Abecedario de La Felicidad 2015
May 12, 2017 | Author: Luz Puerta | Category: N/A
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Descripción: Sobre la felicidad día a día...
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Abecedario de la Felicidad
- María Mikhailova -
2ª Edición - Agosto 2015
http://mariamikhailova.com
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Índice
Prefacio
1
A de Amor
4
B de Bondad
7
C de Cambio
11
D de Dinero
14
E de Emociones
17
F de Fe
20
G de Gratitud
24
H de Honestidad
27
I de Ignorancia
31
J de Juventud
35
K de Karma
39
L de Libertad
43
M de Miedo
47
N de Niño
50
O de Opinión
56
P de Pasión
60
Q de Queja
64
R de Respeto
68
S de Salud
72
T de Tiempo
77
U de Universo
82
V de Vitalidad
87
W de Web
93 ii
X de Sexualidad
98
Y de Yo
104
Z de Zen
109
iii
Prefacio Hace tiempo que deseaba escribir un blog acerca de los Vedas. No era más que una idea en medio de una vida llena de cambios: cambios de trabajo, de país, etc. Y entonces surgió la posibilidad y sobre todo el tiempo para dedicármelo solo a mí misma. Y comencé mi blog. Era septiembre de 2013, acababa de mudarme a Rotterdam y no tenía trabajo: necesitaba ocupar mi tiempo mientras lo estaba buscando. Así surgió Creando felicidad. Pero llevar un diario digital no es tarea fácil. ¿Cómo conseguir más lectores? ¿De qué les hablo mañana? Todo comenzó con la idea de transmitir el conocimiento védico, popular en Rusia pero muy poco conocido en España. A mí me tenía fascinada. Sobre todo por la forma en la que los "gurús" en la materia conseguían convertir este conocimiento arcaico en algo actual, algo que podemos aplicar a nuestra vida diaria aquí y ahora. Yo quiero llevar Los Vedas a los españoles, me dije. Y entre una cosa y otra me topé con un blog que sencillamente me cautivó: caminomundos.com Una chica de Argentina decide dar la vuelta al mundo y escribir sobre ello en su blog. Pero eso no lo es todo. Maga, que es como se llama la autora, es una chica de grandes dotes literarias, tiene una capacidad increíble de jugar con el lenguaje. Y no sólo habla de sí misma: interactúa activamente con sus lectores, crea juegos, es la organizadora del grupo de Facebook "Dinámicas creativas". Y propone un juego: una letra de abecedario, un post en el blog. Y así hasta completar el alfabeto completo. Lo que tenía claro desde el primer momento es que mi blog comenzaría con la palabra Amor. Es la A y es una de las cosas más importantes en nuestra vida. También quise mencionar ciertos aspectos típicos de los Vedas, como las 3 gunas materiales (Bondad, Ignorancia y Pasión), la K no podía ser más que Karma o la Z, Zen. Pero sobre todo procuré que todos los artículos del abecedario tuvieran ese toque personalizado, que dejaran entrever a la persona que está detrás de cada capítulo: una persona como cualquier otra, con sus defectos y sus virtudes, sus fortalezas y debilidades. 1
Maria Mikhailova
Reconozco que el abecedario ha sido para mí una especie de autoterapia. Si voy a desentrañar el alma humana, si voy a decir por qué no somos felices, tenemos miedo o nos sentimos mal, por qué enfermamos, por qué no respetamos a los que son diferentes, por qué perdemos la fe o nos quejamos constamente. . . si hablo de todo ello, ¿qué mejor ejemplo que yo misma? Yo, que de ejemplar no tengo mucho, precisamente por eso soy perfecta para ilustrar todo aquello que deberíamos (debería) cambiar en nuestro día a día. Claro está que los que me lean reunirán ciertas características: bien serán meros curiosos o deseosos de criticarme, bien familiares y amigos "presionados" por mí, bien (y sinceramente espero que sean la gran mayoría) personas en proceso de cambio, personas que desean aprender algo nuevo, encontrar algunas respuestas, motivarse, sentirse mejor, darse cuenta que somos muchos los que tratamos de salir de las crisis, crecer, mejorar, conocer y sobre todo conocernos a nosotros mismos. A todos vosotros, queridos lectores del blog, así como potenciales lectores, va dirigido este pequeño y humilde diccionario o abecedario de la felicidad. Por supuesto que no hay una fórmula común que nos hará felices a todos, pero sí hay algo que tal vez podemos evitar si no queremos que la felicidad y la alegría pasen inadvertidas por nuestra vida. Para mí la clave está en conocer, en descubrir, en mantener nuestra mente inquieta. La rutina muchas veces nos hace olvidar nuestros sueños. La apatía, la crisis, los problemas familiares y económicos. Pero hay algo a lo que todos debemos aspirar: desarrollarnos y progresar como personas. Si os sentís así, entonces seguro que este recopilatorio de mis artículos os hará reflexionar en más de una ocasión. Os advierto que no digo nada (o casi nada) nuevo. Pero creo que hay cosas que no está de más oír por enésima vez. Hasta que reaccionemos. O hasta que las asimilemos. Sin prisas pero sin pausas. Disfrutemos del proceso en sí. Por último, no puedo despedirme sin mencionar a ciertas personas que me han ayudado en este camino. En primer lugar a Fran2
Prefacio
cisco Cánovas, alias Paco de Murcia. La idea de crear un PDF con imágenes atractivas, recopilando todas las letras del abecedario, ha sido cosa suya. ¡Y tan suya que se ofreció a prepararme el PDF él mismo! Así que ya somos dos los creadores de este escrito que estáis leyendo. Muchísimas gracias, Paco. Al que tampoco puedo olvidar es a mi seguidor más fiel, que no ha dejado sin comentar ni un sólo artículo de este abecedario, y no comentar de cualquier manera, sino de una forma bastante poética. Se trata de Miguel Ángel Morcillo: poeta, aventurero y un hombre con mucho sentido común y un ingenio agudo. Gracias por estar allí hasta el final, amigo. Y por supuesto, agradecer a todos aquellos que me habéis leído, o que estáis leyendo esto ahora. Sé que el tiempo es nuestro bien más preciado, especialmente ahora, en la era de la tecnología e Internet. Pero los minutos que le dedicáis a lo que escribo, lo que pienso, lo que comparto. . . es algo que valoro muchísimo. Espero seguir compartiendo valor, contenidos de calidad, curiosidades y sobre todo conocimiento. Dicen los Vedas que el conocimiento es lo más importante en la vida del ser humano. Creo firmemente que es así. ¡Que disfrutéis de la lectura, amigos! Nos vemos Creando felicidad.
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A de Amor
Hola amigos. En esta sección que forma parte de un juego, llamado Abecedario, voy a hablaros de forma escueta de un tema interesante que tiene que ver con la filosofía védica. Cada tema será una palabra que empiece con cada una de las letras del alfabeto (veré qué puedo hacer con la W, X o Q). Se admiten sugerencias para próximos temas. Así que si os apetece que hable de algo desde el punto de vista védico, me encantará recibir vuestras peticiones. De momento comenzaré hablando de la A de AMOR, pues es un tema universal que nos atañe a todos, algo de lo que nunca se ha dejado de escribir ¿Quién no busca el amor? ¿Quién no ha sentido alguna vez la pasión o no se ha enamorado? El juego comienza y las palabras fluyen, el amor es como un río limpio que a veces se tiñe de colores extraños. ¿Pero qué es amor realmente? Los Vedas dicen que el amor es aquello de lo que está hecha nuestra alma. Que el amor que sentimos por Dios y que hemos olvidado al nacer lo buscamos sin remedio en este mundo material. Y así al final sólo necesitamos que nos amen y dar ese amor a los demás. Si no tenemos amor, nos sentimos vacíos e incluso enfermamos. Es una cualidad mucho más amplia que el amor de pareja o familia. El amor para que se considere como tal debe ser ante todo desinteresado. El amor que muchas veces decimos profesar por la pareja es en el fondo un amor egoísta: queremos que nuestro ser querido nos agrade siempre, haga lo que nos hace felices y no haga aquello que no nos place. El amor altruista ni siquiera es el que sentimos por nuestros propios hijos, pues muchos padres intentan que sus vástagos sigan su camino o hagan aquello que les hace felices a los progenitores, olvidando que sus hijos son seres completamente independientes que no tienen ninguna obligación de hacerles felices, sino todo lo contrario: son los padres los que tras tener a sus hijos deben 4
Maria Mikhailova
Figura 1: Amor
preocuparse por darles todo el amor que necesitan para ayudarles a iniciar con pie firme su andadura en esta vida, de forma completamente independiente. El amor auténtico, dicen los Vedas, está en dar y no recibir. Si nuestra existencia la guiáramos así, si siempre diéramos amor sin esperar nada a cambio, si todo el mundo actuara así, todos recibiríamos amor suficiente. Pero si todos queremos recibir amor y sólo lo damos a cambio, si nunca damos el primer paso, el mundo será profundamente egoísta, como de hecho ocurre actualmente. Lo contrario del amor es el egoísmo. Desarrollar ese amor desinteresado sólo es posible desarrollando nuestro amor a Dios, nos dicen los Vedas. Pues si lo amamos a él, ya que él es amor pleno, recibiremos amor en mayor grado al dárselo, y ese amor que recibamos será la energía necesaria para que podamos compartirlo con los demás seres. Él es nuestra fuente de inspiración, el manantial del amor infinito del que beber y llegar a la felicidad plena. Pues si estamos vacíos, si no tenemos amor 5
A de Amor
en nuestro interior, no seremos capaces de compartirlo con nadie, ya que simplemente carecemos de ello. Sólo podemos dar aquello que tenemos. Y la única forma de recibirlo de forma constante y ascendente es a través de la la meditación y la práctica espiritual. Lamentablemente, la mayoría de nosotros (y me incluyo por desgracia en esta mayoría todavía) buscamos desesperadamente el amor, porque no lo llevamos dentro, porque no sabemos cómo generarlo de la nada, cómo crear nuestro propio amor para regalárselo a otros. Es sólo así como el amor funciona. Criticamos a los demás por ser egoístas y les exigimos cambiar, sin darnos cuenta de que la única revolución posible está dentro de nosotros. Cambiar nosotros y tratar a los demás con amor. La verdadera batalla la libramos con nosotros mismos. Si habéis llegado hasta el final, me gustaría preguntaros: ¿qué es el amor para vosotros? Me encantaría oír vuestros comentarios (aunque fuera una frase o incluso una palabra).
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B de Bondad
Hola amigos. Seguimos con el juego del abecedario. Hoy toca la B. He decidido hablar de una cualidad que es esencial para la filosofía védica, un término que se menciona constantemente en las lecciones que escucho y que forma parte de las llamadas gunas de la naturaleza material. Las gunas son cualidades de la materia que forma el universo en el que vivimos. Esas cualidades son tres: la bondad, la pasión y la ignorancia. Estos tres estados afectan a la mente de todos los seres vivos, así como nuestros intereses en la vida, nuestro comportamiento social, las metas, las actitudes, las preferencias en los alimentos, etc. Cualquier aspecto de nuestra vida puede describirse con la predominancia de alguna de estas tres gunas. A grandes rasgos podemos decir que la bondad es el mejor y el más elevado de los estados, ya que nos permite ver la realidad de la manera más clara posible. La bondad es un estado de iluminación de la conciencia, cuando los efectos de una determinada actividad material no son nocivos para otros ni tampoco para nosotros mismos. En cuanto a la pasión (llamada también excitación y predominante en el mundo actual en el que vivimos) y la ignorancia (oscurecimiento o degradación), les dedicaré posts a cada uno de estos conceptos más adelante. Así pues la bondad o el bien es el más puro de los estados. La conciencia en dicho estado se encuentra menos contaminada por la materia y el fin último de esta guna es la paz. La persona que vive acorde al bien recibe la sabiduría que le da las pautas para vivir mejor. Este tipo de personas serán menos susceptibles a los deseos materiales, pues comprenden la inutilidad del apego al cambiante y caduco mundo material. Las profesiones típicas para las personas que viven acorde a la guna del bien tienen que ver con las actividades intelectuales, como filósofos, científicos, médicos o profesores, entre otros. Lo importante aquí es que su actividad la realicen por el amor al arte, 7
Maria Mikhailova
Figura 2: Bondad
a la humanidad o a la ciencia, de forma vocacional más que con meros fines económicos. Entre las 3 gunas de la materia se produce una constante lucha. Hemos dejado de comer mal, hemos empezado a practicar el yoga y a dar paseos por el campo, cuando un amigo nos invita a salir una noche, nos emborrachamos y volvemos a caer en la guna de la ignorancia, por poner un ejemplo. La influencia del entorno en el que vivimos es vital para que nos encontremos bajo la influencia de una guna u otra. Si uno vive rodeado de delincuentes, es muy fácil que acabe comportándose igual que sus compañeros. Al realizar el bien uno se purifica y limpia su karma. Los actos cometidos en la pasión nos llevan al disfrute inicial y al sufrimiento final y la perpetuación del karma que traemos; y actividades de la ignorancia nos privan de la razón poco a poco y crean karma negativo. Según los Vedas, cuando una persona muere en el estado de la bondad, se eleva y llega a planetas superiores, pobladas de sabios. 8
B de Bondad
Con todo ello, los seguidores de los Vedas nos dicen que lo mejor que podemos hacer es alejarnos de los dos estados inferiores: la ignorancia y la pasión, pues el primero destruye a los demás y a nosotros (la violencia sería un ejemplo de ello), el segundo no hace daño a los demás, pero nos trae infelicidad a la larga (la abundancia en la que vivimos en el primer mundo es el claro ejemplo de ello, pero al final del camino nos esperan el aburrimiento y la soledad). Es muy difícil por otro lado no estar influidos por la pasión, determinante en nuestra sociedad actual. Ya hablaremos de este término más adelante. La bondad es el estado más elevado: es búsqueda de la paz, de la armonía y equilibrio, es una manera de no ver las cosas con excitación extrema, no tener la facilidad de caer en la pasión o la ignorancia. Es aceptar el mundo como es, luchando, pero sin recurrir a la violencia. Y no luchando con los demás, sino con nosotros mismos. Es entender que el cambio no está fuera, sino dentro de cada uno de nosotros. Si tuviéramos que describir la vida del ser humano a través de las gunas, la ignorancia se correspondería con la infancia, pues actuamos de manera egoísta y no entendemos aún cómo funciona el mundo; la pasión sería la juventud: tenemos más conocimiento pero aún nos falta mucho por aprender, es cuando luchamos, buscamos progresar en un trabajo, ganar dinero, reconocimiento social, etc.; la bondad sería la etapa de la madurez, cuando nos hemos dado cuenta de que hay algo más allá de lo material, cuando buscamos vivir mejor, pues es la única forma de ganarse un buen karma para vidas futuras. Lo ideal para el ser humano medio sería progresar a través de las gunas de esta manera. Por último es importante tener en cuenta que los Vedas nos dicen que ni siquiera el estado de la bondad es la misión de la vida humana, pues las 3 forman parte de la materia y como tal son temporales, caducas y nunca constantes. El fin último debe ir más allá de este mundo material, pero si queremos permanecer en él y ser más plenos y felices (como nos ocurre a la gran mayoría), tan solo la guna de a bondad podrá acercarnos al bienestar en la tierra. 9
Maria Mikhailova
Os voy a traducir un pequeño texto del famoso escrito védico Bhagavad-Gita sobre el tema: “El que ha llegado a la iluminación, no siente odio por el apego y la ilusión ni llora si éstas desaparecen; el que está siempre fuera del juego y es trascendental, cualesquiera sea la influencia de las gunas sobre él, tiene claro que todas las acciones son realizadas por las gunas materiales; quien está siempre sumergido en su interior y acepta de la misma manera la felicidad y la desgracia; quien no ve diferencia alguna entre un puñado de tierra, una piedra o un lingote de oro; quien recibe de la misma manera lo deseado y lo indeseado; quien se siente invencible, recibiendo por igual la crítica y las alabanzas, la deshonra y el respeto; quien trata por igual a los amigos y a los enemigos; quien se aleja de toda la actividad material. . . sobre esa persona dicen que se ha elevado por encima de las gunas de la naturaleza material.”
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C de Cambio En mi tercer día del abecedario confieso que iba a escribir sobre otros temas. La C da para mucho: cultura, confianza, crisis, confort. . . eran mis otras opciones. Pero ya que quiero afrontar mi blog de manera mucho más positiva, creo que CAMBIO podría ser una buena opción, ya que engloba todas las anteriores. Todos esperamos cambios (a mejor por supuesto), pero los cambios al mismo tiempo nos dan miedo. Y lo que nos da miedo es precisamente eso: salirnos de nuestra zona de confort, como ya dije en uno de mis anteriores artículos. Sin embargo es la propia vida la que nos empuja muchas veces sin remedio a que estos cambios se produzcan. Véase crisis. Por mal que suene (especialmente ahora, cuando rozamos cifras tan alarmantes de parados en nuestro país) las crisis son necesarias, pues son un motor efectivo para el crecimiento (otra C) en todos los sentidos. La inercia, la rutina, la comodidad tienen el efecto negativo de crearnos una coraza de aparente seguridad en la que nadie -en apariencia- puede amenazarnos. Es una trampa peligrosa que nos atrapa, porque es invisible muchas veces y porque nuestro enemigo es el más poderoso: nosotros mismos. Cuando la crisis sucede, en el ámbito que sea: salud, relaciones, trabajo, amistad, hijos. . . algo o alguien nos está diciendo que es hora de que cambiemos, de que las reglas que han venido funcionando hasta ahora ya no sirven y de que es hora de valorar de nuevo nuestra situación.
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Maria Mikhailova
Figura 3: Cambio
También es verdad que la cultura del cambio es algo que está siendo cada vez más integrado en la sociedad consumista, ya escribí sobre esta moda en uno de mis artículos de Brand of the Art. Pero cuando me refiero al cambio, no quiero decir cambios superficiales: cambios de look, de coche, de hobby. . . El cambio que aplaudo es un cambio profundo, un análisis interior sin el cual nada puede cambiar realmente. Se habla hoy también de la crisis de valores. Los valores que antes tenían raíces y que la sociedad de hoy ha olvidado, vendiéndonos diversiones superfluas y proponiéndonos entretenimiento sin fin para alejarnos de nuestro mundo interior. Y como lo dije ya en la B de Bondad, dependemos muchísimo del entorno en que vivimos, es muy difícil no contagiarse de aquello y aquellos con los que interactuamos. La moda de lo rápido no nos deja tiempo para pensar. El trabajo estable que nos permite disfrutar de esta industria del entretenimiento exprime nuestro tiempo más preciado. Muchos 12
C de Cambio
padres apenas tienen tiempo para sus hijos y les compran regalos y cacharros tecnológicos para que éstos se entretengan a su manera. Sí, las crisis son necesarias. Como leí hace poco en un blog sobre literatura que sigo: “pierdes el miedo cuando ya no te queda nada que perder”. Cuando algo gordo nos ha pasado: la pérdida de un trabajo, una relación que ha terminado, una crisis existencial. . . ahí es donde de pronto sacamos las fuerzas de donde creíamos no las había. Bueno, en realidad solo tenemos dos opciones: hundirnos o avanzar. Espero que todos, si llega el caso, hagamos lo segundo. La vida es cambio, es movimiento. Es avanzar, es descubrir, es indagar, es equivocarnos y es buscar soluciones. Según las leyes kármicas, todo ocurre por alguna razón (lo malo y lo bueno). Son lecciones que nos enseñan algo, que nos muestran nuestros errores y miedos y nos dan siempre una segunda oportunidad. La vida es aprendizaje y no hay aprendizaje sin error. Lo importante es darnos cuenta de ello, vencer el miedo y seguir avanzando.
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D de Dinero Sí, pese a muchas otras opciones he pensado que ésta va a ser mi D de hoy. El dinero. . . un tema quisquilloso. Un tema que está de moda. Algo necesario. Algo que muchas veces nos falta, aunque también algunas veces nos sobra. El dinero es necesario para vivir. Algunos matan por dinero (demasiados, por desgracia). El dinero es el enemigo y es a su vez el sueño de muchos. El dinero no huele, es papel pero nos resuelve la vida, nos facilita el intercambio de bienes y servicios. Hoy con la crisis el dinero es una de nuestras mayores preocupaciones. Es también la D de deuda, la D del dolor y la D de tomar decisiones que no siempre nos gustan. Let´s talk money. Hablemos de dinero. A pesar de que cualquier corriente espiritual nos indica que el dinero no da la felicidad (y en el fondo tienen toda la razón del mundo), hay un dicho actual que le da otra vuelta: el dinero no da la felicidad pero procura una sensación muy parecida. Muchos estudios económicos, psicológicos y sociales hablan de la correlación del dinero y la satisfacción personal de quienes lo poseen en mayor o menor grado. Hay un estudio que dio bastante de qué hablar (incluido en las famosas charlas de TED), anunciando que mientras seas pobre, el aumento de ingresos sí proporciona felicidad, pero la curva de felicidad ascendente deja de crecer en cuanto llegamos a un cierto punto de riqueza y desde entonces se mantiene estable (entorno a los 60.000 euros anuales). Tras leer este tipo de artículos, uno siempre se queda pensando: ¿y yo, cuánto dinero necesitaría para ser feliz? ¿De verdad ganar 5.000 al mes me haría sentir la persona más feliz del mundo? Ahora con la situación de crisis y del trabajo precario que vivimos, ganar mil euros sería considerado gran suerte para no pocos. Pero también estamos experimentando un cambio en los valores como lo mencioné ayer. La crisis ha hecho plantearse a muchos si vale la pena el sistema actual, si no existen otras salidas. Así, una profesional de éxito española renunció a un trabajo bien pagado que le exprimía todas sus fuerzas y al que debía dedicar 12 horas 14
Maria Mikhailova
Figura 4: Dinero
al día, para irse a vivir a un piso de alquiler y sustituir el coche por una bicicleta, haciendo lo que realmente le gusta (escribir y traducir) y disponiendo de mucho más tiempo libre. Ha escrito un libro en el que relata cómo se puede vivir mejor con menos dinero, simplificando la vida y disfrutando de las pequeñas cosas. Hay ejemplos de personas “normales” que van aun más allá. Una alemana de familia bien que tras cumplir los 50 decidió hacer un experimento en su vida: vivir sin dinero. Ahora tiene alrededor de 70 y sigue sobreviviendo sin dinero a través del intercambio de actividades: recibe alojamiento, ayuda a cuidar a los niños o pasea a los perros de algunas familias, le regalan ropa y le proporcionan comida. No, no es una indigente, sino una persona que ha decidido romper con los cánones de la sociedad actual y demostrar que se puede ser feliz sin tener dinero, cooperando con los demás. Parafraseando a Einstein, “en los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”. La creatividad despierta en tiempos de crisis. Podemos hablar ya del banco del tiempo, en el que la unidad de cambio no es el dinero, 15
D de Dinero
sino el tiempo de cada persona, como puede ser, por ejemplo, trabajo por una hora: un intercambio de servicios por servicios o de favores por favores. Se han creado plataformas que permiten ese intercambio de tiempo, ayudando a los que están en paro o simplemente desean vivir de forma diferente. El dinero y el tiempo, son dos factores esenciales para la vida de un ser humano, nos dice el empresario y trader de éxito, Aitor Zárate, fundador de un pensamiento nuevo, llamado Factor K. Resulta que en el colegio o el instituto no nos han enseñado nada sobre el dinero. No sabemos cómo se crea, qué son los créditos, cómo funciona el banco mundial. Tampoco nos han enseñado los conceptos de economía básica y nos sentimos indefensos frente a un mundo tan complejo donde el Dinero es el Rey. Perderle el miedo al dinero, aprender a manejarlo y lograr la independencia financiera es lo que este empresario nos propone a todos. Ahora que ni el empleo público es seguro, ahora que millones de personas no encuentran o pierden su trabajo diariamente. . . es ahora el momento de buscar nuevas formas de vivir y relacionarnos con el dinero. Tomemos la vía que tomemos, creando fortuna a través de inversiones o trading, emprendiendo un negocio que nos llene (aunque tal vez no nos forremos), buscando una forma de vivir sencilla con poco dinero o prescindiendo del dinero completamente o casi. . . el dinero seguirá estando presente en nuestra vida. “Trabaja como si el dinero no tuviera importancia”, nos dice uno de los maestros de la filosofía védica, Ruslán Narushevich . Los Vedas nos recomiendan que vivamos de forma honesta con los demás y con nosotros mismos, haciendo el bien, que trabajemos sin obsesionarnos con la recompensa, y el dinero que necesitamos para vivir vendrá por sí solo. Obsesionarse con el dinero (como obsesionarse con cualquier cosa) es contraproducente, pues la obsesión nos lleva a perder el norte y olvidar que lo que realmente importa en la vida es el tiempo que compartimos con los demás.
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E de Emociones Hablar de emociones es acercarnos a nosotros mismos, es intentar descubrirnos más. Es saber por qué actuamos de una manera, por qué algo nos da miedo o nos agrada o nos resulta doloroso. Nuestra vida es un complejo entresijo de emociones en continuo fluir. ¿Pero qué son las emociones? ¿Son buenas o no tanto? ¿Cómo aprender a vivir con ellas? Las emociones son los colores de nuestra vida. Nuestra vida sería tan monótona sin ellas. Pero de la misma manera que hay colores alegres, los hay también oscuros, no podemos evitar que existan. En el mundo actual, donde la psicología está tan de moda, no dejan de avasallarnos con lo de ser positivos. Optimismo, alegría, placer. . . la industria de la publicidad, las nuevas tecnologías, los programas de TV, todo nos lleva por el camino de lo positivo y lo alegre. Y es así: hoy más que nunca se nos brinda una mayor posibilidad de disfrutar. El problema es que nos olvidamos de la otra cara de las emociones positivas: las emociones negativas. Los Vedas nos vienen a decir que las emociones no son ni buenas ni malas. Las emociones son el resultado del mundo material. Nuestra alma es feliz por naturaleza, pero la vida real nos puede dar no pocas sorpresas: buenas o malas. Y ahí es donde la mente experimenta unos estados de ánimo que pueden incluso llegar a formar parte de nuestra personalidad. Lo más curioso respecto a las emociones negativas, es que debemos vivirlas. Ocultarlas, esconderlas, olvidarlas. . . es sólo un proceso que nos paraliza, que nos impide ser realmente felices. Es cierto que estar triste o deprimido no está de moda, hoy más que nunca debemos ser optimistas y positivos, porque es lo guay, es lo que vende, es publicidad de uno mismo y es la máscara que nos debemos poner para triunfar. Pero si no sobrellevamos lo negativo, no podremos avanzar, es ley de vida. Como dice Narushevich, no podemos hacer felices a los 17
Maria Mikhailova
Figura 5: Emociones
demás, pero sí les podemos ayudar a experimentar sus emociones negativas. Es como el yin y el yang, los polos opuestos que se atraen y que generan electricidad: cuantas más emociones positivas tengamos, tantas más emociones negativas habremos de experimentar. Y hoy, experimentar lo positivo es mucho más fácil que ayer, tenemos mucho más entretenimiento a nuestro alcance: antes teníamos dos o tres canales de TV para ver a una determinada hora un programa que nos gustase, ahora Internet y el móvil nos traen la diversión a todas horas, a cualquier rincón del planeta; antes no viajábamos con tanta frecuencia ni tan lejos como ahora, y hoy muchos ya no nos conformamos con unas vacaciones en Benidorm. Las emociones positivas son también equiparables a un crédito que tenemos para la diversión o lo que se llama karma positivo. En cuanto lo hemos vaciado, nos quedamos con la contrapartida: lo negativo. ¿Por qué, por ejemplo, mucha gente famosa termina mal, si se supone que tienen todo lo que cualquiera hubiera soñado? 18
E de Emociones
Tanto lujo, tanta sensación positiva, tantas emociones fuertes cansan a la larga. Tan sólo sintiéndonos queridos, en una compañía de alguien cercano que sea capaz de escucharnos, de absorver nuestras emociones negativas, sin criticarnos, sin recriminarnos ni juzgarnos, sólo ahí dejaremos que el humo del fuego que hemos encendido, se disipe para traernos la paz. El negarnos a las emociones negativas es impedir nuestro progreso. El miedo al fracaso, a experimentar lo negativo es lo que nos impide avanzar. Tan sólo aceptando que el fracaso y la vergüenza tienen cabida en nuestra vida, podremos crear algo nuevo o dar un paso más en nuestro desarrollo personal o profesional. Pero para superar esas emociones negativas, debemos estar seguros de que habrá alguien más fuerte que nosotros a nuestro lado, capaz de apoyarnos en momentos tan duros. Para los hijos, éstos serían sus padres; para las personas que tienen pareja, sus parejas o amigos cercanos; más allá estaría la figura del mentor espiritual o psicólogo. La soledad no nos ayudará a superar nuestras emociones negativas más profundas. Pretender estar contentos a todas horas, pues, es una utopía. Aceptemos que no todo en nuestra vida ha de ser perfecto, alegre y divertido. Aceptemos los altibajos de nuestra existencia. Por algo somos humanos. Aceptemos nuestras emociones, sean positivas o negativas. Experimentémoslas sin culpa, sin miedo, sin rabia. No, a nadie le gusta estar triste ni perdido, pero sólo bajando al fondo del pozo, a nuestro yo más profundo, podremos vivir lo que nos pasa para luego salir de ahí. Y sólo en compañía de aquellos que nos quieren y nos aceptan. Las emociones no son nosotros. Nosotros somos amor, somos felicidad, somos eternidad y conocimiento. Las emociones son sólo los colores de una paleta que nuestra mente maneja para crear su mejor y única obra: nuestra vida actual.
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F de Fe Hoy de repente salió el sol en Holanda. Sin pensarlo dos veces salí a dar un paseo alrededor del lago: estas oportunidades inusuales hay que pillarlas al vuelo para poder recargase un poco de la vitamina D que tanto nos falta en los países del norte. Mientras andaba disfrutando de un precioso paisaje otoñal, cálido, regalándonos los últimos rayos de una época aun no tan severa, mi mente no le dejaba de dar vueltas al post de hoy: la efe. ¿La efe de fe, de fidelidad, de felicidad, del futuro? Pero al final todas se resumían en una sola: fe. La fe engloba tantas cosas. La fe es la confianza en uno mismo, en los demás, es la fidelidad a nuestros principios, a los que nos quieren y queremos, es la fe en el mañana, en el futuro, en que el sol saldrá y que tendremos salud suficiente para irnos a trabajar o ayudar a nuestros seres queridos. La fe es uno de los motores de nuestra vida. Es la fe en el amor, la fe de que hay una luz al final del túnel, de que por muy mal que nos vaya ahora (sea la pérdida del trabajo, la falta de dinero, problemas familiares, de salud, etc.) al final las cosas se acabarán resolviendo. Y mientras caminaba observando la quietud del inmenso lago de un intenso azul bajo los tímidos rayos de sol norteño, me preguntaba a mí misma por mi futuro, por mi fidelidad a mí misma, por mi fe. Me di cuenta de que perder la fe es algo que nos pasa muy a menudo. Que cuando peor estamos, cuando el destino nos obliga a abandonar la tan querida zona de confort, nos sentimos perdidos, tenemos miedo y nos falta la fe. Y es entonces cuando queremos huir y evitar el problema de algún modo. Pero esta no es la solución. Como lo dije en mi anterior artículo, las emociones negativas hay que vivirlas a fondo, es la única forma de que se pasen de verdad. Ese paseo no iba sólo enfocado a la tan necesaria vitamina D en otoño, servía también para poner en orden mis ideas, mis planes, mis proyectos del futuro. ¿Escribir y terminar una novela, volcarme en ella de lleno o aparcarlo como he hecho hasta ahora, devolviéndole su función de hobby y enfocarme a mejorar mis estudios, buscando una mejor salida laboral en el mundo 20
Maria Mikhailova
Figura 6: Fe
tan competitivo y tan cambiante en el que vivimos? ¿Aprender holandés, con miras a largo plazo en Rotterdam o perfeccionar mi inglés, sabiendo que éste es el idioma que en realidad mueve el mundo? ¿A alguien le interesa mi blog? ¿No escribiré ideas absurdas, carentes de sentido hoy en día, que harán sonreír a más de uno? ¿Quién soy para opinar de temas tan globales, qué experiencia de la vida tengo, cuántos conocimientos de verdad poseo? Me sentía perdida, sin rumbo (a pesar de estar caminando con pasos firmes), y con cada pregunta que me hacía, me daba cuenta de que lo que me faltaba era precisamente eso: la fe. Sí, esa fe con la que todos vivimos, la que nos da la seguridad, la que nos proporciona fuerzas para seguir con lo que hacemos, para conseguir aquello que soñamos. La fe no es sólo un asunto de religión. Por muy ateos o agnósticos que nos consideremos, no podemos vivir sin la fe ni un segundo de nuestra vida. Lo contrario de la fe es la 21
F de Fe
desesperación, es la depresión, es el miedo. La fe en nosotros es la fuerza principal que nos da pie para avanzar, para levantarnos cada mañana de la cama e iniciar otro día más en nuestra vida. Un día precioso y único, aunque muchas veces no somos capaces de verlo así. Tal vez sea el sol de hoy el que me hace ver con claridad que debemos buscar esa fe, debemos rescatarla del fondo de nuestra alma, debemos abrirle las puertas de par en par para que un soplo de aire fresco la inunde y la haga vibrar. La fe en el futuro es lo que nos falta hoy: época de crisis y de grandes cambios. Siempre está ahí, por eso respiramos, pero muchas veces dejamos de sentir su presencia. La fe no es contraria a la ciencia. La fe está en nuestra psique y en nuestro corazón. Como decía el famoso empresario Henry Ford: Tanto si piensas que puedes como si piensas que no, tienes razón. Al final es todo cuestión de fe, de su fuerza para que consigamos algo o no. Es la fe que parte de nuestra mente o del alma, como nos guste más llamarlo, pero la fe es lo que determina quiénes somos, cómo nos relacionamos con los demás y lo que hemos conseguido en esta vida. Aunque según el pensamiento védico, sólo la fe en Dios es capaz de darnos una seguridad y una ausencia del miedo absoluta. Creer en los demás es algo esencial para vivir, pero somos humanos y no hay un ser humano que sea invencible. Somos frágiles, poseemos cuerpos caducos y las pasiones nos pueden. Lo mismo ocurre con la fe en uno mismo: es tan difícil mantenernos firmes en nuestros propósitos, se necesita de tanta fuerza interior y es tan simple caer, olvidar lo prometido a los demás o a nosotros mismos. Por ello los Vedas nos recomiendan creer en alguien que está por encima de nosotros, porque al igual que ocurre con la felicidad, la fe en Dios es un manantial inagotable de fuerza, de valentía y de confianza de que no estamos solos, de que todo irá bien. Lo que me gusta de los Vedas es que no nos incitan a seguir una determinada religión, creyendo que es mejor que otras. Nos dicen que todas las religiones guían al hombre hacia Dios, y por tanto no tiene sentido cambiar de religión. En cada religión hay una 22
Maria Mikhailova
compresión propia de lo que significa Dios pero Dios es único y creó todas las religiones con una sola finalidad: que cada persona pueda acercarse a Dios, de acuerdo a su naturaleza.
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G de Gratitud
Gracias. Una palabra que usamos todos los días, algo que muchas veces hacemos de forma automática, sin siquiera pensar de verdad en su sentido. ¿Pero qué es agradecer realmente, a quién debemos en verdad agradecer y sobre todo por qué? Hace no mucho vi de casualidad un vídeo en el que se hacía un experimento. Se escogió a varias personas y se les pidió que pensaran en la persona a la que más agradecida estaban, que más influyó en su vida. Después les dijeron que escribieran una carta como si fueran a dársela a esa persona especial, agradeciéndole todo su apoyo y describiendo lo que significan para ellos. El siguiente paso fue decirles a los encuestados que llamaran a esas personas y les leyeran la carta. Estas personas especiales resultaron ser sus hermanas, madres, amigos, maestros. No todos estaban disponibles en aquel momento, los hubo que ya ni siquiera vivían. Sólo la mitad de los encuestados logró transmitirles sus palabras a través del teléfono. Finalmente se midió el estado de felicidad de aquellos que habían logrado contactar con sus seres queridos y los que no. El resultado fue sorprendente: el índice de la felicidad de los que no pudieron contactar con sus allegados subió del 2 al 4 %, mientras que el de los que sí pudieron hacerlo creció del 2 al 19 %. No sé exactamente qué técnica emplearon para la medición, pero me parece algo de sentido común. No es lo mismo pensar o incluso expresar en un papel lo que sientes, que decírselo a la otra persona, ver su reacción y crear esa interacción tan especial entre ambos. Los que llamaron a sus seres queridos para darles las gracias simplemente lloraban de emoción, los que no lo consiguieron, se quedaron sin esa emoción que significa hacer partícipe al otro de sus emociones. La conclusión era simple: dar las gracias, darlas de verdad, en persona, genera felicidad. Lo cierto es que muchas veces nos olvidamos de ello. Creemos que todos saben lo agradecidos 24
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Figura 7: Gratitud
que estamos, cuando tal vez no sea así. Lo damos todo por hecho y olvidamos lo maravilloso que es el mundo que nos rodea: podemos respirar, podemos caminar, podemos ver las cosas, los colores y las formas, podemos usar nuestra voz para transmitir nuestros sentimientos o simplemente información, podemos acariciar las superficies de las cosas, sentirlas, podemos oír, ¡qué invento más increíble éste, el oído!, nos llega la música y la melodía y el susurro de los árboles movidos por la brisa, u oímos un huracán, el peligro, e intentamos protegernos, proteger a los demás, echar a correr, ayudar a otros. El ser humano es ante todo un ser social. Y la humanidad, esa esencia de la que estamos hechos, es bondad, es cooperación, es interacción con otros. Dicen los Vedas que no hay peor castigo para una persona que la soledad. El sentirnos aislados, incomprendidos, olvidados. . . nos hace perder la fe, esa fe que necesitamos para seguir vivos, la que mueve el mundo. El dar las gracias a otros es una manera de romper con esa soledad, es abrirnos las puertas. El apreciar lo que tenemos, algo que muchas veces ignoramos o simplemente no queremos ver. La vida es ya un regalo. La salud es otro regalo. Nuestro cuerpo, nuestros logros, nuestra familia. . . hay tanto que agradecer. 25
G de Gratitud
Viviendo en el día a día nos olvidamos de sonreír, de pensar que somos afortunados. No hablo de los momentos más duros en la vida de cada uno, sino de esa enemiga silenciosa que nos aborda sin que nos dé tiempo a reaccionar: la rutina. La rutina tiñe nuestra vida de gris, de inactividad, de desánimo. A veces creemos que no tiene sentido sonreír, simplemente no nos sale. Pero no es así. Aunque suene ya muy trillado: hoy es un día único en nuestra vida y no habrá otro igual. Aprovechémoslo, aunque haga frío y esté lloviendo, sonriamos y demos las gracias a los demás o a las fuerzas superiores por estar aquí, por tener salud, por estar vivos. A todos los que venís leyéndome: GRACIAS por acompañarme en este camino que es la búsqueda de la felicidad.
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H de Honestidad En un principio tenía pensado hablar de la humildad. Pero pensando un poco decidí optar por la honestidad, otra de las cualidades cuya ausencia está a la orden del día y cuya falta veo más grave que la de la humildad. Digamos que ser humilde o no no afecta de forma directa a otros seres humanos. Si uno es prepotente y alardea de sus éxitos, su dinero, su belleza o fama, confieso que es un comportamiento que no comparto y me disgusta, pero siempre soy del pensar que mientras no hagamos daño a otros con nuestras acciones, somos libres de actuar como nos plazca. La honestidad en cambio o más bien su falta es mucho más nociva, pues crea comportamientos disfuncionales y nos afecta negativamente tanto a uno mismo como a los demás. La ausencia de la honestidad es un impedimento claro para la felicidad y la armonía. El autoengaño Hablar de honestidad es hablar de intenciones. Uno siempre sabe si es honesto o no. Salvo quizás en el caso de la falta de honestidad externa: el autoengaño. Muchos vivimos en ese autoengaño constante, de forma consciente o no. Por un lado, el autoengaño es el resultado de una manipulación y falta de honestidad externa: como por ejemplo el hecho de que nos digan qué carreras son las mejores para nuestro futuro, que el éxito en una pareja equivale a sexo o que nuestra felicidad depende de nuestro poder adquisitivo o el consumo de productos que nos brinda la publicidad. Esto es pura manipulación, pero en tanto en cuanto seamos capaces de escuchar nuestro interior y de analizarnos, nos daremos cuenta de si lo que nos han vendido es válido o no para nosotros. No lo que nuestra familia, amigos, pareja, jefe, compañeros de trabajo, el colectivo social al que pertenecemos quieren, sino aquello que nos hace felices y plenos a nosotros como seres individuales y únicos que somos. El autoengaño es uno de nuestros peores enemigos, pues muchas veces llegamos a creernos de una forma totalmente ciega algo que no es verdad o que no está hecho para nosotros. A veces es el miedo 27
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Figura 8: Honestidad
a nuestros propios deseos, la falta de confianza en uno mismo o el temor a quedar fuera del círculo de aceptación social, de perder el respaldo de nuestros amigos o nuestro trabajo. El autoengaño tiene que ver con los cánones aceptados en una sociedad en un lugar y momento determinados, y si notamos que nuestros deseos no corresponden a esos cánones, el miedo a la soledad nos empuja a cambiar de forma involuntaria nuestros deseos y sustituirlos por aquellos que sientan bien a la gran mayoría. La manipulación La falta de honestidad para con otros, en cambio, sí es algo claramente intencionado y consciente. Aunque se trata de algo que todos rechazamos a priori y entendemos por falsedad o hipocresía. Es en el fondo una clara manipulación de los demás, pues les mostramos una realidad que sabemos que no es cierta. Realidad que nos conviene a nosotros, creando así una situación de la que sacaremos mayor provecho. Si hemos robado, no lo diremos, pues no queremos ser multados, ser despreciados o simplemente 28
H de Honestidad
quedarnos sin el bien que hemos adquirido ilegalmente. La falta de honestidad es una manifestación del egoísmo puro y duro: yo por encima de ti. Mientras que el autoengaño nos hacía daño a nosotros mismos: los intereses de los demás por encima de los nuestros; la hipocresía se dirige a los demás: yo antes que el resto. Lamentablemente la falta de honestidad es parte de nuestro día a día. Comenzamos mintiendo desde que somos pequeños, por miedo a la reprobación, al castigo. . . y luego nos vamos dando cuenta de que es más fácil vivir de esta manera, porque mientras no nos han pillado, no somos ladrones. Sí, volvemos a hablar de la educación y los valores que nuestra familia o escuela nos han inculcado. Los medios de la comunicación masiva, al servicio de los partidos políticos y sus idelogías (ideologías basadas en unos conceptos genéricos muy bonitos, pero que en el fondo satisfacen los intereses egoístas de personas concretas, ansiosas de dinero y de poder) son los medios de manipulación masiva, como en más de una ocasión comenté. No hay cosa más triste y ridícula que ver a los políticos en televisión o en prensa, echándose basura los unos a los otros, como si de una pelea de niños de parvulitos se tratara. Es triste ver cómo los medios, en lugar de ser objetivos o al menos tratar de serlo, sirven de instrumento al servicio de la derecha o la izquierda, clasificando a la sociedad en dos extremos opuestos, cuando los únicos que se benefician de ello son los políticos que están detrás -muchos de ellos untados y presionados por lobbys y grandes multinacionales-. Seamos sinceros Sí, es lo que hay y lo que nos ha tocado. No podemos cambiar a los demás. Pero sí podemos cambiar nosotros mismos. Dicen que el cambio empieza justo ahí. Y no, no me excluyo del resto, soy igual de imperfecta, igual de quejica, en más de una ocasión no he sido honesta y también busco mi bienestar propio. Muchas veces nos enzarzamos con esos pobres corruptos que son esos señores calvos con tripa o señoras con botox y caras operadas que mueven los hilos 29
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de nuestro país. Pero no es ahí donde está el verdadero cambio. El cambio está sólo en nosotros. Sólo puedes cambiar el mundo cambiando tú. Sólo tienes derecho a pretender que los demás cambien (y ni siquiera tienes ese derecho, para ser honestos) si cambias tú, si dejas de mentirte a ti mismo y dejas de engañar a los demás. Esto es ir más allá de la honestidad: es ser sinceros. Sinceridad sería abrir nuestro corazón y preguntarnos qué hay dentro. Los Vedas nos hablan del karma y no puedo estar menos que de acuerdo. Todo lo que nos rodea es un reflejo de nuestro interior, de nuestras vidas pasadas, de nuestras imperfecciones y nuestros miedos. Es más, por extraño que parezca: nos merecemos estar aquí. Esta vida nos la hemos ganado. Poco podemos hacer para cambiarla, en el sentido de cambiar a los demás. Pero sí podemos ser sinceros y empezar por limpiarnos nosotros. Tal vez entonces cosas mejores empiecen a suceder a nuestro alrededor.
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I de Ignorancia
Hoy me toca un tema un tanto polémico, por eso quizá me costaba ponerme a ello. Cuando escribes sobre lo positivo y bonito, la gente se anima, se motiva, se identifica. . . Pero no todo es de color rosa en nuestra vida, hay mucha ignorancia en el mundo en el que vivimos, y me incluyo a mí misma, aunque espero ir abandonándolo poco a poco. La ignorancia es una de las tres gunas de las que hablé en su momento al referirme a la bondad. Un pequeño recordatorio: las gunas, según la tradición védica, son estados de la materia. Ésta puede manifestarse de 3 maneras posibles: la bondad (la positiva, vamos), la pasión (la que corresponde al beneficio propio pero no de los demás) y la ignorancia (el estado de la degradación). De la pasión hablaré en uno de mis futuros artículos. Pues bien, la ignorancia es el estado inferior de la materia. Al hablar de la materia, los Vedas se refieren no sólo a los objetos que nos rodean, sino a todo el universo sensible, incluída nuestra mente. Y es ahí donde radica su manifestación más peligrosa. Como seres humanos, nos podemos comportar de maneras distintas a lo largo de nuestra vida, incluso a lo largo de un mismo día. Como bien es sabido, nadie es perfecto, ya que somos humanos, y nuestra vida es un constante fluir de sentimientos, emociones, acciones, pensamientos, recuerdos. . . basado en una de esas tres gunas. Pero siempre habrá una que predomine en nuestro ser. En cuanto a la ignorancia, se me ocurre un sencillo ejemplo. El otro día fui al gimnasio y mientras corría en al cinta, cinco monitores de TV mostraban distintos canales que no podía oír (no suelo llevar auriculares mientras corro). Lógicamente la vista se va de forma automática a las imágenes en esas pantallas. En unos monitores había juegos del tipo Pasa Palabra o Quién Quiere Ser Millonario. En otro, creo recordar, un partido de fútbol. En el cuarto había un documental o algún programa de sucesos local. Y el quinto, que 31
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Figura 9: Ignorancia
además quedaba justo frente a mí, transmitía el famoso canal de MTV en el que la transformada en chico Hanna Montana con su recientemente estrenada cresta punk se retorcía ligerita de ropa sobre unos bloques de piedra, sacando constantemente su lengua a la cámara, a la vez que lamía todo tipo de objetos metálicos como martillos, palas y cadenas. No, aquella no era una imagen de lo más agradable (sobre todo porque no oía su canción y sólo podía observar sus movimientos), pero mi vista volvía a estar clavada en esa muchacha, preguntándome por qué los videoclips de la MTV son en su gran mayoría un culto al sexo. Pensé también en no pocos niños de corta edad que se habrán tragado a la andrógina Hanna y otr@s tant@s luciendo sus instintos más bajos para forrarse a costa de nuestro morbo y curiosidad. Para mi aquello era un claro ejemplo de ignorancia. La ignorancia significa degradación. La ignorancia significa bajarse los pantalones y decir que somos animales, de manifestar sólo lo visceral que hay en nosotros. El sexo puede ser una cosa íntima y preciosa, incluso 32
I de Ignorancia
espiritual, o puede ser algo basto, desagradable e inapropiado, cuando su propósito es excitar lo animal que hay en los demás, buscando provocar el morbo, como lo que ese videoclip y muchos otros pretenden. Pero la cosa no queda ahí. Lo que esos videoclips buscan es fama, es poder, es dinero. Volvemos a la ignorancia. El dinero no es que sea malo, pero ganado de forma así, jugando a los instintos básicos con nosotros, es un dinero que enriquece a toda una industria a costa de nuestra ignorancia. Muchos diréis: pero nos gusta su música. Claro, son profesionales, han sabido vender bien. Y lo mejor es que encima nos han vendido un modo de vida. Ignoracia son lamentablemente muchas cosas. Son las drogas, el alcohol, la prostitución, todo tipo de perversiones sexuales, son los crímenes, la violencia, la corrpución, las guerras. . . La ignorancia es la hipocresía, la mentira, la venganza. Aunque no todos lo vean así. Estamos de acuerdo con que las guerras son malas, pero creemos que la pornografía no lo es. Está claro que no es lo mismo una cosa que otra, pero lo que tienen ambas en común es que están basadas en la ignorancia. Y la cualidad de la ignorancia es la degradación: nuestra propia o la de aquellos que están a nuestro alrededor. La ignorancia es también la pereza, cosa que muchos sufrimos (incluída yo), es tomar alimentos que nos excitan, nos llenan de ilusión y autoengaño temporal o nos hacen más violentos (café, alcohol, carne). Por favor no penséis que me creo mejor que los demás por ser vegetariana, en absoluto, a día de hoy sigo tomando café y bebiendo alcohol puntualmente (aunque afortunadamente cada vez menos). Ni yo misma, sabiendo lo que sé, me siento con fuerzas de abandonar por completo la guna de la ignorancia. Muchas veces me puede la pereza, el desánimo, la gula, veo chorradas en televisión o series que en el fondo son una apología del sexo o violencia. Como muchas veces digo, soy la primera persona a la que van dirigidos mis artículos. Es cierto que en el mundo occidental, la pasión es la guna predominante (y lo veréis cuando escriba mi artículo que hable de
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ello). Pero ojo, vivimos en una época de degradación general (la llamada Kali-Yuga, la cuarta y última etapa del universo, aunque aun estamos en sus comienzos), de modo que hay cada vez más ignorancia a nuestro alrededor. Lo malo de las gunas es que éstas son muy contagiosas. Si vives rodeado de bondad, acabas comportándote de forma amable y respetuosa. Si ves pasión y ambición a tu alrededor, tu objetivo será progresar económicamente y tener éxito en los negocios. Pero si lo que hay a tu alrededor es violencia, como ocurre con personas que fueron maltratados en su infancia, es fácil que éstas se conviertan en criminales. Cuando descubrí los Vedas, tuve una visión global de mi vida en general. Vi hacia dónde podía ir, cuál podía ser mi destino, comprendí que la elección está en cada uno de nosotros. Caer en la ignorancia es muy fácil: es rodearte de aquellas cosas y personas que profesan un determinado modo de vida, es enchufar la tele, ver las noticias, series, videoclips, jugar a videojuegos asesinando supuestos “enemigos”, ver pornografía en internet, criticar al vecino, a tu compañero de trabajo. Es fácil jugar con nuestras bajas pasiones para lucrarse: la ignorancia tiene la enorme capacidad de nublarnos la mente. Los instintos son lo contrario de la conciencia y ahí es por donde pueden manejarnos. Además las gunas son como 3 escalones: si vives en el mundo de la pasión (que es la tónica actual), tienes dos opciones: subir o bajar. Y bajar es siempre más sencillo. Por último, me gustaría añadir algo más: la libertad. Esciribé sobre ella cuando toque la L, porque creo que este concepto está muy mal interpretado. En mi opinión, libertad no es hacer sin más lo que a uno le place, sino el tener suficiente conocimiento para elegir. O dicho de otra manera: sólo es “libre” –libre en el sentido de hacer lo que le da la gana– el esclavo de sus sentimientos. Y la esclavitud, si la hemos elegido como modo de vida, es un paso hacia la ignorancia.
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J de Juventud Ya estamos en diciembre, a punto de llegar el invierno, aunque por las temperaturas que ha hecho en España últimamente, podría decirse que el invierno ya está aquí. A punto de acercarse las navidades, aunque por la decoración que hay en toda Europa, podemos decir que ya están aquí las fiestas: mercadillos de navidad bávaros, la calle Oxford de Londres iluminada toda de azul, los árboles de Rotterdam cubiertos de lágrimas de luces. . . ¿Nos ponemos más tristes en invierno? ¿Por eso necesitamos fiestas en familia, cantamos canciones como si volviéramos a ser niños, adornamos con luces las calles y árboles de navidad? ¿O es el espíritu siempre joven el que nos llama, sea en invierno o seamos ya algo más viejos? ¿Por qué todos queremos ser jóvenes? ¿Por qué no nos gusta decir nuestra edad si hemos sobrepasado los 30? ¿Qué tiene la juventud de mágico que todos la adoramos, la idolatramos, la ansiamos? Nadie es más joven que ayer. Desde el momento que un niño nace, su cuerpo sólo hará una cosa: envejecer. Muy paulatinamente, pero es ley de vida. Y sin embargo, todos quisiéramos ser eternamente jóvenes. Se han escrito libros: es famosa la novela fantástica de Oscar Wilde “El retrato de Dorian Gray” en el que el protagonista se mantiene siempre joven, mientras que su retrato envejece por él. La industria de la cirugía plástica opera con gran éxito en los países del primer mundo fabricando celebridades que parecen no envejecer nunca: desde la operadísima Cher hasta Madonna, Kidman y otras tantas. El botox es el aliado perfecto ya no sólo de muchas mujeres que se lo pueden permitir, sino también de no pocos hombres del mundo rosa. No sé, no es fácil opinar sobre los anhelos de juventud, cuando uno se siente aun joven. Pero ya no tan joven como para vivir la vida sin pensar, sin arrepentirse ni preocuparse del mañana, sin sentir el paso del tiempo. Empecé a notarlo cuando cumplí los 18, desde 35
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Figura 10: Juventud
entonces el tiempo va pasando veloz, dejándome muy poco tiempo libre al día para entender las cosas, para aprender lo importante. . . hasta que tal vez me encuentre jubilada y me pregunte: ¿ y ahora qué? Si la juventud supiera y la vejez pudiera, dice un refrán que repite mucho mi padre. No, la juventud no siempre es sinónimo de ignorancia. Todos conocemos casos de personas jóvenes muy capaces. Y no es por presumir, pero tengo a alguien muy cercano que con muy poca edad ha conseguido con su propio esfuerzo cosas que muchos adultos no lograrían. Y como ejemplo contrario de ello: los treintañeros o cuarentones que se pasan el día jugando a la videoconsola en sus ratos libres. Es cierto que el mundo ha cambiado: ahora los 30 son los antiguos 20, ahora tenemos hijos cada vez más tarde y en España la crisis o la comodidad nos ha hecho seguir viviendo con los padres pasada la treintena. En Estados Unidos empezar a plantearse una familia alrededor de los 40 está a la orden del día. La esperanza de vida 36
J de Juventud
en el primer mundo se ha incrementado. Queremos prolongar a toda costa nuestra preciada juventud, disfrutar de ella al máximo, sacarle el mayor provecho. Muchos cambios, muchas novedades, mucha cirugía. . . y lo del espíritu dejémoslo para cuando seamos viejos, ¿verdad? No tengo tiempo, es una de las frases que más repetimos, que más oímos hoy en día. Pero el tiempo, queridos amigos, es lo único que tenemos, es lo único con lo que contamos, es nuestro tesoro más grande en esta vida. Habrá otras vidas, si crees en la reencarnación, pero la que vivimos aquí y ahora es ésta y no habrá otra igual. ¿Dejar asuntos del alma para cuando nos toque morir? Primero: puede que sea un pelín tarde (ahí sí que nos faltará tiempo, creedme). Segundo: es totalmente contradictorio dejarlo para la vejez. Y os diré por qué: el alma es siempre joven. Tengamos 2 años o 92, nuestra alma es bella, es joven, y busca reír, divertirse y disfrutar. Dicen los Vedas que si el alma humana tuviera una edad semejante al cuerpo humano, ésta se equipararía a una persona de 16 años. Para ser jóvenes, queridos amigos, lo que hay que hacer no es botox ni matarse por perder kilos (aunque si nos alimentamos más sano y en menor cantidad, seguro que nos sentiremos mucho más ligeros). Para ser joven hay que abrir nuestra alma, conocerla, sentirla. Y entonces incluso nuestro propio cuerpo se volverá menos oxidado, menos triste. La tristeza es síntoma de la vejez, una tristeza continua. La alegría de vivir es siempre joven, tengamos la edad que tengamos. Mi esposo y yo siempre nos hemos dicho que de mayores quisiéramos ser como nuestros caseros del piso que alquilábamos en Alemania: una pareja siempre risueña, positiva, con ganas de vivir, incansables viajeros, para los que los pequeños detalles de la vida como flores en primavera o fuegos artificiales en el parque eran grandes acontecimientos; incluso añadieron nuestra fotografía de boda a su álbum familiar, sólo por la felicidad de compartir nuestra alegría.
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La juventud para mi es eso: optimismo, ganas de vivir, bondad, sonrisa, ayudar a otros. Los propios médicos aceptarán que un estado anímico positivo puede influir bastante más en el proceso de curación que un tratamiento complejo de una enfermedad grave. El otro día una amiga me compartió un post que considero vital para entender cómo funciona el cuerpo humano: una glándula que tenemos en el pecho llamada timo y que según nuestro estado de ánimo regula todo nuestro sistema inmunológico. Hay un ejemplo de cómo funciona lo positivo en nosotros que no deja de sorprenderme: si juntas los dedos pulgar e índice formando una “o” con ellos y piensas en algo muy positivo en tu vida, si alguien intenta separarte los dedos, no podrá hacerlo o le costará mucho. Por el contrario, si piensas en algo negativo, separarlos será mucho más fácil. Probadlo y ya me diréis
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K de Karma
En su momento ya hablé del karma en este blog, pero es que la K no da mucho de sí y el karma es uno de los aspectos básicos del vedismo. Y como se trata de un tema tan complejo, que engloba tantos aspectos y que darían para un libro entero, voy a centrarme esta vez en uno solo, que considero importante y que tal vez interese a mis lectores. El karma y la pareja Está claro que no se nos ha enseñado nada de lo que es importante (o si se ha hecho, no se le dio la forma adecuada para que lo quisiéramos oír). La educación sexual, especialmente en los jóvenes, es un aspecto de vital importancia, pero nadie nos ha enseñado o se ha preocupado de educarnos adecuadamente en nuestra adolescencia, por lo que es fácil seguir el camino de todos: básicamente el de los medios de comunicación, de las revistas, películas y series, shows televisivos. Los padres no cuentan: cuando uno es adolescente, lo último que escuchará es una voz “aburrida” de aquellos que sólo ven peligros a nuestro alrededor, la voz que infunde miedo y suena a anticuada. Pues bien, como dije en uno de mis primeros artículos, el karma está ligado a nuestras relaciones más íntimas en la vida. No a los políticos o empresarios (que también, pero en mucha menor medida), sino a nuestros familiares, y en una medida algo menor a nuestras relaciones de trabajo o amigos. El karma más inmediato son nuestros padres, hermanos, abuelos, hijos, nietos. . . Por una u otra razón (que proviene de nuestras vidas pasadas) nos ha tocado relacionarnos tan de cerca con lo que llamamos nuestra familia. Se trata de algo que no podemos cambiar: hemos nacido en un momento y lugar determinados, y no depende de nosotros que nuestros padres o hijos sean de una manera u otra. Pero sí depende de nosotros elegir a nuestra pareja. A pesar de que también se trata de una unión kármica, o predeterminada, será nuestro nivel de conciencia el que determine si nos conviene o no 39
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Figura 11: Karma
estar con esa persona. Resulta que las relaciones kármicas más intensas se basan en los chakras inferiores (el chakra raíz y el sacro). Al tratarse de chakras más bajos, de donde toda la energía nace, si se crean relaciones íntimas en las que el sexo está presente, se intercambia el karma de forma intensa. De ahí que incluso un fortuito encuentro sexual con un desconocido creará una unión kármica que perdurará por años, aunque no volvamos a ver nunca más a esa persona. Es decir: a mayor cantidad de parejas sexuales, mayor cantidad de intercambio de energía kármica potente (es decir, la que se crea en los chakras inferiores, chakras que generan la energía sexual, y no es que estos chakras sean negativos ni mucho menos, sólo que llevan una carga kármica más arraigada). Así nos puede pasar que algunas veces nos sintamos mal o tristes sin razón aparente, y lo cierto es que esto puede deberse a que la pareja sexual de nuestro pasado se encuentre así y nos transfiera su energía. No olvidemos que la vida, el mundo y todo lo que nos 40
K de Karma
rodea es un intercambio de energía constante; todo y todos estamos interconectados en este mundo. ¿Y qué mensaje, sin embargo, nos manda el mundo en el que vivimos? Lógicamente me refiero al mundo occidental y liberal: olvídate de todo, acuéstate con quien quieras y cuando quieras, eres libre. Ah, la ansiada libertad. . . Escribiré sin duda sobre ella. Porque es cierto: somos libres, tan libres que hasta podemos elegir nuestra propia caída, nuestras propias enfermedades, dolores, problemas. La libertad, queridos amigos, tiene un precio. Pero el único que puede regularla somos nosotros mismos: a través del despertar de nuestra conciencia, del conocimiento. . . Lógicamente no todos estamos preparados. Yo, desafortunadamente, cometí mil errores de esos en mi pasado, pero tengo una excusa, que la mayoría de todos tenemos: la ignorancia. Si no sabes, si te informan mal, si crees que lo que la mayoría dice o hace es lo mejor, no vas a adivinar qué es lo correcto, cuál es la verdad. Ahora, pasados tantos años de ensayo y error, de aprendizaje, de búsqueda (búsqueda y aprendizaje que formarán parte de mí hasta el final de esta vida y espero que también de las próximas), me doy cuenta de por qué ciertas cosas como virginidad, pureza, austeridad. . . todo aquello que cualquier religión defiende, tiene sentido. Lo que pasa es que vivimos en un mundo en el que se ha usado la religión como medio de control, de autoritarismo, de meter miedo. Y el ser humano huye de todo lo que sea impuesto, así los jóvenes y no tan jóvenes de hoy se proclaman abiertamente ateos y se sienten orgullosos de ello. La religión ha estado demasiado tiempo al servicio del poder, ha ejercido de poder y ha inculcado el miedo y la culpa. Pero el miedo y la culpa no dan pie al crecimiento, al progreso, a lo nuevo. Ni yo ni nadie tiene el derecho de juzgar –aunque a veces cueste tanto no juzgar, ¿verdad?–. Porque para empezar, somos profundamente imperfectos en nuestro interior y en nuestros actos. Hay cosas que intento cambiar en mí y algunas las voy notando: es hora de perdonarnos y perdonar a otros. Es hora de ser más humildes y menos orgullosos. Es hora de perder el miedo y desechar 41
Maria Mikhailova
la culpa que nos hunde en nuestras propias miserias. No importa lo que hayamos hecho (y si es algo realmente grave, nuestro propio karma será quien nos juzgue), siempre y cuando busquemos cambiar, progresar, conocer. Si el dolor que hemos causado es grande, es hora de arrepentirnos. Si hemos intercambiado el karma negativo con demasiadas personas, es hora de darnos cuenta de que éste no es el mejor camino para ser feliz. Es hora de aceptar el pasado, incluso el presente, que es una mera consecuencia de nuestro pasado. Es hora de enfrentar el futuro sin miedo, con amor, gratitud, fé, bondad, confianza. Aceptarnos y aceptar a los demás no significa rendirnos. Rendirse es estancarse, es quedarse en la ignorancia, es rechazar nuestras propias emociones, es no ser honesto con uno mismo. En mi siguiente post hablaré del karma y libertad, porque la libertad, como ya mencioné, es un arma de doble filo: puede llevarnos a vencer nuestro karma y crear un presente y futuro mejor, pero también puede llevarnos a la ignorancia, añadiendo más karma negativo al que ya tenemos.
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L de Libertad
Ser libre no es únicamente romper las cadenas, sino vivir de una manera que respeta y realza la libertad de otros (Nelson Mandela) Quien no se arrodilla antes Dios, termina arrodillándose ante los hombres (Fyodr Dostoievski) El hombre deja de ser libre cuando deja de creer en su libertad (Giacomo Casanova) Como lo decía mi anterior artículo, el karma se ha considerado siempre lo opuesto a la libertad o al libre albedrío. El karma es lo que tiene que ser, lo que está preparado, la misión que hemos venido a cumplir en esta vida. Pero cuando hablo del karma, algunos me preguntan: ¿entonces todo está prefijado, no hay nada que podamos hacer? Y se frustran por un momento, imaginando nuestra triste existencia en la que todo se guía según un orden preestablecido, donde hagamos lo que hagamos, nos sentimos atrapados por nuestras propias cadenas o las leyes férreas del universo: el maldito karma. No es así, les replico. En el universo hay un equilibrio que es necesario para que la justicia se haga de forma que seguramente no seamos capaces de percibir, pero hay un componente de libertad, de elección. Como seres racionales que somos, a diferencia de las plantas o incluso animales, podemos decidir. Y ésta viene a ser nuestra mayor ventaja y a su vez nuestro mayor inconveniente. Somos libres para progresar, para aprender, para preocuparnos por crecer y hacer el bien. Somos libres de sentirnos felices y superarnos incluso cuando las circunstancias de la vida nos muestran su cara más trágica. Pero también somos libres de degradarnos, de hacer el mal, de rechazar, guardar rencor, contraer enfermedades que ni siquiera nos venían dadas. . . Es difícil, claro está, saber dónde termina el karma y dónde comienza nuestra libertad. Como seres humanos que somos, hemos venido a este mundo por una razón, bien sea a hacer felices a 43
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Figura 12: Libertad
otros, a dar vida a generaciones futuras, o bien a exculpar nuestras acciones negativas del pasado y pagar el precio de otras vidas mal llevadas. Pero seguimos teniendo siempre un componente de libertad. Porque lo más destacable de la libertad, es que ésta está relacionada con nuestra conciencia. No es la libertad del cuerpo, si no, ya podíamos haber nacido como animales para dar rienda suelta a nuestros instintos. Y no es que haya que menospreciarlos, pero entender que hay algo que prevalece, que está por encima del cuerpo y meros instintos: nuestra conciencia, nuestra razón, algo que nos hace diferentes, algo que nos permite progresar y crear, algo profundamente valioso y perfecto, que sólo puede tener un sentido: hacer felices a los demás, a través de la creación de nuestra felicidad propia. Como ejemplo, tengo ante mis ojos a una antigua compañera de trabajo de Alemania que perdió a su marido por una enfermedad incurable hace no mucho. Ambos no tendrían más de 30 años 44
L de Libertad
y se habían casado hace tan sólo un año. Me llamó la atención su fortaleza, el ser capaz de compartir con todos en su muro de facebook todo lo referente al fallecimiento y el funeral de su marido, el seguir posteando y compartiendo fotos de ambos, semanas después de una pérdida irreparable, que sumiría en la desesperación más profunda a la gran mayoría. Al principio me chocó su actitud, pensé que yo no sería capaz de actuar de esta manera. Después me pareció admirable lo fuerte que puede llegar a ser el ser humano, la grandeza que hay en él, la capacidad de afrontar y superar situaciones límite y no caer, sino levantarse y seguir avanzando. Ésta es nuestra libertad. Y es admirable. No la libertad que muchos podrían entender por libertinaje, por el haz lo que quieras sin más, sin pensar en las consecuencias. O la supuesta libertad de robar, de ser violentos, de hacer daño a los demás o a sí mismos. La libertad, como dijo Nelson Mandela, no es únicamente romper las cadenas, sino vivir de una manera que respeta y realza la libertad de otros. Y también es libertad entenderse uno mismo, conocerse, acercarse a su naturaleza espiritual, y aquí subrayo otra frase de un escritor ruso de todos los tiempos, Fyodr Dostoievski: El que no se arrodilla ante Dios, termina arrodillándose ante los hombres. O dicho de otra manera: el que reniega de la espiritualidad, acaba siendo esclavo de otros o incluso de su propio cuerpo o mente. La verdadera libertad está en liberarse de las ataduras materiales. . . labor compleja, pues vivimos en un mundo material. La única manera de ser libre, dicen los Vedas, de vencer nuestro karma, es practicando la vida espiritual. La libertad es liberarnos de las ataduras, materiales y emocionales. Y para terminar, añado una frase más, que en apariencia tiene muy poco que ver con el mundo espiritual, porque fue pronunciada por el archiconocido aventurero y mujeriego Giacomo Casanova: El hombre deja de ser libre cuando deja de creer en su libertad. Frase que al parecer utilizó cuando estuvo recluido en una cárcel. Me gusta esa idea porque nos transmite que estés donde estés, 45
Maria Mikhailova
si quieres, puedes sentirte libre, porque tu libertad es tu voluntad, es tu propósito, independientemente de las circunstancias externas que te rodean. Tu libertad es tu propio ser, es decidir que puedes ser feliz aquí y ahora, es tu conciencia, es lo que te hace humano.
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M de Miedo
Tenía ya preparado un tema para la M: mente, meditación, materia, incluso mujer. Pero justamente hoy me di cuenta de que hay algo mucho más importante que todo esto, algo que muchas veces nos impide vivir, nos impide ser libres. Algo que hace que nuestra mente tome el control de nosotros, nos aísle, nos susurre mentiras que sólo nos traen infelicidad. Nuestro mayor enemigo: el miedo. Por más que llevo escuchando que el miedo es malo, por más que medite, escriba sobre ello, por más que trate de controlar mi mente y mis pensamientos negativos, creando los positivos casi a la fuerza, diciendo en voz alta que no pasa nada, que todo está bien, que es lo que tiene que ser y que de todo se sale, el miedo asoma de vez en cuando como un zorro malvado, esperando su momento para acecharme, para abalanzarse sobre mi y despedazar mis defensas. Es difícil hablar de algo tan cercano y presente en la vida de muchos. Es el miedo al fracaso, el miedo al futuro, el miedo a lo inestable, a tantos cambios, a no saber dónde estaré mañana, a no poder tomar una decisión en firme sobre ciertos aspectos de mi vida. También puede tratarse de un miedo irracional, un miedo que viene del pasado, de la juventud, infancia, incluso de vidas pasadas: el miedo a no ser aceptado por como eres, el miedo a no cumplir con las expectativas de los demás, el miedo a simplemente sentirte perdido sin saber por qué. Dicen que el miedo se manifiesta cuando sales de tu zona de confort o incluso al revés: es al salir de esta zona, cuando pierdes el miedo. Se supone que el miedo es estar estancado, es no moverse, no avanzar, no hacer cosas nuevas por precisamente eso: miedo. Bien, yo creo que el miedo está presente siempre, te salgas de tu zona o no. Tal vez desaparezca en un futuro cuando te acostumbres a hacer esas cosas nuevas y se conviertan en tu rutina, pero los principios están siempre llenos de dudas. 47
Maria Mikhailova
Figura 13: Miedo
Hay una estupenda web que descubrí hace unos meses. Lo lleva una emprendedora joven que te cuenta todo por lo que pasó cuando decidió trabajar para sí misma y dejó de trabajar para otros, haciendo lo que realmente le gusta: ayudar a los demás (más bien a las demás, pues su público objetivo son sobre todo mujeres) a superar sus miedos, sus indecisiones, su inactividad. . . para lanzarse al maravilloso mundo de hacer lo que realmente les gusta. Y hay una frase suya que me encanta: el miedo es una señal de que tengo que hacerlo. Me parece sencillamente brillante. Cuando tenemos miedo, es porque se trata de algo que deseamos mucho, que ansiamos muy por dentro, tanto que si fracasamos, no nos lo podremos perdonar. He aprendido muchísimo de su blog y de sus consejos. El miedo, según ella, siempre estará allí, los valientes no es que no tengan miedo, lo tienen como todo el mundo, pero son los que lo hacen sí o sí. Aun me queda mucho que aprender en este sentido. Y ahora os diré lo que dicen los Vedas del miedo. Al parecer son las personas que más miedo tienen las que inician un camino espiritual. No lo hacen en un principio porque quieran encontar a Dios y unirse con la armonía del universo, sino porque se sienten infelices, se sienten perdidos en esta vida y sobre 48
M de Miedo
todo, porque tienen mucho miedo. Y la raíz de todos nuestros miedos es el miedo a la muerte. Incluso las personas más elevadas espiritualmente sienten ese tipo de miedo en más de una ocasión a lo largo de su vida. Lo cierto es que estoy de acuerdo: primero porque mi interés por los Vedas se dio cuando tuve una especie de crisis personal hace unos años. Y lo de la muerte: cuando tienes un problema que te parece más o menos serio, si repites una frase que me parece casi mágica, el miedo de pronto (aunque no de forma definitiva, sino por unos instantes, tal vez horas o días) se desvanece: lo peor que nos puede pasar es la muerte, todo lo demás tiene solución. Cuando tenemos miedo, desde el punto de vista físico, nuestro organismo deja de funcionar de forma adecuada: nuestros órganos se retraen o experimentan una gran tensión, dejamos de pensar de forma relajada y de respirar de forma profunda. El miedo nos encierra en nosotros mismos, esconde nuestro corazón; mientras que el amor lo abre, hace que nos abramos al mundo. El miedo es lo contrario del amor. Los Vedas nos dicen que sólo hay una forma de vencer el miedo: el camino espiritual, el conocimiento, el estudio de nuestra alma, de nuestro cuerpo. Si nos damos cuenta de que el miedo es un camino que nos llevará a la muerte, lo esquivaremos de la mejor forma posible. Es el conocimiento pero también es la práctica: es la meditación, el controlar nuestra mente errante, es abrir nuestro corazón al amor, a la bondad y la gratitud. Sí, es difícil, como ya lo dije al principio. Una noticia inesperada hace unos días hizo que sintiera miedo, que mis defensas se debilitaran y cogí un estúpido resfriado ayer. Ahora, preguntándome por lo que ocurrió, lo entiendo: era el miedo. Era una señal de mi debilidad, de mi retraimiento, de mi rechazo de una situación inminente. Y ni siquiera se trata de algo grave, es más: anoche encontramos una solución. Más meditación, más relajación, más positividad. . . esa es mi receta contra el miedo. ¿Y la vuestra?
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N de Niño Todos hemos sido niños alguna vez. Absolutamente todos. Por eso quiero dedicar este último artículo del año a una parte de nosotros que todos somos, ya que todos hemos salido de la infancia y a pesar de creernos tan fuertes, tan adultos y tan maduros, hay un niño en nuestro interior al que a veces tenemos olvidado. Recordar lo que hemos sido y sobre todo ser conscientes de esa parte nuestra que sigue presente en nosotros es algo vital, pues muchas veces es la clave para solucionar nuestros problemas. Hace poco empecé a leer un libro que probablemente muchos conozcan: “Usted puede sanar su vida” de Louise L. Hay. Es un libro sobre el que volveré a hablar cuando toque el tema de la salud, pues me parece interesantísimo y sobre todo muy útil a la hora de abordar nuestros problemas de salud. Pero la parte que más me llama la atención de este libro es la que tiene que ver con nuestra niñez, pues como la propia autora afirma, muchas de nuestras enfermedades (mentales o físicas) provienen justamente de nuestra época más entrañable: nuestra infancia. Louise Hay viene a decirnos que son las afirmaciones negativas las que crean nuestros problemas actuales y nuestras enfermedades. Pero esas afirmaciones son prácticamente inconscientes, pues vienen de nuestra más remota infancia, ya que reflejan cómo nuestros propios padres nos habían tratado. Es decir, que nos tratamos a nosotros mismos en la edad adulta igual que nos trataron nuestros padres cuando éramos niños. Si nos decían: no sirves para nada, eres culpable de esto o lo otro, nunca llegarás a nada. . . al final acabamos creyéndonoslo y trayendo esas ideas tan nefastas a nuestra vida actual. No, no pretendo con este artículo arremeter contra nuestros ancestros, pues como la propia autora dice, ellos también tuvieron su propia infancia y sus propios padres que les inculcaron ideas y emociones alejadas del amor y la aceptación. Se trata simplemente de romper esta cadena viciosa en la que unos padres que no recibieron suficiente amor y por lo tanto no han sido capaces de 50
Maria Mikhailova
Figura 14: Niño
dárselo a sus hijos, hacen repetir su misma historia de generación en generación. El poder está en cada uno de nosotros: aquí y ahora. Sólo nosotros mismos podemos cambiar el curso de las cosas, cambiando nuestra propia percepción de la vida y dándonos ese amor que no recibimos de niños. De lo contrario, seguiremos reproduciendo ese esquema de infelicidad y deficiencia en el que hemos crecido, y nuestras relaciones adultas, sean con nuestras parejas, jefes o incluso hijos serán una copia de la falta de amor, de miedos y de rabia que acumulamos en nuestra infancia. ¿Pero cómo romper este círculo vicioso? Louise Hay nos presenta una fórmula bastante curiosa: las afirmaciones negativas que guardamos en nuestro inconsciente deben ser sustituidas por afirmaciones positivas que nos traerán el efecto contrario de lo que ya hay en nuestra vida. Así, si nos creemos poco dignos de amor, si consideramos que somos poco agraciados o no tenemos muchos talentos. . . nuestra vida será un reflejo de estas ideas. Nuestras 51
N de Niño
relaciones amorosas serán infructuosas (peleas, incomprensión, celos, distanciamiento), nuestro trabajo no será un reflejo de nuestros gustos o será monótono, poco valorado, sin posibilidad de prosperar. . . por poner un ejemplo. En cambio si cambiamos nuestra forma de pensar, atraeremos cosas más positivas a nuestra vida: amor, éxito, salud. El caso es que nuestros pensamientos son materiales. Como ya decía en un artículo anterior, la glándula del timo regula nuestro sistema inmunitario a través de pensamientos positivos o negativos. Sólo lo positivo dará paso al progreso, sólo una mentalidad optimista, una aceptación de la realidad y la búsqueda del amor en todas sus manifestaciones. Sí, aceptación, aunque a muchos no les guste esta palabra. Yo personalmente siempre he tenido un carácter rebelde, y confieso que muchas veces me ha costado aceptar las cosas como son. Aun me sigue costando. Hablaré del tema cuando toque la Q, ya veréis por qué. Pero como dicen los Vedas, nuestro nacimiento en un momento y lugar determinado no es puro azar. Nuestro pasado y nuestra infancia nos sirven para enseñarnos algo: sea bueno o malo. Nuestra vida es nuestra lección. O como dice Oleg Torsunov, maestro de la filosofía védica: la felicidad es el examen más importante de nuestra vida. Su precio no es barato. La felicidad tenemos que ganarla, es un proceso y un trabajo continuo sobre uno mismo. No podemos quedarnos sentados en el sitio esperando a encontrar la felicidad. Debemos salir a buscarla. Pero más que salir, es entrar dentro de nosotros. Es desentrañar los recovecos más ocultos de nuestro alma. Es hurgar en nuestro pasado y es reconciliarnos con nuestro niño interior. Porque si somos lo que somos ahora es por el niño o niña que algún día fuimos. Meditación: reconciliate con tu niño interior. Hay una meditación bastante interesante que realicé hace un tiempo. Se llamaba: reconcíliate con tu niño interior. Las meditaciones o visualizaciones si se realizan a conciencia son unas técnicas bastante profundas que nos ayudan a conocernos más 52
Maria Mikhailova
a fondo, a detectar nuestros problemas más relevantes, y nos permiten solucionarlos a través de la compresión, la aceptación y un diálogo interior, el diálogo con nosotros mismos. Aquí os daré unos pequeños consejos para poder realizarlo vosotros mismos: 1. Lo primero sería encontrar un momento de tranquilidad: una habitación en la que no entre nadie. Ayuda mucho poner algún tipo de música relajante, apagar las luces e incluso encender una vela para que nos dé la sensación de estar en un momento especial, estar con uno mismo, cara a cara con nuestra alma. Podemos tumbarnos o sentarnos en una posición relajada y cómoda. 2. Cerramos los ojos. Y empezamos a respirar. El tema de la respiración es importantísimo, pues es la mejor manera de alejar de nuestra mente los pensamientos que no necesitamos en ese instante, de tranquilizar nuestra mente, de relajarnos. La respiración debe ser profunda, levantando nuestro abdomen y tórax al espirar. Inhalamos y exhalamos por la nariz. Vigilamos la respiración. Podemos contar hasta 5 o hasta 7 en cada respiración. El tiempo varía en función de cada uno, pero lo mejor es realizarlo al menos durante un par de minutos para poder relajarnos del todo. 3. Cuando por fin estamos relajados, debemos imaginarnos ahora, sentados frente a un calendario de hojas, de esos antiguos, en los que puedes ir pasando hojas para atrás. Y empezamos a pasar hojas hasta llegar al año en el que tenemos cinco años. Ahora nos vemos como ese niño indefenso que fuimos con los 5 años de edad. Nuestro yo adulto mira y observa a ese niño: ¿qué lleva puesto, dónde está, cómo se siente? Debemos observarlo muy bien: ¿hay miedo en su expresión, hay inseguridad, hay algún dolor? ¿Está feliz o está triste? ¿Y si está triste, por qué lo está? ¿Hacia dónde está mirando, qué está haciendo? Observémoslo, escuchémoslo, sintamos como siente él. 4. Ahora nuestro yo actual se acerca a ese niño que fuimos y lo abraza. Lo abraza fuerte y le acaricia la mejilla, el pelo, le mira a los ojos mientras mantiene sus manos y le dice: tranquilo, no estás solo, yo te quiero, te entiendo, sé lo que sientes, pero no tengas miedo, 53
N de Niño
porque te quiero muchísimo y aquí estoy para protegerte, todo te irá bien en tu vida, tendrás amor, tendrás amigos, tus padres te quieren y sobre todo, te quiero yo, mi pequeño. Es un momento muy especial, pues debemos decir esas palabras mientras abrazamos y acariciamos a ese niño que fuimos, dándole esa seguridad y amor que no recibió de pequeño. Ahora se lo estamos dando, le infundamos seguridad, protección, cariño, amor. Y entonces, cuando el niño se siente por fin protegido y amado, veremos cómo se vuelve cada vez más pequeño en tamaño y lo guardamos en nuestro corazón. 5. El siguiente paso es ir hojeando nuestro calendario aun más hacia atrás, más allá de nuestro nacimiento, hacia el año en que nuestra madre tenía unos 4 años. Tenemos que imaginarla a esa edad, observar lo que hace, cómo mira, qué dice, cómo se siente. Veremos si hay miedo en su rostro, si hay inseguridad, si hay falta de amor o cariño. Ahora nos tocará abrazarla y acariciarla, al igual que lo hicimos con nuestro yo-niño. Debemos protegerla, tranquilizarla y repetirle lo que la queremos, que no tenga miedo, que está a salvo, que todo irá bien. Después cuando sintamos que está tranquila entre nuestros brazos, la veremos disminuir de tamaño para poder guardarla en nuestro corazón, donde está la otra niña o niño que fuimos nosotros. 6. Ahora hojearemos el calendario hasta el momento en que nuestro padre tiene 3 años. Repetiremos los mismos pasos que con nuestra madre hasta que le abracemos, le demos amor y lo guardemos en nuestro corazón junto con los otros dos niños. 7. Lo siguiente y lo último será imaginar a esos tres niños jugando en un prado. Correteando, riéndose, dando vueltas, saltando, gritando, cogiéndose de las manos, bailando. Es el momento de la reconciliación, de darle rienda suelta a nuestra imaginación, de sentirnos niños de nuevo, de ver niños en nuestros padres, de entender que en el fondo son igual de desprotegidos que nosotros, que son niños por dentro, niños que necesitan amor, protección, cariño, cercanía, comprensión.
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Maria Mikhailova
Que este 2014, amigos, os traiga lo mejor a vuestras vidas. Que seáis más conscientes de vuestra vida, que comprendáis lo que realmente importa: vuestros seres queridos, familia, amigos, vuestra salud. . . Ojalá todos nos sintamos un poquito más cerca de la verdad, que la armonía, la paz y el bienestar formen parte de nuestro día a día. No desperdiciéis ningún día de este año que entra porque cada día, cada minuto de nuestra existencia es valioso y sólo tiene sentido si se vive con amor, gratitud y bondad. No importa si el año que despedimos no haya sido perfecto, si hemos recibido malas noticias, si hemos cometido errores. Como dijo una amiga en su muro de Facebook: unas veces se gana y otras veces se aprende. Que este 2014 sea un camino nuevo para aprender, para crecer y para encontrar esa luz que todos buscamos.
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O de Opinión Ni otros ni optimismo ni opulencia. Mi blog viene marcado por las cosas que me van sucediendo, por lo que pienso y siento y creo que ésta es la forma más directa de expresar mi opinión. Puedo escribir para otros medios y hablar de lo que ellos quieren que hable, pero por fin tengo a mi alcance (todos de hecho, o casi todos, lo tenemos) un medio en el que hacerme oír, en el que expresar lo que necesito decir. El artículo que más comentarios tuvo en mi muro de facebook fue el artículo más personal y cercano que escribí acerca del aborto. Recibí innumerables críticas. Lo sabía. Sabía perfectamente a qué me estaba enfrentando, pero no podía callar. Cuando hay una verdad en nosotros, cuando nos sentimos seguros de algo, cuando parece que el mundo entero se ha vuelto loco y ha dado la espalda a una verdad, maquillándola de razonamientos fríos y sin sentido, es entonces cuando siento la necesidad de decir algo en voz alta, de hacerme oír. No lo hago con ganas de convencer a otros. Sé que las opiniones no son fáciles de cambiar. Sé que también detrás de una opinión se esconde toda una ideología. Y aunque muchos digan que no es manipulación, lo siento, pero en cuanto nos aferramos a una ideología, sea de derechas o de izquierdas, nos llevamos todo el pack. Sé también que el hecho de que un país como España restrinja el aborto no va a hacer que éstos dejen de estar a la orden del día. Unas viajarán a países más “progresistas” para someterse a la operación, otras lo realizarán en clínicas de contrabando dentro de España. Pero no por todo esto dejo de tener mi opinión acerca del tema. No pretendo cambiar el mundo: lo que está cambiando es mi visión del mismo. La que en el fondo está cambiando soy yo. Sé también que lo mismo que yo tengo una opinión, otros tendrán la suya. Y tienen todo el derecho de tenerla. El hecho de que mi opinión sea diferente o contraria a otros, no significa que la mía sea la mejor. Y esto, amigos y amigas, lo tengo muy claro. La opinión es la manifestación de cómo entendemos el mundo. Es 56
Maria Mikhailova
Figura 15: Opinión
nuestra visión de la realidad, un conjunto de valores y paradigmas que hemos ido forjando en nuestra mente a través del estudio, la educación, los medios de comunicación, la influencia de amigos y compañeros, incluso de los políticos. A veces pienso que tengo suerte de no ser política ni tener que decidir por los demás. Es una responsabilidad muy muy grande. Demasiado grande, si se quiere hacer bien. La labor de un político, un político de verdad, que no busca forrarse a costa de sus votantes, sino hacer el bien, es una labor nada envidiable. Sencillamente porque nunca lo podrás hacer al gusto de todos. Dicen los Vedas que el karma de los políticos y dirigentes en general es mucho más pesado que el de un ciudadano medio. Por un lado, se le da la posibilidad de estar en lo alto, de tomar decisiones por los demás, pero por otro, la influencia se tiene en un gran número de personas, por lo que éstos con su sufrimiento e infelicidad llenarán el depósito de karma negativo al que les dirige. Pues todo es intercambio de energía en este mundo. 57
O de Opinión
Volviendo al tema de opinión, lo normal es que ésta fluctue en una misma persona. No de forma constante, pues sería un caos y la persona en cuestión sería considerada poco seria, aunque también es verdad que alguien cuya opinión es inamovible se considera rígido, frío y poco humano. Pues no hay una única opinión válida en este mundo. Y aunque la hubiera, no estaría clara para todos por igual. Porque somos diferentes, así de sencillo. Cuando tienes una opinión, no puedes pretender agradar a todos. Confieso que antes me sentía incómoda de expresar aquello en lo que creo. Sencillamente por el respeto por los demás. Pero creo que me equivocaba: no era respeto, era miedo. Miedo a no ser aceptada, a que algunos pudieran darme la espalda por mis opiniones. Miedo a no ser comprendida, a ser considerada rara o incluso tonta. Como ya lo dije en uno de mis artículos, el miedo es la principal causa de la infelicidad. Y es a día de hoy un enemigo al que sigo enfrentándome día y noche. Pero he decidido dejarlo aparcado a ratos. Y decir lo que de verdad quiero decir. Sé que unos me tacharán de conservadora, otros de revolucionaria. Pues ni formo parte de la Iglesia, ni acepto la tauromaquia ni el aborto (aunque entiendo que hay casos puntuales en los que éste tiene sentido). No pertenezco a ningún partido ni creo en una ideología concreta. Algunos pueden decir que no tengo identidad. Pero es evidente que sí que la tengo: la mía propia. Me he equivocado. Y mucho. He cometido errores estúpidos o también errores que podía haber evitado. Me ha costado perdonar muchas veces. Pero sobre todo perdonarme a mí misma. Mi opinión no siempre ha sido la misma. De hecho lo que soy hoy poco tiene que ver con lo que fui con mis 20 años, por ejemplo. Y es muy posible que en 10 años piense de forma diferente. Siempre creí que no valía para emprender un negocio. Ahora pienso que tal vez ha llegado el momento. Tengo muchos puntos que mejorar: debo combatir el orgullo, el falso ego, la inseguridad, todo tipo de miedos, aceptarme como soy, aceptarme como mujer (sí, todavía ésta sigue siendo una asignatura pendiente, pues me he 58
Maria Mikhailova
criado en un mundo dominado por hombres en el que tener éxito significa dejar aparcado el lado femenino). Tengo mucho trabajo que realizar aun. Debo aprender a perdonar, a olvidar el rencor, a reconciliarme con la vida y los demás. Y debo aprender a no tener miedo a decir lo que pienso, a dar en voz alta mi opinión, aunque esto suponga perder a unos seguidores, inclusive que algunos amigos se alejen de mí. Ayer sin ir más lejos, en el avión de vuelta a Rotterdam, unas chicas sentadas a mi lado me preguntaron si podía cambiar mi asiento por el de su amiga, para que estuviesen las 3 sentadas juntas. Mi reacción de antes sería: claro, yo viajo sola, me da igual. Pero al ver que la amiga estaba sentada en la ventanilla y yo había reservado con antelación un asiento de pasillo a propósito, ya que me levanto a menudo y quiero más espacio para mis piernas (mido 178 cm), les tuve que decir que no, explicándoles, eso sí, mis razones. Si esto hubiera ocurrido hace unos años, probablemente les habría dicho que sí, pese a que luego me sintiera incómoda en el otro asiento. También es verdad que a pesar de decirles que no, no dejé de preguntarme en todo el trayecto, si había obrado bien, si no debía haber cedido mi sitio para agradar a esas chicas que ni siquiera conocía. Así ocurre con la opinión. Puedes callarte y no opinar nunca, cayéndole bien a muchos. Especialmente cuando se trata de personas que te importan: amigos, familia. O puedes decir lo que de verdad piensas y hasta crear un conflicto, pero seguir siendo tú mismo, defendiendo tu propia verdad. Lo bueno, y lo más importante que saco de todo esto: si yo tengo derecho a defender mi opinión, los demás también tienen el mismo derecho. Personalmente no dejaría de lado una amistad con la que no compartiera sus ideas. Esto se llama tolerancia y ésta es sin lugar a dudas, una tarea pendiente para muchísima gente todavía, incluida yo misma.
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P de Pasión Por fin tengo la oportunidad de completar mi introducción a las llamadas tres gunas de la naturaleza material, según la filosofía védica. Se trata pues de 3 categorías: la más baja que es la ignorancia; la que está en medio, es decir, la pasión; y la más elevada, o sea, bondad. Según los Vedas cualquier estado, actividad, conocimiento, objeto. . . todo lo que tiene que ver con la materia, tanto física como sutil (es decir, incluidos los pensamientos o sentimientos y emociones) está siempre en uno de estos tres estados. Ya dijimos que el estado de la ignorancia era aquel que no beneficiaba ni a uno mismo ni a los demás: en su sentido más amplio, la ignorancia nos lleva a la degradación. Ejemplos: violencia, todo tipo de adicciones, sentimientos como rabia, odio, envidia, avaricia, etc. O simplemente aquellos hechos que aunque en apariencia no son malos (al menos para el mundo actual), al final nos destruyen, sea por dentro o por fuera. En el mundo occidental, pese a que la ignorancia forma ya parte incluso de su cultura, aun se considera negativa por la gran mayoría. De ahí que tengamos leyes, cárceles, que la droga no es aún de libre circulación en todos los estados, que la prostitución no se considera algo positivo por la mayoría de nosotros. Si queremos ver la ignorancia de forma clara, os pongo un sencillo ejemplo: imaginaos qué es lo que no desearíais para vuestros hijos. Porque es muy fácil opinar sobre si las drogas o la prostitución deberían estar legalizadas, que debe haber libertad en todo, etc. Pero apelo a vosotros como a seres conscientes: ¿desearíais que vuestros hijos tomaran drogas, se dedicaran a la prostitución, fueran violentos o terminaran en la cárcel? Lo más probable es que me digáis que no. ¿Y por qué no lo deseáis? Porque sabéis que es un camino que les llevará a la infelicidad, independientemente de cómo sean las leyes en un determinado país, porque es algo muy evidente: es la degradación y la destrucción de uno mismo como persona. En cuanto al estado de la bondad, es el estado más elevado de 60
Maria Mikhailova
Figura 16: Pasión
las 3 gunas. Ya mencioné que se trata de objetos y actividades o materia sutil que tiene que ver con el amor, la comprensión, la gratitud, la aceptación, el perdón. Vamos, todos los valores cristianos que a muchos les resultan arcaicos. Pero son esas cualidades las que nos hacen sentirnos felices, las que nos hacen progresar. Sólo conociéndolos podremos ser felices. Sólo practicando la conciliación con los demás y con uno mismo. Son también los valores del budismo o del New Age. Se trata de todo lo que tiene que ver con las famosas meditaciones, el mindfulness, la plenitud, el vivir en el aquí y ahora, el aceptarnos y aceptar a los demás, el buscar la paz y la armonía. Y en medio está la pasión. Ya no somos unos ignorantes, no buscamos el mal ajeno ni el propio (al menos, no de forma inmediata), pero aún no estamos cerca de la bondad, del bienestar, de la armonía. ¿Qué es la pasión entonces? La pasión es el mundo 61
P de Pasión
actual. Es nuestro querido Occidente. Es el dinero, la ambición, es el trabajo, es el culto al cuerpo, culto al lujo, culto al triunfo laboral, éxito social. . . Creo que todos entienden de lo que hablo. Es el mundo en el que vivimos ahora. Son las presiones sociales. Es el egoísmo de buscar el mayor provecho, de alcanzar las metas más altas, de ganar cuanto más dinero, mejor. ¿Es acaso malo todo esto? ¿Es malo acaso desear un trabajo maravilloso, cuentas bancarias repletas de billetes, un yate, coches de carrera, mujeres bellas u hombres de negocio de éxito? Cuando a Steve Jobs le preguntaron en una charla, tras haber alcanzado el éxito en el mundo de los negocios y la tecnología, si todavía tenía un sueño, si aun deseaba algo, el genio de Apple respondió sin dudarlo: I want more. ¿Más? ¿Más todavía? Ahí está la clave de la pasión: siempre queremos más, incluso cuando parece que ya hemos alcanzado la cima. Steve Jobs murió a los 50 y pico años de edad debido a un cáncer incurable. Creo que el ejemplo de este creador e innovador en el mundo de la informática muestra perfectamente cómo está la sociedad actual. No importa el estrés o la ansiedad que nuestro ritmo de vida nos acarrea, pues ésta es la pauta a seguir: ser cada vez mejores, ser competitivos, ser fuertes, ser triunfadores. Ya no hablo de la distinción femenino-masculino, pues a la vista está que lo último son cualidades por defecto masculinas, que también van contagiando al mundo femenino de hoy. Hablo sencillamente de las consecuencias negativas que este modo de vida nos trae. En principio deseamos cosas positivas, no tiene nada de malo desear ser mejores y perseguir nuestros objetivos más altos. El problema está en saber parar a tiempo, porque si no, la decadencia no tardará en llegar. Cuando hablé del karma en mis anteriores artículos, mencioné en varias ocasiones que el karma podría equipararse a un depósito de energía positiva con el que llegamos a esta vida. Unos venimos con mejor karma que otros. A unos nos llegarán oportunidades únicas que si sabemos pillar a tiempo, nos elevarán a la cumbre de la
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Maria Mikhailova
cima. Otros, incluso siendo mediocres, lograrán triunfar debido a su buen karma familiar o las relaciones que cultiven en su vida. Muchos, siendo incluso personas destacables, serán condenados a vivir de forma humilde, bien por su ascendencia, bien por no tener la llamada “suerte” o estar en el momento y lugar adecuado. Pero el depósito de nuestro karma bueno no es infinito, no lo es en la mayoría de los casos, al menos. Si vivimos intensamente y cosechando nuestra gran suerte a lo largo de unos pocos años, es probable que vayamos a exprimir todo su jugo, a gastar todo el crédito que nos han concedido por nuestras vidas pasadas y ya no nos quede suficiente karma positivo para afrontar enfermedades, evitar accidentes, etc. No sé por qué razón murió tan joven Steve Jobs. No me toca a mí juzgarlo. Sólo sé que fue un genio de nuestro tiempo, pero tal vez desatendió ciertas cosas. . . tal vez, pues sólo puedo juzgar por la película que se hizo y por lo que los medios nos dicen de él. Lo he elegido como ejemplo, porque muchos sabemos quién es. Él eligió como vivir su vida. Nosotros también podemos hacerlo. Podemos triunfar o no, podemos elegir el éxito o una vida sencilla. O incluso si elegimos una vida de éxito, podemos decidir cuándo parar, cuándo poner punto y aparte. La cuestión es el cómo hacemos las cosas. Si las hacemos con la conciencia, con el amor, si no buscamos forrarnos a costa de otros, sino que también sabemos repartir, donar, compartir. . . tal vez nuestra suerte mejore, al menos, estaremos llenando de nuevo el depósito del karma positivo que nos permitirá seguir disfrutando de esta vida.
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Q de Queja
Buenas, amigos. Poco a poco vamos avanzando para ir acercándonos al final del abecedario. Hay veces que me siento estancada y creo que ya lo he dicho todo, pero aun así, continúo, pues ésta es mi meta: acabar este diccionario de la felicidad, mostrándoos mi visión propia de la vida, lo que estoy aprendiendo por parte de la filosofía védica, pero también lo que la experiencia misma me enseña. Hoy además me he tomado algún tiempo para modificar un poco la apariencia de mi blog, he incluido una imagen para hacerlo más personal y espero que os resulte atractivo. En la Q no hay tantas palabras para elegir. Pero sí hay una que me resulta relevante: la queja. Muchos nos pasamos la vida quejándonos, llorando, malhumorados, culpando a los demás, criticando y recordando lo negativo. Yo soy el ejemplo más claro de este tipo de personas, aunque conozco a unos cuantos que me llegan a superar. Por tanto, espero que nadie se sienta ofendido con este artículo, pues como ya os advierto: soy la primera persona a la que estas palabras van dirigidas. ¿Es bueno quejarse? Hombre, no hay nada o casi nada que sea totalmente bueno o totalmente malo al 100 %. Pero sí es verdad que si la queja se convierte en nuestra rutina, si estamos continuamente quejándonos de las cosas, es que hay algo que va mal. Como ejemplos puedo poneros desde los más típicos y triviales hasta algunos tal vez más serios: el mal tiempo, el tráfico, las colas de espera, el carácter de mi mujer o marido, el comportamiento o las notas de mis hijos, los políticos, los empresarios, las leyes. Pese a quejarme tanto (a veces es simplemente un reflejo o impulso pasional, como una forma de descargar la energía negativa acumulada), soy perfectamente consciente de que muchas de nuestras quejas no sirven para nada. No podemos cambiar el tiempo, ni a los políticos ni a nuestros hijos. Es decir, sí podemos, pero la única forma de que algo cambie a nuestro alrededor es cambiando primero nosotros. 64
Maria Mikhailova
Figura 17: Queja
Hace no mucho descubrí un blog estupendo (pese a que su apariencia deja mucho que desear, así como la facilidad de lectura). He aprendido muchas cosas de allí: desde consejos prácticos sobre cómo blanquear los dientes hasta ideas para la meditación y relajación. También hay un libro que me influyó recientemente: El Poder del Ahora de Eckhart Tolle. Es un libro sencillamente genial. Parece que no dice nada nuevo, pero nos descubre unas sencillas claves que, puestas en práctica, nos darán la oportunidad de ser más felices, más reposados, y sobre todo, más conscientes de vivir el momento presente y no divagar con la inconstancia de nuestra mente aburrida que por todos los medios busca distraerse y escapar del ahora. En el blog que os menciono, han recopilado los consejos prácticos de este gran libro. Al leer aquel artículo, pensé en el tema que os propongo hoy: la queja. Voy a enumeraros algunos de ellos que considero más interesantes, pues son de gran ayuda para nuestro perfeccionamiento interior. 65
Q de Queja
9 pasos para dejar de quejarse 1. Crea una lista con tus quejas típicas y la frecuencia con la que te quejas de cosas durante el día. (A mí me saldría una lista bastante larga, lo confieso). 2. Presta especial atención a lo de quejarte sin un propósito de mejora, ese tipo de queja que no provoca ningún cambio. Por ejemplo, quejas del tráfico, del tiempo, de las colas. 3. Anota también las quejas sobre algo que alguien hizo o dijo (o por el contrario no hizo o no dijo), quejas sobre tu pareja, el trabajo, la economía, la salud y determinados grupos de personas. 4. Intenta sentir si sólo estás intentando tener la razón, sentirte superior al resto o tu queja tiene un fundamento razonable. 5. Cada vez que notes esta voz quejándose, pregúntate si puedes aceptarla como lo que es: un patrón antiguo en tu mente, la voz de tu ego falso. Esta voz no es tu yo verdadero, es tu mente incansable que simplemente se aburre, que no tiene nada mejor o más importante que hacer. La mente existe en un estado de «nunca tener suficiente», por lo que siempre ambiciona más. Cuando te identificas con la mente, te aburres y te inquietas fácilmente. El aburrimiento significa que la mente tiene hambre de nuevos estímulos, de más alimento para el pensamiento, y que su hambre no está siendo satisfecha. 6. Cuando te sientas aburrido o inquieto, observa esta sensación de sentirte aburrido o inquieto. A medida que vayas dándote cuenta de estas sensaciones, empezará a surgir algún espacio y quietud alrededor de éstas. Al principio sólo habrá muy poco espacio, pero, conforme crezca la sensación de espacio interno, el aburrimiento empezará a disminuir en intensidad y significado. O sea que incluso el aburrimiento puede enseñarte quién eres y quién no eres. 7. Utiliza tus sentidos plenamente. Trata de estar en el lugar presente. Mira a tu alrededor. Simplemente observa, no interpretes. No son los pensamientos lo que te preocupa, sino el acto mismo de la percepción. ¿Puedes separar el pensamiento de la percepción? 66
Maria Mikhailova
¿Puedes observar sin que la voz de tu cabeza juzgue, saque conclusiones o compare? (Uff, para mí esto es lo más difícil de todo). 8. Observa la luz, las formas, los colores, las texturas. Sé consciente de la presencia silenciosa de cada cosa. Sé consciente del espacio que permite que cada cosa sea. Escucha los sonidos: no los juzgues. Algunos sonidos pueden ser naturales –agua, viento, pájaros- y otros son artificiales. Unos pueden ser agradables y otros desagradables. Pero no diferencies entre bueno y malo. Deja que cada sonido sea como es, sin interpretarlo. Escucha el silencio debajo de los sonidos. 9. Cuando miras y escuchas de este modo, puede que percibas una sutil sensación de calma, que al principio casi no se nota. Algunas personas sienten como una quietud de fondo. Otras la llaman paz. Cuando la conciencia ya no está totalmente absorbida por el pensamiento, parte de ella permanece en su estado original sin forma, sin condicionamientos. Este es tu verdadero espacio interior. Y hasta aquí llega este sencillo y nada fácil a la vez ejercicio. Podéis leer más en detalle este artículo que se basa en los preceptos de Eckhart Tolle aquí, yo sólo recopilé algunos puntos que tienen que ver con el tema de la queja y cómo apaciguar nuestra mente. La idea es que si de pronto nos damos cuenta de que nos pasamos la vida quejándonos, sepamos desconectar a tiempo, sepamos reconocer esa voz que enjuicia, que está desconenta, que busca ponerse por encima del resto, que trata de separarnos de otros, la voz de nuestra mente, de nuestro ego falso. Y tratar de encontrar la otra voz: la voz de nuestro yo verdadero, de nuestra conciencia, hecha de amor, sabiduría, paciencia, comprensión y aceptación. Difícil, lo sé. Pero el primer paso es precisamente éste: reconocer que las quejas no nos traen nada bueno. La queja es la inacción. Si de verdad quieres cambiar el mundo, ponte en acción, empieza por cambiarte a ti mismo. Y si lo consigues (lo cual llevará no pocos años), verás cómo cambia tu percepción de las cosas.
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R de Respeto Creo que el respeto es la base de todo ser humano. Es lo que nos hace diferentes al animal, al mundo salvaje. El respeto es lo que falta hoy desgraciadamente en no pocos estratos de nuestra sociedad. Crímenes, guerras, violencia, robos, maltrato, aborto (lo siento si a algunos os molesta que esté en contra, pero por favor, os suplico: respetad mi opinión), injusticias, corrupción, robos, insultos, amenazas y un largo etcétera que no cabría en este artículo. Al final estamos ante un único hecho: la falta de respeto por los demás. Lo cierto es que si me pongo a pensar con la cabeza fría, me doy cuenta de que respetar a los demás es bastante sencillo y conozco a personas maravillosas que saben hacerlo. Conozco a gente cercana o no tanto que piensan muy diferente de mí y son capaces de mantener una conversación conmigo, dar sus opiniones, dejarme dar las mías, escuchar, dialogar. Son esas personas que a pesar de no compartir mis puntos de vista o yo no compartir los suyos, sean de índole religiosa, política, social, económica, etc., pueden sin embargo compartir otras actividades conmigo y hasta entender mi punto de vista. ¡Pero qué lejos queda esto de la gran mayoría! Con qué facilidad nos sentimos heridos en lo más hondo de nuestro ser cuando alguien expresa ideas con las que no estamos para nada de acuerdo. No hay peor enemigo que uno mismo. Y es que, pese a todo, que me tachen de ingenua, sigo creyendo en la bondad y creo que incluso aquellos que se ponen violentos, insultan, amenazan y gritan son gente buena, gente que sencillamente no sabe canalizar sus emociones, racionalizar sus miedos, dejar fluir sus sentimientos. No, no soy un ejemplo de santa que nunca se irrita ni se siente frustrada ni busca revancha. Soy humana y tengo esos defectos, pero de pronto, en medio de una discusión acalorada, llega un destello de luz y me digo: ¿acaso no podemos dialogar como seres humanos? ¿Acaso debemos herirnos y jugar a soldaditos, a ver quién es el más fuerte, quién insulta más a quién, quién queda por encima del otro? Lo tengo tan claro: las cosas se 68
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solucionan hablando. O no se solucionan, porque nuestras posturas son completamente contrarias, pero el faltar al respeto tampoco es la solución, sino la creación de problemas mayores. Ya lo dejaba entrever en mi anterior artículo sobre el tema de la opinión, que todos tenemos derecho a tener una. Para mí este blog es una forma de expresar mi opinión propia, estén de acuerdo conmigo o no. Si no os gusto, no me leáis. Si queréis dar vuestra opinión, comentad pero por favor, con respeto. Creo que el respeto debería estar por encima de opiniones, juicios, ideales. El caso es que como decía más arriba, estamos rotos por dentro. Todos, la inmensa mayoría. Es como si nuestra sensibilidad estuviera multiplicada por mil. Vemos peligros por todas partes. Tenemos miedo. No nos respetan. Nos sentimos inferiores. Y ¿cuál es la forma de reaccionar? No respetando a otros, así de sencillo. También es verdad que en cuanto nos faltan al respeto, nuestra respuesta es reactiva y agresiva en muchos casos. Se ha prendido la llama de nuestra ira, se ha rozado nuestro punto débil, nos han tocado el ego. Ahí está el problema de fondo: el ego falso, el yo que creemos ser. Yo por encima de otros, yo mejor que los demás, yo que en el fondo soy tan débil pero aparento ser fuerte y seguro, yo incapaz de mostrarme como soy, porque ese yo, ese ego falso, esa mente inconstante. . . vive reprimida y en miedo constante. Todos estamos en parte enfermos. Esta es la triste verdad. El insulto es nuestra arma más fuerte. También la humillación, las amenazas. Y así va el mundo: nosotros no respetamos a los demás en nuestro pequeño mundo. Otros, los poderosos, proyectan su rabia, su infelicidad, a una escala mucho mayor. Y luego nos preguntamos a dónde va a parar este mundo. Ésta es mi lección de hoy: aprender a respetar, incluso a aquellos que no me respetan. Aprender a escuchar a aquellos que no me escuchan y gritan. Aprender a dialogar con aquellos que sólo saben de insultos. Es una lección muy, pero que muy dura. Pero es la única forma de aprender. La única manera de ser feliz 69
R de Respeto
Figura 18: Respeto
en un mundo donde reina el miedo y donde llevar la contraria a la mayoría es casi un delito. El mundo global es lo que tiene: pretende establecer leyes uniformes, pretende hacernos creer que pensamos como pensamos porque lo hemos elegido. Y la verdad es que lo consiguen: por eso la mayoría de la población piensa de forma similar. Destacar nunca ha sido fácil: es crearse enemigos, es perder el respeto de no pocos. Pero yo creo en mi verdad y pretendo contarla al que quiera oírla. Lo hago desde el respeto y espero que nadie se sienta ofendido. Si es así, lo siento, pero no puedo pretender agradar a todos. El respeto por la opinión de los demás está siendo a día de hoy una tarea pendiente para la gran mayoría. En el fondo nuestro enfado es un reflejo de nuestras propias carencias, miedos e inseguridades. Si me siento herido, es porque hay una herida en mí. Si falto al respeto, es porque probablemente no me respeto a mí mismo. El amor a uno mismo, la aceptación íntegra de nuestro ser, es el primer paso para comprendernos, para 70
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vivir en paz con nosotros mismos y con los demás y para ser en última instancia felices. Porque todos buscamos precisamente eso: felicidad, aceptación y amor.
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S de Salud Buenas a todos amigos. Este post empecé escribiéndolo desde el Pacífico de Costa Rica, así que tiene un carácter especial, pues hoy toca hablar de la S de salud, un tema muy importante. Y qué mejor que hablar de algo tan vital para todos nosotros que desde un lugar de vacaciones, buen clima, sol, playa, selva, naturaleza y mar. . . Ay, si todos nuestros días fueran estar de vacaciones, relajados y disfrutando de cada momento de nuestras vidas, seguramente gozaríamos de una mejor salud. No en vano se dice que los ticos (que es como se llaman los costarricenses) son las personas más felices del planeta. Pura vida, éste es su lema que te repiten constantemente los lugareños, sea para despedirse, para saludar o simplemente mientras conversan contigo. Y en efecto, si nuestra vida fuera más pura, sin duda nuestra salud sería mucho mejor. Como no soy médico ni tengo carrera en este área tan complejo, os hablaré de la salud desde un punto de vista psicológico y especialmente espiritual, pues como dicen los Vedas (y no pocos autores, incluidos los propios especialistas en medicina), nuestra salud es un reflejo de nuestra personalidad, pensamientos, actitudes. . . psicología al fin y al cabo. Por supuesto un punto esencial a tratar es nuestra alimentación. Creo que si hablo de una nutrición más sana, no sorprenderé a nadie: frutas, verduras, cuidar nuestros horarios de comidas, evitar grasas, azúcares, sal y todo tipo de salsas. . . Y por supuesto beber mucha agua, dormir las horas necesarias para cada uno, etcétera, etcérera. Yo en particular rehuyo las carnes de todo tipo, pues he decidido ser vegetariana desde hace unos años y admito que físicamente me siento mucho mejor: más ligera, más sana. . . como más verdura, legumbres y lácteos. Aunque entiendo que ésta es una decisión personal de cada uno. Pero vayamos al tema central: nuestros pensamientos crean nuestra salud, es algo que me parece bastante obvio. ¿No os ha pasado alguna vez que sentíais que podíais caer enfermos, una simple gripe por ejemplo, pero teníais una ilusión muy grande 72
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Figura 19: Salud
puesta en algo, había un encuentro muy especial con alguien o estabais a punto de conseguir algo importante, y vuestro cuerpo se resistía a enfermar, de modo que habéis evitado la enfermedad? Confieso que a mí sí me ha pasado. Durante nuestra vida adulta vamos acumulando toxinas de todo tipo. Vivimos en un ambiente donde reina la pasión, es decir, la ansiedad, el estrés y el miedo a no estar a la altura de las expectativas, el miedo a no conseguir lo propuesto, el miedo al fracaso. Es de ahí que parten nuestras enfermedades. Incluso lo que podríamos llamar enfermedades hereditarias, tienen que ver con el karma, con la familia que nos ha tocado, con esos conflictos irresueltos que la vida nos brinda para solucionar. Al final, todo está relacionado y todo tiene sentido, por muy injusto que nos parezca, por doloroso que nos resulte aceptarlo. Pero no vamos a hablar aquí del karma familiar, por así decirlo, no es algo que dependa directamente de nosotros, aunque sin duda podemos mejorarlo a través de la práctica espiritual. Lo curioso es que en nuestra vida sí que tenemos control sobre ciertas cosas. Decía Gandhi, parafraseando los textos védicos: Vigila tus pensamientos, porque se convierten en palabras. 73
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Vigila tus palabras, porque se convierten en actos. Vigila tus actos, porque se convierten en hábitos. Vigila tus hábitos, porque se convierten en carácter. Vigila tu carácter, porque se convierte en tu destino. Así, nuestros pensamientos crean nuestro carácter y éste nos proporciona un determinado estado de salud. Según el especialista en el pensamiento védico, el doctor Oleg Torsunov, el carácter está estrechamente relacionado con nuestras enfermedades y en concreto con nuestro sistema inmunológico. Esto es lo que nos dice este autor: El sistema inmunitario es sano cuando la persona posee objetivos claros, es optimista, tiene amor al trabajo, no es egoísta, es una persona abierta y es capaz de perdonar a los demás. Si nuestro sistema inmunitario sufre, es probable que algunas de estas cualidades falten en nuestro día a día. 1. La pereza y la falta de objetivos disminuye la creación de células del sistema inmunitario. Los pensamientos pasionales, en cambio, crean células del sistema inmunitario de una actividad anormal. 2. El optimismo y el amor al trabajo proporciona un refuerzo del sistema inmunitario. El pesimismo y la inactividad lo debilita. El trabajo pasional crea un desorden en la actividad de las células del sistema inmunitario. 3. El perdón permite al sistema inmunitario luchar contra los procesos inflamatorios. El resentimiento aumenta todo tipo de procesos de infección crónica en el cuerpo. La ira conduce al aumento de los procesos de infección aguda en el cuerpo. 4. La falta de objetivos hace sufrir al sistema linfático, que es responsable de la destrucción de las bacterias, por lo que el sistema inmunitario se debilita. 5. El cansancio es el resultado de un trabajo sin alegría. Después se produce un desorden en la producción de linfocitos y la pérdida 74
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de fuerza del sistema inmunitario como consecuencia. 6. La codicia, el apego excesivo a las cosas, el mal humor que surge de la falta de prosperidad conduce a la frustración, que a su vez afecta al sistema inmunológico. Como podéis ver, nuestro humor, nuestras aspiraciones, nuestra forma de enfrentar la realidad, de relacionarnos con los demás y consigo mismo. . . nos lleva a reforzar o debilitar nuestro sistema inmunitario, que es el responsable de una gran cantidad de enfermedades en nuestro cuerpo. Afecciones tan terribles como el cáncer son también consecuencia de un sistema inmunológico debilitado o en desorden. De ahí que sea vital que vigilemos muy de cerca los pensamientos y actitudes negativas en nuestra vida. Como lo apuntaba en uno de mis anteriores artículos, la glándula del timo es también la responsable de tener una salud más fuerte, ya que responde de forma directa a pensamientos negativos, debilitándose y activando el proceso de enfermedades. También me gustaría mencionar a la famosa escritora y oradora norteamericana Louise Hay que consiguió superar un cáncer gracias a la introspección y la práctica espiritual y publicó un libro de alcance mundial llamado Usted puede sanar su vida. El libro es un manual bastante práctico en el que se recogen las causas psicológicas de la mayoría de las enfermedades que afectan al ser humano con sus afirmaciones correspondientes para poder cambiar nuestra forma de pensar y así incidir en la raíz del problema. Con todo ello, que nadie me malinterprete: la medicina sigue siendo el pilar de nuestro sistema de salud. Sin la medicina muchas de las enfermedades más importantes no serían tratadas de la forma más adecuada y cuando hablo de las razones psicológicas de las enfermedades, no quiero decir que la práctica espiritual o las afirmaciones sean un sustituto de la medicina tradicional. Pero hay veces que la medicina tradicional simplemente no llega al fondo del problema y es allí donde podemos poner en práctica otro tipo de terapias, tratando de conocernos a fondo, procurando cambiar de actitud. . . 75
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También es cierto que lo de las terapias alternativas no sirve para todo el mundo, pues se trata de cambiar algo que es lo más difícil de cambiar para un ser humano: sus propios esquemas mentales, su carácter, su forma de ver la vida. Pero afortunadamente, si uno de verdad quiere, puede. Para mí se trata de voluntad ante todo. Y bien es cierto: cuando la vida nos pone en situaciones límite, nos sorprendemos a nosotros mismos de lo que somos capaces. Quizás una buena conclusión a todo esto que acabo de exponer es que una vida más alegre, más optimista, más positiva, llena de perdón, aceptación, comprensión y amor sea la clave para prevenir la mayoría de las enfermedades a las que nos podemos enfrentar en nuestra vida, desde un simple resfriado hasta enfermedades realmente serias. Sí, es posible que aun así, nos toque sufrir alguna, puede que incluso grave. . . en tal caso, una actitud positiva puede ayudarnos a superarla. En cualquier caso, creo que está más que demostrado que la alegría y la felicidad sólo ayudan a mejorar, mientras que la apatía, el odio, el rencor, el miedo, etc. nos empujan a sentirnos mal tanto por dentro como por fuera. Incluso si todo esto de la medicina alternativa fuera un invento, creo que vale la pena, porque al obligarnos a estar más felices y más contentos con lo que tenemos, sencillamente viviremos más a gusto. Y a fin de cuentas, de eso se trata. . . ¿o no?
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T de Tiempo ¿Os pasa como a mí que notáis que el tiempo se os escapa de las manos? ¿Que os hubiera gustado que el día tuviera más horas de las que tiene? Para mí el tiempo es un misterio: es tan fácil malgastarlo, y tan difícil encontrar más horas para las cosas que me planteo hacer. Cuando dejé mi último trabajo, mucha gente me llegó a preguntar: ¿y qué haces a lo largo del día? Y es que parece que si no estás dedicando las 8 o 9 horas diarias a un trabajo de lunes a viernes, da la sensación de que no tienes nada en qué ocupar esas horas. Lo cierto es que desde que no trabajo, siento que me falta tiempo más que antes. . . y aunque parezca paradójico, tiene cierto sentido. Cuando tienes un trabajo rutinario, toda tu vida o más bien, todo tu tiempo libre gira entorno al trabajo. Y sueles además venir tan cansado, física y emocionalmente, que lo único en lo que piensas es en descansar. Vives deseando llegar al viernes y disfrutas al máximo el fin de semana, porque es tu único momento de liberación. Cuando no trabajas de forma oficial, todo el tiempo del que dispones es en principio tu tiempo libre, pero ya no puedes dedicarlo solamente al ocio, debes ser productivo. Y es ahí donde entran en juego esas aficiones que nunca has tenido tiempo de sacar a la luz: aprender cosas nuevas, leer, formarte, hacer más ejercicio, alimentarte mejor. . . Yo en mi caso comencé un blog, hago algunos cursos, estoy dándole vueltas a un proyecto nuevo. Y si me lanzo, va a ser una locura, pues hay tanto que hacer, tanto que aprender, tanto que sufrir. . . Al final resulta que esa libertad tan preciada que ansiamos cuando tenemos un trabajo fijo va a darnos mucho más trabajo en realidad, pero al menos es un trabajo placentero, sin horarios estrictos, pero teniendo como contrapartida que tu jefe eres tú y debes aprender a ser duro contigo mismo. ¿Pero cómo distribuir nuestro día de forma más efectiva? Muchos hablan de listas que elaborar el día antes o a primera hora de la mañana. Otros de tratar de no realizar el famoso multitasking, sino que ir poco a poco, centrándose en una tarea a la vez. A mí me 77
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cuesta la verdad eso de centrarme en una sola cosa, así que suelo tener varios frentes abiertos. Recuerdo uno de los seminarios de Ruslán Narushevich, en el que éste mostraba 4 tipos de prioridades que tenemos en nuestra vida y que debemos saber diferenciar, a la hora de darle su valor correspondiente. 1) Cosas urgentes e importantes. Esas las haríamos en primer lugar, pues deben ser atendidas ya mismo y son vitales para la solución. Es algo así como el papeleo que debe ser resuelto en un plazo determinado, que si no lo haces, puedes a la larga tener un problema gordo. 2) Cosas urgentes y no importantes. Aquí podría entrar por ejemplo la ayuda a un amigo o familiar. No es importante para ti, pero sí lo es para otro y además es posible que tengas que hacerlo cuanto antes, si no, tu amigo tendría problemas. 3) Cosas importantes y no urgentes. Aquí podemos encuadrar nuestros planes a medio-largo plazo: un curso que hacer, hacer ejercicio, una compra importante que realizar. Esas solemos dejarlas casi siempre en último lugar, por no ser urgentes. . . pero también hay que dedicarles un espacio en nuestra vida. 4) Cosas no importantes y no urgentes. Se trata de cosas que en realidad debemos poner en el último lugar de nuestra lista: ver una serie de TV, ir a tomar unas cañas. . . Son solo ejemplos (y desde mi punto de vista, puede que para vosotros las cañas sean primordiales). Pero si no tenemos tiempo y excluimos aquello que ni es importante ni es urgente, dándole prioridad a las cosas anteriores, igual aprovechamos mejor nuestro tiempo, ¿verdad? ¿Pero qué dicen Los Vedas con respecto al tiempo? En realidad, vienen a decirnos un poco lo que ya todos sabemos: en función de cómo distribuyamos nuestro tiempo en el día a día, podremos hacer más cosas y hacerlas mejor, así como gozar de una mejor salud. Resulta que para ser más productivos, lo ideal sería levantarnos entorno a las 5 de la mañana, o al menos no después de las 6,
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pues es la hora a la que despierta la naturaleza. El sol no ha salido aun y es el momento de calma que podemos utilizar para nuestro bienestar propio: aseo, ejercicios, lectura, desayuno. Fácil de decir y difícil de cumlpir, sobre todo si te has acostado a eso de las 12 de la noche, como me suele pasar a mí en toda mi vida adulta. Según el doctor Torsunov, para tener optimismo y tono positivo a lo largo del día, es necesario levantarse de 4 a 5 de la mañana; si queremos conseguir propósitos en ese día, de 5 a 6; si pretendemos no perder el rumbo del día, de 6 a 7; a partir de las 7 el sol levanta a aquellos que no quieren vivir hoy, sino descansar. . . en el fondo es un día que se pierde; si nos levantamos de 7 a 8, es probable que comiencen a producirse procesos de enfermedades en nuestro cuerpo; de 8 a 9, se gestan enfermedades más profundas; y así sucesivamente. No sé si será verdad todo esto, pero lo cierto es que cuanto más tarde me levanto, peor me siento y tengo la sensación de que he perdido gran parte del día. Existe lo que se llama el deseo de ser activo y el deseo de ser pasivo, nos comenta Torsunov. El deseo de ser activo se genera cuando nos acostamos a una hora temprana. No en vano hay un dicho ruso que dice: la mañana es más sabia que la noche. Quiere decir que es necesario acostarse y levantarse a una hora prudente. El deseo de no hacer nada surge del cansancio. El cansancio surge de que la persona no se acuesta a su hora. Así de simple. Y así de complicado. Sobre todo para mí. Se dice que el día también se distribuye en varias fases. La parte de la mañana es propicia para la realización personal de cada uno: lectura, ejercicios, meditación. El mediodía sirve para trabajar para otros, para ser completamente activo. La tarde es mejor dedicarla a la familia, a nuestros seres queridos, a compartir cosas con ellos. La noche la necesitamos para dormir. Si invertimos este esquema y nos quedamos despiertos hasta la madrugada, es muy difícil que nos levantemos frescos a la mañana siguiente y seguramente lo hagamos muy tarde. Nos sentiremos cansados durante el día entero y rendiremos poco en nuestra actividad laboral. Cuando llegue la tarde y toque dedicarla a la familia, nos sentiremos exhaustos por el 79
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Figura 20: Tiempo
trabajo y tampoco sabremos compartir nuestro tiempo con nuestros seres queridos. La distribución de nuestro tiempo es un tema vital. Ya no sólo desde el punto de vista productivo, sino también en cuanto a nuestro propio estado de salud, emocional y espiritual. Ser positivo sólo es posible cuando te has levantado temprano y tienes la sensación de que el día apenas comienza, de modo que te dará tiempo a realizar muchas cosas sin prisas. Yo esto lo experimenté curiosamente en mis vacaciones, en Costa Rica. Allí amanece antes de las 6 y si no te levantas a esa hora, habrás perdido muchas horas de luz para ver cosas y visitar sitios. Claro que ahí yo tenía un aliciente muy grande: descubrir un país nuevo, que probablemente no conocería si me levantara a eso de las 12 de la mañana. Por tanto, la clave es tener algo por lo que levantarnos cada mañana: un objetivo, una idea, una ilusión. Si no, nuestra vida se convierte en un reflejo automático de las necesidades diarias: trabajo, comida, familia, televisión. De nosotros depende convertir nuestra vida en algo maravilloso, algo digno, algo por lo que vivir 80
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y por lo que luchar. . . o vivir como la gran mayoría de personas: con apatía, desánimo, cumpliendo por obligación nuestro trabajo o nuestras tareas diarias. Si no tenemos la vista puesta en algo más allá de la simple rutina, levantarnos temprano sería una locura. ¿Y vosotros, por qué os levantáis cada mañana? ¿Qué es lo primero que se os pasa por la cabeza nada más abrir los ojos? ¿Cuál es la razón por la que merece la pena vivir?
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U de Universo ¿Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos? Algunas veces en nuestra ajetreada vida, en esos momentos repentinos de silencio y de calma, nos hacemos esta extraña pregunta, puede que al dirigir nuestro rostro al firmamento, divisando los millones de estrellas diminutas que lo pueblan. La ciencia nos habla del BigBang o la gran explosión y la mayoría abrazamos esta teoría con los ojos cerrados. Pero el caso es que ni siquiera desde el punto de vista científico, dicha teoría puede considerarse completamente válida, pues presenta serias lagunas: ¿cuál fue el inicio de todo?, ¿cómo es que el vacío que es la nada se concentró y empezó a expandirse? Digamos que la ciencia no es capaz de darnos respuestas para todo, aunque hayamos aceptado este precepto como tal. En cualquier caso, ni soy persona de ciencia ni pienso rebatir sus teorías. Se trata de un tema que simplemente me intriga, y ya que esto va de espiritualidad y mi gran interés por la filosofía védica, este artículo pretende mostraros la versión de la creación del universo que presentan estos textos antiguos y atemporales, aunque de forma sumamente reducida. No pretendo con ello decir que ésta es la gran verdad. Se supone que únicamente con el corazón, la intuición o la fé, consigue uno aprehender de verdad el conocimiento védico. Yo aun estoy muy lejos de ello, pero la curiosidad hace que indague más y más y quiera compartirlo con quien quiera leerme. Los Vedas dicen que la verdadera causa de este mundo es la energía material de Dios, que consta de cinco principios fundamentales de la materia: éter, aire, fuego, agua y tierra. A su vez estos elementos básicos se componen de átomos. Así el éter es la energía primordial, sin la que no existiría nada en este mundo tal como lo conocemos. Además de los elementos materiales, existen tres energías sutiles, conocidas bajo los nombres de Manas (mente), Buddhi (conciencia) y Ahankara (ego). Toda la naturaleza material y sutil que hemos detallado más arriba se da bajo las 3 condiciones que ya mencioné en mis anteriores 82
Maria Mikhailova
Figura 21: Universo
artículos: bondad, pasión e ignorancia. ¿Pero por qué estamos en este mundo? El propósito o significado del universo es dar a un ser viviente (alma) la oportunidad de cumplir sus deseos y, tras saciarnos de los placeres materiales, ayudarnos a descubrir nuestra meta original que es la de salir de las tinieblas de este mundo. En otras palabras, los seres vivos somos también la causa de este mundo. Lo cierto es que la idea de los Vedas acerca del Universo es bastante compleja y un tanto fantástica. Reconozco que hasta a mí misma me resulta algo incómodo relatar su concepción del universo, que parte del sueño del dios Vishnu, de cuyo ombligo crece la flor de loto y cuyos poros expulsan galaxias enteras. . . Puede que simplemente se trate de una forma de relatar la existencia de este mundo para que a los humanos nos sea más fácil visualizarlo, pues estamos acostumbrados a la ciencia y explicaciones más “racionales” que nuestra mente está preparada para recibir, reacia a aceptar dogmas no demostrables. 83
U de Universo
Dicen los Vedas que antes de la creación del universo el señor Vishnu duerme en el océano de todas las causas. En la trinidad védica (creador, organizador y destructor), Vishnu es el organizador, Brahma el creador y Shiva el destructor. Mientras Vishnu duerme, una flor de loto brota de su ombligo (simbolizando su ombligo la raíz de la creación). Dentro de este loto, reside Brahma. Brahma representa al universo en el cual vivimos, y es este Brahma quien crea las formas de vida. Vishnu es la personificacion del eterno universo sin comienzo ni fin. Brahma es la personificacion de nuestro universo temporal desde el supuesto momento del Big-Bang. Brahma vive 100 años para morir y entonces un nuevo universo (Brahma) nace. De modo que nuestro universo existe durante sólo 100 años. La gracia es que esos 100 años no se equiparan a los 100 años tal como los entendemos nosotros. Además, cada año de Brahma tiene 360 días. El día de Brahma tiene un día y una noche. Segun los Vedas durante el día Brahma está ocupado en crear la vida y durante la noche toda la vida creada es reabsorbida de nuevo por él. De modo que el universo estará aquí solo durante un día de Brahma. Aunque este “día” suponga millones de años para nosotros. A su vez cada día tiene 14 manvantaras. De igual modo cada noche también tiene 14 manvantaras. Actualmente estaríamos en el séptimo manvantara de este día de Brahma. Cada manvantara está compuesto a su vez de 71 mahayugas. Estamos en el mahayuga 28 de este manvantara. Al mismo tiempo cada mahayuga contiene 4 yugas. Maha significa “gigante” o “grande”. Las 4 yugas se llaman: Satya yuga (edad dorada), Treta yuga (edad plateada), Dwapara yuga (edad de bronce) y Kali yuga (edad de hierro). En este momento, estamos en la Kali-yuga de la corriente mahayuga. La edad dorada dura un 40 % de una mahayuga y es una edad divina donde los humanos no necesitan cuerpo físico para existir y están más en contacto directo con Dios. 84
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La edad plateada dura un 30 % de una mahayuga, y es una edad donde las malas acciones comienzan a aparecer, aunque todavía hay mucha verdad, hablaríamos de unos 2/3 de la bondad. La edad de bronce dura un 20 % de la mahayuga. Dwapara significa “medio”, así que tenemos la misma cantidad del bien y del mal. Kali-yuga o edad de hierro dura un 10 % de la mahayuga. Kali significa “oscuridad” en sánscrito. No es de extrañar que estemos en esta era actualmente. Finalmente, llegamos a una escala de tiempo que corresponde a nuestros años. Una Kali-yuga equivale a 432.000 de “nuestros” años solares. No podía terminar de explicar este complejo tema sin mencionar al famoso astrofísico Carl Sagan, quien en su documental sobre el universo, nos transmite lo siguiente: “La religion hindú es la única de entre las grandes en el mundo dedicadas a la idea de que el Cosmos mismo acumula un inmenso, verdaderamente infinito, número de muertes y renacimientos. Ésta es la única religión en la cual la escala del tiempo corresponde a las de la moderna cosmología científica. Sus ciclos van desde nuestros ordinarios días y noches hasta el día de Brahma de 8.64 billones de años. Más largo que la edad de la tierra o la del sol y aproximadamente la mitad de tiempo desde el Big-Bang. Y contiene escalas de tiempo aun mucho mayores.” Los Vedas nos dicen también de que existen universos paralelos, aparte del nuestro. Se trata de 14 niveles de planetas donde diferenciamos los planetas superiores, los medios (entre los que se encuentra la Tierra) e inferiores. Según nuestras acciones kármicas, podremos nacer en vidas futuras en planetas muy diferentes al nuestro. Así, los planetas superiores son para personas que han realizado el bien en sus últimas vidas y se merecen una especie de 85
U de Universo
recompensa. Es como irse de vacaciones a otro mundo y vivir una vida que dura bastante más que la de nuestro planeta actual, donde los placeres que conocemos se multiplican por mil y cuya forma material difiere bastante de la nuestra (se trata de objetos con menor proporción terrenal, una naturaleza con mayor componente de fuego, más líquida o incluso etérea). Lo “malo” de esos planetas superiores es que allí sólo recibimos el “premio” por el bien realizado. No podemos progresar mejorando nuestro karma, para ello deberemos bajar de nuevo y empezar a “sufrir” en condiciones de vida más duras. De hecho lo normal es que después de nuestra vida en esos planetas felices, tengamos que volver a mundos más bajos para volver a ganar suficiente “karma” para pagarnos de nuevo unas “vacaciones” merecidas. La idea final es que el ser humano, tras esos viajes astrales por planetas, mundos, a través de cuerpos completamente diferentes. . . se canse de una vez y busque fundirse con el Supremo, harto de fluctuar, disfrutar y sufrir, pues todo es parte de la misma moneda: no hay más sin menos, ni yin sin yang. Al final la Ley es el equilibrio, la armonía y la fusión con el todo. Todo esto que os cuento, no es que crea firmemente en ello, pero sí me resulta curioso, interesante, y ¿por qué no?, en cierta forma plausible. Al fin y al cabo nosotros decidimos en qué creer: la ciencia o la religión, una idea, una actividad, una persona. Creo que todos vivimos con cierta dosis de fé, con la mirada puesta en algo. Si no creemos, simplemente no nos apetece vivir. Nuestra mente inquieta busca respuestas y seguro que no las hay válidas para todo, pero de esto se trata: de aprender, de tropezar, de levantarse, de seguir, de indagar, de conocer, de compartir, de vivir al fin y al cabo. Ésta es tan sólo una visión. Cada uno buscará la suya propia.
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V de Vitalidad ¿Os pasa que hay días que os sentís sin ánimos de nada? ¿Que os levantáis como cansados, sin ganas, que cuesta abordar el día que acaba de empezar? Ya os hablé de ello en la T de Tiempo, comentándoos que cuanto antes nos levantemos, mejor nos vamos a sentir, así como en la S de Salud, al referirme a cómo nuestra alimentación o nuestros pensamientos influyen en nuestro estado de ánimo. Pero hoy os hablaré de vitalidad. ¿Qué es la vitalidad? En realidad es la energía vital que todos necesitamos para poder realizar actividades físicas y mentales. Hay veces que podemos estar bien físicamente, pero emocionalmente nos sentimos cansados o vaciados por dentro. Y esto enseguida afecta a nuestro estado físico. En realidad es la pescadilla que se muerde la cola: no hay vitalidad sin mentalidad positiva ni mentalidad positiva sin vitalidad en el cuerpo. De modo que ambas están interrelacionadas. Hay muchas fórmulas para conseguirlo: la motivación es una de las principales y la que más me gusta. A cada uno nos motivan cosas diferentes. Yo cuando me siento apática, siento que me encuentro paralizada. Y me he dado cuenta de que lo que mejor me puede venir es hacer planes de futuro o hablar con una persona de confianza con la que comparto mis sentimientos. Otros se motivarán dando un paseo (eso también funciona, especialmente en días de sol y buen tiempo), leyendo un libro, escuchando a algún motivador profesional. Y en esto de oradores motivacionales no puedo dejar de mencionar al gran Emilio Duró: un señor de unos 50 y tantos que te cuenta verdades como puños y encima lo hace en clave de humor. Lo que nos viene a decir es curioso: resulta que cuando nos jubilemos, nos quedarán aproximadamente unos 30 años de vida. Y si ya nos sentimos viejos con 30 o 40. . . ¿de dónde sacaremos las fuerzas cuando tengamos 70? Os recomiendo a todos escucharlo, si no lo conocéis ya. Es una forma increíble de poneros las pilas y daros cuenta de que los problemillas sin más que muchas veces nos abruman no 87
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Figura 22: Vitalidad
son nada comparados con verdaderas tragedias que podrían pasarnos: una enfermedad grave, una situación económica insostenible, la pérdida de un familiar o de la vivienda. Ya sé que en los tiempos que corren lo del trabajo y vivienda es un tema muy delicado y por desgracia hay no pocos que incluso conocemos de cerca que pasan por una situación así. Pero ello no debería permitirnos a los más afortunados sentirnos apáticos día tras día y no encontrar esa vitalidad, esa alegría de vivir. Vampiros emocionales Otro tema que me parece interesante y que quisiera incluir en este post es el referente a los llamados vampiros emocionales. Podemos llamarlos gente tóxica (creo que hay un libro superventas que habla de ello, yo no lo leí) o vampiros energéticos. En realidad estamos rodeados de ellos, tanto es así, que nosotros mismos, quien más y quien menos, nos convertimos temporalmente en esa clase de “despreciables” individuos. ¿Pero qué son los vampiros emocionales? La respuesta es bien 88
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sencilla: cuando una persona se siente falta de energía, bien sea física, bien sea emocionalmente, recurre a otra persona que tiene cerca para “chuparle” su energía. Lógicamente lo hace de forma inconsciente, no es que diga: ahí va mi próxima víctima, a ver cuánta energía consigo sacarle ;) No, simplemente, a nivel bioenergético, se produce un contacto entre dos individuos (supongo que esto puede darse también a nivel de grupos de personas, no sólo de tú a tú). Todos sabemos que la interacción entre seres vivos es un intercambio de energía que no vemos. Al hablar con los demás, o simplemente mirarlos, podemos transmitirles todo tipo de emociones: tranquilidad, preocupación, cariño, odio, miedo, felicidad. . . No en vano hay personas que nos motivan y deseamos hablar con ellos cuando nos sentimos perdidos, mientras que otros resultan nocivos para nuestra salud mental y tratamos de esquivarlos. Como decía nuestro amigo Duró: ¡pues claro que no te cojo el teléfono. . . porque sé que eres tú! Bromas aparte, como venía diciendo, eso de vampirismo energético es algo que puede pasarnos a todos. Todos somos víctimas y somos vampiros en diferentes momentos de nuestra vida. También depende de nuestro karma: los hay que han nacido con karma más positivo que otros y pueden convertirse en donantes de energía, mientras que a otros les falta esa energía vital desde su nacimiento, de modo que buscarán a quién quitársela. En esto de vampiros, tenemos varias diferenciaciones. He oído hablar de vampiros solares y lunares, vampiros emocionales y energéticos o físicos. Voy a proponeros algunos ejemplos. 1. Vampiro solar. Es el vampiro emocional agresivo. Véase el jefe cabrón que se las toma con sus empleados, teniendo predilección por el más débil normalmente, con el que se desquita gritándole, dándole órdenes de manera severa, faltándole al respeto. También podemos hablar del familiar o conocido “broncas”, que busca siempre crear un conflicto para sacarnos de nuestras casillas y así se siente tranquilo. Si nos mostramos indiferentes frente a 89
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sus salidas de tono, se enfada aun más, pues no ha obtenido la energía nuestra al ponernos nosotros a su nivel. Lo normal es que las víctimas o donantes de estos vampiros sean personas de baja autoestima, a las que les cuesta mantener la distancia y que bien participan en la pelea, bien se retraen llorando. El ejemplo de un maltratador podría estar también en esta categoría. Son vampiros bastante peligrosos y fáciles de reconocer a simple vista, aunque pueden presentar trastornos de personalidad e ir fluctuando de seres pacíficos –en apariencia– a agresivos. 2. El vampiro lunar está también muy presente en nuestra sociedad. Se trata de personas pasivas que en apariencia no nos generan problemas. Pero son seres con baja autoestima y que continuamente sienten lástima de sí mismos. Al quedar con ellos, no harán más que contarnos desgracias, suyas o ajenas, y se sienten “realizados” cuando a alguien le va mal, aunque en apariencia digan que esto les duele. Son vampiros silenciosos que se alimentan del dolor ajeno. Si se sienten atacados, se vuelven aun más indefensos y débiles y rompen a llorar o tienen ataques de ansiedad o depresión. La forma en la que absorben la energía parece inadvertida pero uno se siente como vaciado después de hablar con ellos. Este tipo de vampiros traspasan su energía negativa a los demás y así se sienten más calmados. Su lema podría ser: “ya sé que no me siento feliz, pero a los demás les va igual de mal o incluso peor, así que para mí aun hay esperanzas”. Desgraciadamente todos nos hemos sentido así alguna vez, me parece. 3. Otra categoría de vampiro en la que por desgracia me incluyo a mí misma es la de vampiro energético activo. No es que le chupe la sangre a nadie en el sentido literal, pero como lo decía más arriba, unos vienen con más carga energética que otros a este mundo. En mi caso, por ejemplo, siempre tengo frío, salvo cuando las temperaturas superan los 25 grados, siempre tengo las manos y los pies helados durante todo el invierno. Así, busco cercanía con personas que son más calurosas que yo (véase, mi pareja). Este tipo de personas pueden tener un contacto táctil muy cercano 90
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con personas allegadas de confianza: necesitan el calor de otras personas o animales (véase gatos o perros) para sentirse mejor. Creo que no sólo se trata de vampirismo energético puro, aquí hay también un componente emocional. Es decir, me siento frío por fuera, porque me falta amor, cariño. Pero mi forma de buscar la energía no es negativa, no es buscar bronca o compartir problemas míos o ajenos, sino compartiendo cariño y cercanía. Otra cosa es que este cariño y cercanía pueden llegar a ser un tanto asfixiantes, a veces fuera de lugar. Puede tratarse de personas con traumas en la infancia, falta de amor por parte de la familia, también baja autoestima. 4. Vampiro energético negativo o pasivo. El caso contrario del vampiro anterior puede ser el típico huraño, que no quiere que nadie se le acerque, ni nadie le toque. . . pero incluso este distanciamiento es una forma de contacto a nivel energético. Se crean lazos de rechazo, de hacer sentir al otro que uno está mal, pero que además no quiere ningún tipo de ayuda, pues es la víctima, el ser al que nadie quiere. . . Vamos, el típico que no se deja querer. Si el tipo anterior era un vampiro energético activo o por exceso, éste último es vampiro energético pasivo o por defecto. Son personas que aunque no compartan nada de su vida con los demás (no cuentan problemas suyos ni ajenos), muestran tal frialdad e indiferencia a sus seres queridos, que éstos se pueden llegar a sentir heridos, especialmente si son personas susceptibles o si esa persona en cuestión es alguien muy cercano. Las causas, las mismas que las mencionadas arriba, aunque aquí podemos añadirle dosis de soberbia o sentirse superior al resto, de modo que los demás no “merecen” su atención. Supongo que podría haber muchas más categorías. Yo básicamente reconozco estas cuatro. Al menos puedo catalogar a no pocos en dichos apartados. Al fin y al cabo se trata de retroalimentar nuestra vitalidad. Por supuesto hay muchas más formas de hacerlo, pero el contacto entre seres humanos es la forma más clara, pues no estamos solos en este mundo y todo se basa en la interacción de unos con otros. Si os habéis sentido identificados con alguno de estos ti91
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pos, seguro que pensaréis en la forma de cambiar o dejar de ser tóxicos. Esto merecería un nuevo artículo seguramente. Pero como dicen los Vedas y la psicología actual, la verdadera vitalidad parte de uno mismo. La felicidad está dentro de cada uno de nosotros, no en los demás. Si nos sentimos felices y contentos con nosotros mismos, no necesitaremos robarle la vitalidad a los demás ni pretender que otros nos hagan felices. El problema es que esto último no es tan fácil: requiere de autoconocimiento continuo, de aprendizaje y de mucha constancia. Pero al menos si nos damos cuenta de que reconocer el problema es el primer paso, podemos decir que estamos en el camino correcto.
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W de Web La W no es una letra fácil. Más que nada porque no forma parte del castellano. Pero afortunadamente tenemos a nuestra disposición la lengua de la modernidad, la de las nuevas tecnologías y de Internet. De eso hablaré hoy: de cómo Internet nos cambia la vida, cómo nos influye y sus puntos positivos y negativos, así como la forma de prevenir la ciberadicción. En realidad afecta a todo: a nuestra comunicación con seres queridos (véase Facebook o Instagram), a la forma en la que nos informamos de las noticias, incluso afecta a cómo cuidamos nuestra salud. . . Hoy, por así decirlo, bastaría una simple pantalla de ordenador o incluso smartphone y una buena conexión Wi-Fi para que tengamos todo a casi todo a nuestro alcance. Noticias de última hora, fotografías de nuestros amigos que se han ido de vacaciones, nuestros familiares que residen en el extranjero con los que nos comunicamos vía Skype de forma completamente gratuita, e-commerce o compras de vuelos y ropa de marca por Internet, cursos online, webinars, libros para descargar en PDF, innumerables blogs del tema que se nos ocurra: desde recetas de cocina y consultorios de salud hasta consejos de cómo ganar más dinero o estar más guapa. Ipads, smartphones y relojes inteligentes, pantallas LED y 4K curvas. . . juegos online, apuestas online, mundos online. Pero pese a quien le pese, la verdadera revolución nos llegó con el Facebook, qué duda cabe. Es nuestra ventana al mundo y como se dijo en una conferencia reciente en el Salón de Mi Empresa en Madrid, si antes nos levantábamos y encendíamos la radio o la TV, ahora la mayoría se conecta a su timeline de Facebook, para ver qué ha pasado en el mundo y cotillear noticias de sus familiares, amigos o tal vez no tan amigos. Hace unos años escribí un artículo hablando de cómo nuestro muro de Facebook nos puede desvelar nuestra identidad psicológica. La existencia de Internet sin duda alguna nos cambió la vida en pocos años. Recuerdo aún mi primer ordenador de mesa, compra93
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do allá por el año 2000. Mis primeros trabajos de universidad a ordenador, la famosa enciclopedia Encarta de Microsoft, los disquetes donde grabábamos documentos importantes, las interminables conversaciones por Messenger y su iconito verde que indicaba que esa persona tan esperada se encontraba conectada o el zumbido del modem tratando de conectarse a la red, impidiendo a mi madre realizar alguna llamada importante por teléfono. Ahora todo aquello nos resulta casi infantil: Internet ya no es lo que era, la mayoría usamos portátiles o teléfonos inteligentes para conectarse en cuestión de segundos al mundo virtual y lo primero que buscamos es enterarnos de las noticias, cercanas o lejanas, así como compartir nuestras alegrías o también nuestras desgracias. Parece que toda nuestra vida gira entorno a esa imperiosa tecnología, algunos han conseguido vivir de ella y hasta enriquecerse sólo gracias a sus blogs o páginas web que han creado. ¿Pero a dónde nos lleva todo esto? El uso que le damos la mayoría de los usuarios a Internet ronda las 8 horas diarias 94
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en total. ¿Es bueno esto? Lo cierto es que la respuesta no es fácil. Lo que está claro es que el tiempo que le dedicamos a Internet se lo quitamos a otras actividades: dar un paseo, tomar algo con los amigos, o simplemente comunicarnos con nuestros hijos o nuestra pareja. Pero si el tiempo empleado en Internet lo empleamos de forma positiva, estaremos sacando provecho de la tecnología. Las posibilidades de formación son infinitas: desde blogs especializados en temas concretos y sus consiguientes vídeos gratuitos o de pago en canales como Vimeo o Youtube hasta plataformas de formación especializadas como Lynda o Udacity por poner algunos ejemplos. Yo por ejemplo no tendría la posibilidad de comunicarme con vosotros si no fuera gracias a Internet y la existencia de blogs. Ni tampoco llegaría a conocer la filosofía de los Vedas a la que llegué a través de un foro en ruso. Escribir es algo que me apasiona, pero no todos tenemos acceso a las editoriales ni podemos vender nuestros libros. Gracias a la existencia de los blogs, cualquiera con un mínimo de conocimientos informáticos puede convertirse en divulgador, escritor o simplemente tener una voz. Otra cosa es su tesón comercial y la cantidad de usuarios a los que llegue. Dicen los expertos que el futuro de las nuevas tecnologías es la llamada sindicación o redifusión web, que según nuestra omnipresente Wikipedia (la que ha venido a suplantar generosamente a la ancestral Encarta que venía de regalo con el paquete de Microsoft) se refiere a la redifusión o redistribución de contenido web, mediante la cual parte de la información de una página se pone a disposición de otros sitios web. Se trata de algo así como un espacio agregador de noticias en el que el usuario consume toda la información a la vez. Pero tal vez el problema en eso de consumir datos sea precisamente la saturación de información o la llamada infoxicación. Disponemos de tantos canales, tantas fuentes, tantas plataformas. . . que a veces es muy difícil discernir lo útil de lo inútil, lo que es válido de lo que no o simplemente no caer en la tentación de tratar de 95
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abarcar lo inabarcable, porque nuestro tiempo no es ilimitado y no toda nuestra vida gira en torno a Internet. El otro problema es saber parar a tiempo. Las redes sociales, así como vídeos de YouTube o blogs pueden llegar a ser muy absorbentes. A veces el hecho de seguir a una persona u otra, hace que su intensa vida, sus ocurrencias o sus consejos, lleguen a resultar tan sumamente atractivos para nosotros, que nos encontramos horas navegando entre páginas y páginas de su diario para ver qué vestido se ha puesto el otro día para tomar el café de la tarde o en qué lugares tan guays ha estado con sus amigos hace 6 años. Me ha pasado a mí y sospecho que le puede pasar a cualquiera. Internet también puede volverse adictivo. Si nos levantamos y lo primero que hacemos es encender nuestro iPad para ver lo que sea (el resumen del partido de anoche, el muro de nuestra red social preferida o la noticia tan esperada de los Oscars), comemos viendo alguna serie online y nos acostamos con el móvil en la mano, chateando con nuestros amigos por Whatsapp. . . es posible que tengamos un problema. Ya sé que a muchos no nos cuesta nada pasar el día entero sin conexión, aunque a algunos les cueste más, porque es su medio de trabajo, pero los hay también que se sienten perdidos y vacíos al no tener a su alcance el cacharro que les conecta a esta otra “vida”. Es cada vez más difícil trazar la línea entre lo que es un uso positivo de Internet y una adicción al mismo. Supongo que si una persona es capaz de llevar una vida normal, relacionarse con sus amigos y familiares, aunque pase horas en internet por temas de educación, autoexpresión o comunicación online, no puede considerarse adicta. Pero si hablamos de alguien que ha descuidado por completo su vida social y se pasa el día pegado a la pantalla, prefiriendo las relaciones cibernéticas a las habituales, puede estar teniendo un problema. Como siempre, debemos buscar ese balance entre nuestra vida virtual y real. Con Internet podemos mejorar nuestra autoes96
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tima, expresarnos, ser creativos, aprender, informarnos, estar en contacto con personas que están lejos, comprar, compartir conocimiento, aficiones, gustos, opiniones. . . pero también podemos llegar al uso extremo de la tecnología y si lo que se resiente es nuestra salud, nuestras relaciones sociales y nuestra calidad de vida, estamos ante el síntoma de que hay algo que debemos cambiar. Como siempre, todo tiene que ver con el uso responsable que le demos a las cosas. Y para desarrollar nuestra responsabilidad, nada mejor que aprendizaje y conocimiento.
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La X es probablemente la letra más difícil del alfabeto. Pero tengo un gancho. La X puede considerarse como lo incógnito (véase, despejar una X) o lo prohibido (películas X, por poner un ejemplo). Así que voy a hablaros de la X de la X. . . aunque suene a trabalenguas. En realidad hablaré de lo desconocido, lo prohibido o lo ya menos prohibido y tal vez menos desconocido como es la sexualidad, desde el punto de vista actual, así como védico. Pues sí: el tema del sexo ha sido y sigue siendo a día de hoy tabú en muchos lugares, ámbitos e incluso naciones enteras. Pero todos sabemos que el tecnológico y avanzado Siglo XX ha desmitificado dicho tema, lo ha democratizado, la publicidad y el comercio a su vez lo han utilizado como reclamo de compra, y la industria cinematográfica y televisiva en general lo ha banalizado y le ha dado un lugar preponderante en el imaginario social colectivo, asociándolo a aspectos tales como el éxito, el poder, la juventud, el dinero, el alcohol y las drogas. La revolución del 68 y todo el movimiento hippy reivindicó la libertad sexual al proclamar al mundo entero su “haz el amor y no la guerra”. El movimiento gay se ha sumado a dicha liberación sexual y España vivió una exuberante época del cine de destape, tendencia que por cierto mantiene en cuanto a sus ineludibles escenas “naturales” a día de hoy y que caracteriza de alguna manera el cine patrio. Y luego está el pequeño mundo de cada pareja y cómo viven la susodicha sexualidad. Pues hombre. . . si en la TV, series, programas, talkshows, realities, anuncios publicitarios, revistas de moda, etc. el tema sexual está a la orden del día, tal vez estaríamos siendo un tanto anticuados si no estamos al día, ¿verdad? Descubre sus zonas erógenas. . . Cómo volver loca a tu pareja con estos 5 sencillos pasos. . . Reactiva tu vida sexual. . . Cómo romper con la rutina. . . Esto sin contar los mensajes indirectos: Cómo conseguir un vientre plano y ser más atractiva, Trucos para 98
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seducir, y un largo etcétera que en el fondo lo único que consigue es empujarnos a lo mismo: si tu vida sexual no es perfecta, es que sencillamente no eres feliz. La sexualidad ha formado parte del ser humano desde siempre. Si no hubiera sexualidad, no habría reproducción y el mundo, tal como lo conocemos hoy, no existiría. Por algo buscamos encontrar el amor, por algo deseamos pasar nuestra vida al lado de esa persona tan especial, con la que tal vez tengamos descendencia. Ahí juega un papel clave la atracción, la seducción, la cercanía física. . . Hasta ahí todo perfecto. Pero entonces nos topamos con la realidad: y es que la pasión, nos duela lo que nos duela, no dura eternamente. Algunos estudios hablan de un año, otros de año y medio, el máximo al que se ha llegado es a los 3 años, en lo que a estadísticas se refiere. Claro está que habrá excepciones (¡dichosos los que puedan contarlo!), pero por lo general la pasión o esa atracción sexual superlativa tiene una 99
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fecha de caducidad. Y ahí es donde muchas parejas se preguntan: ¿le quiero de verdad?, ¿merece la pena seguir con esta relación?, ¿por qué ya no siento lo de antes? Y se lanzan desesperados a buscar todo tipo de trucos para reactivar esa sexualidad que va en detrimento. Y puede que lo consigan de forma temporal: hay todo tipo de propuestas sexuales que el mundo actual nos brinda: desde películas de la categoría X hasta otro tipo de per-di-versiones mayores. Las hormonas y el deseo se reactivan, el sabor de lo prohibido alimenta hasta cierto punto dicha pasión. . . ¿pero qué ocurre cuando ésta también se acaba? ¿Otra crisis? ¿O tal vez sea mejor cambiar de pareja? Algunos psicólogos actuales han llegado a recomendar a matrimonios en crisis buscarse amantes, por paradójico que esto parezca. Claro está que cada pareja es un mundo y habrá miles de excepciones. Algunas, como por ejemplo las llamadas parejas abiertas, funcionarán perfectamente en sus esquemas propios y coexistirán totalmente ajenas a los problemas a los que se enfrenta una pareja habitual. Pero dado que las parejas “habituales” son la gran mayoría, es a éstas a las que va dirigido este artículo. Los Vedas, en sus antiguos escritos, ya pronosticaron hace unos miles de años que la época actual que vivimos ahora, la llamada Kali-Yuga o Edad de Hierro, se caracterizará entre otras cosas porque los humanos dejaremos de disfrutar de verdad de las relaciones sexuales. Según la filosofía védica, para que un hombre y una mujer disfruten plenamente de su sexualidad, deben darse sin excepción las siguientes 5 condiciones, que a decir verdad, no suelen estar muy presentes hoy día para la gran mayoría de nosotros (y como siempre, me incluyo en esta gran mayoría). 1) RESPONSABILIDAD del hombre ante la mujer (aceptar a la mujer con todas sus emociones, incluidas las histerias) para proporcionarle así el equilibrio emocional y por consiguiente hacer que su belleza aumente. Como todos sabemos, en la actualidad muchas relaciones sexuales se producen sin ningún tipo de compromiso por 100
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una o ambas partes, rebajando el acto a mero intercambio de fluidos; no obstante entramos en un juego kármico muy peligroso sin siquiera saberlo, pues según la filosofía védica, cualquier contacto sexual por mínimo que sea, se traduce en un intercambio de energía tal, que ni siquiera pasados los años, podemos desvincularnos de esta unión, llevándonos una buena parte del karma (sobre todo negativo) de la otra persona. 2) DESPREOCUPACIÓN o ausencia del miedo durante las relaciones íntimas. Se trata de un estado interior emocional consistente en que no se siente ninguna presión o rutina durante el acto. Para un hombre las preocupaciones externas pueden resultar totalmente dañinas durante el acto, ya que su autoestima depende directamente de su autosuficiencia (poseer suficientes medios para la subsistencia, por ejemplo). La falta de dicha autosuficiencia se traduce en una mentalidad de la carencia, ya que hoy día nos vemos abocados a pensar que todo depende de nuestros propios esfuerzos, y por tanto no somos capaces de relajarnos en ningún momento de nuestras vidas, pues negamos la existencia de un ser supremo (que también podemos entender como la existencia del karma o destino), según el cual nos corresponde una determinada cantidad de felicidad, recursos o amor, en función de nuestros actos bondadosos o malignos que hayamos cometido en ésta o en las vidas anteriores. En cuanto a la mujer, dicha despreocupación se traduce en la ausencia del estado constante de miedo o alerta; para que la preocupación constante desaparezca, es esencial que comparta los problemas o emociones con su pareja (es necesario que la mujer no se guarde ningunas emociones negativas en una relación, para que ésta prospere). 3) AUSENCIA DE PREJUICIOS. Creemos que conocemos el mundo de pareja o sexual porque sí (hemos nacido sabiendo o nos hemos informado en las revistas o en la tele), y de ahí nuestro error. En realidad somos bastante ineptos en este tema: nos lanzamos al vacío en cada una de las relaciones que tenemos a lo largo de
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nuestras vidas y después nos sorprendemos de que nos vaya tan mal. Lo que conocemos del tema es más bien poco, aferrándonos a dogmas leídos en una revista o una película, creyendo que éste es el nivel máximo al que uno aspira. Las decepciones no tardan en aparecer: una relación vacía que funcione por emulación no llevará a ninguna parte. El compararnos continuamente al macho dominante o a la mujer eternamente joven y sexy con un cuerpo de escándalo, y ver que la realidad dista mucho de esta imagen que los medios nos inducen hace que no podamos disfrutar en plenitud del momento. 4) ALEGRÍA Y DESAPEGO. Se trata de no obsesionarnos con las relaciones sexuales, no pensar que todo el placer y la alegría de una relación viene de ahí. Una pareja debe funcionar también –y sobre todo– a otros niveles –superiores– para que no se rompa en una de las muchas crisis que la esperan y pueda persistir a lo largo del tiempo. La independencia del sexo supone encontrar un sabor superior en la vida de pareja, para que esta parte más básica de una relación sea también más satisfactoria. Hay que considerar el sexo como algo diferente a un trabajo o una obligación. La cantidad no es ni mucho menos sinónimo de calidad. 5) OPULENCIA. Esta última cualidad está estrechamente relacionada con nuestra capacidad de ALTRUISMO; capacidad de donar alimentos, por ejemplo, (invitando amigos a casa, dando de comer a los necesitados). Pues los Vedas nos dicen que nunca hay que buscar la solución de un problema allí donde éste en apariencia surge. Así, para buscar un trabajo o tener mejores relaciones íntimas, lo mejor es invitar amigos a casa o ser caritativos. Debemos ser generosos y dejar de tener la llamada mentalidad del déficit. La vida se encargará de darnos todo lo que necesitamos. Cuanto más compartamos, más felices y alegres seamos, mejor tratemos a los demás, tanto más recibiremos de la vida. Ley de Karma. Por supuesto que no hay que olvidar temas tales como la comunicación de pareja, imaginación, novedad y sorpresa. . . pero sin forzar nada, sin pretender quedar a la altura, sino actuar de forma libre y positiva. El sexo sirve para disfrutar, para procrear, 102
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para comunicarnos con la pareja, para divertirnos y pasarlo bien. . . pero no es un mero medio de conseguir el placer individual de forma egoísta. Nuestra sexualidad debe basarse en el respeto mutuo y éste me parece clave para que una pareja funcione a nivel sexual. Porque lo esencial es no estancarse, sino progresar. Cuando una pareja progresa y desarrolla nuevos niveles de comunicación, de convivencia, o comparte proyectos e ilusiones, aprende cosas juntos y se retroalimenta, sólo entonces tiene la fuerza suficiente para superar todas sus crisis y vivir su sexualidad de forma más sana y placentera.
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¿Quién soy yo? Supongo que muchos nos habremos hecho la misma pregunta a lo largo de nuestra vida, desde que comenzamos a razonar o entender que somos algo más que un simple cuerpo con sus órganos y sus células. El abecedario está llegando a su fin y en las dos últimas entregas quiero hablar de las cuestiones más importantes para el ser humano: tratar de entender quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos. Según los Vedas, el ser humano es ante todo un alma inmortal, cualitativamente diferenciada de la materia, tanto de la física como sutil, y atrapada momentáneamente en un cuerpo caduco. El fin último del alma (llamado en sánscrito “Dharma”) es el servicio. En el estado original el objeto del servicio del alma individual es el Alma Superior o la Personalidad Superior (comúnmente entendido por Dios en nuestra cultura). Pero en el mundo material, el alma se encuentra perdida en cuanto a su nivel de conciencia, y toda su energía se encuentra controlada por su ego falso, el llamado fantasma material del alma. Dolor, alegría, miedo, ira, codicia, engaño y deseos pasionales, así como nacimiento y muerte, todo ello son experiencias del ego falso, no de nuestra alma, nos dicen los Vedas. ¿Pero qué se entiende por alma? El alma es nuestra personalidad y se define por que tiene sentimientos y es capaz de tomar decisiones. La toma de decisiones se refiere a la energía del conocimiento. La presencia de sentimientos se refiere a la energía del placer. Es algo bastante obvio para todos: “Soy capaz de conocer, de entender” y “puedo disfrutar, puedo amar”. Pero estas dos energías fundamentales se ven distorsionadas por el ego falso: 1) la energía del placer puede convertirse en lujuria –en la forma de los placeres sexuales manifiestos– y aspiraciones de fama, orgullo y deseo de superioridad; 104
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2) la energía del conocimiento se convierte en el deseo de conocer el mundo material para controlarlo y dominarlo a nuestro antojo. ¿Somos un cuerpo con alma o viceversa? Muchas veces oímos decir que somos un cuerpo que tiene un alma, pero lo cierto es que es justamente al revés: somos un alma que posee un cuerpo. Por poner un ejemplo, todas nuestras células se renuevan cada 7-11 años. Es decir, no queda nada en nuestro cuerpo del niño que fuimos hace 20 años y sin embargo, seguimos considerando que ese niño en las fotografías de nuestra niñez éramos nosotros. Lo mismo ocurre con nuestro cerebro, todas sus células se van sustituyendo unas con otras a lo largo de los años y éste ya no es lo que fue hace décadas y, sin embargo, seguimos teniendo la sensación de que somos nosotros mismos, la misma persona. Nuestro cuerpo es una máquina, pero ninguna máquina, como por ejemplo un ordenador, puede funcionar sin alguien que la ponga en marcha. No cabe duda de que el cerebro es una parte importantísima de dicha máquina, como lo puede ser el procesador central de un ordenador, pero ésta no funciona por sí sola, sino con una inteligencia superior que la activa, la llamada conciencia, alma superior o paramatma según los Vedas. 105
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Un ejemplo de que nuestra alma y el cuerpo son dos entidades diferenciadas son los casos de muertes clínicas en las que las personas que estaban técnicamente muertas, pues su corazón se encontraba físicamente parado y no le llegaba la sangre al cerebro, al volver a la vida, pudieron describir con sorprendente precisión los procesos de reanimación clínicos a los que se vieron sometidos estando “muertos”. El estudio realizado dio pie a un libro escrito por el médico estadounidense Dr. Sabom denominado “Recuerdos de la muerte. Una investigación médica”. Ni la ciencia ni la filosofía han llegado a un acuerdo sobre qué somos en realidad. Pues no somos los pensamientos ni las ideas que tenemos, hay una personalidad detrás que toma las decisiones, que piensa y razona. Los pensamientos e ideas se producen dentro de un marco del tiempo, mientras que la entidad pensante está fuera del mismo, es atemporal. Simplemente es. Y esa existencia es atemporal, es nuestra alma eterna. El conocido libro védico llamado Bhagavad-Gita nos dice que lo material nunca puede permanecer sin cambios, mientras que lo espiritual es algo que no cambia nunca. El cuerpo se marchitará con los años, pero el alma desconoce la vejez. Por eso nos cuesta tanto aceptar que nuestro cuerpo envejece. De ahí la famosa crisis de los 40, por poner un ejemplo. Muchos famosos de hoy empiezan una incansable lucha contra la edad de la mano del botox y la cirugía plástica, realizando intervenciones quirúrgicas en su cuerpo cada 3-4 años, sin que les importe el dinero que inviertan en ello ni las posibles consecuencias para su salud, todo sea por el bien más preciado: seguir luciendo como una jovencita o un jovencito de mediana edad. En realidad los materialistas puros no saben que los rasgos de nuestro rostro se forman a partir de nuestros pensamientos. Si una persona vive de forma altruista o más espiritual, su rostro seguirá brillante aún con todas sus arrugas. En realidad la única forma de superar la crisis de los 40, 50, 60. . . y todas las crisis en general es dedicando nuestra vida al desarrollo personal y la espiritualidad. El que no siga este camino tendrá que enfermar, 106
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envejecer y morir junto con su cuerpo. Las cualidades del alma que nos ha transmitido la famosa Bhagavad-Gita son: 1) eternidad (el alma nunca nace ni muere) 2) infinitud (la energía de la conciencia nunca se agota) 3) pureza (la suciedad material nunca forma parte del alma, pero ésta se vea distorsionada al entrar en contacto con la materia) 4) unicidad (cada alma es única y diferente de otras) 5) diferente del cuerpo material 6) base del cuerpo material (éste no puede existir sin el alma) 7) invariabilidad (no sufre cambios) 8) autoevidencia (en principio la existencia del alma es algo obvio, salvo si estamos contaminados por la ilusión material) 9) causa de todas las causas (el alma es la causa de la existencia del cuerpo) 10) forma parte de todas las partes del cuerpo material 11) independencia del cuerpo (el alma, tras la muerte de nuestro cuerpo, podrá pasar a otro nuevo: la llamada reencarnación) ¿Por qué no somos capaces de sentir el alma? ¿Pero por qué a simple vista la mayoría de nosotros no puede percibir dicho alma, que en el fondo todos y cada uno de nosotros somos? El alma, para empezar, es inalcanzable para la mente material, ya que no se percibe con los sentidos materiales. Pero el problema principal aquí es el llamado ego falso, una errónea identificación del alma con la materia a través de dos aspectos: – Yo (Por ejemplo: yo soy mi cuerpo) – Mío (Por ejemplo: la tierra es mía) El origen del ego falso es una conciencia basada en la ignorancia. Al entrar en contacto con la naturaleza material, la 107
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conciencia del alma empieza a sentirse perdida y a través de esta conciencia ignorante comienzan a surgir las tres gunas materiales. Éstas adquieren la forma de mente (guna de la bondad), sentidos (guna de la pasión) y objetos de los sentidos (guna de la ignorancia). Al estar estas tres gunas en constante competición, finalmente será una de las 3 la que tome el control sobre una persona. En función de cuál de estas 3 gunas domine nuestra vida, el ego falso identifica a la persona con una de estas tres formas. Las personas dominadas por la bondad identifican su ser con la mente (pienso, luego existo), las dominadas por la pasión con los sentidos (siento, luego existo) y los de la ignorancia se identifican con los objetos de sus sentidos (tengo, luego existo). El problema es que el ego falso exprime el conocimiento del alma para dirigirlo al mundo material. La conciencia basada en la materia se convierte en un elemento material sutil y dicha transformación de la conciencia hace que ésta no sea capaz de percibir el alma espiritual. Es como si la ilusoria energía material invitara a nuestra alma a un juego, pero una vez que comenzamos a jugar, no sabemos parar y nos perdemos en este juego, perdemos nuestro yo. En realidad, dicen los Vedas, es así como está pensado dicho juego, pues nuestra llegada al mundo material no es casual, fuimos nosotros quienes en un determinado momento decidimos dejar las esferas más altas para darle un bocado a esta realidad que ahora vivimos.
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Z de Zen La Z. Última letra del abecedario. Confieso que el experimento que en un inicio no sabía por dónde iría enfocado, ha resultado interesante y bastante fructífero. Muchos artículos que llegué a escribir tuvieron que ver con mis vivencias personales en un momento determinado. Como la F de Fé, cuando me encontraba buscándome en un país extraño como Holanda, preguntándome cuál debía ser mi camino. O la C de Cambio, pues es justo como me encontraba en aquel entonces: llena de dudas y con la necesidad de cambiar algo en mi vida. No he dejado de tocar temas propios del conocimiento védico como las 3 gunas de la naturaleza material, el karma, el universo o el ser humano. Pero la mayoría de mis artículos trataron siempre la parte más práctica y cotidiana que nos toca enfrentar día tras día: el miedo, la gratitud, el dinero, la salud, las emociones. La Z no podía ser menos que una conclusión a todo lo anterior, una especie de resumen que para mí es la clave para conseguir la ansiada felicidad. Si el inicio de todo es el amor –y no sólo el que se da entre seres queridos como la pareja o la familia, sino amor con mayúsculas, amor altruista, muy poco común pero de una fuerza enorme–, el fin último de nuestro camino es la paz, es la tranquilidad, es el estar a gusto con uno mismo. Mientras el amor es la chispa que lo enciende todo, que le confiere sentido a las cosas, que nos dota de actividad para iniciar un proyecto, darle valor a una idea, hacerla realidad; la paz es algo que siempre necesitamos para tener salud, para estar bien aquí y ahora. ¿Pero qué es eso del Zen? ¿El monje budista en posición de meditar? ¿Un jardín japonés de piedras y estanques de ondas tranquilas? ¿Una montaña, un bosque, un amanecer en el mar? ¿El yoga, los mantras, el incienso? Para mi zen significa paz. No puedo dejar de pensar en el magistral Eckhart Tolle y su libro que me marcó: El poder del ahora. En este libro el autor nos habla de la gran diferencia entre la felicidad y la paz. Nos dice que la felicidad que todos buscamos es casi siempre un sentimiento de alegría, 109
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Figura 26: Zen
de plenitud, de sentirnos activos, con ganas de hacer cosas. . . por eso la coloca un escalón más debajo de eso que llamaríamos zen. Así, la muerte de un ser querido o la pérdida de un trabajo nos arrebataría la felicidad de un golpe, no podríamos sentirnos alegres ni plenos. . . al menos en los primeros momentos. Pero hay algo que sí podemos encontrar incluso en los momentos más duros de nuestra vida: la paz. Y la paz o el zen no es otra cosa que la aceptación. Aceptación en el sentido de aceptar el presente o aceptar aquello que no podemos cambiar –no debería confundirse con resignarnos a hechos desagradables que sí podemos cambiar–. La aceptación es simplemente dejar que una situación que no está en nuestras manos suceda. Recuerdo todavía la sensación que tuve hace algún tiempo, en la sala de espera de una consulta médica. Recuerdo el nerviosismo, la angustia que me transmitía el tener que sentarme allí y esperar, pensando en que tal vez los resultados de un análisis no fueran demasiado buenos. Veía a los demás pacientes charlar o leer libros y revistas, mientras que yo no era capaz de concentrarme en 110
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nada. Me sentía incómoda y empecé a preguntarme. –¿Por qué me siento así? –Tengo miedo. –¿De qué tengo miedo? –De un resultado negativo de mi análisis. –¿Y por qué le tengo miedo? –Porque me haría la vida más difícil, me traería problemas. –¿Y qué si lo hace? –Que no sería igual de maravillosa y perfecta. Y fue ahí donde por primera vez me di cuenta de cuál era en el fondo mi verdadero problema: no me aceptaba como era, por eso tenía miedo. No me aceptaba con mis problemas, pequeños y grandes, con mis defectos y mis debilidades, con mis errores, mis imperfecciones, con mi salud y mis enfermedades. Acéptate, acepta cómo eres, acepta aquello que hay en ti aunque no te guste, aunque no te haga la vida más fácil, decía mi voz interior. Y poco a poco me fui tranquilizando. Me fui dando cuenta de que si me aceptaba tal como era, nada podía darme miedo. Al final la que me daba miedo era yo misma. . . ¿y hay acaso mayor miedo que éste? Podemos esquivar situaciones, olvidar ciertas cosas, dejar de lado a determinadas personas, pero lo que nunca podremos eludir es nuestra propia existencia ni nuestro propio ser. Amaranos y aceptarnos era la clave. Así entiendo el concepto del zen: la paz que sólo llega cuando nos aceptamos. Es verdad que el mundo exterior nos grita constantemente que debemos progresar, mejorar, aprender, hacer esto y lo otro, ascender, competir y ganar, ser los mejores, vendernos y convertirnos en líderes. Y lo cierto es que hay personas a las que esta actitud les sienta como el anillo al dedo. También es verdad que una vida sin un propósito ni ganas de mejorar se convierte en una existencia pasiva donde nos olvidamos de nuestros sueños y nos dejamos llevar. Pero la clave está en aceptar el proceso en sí, en disfrutar de él por difícil que nos parezca. Si no somos aún lo suficientemente buenos, no hemos conseguido esas ventas marcadas o no hemos podido mejorar nuestra comunicación de pareja o con los hijos. . . aun así debemos seguir queriéndonos, respetándonos, aceptándonos. Volviendo al libro del Poder del ahora, hay algo grande que aprendí de él (y que por desgracia no siempre pongo en práctica): la negación es nuestro mayor enemigo. El que niega es siempre 111
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la mente. La mente es un ente inquieto que, cual niño caprichoso, se aburre con facilidad y por ello maquina constantemente, viaja sin cesar: pasado, futuro, situaciones que podían haber ido de tal manera o que podrían ser de tal otra manera mañana. Es muy simple darse cuenta de ello. Si pretendiéramos dejar nuestra mente en blanco en este mismo instante y no pensar en nada, veríamos cómo al poco tiempo algún recuerdo, una frase, palabra, visión o una situación imaginaria futura. . . se nos viene a la mente. Es así: la mente nunca descansa, tan sólo cuando dormimos le damos un pequeño respiro y eso si no soñamos compulsivamente. El caso es que la mente no existe en el presente, porque si tratamos de aprehender el presente, este preciso instante, nos dejaremos llevar, saborearemos las sensaciones, las emociones, pero no las estaremos juzgando ni analizando, sino que simplemente seremos uno con nuestro ambiente, nos fundiremos pacíficamente con la naturaleza, con los demás y sencillamente seremos. Así funciona la vida de los animales en los que la mente juega un papel muy pasajero. Ellos no se inquietan porque sí, sino cuando realmente hay un peligro delante. No se estresan, porque su mente no maquina situaciones ni crea problemas donde no los hay. Como decía un médico tibetano: nos inventamos los problemas, pues si tienen una solución, dejan de ser problemas y si no la tienen, ya no son. Vivimos con miedo porque nuestra mente se anticipa de modo negativo al futuro, vivimos con ansiedad porque nos creamos necesidades que no abarcamos. Y el verdadero problema aquí es que no sabemos disfrutar del momento, no sabemos desconectar la mente aunque sea unos 5 minutos al día. Es el poder de la meditación que tanto nos cuesta a los occidentales. Así pues, la mente niega el presente, porque en el presente no ocurre nada que se pueda imaginar o recordar, la mente apenas tiene utilidad en el momento presente, salvo en actos automáticos o creativos. La creatividad es su verdadero valor porque sólo surge en el presente. Es un impulso en el que nuestra mente se funde con el presente y nos dota de una fuerza superior, nos hace sentir plenos y felices. En la inteligencia emocional esto se 112
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llama el flujo creativo, cuando podemos crear sin parar, cuando nos sentimos a gusto con lo que hacemos y no padecemos ni frío ni calor, ni sed ni hambre. El tiempo deja de existir, sólo existe el presente. Este es el verdadero valor de aceptar el presente. Al negarlo, nos recreamos en mundos pasados o imaginarios, para escapar de nosotros mismos, para maquillar nuestros miedos e inseguridades. Sea lo que sea lo que nos ocurra en estos momentos, sea bueno o malo, alegre o triste, sencillo o complicado, acéptalo. Este momento transitorio que es todo lo que tenemos ahora, nuestro presente, es la clave. No podemos controlar lo que pasará mañana ni cambiar una situación del pasado, lo único donde tenemos verdadera fuerza es el presente. Aceptarlo – que no resignarnos – es lo mejor que podemos hacer. Aceptarse es reafirmarse. Aceptarse es no tratar de perseguir una meta de forma desesperada. Es ir despacio, es ir paso por paso. Aceptarse es disfrutar del momento, disfrutar de uno mismo. Es reconocer que no tenemos el poder sobre todas las cosas. Es reconocer nuestras debilidades y errores. Es ser feliz con uno mismo y aceptar a los demás. Esto es el zen, la paz, nuestro camino. Hoy vuelvo a Madrid en tren después de un corto viaje. Finales de marzo, un día gris. Mi futuro es más incierto que nunca: no sé dónde voy a vivir en los próximos meses (sencillamente no tengo una casa propia o de alquiler), no tengo un trabajo estable, estoy tratando de aprender cosas nuevas, tengo varios proyectos entre manos, algún que otro curso a la vista. Tengo una meta, qué duda cabe, pero la situación de inestabilidad actual no es fácil de aceptar, no es una situación cómoda, tanto desde el punto de vista económico como emocional. Sí, en este extraño momento de mi vida no estoy sola, me acompaña alguien cercano en quien puedo confiar y con el que comparto mi trayectoria, y el apoyo en situaciones así es vital. Pero pese a todo he conseguido una cierta estabilidad mental: de acuerdo, no tengo casa y tengo que moverme con la maleta a cuestas; bien, no sé en qué país del mundo viviré el mes que viene ni por cuánto tiempo; vale, no tengo un trabajo a la vista ni sé 113
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cuándo podré tenerlo ni dónde. . . pero todo esto no quita quién soy ahora, no me hace menos maravillosa, menos libre, menos yo. El éxito y la libertad son ante todo conceptos muy relativos. Y me toca ir readaptándome conforme las circunstancias cambian. Dicen los Vedas que hay dos cosas en constante antagonismo: nuestra mente y nuestras circunstancias. Tenemos dos opciones: esperar a que las circunstancias sean óptimas para ser felices, pero entonces estaremos a la merced de éstas; o ser felices ahora, de modo que las circunstancias se tengan que adaptar a nuestro estado emocional. O como dice una frase de ésas que se comparten por Internet: Cuando las cosas mejoren, encontraré la paz vs. Cuando encuentre la paz, las cosas mejorarán. Porque la felicidad no es algo casual, fruto de las circunstancias externas como un trabajo bueno, un día soleado o un nuevo amor. La felicidad no es un sentimiento, es una decisión. ¡Que seáis muy felices, queridos lectores! Y aunque todo lo que haya dicho lo habréis oído miles de veces, seguro que habrá un momento en el que tras oír lo mismo por enésima vez, algo cambie para vosotros. Puede ser hoy, tal vez mañana o quizás nunca, no en esta vida al menos. Sea como sea, gracias por leerme, por compartir conmigo este camino tan personal y tan valioso.
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Índice de figuras 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26
Amor . . . . Bondad . . Cambio . . Dinero . . . Emociones Fe . . . . . Gratitud . . Honestidad Ignorancia Juventud . Karma . . . Libertad . . Miedo . . . Niño . . . . Opinión . . Pasión . . . Queja . . . Respeto . . Salud . . . Tiempo . . Universo . Vitalidad . Web . . . . Sexualidad Yo . . . . . . Zen . . . .
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