56/2012
n.o 56/2012 6,50 €
Psiquiatría personalizada Los biomarcadores abren nuevas posibilidades al tratamiento de los trastornos mentales
SERIE «EL HABLA» (V)
LENGUAS EXTRANJERAS APRENDIZAJE
NEURONAS PARA CALCULAR MEDICINA
DOLOR CRÓNICO
TRASTORNO BIPOLAR
¿EXISTE LA RECUPERACIÓN COMPLETA?
9 771695 088703
SEPTIEMBRE / OCTUBRE 2012
EL PORQUÉ DE LOS CELOS
00056
PSICOLOGÍA
Disponible en su quiosco el número de septiembre
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SUMARIO
CEREBRO MATEMÁTICO
SERIE «EL HABLA» (V) LENGUAS EXTRANJERAS 16
10
58 DOLOR CRÓNICO
52 CELOS
76 MICROARN Y MEMORIA
NEUROCIENCIA
PSIQUIATRÍA PERSONALIZADA
BIOMEDICINA
10 NEURONAS PARA CALCULAR
20 NUEVA MEDICINA PARA LA PSIQUE
Por Andreas Nieder
Por Christian Wolf
34 TRASTORNO BIPOLAR Y ALTERACIONES COGNITIVAS
La palabra «matemáticas» provoca incomodidad y ganas de huir en algunas personas. Quizá si supieran que poseen un sentido innato para los números cambiarían de actitud.
Uno de los retos de la psiquiatría es personalizar al máximo el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos mentales. Las particularidades biológicas y genéticas de los pacientes sirven de guía.
NEUROLIGÜÍSTICA
16 EN OTRO IDIOMA
26 «Los trastornos psíquicos son enfermedades cerebrales» Entrevista a Florian Holsboer
Septiembre / Octubre de 2012 Nº 56
Las personas con trastorno bipolar presentan déficits cognitivos; sobre todo de atención, memoria verbal y funciones ejecutivas. Ello les dificulta su día a día.
SUEÑO
48 PAUSAS FORZOSAS
Por Isabell Wartenburger Memorizar el vocabulario y estudiar la gramática de una lengua extranjera implica con frecuencia un esfuerzo agotador, en especial durante la adultez. ¿Qué sucede en el cerebro cuando aprendemos un idioma foráneo?
Por Brisa Solé Cabezuelo, Anabel Martínez Arán y Eduard Vieta Pascual
TRASTORNOS MENTALES
28 REVISIÓN DE LAS PSICOPATOLOGÍAS Por Jochen Paulus El manual diagnóstico de la Asociación Americana de Psiquiatría constituye la referencia mundial de los trastornos mentales. Su quinta versión aparecerá en 2013. Y ya suscita controversias.
Por Sandra Czaja Se duermen de forma repentina a lo largo del día. El sistema inmunitario de las personas con narcolepsia destruye ciertas neuronas cerebrales que controlan su ciclo de sueño y vigilia.
PERSONAL E INTRANSFERIBLE 20 NUEVA MEDICINA PARA LA PSIQUE 26 HACIA EL DIAGNÓSTICO PERSONALIZADO
PSICOLOGÍA
FILOSOFÍA
52 ENTRE LA IRA Y EL AMOR
72 EL EGOÍSTA EMPÁTICO
Por Jasmin Andresh
Por Michael Pauen
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Los celos llevan a las personas a cometer acciones que normalmente no se les pasarían por la cabeza. ¿Por qué?
Por qué la naturaleza humana fusiona el sentido de comunidad y el interés personal.
41 Mente, cerebro y sociedad
MEDICINA
NEUROLOGÍA
58 CUANDO EL DOLOR PERSISTE
76 PEQUEÑOS REGULADORES DE LA MEMORIA
Por Frank Porreca y Theodore Price Millones de personas en todo el mundo sufren dolor crónico. ¿Por qué se mantiene el malestar tras la cura de la lesión? ¿Qué sucede en el cerebro? ¿Puede evitarse?
PSICOTERAPIA
65 LA PSIQUE COMO CALMANTE Por Howard L. Fields El dolor mantiene una íntima relación con las funciones cerebrales que gobiernan la conducta, las expectativas, la atención y el aprendizaje.
Por Gabrielle Siegel y Gerhard Schratt Los microARN, unos diminutos reguladores génicos, desempeñan una función central en la conformación de la memoria. Su carencia puede originar enfermedades neuropsiquiátricas.
SECCIONES Encefaloscopio i Con más colores. Por Christof Koch i Terapia génica para el baile de San Vito. Por Carmen Agustín Pavón i La influencia de los personajes de ficción. Por María T. Soto Sanfiel i Astrocitos y alzhéimer. Por Ana M. Fernández e Ignacio Torres Alemán
80 Entrevista José María Delgado: «La pastilla para borrar los recuerdos traumáticos queda aún muy lejos»
82 Syllabus Tricotilomanía. Por Michael Rufer
86 Ilusiones Por la cara. Por Susana Martinez-Conde y Stephen Macknik
89 Retrospectiva En el lado oscuro. Por Rainer Mausfeld
92 Libros Mente humana. Sentidos. Por Luis Alonso
COLABORADORES DE ESTE NÚMERO
Pilar Bronchal Garfella Laia Torres Casas EDICIONES Yvonne Buchholz Anna Ferran Cabeza Ernesto Lozano Tellechea PRODUCCIÓN M.ª Cruz Iglesias Capón Albert Marín Garau SECRETARÍA Purificación Mayoral Martínez ADMINISTRACIÓN Victoria Andrés Laiglesia SUSCRIPCIONES Concepción Orenes Delgado Olga Blanco Romero DIRECTORA GENERAL
ASESORAMIENTO Y TRADUCCIÓN:
DIRECTORA EDITORIAL
LUIS BOU: Encefaloscopio, Con más colores; NÚRIA ESTAPÉ: Encefaloscopio; Á LEX SANTATALA: Neuronas para calcular; NÚRIA COMAS CODINA: En otro idioma; F. A SENSI: Nueva medicina para la psique, Entrevista a Florian Holsboer, Pequeños reguladores de la memoria, Syllabus; NOELIA DE LA TORRE: Revisión de las psicopatologías, Entre la ira y el amor; IGNACIO NAVASCUÉS: Pausas forzosas; SIXTO J. CASTRO: El egoísta empático; SUSANA M ARTINEZ-CONDE: Ilusiones; ROLF GÁSER: Retrospectiva
EDITA
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ENCEFALOSCOPIO NEURODEGENERACIÓN
Cuando las células auxiliares se tornan agresivas En la esclerosis lateral amiotrófica, los astrocitos podrían estar atacando las neuronas, en lugar de ayudarlas a esclerosis lateral amiotrófica (ELA), o enfermedad de Lou Gehrig, es un trastorno neuromuscular degenerativo que afecta, cada año, a unas 130.000 personas en todo el mundo. Las historias clínicas de la inmensa mayoría de estos enfermos indican que se trata de casos aislados, sin antecedentes familiares. Los síntomas de la pérdida de neuronas motoras empiezan a manifestarse a mediana edad; los pacientes fallecen alrededor de unos cinco años después del diagnóstico. Es muy poco lo que se sabe sobre las causas de la ELA, pero un estudio publicado en Nature Biotechnology lleva a pensar que la muerte de neuronas asociada a esta enfermedad podría ser causada por los astrocitos, un tipo de células cerebrales que normalmente ayudan a las neuronas. Investigaciones anteriores indicaban que los astrocitos podían tornarse tóxicos en las formas raras de ELA con raíces genéticas. Los autores del estudio deseaban averiguar si podía darse un fenómeno similar en los casos aislados, más habituales. Y así resultó: al cultivar astrocitos tomados de estos pacientes de ELA, las neuronas motoras sanas del cultivo empezaron a morir a los pocos días. En cambio, neuronas de otros tipos no se vieron atacadas por sus ayudantes, lo que sugiere que estos dañan de forma selectiva a las células nerviosas que intervienen en el control de los movimientos corporales. Brian Kaspar, autor principal del estudio y neurocientífico de la Universidad estatal de Ohio, se propone ahora determinar las
WIKIMEDIA COMMONS / NEUROROCKER / CC BY 3.0
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causas de este comportamiento de los astrocitos. Si los investigadores pueden comprender las causas de la muerte de las neuronas motoras en la ELA, quizás aumenten las posibilidades de encontrar una cura. —Erica Westly
MEMORIA
El efecto Google Internet ha cambiado la forma en que nuestro cerebro almacena la información
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ace cuatro años, tras consultar en la Red algunos datos de películas, la psicóloga Betsy Sparrow, de la Universidad de Columbia, le preguntó a su marido: «¿Cómo lo hacíamos antes de Internet?». Y decidió averiguar el modo en que Google, y toda la información que pone a nuestra disposición, ha modificado la forma de pensar de la gente. Después de cuatro experimentos, obtuvo la respuesta que buscaba. Se publicó en Science en agosto de 2011. La investigadora sugiere que la Red sirve de memoria externa; a ella encomendamos el recuerdo de ciertas cosas. En uno de sus experimentos presentó a dos grupos de estudiantes una serie de MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
© DREAMSTIME / PICSFIVE
datos sobre cultura general. A uno de los grupos se le dijo que después podría consultar la información en el ordenador; el otro lo tendría prohibido. Los resultados mostraron que los individuos del primer grupo recordaron los datos peor que los del segundo. En conjunto, los hallazgos de Sparrow sugieren que los usuarios de Internet aprenden a recordar cómo hallar un dato más que a recordar el dato en sí mismo. ¿Significa lo anterior que la Red nos está volviendo estúpidos? Sparrow asegura que no, puesto que la memoria es mucho más que memorizar. Podría ser que nuestro cerebro se esté adaptando a las circunstancias actuales. Al fin y al cabo, vivimos en el mundo de Internet. —Anne Casselman
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MEDITACIÓN
Terapia de inspiración Focalizar la atención en la respiración levanta el ánimo iente tensión? Concentrarse en su respiración durante unos minutos podría calmarle los nervios. Según dos estudios recientes, practicar con periodicidad este tipo de respiración consciente puede mejorar incluso la salud mental. En un experimento publicado en mayo de 2011 en el International Journal of Psychophysiology, investigadores de la facultad de medicina de la Universidad de Toho enseñaron a sujetos sanos a practicar la respiración abdominal profunda. A los 20 minutos de mantener la atención respirando de esa forma, experimentaban menos sentimientos negativos, presentaban más serotonina en sangre (un neurotransmisor responsable de mejorar el estado de ánimo) y más hemoglobina oxigenada en la corteza prefrontal, un área relacionada con la atención y el procesamiento cognitivo. Otro estudio, publicado en el número de abril de la revista Cognitive Therapy and Research, se centró en los síntomas depresivos. Investigadores de la Universidad de Ruhr en Bochum pidieron a volunta-
rios sanos que se concentrasen en su respiración y se mantuviesen conscientes de ella continuamente, sin dejar que su mente divagase. Durante cada sesión de 18 minutos los investigadores preguntaron con frecuencia a los participantes si lo estaban consiguiendo. Los que fueron capaces de mantenerse atentos a su respiración
expresaron que se sentían menos negativos y obsesivos, y mostraban menos indicios del resto de los síntomas de la depresión. Según Jan M. Burg, autor del estudio, «practicar la concentración plena mediante la meditación respiratoria ayuda a prevenir la depresión». Con todo, advierte de que esta in-
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terpretación va más allá de los resultados de su investigación. La concentración plena, explica, permitiría a la gente desconectar de sus obsesiones disfuncionales, principal factor de riesgo para la depresión. Cualquier persona puede practicar esta técnica en cualquier momento. Siéntese cómodamente y respire con naturalidad. Mantenga la atención en su respiración, percíbala con todo detalle: en la cavidad nasal, en el pecho y en el abdomen. Si nota que su mente divaga, trate de volver a dirigir la atención a su respiración, es importante. Burg recuerda que no se debe ser exigente consigo mismo durante este proceso. Al principio puede parecer difícil mantener la atención, pero con un poco de práctica debería llegar a concentrarse durante 20 minutos, que es el tiempo que estos estudios consideran beneficioso. Cuando le haya encontrado el gusto, incluso unos pocos minutos de respiración atenta le ayudarán a calmarse y serenarse antes de una reunión importante o cualquier otra situación estresante. —Tori Rodríguez
ACTIVIDAD CEREBRAL
Fijación en los animales Neuronas que responden de forma selectiva a imágenes de animales
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os animales, sean lindos, cariñosos o feroces, afectan al cerebro en formas que solo ahora se empiezan a conocer. En el transcurso de un estudio de personas en tratamiento para la epilepsia en cuyo cere-
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bro se habían implantado finos electrodos, un equipo internacional ha descubierto neuronas que responden específicamente a imágenes de animales. A los 41 participantes se les mostraron, durante alrede-
dor de un segundo, imágenes de personas, animales, objetos y lugares reconocibles. Al mismo tiempo, se les midió la actividad de neuronas individuales ubicadas en tres regiones del encéfalo. Al analizar los datos de los electrodos, tomados de entre 400 y 550 neuronas en cada región, se apreció un salto acusado en la actividad de células de la amígdala derecha no observado en otras
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INTELIGENCIA ANIMAL
La astucia de los crustáceos La sorprendente complejidad de los sistemas de memoria de los cangrejos l cangrejo Chasmagnatus granulatus lleva una vida fácil. Se pasa los días cavando en busca de alimento y tratando de evitar a su principal enemigo, la gaviota. Un experimento reciente ha mostrado que, a pesar de la simplicidad de su cerebro, este cangrejo posee una memoria sumamente refinada: es capaz de recordar el lugar del ataque de una gaviota y aprender a evitar esa área. En los mamíferos, para que se produzcan este tipo de conductas, son necesarias múltiples áreas cerebrales. C. Granulatus, en cambio, según un estudio publicado en el número de junio de 2011 del Journal of Neuroscience, lo consigue con solo unas pocas neuronas. Neurocientíficos de la Universidad de Buenos Aires usaron cartulinas recortables que representaban gaviotas para poner a prueba las capacidades de memoria de los cangrejos. Hallaron que estos crustáceos reconocían las gaviotas de cartulina y se daban cuenta de que no resultaban amenazantes, incluso cuando aparecían en distintos sitios, lo que significaba que eran capaces de aplicar conocimientos aprendidos. Además, los cangrejos retuvieron información: reconocieron el recortable 24
regiones estudiadas; este fenómeno se daba solo tras ver fotos de animales. Christof Koch, del Instituto Allen de Ciencias del Cerebro y colaborador asiduo de esta revista, y sus colaboradores publicaron el trabajo en Nature Neuroscience en agosto de 2011. Estudios anteriores en animales apuntaron que el hemisferio derecho podría estar especializado en la detección de
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horas después de la sesión de entrenamiento, signo distintivo de memoria a largo plazo en la mayoría de los animales, incluidos los humanos. Los investigadores relacionaron la conducta de los cangrejos con las neuronas gigantes de la lóbula, un tipo de células cerebrales que se encuentran en los crustáceos. Los registros eléctricos mostraron que dichas células se volvían menos activas conforme el cangrejo se acostumbraba a la cartulina de gaviotas. Los investigadores sospechan que estas neuronas almacenan información acerca de estímulos (gaviotas) y que otro tipo de célula se ocupa de los detalles del contexto (ambiente). «Estos animales no tienen millones de neuronas, como los mamíferos y, sin embargo, realizan tareas realmente complejas», añade Julieta Sztarker, una de las autoras del estudio. Si los investigadores logran desentrañar el funcionamiento de la memoria en los animales más simples, explica Sztarker, tienen más probabilidades de entender el sistema nervioso humano, de mayor complejidad. —Erica Westly
presas o peligros. Puesto que la amígdala interviene en la emotividad y la excitación, el hallazgo llevó a los investigadores a presumir que la respuesta observada pudiera tener raíces evolutivas. Según Koch, que solo se active el lado derecho de la amígdala ante los animales reviste un gran interés, ya que es la primera vez que se observa tal asimetría a nivel celular
CORTESÍA DE MARTÍN BERÓN DE ASTRADA / PABELLÓN II, CIUDAD UNIVERSITARIA, BUENOS AIRES
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en el cerebro humano. El análisis de imágenes de resonancia magnética, de menor resolución, solo permite detectar cambios mucho mayores en la actividad neuronal. Sin embargo, en este caso, los pacientes en tratamiento para la epilepsia han ofrecido una oportunidad única para examinar estas sutiles respuestas cerebrales. —Andrea Anderson
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CORTESÍA DE KARL ZILLES Y KATRIN AMUNTS / INSTITUTO DE NEUROCIENCIA Y MEDICINA, CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE JÜLICH
VISIONES
Psique psicodélica Vista en falso color de un corte vertical del cerebro. La imagen se obtuvo mediante una técnica fotográfica con luz polarizada. El proceso usa luz filtrada para visualizar y cartografiar, en un examen post mórtem, la orientación de los tractos de fibras nerviosas en el cerebro humano.
PSICOSOMATICIDAD
¡Ese soy yo! Una escasa destreza para adoptar posturas raras puede originar ilusiones extracorpóreas on muchos quienes afirman haber tenido una experiencia extracorpórea en algún momento de su vida. Ahora, los científicos están más cerca de conocer el porqué. Un estudio publicado en Cortex en julio de 2011 sugiere que estas misteriosas ilusiones pueden deberse a una percepción poco integrada del propio cuerpo. Los investigadores indagaron en un grupo de personas mentalmente sanas y hallaron que una de cada cuatro manifestaba haber experimentado alguna ilusión extracorpórea. Se les pidió, después, que imitasen la postura de un maniquí y que, en esa postura, tratasen de averiguar en qué mano lucía la figura una llamativa joya. Quienes manifestaron haber tenido episodios de extracorporeidad fallaron más, lo que indica que les resultaba más difícil integrar la información enviada por sus sentidos y percibir su postura corporal. Los autores conjeturan que al ser más laxo el vínculo con su cuerpo, puede resultar más fácil que lo perciban desde una perspectiva externa. —Carrie Arnold
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© DREAMSTIME / EDYTA PAWLOWSKA
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NEUROCIENCIA
Caída en barrena La depresión y la drogodependencia se realimentan entre sí mediante la alteración de un mismo circuito neuronal e sabe que las afecciones del ánimo, como la depresión, elevan el riesgo de abuso de drogas. Pero en opinión de Eric J. Nestler, de la Escuela de Medicina Monte Sinaí, hay cada vez más indicios de que el abuso de sustancias también torna a los individuos más vulnerables a la depresión y a los efectos negativos del estrés. Nestler y su equipo aportaron nuevos detalles sobre la relación entre depresión y abuso de drogas en Neuron, en agosto de 2011. Para remedar el abuso crónico en humanos, los investigadores administraron diariamente cocaína a ratones durante una semana. Observaron que estos mostraban comportamientos reminiscentes de depresión con mayor frecuencia que los no drogados tras ser sometidos a estrés social por intervención de un ratón agresivo e intimidante. Los ratones drogados se volvieron
letárgicos y refractarios a interactuar con otros individuos antes de lo que es normal en el estrés «por derrota social», una técnica empleada de forma habitual para estudiar la depresión en múridos. El grupo de Nestler halló, además, que la cocaína provocaba las mismas alteraciones moleculares observadas en el núcleo accumbens (una región de recompensa) de ratones proclives a estrés y depresión. En
concreto, esos ratones exhibían menores concentraciones de una molécula que supervisa la actividad de ciertos genes y mantiene bajo control la actividad de al menos uno de los circuitos de señalización. Al elevar o rebajar de forma artificial la concentración de la molécula reguladora en el núcleo accumbens, los científicos lograron inducir o proteger a los ratones frente a la depresión. Ese efecto lleva a sospe-
© DREAMSTIME / EVGENYATAMANENKO
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char que las variaciones en esa región producen depresión, sin que se trate de meros efectos secundarios de la misma. La verificación de tales cambios en el cerebro humano entraña mayor complejidad, claro está. El equipo halló bajas concentraciones de los mismos componentes genorreguladores en muestras extraídas de fallecidos con diagnóstico de depresión, lo que apunta a que las personas con trastorno depresivo también podrían experimentar alteraciones de señalización en dicha región del cerebro. De ser así, esos hallazgos podrían orientar sobre por qué los casos de drogodependencia y depresión quedan, a veces, fuera de control: la depresión inducida por drogas aumentaría la probabilidad de abusos posteriores, del mismo modo que una depresión natural. —Andrea Anderson
AGOTAMIENTO
Medio dormido Privadas de descanso, ciertas partes del cerebro se duermen por su cuenta
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a estado levantado hasta tan tarde que siente que existen partes dormidas en su cerebro? No se preocupe. En Nature del 28 de abril de 2011 se informa de ratas a las que se mantuvo en vigilia más de lo habitual mediante juguetes «irresistibles». Se midió con electrodos diminutos la actividad cerebral de estos roedores. Los animales permanecieron activos y la mayoría de sus neuronas se excitaban de forma más errática de lo que suelen hacerlo en estado de vigilia. Por otra parte, pequeños grupos de neuronas empezaron a dormirse, pues tras un silencio eléctrico, se producía una activación en sincronía. Ratas que habían sido entrenadas en ciertas destrezas para hacerse con alimento fueron perdiendo esa habilidad conforme se dormían y se desconectaban algunas de las neuronas ubicadas en regiones vinculadas al aprendizaje. Es posible que este fenómeno explique, al menos en parte, la pérdida de destreza y de atención que se observa en las personas faltas de sueño. —Andrea Anderson
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Neuronas para calcular La palabra «matemáticas» provoca incomodidad y ganas de huir en algunas personas. Quizá si supieran que poseen un sentido innato para los números cambiarían de actitud ANDREAS NIEDER
RESUMEN
Don innato para el cálculo
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Animales y personas presentan una sensi-
bilidad numérica innata para las operaciones de cálculo básicas gracias a unas neuronas especializadas del prosencéfalo y del lóbulo parietal posterior.
2
La capacidad de calcular con precisión
se basa en un sistema de estimaciones primigenio que ha ido evolucionando.
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Al carecer de símbolos asociados a los
números, los animales solo pueden ejecutar estimaciones aproximadas.
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U
na, dos... Muchas. Cuando se trata de contar, a los indios pirahã las palabras se les agotan con suma rapidez. Esta tribu del Amazonas brasileño carece en su vocabulario de términos para designar números más allá del dos. En 2004, el psicólogo Peter Gordon, de la Universidad de Columbia en Nueva York, observó que los integrantes de esa aislada tribu que habita los bosques tropicales amazónicos solo realizan estimaciones [véase «El lenguaje de los pirahã», por A. Lessmöllmann; M ENTE Y CEREBRO, n.o 19]. Otros pueblos indígenas tampoco son excesivamente precisos con las cuentas. En 2004, el lingüista Pierre Pica, del Centro Nacional de Investigación Científica de París, descubrió que el pueblo mudurukú, también de Brasil, usaba una serie numérica que alcanzaba solo hasta el cinco. Pese a mostrarse capaces de evaluar grandes cantidades, la aritmética exacta era ajena a su cultura.
Parece que contar con precisión no forma parte de las capacidades innatas de los humanos; debemos aprender esa habilidad (en ocasiones, con mucho esfuerzo). No obstante, quizás alegrará saber a las personas menos dadas a las matemáticas que los fundamentos del procesamiento mental más rudimentario para las cantidades forma parte de la genética humana. Incluso algunos animales poseen tal capacidad. Una manada de leonas que oye el rugir distante de congéneres hostiles debe decidir si vale la pena defender su territorio. En esos momentos el tamaño del grupo amenazante resulta decisivo, dado que, por lo general, la manada más numerosa se impone. En 1994, la etóloga Karen McComb, de la Universidad de Sussex, observó en el Parque Nacional de Serengueti que los felinos salvajes eran capaces de estimar el número de intrusos a los que se enfrentaban. MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
GEHIRN & GEIST / EMDE-GRAFIK
Los animales capaces de evaluar las cantidades con acierto poseen una ventaja para la supervivencia. Por este motivo no sorprende que, junto a mamíferos como los leones, los insectos, los peces, los anfibios y las aves posean una base de cálculo numérico. No obstante, estudiar dicha habilidad animal en estado salvaje se antoja complicado, ya que en esa situación se alteran, además de la cantidad, otras características del estímulo. Para un humano y para un león, cuatro rugidos duran más que dos, pero no sabemos con certeza si los leones se rigen por la cantidad de sonidos o por su duración.
Antiguas conexiones numéricas En el entorno controlado de un laboratorio puede averiguarse con mayor facilidad y precisión la relación que los animales mantienen con los números. Así lo demostró el zoólogo alemán Otto Koehler, quien entre 1930 y 1940 confirMENTE Y CEREBRO 56 / 2012
CUANTIFICAR POR NATURALEZA En el cerebro humano existe un talento básico programado para el manejo de cantidades y números.
mó que los animales podían diferenciar entre cantidades sin necesidad de otros parámetros complementarios. Mas ¿dónde reside en el cerebro el «sentido numérico»? Los primeros indicios acerca de qué parte del encéfalo humano es responsable de la capacidad numérica los aportaron observaciones en pacientes con alteraciones de contabilidad y cálculo. Ya en 1919 el médico Salomon Henschen (1847-1930) observó que personas con determinados daños cerebrales carecían de sentido numérico. Denominó dicha perturbación acalculia (proveniente del griego a, «nada» y del latín calculare, «calcular»). Según el tipo y gravedad de la lesión, los pacientes muestran síntomas muy diversos. Algunos solo pueden contar hasta cuatro; cifras mayores les resultan de difícil manejo. Otros muestran problemas en las restas y en las comparativas numéricas; otros más son incapaces de multiplicar. A menudo la
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zona dañada se halla entre el lóbulo parietal y el temporal. Un prosencéfalo lesionado es también foco potencial de pérdida de las habilidades de cálculo. Las alteraciones numéricas y de cálculo no solo aparecen cuando fallan determinadas regiones de la corteza cerebral. Cerca de un 5 por ciento de la población padece desde la infancia problemas para el aprendizaje de operaciones matemáticas. La discalculia (del griego dis, «mal»), del mismo modo que las dificultades de lectura y de ortografía, supone una desventaja en el colegio y en la vida laboral. Los afectados, que en circunstancias normales se muestran inteligentes como el resto compañeros, muestran muchas dificultades para entender y procesar la
LECCIÓN DE MATEMÁTICAS Así aprende un mono rhesus a distinguir cantidades: se proyecta una imagen en una pantalla de ordenador con una determinada cantidad de puntos (a). Transcurridos unos segundos, la imagen se desvanece (b). Inmediatamente después se proyecta un nuevo patrón que puede contener o no la misma cantidad de puntos (c; d). A fin de obtener una recompensa, el animal debe responder en caso de que la segunda cantidad se corresponda con la primera. Si reacciona ante una cantidad diferente, el animal se queda sin el suculento premio.
a
b
Reconocimiento de la cantidad
Memorización de la cantidad
d
Cantidad distinta: no reaccionar
Número igual: apretar el botón
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GEHIRN & GEIST / BUSKE-GRAFIK
c
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importancia de las cantidades, los números y las operaciones de cálculo. La discalculia, así como la acalculia, comprende efectos muy específicos que afectan a tipos de operaciones numéricas concretas. Por ello, los neurocientíficos sospechan que la causa de esas anomalías reside en la segmentación de elementos aislados de las redes neuronales. Junto a mi equipo de la Universidad de Tubinga investigué en 2006 lo que ocurre cuando se cuenta y se calcula. Para ello medimos la actividad de neuronas concretas en el cerebro de macacos rhesus mientras respondían ejercicios en los que debían estimar cantidades. Los animales observaban en una pantalla de ordenador un número determinado de puntos que desaparecían al poco rato. Después aparecía un nuevo patrón que contenía la misma cantidad de puntos o bien otra distinta. Los monos recibían una recompensa cuando reconocían que la segunda cantidad era equivalente a la primera: significaba que eran capaces de estimar la cantidad de puntos presente en el primer patrón y memorizarla hasta que aparecía el segundo ejemplo y comparar uno con otro. ¿Qué ocurre mientras tanto en el cerebro?
ÁREAS CEREBRALES PARA LA ARITMÉTICA En el cerebro de los macacos rhesus existen neuronas que solo reaccionan cuando los animales memorizan un
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el surco intraparietal (pequeña zona a la izquierda).
de cuatro que nueve de diez, aunque en ambos casos la distancia numérica sea de uno. El efecto de la distancia y de la magnitud se produce en los humanos también a nivel de símbolos numéricos, aunque de una forma más atenuada. ¿Acaso se basa nuestro aprendizaje matemático en el sistema de estimaciones primigenio? Si la respuesta es afirmativa, entonces los cerebros de monos y personas deberían procesar de igual modo las informaciones numéricas.
Compleja búsqueda de pruebas Dado que no es posible medir la actividad de células nerviosas individuales sin más, utilizamos una técnica que provee informaciones
NEURONAS CON NÚMEROS PREFERIDOS Las células nerviosas de los lóbulos frontal y parietal del cerebro de los primates se hallan programadas para tener sensibilidad específica ante determinados números. Algunas responden con mayor intensidad cuando el primate memoriza una imagen con dos puntos (línea roja), mientras que otras neuronas «prefieren» el seis (azul). Sin embargo, la codificación llevada a cabo por esas neuronas no es del todo específica, pues también se activan ligeramente cuando se presentan cantidades contiguas.
100 80 60 40 GEHIRN & GEIST, SEGÚN EL AUTOR
En la corteza prefrontal, la parte anterior del prosencéfalo, así como en el surco intraparietal, en el lóbulo parietal, encontramos neuronas que respondían en masa tan pronto como los animales registraban cantidades. Una observación más detallada del cerebro revelaba un hallazgo sorprendente. Las células nerviosas reaccionaban a distintas velocidades de descarga según la cantidad que el macaco recordaba en ese momento. Había neuronas que respondían con mayor intensidad ante cuatro puntos pero muy débilmente ante tres y cinco, y prácticamente nada ante dos y seis. Esas neuronas se hallaban al parecer programadas para una cantidad preferente. De hecho, para cada una de las cantidades presentadas descubrimos neuronas especializadas. De todos modos, las neuronas nunca codificaban las cantidades de manera totalmente específica, también respondían a las cantidades inmediatamente posteriores y anteriores. Por tanto, todo apunta a que los animales solo realizaban estimaciones aproximadas, es decir, no eran capaces de contar en el sentido estricto de la palabra. Tal privilegio se reserva a los humanos, la única especie que maneja las cifras y los conceptos lingüísticos asociados a ellas. El solapamiento de la actividad neuronal en el procesamiento de cantidades contiguas es probablemente el motivo de que resulte sencillo a animales y personas distinguir cantidades distanciadas entre sí. Ese efecto de la distancia hace que sea más complicado diferenciar nueve elementos frente a diez que nueve frente a tres. Por otra parte, en nuestro experimento las neuronas que mostraban una preferencia por las cantidades mayores se activaban más ante números próximos que aquellas células nerviosas que codificaban pequeñas cantidades. Ello podría explicar el efecto numérico de las magnitudes según el cual las cantidades pequeñas pueden diferenciarse mejor que las grandes. Resulta más sencillo distinguir tres elementos
del prosencéfalo (zona amarilla a la derecha), así como en
Actividad en porcentaje (comparada con la tasa de descarga máxima)
CORTESÍA DEL AUTOR
número en particular. Tales neuronas se hallan en un área
20 0 1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cantidad de puntos
13
Regla 1: Reacciona cuando es «menor que»
Neurona 1
Neurona 2
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
Regla 2: Reacciona cuando es «mayor que»
Neurona 1
CORTICAL AREAS DIFFERENTIALLY INVOLVED IN MULTIPLICATION AND SUBTRACTION:
CORTESÍA DEL AUTOR
Neurona 2
A FUNCTIONAL MAGNETIC RESONANCE IMAGING STUDY AND CORRELATION WITH A CASE OF SELECTIVE ACALCULIA. K. M. Lee en Annals of
Neurolgy, vol. 48, págs. 657-
ORDENAR CON CLARIDAD
661, 2000.
Algunas neuronas del prosencéfalo del macaco rhesus son capaces de realizar operaciones de cálculo sencillas. Unas (neurona 1, arriba) reaccionan con especial intensidad cuando los animales deben apretar un
TEMPORAL AND SPATIAL ENU-
botón si la cantidad de puntos es «menor que» la de referencia (1). Si, por el contrario, su respuesta debe
MERATION PROCESSES IN THE
basarse en la regla «mayor que» (2), se activan más otras neuronas (neurona 2, abajo).
PRIMATE PARIETAL CORTEX.
A. Nieder et al. en Science, vol. 313, págs. 1431-1435, 2006. NOTATION-INDEPENDENT REPRESENTATION OF FRACTIONS IN THE HUMAN PARIETAL CORTEX. S. N. Jacob
y A. Nieder en Journal of Neuroscience, vol. 29, págs. 4652-4657, 2009. REPRESENTATION OF NUMBER IN THE BRAIN. A. Nieder
y S. Dehaene en Annual Review of Neuroscience, vol. 32, págs. 185-208, 2009. BASIC MATHEMATICAL RULES ARE ENCODED BY PRIMATE PREFRONTAL CORTEX NEURONS. S. Bongard y A. Nie-
der en Proceedings of the National Academy of Sciences, vol. 107, págs. 22772282, 2010.
14
sobre la actividad de los procesos neuronales de manera indirecta: la imagen por resonancia magnética funcional (IRMf). Dicho método no mide la descarga eléctrica de las células nerviosas en sí, sino el consumo de oxígeno del tejido. La IRMf registra de forma agrupada la actividad de varios millones de neuronas y sus respectivas conexiones, por lo que solo ofrece una localización aproximada de las áreas del encéfalo que participan en una determinada función cerebral. En la actualidad existen numerosos estudios basados en neuroimagen y relacionados con pruebas de ejercicios numéricos de todo tipo. En el año 2004, Stanislas Dehaene, del Centro Neurospin de París, comparó los hallazgos de los experimentos que se habían llevado a cabo en ese ámbito hasta entonces, incluidos los suyos propios. El trabajo arrojó a la luz un modelo coherente y constante. No importa si estimamos cantidades, observamos números de manera consciente o inconsciente, o si gestionamos los símbolos numéricos o los términos verbales asociados; en todos los casos se mantiene una constante: siempre se activan áreas del lóbulo parietal posterior y de la parte anterior del prosencéfalo.
En 2009, nuestro equipo demostró, gracias a la IRMf, que las proporciones y los quebrados también se procesan en dichas áreas. Desde la perspectiva del diseño neuroanatómico se corresponden con las zonas de sensibilidad numérica del cerebro de los monos. Tales áreas se han desarrollado a partir de una estructura común originaria, por lo que reciben el nombre de áreas homólogas. Presumiblemente, estas zonas cerebrales servían en el pasado para el manejo de las cantidades y se desarrollaron a lo largo de la evolución de los humanos para representar números de manera precisa. De hecho, el lenguaje resulta imprescindible, ya que solo si se cuenta con símbolos se puede calcular con exactitud. El psicólogo cognitivo Justin Halberda y sus colaboradores de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, demostraron en 2008 que nuestro preciso sistema de cálculo no funciona de manera autónoma: necesita de los procesos de estimación. Para su experimento seleccionaron a escolares capaces de contar con especial precisión: estos resolvían mejor los ejercicios de matemáticas que otros niños menos dotados para la estimación de cantidades. Antes de la prueba, todos los probandos obtuvieron reMENTE Y CEREBRO 56 / 2012
sultados cognitivos equivalentes en los test de inteligencia y lenguaje. En numerosas situaciones de la vida cotidiana tomamos decisiones basándonos en reglas de cálculo sencillas, al igual que las leonas cuando escuchan el rugido de la manada amenazante y actúan en consecuencia. En función de si su grupo es más o menos numeroso que el contrario deciden atacar o retirarse. Los animales toman decisiones basándose en los criterios «mayor que» o «menor que». Dichas conclusiones no solo revisten importancia para el comportamiento en la toma de decisiones, sino que fundamentan la capacidad de ejecutar operaciones matemáticas. Por ese motivo, los colegiales aprenden en un inicio actividades de lógica (como la comparativa de tamaños) antes de dedicarse a ejercicios matemáticos.
¿Mayor o menor? En 2010, nuestro equipo demostró cómo las células cerebrales son capaces de procesar dichas reglas básicas. Para ello entrenamos a macacos rhesus para que supieran comparar cantidades según determinadas reglas. Los animales debían observar en un monitor una cantidad de puntos que, tras una pequeña pausa, cambiaba. Los monos tenían que aplicar la regla «mayor que» y
apretar un botón cuando el segundo patrón contenía mayor cantidad de puntos que la primera imagen. Si respondían de forma incorrecta, no obtenían recompensa. En el caso de la regla «menor que» debían reaccionar ante cantidades más pequeñas. Dado que el número de referencia así como el principio de cantidad que debían aplicar variaban, los animales debían permanecer concentrados. Mientras comparaban los patrones de puntos que aparecían de forma consecutiva en pantalla, se les medía la actividad neuronal. Observamos neuronas de la corteza prefrontal que respondían de forma diferenciada: algunas se activaban solo cuando los animales seguían la regla «mayor que»; otras exclusivamente al aplicar la regla «menor que». En conclusión, el cerebro de los primates posee neuronas especializadas en reglas de cálculo simples, las cuales se hallan en el prosencéfalo, el máximo centro de control cognitivo que nos permite desarrollar razonamientos lógicos. Por otra parte, los hallazgos sobre el sentido numérico contribuyen al conocimiento de las bases neurobiológicas del pensamiento abstracto. Andreas NiederGURTQHGUQTFGƂUKQNQIÉCCPKOCNGPGN +PUVKVWVQFG0GWTQDKQNQIÉCFGNC7PKXGTUKFCFFG6WDKPIC
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MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
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En otro idioma Memorizar el vocabulario y estudiar la gramática de una lengua extranjera implica con frecuencia un esfuerzo agotador, en especial durante la adultez. ¿Qué sucede en el cerebro cuando aprendemos un idioma foráneo? ISABELL WARTENBURGER
P
SERIE
PSICONEUROLOGÍA DEL HABLA Parte 1: Lengua y pensamiento Enero 2012 Parte 2: Entender la gramática Marzo 2012 Parte 3: El camino de las palabras Mayo 2012 Parte 4: Lenguaje figurado e ironía Julio 2012 Parte 5: Lenguas extranjeras Septiembre 2012 Parte 6: ¿Robots parlantes? Noviembre 2012
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ablo, de cinco años, encuentra que los coches son cool. Sus padres se preguntan de dónde ha sacado de pronto esa expresión inglesa, aunque una cosa saben con certeza: su hijo absorbe como una esponja todas las palabras que le suenan interesantes, ya sean del idioma materno, ya provengan de una lengua extranjera. Los niños pequeños repiten palabras nuevas y aplican reglas gramaticales novedosas sin gran esfuerzo. En cambio, cuando un adulto quiere aprender un idioma, salta a la vista cuan arraigado se encuentra el propio sistema lingüístico. Del mismo modo, resulta sorprendente que una persona sea capaz de aprender dos o más idiomas, aunque para ello deba esforzarse. ¿Cómo se las apaña el cerebro para manejar distintas lenguas sin mezclarlas constantemente? ¿Por qué quienes poseen facilidad para los idiomas se expresan en las distintas lenguas sin mayor problema? En el planeta conviven entre 6000 y 7000 idiomas; alrededor de una de cada dos personas es capaz de comunicarse en dos o más lenguas. Quien ha crecido en una familia con los dos progenitores de habla materna diferente cuenta con muchos números para convertirse en un bilingüe simultáneo, en otras palabras, para expresarse con fluidez en ambos idiomas. En los años sesenta, el lingüista Eric Lenneberg (1921-1975) destacó la importancia que desempeñaba la edad a la hora de aprender una lengua. Durante la infancia existe una fase crítica o sensitiva para la adquisición del lenguaje, opinaba. Informes sobre niños salvajes, entre ellos el caso famoso de Kaspar Hauser, parecen apoyar dicha hipótesis. Hauser creció aislado, sin ningún tipo de estímulo lingüístico. Más tarde, ya apartado de su aislamiento, mostró grandes dificultades para aprender la sintaxis (construcción de frases). Sin embargo, en la actualidad no pocos investigadores ponen en duda que exista un período crítico para el aprendizaje de las lenguas,
ya que no están claras las bases biológicas del período en cuestión. Pese a tales discrepancias, sí parece indiscutible que la adquisición temprana de un idioma conduce, por lo general, a un rendimiento lingüístico más elevado.
Error sorprendente ¿Qué sucede en el cerebro de una persona bilingüe? ¿Procesan las mismas áreas cerebrales distintos idiomas o se presentan estos últimos en regiones separadas? Mediante la electroencefalografía (EEG) se registran, a través de electrodos, las corrientes cerebrales en la superficie craneal de los probandos. Ante palabras o frases inesperadas, su encéfalo, en un espacio de tiempo muy corto, reacciona con potenciales relacionados con eventos (PRE). Así, 400 milisegundos después de un error semántico («Me gusta el café con leche y calcetines»), la curva de la EEG se desvía de modo negativo; componente que se conoce como N400. Un error sintáctico («La blusa se tienes que planchar») dibuja, por el contrario, una curva positiva, una P600. La comparación de PRE ante estímulos en la lengua materna y PRE en respuesta a estímulos en una segunda o tercera lengua permite conocer las reacciones cerebrales. En 1996, Christine Weber-Fox y Helen Neville, de la Universidad de Oregón en Eugene, emplearon neuroimágenes de EEG para investigar el comportamiento del cerebro en personas bilingües. Para ello contactaron con voluntarios chinos adultos, quienes se establecieron con sus familias en Estados Unidos entre los 0 y los 16 años, por lo que aprendieron el inglés como segunda lengua. Al comparar su reacción cerebral ante frases erróneas en ambos idiomas, confirmaron un fenómeno asombroso: ante incorrecciones sintácticas en lengua inglesa su cerebro reaccionaba de distinto modo que si percibían errores sintácticos en chino, su lengua materna; MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
¿ES CORRECTO? Algunos estudiantes se pelean con la gramática
© ISTOCKPHOTO / HASLOO (profesora); © FOTOLIA / FABER VISUM (pàgina anterior)
inglesa.
incluso cuando habían aprendido inglés a partir de los tres años. En definitiva, las personas que con tres años adquieren una lengua extranjera procesan en la adultez esa segunda lengua de manera distinta que la materna. Sin embargo, según señalaba el mismo estudio, la diferencia no resultaba tan notoria en el caso de los errores semánticos. En concreto, la desemejanza se apreciaba a partir de los diez años, resultado que, según las investigadoras, indica que, en especial, el procesamiento de la sintaxis depende del momento en que se adquiere el lenguaje. En conclusión, si comparamos un idioma adquirido desde la más temprana edad con uno aprendido posteriormente, observamos que el cerebro funciona de distinto modo ante la infracción de las reglas sintácticas. En 2001, Anja Hahne y Angela Friederici, del Instituto Max Planck de Neurociencia y Ciencia Cognitiva de Leipzig, obtuvieron conclusiones parecidas, esta vez con probandos japoneses que habían aprendido alemán después de la pubertad. Dichos sujetos mostraban ante incorrecciones semánticas los mismos componentes típicos N400 que se daban en el caso de los hablantes alemanes. El procesamiento del significado, por tanto, parecía relativamente independiente de la edad en la que habían adquirido el lenguaje. Por MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
el contrario, las respuestas automáticas de los PRE que presentaban los voluntarios japoneses ante errores gramaticales aparecían más tarde, eran muy distintas o, simplemente, no aparecían, si se comparaban con las reacciones de los nativos alemanes. También se registraban diferencias de procesamiento cuando la segunda lengua se había aprendido tarde (cuanto mejor se domina la lengua extranjera, más se minimizan las diferencias en las EEG). También la tomografía por resonancia magnética funcional (TRMf) permite observar la actividad del cerebro. En vez de medir el potencial eléctrico de la unión de células nerviosas, como sucede en la EEG, registra el cambio de corriente sanguínea en el encéfalo. Aunque el método resulta menos rápido, ofrece una resolución tridimensional mayor que la EGG. A través de TRMf puede investigarse la o las áreas cerebrales involucradas en una tarea concreta. El grupo liderado por Joy Hirsch, del Centro Oncológico Memorial Sloan-Kettering de Nueva York, llevó a cabo en 1997 uno de los primeros estudios del lenguaje con TRMf. Los voluntarios, ingleses que habían aprendido francés de adultos, debían construir frases en ambos idiomas mientras yacían en el tomógrafo. Se vio que distintas áreas del lóbulo frontal se activaban en el
RESUMEN
La gramática marca la diferencia
1
El cerebro procesa de distinta manera un
idioma extranjero aprendido en edad adulta que la lengua materna.
2
La diferencia se manifiesta, sobre todo,
en la gramática. El procesamiento de significado de palabras, en cambio, resulta similar en ambos idiomas.
3
Diversos modelos neurolingüísticos explican
la diferencia entre sintaxis y semántica; sin embargo, no tienen en cuenta todos los aspectos fisiológicos del cerebro que se dan en el multilingüismo.
17
Las palabras sin sentido en una
reacciona el cerebro ante los errores gramaticales (derecha), solo que la desviación es inversa. (Por razones de convención, los cambios de tensión negativos se representan en el eje Y hacia arriba.)
«Me gusta el café con leche y...
–10
–5
... calcetines» ... azúcar» 0
400
800
Tiempo (milisegundos)
© FOTOLIA / FERNANDO BAROZZA
cerebro de dichos bilingües tardíos. En cambio, en los sujetos que habían aprendido el inglés y el francés ya de pequeños, las áreas cerebrales se activaban casi al mismo tiempo; incluso en gran parte se solapaban. Por otro lado, existía una dependencia en el rendimiento de los probandos: cuanto mejor dominaban la lengua extranjera, menores eran las diferencias en la actividad cerebral. En breve, el cerebro distinguía menos entre una lengua y la otra. Sin embargo, la diferencia en la actividad cerebral de los bilingües tardíos no desaparece por completo. Como muestran las mediciones de las EEG en el procesamiento sintáctico de la segunda lengua, la TRMf refleja también que la edad en la que se aprendió el idioma influye. De hecho, en sujetos que estudiaron una lengua extranjera de mayores aparece un incremento de la actividad, sobre todo en las regiones frontales de la mitad cerebral izquierda, si se compara con la primera lengua o con los probandos bilingües tempranos; incluso si los sujetos dominan la lengua extranjera casi a la perfección. Cuando se aprende un idioma a edades más tardías, el cerebro procesa las reglas de construcción de frases de modo distinto; también requiere más recursos que si, por el contrario, se aprende la lengua en las primeras etapas de la vida.
Mayor atención
POR DUPLICADO Aun sin demasiados conocimientos de lenguas extranjeras, el significado de esta señal de tráfico se comprende.
18
En el procesamiento del significado, la relación entre edad de adquisición y activación cerebral no aparece tan estrecha, al menos cuando los sujetos han alcanzado un nivel alto de rendimiento lingüístico. Sin embargo, los principios son los mismos: quien no domina una lengua debe esforzarse más, requiere una actividad cerebral mayor y más atención y control. El cerebro es capaz de procesar una lengua extranjera como si fuera la materna bajo condiciones concretas, según descubrieron en 2003
Tensión (microvoltios)
(izquierda). De manera parecida
Tensión (microvoltios)
frase aparecen en el electroencefalograma como desviación
«La blusa se planchó ayer»
N400
«La blusa se tienes que planchar»
–3
3 0
200
600
1000
Tiempo (milisegundos) P600
Christophe Pallier, del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica de Orsay, y sus colaboradores. Para ello contaron con probandos coreanos que habían olvidado casi por completo su lengua materna al ser adoptados entre los tres y los ocho años por familias francesas. Las mediciones de TRMf señalaron que los sujetos procesaban la segunda lengua (el francés) de igual forma que una persona nativa. Esta, por lo tanto, había remplazado a la primera lengua. Los estudios con TRMf indican que existe una red neuronal conjunta, o como mínimo muy solapada, que procesa los diversos idiomas. La fuerza de activación de esa red depende del nivel de rendimiento, las exigencias de las tareas y la edad de adquisición. Ese último factor desempeña una función especialmente importante en el procesamiento de la gramática. Ahora bien, ¿de dónde proviene la diferencia entre el procesamiento sintáctico y el semántico que aparece de modo sistemático en las EEG y en las TRMf? En 2001, Michael Ullman, de la Universidad Georgetown en Washington, intentó dar con la explicación. Según su modelo declarativoprocedimental, dos sistemas, el del aprendizaje y el de la memoria, se hallan involucrados en la competencia lingüística. Por una parte, el sistema declarativo comprende conocimientos que se adquieren de manera explícita («París es la capital de Francia»). Ullman presume que el significado de las palabras se almacena justo en esa memoria, la declarativa. Por otro lado, el sistema procedimental procesa el conocimiento aprendido de modo implícito, en otras palabras, sobre reglas o procesos (montar en bicicleta o construir una frase). Ambos sistemas se basan en redes cerebrales distintas. Según Ullman, el sistema explícitodeclarativo trabaja de modo más intenso cuando un idioma se aprende tardíamente: las rutinas implícitas no se hallan a disposición del cerebro sin más, como sí sucedía en el idioma materno. MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
CORTESÍA DE INA BORNKESSEL-SCHLESEWSKY Y MATTHIAS SCHLESEWSKY
ALERTA DE ERROR
Por ello, el individuo recurre a los conocimientos de su primera lengua e intenta, a través del sistema declarativo, detectar reglas sintácticas que le sean de utilidad. De esa manera, al adquirir una lengua a temprana edad se obtienen conocimientos gramaticales a través del sistema procedimental, que se sitúa en las áreas cerebrales frontales, mientras que el aprendizaje tardío de una segunda lengua se apoya en el sistema explícito-declarativo, en las áreas cerebrales temporales. Ello explica que los bilingües tardíos recurran con mayor frecuencia a la memoria declarativa para acceder a la gramática de la lengua extranjera que las personas nativas. Dicho modelo pronostica, pues, una marcada influencia de la edad en el aprendizaje de la sintaxis de una segunda lengua más que en la de su semántica. De ese modo, los sujetos que aprenden diferentes lenguas a distintas edades deberían obtener resultados similares en las tareas semántico-léxicas. Por el contrario, sus reacciones neuronales ante problemas sintácticos complejos deberían manifestarse distintas. Aunque los experimentos muestran una fuerza de activación diferente, la localización de los correspondientes patrones de actividad en las regiones cerebrales procedimentales o, en su caso, declarativas solo se han confirmado hasta ahora en parte. Desde la psicolingüística se intenta explicar la representación cognitiva de dos idiomas. El neurolingüista Michel Paradis, de la Universidad McGill, ideó a partir de las alteraciones del habla en pacientes bilingües su modelo de umbral de activación. Dicho modelo establece un umbral para cada idioma, de manera que determina la facilidad con la que el cerebro accede a sus estructuras básicas. Cuanto más alto es el umbral, más rápido aparecen los problemas en la búsqueda de palabras. El nivel del umbral depende, entre otros factores, de la asiduidad y la frecuencia con la que nos comunicamos en ese idioma. Ello explica por qué algunas personas se comunican, temporalmente, peor en su idioma materno cuando llevan largo tiempo en el extranjero. Una suposición importante en el modelo de Paradis es que el umbral puede aumentar en caso de una lesión cerebral. Numerosos pacientes bilingües que han padecido un accidente cerebrovascular presentan alteraciones del habla (afasia), por lo que solo pueden acceder a uno de sus dos idiomas, es decir, no pueden comunicarse en ambas lenguas. Según Paradis, el trastorno aumenta el umbral de uno de los idiomas, fenómeno que dificulta el acceso. El MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
Distintos niveles de bilingüismo Los individuos bilingües tempranos o simultáneos nacen, conviven y crecen por lo general con dos idiomas. Los bilingües sucesivos, en cambio, aprenden la segunda lengua una poco más tarde, a partir del tercer año de vida y en la guardería. Por su parte, los bilingües tardíos se embarcan en una segunda lengua ya en la escuela. El modo en que se adquiere un idioma extranjero influye: no es lo mismo aprenderlo como un juego, en un entorno multilingüe o de manera más formal (un curso de idiomas con un espeso libro de texto). Los individuos bilingües equilibrados conocen ambos idiomas casi a la perfección. Pero la mayoría de las personas deberán enfrentarse a problemas de comprensión en la lengua extranjera y, probablemente, cometerán errores al hablar; se trata de los bilingües dominantes: sujetos con un rendimiento lingüístico mayor en su primera lengua que en la segunda.
modelo explica, de este modo, la influencia que tienen el nivel de rendimiento, la frecuencia del uso y las alteraciones en el procesamiento de más de un idioma. Sin embargo, no define qué áreas cerebrales representan las funciones lingüísticas ni cómo se forma el umbral a través de los mecanismos cerebrales.
Casos imprevisibles Los ejemplos de pacientes afásicos bilingües parecen relativizar los hallazgos mediante TRMf. Si el tomógrafo mostraba que las activaciones relativas al lenguaje se solapaban, los informes de los pacientes indican que la alteración selectiva completa solo es posible en un idioma. Por tanto, las lenguas o, como mínimo el acceso a ellas, se encuentran representadas por separado en el cerebro. Los casos clínicos proporcionan, además, otro fenómeno cuando menos curioso en relación a la organización del cerebro: hasta hoy resulta imposible predecir a qué idioma afectará un ictus cerebral ni qué dimensiones presentará la afasia en las personas bilingües. No siempre se pierde la segunda lengua, también puede quedar dañada la primera, dominante y de uso más habitual. Ni la edad de adquisición, ni el nivel de rendimiento lingüístico, ni el tipo ni la dimensión del accidente cerebrovascular proporcionan indicios de cómo se desarrolla una afasia en personas bilingües. En fin, otra muestra de la compleja organización y reorganización del cerebro humano, órgano que, poco a poco, empezamos a comprender.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA NEUROLINGUISTIC THEORY OF BILINGUALISM. M. Paradis.
John Benjamins, Ámsterdam, 2004. HOW NATIVE-LIKE IS NON-NATIVE LANGUAGE PROCESSING?
H. Clahsen y C. Felser en Trends in Cognitive Science, vol. 10, págs. 564-570, 2006. LANGUAGE AND BRAIN. A. D.
Friederici e I. Wartenburger en Wiley Interdisciplinary Reviews: Cognitive Science, vol. 1, págs. 150-159, 2010. PSYCHOLINGUISTIK. AKADEMIE STUDIENBÜCHER - SPRACHWISSENSCHAFT. Dirigido por
Isabell Wartenburger es psicóloga y profesora de la Fundación de Neurocognición del Lenguaje y Neurolingüística en la Universidad de Potsdam.
B. Höhle. Akademie Verlag, Berlín, 2010.
19
Nueva medicina para la psique Uno de los retos de la psiquiatría es personalizar al máximo el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos mentales. Las particularidades biológicas y genéticas de los pacientes sirven de guía CHRISTIAN WOLF
I
RESUMEN
Un paciente, una cura
1
La medicina personalizada busca adecuar
el diagnóstico y el tratamiento al paciente. En psiquiatría se investigan patrones específicos de la actividad cerebral, el metabolismo y el genoma.
2
Se espera que factores neurofisiológicos
o bioquímicos ayuden a definir subtipos de depresión y de esquizofrenia, con el fin de conseguir un tratamiento más dirigido.
3
Los críticos creen que las interacciones
entre genes, cerebro y ambiente son demasiado complejas para establecer pronósticos médicos claros.
20
ndividualidad se escribe en nuestra sociedad actual con letra mayúscula. Mas existe un importante campo en el que nos dejamos cortar todos por el mismo patrón: la enfermedad. Utilizamos medicamentos estandarizados con la pretensión de que resulten útiles para cualquier persona, objetivo que no siempre se logra. Ningún individuo es igual a otro, principio particularmente cierto en los trastornos mentales. Incluso cuando las alteraciones psíquicas que manifiestan distintos pacientes se asemejan y son catalogadas bajo el mismo diagnóstico, su origen puede ser totalmente diferente. El 99,9 por ciento de la información genética de dos personas es idéntica. Sin embargo, el 0,1 por ciento restante, que supuestamente representa mínimas desviaciones individuales, informa sobre si el organismo responderá o no a un tratamiento médico. La medicina personalizada intenta sacar provecho de ello. Su ambicioso objetivo consiste en establecer diagnósticos y tratamientos diferenciados para cada grupo de pacientes. En la investigación oncológica se han conseguido ya algunos éxitos en ese sentido. El trastuzomab (Herceptin, por su nombre comercial), una sustancia indicada para el tratamiento del cáncer de mama, se emplea solo en aquellas pacientes cuyas células fabrican en exceso una determinada proteína, fenómeno que se comprueba a través de un sencillo experimento. El fármaco en cuestión ejerce su efecto únicamente en ese subgrupo de mujeres. ¿Sería posible conseguir similares diferenciaciones en los trastornos psíquicos? En los últimos años, la investigación psiquiátrica ha dado algunos pasos en esa dirección. Uno de los invo-
lucrados en lograr ese propósito es el psiquiatra y químico Florian Holsboer, director del Instituto Max Planck de Psiquiatría de Múnich. «Con ayuda de pruebas genéticas y de biomarcadores queremos delimitar subgrupos de pacientes cuyos trastornos tengan su origen en mecanismos patogénicos similares», explica este experto en depresiones. Holsboer pronostica que los especialistas en biomedicina desarrollarán nuevas sustancias o combinaciones de medicamentos ya conocidos que resulten cada vez más específicos para las personas con depresión. Entre los psiquiatras está claro que no existe una depresión. «Dos pacientes pueden presentar síntomas clínicos similares, pero las causas pueden ser completamente diferentes», afirma Holsboer. Según comenta, no es casualidad que, con frecuencia, una persona responda mejor que otra a un medicamento «A», y que ese otro afectado sí reaccione a un fármaco «B». Qué medicamentos se utilizan, durante cuánto tiempo y con qué dosis son cuestiones que quedan, por el momento, relegadas a la intuición del terapeuta.
Receta del éxito: desconocida Pese a que se conocen las propiedades y los mecanismos de actuación de numerosos antidepresivos, sigue sin saberse por qué funcionan en un paciente y fracasan en otro. Un clásico antidepresivo, el inhibidor selectivo de la recaptación de la serotonina (ISRS), actúa aumentando la disponibilidad del neurotransmisor serotonina en el cerebro al cabo de una hora de que se haya tomado. En esas circunstancias, la serotonina —también conocida con el sobrenombre de «hormona de la felicidad»— se encuentra en altas concentraciones en las sinapsis (puntos de MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
A LA MEDIDA DEL PACIENTE No existe una depresión única; cada persona necesita un tra-
GEHIRN & GEIST / MANFRED ZENTSCH
tamiento a su medida.
contacto entre neuronas). Sin embargo, la mayoría de los sujetos informan de una mejoría de los síntomas después de semanas o meses de empezar el tratamiento; incluso hasta un 60 por ciento señala que no nota ningún efecto. A la vista de los discretos resultados, algunos expertos se cuestionan hasta qué punto los efectos clínicamente demostrados dependen de la escasa recaptación del neurotransmisor en el cerebro. Es probable que ese factor bioquímico ejerza en algunos afectados un peso menor del que pueda tener en otros. El diagnóstico de los trastornos psíquicos se basa hasta ahora únicamente en los síntomas externos que manifiestan los pacientes o en la información que ellos mismos aportan. Con ello, los sujetos reciben medicamentos que mejoran los trastornos del sueño, los estados de ansiedad o la falta de estímulos, mas no actúan sobre la auténtica raíz de su malestar. Holsboer apunta: «No puede valorarse a partir de un caso concreto si un fármaco actúa sobre la causa del trastorno». Para ello habría que conocer el mecanismo MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
causante de la enfermedad, requisito que hoy por hoy apenas se puede abordar. En la búsqueda de posibles biomarcadores, es decir, de datos bioquímicos demostrables a través de pruebas de laboratorio y útiles para diferenciar grupos de pacientes, Holsboer se centra en el sistema neurobiológico del estrés humano. Ya en los años ochenta del siglo XX, demostró junto a sus colaboradores que la hormona liberadora de corticotropina (HLC, una hormona que responde al estrés) desempeña una función importante. Dicha hormona se une a unos receptores específicos situados en la membrana neuronal, donde pone en marcha una reacción en cadena que contribuye a las manifestaciones corporales del estrés, entre ellas la aceleración del pulso y la sudoración. En muchos pacientes con depresión, aunque no en todos, el nivel de HLC aumenta durante un tiempo prolongado. De esa manera, el eje hormonal del estrés (eje hipotálamo-hipofisario-corticosuprarrenal) se halla hiperactivo en un subgrupo de los afectados.
¿Es rentable un producto individualizado? El desarrollo de un nuevo fármaco resulta muy caro. La mayor parte del presupuesto se invierte en estudios clínicos necesarios para demostrar una eficacia y una tolerancia que justifiquen el lanzamiento del fármaco al mercado. Si se desarrolla un medicamento único de aplicación inespecífica y se pone a prueba en un grupo heterogéneo de pacientes se requiere ensayarlo en un gran número de enfermos. Por el contrario, productos farmacéuticos dirigidos a un subgrupo concreto de pacientes pueden desarrollarse a un coste mucho menor. Sin embargo, la aplicación de los medicamentos personalizados es mucho más reducida.
21
Claves en la investigación de la medicina personalizada 1. Modelos animales Los investigadores estudian la importancia de las diferencias individuales en el desarrollo de medicamentos basándose, sobre todo, en modelos animales. El equipo de Florian Holsboer creó una variedad de ratón que, en virtud de una alteración genética, carece de un receptor de la hormona del estrés HLC. Por ello, estos roedores no sienten miedo. Un bloqueo artificial del receptor de HLC podría ayudar a pacientes con una depresión en la que aparece una concentración elevada de dicha
© FOTOLIA / MICHAL ROZEWSKI
hormona.
2. Análisis del genoma humano Un problema de la medicina personalizada es la compleja interacción entre la herencia y el ambiente. Los cerca de 22.000 genes que se hallan en las células del organismo codifican la síntesis de más de un millón de proteínas. Por otra parte, ese proceso es dinámico (puede activarse y desactivarse) y sufre modificaciones por influencia de factores ambientales. Ahora se investigan los detalles de esa
© FOTOLIA / SEBASTIAN KAULITZKI
maquinaria celular.
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Basándose en dichas características, investigadores del Instituto Max Planck de Múnich desarrollaron una prueba individual del estrés: el test Dex-HLC. Los participantes reciben una inyección de dexametasona, hormona sintética del estrés que remeda las propiedades de la versión natural, el cortisol. Si bien ello disminuye la producción de cortisol en las personas sanas, en muchos afectados de depresión el nivel de dicha hormona natural permanece elevado. Cuando se les inyecta HLC, los valores experimentan un notable ascenso, lo que indica que el eje hormonal del estrés queda fuera de control. En definitiva, el resultado del test Dex-HLC permite identificar subgrupos de pacientes. En 2007, el equipo de Marcus Ising, también del Instituto Max Planck de Múnich, estudió pacientes depresivos que, de acuerdo con una primera prueba, manifestaban una hiperactividad del eje hormonal del estrés si se les comparaba con un grupo de personas sanas. Unas semanas después y tras un tratamiento con antidepresivos se registró en un segundo test que los valores hormonales de algunos de los probandos con depresión se habían normalizado. Dicho grupo de pacientes respondía, otras semanas más tarde, mejor al tratamiento medicamentoso. «Si el sistema hormonal del estrés sigue hiperactivo, el pronóstico es desfavorable», apunta Holsboer. Y agrega: «Basándonos en los biomarcadores podemos predecir hasta cierto punto el resultado del tratamiento de un paciente». Según el investigador, procedimientos de este tipo permitirán saber en un futuro qué individuos pueden sacar más provecho de un tratamiento concreto.
Alteración del sueño REM La actividad eléctrica cerebral permite asimismo descubrir indicios importantes respecto a un trastorno, aseguran los investigadores del laboratorio del sueño del Instituto Max Planck de Múnich. Numerosas personas con depresión manifiestan una actividad cerebral particularmente intensa en la fase REM (del inglés rapid eye movement, movimiento rápido de los ojos). Al mismo tiempo, las ondas cerebrales lentas registradas en el electroencefalograma (EEG), que reflejan el sueño profundo, se presentan con menor frecuencia. También los ratones que producen un exceso de HLC muestran la fase de ensueños alterada. En 2004, un equipo del Instituto para el Estudio de la Depresión de Múnich dirigido por Katja Held investigó un grupo de pacientes
con depresión que habían sido tratados con un bloqueante de los receptores de HLC-1. En el laboratorio del sueño, se estudiaron los EEG de dichos probandos antes del tratamiento, al cabo de una semana de haberlo comenzado y al final del mismo. El sueño profundo, es decir, las ondas eléctricas cerebrales lentas, aumentó a lo largo del tiempo. Por el contrario, las fases REM del sueño, que en los pacientes con trastorno depresivo se manifiestan al principio hiperactivas, fueron disminuyendo. Cuanto más decrecían los episodios de sueño profundo, menores eran los marcadores de la depresión. Holsboer e Ising estudiaron en 2010, mediante una revisión de los datos de los EEG del sueño, la aplicación práctica de dichos hallazgos. Los pacientes que presentaron mayores anomalías en la fase REM del sueño antes de empezar la medicación respondieron mejor al tratamiento con bloqueantes de los receptores de la HLC. En otras palabras, la alteración de la fase REM del sueño contribuye a identificar en qué sujetos el tratamiento con los bloqueantes resultará más exitoso. Junto a características específicas del electroencefalograma, los investigadores indagaron marcadores genéticos. Determinados genes contienen la programación de la síntesis de proteínas responsables de la actividad de las hormonas del estrés. En 2004, Elisabeth Binder, del Instituto Max Planck de Psiquiatría de Múnich, y sus colaboradores se centraron en algunos de esos genes. Encontraron variaciones genéticas que originaban mínimas aunque decisivas diferencias. En los polimorfismos de un único nucleótido (SNP, por sus siglas en inglés) se dan alteraciones mínimas en la secuencia de bases del genoma, las cuales se distinguen en un lugar exacto. En unos 450 probandos con depresión y en más de 300 personas sanas como grupo de control, los investigadores estudiaron una serie de genes en su búsqueda de SNP relacionados con el procesamiento del eje hormonal del estrés. Entre otros fenómenos, analizaron la relación que pudiera existir entre variantes genéticas y la respuesta a diversos antidepresivos. Cada semana, los sujetos informaban sobre la gravedad subjetiva de los síntomas; también se les tomaban muestras de sangre. En el resultado final, les llamó la atención un SNP del FKBP5, gen que procesa la síntesis de una proteína que influye en la sensibilidad del receptor del cortisol y, con ello, en la sensibilidad del MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
sistema de estrés del organismo. Según concluyeron, es posible que estos pacientes respondan mejor al tratamiento con antidepresivos.
Para que los medicamentos desarrollen su efecto, deben llegar al cerebro. Con el fin de alcanzar esa meta requieren atravesar la barrera hematoencefálica, la cual separa el tejido cerebral de los vasos sanguíneos con la finalidad de proteger al encéfalo de agentes patógenos y sustancias extrañas al organismo. En 2008, un equipo dirigido por Manfred Uhr, del mismo instituto, identificó el gen ABC1 que codifica una proteína de transporte la cual funciona como una bomba expelente que, probablemente, aleja del cerebro numerosos principios activos de los antidepresivos. En los humanos, ese factor hereditario se presenta con variantes. Los investigadores examinaron los polimorfismos de un único nucleótido de dicho gen en pacientes con depresión. También estudiaron qué relación existía entre cada variante y el éxito terapéutico. Dividieron a los sujetos en varios grupos: los participantes de uno de ellos tomaron citalopram o venlafaxina, fármacos antidepresivos captados por la proteína de transporte; los otros fueron tratados con mirtazapina, medicamento que atraviesa la barrera hematoencefálica. En los que siguieron un tratamiento con citalopram o venlafaxina afloró la diversidad genética: los que poseían un determinado SNP respondían mejor al tratamiento que aquellos que no poseían ese marcador genético. Los probandos con una variedad del gen ABC1 que debilita la función bombeadora de la proteína de transporte codificada registraron un mayor beneficio del tratamiento. Ahora se están investigando dichos resultados en grupos de pacientes previamente identificados mediante test genéticos. Según Holsboer, identificar en cada caso el genotipo correspondiente podría ayudar a tomar una decisión importante. «Si al cabo de dos o tres semanas un paciente no responde a la dosis habitual de un determinado preparado y presenta un genotipo que dificulta el acceso de ese preparado al cerebro, deberá aumentarse la dosis», indica. Si, por el contrario, existe una variante genética favorable pero el paciente no experimenta ninguna mejoría con la medicación, habrá que cambiar de fármaco. Junto a los psicofármacos, existen otros métodos terapéuticos para tratar la depresión. Entre MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
GEHIRN & GEIST / MANFRED ZENTSCH
Atravesar la barrera hematoencefálica
ellos destaca la terapia cognitivo-conductual. También aquí se constata que para alrededor la mitad de los pacientes, el tratamiento surte poco o ningún efecto. Greg Siegle, de la Universidad de Pittsburgh, explica: «Los psiquiatras y los psicólogos prescriben las terapias que funcionan en la mayoría de las personas, no las que posiblemente serían mejor para cada individuo concreto». Este médico busca biomarcadores que permitan pronosticar el éxito terapéutico en pacientes con trastorno depresivo. Un objetivo de la terapia cognitivo-conductual consiste en fortalecer el control consciente de las emociones, de manera que, a grandes rasgos, el paciente aprende a darle menos vueltas a su problema. En 2006, Siegle y sus colaboradores investigaron mediante tomografía por resonancia magnética funcional (TRMf) diversas regiones cerebrales de pacientes deprimidos y de personas sanas. Bajo el escáner, los voluntarios debían pulsar un botón con el que indicaban qué impresión, agradable o desagradable, les producían determinadas palabras con un significado emocional positivo, negativo o neutro. Se compararon los valores de depresión antes y después de doce semanas de tratamiento cognitivo-conductual. En general, los pacientes respondieron bien a la psicoterapia que se les aplicó. Con todo, llamó la atención que la actividad cerebral medida en la prueba de las palabras permitía predecir con bastante exactitud el éxito terapéutico. El tratamiento mostró mejores resultados en aquellos individuos en los que ante conceptos de contenido negativo la reac-
ASISTENCIA URGENTE PARA TODOS La medicina personalizada pretende disponer de un arsenal terapéutico adecuado para cada afectado.
¿Se ha superado la tendencia a encasillar? En la búsqueda de problemas individuales, la psiquiatría personalizada pone en tela de juicio antiguos cuadros clínicos: la diferenciación entre la esquizofrenia y el trastorno bipolar, por ejemplo. Investigaciones genéticas han demostrado que los pacientes maníaco-depresivos y los psicóticos comparten una serie de variantes genéticas casi idénticas [véase «El árbol genealógico de las enfermedades mentales», por Jochen Paulus; MENTE Y CEREBRO, n.o 44].
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ción de la amígdala aumentaba al tiempo que disminuía la actividad de la corteza cingulada.
Mantener bloqueadas las emociones
3. Técnicas de neuroimagen La neurociencia alberga esperanzas de conocer las particularidades de los pacientes con un trastorno psíquico basándose en patrones de actividad cerebral. Estos se obtienen, entre otras técnicas, mediante tomografía por resonancia magnética funcional. Dicha exploración permite revelar con una seguridad notable un debilitamiento del control emocional. En un futuro, los datos neurofisiológicos deberán permitir un mayor éxito terapéutico. No obstante, nunca podrán sustituir a la información
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subjetiva del paciente.
4. Proteómica y metabolómica El análisis de las proteínas y de las sustancias metabólicas del organismo pueden proporcionar información sobre los procesos bioquímicos que en él suceden. Tras la secuenciación del genoma humano, científicos de todo el mundo se esfuerzan en catalogar el arsenal de proteínas y otras sustancias biológicamente activas. Los múltiples efectos mutuos de unas con otras así como sus posibles efectos sobre la psique humana siguen sin conocerse.
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La actividad de la amígdala, centro neuronal del miedo, se halla controlada, entre otros, por la corteza cingulada. Según Siegle y sus colaboradores, una terapia conductista resultaba útil en los pacientes que previamente carecían de la capacidad de mantener a raya sus emociones, capacidad que refuerza una terapia cognitivoconductual. Si nuevos estudios con un número mayor de participantes confirman tales resultados, será posible que llegue un día en que los patrones de actividad cerebral ayuden a decidir si un paciente concreto necesita una terapia cognitivo-conductual u otra forma de tratamiento. De cualquier modo, Siegle insiste en que hoy por hoy resulta todavía muy laborioso y caro determinar ese tipo de patrones de actividad cerebral mediante técnicas de neuroimagen, por lo que es poco probable que se introduzcan en la práctica clínica en un futuro próximo. Esas posturas relativizadoras alimentan la opinión de los escépticos, quienes ponen en tela de juicio la utilidad de los biomarcadores para el tratamiento de trastornos psiquiátricos. En opinión de George Browman, especialista en salud pública de la Universidad de la Columbia Británica en Vancouver, las interrelaciones entre genes, cerebro y entorno resultan demasiado complejas como para que, basándose en la pura investigación biomédica, pueda deducirse la eficacia de nuevas terapias. Browman considera que el concepto de medicina personalizada es «difuso» ya que no se trata de un enfoque único e individual para los pacientes, sino de una expresión en boga para estimular la investigación de procedimientos terapéuticos. Solo con pruebas genéticas y medicamentos no pueden dominarse trastornos multifacéticos de la psique, caso de la depresión o la esquizofrenia. Siegle, por el contrario, sostiene que los clínicos deben valorar qué pruebas y tratamientos consideran más apropiados en un enfermo concreto: no debe prescribirse al azar una determinada terapia. En 2011, su equipo examinó si una mirada profunda en los ojos del paciente pudiera resultar ya de por sí beneficiosa. Cuando se somete a una persona con depresión a un estímulo emocional, por término medio sus pupilas se dilatan más que las de los individuos sanos. Es probable que ello se deba a un efecto secundario del debilitamiento del con-
trol de sus sentimientos. Según Siegle, los sujetos que responden bien a una terapia cognitivoconductual presentan una dilatación menor en sus pupilas cuando realizan un test emocional. Se trata de una señal de que existe una mejoría en la regulación de los sentimientos, lo que, a su vez, refleja un incremento de la actividad de la corteza prefrontal, en donde se localiza el control central de las emociones. Pese a todo, se requieren más estudios que confirmen los numerosos indicios de la relación entre los marcadores biológicos o genéticos y la respuesta a la terapia. De cualquier modo, en la investigación de las depresiones, la medicina personalizada parece ir por buen camino. Los resultados son más discretos en otro trastorno que afecta a un buen porcentaje de la población: la esquizofrenia. Las bases de esta patología se dibujan más heterogéneas que en el caso del trastorno depresivo, ya que los afectados pueden padecer síntomas positivos (alucinaciones acústicas, entre otros) y negativos (trastornos impulsivos o problemas de memoria, por ejemplo).
Neurotransmisores mal regulados Los neurolépticos suponen una parte importante del tratamiento de la esquizofrenia. Pero también la respuesta a dichos medicamentos resulta muy diversa, ya sea por su eficacia, ya por los posibles efectos secundarios. Hasta en un 40 por ciento de los pacientes, la medicación se halla muy lejos de producir efectos beneficiosos. Según el estado actual de nuestros conocimientos, en la esquizofrenia existe una mala regulación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina. Los medicamentos habituales actúan favoreciendo un equilibrio de neurotransmisores. Sin embargo, sus efectos sobre cada uno de ellos resultan muy variables. Los neurolépticos pueden influir sobre un gran número de receptores de las neuronas. Además, de unos individuos a otros existen variantes genéticas que codifican esos receptores. En una revisión de 2011, María Arranz y Janet Munro, del Colegio Universitario King de Londres, afirman que no sorprende que tales reacciones sean imprevisibles. Arranz centra su investigación en el gen 5HTT, que codifica un transportador de la serotonina. Este último lleva las moléculas del neurotransmisor liberadas al espacio sináptico entre las neuronas de nuevo a la célula emisora, de manera que reduce su radio de acción. En 2010, Arranz y sus colaboradores estudiaron 150 pacientes después del primer episodio MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
Los clínicos deben pensar más en qué pruebas y terapias resultan mejor para un enfermo concreto en lugar de prescribir al azar un tratamiento
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
—Greg Siegle, médico de la Universidad de Pittsburgh COMBINED DEXAMETHASONE/ CORTICOTROPIN RELEASING
psicótico. Para ello recogieron y analizaron datos de pacientes que habían sido tratados con un neuroléptico durante seis semanas. Según observaron, la disposición genética de los sujetos desempeñó cierta función en el éxito terapéutico: aquellos que poseían las variantes larga y corta del gen que codifica el transportador de la serotonina respondían mejor al fármaco en lo que respecta a los síntomas negativos, de manera que conseguían por término medio una clara mejoría. El principio activo olanzapina, que actúa sobre todo en el sistema serotonínico del cerebro, pareció especialmente beneficioso. No obstante, Arranz constata que el hecho de prestar atención desde un inicio solo a genes determinados conlleva ciertos problemas. El estado actual de los conocimientos presenta lagunas: resulta difícil identificar los genes idóneos. En definitiva, las investigaciones psicogenéticas no han encontrado todavía marcadores fiables que permitan predecir la respuesta a los neurolépticos. Las pruebas ahora disponibles resultan poco útiles en la práctica clínica. Arranz y Munro consideran más prometedores los estudios de amplias asociaciones de genes, es decir, los que no se centran en un gen concreto. Sin embargo, tales trabajos escasean; además, muchos carecen del número de participantes necesario. Con todo, bajo este tipo de estudios figuran los de los genetistas Edwin van den Oord y Joseph McClay, ambos de la Universidad de la Commonwealth de Richmond. McClay comprime su trabajo científico en una pregunta: «Cualquier antipsicótico es efectivo solo en un grupo de pacientes. ¿Por qué?». Posiblemente, piensa, cuadros clínicos muy similares subyacen a distintas formas de esquizofrenia. El problema: «Un psiquiatra puede requerir varias semanas hasta llegar a la conclusión de que un determinado tratamiento no resulta útil». Es lógico que durante todo ese tiempo el paciente sufra una gran angustia. Este científico busca marcadores genéticos que informen sobre las oportunidades y riesgos individuales de la administración de un neuroléptico. Una y otra vez los pacientes deben afrontar el tratamiento de trastornos motores. En un estudio de 2010, Van den Oord y McClay, MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
además de otros colaboradores, estudiaron las variaciones genéticas útiles para predecir la aparición de esos efectos secundarios no deseables. Para ello llevaron a cabo el seguimiento de más de 700 pacientes con esquizofrenia a lo largo de 18 meses.
HORMONE TEST PREDICTS TREATMENT RESPONSE IN MAJOR DEPRESSION: A POTENTIAL BIOMARKER? M. Ising et al.
en Biological Psychiatry, vol. 62, págs. 47-54, 2007.
Genes y efectos secundarios
POLYMORPHISMUS IN THE
Los médicos toparon con un SNP del gen ZNF202V, que, entre otras funciones, codifica un factor hereditario relacionado con la enfermedad de Pelizae-Merzbacher, síndrome que se caracteriza por unos movimientos incontrolados. La probabilidad de que un medicamento desencadene en los sujetos con esquizofrenia ese tipo de movimientos depende de la presencia de una variante de dicho gen. En 2011 desarrollaron dos estudios más a partir de los datos obtenidos en el anterior trabajo longitudinal. En esta ocasión quisieron investigar cómo variaciones genéticas individuales influyen en la eficacia de diversos neurolépticos sobre los síntomas de la enfermedad y los déficits cognitivos de los pacientes. Encontraron un SNP del gen ANKS1B que, según su grado de expresión, condicionaba los diferentes efectos de la olanzapina y la quetiapina. Según McClay: «El hallazgo del ANKS1B es hasta ahora el más prometedor». Sin embargo, dicho gen por sí mismo no es codificante, en otras palabras, no contiene información para sintetizar una proteína concreta. Por ello, todavía se desconoce su función fundamental. «El mecanismo básico solo podrá saberse cuando se conozcan más secuencias.» En general, los factores genéticos encontrados hasta ahora demuestran solo un discreto efecto reforzador. En opinión de McClay, la principal tarea para el futuro consiste en identificar las actuaciones de multitud de esos genes, con la esperanza de que un día se identifiquen factores que condicionen la respuesta a los neurolépticos. Si se conocieran con exactitud esos factores, podría determinarse la medicación más adecuada para cada caso. Los investigadores tienen ante sí un largo camino por recorrer.
DRUG TRANSPORTER GENE ABCB1 PREDICT ANTIDEPRESSANT TREATMENT RESPONSE IN DEPRESSION. M. Uhr et al. en
Neuron, vol. 57, págs. 203209, 2008. STRESS HORMONE REGULATION: BIOLOGICAL ROLE AND TRANSLATION INTO THERAPY.
F. Holsboer y M. Ising en Annual Review of Psychology, vol. 61, págs. 81-109, 2010. TOWARD UNDERSTANDING GENETIC RISK FOR DIFFERENTIAL ANTIPSYCHOTIC RESPONSE IN INDIVIDUALS WITH SCHIZOPHRENIA. M. J. Arranz y J. C.
Munro en Clinical Pharmacology, vol. 4, págs. 389-405, 2011. GENOME-WIDE PHARMACOGENOMIC ANALYSIS OF RESPONSE TO TREATMENT WITH ANTIPSYCHOTICS. J. McCay et
al. en Molecular Psychiatry, vol. 16, págs. 76-85, 2011. REMISSION PROGNOSIS FOR COGNITIVE THERAPY FOR RECURRENT DEPRESSION USING THE PUPIL: UTILITY AND NEURAL CORRELATES.
G. J. Siegle et al. en Biological Psychiatry, vol. 69, págs. 726-733, 2011.
Christian WolfGUƂNÏUQHQ[RGTKQFKUVCEKGPVÉƂEQ
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ENTREVISTA
«Los trastornos psíquicos son enfermedades cerebrales» Llegará un día en que las características neurobiológicas permitirán tratar depresiones, fobias y demás trastornos psíquicos a la medida de cada paciente. Florian Holsboer, director del Instituto Max Planck de Psiquiatría de Múnich y uno de los impulsores de la medicina personalizada, se muestra convencido de ello ENTREVISTA REALIZADA POR STEVE AYAN
E
l Instituto Max Planck de Psiquiatría está ubicado en un barrio residencial en el norte del casco urbano de Múnich. Comprende un complejo de blancos edificios austeros a la sombra de una elevada construcción conocida bajo el nombre de Emil Kraepelin (1856-1926), fundador de la psiquiatría moderna. Unos cien largos años después de los trabajos pioneros de Kraepelin, trabajan afanados en este lugar numerosos grupos de investigación internacionales. Su objetivo es impulsar una nueva psiquiatría. El director de las instalaciones es Florian Holsboer, un médico y químico interesado en promover el enfoque neurobiológico de los trastornos mentales. De hecho, en Alemania se le considera uno de los principales representantes de la medicina personalizada. ¿Cumplirá esta nueva visión terapéutica las expectativas que numerosos investigadores depositan en ella? Profesor Holsboer, según estadísticas recientes, la salud psíquica de los alemanes es cada vez peor. Las bajas laborales y las jubilaciones anticipadas por depresión o fobia van en aumento desde hace unos años. ¿A qué es debido? En general, hoy se presta más atención que antes a los problemas psíquicos. Los medios de comunicación informan cada vez más de casos del síndrome de estar
quemado por el trabajo o de trastornos depresivos, incluso entre personas famosas y exitosas. La sociedad afronta estos problemas con mayor frecuencia que hace diez años. La gente sabe que una depresión puede afectar a cualquiera, incluso a individuos con éxito profesional: empresarios, políticos, deportistas. Ralf Rangnick, el que fuera entrenador del segundo equipo de fútbol alemán, afirmó en su día: «Tengo un problema: no puedo más». En otros tiempos, nadie se habría atrevido a decir una cosa semejante. Esa franqueza contribuye al aumento de los casos patológicos registrados. Estudios epidemiológicos confirman que entre un diez y un doce por ciento de la población padece una depresión grave al menos una vez en su vida. En todo caso, no existe ningún criterio objetivo. Ningún resultado de laboratorio permite justificar de forma inequívoca esa afirmación. ¿Qué consecuencias tiene la ausencia de marcadores «definitivos»? El diagnóstico se basa solo en informes verbales. Debido a que las mujeres hablan con más facilidad que los hombres de problemas y asuntos personales, ellas aparecen con mayor frecuencia en las estadísticas relacionadas con la depresión. Sin embargo, cuanto más graves son los síntomas, tanto más se aproximan las cifras de ambos sexos. Otro problema
«Dos pacientes con depresión pueden presentar los mismos síntomas, mas los mecanismos que causan su trastorno pueden ser diferentes» 26
estriba en que dos pacientes pueden presentar síntomas y resultados similares en las escalas psicométricas; no obstante, los mecanismos que originan la enfermedad pueden ser completamente diferentes en cada caso. En su opinión, ¿son todas las enfermedades psíquicas al mismo tiempo enfermedades del cerebro? Claro que sí. En esencia, se trata siempre de un desequilibrio bioquímico en las células cerebrales. La causa orgánica de las enfermedades psíquicas fue ya aceptada en la antigüedad. La teoría galénica de los humores dice exactamente eso. Luego, en la edad moderna, promovida por René Descartes, se introdujo una separación entre el cuerpo y el alma, lo cual tuvo consecuencias fatales para la investigación. Por fortuna hoy, gracias a las técnicas modernas, nos encontramos en condiciones de superar esa separación. ¿No supone una visión demasiado unilateral atribuir los trastornos psíquicos exclusivamente a una alteración del metabolismo cerebral? No, sobre todo si se pretende curarlos. Naturalmente, el sufrimiento individual del paciente debe encuadrarse en las circunstancias vitales del momento. Estas, a su vez, influyen en la forma en que se presenta la enfermedad y en las ayudas concretas que requieren, por ejemplo, por parte de la familia o del ambiente laboral. Sin embargo, el auténtico problema radica en los procesos cerebrales. En ellos ha de centrarse el tratamiento. MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
¿Qué significa ello para nuestra comprensión del trastorno mental? Toda enfermedad compleja es el resultado de la confluencia de la genética y factores ambientales que, por otro lado, ya se refleja en el seno materno a través de marcadores epigenéticos. El complejo intercambio entre genética y ambiente se encuentra en constante movimiento. La máxima de Heráclito panta rhei («todo fluye»), lo expresa maravillosamente. Hoy sabemos que los genes no actúan de forma aislada y que su activación depende de manera decisiva de factores externos. Entonces ¿lo único que puede considerarse en la vida de una persona es el aquí y ahora? Exacto. No basta con encontrar factores hereditarios aislados asociados a un riesgo de depresión. Llevamos con nosotros una gran cantidad de variantes genéticas totalmente irrelevantes desde el punto de vista biológico. Nuestro organismo no es único de una vez por todas, sino que constantemente está cambiando a nivel molecular. Un paciente que hace diez años superó una depresión gracias a un determinado medicamento, tal vez hoy, ante una recaída, el mismo fármaco no le produzca ningún efecto. En ese caso, lo único que ayuda, por ahora, es ir probando tratamientos. Debemos cambiar esa situación. Pronto conoceremos factores diferenciadores individuales que nos permitan valorar qué probabilidad tiene un paciente de responder a un medicamento concreto. Muchas alteraciones genéticas ya nos están indicando el camino para dar con estructuras celulares útiles desde el punto de vista farmacológico. El tratamiento medicamentoso es una parte. ¿Qué hay de la psicoterapia? Incluso un enfoque como la terapia cognitivo-conductista actúa de manera muy inespecífica. Cumple una función de soporte. En todo caso, no es aceptable el tratamiento de una depresión grave sin psicofármacos. MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
Sin embargo, tampoco los efectos de los fármacos prescritos por los psiquiatras se dirigen exactamente a un objetivo, ¿no? Se dirigen al síntoma de la depresión. Desde el punto de vista farmacológico actúan de forma muy inespecífica sobre el equilibrio de neurotransmisores en el cerebro. Es lo mismo que ocurre con el internista que no conoce la causa exacta de la enfermedad y, en consecuencia, prescribe un antibiótico de amplio espectro. ¿Cómo será la psiquiatría del futuro, digamos, dentro de veinte o treinta años? Mediante pruebas genéticas y biomarcadores podremos realizar una especie de fotografía bioquímica instantánea. Con ella podríamos definir subgrupos de pacientes y reconocer los colectivos de riesgo antes de que ocurran trastornos clínicamente relevantes. Por ejemplo, antes de que los enfermos de párkinson presenten alteraciones motoras en algunas áreas cerebrales, deben haberse perdido el 80 por ciento de las neuronas. En la depresión ocurre algo parecido. Ya en la década de los ochenta del siglo XX demostramos que el trastorno del sistema del estrés precede a una depresión clínicamente manifiesta. Hemos de pasar de una medicina reparadora a una de prevención. ¿No se disparará el coste del sistema sanitario si se prescriben medicamentos antes de que se manifiesten limitaciones en los pacientes? El desarrollo de un medicamento puede suponer fácilmente varios cientos de millones de euros. Alrededor de un 85 por ciento se destina a ensayos clínicos. Para demostrar los efectos de fármacos inespecíficos se necesita un número muy elevado de pacientes. Por el contrario, los costes para ensayos con medicamentos dirigidos a un grupo de pacientes muy concreto suponen solo una pequeña fracción.
CORTESÍA DEL INSTITUTO MAX PLANCK DE PSIQUIATRÍA / ANTJE MEINEN
«Los diagnósticos que aparecen en los manuales (CIE-10, DSM-IV) se originan en las mesas de conferencias, no en el laboratorio»
FLORIAN HOLSBOER Q
Nació en 1945 en Múnich.
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Estudió química y medicina en la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich.
Q
Desde 1989 es director del Instituto Max Planck de Psiquiatría en Múnich.
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En 2010 fundó la compañía biotécnica HolsboerMaschmeyer-NeuroChemie GmbH.
Los diagnósticos oficiales se originan en las mesas de conferencias, no en el laboratorio. Mientras no se integren los resultados conseguidos por las neurociencias, no deposito grandes esperanzas en esos cambios. En su tiempo, Emil Kraepelin partía de dos cuadros clínicos psiquiátricos, hoy existen cientos. ¿Podrá disponerse en algún momento de perfiles individuales sin recurrir a estos «cajones de sastre»? En tiempos de Kraepelin fue un gran avance poner orden en el campo de los trastornos psíquicos. Solo el futuro decidirá si podremos renunciar por completo a ello. En todo caso, la investigación debe centrarse en el diagnóstico.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA BIOLOGIE FÜR DIE SEELE. MEIN WEG ZUR
¿Es necesario un cambio fundamental de los diagnósticos que figuran en los grandes manuales CIE-10 y DSM-IV?
PERSONALISIERTE MEDIZIN. F. Holsboer.
C. H. Beck, Múnich, 2009.
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TODAS LAS ILUSTRACIONES DE ESTE ARTÍCULO: NEUFFER-DESIGN
Revisión de las
psicopatologías El manual diagnóstico de la Asociación Americana de Psiquiatría constituye la referencia mundial de los trastornos mentales. Su quinta versión aparecerá en 2013. Y ya suscita controversias JOCHEN PAULUS
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MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
H
abía una vez un trastorno que se llamaba melancolía. Algunos también la conocían bajo el nombre de «depresión endógena», pues sostenían que una persona desarrollaba tal afección sin motivo aparente, al contrario que en el caso de una depresión normal, la cual se desencadenaba debido a factores externos. William James (1842-1910), uno de los pioneros de la psicología moderna, mantenía que la melancolía era una «tortura para el alma, completamente desconocida para la vida sana». La enfermedad se caracterizaba, al parecer, por sentimientos de culpabilidad y desesperanza, así como por un miedo intenso y dominante ante una ruina inminente. Desde 1980 no existe la melancolía. La tercera edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (abreviado DSM por sus siglas en inglés) unificó ambas formas de depresión consideradas hasta esa fecha. El manual diagnóstico estadounidense DSM constituye una especie de «canon» internacional para psiquiatras y psicólogos. De hecho, su clasificaMENTE Y CEREBRO 56 / 2012
ción de los trastornos mentales influye sobre la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial, igualmente válida en España. Antes de que la melancolía fuese desterrada del catálogo de enfermedades mentales, los psiquiatras pasaron años discutiéndolo. Finalmente se impuso la opinión de aquellos que solo veían en la melancolía una sutil variante de la depresión, difícil de diferenciar de sus otras formas de manifestarse. Por esa razón protesta una fracción de expertos, encabezados por el profesor de psiquiatría Gordon Parker, de la Universidad de Gales del Sur: «Sostenemos que la melancolía constituye un ente unitario, identificable y especialmente tratable que merece su lugar en el DSM-5 como síndrome afectivo». El DSM-5 es la nueva edición del manual de los trastornos mentales, cuya aparición está prevista para mayo de 2013. Todos aquellos profesionales que deseen ver reconocido un problema psicológico o, a la inversa, que quieran que determinado trastorno mental desaparezca de la
DE CATEGORÍA A DIMENSIÓN Según se prevé, el nuevo manual no clasificará los trastornos mentales por categorías; se basará en un sistema dimensional, es decir, tendrá en cuenta la gravedad de los síntomas para su diagnóstico.
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RESUMEN
Nuevo catálogo, ¿nuevos enfermos?
1
Se prevé que en mayo de 2013 apa-
rezca la quinta versión del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), editado por la Asociación Americana de Psiquiatría.
2
El DSM-5 configura las nuevas directrices
internacionales para el diagnóstico, tratamiento y estudio de los trastornos mentales.
3
Sus críticos temen que la flexibilidad
en los requisitos de los trastornos provoque un aluvión de nuevos pacientes.
EN POCAS PALABRAS
SÍNTOMA Del griego symptoma, «particularidad». Se trata de «la pista» que revela la presencia de un trastorno, ya sea físico o psicológico (poco apetito, humor deprimido).
SÍNDROME Del griego syndromé, «concurso». Ya que un mismo síntoma puede manifestarse en diferentes trastornos, el conjunto sintomático se recoge bajo el concepto de síndrome.
TRASTORNO Con el fin de evitar conceptos estigmáticos como enfermedad mental o demencia, los psiquiatras hablan de trastornos psiquiátricos. En un diagnóstico se considera, además del síndrome, la duración, la intensidad y las consecuencias sociales que el trastorno causa al afectado.
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clasificación, intentan en estos momentos dejar constancia de ello en el DSM-5. En este sentido, el argumento más destacado de los defensores de la repesca de la melancolía es que su supresión a finales del siglo XX ha arruinado la terapia. Ahora, casi todas las depresiones se tratan con los mismos medicamentos estándar, a saber, fluoxetina (Prozac, por su nombre comercial) u otros fármacos afines, entre ellos los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Según los reproches, estos no resultan tan efectivos como los antiguos antidepresivos, los tricíclicos. Los especialistas podrían discutir hasta la eternidad si ello es correcto. En cualquier caso, la melancolía no logró abrirse paso en febrero de 2010 en el borrador previo al DSM-5. Hay mucho en juego. El DSM no es una ocupación baladí de personas a las que les gusta mantener todo en orden y archivado. En 1996, Steven Hyman, en esos momentos director del Instituto Nacional de la Salud Mental (NIMH, por sus siglas en inglés, la principal autoridad de investigación de EE.UU.), tachaba la disputa por los diagnósticos del DSM de tema monótono, «más apropiado para los escolásticos del Medievo», argüía. No obstante, cuando vio que numerosas peticiones acerca de los diagnósticos del DSM aterrizaban en su oficina, cambió rápidamente de opinión. En la actualidad, el propio Hyman forma parte de una de las comisiones de debate que preparan el DSM-5. Un total de 13 equipos de trabajo se encargan de las diversas categorías de enfermedades mentales: fobias, psicosis o adicciones, entre otras. Los 162 integrantes de dichos equipos son supervisados por más de 300 expertos de todo el mundo. Los preparativos están en marcha desde 1999. Al comienzo, todos los implicados tenían grandes planes. Los futuros diagnósticos no deberían apoyarse solo en lo que se espera que los pacientes muestren en el protocolo y en cómo se comportan. Deberían considerarse también otras características comprobables objetivamente, como ocurre con las enfermedades orgánicas. En concreto, en los marcadores biológicos, es decir, peculiaridades concretas de la actividad cerebral, los niveles hormonales o determinadas variantes genéticas, entre otros factores. A pesar de que numerosos estudios revelan diferencias estadísticas entre sujetos sanos y enfermos, tales datos no conducen por el momento a diagnósticos precisos. «La identificación de las variaciones neuronales exactas responsables de los trastornos psicológicos se ha resistido a los
esfuerzos de los científicos», declara Hyman. Lo que queda de todo ello es un tenue llamamiento a los equipos que trabajan en el DSM-5 para que tengan en cuenta, junto a otros aspectos, factores bioquímicos o neurofisiológicos. En mayo del próximo año, tras 14 años de trabajo, debe presentarse la versión definitiva del DSM-5. Ya han finalizado las dos primeras fases públicas del debate. En su transcurso se han acumulado alrededor de 10.000 advertencias. Un gran número de ellas expresan reticencia. De hecho, la irritación ha sobrepasado el ámbito médico hasta alcanzar a los medios de información general. El British Medical Journal (boletín oficial de la sociedad médica británica) critica que el 56 por ciento de los integrantes de los equipos de trabajo del nuevo manual diagnóstico haya recibido dinero de la industria farmacéutica, por lo que pueden sentirse inclinados a dar el visto bueno a numerosos trastornos cuyo tratamiento beneficiaría a sus patrocinadores. Al fin y al cabo, la remuneración de un participante se limita a 10.000 dólares (unos 8212 euros) anuales.
¿La caja de Pandora? El profesor emérito en psiquiatría Allen Frances destacó precisamente como crítico «en funcio-
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nes» del DSM-5. Antes, en 1994, fue responsable de la versión del DSM-IV. (Hasta ahora, las versiones aparecían en números romanos, pero se han sustituido por las cifras árabes, ya que facilitan que las revisiones sean similares a las de los programas informáticos, con códigos como 5.1 y 5.2.) Frances publicó artículos críticos con títulos como «Abrir la caja de Pandora: las 19 peores propuestas para el DSM-5». Los detractores de Frances tampoco se callan. «Si yo hubiese sido jefe del DSM-IV», criticaba el psiquiatra William T. Carpenter, «también pensaría que todo aquel que quiera mejorar mi trabajo apunta demasiado alto.» Los directores de la nueva edición del DSM-5, David Kupfer y Darrel Regier han advertido de que Frances obtiene beneficios de las diversas versiones del DSM-IV hasta que no aparezca el DSM-5. Por su parte, Frances destaca la inflación de las enfermedades en el DSM-5. Su propia experiencia le sirve de argumentación. «Cada equipo tiende a acercar los límites de los trastornos hacia su ámbito de trabajo», apunta. Después de todo, no debería pasarse por alto a ningún necesitado. De ese modo, teme lo peor en caso de que sea aprobado, por ejemplo, el trastorno alimentario por atracón: «Millones de personas que una vez a la semana, durante un mínimo
de tres meses, comen de manera peculiar serán estigmatizadas de repente como enfermas mentales y recibirán medicamentos cuyos efectos no han sido demostrados». El problema va más allá de lo que insinúa esta polémica concreta. El trastorno por atracón ya aparece en el DSM-IV, a pesar de que solo sea dentro de los trastornos de conducta alimentaria no especificados. Sin embargo, se trata del trastorno alimentario más frecuente en la población general, asegura Martina de Zwaan, presidenta de la Sociedad Alemana de Trastornos de la Conducta Alimentaria. Los diagnósticos considerados «residuales» reciben la etiqueta trastorno no especificado (NOS, por sus siglas en inglés). Constituyen indicadores de una puntuación baja en el DSM actual. Los terapeutas conceden con frecuencia tal término, no solo en los trastornos de la conducta alimentaria (en adelante TCA). «Cuando el 40 por ciento de las clínicas universitarias dan de alta a personas con etiquetas diagnósticas no especificado, es obvio que existe un problema subyacente», constata Regier, segundo responsable del DSM-5. Los diagnósticos etiquetados como no especificado se acuñan cuando el paciente presenta un problema que «tiende» o se halla muy cercano al trastorno principal, mas no
Manuales diagnósticos internacionales Los dos catálogos más empleados que recogen los trastornos mentales son el estadounidense Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) y el capítulo correspondiente de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), editado por la Organización Mundial de la Salud. La CIE (ahora en su décima edición de 2005) surgió del índice de causas mortales. Se actualiza desde 1948 y sus categorías de enfermedades sirven de base para los sistemas de salud de la mayoría de los países. Por su parte, el DSM, que apareció por primera vez en 1957, conforma la base de la investigación psiquiátrica. El próximo DSM-5 deberá servir como modelo para el CIE (previsto para 2015) en lo referente a trastornos mentales.
PATRONES CONTRASTADOS Las propuestas de trastornos psíquicos para el DSM-5 se fundamentan en estudios epidemiológicos; ello les proporciona mayor solidez.
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LA CUARTA ENTREGA El DSM-IV actual, válido desde 1994, recoge 395 trastornos mentales.
cumple exactamente con los criterios. También puede verse desde otra perspectiva: los criterios diagnósticos no encajan al detalle con los problemas que padece el paciente. Ello debe cambiar para los TCA, incluso si la solución implica que más personas se conviertan en pacientes. Según el texto preliminar del DSM-5, una persona que presente la mitad de atracones semanales de los establecidos en su versión anterior cumple el criterio diagnóstico de bulimia; también el tiempo de duración se reduce a la mitad. Con todo, los «nuevos» diagnosticados no se encontrarán menos enfermos que los anteriores. De Zwaan explica que todos los afectados, procedan de la vieja o de la nueva versión, presentan las mismas características clínicas. No obstante, en un futuro constarán sobre el papel más mujeres con bulimia y anorexia nerviosa que hasta ahora, puesto que los criterios previstos consienten una mayor flexibilidad diagnóstica. La anorexia nerviosa, por ejemplo, ya no dependerá de la existencia o no de amenorrea (ausencia de menstruación). También descenderá la cantidad de TCA no especificados. Muchos de los diagnosticados hasta ahora eran, simplemente, casos menos graves de bulimia o de anorexia nerviosa. Otra amplia discusión en relación a la futura versión del DSM estriba en si aumentará el número de personas que reciban diagnóstico psiquiátrico, incluso inadecuado. No se trata solo de que se extiendan los criterios diagnósticos del cada vez más usual trastorno por déficit de
Novedades previstas en el DSM-5 MENOS OBSTÁCULOS Recoge los criterios para una serie de diagnósticos con el fin de reducir el hasta ahora gran volumen de trastornos no especificados. CLASIFICACIÓN DIMENSIONAL Junto con la clasificación por categorías, considera un trastorno según la intensidad de su expresión. Ello posibilita una mejor evaluación de pacientes afectados por trastornos comórbidos. NUEVOS CUADROS CLÍNICOS Las etiquetas diagnósticas poco precisas (síndrome de Asperger, hasta ahora una forma autismo) desaparecen o, en su caso, se reagrupan. Otros, caso del trastorno por atracón o el de hipersexualidad, se readmiten. SÍNDROMES DE RIESGO Se definen los síndromes de riesgo (manifestaciones leves), con el objetivo de prevenir la posibilidad de un trastorno grave (de tipo psicótico, por ejemplo).
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atención e hiperactividad (TDAH), sino también de la inclusión de nuevos cuadros clínicos. Así, los niños con problemas de conducta serán candidatos potenciales de padecer un trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo. Dichos afectados se distraen con mayor facilidad que sus compañeros de la misma edad y con frecuencia se sienten tristes. Por ahora, tales casos reciben en Estados Unidos el diagnóstico de trastorno bipolar (antes, maníaco-depresivo), fenómeno de masas que es un daño colateral del DSM-IV. Frances duda de que el nuevo diagnóstico vaya a suponer un gran cambio. Y sostiene: «Está tan mal escrito que se convertirá en un nuevo monstruo». Asimismo, el responsable del DSM-IV se muestra contrario a la implantación prevista del trastorno de hipersexualidad, ya que los violadores podrían ampararse en él como excusa. Sin embargo, no basta con llevar una vida desinhibida para que se diagnostique tal psicopatología; el afectado también debe sufrir a causa de sus numerosas fantasías y actos sexuales, o bien emplearlos como modo de combatir el estrés y el desánimo. Tampoco despierta gran entusiasmo la propuesta de que se añada el síndrome de psicosis atenuada, cuadro que puede desembocar en una esquizofrenia. Con todo, los responsables de la revisión del DSM no aceptan cada uno de los trastornos —supuestos o reales— que están «de moda». Según el borrador más reciente, la adicción a las compras y a Internet quedan descartadas del manual. Tampoco se incluye el síndrome de estar quemado (burnout), tan extendido por los medios de comunicación actuales. También podría eliminarse de la clasificación, al menos en cuanto a su denominación, el síndrome de Asperger, una forma leve de autismo; seguramente para disgusto de las familias afectadas. Dicho diagnóstico, ahora con entidad propia, pasará a formar parte de un concepto más amplio: los trastornos del espectro autista. Los partidarios del síndrome de Asperger se muestran «orgullosos de un diagnóstico que en el imaginario popular, no en la realidad clínica, se relaciona con personajes torpes en sus relaciones sociales pero con una mente brillante, caso de Albert Einstein o Andy Warhol», se burla la revista Science. El problema yace en que no existe una manera fiable de distinguir a los pacientes con síndrome de Asperger de sujetos con autismo e inteligentes. En teoría, las personas con Asperger son capaces de pronunciar palabras antes del MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
segundo año de vida y frases antes del tercero, a diferencia de individuos con autismo. Fenómeno difícil de comprobar si el diagnóstico se lleva a cabo en años posteriores. En noviembre de 2011, Catherine Lord, del Instituto para el Desarrollo Cerebral del Hospital Presbiteriano de Nueva York, y otros investigadores confirmaron a partir de un vasto estudio con más de 2000 niños y jóvenes que el diagnóstico de autismo, Asperger o trastorno generalizado del desarrollo no especificado depende poco del paciente en sí y más de la orientación del evaluador. Ahora bien, si finalmente se impone tal propuesta en el DSM-5, es cierto que desaparecerá el síndrome de Asperger, pero también se suprimirá la ambigua etiqueta de no especificado como variante del autismo.
Cautivados por los listados de criterios Para los síndromes que apuntan hacia un trastorno determinado pero que, aun así, no cumplen cada uno de los criterios de clasificación al pie de la letra, existe otra manera de proceder: prescindir del clásico sistema por categorías y sustituirlo por las dimensiones. En estos momentos, para que una persona reciba el diagnóstico de fobia a las arañas (aracnofobia), debe mostrar un gran miedo a estos insectos, así como una tendencia a evitar ciertos lugares (el sótano, el campo, la montaña) por miedo a encontrarlos, además de presentar una vida cotidiana limitada al menos desde hace seis meses a causa de ese pavor. En ausencia de uno de esos requisitos, el sujeto no padecerá aracnofobia, aunque se desmaye ante la presencia de un solo arácnido. El diagnóstico basado en las dimensiones resuelve tales singularidades diagnósticas. Si bien en las categorías fijas la cuestión se reduce a la presencia o ausencia de fobia, desde el punto de vista de las dimensiones, el abanico de las opciones se amplía: el paciente puede mostrar nada, poca, bastante, fuerte o extrema fobia a las arañas. Dicho enfoque soluciona otro problema que surge con el diagnóstico tradicional: la comorbilidad. Numerosas personas con fobia suelen manifestar a su vez depresión, o viceversa. ¿Se trata realmente de dos trastornos diferenciados? La respuesta dimensional se antoja más elegante que la clásica. Aunque los autores del DSM-5 no se han decantado por completo por el enfoque dimensional que tantos especialistas defienden, sí contemplan la posibilidad de superar la dicotomía de «con o sin trastorno» mediante una graduación de la gravedad: ¿los MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
síntomas se manifiestan de forma ocasional, a menudo o constantemente? El sistema dimensional se incluye de forma urgente solo en los trastornos de personalidad. La comorbilidad es extremadamente común en tales psicopatologías. De esta manera, únicamente seis de los diez trastornos de personalidad existentes hasta ahora permanecerán como categorías clásicas de diagnóstico: la psicopatía, la personalidad límite, el trastorno de personalidad por evitación, el obsesivo-compulsivo y el esquizotípico. También el trastorno narcisista de la personalidad seguirá siendo reconocido de manera oficial, a pesar de que se había previsto descartarlo, según publicó el periódico New York Times con un bonito titular: «Un destino que los narcisistas odiarán: ser ignorados». Ahora, los narcisistas vuelven a estar presentes, ya que muchos expertos protestaron indignados. Por el contrario, con toda probabilidad, los clínicos podrán olvidar conceptos como trastornos de personalidad paranoide, esquizoide, histriónico y por dependencia. Tales entidades formarán parte de cinco nuevas dimensiones, a saber: emocionalidad negativa, introversión, antagonismo, desinhibición y psicoticismo. Ese arco diagnóstico cubrirá a pacientes con problemas de personalidad, pero también a aquellos sujetos que presenten características relacionadas. Con todo, resta por ver si los terapeutas de clínicas y consultas aplicarán la novedosa manera de proceder. Sabine Herpetz, de la Universidad de Heidelberg, considera la nueva clasificación de los trastornos de personalidad «clínicamente inútil». Según argumenta, «resulta demasiado detallada y no guarda relación con el enfoque clínico de los síndromes». Antes de que el DSM-5 se presente de forma oficial en primavera de 2013, las propuestas deben superar las pruebas prácticas en clínicas y de manos de los terapeutas residentes. ¿Cuántos profesionales se adherirán al uso del nuevo DSM o CIE? La respuesta merece un capítulo aparte. Puede augurarse, no obstante, que el manejo del DSM-5 se convertirá en el pan de cada día de las consultas psicoterapéuticas y psiquiátricas cuando en estas predominen profesionales de última generación, formados y familiarizados con su contenido durante la carrera universitaria. Ahora bien, es probable que para entonces los expertos ya se hallen enfrascados en el próximo DSM-6 o DSM-7.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA PROPOSED REVISIONS TO PSYCHIATRY’S CANON UNVEILED.
G. Miller y C. Holden en Science, vol. 327, págs. 770771, 2010. WAS BRINGT DAS DSM-5 NEUES ZUR KLASSIFIKATION DER PERSÖNLICHKEITSSTÖRUNGEN?
H. Herpertz en Zeitschrift für Psychiatrie, Psychologie und Psychotherapie, vol. 59, págs. 261-266, 2011. A NEW DEAL ON DISEASE DEFINITION. R. Moynihan en
British Medical Journal, vol. 342, d2548, 2011. DIAGNOSTIK DER ESSTÖRUNGEN — WAS WIRD DAS DSM-5 BRINGEN? M. de Zwaan,
W. Herzog en Der Nervenarzt, vol. 82, págs. 11001106, 2011.
Jochen Paulus es psicólogo y periodista.
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Trastorno bipolar y alteraciones cognitivas Las personas con trastorno bipolar presentan déficits cognitivos; sobre todo de atención, memoria verbal y funciones ejecutivas. Ello les dificulta su día a día BRISA SOLÉ CABEZUELO, ANABEL MARTÍNEZ ARÁN Y EDUARD VIETA PASCUAL
U RESUMEN
Alteraciones permanentes
1
La prueba de la presencia de déficits
cognitivos permanentes en el trastorno bipolar es cada vez mayor. Ello rompe con la creencia de una recuperación total.
2
La correlación entre las alteraciones
n interrogante cada vez mayor ensombrece la creencia de que los pacientes con trastorno bipolar alcanzan una recuperación completa. En las últimas décadas se ha visto cómo un grupo considerable de sujetos no logra su nivel de funcionamiento normal tras la remisión clínica. Muchos presentan un deterioro cognitivo. Aunque faltan datos para saber cuáles son las variables relacionadas con los déficits cognitivos en el trastorno bipolar, conocer su impacto en la evolución de la patología y la influencia de los fármacos en esa disfunción cognitiva, los numerosos estudios van alumbrando, poco a poco, el terreno. Contrariamente a lo que se pensaba hasta hace poco, los problemas de funcionamiento podrían asociarse más al deterioro cognitivo del paciente que a los propios síntomas de la enfermedad. Veamos por qué.
cognitivas y las múltiples recaídas de los afectados
Funciones neurocognitivas
apoya la hipótesis de la
Una gran parte de los pacientes bipolares padecen alteraciones persistentes. Muchos de ellos muestran síntomas durante más de la mitad de su vida aunque sigan un tratamiento farmacológico, en principio, adecuado; incluso los que consiguen una remisión clínica manifiestan dificultades para recuperar el nivel de funcionamiento anterior a la enfermedad. Además, se
neuroprogresión.
3
Es probable que algunos déficits neurocog-
nitivos existan antes del inicio de la enfermedad.
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está viendo que las disfunciones cognitivas se asocian no solo a los episodios agudos del trastorno, sino también a los estados de eutimia (períodos de estabilidad anímica). No obstante, reina una notable heterogeneidad entre las opiniones de la comunidad científica sobre la importancia del fenómeno. ¿Por qué motivo? Es probable que durante largo tiempo se haya considerado que un peor funcionamiento sociolaboral podría resultar de los síntomas afectivos, mientras que se infravaloraba el efecto de las disfunciones cognitivas. La importancia de evaluar tales alteraciones estriba en el impacto que desempeñan en el día a día del paciente. Ya hemos comentado que diversas áreas cognitivas se modifican durante las fases agudas de la enfermedad, en especial, la atención, la memoria, las funciones ejecutivas y la rapidez psicomotora. En cambio, el nivel intelectual general de los pacientes se mantiene, aunque se aprecian ligeros cambios en función de su estado anímico. Con todo, los diferentes hallazgos resultan en ocasiones contradictorios, porque los estudios no siempre diferencian entre depresión bipolar y unipolar. Existen, además, muy pocas investigaciones con pacientes maníacos debido a la dificultad que comporta evaluarlos en ese estado. MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
© ISTOCKPHOTO / ANDREW OSTROVSKY
ENTRE DOS AGUAS De momento, los numerosos estudios relacionados con el deterioro cognitivo en el trastorno bipolar no despejan la duda de si se trata de alteraciones en el neurodesarrollo, es decir, previas a la enfermedad, o si es la propia patología la que causa tales disfunciones.
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2 Malestar 3 antes del Vulnerabilidad trastorno Primer genética (pródromos) episodio
1
4 Episodios múltiples
ADAPTADO DE MARTINEZ-ARAN ET AL., 2011
Funcionamiento neurocognitivo
Funcionamiento normal
5 Cronicidad
Atención y memoria de trabajo
© DREAMSTIME / TATYANA KALMATSUY
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Existe una predisposición genética (1) en el caso del trastorno bipolar. Antes de que la enfermedad se inicie, el sujeto presenta algunos déficits neurocognitivos sutiles (2). En los primeros episodios de trastorno (3) aparecen alteraciones mnésicas que se convierten en un rasgo cognitivo del paciente debido a la neurotoxicidad producida por los múltiples episodios (4) a lo largo del tiempo; estos últimos
Progresión de la enfermedad
Los pacientes muestran dificultades para recordar información verbal
EVOLUCIÓN COGNITIVA Y DE LA ENFERMEDAD
La atención constituye la base de todos los procesos cognitivos: su alteración implica dificultades en las funciones psicomotoras y ejecutivas, el aprendizaje y la memoria. Existe un cierto consenso respecto al deterioro de la atención sostenida (capacidad para mantener la concentración) en pacientes bipolares. Parece claro que se encuentra presente en el debut de la enfermedad, tal como detectaron en 2010 Iván Torres, de la Universidad de la Columbia Británica en Vancouver, y sus colaboradores en una muestra de pacientes recién recuperados de un primer episodio maníaco. Hallazgo que confirma el estudio desarrollado por U. S. Kolur y sus colaboradores en 2006. Los autores seleccionaron una muestra de pacientes bipolares con una edad media de 22,4 años, una duración de la enfermedad inferior a cinco años y con un máximo de dos episodios afectivos. (Dado que prácticamente no disponemos de información acerca del rendimiento cognitivo de los sujetos antes de manifestar la enfermedad, podríamos presuponer que las alteraciones atencionales resultan más evidentes con el paso del tiempo, aunque ya podrían estar presentes al inicio de la patología.) Pasemos a la atención selectiva. Se han observado déficits en los períodos activos del trastorno. Pese a que algunos trabajos señalan una mejoría tras la remisión de síntomas clínicos (lo que sugiere que la dificultad para focalizar la atención resulta un indicador del estado clínico), otros estudios indican que individuos deprimidos pueden presentar una atención selectiva deteriorada a pesar de su mejoría clínica, es decir, seis meses después de su alta hospitalaria. Investigaciones más recientes han detectado alteraciones de la atención en individuos con esquizofrenia o trastorno bipolar, así como en sus familiares de primer grado.
afectan sobre todo al funcionamiento de la corteza prefrontal y temporal medial. Con el tiempo, las alteraciones se tornan persistentes (5).
Por otro lado, en los últimos años se ha descrito un peor rendimiento en la respuesta inhibitoria, es decir, en la capacidad de frenar respuestas inadecuadas, tanto en pacientes bipolares agudos como en sujetos en remisión; los estudios se basaron en la tarea de interferencia de Stroop [véase «El efecto Stroop: una colorida trampa», por R. Rosenzweig, en M ENTE Y CEREBRO n.o 47, 2011]. La respuesta inhibitoria alterada, que parece mantenerse a largo plazo, se ha propuesto como uno de los endofenotipos candidatos más claros en el trastorno bipolar. Cada vez más investigaciones señalan, asímismo, que los pacientes bipolares presentan dificultades en tareas que requieren memoria de trabajo verbal, visual o espacial.
Aprendizaje y memoria En general, las alteraciones de aprendizaje y memoria se han asociado a las fases agudas de la enfermedad y a los períodos de eutimia. Algunas investigaciones destacan la presencia de alteraciones en la memoria verbal. En 2003, investigadores de la Universidad de Cincinnati hallaron que tanto los pacientes eutímicos como los sujetos maníacos mostraban dificultades para recordar la información en los test de aprendizaje de listas de palabras (entre ellos, el Test de Aprendizaje Verbal de California); pero solo los individuos con manía presentaban problemas en la tarea de reconocimiento. Ello hace pensar que las dificultades de codificación de información resultan más marcadas en estos pacientes. En cambio, a las personas con trastorno bipolar anímicamente estables les resulta más complicado recuperar la información. Respecto a la memoria visual, algunos pacientes manifiestan alteraciones en las fases agudas de la enfermedad, en especial aquellos con historia previa de psicosis y en sujetos bipolares evaluados durante un primer episodio MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
psicótico. En niños y adolescentes con trastorno bipolar, los escasos estudios señalan alteraciones en la memoria visuoespacial no relacionadas con la presencia de sintomatología afectiva ni tampoco con la comorbilidad con trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Con todo, uno de los datos más consistentes se enmarca en la disociación entre la memoria declarativa y la memoria implícita o procedimental. Mientras que la primera, como hemos visto, estaría alterada en el trastorno bipolar, la segunda se conservaría. Según revelan investigaciones con familiares no afectados por la enfermedad, estos también presentan, aunque en menor grado, dificultades de aprendizaje y memoria verbal. Los hallazgos hablan a favor, por tanto, de que dichas disfunciones mnésicas constituirían un marcador de rasgo de la patología y podrían hallarse presentes antes del inicio de la enfermedad, además de empeorar con la evolución del trastorno, como veremos más adelante.
Funciones ejecutivas Tampoco aquí existe unanimidad científica. Recientes metanálisis señalan que el rendimiento de los pacientes bipolares eutímicos en las pruebas de función ejecutiva (entre ellas, el Test de Clasificación de Cartas de Wisconsin) es inferior que el de los sujetos sanos. El grado de deterioro difiere según la dimensión ejecutiva (fluidez verbal fonética, manipulación mental, inhibición de la respuesta y cambio atencional, entre otros). Estas alteraciones también se presentan en los pacientes bipolares eutímicos, en especial
en los adictos al alcohol. Por tanto, las disfunciones ejecutivas parecen persistir al menos en un subgrupo de pacientes con independencia de su estado clínico. Por otro lado, las alteraciones ejecutivas reflejan la existencia de cambios neuroanatómicos (estructurales o funcionales) en la corteza prefrontal. De hecho, el volumen cortical, en especial el del área prefrontal, de los pacientes con trastorno bipolar difiere del de los individuos sanos; en concreto, presentan alteraciones en la corteza prefrontal dorsolateral y cingulada anterior.
Neuroprogresión Uno de los hallazgos más consistentes es que las disfunciones, sobre todo en la memoria verbal y las funciones ejecutivas, se asocian a una peor evolución en el
Funcionamiento psicomotor y más
trastorno bipolar. Se da una
El funcionamiento motor se ha estudiado poco en el trastorno bipolar. No obstante, se ha descrito un enlentecimiento psicomotor mayor en depresivos bipolares que en los unipolares. En la comparación de bipolares eutímicos con probandos sanos, algunos autores han observado un déficit de coordinación y secuenciación motora que persiste durante el estado anímico estable. Incluso alguno de los estudios encuentra alteraciones psicomotoras en familiares de primer grado sanos de pacientes bipolares. Ello supone que, junto con las funciones ejecutivas, el funcionamiento psicomotor podría constituir un endofenotipo cognitivo del trastorno bipolar. Las personas con trastornos bipolares presentan alteraciones en el procesamiento de información con contenido emocional: el reconocimiento de expresiones faciales. En este sentido, muestran una respuesta sesgada, principalmente, hacia la información negativa (tris-
correlación entre déficits en dichos dominios cognitivos y múltiples recaídas. Así pues, los pacientes más crónicos y con múltiples episodios tienen mayor probabilidad de mostrar deterioro cognitivo que aquellos más jóvenes y con menos recaídas. No obstante, solo los estudios longitudinales podrán dar una respuesta sobre si las alteraciones son o no progresivas. Ello confirmaría la hipótesis neurodegenerativa, aunque en el caso del trastorno bipolar sería más apropiado el concepto de neuroprogresión.
DISFUNCIONES EJECUTIVAS Las personas con trastorno bipolar presentan un desempeño inferior en pruebas de función ejecutiva (como es el caso del Test de Clasificación de Cartas de Wisconsin, CORTESÍA DE LOS AUTORES
en la imagen) que los sujetos sanos. Tales alteraciones las funciones ejecutivas, en especial aquellas relacionadas con tareas que requieren control inhibitorio, constituirían un marcador de rasgo importante en el trastorno bipolar.
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VARIABLES REVELADORAS Existen variables clínicas, farmacológicas y pronósticas que, de forma directa o indirecta, se relacionan con el funcionamiento cognitivo de pacientes con trastorno bipolar.
Síntomas subclínicos
a déficits cognitivos: suponen un efecto
namiento cognitivo en los pacientes bipo-
La mayoría de los pacientes bipolares pre-
neurotóxico, sobre todo en el hipocampo
lares. Se ha visto que aquellos individuos
sentan síntomas menos intensos a pesar
y la corteza prefrontal, de manera que
que presentaban síntomas psicóticos, sin
de seguir un tratamiento farmacológico.
disminuyen los receptores glucocorticoi-
tener en cuenta su diagnóstico (trastornos
De hecho, es difícil que los pacientes estén
deos. Varios estudios muestran que a
unipolar, bipolar o esquizofrenia), obte-
completamente asintomáticos (muchos
mayor cuantía de fases maníacas, peor
nían un peor rendimiento que los sujetos
presentan persistentes síntomas
sin esos síntomas. Asimismo, otros
leves o moderados de depresión).
estudios indican que la sintoma-
Por otro lado, es probable que ese
tología psicótica influye de forma
tipo de problemas subyacentes al
negativa en el rendimiento en las
trastorno tenga un peso específico
funciones ejecutivas y la memoria
en la capacidad cognitiva, además
verbal. No obstante, el efecto de
de una influencia negativa en el
los síntomas de la psicosis no expli-
funcionamiento psicosocial. Sin
ca por sí solo la disfunción cognitiva
embargo, el sentido de la causa-
en pacientes bipolares.
lidad no está demasiado claro: es Factores hormonales
dificultades psicosociales también
La hipercortisolemia (incremento
desarrollen más depresión. En
de los niveles de cortisol) puede
cualquier caso, debe evaluarse al
darse durante las fases maníacas
paciente cuando se encuentre en
y depresivas del trastorno bipolar.
remisión clínica, con el fin de evitar
Algunas investigaciones sugieren
el efecto confusor de los síntomas
que niveles elevados de cortisol
afectivos.
producen lesiones en el hipocam-
Duración de la enfermedad Los años de evolución del trastorno bipolar parecen desempeñar una función relevante en el funcionamiento cognitivo. La cronici-
© DREAMSTIME / UDVARHÁZI IRÉN
posible que los pacientes con más
po, incluso tras la remisión del episodio agudo, lo que comporta disfunciones en la memoria declarativa. La atrofia y pérdida de las neuronas hipocampales puede estar inducida por el estrés. Además, los potenciales efectos neurotóxi-
dad, entendida como duración de la patología, se ha asociado a más dificul-
rendimiento de la memoria verbal, fun-
cos de la hipercortisolemia explicarían,
tades mnésicas, aunque también es posible
ciones ejecutivas y atención. Sin embargo,
en parte, que se complique el curso de
que estas disfunciones sean un predictor
los déficits cognitivos pueden presentarse
la enfermedad con cada episodio y que
de cronicidad. Asimismo, se ha detectado
desde el inicio del trastorno. El concepto
las fases maníacas puedan vincularse es-
una relación entre duración de la enfer-
de carga alostática —es decir, el desgaste
trechamente al déficit cognitivo. Por otro
medad y rapidez psicomotora, memoria
que comporta una sobreactivación de los
lado, los pacientes medicados con litio y
visuoespacial y, sobre todo, verbal.
sistemas fisiológicos que intervienen en la
que presentan hipotiroidismo no tratado
adaptación al estrés— puede explicar los
obtienen un peor rendimiento en tareas
Número de episodios
efectos negativos que provocan los episo-
de aprendizaje verbal y memoria si se les
El número de recaídas ejerce una influen-
dios repetidos: al ir incrementando, impli-
compara con individuos bipolares sin al-
cia negativa en el funcionamiento cog-
can alteraciones a nivel molecular que se
teraciones tiroideas.
nitivo. Se han encontrado correlaciones
traducen en un impacto neurocognitivo. Medicación
entre los déficits neuropsicológicos y un
38
mayor número de episodios o una peor
Síntomas psicóticos
El efecto del tratamiento farmacológi-
evolución de la enfermedad. En concreto,
La historia previa de sintomatología psi-
co resulta difícil de evaluar en pacientes
los episodios maníacos parecen asociados
cótica podría asociarse a un peor funcio-
bipolares, puesto que, por lo general,
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siguen una medicación combinada y a dosis variables. Aun así, el déficit en la capacidad cognitiva no parece ser un efecto primario del tratamiento. Los efectos negativos del litio sobre la cognición parecen menores y de pequeña importancia. Respecto a los anticonvulsivantes, existen escasas pruebas de alteraciones cognitivas, aunque se ha descrito una dificultad leve en la concentración por el tratamiento con valproato o carbamazepina. Los nuevos antiepilépticos (lamotrigina y gabapentina) afectan menos al rendimiento
teza, miedo, etcétera). Dicho patrón alterado de habilidades cognitivo-sociales sugiere una disfunción de los circuitos neuronales que median los procesos emocionales, sociales y lingüísticopragmáticos (uso social apropiado del lenguaje verbal y no verbal). Durante los últimos años ha surgido un mayor interés en torno a la cognición social en el trastorno bipolar, aun así, queda mucho por investigar. Otro factor que debe considerarse es que los pacientes en fases agudas presentan dificultades para la toma de decisiones. También parece existir una relación entre alteración en la toma de decisiones y la historia de tentativa suicida, probablemente como factor de riesgo de vulnerabilidad.
cognitivo de personas bipolares que los habi-
GLOSARIO Endofenotipo Fenotipo interno que no se advierte clínicamente, pero que puede observarse de manera indirecta a través de las deficiencias que surgen en la ejecución de las pruebas neuropsicológicas.
Función ejecutiva Conjunto de habilidades cognitivas que permiten la anticipación y el establecimiento de metas, el diseño
tuales. Asimismo, los antipsicóticos convencio-
¿Neurodesarrollo o neuroprogresión?
de planes, el inicio de
nales pueden asociarse a un efecto negativo
Resumamos. Existen dudas sobre si los déficits cognitivos son previos al inicio de la enfermedad, lo que iría a favor de la hipótesis de alteraciones en el neurodesarrollo, o si bien es el propio impacto de la enfermedad el que ejerce una influencia negativa en la cognición, lo que apoyaría la hipótesis de un deterioro cognitivo o proceso neurodegenerativo. Sin olvidar que es posible que ambos procesos sean compatibles. Desde un punto de vista neuropsicológico, los déficits se mantienen, aunque todavía resulta complicado establecer si dicho deterioro es estable o progresivo. Lo más probable es que algunas alteraciones neurocognitivas sutiles se encuentren presentes antes del inicio de la enfermedad, si bien los estudios con poblaciones de alto riesgo de trastorno bipolar son, hoy por hoy, escasos. No obstante, investigaciones de la Universidad de Valencia y del Instituto de Neurociencias de la Universidad Miguel Hernández de Alicante indican que al menos un porcentaje pequeño de bipolares presenta alteraciones ligadas al neurodesarrollo, dato que sugiere que un subgrupo de pacientes presenta mutaciones en genes implicados en la migración neuronal. Esas anomalías podrían incluso predecir la presencia de disfunciones ejecutivas en esos pacientes. En los últimos años también ha surgido un mayor interés en la posibilidad de que familiares de primer grado de pacientes con trastorno bipolar presenten disfunciones cognitivas. Si los déficits neuropsicológicos encontrados en los pacientes fuesen una expresión fenotípica de la vulnerabilidad genética para la patología, cabría esperar que los individuos sanos con una predisposición genética manifestasen las mismas alteraciones. De hecho, algunos estudios
actividades y operaciones
en el funcionamiento motor a corto plazo, aunque su efecto en la vigilancia y el procesamiento visual de la información resulta beneficioso a largo plazo. En este sentido, la mayoría de los autores coinciden en que los antipsicóticos no mejoran la función cognitiva, pero tampoco la empeoran (debe tenerse en cuenta que la mayor parte de las investigaciones se han realizado con pacientes esquizofrénicos). Con respecto a los antidepresivos, no existen pruebas claras de que empeoren la función cognitiva. Finalmente, las benzodiazepinas (fármacos para tratar el insomnio y la ansiedad) pueden producir disfunciones mnésicas, atencionales y de rapidez motora si se administran de manera prolongada. Otras variables El abuso y dependencia de sustancias supone un peor curso de la enfermedad: afecta la función cognitiva, así como la presencia de comorbilidad. En el caso del alcohol, empeora la función ejecutiva y la memoria verbal del individuo. No obstante, por lo general, esos déficits se deben más al propio trastorno que al abuso de alcohol. La ciclación rápida (cuatro o más episodios de cambio en el estado del ánimo por año) podría influir, asimismo, en el deterioro cognitivo. Todavía se ha estudiado poco esa relación. También el subtipo diagnóstico resulta de interés. La bibliografía, igualmente escasa, sugiere que los sujetos bipolares II presentan disfunciones cognitivas, aunque quizás en un menor grado que los de tipo I en ciertos dominios cognitivos.
MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
mentales, la selección de la conducta y la organización de las tareas en el tiempo y en el espacio.
Memoria de trabajo Sistema de capacidad limitada que permite manipular las informaciones (entre ellas, las verbales, visuales y espaciales) para realizar las tareas cognitivas.
Memoria declarativa Almacenamiento mnésico a largo plazo. Recuerdos que pueden evocarse de forma consciente.
Memoria procedimental Parte de la memoria que participa en el recuerdo de las habilidades motoras y ejecutivas necesarias para realizar una tarea.
Trastorno bipolar Afección en el estado de ánimo que se caracteriza por la alternancia de períodos de euforia y excitabilidad (manía) y períodos de depresión.
Trastorno unipolar Estado anímico de depresión sin período de euforia.
39
Tratamiento de las alteraciones neurocognitivas Aunque se ha señalado la posible influencia negativa de los síntomas subclínicos en la adaptación social y laboral del paciente bipolar, es posible que los factores cognitivos puedan predecir incluso mejor el funcionamiento general. Por ese motivo, el clínico no debería infravalorarlos ni confundirlos con síntomas depresivos residuales. Es importante evaluar si existe déficit cognitivo, optimizar dentro de lo posible el tratamiento farmacológico y buscar otras estrategias o intervenciones para mejorar estas dificultades, siempre teniendo como objetivo la recuperación funcional del paciente. Será necesaria la implantación de técnicas de rehabilitación neurocognitiva adaptadas con el fin de reducir las alteraciones cognitivas y mejorar
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
así la calidad de vida del enfermo. En cualquier caso, los programas psicoeducativos van a ser de gran utilidad para mejorar la conciencia de la enfermedad y el cumplimiento terapéutico, así como para prevenir recaídas,
PERSISTENT COGNITIVE DYS-
evitando o reduciendo el deterioro cognitivo que se asociaría al propio proceso de la enfer-
FUNCTIONS IN BIPOLAR I DI-
medad. Los programas de rehabilitación neurocognitiva serán una estrategia terapéutica
SORDER AND SCHIZOPHRENIC
dirigida no solo a mejorar el rendimiento cognitivo sino también a conseguir la recuperación
PATIENTS: A 3-YEAR FOLLOW-
funcional del paciente bipolar. Dicha intervención debería constar de un entrenamiento en
UP STUDY. V. Balanza Martí-
técnicas neurocognitivas y estrategias para afrontar esos déficits, una psicoeducación sobre
nez et al. en Psychotherapy
los mismos y los factores relacionados, así como la resolución de problemas cotidianos, con el
and Psychosomatics, vol. 74,
objetivo de facilitar la trasferencia a la vida real del paciente.
págs. 113-119, 2005. NEUROPSYCHOLOGICAL DEFICITS AND FUNCTIONAL IMPAIRMENT IN BIPOLAR DEPRESSION, HYPOMANIA AND EUTHYMIA.
G. S. Malhi et al. en Bipolar Disorders, vol. 9, págs. 114125, 2007. FUNCTIONAL OUTCOME IN BIPOLAR DISORDER: THE ROLE OF CLINICAL AND COGNITIVE FACTORS. A. Martínez Arán
et al. en Bipolar Disorders, vol. 9, págs. 103-113, 2007. NEUROCOGNITIVE ENDOPHENOTYPES (ENDOPHENOCOGNITYPES) FROM STUDIES OF RELATIVES OF BIPOLAR DISORDER SUBJECTS: A SYSTEMATIC REVIEW. V. Balanza Martínez
et al. en Neuroscience & Biobehavioral Reviews, vol. 32, págs. 1426-1438, 2008.
con adultos que presentan un riesgo genético de trastorno bipolar apuntan a alteraciones leves en ciertos componentes de las funciones ejecutivas (planificación, inhibición o flexibilidad cognitiva) y de la memoria verbal. Sin embargo, en 2010, David Glahn, del Centro de Investigación en Neuropsiquiatría Olin, sugirió a partir de una amplia muestra multigeneracional como endofenotipos potenciales otro tipo de funciones cognitivas, a saber, la velocidad de procesamiento y las memorias de trabajo y declarativa. También estudios con gemelos sin la enfermedad pero con progenitores enfermos han revelado alteraciones en la memoria de trabajo y en el recuerdo demorado de información verbal. De hecho, los hijos de pacientes bipolares presentan un peor rendimiento académico, dato que sugiere un cierto grado de afectación cognitiva en individuos con alto riesgo de desarrollar la enfermedad. Tales argumentos implican la posibilidad de endofenotipos cognitivos que ejerzan de marcadores de rasgo de la enfermedad y, por tanto, sea posible la identificación de factores biológicos del trastorno bipolar.
FUNCTIONAL IMPAIRMENT IN BIPOLAR II DISORDER: IS IT AS
A largo plazo
DISABLING AS BIPOLAR I? A.
Nos encontramos todavía en una etapa inicial de la investigación. El gran problema en el estudio de las disfunciones cognitivas en el trastorno bipolar es que se han abarcado desde una perspectiva transversal, no a lo largo del tiempo. Con
R. Rosa et al. en Journal of Affective Disorders, vol. 127, págs. 71-76, 2010.
40
todo, en 2005, Vicent Balanzá Martínez, de la Universidad de Valencia, observó junto con sus colaboradores déficits persistentes en pacientes estables en 12 de un total de 13 medidas cognitivas. En 2008, María Mur, de la Universidad de Lérida, tras un seguimiento de dos años de pacientes bipolares eutímicos y en tratamiento con litio, mostró que existían deterioros persistentes en funciones ejecutivas, así como en la velocidad de procesamiento, a pesar de que el promedio de tiempo de eutimia de la muestra era de tres años. Es decir, las alteraciones neurocognitivas se mantenían incluso cuando los períodos interepisódicos eran prolongados. Si bien se requieren más estudios longitudinales para dilucidar la evolución de las disfunciones cognitivas en el trastorno bipolar, podemos señalar de momento que perduran a largo plazo. Brisa Solé, neuropsicóloga, trabaja como investigadora en el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi Sunyer (IDIBAPS) en el programa de trastornos bipolares. Anabel Martínez Arán es especialista en psicología clínica del Hospital Clínico de Barcelona e investigadora del programa de trastornos bipolares del IDIBAPS y del CIBERSAM. Eduard Vieta es profesor de psiquiatría en la Universidad de Barcelona, jefe del servicio de psiquiatría y director de la unidad de trastorno bipolar del Hospital Clínico Universitario de Barcelona. También es investigador del IDIBAPS y del CIBERSAM, donde coordina el área de investigación en trastorno bipolar. MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
MENTE, CEREBRO Y SOCIEDAD PERCEPCIÓN
CON MÁS COLORES La terapia génica en monos dicrómatas aporta información sobre cómo funciona el sistema visual humano y da pistas para el tratamiento de la visión cromática deficiente CHRISTOF KOCH
L
a visión del color constituye un proceso
porque carecen del gen correspondiente
uno de sus cromosomas X, dispone toda-
complejo, como bien recordará el lector
al fotopigmento de tipo L o M. Aunque
vía de una copia de seguridad en el otro.
de su época colegial. El proceso comienza
su visión es normal en todos los demás as-
Como el sexo masculino cuenta con un solo
en un delicado revestimiento del interior
pectos, sufren ceguera a los colores verde
cromosoma X (pues su otro cromosoma se-
del ojo, en una estructura llamada retina.
o rojo, según la deficiencia genética de que
xual es un Y) sale perdiendo. Es de señalar
El tejido retiniano integra en sí unas célu-
se trate. Las personas dicrómatas poseen
que, por caprichos de la genética, puede
las sensibles a la luz, que absorben ondas
solo dos tipos de conos, lo que les torna
haber mujeres dotadas de conos fotosen-
electromagnéticas del espectro visible y las
incapaces de distinguir entre los colores
sibles de cuatro tipos en lugar de los tres
convierten en señales eléctricas. El cerebro
morado, lavanda y violeta, o entre rojo,
habituales. En teoría, estas mujeres tetra-
interpreta esa información y la traduce en
naranja, amarillo y verde.
crómatas identifican sutiles matices de co-
la riada de imágenes y colores que experi-
Aunque no se trata de una discapacidad
lor, indetectables para el resto de nosotros.
mentamos de forma consciente. Los conos,
grave, sí dificulta la descodificación de las
No obstante, la confirmación experimental
uno de los tipos de células retinianas, se
luces de los semáforos o las alarmas, sobre
de ese fenómeno resulta difícil.
presentan en tres variedades. Los de tipo
todo si destellan en rojo o amarillo y su dis-
C poseen máxima sensibilidad a las longi-
posición es horizontal. Además, la falta de
Corrección de la discromatopsia
tudes de onda más cortas (luz azulada); los
sensibilidad a los matices rojizos hace que
A diferencia de los humanos, la mayoría
de tipo M responden mejor a longitudes
a los dicrómatas les resulte casi imposible
de los mamíferos cuentan solo con dos
de onda medias (tonos amarillos y verdes),
detectar cuando están empezando a sufrir
clases de conos retinianos. Por consiguien-
y los de tipo L, a las de longitudes largas
quemaduras por el sol.
te, ratones, gatos y perros ven el mundo
(determinan los matices rojizos). Las per-
Que la discromatopsia se dé con ma-
de forma similar a los discrómatas, lo que
sonas con una visión normal de los colores
yor frecuencia en el sexo masculino que
les convierte en excelentes sujetos experi-
(tricrómatas) poseen estos tres tipos de cé-
en el femenino se debe a que los genes
mentales. Hace algunos años, científicos
lulas cónicas fotosensibles.
correspondientes a los fotopigmentos M y
de la Universidad Johns Hopkins inserta-
Alrededor de un ocho por ciento de los
L (las sustancias que absorben la luz en los
ron en múridos el gen correspondiente
varones y menos del uno por ciento de
conos) son portados en el cromosoma X.
al fotopigmento de tipo L. Tras varias
las mujeres padecen discromatopsia, esto
Aunque una niña que herede de sus pro-
generaciones de crianza, los ratones res-
es, deficiencias en la visión de los colores,
genitores un alelo deficiente de ese gen en
pondieron a información de tonalidad supernumeraria: habían pasado de dicrómatas a tricrómatas, notable proeza de la bioingeniería. El experimento demostró, asimismo, que el cerebro de ratón posee la flexibilidad suficiente para recibir y utilizar la información contenida en las longitudes de onda adicionales. Otro estudio más ambicioso todavía ha dado sus frutos tras más de un decenio de
CORTESÍA DEL LABORATORIO NEITZ
FRUTA COLORIDA Los monos ardilla macho son desde su nacimiento dicrómatas: poseen solo dos tipos de conos, por lo que no distinguen ciertos colores. No obstante, una terapia génica les permite percibir el colorido de la fruta (izquierda).
MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
41
DOMINIO PÚBLICO
CIFRAS CROMÁTICAS Las personas dicrómatas muestran dificultades para reconocer el número 6 en el círculo de la izquierda; también para distinguir el 74 en el de la derecha. Esta alteración afecta en torno al 8 por ciento de los varones, pero solo a un 1 por ciento de las mujeres.
investigación por parte del matrimonio de científicos Jay y Maureen Neitz, profesores en la facultad de medicina de la Universidad de Washington. Junto a sus colaboradores desarrollaron el trabajo con monos ardilla, una especie endémica de las Amé-
sin desfase temporal entre expresión y per-
cia visual y proporcionar tetracromacia a los
ricas Central y del Sur. Si bien casi todas las
cepción, lo cual sugiere que los circuitos
más aventureros? ¿O aumentar el espectro
hembras de estos primates son tricrómatas,
retinianos y corticales preexistentes logran
visible, hacia el ultravioleta o el infrarrojo?
los machos son dicrómatas, pues cuentan
incorporar la información adicional. Por
Gracias a la biología molecular más avan-
solo con fotopigmentos de tipos S y M. En
ello, no hizo falta reorganizarlos median-
zada, cabe atisbar la senda hacia un futuro
consecuencia, ellas se encargan de dirigir a
te largos procesos de adaptación. También
transhumano.
sus congéneres en busca de frutos maduros
revela la transición evolutiva de la visión
ocultos entre el follaje, ya que dicha tarea
bicónica a la tricónica.
Christof Koch Instituto de Tecnología de California
requiere una excelente capacidad para discriminar los colores.
De los monos a los humanos
Los Neitz se preguntaron si la terapia
Cuatro años después del experimento de
génica podría «curar» la ceguera cromática
los Neitz, perdura en sus monos experi-
de los machos de esta especie de primates.
mentales la transformación de la visión
Llevaron a cabo un procedimiento para in-
en colores. No obstante, la pareja de
EMERGENCE OF NOVEL COLOR VISION IN
corporar el gen correspondiente al fotopig-
científicos no se ha pronunciado sobre
MICE ENGINEERED TO EXPRESS A HUMAN
mento humano de tipo L en un pequeño
la cuestión de si estos animales ven o no
CONE PHOTOPIGMENT. G. H. Jacobs,
virus (virus adeno-asociado). El siguiente
nuevas tonalidades rojizas. Personalmente,
G. A. Williams, H. Cahill y J. Nathans
paso consistió en inyectar decenas de bi-
no conozco razones fundadas para negar
en Science, vol. 315, págs. 1723-1725,
llones de partículas víricas en los ojos de
que así sea. La «maquinaria» retiniana ne-
marzo de 2007.
los monos. Veinte semanas después, casi
cesaria para el tricromancia se halla instala-
una tercera parte de los conos de tipo
da y la conducta de los monos indica que
GENE THERAPY FOR RED-GREEN COLOUR
M de las retinas de esos animales habían
perciben dichos matices. En pocos años,
BLINDNESS IN ADULT PRIMATES. K. Man-
empezado a expresar el fotopigmento de
los experimentos electrofisiológicos y de
cuso, W. W. Hauswirth, Q. Li, T. B. Con-
tipo L. Dicho de otro modo, los primates
imaginología funcional permitirán saber
nor, J. A. Kuchenbecker, M. C. Mauck,
macho contaban ahora, no con dos tipos
si en los animales se acusa una actividad
J. Neitz y M. Neitz en Nature, vol. 461,
de conos, sino con tres: además de los tipos
más intensa en las regiones de su corteza
págs. 784-787, octubre de 2009.
S y M había nuevos conos de tipo M cuya
visual dedicadas a la percepción del color.
sensibilidad se había desplazado hacia la
Apostaría cien contra uno a que es así.
región de ondas largas del espectro.
El virus utilizado en este experimento
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
CHARACTERIZATION OF OPSIN GENE ALLELES AFFECTING COLOR VISION IN A WILD POPU-
Llegados a ese punto, la cuestión clave
no resulta peligroso: no se replica ni pro-
LATION OF TITI MONKEYS. J. A. Bunce,
consistía en saber si el resto del sistema
voca enfermedades, solo ocasiona una leve
M. Neitz et. al. en American Journal of
nervioso central de los animales sería capaz
respuesta autoinmunitaria. Y se ha apro-
Primatology, vol. 71, págs. 1-8, 2010.
de reprogramarse por sí solo y hacer uso de
bado para terapia génica en humanos.
esta información adicional. Los Neitz, va-
Suponiendo que la relación entre riesgo
THE GENETICS OF NORMAL AND DEFECTIVE
liéndose de pruebas de color por ordena-
y beneficio de la terapia génica pudiera
COLOR VISION. J. Neitz y M. Neitz en
dor, demostraron que los monos tratados,
mejorarse de forma notable, la posible
Vision Research, vol. 51, págs. 633-651,
al igual que los ratones del experimento
cura tendría efectos impresionantes sobre
2011.
anterior, discriminaban los colores.
la sensibilidad cromática de una amplia
La nueva percepción del color se mani-
porción de la humanidad.
festó en los primates en cuanto los fotopig-
No hay, desde luego, por qué detenerse
mentos tuvieron expresión en sus retinas,
ahí. ¿A caso no podría ampliarse la experien-
42
SEDE EN LA RED DEL LABORATORIO NEITZ:
www.neitzvision.com
MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
NEUROCIENCIA
TERAPIA GÉNICA PARA EL BAILE DE SAN VITO Ciertas proteínas artificiales podrían ayudar a tratar la enfermedad de Huntington, según se ha demostrado en múridos. El estudio ha recibido el primer premio del concurso de fotografía científica organizado en el octavo Congreso de la Federación Europea de Sociedades de Neurociencia CARMEN AGUSTÍN PAVÓN
E
n 1872, George Huntington describió
medad se multiplica el número de repe-
los de esta última. Hoy en día solo existen
una serie de pacientes con una caracte-
ticiones CAG, de manera que se produce
tratamientos paliativos para la enfermedad
rística en común: movimientos incontrola-
una proteína aberrante, con un exceso de
de Huntington: los pacientes mueren entre
bles o corea (del griego, «danza»). Más tar-
glutaminas, que se acumula dentro de las
10 y 15 años tras el diagnóstico.
de, la enfermedad recibiría el nombre del
células y produce, a la larga, la desregu-
joven médico inglés, aunque ya desde la
lación de más de 800 genes y la muerte
Reducir la proteína mutante
Edad Media se sabía del trastorno. En 1374,
celular. Las neuronas del estriado dorsal
Si pudiésemos neutralizar el gen muta-
Paracelso, también médico, además de al-
(uno de los núcleos cerebrales que contro-
do, abriríamos una puerta al tratamiento.
quimista y astrólogo, se refirió a este mal,
la el movimiento) resultan especialmente
Con esa premisa, bajo la dirección de Mark
el cual se conocería en el siglo XVII como
sensibles, por lo que son las primeras en
Isalan, Mireia Garriga Canut y la autora,
baile de San Vito. Por aquel entonces, los
perderse. Estas células nerviosas se hallan
junto a otros colaboradores, intentamos
afectados se tildaban de endemoniados.
conectadas con las neuronas de la sustancia
desarrollar una terapia génica para tratar
Con todo, hubo que esperar hasta 1993
negra, las cuales degeneran en el párkin-
dicha enfermedad. Mediante herramientas
para identificar la causa de la patología.
son, por lo que los síntomas de la enferme-
de biología sintética e ingeniería genética
Para ello fueron necesarios los esfuerzos
dad de Huntington son complementarios a
hemos diseñado unas proteínas artificiales
de seis decenas de científicos congregados en uno de los puntos del planeta donde existe una mayor prevalencia de la enfermedad: alrededor del lago Maracaibo, en Venezuela. Allí, unas siete personas de cada 1000 padecen la patología, cuando el promedio entre la población europea se sitúa alrededor de cinco afectados por cada 100.000 individuos.
Una causa genética Una mutación en un único gen es la responsable de la corea de Huntington. Este CORTESÍA DE CARMEN AGUSTÍN PAVÓN
gen, situado en el cromosoma 4, codifica la proteína huntingtina, que participa en una gran variedad de procesos esenciales: desde la regulación de la expresión de otros genes al transporte de sustancias a los distintos compartimentos celulares [véase «Enfermedad de Huntington: ¿por qué mueren las neuronas?», por S. Humbert; MENTE Y CEREBRO, n.o 45, 2010]. La proteína
POSTURA DE RENDICIÓN
normal posee en su estructura una cadena
Dos ratones, uno de tipo salvaje (denominación que reciben los animales normales en el argot
de hasta 35 glutaminas (aminoácido codifi-
de los genetistas) y otro transgénico presentan una actitud muy distinta cuando son izados
cado por la secuencia de nucleótidos CAG).
por la cola. El primero (izquierda) lucha, agita sus patas e intenta liberarse. El segundo, presa
Las secuencias altamente repetitivas suelen
de la enfermedad de Huntington, se curva en una posición que parece, al ojo humano, de
presentar un problema, a saber, pueden
desesperación y rendición. Con el título de Fight and surrender («Lucha y rendición»), esta
provocar fallos en la replicación de los ge-
imagen (fotografía con retoques) ganó el primer premio del concurso de fotografía científica
nes durante el proceso de división celular.
organizado en el octavo congreso de la Federación Europea de Sociedades de Neurociencia,
Así, en las personas que padecen la enfer-
celebrado en Barcelona el pasado mes de julio.
MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
43
basadas en ciertas proteínas naturales con
ratones transgénicos, los cuales poseen en
dedos de zinc, que poseen la capacidad
su genoma un fragmento del gen de la
de interaccionar con el ADN. En concre-
huntingtina mutante humana. El objetivo
to, se han construido unas proteínas con
último es evaluar el efecto de las proteínas
dedos de zinc que reconocen y se unen a
con dedos de zinc sobre los síntomas de la
las largas repeticiones CAG, de modo que
enfermedad de Huntington.
impiden la producción de la proteína huntingtina mutante.
Carmen Agustín Pavón Unidad de investigación en biología de sistemas Laboratorio Europeo de Biología Molecular Centro de Regulación Genómica y Universidad Pompeu Fabra, Barcelona
Pese a la gran complejidad de los ensa-
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
yos, hemos conseguido algunos resultados
Con el fin de comprobar su potencial te-
esperanzadores en ratones transgénicos.
rapéutico, la información necesaria para
Entre ellos, la reducción significativa de la
HUNTINGTON’S DISEASE: CAN MICE LEAD
que las células puedan producir por sí
proteína huntingtina mutante, además de
THE WAY TO TREATMENT? Z. R. Crook y
mismas esas proteínas con dedos de zinc
retrasar la aparición de la postura de «ren-
D. Housman en Neuron, vol. 69, n.o 3,
se introduce en vectores víricos. Se trata
dición» de los múridos afectados (véase
págs. 423-435, 2011.
de virus no patogénicos, modificados para
la imagen). Sin embargo, queda un largo
que actúen como meros transportadores
camino para detener de forma definitiva
de la información, codificada en forma de
la enfermedad. Un camino que, sin lugar
TWO GOOD HANDS. M. Isalan en Nature
ADN, al interior de las células. Tales vec-
a dudas, merece la pena recorrer hasta
Methods, vol. 9, n.o 1, págs. 32-34, 2011
tores se inyectan en el estriado dorsal de
el final.
ZINC-FINGER NUCLEASES: HOW TO PLAY
PSICOLOGÍA SOCIAL
LA INFLUENCIA DE LOS PERSONAJES DE FICCIÓN El consumo audiovisual interactivo impacta más que el unidireccional en el cambio de actitudes, valores y creencias de los espectadores MARÍA T. SOTO SANFIEL
L
a identificación de los espectadores con
las audiencias en el consumo audiovisual,
tivo, también se ha demostrado que actúa
los personajes de las ficciones audiovi-
abre nuevos interrogantes. A pesar de que
como elemento de cambio porque ofrece
suales es uno de los procesos que despier-
se precisan más pruebas confirmatorias,
modelos de comportamiento y de apren-
ta mayor interés en los investigadores de
existen datos que corroboran que la posi-
dizaje social. Se ha constatado que los per-
la psicología del entretenimiento mediá-
bilidad de interactuar con los contenidos
sonajes ficticios incrementan la atención
tico. Jonathan Cohen, de la Universidad
y de decidir sobre el desarrollo o conti-
de los niños, así como la intención de ad-
de Haifa, la define como: «Un proceso
nuación del mensaje podría incrementar
quirir opiniones o creencias. Asimismo, se
imaginativo por el que el receptor asume
la identificación y sus efectos.
ha observado que los adolescentes tienden a explorar la adquisición de los valores y
las perspectivas, metas e identidades de los personajes». Los espectadores compa-
Efectos y consecuencias
modelos de los personajes de las ficciones
ramos nuestros pensamientos y objetivos
En el marco del consumo audiovisual están-
con los que se identifican. En general, los
o evaluamos nuestros logros según los
dar, es decir, unidireccional (de un emisor
datos confirman que se trata de un ele-
modelos propuestos por los personajes.
hacia todos los receptores), la investigación
mento mediador de actitudes, pensamien-
La identificación provoca que experimen-
sobre las consecuencias de la identifica-
tos, creencias y, eventualmente, comporta-
temos los avatares del personaje como si
ción ha sido amplia. La idea de que una
mientos de los espectadores.
fuesen nuestros, hasta el punto de que, al
ficción, o un personaje, pudieran afectar
menos de forma momentánea, nos olvide-
a los receptores ha resultado atractiva no
La naturaleza de la identificación
mos de nosotros mismos y nos fundamos
solo para científicos, sino para los miem-
En un trabajo conjunto de hace dos déca-
en la experiencia de lo que observamos.
bros de la industria audiovisual. Por ello, se
das, Juan José Igartua, de la Universidad de
ha observado su aplicación en publicidad,
Salamanca, y Darío Páez, de la Universidad
educación, política o salud.
del País Vasco, propusieron un modelo de
Por su importancia en el disfrute de las ficciones, los investigadores han avanzado en explorar la naturaleza de la identifica-
Se sabe, por ejemplo, que el uso de cele-
identificación para situaciones de consumo
ción, de sus componentes y de sus efectos.
bridades en campañas comunicativas incre-
audiovisual tradicional (sin interactividad).
Ahora bien, la incorporación de la inte-
menta la eficacia de los mensajes de salud.
En dicho trabajo, constataron cuáles eran
ractividad, de la participación activa de
En el contexto del entretenimiento educa-
sus elementos y con qué fuerza actuaban.
44
MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
EMPATÍA AUDIOVISUAL Los espectadores, en mayor o menor grado, llegan a identificarse con los personajes que
A. ZAMORA / UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA
observan.
Según sus conclusiones, la identificación
ficamente para la investigación), en la que
bilidad de tomar decisiones argumentales,
está formada por tres tipos de componen-
debían escoger el argumento y desarrollo
afectar al contenido y decidir el desarrollo
tes. El primero es la empatía cognitiva: las
de la trama a partir de opciones de selec-
de una narrativa hace que los espectado-
audiencias pueden, en mayor o menor gra-
ción preconfiguradas. En la segunda, otros
res se identifiquen en mayor medida. De
do de conciencia, entender, comprender e,
tantos alumnos veían la misma ficción pero
hecho, la empatía cognitivo-emocional
incluso, ponerse en el lugar del personaje
de forma convencional (lineal), es decir, sin
de los receptores (la capacidad de sentir y
observado. También pueden adoptar su
la posibilidad de escoger cómo evoluciona-
pensar como los personajes) alcanza cotas
punto de vista y seguir la historia desde
ba la trama. Ambos grupos, sin embargo,
su perspectiva. El segundo elemento es la
veían el mismo contenido para evitar que
empatía emocional: los espectadores sien-
este afectara a las posteriores mediciones.
ten como los personajes se implican afecti-
De hecho, la selección de la trama que
vamente de forma vicaria y se preocupan
creían realizar los participantes de la con-
por sus problemas. Tienen la posibilidad de
dición interactiva era simulada. Tras el vi-
DEFINING IDENTIFICATION: A THEORETICAL
experimentar emociones relacionadas con
sionado, todos los probandos completaron
LOOK AT IDENTIFICATION OF AUDIENCES
lo que les pasa. El tercero y último de los
un cuestionario que medía, según la escala
WITH MEDIA CHARACTERS. J. Cohen en
componentes corresponde a la experiencia
aportada por Igartua y Páez en su trabajo
Mass Communication & Society, vol.4,
de volverse como el personaje: los espec-
de 1997, la identificación con los persona-
págs. 245-264, 2001.
tadores sienten como si fuesen los propios
jes, entre otros factores. Los resultados nos
protagonistas.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
llevaron a comprobar que, en el caso de las
VALIDEZ Y FIABILIDAD DE UNA ESCALA DE
En fecha reciente, Laura Aymerich-
ficciones interactivas, la identificación se
EMPATÍA E IDENTIFICACIÓN CON LOS PER-
Franch, Xavier Ribes Guàrdia y la autora
halla formada, al menos, por los mismos
SONAJES. J. J. Igartua P. y D. Páez R. en
ensayaron este modelo de factores que
elementos que en el consumo audiovisual
Psicothema, vol.10, n.o 2, 423-436, 1998.
explican y predicen la identificación en si-
tradicional. No obstante, también encon-
tuaciones de interactividad con el conteni-
tramos que, y esto es lo más relevante, la
IMPACTO DE LA INTERACTIVIDAD EN LA
do de las ficciones. Para ello desarrollaron,
interactividad influye a la identificación
IDENTIFICACIÓN CON LOS PERSONAJES DE
durante el curso 2009-2010 en la facultad
con los personajes. Veamos cómo.
de ciencias de la comunicación de la Uni-
FICCIONES. M. T. Soto-Sanfiel, L. Ayme-
rich-Franch y F. X. Ribes-Guàrdia en Psi-
versidad Autónoma de Barcelona, un ex-
Mayor impacto
cothema, vol. 22, n.o 4, págs. 822-827,
perimento que consistía de dos situaciones
La interactividad hace que la identificación
2010. Disponible en www.psicothema.
de consumo. En la primera, 155 estudiantes
sea más intensa que la que se produce en el
es/psicothema.asp?ID=3807
veían una ficción interactiva (creada especí-
consumo de una ficción tradicional. La posi-
MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
45
más elevadas en obras interactivas que en
interactividad invita a la proyección del yo
no interactivas. Pasa igual con la experien-
e incita la autoconsciencia: el protagonis-
cia de volverse el personaje.
mo del usuario estrecha el vínculo entre el
El consumo audiovisual interactivo pue-
mensaje, sus componentes, el resto de la
de impactar, pues, en proporciones supe-
audiencia y sus efectos. La interactividad,
riores al cambio de actitudes, valores o
por tanto, redefine los modos de relación
creencias que el estándar. En particular, la
del espectador con el mensaje.
/CTÉC6GTGUC5QVQ5CPƂGN Grupo de investigación en imagen, sonido y síntesis (GRISS-UAB) Dpto. de comunicación audiovisual y publicidad Universidad Autónoma de Barcelona
[email protected]
NEUROCIENCIA
ASTROCITOS Y ALZHÉIMER Desde largo tiempo, la enfermedad de Alzheimer se ha considerado una patología de las neuronas. Sin embargo, el resto de las células cerebrales también se hallan implicadas ANA M. FERNÁNDEZ E IGNACIO TORRES ALEMÁN
H
ace ya bastantes años que los neuro-
mienta para detener la enfermedad de
vista de astrocitos, los cuales desempeñan
patólogos observaron que los enfer-
Alzheimer.
una función central en el metabolismo de ciertos aminoácidos cerebrales a través del
mos de alzhéimer presentaban lesiones
Parte esencial del tejido neural
transporte de nutrientes y precursores me-
por haces nerviosos y células gliales, así
Los astrocitos pertenecen, junto con los oli-
tabólicos a las neuronas. Fundamentalmen-
como en los vasos cerebrales. No sorpren-
godendrocitos y las células de Schwann, al
te, captan glutamato extracelular para con-
de, pues, que el tipo de célula más abun-
linaje macroglial. Tales células contribuyen
vertirlo en glutamina, que se transporta de
dante en el cerebro, el astrocito, pueda
al mantenimiento del ambiente extracelu-
nuevo a los terminales presinápticos y re-
afectar en esta devastadora enfermedad
lar del tejido nervioso, modulan el flujo san-
sulta esencial para la síntesis de glutamato,
y que tal afectación contribuya a la pato-
guíneo cerebral y la actividad sináptica, y
uno de los principales neurotransmisores
logía. Ello conlleva la posibilidad de que
resultan fundamentales en el metabolismo
implicados en la transmisión sináptica. Tam-
fármacos dirigidos a corregir las altera-
neuronal. De hecho, no existe ninguna re-
bién convierten la glucosa en ácido láctico,
ciones en los astrocitos sirvan de herra-
gión del sistema nervioso central despro-
componente que después toman las neuro-
CORTESÍA DE LOS AUTORES
graves en la substancia blanca, formada
1 Señales de daño tisular ASTROCITOS EN LA NEUROINFLAMACIÓN
Microglía
Ante una ruptura del equilibrio tisular, la microglía se activa poniendo en marcha la
3 Señales de muerte 5 celular
4
5 Señales de muerte celular
cascada inflamatoria (1) que, en parte, conlleva la activación de los astrocitos (2). Estos, activados por las señales enviadas por la microglía (citoquinas proinflamatorias) producen
Señales 2 de activaSeñales ción celular neuroprotectoras 4 Señales neuroprotectoras
Neurona
Señales de mantenimiento de la reactividad celular
dos tipos de respuesta: una proinflamatoria para mantener el proceso inflamatorio (3) y otra neuroprotectora para resolver la inflamación (4). Si los procesos que suceden en las fases 2 y 3 se cronifican, tanto los astrocitos
Astrocito
como la microglía envían señales perjudiciales a las neuronas que contribuyen de forma esencial en la muerte celular lenta típica de las enfermedades neurodegenerativas. Es decir, se produce una inflamación crónica subyacente que permite que la enfermedad progrese.
46
MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
Dos tipos de astroglía Desde su descripción en el siglo XIX, los astrocitos (o astroglía) se han dividido en dos subtipos, protoplásmicos y fibrosos, de acuerdo con su morfología celular y localización anatómica. Los astrocitos protoplásmicos se encuentran en la sustancia gris y presentan varias ramificaciones con una distribución globoide. Los fibrosos, por su parte, se alojan en la sustancia blanca y se caracterizan por numerosas prolongaciones parecidas a largas fibras. Ambos subtipos ejecutan extensos contactos (pies astrocitarios) con vasos sanguíneos. Según revela la microscopía, las prolongaciones de los astrocitos protoplásmicos envuelven sinapsis, en cambio las de los astrocitos fibrosos contactan con los nodos de Ranvier. Con todo, en ambos tipos se forman uniones estrechas en la prolongación distal entre astrocitos vecinos.
las placas amiloides. Sin embargo, hace
las citoquinas proinflamatorias TNFa y
más de veinte años que se propuso que
otras. Aunque se considera que ese proce-
el origen del alzhéimer podría deberse
so resulta beneficioso, si no se resuelve, se
a un desacoplamiento metabólico entre
cronifica y se convierte en perjudicial. De
los astrocitos y las neuronas. A la luz de
ahí el concepto de «espada de doble filo»
hallazgos posteriores, parece que dicha
para la neuroinflamación. Ahora bien, se
propuesta fuera acertada. Desde luego,
podría revertir la situación si se interrumpe
ya en las primeras caracterizaciones ana-
el tráfico de señales inflamatorias entre la
tomopatológicas de cerebros de personas
microglía y los astrocitos, ya que la primera
afectadas se comprobó la existencia de una
necesita la retroalimentación de los segun-
reacción glial conocida como astrocitosis.
dos para cronificar la inflamación.
En el cerebro con alzhéimer, la astroci-
De hecho, nuestro estudio, publicado
tosis se localiza alrededor de los depósitos
este año en Molecular Psychiatry, revela
extracelulares de amiloide e intracelulares
que bastaría con parar dicha comunicación
de ovillos neurofibrilares. De esta manera,
para detener el proceso y revertir la neu-
dicha reacción contribuye al proceso de-
rodegeneración asociada a la amiloidosis
generativo, una idea razonable si conside-
del alzhéimer, como hemos comprobado
ramos la función activa de los astrocitos
en modelos animales de la enfermedad.
en los procesos inflamatorios asociados a la enfermedad. Además, se ha observado astrocitosis en pacientes con deterioro cognitivo leve, una situación que se considera que antecede a la enfermedad; ello apoyaría la idea de una contribución muy temprana al proceso patológico. De hecho,
Ana M. Fernández e +IPCEKQ6QTTGU#NGO½P Centro de Investigación Biomédica en Red Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED) Dpto. de neurobiología funcional y de sistemas Instituto Cajal Madrid
hoy en día se considera que el proceso innas para su uso como intermediario en el
flamatorio asociado al alzhéimer sería el
metabolismo energético.
responsable del avance de la enfermedad
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
Los astrocitos cumplen, además, una
(no de su origen) y que son los astrocitos
función importante en la regulación de las
los que lo regulan de forma global. En esta
concentraciones de iones en los espacios
patología —y probablemente en otros pro-
CESS AND CONTROL SYNAPTIC INFORMA-
intra y extracelulares del cerebro: modulan
cesos neurodegenerativos—, el proceso in-
TION. G. Perea, M. Navarrete y A. Ara-
el equilibrio ácido-base en las sinapsis y en
flamatorio ocurre en gran parte en dichas
que en Trends in Neuroscience, vol. 32,
los pies astrocitarios alrededor de los capi-
células de la glía; por tanto, son necesarios
págs. 421-431, 2009.
lares. Asimismo, resultan relevantes para la
fármacos que resuelvan específicamente la
regulación vasculo-cerebral. En concreto,
inflamación asociada a los astrocitos.
los procesos astrocíticos poseen pies en
TRIPARTITE SYNAPSES: ASTROCYTES PRO-
ASTROCYTES ARE ENDOGENOUS REGULATORS OF BASAL TRANSMISSION AT CEN-
contacto con los vasos cerebrales y envuel-
Arma de doble filo
TRAL SYNAPSES. A. Panatier et al. en Cell,
ven las sinapsis. En breve, la arquitectura
Hasta ahora se consideraba que el tipo
vol. 146, págs. 785-798, 2011.
tisular entre neuronas, astrocitos y vasos
de célula glial que actúa como mediador
convierte los astrocitos en un elemen-
central en la inflamación cerebral era la
REGULATION OF THE PHOSPHATASE
to central en la modulación de la actividad
microglía, un tipo de célula que en reali-
CALCINEURIN BY INSULIN-LIKE GROWTH
neuronal y el flujo sanguíneo cerebral.
dad es de estirpe mieloide (procedente del
FACTOR I UNVEILS A KEY ROLE OF ASTRO-
sistema hematopoyético) y que se describe
CYTES IN ALZHEIMER’S PATHOLOGY. A. M.
como un macrófago cerebral.
Fernández et al. en Molecular Psychiatry,
Control de la inflamación El alzhéimer se caracteriza por la pérdi-
La microglía se activa en respuesta a se-
da cognitiva (memoria, lenguaje, cálculo,
ñales procedentes del tejido dañado; en el
orientación y juicio) como consecuencia
alzhéimer, se postula, serían los péptidos
EVIDENCE FOR ASTROCYTOSIS IN PRODRO-
de la muerte progresiva de neuronas que
amiloideos. Ello pone en marcha una cas-
MAL ALZHEIMER DISEASE PROVIDED BY 11C-
conlleva disfunciones graves en distintas
cada inflamatoria desde la microglía que
DEUTERIUM-L-DEPRENYL: A MULTITRACER
zonas del cerebro (corteza cerebral, área
envía mensajeros intercelulares de acti-
PET PARADIGM COMBINING 11C-PITTS-
entorrinal, hipocampo, estriado ventral y
vación inflamatoria tanto a las neuronas
BURGH COMPOUND B AND 18F-FDG. S. F.
cerebro anterior basal). A nivel neuronal,
como a los astrocitos. Estos últimos actúan
Carter et al. en The Journal of Nuclear
las principales características de la enfer-
como un «amplificador», produciendo a su
Medicine, vol. 53, págs. 37-46, 2012.
medad son los ovillos neurofibrilares y
vez más mediadores intercelulares como
MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
vol. 17, págs. 705-718, 2012.
47
Pausas forzosas Las personas con narcolepsia se duermen de forma repentina a lo largo del día. Su sistema inmunitario destruye ciertas neuronas cerebrales que controlan el ciclo de sueño y vigilia SANDRA CZAJA
L RESUMEN
Contra los ataques de sueño
1
Una de cada 2000 personas padece narco-
lepsia. La mayoría de los afectados sufre, además, cataplejía, una relajación muscular súbita.
2
El trastorno obedece a una enfermedad
autoinmunitaria: el sistema inmunitario propio destruye ciertas neuronas del hipotálamo productoras de la neurohormona hipocretina (orexina), la cual regula el ciclo de sueño y vigilia.
3
Por ahora, los síntomas se tratan con
fármacos. El diagnóstico precoz podría detener la reacción autoinmunitaria antes de que destruya las células que fabrican la hipocretina.
48
os ataques ocurren de repente: el afectado experimenta una necesidad imperiosa de dormir; al instante se le cierran los ojos en plena luz del día. Además de la somnolencia diurna característica, la mayoría de los pacientes con narcolepsia sufren cataplejía: la musculatura corporal se relaja, de manera súbita desaparece toda la tensión corporal y el enfermo se desploma. [véase «Sobre las causas de la narcolepsia», por Joachim Marschall; MENTE Y CEREBRO, n.o 24, 2007]. Sin embargo, en esos estados permanecen despiertos y lúcidos. La cataplejía suele desencadenarse en situaciones emocionales (alegría o risa irrefrenable, entre otras). Las personas con narcolepsia también informan de parálisis o alucinaciones mientras se duermen. En general, transcurren menos de diez minutos hasta caer por completo en los brazos de Morfeo. En particular, los sujetos muestran un sueño REM (por las siglas en inglés de «movimiento rápido de los ojos») rapidísimo. Se trata de la fase del sueño en la que ocurren las ensoñaciones; suele aparecer hacia el final de la noche. El médico alemán Carl Westphal (1833-1890) describió ya en 1877 un caso del peculiar trastorno del sueño. Pero fue el médico francés Jean-Baptiste-Édouard Gélineau (1828-1906) quien acuñó el término «narcolepsia» en 1880. Con todo, la causa de la enfermedad permaneció largo tiempo aparcada. Llegados al año 2000 se descubrió que los pacientes presentaban una destrucción completa de ciertas neuronas del hipotálamo productoras de la hormona hipocretina, también conocida con el nombre de orexina. Dicha sustancia contribuye, de manera decisiva, a la regulación del ciclo de sueño y vigilia: si los
niveles de hipocretina son elevados continuamos despiertos, empero si su concentración disminuye, nos cansamos y dormimos. La somnolencia diurna súbita suele diagnosticarse entre los 20 y 30 años. Las células hipotalámicas empiezan a destruirse en algún momento de las dos primeras décadas de vida, de manera que los niveles de hipocretina disminuyen de forma paulatina. La causa reside en un trastorno autoinmunitario: el propio sistema inmunitario ataca y destruye las células cerebrales.
Genes involucrados La narcolepsia también posee un componente hereditario. Cerca del 90 por ciento de los pacientes que, además, sufren cataplejía, presentan la variante génica HLA-DQB1*0602. Dicho gen pertenece al sistema de antígenos leucocitarios humanos (HLA, por sus siglas en inglés), que permite diferenciar al sistema inmunitario entre las células extrañas y propias en función de ciertas moléculas (antígenos) situadas en la superficie celular. Si las neuronas presentan antígenos inadecuados al sistema en cuestión, estos son calificados como extraños y, en consecuencia, combatidos. No obstante, dicha variante génica no puede ser la única causa de la narcolepsia, puesto que una cuarta parte de las personas sanas también la poseen. En 2009, Joachim Hallmayer, de la facultad de medicina de la Universidad Stanford, examinó el genoma de casi 2000 afectados de narcolepsia y de un número idéntico de personas sanas con HLA-DQB1*0602 a fin de descubrir otras diferencias genéticas. Comprobó que los sujetos presentaban en su mayoría una variante determinada del gen para la subunidad alfa del MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
DORMIDOS CONTRA SU VOLUNTAD A las personas con narcolepsia les ocurre a menudo: se duermen en el lugar de trabajo, en casa o en
© FOTOLIA / OLLY
el camino sin poder evitarlo.
receptor de las células T. Dicho complejo proteínico se sitúa en la superficie de las células T del sistema inmunitario, gracias a las cuales se reconocen los antígenos presentes en las células corporales. De ese modo, se combaten algunos agentes invasores. Sin embargo, el reconocimiento antigénico se encuentra también alterado en algunos casos. Para la demostración definitiva de que el sistema inmunitario de las personas con narcolepsia ataca al propio organismo faltaba, no obstante, una prueba: había que descubrir los anticuerpos específicos frente a las estructuras de las células hipotalámicas productoras de hipocretina. En 2010, un grupo liderado por Vesna Cvetkovic-Lopes, del Centro Médico Universitario de Ginebra, halló esos anticuerpos. Investigaron las moléculas situadas en la superficie de las neuronas afectadas de ratones para identificar posibles objetivos del ataque del sistema inmunitario. En su búsqueda encontraron la proteína homóloga 2 de tribbles (Trib2) presente en una cantidad tres veces mayor en las células. MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
A continuación, buscaron anticuerpos frente a la Trib2 en tres grupos de probandos: sujetos con narcolepsia, pacientes con otras enfermedades autoinmunitarias y personas sanas. Hallaron más anticuerpos anti-Trib2 en la sangre y en el líquido cefalorraquídeo de los pacientes narcolépticos que en las muestras de los probandos de los otros dos grupos.
Objetivo identificado Las personas que se hallaban en una fase incipiente de la enfermedad mostraban una mayor cantidad de anticuerpos específicos frente a Trib2. La concentración disminuyó en los dos o tres años siguientes. No obstante, los pacientes seguían presentando cifras más altas que los probandos sanos, incluso 30 años después del diagnóstico inicial. La cifra de anticuerpos indicaba, asimismo, la gravedad de la patología. Los datos confirmaron que la Trib2 actúa a modo de «autoantígeno» en la narcolepsia. Los anticuerpos específicos se unen a la proteína endógena y se ocupan de destruir las células productoras de hipocretina. Sin embargo, las
Numerosas personas con narcolepsia presentaron durante el año previo a la manifestación del trastorno gripe o episodios repentinos e inexplicables de fiebre 49
EL NÚCLEO DEL PROBLEMA Un pequeño grupo de neuronas situadas en la parte posterior y lateral del hipotálamo produce cual actúa como neurotransmisor y regula el ciclo de sueño y vigilia. La reacción autoinmunitaria de los afectados destruye
Hipotálamo
esas células, por lo que su cerebro apenas fabrica hipocretina.
GEHIRN & GEIST / MEGANIM
el neuropéptido hipocretina, el
concentraciones altas de anticuerpos solo se dan entre los pacientes narcolépticos que presentan, además, cataplejía. Ahora bien, no todos los afectados con cataplejía muestran valores de anticuerpos anti-Trib2 superiores a la media. Cvetkovic-Lopes cree que Trib2 no es el único autoantígeno en estos casos, aunque quizá sí el más relevante. Al igual que ocurre en otras enfermedades autoinmunitarias, algunos an-
ticuerpos podrían atacar objetivos corporales cuya frecuencia varía según las personas. Esa polivalencia explicaría por qué las células productoras de hipocretina se destruyen en una cuarta parte de los sujetos con narcolepsia que no sufren, por otro lado, cataplejía. Pese a que la narcolepsia aparece de forma hereditaria en las familias, en solo un 36 por ciento de los gemelos univitelinos la enfermedad afecta a ambos hermanos. Es decir, además de los factores genéticos se precisan otros elementos ambientales externos para iniciar la destrucción de las células hipotalámicas. El psicólogo Dante Picchioni, hoy en el Instituto Walter Reed de Investigación Militar, se propuso hace unos años aclarar los factores ambientales. Para su pesquisa examinó, por un lado, a 63 probandos que sufrían narcolepsia y cataplejía y portaban el gen variante HLADQB1*0602; por otro, a un número idéntico de familiares y vecinos sanos. Picchioni investigó si existía una relación entre más de 50 factores estresores y 40 infecciones diferentes y la aparición del trastorno del sueño súbito.
El cambio escolar como desencadenante
Convivir con el sueño espontáneo En 2007, el grupo de Richard Dodel, de la Universidad Phillips de Marburg, investigó las limitaciones que suponía la enfermedad para 75 individuos con narcolepsia. La calidad de vida de todos los pacientes resultó menor que la media. Alrededor de dos tercios se quejaron de limitaciones en sus actividades diarias y de malestar general. Dodel subraya que el trastorno surte, por sí mismo, poco efecto en la calidad subjetiva de vida; sin embargo, repercute mucho más en la rutina profesional y la relación de pareja de los afectados. Según confirmó, más de la mitad de los narcolépticos en Alemania están desempleados; muchos de ellos, incluso, incapacitados para trabajar. Alrededor de la mitad no tienen una relación estable de pareja, situación que atribuyen numerosos de los afectados a la enfermedad. Los sueños diurnos constantes y la agitación nocturna alteran, además, la salud psíquica. Con frecuencia las personas con narcolepsia son negativas; un 40 por ciento de ellas sufre angustia o depresión. Para solucionar posibles conflictos y malos entendidos en su día a día, se recomienda al paciente que informe de su trastorno y síntomas a familiares, amigos y compañeros de trabajo. De esa forma evita que las otras personas atribuyan su somnolencia diurna al agotamiento o, peor aún, a la vagancia o a la falta de disciplina. Por otro lado, también favorece que reaccionen de manera más comprensiva ante la relajación repentina de los músculos que produce la cataplejía: a la mayoría de los familiares y amigos les tranquiliza saber que ese comportamiento misterioso no es intencionado ni se debe a un trastorno psíquico. Por último, el apoyo del entorno eleva de manera considerable la calidad de vida de los afectados. («Health-related quality of life in patients with narcolepsy», por R. Dodel et al. en Sleep Medicine, vol. 8, págs. 733-741, 2007.)
50
El estudio dio sus frutos. Un número elevado de afectados había sufrido, durante el año previo al primer ataque, una gripe o unos episodios febriles repentinos e inexplicables. Entre los factores conductuales que podían asociarse a los primeros síntomas destacaba con frecuencia una modificación de los hábitos de sueño. Los cambios escolares, los traslados o la separación de los padres también influían en la aparición del trastorno si tales sucesos habían ocurrido antes de la pubertad. Sona Nevsimalova y sus colaboradores de la Universidad Karl de Praga examinaron a 105 pacientes narcolépticos entre los 26 y 64 años con el fin de averiguar si la evolución y la gravedad de la enfermedad mantenían alguna relación con la edad de aparición. Falsa alarma: la edad no desempeñaba ninguna función. En cambio descubrieron otros factores relevantes. Los fumadores presentaban más alucinaciones durante el sueño que el resto de los afectados; los períodos cortos de descanso conllevaban, igualmente, un inicio más temprano del trastorno, además, cuanto más sobrepeso padecía el paciente, menos tiempo permanecía despierto de un tirón. A menudo resulta difícil precisar el momento de la aparición de la narcolepsia, a causa de un diagnóstico inicial erróneo (se confunde con epilepsia, depresión u otro trastorno psiquiátrico). MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
Confusión terminológica en torno a una neurohormona
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
La hipocretina es una hormona peptídica fabricada por cerca de 1000 neuronas aglomeradas en la parte posterior del hipotálamo. Regula la conducta alimentaria y el ritmo de sueño y vigilia
A CASE-CONTROL STUDY OF
(se libera durante las fases de vigilia para prevenir el cansancio). Los afectados de narcolepsia
THE ENVIRONMENTAL RISK
carecen de tal sistema corporal mantenedor del desvelo.
FACTORS FOR NARCOLEPSY.
Junto al término hipocretina, se utiliza también la palabra orexina para referirse a esta hor-
D. Picchioni et al. en Neuro-
mona. ¿El motivo? En 1998 dos grupos de investigadores descubrieron dicho neurotransmisor y
epidemiology, vol. 29,
le asignaron nombres distintos. Uno eligió «hipocretina» debido a su presencia en el hipotálamo
págs. 185-192, 2007.
y a su parecido estructural con el péptido secretina. El otro observó que esa hormona estimulaba el apetito, por lo que la bautizó con el nombre de «orexina» en honor al término griego de
NORMALIZATION OF HYPOCRE-
apetito (orexis). Hasta ahora se han utilizado ambas denominaciones en la bibliografía, aunque
TIN-1 IN NARCOLEPSY AFTER
la tendencia parece inclinar la balanza en favor de la hipocretina. («Der Neurotransmitter Hypocretin. Ein Überblick», por C. Baumann y C. Bassetti en Der Nervenarzt, vol. 75, n.o 4, págs. 317-323, 2004.)
INTRAVENOUS IMMUNOGLOBULIN TREATMENT. Y. Dauvil-
liers et al. en Neurology, vol. 73, n.o 16, págs. 13331334, 2009.
Según Nevsimalova, en la mayoría de los casos hasta unos 10 años después de que empiecen los primeros síntomas no se llega a una diagnosis acertada. De hecho, los signos de narcolepsia de casi la mitad de los adultos comienzan antes de la pubertad, si bien solo se reconocen de forma adecuada en el 5 por ciento de ellos. Uno de los motivos de tal confusión estriba en las diversas manifestaciones asociadas que presentan los adolescentes, como el sobrepeso y la bulimia, y a sus cambios asiduos de personalidad. Los afectados se retraen, se minusvaloran, propenden a la tristeza y a la agresividad o presentan labilidad emocional. El sueño continuado en las clases y los problemas de atención conducen en no pocas ocasiones a dificultades escolares y familiares.
La urgencia de un diagnóstico precoz En la primera infancia suelen considerarse normales los períodos de sueño durante el día y las noches intranquilas. Durante la pubertad, los problemas escolares, las oscilaciones del estado de ánimo y las dificultades del sueño tampoco comportan extrañeza. En definitiva, para identificar a las personas afectadas lo antes posible habría que incrementar los análisis de la variante génica HLA-DQB1*0602 así como de los valores de hipocretina de los adolescentes, apunta Nevsimalova. Hoy la narcolepsia se trata, por lo general, con medicamentos que mitigan los síntomas. Para disminuir la somnolencia diurna, los médicos prescriben con frecuencia el psicoestimulante modafinilo, que mejora la vigilia y la capacidad de concentración de casi el 80 por ciento de los MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
enfermos. Por su parte, el oxibato sódico previene la cataplejía y mejora el sueño nocturno. Se trata de la sal sódica del ácido gamma-hidroxibutírico (GHB; ácido 4-hidroxibytánico), que actúa como neurotransmisor. La Unión Europea aprobó en 2005 el uso de dicha sustancia para el tratamiento sintomático de la narcolepsia. Aunque la asociación de tales medicamentos se muestra particularmente útil, incrementa los efectos adversos (cefaleas, náuseas, mareos y temblores). La enfermedad autoinmunitaria que subyace a la narcolepsia no puede tratarse todavía de modo satisfactorio. No obstante, algunos ensayos de los últimos años llevados a cabo con anticuerpos han aportado resultados positivos. En uno de los experimentos, la frecuencia y la gravedad de la relajación muscular de tres de cuatro pacientes con narcolepsia y cataplejía disminuyeron tras inyectar anticuerpos de inmunoglobulina G (IgG) justo después de que aparecieran los primeros síntomas. El efecto se mantuvo siete meses sin necesidad de que los pacientes tomaran otra medicación. En otro caso, la IgG llegó incluso a normalizar las cifras de hipocretina. Tales hallazgos son alentadores. También señalan la importancia de desarrollar un diagnóstico precoz de la narcolepsia a partir de biomarcadores, pues para que la inmunoterapia resulte eficaz conviene actuar antes de que el sistema inmunitario destruya las células productoras de hipocretina. Y eso solo se consigue si se sabe contra qué se está luchando.
NARCOLEPSY IS STRONGLY ASSOCIATED WITH THE T-CELL RECEPTOR ALPHA LOCUS.
J. Hallmayer et al. en Nature Genetics, vol. 41, págs. 708711, 2009. NARCOLEPSY IN CHILDHOOD.
S. Nevsimalova en Sleep Medicine Reviews, vol. 13, págs. 169-180, 2009. DOES AGE AT THE ONSET OF NARCOLEPSY INFLUENCE THE COURSE AND SEVERITY OF THE DISEASE? S. Nevsimalova
et al. en Sleep Medicine, vol. 10, págs. 967-972, 2009. ELEVATED TRIBBLES HOMOLOG 2-SPECIFIC ANTIBODY LEVELS IN NARCOLEPSY PATIENTS.
V. Cvetkovic-Lopes et al. en Journal of Clinical Investigation, vol. 123, n.o 3, págs. 713-719, 2010. GENOME-WIDE ASSOCIATION STUDY IDENTIFIES NEW HLA CLASS II HAPLOTYPES STRONGLY PROTECTIVE AGAINST NARCOLEPSY. Hyun Hor et al.
en Nature Genetics, vol. 42, n.o 9, págs 786-789, septiembre de 2010.
Sandra CzajaGURGTKQFKUVCEKGPVÉƂEC
51
Entre la ira y el amor Los celos llevan a las personas a cometer acciones que normalmente no se les pasarían por la cabeza. ¿Por qué?
© FOTOLIA / PETER ATKINS
JASMIN ANDRESH
SENSACIÓN PENETRANTE ¿Son los celos una manifestación de amor? Depende, afirman los investigadores. En las parejas que existe una confianza mutua elevada, los celos suelen irrumpir como una seria amenaza para la relación. Además, la desconfianza basada en sospechas infundadas es veneno seguro.
52
MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
F
rank aprieta el puño metido en su bolsillo cuando ve que un tipo atractivo intenta ligar con su chica en una fiesta. Paula navega durante horas por el perfil en Facebook de su nuevo novio tras la pista de mensajes de su «ex». Y Mia, con tan solo dos años, siente rabia cuando su madre toma en brazos a un bebé extraño. La mayoría de las personas sabe qué es sentir celos. Quien se ve importunado por ellos percibe que su nexo con otra persona (sea una pareja, una amistad o incluso la madre) o su propia identidad corre un riesgo. También atraviesa por un mar de sentimientos: miedo, tristeza o ira. Incluso puede acabar dudando de sí mismo. La pregunta de por qué existen los celos provoca aún hoy el debate entre los investigadores. ¿Se trata de un componente normal de las relaciones sociales? ¿Acaso las rabietas con la pareja siguen un patrón evolutivo que resultó útil en algún momento del desarrollo de la historia de la humanidad? Los psicólogos buscan esas y otras respuestas.
Obsesionados por el control, aunque inseguros Robert Rydell, de la Universidad de Indiana en Bloomington, y Robert Bringle, de la Universidad de Indiana-Purdue de Indianápolis, analizaron el significado de los desencadenantes de los celos en 2007. Las crisis de confianza no se fundan siempre sobre sucesos reales. De hecho, la amenaza se recrea con frecuencia en la propia imaginación. Ambos psicólogos sugieren hablar en ese caso de celos suspicaces, opuestos a la variante reactiva, que se basa en hechos reales. La encuesta que efectuaron ambos investigadores entre algo más de 600 sujetos confirmó que las personas reaccionaban a las amenazas reales de forma más determinada si en su relación de pareja existía una gran dependencia MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
53
RESUMEN
Por qué desconfiamos
1
Los celos no aparecen solo en las relaciones
de pareja: también surgen entre amigos, hermanos y padres. Además, pueden manifestarse a través de un amplio abanico de sentimientos (miedo, ira o tristeza).
2
La explicación científica de por qué
sentimos celos resulta controvertida. La teoría evolutiva señala que ese sentimiento aseguraba una transmisión genética exitosa.
3
Nuevas investigaciones indican que las
expectativas culturales desempeñan una importante función.
mutua y una confianza sólida. Por el contrario, los celos basados en una sospecha solían depender menos de la calidad de la relación; en ese caso destacaba la personalidad del encuestado. Por otro lado, los individuos que se mostraban más inseguros, así como los que presentaban una baja autoestima, desconfiaban de su pareja con mayor frecuencia sin que existieran razones para ello. Los celos suspicaces y miedosos influyen de manera especialmente negativa en la calidad de una relación, según concluyó en 2007 el matrimonio de científicos Pieternel BareldsDijkstra y Dick Barelds, de la Universidad de Groningen. Preguntaron, por separado, a los miembros de un total de 961 parejas que llevaban un promedio de 22 años viviendo juntos. El cuestionario se centraba en los celos y la calidad de la relación. Afirmaciones como: «Me preocupa bastante que mi pareja pueda pensar que alguien es más atractivo que yo» demostraban que en la pareja reinaba la desconfianza. Los celos reactivos, los cuales midieron a partir del comportamiento de los probandos ante escenas imaginarias en las que sus respectivas parejas ligaban con otras personas, resultaban más acusados en los encuestados que mantenían una relación de más calidad. Ese tipo de celos indican que la relación es sana, sugieren los Barelds. Según se trate de una simple sospecha o de un hecho real, variará el estado emocional de
los involucrados. En 1996, Annette Schmitt, de la Universidad de Oldenburg, reveló que los sujetos celosos que pensaban que una tercera persona les estaba arrinconando en su relación sentían en primer lugar ira (un 94 % de los encuestados), seguida de las dudas sobre sí mismos (78 %). En cambio, si la pareja les era realmente infiel, la mayoría experimentaba tristeza (61 %). Los que tan solo tenían una vaga sospecha, solían sentir miedo de que su presentimiento pudiera confirmarse (80 %). Por lo general, los psicólogos atribuyen los celos a normas sociales que restringen la relación de pareja a la exclusividad y determinan los sentimientos románticos como indivisibles. Numerosas personas se exceden en esa pretensión, tal y como mostró Ulrich Mees, también de la Universidad de Oldenburg, en 1997. El compañero ideal para la vida, según su encuesta entre adultos jóvenes, debería amar de manera exclusiva y durante más tiempo a su pareja que esta a él. También debería ofrecer más fidelidad. Al parecer, afirma Mees, esas condiciones servirían de seguro: con ellas no se corre el riesgo de amar con mayor intensidad en la pareja, por lo que se evita sufrir daños emocionales. Otros investigadores consideran que la tendencia absolutista de las relaciones personales es innata; en otras palabras, que aparece en la infancia más temprana. Uno de los primeros científicos en observar dicho fenómeno fue Charles Darwin (1809-1882). En 1877, el padre de
¿QUÉ TIENE ELLA QUE NO TENGA YO? Los niños de seis meses reaccionan de manera celosa cuando su madre toma en brazos a un muñeco con aspecto de bebé, revela un estudio llevado a cabo por Sybil Hart (a la izquierda de la foto), de la Universidad Tech de Texas. Ello produce incluso cambios en la actividad cerebral del pequeño.
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la teoría de la evolución publicó unas antiguas anotaciones relacionadas con su hijo William. Con 15 meses, el niño parecía reaccionar con celos al ver que su padre manipulaba y cuidaba con esmero a una muñeca.
A edades tempranas
«El hecho de que niños tan pequeños manifiesten celos demuestra que se trata menos de un rasgo adquirido y más de una estrategia innata» Sybil Hart, psicóloga de la Universidad Tech de Texas
AMBAS FOTOGRAFÍAS: KENNY BRAUN, CORTESÍA DE SYBIL HART
Más de un siglo después, el equipo de Sybil Hart, de la Universidad Tech de Texas, en Lubbock, constató dichas observaciones. En el año 2004 hallaron que los bebés de seis meses ponían cara triste y trataban de llamar la atención de su madre cuando veían que ellas acariciaban muñecos con aspecto de bebé. Si, por el contrario, la madre dirigía su atención a un libro con imágenes sin interesarse por su propio hijo, el bebé se mostraba más tranquilo. «El hecho de que niños tan pequeños manifiesten celos demuestra que se trata menos de un rasgo adquirido y más de una estrategia innata», argumenta Hart. En su opinión, ese sería el origen de dicho sentimiento en adultos. Nancy Jones, de la Universidad Atlántica de Florida en Boca Ratón, puntualiza que el patrón de activación sería el mismo en la infancia que en la adultez, según muestran las electroencefalografías (EEG) llevadas a cabo en niños celosos. Amy Rauer, de la Universidad Auburn, y Brenda Volling, de la Universidad de Michigan en Ann Arbor, también creen que la lucha por la competencia durante la infancia más tempra-
na marca las relaciones durante la edad adulta. Las psicólogas encuestaron en el año 2007 a 200 adultos jóvenes. Constataron que los participantes que habían recibido la atención y el cuidado de sus progenitores y hermanos disponían de una mayor autoestima y experimentaban menos estrés en sus relaciones personales. En cambio, una infancia en la que predominaba el favoritismo y, con ello, el sentimiento de celos, perjudicaba la autoestima y la calidad de las relaciones de pareja durante la adultez; no solo de los sujetos afectados, sino también de los hermanos que, al parecer, habían recibido un trato preferencial. Los biólogos evolutivos achacan los celos infantiles a una ventaja de supervivencia. Para un niño, un hermanito puede suponer una amenaza cuando escasean los alimentos, por ejemplo. «Mostrarse celoso sirve para asegurarse la atención paterna», afirma Hart. No obstante, dicho patrón de comportamiento se desvanece de forma automática cuando los padres tratan a todos los hijos por igual. Los expertos aún debaten si, en el caso de los adultos, los celos también responden a una lógica evolutiva. Según una hipótesis muy extendida, la desconfianza en la pareja habría ayudado a nuestros antepasados a transmitir sus genes con éxito. Ahora bien, varones y hembras tendrían distintos motivos para mostrarse celosos: ellos combatirían la infidelidad sexual de sus parejas femeninas; ellas recelarían que
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¿Son los celos una enfermedad? Los celos pueden adquirir tintes enfermizos, no tanto cuando se convierten en una forma extrema de la «desconfianza normal», sino más cuando son síntomas de una alteración psicológica. Un ataque o una locura de celos puede aparecer a raíz de una esquizofrenia o por el abuso de alcohol. También puede ser consecuencia de daños cerebrales, como en el caso de las demencias, entre ellas, el alzhéimer. Los afectados están convencidos de que su pareja les engaña; incluso a veces traman sospechas absurdas, como que su cónyuge mantiene relaciones con todos sus vecinos. Por lo general, los medicamentos antipsicóticos remedian los síntomas.
su compañero otorgase su interés emocional a una rival.
Infidelidad sexual y emocional
¿Módulos cerebrales para los celos? En 2008, científicos japoneses investigaron la actividad cerebral de hombres y mujeres mientras leían frases que despertaban el sentimiento de los celos. En los varones se activaban más las regiones relacionadas con conductas agresivas y sexuales (el hipotálamo y la amígdala). En cambio, el cerebro de las mujeres mostraba una mayor activación de las neuronas del surco temporal superior, implicado en la percepción social. («Men and Women Show Distinct Brain Activations During Imagery of Sexual and Emotional Infidelity», por H. Takahashi et al. en Neuroimage, vol. 32, págs. 1299-1307, 2006)
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La biología evolutiva tiene una explicación para el comportamiento celoso de los hombres, a saber, el potencial peligro de estar criando hijos ajenos, lo cual desde el punto de vista genético significa para ellos una pésima inversión. Empero, si se muestran celosos respecto a su mujer, pueden evitar que esta les deje por un competidor. En consecuencia, los celos masculinos aumentarían la probabilidad de transmitir la propia herencia. Por otra parte, una mujer sabe con seguridad que es la madre de su hijo, por lo que la infidelidad de su pareja no repercute sobre su éxito reproductor. Desde el punto de vista femenino, la amenaza radica en que el varón mantenga una relación emocional con otra mujer, de tal manera que madre e hijo deban compartir los cuidados y recursos materiales con la nueva pareja del varón. Tal hipótesis se antoja plausible, incluso forma parte del saber popular. Pero ¿existen datos que la demuestren? En 1992, David Buss, de la Universidad de Michigan, desarrolló un estudio ya clásico. Junto a sus colaboradores pidió a los probandos que imaginaran que su respectiva pareja les engañaba. Disponían de dos opciones: una aventura sexual y sin implicaciones emocionales o un idilio amoroso sin sexo. ¿Qué supuesto les parecía peor? Las mujeres temían la infidelidad emocional; los hombres juzgaban peor la escapada sexual. Diversos expertos han constatado el hallazgo. Achim Schützwohl, de la Universidad Bielefeld, comprobó, además, que las pocas mujeres que valoraban peor la infidelidad física a la psíquica requirieron más tiempo para tomar la decisión que la mayoría de las voluntarias. De la mis-
ma manera, los varones que se decidían por la infidelidad emocional se demoraban más en su respuesta. Según advierte Schützwohl, ello demostraría que tanto en el cerebro masculino como en el femenino existen módulos específicos para los celos, lo cual facilitaría el rápido procesamiento de una posible situación de amenaza. En 2006, un estudio neurocientífico desarrollado en Japón llegó a la misma conclusión. Con todo, la psicología evolutiva no termina de despejar las dudas. Por varias razones. Primero, el conocimiento acerca de las costumbres en el Pleistoceno resulta insuficiente para relacionar los celos actuales con las condiciones vitales de los antepasados de hace 200.000 años. Los estudios de las sociedades que aún hoy por hoy son cazadoras y recolectoras sugieren que los hombres poseen fortalezas desiguales y que, en parte, no se encuentran atados al cuidado de los niños. Si hubiese sido similar en nuestros antepasados, las mujeres hubieran tenido pocas oportunidades de involucrar al hombre emocionalmente en la vida familiar, lo cual sería una premisa crítica para argumentar el modelo evolutivo. Acerca de ese tema existen diversos ensayos que demuestran que se trata de un fenómeno complejo. David De Steno, de la Universidad Nororiental en Boston, introdujo algunos cambios en el experimento original de Buss. Sus probandos debían pensar en un número de siete cifras mientras respondían a preguntas sobre los celos. Mediante esa variación, el psicólogo pretendía hallar afirmaciones más espontáneas e intuitivas. Lo consiguió. No encontró ninguna diferencia entre hombres y mujeres. ¿Aparecen esas diferencias por sexo cuando reflexionamos durante largo rato sobre ello y nos queda aún tiempo para tener en cuenta normas y expectativas sociales? MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
DESCONFIANZA DIGITAL Las personas que consultan día sí día también el perfil en Face© DREAMSTIME / LUMINIS
book de su pareja o el buzón de su teléfono móvil en busca de mensajes sospechosos están dañando la confianza de su relación.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA EL ORIGEN DE LOS CELOS.
Christine R. Harris en Investigación y Ciencia, octubre
La sutil diferencia Jens Asendorpf y Lars Penke, de la Universidad Humboldt de Berlín, también hallaron resultados diferenciados. Sus participantes femeninas experimentaban sentimientos más negativos e intensos al imaginar que su pareja tenía aventuras amorosas si se las comparaba con los probandos masculinos. Sin embargo, cuando se trataba de una relación emocional con una tercera persona, la diferencia «clásica» entre ambos sexos se volvía mucho más evidente. Los psicólogos concluyeron que ambos sexos reaccionaban de forma muy similar cuando se trataba de una infidelidad sexual. Por el contrario, en el caso de infidelidades emocionales, la diferencia se acentuaba. Estas últimas provocaban una reacción más intensa en las mujeres que en los varones. Resulta poco probable que tales desemejanzas vengan determinadas por la genética, puesto que el contexto cultural influye de manera notable. Resulta igualmente llamativo que la diferencia por sexos disminuya cuanto más elevada sea la formación académica de los sujetos. Los expertos lo atribuyen a que las personas con menos formación se inclinan más por asumir los roles prototípicos de la sociedad. Incluso en el caso de existir diferencias innatas en la experiencia de los celos, la educación y las condiciones de vida actuales parecen desempeñar una función importante. El hecho de que los celos causen reacciones absurdas (revolver bolsos y bolsillos, consultar el correo electrónico de la pareja, actuar violentamente), las cuales pueden afectar a una pareja MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
e incluso provocar que se rompa tampoco podría explicarse en los términos propuestos por Darwin. Los celos pueden derivar en acciones de violencia extrema, como el asesinato [véase «Violencia de género», por F. Expósito en MENTE Y CEREBRO n.o 48, 2011]. Las mujeres jóvenes, recién casadas, en edad fértil e infieles corren especial riesgo de sufrir ese fatal destino. En raras ocasiones las mujeres cometen asesinato por celos. Aunque, en proporción, ese motivo de homicidio se da más entre ellas que entre los varones, según describió el sociólogo Richard Felson, de la Universidad estatal de Pennsylvania en University Park, a partir del análisis de las actas policiales en 33 grandes condados de EE.UU. Felson descubrió que, por lo general, las mujeres agreden a sus parejas cuando sienten celos, mientras que los hombres suelen desplazar la ira hacia sus rivales. El asesinato y el homicidio, ¿garantizan una reproducción exitosa? El hecho de que, en ocasiones, los celos perturben la intimidad reduce la teoría evolutiva sobre el origen de esos sentimientos al absurdo. Sea cual sea la razón que despierta los celos en las personas, la serenidad siempre beneficia a la relación: ayuda a percibir que la copa de vino que se toma la pareja con sus compañeros o que la conversación que el novio mantiene con una extraña son simplemente eso. En palabras del rey Salomón: «Un corazón sereno es la esencia de la vida, de la misma manera que los celos son la podredumbre en los huesos».
de 2004. WHEN INFANTS LOSE EXCLUSIVE MATERNAL ATTENTION: IS IT JEALOUSY? S. Hart et
al. en Infancy, vol. 6, n.o 1, págs. 57-78, 2004. RELATIONS BETWEEN DIFFERENT TYPES OF JEALOUSY AND SELF AND PARTNER PERCEPTIONS OF RELATIONSHIP QUALITY. D. P. H. Barelds,
P. Barelds-Dijkstra en Clinical Psychology and Psychotherapy, vol. 14, págs. 176-188, 2007. DIFFERENTIATING REACTIVE AND SUSPICIOUS JEALOUSY.
R. J. Rydell, R. G. Bringle en Social Behavior and Personality, vol. 35, n.o 8, págs. 1099-1114, 2007. EVIDENCE FOR CONDITIONAL SEX DIFFERENCES IN EMOTIONAL BUT NOT IN SEXUAL JEALOUSY AT THE AUTOMATIC LEVEL OF COGNITIVE PROCESSING. L. Penke, J. B. Asen-
dorpf en European Journal of Personality, vol. 22, págs. 3-30, 2008.
Jasmin AndreshGUDKÏNQIC[RGTKQFKUVCEKGPVÉƂEC
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Cuando el dolor persiste Millones de personas en todo el mundo sufren dolor crónico. ¿Por qué se mantiene el malestar tras la cura de la lesión? ¿Qué sucede en el cerebro? ¿Puede evitarse? FRANK PORRECA Y THEODORE PRICE
I
RESUMEN
Sensación ineficaz
1
En el dolor crónico interviene la actividad
anormal de las neuronas que se encuentran a lo largo de la vía del dolor corporal.
2
Las alteraciones en determinadas regio-
nes cerebrales que se dan en este trastorno pueden explicar algunas psicopatologías.
3
Un conocimiento más hondo de la biología
del dolor crónico podría dar lugar a tratamientos adaptados a cada paciente.
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magínese el lector que es médico y está tratando a un paciente por un dolor casi constante desde hace cuatro años; desde el día en que se torció el tobillo al bajar el bordillo de una acera. La fisioterapia tan solo le alivió durante un corto espacio de tiempo. Los analgésicos no dieron mucho mejor resultado, y los medicamentos más eficaces le provocaron extenuación y estreñimiento. Ahora, su paciente se siente deprimido, duerme mal y presenta dificultades de concentración. Al hablar con él, se da cuenta de que la capacidad intelectual también parece afectada. La exploración física le confirma que la lesión inicial está curada. Solo persiste el dolor y sus consecuencias, pero las opciones que le quedan para ayudarlo se están agotando. Esa situación se repite cada día en los consultorios médicos de todo el mundo. Entre un 15 y un 20 por ciento de los adultos sufren dolor persistente o crónico. Según la Organización Mundial de la Salud, la mitad de los pacientes de atención primaria que presenta un síndrome de dolor crónico no ha podido recuperarse después de un año. Las causas habituales de este malestar intratable son el traumatismo físico, la artritis, el cáncer y las enfermedades metabólicas (entre ellas la diabetes, que puede dañar los nervios). Sin embargo, en numerosos casos, el origen del trastorno se desconoce. A pesar de décadas de investigación sobre la biología y la percepción del dolor, todavía existen muchos interrogantes por resolver. Nadie sabe por qué algunas lesiones, incluso las poco importantes, tienen como consecuencia un dolor crónico, ni tampoco por qué este afecta a unas personas y no a otras. No obstante, en los
últimos años se están identificando cambios reveladores en las neuronas que explicarían el dolor persistente. En concreto, se ha verificado una excitabilidad irregular entre las neuronas en cada nivel de la vía del dolor corporal. En la médula espinal, algunas células amplifican de forma anormal las señales de dicho malestar después de experimentar una especie de «aprendizaje» molecular, de modo similar a lo que ocurre en el cerebro durante la formación de los recuerdos a largo plazo. Desde un punto de vista emocional, el dolor crónico desgasta más que el agudo, el cual aparece de repente pero dura relativamente poco. Las alteraciones en las regiones cerebrales que dirigen los sentimientos y los pensamientos complejos en los estados dolorosos permanentes pueden explicar algunos de los trastornos emocionales y cognitivos (entre ellos, la depresión y el déficit de atención) que pueden surgir tras años de sufrimiento. Se han descubierto incluso indicios de que el dolor crónico podría ser un tipo de enfermedad neurodegenerativa que afectaría a partes del cerebro relacionadas con la atención, la memoria y la capacidad de decisión. Un conocimiento más hondo de esos procesos podría dar lugar a nuevos tratamientos que aliviarían a millones de personas en todo el mundo.
Malestar patológico Percibimos el dolor a través de los nocirreceptores, unas neuronas sensitivas especializadas. Dichas células se extienden por casi todo el cuerpo y sus fibras discurren al lado de otras neuronas sensitivas formando grandes haces, los nervios periféricos. En general, los nocirreMENTE Y CEREBRO 56 / 2012
ceptores reaccionan de modo selectivo ante los estímulos fuertes (la presión, el calor o el frío). A continuación envían mensajes a neuronas de la médula espinal que, a su vez, transmiten la información sobre una lesión tisular (potencial o real) a los centros cerebrales donde se produce la percepción del dolor. La activación de esa vía del dolor resulta esencial en las respuestas reflejas y coordinadas de protección para evitar cualquier daño que pudiera ocasionarse al cuerpo (la picadura de un insecto o la quemadura producida por un horno caliente). El reconocimiento de las circunstancias en las que podríamos sufrir daño supone una función protectora fundamental de nuestro sistema nervioso. Sin embargo, el dolor protector que experimentamos como consecuencia de la vida cotidiana es bastante distinto del que lleva a algunos pacientes a buscar la atención médica. En lugar de responder solo a estímulos fuertes y potencialmente dañinos, la vía de transmisión del dolor puede sobreactivarse de forma patológica como consecuencia del movimiento de las articulaciones, un roce u otras acciones normalmente inofensivas, fenómeno que se denomina alodinia. En algunos enfermos, el simple hecho de vestirse, ducharse o pasear en un día ventoso puede resultar insoportable: el contacto de la tela, el agua o el viento con la piel estimula de modo anormal las vías del dolor. En otros casos, el dolor se produce de forma espontánea, sin ninguna causa evidente. Las personas que han sufrido lesión nerviosa como consecuencia de la diabetes, por ejemplo, pueden sentir un dolor urente e intenso con tan solo permanecer sentados en una silla. A diferencia de los mensajes de dolor ordinario, el dolor espontáneo y el causado por un estímulo leve no tienen por objeto informar de un daño inminente en los tejidos y no suponen una ventaja para la supervivencia. La sensación dolorosa producida en esas condiciones se debe a cambios patológicos en las vías del dolor y constituye una enfermedad en sí misma.
A principios de los años ochenta se empezó a determinar el origen del dolor patológico. Los estudios con ratas desarrollados por Clifford Woolf, de las universidades de Londres y Harvard, y sus colaboradores revelaron que tras una agresión en la pata del múrido, las señales neuronales desde los nocirreceptores cerca de la piel hasta las neuronas en la médula espinal se ampliaban, de modo parecido al aumento MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
AGE FOTOSTOCK / KEITH BROFSKY
Una hiperexcitabilidad
¿DETERIORO COGNITIVO? Los individuos con dolor de espalda crónico se muestran menos capaces de valorar los riesgos y beneficios de sus decisiones
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GETTY IMAGES
RUTINAS QUE DUELEN Para algunas personas, un paseo en un día ventoso resulta doloroso: el viento fuerte activa los nervios del dolor.
del volumen en un reproductor de audio. Esas neuronas alteradas desencadenan reacciones exageradas ante la información de una lesión tisular; por otro lado, se excitan más fácilmente y responden a estímulos que por lo común resultan demasiado débiles para causar una reacción. Las hormonas o las moléculas inflamatorias que el cuerpo produce en respuesta a una agresión pueden sensibilizar a los nocirreceptores y convertirlos en más impulsivos, cambio que podría favorecer la aparición del dolor crónico y la sensibilidad anómala a los pequeños estímulos. (Estas moléculas también son las responsables de las sensaciones dolorosas que siente una persona durante el movimiento normal un día después de levantar peso, actividad que puede ocasionar una lesión muscular leve.) Las enfermedades con dolor crónico a menudo empiezan cuando se daña un nervio periférico y, como consecuencia, ese nervio (un haz de fibras entre las que se encuentran algunos nocirreceptores) y otros vecinos se vuelven más excitables. La hiperexcitabilidad en los nervios ilesos que se hallan entremezclados con el nervio herido probablemente resulta primordial en la persistencia del dolor después de que la agresión inicial haya desaparecido, porque muchos de los nervios lesionados degeneran. Además de volverse más excitables, las neuronas dañadas a veces inician señales de forma espontánea. Las lesiones en los nervios periféricos a causa de traumatismos, enfermedades como la diabetes y el cáncer, tratamientos farmacológicos o consumo excesivo de drogas (entre ellas el alcohol), pueden provocar una descarga eléctrica continua (actividad ectópica) en los nervios afectados. Estos nervios proporcionan sin cesar información al resto de la vía de transmisión del dolor, un proceso que se piensa es el responsable del dolor espontáneo. A menudo, las señales persistentes se mantienen mucho después de que la herida haya sanado. En los últimos años se ha revelado una base molecular de esa actividad ectópica de baja magnitud. Los canales de sodio controlados por voltaje (proteínas que conducen los iones de sodio hacia el interior de la célula como reacción a
Tras una lesión, se amplifican las señales de las células sensibles al dolor en la periferia del cuerpo. Los mensajes exagerados pueden originar dolor patológico 60
cambios de voltaje) en las membranas de estas neuronas son esenciales por su capacidad de transmitir mensajes eléctricos. Su abundancia y actividad (la frecuencia con la que se abren y cierran) desempeñan una función importante en la sensibilidad o excitabilidad de una neurona. En los estados de dolor crónico, esos canales se acumulan donde producen un mayor efecto, esto es, en las terminaciones de las células nerviosas cerca de la piel y a lo largo de todo el nervio; además, aumentan la reactividad de las neuronas ante los estímulos. En 2003, uno de los autores (Porreca) y sus colaboradores utilizaron moléculas fluorescentes con el fin de visualizar un canal de sodio (Nav1.8) en las neuronas periféricas de ratas después de inducirles un tipo de lesión nerviosa que da lugar a dolor crónico. Observaron que la membrana del nervio experimentaba un «remodelado», de tal modo que los canales Nav1.8 se acumulaban cerca de la lesión. El hallazgo indica que la lesión provoca que las neuronas envíen un gran número de esas proteínas desde su soma cerca de la médula espinal hacia la terminación nerviosa. Dicha redistribución parece ser decisiva en la percepción del dolor neuropático, ya que si se inhibe la producción de ese canal de sodio en las células, el dolor en las ratas desaparece, como demuestra la recuperación de su comportamiento normal. Existe un transporte similar de canales de sodio en tejidos humanos, según apuntan los estudios llevados a cabo en pacientes con lesiones nerviosas que originan un dolor persistente. Otros investigadores han analizado el origen del dolor crónico en el asta posterior de la médula espinal, donde terminan las fibras periféricas del dolor. En 1999, Patrick W. Mantyh, entonces en la Universidad de Minnesota, y sus colaboradores descubrieron que un subconjunto de esas neuronas del asta posterior (solo del uno al tres por ciento de las células de esa región) de la médula espinal es responsable del dolor crónico. Utilizando una estrategia de caballo de Troya, unieron químicamente una toxina a un neurotransmisor, una sustancia de señalización neuronal, de modo que cuando el neurotransmisor se ligaba a su receptor en otra célula, el complejo receptor-transmisor funcionaba como un «bisturí» químico y suprimía la célula receptora. Sin esas neuronas del asta posterior, las ratas dejaban de mostrar signos del trastorno crónico después de una inflamación local o lesión nerviosa, mientras que estos sí afligían a los múridos que todavía poseían esas neuronas. Sin MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
Sistema de percepción En un sistema sano de percepción del dolor, una lesión en un tejido provoca que los nocirreceptores (rosa) envíen un mensaje a las neuronas del asta posterior de la médula espinal. Las células de la médula espinal transfieren el mensaje al cerebro, que lo interpreta como dolor. En las enfermedades de dolor crónico, las neuronas de esa vía se vuelven anormalmente excitables, de manera que algunas veces pueden producir descargas espontáneas, emitiendo señales continuas a las zonas cerebrales que perciben el dolor. Dicha señalización de-
«Dolor»
fectuosa a menudo se mantiene mucho después de que la herida se haya curado.
Ramas periféricas de los nocirreceptores Impulso (mensaje de dolor)
Proyección hacia el cerebro Ganglio de la raíz posterior Asta posterior de la médula espinal
Cuerpo celular del nocirreceptor
AMADEO BACHAR
embargo, la eliminación de dicho subconjunto de células nerviosas no afectaba la percepción del dolor ordinario, lo que implicaba a esas neuronas en el malestar patológico. Mas ¿qué ocurre en esas neuronas de la médula espinal cuando el dolor se vuelve crónico? Algunos datos hacen pensar que experimentan una potenciación a largo plazo (PLP), es decir, un aumento prolongado de la comunicación entre dos neuronas, proceso que también sustenta la formación de ciertos tipos de recuerdos en el cerebro. Aunque la PLP requiere por lo general señales de alta frecuencia (de 100 hercios o más), en un estudio del 2006 Jürgen Sandkühler, de la Universidad de Medicina de Viena, y sus colaboradores demostraron que la estimulación de baja frecuencia en los nervios periféricos de ratas puede provocar la PLP en algunas neuronas del asta posterior. En la PLP, el estímulo de una neurona induce una respuesta aumentada en la célula receptora, un efecto que permitiría que las células de la médula espinal amplificaran las señales entrantes de dolor. De igual modo que la PLP representa un mecanismo molecular de memoria en las células del encéfalo, posiblemente explique asimismo la capacidad de las neuronas de la médula espinal para mantener un estado de dolor crónico. Los circuitos nerviosos que se originan en el cerebro y descienden hacia la médula espinal también pueden influir de forma notable en las señales de dolor entrantes y en la percepción resultante. En ese circuito, las células de la sustancia gris periacueductal del mesencéfalo reciben señales de distintas regiones de la capa cerebral externa (la corteza), así como de partes internas, como la amígdala y el hipotálamo. Dicha región del mesencéfalo transmite información al bulbo rostral ventromedial (BRVM) del tronco encefálico, la parte inferior del cerebro contigua a la médula espinal. La activación de ese circuito controla la fuerte supresión del dolor que se produce durante un traumatismo, una agresión intensa o una excitación. Ese mismo circuito, y en particular el del BRVM, también desempeña un papel fundamental cuando el dolor de una lesión aguda persiste. El trabajo de nuestros laboratorios ha demostrado que cuando se dañan los nervios de roedores, un conjunto específico de células del BRVM envía una señal que amplifica las señales de dolor entrantes, en lugar de disminuirlas, e inicia el estado de dolor crónico. En 2001, un equipo dirigido por Porreca utilizó la estrategia de caballo de Troya con toxinas para destruir
Neurona del asta posterior
estas neuronas del BRVM en ratas. Sin dichas células, los animales todavía sufrían dolor patológico en su pata posterior después de una lesión nerviosa, aunque por poco tiempo, lo que indica que el BRVM alberga un «interruptor» esencial para mantener el dolor crónico. Irene Tracey, de la Universidad de Oxford, y sus colaboradores descubrieron en 2008 que la actividad neural en esa región del tronco encefálico, paralela a la duración de los síntomas dolorosos (provocados en probandos por la exposición al compuesto capsicina de la guindilla), era similar a la de los pacientes con dolor crónico. Datos posteriores indican que los impulsos
Un mecanismo molecular que las células cerebrales usan para formar ciertos recuerdos puede explicar la capacidad de las neuronas de la médula espinal para mantener un dolor persistente 61
El dolor podría ser en realidad una enfermedad neurodegenerativa que provocaría el remodelado de la corteza prefrontal y posiblemente de otras regiones cognitivas del cerebro ectópicos de los nervios dañados pueden alterar esas células del BRVM, de modo que sus mensajes a la médula espinal facilitan las señales de dolor entrantes, en lugar de inhibirlas.
Sensaciones dolorosas Además de intervenir en el circuito que controla el dolor, las regiones del cerebro que procesan dicha sensación interpretan la información de la médula espinal y de otras regiones cerebrales para crear una impresión general de malestar. Tal interpretación depende del contexto y de la experiencia pasada, de la atención y del estado de humor de una persona, entre otros factores psicológicos. Con ese propósito, el dolor no solo
Sensación en el cerebro Cíngulo posterior
Cortezas motoras Corteza parietal posterior
DE «HUMAN BRAIN MECHANISMS OF PAIN PERCEPTION AND REGULATION IN HEALTH AND DISEASE», A. VANIA APKARIAN, M. CATHERINE BUSHNELL, ROLF-DETLEF TREEDE Y JON-KAR ZUBIETA EN EUROPEAN JOURNAL OF PAIN, VOL. 9, 2005
Cíngulo anterior
Cortezas somatosensitivas
Insula
Tálamo H Hipotálamo Corteza prefrontal
Ganglios Amígdala basales
Núcleos Nú pa parabraquiales Sustancia periacueductal gris periacu ued
Entre las regiones cerebrales implicadas en la percepción del dolor se encuentran las que procesan los pensamientos complejos y las emociones. La corteza prefrontal y la amígdala (un eje de las emociones) pueden controlar los efectos del dolor crónico en las funciones intelectuales (entre ellos, la evaluación errónea de los riesgos y beneficios al tomar decisiones). Por otro lado, las alteraciones en la corteza cingular anterior (área que dirige los aspectos emocionales del dolor) pueden ser en parte responsables de los trastornos emocionales asociados al dolor crónico (caso de la depresión).
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estimula las zonas sensitivas del cerebro, sino que también activa fuertemente las áreas cerebrales implicadas en la emoción: entre ellas, la corteza cingular anterior (CCA), una región que dirige los aspectos emocionales del dolor, y la amígdala, que regula el miedo y otros sentimientos. Dichas zonas, que forman parte del eje encefálico del dolor, pueden volverse hiperactivas en las enfermedades de dolor crónico y, a su vez, pueden ejercer una función importante en las respuestas exageradas a los estímulos en esos pacientes. Varios factores desencadenantes de la variante crónica del trastorno parecen alterar en particular la CCA. La lesión de los nervios periféricos y la inflamación persistente provocan una reestructuración neural en la CCA. Además, factores psicológicos, como el estado anímico, la expectación y la sugestión hipnótica pueden modular las respuestas de dolor en la CCA, según los estudios de neuroimagen en humanos. De ese modo, la CCA integra los estímulos sensitivos con el estado emocional y sustenta algunas alteraciones «afectivas» asociadas al dolor crónico, entre ellas, la depresión, los trastornos del sueño y el catastrofismo ante el dolor, patología en la que los sujetos temen que el dolor será intenso e imposible de controlar. (En el catastrofismo ante el dolor interviene específicamente la CCA.) La implicación de la CCA y del eje del dolor en general podría explicar asimismo la sensación dolorosa frecuente en individuos con enfermedades como la depresión y el síndrome de estrés postraumático. Un eje hiperactivo no solo aumenta la intensidad del dolor; también amplifica los aspectos desagradables de la experiencia. El dolor crónico posiblemente represente un cambio desde un proceso ascendente, donde domina la información sensitiva dolorosa, hacia un proceso descendente, donde la percepción emocional y cognitiva controla la percepción del dolor. Ciertas deficiencias cognitivas pueden derivarse de los efectos negativos del dolor crónico. En 2004, A. Vania Apkarian, de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad del Noroeste de EE.UU., y sus colaboradores demostraron que los individuos con dolor de espalda crónico o algodistrofia (enfermedad debilitante que puede aparecer después de un traumatismo) se mostraban menos capaces de valorar con exactitud los riesgos y beneficios de sus decisiones. Todos los pacientes realizaron la tarea de apuestas de Iowa, un juego de cartas en el que los jugadores deben escoger entre barajas de cartas «malas», MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
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samientos confusos y la dificultad de concentración. En 2004, Apkarian y sus colaboradores describieron una reducción del volumen de la corteza prefrontal en los pacientes con dolor de espalda crónico. La disminución de su volumen cerebral era proporcional a la duración del dolor y aproximadamente equivalente a la que se observa al cabo de 10 a 20 años de envejecimiento. Desde entonces, otros equipos han dado a conocer datos preliminares sobre la posible atrofia de los cerebros en algunos sujetos afectados por otras enfermedades de dolor persistente. Los resultados insinúan que el dolor podría ser una patología neurodegenerativa que provocaría el remodelado de la corteza prefrontal y de otras regiones cognitivas del cerebro. Nadie sabe con seguridad cómo el dolor crónico podría causar una neurodegeneración, pero la mayor excitabilidad neuronal que caracteriza dicho trastorno puede proporcionarnos una pista. La excitabilidad a menudo provoca una liberación excesiva del neurotransmisor glutamato, el cual en grandes cantidades resulta tóxico para las neuronas. Sin embargo, por ahora la explicación sobre el efecto del glutamato es especulativa. Los investigadores están explorando de forma activa las distintas causas moleculares posibles de dicha neurodegeneración.
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DECISIONES ERRÓNEAS Los individuos con dolor crónico pueden presentar dificultades en sopesar los riesgos y los beneficios de sus decisiones, como en el juego del póquer.
Calmar los nervios El conocimiento de cómo el dolor se convierte en crónico permite plantear nuevos tratamien-
ALTERACIONES CEREBRALES El dolor persistente puede provocar atrofia cerebral. Pacientes que sufrían dolor de espalda crónico poseían una menor densidad de neuronas en la corteza prefrontal (izquierda, regiones coloreadas) y en el tálamo derecho (derecha, zona ovalada roja) en comparación con los individuos sanos.
DE «CHRONIC BACK PAIN IS ASSOCIATED WITH DECREASED PREFRONTAL AND THALAMIC GRAY MATTER DENSITY», A. VANIA APKARIAN ET AL. EN JOURNAL OF NEUROSCIENCE, VOL. 24, N.O 46, 17 DE NOVIEMBRE DE 2004
que producen ganancias inmediatas elevadas pero pérdidas futuras considerables, y barajas «buenas», que dan lugar a ganancias inmediatas inferiores pero a pérdidas mínimas en el futuro. Los participantes sanos elegían cartas de las barajas buenas (la estrategia más lucrativa) con mayor frecuencia que los probandos con dolor. Estos últimos tendían a ser inconstantes y cambiaban varias veces de baraja, lo que indicaba que las emociones desagradables que acompañan un estado de dolor intenso y persistente pueden interferir en las decisiones, como la de sopesar las distintas opciones en un juego de azar. Volker Neugebauer, de la Universidad de Texas, y Vasco Galhardo, de la Universidad de Oporto, revelaron que las ratas artríticas manifestaban una disfunción similar. Se permitía a los múridos que escogieran entre una palanca de dispensación de alimentos de «alto riesgo», que ofrecía 3 bolitas de comida en 3 de cada 10 intentos, y otra de «bajo riesgo», que proporcionaba 1 bolita en 8 de cada 10 intentos. Con el tiempo, las ratas artríticas desarrollaban una preferencia por la palanca de alto riesgo (con el peligro de quedarse con hambre 7 de cada 10 veces), mientras que los ejemplares sanos se dirigían con mayor frecuencia a la palanca de bajo riesgo (perdían solo 2 de cada 10 comidas). En ese mismo estudio, los investigadores relacionaron la valoración inapropiada del riesgo con un cambio en el cerebro: los roedores artríticos presentaban una señalización química alterada en los circuitos neuronales que conectan la amígdala con la corteza prefrontal (región que controla las funciones cognitivas, entre ellas la atención, la toma de decisiones y la memoria de trabajo). Una investigación anterior de Neugebauer y sus colaboradores permite suponer que el dolor crónico experimental en las ratas puede dar lugar a una amplificación de las señales neuronales que llegan a la amígdala nocirreceptora, una parte de la amígdala que regula el dolor. Esas señales exageradas aumentan a su vez los mensajes por naturaleza inhibidores que la amígdala nocirreceptora envía a la corteza prefrontal. La mayor inhibición de la corteza prefrontal puede reducir la capacidad de un animal (o ser humano) para valorar con exactitud los riesgos de las distintas opciones cuando debe tomar decisiones importantes. En los sujetos con dolor crónico existen alteraciones más evidentes que pueden explicar otros tipos de deterioro cognitivo, entre ellos, los pen-
63
PREVENCIÓN DEL DETERIORO COGNITIVO El ejercicio físico y las actividades intelectuales podrían ayudar a
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
los pacientes con dolor crónico a luchar contra el deterioro cognitivo que en ocasiones acompaña la enfermedad.
REDISTRIBUTION OF NA(V)1.8 IN UNINJURED AXONS ENABLES NEUROPATHIC PAIN. Michael
S. Gold et al. en Journal of Neuroscience, vol. 23, n.o 1, págs. 158-166, 1 de enero de 2003. CHRONIC PAIN PATIENTS ARE
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DECISION-MAKING TASK. A. Va-
nia Apkarian et al. en Pain,
AGE FOTOSTOCK
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136, marzo de 2004. IDENTIFYING BRAIN ACTIVITY SPECIFICALLY RELATED TO THE MAINTENANCE AND PERCEPTUAL CONSEQUENCE OF CENTRAL SENSITIZATION IN HUMANS. Michael C. Lee, Laura
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Annals of The New York Academy of Sciences, vol. 1255, págs. 30-44, mayo de 2012.
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tos. Los investigadores están intentando inhibir la amplificación de las señales neuronales en cada una de las fases de la vía del dolor corporal. Algunos medicamentos actuales y novedosos tienen el objeto de contrarrestar la activación anómala de los nocirreceptores. Ciertos tratamientos actúan a modo de «esponjas» que absorben las proteínas inflamatorias o los factores de crecimiento nervioso que se piensa potencian la excitabilidad de esas neuronas que transmiten el dolor. Otros compuestos que tratan la hiperexcitabilidad neuronal son los antagonistas de los canales de sodio y los inhibidores de enzimas, como la óxido nítrico sintasa que produce neurotransmisores activos. En el futuro, los nuevos analgésicos podrían actuar sobre un subconjunto pequeño de células del asta posterior de la médula espinal, que Mantyh (actualmente en la Universidad de Arizona) y su equipo relacionaron con el dolor crónico, o bien sobre células análogas del BRVM. El mejor conocimiento de la función de la CCA en las enfermedades de dolor crónico podría dar lugar a estrategias terapéuticas que aliviaran los dolores y sus consecuencias psicológicas. En una situación ideal, los tratamientos que inhiban la amplificación no solo reducirán el sufrimiento de los pacientes sino que también evitarán las alteraciones estructurales del cerebro y la neurodegeneración que acompaña las formas extremas de dolor crónico. Es decir, los mejores tratamientos mi-
tigarían los síntomas e invertirían el curso de la enfermedad. Las terapias farmacológicas podrían constituir solo una pieza de la estrategia final para terminar con el dolor incoercible. Las técnicas diagnósticas avanzadas podrían ayudar a determinar la causa fundamental del dolor persistente. Algunos investigadores están intentando identificar biomarcadores (signos moleculares) del dolor crónico que podrían identificarse en una muestra de sangre o tejido y permitirían la detección precoz y el tratamiento de las alteraciones del sistema nervioso que señalan el dolor crónico. Esa técnica permitiría prescribir a cada paciente el tratamiento más adecuado [véase «Nueva medicina para la psique», por C. Wolf, en este mismo número]. En los pacientes con una enfermedad crónica es posible que los médicos prescriban terapias conductuales con el fin de tratar las consecuencias emocionales o cognitivas del dolor. De esta manera, podría aconsejarse a los afectados que complementaran su medicación con estrategias para proteger su salud mental (actividades cognitivas, como rompecabezas, y ejercicio físico, entre otras). Tal enfoque multidisciplinar contra el dolor persistente y sus consecuencias debería ofrecer en última instancia una mayor esperanza a los afectados por la enfermedad. Frank Porreca es profesor de farmacología y anestesiología en la Universidad de Arizona. Theodore Price es profesor de farmacología en la misma universidad. MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
La psique como calmante El dolor mantiene una íntima relación con las funciones cerebrales que gobiernan la conducta, las expectativas, la atención y el aprendizaje HOWARD L. FIELDS
H
que decírmelo y pararía inmediatamente. Abrí el absceso con un bisturí muy fino sin escuchar queja alguna; al final el sujeto preguntó cuándo iba a empezar la intervención. No podía creer que ya había acabado: no había notado nada. A menudo se cree que el dolor procede de un daño físico o de una enfermedad, pero lo cier-
SEGÚN COMO SE MIRE Las expectativas, el estado de ánimo y la actitud ante el dolor influyen en la manera de percibirlo.
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ace ya tiempo, un paciente entrado en años con un gran y doloroso forúnculo en el cuello acudió al servicio de urgencias del Hospital de Chicago. Al decirle que era necesario abrirlo y vaciarlo, palideció y preguntó si le iba a doler mucho. Le aseguré que si en algún momento no fuese capaz de soportarlo no tenía más
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RESUMEN
Analgésico natural
1
A menudo se piensa que el dolor procede
de un daño físico o de una enfermedad, pero los factores psicológicos desempeñan una función determinante.
2
Las expectativas de premio o castigo, el
miedo, el estrés y el humor alteran la intensidad del dolor e influyen en las decisiones.
3
Los hallazgos en la psicología del dolor per-
miten idear procedimientos para un mejor control del sufrimiento y una recuperación más rápida de las lesiones dolorosas.
to es que los factores psicológicos desempeñan una función determinante. En el caso descrito, la afirmación de que la operación no agravaría el padecimiento del paciente, ya que en su mano estaba detenerla si así fuese, ejerció un efecto analgésico. Por añadidura, su miedo al dolor se redujo; eso le permitió confiar en que no iba a sufrir más en el futuro. No cabe extrañarse del fuerte influjo de la actitud mental en la percepción del dolor: si bien avisa de un daño, su utilidad estriba en que condiciona el comportamiento humano para favorecer la supervivencia. Por tanto, dicha sensación debe estar íntimamente vinculada a funciones cerebrales que gobiernen la conducta, la toma de decisiones, las expectativas, la atención y el aprendizaje. Ello explica que a causa de una dolorosa ampolla en el pie dejemos de andar o nos protejamos la zona afectada; también que en un futuro optemos por un calzado más cómodo o usemos calcetines adecuados. La interacción entre el mensaje de dolor y los centros cerebrales implicados en la motivación y en la facultad de aprender esclarece el poderoso efecto del estado anímico de una persona en la intensidad del dolor que le produce un daño físico. Un ejemplo es el efecto
placebo: la administración de una píldora que supuestamente alivia el dolor reduce la angustia aun cuando no tenga efecto farmacológico alguno. A la inversa, si se nos cuenta que una inyección va a doler, resulta probable que, de forma inconsciente, sintamos más el pinchazo. El humor también interactúa con la angustia: los individuos depresivos pueden experimentar más dolor como resultado de su estado de ánimo. En realidad, el empeoramiento de un acceso de dolor persistente, como la migraña, suele ser la primera señal de depresión o al menos el primer síntoma que comenta un paciente con depresión a su médico. Los investigadores analizan los misteriosos caminos que atraviesan factores emocionales y cognitivos como la expectativa de premio o de castigo, el miedo, el estrés y el humor para alterar la intensidad del dolor que se percibe e influir en las decisiones cotidianas. Algunos de esos componentes psicológicos pueden convertir el dolor en crónico. La investigación no solo revela hasta dónde penetra el padecimiento en nuestra mente; además, puede mejorar los tratamientos de control del dolor y abreviar la recuperación de lesiones dolorosas.
La mente domina la materia
Control mental Del cerebro a la mé«PAIN MODULATION: EXPECTATION, OPIOID ANALGESIA AND VRTUAL PAIN», POR HOWARD L. FIELDS EN PROGRESS IN BRAIN RESEARCH, VOL. 122; 2000. PREPARADO POR E. A. MAYER Y E. B. SAPER, CON AUTORIZACION DE ELSEVIER
dula espinal descien-
Corteza frontal Amígdala
de un circuito que actúa como control de volumen para el
Corteza cingulada
Corteza cerebral
dolor, ajustando su percepción en fun-
Hipotálamo
ción de las circunstancias. En su recorrido
Mesencéfalo
Sustancia gris periacueductal
existen dos clases de neuronas: células inhibidoras de la transmisión del dolor,
Médula
que son activadas
Médula ventromedial rostral
por las endorfinas y la morfina, y células potenciadoras, que facilitan las señales de dolor y responden a estímulos nocivos y determinados factores psicológicos.
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Médula espinal
Según la concepción clásica, un estímulo que afecta al cuerpo activa las neuronas sensibles al dolor en la periferia corporal. Esas células nerviosas transmiten luego la información en forma de señales eléctricas, las cuales activan a su vez las regiones del cerebro que gobiernan la sensación de dolor. Con todo, los médicos advierten desde hace décadas que el estado mental también influye en dicha percepción. Henry K. Beecher, anestesiólogo de la Universidad Harvard, señalaba en 1956 que los soldados heridos en campaña se quejaban en menor medida que los pacientes civiles con lesiones similares. Beecher sostenía que, en el contexto de haber sobrevivido a una batalla y hallarse de regreso a casa, las heridas adquirían un significado diferente a las sufridas en la vida ordinaria: en el escenario bélico las heridas poseen connotaciones honorables, enaltecimiento que puede suavizar la sensación dolorosa. Hace tiempo que los médicos conocen el poder analgésico del estrés traumático y de las píldoras inocuas ingeridas como calmantes. ¿De qué manera influyen las características cognitivas y emocionales en la sensación de angustia? En las últimas décadas se ha descubierto un circuito en el cerebro y la médula espinal que MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
Grandes expectativas Al parecer, las influencias cognitivas sobre el dolor actúan en todo el circuito modulador; por él discurren una diversidad de efectos ya previstos, tales como el alivio que sigue a la administración de una dosis de placebo. En 2004, Tor D. Pager, hoy en la Universidad Columbia, y sus colaboradores encontraron que la ingestión de un placebo elevaba la actividad de ese circuito de control. Las endorfinas parecen desempeñar una importante función en la transmisión de la señal supresora del dolor. Junto con mis colaboradores descubrimos que el bloqueo de los receptores opioides mu con el fármaco naxolona suprimía el efecto placebo en los pacientes aquejados de dolor a causa de una operación reciente. El mismo circuito se halla implicado en otro tipo de expectativas y su poder analgésico queda acentuado. En 2006 mostramos a unos voluntarios unas claves de color en una pantaMENTE Y CEREBRO 56 / 2012
© ISTOCKPHOTO / KRISS RUSSELL
actúa como un «control de volumen» para el dolor, ajustando la intensidad con que una persona lo percibe en función de las circunstancias. En los primeros años setenta, unos científicos de la Universidad de California en Los Ángeles descubrieron que la excitación de una pequeña zona en el mesencéfalo de una rata le aliviaba el dolor. Al aplicar una corriente eléctrica a minúsculos electrodos implantados en dicha región cerebral, el roedor ya no respondía a los intensos y dañinos estímulos que de otro modo le harían chillar y huir. Años más tarde se comprobó en pacientes con graves dolores crónicos que el estímulo de la misma zona del mesencéfalo, a saber, la sustancia gris periacueductal, producía en dichos sujetos un alivio notable, aunque transitorio. A partir de entonces se han podido cartografiar otras secciones del mencionado circuito de control. Este se extiende desde la corteza cerebral en los lóbulos frontales, atraviesa las estructuras del cerebro subyacentes, incluida la sustancia gris periacueductal, hasta la médula espinal. Allí, las fibras nerviosas sensibles al dolor se conectan con las neuronas que transmiten señales dolorosas procedentes del resto del cuerpo. Las células nerviosas comprendidas en ese recorrido sintetizan los péptidos (endorfinas) que poseen idénticas propiedades farmacológicas que la poderosa morfina opioide. Las endorfinas (naturales supresoras del dolor en el organismo) y los opioides (el opio y la heroína, entre ellos) activan los mismos receptores (los receptores opioides mu) a lo largo de ese trayecto modulador para producir su efecto analgésico.
lla de ordenador. Inmediatamente después, les aplicábamos en la mano un estímulo doloroso mediante una sonda metálica. Las palabras «baja temperatura» sobre un fondo azul iban seguidas por un calor poco molesto, a las palabras «alta temperatura» sobre fondo rojo les seguía un calor más intenso. A continuación, mientras los probandos yacían en un escáner de resonancia magnética, se les mostraron de forma aleatoria enunciados «rojo-alta» y «azul-baja» justo antes de aplicar estímulos dolorosos suaves e intensos, respectivamente. Comprobamos que el enunciado «azul-baja temperatura», el cual antes había precedido una molestia más suave, reducía el dolor ante el estímulo intenso. Por el contrario, la combinación «rojo-alta temperatura», que al inicio se había asociado al dolor más intenso, amplificaba la molestia producida por el estímulo suave. Cuando la señal «rojo-alta» precedía al estímulo intenso, el dolor se acentuaba. Las zonas del cerebro en el tálamo y la corteza cerebral que forman parte del sistema de transmisión del dolor solo se activaban por completo cuando los estímulos de intensidad y dolor fuerte coincidían. En consecuencia, el dolor que experimentamos es una síntesis de lo que ocurre en nuestro organismo y lo que esperamos que suceda. Esto último depende de lo que nos hayan dicho con anterioridad o de nuestras experiencias previas. A continuación aislamos las regiones cerebrales implicadas en las expectativas. Para ello sustrajimos la actividad en las áreas que se activaban cuando el estímulo era intenso y el sujeto esperaba sufrir más dolor de aquellas que reaccionaban cuando los probandos esperaban
SEGÚN EL CONTEXTO Las heridas de combate pueden doler menos que las infligidas en otros contextos debido al enaltecimiento psicológico de las acciones bélicas.
El dolor que experimentamos es una síntesis de lo que ocurre en nuestro organismo y nuestras expectativas según las experiencias o aprendizajes anteriores 67
© ISTOCKPHOTO / LISE GAGNE (mujer); © ISTOCKPHOTO / ELKE DENNIS (tarta)
PREMIOS QUE ALIVIAN La anticipación de comer un postre delicioso puede desempeñar un efecto analgésico.
La comida, el sexo y otros incentivos naturales, e incluso la mera anticipación de dichos placeres, activan los circuitos cerebrales de recompensa, lo que puede aliviar la sensación de dolor 68
sentir menos dolor aunque el estímulo doloroso periférico era el mismo. La conclusión: existía una activación en las zonas corticales y del tallo cerebral, de las que hoy sabemos involucradas en el control del dolor. Además de las propias predicciones sobre el dolor, la esperanza de una recompensa (comida o drogas, por ejemplo) ejerce gran influencia en la intensidad del padecimiento. En un clásico experimento de 1984, los farmacólogos J. Dum y Albert Herz, del Instituto Psiquiátrico Max Planck en Múnich, alimentaban a diario ratas que se encontraban sobre una placa de metal a temperatura ambiente. Unas cuantas recibían alimentos comunes; otras disfrutaban de galletas recubiertas de chocolate. Al cabo de un par de semanas se colocó a los animales en una placa que se iba calentando de forma progresiva hasta que provocaba una sensación dolorosa. Las ratas que se habían alimentado con la comida vulgar respondieron al dolor en cuatro segundos; las que esperaban comer delicias de chocolate soportaron el doble de tiempo el calor. No obstante, cuando se administró a estas últimas un fármaco que inhibe el efecto analgésico de las endorfinas ya no esperaron el doble de tiempo para recibir las galletas de cacao. En breve, las expectativas de una deliciosa recompensa habían servido de analgésico, ya que aumentó la tolerancia de los múridos al dolor. La comida, el sexo y otros incentivos naturales, e incluso la mera anticipación de dichos
placeres, activan los circuitos cerebrales de recompensa en roedores y humanos, lo que puede aliviar de la sensación de dolor. Los efectos de los fármacos opioides sugieren, además, que la recompensa y el alivio comparten parcialmente una base neuronal. Después de todo, las drogas más potentes de ese género, como la morfina y el oxycodone (el OxyContin es un analgésico que se receta en exceso), aplacan graves dolores, aunque también son capaces de desencadenar una fuerte adicción.
Elecciones dolorosas El dolor y la recompensa interaccionan en los receptores opioides mu. A los ratones transgénicos que carecen de un receptor mu activo, la morfina no les produce ni alivio del dolor ni una sensación de recompensa. Por otro lado, los roedores que han tomado naxolona (bloquea los receptores opioides) ya no experimentan supresión del dolor mientras esperan una recompensa de chocolate. Cuando una persona anticipa que va a disfrutar de una deliciosa comida, su cuerpo libera endorfina, la cual activa los receptores mu a lo largo del trayecto descendente (eferente) de control del dolor y gobierna esas señales a medida que entran en el sistema nervioso central. También el núcleo accumbens desempeña una función crítica en la señalización de una recompensa así como en el control del dolor. Cuando se desactiva dicha región cerebral, que MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
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dores llevaron a cabo en 2009 un estudio entre 2335 personas con daño en los tejidos blandos del cuello por un latigazo cervical, lesión frecuente en los accidentes de tráfico. Aquellos probandos que esperaban alcanzar una mejoría que les permitiera reanudar su trabajo rutinario se recuperaron en un 42 por ciento antes que quienes se mostraban más pesimistas. Otros análisis anteriores también han revelado que las expectativas de recuperación suelen asociarse con la vuelta al trabajo entre los pacientes que sufren menos dolores de espalda. Ello sugiere que la perspectiva personal de futuro influye en la repercusión vital del dolor.
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LESIONES MENOS DOLOROSAS Las víctimas de tráfico que anhelan volver a trabajar se recuperan de sus lesiones antes
Al borde del peligro
que los sujetos que no son tan
Además de las expectativas de recuperación o recompensa, la sensación de peligro puede imponerse al dolor. Fred J. Helmstetter, de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee, y Michael S. Fanselow, de la Universidad de California en Los Ángeles, han demostrado que las ratas no responden a estímulos dolorosos en presencia de un depredador o dentro de un entorno que les provoque terror, quizá por recuerdo de daños anteriores. La naxolona bloquea este efecto analgésico del miedo en las ratas, lo que indica que la presencia de un peligro inminente suprime la experiencia del dolor por medio de la liberación de un opioide endógeno. A menudo, las personas que sufren o acaban de sufrir un fuerte trauma (un accidente de tráfico, una herida de guerra o en competición
optimistas.
OBJETIVO CUMPLIDO El boxeador ansioso de ganar «decide» de forma subconsciente que soportará el dolor con el fin de lograr su objetivo. Mientras imagine que puede salir victorioso, esa anticipación le aliviará el sufrimiento.
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aloja receptores mu, los animales no obtienen placer con drogas ni recompensas naturales (comida y sexo, por ejemplo). No solo eso: la inyección de sustancias gratificantes en esa zona puede anular las respuestas al dolor. La capacidad de suprimir el dolor que conlleva un premio inminente puede influir en la toma de decisiones en situaciones en las que surja un conflicto entre buscar una recompensa y escapar del dolor. Un atleta tal vez dude entre abandonar ante una molestia física y soportarla con la esperanza de ganar una competición. El que sufre una dolorosa ampolla en el pie quizá tenga que escoger entre quedarse en reposo o salir para cenar e ir al cine. Estas decisiones dependen de un análisis de coste-beneficio en el interior del cerebro. ¿Cuánto le duele la herida, y cuánto espera disfrutar con la victoria, la película o la cena? Las expectativas influyen en las decisiones, en parte a través del circuito de control del dolor. Veamos cómo. La expectativa de un atleta muy motivado o de alguien a quien le apetece un manjar delicioso o una magnífica película provocará la liberación de endorfinas y la estimulación de receptores mu; ello no solo reforzará el goce previsto en esos eventos; también suprimirá el dolor. Se trata de un efecto combinado que inclina a tolerar el malestar con miras a alcanzar un objetivo o un premio. Se sentirá menos dolor mientras se avanza hacia la meta deseada. De modo similar, las ratas que esperan que se las premie con chocolate deciden en su subconsciente aguantar la molestia de la placa caliente, ya sea porque esperan un delicioso bocado, ya porque la expectativa en sí reduce el dolor. Tal resolución de los conflictos dolor-recompensa podría resultar esencial para la supervivencia. De hecho, los animales suelen resistir el dolor cuando luchan por la comida o por un apareamiento deseado. La disminución de la sensación dolorosa por la anticipación de un premio tiene la misma raíz que el efecto placebo. La ingestión de un remedio que se cree efectivo comporta una señal de que va a aliviarse el sufrimiento, profecía que seguramente se cumplirá. En cambio, la predicción de dolor presenta un efecto inverso: amplifica la actividad en el trayecto de transmisión del dolor, de tal manera que incita a que se perciba con mayor intensidad. La esperanza de una pronta curación de las lesiones dolorosas también puede acelerar la recuperación. El epidemiólogo David Cassidy, de la Universidad de Toronto, y sus colabora-
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El catastrofismo intensifica la percepción del dolor. Las personas poco esperanzadas sufren más en el postoperatorio
MÁS VULNERABLES Las personas depresivas resultan más vulnerables ante el dolor; también corren mayor riesgo de desarrollar un síndrome de dolor crónico.
atlética) no sienten dolor alguno. Las situaciones en las que se producen lesiones graves en los tejidos pueden provenir de eventos inesperados que desencadenen terror o estrés agudo en humanos y animales. Es probable que la supresión del dolor resultante motive a la persona o al animal a ponerse a salvo antes de que lo invada la angustia. Aunque un estrés agudo anule el dolor, este último suele intensificarse si el estrés persiste y se convierte en crónico. El estado de ánimo negativo también puede agravar el padecimiento. Las personas aquejadas de depresión podrían resultar más vulnerables o menos tolerantes al dolor. Un estudio desarrollado en 2007 con 131.500 probandos canadienses mostró que el 11,3 por ciento de los pacientes con dolores crónicos presentaban grandes trastornos depresivos, porcentaje que se reducía a un 5,3 entre aquellos probandos que no sufrían dolores crónicos. Aunque sentir molestias dolorosas puede deprimir, también se cree que la depresión en sí afecta a la percepción del dolor. Los cambios neuroquímicos asociados a la depresión (empobrecimiento de los neurotransmisores serotonina y norepinefrina) pueden reducir la inhibición normal o aumentar la facilidad de transmisión del dolor por la vía eferente. Además, la interpretación catastrofista, pensar que el dolor es insoportable y probablemente va a empeorar, tiende a aumentar la percepción del dolor. Los pacientes con alta puntuación en un cuestionario que mide la actitud catastrofista suelen sentir dolores más fuertes tras una intervención quirúrgica y de-
muestran más sensibilidad al dolor inducido con fines experimentales que los que obtuvieron una puntuación menor. El catastrofismo puede agravar el padecimiento al provocar que la persona se concentre en él y le añada un suplemento emocional. En 2004, el reumatólogo Daniel J. Clauw, de la Universidad de Michigan en Ann Arbor, y sus colaboradores sondearon la propensión al catastrofismo en 29 pacientes de fibromialgia; a continuación midieron su respuesta cerebral a una brusca presión en la uña del pulgar. De ese modo vincularon la tendencia catastrofista a una mayor actividad en las zonas del cerebro relacionadas con la anticipación del dolor, la atención a este y los aspectos emocionales de su percepción. La angustia psicológica de diversa índole aumenta el riesgo de contraer un síndrome de dolor. William Maixner, de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, y sus colaboradores publicaron en 2007 un estudio realizado con el fin de encontrar entre un total de 244 mujeres, quienes en un principio no sufrían dolor, aquellas que habían contraído al cabo de tres años un trastorno de la articulación temporomandibular (caracterizado por un dolor persistente en el maxilar) y determinar qué caracteres podían predecir el desarrollo de dicho malestar. Relacionaron la depresión y la sensación de estrés con una probabilidad dos o tres veces mayor de padecer el trastorno. En trabajos anteriores, científicos de la Universidad de Washington vincularon la somatización (tendencia a manifestar más síntomas de los que cabe esperar de un daño físico) con un incremento de más del doble de la incidencia del trastorno y una mejora menor al cabo de cinco años.
Adiós al sufrimiento
© DREAMSTIME / PHILHILLPHOTOGRAPHY
Ahondar en la psicología del dolor podría descubrir nuevas maneras de ayudar a las personas en la superación de sufrimientos, menores o apreciables, causados por lesiones, tratamientos médicos o enfermedades. El mayor conocimiento de los circuitos cerebrales que median la interacción de la recompensa y el alivio del dolor empieza a proporcionar indicios de estrategias que disocien el potencial adictivo de los fármacos de su capacidad calmante. Tales hallazgos podrían conducir a analgésicos muy eficaces que provocasen menos adicción que los opiáceos. Por añadidura, para que amigos, pacientes o seres queridos soporten mejor su dolor, es importante comprender los poderosos efectos
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El efecto de la empatía La empatía, capacidad de percibir e incluso compartir la experiencia de otro individuo, de-
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
sempeña un papel notable en la sensación de dolor. En 2006, Jeffrey S. Mogil, de la Universidad McGill, y su equipo hallaron que los ratones respondían a la sensación dolorosa con
ISOLATING THE MODULA-
más presteza cuando advertían que a congéneres y compañeros de jaula también les dolía
TORY EFFECT OF EXPECTATION
alguna parte del cuerpo. El propio Mogil, junto con Catherine Bushnell y Marco L. Logia, de
ON PAIN TRANSMISSION: A
la Universidad McGill, demostró en 2008 el mismo efecto en humanos. Para ello, sometieron
FUNCTIONAL MAGNETIC RESO-
a voluntarios a un estímulo térmico doloroso antes y después de haberles presentado un
NANCE IMAGING STUDY. John
vídeo ideado con la intención de despertarles empatía o desagrado hacia determinado actor,
R. Keltner et al. en Journal
sentimiento que dependía de las preferencias personales. Cuando los participantes sentían
of Neuroscience, vol. 26,
el calor en una segunda ocasión observaban al mismo actor bien bajo estímulos dolorosos o
n.o 16, págs. 4437-4443,
bien indoloros. Los espectadores que sentían empatía hacia el actor en cuestión valoraban el
19 de abril de 2006.
dolor como más intenso y desagradable que aquellos que se mostraban indiferentes (tanto si se daban o no cuenta de que el actor sufría). De hecho, cuanto más se identificaba una
IDIOPATHIC PAIN DISORDERS:
persona con el actor, mayor era el dolor que sentía, fenómeno que confirma la idea de que
PATHWAYS OF VULNERABIL-
la propia empatía altera la percepción del dolor.
ITY. Luda Diatchenko et al.
Por otro lado, parece que la activación de las zonas cerebrales asociadas con la aflicción
en Pain, vol. 123, n.o 3,
emocional provocada por el vídeo de alta empatía intensificaba la estimulación de las vías
págs. 226-230, agosto de
neuronales que gobiernan el dolor, ya que el dolor físico y la aflicción activaban zonas del
2006.
cerebro semejantes. Otra conjetura estriba en que la empatía en la percepción del dolor podría ser mayor en las relaciones más consolidadas. Ello explicaría por qué el cónyuge de una
A MOTIVATION-DECISION
paciente con dolor crónico a menudo manifiesta sentir dolor.
MODEL OF PAIN: THE ROLE OF
—Ingrid Wickelgren
OPIOIDS. Howard L. Fields en
Proceedings of the 11th World Congress on Pain. Preparado por Herta Flor, Eija Kalso y Jonathan O. Dostrovsky. IASP Press, 2006. DEPRESSION AND PAIN. CME INSTITUTE OF PHYSICIANS POSTGRADUATE PRESS, INC.
Teleconferencia con John H. Greist, John F. Greden, James W. Jefferson y Madhukar H. Trivedi en Journal JUPITERIMAGES
of Clinical Psychiatry, vol. 69, n.o 12, págs. 1970-1978, diciembre de 2008. DOES EXPECTING MEAN
analgésicos del buen talante, las expectativas y otros factores psicológicos. Hablar al doliente de personas que han obtenido buen resultado podrá aliviar sus trastornos y molestias, mientras que relatar otros casos que, con síntomas similares, han desarrollado enfermedades graves probablemente aumentará su sufrimiento. Los médicos deberían vigilar factores anímicos (depresión, estrés crónico) que pueden fomentar el dolor. Asimismo tendrían que preguntar al paciente con delicadeza, o evaluar de otra manera cuáles son sus expectativas en MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
cuanto a las molestias. Si este es excesivamente pesimista, el médico puede tranquilizarlo con informaciones más concretas, como en el caso del hombre que operé del absceso. En último término, la comprensión de los efectos sobre la disposición mental en relación al dolor promete revolucionar nuestro enfoque de los tratamientos analgésicos.
ACHIEVING? THE ASSOCIATION BETWEEN EXPECTING TO RETURN TO WORK AND RECOVERY IN WHIPLASH ASSOCIATED DISORDERS: A POPULATIONBASED PROSPECTIVE COHORT STUDY. Dejan Ozegovic, Linda
J. Carroll y J. David Cassidy en European Spine Journal,
Howard L. FieldsGUPGWTÏNQIQ[PGWTQEKGPVÉƂEQ en la Clínica y Centro de Investigación Ernest Gallo de la Universidad de California en San Francisco.
vol. 18, n.o 6, págs. 893-899, junio de 2009.
71
El egoísta
empático Por qué la naturaleza humana fusiona el sentido de comunidad y el interés personal
© FOTOLIA / NATALYAIVANIA
MICHAEL PAUEN
72
MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
¿S
no es un solitario egoísta innato que adquiere, a lo sumo bajo la presión de las coacciones culturales, un estilo de vida social. La neurobiología social, la biología evolutiva y la psicología muestran que, por naturaleza, dispone de necesidades sociales y culturales, y cuenta con toda una serie de habilidades que le posibilitan desarrollar comunidad y cultura. Muchas de nuestras necesidades sociales se hallan tan profundamente arraigadas que nuestro desarrollo y salud corren peligro en caso de no satisfacerse. La soledad nos enferma: los solteros poseen una menor esperanza de vida que los casados; también su riesgo de caer enfermos, sobre todo en lo que se refiere a patologías psiquiátricas, es mayor. Por el contrario, los lazos sociales estables fomentan el desarrollo intelectual, en especial entre los niños pequeños. No resulta extraño, pues, que casi todos los hu-
PREDISPOSICIÓN SOCIAL El blanco de nuestros ojos revela al resto de los congéneres a dónde miramos. No sucede igual en la mayoría de los animales.
© DREAMSTIME / PHILIP SOBRAL
e ha preguntado alguna vez por qué los ojos de los humanos poseen globos oculares blancos? En el resto de los animales, por lo general, no sucede así: sus globos oculares contienen iris y pupila del mismo color. De esa manera ocultan a sus víctimas, o en su caso enemigos, la dirección de su mirada. ¿Por qué los humanos son diferentes? ¿Existe alguna razón por la que revelen hacia dónde miran? El motivo se resume en dos palabras: comunicarse mejor. Una capacidad que supone una ventaja para la convivencia, aunque se anteponga a la seguridad individual. Ese pequeño detalle ejemplifica cómo la naturaleza programa desde un inicio al hombre para una vida en comunidad. A diferencia de lo que han destacado numerosos grandes pensadores —entre ellos, Sigmund Freud (1856-1938) y Arthur Schopenhauer (1788-1880)—, el ser humano
MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
73
RESUMEN
Dos caras, un mismo objetivo
1
Por regla general se considera que el
egoísmo y el altruismo son máximas incompatibles de la acción humana.
2
La naturaleza humana une esas aparen-
tes oposiciones: en conjunto posibilitan la vida en comunidad.
3
La interrelación entre el interés propio y el
sentido de comunidad posibilita el desarrollo de una sociedad innovadora y socialmente aceptable.
manos busquen la vida en comunidad. Pero en ocasiones, esa necesidad de sociedad adquiere formas extrañas; reaccionamos con síntomas similares al dolor cuando somos excluidos de las actividades de un grupo, incluso cuando despreciamos a esa comunidad y no queremos tener nada que ver con ella. Empero, no se trata únicamente de necesidades sociales; más bien poseemos toda una serie de habilidades correspondientes a ellas. Al parecer, la inteligencia humana debe su desarrollo, en primer lugar, al hecho de que nos capacita para una vida en comunidad. El comportamiento de las personas resulta más difícil de predecir que el de, pongamos por caso, las piedras, las gotas de agua o los bloques de madera. Ahora disponemos de conocimientos sobre nuestra capacidad de ponernos en el lugar del otro y comprender sus emociones o pensamientos. Cuando el lector ve que un buen amigo sufre dolor, su cerebro reacciona de un modo semejante a como reaccionaría ante una sensación dolorosa. En cambio, si el sujeto que siente dolor es alguien que le ha tratado (al lector) de manera injusta, se activarán en su cerebro los centros de placer, sobre todo si el lector es varón. Aunque los humanos no son por naturaleza solitarios egoístas, distan mucho de ser filántropos desinteresados en cuyo corazón solo existe lugar para el bien de los semejantes. ¿Ha cruzado en fecha reciente la calle y se ha visto, de repente, rodeado por unos cuantos bienhechores que querían obsequiarle con un regalo? ¿No? ¿Y no muestra la otra mejilla a quien le abofetea? Existen razones para ello: si todo el mundo actuara de esa manera, golpearse se convertiría en un pasatiempo inofensivo. Las personas pueden comportarse de un modo egoísta, incluso, abominable. Solo se necesita hojear las páginas de un periódico para toparse con numerosos ejemplos. Junto a habilidades morales «buenas», entre ellas, la justicia o la empatía, existen características problemáticas que resultan beneficiosas cuando nos movemos en una comunidad. En otras palabras, ser social también comporta la habilidad de conocer las cualidades o intenciones de los otros, utilizar a los demás para fines propios o, en caso necesario, engañarlos.
AUNQUE POR NATURALEZA NO SOMOS SOLITARIOS EGOÍSTAS, TAMPOCO SOMOS, NI MUCHO MENOS, FILÁNTROPOS DESINTERESADOS 74
De hecho, la capacidad humana de formar grupos, además de significar que podemos construir vínculos con otras personas, con los miembros de un grupo, también conlleva la posibilidad de excluir a otros congéneres, quienes, por lo general, reciben a su vez un peor trato, sobre todo si no pertenecen al mismo grupo. De hecho, las habilidades sociales proporcionan una buena explicación para los prejuicios y la xenofobia. Sin embargo, el comportamiento egoísta no siempre conlleva consecuencias negativas. Una sociedad de filántropos cariñosos puros resultaría, en el mejor de los casos, mortalmente aburrida; aunque lo más probable en ese supuesto sería que los propios filántropos se pondrían mutuamente de los nervios con sus nobles y elevados principios. Un apunte más importante: en esa imaginada comunidad homogénea faltaría el incentivo para desarrollar los descubrimientos y las invenciones sin los que la sociedad contemporánea resultaría impensable.
Una buena dosis de locura Apenas un invento, casi ni un descubrimiento sería posible sin una buena dosis de megalomanía, sin una ambición a veces enfermiza de hombres y mujeres que ponen en juego sus bienes, su vida y con frecuencia la de los demás con el fin de conseguir sus objetivos. Si no se diesen en ocasiones tales extremos rayanos en la locura, probablemente continuaríamos viviendo acuclillados, tranquilos y aburridos, en cuevas o sobre la copa de los árboles. Sin fuego, sin técnica, sin saber de otras partes del mundo y, posiblemente, sin el conocimiento de los principios morales que nos permiten diferenciar entre acciones buenas y menos buenas. Quien reconoce la importancia del egoísmo y el interés personal no debe limitarse a las consecuencias negativas ni abandonarse a la naturaleza para supervisarlos. De hecho, se considera que somos criaturas, hasta cierto punto, inteligentes y sociales. Por ello debemos pensar en cómo asumir los aspectos negativos del comportamiento social humano sin coartar en exceso los positivos. El objetivo debe centrarse en asegurar la extraña interacción entre competencia y cooperación sin la cual no funcionarían nunca un partido de fútbol o una simple partida de parchís. La naturaleza nos deja aquí una considerable libertad de movimientos, un margen de maniobra que cada cultura y cada comunidad puede aprovechar para sí, forjando de esta manera MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
sus propias reglas y tradiciones. La diversidad cultural que la humanidad ha producido a lo largo de su historia brinda la mejor prueba de ello. La enorme gama de conductas humanas se aprecia aún más si se observa el desarrollo de los modos individuales de comportamiento, caso del ejercicio de la violencia a lo largo de la historia. Norbert Elias (1897-1990), en su libro El proceso de la civilización, de 1939, mostró el modo en que nuestro comportamiento a lo largo de la evolución histórica sufre una cada vez mayor regulación: vamos renunciando a numerosas libertades, pero al mismo tiempo ganamos en seguridad. Esto último puede traducirse en números. Durante largo tiempo, en torno al veinte por ciento de los varones moría en conflictos bélicos; también en las supuestamente pacíficas fases prehistóricas de la humanidad. En la actualidad, el riesgo se sitúa en torno a un escaso dos por ciento, es decir, la amenaza de ser víctima de un asesinato se ha reducido de un modo drástico. Otro ejemplo: en la Inglaterra del siglo XIV, 24 de cada 100.000 ciudadanos eran víctimas de actos violentos; en los años sesenta del siglo XX la cifra pasó a 0,6 habitantes. Por desgracia, esa tendencia puede invertirse de forma rápida. La época nazi y las guerras de las exrepúblicas yugoslavas exponen abundantes testimonios de cómo probos ciudadanos pueden, bajo determinadas circunstancias, convertirse en brutales asesinos. La naturaleza nos proporciona libertad de movimientos en las dos direcciones: nuestra conducta puede evolucionar bajo un punto de vista moral, pero también caer de nuevo en un estado literalmente salvaje. La naturaleza humana proporciona las condiciones necesarias para ambas posibilidades; la responsabilidad de qué camino tomar se encuentra, en último término, en nosotros mismos.
Unión de naturaleza y cultura No debemos decantarnos por una de las partes si queremos comprender cómo funciona la comunidad. Ni por el lado de la cultura, como sucedió con frecuencia en el pasado, ni por el de la naturaleza, como pasa en ocasiones hoy en día, en razón de una sobreestimación de los nuevos conocimientos científicos. Necesitamos las dos partes: la naturaleza y la cultura, la empatía y el egoísmo. Solo se entienden determinados fenómenos sociales si se reconocen sus fundamentos naturales. Asimismo, el desarrollo de características y habiMENTE Y CEREBRO 56 / 2012
SI NO SE DIESE UNA LOCURA RAYANA EN EL EXTREMO, TODAVÍA ESTARÍAMOS ABURRIDOS EN LAS CUEVAS Y SOBRE LA COPA DE LOS ÁRBOLES lidades naturales serían un completo misterio si no se entendiesen las condiciones sociales y culturales bajo las que esas capacidades pueden desplegarse. No tiene sentido enfrentar el egoísmo con la empatía. Está claro que una sociedad sin altruismo y empatía no funciona, pero, como se ha visto antes, también necesitamos de la otra cara de la moneda: de la disposición para competir, imponerse y arriesgar. De lo contrario, nuestra sociedad no se perfeccionaría. ¿Por qué deberíamos interesarnos por el funcionamiento de la sociedad? Una de las razones yace en la gran importancia práctica de ese conocimiento, ya que gracias a él ganamos fórmulas para desarrollar estrategias que mejoran el funcionamiento de la comunidad y que impiden el fracaso de las relaciones sociales. Existe una serie de pruebas de que el apego en la primera infancia desempeña una función decisiva para el desarrollo social y el intelectual. Los niños que gozan de un apego seguro de sus padres poseen ventajas decisivas respecto de aquellos que han carecido de ese vínculo durante su infancia. El conocimiento de los procesos moleculares y neuroquímicos subyacentes proporciona hoy en día puntos de partida para una terapia de esos desajustes que tienen consecuencias graves en el desarrollo intelectual y social de los niños. Cuanto mejor comprendamos la compleja interacción de las disposiciones individuales y los mecanismos sociales, más posibilidades tendremos de suprimir las perturbaciones de ese juego conjunto. El requisito para ello consiste en que una definición demasiado precipitada de la presunta «esencia del ser humano», sea egoísmo o altruismo, obstruya la búsqueda de las verdaderas correlaciones. Solo se descubrirá cómo funciona la comunidad cuando tengamos presente la parte empática así como la parte egoísta del ser humano. Al fin y al cabo, parece como si la naturaleza nos hubiese equipado muy bien para tal propósito.
GLOSARIO Altruismo Desinterés, abnegación.
Egoísmo ético Se basa en el principio del filósofo Thomas Hobbes (15881679), el cual afirma que el fin supremo del ser humano es la autoconservación. De allí se deriva la máxima de conducta: «Es bueno lo que me beneficia».
Egoísmo psicológico Teoría según la cual todos los
Michael PauenGURTQHGUQTFGƂNQUQHÉCGPNC7PKXGTUKFCF *WODQNFVFG$GTNÉP[FKTGEVQTFGNC'UEWGNCFG&QEVQTCFQ /GPVG[%GTGDTQFGNCOKUOCWPKXGTUKFCF
esfuerzos humanos tienden en última instancia a preservar o a incrementar la propia felicidad.
75
Pequeños reguladores de la memoria Los microARN, unos diminutos reguladores génicos, desempeñan una función central en la conformación de la memoria. Su carencia puede originar enfermedades neuropsiquiátricas GABRIELLE SIEGEL Y GERHARD SCHRATT
E
RESUMEN
Soporte del aprendizaje
1
Las células cerebrales contienen varios
centenares de variantes de microARN. Algunas de dichas diminutas partículas controlan la producción de proteínas en las sinapsis, desempeñando así una importante función en el aprendizaje.
2
Una disminución o una producción de-
fectuosa de esas biomoléculas interviene en la aparición del autismo o de la esquizofrenia.
3
Un mejor conocimiento de los microARN
puede contribuir al hallazgo de medicamentos para tratar patologías neuropsiquiátricas.
76
n marzo de 2004, Daniel Tammet consiguió un nuevo récord europeo: escribir de memoria el número pi con 22.514 cifras después de la coma. Tammet es uno de los alrededor de 600 savants (sapientes) que existen en el mundo, es decir, personas con capacidades extraordinarias y geniales, si bien estas se ciñen a un ámbito limitado. Su ejemplo muestra qué ocurre cuando el cerebro desarrolla todo su potencial sin limitación alguna. Se cree que las estructuras que desempeñan una función decisiva en esta capacidad memorística son las sinapsis, conexiones especializadas que comunican unas neuronas con otras. En los años noventa del siglo XX, el neurobiólogo y premio Nobel Eric Kandel, de la Universidad Columbia de Nueva York, descubrió en el caracol marino Aplysia californica que el almacenamiento a largo plazo de nuevos estímulos llevaba consigo un crecimiento permanente y una neoformación de sinapsis. Ante un estímulo repetido, una sinapsis de ese tipo reacciona de forma diferente a como lo hace la primera vez, como si se «acordara». Se supone que ese proceso, la plasticidad sináptica, constituye en los animales superiores el mecanismo central de almacenamiento en la memoria. Para que todo funcione, las sinapsis requieren un engranaje de diversas proteínas. En particular resultan importantes unas proteínas estructurales que proporcionan forma y estabilidad a las sinapsis en crecimiento, unas enzimas especiales y unas proteínas receptoras, las cuales refuerzan de manera duradera la transmisión de señales. Por otra parte, no debe producirse ninguna alteración inoportuna en las conexiones. Con esa finalidad, las neuronas controlan de for-
ma permanente la producción de una serie de proteínas en la sinapsis. Un fallo en dicho control puede ocasionar que estímulos nimios provoquen cambios rápidos y duraderos en las sinapsis de personas con rasgos geniales, como Daniel Tammet.
Regulación en las conexiones En un primer momento, las capacidades memorísticas de Tammet parecen fantásticas, empero las personas como él pagan un elevado precio por ellas: la mayoría de los savants sufren autismo o presentan algún otro tipo de limitación cognitiva [véase «Rasgos geniales», por D. A. Treffert y G. L. Wallace, INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, agosto 2002]. Cuando Tammet conversa, muestra grandes dificultades para concentrarse en su interlocutor. Las sinapsis desinhibidas conllevan alteraciones funcionales en determinadas conexiones cerebrales. Durante largo tiempo el control a nivel molecular de la plasticidad sináptica supuso un misterio para la ciencia. En la actualidad, la atención neurocientífica se centra en unas diminutas moléculas: los microARN. Fue en 1993 cuando Victor Ambros, de la Universidad Harvard, y sus colaboradores descubrieron tales moléculas en el nematodo Caenorhabditis elegans. Los microARN se encuentran íntimamente relacionados con el clásico ARN mensajero que funciona como copia móvil del ADN que extrae la información genética del núcleo celular y la transporta al citoplasma, donde actúa como molde para la producción de proteínas. Mientras que en el ARN mensajero se encuentran varios miles de nucleótidos ensamblados, un microARN apenas se conforma de entre 18 y 25 nucleótidos. MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
CRECIMIENTO CONTROLADO La imagen por microscopía de fluorescencia exhibe los apéndices espinosos en las dendritas de una neurona en el hipocampo de una rata (flechas en la imagen superior). Si se bloquean determinados microARN, las espinas aumentan de tamaño y, con ello, los contactos sinápticos CORTESÍA DE GABRIELE SIEGEL
(izquierda). Si, por el contrario, esas minúsculas partículas hereditarias se desarrollan con total libertad, se detiene el crecimiento de las espinas dendríMENTE Y CEREBRO 56 / 2012
ticas (derecha).
77
Axón
Espina Dendrita
Sinapsis reforzada
CORTESÍA DE GERHARD SCHRATT
Sinapsis neoformada
TOMA DE CONTACTO Las dendritas de una neurona captan señales de los axones de las neuronas vecinas. Para ello requieren espacios de contacto (sinapsis) en unos puntos engrosados, las espinas dendríticas. La transmisión frecuente de estímulos entre dos neuronas (abajo) refuerza los contactos sinápticos ya existentes y origina nuevos contactos.
78
Si dichas moléculas son importantes para el nematodo, también resultan destacables en los organismos superiores: dirigen el desarrollo y la función de diversos órganos, entre ellos el corazón y el hígado. Por otra parte, parece que desempeñan una función en el desarrollo del cáncer. Al contrario de lo que ocurre con sus hermanas mayores, las moléculas de microARN no participan en la síntesis de proteínas; más bien controlan su producción. Se sabe que actúan, sobre todo, como frenos moleculares. Se fijan a las largas moléculas de ARN mensajero, de modo que paralizan la síntesis proteica. Ambas sustancias se reconocen según el clásico principio de la llave y el cerrojo. Gran parte de las moléculas de microARN se hallan en el cerebro. Incluso numerosas de ellas tan solo se encuentran en el encéfalo, es decir, no se presentan en ningún otro tejido del organismo. Todo parece indicar que desempeñan una importante función. De hecho, su abundancia apunta a que regulan numerosos procesos neuronales. Ello suscitó en nuestro equipo las siguientes preguntas: ¿Se encargan los microARN de la producción de proteínas en las sinapsis? De ser así, ¿qué proteínas en concreto y cuáles son las consecuencias de esa regulación para los procesos de aprendizaje y memorización? Hasta el momento conocemos más de cien microARN en el cerebro (ciertas estimaciones apuntan a algunos centenares más). Sea un
centenar más o uno menos, la tarea de detectar en las sinapsis estas moléculas reguladoras se asemeja de todas formas a la búsqueda de una aguja en un pajar. En un inicio, nos centramos en los ácidos nucleicos que abundan más en las sinapsis, con lo que redujimos los candidatos a un total de 15. Con el fin de estudiar qué influencia ejercían esas moléculas en la sinapsis, trabajamos con células nerviosas de embriones de ratas. Las neuronas desarrollan conexiones sinápticas con sus vecinas incluso in vitro, de forma que permiten investigar el efecto de diversas sustancias sobre la sinaptogénesis.
Paralización del esqueleto celular Bloqueamos nuestros 15 microARN sinápticos mediante moléculas que los neutralizan. Estas se unen a las diminutas partículas reguladoras y las eliminan antes de que puedan frenar la actividad del ARN mensajero. De ese modo comprobamos que destacaban en especial dos microARN: miR-134 y miR-138 actuaban como freno molecular, es decir, impedían la nueva formación de componentes importantes del contacto sináptico. Al parecer, ese proceso afecta sobre todo al esqueleto celular, un denso armazón formado por diversas proteínas protectoras gracias a las cuales las neuronas y sus estructuras sinápticas mantienen su forma y estabilidad. Sin embargo, sospechamos que se trataba de la punta del iceberg: una red de microARN más compleja debía controlar la mayoría de los varios centenares de proteínas presentes en las sinapsis. ¿Cómo se levanta el freno molecular cuando llega el momento de que las sinapsis crezcan? Los primeros indicios apuntan a que existe una estimulación sináptica que hace que el efecto de freno de los microARN se transforme en estimulador (algo así como si el pedal de freno de un vehículo se transformara en el de gas). En todo caso, todavía desconocemos cómo acontece tal fenómeno a nivel molecular. Es posible que el acceso de los microARN al ARN mensajero se vea dificultado de una manera que por ahora no sabemos. También pudiera ser que una de las numerosas proteínas que se unen de forma directa a los microARN altere su función. Sin embargo, trasladar lo que ocurre en las células del caldo de cultivo a lo que sucede en un cerebro vivo e intacto supone un gran salto. ¿Podemos adaptar los hallazgos moleculares descubiertos en neuronas individuales in vitro a los procesos de aprendizaje y memorización en el organismo vivo? En 2006, Sam Kunes, de MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
la Universidad Harvard, y su equipo hallaron en la mosca Drosophila melanogaster la función que ejercen los microARN en la plasticidad sináptica. En 2009, el grupo de Kandel llegó a los mismos resultados en su trabajo con el caracol marino Aplysia. Y un año después, en 2010, el equipo de la neuróloga Li-Huei Tsai, del Instituto de Tecnología de Massachusetts en Cambridge, comprobó que un exceso de MiR134 repercutía en la memoria a largo plazo de ratones. En definitiva, los diversos hallazgos señalan en una misma dirección: los microARN influyen en la memoria. (Ahora investigamos en ratones transgénicos desprovistos de algunos microARN qué función desempeñan dichas moléculas en el aprendizaje y la memoria de vertebrados superiores.)
Cómo regulan los microARN la síntesis de proteínas El camino desde la información genética a la proteína consta de varias etapas. En primer lugar, las proteínas del núcleo celular hacen una copia en negativo de la cadena del ADN (el ARN mensajero). Esta molécula de una sola cadena abandona el núcleo en dirección al citoplasma. Allí se encuentran los ribosomas (una especie de pequeñas máquinas traductoras de la célula) los cuales sintetizan pieza a pieza las proteínas de acuerdo con el patrón genético (arriba). Del mismo modo que los ARN mensajeros fabrican una copia negativa del ADN, los microARN actúan como negativo de un fragmento del ARN mensajero. Estos pequeños ácidos nucleicos reconocen la fracción que les corresponde en la molécula del mensajero y se unen a ella según el principio de la llave y el cerrojo (abajo). La consecuencia es que los ribosomas ya no pueden captar la información del ARN mensajero, con lo que la producción de las correspondientes proteínas en la célula se ve ralentizada.
Ratones esquizofrénicos
MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
ADN
ADN
Proteína ARN mensajero
Proteína
CORTESÍA DE GERHARD SCHRATT
Aparte de ampliar el conocimiento sobre el aprendizaje y la memoria en los cerebros sanos, la regulación de la función sináptica mediante los microARN contribuye a entender algunas psicopatologías. Desde hace tiempo se conoce que la estructura de las sinapsis en el cerebro de las personas con autismo se halla alterada en comparación con la del encéfalo de sujetos sin el trastorno. En 2008, Kenneth Kosik, de la Universidad de California en Santa Bárbara, demostró que en dichos pacientes la concentración de algunos microARN difería respecto a la de los probandos de control. Al parecer, un patrón anormal de microARN se acompaña de una alteración en el sistema nervioso, aunque se desconoce la relación causal entre una y otra anomalía. La investigación en torno a la esquizofrenia, no obstante, ha permitido dar un paso más en esa dirección. En 2008, Josef Gogos y sus colaboradores, de la Universidad Columbia de Nueva York, mostraron en ratones transgénicos con una mutación en un gen considerado factor de riesgo para la esquizofrenia en los humanos que el cerebro de esos múridos presentaba una alteración en el patrón de microARN respecto a los ratones de control. A consecuencia de la manipulación genética, también les faltaba un enzima necesario para la producción de microARN, lo cual pudo originar la alteración funcional de las sinapsis, así como la conducta esquizofrénica. Aunque se acumulan los indicios de que los microARN desempeñan una función importante en la plasticidad sináptica, todavía nos encontramos al principio de la indagación. Una serie de cuestiones aguardan respuesta: ¿Cuál
ARN mensajero microARN
Ribosoma
es la disposición completa de los microARN y de los ARN mensajeros en las sinapsis? ¿Cómo se dirige la actividad reguladora genética de los microARN? ¿Qué función cumplen en los procesos de aprendizaje y memorización de los animales superiores? ¿Y en las personas? ¿Podrían contribuir estas diminutas partículas genéticas al tratamiento de enfermedades neurológicas y psiquiátricas? Por el momento se han podido tratar ya con éxito infecciones víricas y tumores mediante moléculas modificadas de ARN que se unen con especial fuerza a determinados microARN, con lo que bloquean específicamente su función. Si encontramos en un futuro el procedimiento para llevar estas moléculas a determinadas sinapsis del cerebro se abrirían nuevas posibilidades para el tratamiento de patologías neuropsiquiátricas.
Ribosoma
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA A BRAIN-SPECIFIC MICRORNA REGULATES DENDRITIC SPINE DEVELOPMENT. G. M. Schratt
et al. en Nature, vol. 439, n.o 7074, págs. 283-289, 2006. MICRORNAS AT THE SYNAPSE.
G. M. Schratt en Nature Reviews Neuroscience, vol. 10, n.o 12, págs. 842-849, 2009. MICRORNAS IN NEURONS: MANIFOLD REGULATORY ROLES AT THE SYNAPSE. G. Siegel,
Gabriele Siegel es bióloga y doctoranda en el Centro Interdisciplinar de Ciencias Neurológicas de la Universidad Ruprecht Karl de Heidelberg. Gerhard Schratt es bioquímico y dirige el Instituto de Bioquímica de la Universidad Philipps de Marburg.
R. Saba y G. Schratt en Current Opinion in Genetics & Developement, vol. 4, págs. 491-497, 2011.
79
ENTREVISTA
«La pastilla para borrar los recuerdos traumáticos queda aún muy lejos» Mientras la industria farmacéutica parece enfocada en descubrir un remedio para la recuperación de la memoria, el investigador José María Delgado apuesta por conocer los entresijos cerebrales de la pérdida de recuerdos ENTREVISTA REALIZADA POR YVONNE BUCHHOLZ
Uno de los estudios en los que se encuentra enfrascado ahora su equipo de investigación guarda relación con la capacidad de bloquear los recuerdos traumáticos. ¿En qué consiste el trabajo? El experimento es complicado. En el Laboratorio Europeo de Biología Molecular fabricaron un ratón genomanipulado al que le eliminan el receptor para la serotonina, el H1A; luego se le vuelve a generar ese receptor en una parte muy concreta del cerebro, el giro dentado. Nosotros le inyectamos un fármaco vía intraperitoneal que actúa sobre el receptor cuando este se activa, de manera que inactiva las células del giro dentado. Así obtenemos un ratón al que se le enseña un comportamiento de tipo pavloviano [estímulo-respuesta] pero que al administrarle la droga olvida lo aprendido. El giro dentado solo está inactivado un par de horas, lo que dura la prueba, por lo que el fenómeno es transitorio. En definitiva, podemos borrar una memoria que está presente en el momento de la manipulación. Eso en ratones, pero ¿cree que llegará algún día la posibilidad de bloquear recuerdos en humanos? En humanos representa un salto muy grande, ya que en el experimento mencionado deben manipularse los genes. Ahora bien, estamos investigando con otra sustancia, un neuropéptido específico del giro dentado y que puede activarse con otro péptido, una cadena de aminoácidos. No obstante, el péptido se tiene que inyectar directamente al cerebro, no puede suministrarse por la boca porque se digie-
80
re. También bloquea la memoria. Estamos buscando una sustancia, un fármaco, que sea viable. Pero es un trabajo de años. Sin embargo, al menos demostramos la hipótesis de que puede borrarse una memoria específica. La otra cara de la moneda sería la posibilidad de recuperar la memoria tomándose una pastilla. La industria farmacéutica está mirando justo en esa dirección, en encontrar un fármaco que evite la pérdida de memoria. Veo un poco lejos que se descubran moléculas para recuperar memoria. Si no te acuerdas de muchas cosas, difícilmente con una pastilla volverás a acordarte de todo. Eso asume que el recuerdo sigue en el cerebro y que puede reactivarse con un fármaco, cuando seguramente esa memoria ya no esté en ningún lado. Se necesitaría introducir información de algo que ya no está allí. Eso permitiría manipular fácilmente el pensamiento de las personas. El control del cerebro ya viene de fuera, a través de la propia educación y de la información que se recibe de los medios de comunicación. Aunque la ideología resulta más fácil de cambiar que el carácter. Ya lo decía Schopenhauer: «Genio y figura hasta la sepultura»; utilizaba, al parecer, el refrán español. Ciertas capacidades son más fáciles de aprender y otras son más innatas. El cerebro, da igual que sea el de un hombre o un ratón, tiene unas capacidades, pero luego depende de la educación. Se aprende a escribir correctamente,
José María Delgado Q
Nació en Sevilla en 1945.
Q
Estudió medicina y cirugía en la Universidad
Q
En 1978 fundó el Laboratorio de
de Sevilla. Neurociencia de la Universidad de Sevilla. Q
Es catedrático de fisiología de la Universidad Pablo de Olavide.
Q
Entre los años 2005 y 2007 fue presidente de la Sociedad Española de Neurociencia.
MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
pero escribir una novela genial resulta mucho más difícil. Aparte de la genética, existe una influencia cultural. El boom de las novelas latinoamericanas, por ejemplo, se debe a un factor cultural importante, sea un negocio o una situación política parecida. El ambiente importa mucho, vamos. El entorno cultural determina la educación. El neuropsicólogo Alexander Romanovich Luria describió en 1930 que los campesinos de Afganistán eran incapaces de realizar un razonamiento abstracto porque carecían de educación. Era un defecto de formación, según decía. ¿La edad a la que se adquiere esa educación también es importante? Facundo Valverde, del Instituto Ramón y Cajal, demostró que si criaba ratones recién nacidos en oscuridad, al llegar a adultos no discriminaban imágenes visuales y padecían un trastorno en la corteza visual. En cambio, si se les privaba de luz de adultos, ese efecto ya no se daba. Si aprendes a hablar inglés con menos de cinco años, el acento del idioma materno no se nota. Sin embargo, si lo aprendes a partir de los diez o quince años, sí se notará el propio acento, a no ser que haya una predisposición natural. ¿Sucede lo mismo con los recuerdos traumáticos? ¿Los que se adquieren de pequeño son más difíciles de borrar? En ese caso no depende tanto de la edad. Un efecto traumático intenso no es tan fácil de eliminar. Precisamente estamos diseñados para recordar que si metes el dedo en la llama, te quemas. A lo mejor eso no resulta traumático desde el punto de vista afectivo. Pero sí puede aportar un recuerdo traumático la vivencia de un atraco. Este 2012 se celebra en España el Año de la Neurociencia. ¿Cuál es su opinión del estado actual de la neurociencia? Todavía está empezando a caminar. De hecho, la parte conceptual de la neurociencia es muy simplista. Solo atiende al concepto de la plasticidad. Esa postura resulta muy elemental, pues la idea de que el cerebro cambia cada vez que se aprende algo —un MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
La cultura y la educación pueden mejorar el bienestar de una sociedad
planteamiento aristotélico en el fondo, es decir, que el cerebro está vacío y va cambiando— tiene grandes defectos. El cerebro va cambiando, cierto, pero sus funciones se mantienen. Tiene que existir un equilibrio entre estabilidad y cambio. Sin embargo, se tiende a abordar el tema desde el punto de vista de cambio, cuando las patologías informan justo de lo contrario. En el párkinson tiene que morir el 80 por ciento de las neuronas de la sustancia negra para que se dé el temblor. El cerebro tiene la capacidad de mantener la función a pesar de que va cambiando, se aprenda algo o no.
deprimido, el fármaco puede levantarle el ánimo. De la misma manera, si alguien está muy nervioso porque le van a echar del trabajo, puedes darle una pastilla para tranquilizarle, pero estamos en las mismas. Primero estará nervioso y luego estará deprimido. Un trauma interno mal llevado con pastillas no se cura. Aunque no está claro si el cerebro trabaja con estados funcionales que se pueden arreglar con palabras, a través de la educación y la cultura puede mejorarse el estado medio de bienestar de una sociedad, no atiborrándola de pastillas.
¿Las enfermedades mentales actuales son distintas de las de antes? Todo ha ido cambiando con el tiempo. La neurosis ha desaparecido; ahora todos sufren ansiedad. Nadie se acuerda de que antes había la neurastenia. También ha cambiado la sintomatología. En la actualidad existen más síntomas motores, cuando antes eran más conceptuales. Es una sintomatología propia de una sociedad más inculta. Las consultas se llenan de enfermos imaginarios de Molière, de tratamientos que no hacen falta. Por ello se busca la pastilla para esos enfermos, sin preocuparse por lo que realmente les pasa.
Pero me ha comentado que ustedes están investigando cómo bloquear un recuerdo mediante un fármaco. Nosotros enfocamos el estudio hacia el conocimiento de las funciones que desarrolla un grupo grande de neuronas: qué es el giro dentado, dónde se encuentra, qué función realiza, son preguntas que se deberían plantear al menos los científicos. La parte aplicada, la de utilizar los hallazgos para crear una pastilla que borre los recuerdos, queda muy lejana. Sin embargo, en la sociedad actual llaman más la atención las noticias relacionadas con la aplicación inmediata de lo poco que se sabe sobre la cognición o el aprendizaje, no con el funcionamiento en sí del cerebro.
¿Le parece que la nueva revisión del manual diagnóstico de psiquiatría, el DSM-5, aportará alguna mejora en el campo de los trastornos mentales? Me da la sensación de que ese manual está controlado por la industria farmacéutica. Primero creas la pastilla y luego te inventas la enfermedad. La inmensa mayoría de los psicofármacos no sirven de nada; además es recomendable no tomarlos por sus efectos colaterales. Aunque sí que hay fármacos que funcionan. Entre ellos los que se desarrollaron para paliar los efectos de las crisis esquizofrénicas. ¿Cree que se está abusando de los tratamientos medicamentosos? La pastilla no cambia el contenido, cambia los niveles. Si alguien se encuentra muy
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA LENGUAJES DEL CEREBRO. J. M. Delgado.
Letra Áurea, Sevilla, 2008. EL ENFERMO IMAGINARIO. S. Diéguez en
Mente y cerebro, n.º 51, 2011. EL APRENDIZAJE TRANSFORMA EL CEREBRO.
J. Scholz y M. Klein en Mente y cerebro, n.º 51, 2011. BORRAR LOS RECUERDOS DOLOROSOS.
J. Adler en Investigación y Ciencia, n.º 430, julio de 2012.
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SYLLABUS
TRICOTILOMANÍA De la cabeza, de las cejas, de las pestañas... Ciertos sujetos padecen el impulso irrefrenable de arrancarse los pelos del cuerpo. ¿Cómo se presenta la tricotilomanía y cuál es el mejor método para tratarla? MICHAEL RUFER
C
asi todos nos hemos tirado literalmente alguna vez de los pelos o nos hemos envuelto los dedos con los cabellos mientras recapacitábamos ensimismados. También es usual que sobre todo las mujeres, aunque cada vez más hombres, se depilen el vello por motivos estéticos. Mas que alguien se arranque todos los días, en ocasiones durante horas, los pelos de la cabeza, provocándose incluso zonas de calvicie, cuesta de imaginar. Ya en 1889, François Henri Hallopeau (1842-1919) comunicó el caso de un paciente que se arrancaba de una estirada mechones enteros de pelo. El médico francés bautizó tal fenómeno con el nombre de «tricotilomanía» (del griego thrix, «pelo»; tillein, «arrancar», y mania, «obsesión»). Sin embargo, hasta finales del siglo XX ese comportamiento no se consideró un
RESUMEN
De raíz
1
Los afectados de tricotilomanía se arrancan de manera compulsiva
los cabellos.
2
En el origen del trastorno aparecen causas psíquicas (fobias,
traumas), pero también factores biológicos; entre ellos, la herencia genética.
3
Hoy en día, la primera opción terapéutica para tratar la tricoti-
lomanía consiste en la terapia cognitivo-conductal.
82
auténtico cuadro clínico: un trastorno del control de los impulsos. La psicopatología se caracteriza fundamentalmente por períodos en los que el individuo siente el impulso casi irrefrenable de arrancarse los cabellos, bien de uno en uno, bien por mechones. Una parte de los afectados selecciona los pelos que se estira de raíz: los gruesos, los que ya han encanecido, aquellos que aparecen fuera de lugar o resultan irregulares... Otros se quitan de cuajo los cabellos de forma inconsciente y automática; solo más tarde se dan cuenta de lo que han hecho. Muchos no sienten ningún dolor cuando lo hacen. Tras ello, una conducta típica es el jugueteo con los pelos descuajados: los afectados se acarician con ellos los labios, se los introducen en la boca o los tensan con los dedos. Con frecuencia, una misma persona con tricotilomanía manifiesta más de uno de dichos rituales, ya sea mientras ve la televisión, ya cuando lee, o por la mañana o por la noche situado frente al espejo del cuarto de baño. Los médicos han subestimado durante largo tiempo la incidencia de este tipo de trastorno, entre otras cosas, porque numerosos individuos ocultan su comportamiento por vergüenza, de manera que pasan inadvertidos. Se pensaba que los afectados superaban apenas el 0,5 por mil de la población. Hoy por hoy se sabe que la tricotilomanía no es una afección rara. En 2009, el médico Danny Duke y sus colaboradores, de la Universidad de Oregón de Ciencia y Salud, en Portland, demostraron que el arrancamiento patológico del cabello se presenta en alrededor del 1,2 por ciento de los estadounidenses, de los cuales en torno a la mitad (0,5 por ciento) presentan los criterios clínicos
del trastorno. Justo antes de comenzar a arrancarse los pelos, los afectados sienten una tensión interior. Estirárselos hasta quitárselos les alivia de tal malestar. Con todo, son conscientes de que el trastorno perjudica su calidad de vida. La conducta se da casi por igual en hombres que en mujeres. La mayoría de las ocasiones, el arrancamiento produce zonas en las que el cabello aparece debilitado y que pueden convertirse en áreas de calvicie. Los afectados intentan ocultarlas con el peinado, pelucas o cosméticos. Además de la cabeza, otras partes pilosas del cuerpo pueden correr la misma suerte. Algunos pacientes se tragan los pelos que acaban de arrancarse, por lo que pueden crearse ovillos en su estómago o intestino (tricobezoar). Como consecuencia, sufren dolores de barriga e incluso, aunque en raras ocasiones, oclusión intestinal.
De tres tipos Tipo 1 (temprano) Los síntomas comienzan durante la infancia; con frecuencia antes de los ocho años. En la mayoría de los casos, el trastorno desarrolla un curso relativamente benigno. A menudo desaparece sin tratamiento alguno. Tipo 2 (automatizado) El arrancamiento de cabellos ocurre de forma automática. El paciente solo toma conciencia de la conducta después de empezar a quitarse pelos o al final del proceso. Tipo 3 (focalizado) El afectado se arranca el cabello de forma dirigida y consciente. Incluso sus pensamientos y su atención se centran en el arrancamiento de cada uno de los pelos.
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© DREAMSTIME / ZDENKA DARULA
DE UN TIRÓN Los sujetos con tricotilomanía se arrancan de manera compulsiva el pelo, ya sea uno por uno o a mechones.
Los individuos tricotilomaniacos se avergüenzan de su conducta y temen que se les descubra. Por ello, evitan ir a la piscina o a la sauna, no frecuentan las peluquerías, procuran no visitar a los amigos, no practican deporte y, en general, rehuyen contactos sociales íntimos. Otros trastornos psíquicos pueden presentarse como reacción a los efectos de la tricotilomanía o también inducir a ella. En ese último supuesto se engloban, como más frecuentes, las depresiones, las fobias y el alcoholismo. Tampoco resulta extraña la relación con los trastornos de personalidad. En 1995, la psicóloga clínica Lisa Cohen, junto a sus colaboradores del Centro Médico Beth Israel, en Nueva York, llevó a cabo un estudio con 123 adultos que padecían tricotilomanía. El 6 por ciento de los probandos presentaban los síntomas ya antes de los seis años. En la mayoría de los participantes, sin embargo, el arrancamiento patológico del cabello comenzó entre los 11 y los 15 años, es decir, durante la pubertad. En la actualidad se sabe que el trastorno aparece también en la adultez. No existe una única causa para la tricotilomanía. Factores psicológicos, sociológicos, neurobiológicos y genéticos intervienen en su desenlace. Si bien un mismo MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
paciente no manifiesta todas esas razones, sí presenta varias de ellas. En otras palabras, la tricotilomanía no supone un cuadro clínico homogéneo, de hecho, se divide en tres subgrupos (véase el recuadro «Tres tipos de trastorno»).
Juego placentero Al menos en una parte de los afectados, el problema comienza por tensiones familiares, problemas escolares o desavenencias con los compañeros de la misma edad. A ello subyace con frecuencia un estado de depresión, fatiga, enfado o aburrimiento. El arrancamiento de cabellos produce un efecto de distracción, consuelo o distensión; de esa forma el hábito se afianza cada vez más. En ese sentido, la tricotilomanía cumple una función reguladora de las sensaciones desagradables, si bien la mayoría de los pacientes no son conscientes de ello. La experimentación de ese hábito como una suerte de conducta placentera puede deberse también a otro motivo: el manoseo de los pelos, su roce con la boca o morderlos provoca, simplemente, sensaciones agradables. Miedos, inhibiciones sociales, dificultades en la percepción o la expresión de emociones, así como estados de ánimo depresivos, perpetúan en numerosos pa-
cientes el impulso de quitarse los pelos. Asimismo, ciertas costumbres refuerzan el mantenimiento de tal comportamiento: mientras conducen, durante la lectura o al hablar por teléfono se arrancan de forma inconsciente y automática el cabello, sin que exista un desencadenante concreto de la conducta. Además de los factores psicosociales, los biológicos desempeñan una función relevante en estos casos. Entre ellos, la herencia genética. El trastorno se presenta con una frecuencia superior a la media cuando se da en algún otro miembro de la familia: el riesgo de que se presente aumenta de un cinco a un ocho por ciento. Ahora bien, el trastorno no debe atribuirse en exclusiva a factores biológicos hereditarios; también interviene la conducta imitativa. De todos modos, las investigaciones desarrolladas con hermanos gemelos demuestran cierta influencia de los genes. Con el fin de esclarecer las causas biológicas de la tricotilomanía, se han utilizado modelos animales. Entre ellos, ratones transgénicos a los que se ha provocado una mutación en el gen hoxb8, responsable del desarrollo del sistema nervioso. Dichos roedores muestran importantes cambios de conducta, entre otros, la ten-
83
dencia a arrancarse el pelo. El genetista molecular Stephan Züchner, de la Universidad de Miami, descubrió en 2009 que si eliminaba en los múridos la proteína SAPAP3, presente en las sinapsis neuronales, los animales desencadenaban unos trastornos impulsivos que recordaban a la tricotilomanía. Sin embargo, de momento se desconoce hasta qué punto pueden trasladarse estos modelos a los humanos. Las técnicas de neuroimagen también han revelado ciertas alteraciones estructurales en el cerebro de los afectados. El grupo de Samuel Chamberlain, de la Universidad de Cambridge, encontró en 2008 que los sujetos tricotilomaniacos presentaban en determinadas áreas de la sustancia gris (zona donde se encuentran los somas de las neuronas) una densidad alta de células. Ello ocurría en distintas partes de la corteza cerebral, así como en el núcleo estriado, la amígdala y el hipocampo del hemisferio cerebral izquierdo. Si bien el núcleo estriado participa en la creación de hábitos, la amígdala y el hipocampo se encuentran relacionados con el aprendizaje de la conducta emocional, dos aspectos en los que interviene la tricotilomanía. Cabe destacar que la alta densidad de neuronas se manifiesta, asimismo, en el síndrome de Tourette y en los trastornos compulsivos. Ambos cuadros mues-
tran similitudes con el arrancamiento patológico de cabellos.
¿Alteración en los transmisores neuronales? En los últimos años, los neurobiólogos han relacionado varios neurotransmisores con la tricotilomanía. En especial, con el déficit del neurotransmisor serotonina. Dicha alteración se acompaña de otros trastornos de conducta, entre ellos, el reducido control de los impulsos o los movimientos repetitivos. Como terapia farmacológica para tratar la manía de arrancarse los pelos se ha ensayado con los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Este tipo de antidepresivos eleva la concentración de serotonina en las sinapsis, de manera que actúa contra una posible falta de dicho neurotransmisor. Ya hace tiempo que los ISRS se han acreditado en el tratamiento de los trastornos compulsivos. En la tricotilomanía, en cambio, los resultados son por ahora contradictorios. Algunas investigaciones hablan en favor de una mejoría de los síntomas; otras no llegan a la misma conclusión. El efecto del medicamento suele disminuir después de un tratamiento prolongado, y al retirarlo se producen con frecuencia recaídas. En consecuencia, el tratamiento con antidepresivos se recomienda solo en los casos
en que los pacientes sufren de forma simultánea depresiones severas. Las terapias alternativas, caso de las dietas, la acupuntura o la quinesiterapia, no han demostrado por el momento su eficacia desde el punto de vista científico. Una forma concreta de psicopterapia sí ha mostrado buenos resultados: la terapia cognitivo-conductual. Dicho método se adecua al paciente de forma individual, por lo que el terapeuta debe considerar al detalle qué factores intervienen en su caso concreto. Valga un ejemplo: si existe una relación entre las inhibiciones sociales y la conducta tricotilomaniaca del paciente, la terapia deberá centrarse en elevar la autoconfianza del sujeto y en incrementar y mejorar sus competencias interpersonales. Por el contrario, si el trastorno aparece relacionado con experiencias traumáticas, el trabajo terapéutico inicial consistirá en un afrontamiento del trauma. En algunos casos basta con reducir la conducta disfuncional a partir de técnicas específicas. Aquí cabe mencionar el entrenamiento de inversión de hábitos. Nathan H. Azrin y Robert G. Nunn, del Hospital estatal de Anna, en Illinois, introdujeron dicha terapia con el fin de evitar los tics motores. Pero también se ha aplicado con éxito en el tratamiento de la mordedura de uñas, la succión del pulgar y la tricotilomanía.
Entrenamiento de inversión de hábitos Técnica
Descripción
Entrenamiento de la atención
x Autoobservación (situación, pensamientos y sentimientos) x Registro del movimiento exacto de la mano
Práctica de conductas concurrentes
x Fijación de una conducta que haga imposible la consumación del impulso de arrancarse el cabello (asiendo con fuerza un objeto, por ejemplo) x Establecimiento de dicha conducta en cuanto aparezca el impulso durante al menos dos minutos o hasta que el impulso desaparezca
Entrenamiento de relajación
x Relajación muscular progresiva (según el método de Jacobson u otros)
Refuerzo
x Percepción consciente de las consecuencias positivas x Convenir una recompensa individual
Entrenamiento generalizador
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x Ampliar la práctica de las técnicas a situaciones cotidianas
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a
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d
DESACOPLAMIENTO DE LA CONDUCTA CORTESÍA DEL AUTOR
La clave del método de desacoplamiento consiste en modificar la conducta disfuncional del paciente a través de movimientos parecidos a su hábito de arrancarse el pelo. En el momento en que el sujeto dirige su mano hacia los cabellos (a y b), debe cambiar la trayectoria de esta y dirigirla a otro sitio, ya sea a la oreja, la barbilla, la nariz o a cualquier otro punto (c o d). De esa forma modifica el comportamiento y reduce la arrancadura de cabello.
El entrenamiento de la inversión de hábitos combina diversos métodos ideados para que el paciente mejore su autoestima, supere las conductas arraigadas y establezca nuevos hábitos en su día a día. La técnica se complementa con un entrenamiento de relajación que apacigua su intranquilidad interior, de manera que disminuye el impulso de arrancarse los pelos. Junto con Steffen Moritz, de la Clínica Universitaria de Hamburgo-Eppendorf, y Antonia Peters, fundadora del primer grupo de autoayuda para el tratamiento
Quitarse el pelo de... En una investigación con 106 pacientes de tricotilomanía, la psicóloga Annett Neudecker y sus colaboradores de la Clínica Universitaria de HamburgoEppendorf comprobaron que numerosos pacientes se arrancan pelos de diversas zonas del cuerpo. Por ello, la suma de los porcentajes supera el cien por cien.
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4% s1
de tricotilomanía en Hamburgo y presidenta de la Sociedad Alemana para las Enfermedades Compulsivas, el autor desarrolló el método de desacoplamiento. En este caso, los pacientes aprenden a sustituir su comportamiento disfuncional por otra conducta. La clave para ello estriba en que el movimiento de la mano de la nueva conducta se asemeja al que el sujeto lleva a cabo cuando se arranca el pelo. De esa manera, se facilita la sustitución del hábito patológico por otro ritual inofensivo.
impulso a arrancarse los cabellos. Si bien una terapia permite alcanzar tal objetivo, en escasas ocasiones la desaparición de los síntomas es total. Aquí, la participación en grupos de autoayuda se manifiesta beneficiosa: los afectados comparten experiencias con otras personas que tienen el mismo problema, se apoyan mutuamente y se motivan para modificar, de forma progresiva, su conducta. Michael Rufer es director adjunto de la Policlínica Psiquiátrica del Hospital Universitario de Zúrich.
Mejoría a base de rodeos A través de un programa de autoayuda en línea testamos en 42 afectados el método del desacoplamiento. Los participantes podían elegir entre seguir dicho método u optar por ejercicios de relajación. Sin la intervención de un terapeuta, la técnica resultó de fácil aplicación y dio buenos frutos. Casi la mitad de los probandos manifestó un retroceso de su comportamiento tricotilomaniaco. En cambio, de quienes optaron por el entrenamiento de relajación, apenas un 22 por ciento alcanzó el retroceso de esa conducta. Con todo, este resultado no puede compararse con el que se obtiene a partir de una terapia conductual desarrollada por un psicoterapeuta experimentado. Ahora bien, con nuestro método sí puede conseguirse cierta mejoría, sobre todo en aquellos pacientes que rechazan someterse a una terapia profesional. Sea cual sea el procedimiento, al paciente le interesa superar con éxito su
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA TREANING TRICHOTILLOMANIA: COGNITIVE-BEHAVIORAL THERAPY FOR HAIRPULLING AND RELATED PROBLEMS.
M. E. Franklin y D. F. Tolin. Springer, Berlín, 2007. TRICHOTILLOMANIE: FRAGEN UND ANTWORTEN ZUM ZWANGHAFTEN HAAREAUSREISSEN. Dirigido por A. Peters. Pabst,
Lengrich, 2008. TRICHOTILLOMANIE: FORTSCHRITTE DER PSYCHOTHERAPIE. A. Bohne. Hogrefe,
Göttingen, 2009. TRICOTILLOMANIA: A CURRENT REVIEW.
D. C. Duke et al. en Clinical Psychology Review, vol. 30, págs. 181-193, 2010.
85
ILUSIONES
POR LA CARA El cerebro humano es capaz de identificar las caras. Sin embargo, las ilusiones pueden engañar su refinado «sentido de los rostros» SUSANA MARTINEZ-CONDE Y STEPHEN MACKNIK
N
uestro cerebro está exquisitamente sintonizado para percibir, reconocer y recordar caras. Podemos encontrar sin dificultad un rostro amigo entre docenas o centenares de semblantes en una calle transitada. Observamos nuestras recíprocas expresiones faciales en busca de señales de aprobación y reproche, amor y desdén. E incluso después de cartearnos o hablar por teléfono con alguien durante un largo período de tiempo, a menudo nos
sentimos aliviados cuando conocemos a nuestro interlocutor en persona; al fin podemos ponerle cara a su nombre. Las neuronas responsables del refinado «sentido de los rostros» yacen en una región cerebral concreta: la circunvolución fusiforme. Traumatismos o lesiones en dicha área dan lugar a una rara condición neurológica, la prosopagnosia o ceguera a los rostros. Los afectados son incapaces de identificar celebridades, familiares
cercanos o incluso reconocerse a sí mismos ante un espejo. Sin embargo, incluso quienes somos buenos fisonomistas nos hallamos sujetos a numerosas ilusiones y sesgos en la percepción de caras. Susana Martinez-Conde y Stephen Macknik investigan en el Instituto Neurológico Barrow en Fénix, Arizona. Macknik dirige el laboratorio FGPGWTQƂUKQNQIÉCEQPFWEVWCN/CTVKPG\%QPFG el de neurociencia visual.
¿HOMBRE O MUJER? CORTESÍA DE RICHARD RUSSELL; COLEGIO GETTYSBURG
Esta ilusión creada por el psicólogo Richard Russell ganó el tercer premio del Concurso Mejor Ilusión del Año en 2009. Las dos caras adyacentes se perciben como femenina (izquierda) y masculina (derecha), respectivamente. Sin embargo, son dos versiones del mismo rostro andrógino (véase http:// illusionoftheyear.com/2009/the-illusion-of-sex). Ambas imágenes son idénticas, con una excepción: el contraste entre los ojos y la boca y el resto de la cara resulta mayor en el rostro de la izquierda que en el de la derecha. El contraste constituye, pues, una pieza clave para determinar el sexo de una cara: los rostros de bajo contraste nos ojos y labios con maquillaje: una cara pintada parece más femenina
explicaría por qué las mujeres de numerosas culturas oscurecen sus
que una recién lavada.
CORTESÍA DE THOMAS PAPATHOMAS; UNIVERSIDAD RUTGERS
parecen masculinos; los de alto contraste, en cambio, femeninos. Ello
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CORTESÍA DE WWW.GRAND-ILLUSIONS.COM
CARETA AHUECADA Del escultor Bryan Parkes, esta máscara hueca produce la inquietante
Asimismo, una máscara que da vueltas sobre un plato giratorio pa-
impresión de que la cara de Albert Einstein nos sigue cuando nos des-
rece rotar en sentido opuesto a la dirección real de la plataforma. El
plazamos por la habitación. La careta se encuentra situada enfrente de
investigador visual Thomas Papathomas, de la Universidad Rutgers, creó
una ventana, con la parte posterior abierta hacia el espectador, de modo
una interesante variante de esa ilusión al añadir ojos tridimensionales
que la luz del sol ilumina la faz de plástico. Aunque se trata de una
y un anillo en la nariz a una máscara hueca. Como muestran los tres
máscara cóncava, nuestro cerebro asume todas las caras como convexas.
fotogramas de una película de dicha careta en rotación, los ojos y el
Así, mientras que una cara convexa miraría solo en una dirección, el
anillo de la nariz parecen girar en dirección opuesta (página anterior,
rostro ahuecado de Einstein parece mirar al frente cuando el observador
abajo). La ilusión recibió el tercer premio en el Concurso Mejor Ilusión
se encuentra directamente delante de ella, aunque también de forma
del Año en 2008. Puede verse la película en http://illusionoftheyear.
oblicua si el espectador se mueve a los lados.
com/2008/rolling-eyes-on-a-hollow-mask.
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ENFOQUE FACIAL Las expresiones faciales desempeñan un papel esencial en nuestras interacciones sociales cotidianas. Incluso CORTESÍA DE PAWAN SINHA Y TOMASO POGGIO M.I.T.
cuando vemos películas u observamos fotografías, pasamos la mayor parte del tiempo mirando los rostros que nos muestran. Sin embargo, nuestra focalización intensa en las caras conlleva el precio de ignorar © ISTOCKPHOTO / THOMAS POLEN; FOTOMONTAJE: SMITHA ALAMPUR
otra información potencialmente importante. Eche una mirada rápida a la mujer y la niña de la izquierda. Sus semblantes sonrientes sugieren que se lo están pasando bien. Sin embargo, ¿es eso todo? Preste
TOMADURA DE PELO
atención y se dará cuenta de que
Las ilusiones visuales con políticos como prota-
la niña posee un dedo de más en
gonistas están en boga. A primera vista parece
la mano derecha, singularidad que
que Al Gore se encuentra tras Bill Clinton, pero
probablemente le pasó inadvertida
observe que Gore es un doble de Clinton, solo
en un principio, dado que mantenía
que con la bella cabellera de Gore. Un conjunto
la atención centrada en las caras.
de rasgos faciales (los de Clinton) mezclado con un diferente conjunto de atributos (el pelo de Gore) no se reconoce fácilmente como fuera
DE: «FACTORS CONTRIBUTING TO THE ADAPTATION AFTEREFFECTS OF FACIAL EXPRESSION». ANDREA BUTLER ET AL. EN BRAIN RESEARCH, VOL. 1191, 29 DE ENERO DE 2008. REIMPRESO CON PERMISO DE ELSEVIER
de lugar.
ADAPTACIÓN A LAS EMOCIONES Observe la cara enfadada (izquierda) durante
central es una mezcla al 50 por ciento de una
resultado, la otra expresión facial se convierte
30 segundos mientras desplaza la mirada de
cara enfadada y otra asustada.
en dominante cuando se observa la mezcla. Tal
los ojos a la boca, de nuevo a los ojos, y así
Creada por Andrea Butler y sus colaborado-
adaptación ocurre en circuitos cerebrales de
sucesivamente. Después, mire la cara del cen-
res de la Universidad de la Columbia Británica,
alto nivel, no en la retina, ya que la ilusión fun-
tro. Parece asustada, ¿verdad? Ahora observe el
esta ilusión muestra que nuestro sistema de
ciona incluso si se observa la imagen derecha
rostro asustado (derecha) durante 30 segundos
procesamiento visual se adapta a una expre-
o izquierda con un solo ojo y seguidamente
y a continuación vuelva a mirar la cara central.
sión facial inalterable, de modo que reacciona
se dirige la mirada a la imagen central con el
¡Esta vez está enfadada! En realidad, la faz
en menor medida durante un tiempo. Como
otro ojo (destapado).
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RETROSPECTIVA
EN EL LADO OSCURO La lucha antiterrorista contó con la participación de psicólogos para el desarrollo y empleo de técnicas de tortura RAINER MAUSFELD
A
través de la historia conocemos la inclinación humana de excluir a los «otros» a causa de su raza, religión, procedencia, sexo u orientación sexual y de negarles unos derechos humanos elementales. La psicología contribuye a explicar los mecanismos de ese tipo de conducta. No obstante, también ha pasado al otro lado: algunos psicólogos han contribuido al desarrollo y perfeccionamiento de técnicas de tortura, incluso han participado en su aplicación. Caso de los «métodos de interrogatorio innovadores» empleados en los campos de prisioneros de Guantánamo, Bagram o Abu Ghraib. A inicios de 2007, la opinión pública mundial centró su interés en esos hechos. Por entonces, la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) manifestó que desarrollar «métodos de interrogatorio innovadores» o formar a personal de seguridad en la aplicación de estas técnicas suponía una «valiosa contribución» para «evitar daños a nuestra nación, a otras naciones y a ciudadanos inocentes».
Sin control sobre la voluntad Con el establecimiento de los estados de derecho democráticos, y su amplio control a través de la opinión pública, cambió la percepción de la tortura. Para lograr que las prácticas torturadoras se convirtieran poco más o menos en invisibles, los organismos de seguridad empezaron a utilizar técnicas conocidas como «tortura limpia», «tortura blanca» o «tortura psicológica». Según estudios psicológicos, esos métodos pueden doblegar la voluntad de un preso de una forma tan eficiente como los malos tratos físicos tradicionales. Con la particularidad de que no dejan ningún rastro MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
externo visible, lo que los convierte en muy atractivos para ejércitos y servicios secretos. Para considerar si realmente se está torturando a una persona no basta con medir el dolor físico o mental que se le causa. La característica determinante es, sobre todo, si se ha llegado a la situación en la que el torturado se siente a merced de la voluntad de su torturador. Algunas técnicas, a menudo empleadas de forma conjunta, representan un medio muy eficaz para resquebrajar la voluntad de una persona. Entre ellas figuran la desorientación en el espacio y el tiempo, el aislamiento social, la privación de sentidos o del sueño mediante el ruido o la exposición a una luz cegadora, la obligación de adoptar una posición corporal estresante y las vejaciones sexuales y culturales. En los años cincuenta del siglo pasado se desarrollaron los primeros estudios sobre las consecuencias de la privación sensorial con la participación destacada del canadiense Donald O. Hebb, uno de los más importantes psicólogos de aquella época. Hebb informó de que la identidad de las personas sometidas a las pruebas empezaba a diluirse después de haber llevado durante dos o tres días auriculares de insonorización, una venda en los ojos y, sobre todo, una vestimenta para reducir el sentido del tacto. Hebb, como otros muchos investigadores, buscó los medios y los métodos para debilitar la resistencia psíquica y la voluntad de una persona. En 1959, el sociólogo militar Albert Biderman resumió el estudio, bastante conocido en aquella época, sobre técnicas de interrogatorio mejoradas: la tortura psicológica es «el método ideal para doblegar la voluntad de un prisionero», dado
que «el aislamiento tiene el mismo efecto en la función cerebral del preso que el maltrato físico, el hambre o la privación del sueño». Para ello es suficiente impedir al individuo los contactos sociales, desorientarle, perturbar su ritmo de sueño y vigilia y someterle a un estrés intenso. De esa manera, el torturado llega, mediante regresión, a un estado infantil. Un manual de interrogatorios de la CIA, el tristemente célebre KUBARK, publicado en 1963, describía de forma detallada cómo aprovechar para tal fin la vulnerabilidad emocional del individuo. El texto incluso explicaba que, gracias a la investigación psicológica, las técnicas en cuestión se aprenden fácilmente: «Doblegar la voluntad de una persona a través de la manipulación psicológica y sin emplear
RESUMEN
Torturas psicológicas
1
La psicología ha contribuido a lo largo de la historia al desarrollo
y perfeccionamiento de técnicas de tortura. Incluso algunos psicólogos han participado en su aplicación.
2
La Asociación Estadounidense de Psicología manifestó en su día
que el desarrollo de métodos interrogatorios suponía una valiosa contribución para la seguridad del Estado.
3
Tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva
York se intensificó la investigación sobre los métodos de tortura.
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métodos externos parece más difícil de lo que realmente es.» El manual KUBARK recomendaba la constante manipulación del tiempo mediante el adelanto y el retraso de las manecillas del reloj, lo que confundía al prisionero de forma cada vez más intensa. Una vez destruida la orientación temporal, debían emplearse más métodos. En última instancia debía diseñarse un mundo que el torturado experimentase completamente impredecible y caótico, la denominada «técnica de Alicia en el país de las maravillas». Tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, se intensificó de nuevo la investigación en ese ámbito, sobre todo en los Estados Unidos. A partir de ese momento, las técnicas de interrogatorio pasaron a considerarse adecuadas cuando eran capaces de reducir la voluntad inclu-
A partir de estudios psicológicos se han desarrollado a lo largo de la historia métodos de tortura que pueden dominar la voluntad de un preso de una forma tan eficiente como los malos tratos físicos tradicionales so de la personalidad más fuerte, sin dejar al mismo tiempo ningún rastro visible. En el argot de las actas de los interrogatorios de Guantánamo, las medidas desarrolladas por los psicólogos para este fin llevaban nombres ambiguos como Pride and ego down (algo así como «abajo con el orgullo y el ego») o Invasion of space by a female («Invasión del espacio por una mujer»). El primer método consistía en obligar a los prisioneros musulmanes a desnudarse en los interrogatorios ante vigilantes femeninas o a posar con ropa interior
de mujer. También debían masturbarse o realizar «acrobacias» como un perro adiestrado. Tras varios días sin poder dormir, privado de estímulos sensoriales y desorientado, y obligado a mantener una postura rígida durante horas, el prisionero llegaba a un punto de desestabilización psíquica en el que acababa sometiéndose dócilmente a la voluntad de los torturadores. Los defensores de esos métodos alegan que la finalidad es obtener información relevante para la seguridad. En realidad, en casi todos los casos, la práctica descrita se centra
ESCENARIO DE TERROR Agentes estadounidenses interrogaron a presuntos terroristas utilizando métodos muy discutibles en el centro de detención
AP PHOTO / RICHARD ROSS
de Guantánamo.
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predominantemente en la disciplina, la humillación y la degradación.
Participación de investigadores Las técnicas de interrogatorio empleadas en Guantánamo fueron diseñadas por psicólogos. En concreto, la empresa Mitchell, Jessen y Asociados, en la que también participaba un antiguo presidente de la APA, Joseph Matarazzo, ayudó a desarrollarlas y a formar expertos en ese ámbito. Al parecer, también intervino en la elaboración de instrucciones para centros de detención secretos (black sites) ideados para llevar a cabo interrogatorios en países en los que era poco probable que la opinión pública se opusiera a esas prácticas. James Mitchell y Bruce Jessen participaron en mayo de 2002 en un simposio organizado por el Pentágono y la CIA en el que, con motivo de la detención de dirigentes de Al Qaeda, se presentaron y analizaron técnicas de interrogatorio innovadoras. En ese acto, el famoso psicólogo Martin Seligman impartió una conferencia en la que trató el concepto de la indefensión adquirida (condición en la que la persona ha aprendido a considerarse indefensa, a comportarse de manera pasiva, ya que no tiene control de su vida). El método desarrollado por Mitchell y Jessen tenía como principal objetivo llevar al interrogado precisamente a esa situación de indefensión. Los interrogatorios de Guantánamo contaron a menudo con la supervisión de psicólogos. Es el caso del miembro de la APA John Leso, quien asistió en diversas ocasiones a las sesiones interrogatorias de Mohammed al-Kahtani. Tal como se desprende de las actas, los interrogatorios duraban en ocasiones hasta 20 horas por sesión.
¿Borrón y cuenta nueva? En 2009, uno de cada cuatro ciudadanos estadounidenses defendía que no se investigasen las sospechas de tortura psíquica o física a los presuntos terroristas apresados en Guantánamo. Esa opinión estaba más extendida entre los votantes del Partido Republicano (54 %) que entre los seguidores del Partido Demócrata (16 %). (Fuente: Instituto Gallup)
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¿No debería ser causa de indignación esa forma de proceder de los psicólogos? ¿No habría que recordar a la APA cuáles son sus propios principios éticos? Solo pocos de los cerca de 150.000 miembros del APA exigieron que se revelasen las verdaderas dimensiones de la participación de los psicólogos en la violación de los derechos humanos. Después de que se conociese la importancia que había tenido la contribución del conocimiento de los psicólogos al concepto de los métodos de interrogatorio innovadores, la APA se vio sometida a una presión cada vez mayor. En una nota informativa, la entidad declaró que rechazaba cualquier forma de tortura. Sin embargo, en el caso de los métodos empleados, la asociación alegó que de ningún modo se trataba de prácticas de tortura. Además, según indicaba, no solo existe un deber ético de defender al individuo, sino también la obligación de proteger a la nación. En caso de conflicto deben ponderarse ambos principios con el fin de conseguir información importante para la seguridad. (También los médicos nazis alegaron en su tiempo un conflicto entre la obligación de servir al bienestar del individuo y mantener al mismo tiempo la salud del pueblo alemán.) La dirección de la APA constituyó una comisión que debía investigar la participación de psicólogos en los métodos de interrogatorio empleados en Guantánamo y valorar desde un punto de vista ético las técnicas aplicadas. Inicialmente, la composición de la comisión se guardó en secreto. Después de que uno de los miembros vulnerase el deber de confidencialidad impuesto por la APA, se supo que cinco de los nueve miembros con derecho a voto eran psicólogos militares y reconocidos expertos en técnicas de interrogación innovadoras. Algunos, con cargos de responsabilidad en Irak, Afganistán y Guantánamo, incluso habían participado en la preparación y el seguimiento científico de los interrogatorios. Además, el Pentágono y la dirección de la APA influyeron en las actividades y las recomendaciones del grupo de trabajo. En octubre de 2008, en medio de la creciente presión por parte de la opinión pública, y poco antes del esperado
Prohibición internacional de la tortura De acuerdo con las normas legales internacionales, la tortura constituye un ataque a un bien jurídico digno de una protección absoluta. La prohibición de la tortura no permite ninguna excepción, ni siquiera en el caso de un estado de emergencia política o social. No existe ningún fundamento legal que ampare la práctica de la tortura para proteger otros bienes jurídicos. Esta condición legal impone límites a las ansias de poder del Estado y a sus aspiraciones de control. No obstante, en el pasado han existido numerosos intentos para infringir el carácter absoluto de la prohibición de la tortura. Los mismos partidarios de los «métodos de interrogatorio innovadores» admiten la dureza y el perfeccionamiento de las técnicas, pero insisten en que no se trata de tortura propiamente dicha.
cambio de poder en Estados Unidos, la APA decidió dar un giro a última hora. La asociación anunció un «cambio significativo» de su posición: desde aquel mismo instante los psicólogos no debían participar más en actos que supusieran una vulneración de los derechos humanos de los detenidos. A pesar de todo, ¿qué seguridad puede tenerse de que a las primeras de cambio no se vuelva a sacrificar la dignidad del individuo para defender el interés, supuestamente superior, del Estado? Rainer Mausfeld es profesor de psicología en la Universidad Christian Albrecht de Kiel.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA FOLTERN UND FOLTERN LASSEN: 50 JAHRE FOLTERFORSCHUNG UND -PRAXIS VON CIA UND US-MILITÄR. A. McCoy. Zweitausen-
deins, Hamburgo, 2005. LA ZONA GRIS: APROXIMACIÓN PSICOSOCIAL A LA VIOLENCIA. Amalio Blanco en
Mente y cerebro, n.o 52, 2012.
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LIBROS
MENTE HUMANA Historia errática de la discapacidad intelectual
A HISTORY OF INTELLIGENCE AND «INTELLECTUAL DISABILITY». THE SHAPING OF PSYCHOLOGY IN EARLY MODERN EUROPE, por C. F. Goodey.
Ashgate, Farnham, 2011.
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l concepto de inteligencia y el concepto de discapacidad intelectual se refuerzan mutuamente. La inteligencia y la discapacidad mental no son clases naturales, sino formas históricamente contingentes de autorrepresentación humana. Cada época tuvo su propia idea del universo de la minusvalía. Nunca se dudó, sin embargo, de que la inteligencia constituía nuestra seña de identidad en cuanto humanos. Decisiva para nuestro sentido del yo, los psicólogos la miden y los biólogos buscan su ADN. La psicología como ciencia arranca del siglo XIX , cuando prestó atención a la cuantificación. Al describir la discapacidad mental, nos ha inundado con una lista exuberante de nombres cuyos significados no están bien acotados: retraso mental, deterioro cognitivo, demencia, cretinismo, discapacidad intelectual, subnormalidad, debilidad mental, idiotismo, minusvalía intelectual, neurodiscapacidad, oligofrenia, etcétera. Karl Pearson (1857-1936), pionero de la psicometría,
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consideró la inteligencia igual que las moléculas de gas o los planetas, en aquel tiempo los objetos habituales para el tratamiento estadístico de las ciencias exactas. La inteligencia, sostuvo, podía manipularse como si fuera un objeto material más. Ahora bien, esta tesis resulta difícil de admitir, por mucha imaginación que le echemos. Habrá entonces que preguntarse: si la semejanza de la inteligencia con los objetos materiales es meramente metafórica o metodológica, ¿a qué clase de objetos pertenece? En busca de una indicación se apuntó a la velocidad de los procesos mentales inmateriales, que se declaraba superpuesta con la velocidad de objetos o mecanismos subyacentes. Por ejemplo, la tasa metabólica de glucosa cortical guardaría correlación con el razonamiento abstracto. La rapidez de la inteligencia se contrapondría a la lentitud de la discapacidad. Platón distinguía entre facilidad y dificultad de aprender. Algunos, basados en La República, le atribuyen ideas eugenési-
cas en razón de su opinión sobre la práctica espartana de desprenderse de los niños nacidos con defectos. Pero no parece que debamos vincular ese juicio con la discapacidad mental, ya que con los medios entonces disponibles no cabía un diagnóstico precoz de cualquier limitación que no fuera física. Tampoco podemos asociar los textos griegos sobre la esclavitud con la minusvalía intelectual que explicara dicho estado de sometimiento. No existe una mente de esclavo, declara Platón. Su entendimiento, apostilla, puede superar el del ciudadano libre. Sostenía Aristóteles que el hombre era el más inteligente de todas las criaturas (phronimos). Distinguía entre esclavos forzados (botín de guerra) y esclavos naturales, cuyo sometimiento era fruto de alguna característica innata (discapacitados) Pero Aristóteles no aborda la inteligencia superior o inferior del esclavo. En su hilemorfismo, psiqué designaba el principio de desarrollo y movimiento de los seres vivos. Con cierto apresuramiento se da por descontado que la doctrina aristotélica sobre el alma y sus potencias intelectuales atraviesa el Medievo y el Renacimiento y llega a la Edad Moderna. Pero hay un sofisma escondido en tal afirmación; a saber, la inclusión de la psicología en el conjunto de las ciencias. No hubo en esta una ley de Boyle ni una ley de Newton. El nicho filosófico en que había nacido no solo no se disolvió en los siglos XVI y XVII, sino que se intensificó. Para medievales y renacentistas, el intellectus estaba estructurado por el alma en diversas facultades. Con la modernidad se acentuó la separación entre estados cognitivos y estados morales. Importó desde un comienzo la vinculación de la inteligencia con la anatomía. Aulo Cornelio Celso, médico romano del comienzo de la era cristiana, sostenía que los cráneos monstruosos, carentes de MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
suturas y, por tanto, anormales ocurrían más a menudo en climas calientes. Esa idea fue retomada por los médicos renacentistas. Los vínculos entre una fisiognomía insólita y unas facultades cognitivas degradadas se asociaron a determinada clase social. En Sobre el arte de la medicina, Galeno, del siglo II, propone una forma adecuada del cerebro sano: esfera elongada, ligeramente deprimida en los lados. Había formas inadecuadas, decía, asociadas a deficiencias en las suturas. Se mostraba reticente ante la neurología. Los estados de pensamiento se veían afectados por la cualidad y mezcla de espíritu (pneuma), aunque solo en términos generales. Asociaba la discapacidad a las clases bajas. Entre los doctores árabes medievales, y luego entre los renacentistas, se disputó sobre los indicadores anatómicos de la facultad de la inteligencia. Había que buscarlos, decían unos, en el tamaño del cráneo. Para otros, en su forma. Los partidarios del tamaño subrayaban que tenía que ser proporcional al tamaño de los demás órganos. Los defensores de la importancia de una forma adecuada citaban el ejemplo de la imaginación; aunque se asentaba en el ventrículo frontal, una gran eminencia frontal no era sinónimo de mayor poder de imaginación; antes bien lo contrario solía ser lo cierto. Se discutió también si la primacía correspondía al funcionamiento y sustancia del cerebro o si el tamaño y la forma eran, juntos, los elementos a los que la inteligencia debía su perfección. Se planteó asimismo la cuestión de si el daño ocasionado a un ventrículo afectaba al resto de la mente o solo a la facultad correspondiente a ese ventrículo. La medicina medieval (y la renacentista) invocaba una «locura» general, que se atribuía a causas muy dispares: degeneración adamita, infantilismo, demencia senil, enfermedad corporal, sordomudez, excentricidad, embriaguez, locura simulada, enfermedad mental, melancolía. La mayoría de esas condiciones eran consideradas como disposicionales, más que reales. Los autores del Renacimiento se apoyaban, por lo que a la velocidad de razonamiento se refiere, en Galeno. Este declara en Sobre el arte de la medicina MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
que «una aprehensión rápida revela una sustancia cerebral fina, en tanto que un conocimiento lento denota un cerebro espeso. La facilidad en el aprender indica una buena recepción de impresiones; una buena memoria revela una recepción estable. En correspondencia, una dificultad en el aprendizaje refleja una dificultad en recibir impresiones y el olvido, una fluidez en ese aspecto». La anotación de Galeno sobre las relaciones entre velocidad y estado mental penetró en el ideario médico. Niccolò Leoniceno, exponente máximo del Humanismo científico, publicó una traducción revisada del texto de Galeno. Cuando Leoniceno emplea el término ingenium como rapidez en la aprehensión piensa en el sentido romano del término, que significaba una inteligencia despierta. Los filósofos escolásticos no habían concedido a la velocidad ningún valor especial en las operaciones de la facultad de la inteligencia, como el discursus (relación entre premisas y conclusión), contemplatio (estudio o meditación sobre un tema) o discretio (aplicaciones subsiguientes). Ulrico Zwinglio (1484-1531) y otros reformadores menospreciaban la estupidez de los rústicos del campo. La palabra idiota calificaba a la persona lega, inexperta e ignorante. En el Renacimiento, la facultad intelectual se homogenizó con ingenium. Pero ya Francisco Valles, médico de Felipe II, avisó contra la confusión entre ingenium, que, en cuanto mera operación puede variar de acuerdo con el rendimiento de cada individuo, con el intelecto inmaterial, que se halla en todos per se, por su propia perfección. Si nos acercamos a los libros de medicina del Renacimiento hallamos los términos stultitia, stoliditas, stupiditas, fatuitas para los que resulta difícil encontrar un término moderno. En cambio, los historiadores de la locura encuentran fácilmente síntomas de la condición moderna cuando investigan términos tales como mania, phrenesis y designaciones similares. En el lenguaje moral renacentista stultus y stupidus designaban la persona indolente, perezosa. Felix Platter (1536-1614), pionero de la psiquiatría, fue el primero
en aportar una descripción multinivel del retraso mental. También fue adelantado en examinar las enfermedades en términos de síndromes o conjuntos de síntomas. Describía la imbecillitas (debilidad mental), la hebetudo (enajenación) y otros trastornos de la mente. Atribuía las causas de tales patologías a la senilidad, pérdida de sangre, daño en órganos de los sentidos, uso excesivo o deficiente de las facultades y melancolía. Algunos autores ven en los escritores médicos del Renacimiento una primera aproximación a síntomas de las diversas limitaciones psíquicas. Otros hurgan en fuentes jurídicas donde la exención de responsabilidad se vincula a «retrasados mentales» y «enfermos mentales». El modelo renacentista de salud intelectual como medio (entre melancolía lenta y melancolía furiosa) comenzó a absorber las controversias legales y fiscales sobre la idiocia y el comportamiento lunático en los años finales del XVI. Padua, Leiden y París situaban los problemas intelectuales en la cabeza y el cerebro. La importancia del cerebro residía en determinados componentes atomistas últimos de la materia. A los médicos les apremiaba el interés por reducir a componentes menores los caracteres intelectuales. Mientras que hoy hablamos de genes, en la medicina premoderna y protomoderna se seguía hablando de espíritus animales y espíritus vitales, los cuatro humores, el equilibrio de las cualidades fundamentales asociadas con los cuatro elementos. Thomas Willis fue el fundador en los años cincuenta del siglo XVII del club anatómico de Oxford. A sus clases acudían Thomas Syudenham y John Locke. Willis escribió sobre la función del cerebro y sobre la actividad de los espíritus animales en su interior. Consideró la necedad (stupiditas) un síntoma de la melancolía. Y atribuyó la stultitia a la gente rústica, a la que suponía una pobre textura cerebral. El concepto de stupidi derivaba de la noción renacentista de melancolía. Por supuesto, los miembros de la Regia Sociedad conocían el dualismo cartesiano, que los médicos siguieron manteniendo hasta muy adentrado el siglo XVIII. Luis Alonso
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SENTIDOS Estímulo, sensación y percepción
A TOUR OF THE SENSES. HOW YOUR BRAIN INTERPRETS THE WORLD, por John M. Henshaw.
The Johns Hopkins University Press, Baltimore, 2012.
¿P
or qué a algunos les cuesta identificar rostros? ¿Por qué el alimento que a unos encanta lo consideran vil otros? Hemos nacido con dos ojos, dos oídos, una nariz, una lengua, un mecanismo de equilibrio en el oído interno y una capa de piel rebosante de sensores de todos los tipos. Poseemos un cerebro con las conexiones correctas que no cesa de ir mejorando su capacidad de procesar e interpretar el aluvión de datos que esos instrumentos le suministran. Del complejo mundo de los sentidos se ocupa John M. Henshaw, en un esclarecedor recorrido que se inicia en el momento en que un estímulo los excita y arriba hasta nuestra interpretación de dicha reacción, pasando por el propio órgano del sentido. Cómo vemos, oímos, tocamos o saboreamos y olemos, nos retrotrae a una categorización quíntuple que inauguró ya Aristóteles (384-322 a.C.), en cuyo De anima se propuso demostrar por qué no había un sexto sentido más allá de la vista, oído, olfato, gusto y tacto. De acuerdo con su razonamiento, para cada sentido tenía que haber un órgano y, puesto que solo disponemos de cinco órganos, habría
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cinco sentidos, ni uno más. A Tour of the Senses amplía el horizonte sensorial y describe las técnicas actuales de percepción artificial. Cada sentido es un instrumento de enorme finura, suma eficiencia y amplia versatilidad, que convierte estímulos externos en señales eléctricas que operan en nuestra conciencia a través de nuestro sistema nervioso central y el cerebro, el órgano más maravilloso. Los ojos distinguen millones de colores, reconocen rostros instantáneamente, funcionan en condiciones que van de una cerrada obscuridad a una luminosidad intensa. Se percata, sin ayuda, de sutiles diferencias entre menores que un grano de arena. Apoyado en los oídos, el cerebro diferencia entre ondas sonoras cuya presión y frecuencia varían en un rango muy extenso. En el oído interno, un conjunto de instrumentos bañados en un fluido registra con notable fidelidad los movimientos de la cabeza. Sin partes externas visibles, ese sistema vestibular es seguramente el menos apreciado de los órganos de los sentidos, aunque su misión difícilmente podría resultar más vital. El oído externo canaliza las ondas sonoras
hacia el oído medio donde se alojan las células pilosas. Nariz y lengua operan a veces de forma concertada. Reparan en las moléculas en razón de su olor y sabor. La nariz conoce hasta diez mil olores, nos protege del peligro y refuerza nuestra calidad de vida. La lengua previene al organismo de los venenos disfrazados como alimentos, amén de ser un órgano que produce un inmenso placer sensual. El tacto es el sentido más extenso. Abarca la mayor parte del organismo: allí donde hay piel. Presenta su sensibilidad más intensa en la punta de los dedos, que le permite al ciego leer y a cualquiera distinguir entre miles de texturas diferentes. Pero eso es solo el comienzo. Los receptores de la piel y de otras partes sienten también la temperatura, el dolor y, de enorme interés, la posición de las diversas partes del cuerpo. A lo largo de buena parte de la historia de nuestra especie, los sentidos naturales no han conocido rival en su capacidad para aportar información. Ninguna innovación humana ha podido superarles. Aunque la situación está comenzando a cambiar con el desarrollo creciente de aparatos de registro cada vez más refinados. Algunos, pensemos en el implante coclear, ayuda a restablecer una capacidad sensorial deficiente o perdida, del interior del organismo humano. Otros, y aquí la lista es muy larga, operan de forma independiente, como los sistemas automáticos de reconocimiento del rostro para identificar a terroristas. Tamaña y prometedora revolución en la instrumentación sensorial transformará la vida de personas con discapacidad. Con todo, la tarea de educar y proteger a nuestros sentidos es más importante que nunca, ahora que tendemos a minusvalorarlos con el recurso a las máquinas. Su mecanismo de acción comprende tres pasos importantes que articulan la obra de cabecera: estímulo, sensación y perMENTE Y CEREBRO 56 / 2012
cepción. Vivimos en un mundo sembrado de estímulos sensoriales. Tantos, que nos abruman. Las ondas electromagnéticas nos llueven desde todas las direcciones; el aire que respiramos se encuentra en vibración constante y está lleno de moléculas orgánicas e inorgánicas complejas. Los estímulos que los humanos, otros animales y las máquinas realizadas por el hombre pueden detectar, se dividen en tres grandes categorías: estímulos electromagnéticos, estímulos químicos y estímulos mecánicos. Hace tiempo, los organismos comenzaron a adquirir por evolución capacidades sensoriales. Diferentes estímulos demandaban diferentes instrumentos. Andando el tiempo, estos instrumentos u órganos fueron adquiriendo un alto grado de especialización en los humanos y en otros animales, aunque no siempre en la misma dirección. Los resultados de esas sensaciones, los datos recogidos, constituyen el comienzo de cuanto conocemos. Mas no sirven de mucho sin un procesamiento a fondo. Ahora bien, contamos con extensas áreas del cerebro consagradas a tareas relacionadas con la adquisición, filtración, transformación, reconstrucción, integración y organización de la información recogida en los procesos de sensación. ¿Cómo podríamos, si no, identificar el llanto de nuestro hijo perdido en la cacofonía de una estación de tren? A esto le llamamos percepción. Pero esa cadena secuencial de estímulo-sensación-percepción puede romperse y surgen graves deficiencias o limitaciones. La piel contiene receptores muy dispares, asociados a cuatro tipos de sentidos: tacto, temperatura, dolor y percatarse del propio cuerpo o propiocepción. Esta última se relaciona con los sensores que nos permiten determinar dónde se encuentran cada parte del organismo en un momento dado. Importa destacar, asimismo, el sistema vestibular, un conjunto de mecanismos que sienten el movimiento del cuerpo y, en particular, de la cabeza. El sistema vestibular nos permite guardar el equilibrio. Por eso mismo, a modo de resumen, extendemos a nueve el número de los sentidos: vista, oído, gusto, olfato, tacto, temperatura, MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
dolor, equilibrio y conciencia del propio cuerpo. El avance de la técnica y de la fisiología ha posibilitado los primeros pasos en el camino de la superación de las limitaciones de los sentidos. En el bien entendido de que un implante coclear no es un mero apoyo a la audición. Los audífonos y las gafas solo pueden potenciar o aumentar el rendimiento de un órgano de los sentidos. El implante coclear sustituye la cóclea. La retina artificial podría significar el hito siguiente. La tecnología avanza hacia otras áreas relacionadas con los sentidos; por ejemplo, la cámara de infrarrojos, que permite ver la radiación infrarroja, las ondas de calor, una capacidad reservada a muy pocas especies. Los sentidos de los animales pueden diferir de los nuestros en magnitud y en clase. Los perros tienen mejor olfato que los humanos, por eso se adiestran para detectar droga o explosivos; su acuidad es muy superior a la nuestra. Carecemos de capacidad para sentir las ondas ultravioletas o infrarrojas o detectar fluctuaciones del campo magnético o campos eléctricos. Será diferencia de magnitud, en cambio, la ecolocación, la facultad de que disponen los murciélagos para distinguir la situación de un objeto a través del eco; la ecolocación no es más que una forma altamente especializada de oír. La capacidad de detectar campos eléctricos, o electrocepción, se encuentra en organismos acuáticos (anguilas, rayas, etcétera). Se supone que esos animales sienten corrientes alternantes de alta frecuencia para detectar la actividad muscular de otros animales y también como ayuda de la navegación. Presentan magnetocepción, o capacidad de detectar campos magnéticos, palomas, tortugas, abejas, topos y otros; para detectar el campo magnético del planeta, el animal cuenta con una suerte de brújula interior que le sirve también para la navegación. Según parece, la boa constrictor es el único animal capaz de sentir la radiación infrarroja u ondas de calor. Es una diferencia de clase, no de magnitud, porque esas serpientes no utilizan sus ojos con ese propósito, sino que poseen un órgano especial. El colmillo del narval está recubierto, en su superficie, de millones de terminacio-
nes nerviosas que les permiten detectar cambios en la salinidad del agua; se sospecha que esas terminaciones nerviosas acusarían los cambios de temperatura y de presión. Los receptores sensoriales son células especializadas que producen señales eléctricas en respuesta al tipo de estímulos. Tenemos así quimiorreceptores, como los del olfato y el gusto. Los fotorreceptores de la retina responden a la luz; los termorreceptores a la temperatura. Los mecanorreceptores integran el subgrupo más amplio; responden a distintos tipos de fuerza y movimiento. Algunos mecanorreceptores responden al tacto; otros monitorizan la longitud del músculo y la tensión. Estímulo y sensación se dan por entero en el aquí y ahora. Las ondas sonoras que rebotan del tambor auditivo, las ondas luminosas que se centran sobre sus globos oculares y excitan la retina, las moléculas que penetran en su nariz o se asientan en su lengua, las aceleraciones de su cabeza o la posición de sus extremidades, son, todos ellos, estímulos transitorios. Como transitorias son las sensaciones que producen, las reacciones electroquímicas de nuestra instrumentación sensorial. En cambio, la percepción nunca se agota en el presente. No depende solo de los estímulos que en este momento se están procesando por los receptores sensoriales, sino también de todas las experiencias del pasado a las que el sujeto se ha hallado expuesto. Instalados ante los mismos estímulos, las percepciones de dos individuos pueden ser ampliamente diferentes. La percepción también es cultura. El sentido del olfato, su mecanismo sensorial, es el mismo en un español que en un africano o un asiático. Pero la percepción de los olores varía de una cultura a otra. El durián (Durio zibethinus) produce un fruto que los vietnamitas valoran por encima de cualquier otro. Despide un olor intenso. Para los vietnamitas se trata de un olor embriagador; para las personas de otras culturas resulta a menudo nauseabundo. Se dan diferencias culturales semejantes con relación a los sabores, sonidos e incluso vista. Luis Alonso
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