A.a.v.v.-un Estrago. La Relación Madre Hija

May 1, 2018 | Author: Luis Alegre | Category: Jacques Lacan, Oedipus Complex, Artificial Intelligence, Technology, Sigmund Freud
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Elba Batla Juan J. Criscaut Ennia Favret Sara Freid Ana C. Nemaric Liliana Rossi Diana Valla

EDITA

VIGENCIA

En Ia tapa: "Autorretrato con su hija ", 1789. Madame Vigee - Lebrun

Agradecemos a Juan Carlos /ndart, quien nos alent6 con su ensefianza y su entusiasmo a escribir este trabajo. Los Autores

Marfa Isabel Mac Donnell particip6 en el inicio de este trabajo basta su muerte (1989).

Segunda Edici6n: Octubre de 1997 I.S.B.N. W 987-96656-l-9 Registro de la Propiedad Intelectual en tramite. Queda hecho el dep6sito que previene Ia Ley 11.723 lmpreso en Ia Argentina Printed in Argentina Producci6n Gnifica Ediciones Publikar Tel: 743-4648 Se termin6 de imprimir en el mes de octubre de 1997 en los Talleres Gnificos Su lmpres Tucuman 1478/80- Cap. Fed.

INDICE

Presentaci6n Juan C. lndart

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Inestabilidad del Nombre del Padre

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S. Freud: De Ia ligaz6n-madre a puerto seguro

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M. Klein: Del supery6 materno al triunfo de Eros

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M . Burin y col.: De Ia doble identificaci6n cruzada al "deseo hostil"

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J. Lacan: Del estrago a Ia metafora paterna

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Clfnica del estrago

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Paula: oir Ia voz de Ia madre

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Ana: un auto hecho "bolsa"

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Silvia: un abrazo delator

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Srta. B .: "Yo Ia tiraba"

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Conclusiones Direcci6n de Ia cura

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Las fauces del cocodrilo sirven de cocbecito de nifios

" ... Suleika abri6 al maximo su gran bocaza y Ia mantuvo inclinada de modo que los pilares de sus aguzados dientes no constituyeran un ~bstaculo. Y los cocodrilos recien nacidos entraban uno detnis de otro, pasando con toda confianza sobre los dientes, para buscar refugio en Ia boca de su madre. Cuando babfan entrado unos sesenta cocodrilitos, el "cocbecito del nifio" qued6 completamente lleno. El bucbe de Ia madre colgaba pesadamente cuando levant6 Ia cabeza. Con esa carga "infantil" Ia madre se encamin6 a Ia orilla del agua donde los pequefios iban a darse su primer bafio. Entre tanto se produjo una nueva serie de ruidos conmovedores. Eran siete retrasados que babfan perdido el "autobus". Le toc6 el turno de actuar al padre. Robin Hood se apresur6 a aproximarse al nido, alertado por los gritos de auxilio. Allf, ademas de los siete recien nacidos encontr6 dos buevos mas de los que aun no babfan salido los pequefios. Esas mismas fauces pavorosas, capaces de partir los buesos de un bUfalo, tomaron suavemente los dos buevos, que el coloso comenz6 a cbupar con Ia lengua en su cavidad bucal basta que el cascar6n se rompi6 y las dos nuevas criaturas salieron al exterior. Junto con los otros siete retrasados, los condujo en Ia boca basta Ia orilla del lago." Un cocodrilo para desayunar Vitus B. Droscber

PRESENT A CION

Tal vez pedir un pr6logo es suponer que alguien pueda ocuparse un poco del trabajo que uno presenta y propone en un libro; y que al hacerse asi primer lector que responde han1 buen augurio para Ia respuesta de otros. Si es asi, entonces, este pr6logo forma parte del trabajo tambien, de un modo circular, pero no reciproco. Es que conozco a los autores de este escrito -cuyo numero marca el estilo con el milagro de haber podido resolver una redacci6n conjunta- porque tuvieron a bien no solo que los orientase en los estudios de Ia ensefianza de J. Lacan, sino arriesgar discutir casos clinicos conmigo durante mucho tiempo. Es en esa secuencia que decant6 el nudo dificil de resolver en analisis que presenta una mujer cuando se situa por relaci6n con su madre y/o con su hija. Hacer de eso un tema de investigaci6n no podia sino entusiasmarme, porque cualquier pequefio esfuerzo en esa linea ayuda a sacar a luz los fundamentos de una ensefianza de Lacan al respecto, firme, continua, orientada, pero casi paradojal. En efecto, ellos, los autores, se habian iniciado en Ia problematica psicoanalitica del Campo Freudiano, de manera que nose les escapaba el tema de los If mites sefialados por Lacan para Ia funci6n paterna como operador con el que pudiese re solverse el enigma del deseo, y muy especial men te el enigm a de un de seo de mujer. Sin embargo , no por eso II

Lacan los empujaba a buscar respuesta en Ia llamada relaci6n preedipica con la madre. Al contrario, en un momento muy avanzado de su enseiianza, en una cita de "L'Etourdit". que el lector encontrani como texto fundamental de referencia y con aportes en su comentario, nose hace sino reconocer los estragos causados por el error de deseo que es situar ese enigma como resoluble en Ia relacion madre-hija. Asi, con ese punto de vista, y con las precisiones aportadas por Lacan en direccion a rastrear una estructura en Ia teoda edipica, los autores releyeron a Freud, y nos muestran unas pocas y muy justas conclusiones de las que, en mi opinion, cada una es indispensable en tanto tal para situarse en el tema. Subrayare lo que aqui encontre: que a Ia pregunta psicoanalitica pionera de Freud sobre que quiere Ia mujer, con Ia que perfora su propia respuesta falica, el mismo le busco respuesta en ese vinculo relativamente preedfpico madre-hija; y que las satisfacciones pulsionales, parciales, autoeroticas, probadas por el en ese vinculo, aunque evocadas tal vez con un poco de exageracion, no son sin las insoportables respuestas de los mandatos maternos insensatos que vociferan de modo invertido una ausencia de respuesta. Ahora bien, ellos, los autores, analistas de Buenos Aires, no podian ser ajenos en un problema asi planteado al hecho de que habia habido luego de Freud el intento de solucion teorico y clinico elaborado por Melanie Klein, de peso historico en nuestro medio, y aunque no fuese sino porque junto con ellos tambien habia sido mi alumna Ia Ora. Isabel Mac Donnell, a cuya memoria rindo aqui homenaje. Por eso ellector podra seguir aqui otra relectura, simplificada al haberse podido situar Ia posicion kleiniana como estricto relevo de Ia cuestion circunscripta en Freud. Dejare all ector aca, para que haga su recorrido, seiialando solamente qu e llega lejos, pues aunque no haga a Ia solucion clfnica pro puesta por M. Klein, a los autores tampoco se Jes escapa

que ella no deja de bordear como tercera indagacion un no saber real sobre el cuerpo en tanto sexo femenino. La elaboracion logica de ese no saber, que es lo que propone Lacan, Ia hubiese alejado de confundirlo psicologicamente con un objeto daiiado. Pero si dire algo sobre los efectos de Ia solucion "reparatoria" -como sosten de esa Madre analitica cuya aquiescencia forzadamente se trata de lograr, y de la que nada se obtiene que no conserve en el fondo Ia marca mas o menos oculta de su insensatez- tal como se evidenciaron en grandes y nitidos trazos en fl:Uestra comunidad analftica. Porque £,Como salier~n de ahi Ia mayorfa de los varones analistas sino con un empuje a Ia padreversion, a Ia perversion? Salieron, para decirlo en terminos menos tecnicos, como buscando un poco de "libertad sexual", bajo modos un poco exasperados, porque "decian" en esas actuaciones una protesta contra sus analisis, a saber, el modo en que se habia sofocado Ia pregunta que hace al hombre su fantasma sexual con Ia respuesta previa, monotona e implacable, de su significacion como hostilidad a Ia madre. Y con elias, con las mujeres analistas, salvo las excepciones, los casos en que porIa aventura de amar a un hombre se fueron en paz de esos analisis ante lo irreparable del no saber del analisis kleiniano como tal en esa coyuntura, £,Como salieron las demas, sino en una posicion de enojo permanente, y con un plus de hostilidad y desconfianza que apenas velaba el aire de severidad profesional? Ahora bien, el problema es que esas dos salidas ya las esperaba lo que podemos llamar Ia vida social contemporanea, con su malestar creciente, para reclutarlas y explotarlas meJor. Por eso me parece de maximo interes en este libro que los autores pasen luego a leer, a estudiar y a analizar Ia salida propuesta por Mabel Burin y otras colaboradoras. Se trata de algo mas que un toque de actualidad . Es mas bien un

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toque de presencia, de presencia de Ia responsabilidad que toea al psicoanalista en el debate serio a efect]Jar de cada una de las ricas y cambiantes propuestas que llevan Ia marca de un cierto feminismo. Los autores lo han hecho, en mi opini6n, con una prudencia y un bien decir que me supera, y que espero no empafiar demasiado con las reflexiones que siguen. Por un lado, la salida es buscada una vez mas en Ia relaci6n madre-hija como escena preedipica, punto parad6jico de anclaje en Freud que parece hacerse mas intenso cuanto mas intenso es el rechazo en bloque de Ia 16gica falica por el descubierta. Pero por otro lado, ahora no se trata, por via de Ia culpa, de transformar los deseos hostiles en reparaci6n de Ia madre, sino, por el contrario, de asumir un deseo hostil en su eficacia diferenciadora y separadora de cada uno de los lugares en los que Ia madre, se dice, se ha sometido a un orden patriarcal como sistema de atributos donde lo femenino no puede situarse sino en un menos vivido como devaluaci6n catastr6fica. Lo que me ha interesado sobremanera en esta parte del libro es que permite ver que esa propuesta, Ia de un deseo hostil, tiene yael matiz de un deseo que solo puede sostenerse en acto, en una cierta militancia contra algo, lo que sugiere nuevas indagaciones, porque pienso que es algo que se iluminaria con el deseo desafio circunscripto por Lacan en su analisis del caso freudiano llamado de Ia joven homosexual. En efecto, ese deseo hostil noes simple hostilidad, sino un matiz que toma el deseo como tal, en el punto en que Ia exigencia de un significante que falta puede transmutarse en transferencia, negativa si Ia hay, y algo salvaje, por el hecho de sostenerse en lo real de un desafio. He aquf un Iugar donde cualquier feminismo cuestiona al psicoanalisis y donde este debe presentarse para dar sus pruebas, a sabiendas de su no saber. Pero es tambien Iugar donde el psicoanalisis cuest10na a cualquier feminismo. 14

porque el deseo del analista, vinculado tambien en una de sus vertientes a Ia separaci6n de los ideates, desestima lo hostil de las devaluaciones como contracara de esperanzas siempre sobrevaluadas. De lo que se trata es del goce culpable, "patriamatriarcal", fijado a los ideates y a los contraideales, y por el que tambien cualquier feminismo siempre esta en el riesgo de Ia ~esvergtienza. No hare pr6logo de lo mas importante, Ia discusi6n clinica, para que el caso por caso tenga su Iugar primero. Juan C. lndart

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!NEST ABILIDAD DEL NOMBRE DEL PADRE

INTRODUCCION

Reunidos con el prop6sito de discutir casos clfnicos, se nos impuso un material con efecto de resto, que dejaba al descubierto cierta dificultad en Ia efectividad del dispositivo analftico. Dicho material, convinimos en llamarlo "estragos en Ia relaci6n madre-hij a". Nos mostraba una traba en Ia mecanica del deseo, y un fracaso en Ia salida falica freudiana, convirtiendose asf en un enigma y un impasse para el analista. Se trataba de casos de mujeres neur6ticas que en distintos momentos y frente a diferentes coyunturas, evidenciaban una relaci6n de goce con sri madre bajo el matiz de Ia complacencia, Ia queja o el mutuo reproche. Lo observamos indistintamente, tanto en Ia jovencita que despierta a Ia vida sexual, como en Ia mujer adulta que, habiendo recorrido Ia salida falica, vuelve a su madre esta. bleciendo con ella una relaci6n muy especial. Es asl que contabamos, en un extremo del gradiente, con el material de Ia mujer joven que ve trabado su camino hacia el deseo y que solo mediante Ia ruptura de Ia relaci6n con su madre podia situarse en el. En el otro extremo, aparecfan mujeres de edad madura que, ante diferentes situaciones vitales, volvlan a sus madres, estableciendose un vinculo peculiarmente fuer17

te entre elias del que decian no poder desembarazarse. Estas relaciones se presentaban como situaciones plenas de angustia, con abundancia de escenas de apariencia psicotica. En algunos casos, Ia voz de Ia madre tomaba un tono amenazador que ordenaba e injuriaba; en otros se presentaba con las caracterfsticas de un oniculo que cubrfa con un saber todo interrogante, con una sentencia toda vacilacion. Detectamos en algunos materiales pactos no declarados entre madre e hija, mediante los cuales se burlaba Ia ley paterna y se desacreditaba su accionar, o en el que ambas creian tener un saber decepcionado sobre los hombres y cuyo efecto era impedir la sustitucion falica. Mientras la figura materna aparecia con la fuerza de la que puede y sabe todo; el padre se presentaba como debil. Se trataba de un padre peyorizado y cuestionado en su funcion. Se ponia asi en evidencia una situacion en la que am bas se realimentaban y frustraban, estableciendose una relacion cargada de reproches, acusaciones e injurias mutuas, de la cual les resultaba dificil salir, o mostraban poca intencion de hacerlo a pesar de sus quejas. Si bien en algunos casos pusimos en cuestion el diagnostico diferencial con Ia psicosis, comprobamos que no nos enfrentabamos con efectos de forclusion del Nombre del Padre, sino con Ia perdida temporal de emblemas. Se trataba de un detenimiento del deseo y su fijacion en un fantasma. Abundaban en casi todos los casos el acting out y el pasaje al acto. El sintoma y Ia transferencia, elementos indispensables para Ia instalacion de un analisis, sufrian un impasse y por lo tanto Ia interpretacion analitica se tornaba opaca e ineficaz. Nos preguntamos que podia producir un vinculo de estas caracterfsticas, que es lo que origina este retorno y como poder en tender este viraje, esta vuelta a Ia madre que angustia y enloquece .

£,Como pensar este movimiento de sosten y perdida en Ia estructura triangular? £,En que se sostiene una mujer cuando en Ia solucion falica algo falla, o Ia misma queda suspendida? En Ia historia de Ia doctrina analitica estos casos dieron Iugar a una serie de conceptos teoricos tales como: pacto homosexual, relacion esquizo-paranoide, vinculo simbiotico, relacion indiferenciada, ausencia de figura paterna. Estos conceptos, tornados aisladamente, no lograban esclarecer nuestros interrogantes. Con el fin de despejar las dudas y los enigmas que nos despertaron estos materiales, nos propusimos realizar un recorrido teorico a traves de diferentes autores. Partimos de Freud y sus interrogantes sobre Ia mujer; revisamos Ia posicion de Melanie Klein en lo que se refiere al Edipo temprano; indagamos en Ia perspectiva de Mabel Burin y colaboradores en su abordaje de Ia subjetividad femenina y, por ultimo, encontramos en Ia ensefianza de Lacan conceptualizaciones que nos permitieron pensar esta problematica desde una perspectiva esclarecedora. Lo que sigue es el resultado de nuestro trabajo, una puntuacion de Ia posicion de los autores ya nombrados y algunas de las referencias clinicas que nos llevaron a emprender esta investigacion. Por su valor significativo, hacemos referencia a un texto literario de Luce Irigaray ejemplificador de ese mundo fantasmatico de madre e hija, y del destino terrorifico de dos cuerpos vaciados de deseo, y sin falicidad ninguna, donde "una es Ia sombra de Ia otra":

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"Y una no se mueve sin Ia otra, pero no es juntas que nos movemos . Cuando una viene al mundo, Ia otra cae bajo tierra . Cuando una porta Ia vida, Ia otra muere y eso espero de ti, en que dejandome nacer tu permanezcas tambien viva. Con tu leche, madre mfa, tu me has dado el hielo y, si yo parto

tu pierdes la imagen de la vida, de tu vida. Y si yo permanezco, £,no soy el deposito de tu muerte? A cada una su representaci6n hecha perdida. Su rostro, la animaci6n de su cuerpo, falta ... "

SIGMUND FREUD: DE LA LIGAZON-MADRE A PUERTO SEGURO

Nuestra indagaci6n del tema en Freud tiene como prop6sito extraer aquellos datos que pudieran sefialar una especificidad de la relaci6n madre-hija. Revisamos sus conceptualizaciones sobre la mujer en general y sobre las vicisitudes de Ia sexualidad femenina. Aclaramos, sin embargo, que nuestro intento noes explorar Ia femineidad sino recortar puntuaciones que remitan al estatuto que Freud otorga a este vinculo con Ia madre. Partimos de los puntos donde al propio Freud, en relaci6n a Ia mujer, algo se le presentaba como enigma, como resto, como obstaculo en relaci6n a Ia teorfa y a Ia tecnica. Este clima es presentado en Ia anecdota relatada por E. Jones al decir: "Caben pocas dudas de que para Freud Ia psicologfa de la mujer era mas enigmatica que Ia del hombre. Cierta vez dijo a Marie Bonaparte: 'La gran pregunta que nunca ha obtenido respuesta y que basta ahora no he sido capaz de contestar, a pesar de mis treinta afios de investigaci6n del alma femenina, es esta: £,Que es lo que desea Ia mujer?' ." 1 (Was will das Weib?)

Ahora bien, casi todo Jo que el psicoanalisis funda en Ia 20

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triangulacion edfpica lleva a afirmar que lo que se desea es el falo. j,Que le bace, entonces, sostener esta pregunta y declarar que sigue sin respuesta? El enigma freudiano abre un mas alia de su propia respuesta. Reconstruimos lo que nos parece una suerte de contrapunta entre Ia construcci6n de Ia teorfa del deseo a Ia luz de Ia triangulaci6n edfpica (que arroja esta respuesta) y los puntos de tope que S. Freud observa en Ia clfnica con mujeres. Una primera observaci6n subraya que nose puede comprender a Ia mujer sino se pondera Ia fase de "ligazon-madre preedfpica". 2 Esta fase, como es sabido, atane tanto al varon como a Ia nina. Si se marc a una diferencia, es que pas an do tam bien por ella, algo impulsa al var6n a progresar en el derrotero edfpico, mientras que Ia nina parece tender en este punto a un estancamiento. La amenaza de castraci6n precipita el curso para el varon basta llegar al sepultamiento del complejo de Edipo renunciando a Ia realizacion del deseo; renuncia al objeto por predominancia del in teres narcisista y, en su reemplazo, incorpora a las figuras parentales representadas a partir de entonces por las diferentes instancias de conciencia moral, Ideal del yo y supery6. Esta ligazon-madre es mas intensa y prolongada en Ia nina y se mantiene en Ia cronologfa freudiana basta los cuatro y aun cinco anos, edad en que el varon babrfa ya completado el ciclo edfpico. Asf afirma: "La duraci6n de Ia ligaz6n-madre ( ... ) llegaba hasta bien entrada el cuarto aiio, en algunas hasta el quinto. ( ... )Mas aun, era preciso admitir Ia posibilidad de que cierto mimero de personas del sexo femenino permanecieran atascadas en Ia ligaz6n-madre originaria ... " 3

Mas alia de su prolongacion en el tiempo, nos interesa

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senalar dos importantes cualidades que Freud atribuye a esta fase. Plantea, en primer Iugar, que se trata de una relaci6n de exclusividad con Ia madre, es decir, con total exclusion de Ia figura paterna. Por otro lado, las fantasias que en este lapso se desarrollan en torno a Ia masturbacion clitoridiana y al juego con munecas, tienen como objeto exclusivo a la madre, siendo de alto contenido erotico y amoroso, con Ia reversion concomitante en celos y en odio. Esta situacion estarfa originada en la "seduccion" que la madre realizo excitando dicba zona mediante la bigiene y las caricias. Freud da testimonio de ello en la "Conferencia 33" cuando afirma: "Y ahara reencontramos Ia fantasia de seducci6n en Ia prehistoria preedipica de Ia nina, pero Ia seductora es par lo general Ia madre. Empero, aqui Ia fantasia toea el terreno de Ia realidad, pues fue efectivamente Ia madre quien a raiz de los menesteres de cuidado corporal provoc6 sensaciones placenteras en los genitales, y acaso las despert6 par primera vez. " 4

En su articulo "Sobre la sexualidad femenina" senala que: "La preferencia de Ia nina ( ... ) par el juego de las muiiecas suele concebirse como signa del temprano despertar de Ia feminidad. Y no sin raz6n; empero, no debe pasarse par alto que lo que
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