clínica bien conocida por los psiquiatras, pero poco conocida por médicos de otras especialidades y por psicólogos. El paso siguiente después del trastorno por angustia, de la angustia anticipatoria de muchos pacientes de enfrentarse a la sexualidad lo constituyen la fobia y la aversión sexual. A veces esta fobia o aversión general o parcial se puede disfrazar durante un tiempo como lo que los sexólogos llaman deseo sexual inhibido o bien, y aquí está la importancia de ser médico, el que la paciente mujer presente dos formas severas de imposibilidad de realizar el coito. La primera de ellas es el vaginismo, que consiste en una contracción intensa de la musculatura del pubis que impide todo intento de penetración vaginal , por u na parte, con el consecuente d esconcierto de la pareja y de la misma paciente; y en segundo lugar, la dispareunia que como s u 265

nombre lo indica es dolor al realizar el coito. El vaginismo y la dispareunia no pueden ser tratados sólo por un psico terapeuta, deben ser tratados por un médico, porque hay que explicar procesos fisiológicos a los pacientes y quizá muchos psicoterapeutas carecen de la información médica y ginecológica suficiente para esto. Por otra parte, y a favor de muchos p sicólogos, en los últimos años muchos se han preparado para el tratamiento de síntomas secundarios de las consecuencias del abuso sexual y pareciera que el día de hoy muchos de ellos tienen mayores conocimientos acerca del tratamiento de la dispareunia y el vaginismo que muchos ginecólogo s. Un error muy frecuente es que las parejas, ante la presencia del vaginismo o la dispareunia, acuden sistemáticamente a una consulta ginecológica. Si el ginecólogo no está preparado porque no haya cursado como esp ecialidad o haya hecho un diplomado o posgrado en sexualidad humana y conozca muy poco de psiquiatría y sobre todo desconozca las consecuencias del abuso sexual en la infancia, lo más probable es que entorpezca la recuperación porque va a pretender a través de la exploración física, corregir la dispareunia. Hace varios años tuve una paciente de 42 años, de apariencia y arreglo muy sensual, lo que hab laba ya de que se sentí a insegura de su sexualidad, hasta que descubrimos que padecía de vaginismo y dispareunia. Con el tiempo averiguamos que había sido enviada a tratamiento por su esposo con una neuróloga muy reconocida, que había sido mi maestra en la facult ad. Esta neuróloga intentó a través de dilataci ones con la mano “ampliar” la cavidad vaginal con un absoluto y brutal desconocimiento de lo que significa para una mujer que ha sido abusada, el que a través de maniobras y manipulaciones se intente curar el vaginismo. E n este caso parec e ser que más que el abuso del que fue víctima en la infancia y las 266

violaciones que sufrió por parte de su esposo, que irresponsablemente en la desesperación la violaba al tratar de penetrarla, lo que más plasmó el recuerdo y la brutalidad en esta mujer con un grado severo de fobia y aversión sexual fue el trato brutal y totalmente inadecuado de la neuróloga. No es posible que un médico impreparado, aunque tenga una especialidad en ginecología, neurología o psiquiatría, intente violar en la supuesta segu ridad y ética del consultor io médico, a una mujer que ofrece res istencias a la penetraci ón, que es una enferma y que requiere un trato absolutamente cuidadoso y especializado para corregir este problema. Creo que habrá polémica respecto a este tercer paso de la recuperación porque sabemos que la funcionalidad de los grupos de autoayuda y los grupos especializados en terapia de víctimas de abuso sexual en la infancia, demuestran su muy alta eficacia y sobre todo el servicio social que prestan por la cantidad tan importante de personas necesitadas de esta ayuda en la juven tud y en la adultez y quizá se van a incomodar con esta afirmación. Sin embargo, me ha tocado en lo particular recibir a aquel las víctimas de abuso que de alguna m anera fueron vueltas a abusar por médicos, que sin pretender hacerlo ignoran lo que está pasando. Para elegir al médico adecuado, yo recomendaría lo mismo que recomienda Susan Forward en uno de los capítulos de su libro Cuando el amo r es odio. Una vez que se han eliminado las com plicaciones más frecuentes del abuso sexual en la infancia, como son la depresión y la fobia o aversión sexual, el médico podrá sugerir, sobre todo si tiene experiencia y criterio, qué tipo de terapia grupal o qué tipo de terapeuta podrían ser los indicados para el caso. Una sugerencia de buena voluntad es que no se piense nunca, aunque se pregunte, en la duración del tratamiento. Una 267

recuperación de abuso sexual en la infancia puede durar io

^iippií

terapeuta ni el tiempo que lleve.

S

> n0 la co"d 'cio n del

ervicio

^breviWem^para^ervir'co^T"™

*' ?

31 0 ,a

le de redga to le evr .hUman 0 Se P° “ “ disP osi“ ™ de ot orgar

mmm.

268

prensión extraordinario que se da siempre entre un enfermo y otro. Muchas personas que han acudido a un consultorio médico y perma necen por algunos minutos, a veces horas en la sala de espera, y por eso se llaman pacientes, se han percatado de que la conversación con otros que estaban esperando la consulta como el, acerca de los síntomas de la enfermedad, hace que se conozca mucho más que ninguna otra cosa que pueda ser explicada. Este coloquio de dos personas que ocurren al dentista o al ginecólogo, o al cardiólogo, se da en un puente de comprensión, de comunicación que va a vincular a dos seres humanos de lotamismo, un sufrimiento Uno anotravés se perca de los benef icios de estocomún. hasta que cons cienteme nte pertenec e o milita, o trabaja dentro de algún grupo que ensene cómo servir a otr os a través de la experiencia personal. Todos los grupos de autoayuda y todos los grupos de terapia formal lo saben perfectamente bien. Ignoro por qué razón no se ha difundido más esta manera de aliviar el dolor. Hemos visto en la radio que, sin saberlo y quizá sin proponérselo, muchas personas han ayudado a miles de seres humanos al com partir su expe riencia. Cuando alguien escucha una historia que se le acomoda como anillo al dedo, se siente identif icado y puede servirl e justam ente p ara que empiece su proceso recuperación. Cuandodeuno se despoja de esa caja de egoísmo en la que uno guardó sus emociones y sus sentimientos y los comparte con otro ser humano, en realidad está quitándose un peso de encima. Es como se dice “soltar la papa caliente” que a uno e quema las manos y a otro le servirá para comérsela. Alguien se va a nutrir con esa experiencia y va a crecer a partir 06 Cilci. El servicio pudiera ser la mejor herramienta para la recuperación , porque los seres humanos que hemos tenido un 269

dolor, almacenamos el dolor como si fuera un tesoro oculto

que no quer emos compartir; «La rQpa su da se ^

^

o Esto no l o cuento porque qué van a pensar” , “Yo soy así y m modo , o “Fue la cruz que me tocó vivir”, etc., son las peores estupideces que uno puede decir en estos casos Claro que tampoco se le puede decir a la primera persona que se nos cruce en el camino. 4 Co m o quinto y último paso en

el proceso de recuperación

c a r S n 'T ° l C°mpIe mentos
View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF