A Kings Man

August 17, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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NORA SAKAVIC

 H E  E  T  H  K I   K  I  N  N G   G ' S   E N  M Traducciones Independientes

 

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Revisión Final y Diseño V

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El libro que ahora tienen en sus manos, es el resultado del trabajo  final de varias personas que, sin ningún motivo de lucro, han  dedicado su tiempo a traducir y corregir los capítulos del libro. El motivo por el cual hacemos esto es porque queremos que todos   tengan la oportunidad de leer esta maravillosa saga lo más pronto  

 

posible, sin tener que esperar tanto tiempo para leerlo en el idioma en que fue hecho. Como ya se ha mencionado, hemos realizado la traducción sin   ningún motivo de lucro, es por eso que este libro se podrá   descargar de forma gratuita y sin problemas. También les invitamos a que en cuanto este libro salga a la venta   en sus países, lo compren. Recuerden que esto ayuda a la  escritora a seguir publicando más libros para nuestro deleite. ¡Disfruten la lectura!

 

CAPÍTULO UNO

Traducido por Irán. Corregido por Aruasi.

Incluso después de un semestre en la Universidad de Palmetto y un par de semanas practicando en el estadio de Exy más grande de los Estados Unidos, Neil todavía se quedaba golpeado sin aliento frente al estadio de los Zorros. Se recostó rec ostó sobre su espalda en la línea de media cancha y se empapo de esta. Contó las filas alternadas de asientos naranjas y blancos hasta hast a que se desdibujaron en un desorden borroso cerca de las vigas, luego estudió los carteles del campeonato de primavera que colgaban en orden numéri numérico co alrededor del estadio. Había uno para cada uno de los Zorros, incluido el antiguo Seth Gordon. No habían estado ahí antes de que los Zorros se separaran para Navidad y Neil se preguntaba qué diría Allison cuando los viera. — ¿Has olvidado cómo ponerte de pie, Josten? Neil inclino su cabeza hacia hac ia un lado para mirar a su entrenador. Había dejado la puerta del estadio abierta detrás de él y ahora David Wymack estaba parado en la entrada. Neil no creía que hubieran estado ahí el tiempo suficiente para que Wymack terminara su papeleo. O bien Wymack no confiaba en que Neil mantendría su promesa de no practicar hasta que estuviera completamente com pletamente curado o Neil había perdido la noción del tiempo otra vez. Neil esperaba que fuera lo primero sin embargo el nudo en su estómago predecía lo contrario. Había aceptado pasar las vacaciones de verano en Edgar Allan salvo que los Cuervos operaban en días de dieciséis horas durante sus vacaciones. Las que deberían haber sido dos semanas pasaron como tres y el reloj interno de Neil se volvía loco incluso después de dos días en Carolina del Sur. Se suponía que las clases empezarían el  jueves siquiera y la temporada de primavera empezaría la siguiente semana. Wymack W ymack estaba seguro de que tener una rutina normal otra vez ayudaría. Neil sólo podía esperar que tuviera razón, — Es tiempo de irnos —dijo Wymack. Eso fueIgnoro suficiente para que Neil de se una levantara, aunque suy cuerpo protestó. el dolor conhacer la naturalidad larga familiaridad resistió maltratado el impulso de trabajar con el dolor en su hombro mientras cruzaba la cancha hacia Wymack. No se perdió de la mirada crítica que Wymack le dio, sin embargo, decidió no reconocerla. — ¿Ya aterrizaron? —pregunto Neil cuando estaba la suficientemente cerca. —Lo sabrías si estuvieras contestando tu teléfono. Neil saco su teléfono de su bolsillo y lo abrió. Presiono un par de botones y después inclino la pantalla oscura hacia Wymack. —Debo haber olvidado cargarlo. —Debes haberlo hecho —dijo Wymack, sin dejarse engañar. engañar. Tenía razón en sospechar; Neil había dejado que su teléfono muriera a propósito. Antes de ir a acostarse en Año Nuevo había apagado su celular y lo dejo desconectado. Aún no había leído los mensajes que sus compañeros de equipo le enviaron durante las vacaciones. No podía evitarlos por siempre, salvo que Neil no sabía

 

cómo explicar sus acciones. Las horribles heridas que lucía eran una consecuencia esperada de enfrentar a Riko. El tatuaje en su mejilla tomaría un poco más de trabajo para justificar, al menos era realizable. Lo que Neil no podía evadir era lo que Riko le había hecho a su apariencia. Después de nueve años de lentes de contacto y cabello teñido Neil finalmente tenía de nuevo su color natural. Con cabello castaño rojizo y brillantes ojos azules era la viva imagen del padre asesino del que había pasado la mitad de su vida huyendo. No se había mirado en un espejo en dos días. La negación no cambiaría su apariencia, sólo vomitaría si volviera a ver su reflejo. Si tan solo pudiera teñir su cabello un par de tonos más oscuro podría respirar un poco más fácil, no obstante, Riko dejo en claro que haría con los Zorros si Neil cambiaba su apariencia apariencia.. — Están en la recepción de equipaje —dijo Wymack. —Tenemos que hablar. Neil aseguro la puerta detrás de él y siguió a Wymack a los vestidores. Wymack apago las luces del estadio detrás de ellos y Neil miro hacia atrás mientras que la cancha de los Zorros fue tragada por la oscuridad. La repentina ausencia de luz le envió un escalofrió por su columna vertebral. Por un momento estaba de vuelta en Evermore, siendo sofocado por la malicia de los Cuervos y el riguroso esquema de colores del estadio. Nunca había sido claustrofóbico, solamente el peso de tanto odio casi había aplastado todos los huesos de su cuerpo. El tintineo de las llaves lo trajo de vuelta de ese borde peligroso y Neil se giró, sobresaltado. Wymack había entrado en los vestuarios antes que él y estaba abriendo la puerta de su oficina. Aunque eran los dos únicos aquí —excepto por el guardia de seguridad que hacía rondas obligatorias en alguna parte — Wymack había cerrado su oficina en su breve ausencia. Neil había estado allí suficientes veces para saber que Wymack no mantenía nada particularmente valioso en sus estantes. Lo única cosa con alguna importancia era el bolso de lona de Neil, el que había metido en la esquina de la oficina antes de entrar a la cancha. En el primer día de Neil en Carolina del Sur le había pedido a Wymack que protegiera sus cosas y siete meses después Wymack aún cumplía esa promesa. Era casi suficiente para hacer que Neil se olvidara por completo de Riko. Wymack se hizo a un lado e hizo un gesto para que Neil se ayudara a sí mismo. En E n el corto tiempo que le tomoNeil a Neil bolso colgar sentado la correa en sobre hombro, Wymack desapareció. lo recoger encontrósu en el ysalón, el su centro de entretenimiento a un lado del televisor. Neil agarro la correa de su bolso para darse valor y fue a pararse en frente de él. —Kevin me llamo ayer por la mañana cuando no pudo localiza localizarte rte —comentó Wymack. —Quería asegurarse de que estuvieras bien, al parecer supo todo el tiempo dónde estabas. No había ninguna razón para mentir, así que dijo — Sí. —Le hice decirle a los demás—dijo Wymack y el corazón de Neil se detuvo. Abrió la boca para protestar, pero Wymack levanto su mano y continúo. —Necesitaban saber a qué regresaban, por tu bien. Piensa por un momento en como habrían reaccionado si regresaran sin ninguna advertencia. Te asustas cuando te llaman —amigo—; probablemente tendrías un brote psicótico cuando se asustaran por ti.

 

Neil quería discutir sobre eso, lo mejor que logro fue un poco convincente. —Estaba descifrando algo. —Estabas atascado —Wymack lo acusó. —Así que lo hice por ti. Les conté que te ves como si te hubieras enfrentado seis rondas contra pie grande y que probablemente no querrías hablar sobre eso. Prometieron no abrumarte, sin embargo, no sé si mantendrán esa promesa cuando te vean de cerca. Aunque no les conté sobre esto. Hizo un gesto vago en su propia cara. Neil toco el vendaje en su mejilla que ocultaba su nuevo tatuaje. — ¿Esto? —Todo esto— dijo Wymack y asintió cuando Neil movió su mano m ano a su cabello. —No sé porque Riko lo hizo, sin embargo, voy a esperar por mis respuestas. Lo que les digas a ellos depende de ti. Era casi suficiente como para descongelar el frio en su pecho. Neil no sabía que decir, así que asintió y miro hacia el reloj. No tuvo que recoger a los otros en el aeropuerto porque Matt pago para dejar su camioneta en el estacionamiento a largo plazo. Se suponía que Neil tenía que reunirse con ellos en la torre de los Zorros, no obstante, si ellos acababan de conseguir sus maletas les tomaría otros veinte minutos más o menos para llegar al campus desde el Aeropuerto Regional del Norte. — ¿Debería de ir contigo para arbitrar? —pregunt preguntoo W Wymack. ymack. — ¿Al dormitorio dormitorio?? —cuestionó Neil. Wymack le dedico a Neil una mirada breve y compasiva. — Me refería a en Columbia. Andrew iba a ser puesto en libertad hoy. Tan pronto como los otros dejaran sus cosas en el dormitorio estarían en camino al Hospital Easthaven. Habían pasado siete semanas desde que los Zorros lo vieron por última vez y habían pasado casi tres años desde que Andrew estuvo limpio. Dos de ellos sabían cómo era Andrew cuando estaba completamente sobrio; los otros solo conocían especulaciones y rumores desagradables. Era muy poco probable que a Andrew le importara que Neil estuviera medio partido en pedazos, sin si n embargo, Neil había roto su promesa de permanecer junto a Kevin mientras Andrew estaba ausente. Neil dudaba que Andrew lo tomara bien. A pesar de eso Neil no estaba preocupado. — bien.Abby volverá a la ciudad mañana para curarte. —Estaremos Si no, al menos Wymack miro su reloj y se deslizo fuera de donde estaba sentad sentado. o. —Vámonos entonces. Fue un viaje corto hasta el dormitorio de los atletas. El estacionamiento detrás de la Torre de los Zorros estaba casi desierto, solamente un par de los autos de los Zorros aún estaban estacionados ahí. Se suponía que los guardias de seguridad hacían rondas para asegurarse de que los autos no sean destrozados durante la ausencia de sus dueños, no obstante Neil aún tenía a Wymack parado junto al auto de Andrew. Probó primero las manijas de las puertas, después reviso las ventanas en busca de grietas o vandalismo. Dio una patada a los neumáticos y decidió que era aceptable para el viaje. Wymack espero con el motor en marcha hasta que Neil terminó. — ¿Tengo qué quedarme? —inquirió Wymack. —Estaré bien —contestó Neil.

 

—Haré que Kevin te llame cuando tengamos a Andrew. —Carga tu teléfono y llámame tú mismo—. Instruyó Wymack. —Buena suerte. Se apartó y Neil entró al dormitorio. Los pasillos olían ligeramente a ambientador y limpiadores; alguien había estado allí durante su descanso para limpiar. Su dormitorio estaba en el tercer piso, el más alejado de los tres dormitorios de los Zorros desde las escaleras. Entró, cerró la puerta detrás de él y dio una lenta vuelta en la suite. Al no encontrar nada fuera de lugar, conectó su teléfono para cargarlo y desempaco su bolsa de lona. Lo último que saco fue un paquete de cigarrillos. Los llevo a la ventana del dormitorio y prendió uno. Estaba en su segundo cigarrillo cuando la puerta principal se abrió. El silencio le dijo que Matt había venido solo; Nicky no podía ser escurridizo para salvar su vida. Neil escucho el ruido de una maleta al caer y el clic de una puerta en su marco. Neil tomo una última bocanada de humo y apagó su cigarrillo en el alféizar de la ventana. Forzó la tensión de sus hombros, rezo para mantener su expresión neutral y tiro de la ventana para cerrarla. Cuando se volvió Matt estaba parado en la puerta del dormitorio con las manos metidas en los bolsillos de su abrigo. La boca de Matt se movió silenciosamente por unos momentos antes de finalmente dijera ahogadamente. —Jesucristo, Neil. —No es tan malo como parece —dijo Neil. —No lo hagas, solo…no ¿de acuerdo? — dijo Matt. Él tallo sus dedos por su cabello, revolviendo las puntas con gel y se alejó. —Espera aquí. Neil fue a la puerta del dormitorio cuando Matt salió de la suite. Casi tan pronto como la puerta se cerró se escuchó el fuerte sonido de un cuerpo golpeando la pared. Neil escucho el tono furioso de Matt mientras arremetía contra alguien, sin embargo, las paredes eran lo suficientemente gruesas para esconder sus palabras. Neil se movió de un pie a otro y cometió el error de mirar a su derecha. La puerta del baño estaba abierta, dándole una buena vista de su reflejo. Las magulladuras tecnicolor que salpicaban su rostro eran horribles, horribles , pero los ojos azules que lo miraban eran mil veces más aterradore aterradores. s. Neil trago duro contra las náuseas y aparto su mirada.

Regreso buscarcon su teléfono y lo tiro del cargador. estaba cercaColumbia. de estar cargado, sinpara embargo, suerte tendría suficiente carga No para durar nihasta Neil lo apago hasta que lo necesitara y lo metió en su bolsillo. La tentación de meterse en la cama era casi abrumadora. Ya estaba exhausto y aún quedaban siete compañeros con los que tenía que lidiar después de que Matt terminara con él. No había forma de que sobreviviera si las chicas regresaban hoy; afortunadamente las tres volarían mañana por la mañana. Tendría la noche para retirarse y recargarse. Se obligó a entrar a la sala principal para esperar. Matt se reunió con él un minuto después y cerró la puerta firmemente detrás de él. Hizo un esfuerzo visible para calmarse, aunque aún había un borde en su voz cuando hablo. — ¿El entrenador ya te grito? —Fuerte y por un largo tiempo —dijo Neil. —No sirvió de nada. No lo siento y lo haría de nuevo si tuviera que hacerlo. Neil lo interrumpió antes de que Matt pudiera discutir.

 

—Los Zorros son todo lo que tengo. No me digas que me equivoque en hacer la única llamada que pude. Matt lo miro por un minuto que pareció eterno, después agregó. —Quiero romperle la cara en seis partes. Si alguna vez se encuentra a menos de mil metros de ti…  —Lo hará —dijo Neil. —Vamos a jugar contra los Cuervos en la final. Matt negó con la cabeza y agarro su maleta. Neil se hizo a un lado para que Matt pudiera pasar, excepto que Matt hecho una última mirada a su rostro de camino a su habitación. La sorpresa se antepuso a su indignación. Neil no regreso la mirada, pero se dirigió hacia la puerta. Casi lo había logrado; tenía su mano en el pomo cuando Matt habló. —El entrenador pidió que no preguntáramos sobre tus ojos —murmuro Matt. —Supuse que Riko los había ennegrecido. No fue realmente una pregunta, así que Neil no respondió. —Volveremos en un par de horas. Se fue antes de que Matt pudiera discutir. Kevin, Nicky y Aarón estaban esperando dos puertas abajo, frente a su dormitorio. Nicky estaba sosteniendo soste niendo dos bolsas de regalo, aunque las dejo caer cuando Neil se acercó. Neil estaba a medio camino de ellos antes de que viera el moretón en la cara de Kevin. La mancha rojiza cubría la mitad de su mejilla indicaba que un segundo moretón no tardaría en formarse. No era la primera vez que Matt golpeaba a Kevin y definitivamente no sería la última, sin embargo, Neil hizo una nota para hablar con él más tarde. Nada de esto era culpa de Kevin. Con eso, aparto a Matt de su mente y se enfocó en los tres hombres delante de él. Como era de esperar, Aarón era el más seguro para mirar. El ceño fruncido en la esquina de su boca era curiosidad, no simpatía y su mirada se demoró más en el cabello de Neil que en los moretones que manchaban su rostro. Neil le dio un momento para ver si preguntaba, pero todo lo que hizo fue encogerse de hombros. Nicky por otro lado se veía absolutamente abatido al ver la apariencia destrozada de Neil. Extendió la mano tan pronto como Neil estuvo lo suficientemente cerca y envolvió su mano en la parte posterior del cuello cu ello de Neil. Con cuidado, jaló jal ó a Neil contra él y apoyó su barbilla en la cabeza de Neil. Nicky estaba tenso como la piedra, no obstante, el largo

suspiro fue tembloroso. —Ohque —murmuro Neilsoltó con voz ahogada. —Te ves horrible horrible.. —Desaparecerá —dijo Neil. —La mayor parte, de todos modos. No te preocupes por esto. Los dedos de Nicky se tensaron una fracción. —No te atrevas a decirme que estas bien. No puedo oír eso de ti hoy ¿de acuerdo? Neil obedientemente se calló. Nicky le sostuvo la mirada un minuto más y después lo dejo ir. Neil se volvió hacia Kevin y sintió que se le revolvía el estómago. Kevin estaba mirando a Neil como si estuviera viendo a un fantasma. Los otros podrían pensar que el abrupto cambio en el aspecto de Neil era sorpresivo… los primos lo estaban menos porque habían visto los ojos azules de Neil en sus viajes a Columbia —solamente Kevin sabía quién era realmente Neil y había conocido al padre de Neil. Sabía exactamente qué significaba. Neil negó con la cabeza en un silencioso pedido para que se quedara

 

callado. No estaba del todo sorprendido de que Kevin lo haya ignorado, aunque al menos tuvo la decencia de hablar en francés. —Dime que el maestro no aprobó esto. —No lo sé —dijo Neil. Los últimos días bajo el cuidado de Riko fueron un borrón doloroso y sin sentido a los que él todavía estaba tratando de darle sentido. Solo recordaba vagamente las manos de Jean trabajando el tinte en su cabello. Pensó que era una de las últimas cosas que le habían hecho, pero no podía recordar si el tío de Riko, Tetsuji había estado presente. —Riko dijo que nos haría daño si lo cambio a cómo estaba. Todo lo que puedo hacer es agachar la cabeza y esperar lo mejor. —Agachar la cabeza —Kevin repitió, hizo un gesto incrédulo hacia su propia cara. —Riko me llamo en Navidad para decirme que te había marcado. ¿Cuánto tiempo crees que te permitirá esconderlo antes de obligarte a mostrarlo? La prensa hablará sobre esto y no detendrán sus preguntas sobre tu tatuaje. Está tratando de exhibirte. El miedo era hielo en el estómago de Neil, haciendo su camino hacia su garganta. Evitar que impregnara su voz tomo todo lo que Neil tenía. —Lo tomaré como un cumplido. Está tratando de sacarme del juego antes de las semifinales. No malgastaría su tiempo a menos que piense que realmente vamos a ser un problema para su equipo. Eso significa algo, ¿no? —Neil. —Me preocuparé por esto Kevin, me preocuparé por mí. Haz lo que haces mejor y céntrate en el Exy. Llévanos donde él no quiere que estemos. La boca de Kevin se redujo a una línea dura, salvo que no discutió. Quizás sabía que no tenía sentido; tal vez sabía que era demasiado tarde. Nicky miró entre ellos como c omo si se estuviera asegurando de que hubieran acabado, después recogió sus bolsas de nuevo y le tendió una a Neil. —Regalo de Navidad atrasado—. Dijo él, un poco tristemente. —Nadie sabía tu dirección en Millport así que pensé que simplemente te lo daría en persona. Erik me ayudo a elegirlo. —Ante la mirada confundida de Neil, Nicky aclaró. —Voló a Nueva York por un par de días como una sorpresa navideña. Kevin tiene algo para ti también, no me dejó envolverlo, así que está en una fea bolsa de plástico, lo siento. Nicky sacudió la otra bolsa de regalo mientras Neil tomaba la que le ofrecía. —También tengo uno para Andrew. De hecho, les regalé a ustedes dos lo mismo porque son como las personas más imposibles en el mundo para comprarles algo. —Lo siento —se disculpó Neil. —No compré nada para nadie. No estoy acostumbrado a celebrar la Navidad. —Quieres decir que estabas demasiado ocupado siendo pulverizado para comprar — dijo Aarón. Parecía que Nicky se había quedado mudo ante la rudeza de su primo, sin embargo, Aarón continuó como si no hubiera dicho nada malo. —Kevin dijo que fuiste por Andrew, ¿Es cierto? Neil le lanzó a Kevin una mirada de advertencia. —Sí.

 

— ¿Por qué? —Aarón preguntó. —No te lo agradecerá. —No estará agradecido contigo por matar a Drake —dijo Neil. —No importa, hicimos lo que teníamos que hacer. No me importa lo que Andrew piense. Aarón lo estudió en silencio. Estaba buscando respuestas, pero Neil no sabía cuál era la pregunta. Todo lo que pudo hacer fue mirar de vuelta hasta que Aarón finalmente negó con la cabeza y miró hacia otro lado. Neil quería presionar para obtener una explicación, no obstante, necesitaba guardar su energía para Andrew. Se distrajo a sí mismo abriendo el presente que Nicky le dio. Envuelto en papel de seda naranja había un abrigo negro. Parecía pequeño, sin embargo, pesaba en sus manos; evitaría el frío que se había establecido en Carolina del Sur. Neil dejó que Nicky le quitara la bolsa. —Gracias —dijo. —Todavía no tienes ninguna ropa de invierno adecuada —. Comentó Nicky. —Deberíamos sacarte y expandir tu guardarropa de nuevo, solamente pensé que comenzaríamos con esto. No puedes seguir vistiendo sudaderas del equipo y esperar no resfriarte. ¿Te queda? Neil lo desabrochó y comenzó a alzar sus hombros. Solo pasó un brazo antes de que todo su pecho y costado pincharan de dolor. Él se congeló y parpadeó para evitar la visión borrosa. —Lo siento —dijo y se arrepintió de inmediato. Podía oír el dolor en su voz, lo suficientemente sufic ientemente fuerte como para par a que emborronara sus palabras. Nicky parecía afectado por la culpa. —No puedo todavía. —Lo siento —dijo Nicky. —No…no estaba pensando. Aquí, aquí, déjame. Lo tengo.   Nicky quitó el abrigo del brazo de Neil y lo dobló. —Lo conservaré hasta que estés mejor, ¿vale? —Está bien. Neil se dio un momento para respirar antes de sacar el regalo de Kevin de la bolsa. Sabía lo que era tan pronto como sintió el peso. Había estado demasiado tiempo

preocupado cuaderno como paradenounreconocer cómo se sentía su mano. A primera vista,por la este carpeta era el santuario fanático obsesionado conenKevin y Riko. Un poco más de exploración desenterraría todo lo que Neil necesitaba para una vida huyendo. El dinero, los contactos del bajo mundo y el número de teléfono de su tío estaban ocultos entre los innumerables artículos artículos de Exy. — ¿No vas a verlo? — Sé lo que es —Neil agarró la bolsa y miró a Kevin. — Gracias. — No lo abrí. Neil no quería lidiar con Matt otra vez, así que pensó que podría llevarse la carpeta a Columbia y lo guardaría más tarde. — ¿Estamos listos? — Si estás seguro de que estarás bien con una vuelta —replicó Nicky.

 

Neil camino hacia las escaleras como respuesta. Los tres caminaron detrás de él y lo siguieron hasta el auto. Kevin tomó su lugar habitual en el asiento del pasajero y Nicky siguió a Aarón al asiento trasero. Neil escondió su carpeta debajo del asiento del conductor e ignoró la forma en que le dolía el cuerpo al entrar al auto. Tan pronto como todos se acomodaron, Neil los puso en camino. Ayer había buscado rutas para llegar a Easthaven en la computadora de Wymack. Era un camino fácil desde aquí, casi exactamente el mismo que tomaban para llegar a Eden’s Twilight T wilight cuando fueron a beber a Columbia. La única diferencia real fueron los últimos quince minutos, cuando giraron alrededor de la capital y se dirigieron hacia el noreste. Neil no se dio cuenta de que esperaba que Easthaven Hospital se viera como una prisión hasta que finalmente apareció y la falta de alambre de púas en la valla lo sorprendió. La puerta no estaba vigilada y el estacionamiento estacionam iento estaba relativamente vacío. Neil apagó el motor y salió, Kevin no n o estaba muy atrás de él, pero Nicky y Aarón fueron fue ron más lentos en moverse. La mirada que Nicky le dio a la puerta principal era nerviosa. Escondió su preocupación detrás de una sonrisa cuando se dio cuenta de que Neil lo estaba mirando. — ¿De verdad le tienes miedo? —preguntó Neil. —Nah —dijo Nicky, muy poco convincente. Kevin estaba cerca de los talones de Neil cuando se dirigieron al interior y Neil no se perdió la forma en que Aarón y Nicky se quedaron atrás. Pensó que sus reservas de último momento lo harían sentir un poco más aprensivo de lo que estaba esperando por ellos aquí, pero no sentía nada. Observó el lobby en su camino cami no a la recepción. Las pinturas florales floral es agregaron un poco de color y la fachada de una chimenea chim enea se construyó en la pared del fondo. El E l lugar estaba tratando de ser hogareño y parecía una sala de exposición salida de un catálogo. Al menos no olía a antiséptico y enfermedad. —Dios mío —dijo la empleada cuando levantó la vista de su computadora y vio la cara maltratada de Neil. — ¿Estás bien? — Estamos aquí para recoger a Andrew Minyard —dijo Neil. —Eso no es lo que quise decir —dijo, pero Neil solo la miró en silencio. Por fin, señaló el portapapeles en el escritorio frente a ella. — Si firman,elllamaré al Dr. y lepara harégarabatear saber que están aquí. en la última hoja. Saturaron escritorio y seSlosky turnaron sus nombres Neil fue el único que dudó cuando su bolígrafo tocó el papel. Riko no lo había dejado ser —Neil—  en Evermore. Cada vez que Neil respondía al nombre en la corte, Riko lo golpeaba por ello. Neil no había tenido muchas opciones, ya que los Cuervos no sabían de qué otra manera llamarlo, excepto que Riko quería que supiera cuánto problema había causado a los Moriyamas con todas sus coartadas. La empleada estaba esperando con su mano estirada, así que finalmente Neil apretó los dientes y anotó su s u nombre debajo del de los demás. Le pasó el portapapeles portap apeles e intentó deshacerse de la nueva tensión en sus hombros. No tuvieron que esperar mucho antes de que un hombre de mediana edad se les uniera. Él sonrió y estrechó sus manos juntas. Sus cejas se levantaron cuando vio a Neil, pero no preguntó

 

— Mi nombre es Alan Slosky. He sido el terapeuta principal de Andrew durante su estadía aquí. Gracias por venir hoy. — Terapeuta principal —Nicky repitió. — ¿Cuántos le asignaron? — Cuatro —dijo Slosky, al ver la mirada en el rostro de Nicky, explicó. —No es inusual que nuestros pacientes vean a varios médicos. Por ejemplo, un paciente podría verme para recibir asesoramiento grupal, a un colega mío para terapia intensiva uno a uno y a uno de nuestros especialistas en rehabilitación para el manejo de medicamentos. Seleccioné personalmente el equipo de Andrew y les aseguro que eran algunos de mis mejores. —Estoy seguro de que hizo una gran diferencia —dijo Aarón. Slosky no se perdió el sarcasmo en la voz de Aarón, a juzgar por la mirada que le dirigió a Aarón, pero no mordió el anzuelo. Neil se preguntó si era prudencia o una confesión inconsciente de fracaso. —  ¿Puedo confiar en que tendrá su apoyo en los próximos días? Si tienen alguna pregunta o necesitan asesoramiento sobre cómo proceder, no duden en llamarme. Puedo darles mi tarjeta. —Gracias, sin embargo, tenemos a Betsy —dijo Nicky, y ante la mirada inquisitiva que Slosky le dirigió, explicó. — ¿Doctora Dobson? — Ah, sí —Slosky asintió en aprobación. Miró por encima del hombro hacia el pasillo vacío, pensó por un momento y luego hizo un gesto hacia la sala de espera contigua. —Por favor, pónganse cómodos. Él debería estar abajo en un momento, sólo debe firmar su salida de la habitación. Se organizaron alrededor de la habitación, Nicky y Aarón en sillas separadas y Kevin estaba compartiendo un sofá con Neil. Neil miró la chimenea sin verla. Su mente estaba a medio mundo de distancia, a la deriva entre Líbano y Grecia. La habitación estaba lo suficientemente suficien temente cálida como para que tuviera sueño. Tenía tres o dos semanas de sueño para ponerse al día. Las noches con los Cuervos fueron cortas, y el dolor y la violencia habían roto la mayor parte de él. No se había dado cuenta de cuan desorientado estaba hasta que el francés sobresaltado de Kevin lo despertó. —Sé cómo es él—murmuró Kevin.

Neil lo miró, salvo hablar. que Kevin estaba estudiando sus manos. — Riko, si quieres Era lo más incómodo y torpe que Kevin le había dicho alguna vez. Kevin era conocido por su talento, no por su sensibilidad. La consideración y el tacto eran tan extraños para él como el alemán que los primos hablaban. Que al menos lo intentara había sido tan inesperado que Neil lo sintió como un bálsamo en cada pulgada magullada de su piel. —Gracias. —Sé cómo es, pero no puedo…—Kevin hizo un gesto de impotencia—. Riko era cruel, sin embargo, me necesitaba para tener éxito. Éramos los herederos de Exy, me lastimó, solamente había líneas que no cruzaría hasta el final. Fue diferente con para Jean, era peor. Su padre le debía a los Moriyamas unan gran deuda, el amo pagó esas deudas a cambio de la presencia de Jean en nuestra cancha. Él era una propiedad, nada más. Eres lo mismo a sus ojos. —No soy una propiedad —Neil dijo en voz baja.

 

—Se cómo te ve —murmuró Kevin. —Sé que eso significa que no se contuvo. —No importa. Parecía una mentira incluso para él, pero Kevin no lo dijo en voz alta. —Se acabó y he vuelto a donde pertenezco. Lo único que importa ahora es lo que viene a continuación. —No es así de fácil. —Te diré lo que no es fácil: descubrir de Jean que el entrenador es tu padre —dijo Neil, y Kevin dio un violento estremecimiento. — ¿Alguna vez vas a decirle? — Iba a hacerlo cuando me contrato —dijo Kevin. — No pude. — ¿Lo estabas protegiendo a él o a ti? —A ambos, tal vez —dijo Kevin. —El maestro no es como su hermano, ni es como Riko. Su reino es su cancha y esa es la única esfera sobre la que él elige ejercer control. Nunca antes ha levantado una mano o la voz en contra del Entrenador porque el Entrenador nunca ha sido una amenaza real para él. No sabía si una confesión podría cambiar las cosas. No podría arriesgarme. Tal vez cuando todo esto termine. — ¿Alguna vez…? —Neil comenzó, aunque el movimiento en la puerta le hizo olvidar sus palabras. Andrew estaba en la puerta con Slosky a su espalda. Llevaba el mismo jersey de cuello alto negro y jeans en los que había ingresado. Una bolsa colgaba de su hombro, pero Neil no lo recordaba que hubiera empacado antes de que Betsy lo sacara de la casa. Neil podría haber preguntado con qué Easthaven lo enviaba a casa, excepto que finalmente su mirada se posó en la cara de Andrew y olvidó sus palabras. La expresión de Andrew estaba en blanco y su mirada era lo suficientemente vacía como para poner un nudo en las tripas de Neil. Andrew se demoró lo suficiente suf iciente para ver quién había venido por él y se dio la vuelta. Aarón fue el primero en reaccionar. Había sido ignorado por su hermano durante años; ser visto como si ya no fuera más interesante interesante que una roca ya era común. Aarón le hizo

una señauna a Nicky camino hacia su hermano. Neil y Kevin intercambiaron pidiendo treguay temporal y silenciosa, y se levantaron. Slosky les dijo algo miradas, mientras salían del salón, no obstante Neil no perdió el tiempo descifrando sus palabras. Slosky había cumplido su propósito al sacar a Andrew de su medicación. Neil no necesitaba, ni quería nada más de él. Para cuando Neil llegó a la puerta, Andrew ya estaba en la mitad de camino del edificio. Aarón no siguió, sin embargo, cruzó el patio hacia el estacionamiento. Nicky fue con él, pero Neil y Kevin se detuvieron detu vieron para mirar a Andrew. Dos contenedores co ntenedores de basura se encontraban en la esquina del edificio, Andrew colocó su bolso en uno de ellos y Neil vio como caía ropa. Dudaba de que Easthaven los hubiera provisto; era más probable que Betsy Dobson y Andrew hubieran escogido un poco de ropa en su camino para obtener la admisión de Andrew. Andrew encontró a su familia con una mirada penetrante y uso su trayectoria para encontrar el camino hacia su automóvil. Cuando camino hacia él, Neil y Kevin comenzaron a seguirlo.

 

Nicky tenía las llaves y él consiguió abrir el auto para que él y Aarón pudieran subir al asiento trasero. Andrew abrió la puerta del conductor, pero no entró. Se quedó de espaldas al automóvil, con un brazo apoyado en el capo y el otro a lo largo de la parte superior de la puerta y observo a los delanteros acercarse. Kevin se detuvo justo en frente de él para inspeccionar a su compañero de equipo. Neil dudó ante la puerta trasera traser a abierta, así podía ver su reencuentro. Si Neil no hubiera sabido que Andrew pasó el último año y medio siendo ferozmente protector y territorial con Kevin, hubiera pensado que eran desconocidos. Andrew le dio a Kevin una inspección aburrida, luego chasqueó los dedos en señal de despedida. Al parecer ni siquiera los moretones eran lo suficientemente interesantes como para obtener un comentario. Kevin asintió y rodeó la parte delantera del auto hasta el asiento del pasajero. Neil no esperó a ver si Andrew dirigía su mirada de vuelta a él, sino que subió al automóvil. Andrew se sentó en el asiento del conductor cuando todos estaban acomodados y levantó una mano entre los asientos. Neil dejó caer su llavero en la palma de Andrew. Nicky atrapó la muñeca de Neil mientras bajaba la mano y le dio un apretón corto y feroz. Nicky probablemente lo hizo decir a modo de disculpa por la frialdad de su primo, pero fuego chisporroteó en el antebrazo de Neil y llegó hasta sus dedos. Se había raspado las muñecas luchando contra las esposas de Riko, y sus vendas no eran lo suficientemente gruesas como para protegerlo del apretado agarre de Nicky. Neil se estremeció antes de que pudiera detenerse. Nicky lo soltó como si lo hubieran quemado. quemado. —Lo siento, lo siento, yo no…  La mano de Neil estaba palpitando, solamente replicó: —Está bien. —No lo está —insistió Nicky y miró a su primo. —Quiero decir, Jesús, Andrew ¿ni siquiera s iquiera vas a preguntar? Andrew subió el volumen de la radio lo suficientemente fuerte como para ahogar cualquier otra cosa que ellos tuvieran que decir. La boca de Nicky se torció, sin embargo, Neil negó con la cabeza y lo dejo pasar. No alivió la mirada enfermiza en los ojos de Nicky, no obstante Nicky lo dejó ir por el momento. Kevin alcanzó los controles de volumen solo una vez. Andrew apartó su mano y le apuntó dedodedebrazos advertencia sin silenciosa apartar la vista de la carretera. Kevincon se un cruzó en una declaración de disgusto que Andrew ignoró. La cabeza de Neil comenzó com enzó a palpitar antes de que llegaran a la mitad del camino hacia el norte del estado. Se alegró de ver la Torre de los Zorros, Zor ros, estaba contento cuando Andrew estacionó y el automóvil se puso misericordiosa misericordiosamente mente en silencio. Neil fue el primero en salir y atrapó la puerta de Andrew antes de que pudiera cerrarla. Andrew no se movió, sin embargo, había espacio suficiente para que Neil se inclinara y cogiera su carpeta. Se enderezó y se volvió para encontrar que Andrew se había acercado más. No había ningún lugar para que Neil se levantara excepto contra Andrew, no obstante, de alguna manera a Neil no le importaba. Habían H abían estado separados duran durante te siete semanas, sin embargo, Neil recordaba profundamente por qué se había quedado. Recordaba este implacable e incuestionable peso que podía sostenerlo a él y a todos sus problemas sin romper a sudar. Por primera vez en meses, finalmente pudo respirar

 

nuevamente. Fue un alivio tan aterrador; Neil no había tenido la intención de apoyarse tanto en Andrew. Finalmente, Andrew Andrew dio un paso atrás y deslizó su mirada hacia Nicky. —Tú te quedas, los demás váyanse. Neil miró a Nicky para ver si estaba bien estando solo con Andrew. Ante el leve asentimiento de Nicky, Neil rodeó el automóvil para reunirse con Aarón y Kevin. Kevin miró fijamente a Andrew por encima del toldo del coche como si pudiera ver a través de la expresión en blanco de Andrew. Neil tuvo que obligarlo a ir hacia el dormitorio. Subieron las escaleras hasta el tercer piso. Aarón abrió la puerta de la suite, pero Neil negó con la cabeza ante el gesto de Kevin para unirse a ellos. Esperó E speró hasta que cerraran la puerta detrás de ellos antes de ir al final del pasillo y encender su teléfono. Cuando el logotipo parpadeante finalmente dio paso a su pantalla de inicio, marcó a Wymack. —Estaba empezando a pensar que te había matado y te había dejado pudriéndote a un lado de la carretera—. Aseveró Wymack en lugar de saludar. —Todavía no —dijo Neil. —Estamos de regreso. —Si alguien necesita algo, tengo mi teléfono conmigo. Intenta mantener el tuyo encendido. —Sí, entrenador —dijo Neil y apagó su teléfono tan pronto como colgó. había dado sussullaves a Andrew, asíhabitación que tuvo que llamar a la fuerte puertadel para entrar en su Le habitación. Llevó carpeta a la otra y sacó su caja armario. La caja fuerte ahora solo contenía una desgastada carta, solamente la metió en su carpeta y la guardó. Volvió a la sala de estar y vio a Matt esperándolo en el brazo del sofá. Neil devolvió la mirada inquisitiva de Matt con una expresión reservada de su parte. Esperó las inevitables preguntas y acusaciones, sin embargo, cuando finalmente Matt habló, fue solo para decir: — ¿Estás bien? — Estoy bien —afirmó Neil. —Para que conste, no te creo —dijo Matt. Neil levantó un hombro en un cansado encogimiento de hombros. —Probablemente no deberías creer nada de lo que digo. Matt fue un sonido y bajo para serhas unadicho verdadera risa. —Meresopló, da la sensación de quedemasiado es la cosa tenso más sincera que me en todo el año. Pero ¿Neil? estamos aquí cuando quieras hablar sobre esto. —Lo sé. Le sorprendió que fuera la verdad. Sabía simplemente por mirar a Matt que Matt aceptaría cualquier verdad que Neil le diera en este momento, sin importar cuán cruel o increíble fuese. fues e. Había hecho lo correcto al ir a Evermore; había hecho la elección cor correcta recta al mantenerse firme con los Zorros. No importaba cuánto le asustaba su reflejo. Si esta era la única manera de mantener a sus compañeros a salvo de la crueldad de Riko, era un precio fácil de pagar. Neil dijo —Nunca he estado en Nueva York. No era lo que necesitaba decir o lo que Matt quería oír, sin embargo, Matt no lo presionó. Le obsequió a Neil historias de sus vacaciones, desde la primera reunión

 

incómoda de los primos con su madre hasta las locas compras de Nicky. Matt llevó a Neil a la cocina para mostrarle los granos enteros que había traído de una cafetería local. Era tarde para tomar café, sin embargo, Matt estaba cansado de viajar y Neil todavía estaba indispuesto. Neil sacó los filtros f iltros del gabinete mientras Matt molía suficientes granos para una olla. Neil estaba llenando la olla con agua cuando llamaron a la puerta. Matt estaba más cerca, así que fue a abrir. Neil no podía ver a su invitado desde este ángulo, pero cuando Matt retrocedió en una invitación silenciosa Nicky entró por la puerta. Parecía ileso, aunque nervioso y no había forma de que ocultara la culpa en su expresión cuando se enfrentó a Matt. — Me quedaría un rato quieto si fuera tú —dijo Nicky. — Andrew acaba de descubrir quién hizo los moretones en la cara de Kevin. Intenté defenderte porque Kevin se lo merecía y pagaste la fianza de Aarón, salvo que no sé cuánto bien va a hacer. La lógica y Andrew no están exactamente en buenos términos. — Gracias por el aviso —dijo Matt. Nicky miró a Neil. — Me envió a buscarte. — ¿Cuánto le dijiste? —Neil preguntó. —Nada sobre ti—. Nicky se metió las manos en los bolsillos y dio un incómodo encogimient encogimiento de hombros. —Quería oponerse al día sobre todo lo demás, el juicio de Aarón, la cara de Kevin y los Cuervos. Le dije que llegamos a campeonatos y le conté sobre la pelea en el banquete de Navidad. No le dije que no estabas con nosotros en Nueva York. Neil asintió y regresó a su habitación. Primero agarró su paquete de cigarrillos y se lo metió en el bolsillo trasero. Los brazaletes de Andrew estaban debajo de su almohada, donde Neil los escondió el pasado mes de noviembre. Nicky hizo una mueca al verlos. —Tal vez no sea una buena idea armarlo ahora —dijo Nicky. —Estará bien —dijo Neil, y se dirigió al pasillo por las escaleras. Andrew estaba esperando en el hueco de la escalera, con los brazos cruzados sobre el pecho y la espalda apoyada contra la barandilla. Su mirada se posó de inmediato en la tela oscura en la mano extendida de Neil y los tomó sin decir una palabra. Neil ya había visto las cicatrices de Andrew delas pasada, Andrew se giró para de tirar de las bandas. Cuando sus mangas ocultaron bandaspero Andrew se dirigió al piso arriba en lugar de bajar. El hueco de la escalera quedo sin salida frente a una puerta marcada como —Acceso Al Techo: Solo Para El Personal De Mantenimiento —. Neil supuso que estaría bloqueado, no obstante Andrew solo necesitó dar un par de fuertes sacudidas para abrirlo. A juzgar por los cortes limpios en la puerta y el marco, Andrew había saboteado la cerradura hace mucho tiempo. Neil no preguntó, sino que siguió a Andrew hacia la fría tarde. El viento se sentía más fuerte desde esta altura y Neil deseó haber podido usar su nuevo abrigo. Andrew fue hasta el borde del techo y examinó el campus. Neil se puso a su lado y miró cautelosamente sobre su costado. No tenía miedo a las alturas, solamente la falta de una barandilla de seguridad era perturbadora cuando era una caída de cuatro pisos.

 

Neil sacó sus cigarrillos, sacudió dos cigarrillos y los encendió. Andrew apoyó el suyo entre sus labios, Neil ahuecó el suyo contra sus manos para protegerlo de la brisa. Andrew se volvió hacia él. — Tomaré una explicación ahora. — ¿No podrías pedir respuestas adentro en donde es cálido? —Neil preguntó. —Si te preocupa morir por exposición es un poco tarde. Andrew levantó una mano hacia la cara de Neil, pero se detuvo con sus dedos a sólo un aliento de la piel de Neil. Andrew no estaba mirando sus heridas; estaba mirando los ojos desprotegidos de Neil. — ¿Rompí mi promesa o estabas manteniend manteniendoo la tuya? — Ninguna de los dos —dijo Neil. — Sé que en mi ausencia has tenido tiempo suficie suficiente nte para aparecer con tus preciosas mentiras, sin embargo, recuerda que te di una verdad como crédito en noviembre. Es tu turno en nuestro juego y no me mentirás — Ninguna de los dos —repitió Neil de nuevo. — Pasé la Navidad en Evermore. No debería haberse sorprendido de que lo primero que Andrew buscara fuera el vendaje en su mejilla. Aarón y Nicky habían mirado más allá, ni siquiera lo habían notado de entre el resto de la gasa y la cinta adhesiva. Andrew había pasado demasiado tiempo vigilandoellavendaje espaldacomo de Kevin para nollevarse juntar las unaesta. esquina cinta y arranco si quisiera la piezas. cara deRascó Neil con Neilde selapreparó para la violencia, pero la expresión expresi ón en blanco de Andrew no cambió al ver el nuevo tatuaje de Neil. — Esto es un nuevo nivel incluso para ti —dijo Andrew. — No lo llevo por elección. — Elegiste ir a Evermore. — Regresé. — Riko te dejo ir —Andrew corrigió. — Lo estamos haciendo muy bien este año y tu hostilidad hostilid ad es demasiado pública. Nadie hubiera creído que de buena gana te hubieras transferido a Edgar Allan a mitad de temporada. Andrew aplastó el vendaje contra la cara de Neil otra vez y presionó con dureza la cinta consuponía sus dedos. —Se que no debías dejar el lado de Kevin. ¿Lo olvidaste? —Prometí mantenerlo a salvo —aseveró Neil. —No dije que lo perseguiría a cada paso del camino como tú haces. Mantuve mi parte del trato. —Sin embargo, no así —dijo Andrew. —Ya dijiste que esto no tiene nada que ver con Kevin ¿Por qué fuiste? Neil no sabía si podría decirlo. Pensar en eso era casi demasiado. Sin embargo, Andrew estaba esperando, así que Neil reprimió sus náuseas. —Riko dijo que, si no lo hacía el Dr. Proust podría…   Andrew le tapó la boca con su mano sofocando el resto de sus palabras y Neil supo que había fallado. Riko dijo que el Dr. Proust de Easthaven usaba —recreaciones terapéuticas— para ayudar a sus paciente pacientes. s.

 

Era una línea delgada entre la crueldad psicológica y el abuso físico real y Riko dejó en claro que Proust estaba dispuesto a cruzar esa línea si Neil desobedecía. Debería haber sabido mejor que confiar en la palabra de Riko. El odio derretía un poco el nuevo hielo en sus venas, no obstante, la mirada aburrida en la cara de Andrew era difícil de soportar. Hace un par de meses Andrew estaba tan drogado que se reía de su propio dolor y trauma. Hoy no le importaba lo suficiente como para hacer eso. Neil no sabía cuál extremo era peor. Andrew bajó la mano cuando Neil se calló. — No cometas el error de pensar que necesito tu protección. — Tenía que intentarlo. Si hubiera tenido la oportunidad de detenerlo, pero no hubiera hecho nada, ¿cómo podría volver a verte a la cara? ¿Cómo podría vivir conmigo mismo? — Tu psique derrumbada es tu problema, no mío —murmuró Andrew. — Dije que te mantendría con vida este año. Lo haces infinitamente más difícil para mí cuando tratas activamente de que te maten. — Pasaste todo este tiempo cuidando nuestras espaldas —dijo Neil. — ¿Quién está cuidando la tuya? No digas que tú lo haces porque tú y yo sabemos que te importa una mierda cuidar de ti mismo. —Tienes un problema auditivo —dedujo Andrew. —Demasiadas bolas contra el casco, tal vez. ¿Puedes leer los labios? Andrew señaló vez su boca hablaba. — La próxima que mientras alguien venga por ti, aléjate y déjame lidiar con eso ¿Lo entiendes? —Si eso significa perder perderte, te, entonces no —contestó Neil. —Te odio —dijo Andrew casualmente. Dio una última y larga calada de su cigarrillo y lo tiró del techo. —Se suponía que debías ser un efecto secundario de las drogas. —No soy una alucinación —dijo Neil, desconcertado. —Eres un sueño imposible —dijo Andrew. —Entra y déjame en paz. —Todavía tienes mis llaves —le recordó Neil. Andrew sacó las llaves de Neil de su bolsillo y le quitó la llave de su coche. En lugar de devolverle el resto, las tiró detrás de su cigarrillo. Neil se asomó para ver si aterrizaban sobre de abajo estaba vacía. Sus llaves chocaron inofensivamente contraalguien, el suelo.pero Neillaseacera enderezó y miró a Andrew. Andrew no le devolvió la mirada, sino que afirmó: —Ya no. Neil abrió la boca, cambió de opinión en el último segundo y se alejó silenciosamente. Bajó las escaleras hasta la planta baja y abrió las puertas de cristal del frente. Sus llaves habían caído más lejos de lo que había esperado, sin embargo, la luz del sol que brillaba en el metal las hacía más fáciles de encontrar. Neil las recogió y vio el cigarrillo de Andrew a un par de metros de distancia. La ceniza se había dispersado al impactar, aunque la colilla del cigarrillo todavía desprendía un delgado zarcillo de humo. Andrew lo estaba mirando, todavía situado en el borde como si tuviera un deseo suicida. Neil no estaba seguro de por qué lo hizo, excepto que sacó el cigarrillo de Andrew de la acera y se lo metió entre los labios. Inclinó su cabeza hacia atrás para encontrarse con la mirada firme de Andrew y golpeó dos dedos contra su sien en un

 

saludo burlón. Andrew se dio vuelta y desapareció desapareci ó de la vista. Se sintió como una victoria, aunque Neil no estaba seguro de por qué. Apagó el cigarrillo cigar rillo con su zapato en su camino cami no de regreso al interior. Matt estaba en el sofá cuando Neil regresó a su habitación. La cafetera estaba hecha y una taza caliente se sentía bien para las manos frías de Neil. Matt lo revisó en su camino hacia el sofá, probablemente en busca de nuevas lesiones. Neil se sentó tan cuidadosamente como pudo en el otro cojín y aspiró el vapor de su bebida. — ¿Dónde estábamos? —preguntó Neil. Matt suspiró, solo reanudo donde lo había dejado. Le contó a Neil sobre la nieve en Central Park y sobre la cuenta regresiva de Año Nuevo en Times Square. Neil cerró los ojos mientras escuchaba, tratando de crear una imagen, imaginando por un momento que había estado allí también. No pretendía quedarse dormido, pero un cuidadoso tirón de su taza de café lo despertó. Matt apenas evitó ser golpeado y levantó las manos para alejar a Neil. —Oye —dijo —solo soy yo. La taza estaba fría en sus manos y la luz en la habitación parecía equivocada. Neil miró hacia la ventana, necesitando ver el cielo, no obstante, las persianas estaban corridas. Dejó que Matt tomara su café y se puso en pie de un tirón cuando Matt dio un paso atrás. Cruzó la habitación tan rápido como su cuerpo maltratado podía moverse y tiró dealgo las cuerdas para levantar persianas. El solamanecer; estaba abajo, embargo, todavíaa había de luz en el cielo. Eralas el crepúsculo o el Neil sin no sabía cuál.todaví Neil presionó sus manos contra la ventana. — ¿Qué día es? Se sintió como una eternidad antes de que Matt contestara, y sus palabras llegaron lentamente. — Es martes. Crepúsculo, entonces. Solo había perdido un par de horas. — ¿Neil? —Preguntó Matt. — ¿Estás bien? — Estoy más cansado de lo que pensaba —dijo Neil. —Me iré a la cama temprano temprano.. El triste ceño fruncido en la cara de Matt dijo que no le había creído a Neil ni por un segundo, sindetrás embargo, no yintentó detenerlo. Neil cerró la puerta de la habitación firmemente de sí Matt mismo comenzó el minucioso proceso de cambiarse. Estaba respirando con los dientes apretados cuando finalmente se puso la sudadera. Apretó las manos para evitar que temblaran, no obstante, el ascenso a su cama solo envió los temblores a su estómago. Era demasiado temprano y todavía estaba demasiado adolorido para dormirse otra vez, pero se cubrió la cabeza con las mantas y se obligó a dejar de pensar.

 

CAPÍTULO DOS

Traducido por Ella R Corregido por Aruasi

Salir de la cama la mañana del miércoles tomó un esfuerzo colosal, uno que Neil resolvió solo porque era tan aplicado en auto —preservación como lo era manteniendo sus mentiras. Necesitaba que sus compañeros creyeran que él estaba bien. Eso significaba atravesar el día como si la Navidad nunca hubiese ocurrido. Se compró a sí mismo tiempo para alejar sus pensamientos, tomando la corrida más lenta del mundo por la Ruta Perimetral. Cada paso enviaba una sacudida de dolor por sus piernas y Neil estaba entumecido de las rodillas a sus dedos de los pies para el momento en que llegó a la Torre de los Zorros. Matt, quien había desaparecido hacia el gimnasio antes de que Neil se levantara, lo estaba esperando en la sala de estar con una incrédula mirada en su rostro. — Estás loco, ¿sabes eso? Dime que no has realmente salido así. — ¿A qué hora llega el vuelo de Dan? —preguntó Neil. Por La un boca momento Neilsecreyó que aMatt iba desaprobatoria. a seguirle la corriente dejarle cambiar el tema. de Matt contrajo unano línea En vezy de lanzarse a dar un sermón, sin embargo, Matt expreso: — Los iré a buscar a las once y los traeré directamente a la cancha, ¿tú viajarás con Andrew? —Sí —dijo Neil—. El entrenador quiere que haga el ingreso con Abby antes de la reunión. Neil se encerró en el baño para una ducha rápida. Secarse después fue casi tan doloroso como lo había sido su corrida a pesar de sus mejores esfuerzos por ser cuidadoso. Se vistió al ritmo de un caracol, haciendo muecas todo el tiempo, y se tomó un minuto para recuperar el aliento luego. Le dio tiempo para cambiar las vendas sobre su tatuaje, sin embargo, su corazón seguía latiendo en su sien cuando abandonó el húmedo calor del baño. Matt estaba desparramado desparramad en dijo el sofá con la televisión cuand cuando o Neil salió baño completamente vestido.o No nada cuando Neil seprendida fue, tal vez asumiendo quedel se dirigiría dos puertas más por el pasillo para molestar a los primos. En vez de eso, Neil abandonó las habitaciones y tomó el camino serpenteante hacia la Perimetral. Tomó un atajo atravesando el campus hacia la biblioteca. Solo vio a un par de estudiantes subiendo las escaleras hacia el laboratorio de computación. A pesar de la relativa privacidad, Neil buscó una computadora en la última fila. Había dejado su obsesión de mantenerse al tanto de las noticias en septiembre, septiemb re, pero hoy no estaba buscando manchas en su pasado. Primero busco cualquier cosa relacionada con su temporada en Evermore, no encontró nada y prosiguió a investigar a los otros equipos que habían calificado para los campeonatos de primavera. Era una sencilla herramienta para dejar de pensar y perder un par de horas. No recordaba bajar su cabeza y definitivamente no recordaba haberse quedado dormido.

 

Unos dedos clavándose en su nuca lo despertaron. Él intentó agarrar un arma, un cuchillo, cualquier cosa lo suficientemente cerca que le comprara tiempo para huir, y lanzó el ratón de la computadora a través de la mesa. Neil se le quedó mirando en blanco, luego a la pantalla frente a él. Los dedos se tensaron en un puño sobre su cabello y Neil no resistió mientras Andrew forzaba su cabeza a inclinarse hacia atrás. — ¿Tu curva de aprendizaje es una línea horizontal? —preguntó Andrew. — Ayer te dije que dejaras de dificultar mi vida. —Y yo te dije que no te prometería nada. Andrew lo soltó y observó sin pena mientras Neil se frotaba la cabeza. Neil se sentó derecho y comenzó a cerrar sus ventanas de búsqueda. Había cerrado tres pestañas antes de ver qué hora era. Eran las once pasadas lo que significaba que Matt estaba saludando a Dan y las chicas en Arribos y Neil se suponía que ya estaría en el estadio con Abby. Neil no sabía qué era peor: haber perdido dos horas así o que se había quedado dormido fuera del dormitorio. En silencio contó hasta diez en francés y español. Hizo poco por calmar su frustrada ira. Andrew se dirigió hacia las escaleras, asumiendo legítimamente que Neil lo seguiría. El auto estaba en la vereda, balizas prendidas. Los otros tres de su grupo estaban apretados en el asiento trasero. Neil no sabía quién había convencido a Kevin para que cediera el asiento ni porqué, pero no valía la pena cuestionar eso. Se subió y se abrochódel el acompañante, cinturón de seguridad. —No le dije a nadie que iba a la biblioteca —inquirió cuando Andrew hubo ingresado a la carretera. —Tú solo tienes un par de escondites —explicó Nicky. — El Entrenador dijo que no estabas en el estadio. No respondiste tu teléfono cuando te llamamos. Neil tocó su bolsillo y extrajo su celular. Cuando lo abrió, la pantalla permaneció oscura. Lo había cargado ayer, pero no por mucho tiempo. Lo cerró y lo dejó en el sostenedor de vasos que había entre los dos asientos asien tos delanteros. Andrew esti estiró ró un brazo y abrió la guantera. Un cargador estaba metido allí. Por un momento Neil pensó que Andrew había revisado sus cosas, pero la pegatina roja en el cable no le era familiar. Debía ser el de Andrew, entonces; tenían el mismo modelo de celular. Neil tomó el cargador y cerró la guantera. Una llave estaba enganchada al cabezal adaptador con una banda elástica. elástic a. Neil había usado la llave del auto de Andrew lo suficiente en los meses pasados para reconocer su forma. Neil pasó la mirada a la llave en el arranque. O Andrew había confiscado la copia de Nicky o le había conseguido una propia a Neil. Ninguna opción tenía mucho sentido para Neil. Solo había usado el auto de Andrew porque él necesitaba un segundo conductor en su ausencia. Fue un viaje corto hacia la Cancha de los Zorros y Andrew no entró con ellos. Neil marcó el código para entrar y siguió a los otros hacia los vestidores. Wymack y Abby lo estaban esperando en el recibidor. Abby se veía increíblemente triste al asimilar el lastimoso estado de Neil, pero no lo castigó por lo que había hecho ni le hizo preguntas. Quizás ya había obtenido respuestas satisfactorias por parte de Wymack o quizás él estaba aquí para asegurarse que ella no se entrometiera. Neil estaba agradecido, en cualquier caso.

 

—No puedo creer que hayas confiado en David para vendarte —dijo Abby. — El hombre apenas puede lavar un plato, mucho menos limpiar puntos. —Calla, mujer —protestó Wymack— Fui cuidadoso con él. Abby le hizo señas con ambas manos a Neil para que lo siguiera. —Vamos, vamos a darte un vistazo. Ella guio el camino hacia su oficina y cerró la puerta ni bien él entró. Subir a la cama no era tan doloroso como subir las escaleras es caleras de su departamento por lo que Neil se sentó sent ó en el borde del delgado colchón. Abby buscó gasa y antisépticos mientras Neil intentaba sacarse el jersey por encima de su cabeza. Apretó sus dientes ante el calor que cortó por sus hombros y hacia su espalda e inhaló superficialmente superficialmente para calmar el dolor. Abby lo ayudó con las mangas y cuidadosamente cuidadosamen te hizo el jersey a un lado. Neil escogió un lugar en la pared más alejada donde clavar la mirada y se sentó en silencio mientras ella trabajaba. Ella comenzó desde arriba, gentilmente pasando sus dedos entre su cabello por bultos escondidos y fue haciendo su camino abajo. Wymack había chequeado a Neil la mañana del día anterior, pero Abby le quito todas las vendas a excepción de la que se encontraba en su mejilla. —Te contó acerca de mi tatuaje —dijo Neil. —Y acerca de estas —Abby deslizó sus pulgares por la suave piel debajo de sus ojos. — ¿No preguntarás? —cuestionó Neil.

He únicas visto tuscosas cicatrices, Neil. No estoy tan preguntar, sorprendidapero como al saberuna quevez no son—las que escondes. Quiero yadebería me advertiste que no husmeara. Ella regresó al trabajo, no obstante, pasó un largo rato antes que terminara. Cuando finalizó con la mitad superior, aún tenía que chequear sus piernas. Los moretones alargados en sus muslos, cortesía de las pesadas raquetas, la hicieron fruncir sus labios con indignación. Había capas de ellos, los púrpuras más frescos apilándose sobre los verdes y amarillos que ya iban desapareciendo. Las rodillas de Neil no estaban mucho mejor, como consecuencia de caer sobre ellas tantas veces. —El Entrenador no me dejará entrar a la cancha hasta que tú no me des el alta —dijo Neil— ¿Qué tan pronto puedes hacerlo? Abby lo miró como si estuviera hablando en otro idioma. —Puedes prepararte cuando dejes de verte como si te han aplastado en una carrera de — caballos. Me estoy mejorando —dijo Neil—. Además, jugué en peores condiciones en Evermore. —Esto no es Evermore. Sé que la temporada es importante para ti, sin embargo, no dejaré que pongas en riesgo tu seguridad y tu salud nada más. Debes guardar reposo por un tiempo. Durante una semana —ella dijo, alzando su voz cuando Neil comenzó a protestar. — El próximo martes decidiré si quiero o no dejarte jugar. Si haces algo extenuante entre ahora y ese momento, te dejaré en el banco durante otra semana, ¿entiendes? Utiliza esta semana para descansar. Y cuando puedas, quítate las vendas. Las heridas necesitan airearse. —Una semana —repitió Neil. —Esto no es justo. —No —dijo Abby, tomando su rostro entre sus manos.

 

— Esto no es justo. Nada de esto lo es. El dolor en su voz mató el argumento de Neil en su garganta. Abby miró por encima de él, trazando sus cicatrices y heridas nuevas con una mueca desolada. —A veces creo que este trabajo me va a matar —. Protestó Abby. —  Ver lo que la gente les ha hecho, lo que continúan haciéndoles, a mis Zorros. Desearía poder protegerlos, pero siempre llego tarde. Todo lo que puedo hacer es vendarlos posteriormente y esperar lo mejor…  —…Lo lamento, Neil. Debimos haber estado allí para ti.  —No los hubiera dejado estar —contestó Neil. Abby envolvió sus brazos a su alrededor y le dio un apretado abrazo. Ella intentó ser cuidadosa, pero dolió de todas formas. No fue el dolor lo que tensó a Neil, sino la incertidumbre. Las únicas personas quienes alguna vez abrazaron a Neil fueron sus compañeros de equipo y esos eran rápidos apretones en medio de un buen juego. Su madre lo había acercado a ella antes, no obstante, usualmente era cuando estaban evitando ojos curiosos y deseaba protegerlo con su cuerpo. Nunca lo había sostenido como si fuera algo que ser protegido. Siempre había sido dura. Ella había sido fiera e irrompible hasta el final. Neil la recordó arañando el aire y ahogándose por conseguir una última inhalación. Él recordaba su cuerpo destrozado, donde su sangre había pegado su piel al vinilo. Los

dedos decomo Neil se crisparon porEl la urgencia un cigarrillo, el olor ade humo tan horrible tranquilizador. fuego eradetodo lo que lepor quedaba ella.que Noera había siquiera un indicio suyo en su reflejo: él era cada pulgada de su padre. Ella se había ido. Incluso si hubiera estado aquí, no lo hubiera reconfortado por esto. No lo habría sostenido como si estuviera a una respiración de romperse por completo. Habría limpiado sus heridas porque no podía arriesgarse a retrasarse por una infección, pero lo habría golpeado por haber elegido a los Zorros sobre su propia seguridad. Neil casi podía oír su perorata en su oído. Él no sobreviviría el tiempo suficiente para olvidar el sonido de su voz. Era tranquilizador y depresivo al mismo tiempo y de repente un pozo de pena que amenazaba con tragárselo entero. —Necesito irme —interrumpió Neil — ¿Terminamos? Abby lentamente lo soltó y lo ayudó a vestirse nuevamente. Él podría haber atado los cordones sus zapatillas, Abbypara lo hizo él. Neilbajarse la dejódehacer y sey concentró de en alisar su jersey.salvo Abby que se movió que por él pudiera la cama no lo siguió afuera. En vez de dirigirse hacia el salón, Neil salió por la puerta trasera hacia la cancha. No pudo respirar hasta que no estuvo en el anillo interno con sus manos presionadas contra la pared y entonces, la primera bocanada real que tomó casi lo destrozó. Neil podía sentir cada pared que había levantado para sobrevivir a Evermore desmoronarse a su alrededor. Se aferró al control con sus dedos, sabiendo que se ahogaría si se dejaba ir. Su corazón se sentía como roca fundida, más cada respiración calmaba un poco el calor. Neil obligó a sus temblorosos dedos a que se quedaran quietos y se dirigió nuevamente hacia los vestidores. Wymack y Andrew se habían ido, pero Matt y las chicas habían aparecido durante la ausencia de Neil.

 

Él no quería enfrentarlos todavía, por lo que se retrasó buscando un enchufe disponible. Encontró un lugar en la toma de corriente1 detrás del centro de entretenimiento y puso su teléfono a cargar. Cuando la luz en su teléfono se volvió roja, él se encaminó hacia el sofá. Su acto casual funcionó solamente hasta que tuvo que sentarse. Nada de lo que hiciera podía disimular lo cuidadoso que debía ser para acomodarse sobre el almohadón. Ahí fue cuando el temperamento de Dan finalmente estalló. —Ese hijo de p…  Se cortó tan abruptamente que Neil tuvo que mirarla. Renee tenía un brazo sobre el hombro de Dan. Renee sonrió cuando Neil miró hacia ella y agregó: — Estábamos discutiendo lo que pediremos para almorzar. Abby dijo que ella llamaría para encargarlo y lo pasaría a buscar por nosotros para que no tuviésemos que esperar la entrega ¿Alguna sugerencia? —Estoy bien con cualquier cosa—dijo Neil. Allison le dio una mirada escéptica. — ¿Puedes siquiera masticar? —Sí —respondió Neil. — ¿Dónde está Andrew? —Lo vi cuando entraba —dijo Matt—. Él y el entrenador están hablando en el extremo más resulte alejadomejor del estacionamiento. están conociendo desde cero, supongo. Esperemos que que su pasado Se primer encuentro. —Sigo hablándote a ti —dijo Allison. Neil recompensó su persistencia con otra evasiva. — ¿Ya has visto el banderín de Seth? Las palabras tardaron un momento en asimilarse y luego Allison salió disparada de su silla hacia la cancha en tacones arcoíris de quince centímetros. Dan por un momento pareció como si fuera a ir tras ella, pero cambió de parecer con un rápido movimiento de cabeza. — ¿Emparedados o comida china? —le preguntó a Neil. — Cualquiera está bien. — Estoy con Allison en eso de masticar —Nicky señaló su propio rostro, indicando los cardenales que cubrían las mejillas y la mandíbula de Neil. — Los cony arroz más suaves que los sándwiches. Pidamos comida china. Matt sefideos levantó fue ason comunicarle la decisión a Abby. Estaba saliendo cuando la puerta que daba al exterior se cerró de golpe. A través de la habitación Dan se enderezó en su asiento y le dio a Renee una significativa mirada. Renee dejó caer su mano y entrelazó sus dedos en su regazo. No era la respuesta entusiasta que Dan esperaba, a  juzgar por el ceño de decepción en su rostro, excepto que Dan no tuvo tiempo de cuestionar antes de que Andrew atravesara la puerta del salón solo. Matt cometió el error de detenerse a mirar. Andrew sin siquiera titubear lo golpeó lo suficientemente suficien temente fuerte como para tirarlo al suelo. Debería haber sido imposible derribarlo; 1 “surge protector” del inglés original, también conocido como regleta, protector de sobrecargas u otras variables dependiendo del país.

 

Matt le llevaba más de una cabeza a Andrew y levantaba más que ninguno en el gimnasio. Andrew tenía la ventaja de la sorpresa, no obstante, y no se detuvo cuando Matt cayó. Descargó su puño contra el rostro de Matt en cuanto este golpeó el suelo. Dan estuvo de pie en un segundo, aunque de alguna manera Neil llegó hacia Andrew primero. Él no recordaba siquiera decidir moverse. Utilizó su cuerpo e impulso para empujar a Andrew hacia atrás. Esperó que Andrew se resistiera, pero él se dejó empujar y le dio a Neil una mirada despreocupada. Neil levantó ambas manos entre ellos en caso de que Andrew intentara esquivarlo. —Suficiente —dijo—. Matt no hizo nada malo. Andrew chasqueó sus dedos, desestimándolo. —  Él sabía que ocurriría si posaba una mano sobre Kevin, sin embargo, fue lo suficientemente estúpido como para hacerlo dos veces. Si lo vuelve a hacer, no seré tan amigable. — No lo estás amenazando en serio —dijo Dan, incrédula. — ¿Quién crees que pagó la fianza de Aarón? De no haber sido por Matt, Aarón seguiría en prisión a la espera de su juicio. — No importa —replicó Aarón desde su asiento. Ayer Nicky se veía culpable cuando le advirtió a Matt que tuviera un perfil bajo. Hoy cerró sus filas con sus primos y se encogió visiblemente de hombros ante Dan. — Matt ayudó Aarón haciendo a Andrew. No puedes¿sabes? contar un favor uno como si fuera un afavor para los doseso, solonoporque son gemelos, Eso es ahacer trampa. — Es agradable verte también, monstruo —dijo Matt, un poco amargamente. Neil volvió su mirada mientras Matt se ponía de pie otra vez. Matt pasó una mano por la sangre que caía de su nariz, aspiró fuertemente e hizo una mueca ante el sabor. — Es bueno ver que sigues tan loco como la mierda. — No te sorprendas —dijo Aarón. — No eran las drogas lo que lo enloquecían. — Hola, Andrew —dijo Renee. Andrew no dijo nada, en vez de eso, le otorgó una impávida mirada. Una complaciente sonrisa curvó los labios de Renee y ella asintió ligeramente, reconociendo y aceptando lo que haya sido que hubiese visto en la penetrante mirada de Andrew. Ese intercambio

de dos como segundos fuevio la totalidad de su reencuentro; Andrew volvió su atención a Neil tan pronto Renee lo suficiente. Abby entró un momento más tarde y titubeó con su bolso colgando de su hombro. Ella pasó la mirada de la obvia ira de Dan hacia la tensa expresión de Matt y su nariz sangrante. No le tomó mucho tiempo armar el rompecabezas y le dio una precavida mirada a Andrew. —Andrew —empezó—. Bienvenido. No ha sido lo mismo sin ti. Andrew la contempló en silencio. Abby esperó, luego se dio cuenta que no obtendría una respuesta. Miró incómodamente al resto de los Zorros. —La comida debería estar lista para el momento en que llegue allí. Ya vuelvo, ¿sí? Intenten comportarse mientras no estoy. —Gracias —dijo Dan. Abby le dio una última mirada a Andrew y se fue. La puerta apenas se había cerrado tras ella cuando Wymack entró apresuradamente. Neil se preguntó si habría estado

 

fumando o solo perdiendo el tiempo, dejando que su equipo se aclimatara al abrupto reingreso de Andrew y a las heridas de Neil, de la misma manera en que los había abandonado a favor de la pena de Allison en septiembre. Wymack enarcó una ceja hacia Matt, después volvió la mirada hacia Neil y Andrew. —  ¿No tuvimos una charla acerca de no matar a tus compañeros de equipo? — preguntó Wymack. Andrew fingió no haberlo escuchado, por lo que Wymack miró a su alrededor. Le tomó medio segundo darse cuenta cu enta que le faltaba un Zorro—. Allison estaba  justo aquí, ¿Adónde se fue? —Fue a ver los banderines del campeonato —dijo Neil. —Volverá cuando haya terminado de llorar —agregó Nicky. —No está llorando —dijo Neil. Nicky sonrió malvadamen malvadamente. te. —Cinco dólares a que lo está. Era un burdo intento de aligerar el humor del ambiente. Neil no tendría que haberle dado importancia. Quizás un mes atrás lo hubiera hecho. Sabía que sus compañeros eran jugadores obsesivos; apostaban sobre cualquier cosa, desde las puntuaciones finales a la inexistente relación entre Andrew y Renee hasta sobre quién comenzaría una discusión. Apostar dinero sobre el trauma psicológico de una persona no era nuevo ni inesperado, solamente Neil no estaba de humor para soportarlo hoy. Su encuentro conpor Abby dejado sus nervios de piel y que estaba apenas manteniendo el control suhabía equipo. El punzante olora aflorcigarrillos se aferraba al abrigo de Andrew fue la gota que rebasó el vaso. Neil mantuvo el borde fuera de su voz, pero sólo apenas. —No te atrevas a apostar sobre la pena de alguien. —Oh, oye, oye —Nicky levantó sus manos como un mecanismo de auto—defensa. — Sin daño intencionado ¿sí? No te ofendas. Estaba intentando levantar el humor. —Levántate de tu silla y ve a ver cómo esta —dijo Wymack—. Tenemos mucho que repasar hoy y no puedo comenzar hasta que ella haya regresado. Se enfadará más con nosotros si comenzamos sin ella que si la interrumpes. Y sí, me refiero a ti, Hemmick. No quiero que Neil se mueva más que lo necesario. —Puedo caminar —indicó Neil. —Orgullo por ti —replicó Wymack. —  No se te lo pregunté. Nicky levantó de su silla y se fue. Andrew clavó un dedo en el hueco de la garganta de Neil hasta que obtuvo su atención. —Siéntate y quédate quieto. Neil alejó la mano de Andrew de un golpe y se dirigió nuevamente hacia el sofá. Andrew reclamó el cojín del medio por lo que Neil se deslizó en el lugar libre a su costado. Su cuerpo se arrepintió de haber interferido en esa pelea, sin embargo, Matt le dio un leve asentimiento con la cabeza en señal de agradecimiento cuando Neil se encontró con su mirada a través de la habitación. Neil miró a Andrew, intentando adivinar su humor, y siguió su mirada hacia abajo. Andrew había extraído un pequeño cuchillo y lo estaba haciendo girar entre sus dedos una y otra vez. No era uno de los que guardaba en sus muñequeras, aunque Neil no se sorprendió de no reconocerlo. Casi nunca veía el mismo cuchillo dos veces.

 

—No es tan fascinante —dijo Andrew. —No —concordó Neil. No sabía cómo explicar las complicadas emociones que lograba despertarle una cuchilla afilada. afila da. Su padre era conocido como el Carnicero por una razón. Su arma favorita era un afilado cuchillo de carnicero lo suficientemente pesado como para cortar extremidades de un solo hachazo. Antes del cuchillo de carnicero, Nathan Wesninski usaba un hacha. Aún mantenía esa hacha cerca, para cuando quería hacer sufrir realmente a alguien. El cuchillo no era lo suficientemente afilado, así que requería un poco de peso extra y más esfuerzo para cortar el hueso. Neil solo lo vio usándolo una vez, el día que conoció a Riko y a Kevin en el Estadio Evermore. —Es sólo que… —Neil buscó las palabras, demasiado consciente que la conversación en la habitación había disminuido un poco. Los estudiantes de último año estaban intentandoo escucharlos sin ser obvios. Neil se conformó con la explicación más vaga que intentand podía dar y esperó que sus compañeros confundieran el pronombre por Riko. —Nunca entendí porque le gustan los cuchillos. Palabras tan simples no deberían haber obtenido la reacción que lograron. Andrew se tensó y levantó la mirada, mas no miró a Neil. Miró a Renee, por lo cual Neil lo hizo también. Ella se había detenido a la mitad de la oración para clavar la mirada en Neil, no obstante, la Renee que lo estudiaba no era la redimida optimista de los Zorros. Su dulce

sonrisa había desaparecido y la blanco su rostro le recordó a Andrew. Neil instintivamente se tensó para unmirada huye —en o— pelea.en Antes de que su cuerpo descubriera qué hacer, Renee pasó su inescrutable mirada hacia Andrew. Ellos se miraron, quietos y sin emitir sonidos, ajenos a las desconcertadas miradas que sus compañeros intercambiaban entre ellos. Andrew no dijo nada, pero Renee levantó su barbilla. Andrew emitió un sonido en respuesta y alejó el cuchillo. —Le perderá el gusto cuando tenga uno clavado en sus entrañas —dijo él. Neil volvió a mirar a Renee, justo a tiempo para ver a la Otra —Renee desaparecer. Una máscara de calma derritió la muerte que había en su expresión y Renee continuó desde donde se había quedado. Ella no reconoció lo sucedido ni las obvias preguntas que aparecían en el rostro de Dan, sino que molestó gentilmente a sus amigos para que se reintegraran a la conversación. Allison y Nicky regresaron juntos. Las mejillas de Allison estaban secas y sus ojos fieros determinación al tomar asiento. sonrisa de Renee eraenalentadora sonrió con en aprobación. Allison tamborileó susLa dedos impacientemente los brazosydeDan su silla y clavó una mirada expectante en Wymack. — ¿A quién dejaremos fuera primero? —Primera ronda: sudeste versus sudoeste—. Wymack tomó su portapapeles y echó una ojeada por la primera página —. Los equipos en puestos impares juegan los jueves este año, por lo que nos toca los viernes. El doce de enero nos iremos a jugar contra la Universidad de Texas. Las buenas noticias son que Austin queda justo afuera del rango de mil millas, lo cual significa que la junta nos dejará volar hasta allí… El diecinueve somos locales para una revancha contra Belmonte. El veintiséis de enero jugamos de visitantes contra Arkansas. Son dos de los tres que nos quedan antes de los combates mortales. Belmonte Belm onte está en el puesto número cuatro, solamente recuerden cómo jugaron el otoño pasado. SUA también está en cuarto lugar. La Universidad de Texas está en segundo lugar y ellos han salido segundos en su región d urante los últimos cinco años…

 

Estos tres equipos han estado en los campeonatos de primavera anteriormente, con resultados variados. Saben lo que hacen. Saben lo que se necesita para calificar. Nosotros somos el eslabón débil. Eso no significa que nos romperemos. Sólo significa que debemos trabajar doblemente duro para estar a la par. Si están dispuestos a hacer eso, tenemos una posibilidad. Soltó una pila de papeles y se las entregó a Matt. Matt se puso de pie y las fue repartiendo. Wymack había armado informes de la primera ronda para ellos. La primera página contenía los horarios de otoño de la Universidad de Texas, completa con resultados. Las notas al pie detallaban los últimos siete intentos de la Universidad de Texas por entrar en las competencias de primavera. Durante tres años habían llegado a la tercera ronda antes de quedar eliminados. Neil volteó la página y observó la alineación del equipo. Las cuatro páginas siguientes seguían se guían el mismo patrón para Belmonte y SUA. —El lunes analizaremos su forma de jugar en profundo y propondremos estrategias —dijo Wymack. — Para entonces también les tengo copias de todos sus juegos de otoño grabadas en discos…  —Obsérvenlas en su tiempo libre si tienen curiosidad. Con una excepción, no le quitaré tiempo a las prácticas para mostrarles más que un par de movimientos destacados… Hay un descanso de una semana entre la primera ronda y el primer par de —continuó combates Wymack. —  Las mortales malas noticias son que no sabremos contra quién nos enfrentamos hasta febrero. Las buenas noticias: este año los Tres Grandes estarán en el mismo grupo. Tendrán que enfrentarse entre sí en la tercera ronda. Por la primera vez en seis años uno de ellos quedará eliminado antes de las semifinales. —Oh, demonios —dijo Dan, perpleja. — Eso es suerte. —Apuesto a que Penn sale primero —dijo Nicky. —No lo hagas —dijo Kevin, antes que los otros pudieran apostar también —. No importa cuál quede eliminado; no estamos listos ni de cerca para enfrentarnos a cualquiera de ellos. ¿Por cuánto tiempo Neil permanecerá en el banco? —Una semana —dijo Neil, con un poco de resentimiento—. Abby no lo quiere reconsiderar hasta el próximo martes. —Fueronda. generosa —comentó Dan—. Yo no te habría permitido jugar durante toda la primera —Estoy bien para jugar —dijo replicó. Kevin estiró el brazo detrás de Andrew para golpear la parte trasera de la cabeza de Neil. Cada incómoda onza de empatía que había estado recolectando desde ayer despareció; respondió a la molesta mirada de Neil con un fiero ceño fruncido y un mordaz: — Te advertí ya una vez que no mintieras sobre tu salud. Te necesitamos dentro de la cancha, pero no para que nos arrastres por el suelo contigo. En la forma en que estás ahora, serías una total pérdida de tiempo para nosotros. —No lo sería —dijo Neil—. Ponme en la cancha y lo probaré. —Cállate —dijo Wymack—. Cuando portes menos de cincuenta puntos, consideraré dejarte entrar a mi cancha nuevamente. Si te encuentro siquiera mirando al equipo de protección, te mantendré en el banco durante otra semana por puro rencor, ¿entiendes?

 

—Pero…  —Dame un —Sí, entrenador —. —Entrenador…  Neil olvidó el resto de su argumento cuando Andrew pellizcó su muñeca. Una ráfaga de fuego se esparció por sus dedos y él alejó su mano tan rápido como pudo. Neil le dio a Andrew una mirada irritada, aunque éste ni siquiera miró en su dirección. Neil envolvió sus brazos alrededor de su estómago para alejarlas del alcance de Andrew y súbitamente volvió su atención a Wymack. —Lo apreciarás, creo —dijo Wymack. —  Andrew, ¿qué tan atrasado estás? No vi un gimnasio en la lista de servicios de Easthaven. —No había ninguno —dijo Andrew—. Improvisé. — ¿Quiero saberlo siquiera? —cuestionó Wymack, después procedió a responder su propia pregunta. —No, no quiero, a menos que exista una inminente demanda de la que deba estar enterado… Las prácticas matutinas vuelven a ser en el gimnasio. Neil, hasta que no vuelvas a la cancha, nos encontraremos encontrarem os aquí. Te tendré trabajando mirando grabaciones e investigando acerca de la defensa de Texas. T exas. —Mañana por la tarde haremos el encuentro semestral con Betsy. Conoces la rutina: no puedesunir tiempo con alguien quelajuegue enmatutina, tu misma¿verdad? posición…Dan armará las parejas y te asignará durante práctica —Cuenta con eso —respondió Dan. —La última orden de negocios oficiales es el control de daños —siguió Wymack—. Tenemos la atención de todos. Una feroz temporada y abundantes tragedias se traducen en que somos la comidilla de la ciudad y este año la gente puede llegar a alentar por el que lleva las de perder. La junta quiere que motivemos esa fiebre mediante más publicidad. Esperen más cámaras en los juegos, más entrevistas y más ruido en general. Si pudiera prohibir a alguno de ustedes nunca abrir su boca en público, lo haría, no obstante, queda fuera de mis manos. Intenten comportarse sin damnificar su imagen confiada, ¿creen que pueden hacerlo? —No eres para nada divertido, Entrenador —dijo Nicky. —Seré aún menos divertido si nos haces quedar como idiotas —Wymack replicó—.

Sin embargo, preocupado por tiidea como estoy por que nuestra residente y su no listaestoy boca.tan ¿Alguno tiene una de lo cómo hacer Neilbolsa no sede veagolpes tanto como una esposa golpeada? —Está bajo control —dijo Allison, mirando a Neil. — Vendrás a nuestra habitación después de la reunión. —Iba a comprar mis libros de texto hoy —dijo Neil. —No estaba preguntando —dijo Allison—. Puedes ir cuando termine contigo, a menos que quieras salir viéndote así. —Prometemos no preguntar acerca de lo sucedido en Navidad —dijo Renee. O ella no vio la molesta mirada que Allison le disparó por matar su oportunidad de obtener buenos chismes o escogió no reconocerla. — Solo tomará un par de minutos, creo. Neil no confiaba en que Allison no husmeara, pero confiaba en Renee para que interfiriera interfirier a por él cuando eso sucediera.

 

—Está bien. —Necesito conseguir mis cosas, también —dijo Nicky. — Podemos ir una vez que terminen contigo. Wymack asintió e interrogó a su equipo. — ¿Alguno tiene algo oficial para añadir? —Necesitaremos una repisa o algo así aquí para poner nuestro trofeo del campeonato —dijo Dan. — ¿Podemos volver a arreglar eso? —La junta dijo que no aprobará compras compr as de ese tipo hasta que por lo menos hayamos hay amos llegado al segundo partido mortal —dijo Wymack. — Buen intento, siquiera. — ¿Quién necesita el permiso de la junta? —dijo Allison. —  La compraré yo, porque en la junta son muy tacaños. Merecemos algo obscenamente caro. Matt, mide la parte trasera de tu camioneta. Necesito saber lo que puede caber allí antes de comenzar a buscar la pieza correcta. —Oh, ser joven y asquerosamente rica —dijo Nicky. — Debe ser lindo. Allison observó sus uñas con c on un obvio aburrimiento. —Lo es.

Nicky puso los ojos en blanco, pero no presionó más. — ¿Algo —preguntó más? Wymack. El sonido de la puerta abriéndose anticipó el retorno de Abby y Wymack sacudió su cabeza. —Olvídenlo. La comida llegó. Llenen sus bocas y salgan de mis vestidores. Estaré repasando el papeleo y los horarios, por si alguien me necesita. Saltó de su asiento y despareció dentro de su oficina. Abby cubrió la mesa de café con cajas de comida y fue repartiendo platos de papel. Cuando terminó se quedó el tiempo suficiente como para ofrecer una silenciosa a la par que cálida bienvenida a los Zorros. Neil creyó que era extraño que ella no estuviera saltando alrededor preguntándoles a todos acerca de sus vacaciones, sin embargo, la incómoda mirada que le dio a Neil y a Andrew mientras se retiraba hacia la oficina de Wymack lo hizo pensar que ella estaba disculpando sus sentimientos. Era una cortesía fuera de lugar. A Andrew no le importaría que sus compañeros tuvieran mejores vacaciones que él y Neil no les envidiaba su felicidad. El almuerzo fue un asunto silencioso. Neil desconectó su celular cuando salía y Andrew no lo dejó subir al auto hasta que lo hubo encendido. El equipo viajo viaj o en dos autos hasta la Torre de los Zorros y Neil siguió a las chicas a su habitació habitación. n. Allison hizo que se sentara de costado en el sillón mientras ella buscaba su valija. Ella trajo consigo una bolsa de plástico y se sentó tan cerca de él como pudo. Neil observó mientras ella desparramaba desparrama ba el maquillaje en el escaso espacio entre ellos. —Hubiese sido mejor si hubieras entrado a la tienda con nosotras —dijo Allison. Sonó como una acusación, a pesar de que no habían hecho consciente a Neil de sus intenciones. Neil se preguntó si se suponía que debía disculparse. Antes de aclarar su cabeza, Allison continuó: c ontinuó: —  No importa, compré todos los tonos. Algo se igualará tarde o temprano. Ponte derecho y déjame trabajar. No hables hasta que te haga una pregunta.

 

Ella levantó cada dos pequeños paquetes al mismo tiempo, uno a cada lado de su rostro y verificó los tonos que más se igualaran. Alguno ella pudo descartarlos inmediatamente. Otros hicieron a un lado para una segunda inspección. Finalmente se quedó con tres y se puso manos a la obra cubriendo los cardenales en su garganta y rostro. Renee y Dan aparecieron por detrás del sofá para observarla trabajar. Neil no se arriesgó a provocar la ira de Allison mirándolas, aunque casi podía oír a Dan rechinando sus dientes. — ¿Por qué? —demandó saber finalmente. — ¿Qué esperaba ganar? ¿Por qué lo hizo? — Dan —Renee la reprobó silenciosamente. — Lo prometimos. —Tú lo prometiste —dijo Dan. Neil habría dejado que se peleen, mas no era su decisión la que Dan estaba retando. —Para llegar a Kevin —dijo él y Allison bajó sus manos de su rostro. Neil miró a Dan. — ¿Lo sabías? Kevin ha estado con los Zorros durante un año ahora, pero aún tiene una habitación en el Nido de los Cuervos. Riko ni siquiera ha tirado sus trabajos escolares. ¿No es interesante? Riko amenaza y desestima a Kevin cada vez que tiene la oportunidad, pero no puede dejarlo ir. Está tan obsesionado con Kevin como Kevin lo está él… Ahora Kevin está acomenzando idarlo —Kevin continuo Neil.más preocupado —con  Cuando nos enfrentamos los Cuervos aenolvoctubre, estaba por nosotros que por tener a Riko a sus espaldas. Nos escogió a nosotros por sobre a ellos ese día y eso es imperdonable imperdonable.. Riko es el rey. — Él no será desestimado ni denigrado ni vencido. Por lo que alejó a las personas en las Kevin se apoyaba. Quería que nosotros le temiéramos e infectar a Kevin con esas dudas. Dan soltó una irrespetuosa risotada. —Qué idiota tan incompetente. —Gracias —dijo Neil. Dan se veía perdida, por lo que Neil aclaró: — Por no preguntarme si funcionó. —Por supuesto que no funcionó —dijo Allison. — Tú no le temes a Andrew, ¿por qué le temerías a Riko? Es otro charlatán mimado con problemas de ira. Ahora, mira hacia adelante adelant e y déjame trabajar. No te dije que podías mirar hacia otro lado. Neil retomó su posición congelada hasta que ella terminó. Ella se inclinó un poco hacia atrás para darle un último vistazo, después se levantó para agarrar un espejo del escritorio. El estómago de Neil se retorció mientras ella se lo entregaba. Neil lo tomó de su mano, no obstante, lo apoyó en su regazo boca abajo. Allison le hizo señas para que fuera a echar un vistazo. Neil sacudió la cabeza. —Si tú dices que está bien, te creo —dijo Neil. — ¿No estás asustado asust ado de Riko, pero sí de tu propio reflejo? —Allison cruzó sus brazos sobre su pecho y le habló con una expresión de pena. —Eres un chico con problemas, ¿viniste así naturalmente o tus padres te hicieron eso? Dan saltó hacia adelante antes que Neil pudiera reaccionar.

 

—Se ve genial. Si alguien se acerca demasiado probablemente note que estás maquillado, aunque no creo que nadie pregunte. Desde aquí atrás ni siquiera se nota. Sólo tendrás que pasarte por aquí después de las prácticas matutinas para que te acicalemos para las clases hasta que el desastre desaparezca. ¿Tienes clases a las nueve en punto este semestre? —No, llegaba muy justo el otoño pasado —. A Allison, Neil le comentó: — Gracias. Ni siquiera se me habría ocurrid ocurrido o probar esto. Parece un truco muy útil. —Lo es. Lo aprendí para mantener a los paparazzi lejos cuando comencé a jugar. No lo he necesitado desde entonces, pero nunca olvido un buen consejo de belleza. Allison levantó un hombro en un gesto de desdén. —Tómalo como una prueba y ve a buscar tus libros de texto. Ahora, preferentemente. Dan está esperando para incautar tu habitación. —No es su habitación en la que estoy interesada —dijo Dan. Neil hizo el espejo a un lado y se levantó del sofá. —Me voy. —Ah, ¿y Neil? —dijo Dan cuando Neil llegó a la puerta. Neil colocó su mano en el picaporte y se dio vuelta para mirarla. — Si quieres hablar acerca de eso o de cualquier cosa o… —Ella señaló vagamente un lado de su cabeza, quizás refiriéndose al abrupto cambio de imagen de Neil. —Lo  Sabes estamos aquí para ti, ¿sí? Para cualquier cosa que necesites. — sé —que respondió Neil. — Quizás más m ás tarde. ¿Me mandarás un mensaje cuando sea seguro volver? —Tal vez, sí tal vez no. Neil sacudió su cabeza y salió. Cerró la puerta detrás de él y salió al pasillo. Estaba cansado y dolido y para nada ansioso de su semana fuera de la cancha, sin embargo, durante un momento, nada de eso importó. —Estamos bien —le dijo al pasillo vacío. — Estaremos bien. Los Zorros estarían bien, por lo menos y eso era más que suficiente.

 

CAPÍTULO TRES

Traducido por Scáthach Corregido por Aruasi

Neil pensó que lo iban a dejar solo después de haber sido expulsado del gimnasio la mañana del jueves, pero Wymack le dio uno de los partidos más interesantes de la UT para que viera. Wymack vería un juego diferente en su oficina, y los dos después se reunirían para discutir los estilos de los jugadores. Las chicas lo recogieron del estadio ya que Allison necesitaba trabajar en su rostro nuevamente. Esta vez fue más rápido, ahora que Allison recordaba lo que tenía que hacer y qué colores usar. Las clases fueron confusas; pasó más tiempo preocupado de lo que la gente pudiera ver a través del maquillaje de Allison que a prestar atención a sus profesores. Fue un alivio cuando su segunda clase terminó a las una cuarenta y cinco y pudo escapar a la Fox Tower. Matt había desaparecido cuando entró al dormitorio. Un vistazo al horario de clases pegado a la nevera le dijo que no volvería hasta que fuera casi la hora de irse. Dejó mochila en yelespañol escritorio. El estante inferiorArrancó de su escritorio sostenía los libros desu matemáticas del último semestre. sus notasaun de matemáticas del estante, limpió el polvo de la carpeta y se sentó a revisarla. La mayor parte le era solo vagamente familiar, pero cuanto más repasaba, más recordaba. Tenía la sensación de que sabía cómo iba a pasar su fin de semana. A las tres menos cuarto se encontró con Andrew para ir al estadio. Los Zorros usualmente iban a las prácticas en dos grupos. Hoy tomaron tres autos, ya que iban y volvían del Reddin Hall a lo largo de la práctica de la tarde. Andrew y Kevin tenían las primeras citas con Betsy Dobson y pasarían directamente a la práctica, por lo que Aarón y Nicky se amontonaron en la parte trasera de la camioneta de Matt con Renee. Neil no creía que pudiera subir tan alto sin romper algo, pero no tuvo que preocuparse. Allison lo metió en su convertible rosa tan pronto como estuvo a la distancia de su agarre. Se preparó para las preguntas, pero Allison no le habló durante todo el viaje. Le dio las gracias cuando salió, recibió una mirada desconcertada en respuesta, y esperaron en la acera por los demás. La práctica de la tarde fue tan horrible como había esperado que fuera. Él tomó el CD que Wymack le ofreció, pero se quedó parado en el pasillo mientras sus compañeros de equipo se cambiaban. Los vio entrar al estadio para los calentamientos y tuvo que luchar para no seguirlos. Sentarse en el sofá le tomó cada onza de autocontrol que tenía, y esperaba que el juego lo distrajera. Funcionó solo hasta que los Zorros regresaron al vestuario para sacarse el equipo. Perdió la pista de lo que estaba sucediendo en la pantalla y se quedó mirando la pared en su lugar. —Enfócate —dijo Wymack en algún lugar detrás de él. —Lo hago —mintió. —Acaban de anotar un gol imposible y ni siquiera te moviste —dijo Wymack. Neil volvió a mirar el televisor y vio que el puntaje se había elevado. La multitud se estaba volviendo loca en el fondo.

 

— Debería estar en la cancha. —Lo estarás —dijo Wymack—. La próxima semana, cuando estés más sano. No te va a matar si te quedas sentado un par de días. Te podrías matar si te arrancas algo y te dañas irreparablemente. Definitivamente te voy a matar si nos eliminas solo porque estas impaciente. Míralo de esta forma: tus compañeros de equipo están tratando de ponerse al día en este momento. Tienes dos semanas de práctica de más durante las vacaciones mientras ellos se divertían y comían. Estás por delante de ellos. —Kevin practicó —dijo Neil—. Matt dijo que estuvo en la cancha del vecindario todos los días. —Es uno de ocho. —Pueden darse el lujo de tomarse un descanso. Todos están mejor que yo, y tienen sustitos. —Tienen más experiencia y tienen otros puntos fuertes —dijo Wymack—. Pero estás cien veces mejor ahora que en mayo. No te subestimes. Ahora concéntrate. Voy a necesitar unas cuantas buenas notas cuando te vayas hoy. Neil recogió su lápiz de nuevo en un sumiso silencio y Wymack se fue. Estaba a la mitad del segundo juego antes de que llegara el momento de dirigirse al Reddin. Esta vez iba de tercero y le tocó ir con Aarón. Neil condujo, y de alguna manera se resistió a preguntar hace cuánto tiempo que Aarón era pasajero. No había nada que

ganar enemistarse con él. para que la mayoría del alumnado comenzara a ocupar un Era al demasiado temprano espacio en el centro médico, por lo que encontró un lugar donde estacionarse cerca de la puerta. Evitaron el registro general y se fueron por el pasillo hacia los cuarteles de los consejeros. Antes de que pudiera preguntar cuál de ellos iba primero, Aarón se fue directo a la oficina de Betsy. Se hundió en una de las gruesas sillas para esperar No quería pensar en la sesión, tampoco quería pensar en los Zorros practicando sin él, por lo que en su lugar revisó sus mensajes. La mayoría eran de Nicky: comentarios ociosos sobre cosas que vio en Nueva York, preguntas sobre Millport y demandas intermitentes para que Neil dejara de ignorarlo. Al menos cuatro mensajes consistieron solo en signos de exclamación. Renee envió saludos dos veces y Allison una vez, en un texto grupal el día de Navidad. Kevin le envió un mensaje una sola vez, el día en que se fue a Evermore. Perdió su celular solo unos minutos; lo dejó para registrarse en el embarque. Leyó el mensaje de seis palabras cuatro veces, —Jean te ayudará si lo ayudas. A Neil le había desagradado mucho Jean los primeros días, y el mensaje de Kevin no le habría hecho ningún bien entonces, pero lo entendió en retrospectiva. Jean estaba al tanto de la desagradable verdad sobre los Moriyamas, ya que había sido vendido a Tetsuji hace años para pagar una deuda con el jefe de la familia. Jean odiaba su suerte en la vida, pero ya había pasado el punto en el que incluso podía pensar en defenderse. No era un rebelde; era un sobreviviente. Hizo lo que tenía que hacer para sobrevivir. A menudo eso significaba cuidar a Neil. Jean mantuvo su postura firme mientras Riko lo destrozaba una y otra vez, pero Jean siempre estaba allí para volver a ponerlo de pie. Se convirtieron en compañeros en la cancha de los Cuervos, lo que significaba que sus éxitos y sus fracasos impactaban directame directamente nte al otro.

 

Jean era un aliado cuestionable en el mejor de los casos, pero era el único Cuervo que cuidaba de él. Era egoísmo, no bondad, pero había sido suficiente para mantenerlo vivo. Había sobrevivido y había logrado salir de allí. Kevin había escapado cuando su vida se derrumbó a su alrededor. Jean todavía estaba allí, manteniéndose manteni éndose a salvo como mejor podía. Se preguntó cuánto le había costado a Jean ver irse a los dos: si pensaba que eran tontos por desafiar al maestro o si una parte de él estaba celosa porque habían tenido una salida. Neil se preguntó si le importaba. Era más seguro y más inteligente que no le importara. Si Jean no estaba dispuesto a defenderse, si no tenía nada por lo que luchar, no había nada que hacer por él. Un recuerdo perdido tiró de sus pensamientos, fuera de su alcance. Trató de concentrarsee en él, pero pensar en Jean hizo que su mente volviera a pensar en el abuso concentrars de Riko. Apartó todo de su mente y volvió al resto de sus mensajes. Dan y Matt lo habían controlado varias veces. El único mensaje de Aarón fue el último que alguien le envió antes del intercambio de saludos de Año Nuevo. —No le cuentes a Andrew sobre Katelyn —decía. Katelyn y Aarón se habían escabullido la mayor parte del semestre de otoño, evitándose en los juegos y reuniéndose en la biblioteca entre las clases. Ahora que Andrew había comprometido a Katelyn a que fuera un accesorio permanente en sus vidas; a cenar conextraño Aarón varias a la semana y a en pasar por elydormitorio de vez en cuando. Era pensarnoches que volvieran a salir secreto ociosamente se preguntó cómo Katelyn había reaccionado a esa decisión. Tal vez Aarón le había dicho que ella le desagradaba a Andrew. Ella podría no estar feliz, pero al menos estaba viva y segura. El clic de una puerta lo distrajo de sus pensamientos. Echó un vistazo al tiempo y cerró sus mensajes. La renuencia, más que el dolor, hizo que fuera lento al ponerse de pie cuando Aarón regresó. Betsy siguió a Aarón hasta la entrada y saludó a Neil con una cálida sonrisa. — Hola, Neil. Él la siguió por el pasillo hacia su oficina y pasó junto a ella para entrar primero. La habitación se veía igual que en agosto, desde la perfecta inclinación de los cojines en su sofá hasta las figurillas de cristal que cubrían sus estantes. Se sentó en el sofá y vio como Betsy cerraba la puerta detrás de ella. Ella se tomó un momento para mezclar un poco de chocolate caliente y mirarlo. —Tengo un poco de té caliente, si quieres. Recuerdo que dijiste que no te gustaban los dulces. —Estoy bien. Betsy se sentó frente a él —. Ha pasado un tiempo. ¿Cómo has estado? —Los Zorros jugaran en el campeonato de primavera, Andrew está de vuelta y sobrio, y todavía estoy comenzando como delantero —dijo Neil—. No tengo ninguna queja aún. —Felicitaciones por clasificar, por cierto —dijo Betsy—. Confieso que no entiendo mucho sobre deportes, pero hay jugadores muy talentosos en tu equipo y tu regreso el año pasado fue brillante. Creo que vas a tener una carrera increíble. Texas está un poco lejos para viajar, pero te alentaré desde mi casa para el partido contra Belmonte. ¿Están preparados?

 

—No —dijo Neil —pero lo haremos. No tenemos otra opción. El mes pasado dijimos que no íbamos a perder ni un solo juego de primavera. No hemos cambiado lo que pensamos, pero creo que ahora que enero está aquí, nos estamos dando cuenta de lo que enfrentamos y lo que nos costará para lograrlo…  —Nos enfrentaremos a los mejores del país y solo estamos recién empezando. —Esa es una manera madura de verlo. También es…  —Betsy extendió sus manos un poco mientras buscaba las palabras… muy practicada. Suena más como un discurso que le darías a un reportero que algo que podrías admitirme. Esperaba que pudieras progresar más allá de tales declaraciones cautelosas. Recuerda que no estoy aquí para emitir juicios sobre todo lo que digas. —Lo recuerdo —dijo Neil, y lo dejó así. Betsy inclinó su cabeza y siguió adelante. —Mencionaste el regreso de Andrew como una cosa positiva. Sé que apoyaste mi decisión de entregarlo el pasado noviembre. Probablemente sea demasiado pronto para decirlo, pero ¿cómo estás manejando la realidad de su sobriedad? ¿Alguna duda? —No voy a hablar de Andrew contigo. —Estoy tratando de hablar de ti —dijo Betsy—. Esta sesión es sobre ti. —Esta no es una sesión real —dijo Neil—. Es una reunión informal y solo estoy aquí porque el entrenador dijo que teníamos que venir a verte una vez cada semestre.

Ninguno detus nosotros ses beneficia. Estás perdiendo el latiempo conmigo, que sería mejor gastar con paciente pacientes reales y me estoy perdiendo práctica. —No considero que esto sea una pérdida de tiempo, pero me disculpo por el recorte de tu tiempo en la cancha—. Ella le dio un par de momentos para responder, luego dijo: Feliz año nuevo, por cierto. c ierto. Me olvidé de decirlo. ¿Cómo estuvieron tus vacaciones? Era la pregunta que él había esperado y temido. No sabía lo que sus compañeros de equipo le habían dicho a ella. No le diría la verdad, pero si mentía y a ella ya le habían contado la verdad, ella comenzaría a cuestionar todo lo demás que le había dicho. Hizo malabares con las posibles consecuencias consecuenc ias y decidió jugársela. Solo tenía que ver a Betsy una vez por semestre después de todo; esta era la última vez que él tenía que sentarse con ella cara a cara. Ella podía pensar lo que quisiera de él. — Estuvieron bien —dijo Neil. — ¿Nieva alguna vez en Arizona? — De vez en cuando. Consideran que una pulgada y media es una gran nevada. — Oh, Dios mío —dijo Betsy—. Recuerdo cuando tuvimos una nevada hace unos años. Pasé junto a una joven en mi camino por el campus. Ella estaba con su teléfono; había llamado a alguien solo para decirle que estaba nevando. Estaba tan emocionada por una cantidad tan insignificante que me pregunté si alguna vez la había visto antes. Quería preguntarle de dónde era, pero iba a parecer entrometida. No había una pregunta allí, por lo que no habló. Betsy no habló también, pero bebió un sorbo de su cacao. Neil resistió el impulso de mirar el reloj. No quería saber cuánto tiempo había pasado. — ¿No quieres hablar conmigo? —Betsy finalmente le preguntó. — ¿Qué quieres que te diga? —dijo Neil. — Cualquier cosa —dijo Betsy—. Este es tu momento. —  ¿Cualquier cosa? —Neil dijo. Cuando ella dio un asentimiento alentador, Neil procedió a contarle sobre los juegos de la UT que había estado viendo. Fue

 

completamente impersonal y definitivamente no era para nada lo que ella había estado esperando, pero no lo interrumpió y no parecía aburrida. Ella bebió su cacao y escuchó como si fuera la historia más importante impo rtante que había escuchado todo el día. De algún modo a Neil le gustaba aún menos, pero no se detuvo. Finalmente era libre de irse. Salió de allí, recogió a Aarón en la sala de espera, y se dirigió al automóvil. Estaban a medio camino del estadio antes de que Aarón hablara. —No se lo conté. Eran los únicos dos en el auto, pero le tomó un momento darse cuenta de que se dirigía a él. Miró a Aarón, pero él estaba mirando por la ventana del pasajero. — Ni yo tampoco —dijo Neil. — Ella te preguntó acerca de Andrew. No era una pregunta, pero dijo: — Sí. ¿A ti también? —Ya no me pregunta nada —dijo Aarón —. Ella sabe que no tiene sentido. Nunca le he dicho una palabra. Se imaginó sentado en un silencio sepulcral mientras Betsy charlaba sobre esto y aquello. Fue a la vez inspirador e inquietante. Él no sabía si tendría el estómago para soportar media hora de eso. — Ojalá hubiera pensado en eso. Le di un resumen de los méritos de la UT en su lugar. — Predecible —dijo Aarón. Se preguntó cómo Andrew mataba el tiempo. Mientras tomaba su medicación, él estaba obligado a tener sesiones semanales con Betsy. Neil no sabía si eso continuaría. Estaba más interesado en saber cómo iba a cambiar lo que pensaba Andrew de Betsy. Andrew parecía extrañamente tolerante con ella el año anterior, hasta el punto de que había admitido haber recibido mensajes de texto de ella fuera de sus sesiones. Las drogas eufóricas, pensó, probablemente hacían que alguien fuera tolerante más fácilmente. Neil estacionó en el mismo lugar donde encontró el auto. Volvió a su lugar en el sofá y Aarón continuó al vestuario para volver con su equipo en la cancha. Trató de no resentirse por su buena salud y casi lo logró. Los partidos de la UT fueron una buena distracción de la irritación injustificada, pero perdió la pista del juego cuando Renee y Allison llegaron un par de minutos después. Observó cómo atravesaban la habitación, lo pensó dos veces, luego pausó el juego. — ¿Renee? Ambas se detuvieron, detuviero n, pero Allison no se quedó por mucho tiempo. Cuando ella se fue, Renee se acercó y se sentó con él, lo suficientemente cerca como para ofrecer una comodidad silenciosa, pero lo suficiente lejos como para que Neil pudiera respirar. — ¿Qué dije ayer? —Neil le preguntó—. ¿Por qué reaccionaste así? A ella no le llevó mucho tiempo acordarse. —  Acerca de los cuchillos, quieres decir —Cuando asintió, ella giró sus manos y observó sus palmas—. ¿Recuerdas que te dije que solía estar en una pandilla? Había un hombre allí que quería lastimarme. Le gustaban los cuchillos y mantenía media docena con él todo el tiempo. No podía defenderme por medios normales, así que aprendí a luchar con cuchillos, también. Practiqué durante un año hasta que finalmente lo vencí.

 

— Vencí —Renee consideró la elección de la palabra por unos momentos antes de decir —. No sobrevivió a la pelea. El jefe me ayudó a preparar el cuerpo para que pudiéramos culpar a una pandilla rival y fui ascendida. Me quedé con los cuchillos en mi entrenamiento y en mi adopción. Quería recordar qué oscuridad soy capaz de… y a qué oscuridad soy capaz de sobrevivir s obrevivir.. —Hiciste lo que tenías que hacer —dijo Neil—. Si él hubiese vivido, hubiera regresado por ti. —Lo sé —dijo Renee, suave—. Hubo otras chicas antes de que llamara su atención; habría chicas después de que me fuera. Pero no lo hice por el bien común. Lo hice porque me hizo daño personalmente y no quería tenerle miedo nunca más. Lamento lo que me hizo más de lo que lamento su muerte. No sentí horror cuando lo vi morir. Estaba orgullosa de lo que le había hecho. — Le dije a Andrew lo que hice —dijo Renee—. Al día siguiente, mientras estaba en clase irrumpió en mi habitación y tomó mis cuchillos. cuchill os. Cuando le dije que me los regresara, él dijo que me estaba mintiendo a mí misma. Si quisiera recordar, no tendría escondidos los cuchillos en mi armario como si fuera un secreto que me daba vergüenza volver a ver o a dejar ir. Ellos no estaban haciéndome bien, entonces él dijo que los cargaría hasta que los necesitara nuevamente nuevamente.. — Dejé que los tuviera porque confiaba en que él no los usaría —dijo Renee. —  Yode pensé que entendíavencido. lo que se que sus eran: ya no eran armas un símbolo lo que habíamos Nosuponía le pregunté razones, yo sabía quesino él me diría si él quisiera que yo supiera. La respuesta obvia era Drake, pero no cuadraba del todo. La cabeza de Neil giraba, analizando, pensó en las cicatrices de los antebrazos de Andrew. ¿A quién había sobrevivido Andrew: a Drake o a sí mismo? Neil no iba a compartir esa idea con Renee, por lo que dijo, — Entonces, ¿los cuchillos que lleva a todas partes son tuyos? — Eran míos —dijo Renee—. Él tenía razón, ya no los necesito. Si los necesitas, él te los dará, y yo te enseñaré cómo usarlos. Ella ya no sonreía. Neil estudió su expresión tranquila y supo que lo decía en serio. Ella había puesto pausa a su fe en la humanidad y a su piedad cristiana y le mostraría cómo cortarle la garganta a un hombre si se lo pedía. Neil estaba empezando a entender por qué a Andrew le gustaba. Ella estaba lo suficientemente loca como para ser interesante. — Gracias —dijo Neil—, pero no. No quiero ser como… él.   Él no dijo que había usado cuchillos antes; uno no podía crecer siendo un Wesninski sin tener un cuchillo en su mano. Nathan no tuvo el tiempo o la paciencia para enseñarle a su hijo, pero él había puesto a dos de sus personas para que le enseñaran. Afortunadamente Neil se fue de casa antes de progresar cortando trozos de animales muertos. — Por supuesto —estuvo de acuerdo Renee. Ella esperó un momento para ver si había algo más, luego se puso de pie. —  No debería dejar a Allison esperando, pero si quieres hablar más tarde, sabes dónde encontrarme. — Está bien —dijo Neil. Renee llegó hasta la puerta antes de que Neil se decidiera a preguntar, ¿Cómo está Andrew? Sin sus drogas, quiero decir.

 

Renee lo miró y sonrió. — Ve a verlo. No creo que al entrenador le importe. Neil se quedó en donde estaba, hasta que la puerta se cerró detrás de ella. Miró de su bloc de notas al juego en pausa, lueg luego o dejó sus cosas a un lado y ssee puso de pie. El sonido de una pelota que estalló en la pared lo saludó mientras caminaba por la puerta trasera y siguió el camino hasta el patio interior. Wymack estaba es taba de pie, cerca de la banca del equipo, viendo a sus jugadores entrenar y tomaba notas. Él tenía a sus espaldas a Neil y el ruido que se filtraba a través de los respiraderos de la cancha ayudó a ocultar sus pasos. Neil se colocó a una distancia segura y observó a sus compañeros de equipo Se veían tan pequeños cuando solo eran tres jugadores, pero jugaban con la ferocidad de un equipo grande. Dan y Kevin fueron emparejados en la ofensiva contra tres defensas, y a pesar de ser superados en número, tuvieron una lucha incansable. Kevin incluso logró superar a Nicky y a Aarón un par de veces para disparar un gol. Andrew los desviaba todos, pero tomó un par disparos antes de que Neil se diera cuenta de lo que estaba haciendo. En lugar de despejar las pelotas en la cancha, como de costumbre, las estaba disparando a Kevin. Más específicamente, a los pies de Kevin. Kevin tuvo que ejecutar un trabajo de pies bastante ágil para evitar tropezar con la pelota. Andrew hizo lo mismo con Dan cuando finalmente pasó junto a Matt para hacer un tiro. Ella lo esquivó, pero por poco, y Matt tuvo quepara atraparla cuando tropezó. Wymack maldijo y se volvió dejar sus cosas. Mientras se giraba vio a Neil, y vaciló con su portapapeles a mitad del banco. Esperaba que le ordenara que se marchara de regreso al vestuario. En cambio, Wymack le chasqueó los dedos y movió su índice hacia la puerta de la cancha. —Dile a tu mascota psicópata que se detenga antes de que mutile a alguien. —No creo que me escuche, dijo Neil. —Tú y yo sabemos que lo hará. Ahora vete. Wymack golpeó la pared, haciendo una pausa en el juego, mientras Neil se dirigía a la puerta. Se dejó caer en la cancha y se dirigió hacia la meta. Andrew colocó su raqueta sobre sus hombros ante la aproximación de Neil. Neil sabía que era mejor hablar con Andrew sin una audiencia, por lo que se detuvo tan cerca de Andrew como pudo y mantuvo la voz baja. —El entrenador quiere saber qué tienes contra la línea ofensiva. Andrew deslizó una mirada más allá de Neil hacia la pared de la cancha. —Puede preguntarme él mismo. —O puedes responderme ya que estoy aquí —dijo Neil—. Solo quedamos nueve. Si perdemos a alguien más, salimos de los campeonatos de primavera. Tú sabes eso. Neil esperó un momento, pero por supuesto que no era suficiente para obtener una reacción. Andrew parecía aburrido de la conversación. Puso una mano en frente de la cara de Andrew, bloqueando cuidadosamente la vista de Wymack, y esperó hasta que Andrew lo miró de nuevo—. Quiero que lleguemos a la final. Quiero que seamos nosotros nosotr os quienes finalmente derroten a los Cuervos. Después de todo lo que Riko nos ha hecho, ¿No quieres eso, también? —Dices 'querer' tan libremente —dijo Andrew—, cuando te dije mil veces antes que yo no quiero nada.

 

—Probablemente porque estás gastando toda tu energía en no querer nada — respondió Neil—. Pero si no puedes comprender este simple concepto, lo pondré en términos que puedas entender: este es un juego que no podemos permitirnos perder. Se trata de cómo llegar a Riko. Esto es lo único que podemos quitarle y que en realidad le va a doler. Vamos a quitarle su lugar en el ranking y mostrarle que tiene una razón de temernos todo el tiempo. — ¿Tus compañeros de equipo todavía piensan que eres el más tranquilo? —Andrew preguntó. —Nuestros compañeros de equipo —dijo Neil, con énfasis— quieren esto tanto como yo. Deja de pegarles en las rodillas antes de que tengan la oportunidad de intentarlo. —No creo en darle oportunidades a la gente. —Yo tampoco lo hacía, hasta que vine aquí —dijo Neil—. Me diste la oportunidad cuando decidí quedarme. Te di la oportunidad cuando me confiaste a Kevin. ¿Realmente es tan difícil apoyarlos cuando han estado contigo en cada paso del camino? — ¿Qué me darás a cambio de mi cooperación? —preguntó Andrew. — ¿Por qué la venganza no es suficiente? —Preguntó Neil — ¿Qué más hace falta? Andrew no tuvo que pensarlo. — Muéstrame tus cicatrices.

era lo que cual, probablemente, era lamurieron razón porenla su quegarganta. Andrew se No lo pedía. AbrióNeil la esperaba, boca para laprotestar, pero las palabras Wymack y Abby ya las habían visto, vis to, y los Zorros sabían que estaban allí. Él puso la mano de Andrew en su piel arruinada en noviembre para ganarse la confianza de Andrew. Le había prometido a Andrew las partes faltantes de su verdad si sobrevivían el año. No había pensado que Andrew le pediría mirar. — ¿Cuándo? —dijo al fin. — Vamos a ir a Columbia mañana —dijo Andrew—. Ahora vete y dile al entrenador que recuerde su paga. No dejaré que se salga con la suya por segunda vez. No entendió, pero asintió y se fue. Los Zorros Zor ros esperaron has hasta ta que la puerta se cerrara y se bloqueara antes de reanudar el juego. La siguiente vez que Kevin logró un tiro de gol, Andrew despejó por todo el recorrido de la cancha. Neil tenía el presentimiento de que los Zorros lamentarían su intervención, muy pronto. Era definitivamente más seguro, pero ahora Dan y Kevin tenían que perseguir la pelota cada vez que Andrew los rechazaba. Volvió al lado de Wymack y transmitió el mensaje de Andrew. Él esperaba que Wymack ignorara la amenaza de Andrew sin pestañear. No estaba esperando el bufido divertido y seco de Wymack—, Solo prométeme que esto no va a ser un problema. — ¿Qué? —preguntó Neil. — No puedo decir si estás siendo obtuso solo para molestarme o si realmente eres así de tonto —dijo Wymack—. Cuando Neil solo lo miró fijamente, Wymack se frotó sus sienes como si fingiera un dolor de cabeza—. Te tengo lástima, pero Andrew tiene razón. No me pagan lo suficiente como para par a involucrarme en esto. Imagínatelo tú… a su debido tiempo. Se supone que deberías estar estudiando a los de la UT en este momento. Wymack agarró su portapapeles y comenzó a garabatear notas. Neil miró hacia la cancha. — Adiós—, dijo Wymack.

 

Neil se tragó sus preguntas y se dirigió al vestuario. *** Los estudiantes de último año salieron a cenar el viernes después de la práctica, pero primero fueron a los dormitorios para ponerse ropa fresca. Andrew apareció en la habitación de Neil casi tan pronto como Matt se fue, y trajo una bolsa de ropa con él. Neil aún no entendía por qué los primos insistían en que se pusiera algo nuevo cada vez que iban a Columbia, pero ya había pasado el tiempo para preguntar. Llevó la bolsa a su habitación para cambiarse. Cuando se giró para cerrar la puerta, Andrew estaba justo detrás de él. Andrew no habló, pero hizo un gesto hacia la camisa de Neil. Neil vaciló, luego dejó la bolsa en la cama de Matt y luchó por quitarse la camisa. Se estaba volviendo un poco más fácil cada día, pero le dolía cuando levantaba los brazos muy en alto y cuando se retorcía sentía como los puntos se estiraban. Él había conseguido pasar su camisa sobre su cabeza y llegar hasta los codos antes de que Andrew se cansara de verlo luchar y le sacara la camisa suelta. Andrew la tiró a un lado y no miró para ver donde aterrizaba. Estaba más interesado en las cicatrices y hematomas que cubrían el frente de Neil. Andrew en las muñecas deque Neil,tenía y Neil lo dejóaterrizó rasgar en lasCarolina c intas y cintas la gasa. Lasalcanzó costraslas sevendas veían peor ahora que las cuando del Sur. Abby tenía razón; necesitaba dejar que sus heridas se ventilaran. Neil recorrió su mirada desde las feas líneas que cruzaban sus muñecas hasta la cara de Andrew. No estaba seguro de lo que estaba buscando: un indicio de la violencia del miércoles o al monstruo del último semestre, perturbado y alegre. No obtuvo nada. Andrew parecía mil años alejado de todo, distante e indiferente. En el hombro derecho de Neil había una cicatriz de quemadura, cortesía de ser golpeado por una plancha. Andrew le puso la mano izquierda, las yemas de los dedos calzaban perfectamente con las protuberancias que los agujeros de la plancha habían dejado. Su pulgar derecho encontró la carne arrugada de una bala. Neil había dormido con su chaleco antibalas durante casi un mes después de esa llamada cercana, demasiado asustado para quitárselo. Su madre tuvo que intimidarlo para que se lo quitara el tiempo suficiente para lavarse. —Alguien te disparó —dijo Andrew. —Te dije que alguien estaba detrás de mí —dijo Neil. —Esto —Andrew clavó sus dedos con más fuerza en la marca de la plancha—, no es por andar corriendo por tu vida. —Mi padre me lo hizo. La gente fue a hacerme preguntas sobre su trabajo. No dije nada, pero tampoco me quedé quieto el tiempo suficiente. Él me golpeó tan pronto como la puerta se cerró detrás de ellos. Es por eso que te dije que mi nombre es  Abram —dijo Neil—. No quise darte el nombre nombr e de mi padre porque no quiero que nadie me llame nunc nuncaa más así. Lo odiaba. Andrew estuvo callado por mucho tiempo, luego dejó caer su mano sobre los cortes que Neil tenía en su estómago. —Renee dijo que rechazaste nuestros cuchillos. Un imán de asesinos como tú no debería caminar desarmado.

 

—No lo estoy —dijo Neil—. ¿Pensé que ibas vigilar mi espalda este año? —Andrew lo miró de nuevo, con una expresión indescifrable. No dijo nada, entonces Neil lo presionó— No eres realmente un sociópata, ¿o sí? — Nunca dije que lo era. — Dejas que lo digan sobre ti —dijo Neil—. Podrías haberlos corregido. Andrew lo rechazó. — Lo que la gente quiere pensar de mí no es mi problema. — ¿El entrenador lo sabe? — Por supuesto que lo sabe. — ¿Entonces tu medicina…? —Neil preguntó. — ¿Eran esas píldoras realmente antipsicóticas? — Haces muchas preguntas —dijo Andrew, y lo dejó solo para que se vistiera. Neil encontró al grupo de Andrew en el pasillo cuando terminó. Nicky le dio una amplia sonrisa de aprobación a las nuevas ropas. Aarón no miro tanto a Neil. Kevin revisó la cara de Neil en busca de manchas en el maquillaje, pero no dijo nada. Andrew solo esperó el tiempo suficiente para escuchar la cerradura deslizarse en su lugar y comenzó a bajar las escaleras. Tenía dos cigarrillos encendidos antes de llegar al segundo piso y le pasó uno por encima de su hombro a Neil. Neil se aferró a él hasta que llegaron al auto.

Nicky una mirada extraña mientras abría la puerta de atrás. — Tú le nolanzó fumas. — No —estuvo de acuerdo Neil, y frotó la mitad del cigarrillo con su zapato. Guardó la otra mitad para más tarde. Él se metió en el asiento del copiloto antes de que Nicky pudiera preguntar algo más y se puso el cinturón. Los otros no tardaron en amontonarse en el automóvil, y Andrew los tenía en la carretera tan pronto como se cerró la última puerta. Neil hubiera estado feliz de nunca volver a pisar Columbia después de lo que sucedió en noviembre, pero los otros parecían indiferentes. Entraron en el estacionamiento de “Sweetie” como si nada malo hubiera sucedido en esta ciudad y tomaron el primer puesto disponible. Nicky divagó largamente sobre sus clases, pero Neil no pudo concentrarse en sus palabras. Las dejó entrar por un oído y salir por el otro y comió su helado en silencio. Eden's Twilight estaba tan ocupado como de costumbre. Un gorila estaba sentado en un taburete revisando las identificaciones mientras que el otro vigilaba la entrada. El primero realmente saltó sobre sus pies al ver el auto de Andrew en la acera. Neil se quedó atrás mientras Nicky y Aarón soportaban vigorosos apretones de mano y palmadas en la espalda. Uno de los gorilas le dijo algo a Aarón en voz baja, pero con una expresión intensa. Neil supuso que era una promesa de apoyo en el próximo juicio, a juzgar por el asentimiento agradecido de Aarón. Miró a Andrew, que estaba esperando en el asiento del conductor para un pase en el estacionamiento VIP, pero Andrew estaba mirando el tráfico que se aproximaba en lugar del espectáculo en la puerta. Finalmente, Nicky recibió un pase de uno de los gorilas y se lo pasó. Andrew se fue mientras los otros entraban. Neil siguió a Kevin a través de la multitud, empujando cuerpos sobrecalentados y haciendo una pequeña mueca cuando el bajo sonaba estrepitosamente en los parlantes. No había mesas desocupadas, por lo que terminaron en el mostrador mostrado r de la barra. No tomó mucho tiempo para que Roland los viera

 

y casi dejara caer su coctelera. Tan pronto como terminó sus órdenes se dirigió en línea recta hacia ellos. —Estaré condenado —dijo—. Estaba empezando a pensar que no los volvería a ver. —Como si pudiéramos permanecer lejos para siempre —dijo Nicky—. Simplemente no habría sido lo mismo sin Andrew. — ¿Andrew salió, entonces? —Roland preguntó con obvio alivio —. Nos mató cuando escuchamos las noticias Ojalá pudiéramos haber hecho algo, cualquier cosa. —Tú — dijo mirando a Aaron —eres un héroe. Todos te apoyamos aquí, ¿entiendes? Si ellos intentan hacer que cualquiera de estos cargos de mierda te atasque, vamos a marchar a la corte. Ese tipo tiene lo que se merecía y todos lo saben. —Gracias —dijo Aaron. Roland sirvió una ronda de shots. Había Hab ía visto a Neil tal vez una docena de veces vec es antes y sabía que no bebía, pero puso un shot a medio camino entre ambos en caso de que se sintiera festivo. Neil lo dejó donde estaba y los vio beber. Roland tenía una segunda ronda lista para el momento en que Andrew los alcanzó. Andrew se deslizó limpiamente en la estrecha brecha entre Kevin y Neil. —Bienvenido de nuevo a la tierra de la libertad —dijo Roland—. Yo diría “y “y a la sobriedad”, pero sé que no durará mucho. Salud. Disminuyeron sus shots con facilidad. Roland comenzó a configurar su habitual bandeja. Iba mientras por la mitad cuando finalmente se desocupó una mesa. Neil de se quedó atrás con Andrew los otros fueron a reclamarla. Andrew bebió el shot Neil cuando lo vio. Roland hizo una pausa entre las bebidas para volver a llenarlo. Esta vez ve z lo deslizó un poco más cerca de Neil. —Suéltate un poco. Es una ocasión especial —dijo Roland. —Es el final de siete semanas de duro trabajo —dijo Neil. Andrew no perdió el aliento discutiendo. Bebió el segundo shot de Neil y Roland no intentó llenar un tercero. Cuando Roland terminó de mezclar bebidas, Neil abrió un camino para que Andrew llevara la bandeja. Los otros se lanzaron, pero Andrew bebió su parte de las bebidas más lento de lo que Neil lo había visto alguna vez. Neil asumió que su tolerancia estaba en la cuneta después de dos meses secos. Andrew le había contado el año pasado que siempre sabía cuál era su límite. Neil se preguntó si Aaron y Nicky habían visto alguna vez a Andrew borracho. De alguna manera, lo dudaba. Compartieron Compartier on el polvo de cracker como grupo, y Aaron y Nick Nickyy desaparecieron. Kevin siguió con las incursiones de las bebidas. Andrew miró la multitud y bebió su bebida a paso de tortuga. Neil no sabía qué decir a cualquiera de ellos, por lo que se mantuvo ocupado. Cambió los vasos llenos que quedaban en la bandeja por los vacíos que cubrían la mesa y se dirigió a la barra. Roland fue con él tan pronto como pudo. Neil se cruzó de brazos en el mostrador de la barra y vio a Roland mezclar el siguiente lote. —Entonces Andrew finalmente se rindió, ¿eh? —Roland dijo—. Eso se ve bastante mal. Neil levantó la mirada para verle la cara, pero Roland estaba mirando sus muñecas. La nueva camisa era de manga larga, pero estaba hecha de un material delgado para que pudiera respirar tranquilo en un club lleno. Los extremos se habían deslizado un poco sobre sus antebrazos cuando se cruzó de brazos. Tiró de los dobladillos hacia abajo, sabiendo que era demasiado tarde para esconder las laceraciones medio med io curadas.

 

Al hacerlo, se dio cuenta de que el estruendo de las palabras de Roland eran todas risas ahogadas. Roland sonrió disculpándose disculpándose cuando Neil lo miró con el ceño fruncido. —Me preguntaba si estar limpio curaría esa regla de no tocar que tiene. Tiene sentido de que no lo haría, ahora que sabemos so bre… —Roland negó con la cabeza y visiblemente se tragó su ira —. No sé si decir 'gracias' por aliviar mi curiosidad o 'lo siento' ya queacolchados. la sobriedadDeberías obviamente ha exacerbado exacerbad o el problema. Solo para que sepas, hacen puños mirarlos. —El problema —repitió Neil, perdido—. ¿Qué regla de no tocar? Roland pareció sorprendido, luego confundido. — ¿No lo sabes? Pero entonces…  —Me hice esto en una pelea —dijo Neil. — ¿Por qué Andrew me haría esto? —Uh, no lo sabes —dijo de nuevo Roland, ya no era una pregunta, sino un retroceso en la conversación. — ¿Sabes qué?, olvidemos lo que dije. No, en serio —dijo cuándo Neil abrió la boca para discutir. — Oye, aquí. Tus bebidas están hechas. Tengo Tengo que controlar al resto de mis clientes. Desapareció antes de que Neil pudiera obtener más de un “ Qué” . Miró alrededor de él, pero no habíaarespuestas. Tompero Tomó ó la bandeja manosloinestables llevó mesa. Quería enviar Kevin lejos, Andrewcon nunca dejaría iry lasin una la guardia. Afortunadamente, Kevin no podía hablar ni una palabra en alemán. Se sentó de costado en su silla, frente a Andrew, y dijo: — ¿Por qué Roland cree que me estás atando? Andrew vaciló con co n su vaso a medio camino de su boca. Él miró hacia abajo, las manos de Neil estaban apretadas en el borde del asiento entre sus rodillas. Neil no miró para ver si las cicatrices se veían de nuevo. Él no podía apartar los ojos de la cara de Andrew. Por fin Andrew puso su shot lleno de vuelta en la bandeja. No lo soltó por completo, sino que tocó con los dedos el borde en un ritmo desigual. Pareció una eternidad antes de que finalmente arrastrara arrastrara su mirada de las manos de Neil a su cara. —Presumiblemente él piensa que eres tan malo en seguir las instrucciones como él —dijo— Roland sabe que no me gusta que me toquen. —Eso no responde mi pregunta. —Es la respuesta —dijo Andrew—. Reformula la pregunta si no te gusta. —Quiero jugar otra ronda —dijo Neil—. ¿Qué está fuera de la paga del entrenador? Andrew se movió en su asiento para mirar a Neil y apoyó su codo en la parte de atrás de su silla. Acunó su rostro en su mano y lo observó. No lo miró en absoluto molesto por el interrogatorio repentino, pero esa calma no hizo nada para aliviar el estómago carcomido de Neil. —Cuando el entrenador nos firmó, prometió mantenerse alejado de nuestros problemas personales. Dijo que la junta le pagó para ser nuestro entrenador, nada más y nada menos. Esa respuesta no fue mucho mejor. Neil no estaba seguro de seguir empujando, pero si no entendía la verdad ahora, sabía que nunca lo haría. —No pensé que era un problema personal. Me odias, ¿recuerdas? —Cada pulgada de ti —dijo Andrew—. Eso no quiere decir que no te la chuparía.

 

El mundo se inclinó un poco hacia los lados. Neil plantó sus zapatos con más fuerza en el piso para no caer. —Te gusto. —Te odio —lo corrigió Andrew, pero Neil apenas lo escuchó. Por un momento vertiginoso, lo entendió. Recordó la mano de Andrew sobre su boca en Exites mientras se retiraba de la conversación. Pensó en Andrew cuando se rendía ante su insistencia y lo sostenía cuando lo necesitaba más.y Andrew habíaconfiado llamado interesante y peligroso y le había dado Neil las llaves de su casa su auto.loHabía en Neil con Kevin porque Kevin era importante para ambos y sabía que Neil no lo decepcionaría. Neil trató de juntar las piezas, pero cuanto más empujaba, más rápido caía. No tenía sentido. Él no sabía lo que se suponía que debía pensar. Podría ser una mentira, pero sabía que no lo era. Andrew era un montón de cosas desagradables, pero ser un mentiroso patológico no era una de ellas. La honestidad convenía a Andrew porque él era un instigador del corazón y sus opiniones a menudo no eran populares. Necesitó de tres intentos para encontrar su voz. — Nunca dijiste nada. — ¿Por qué debería haberlo hecho? —Andrew se encogió de hombros— Nada saldrá de — eso.  Nada —repitió Neil. — Soy autodestructivo, no estúpido —dijo Andrew—. Lo sé mejor que nadie. No había nada que Neil pudiera decir excepto, — Está bien —pero no sonaba bien y no se sintió bien. ¿Qué se suponía que debía hacer con una verdad como esta? Estaría muerto en cuatro meses, cinco si tenía suerte. No quería esto para nadie, menos para Andrew. Andrew dijo todo el año… se lo había dicho a la cara de Neil esta semana… que no quería nada. No debería ser l a excepción a esa regla. Andrew bajó su shot y dejó caer descuidadamente el vaso sobre la bandeja. Sacó su paquete de cigarrillos de su bolsillo trasero y se puso de pie para revisar el contenido. Debería haberlo dejado irse sin oposición, pero dijo: — Es tu turno. Andrew sacudió un cigarrillo en su mano y lo apoyó entre sus labios. El paquete estaba seguro escondido nuevamente antes de mirar a Neil. — No tengo que tomarlo ahora. Neil lo miró mucho después de que desapareciera entre la multitud. No se dio cuenta de que Kevin estaba diciendo su nombre hasta que finalmente Kevin empujó su hombro para obtener su atención. Saltó como si hubiera recibido un disparo y puso su atención en él. Lo que Kevin vio en su cara, fue suficiente para matar su curiosidad. Kevin cerró lentamente la boca, retiró la mano y volvió a beber. Pasó una hora antes de que Andrew regresara. Él no dijo otra palabra esa noche y Neil estaba feliz de darle su espacio. Aaron y Nicky finalmente regresaron, borrachos y agotados, se fueron todos juntos. La casa de los primos no estaba lejos, pero no había suficientes camas para los cinco. Kevin tomó el sofá, por lo que Neil se acurrucó en una silla con una manta de repuesto. Pasaron horas antes de que pudiera dejar de pensar lo suficiente como para dormir.  

 

CAPÍTULO CUATRO

Traducido por: Diana C. Corregido por Vaughan

El lunes Kevin retomó los entrenamientos nocturnos, pero se negó a llevar a Neil consigo. La tarde del martes a regañadientes Abby le dio a Neil el visto bueno para regresar a la cancha, siempre y cuando no fuera demasiado tosco en los movimientos “scrums”. Neil a penas se quedó con ella el tiempo suficiente para escuchar el —ok—  antes de ir por su equipo. Los Zorros ya estaban en el campo, dado que Abby se había presentado dos horas tarde para practicar, practica r, pero Dan ordenó que el entrenamiento de detuviese tan pronto como Neil golpeó la puerta. Ella y Matt recibieron la llegada de Neil al campo con triunfantes vítores. Nick chocó su palo contra el de él en su camino hacia Kevin. — Si no puedes jugar, no lo hagas. —Dijo Kevin. — Lo sé —respondió Neil. — Si algo se tensa, me retiraré de la cancha. Kevin le diodolió, una mirada pero no nadaejercitar más. sus adoloridos En verdad casi dedesconfiada, inmediato, pero eraargumentó casi un alivio músculos.. Neil mantuvo un paso calmado porque Abby y Wyma músculos Wymack ck lo estaban observando desde las laterales. Cuando finalmente tuvo que detenerse y estirarse, temió que lo sacaran. No lo hicieron, así que volvió al juego lleno de entusiasmo. Después, Wymack los sentó a todos en los vestidores para repasar lo bueno y lo malo del día. Cuando hubo terminado miró a Neil y dijo: — ¿Todo bien? — Todo bien —dijo Neil e inclinándos inclinándosee un poco fuera de la mirada asesina de Kevin comentó: —  Si en estos momentos no estuviera adolorido, me preocuparía; pero no es lo suficiente para ser una molestia. Pero puedo alcanzar mi límite si los pases altos empiezan a tirar demasiado duro mis puntos. —  ¿Era eso tan difícil de decir desde el primer momento? —Dan preguntó irónicamente. — Así lo hice. Desde la primera vez lo dije —contestó Neil. — Estoy bien. —A lo que te refieres es que eres un caso perdido o un obsesivo —dijo Nicky sonriendo. —Bien —habló Wymack—. Mañana irás al gimnasio, Neil. Ve a un ritmo relajado durante los primeros días, ¿de acuerdo? Adapta el circuito como sea necesario y déjame saber sobre lo que no esté funcionando. Lastímate aquí no allá —Wymack seguramen seguramente te notó la desaprobatoria mirada que Abby le disparó, pero la ignoró. — Entonces, eso es todo por hoy. Empaquen y retírense. Ellos se lavaron y se dirigieron al dormitorio. Dan siguió a Matt y Neil a su cuarto. Neil lo tomó como una señal para desaparecer, pero Dan le hizo señas para que no se

 

apartara de ellos. Cuando ella supo que Neil lo había entendido, se sentó sobre el sofá y abrazó sus rodillas contra su pecho. —Así que está de vuelta a la vida, como siempre —dijo Dan—. Me refiero a lo nuestro  y lo de ellos. Fue divertido el mes pasado ¿no es así? Me gustaron nuestras cenas grupales y las noches fuera. —Se siente como si estuviéramos de vuelta a donde empezamos en Agosto — Matthew concordó. sabido lo que Andrew tramaba en nuestra contra, podríamos haber —Si hubiéramos peleado contra ello —dijo Dan. Tamborileo un ritmo agitado con sus dedos sobre su rodilla por un minuto para después mirar directamente a Neil. — ¿Cómo hiciste que dejará de hacer que nos tropezáramos en la práctica del otro día? Neil lo redujo a la más cruda y simple verdad. — Se lo pedí. — ¿Se lo pediste? —Matt, preguntó; casi sonando como una acusación. — Dijiste lo mismo acerca de Halloween y los padres de Nicky. En serio, Neil. ¿Cómo es qué continúas convenciéndolo de hacer cosas que a todas luces no quiere hacer? ¿Es soborno o chantaje? Dan lanzó una indescifrable mirada a MattAndrew y dijo, está sobrio ahora y sé que eso —Sinlepresiones, Neil. Sin hablar mierda. cambia las reglas del juego, pero ¿crees poder traerlos de vuelta a nosotros? —No lo sé —admitió Neil. —  Puedo intentarlo, pero —continuó con la mirada entre ellos —  alguien necesita trabajar en Aaron. Nicky quiere ser tu amiga y Kevin sabe que el equipo es más fuerte como un todo, pero Aaron está tan empeñado contra nosotros como Andrew lo está. Lo cual no tiene ningún sentido, porque apoyar a Andrew significa ocultarse de Katelyn. Si Aaron está dispuesto a hacer eso sin pelear, esto no es una decisión exclusiva de Andrew. Tiene que ver con ambos. Dan parecía pensativo, —Katelyn debe saber algo. Ninguna chica que se respete a sí misma toleraría esto a menos que hubiera una buena razón. Si ella no habla, ¿crees que puedes sacar algo de Aaron, Matt? Dijiste que ha estado mejor desde Navidad, ¿cierto? —Vale la pena intentarlo —dijo Matt. — ¿El entrenador ya te entregó nuestro horario? — Está sobre algún lugar de mi escritorio —contestó Dan. — Tan pronto como lo desentierre te mandaré un mensaje con su agenda. — Está bien. Lo veré si no puedo encontrarlo allí. — Déjame intentarlo primero con Katelyn —propuso Dan, moviéndose para sacar su teléfono del bolsillo y teclear un rápido mensaje. — No quiero que Aaron le diga que estamos intentado entro entrometernos meternos —Matt asintió, pero Dan observaba su teléfono como si fuera a recibir una respuesta de él. No tomo demasiado tiempo, cuando este sonó. Dan le dio vueltas al asunto con Katelyn un par de veces y después de ello se levantó. —  Bien, me iré por un momento. Puede ser un buen rato, así que coman sin mí. Deséenme suerte.

 

—Suerte —le deseó Neil, mientras Matt le daba un beso de despedida. Neil and Matt terminaron comiendo junto con Renee y Allison en el cuarto de las chicas. La elección de película de Allison fue inmediatamente vetada, por lo que esta decidió lanzar la democracia por la ventana poniendo la película de todas formas. Probablemente era la peor cosa cos a que Neil había visto jamás, pero al menos ayudó a matar el tiempo.

Y estuvo perdonado de los quince aminutos de Se melodrama y decon actuación pésima porque Kevin estaba listoúltimos para dirigirse la cancha. encontraron Andrew en el auto. Aaron se tumbó sobre el sillón, mientras que Kevin se adelantó a cambiarse. Neil vaciló, y decidió esperar por Kevin, para después cambiar de idea de nuevo. Neil se posicionó detrás del sofá doblando sus brazos a través del respaldo de este, y miró hacia abajo a donde Andrew se encontraba. Andrew tenía un brazo doblado debajo de su cabeza y otro sobre sus ojos bloqueando cualquier rayo de luz. —Uno de estos días deberías practicar con nosotros —dijo Neil quien no se sorprendió cuando Andrew no respondió, pero por supuesto, él no se iba a rendir tan fácilmente. — ¿Por qué siquiera empezaste a jugar si no estabas dispuesto a entrenar? — Era una mejor celda que la otra alternativa. Esa era una de las cosas en la que los reporteros más les gustaba insistir cuando Kevin se convirtió en unpor elemento en el equipo de Andrew: Kevin había en sido en Evermore, rodeado lo mejorfijo y prácticamente nacido con una raqueta la criado mano, mientras Andrew había aprendido Exy cuando estaba encerrado en un centro de detención juvenil. Neil tenía un artículo de una extensión de página y media en su cuaderno sobre eso. Estaba burdamente titulado como El Príncipe y El Mendigo  y su enfoque estaba puesto en que tan condenada era su amistad. El escritor pensó que su disposición disposic ión hacia Exy y sus respectiv respectivos os orígenes eran tan diferentes que ninguno de ellos permanecería junto al otro por un largo tiempo. Neil asumió que el Oficial Higgins era la razón por la que Andrew había terminado en uno de los mejores centros en California. Se enfocaba en rehabilitación a través de disciplina y empoderamiento, lo que significaba que todos los internos practicaban deportes en equipo. No había suficiente espacio para un campo de juego completo, pero un oficial confirmó en una entrevista que dentro de las instalaciones del centro poseían un campo de la mitad de tamaño de uno normal. Ocasionalmente los mejores de los mejores portados de los aspirantes a jugadores de Exy iban en viajes de campo y competían con los equipos del vecindario. Neil no culpaba a Andrew por pensar que el campo de juego era un mejor lugar que una celda, pero el dudaba que Exy fuese el único deporte que el centro ofrecía. Andrew debía haber elegido Exy por alguna razón. Neil asumió que la naturaleza violenta del  juego lo atraía, atraía, pero Andrew era uunn gguardame uardameta. ta. Él había tenido contadas oportun oportunidades idades de inmiscuirse en violencia sin sentido. Él comentó todo a esto a Andrew y obtuvo un leve encogimiento de hombros como respuesta. — El oficial me lo asignó —respondió Andrew—. No había otra forma en la que pudiera  jugar. — ¿Pensaron que lastimarías a alguien si eras dejado libre en la cancha? —preguntó Neil, aunque Andrew no respondió; Neil tomó su silencio silenci o como una confirmación e intentó infructuosamente infructuosame nte imaginarse a Andrew en otra posición.

 

— Creo que es mejor de esta forma, contigo como la última línea de defensa. Nos dejas correr a nuestro gusto en el campo y limpias a nuestras espaldas. Juegas el juego como juegas tu vida. Esa es la razón por la que eres tan bueno en ello. Neil levantó la vista cuando una puerta fue abierta desde el vestíbulo. Kevin venía en busca de él, ya cambiado en su equipo y luciendo molesto por el retraso. Se detuvo en seco cuando se percató que estaban hablando. Kevin aún no le había preguntado a Neil

sobre lo que que Andrew sucediófuese el viernes. no sabía si ya le había preguntado a Andrew, pero dudaba capazNeil de explicarlo. De acuerdo con Renee, sólo ella y Neil sabían que Andrew era gay. Neil no tenía idea como es que Wymack se había entera enterado. do. — Ya voy —dijo Neil sin enderezarse. Kevin levantó un dedo en una amenaza de un minuto y se marchó. Neil escuchó hasta que la puerta trasera se cerró antes de volver a mirar a Andrew. — Tampoco soy un delantero por elección —retomó. — Era defensa en las ligar menores. Riko lo recuerda porque fui parte de la línea de golpeo con él y Kevin. Me hizo jugar como defensa con sus s us Cuervos en Navidad. Eso finalmente hizo que Andrew se relajara. —Ligas menores —dice él. Recuerdo claramente como les dices a las personas que aprendiste a jugar en Millport. —Parcialmente —confirmóNoNeil —. Sabía verdad ofensiva. cómo jugar a pero Exy. Sólo no sabía cómo jugar en posición quería ser un anotador, el entrenador Hernández no tenía espacio en su línea defensiva. Era anotador o nada, y tenía tantas ganas de jugar como para rechazarlo. Ahora no puedo imaginarme jugando en una posición distinta. Andrew no dijo nada por un tiempo, hasta: —Eres más un mapache que un zorro. Neil se le quedó viendo — ¿Qué? — Un mapache —dijo Andrew y gesticuló sosteniendo el balón en frente de su rostro. — Exy es el objeto brillante de tu pequeño y triste mundo. Ya sabes, me refiero a ti siendo cazado y estás al tanto ¿no? los perros de caza se están acercando, pero tú no lo dejarás ir para salvarte. Una vez me dijiste que no entendías porque una persona activamente intentaría morir, pero mírate, aquí estás. Supongo que esa fue otra mentira. — No intento morir —Neil dijo. — Esta es la forma en la que me mantengo vivo. Cuando estoy jugando, siento que tengo el control sobre algo. Siento como si tuviera el poder de cambiar las cosas. Me siento más real allá fuera de lo que jamás me he sentido en otro lado. A la cancha no le importa cuál es mi nombre, ni de dónde vengo o a donde iré mañana. Me deja existir, ser lo que soy. — Es una cancha —intervino Andrew. — No te deja hacer nada. — Sabes a lo que me refiero. — Te equivocas. — Porque no tienes nada, ¿no es así? —Neil dijo, un reto silencioso. — Nada te afecta como eso. Nada se mete debajo de tu piel. — Al menos lo pilló al final —caviló Andrew—. Le tomó un año.

 

— ¿De qué estas asustado? — Las alturas. — Andrew. — Si haces que Kevin venga a buscarte vas a lamentarlo. Neil se levantó del sofá sin decir dec ir una palabra más y se fue a cambiar. Tiró de su equipo con más fuerza de la que era estrictamente necesaria, pero aún estaba zumbando

molestia cuando se en de el campo Serrecuerda regañado por llegar tampoco ayudó a mejorar su paró estado ánimo. de Neiljuego. casi le a Kevin que tarde, no existía una agenda mandataria sobre sus sesiones de entrenamiento extra, pero no había sentido en hacerlo. Estaban aquí porque tenían trabajo que hacer. Neil realizó todo el entrenamiento tan rápido y fuerte como pudo, sabiendo que lo lamentaría en la mañana. No le importó. Pensar era más difícil cuando todo dolía. El agotamiento finalmente había exterminado lo último de su enfado y para el tiempo en que dejó el campo, no estaba sintiendo mucho de nada. Su paso letárgico duro hasta que Neil dejo las duchas y encontró a Kevin sentado en una banca de los vestidores. Su severa mirada, indicaba que no estaba ahí dado a un acto de cortesía. — ¿Lo arreglaste? —preguntó Kevin. — ¿Arreglar qué? —inquirió Neil. — Noen actúes como un imbécil. Si estás aquí espero que estés aquí —él dijo poniendo énfasis la última palabra. —  El segundo en el que tus problemas con Andrew interfieren con el juego, se convierte en nuestros problemas también. ¿Quieres que ganemos o no? —No me sermonees como si no supiera lo está en riego. —Me dijiste que me enfocara en el equipo —dijo Kevin—. Eso es lo que estoy haciendo: asegurándome de que tú no pongas en peligro nuestro éxito. —No estoy poniendo en peligro nada. Me retrasé dos minutos porque le ofrecí a Andrew venir a practicar con nosotros. —Fueron cinco, y no le preguntes de nuevo. No necesitamos que este ahí como si nos hiciera un favor. Tiene que venir por su propia voluntad o no significará nada —Kevin se puso en pie e hizo un mordaz gesto a Neil para que lo siguiera. — Nos vamos. Caminaron con Andrew desde la sala hasta el vestíbulo donde se separaron. Matt ya estaba dormido, pero había dejado la lámpara de escritorio encendida, así que Andrew pudo moverse alrededor sin problemas. Neil se cambió bajo la tenue luz. Cuando se dirigía a su cama con intenciones de apagar la lámpara, encontró una garabateada nota pegada al interruptor de la luz. — Estabas en lo cierto —decía. Neil puso la nota en un cajón de su escritorio y se fue a dormir. No había ningún punto en preguntarse acerca de ello cuando de todas formas estarían despiertos en cinco horas, así que dejo sus pensamientos a un lado y se permitió entregarse sueño. Parecía que apenas había cerrado sus ojos cuando la alarma sonó. Neil giró para apagarla y casi gruñó de lo adolorido que se encontraba. Tendría que haber reducido el nivel de la práctica de hoy si no quería que Wymack lo reprendiera. Matt tenía sus zapatos puestos antes de que estuviese lo suficientemente despierto para hablar, aunque aún iba con sus cordones medio hechos cuando se dirigió a Neil.

 

— Estabas en lo cierto. Hicieron una promesa. Me refiero a Aaron y Andrew. Eso es lo que Aaron le dijo a Katelyn. Andrew hizo un trato con Andrew en el correccional juvenil: Si Andrew se quedaba a su lado hasta la graduación, Aaron haría lo mismo por él. Sin amigos, sin novias, nada. Aaron ni siquiera podía socializar con sus compañeros de equipo. Neil peinó su cabello con los dedos y comprobó el vendaje sobre su mejilla. —  Aaron debió para referirse la graduación de preparatoria. Lo renovaron cuando firmaron el contrato jugaraaquí. —Ahora Katelyn también está en escena, pero Aaron no peleará por ella —. Matt sacudió su cabeza y terminó de anudarse los cordones. — Katelyn le dijo a Dan lo que Andrew le hizo a las ex de Aaron. Si Katelyn no está atemorizada de Andrew, entonces tampoco está segura de él. ¿Está Andrew tan loco que en serio intentaría agredir a alguien tan importante para Aaron? —Aaron hizo una promesa —dijo, eligiendo sus palabras con cuidado. — Andrew lo forzará a mantenerla. No es tan loco como suena. Neil casi se había olvidado de que tan ingenuos eran los de grados superiores en lo que se refería a la relación de los gemelos. Él mismo no lo había descubierto hasta su segundo viaje al Crepúsculo de Edén, pero ahora la guerra fría entre ambos era dolorosamente obvia. La importancia que Katelyn tenía para Aaron era lo que la ponía

en peligro. Si Aaron luchabao por por quépensaba estaba demasiado asustado de hacerle frente a su no hermano por ella qué¿era realmente que no había ninguna ganancia en seguirle el juego? Y más importante, ¿por qué Andrew habría de extender el trato? ¿Estaba Andrew aun castigando a Aaron por ponerse del lado de su madre o pensaba que suficiente tiempo haría una diferencia? Lo último sonaba demasiado disparatado, pero Neil estaba inclinado a creerlo. Cuando Drake había dejado a Andrew hecho un sangriento y conmocionado desastre en Columbia, la única cosa que le importó, la única persona a la que necesitaba ver, fue Aaron. Su propio trauma dejado en segundo plano, preocupándose únicamente en la sangre salpicada sobre la cara de su hermano. Andrew y Aaron se habían atrapado a sí mismos en un callejón sin salida. Ninguno de ellos estaba dispuesto a tratar de arreglar sus problemas o simplemente dejarlos ir. Noviembre debió haber sido el catalizador, pero el arresto de Aaron y el exilio de Andrew a Easthaven significaron que ellos se recuperarían lejos el uno del otro. Andrew tenía una semana de vuelta y Neil estaba seguro de que ellos no habían hablado acerca de esa noche al igual que nunca habían hablado de las razones detrás de la muerte de Tilda Minyard. Andrew ignoraría a Neil si él é l sacaba el tema a colación y Neil tampoco tenía ten ía un secreto lo suficientemente grande para hacer que Andrew se acercara a su hermano. Kevin no se involucraría y Andrew sólo haría a Nicky a un lado si este lo intentaba. Wymack había prometido mantenerse alejado de sus problemas personales, aunque él ya había traspasado esa es a línea el otro día en el nombre de la seguridad de su propio equipo. Renee podría mantener la atención de Andrew el tiempo suficiente sufici ente para plantear el pensamiento de la reconciliación en su cabeza, pero Aaron no tenía ningún interés en cualquier cosa que Renee pudiese decir. Eso dejaba lugar a muy pocas opciones, y Neil había borrado el número de Betsy Dobson de su teléfono el mismo que Andrew la programó cono un contacto de

 

emergencia. Aaron dijo que él no había hablado con Betsy, pero debía haber notado el apego que Andrew tenía con ella. Tal vez la dejaría mediar en una reunión privada. Si se rehusaba, Katelyn podría darle el empujoncito final que necesitara. Que Andrew accediera a eso sería el verdadero problema. Incluso si la sobriedad no había diezmado su opinión sobre Betsy, convencerlo de que se abriera a Aaron acerca de todo lo que estaba pasando rondaba el borde de lo imposible. Distraídamente se preguntó si Betsy sabría que los dos hermanos tenían problemas. — ¿Neil? Neil alzó la vista para encontrarse con un vacilante Matt a la entrada de la habitación. Ni si quiera notó cuando Matt había dejado la habitación, demasiado abstraído en sus pensamientos. Matt parecía un poco perplejo de encontrar a Neil en el mismo sitio en el que lo había dejado. — ¿Estás bien? Tenemos que irnos. Si Neil llegaba tarde dos veces seguidas, Kevin Kev in probablemente lo mandaría a la banca sin pensarlo. Neil sacó sus llaves de la cómoda. —  Estoy bien, ¿te dio Dan el horario del nuevo tutor de Andrew? —Cuando Matt asintió, Neil continuó. — He cambiado de plan. Lidiaré con él. Tengo una idea. Matt le envió el texto a Neil, mientras este aseguraba la puerta detrás de ellos. Neil sintió su Su teléfono vibrar su bolsillo,pequeña pero dejo el mensaje sin leer durante su camino al estadio. pantalla eraen demasiado para que alguien leyera el mensaje sobre sus hombros, pero Nicky querría saber quién le estaba mandando mensajes a Neil tan temprano en el día. Neil tendría que obtener los números de Betsy and Katelyn después. Si era afortunado, Dan tendría guardados ambos números en su teléfono. Pasaron la mañana de práctica realizando circuitos de fuerza en el gimnasio. Neil regresó junto con la gente de Andrew, pero se detuvo en el cuarto de las chicas para retocar sus moretones. Se veía mejor estando a una semana lejos del alcance de Riko, pero tendría que cubrirlos por un par de días más. A pesar de que mucho después de que todo hubiese sanado, Neil tendría un vendaje sobre su cara, y de que todavía no le había dicho a los de clases superiores lo que estaba esta ba ocultando de ellos. Neil pensó sobre ello mientras Allison ponía manos a la obra. La gente de Andrew y el staff lo sabía, lo que significaba que no había ningún punto en tratar de ocultarlo más. — Allison —él dijo, una advertencia de que estaba a punto de moverse. Ella retrajo su mano un poco, y Neil alcanzó la cinta sobre su cara. Neil no sabía dónde era seguro tocar, dado que su mejilla se sentía fría gracias al corrector anti-ojeras con el que Allison la había cubierto. Sin embargo, ella entendió lo que estaba tratando de hacer y apartó su mano fuera del camino. Allison cortó el borde de la cinta con sus largas uñas y retiró el vendaje en un movimiento fluido. Le tomó un segundo darse cuenta de lo que está viendo y ponerse en pie con un chillido. — ¿Estás bromeando bromeando?? Dan estaba en la cocina devorando su desayuno y Renee estaba en su habitación, pero el estallido de Allison las hizo salir corriendo. Dan estaba a la derecha de Neil, por lo que ella lo vio primero. Ella se paralizó, pero sólo por un momento. Un latido del corazón más tarde cruzó la habitación y se sentó en el sillón donde Allison había estado apenas unos segundos antes. Neil no sabía que Dan podía moverse tan rápido.

 

— Esto es una broma —dijo Dan sujetando la barbilla de Neil. — ¿Neil? —  Me dijo que me transfiriera a Los Cuervos —respondió Neil—. Dijo que podría terminar este año con Los Zorros, pero que me movería a Edgar Allan este otoño. Me firmaron en preparación y no pude detenerlos. Quería que lo supieras en caso de que Riko dijera algo acerca acerc a de eso. Aún soy un Zorro, sin importar lo que él diga. Yo no habría

firmado sus papeles. — Deshazlo —Dan dijo. — Es permanente —aseguró Neil. — Nada es permanente. Deshazlo —dijo Allison. — No quiero ver eso en mi campo. Las faltas de Kevin, ya ensucian el ambiente lo suficiente. — Kevin sabía acerca de esto ¿cierto? —Dan agregó enfurecida. — Él sabía lo que Riko te iba a hacer y dejo que pasara de todas formas. La próxima vez que lo vea, yo…   — Tú no harás nada —Neil la interrumpi interrumpió. ó. — Kevin no tenía ningún derecho a detenerme. — Te dejo ir con Riko en su lugar. — No —contestó Neil. — Kevin no tiene nada que ver endisminuyendo todo esto. Él sabía quedeesto no era acerca de él. Dan no esperaba eso. Confusión el poder su enojo. — Dijiste que Riko estaba tratando de llegar a Kevin. — Dije que Riko se s e interesó en mí por mi relación con Kevin —dijo Neil. — No dije que eso era el por qué fui. Simplemente pensé que deberías saberlo antes de que la temporada comience. Dan le permitió ponerse en pie, pero sujeto su jeto su codo antes de que pudiese ir demasiado demas iado lejos. Neil miró hacia abajo directo a ella, más la vista de Dan se encontraba en un punto vacío de la habitación habitación.. Pasó un minuto antes de que ella hablara. — Nunca tuviste ningún plan de volver a casa en Navidad, ¿me equivoco? Todo ese lío acerca de tu tío volando a Arizona… inventaste eso para que nosotros no te hiciéramos demasiadas preguntas o nos preguntáramos porque no ibas a Nueva York con Kevin. No había ningún punto en negarlo. — Así lo hice. — Entiendo que no confías en nosotros por completo —dijo Dan. — No me agrada, pero creo que hemos sido lo suficientemente buenos en trabajar sobre eso durante todo el año. No te hemos forzado a darnos más de lo que tú te sientas cómodo en brindarnos y no hemos preguntado porque eres así. Así que no nos hagas esto. No te sientes aquí y nos mientas en nuestras caras —. Finalmente lo miró, frustración tirando fuertemente de la esquina de su boca —. Somos tus amigos, merecemos más que eso. —Si siempre obtienes lo que deseas entonces no serías parte de Los Zorros —Neil se soltó de su agarre y ella lo dejo ir sin ninguna pelea, luciendo un poco sorprendida por la contestación contestac ión cortante. Neil trató de suprimir el cosquilleo cosquill eo de culpa, pero no lo consiguió por completo.

 

— Nunca he tenido amigos antes. No sé cómo es que funciona, Lo estoy intentando, pero va a tomar tiempo. Tiempo era algo que él no tenía, pero eso no era algo digno de mencionarse. Dan aceptó su disculpa y promesa con un cansado asentimiento, finalmente lo dejaron ir en paz. Neil se detuvo en su cuarto de baño para poner un vendaje fresco sobre su tatuaje, Aun tiempo por perder antes de clases, así que se sentó en su escritorio con sus libros

de texto. Él pretendía notas de las lecciones en su lugar dibujo garras de zorro arevisar través sus de las páginas hasta que fueanteriores, tiempo depero marcharse. Neil no mensajeó a Dan hasta la hora del almuerzo, con la intención de darle un par de horas para tranquilizarse. Ya fuese que lo perdonara o que se olvidara del fiasco de la mañana, porque Dan le respondió casi de inmediato con los números que necesitaba. Neil terminó de guardar ambos en su teléfono. Nicky tenía el hábito de llenar su bandeja de entrada, y Neil no podía permitirse perder el rastro de estas damas. Se aproximó a Katelyn primero. Debí D ebí haberla atrapado en clase, porque pasó al menos una hora para que ella respondiera de vuelta. Solamente tomó un par de mensajes para que se dieran cuenta de que no había ningún momento favorable en sus agendas para encontrarse hoy. Sin embargo, ella le prometió hacer tiempo para él mañana, y eso ya era suficientemente bueno. tarde,se Neil finalmentefuera obtuvo confirmación estaba esperando: pesar de queEsa Andrew encontraba dellauso de drogas,que él aún tenía sesiones asemanales con Betsy. Neil sabía el tiempo en el que las sesiones comenzaban y asumió que Betsy tendría un pequeño espacio libre de citas con pacientes antes de que Andrew se mostrase en su puerta. Tan pronto como Neil supo que Andrew estaba camino a Reddin, él endureció sus nervios y llamó a Betsy. Ella contestó al segundo tono con un simpático, — Dra. Dobson. — Es Neil —dijo él y continuó antes de que ella pudiese actuar sorprendida y contenta de escuchar de él. — Necesito un sí o un no. Si podemos persuad persuadir ir a Aaron y Andrew de tener sesiones conjuntas contigo, ¿puedes hacerlo? Hubo una breve pausa, antes de que Betsy dijera, —Trataré, por supuesto. —No lo intentes —dijo Neil. — No adivines. Esto es demasiado importante. ¿Puedes o no puedes hacerlo? —Sí —él podía oír la sonrisa en su voz: no de entretenimiento, pero de aprobación. — Si puedes traerlos a ambos aquí. Me encargaré del resto, ¿Neil? —agregó al tiempo que comenzaba a mover el teléfono de su oreja. — Me gusta tu lado honesto. Neil le colgó. *** Era demasiado temprano en el año para que la biblioteca estuviera atascada, por lo que Neil no tuvo ningún problema al encontrar a Katelyn. Una taza extra grande de café reposaba al lado de su codo y Neil estuvo tentado a no pedir una bebida para sí del café.

 

No quería parecer como si se fuera a quedar, así que se deslizó por el pasillo sin detenerse. Un libro de bioquímica había sido echado a un lado mientras subrayaba puntos importantes importante s en sus notas. Aaron tenía el mismo libro en su cuarto, pues él también estaba estudiando ciencias biológicas. Neil suponía que la similitud en sus carreras y el traspaso de algunas de sus clases fue como ellos finalmente se conociero conocieronn fueran de los  juegos. Katelyn miróSé mientras sehan aproximaba y cerró su libreta —  ¡Neil,lohola! que sólo pasado unas pocas semanas, pero se siente como si hubiera sido una eternidad. ¿Qué tal la pasaste en Navidad? — Estuvo bien —dijo Neil—. ¿Qué tal tú? — Oh dios mío, fue maravilloso —Katelyn juntó sus manos con regocijo. — Mi hermana finalmente se enteró de que va a tener a un niño, así que pasé casi todas las vacaciones comprando cosas para él. Mi mamá me dijo que me estaba excediendo, pero sé que ella es tan emocionada como yo. Ella les había dicho el mes pasado que su hermana estaba embarazada, pero Neil no conocía los detalles. Neil se desconectó de sus divagaciones, escuchando solamente las palabras clave que describían detalladamente todos sus grandiosos hallazgos en ventas navideñas. No le tomó demasiado tiempo a Katelyn recordar que no estaban aquí para ponerse al día, recobrando su compostura con una sonrisa que estaba llena de vergüenza y felicidad. f elicidad. — ¿Así que de qué va esto? —Inquirió Katelyn. — ¿Dijiste que querías hablar sobre Aaron? — Aaron necesita ayuda —dijo Neil. — Estoy tratando de conseguirle un poco. Katelyn se espabiló en un segundo. — Está teniendo pesadillas de nuevo ¿no ¿ no es así? Dijo que lo estaba manejando mejor. Me prometió que… —Katelyn hizo gestos, de frustración o vulnerabilidad, y presiono sus dedos contra su tembloroso labio inferior. —  Pesadillas —Neil replicó. No era el giro que él esperaba tener durante esta conversación, pero podía adivinar qué era lo que estaba haciendo pedazos a Aaron. —. Te refieres a noviembre, ¿cierto? —Aaron no quiere darle importancia —dijo Katelyn.  — Dice que Drake merecía cosas c osas peores de lo que había obtenido. Dijo que él lo haría felizmente. Pero desear que alguien esté muerto y de hecho ser la mano asesina son dos cosas completamente diferentes. Estoy dispuesta a escucharlo, y quiero hacer todo lo que pueda para ayudar, pero él no me escucha cuando le digo que está bien. — Necesita hablar con Andrew —Neil dijo. Katelyn soltó una risa ahogada. — No lo hará. Katelyn sabía lo que los de las clases superiores no sabían: que Aaron y Andrew apenas ponían soportarse el uno al otro en un buen día. Tal vez ella necesitaba saberlo, dado que su pelea era lo que los mantenía a ella y Aaron apartados. Neil favorablemente recalculó las posibilidades de ella, de lograr algo de largo plazo con Aaron. — Tiene que —Neil dijo de nuevo. — Se necesitan el uno al otro. Ellos sólo no saben cómo dar el primer paso. Ahí en donde entras tú.

 

Katelyn buscó en su rostro por un momento, después dijo, — ¿Por qué? — ¿Por qué tú? —inquirió Neil. — Porque tú —ella lo corrigió—. Aaron no es…  Ella era demasiado buena para decirlo, pero Neil no tenía problemas llenando los espacios en blanco.  Aaron y yo No nosvoy llevamos bien, cuando tenemos que hacerlo cuanto nos—es posible. a mentir y decir que estoy haciendo estoy nos por evitamos su bien. No me importa si está bien o no a largo plazo. Yo sólo me preocupo por el equipo. No podemos ganar sin ellos. ¿Realmente tiene importancia el por qué estoy haciendo esto, si al final todos caminos tranquilos por el camino de la felicidad? — Importa para mí —dijo Katelyn. — Lo amo. — Entonces ayúdame con él —pidió Neil. Katelyn presionó sus labios en una línea delgada mientras se debatía. —Estoy escuchando. — ¿Alguna vez Aaron ha mencionado a la Doctora Dobson? —Preguntó Neil. — Ella trabaja en Reddin, y es la psicóloga de nuestro equipo. Está dispuesta a tener sesiones con Andrew y Aaron. A aron. — Por  Aaron halamencionado antes. Dijoque quedebía era una pérdida de tiempo. — —dijo quélano usó como se suponía hacerlo Neil, cuidadosamente ignorando su hipocresía en la acusación. —  Afortunadamente, no importa lo que Aaron crea. Dobson los verá a ambos. Ella hasta ahora ha tratado a Andrew por un año y medio. Si ella de verdad pensara que no puede reconciliarlos no se habría ofrecido. Si podemos hacer que ambos vayan a su oficina al mismo tiempo, ella puede hacer que hablen el uno con el otro. —Quieres que lo convenza —concluyó Katelyn. —Tú convence a Aaron. Yo lo haré con Andrew. — ¿En verdad crees que puedes hacerlo? —Tengo que hacerlo. —dijo Neil. —Pero ¿cómo? —Presionó Katelyn. — Estoy preguntando sinceramente porque yo no sé cómo hablar convencer a Aaron. No me escuchó la última vez que le dije que consiguiera ayuda. —Entonces no lo hagas sobre él —comentó Neil. —  Hazlo acerca de ti. Tú puedes arreglar esto justo ahora. Deja de ser un daño colateral y haz que pelee por ti. —No creo que pueda usarnos a nosotros en su contra. No sería justo. — ¿Y esto si lo es? —Neil hizo un ademán hacia ella. — Mira, no hay ninguna manera en la que pueda convencer conve ncer a Andrew en el transc transcurso urso de la noche, así que tienes algo de tiempo para pensarlo. Pero cuando Andrew esté listo, tendrás que elegir de qué lado estás. Trata de escoger el correcto. Él se levantó y se marchó, y ella no hizo ningún intento por detenerlo.  

 

CAPÍTULO CINCO

Traducido por Achilles Corregido por Vaughan

Las clases del 12 de enero fueron un completo desperdicio de tiempo de los Zorros. Las lecciones de Neil fueron lo suficientemente temprano el día que llegó a ambas, pero él no aprendió ni una sola cosa. Las voces de sus maestros eran ruido blanco; las palabras que escribieron en la pizarra transformadas en diagramas. Neil sostuvo su pluma lista, pero no escribió una sola letra en su cuaderno. Tendría que tomar notas prestadas de algún compañero de clase más tarde, pero hoy nada de eso importaba. Todo lo que importaba era que tenían un vuelo a la una con veinte fuera del Norte del Estado. El primer saque estaba programado para las siete y media, pero Wymack los quería en el terreno de Austin dos horas antes. Él no confiaba en el clima invernal, había dicho. Neil estaba seguro de que los había engañado con esa paranoia. Estaba lloviendo afuera, frío y lo suficientemente fuerte como para sentirlo como hielo, y Neil se preocupó de que su vuelo en fuera retrasado. Tenían un pequeño colchón, escala de noventa minutos Atlanta, pero Neil todavía tenía miedo. Si segracias perdíanasuuna primer juego de campeonato por algo tan estúpido como el clima, él nunca lo superaría. Estaba lloviendo demasiado fuerte como para que un paraguas sirviera de algo, así que Neil se puso su capucha y corrió de regreso a Fox Tower. Echó una mirada al cielo, esperando ver el final de las nubes de carbón, y fue recompensado con lluvia en sus ojos. Neil se pasó una mano por la cara y se lanzó por un espacio en el tráfico en camino perimetral. Un atleta que bajaba la colina hacia la clase se resbaló y cayó con una maldición sobresaltada. Él estaba de nuevo en pie antes de que Neil lo alcanzara, pero Neil aprendió su lección y disminuyó la velocidad. No había sobrevivido a la crueldad de Riko como para ser impedido por la impaciencia. Las cuatro señales de PRECAUCIÓN instaladas en el vestíbulo eran excesivas, pero Neil aún patinó un poco en el piso mojado. Atrapó la pared para mantener el equilibrio y agitó su billetera sobre el sensor cerca del ascensor. Su identificación de estudiante era lo suficientemente fuerte como para activar el seguro a través del cuero. Cuando los botones se iluminaron, Neil presionó el botón de arriba y subió al primer ascensor que llegó. Había agua estancada en el piso del ascensor, por lo que se aferró a la barandilla hasta que llegó al tercer piso. El pasillo alfombrado estaba manchado de huellas mojadas. Neil se sumó al desastre mientras caminaba penosamente a su habitación. La ropa seca no hizo nada para que se sintiera más cálido, así que Neil se tumbó en el sofá con una manta. No recordaba haberse quedado dormido, pero el sonido de la puerta lo despertó. Matt parecía parec ía medio pie más bajo de lo habitual con su cabello pegado a su cráneo. A pesar de su miserable estado, estaba sonriendo al entrar. Hizo un gesto a Neil para llamar su atención, pero no habló hasta que la puerta estuvo cerrada detrás de él. —Acaba de pasar Allison —dijo Matt. — ¿Mojada? —adivinó Neil.

 

—Subestimación del año —dijo Matt. — Creo que su paraguas se rompió. Ella es un desastre caliente. Le dije que iba a tomar una foto de ella para el anuario y ella amenazó con cortarme las pelotas con las uñas. Cinco dólares a que Dan tiene que empujarla por la puerta cuando es hora de irse de nuevo. —Ella sabe que la necesitamos. — ¿Eso estás —dijo Yo no significa apuesto que Neil.dentro? — ¿Todavía? ¿En nada? —Matt cruzó la habitación para dejar caer su mochila junto a su escritorio—. Tenemos, qué, dieciséis apuestas en curso ahora, ¿y tú no quieres entrar en ninguna de ellas? Bueno, catorce en los que estás calificado para apostar. Algunas de las ollas se están haciendo bastante grande y probablemente estés en la mejor posición para ganar en un par de ellas. — ¿Por qué catorce? —Neil preguntó—. ¿Qué pasó con las otros dos? —No puedes apostarte a ti mismo —dijo Matt—. Eso es hacer trampa. Neil inclinó su cabeza hacia atrás para mirar a Matt. —No sabía que me estabas apostando a mí. —Apostamos a todos en un punto en el tiempo dijo Matt. ¿Sabías que la mayoría del equipo apostó contra mí y Dan? No pensaron que tendría el coraje de preguntarle y ellos

sabían que ellacuando nunca me daría una oportunidad. eratiempo una especie de mujer que odia a los hombres la conocí. Quería culparla Ella por su en el club de striptease, pero creo se debe principalmente a que el entrenador de los chicos le dio a trabajar en su primer año. Incluso Allison me dijo que no lo intentara. —Lo has intentado de todos modos —dijo Neil. —Durante un año —dijo Matt—. Le hice a Renee una pequeña fortuna cuando Dan finalmente cedió. Ella es la única que apostó por nosotros. Ella siempre es la más dispuesta a apostar en causas perdidas. Andrew había llamado a Neil una causa perdida el año pasado, una mano sobre la boca de Neil para evitar que él discutiera. Mirando hacia atrás ahora, con todas las piezas faltantes de ese argumento en su lugar, Neil sabía que realmente no era él a quien Andrew intentaba callar. Neil encontró la autocensura fascinante en retrospectiva. Renee le hubiera dicho a Andrew antes de que ella le confesara a Neil la sexualidad de Andrew, y Andrew no se había abierto camino a través de la verdad cuando Neil se lo pidió este último viernes. ¿Qué pensó Andrew que iba a decir el noviembre pasado? No importaba no debería importar. Andrew no quería nada que viniera de su atracción y, de todos modos, a Neil no se le permitió dejar a las personas persona s que se cierran. Fue cómo había sido criado. Fue como sobrevivió. Tenía suerte de estar tan separado ahora que el final estaba a la vuelta de la esquina. Había roto todas las demás reglas que su madre le dejó. Lo menos que podía hacer era mantener una. —Es por eso que apuestas a Andrew y Renee —dijo Neil— porque no pudo, no lo haría, piensa en eso. —Bueno, sí —dijo Matt—. Por un tiempo, Renee fue la única afuera de su pequeño grupo con la que Andrew hablaba. Renee Ren ee dijo que tenían mucho en común y no era nada grave, pero luego la dejó conducir su automóvil. Eso es un GS, Neil. No le prestas eso a cualquiera. Neil agitó una mano sobre su cabeza para mostrar el significado que pasaba por él.

 

—No hablo de autos. —Lo digo después de que terminó de engañar, costó casi seis cifras —dijo Matt. Neil se incorporó y se giró para mirar a Matt. — ¿Cuesta qué? Sabía que Andrew arruinó la mayor parte del seguro de vida de Tilda; Nicky una vez bromeó que Andrew escogió el quién comería la herencia más rápido. Neil no había

preguntado cuánto dinero ganaron conde surecursos. muerte, pero él solo sabía al el automóvil que había sido un desperdicio colosal Tener un estadio demirar béisbol hizo que Neil se sintiera enfermo. Su llavero pesaba de repente una tonelada y era todo lo que podría hacer para no sacarlo de su bolsillo. —Es casi tan caro como el Porsche de Allison —dijo Matt— y dejó a Renee conducirlo solo dos meses después de conocerla. ¿Me culpas por poner dinero en ellos? Hombre, estaba tan seguro de que me serviría. El tiempo pasado fue suficiente para distraer a Neil. — ¿Has cambiado de opinión? —Más o menos —dijo Matt—. Pero las reglas son reglas. Una vez que el dinero está en el pozo, no puedes cambiar de qué lado estás apostando. Puedes apostar contra eso en otras ollas, entonces podría recuperar parte de mi dinero. Pero diablos, es casi pasado de las doce. Tenemos que ponernos en movimiento. Si quieres algo para el avión, te sugiero agarrarlo ahora. Se había ido antes de que Neil pudiera preguntar qué hizo que cambiara la opinión de Matt sobre las posibilidades de Renee. Neil lo dejó y agarró su pila de notas en la alineación de UT. La sonrisa de Matt era saber, al límite de compasión, cuando se encontraron para irse y él vio lo que sostenía Neil. Neil fingió no ver y cerró la puerta de la suite detrás de ellos. Las chicas esperaron a que Matt las alcanzara, pero Neil continuó unos pasos más allá del grupo de Andrew. El automóvil de Andrew parecía un monstruo completamente nuevo cuando Neil se acercó a él. Se sentía lo suficientemente bien como para sentarse atrás con Nicky y Aaron, pero Kevin los siguió antes de que Neil pudiera sugerirlo. Para el tiempo que a ellos les tomó llegar desde el dormitorio hasta el automóvil y del automóvil hasta el estadio, los zorros estaban empapados. Allison Allis on no se había molestado con un paraguas esta vez, pero tenía un segundo impermeable sobre su cabeza para proteger su cabello recién rehecho y maquillaje Ella estaba más seca que cualquiera de ellos, pero todavía estaba jurando al clima mientras entraba al salón. Wymack toleró su arrolladora llegada con su habitual falta de paciencia y los condujo por el pasillo para empacar sus equipos. Tomaron el autobús del equipo al aeropuerto porque era más barato dejar un coche en el garaje que tres. Estar Esta r de vuelta al norte del Estado hizo pensar pens ar a Neil sobre su viaje al oeste de Virginia, por lo que se centró en sus compañeros de equipo para mantener sus pensamientos de escurrirse en una espiral en círculos oscuros. Fue casi un error, al menos hasta que Wymack lanzó una mirada de búsqueda en su dirección. Neil miró a Wymack y eligió no pensar en Riko. En cambio, pensó en su regreso a casa, de Wymack dejando todo para recogerlo y Wymack manteniéndolo unido cuando casi se rompe. La tensión en el pecho de Neil se alivió un poco y él asintió con la cabeza un está bien para la pregunta silenciosa de Wymack.

 

Pasaron a través del registro y la seguridad a tiempo y se pusieron en marcha de la terminal en busca de su puerta. Casi habían llegado al final, pasando los baños y una docena de tiendas. Un café estaba a mitad de camino, y el olor del café y los pasteles calientes eran casi suficientes para distraerlos. Wymack los mantuvo en línea con lenguaje grosero y las amenazas poco entusiastas. Los Vixens los habían llevado al aeropuerto y estaban acampados en la puerta. Neil miró másloallá ellos hacianoelesperaba letrero electrónico sobre el escritorio. Decía 1:20 pm” por quede la aerolínea una d emora a pesar del clima. Neil “Atlanta eligió creerlo solo porque su avión ya estaba esperando fuera. Los zorros se dispersar dispersaron on al consentimiento de Wymack, la mitad de ellos para mirar la ventana y el resto para tirar sus bolsos de mano en las sillas vacías que pudieron encontrar. Neil solo tardó un momento en darse cuenta de que Andrew no se había movido. Neil volvió a mirarlo, pero Andrew estaba mirando por la ventana. Neil siguió su mirada y vio un avión volar por la pista. Los otros ya no estaban lo suficientemente cerca para escuchar, así que Neil dijo, —Cuando dijiste que tenías miedo a las alturas, estabas bromeando, ¿verdad? —Le dio a Andrew un momento para responder, luego lo intentó de nuevo. —Andrew, no puedes estarlo. ¿Qué estabas haciendo en el techo? Andrew no respondió de inmediato, pero la inclinación de su cabeza hacia un lado dijo

que él estaba pensando eso. Neil en noexplicación. sabía si estaba buscando palabras o solo averiguando cuáles queríaen darle a Neil Finalmente, Andrew se llevó una mano a la garganta y buscó su pulso. Él tocó con su dedo a lo largo cuando lo encontró. Estaba yendo más rápido de lo que debería. Neil culpó a los alrededores de Andrew. —Sintiendo —dijo Andrew por fin. —Tratando de recordar el miedo, o tratando de recordar cómo sentir algo en ¿todo? —preguntó Neil, pero Andrew no respondió. Neil intentó una táctica diferente. —Si te hace sentir mejor, menos de veinte aviones se estrellan cada año y no es siempre debido al clima. A veces los pilotos son poco confiables. Estoy seguro de que es una muerte rápida de cualquier manera. La mano de Andrew se detuvo. — ¿Cuál era su nombre? —Miró a Neil, quien le frunció el ceño confundido y dijo —  Tu padre. ¿Cómo se llamaba? Casi lo dejó sin aliento. Neil no quería responder, no quería ese nombre en el aire entre ellos, pero era el turno de Andrew en su juego. Él no tenía el derecho de rechazar. Intentó consolarse un poco, porque Andrew no llegaría tan bajo a menos que la burla de Neil le hubiera llegado, pero Neil no pudo lograrlo. Miró a los zorros, se aseguró de que todavía estaban fuera del alcance del oído, y se acercó más a Andrew de todos modos. —Nathan —dijo al fin—. Su nombre era Nathan. —No te ves como c omo un Nathan. —No lo soy —dijo Neil a través de las piedras en su garganta—. Soy Nathaniel. Andrew lo consideró un minuto más, luego se volvió sin otra palabra y volvió a mirar las pistas de aterrizaje. Neil se retiró, necesitando espacio para respirar y para sacar ese dolor enfermo de sus venas. Nicky saludó con la mano para llamar su atención e hizo un gesto para que Neil se le uniera. Tan pronto como Neil estuvo lo suficientemente cerca Nicky colocó un cuidadoso brazo alrededor alrededor de sus hombros.

 

—Favoritismo flagrante f lagrante —dijo Nicky— ¿Sabes que me ha dicho tal vez diez palabras desde que lo recogimos de Easthaven? Estaría celoso si no fuera tan en contra de morir  joven. Pero, de todos modos, tenemos algo de tiempo antes del despegue. despegue. ¿Quieren venir con nosotros y tomar un café? Terminaron llevándose a la mitad del equipo y varias de las Zorras con ellos al café. Nicky dijo que tenían tiempo, pero ninguno de ellos había contado con qué tan lenta se

movería la fila. todos regresaron a su puerta con sus bebidas, su vuelo ya estaba Para cuando abordando. Neil mantuvo un ojo agudo en Andrew cuando se unieron a la fila, esperando que vacilara. Quizás Andrew notó la atención, porque siguió a sus compañeros de equipo en el avión con una mirada aburrida en su rostro. El acto duró hasta que todos estaban en sus asientos y los asistentes estaban pasando por las características de seguridad en el avión. Lo único que Andrew trajo al avión con él era un bolígrafo. Lo volteó una y otra vez en sus manos mientras los asistentes demostraban cómo usar las máscaras de oxígeno a bordo. Kevin, sentado entre Neil y Andrew, ni siquiera pestañeó. Neil supuso que estaba acostumbrado a que Andrew estuviera inquieto. Neil solo sabía lo que significaba esa inquietud porque Andrew tuvo que decirle la verdad cuando Neil le preguntó a qué le tenía miedo. Neil miró por la ventana, pero la lluvia era tan espesa sobre el vidrio que apenas podía distinguir el ala del avión. Las luces eran un desastre borroso. Neil cerró ce rró la cortina cuando los asistentes hicieron un recorrido final por la cabina. El despegue nunca antes había parecido un proceso complicado, pero Neil imaginó cuán agotador se sentiría para alguien que no quería volar. Finalmente, estaban avanzando por la pista, y Neil arriesgó otra mirada a Andrew. La expresión de Andrew no cambió cuando los neumáticos dejaron el suelo, pero La pluma de Andrew se detuvo durante todo el ascenso ascen so y se puso tenso. Él estaba de vuelta en eso tan pronto como alcanzaron la altitud alti tud de crucero. Tenía que notar las miradas que Neil le enviaba, pero mantuvo su mirada de párpados pesados sobre el respaldo del asiento frente a él. Tuvieron tiempo para matar en Atlanta, así que tan pronto como Wymack confirmó, su puerta no había cambiado y los dejó vagar por el aeropuerto durante una hora. Andrew pasó la mayor parte de ese tiempo deambulando de una tienda a otra. Aaron recogió un libro mientras Nicky cargaba comida chatarra. Andrew desapareció, pero Neil finalmente lo vio cerca de una vitrina de estatuillas. Fue algo extraño para que Andrew se distrajese, pero Neil no tuvo mucho tiempo para pensarlo. pensarlo. Kevin y Nicky estaba a dos segundos de pelearse porque Kevin estaba tratando de poner los bocadillos de Nicky en el estante. —No es todo para mí —insistió Nicky, tratando de luchar fuera del agarre de Kevin sin tirar nada—. Hay suficiente para todos. t odos. —Nadie necesita comer esto antes de un juego dijo Kevin. Come algo de granola o proteína si tienes tanta hambre. —Hola, hay proteínas en la mantequilla de maní —dijo Nicky—. Déjame ir antes de decirle a Andrew que estás prohibiendo el chocolate. Dije déjame ir. Tú no eres mí jefe. ¡Ay! ¿En serio me acabas de pegar? —Me estoy y pretendiendo que no te conozco —dijo Aaron. —alejando Traidor lo llamó Nicky.

 

—Kevin, déjalo ir —dijo Neil—. No vale la pena luchar por eso. —Cuando nuestra defensa es lenta todos sufrimos —dijo Kevin. —No hablas en serio —dijo Nicky. ¿Tenemos cuántas horas hasta servir? Esto estará fuera de mi sistema para entonces. Puedes verme tomar una mierda si no me crees No pensé que estabas en ese tipo de cosas, pero, ja —, él cacareó cuando Kevin se marchó. Le mostró a Neil una sonrisa triunfante, ajeno a la forma en que los empleados de la

tienda losun estaban mirando. —Soy maestro de la persuasión. —O autoengaño —dijo Neil. Las cejas de Nicky se dispararon dispararon.. —Oh, Dios mío, ¿trataste de hacer una broma? ¿Lo hiciste? ¿Duele un poco? No, en serio —dijo cuándo Neil giró como para dejarlo —, ¿Qué te puso de tan buen humor? Girando puso a Andrew en la línea de visión de Neil otra vez. La luz brilló en el figurilla de cristal en la mano de Andrew mientras se la pasaba a uno de los cajeros. Neil estaba demasiado lejos para ver qué forma había tomado, pero no necesitaba saber. Sus pensamientos estaban en un estante de animales espumosos, todos equidistantes a cada uno otro. La sorpresa luchaba con alivio y dio paso a un murmullo de autosatisfacción. Neil no entendió lo que Andrew vio en Betsy, pero ya no le importaba. Él tenía razón al poner su fe en ella. Ella iba a parchar a los hermanos y el equipo finalmente estaría completo. Los Cuervos no sabrían qué hacer con ellos la próxima vez que se encontraron en la cancha. —Oye, Neil —dijo Nicky—. ¿Me estás ignorando? —Solo estoy pensando en esta noche —mintió Neil—. Esperaré aquí mientras revisas. Nicky se encogió de hombros y se dirigió al siguiente registro abierto. Andrew recogió a Kevin en su camino de regreso al lado de Neil, y Aaron regresó a ellos cuando Nicky lo llamó. Regresaron a la puerta y se acomodaron hasta la hora de embarque. Los cielos sobre Atlanta estaban nublados pero secos. Una tabla rápida y todas las cabezas explicando que tenían que irse un par de minutos antes. Neil mantuvo un ojo discreto sobre Andrew hasta que el avión se estabilizó, luego desvió la mirada hacia la ventana y pensó en UT. Neil nunca había tratado con reclamo de equipaje antes, ya que él y su madre arrojaban lo que no cabía en un equipaje de mano. Fue una revelación y experiencia desagradable. Las mismas maletas pasaron alrededor de la cinta transportadora tantas veces que Neil comenzó a pensar que el equipaje del equipo se había perdido. Los Zorros parecían aburridos, abur ridos, no preocupados, por lo que mantuvo ese poco de pánico para sí mismo. Fue recompensado unos minutos después cuando la bolsa de Allison finalmente cayó por un tobogán y en la cinta. El resto de las bolsas no estaban muy atrás de la suya. —Tómenlas y alinéenlas —dijo Wymack mientras él y Abby agarraban sus maletas. Los Zorros lo siguieron al Transporte Terrestre, donde Wymack había reservado una camioneta de pasajeros de 12 asientos. Sus bolsas ocuparon todo el baúl y la mayor parte del espacio para los pies, pero lograron cerrar la puerta y eso era todo lo que importaba. Wymack alisó un papel arrugado de instrucciones en manuscrito, lanzaron a sus notas la más breve de las miradas, y se pusieron en camino. Se detuvieron brevemente en su un equipo restaurante devorar pollo y pasta. Wymack se quejó de la factura, pero sabíaitaliano que nopara debían tomarlo seriamente.

 

El estadio estaba repleto de policías y fanáticos cuando llegaron. Guardias de seguridad ayudaron a Wymack a encontrar un lugar para estacionar y el equipo fue escoltado al vestidor. Llegaron temprano, así que Wymack encendió todos los televisores que pudo encontrar y fue a ver a la multitud. El televisor más cercano a Neil estaba transmitiendo lo más destacado de los juegos de Clase I de anoche. Como era de esperar, la mitad de las jugadas que valían la pena fueron de la victoria de los Cuervos de Treinta quince minutos a ocho. Neil visto su entreenlas de para anoche. fuerahabía del saque separtido separaron losprácticas vestuarios cambiarse. Neil ya no estaba sorprendido de encontrar una completa falta de privacidad en el vestuario de hombres, pero sus compañeros de equipo se quedaron fuera del baño lo suficiente como para luchar en su equipo. Él se quitó el casco y los guantes ya que todavía tenían mucho tiempo antes de servir y se reincorporaron a sus compañeros de equipo en la sala principal. —Llévalos a dar un par de vueltas —le dijo Wymack a Dan—. Déjalos echar un vistazo al lugar. El estadio de la Universidad de Texas era comparable al de la Corte de los Zorros en tamaño. Los Cuernos Largos y los Zorros compartían los mismos colores del equipo, así que vigas llenas parecían familiares y reconfortantes. Neil solo tuvo que ignorar el rugido desafiante de la multitud cuando notaron a los Zorros en medio de ellos. Dan los detuvo después de una milla, y corrieron de vuelta al vestuario para estirar. Abby tenía agua esperándolos. Wymack Wyma ck estaba protegiendo al resto de su equipo. Aaron y Nicky dirigieron el bastidor hacia el ring interior cuando era hora de tomar su lugar en los bancos. Los Vixens habían aparecido y de alguna manera encontraron la sección reservada para los estudiantes del estado de Palmetto. Dan tuvo a su equipo agitando un saludo enérgico tanto para el escuadrón como para sus ardientes fanáticos. Los Zorros fueron recompensados con vítores entusiastas. Unos segundos más tarde los Cuernos Largos pasaron en una corriente infinita. Los zorros venían con sus sudaderas color naranja sobre blanco, y los Cuernos Largos vestían sus uniformes blancos sobre naranja. Fue desorientador verlos pasar por sus regazos; Neil esperaba que nadie se confundiera en el calor del momento. Incluso la menor vacilación en la cancha podría costarles un punto. Cuando los Cuernos Largos estuvieran listos, lis tos, estarían en la cancha para los ejercicios, así que los Zorros recogiero recogieronn sus raquetas. Wymack les dio un momento, luego aplaud aplaudió ió para llamar su atención. —Está bien, escuchen. Es hora de ponerse serios. Estos tipos pueden parecer amistosos en nuestros colores, pero están aquí por una sola razón: para eliminarnos  justo fuera de la puerta. Son aspirantes a campeon campeones es y saben lo que se necesita para pasar al siguiente nivel. Su trabajo esta noche es hacer que parezcan tontos. Abby frunció el ceño, pero Wymack ni siquiera la miró. —Nosotros hemos estado analizando su alineación cien veces. Han leído las notas de Neil. Les mostré que necesitaban ver. Estos chicos son rápidos y peligrosos, pero no son impenetrable. impenetrab le. El truco es mantener el centro de la cancha. Por el amor de todas las cosas profanas, miren a esos Intermediarios. Intermediarios. —Los veré flotar fuera de mi cancha —dijo Dan. —Haz —dijo lo Eso que va tengas hacer atrevaspenetrante. a recibir una —.Wymack tarjeta roja. paraque todos ustedes Le lanzó—a  pero Matt no unatemirada La

 

sonrisa de Matt no hizo nada para tranquilizar a alguien, pero Wymack Wyma ck no perdió el aliento advirtiéndole segunda vez. —Si ustedes señoritas, comienzan a perder terreno, llamen a la defensa para que les echen una mano. No importa si significa signific a poner un defensa en dos delanteros lo suficiente para obtener un poco de espacio para respirar. Los porteros van a bloquear nuestra meta. ¿Entendido? — —dijo aRenee Haremos mejorseesfuerzo conemocionado una sonrisaybrillante. Los gritos denuestro la multitud intensificaron un tono febril. Neil asumió que las mascotas habían aparecido para irritar a las gradas. Echó un vistazo más allá de Wymack, todavía medio escuchando la conferencia, y siguió los dedos señaladores. Una sección VIP entre corchetes estaba junto a la caja de la prensa entre los bancos de los Zorros y las Vixen. Un par de guardaespaldas estaban revisando a la multitud por posibles amenazas, pero se apartaron del camino cuando sus cargas eran cómodas. El mundo de Neil se ralentizó a paso de tortuga al ver tatuajes negros y cabello oscuro. Wymack chasqueó chas queó los dedos en la cara de Neil. Neil se estremeció estremec ió tanto que se meció hacia Kevin. Lanzó una rápida mirada hacia Wymack, Wymack , con la boca abierta en una disculpa para la que no tuvo aliento, pero Wymack no esperó por eso. Él giró para recorrer el ring interior. Le tomó casi nada de tiempo para ver a Riko y Jean. Cuando se volvió, su expresión era más oscura de lo que Neil jamás había visto.

Los zorros los vieron también, y Matt fue el primero en reaccionar furioso. — ¿Qué hacen aquí? —Preguntaré —dijo Andrew, y fue en su dirección. Wymack lo detuvo antes de que pudiera estar a más de un paso de distancia del grupo de los Zorros. —No se te permite matar a nadie en el primer juego de la temporada. Preocúpate menos por él y más por tu línea ofensiva, ¿me entiendes? Enfócate, Kevin. Tú también, Neil. Neil, dijo, más fuerte. Ojos en mí. Neil se dio cuenta de que estaba mirando a Riko de nuevo. nuevo . Él arrast arrastró ró su mirada hacia la cara de Wymack. Wymack parecía enojado, pero Neil conocía a Wymack demasiado bien hasta ahora. Esa ira nació de una preocupación genuina. Neil eligió interpretarlo como decepción en su lugar porque era más fácil motivarse con eso. Los Zorros lo necesitaban esta est a noche. No podía dejar que Riko se acercara a él. Neil atr atrapó apó con fuerza cada mal recuerdo que estaba gruñendo en su oído y los empujó profundamente. — Estoy empezando a pensar que me gusta después de todo —dijo Neil con forzada indiferencia. La risa de Nicky sonó falsa y su sonrisa no llegó a sus ojos, pero al menos el intentó. —  ¿Quién puede resistirse por mucho tiempo a un espectador como tú? ¿Verdad? Tienes suerte de que estoy tomado, porque maldición. ¿Tal vez podamos convencer a Erik para que me comparta? — ¿Te mataría dejar la mierda fuera de la cancha por una vez? —preguntó Aaron. —Si tengo que verte mirar a Katelyn con los ojos cerrados, debes mirarme atraer a Neil al lado oscuro. —No miro a los ojos a Katelyn. —Está bien, claro, no miras. Tu pino de larga distancia, que es mil veces más nauseabundo.

 

—Tienes dos segundos para callarte antes de enviarlos a todos en vueltas —dijo Wymack. Nicky se calmó con una sonrisa rápida como un rayo en dirección a Neil. Neil logró una pequeña sonrisa de vuelta. Las disputas familiares habían quitado la indignación de los Zorros, y ahora los de clase alta miraban a Neil en lugar de a Riko. Andrew se puso cómodo a la izquierda de Neil, una barricada de un solo hombre entre Neil y la multitud.

La — siguiente que Wymack miróWymack a Neil, Neil asintió en silencio. —Preguntó  ¿Dóndevez estaba? —Ofensa, creo —dijo Neil, y miró a Kevin. Kevin estaba mirando en blanco a Riko, pero Neil lo codeó hasta que tuvo la atención de Kevin. —Justa advertencia: advertenc ia: si ponen a Beckstein como mi marca voy a tener que hacer pases laterales toda la noche. Él tiene un pie sobre mí, así que si él agarra mi palo en un golpe hacia arriba me llevará demasiado lejos lejos y voy a romper algo. Kevin comenzó a decir algo, pero Andrew lo golpeó al golpe con calma. —Ocho pulgadas. Él solo tiene cinco con once. Neil y Kevin se giraron para mirar a Andrew. El destello de una sonrisa en el rostro de Wymack dijo que entendió el significado de ese comentario y supo qué significado para las oportunidades de los Zorros esta noche. El resto del equipo estalló justo al lado sin darse cuenta. Dan le dijo algo a Allison sobre cómo compensar la posible desventaja de Neil. Neil sabía que él y Kevin estaban destinados a ser incluidos en la conversación, pero no pudo seguirla. La altura era posiblemente el detalle más crítico en una cancha Exy. La altura de un  jugador decidía cuánto tiempo podía manejar una raqueta y determinab determinaba a su alcance. Para la mayoría de los jugadores, una figura general era lo suficientemente buena; no importaba si estaban est aban a una pulgada o dos de distancia porque solo necesitaban neces itaban una idea de a lo que se enfrentaban. Utilizaron el número únicamente para determinar qué tan difícil sería su marca para moverse. Neil y Kevin sabían la altura exacta de cada fondo de Los Cuernos Largos porque no podían jugar el juego sin esa información. Jugadores técnicos como Kevin, podrían usar la altura de un hombre para trazar todos sus puntos débiles. Más importante, podrían hacer una referencia cruzada de su propio campo de alcance contra su marca y encontrar los mejores lugares para empujar. Así fue como eludían a la defensa con tanta frecuencia. Jugadores instintivos como Neil sabían dónde estaban esas lagunas sin cálculo de ángulos y superposición. Si Wymack le daba un bolígrafo a Neil y le decía que dibujara el punto ciego de un defensa en un diagrama, no podría hacerlo, pero una vez que estaban el juego Neil podría encontrarlo en un abrir y cerrar de ojos. Él no era lo suficientemente bueno para tomar provecho al máximo de esa idea, pero Kevin dijo que un talento como ese finalmente aseguró el lugar de Neil en el Tribunal de los Estados Unidos. Andrew no tenía excusa para conocer la estatura de Beckstein. Para principiantes, Beckstein era un defensa. Si los Zorros hacían bien su trabajo, Beckstein no debería acercarse lo suficiente al objetivo para intentarlo. Más importante aún, Wymack solo había otorgado las alturas de Cuernos Largos una vez: cuando había leído por primera vez el alineamiento UT con su equipo. Esa estadística impresa enhabía el folleto de la primera ronda que Wymack repartió la semana pasada,fue pero Andrew rellenado

 

esa documentación en su casillero a la primera oportunidad que tuvo. Neil no lo había visto sacarlo desde entonces. Andrew había mirado a miles de kilómetros de distancia cuando Wymack revisó revis ó la lista de los Cuernos Largos, pero él había escuchado cada palabra y la había retenido. Esa retención perfecta fue lo que los salvó en su partido contra Belmonte el otoño pasado. Wymack hizo un comentario com entario desechable sobre penales durante el medio tiempo. El E l juego no se redujo sino con para tan pocos segundos restantes en elsabía reloj que y tanta presión sobreaelpenalizaciones, delantero de Belmonte empatar el marcador, Andrew iría por lo que le era familiar. Él había bloqueado un tiro imposible sin pensar dos veces. Neil miró a Kevin, luego a Wymack, preguntándose por qué nadie le había dicho que Andrew tenía un recuerdo eidético, preguntándose si siquiera lo habrían sabido. Él no pudo evitarlo, pero dale otra prueba. Se desplazó mentalmente a través de la línea de ataque de los Cuernos Largos y se conformó con un delantero de quinto año. — ¿Qué tan alto es Lakes? — Búscalo —dijo Andrew. —  Apóyame sólo esta vez —dijo Neil. Andrew comenzó a alejarse, entonces Neil enganchó sus dedos enguantados en la cabeza enredada de la raqueta de Andrew y le dio una revolcada cuidadosa. Intentó de nuevo con un insistente. — ¿Qué altura tiene ella? — ¿Metro y medio? —supuso Matt. — Metro y medio o dos metros y treinta —dijo Andrew. — Suficientemente cerca —Matt se encogió de hombros con apatía. Neil soltó la raqueta de Andrew y se aferró a la suya. — Vamos a ganar. — ¿Estabas esperando que perdiéramos? —Dan preguntó. —  No —admitió Neil. Sus labios se crisparon, y supo por el tirón de su boca que llevaba la sonrisa de su padre. Presionó el lado de su guante en su cara, casi aplastando sus dientes contra sus labios. Probó la sangre antes de que fuera seguro dejar caer su mano de nuevo. Neil se inclinó un poco hacia atrás y miró pasando a Andrew hacia Riko. —Me alegra que esté aquí para verlo. Veamos si no podemos sacudirlo. —Vamos —dijo Wymack—. De todos modos, imaginen que en realidad supere todo lo importante que necesitaba decir, porque es demasiado tarde para terminarlo ahora. El tribunal está abierto. Seguimos con los ejercicios, los unos y tres habituales. Lo digo todo el tiempo porque me haces decir esto cada vez: mantén las bolas en nuestro maldito lado de la cancha, Andrew. Los Zorros se quitaron lo último de sus equipos y se dirigieron a hacer algunos ejercicios. ejercicio s. Neil estaba contento de tomarlo con calma, más interesado interes ado en juzgar el estado de su cuerpo que uno de sus propios porteros. La vista de Riko había puesto a cada uno de los moretones de Neil a punzar, pero ahora apenas sentía nada. Lo único que le importaba era su equipo y la forma en que se movían a su alrededor. Tuvieron que salir de la cancha para lanzar una moneda. Dan les ganó el primer servicio y Wymack W ymack tuvo un par de segundos antes de que las alineacione alineacioness los llamaran para reunir a su equipo. —Recuerden —temporada. dijo—. Es dos de tres para avanzar y no se pueden permitir perder el primer juego de la Delanteros, consigan tres goles cada uno o los registraré

 

para un maratón. Defensas, si se ven como idiotas mantendrán su compañía. Intermediarios: lo tienen. Renee, juega como si supieras cómo. Andrew, mantén la puntuación en tres o menos para tu mitad y te compraré todo el alcohol que quepa en tu armario. El locutor llamó a ambas alineaciones iniciales a la cancha. Neil tomó su lugar en la línea a media cancha y envió una mirada final a Kevin. Por algún milagro Beckstein estaba en lacuando canchasonó contra casi rebota el Kevin. timbre.Kevin respondió a su mirada con un asentimiento. Neil Por un tiempo, el juego fue un intercambio de ida y vuelta. Hubo un par de colisiones, un par de casi pérdidas, y más de un intercambio de pocas palabras groseras. Wymack estaba en lo cierto al advertirlos de los Intermediarios de los Cuernos Largos. La niña de Texas que pusieron como titular era rápida y sucia. Ella y Dan se empujaron el uno al otro casi sin detenerse. Incluso cuando la pelota estaba en el otro lado de la cancha, golpearon sus palos constantemente. Cómo resistió Dan tanto antes de chasquear, Neil no sabía, pero ella duró unos buenos diez minutos. La siguiente vez que la pelota fue hacia los Intermediarios, Dan se agachó, enganchó su cuerpo bajo su marca, y volteó a la chica de sus pies. Para agregar un insulto a la herida, le ofreció a la chica caída una mano enguantada para ponerla en pie. Al segundo siguiente, estaban en la cara del otro con dedos penetrantes y tonos estridentes. Los árbitros llegaron llegar on a la mitad de la cancha, es probable que ficharan a Dan por su peligroso control del cuerpo, antes de que el otro Intermediario golpeara a Dan en su boca. Dan levantó las manos y se negó a tomar represalias. No tenía sentido cuando ella consiguió lo que quería. Ambos concesionarios recibieron tarjetas amarillas y los árbitros reiniciaron el juego desde una posición neutral. Esa pelea casi fue el punto de inflexión, y el resto de la primera mitad fue brutal. Neil estaba dolorido cuando la campana sonó para el medio tiempo, pero no le importó cuánto le doliera su cuerpo. Andrew había hecho lo que Wymack había pedido y abandonó solo dos objetivos. Los Zorros, por otro lado, ya habían anotado cuatro. Neil siguió a sus compañeros de equipo fuera de la cancha para el descanso de medio tiempo, pasó a Wymack, donde estaba dando despedidas a los periodistas, y se paseó por el vestuario hasta que la sensación volvió a sus pies. Abby lo acomodó para un rápido chequeo en la otra habitación y Neil estaba tan sin aliento como para despedirla. Los Cuernos Largos hicieron todo lo posible en la segunda mitad, logrando que dos  jugadores quedara quedarann rezag rezagados ados y cin cinco co amarillent amarillentos. os. Su estilo de jueg juego o clandestino clandestino llevó a los Zorros a adelgazar, pero los Zorros sabían que no debían defenderse. Una tarjeta amarilla no los pondría en la banca, pero dos corridas los sacarían del partido y no tendrían a nadie de sobra. Mantuvieron la calma lo mejor que pudieron, tomaron una línea cuidadosa en sus propias transgresiones y cosecharon tantos puntos como pudieron en los tiros de penalti. Al final valió la pena, porque el puntaje final fue de siete a seis, a favor de los Zorros. Cuando los zorros salieron de la cancha, Renee se dirigió hacia Riko. Ella no era del tipo para pelear, entonces Neil se detuvo para mirarla. Riko no tomó la mano que Renee le ofreció, pero Jean sí. El apretón apr etón de manos duró un poco demasiado, pero Neil no sabía cuál de ellos era más lento para soltar.

 

Neil pensó en la extraña reacción de Jean hacia Renee en el banquete de otoño, la mirada persistente y la presentación incómoda. Era el recuerdo que había estado buscando la semana pasada cuando repasaba sus mensajes en Reddin. Jean aceptó la crueldad de Riko y Tetsuji porque no tenía a nadie fuera de los Cuervos. Sin nada más por lo que vivir y sin s in motivos para luchar, inclinó la cabeza y se s e concentró en sobrevivir. Renee fue la primera cosa brillante en llamar su atención. — —dijo Neil, no del todo una pregunta. Estátambién interesado en ella mirando. Kevin los estaba —No importa. No funcionará —Renee le dijo a Neil el otoño pasado que no estaba permitido salir con los Cuervos. Tetsuji no quería distraer a su equipo del juego. Renee lo sabía, pero ella estaba allí de todos modos. Neil podría estar pensando demasiado en sus intenciones, pero estaba dispuesto a explotar cualquier ángulo que pudieran encontrar. —Tal vez no —dijo Neil—  pero podría darnos una ventaja. ¿Todavía sabes su número? Dáselo y ve lo que puede hacer desde ahora hasta la final. Dan y Kevin habían acordado de antemano manejar a los reporteros después del partido. Neil estaba feliz de dejarlos y seguir a sus compañeros de equipo jubilosos al vestidor, pero no llegó muy lejos. Probablemente estaba a ocho pasos del banco antes de que un periodista le gritara. —Neil, ¿es cierto que estás marcado para el Tribunal? Lo más inteligente era continuar y fingir que no había oído el sonido de la furiosa multitud, pero Neil se detuvo. Él miró al frente, sopesando todas las formas en que podía y no debía responder a eso. Finalmente él regresó. La presencia de Riko significaba que Andrew estaba pegado a Kevin, pero los ojos de Andrew estaban puestos en Neil después de una pregunta audaz como esa. Neil inclinó su cabeza en una pregunta silenciosa, y Andrew le indicó que hiciera lo que quisiera. Neil se desabrochó las correas de su s u casco y se dirigió al trío de reportero reporteros. s. Andrew tomó el casco de Neil cuando pasó, y Renee lo tomó de Andrew mientras se dirigían al vestidor. Neil se metió los guantes bajo un brazo y se detuvo al lado de Kevin. —Lo siento —dijo—. ¿Dijiste algo? —Corre el rumor de que has sido invitado a la Corte perfecta —El periodista le apuntó con un micrófono, su mirada sobre el vendaje pegado al pómulo de Neil con sudor y cinta—. ¿Te importaría hablar sobre eso? La primera vez que alguien le preguntó sobre los tatuajes de Riko y Kevin, Riko no había ido por las ramas. Era el mejor delantero del juego, dijo, y quería que todos lo supieran. La historia cambió un poco cuando Jean hizo su primera aparición pública con un 3 en su rostro. Se suponía que Riko estaba seleccionado para liderar al futuro equipo nacional de EE. UU. Él lo llamó la Corte perfecta y aunque era increíblemente arrogante y no era oficial, su talento y educación dieron cierta credibilidad a la idea. —Oh —dijo Neil—. Te refieres a esto. Se quitó el vendaje de la cara y dejó que los periodistas le dieran un buen vistazo a su tatuaje. Uno de los reporteros le espetó a su camarógrafo a que se acercara y Neil obedientemente inclinó su rostro para que lo vieran mejor. Estaba sonriendo de nuevo y esta vez no intentó ocultarlo. Los reporteros eran demasiado estúpidos, o demasiado

ansiosos por por unalohistoria, leer la tenso. amenaza en esa expresión. Kevin no estaba tan ciego y silbó bajo enpara un francés

 

—No lo presionen. La urgencia de estrangular a Kevin fue tan feroz como fugaz. Neil no perdió el tiempo mirando a Kevin, sino que se dirigió a los periodistas. —Es realmente impresionante, impresiona nte, ¿no? Creo que es la primera vez que Riko se equivoca. Siempre pareció demasiado torpe para admitir cuando cometía un error. — ¿Crees que cometió un error al marcarlo? —preguntó un periodista. — ¿No crees que te mereces el número? —dijo otro al mismo tiempo. Neil afectó la sorpresa por su malentendido. —No creo que nos merezca —dijo, e hizo un gesto entre él y Kevin — pero eso no es ni aquí ni allá. — ¿Qué quieres decir? —Mira, voy a ser honesto —dijo Neil—. Sé que Riko está bien. Todos lo hacen. El nombre de su tío lo ha llevado bastante lejos en la vida y los Cuervos tienen un historial impresionante. Pero Riko como persona es difícil de respetar. Hasta diciembre, pensé que era un maníaco egocéntrico que estaba tan desesperado por su propia gloria que se negó a ver el potencial en nadie más. Él, por supuesto, asumió que no sabía nada de nada y no tenía derecho a opinar. —Esta Navidad intentamos encontrarnos a mitad de camino —dijo Neil. — Riko me invitó a practicar con los Cuervos durante las vacaciones para poder ver la discrepancia entre nuestros dos equipos. Esto es con lo que nos fuimos. Neil hizo un gesto hacia el tatuaje en su pómulo. Admitió que estaba equivocado acerca de mí y yo prometí estar a la altura de sus expectativas. Nunca seremos amigos y definitivamente nunca nos querremos, pero trabajaremos el uno alrededor del otro mientras tengamos que. —Hubo un rumor de que podrías ser transferido a Edgar Allan. —Se mencionó mientras estuve allí dijo Neil, pero ambos sabemos que nunca sucederá. Nunca llegaré a donde debo estar si juego con los Cuervos. Además, apenas podría tolerarlos por dos semanas. No puedo imaginar jugar con ellos durante cuatro años. Son seres humanos horribles. — ¿Pero sabes qué? —Dijo Neil antes de que los periodistas pudieran responder. responder. — Eso es mezquino. Dije que sería honesto, pero eso fue demasiado transparente. Digamos esto en cambio: prometimos a los Cuervos una revancha esta primavera, así que los animaré hasta la final. Si Riko no creyó que podríamos encontrarnos allí, él no me habría marcado ni habría volado la mitad del país para vernos jugar esta noche. Sabe que tenemos una oportunidad. Todavía no se ha dado cuenta de que vamos a ganar la próxima vez que nos veamos. Mantén un ojo en nosotros ¿no? Va a ser un año emocionante. —Buenas noches —dijo cuando comenzaron a hacerle preguntas. Dio media vuelta y se dirigió al vestidor como si no los hubiera escuchado llamarl llamarlo. o. La risa contenida de Dan dijo di jo que lo estaba siguiendo, pero no miró par paraa ver si Andrew y Kevin estaban con ella. La puerta del vestidor se cerró de golpe detrás de ellos, amortiguando la mayor parte del ruido de la multitud, y Neil atrapó la cola de la amarga queja de Kevin. El temperamento de Neil estalló de nuevo y esta vez no lo sofocó. Se giró y empujó a Kevin hacia la puerta tan fuerte como pudo. Kevin tenía la mejor parte

de su pie para sobredefenderse. él y fácilmente llevar a Neil a Neil. una pelea, pero asustado Danpodía miró boquiabierto Andrew, queestaba habíademasiado atacado a

 

Matt por golpear a Kevin, dio un paso limpio fuera del camino. Ninguno de los dos iba a interferir, así que Neil los desconectó a favor de Kevin. —Basta —dijo Neil, en un rápido y furioso francés —. Nunca intentes censurarme de nuevo. No voy a dejar que dicte cómo termine esto. —Lo vas a derribar contra todos nosotros —respondió Kevin—. No piensas. —No estás pensando tampoco. Ya no puedes tenerle miedo. —No—se tratafinalmente de un interruptor apagas. de todas lo —.personas, sabes Kevin alejó a que Neil enciendes de él, peroyno intentóTú, pasar a Neillas No creciste con él. No puedes juzgarme. —No te estoy juzgando. Te estoy diciendo que ya es hora de que te mantengas firme. ¿Qué sentido tiene esto si sigues siendo su mascota al final f inal del día? Si realmente creías en nosotros, si realmente creías en ti mismo, retrocede. —No entiendes. —No lo hago —dijo Neil acaloradamente—. Tienes una salida. Tienes un futuro. Entonces, ¿por qué no lo tomas? ¿Por qué tienes tanto miedo de tomarlo? Solo así su enojo se estaba agrietando, rompiendo el peso del dolor prematuro y demasiada necesidad. La forma en la que la expresión de Kevin cambió de irritada a intentar decir que escuchó esc uchó el borde ronco en las palabras de Neil. Neil luc luchó hó por aferrarse a su furia y siguió caminando caminando.. —Cuando descubrí por primera vez acerca acer ca de los Moriyamas, me quedé porque pensé que tenías una oportunidad. Uno de nosotros tuvo que hacerlo y yo quería que fueras tú. Pero aún crees en ese número en tu cara…  — ¿Qué es tan importante acerca de ser el segundo mejor? Kevin miró a Andrew, no es que Andrew pudiera seguir nada de este argumento. Resultó que no era una oferta de ayuda, porque Kevin dijo. —Cuando tratábamos de contratar a Andrew con los Cuervos, él dijo lo mismo. Dijo que no le interesaba porque hice una carrera para quedar segundo. No quiero esto, pero no soy como tú —La mirada que Kevin le disparó a Neil fue frustrante, pero la ira en ella era más auto dirigida que nada. — Siempre he sido de Riko. Sé más que nadie lo que sucede cuando desafías a un Moriyama. —Ya sabes que estuvo de acuerdo Neil. Pero ya se llevaron todo de ti. ¿Qué más tienes que perder? Kevin no respondió. Neil le dio un minuto, luego se alejó. Wymack estaba esperando al final del pasillo con los brazos cruzados cruzado s y un cigarrillo apagado colgando de sus labios. Le hizo una mueca a Neil cuando Neil se dirigió hacia él. —No sé si lo recuerdas, pero ganamos —dijo Wymack—. ¿Alguna razón en particular por la que intentas matar el buen humor? —Solo una diferencia de opiniones —dijo Neil, con la mayor calma que pudo. Vaciló a la mitad de la puerta del vestuario y miró a Wymack —. Ah, y lo siento de antemano por la prensa. En mi defensa, ellos empezaron. —Cristo vivo —dijo Wymack—. ¿Qué hiciste esta vez? —Llamó a Riko un idiota de clase uno —dijo Dan—. No en pocas palabras, pero creo que entendieron el mensaje.

Wymack clavó un pulgar en su sien.

 

—Debería haber pedido un pago por riesgo cuando tomé este trabajo. Fuera, fuera. No lidiaré con tu problema de actitud hasta que haya tomado un par de copas. Eso va para el resto de ustedes también. Sal de mi vista y límpiate. Si no estás en la camioneta con tu equipo en veinte minutos, te voy a dejar aquí. Y oye dijo antes de que pudieran dispersarse. —Buen trabajo esta noche.

Dijoelque solo tenían veinte minutos, Neil desperdició diez delaellos la ducha. Puso agua demasiado caliente y nopero le importó que le quemara piel.en Escribió su nombre en las paredes de azulejo con las yemas de los dedos, una y otra vez hasta que su mano se entumeció entumeció..

 

CAPÍTULO SEIS

Traducido por Cris G. Corregido por Vaughan

Lossobre Cuervos manejaron los no insultos de Neil con grosera gracia. Suruidoso único tuviera comentario oficial el asunto fue que les importaba lo que un aficionado que decir sobre ellos. Neil estaba un poco sorprendido de que se detuvieran allí y no se burlaran de su miserable actuación en diciembre. Con retraso se dio cuenta de que no podían arrojarlo debajo del autobús cuando regresó a Carolina del Sur con el número de Riko en la cara. Socavaría la estimación de Riko de su valor. Neil se fue a la cama sintiéndose más que un poco presumido. Los fanáticos fueron menos tolerantes y sus represalias comenzaron antes del amanecer del sábado. Un golpe a la puerta sobresaltó a Neil y lo despertó. Primero miró el reloj, segundo a la oscura ventana, y se pasó una mano por los ojos cansados. Los golpes se detuvieron, pero el teléfono de Matt comenzó a sonar un par de segundos más tarde. Matt rodó y ciegamente dio una palmada a su teléfono. Los golpes comenzaron de nuevo, entonces Neil colocó sus piernas sobre el costado de la cama y bajó por su escalera. Las voces en el pasillo eran lo suficientemente fuertes como para atravesar la puerta, amortiguadas pero enfadadas. Neil no reconoció a ninguna de ellas, pero cuando abrió la puerta definitivamente escuchó la palabra —policías —. Neil abrió la boca para preguntar qué estaba pasando, pero Dan se deslizó junto a él tan pronto como pudo pasar por la puerta. Neil la vio hacer una línea recta hacia la habitación, luego se inclinó hacia el pasillo. Las puertas estaban abiertas casi todo el camino hacia abajo, pero solo un par de atletas se peleaban para despotricar entre ellos. El resto apuntaba a la escalera como si su vida dependiera de ello. Neil cerró la puerta y fue tras Dan. Había sacudido a Matt para despertarlo y estaba hablando mientras Neil entraba: —Traficaba con los coches. Matt rodó fuera de la cama y se puso de pie en un abrir y cerrar de ojos. Neil se subió por la escalera lo suficiente como para agarrar las llaves de debajo de la almohada. Matt redujo la velocidad el tiempo suficiente para arrojarse una chaqueta sobre los pantalones del pijama y ponerse los zapatos. Golpeó los bolsillos de su chaqueta hasta que sus llaves vibraron en respuesta. Para cuando Neil encontró sus zapatos, Matt ya se había ido con Dan detrás de él. Neil cerró la puerta con llave y corrió tras ellos, alcanzando el hueco de la escalera. Matt saltó el último vuelo y cerró de golpe la puerta trasera. Neil no sabía qué era peor: la vista o el olor. Una capa de carne cruda, huevos rotos y rocas cubrían el estacionamiento estacion amiento y se pegaban a los autos de los atletas. Algunos autos pasaron con un par de golpes y arañazos; otros tenían t enían grietas y agujeros en sus ventanas ve ntanas y parabrisas. Atletas enfurecidos invadían el estacionamiento, la mitad de ellos en sus teléfonos, los otros enfurecidos por el estado de sus vehículos. Alguien ya había entrado lo suficiente como para conseguir un balde, y estaba restregándose firmemente la carne de la capucha. Los patrulleros y la seguridadedel campus estaban en la escena, con una docena de oficiales tomando declaraciones imágenes.

 

Cualquier pensamiento de que esto no era culpa suya murió cuando Neil vio la camioneta de Matt. Alguien se tomó más tiempo para destruirlo. Todas las ventanas de la cabina habían sido limpiadas, dejando solo brillantes brillant es espinas de vidrio alrededor de los marcos. Las llantas se desinflaban largamente a partir de salvajes cortaduras. Nuevas abolladuras machacaban la estructura de cualquier herramienta que los alborotadores hubiesen usado en las ventanas. El auto de Allison estaba misma lamentable, dossobre puestos más abajo quecomo el deuna Matt.máscara Estaba de de pie juntoenallabaúl con forma los brazos cruzados el pecho y la cara piedra. Alzó la vista al ver cómo se acercaban, siguió la mirada vacía de Matt hacia su camioneta y miró a Neil con dureza. —Diablos —dijo Matt en un tono estrangulado. Alcanzó su camioneta, pero se detuvo, sin querer tocar el desorden—. ¿Cómo nadie los escuchó? —Dejaron las ventanas para el final —dijo Allison. Ella sacudió su barbilla para indicar a los hombres que estaban de pie al otro lado de la fila —. Paris llamó a la policía cuando escuchó que se rompía el cristal, crista l, pero no pudo bajar aquí lo suficientemente rápido como para ver caras. Solo muchos carros salieron de allí, dijo. Al menos cuatro, tal vez cinco. —Oh, Jesús —Matt hizo otro intento fallido por alcanzar su camioneta, luego se conformó con pasarse las manos por el pelo. Dan se presionó contra su espalda y le rodeó con los brazos. Él la agarró fuertemente de las muñecas —. ¿Realmente vamos a hacer esto de nuevo? —Lo siento —dijo Neil. Allison frunció el labio con desprecio. —Cállate. No, no lo sientes. No lo sientes —insistió cuando Neil abrió la boca para discutir. Parecía menos una acusación y más como una orden, por lo que Neil renunció a regañadientes—. ¿Olvidaste quién tiene que volver a pintarte todas las mañanas? Si permites que te aplasten en el ayer después de todo esto —se puso los dedos en la mejilla—, te odiaría. —Les dijiste la verdad —dijo Dan—. No es tu culpa que no les guste. —No quiero que esta pelea vuelva sobre ti —dijo Neil. —Demasiado tarde para eso ahora. Pero, en fin —dijo Allison. Iba en un tono orgulloso, pero Neil todavía podía ver la ira en cada línea tensa de ella cuando revisó su auto otra vez—. ¿Quieren romper mi juguete? ¿Entonces qué? Voy a comprar otro. Tal vez compraré dos. Que se jodan si creen que esto me lastimará. —Oye —dijo Matt, bajo pero urgente. Neil siguió el sutil tirón de su mentón hacia la puerta trasera. Aparentemente era el trabajo de Renee darle la noticia a Andrew, porque Renee ahora estaba guiando a Andrew por los escalones hacia el caos. El automóvil de Andrew estaba un poco más atrás en el estacionamiento y un par de filas más allá, pero Andrew siguió a Renee a los de clases superiores primero. Andrew se detuvo al lado de Neil para inspeccionar el daño. Neil a su vez estudió su rostro, pero no había nada que ver. Andrew parecía tan impresionadoo con esto como lo hizo con todo lo demás. impresionad Renee enganchó un brazo a través de Allison y le dio un pequeño apretón en la mano—. Lo siento. — ¿Alguien ha llamado al Entrenador? —Neil preguntó.

 

—Nos llamó —dijo Dan—. Los policías están notificando a todos los entrenadores y trayéndolos aquí para ayudar a acorralarnos. Él debería estar aquí en cualquier momento. Andrew tarareó y se alejó. Allison le dio un ligero codazo a Renee para que la abandonara por Andrew, pero Renee miró por encima del hombro a Neil. Neil asintió y fue tras Andrew. Solo había estado allí un par de minutos, pero la multitud en el

estacionamie estacionamiento se había en Neil ese momento. A pesar delnto apoyo ácidotriplicado de Allison, no podía mirar a nadie más a la cara. Estos atletas no habían hecho nada para ganarse la desaprobación desaprobac ión de los Cuervos. Eran daños colaterales, sufridos ahora porque Neil no podía mantener la boca cerrada. Nunca antes le había molestado. El cuidado de los Zorros fue inesperado, pero se explicó fácilmente debido a la larga exposición. Sentirse culpable por las desgracias de estos extraños era nuevo e incómodo. Cada voz estridente era un cuchillo en los nervios de Neil y lo odiaba. Afortunadamente o no, llegaron al auto de Andrew y Neil pudo dejar de pensar en los demás por un minuto. Levantó la vista del asfalto cuando Andrew se detuvo, y su boca se abrió con silenciosa incredulid incredulidad. ad. Los fanáticos de los Cuervos no habían parado con los neumáticos y las ventanas de Andrew, y no se habían conformado con simples golpes. Parecía que habían tomado una almádena contra todo el cuadro, golpeando cráteres a lo largo de todo el vehículo. La pintura roja en aerosol sobre lo que quedaba de la capucha destrozada gritaba Traidor . Los asientos delanteros estaban destrozados, al igual que la parte posterior, tan lejos como la gente podía alcanzar sus cuchillos a través de las ventanas inexistentes. Alguien había reventado bolsas de compost en el asiento trasero; de todo, desde sobrantes hasta filtros de café y huesos de pollo, se amontonaban a un pie de profundidad sobre los cojines. cojin es. En la cima de la montaña humeante había un zorro muerto. Un gemido angustiado sacudió a Neil de su sorpresa. Lanzó una rápida mirada hacia su izquierda y vio que Nicky había aparecido con Aaron y Kevin a remolque. Nicky se vio devastado al ver el estado miserable del auto; Aaron parecía como si hubiera recibido un puñetazo. Kevin tenía una mano sobre su nariz y boca para bloquear el olor, pero sus ojos verdes estaban esta ban muy abiertos. Le tomó solo un momento darse cuenta de la atención de Neil, y la mirada que envió a Neil gritó, —Te lo advertí —Neil apretó los dientes y apartó su mirada. Nicky se acercó al auto y apretó las manos vacilantes contra la capucha deforme deforme.. —No, no, no —dijo lastimosamente lastimosamente—. ¿Qué te hicieron, bebé? ¿Qué te… es eso un animal muerto? Oh, Jesús, Aaron, hay un animal muerto en nuestro coche. Creo que voy a vomitar. Aaron se acercó más y se inclinó para mirar dentro. Maldijo al verlo esperándolo y se apresuró a retirarse. Ocultó su nariz en la curva de su codo mientras le daba otra vez al coche, luego frunció el ceño a Neil. Neil sabía lo que vendría antes de que Aaron incluso dejara caer su brazo para hablar. —Solo tienes que abrir la boca, ¿verdad? —Lo siento —dijo Neil—. Pensé que vendría a mí. No pensé que te atraparía en eso. —Claro —dijo Aaron sarcásticamente—. ¿Seth fue una única vez, entonces? Neil se estremeció tanto que dio un paso atrás. Abrió la boca para discutir, pero no pudo defenderse de una acusación como esa.

 

Resultó que no tenía que hacerlo. No se había dado cuenta de que los de clase superior habían venido a ver cómo estaban, pero Allison había superado a Neil en un abrir y cerrar de ojos y le dio un fuerte golpe a Aaron lo suficiente como para casi derribarlo. Ella podría haber dado otro golpe, excepto porque Andrew se movió como un rayo. Él atrapó su muñeca muñec a para torcer su brazo detrás de su espalda y dio un giro violento violen to para hacerla caer de rodillas. Cuando cayó, su otra mano se acercó y le agarró la nuca. Se obligó a agachar la solo cabeza cuando aterrizócon y leunimpidió a levantarse. Allison intentó decir algo, pero logró atragantarse fuerte volver apretón. Renee era casi tan rápida; quizás ella ya había empezado a moverse cuando se dio cuenta de que Allison iba a por Aaron. No perdió el tiempo tratando de atacar a Andrew, sino que se arrojó sobre la forma caída de Allison. Ella envolvió sus brazos alrededor de Allison, consuelo y apoyo o una feroz advertencia para quedarse quieta, y miró a la cara en blanco de Andrew. En algún lugar detrás de ellos alguien estaba llamando, —Vaya, vaya —cuando notó la escaramuza corta pero cruel, pero Neil estaba más consciente de que Renee era callada pero insistente. —Andrew, es solo Allison. ¿De acuerdo? Es solo Allison. —No es solo alguien cuando pone una mano sobre lo que es mío —dijo Andrew—. Déjalo ir. —Sabes que no lo haré —dijo Renee—. Me dijiste que los protegiera. —Fracasaste —dijo Andrew—. Deberías haber sido más rápido —. —Maldita sea, Andrew —dijo Matt, con una ferocidad que era más miedo que ira. Matt parecía como si fuera a matarlo para quedarse. Neil estaba contento por ese autocontrol; no se sabía qué haría Andrew si Matt lo desafiaba ahora mismo. Dan se quedó con cara pálida y helada al lado de Matt, sus ojos muy abiertos sobre Allison. Nicky tenía demasiado miedo de ir tras Andrew, así que lentament lentamentee se dejó caer de rodillas y deslizó una mano por el asfalto. Él enroscó sus dedos alrededor de los de Allison y le apretó la mano con fuerza. Neil miró a Kevin, que se había quedado inmóvil como la piedra, y luego a Aaron. La expresión de Aaron estaba rota, una mezcla de indignación en Allison y miedo por lo que su hermano podría hacer. Neil no sabía de qué lado de la valla había caído, pero Neil no podía confiar en él para que interviniera. —Andrew —dijo Renee—. Devuélvemela a mí. Estaban llamando demasiado la atención ahora. En otro momento alguien iba a dar un paso donde los zorros no lo harían, y Andrew reaccionaría ante esa amenaza de la peor manera posible. Neil tenía tal vez diez segundos para hacer esto bien y no tenía idea de por dónde empezar. Andrew no estaba preocupado por lastimar a Allison, por lo que Neil no podía apelar exactamente a su mejor naturaleza. La última vez que Andrew se quedó un suspiro lejos de matar a alguien, Neil había usado a Kevin como una distracción. Eso no funcionaría esta vez, pero tal vez… Neil vaciló, luego abandonó el proceso. —Es suficiente —dijo en alemán. Estaba lo suficientemente cerca para agarrar a Andrew, pero Andrew le había advertido que no le gustaba que lo tocasen. Extendió Exte ndió su mano sobre la cabeza de Renee y esperó a que Andrew la mirara con capucha. Satisfecho de que tenía la atención de Andrew, Neil volvió a decir: — —Es No suficiente, tienes queAndrew. decidir eso.

 

—Si la lastimas, nos descalificas —dijo Neil—. El ERC no nos dejará jugar con ocho personas. —Tu unicidad es tan nauseabu nauseabunda nda como siempre. —Lo prometiste —insistió Neil, doblando la verdad hasta que casi se rompió —. Dijiste que dejarías de cortarles las rodillas. Dijiste que cooperarías al menos hasta que destruyamos a los Cuervos en la final. ¿Me estabas mintiendo mintiendo?? — no prometí esomi—espalda dijo Andrew. —Yo Prometiste tener este año —dijo Neil —y te dije a dónde iba. Es todo lo mismo en este momento, ya sea que quieras o no…   —  Entonces, ¿tienes mi espalda o no? Andrew —insistió Neil cuando Andrew no respondió lo suficientemente rápido. — Mírame. La boca de Andrew dio un violento tirón, una mueca que reprimió a la fuerza, y finalmente levantó la vista. La oscuridad en su mirada casi le quita el aliento a Neil. Rápido en los talones de la conmoción fue un rayo de triunfo. Andrew había regresado de Easthaven durante casi dos semanas, y esta era la primera señal de que algo real sucedía detrás de esa máscara en blanco. Neil hubiera preferido ver al verdadero Andrew en circunstancias más seguras, pero saber que podría ser alcanzado fue un alivio desesperado. —Que te jodan —dijo Andrew. El borde en su voz tenía todos los pelos en los brazos de Neil de punta. Neil sostuvo la mirada de Andrew, desafiando en silencio esa ira para romper contra él en vez de Allison. — ¿Lo harás o no? —Neil preguntó de nuevo. —Le hice una promesa, también —dijo Andrew—. No romperé la suya para mantener la tuya. Neil no entendió, pero Aaron finalmente se sorprendió al elegir un lado. —Andrew, eso es… —titubeó, y Neil deseó que se atreviera a apartar la vista de Andrew para ver la expresión de Aaron. Todo indicio de ira había desaparecido de la voz de Aaron; sonó casi perdido. Andrew no lo miró, pero la leve inclinación de su cabeza hacia Aaron decía que estaba escuchando—. No, Andrew. No. Está bien. Estoy bien. Ni siquiera dolió. Neil lo archivó para preguntar más tarde. Tenía miedo de que ya supiera cuál sería la respuesta. Esperaba que estuviera equivocado, porque si descubría que Aaron realmente era tan estúpido, probablemente lo asfixiaría. Andrew miró a Neil por un momento interminable, luego relajó su agarre mortal sobre Allison y la dejó colapsar, jadeando, en el asfalto. Con la amenaza inmediata, Neil esperaba una retribución de Dan o Matt. Extendió su mano hacia ellos para advertirles por si acaso. No podía detenerlos si realmente querían pasar por su lado, pero afortunadamente obedecieron su orden silenciosa de quedarse quietos. A sus pies, Renee ocultaba amortiguadas afirmaciones contra el pelo de Allison. La respuesta de Allison fue demasiado ronca como para entenderlo, pero permitió que Renee la ayudara a levantarse. Renee la rechazó y la guio hacia Dan y Matt. Rápidamente la tomaron en sus brazos, sosteniéndola entre ellos. Renee se apartó un

poco, una barricada silenciosa pero física entre los estudiantes de último año y Andrew.

 

Neil se arriesgó a mirar a Aaron, quien estaba mirando a Andrew como si nunca lo hubiera visto antes. Cuando Dan estuvo seguro de que Allison estaba bien, le lanzó a Andrew una mirada que debería haber desollado la piel de sus huesos. —Idiota, ¡Pudiste haberla lastimado seriamente! —No tienes derecho a actuar sorprendido —dijo Andrew. La furia había desaparecido de sus ojos; su expresión vuelto como a su pizarra y sus hombros estaban relajados. Sonaba aburridohabía de nuevo, si nadamuerta de esto hubiera sucedido o importado—. Esa es la segunda vez en tantas semanas que uno de ustedes se ha olvidado de sí mismo. Debieron Debi eron haber aprendido la lección la primera vez. No se ofenden cuando fuerzan mi mano. —Esto no es. Una voz retumbante cortó a Dan. — ¿Qué carajo está pasando aquí? El corazón de Neil casi le hace un agujero en la caja torácica. Había estado tan concentrado en Andrew que no había escuchado el acercamiento de Wymack. Lanzó una mirada por encima de su hombro, pero tuvo que apartar rápidamente la mirada de la ira en la cara de Wymack. Wymack barrió a su equipo con una mirada furiosa y esperó a que se recuperaran. Dan fue el primero en encontrar su voz nuevamente. —Nada —dijo, una mentira acalorada y obvia —. Solo me replanteé cada vez que defendimos nuestra decisión de reclutar monstruos. —Oye —dijo Nicky, demasiado incómodo para parecer ofendido. Él hizo una mueca de dolor cuando Dan lo fulminó con la mirada, pero insistió, —Puede que Andrew haya reaccionado de forma exagerada, pero él tiene razón. Ella comenzó. —Ni siquiera trates de justificarlo —dijo Matt—. No devuelves un golpe con el cuello roto. —De donde tú vienes, tal vez no —dijo Andrew. — ¿El mundo real? —Matt dijo, pesado de sarcasmo. —No —dijo Andrew, con una calma que Neil no creyó por un segundo. Andrew se tocó dos veces con el dedo, advirtió a Matt que se callara y le señaló —. Un niño privilegiado privilegia do como tú nunca ha visto el mundo real. No hables de él como si entendieras. —Ya es suficiente —dijo Wymack, y chasqueó los dedos hacia los estudiantes de último año—. ¿Dónde estás estacionad estacionado? o? —Dan gesticuló sobre su hombro, demasiado enojado para responder en voz alta. Wymack señaló —. Ve a esperar con tus coches. Estaré allí en dos segundos. Ve, dije —Esperó hasta que se apretujaron entre los coches para volver a su fila, y luego miró fijamente a Andrew. Su mirada aterrizó en Neil al final — . Nadie respondió mi pregunta. ¿Qué demonios está pasando? No tenía sentido mentir cuando los estudiantes avanzados iban a decirle todo a Wymack, así que Neil lo resumió lo más sucintament sucintamentee que pudo. —Allison golpeó a Aaron, entonces Andrew respondió. Wymack cerró los ojos y se pellizcó el puente de la nariz. Obviamente estaba tratando de no romperlos, no quería volver a encender una situación horrible, pero demoró una eternidad antes de dejar caer su mano.

 

—Andrew, vamos a hablar de esto. No, voy a hablar sobre so bre esto y vas a escuchar. Hoy, pero no ahora. Después de que el resto de este caos haya sido resuelto. ¿Entiendes? — Wymack le dio un minuto a Andrew para que lo reconociera y luego dijo: —No te escuché. —Tú hablarás, yo te escucharé —dijo Andrew, e incluso Neil no estaba seguro de si estaba de acuerdo o resumiendo las demandas de Wymack. —Voy a controlarlos —dijo —. Vuelvo Cuando regrese, nos enfocaremos en el problema realWymack y en el enemigo real.enseguida. ¿Está claro? —Como el cristal —dijo Nicky débilmente. —Sí, entrenador —dijo Neil. Wymack se marchó, y el grupo de Andrew esperó en silencio su regreso. Neil miró entre Andrew y Aaron. Andrew, como Nicky, había vuelto su atención al auto destrozado. Aaron seguía mirando a Andrew como si la respuesta al universo estuviera fuera de su alcance. Kevin se había mantenido al margen durante toda la pelea, pero ahora finalmente se adelantó y tomó una posición al lado de Andrew. Wymack se había ido por un tiempo, pero eventualmente regresó a ellos. Había hablado en serio cuando dijo que estaban poniendo la pelea de los Zorros en espera. No dijo una palabra más sobre la violencia de Andrew o la seguridad de Allison. En lugar de eso, miró largamente al auto de Andrew y le puso un cigarrillo en la mano. Andrew colocó una mano expectante tan pronto como se encendió. Wymack se lo entregó sin vacilación y se encendió otro. —Bueno —dijo Wymack—, al menos mejoró su póliza de seguro el año pasado. —Mucho, mucho bien, eso nos hace a nosotros —Nicky se metió las manos en los bolsillos y tocó el parachoques doblado del auto —. Este lío no se puede arreglar. Incluso si arrancaron y reemplazaron todo el interior, no pude volver a entrar sin conseguir escalofríos. ¿Viste al zorro muerto, entrenador? Pusieron un animal muerto en nuestro auto. Uff. —Cerdos —dijo Aaron. Neil estaba perdido por el segundo que tardó en darse cuenta de la policía. Solo estaban dos autos más abajo que el de Andrew. Neil no se tensó al verlos, pero estaba cerca. Arrastró su mirada lejos sin tratar de ser obvio, pero la vista no era mucho mejor en la otra dirección. —Cámaras, también —dijo. En algún momento, la policía acordonó el estacionamiento e hizo un puesto de control para los entrenadores que llegaban. Dos camionetas de prensa fueron detenidas fuera de la línea y los reporteros estaban tomando fotos de la tétrica escena. Los policías llegaron a ellos unos minutos más tarde. Uno hizo una vuelta lenta, anotando el número de matrícula y presumiblemente escribiendo descripciones del extenso daño. En su segunda vuelta, tenía una cámara apagada, y ahuyentó a los Zorros con una mano impaciente para poder obtener buenos tiros. El otro policía se precipitó hacia ellos con expresión cansada, con la pluma sobre su libreta, y dijo: — ¿De quién es este coche? —Es nuestro —dijo Nicky, levantando una mano—. Bueno, está a nombre de Andrew, pero también estoy bajo la póliza de seguro. Somos primos, verá. Nicky Hemmick y

Andrew Minyard, habitación 317. Si necesita el registro o cualquier cosa, puedo decirle

 

dónde encontrarlo, pero preferiría no acercarme y obtenerlo para usted. Mire dentro del automóvil y entenderá por qué. No, en serio, mire dentro. El policía echó un vistazo al coche, pero no dijo nada sobre su lamentable estado. Neil supuso que había dejado de preocuparse por unos sesenta atletas enojados. Todo lo que dijo fue: — ¿Viste u oíste algo inusual anoche o esta mañana? —dijo Viernes disculpándose por la noche en campus universitario Nicky con un encogimiento —.unAprendes de — hombros a desconectar las cosas si quieres dormir un rato. Además, nuestra habitación mira hacia el frente del edificio. — ¿Qué hay de ti? —el policía le preguntó a Aaron. —No —dijo Aaron. El policía miró a Andrew al último. Andrew contempló el silencio sin expresión y dio una lenta calada al cigarrillo. Nicky solo le dio un par de segundos antes de responder por él. —Se enteró cuando lo hice. Renee se detuvo y nos despertó cuando escuchó las noticias. Uh, Renee es nuestra compañera de equipo —ante la mirada que el policía le envió por hablar, Nicky se encogió de hombros—. Sí, lo siento. Andrew no habla con la policía. Es una historia larga y completamente completamente irrelevante. ¿Qué más necesita saber? El policía solo tenía un par de preguntas más, algunas de las cuales dirigió a Andrew a pesar de la advertencia de Nicky, el resto de las cuales dividió entre Nicky y Aaron. Andrew dejó de prestar atención a la entrevista antes de tiempo y dejó vagar la mirada. Nicky llenó los huecos tan rápido como pudo, y finalmente la policía siguió su camino. Un par de agentes de seguros se presentaron en las oficinas locales para conocer de primera mano el desorden y tocar base con los atletas que eran sus clientes. La mujer que representaba a la agencia de Andrew debía haber traído una hoja de trucos con ella, porque saludó a los primos por su nombre y expresó su simpatía por pasar por esto por segunda vez. Mientras ella parloteaba y tomaba notas e imágenes propias, los camiones de remolque entraron en escena y comenzaron el lento proceso de llevar cada automóvil a las tiendas de reparación reparación.. —Estamos pagando la factura de los automóviles de alquiler y furgonetas durante una semana —dijo Wymack cuando se fue a su próximo cliente —. Conseguiré los dos que necesitamos en algún momento del día. Puede llevarle un poco de tiempo llegar a la tienda —hizo un gesto, indicando la enormidad de la tarea que aguarda a las cuadrillas locales—, así que háganmelo saber tan pronto como consigan un ETA. Puedo ofrecer los autos si es necesario. —Sí, entrenador —dijo Nicky. —  ¿Estás bien aquí por un minuto? —Preguntó Wymack, y a sus movimientos de cabeza fueron en busca del resto de su equipo. No quedaba mucho por hacer, excepto esperar. Los policías tardaron ta rdaron más de una hora en pasar por todos y las grúas demoraron más tiempo para hacer mella en su carga de trabajo. Wymack regresó cuando los policías terminaron de hablar con Allison y Matt. Los de clase superior no estaban muy atrás de él, para sorpresa de Neil. Dan y Matt todavía parecían un poco enojados, pero todos parecían más cansados que nada. Allison Allis on se encontró con la mirada de Andrew, una silenciosa declaración de desafío y audacia. —Andrew y yo vamos a recoger algo de almuerzo para todos —dijo Wymack—. ¿Alguna preferencia?

 

Neil dudaba que alguien tuviera hambre después de ahogarse en el hedor del estacionamiento toda la mañana, pero nadie iba a dejar pasar la comida gratis. Hicieron un voto poco entusiasta y Andrew siguió a Wymack a lo lejos. Los Zorros se quedaron mirándolos en un incómodo silencio. Finalmente, Neil se arriesgó a mirar a Allison. Abrió la boca, necesitaba y quería decir lo que debería haber dicho meses atrás, pero en todo este tiempo aún no tenía las palabras adecuadas. —Gracias —dijo Allison con picó rigidez. Era tan inmerecido que Neil y le dijo: —Lo siento. Había sido lamentablemente lamentablem ente inadecuado para lo que le había costado, lo que les había costado a todos al decidir quedarse, pero era todo lo que tenía. La mirada que Allison le envió dijo que sabía por lo que estaba tratando de disculparse. Ella frunció los labios, como si no estuviera segura de qué respuesta quería gastar en él. Antes de que pudiera tomar una decisión, Dan habló. —Sabíamos que cuando te inscribimos habría problemas —dijo, mirando a Aaron y Nicky—. Lo aceptamos a pesar de los rumores y las protestas porque creemos en ti. Te hemos defendido y te hemos respaldado y hemos perdonado muchas cosas que nadie más hubiera entendido. Hemos intentado ser tus compañeros de equipo y tratado de ser tus amigos y te hemos contactado una y otra vez. —Pero hay una línea aquí donde todo se detiene. Si alguna vez lo cruzas de nuevo, terminamos. No lo harás, no lo harás —dijo de nuevo con feroz énfasis —, no herirás a otra persona en este equipo otra vez. ¿Lo entiendes? La alegría característica de Nicky había desaparecido. Parecía casi derrotado mientras miraba a Dan y Allison. —Entiendo, y tienes razó n, pero lo siento. No puedo prometer nada. Andrew es…  Andrew. No podemos predecirlo ni controlarlo. —Él puede —dijo Matt, señalando con la barbilla a Neil —. ¿Por qué no puedes tú? — ¿Menos instintos de supervivencia? —Nicky lo adivinó, pero su intento de humor se vino abajo. —Más —corrigió Neil, sabiendo que Nicky no lo entendería. Matt se volvió hacia Neil, su expresión intensa. —Incluso Renee no estaba llegando a él. ¿Qué le dijiste para que lo detuviera? Si no estás allí la próxima vez, alguien más necesita saber cómo convencerlo convencerlo desde el límite. Neil no podía explicar sin meterse en cosas que no eran asunto suyo. —No dejes que haya una próxima vez. —Neil, lo digo en serio —dijo Matt. Neil negó con la cabeza. —Yo también. —Allison —dijo Kevin—. ¿Te lastimó? Allison conocía a Kevin demasiado bien como para pensar que estaba preocupado por su bienestar. Ella lo miró con impaciencia y no respondió. Kevin interpretó el silencio como quiso y envió una mirada pensativa a Neil. Después de un momento, extendió la mano y cubrió el tatuaje de Neil con su pulgar. El resultado lo hizo fruncir el ceño, no por decepción sino por confusión, confusión , y Kevin volvió a dejar caer la mano. Neil esperó, pero Kevin

no — dijo nada.a entrar —dijo Dan, y los abatidos Zorros entraron caminando. Vamos

 

Aaron, Kevin y Nicky desaparecieron en su habitación. Neil puso una mano en la entrada antes de que Nicky pudiera cerrarla detrás de ellos. Las mujeres seguían a Matt a su habitación más abajo, pero solo les llevó un momento darse cuenta de que habían perdido a Neil. Neil levantó un dedo para prometerle que estaría bien y pasó a Nicky. Nicky cerró y echó llave tan pronto como Neil estuvo a salvo dentro. Aaron se dejó caer en una de las sillas con un puff  y   y no se molestó en mirar hacia arriba Neil se detuvo frente a él.frunció Neil seelmetió manos ensin losremordimiento bolsillos para no usarlascuando con Aaron y se agachó. Aaron ceñolas hacia Neil, ni desafío. Neil apretó sus manos en puños. Trató de contar hasta diez en su cabeza, pero solo llegó a seis. —Dime que no eres tan estúpido —dijo Neil. —Esta no es tu habitació habitaciónn —dijo Aaron—. Salí. — ¿Qué te prometió? —Neil exigió, ignorando aquello—. No dijo que te mantendría a salvo. Si lo hubiera hecho, no habría permitido que Kevin se quedara el año pasado. Entonces, ¿de quién prometió protegerte? —Le dio a Aaron un minuto para cooperar antes de adivinar —. Regresó a la casa y descubrió que tu madre te estaba golpeando. Dijo que, si no podías defenderte de una mujer, él tendría que hacerlo. ¿No es cierto? Todo lo que tenías que hacer a cambio era quedarte con él hasta la graduación. —No importa. —Obviamente que importa —espetó Neil. Aaron frunció el ceño, pero renunció a negarlo—. Siempre has sabido por qué mató a tu madre. ¿Por qué me obligaste a pronunciarlo por ti? —No —argumentó Aaron de inmediato—. Eso no tuvo nada que ver conmigo. Hizo la promesa de su segunda noche en casa con nosotros, pero esperó cinco meses para matar a mamá. No viste los moretones que le dejó cuando pensó que era yo esa noche. —A Andrew no le importaba que ella lo lastimara. Le importaba que ella te lastimara a ti. Solo le tomó tanto tiempo porque los accidentes toman tiempo para planearse. —No lo sabes. —Sí lo sé. También lo sabrías si hubieras prestado atención a cómo te trató en Columbia —dijo Neil—. Antes sabías por qué recurría a Allison hoy. El único que puede detener esto eres tú. Descubre qué tienes que hacer —qué debes perdonar —para que te deje ir. Cerró la puerta detrás de él mientras salía, pero se quedó helado en el pasillo. Sabía que no era mejor volver a los estudiantes de clase superior en un estado de ánimo como aquel. Este no era el momento ni el lugar para hacerlo, no con el equipo ya tan frágil, pero el temperamento de Neil nunca había tenido un buen momento. Ni siquiera estaba seguro de con quién estaba más enojado: Aaron, por ser tan increíblemente ciego, o él mismo, por no haber reunido las piezas antes. No ayudaba que todavía estuviera enojado con Nicky y Kevin por ser tan inútil. No podía calmarse, así que hizo lo único que pudo: subió las escaleras hasta la planta baja y salió a correr. No apuntaba a la cancha, pero inevitablemente terminó allí. Dejó caer sus llaves junto al banco de la casa cuando pasó y corrió los escalones del estadio. A la mitad, finalmente superó sus pensamientos. Dejó de sentir, dejó de ser Neil, dejó de ser todo menos un cuerpo en movimiento. Él caminó después en el anillo interior. Cada aliento tembloroso estaba otra demasiado caliente en sus tensos pulmones, pero Neil finalmente se sintió normal vez.

 

Recogió sus llaves cuando salía y cerró detrás de sí. Era un camino lento de regreso a Fox Tower y él tomó las escaleras hasta el tercer piso. Matt estaba en el sofá de su habitación, Dan a un lado y Renee al otro. Allison Allis on había reclamado uno de los escritorios. escrit orios. Todos miraron hacia la puerta cuando él entró y por la expresión de sus caras, Neil tuvo la sensación de que había interrumpido una conversación importante. Levantó una mano camino al baño, una silenciosa disculpa por el mal momento y la promesa de que estaría fuera alcance está del oído, la ducha, momentáneamente. —Eldelalmuerzo —dijo en laen nevera Matt—. El entrenador lo dejó cuando estabas fuera—. Neil lo había olvidado por completo. —Gracias. Abrió su armario para sacar la ropa, pero vaciló al ver su caja fuerte. Se agachó para pasar los dedos por la cerradura, los pensamientos girando a un millón de millas por hora. Se preguntó cuánto cubriría la compañía de seguros para reparar los autos de sus compañeros. Incluso si no podía cubrir todo, Allison y Matt tenían suficiente dinero para recoger el resto. Los primos no tenían ese tipo de efectivo, y su auto era casi tan caro como el de Allison. Nicky ya había predicho que recibirían recibirían malas noticias. El golpeteo de un zapato sobre la fina alfombra lo distrajo. Se inclinó hacia atrás fuera del armario para mirar. Allison estaba de pie en la entrada, con una expresión cautelosa y los brazos cruzados sobre el pecho. Neil aún no sabía qué decirle, pero tenía que intentarlo. —Lo siento. Él no se lo merecía. Allison guardó silencio por una eternidad, y luego dijo: —Ya lo dijiste. Si obtuviéramos lo que nos merecíamos, no seríamos Zorros —sus palabras sonaban insensibles cuando se aplicaban a la muerte de Seth. Neil hizo una mueca, pero Allison se encogió de hombros y miró hacia otro lado —. Tal vez es mejor así. Si se lo hubiera hecho a él mismo, viviría sabiendo que nunca lo había entendido. Al menos de esta manera hay alguien más a quien culpar. — ¿Andrew te habló de Riko? —Lo he sabido desde que sucedió —dijo Allison—. El monstruo pasó por la casa de Abby antes del funeral para preguntarme sobre la medicina de Seth. Me contó su teoría para asegurarse de que volviera a la cancha. Neil pensó que Allison volvería al juego demasiado pronto después de la muerte de Seth y por la forma en que Andrew se detuvo a su lado en su camino hacia la meta. En ese momento, pensó que era sospechoso que Andrew le ofreciera algún tipo de apoyo. Quizás Andrew le había estado recordando que se enojara. Allison dejó de hablar con Neil durante semanas después de la sobredosis de Seth. Neil pensó que su retirada se debía a su dolor. Le había dado la bienvenida al hombro, inseguro de cómo acercarse a ella con su conciencia culpable. Sin embargo, si siempre hubiera sabido la teoría de Andrew, siempre había sabido que Neil tenía parte de culpa. Tal vez ese fue el motivo por el que Andrew se involucró: ya había tomado a Neil bajo su protección para entonces, por lo que necesitaba asegurarse de que Allison no fuera un problema para ellos. En algún momento, ella lo había perdonado y Neil ni siquiera se había dado cuenta.

 

—Debería haber dicho algo antes. Simplemente no lo hice —Neil hizo un gesto, indefenso, perdido y horrible—. No sé cómo hablarle a la gente sobre las cosas importantes. —Nos dimos cuenta —Allison se encogió de hombros como si no fuera gran cosa cuando ambos sabían que sí lo era —. Eres una verdadera obra de arte. Uno de estos días me vas a decir por qué.

Regresó a la otra habitació habitación, n, dejando a Neil solo con sus pensamien pensamientos tos y misterios.

 

CAPÍTULO SIETE

Traducido por Cris G. Corregido por Aruasi

Neil estaba saliendo de la habitación después de la ducha cuando su teléfono sonó. Se dio unos golpecitos en los bolsillos, los encontró vacíos, y sacó su teléfono celular de debajo de su almohada. Dos mensajes lo estaban esperando, uno de Nicky marcado hace casi una hora y el más reciente de Katelyn. Ella solo había enviado un desesperado “¿¿¿Qué pasó???”  que  que Neil no perdió el tiempo respondiendo. Nicky fue testigo de que Andrew había regresado. Parecía redundante, ya que, si Wymack les hubiera traído comida, por supuesto que también habría dejado a Andrew fuera. Conociendo a Nicky, era una excusa velada para involucrarse y asegurarse de que todo estuviera bien. Neil guardó su teléfono en su bolsillo trasero y salió de su habitación sin decir una palabra a nadie. Nicky respondió a su llamada en cuestión de segundos y no tuvo que preguntar por qué Neil estaba allí. —Tomó una botella y se fue de nuevo —dijo Nicky—. No sé a dónde fue. Andrew no podía llegar lejos con una botella de licor abierta en la mano y sin coche. — ¿Con el entrenador? —No lo creo —dijo Nicky—. Aaron también se fue, justo después de ti. A Neil no le importaba lo que Aaron hiciera. Asintió y se fue, y Nicky no lo llamó. Neil subió las escaleras hasta el techo y luchó contra la perilla de la misma forma que vio a Andrew sacudirla. Solo necesitó un par de intentos antes de abrirla, y salió al ventoso tejado. Andrew estaba sentado en la parte trasera del techo esta vez. La botella de vodka en su rodilla parecía vacía vac ía desde allí, pero Neil vio que la luz del sol se reflejaba en el líquido mientras se dirigía hacia Andrew. Neil calmó el latido instintivo de su corazón cuando se acercó más al borde y ocupó un lugar justo fuera del alcance de Andrew. Miró hacia las ruinas del estacionamiento. Todavía quedaban una docena de coches, pero el personal ya estaba limpiando el asfalto. asf alto. La policía se había ido, dejando atrás a uno de los equipos de seguridad del campus para supervisar, y la prensa había desaparecido. Andrew arrojó su paquete de cigarrillos a Neil. —Dame una buena razón para no apartarte del lado. Neil sacó un palo y lo encendió. —Te arrastraría conmigo. Está muy lejos. —Te odio —dijo Andrew, pero era difícil creerle cuando parecía tan aburrido con el concepto. Andrew An drew tomó un trago de la botella y se limpió limpi ó la boca con el pulgar. La mirada que dirigía a Neil no era de impresión ni preocupación —. El noventa por ciento de las veces que te veo me dan ganas de cometer un asesinato. Pienso en tallar la piel de tu cuerpo y colgarla como una advertencia para cualquier tonto que piense que puede obstaculizar mi camino. — ¿Qué pasa con los otros diez? —Neil preguntó. Andrew ignoró eso. —Te advertí que no me pusieras una correa.

 

—No lo hice —dijo Neil—. Te pusiste esa correa cuando me dijiste que me quedara sin importar nada. No te enfades conmigo solo porque fui lo suficientemente inteligente como para elegir el otro lado. —Si vuelves a tirar, te mataré. —Tal vez cuando se acabe el año, lo harás —dijo Neil—. En este momento no hay mucho que puedas hacer al respecto, así que no pierdas el tiempo amenazándome. —dijo creoqué quetefuera el dinerotanto Andrew, y elaboró ante la mirada inquisitiva de Neil——No  ¿Por persiguieron tiempo? Imagino que en algún momento se dieron cuenta de que era mucho más importante hacerte daño que recuperar cualquier cosa perdida. —Eso dices tú, pero aun así no me pegarás. Andrew apagó su cigarrillo entre ellos. —El tiempo se acerca rápidament rápidamente. e. Neil estudió su rostro, buscando un indicio de la insondable ira anterior y sin encontrar nada. A pesar de las palabras hostiles de Andrew, su expresión y tono eran tranquilos. Dijo que estas cosas no significaban nada para él. Neil no sabía si era una máscara o la verdad. ¿Andrew estaba escondiendo esa ira de Neil o de él mismo? Tal vez el monstruo fue enterrado donde ninguno de ellos pudiese encontrarlo hasta que Neil cruzase otra línea imperdonable. —Bien —dijo Neil por fin. Tirar de la cola de un dragón dormido sonaba como una buena forma de tener una muerte dolorosa, pero Neil estaría muerto antes de que la protección de Andrew se disipara—. Quiero verte perder el control. Andrew se quedó inmóvil con la mano a medio camino del vodka. —El año pasado querías vivir. Ahora pareces empeñado en que te maten. Si tuviera ganas de jugar otra ronda contigo ahora mismo, te preguntaría por qué has cambiado de opinión. Tuve suficiente de tu estupidez para durarme una semana. Vuelve adentro y molesta a los demás ahora. Neil fingió confusión cuando se puso de pie. — ¿Te estoy molestando? —Más allá de lo que se puede decir. —Interesante —dijo Neil—. La semana pasada dijiste que nada se mete debajo de tu piel. Andrew no perdió el aliento respondiendo, pero Neil lo contó como una victoria. Arrojó el cigarrillo al viento y entró solo. Subió las escaleras hasta el tercer piso, pero no dio más de un par de pasos por el pasillo antes de que se abriera el ascensor. Mirar hacia atrás fue instintivo. Neil tuvo un segundo para reconocer a Aaron y otro para registrar la furia en su rostro. Entonces Entonce s Aaron se estrelló contra él com comoo un tren de carga y lo aplastó contra la pared. Neil recibió un golpe en la mejilla y un golpe más fuerte en la boca antes de luchar contra Aaron. Neil aterrizó un buen golpe en lo más profundo de Aaron cuando este saltó hacia él de nuevo, y luego unas manos pesadas los apartaron. Neil echó un rápido vistazo a la intervención. La pelea había atraído a una multitud rápida desde las habitaciones más cercanas. Sabía que estas caras las pasaban bastantes veces en el pasillo y la escalera; él sabía sus nombres y equipos a pesar de sus mejores esfuerzos

para no aprender nada sobre ellos.

 

Aaron hizo un violento intento por liberarse, y luego se conformó con fruncir el ceño a Neil al otro lado del pasillo. Neil probó sus propias restricciones, las encontró igualmente implacables y empujó el interior de su boca con la lengua. Se mordió la mejilla cuando Aaron le dio un puñetazo y el primer trago no fue suficiente para deshacerse del sabor de la sangre. —Tranquilícense —les advirtió Ricky, con las manos hacia los dos —. Tenemos suficientes problema problemas para lidiar ahora mismo con sus gilipolle gilipolleces. ces. —Estamos bien —sdijo Neil. A Aaron no le gustaba dejar entrar a otras personas a su asunto, por lo que Neil esperaba que él siguiera hasta que estuvieran solos. Subestimó cuán enojado estaba Aaron. En lugar de esperar por la privacidad, Aaron se precipitó hacia él en furioso alemán. — ¡Jódete! ¿Qué mierda le dijiste? Los duros sonidos atraparon a los otros atletas con la guardia baja, dándole a Neil suficiente tiempo para responder. Solo había una —ella—  que podría hacer enojar a Aaron. Neil se arrepintió de no haber respondido el texto de Katelyn, pero se limitó a encogerse de hombros con indifere indiferencia ncia hacia Aaron. — ¿Por qué?, ¿finalmente ella tomó una decisión? ¿Qué pasó, te apareciste en su puerta para quejarte del auto y obtuviste un ultimátum en respuesta? — ¡Deberías saberlo! —Oye —dijo Ricky—. Cálmate, dijimos. Neil lo ignoró. —Le dije que se mantuviera firme. Nunca volví ni le pregunté si había tomado una decisión. Por lo que demás, lo hice antes de descubrir cuán específica era la promesa de Andrew. Podría haber sido un poco más considerada si hubiese sabido lo estúpido que eras. — ¡No tenías derecho a arrastrarla a esto! Las puertas del dormitorio no estaban hechas para ser insonorizadas, y el fuerte alemán finalmente finalmente llamó la atención de los Zorros. Nicky fue el primero en salir al pasillo, pero los de clase avanzada no se quedaron atrás. Los jugadores de fútbol se hicieron a un lado para dejarlos acercarse, pero Dan y Matt se contuvieron para mirar. Neil esperaba una conferencia, pero Dan los miró de uno a otro y no dijo nada. Neil no sabía si estaba demasiado sorprendida de que estuvieran haciendo un espectáculo para intervenir o si todavía estaba enojada con Aaron por el papel que había desempeñado en la cercana visita de Allison. Nicky se acercó lo más posible a Aaron y envió una mirada perpleja a Neil. — ¿Quiero saber? —preguntó en alemán. Aaron hizo otro duro intento por liberarse. Esta vez, Amal lo dejó ir, aunque mantuvo las manos extendidas por si Aaron volvía a perseguir a Neil. Aaron dio un paso hacia atrás, como si no pudiera soportar estar tan cerca de Neil. —Katelyn se niega a verme o hablar conmigo hasta que Andrew y yo recibamos asesoramiento. Nicky se quedó boquiabierto, pero parecía más admirado que nada. —Maldición, Neil. Aaron lanzó una mirada —No teleatrevas a tomar su lívida. lado.

 

— ¿Por qué no? —Preguntó Nicky—. No es como si alguna vez me hubieras dejado tomar el tuyo. Aaron empujó a Nicky a un lado y se dirigió a su habitación. Nicky hizo una mueca a Neil y fue tras él. Kevin estaba en la entrada, pero salió al pasillo para dejarlos pasar. Él no había entendido ni una palabra de lo que habían dicho, pero la torcedura de su boca no le gustó. Neil le devolvió la mirada, tratando de transmitir en silencio lo poco que le

importaba mal humor deatletas Kevin. que agarraban a Neil. Dan hizoelun gesto a los —Gracias. Los vigilaremos. Neil fue liberado bajo su custodia y la pequeña multitud se dispersó lentamente. Dan hizo un gesto para que Neil tomara la delantera, por lo que se dirigió a su habitación con Matt y Dan pisándole los talones. Renee y Allison estaban dentro todavía, y vieron el regreso de Neil con interés. Neil no tenía hambre, pero comer le dio algo que hacer. También hizo que fuese más fácil acorralarlo. Dan apoyó la cadera contra el mostrador y lo observó hurgar en la nevera. Ella estaba tratando de sobrevivir a él, pensó Neil, pero Neil no iba a ser el primero en hablar. Él metió su contenedor en el microondas, giró el dial y le devolvió la mirada. Dan manejó el tratamiento silencioso solo hasta que el temporizador sonó. — ¿Vamos a hablar de esto? —preguntó ella. —Es posible que desees evitar a Aaron por un par de días. —Ese ya era el plan —dijo Dan—. ¿Qué diablos está pasando? —Estoy haciendo lo que me pediste que hiciera —dijo Neil—. Los estoy arregla arreglando. ndo. —Eso no es lo que parecía. Neil se encogió de hombros, metió los fideos y reinició el temporizador. —Si un hueso no se está curando correctamente, no tienes más remedio que romperlo. Estarán bien. Matt se apoyó contra el marco de la puerta y arqueó una ceja hacia Neil. —Eso no es exactamente tranquilizador. De ti, bien podría significar cualquier cosa, e stado hasta estoy hecho una maldita pulpa, pero desde voy a hacer autostop por todo el estado aún puedo sostener una raqueta. — ¿Apostaste? —Neil preguntó. Al darse cuenta de que Matt no podía seguir su línea de — pensamiento, dijo: Aaron y Katelyn. —Todos, excepto Andrew, apostaron por ellos —dijo Matt—. No se trata de que se ejerciten. Es cuestión de cuándo. Neil consideró eso. —Entonces estarán bien. Dan no parecía convencido, pero lo dejó para comer en paz y se llevó a Matt con ella. Neil pasó el resto de la tarde mirando sus libros de texto en lugar de hacer un trabajo real. La cena fue entregada porque Allison no quería ver a nadie en el comedor, y la cena fue seguida por complicados juegos de cartas y un montón de shots. Dan, Matt y Allison jugaron como si la única manera de ganar fuera ser el primero en caer. Allison fue la primera en cabecear de sueño, pero Matt y Dan no duraron mucho más. Allison reclamó el sofá, por lo que Dan y Matt entraron a trompicones en el dormitorio para compartir la cama de Matt. Neildecorrigió el desastre que habían en la sala mientras Renee cogía una manta extra la habitación de las chicas. Ellahecho regresó

 

a tiempo para limpiar el resto de la basura. Lavaron copas pegajosas una al lado de la otra en la cocina y estaban terminando cuando Renee habló. —Gracias —dijo ella—, por haberlo alcanzado cuando no pude. Neil la miró. — ¿Te pidió que los protejas? Renee asintió. —Kevin le dijo a Andrew la verdad sobre los Moriyama primero. Andrew sabía que dejar que Kevin se quedara podría significar consecuencias graves para el resto de nosotros. Estaba dispuesto a proteger lo suyo contra la respuesta negativa, pero no le importó lo suficiente como para luchar por el resto de nosotros. Él me los dio en su lugar —Inclinó la cabeza para indicar a sus amigos durmientes y sostuvo un vaso para inspeccionar —. Una de las primeras cosas que le pregunté el pasado junio fue quién te estaba reteniendo. Dijo que lo sabría después de una noche fuera en Columbia. Neil tomó la copa y le dio un segundo lavado. —Se arrepiente de haberme retenido ahora, estoy seguro. —Andrew no cree en el arrepentimiento, dice que el arrepentimiento se basa en la vergüenza y la culpa, ninguno de los cuales sirve para ningún propósito real. Dicho esto, intenté quitarte de sus manos en un momento —Cuando Neil la miró sorprendido, Renee lanzó una mirada inocente que por una vez no era del todo convincente —. Andrew se negó con el argumento de que no deseaba a nadie más que a un empleado de pompas fúnebres. —Reina del drama —murmuró Neil. Renee soltó una carcajada y le cambió una toalla por el vaso. Neil se secó las manos y se la devolvió. Renee colgó la toalla de su gancho en la parte delantera de la nevera y salió de la cocina para inspeccionar la sala de estar. — ¿Estarás bien aquí? —Renee preguntó. Neil inclinó la cabeza hacia un lado, escuchando los ruidos del dormitorio, y solo escuchó el silencio. —Estoy bien. Él la vio salir, cerró la puerta detrás de ella y se dirigió a la cama. La mañana llegó demasiado pronto, y con ella vinieron más malas noticias. Wymack los llamó temprano

para decir que el campus estaba desfigurado. La pintura negra lospor edificios las aceras en gruesos derrames y el estanque estaba teñido de rojocubría brillante el tinte.y Un grosero grafiti empañaba las paredes exteriores blancas de la Cancha de los Zorros. Wymack no quería que el equipo se detuviera para verlo, pero tampoco quería que lo oyeran de segunda mano. El departamento de instalaciones estaba fuera e intentaba restaurar todo lo más rápido posible. Wymack juró destruir la seguridad del campus tan pronto como los llamó por teléfono. La segunda ola de vandalismo hizo que la prensa volviera a correr, y un periodista finalmente se acercó lo suficiente a Wymack para ponerle un micrófono en la cara. Wymack era demasiado listo para perseguir a los Cuervos, por lo que se conformó con atacar a los fanáticos. —Creo que es patético —dijo—. ¿Qué bien creen que están logrando estos cobardes arremetiendo contra nosotros de esta manera? Todo lo que están haciendo es atraer atención negativahablen. y publicidad al equipo que están tratando de defender. Ya es hora de que los Cuervos

 

El presidente de Edgar Allan, Louis Andritch, respondió en una hora e hizo un llamado obligatorio a los fanáticos de los Cuervos para que dejaran de tener un comportamiento tan indisciplinado. Tetsuji Moriyama lanzó una declaración más dura poco después, condenando los ataques como insultantes e innecesarios. Sonaba sospechosamente como un apoyo hasta que Moriyama terminó diciendo diciendo:: —No se puede entrenar a un perro con un día de retraso, no es lo suficientemente inteligente para correlacionar la acción y el en castigo. Debes disciplinarlo en el momento encomo que se porta mal. Déjennos corregirlos la cancha. Dan hirvió de furia el resto del día, pero las palabras de Moriyama llegaron a los fanáticos. El lunes amaneció sin nuevos desastres. Neil casi lo lamentaba, porque sin distracciones externas el equipo era libre de enfocarse nuevamente en sus problemas internos. Dan y Matt hablaron con Neil, pero ignoraron al resto del grupo de Andrew. Allison actuó como si nada hubiera sucedido, pero se mantuvo notablemente fuera del alcance de Andrew. Aaron ni siquiera miró a Neil y no habló con nadie, incluido Nicky. Neil esperaba que hablara cuando Neil los acompañara a practicar, pero tal vez Aaron estaba tratando de mantener a Andrew fuera de la pelea el mayor tiempo posible. Kevin se quejó sobre la discordia desenfrenada durante cuarenta minutos de práctica de la tarde, luego dejó de regañar a sus compañeros de equipo y se volvió hacia Neil. —Si nos costó el juego porque no pudiste mantener la boca cerrada —no terminó esa amenaza, suponiendo que Neil pudiera completar los espacios en blanco. Su expresión solo se oscureció cuando Neil lo rechazó —. Este no es el momento para tu actitud. Deja de causar problema problemass innecesarios antes de arruinar cualquier otra cosa. Neil sopesó todas las posibles respuestas a eso y se decidió por lo más simple: —Que te jodan. Kevin lo empujó como si pudiera presionar a Neil. Neil le devolvió todo lo que tenía y tiró a Kevin sobre Matt. Afortunadamente, Matt había estado viendo la breve discusión. Tropezó bajo el peso repentino de Kevin, pero no se cayó y agarró a Kevin para que no siguiera a Neil. Neil apuntó con su raqueta a Kevin en señal de advertencia y caminó a zancadas por media cancha. Sabía que Kevin intentaba ir tras él porque escuchó la feroz advertencia de Matt de que lo detuviera. Para cuando Neil llegó a la mitad de la cancha, Dan se había involucrado. Tomó varios minutos de amenazas airadas para calmar a Kevin, pero la paz cuestionable solo duró porque Kevin y Neil recurrieron a ignorarse el uno al otro. Tan pronto como los despidieron para descansar, Neil fue al vestuario a tomar una copa. Wymack lo siguió y se detuvo justo al otro lado de la puerta trasera. Él plantó sus manos en sus caderas y miró a Neil al otro lado de la habitación. —Estoy realmente interesado en saber cómo pasó de una contienda entre nosotros y ellos a una guerra total —dijo Wymack—. La opinión popular es que es tu culpa. ¿Es cierto? —Tenía buenas intenciones —dijo Neil. —No me importa cuáles fueron tus intenciones —dijo Wymack—. No podemos darnos el lujo de perder el juego del viernes, no después de lo que nos hicieron y especialmente después de lo que dijo el entrenador Moriyama. No sé si lo habrán notado, pero no estamos ganando terreno ahora mismo. Lo sé —dijo Neil—. Lo siento por el momento, pero no me arrepiento de nada de lo que—dije.

 

—No quiero tus disculpas. Quiero arreglar esto lo más pronto posible —dijo Wymack. —Sí, entrenador. Neil se dirigió a la puerta para regresar al anillo interior, pero Wymack extendió una mano para detenerlo y le dijo: —Hablando de la sincronización, ¿cómo está tu reloj mental? ¿Ayuda tener un cronograma establecido de nuevo? —No tanto como tenerlos a todos aquí —dijo Neil—. No estoy lo suficientemente solo como para perderme. —Bien —dijo Wymack—. Ahora vamos. Vamos a ver si no podemos salvar este desastre. Neil lo siguió hasta el anillo interior. Sus compañeros de equipo se habían dispersado en su breve ausencia. Matt, Dan y Allison habían reclamado uno de los bancos de los Vixens. Kevin estaba solo cerca de la pared de la corte, con el portapapeles de Wymack en la mano, y revolvió las notas del día. Nicky se detuvo en los escalones que conducían a las gradas, y Neil vio a Aaron unas veinte filas más arriba. Andrew y Renee estaban haciendo sus vueltas habituales alrededor del anillo interior y no habían llegado muy lejos. Neil no tenía ganas de lidiar con nadie más, así que fue tras los porteros. Renee lo vio cuando doblaban la primera esquina y le indicó a Andrew que esperara. Neil tenía excusas listas si le preguntaban por qué estaba invadiendo su espacio, pero Renee saludó con una sonrisa brillante y Andrew lo reconoció con una mirada indiferente. Se pusieron en marcha de nuevo a un ritmo lento tan pronto como Neil los alcanzó. Neil se había preguntado de qué hablaban los dos cuando estaban lejos de todos los demás. Lo último que esperaba era que discutieran sobre Exy. Renee quería cambiar las mitades que jugaban ahora que Andrew no estaba limitado por su retirada. Sus oponentes se volverían más desafiantes cada semana y Andrew era el portero más fuerte. Ella quería que tomara el relevo cuando sus compañeros de equipo bajaran en la segunda mitad. Andrew aceptó su sugerencia sin discutir, y Renee siguió adelante. Lo que comenzó como una conversación normal se dislocó rápidamente, y Neil no tenía idea de cómo pasaron de los trabajos de construcción en el lado opuesto del campus a un posible punto de partida para la Tercera Guerra Mundial. Tenía que existir

una correlación entre los dos, pero, se destrozara el cerebro, no sentido podía encontrar ninguno. Eventualmente se dio poraunque vencido, porque tratar de darle al salto significaba que no podía escuchar su argumento. Renee esperaba que comenzara con los recursos, particularmente con la escasez de agua, mientras que Andrew estaba convencido de que el gobierno de Estados Unidos se involucraría en el conflicto equivocado y provocaría represalias. No quedaba tiempo suficiente para que ninguno de los dos ganase al otro, y como Neil no jugaría el desempate, dejaron el debate a un lado para otro día. Wymack llamó a su equipo al banquillo local y reinició la práctica con una charla de motivación. Llegó primero a los estudiantes avanzados. Cuando los lanzó a la cancha para los partidos, Dan tragó su resentimiento el tiempo suficiente para apartar a Aaron y Nicky. Ella y Matt tenían un par de ideas que querían que los defensas probaran, por lo que tuvieron un pow-wow —una reunión de pueblos indígenas, aunque el término en la — improvisado actualidad utiliza para referir cualquier tipo de reunión la primera línea. Aaronseescuchó porque tenía que hacerlo, pero no miró a Dan ni dijo en nada.

 

El martes fue fraccionalmente mejor, y eso fue solo porque el grupo de Dan estaba haciendo un esfuerzo activo para llevarse bien con todos. Aaron no se inmutó por su acto, Nicky se aferró desesperadamente a cualquier insinuación de calor que pudiera obtener, y Andrew estaba habitualmente desinteresado en los alrededores. Kevin pasó una hora atacando a los primos, y luego dirigió toda su energía furiosa para azotar a los estudiantes de último año. Solo le ahorró unas pocas palabras cáusticas a Neil, y Neil no desperdició palabras en Kevin. Cuando Wymack los despidió para el descanso, Andrew inmediatamente se alejó a lo largo del muro de la cancha. Renee miró a Neil. Neil no estaba seguro de que fuera una invitación hasta que se volvió hacia ella y obtuvo una sonrisa de aprobación. Era Er a muy consciente de que estaban llamando la atención cuando partieron en pos de Andrew, pero Neil no miró a nadie. Había una buena posibilidad de que los otros no quisieran pasar el rato con los porteros, y no era porque significaba que él y Kevin todavía estuviesen fuera de juego. Los Zorros podrían desconfiar de la amistad de Andrew y Renee, pero había más de trescientos dólares en el bote en su relación de trabajo. Neil los distrajo al uno del otro. Neil no albergaba tales ilusiones sobre las posibilidades de Renee. Además, Renee hizo un buen trabajo distrayéndose. Se desvaneció de la conversación varias veces para revisar su teléfono y contestar mensajes rápidos. Neil captó un poco de la inactividad porque estaban planeando rutas de evacuación y paradas de suministro críticas en caso de una invasión de zombis. Sobrevivir huyendo era el fuerte de Neil y, a pesar de que era un escenario ridículo, fue interesante ver cómo se comparaban sus prioridades con las suyas. Renee hizo hincapié en la importancia de recolectar sobrevivientes, que Andrew derribó de inmediato. — ¿No volverías por nadie? —Renee preguntó. Andrew volvió su mano. —Puedo contarlos con una mano. —Creo que el entrenador sería bueno en una pelea —dijo Renee mientras pasaban los bancos de nuevo. Wymack miró en su dirección, oyendo su nombre, pero solo necesitó un momento para darse cuenta de que no estaban hablando con él —. También tiene un permiso de armas. —Vendió el arma  ¿Qué pasa concuando Abby? entré varias veces en su apartamento —dijo Andrew. — ¿De qué me sirve ella? —Andrew preguntó—. No se puede vendar una mordedura de zombi y ella no nos dejaría ejecutar a los infectados. Además, el entrenador no la dejaría irse. Deja que la mantenga a salvo todo el tiempo que pueda. Renee aceptó el punto con un movimiento de cabeza, y la conversación pasó a ideas menos locas. Sin embargo, se quedó con Neil y sintonizó su próximo debate. Se preguntó qué haría si una invasión realmente sucediera. Neil estaba acostumbrado a cortar todos los lazos y comenzar a correr. Lo más probable era que fuera instintivo abandonarlos a todos si los muertos vivientes festejaban vorazment vorazmente. e. No era exactamente una práctica edificante, pero Neil podía aceptar las desagradables verdades sobre sí mismo. —Oh —dijo Renee, revisando su mensaje más nuevo—. Disculpen. Se apartó de ellos y subió las escaleras, con el teléfono al oído.

Andrew ledijo echó Neil mientras —Jean — —,una ¿Temirada importaa explicar eso? continuaban sin ella,

 

—No sabía que Kevin había pasado su número —dijo Neil, mirando por encima del hombro. Renee no fue muy lejos, solo un par de filas donde podía hacer su llamada con relativa privacidad. Andrew no dijo nada, por lo que Neil se encogió de hombros —. Parecía interesado en ella cuando vimos a los Cuervos en el banquete. Espero que pueda debilitar su ciega lealtad. Neil lo pensó un momento más, y luego dijo: — ¿Tal vez es por eso que Matt dejó de apostar por ustedes dos? Andrew no respondió y terminaron la vuelta en silencio. Como la terapia semanal de Andrew ya no era obligatoria y los Zorros tenían dos coches, Andrew se saltó su sesión de la tarde del miércoles con Dobson. Neil recordó que aún no había hablado con Andrew acerca de su póliza de seguro e hizo una nota mental para sacar a Andrew en algún momento. Pensó que podría escabullirse en el descanso, pero la conversación nunca se detuvo cuando pasaron los bancos y Neil no pudo expulsar a Renee a mitad de la frase. Su oportunidad no llegó hasta que volvieron a Fox Tower. —Andrew —dijo cuando salieron del auto alquilado. Nicky se detuvo y le lanzó una mirada curiosa. Kevin y Aaron no esperaron, sino que siguieron a los estudiantes de último año al dormitorio. Neil sacudió su cabeza hacia Nicky y, cuando esa sutil despedida no funcionó, dijo—, Estaremos ahí en un minuto. Vigílalos. Nicky hizo una mueca y se alejó. —Es más fácil decirlo que hacerlo. Neil observó hasta que el último de los Zorros desapareció dentro, luego escaneó el estacionamiento con una mirada lenta. La escuela había hecho un buen trabajo al ordenar el lugar nuevamente; la única señal de que algo malo había sucedido era que había menos automóviles que de costumbre. La presencia de algunos camiones y deportivos significaba que algunos atletas ya habían empezado a recuperar sus vehículos, pero al menos la mitad de los autos no les l es eran familiares. —  ¿Has tenido noticias de la tienda? —Neil preguntó, arrastrando su atención de nuevo a Andrew—. Matt recibió una llamada esta mañana m añana diciendo que su camión estaría listo para ser recogido mañana. Allison debería tener el suyo el sábado por la mañana. ¿Pueden arreglar el tuyo?

Andrew tomó hasta el teléfono, un voz par de se lo entregó. NeilUna esperó, desconcertado, que elpresionó correo de de botones Andrew ycomenzó a sonar. voz mecánica anunció la fecha del martes y le siguió un mensaje aleccionador. El daño fue aún más extenso de lo que parecía; la basura en la parte trasera había ocultado todo lo que los fanáticos de los Cuervos les hacían a los cojines del asiento trasero, y ninguno de ellos había mirado en el portaequipaje antes de que el automóvil fuera remolcado. La tienda quería que Andrew los llamara para hablar sobre sus opciones y discutir qué se necesitaría para regresar el auto a su antiguo esplendor. Andrew se subió al maletero del auto alquilado y sacó un paquete de cigarrillos de su bolsillo. Encendió dos y cambió uno por su teléfono. Neil ahuecó una mano alrededor de la suya para protegerla de la brisa. Estudió la cara de Andrew mientras él guardaba su teléfono y sus cigarrillos, pero Andrew no dio señales de que le molestaran las malas noticias. —adivinó Vas a tener que Neil—. Tú Si la compañía de seguros no cubre un — reemplazo para tureemplazarlo automóvil, toma la diferencia. sabes que tengo suficiente.

 

Andrew lo miró con frialdad. —No estoy interesado en tu caridad. —No es caridad —dijo Neil—. Es venganza. Para empezar, no era mi dinero, ¿recuerdas? Te dije que mi padre lo había robado de los Moriyamas. Si tomas algo para tu auto, estás haciendo que Riko reemplace lo que destruyeron sus fanáticos. —La venganza es un motivador solo para los de voluntad débil —dijo Andrew. —Si crees que no estabas planeando cómo matar a Proust. El nombre del doctor aún sabía a ácido, le quemaba la lengua y la garganta a Neil, pero no fue suficiente para hacer mella en la expresión calmada de Andrew. Andrew lo miró en silencio por lo que pareció una eternidad, luego colocó su cigarrillo entre sus labios y le hizo un gesto a Neil para que se acercara. Neil estaba seguro de que estaba avanzando avanza ndo hacia un cuchillo para traer a Proust otra ot ra vez, pero obedientemente cerró el corto espacio entre ellos. Andrew atrapó la parte posterior del cuello de Neil para evitar que se retirara. Tiró de la cabeza de Neil hacia él y sopló humo en su cara. —Esto no es venganza —dijo Andrew—. Le advertí lo que haría con él si me tocaba. Es mi obligación cumplir mi palabra. Esperó un momento para asegurarse de que Neil lo entendiera, luego lo soltó. La próxima vez que se llevó el cigarrillo a la boca, Neil se lo quitó. Lo rompió entre sus dedos y lo dejó caer al asfalto bajo sus pies. Andrew vio que las mitades se apartaban una de la otra y miró a Neil sin mostrarse impresionado. —Noventa y uno por ciento —dijo Andrew. —Solo toma el dinero —dijo Neil—. Tú compraste el último automóvil con la muerte de alguien. Puedes comprarlo con la vida de alguien —mi vida. Ese dinero iba a comprar mi próximo nombre cuando me escapase de aquí. Gracias a ti ya no lo necesito. —Tu vida tiene un precio que ya estás pagando —Andrew le recordó—. No se puede cambiar la misma cosa dos veces. —Has perdido el derecho a llamarme difícil  —dijo Neil. Andrew se encogió de hombros, entonces Neil dijo—. Haz un nuevo trato conmigo. Andrew inclinó su cabeza hacia un lado, considerándolo. — ¿Qué quieres por ello?

me preguntas darías? —cuya preguntó Neil. ya conoces. — ¿Qué No hagas respuesta Neil lo miró con el ceño fruncido, perdido, per dido, pero Andrew no perdió el aliento explicando. explican do. Él levantó su mano entre ellos y la volvió hacia arriba. Cuando Neil solo lo miró, Andrew hizo un gesto a la mano de Neil. Intrigado, Neil imitó el gesto. Andrew tomó el cigarrillo de sus dedos sin resistencia resiste ncia y se lo metió entre los labios. Casi había quedado sin aliento para mantenerlo encendido, pero Andrew convenció a la llama a que volviera a la vida con una larga calada. —Eso es mío —dijo Neil. —Oh —dijo Andrew, sin preocuparse. A Neil no le importó lo suficiente como para recuperarlo, así que vio a Andrew fumar. Andrew sostuvo su mirada y no dijo nada. Estaba esperando, supuso Neil, a que Neil consiguiera un intercambio adecuado. Neil no tenía idea de lo que se suponía que debía pedir, pero sabía que había cientos de maneras de estropear este trato.

 

El sentido común decía que buscara la reconciliación con Aaron, pero si Andrew se apoyaba en esa tregua, ninguno de los hermanos lo disfrutaría. Neil debería pedir algo que fortaleciera a los Zorros, como permiso para reiniciar las cenas grupales y las películas que tuvieron en ausencia de Andrew. Vaciló porque parecía la pérdida de una oportunidad. En Halloween había sido sorprendentemente fácil convencer a Andrew. No era de extrañar, se dio cuenta Neil, porque ¿no lo había dicho Kevin el otoño pasado? —Cuando sabes lo que quiere una persona, es fácil manipularla   —había dicho. Neil quién— quería Andrew. no sabía hasta este año qué —o a quién— Neil lo descartó por ser contraproducente. Su mente pasó de Halloween a Eden’s Twilight y luego a Sweetie’s, y Neil finalmente lo descubrió.   —Quiero que dejes de consumir polvo. —Y él dice que no tiene una veta de justicia —reflexionó Andrew, Andrew, más para sí mismo que para Neil. —Si fuera justo, te pediría que dejaras de beber y fumar también —dijo Neil—. Solo estoy preguntando por esta cosa. No tiene ningún efecto en ti de todos modos y es un riesgo innecesario. No necesitas una tercera adicción. —No necesito nada —le recordó Andrew, justo a tiempo. —Si no lo necesitas, será fácil dejarlo —dijo Neil—. ¿No? Andrew lo pensó un minuto y luego le lanzó el cigarrillo cigarrill o a Neil. El material donde rebotó se chamuscó en su camisa. Neil lo aplastó debajo de su zapato cuando golpeó el asfalto. La fría mirada que jugueteó con Andrew se desperdició; la mirada de Andrew ya había pasado por su lado en busca de algo más interesante. —Voy a tomar tu rabieta como un sí —dijo Neil—. Llevaré el dinero a tu habitación esta noche. — ¿Podrías? —Andrew deslizó su mirada hacia la cara de Neil —. Más bien, ¿puedes? —Aaron ya no te quiere en la sala, dice Nicky. ¿Algo sobre ti invitándote a peleas que no te conciernen? Él agitó su mano en un tipo de gesto —. Esta tontería con las etiquetas en el teléfono dejó el mensaje un poco confuso. Quizás me expliques por qué de repente estás tan interesado en la vida de mi hermano. —No lo estoy —dijo Neil. —Sin las mentiras —agregó Andrew. —dijo —. podemos lo estoymes de nuevo No lo soporto, fuera deuntiempo. Te dije—elNopasado de Neil octubre que no llegarpero a laestamos final si somos desastre fracturado. Ustedes dos nos están frenando. Tenía que comenzar con uno. Como todos apuestan por Aaron y Katelyn, pensé que pelearía por ella. —No sería un cambio interesante de ritmo —dijo Andrew—. Ver también: una pérdida de energía y esfuerzo. Podría intentarlo, pero no ganará. —Tienes que dejarlo ir. —Oh —dijo Andrew, como si esto fuera nuevo para él —. ¿Yo? —Lo perderás si no lo haces —dijo Neil—. Seguirá alejando a Katelyn si le dices que lo haga, pero él se resentirá por ello. Contará los días que faltan para la graduación y cuando llegue nunca lo verás nuevamente. No eres estúpido. Sé que puedes verlo. Déjalo ir ahora si alguna vez quieres que regrese. — ¿Quién te preguntó? —No No — eralenecesario. Ofrezco—mi opinión voluntario. — aconsejó Andrew . Los niñoscomo deben ser vistos y no escuchados.

 

—No me rechaces por mentir y luego me ignores cuando digo la verdad —. —Esto no es verdad —dijo Andrew. — La verdad es irrefutable y no está manchada por el sesgo. El amanecer, Abraham, la muerte: estas son verdades. No puedes juzgar un problema con tus gafas de obsesión y decir que es verdad. No nos estás engañando a ninguno de nosotros. — Si pides la mitad de la verdad, solo obtendrás la mitad de la verdad —dijo Neil. —  Es tu culpa si no te gustan las respuestas que te doy, no mía. Pero mientras hablamos de la obsesión y la vida de Aaron, A aron, ¿qué vas a hacer con su juicio? Ella estará aquí para ello, ¿no? Cass, quiero decir —dijo Neil, aunque estaba seguro de que Andrew sabía de quién estaba hablando. — Vas a tener que enfrentarla. — Visto y no escuchado —Andrew le recordó. Parecía aburrido, pero Neil reconocía una advertencia cuando escuchaba una. Neil lo dejó pasar y volvió adentro.

 

CAPÍTULO OCHO

Traducido por Brenda Monserrath Corregido por Aruasi

Por primera vez Neil se s e despertó antes de que la alarma de Matt ssonara. onara. Se quedó quieto por un minuto, luego rodó y apagó su propia alarma. Él volteó su teléfono abierto para mirar la fecha, era viernes 19 de enero. Se suponía que, Neil Josten, cumpliría veinte años el 31 de marzo. Hoy Nathaniel Wesninski cumplió diecinueve años. Neil nunca tuvo la costumbre de celebrar su cumpleaños, pero cada uno de ellos estaba vivo por lo que merecía un momento de silencio. Pasó el pulgar sobre la fecha en su pequeña pantalla y deseó que ganaran contra Belmonte. Neil sabía que asistió a sus clases, pero no aprendió nada. Escribió lo que dijeron sus maestros, pero no asimiló ni una palabra. Metió sus notas en el fondo de su bolsa, comió una comida sin sabor solo en el comedor de los atletas, y regresó a la Torre de los Zorros. Pasó junto a un par de jugadores de voleibol en la escalera que le desearon suertes entusiastas y se acordó de agradecerles. Pensó que les daba las gracias, de todos modos. Él no sabía. No podía concentrarse cuando pensaba en el juego. Los Zorros no tenían prácticas por la tarde cuando tenían juegos en casa, razón por loa cual Neil tenía mucho tiempo para matar. Trató de estudiar, pero no llegó a ninguna parte, luego intentó dormir la siesta si esta sin éxito. Cuando Cu ando se marcharon al estadio a una hora de servicio, se estaba volviendo loco. El vestidor olía ligeramente a lejía y limpiavidrios. Neil nunca había entendido el punto de limpiar antes de un juego, no obstante, un pequeño equipo venia todos los días. El olor por lo general desaparecía cuando los Zorros se presentaban para las prácticas, pero Neil supuso que el tráfico en el campus del juego los había retrasado. Sin embargo, eso explicaba por qué Wymack estaba sentado en el centro de entretenimiento en lugar de refugiado en su oficina; Wymack afirmó que era alérgico a los materiales de limpieza. Abby pensó que era una excusa poco creativa para el estado descuidado de su departame departamento, sin embargo embargo, ,W Wymack ymack mantenía su historiaesperando tercamente tercamente. . señal de que Wymacknto, observó a su equipo pasar, probablemente una habían hecho las paces. Cada práctica de esa semana había ido un poco mejor que la anterior, aunque no estaban exactamente donde tenían que estar. Neil y Kevin comenzaron a hablar nuevamente el jueves porque solo podían ignorar el uno al otro, mientras que los de clase alta no podían perdonar a Andrew por su violencia, violenci a, lo aceptaron por un sentido de necesidad fuera de lugar. Todavía pensaban en él como un sociópata medio en punto, incapaz de arrepentirse de sus acciones o comprender su enojo. Aaron, por otro lado, era una piedra inmóvil de odio en el medio de los Zorros, un golpe de velocidad los hizo tropezar mientras intentaban recuperar el equilibrio. Neil no sabía cuánto tiempo más toleraría tal animosidad inmadura antes de darle a Aaron otro golpe duro, deseó que Nicky tuviera más influencia sobre sus primos, ya que su situación de habitación significaba que Nicky tenía más oportunidades de apoyarse en ellos, Kevin sería unÉlaliado excepto Kevin solo desafiós.a Andrew cuando se trataba de Exy. no seaceptable, involucraría en susque problemas personale personales.

 

No había tiempo para preocuparse más esta noche; Neil tendría que resolverlo durante el fin de semana. Empujó a los hermanos de su mente y siguió a los hombres al vestuario. Giró su combinación en la cerradura de su armario de cambios y abrió la puerta. Hubo una fracción de segundo de resistencia inesperada, luego un estallido agudo de algo que se rompió, y luego, sangre…   Explotó en su casillero, disparando por la apertura de la puerta y Neil retrocedió mientras caía en cascada sobre todo lo que había dentro. El olor era tan denso que le obstruía la garganta y lo ahogaba. La sorpresa de Neil solo duró un segundo candente antes de que el pánico se hiciera cargo. Se zambulló en su casillero, buscando su uniforme y equipo. Era demasiado tarde y él lo sabía, solamente tenía que intentarlo. Su camiseta rechinó en sus manos como una esponja hinchada, salpicando sangre por todos sus dedos. Lo dejó caer y buscó su casco. Las yemas de sus dedos rozaron el plástico duro, salvo que no pudieron agarrarse antes de que Matt lo agarrara. —No— dijo Neil, pero Matt lo sacó de su casillero. — ¡Espera! Hundió los pies, pero la banda de sus zapatos estaba empapada y resbalaba por el suelo. La sangre había golpeado el fondo de su casillero y ahora se derramaba en el suelo en un charco que se extendía rápidamente. Colgando de la parte superior de su casillero había una bolsa de plástico vacía, arreglada para abrirse cuando la puerta se abriera demasiado, parecía lo suficientemente grande como para contener al menos dos galones; era más que lo suficientemente suficientem ente grande como para destruir cada pieza de equipo que poseía Neil. —Nicky— instruyó Andrew. — Ve por el entrenador. Nicky salió disparada. Neil le dio un codazo a Matt tan fuerte como pudo, Matt maldijo mientras perdía el control sobre Neil quien corrió de vuelta a su casillero, patinando un poco a medida que se acercaba. Tuvo que agarrarse al casillero vecino para evitar caerse. Tan pronto como tuvo equilibrio descargó todo frenéticamente pieza por pieza. Ya no podía distinguir sus camisetas de Local y Visitante. Incluso el relleno de su armadura estaba destrozado. destrozado. Neil levantó su casco y lo giró para ver cómo la sangre se deslizaba por el protector de plástico duro. —  ¿Neil? Mattel preguntó. Neil dejó — caer casco sobre la pila a sus pies y golpeó la parte posterior de su casillero. Su puño golpeó plástico en lugar de metal, y Neil arrancó la bolsa rota de su gancho. Cuando se volvió para tirarlo, Andrew atrapó su muñeca. Neil ni siquiera había escuchado a Andrew cruzar la habitación hacia él. Neil lo miró y a través de él, con el corazón palpitando palpitando en sus sienes. — Está arruinado— dijo Neil, con una voz rabiosa; con una rabia horrible. — Todo está arruinado. Wymack irrumpió en la habitación con Nicky pisándole los talones. La vista de tanta sangre lo detuvo por un momento antes de que caminase hacia Neil — ¿Eso es tuyo? — Mi equipo Entrenador — dijo Neil — Sus…  — Él  Noestá es suyo — bien.—Andrew soltó a Neil y regresó a su propio casillero.

 

— Peróxido— dijo Neil. — ¿Abby tiene en su oficina? Cuando Wymack solo lo miró, Neil se dirigió a la puerta para encontrarlo él mismo. Wymack puso un brazo en su camino para detenerlo. —Tengo que limpiarme la ropa antes de que la sangre se seque o no tendré nada que ponerme esta noche. —Y yo necesito que descarriles esa maldita mente tuya durante dos segundos y te centres en el hecho de que estás cubierto de sangre de alguien o algo. ¿Estás bien? — Andrew ya dijo que estoy bien — dijo Neil. — No le pregunté a Andrew— señaló Wymack. — Te pregunto a ti —. —Aquí, tengo una toalla extra — dijo Matt, y sacó s acó una de su casillero abierto. Corrió al baño para remojarla en el fregadero, pero se detuvo bruscamente mientras volvía hacia ellos. Su voz sobresaltada resonó en las paredes del baño. — ¿Qué demonios? Neil sabía que no debía mirar, más fue de todos modos. Wymack y Andrew estaban  justo detrás de él. Neil siguió la mirada de Matt hacia la pared del fondo y sintió que su estómago tocaba fondo. Escrito en sangre a través del azulejo era un mensaje audaz: “Feliz cumpleaños 19, Jr.”   La cabeza de Neil se llenó de estática y gritos. El murmullo estridente en el fondo estaba fuera de lugar y le tomó a Neil una eternidad darse cuenta de que el sonido provenía de sus compañeros de equipo. Él entendió su tono ansioso, pero no entendió una palabra de lo que decían. El miedo arrastraba garras heladas sobre su estómago y se arrastraba por su garganta. Neil cerró los ojos durante dos segundos y respiró. No podía lidiar con esto ahora. Él no podía; él no lo haría. Agarró la incipiente sensación de pánico y la enterró profundamente, de la misma manera que había sofocado su corazón roto el tiempo suficiente como para quemar el cuerpo de su madre. Tendría que reaccionar a esto más tarde, porque si lo hacía ahora con todos los Zorros como testigos, lo iba a perder todo. El mundo volvió a enfocarse en piezas dentadas, justo a tiempo para que Neil escuchara a Wymack murmurar algo sobre llamar a la policía. Neil lo agarró del codo

antes de que se alejara lo tranquilo apretó con tantapudo: fuerza que sintió que los huesos crujían. — Entrenador  — dijo, ytan como —  Tendrás que dejarlos fuera de esto. De acuerdo, acabemos con el juego. Lo limpiaré después. Nadie más tiene que saberlo—. — Dame una buena razón para no cancelar el juego y traer a seguridad aquí — dijo Wymack. — No puedo darte eso todavía — dijo Neil, inclinando una mirada hacia él. — Te dije que esperaras hasta mayo —. Deseó que Wymack recordara la promesa que había hecho en la víspera de Año Nuevo cuando Wymack desafió sus mentiras y cicatrices, no le había dicho que estaba huyendo, pero le había relatado lo suficiente como para que hubiera juntado las piezas. Neil necesitaba que lo recordara ahora y descubriera lo obvio: los hombres de Riko no habrían dejado evidencia, pero Neil tenía huellas por todo el lugar. Wymack no dijo nada,húmeda pero estudió Neil que con no unaseintensidad inquietante. soltó a Wymack y tomó la toalla de unaMatt resistió. Sus pulmonesNeil se sentían

 

como si estuvieran apretados mientras cruzaba la habitación hacia su mensaje de cumpleaños. Respiró superficialmente para no desatar su reflejo de náuseas y borró las letras de la pared. Hubo suficientes parches limpios en la toalla después para que Neil se limpiara las manos. Regresó Regres ó con los demás y dejó caer la toalla en el fregadero para preocuparse preoc uparse más tarde. —Neil —Matt dijo. Neil no quería escucharlo. —Cámbiate Matt. Regresó a la sala principal y consideró su casillero. No pasó mucho tiempo para darse cuenta de que ninguno de sus compañeros se estaba moviendo. Matt todavía estaba congelado junto a los lavabos. Wymack y Andrew estaban de pie en la puerta del baño. Aaron, Kevin y Nicky estaban junto a sus casilleros. Neil podía sentir todos los ojos en él. Sintió que la verdad estaba escrita en su piel para que todos la vieran. El mensaje solo decía “Junior”  pero  pero esperaba que alguien lo llamara por su nombre. Neil los miró y se concentró en el que probablemente lo ayudaría a salvar esto. — Kevin— dijo, y continuó en francés. — Haz que se muevan. Solo tenemos cuarenta minutos para empezar. — ¿Puedes jugar? —Kevin preguntó. —Estoy enojado, no herido— espetó Neil —No voy a dejar que esto nos impida ganar esta noche. ¿Y tú? —. Kevin lo consideró por un momento, luego dirigió una mirada cáustica a sus compañeros de equipo. — Pónganse en movimiento. Tenemos un juego para ganar. —Estás bromeand bromeandoo— dijo Matt, acercándose detrás de Andrew y mirando entre los huelguistas. —  Realmente vas a ignorar el hecho de que esto —  apuñaló con un dedo en la dirección del casillero de Neil —¿acaba de pasar? Neil, pareces un doble de Carrie. ¿Ni siquiera quieres llamar a la seguridad aquí mientras la escena todavía está fresca? —No— dijo Neil—. No quiero. —Estas bromeand bromeandoo— Matt dijo de nuevo. Neil lo miró. — Riko es un egoísta y una gilipollas. Quiere que reaccionemos a esto. Si lo hacemos, él gana. No le demos esa satisfacción. Finge que esto nunca sucedió y concéntrate en los Tortugas Acuáticas. Wymack tardó solo unos momentos más en elegir su lado. —Nadie se está cambiando aquí. Consigue tu equipo y vete. Puedes tener la habitación de las chicas cuando terminen. Te daré una oportunidad esta noche — dijo cuándo Neil lo miró: —  Si creo que tu cabeza no está en el juego, te jalaré tan rápido que recibirás un latigazo cervical y Dan tomará tu lugar. ¿Me entiendes? —Sí, Entrenador. —Neil acepto. Wymack miró el desastre una vez más, luciendo un poco como si se odiara por estar al lado de Neil. Finalmente sacudió su cabeza y cavó la ropa de Neil de la pequeña montaña en el Haré que Abby limpie esto. Alguien le presta a Neil otra toalla —. —Gracias —piso  dijo — Neil

 

—Cállate— respondió Wymack y salió furioso Un terrible silencio descendió en el vestuario. Finalmente, Andrew cruzó la habitación hasta su casillero y terminó de descargar su equipo. Ese fue el desencadenante que los otros necesitaban al parecer, porque tomaron sus cosas y se fueron. Nicky le dio a Neil una de sus toallas de repuesto cuando salía. Matt fue el último en irse, y dudó cuando se dio cuenta de que Neil no se estaba moviendo. — Me lavaré aquí— dijo Neil, e hizo un u n gesto hacia su miserable apariencia— No quiero llevar esto más allá de lo necesario. Matt aceptó eso sin discutir y dejó a Neil en paz. Neil miró su casillero, luego apartó resueltamente la mirada y fue a lavarse. Miró al suelo mientras se duchó y vio que el rojo se desvanecía lentamente del agua. Incluso cuando el agua corría, sentía que se estaba muriendo por dentro. Se lavó tres veces antes de darse por vencido. Tan pronto como cortó el agua, Wymack lo llamó: —Matt regresó a Fox Tower para conseguir unos calcetines y calzoncillos. Me traje el equipo de repuesto, aunque tendrás que descubrir cuáles se te ajustan mejor. Volveré a traer tu uniforme cuando esté limpio. Siéntate hasta entonces. —Sí, entrenador. —dijo Neil Escuchó que la puerta se cerraba detrás de Wymack y se secó en su puesto. Los Zorros tenían un par de juegos de equipo como respaldo, sobrantes de años cuando la línea era un poco más grande. Renee había escondido la armadura de allí cuando sustituyó en un defensa el otoño pasado. La mayor parte del equipo era ajustable, sin embargo, solo hasta cierto punto. Le tomó a Neil prueba y error elegir un juego completo de la pila que Wymack le había dejado. Entonces no había nada que hacer más que esperar. Se sintió como siempre antes de que Matt regresara; el tráfico nocturno de los juegos hizo el corto viaje a la Torre de los Zorros mucho más largo de lo que debería haber sido. Neil se sacudió de sus pensamientos cuando alguien tocó. Se deslizó del banco y fue a investigar. El equipo que se había puesto le impedía colocar la toalla alrededor de su cuerpo. En lugar de envolverlo alrededor de él, lo sostuvo por el cuello y lo dejó colgando de su frente marcado. Neil abrió la puerta lo suficiente como para darse cuenta de que era Matt en el pasillo

y se —sobresaltó  ¿Tocaste?al decir Matt lo miró m iró extrañado. — Abby dijo que todavía tiene tu uniforme. No era la primera vez que los Zorros se habían salido de su camino para acomodarse a los problemas de privacidad de Neil, no obstante, por lo general tenían tiempo para pensarlo detenidamente. Matt llegó tarde a los calentamientos debido a Neil y sacudido por el tremendo truco de Riko. A pesar de eso, él había recordado no irrumpir. —Gracias— dijo finalmente Neil, y tomó la ropa que Matt estrujó a través la entrada. Matt le había traído un atuendo completo para que tuviera algo que ponerse después del juego. La idea de Matt pasando por sus cosas hizo que su piel se arrastrara, m más ás Neil luchó contra ese instintivo ataque de nervios. — No hay problema— Respondió Matt. — más? — ¿Necesitas Un tiro claro algo a Riko y ningún testigo. —Dijo Neil.

 

Matt sonrió como si pensara que Neil estaba bromeando y se fue. Neil cerró la puerta detrás de él y tiró de su ropa interior y calcetines. Él llevó sus zapatos al baño y los enjuagó en el fregadero. Había sólo tanto que podía hacer. La sangre se había empapado en el interior. Podría usarlos esta noche, pero tendría que reemplazarlos lo antes posible. Neil podía ponerse sus pantalones cortos sobre sus zapatos, así que se puso los zapatos y los ató. Caminó por el vestuario, mirando el reloj para no mirar la sangre. Finalmente, Wymack apareció con su uniforme. —Hicimos lo que pudimos, pero vamos a tener que conseguir un conjunto completo nuevo. Lo ordenaré esta noche y lo tendré aquí de manera exprés. Se lo entregó y se puso a trabajar enrollándose las mangas. Neil había manchado de sangre su camisa cuando agarró el brazo de Wymack. A Wymack le costó un poco esconderlo todo. Neil pensó que debería disculparse, pero no creía que Wymack se lo permitiera. En su lugar, exprimió el exceso de agua del dobladillo y las mangas de su camiseta. —Está tan seco como pudimos— dijo Wymack, mirando la salpicadura de agua contra el piso. — Matt trajo una de las secadoras de pelo de las chicas, pero Abby no quería usarla por temor a dejar la mancha. —Si alguien pregunta, les diré que fue una broma anterior al juego —  dijo Neil — Técnicamente es la verdad. Neil terminó de vestirse. Wymack le dio una vuelta, lo consideró apto para el escrutinio público con un gesto de asentimiento poco convincente, y ahuyentó a Neil antes que él saliera del vestuario. Estaba cerca de servir, el equipo ya había terminado los calentamientos y estiramientos. Neil dio un par de vueltas por su cuenta mientras Wymack llevaba a su equipo a través de un discurso previo al juego. Wymack terminó cuando Neil regresó y Neil se convirtió abruptamente en el centro de atención. — ¿Seguro que estas bien Neil? —Preguntó Dan. —Estoy seguro de que tenemos un juego para ganar — contestó Neil. — Preocúpate más por eso y menos sobre mí. Los árbitros los dejan en la cancha para los ejercicios. Neil se centró en cada uno de sus para no pensar en nadaen más. Paraocuando la alineación inicial tomó su lugarmovimientos para servir, Neil Ne il estaba tan perdido sí mism mismo y el juego de esta noche casi había olvidado lo que sucedió en el vestuario. El fantasma aún se aferraba a él, incluso si no lo reconocía, y lo incitaba a ir más duro y más rápido. Kevin no le advirtió que retrocediera, y se estrellaron contra las marcas de su defensa con una agresión inusual. Neil tenía una tarjeta amarilla antes del descanso del medio tiempo. Esperaba que Wymack lo usara como una excusa para sacarlo, no obstante, Wymack no dijo nada al respecto cuando llevó a su equipo de vuelta al vestuario. Neil pensó que olía a sangre, pero sabía que era imposible. Había demasiado espacio entre el vestuario y el vestíbulo y el hedor del sudor y el desodorante de sus compañeros obstruía el aire. — ¿Dónde está Abby? —Dan preguntó, y Neil se dio cuenta de que no la había visto desde el servicio. — Ellahizo tuvounque ir alhacia campus por un tiempo. Nadie será mutilado en su ausencia —  Wymack gesto el refrigerador.

 

— Todos beban y estiren. No tenemos mucho tiempo. Los Zorros jugaron la segunda mitad como si tuvieran todo para perder. Neil usó las habilidades de pase y lanzamiento que Kevin le había enseñado y se coló en algunos de los pies de defensa que había aprendido con los Cuervos. Cuando tuvo que llamar a Kevin, lo hizo en francés. No dijo una palabra a su marca de defensa, sin importar lo que el hombre le dijera. No tenía aliento para un comentario sin sentido y necesitaba cada onza de energía para cumplir con el juego. Sabía que el silencio estaba llegando a su punto, a juzgar por la creciente nitidez en el tono del otro hombre. Neil no lo reconoció excepto para empujar contra él y pasarlo. Matt era una fuerza dominante en el otro lado de la cancha. Nicky seguía siendo el eslabón más débil en la línea de defensa, pero Andrew lo equilibró con una eficiencia despiadada. Cuando Aaron vino, él y Andrew jugaron juntos como si nada estuviera mal. Neil no sabía si cerraban filas debido a la interferencia de Riko o si el juego era suficiente para distraerlos de sus problemas personales. Por ahora, a Neil no le importaba cuál era el motivo, siempre y cuando cooperaran. Con ocho minutos en el reloj, los zorros comenzaron a disminuir la velocidad. Habían ido demasiado duro demasiado temprano. Mientras pudieran mantener su posición, estarían bien, porque tenían una ventaja de dos puntos, pero Neil quería otro punto para revitalizar al equipo, sin embargo, Kevin y él se enfrentaron a defensas frescas y la defensa los cortó en todo momento. Neil sabía que Kevin estaba tan frustrado como él, porque estaba empezando a seguir la línea de control inaceptable. Neil le lanzó una advertencia cuando perdieron el control de la pelota otra vez. Kevin gruñó algo grosero. Dos minutos después, los Zorros obtuvieron el impulso que necesitaban. Un delantero de los Tortugas rodeó a Matt y corrió hacia la meta. Matt no pudo alcanzarlo, pero recibió un golpe cuando el delantero fue a disparar. El delantero tropezó, la raqueta se retorció en un intento de sostener la pelota, y dio un paso muy cerca de la meta. Andrew estaba fuera de su caja en un abrir y cerrar de ojos, y comprobó al atacante con la fuerza suficiente para derribarlo, el delantero se quedó donde estuvo por unos buenos cinco segundos, demasiado aturdido para volver a subir. El juego no lo esperó. Matt fue tras la pelota con un grito de guerra y la arrojó por la cancha a Allison. La próxima vez que Neil

tomó tiro a ganaron, puerta, loocho logróyycinco, los Zorros se unieron. LosunZorros y la multitud estuvo a punto de volar el techo con su raqueta. Los Zorros llevaron su celebración a la meta porque Andrew no acudió a ellos. Nicky y Renee lo habían enganchado a la fiesta la temporada pasada porque estaba demasiado enfermo como para defenderse, ahora, Nicky hizo como si quisiera abalanzarse sobre él y Andrew apuntó con su raqueta a Nicky en señal de advertencia. Nicky lo pensó mejor y colgó a Aaron en su lugar, Andrew se mantuvo como un espectador desinteresado en las afueras mientras los Zorros saltaban y gritaban a unos pocos pies frente a él. De alguna manera, Kevin se acercó a todos para decirle algo a Andrew. Neil no podía oírlo por el ruido de sus compañeros, pero el gesto desdeñoso de Andrew dijo que no estaba preocupado por la aprobación de Kevin. Estrecharon las manos de los Tortugas Acuáticas tan rápido como pudieron y lo reservaron fuera ydeAbby la cancha. Wymack y Abby los estaban una sonrisa dentuda sonreía. El júbilo de Wymack solo esperando, aumentó la Wymack emoción con de Dan

 

en otro escalón, y corrió hacia la multitud para irritar irritarlos. los. Nicky y Matt corrieron detrás de ella. Wymack los dejó ir, sabiendo que los reporteros los incluirían como los objetivos más fáciles, y condujo a sus Zorros al vestidor, Neil llegó al vestíbulo antes de recordar el desastre que lo estaba esperando. — ¿Tienes un trapeador que pueda usar? —Neil preguntó. — Cierra la boca— dijo Wymack. — No estás lidiando con eso ahora. Simplemente ganamos. — Ocho y cinco— dijo Allison, como si Neil ya lo hubiera olvidado olvidado.. El borde en su voz traicionó lo enojada que todavía estaba por todo esto. Neil no se inmutó ante las siguientes palabras de su boca, pero era algo cercano. — Supongo que lo puedes considerar tu regalo de cumpleaños del equipo. —Allison— Renee dijo. —No— Allison apuñaló a Renee con un dedo para cortarla, pero mantuvo sus ojos en Neil. — Llegué al límite de las tonterías que toleraré esta semana, y mucho menos este año. Necesito saber cuánto peor va a ser la competencia de mear entre Neil y Riko. —Vamos a hablar de esto— dijo Wymack. — Solamente no hasta que todos estén aquí. Ve a lavarte. Vamos a dar vueltas de nuevo. Las damas primero. Los vio irse y esperó hasta que la puerta del vestuario se cerró detrás de ellos. — Estoy instalando una nueva regla de equipo en la que se requiere que todos estén felices después de una victoria. Ustedes, los depresivos, me van a sacar la vida antes de tiempo. Wymack los miró, aunque Kevin estaba viendo a Neil y los gemelos volver a ignorarse el uno al otro. Wymack levantó las manos en señal de derrota y se fue. La habitación descendió a tenso silencio hasta que Dan apareció con Nicky y Matt a remolque. Los tres aún parecían entusiasmados por la victoria y sus entrevistas, sin embargo, estar cerca de sus malhumora malhumorados dos compañeros de equipo los mataron. Dan vaciló solo un momento antes de continuar al vestuario sin decir una palabra. Nicky vino y apoyó su hombro contra Neil. —Así que nos limitamos a embolsar nuestros dos de tres. La victoria de la próxima semana Nicky será le diola acereza Kevindel unapastel. mirada significativa como si le pidiera que se uniera a la conversación. —  Entonces es el primer encuentro a muerte. ¿Es posible que juguemos algo interesante? — Zero— dijo Kevin. — Todos los equipos interesantes están en la categoría de probabilidades —. —  Todos excepto nosotros, quieres decir —  Nicky le dio un momento para que lo aceptara, luego exhaló un suspiro exagerado cuando no lo hizo. —  Eres tan parcial. No olvides de quién es el equipo en el que te encuentras. Si terminamos enfrentando a la USC, será mejor que nos apoyes a nosotros. —Lo consideraré— dijo Kevin. Los Cuervos y Troyanos eran rivales feroces, pero Kevin era un fanático de USC impenitente. no estaba sorprendido quedeportivo USC tenía uno de los mejores equipos de laNeil nación. Eran famosos por sudesde espíritu y habían encabezado el

 

movimiento para mantener a raya a los Zorros el otoño pasado. Valían la atención y el favor de Kevin. — Idiota— dijo Nicky. — Le diré al entrenador que te gusta más el entrenador Rhemann. —Díselo— dijo Kevin. — Si el entrenador vale su posición, sabe que los troyanos son mejores que los Zorros. Siempre lo han sido y siempre lo serán. —Parcial— Nicky murmuró de nuevo. Dan vino a buscarlos cuando las mujeres terminaron, y los hombres se hicieron cargo del vestuario. Neil se colocó bajo el rocío y comprobó si tenía sangre bajo las uñas. No encontró ninguno, pero por un momento juró que olía carne quemada. Neil fue el último en vestirse, como siempre, y encontró a sus compañeros de equipo esperándoloo en el salón. Wymack estaba de pie frente al centro de entreteni esperándol entretenimiento miento con los brazos cruzados sobre el pecho. Abby estaba revoloteando en la entrada. Neil estuvo tentado de continuar más allá de ella y omitir esta conversación por completo. Dudaba que alguien le permitiera salirse con la suya, así que se sentó junto a Andrew en el sofá. Wymack esperó hasta que se hubiera quedado quieto antes de comenzar —. Primero: el elefante masacrado en la habitación aves masacradas después, preferí llamar a un favor de la facultad y conseguí que Abby tuviera acceso a los microscopios en los laboratorios de ciencias. Necesitábamos asegurarnos de que no fuera sangre humana — . —Eso es mórbido— dijo Nicky. —Pero es necesario considerando con quién estamos tratando — Wymack negó con la cabeza. — Lo último que quiero es ponerlos a todos en riesgo. Se supone que nuestra cancha es un lugar seguro para usted, pero he fallado en protegerlos. Tengo casi pensado instalar cámaras aquí en las áreas públicas, pero no haré eso a menos que todos estén de acuerdo. Si armamos algo, los únicos que verán esas cintas son las personas que están en esta sala en este momento. Quiero gente en nuestro negocio tanto como ustedes. —Lo que me lleva a mi segundo punto: Neil nos pidió que dejemos a las autoridades fuera de respeto esto— dijo Wymack,como mirando cada uno de pero sus Zorros en la cara. — Lo lo suficiente paraa permitir eso, no depende solo de mí. ¿Vas a estar bien con eso? — ¿De verdad vas a dejar que Riko se salga con la suya? —Dan preguntó. — No hubiera hecho esto si hubiera pensado que lo atraparían — indicó Neil. —Tal vez no podamos atraparlo, pero podríamos conseguir a sus intermediarios — dijo Matt. —Nadie es perfecto. Todos dejan un rastro— Aaron habló entonces y su insensible acusación hizo que la sangre de Neil se enfriara: —Sabrías todo sobre eso, ¿no es así, Junior? Neil echó un vistazo rápido a la expresión oscura de Aaron y se preparó para lo peor. Cuando llegó, sin embargo, fue peor de lo que esperaba. —Nunca encontrarán pruebas de que Riko estuvo involucrada en esto— dijo Aaron. — No obstante, podrían encontrarte, ¿verdad? De eso se trata, ¿no? —Aaron hizo un gesto hacia su propia cara, indicando el abrupto cambio en la apariencia de Neil.

 

— Tu apariencia, tus idiomas, tus mentiras, estás huyendo de algo o de alguien. Esa mordaz demanda fue un jodido golpe, derribando el aliento de los pulmones de Neil y aplastando su estómago contra su columna vertebral. El silencio que siguió se sintió infinito. Neil estaba seguro de que sus compañeros de equipo podían escuchar los latidos de su corazón; estaba latiendo tan fuerte que lo sintió en cada centímetro de su piel. Sus miradas eran penetrantes lo suficiente como para pelar cada disfraz que alguna vez había llevado. Encontrar su voz fue un acto de desesperación. Mantenerlo en calma tomó cada onza de energía que le quedaba. — Sabes, esperaba golpes bajos y puñaladas por la espalda de los Cuervos. Pensé que los zorros eran mejores que eso. No … dijo Neil cuando Aaron abrió la boca de nuevo. — No te atrevas a echarme tus problemas con Andrew. Sé que estás enojado conmigo conmi go por involucrar a Katelyn, solamente vas a tener que superar eso. —La arrastraste a mi negocio. Los estoy arrastrando a los tuyos. No es tan divertido cuando alguien te lo hace a ti, ¿verdad? —Aaron preguntó. —Eres tan estúpido— dijo Neil. — Me invité a tu pelea porque quería ayudarte, a los dos. Estás haciendo esto porque crees que me va a hacer daño. Hay una diferencia bastante crítica allí. En el lado positivo, ser un imbécil en el corazón significa que estabas en lo cierto sobre tus posibilidades—  Neil inclinó la cabeza hacia un lado y miró a Aaron. — Ahora entiendes que tu cobardía es lo que te mantiene separado a ti y a Andrew, ¿verdad? — No soy un cobarde— Replicó Aaron. — Eres un gilipollas sin espinas— dijo Neil —  Dejas que el mundo te pase y no te molestas en defenderte. Dejas que otras personas dicten cómo puedes vivir tu vida y con quién puedes pasar el tiempo. Recuérdame por qué aguantaste el abuso de tu madre durante tanto tiempo. ¿Realmente la amabas a pesar de su locura, o simplemente temías alejart alejarte? e? — Neil —dijo Dan, sorprendido — Eso no…  —Jódete— replicó Aaron. — Y  Todavía esperando una a mi pregunta. — — dijo Neil. Le echó una mirada a todavíaestoy estoy esperando unrespuesta agradecimiento Andrew. —  De ambos, entre sí. Están parejos ahora, ¿no? Entonces, ¿por qué no pueden olvidar todo y empezar de nuevo? ¿Por qué tienen que alargarlo otros tres años cuando pueden arreglarlo ahora? —No sabes nada— dijo Aaron, bajo y ácido. —No quieres que tenga razón— adivinó Neil —porque si estoy en lo cierto, es tu culpa que esté muerta. Andrew finalmente finalmente se unió a la discusión. —No. Siempre va a ser su culpa. —Ella no se suicidó, Andrew— dijo Aaron, salvaje por la pena. Andrew lo miró con frialdad. — Le dije lo que sucedería si volviera a levantar la mano. No tenía derecho a parecer tan sorprendida.

 

—Oh, Jesús— dijo Matt — ¿Acaso acabas de…?  Wymack se pellizcó el puente de la nariz y exhaló ruidosamente ruidosamente — ¿Podrías por lo menos dejarnos irnos de la habitación antes de confesar? Aaron echó un vistazo de Wymack a los alumnos de último año, luego se volvió hacia Andrew. Neil medio esperaba que tomara la advertencia de Wymack como una orden de silencio. En cambio, Aaron cambió al alemán y dijo: — No es por eso que lo hiciste. No me mientas. — Ella no era nada ni nadie para mí — dijo Andrew. — ¿Por qué otra razón la habría matado? —. A Aaron le llevó un minuto encontrar su voz nuevamente. Seguía pareciendo enfadado, pero tenía un tono apagado. — Ni siquiera me mirarías. No me dirías una palabra a menos que dijera algo primero. No soy vidente. ¿Cómo se suponía que debía hacerlo? ¿Saber? —Porque te hice una promesa — dijo Andrew. —No lo olvidé solo porque elegiste no creerme. Hice lo que dije que haría, y púdrete por esperar algo más. Ahí estaba de nuevo: un indicio de esa ira infinita en el corazón de Andrew. Aaron abrió la boca, la cerró de nuevo y bajó los ojos. Andrew miró la cabeza inclinada de su hermano durante un minuto interminable. Aaron había abandonado la pelea, pero cada segundo que pasaba parecía poner más tensión en el cuerpo de Andrew. Neil observó cómo los dedos de Andrew se curvaban contra sus muslos, no en puños, sino en una imitación de aplastar la vida de alguien, y sabía que el temperamento de Andrew estaba a punto de romperse. Puso su mano entre ellos, tratando de bloquear la visión de Andrew sobre Aaron, y Andrew lo miró con malicia. Un segundo se gundo después, la expresión de Andrew se apagó. Neil lamentó su intervención intervenc ión de inmediato. Nadie podía soltar tanta ira tan fácilmente; Andrew simplemente lo había enterrado donde solo podría lastimarlo. Era demasiado tarde para llevarlo de vuelta, así que Neil dejó caer su mano en su regazo en la derrota. — ¿Eso es todo, entrenador? —Neil preguntó. — No— dijo Allison. —  Tan iluminador como fueti?esta pequeña diversión, no responde a la pregunta original. ¿Qué tiene Riko sobre Mentir en este punto no funcionaría, teniendo en cuenta las audaces acusaciones de Aaron. Neil optó por la honestidad en su forma más sencilla e inútil. —Él sabe quién soy. Les tomó un momento darse cuenta de que eso era todo y Matt le pidió a Neil — ¿Uh? —La familia de Neil tiene una reputación — dijo Kevin, llegando inesperadamente a la defensa de Neil. Neil lo miró, deseando que se callara incluso mientras trataba de mantener su expresión lo más neutral posible. Kevin no devolvió su mirada, pero todo lo que dijo fue: — Riko está tratando de usarlo contra Neil. — ¿Va a ser un problema? —Dan preguntó. — No— dijo Neil.

 

Allison arqueó una ceja y gesticuló sobre su hombro, presumiblemente hacia el vestidor destrozado. — ¿Estás seguro de eso? —Sí—  dijo Neil, pero nadie parecía convencido. Neil sopesó sus palabras cuidadosamente, buscando el equilibrio correcto entre la verdad y las mentiras que los sacaría de su espalda. — Riko sabe quién soy porque nuestras familias operan en círculos similares, pero él es solo un Moriyama de nombre. No tiene los recursos para hacer más que amenazarme. — Maldición, Neil— dijo Matt. — Tus padres deben ser otra cosa si incluso Riko tiene que seguir las reglas. ¿Aaron tenía razón, entonces? ¿Esto es lo que se supone que debes lucir? — Sí— dijo Neil. — ¿Pero por qué mientes sobre tu edad? —Matt preguntó. — No lo entiendo. —No quiero que nadie me rastree a mi familia— dijo Neil. —Cuanto más difícil es para las personas juntar dos y dos, mejor. Tener dieciocho años en Millport significaba que mis profesores y el entrenador no tenían que consultar a mis padres para nada. Decirles la verdad significaba tener que explicar por qué mentí en el primer lugar, y no estoy acostumbrado a confiar en la gente. No quiero que me  juzguen por por los crímen crímenes es de mis padr padres. es. —Como si tuviéramos espacio para juzgar a alguien — dijo Dan, y Neil se encogió de hombros con una disculpa silenciosa. Parecía que había más de lo que quería decir, pero de alguna manera ahogó su curiosidad y lo dejó pasar. Miró primero, luego a Matt y Renee. Cuando nadie tenía nada que agregar, Dan dijo: — Sí, supongo que eso es todo por ahora, Entrenador. Wymack asintió. —  ¿Las cámaras están bien con todos? Sí, las tendré a mano durante el fin de semana. Hablaremos sobre sus ubicaciones y el juego el lunes por la tarde. Antes de eso, averigua qué tienes que hacer para resolver estos problemas personales. —dijo con una mirada significativa a Aaron. —  Ninguno de ustedes se atreva a traer estas actitudes a mi cancha de nuevo. ¿Entienden? Los Zorros murmuraron asentimiento, asentimiento, y W Wymack ymack les indicó que se retiraran. — Despedidos. Conduzcan seguros. Fue un caos fuera del estadio. Los fanáticos borrachos gritaban y corrían como locos; el resto de la multitud bailó y cantó vítores triunfantes. Los policías estaban afuera con toda su fuerza tratando de controlar el desastre. Los guardias de seguridad vigilaron a los Zorros hasta que llegaron a sus autos. Aaron pasó por el coche de alquiler y subió a la parte trasera de la camioneta de Matt. Nicky comenzó a decir algo, pero Andrew encendió su encendedor una pulgada de la cara de Nicky en advertencia silenciosa. Nicky silenciosamente se subió al asiento trasero con Neil y pasó el trayecto mirando su regazo. El tráfico alrededor del estadio est adio era de parachoques a parachoques por lo que los autos

de los Zorros se separaron al borde del tráfico. Matt les ganó al dormitorio. Para cuando los otros alcanzaron, Aaron ya se había ido. Neil observó a Andrew guiar a Kevin y Nicky

 

a su habitación antes de dirigirse al suyo. Matt siguió a Neil y Neil trató de sorprenderse de que las chicas estuvieran justo detrás de él. El suave zumbido de su teléfono lo distrajo y Neil se lo sacó del bolsillo. Había un nuevo mensaje en su bandeja de entrada. Él É l no reconoció el número o el código de área. Él entendió el mensaje aún menos: “49”. Neil le dio un minuto, pero no salió nada más.   Borró el texto y guardó su teléfono. — Neil— dijo Dan, y esperó hasta que Neil la mirara para continuar. — Gracias. Por la verdad, quiero decir. Sé que eso no es todo, pero sé que nos dejaste entrar por elección. Estamos listos para escuchar cuando estés listo para hablar. Lo sabes, ¿Verdad? —Lo sé— dijo Neil. Ella le apretó el hombro en un apoyo silencioso pero feroz. —  Y gracias por… bueno, lo que sea que estés haciendo con Andrew y Aaron. No estoy del todo segura de entender lo que sucedió esta noche, sin embargo, sé que fue importante —. — ¿Importante? —Matt hizo eco. — ¿Vamos a hablar sobre el hecho de que Andrew mató a su madre? Creí que había muerto en un accidente automovilístico. Eso es lo que siempre han dicho todos. —  Ella murió en un coche— dijo Neil. —Dije accidente— dijo Matt, con énfasis. Neil miró tranquilamente hacia atrás y no dijo nada más, así que Matt preguntó — ¿Cómo te enteraste? —Nicky me dijo hace meses — dijo Neil. —Solo así— dijo Matt dudosamente. — Siempre has sabido de lo que es capaz, pero dijiste que nunca te dio una razón real para tenerle miedo. ¿En qué demonios están tus padres si puedes deslizarte por el asesinato pasado pasa do como si no fuera gran cosa y ponerte en la cara de Riko todo el tiempo? tiemp o? Neil negó con la cabeza y fue salvado por Renee con gentileza. — Quizás Neil confíe en las razones de Andrew. Andrew admitió haber asesinado, sí, pero también dijo que lo hizo por el bien de su hermano. — Fue premeditado— dijo Dan. — Eso no es defensa. Podría haber involucrado a los padres dehaber Nicky.llamado a la policía o a los servicios sociales o —  Las personas con nuestros antecedentes no están dispuestos a confiar en la policía— dijo Renee. — Probablemente nunca se le ocurrió a Andrew que eran una opción viable. — Y mira lo que sucedió en noviembre pasado — agregó Neil. — Andrew siempre ha sabido que Luther no protegería a Aaron. Dan miró entre ellos, incrédula. — ¿Admites esto? Renee extendió sus manos y le dio a su amiga una sonrisa tranquilizadora. — No podemos entender la situación por completo, Dan. Nunca sabremos el estado de ánimo de Andrew en ese momento o cuán mala era la vida con ella. Todo lo que podemos hacer es tomar una decisión: creer que él estaba protegiendo a Aaron o

condenarlo por haber tomado el camino más extremo. Preferiría ir con el anterior. ¿No es así? Es alentador y reconfortante pensar que no estaba actuando por malicia.

 

— Luego dirás que es dulce— se burló Allison. — Por favor no— dijo Dan, con una pequeña mueca. — Mi estómago es lo suficientemente débil como lo está ahora. Neil esperó para asegurarse de que era eso, y luego dijo. — Me voy a la cama —. Ninguno de ellos intentó detenerlo. Neil se encerró en el dormitorio, se cambió y se metió en la cama. Sus pensamientos amenazaban con arrastrarlo a lugares oscuros, por lo que Neil silenciosamente contó tan alto como pudo en todos los idiomas que conocía. No hizo nada para ayudarlo a dormir, pero al menos mantuvo a raya a los demonios por un poco más de tiempo.

 

CAPÍTULO NUEVE

Traducido por Cris G. Corregido por Aruasi

Cuando salió el sol, Neil dejó de simular que dormía y salió de la cama otra vez. Salió a correr por el camino perimetral y apuntó con sus pies hacia la Cancha de los Zorros cuando apareció la salida. Los guardias de seguridad hacían sus rondas habituales. Neil confiaba menos en ellos hoy de lo que lo había hecho ayer, ahora que sabía lo fácil que era pasarlos y les dio un gran rodeo. Entró con sus llaves y encendió las luces mientras se dirigía al vestuario. Empujó la puerta, ya enrollando las mangas de su sudadera y vaciló a mitad de camino en la habitación. El desastre desastr e se había ido y el piso estaba impecable. Neil miró por encima del hombro, aunque el lugar estaba oscuro cuando él apareció. Era el único allí. Cruzó la habitación hasta su casillero y tiró de la cerradura. Su casillero estaba limpio y vacío. Eran las siete y media, lo que significaba que Wymack había estado despierto durante horas. Neil se sentó a horcajadas horcajadas sobre uno de los bancos y lo llamó. Wymack respondió al segundo timbre diciendo: — No sé qué es lo que más me sorprende: que tu teléfono esté es té encendido o que estés despierto tan temprano un sábado por la mañana. — Entrenador, el vestuario está limpio. — Sí, lo sé. Abby y yo nos ocupamos de eso anoche después de que te fuiste. — Lo siento —dijo Neil. — Iba a limpiarlo esta mañana. — ¿No te dije que no te preocupes por eso? —Wymack exigió. — Me dijo que no hiciera nada con eso ayer —dijo Neil. —Lo que sea —dijo Wymack—. Puedes hacer las paces conmigo más tarde. En realidad, ¿qué estás haciendo hacien do ahora que he arruinado tus planes de la mañana? ¿Nada? —Esperó la respuesta afirmativa de Neil y dijo: —  Puedes conmigo en su lugar. Los cargaré y tomaré el desayuno en elordenar camino. los ¿O archivos ya comiste? — Todavía no —dijo Neil. — Esperare aquí. Wymack colgó. Neil miró su casillero abierto de nuevo, luego emigró al salón para esperar. Caminó a lo largo de las paredes, estudiando las fotografías que Dan había colocado a lo largo de los años. Neil nunca vio a Dan agregarlas, pero la colección había crecido para incluir un par de docenas de capturas de este año. La mayoría eran de cursos superiores, super iores, ya que Dan rara vez tenía la oportunidad de atrapar a sus compañeros más jóvenes fuera de la cancha, pero Neil vio varias de Halloween y un par de fotos perdidas de sus cenas de equipo en noviembre y diciembre. Justo cerca de la esquina había una imagen que Neil no reconoció en absoluto: Una foto de Neil y Andrew solos, de pie. Estaban envueltos en sus abrigos a juego y se miraban el uno al otro con la respiración entrecortada. Le tomó un momento a Neil reconocerlo; la gente en el fondo no parecía la multitud del juego. Las ventanas

 

finalmente lo delataron. Dan había capturado eso en el Aeropuerto Regional del norte del estado en camino a jugar contra Texas. Neil ni siquiera se había dado cuenta de que ella los había estado mirando. Neil había quedado atrapado en un par de fotos de su grupo, pero esta era la única en la que tenía su aspecto natural. natur al. Dan incluso había atrapado a Neil ppor or el lado derecho, por lo que el vendaje sobre su tatuaje no se veía. Esta era una foto de Nathaniel Wesninski; fue el momento en que Neil le dio a Andrew su nombre. Neil se acercó para desgarrar la imagen, pero se detuvo tan pronto como la agarró al borde. Había venido a Palmetto State para jugar, sin embargo, también había venido porque Kevin era la prueba de que existía una persona real detrás de todas sus mentiras. En mayo, tanto Nathaniel como Neil se habrían ido, pero en junio esta foto aún estaría aquí. Sería una pequeña parte de la Cancha de los Zorros en los próximos años. Era reconfortante o debería serlo. Neil no pensó que la comodidad se sintiera como un nudo tan enfermo en su estómago. Afortunadamente para él, Wymack apareció entonces. Tenía una bolsa de papel marrón colgando de una mano y una caja llena de papeles en sus brazos. Neil cerró la puerta detrás de él para que Wymack pudiera dejar las cosas. Wymack miró un momento la sala, puso el televisor en el suelo y acercó el centro de entretenimiento a los sofás como una mesa improvisada. Neil lo vio repartir carpetas en cuatro pilas. Cuando Wymack arrojó la caja vacía a un lado, Neil abrió la carpeta más cercana para echar un vistazo. Era una hoja de perfil con una imagen desconocida. —Reclutas potencial potenciales es —explicó Wymack. — Necesitamos seis mínimos. —Seis —repitió Neil mientras se arrodillaba frente a Wymack. — ¿Estás doblando la línea? —No por elección —dijo Wymack. Sacó sándwiches de baguette y jugo de la bolsa marrón y dividió el botín con Neil. — Fue una de las condiciones en que nos mantuvimos en el juego cuando Andrew fue encerrado. Al ERC no le gusta lo cerca que lo hemos cortado este año y no quieren seguir flexionando las reglas para nosotros. Prometí que nunca volvería a suceder. Eso significa llenar los puestos el próximo año. Wymack cada van pila, aluego unaaño, haciaasí Neil. —  Todasrevisó las chicas estarempujó en quinto que necesitamos al menos tres cuerpos para reemplazarlas. En total, buscamos a dos delanteros, dos Intermediarios, un defensa y un portero. Encuéntrame algo de potencial y lo reduciremos más tarde. — ¿No debería Kevin estar haciendo esto contigo? —Neil preguntó. —Tú eliges el primer corte —dijo Wymack. — Él hará el segundo. Yo haré la última llamada. Neil miró la pila de archivos frente a él. Al final, abrió el superior y comenzó a leer páginas de estadísticas: estado físico, tendencias de puntuación, proporciones, etc. No estaba del todo seguro de lo que estaba buscando, pero tenía una idea cuando llegó al tercer delantero. Este era consistentemente bueno, a pesar de que el cuarto era más interesante porque hubo una mejora mesurable. Había discos en la parte posterior de cada carpeta, probablemente con videoclips de los momentos más brillantes de los  jugadores.

 

Separó los archivos en dos pilas, la más prometedora y los posibles, y colocó de vuelta ambas pilas cuando terminó. Pensó que la segunda ronda sería más rápida ahora que había visto la información de todos, no obstante, dudaba de todos. Wymack probablemente terminaría todas las otras posiciones cuando Neil se decidiera, pero cuando Neil echó una mirada en dirección a él, Wymack W ymack no estaba mucho más avanzado que él. La mirada de Wymack ni siquiera s iquiera se movía. Él no estaba leyendo estadísticas; estaba estudiando la imagen del jugador como si esta pudiera decirle todo lo que necesitaba saber. Neil volvió a mirar el archivo abierto frente a él y trató de ver lo que Wymack vio. Quizás Wymack podía leer dolor en las personas como Neil podía leer enojo; donde Neil vio la calma inquebran inquebrantable table de una niña, tal vez W Wymack ymack vio una mirada vacía y hombros derrotados. Neil se preguntó si Wymack había visto algo en su instantánea de la secundaria o si había confiado en la evaluación de Hernández sobre que algo andaba mal. Le gustaría pensar que tenía una buena cara de póquer, salvo que Wymack rara vez se dejaba engañar por eso. — ¿Algún problema? —preguntó Wymack. — No —mintió Neil y volvió a la tarea que tenía entre manos. Le tomó la mitad de la mañana revisar a los posibles atacantes, pero Neil finalmente tenía una pila preparada para que Kevin y Wymack la examinaran. Wymack la dejó en el suelo arrodillándose y volvió a guardar los archivos rechazados en la caja. — ¿Algo más? —Neil preguntó. —Eres libre de irte —dijo Wymack. — ¿Necesitas un aventón? —Estoy bien —dijo Neil. —Huh —dijo Wymack sin levantar la vista. Neil lo dejó pasar y recogió la basura del desayuno. Estaba casi en el basurero cuando Wymack habló. — Por cierto, te nombraré vice-capitán el próximo año—. El corazón de Neil se alojó en su garganta. Se giró para mirar a Wymack, pero le llevó dos intentos encontrar su voz. — ¿Tú harás qué? —Dan tiene que irse eventualmente —dijo Wymack. — un reemplazo. — Ella —protestó Yo nonecesita Neil. — Deberías preguntarle a Matt o Kevin. — Jugadores talentosos con más experiencia —admitió Wymack. —  Empero no tienen lo que este equipo necesita. ¿Sabes por qué hice capitana a Dan? —Wymack miró a Neil y esperó a que Neil negara con la cabeza. —  Sabía desde el momento en que la vi que ella podría liderar este equipo. No importaba lo que pensaran sus compañeros de equipo, no importaba lo que la prensa pensara de ella. Se negaba a ser un fracaso, así que se negó a renunciar en este equipo. Eso es lo que necesitaba para levantar a los Zorros del suelo. —Eres el único aquí que puede sucederla —dijo Wymack. —  ¿No te diste cuenta? Se están uniendo alrededor y detrás de ti. Eso es algo especial. Eres algo especial. —Ni siquiera sabes quién soy. —Diablos, no —dijo Wymack.

 

— Eres Neil Josten, recluta de Millport, Arizona, de diecinu diecinueve eve años. Nacido el 31 de marzo, de metro y medio, diestro, palo número tres. Comenzaste como delantero de mis Zorros y el mejor delantero de primer año en Clase I Exy de la NCAA. —No —dijo Wymack, cada vez más fuerte cuando Neil comenzó a interrumpir. interrumpir. —  Mírame a los ojos y dime si crees que me importa quién solías ser. ¿Hm? — Wymack apuñaló con un dedo su rostro, luego lo clavó en la mesa. — Me importa quién eres ahora y a quién puedes seguir siendo. No te estoy pidiendo que olvides tu pasado, pero te estoy diciendo que lo superes. —No puedo capitanearlos —dijo Neil. — No lo haré. —Esto no es una democracia —dijo Wymack. — No puedes votar sobre lo que haces o no quieres hacer. Yo establezco las reglas y tú tienes que ocuparte de ello. Y vas a manejarlo. Necesitas esto tanto como ellos a ti. Dame una buena razón por la cual tratarías de rechazar esto. —Yo— dijo Neil, pero no pudo decir “me estoy muriendo”.   No podía decirle a Wymack que no viviría lo suficiente para tomar el puesto. — Tengo que irme. Temía que Wymack le discutiera, pero todo lo que dijo fue: — Nos vemos el lunes. Neil pensó que respiraría mejor una vez que saliera del estadio, pero su pecho aún estaba demasiado apretado cuando salió a trompicones a la acera. Miró el estacionamiento vacío, el corazón le latía en las sienes. La idea de volver a la Torre de los Zorros y enfrentar a sus compañeros de equipo en ese momento le hizo doler el estómago, pero no había otro lugar adonde ir. Debía dejarlo correr, quemarse hasta que no pudiera pensar ni sentir más, sin embargo, los pies de Neil permanecían plantados en la acera. Quizás sabían que no se detendría si corría ahora. Se dejó caer en la acera para hacer tiempo, pero sus pensamientos se retorcían en círculos ansiosos. Neil se sintió a medio segundo de perder la cabeza, aunque luego Andrew dijo su nombre y los pensamientos de Neil se detuvieron por completo. Era tardíamente consciente de su mano en su oreja y sus dedos apretados alrededor de su teléfono. No recordaba haberlo sacado de su bolsillo ni tomar la decisión de llamar.

bajó yestaba pulsó un pensando que tal vez había imaginado cosas,casi pe rounelminuto. pero nombre de Lo Andrew enbotón, su pantalla y el temporizador de llamadas llevaba Neil se acercó el teléfono a la oreja, pero no pudo encontrar las palabras para la miserable sensación sensac ión que lo estaba desgarrando. En tres meses los campeonatos habrían terminado. En cuatro meses estaría muerto. En cinco meses, los Zorros estarían de vuelta aquí para las prácticas de verano con seis caras nuevas. Neil podía contar su vida con una mano ahora. Por otro lado, era el futuro que no podía tener: vice capitán, capitán,  juez. Neil no tenía derecho a llorar estas oportunid oportunidades ades perdidas. Había obtenido más de lo que se merecía este año; era egoísta pedir más. Debería estar agradecido por lo que tenía, y aún más feliz de que su muerte significaría algo. Iba a arrastrar a su padre y a los Moriyama con él cuando se fuera y nunca se recuperarían de las cosas que él dijera. Haría justicia cuando nunca había pensado que obtendría nada en venganza por la muerte m uerte de su madre. Pensó que había lllegado legado a estar de acuerdo con eso, pero ese dolor hueco estaba de vuelta en su pecho donde no tenía derecho a estar. Neil sintió que se estaba ahogando.

 

Al final, Neil encontró su voz, pero lo mejor que tenía era: — Ven a buscarme al estadio. Andrew no respondió, pero la tranquilidad adquirió un nuevo tono. Neil volvió a mirar la pantalla y vio el temporizador parpadeando a los setenta y dos segundos. Andrew le había colgado. Neil guardó su teléfono y esperó. Solo quedaban un par de minutos desde la Torre de los Zorros hasta la Cancha de los Zorros, pero Andrew tardó casi quince minutos en llegar al estacionamiento. Se detuvo en el espacio un par de pulgadas del pie izquierdo de Neil y no se molestó en apagar el motor. Kevin estaba en el asiento del pasajero, frunciendo el ceño en silencio hacia Neil a través del parabrisas. Andrew salió del auto cuando Neil no se movió y se paró frente a Neil. Neil lo miró, estudiando la expresión aburrida de Andrew y esperando preguntas que sabía que no llegarían. Esa apatía debería haber irritado sus nervios, excepto que de alguna manera lo estabilizó. El desinterés de Andrew en su bienestar psicológico fue lo que le atrajo a Neil desde el principio: la constatación de que Andrew nunca se alejaría del veneno que se estaba comiendo a Neil. —No quiero estar aquí hoy —dijo Neil. —Estábamos casi en la interestat interestatal al —dijo Andrew. Fue la invitación menos entusiasta que Neil había escuchado, no obstante, a Neil no le importó. Andrew se dio la vuelta y regresó por él sin dudarlo. Esa era una razón más que suficiente para levantarse e ir con él. Neil se subió detrás del asiento del pasajero y miró por la ventana. Kevin le devolvió la mirada, m irada, pero no dijo nada, y Andrew los hizo avanza avanzarr antes de que su puerta incluso se hubiera cerrado de golpe. No preguntaron qué pasaba, así que Neil no preguntó por qué estaban tomando la I — 85 hacia Atlanta. Fueron las dos horas más largas de la vida de Neil, solamente el silencio y la ilusión de escapar de la Universidad Estatal de Palmetto le ayudaron a recuperar su cabeza. Para cuando llegaron a Alpharetta, se había hundido en un entumecimiento confortable. El insomnio de la noche anterior comenzó a ponerse al día con él y se permitió quedarse dormido. Se despertó cuando sonó el teléfono de Andrew, pero Andrew —No.solo atendió la llamada lo suficiente como para decir: Un par de minutos más tarde llegaron a un concesionario. Kevin salió tan pronto como Andrew estacionó. Andrew apagó el motor y arrojó sus llaves en el asiento del pasajero, ahora vacío. —Sal o quédate aquí —dijo Andrew. — Esas son s on tus únicas opciones. Correr no era una opción, quiso decir. Andrew sabía por qué Neil lo había llamado — Me quedaré. Andrew salió y cerró la puerta detrás de él. Neil lo vio desaparecer por las puertas delanteras en busca de un representante de ventas, luego cerró los ojos y se durmió de nuevo. Cuando despertó había una bestia negra metálica aparcada junto al coche de alquiler. Neil no era más listo con los autos ahora de lo que había sido al comienzo del año, pero cada curva de este gritaba caro. Neil supuso que Andrew había hecho con esta compra lo que había hecho con la última: simplemente buscaba el automóvil que

 

quemara más rápidamente su presupuesto. Era un capricho desconcertante para un hombre que afirmaba no tener apegos a sus posesiones materiales. Andrew abrió la puerta de atrás y miró hacia el asiento trasero de Neil. — ¿Kevin? Neil se limpió el sueño de los ojos y se desabrochó la hebilla. — Déjalo ir contigo. No tengo nada que decirle. Andrew cerró la puerta de nuevo y Neil se movió hacia el asiento del conductor. Andrew salió primero del estacionamiento y Neil lo siguió hasta la carretera interestatal. Se detuvieron en una gasolinera a una reunión de comida rápida. Neil no tenía hambre, aunque llenó la taza más grande disponible con café mientras comían. Se sentó en el reservado contiguo a sorber y mirar al vacío. Kevin lo miró de vez en cuando mientras comían, pero no dijo nada, probablemente atribuyendo su humor extraño al fiasco de ayer. Andrew miró por las ventanas del piso al techo su nuevo automóvil. El viaje de vuelta se sintió más corto que el viaje a Georgia, a pesar de que tenían que pasar por Palmetto State y dejar el auto rentado en Greenville. El representante revisó el auto en busca de nuevos daños, encendió el motor el tiempo suficiente para ver cuánto combustible había en el tanque y solicitó a Andrew que firmara un par de formularios. Entonces no había nada que hacer más que volver al campus. Neil pensó que había estado fuera el tiempo suficiente para estar bien, pero la primera vista de la Torre de los Zorros por la ventana lo dejó sintiéndose cansado. Subieron las escaleras y Neil no se detuvo en el tercer rellano. El sonido suave de los pasos dijo que Andrew lo estaba siguiendo, sin embargo, la puerta del pasillo se cerró cuando Kevin se dirigió a su habitación. Andrew alcanzó a Neil cuando Neil se detuvo para luchar contra la puerta de acceso a la azotea. Él había encendido dos cigarrillos antes de que estuvieran afuera. afue ra. Neil tomó el suyo y lo llevó a la parte delanter delanteraa del techo. Se sentó tan cerca del borde como pudo, con la esperanza de que la sacudida del miedo lo distrajera de sus terribles pensamie pensamientos ntos y miró hacia el extenso campus. Andrew se sentó a su lado y sostuvo algo. Neil miró, pero le tomó un minuto antes de que entendiera lo que Andrew le estaba ofreciendo. El concesionario le había dado dos llaves para su nuevo viaje, y Andrew le estaba dando la segunda a Neil. Cuando Neil tardó demasiado en quitársela, Andrew dejó caer — sobre concreto entre ellos. —Un hombre solo puede tener tantoslaproblemas dijo el Andrew. — Es solo una llave. —  Eres adoptado. Tú sabes que no es así —dijo Neil. No levantó la llave, pero presionó dos dedos hacia ella, aprendiendo la forma y la sensación de este nuevo regalo. —  Siempre he tenido suficiente efectivo para vivir cómodamente, más todos los lugares decentes hacen demasiadas preguntas. Hay verificaciones de antecedentes y verificaciones de crédito y referencias, cosas que no puedo proporcionar por mi cuenta sin dejar demasiado rastro. Estaba de ilegal en Millport. Antes de eso, me quedaba en hoteles decrépitos por semanas o irrumpía en autos de la gente o encontraba lugares que eran felices mientras les pagaras por debajo de la mesa. —Siempre ha sido 'irme' —dijo Neil. Giró su mano hacia arriba y trazó una llave en su piel con la yema del dedo. Había  jugueteadoo con la llave de llaa casa de Andre  juguetead Andrew w tantas veces que conocía conocía cada de depresión presión y lomo de memoria.

 

— Siempre ha sido 'mentir' y 'esconderme' y 'desaparecer'. Nunca he pertenecido a ninguna parte ni he tenido el derecho de llamar propio a nada. Pero el entrenador me dio las llaves de la cancha y tú me dijiste que me quedara. Me diste una llave y lo llamaste hogar —. Neil apretó su mano, imaginando el mordisco del metal contra su palma, y levantó su mirada hacia la cara de Andrew. — No he tenido un hogar desde la muerte de mis padres. Andrew clavó un dedo en la mejilla de Neil y giró la cabeza a la fuerza. — No me mires así. No soy tu respuesta y puedes estar seguro como la mierda que no eres la mía. —No estoy buscando una respuesta. Solo quiero…  Neil hizo un gesto de impotencia, incapaz de terminar ese ruego. Él no sabía lo que quería; él no sabía lo que necesitaba. Las últimas veinticuatro horas le habían pateado los pies bajo él y Neil aún no podía encontrar el equilibrio. No sabía cómo hacer desaparecer ese dolor o cómo silen ciar la voz susurrando “Injusto” en sus oídos.  — Estoy cansado de ser nada —dijo Neil. Neil había visto esta expresión en el rostro de Andrew una vez, cuando Andrew y él convocaron una tregua en la sala de Wymack el verano pasado. Neil le dio medias verdades para comprar su aceptación, aunque no fueron las vagas descripciones de los

crímenes y las muertes de sus lo que le Después pasaba a de Andrew. sus profundos celos de Kevin, su soledad y padres desesperación. todo loFueron que habían pasado estos últimos meses, Neil finalmente supo lo que significaba esta mirada. La oscuridad en la mirada de Andrew no era censura; era una comprensión perfecta. Andrew había golpeado este punto por años y lo había roto. Neil estaba est aba colgado de un hilo deshilachado y agarraba todo lo que podía para mantenerse a flote. — Eres un Zorro. Siempre serás nada. Andrew apagó su cigarrillo. — Te odio. —El nueve por ciento de las veces no. —El nueve por ciento de las veces no quiero matarte. Siempre Siempre te odio. —Cada vez que dices que te creo un poco menos. —Nadie te preguntó—. Con eso,aAndrew la caraasalto de Neil sus manos se inclinó. Dejando un ladotomó el drogado deen Nicky, Neil no yhabía besado a nadie en cuatro años. La última niña era una escuálida franco-canadiense que lo había abrazado con las puntas de los dedos y lo había besado como si temiera mancharlo con su pegajoso labial. lab ial. Neil ya no recordaba su nombre ni su rostro. Solo recordaba lo insatisfactorio que había sido el ilícito encuentro y lo furiosa que estaba su madre cuando los encontró. Ese incomodo beso no valía el castigo que había seguido. Esto no fue nada como eso. Andrew lo besó como si fuera una pelea con sus vidas en la línea, como si su mundo se detuviera y comenzara con la boca de Neil. El corazón de Neil tartamudeó hasta detenerse ante la primera presión de sus labios contra los suyos y levantó la mano sin pensar. Su mano llegó hasta la mandíbula de Andrew antes de recordar que a Andrew no le gustaba que lo tocasen. Neil agarró la manga del abrigo de Andrew en su lugar y anudó sus dedos en la pesada lana. El toque fue un disparado disparador. r. Andrew se reclinó lo suficiente como para decir:

 

— Dime que no. Los labios de Neil estaban doloridos; su piel estaba zumbando. Se sintió sin aliento, como si hubiera sobrevivido a media maratón. Se sintió fuerte, como si pudiera correr otros cinco más. El pánico amenazaba con destrozar su estómago. El sentido común decía que lo rechazara y se retirara antes de que ambos hicieran algo que lamentarían. Pero Renee dijo que Andrew no lamentaba nada, y Neil no viviría lo suficiente como para que importara. No había encontrado la manera de apoyarse antes de que Andrew le quitara la mano a Neil de su abrigo. — Suéltame —dijo Andrew. — No estoy haciendo esto contigo ahora mismo. Prácticamente empujó el brazo de Neil lejos de él y se inclinó hacia atrás fuera del espacio de Neil. Recogió su colilla arrugada, decidió de inmediato que no era salvable y sacó el paquete de su bolsillo otra vez. Neil lo observó hasta que lo encendió, siguiendo la nueva tensión en los hombros de Andrew y la violencia en sus cortos movimientos. Pensó que debería decir algo, solamente no sabía por dónde empezar. El beso de Andrew y su abrupta retirada fueron igualmente desconcertantes. Andrew logró una sola resistencia antes de aplastar su segundo cigarrillo junto al primero. Encendió un tercero de todos modos, pero Neil extendió la mano y se lo quitó.

Fue una tal vez, Andrew Andre no reaccionara robo. colocó palo  junto a subuena propioseñal, propio cigarrillo y miróque a Andrew. Andrew w arrojó sualpaq paquete ueteNeil a un lado lado yelmetió la rodilla en su pecho. Neil debería dejarlo ir, pero necesitaba entender. — ¿Por qué no? — Porque eres demasiado estúpido para decirme que no —dijo Andrew. — ¿Y no quieres que te diga que sí? —Esto no es sí. Este es un ataque de nervios. Sé la diferencia, incluso si tú no lo haces. Andrew hundió su pulgar en su labio inferior como si pudiera borrar el peso de la boca de Neil y fijó su mirada en el horizonte. — No seré como ellos. No dejaré que me dejes ser. Neil abrió la boca, la cerró y volvió a intentarlo. ——  La. próxima vez que uno de ellos diga que eres desalmado, desal mado, tendré que luchar contr contraa ellos — Noventa y dos por ciento —dijo Andrew —yendo a noventa y tres. No era divertido —nada de esto lo era— pero esa respuesta era tan detestable y tan típica de Andrew que Neil no pudo evitar sonreír. Se quitó la sonrisa de la cara antes de que Andrew se diera cuenta y volvió a mirar el campus. Por primera vez ese día, tal vez por primera vez esa inestable semana, podía respirar sin sentir que su pecho estaba tirando demasiado fuerte. A medida que su tensión se fue diluyendo, el peso del cansancio de Neil regresó, aunque esta vez fue un verdadero cansancio.. No había dormido la noche anterior y solo había ten cansancio tenido ido una hora de descanso en el automóvil. Dormir ahora le quitaría el resto del fin de semana, pero a Neil no le importaba. Cogió la llave de Andrew y se puso de pie. — Oye —dijo, pero Andrew no lo miró. — Gracias. — Vete antes de que te empuje hacia un lado —dijo Andrew.

 

—  Hazlo. Te arrastraría conmigo —le recordó Neil y dejó a Andrew con sus pensamientos. Por algún milagro, su habitación estaba vacía. Neil cerró la puerta de la habitación antes de cambiarse. Puso la alarma para despertar a la hora de la cena, luego lo dejó cuando sus pensamientos lo mantuvieron despierto durante otra hora. Sacó la mano de debajo de la manta y liberó el puño para inspeccionar su posesión más reciente. Los dientes de la llave habían dejado hendiduras a lo largo de la carne de su pulgar. Neil guardó la llave en su llavero al lado de la vieja llave del auto de Andrew y las observó balancearse sin verlas realmente. realmente. Neil dejó de fantasear poco después de que su madre le quitara el interés en la intimidad. Todavía tenía necesidades, pero las atendía sin más atención de la que podía permitirse el hambre o la sed. Tal vez negarse a querer cualquier otra cosa era un mecanismo de defensa. No podía tenerlo, así que no tenía sentido resentir su ausencia. La paranoia ayudó a reforzar esa mentalidad a lo largo de los años hasta que mantener a las personas alejadas era lo único lógico que podía hacer. Hacer amigos con los Zorros era desaconsejable pero inevitable. Besar a uno de ellos era impensable e iba en contra de todo lo que sabía. Neil no había tenido la intención de

seguir esa línea o invitar a Andrew a cruzarla. probable no por tuviera preocuparse por ello, teniendo en cuenta la ruidosaEsaversión de que Andrew él y que sus serios problemas fronterizos. Andrew no era como Nicky, que se burlaba, discutía y protestaba si Neil decía que era una mala idea. Si Neil lo rechazaba, Andrew nunca preguntaría por qué ni se lo volvería a plantear. Sería como si nunca hubiera pasado nada, y Neil podría vivir los últimos meses de su vida en paz. Pero, ¿era esto paz o cobardía, supervivencia o evasión? Neil podía estar todo el día diciéndose a sí mismo qué era lo más inteligente que podía hacer, pero si realmente se preocupaba por lo inteligente, no hubiera ido allí en primer lugar. Se hubiese ido cuando descubrió que los Moriyama eran criminales o cuando Riko lo llamó por su nombre real o cuando Riko lo desafió a cambiar su seguridad por la de Andrew. Neil había estado todo el año haciendo una cosa estúpida tras otra y este se había convertido en el mejor año de su vida. Esa noa era razón suficiente sinsobrara, embargo, Neil estaba dispuesto rechazarlo. El tiempo para no eraaceptarlo, algo que le salvo quetampoco le tomaría más tiempo que solo estos agitados momentos para resolverlo. Neil sabía que no estaba en el estado mental correcto para decidir de una manera u otra. Metió las llaves debajo de la almohada y rodó sobre su otro lado como si eso cambiara lo que acababa de pasar. Se dijo que no debía pensar en eso ahora, pero su boca aún recordaba el peso de los labios de Andrew y eso le ponía los pelos de punta. Se distraía de la única manera que sabía hacerlo, contando lo más alto que podía en todos los idiomas que conocía. No recordaba haberse quedado dormido, y no sabía cuánto tiempo había pasado antes de que su teléfono le tarareara. El nuevo mensaje en su bandeja de entrada era de un número desconocido, y todo lo que dijo fue “48”. Neil lo borró y se hubiera desmayado nuevamente si no fuera por el sonido amortiguado de un televisor en la habitación contigua. Neil buscó la fuerza para enfrentar a los estudiantes de último año y la encontró más cerca de lo que había estado esta mañana. Con un suspiro tranquilo, pateó sus mantas, apagó su alarma y bajó del desván.

 

Dan se sentó recostada contra el costado de Matt en el sofá. Cogió el control remoto y apagó el televisor tan pronto como vio a Neil en la puerta. — ¿Te despertamos? —preguntó, y aunque Neil negó con la cabeza, dijo: — Lo siento. — No debería dormir a estas horas del día de todos modos —dijo Neil. Fue a buscar un vaso de agua de la cocina. Esperaba que volvieran a lo que él había interrumpido, pero cuando regresó a la sala de estar, la televisión todavía estaba oscura. Hubo una conversación silenciosa en las miradas que Matt y Dan se enviaban. Neil no sabía cuál de ellos había ganado, aunque Matt negó con la cabeza y miró a Neil a través de la habitación. — Queríamos llevarte una fiesta de cumpleaños —dijo Matt. — No parece correcto tener un cumpleaños y no hacer nada por eso. Renee pensó que era una mala idea, hasta el punto de llamar a Andrew para que lo respaldara. Él se puso de su lado. Neil recordó una llamada telefónica que lo despertaba cuando entraron en Alpharetta. Que Andrew solo escuchó por un momento an tes de decir “No”.  Neil silenciosamente retiró cada pensamiento sospechoso que había tenido sobre Renee. Su serena apariencia probablemente siempre lo haría cuestionarla, pero ella entendía las pequeñas cosas cuando —Gracias, pero tienen razón —dijomás Neil.le importaban. — Prefiero fingir que no sucedió. — ¿Qué pasa si nos saltamos la fiesta y solo compramos regalos? —preguntó Dan, y suspiró cuando Neil negó con la cabeza. — Bien, pero si lo dejamos ir, vamos a hacer algo loco el 31 de marzo. ¿Trato? —Define loco —dijo Neil. Dan sonrió como si no hubiera hablado. — ¿Trato? —Trato —dijo Neil. —Bien —dijo Dan. — Ahora vamos. Neil se les unió en el sofá y volvieron a encender su show. Podía haber olvidado el recibió el mensaje “47” se de dio un cuenta nuevo texto que despertó si noNeil hubiera sido porquecon número la lo noche siguiente. miró su teléfono consternación cuando de que alguien le enviaba una cuenta regresiva. Apartó sus tareas escolares a favor del calendario que colgaba de la nevera de la cocina. coc ina. Contó los días con los dedos, hojeando hojean do páginas hasta que encontró marzo. Por un momento pensó que llegaría al cumpleaños de Neil Josten, pero per o aterrizó el viernes 9 de marzo. Fue Fu e un día extraño para terminar. Era el último día antes de las vacaciones de primavera primaver a de la Universidad Estatal de Palmetto. Hubo un juego esa noche, aunque no fue uno de los dos mortales partidos de campeonatos. Neil revisó su teléfono nuevamente, debatiendo si responder o no. Al final, borró el texto y volvió a conjugar verbos en español.

***

 

El resto de los Zorros no descubrieron que Andrew había reemplazado su auto destrozado hasta el lunes por la mañana. Nicky siguió a Neil a través del estacionamiento, farfullando sobre un proyecto que debería haber terminado hoy, sino que estaba a medio camino. Cuando Andrew dejó de caminar, Nicky también lo hizo, pero como Nicky no vio el auto alquilado, siguió hablando. Se detuvo cuando Andrew abrió la puerta del conductor. Nicky miró, hizo una doble toma, y casi se cayó cuando saltó hacia atrás. — ¡De ninguna manera! Su grito captó la atención de los demás y, como era de esperar, Matt fue el siguiente en reaccionar. Pasó corriendo junto a Neil para mirar el automóvil. — ¿Qué estás haciendo con un Maserati? —Manejarlo —dijo Andrew, como debería ser obvio, y se puso en el asiento del conductor. Matt alcanzó la capota con ambas manos, sin embargo, no la tocó, como si creyera que sus huellas dactilares pudiesen arruinar el perfecto exterior. El descarado temor en su rostro hizo que Neil mirara a Andrew. Andrew encontró su mirada a través del parabrisas, aunque no la sostuvo por mucho tiempo. Alcanzó la puerta para cerrarla, no obstante Matt se dio la vuelta y puso su mano en el camino. Se inclinó para mirar adentro, adentr o, conNicky ojos tenía de lechuza extasiado. menosy reservas acerca de poner sus manos sobre el nuevo vehículo y lo rodeó, boquiabierto. —Pero, ¿cuándo? —Preguntó Matt. — ¿Y cómo…?  Allison fue menos prudente. — ¿Lo robaste? Dan siseó para que no hablara, pero Allison se encogió de hombros. Matt hizo una seña a Andrew. — ¡Enciéndelo! Déjame escucharlo. Andrew giró la llave en el encendido y el automóvil cobró c obró vida con un rugido silencios silencioso. o. Matt levantó las manos y se alejó como si estuviera orquestando una sinfonía. Andrew cerró su puerta, por lo que Matt giró hacia Dan, farfullando hechos y estadísticas que cubrieron la como cabezasi de Neil. Neil miró a Aaron por parael medir su reacción. Aaron desgarrado, quisiera ser impresionado prestigioso viaje, pero no parecía pudiera dejar ir su resentimiento lo suficiente para estar emocionado. Kevin rara vez se mostró impresionado por riquezas gracias a su educación y estuvo allí cuando Andrew compró el automóvil. No tuvo la paciencia para aguantar las payasadas de sus compañeros de equipo y los barrió a todos con una mirada molesta. — No nos retrasen para la práctica. — ¡Como sea! — Nicky dijo, pero se metió en el asiento trasero. Había decidido montar en el asiento del medio para poder mantener a Aaron y Neil separados el uno del otro. No perdió el tiempo abrochándose, sino que se inclinó entre los asientos delanteros delante ros para mirar el tablero. Estaba haciendo sonidos de oh y ah cuando Neil y Aaron entraron. Andrew lo toleró por un par de segundos antes de empujarlo fuera del camino con una mano en su rostro. Nicky estaba demasiado emocionado como para molestarse. En lugar de quejarse, dijo: — Pero en serio, Andrew. ¿De dónde sacaste esto?

 

—Georgia —dijo Andrew. Nicky suspiró, pero no volvió a preguntar. Andrew y Aaron todavía no estaban hablando, y Aaron y Neil se mantuvieron alejados el uno del otro siempre que les era posible, sin embargo, el resto de los Zorros llenaron los huecos lo mejor que pudieron. La cruel travesura de Riko el viernes pasado trajo una racha de protección innecesaria, aunque bien intencionada en los estudiantes avanzados. Incluso Kevin hizo un esfuerzo por ser más tolerable, tal vez porque había visto lo conmocionado que estuvo Neil el sábado. Neil podría haberles dicho que estaba bien, salvo que jugaban juntos mejor de lo que lo habían hecho en una semana y no quería sacudir el barco. Los Zorros tenían un juego más para pasar en la primera ronda. Sus victorias consecutivas significaron que habían asegurado su lugar en el partido a muerte, pero no estaban dispuestos a tomarse las cosas con calma esta semana. Neil trató de meter a Exy en cada pedazo de tiempo libre que tenía. Trajo a su clase tácticas y alineaciones de SUA para esconder bajo sus libros de texto, y se encontró con Kevin en el comedor para almorzar y discutir sobre jugadas. A pesar del esfuerzo activo que hizo para enfocarse en el juego del viernes, sus pensamientos se mantuvieron descarrilados sin previo aviso. Cada vez que Andrew cruzaba la habitación, la mirada de

Neil lo seguía. Cada que Neil sacaba las llaves de su bolsillo y veía la última incorporació incorporación n a su set, vez recordaba el beso de Andrew. Miró a Matt y Nicky para ver si los veía de manera diferente, pero nada había cambiado. Neil no sabía lo que eso significaba, signific aba, solo sabía que todavía no era el momento de resolverlo. Debería esperar hasta la próxima semana, cuando los Zorros tuvieran una semana libre antes del partido a muerte. La distracción perfecta se produjo el miércoles, cuando Kengo Moriyama colapsó en una reunión de la junta y corrió al hospital en una ambulancia. Wymack siempre siemp re mantenía las noticias como ruido de fondo cuando estaba trabajando en el estadio, por lo que envió un mensaje avisando a su equipo en el momento en que lo escuchó. Neil estaba bastante seguro de que había micrófonos en la cara de Riko incluso antes de que Kengo fuera registrado, y si no odiara tanto a Riko, se sentiría asqueado por el entusiasmo despiadado de los periodistas. Encontró la entrevista línea en curiosas las computadoras la biblioteca entre clases. Riko recortes toleró la de mayoría de susen preguntas con buenadegracia y una actitud calmada, aunque lo feo vino cuando le preguntaron si s i se dirigía al hospital. Los reporteros report eros sabían muy bien que Kengo y Riko estaban distanciados; simplemente simplemente no entendían la gravedad de la separación. Kevin una vez les dijo a los Zorros que Riko nunca había conocido a su padre o hermano. La familia Moriyama no tenía tiempo que perder con los segundos hijos, por lo que Riko fue enviado a Tetsuji lo antes posible después del nacimiento. La mirada que Riko dirigió hacia la mujer debería haber derretido el micrófono que estaba sosteniendo. — Ustedes saben que tenemos un juego mañana. Mi lugar está aquí con mi equipo. Si los doctores valen su título, le devolverán la salud completa, esté o no esté yo allí para ver si sucede. Neil sacó su teléfono y le envió un mensaje de texto a Kevin. — ¿Crees que es serio?

 

— Es mejor que no lo sea —fue la primera respuesta de Kevin, y luego: — Riko todavía cree que puede llamar la atención de d e su padre con su fama. Si el señor no se recupera, Riko descargará su ira y dolor en todos los que la rodean. Neil lo consideró, y luego dijo: — Lo bueno es que ya no estás allí. —Jean todavía lo está —respondió Kevin y Neil sabía que no debía hacer ningún comentario. El equipo de reemplazo de Neil apareció el jueves. El partido del viernes contra Arkansas significaba un viaje de todo el día. Estuvieron en el autobús de los Zorros antes de que saliera el sol y se detenían cada cuatro horas en las paradas de descanso. Neil terminó su tarea y estudios con demasiado tiempo de sobra y se cansó de su libro a la mitad. Conocía la línea de SUA por dentro y por fuera, así que no tenía sentido revisarla. Estaba cansado de aburrimiento, pero no lo suficientemente cansado como para dormir. Kevin y Nicky estaban profundamente dormidos y Andrew miraba por la ventana a la nada. Aaron los ignoraba como de costumbre. Neil se dio por vencido con ellos como fuente de entretenimiento y se dirigió al frente del autobús, donde los estudiantes avanzados quedaron atrapados en una animada conversación. No preguntaron por qué se había desviado de su asiento habitual, solamente lo absorbieron en su grupo sin

dudarlo. No hizo el viaje dormía se sintiera más Neil fue significativamente menos paralizante. Cómoque Wymack con más todocorto, el ruido, no lo sabía. Fuerza de voluntad, supuso, porque Wymack todavía se negaba a contratar un conductor y no quería que sus Zorros se quedaran en Arkansas durante la noche. Los traería de vuelta a Carolina del Sur justo después del juego. Llegaron a la ciudad alrededor de las seis horas del centro, dos horas antes de servir. La cena fue en un buffet  local, donde inhalaron desesperadamente las calorías suficientes para ayudarlos a pasar el juego y tuvieron suficiente tiempo después para caminar lentamente por la pista de la corte de la SUA. Cuando finalmente se abrieron las puertas para dejar entrar a la multitud, Wymack envió a sus Zorros a prepararse. SUA no jugó con la velocidad o agresión que UT y Belmonte habían llevado a la cancha, pero eran el equipo más comunicativo con el que Neil se había enfrentado. Constantemente se gritaban entre sí, llamando aperturas y rastreando las marcas de los demás. Se pelearon, nolos fueron terribles respecto. perdido contra UT y Belmonte; B elmonte; gan ganar arpero contra Zorros no losalsalvaría ni aSUA ellosya ni había a su dignidad. Al medio tiempo los resultados del partido de la otra noche estaban en: UT había matado a Belmonte y procedía al combate a muerte. Tener a un rival noqueado les dio a los Zorros el segundo aliento que necesitaban y dominaron la cancha en la segunda mitad. Ganaron por un margen cómodo, se tomaron su tiempo para lavarse después y regresaron al autobús a las once. Neil encontró un mensaje esperándolo cuando volvió a encender su teléfono: “42”.  quer ía hacer era Escribió un “Desaparece” pero lo eliminó de inmediato. Lo último que quería alentar a quien lo estaba provocando al reconocer los mensajes. Neil apagó su teléfono otra vez y fue a celebrar con los estudiantes de último año.

 

CAPÍTULO DIEZ

Traducido por Cris G. Corregido por Aruasi

Una semana sin partido no disminuyó la intensidad de sus prácticas, pero Wymack construyó un pequeño espacio como pudo. No era una consideración, sino una necesidad: había hecho la primera ronda de recortes con su pila de aspirantes a Zorros y necesitaba la ayuda de su equipo para reducirla. Las chicas tomaron la tarea con un entusiasmo que Neil no había esperado. Pensó que elegir sus propios reemplazos sería un recordatorio agridulce de que se iban a graduar en un año. Si alguna de ellas sabía que se les estaba acabando el tiempo, sin embargo, no daban señales de ello. Menos sorprendente fue el desprecio de Kevin por cada archivo que Wymack le ofreció. Insistió en que Wymack W ymack hiciera una segunda solicitud, a lo que W Wymack ymack le exigió a Kevin que aceptara un poco más a los delanteros que no habían sido criados para ser campeones. Neil no tenía la experiencia o la perspicacia para discutir con Kevin, aunque se aferró en silencio a unade delas lasmanos elecciones que vez había hecho se negó dejarlas ir. Kevin intentó arrancársela una sola antes de yescribir quea Neil era un ignorante y volver a acercársela a Wymack. Abby intervino cuando la discusión se hizo demasiado fuerte y desterró a Wymack y Kevin a los extremos opuestos del vestuario. vestuario. El martes, Kengo fue liberado del hospital. Si no fuese el padre de Riko, podría haber llegado a casa sin preguntas ni fanfarrias, ya que Kengo Moriyama pasaba simplemente como otro hombre de negocios adinerado. Mientras estuvo allí, un par de reporteros esperaba en su puerta. Kengo respondió a sus preguntas con c on un silencio sepulcral y dejó que sus ayudantes despejaran el camino para él. Las leyes de HIPAA impidieron que alguien se diera cuenta de lo que lo había metido en el hospital en primer lugar, no obstante, parecía haberse recuperado, así que la prensa finalmente se rindió y siguió adelante. El miércoles por la tarde, Andrew tuvo su sesión semanal con Betsy Dobson, lo que significaba signific aba que su grupo paseo Kevin y Nicky losno estaban esperando en el pasillo cuando Neil tomaría siguió aun Matt fueracon deMatt. su dormitorio. Aaron estabaesp a laerando vista. Neil cerró la puerta detrás de él y miró a Nicky. Nicky negó con la cabeza. — Dijo que estaba dando un paseo con Andrew hoy. — ¿A la cancha? —Dan preguntó. Neil consideró la expresión de Nicky y adivinó: — Adonde Dobson, Aaron quiere sentarse con él —. — Ninguna mierda —dijo Matt, sorprendido. — ¿Tú crees? —Loco, ¿verdad? —Preguntó Nicky. — Yo dije que no sabía que Andrew estaba de acuerdo, y Aaron dijo que Andrew no sabía lo que estaba planeando. Aaron aún no ha regresado, así que o está muerto en el estacionamiento o lo logró. ¿Supongo que se cansó de que Katelyn lo evitara? Hablando de eso, uno de estos días quiero que me digas cómo la acorralaste.

 

—Pregunté —dijo Neil. —Ahí va eso de “preguntar” de nuevo —dijo Matt. — ¿Significa algo diferente de dónde vienes? —La mayoría de las veces, sí —dijo Neil. La inesperada honestidad le provocó risa a Matt. Sin el antagonismo de Andrew y Aaron levantando barricadas, era fácil para los Zorros mezclarse. Bajaron las escaleras en un grupo mixto. Nicky revisó el estacionamiento en busca de signos de la horrible muerte de Aaron y se subió a la camioneta de Matt con una sonrisa salvaje cuando no encontró ninguno. A pesar de esa alegría, fue rápido al ofrecer a Neil como vocero cuando Wymack necesitó una explicación para la ausencia de Aaron. Wymack respondió asignando a los Zorros vueltas adicionales. Neil esperaba que, al menos, Nicky gruñera al respecto, pero quedó tan impresionado por el dudoso progreso de sus primos que se hizo cargo del trabajo sin quejarse. Andrew y Aaron tenían que notar el intenso escrutinio al que fueron sometidos cuando llegaron, no obstante, ninguno reconoció la atención. Los Zorros no eran lo suficientemente suicidas como para preguntar cómo había ido. Andrew parecía tranquilo, más la expresión de Aaron era francamente cruel. Wymack los miró del uno a otro. —No  ¿Esto va Andrew. a ser algo continuo? Necesito saber cómo planificar a su alrededor. alrededor. —dijo Aaron lo miró irritado. — Sí. —Está bien —dijo Wymack, y eso fue todo. No tenían un juego el viernes, pero el ERC finalmente publicó la alineación de la semana siguiente. Seis equipos de divisiones paralelas procedían al partido a muerte, en comparación con ocho de los superiores. Los Zorros se enfrentarían a la Universidad de Vermont Catamientos en casa. UT estaba en contra de Nevada y el estado de Washington se enfrentaría a Binghamton. En la categoría de superiores, los Tres Grandes habían evitado milagrosamente los nombres de los demás. Todos pasarían a la tercera ronda, junto con el equipo que ganara el partido Oregón —Maryland. Habría otra pausa de una semana entre el combate a muerte y la tercera ronda.

Un fin depero semana gratis deberían haberlapasado Columbia, el truco delsignificaba miércoles que de Aaron arrastró guerra la fríanoche de losbebiendo gemelosen a un nivel completamente nuevo. Según Nicky, Aaron Aar on solo estaba en el dormitorio el tiempo suficiente para dormir o cambiarse de ropa. Nicky asumía que Aaron pasaba el resto de su tiempo libre con Katelyn. Neil esperaba que estuviera equivocado. Katelyn podría estar dispuesta a hablar con Aaron otra vez ahora que había puesto los pies en el suelo, pero Andrew tenía una promesa de guardar y tenía más razones que nunca para arremeter contra ella. Si Katelyn fuera inteligente, mentiría durante un par de semanas. No podían ir a Columbia sin Aaron, así que Nicky arrastró a Neil a su habitación. Aaron había desaparecido, pero Nicky y Andrew reclamaron las sillas de puf  y  y se asociaron en un juego de terror. Neil había traído su mochila, aunque la música espeluznante y el grito ocasional en la pantalla eran excusas perfectas para no intentar ninguna tarea. Miró a Kevin, quien desenchufó los auriculares de su computadora portátil y le hizo un gesto hacia la habitación. Kevin agarró la computadora, entonces Neil fue a buscar un bloc de notas y cerró la puerta de la habitación detrás de ellos.

 

Kevin estaba suscrito a un sitio de transmisión de Exy. Buscó el juego más reciente de Vermont y giró la pantalla para que ambos pudieran ver. Neil tomó notas, Kevin absorbió todo lo que pudo ver, y luego compararon las ideas. UVM tenía un equipo desequilibrado: una defensa intimidante respaldando una línea de ofensiva mediocre. Neil y Kevin tendrían las manos ocupadas, pero al menos sus fracturadas defensas estarían en una favorable situación. Un juego se convirtió en dos y se habría convertido en tres si Nicky no hubiera venido a buscarlos. Nicky Nic ky tardó un segundo en darse cuenta de lo que estaban haciendo y lanzó una mirada consternada entre ellos. —No hablan en serio. Es viernes por la noche ¿y así es como se divierten? Denme un descanso. Piensen en otra cosa por un tiempo, ¿lo harían? Como un helado. Pensé que íbamos a ir a Columbia. Mi cuerpo ha estado listo para un helado todo el día. Me han engañado y exijo una compensación. —Ese no es nuestro problema —dijo Kevin. —Lo estoy convirtiendo en tu problema —dijo Nicky. — Neil, vienes conmigo a la tienda. —Vete solo —dijo Kevin. —Es una gran idea —dijo Nicky.  Haypara un pequeño una—llave el nuevoerror, viaje.sin embargo: ya no estoy en la póliza de seguro y no tengo — ¿Tú qué? —Neil preguntó, sorprendido. Nicky se encogió de hombros y no explicó nada. — Vamos, Neil. Los juegos seguirán allí mañana. Estoy aquí ahora, tengo hambre, y estoy cansado de que me ignores en mi propia habitación. Kevin abrió otro juego y lo detuvo para que pudiera amortiguar. — Andrew puede llevarte. —Ya no te estoy hablando a ti —dijo Nicky. — Estoy hablando con tu mini tú. —Yo —comenzó Neil, aunque titubeó cuando su teléfono sonó. Podía adivinar de qué se trataba, pero había una posibilidad de que no lo fuera. Sacó su teléfono del bolsillo y lo abrió para leer la contribución de hoy a la cuenta regresiva: “35”. Neilquedarse lo miró en silencio. Si NeilPodrían creía enjugar las señales, e staantes seríade una prueba que debería aquí con Kevin. otro partido tener que de dormir por la noche. Un juego más y probablemente tendría nombres y números memorizados. Tenían menos de tres meses hasta la final. Los Zorros no podían permitirse un solo paso en falso entre aquí y allá. Neil levantó la vista, listo para rechazar a Nicky, no obstante Andrew se había acercado a Nicky en la puerta. Neil lo miró y pensó acerca del atractivo preocupado de Nicky el otoño pasado, la advertencia de que algún día Exy no sería suficiente por sí mismo. Podría ser un refugio seguro de sus pensamientos y una razón para levantarse y la inspiración para luchar más duro. Podría significar el mundo para él, pero no podría ser todo. No podía unir sus pedazos rotos como lo hicieron los Zorros. No dejaría todo para sacarlo del aeropuerto ni regresaría por él sin cuestionarlo ni lo llamaría “amigo”. Neil construyó su vida alrededor de Exy después de que su madre murió porque necesitaba algo para vivir, vivir, más ya no estaba solo.

 

Tal vez se arrepentiría de esto el lunes cuando estuviera mil pasos atrás de Kevin en la práctica, pero de todos modos no era como si Neil lo fuera a alcanzar. Neil cerró su teléfono y miró a Kevin. — ¿De qué tipo quieres? Kevin lo miró. — No te vas a ir —dijo, no una pregunta del todo. —Si nos metemos en otro, esta noche nos levantaremos demasiado tarde. Elige un sabor —. Kevin no respondió; tal vez estaba demasiado decepcionado con Neil como para tomarse la pregunta en serio. A Neil ya no le importaba lo que Kevin pensara de él. Como le recordó a Kevin la otra semana, el viaje de Kevin no se detuvo en mayo. Podía pasar todas las noches viendo infinitas repeticiones y tácticas porque tenía todo el tiempo del mundo de sobra. Neil guardó su teléfono en su bolsillo y se puso de pie. — Envía un mensaje de texto a Nicky cuando te decidas. Nicky miró a su alrededor con regocijo por haber ganado el tira y afloja. Neil dejó que la autosatisfacción triunfara sobre la actitud de Kevin y llevó a Nicky al auto. Nicky parloteó acerca de Erik durante la mayor parte del viaje a la tienda de comestibles. Nicky planeaba pasarde la mayor parte mayo enloAlemania. Sumenos breve más reunión Erikydurante las vacaciones Navidad hizode que Nicky echara de quecon nunca estaba contando los días hasta que pudieran volver a verse. Estaba un poco preocupado por lo que Andrew y Aaron podrían hacer en su ausencia, pero confiaba en que Neil los mantendría con vida hasta que los dormitorios volvieran a abrir en junio. Kevin todavía no había enviado un mensaje a Nicky cuando llegaron al pasillo de helados, por lo que Nicky cedió y lo llamó. Neil casi esperaba que Kevin ignorara la llamada de Nicky, sin embargo, Kevin no estaba tan enojado con ellos como para rechazar un bocadillo gratis. Nicky pagó las pintas antes de que Neil pudiera ofrecerle las suyas y regresaron al dormitorio con su botín. Kevin no estaba a la vista, no obstante, la puerta del dormitorio estaba cerrada de nuevo. Neil supuso que había vuelto a mirar los juegos solo. A Neil le molestó por un momento que Kevin no estuviera dispuesto a esperar por él, más se negó a arrepentirse de su decisión. Nicky tomó cucharas cuando de la cocina distribuyó pintas a sus hambrient hambrientos os dueños. Neil comprobó su expresión Nickyyvolvió de dejar caer a Kevin, aunque Nicky solo rodó sus ojos hacia Neil y sonrió de nuevo. Arrojó la bolsa de plástico vacía en dirección a la basura y examinó su estante de DVD con los puños en sus caderas. Después de un minuto de estudio serio, Nicky se quejó. — No hay nada que ver, voy a buscar en la colección de Matt. Lo dijo definitivamente, pero esperó un poco en caso de que Andrew descartara esa idea. Neil miró a Andrew, que estaba rodando su helado entre sus manos para suavizarlo. suaviz arlo. Cuando Andrew no dijo nada, Nicky desapareció. Neil cerró la puerta detrás de él y llevó su helado a Andrew. Se arrodilló en el suelo cerca del puf   de Andrew y escuchó. No escuchó el sonido de un juego que venía del dormitorio, sin embargo, los auriculares de Kevin ya no estaban en su escritorio. Neil dejó su helado y su cuchara a un lado y miró a Andrew. —Pregunta —dijo Neil, pero le tomó unos minutos encontrar las palabras correctas.

 

— Cuando dijiste que no te gusta que te toquen, ¿es porque no te gusta para nada o porque no confías lo suficiente en nadie como para dejar que te toquen? Andrew lo miró. — No importa. —Si no fuera así, no preguntaría —dijo Neil. —No le importa a un hombre que no hace swings —aclaró Andrew. Neil se encogió de hombros. — No lo hago porque nunca me lo han permitido. Lo único que podía pensar sobre crecer era sobrevivir. s obrevivir. Tal vez por eso estaba en esa zona gris de lo que era aceptable. No importaba que Andrew fuera un sociópata o un hombre; la idea de Andrew estaba tan entrelazada con la idea de la seguridad de Neil que este también era un medio de auto conservación. —  Permitir que alguien entrara significaba confiar en que no me apuñalarían en la espalda cuando personas terribles vinieran a buscarme. Tenía demasiado miedo de arriesgarme, así que era más fácil estar solo y no pensar en eso. Pero confío en ti. —No deberías. —Lo dice el hombre que se detuvo —. Neil le dio a Andrew unos momentos para responder antes de decir: — Noes lo entiendo, y no sé lo¿estás que estoy haciendo, simplemente simpleme nolímites quiero ignorarlo solo porque nuevo. Así que, completamente fuera dentelos o hay zonas seguras? — ¿Qué estás esperando, coordenadas? — Espero saber dónde están las líneas antes de cruzarlas —dijo Neil. —  Aunque estoy dispuesto a trazar un mapa sobre ti si quieres prestarme un marcador. Eso no es una mala idea. —Todo sobre ti es una mala idea —dijo Andrew, como si Neil no lo supiera. —Todavía estoy esperando una respuesta. —Todavía estoy esperando un sí o un no que realmente pueda creer —respondió Andrew. —Sí. Neil tomó la pinta de helado de los dedos sin resistencia de Andrew, la apiló sobre la

suya se inclinó. realmente a Andrew, sin atreverse tocarlo hastayque AndrewSeledetuvo, dio luz tímido verde.de Labesar expresión de Andrew no cambió, pero ahubo un cambio sutil en la tensión de su cuerpo que le dijo a Neil que había captado la atención de Andrew. Neil alzó una mano, aunque lo detuvo una diferencia segura en la cara de Andrew. Andrew lo agarró de la muñeca y lo apretó como advertencia. —Está bien si me odias —dijo Neil. Era la verdad, acaso un poco de eufemismo. Mientras Andrew solo se sintiera físicamente atraído por Neil, era seguro experimentar con él. La muerte de Neil no sería más que una leve inconveniencia para Andrew. —Bien —dijo Andrew —porque lo hago. Por un segundo, Neil pensó que Andrew lo apartaría y terminaría con esto. Andrew se tensó, pero siguió a Neil. La alfombra corta era áspera contra los nudillos de Neil, donde Andrew cubrió su cabeza con la mano. Neil no podía quejarse cuando Andrew era un peso inflexible sobre él. Comenzó a buscar a Andrew otra vez, pero se detuvo a mitad de camino. Andrew atrapó esa mano también y la mantuvo fuera del camino.

 

—Quédate —dijo Andrew, y se inclinó para besarlo. El tiempo no era nada. Los segundos eran días, eran años, eran las respiraciones que se cogían entre sus bocas y la mordedura de las uñas de Neil contra sus palmas, el roce de dientes contra su labio inferior y el cálido deslizamiento de una lengua contra la suya. Podía sentir los latidos del corazón de Andrew contra sus muñecas, un ritmo de staccato que resonaba en las venas de Neil. Cómo un hombre que veía el mundo con una tan estudiada desconexión podía besar así, Neil no lo sabía, no obstante, no iba a quejarse. Neil había olvidado lo que era ser tocado sin intención maliciosa. mali ciosa. Había olvidado cóm cómoo se sentía el calor corporal. Todo lo relacionado con Andrew era caliente, desde las manos que lo sostenían hasta la boca, separaban a Neil constantemente. Neil finalmente entendió por qué su madre pensó que esto era tan peligroso. Esto era distracción e indiscreción, evitación y negación. Estaba bajando la guardia, dejando entrar a alguien y consolándose con algo que no debería tener y que no podía cumplir. En este momento, Neil lo necesitaba demasiado como para preocuparse. No pudo durar mucho, porque Kevin estaba en la habitación contigua y Nicky estaba a solo dos puertas, pero la boca de Neil estaba entumecida y sus pensamientos zumbaron por la incoherencia cuando un golpe les avisó que Nicky había abierto la puerta. Neil reprimió un destello de irritación cuando Andrew se levantó y se alejó de él.

NeilAndrew intentóestudió decirle la a Nicky que esperase un momento, más no tuvo aliento parade hablar. expresión de Neil durante unos segundos, luego se puso pie y se dirigió hacia la puerta. Neil se levantó con manos temblorosas y se retiró al escritorio de Kevin con su helado. Quitarle el sello de seguridad fue lo más difícil que había hecho durante todo el año, pero al menos le dio una excusa para no mirar a Nicky. Nicky refunfuñó por haber sido expulsado de su habitación cuando entró por la puerta, pero cuando llegó a su puf  ya   ya lo había olvidado en favor de las películas que había pedido prestadas. —Miren, ustedes van a votar esta vez —dijo Nicky, como si les estuviera haciendo un gran favor. Recitó títulos y actores principales. principales. Neil dejó que la lista entrara por un oído y saliera por el otro. Reconocía la mayoría de los nombres de los actores después de vivir con los Zorros durante tanto tiempo, pero no conocía ninguna de las películas. No le importaba en — este momento, todos modos, no le tomó mucho tiempo a Nicky darse cuenta.  Hola, Tierra ade Neil. ¿Acaso meyescuchas? Neil miró las marcas de media luna que había dejado en su palma. — Tú elige. —Ustedes dos son las personas menos útiles en todo el universo —se quejó Nicky, aunque le tomó solo un segundo tomar una decisión. La caja se abrió y se cerró cuando sacó el DVD. Neil escuchó como frijoles crujiendo mientras Nicky se acomodaba en su silla. Neil no escuchó a Andrew volver a sentarse, sin embargo, no se fiaba lo suficiente como para mirar y ver dónde estaba. — ¡Vamos, Neil! Neil no pudo encontrar una excusa para quedarse más tiempo. — Ya voy. Las luces del techo se cortaron entonces, lo que significaba que Andrew se había quedado junto a la puerta después de dejar entrar a Nicky. Pensando que Andrew necesitaba espacio y tiempo para reagruparse de la misma manera que Neil casi

 

destruyó los intentos de Neil de volver a armar su cara neutral. El refrescante helado fue un poco más útil para absorber el calor de su piel, por lo que Neil se aferró a él y se levantó del escritorio. No había espacio para sentarse entre las sillas de puf  y  y no podía parecer que estaba evitando a Andrew, así que se sentó en el suelo a la izquierda de Andrew. Nicky inició la película tan pronto como Andrew se unió a ellos. Neil lo miró para no mirar a Andrew, pero si alguien le preguntaba más tarde de qué se trataba, no podría contarles. Estaba seguro de que todavía sentía el latido del corazón de Andrew en su piel cuando se acostó unas horas más tarde. *** Neil había sobrevivido a más de unas pocas semanas de crecimiento, pero la semana anterior al primer partido a muerte de los Zorros fue casi suficiente para sacudirlo inclus inclusoo a él. Los niveles de estrés de sus compañeros de equipo estaban por las nubes y Neil no pudo evitar verse afectado por su silencioso pánico. Dan intentaba sonar genial, aunque Neil podía escuchar la tensión en su voz mientras dirigía a su equipo en las prácticas. Allison tocaba líneaellos. de defensa fracturada cada vez que para teníamantener oportunidad y Kevin era horrible con latodos Matt era marginalmente mejor su actuación junta, sin embargo, a medida que avanzaba la semana se volvieron más inquietos y ansiosos que él. Incluso Renee lo estaba sintiendo, aunque lo ocultó bien. Cuando sus amigos estaban cerca, ella era la roca perfecta para apoyarse, tan alentadora y agradable como siempre. Era una historia diferente cuando daba vueltas en el descanso, solo con Neil y Andrew. Ella no admitía nada, pero parecía un poco más cansada cada día. Neil sabía que no debía preguntarle si estaba bien. Ella también podría sentirse obligada a sonreírle, cuando lo que realmente necesitaba era tiempo para recuperar el aliento y calmar sus propios nervios. Le tomó a Neil un par de días darse cuenta de que no eran los Zorros los que consumían la mayor parte de su energía. Renee rara vez decía nada en sus paseos, demasiado concentrada lo boca que sucedía teléfono. La ocasional y Jean triste contracción en la esquina en de su decía queensussuconversaciones de texto con no iban bien. Las escaramuzas de la tarde hicieron que todos se fueran magullados y doloridos. Kevin y Neil hicieron todo lo posible para evitar a sus compañeros de equipo, y sus defensas retrocedieron tan fuerte como pudieron. A pesar de los dolores que Neil llevó a su casa, lo único en lo que podía pensar durante la cena era volver a la cancha esa noche. Cuando Neil condujo a Kevin a la cancha el miércoles por la noche, dijo: — Deberíamos haber traído a Andrew con nosotros. —No —dijo Kevin—. Te lo dije: debe venir con nosotros por su propia voluntad. No significa nada si él acepta por nuestro bien. —Sé lo que dijiste —dijo Neil —no obstante, necesitamos más práctica contra un objetivo resguardado. —No nos haría ningún bien —dijo Kevin.

 

—  Tu meta no es el portero: es el objetivo en sí. Los porteros cambian todas las semanas. Ninguno tiene las mismas fortalezas o estilos. ¿Por qué obsesionarte con superar a un hombre cuando no tiene efecto en el resto? Perfecciona tu propio rendimiento y que no te importe quién está en la meta. —Solo digo que…  —Continúa discutiendo conmigo y practicarás solo esta noche. Neil frunció el ceño por el parabrisas y se calló. A pesar de su molestia, Neil pensó en las palabras de Kevin durante el resto del viaje. No podía entenderlas, pero se negó a pedirle explicaciones explicaciones a Kevin. Los porteros no eran obstáculos invisibles. Eran la última línea de defensa para sus equipos y generalmente los jugadores más má s ágiles en la cancha. Anotar no era solo aterrizar una pelota dentro de las líneas de meta marcadas; era llevar la pelota a ese punto de una forma que el arquero no pudiera predecir o desviar. Todavía le molestaba a Neil al día siguiente, por lo que les preguntó a los porteros de los Zorros sobre ello durante el descanso del jueves por la tarde. Renee volteaba su teléfono en sus manos como si lo considerara. Andrew ni siquiera reconoció la pregunta. —Es una idea interesante —dijo Renee —y parece estar funcionando para él. Sin embargo, pedirle a alguien que cambie su forma de pensar y su enfoque es una tarea difícil, especialmente a finales de la temporada. Entonces, de nuevo — dijo ella tras un

momento cambiaste lascosa raquetas mitad de temporada. — Una — raqueta es una —dijoa Neil. — No creo que pueda hacer esto. —Si no quieres, no lo hagas —dijo Renee, como si fuera tan simple rechazar a Kevin. — Si quieres probar, te ayudaremos de cualquier manera que podamos. —No —dijo Andrew antes de que Neil pudiera responder. — Deja de copiarle. —Estoy tratando de mejorar —dijo Neil. — No puedo mejorar por mi cuenta. Andrew le lanzó una mirada aburrida y no dijo nada más. Neil le dio un minuto y luego se plantó frente a Andrew cuando se dio cuenta de que este realmente no planeaba elaborar ni explicar. Renee silenciosamente guardó su teléfono y los miró. Su mirada se detuvo en Neil, pero Neil no la devolvió. Buscó la expresión calmada de Andrew en busca de — respuestas.  ¿Por qué no debería copiarle? —preguntó Neil. — Nunca vas a jugar como él —dijo Andrew. Antes de que Neil pudiera tomar eso como un insulto contra su potencial, Andrew continu continuó. ó. — Es un tonto cuyo estilo son los números y los ángulos. Fórmulas y estadísticas, prueba y error, repetición y locura. Lo único que le importa es encontrar el juego perfecto. — ¿Es eso tan malo? —No hagas preguntas estúpidas. —No me hagas hacerlo—. —Un adicto como tú no puede ser tan frío —dijo Andrew. —No soy un adicto. Andrew solo lo miró, así que Renee intervino con cuidado: — Creo que quiere decir que Kevin es muy analítico, mientras que tú eres apasionado. Ambos se preocupan por ganar, pero no de la misma manera.

 

Andrew no dijo nada para confirmar o negar esa interpretación, por lo que Neil se apartó de su camino. Andrew continuó, terminando con esta conversación. Renee se quedó con Neil, sin embargo, no dijo nada más. Neil miró a Andrew mientras consideraba su opinión sobre él. Si Andrew tenía razón, a Kevin no le importaban los porteros porque era un jugador técnico. Su enfoque estaba en perfeccionar tomas imposibles y ángulos difíciles. Jugaba contra sí mismo, no contra el portero, por lo que el portero siempre era una idea de último momento. Andrew tenía razón. Neil no podía jugar así. El aprendizaje de los trucos de Kevin era necesario para su desarrollo como jugador, más Neil nunca podría implementarlos de la misma manera en la cancha. Neil era muy consciente de los obstáculos y su emoción se imponía a sus marcas. Le gustaba ser el mejor jugador, el más rápido. Le gustaban las jugadas frenéticas, las llamadas cercanas y los goles desgarradores. No tenían que ser bonitos o perfectos, siempre que ganaran al final. La comprensión quitó importancia a la tensión persistente de la noche anterior. Cuando Neil se relajó, se dio cuenta de que Renee todavía lo estaba mirando. Sonrió cuando Neil la miró y ladeó la cabeza para invitarla. Comenzaron después de Andrew y caminaron su última vuelta en cómodo silencio. *** Cuando los Zorros llegaron a la cancha el 9 de febrero, nadie esperaba la pelea que traerían. A los 45 minutos de iniciado el juego, los Pumas estaban tres puntos por detrás. En la televisión del vestuario de los Zorros, los presentadores deportivos sacudían la cabeza con asombro. —Estoy contigo en este caso, Marie. No estoy del todo seguro de a quién estamos mirando ahora ni de lo que hicieron con los Zorros del año pasado, pero me han impresionado por completo. Neil miró el televisor mientras se estiraba. Los dos estaban informando en vivo desde el interior de la Cancha de los Zorros, a pocos metros de los bancos vacíos de los Zorros. Era difícil escucharlos por el ruido de las gradas, especialmente cuando Rocky Foxy, la mascota, pasaba rodando. —Honestamente, nunca esperé que terminaran la temporada —dijo Marie. — La cantidad de contratiempos que han sufrido este año es increíble y estaba segura segur a de que se retirarían en noviembre. Es un verdadero honor para la alineación de este año que hayan llegado hasta aquí. Esta es la primera lista de Zorros que realmente adopta el trabajo en equipo. —De hecho —estuvo de acuerdo su homólogo masculino —. Este es el tipo de sincronía que esperas de las escuelas de primer nivel. Hace unas semanas todos nos reíamos cuando el estudiante de primer año Neil Josten dijo que los Zorros estaban ansiosos por tener una revancha con co n los Cuervos. Nadie se está est á riendo ahora. Si pueden mantener este impulso y siguen jugando como lo están haciendo esta noche, tienen una real posibilidad de pasar a semifinales. —Quedan diez minutos del descanso —dijo Marie. — El puntaje es de seis a tres. Les tomará un buen trabajo de pies a los Pumas para recuperarse. Estamos a menos de una hora de ver si los Zorros pueden asegurar su

 

primera victoria en el juego a muerte. Echemos un vistazo a algunos aspectos destacados de la primera mitad, y luego…   Dan apagó el televisor y se paró frente a la pantalla oscura. Matt le dio un minuto, luego tocó su hombro para llamar su atención. Ella respondió su mirada inquisitiva con una sonrisa irónica. —Es raro escucharlos decir cosas buenas sobre nosotros —dijo. —Les tomó suficiente tiempo —resopló Allison. —Nos llevó lo suficiente como para merecer su consideración —señaló Renee, sin ser desagradable. Los de último año intercambiaron una larga mirada, exhausta y triunfante. La primera alineación de los Zorros se había estrellado es trellado y se había quemado a dos pasos de la puerta de salida, y a mitad de la temporada habían sido el hazmerreír del deporte. Las chicas llegaron a la Universidad Estatal de Palmetto sabiendo que tomaría trabajo rescatar esa amarga reputación reputación y saber que Wymack era su único aliado. Exy era un deporte mixto, pero las mujeres eran ampliamente superadas en número en la NCAA. Incluso menos de ellas llegaban a las Grandes Ligas y equipos profesionales. La junta escolar aprobó a las tres con aprobación de Wymack, sin embargo, sus propios compañeros de equipo hicieron de sus vidas un infierno. A pesar de cada pérdida y cada obstáculo, lo lograron, y ahora ahor a finalmente obtenían el visto bueno que merecían. —Muy bien —dijo Dan, alejándose del televisor. Su mirada se demoró un momento en la última adición al vestuario: un puesto de caoba en la esquina, cerca de la foto de Andrew y Neil. Ella había dicho el mes pasado que quería un puesto para su eventual trofeo de campeonato. Neil pensó que había estado hablando en grande para inspirar al equipo, pero aparentemente no. Allison encontró el perfecto, ayer ayer después de la cena. Cuando Neil y Kevin llegaron a la cancha para practicar la noche anterior, encontraron que los de cursos superiores tenían el puesto situado. Dan sonrió, bajo y feroz, y miró a sus compañeros de equipo. —  Estoy de humor para arruinar por completo la noche de Pumas. ¿Alguien está conmigo? —  —Hagámoslo —dijo Matt con una sonrisa dentuda. —  ¿Qué tienes para nosotros, entrenador? Wymack bajó los punteros de la primera mitad lo más rápido que pudo y los llevó de vuelta a la cancha cuando sonó el timbre de advertencia. UVM salió tan fuerte como pudieron en el saque, enojados por los resultados de la primera mitad y estimulados por los entrenamientos de medio tiempo de sus entrenadores. Eran un monstruo completamente nuevo, pero Neil aplastó su luz de pánico. Perder la calma aquí solo destruiría las posibilidades de los Zorros. Se concentró solo en lo que él y Kevin podían controlar y confió en que sus compañeros de equipo manejarían su lado de la cancha. Veinte minutos de la segunda mitad, el puntaje aún no se había movido. Neil y Kevin no pudieron esquivar a sus reacias defensas y los delanteros de UVM no pudieron superar a Andrew. El juego no había sido amistoso antes, pero a medida que los ánimos se desvanecían y la paciencia pacienc ia disminuía, el juego se ponía un poco más rudo. Neil estaba acostumbrado a un poco de puntuaciones con empujones mientras esperaban que la pelota le saliera al paso, sin embargo, este empujón agresivo lo hizo deslizarse por el

 

piso. Neil apretó los dientes y se echó hacia atrás, pero su defensa tenía medio metro y cuarenta libras sobre él; no iría a ningún lado sin violencia. Una pelea estaba por venir; todos lo sabían. Era solo un sorteo en cuanto a qué  jugador se había qu quebrado ebrado pprimero. rimero. So Sorprende rprendentemente ntemente —o no— era Andrew. Después de aplastar otra pelota en la cancha, Andrew golpeó su raqueta contra la pared y llamó a Nicky. Neil solo tuvo medio segundo para ver a Nicky avanzar hacia la meta; la pelota estaba en camino c amino hacia Kevin y eso er eraa más importante que lo que estaba sucediendo en el otro extremo de la cancha. Kevin no pudo pasar a su defensa y estaba en un mal ángulo para pasar a Neil, por lo que le lanzó la pelota a Dan. Dan se quitó la marca del hombro y corrió por la cancha para comprar la habitación de los delanteros. Ella lanzó la pelota a la pared del fondo para que rebotara a los delanteros. Neil y Kevin corrieron por ella, pero el portero dio un salto corriendo para conseguir la pelota primero. La levantó hacia el techo en un ángulo pronunciado y bajó a la mitad de la cancha entre los Intermediarios y la defensa de los Zorros. La marca de Nicky comenzó, y Nicky barrió sus piernas bajo él con la raqueta. Una falta tan flagrante detuvo el juego por completo, al menos hasta que el delantero de Nicky volvió a encontrar sus pies. Llegó a Nicky con los puños volando, pero Andrew ya estaba allí. Empujó su raqueta a lo largo entre ellos y la usó para empujar al furioso delantero lejos de en susu primo. delantero fue lo suficientemente Andrew lugar,Elpero Matt y ssu u marca intervinieron. estúpido como para golpear a Para entonces los árbitros estaban en la cancha y Nicky les lanzó un beso cuando le entregaron su tarjeta roja. Salió de la cancha como un campeón triunfante, con los puños en el aire y sonriendo de oreja a oreja. Aaron vino a reemplazarlo, y los equipos se prepararon para un tiro sucio. Neil estaba sonriendo mientras tomaba su lugar. Echó un vistazo hacia Kevin. Kevin ya estaba preparado para correr, confiando en la habilidad de Andrew para defender el tiro. Andrew lo hizo, y como siempre, disparó el rebote donde Neil podría conseguirlo. Neil salió corriendo por la cancha como si su padre le pisara los talones, y no había nada que su delantero pudiera hacer para detenerlo. Una mirada a Kevin mostró que su marca estaba demasiado cerca para un pase seguro. Neil atrapó la pelota y se la pasó a él mismo en su lugar, golpeando bajo el piso donde rebotó en la pared a unos pocos pies de la portería. El portero se aprovechó de ello, pero Neil fue lo suficientemente rápido. Agarró la pelota, retiró su raqueta en el momento preciso y disparó a la meta. Iba demasiado rápido y estaba demasiado cerca de la pared para detenerse, pero tenía espacio suficiente sufic iente para girar. Se estrelló el omóplato primero, la espalda y el casco luego, y gruñó cuando se le cortó la respiración de los pulmones. A Neil no le importaba el dolor; el objetivo era rojo y el zumbido era ensordecedor en sus oídos. Se tambaleó lejos de la pared, usando su raqueta como bastón hasta que volvió a encontrar el equilibrio y aspiró aire de vuelta a su dolorido cuerpo. El portero le gruñó algo grosero, no obstante Neil lo desconectó con la facilidad de una larga práctica. Sus compañeros de equipo lo alcanzaron mientras cruzaba la cancha. Neil tocó los palos y aceptó sus excitadas felicitaciones, pero todo lo que importaba era atravesarlos hasta la meta. A Neil no le quedaba mucho tiempo antes de que los árbitros pudieran atracarlos por detener el juego, así que trotó el resto del camino hasta Andrew. —Nicky no es un luchador —dijo Neil. — Le dijiste que hiciera un swing.

 

—Se estaba volviendo aburrido —dijo Andrew. Neil sonrió. — ¿Ahora te estás divirtiendo? —Esa parte fue vagamente interesante —dijo Andrew—. Puedo tomar o dejar el resto. —Es un comienzo —dijo Neil, y se dirigió a media cancha. Diez minutos después, Kevin explotó los nervios de los Pumas y anotó. Los Pumas no anotaron de nuevo, aunque lo intentaron con una ferocidad nacida de la desesperación. Andrew detuvo cada tiro tir o a puerta e hizo un par de rebotes en los cascos de los atacantes atac antes solo para irritarlos aún más. Las gradas estuvieron en un alboroto durante todo el último minuto del reloj. Con cinco segundos restantes en el juego, Dan arrojó su raqueta a un lado y dio un salto corriendo en los brazos de Matt. El timbre sonó en una victoria de ocho a tres. Habían dominado el primer combate a muerte y llegaron a la tercera ronda por primera vez. Dan le había sacado el casco a Matt cuando los Zorros la alcanzaron y lo besaron entre el rugido de la multitud. Kevin y Aaron hicieron sonar palos e intercambiaron miradas triunfantes. Neil era vagamente consciente de los subs que cruzaban la cancha hacia ellos, pero miró hacia donde Andrew estaba parado solo en la portería. Ya había dejado su raqueta

a ladonoche y estaba ocupado de sabía sus guantes. Tenía que saber esta eraununa histórica paradeshaciéndose los Zorros y Neil que podía escuchar a laque multitud perder la cabeza, pero Andrew iba sin prisas y desinteresado. Lo que sea que lo hubiese inspirado a intervenir antes, había desaparecido. Neil honestamente no había esperado que este fuera el juego que hiciese Andrew finalmente, pero eso no hizo que fuera más fácil verlo retroceder. Nicky era una distracción perfectamente sincronizada, lanzándose sobre Aaron y Neil casi lo suficientemente fuerte como para quitárselos de encima. Él enganchó sus brazos alrededor de sus hombros y les dio un apretón de nuevo. — ¿Pueden creerlo? —preguntó, asombrado. — ¡A veces somos la gran cosa! Allison dio un golpe al hombro de Neil en su camino pasando a Dan y Matt. Renee enganchó a Kevin para un abrazo rápido antes de blandir los brazos con Allison y Dan. Dan se estaba riendo, aturdida por un éxito imposible. Matt los dejó el uno al otro y pasó un brazo por los hombros de Kevin. Neil miró de una cara feliz a otra, saboreando y memorizando este momento. Andrew se perdió la fiesta de media cancha, pero se presentó a tiempo para seguir a sus compañeros de equipo más allá de la alineación de los Pumas. Wymack, Abby y dos cámaras los estaban esperando cuando salieron de la cancha. Dan mostró a las cámaras una sonrisa con dientes antes de abrazar a Wymack y Abby. Neil se unió a sus compañeros de equipo para saludar a las tribunas, aunque rápidamente abandonó a las chicas para responder a los micrófonos y las preguntas de los periodistas. Wymack los estaba esperando en el salón cuando todos estuvieron duchados y vestidos. Hizo un recuento rápido y asintió con la cabeza cuando encontró que los nueve correspondían. — ¿Recuerdan cuando les dije que no hicieran planes para esta noche? Le hizo un gesto con el pulgar a Abby— Vamos a su s u casa. Eso es tanto 'nosotros' como todos.

 

Envió una mirada significativa al grupo de Andrew. —  Consideren esto un evento de equipo obligatorio. Abby ya acordó cocinar para nosotros y pasé la mayor parte de la mañana llenando sus armarios con alcohol. — ¿Eso fue un voto de confianza o planes para una fiesta de consolación? —Dan preguntó. —No importa —dijo Wymack. —Vamos. Me muero de hambre y realmente necesito un cigarrillo. Los guardias de seguridad los ayudaron a llegar a sus autos. El tráfico hizo que el viaje a donde Abby fuera cinco veces más largo de lo que debería haber sido, pero los Zorros estaban de muy buen humor como para preocuparse realmente. La nevera de Abby estaba llena de platos cubiertos que ella había preparado más temprano ese día. Ella puso un par de sartenes en el horno mientras Wymack y Dan servían bebidas. Kevin se quedó en la cocina mientras Wymack y Dan comenzaron a hablar sobre el juego de la noche. Matt requisó el sistema de sonido en la otra habitación. Nicky y Allison discutieron con todas sus opciones y entre sí, pero no sonaban en serio, así que Neil no intervino. Aaron había reclamado una silla junto a la ventana y los estaba mirando con una mirada distante en su rostro. Le lanzó a Neil una mirada obscena cuando se dio cuenta de que Neil estaba mirando, peropor Neil lo despidió y las fue únicas en busca de iones los porteros ausentes. Noloperdió perdi ó el tiempo yendo el pasillo, ya que habitac habitaciones de ese lado eran cuartos, pero salió al porche delantero. Andrew estaba sentado en el capó de su auto con Renee parada frente a él. Renee miró la casa al sonido de la puerta y le hizo un gesto a Neil para que se les uniera. Sin embargo, cuando Neil estaba a medio camino, Renee se apartó de Andrew y se dirigió a la acera. Le dirigió a Neil una sonrisa, pero no dijo nada. Neil se preguntó qué había interrumpido y si debería o no disculparse. No tuvo tiempo para decidirse antes de que Renee desapareciera dentro. Neil tomó el lugar que acababa de abandonar y estudió la cara en blanco de Andrew. —Ganamos —dijo Neil. Esperó, pero por supuesto Andrew no respondió a eso. Neil trató de acabar con su frustración, pero no pudo dejar de suspirar. — ¿Te mataría admitirlo? —Casi lo hizo la última vez —dijo Andrew. Lo dijo con naturalidad, pero Neil aún se estremecía cuando se dio cuenta de su paso en falso. Extendió Extend ió la mano, pero la detuvo a una distancia prudente del brazo de Andrew. Las largas mangas y vendas de Andrew ocultaban sus cicatrices, no obstante Neil recordaba cómo se sentían bajo sus dedos. —Esto es diferente —dijo Neil. — El único que está en tu camino ahora eres tú. Realmente podrías ser Juez un día, pero no podrás llegar si no lo intentas. Neil esperó, pero Andrew lo miró sin decir palabra. Neil podría ganar un juego de miradas con casi cualquier otra persona, pero no tenía paciencia para pelear contra Andrew esta noche. — Andrew, háblame. —Suenas como una muñeca de cuerda con un solo tema —dijo Andrew. — No tengo nada que decirte.

 

—Si hablo de otra cosa, ¿me hablarás? Andrew arqueó una ceja hacia él. — ¿Puedes hablar de otra cosa? Eso lo hirió. Neil abrió la boca para responder algo, sin embargo, las palabras le fallaron. La pequeña charla que mantenía entretenidos a sus compañeros de equipo no significaba nada para ninguno de los dos. Neil no quería hablar sobre películas y clases con Andrew. Quería hablar sobre la victoria sin s in precedentes de esta noche. Quería hablar sobre sus posibilidades de llegar a la tercera ronda para otro partido a muerte. Quería hablar sobre la expresión en el rostro de Riko cuando los Zorros volvieran a enfrentarlos en mayo. Quería saborear esta victoria, no anotarla como algo trivial y poco interesante. La puerta de entrada se abrió. Nicky se agarró al marco de la puerta, pero se asomó para llamarlos, — ¡Las bebidas están listas! ¿Vienen o qué? Andrew empujó a Neil fuera del camino y se bajó del auto. — Demasiado tarde. Neil estaba demasiado descontento como para detenerlo. Se quedó junto al automóvil hasta que Andrew alcanzó a Nicky y finalmente se dirigió hacia la casa. A mitad de recorrer el césped, su teléfono se apagó. estaba suficientemente molesto como para responder el “28” “ 28” de esta noche en su Neil bandeja de lo entrada con un “Suficiente”.   Nadie respondió. 

 

CAPÍTULO ONCE

Traducido por Ro Grigori Corregido por Aruasi

Las reglas cambiaron cambiar on en la tercera ronda. Hasta ahora, la posibilidad de que un equipo avanzara dependía únicamente de su capacidad de ganar tantos juegos como fuera posible. Desde aquí hasta la final, el enfoque cambiaba a puntos. Las tres escuelas que habían sobrevivido al partido a muerte de la división se enfrentarían entre sí durante las próximas tres semanas. Lo que dos equipos que anotaran la mayor cantidad de puntos entre los partidos de la división pasarían a la segunda ronda de eliminación. Técnicamente, un equipo podría perder ambos juegos y seguir avanzando, pero eso no había sucedido en años. Debido al número impar de equipos, los Zorros jugarán en casa contra Nevada el 23 de febrero, tendrían la siguiente semana libre y se enfrentarían a Binghamton en un partido fuera de casa el 9 de marzo. La semana entre el partido a muerte y el partido contra era con unacalma. semana de descanso, pero los Zorros no estabanpor dispuestos a tomarseNevada las cosas Estaban tan inspirados como aterrorizados su victoria del viernes, y no querían perder su impulso. impuls o. Afortunadamente para ellos no había manera de que pudieran aflojar el paso. Wymack los mantuvo entrenando entrenando hasta el jueves. El jueves por la tarde, un equipo de televisión fue a la Cancha de los Zorros para filmar fi lmar un segmento sobre los Zorros para su espectáculo de la NCAA. Neil pensó que Kevin discutiría, ya que las entrevistas y la filmación significaban que la práctica era un desastre, pero Kevin sabía que los Zorros realmente necesitaban buena publicidad. Neil casi había olvidado lo agradable que Kevin podía ser cuando había una cámara en su rostro. Neil suprimió el impulso de desenmascarar la actuación de Kevin y evitó los micrófonos tanto como fue posible. Neil no podía escapar del foco por siempre. Wymack y Kevin observaron sobre la cabeza del periodista cuando Neil finalmente fue escogido para una entrevista. Neil respondió a la mirada de advertencia de Kevin con una mirada apacible e intentó ser cortés tanto tiempo como pudo. Al principio fue fácil, ya que la mayoría de las preguntas se referían al progreso de los Zorros. Era inevitable que concluyeran con una pregunta sobre Riko y los Cuervos. Neil intentó decir algo neutral, pero el entrevistador entrevist ador lo cuestiono sobre su nueva discreción. —La última vez que dije algo que nadie quería oír, mi escuela fue vandalizada —dijo Neil—. Estaba intentando evitar el daño colateral esta vez. Aunque ¿sabes qué? Tienes razón. No puedo permitirme quedarme callado. Quedarme callado significa que apruebo su comportamiento, y esa es una apariencia peligrosa. No voy a perdonarlos o tolerarlos solo porque son talentosos y populares. Déjame responder esa pregunta de nuevo, ¿de acuerdo? —Sí —dijo Neil—. Estoy mil por ciento seguro se guro de que vamos a enfrentar a los Cuervos en la final esta primavera, y sé que es un hecho que vamos a ganar esta vez. Y cuando los mejores del país pierdan ante un equipo de nueve miembros que “no sabe nada”,

cuando pierden contra un equipo al que su propio entrenador compara con perros

 

callejeros, Edgar Allan tendrá que cambiar las cosas. Personalmente, creo que deberían comenzar exigiendo la renuncia del entrenador Moriyama. El ruido que hizo Kevin no era humano. El entrevistador y su camarógrafo lo miraron con sobresalto por encima de sus hombros. Kevin no se quedó allí el tiempo suficiente para que lo interrogaran, sino que salió corriendo por el pasillo fuera fuer a de la vista. Wymack, a pesar de haberse quejado en numerosas ocasiones sobre el problema de actitud de Neil, mostró sus dientes cuando sonrió con ferocidad. Neil respondió a la curiosa mirada del entrevistador con una mirada en blanco y esperó la señal de que había terminado. Tan pronto como la cámara se apagó, regresó a la cancha. Como era de esperar, Kevin lo ignoró el resto del día. Neil tenía la sensación de que esa noche sería apática y silenciosa. Matt llegó a la misma conclusión y le deseó buena suerte a Neil antes de ir a una cena tardía con Dan. Neil cerró la puerta detrás de él, miró el reloj y pasó la siguiente media hora resolviendo los problemas de matemáticas. Estaba en el último cuando sonó un solo golpe en su puerta. No era el golpeteo imperioso de Kevin o el entusiasta toc, toc, toc de Nicky, pero los compañeros mayores no lo visitaban cuando Matt y Dan estaban fuera. Neil dejó de lado su tarea y fue a investigar. investigar. Andrew estaba en el pasillo, con las manos metidas dentro del bolsillo delantero de una sudadera negra. abrió más la puerta y se apartó del camino. Andrew miró hacia dentro antes de entrarNeil a la habitación. Neil supuso que estaba buscando a los demás, así que explicó: — Matt salió con Dan por un par de horas. ¿Vendrás con nosotros a la cancha? —Diviértete solo esta noche —Andrew se invitó a sí mismo a la cocina y abrió la nevera. — Kevin está demasiado borracho para maldecirte, y mucho menos para ponerse de pie y sostener una raqueta. — ¿Él qué? —preguntó Neil, pero Andrew no gastó su aliento repitiéndolo. Neil miró hacia el pasillo como si pudiera ver a Kevin K evin en su miserable condición— Cobarde. —No luzcas tan sorprendido—, dijo Andrew. — No es nada nuevo. —Pensé que lo había convencido la última vez —admitió Neil. Cerró la puerta y apoyó su hombro contra el marco de la puerta de la cocina. — En una escala del uno al diez, ¿qué tan mal crees que se volverá la situación? — ¿Qué tan malo puede ser? —Respondió Andrew. — Riko no puede matarte todavía y Moriyama ya les dijo a los fanáticos de los Cuervos que no se metieran. — Todavía podrían descalificarnos de alguna manera —dijo Neil. — Hicieron su demostración el pasado octubre. Ya que no creen que podamos llegar a la final, no hay razón para que nos toleren. — Ya no tienen otra opción. Si los Cuervos no nos dejan seguir nuestro curso siempre habrá lugar para la duda y las especulaciones. Los Cuervos no pueden compartir su trono con el que “habría-pasado-sí”. Tienen que ser los supremos vencedores.  Andrew le dio un momento para asimilarlo antes de decir: — Estoy indeciso.

 ¿Sobre nuestras posibilidade posibilidadess esta primavera?

preguntó Neil.

 

Andrew sostuvo sus manos con sus palmas hacia arriba entre ellos. —  La idea de que los hayas acorralado involuntariamente es intolerable, ya que significa que eres más estúpido de lo que incluso te di crédito. Sin embargo, si lo hiciste a sabiendas, eres más listo de lo que me has llevado a creer…   …Eso significa que los Cuervos no son los únicos con los que estás jugando. Uno de esos es el mal menor. —No todo es un engaño —dijo Neil. Andrew no respondió, pero Neil entendió a su tranquila expresión como incredulidad. Neil consideró defenderse y decidió que era una pérdida de energía. Andrew no le creería de todos modos. — ¿Cuál es el mal menor? —Estoy indeciso —dijo Andrew nuevamente. —Eso es útil —murmuró Neil. — Podrías preguntar. — ¿Por qué molestarse? —preguntó Andrew encogiéndose de hombros levemente. — Lo descubriré eventualmente. Andrew robó una cerveza de la nevera y movió la anilla de metal hacia adelante y hacia atrás. Neil lo observó por un momento pasar su mirada sobre la habitación hasta su escritorio. Estaba molesto con Kevin por cancelar la práctica, pero sabía que una noche eraensayo un afortunado descanso. Teníanounhabía examen de matemáticas la próxima semanalibre y un para mañana que aún comenzado. Los exámenes de mitad de período no estaban muy lejos y las notas de Neil estaban rozando sobre su inestable línea habitual. Esta era la noche perfecta para ponerse al día. Una anilla de metal rebotó en su mejilla. Neil miró a Andrew y de repente estaba consciente conscie nte de la ausencia de Matt. Había pasado más de una semana desde que Andrew empujó al piso a Neil y lo besó. No habían estado solos el tiempo suficiente para hacer algo desde entonces. No sabía si Andrew vio esa comprensión en su rostro o si Andrew había querido toda su atención. Andrew dejó la cerveza a un lado sin tomar un sorbo y cerró la puerta del refrigerador con el pie. Le tomó dos pasos pas os borrar el pequeño espacio entre ellos y Andrew And rew se detuvo lo más cerca que pudo sin apoyarse realmente contra Neil. Sus dedos estaban fríos por la lata cuando tomó la barbilla de Neil. — ¿Sí o no? —preguntó Andrew. —Sí —dijo Neil. Andrew miró fijamente los brazos de Neil, que estaban cruzados sobre su pecho. Le tomó un momento a Neil entenderlo, y luego dejó caer los brazos y metió las manos en los bolsillos de sus jeans. Andrew espero hasta que se quedó quieto antes de besarlo. Neil dejó de pensar en las clases, en Exy y la poca voluntad de Kevin, y dejó que Andrew lo besara. Para cuando Andrew presiono su otra mano sobre el abdomen de Neil, se sentía exaltado e inestable. Cada terminación nerviosa desde su pecho hacia abajo pareció sacudirse en respuesta. Neil apretó sus manos en puños como si eso las mantuviera donde estaban y dejó que Andrew lo apoyara contra la pared. Su teléfono zumbó mientras recibía su cuenta regresiva diaria, y presionado contra la pared sonaba desagradablemente fuerte. Andrew soltó la barbilla de Neil y sacó el teléfono del bolsillo de su pantalón. Se inclinó un poco hacia atrás mientras le ofrecía teléfono. Neil casi cas i esperaba que lo abriera y se sintió aliviado de que Andrew no lo hiciera. Neil tomó su teléfono y lo lanzó fuera de su alcance sin molestarse en abrir el mensaje.

 

Sabía qué día era; sabía lo poco que le quedaba. No le importaba verlo, especialmente ahora. Andrew vio el teléfono rebotar en el sofá y caer a la alfombra. Existía la posibilidad de que fuera a preguntar. Neil le besó el cuello, esperando distraerlo, y fue recompensado con un estremecimiento. Esa era razón suficiente para hacerlo de nuevo. Andrew alejó su cara, sin embargo, estaban demasiado cerca para que Neil pudiera ver la forma en que se estremecía. Andrew lo besó antes de que Neil pudiera decir algo al respecto. Andrew lo empujó más fuerte contra la pared, tocándolo sobre su camisa desde los hombros hasta la cintura y viceversa. Había tenido sus manos en la piel desnuda de Neil hace solo un par de semanas cuando vio las cicatrices de Neil, pero esto se sentía completamente diferente. Este era Andrew aprendiendo cada pulgada y borde de él. Sus manos nunca antes se habían sentido sent ido así de pesadas o calientes. Cada toque y exigente exigen te roce de sus dedos enviaban calor a las venas de Neil. A Neil lo inquietaba, lo ponía ansioso, lo hacía inclinarse un poco más en los besos de Andrew y lo hacía demasiado consciente de la mezclilla apresando sus manos a sus caderas. Neil no podía recordar la última vez que había puesto las manos sobre alguien. No en la chica de Canadá, tal vez la chica anterior. Por primera vez consideró tocar a Andrew de esa maneraelysuyo. conocer el cuerpo de Andrew de laque misma manera que Andrew estaba memorizando Quería encontrar los lugares hacían que Andrew cediera. No lo había dicho en voz alta, pero como si lo hubiera hecho, Andrew deslizó sus manos sobre los brazos de Neil hasta sus s us muñecas y metió los dedos en los bolsillos de Neil. Se estaba asegurando de que las manos de Neil todavía estaban allí, supuso Neil, así que Neil metió las manos más profundamente en respuesta. Andrew lo agarró de las muñecas y las apretó para detenerlo. Tras un momento de consideración, sacó las manos de Neil y las sostuvo a la altura de su cabeza. Besó a Neil como si quisiera magullar sus labios y se inclinó para mirar fijamente a Neil. — Solo aquí. —De acuerdo —dijo Neil, y puso sus dedos en el cabello de Andrew tan pronto como el agarre de Andrew se aflojó. No era mucho, pero era un alivio desesperado tener algo a lo que aferrarse. Tal vez ese pequeño ímpetu en su estómago era por ser lo suficientemente confiable como para tocarlo. Neil lo resolvería más tarde. Todo lo que importaba ahora era lo fácil que era jalar a Andrew por otro beso. Andrew soltó lentamente sus muñecas y colocó una mano sobre el pecho de Neil. Se quedaron así por un momento, Andrew probando el control de Neil y Neil feliz de besarlo hasta tener los labios entumecidos. La mano de Andrew entre sus piernas era un peso inesperado. Neil no se dio cuenta de que jalaba el cabello de Andrew con sus dedos hasta que Andrew le mordió el labio inferior como advertencia. Neil gruñó algo incoherente y aflojó su firme agarre. Pensó que saboreó la sangre, pero fue un sabor efímero olvidado rápidamente cuando Andrew desabrochó su botón y bajó la cremallera. Andrew no fue gentil, pero Neil no quería que lo fuera. Ninguno de ellos tenía la constitución para ser tierno. Esto era implacable, casi enojado, la mano de Andrew llevando a Neil tan lejos y tan rápido como pudo. Neil trató de acercar a Andrew, pero Andrew mantuvo su mano sobre el pecho de Neil para mantener el espacio entre sus

cuerpos. Neil apenas logró decir el nombre de Andrew antes de que Andrew lo empujara

 

por la orilla y siguió. Andrew sofocó su frenético jadeo con un último intenso beso y finalmente lo soltó. Se quedaron de pie mejilla contra mejilla, un minuto, una hora, un día, el corazón de Neil latía con fuerza en sus sienes y sus nervios sobrecargado sobrecargadoss se estremecían. Sus pensamientos coherentes regresaron en lentas, piezas fracturadas y lo primero que Neil realmente percibió fue cuan fuerte los dedos de Andrew se clavaban en su pecho. Neil trató de mirar hacia abajo, pero Andrew le dio un pequeño empujón en respuesta. — ¿Qué hay de…? —. Comenzó Neil. Andrew lo interrumpió con un murmullo— No. — No puedes volver con Kevin y Nicky así. — Dije que te callaras. — Dijiste “no” —dijo Neil. Neil curvó sus dedos en el cabello de Andrew, arreglando su agarre para poder atraer a Andrew en un breve beso. Andrew lo toleró por un momento antes de alejarse. Se limpió la mano en la camisa de Neil antes de jalar de las muñecas de Neil. Neil obedientemente lo soltómeterlas y no sede perdió la en forma que Andrew lo viocontra bajarAndrew, las manos. Neil no sabía si podría nuevo sus en bolsillos sin rozarse así que las colocó detrás de su espalda. Andrew se apartó de Neil y dejó caer sus manos. —Vete —dijo Andrew. — ¿A dónde? —preguntó Neil. —A donde sea que no pueda verte —dijo Andrew. Neil no viviría lo suficiente como para entender todas las capas rotas de la sexualidad de Andrew, sin embargo, al menos sabía que no debía ofenderse con esa despedida. Esperó hasta que Andrew estuvo lo suficientemente lejos como para poder apartarse de la pared sin tocarlo. La habitación estaba instalada de modo que su escritorio estaba parcialmente fuera de la vista desde la puerta, pero Neil fue al dormitorio. Presionó el nudillo de su pulgar en su hinchado labio inferior y se estremeció un poco ante el dolor. Se quitó la camisa por la cabeza, enrollándola para ocultar el desastre y la metió en el cesto de la ropa sucia. Cambió sus jeans por un chándal, buscó una camiseta vieja para ponerse y se apoyó en la cama para esperar. Poco después escuchó el sonido del fregadero. Neil esperó hasta que se detuviera, luego fue en busca de Andrew. Andrew tenía la espalda apoyada contra la nevera mientras bebía la cerveza que había robado. No levantó la mirada cuando Neil apareció en la puerta y si se dio cuenta del vistazo que Neil le dio, no lo reconoció. Bebió su cerveza en silencio, luciendo tranquilo y limpio como si nada hubiera pasado, y Neil lo observó hasta que aplastó la lata vacía en sus manos. Andrew dejó la lata en el mostrador para que Neil lidiara con ella y se giró hacia la puerta. Neil se hizo a un lado para dejarlo salir y Andrew se fue sin decir una palabra. Neil cerró la puerta detrás de él y puso la pequeña lata en la papelera de reciclaje de Matt. Regresó a su escritorio, pero no consiguió hacer nada más esa noche. ***

 

Neil pasó la noche del viernes en la habitación de Andrew, aunque solo vio un partido con Kevin. El resto de la noche estuvo medio sumergido en un puf2 con un gran control en sus manos. Nicky era un profesor sorprendentemente paciente mientras le enseñaba a Neil su  juego favorito, no obstante, la gran cantidad de alcohol que estaba bebiendo hizo que sus instrucciones fueran cada vez más m ás confusas. Neil estaba listo para terminar la noche cerca de las dos de la madrugada, pero Nicky estaba energizado con bebidas azucaradas y otro bote de helado comprado de la tienda. Andrew pasó la mayor parte de la tarde fumando en su escritorio y mirando al vacío. Desapareció en la habitación alrededor de las tres y pateó a Kevin fuera para poder dormir. Kevin volvió a colocar su computadora portátil en su escritorio, apagó el televisor y se fue a la cama. Nicky esperó hasta que la puerta se cerró detrás de él antes de volver a subir el sonido. Se quejó ruidosamente mientras se acomodaba nuevamente. A pesar de sus protestas, protestas , se fatigó ni siquiera media hora después. Dejó Dej ó caer su control a un lado y miró a Neil. —EsperaA Nicky le costó dos intentos y una ebria caída antes de poder salir de su silla y ponerse de pie. Salió tambaleándose de la habitación, hurgando con tanto ruido que Neil supo sin queceremonias debió de haber despertado Andrewsus y Kevin Kmanos evin y regresó co con n una manta. Lo dejó caer encima de Neil yalevantó en un exagerado encogimiento de hombros. —  ¡Es mejor que duermas aquí! Dan y Matt probablemente están haciendo la desagradable cosa de heterosexuales. Conseguiremos el desayuno mañana por la mañana. Señaló a Neil, movió su dedo un par de veces en silencioso énfasis, y se alejó nuevamente. Neil esperó hasta que el dormitorio estuvo en silencio antes de levantarse. Se detuvo por un momento junto al puf, debatiendo, luego apagó la luz del dormitorio y regresó. Fue fácil acomodar la manta, aún más fácil ponerse cómodo, y estaba dormido en minutos. Una campana lo despertó a la mañana siguiente, pero el cerebro cansado de Neil tardó un momento en reconocer el sonido como un aviso telefónico. Su teléfono vibró en su bolsillo un segundo después. Neil frotó sus ojos con una mano cansada y sofocó su bostezo con su puño. El estridente ruido en la habitación contigua era el sonido del teléfono de Nicky. Eso significaba que la campana era del teléfono de Kevin, que había dejado allí la noche anterior porque Andrew, probablemente al igual que Neil, tenía el sonido desactivado en su teléfono. Un texto tan largo como ese tenía que ser de Wymack. Neil gruñó un poco en señal de protesta, aunque sacó su teléfono del bolsillo. El mensaje matutino de Wymack era breve, sin embargo, más que suficiente para despertarlo: Kengo Moriyama estaba hospitalizado nuevamente. Neil se sentó y pateó la manta hacia un lado. Encendió el televisor, bajó el volumen a un murmullo lo más rápido que pudo y cambió los canales. Kengo no era lo suficientemente importante como para ser una noticia regular, pero seguramente se le mencionaríaa en la estación de noticias deportivas que Wymack mencionarí W ymack veía todas las mañanas.

2 Un

 es un sillón blando que generalmente no tiene respaldo  puf  pu f  es

 

Andrew salió del dormitorio cuando Neil finalmente encontró el canal correcto. Miró a Neil brevemente en su camino a la cocina. Neil tuvo que aumentar el volumen de la televisión un poco cuando Andrew encendió el fregadero para preparar café, más no valía la pena esforzarse por oír cuando alcanzó el final del clip. Todavía no había noticias nuevas, pero Neil sabía que habría una actualización tan pronto como alguien lograra llegar al Castillo Evermore y hostigara a Riko por un comentario. Neil se preguntó si una de las personas de Kengo le diría a Tetsuji y a Riko o si ni siquiera se le ocurriría a la familia principal informarles. Quizás Riko lo descubriría cuando alguien volviera a poner un micrófono enfrente de él. Eso le divirtió a Neil, aunque solo por el instante que le tomó sus pensamientos dirigirse hacia su padre. Nathan estaba encarcelado, no obstante, era la mano derecha de Kengo. Alguien le habría dicho que Kengo estaba enfermo. Era cuestionable si a Nathan le importaría o no. Neil no podía imaginarlo, pero si Nathan era incluso una fracción tan leal a Kengo como su gente lo era para él, estaría marcando surcos en su celda en este momento. Tal vez Nathan nunca volvería a ver a Kengo con vida; tal vez sería liberado y se encontraría sirviendo a Ichirou en su lugar. Neil se preguntó qué impacto tendría la muerte de Kengo en la familia que ni siquiera podía imaginarlo. Realmente no tenía ideaMoriyama, de lo que laexcepto familia principal era capaz decomenzar orques tar.aRiko orquestar. tenía una cantidad alarmante de poder y solo estaba trabajando con sobras. Andrew regresó y cruzó la habitación hacia él. Neil lo observó acercarse y se sintió mareado por la culpa. El trato que había tenido con Andrew parecía ahora tan despiadado como desesperado. No estaba convencido de que Andrew pudiera enfrentarse a un monstruo como Nathan, pero había estado dispuesto a dejar que Andrew lo intentara. No le importaba lo que le costaría a Andrew, siempre y cuando le diera tiempo para jugar con los Zorros. Andrew apagó el televisor en su camino. — Es demasiado temprano para obsesionarse. —Esto es important importante. e. — ¿Para quién? —Preguntó Andrew mientras se hundía en el segundo puf. — No cambia nuestra temporada y Riko es demasiado estúpido para colectar puntos de compasión. Entonces, ¿a quién le importa? Neil abrió la boca para discutir y descubrió que no tenía una buena respuesta. Andrew lo señaló como si el silencio de Neil demostrara su punto, y Neil volvió a cerrar la boca sin decir una palabra. Andrew se movió un poco hasta que estuvo más cómodo y cerró los ojos. Neil miró hacia la oscura pantalla, luego se acomodó sobre su costado en la grumosa silla para mirar a Andrew. Andrew abrió un ojo ante el ruido, pero lo cerró cuando Neil se calmó. Neil se contentó con mirar a Andrew en su lugar. Andrew no estaba mirando, pero tal vez sintió el peso de la mirada de Neil, porque después de un par de minutos dijo: — ¿Hay un problema? —No —dijo Neil, pero incluso escuchó la mentira. — ¿Andrew?, el verano pasado me hiciste una promesa. Te pido que la rompas. —No —dijo Andrew sin dudarlo.

 

—Dijiste que te quedarías conmigo si mantenía a Kevin centrado, sin embargo, Kevin ya no me necesita más. Nos eligió a nosotros sobre los Cuervos porque juntos finalmente valemos su tiempo. No hay nada más que pueda darte en intercambio por tu protección. —Pensaré en algo. —No quiero que lo hagas —dijo Neil. — Necesito que me dejes ir. —Dame una buena razón —dijo Andrew. —Si me estoy escondiendo detrás de ti, sigo corriendo —dijo Neil. — No quiero terminar el año así. Quiero mantenerme en mis dos pies. Déjame hacer eso. Nada de esto significa algo si no lo hago. Andrew lo miró en silencio. Neil no sabía si estaba sopesando la verdad de las palabras de Neil o rechazándolas silenciosamente. Quería presionar a Andrew para obtener una respuesta exacta, no obstante, sabía que sería contraproducente. Andrew tomaba sus promesas y su palabra demasiado en serio. Convencerlo de que faltara a su palabra iba a llevar más de un intento y si Neil insistía demasiado, Andrew Andrew sabría que algo andaba mal. Neil cerró los ojos y se hundió aún más en su puf. Esperaba que Andrew lo leyera como su disposición a esperar su decisión.

La habitación dellos dormitorio estaba silenciosa. y Nicky habían dormido a través de mensajes, por locómodamente que el único ruido real eraKevin el suave gorgoteo de la cafetera. Sonó cuando terminó de preparar la olla. Neil consideró levantarse para tomar una taza y decidió que podría esperar un minuto más. No quería dormirse, pero lo siguiente que supo fue que se estaba despertando con el sonido del despertador de Nicky. El desagradable pitido continuó intermitentemente antes de que Nicky finalmente se moviera lo suficiente como para apagarlo. Los resortes de la cama crujieron cuando Nicky rodó sobre sí mismo, y la habitación quedó en silencio otra vez. Neil miró mi ró el reloj sobre el televisor que marcaba la hora como las nnueve ueve y media. Definitivamente era hora de levantarse si quería tener un horario normal hoy, pero Neil estaba cómodo. Andrew todavía estaba acurrucado en la otra silla, pero el ruido lo había despertado también. Se encontró con la mirada soñolienta de Neil durante un momento antes de volver a dormirse. Era un permiso implícito para seguir siendo flojo, así que Neil cerró los ojos y se quedó dormido de nuevo. *** La semana previa al partido de Nevada fue un borrón agotador, pero Neil amó casi todos los momentos de ésta. En las mañanas estaban las prácticas con sus compañeros de equipo, sus días se desperdiciaban en el mal necesario llamado escuela, y sus tardes las pasaba en la cancha. Los Zorros ya no lo miraban con recelo por trotar con los porteros en el descanso. Después de la cena con los compañeros mayores, Neil y Kevin volvieron al estadio para hacer ejercicios. Era la rutina a la que estaba acostumbrado, con crítico complemento. Neil regresó al dormitorio con Kevin y recorrió el pasillo como si fuera a su habitación, pero tan pronto como la puerta se cerró detrás de Kevin, dio media vuelta y regresó al hueco de la

escalera. Andrew lo estaba esperando en la azotea, generalmente con un cigarrillo en

 

una mano y una botella contra su rodilla. Las noches seguían siendo lo suficientemente frescas para necesitar las chaquetas, aunque el calor del cuerpo de Andrew consumía la mayor parte del frío. No hablaban por la noche, tal vez porque habían hablado en el entrenamiento o tal vez porque era tarde y solo estaban robando unos minutos antes del muy necesario sueño, sin embargo, en la noche Neil tenía más preguntas. Lo fastidiaban cuando Andrew lo inmovilizaba contra el frío concreto y ponía sus manos calientes debajo de su camisa. Sentir curiosidad por Andrew no era algo nuevo, pero la importancia de estas respuestas sí lo era. Besar a Andrew cambió las cosas incluso si Neil sabía que no debería. Quería saber dónde estaban todas las líneas y por qué él era la excepción. Quería saber cómo Andrew estaba de acuerdo con esto después de todo lo que había pasado y cuánto tiempo le había llevado llegar a un acuerdo con su sexualidad después del abuso de Drake. Por qué y cuándo y cómo solo complicaban las cosas, porque preguntarse sobre este avance lo hacía preguntarse sobre todo lo demás. Podía haber usado su juego de secretos para justificar su entrometimiento, pero Neil no quería pelear por cada pieza y fragmento. Llevaría demasiado tiempo y se estaba quedando sin cosas seguras para intercambiar. Era mejor mantener la boca cerrada y no pensar en eso. control solodeduró hastaque el jueves. jueves . La madre adoptiva de Renee de comprar unaSucasa, y era lo único los alumnos mayores podían hablaracababa en la cena. Renee quería ir a su casa y ayudarla a mudarse ese fin de semana. Matt estaba dispuesto a conseguir boletos para él y Dan si necesitaba ayuda. Neil no entendía su entusiasmo hasta que recordó cuan sedentarias habían sido sus infancias. Dan había vivido en el mismo lugar durante quince años y Matt se quedó con su padre hasta la escuela secundaria. Allison tenía casas de verano e invierno y viajaba mucho con sus padres, no obstante, nunca se había mudado. Neil siguió pensando en eso durante el entrenamiento de la tarde y su ducha al final: no tanto porque fuera extraño sino porque era la excusa perfecta para su juego y el de Andrew. Tan pronto como Neil dejó a Kevin en su habitación esa noche, Neil subió las escaleras hasta el techo. Andrew estaba en el mismo lugar que todas las noches, sentado con las piernas cruzadas cerca de la orilla delantera. Su cigarrillo era una mancha demasiado brillante contra contr a el resto de las sombras y parecía latir cuando Andrew tomaba una calada. Neil robó el cigarrillo mientras se sentaba junto a Andrew y lo giró entre sus manos. Andrew le sopló humo en la cara en respuesta, por lo que Neil le arrojó cenizas y se dispuso a apagar el cigarrillo. Andrew le pellizcó la muñeca y recuperó el cigarrillo. —Los mayores están saliendo de la ciudad este fin de semana —dijo Neil. — La madre de Renee se está mudando y aparentemente es lo más interesante que ocurrirá en estos meses. No puedo imaginar cómo será cuando se gradúen y tengan que mudarse —Esperó durante un latido, aunque sabía que no obtendría una respuesta. — Sé que Nicky volverá a Alemania cuando se gradúe, pero ¿qué le sucederá a su casa? ¿Lo venderá o se la dará a uno de ustedes? —Pregúntale —dijo Andrew. Neil ignoró eso. — ¿Quieres quedarte en Carolina del Sur?

Andrew se encogió de hombros.

 

— Planear algo tan lejano es una pérdida de tiempo. Neil abrazó su rodilla contra su pecho y siguió la mirada de Andrew hacia el campus. Los árboles que bordeaban la colina entre la Torre de los Zorros y el Camino Perimetral ocultaban la mayoría de las farolas, pero había postes de luz cada seis metros en las aceras del campus. Era pasada de la medianoche, sin embargo, Neil vio al menos una

docena afuera. —Talde —dijo Neil. vezestudiantes iré a Colorado — Sería un cambio de ritmo interesante, de cualquier manera. Normalmente me he mantenido en los estados costeros. —No California —dijo Andrew, realmente no era una pregunta. Neil Nei l no sabía si Andrew lo estaba complaciendo con su mejor intento de tener una conversación sobre algo más que Exy o si realmente tenía curiosidad. A Neil realmente no le importaba. El desinterés de Andrew, aprendido o forzado, significaba que probablemente equivalía lo mismo en la mente de Andrew. El hecho de que Andrew respondiera y lo incitará a que explicara su respuesta era una victoria suficiente. —Pasé por California en mi camino a Arizona, pero no me quedé. Me gustó Seattle, creo, aunque…—. Neil recordó el crujido del tubo contra el cuerpo de su madre. — No podría vivir allí otra vez. No podría volver sobre mis pasos a cualquiera cualquiera de esos lugares. — ¿Cuántos son —cualquiera —? —Veintidós ciudades —dijo Neil, pero no dijo que estaban esparcidas en dieciséis países. Andrew todavía pensaba que Neil había vagado por la carretera solo todos esos años atrás. Un niño no podía ir y venir por el mundo sin ayuda. — La estadía más larga fue ese año en Millport. La más corta fue una semana con mi tío. — ¿Se supone que debo creer que es real? —Preguntó Andrew. — Le dijiste a Nicky que lo verías en Navidad. Mentiste. —El tío Stuart es real —dijo Neil. —  Fue la primera persona con la que fui cuando escapé, salvo que también es un gánster. No me sentía más seguro con él que en casa, así que me fui de nuevo. Todavía tengo su número, pero nunca he estado tan desesperado como para llamarlo. No sé cuánto me costaría su ayuda —Neil miró a Andrew. — ¿Te movieron mucho? —Doce casas antes de Cass —dijo Andrew. — Todas estaban en California. — ¿Alguno de ellas fue buena? —preguntó Neil. Andrew miró a Neil por un minuto, luego apagó el cigarrillo y tomó su bebida. — Ninguna de las que recuerdo lo fue. Neil no quería saber cuántos años recordaba Andrew. — Así que California y Carolina del Sur. ¿Realmente nunca has estado en otro lado excepto cuando viajas para un partido? —Andrew solo se encogió de hombros en señal de respuesta. Neil lo pensó un poco, y luego dijo: — Las vacaciones de primavera son pronto. Podríamos ir a algún lado. —Ir a algún lado —repitió Andrew, como si fuera un concepto extraño. — ¿A dónde y por qué?

— A cualquier lugar —dijo Neil, y corrigió.

 

— A cualquier lugar al menos que sea a tres horas del campus. No tiene sentido ir a un lugar más cercano. No se sentirá como unas vacaciones. El único problema es descubrir cómo alejar a Kevin de la cancha. —Tengo cuchillos —le recordó Andrew. — Eso no responde al “por qué”. 

Neil no podía explicar dehe dónde había esa idea, por losaber que dijo: —  ¿Por qué no? Nunca viajado solosalido por hacerlo. Quiero cómo es. —Tienes un problema —dijo Andrew —en el que solo inviertes tu tiempo y energía en actividades que no valen la pena —Esto —Neil movió su dedo para indicarles a los dos —no es algo que no vale la pena. —No hay “esto”. Esto es nada.  —Y yo soy nada —mencionó Neil. Cuando Andrew hizo un gesto de confirmación, Neil dijo: — Y como siempre has dicho, quieres nada. Andrew lo miró sin mostrar alguna emoción. emoci ón. Neil habría asumido que era un silencioso rechazo a la disimulada acusación de Neil, de no ser por la mano de Andrew que se había congelado en el aire entre ambos. Neil tomó la botella de la otra mano de Andrew y la—colocó un lado donde Esa esauna primera vezno —podrían dijo Neil.tirarla. — ¿Recibo un premio por callarte? —Una muerte rápida —dijo Andrew. — Ya he decidido dónde esconder tu cuerpo. — ¿Seis pies debajo? —adivinó Neil. —Deja de hablar —dijo Andrew y lo besó. Neil fue a la cama demasiado tarde esa noche, y la mañana llegó demasiado temprano. Estuvo medio dormido en todas sus clases y tomó una siesta rápida antes del  juego. Fue algo bueno que que lo hiciera porque Neva Nevada da fue un brutal oponente y una dura llamada de atención. Esta ronda los Zorros se enfrentaban a las otras dos escuelas que habían sobrevivido a los partidos a muerte del distrito. El repentino cambio en habilidad y dificultad casi derribó a los Zorros. Fue infinitamente más difícil por la ausencia de Nicky. Su tarjeta roja contra UVM significaba que estaba en la banca durante todo el partido. Afortunadamente Renee estaba dispuesta a repetir su papel como suplente de defensa, y Andrew mantuvo los goles como si cada punto anotado fuera una ofensa personal. Fue suficiente, pero apenas. Terminaron el partido con un empate de seis y los campeonatos no permitían el tiempo extra. Los empates se resolvían mediante penales. Nevada tenía siete delanteros para pasar mientras que Neil y Kevin tendrían que seguir alternando. El corazón de Neil palpitaba fuertemente en sus oídos mientras seguía a Kevin al final de la cancha. Inhaló tan profundo como pudo y lo dejó salir lentamente, deseando que sus nervios esperaran hasta más tarde. —No es el juego que deberíamos haber jugado, sin embargo, este es un resultado aceptable —dijo Kevin cuando vio la severa mirada en la cara de Neil. Neil negó con la cabeza, sin comprender.

 

— Terminaremos esta noche con casi el mismo número de puntos y Nevada volverá a jugar antes que nosotros. Antes de enfrentarnos a Binghamton sabremos cuántos puntos debemos anotar para avanzar. Los Tornados tuvieron el primer tiro y anotaron. Kevin anotó en su primer intento, y el siguiente delantero de los Tornados también anotó. Neil golpeó su pelota contra la

portería y miró a Andrew. bloqueónuevamente. el balón del siguiente delantero rebotócon hacia el final de la cancha, y NeilAndrew pudo respirar Miró a Kevin, quienysonrió un triunfo feroz mientras se acercaba a la línea. Su siguiente tiro aterrizó en la esquina inferior de la portería, y los Zorros ganaron el juego por un punto. *** La práctica del jueves por la noche fue cancelada debido a los partidos de la noche. Los últimos de cada grupo tenían sus últimos juegos esta noche, Edgar Allan contra Maryland y Penn State contra la USC. Solo dos equipos de cada grupo pasarían a la cuarta ronda, lo que significaba que uno de los Tres Grandes sería se ría eliminado esta noche. Era la primera vez en seis años que uno de ellos regresaba a casa antes de las semifinales, y Kevin necesitaba verlo suceder. De alguna manera, todo el equipo fue acorralado todos se quedaron en el estadio después de que Wymack los despidió por el resto del ydía. Algún organizador inteligente se aseguró de que los Cuervos y Troyanos fueran las escuelas anfitrionas. La diferencia horaria significaba que los Zorros podían ver ambos  juegos seguidos. seguidos. Wymack les pidi pidió ó pizzas, aunque aunque no se quedó para ver los partido partidos. s. Él había identificado a los seis jugadores que quería reclutar y estaba ocupado arreglando los planes de viaje. Esperaba tenerlos a todos contratados para cuando los Zorros volvieran de las vacaciones de primavera. Neil se alegraba de que su jugador hubiera logrado el corte, aunque se sintió silenciosamente culpable por no haber persuadido a Wymack de conseguir a un tercer delantero. Dan alejó a Wymack de su computadora el tiempo suficiente para usar su impresora. Regresó con cuatro letreros y un rollo de cinta y colgó los papeles encima del televisor. Eran los puntos acumulados de cada equipo en los partidos de esta noche. Kevin apenas les echó un vistazo mientras el partido de los Cuervos estaba en marcha, pero tan pronto como comenzó el juego USC contra Penn State, los miró rápidamente. Neil sabía que Kevin era un fan de los Troyanos, pero no se había dado cuenta que tan fanático era Kevin al respecto. Kevin vio el juego como sí un mal resultado provocaría su muerte. Neil casi deseaba que Penn State ganara solo para poder ver a Kevin hacer una rabieta. Para cuando los Troyanos y los Leones llegaron al medio tiempo, Neil había olvidado todo acerca de Kevin. Había estado tan involucrado en la temporada de los Zorros y los Cuervos que había olvidado cuan espectaculares eran el resto de los Tres Grandes. Estos equipos jugaban como si fueran profesionales. No tenían el récord impecable de los Cuervos, pero estaban lejos de Edgar Allan. Kevin les había advertido hace semanas que los Zorros no estaban listos para enfrentar enfrentar estas escuelas. P Por or una vez, su insensible comentario se sintió como un leve eufemismo. Él no fue el único que le hizo comprender la realidad. Dan silenció los comerciales, golpeó el control remoto contra su muslo con un ritmo nervioso, y dijo:

— Así que definitivamente tenemos que entrenar duro, muchachos.

 

Kevin le frunció el ceño. — Incluso si hubieras entrenado más cuando te lo dije hace un año, aun no tendrías oportunidad de vencerlos. No hay nada que puedas hacer tan avanzado el año. Son mejores que nosotros y siempre lo serán. — ¿Te hace sentir mejor ser un amargado? —preguntó Nicky. —Negarlo no¿Cómo nos hace ningúnque bienle — dijo Kevin nos hizo difícil contra Nevada. Honestamente, esperas ganemos a— los. Se Tres Grandes? —California esta al riesgo de un gran terremoto —señaló Nicky. — Eso se haría cargo de USC, al menos. —Eso es un poco extremo, ¿no crees? —preguntó Renee. —Necesitamos algo extremo en este punto —dijo Allison. La expresión de Renee era tranquila y su tono estable, pero Renee no necesitaba verse decepcionada para que entendieran el mensaje. — Los Troyanos nos apoyaron cuando más los necesitábamos. ¿De verdad quieres que sufran solo para que podamos sacar provecho? —No es justo —dijo Nicky, alejándose de su mirada. — Llegamos hasta aquí, aguantamos tanto y luego perdemos aquí, quiero decir. —  Todavía no hemos perdido —dijo Dan —pero perderemos si te das por vencido

desde ahora. Kevin comenzó a decir algo que Neil sabía que sería negativo y desesperanzador. Neil se movió detrás detr ás de Andrew y le pegó a Kevin en la parte posterior de su cabeza para hacerlo callar. Matt ahogó una carcajada e intentó sin éxito fingir que era una tos. Kevin no se movió durante un segundo por la sorpresa, luego le dio a Neil una mirada mordaz. —Nadie quiere escuchar eso en este momento —dijo Neil. —Si vuelves a golpearme… —comenzó Kevin. Andrew intervino con un tono casual: — ¿Qué harás? Kevin se calló, pero no parecía feliz por eso. Allison hizo un gesto hacia Dan. Neil lo vio de reojo, no lo suficiente como saber que hizo, pero cuando miró hacia allí, Dan le estaba dando una mueca a su amiga. Matt Mat t colocó un brazo alrededor del hombro de Dan y le dio un pequeño apretón. Pudo no haber estado relacionado, sin embargo, la sonrisa que Matt no pudo evitar era más petulante que comprensiva. Neil miró a Renee para ver si ella entendía, aunque no pudo obtener ninguna pista de su serena expresión. —Sabes—, comenzó Matt, pero Dan volvió a subir el volumen antes de que Matt pudiera terminar. Él le sonrió, divertido en lugar de ofendido, y lo dejó pasar. El medio tiempo terminó unos minutos después, y los Troyanos y Leones volvieron con nuevas alineaciones y aterradoras habilidades. Otro gol de la USC quitó un poco la tensión de los hombros de Kevin, pero no se relajó hasta que la USC finalmente ganó. Con unos asombrosos treinta y siete goles entre sus tres rondas de tres juegos, los Troyanos seguían a los Cuervos hasta el segundo set de partidos a muerte. —Podrías lucir menos feliz sobre esto —dijo Nicky cuando vio la sonrisa de satisfacción de Kevin. — Vamos a tener que enfrentarlos.

—Se esforzaron por esto —dijo Kevin, con una dura mirada en dirección a Neil.

 

Dan puso los ojos en blanco y apagó el televisor, y los Zorros finalmente terminaron la noche. 

 

CAPÍTULO DOCE

Traducido por Ro Grigori Corregido por Vaughan

Desafortunadamente para los Zorros, la Universidad de Binghamton estaba a menos de ochocientas millas de su hogar. Era considerado demasiado cerca para gastar dinero en pasajes aéreos, por lo que se levantaron antes de las cinco y estaban en la carretera antes de las seis. Entre el almuerzo, los inevitables descansos para ir al baño y el tráfico de la hora pico al que seguramente llegarían de camino hacia la costa, estaba destinado a ser un largo viaje. Neil ni siquiera tenía tarea para distraerse, ya que acababan de sobrevivir a la semana de exámenes parciales. La semana siguiente eran las vacaciones de primavera, por lo que ninguno de los maestros de Neil lo había enviado a casa con tarea. Después de cuatro horas, los estudiantes de último año expusieron los motivos para actualizar el autobús la próxima temporada con un televisor. Wymack fingió no escucharlos, no pudo ignorarlos para siempre. Finalmente, prometió investigar sobre eso sipero ganaban la final. Los Zorros conocían el lenguaje de Wymack lo suficientemente bien como para saber que era un —sí— sin importar cómo terminaran esta temporada. No les ayudaba ayu daba con su aburrimiento hoy, pero era algo que esperar para el próximo año. Seis horas en el viaje, se detuvieron para almorzar, y Dan hizo que Kevin hablara sobre los Binturones de Binghamton en el camino a través del estacionamiento. Kevin vaciló en el pasillo, dividido entre discutir los méritos de sus oponentes de esta noche con sus compañeros de equipo y permanecer dentro del círculo de protección de Andrew. Su indecisión efectivamente hizo que los demás Zorros se detuvieran, ya que había sido segundo en subir al autobús detrás de Andrew. Andrew tardó un minuto en darse cuenta de que había perdido a Kevin. Hizo un gesto desdeñoso, por lo que Kevin se deslizó en el asiento detrás de Dan y Matt. Aaron y Nicky reclamaron el banco justo detrás de él. Neil dudaba de que estuvieran tan interesados en lo que Kevin tenía que decir; era más probable que estuvieran aburridos aburridos y desesperados por socializar. Había un lugar disponible en el banco de Kevin, espacio suficiente para que Neil se les uniera. Kevin no estaba diciendo nada de lo que él y Neil no hubieran repasado en sus prácticas nocturnas, pero Neil todavía debería escuchar y obtener cualquier consejo que pudiera. Además, no le tomaría mucho tiempo a Nicky cambiar el tema de la conversación y los Zorros serían una buena distracción en este interminable viaje. Sin embargo, quedarse allí con ellos significaba dejar a Andrew solo durante la segunda mitad del viaje. Neil sabía que probablemente no se daría cuenta o no le importaría que lo hubieran abandonado, pero por alguna razón esa idea lo irritaba. Neil había pasado toda su vida viviendo en el margen, siendo ignorado por los demás. Lo había hecho feliz, o al menos eso había pensado, porque ser ignorado significaba que estaba a salvo. Él no se había dado cuenta de cuan solitario era hasta que conoció a los Zorros.

—¿Neil? —preguntó Dan cuando vio que Neil no se estaba moviendo.

 

Kevin le frunció el ceño a Neil como si realmente no entendiera porqué Neil no estaba sentado con él. Por un momento, Neil se sintió atrapado, atrapado entre lo que quería y lo que necesitaba, lo que nunca tendría o sería y lo que tenía, pero no podía mantener. Sintió un inesperado ataque de pánico a través de su pecho y Neil apartó su mirada. Cuando comenzó a avanzar hacia la parte trasera del autobús, Kevin intentó hacerlo que—regresara con un fastidioso. Vuelve aquí. Neil no lo miró ni se detuvo. —No. El cojín del asiento rechinó y el zapato de Kevin golpeó el suelo con un golpe demasiado fuerte. Neil sabía que Kevin venía detrás de él, harto de las distracciones y las impertinencias de Neil, pero medio segundo después, Kevin le espetó a alguien para que lo soltara. Neil sabía que ni Aaron ni Nicky habrían pensado en intervenir. Matt era el defensor más probable, pero a Neil no le importó lo suficiente como para mirar atrás y confirmarlo. Kevin se conformó con molestar a Neil en francés, —Recuerda que me diste tu juego. No tienes derecho a alejarte de mí cuando intento enseñarte. —Te — peroasídijiste miesperas juego para pudiéramos llegar la final respondió ayer quedino queque lleguemos allí. Te has adado por — vencido con Neil nosotros, que me llevo mi juego. Ya no te debo nada más. —Deja de actuar como un niño mimado. El juego de esta noche depende de lo bien que tú y yo nos desempeñemo desempeñemos. s. Necesitas escuchar esto más que nadie. —Lo he escuchado todo antes —dijo Neil—. Déjame solo. Neil reclamó el asiento abandonado de Kevin, el segundo desde atrás y justo delante del de Andrew. Dan solo esperó un par de segundos para ver si algo más iba a ser dicho antes de llamar la atención de Kevin hacia su abandonada conversación. Tomó algunos intentos antes de que Kevin dejara de estar furioso furios o lo suficiente como para cooperar. Nei Neill esperó hasta que comenzaron a hablar antes de sacar su teléfono del bolsillo. Todas las noches desde su verdadero cumpleaños, había recibido mensajes con un número. El cruel cero de hoy había llegado durante el almuerzo. Neil no sabía qué pensar de eso o qué esperar ahora. Era tan anticlimático como estresante. Quería borrar el mensaje, como todos los anteriores, pero cuando su teléfono le pidió confirmar la acción, cerró el teléfono. Volvió a guardar el teléfono, se giró hacia atrás en el asiento y se sentó sobre sus rodillas para mirar a Andrew. Andrew lo ignoró, pero a Neil no le importó. Por el momento estaba contento con mirar, con los brazos cruzados sobre el respaldo de su asiento y la barbilla apoyada en su antebrazo.. No sabía lo que estaba buscando. Andrew lucía como siempre, y Neil conocía antebrazo su rostro tan bien como él conocía el suyo. A pesar de eso, algo parecía diferente. Tal vez era la luz del sol entrando por la ventana, haciendo que el cabello pálido de Andrew brillara más y sus ojos color avellana parecieran casi dorados. Fuera lo que fuera, era desorientador. La incertidumbre zumbó bajo la piel de Neil, dejándolo inquieto y fuera de sí. —Oye —dijo Neil, porque tal vez si Andrew lo miraba lo descifraría. Tardó un momento, pero Andrew finalmente le dirigió una tranquila mirada. Andrew

solo toleró su mirada fija por un minuto antes de decir,

 

—Detente. —No estoy haciendo nada. —Te dije que no me miras así. Neil no entendió, así que lo dejó pasar. —¿Es agotador ver todo como una pelea?

agotador debe correr todo. —No —. Te Tal como vez —loadmitió Neilque dijeser que estoydetrabajando en eso. —Trabajo más duro. —No puedo a menos que me dejes ir —dijo Neil, suave pero firme —. Ponte de pie conmigo, pero no luches por mí. Déjame aprender aprender a luchar por mí mismo. —Nunca explicaste ese cambio de corazón. —Tal vez me cansé de ver a Kevin arrodillarse. O tal vez fueron los zombis—Cuando Andrew solo lo miró, Neil se encogió de hombros y dijo —: Hace unas semanas, tú y Renee discutieron planes de contingencia para un apocalipsis zombi. Ella dijo que se centraría en los sobrevivientes. Tú dijiste que volverías por algunos de nosotros. Cinco de nosotros —dijo Neil, extendiendo sus dedos en frente de Andrew —. No estabas contando a Abby ni al Entrenador. Ya que confías en que Renee se encargará del resto del equipo, supongo que el último lugar es para Dobson. Sabía no respondería eso, asísolo que de dejó su mano y dijo.se fuera al No que dije Andrew nada porque sabía queacuidaría mícaer cuando el mundo infierno. Ya no quiero ser esa persona. Quiero volver por ti. —No lo harías —dijo Andrew—. Eres un tipo diferente de suicida. ¿No te diste cuenta de eso en diciembre? Eres un señuelo. Eres el mártir que nadie pidió o quiso. Neil sabía que no era tan buena persona, pero todo lo que dijo fue. —Solo hay una manera de estar seguro, ¿verdad? —Te arrepentirás. —Tal vez, tal vez no. Andrew miró hacia otro lado. —No vengas a llorar conmigo cuando alguien te rompa la cara. —Gracias. Neil inclinó su cabeza a un lado para descansar su mejilla sobre su brazo y miró por la ventana. Estaban cruzando Virginia, apenas a medio camino de su destino. Las interestatales de la costa este ofrecían vistas aburridas obstruidas por interminables autos y asfalto irregular. Neil pensó en las carreteras costeras que había recorrido a través de California, el océano a un lado, el mundo en el otro y las ciudades demasiado pequeñas para tener semáforos. Neil levantó su mano y revisó sus uñas en busca de sangre. No había nada, por supuesto, pero por un momento creyó que la olía. —He pasado por aquí —dijo Neil, porque algo, cualquier cosa, necesitaba llenar el silencio antes de que sus pensamientos vagaran. Andrew lo miró nuevamente, lo cual Neil tomó como un silencioso permiso para continuar. Le contó a Andrew sobre las ciudades por las que había pasado, sus callejones, paradas turísticas y los incómodos autobuses urbanos. La mayoría de sus recuerdos estaban teñidos de tensión y miedo, pero no tenía que diluir eso con Andrew. Neil solo tenía que evitar mencionar a su madre. Era extraño compartir esta historia con otra persona. Neil creció mirando por encima de su hombro, pero siempre había estado buscando a su padre. Raramente había una

razón para recordar su vida cotidiana. Pasó el tiempo, sin embargo, y Andrew lo dejó

 

divagar. Nunca apartó la vista de la cara de Neil ni se veía como si estuviera mentalmente mentalme nte ignorando la conversación. Eventualmente Neil consiguió que Andrew se abriera un poco sobre su transición a Columbia. Lo primero que hizo Andrew después de que su madre estuvo fuera del camino fue encargarse de las adicciones de Aaron. Abasteció el baño de arriba con comida enlatada ytenían encerró Aaron que terminó etapa de abstinencia. Afortunadamente, unaacasa y noallíunhasta apartamento, por lolaque no había vecinos lo suficientemente suficientemen te cerca como para escuchar los mejores intentos de Aaron de escapar. Cuando Nicky se mudó para cuidarlos, comenzó como anfitrión en Sweetie's. Se enteró sobre Eden's Twilight Twili ght por los clientes con los que conversaba convers aba y, después de hacer todo lo posible por hacerse amigo de los guaridas y Roland, consiguió un puesto allí como ayudante de barman. Después de un tiempo, Nicky consiguió que Aaron y Andrew trabajaran a tiempo parcial en la cocina, lavando los platos y preparando los alimentos básicos. Cuanto más cómodo se ponía el personal con los extraños gemelos, más fácil era conseguirles bebidas. No fue hasta que estuvieron en a la universidad que tuvieron que tomar esas bebidas en la barra, como el resto de la clientela del club. El autobús desacelerando llamó la atención de Neil, y miró por la ventana mientras Abby tomaba desviación hacia una calle concurrida. Había un centro de viajes pasando dos semáforos, uno lleno con pipas diésel y grandes plataformas, y lade otra lleno de tráfico regular. Abby encontró un de lugar de estacionamiento en el lado losmitad camiones y apagó el motor. Neil estaba confundido por detenerse de nuevo tan pronto, pero una mirada a su reloj mostró que había pasado casi tres horas hablando con Andrew. Ahora estaban a solo dos horas y media de Binghamton —Última parada antes del campus —anunció Wymack, y la mitad delantera del autobús bajó. Wymack se detuvo en su asiento hasta que todos menos Neil y Andrew habían salido. Los miró como si quisiera decir algo, luego levantó la mano en un gesto de —olvídenlo —  y salió del autobús. Neil miró por la ventana mientras sus compañeros de equipo desaparecían dentro. Todavía estaba lleno del almuerzo, pero los viejos hábitos decían que aprovechara cualquier parada. Sin embargo, antes de levantarse, dijo. —Realmente quiero saber cuándo el Entrenador se dio cuenta de esto. —No es un —esto— —le recordó Andrew. Neil no rodó sus ojos, pero casi lo hizo. —Realmente quiero saber cuándo el Entrenador descubrió que quieres matarme solo el noventa y tres por ciento del tiempo. —Él no lo sabía antes de irme —dijo Andrew. Pero lo supo tan pronto como Andrew volvió, al parecer. Neil recordó el astuto truco de Wymack en la práctica en enero, cuando había usado a Neil para controlar a Andrew. Neil ni siquiera lo había sabido entonces, así que no era como si lo hubiera contado por accidente cuando estaba con Wymack en Año Nuevo. Neil trató de recordar, buscando la primera pista de que Wymack sospechaba que algo estaba pasando con ellos, y se enderezó un poco al darse cuenta. —Sí, lo hacía —dijo Neil. En noviembre pasado, Neil puso la mano de Andrew sobre su arruinada piel y le pidió a Andrew que creyera en él. De alguna manera, Wymack

había visto a través de la aplastante culpa de Neil y la reticente confianza de Andrew.

 

Era más que un poco inquietante—. Cuando te llevaron, me preguntó cuándo sucedió eso. Simplemente no sabía a qué se refería. ¿Cómo lo vio cuando Aaron y Nicky todavía no pueden? —Al Entrenador no le importan los rumores ni los prejuicios —dijo Andrew—. Ve lo que es, no lo que la gente quiere que vea. Como través del supuesto trastorno adivinó Neil.de Aaron Nicky, porhabía otro visto lado, atodavía creían que Andrew eradeunAndrew, sociópata incapaz tenery relaciones humanas normales. Nicky apostó por Renee y Andrew porque todos los demás lo hicieron, pero incluso él admitió que no quería que funcionase. —¿Alguna vez vas a decirles? —preguntó Neil. —No tendré que hacerlo —dijo Andrew mientras se deslizaba fuera de su asiento. Neil se habría movido para detenerlo, queriendo escuchar el resto de eso, pero Andrew no se estaba yendo. En su lugar, se movió a la otra mitad del asiento de Neil. Neil se volvió hacia él mientras Andrew explicaba —. Renee dice que los estudiantes de último año están apostando por tu sexualidad. Están divididos en el medio. Matt había dicho que estaban apostando sobre Neil, pero esto no era lo que Neil esperaba que invirtieran dinero. Se quedó desconcertado un momento, sin saber cómo reaccionar, pero al fin dijo. Es una ypérdida deserio. tiempo y dinero. Todos He dicho todo el año que no me—interesa lo dije en Besarte no me haceperderán. mirar a cualquiera de ellos de manera diferente. El único en el que estoy interesado es en ti. —No digas cosas estúpidas. —Detenme —respondió Neil. Enterró Enter ró sus manos en el cabello de Andrew y lo jaló para besarlo. Era fácil olvidar este viaje interminable y el juego de esta noche con la mano de Andrew sobre su muslo y los dientes sobre su labio. Andrew se alejó demasiado pronto y se puso de pie. Neil sabía que este no era el momento ni el lugar, pero eso no le impedía sentirse engañado. Finalmente se bajaron del autobús y entraron a buscar bebidas. Wymack solo dejó que su equipo deambulara por un par de minutos antes de guiarlos por el estacionamiento hasta el autobús. El resto del grupo de Andrew se mantuvo al frente durante las últimas horas. Neil volvió a robar el asiento de Kevin, pero no se le ocurrió nada que decir. El silencio era sorprendentemente cómodo, así que apoyó la cabeza contra la ventana y se tomó una siesta durante las últimas horas. El campus de la Universidad de Binghamton estaba decorado de verde y blanco para el juego de la noche, y el estacionamiento del estadio estaba lleno de más personas que automóviles. Si hubiera fans de los Zorros Z orros en la multitud, Neil no pudo encontrarlos. La policía estaba usando chalecos reflectantes, dirigiendo el tráfico y controlando el consumo de alcohol. Neil estudió las fiestas que pasaban junto a ellos. Todos parecían estar de muy buen humor. Los Binturones vencieron a los Tornados siete a seis la semana pasada y estaban listos para otra victoria esta noche. Nevada tenía catorce puntos en la tercera ronda, y los Zorros actualmente tenían ocho. Para parecer al siguiente combate a muerte, tenían que obtener al menos siete puntos esta noche. Los Binturones eran un equipo mejor equilibrado que Nevada, pero los Zorros eran cautelosamente optimistas. Habían tenido un gran juego contra Nevada y una semana para descansar, y Nicky estaba de regreso en la cancha con ellos esta

noche.

 

Los guardias abrieron la puerta para que Abby pasara, y ella se estacionó junto a los autobuses de los Binturones. Wymack hizo bajar a su equipo, contó las cabezas mientras descendían y abrió el compartimiento de almacenamiento. Sacaron el equipo y dejaron que la policía del campus los escoltara fuera del estacionamiento y hacia la puerta. Tenían la mayor parte de una hora para pasar el tiempo antes de que se les permitiera entrar en elCuando ring para calentar. Neil se lo pasó leyendo y releyendo la alineación de los Binturones. Kevin lo atrapó, llevó los papeles y en su lugar le dio un repaso verbal. Todavía podría estar enojado con Neil, pero el juego era más importante que su pelea. Neil siguió a sus compañeros de equipo a la cancha para el primer saque. Pensó en la USC y en Edgar Allan y dejó que su sombría determinación le diera velocidad y fuerza. Se arrojó una y otra vez contra las defensas de los Binturones, empujándose al borde del agotamiento y acercándose peligrosamente peligros amente que le dieran una tarjeta más de una vez. En el medio tiempo, Wymack lo amenazó con despellejarlo vivo si le daban una tarjeta roja, pero Dan asintió con la cabeza tan pronto como Wymack se marchó. Ella entendía lo que hacía Neil: nadie podía permitirse detenerse aún. Estaban dos puntos debajo y se enfrentarían a una nueva alineación. Siempre y cuando anotaran tres puntos en esta mitad, avanzarían, pero Neil no quería perder esta noche. Le había prometido a los Zorros que no iban a perder ningún juego esta primavera. Por una vez, Neil no quería estar mintiendo. Una campana de advertencia les instó a regresar a la cancha, y la alineación inicial tomó su lugar junto a la puerta. Aaron y Andrew eran los últimos dos en la fila, pero Aaron se apartó del camino cuando Neil se acercó. Neil apenas se dio cuenta. Sabía que el último minuto para el segundo tiempo estaba marcando las pantallas arriba porque las gradas estaban alborotadas. Era vagamente consciente de la cancha a su izquierda y sus tensos compañeros de equipo alineados detrás de él. Lo único que realmente importaba era Andrew, quien no se veía afectado por todo este caos. Por primera vez, Neil apreció la apatía de Andrew. En un estadio enloquecido y con demasiado en la línea esta noche, Neil finalmente vio a Andrew como el ojo crucial de la tormenta. Como Andrew se negó a quedar atrapado en esto, era la única persona en la cancha con la cabeza tranquil tranquila. a. —El mes pasado bloqueaste a los Catamounts —dijo Neil—. ¿Puedes hacerlo de nuevo esta noche? —Los Catamounts eran un equipo miserable —dijo Andrew—. Trajeron esa ridiculez sobre ellos mismos. —¿Puedes o no puedes? —No veo por qué debería hacerlo. Neil oyó el clic de una cerradura cerradur a que se abría y supo que los árbitros estaban abriendo abrie ndo la puerta. Andrew no se estaba moviendo aún, pero Neil puso un brazo en su camino para mantenerlo donde estaba. Presionó su mano enguantada contra la pared y se inclinó lo más cerca posible de Andrew con todo su voluminoso equipo. —Te estoy pidiendo que nos ayudes —dijo Neil—. ¿Lo harás? Andrew lo consideró por un momento. —No gratis. —Cualquier cosa —prometió Neil, y dio un paso atrás para tomar su lugar en la línea

de nuevo.

 

Neil no sabía en qué se había metido, pero honestamente no le importaba, porque Andrew hizo exactamente lo que Neil quería que hiciera. Andrew bloqueó como si su vida dependiera de ello y lanzó lejos cada tiro. Los delanteros de los Binturones tomaron ese desafío de frente. Ellos fintearon, desviaron y lanzaron todos los trucos que tenían a Andrew. Más de una vez, Andrew usó su guante o su cuerpo para bloquear una pelota cuando no podía usarsido su raqueta a tiempo. Eso podría haber suficiente, excepto que Andrew no se detuvo allí. Por primera vez, comenzó a hablar con la línea de defensa. Neil solo entendió fragmentos, ya que había demasiado espacio y movimiento entre ellos, pero lo que captó fue suficiente. Andrew estaba regañando a los defensas por haber dejado pasar a los delanteros muchas veces vec es y ordenándoles que aceleraran el paso. Neil se preocupó preocu pó por un momento de lo que harían con el rudo trabajo en equipo de Andrew a sus espaldas, pero la siguiente vez que miró mi ró bien a Matt, Matt sonreía com comoo si fuera lo más divertido que había sido en años. Tomó toda la segunda mitad para que los Zorros se pusieran al día, y con un minuto restante en el reloj Kevin anotó para ponerlos a la delantera. Los últimos sesenta segundos del juego fueron una mancha de violencia y amenazas mientras los Binturones intentaban empatar. La campana final sonó con la victoria de los Zorros, y los equipos estaban antes de que el sonido sabíamirando quién locuando comenzó; lanzó unapeleando mirada triunfal a Andrew a travéssededetuviera. la canchaNeil y senoquedó vio a los delanteros delanteros de Binturones peleando con Nicky y Matt. Allison y su dealer se vieron arrastrados a la pelea cuando fueron a intervenir. Kevin comenzó a acercárseles, pero Neil corrió para agarrarlo. Si Kevin era golpeado, Andrew se involucraría y la violencia subiría a niveles imperdonables. Arrastró a Kevin alrededor de la pelea para que Andrew pudiera ver que estaba bien. Los tres entrenadores de Wymack y los Binturones ayudaron a los árbitros a separar a sus  jugadores. Los equip equipos os se saltaro saltaronn el acostu acostumbrado mbrado ap apretón retón de manos al final del jjuego uego a favor salir pisoteando de la cancha. Como Wymack no gastó el aliento gritándoles, Neil supuso que los Zorros no habían dado el primer golpe. Era el turno de Neil de ayudar a Dan con la prensa posterior al partido. Andrew llamó la atención de Neil e inclinó su cabeza hacia el vestuario. Estaba respetando la decisión de Neil de quedarse solo y no esperaría mientras Neil decía su parte. Neil respondió a esa confianza con una pequeña sonrisa, y Andrew se alejó. Neil lo habría visto irse, pero Dan redirigió su atención a donde tenía que estar ahora. Les hicieron todas las preguntas habituales: cómo se sentían, qué tan emocionados estaban de avanzar, qué pensaban de la actuación de los Binturones, y demás. Dan estaba feliz de poder alardear, lo que equilibró muy bien con las respuestas reservadas de Neil, y sobrevivieron a la entrevista. Dan colocó un brazo alrededor de los hombros de Neil mientras se dirigían al vestuario e inclinó la cabeza hacia un lado para apoyar su casco contra el suyo. Ella no dijo nada, pero no tenía que hacerlo. Neil prácticamente podía sentir la emoción irradiando de ella. Habían hecho un regreso increíble esta noche y continuaron su racha perfecta. Un juego se interponía entre ellos y las semifinales. semifi nales. Todo lo que tenían que hacer era ganar su revancha contra los Binturones en dos semanas y estaban en la siguiente ronda.

 

Las duchas estaban corriendo cuando Neil llegó al cuarto de los hombres. Los Binturones, al igual que los Zorros, tenían ambos baños estaban divididos, por lo que Neil no tenía que esperar a que todos terminaran antes de bañarse. Llevó su ropa a uno de los puestos abiertos y dejó que el agua caliente eliminara el dolor de su exhausto cuerpo. Cuando terminó y se vistió de nuevo, el vestuario estaba vacío. Neil hizo su maleta y seala medio colgó alcamino hombro.de la puerta cuando su teléfono zumbó. Su primer Estaba pensamiento fue que era un mensaje de texto, pero su teléfono no paraba de zumbar. Se detuvo para sacarlo de su bolsillo y lo abrió. La pantalla se iluminó con el número entrante y el estómago de Neil se revolvió. No reconoció el número de teléfono, pero no tenía que hacerlo. Él sabía que el código de área 443. Baltimore estaba llamando. —No corras. El sonido de su voz lo sobresaltó. Él no había querido hablar. Sus músculos gritaban con la tensión apenas contenida; estaba preparado preparad o para escapar, pero de alguna manera se mantuvo firme. Neil luchó por relajarse, pero su sangre latía en sus sienes. Sabía que no era su padre el que llamaba. No podría serlo; no lo sería Era Riko o uno de los lacayos de Riko jugando una broma pesada. Riko sabría ahora que los Zorros habían pasadoNeil a la sabía cuartaque ronda. intento de inquietar a Neilpero con aún esa cuenta había fallado. esaSuera la explicación lógica, le tomóregresiva hasta el cuarto timbre antes de que pudiera responder. —¿Hola? —Hola, Junior. ¿Te acuerdas de mí? El corazón de Neil se detuvo de un sobresalto. No era su padre o Riko, pero él reconocería esa voz en cualquier lugar. Era Lola Malcolm, una de las personas más cercanas a su padre y una de las dos que había intentado enseñarle a Neil a manejar un cuchillo tantos años atrás. Ella había entrado y salido de su casa tantas veces que Neil había pensado por un tiempo que ella vivía con ellos. Ella se hizo pasar por la asistente personal de Nathan, pero su trabajo consistía en deshacerse de los cuerpos dejados por el círculo de Nathan. Ella valía su peso en oro. Ni uno solo había aparecido de nuevo. Neil apartó el teléfono de su oreja y tomó un largo y lento respiro. No ayudó. Sus pulmones estaban llenos de fragmentos de hielo, lo enfriaban hasta los huesos y lo cortaban desde adentro hacia afuera. Fue una eternidad antes de que Neil encontrara su voz otra vez y no pudo evitar su denso tono. —No te di este número, Lola. —Entonces me recuerdas —dijo—. Ahora ves, eso es malo, porque si me recuerdas, recuerdas quién eres y dónde está tu lugar. —Hice mi propio lugar. —No tienes ese derecho —Ella le dio un momento para responder, pero Neil no tenía nada—. ¿Estás escuchando? Es hora de irnos. Si nos haces esto difícil, te arrepentirás por el resto de tu corta vida. ¿Comprendes? ¿Comprendes? Neil quería estar enfermo. Lola destrozaba los cuerpos; ella comúnmente no los creaba. Para eso estaba el resto de la gente de Nathan. Neil recordaba los rostros mejor de lo que recordaba los nombres, pero podía adivinar a quién había traído Lola con ella. El socio de trabajo de Lola era su hermano, Romero, y a donde Romero iba, Jackson no

El socio de trabajo de Lola era su hermano, Romero, y a donde Romero iba, Jackson no

 

se quedaba atrás. Los tres eran el círculo cercano de Nathan. Respondieron solo a la mano derecha de Nathan, DiMaccio y al propio Nathan. Neil podría haber intentado escapar de uno de ellos. Él no pasaría a los tres. Por un momento, estaba tan asustado que no podía respirar, pero poco después del susto había una ira irracional y salvaje. Estaba a punto de ganarse la confianza de Andrew, a un fin de semana de sus primeras vacaciones a un mes de lasde semifinales. quedaban cuatro partidos en los campeonatos. Neilyestaba tan cerca todo lo queSolo quería y Lola estaba allí para robarlo. —Ponme una mano encima y lo lamentarás —dijo Neil. —¿Oh que es esto? —dijo Lola, entretenida—. ¿El bebé finalmente heredó una espina dorsal? Tu padre estará feliz de escucharlo. —Mi… —Neil se atragantó—. Él está en Seattle. Nunca me llevarás tan lejos. —Él está en Baltimore —ella lo corrigió—. Su audiencia de libertad condicional fue en tu cumpleaños. Tuvieron que notificar a su familia cuando se presentó su caso. Debiste de haberse perdido el memorándum, estando muerto y todo eso, así que te informaré. Tomaron una decisión final la semana pasada, y los federales determinaron que fuera devuelto a Maryland esta mañana. Esperan que volver a un territorio familiar lo vuelva descuidado —Neil podía escuchar la sonrisa salvaje en sus palabras—. No te preocupes, chico. sabrán Me aseguraré de eso. NeilNunca parpadeó y vioque esepasaste cero enpor susallí. párpados. Ya no tenía tiempo. Por un momento, Neil sintió el peso de la boca de Andrew contra la de él. Hundió sus dedos en su labio inferior e intentó respirar alrededor de ellos. —Honestamente no crees cree s que puedes alejarme de aquí —dijo Neil—. Mi equipo sabrá que estoy perdido y no volverán a la carretera sin mí. —No tienen otra opción. No podemos matarlos —dijo Lola —pero podemos herirlos. Ya lo verás. —No —dijo Neil, pero Lola colgó. Neil la devolvió la llamada, pero fue directamente al buzón de voz. Ella ya había apagado su teléfono. Neil maldijo y cerró su teléfono con dedos temblando. Sacudió sus manos como tanta fuerza como si pudiera alejar el temblor de ellos, pero esos temblores eran profundos. Su mente corría a mil millas por hora, pensando cada estrategia para salir es eso y descartando cada una en las que terminaban con él corriendo. Le había prometido a Andrew que se mantendría firme allí, pero no podría hacerlo si eso significaba que sus compañeros de equipo quedaran atrapados en el fuego cruzado. La única forma de salvar a su s u equipo era hacer lo último que la gente de Nathan esperaba espe raba de él. Corrió, mintió y se ocultó toda su vida. Decir la verdad para salvarse a sí mismo, salvar a su equipo, estaba completamente fuera de lugar. Neil había querido hacerlo cuando la temporada hubiera terminado, pero no podía permitirse esperar más tiempo. Los Zorros podían quedarse sentados aquí hasta que los federales aparecieran para llevarlos a todos bajo custodia. Neil salió corriendo del vestuario vestu ario y avanzó por el pasillo. Un oficial de seguridad estaba es taba parado al final del pasillo, mirando a los Zorros que estaban celebrando en la estancia. Neil llegó a mitad de camino antes de que el hombre se diera cuenta de que alguien más

venía. Neil se congeló cuando Un el oficial lo miró y NeilRomero lo miró bien. Jackson Plank estaba en el vestuario con su equipo. segundo después Malcolm apareció a la vista

 

con un atuendo similar. Retirarse de ellos era instintivo, pero Neil se agarró a la pared para detenerse antes de llegar lejos. Romero dejó descansar su mano casualmente sobre el arma enganchada a su cinturón. Neil se estremeció y negó ferozmente con su cabeza. Romero se alejó de él para hacer frente a los Zorros. Neil no tuvo problemas para interpretar esa advertencia y extendió sus manos una desesperada súplica que se retirara. Jackson le dio a Neil solo una mirada en superficial antes de volver supara atención al inconsciente equipo. —Si todos estamos listos, deberíamos deberíamos salir —dijo Jackson. —Todavía estamos esperando a Neil —dijo Nicky, y Jackson hizo un gesto hacia el pasillo en dirección a Neil. Neil tragó contra el nudo en su garganta e intentó cambiar su expresión a algo tranquilo. Continuó avanzando por el pasillo con los pies que querían llevarlo a cualquier parte excepto aquí. Nicky se puso en pie de un salto cuando Neil entró en el estudio, sonriendo de oreja a oreja —. ¡Oye, Neil! Estábamos empezando a pensar que te ahogaste allí. —Lo siento —dijo Neil. Nicky agitó su mano, pensando que Neil se estaba disculpando por hacerlos esperar, y fue a buscar su bolso. Neil los observó recoger sus cosas, mirando de una cara a la otra e intentando saborear estos últimos imposibles segundos. Wymack los observaba desde esquina, aún con un sinAbby encender colgando de la esquina su boca y una sonrisalatriunfante en cigarrillo sus labios. estaba empacando su bolso;deProbablemente había estado revisando los rasguños que su equipo obtuvo en la pelea. Los cinco pies entre Neil y su equipo podrían haber sido cinco mil millas. Al mirarlos a todos, Neil se sentía tan triste como orgulloso. Él estaba destruyendo sus posibilidades de sobrevivir a la temporada, pero las chicas todavía tenían un año más. Estarían amargamente decepcionados por el casi fracaso, pero eran luchadores. Regresarían bateando el próximo año y no dejarían que nada los detuviera. Sintió lástima por dejarlos con todas sus mentiras, lamentando que tendrían que sacarle la verdad a Kevin después de que se fuera. Todos estaban aquí con él todavía, pero los extrañaba con una ferocidad que amenazaba con evidenciarlo. Solo Andrew vio la tensión en la máscara de Neil. Cruzó la habitación para pararse frente a Neil, una demanda silenciosa en su mirada. Neil quería responderle, pero no sabía cómo. El alemán era la respuesta obvia porque les proporcionaría un poco de privacidad, pero Romero y Jackson no entendían el alemán. No sabrían lo que estaba diciendo y tendrían que reaccionar como si estuviera contando cada oscuro secreto. Neil no podía permitir eso. No quería dejar a Andrew sin nada, pero ¿qué podría decir? —Gracias —dijo finalmente. No podía decir que quería decir gracias por todo: las llaves, la confianza, la honestidad y los besos. Con suerte, Andrew lo comprendería eventualmente —. Estuviste increíble. Lo decía solo para los oídos de Andrew, pero Allison estaba lo suficientemente cerca para escuchar. Ella le dio a Matt una mirada significativa. Neil lo vio con su visión periférica, pero no alejó la mirada de Andrew para ver la reacción de Matt. No quería apartar la mirada, como si al sostener la mirada de Andrew pudiera mantener de algún modo este momento. Luego, Wymack les hizo un gesto para que salieran y Neil no tuvo

más remedio darles espalda a sus compañeros de equipo. Dejaron el que estadio en launa fila, Romero al frente y Jackson atrás. Neil había estado más cerca de la salida, por lo que estaba justo detrás de Romero. Odiaba estar tan cerca

 

del hombre de su padre, pero le gustaba pensar que su cuerpo era un escudo entre la crueldad de Romero y su desprevenido equipo. Trató de mantener su mirada en la espalda de Romero, pero siguió buscando a Lola entre la multitud. Solo la mitad de los fans se habían dirigido a casa para pasar la noche. El resto estaba teniendo una fiesta posterior al juego en el césped del estadio. El olor a alcohol era tan denso que Neil casi podía Lossaborearlo. fans de los Zorros estaban alineados a un lado de la pasarela, y aplaudieron a la llegada del equipo. Fueron ahogados rápidamente por viles insultos del otro lado donde estaban los fans de los Binturones. Los Zorros ignoraron ambos lados y siguieron moviéndose. Incluso Incl uso Nicky fue lo suficientemente inteligente como para mantener la boca cerrada, ya que no quería irritar aún más a los amargados fans, fans , pero al final no importaba. Estaban a medio camino del estacionamiento cuando una botella salió volando de la nada. La fuerte maldición de Aaron, unos lugares atrás, decía que lo había golpeado, y Andrew lanzó una letal mirada a la multitud. Luego arrojaron un zapato y luego otra botella de cerveza vacía. Más policías se abrieron abri eron paso hacia el equipo, gritando que hubiera orden y señalando con los dedos. Podrían haber tenido éxito en restaurar el orden, excepto que lo siguiente que arrojaron fue la nevera de alguien. Dan la esquivó justo a tiempo, y se estrelló contra un borracho fan rápidamente al otro lado de los Zorros. unaafuriosa protesta de los amigos del hombre que fue seguida por laHubo multitud sus espaldas. Romero tomó la muñeca de Neil con un férreo agarre. Neil, con su mano libre, sacó su teléfono del bolsillo del pantalón y lo metió en el bolsillo de su bolsa de lona. Lo logró  justo a tiempo cuando la tensión de la multitud alcanza un punto de quiebre quiebre.. Los estudiantes y los fans se atacaron mutuamente con los Zorros atrapados en el medio. Cuerpos se estrellaron contra Neil lo suficiente como para tumbarlo, pero Romero lo levantó y lo alejó lo más rápido que pudo. Neil dejó caer su raqueta y dejo que su bolsa cayera de su hombro. Andrew y Kevin sabían que nunca dejaría estas cosas de buena gana. No les diría a dónde se había ido, pero sabrían que no los había dejado por decisión propia. En algún lugar entre el disturbio y el estacionamiento, Romero perdió su brillante chaleco. Tan pronto como los zapatos de Neil tocaron el asfalto, Neil comenzó a luchar, pero Jackson estaba justo detrás de ellos. Jaló del brazo de Neil detrás de él tan bruscamente que casi le dislocó el hombro. Neil se quedó sin aliento ante el blanco rayo de dolor que le atravesó la espalda. —No se saldrán con esto —dijo Neil, la voz tensa—. Mis compañeros de equipo sabrán que estoy desaparecido. No pueden dejar Nueva York sin mí. —Estarán ocupados por un tiempo —dijo Romero—. Tu entrenador se pasará la mitad de la noche tratando de adivinar a qué ER te llevaron. Cuando se dé cuenta de que te has ido, será demasiado tarde. Lo empujaron al asiento trasero de una patrulla de carretera. Lola lo estaba est aba esperando en el otro extremo. Neil la miró aturdido, a una cara que había envejecido pero que siempre sería familiar. famili ar. La sonrisa dentuda que curvaba demasiado su boca, amenazando con dividir su rostro en dos, era la misma que siempre había sido, y Neil instintivamente

retrocedió ante ella. No tenía ir con una puerta una rejilla protectora entre él ydónde los asientos delanteros. delante ros. cerrada con llave a su espalda y

 

—Junior ya creció —dijo Lola mientras Romero y Jackson se sentaban en el asiento delantero. Había un tráfico congestionado alrededor del campus de Binghamton, pero Jackson encendió las luces y condujo—. Qué inesperado. ¿Se rumorea que eres una especie de estrella estrell a en ascenso? Es un mundo extraño en el que vivimos, vivimos , pero no tendrás que preocuparte por eso por mucho tiempo.

Romero medio se giró en el asiento del pasajero y miró a través de la reja —. ¿Les dijiste? —¿Te parezco estúpido? —preguntó Neil —. Por supuesto que no. Lola presionó la uña de su pulgar en el tatuaje en su mejilla —. Pero al menos uno de ellos sabe, ¿no? No eres el único marcado. —Kevin me recuerda, pero él es la mascota de los Cuervos. Él sabe que es mejor no decir nada. —Espero que esa sea la verdad —dijo Lola—. Sabes lo que les haremos si estás mintiendo. —He pasado ocho meses con una cámara en la cara. Si se lo hubiera contado a alguien, ya habrías oído hablar de eso. No hubieras necesitado esto para rastrearme — Neil hizo un gesto hacia su rostro—. ¿Le diste a Riko una compensación compensación?? Romero resopló con desdén. —Le dimos a su tío una llamada de cortesía de que te estábamos llevando. Ese sencillo rechazo solo hizo que Neil se sintiera peor. Tenía la sospecha de que Riko no había estado detrás de la sorpresa del cumpleaños sangriento o la cuenta regresiva después de todo. Lola dijo que la audiencia de libertad condicional de Nathan había sido ese mismo día. Su círculo sabía que saldría. Ahora Neil se preguntaba si su presencia era lo que hizo que Riko se mantuviera alejado de los Zorros esta primavera. ¿Tetsuji le advirtió a Riko que no atrajera la atención sobre sí mismo mientras los hombres de Nathan estaban al acecho? Tetsuji y Riko eran Moriyamas, pero no eran la familia a la que los Wesninski servían y protegían. protegían. Lola sonrió. —Estaba bastante enojado, pero ¿qué podía hacer él al respecto? Kengo no le importas ni una mierda en este momento. —Porque está enfermo —dijo Neil, no era una pregunta. —Enfermo, dice él —dijo Lola, y golpeó con el puño la reja para asegurarse de que su hermano había escuchado eso—. Enfermo— es un niño resfriado o con ETS. Esto no es 'enfermo'; este es el final del camino. Sus riñones están fallando. Le doy una semana como máximo antes de que Ichirou sea coronado el nuevo rey. Le daré tus condolencias y felicitaciones. No estarás vivo para entregar entregarlas las tú mis mismo. mo. —Hablando de eso, es una tradición mía contarle a un hombre lo que planeo hacer con sus partes —dijo Lola, y procedió a contarle detalladamente cómo iba a desarmar su cadáver. Neil trató de no escucharla, pero no pudo ignorar sus crueles palabras. Puso toda la fuerza que le quedaba en evitar que su miedo se reflejara en su rostro. No podía mantener las manos quietas, pero al menos podía esconderlas en sus bolsillos. No quería que ella supiera que estaba logrando asustarlo. No era como si fingir parecer

valiente lo salvaría, pero habían estado esperando este momento durante nueve años. Lo mínimo que Neil podía hacer era privarlos de la mayor satisfacción posible.

 

Solo faltaba un par de millas para llegar a la Interestatal 81, y el automóvil que habían adquirido para este trabajo les permitió llegar a la carretera interestatal a noventa millas por hora. Jackson apagó y encendió las luces de la policía dependiendo de si los autos estaban en su camino o no. Incluso a tal velocidad, eran casi tres horas de la Universidad de Binghamton a Baltimore. Dos millas después depatrulla, llegar Maryland, se desviaron detrásade unalauto abandonado. Jackson se quedó con la pero Romero y Lola llevaron Neil Cadillac. Neil fue empujado al asiento del pasajero. Romero puso su arma en la cara de Neil antes de que pudiera siquiera pensar en escaparse. Estaba bastante seguro de que se suponía que iba a ser entregado vivo a Nathan, pero la madre de Neil le había enseñado en cuántos lugares se podía disparar a un hombre sin matarlo. Neil observó a Lola esposar sus tobillos a la corredera del asiento y apenas se abstuvo de darle un rodillazo en la cara. Lola se subió al asiento detrás de él y jaló los brazos de Neil alrededor de su silla. Ella esposó sus manos juntas y las cerró tan fuerte como pudo. Tan pronto como cerró la puerta, Romero volvió a llevarlos llevar los a la carretera. Neil pateó un poco sus piernas, probando su rango de movimiento, pero fue rápidamente distraído por la presión del metal frío y afilado contra sus dedos. Neil reflexivamente trató de apretar sus manos en puños. Lola se rio y clavó su pulgar en el punto de presión de su muñeca. Cuando sus dedos se aflojaron, ella deslizó su cuchilla entre sus dedos y su palma. El roce del filo contra sus dedos fue un estímulo para que abriera su mano otra vez. Lola puso la punta el espacio entre sus dedos, lo suficientemente fuerte como para ser una amenaza, pero no lo suficientemente fuerte como para romper la piel. Pronto se aburrió de jugar con él y cortó una línea superficial a lo largo de la base de sus dedos. Neil jaló con fuerza de las esposas, tratando de alejar las manos de su alcance, pero no el metal no se soltaba. Por un momento cegador, le recordó las vacaciones de Navidad en Evermore, y el vacilante control de Neil se quebró un poco más—. Detente. —Detenme —respondió Lola, y cortó una punzante línea desde la base de su dedo hasta la gruesa piel de su pulgar. Ella cubrió su mano con laceraciones ardientes antes de pasar a la siguiente. Cuando terminó, se inclinó entre los asientos delanteros. Ella trazó el tatuaje de Neil con la punta de su cuchillo—. Leímos todo sobre tu enemistad con Riko. ¡Qué acto tan convincente! En otra vida podrías haber sido actor. Dime, ¿de verdad creías que su collar te protegería de nosotros? —No importa. —Si lo hace. No puedo llevarte ante tu padre con tal mancha en la cara. ¿Rome? Romero alcanzó el tablero. Algo hizo clic mientras lo presionaba, y Neil escaneó el grupo de botones por un indicio de lo que había hecho. No era la radio, y ninguna de las luces estaba encendida para indicar que había presionado en el calentador. Eso solo dejaba una opción posible, pero Neil se negó a creerlo. Negarlo no cambió la realidad: muy pronto el encendedor de cigarrillos del tablero se liberó de su cerradura con un sonido metálico. Romero lo sacó y lo sostuvo en alto. Neil se apartó de el con un acalorado. —Estás enfermo.

pasó su brazo alrededor delhoja respaldo su silla parauna poder sostener cuchillo en Lola el lado derecho de su rostro. La de la de cuchilla cortó delgada líneasudesde su boca hasta el rabillo del ojo. Neil se quedó quieto ante esa advertencia y vio como Lola

 

tomaba el encendedor de su hermano. Le dio un giro de manera experimental y lo inclinó de forma que ella y Neil podían ver las bobinas al rojo vivo dentro. Lola asintió con aprobación y le dio a Neil con una de sus amplias sonrisas. —¿Qué piensas? Neil pensó que estaba a dos segundos de perder la calma. — Pienso que te jodan.—dijo, y presionó el encendedor en su mejilla. —No te estremezcas Ella dijo que no se moviera, pero no había forma de que Neil pudiera obedecer. La agonía estalló en su rostro, pasando por su mandíbula a su garganta y abriéndose camino a través de su ojo. El olor a piel carbonizada solo empeoró el cegador dolor y Neil no pudo mantener su apariencia frente a él. Sintió el ardor en su otra mejilla mientras se retiraba hacia el cuchillo de Lola que lo esperaba. Lo sintió como un recuerdo lejano, un insignificante cosquilleo contra el infierno. Lola lo siguió cuando él se alejó, manteniendo el encendedor en su lugar, pero se apartó después de un segundo para inspeccionar su obra. Neil sabía que ella apagó el encendedor porque la vio hacerlo, pero todavía sentía su metal y el fuego en su piel. Cada segundo que pasaba lo empeoraba hasta que el estómago de Neil se revolvió. —Mejor —dijo Lola, y clavó las uñas en su piel herida solo para hacerlo gritar de

nuevo—. ¿No crees? Neil no tenía aliento para responder. Cada respiración que tomaba era frenética y superficial, demasiado corta para llegar a sus pulmones, solo lo suficientemente gruesa y rápida como para ahogarse. Giró la cabeza fuera de su alcance y recordó su cuchillo demasiado tarde. Cortó una segunda línea en su mejilla y se inclinó rápidamente hacia adelante. No podía ir muy lejos con las manos esposadas detrás del asiento, pero tenía que intentarlo. La sangre fluía lenta y constantemente por su rostro, caliente contra sus labios antes de que caer de su barbilla y boca a sus muslos. La probó cuando jadeó para respirar. El encendedor volvió a hacer clic. Neil lo escuchó como un disparo y se estremeció. —Sé que tu padre va a preguntar, pero tengo que saberlo ahora —dijo Lola—. ¿Estás escuchando, Junior? Oye —Ella golpeó su espalda con la empuñadura de su cuchillo. —¿Dónde está el pájaro? ¿Eh? Hemos tenido algo de tiempo para investigar desde que descubrimos dónde estabas, pero no hay rastro de ella en ningún lado. Tetsuji dice que les dijiste que estaba muerta. Estaba seguro de que decías la verdad. Yo, no soy tan confiada. —Está muerta —Neil se atragantó. Lola agarró un puñado de su pelo para jalarlo en posición vertical. Ella había puesto a un lado su cuchillo para poder sostenerlo con ambas manos, y su mano libre se cerró alrededor de su garganta con tanta fuerza que apenas podía respirar. Ella lo empujó hacia atrás contra el asiento, fijando su cabeza en el reposacabezas. Romero sacó el encendedorr otra vez, y Neil peleo ccon encendedo on desesperación. —Está muerta —dijo, casi resollando a través del agarre brutal de Lola —. Ella murió hace dos años después de que él la golpeó en Seattle. ¿Crees que me hubiera dejado ir a Palmetto si todavía estuviera viva? Me inscribí porque no me quedaba nada.

—Bien ¿Le creemos? le preguntó Lola —dijoa Romero. podríamos—asegurarnos

 

—Correcto —dijo Lola, y sostuvo a Neil para que Romero pudiera aplastar el encendedor contra su rostro una vez más. Que Lola lo estuviera estrangulando significaba que lo único que Neil pudo hacer fue dar un quejido dolorido. Se movió violentamente sin pensar contra sus restricciones. Lola estaba hablando de nuevo, pero no podía entenderla por el rugido en sus oídos. Su mundo se redujo al fuego en su cara.

Romero alejó el encendedor, pero lo empujó hastaque el fondo para que se volviera a calentar. Lola aflojó su agarre lo suficiente como para Neil pudiera respirar, pero no lo soltó por completo. —Inténtalo de nuevo, Junior —dijo Lola—. Respóndeme y hazme creerte. ¿Dónde está Mary? —Está muerta —dijo Neil, su voz áspera por el dolor —. Está muerta, está muerta, está muerta. Lola miró a su hermano. —¿Le crees ahora? Romero levantó su hombro en un encogimiento de hombros evasivo. Lola consideró a Neil otra vez, luego golpeó su rostro quemado tan fuerte como pudo. Se inclinó más hacia adelante entre los asientos para obtener el encendedor cuando estaba listo y se regresó a su cojín original con él. Tener el encendedor detrás de él, fuera de la vista, era peor que el dolor que ya le habían causado y Neil luchó por liberar sus manos. Hirió sus muñecas con el metal inflexible pero no pudo detenerse. —No lo hagas —suplicó—. Lola, no lo hagas. —Tengo preguntas —dijo Lola, su voz extrañamente amortiguada. Neil supuso que estaba sosteniendo el mango del encendedor entre sus labios, porque usó ambas manos para enrollar sus mangas. Bajó las manos por sus desnudos antebrazos, sus uñas arañando ligeramente su piel. Se retiró un momento después y su voz sonaba normal cuando habló—. Comencemos con tus compañeros compañero s de equipo otra vez. Dime todo lo que les dijiste. El tiempo se detuvo cuando Lola quemó y cortó un camino por los brazos de Neil. Neil se aferró a una versión de la verdad que protegería a los Zorros, pero no importaba cuantas veces lo dijera, ella no se detendría. Eventualmente dejó de responder por completo, temeroso de que soltaría la verdad por su dolor y pánico, y ahorrando su energía para respirar. Cada mueca y un grito silencioso jalaba las quemaduras en la cara, y las lágrimas saladas eran ácido en sus arruinadas mejillas. No quería pensar en esto, no quería sentir esto, así que en su lugar pensó en los Zorros. Se aferró firmemente al recuerdo de su amistad incondicional y sus sonrisas. Fingió que el latido del corazón golpeteando con fuerza en sus sienes era un balón de Exy que rebotaba en las paredes de la cancha. Pensó en Wymack sosteniéndolo en diciembre y en Andrew empujándolo contra el suelo del dormitorio. Los recuerdos lo debilitaron con dolor y pérdida, pérdid a, pero también lo fortalecieron. Había ido a la Foxhol Foxholee Court con cada pulgada de él siendo una mentira, pero sus amigos lo convirtieron en alguien real. Había llegado el final de su camino antes de lo que quería y no había logrado todo lo que esperaba este año, pero había hecho más con su vida de lo que nunca había

pensado que fuera posible. ser suficiente.y Trazó el contorno de ojos una llave con un dedo tembloroso enEso su tenía palmaque ensangrentada quemada, cerró los y se despidió de Neil Josten.

 

Lola finalmente se detuvo y lo dejó flácido en sus restricciones. Ella dijo algo, pero no podía entenderle a través del zumbido en sus oídos y no le importó, de todos modos. Su elección natural sobre el modo de luchar o huir había golpeado una pared de ladrillo lo suficientemente suficientemen te fuerte como para romper todos los huesos de su cuerpo. Eso dejó solo una opción, por lo que Nathaniel Wesninski dejó pasar inadvertidamente las últimas millas. Él catalogó cada punto fueron palpitante de su su rostro, cuerpopero y mentalmente los hizo ordenó por gravedad. Las peores lesiones las de el lío que Lola de sus manos era el más inconveniente. Sería difícil defenderse cuando incluso el más ligero movimiento de sus dedos hacía que sus manos dolieran. Entraron en el estacionamiento de un sospechoso hotel. Solo la mitad de las lámparas exteriores funcionaban. Nathaniel estaba dispuesto a apostar que las cámaras de seguridad estaban igualmente apagadas. Miró por la ventana y esperó a ver qué vendría después. Lo que llegó fue una patrulla, y se estacionó en el lugar contiguo. Nathaniel no reconoció al oficial con cara de bebé que salió por el lado del pasajero o al policía experimentado que pasó alrededor del capo unos segundos después. El hombre mayor hizo un gesto, y el policía más joven fue a abrir el baúl. Romero bajó del automóvil y fue a intercambiar algunas silenciosas palabras con ellos. Asintió con satisfacción y abrió la puerta del pasajero. Desbloqueó las esposas de los tobillos de Nathaniel el tiempo suficiente para desenredarlo de los rieles. Tan pronto como el metal se cerró de golpe otra vez, Lola desabrochó las esposas de sus muñecas. Romero lo jaló fuera del auto por la camisa y volvió a esposar sus manos. Nathaniel le lanzó una fría mirada a los policías, que lo estudiaban con descarado interés y con cero remordimien remordimientos. tos. —¿Cuánto te paga la gente de mi padre para romper sus juramentos? —Más de lo que hace el estado —dijo el oficial mayor —. No lo tomes como algo personal. —Tengo que hacerlo —dijo Nathaniel, la voz ronca de dolor y odio—. Es mi vida. Lo único en el baúl era una pequeña caja de herramientas, así que había mucho espacio para él. No podía meterse a sí mismo en el baúl cuando estaba atado así, pero los policías ayudaron a Romero a encerrarlo. Lola tomó el arma ofrecida por Romero y se subió tras él. Se acomodó alrededor de su cuerpo maltratado, lo abrazó y movió el arma como advertencia. Nathaniel respondió a su sonrisa con una mirada en blanco. —Estamos bien —dijo Lola, y Romero cerró el baúl. Nathaniel cerró los ojos contra el hoyo negro que amenazaba con tragarlo entero. Lola sonrió contra su mejilla y mordió sus quemaduras. Ella colocó una pierna sobre la suya y enganchó el talón de su zapato entre sus tobillos—. Podrías ser mi tipo si no fueras tan joven, ¿eh? Te pareces a tu padre. El invitante movimiento de sus caderas contra la suyas hizo que su piel se erizara. —Y tú te ves como una puta drogada. —Todavía un peleador —Sonaba agradecida, no insultada, y arañó duras líneas en sus brazos heridos—. No por mucho más tiempo. Las puertas se cerraron de golpe cuando los policías volvieron a entrar. El mundo se

sacudió ellos cuando salieron estacionamiento. paradas antes de que ladebajo policíadecomenzara a hablar. Nodel podía entender sus Contó voces ocho a través del grueso

 

almohadón del asiento trasero, pero momentos después las sirenas se prendieron y los policías aceleraron el paso. —Ups —murmuró Lola contra su oreja—. Parece que ha habido un incidente en la casa de tu padre. Tal vez algún vandalismo de personas de bajos recursos que no quieren tenerlo de regreso en su vecindario, tontos que creen en la teoría de conspiración sobre que mató su pagaste querida esposa e hijo. —Gente a la aque para crear un disturbio esta noche —adivinó Nathaniel — para que la policía pudiera detenerse sin ser cuestionados. —Diez puntos para Junior —dijo Lola. La casa de la infancia de Nathaniel era una casa de cinco dormitorios en el vecindario de Windsor Hills, un par de millas al noroeste del centro de Baltimore. Por lo que sabía la comunidad, Nathan era un ex comerciante exitoso que había renunciado a las acciones a favor de invertir en negocios en la ciudad. Sus tasas de interés eran altas, pero nunca rechazó una solicitud. No importaba quién preguntaba o cuál era la cantidad. Si una empresa no podía pagarle dentro del tiempo requerido, simplemente la compraba y avanzaba. Según el último recuento, era dueño de una docena de negocios de diversos oficios y tenía tratos con una docena más. Esa imagen lo dejaba ir a cualquier parte de la ciudad que necesitaba, pero también explicaba por qué podía quedarse en casa por semanas. Los federales investigaron las propiedades de Nathan más de una vez, pero Nathan era demasiado listo para hacer sus verdaderos negocios con las compañías que poseía con su propio nombre. Nathaniel sabía que se estaban acercando por el ruido. Las luces policiales siempre atraían a una multitud interesada. Eso le dijo dos cosas: lo que le sucedió a la casa fue lo suficientemente grande como para llamar la atención y no eran los primeros oficiales en el lugar. Si los federales estaban vigilando en Nathan, iban a tener muchos cuerpos para ver esta noche. El automóvil rebotó un poco cuando avanzó por el camino curvo hacia la casa. Cuanto más subían, más silenciosos se volvían ya que dejaban atrás a los espectadores a favor de la policía que trabajaba. La tensión hizo que la entrada se sintiera interminable, pero finalmente el automóvil se detuvo. Las puertas se cerraron tras los dos policías mientras iban a investigar. Nathaniel esperó a que Lola hiciera un movimiento, pero aparentemente estaba contenta de quedarse quieta un rato más. Por fin, el teléfono de Lola sonó. Pasó la mano encima de Nathaniel para buscar algo. La caja de herramientas, él adivinó cuando escuchó que el metal hacía clic. Plástico se arrugó y Lola se apoyó en su codo frente a él. —Si peleas conmigo, te cortaré c ortaré las rodillas. El sarcasmo solo traería la peor respuesta, por lo que Nathaniel apretó los dientes. —Solo hazlo. El olor dulce y enfermizo que llenaba el auto le revolvió el estómago, y todo dentro de él le ordenó luchar. Se mantuvo quieto y dejó que ella le pusiera un paño empapado en la nariz y la boca. El adormecimiento comenzó en la punta de sus dedos y rápidamente pasó al resto de su cuerpo. Oyó que se abría la puerta de un coche y pensó que alguien

estaba jalando el asiento suficiente para estar seguro.trasero, pero no pudo mantener la conciencia el tiempo —Ve —dijo Lola, la voz nasal mientras apretaba su nariz, y todo desapareció.

 

 

 

CAPÍTULO TRECE

Traducido por ShiningBoice Corregido por Vaughan

Pensamientos coherentes regresaron en pedazos irregulares. Él estaba a consciente de la fría piedra debajo de sus mejillas y la vista de sus manos sin esposas que yacían inertes frente a su cara, pero nada de eso tenía mucho significado para él. Lola había alineado su mano detrás con raspones y rojos círculos en sus nudillos. Otra marca de quemadura había manchado la carne entre el pulgar y el índice. Las quemaduras comenzaban a supurar, pero la sangre secándose calmaba la mayor parte del lío. Nathaniel estaba sorprendido por la crueldad de Lola por el momento en que le tomo a su mente recordar el dolor que estaba sintiendo. Se quejó y cuidadosamente se sentó. Estaba en el sótano, lo que significa que tuvo que haber pasado por el garaje. Un túnel debajo de la tierra los unía, instalado con el solo propósito de mover el cuerpo ocasionalmente. Nathaniel y su madre habían escapado por ahí nueve años atrás. Era apropiado que regresara a casa de la misma manera. Lola estaba a mitad del cuarto. Había volteado una silla y se sentó a horcajadas. Un brazo estaba a lo largo del respaldo. El otro colgaba a su lado. Todavía tenía el arma de Romero con ella, y su dedo descansaba cerca del gatillo. Quien sea que le haya ayudado a llevar a Nathaniel dentro desde el carro se había ido. Uno de los policías, Nathaniel adivino, que tuvo que reunirse al caos de afuera para mantener las apariencias. —¿Vas a algún lado? —Lola preguntó. Nathaniel agito sus manos hacia ella. —Se infectarán pronto si no las limpió ahora. —No me preocuparía por eso si fuera tú. —Tú no eres yo—. Dijo Nathaniel, y se puso de pie. Un fregadero industrial había sido construido en la pared lejana. No tenía espejo. Él estaba agradecido por no poder ver su cara, pero habría hecho esto más fácil. Lavo sus manos primero, silbando con dientes apretados. Dolía tanto que quería parar, pero se obligó a tallar con agua enjabonada sus quemaduras. Cuando tallo sus humedecidas manos en su cara sus dedos estaban temblando y su estómago sentía nauseas inducidas por el dolor. No tenía nada para secarse después, ya que su ropa estaba sucia de sudor y manchas de sangre. Mantuvo sus manos estiradas para que se secaran con el aire. —¿Cuánto tiempo nos llevara esto? —Nathaniel preguntó. —¿La espera o el asesinato? —Preguntó Lola—. Lo último puede tardar un tiempo. No es normalmente su estilo, pero has causado muchos problemas y dinero que probablemente seas una excepción —Pudiste habernos dejado ir.

— No digassecosas infantile s. Nathaniel sentóinfantiles. para esperar. Fue una hora antes de que la policía terminara de tomar la declaración de Nathan por su seguridad y fotografiar evidencias del vandalismo.

 

Supo que se habían ido finalmente cuando cu ando una puerta se abrió en las escaleras escalera s de arriba. Lola se puso de pie en un segundo. El corazón de Nathaniel se aceleró, pero con la mirada interesada de Lola en él no pudo mostrar miedo. Puso una expresión de calma en su cara y observo la muerte bajar por las escaleras. Dos años tras las rejas no envejecieron a su padre ni un poco. Fuera de unos cuantos kilos perdidosde Nathan Wesninski lucí igual quetomó siempre. La casa era una Él llamativa demostración su fortuna, pero Nathan no se el tiempo de arreglarse. pensó que servía la ropa elegante cuando le gustaba ensuciarse en el trabajo. Bajo las escaleras descalzo, vistiendo unos pantalones pantalones grises oscuros y una camisa de botones blanca. Sus mangas estaban dobladas dobladas hasta los codos, y tenía las manos en sus bolsillos mientras llegaba. Ojos fríos azules miraron a Nathaniel, y Nathaniel tuvo que retirar la mirada. Lola no era más segura de mirar, pero Nathaniel no quería observar al monstruo que acompañaba a Nathan debajo de las escaleras, tampoco. Patrick Dimaccio era el guardaespaldas de por vida de Nathan. Se comportaba como si pudiera enfrentarse al mundo con las manos desnudas, una arrogante actitud respaldada por trecientas libras de músculos alimentados con esteroides. Nunca había puesto una mano en Nathaniel o Mary, quizá porque sabía que podría matarlos con un descuidado golpe, pero Nathaniel sabía que tan peligroso era. Era mortalmente leal a Nathan y Nathan confiaba en él ciegamente. Dimaccio pudo haber estado a cargo de mantener el círculo fuerte en la ausencia de Nathan. —De pie —dijo Nathan, el solo sonido de su voz fue suficiente para convertir el estómago de Nathaniel en gelatina—sabes hacerlo mejor que sentarte en mi presencia. Nathaniel se dijo a sí mismo que se quedara quieto, pero ya estaba parándose. Lola río ante aquella fácil obediencia y camino en círculo para poder estar de pie detrás de Nathaniel. —Hola, junior —dijo Nathan. La mandíbula de Nathaniel funcionaba. No se atrevió a hablar, no sabía que diría. Nathan camino a través del cuarto hacia él. Le tomo todo lo que tenía a Nathaniel para mantenerse en su lugar. Nathan se detuvo en frente de él, tan cerca que Nathaniel podía oler su colonia. Nathaniel observo el último botón de su camisa como si fuera a salvarlo de todo esto. La mano de Nathan se posó en su hombro lo que pudo, pero no fue un gesto tranquilizador. Nathaniel se preparó para el golpe inevitable, pero sus rodillas todavía se doblaban cuando Nathan le golpeó las quemaduras en la mejilla. Nathan lo atrapó por la garganta cuando cayó. Nathaniel se atragantó y trató de encontrar sus pies otra vez. Él sabía que no era mejor agarrar su padre para mantener el equilibrio. Sabía lo que haría su padre si Nathaniel lo tocaba. —Dije Hola —dijo Nathan cuando Nathaniel estaba derecho otra vez. Los labios de Nathaniel se movieron, pero ningún sonido salió de ellos. Tomo otros dos intentos antes de que el pudiera decir un silencioso. —Hola. —Mírame cuando te estoy hablando.

Un gritoforzó parecía que ibapara a desgarrar su garganta Nathaniel su mirada mantenerse arriba. dónde él estaba guardándolo, pero

 

—Mi hijo —Nathan dijo—Mi más grande decepción en la vida. ¿Dónde está es tá el segundo más grandioso? —Mamá está muerta —dijo Nathaniel—tú la mataste. ¿No lo recuerdas? —Yo recordaría —dijo Nathan—Hubiera saboreado los recuerdos mientras contaba los días para volver a encontrarte encontrarte.. —La rompiste —dijo —Solo logro Nathaniel llegar a laa frontera Nathan pasó una mirada encapuchada de Nathaniel Lola, de California. —Le creo. Nathan asintió, aceptando su opinión, y ahueco la cara abollada de Nathaniel en sus manos. El aplasto tan fuerte que Nathaniel pensó que las cortadas de su cara se abrirían más. Las manos de Nathaniel volaron instintivamente a su cara, pero las quitó en el último segundo, lejos de su padre. Nathan le dio una pequeña sonrisa a ese pequeño acercamiento, y sacudió a Nathaniel tan fuerte que su cuello protesto. —¿Quién te dijo que ocultarte en un lugar vistoso era una opción viable? Tenías que saber que te encontraría eventualmente. —Debiste de haberme dejado ir —dijo Nathan—Me vendiste. Ya no era tu problema. —La transacción nunca se finalizó. Tetsuji no estuvo de acuerdo en llevarte porque no estuviste el tiempo suficiente para convencerlo. Eso significa que todavía me perteneces —dijo Nathan—Has hecho de mí un mentiroso para las personas a las que no se debe mentir. ¿Sabes lo que voy a hacer contigo? —Aún no estoy completamente seguro, yo mismo —dijo Nathan cuando Nathaniel solo podía verlo atontado —He tenido años para pensar como acabar con esto, pero ahora que el tiempo ha llegado estoy indeciso. Podría desollarte vivo. Podría romperte cada centímetro de tu cuerpo y curar tus heridas. Creo que no importa lo que escoja comenzare con romper los tendones de tus piernas. No vas a escapar esta vez, Nathaniel no te dejare hacerlo. —Jódete —Nathaniel le escupió, su voz con horror. Nathan empujo a Nathaniel fuera de él sus manos en alto. Dimaccio cruzo el cuarto hacia ellos. En una mano sostenía la vieja y pesada hacha de Nathan. En la otra el cuchillo de Nathan. Nathan volteo a ver a Dimaccio considerando las armas con interés. Nathaniel tomo ventaja de su distracción y trato de huir, pero Lola se lo esperaba. Brinco a Nathaniel por detrás y lo abrazo con ambas manos. Ella no podía tenerlo por mucho tiempo, pero no tenía que hacerlo. Ella lo volvió más lento el suficiente tiempo para que Dimaccio le pasara un arma a Nathan. Levantó a Nathaniel del piso tomándolo de la camisa, sin poder moverse de los puños que llovieron en él. Lola lo dejo ir y elegantemente dio un paso atrás, y Dimaccio tiro a Nathaniel a la pared más cercana. El impacto rompió el aliento de Nathaniel y cayó torpemente al piso. Se contuvo con sus manos, lo que fue un terrible error, pero no tuvo aliento para gritar. Estaba tan mareado que se sintió mal, pero lo vio moverse por el rabillo del ojo. El metal brilló a escasos centímetros de su rostro cuando Nathan agito el arma. El terror puso a Nathaniel en pie más rápido de lo que su cuerpo quería moverse y se retiró de la cuchilla del padre. Nathan no lo persiguió. Le dio a su cuchilla un movimiento para experimentar, como

si se estuviera familiarizando su peso,corrió y probó hoja en su pulgar. Debió de haberlo afilado recientemente, porquecon la sangre casilainmediatamente.

 

Las oportunidades de Nathaniel se estaban agotando. No podía pasar entre Dimaccio y Nathan, lo que significaba tomar la oportunidad con la pistola y cuchillo de Lola. Giro y corrió hacia ella. La salvaje sonrisa en su cara le decía que se esperaba ese ataque. Se preparó para la inevitable colisión, cuchillo afuera y lista para hacer algún daño. Ella blandía el cuchillo mientras se acercaba. Nathaniel esquivo la hoja, casi torciéndose el tobillo pornosupodía prisa.disparar La pistola Lola estaba en su cara unos segundos después, saber que ella no de lo detuvo de agacharse. Se acercó a él, cuchillo en la mano para atacar, y Nathaniel la golpeo en la garganta. Apenas escucho el horrible sonido de dolor por sus rotas orejas. Cada cortada y quemadura de sus manos estaban gritando en protesta. Apretó su mano más fuerte y dio otro golpe. Lola lo esquivo, pero apenas, y le dejo una cortada ardiente con su cuchillo. Nathaniel estaba ahora entre ella y la puerta, y tiro la barra hacía arriba para desbloquearla. Lola tomo su cabello antes de que pudiera abrir la puerta, pero a Nathaniel no le importaba cuanto cabello perdía. Aun así, se adelantó, negándose a soltar la perilla. —Muévete —dijo Nathan detrás de ellos. Estaba hablándole a Lola, pero Nathaniel se tiró a un lado también. El cuchillo de Nathan seguía justo donde había estado. El metal grito mientras cortaba una línea hacía abajo en la puerta, y Nathan dio una mirada ardiente a su hijo caído. Nathaniel se arrastró de espaldas, esperando una muerte cruel en su pecho. Nathan fue hacía él, cansado de  jugar al gato y al ratón. Nathaniel trato de levantarse, pero una bota en sus costillas lo dejo inmóvil. Un puño en la cara mato su siguiente movimiento movim iento y de pronto Nathan estaba encima de Nathaniel con su cuchillo en la garganta. Dimaccio se puso detrás de ellos, y ofreció el hacha de Nathan. Nathan lo puso al lado del cuello de Nathaniel así podía esculpir líneas superficiales en las quemaduras de Nathaniel con su cuchillo—. Quizá usemos los dos —dijo, casualmente como si estuviera debatiendo el clima del día siguiente —Quitarte la piel centímetro a centímetro y tallar la carne por debajo. Si lo hacemos bien, deberías durar toda la noche. Patrick has que nos arrojen el soplete. Todavía debe estar en el cajón junto al horno. —No —dijo Nathaniel, pero Dimaccio subió las escaleras para llamarlos. —Lola —dijo Nathan, y Lola fue inmediatamente a su lado. Ella ya no estaba sonriendo. La mirada que le dio a Nathaniel estaba llena de furia y toco con cuidado su cuello lastimado. Nathaniel quería sentirse satisfecho por haberle hecho daño, pero todo lo que sentía era miedo. Nathan no volteó a ver a su hijo, pero dijo —. ¿Te gustaría tener el placer de herirlo? —No —dijo Nathaniel otra vez, pero Lola se agacho fuera de su vista. Nathaniel puso sus piernas fuera del otro lado huyendo de ella. El hacha no estaba tan afilada como para abrir su garganta sin tanto esfuerzo, así que ignoro la forma en que el peso de ésta lo hizo reír y forcejear lo mejor que pudo. Nathaniel lo tolero hasta que Nathan lo levanto, y puso su cuchillo en el puente de su nariz. —Si tú no te mantienes malditamente quieto te sacare esos ojos. Nathaniel se congelo, pero estaba temblando tembl ando tan fuerte que era una maravilla que aún no había molestado a su padre —. Por favor —murmuro, incapaz de detenerse—por

favor, no lo hagas. —¿Puedo hacerlo? —Lola pregunto, emocionada emocionada otra vez.

 

—Cortaremos tus tobillos, después tus rodillas —le dijo Nathan a Nathaniel —. Y si tratas de escapar gateando te cortare los brazos. ¿Entiendes? Dimaccio estaba de vuelta. Puso el soplete al lado de Nathan. Nathaniel quería gritar, pero si lo hacía no sería capaz de parar. Sus ojos ardían, quizá por la sangre, quizá por el pánico contenido por desesperación. desesperac ión. Se aferró a lo que quedaba de su autocontrol con

sangrientas y emas de los dedos, sabiendo que no le haría ningún bien pero que no podía dejarlo ir. yemas —Por favor —suplico de nuevo— Sólo déjenme ir. Solo déjenme ir. Yo no soy—  —Lola —dijo Nathan, pero no alcanzo a terminar. La puerta de la bodega se abrió por fuera, y una manada de extraños entró baleando. El silenciador ayudo a amortiguar el sonido de alguna manera, pero en un lugar tan pequeño, Nathaniel sentía cada disparo como una mordida en su piel. Lola estaba más cerca de la puerta, y su cuerpo se sacudió mientras las balas hacían incontables incon tables agujeros en ella. Nathan desapareció, transportada a una cuestionable seguridad con Dimaccio. Nathaniel trato de quedarse tirado, tratando de no llamar la atención, pero él buscaba a su padre mientras más gente aparecía en el cuarto. Su padre estaba completamente escudado por el largo cuerpo de Dimaccio, mientras llamaba a sus hombres por ayuda. Sus guardias corrieron por las escaleras de concreto, pero las interminables balas detuvieron sus pasos. Alguien agarro a Nathaniel y lo puso lejos de su padre. Nathaniel lucho instintivamente, pero sus atacantes no respondieron. Nathaniel fue tirado en una esquina, y continuamente abandonado. Quedarse quieto parecía una buena idea con tantas balas volando. Nathaniel se puso en canclillas e hizo un escudo con sus brazos y manos. Fue una eternidad antes de que la casa se quedara quie quieta ta y silenciosa de nuevo. Nathaniel Nathaniel lentamente bajo los brazos y miro a su alrededor. Nathan estaba hincado en medio del cuarto con cuatro armas apuntando a su cabeza. Empezaba a levantarse, pero alguien le dio un golpe con la parte trasera de su rifle. Nathan respondió con un gruñido sin sentido. Uno de los hombres silbo una señal por el túnel, y pasos hicieron eco en el corredor. Un hombre se paró en la puerta, y Nathaniel dejo de respirar. El reconocería esa cara en cualquier parte. Nueve años le han cobrado caro a Stuart Hartford, pero Nathaniel aún podía ver en la cara de Stuart a su madre. Stuart respondió el ceño fruncido de Nathan con una mirada fría. Tenía la pistola a medio camino de Nathan, pero una chica se le intercepto y con su barbilla señalo a Nathaniel. Stuart siguió su mirada, y sorpresa toco el borde su furia. —Qué demonios. ¿Nataniel? —Nathaniel estaba demasiado aturdido para hablar, pero se las arregló para asentir. Stuart mantuvo el arma apuntando apuntand o a Nathan, pero seguía viendo a su sobrino—¿Dónde está Mary? —Nathaniel no podía encontrar su voz, así que solo sacudió su cabeza. La expresión de Stuart se rompió, la poca que esperanza que había aparecido se fue tan rápido como llego —. No mires. Esto terminara en un momento. —¿Cómo te atreves? —Dijo Nathan salvajemente—  Has desafiado a Moriyama al venir aquí y matar a mis hombres. Eres hombre muerte. No tienes el poder para … 

Stuart no terminar. El cuerpo de Nathan se sacudió mientras dos balas sangre hacían agujeros en losudejo pecho. Nathaniel observo, ojos abiertos e incrédulo, mientras salpicaba de la garganta de su padre recorriendo su camisa y manchando sus

 

pantalones. El cuerpo de Nathan cayó de espaldas por el impacto golpeando el suelo húmedamente. Nathaniel llevo una temblorosa mano a su boca, luego sujetándola con su otra mano. No era suficiente para sofocar el impacto. —Te dije que no vieras —dijo Stuart. Esa que sensación desgarradora pena,destruyendo era una necesidad tany feroz que Nathaniel pensó lo mataría. Su mundonoseera estaba alrededor él estaba cayendo. Nathaniel no podía respirar, mucho menos explicar ese horrible regocijo. No peleo cuando dos de los hombres de Stuart lo levantaron. Stuart cruzo el cuarto para estar enfrente de él. Nathaniel lo vio pasar al lado del cadáver de su padre. La mano de Stuart en su barbilla lo forzó a ver la cara de su tío. Stuart le dio un vistazo, revisando sus heridas con una mirada furiosa. —Él puede venir conmigo —dijo una chica. —Él es nuestro único boleto para salir de aquí —dijo Stuart—. Lo dejaremos aquí. Por ahora —continuó antes de que Nathaniel pudiera reaccionar. Apretó los dedos más fuertes en la cara de Nathaniel y le dio una pequeña sacudida —. Me escucharás y harás lo que yo te diga. Ellos nos dejaron entrar aquí sin peros solo porque les prometimos que lo llevaríamos vivo. Nathaniel al fin pudo encontrar su voz. —¿Los Moriyamas? —No —dijo Stuart, tan fuerte que Nathaniel se inclinó lejos de él —. No digas ese nombre esta noche. No los puedes meter en esto. Ellos no se esperaban que su Carnicero muriera y nosotros solo tenemos una oportunidad para ganarnos su favor. Te daremos al FBI como distracción. Necesitas atención médica, y aún no podemos llevarte a donde necesitamos ir. Esta es la única forma de sobrevivir. ¿Entiendes? Su padre estaba muerto. Nathaniel aceptaría todo después de eso. —No les diré. Stuart asintió. —Entonces nos vamos. Ellos lo ayudaron a bajar por el túnel hacía el garaje. Las escaleras que subían eran demasiado empinadas y estrechas, y la entrada de la puerta era apenas tan grande para que entrara un hombre. La gente de Stuart S tuart desapareció de la puerta puert a del garaje tan pronto como pudieron, pero Stuart se quedó atrás un momento con Nathaniel. Nathaniel miro la oscuridad, buscando a los federales que debían estar observando todo desde una distancia segura. Por ahora la calle estaba calmada y vacía, pero no había manera en que los vecinos se perdieran esos balazos. En cualquier minuto, quizá en dos, los vecinos llamarían a la policía y los medios estarían aquí otra vez. Stuart lo puso de rodillas y coloco sus manos detrás de su cabeza. — Volveremos por ti cuando podamos. Lo prometo. Entonces él se fue, desapareciendo en la noche con su equipo. Nathaniel se quedó arrodillado y agacho su cabeza esperando. No tomo mucho tiempo. Los federales salieron de las sombras como fantasmas, armas fuera y vestidos de la cabeza a los pies con equipo especial. Nathaniel era muy pequeño para ser su padre, pero la oscuridad

cubriéndolo a lamanos ilusión.rudas Ellos ynovoces sospecharon que Nathaniel algo estabafinalmente mal hastaalzo que su lo pusieron de ayudo pie con estridentes.

 

cabeza hacia ellos, y el agente que estaba más cerca de él se detuvo a mitad de la oración. —Llegan muy tarde —dijo Nathaniel, incluso cuando alguien había llamado a Servicio Médico de Emergencias para que se apurara —. Mi padre está muerto. —Tu padre —El agente dijo estúpidamente. Seis hombros se marcharon rápidamente al pozo que casi No se tropiezan, y Nathaniel escucho el eco de sus hacia botaslamientras a revisar la casa se dio cuenta de que había bajado la mirada aberturacorrían hasta que el agente le chasqueó los dedos enguantados en la cara. Nathaniel se encontró con su mirada inquisitiva con una mirada fría, y el hombre repitió — ¿Tu padre? —Mi nombre es Nathanie Nathaniell Wesninski —dijo —y mi padre está muerto. No era nada divertido, pero un segundo después estaba riéndose. Sonaba histérico, pero no podía parar. Manos tomaron sus hombros y llevaron su cabeza hacia atrás. Una bronca voz le ordeno que respirara, pero no pudo. El tomo sus rodillas para equilibrarse. El dolor subía por sus brazos desde sus manos maltratadas, pero no se podía detener. La adrenalina de una inesperada balacera y la tranquilidad de estar vivo lo estaban destrozando, y Nathaniel al final perdió la batalla con su inestable estómago. Alguien lo agarro cuando se cayó al piso de concreto. Nathaniel escupió para ver si se podía quitar el amargo sabor de la boca. La mano en su hombro puso más fuerza. —Preferiría no interrumpir en el estado que estas ahora, pero lo haré si tengo que hacerlo. ¿Serás un problema para nosotros? Nathaniel batallo para mirar arriba y enfocarse en la cara del hombre. —He sido un problema desde hace diecinueve años. Estoy cansado para ser uno hoy. Sólo sáquenme de aquí. Una ambulancia se detuvo en la acera. Llego ahí demasiado rápido, Nathaniel adivino que estaba esperando en la esquina fuera de la vista. A pesar de su tranquilidad, tenía una escolta de tres agentes que lo acompañaron a los paramédicos. Ellos tenían la camilla en la calle para el momento en que el llego, y Nathaniel se acostó acos tó en ella sin decir nada. Ellos lo ataron para llevárselo y lo subieron atrás. Un agente se fue con ellos; Nathaniel asumió que los demás lo seguirían. Ya no le importaba. Cerro sus ojos y dejo que los paramédicos hicieran su trabajo. *** Cuando Nathaniel abrió sus s us ojos de nuevo, estaba de espal espaldas das en la cama de un hospital y la luz del sol se deslizaba por una ventana. Tubos de plástico delgados salían debajo de las sabanas y las drogas hacían que su cabeza se sintiera como algodón. Estaba despierto, pero placenteramente aliviado de dolor. Tenía dos invitados que no reconoció, pero supo con una mirada que eran federales. Ellos tenían ese aire de presumida autoridad generalmente cargada cuando piensan que son más poderosos de lo que realmente son. Uno se sentó sent ó en un taburete a su izquierda. El otro había reclamado la mejor de las dos sillas s illas y estaba en el pie de su cama revisando revisa ndo papeles. La puerta se cerró para darles privacidad, pero Nathaniel asumió que había

alguien haciendo Una esposa atóguardia la manoafuera. vendada de Nathaniel a la cama. Nathaniel la sacudió y dijo. —¿En serio?

 

—No vamos a tomar otra oportunidad —el hombre que estaba más cerca dijo —Tan pronto como los médicos lo den de alta, lo trasladaremos a nuestra oficina local. Pero no piense que tiene que esperar un entorno oficial para hablar con nosotros. Estamos listos para escuchar todo lo que tiene que decir. El agente especial Browning —, dijo el agente tardíamente, y le hizo un gesto a su compañero —. Este es un agente especial Towns.

Vamos ser tu controlador. —Miacontrolador —Nathaniel repitió—. No soy de su propiedad. —Pero tenemos tu custodia. —¿Me están arrestando? —Ahora mismo estamos actuando ac tuando de buena voluntad asumiendo que podemos contar con tu completa cooperación. Si necesitamos tener un acercamiento más agresivo, lo haremos. Tenemos muchos delitos que podemos poner en tu contra, empezando con las identificaciones falsas en tu cartera y escalando con el paradero de tu madre. Déjanos saber si quieres jugar a hacerte el difícil. Nathaniel hizo un sonido grosero. —¿No pueden al menos usar un mejor idioma? Odio el beisbol. —Ahora mismo lo que odias o lo que no es de poca importancia para nosotros —dijo Towns—. Sólo nos importa la verdad. —Te doy verdad por verdad —dijo Nathaniel—mi equipo fue atrapado ayer por un alboroto. The Palmetto State Foxes —elaboro, aunque pensó que los agentes ya se habían dado cuenta de eso ya que lo recogieron en la casa de su padre —¿Están heridos? —Ochenta y seis personas salieron heridas anoche incluyendo tres de tu equipo — Dijo Browning—. Fueron tratados y prontamente dados de alta. Heridas menores. Tuvieron suerte. Un par de personas terminaron en Cuidados Intensivos. —Contactamos al entrenador Wymack justo después de que te trajéramos aquí y le preguntamos si podría traer a su gente para interrogarla —continúo Town, reviso su reloj y dijo—. Ellos deberían de estar terminando pronto. Cuando hayamos terminados con ellos, son libres de regresar a Carolina de sur. No dijo Sin ti, pero Nathaniel lo escucho en su tono. —Es tu turno —dijo Browning—¿Dónde está tu madre? Nathaniel les dijo sobre encontrarse con su padre en Seattle y del cruel ataque del cuál no fueron tan rápidos para escapar. Les dijo del fuego y la arena y como la enterró en la costa. Era brutalmente injusto que ella no viviera lo suficiente para ver a Nathan morir, pero Nathaniel mantuvo esa amarga miseria para sí mismo. —¿Todo este tiempo estuviste escondido en Seattle? —Dijo Browning, sintiéndose enojado por no saberlo. —No —dijo Nathaniel—, ese fue realmente la última parada antes de llegar a Arizona. —¿Dónde estabas antes de Seattle? —Quiero ver a mi equipo. —¿Dónde estabas antes de Seattle? —repitió Browning. Nathaniel presiono sus labios fuertemente y dirigió su mirada al techo. Browning tolero su silencio por unos minutos, después comenzó a hablar. Le dijo todo lo que pensaban

ofrecerle Nathanielensi elsuPrograma cooperación valía la pena: inmunidad poroportunidad todos sus cargos, un nuevo acomienzo de Protección de Testigos, y la de tirar abajo la banda de su padre. Cuando Nathaniel siguió sin moverse a pesar de todas las

 

ofertas, Browning Brownin g las cambio a amenazas. Lo que tenían de Nathaniel era suficiente para encerrarlo, y eventualmente desenterrarían más las cosas que habían hecho para arrojárselas. —Quiero ver a mi equipo —dijo Nathaniel cuando Browning finalmente tomo un respiro. —¿Tú —dijo —no hagas Sé razonable Towns las cosas difícilesSobrevivir de lo necesario. — piensas que esto es difícil? Mira todo lo que más he pasado. a ti es fácil —Nathaniel ladeo a su cabeza y le dio a Towns una mirada fría —  Pero ¿Puedes sobrevivir a mí? —¿Estas amenazando a un agente federal? Nathaniel sonrío tanto que sus quemaduras ardieron —. No me atrevería. Lo que quise decir fue: ¿puedes sobrevivir a mi familia? Mis padres están muertos, pero mi tío me recuerda. Más importante, el recuerda que le diste permiso de ir contra mi padre anoche. ¿Desde cuándo los que traen traje pelean con los gánsteres? —No sé de lo que estás hablando —dijo Browning, con una neutralidad impresionante. Nathaniel no le creyó ni por un segundo. —Como sea —dijo Nathaniel—Tomaré una siesta. Ellos no discutieron, así que el cerro los ojos y se fue f ue a la deriva. Despertó un tiempo indeterminable después cuando una enfermera fue a revisar sus heridas. Todas las mata-dolores que tenían no sirvieron de nada cuando ella limpio las quemaduras de sus brazos y manos. Nathaniel apretó los dientes tan fuertes que creyó que los rompería y peleo con la urgencia de patearla lejos de él. Ella les dio a sus puntadas un asentimiento aprobatorio y prometió que el médico lo revisaría después. Cerró la puerta cuando se fue. Era imposible volver a dormir con sus nervios haciendo ruidos alarmantes en sus oídos. Nathaniel flexiono sus dedos, revisando su nivel de movilidad. Lola lo había quemado para herirlo no para mutilarlo. Quizá creía que la piel derretida arruinaría la bobina y mataría su diversión. diversión . La cara de enfermera le decía que su cara no había bajado ligeramente, pero no quería verse en el espejo. Nathaniel estaba tan furioso como con nauseas solo de pensar sobre eso. Antes de que lo último ganará Nathaniel dijo: —Quiero ver a mi equipo. —Y yo quiero un café —dijo Browning—¿Están bien ustedes dos aquí? Towns asintió. Browning reviso su cartera por dinero y se fue. Nathaniel dio a sus esposas unos cuantos jalones experimentales solo para ver como reaccionaba Towns. Towns no quedó impresionado con el fallido intento de rebeldía y siguió con los papeles. Se ignoraron el uno al otro hasta que Browning regreso. Browning se sentó en silencio hasta que se acabó su café, luego examinó una de las pilas descartadas de Towns. Después de una hora de esto, hizo otro intento de comunicarse con Nathaniel. —¿Aún no te sientes cooperativo cooperativo?? —Todavía no veo a mi equipo, así que no —dijo Nathaniel, Browning hizo un gesto arrogante. Nathaniel tiro ti ro de sus atadas manos de nuevo—. Mira: hay estas personas que decidí quedarme incluso cuando sabía que no me quedaría por mucho tiempo. Los elegí

antes que a mi seguridad. Así que déjame verlos y te diré todo lo que quieras.

 

—Tú solo piensas en que quieres verlos —dijo Towns—recuerda que se acaban de enterar que y quién eres. Si ellos todavía quieren saber algo de ti, me comeré mi sombrero. Nathaniel abrió su boca, el cerro otra vez, y miro a otro lado. Su equipo había aceptado su vaga confesión. Aarón lo forzó a hacerlo, saber que su familia fa milia era espantosa y lidiar

con realidad eran cosas totalmente diferentes. Quizá tenía tiempo decirle en ellaviaje a New York la conexión de los Wesninski y losKevin Moriyamas, en esepara caso ellos ahora sabrían en el peligro que los había puesto al firmar contrato con el entrenador Wymack. Él les había prometido que su familia no iba a intervenir con ellos, pero él los había lastimado y les iba a costar campeonatos. Ellos deben odiarlo, deben temerle, y probablemente no lo perdonen nunca, pero Nathaniel no lo quería dejar así. Él tenía que decirlo hoy, antes que los federales fe derales lo empujen tan hondo que la luz no lo pueda alcanzar. —En efecto —Towns continuo—, probablemente ellos ya están en la carretera al sur. No debió de durar mucho tomar sus declaraciones, y no necesitamos nada más de ellos por ahora. —Estas mal —dijo Nathaniel—Ellos no se pueden ir sin Andrew, y Andrew no iría a ningún lado antes hablar conmigo. —Tú no sabes eso. —Si lo sé—. Incluso si solo era para destruir a Nathaniel por esconderle esto, Andrew esperaría tanto como pudiera. Él no era del tipo de dejar las cosas sin terminar. Nathaniel lo sabía, lo creía, con cada fibra de su cuerpo. Fue suficiente para calmar el apeste de la advertencia insensible de Towns—. Puedes llevarme con él, o puedes dejarme podrirme en una celda en algún lugar. Esas son tus únicas opciones. Finalmente, Browning se levantó y fue al pasillo. Nathaniel escucho su tono estridente a través de la madera, pero no entendía sus palabras. Towns observo a su pareja cuando c uando Browning regreso, y Browning respondió realizando garabatos en el portapapeles de Towns. Nathaniel resistió la necesidad de tirarles su pequeña almohada y mejor se recostó en ella. No le dijeron nada más a él, y dejo sus pensamientos bajar. Las horas para que lo dejaran ir se sintieron interminables y miserables. Cuando el médico pasaba a verlo para decirle como curar sus heridas, Nathaniel lo interrumpía con un: —No necesito su ayuda. El médico, estaba acostumbrado a los pacientes desagradables, firmo la hoja de Nathaniel sin decir nada más. Ella miró a los agentes y dijo. —Ellos pueden firmar tu salida en el escritorio de abajo. Ellos tendrán las medicinas listas para ti. Browning asintió, pero espero a que el médico se fuera para quitar las esposas que mantenían a Nathaniel atado a su cama. Él y Towns bajaron la cama para que Nathaniel se pudiera deslizar fuera de ella. Towns le dio una bolsa, y Nathaniel lanzó un conjunto de sudaderas oscuras a la cama. —¿Dónde está mi ropa? —pregunto Nathaniel. —Tomada como evidencia —dijo Towns.

Towns se paróde junto a la puerta. Browning se mantuvo casicon se su quedó a mitad de camino Nathaniel. Si Nathaniel intentaba algo, cerca, lo veríapero desde visión periférica, pero aún era un poco de privacidad. La bata de hospital que Nathaniel vestía

 

estaba desamarrada, por lo cual estaba extremadamente agradecido. Él pensó que no podía con nudos y cuerdas hasta que sus manos estuvieran mejor. Se quitó la bata y se metió en sus nuevas ropas lo más cuidadoso que pudo. Sus manos estaban ardiendo para el tiempo que termino. Él las puso cerca de su estómago, estómago , sabiendo que no ayudaría en nada, pero quería tratar apagar ese fuego de alguna manera. Browning tapar su cara.esposo sus manos en frente de él, luego jalo el gorro de la sudadera para —Gracias los vecinos de tu padre, la prensa sabe que alguien fue sacado de la casa de Nathan anoche. Los canales principales no tienen un nombre aún, pero ellos no lo necesitan. Has pasado mucho tiempo en TV el año pasado. La gente reconocerá tu cara con solo ver un pedazo de ella. —¿Todavía hay suficiente de ella para reconocer? —Nathaniel preguntó. —Hay un espejo por aquí si quieres ver. —Me quedaré con tu opinión —dijo Nathaniel. —Sanará eventualmente —dijo Browning, lo cual no era ni una ni otra cosa. Lo guiaron al pasillo de abajo. Towns firmo su salida y tomo una bolsa blanca que sacudió. Analgésicos y antibióticos, asumió Nathaniel. Crema para quemaduras si tenía suerte. Towns se los dio para que las cargara, y tomaron el elevador. Browning llamo antes de que llegaran al piso de abajo y tener un lugar limpio. Nathaniel no levanto la mirada para ver su había reporteros buscando una fotografía. Mantuvo su cabeza lo más baja que pudo y rogo que la sudadera fuera suficiente para proteger su cara. Un vehículo deportivo estaba es taba estacionado en la acera. La puerta trasera estaba abierta mientras se acercaban y Nathaniel subió en él. Towns fue hasta el asiento más atrás, así que Browning tomo el asiento al lado de Nathaniel. Browning cerró la puerta e hizo una corta llamada con su teléfono solo para decir: —Estamos en camino. Quítalo de la vista antes de que lleguemos. La mujer en el asiento de pasajero le dio una mirada curiosa sobre los hombros a Nathaniel. Él desvió la mirada, y observó la ventana teñida. Reconoció calles y edificios mientras manejaban. En una terrible, imposible forma, de alguna manera se sentía como casa. Quería arrancar esta sensación de él y quemarla. La Foxhole Court era el único hogar que necesitaba; los Zorros eran su familia. No quería estar atado a nada de esto. Cuan triste, cuan extraño, cuan estúpido, que él pudo huir de aquí y haber regresado al mismo lugar al final. No pudo soportar la vista de la ciudad, así que se recostó y cerró sus ojos. No pudo dormir, pero al menos podía imaginar la muerte de su padre una y otra vez. Eso era casi suficiente para hacerlo sonreír, y eventualmente descongelaron escalofríos en sus venas.

 

CAPÍTULO CATORCE

Traducido por Ro Grigori Corregido por Vaughan

Nathaniel esperaba que lo llevaran directo a sus oficinas para interrogarlo, interrogarlo , pero la SUV se giró en el estacionamiento de un hotel. El lugar estaba plagado de federales. Los hombres estaban de pie en la acera, fumando e intentando parecer despreocupados, pero la piel de Nathaniel se erizó al verlos. Las mujeres que tomaban el sol junto a la piscina se veían igualmente recelosas a pesar de su intento de pasar inadvertidas. La mujer que estaba junto a la máquina expendedora estaba intranquila, pero Nathaniel estaba inclinado a pensar mal de todos los que estaban a su alrededor. Tan pronto como el auto se detuvo, Nathaniel le dirigió una mirada expectante a Browning. Browning puso un dedo frente a su cara —. Tienes veinte minutos o hasta que te saquen de sus vidas, lo que ocurra primero. Luego vendrás con nosotros y nos dirás todo lo que queremos saber. ¿Está claro? —Ellos —dijo Nathaniel—. ¿Están aquí? No veo el autobús. —No quiero que la prensa lo vea aquí y lo descubran todo aún, así que hice que tu entrenador lo moviera. Dije: ¿está claro? —Claro —dijo Nathaniel, y se cubrió nuevamente la cabeza con la capucha —. Sal. —Tu personalidad ganadora me hace reconsiderar todo esto —dijo Browning, pero salió del auto. Lo llevaron por las escaleras metálicas desvencijadas al segundo piso. Una mujer descansaba contra la barandilla del balcón con un teléfono celular en la oreja. Se puso el pelo sobre el hombro y movió los dedos de igual manera. Browning guio a Nathaniel a la puerta correcta y tocó. La puerta se abrió medio metro, pero Nathaniel no pudo ver nada más allá del fornido hombre con traje. El hombre que estaba de guardia frunció el ceño hacia Nathaniel antes de mirar enojado a Browning. —No me agrada. —Anotado. Vigílalo un momento, Kurt —dijo Browning. Kurt se hizo a un lado y abrió la puerta. Browning pasó junto a él, aplaudiendo para llamar la atención de todos. Incluso Incl uso en el balcón, fue lo suficientemente fuerte como para que Nathaniel escuchara cada palabra—. Escuchen, gente. Tienen veinte minutos. Mantengámonos ordenados y tengamos solo una persona a la vez. Obviamente, Kurt esperaba que los Zorros se aceptaran sin luchar, porque dejó caer su brazo y dejó pasar a Nathaniel. Debería haber esperado un poco más, cuando los compañeros de equipo de Nathaniel comenzaron a discutir casi de inmediato. La voz indignada de Dan se escuchó con mayor facilidad cuando espetó —: ¿Veinte minutos? Tienes que estar bromea ndo. ¿Por qué…? ¡Oh, Dios mío! —, Se interrumpió cuando Nathaniel entró en la habitación. El ímpetu en su voz no era ira o disgusto, sino alivio alimentado por el terror —. Oh, Dios mío, Neil. ¿Estás ¿Es tás bien?

Nathaniel abrió de la boca, las palabras le fallaron. sabía nunca a ver a ninguno ellos.pero Tenerlos de vuelta era unAnoche ungüento en que cada una volvería de sus

 

doloridas heridas, pero era muy consciente de que estaba aquí para despedirse. Lo mataría salir de aquí. Les debía una explicación y una disculpa, pero no sabía por dónde empezar. Todo lo que podía hacer era mirar de una cara atónita a otra. Había una mirada vacía en la cara de Kevin y moretones oscuros en su garganta. Nicky Nick y era un desastre desconsolado cerca de la ventana. Allison Renee estaban sentadas la otra en cama con dos ojos negros un par de docenas de ymoretones entre ellas. Las en manchas el brazo de Allison fuerony obviamente dejadas por dedos. Nathaniel esperaba que Allison haya golpeado a quien fuera lo suficientemente estúpido como para agarrarla tan fuerte, pero tal vez Renee se había encargado de eso. Una de las manos de Renee estaba vendada y llevaba una muñequera en la otra mano. Aaron estaba sentado en la misma cama, y por una vez lucía más molesto que enojado cuando miró a Nathaniel. Matt y Dan estaban en la cama cam a más cercana. Matt te tenía nía un agarre férreo en el hombro de Dan como si hubiera tenido que evitar que fuera contra Browning. Matt había recibido una fuerte paliza en el disturbio y todavía tenía bolsas de hielo atadas a ambas manos. Su camisa estaba sucia y rasgada en dos lugares, y Nathaniel podía ver los feos hematomas a través de los huecos. Abby estaba de pie entre las camas, su botiquín de primeros auxilios abierto sobre las mantas cerca de la cadera derecha de Matt, pero dejó caer el antiséptico que estaba sosteniendo cuando vio a Nathaniel. La boca de Abby se movió, pero Nathaniel no escuchó una palabra de lo que dijo. Browning dijo que los Zorros solo sufrieron heridas leves y que ninguno de ellos había terminado en la UCI, pero solo siete de ellos estaban allí. Wymack estaba fuera moviendo el autobús, pero eso dejaba a una persona desaparecida. La sangre de Nathaniel se congeló, y no pudo evitar la alarma de su voz cuando comenzó a preguntar: —¿Dónde está And…? Hubo un estruendo detrás de Nathaniel, el sonido inconfundible de un cuerpo golpeando contra la madera. Se giró cuando Andrew se abrió paso a la fuerza con Wymack pisándole los talones. Kurt agarró a Andrew, pero lo soltó cuando Wymack lo empujó al pasar. Nathaniel solo tuvo un segundo para ver las esposas encadenando a Andrew y Wymack juntos, y luego Browning reaccionó a la violenta entrada alcanzando su arma. Nathaniel agarró el brazo de Browning con ambas manos y lo jaló tan fuerte como pudo. Solo tenía la intención de desacelerar a Browning y hacerlo perder el equilibrio, pero la agonía que se disparó desde los dedos de Nathaniel hasta sus codos casi lo hizo caer. Él lo soltó sin intención y se encorvó, como si de alguna manera eso haría que el dolor desapareciera. Presionar sus manos contra su estómago no ayudó, pero Nathaniel necesitaba protegerlas de alguna manera. —No —dijo con los dientes apretados. Pensó que lo dijo, de todos modos; no podía escucharse a sí mismo a través del ruido ensordecedor rugiendo en sus oídos. El peso de una mano en la parte posterior de su cuello dijo que le había conseguido a Andrew el tiempo suficiente para alcanzarlo. Nathaniel no recordaba haber cerrado los ojos, pero los obligó a abrirse de nuevo. Trató

de enderezarse, Andrew lo tomó del hombro manos y lo empujó sobre sus Nathaniel bajó sinpero discusión y acunó sus destrozadas en su regazo. Susrodillas. manos

 

se sentían tan terribles que esperaba ver sangre empapando sus vendajes, pero la gasa permaneció blanca y limpia. —Déjalo —dijo Wymack. Sonaba tan enojado que Nathaniel supo que Wymack no estaba hablando con él o con Andrew. Supuso que Browning o Kurt se estaban moviendo para sacar a Andrew del camino antes de que lastimara aúnpar más a Nathaniel. O pero los federales confiaban en su  juicio o nno o po podían dían rodear a Wymack para a llllegar egar a Andrew, Andrew, Andrew se arrodilló arrodilló frente a Nathaniel sin ser cuestionado. cuestionado. Nathaniel giró sus manos y levantó la vista. La expresión de Andrew era engañosamente tranquila, pero su agarre era férreo cuando agarró la barbilla de Nathaniel. Nathaniel lo dejó observarlo porque eso le dio tiempo para estudiar los moretones que cubrían la cara de Andrew. El peor de ellos era un oscuro y estrecho golpe que pasaba desde su pómulo pómul o hasta la orilla de su ojo derecho. La fuerza del impacto dejó la mitad del ojo de Andrew rojo de sangre. Un codazo, pensó Nathaniel, que se había acercado demasiado. —Podrían haberte cegado —dijo Nathaniel—. ¿Todo ese tiempo peleando y nunca aprendiste a esquivar? Una mirada glacial fue su única respuesta. Andrew lo soltó para poder quitar la capucha de Nathaniel del camino. Pasó un dedo sobre las líneas de cinta que mantenían los numerosos vendajes en su lugar como si buscara el mejor lugar para comenzar. Primero arrancó la gasa de la mejilla derecha de Nathaniel, dejando al descubierto los cortes en forma de línea que dejó el cuchillo de Lola. Les dio a las puntadas una mirada superficial antes de continuar. La cinta en la otra mejilla de Nathaniel dolió como el infierno, ya que jaló de la piel alrededor de sus quemaduras, y la mano de Andrew se congeló a pocos centímetros de la cara de Nathaniel. La expresión de Andrew no cambió, pero había una nueva tensión en sus hombros que no auguraba nada bueno para nadie en la habitación. Andrew había dejado caer las primeras vendas como si no importaran, pero estas las puso lentamente en el suelo junto a su rodilla sin quitarle la mirada a Nathaniel. Como Nathaniel estaba arrodillado de espaldas a la habitación, Wymack era la única persona que podía ver el desastre que Lola hizo en su rostro. Nathaniel no se atrevió a mirarlo, pero el violento —: Cristo, Neil —de Wymack decía que las quemaduras se veían tan mal como se sentían. Una cama crujió cuando uno de los Zorros se levantó. Wymack sacudió su mano libre en una enfática orden para que se quedaran quietos, y dijo. —No. —Uno a la vez —les recordó Browning. Andrew presionó dos dedos en la parte inferior de la barbilla de Nathaniel para que girara la cabeza. Nathaniel se dejó guiar y no dijo nada mientras Andrew lo contemplaba. Cuando Andrew dejó caer su mano y agarró la sudadera de Nathaniel, Nathaniel se arriesgó a mirarlo. Había violencia en los ojos de Andrew, pero al menos no había empujado a Nathaniel todavía. Eso tenía que contar para algo. —Lo siento —dijo Nathaniel. El puño de Andrew se alejó con la intención de golpearlo, pero no lo movió. Nathaniel sabía que no era porque su mano estaba esposada con Wymack; El brazo de Andrew

en realidadnotembló por el esfuerzo le costó de no alguna golpearmanera. la cabeza Nathaniel. Nathaniel dijo nada para inclinarque la balanza Pordefin, Andrew desenrolló sus dedos y dejó que su mano colgara de la esposa.

 

—Dilo de nuevo y te mataré —dijo. —Esta es la última vez que voy a decírtelo —dijo Kurt, acercándose a Wymack con una mirada sombría en su rostro—. Si no puedes calmar esa actitud y compórtate…   Nathaniel le lanzó una mirada de advertencia y lo cortó con un, —¿Qué harás, idiota? —dijo —. Esa Lo mismo parayti, Nathaniel esZorros tu segunda oportunidad. —giró su —está Un— tercer paso vale en falso esto dedoBrowning para indicar a los terminado. Recuerda que estás aquí solo porque lo estamos permitiendo. Andrew se movió como si fuera a levantarse y Nathaniel supo que iba a callar a Browning por su bien. Nathaniel sabía que no debía tocar a Andrew todavía, pero se acercó lo más que pudo y tomó la cara de Andrew entre sus manos vendadas. Andrew podría haberlo empujado a un lado fácilmente, pero después de una breve pausa se quedó quiero de nuevo. Nathaniel lo miró rápidamente, agradecido por su resignación, antes de dirigirle otra mirada glacial a Browning. —No le mientas a un mentiroso —dijo Nathaniel—. Ambos sabemos que estoy aquí porque no tienes nada sin mí. Una pila de cadáveres no puede cerrar casos o seguir el rastro del dinero contigo. Te dije lo que te costarían esas respuestas y accediste a pagarlo. Así que quítale las esposas a Andrew, saca a tu hombre de nuestro camino y deja de gastar mis veinte minutos con tu inútil actitud. El silencio que siguió era inestable. Browning estaba sopesando sus opciones, o al menos actuando como si lo estuviera. Nathaniel sabía que esto solo podría terminar de una manera. Si el FBI hubiera dejado que los Hartford entraran en el país sin oponerse, tenían que estar desesperados por alguna solución. Nadie podía probar, todavía, que Nathan había matado a Mary Hartford, pero el odio de Hartford por Nathan no era un secreto y habían reaccionado a su libertad condicional reservando sus boletos para cruzar el Atlántico. No hacía falta que el FBI fuera brillante para saber que su visita no sería amistosa. Finalmente, Browning hizo un gesto. La cara de Kurt estaba enfurecida mientras sacaba las llaves de su bolsillo. Wymack se giró para facilitárselo. Andrew no miró mientras le quitaban las esposas, pero flexionó los dedos varias veces para probar su libertad y dejó caer la mano sobre su muslo. Browning llevó a Kurt con él para esperar cerca de la puerta. Ellos irradiaban descontento y desconfianza desco nfianza y la mirada que Browning le envió a su reloj era mordaz, pero a Nathaniel no le importó. Satisfecho de que por fin estaban fuera del camino, volvió a centrar toda su atención en Andrew. —Así que el problema de actitud no era un acto, al menos —dijo Andrew. —Iba a decírtelo —dijo Nathaniel. —Dejar de mentirme. —No estoy mintiendo. Te lo habría dicho anoche, pero estaban en nuestro vestuario. —¿Quiénes? —preguntó Browning. Nathaniel cambió al alemán sin perder el tiempo. Estaba bastante seguro de que Browning se le había dado una mirada sucia por ese truco, pero no alejó los ojos de Andrew para mirar. —No eran guardias de seguridad los que vinieron por nosotros. Estaban allí por mí, y

habrían todos ustedes para— sacarme detodavía allí. Pensé boca cerrada herido podría amantenerlos a salvo Nathaniel teníaque lasmanteniendo manos en la mi cara de

 

Andrew, así que tocó ligeramente con su pulgar el moretón en el ojo de Andrew —. No sabía que organizarían un disturbio. —¿Qué te dije acerca de jugar la carta de mártir? —preguntó Andrew. —Dijiste que nadie la quería —dijo Nathaniel—. No me dijiste que parara. —Estaba implícito. — estúpido, ¿recuerdas? Necesito que me expliquen las cosas. —Soy Cállate. —¿Ya llegué al noventa y cuatro? —Estás en cien —dijo Andrew—. ¿Qué le pasó a tu cara? Nathaniel tragó saliva contra una ráfaga de náuseas. —Un encendedor de tablero. Hizo una mueca ante el terrible sonido que Nicky hizo. El crujido de un colchón que se movió rápidamente casi ahoga la dura maldición de Aaron. Nathaniel miró hacia atrás sin pensarlo, necesitando necesi tando ver quién se estaba moviendo, y vio que Aaron se había bajado de la cama para ir a pararse con Nicky. Girarse significaba que los otros podían ver su mejilla quemada. Kevin retrocedió tan fuerte que se estrelló contra la pared detrás de él. Puso su mano de manera protectora sobre su propio tatuaje y Nathaniel supo s upo que estaba imaginando la reacción de Riko a esta atrocidad. Esta vez fue Dan quien evitó que Matt se levantara, sus nudillos blancos contra su camisa oscura y giró su s u cabeza. Matt comenzó a luchar para soltarse, pero se conformó con un ronco—: Jesús, Neil. ¿Qué demonios te hicieron? Abby había mantenido la distancia el tiempo suficiente, al parecer. Ella rodeó la cama, con los ojos muy abiertos y frenéticos, pero solo llegó a la esquina antes de que Andrew se diera cuenta de sus intenciones. Agarró a Nathaniel para girar su cara hacia adelante y le dio a Abby una mirada tan cruel que se detuvo en seco. —Aléjate de nosotros —dijo Andrew. —Andrew —dijo Abby, tranquila y cuidadosa—. Está herido. Déjame verlo. —Si me haces que lo repita, no vivirás para arrepentirte. Nathaniel nunca lo había escuchado hablar con ese tono asesino. Le ponía los pelos de punta, pero de alguna manera alivió algo de la preocupación en su pecho. Era culpa de Nathaniel que el autocontrol de Andrew estuviera hecho jirones, pero también era por su bien. La furia sin fondo de Andrew nunca lastimaría a Nathaniel, y eso marcaba la diferencia en el mundo. Nathaniel le dio al cabello de Andrew un tirón cauteloso. Andrew resistió los dos primeros intentos, pero finalmente permitió que Nathaniel volviera a centrar su atención en donde necesitaba estar. —Abby, acabo de salir del hospital —dijo Nathaniel sin apartar la mirada de Andrew— . Estoy tan bien como puedo estarlo por ahora. —Neil —intentó Abby. —Por favor —insistió Nathaniel. No la oyó dar un paso atrás, pero sabía que lo hizo por la forma en que el agarre férreo de Andrew en su cráneo se relajó. Nathaniel Nathani el mantuvo una mano enterrada en el cabello de Andrew, pero finalmente bajó la otra. En un silencioso alemán, dijo. —¿Te dijeron quién soy?

—No tuvieron que hacerlo. las respuestas Kevin en ely camino —Andrew hacia aquí ignoró laEstrangulé forma en que Nathaniel lofuera miródeboquiabierto dijo —: Supongo que no eras huérfano después de todo. ¿Dónde está tu padre ahora?

 

—Mi tío lo ejecutó —dijo Nathaniel, preguntándose. Cruzó una precaria línea y presionó dos dedos en el pecho de Andrew, sobre su corazón. El recuerdo lo heló hasta los huesos, y no pudo evitar un escalofrío—. Pasé toda mi vida deseando que muriera, pero nunca pensé que lo haría. Pensé que era invencible. No puedo creer que haya sido tan fácil. — —preguntó ¿Fue fácil? Andrew . Kevin nospudiera dijo paraentenderlos, quién trabajaba. Nathaniel no creía que ninguno de—los agentes pero los nombres eran difíciles de ocultar en cualquier idioma. Estaba contento de que Andrew fuera lo suficientemente suficientemen te inteligente como para no decir el nombre de los Moriyamas en voz alta. —Mi tío dijo que iba a tratar de negociar un alto el fuego. No sé si él es lo suficientemente fuerte como para negociar con ellos, pero me gustaría pensar que no se hubiera arriesgado sin un terreno real para estar de pie. Prométeme que nadie le contó al FBI acerca de ellos. —Nadie les ha dicho una palabra desde que dijeron que no podíamos verte. El corazón de Nathaniel dio un vuelco. El calor que roía su pecho era una fea mezcla de gratitud y vergüenza. Trató de hablar, pero tuvo que aclararse la garganta antes de volver a intentarlo—. Pero, ¿por qué? No he hecho nada más que mentirles. De buena gana los puse en peligro solo para poder jugar un poco más. Fueron lastimados anoche por mi culpa. ¿Por qué me protegerían ahora? —Eres un Zorro —dijo Andrew, como si fuera así de simple, y tal vez así lo era. Nathaniel bajó su mirada y movió la mandíbula, luchando por una estabilidad que estaba perdiendo rápidamente. Apenas reconoció su propia voz cuando dijo —: Andrew, quieren llevarme lejos de aquí. Quieren meterme en el Programa de Protección de Testigos para que la gente de mi padre no pueda encontrarme. No quiero … —comenzó, pero eso no era justo—. Si me dices que me vaya, iré. Él no dijo que lo mataría, pero no tenía que hacerlo. Andrew enganchó sus dedos en el cuello de la sudadera de Nathaniel y la jaló lo suficiente para que él lo sintiera. Por un momento, Nathaniel estaba est aba a meses de distancia de este est e momento, de pie en el vestíbulo oscuro de la casa de Andrew, por primera vez con una cálida llave clavándose en su palma. Se sentía como volver a casa, y fue suficiente para aliviar su miedo. —No vas a ir a ningún lado —dijo Andrew: las mismas palabras, la misma promesa. Estaba hablando en inglés de nuevo, y Nathaniel entendió por qué cuando escuchó las siguientes palabras de Andrew. Andrew estaba jugando al instigador e invitando a los Zorros a la pelea—. Te vas a quedar con nosotros. Si intentan llevarte, perderán. —Llevarte —hizo eco Dan—. ¿A dónde? —¿Estamos hablando de llevarte para un interrogatorio, o llevarte para siempre? — exigió Matt. —Ambos —dijo Browning. —No pueden tenerlo —dijo Nicky—. Él pertenece con nosotros. —Cuando las personas descubran que todavía está vivo, vendrán por él —dijo Browning—. Ya no es seguro para él, y por supuesto que no es seguro para ustedes. Es mejor para todos si desaparece. Ellos lo entendían mejor de lo que él lo haría, ya que Kevin ya les había contado sobre

—Moriyama. alianzay Wesninski Llevaban unadvertencias año lidiando de conBrowning la locura. de Riko gracias alaKevin, no parecían impresionad impresionados os por las Browning.

 

—¿Qué parte de váyanse al infierno  necesitas que te expliquemos? —preguntó Allison. —Todos somos adultos legales aquí —agregó Matt—. Tomamos nuestra decisión. A menos que él quiera quedarse contigo, será mejor que nos regreses a Neil cuando cua ndo hayas terminado con todas tus preguntas. —una Neil no —dijo Browning, —. Es es unaque persona real de su ignorancia solo tapadera permite a Nathaniel Nathani el eludir aharto las autoridades. autoridades . Ya esvoluntaria hora de dejarlo ir. —Neil o Nathaniel o quien sea —dijo Nicky—. Es nuestro y no lo vamos a dejar ir. ¿Quieres que votemos sobre eso o algo así? Te apuesto que será unánime. —Entrenador Wymack, explíqueles algo de sentido común a su equipo —dijo Browning. —Neil —dijo Wymack, y Nathaniel levantó su mirada sobre a Andrew para mirar a Wymack. Nathaniel había visto esa expresión en su rostro solo una vez, cuando Wymack trató de recomponerlo después de Navidad. Era el aspecto de un hombre hecho viejo por las tragedias de sus jugadores; era el aspecto de un hombre que los ayudaría sin importar lo que le cueste. Nathaniel se sintió desgraciado por causar esa expresión de nuevo, pero infinitamente consolado por el apoyo incondicional de Wymack —. Habla conmigo. ¿Qué quieres? Nathaniel tragó con fuerza contra el inesperado nudo en su garganta. Sus palabras salieron tan abruptas que todos tuvieron que callarse para comprenderlo —. Quiero… sé que no debería quedarme, pero no puedo… no quiero perder esto. No quiero perder a ninguno de ustedes. No quiero seguir siendo Nathaniel. Quiero ser Neil el mayor tiempo posible. —Bien —dijo Wymack—. Sería un infierno adaptar Wesninski en una camiseta. Browning se frotó las sienes. —Me gustaría hablar con usted. —¿Acerca de? —Su disposición para poner a sus jugadores en un considerable peligro, por ejemplo. —Renunciar a Neil ahora va en contra de todo lo que somos —dijo Wymack—. Estoy listo para discutir sobre esto durante el tiempo que sea necesario, pero no si eso significa gastar el tiempo asignado para Neil. Eso no es justo para ninguno de ellos. Andrew tiró de la sudadera de Nathaniel y dijo en alemán. —Líbrate de ellos antes de que los mate. —Están esperando respuestas —dijo Nathaniel—. Nunca fueron capaces de acusar a mi padre mientras estaba vivo. Esperan que sepa lo suficiente como para comenzar a perjudicar a su círculo en su ausencia. Les voy a decir la verdad, o todo lo que pueda sin decirles que mi padre estaba actuando por las órdenes de alguien. ¿Quieres estar ahí para eso? Es la historia que debería haberte dado hace meses. —Me tengo que ir —dijo Andrew—. No confío en que te regresen. Andrew lo soltó y se puso de pie. Nathaniel se levantó sin su ayuda y miró a Andrew y a Wymack. —Lo siento —dijo en inglés—. Debería haberte dicho, pero no pude.

—No te preocupes —. Veinte por eso esteconversación. momento —dijo Wymack no son lo suficientemente largos paraen esta Podemos hablar de ellominutos en el camino de vuelta al campus, ¿verdad?

 

—Sí —dijo Nathaniel—. Lo prometo. Solo tengo que hablar con ellos primero. —Entonces ve —dijo Dan. Cuando Nathaniel le devolvió la mirada, ella enfatizó —  Pero vuelve con nosotros tan pronto como terminen contigo, ¿de acuerdo? Lo resolveremos como un equipo. —Como una familia —Nicky intentó sonreír. Fue débil, pero alentador.

Esto tenía ser un cruel sueño. Su perdón amenazaba Él con Nathaniel adentro haciaque afuera, sanándolo al igual que maldiciéndolo. noquemar merecíaa su amistaddeo su confianza. Nunca podría pagarles por apoyarlo de esta manera. Podría intentarlo el resto de su vida, por el tiempo que durara ahora que Stuart estaba en la escena y Nathan estaba fuera, y siempre se quedaría corto. —Gracias —dijo. Allison rechazó su agradecimiento agradecim iento agitando su mano con una ligereza que no coincidía con su tensa expresión. —No, gracias a ti. Acabas de cerrar tres extraordinarias apuestas y me ganaste quinientos dólares —dijo cuando Nathaniel la miró —. Prefiero descubrir exactamente por qué y cuándo ustedes dos se engancharon que pensar en este horror por más tiempo, así que hablemos de eso en el viaje de regreso. La mirada de Aaron se movió de Allison a Nathaniel a Andrew. Estaba esperando que lo negaran, pensó Nathaniel, y su expresión se volvió en blanco cuando ninguno de los dos lo hizo. Nicky abrió la boca, luego la cerró de nuevo sin decir una palabra y miró fijamente a Nathaniel. Kevin, sorprendentemente, no reaccionó en absoluto. Nathaniel no tenía la energía para confirmar o negar nada en este momento, por lo que simplemente miró a Andrew y le preguntó. —¿Listo? —Te estoy esperando—le recordó Andrew. —No lo invité —dijo Browning. —Confía en mí —dijo Wymack—. Te irá mucho mejor si los llevas a los dos. Browning lanzó una mirada calculadora entre ellos y se rindió con impaciencia—: Nos vamos ahora. Wymack se apartó para dejarlos pasar, pero cuando Nathaniel llegó a la puerta, dijo. —Te esperaremos, ¿está bien? Tanto como sea necesario, Neil. Nathaniel asintió y salió al balcón. Él y Andrew bajaron las escaleras detrás de Browning y se metieron en el asiento trasero de la SUV. Browning se sentó delante de ellos y cerró de golpe la puerta. Nathaniel observó hasta que el hotel desapareció por la ventana, luego miró a Andrew y preguntó en alemán. —¿Realmente puedo ser Neil otra vez? —Le dije a Neil que se quedara —dijo Andrew—. Deja a Nathaniel enterrado en Baltimore con su padre. Nathaniel miró por la ventana otra vez y se preguntó si eso sería posible. Sabía en cierto sentido que nunca podría dejar a Nathaniel atrás. Incluso si Stuart pudiera hablar con los Moriyamas, todos sabrían sabr ían que el hijo de Nathan estaba vivo y coleando. Nathaniel siempre sería un riesgo de seguridad para ellos. Pero la idea era emocionante y escalofriante por momentos, y Nathaniel giró su mano para estudiar su palma. Él trazó

la llave Andrew en su con su Neil, dedoyvendado. —NeildeAbram —piel Josten , murmuró s e sentía como despertarse de un mal sueño. se

 

*** Neil sabía que hablar con el FBI no iba a ser fácil, pero no había esperado que fuera tan extenuante. Pasó el resto del sábado y todo el domingo encerrado con ellos en sus oficinas. La única vez que Andrew y Neil abandonaron su línea de visión fue cuando alguien a ver lasque heridas de Neil, los dos nunca se io, quedaron solos.hacia Los agentes trajeron vino comida para no tuviera queyabandonar el edificio, edific lo escoltaron y desde el baño y colocaron catres para que él y Andrew pudieran dormir en el lugar bajo vigilancia. A cambio de su cuestionable hospitalidad, Neil les contó todo. Comenzaron con la llamada telefónica de Lola y pasaron por el tiroteo, donde Neil puso tantos nombres a las caras como pudo. Casi tan importante como quién murió era quién había sobrevivido. Ni Romero ni Jackson habían estado en la casa. Desde allí, pasaron en la infancia de Neil y todas las cosas terribles que eso conllevab conllevaba. a. Después de que escudriñaron su memoria por todo lo relacionado con la gente de su padre y los robos conocidos, siguieron con el paradero de Neil durante los siete años entre Baltimore y Millport. Neil los llevó paso a paso a cada alias y residencia, pero se negó a delatar a los contactos de su madre. Alegó ignorancia en función de su edad en ese momento, y después de hacerle la pregunta de veinte maneras diferentes, los agentes eventualmente se rindieron. Neil les dijo dónde la gente de su padre los había alcanzado, los lugares donde el mismo Nathan había aparecido pisándole los talones, y se detuvo con la muerte de su madre. Tuvieron que reconocer a los Hartford en un punto, pero fue una conversación cautelosa. El FBI no podía admitir cualquier trato que hubieran hecho y Neil no podía probar nada. En cambio, se concentraron en lo que Neil sabía de Stuart desde su  juventud. Neil no tenía mucho que ofrecer, pero lo poco que tenía se convirtió en un punto de inflexión sobre cómo lo veían algunos de los agentes. Hasta esa conversación, lo miraban y solo veían al hijo de Nathan. Descubrir que había elegido una vida huyendo que una vida sedentaria con otra familia criminal le ganó puntos con más de un federal. Dos veces el domingo volvieron a mencionar el Programa de Protección de Testigos, pero Neil rechazó las dos veces. veces . Les estaba dando todo lo que necesitaban para construir un caso y estaba dispuesto a testificar si podían conseguir a cualquiera de las personas de Nathan en el estrado. Hasta entonces, él quería quedarse como estaba. Si lo metían contra su voluntad, simplemente se soltaría su correa y regresaría al estado de Palmetto. Andrew dijo que los Zorros nunca dejarían que Neil desapareciera tranquilamente. Crearían un alboroto y meterían la prensa hasta el cuello hasta que alguien lo delatara. Los agentes los llamaron egoístas e imprudentes, pero Neil y Andrew se mantuvieron firmes. Neil no sabía que habían ganado la discusión hasta que Browning soltó un par de aplicaciones en la mesa frente a él. La primera era una solicitud oficial para cambiar de nombre, la segunda y tercera eran para un pasaporte y una licencia de conducir, y la última era para la tarjeta de seguridad social reeditada debido a la primera. Una imagen que Neil reconoció vagamente se sostenía a la segunda hoja con un clip; era una

fotografía que tenía Wymack había tomado de él elyverano pasado para su del expediente escolar. En él todavía cabello y ojos marrones, su rostro estaba libre tatuaje de Riko. A pesar de la imagen, la aplicación ya estaba medio llena e indicaba que su color de ojos

 

natural era azul. Neil supuso que la imagen se encogería hasta nadie notaría la discrepancia. Estaba tan distraído por la imagen que le llevó un momento comprender el significado de lo que le habían entregado. En la parte superior de cada página se encontraba el nombre Neil Josten. Todo lo que Neil tenía que hacer era firmar las líneas punteadas. —Considera —dijo esto unacontrato nosotros Browning,—sonando como siempre. Esperó que Neilcon lo mirara antes de continuar  . Una veztan quemolesto firmas esto, comenzamos el proceso para instalar a —Neil Josten— como un miembro válido y funcional de la sociedad. Eso significa que ya no tendrás que correr más y que no habrá más identificaciones falsas. Vas a ser Neil desde ahora hasta tu muerte. No tienes permitido cambiar de opinión. Incluso si pides un café con leche bajo un seudónimo, vamos a tener un grave problema. —Bolígrafo —dijo Neil, tendiéndole la mano. Cuando Browning no se movió lo suficientemente rápido, dijo—: Lo entiendo. Solo dame un bolígrafo para que pueda firmarlo. Browning lo arrojó sobre la mesa. Andrew lo atrapó antes de que pudiera caer por el borde y se lo pasó. Neil garabateó su nombre a lo largo de cada línea punteada y le devolvió la pila. Browning se los pasó a otra persona y observó la mesa llena de archivos. —Hemos terminado aquí —dijo Browning—. Si pensamos en otra cosa, te lo haremos saber. —Estoy seguro de que lo harán —. Neil se puso de pie y estiró los calambres del día. La sala de conferencias que habían ocupado no tenía ventanas, pero el reloj de la pared decía que eran las nueve y media. Habían estado aquí por casi trece horas. El día se había sentido largo cuando mientras avanzaba, pero el hecho de saber cuántas horas había perdido lo llevó de estar cansado a totalmente exhausto. Restregó cuidadosamente cuidadosame nte los talones de las manos contra sus ojos y ahogó un bostezo. —Stetson te dará un aventón —dijo Browning cuando Neil bajó las manos a sus costados. Stetson era un hombre sin sentido del humor que habían visto ocasionalmente ocasionalmen te durante el día. A Neil no le importaba ni la mitad que Browning porque Stetson no les había dicho

una solaalpalabra. final del interrogatorio no yera paraNeil romper ese silencio, parecer.ElLos recogió con una mirada los razón llevó asuficiente su automóvil. se sentó en el asiento trasero con Andrew y jugueteó con las vendas en su rostro. Andrew palmeó la parte trasera de su cabeza cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo e ignoró el ceño fruncido de Neil. Stetson los acompañó a la habitación del hotel, pero los Zorros se habían dispersado en su ausencia. Tener que pasar la noche significaba que tuvieron que adquirir suficientes camas para todos. Esta habitación con sus dos camas Queen ahora solo albergaba a Abby y Wymack. Wymack miró a Neil y luego a Andrew, luego centró su atención en Stetson. —¿Me llevas al autobús? —preguntó. Esperó a que asintiera, e hizo un gesto para que Andrew y Neil se sintieran como en casa—. Vuelvo enseguida. Averigüen si nos quedamos o nos vamos.

Él cerró detrás deluego sí. Neil escuchó a través de la madera leve sonido unos pasoslaenpuerta las escaleras, cerró la puerta con llave y tiró de laelcadena. Abby de se

 

sentó en el medio de una de las camas, y tendió ambas manos hacia Neil cuando se apartó de la puerta. —Déjame echarte un vistazo. Neil no podía arrastrarse a través de la cama hacia ella o empujarse con sus manos, así que se quitó los zapatos y se subió a la cama. Dio un par de inestables pasos hacia ella y sedetrás sentóde antes pudiera caerse. El colchóndonde se movió se colocó él. de Neilque dejó su bolsa de medicina Abbycuando podríaAndrew tomar los antibióticoss si era necesario, pero ella tenía el botiquín de primeros auxilios, inusualmente antibiótico inus ualmente bien provisto, de los Zorros en su mesita de noche. Se inclinó para recogerlo, lo dejó a un lado y tomó las vendas de su rostro. Ella trabajó en silencio. No necesitaba hablar cuando su expresión decía lo suficiente. Cuando terminó, comenzó a desenvolver las vendas del brazo derecho de Neil. Andrew se movió un poco más cerca, ya que todavía no había visto los brazos descubiertos de Neil, pero Neil mantuvo sus ojos en Abby. La pena y la indignación lucharon por dominar el rostro de Abby, pero se mordió la lengua hasta que llegó a la mano de Neil. Ella tragó saliva. —Oh, Dios mío, Neil. Neil finalmente se arriesgó a mirar su brazo. Su piel estaba cortada con líneas paralelas que estaban negras por las costras sanguinolentas, pero no lo suficientemente profundas como para necesitar puntos de sutura. Lola había llenado los espacios entre ellas con quemaduras superficiales, círculos perfectos que iban desde su codo hasta una pulgada de su muñeca. Se había herido las muñecas por las esposas de una manera que no se podía coser; la piel estaba tallada en una línea poco profunda a lo largo de las cicatrices que Riko le había dado hace unos meses. Moretones oscuros formaban una gruesa banda alrededor de su muñeca y se alargaban hasta su pulgar. Sus nudillos estaban tan quemados que Neil tuvo que flexionar los dedos para asegurarse de que funcionaran. Durante medio segundo estuvo de regreso en el auto con el cuchillo de Lola en su piel y sin ningún sitio a donde ir, excepto a seis pies bajo tierra. Neil no supo qué sonido hizo, pero los dedos de Andrew eran un peso repentino e implacable en la parte posterior de su cuello.pero Andrew lo empujó hacia adelante y lo hacia abajo. Neilromperse. trató de respirar, su pecho estaba tan apretado como unasostuvo goma elástica lista para —Se acabó —dijo Abby mientras pasaba los dedos suavemente por su cabello —. Se acabó. Vas a estar bien. Te tenemos. Neil respiraba, inhalar y exhalar, demasiado superficial para llegar a sus pulmones, demasiado rápido como para hacerle algún bien. Flexionó los dedos otra vez, luego los apretó, sabiendo que estaba abriendo las costras, sabiendo que estaba tirando de la carne quemada que intentaba con todas sus fuerzas sanar, pero necesitaba saber que aún tenía el control. Necesitaba saber que su padre y Riko habían perdido, que podía alejarse de esto y regresar a la cancha como Neil Josten. Por un momento esa determinación fue suficiente para darle un poco de claridad, y Neil estaba desesperadamente agradecido de no tener aliento para reírse. Sabía lo asustado que sonaría.

— dijo la Andrew, como si realmente asíeración de simple. NoBasta lo era,—pero enredada mezcla de enojofuera y exasperación exasp de Neil fue suficiente sufi ciente para poner hipar en su jadeo. Eso interrumpió el ritmo frenético lo suficiente como para que

 

Neil pudiera respirar hondo. Él inhalo una segunda vez tan profundo como pudo, luego una tercera tan lentamente como pudo soportarlo. Su interior aún estaba temblando para su sexta respiración, pero estaba lejos del acantilado y a salvo en sus manos, y a Neil no le importaba si se sentía a dos segundos de volverse violentamente enfermo. Se quedó sin fuerzas y dejó que Andrew lo levantara de nuevo. Mirarlo era más seguro que enfrentar trabajara. el daño otra vez, por lo que Neil estudió el perfil de Andrew y dejó que Abby Abby estaba a punto de terminar con su brazo izquierdo cuando Wymack regresó. Andrew tuvo que levantarse para dejarlo entrar, pero regresó. Wymack se paró entre las camas para examinar el desastre. Su expresión era ilegible, pero sus ojos entrecerrados eran sombríos, y Neil sabía cómo leer la ira en cada centímetro del cuerpo de un hombre mayor. Neil hizo otro puño, una promesa silenciosa de que sus manos todavía estaban en buen estado. No hizo nada para aliviar la tensión de los hombros de Wymack. —¿Estamos pasando la noche aquí? —preguntó Wymack. —Odio Baltimore —dijo Neil—. ¿Podemos irnos? Wymack asintió y miró a Abby. A bby. —¿Cuánto tiempo necesitas? —Diez minutos, tal vez —dijo Abby—. Terminaremos para cuando todos estén listos y en el autobús. —Los reuniré —dijo Wymack—. No te molestarán hasta que estemos de vuelta en el campus. —Les prometí respuestas —dijo Neil. —El autobús no está estructurado para una conversación como esta. Incluso dos en una fila estarían demasiado separados para escucharte fácilmente. Los vestuarios tienen una mejor estructura. Toma una siesta en el camino al estadio y lidia con ellos en un lugar familiar. —La llave de mi habitación está en la cómoda —le dijo Abby a Wymack. Wymack lo tomó, agarró su papeleo y se fue a buscar a los Zorros. Abby terminó de limpiar y volver a vendar los brazos de Neil, y Neil y Andrew esperaron mient mientras ras ella reempaquetaba su bolso. Neil se tragó algunos analgésicos sin agua antes de darle su medicina el viaje depara regreso. El equipo no había a Baltimore solo lo quepara necesitaban el partido en Nueva York, venido pero Neil comprobó con cadamucho, cajón para asegurarse de que nada era dejado atrás. El autobús los estaba esperando abajo, con la puerta abierta y las luces encendidas. Matt estaba colocando la última bolsa del equipo en el compartimiento de almacenamiento cuando se acercaron. —Dejé mi equipo de vestuario en Nueva York —dijo Neil. —Andrew lo encontró mientras te estaba buscando —dijo Abby—. Tu maleta estaba cuatro puertas lejos para cuando la policía resolvió la revuelta. Todo está un poco peor por el desgaste, pero al menos todo está justificado. Matt cerró las puertas de golpe, tiró de las manijas para asegurarse de que las cerraduras estuvieran bien, y le dio a Neil una mirada. —Oye —dijo—. El Entrenador nos hizo prometer que te dejaríamos en paz, pero

¿estás —Nobien? —dijo Neil—, pero creo que lo estaré.

 

Subió al autobús y encontró a los Zorros sentados s entados uno en cada asiento. Por lo general, gen eral, dejaban espacio entre los estudiantes mayores y el grupo de Andrew, pero esa noche Nicky, Aaron y Kevin se habían instalado directamente detrás de sus compañeros mayores. Neil habría tomado el cojín detrás de Kevin, excepto que Andrew se dirigió a su asiento habitual en la parte trasera. Neil lo siguió y se sentó frente a Andrew, dejando un espacio de dos asientos entre él y el resto de los Zorros. Sentirse cómodo fue casi imposible imposi ble gracias a las heridas en su rostro. Tuvo que dormir de espaldas, pero el asiento no era lo suficientemente largo para que estirarse por completo. Sus pensamientos lo mantuvieron despierto la mayor parte de la noche, pero se las arregló para dormitar ocasionalmente. Esos fragmentos de descanso robados hicieron casi más daño que bien, pero algo era mejor que nada. Neil sabía que se estaban acercando cuando Wymack aparcó el autobús frente a una estación de servicio. Se necesitaron tres Zorros para llevar suficientes cafés para todos, y no se molestaron en pasar los vasos. Un par de minutos más tarde, la Foxhole Court apareció a la vista de la ventana de Neil. Verlo fue una sacudida de adrenalina muy necesaria. Neil pasó sus nudillos vendados a lo largo de la fría ventana. —Neil Josten —murmuró—. Número diez, delantero titular, Foxhole Court. Incluso si los Moriyamas rechazaban la tregua de Stuart y venían tras él, el proceso había comenzado. Neil Josten estaba en el sistema para convertirse en una persona real. Él no moriría como una mentira. Wymack apagó el motor, y Neil se sentó cuidadosa cuidadosamente. mente. Los Zorros se bajaron del autobús y repartieron sus cosas. Neil buscó su bolso y lo encontró colgando sobre el hombro de Matt. Trató de tomar una bandeja de café en su lugar, pero Dan les envió a sus manos envueltas una mirada penetrante e ignoró su silenciosa oferta. Entraron y se acomodaron en la sala. Dan, Renee y Allison repartieron las bebidas. Wymack había llenado una bolsa de plástico con bocadillos, todo desde rosquillas con azúcar glas hasta papas fritas, y la colocó sobre la mesa para que todos pudieran tomar algo. Nicky tomó una barra de proteína de la mezcla y se la pasó a Neil. Neil trató de abrir la envoltura de aluminio alumin io y siseó a través de sus dientes apretados apr etados por la quemadura en sus nudillos. Andrew A ndrew le quitó la barra, la abrió rápi rápidamente damente y la dejo caer en las manos de Kevin Neil. se inclinó para mirar más allá de Andrew hacia Neil. Habló en un francés bajo pero urgente y dijo. —Tenemos que hablar de esto. —Vamos a hacerlo —dijo Neil. —Esto —dijo Kevin, con énfasis, y tocó su tatuaje. —No ahora —dijo Neil—. Luego. —Neil. —Dije que no. Andrew no podía entenderlos, pero entendió el filo en la voz de Neil. Puso una mano sobre el hombro de Kevin y lo empujó hacia atrás. Kevin abrió la boca para discutir, pero se contuvo. Presionó una mano cuidadosamente en su moteada garganta y miró hacia otro lado. Wymack fue el último en sentarse y, de repente, Neil volvió a ser el centro de

atención. Miró alrededor de la habitación y dijo con incertidumbre. —No sé por dónde empezar.

 

—¿Por el principio? —sugirió Dan. Estaban menos interesados en su padre que en el propio Neil, y aún no necesitaban ni querían el nivel de detalles que le había dado al FBI. Kevin había compartido parte de la verdad en el viaje de Nueva York a Maryland, pero Neil no sabía todo lo que les había contado. Era probable que Neil estuviera repitiendo uno o dos detalles, pero nadie lo

detuvo. Les dijo quiénes eran sus padres oficialmente y en realidad. Admitió que había jugado en la liga pequeña de Exy durante un par de años bajo un nombre diferente y en una posición diferente. Les contó sobre la abrupta decisión de su madre de huir, los terribles ocho años en la huida, y el enfrentamiento que terminó con la muerte de su madre. Les contó cómo terminó en Millport y por qué intentó allí para el equipo de Exy. Les dijo por qué había arriesgado todo para venir aquí, lo l o qué había significado cuando descubrió quiénes eran los Moriyamas y cuántas veces había pensado en huir antes de cortar las cosas demasiado cerca. Juró que no había sabido hasta el banquete de otoño quién era realmente su padre para los Moriyamas y que incluso ahora, solo entendía vagamente la intrincada jerarquía entre ent re las ramas de los Moriyama y el círculo Wesninski. Wesninsk i. Él sabía menos cómo se suponía que su tío pertenecía p ertenecía allí. allí. Les contó cómo había tenido la intención de terminar el año, cómo había esperado al menos pasar el campeonato y tener una revancha con Riko, pero cómo se había dado cuenta meses atrás que no volvería el año siguiente. Era la respuesta que probablemente más se merecían, porque esa fatalista decisión había coloreado todas las demás interacciones con ellos y alimentado su determinación de no permitir que se acercaran demasiado a él. Lo escucharon todo sin interrumpir y se sentaron en silencio durante un largo tiempo. Las eventuales preguntas fueron inevitables, y Neil respondió todo lo que le preguntaron. Parecían sorprendidos al principio por la honestidad, sin importar la historia que se le había contado, y se sentían animados por sus respuestas sin vacilación. Renee no dijo nada hasta que la curiosidad de todos se había calmado temporalmente, y luego de alguna manera emitió un urgente sonido que casi parecía amable. —Dijiste que tu tío está negociando una tregua con Kengo. ¿Qué pasa si no puede? Neil perdió elde tiempo —Seno desharán mí. suavizando su respuesta. —No hablas en serio —dijo Matt, alarmado. —Soy un cabo suelto —dijo Neil —lo suficientemente peligroso en un buen día e imperdonable cuando Kengo se está muriendo. Los Moriyamas no pueden permitirse las goteras en su imperio cuando están a punto de cambiar tanto poder. —¿Cuándo lo sabrás? —preguntó Dan. —El tío Stuart dijo que se pondría en contacto conmigo cuando terminara de arreglar las cosas. —No te preocupes —dijo Nicky, con un intento fallido de alegría —. Andrew te protegerá. Kevin lo miró horrorizado. —Estos son los Moriyamas, Nicky. Esto no es Riko y el Maestro; este no es el padre

de — Neil. Andrew no puede…   irritado—. Solo cállate. —interrumpi Lo sé interrumpió ó Nicky, Cayeron en un incómodo silencio. Wymack los miró, y luego dijo.

 

—Una cosa más: si la prensa no se ha enterado todavía, es inevitable que lo hagan. Browning me contó los pasos que estaban tomando para ocultar tu nombre, pero si alguien los siguió desde el hospital hasta el hotel lo descubrirán. No importa que el autobús no estuviera en el lugar; si vieron a alguno de nosotros cambiando cambi ando de habitación, nos seguirían hasta ti. —Luciendo de esta manera —señaló su propia cara —será toda la respuesta que necesitan. El FBI puede pedirles que tomen en cuenta tu seguridad antes de comenzar a publicar artículos, pero desde que rechazaste su protección no saben cuánto peso tendrán sus palabras. Resuelve tan pronto como puedas hasta qué punto los dejarás empujar y hasta dónde quieres que tracemos la línea. —En general, es mejor darles las respuestas que quieren —dijo Allison—. Si satisfaces su curiosidad, no tendrán que recurrir a métodos más contundentes. Además, la prensa sirve a la voluble mente del interés público. No pueden enfocarse en ti por mucho tiempo. Algo más los distraerá distraerá.. —El público general, tal vez —dijo Dan —pero los fanáticos de Exy lo recordarán mucho después de que todos hayan seguido adelante. Arrastrarán a los otros equipos y les permitirán decir dec ir lo que quieran de ti. Va a ser nuestro primer año de nuevo, pero peor. —A menos que encontremos algo que quieren más que una parte de mí —dijo Neil. —¿Como qué? —preguntó Matt—. Es una historia difícil de superar. Neil se inclinó hacia delante y le dio una mirada a Kevin. Él respondió en francés. —No les importará ni un poco mi padre cuando descubran quién es el tuyo. Siempre serás una noticia más importante que yo para ellos. La boca de Kevin se redujo a una línea de desaprobación —. No es el momento. —Haz que sea el momento. Necesito tu ayuda, y deberías habérselo dicho hace años —lo acusó Neil. Cuando Kevin no respondió, Neil lo interpretó como el renuente acuerdo que quería. Se enderezó y volvió al inglés —. Vamos a dividir su atención entre nosotros. Kevin va a decir quién es su padre. —Espera, ¿sabes quién es él? —Nicky le preguntó a Kevin, sorprendido. —Lo averigüe —dijo Kevin, un filo en sus palabras —. Mi madre le escribió al maestro cuando descubrió que estaba embarazada. Saqué la carta de su casa y la oculté en el

estadio hace unos de años. —Y yo la tomé Evermore —dijo Neil. Se encogió de hombros ante la mirada de sorpresa que Kevin le lanzó—. Jean me mostró dónde estaba. Lo robé para que hicieras algo al respecto. —Entonces, ¿quién es? —preguntó Dan. —Lo contactaré antes de contarle a alguien más —dijo Kevin—. Merece una advertencia. Renee miró a Neil y dijo. —¿Qué necesitas de nosotros, Neil? No le tomó mucho pensarlo. —Todo lo que necesitaba, ya me lo dieron. Me dejaron quedarme. La sonrisa de Renee fue lenta y dulce. Dan se levantó y cruzó la habitación para darle a Neil un cuidadoso abrazo. Ella no lo abrazó como Abby lo hizo, como si pensara que

él podríaloderrumbarse sinbrazos su apoyo. Había unalaferocidad sus ella dedos mientras tomaba de los y él podía sentir tensión ensilenciosa su cuerpoen donde se apoyaba contra él. Esto no era consuelo; era algo protector y desafiante. Ella lo estaba

 

reclamando como parte de su equipo. De alguna manera, fue suficiente para aliviar el estrés del último día. Esa paz tan necesaria solo hizo que Neil se diera cuenta de lo exhausto que todavía estaba, y apenas logró sofocar un bostezo. Dan lo soltó y retrocedió un paso cuando Neil finalmente se relajó —Vamos. Ha sido un día largo y estoy listo para terminar con esto. Durmamos y descubramos en la mañana a dónde ir desde aquí. Tal vez todos desayunemos juntos o algo así. ¿De acuerdo? —Está bien —estuvo de acuerdo Neil, y los Zorros se pusieron de pie. Abby le entregó su medicina. —Déjame checarte de nuevo mañana, pero ten cuidado cuando te bañes, ¿sí? Envuelve tus brazos si puedes. Si el jabón toca en esas quemaduras, te dolerá. Neil asintió, miró a Wymack por última vez y siguió a sus compañeros de equipo. Sus autos todavía estaban en el estacionamiento donde los habían dejado hace un par de días. Andrew abrió la cerradura de su auto y Nicky abrió la puerta del copiloto para Neil. Neil subió y no se molestó en luchar con el cinturón. Tan pronto como sus extremidades estuvieron fuera del camino, Nicky cerró la puerta y entró. Los mayores se amontonaron en la camioneta de Matt y Matt se retiró detrá detráss de Andrew. Era la mitad de la noche, pero por lo general todavía sucedía algo en el campus. Hoy el terreno estaba muerto, y le tomó a Neil un momento recordar que eran en las vacaciones de primavera. La comprensión fue seguida rápidamente por un parpadeo de culpa; los otros habían planeado volar el domingo por la mañana. Habían perdido sus vuelos por quedarse en Baltimore con él. Le preguntó a Dan sobre eso cuando volvieron a encontrarse en la Torre Fox, pero ella lo rechazó como si fuera algo sin importancia. Nadie habló de eso, pero de alguna manera todos terminaron en la habitación de Neil y Matt. Matt y Aaron apartaron el sofá del camino, y las chicas aparecieron un minuto después con mantas. La sala de estar no estaba destinada para que nueve cuerpos durmieran, pero de alguna manera hicieron que funcionara. Los zorros iban y venían mientras agarraban almohadas y se ponían el pijama. Por un momento, sin embargo, Neil y Matt estuvieron solos. Matt apretó con cuidado el hombro de Neil. —Las cosas podrían haber ido mucho peor —dijo en voz baja Matt —. Me alegra que no — loEstá hayan hecho. quieres algo, necesitas algo, háznoslo saber. ¿De acuerdo? —dijoSiNeil. bien —Lo digo en serio —enfatizó Matt. —Lo sé —dijo Neil—. Ya terminé de mentirte, Matt. Lo prometo. Matt suspiró, pero parecía más cansado que escéptico. —Ojalá no se hubiera necesitado todo esto para conseguirlo, pero creo que lo entiendo. Muchas cosas sobre ti tienen sentido ahora, en realidad. Con una notable excepción—agregó Matt secamente —pero voy a dejar que Allison maneje esa conversación. Ella me matará si le quito el mérito. —Genial —dijo Neil. Matt sonrió ante su tono poco entusiasta. Neil pensó que tal vez era mejor no saberlo, pero preguntó — ¿Eso significa que apostaste en contra? —Aposté por ti y contra él —dijo Matt, y se encogió de hombros ante la mirada de sorpresa de Neil—. Soy tu compañero de cuarto. Nunca hablaste sobre las chicas,

incluso cua ndo Seth nos poníamosSolo a hablar Lo noté, pero que dirías algo si cuando quisieras quey yo lo supiéramos. para sin queparar. lo sepas, a mí nopensé me importa de

 

ninguna manera —dijo Matt—, excepto que hubiera juzgado seriamente tu gusto hace un par de días. Neil supuso que la racha territorial de Andrew en Baltimore tuvo mucho que ver con el cambio de opinión de Matt. —¿De verdad ahorcó a Kevin? K evin? —Nos tomó a tres de nosotros quitárselo de encima —dijo Matt. Neil no sabía qué decir sobre eso. Matt le dio un minuto, luego palmeó su hombro y fue a cambiarse. Neil pensó en desnudarse, decidió que tomaría demasiado esfuerzo y se sentó sobre sus mantas para esperar al resto de los Zorros. Terminó en el centro del cuarto, con Andrew a un lado y Matt al otro lado. Sus pensamientos deberían haberlo mantenido despierto toda la noche, pero con sus amigos tan cerca Neil no podía preocuparse por nada. Neil estudió la cara de Andrew hasta que ya no pudo mantener sus ojos abiertos. Soñó con enfrentar a su padre en una cancha de Exy, y en su sueño, los Zorros ganaron.

 

CAPÍTULO QUINC QUINCE E

Traducido por Ro Grigori Corregido por Vaughan

Los planes para desayunar el lunes se pospusieron para un almuerzo a causa de lo tarde que se habían despertado. Los comedores estaban cerrados durante las vacaciones de primavera, pero había un restaurante a diez minutos en la carretera que servía desayunos todo el día. Los Zorros se dispersaron para prepararse, llevándose las mantas y almohadas fuera de la habitació habitación. n. Kevin fue el único que se quedó atrás. Neil sabía por qué, pero todavía estaba demasiado cansado para esta conversación. Luchó por ponerse de pie y siguió a Matt a la cocina con su bolsa de medicina. Estarían comiendo en una hora, pero aparentemente era demasiado tiempo tiem po para esperar por café. Matt enjuagó la olla en el fregadero y comenzó a llenarla. Neil levantó una taza del armario y sacó su medicina de la bolsa. Entonces se detuvo, porque solo podía imaginarse cuánto le lastimaría los dedos el desenroscar la tapa de seguridad para niños. Buscó algo para hacerlo más fácil y vio a Kevin esperando en la puerta. Kevin miró de Neil a Matt y habló en francés. —Cuando Riko descubra lo que tu padre te hizo en la cara, tomará represalias. Por ahora, Matt estaba acostumbrado a que farfullaran en idiomas extranjeros a su alrededor. No dio señales de que los escuchaba o le importara lo que estaban diciendo, pero sacó los granos de café y filtros f iltros del armario. Neil luchaba consig consigoo mismo, su corazón latiendo apresuradamente por los nervios injustificados. Estudió el perfil de Matt hasta que Matt cortó el molinillo, luego miró hacia Kevin. —¿Puede hacer algo al respecto, sin embargo? —preguntó Neil en inglés. Matt se congeló con el filtro hasta la mitad de la cafetera. En la entrada, Kevin se tensó en incomprensión o desaprobación. Neil sintió los ojos de Matt sobre él, pero no le devolvió la mirada. Anoc he había quedetrás había terminado de mentirle a Matt. No podía esperar que Matt Anoche le creyera si dicho hablaba de su espalda hoy. Los estudiantes mayores ya sabían toda la historia ahora, de todos modos, así que no había ninguna razón para ocultar esta inevitable complicación complicación.. —Ahora Kengo sabe que mi padre está muerto y que estoy vivo. Peor aún, él sabe que el FBI ya me ha hablado. Tiene que tomar una decisión sobre mí de una forma u otra. ¿Riko se arriesgará a hacer el primer movimiento? Kevin le dio una fría mirada a Matt, pero obedientemente cambió la conversación al inglés—. Tocaron lo que nunca deberían haber tocado. Al borrar tu tatuaje, lo han hecho a un lado como si fuera insignificante. Riko no lo tolerará —. Kevin levantó su mano izquierda como un excelente ejemplo del violento complejo de inferioridad de Riko —. Si cree que puede escabullirse de su padre para atraparte, lo hará. —Déjalo intentarlo —dijo Neil—. Él sabe dónde puede encontrarme.

— falsa bravuconería noseñaló ayuda Neil a nadie. —Tu —. Solo le tenía miedo a Riko porque él sabía Tampoco tu cobardía — quién era. ¿Qué puede tener contra mí ahora que todo el mundo sabe la verdad? —Neil

 

le dio a Kevin un momento para digerirlo y luego dijo—: Andrew dice que los Cuervos tienen que dejar que esta disputa siga su curso esta primavera, por lo que Riko ni siquiera puede atacar al resto de ustedes. Podrían patear y hacer un poco de escándalo, pero están a salvo de ellos por ahora. —¿Tú le crees? —preguntó Matt. Neil se encogió de hombros. —Tetsuji calmó a sus locos fanáticos diciendo que los Cuervos se encargarían de nosotros en la cancha. Él tiene que cumplir, así que sí, le creo a Andrew. Pero oye, dado que las manos de Riko están atadas —dijo Neil, mirando a Kevin —ahora el momento perfecto para quitártelo de la cara. Kevin tardó un momento en captarlo y se sacudió como si lo hubieran golpeado. —Ni siquiera bromees así. —No estoy bromeando. Allison dijo que me prestaría dinero para quitarme el mío. Tal vez ella haga lo mismo por ti ahora que yo no necesito su ayuda. —No hay dudas —dijo Matt—. A ella le encanta un buen escándalo. —Detente —dijo Kevin—. Cállate. —Se supone que ya terminaste de ser el segundo mejor —dijo Neil—. Pruébalo. P ruébalo. Kevin le hizo un gesto cortante y se fue. No se molestó en cerrar la puerta detrás de él, y Neil entendió cuando Andrew entró un segundo después. Andrew traía un rollo de cinta adhesiva y algunas bolsas de basura con él y pasó por la cocina para sentarse sobre las mantas de Neil. Neil cerró la puerta de la habitación y fue a reunirse con él en la sala de estar. Andrew esperó hasta que estuvo sentado antes de levantar el borde inferior de la sudadera de Neil. Lo alzó una o dos pulgadas, luego verificó otro punto y finalmente metió su mano por debajo del borde. —No estoy usando una camisa debajo de esto —dijo Neil. Andrew aceptó eso en silencio y se dispuso dis puso a esperar. Neil sostuvo sostuv o una mano vendada por la cinta y las bolsas, pero Andrew miró a lo lejos y lo ignoró. Matt terminó en la cocina y pasó junto a ellos. Cuando la puerta del baño se cerró detrás de él y abrió la regadera, Andrew hizo un gesto hacia la sudadera Neil. Neil trató de no hacer una mueca de dolor al desabrochar los botones. Se sacó la camisa hasta los codos antes de tomar un respiro ymangas descansar susbrazos doloridas manos. Andrew le dio solo un segundo antes de quitarle las de los de una por una. Andrew colocó una bolsa de basura sobre cada brazo, cortó el sobrante de las orillas y pegó los mellados extremos a los bíceps de Neil. Jaló de ambas bolsas para comprobar si se soltaban y añadió otra capa de cinta para asegurarse. Cuando terminó con los brazos de Neil, Andrew comenzó con su cara. Recogió uno de los extremos de plástico que había cortado, lo dobló una y otra vez sobre sí mismo y lo pegó con cinta adhesiva sobre una de las mejillas de Neil, Neil , como un vendaje negro y brillante. Neil es estaba taba bastante seguro de que Andrew puso más cinta que plástico en la cara de Neil, pero Neil no iba a quejarse. Andrew terminó con su otra mejilla e inspeccionó su obra. Neil supuso que estaba satisfecho con el resultado final porque Andrew arrojó las tijeras y el rollo de cinta a un lado. Andrew jaló la manta de debajo de ellos y la colocó sobre los hombros de Neil como

una capa. Neil trató juntarAndrew los extremos sobreintentarlo su pecho,dos pero no pudo agarrarlo las bolsas sobre losde dedos. lo observó veces, luego apartó con sus manos y lo hizo por él. Entonces no había nada que hacer excepto esperar a que Matt

 

terminara. Matt fue del baño a la habitación sin disminuir la velocidad y vistiéndose en tiempo récord. En lugar de desviarse hacia el fregadero del baño para arreglarse el cabello con sus habituales picos con gel, llevó un peine a la sala de estar y miró entre ellos. Neil miró en su dirección, pero Andrew no reconoció a su audiencia. —Voy a ver si Dan necesita ayuda para reprogramar su vuelo —dijo Matt—. Ven al lado cuando estés listo. —Está bien —dijo Neil. Andrew se levantó y siguió a Matt hasta la puerta. Neil supuso que se iba a duchar en su propia habitación, así que se levantó y se dirigió al baño. Dejó caer la manta cuando oyó que se cerraba la puerta, pero el posterior clic de la cerradura fue definitivamente desde adentro. Neil miró hacia atrás, curioso, pero Andrew estaba fuera de la vista. Neil alcanzó la luz del baño. La bolsa alrededor de su mano se pegó a las baldosas húmedas en la pared. Neil miró la ducha y se preguntó si podría omitirla. Las bolsas protegerían sus heridas y vendajes, pero también harían todo este proceso cien veces más complicado. Sin embargo, no se había duchado desde el viernes por la noche, así que no tenía muchas opciones en el asunto. Los pies descalzos de Andrew fueron silenciosos contra la alfombra, pero Neil vio una mancha de colores en el empañado espejo y se giró. Andrew estudió su pecho con una mirada aburrida, pero los dedos que presionó contra las cicatrices de Neil eran pesados y persistentes. persistente s. Neil esperó para ver si tenía algo que decir, pero Andrew no había hablado con nadie desde que salieron del hotel en Baltimore. Neil dudaba que los otros se hubieran dado cuenta, ya que Andrew rara vez hablaba con Kevin o Nicky ahora que estaba sobrio, pero Neil no estaba acostumbrado al tratamiento silencioso. —Oye —dijo Neil, solo para hacer que Andrew lo mirara. Neil se inclinó para besarlo, necesitando saber si Andrew se inclinaría o lo empujaría hacia atrás. En cambio, Andrew abrió su boca hacia Neil sin dudarlo y deslizó su mano por el pecho de Neil hasta su garganta. Besarlo hacía que sus mejillas heridas dolieran, pero Neil luchó por ignorar ese punzante dolor. Solo habían pasado un par de días desde esos besos en el autobús, pero en este momento se sentía como una eternidad. Neil recordaba muy bien lo que era despedirse. Recordaba lo que era decir hola nuevamente. Una pizca de pánico indignación parpadeó en no su sabía pecho,qué lo suficientemente suficientemen te caliente como paraequemar el airedel deviernes sus pulmones. Él ya era esto entre ellos. Él no sabía lo que quería o necesitaba que fuera. Solo sabía que tenía que aguantar todo el tiempo que pudiera. —Eres un desastre —dijo Andrew contra los labios de Neil. —¿Qué más hay de nuevo? Andrew se apartó y guio a Neil fuera de su camino. Encendió la ducha y sostuvo su mano bajo la corriente para controlar la temperatura. Neil pisó el dobladillo de sus pantalones para empezar a quitárselos, pero Andrew hizo la mayor parte del trabajo desnudándolo. Era extraño estar desnudo frente a otra persona, sus cicatrices y magulladuras a plena vista, pero el incómodo nudo en las tripas de Neil se alivió un poco por la desinteresada forma en que Andrew lo manejó. Neil entró en la ducha, tensándose en preparación por el dolor, y se sintió aliviado cuando el recubrimiento en su cara y los

brazos sostuvo. la cabeza y dejó quesuelequilibrio agua golpeara dio unase excusa paraAgachó cerrar los ojos y encontrar mental.contra su cráneo. Le

 

Una mano en su cabello lo sacudió de sus pensamientos y abrió rápidamente sus ojos para ver a Andrew parado frente a él. Andrew no se molestó en desvestirse aparte de quitarse las bandas y los zapatos. El agua le pegó la camisa negra al cuerpo y pequeños riachuelos corrieron por sus sienes y por sus mejillas hasta gotear en su barbilla. Neil alcanzó su rostro, recordando las bolsas justo a tiempo, y frunció el ceño un poco molesto. Andrew apartó su mano y tiró de la cortina de la ducha para cerrarla. Andrew consiguió lavar el pelo de Neil de manera eficiente, si no con gentileza, pero cuando pasó al cuerpo de Neil había más besos que limpieza. Andrew cometió el error de voltear su rostro en un punto, por lo que Neil persiguió el agua por el costado del cuello de Andrew. Los dedos de Andrew se apretaron convulsivamente convulsivamente en los costados de Neil cuando un estremecimiento sacudió el cuerpo de Andrew. Andrew intentó recuperarse replicando, —Tu fetiche del cuello no es atractivo. —Te gusta —dijo Neil, sin arrepentimiento—. Me gusta que te guste. Mordió para demostrar su punto y Andrew giró la cabeza hacia él con un brusco siseo. Neil sonrió cuando Andrew no podía verlo. Tal vez Andrew sintió el roce de sus labios contra su hipersensible piel, porque enredó sus dedos en el cabello de Neil y alejó la cabeza. Andrew puso una mano plana contra el abdomen de Neil y empujó, apoyando a Neil hasta que estuvo fuera de la regadera y lo presionó contra las lisas baldosas resbaladizas y frías. Andrew mordió la pregunta en la esquina de la mandíbula de Neil. —¿Sí o no? —Siempre es sí contigo —dijo Neil. —Excepto cuando es no —dijo Andrew. Neil puso un dedo envuelto en plástico en la barbilla de Andrew, guiando su cabeza por otro beso. —Si tienes que seguir preguntando porque… lo responderé tantas veces como lo preguntes. Pero esto siempre va a ser sí. —No vengas con 'siempre'. —No pidas la verdad si solo vas a diluirla. Andrew colocó suno mano sobre la bocaAndrew de Neil beso y la mantuvo allílahasta que arrodillo y significaba que ya podía alcanzarlo. levemente cadera dese Neil antes de tragarlo entero. Neil atrapó el cabello de Andrew, pero sus heridas y las bolsas de plástico le dificultaron el agarre. En lugar de eso, se puso a arañar en la pared, pero era demasiado resbaladizo para ofrecerle soporte. Andrew lo inmovilizó contra la pared con una mano en su cadera, lo que ayudó, pero Neil aún sentía que se estaba cayendo. Se cayó después, aunque fue deslizándose controladamente por la pared, sin aliento y mareado por la quemada necesidad. —¿Quieres…? —comenzó, con la voz irregular. Andrew lo besó para callarlo. Neil hizo una pequeña mueca ante el sabor en la lengua de Andrew, pero estaba feliz de quitarlo. Andrew se sostuvo con su antebrazo contra la pared, manteniendo unas cómodas pulgadas entre sus cuerpos. Neil lo dejó tener esa brecha, pero cruzó sus doloridos brazos detrás de la cabeza de Andrew para mantenerlo

cerca. no notó la ausencia de la otrapor mano de Andrew hasta Andrew respirarNeil contra sus labios. Lo confundió un segundo, hasta el que punto de quedejó fue de lo suficientementee estúpido como para alejarse y mirar hacia abajo. suficientement

 

Habían pasado semanas desde que besar a Andrew se convirtió en algo normal, pero todas las noches terminaban igual: con Andrew haciendo que Neil se viniera y luego enviándolo a su camino. Ni siquiera se desabrocharía los pantalones cuando Neil aún estaba cerca. Neil no sabía si esta interrupción en la rutina era una confianza de mala gana o la determinación de no volver a dejar a Neil fuera de su vista. A Neil, en este momento, no le importaba, mientras Andrew no se fuera. Neil murmuró en la boca de Andrew algo que podría haber sido aprobación, podría haber sido apoyo, y recibió un leve gruñido en respuesta. A Andrew no le hizo gracia el apoyo de Neil, pero tampoco estaba lo suficientemente enojado como para alejarse. Neil se mantuvo firme hasta que Andrew finalmente se quedó quieto. Andrew tomó un par de segundos para recuperar el aliento, luego se empujó lejos de la pared hasta que Neil bajó obedientemente sus brazos y lo dejó ir. Andrew se enjuagó la mano con el agua de la regadera antes de ponerse de pie y ayudar a Neil a levantarse. Neil salió de la bañera, dejando agua en todas partes y enrolló su toalla alrededor de su cintura. Andrew se asomó de la ducha para abrirle la puerta, y la cerró cuando Neil se fue. Neil se demoró lo suficiente como para escuchar el golpe de la ropa empapada de Andrew contra el suelo, luego se fue al dormitorio para secarse al aire. Él solo había comprado una toalla cuando se mudó al campus el verano pasado, pero Matt tenía algunos repuestos para el día de la colada y la pijamada ocasional ocasiona l de Dan. Neil sacó una limpia del armario de Matt y la colgó en el pomo de la puerta del baño para Andrew. Todavía estaba mojado cuando apareció Andrew, y se encogió de hombros ante la mirada que Andrew le dio. Andrew lo secó, cuidadoso con sus heridas y demasiado vigoroso en el resto del cuerpo, cue rpo, y le quitó las bolsas de los brazos y la ccara ara a Neil. Andrew pasó un dedo considerado por las vendas del brazo izquierdo de Neil antes de ayudarle a ponerse la ropa más suelta que tenía. Era lo suficientemente frío como para usar mangas largas, pero no lo sería por mucho más tiempo. Estas heridas iban a cicatrizar donde todos podrían podrían verlas. Las cicatrices era mejor que estar muerto, así que Neil pensó que eventualmente superaría las miradas. Neil le prestó ropa a Andrew para que no tuviera que volver a su habitación usando solo una toalla, nosu semedicina quedó allíy mientras se vestía. En su lugar, dirigió a la cocina parapero tomar llenar tresAndrew tazas con café. Andrew entró se mientras Neil apagaba la olla y reclamó una de las tazas. Neil tomó las otros dos y sus pastillas, pero vaciló en la puerta de la habitación. —No tengo mis llaves —dijo. Las había puesto en su bolsa de viaje antes del viaje a Nueva York, pero Neil no había tocado su equipo desde entonces. Sabía que Matt había llevado su maleta al estadio, pero nadie se había molestado en desempacarlo después de su historia de anoche. Neil no podía creer que hubiera olvidado revisar sus cosas. No sabía si atribuirlo a su cansancio o al trauma de regresar limpio. Tal vez podría culpar a Renee y a Dan, cuyos gestos al final de esa dolorosa conversación conversac ión lo habían hecho sentir demasiado seguro para preocuparse por cualquier otra cosa. Andrew se giró sin hacer ningún comentario y tomó las llaves de Matt del cajón de su escritorio. Solo después de haber regresado al lado de Neil, Neil recordó que Matt las

había dejado allí lapor noche anterior después de ya cambiarse. Neilque envidió la memoria perfecta de Andrew solo un momento; Andrew había dicho la mayoría de los recuerdos de su infancia eran desagradables. Neil tampoco tenía muchos buenos

 

recuerdos, pero al menos sabía que había olvidado algunas de las primeras injusticias y tragedias. No podía imaginarse cómo sería recordar cada golpe y cada palabra fuerte. Pensó en preguntarle a Andrew si tenía buenos recuerdos, pero luego tendría que preguntar realmente que consideraba bueno alguien tan taciturno. En cambio, dijo. —Nuestro juego ya terminó, ¿no? —Todavía es mi turno —señaló Andrew. —¿Pero después de eso? —preguntó Neil —. No me quedan secretos para intercambiar. —Piensa en otra cosa. —¿Qué vas a tomar? —¿Qué me darás? —No hagas preguntas de las que ya conoces la respuesta —dijo Neil. Andrew le lanzó una mirada aburrida, sin impresionarse impresi onarse de que le arrojara a su cara sus propias palabras. Neil apoyó un hombro contra contr a la puerta antes de que Andrew pudiera abrirla y dijo —: Creo que debería obtener algunos turnos adicionales, considerando que recibiste todas tus respuestas de forma gratuita. —Tus las diste de buena voluntad —dijo Andrew. —Las circunstancias forzaron mi mano. Andrew le miró en silencio. Neil se rehusó a entender la pista o moverse, contento de  jugar el juego juego de la espe espera. ra. Le tomó un pa parr de minutos, pero pero finalm finalmente ente Andrew levantó levantó un dedo y dijo. —Una pregunta gratis. —¿Una? —repitió Neil—. Mientras menos me des, más odiarás lo que pregunto. —Odio todo sobre ti de todos modos —dijo Andrew—. No me daré cuenta. Neil se alejó de la puerta. —Te avisaré cuando se me ocurra algo. Andrew abrió la puerta y la cerró detrás de ellos. Neil levantó su dedo meñique de su taza y dejó que Andrew le colgara el llavero. Neil fue a la siguiente puerta, pero Andrew continuó por el pasillo hacia su propia habitación. Neil no tenía mano libre para tocar, por lo que le dio a la puerta una ligera patada. Tardó T ardó tres intentos ante antess de que alguien dentro lo oyera o se diera cuenta de que una alguien estaba pidiendo que lo dejaran entrar. Cuando Matt abrió la puerta, Neil sostuvo de las tazas. —Olvidaste esto. —Oh gracias —Matt la tomó y se hizo a un lado para dejarlo entrar. Dan y Renee ya estaban duchados y vestidos. El cojín vacío del sofá entre ellos sin duda había sido el lugar de Matt, pero Dan hizo un gesto para que Neil se sentara. Matt se sentó en el brazo del sofá a la izquierda de Dan y colocó el brazo sobre su hombro. Ella entrelazó sus dedos con los suyos y estudió las vendas de Neil. Neil la dejó mirar y esperó a ver si había surgido alguna nueva pregunta de la noche a la mañana. Sin embargo, todo lo que se le ocurrió fue —¿Cómo te sientes? —No lo sé —dijo Neil. Pensó que debería estar un poco preocupado de no haber tenido noticias de Stuart, pero no se le ocurrió ninguna preocupación. Los Zorros se

habían enfrentado a ellos sus secretos y solo¿De apretaron agarre sobre él. todavía ¿Cómo sentía podía temer algo con todos a su espalda? qué se su arrepentiría cuando los besos de Andrew en su boca? — En este momento estoy bien, creo.

 

El sonido amortiguado de un secador de pelo decía que Allison había terminado con su ducha y con el lento proceso de arreglarse para su día. La esperaron en un cómodo silencio. El café de Neil había desaparecido hacía tiempo y la taza estaba fría cuando Allison apareció. No importaba que fuera en las vacaciones de primavera o que salieran a comer huevos; Allison estaba vestida impecable como de costumbre y dejó un rastro de perfume desde el baño hasta el estudio. Ella rodeó el sofá para mirar a Neil, con las manos en las caderas y el tacón haciendo clic ociosamente ociosamente contra el suelo. —¿Ya salió? —preguntó. —No he visto las noticias todavía —dijo Neil. Miró sobre su hombro como si s i estuviera considerando encend encender er el televisor, pero Dan se puso de pie y dijo. —Me muero de hambre. Vámonos. Recogieron al grupo de Andrew de la puerta de al lado. Neil no se perdió las miradas que los alumnos de último año le enviaban cuando vieron lo que Andrew estaba usando, pero estaba más interesado en las reacciones de los primos. Los hombros de Nicky estaban tensos y había un notable espacio entre él y Andrew. Neil supuso que la boca de Nicky se había salido con la suya y había dicho algo acerca de que Andrew A ndrew se había duchado en la habitación de Neil. Esa falta de filtro cerebro-a-boca sería su muerte uno de estos días. Aaron estaba parado aún más atrás con sus brazos cruzados sobre su pecho y sus ojos en Neil. Neil esperaba ver censura o disgusto en su expresión, teniendo en cuenta el dolor de cabeza que Aaron le daba a Nicky por su sexualidad, sexua lidad, pero la mirada de Aaron era pesada e ilegible. Matt ofreció llevar a todos en su camioneta y luego se retractó inmediatamente cuando recordó que Neil no podía ni trepar en la cama. Neil se sentó en el asiento del pasajero en el auto de Andrew, silenciosamente relegando a Kevin al asiento trasero con Nicky y Aaron, y observó el campus vacío pasar por su ventana. Nicky estuvo callado la mayor parte del viaje, pero se recuperó antes de llegar al estacionamiento. Afortunadamente, fue lo suficientemente suficientement e inteligente como para no hablar de temas personales y, en cambio, divagó sobre su récord personal de panqueques comidos. El almuerzo era un evento bullicioso. Los Zorros estaban reunidos de la única manera en que sabían cómo siguiendo si elpero fin deyasemana hubiera sucedido. Estaban allí para Neilhacerlo: si necesitaba algocomo de ellos, no ibanno a entrometerse y no se demorarían en casi accidentes y fealdad. El único momento incómodo fue cuando la camarera, tratando de hacer una pequeña charla, le preguntó a Neil sobre sus vendajes. —Skateboarding —dijo Matt al mismo tiempo que Dan dijo —: Cayó en un tanque de pirañas. Allison hizo un ademán con gesto de un aburrido despido cuando la camarera les lanzó una mirada desconcertada y dijo, en tono de complicidad. —Mala ruptura. —Fin de semana difícil —dedujo la camarera, y siguió su camino. Dan siguió justo donde lo habían dejado: averiguar cómo reorganizar sus planes de vacaciones de primavera. La reprogramación de sus vuelos era factible, aunque un poco costosa, costos a, pero Dan ya no estaba interesado en regresa regresarr al norte. Ella no dijo que no quería

costosa, costos a, pero Dan ya no estaba interesado en regresar regresa r al norte. Ella no dijo que no quería dejar Neil no fuera de que su vista, peroalgo lo aludió tan neciamente que Neil a quéesta se refería.a Ella creía hubiera que valiera la pena hacer en elsupo campus semana, con todo cerrado por el descanso, y buscaba ideas de los demás.

 

—¿Tenías planes de hacer algo? —Matt finalmente pensó en preguntarle a Neil —. Además de lo obvio, quiero decir. Neil no estaba seguro si Matt se refería a Exy o a Andrew. No intentó adivinarlo, pero dijo, —Iba a hacer un viaje por carretera —A juzgar por la expresión de sus caras, era lo último que esperaban de él. Neil se encogió de hombros incómodo y dijo —: Mamá y yo viajamos para sobrevivir. Nunca he ido a ningún lado solo por hacerlo. Quería saber cómo era. —¿Nunca te has tomado unas vacaciones? —preguntó Dan, luego se sorprendió con una mueca de dolor y un — Tacha eso. Olvida que lo dije. —¿A dónde quieres ir? —preguntó Renee. —No lo sé —admitió Neil—. No he mirado alrededor todavía. Allison puso las uñas cuidadas contra sus labios pensativamente, y luego le hizo una seña a Matt—. ¿Un centro turístico? —No parece ser su tipo de cosa —dijo Matt —y es demasiado pronto para ir a la playa. ¿Cabaña? Allison parecía dispuesta a discutir, pero lo pensó mejor  m ejor —. ¿Blue Ridge? —No lo he estado allí todavía —dijo Matt —pero he oído que son increíbles. —¿Neil? —preguntó Allison. —¿Qué? —preguntó Neil, perdido. —¿Sí o no? —dijo Allison, como si no pudiera creer que no estuviera entendiendo —. Vamos a ir a las montañas durant durantee la semana. —Vamos —repitió Kevin. Cuando Matt hizo un movimiento con el dedo para indicar a todos, Kevin hizo un gesto cortante —. No. Independientemente de lo que sucedió este fin de semana, todavía estamos en el medio de los campeonatos de primavera. Necesitamos…  Kevin dejo de hablar bruscamente y miró hacia abajo. Neil no podía ver lo que estaba mirando, pero podía adivinarlo. Una de las manos de Andrew estaba fuera de la vista debajo de la mesa y faltaba su cuchillo al lado de su plato. La barbilla de Andrew estaba acunada en su otra mano mientras miraba a través de la habitación a nada en particular.

Kevin miró fijamente parte superior de la el cabeza Andrew como si estuviera considerando delatar alaAndrew. Al final frunció ceño yde lo dejó ir. Neil no sabía qué lo había convencido: los moretones oscuros que todavía le rodeaban la garganta o los gestos desesperados que Nicky estaba haciendo al otro lado de Neil. —De todos modos —dijo Allison deliberadamente. —Es algo de último minuto para reservar, ¿no? —preguntó Dan. —Es marzo —dijo Allison, como si lo explicara todo. Sacó su brillante teléfono de su bolso y apuntó a Neil. Era la última oportunidad para rechazar su oferta, adivinó Neil, porque un segundo después asintió y apretó un par de botones—. Haré que Sarah nos encuentre algo, ¿Sarah? —dijo en su teléfono antes de que Neil pudiera preguntar —. Necesito algo en Blue Ridge para nueve personas. Preferiblemente con cinco habitaciones o más. Sí, esta noche hasta el domingo por la mañana es lo mejor. Sí,

esperaré. Ella colgó y— dejó su preguntó. teléfono a un lado. —¿Sarah? Nicky

 

—La agente de viajes de mis padres —dijo Allison. Nicky le dio una mirada extraña, y Allison parecía casi ofendida—. No crees que reservo mi propio viaje, ¿verdad? ¿Quién tiene tiempo para eso? —Todos los demás en el mundo real —dijo Dan secamente. —Estoy sorprendido de que tu padre te dejara quedártela cuando te desheredó —dijo Nicky. Era un rudo recordatorio de que Allison había perdido la mayor parte de su herencia al abandonar los sueños de sus padres para ella. Incluso Nicky sabía lo mal que sonó, a juzgar por su estremecimiento—. Uh, eso salió mal. Solo quería decir…   —Sé lo que querías decir —dijo Allison, un poco fría —. Él no sabe. —Lo siento—. Nicky le dio una mirada suplicante a Neil para que lo salvara de su irreflexión. Neil no tuvo que intervenir, porque Allison siguió la mirada frenética de Nicky hacia Neil. —Te gustan las montañas, ¿verdad? —Pasé por ellas una vez —dijo Neil—. No nos quedamos. ¿Está realmente bien? —Que, si está bien, él dice —dijo Dan —como si no nos invitamos todos a sus vacaciones. —¿Danos un número? —Renee le preguntó a Allison. Allison lo desechó. —No te preocupes por eso. La mesera y los dos camareros se presentaron con sus platos, y la conversación se alejó temporalmente cuando todos ayudaron a ordenar los pedidos. A mitad del almuerzo, Allison recibió una llamada de confirmación para una cabaña de cinco dormitorios en Smokies. Podrían conseguir sus llaves de la oficina principal en cualquier momento antes de las ocho, y el campus cam pus estaba a poco más de dos horas en auto. Allis Allison on miró el reloj en su teléfono mientras transmitía los detalles a sus compañeros de equipo y asentía con satisfacción. Ni siquiera era la una; tenían mucho tiempo para empacar y ponerse en camino. Cuando comenzaron a tratar de fijar la hora de salida, Neil tuvo que decir. —Tengo que ver a Abby antes de irnos. —Oh — —entonces no te apresures, tómate tu tiempo. Vamos a empacar dijote Dan mientras ella arregla. Tener un plan y un destino significaba que a nadie le interesaba demorarse con la comida. Despreciaron lo que quedaba de sus desayunos y llamaron a la camarera para que les dieran la cuenta. Neil no sabía cuándo Dan había conseguido de Wymack la tarjeta de compras del equipo, pero ella pagó la comida y la propina. El teléfono de Neil todavía estaba con su bolso en el estadio, así que Nicky llamó a Abby en el camino a través del estacionami estacionamiento. ento. —Hola —dijo Nicky—. ¿Cuándo quieres ver a Neil? Hemos decidido que todos saldremos de la ciudad por la semana. Tan pronto como le des luz verde a Neil podemos irnos. Sí, está bien, nos vemos en un momento. Colgó y se subió al asiento trasero. Cuando estaban en el camino se inclinó hacia

adelante entre los asientos delanteros para decir  : Te va a encontrar en el estadio para que pueda conseguir todas sus cosas. Dicefirmara que el con entrenador ya está allí tratando de volver a reservar sus boletos. Con fortuna, todos antes de que las noticias los atemoricen.

 

—¿Puedo tomar el auto? —Neil le preguntó a Andrew. Andrew no respondió, pero condujo hasta el dormitorio en lugar del estadio. Neil salió cuando los otros lo hicieron y comenzó a caminar alrededor del capó. Cuando se volteó, vio a Kevin subir al asiento del pasajero. Andrew miró hacia atrás cuando se dio cuenta de que Kevin no estaba con él, pero no se detuvo y no preguntó. Tan pronto como Kevin se sentó, Neil volvió a llevarlos a la carretera. Los autos de Abby y Wymack estaban estacionados uno al lado del otro de la banqueta de la Corte Foxhole. Neil marcó marc ó el código de seguridad más nuevo y se dirigió por el pasillo. Mientras se acercaban al vestuario, miró a Kevin y le dijo. —Primero déjame hablar con él. No estará de humor para hablar con nadie cuando hayas terminado con él. Kevin mantuvo sus ojos en el suelo y no dijo nada. Abby estaba sentada en la estancia esperándolos. Empezó a levantarse, pero Kevin se acercó a ella y le dio tiempo a Neil para que se acercara a la oficina de Wymack. La puerta de Wymack estaba abierta lo suficiente para que Neil pudiera ver su escritorio. Wymack estaba rodeado por su habitual caos de papel y tenía su teléfono en la oreja. No se molestó en quitar los itinerarios de su teclado antes de intentar escribir con una sola mano. Levantó la vista hacia el movimiento en la puerta e hizo un gesto para que Neil entrara. Neil cerró la puerta detrás de él y tomó una de las sillas frente a Wymack para esperar. Solo tomó un par de minutos más para que Wymack arreglara su vuelo. Neil escuchó Columbus  y supo que Wymack estaba mirando al delantero que había elegido Neil. Finalmente, Wymack colgó y colocó su teléfono en su soporte. Un par de golpecitos en el teclado bloquearon bloquearon su monitor y W Wymack ymack se sentó para darle a Neil toda su atención. ate nción. Neil le devolvió la mirada, repentinamente perdido. Hablaba con fluidez dos idiomas, casi un tercero, y podía componer algunas útiles frases de supervivencia en media docena más de idiomas. Pero con toda la verdad desnuda entre ellos, Neil no tenía las palabras adecuadas para decirlo. —Deberías haber tirado mi archivo —dijo Neil por fin—. Deberías haberte alejado cuando te arrojé tu contrato a la cara. Pero te arriesgaste y me trajiste aquí. Me salvaste

la vida. Tres veces —dijo Neil —me has salvado la vida. No puedo simplemente decir 'gracias' por eso. —No es necesario —dijo Wymack—. Te traje aquí, pero tú solo te salvaste. Tú eres el que decidió quedarse. Tú eres el que dejó de tener miedo el tiempo suficiente para darte cuenta de que puedes agarrarte aquí y establecerte allí. Has encontrado tu propio camino. —En todo caso —continuó Wymack cuando Neil trató de protestar —debería agradecerte. Nos dijiste anoche que pretendías terminar el año muerto o bajo custodia federal. Podrías haber bloqueado a todos y a todo y preocuparte por ti este año. En cambio, acordaste en ayudar a Dan a arreglar este equipo. Estás salvando a los dos que pensé que no podríamos alcanzar, y eres un ejemplo viviente vivi ente para que Kevin siga. Nunca solía observarte —dijo Wymack —pero ha tenido los ojos puestos en ti desde diciembre,

tratando de descubrir cómo te mantienes firme. —No se le puede enseñar —dijo Neil. —Eso piensas —dijo Wymack—. Desde donde estoy sentado, estás haciendo un progreso real.

 

Pudo haber sido una ilusión, excepto que Wymack tenía una forma de ver a través de todos ellos. Neil le creyó porque quería creer que Kevin podría ser alcanzado. alcanzad o. Necesitaba ver el día en que Kevin se quitara ese número de la cara y venciera a Riko en su propio  juego. Necesitaba que Kevin creyera que podría usurpar el trono de Riko y sobrevivir. Hasta que Kevin creyera eso, nunca creería completamente en la capacidad de los Zorros para llegar a la final. —Neil —dijo Wymack después de un minuto —está en todas las noticias. Intentamos Intentamos quedarnos en nuestras habitaciones y fuera de la vista mientras estabas con el FBI, pero nos esperaban afuera. Tienen fotos del autobús y todos nosotros cargando las cosas para irnos. No les llevó mucho tiempo juntar las piezas. Mi teléfono ha estado sonando toda la mañana entre la prensa, la junta y Chuck. La junta escolar querrá hablar contigo antes de que regreses a clases. Neil sabía que esto pasaría, pero por un momento pensó que vomitaría su desayuno. —Bueno. —¿Quieres que juegue el juego 'sin comentarios' con la prensa? —Si puedes, yo…—. vaciló Neil, pero pensó en el consejo de Allison y en la reacia promesa de Kevin de ayudarlo a enfrentar la tormenta —  hablaré con ellos la próxima semana. Puedes decir eso. —¿Martes? —sugirió Wymack—. El martes o el miércoles y te daría el lunes para lidiar con todas las reacciones en el campus. Voy a programar un horario y ver qué puedo hacer para distraerlos mientras tanto. Quizás les haga saber que aceptaste ser vicepresidentee el próximo año. vicepresident —No estoy calificado para eso —dijo Neil. Hizo un gesto hacia los archivos de los reclutas que estaban distribuidos distribuidos en el escritorio de Wymack—. Todos ellos tienen más experiencia que yo, y no van a querer seguir al hijo de un gánster. —Andrew tampoco quería seguirte —dijo Wymack—. Mira cómo resultó eso. Encontrarás algo de una manera u otra. Neil miró sus manos. Había contado su vida y sus pérdidas en sus dedos solo unas semanas atrás. Ahora estaba en el aire, descansando únicamente en la capacidad de Stuart de influenciar a los Moriyamas a su lado. Wymack le estaba pidiendo a Neil que se comprometiera con un que hasta ninguno estabacon seguro de que tendría. La practicidad dijofuturo esperar quedeloellos supieran certeza. Sin realmente embargo, después de un momento, Neil enroscó una mano en un puño y se centró en el camino que quería. —Haré lo mejor que pueda —dijo. —Bien —dijo Wymack—. Ahora vete. Dan me llamó para decirme que van a salir de la ciudad. Aléjate de todo esto por un tiempo, respira algo de aire fresco y vuelve listo para hacer que lo imposible ocurra. —Sí, entrenador —dijo Neil. Kevin se levantó cuando Neil regresó a la estancia. Neil vio la tensión en los hombros de Kevin y la línea dura en su boca y supo que Kevin iba a posponer esto hasta que regresaran. Kevin lo miró, luego pasó junto a él hacia la puerta abierta de Wymack, y

abrió la boca con una excusa que Neil no quería oír. —No le hagas esto —dijo Neil. Kevin vaciló, y Neil supo que había ganado. Abby miró entre ellos, sin entender. Neil no esperó a que ella lo descubriera, sino que fue a la siguiente puerta, a su oficina. Abby

 

se unió a él un momento después, todavía confundida. Neil no explicó, pero escuchó el sonido amortiguado de la puerta de Wymack cerrándose. Solo entonces pudo relajarse y regresar su atención hacia Abby. Enfrentar sus heridas hoy no fue más fácil. Neil desvió rápidamente su mirada del desastre en sus brazos cuando Abby desenrolló sus vendas. Abby ahuecó la cara de Neil con una mano antes de ponerse a trabajar. Luego, ella le preparó un kit ki t de viaje para que lo llevara a las montañas y le dio un beso de despedida en la frente. Neil se levantó de la cama y salió al automóvil a esperar. Veinte minutos más tarde, Kevin apareció, ojeroso y derrotado. Comenzó a abrir la puerta del pasajero, y luego se fue a la parte trasera. Neil no le dijo nada, pero giró la llave en el contacto. contacto . Fue un corto viaje de regreso a la Torre Fox, y Kevi Kevin n no salió cuando Neil se estacionó. Neil esperó solo un minuto antes de entende entenderlo rlo y comenzar a caminar hacia la puerta. A dos pasos del coche, dio media vuelta y volvió a abrir la puerta. Kevin tenía su codo en el alféizar de la ventana y su cara en la mano. Neil repensó lo que iba a decir. —Se los diré para que no tengas que hacerlo. Kevin hizo un gesto con su mano libre: —Fuera o No me importa, pero no “No te atrevas”  —Él no dijo nada; Neil no creía que pudiera. Neil cerró la puerta y lo dejó en su miseria. Neil recogió a Nicky y a los gemelos de su habitación y los llevó a todos a la siguiente puerta, a la habitación de Dan. Una pila de mochilas y maletas de viaje en el medio de la sala de estar decía que estaban listos para partir. Matt y Allison estaban sentados en el sofá mientras Renee desconectaba los electrónicos de la sala. Renee fue y sacó a Dan del dormitorio cuando Neil se lo pidió. Dan se hundió en el espacio abierto entre Matt y Allison y agarró una taza de la mesa de café. Neil esperó hasta que todos estuvieran acomodados antes de mirar a Dan por la habitación. —El Entrenador es el padre de Kevin. Dan escupió su café a la mitad de la mesa y se atragantó con lo poco que no salió de su boca. Matt miró boquiabierto a Neil durante un interminable segundo antes de darse cuenta de que Dan estaba tosiendo, y luego le dio un entusiasta golpe en la espalda. Dan algo, pero era un silbido ininteligible Renee como miraron a Neilintentó como decir si le hubiera crecido una segunda cabeza,yyronco. AaronAllison miró a yAndrew si Andrew debería haberles advertido de esto en algún momento. Si Andrew notó la atención, no la devolvió; solo tenía ojos para Neil. — ¡De ninguna manera! —estalló Nicky—. ¡De ninguna manera! ¿Hablas en serio? No puedes hablar en serio. ¿Cuándo diablos eso pasó? —Ella le enseñó al entrenador Exy —le recordó Neil. —¿Y qué? ¿No se dio cuenta de que la dejó embarazada? —preguntó Aaron. —Ella le dijo que Kevin no era suyo —dijo Neil—. Ella sabía que el entrenador quería tener un equipo de la NCAA algún día. Pensó que abandonaría sus sueños para ayudarla a criar a Kevin. No quería eso, pero no quería renunciar a lo que estaba haciendo y mudarse a los Estados Unidos, tampoco. Entonces ella mintió. La única persona a que

le contó fue el entrenador Moriyama. Dan finalmente recuperó su voz. —¿Cuánto tiempo ha sabido Kevin? —Solo un par de años —le recordó Neil.

 

—Un par de años —repitió Dan, su voz peligrosa —¿y no dijo nada? —Estaba tratando de protegerlo —dijo Neil—. Si el entrenador sabía que Kevin era su hijo, habría intentado sacarlo de Edgar Allan. Nicky hizo una mueca—. Nunca dejarían ir a Kevin. —Debería haber dicho algo cuando se escapó —insistió Dan—. Ha estado aquí un año y medio. No tenía derecho a mantener algo así del Entrenador durante tanto tiempo. Jesús, no lo hizo…—. La voz de Dan se quebró un poco, más dolor que indignación, y Neil asumió que ella Imaginaba la reacción de Wymack ante la verdad —. Eso no está bien. Eso no es justo. —No —acordó Neil en voz baja —pero al menos el Entrenador lo sabe ahora. —Maldición —dijo Matt—. ¿Cómo lo tomó? —No estuve allí para la conversación —dijo Neil —pero no creo que haya ido bien. Dan hizo un ruido horrible y se levantó del sofá. Matt se acercó a ella solo para que le alejara su mano con un golpe. Dan corrió hacia la habitación y cerró la puerta detrás de ella. Matt pareció estupefacto por ese violento rechazo, pero Renee tomo el lugar vacío de Dan y deslizó su brazo por el suyo. A pesar de esa silenciosa muestra de apoyo, Renee estaba mirando a Allison. La mirada que intercambiaron era cansada. —Nunca lo va a perdonar por esto —dijo Allison. —Cuando el entrenador llegue a un acuerdo con eso, ella también lo hará —dijo Renee. Allison no dijo nada; su mirada escéptica decía suficiente. Neil estuvo de acuerdo silenciosamente con Allison. Había pasado suficiente tiempo con los estudiantes mayores para saber lo mucho muc ho que Dan admiraba a Wymac Wymack. k. Él era la única figura paterna que había tenido y era todo lo que ella aspiraba a ser en la vida. Dan había perdonado muchas injusticias durante sus años con los Zorros, pero la mayoría de esos insultos habían sido dirigidos a ella y sus amigos. Perdonar a alguien por lastimar a Wymack podría ser más de lo que podría manejar. —¿La vigilarán? —Neil preguntó. —Por supuesto —dijo Renee. Neil fue a la habitación de al lado para empacar. No pasó mucho tiempo, pero no

regresó con ellos se cuando terminó.nuevamente. En lugar de eso, sentó en el sofá y esperó a que sus compañeros recuperaran Matt se apareció quince minutos después, pero pasaron otros veinte minutos antes de que Nicky viniera a buscarlos. Matt colocó la maleta de Neil sobre un hombro y la suya sobre el otro y dejó que Neil cerrara la habitación. Kevin había entrado en algún momento, y se veía completamente exhausto, donde estaba al lado de Andrew. Obviamente, Dan estaba todavía enojada como el infierno donde se mantenía lejos de todos los demás. Ni siquiera miró a Matt cuando se acercó, sino que se dirigió hacia la escalera. Los Zorros bajaron las escaleras en una línea dispersa y arrojaron sus maletas en la parte trasera de la camioneta de Matt. Andrew fue el único que mantuvo la suya y Matt no intentó tomarla. Matt tenía una cubierta de red escondida debajo del asiento del pasajero que tardó solo un minuto en colocarla. Con sus bolsas aseguradas, los Zorros

se separaron entre la camioneta de Matt y el auto de Andrew y salieron a la carretera. Andrew se desvió hacia la tienda ABC en el ccamino amino hacia la interestatal. Nicky entró solo, se fue por quince minutos y regresó con una cantidad obscena de botellas. Sin sus maletas en el maletero, había espacio suficiente para llevarlas. Andrew abrió la

 

cremallera y volcó su bolsa. Estaba llena de suéteres, una extraña elección para las montañas hasta que Neil se dio cuenta de que estaban usando las camisas para cubrir las botellas. Neil esperaba que Andrew hubiera empacado más ropa práctica con las cosas de Nicky o Kevin. Volvieron a la carretera un par de minutos más tarde. Pasaron un poco más de dos horas desde el campus hasta las montañas, pero parecía un viaje corto para los atletas acostumbrados a viajar para los partidos. Neil pensó que alcanzarían la camioneta de Matt en algún momento, pero los mayores llegaron primero al lugar. Matt le envió un mensaje a Neil con indicaciones desde la oficina principal hasta su cabaña y una confirmación de que tenía todas sus llaves. Diez minutos más tarde, Andrew se detuvo en el camino de tierra fuera de su hogar, lejos de su hogar. La enorme cabina se veía ve ía rústica en el exterior y refinada ref inada en el interior, con paredes de madera lisa y suelos de madera pulida. La sala principal tenía pesadas alfombras esparcidas por todas partes y huesos decorativos y arte en la pared. La cocina estaba equipada con electrodomésticos nuevos, y un enorme imán en la nevera anunciaba a qué hora se servían las comidas de buffet en la oficina. La habitación trasera tras era tenía una mesa de futbolín y una de billar. También había un televisor montado en la pared. Una habitación estaba abajo. Las otras cuatro habitaciones estaban arriba, una en cada esquina. Dos habitaciones ya tenían maletas, lo que significaba que el grupo de Andrew se dividiría entre los pisos. Nicky inmediatamente votó para que Neil y Andrew tuvieran el dormitorio privado en la planta baja, y ni Aaron ni Kevin lo rechazaron. Neil casi dijo algo porque el dormitorio de la planta baja solo tenía una cama King, pero como Andrew no discutió, mantuvo la boca cerrada c errada.. Las cuatro habitaciones del piso superior tenían puertas que daban a un balcón que rodeaba todo el edificio. Dos puertas traseras de la planta baja daban a una cubierta que rodeaba los dos lados del edificio, con vistas a la ladera de la montaña y a un tramo de árboles aparentemente interminable. Las mecedoras se alineaban en el porche, y pequeñas linternas estaban colocadas en intervalos en la barandilla. Estaba instalada una bañera de hidromasaje en la esquina de la cubierta en forma de L, y fue allí donde encontraron a losdeestudiantes mayores.seYallenaba. se habían puesto trajes de baño y estaban sentados dentro la bañera mientras —¿No es esto increíble? —preguntó Matt—. Quiero mudarme aquí. —Hay tanta… naturaleza —dijo Nicky—. Viviría aquí si pudiera quedarme adentro. Allison puso los ojos en blanco y se inclinó más contra la pared de la bañera —. Lo único que falta es un daiquiri. —Es curioso que lo menciones —dijo Nicky, y los cuatro estudiantes de último año se voltearon a mirarlos. Nicky fingió sorpresa, luego dolor, y puso una mano en su pecho dramáticamente —. ¿En serio, chicos? Es como si no nos conocieran. —Tratamos de no hacerlo —dijo Allison. Al mismo tiempo, Matt preguntó. —¿Qué trajeron?

—Ja —Nicky le hizo una mueca a Allison—. ¿Qué no trajimos, quieres decir? —Nos conseguí la cabaña —dijo Allison—. Tú preparas las bebidas. Hay una batidora en la cocina. —Dos, en realidad —dijo Renee—. Vi una de repuesto en el armario sobre la nevera.

 

Nicky tomó una votación rápida sobre quién quería qué y reclutó a Aaron y Kevin para ayudarlo a llevar las bolsas al interior. Neil y Andrew fueron a la cocina a investigar. El congelador tenía una máquina de hielo incorporada y el cubo estaba lleno, por lo que Andrew lo deslizó sobre el mostrador y sacó la segunda licuadora. Neil se apartó del camino mientras los otros descargaban su botín de licor y miraban con vago interés mientras Andrew y Nicky se ponían a trabajar con las batidoras. Kevin y Aaron se sentaron a la mesa y abrieron una botella de vodka. —¿Haces el de Renee? —preguntó Nicky mientras servía el primer trago—. Está en contra de mi religión hacer daiquiris vírgenes. Andrew no respondió, pero Neil sabía que él se encargaría de eso. Nicky reclutó a Kevin para que llevara las bebidas mientras las terminaban. Kevin y Aaron estaban bien bebiendo chupitos, pero Nicky mezcló mez cló algo colorido para él cuando habían terminado con todos los demás. Siguió a Aaron y Kevin hasta la plataforma, asumiendo que Neil y Andrew no estarían muy lejos de ellos. Andrew se quedó para limpiar las batidoras, luego tomó dos vasos de cristal del armario. Llenó los dos hasta el borde con whisky y le tendió uno a Neil. Neil miró hacia Andrew. —No bebo —le recordó Neil. —No bebes porque tienes miedo de perder el control —dijo Andrew—. ¿Qué tienes que esconder ahora? Esa fácil acusación trajo a Neil en corto. Miró la bebida de nuevo. Andrew lo movió más cerca, y Neil tomó el vaso. Andrew levantó el suyo un poco en desafío o invitación, y tomaron sus bebidas al mismo tiempo. El whisky bajó por la garganta de Neil. Neil pensó en demasiadas noches en el camino y demasiados moretones. mo retones. Pensó en Wymack ayudándolo en su departamento el pasado diciembre y dejando que Neil mantuviera sus secretos. Vaciló entre extremos, inseguro de si el calor acumulándose en su intestino era náuseas o alivio. Andrew sacó un paquete de cigarrillos de su bolsillo trasero y lo intercambió con Neil por su vaso vacío. Neil sacudió el paquete, sintió el peso distintivo de un encendedor ligero y salió. Estaba a medio camino del porche a la bañera para que los demás no tuvieran queconsciente oler el humo cigarrillo yconversación lo encendió. Giró el otros, cigarrillo entre sus manos, vagamente dedel la divertida de los más consciente del sabor en su boca. Pasó su lengua por sus dientes, preguntándose qué pensar. Al final, el cigarrillo fue suficiente para inclinar la balanza. Andrew olía a humo de cigarrillo y whisky whis ky la noche en que le dio a Neil la llave de su casa cas a y le dijo que se quedara. Neil siempre iba a cargar su pasado con él, pero no tenía por qué sentirse agobiado por él. Con tiempo suficiente, podría alisar los penosos bordes y reemplazar sus traumas con mejores recuerdos. Andrew se acercó a él y dejó la botella de whisky a sus pies. Neil deslizó sus cigarrillos sobre la barandilla de madera hacia él. A cambio, Andrew colocó un vaso lleno a medio camino entre ellos. Neil observó cómo la luz del sol se reflejaba en la oscilante superficie y arrojó ceniza a la tierra que se encontraba a unos cinco metros por debajo. Mantuvo el

cigarrillo fuera del camino cuando recogió el vaso, y bebió el whisky en un solo trago. Fue tan duro como lo había sido el primer trago, pero esta vez no sabía como a muerte.

 

—Oh, Dios mío —dijo Nicky, demasiado fuerte—. ¿Era eso alcohol? ¿Acabas ¿Acaba s de darle alcohol a Neil, y realmente lo bebió? ¿Me perdí el memorándum de que Neil de repente iba a comenzar a beber con nosotros? A pesar de la aprobación atónita de Nicky, Andrew no le dio a Neil un tercer trago. Terminaron sus cigarrillos lejos de los demás, luego se acercaron para que Neil pudiera unirse a la conversación. La oficina abrió sus puertas para la cena a las ocho, así que caminaron media milla por un camino de tierra hasta el edificio principal. Había comida más que suficiente para satisfacer al grupo de hambrientos atletas y los propietarios estaban listos para saludar a cada grupo de huéspedes que llegaban. Los ojos negros, magulladuras y múltiples vendajes de Neil atrajeron más que algunas miradas curiosas, pero el personal fue lo suficientemente educado como para mantener la boca cerrada. Dan detuvo a Kevin a la mitad del camino de regreso la cabaña. Neil escuchó a Matt pronunciar una advertencia baja de que no golpeara a Kevin donde dejara una marca, pero era una probabilidad de 50-50 si Dan lo escuchó o no. Matt prendió fuego en la chimenea principal cuando regresaron a la cabaña, y los Zorros se acurrucaron en los sofás y mecedoras para ver bailar las llamas. Allison contó historias de otros centros turísticos que había visitado, con una obligatoria aclaración de que cada lugar palidecía en comparación con las propiedades de su familia. Ella y Matt comenzaron un debate sobre cómo deberían celebrar los Zorros cuando ganaran el primer lugar en los campeonatos. Neil no sabía si todo era en broma o si estaban haciendo planes serios; él habría asumido el primero si no fuera por la facilidad con que Allison les había asegurado asegur ado esta cabaña. Mientras sus compañeros de equipo discutían cruceros contra Hawái o Las Vegas, pensó en el dinero escondido en su caja fuerte en el dormitorio. Neil había terminado de correr y su padre nunca recuperaría ese dinero. No podía pensar en nada mejor que hacer con eso que en reembolsar la amistad a sus compañeros de equipo. No dijo nada, no estaba seguro de lo que pensarían de unas vacaciones compradas con dinero sangriento, pero escuchó atentamente las vacaciones soñadas ganadoras. Sus planes se hicieron más elaborados cuanto más bebían hasta que Neil estuvo seguro de que

ninguno ellos recordaría este de debate la mañana. Neil sedelevantó por otro vaso aguapor cuando la conversación moverse hacia temas más normales. Cuando cerró la llave del fregadero y se dio vuelta, encontró a Aaron esperándolo en el medio de la cocina. Aaron sacudió su barbilla en una orden silenciosa para que lo siguiera y salió por la puerta trasera hacia el balcón. Neil dejó su bebida a un lado y lo siguió. Cerró la puerta tan silenciosamente como pudo y fue a apoyarse contra la barandilla. Aaron no hizo ningún movimiento para cerrar la brecha entre ellos. —Nicky es un poco estúpido —dijo Aaron—. Cometió el error de decirle algo a Andrew en lugar de esperar hasta que pudiera conseguirte a solas. Andrew casi lo descuartiza cuando no captó la pista lo suficientemente rápido —Miró por encima del hombro hacia la puerta de atrás, tal vez asegurándose de que la cocina todavía estaba vacía, antes de volverse hacia Neil—. Eso te deja conmigo, ya que Andrew no consideró apropiado

advertirme que me alejara de ti. —¿Cuándo fue la última vez que Andrew vio conveniente hablar contigo? —preguntó Neil. —El miércoles pasado —le recordó Aaron.

 

No era la respuesta que Neil esperaba. Él había sentado las bases para la terapia de Aaron y Andrew y habían pasado semanas desde que Aaron se metió por primera vez en una de las sesiones de Andrew, pero esta era la primera pista de que en realidad estaban haciendo algo real en ese momento. La terrible actitud de Aaron ese primer miércoles fue la única reacción que habían recibido de los hermanos. Neil había asumido que los dos aún no habían llegado a ningún lado rápidamente. El triunfo era un silencioso y ardiente calor en su estómago que rápidamente se apagó por las siguientes palabras de Aaron. —Así que ahora vas a hablar conmigo —dijo Aaron —y voy a darte exactamente una oportunidad para decirme la verdad. ¿De verdad estás follando a mi hermano? —Esperó un segundo, pero cuando Neil simplemente le devolvió la mirada en silencio, preguntó — : ¿Tomas tus señales de los hombres muertos? —¿Qué? —preguntó Neil. —Solo me preguntaba cómo pasaste de tu —yo no tengo citas— pedestal hasta la cama de Andrew —dijo Aaron—. O nos estabas mintiendo para ocultar el hecho de que eres un provocador, o viste a Drake violar a Andrew y te diste cuenta de que es una presa fácil—. Neil le dio un puñetazo, un terrible error en retrospectiva, ya que terminó medio encorvado sobre su dolorida mano. Aaron tomó un par de apáticos pasos fuera del alcance de Neil y tranquilamente tranquilame nte revisó la comis comisura ura de su boca con su pulgar. Escupió a un lado y se agachó para ver la cara de Neil. A pesar de sus crueles palabras, su expresión era tranquila e indagadora. Neil tenía la clara sensación de que lo había provocado, pero eso no calmó su indignación. —Jódete —dijo Neil en una voz como grava—. Aléjate mientras puedas. —Nicky piensa que no es nada más que sexo de odio —dijo Aaron como si Neil ni siquiera hubiera hablado—. Estoy cerrando mis apuestas sobre que sea otra cosa. Lo sabremos muy pronto, ¿verdad? —Mantente fuera de esto. —No lo haré —dijo Aaron—. Querías que luchara por ella. ¿Crees que él luchará por ti? —No —dijo Neil. Aaronhasta se encogió de hombros, se puso de pie y entró decirsordo, una palabra más. Neily esperó que el fuego en su mano se convirtió en unsin rugido luego se relajó revisó sus vendas. Había suficiente luz que se filtraba a través de la puerta de vidrio trasera para que él pudiera ver la gasa limpia. Neil no podía creer que algo pudiera doler tanto y no dejar una marca. Él respiró lentamente para estrangular su persistente rabia y se dirigió al interior. Su taza estaba donde la había dejado, y Aaron Aar on estaba de vuelta en su silla cuando cuan do Neil entró en la sala de estar. Aarón no miró hacia Neil otra vez esa noche, y Neil estaba feliz de pretender que Aaron no existía. Kevin y Dan aparecieron no mucho después. Neil no vio ningún moretón fresco en ninguno de ellos, pero parecía que habían pasado por una crisis emocional. Nicky se levantó sin que se lo pidieran y recogió algunas botellas de la cocina. Cuando regresó,

Kevin había encontrado un asiento en la orilla y Dan estaba prácticamente sentada en el regazo de Matt. Dan y Kevin estaban más interesados en ser emborracharse que en contribuir a la conversación, por lo que sus compañeros de equipo llenaron el silencio lo mejor que pudieron.

 

Para cuando los Zorros se separaron para irse a la cama, la mayoría de ellos estaban inestables en sus pies. Afortunadamente, Renee estaba lo suficientemente sobria como para ayudar a caminar a los más temblorosos por las escaleras. Neil casi la siguió antes de recordar que su habitación estaba abajo. Como si Allison pudiera leer su mente, se inclinó peligrosamente sobre la barandilla y lo señaló. —Esta cabina no es a prueba de ruido. No me mantengas despierta. Eso va para ustedes dos también —dijo, y giró su dedo acusador hacia Dan y Matt. Dan intentó mirarla con inocencia, pero estaba demasiado borracha para lograrlo. Allison movió su dedo para enfatizar —. No joder donde puedo escucharlo. No es justo para aquellos de nosotros que no estamos obteniendo nada. —Tal vez si le preguntas a Kevin muy amablemente —comenzó Nicky. La mirada mordaz de Kevin fue casi tan escandalosa que el indignado ruido de Allison. Neil negó con la cabeza y se s e dirigió hacia la habitación. Andrew no estaba muy atrás de él, y juntos consiguieron que Neil se cambiara para ir la cama. Neil miró la cama con cierta consternación. La única persona con la que había compartido una cama era su madre. Ella los apretujaba sobre el mismo estrecho colchón por lo que siempre sabría dónde estaba él; era la única forma en que podía dormir por la noche. Sin embargo, la vacilación no ayudaba a ninguno de ellos, por lo que Neil eligió un lado y tiró de las mantas hacia atrás tan cuidadosamente como pudo. A pesar de sus reservas, había algo dolorosamente familiar en el peso de otro cuerpo en su cama. Menos familiar era la sensación que sentía al hundirse profundamente en el colchón, las manos de Andrew sobre sus hombros y la lengua en su boca, pero eso era algo a lo que Neil definitivamente podía acostumbrarse. No se permitió preocuparse por las desagradables palabras de Aaron, pero era más difícil dejar ir la suposición de Nicky sobre que no era más que una atracción alimentada por la ira. Nicky tenía más razón de lo que Neil quería que tuviera, pero Neil no tenía motivos para molestarse por eso. Había sabido antes de empezar esto lo que Andrew pensaba de él, la apatía de Andrew era precisamente la razón por la cual Neil había decidido aceptar los avances de Andrew. Pero ya no era tan fácil, y Neil no sabía por qué o cuándo cambió. Sabía menos sobre de lo que se suponía que debía hacer respecto.Enterró Tendría su queinquietud advertir ay Andrew en algún punto, pero ahora no era el al momento. confusión profundamente y pasó los dedos vendados por el cabello de Andrew. No le importaba lo mucho que doliera, siempre y cuando pudiera acercar a Andrew, y dejó que Andrew lo desarmara hasta que no pudiera pensar más.

 

CAPÍTULO DIECISÉIS

Traducido por Tami Corregido por Vaughan

Los Zorros pasaron la mayor parte del día siguiente al aire libre, yendo de excursión por los senderos cercanos e inscribiéndose para cabalgar por la tarde. Subirse al caballo haría que cada corte y quemadura en los brazos haga gritar de dolor a Neil, pero Neil era demasiado terco como para quedarse sentado. Tuvo tiempo de recuperar el aliento una vez que estuvo en la silla de montar y apretó los dientes contra el dolor punzante. Cuando terminaron la caminata de dos horas, casi se había olvidado de sus heridas. Desmontar fue un recordatorio infeliz, y cuando volvieron a la cabina, sacó sus vendajes y antibióticos de su bolsa. Andrew trajo a Renee cuando vio lo que estaba haciendo Neil. —Puedo hacerlo —dijo Neil cuando Renee se sentó con las piernas cruzadas en la cama frente a él. —Sé que puedes —dijo Renee—. pero quizás es más fácil si alguien te ayuda. Podría haber discutido más, pero no había victoria con Renee, por lo que se sometió a sus ministraciones. Ella no se inmutó ante las horribles heridas que descubrió ni desperdició su tiempo con disculpas y preguntas. Simplemente inclinó la cabeza hacia el lugar y limpió cada corte y quemadura lo más cuidadosamente posible. Luego ella preguntó, —¿Vas a dejar a tus heridas sin cubrir? —Debería —dijo Neil—, pero no quiero que se muestren. —Les pediré que no digan nada —dijo Renee, adivinando correctamente la preocupación de Neil. Cuando Neil no discutió, ella se bajó de la cama y salió de la habitación. Allison tenía razón sobre el sonido en la cabina; Neil escuchó cada palabra que Renee le dijo a los Zorros con dos habitacio habitaciones nes entre ellos. Neil se habría estancado, pero Andrew se cansó de esperarlo. Hizo un gesto a Neil para quepara lo siguiera y se fue de en sus busca de Kevin. Neil tragó un suspiro y fue él. Se preparó las reacciones compañeros de equipo cuando entró entras la cocina con todas sus heridas al descubierto. Nicky se estremeció y miró hacia otro lado, mientras que Aaron examinaba el daño con gran interés. Dan abrió la boca, pero se detuvo justo a tiempo. Matt pasó del shock a la ira en un nanosegundo, y Allison desvió la mirada lo más rápido que pudo. Renee observó a sus amigos con una sonrisa en los labios y una mirada tranquila, lista para intervenir si uno de ellos rompía su palabra. Kevin fue el primero y el único en hacerlo, y su reacción fue predeci predecible. ble. —¿Puedes jugar? —Sí —dijo Neil, antes de que alguien pudiera golpear a Kevin —. Va a doler, y si los Bearcats se ponen demasiado rudos la próxima semana tendré algunos problemas, pero todavía tengo control —Hizo un puño a Kevin como prueba y con cuidado no hizo una

mueca de dolor por la sensación de desgarro a lo largo de sus nudillos —. Tendré mucho cuidado. —Absolutamente no —dijo Dan—. No vas a jugar. ¿Crees que el entrenador te dejará ir a la cancha cuando te vea así? Voy a sustituirte, Neil. Renee puede ayudar a Allison

 

una vez más, ¿no? —Miró a Renee lo suficiente como para ver el asentimiento de Renee—. Confía en nosotros para mantener la línea. Céntrate en curarte para que podamos tenerte en las semifinales. El primer instinto de Neil fue discutir y llamarlo injusto, decir que no había sobrevivido a los abusos de su padre y Lola solo para sentarse, para protestar que necesitaban toda la ayuda que podía obtener. Luego miró sus brazos y realizó una evaluación realista de sus posibilidades. Fue decepcionante saber que ella tenía razón, pero de alguna manera todavía estaba bien. —Confío en ustedes —dijo—. Gracias. —Oh, wow —dijo Nicky—. ¿Quién está humanizando a quién en esa relación, de todos modos? Andrew tomó casualmente el bloque de madera de cuchillos. Renee lo movió fuera de su alcance sin pestañear y sonrió ante la mirada que Andrew le dio por interferir. Nicky aprovechó la distracción de Andrew ocultándose fuera de la vista detrás del cuerpo más alto de Kevin. Neil no se perdió la mirada que Aaron le envió a Andrew, y un nuevo arrebato de ira lo hizo apretar nuevamente la mano. El dolor en sus nudillos le advirtió que se relajara, pero luego Aaron dirigió una mirada astuta hacia Neil que hizo que Neil quisiera golpearlo. El dolor valdría la pena. —Hablando de eso —dijo Allison—, todavía estoy esperando una explicación, Neil. ¿Cuándo vamos a hablar de esto? —Ella movió sus dedos hacia Neil y Andrew. —Aparentemente nunca —dijo Nicky, un poco hosca. —No seas ridícula —dijo Allison. Neil apartó su mirada de Aaron con gran esfuerzo. —No en cualquier momento pronto —dijo, y cuando Allison pareció ofendida, explicó — . Pasé todo el fin de semana diciéndole a la gente todos los secretos que he guardado y tendré que volver a hacerlo tan pronto como regresemos al campus. He tenido suficiente esta semana, ¿no lo crees? Allison abrió la boca como si fuera a discutir, pero no dijo nada. Después de una eternidad, miró a Dan y a Renee. Dan dio un pequeño tirón en su barbilla; Renee solo sonrió. Allison les hizo una mueca a ambos antes de volverse hacia Neil. — Bien. Sétiempo tacaño, pormatar ahora.antes De todas formas, al finalabriera tendremos sobre Tuvieron para de que la oficina para detalles cenar, así queti.se dirigieron a la habitación de atrás. Kevin se fue directamente al televisor y cambió de canal hasta que encontró una red de deportes. Dan y Allison reclamaron la mesa de Foosball, por lo que los otros se dividieron en equipos para el grupo. Neil no tenía idea de lo que estaba haciendo, pero Renee y Nicky lo guiaron. Falló miserablemente, pero Andrew y Renee podían defenderse contra Matt y los primos. Neil se vendó los brazos antes de caminar para cenar. Dan y Matt desaparecieron después, y Nicky y Aaron se metieron en el jacuzzi con Renee y Allison. Kevin se instaló  junto a la chimenea con un libro de historia, por lo que Andrew y Neil terminaron en la cocina. Andrew sirvió bebidas y permitió que Neil se las entregara a sus compañero compañeross de equipo. Andrew tuvo una oportunidad para él cuando terminó de hacer el último viaje.

Andrew ofreció una tostada silenciosa y bebieron juntos. El beso de Andrew fue más caliente que el whisky y más que suficiente para quitarle la mordedura de la lengua. Cuando Dan y Matt regresaron, el equipo migró al estudio con más bebidas. Pasaron otra noche hablando de cualquier cosa en el mundo excepto Exy. El aire fresco y el

 

alcohol hicieron que Neil se quedara dormido antes de lo que pretendía, pero no era el único preparado para una noche temprana. Renee y Aaron se dirigieron al piso de arriba  justo cuando Neil dejó de estar despierto. Andrew se quedó atrás para vigilar a Kevin, entonces Neil fue solo al dormitorio y se acomodó en su lado de la cama. Se despertó cuando Andrew entró, pero se quedó dormido tan pronto como Andrew se calmó. Las uñas tocando la puerta los despertaron a ambos un tiempo indeterminable más tarde. Neil tomó un arma y golpeó el brazo de Andrew en su lugar. Andrew lo miró antes de rodar de la cama. La cabaña estaba prácticamente negra hasta altas horas de la noche, pero era un tiro directo desde el lado de la cama de Andrew a la puerta. Neil no podía ver quién estaba afuera, pero la voz calmada de Renee era inconfundible. —Lo siento —dijo ella—. Necesito tomar prestado tu coche. Lo traeré de vuelta antes de retirarnos. —Luz —dijo Andrew. Neil alcanzó ciegamente la lámpara en la mesita de noche. Lo encontró en el quinto intento y se protegió los ojos del repentino resplandor. Andrew lo miró con disgusto antes de dirigirse a su bolsa. Renee estaba completamente vestida en la entrada, parecía completamente despierta y sombría. —¿Renee? —Neil preguntó, porque era obvio que Andrew no iba a obligarla a explicar. Las palabras de Renee fueron un shock para su sistema: —Kengo está muerto. Neil la miró inexpresivamente, pero no tardó en descubrir el resto. —¿Jean? —Riko lo lastimó —dijo Renee—. Voy a buscarlo. —No te dejarán entrar a Evermore E vermore —dijo Neil. La sonrisa de Renee no llegó a sus ojos. —Sí lo harán. Andrew presionó las llaves en la palma de su mano. Renee asintió con gratitud y se alejó. Andrew la siguió, probablemente para cerrar con llave la puerta principal detrás de ella. Neil escuchó que el motor zumbaba afuera, y los faros de la casa salpicaron un as agudo través de lalaventana del dormitorio mientras salía del camino grava. Andrew regresóasolo y cerró puerta camino a la cama. Neil esperó hasta quede estuvo debajo de las sábanas antes de volver a apagar las luces. Escuchó Es cuchó la respiración suave de Andrew, pero esa noche ya no pudo dormir. No podía dejar de pensar en Riko, Jean, Tetsuji y Evermore, y en lo que significaba la muerte de Kengo para la tregua con su tío. Explicar la ausencia de Renee al día siguiente de alguna manera le cayó a Neil. Kevin tomó las noticias tan bien como Neil pensó que sí y se encerró en la habitación del segundo piso para tener un ataque de pánico. La mañana comenzó con café irlandés para todos. La tarde fue un poco mejor hasta que se dieron cuenta de que Renee había apagado su teléfono. Los Foxes confiaban en su juicio, pero sus vacaciones no eran las mismas sin ella. Renee regresó a media mañana el domingo ya que necesitaban los dos autos para

regresar a Carolina del Sur. Neil estaba en el porche trasero con Andrew, mirando un cigarrillo quemarse hasta que escuchó neumáticos en la grava. Nicky dormitaba en una de las mecedoras, con una taza de café olvidada en una mano flojamente acunada. Neil

 

lo levantó y adentro. Los otros habían escuchado el automóvil y se dirigían a la guarida. Para cuando Renee cruzó la puerta, todos la estaban esperando. —Oh —dijo ella—. Buenos días. —¿Como está él? —Kevin preguntó. —No está bien —dijo Renee—, pero Abby está haciendo lo que puede por él. —No secuestraste seriamente a Jean —dijo Dan. —No tuve que hacerlo —Renee se quitó su abrigo y lo colocó prolijamente sobre el respaldo de una silla—. El presidente de Edgar Allan vive en el campus, así que me detuve en su casa y le pedí que interviniera. —En realidad no lo hiciste —dijo Allison, mirándola. —Lo puse al teléfono con Stephanie —dijo Renee, es decir, su madre adoptiva —. Ella dejó en claro que tenía dos opciones: podía resolver esto en silencio entre nosotros o haría que todos sus amigos de la industria corrieran con noticias de las violentas novatadas de Evermore. Eligió la que menos perjudicaría a su escuela, o al menos lo intentó. El entrenador Moriyama no pudo producir a Jean cuando el Sr. Andritch se lo pidió, así que hicimos un viaje inesperado al estadio. ¿Sabían que ni siquiera el presidente tiene acceso a la corte? No creo que él supiera que sus códigos no estaban actualizados. que obtener los nuevos de la seguridad. De cualquier manera, los Ravens no nosTenía esperaban esperaban. . —Eso suena como una subestimación —dijo Matt secamente. —El maestro habría cubierto sus huellas —dijo Kevin—. Si supiera que Andritch estaba buscando a Jean por alguna razón, habría encontrado la forma de ocultarlo de la vista. —El entrenador Moriyama no estaba allí. Estaba en Nueva York —dijo Renee. Kevin la miró con cara de incredulidad. Renee negó con la cabeza y dijo: —Fue invitado al funeral. Riko no. El estremecimiento de Kevin fue de cuerpo completo. —No. Riko era el hijo de su padre solo de nombre; se había distanciado de su padre y hermano toda su vida. A pesar de eso, Riko siempre creyó que podía ganarse la atención yunlagolpe aprobación de supara padre través de éxitos en la cancha. La muerte Kengo fue desastroso losasueños de sus Riko, y Kevin había advertido que ladereacción de Neil-Riko sería fea. Que Ichirou había alcanzado a su tío, pero se había saltado completamentee a su hermano era ácido en una herida abierta. Sin nadie allí para detener completament la mano de Riko o distraerlo de su furioso dolor, Jean no había tenido oportunidad. —El Sr. Andritch me permitió llevar a Jean cuando vio la forma en que estaba —dijo Renee—. Le dejé mi número y prometí mantenerme en contacto mientras la escuela investiga. Abby también ha prometido mantenerlos informados sobre su recuperación. Desafortunadamente, Desafortunadam ente, (o no) Jean no está dispuesto a dar nombres ni a presentar cargos. No está contento de estar en Carolina del Sur. Ya intentó irse dos veces. —¿Ir a dónde? —Nicky preguntó—. No de vuelta a Evermore. ¿Está loco? —Es autoconservación —dijo Neil—. Si Riko y Tetsuji piensan que está apuntando

con sus dedos detrás de sus espaldas, lo matarán. Incluso esto podría considerarse un desafío ya que no está donde se supone que debe estar. —¿Qué tan malo es? —Matt preguntó—. Kevin salió de su contrato escolar cuando se lesionó.

 

—No tenían otra opción. No podía jugar —dijo Kevin—. Si Jean sanara, aún pueden reclamarlo como suyo y no hay nada que podamos hacer al respecto. —Pero el presidente está involucrado, ¿verdad? —Nicky dijo—. Así que la junta escolar se va a involucrar pronto, y harán lo que sea necesario para ocultar esto. Matará su preciosa reputación si esto se lleva a cabo. —Si Jean no implica a nadie y mi madre accede a guardar silencio, podrían estar dispuestos a dejarlo transferir a otra escuela —dijo Renee—. Ese es el mejor escenario, de todos modos. —Jean no estará de acuerdo —dijo Kevin en voz baja. —Quizás puedas convencerlo —dijo Renee—. Apreciaría la ayuda. —No está seguro con nosotros —dijo Kevin—. No le daré falsas esperanzas. —Alguna esperanza es mejor que ninguna —dijo Renee—. Es el mismo trato que te ofrecemos, y todavía estás aquí. —Me quedé por Andrew —dijo Kevin. —Y no aceptaré más refugiados —dijo Andrew. —Lo sé —dijo Renee—. Jean es mi problema, no el tuyo. Las consecuencia consecuenciass y fallas son mías con las que lidiaré, lo promet prometo. o. —¿No —Danuna tiene familia con la que pueda quedar? preguntó. Sus padres lo vendieron a losseMoriyamas para pagar deuda —dijo Kevin—. Los Ravens son todo lo que tiene. Neil negó con la cabeza. —Kevin hablará con él cuando regresemos. —No dije eso —dijo Kevin. —Pero vas a hacerlo —dijo Neil—. Ya te alejaste de él una vez que sabía lo que Riko le haría a él en tu ausencia. No lo hagas de nuevo. Si no lo proteges ahora, su muerte está en ti. —Maldición, Neil —dijo Nicky—. ¿No es un poco duro? Neil lo ignoró. —Renee ya hizo la parte difícil. Ella lo sacó de allí. Tienes que poner tus pies sobre la tierra y mantenlo aquí. Lo superas en la jerarquía imaginaria de Riko. Te escuchará. — —. ¿No Sí —abrió dijo Matt fueron amigos Kevin la boca, la cerró de dos nuevo y miróalguna hacia vez? otro lado. —Eso fue hace mucho tiempo. —Kevin —dijo Renee—. Por favor. Kevin no dijo nada durante tanto tiempo que Neil pensó que se iba a negar. Finalmente, Kevin dijo: —Haré lo que pueda, pero no prometo nada. —Gracias —dijo Renee, y miró a Neil para incluirlo en eso. Kevin sacudió su mano en señal de despedida y se dio vuelta —. Voy a empacar. Neil lo vio subir las escaleras, solo vagamente vagamente consciente de Dan y Allison acribillando a Renee con más preguntas. Cuando Kevin se perdió de vista y sus pasos se detuvieron en su habitación, Neil se dirigió hacia él. Subió las escaleras lo más silenciosamente que

pudo, pero la cabina no estaba diseñada con sigilo en la mente, y sabía que Kevin lo había escuchado acercarse. La puerta del dormitorio estaba abierta de par en par, pero Neil la cerró detrás de él. Kevin estaba sentado en su cama, con una rodilla pegada a su

 

pecho, mientras miraba opacamente a lo lejos. Neil se sentó con las piernas cruzadas en el extremo de la cama y esperó. No tomó mucho tiempo. Kevin apoyó la barbilla en la rodilla y dijo: —¿Cómo lo haces? —Kevin chasqueó los dedos como frustrado por su propia vaguedad y dijo: —Después de todo lo que sucedió este año, después de que Riko, tu padre y el FBI y sabiendo que el señor Ichirou ha sabido de ti, ¿por qué no tienes miedo? —Lo tengo— dijo Neil—. Pero tengo más miedo de dejarlo ir que de mantenerlo. —No entiendo. —Lo haces, o no habrías confiado en Andrew y el Entrenador en primer lugar. El problema es que te pusiste en sus manos y se rehusó a cometer más allá de eso. Crees que Riko te hará daño por tu desafío, entonces eres teme alejarse alejars e demasiado de la línea. Pero este término medio no lo salvará para siempre. —Kevin —dijo Neil, y esperó a que Kevin finalmente lo mirara —. Descubre lo que quieres más que nada, lo que te mataría perder. Eso es lo que está en juego si dejas que Riko gane. Calcula el costo de su miedo. Si es demasiado, necesitas pelear. ¿No preferirías morir intentándolo en vez de no intentarlo? —De cualquier manera, moriría —señaló Kevin. —. La Muere libre muereacomo fracaso dijo Neilque elección es tuya, pero elige tu — lado antes deovolver ver aun Jean. Si él—piensa le estás engañando, nunca lo ganarás. Kevin no dijo nada, entonces Neil se bajó de la cama y lo dejó allí. Los otros estaban hablando del desayuno mientras él bajaba la escalera. Renee había pasado por un autocine en su camino hacia arriba, pero los otros habían estado posponiendo el desayuno hasta que tuvieron que entregar sus llaves en la oficina principal. Todo lo que quedaba por hacer era empacar, así que se separaron en sus habitaciones y sacaron sus bolsas de sus armarios. Empacaron los autos y caminaron hacia el edificio de oficinas por última vez. Renee bebió té mientras los demás se deleitaban con huevos y tocino. Nadie dijo una palabra sobre Jean, donde alguien podría oírlos, aunque era cuestionable que alguien más en la sala de desayuno supiera quiénes eran y pudieran ponerlo todo junto. Devolvieron sus

llaves al salira regresar y se separaron entre los autos. Andrew salió primero del camino y comenzaron al campus. Hicieron un campocorto cerca de la casa de Abby para que Kevin pudiera ver a Jean. Abby había dejado la puerta principal abierta, como siempre, así que el equipo entró sin llamar. Dan gritó un saludo en el camino para que Abby supiera que tenía invitados, y Abby respondió desde el otro extremo del pasillo. Encontraron a Abby y Wymack sentados en la mesa de la cocina. Los platos en el mostrador y las servilletas arrugadas en la mesa dijeron que acababan de terminar el almuerzo. Abby despejó des pejó el desastre y llevó a Kevin por el pasillo pasill o hasta donde Jean estaba descansando. Neil miró a Wymack, buscando el trauma persistente de la confesión de Kevin. La máscara tranquila de Wymack era infalible. Eso no impidió que Dan mirara como si ella pudiera ver a través de él. é l.

—¿Consenso? —Wymack preguntó cuando oyeron que se cerraba la puerta. —Él puede esconderse con nosotros hasta que esté mejor —dijo Dan—. Lo que haga después de eso depende de él. Wymack asintió.

 

—Neil, la junta sabe que volverás hoy. —Ellos quieren hablar —dijo Neil, en realidad no era una pregunta. —Me dijeron que los llamara tan pronto como regresaras —dijo Wymack—. ¿Has vuelto? Era tentador tomar esa sutil oferta y esconderse un poco más, pero Neil estaba fuera de tiempo. Las vacaciones de primavera habían terminado. Las clases comenzaron de nuevo mañana y sus compañeros de clase habrían escuchado las noticias hace una semana. En uno o dos días, Neil tendría que enfrentarse a la prensa y confirmar todo lo que ya había averiguado. Inexplicablemente, Inexplicabl emente, Neil se preguntó cómo reaccionó el entrenador Hernández ante las noticias. Se preguntó si los periodistas lo habrían llamado buscando información. Sus ex compañeros de equipo sin duda tenían mucho que decir. Las pequeñas ciudades crecieron en chismes. —Sí —dijo Neil—. Volví. Wymack salió para hacer la llamada. Abby regresó sola y miró al equipo. —Jean no puede manejar a tantos invitados. — Estábamos dejando aenRenee y Kevin Matt. Abby volvió a sentarse su silla y miró— a dijo los Foxes. —Renee dijo que la cabaña era adorable. Se cayeron sobre ellos mismos para describirle los aspectos más destacados de la cabaña. Aaron tenía poco que aportar, pero al menos parecía que estaba prestando atención a la conversación. Recién habían comenzado a contarle acerca de la cabalgata cuando Wymack regresó. regresó . Se detuvo en la entrada en vez de dirigirse a su silla. Neil captó la indirecta y se dirigió hacia él. Andrew se quedó atrás como Neil sabía que lo haría; Kevin necesitaba a Andrew más de lo que Neil lo hizo hoy. Charles Whittier, el presidente de Palmetto State University, vivía en una casa de gran tamaño cerca de las puertas de entrada al campus. Wymack W ymack y Neil siguieron la acera de piedra alrededor del edificio hasta la puerta, y Neil se detuvo mientras Wymack tocaba el timbre. Wymack había llamado antes, por lo que Whittier respondió casi de inmediato. — —dijo—Wymack en lugar deestaba hola. mirando más allá de Wymack a Neil—. —Chuck Entrenador dijo Whittier, pero Adelante. Pasaron junto a una sala de estar que podía acomodarse a todo el departamento de Wymack y una sala de conferencias más grande que el dormitorio de Neil. La oficina de Whittier estaba detrás de la casa cerca de la cocina. Hizo un gesto para que se sentaran y cerró la puerta detrás de ellos. Su escritorio estaba libre de todo excepto de una computadora y un teléfono, pero una bandeja en un archivador cercano contenía vasos de té helado. Le pasó dos a Wymack, quien le entregó uno a Neil, y se llevó el suyo a su silla. Neil se aferró a su bebida como si le diera el coraje que necesitaba para esto. Whittier todavía lo miraba como si Neil explotara en un minuto más, pero al final él dijo:

—Comencemos. Tocó el botón del mouse, y un segundo después sonó su teléfono. Una voz automatizada le dio la bienvenida al sistema de conferencias. Después de que Whittier ingresó su código de acceso en la voz, dijo:

 

—Hay veinte llamadas conectadas, incluyéndolo a usted —se escucharon una serie de bips cuando todos estaban conectados. —Es Whittier —dijo Whittier —. Tengo al entrenador David Wymack y a…Neil Josten  —dijo después de una breve vacilación y una mirada a Wymack —, aquí conmigo. ¿A quién hemos firmado ya? Bajaron la lista, ofreciendo nombres y títulos. Neil sintió que todo el departamento de administración había aparecido para esta llamada; las personas que se registraron variaron desde Asuntos Estudiantiles hasta Relaciones de Alumnos con los once miembros de la Junta de Fideicomisarios. Una vez que todos fueron presentados y contabilizados, contabiliza dos, W Whittier hittier inició. Lo que siguió fue una de las horas más largas de la vida de Neil. Rápidamente fue obvio que esta no era la primera llamada que tenían desde que salió la verdad de Neil; estaban tomando esta conversación desde la última vez que hablaron y se refirieron a los últimos argumentos de Wymack. A Neil se le dio tiempo para presentar su caso, y Wymack lo avaló incondicionalmente cuando la Junta lo acribilló con preguntas y demandas. Cuando terminaron con él, pasaron a pelear entre ellos. Debatieron sobre los riesgos

de mantener a Neilacerca, igualmente en la estar publicidad: buscarían liberarlo fin depero año estaban en comparación coninteresados cómo buscarían con él.cómo Neil quería recordarles que todavía estaba escuchando la llamada. En cambio, contó hasta diez y bebió su té. Wymack no estaba nada contento con sus cálculos insensibles, y lo toleró solo por unos minutos más. —Miren —interrumpió, ignorando el gesto de Whittier para mantenerse al margen —. Miren —dijo de nuevo, más fuerte, cuando los demás siguieron hablando sobre él. Wymack les dio un par de segundos y luego comenzó a hablar en voz alta de todos modos—. Desde el primer día han cuestionado cada decisión que tomé. Una y otra vez he demostrado que siempre sé lo que es mejor para este equipo, tanto para los jugadores como para los intereses de la escuela. ¿No es así? >>Esta debería ser una llamada más fácil que despedir a Andrew —prosiguió Wymack sin esperar su acuerdo—. Con Andrew les pedí que tengan fe y paciencia porque sabía que tomaría tiempo de que los vean que tu endoso es rentable. Es ta vez los agosto. resultad resultados os ya están dados. Hanantes cosechado beneficios de la presencia deEsta Neil desde >>Neil es un miembro crítico de mi equipo —dijo Wymack, apuñalando con su dedo contra el escritorio para enfatizarlo—. Pueden preguntar a cualquier persona en mi alineación y todos estarán de acuerdo: no estaríamos donde estamos hoy si él no estuviera aquí con nosotros. Y donde estamos hoy está en la cúspide de las finales. Estamos a cuatro juegos, ¡cuatro! De ser campeones de la NCAA. Estamos a punto de ser el primer equipo en la nación que mejoró a Edgar Allan Ravens. Tenemos una alineación que se graduará a profesionales y a la Corte. Estamos remodelando la forma en que todos piensan sobre el programa Exy de Palmetto State. Quitarle el equipo a Neil no le salvará la cara y seguro que no es la decisión inteligente. Va a volverse tan contraproducente que nunca más querrás ver a un periodista.

Estuvieron callados por un minuto, luego comenzaron a discutir entre ellos de nuevo. Finalmente lo votaron y votaron a favor de Neil. —Gracias —dijo Wymack, en un tono que claramente decía que estaba más molesto por su terquedad que agradecido por su apoyo —. Ahora que eso ya está resuelto, tengo

 

que decir algo más, siempre y cuando tenga a todos conmigo. Deberías escuchar esto antes de que lo veas en las noticias. —¿Ahora qué? —uno de los Fideicomisari Fideicomisarios os preguntó. —Recientemente me llamó la atención que tengo un hijo —dijo Wymack. Mantuvo su tono y su expresión incluso, pero parecía tenso en su silla —. Estoy programando una prueba de paternidad ahora que estamos de vuelta en el campus solo porque quiero los documentos archivados. —Felicitaciones —dijo alguien, más obligatorio que cualquier otra cosa. Wymack abrió la boca, la cerró y volvió a intentarlo. —Es Kevin Day. El silencio que siguió fue profundo. Por fin alguien logró. —Es ¿qué? —Me lo dijo la semana pasada. Estaba… inspirado —dijo Wymack después de una breve búsqueda de palabras—, por la situación de Neil para aclararme. ac lararme. Se los digo ahora porque planea hacerlo público esta semana. Voy a utilizarlo para ayudar a combatir la prensa negativa que rodea a Neil. Me gustaría dejar constancia de que este descubrimiento no tendrá ningún impacto en mi entrenamiento. —Anotado insegura, justo antes de que estallaraiba otra discusión. Este—dijo era una más mujer, corto, sonando principalmente centrado en cómo la escuela a reaccionar públicamente a las noticias. Finalmente, todo se cuadró y la conferencia llegó a su fin. Cuando cada persona colgó, la línea sonó para indicar la gente que abandona. Whittier esperó hasta que escuchó a los diecinueve antes de lanzar la conferencia. —Eso fue inesperad inesperadoo —dijo Whittier, con una larga mirada a Wymack. Neil pensó que estaba buscando una señal de que Wymack había estado pensando en este secreto durante años en lugar de una semana. Wymack no tuvo problemas para interpretar esa mirada, pero en lugar de declarar su inocencia, Wymack simplemente dijo: —Primero soy su entrenador. entrenador. Whittier negó con la cabeza. —Hablando de presidente a entrenador, eso es exactamente lo que quiero escuchar

ysido espero que cumplasto tu palabra. Hablarle a Chuck a David, lo siento. No pudo haber un descubrimien descubrimiento fácil. —Gracias —dijo Wymack después de un momento. Whittier se puso de pie y los acompañó a la puerta. Wymack le devolvió a Neil al dormitorio. Neil lo pasó mirando por la ventana y preguntándose si debería decir algo. Al final, decidió confiar en Abby y Dobson para vigilar a Wymack. Se conformó con un Gracias hueco cuando Wymack lo dejó en la acera trasera, y no miró hacia atrás antes de entrar. *** El lunes significaba clases, aunque Neil hubiera estado felizmente en cama en el

dormitorio. Sus heridas atraían más miradas persistentes de las que podía soportar y un par de compañeros de clase fueron lo suficientemente audaces como para presionarlo por chismes. No tenía sentido sent ido mentir sobre eso, pero nadie dijo que Neil tuviera que decir

 

la verdad tampoco. Rechazó todas sus preguntas con un insistente: No quiero hablar de eso, que se hizo más fuerte cada vez que alguien ignoraba esa advertencia. Cuando sonó la campana al final de su última clase, el alivio que sintió Neil casi le paralizó. Casi salió disparado del salón de clases y siguió al grupo de estudiantes alborotadoss fuera del edificio y por las escaleras. Lo hizo a diez pasos del edificio antes alborotado de que alguien se detuviera en su camino. Neil estaba acostumbrado a esquivar cadáveres en el campus, así que esquivó cuidadosamente y siguió caminando. El hombre habló por el camino de Neil. —Pararás. Neil no creía que lo estuvieran dirigiendo, pero mirar hacia atrás fue instintivo. Lame Lamentó ntó de inmediato y se sacudió para detenerse. El hombre que había hablado era japonés, más viejo que los estudiantes ajenos que pasaban junto a ellos, pero se vestían casualmente para no sobresalir. Consideraba que Neil, como Neil, era la ruina de su existencia y hacía un gesto, no una invitación sino una orden. —Nos vamos. Neil casi preguntó a dónde iban, pero lo pensó mejor en el último segundo. Siguió al extraño al estacionamiento de la biblioteca. Un automóvil estaba parado en la acera y Neil sela metió el asiento cuando le abrió la puerta. Supalabra. escolta cerró puertaendetrás de él trasero y se sentó en elalguien asiento adentro del pasajero. Nadie dijo una Neil miró por la ventana, haciendo un seguimiento de dónde iban por si necesitaba encontrar el camino de regreso, pero no tardó en preguntarse. Lo llevaron al sitio de construcción al otro lado del campus. Neil vio autos estacionados y equipo inactivo. Bastante del exterior del nuevo dormitorio estaba listo ahora que probablemente estaban ocupados adentro, pero Neil hubiera preferido algunos testigos. Solo había otro auto estacionado atrás. El conductor se detuvo junto a él y apagó el motor, pero nadie se movió. Neil captó la indirecta después de un minuto de silencio tenso y salió. La puerta frente a él estaba desbloqueada. Lo abrió, pero vaciló a mitad de camino en el coche cuando vio quién lo estaba esperando. A primera vista, Ichirou Moriyama no se parecía mucho. Su traje de seda negro hablaba de riqueza excesiva, pero sus características juveniles socavaron pretensión. Solo tenía parotro de hombre años condeNeil para empezar y genética hizoCEO parecer aún ricos más  joven. Él eraunsolo negocios esperanzad esperanzado, o, tal vez,lootro de niños viviendo la vida en el carril rápido vertical. Neil era engañado por todo un segundo: el momento en que lo llevó a encontrarse con los ojos de Ichirou a través del asiento trasero. Este hombre no era como el padre de Neil, con su temperamento y matones y fea reputación. No era como Riko, con su crueldad egoísta y sus rabietas infantiles. Este era un hombre que podía mantener a los dos bajo control con una mirada, un hombre quien había sido criado para gobernar. Él era el poder de Moriyamas para vivir, respirar, y con la muerte de su padre se sentó solo e intocable en su trono. Neil consideró darse la vuelta vuelt a y alejarse, pero sospechó que era una buena forma de recibir un disparo en la espalda. No sabía por qué estaba allí, ya que no incluso Riko había visto a su hermano cara a

cara, pero sabía que un paso en falso significaba que la esperanzada tregua de su tío era nula. Neil pateó desesperadamente su memoria, buscando algún consejo sobre cómo manejar este encuentro. Neil no podría enfrentar a Ichirou como Neil Josten; tenía que

 

enfrentar a Ichirou como un Wesninski haría. Eso significaba que cada palabra tenía que ser la verdad y este tenía que ser la más grande mentira que Neil había dicho alguna vez. Mordió sus dudas y el primer destello de pánico y dijo, muy cuidadosamente. —¿Puedo entrar? Ichirou movió dos dedos en comando silencioso, y Neil se subió al coche. Cerró la puerta detrás de sí mismo, firme, pero no ruidosamente, y arregló mirar al hombro de Ichirou. —¿Sabes quién soy? —Ichirou preguntó. —Sí —dijo Neil, y titubeó durante medio segundo mientras captaba un título. Señor  — no tenía el respeto necesario, pero Kevin se había referido a Kengo más de una vez como señor . Era un término obsoleto y torpe, pero era todo lo que Neil tenía en este momento—. Eres el señor Moriyama. —Sí —dijo Ichirou, con una calma moderada en la que Neil no confiaba ni por un segundo. —¿Sabes que mi padre está muerto? Todavía no he escuchado tus condolencias. —Ofrecerlos parece presuntuoso —dijo Neil—. Asume que valoras mi palabra, pero no — soy Nonadie. eres nadie —dijo Ichirou—. Es por eso que estoy aquí. Tú entiendes. No era una pregunta, pero Neil bajó la cabeza y dijo: —Mi padre está muerto a las manos de mi tío y el FBI está investigando lo que queda de su anillo. soy un final suelto que debe tratarse de una forma u otra. —Podría detenerlo —dijo Ichirou, y Neil le creyó. No importaba el FBI ya tenía cajas llenas de historias y nombres de Neil. Si Ichirou quería el historia muerta y rumores calman, podría hacerlo con un par de llamadas telefónicas y suficiente dinero —. En cambio, estoy aquí. Me gusta saber el valor de las cosas antes de tírelos para que sepa cómo compensar su pérdida. —No tengo valor ahora —dijo Neil—, pero si se le da el tiempo y la oportunidad de hacerlo pagaría a tu familia por los inconvenientes que he causado. La media el jugador profesional Exy gana tres millones de dólares al año. No necesito eso una especie de dinero paray obras mí. Déjame donarlo tu familia en su lugar. Puedo enrutarlo a través de las tenencias de caridad quea hayas heredado. —Un intento poco sutil de comprar tu seguridad. —Mi señor —dijo Neil—, estoy tratando de corregir un error y cumplir un fallo promesa. prome sa. Se suponía que debía pertenecer a tu tío. Debería haber sido criado en Siempre ser un Cuervo y jugar para la Corte. Mi potencial ingreso siempre ha te pertenecía a ti. Regresé a Exy tan pronto como mi madre murió porque sé mi propósito. —Y, sin embargo, no regresaste con mi tío —dijo Ichirou. Parecía una prueba donde fallar significaba la muerte. Neil sabía cuál era la respuesta segura, pero un pensamiento peligroso le quemó la lengua. Su padre había servido a Kengo, pero para mantener tanto territorio y poder, Kengo habría tenido que confiar en él. Nathan habría tenido el derecho de traer amenazas y posibles complicaciones a la

atención de Kengo. Neil no tenía esa autoridad, pero tenía que intentarlo. —Sé que no tienes motivos para confiar en mi palabra —dijo Neil, con mucho cuidado—, y sé que no me he ganado tu atención o consideración. Pero soy un Wesninski. Mi familia es tu familia. Por favor créanme cuando digo que nunca arriesgaría

 

la seguridad de tu imperio. Jugar J ugar para Edgar Allan traicionaría trai cionaría todo lo que se supone que mi familia debe representar. Vaciló como si temiera continuar y cruzar una línea frágil. Ichirou esperó a que tomara una decisión. Neil deseó poder leer algo, cualquier cosa, en la cara de Ichirou, pero su expresión era serena y su tono no había cambiado desde que comenzó esta horrible conversación. Neil no sabía si era engañando por Ichirou, y él no sabía si eso marcaría la diferencia incluso si podría. Neil finalmente tomó aire y dijo: —Tu hermano va a destruir todo lo tuyo a menos que alguien lo cuelgue. Fue suficiente para ganarse una leve sonrisa de Ichirou. Era todo lo que Neil podía hacer para no estremecerse cuando Ichirou dijo: —Eso es muy audaz. —Sí —dijo Neil—, pero es la verdad. Ichirou no dijo nada durante tanto tiempo tiem po que Neil se preguntó si se suponía que debía salir del automóvil y marcharse. Finalmente, Ichirou le hizo un gesto para que continuara. —Riko pasó toda su vida con el objetivo de ser el mejor jugador de la cancha —Neil dijo—, Cuando siente que su superioridad está amenazada, ataca sin preocuparse por el daño colateral. año pasado solo es una prueba inestabilidad. —Kevin Day fueEste la segunda inversión más grande dede susu tío,creciente pero Riko lo destruyó por su orgullo herido. Al comienzo de su segundo año, Kevin tenía una fortuna de siete dígitos entre su contrato profesional, su puesto en el equipo nacional y sus endosos. Podría haber ganado a su familia quince, veinte millones al año después de la graduación. Ahora Kevin está empezando de cero. —Riko mató a uno de mis compañeros de equipo en agosto y lo admitió en un lugar público —dijo Neil—. En noviembre interfirió con el sistema judicial de Oakland y dejó un rastro de dinero de California a Carolina del Sur, todo por el bien de lastimar a otro compañero de equipo, y en diciembre compró un psiquiatra en Easthaven en Columbia para continuar con esa tortura. Las vacaciones de Navidad me devolvieron mi aspecto natural para que la gente de mi padre pudiera encontrarme y matarme. Él sentó se ntó las bases para la confrontación en Maryland que terminó con la muerte de mi padre y toda esta investigación federal. —La semana pasada reaccionó a la muerte de tu padre golpeando a uno de sus compañeros de equipo a una pulgada de su vida. Tiene suerte de que sea Jean Moreau, Jean sabe quién es tu familia y nunca hablará en contra de Riko. Pero Jean está bajo nuestra custodia. Ahora mientras él sana y la Universidad Edgar Allan ha iniciado una investigación silenciosa sobre los Ravens, ellos averiguarán sobre las novatadas y abusarán de las condonaciones de tu tío y alguien tendrá que responder por ellas. ¿Qué pasaría si tropezaran con evidencia de las manipulaciones de Riko durante su búsqueda? —No estoy diciendo que tu hermano esté fuera de lugar —mintió Neil—, pero no está siendo cuidadoso. Está escalando porque se siente amenazado, pero hay mucha gente

mirándonos ahora. Lo atraparán lo suficientemente sufic ientemente pronto, y tengo miedo de lo que caerá sobre ti. No me aliaré con tal riesgo, así que no puedo jugar para tu tío en Edgar Allan. Lo siento. Otro interminable silencio siguió. Pasó un día, una semana o un año antes de que Ichirou dijera:

 

—Mírame a los ojos y escucha con atención —Neil arrastró su mirada hacia la cara de Ichirou. La sonrisa de Ichirou desapareció hace mucho y sus ojos de carbón parecieron atravesar a Neil—. De dónde vengo, la palabra de un hombre es tan buena como su nombre y su nombre gana peso de la sangre que derramó por mi familia. No has probado y no es cierto. No mereces el aire que respiras. Equilibraría el rojo en mi libro de contabilidad con tu muerte y lo consideraría un pago justo. >>Sin embargo —dijo Ichirou—, eres el hijo de tu padre, y tu padre era alguien para mí. Él es la razón por la que vine aquí cuando pude haber enviado a alguien para que te hablara. ¿Sabes lo que haré? ¿Y si creo que estás perdiendo el tiempo? ¿Sabes lo que haré con cualquier persona que hayas conocido o con quien hayas hablado? Mataré a todos los que alguna vez te apoyaron y haré que cada muerte dure toda la vida. No sonaba como una amenaza; sonaba como una promesa. —¿Qué puedo hacer para convencerte de que estoy diciendo la verdad? —Neil dijo. —Nada —dijo Ichirou, y dijo unas palabras en japonés a los dos hombres sentados al frente. El pasajero del frente sacó un teléfono celular de su bolsillo. Neil no podía entender una palabra del hombre, pero entendió ese tono enojado muy bien.

Por un momento salvaje, pensóApretó que el estabauna organizando muertesy desordenadas para todos los Foxes. los hombre dientes contra espina de pánico miró el cojín vacío entre él e Ichirou. El pasajero estuvo yendo y viniendo durante varios minutos, luego colgó y guardó su teléfono. Su tono fue respetuoso cuando le dijo algo a Ichirou. Cualquiera que fuera la noticia, la expresión de Ichirou no cambió. Ichirou se golpeó el pulgar sobre el tobillo mientras pensaba. Neil no sabía cuánto tiempo permanecieron sentados allí en silencio, diez minutos o diez vidas, pero estaba seguro de que moriría antes de que Ichirou finalmente tomara una decisión. —Quizás tu vida tenga una etiqueta de precio después de todo —dijo Ichirou—. Ochenta por ciento de sus ganancias para la totalidad de su carrera serán suficientes. Espero diezmos similares de Day y Moreau, es razonable considerando que mi familia financió su capacitación. Alguien se pondrá en contacto contigo para hacer los arreglos. para hacer el corte después de la graduación, el acuerdo se perderá y serás ejecutado. ¿Entiendes? La incredulidad derribó el aire de sus pulmones; el alivio aliv io fue tan intenso que Neil pensó por un momento que estaría violentamente enfermo. De alguna manera mantuvo su tono incluso cuando dijo: —Entiendo. Hablaré con Kevin y Jean inmediatamente. No te fallaremos. Ichirou le lanzó una mirada de encapuchado. —Entonces por ahora vete. Fue tan abrupto que Neil casi olvidó decir. —Gracias. Intentó salir del automóvil sin dar la impresión de que se estaba volviendo loco y no

estaba del todo seguro de haberlo logrado. Cerró la puerta detrás de él y ambos conductores apagaron los motores. Neil permaneció inmóvil mientras los autos se alejaban y observaban aturdidos cómo se perdían de vista. Saber que se habían ido no hizo nada para que se sintiera más seguro y Neil cayó de rodillas sobre el asfalto. Clavó sus dedos en el denim tenso sobre sus rodillas y luchó por controlar su acelerado

 

corazón. Cuando pensó que podía pararse sin caer, siguió Perimeter Perim eter Road por el campus hasta el edificio donde Kevin tenía su clase de historia. El reloj del teléfono de Neil decía de cía que quedaban quince minutos del período, por lo que Neil se apoyó contra la pared exterior de la puerta y esperó. Kevin fue uno de los últimos en salir y se calló cuando vio a Neil. —Te llevaré a casa de Abby —dijo Neil en francés—. Tenemos que hablar con Jean. —No en este momento— dijo Kevin. —Ahora sí —Neil extendió un brazo cuando Kevin parecía listo para alejarse —. Ichirou acaba de venir a vernos. Kevin se atragantó con su primera negativa. Su segundo intento fue ronco con incredulidad. —No bromees sobre tales cosas —Neil miró a Kevin en silencio hasta que Kevin se estremeció y retrocedió medio paso —. No. Él ni siquiera conocerá a Riko. Él no vendría aquí. —Vamos —dijo Neil. Le envió un mensaje a Andrew en su camino a Fox Tower, por lo que Andrew los estaba esperando en el maletero de su auto. Tenía un pequeño paquete en una mano y un cigarrillo en la otra. A este último setrayecto apartó cuando acercaron, y soltódelos cerrojos mientras se ponía de pie. Fue un corto desde elsedormitorio al lugar Abby. Neil llamó a pesar de que su puerta estaba desbloqueada, y Abby respondió unos segundos más tarde. Ella frunció el ceño al verlos en la puerta de su casa, pero se hizo a un lado para dejarlos entrar. —¿No tienes clase ahora? —No —dijo Neil—. ¿Dónde está Jean? —Estaba dormido la última vez que lo visité. —Es importante —dijo Neil—. Lo despertaré. Abby estudió la sombría expresión de Kevin un momento antes de hacerse a un lado. Neil llevó a Kevin y Andrew por el pasillo, dejando a Abby mirándolos, y golpeó la puerta de la habitación con un golpe superficial. Jean se sobresaltó al oír el ruido y comenzó a sentarse. Mudarse fue un error, a juzgar por el sonido que hizo mientras se hundía en el la colchón. Neilcara aprovechó su distracción y examinó la obra de RikoAmbos en su camino hacia cama . La cama. de Jean era más o menos un hematoma hinchado. ojos estaban ennegrecidos ennegrecid os por cortesía de una nariz rota y los puntos habían remendado su barbilla y mejilla. Se habían arrancado trozos de cabello de su cráneo, dejando manchas de calvicie y costras en todo el cuerpo. Neil se obligó a retroceder inesperadamente y se sentó en el borde del colchón. —Hola, Jean —dijo Neil. —Vete —dijo Jean, voz en carne viva con odio —. No tengo nada que decirte. —Pero escucharás —dijo Neil—, porque acabo de decirle a Ichirou dónde estás. Fue suficiente para obtener toda la atención de Jean. Kevin se sentó al otro lado de Jean, con la cara pálida de nuevo al oír el nombre de Ichirou. Neil miró hacia atrás para

asegurarse de que Andrew estaba escuchando, y luego les contó sobre la visita de Ichirou: por qué había venido, cómo había decidido perdonarles la vida y lo que les costaría retribuirle. Kevin y Jean escucharon todo sin decir una palabra. —No es un perdón y no es realmente libertad, pero es protección —Neil miró de una cara conmocionada a la otra —. Ahora somos activos para la familia principal. El Rey

 

perdió a todos sus hombres y no hay nada que él pueda hacer sin cruzar a su hermano. Estamos a salvo, para siempre. Jean emitió un sonido terrible y enterró su rostro en sus manos. Kevin abrió la boca, la cerró de nuevo y lanzó una mirada atormentada hacia Jean. Neil esperó, pero ninguno de los hombres parecía capaz de reaccionar más allá de eso. Finalmente se deslizó fuera de la cama y los dejó a la mutua comodidad cuestionable. Andrew lo precedió fuera de la habitación, pero Neil se agarró la manga mientras cerraba la puerta detrás de ellos. Andrew obedientemente se volvió hacia él. —¿Qué se siente al agotarse? —Andrew preguntó. —Vale cada centavo —dijo Neil—. Déjalo tener todo lo que quiera. No necesito el dinero. Todo lo que necesito neces ito es lo que él me dio: una promesa de que tengo futuro. Tengo permiso —no, órdenes— para vivir mi vida como quiero Voy a graduarme de Palmetto State en cuatro años más y jugar a Exy E xy hasta que me obliguen obliguen a retirarme. Tal vez incluso moriré de vejez. —Suenas más como ellos todos los días —dijo Andrew. Neil supuso que se refería a sus compañer c ompañeros os de equipo más optimistas. —Vas a tener que inventar algo para que te aferres. Estoy seguro, Kevin ya no necesita¿vivir tu protección, volverá conpastor Erik ypara Aaron tendrá a Katelyn. ¿Qué vas a hacer? si no estásNicky jugando al perro nosotros? —Aaron no tiene a Katelyn. —La negación no te conviene. Hablamos sobre esto. —Tu hablaste —dijo Andrew—. No escuché. —Elígenos —dijo Neil. Fue suficiente para callar a Andrew, tal vez solo por un segundo, pero Neil tomaría cualquier oportunidad que pudiera —. Kevin va a retomar su puesto en la cancha antes de graduarse. Cree que puedo hacer el corte con la práctica y el tiempo suficientes. Ven con nosotros. Juguemos todos juntos en las Olimpiadas algún día. Seríamos imparables. —Esa es tu obsesión, no la mía. m ía. —Pídelo prestado hasta que tengas algo propio —Neil se aferró más a la manga de Andrew cuando Andrew comenzó a liberarse—. ¿No es nada divertido tener un lugar, tener un equipo, unatermine. ciudad diferente cada semana y cigarrillos y bebidas en el medio? No quiero que esto Andrew se soltó. —Todo termina. Empujó su paquete contra el pecho de Neil y se dirigió al pasillo. Andrew ya había cortado la cinta desde los extremos, por lo que Neil abrió la solapa sin demasiados problemas o dolor. Sacudió la caja sobre la palma de la mano, pero nada se cayó. Tuvo que sacar el contenido con los dedos y consideró la tela arrugada con cierta consternación. No entendió hasta que cambió su agarre y dejó que los extremos se desenredaran. Sostenía un juego de brazaletes idénticos a los de Andrew. Eran lo suficientemente largos como para ocultar las vendas y las nuevas cicatrices en los

antebrazos de Neil. antebrazos Levantó la mirada hacia el enfoque de Abby. Ella miró hacia la puerta cerrada del dormitorio y vio el regalo que Neil sostenía. —¿Todo está bien? Neil lo pensó, pero no por mucho tiempo.

 

—Nunca he estado mejor.

 

CAPÍTULO DIECISIETE

Traducido por Tami Corregido por Vaughan

Los Foxes reaccionaron a las noticias de Neil con un júbilo casi unánime. Incluso Aaron se animó lo suficiente como para ofrecer felicitaciones. Sin embargo, Kevin no pudo recuperarse tan rápido de tener su mundo patas arriba, y estuvo distraído toda la tarde. Falló tiros que normalmente hubiera hecho con los ojos cerrados y pasó sus descansos sentado solo en las gradas. Wymack no le dijo nada sobre su pobre actuación y calló a Dan cuando ella intentó decirle algo. Dan logró que todos estuvieran en el centro cent ro de la ciudad para una cena de celebración. No podían hablar sobre el trato de Ichirou en público, pero podían bromear de todo lo demás que le venía a la mente. Todos se percataron de las nuevas bandas de Neil, pero después de un par de burlas bondadosas, cumplieron su palabra de mantenerse al —relación margen de la la nomayor dede Neil Andrew. Neil pasó parte la ycomida mirando a Kevin y Andrew. Kevin no le dijo nada a nadie, pero miraba su plato mientras jugaba con su comida. Andrew se inclinó hacia adelante en su asiento entre los dos Strikers, con los dedos entrelazados y apoyados contra su rostro para ocultar su boca. Observaba a todos con una mirada entrecerrada y no tenía nada que agregar. Cuando alguien cometió el error de tratar de incluirlo, él los miraba fijamente hasta que seguían hablando. Neil vio la mirada cansada que Matt y Dan intercambiaron, la decepción evidente en el ceño frunciendo los labios. Habían logrado un progreso real en las montañas, o al menos eso creían, pero Andrew se había cerrado de nuevo sin previo aviso. Neil quería decir que Andrew estaba conservando toda su energía para la quiebra silenciosa de Kevin, pero no estaba seguro de cómo decirlo sin llamar la ira de Andrew. Finalmente regresaron al dormitorio. Neil siguió a Nicky hasta la habitación de los

primos. Kevin se dirigióblancos al baño,en pero dejó ladel puerta abiertahasta detráseldereflejo él. Neil desde su agarre de nudillos el borde fregadero demiró Kevin. No sabía qué había puesto esa mirada intensa en la cara de Kevin a menos que Kevin estuviera mirando el número en su mejilla. Kevin había sido el segundo mejor y de segunda clase toda su vida. Ahora tenía la libertad de alcanzar el rango que siempre se había merecido y siempre había tenido demasiado demasia do miedo de querer. Neil no culpó a Kevin por su miedo, pero necesitaba ver a Kevin superarlo. Cuando Kevin dio señales de que no se movería de ahí en un buen tiempo, Neil tuvo que darse por vencido. Andrew estaba sentado en su escritorio, por lo que Neil se sentó a su lado. Nicky y Aaron de adueñaron de las sillas de puff y cargaron un juego en el televisor. Jugaron tres niveles antes de que Kevin reapareciera.

Kevin miró a Neil y a Andrew y dijo: —Lléveme a la cancha.  cancha.   Era obvio que no le importaba cuál de ellos lo hiciera, hicier a, pero Neil miró a Andrew. Andr Andrew ew tenía la ventana abierta para poder soplar el humo del cigarrillo a través de ella. Solo lo llevaba la mitad, pero no dudó en apagarlo en el alféizar de la ventana. Dejó la colilla a

 

un lado para más tarde y se deslizó fuera del escritorio. Cuando estaba a la mitad de la habitación, Neil se levantó y se invitó a sí mismo. Kevin no pareció darse cuenta y Andrew reconoció su presencia con una breve mirada. Nicky los despidió con una alegre despedida y volvió a masacrar monstruos. Dejaron a Kevin en el vestuario y continuaron hasta la cancha. Neil estaba de pie cerca de la pared para estudiar el suelo pulido y las huellas de zorro relucientes. Andrew se sentó en el banco y no dijo nada. Kevin no los hizo esperar mucho, pero apareció con un balde de pelotas en una mano y su raqueta en la otra. Neil lo vio cruzar la pista vacía hacia la primera y cuarta línea. Kevin dejó la cubeta, se ajustó los guantes y comenzó a disparar al objetivo vacío. Andrew toleró el espectáculo solo hasta que el balde estaba vacío, y luego se levantó con un aburrimiento, —Realmente es patético. —¿No lo somos todos? —Preguntó Neil sin apartar los ojos de Kevin. Kevin inspeccionó el desastre a su alrededor y sacudió su raqueta de un lado a otro. Usó la culata de su raqueta para acercar algunas bolas perdidas, luego se pasó la raqueta de la mano derecha a la izquierda. Neil esperaba verlo sacudir su mano derecha antes delacomenzar segunda ronda. En vez de eso, Kevin alcanzó con la mano derecha bola más una cercana. Neil golpeó con manos la pared de la cancha en señal de advertencia. Las reverberaciones enviaron calor que se enroscaba en cada corte en curación y quemaba en sus brazos y apagó un dolorido, —Andrew. Kevin ignoró el golpe y deslizó la pelota en la red de su raqueta. Le dio a su raqueta un giro experimental, luego disparó a la portería. Neil pensó que estaba apuntando al mismo lugar que había estado golpeando durante los últimos cinco minutos, minutos , pero el balón cayó a medio pie de distancia. Kevin sacudió su raqueta con evidente irritación y recogió otra pelota. Él hizo otro tiro, pero todavía aterrizó lejos del objetivo. Kevin sistemáticamente tiró el resto de las bolas al alcance de su mano. Hizo su marca en el quinto intento, luego aterrizaron las siguientes cuatro bolas exactamente en el mismo lugar. Neil miró por encima del hombro. Andrew se había vuelto para mirar al llamado de su nombre, y la expresión de su rostro era indescifrable. La contracción en la esquina de su boca podría haber sido de desprecio, pero Neil no estaba convencido. Finalmente, Andrew giró bruscamente sobre sus talones y se fue. Neil miró hacia la cancha mientras Kevin tiraba las pelotas. Apretó los dientes, se preparó para el dolor y golpeó la pared de nuevo. Kevin apuntó a Neil en una orden clara de que lo dejara. Neil ignoró la forma en que su mano latía fría y caliente por turnos y agitó su mano izquierda hacia Kevin. Kevin hizo un gesto desdeñoso y volvió a lo suyo. Neil resistió el impulso de ir a la cancha y asfixiar a Kevin por su imprudencia, pero estaba cerca. En lugar de eso, observó como Kevin

ganaba velocidad lentamente, pasando de goles estacionarios a tiros seguidos. Kevin corría hacia las bolas cuando rebotaban e intentaba dispararlas lo más rápido posible. Dibujó dos cruces en la portería, primero las direcciones cardinales seguidas por las cuatro esquinas, y golpeó el centro de la portería con cada bola después de eso.

 

Neil sintió frío al mirarlo, pero no sabía si era miedo de que Kevin se lastimara de nuevo o de asombro. Siempre había sabido que Kevin era el mejor, pero casi había olvidado como Kevin solía ser en su mejor momento. Un destello naranja en su visión periférica fue suficiente para distraerlo de Kevin, y Neil miró a Andrew mientras él colocaba su casco en el banco. Andrew tuvo que notar la atención, pero se concentró en apretarse los guantes. Él no iba a ofrecer una explicación, así que Neil preguntó: —¿Vas a jugar con él? —Alguien tiene que vigilar a ese idiota —dijo Andrew. Tiró de la última correa en su lugar, se ató el casco y se dirigió hacia la puerta. No se molestó en lanzar una advertencia antes de abrir la puerta de la cancha, pero Kevin estaba de cara a la puerta y se detuvo al verlo entrar. Dirigió una rápida mirada hacia Neil. Su protector facial y la distancia entre ellos hacían imposible ver su expresión, pero Neil podía adivinar que había algo acusador en ella. Sacudió la cabeza y se encogió de hombros exageradamente, tratando de transmitir su inocencia. Andrew cerró la puerta detrás de él y se dirigió hacia la portería. Kevin condujo las bolas hacia la primera y cuarta línea. Andrew hizo un gesto expansivo lo queasea que Kevin le dijo y colocó su indicó raquetaque descuidadamente contra su hombro.ante Se negó moverse incluso cuando Kevin estaba listo. Kevin se quedó parado con su raqueta por unos segundos más, luego se dio por vencido e hizo un tiro. Andrew ni siquiera se movió, y la pelota pasó justo por su casco. La portería se iluminó en rojo. Kevin hizo otro tiro, y otro, luego se impacientó y apuntó al propio Andrew. Eso agrietó el casco de Andrew, y Andrew finalmente cambió a una posición dispuesta. La próxima vez que Kevin disparó a la portería, Andrew se lo devolvió directamente. Kevin lo atrapó, pero tuvo que retractarse para atraparlo. Tan pronto como tuvo su apoyo apuntó a la portería de nuevo. Andrew dirigió el tiro hacia las rodillas de Kevin, y Kevin esquivó justo a tiempo. Estuvieron yendo y viniendo por un tiempo antes de que Kevin marcara nuevamente. Kevin anotó dos veces más en rápida sucesión, pero Andrew desvió el tiro después de eso con un giro imposible de su raqueta. Desde allí se empezó a incrementar la velocidad. ya no era una práctica; era unaapelea. Andrew estaba tratandoelderitmo cortar Kevin en Esto el pase, y Kevin estaba desafiando Andrew para que mantuviese deaalguna manera. Exy había sido un punto crudo entre ellos desde que se conocieron. Era la parte crítica de su amistad ami stad que Andrew se negó a reconocer y Kevin no pudo arreglar, un u n sueño en el que Andrew no creería y al cual Kevin no podía renunciar. Neil apenas podía respirar mientras los veía luchar. Neil podía ver cómo comenzaban a salir a la luz sus temperamentos por pequeñas cosas, una sacudida de la raqueta de Kevin aquí y allá y la creciente crueldad de las desviaciones de Andrew. Era inevitable que Kevin ganara. Incluso zurdo, Kevin ponía demasiado de sí mismo en sus prácticas como para perder ante Andrew aquí. Andrew tenía todo el talento para ser un campeón, pero nada de delicadeza; no podía vencer a Kevin con fuerza bruta

solamente. Cuando Kevin conectó cinco tiros seguidos, dejó caer su raqueta y caminó hacia la portería. Andrew se puso la raqueta en el hombro y lo vio venir. Neil esperaba que Kevin comenzara a gritar. En cambio, Kevin atrapó la parrilla del casco de Andrew y lo golpeó contra la pared de la portería. Neil se estremeció y echó a andar hacia la puerta, sabiendo que llegaría demasiado tarde para evitar que Andrew

 

destruyera a Kevin, pero tenía que intentarlo. A mitad de camino se detuvo, porque Andrew no se había movido. movido . Su puño estaba a su lado en un golpe abortado y ni siquiera se había quitado a Kevin de encima. Simplemente se quedó allí y escuchó lo que sea que Kevin le gruñía en su rostro. Al final, Kevin lo soltó y se alejó. Andrew lo empujó por la espalda con la culata lo suficientemente fuerte. Kevin tropezó y se acercó a la línea de gol nuevamente. Unos segundos más tarde estaban de vuelta como si nada hubiera pasado, y continuaron hasta que Kevin finalmente tuvo que sentarse. Neil recogió pelotas de la cancha mientras ellos se ducharon y sabiamente no les dijo nada a ninguno de ellos. El viaje de vuelta a Fox Tower se mantuvo en silencio y Kevin se fue directamente a la cama. Andrew recogió la colilla colil la de su cigarrillo de la ventana, lo encendió y miró el oscuro campus. Neil lo observó unos minutos antes de regresar a su propia habitación. Kevin era su ser habitual al día siguiente, dominante y cáustico como siempre. También volvió a su mano derecha y no dijo nada sobre la práctica de la noche anterior. Neil pensó que tal vez había forzado su mano al presionar tanto a Andrew, pero había vuelto a su mano izquierda tan pronto como estuvo solo en la cancha esa noche. Andrew lo siguió sin dudarlo y los dos lucharon como si ya hubieran olvidado los resultados de ayer. Neil quedó a yundesviado, segundocada plano, perorobado no le importó demasiado. su futuro en cada tirorelegado disparado punto y frustrado, y apenasVio podía respirar a través de su emoción. *** El miércoles por la tarde llegó la prensa para hacer entrevistas y filmaciones. filmacion es. Neil recordó el consejo de Allison de ser honesto e intentó responder todo lo que pudo soportar. Evitó algunas de las preguntas más terribles al recordarles que aún había una investigación en curso sobre los negocios de su padre. No esperaba que retrocedieran, pero captaron la indirecta después de un par de intentos y pasaron a otras cosas. cos as. Como era de esperar, preguntaron sobre el alcance de sus heridas. Neil confirmó que estaría fuera del juego del viernes, pero que estaría de vuelta en la cancha para las semifinales. Su inquebrantable confianza en por la habilidad de los Foxes proceder le valió una sonrisa por aquí y un asentimiento allá y estableció que,para Nathaniel o Neil o quien sea, el bocón novato de los Foxes era la misma persona que siempre había sido. Cuando terminaron con él, siguieron con el resto de los Foxes, incluso arrinconaron a Abby y a Wymack. Finalmente se fueron y dejaron que los Foxes se enfocaran en practicar la melé. El jueves, Neil encontró a Andrew fuera de la puerta de su clase. Andrew se fue sin decir una palabra, sabiendo que Neil lo seguiría. Neil estaba contento de acompañarlo hasta que se dio cuenta de que iban a ir a la biblioteca. Nicky dijo que el otoño pasado Andrew evitó la biblioteca a toda costa. Neil solo había visto a Andrew allí una vez, en enero del año pasado cuando Andrew lo recogió de allí para practicar. Él podría haber

preguntado qué estaban haciendo ahí, pero Andrew habló primero. Estaba solo a cuatro pasos subiendo por la escalera hasta el segundo piso cuando giró para mirar a Neil. —Toma estos o los usaré yo —dijo, tendiéndole las manos. Neil miró sus palmas vacías, desconcertado, luego buscó bajo los dobladillos de las mangas largas de Andrew y cogió los bordes de los vendajes de Andrew. Sabía que

 

había envoltorios en los vendajes de Andrew y que los había manipulado antes, pero el peso todavía lo tomaba por sorpresa. Metió los vendajes y sus armas ocultas en su mochila. Andrew observó hasta que Neil cerró la cremallera de su mochila y se la colgó de su hombro otra vez antes de darse vuelta. Solo había una razón por la cual Andrew entregaría sus cuchillos aquí, pero Neil no podía creerlo. No tuvo mucho tiempo para preguntarse. La pared derecha estaba llena de computadoras, y junto a las computadoras había mesas de gran tamaño para estudiar. A mitad de camino hacia la parte posterior Katelyn estaba sentada con tres estudiantes desconocidos. El chico a su derecha gesticulaba expansivamente en su libro de texto mientras hablaba. Katelyn pasó un bolígrafo por su cabello mientras escuchaba. Andrew estaba a solo dos mesas de distancia cuando ella lo notó, y saltó tan fuerte que dejó caer su pluma. Andrew la miró con frialdad y continuó. Neil hizo una pausa para asegurarse de que ella entendiera esa llamada. Sus compañeros de clase le dirigieron miradas extrañas, sorprendidos por su reacción violenta. Katelyn giró en su silla para ver a Andrew irse, luego envió una mirada nerviosa hacia Neil. Neil solo negó con la cabeza e hizo un gesto de seguir a Andrew. Katelyn se puso de pie. — Vuelvodebió enseguida. Andrew haber revisado el diseño de la biblioteca antes de venir, porque atravesó atrave só filas de viejos volúmenes de referencia hasta una sección tan oscura que no había estudiantes. Neil notó el aislamiento de inmediato y se alegró de que Andrew le hubiera entregadoo los cuchillos. Andrew giró al final de la fila, examinó la esquina vacía a solo un entregad par de pasos y esperó a que Neil y Katelyn lo alcanzaran. Katelyn cometió el error de detenerse demasiado cerca de él. Apenas tuvo tiempo de gritar antes de que Andrew la tomara por el hombro y la arrojara contra la pared. Neil hizo una mueca ante el sonido que hizo cuando se estrelló contra ella. Ella tropezó, pero no se cayó y se volvió para mirarlo con los ojos muy abiertos. —Por favor —dijo ella—. Por favor, yo…  —Cállate —dijo Andrew. Extendió su brazo como una barricada, y la palmada de su mano contra la pared cerca de su cabeza la hizo encogerse—. No hables. La vista de ti

es intolerable como es. El sonido de tu voz inclina la balanza a tu favor. Neil dio un paso cuidadoso hacia ellos, tratando de transmitir apoyo silencioso y respaldo, pero Katelyn le tenía demasiado miedo a Andrew para mirar a Neil. Andrew se inclinó hacia delante para ponerse frente a su rostro y clavó un dedo en su sien. —Eres un tumor —dijo—. Debería haberte cortado y echado cuando aún eras benigno. Ahora es demasiado tarde, así que aquí estamos. No te atrevas a hablar —dijo Andrew, voz salvaje, cuando Katelyn abrió la boca. Katelyn apretó los labios y finalmente lanzó una aterrorizada mirada a Neil. Andrew agarró su barbilla y la obligó a devolver su atención a él—. No me ignores. Tu vida depende de lo bien que puedas escuchar. ¿Puedes escuchar? Ella asintió frenéticamente, pero Andrew no la soltó.

—Las condiciones para tu supervivencia son simples: nunca confundas esto con la aceptación y nunca, nunca, me hables. Eres parte de la vida de él, pero nunca serás parte de la mía. Si olvidas eso te lo recordaré, y no sobrevivirás a la lección. ¿Entiendes? Andrew esperó a que ella asintiera otra vez antes de soltarla. Él consideró su mano un momento, luego se secó los dedos en los pantalones como si pudiera borrar la

 

sensación de su piel. Dirigió una larga mirada a Katelyn, luego se apartó de la pared y salió de su espacio. —Espero que ustedes dos sean miserables juntos. Con eso, se dio vuelta y se alejó. Neil se giró para seguirlo, pero Katelyn dejó escapar un sollozo silencioso detrás de él. Él vaciló y volvió a mirarla. Se tapó la boca con ambas manos para sofocar el ruido, pero Neil pudo ver que le temblaban los hombros. Neil no era bueno para consolar a la gente y, para empezar, no le tenía demasiada simpatía a Katelyn, pero se sintió obligado a hacer un esfuerzo viendo que esta confrontación era en parte culpa suya. —Has ganado —dijo Neil. Ella solo lo miró con ojos brillantes como lágrimas—. Aaron no está en clase ahora, por si quieres llamarlo —Se volvió y la dejó allí con su conmoción y miedo. Andrew no había disminuido la velocidad para ver si Neil lo estaba siguiendo. Neil trotó detrás de él y alcanzó las escaleras. Andrew salió por la puerta de la entrada a una tarde soleada. Neil lo dejó llegar a la barandilla que daba al estanque del campus antes de agarrar su codo. Andrew se soltó, pero dejó de moverse. Neil estaba parado donde podía ver la cara de Andrew. —¿Qué cambió tu mente? lo ignoró. Neil contra barandilla másenallá Andrew a laAndrew biblioteca. Le dio la apoyó vuelta laalespalda encuentro quelarecién habíay miró pasado sude cabeza e imaginó cómo reaccionaría Aaron cuando Katelyn lo llamara llorando. Tenía el potencial de hacer que la práctica se sintiera incómoda, pero Neil dudaba de que Aaron pudiera aguantar su irritación por mucho tiempo. Aaron sabía de primera mano cuán insensibles eran los métodos de Andrew y que él finalmente obtendría lo que quisiese. Si los fines  justificaban los medios para él, confortarí confortaríaa a Katelyn apropiad apropiadamente, amente, pero nunca tendría esas amenazas contra su hermano. —Eso me recuerda, ¿ahora es un mal momento para aprovechar mi bonificación?  — Neil interpretó el silencio de Andrew como quiso y dijo: —¿Quién dijo 'por favor' que te hizo odiar tanto la palabra? Andrew lo miró en silencio por un minuto. —Yo lo hice. Neil no sabía qué respuesta esperaba, pero no era eso. Lo sintió como un pop en su pecho, agudo y sorprendente. Abrió la boca para decir algo, cualquier cosa, pero ¿qué podría decir a algo así? Andrew toleró su mirada en blanco por solo un par de segundos antes de descartarlo todo como intrascendente y de poco interés. —Dijo que se detendría si yo lo decía. —Y le creíste —adivinó Neil. —Tenía siete años —dijo Andrew—. Le creí. —Siete —repitió Neil estúpidamente. Andrew no se mudó con los Spears hasta que cumplió los doce. Antes de que Drake convirtiera la vida de Andrew en un infierno. Andrew ya había vivido en otras doce casas

diferentes, y Andrew le había dicho a Neil la semana anterior que ninguno de ellos había sido bueno. Neil no había preguntado qué tan malo habían sido; había supuesto que Drake era el peor de todos. Neil lamentó haber preguntado, pero ya era demasiado tarde para recuperarlo.

 

—Tú… —dijo Neil, pero las palabras le fallaron. fallar on. Buscó la mentira en la mirada tranquila de Andrew, pero no la encontró. Andrew casi había matado a cuatro hombres por agredir a Nicky y le habría roto el cuello a Allison por golpear a Aaron, pero cuando se trataba de crímenes contra su propia persona, a Andrew no le podía importar menos. Sostenía su vida en menos consideración que cualquier otra cosa. Neil odiaba eso con una ferocidad que era nauseabunda. —Después de todo lo que te hicieron, ¿cómo puedes soportarme? —Preguntó Neil. No estaba dispuesto a poner los detalles en palabras con tanta gente alrededor. Dudaba que alguien les estuviera prestando atención, pero no iba a arriesgarse. Hizo un gesto entre ellos, sabiendo que Andrew lo entendería —. ¿Cómo está esto bien? —No es un 'esto' —dijo Andrew. —Eso no es lo que estoy preguntando. Tú sabes que no es así. Andrew, espera — insistió, porque Andrew se estaba alejando como si ya no pudiera oír a Neil. Neil lo alcanzó, sin querer dejarlo ir sin una respuesta real. —No —dijo Andrew, y la mano de Neil se congeló a un aliento del brazo de Andrew. Andrew también se quedó quieto, y se quedaron un minuto en terrible silencio. Finalmente, Andrew lo miró, pero por un momento Neil no supo a quién estaba mirando.

En espacio de un Entonces aliento, laAndrew expresión de Andrew se volvió tan oscura como y distante que Neilelcasi retrocedió. regresó regresó, , tan calmado e indiferente siempre, y agarró la muñeca de Neil para empujar su mano a su lado. Hundió los dedos antes de soltarlo, no lo suficientemente fuerte como para lastimarlo, y dijo: —Es por eso. Neil se detuvo cuando Andrew le dijo que lo hiciera. No era mucho, pero era más que suficiente. Neil logró asentir, demasiado entumecido para hablar, y vio a Andrew alejarse de él. *** Kevin tomó la cancha c ancha con la mano derecha el viernes por la noche. Neil comenzó a decir algo al respecto, pero la mirada sofocada que Kevin le envió mató sus preguntas. Dan confundió la expresión de Neil por una de preocupación y se detuvo en la entrada de la cancha para tranquilizarlo. —Tenemos esto —prometió. —Lo sé —dijo Neil, y la sonrisa de Dan fue de oreja a oreja. Dan se dirigió a la media cancha como la segunda delantera de los Foxes, y el resto de los Foxes se alinearon detrás de ella cuando se llamaban sus nombres. Renee y Nicky se quedaron al margen con Neil como suplentes de la noche. Renee entraría y saldría para los backliners, ya que los Bearcats tendrían defensa en el suelo, y Andrew se mantendría en la portería durante todo el juego. Los Bearcats de Binghamton caminaron hacia la cancha con una arrogancia palpable. Neil no culpó su exceso de confianza, considerando el lamentable estado de los Foxes esta noche, pero tampoco tenía que perdonarlo. El estadio rugió emocionado mientras

los últimos diez segundos contaban hacia abajo. Los Bearcats tomaron el primer saque y el juego se volvió violento en el primer minuto. Neil tardó diez minutos en darse cuenta de que los Bearcats estaban tratando de eliminar a otro jugador. Los Foxes eran una tripulación esquelética tal como es. Derrotara otro cuerpo con el cual no tenían oportunidades.

 

Las malas palabras de Wymack a su lado decían que entendía por qué las tarjetas amarillas estaban apareciendo por todas partes. Abby descargó su botiquín de primeros auxilios y esperó la primera herida. Nicky rimaba líneas irritantes y gritaba insultos coloridos a los Bearcats a través de las paredes. Renee intentó callarlo cuando se puso demasiado fuerte pero no dijo nada de otra manera. Neil intentó alimentarse de la calma de Renee, pero pudo sentir su sangre comenzar a hervir mientras veía a Allison tomar otra caída. Detrás de esa creciente indignación estaba el frío de la inevitabilidad. Los Foxes solo podían tolerar este tipo de juego durante cierto tiempo. Habían sido empujados a un lado y pisoteados la mayoría de sus vidas; la cancha era el último lugar donde tolerarían este tipo de insultos. Seth habría lanzado un golpe hace ocho minutos. Los demás explotarían en poco tiempo. Excepto por los minutos que corrieron, dos Bearcats fueron expulsados con tarjetas rojas, y los Foxes se mantuvieron tranquilos. Permitieron que los tiros acertaran y las raquetas cayeran y cedan terreno cuando se les presionaba. Matt ni siquiera luchó cuando su marca de delantero lo golpeó. Dejó caer los brazos a los costados y dejó que los golpes aterrizaran hasta que los árbitros los separaron. Dan anotó en el tiro sucio y abrazó a Matt en su camino de regreso a la mitad de la cancha. Neil observó el breve intercambio esta noche. y finalmente se relajó. Los Foxes habían elegido la victoria sobre el orgullo Fue un sacrificio necesario, necesario , pero les costó un peso emocional y físico a todos. Pasaron la mayor parte del medio tiempo malhumorados, demasiado dema siado enojados con sus oponentes para apreciar lo bien que lo estaban haciendo. Wymack suavizó su recapitulación de medio tiempo, sin querer despertar los deshilachados temperamentos de nadie con su habitual actitud brusca. Si alguien lo escuchó, no dieron ninguna señal de eso. Wymack miró a su alrededor cuando terminó y preguntó: —¿Alguien más tiene algo que decir? Dan golpeó la culata de su raqueta contra el suelo. —Estamos a mitad de camino. Limpiemos el piso con estos gilipollas y luego nos emborrachamos. emborrachamo s. Díganme que alguien tiene alcohol en el dormitorio. ABC estará cerrado para cuando termine el juego y solo me queda medio jarro de cerveza. Nicky hizo una mueca ante la mirada expectante que le envió Dan —. No es suficiente para compensar esto. Ya hablamos la mayor parte de esto el lunes. —Algo es mejor que nada, supongo —dijo Matt, un poco abatido. —Katelyn tiene algo —dijo Aaron sin levantar la vista desde donde estaba apretando su red—. Entre ella y los Vixens podríamos obtener un acarreo decente. La sorpresa borró la decepción de las caras de sus compañeros de equipo; los Foxes miraron rápidamente a Aaron y Andrew mientras esperaban una reacción. Andrew estaba como de costumbre parado solo en el otro extremo de la habitación. Él no dijo nada, y su expresión aburrida no hizo más que contraerse ante el sonido del nombre de Katelyn. Aaron finalmente levantó la mirada, pero miró a Dan, no a Andrew.

—¿A menos que no quieras eso? Dan lanzó una mirada cautelosa a Andrew. —Oh, sí. Por P or supuesto. Si tienen algo que compartir, cuantos más, mejor. ¿Verdad? Lo último fue dirigido a Andrew, un prodigo cuidadoso que esperaba una reacción violenta. Andrew miró al espacio y continuó ignorándol ignorándolos os a todos.

 

Aaron asintió con la cabeza como si esto no fuera en absoluto un extraño giro de acontecimientos y dejó a un lado su raqueta—. Conseguiré un recuento de personal cuando volvamos allí. Podemos tomar prestada la sala de estudio del sótano de nuevo. —Eh —dijo Matt. —No —dijo Neil, interrumpiéndolo antes de que pudiera preguntar lo obvio. Nicky era más difícil de callar, y le dio a Aaron un pequeño empujón. Aaron lo sacudió con un giro rápido y aburrido de sus dedos. Nicky lanzó una mirada con los ojos muy abiertos a Andrew que Andrew no regresó. Afortunadamente, se escuchó un pitido de advertencia antes de que la boca de Nicky lo metiera en problemas. Wymack hizo que sus Foxes se pusieran de pie—. Arriba y afuera. Tenemos un equipo para enviar a casa llorando. Puedes cotillear en tu propio tiempo. La segunda mitad fue tan dura como la primera, pero el medio tiempo había restaurado el espíritu de los Foxes. Enviar a Aaron y Nicky juntos para comenzar la mitad fue la mejor decisión que tomó Wymack durante toda la noche. Aaron jugó con una energía y un enfoque que Neil nunca había visto de él, y la emoción de Nicky le dio una ventaja muy necesaria. Andrew se mantuvo firme detrás de ellos y observó sus puntos ciegos. Su trabajo en equipo impecable permitió que la ofensiva se mantuviera a sí misma para un empujón en el para últimoelcuarto. Cuando Matt Reneecon entraron de duro veinticinco minutos final, Dan y Kevin seyfueron toda. en la cancha a falta La campana final anunció una victoria de siete a cinco, ganando los Foxes. Neil y los sustitutos sustitu tos estaban en la cancha tan pronto como los árbitros abrieron la puerta. Los Foxes ahorraron solo un par de segundos para celebrar; habían tenido suficiente de los Bearcats para que les durara por dos vidas y preferirían disfrutar de su éxito con bebidas en sus manos. Pasaron por los apretones de manos lo más rápido que pudieron. Aaron fue uno de los primeros fuera de la cancha. Empujó su raqueta hacia Nicky y dejó caer su casco y guantes en su camino hacia las porristas. Katelyn arrojó sus pompones a un lado al acercarse y saltó a sus brazos esperando para besarlo. Las Vixens rebotaban a su alrededor, animando y saludando a la multitud. —Mierda —dijo Nicky, mirando desde ellos al semblante s emblante sin expresión de Andrew—. Mierda, ¿estoy soñando? Fue Kevin quien se encargó de la prensa, pero le envió a Neil una mirada significativa en su camino hacia ellos. Neil no tenía nada que agregar ya que había estado fuera de  juego toda la noche, pero se acercó por si Kevin necesitaba redirigir cualquie cualquierr cosa en su dirección. Kevin le dio su mejor sonrisa lista para la prensa a la cámara antes de indicarle a Andrew que se acercara. Andrew ocupó un puesto junto a Neil, pero no miró a los periodistas. La entrevista comenzó predeciblemente con comentarios sobre sobr e el juego y los puntos imposibles que Kevin había marcado. Neil prestó atención a medias hasta que le preguntaron a Kevin sobre las semifinales. Los Bearcats regresaban a casa como el equipo de menor puntaje en esta ronda eliminatoria. eliminatori a. En dos semanas, los Foxes se enfrentarían enfrentarían a dos de los Tres Grandes. —Tengo muchas ganas de jugar con la USC de nuevo —dijo Kevin—. No he hablado

con Jeremy ni con el entrenador Rhemann desde que me transferí, pero su equipo siempre es increíble. Su temporada fue casi perfecta este año. Hay mucho que podemos aprender de ellos. —Sigues siendo su mayor fan —bromeó el entrevistador —. También te enfrentas a Edgar Allan nuevamente en la revancha más grande del año. ¿Pensamientos sobre so bre eso?

 

—No quiero hablar más de los Ravens —dijo Kevin—. Desde que mi madre murió, han sido Ravens esto y Ravens eso. Ya no soy un Raven. Yo nunca volveré a serlo Para ser honesto, nunca debería haber sido uno en primer lugar. Debería haber ido al Entrenador Wymack Wymac k el día que descubrí que era mi padre y le pedí que pudiera comenzar mi primer año en Palmetto State. —El día…  —Ella se quedó sin palabras, y luego dijo —: ¿Dijiste que el entrenador Wymack es tu padre? —Sí, lo hice. Me enteré cuando estaba en la escuela secundaria —dijo Kevin  Kevin —pero no se lo conté porque pensé que quería quedarme en Edgar Allan. En aquel entonces, pensé que la única manera de ser un campeón era ser un Raven. Compré sus mentiras que me convertirían en el mejor jugador de la cancha. No debería haberlo creído; Llevo puesto este número el tiempo suficiente para saber que no era lo que ellos querían para mí. —Todo el mundo sabe que los Ravens tratan de ser los mejores. Mejor par, mejor alineación, mejor equipo. Lo perforan en ti día tras día, te hacen creerlo, te hacen olvidar que al final lo mejor  significa  significa uno. Permiten que lo olvides hasta que otras personas lo creen, ya sea que los fanáticos se desvíen demasiado o que el ERC los llame en sus

esquemas. ya nonunca quieren juegoSin y saltan directamente a la intentarlo ronda de eliminación.Entonces ¿Sabías que he jugar ido a ese esquiar? embargo, me gustaría algún día. Era demasiado de una vez para que ella captara el significado de ese último comentario, pero solo tomaría un par de momentos. Neil entendió de inmediato, y la adrenalina que inundó sus venas lo hizo tambalearse un poco. Le lanzó a Andrew una mirada rápida. Andrew no lo devolvió, pero definitivamente estaba prestando atención. La mirada que había puesto en la parte posterior de la cabeza de Kevin era intensa. Kevin no esperó a que ella lo captara. —Dile a los Ravens que estén listos para nosotros, ¿podrías? Ya estamos listos para ellos. Kevin se dio vuelta y se alejó. El entrevistador lo miró por un momento interminable, luego se giró hacia la cámara y comenzó a divagar acerca de todo lo que Kevin acababa de decir. Neil y Andrew no se quedaron para el resumen o especulaciones perplejas, pero siguieron de cerca por detrás a Kevin. Kevin no se detuvo ni miró en su camino hacia ha cia el vestuario, y pasó justo just o donde estaban sus compañeros de equipo celebrando en el vestíbulo. Se dejó caer el casco y los guantes en su camino por el vestuario y se agarró al borde del fregadero. Se tambaleó un poco como si sus piernas se quisieran rendir debajo de él y sus manos temblaban tan violentamente que Neil pudo verlo desde la puerta. En lugar de caer, se inclinó hacia adelante y presionó su frente al espejo. —Todos vamos a morir —dijo Kevin al fin. —No, no lo haremos —dijo Neil. Kevin pensó en eso por un minuto, luego se enderezó. Después de mirar su reflejo

por una eternidad, levantó la mano y cubrió su tatuaje en el espejo. El resultado envió un extraño temblor a lo largo de los hombros de Kevin. Neil no sabía si era aprobación o miedo. Lo único que importaba era que Kevin asintió y se volvió hacia ellos. Primero miró a Neil, luego a Andrew. —Tenemos mucho trabajo por hacer.

 

 —Mañana —dijo Andrew, e ignoró la forma en que Neil lo miraba. Kevin aceptó esa promesa con un asentimiento, y él y Andrew se dirigieron a las duchas. Neil estaba limpio, así que regresó al vestíbulo para encontrarse con el resto de sus compañeros de equipo. Se calmaron un poco a su llegada. Dan señaló con un gesto a Neil hacia el vestuario. —¿Qué pasó? Neil lo contó con los dedos. —Kevin les dijo que el entrenador es su padre, dijo que nunca volvería con Edgar Allan, y llamó a los Ravens idiotas de dos caras. Oh —dijo, levantando la vista de su mano—  y dijo que su lesión no fue un accidente. No en pocas palabras, pero no les tomará mucho tiempo descubrir qué quería decir. Dan se quedó boquiabierto. —¿Él qué? —Genial —dijo Wymack—. Se está convirtiendo en otro tú. Eso es justo lo que necesitaba. —Al menos legalmente puede contratar un seguro de vida para uno de ellos —dijo Nicky. —dijo — —.yTodos Fuera Báñense anteslos deFoxes que susehedor me mate. Neil esperó conWymack Wymack Abby afuera. en el salón mientras duchaban y se vestían. Wymack encendió la televisión y vio el resumen del post-juego con los recortes de la entrevista de Kevin. Un comentarista deportivo lo llamó uvas agrias y sensacionalismo; otro se refería a la facilidad con que Edgar Allan le permitió a Kevin irse y cuánto tiempo permanecieron fuera de la vista tanto Kevin como Riko después del supuesto accidente. El tercero era más neutral, pero sacó el programa de Kathy Ferdinand en agosto. Kevin se había vuelto cauteloso y callado tan pronto como apareció Riko, y tal vez finalmente tuvieron una explicación para el antagonismo inesperado de Neil y la defensa acérrima de Kevin. Wymack apagó la televisión mientras sus Foxes empezaban a entrar. Cuando todos estaban sentados, les echó una breve mirada. —Voy a hacer esto rápido. Tienen una fiesta merecida a la que llegar. Revisaremos

los detalles esenciales y feos el lunes por la mañana como de costumbre. Este no fue el  juego más limpio que han jugado, pero fue por mucho el más maduro. Hicieron lo que tenían que hacer y salieron en la cima. —También: bienvenidos a las semifinales. Son ustedes, USC y Edgar Allan. Están frente a frente con lo que queda de los Tres Grandes. No, no hagan esa cara —dijo Wymack, porque Dan palideció un poco ante ese recordatorio —. No tengan miedo. Sean alborotadores. Estén orgullosos. Nadie pensó que pudieran llegar tan lejos, nadie excepto las personas sentadas en esta habitación. Se han ganado esto. Se has ganado esto —subrayó, con otra mirada alrededor —. Ahora váyanse y vuélvanse basura. —Con cuidado —dijo Abby—. Fuera del camino, fuera de vista, fuera de problemas. ¿De acuerdo?

—Sí, mamá —bromeó Nicky. —No saldremos del dormitori dormitorioo —prometió Dan. El tráfico hizo que el viaje de regreso a Fox Tower fuera interminable. El silencio sepulcral en el auto de Andrew no ayudó. Aaron parecía contento cuando estaba

 

apoyado contra la ventana y Nicky prácticamente vibraba de emoción, pero nadie hablaba. Salir del auto de nuevo fue casi un alivio, y Neil ayudó a sus compañeros de equipo a cargar lo que quedaba de su alcohol en una de las habitaciones del sótano. Para cuando Matt y Nicky despejaron las mesas, las Vixens comenzaron a aparecer. Andrew reconoció su llegada tomando un mango de vodka y partiendo nuevamente. —Ejem —dijo Nicky a su lado. Neil intentó una mirada neutral que no engañó a Nicky en absoluto—. Te das cuenta de que vamos a estar fuera de la habitación por un par de horas, ¿verdad? Piérdete. —Estoy bien aquí —dijo Neil. —Adiós —dijo Dan, apareciendo de la nada en el otro lado de Neil —. Primera regla de citas universitari universitarias: as: nunca desperdicies un dormitorio vacío. Neil quería decirle que no estaban saliendo salie ndo y Andrew podía tomar o dejar su presencia en cualquier momento. Quería quedarse y celebrar el brillante éxito de sus compañeros de equipo. Quería ver la forma en que Aaron se convertía en una persona person a completamente diferente con Katelyn a su lado. Pero la mitad del escuadrón de Vixen ya estaba allí, ocupando la habitación con risas brillantes y un perfume espeso, y el ruido en el pasillo decía más estaban camino. Neil no nada en contra de las porristas, pero si podía que elegir entre jugar aenser el amable contenía medio-extrañas durante horas o molestar a Andrew en privado, esta última era la opción obvia. —Estabas asombroso esta noche —dijo Neil, porque se merecían al menos eso antes de desaparecer en ellos—. Todos ustedes. —Nada de eso —dijo Dan alegremente, pero su sonrisa dijo que apreciaba su cumplido de todos modos—. Hablaremos sobre el juego el lunes, ¿recuerdas? Esta noche es para beber y la locura general. Ahora vete de aquí y obtén un poco. —Hablando de obtener un poco —dijo Nicky en alemán. Él giró sobre Aaron y lo golpeó—. ¿Cómo está de repente él bien con esto? ¿Qué demonios hiciste? —Le devolví el favor —dijo Aaron con una fría mirada en dirección a Neil —. Neil usó a Katelyn en mi contra, así que usé a Neil contra Andrew. Dependiendo Dependi endo de cómo lo mires, Neil es una violación tanto de nuestro trato como Katelyn. Andrew podría romper nuestro trato y dejarme ir o romper las cosas con Neil. Neil hablaba el alemán con fluidez, pero las palabras de Aaron eran un desastre que no podía entender. Aaron le había advertido a Neil que estaba listo para luchar por Katelyn, pero si Neil Nei l era la munición que había usado, Aaron debería haber perdido. Es Esto to tenía que ser un malentendido o la visión sesgada de Aaron sobre las intenciones de Andrew. Nicky habló primero, —Espera, ¿él eligió a Neil por encima de ti? Eso suena un poco serio para una aventura, ¿verdad? —Nicky miró la cara en blanco de Neil y titubeó—. Noticias para ti también, ¿eh? Aaron ignoró a Nicky y arrojó una llave a Neil.

—Vas a intercambiar habitaciones conmigo mañana. Ahora puedo traer a Katelyn al dormitorio, pero no la pondré en la misma habitación que Andrew si puedo evitarlo. Él podría haber aceptado retirarse, pero aún confío en él hasta donde puedo arrojarlo. —Voy a empacar en la mañana —dijo Neil.

 

Aaron se volvió hacia Katelyn. Nicky seguía mirando a Neil como si fuera el mayor misterio del mundo. Neil se escabulló antes de que Nicky dijera algo más y subió las escaleras. La puerta de Andrew estaba cerrada, pero la llave de Aaron dejó entrar a Neil. Encontró a Andrew medio enterrado en una silla con la botella de vodka abierta en la mano. La televisión estaba apagada, pero Andrew estudió la pantalla como si pudiera ver algo en su superficie oscura. No preguntó cómo entró Neil. Tal vez él y Aaron ya habían hablado sobre el próximo cambio. Neil cerró la puerta detrás de él y cruzó la habitación al lado de Andrew. Andrew le permitió llevarse el vodka sin argumentos ni resistencia. Neil atornilló su gorra y la colocó donde ninguno de los dos pudiera golpearla. Andrew estaba listo cuando Neil se volvió hacia él, y atrapó el collar de Neil para derribarlo. Neil plantó una mano contra la áspera alfombra para mantenerse apalancado del cuerpo de Andrew. El otro lo enterró en el puff cerca de la cabeza de Andrew. Andrew arrastró una mano por el brazo de Neil desde su hombro hasta su muñeca. —La última vez que revisé me odias —dijo Neil contra la boca de Andrew. —Todo sobre ti —dijo Andrew. Neil se levantó un poco. — tantan estúpido como crees que soy. —No Y nosoy soy inteligente como pensé que era —dijo Andrew—. Sé que es mejor no hacer esto de nuevo. ¿Tal vez es el rasgo autodestructivo autodestructivo en mí? Si no fuera por ese de nuevo  Neil pensaría que esto tiene que ver con la terrible conversación del miércoles. Neil revisó todas las explicaciones posibles tan rápido como pudo, desde los rechazados avances de Roland sobre los complicados problemas familiares de Andrew, pasando por los Foxes y Drake. La presión sobre su muñeca finalmente volvió sus pensamientos a donde tenían que ir. En una ocasión, Neil le había preguntado a Andrew si lo mataría si contaba algo. Debería haber habe r sabido mejor que decir tal cosa después de ver las cicatrices de Andrew. Andrew casi se había suicidado tratando de aferrarse a Cass Spear, pero aun así la había perdido al final. —No soy un sueño imposible —dijo Neil—. No voy a ir a ninguna parte. —No te pregunté. —Pregúntame —insistió Neil  Neil —o quédate lo suficiente para descubrirlo por ti mismo. —Eventualmente me aburriré de ti. —¿Estás seguro? —Preguntó Neil—. Se rumorea que soy bastante interesante. —No creas todo lo que oyes. Neil ignoró ese rechazo porque por que Andrew ya lo estaba derriba derribando ndo de nuevo. Se besaron hasta que Neil se sintió mareado, hasta que no estuvo seguro de poder sostenerse más, y luego Andrew retiró la mano de Neil de la silla de puff. La mantuvo lejos de ellos por una eternidad, luego la presionó lentamente contra su pecho y la soltó. Andrew se tensó debajo de la mano de Neil, pero se relajó antes de que Neil pudiera alejarse. Neil no fue engañado. Andrew lo dejó muy claro la primera vez que besó a Neil, lo importante que era un sí real. Esta rendición informal no era un consentimiento genuino.

Andrew estaba haciendo esto por lo que habían dicho el miércoles, pero Neil no estaba seguro de cuál de ellos intentaba convencer. Habían pasado solo tres meses desde el abuso de Proust y cuatro meses desde des de el ataque de Drake. Neil no sabía cuándo Andrew estaría bien con esto, pero sabía que no era hoy. Neil dejó su mano sobre Andrew, pero se negó a moverla desde ese lugar.

 

—No seré como ellos —dijo Neil—. No dejaré que me dejes. —Ciento uno —dijo Andrew  Andrew —yendo a ciento dos. —Eres un terrible mentiroso —dijo Neil, y Andrew lo besó en silencio.

 

CAPÍTULO DIECIOCHO

Traducido por Alic Corregido por Vaughan

El sábado por la mañana, Wymack se detuvo en Fox Tower con un invitado. La puerta de la habitación de Andrew estaba abierta cuando Neil y Aaron intercambiaban habitaciones, por lo que Wymack se conformó con golpear el marco de la puerta. Neil levantó la vista al primer signo de movimiento en la puerta, pero olvidó lo que iba a decir cuando vio a la mujer parada al lado de Wymack. Theodora Muldani era una antigua respaldo de Ravens, quien ahora jugaba en los Houston Sirens y la US Court. Su grueso cabello negro estaba recogido en intrincadas trenzas, y el maquillaje en colores pastel se veía sorprendentemente brillante contra su piel oscura. Su expresión pétrea era la misma que les daba a las cámaras cuando las atrapaba mirándole. Un vestido corto no hacía nada para esconder sus largas, gruesas piernas y sus cincelados. pudieraabsoluto ponerseena la la cancha, par contra en una pelea. Neilbrazos apostaba que ellaLucía debíacomo ser elsiinfierno unMatt tanque inmóvil poco impresionado por los Strikers lo suficientemente estúpidos como para oponérsele. —Kevin —dijo Neil. Kevin estaba plantado en frente de la TV, con la laptop abierta puesta en su regazo, mientras miraba las repercusiones de los comentarios incendiarios de la noche anterior. Ninguno de ellos esperaba mucho de ellos. los Ravens lo negaban todo, por supuesto, pero era solo un cincuenta—cincuenta en cuanto a lo que realmente creían. El equipo estaba acostumbrado a una jerarquía violenta y a los duros castigos, pero lastimar voluntariamente a uno de los suyos —de todos, lastimar justo a Kevin Day—  puede parecer exagerado incluso inclu so para ellos. Nadie en los Ravens había hab ía estado ahí cuando Riko le fracturó la mano a Kevin. Jean era el único testigo, y también el único que la prensa aún no podía encontrar para interrogar. —Kevin —Neil dijo de nuevo, sin embargo, Thea no esperó más Ella rodeó a Wymack y cruzó la habitación hacia Kevin. Kevin estaba demasiado absorto como para preocuparse por quién se le estaba acercando, así que Thea agarró su laptop y la tiró a un lado. Kevin sorprendido levantó la vista, su boca abierta con una respuesta enojada que abandonó en cuanto reconoció a su invitado. Thea agarró su muñeca izquierda y giró su brazo donde pudiera ver las cicatrices en el dorso de su mano. Kevin dejó que ella lo moviera, demasiado atónito para defenderse. Thea examinó exam inó las líneas blancas a través de su piel clara c lara y lanzó una mirada entrecerrada a Neil. —Sal de aquí. Neil no supo que atrapó la atención de Andrew, si el ruido de su laptop lanzada a la

alfombra o la voz desconocida de la mujer, pero se materializó en el marco de la puerta un segundo después. Miraba de Thea a Kevin y viceversa sin intervenir. Neil no debería haber estado sorprendido; Renee solo sabía de la relación de Thea y Kevin porque Andrew sabía de ella. Andrew sabía que Thea no era una amenaza real para nadie aquí. Thea fue menos tolerante y giró su mirada hacia Andrew —. Tú sal de aquí también.

 

Andrew la miraba de vuelta como si ella no hubiese siquiera hablado. —Thea —Kevin finalmente dijo, dijo, y se puso de pie —. ¿Qué estás haciendo aquí? Thea cortó una dura mirada de Kevin a la TV, pero todo lo que dijo fue, —Ellos se irán o yo lo haré. No te hablaré en compañía mezclada. —Somos compañía mezclada a pesar de todo —dijo Kevin—. Ya no soy más un Raven. Él no dijo Y tampoco lo eres tú. Incluso si Thea se graduó de Edgar Allan hace casi tres años, ella aún llevaba el número de su jersey de los Ravens en un colgante alrededor de su cuello. Hizo que Neil se preguntara cómo les fue a los Ravens después de haber dejado el Nest. Tal vez les tomó años para recuperarse. Tal vez nunca lo hicieron. Tal vez rompieron y llevaban las piezas de Evermore con ellos por el resto de sus vidas. La mirada en la cara de Thea mostraba que no estaba nada impresionada impr esionada por la lógica de Kevin. —Voy a contar hasta tres. Uno. —Detente —dijo Kevin—. Sólo hablemos. —Y ahora quieres hablar —dijo Thea, un poco burlona—. Dos. —‘Complicado’ —Thea repitió. Las citas que hizo con sus dedos eran enojadas y —.la'Complicado' burlonas es tener que enterarse por una de prensadeque te fracturaste mano y dejaste la formación. 'Complicado' esconferencia tener que enterarme mala forma como desconectaste tu antiguo número y tener que escuchar de Jean que ya no quieres tener nada que ver con ninguno de nosotros. No te atrevas a usar 'complicado' conmigo. Merezco algo mejor que eso. Tres. Dio la vuelta para irse, pero Kevin atrapó su muñeca. —Jean —dijo Kevin, y así de alguna manera respondi respondió ó todas sus acusaciones. El tic en la boca de Thea era más de furia que de incomprensión. Kevin sacudió su cabeza e insistió— Si vas a creerme, necesitas ver primero a Jean. —Qué queda de él, de todas formas —dijo Wymack. Ignoró la mirada penetrante que Thea le mandó y miró a Kevin, pasando de ella —. Vine para así traerla al dormitorio, pero ella agarró un carro rentado del aeropuerto. Ve con ella a la casa de Abby para que así yo pueda entender qué demonios está pasando aquí. Thea dudó un momento para seguido soltarse de Kevin y hacerle un gesto para que la siguiera. Wymack se hizo a un lado para que ellos pudieran irse y los vio desaparece desaparecerr por el pasillo. Neil supo que ya estaban fuera de vista cuando Wymack se volvió hacia la habitación. Wymack examinó el desorden que Neil y Aaron habían hecho en el lugar, sus cosas en pilas casi organizadas por toda la habitación y arqueó una ceja a Andrew. —Llamé a Nicky antes de venir para asegurarme de que estarías aquí —dijo Wymack—. Cuando me dijo lo que Neil y Aaron estaban haciendo creí que solo estaba  jodiendo. No era una pregunta, así que Andrew solo le miró de vuelta en un silencio calmado. Wymack siguió después de solo un momento. —Las solicitudes para las habitaciones de los dormitorios deben presentarse en unas

pocas semanas. Con nueve hombres y seis mujeres en la línea es más fácil para nosotros obtener cinco habitaciones para tres. Había preparado un discurso para hablarte de ello, pero supongo que desperdicie mi tiempo. ¿Asumo ¿Asum o que la siguiente mejor persona de la cual alejarte es Nicky? —Asumes que él sobrevivirá hasta el verano —dijo Andrew.

 

—Lo lastimas y me debes un nuevo defensa —dijo Wymack. —Tienes uno en la casa de Abby. Wymack sacudió su cabeza. —Jean no estará el próximo año. Ya lo sugerí antes, pero él y Kevin saben que no

pueden jugar junto juntos s otra Haylas muchas pasando entre ellos, buenas y malas feas, como para que ellosvez. hagan cosascosas correctamente. Ya sabremos qué hacer cony él eventualmente. Neil lo consideró, luego miró más allá de Wymack hacia la puerta —. No piensas que Kevin le dirá a Thea toda la verdad, ¿o sí? —Poco probable —dijo Wymack—. Tenemos un montón de ojos sobre nosotros ahora y la mayoría de ellos no son amigables. No creo que él la vaya a poner en riesgo así. Wymack esperó un minuto a ver si Neil tenía algo más por decir, después empezó a dar la vuelta para irse. Solo tomó un paso antes de devolverse. —Oh, eso me recuerda —Sacó algo de su bolsillo. Quizá sabía que Andrew no haría el esfuerzo de atraparlo, ya que lo tiró al piso cerca a sus pies. Las llaves sonaron a lo que golpearon la alfombra, y Neil miró incrédulo. No podría estar en lo correcto, a excepción de que el verano pasado Wymack le había dado a Neil tres llaves también: un set para todas las puertas importantes de Foxhole Las sospechas de Neil fueron confirmadas cuando Wymack dijo—, Kevin dijo queCourt. te diera esas. Se fue sin esperar respuesta. Andrew lo consideró un minuto hasta que finalmente las levantó y se las llevó al bolsillo. Neil sabía que era mejor no hacer comentarios, pero aun así su corazón c orazón latía con fuerza mientras se devolvía a su escritorio. Se imaginó un mundo en donde a Andrew le valía mierda el juego. Pensó sobre cuatro años más con los Foxes y un contrato profesional después de eso. Se imagino peleando por un lugar en la US Court y enfrentando lo mejor que el mundo tenía para ofrecer, con Kevin a su lado y Andrew a su espalda. Soñar despierto era casi muy distractor, pero eventualmente Neil pudo acomodar todo en su nueva habitación. Aún faltaban horas para que Kevin regresara, y para ese entonces Neil ya estaba quedándose dormido sobre un libro de texto en su escritorio. El sonido de la puerta abriéndose lo despertó, y Neil se incorporó para estudiar la expresión relajada de Kevin. Neil asumió que eso significaba que había convencido a Thea del papel de Riko en el accidente. Kevin no entró mucho en la habitación, pero miró desde Neil hasta donde Andrew estaba medio enterrado en una silla puff. —Vamos. Neil miró a Andrew, pero no necesitaba preocuparse. Andrew se levantó sin comentarios ni argumentos, y juntos siguieron a Kevin hasta el Foxhole Court. *** Los estadios de los Trojans y los Foxes eran del mismo tamaño, pero el tema rojo-y-

dorado oscuro de USC hacía que la cancha de Trojans pareciera significantemente pequeña. De alguna forma esa ilusión no hacía nada para hacer sentir mejor a los Foxes acerca de estar en el interior. Se habían asegurado de llegar aquí media hora antes de que se abrieran las puertas, necesitando tiempo para prepararse mentalmente para el

 

siguiente juego. Por ahora ellos estaban solos. En noventa minutos tomarían el equipo número dos en la nación. —Sí —dijo Matt, el primero en hablar desde que la seguridad los había dejado entrar — . No hay problema. Ni siquiera Kevin teníaenalgo que decir, pero de esovuelta quizáen sería porque estaba demasiado ocupado regocijándose la alegría de estar el territorio de los Trojans. Su expresión contenta estaba en completo desacuerdo con los nervios y el temor evidente en la cara de sus compañeros de equipo. Neil quería decirle que le bajara un poco, pero no podía recordar la última vez que había visto a Kevin de buen ánimo. Las puertas se abrieron, dejando entrar a la multitud como una ola interminable. Wymack hizo pasar a sus Foxes de vuelta al vestuario. Uno de los miembros del personal de USC se detuvo poco después para darles un resumen de las perspectivas perspec tivas de la noche. Las entradas para el juego estaban completamente agotadas, asistieron seis estaciones de noticias y doce reclutadores de grandes ligas de verano y profesionales estarían mirando. Ella tenía que saber que ninguno de esos representantes estaría mirando a los Foxes, pero de todos modos enumeró sus ciudades y equipos. —No tenemos la alineación de USC —dijo Wymack —¿Alguna idea de cuándo la conseguiremos? —Veré si puedo obtener una copia —ella prometió—. ¿Necesitas algo más? —Eso es todo —dijo Wymack, por lo que ella se fue. Tan pronto como la puerta se cerró detrás de ella, Wymack miró a Dan —. Tú y Kevin, empiecen a pensar en lo que van a decir en el pre juego. Dan se frotó los brazos, luchando por mantenerse calmada y darle a su equipo la confianza inquebrantable de su capitana. —¿No bastaría con un Estamos emocionados de estar aquí, y Vamos a hacer nuestro mejor esfuerzo? —¿Qué tal Vamos a vencer a esos perdedores ? —Sugirió Nicky. —Y es por eso que no te está permitido hablar con la prensa —dijo Matt secamente. Los vestidores fueron construidos para acomodar a equipos mucho más grandes, por lo que fue fácil para los Foxes extenderse. Donde pudieran encontraban espacio para respirar, necesitando un par de minutos para prepararse antes del partido de esta noche. Neil no sabía cuánto eso había ayudado, pero para cuando aparecieron los reporteros, ya se había acabado el tiempo. Kevin y Dan ofrecieron elogios amables a la USC y prometieron un partido interesante. interesante. Wymack sacó a la prensa lo antes posible y envió a sus Foxes a cambiarse. Regresaron al campo interior treinta minutos antes del juego. Las gradas estaban repletas hasta las vigas, y el ruido que hacían los fanáticos era un peso físico aplastando la piel de Neil contra sus huesos. Si la llegada de los Foxes no fue suficiente para poner a los fanáticos en un frenesí, la visión del capitán de los Trojans que se dirigía hacia el pequeño equipo sí que lo fue. Jeremy Knox ya estaba vestido excepto por sus guantes y su casco. Había tomado el

Jeremy Knox ya estaba vestido excepto por sus guantes y su casco. Había tomado el timón de los Trojans en su tercer año y lo hizo lo suficientemente bien como para mantener el puesto este año. Neil pensó que él llegaría a calificarlos como los contendientes más impredecibles e indignos de poner un pie en su estadio, pero la expresión seria de Jeremy se disolvió en una sonrisa dentuda tan pronto como vio a Kevin. Kevin pasó junto a Allison y Renee para reunirse con él.

 

Jeremy tuvo que pasar por Wymack para llegar a los Foxes, así que le dio a Wymack un apretón de manos firme. —Entrenador Wymack, bienvenido a SoCal. Estamos emocionados de recibirle esta noche. Kevin, tú idiota loco —dijo, menos formal, y le dio una palmada alegre en el —.me hombro Nunca de más sorprender. Creo que tienes algo pos los equipos polémicos, pero este gustadejas mucho que el anterior. —Son mediocres en el mejor de los casos, pero es más fácil llevarse bien con ellos — dijo Kevin. —El viejo Kevin, tan implacable y odioso como siempre —dijo Jeremy, pero su tono era cariñoso—. Algunas cosas nunca cambian, ¿eh? Algunas cosas sí—. Su sonrisa se desvaneció desvaneci ó y le dirigió a Kevin una mirada de búsqueda—. Hablando de tu último equipo, hiciste un gran revuelo con lo que dijiste hace dos semanas. Acerca de tu mano, quiero decir, y lo de que tal vez no sea un accidente. Dos semanas después, la gente seguía hablando de eso, aunque un poco más tranquila que antes. Kevin no tenía nada más que decir al respecto, y los Ravens mantuvieron su inocencia e indignación por las acusaciones. Era un punto muerto que no satisfacía a nadie, pero era todo lo que obtendrían.

Kevin yno dijo solo nadadijo: durante un minuto, como si debatiera qué tanto le confiaría a Jeremy, luego —Tengo un respaldo para ti. ¿Tienes espacio en la alineación del próximo año? No era la respuesta que Jeremy esperaba. Kevin sacó a Jeremy fuera del alcance de los oídos de los Foxes antes de explicarle. La sonrisa de Jeremy había desaparecido para cuando Kevin terminó su discurso. Jeremy hacía gestos expansivos: entre ellos, al campo más allá de Kevin, y a las gradas por encima de su cabeza. Lo primero que pensó Neil fue que se estaba negando a lo que Kevin le decía. Entonces Kevin le dio una de sus sonrisas reales, y Jeremy le dio un fuerte apretón en el hombro. Jeremy levantó una hoja de papel doblada. En lugar de tomarla, Kevin lo llevó de regreso a los Foxes. Jeremy se lo pasó a Wymack, quien lo desdobló y revisó la lista impresa. —Nuestra alineación —explicó Jeremy—. Es tarde para pasártela, lo sé, pero estábamos tratando de evitar una respuesta negativa en lo posible. —¿Respuesta negativa? —Preguntó Dan. Wymack le pasó la hoja y vio su rostro ponerse blanco. Cuando ella volvió a mirarlo, Wymack negó con la cabeza y se volvió hacia Jeremy. —Tu lástima está un poco fuera de lugar. Dile al entrenador Rhemann que no queremos limosna. —Esto no es lástima —dijo Jeremy—. Estamos haciendo esto por nosotros, no por ustedes. Su éxito este año nos hace repensar todo sobre cómo jugamos. ¿Somos segundos porque tenemos talento o porque tenemos veintiocho personas en nuestra alineación? ¿Somos lo suficientemente buenos como individuos para enfrentarnos a

ustedes? Tenemos que saberlo. Kevin le arrebató el papel de las manos a Dan y lo miró. Matt se inclinó sobre su hombro para ver y dijo: —Estás bromeando. Estas bromeando ¿No es así? —Preguntó con una mirada incrédula a Jeremy. Allison tiró fuertemente de su manga, queriendo una explicación, por lo que Matt dijo—. Solo hay nueve nombres.

 

—Dos porteros, tres respaldos, dos dealers, dos delanteros —dijo Jeremy—. Han llegado hasta aquí con esos números. Es hora de ver cómo nos irá en esa situación. Estoy emocionado —dijo, con otra sonrisa dentuda —. Ninguno de nosotros ha jugado un  juego completo antes. Demonios, la mayoría de nosotros ya ni jugamos a medias. No

tenemos hacerloloco porque números siempre están a nuestro —Y meque llamaste a mí los —dijo Kevin— . Perderás esta noche sifavor. juegas así. —Tal vez —estuvo de acuerdo Jeremy, sin preocuparse—. O tal vez no. Debería ser divertido de cualquier manera, ¿verdad? No recuerdo la última vez que estuve así de mentalizado para un juego. Mira esto —Les tendió las manos y se rió—. Venga, Foxes, y nosotros también lo haremos. Los dejó mirándolo, con la cabeza alta y una sonrisa sincera. Neil pensó que finalmente entendió cómo los Trojans de la USC habían ganado el Premio Day Spirit ocho años consecutivos. Ese trofeo estaba destinado a los mejores del juego y requería un voto unánime del CEI. Los Trojans nunca recibieron una tarjeta roja y nunca fueron sorprendidos por las cámaras diciendo algo grosero sobre un oponente. Neil había asumido que era todo fingido, de la misma manera que la gente asumía que las normas de — reclutamiento Wymack eran un truco publicitario complicad o. —. Tengo un nuevo —dijo Nickycomplicado. Retiro lo quededije sobre los terremotos débilmente equipo favorito. —Esa fue siempre la diferencia crucial entre USC y Edgar Allan —dijo Kevin, entregándole la lista a Dan nuevamente —. Es por eso que más Trojans hacen Court que los Ravens. Ambos equipos están obsesionados con ser los mejores, pero solo los Trojans arriesgarían su posición para mejorar. Van a jugar esta noche con todo lo que tienen y estarán mejor para eso. El próximo año va a ser interesante. —Interesante —  era una palabra demasiado mansa para la mirada en los ojos de Kevin. La sonrisa que finalmente se liberó y curvó sus labios era hambrienta. Wymack asintió y miró a su equipo. —USC acaba de darnos una puerta abierta a la final. No se dejen engañar y no la desperdicien. Aun así, darán una gran batalla y nos quitarán la primera mitad. Tienen que controlar la diferencia de puntos para que puedan recuperarse en la segunda. ¿Entendido? —¿Realmente vamos a vencer a USC? —Preguntó Dan, mirando a Matt. —¿Y superar a Edgar Allan en unas pocas semanas? Demonios, sí lo haremos. —Puede que esté enferma…  —Vomita más tarde —dijo Wymack—. Ahora mismo toma estos mestizos perezosos a dar algunas vueltas. Hicieron el calentamiento agradablemente y lentamente, a pesar del ritmo tan conservador de Dan cuando los corazones de los Foxes latían a mil por hora. Neil miró al campo mientras corría, esperando como el demonio que esto no fuera un sueño cruel.

Cada vuelta ayudó a calmarlo un poco hasta que Neil pensó que la anticipación lo mataría. Los Trojans ingresaron al ring interior en la cuarta vuelta de los Foxes; Neil vio el primer destello de rojo y oro al pasar por sus bancos, pero no vio la alineación completa hasta que volvieron los Foxes. La mascota de los Trojans los pasó corriendo en dirección contraria y los aplausos de las gradas siguieron.

 

Se estiraron en el vestuario y se pusieron en modo salir-al-campo. Neil supuso que Dan no había vomitado porque besó a Matt antes de llevar a su equipo a la cancha para los ejercicios. Esta noche solo jugarían nueve Trojans, pero los veintiocho ingresaron para las cámaras. Eventualmente, los árbitros expulsaron a todos de la cancha salvo a los capitanes. Neil bebióde agua en el banco el locutore finalmente el desafío de USC. La respuesta la multitud fue cuando ensordecedora indignada:explicó los fanáticos no estaban tan contentos con el truco como los propios Trojans. —¿Oyes eso? —Dijo Wymack—. Su propia escuela sabe que están muertos. Vamos a alinearnos y ganar esto. Fue más fácil decirlo que hacerlo. Los primeros cuarenta y cinco minutos fueron una lucha feroz ya que el segundo mejor equipo de la nación y el pequeño equipo sureño se enfrentaron cara a cara. No importa cuán duro lucharon los Foxes, USC se mantuvo varios pasos por delante de ellos. La frustración y la impotencia pusieron un calor enfermo en las venas de Neil, empujándolo más fuerte y más rápido contra la línea de defensa de los Trojans, pero nada de lo que hizo pareció hacer la diferencia. Eran los niños pequeños jugando en el gran parque infantil y era dolorosamente obvio que estaban fuera de su alcance. Allison y Dan retrocedieron una y otra vez,para máslos interesadas en ayudar a cuidar Renee y despejar la pelota que adelantarse goles. A pesar de sus mejoresa esfuerzos colectivos, los Trojans empacaron siete goles contra los cuatro de los Foxes. La línea de defensa llegó al descanso del medio tiempo tan agotada que apenas podían respirar. Neil no podía recordar la última vez que Matt se veía tan agotado. —Joder —dijo Matt débilmente—. ¿Qué acaba de suceder? —Lo siento —dijo Renee. —No, no —dijo Nicky rápidamen rápidamente te—. Eso está en nosotros, no tú. Son muy buenos. —Son geniales —dijo Wymack —pero están condenados. No saben cómo prepararse para un juego completo. No sé si podías verlo desde allí, pero estaban empezando a disminuir la velocidad en la marca de los treinta minutos. La segunda mitad los va a matar. —Eso espero —dijo Dan, con una mirada sombría hacia Kevin y Neil —. La brecha de puntos es más grande de lo que queríamos. ¿Pueden cerrarla? —Aquí nosotros no somos el problema —dijo Kevin, haciendo un gesto entre Neil y él. Nicky estaba demasiado cansado como para enojarse ante esa acusación, pero Aaron le lanzó a Kevin una mirada amarga y Matt frunció el ceño. A Kevin no le importaba a quién ofendiera y mantuvo sus ojos en Dan —. Si realmente nos llevas la pelota, podemos hacer algo con ella. Matt miró a Andrew. —Uno de estos días tienes que dejar que lo golpee. Andrew le devolvió la mirada en un silencio no impresionado. Una campana los convocó nuevamente al patio interior, y los equipos fueron llamados

para la segunda mitad. Neil sabía que venía, pero todavía era desagradable ver las mismas caras mirándolo. Los únicos jugadores nuevos en la cancha fueron los porteros, Andrew en los Foxes y Laila Dermott en los Trojans. Detrás de ese rayo de sorpresa había una emoción repentina, porque los Trojans parecían cansados. Habían tenido quince minutos para recuperar el aliento, por lo que la segunda mitad comenzó igualada. No se quedó así por mucho tiempo. Los Foxes funcionaron mejor en

 

su segundo tiempo. No importa cuánto lucharon en la primera mitad, su instinto subconsciente fue reservar su fuerza para el último empujón. Ahora no había razón para contenerse, y cada minuto sucesivo se adentrab adentrabaa más en su desesperación y agallas. En veinticinco veinticinc o minutos, los Foxes finalmente cerraron la brecha. Laila fue una pesadilla en la Trojans portería,tenían: pero Kevin y Neil tuvieron ventaja que con pocos equipos queque enfrentaron a los una pesadilla en suuna propia portería la que tenían practicar a diario. Pasaron todo el año tratando de burlar al mejor portero del sur. No N o tenían mucho tiempo para descubrir la táctica de Laila, pero no la necesitaban. La defensa de Laila se derrumbaba rápidamente frente a ella y no podía aguantarlo sola. Kevin y Neil combinaron el trabajo de pies de Foxes y Ravens para romper a los respaldos y metían goles uno tras otro. USC podría haber tomado el control del juego en un abrir y cerrar de ojos si solo reconsideraran su estrategia. Si sacaban sus tres suplentes de los jugadores marginados, la noche de los Foxes había terminado. Pero los Trojans ya habían tomado una decisión y no retrocederían. En lugar de interferir, el resto de la alineación estaba hombro con hombro y observaban el lento colapso de sus compañeros de equipo. Sus cuatro entrenadores estaban detrás de ellos, tomando notas y hablando entre ellos. Neil podía a la multitud la cabeza a través de las paredes del campo, pero los Trojansoírparecían ajenosperder a ese coro de traición. La campana final sonó en una victoria de trece y nueve, a favor de Foxes. Neil se detuvo y se quitó el casco, necesitando ver el marcador sin su visor en el camino. No importa cuántas veces parpadeó, el puntaje permaneció igual. —¿Se acabó? —Neil susurró sin aliento—. Oh, gracias a Dios. Neil miró a Álvarez y se sintió abatido al verla sonreír. Ella levantó una mano enguantada en su dirección incluso cuando sus piernas se tambalearon y se rindieron. Neil la atrapó de alguna manera y la ayudó a ponerse de pie. Ella se apoyó contra él y forcejeó infructuosamente con las correas de su casco. Le tomó algunos intentos antes de darse cuenta de que sus dedos estaban demasiado entumecidos para manejarlo. Ella se dio por vencida y golpeó su casco contra el de Neil en su lugar. —¿Es así como se siente morir? —Preguntó, y llamó por encima del hombro —Nena, creo que me estoy muriendo. ¿Todavía tengo piernas? No puedo mirar hacia abajo. No creo que tenga piernas. No creo que alguna vez vuelva a caminar. —Uh-huh —dijo Laila, trotando hacia ellos—. Será mejor que resuelvas algo, porque definitivamente eres demasiado pesada como para llevarte fuera de este campo. —Cruel. Álvarez buscó a tientas el hombro de Laila hasta que Laila la rodeó con un brazo y la apartó de Neil. Álvarez seguía sonriendo, esa mirada demasiado amplia y medio loca que le recordaba a Neil un poco a Lola y un poco a Nicky. Neil trató de recordar si había sido golpeada en la cabeza en algún momento esta noche, pero los Foxes habían mantenido la violencia dentro de los límites justificables. Parecía justo considerando los

buenos deportistas que eran los Trojans. —Eso fue fantástico —dijo Álvarez—. Quiero hacerlo otra vez. El próximo año, tal vez, cuando mis piernas vuelvan a crecer. —Deja de ser tan bebé —dijo Laila.

 

—Ignórala —le dijo Álvarez a Neil —. Está agria porque perdió nueve goles en cuarenta y cinco minutos. No sé por qué, no es ccomo omo si fuera un nuevo registro personal o-ohhh, lo es. Ouch, eso debe doler un poco. —Perra —dijo Laila sin ningún calor. —allá —dijosin Eso de es él lo— que obtienes porque llamarme Álvarez. más . Vaya, parece la fiestagorda comenzó ti. ¡Ve! Miró ¡Ve! hacia ¡Ve! Neil y señaló Neil miró por encima del hombro para ver a los Foxes celebrando en la línea media de la cancha. Empezó a girar hacia ellos, luego miró a Álvarez y Laila—. Su equipo es aterrador —dijo, inspirado por el entusiasmo de Álvarez para ser honesto —. Te alentaremos la próxima semana. Álvarez le dio pulgares arriba, así que Neil trotó para encontrarse con su equipo. Escuchó a Álvarez preguntar cómo alguien todavía podía correr después de —el juego más largo del mundo— mundo—  pero supuso que estaba dirigido a Laila y no se detuvo para escuchar la respuesta. Dan vio a Neil venir y se liberó de los Foxes para huir. Ella hizo estallar casi todas las vértebras en la columna de Neil con lo fuerte que lo abrazó y no parecía poder dejarlo ir. Un segundo después ellos fueron inundados por el resto del equipo; los Foxes habían cambiado obedientemente su estridente fiesta a Neil y Dan.

Tomó un gran esfuerzo lo suficiente el aapretón de pero al  juego. Toda llaa aline alineación ación decalmarse los Trojans en entró tró en lapara canch cancha para ello, pmanos ero lo lossposterior nueve que habían jugado esta noche apenas podían formar una línea. Los Foxes fueron a ellos en su lugar. Jeremy tenía una sonrisa agotada y nada más que elogios por ellos. El compañero en el crimen de Álvarez que había pasado la mayor parte de la noche vigilando a Kevin se sentó cuando los vio venir, pero levantó la mano para ellos. Tan pronto como Neil pasó al último de los Trojans, siguió a sus compañeros fuera de la cancha. Las gradas estaban ya un tercio vacías, aunque Neil no sabía cuándo los estudiantes habían comenzado a salir. A Neil no le importó cuántos corazones rompieron esa noche. Habían vencido a USC. Cuando los Trojans perdieron ante los Ravens serían eliminados de los campeonatos la próxima semana. Los Foxes iban a la final, y eso era lo único que importaba. *** Desde que los Foxes tuvieron la noche del viernes libre y la guerra fría de Andrew y Aaron había terminado, Andrew era libre de regresar a Columbia por primera vez en meses. Sin embargo, tuvieron un comienzo tardío allí, ya que Neil y Kevin querían ver el partido USC-Edgar Allan. Los Trojans se lanzaron contra los Ravens, pero no fueron lo suficientemente buenos. Perdieron, aunque por el margen más pequeño que alguna vez habían logrado. Jeremy se tomó bien la pérdida en su entrevista posterior posterio r al juego y no expresó ningún arrepentimiento por cómo habían resultado las cosas. Dejó de lado cada oportunidad

para hablar del feo estilo de juego de los Ravens, pero se animaba cuando se hablaba sobre lo cerca que habían estado de una victoria. —Casi lo tuvimos, ¿verdad? —Dijo Jeremy—. No creo que nadie esperase que nos acercáramos tanto. Se siente realmente diferente sin Kevin y Jean en la línea.

 

—La peor época del año para que alguien resulte lesionado —coincidió el periodista— . Tetsuji había anunciado a principios de la semana que Jean estaba fuera de la cancha con un mal esguince—. Corre el rumor de que Jean no llegará a tiempo para la final. —Sí, hablé con Jean a principios de esta semana. Definitivamente ha terminado por

este año, pero volverá enesperó otoño. aSimplemente Sim plemente no volverá a estar—negro . Jeremy su sonrisa dentuda y no que le pidieran explicaciones . Ayer—nos enviómostró un fax por el último papeleo que necesitábamos para que esto fuera oficial, así que me permito decirte que se trasladará a la USC para su último año. —Déjame asegurarme de que te escuche correctamente —dijo el periodista—. ¿Jean Moreau está dejando a Edgar Allan por la USC? —Encargamos su equipo esta mañana —dijo Jeremy—. ¡Aunque tendremos que sacarle un poco de sol este verano! Está un poco pálido para lucir el rojo y el oro en este momento—. Se rió como si esta noticia no fuera a causar un alboroto con los fanáticos rabiosos de Edgar Allan—. Desafortunadamente su número ya fue tomado, pero Jean dijo que podemos reasignarlo a lo que sea que esté libre. Le diré que te diga cuál será su nueva identidad. —¿Puedes decirnos por qué se está transfiri transfiriendo? endo? —No puedo entrar detalles porque no es lugar contar sus tenemos asuntos personales, pero puedo decir que en estamos emocionados demi tenerlo. Creo que mucho que aprender el uno del otro. El próximo año va a ser increíble. Creo que vas a ver muchos cambios en todos los ámbitos. Todos tenemos que echar otro vistazo a lo que traemos a la cancha. Nicky tomó el control remoto y apagó el televisor. —Tengo una teoría de que Renee y Jeremy son hermanos perdidos hace mucho tiempo. ¿Qué crees que pasaría si alguna vez unieran fuerzas? —Serían asesinados —dijo Aaron, levantándose de la otra silla de puff —. La guerra es rentable; nadie quiere las tonterías de la paz del mundo. Nicky le hizo una mueca. —Gracias por la alegre dosis de realidad. Los cinco bajaron juntos al auto, y Neil se hizo atrás entre Aaron y Nicky. Andrew los llevó a Sweetie’s first para un helado. Nicky y Aaron estaban distraídos hablando sobre las asignaciones asignacion es de sus habitaciones del próximo año y no parecían darse cu cuenta enta de que Andrew pasaba por alto la barra de ensaladas y su tazón de galletas. No fue hasta el final de la comida cuando Aaron estaba pagando que cayeron en cuenta. Aaron recogió cada una de las servilletas servillet as sobre la mesa en busca de migajas de galleta y miró a Andr Andrew ew con el ceño fruncido por encima de la mesa. —¿Cuántas? Andrew no le había dicho una palabra a ninguno de ellos toda la noche, pero finalmente apartó su mirada de la pared más alejada y miró a su hermano. —Cero.

—Cero —repitió Aaron, como si fuera un número desconocido—. ¿Qué quieres decir, cero? —¿No recibiremos nada? —Preguntó Nicky, estupefacto. Andrew lo ignoró, desinteresado en repetirse. Nicky y Aaron intercambiaron una mirada larga, confusión en una cara e incredulidad en la otra. Andrew no se quedó para que lo descubrieran, sino que se bajó del banco y se dirigió hacia la puerta. Neil le siguió

 

 junto a Kevin justo detrás de él, y los primos los alcanzaron en el auto. El viaje de Sweetie's a Eden's Twilight fue en silencio, y Andrew los dejó en la acera, como de costumbre. costumbr e. Kevin recogió una ficha de estacionamiento para él, mientras que los porteros les dieron a Nicky y Aaron bienvenidas entusiastas. Entraron Entraron en busca de una mesa a lo queTodavía Andrewno sehabía alejó. mesas libres, pero había espacio suficiente para un cuerpo en el bar. Nicky robó el taburete y saludó cuando captó la mirada de Roland. Roland llegó tan pronto como terminó sus órdenes actuales. —Mucho tiempo sin verte —dijo Roland, y agregó —De nuevo. Ustedes deben dejar de perder contacto. —Ha sido un año loco —dijo Nicky. —Eso escuché —dijo Roland, y miró más allá de Nicky a Neil—. ¿Cómo vas? —Estoy bien —dijo Neil. Roland parecía listo para decir algo más, pero después de una mirada entre Nicky y Aaron negó con la cabeza. Empezó a trabajar mezclando sus bebidas, y Nicky le obsequió historias sobre sus vacaciones de primavera. El club era demasiado ruidoso para que Neil escuchara la aproximación de Andrew, pero de repente, Andrew estaba presionado su ladoun enpoco medio la preocupación multitud. Roland de Andrew Neildioy de nuevo, con el ceño afruncido ende una malmiró disimulada. Neila se cuenta de que estaba buscando una señal de que estaban bien después de lo que había pasado en enero. Nicky sabía cuándo estaba siendo ignorado, y no tuvo problemas para interpretar la mirada penetrante de Roland. Interrumpió su propia historia para exigir. —¡No te atrevas a decirme que sabías sobre ellos antes que yo! Oh, Dios mío —dijo a la mirada sorprendida y culpable cul pable de Roland—. Oh, Dios mío, lo sabías. ¿Cómo diablos? Nos dimos cuenta sólo hace un par de semanas. ¿Cuánto tiempo hace que sabes que Andrew es gay? —¿Son ellos pareja ahora? —Preguntó Roland en lugar de responder. Su sonrisa regresó, amplia y complacida, y dejó de llenar su bandeja para servirles shots. Siempre el optimista, también sirvió uno para Neil. Nicky pasó las copas y Neil aceptó la suya después de una ligera vacilación. Roland tomó su propio shot y lo tomó en nada —. Voy a beber por eso. Ya era hora, maldición. —No es algo de lo que estar orgulloso —dijo Aaron. —Hater —dijo Nicky, y medio giró para asegurarse de que Neil no estaba empeñando su bebida en Andrew. Tomaron sus tragos como uno y Roland recogió las copas vacías. Nicky señaló a Roland mientras volvía a mezclar bebidas—. Por cierto, noté que evitabas mis preguntas. No eres astuto. ¿Y qué quieres decir con ya era hora, maldición? —Puedes sacar esa historia de Andrew —dijo Roland. —Obtener respuestas de estos dos es como tratar de hacer sangrar una piedra —dijo Nicky—. Es imposible y estoy por romperme los dedos por intentarlo. ¿Cómo lo supiste?

¿Tu radar gay es más avanzado que el mío o …? —Nicky se quedó boquiabierto al escucharlo—. Espera. De ninguna manera. ¡De ninguna manera! ¿Ustedes dos …? —No —interrumpió Aaron—. Simplemente no lo digas. No quiero escucharlo. No quiero pensar en eso. Quiero beber y pretender que no conozco a ninguno de ustedes. —Pensé que éramos amigos —le dijo Nicky a Roland—. ¿Cómo pudiste ocultarme esto?

 

—Soy camarero —dijo Roland—. No derramo bebidas ni los secretos de otras personas. Con esa excepción inoportuna —se corrigió a sí mismo con una pequeña mueca ante el impasible Andrew—. Lo siento por esa vez, por cierto. No fue mi intención. inte nción. —Roland, estamos peleando de inmediato —dijo Nicky con un bufido—. Quizás

puedas recuperar si hay una mesa. mi amistad con suficientes bebidas esta noche. Vamos, Aaron, veamos Kevin se fue con ellos, probablemente para alejarse del giro que esta conversación había tomado. Andrew tomó el taburete para que nadie pudiera interponerse entre él y sus bebidas, y Neil permaneció tan cerca de su espalda como pudo. Roland dividió el contenido de una coctelera entre dos vasos altos, sirvió un par de sodas para Neil y terminó. Enjuagó la coctelera en un fregadero que llegaba a la cintura y deslizó su bandeja increíblemente llena más cerca de Andrew. —Entonces sobre esas esposas acolchadas —dijo Roland, y se rió de la mirada que Andrew le dio. Tan pronto como Roland se agachó para controlar al resto de sus clientes, Andrew se dispuso a reorganizar sus bebidas en un nuevo orden indeterminable. Nicky todavía no había regresado cuando Andrew terminó, así que Andrew comenzó a tomar la bebida más allítodavía mirándolo, Neil funcionando, pensó que nopero le importaría a unseguían asiento toda cercana. la noche.De Supie reloj estaba sus días esperar numerados un horario diferente ahora. Neil tenía todo el tiempo del mundo, y eso dejaba un calor en su estómago más fuerte que cualquier whisky.

 

CAPÍTULO DIECINUEVE

Traducido por Alic Corregido por Vaughan

Debido a que USC perdió dos juegos semifinales seguidos, el ERC canceló el tercer partido de semifinales. No tenía sentido enfrentar a los Foxes y los Ravens el uno contra el otro cuando ambos ya habían calificado para la final. En cambio, a las dos escuelas se les dio una semana libre para descansar, recargarse y defenderse de una prensa hambrientaa de historias. hambrient Los Foxes sonaban seguros cada vez que tenían un micrófono o cámara en sus car caras, as, y no siempre era un acto. Su odio total hacia Riko ayudó a calmar sus nervios. Los Ravens tenían poco que decir sobre los Foxes, pero eso fue probablemente porque estaban lidiando con las consecuencias de la abrupta transferencia de Jean. Jean era el atleta más buscado en las noticias de la NCAA en estos días, pero se negaba a anunciar su paradero actual conentrevista la prensa.deSuKevin, silencio hizo favores a los Ravens tan pronto después deo lahablar audaz lasnoespeculaciones y los rumores comenzaron a ponerse un poco salvajes. El lunes por la tarde, Wymack le dijo a su equipo que el último juego sería en Castle Evermore. No fue una noticia bienvenida, pero tampoco fue una sorpresa. Debido a que era el doble como la cancha de la selección nacional, el estadio de Edgar Allan era la mitad de grande que el de Palmetto State. Necesitaban todos los asientos que pudieran obtener. Wymack aún no creía que fuera lo suficientemente grande para un enfrentamiento como este, pero definitivamente no había espacio en Carolina del Sur para acomodar a la multitud que venía a ver el campeonato final. Al final del anuncio, Wymack pasó una pizarra. Edgar Allan iba a reservar una sección de —amigos y familiares—  justo detrás del banco de Away. Se les dieron dieciocho asientos para dividirse entre los nueve, y Wymack necesitaba una lista de nombres para poder reservar los asientos lo antes posible y empezar a trabajar en los arreglos de viaje desde el aeropuerto hasta Edgar Allan. Dieciocho no parecían muchos, pero los Foxes no podían llenarlos. Nadie en el grupo de Andrew necesitaba alguno, y Allison pasó la pizarra sin dudarlo. Renee necesitaba uno para su madre adoptiva y donó el segundo a Matt para que su padre pudiera traer a su amante actual. Dan fue la última, así que sabía cuántos asientos libres podía tomar. Varias de sus hermanas del escenario habían cambiado de su antiguo club a trabajos más tranquilos, pero era improbable que las pocas que todavía estaban allí pudieran tener un viernes por la noche libre. Esa noche Nicky y Aaron se presentaron a la práctica sin haber sido invitados. Neil

esperaba que Kevin los enviara a hacer las maletas con un discurso de too little, too late3, pero los puso a trabajar de inmediato. El miércoles, los estudiantes estudi antes de último año también 3 “too little, too late” es late” es una situación donde se está culpando a alguien por no hacer lo suficiente para evitar un problema y por tomar medidas solo después de que el problema se ha vuelto muy malo.

 

se unieron. Una semana y media no era tiempo suficiente para convertir a alguien en un experto en ejercicios y juegos de práctica contra los Ravens, pero Kevin hizo todo lo posible. Su actitud cáustica y el desprecio grosero sobre las habilidades de sus compañeros de equipo no le valieron ningún favor durante el día, pero en la noche los Foxes se sometían unajugaba determinación sombría. fue elseprimero darse cuenta de quecon Kevin zurdo porsilenciosa la noche,yya que fueMatt él quien colocó en su cara para bloquearlo. Tener un arma secreta contra los Ravens animó a sus espíritus. Traer a todos los Foxes le hizo más difícil a Neil acercarse a Andrew solo después, ya que era más que obvio que no se dirigían directamente a la cama. Vivir en la misma habitación hizo que fuera apenas más fácil atrapar a Andrew solo entre clases. clases . Los Foxes tenían prácticas tan largas que la mayoría de sus clases estaban ocupadas en los mismos bloques de tiempo. Hubiera sido completamente imposible si no fuera por la interferencia de Nicky. Nicky pasaba gran parte de su tiempo libre pasando el rato con el resto de los Foxes en sus habitaciones, y arrastraba a Kevin con él cada vez que podía. Obligó a Andrew a elegir entre Neil y su naturaleza controladora. Algunas veces Neil ganaba; otros días, el rencor de Andrew lo hacía cazar al díscolo par tan pronto como se daba cuenta de lo que estaba pasando. semana siguiente fue significativamente más difícillos de Foxes superar, parte porque la La última semana de clases. El viernes por la noche seenenfrentarían a era los Ravens en las finales de NCAA Exy; El lunes comenzarían las ffinales inales académicas. académicas. Tres de los maestros de Neil hicieron que las clases fueran opcionales, lo que les permitió a sus estudiantes presentarse para revisiones y practicar exámenes u optar por el autoaprendizaje en otro lugar. Neil intentó ir a su primera clase, pero se fue a la mitad. Tenía la intención de encontrar un asiento vacío en la biblioteca, pero de alguna manera terminó en la Foxhole Court. Wymack no pareció sorprendido de verlo, pero hizo que Neil jurara que no fallaría en ninguna clase antes de prestar los juegos de Neil para mirar. A la mañana siguiente, Neil ni siquiera intentó ir a la clase. Entre partidos, Neil corrió vueltas y ejercicios de suicidio. Corrió los pasos del estadio temprano en el día para que sus piernas pudieran recuperarse antes de la práctica de la tarde. Se obligó a ir más rápido, más rápido, más rápido y sabía que no sería de ayuda. Los Ravens fueron un rayo en la cancha; rara vez llevaban la pelota por más de unos pocos pasos porque habían perfeccionado el arte de pases imposibles. Destruyeron a los Foxes con sus trucos en octubre pasado. Kevin había pasado meses enseñando a Neil cómo jugar así, pero eso no significaba nada ahora. No importaba si Neil y Kevin podían anotar si su defensa no podía mantener la línea y controlar co ntrolar esa brecha de puntos. Cada partido que Neil veía condujo ese camino hasta que pensó que estaría enfermo. Aaron y Andrew cancelaron su sesión del miércoles con Dobson para venir a entrenar a tiempo, pero Kevin se saltó la práctica del jueves por la noche. No tenía ninguna explicación aparte de Tengo que encargarme de algo  y dejó a Neil a cargo. Decirles a

los demás qué hacer era tan terrible como Neil esperaba que fuera, pero Neil no tuvo tiempo de dudar. Tendrían un juego en dos días y Neil era la única persona que conocía todos los ejercicios de los Ravens. Guio a sus compañeros de equipo a través de ellos, sabiendo que no podían dominarlos en tan poco tiempo, pero necesitándoles saber a qué se enfrentaban el viernes. Hicieron muchas preguntas, pero no retrocedieron, retrocedie ron, y luego Dan murmuró en su oído muy bien hecho, capitán .

 

No abandonaron la cancha hasta después de la una, pero cuando llegaron a la residencia, los nervios de Neil anularon su cansancio. Permaneció en su escritorio mientras los otros se cambiaban para ir a la cama, mirando sus libros de texto sin realmente verlos. Pasó medio ciego por uno de sus cuadernos, y luego empujó todo a un lado. de Quería ir a correr, perodetambién que sucon cuerpo necesitaba descansar después las largas prácticas hoy. Se sabía conformaría pasear, pero no quería que los demás supieran que estaba ansioso. Sentía que la duda podría deshacer todo para lo que habían estado trabajando. Nicky regresó a la sala de estar. —Oye. ¿Estás bien? —Estoy bien —dijo Neil—. Sólo estoy pensando. Nicky no dijo nada, pero pasó un minuto antes de que se alejara. Neil tenía luz de la sala de estar encendida, así que Nicky cerró la puerta de la habitación. Neil permaneció quieto hasta que el dormitorio se convirtió en silencio, luego se sentó en su escritorio y miró a la pared. Permaneció allí tanto tiempo con sus pensamientos retorcidos que no podía creer que el cielo no se iluminara con el amanecer. Por fin, los pensamientos de Neil se redujeron a un lento avance y se levantó para dormir. Solo se colocó a unos pocos Kevin. pies de su escritorio antes de que la puerta de la suite se abriera y dejara entrar a Kevin apestaba tanto al alcohol que Neil podía olerlo a medio camino a través de la habitación, pero Neil Nei l olvidó el hedor en el segundo que vio el vendaje en la cara de Kevin. Era demasiado esperar e imposible de creer, pero Neil se congeló en seco y se quedó mirando. Kevin cerró la puerta y se tambaleó hacia atrás. Estuvo a punto de caerse, se preparó justo a tiempo y miró a Neil con ojos turbios. Eso era todo lo que Kevin podía manejar, al parecer, así que Neil fue hacia él. Kevin hizo un gesto flojo cerca de su costado. Neil levantó una esquina de la cinta y le quitó la gasa a Kevin. Se sintió un poco como caer y un poco como volar; El estómago de Neil tocó fondo por un segundo antes de que la adrenalina inundara sus venas. Kevin había usado un dos desde sus primeros días en la cruel atención de Moriyamas. Riko y Kevin usaron marcadores durante años, escribiendo sobre sus números cada vez que amenazaban con desvanecerse. Tan pronto como tuvieron la edad suficiente, cambiaron a una tinta más permanente. Ahora ese número se había ido, cubierto por la imagen negro azabache de una pieza de ajedrez. El conocimiento de Neil sobre el ajedrez era confuso en el mejor de los casos, pero sabía con certeza que no era un rey. —Lo hiciste —dijo Neil, demasiado aturdido para decir cualquier otra cosa. —Deja que Riko sea el Rey —dijo Kevin, con la enunciación exagerada de los minuciosamente desparramados—. Más codiciado, más protegido. Él sacrificará cada pieza que tenga para proteger su trono. Lo que sea. ¿Yo? —Kevin hizo un gesto de nuevo, con la intención de indicarlo, pero demasiado borracho para tener su mano más s er la pieza más mortal en el tablero. alta que su cintura—. Voy a ser

—Reina —dijo Andrew en algún lugar detrás de Neil. Neil no lo había escuchado salir de la cama, pero por supuesto el golpe de la puerta lo habría despertado. Un Andrew sobrio se despertaba tan fácil como Neil, tal vez más porque Andrew estaba acostumbrado a personas poco amistosas que entraban furtivamente en su habitación. Neil lo miró, pero Andrew estaba estudiando a Kevin. Andrew cruzó la habitación para

 

pararse al lado de Neil y tomar la barbilla de Kevin en su mano. Giró la cabeza de Kevin para inspeccionar la nueva tinta. —Él va a estar furioso. —A la mierda —dijo Kevin, deslizándose un poco más hacia la puerta —. A la mierda m ierda a todos. Son una de tiempo para estar enojado. Deberían tener miedo. nopérdida tiene furia —dijo Andrew. —El infierno Kevin le hizo un débil gesto a Neil, por lo que Neil volvió a colocar el vendaje sobre su piel hinchada y enrojecida. Neil dejó caer su mano hacia un lado y apretó los dedos en un puño para ocultar el temblor. Dudaba de que Kevin o Andrew lo notaran; estaban demasiado ocupados mirándose el uno al otro. Finalmente, Andrew sonrió, lento y frío. Era la primera vez que sonreía desde que había salido de sus drogas, y Neil no pudo evitar mirarlo. —Ahora se está poniendo divertido —dijo Andrew. —Finalmente —dijo Kevin, a partes iguales de agotamiento y exasperación. Los dos tuvieron que llevar a Kevin a la habitación. Neil no sabía cómo Kevin iba a subir la escalera de su loft, pero de alguna manera se las arregló. Estaba dormido casi tan pronto como su cabeza golpeó la almohada. Neil se sintió completamente recargado mientras de Kevin. Estabahaber inestable de pie, demasiado para quedarsemiraba quieto.laLalitera oscuridad debería ocultado la ruina en la zumbado que se había convertido, pero Andrew no fue engañado. Él golpeó el hombro de Neil en su camino de regreso fuera de la habitación. Neil apartó su mirada de la forma inconsciente de Kevin y la siguió. Andrew lo empujó contra la pared con manos m anos pesadas y besos duros. —Drogadicto. —He estado esperando eso desde junio —dijo Neil—. Has estado esperando más tiempo. Andrew no se molestó en negarlo. Ya casi había amanecido cuando finalmente se acostaron, pero Neil pudo recuperar las horas en el viaje en autobús hacia el norte. Se escondió bajo sus mantas y soñó con que Evermore cayera en su cabeza. *** Faltando una hora para el juego, el estacionamiento en el campus de Edgar Allan estaba lleno. Los terrenos del estadio estaban llenos de fanáticos vestidos de negro. Explosiones de flashes incoherentes de cámara y cuerpos fuertes en trajes marcaron la llegada de celebridades de renombre. En todas partes, Neil parecía haber visto policías, y toda una sección estaba acordonad acordonadaa para furgonetas de noticias. Neil miró a sus compañeros de equipo. Nicky tamborileó con los dedos sobre sus caderas mientras lo asimilaba todo. Aaron estaba hombro con hombro con Katelyn, con los nudillos blancos por lo apretado que estaba sosteniendo sost eniendo su mano. Andrew no parecía

impresionado por el manicomio en el que habían entrado, pero su mirada tranquila siguió a la multitud en busca de amenazas. Renee estaba jugueteando con su collar de cruz, su mirada distante mientras rezaba. Dan y Matt estaban cogidos del brazo detrás de ella, dos pilares de fuerza listos para una pelea. El golpeteo rápido del tacón de Allison contra el asfalto la apartó de su inquietud, pero tenía una mirada despectiva.

 

Por parte de Neil, Kevin era intocable. Kevin había mostrado su nuevo tatuaje tan pronto como subieron al autobús. La celebración del equipo hizo que a Neil le costara dormir, pero no podía envidiarles su emoción. Wymack no había reaccionado con más que una sonrisa rápida y apretada, lo que significaba que lo había sabido antes que cualquieray se de preguntó ellos. Neil pensó enreclutó los tatuajes de llamas en los brazos de Wymack si Wymack a su propio artista tribales para el trabajo. Al menos explicaría cómo Kevin regresó a la residencia la noche anterior cuando apenas podía caminar. Neil no sabía cuál fue la última gota que rebosó el vaso para Kevin, pero aparentemente el espectáculo de la noche anterior no había nacido de la grandeza del borracho. Kevin se había comprometido; No había vuelta atrás. Se enfrentó al Castillo Evermore ahora como si fuera una parada más sin valor en su camino a la gloria. Neil no sabía si esa determinación era genuina o pura fuerza de voluntad, del mismo modo que no sabía cuánto de ese desdén era un frente para que la prensa lo entendiera. Neil tenía la sensación de que el desafío de Kevin era al menos nueve décimas de verdad, y eso era suficiente para mantener los nervios de Neil a raya. Dos mujeres recogieron el escuadrón Vixen. Cuatro guardias de seguridad escoltaron a Foxes autobús hasta estadio, mientras otroslaseis lo los largo de ladesde corta el ruta. Fue un pocoelexcesivo, tal vez, pero juntamontaban de Edgarguardia Allan noa estaba arriesgándose. Las cámaras parpadeaban cuando los Foxes pasaban, y era solo cuestión de tiempo antes de que alguien se diera cuenta de que la tinta de Kevin había cambiado. Un grito de incredulidad incred ulidad llamó toda la atención a la cara de Kevin, y de repente diez guardias parecían completamente insuficientes. Hubo un coro de abucheos por todos lados mientras la noticia se extendía entre la multitud, pero rompiendo esa desaprobación desaprobaci ón viciosa hubo unos pocos gritos dispersos de ¡Reina! Kevin aguantó todo con una expresión altiva encerrada en su lugar. Era la primera vez que Neil estaba en el vestuario de Evermore's Away. Kevin los había advertido sobre el viaje, pero las palabras no podían evitar que Neil sintiera que había entrado en una tumba. Era dos veces más grande que el vestuario de los Foxes, pero parecía cien veces más pequeño. Las paredes estaban desprovistas de cualquier decoración y todo estaba completamente negro desde el piso hasta el techo. Les costó un precio inmediato a los Foxes y se dispersaron lo más rápido que pudieron, arrojando bolsas de color naranja en cada rincón de la habitación para tratar de romper la aplastante ilusión. —Edgar Allan extiende su bienvenida a los oponentes de esta noche —dijo uno de los guardias cuando el equipo dejó de moverse —. Los asientos del estadio se han agotado, al igual que las torres. Los funcionarios estatales y escolares están en el norte, el tribunal en el sur y el ERC en el oeste. Recibimos a doce represent representantes antes de las principales ligas y seis de equipos profesionales. No se acercarán a ninguno de ellos a menos que un miembro de mi personal los invite a hacerlo.

Esperó un momento para asegurarse de que entendieran —. Pueden usar libremente el ring interior durante la siguiente media hora, momento en el que los Ravens llegarán por el lado de la Casa y estarán restringidos a su mitad del estadio. ¿Tienen alguna pregunta? Nicky levantó su mano. —Sí. ¿Quién está en la torre este?

 

—Este está reservado para huéspedes de Moriyama y clientes de negocios —dijo Kevin. El guardia asintió con confirmación, buscó otras preguntas y se fue. —Bueno —dijo Dan cuando la puerta se cerró detrás de él  él   —esto es lo que hemos

estado esperando. —Hagámoslo —dijo Matt. Dejaron su equipo y entraron al ring interior. Afuera, parecía que no había nadie en el lado de los Foxes, pero las tribunas estaban divididas por pequeños grupos de estudiantes y fanáticos en todos los tonos de naranja. Los Foxes saludaron con la mano a todos los rostros amistosos que podían ver, ganando aplausos animados y entusiastas choques de puño. Los fanáticos de Raven fueron rápidos en tomar represalias, poniéndose de pie y rugiendo abucheos desde la parte superior de sus pulmones. A la mitad de cada sección había un fan vestido con rayas rojas y negras, y uno tras otro levantaron una mano en el aire. El más cercano aún estaba demasiado lejos para que Neil pudiera ver claramente lo que sostenía, pero pensó que parecía el timbre de una bicicleta. No tenía sentido hasta cinco segundos después, cuando toda la sección, piso a vigas, saltó como c omo una sola. Cuando aterrizaro aterrizaron, n, la siguiente sección saltó, y la ola atronadora rodeóque el estadio. Erafanáticos una cacofonía ensordecedora y más inquietante de lo que Neil quería fuera. Los de rayas levantaron sus brazos nuevamente cuando la ola regresó a ellos y señaló una segunda vuelta. —Je Jesucristo sucristo —dijo Nicky, apenas audible a pesar de que estaba detrás de Neil —. No creo que pueda… ¡Erik! Nicky corrió alrededor de Neil y corrió hacia las gradas. La primera fila estaba vacía, con un guardia de seguridad de pie en cada extremo, pero un hombre acababa de aparecer para presentar su boleto. Cómo escuchó Erik Klose a Nicky por el ruido de las gradas, Neil no lo sabía, pero se apartó inmediatamente del guardia y se inclinó sobre la barandilla de seguridad para darle un abrazo feroz a Nicky. Nicky se aferró a él como si hubieran pasado años desde la última vez que estuvieron en la misma habitación, ajenos o completamente indiferentes indiferente s a las miradas m iradas que estaba atrayendo. El resto de los invitados de los Foxes se presentaron solo un par de segundos más tarde, ya que Wymack había arreglado una van desde el aeropuerto para ellos. Wymack despidió a su equipo, sabiendo lo mal que necesitaban caras amigas en este momento. Allison no había traído a nadie, pero siguió a los estudiantes de último año a las gradas. Aaron se dirigió hacia las Vixens para hablar con Katelyn. Neil se quedó con Andrew y Kevin y simplemente miró. Cuatro de las hermanas de Dan vinieron. Llevaban vestidos de verano blancos que habían alterado, por lo que tres deletrearon FOX. El cuarto lucía una pata de zorro que ya empezaba a perder una almohadilla de pie. Prácticamente aplastaron a Dan, sofocándola con un abrazo grupal antes de adularla. Fueron igual de rápidas para

abrazar a Allison, y la familiaridad en sus sonrisas fáciles decía que la habían visto al menos una vez antes. Stephanie Walker el próximo asiento, y se Renee para estaba siempre. Los padres de Matt teníantenía los asientos al lado de ella. Laaferró trenzaade su madre teñida de naranja y ella llevaba un mono igualmente brillante. Matt había hablado de su madre lo suficiente como para que Neil supiera cuánto la adoraba Matt. De alguna manera,

 

todavía estaba sorprendido de cuán descaradamente ese amor había sido devuelto. Había un orgullo feroz en la sonrisa de Randy Boyd que le recordó a Dan, y ella jugaba con las púas en las que se había peinado. El padre de Matt era un poco más reservado, pero sonrió cuando le dio una palmada en el hombro a Matt en saludo. La mujer que él había traído como su invitado parecía apenas mayor que Matt, y ni ella ni Matt se reconocieron. Betsy Dobson fue la última en entrar. Andrew no le había guardado una entrada, así que Neil asumió que Wymack y Abby la habían invitado. Andrew no pareció en absoluto sorprendido de verla, pero se acercó a ella tan pronto como ella se instaló. Ella sonrió ante su acercamiento acercami ento e hizo un gesto a su alrededor. Neil no podía oírla ent entre re la multitud, pero supuso que estaba haciendo sus habituales observaciones redundantes. Neil miró hacia otro lado antes de que ella lo atrapara mirando mirando y volvió su atención a la multitud. —Ustedes dos podrían al menos decir hola —dijo Wymack, algo ofendido ofendido.. —No tiene sentido —dijo Kevin—. Todo lo que son es una distracción. —Se llama una red de apoyo. Búscalo. —Thea está mirando desde el sur esta noche —dijo Kevin, mirando a la caja VIP elevada. Estaba demasiado lejos y demasiado alto para que Neil pudiera distinguir las caras, pero ya habíaallí una pequeña reunida en las paredes ventanas. que la Court estaba para verlos multitud jugar envió un escalofrío por las con venas de Neil. Saber Kevin juegos . arrastró su mirada hacia la cara de Wymack y dijo  dijo —y mi padre viene a todos mis juegos. Es suficiente. En el otro lado de Wymack, la mirada de Abby se suavizó. La mandíbula de Wymack trabajó por un momento antes de que pudiera decir en un tono uniforme: —Tu madre estaría orgullosa de ti. —No solo de mí —dijo Kevin en un extraño episodio de humanidad. Se estaba volviendo demasiado personal, o tal vez ese agudo pico de incomodidad en el pecho de Neil era un ataque de soledad y pérdida. Neil los dejó el uno al otro y fue a unirse a sus compañero compañeross de equipo. El apretón de manos de E Erik rik era firme y su sonrisa amplia. Neil mezcló a las hermanas casi inmediatamente después de sus presentaciones alegres. La paciente sonrisa de Stephanie fue tan desconcertante como lo había sido el comportamiento pacífico de Renee, y Neil estaba seguro de que Randy le arrancó un par de órganos vitales con lo duro que lo abrazó. El padre de Matt saltó con un simple hola  para decirle a Neil acerca de un cirujano plástico que conocía, si Neil quería que alguien le limpiara un poco la cara. —Papá —dijo Matt, horrorizado—. ¿Qué mierda? —Neil Josten —dijo un guardia de seguridad  seguridad —un Stuart Hartford está aquí para verte. Neil siguió al guardia hasta la mitad del ring interior. Una pared separaba el ring interior de las gradas, y Stuart esperaba al otro lado con los brazos cruzados sobre la parte superior. Descartó al guardia con un simple gesto de asentimiento y dirigió una mirada pensativa hacia su sobrino perdido hace mucho.

—Pensé que ya estarías de vuelta en Inglaterra —dijo Neil. —He estado yendo y viniendo —dijo Stuart—. Hubiera venido por ti antes, pero él nos

que no que tomara unaesperó decisión . Neil no asintiera tuvo que preguntar adijoquién se interfiriéramos refería Stuarthasta por — él— . Stuart a— que Neil antes de continuar —. La muerte de tu padre dejó un vacío que no es fácil de llenar. El pequeño  jefe está limpiando la casa y reduciendo las pérdid pérdidas as donde puede, llevándose gente ddee

 

California a Carolina del Sur. Policías, doctores, espías, no importa. Si existe la posibilidad de que sean una carga para su nueva regla, están muertos. Cosas interesantes, la remodelación de un imperio. Sangriento, también. —¿Había gente en Carolina del Sur? —Preguntó Neil. Tan pronto como lo dijo, su corazón dio un vuelco—. Espera, ¿doctores? ¿Médicos o psiquiatras? ¿Tienes nombres? —Me mantengo al margen de los detalles a menos que pertenezcan a mí —dijo Stuart—. ¿Alguien en particular que estás buscando? —Un psiquiatra en Columbia, Proust. Trabajó en Easthaven, se dejó comprar y lo utilizó el hermano equivocado. Le dije…  al pequeño jefe —dijo Neil después de un momento de vacilación sobre él. —Lo investigaré —dijo Stuart. Lanzó una mirada casual y dijo — Sabes que todavía te están mirando, ¿verdad? Están esperando que te tropieces, esperando a ver si alguien es lo suficientemente estúpido como para tomar un bocado. Cebo y espía en uno. Sé inteligente, ¿sí? Tú te metiste en esto, lo que significa que no puedo protegerte si las cosas se van de nuevo hacia los lados. —Tendré cuidado —dijo Neil—. Gracias. —Mentón —dijo Stuart, enderezándose—. Mira hacia adelante. El pequeño jefe está aquí esta noche. No lo hagas arrepentirse de invertir en ti. Neil no fue tan estúpido como para mirar la torre Este. Él solo asintió y vio a Stuart desaparecer entre la multitud. Volvió corriendo a Wymack y decidió que era mejor no decirle a Kevin quién estaba presente esta noche. Wymack le dio a su equipo un minuto más para socializar, luego los llevó a los vestidores. Se cambiaron lo más rápido que pudieron, los ánimos restaurados por el entusiasmo de sus invitados, y corrieron vueltas en el ring interior hasta que aparecieron los Ravens. Neil pensó que la multitud era ruidosa antes, pero la bienvenida que le dieron a su equipo local hizo que le zumbaran los oídos. Los Foxes se retiraron al vestuario para estirarse y salvar sus tímpanos. Se tomaron su tiempo para ponerse el resto del equipo y volvieron a encontrarse en la sala principal. Wymack les dio un minuto para respirar antes de enviarlos al ring interior una vez más. Los árbitros de esta noche se dividieron entre Home y Away y estaban esperando junto a las puertas de la cancha para dejar entrar a los equipos. Los Ravens eran una corriente interminable de negro cuando entraron desde el lado opuesto, y Neil trató de no mirar. Los calentamientos nunca se habían sentido tan cortos; cortos ; un minuto Neil estaba ocupando su lugar y al siguient siguiente e estaban siendo llamados para la presentación antes del partido. La banda itinerante de Palmetto State, Orange Notes, había encontrado sus lugares en algún momento, y ellos tocaron la canción de la pelea con orgullo descarado tan pronto como el locutor terminó de leer en el roster de los Fox. El locutor esperó a que la última nota se desvaneciera antes de pasar a la alineación de los Ravens. La canción de pelea de Edgar Allan sonaba tan maliciosa como siempre, y la batería continuó en un

ritmo pesado mucho después de que el resto de la banda quedó en silencio. La multitud avanzó a trompicones hasta que todo el estadio pareció ser una misa retorciéndose y enojada. no sabía si eran las reverberaci reverberaciones ones de su locura o su pulso caótico lo que lo estaba Neil ahogando. Dan se encontró con Riko en la cancha para lanzar una moneda y ganó el primer saque de los Foxes. La multitud continuaba como si pensaran ir toda la noche. Wymack

 

tuvo unos minutos antes de comenzar las alineaciones necesarias en la cancha, por lo que acercó a su pequeño equipo lo suficiente como para poder escucharlo. —Apesto en este asunto de la charla, pero Abby me amenazó con una muerte espantosa si no hacía algún tipo de esfuerzo esta noche. Esto es lo que se me ocurrió después de ytormenta de ¿Trato? ideas. Aún no lo he ensayado, así que tendrás que fingir quede esuna algohora pulido alentador. Los miró, atrapando y sosteniendo los ojos de cada jugador por un momento. —Quiero que cierres los ojos y pienses por qué estás aquí esta noche. No me digas 'venganza' porque ya la has obtenido solo por estar aquí esta noche. —Ya no se trata de Riko —dijo Wymack—. Esto no se trata de los Ravens. Esto es sobre ustedes. Esto es todo lo que los llevó a llegar a este punto, todo lo que les costó, y todos los que se rieron cuando se atrevieron a soñar con algo grande y brillante. Están aquí esta noche porque se negaron a rendirse y se negaron a ceder. Están aquí donde todos dijeron que nunca estarían, y nadie puede decir que no se han ganado el derecho de jugar este juego. —Todos los ojos están puestos en ustedes —Es hora de mostrarles de qué están hechos. No hay lugar a dudas, no hay espacio espa cio para segundas conjeturas, conjetur as, no hay margen de error. Esta es su noche. Este es su juego. Este es su momento. Aprovechen Aprovechen todo lo que tienen. Saquen todas las paradas y pongan todo en la línea. Luchen porque no saben cómo morir en silencio. silenc io. Ganen porque no saben cómo perder. Este rey gobernó el tiempo suficiente, es hora de derribar su castillo. Una campana de advertencia sonó por encima. encima. Wymack les palmeó las manos y dijo: —¡Vamos! —¡Foxes! —Rugieron en respuesta, y la formación inicial se dirigió hacia la puerta. Los Ravens primero tomaron la cancha y se acomodaron en sus lugares. Riko fue el primero en gritar, así que Neil asumió que jugaría este juego como lo hizo en el último: aparecer en la cancha durante el primer y cuarto cuartos del juego. Kevin fue el primero en llamar a los Foxes, pero Neil estaba muy cerca de él. Se dirigieron a los puntos de inicio de los delanteros en la línea de medio campo. Neil mantuvo sus ojos en Riko, sabiendo que Riko ya debería haber oído sobre el tatuaje de Kevin. Él estaba en lo correcto; Neil estaba todavía a seis metros de distancia cuando vio la ira helada en la cara de Riko. Riko no habló hasta que Kevin y Neil se quedaron quietos, y luego dejó escapar un montón de vicioso japonés. Kevin lo ignoró hasta que Riko dijo algo má más, s, luego deslizó una fría mirada hacia Riko y respondió. Neil no sabía lo que decía, pero Riko giró sus manos enguantadas alrededor de su bastón como si se estuviera imaginando rompiendo el cuello de Kevin. Molestar a Riko justo antes de un partido tan importante era tan estúpido como estimulante. Neil ya no podía escuchar a la multitud a través de la sangre que corría por sus oídos. Miró el reloj cuando el último Fox se quedó quieto y observó hasta que pasaron la

marca de los diez segundos. Echó un vistazo más allá del otro delantero hacia el crupier y su primera marca, marc a, contando en reversa en su cabeza. A las dos vio al portero, e imaginó el gol floreciendo de rojode conla un punto de los Foxes. A la una sonó el timbre, y Dan disparó el primer servicio noche. Habían pasado casi siete meses desde que los Foxes y los Ravens se enfrentaron por última vez en la cancha, y no les tomó mucho tiempo a los Ravens darse cuenta de que

 

se enfrentaban a un equipo completamente diferente. El otoño pasado, los Foxes escribieron el juego como una pérdida segura antes de que incluso pisasen la cancha. Habían jugado contra los Ravens porque tenían que hacerlo, pero lo miraron más allá de la esperanza de los campeonatos de primavera. Esta noche, animados por la determinación medio tenido borrachos por el la año. desesperación, los Foxes tuvieron el comienzo más fuerte queyhabían en todo Los Foxes eran feroces, pero los Ravens estaban enojados. Neil podía sentirlo como veneno en la cancha, una mala vibra que hacía que cada instinto de supervivencia siseara. El hazmerreír hazm erreír de la NCAA no debería haber llegado tan lejos ni haberles costado tanto. Perdieron a Jean, sufrieron una investigación interna exhaustiva y aguantaron el violento dolor de Riko a raíz de la muerte de su padre. El ataque de sus fanáticos contra Palmetto State y las veladas acusaciones de Kevin les habían causado mucha presión. Hubo rumores de que Edgar Allan quería quer ía cerrar el Nido y reintegrar al equipo equip o con el resto del campus por su propia seguridad psicológica. Ahora Kevin apareció en la cancha con una mueca y un nuevo tatuaje, y los Foxes se apresuraron como si no dudaran que ganarían. Los Foxes no eran el mismo equipo, pero tampoco lo eran los Ravens. No se habían tomado a los Foxes en serio el otoño pasado. Ahora tenían que hacerlo, y no hicieron ningún puñetazo. El juego no comenzó violento, pero no tardó en llegar allí. Los cuerpos se estrellaron contra los muros de la cancha y el piso; los palos se agrietaron juntos y apenas echaron de menos las miradas de los jerseys y los cascos. El traquete traqueteoo y el deslizamient deslizamientoo de las raquetas deslizándose contra el suelo, con fuerza fuera de las manos enguantadas, resonaron en los oídos de Neil mientras se empujaba más rápido. La defensa y los traficantes de Foxes lucharon con uñas y dientes para proteger su portería y despejar el balón, pero las buenas intenciones y la fuerza no podían durar mucho. Los defensas simplemente no fueron lo suficientemente rápidos para competir. Renee le dio todo lo que tenía detrás de ellos, pero Riko y Engle hicieron estallar sus bolas en rápida sucesión. Cada vez que la portería se iluminaba de rojo para los Ravens, Neil se estremecían. Eran un lío agotado y ansioso cuando fueron despedidos para el descanso de medio tiempo. Nicky apenas llegó al vestuario antes de que empezara a agitarse. Abby lo dejó a un lado y comenzó a darle bebidas. Renee estaba de pie con los labios blancos y tensos en el centro de la habitación. Estaban sentados siete y tres, y los Ravens saldrían con una nueva formación cuando sonara la campana. No hubo un regreso seguro como lo habían hecho contra los Trojans. El único camino que seguir fue hacia abajo. Renee abrió la boca, pero no pudo hablar. Neil asumió por la culpa en sus ojos que estaba tratando de disculparse. Nunca la había visto tan decepcionada, pero nunca habían montado tanto en un solo juego. Renee cerró la boca, se aclaró la garganta y volvió a intentarlo. Lo que salió no fue Lo siento sino un silencioso, ¿Estás seguro? 

Neil no entendió, pero Andrew dijo: —Sí. —dijo Renee —De de acuerdo . Disculpa. Salió la habitación y una— puerta se cerró detrás de ella mientras desaparecía en el vestuario de las mujeres. Dan parecía lista para ir tras ella, pero Wymack negó con la cabeza y le hizo un gesto para que siguiera estirándose.

 

—Déjala en paz —dijo Wymack, sometido—. Ella no quería jugar gol esta noche después de cómo fue el juego de USC. La convencimos —dijo nosotros, pero echó un vistazo a Andrew al escuchar eso—. Andrew dijo que podría controlar el puntaje si le mostraba cómo jugaban. —Deberías dejado bajar —dijo Aaron—. Habría sido más útil como cuarta respaldo. No eshaberla una buena brecha. —¿De quién es la culpa? —Preguntó Kevin. Aaron y Matt se erizaron, pero se mantuvieron en silencio. Nicky respiró temblorosamente y dijo: —¿Cómo se supone que debemos detenerlos si no llevan la pelota? —Tienes que llevarlos de regreso —insistió Kevin—. Manténgalos más allá de la cuarta línea de la cancha para que no puedan tomar esos tiros rápidos. Oblígales a disparar más lejos y Andrew tendrá una mejor oportunida oportunidad d de desviarlos. —Gran plan —dijo Aaron con fuerte sarcasmo  sarcasmo   —excepto que son casi tan rápidos como tu mini—yo. No puedo presionarlos si no podemos mantener el ritmo de ellos. —Encuentra una manera —insistió Kevin, y eso fue todo. El descanso de quince minutos había terminado demasiado pronto. Renee se reunió

con ellos mientras regresaban a la cancha. Dan le dio un abrazo rápido, pero no dijo nada, sabiendo que ni siquiera el aliento y la comodidad serían apropiados en este momento. Las cámaras estaban esperando junto a la puerta de la pista para el once inicial de los Foxes, así que Neil siguió a Kevin. Kevin permaneci permanecióó tranquilo y en sil silencio encio hasta que un árbitro les abrió la puerta. Antes de pisar, Kevin golpeó la culata de la raqueta contra el suelo y le pasó la vara a la otra mano. Avanzó a zancadas hasta la mitad de la cancha con la cabeza en alto y usando su mano izquierda, y la multitud enloqueció. Neil no era el único que había olvidado cómo era Kevin en su mejor momento. Los Ravens habían despedido a Kevin cuando se rompió la mano y luego aprendió su estilo diestro cuando se dieron cuenta de que volverían a enfrentarlo. Incluso si hubieran sabido que esto venía, no estarían listos, porque Kevin ya no tenía miedo de mostrarle a Riko. Aprovechó las debilidades de sus ex compañeros de equipo cada vez que pudo y, sin Jean a su alrededor, usó el francés para llamar a Neil a través de la cancha. Kevin anotó apenas tres minutos en la segunda mitad, y cinco minutos más tarde lo hizo de nuevo. Los Ravens se unieron como Kevin y Neil sabía que lo harían, y el juego se convirtió en una pelea feroz. Una y otra vez golpearon a Matt y Aaron para disparar a la portería; una y otra vez Andrew bloqueó sus disparos. Andrew rara vez llamaba a la defensa, tal vez comprendiendo comprendiend o que estaban a medio camino de huir, quizás demasiado concentrado concentrad o en los atacantes de Raven como para distraerse con sus propios defensas. Neil nunca lo había visto jugar así, tan intenso, rápido y determinado, pero Andrew tenía promesas de mantener y un objetivo para defender.

Con diecisiete minutos de desventaja, el marcador fue ocho y seis, y los Ravens finalmente perdieron los estribos. Reacher reaccionó al tercer objetivo de Kevin golpeándolo. No se detuvo conequipos un solofueron golpe,más sino rápidos que lo siguió cazando. Los abrieron las puertas, pero los para converger en laárbitros lucha. Los únicos que no se unieron a la refriega fueron los porteros, que se pararon en las líneas marcando sus límites y observaron. Se necesitaron los seis árbitros para romper

 

la lucha. Reacher fue expulsado de la cancha con una tarjeta roja, y Kevin y Matt recibieron amarillas. Kevin anotó en el tiro sucio, y eso no hizo nada para mejorar el estado de ánimo. En lugar de perseguir a Kevin nuevamente, los Ravens volvieron la vista hacia los defensas yloshacia Andrew. Matta ycada Aaron estaban tropezando lo Matt normal, ya que sus marcas hacían tropezar momento. La irritación más hizode que y Aaron retrocedieran un poco más y Neil supo que no pasaría mucho tiempo hasta que uno de ellos perdiera los estribos. Por ahora, Allison era la voz de su furia, gritando amenazas e insultos a cada Raven en la cancha. La siguiente vez que Jenkins rodeó a Aaron, disparó el balón para rebotar antes de la meta. Era obvio que Andrew llegaría primero, pero Williams fue detrás de todos modos. Cuando Andrew despejó el balón, Williams debería haberse desviado del rumbo y haber girado hacia atrás para reagruparse. En cambio, Williams se estrelló a toda velocidad contra Andrew y lo aplastó contra contr a la pared. La portería se volvió roja cuando los sensores incorporados confundieron su peso como un punto. La multitud afuera se sorprendió con un silencio temporal; Invasión de un portero fue una de las peores ofensas en el juego. Para cuando recobraron el juicio lo suficiente para rugir, Andrew ya había alejado a Williams de él. Dio un paso atrás alejándose de la pared y se detuvo. La armadura de los arqueros tenía como objetivo protegerlos de las pelotas de alta velocidad, no de las raquetas y los cuerpos. Andrew había perdido el aliento. Neil cerró el espacio entre ellos como si no fuera nada. No recordaba haber dejado caer su raqueta, pero de repente tenía ambas manos libres. Los plantó contra los omóplatos de Williams y los empujó tan fuerte como pudo para hacerlo caer. Jenkins arremetió salvajemente contra su compañero de equipo, pero no pudo detener su caída, y Williams se golpeó las rodillas con fuerza. Matt arrastró a Neil antes de que pudiera ir tras él de nuevo. —¡Fácil! —Dijo Matt, porque los lívidos árbitros ya estaban a medio camino de ellos — . No se puede cardar, ¿de acuerdo? No podemos reemplazarte. Soy el defensa —insistió cuando Neil abrió la boca —. Es mi trabajo defender la portería, ¿de acuerdo? Neil no recibió una tarjeta por su empujón antideportivo, pero uno de los árbitros le lanzó una advertencia. Neil miró hacia atrás en un silencio funesto. Matt empujó a Neil detrás de él antes de que Neil fuera cardado de actitud y se disculpó en su lugar. Neil se volvió para mirar a Andrew. Andrew devolvió la mirada intencionada de Neil con una mirada aburrida, luego miró más allá de Neil al barullo que rodeaba a Williams. Los Ravens estaban recibiendo otra tarjeta roja, pero no parecía una victoria. Tetsuji estaba aprovechando la tarjeta para superar a sus jugadores. El único Raven que hizo una segunda se gunda aparición en la cancha esta noche fue Riko. Rik o. Los otros dos candidatos eran nuevos, nuev os, otro delantero para equilibrar a Riko y un ofensivo que Neil recordó del juego de octubre pasado. Los Ravens intentaron abrir de par en par la defensa de los Foxes, y en este punto no requeriría mucho trabajo. Estaban casi a la

mitad de la segunda mitad. A pesar de que los Foxes fueron construidos para el largo plazo, se estaban quedando rápidamente sin vapor. Les costó demasiado enfrentarse a un — equipo como este. No son lo suficientemente rápidos —dijo Andrew. Debía referirse a su línea de defensa, por lo que Neil dijo: —Lo sé.

 

—¿Estás cansado? —Preguntó Andrew. No era preocupación, Neil lo sabía, pero eso no lo convertía en una pregunta menos confusa. Esta noche no había recibido la pelota con la suficiente frecuencia para estar cansado, pero no podía decir eso con Matt a dos pies de distancia de él. — Entoncesno. tomaré mi turno. Matt —dijo Andrew, y Matt se volvió hacia ellos de —Todavía inmediato. Andrew levantó un dedo de su raqueta para señalar a Neil—. Sustituiremo Sustituiremoss a Dan por Neil y Neil por ti. Matt lo miró. —¿Qué haremos qué? —Estás cojeando —respondió Andrew. Neil ni siquiera se dio cuenta, demasiado concentrado en la pelota y los Ravens. Lanzó una mirada de asombro a los pies de Matt como si de alguna manera pudiera ver la fuente del dolor de Matt —. No me sirves en este momento. Haz que Abby ponga un freno a eso. Mientras tanto, Neil puede contenerlos. Habían dicho toda la noche que la velocidad era la debilidad fatal en su línea de defensa. Neil fue el jugador más rápido en Clase I Exy, pero cómo Andrew pensó que

esta era una solución factible, Neil no lo sabía. Neil quería señalar todas las razones por las cuales esta era una mala idea, pero no tenía derecho a rechazar a Andrew. —Empecé este juego como un defensa, ¿recuerdas? —Neil le dijo a Matt —. Los Ravens me enfrentaron a Riko cuando me quedé con ellos en diciembre. Sé cómo se mueve. Dos semanas de práctica no te preparan para enfrentar al mejor delantero del  juego. —Kevin es el mejor delantero —le corrigió Neil  Neil  —y no tengo por qué ser el mejor defensa para contrarrestar a Riko. Solo tengo que ser más rápido que él. Ambos sabemos que lo soy. Créeme. Puedo mantenerlo alejado de Andrew mientras descansa. —El entrenador nunca lo hará —dijo Matt. —Dile que tiene que hacerlo —dijo Andrew, como si fuera así de simple. Quizás fue la convicción de Andrew lo que convenció a Matt. A Andrew nunca le había importado ni un centavo el juego y solo lo probaba honestamente en ráfagas dispersas. Que se preocupara lo suficiente como para discutir ahora era inesperado y sin precedentes. Todavía había dudas y argumentos en la expresión preocupada de Matt, pero Matt se alejó sin decir una palabra más. Mientras se dirigía a la puerta, Neil finalmente vio la cojera en su paso. Matt ya no necesitaba poner un frente invencible, por lo que dejó de tratar de ocultar lo mucho que le dolía. Matt se detuvo en la entrada para discutir con Wymack y Abby. Quizás invocar el nombre de Andrew fue el truco, o tal vez Wymack estaba lo suficientemente desespe desesperado rado como para intentar cualquier cosa en este momento. De cualquier forma, Dan salió a la cancha un par de segundos más tarde. Allison comenzó a mirarla, asumiendo que la estaban intercambiando. Dan pidió que ella ocupara su lugar y tomó el lugar de inicio de

un delantero por un gol de falta. —Estás loco —le dijo Neil a Andrew en voz baja. —dijo — Esto no con es noticia paray nadie Neil negó la cabeza se movió a su sAndrew. u nuevo lugar al lado de Riko. Riko miró a Dan, a Andrew y luego otra vez. Le tomó solo un segundo para armarlo todo, y la sonrisa de Riko fue fría.

 

Tal vez tenía derecho a sentirse satisfecho. satisfec ho. No importaba que Neil hubiera comenzado este juego como un defensa. Había estado medio alejado de la cancha durante la mitad de su vida y había pasado los últimos dos años perfeccionando sus habilidades como delantero. Riko había visto por sí mismo durante las vacaciones de Navidad cómo era la práctica miserable Neilque estaba defensiva. Lo quey el Riko olvidó fue Neil anolahabía pisado la pista de Raven hasta que Tetsuji lo golpeó y dejó inconsciente. La salud de Neil había empeorado a partir de allí gracias al constante abuso de Riko. Esta noche Neil estaba en forma perfecta, y estaba furioso con los Ravens por herir a sus Foxes. Andrew golpeó la pelota en la cancha y comenzó la lucha hasta la última campanada. Neil persiguió a Riko a cada paso del camino, usando su bastón y su cuerpo para arruinar los disparos de Riko y alejarlo de Andrew. Se peleaban mutuamente por la cancha, agachándose y lanzándose, esquivando y lanzándose, casi tropezándose entre sí en todo momento. Riko usó cada truco que tuvo para esquivar a Neil, pero no pudo superar a Neil por mucho tiempo. Minutos estirados sin un tiro claro a la meta. Riko gruñó algo odioso a Neil mientras Andrew sacaba su última oportunidad. Neil se rió de él, sabiendo que solo lo enfurecería aún más. La impaciencia y la furia de Riko eran combustible, lo que le daba velocidad a Neil y le hacía olvidar la creciente quemadura en sus muslos y pantorrillas. Algo en su hombro saltó y se entumeció un poco cuando él y Riko cayeron al suelo por enésima vez. Como no le dolió, Neil no se detuvo a preocuparse por eso. Él estaba parado y tras la pelota antes de que Riko lo estuviera, y se lo pasó a Allison. Allison se lo dio a Kevin, Kevin a Dan, Dan a Kevin y Kevin anotó. Justo como estaban empatados, ocho y ocho. Nadie anotó durante diez minutos más, y no por falta de intentos. Finalmente, Berger rodeó a Aaron para un tiro rápido a la portería. Andrew no fue lo suficientemente rápido, y golpeó su raqueta contra la pared cuando la portería se volvió roja. La irritación de Andrew fue tan inspiradora como la de Riko, pero Neil no pudo contener la defensa solo y Aaron había ido tan lejos como pudo. La siguiente vez que los Ravens cometieron una falta sobre los Foxes y los Foxes obtuvieron posesión, posesión, Wymack envió a Nicky y a Matt. Neil esperaba que lo sacaran, pero Nicky cambió posiciones con Allison exhausta y Matt se hizo cargo car go de Aaron. La sonrisa que Matt le disparó dispar ó a Neil fue a la vez alentadora y apologética. Neil le devolvió una sonrisa apretada, y avanzaron como uno solo. Con tres líneas de defensa en la cancha, la línea de defensa finalmente tuvo la oportunidad de reagruparse, y en los últimos cinco minutos del juego habían cerrado la ofensiva de los Ravens. Riko y Berger estaban tomando sus tiros desde más lejos porque no tenían otra opción, y Andrew cerró todos los intentos de distancia. En el otro lado de la cancha, Kevin anotó en un rebote, atándolos una vez más. Iban a un tiroteo, se dio cuenta Neil, y la idea de enfrentar al arquero de los Ravens cuando estaba tan agotado era una perspectiva aterradora. Neil había gastado toda su

energía, consumido por todo su humo, y continuaba moviéndose por una sensación de autoconservación sin sentido. Sus piernas y pulmones estaban ardiendo, y el entumecimiento en su yhombro sido reemplazado por el Le calor. Lelos dolían muñecas y los brazos, le dolía había tanto golpear a Riko y al suelo. dolían codoslasa causa de los constantes controles del palo, ya no podía sentir sus pies, y había una

 

posibilidad de que Riko le hubiera roto uno o dos dedos la última vez que pisó el pie de Neil. Neil no sabía que habían llegado al último minuto del juego hasta que el timbre sonó. Su cuerpo sabía lo que significaba ese sonido y finalmente lo abandonó. Cayó de rodillas ytenía apenas logrópara agarrarse conLos lasmúsculos manos. Sucon estómago retorciósedentro de como él, pero fuerzas vomitar. falta de se oxígeno sentían si no se estuvieran desintegrando, pero le dolía demasiado respirar. La boca de Neil trabajó en  jadeos cortos que que no lle e hicieron nada. El timbre sonó de nuevo, y el corazón de Neil se detuvo. El zumbido en sus oídos no era todo él. Sus compañeros de equipo estaban gritando, sin palabras gritos de guerra de incredulidad y victoria. Los dedos de Neil se estremecieron tanto que era casi imposible deshacerse las correas de su casco, pero finalmente logró arrojar su casco a un lado. Él parpadeó para quitarse el sudor de los ojos y miró hacia el marcador. Diez y nueve, favor de los Foxes, Kevin había anotado en los últimos dos segundos del juego. Neil deseó poder sonreír, pero necesitó toda su fuerza solo para mirar a Riko. El capitán de Raven y Exy King estaban mirando el marcador como si esperara que cambiara. Los Foxes corrieron el uno para el otro, todavía gritando lo más que podían, pero los Ravens se quedaron quietos como piedras. Fue la primera derrota en la historia de Edgar Allan, y habían caído ante el oponente más improbable. Neil inspiró profundamente. —Te preguntaría cómo se siente, pero supongo que siempre has sabido lo que es ser segundo, pedazo de mierda inútil. Finalmente, Riko apartó su mirada del tablero. Miró a Neil, con la cara inexpresiva y aturdido, y luego la repulsión torció su expresión en algo terrible. Su raqueta le subió por la cabeza, pero a Neil le llevó un momento darse cuenta de que Riko realmente intentaba darle un golpe. Dan gritó su nombre desde la mitad de la cancha, pero no había nada que Neil pudiera hacer, excepto ver cómo la raqueta de Riko comenzaba a descender. Apenas tenía la fuerza para respirar. Esquivar estaba fuera de discusión. La raqueta de Riko se acercó lo suficiente para que Neil oyera silbar el viento entre las cuerdas, y luego una segunda raqueta salió de la nada, grande, brillante y anaranjada. Andrew dio todo lo que había dejado atrás de su giro y atrapó a Riko de su antebrazo. Sus huesos dieron un crujido nauseabundo cuando se rompieron. La raqueta de Riko cayó sin causar daño a un lado, y luego Riko fue el único que gritó. Tropezó a unos pasos de ellos antes de caer de rodillas y sostener su brazo contra su estómago. Andrew colocó su raqueta frente a Neil como un escudo y observó el colapso de Riko con una mirada aburrida. Neil perdió de vista a Riko cuando los Foxes lo rodearon. Los dedos enguantados le

palmearon la cabeza y los hombros, buscando cualquier señal de que había sido herido. Neil desconectó sus demandas frenéticas, más interesado en escuchar los gritos interminables interminabl es y agonizantes de Riko. Entonces Dan tomó su rostro entre sus manos y lo sacudió. —Neil —dijo, tan desesperada y temerosa que Neil tuvo que mirarla. —Oye —dijo Neil, ronco de agotamiento y embriagador triunfo—. Ganamos. Dan lo abrazó y enterró una risa ahogada contra su hombro acolchado.

 

—Sí, Neil. ¡Ganamos!

 

EPÍLOGO

Traducido por Lu Corregido por Vaughan

Debería haber habido una ceremonia cuando Edgar Allan pasó el trofeo del campeonato a sus sucesores. En cambio, la celebración se pospuso hasta mañana. En su lugar había policías y técnicos de emergencias médicas, declaraciones declaraciones y entrevistas. Neil no sabía por qué había esperado algo más cuando los Foxes estuvieron involucrados. Riko fue llevado en una ambulancia, pero los Ravens y Foxes permanecieron en el estadio hasta las dos y media de la madrugada. La multitud se fue solo cuando la policía los obligó a irse, y se mantuvieron en un silencio sepulcral cuando salían de las puertas de Evermore. Los invitados de los Foxes y Vixens discutieron por el derecho de quedarse, pero perdieron. Cuando se marcharon prometieron encontrarse con los Foxes en su hotel. Los Foxes se callaron cuando finalmente se les permitió ducharse y cambiarse. Las largas horas desde la última campana habían desgastado temporalmente su bien merecida excitación. Estaban adoloridos adoloridos y agotados hasta el punto de que moverse era una tarea terrible. Neil se apoyó en la pared de la ducha porque sabía que no debía sentarse. Se durmió sin intención, pero despertó nuevamente cuando el agua corría fría. Bostezó mientras se vestía y fue en busca de sus compañeros de equipo. Un guardia de seguridad estaba esperando afuera de la puerta del vestuario para interceptarlo. —Neil Josten, tienen algunas últimas preguntas para ti. Neil se volvió silenciosamen s ilenciosamente te detrás de él y lo siguió hasta el círculo interior. El estadio estaba completamente vacío y la policía se fue hace mucho tiempo. Neil estaba demasiado cansado para preguntar qué estaba sucediendo, así que anduvo lentamente detrás del guardia en silencio. Un tercio del camino hacia abajo era una puerta que usaban los guardias de seguridad para moverse entre el círculo interior y las gradas. El guardia lo abrió e hizo un gesto a Neil. La soda derramada hizo que los zapatos de Neil se peguen al suelo, y todo el lugar apestaba a comida grasosa y cerveza. Pasado el siguiente hueco de la escalera había una entrada del túnel que permitía a los fanáticos entrar al estadio desde el círculo exterior. Neil había estado en el círculo exterior de los Foxes solo una vez, ya que la entrada cerrada de los Foxes le permitía eludir los puestos de comida y las tiendas de parafernalia. El círculo exterior de los Ravens se parecía mucho a lo que tenían los Ravens, a excepción de las pancartas del

campeonato que colgaban de las vigas. Alguna vez una fuente de orgullo, ahora servirían ser virían como un recordatorio visible del fracaso de esta noche. ESTE estaba escrito encima de un ascensor con letras rojas y negritas, y Neil se olvidó de las para pancartas. Elacceso. guardiaSolo tuvohabía que deslizar su placa y clave un código de seis Pisoen dígitos obtener dos botones adentro,  y Torre . Neil cerró los ojos para el viaje a la cima.

 

El guardia se quedó atrás cuando Neil salió, sal ió, por lo que Neil continuó solo. Un pequeño pasillo se abrió a una espaciosa habitación que Neil reconoció. Nueve años atrás había estado aquí con Riko y Kevin mientras su padre partía a un hombre en cien pedazos. Stuart Hartford y un hombre que Neil no reconoció estaban en las esquinas más alejadas. TetsujiRiko y Riko se sentaron unoviodeellos sofás, Tetsuji conyeso la espalda recta y cara de piedra, cerrado y vacío.enNeil yeso blanco de un que sobresalía del cabestrillo que los médicos le pusieron en el brazo a Riko. Neil podría haberlo mirado para siempre, pero Ichirou estaba de pie junto a las ventanas que daban a la cancha y Neil sabía que no debía ignorarlo. Neil estaba a medio camino entre los hermanos y fijó sus ojos en el cuello de Ichirou. Estaba tan silencioso que Neil escuchó el reloj de alguien corriendo. Neil contó un minuto, luego dos, y todavía nadie dijo una palabra. Finalmente, Ichirou sacó una mano enguantada de su bolsillo e hizo un gesto. El extraño le trajo una pistola. Neil esperó, silencioso y sin aliento, a que Ichirou pusiera la pistola sobre él. Podía pedir una segunda oportunidad, pero no tenía sentido intentarlo. Sus palabras no cambiarían lo que sucedió esta noche, y ni siquiera Neil podría mentir lo suficiente como para convencer a Ichirou de que lo sentía. Ichirou comenzó a avanzar, pero no fue hacia Neil. Se paró frente a su tío y habló en un tranquilo japonés. Tetsuji escuchó todo en silencio, la expresión inalterable. Cuando Ichirou se calló, Tetsuji Tetsu ji se inclinó sobre sus rodillas. No se volvió a sentar, incluso cuando Ichirou volteó su pesada mirada hacia Riko. Riko finalmente se movió lo suficiente como para mirar hacia arriba, y los hermanos herman os se enfrentaron por primera vez. Ichirou se agachó agac hó frente a él, sin palabras y lentamente. —Ichirou Ichirou  —dijo Riko, tan ahogado por la emoción que Neil casi no podía entenderlo. Podría haber estado maldiciendo el nombre de Ichirou por esperar tanto tiempo para entrar en su vida. Podría haber estado pidiendo justicia o venganza. Riko abrió la boca para decir algo más, pero volvió a cerrarla cuando Ichirou acunó la mejilla de Riko en su mano libre. No era consuelo, pero Neil no se dio cuenta de eso hasta que fue demasiado tarde. Ichirou puso el arma en la sien de Riko y apretó el gatillo sin dudarlo. El disparo fue tan inesperado, tan fuerte, que Neil saltó. El cuerpo de Riko se sacudió bajo la fuerza del impacto. La sangre salpicó en la espalda de Tetsuji y el sofá de cuero que compartían. Ichirou retiró sus manos y dejó caer a Riko. Cuando Ichirou se enderezó, el extraño se adelantó. Ichirou le devolvió el arma, y el extraño se arrodilló para presionarla en la mano sin vida de Riko. Neil lo vio enrollar los dedos de Riko alrededor del agarre. En un rincón distante de su mente, Neil sabía lo que estaba pasando, pero en este momento Neil estaba demasiado sorprendido como para sentirlo. Ichirou se detuvo frente a Neil.

Les has costado a Ravens su entrenad entrenador or y su capitán. ¿Estás satisfecho? Al principio no tenía sentido, porque Tetsuji todavía estaba vivo. Cuando Neil se dio cuenta, dejó de respirar. Tetsuji Moriyama estaba decayendo, no necesariamente porque Neil hecho, sino porque Ichiroubajo habíalaestado aquí de primera verque en qué lo sehabía habían convertido los Ravens guía de Tetsuji. Stuartmano habíapara dicho Ichirou estaba reduciendo sus pérdidas. La violencia imprudente y la cordura

 

deshilachada de Ravens los convertían en una responsabilidad evidente. Ichirou no quería tener nada que ver con la reputación empañada de Edgar Allan. Neil estaba repentinamente despierto—. Tu gente está a salvo, como la mía. Sí, estoy satisfecho. La sonrisa fugaz. que quieran. Siempre serás un Wesninski de —Deja quedeteIchirou llamenera porfría el ynombre corazón —Ichirou le hizo un gesto a Neil como si estuviera espantando una mosca insignificante—. Estás fuera. El guardia de seguridad llevó a Neil de vuelta al vestuario y lo dejó en la puerta. Neil entró solo y encontró a todos los Foxes esperándolo. Neil miró de una cara cansada a la siguiente, empapándolos, deleitándose en todo lo que habían logrado esta noche e imaginando cómo reaccionarían cuando escucharan las noticias mañana. —¿Que es tan gracioso?  gracioso? —Nicky preguntó cuando vio a Neil en la puerta. Neil no se había dado cuenta de que estaba sonriendo—. ¿Vivir? Su buen humor pareció inyectarle un poco de vida a la habitación. Dan se sentó un poco más recta, y Matt logró hacer una sonrisa. Kevin presionó sus dedos con fuerza contra su nuevo tatuaje. Aaron y Nicky intercambiaron miradas triunfantes, y Allison se acercó para apretar la mano de Renee. Wymack asintió con la cabeza; La sonrisa de Abby era orgullosa. —Vamos a hacer algo juntos—  dijo Wymack—. Tenemos que hacer una fiesta. Cualquiera que no esté en el autobús en dos minutos se quedará aquí toda la noche. En ningún otro mundo, Wymack dejaría realmente atrás a su equipo, pero los Foxes salieron de allí como si le creyeran. Neil esperó a un lado mientras los demás salían, sabiendo que Andrew sería el último en irse. Wymack sabía que no debía quedarse y seguir a sus Foxes por el pasillo. Andrew trajo el petate de Neil. Neil lo tomó, pero lo dejó a un lado. Andrew lo estudió por un momento, luego lue go se encogió de hombros de su propio bolso y puso una mano en la pared cerca de la cabeza de Neil. —Tus visitas cercanas se están haciendo viejas  viejas   —dijo Andrew—. Pensé que sabías cómo correr. Neil afectó la confusión—. Pensé que me dijiste que dejara de correr. —Consejo de supervivencia: a nadie le gusta una boca inteligente. —Excepto a ti  ti —le recordó Neil. Un año atrás, Neil había sido un hombre asustado, y se odiaba a sí mismo por firmar el contrato con los Foxes y contar los días hasta que se mudó con W Wymack. ymack. Esta noche fue el delantero titular del primer equipo clasificado en la NCAA. En dos años sería capitán, y en cuatro se graduaría de Palmetto State. Neil primero encontraría un equipo profesional y luego pelearía con uñas y dientes para llegar a la corte. Neil ya podía imaginar el peso de una medalla olímpica alrededor de su cuello. cuel lo. Ni siquiera le importaba de qué color era, siempre y cuando fuera suyo.

Mejor que ese brillante futuro era lo que ya tenía: una corte que siempre estaría en casa, una familia que nunca se daría por vencida con él, y Andrew, que por una vez no había perdido el tiempo negando que esto entre ellos podría en realidad significar algo parapensamientos ambos. Neil nivertiginosos. siquiera había notado el silencio principio, demasiado distraído por sus Ahora no pudo evitaralsonreír y atraer a Andrew. Esto era todo lo que quería, todo lo que necesitaba, y Neil nunca lo dejaría ir.

 

 

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