49/2011
n.o49/2011 6,50 €
PRESIONES EXTREMAS Cómo afectan al cerebro el buceo y el alpinismo
PERCEPCIÓN VISUAL
IMÁGENES EN 3D PSICOLOGÍA
AMIGOS IMAGINARIOS MEDICINA
BASE CIENTÍFICA DE LOS TRATAMIENTOS PSICOTERAPIA
JULIO/AGOSTO 2011
AVATARES EN LA CONSULTA CONDUCTA
CLAVES SOBRE EL AUTOCONTROL
00049
9 771695 088703
Disponible en su quiosco el número de julio
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SUMARIO
4 3 2
10 9 8
1 12 11 7 6 5
BASE CIENTÍFICA DE LA MEDICINA
REALIDAD VIRTUAL
72 66 PESADILLAS
32
FOBIA SOCIAL
52 78 AUTOCONTROL
NEUROFISIOLOGÍA
PERCEPCIÓN VISUAL
PSICOPATOLOGÍA
16 EL CEREBRO BAJO EL AGUA
28 IMÁGENES EN TRES DIMENSIONES
52 FOBIA SOCIAL EN LA ADOLESCENCIA
Jérôme Palazzolo
Alain Lieury
J. A. Piqueras Rodríguez y J. Olivares Rodríguez
La práctica del buceo permite descubrir un mundo de silencio y serenidad. Sin embargo, deben conocerse los efectos de la presión y de los gases que se respiran para evitar accidentes de inmersión y sus consecuencias en el sistema nervioso central.
La creciente producción de largometrajes en 3D saca provecho del procedimiento que utiliza el cerebro para construir una imagen en relieve de los objetos. La diferencia de puntos de vista que llegan de cada ojo al encéfalo permite tal ilusión.
Desde hace 30 años existe controversia acerca de si puede hablarse de un único trastorno de ansiedad social o de variantes del mismo. Comienza a haber consenso científico.
PSICOLOGÍA INFANTIL NEUROFISIOLOGÍA
REALIDAD VIRTUAL
22 EL CEREBRO A GRANDES ALTITUDES
32 MI AVATAR, MI MENTOR
Jean-Paul Richalet
Samantha Murphy
Los síntomas del «mal de montaña» o «mal de altura» aparecen en torno a los 3000 metros de altitud. Para evitarlos, el organismo necesita un tiempo de adaptación. Por encima de los 5500 metros, los riesgos aumentan.
La observación de un sosias digital puede cambiar nuestra mente... para bien o para mal. Los psicólogos han empezado a valerse de avatares para proporcionar terapia a personas con fobias y otros trastornos.
Julio / Agosto de 2011 Nº 49
60 AMIGOS IMAGINARIOS Inge Seiffge-Krenke Alrededor de uno de cada tres niños cultiva una amistad inexistente para el resto de personas. El asunto no debe ser objeto de preocupación: los compañeros imaginarios estimulan la creatividad y ayudan a superar los tramos difíciles de la vida.
EL CEREBRO EN CONDICIONES EXTREMAS 16 22
BAJO EL AGUA A GRANDES ALTITUDES
TRASTORNOS DEL SUEÑO
CONDUCTA
66 AHUYENTAR LAS PESADILLAS
78 UNA PERSONA, DOS DESEOS
Michael Schredl
Wilhelm Hofmann y Malte Friese
Los ensueños angustiosos no son solo cosa de niños: un cinco por ciento de las personas adultas también sufre miedos nocturnos. Existen formas sencillas y eficaces para deshacerse de ellos.
¿Fruta o chocolate? ¿Pan integral o bizcocho con nata? Ante tales dilemas compiten en el ser humano dos sistemas que pretenden regular la conducta final. ¿Cómo pueden encarrilarse mejor nuestros impulsos?
SECCIONES 5
Encefaloscopio Somatizaciones... Desarrollo social... Salud mental... Trastornos neurodegenerativos... Medicina... Dolor... Padres e hijos.
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Retrospectiva Los cimientos de la violencia
38 Entrevista José Gutiérrez Maldonado: La realidad virtual en psicoterapia
MEDICINA
72 REVISIÓN CIENTÍFICA DE LOS TRATAMIENTOS Susanne Rytina La medicina basada en datos probatorios exige que los médicos prescriban solo aquellos tratamientos fundados en pruebas científicas. Sus críticos argumentan que los supuestos estudios objetivos aparecen, a menudo, sesgados. ¿Qué criterio debe seguirse?
42 Mente, cerebro y sociedad
Cuerpos de campeones Memoria acompasada El espacio a través del tacto Crononutrición y leche materna Diez mitos sobre la salud
84 Syllabus Microglía: células con licencia para matar
90 Ilusiones Llevados a los extremos
94 Libros Historia de la neurociencia... Años cincuenta.
COLABORADORES DE ESTE NÚMERO
Pilar Bronchal Garfella Laia Torres Casas EDICIONES Yvonne Buchholz Anna Ferran Cabeza Ernesto Lozano Tellechea PRODUCCIÓN M.ª Cruz Iglesias Capón Albert Marín Garau SECRETARÍA Purificación Mayoral Martínez ADMINISTRACIÓN Victoria Andrés Laiglesia SUSCRIPCIONES Concepción Orenes Delgado Olga Blanco Romero DIRECTORA GENERAL
ASESORAMIENTO Y TRADUCCIÓN:
DIRECTORA EDITORIAL
J. VILARDELL: El cerebro bajo el agua; M ARIÁN BELTRÁN: El cerebro a grandes altitudes; F. A SENSI: Imágenes en 3 dimensiones, Amigos imaginarios; LUIS BOU: Mi avatar, mi mentor, Memoria acompasada, Encefaloscopio, Ilusiones; IGNACIO NAVASCUÉS: Ahuyentar las pesadillas, Revisión científica de los medicamentos, Diez mitos de la salud; NOELIA DE LA TORRE: Una persona, dos deseos; Á NGEL GONZÁLEZ DE PABLO: Syllabus
EDITA
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ENCEFALOSCOPIO SOMATIZACIONES
Una conjunción letal La depresión y la enfermedad cardíaca, unidas, aumentan la mortalidad e sospechaba desde hace largo tiempo que la depresión agrava la sintomatología cardíaca. Ahora, las investigaciones apuntan a que tal combinación resulta más peligrosa de lo que ya se temía. En un estudio publicado en la revista Heart en octubre de 2010 se señala que, en un día cualquiera, los participantes que acumulan depresión y enfermedad cardíaca presentan una probabilidad de fallecer casi cinco veces mayor que los individuos sanos. La depresión, por sí sola, duplica la mortalidad, mientras que la enfermedad cardíaca aumenta el riesgo de fallecimiento en dos terceras partes. Los autores del trabajo valoraron a unos 6000 pacientes; aplicaron modelos estadísticos para averiguar si factores como la
edad o los medicamentos alteraban los resultados obtenidos. Una vez descontados tales factores, las cardiopatías parecían entrañar un riesgo de mortalidad no muy significativo; sin embargo, la combinación de depresión y cardiopatía seguía siendo letal. Según Martica Hall, psicóloga de la Universidad de Pittsburgh y coautora del estudio, tal hecho revela el alcance y ubicuidad de la depresión. Se estima que alrededor del 20 por ciento de los estadounidenses con cardiopatías también sufren depresión. Aunque se desconocen las causas fisiológicas de la letalidad de la depresión, se presume que están vinculadas a factores inflamatorios asociados al estrés cerebral. —Erica Westly
© DREAMSTIME / SEBASTIAN KAULITZKI
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DESARROLLO SOCIAL
Inmunes al bostezo contagioso Las contorsiones faciales de los soñolientos no afectan a los niños preescolares ni a los autistas ada resulta peor, cuando uno se esfuerza por mantenerse despierto durante la pesadez posprandial, que alzar la mirada y ver el bostezo de un compañero de trabajo. A muchos de nosotros, el bostezo nos resulta inevitablemente contagioso. Un estudio publicado en Child Development en octubre de 2010 parece indicar que la capacidad de «pillar» un bostezo exige en realidad ciertas destrezas sociales bastante elaboradas. Psicólogas de la Universidad de Connecticut han estudiado el fenómeno con 120 niños de entre uno y seis años de edad. Para ello, una investigadora, mientras leía un cuento a los jóvenes probandos, se detenía de cuando en cuando y bostezaba de forma llamativa repetidas veces. Menos del 10 por ciento de los niños menores de cuatro años bostezaron en sincronía con la experimentadora. Entre los de más edad, el porcentaje se elevó de manera significativa: del 35 al 40 por ciento de niños contagiados. MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
«Sabemos que el cerebro social se desarrolla ya en los primeros años de vida», explica Molly Helt, directora del estudio. Aunque los más pequeños son sensibles a los gestos y expresiones faciales de otras personas, su cerebro puede ser todavía incapaz de reflejar de modo inconsciente esas emociones. «Por así decirlo, en algún momento empezamos a hacernos con las emociones de los demás sin tener siquiera que pensarlo.» En la segunda parte del estudio, las investigadoras aplicaron el mismo proceder con niños autistas. Observaron que los niños con desórdenes encuadrados en el espectro autista se manifestaban menos propensos al contagio del bostezo: en el grupo de 5 a 12 años solo bostezaba un 11 por ciento, frente a un 43 por ciento de los participantes con desarrollo normal. Según Helt, los niños autistas no presentan dificultades en reconocer el bostezo de otras personas, sin embargo parece que en su cerebro existe una menor
tendencia a responder remedando tales expresiones faciales. «No están desarrollando un vínculo emotivo automático con quienes les rodean», afirma. «Si logramos saber más sobre las formas de conexión del cerebro social en los primeros años, tal vez ese conocimiento resulte aplicable a niños con autismo ya desde edades tempranas.» —Emily Anthes
© ISTOCKPHOTO / JANI BRYSON
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SALUD MENTAL
Psicosis y vitamina D La insuficiencia vitamínica en las mujeres embarazadas eleva el riesgo de que los bebés desarrollen esquizofrenia
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s posible que ciertos casos de esquizofrenia se deban a una deficiencia en vitamina D? La idea fue propuesta hace más de un decenio por John McGrath, de la Universidad de Queensland, en Australia. Las pruebas circunstanciales encajan: los nacidos en invierno o en primavera, o en latitudes elevadas sufren un riesgo levemente mayor de desarrollar esquizofrenia; la deficiencia de vitamina D es más frecuente en los meses de invierno y en
latitudes elevadas por la escasez de luz solar. Una carencia en vitamina D podría tornar a las gestantes más vulnerables a enfermedades (como la gripe) que a su vez sensibilizarían el cerebro fetal en maduración a lesiones asociadas al estrés en fases posteriores de la vida. McGrath y sus colaboradores pusieron a prueba su conjetura. Analizaron muestras de sangre de 424 neonatos daneses que posteriormente desarrollaron esquizofrenia, así como de un número igual de bebés que nunca adquirieron la enfermedad. Se midió en cada caso la concentración de un compuesto denominado 250HD, que el organismo transforma luego en vitamina D. Los investigadores observaron que los niños con bajas concentraciones sanguíneas de 250HD —y, por consiguiente, de madres con escasez de vitamina D durante la gestación— eran más proclives a sufrir esquizofrenia a lo largo de su vida. El resultado, publicado en septiembre de 2009 en Archives of General Psychiatry, podría resultar de especial interés para las comunidades de inmigrantes de piel oscura que residen en ciudades nórdicas. Se ha apreciado un impresionante incremento del riesgo de esquizofrenia
en la proporción de niños de piel negra nacidos en familias emigradas a latitudes nórdicas, un hallazgo que podría explicarse si la vitamina D tuviera que ver en ello, pues la melanina que oscurece la piel bloquea la radiación ultravioleta B, componente de la luz solar necesaria para que el organismo humano sintetice la vitamina D. No obstante, antes de recomendar a las gestantes del grupo de riesgo la administración de vitamina D se necesitan atar algunos cabos sueltos. El equipo de investigadores apreció que los niños con concentraciones elevadas de 250HD también corrían mayor riesgo de esquizofrenia. McGrath especula que estos niños podrían haber sido incapaces de generar vitamina D, lo que provocaría una elevada concentración sanguínea del precursor. No obstante, debe investigarse más para tener la certeza. En conjunto, el 44 por ciento de los casos de esquizofrenia del estudio eran atribuibles a concentraciones anómalas de vitamina D. «Aunque los suplementos de vitamina D lograsen reducir tan solo un poco los porcentajes de esquizofrenia, el resultado sería magnífico», asegura McGrath. —J. R. Minkel
TRASTORNOS NEURODEGENERATIVOS
Comenzar y parar
Neuronas que inician y concluyen una acción
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menudo, a los enfermos de párkinson les resulta difícil caminar: o bien son incapaces de dar el primer paso o no pueden dejar de moverse cuando llegan a su destino. El problema no reside en los pasos en sí, sino en el inicio y la conclusión de la acción, una dificultad incesante que afecta a todos los aspectos
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de la vida cotidiana. Ya se han detectado las neuronas cerebrales que dan comienzo y fin a los movimientos. Rui Costa, del Programa Champalimaud de Neurociencia en Portugal, y Xin Jin, del estadounidense Instututo Nacional de la Salud, diseñaron una tarea para ratones cuya equivalencia humana con-
sistiría en dar ocho pasos. Si los múridos pulsaban una barra ocho veces, recibían una recompensa. Costa y Jin implantaron en el cerebro de cada ratón unos electrodos diminutos con el fin de registrar la actividad neuronal en el núcleo estriado (estructura ubicada en lo profundo del cerebro que interviene en las órdenes
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MEDICINA
Baja energía neuronal Los síntomas del alzhéimer pueden ser producto del deterioro de las «centrales energéticas» en las células cerebrales
Proteína amiloide beta
La existencia de vínculos entre las mitocondrias y el alzhéimer no es un hallazgo reciente. Estudios efectuados en el decenio pasado indicaban que en los cerebros afectados, fueran de humanos o de ratones, las mitocondrias no producen ni distribuyen energía de forma normal. En 1994 se demostró, en la Universidad de Kentucky, que fragmentos de proteína amiloide beta en la enfermedad de Alzheimer perturbaban la función mitocondrial. No obstante, se ignoraba la forma precisa en que las mitocondrias intervenían en los problemas sinápticos, si es que en realidad lo hacían.
motoras). Descubrieron que ciertas neuronas se activaban justo después de que el ratón empezase a pulsar la barra; otras, en cambio, lo hacían antes de que dejase de pulsarla. Con el objetivo de confirmar que tales neuronas eran responsables de las órdenes de marcha y paro, se modificó genéticamente a los ratones para que carecieran de dichas células cerebrales. Los animales fueron entonces incapaces de aprender la actividad: tardaban en pulsar la barra y tendían
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Para averiguarlo, Shirley ShiDu Yan y sus colaboradores del Hospital de la Universidad de Columbia modificaron genéticamente ratones con el fin de que produjeran en exceso un cierto compuesto que induce la formación de madejas de amiloides beta. Después aislaron mitocondrias tomadas de diversas sinapsis, así como de otras regiones cerebrales, en ratones de varias edades. Observaron que a la edad de cuatro meses, mucho antes de que los síntomas de la enfermedad fueran apreciables, sus mitocondrias sinápticas habían acumulado unas cinco veces más proteína amiloide
a detenerse de manera aleatoria a media tarea. Los múridos no presentaban dificultades en los movimientos propiamente dichos, explicó Costa, pero, al igual que en la enfermedad de Parkinson o en la de Huntington, sí para empezar o concluir la acción. El trabajo debería ayudar a entender con precisión los fallos que se dan en el cerebro de los enfermos, así como contribuir a diseñar terapias más afinadas. —Carrie Arnold
que las no sinápticas. Las mitocondrias afectadas no lograban suministrar suficiente energía a las sinapsis, lo que finalmente impedía su funcionamiento. Se trata aquí del primer vínculo directo entre las lesiones celulares provocadas por la proteína amiloide y la ruptura característica de la comunicación neuronal que se da en los pacientes de alzhéimer. Dichos hallazgos pudieran proporcionar nuevas vías terapéuticas. En investigaciones anteriores, Yan había advertido que la ciclosporina D, utilizada contra el rechazo en transplantes y en otras patologías autoinmunitarias, impedía que las proteínas amiloide beta lesionaran a las mitocondrias. Aunque tal fármaco posee considerables efectos secundarios, Yan alberga la esperanza de poder desarrollar un compuesto similar, más seguro, que prevenga los problemas sinápticos. En palabras de Yan, «se ha de atajar la enfermedad lo antes posible para evitar la muerte de las neuronas». —Melinda Wenner Moyer
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illones de personas son víctimas del mal de Alzheimer. La ciencia, sin embargo, continúa sin encontrar respuestas a múltiples preguntas. Abundan los debates sobre si las madejas u ovillos de una determinada proteína característica de la enfermedad son su causa o uno de sus efectos. Por otro lado, los tratamientos actuales no se orientan hacia el problema principal responsable de la pérdida de memoria y la limitación del pensamiento, a saber, la ruptura de las sinapsis (vía por la que unas neuronas se comunican con otras). La investigación se enfoca ahora hacia un eslabón ausente y prometedor: las mitocondrias, orgánulos celulares encargados de la regulación energética. En octubre pasado, investigadores de la Universidad de Columbia expusieron que ratones jóvenes genéticamente proclives a sufrir alzhéimer acumulaban madejas proteínicas amiloides beta en las mitocondrias sinápticas (estas madejas dificultan o impiden la función de las sinapsis).
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DOLOR
Un toque de alivio Asir una parte lacerada del cuerpo ayuda a aliviar la molestia
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i alguna vez se ha quemado la mano al tocar un objeto caliente, tal vez recuerde que de inmediato se cubrió la zona de la quemadura con la otra mano, acto instintivo que parece aliviar el dolor. En cambio, solemos apartarnos con recelo de aquel que trate de tocarnos la herida. Aunque desde antiguo se conocía tal distinción del comportamiento, se ignoraban los mecanismos cognitivos que propiciaban el reflejo de tocamiento propio (antes que el tocamiento ajeno) para aliviar el dolor. En un estudio publicado en línea en Current Biology el septiembre pasado, se sugiere que al tocarnos una región lesionada se reduce el dolor, ya que el contacto con uno mismo amplía el mapa cerebral del propio cuerpo, fenómeno que el contacto con otra persona no permite remedar. La neurocientífica Marjolein Kammers, del Colegio Universitario de Londres, y sus colaboradores pidieron a probandos, cuyos ojos habían vendado previamente, que introdujeran sus respectivos dedos índice y anular en tubos de agua caliente mientras mojaban sus dedos corazón en agua fría. Se trata de una técnica experimental muy común, la cual crea la ilusión de que los dedos en agua fría arden de calor. Cuando los probandos retiraron su mano del recipiente y se tocaron solo los dedos corazón de ambas manos juntando las palmas, o al unir solo los dedos más externos, apenas sintie-
ron alivio. Tampoco se redujo la sensación de dolor si tocaban con sus tres dedos (índice, corazón y anular) la mano de una experimentadora: el alivio se produjo solo cuando cada uno de los tres participantes entrecruzó sus tres dedos afectados con los tres propios de su mano contraria. De este modo, el dolor percibido menguó en un 64 por ciento. Al unir dos partes del mismo cuerpo, explica Kammers, se envían al cerebro señales diversas concernientes a la temperatura, la posición espacial y la identidad de las partes afectadas; unas señales que solo pueden proceder del contacto con uno mismo. En este caso, al entrecruzar los tres dedos centrales de ambas manos, es probable que se provea al cerebro de información comparativa suficiente para reajustar la interpretación de la temperatura corporal de cada dedo. «Cuando se reciben entradas procedentes de numerosas señales se incrementa la cohesión del mapa corporal en el cerebro, lo cual reduce el dolor agudo», explica Kammers. Tales hallazgos van parejos con trabajos anteriores que demuestran que la aportación de más ingresos sensoriales puede aliviar el dolor crónico del «miembro fantasma» que experimentan ciertas personas con amputación: cuando se engaña al cerebro haciéndole creer que el cuerpo vuelve a estar completo, el dolor se alivia. —Ferris Jabr
PADRES E HIJOS
Cuando mamá tiene favoritos... Los hijos que reciben un trato desigual son más proclives a sufrir depresión de adultos El favoritismo de una madre malcría. Un estudio de la Universidad Cornell indica que si la mamá trata a sus hijos durante la infancia de modo desigual, las consecuencias alcanzan hasta la edad adulta. El trabajo, publicado en Journal of Marriage and Family en abril de 2010, apreciaba que los niños criados en hogares con favoritismos maternos eran más proclives a sufrir una depresión de adultos. Por otra parte, sorprende la nula importancia de si estos fueron los preferidos o los postergados. «Los favorecidos pueden sentirse culpables por su estatus preferente o porque sus padres Karl Pillemer, autor principal del estudio.
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—Winnie Yu
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eran más exigentes con ellos; incluso por el resentimiento de sus hermanos», explica
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RETROSPECTIVA
LOS CIMIENTOS DE LA VIOLENCIA ¿Por qué las acciones violentas forman parte de la historia de la humanidad? Para comprenderlo es necesario fijar la mirada en la persona que ejecuta la acción, en la víctima y, sobre todo, en el contexto AMALIO BLANCO
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a primera experiencia a la que se enfrenta el común de los mortales cuando llega al mundo no está envuelta en el ropaje espinoso y desabrido del rechazo, el abandono, el insulto o la agresión, sino en el del cariño, el cuidado y el desvelo permanente de sus progenitores. Ese es, con las excepciones de rigor, el hecho omnipresente en la vida de las personas: «Lo que gobierna a un individuo al comienzo de su vida es una relación positiva de dependencia con la madre. Escasas o nulas son las pruebas de instintos destructivos», escribe Gordon Allport, uno de los maestros de la teoría y la investigación en el campo de la psicología, en La naturaleza del prejuicio. Al cabo del capítulo dedicado a la agresión, añade: «La génesis
del odio es algo secundario, contingente y relativamente tardío en el proceso de desarrollo». Shelley Taylor es una autoridad en el panorama actual de la investigación psicológica. En Lazos vitales, un entretenido y bien documentado libro de divulgación científica, ofrece infinidad de datos y argumentos sobre la atención, el cuidado, la ayuda, la amistad y el altruismo que responden a un supuesto que merece la máxima atención: «El cerebro y el cuerpo están construidos para cuidar, no de forma indiscriminada, sino a fin de atraer, mantener y alimentar relaciones con los demás a lo largo de la vida. Desde el vientre hasta la edad adulta, nuestro carácter, e incluso nuestra salud física dependen
de la gente que nos cuida y de lo bien que nos vaya con ella». Así pues, también somos, y quizá somos sobre todo, una especie afectuosa; el cuidado y la cooperación han sido esenciales en el largo camino hasta convertirnos en objetos que disponen de la más potente, refinada y precisa, a la vez que débil, sencilla y voluble herramienta jamás conocida: la mente. Los argumentos sobre los que se ha sustentado la existencia de un orden fatalista construido por un sujeto inevitablemente preso de una oscura pulsión agresiva, que tanta fortuna hicieran a raíz de la publicación de Sobre la agresión, el pretendido mal, del etólogo Konrad Lorenz, presentan múltiples falacias. Acabamos de aludir a la más insidiosa de ellas: no son la
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11-M La violencia que ha sembrado de dolor y sufrimiento la historia de la humanidad ha sido ejecutada por personas normales, por ciudadanos honrados. Ese es nuestro drama: a veces las buenas personas se ven envueltas en malas acciones. Son los «crímenes de la buena gente» a los que aludía Rafael del Águila, de la Universidad Autónoma de Madrid, en un libro colectivo dedicado a los atentados islamistas de 2004, Madrid. 11-M. Un análisis del mal y sus consecuencias. «Estamos ante un mal sostenido y apoyado, no por malvados arquetípicos, sino por la gente corriente, por gente como nosotros», escribía.
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La naturaleza de la violencia La violencia se ha tratado desde diferentes ámbitos y disciplinas. Algunas de las definiciones destacan el daño como una de las principales características de la conducta violenta. Veamos algunos ejemplos: David Farrington Criminólogo
Robert Hinde Etólogo
Leonard Berkowitz Psicólogo experimental
Charles Tilly Sociólgo
Ignació Martín Baró Psicólogo
Organización Mundial de la Salud (OMS)
La definición más elemental de violencia es la de «una acción que pretende causar, y causa, daño físico o psicológico».
Comportamiento intencional dirigido a infligir lesiones físicas a otro individuo.
La agresión se refiere a algún tipo de conducta, tanto física como simbólica, que se ejecuta con la intención de herir a alguien. La violencia es una forma extrema de agresión, un intento premeditado de causar daño físico grave.
Violencia es toda interacción social como resultado de la cual hay personas u objetos que se sienten dañados físicamente de manera intencionada, o a los que se amenaza de manera creíble con padecer dicho quebranto.
La agresión es una forma de violencia: aquella que aplica la fuerza contra alguien de manera intencional, es decir, aquella acción mediante la cual se pretende causar daño a otra persona.
El uso deliberado de la fuerza o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona, o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.
violencia y la agresión las que se encuentran, de manera preferente, al servicio de la vida (la transmisión de la herencia genética). A medida que la evolución filogenética nos iba transformando en seres sociales (eso, dice Juan Luis Arsuaga, ocurrió a raíz de la expansión demográfica del Neolítico), la agresión contra los miembros de
RESUMEN
Verdugo, víctima y entorno
1
Los acontecimientos que más dolor y destrucción han causa-
do a lo largo de la historia son las acciones violentas e intencionadas perpetradas por el ser humano en contra de sus semejantes y a favor de patrias, banderas, dioses, territorios e ideas.
2
Como cualquier otra acción humana, la violencia es fruto de la
interacción entre particularidades personales y contingencias sociales y situacionales.
3
A pesar de ello, cada vez hay más pruebas que avalan la
idea de que el ser humano es y ha llegado a ser lo que es gracias al apego, el cuidado, el apoyo y la cooperación.
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nuestro propio grupo comenzó a ser disfuncional (poco adaptativa) y dio paso al protagonismo preferente del apego, el cuidado, la cooperación y el apoyo. Cuando este entramado se quiebra, algo se echa a perder en la mente (estructura cognitiva) y en el corazón (experiencia emocional) de las personas. Veamos, a modo de introducción, tres ejemplos de muy distinta procedencia de los que podemos extraer algunas conclusiones preliminares. En 2003, el Observatorio de los Derechos Humanos da a conocer un aterrador informe sobre los niños combatientes en Colombia (unos 11.000, según la organización internacional) que analiza las razones de su vinculación a los grupos armados ilegales que asolan aquel país. Detrás de ese paso hay, sin duda, historias y razones personales; sin embargo, «existen denominadores comunes. En casi todos los casos, la decisión fue provocada por una combinación de factores como la pobreza, las privaciones, el subempleo, la escolarización truncada, la falta de afecto y de apoyo familiar, los malos tratos de los padres y la inseguridad». Varios años antes, en 1969, el Informe sobre causas y prevención de la violencia de la Comisión Nacional del Gobierno estadounidense apuntaba en una dirección parecida: «La vía para lograr el máximo progreso en la reducción de la violencia en Estados Unidos consiste en adoptar las medidas necesarias para mejorar las condiciones
de la vida familiar y comunitaria de las personas que residen en nuestras ciudades, en especial, de los pobres hacinados en guetos». Nelson Mandela no es una autoridad en el estudio de la violencia, empero fue una víctima que acabó erigiéndose en el principal artífice del fin de una de sus manifestaciones más vergonzantes, el apartheid. En el prólogo del Informe mundial sobre la violencia y la salud de la OMS, escribe: «La violencia medra cuando no existe democracia, respeto por los derechos humanos ni buena gobernanza. Hablamos a menudo de cómo puede una “cultura de la violencia” enraizarse. Es muy cierto. Como sudafricano que ha vivido en el apartheid y vive ahora el período posterior, lo he visto y lo he experimentado. Es también cierto que los comportamientos violentos están más difundidos y generalizados en las sociedades en las que las autoridades respaldan el uso de la violencia con sus propias actuaciones. En muchas sociedades, la violencia prevalece en tal medida que desbarata las esperanzas de desarrollo económico y social. No podemos permitir que esa situación se mantenga.»
El daño, eje de la acción violenta A pesar de que somos una especie afectuosa, las relaciones marcadas por la violencia han formado y seguirán formando parte de la biografía de un número inMENTE Y CEREBRO 49 / 2011
determinado de personas y del paisaje cotidiano de países, ciudades y barrios. La dimensión que han alcanzado tales acontecimientos resulta estremecedora: tan solo en el siglo pasado, el número de víctimas que se cobraron guerras de todos los colores (mundiales, civiles, coloniales), genocidios y exterminios étnicos y políticos, atentados terroristas y desplazamientos forzados de poblaciones acosadas por la violencia, oscila entre los 187 millones que propugna el historiador británico Eric Hobsbawm y los 100 millones, según los cálculos de Charles Tilly, experto en el campo de la violencia colectiva. Pero la violencia también aparece día a día en acontecimientos no pocas veces sigilosos: en la clausura del domicilio familiar, en acciones al abrigo de un ominoso pacto de silencio o escondidas bajo la espesa sombra del temor, en los patios de las escuelas o en los lugares de trabajo, en las calles, los parques y esquinas de ciudades y barrios, así como en las gradas de nuestros estadios. Las dimensiones de tales episodios son de dominio público: tan solo hace falta acercarse al Centro Rei-
na Sofía para el Estudio de la Violencia, al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo o al Instituto Internacional de Investigaciones sobre la Paz de Estocolmo, todos ellos referentes imprescindibles en este campo. Detrás de las cifras, más o menos alarmantes, se encuentran sobre todo personas que sufren en sus carnes la brutal y, no pocas veces, desconcertante embestida de las múltiples formas de violencia. En palabras de Nelson Mandela, esa es la clave: «el legado de sufrimiento individual y cotidiano», en el que quedan atrapadas las víctimas. La referencia al daño es la consideración que más acuerdo ha congregado entre los estudiosos, aunque no la única. En el recuadro «La naturaleza de la violencia» ofrecemos las definiciones de varios expertos y de la Organización Mundial de la Salud. A partir de todas esas aportaciones, el comportamiento violento dibuja un panorama en el que el daño, tanto físico cológico, acompañado de múlticomo psicológico, as y formas de destrucción (esples facetas
tímulos nocivos, lesiones físicas que pueden conducir a la muerte, humillaciones, amenazas, rechazo, etcétera), adquiere un especial protagonismo. Es importante también no perder de vista el daño que se produce en los cimientos de las relaciones interpersonales (desconfianza y miedo), que envenena las relaciones grupales (polarización, resentimiento, odio) y destruye las redes sociales y comunitarias (la destrucción del capital social), tan decisivas para la salud y el bienestar. Se trata, asimismo, de un daño intencional, buscado. Muchas veces se planifica minuciosamente para que cause la máxima destrucción y ocasione el máximo sufrimiento al mayor número de personas. Además, la violencia no es solo una acción consumada y confirmada; es también una amenaza sostenida y duradera que causa daño psicológico y abre heridas sociales. Con todo, la máxima perversión de la violencia consiste en la inocencia de las víctimas. Algunos autores han cifrado en este hecho la esencia del mal. Por otro lado, existe acuerdo en distinguir una violencia instrumental (como medio para conse-
CONTEXTO Las piezas básicas de la violencia
uEstructura macrosocial uEstructura organizacional
Al contrario de lo que cree ese psicólogo ingenuo que todos llevamos dentro, las causas de la conducta violenta no residen siempre ni de manera preferente en el interior de las personas. Si exceptuamos las acciones nes
«Nosotros»
talleva la voz cantante. Pese a que la violencia la protagonizan personas concretas, esta acostumbra a hacer cer acto de presencia en el seno de una atmósfera y un clima macro y, sobre todo, microsocial que la facilita, ta, la premia y la legitima.
uVariables biopsicofisiológicas uVariables de personalidad uPertenencia categorial
«Ellos» Activación de divisorias intergrupales
uPertenencia categorial uExclusión, rechazo, discriminación
VÍCTIMA
personalidad, es el contexto, real o construido, el que
ACTOR
perpetradas al amparo del trastorno antisocial de la
En el espacio donde se representa la violencia, los protagonistas no permanecen quietos ni callados, no son espectadores pasivos de lo que sucede, no ocupan pan era lugares estancos ni poseen roles adscritos de manera
uEntorno familiar adverso uExposición a modelos agresivos uPresión grupal
inamovible. Envuelta y rodeada de determinadas circunstancias, la víctima puede convertirse en verdugo. o. La violencia se ha ejercido mucho más en nombre bre
CONTEXTO
del «nosotros» que del «yo»; con elevada frecuencia se inserta dentro de una lógica intergrupal en la que las
EL MARCO DE LA CONDUCTA VIOLENTA
múltiples pertenencias a determinadas categorías sociales l
El estudio de la violencia debería delimitar el peso de cada
(pertenencia categorial) ocupan un lugar preferente.
MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
una de sus piezas básicas: el sujeto, el contexto y la víctima.
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¿Predisposición genética? ¿Cabe acaso pensar en una hipótesis predisposicional, genética o psicológica, para explicar lo que ocurrió bajo el régimen nazi, o para dar cuenta del brutal aniquilamiento de los tutsi a manos de los hutus, o del genocidio estalinista del Gulag? ¿Cabe hacerlo para dar cuenta de la violencia perpetrada por un latin king en Madrid, por un marero en San Salvador o por un malandro en Caracas? ¿Cabrían dentro de este esquema los terroristas suicidas? ¿Y los niños soldado? En El Salvador, la tasa de asesinatos por 100.000 habitantes pasó de 52 a 72 entre 2008 y 2009. ¿Significa eso que en el transcurso de un año se han disparado los trastornos antisociales de la personalidad o las deficiencias en el funcionamiento prefrontal de los salvadoreños? En España la tasa de asesinatos por 100.000 habitantes fue de 2,6 en 2008. ¿Cabría pensar en una menor vulnerabilidad biológica o psicológica de los españoles en comparación con los salvadoreños o los caraqueños, cuya tasa de homicidios en 2008 fue de 127? Ninguna de estas preguntas encuentra una respuesta satisfactoria desde la relación de datos biológicos y psicológicos asociados con la violencia.
guir un objetivo) y una final (la violencia en sí misma como objetivo).
Actor, víctima y contexto Como cualquier otra acción humana, la violencia es una manifestación del comportamiento protagonizada por una persona dentro de un determinado contexto. Persona y situación resultan imprescindibles para entender cualquiera de las manifestaciones del comportamiento humano. La primera no puede ser considerada como mera comparsa de un difuso destino o como una marioneta en manos de un determinado contexto social; al mismo tiempo, ese sujeto de la acción que somos todos no está suspendido en el vacío, sino rodeado de algunas contingencias muy evidentes (color de piel, sexo, edad, ingresos económicos, hábitat residencial, his-
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toria familiar, grupo de amigos) y otras algo más difusas (cultura, estructura y organización social, ideología, etcétera), aunque no por ello menos significativas. La interacción e interdependencia entre estas particularidades personales y contingencias sociales han desempeñado una función decisiva en nuestra historia de violencia. En este como en otros muchos campos, las cosas son y ocurren más por su relación que por su diferencia. Veamos brevemente un ejemplo. A lo largo de los últimos veinte años, Adrian Raine, catedrático de psicología en la Universidad del Sur de California y reconocido experto en el estudio de la conducta criminal, ha venido aportando razones y pruebas en la siguiente dirección: cuando la vulnerabilidad biológica definida en términos de baja tasa cardíaca, déficits en el funcionamiento prefrontal o complicaciones pre y perinatales (exposición a la nicotina, malnutrición y anoxia, entre otras) se combina e interactúa con ambientes familiares adversos (maltrato, abandono, ambiente violento, castigo físico reiterado, enfermedad mental de algún progenitor, abuso sexual, desintegración familiar) se garantiza la conducta violenta en unos términos más claros y con mayor probabilidad que cuando se toman por separado lo personal y lo social. Además de la persona que la ejecuta y del contexto en el que acontece, la acción violenta requiere la presencia de la víctima. Resulta imprescindible hablar de víctimas al referirnos a los verdugos. Primero, por un elemental sentimiento de empatía y conmiseración (la razón compasiva). Segundo, por motivos conceptuales: en muchos casos, la violencia es una acción intencional contra una persona cuya pertenencia categorial (racial, grupal, religiosa, ideológica, de género o de orientación sexual, entre otros) lo señala como culpable y lo convierte en enemigo. De hecho, la condición de enemigo ha sido el marco de las mayores atrocidades cometidas por el ser humano en contra de sus semejantes. La razón es muy simple: la mente humana muestra una clara preferencia por el orden y la simplificación a la hora de percibir y representarse el mundo en el que vive. Es necesario simplificar para
poder vivir en medio de una realidad compuesta de gentes diversas que hablan distintas lenguas, rezan a múltiples dioses, luchan por ideas diferentes y cuya mente se encuentra poblada de significados (creencias y valores) muy variopintos. Los diferenciamos poniéndoles etiquetas, pero cuidando de reservar las más positivas para «nosotros» (favoritismo endogrupal) y endosar las negativas a «ellos» (discriminación exogrupal). Categorizamos, diferenciamos mediante etiquetas (estereotipos), comparamos casi siempre de manera interesada y algunas veces acabamos distanciando, separando, (polarización) excluyendo, hostigando y despreciando (prejuicio). En pocas palabras, la «activación de divisorias» es, de acuerdo con Tilly, el fenómeno más relevante de la violencia colectiva. En un determinado momento, situarse o que te sitúen a un lado u otro de una línea divisoria puede suponer una cuestión de vida o muerte. Ese fue el destino de cerca de seis millones de judíos en la Alemania nazi. La conducta violenta se dirime, pues, en un juego de relaciones de interdependencia entre un actor (victimario), una víctima (objeto de la acción) y un contexto. Definir el perfil de cada uno de los componentes se convierte en una tarea imprescindible. Vayamos a ello.
Las variables disposicionales Desde hace más de una década, un grupo de docentes de la facultad de psicología de la Universidad de Santiago de Compostela ha intentado descifrar algunas de las claves de la conducta antisocial con el propósito de recuperar el papel de la persona, es decir, sus características biológicas y psicológicas (factores bio-individuales), en el origen, el mantenimiento y la estabilidad de la conducta violenta a lo largo del ciclo vital, uno de los enigmas más inquietantes en este terreno. En una de sus investigaciones pusieron a prueba, mediante la aplicación de una amplia batería de escalas y tests a una muestra de 3186 adolescentes gallegos entre 14 y 19 años, la función que desempeñan en la conducta antisocial cuatro variables con una larga tradición teórica: el estatus socioeconómico, la personalidad, el contexto familiar y escolar, además del MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
El marco social Recuperado el sujeto, cabe señalar que, si bien se halla siempre presente, nunca está solo en el contexto de la acción y muchas veces ni siquiera es su principal protagonista. Las investigaciones de Raine, tomadas con la debida precaución, vuelven a ofrecernos un excelente ejemplo: cuando existen condiciones sociales adversas, los riesgos biológicos pasan a un segundo plano. La verosimilitud de una presión social a la violencia y de un clima que la acoja y la facilite entra en escena incluso cuando
La máxima perversión de la violencia consiste en la inocencia de las víctimas MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
ponemos en juego algunas de las variables biológicas ya mencionadas. Por decirlo con sus propias palabras: cuando un adolescente violento procede de un medio familiar no vulnerable «los factores biológicos son los que mejor dan razón de los comportamientos antisociales. En cambio, en el caso de las personas que experimentaron un ambiente adverso desde la infancia, las causas sociales de la criminalidad pueden ser las más importantes.» Reducir el problema de la violencia a una ecuación personal nos devuelve a un mundo de ficción, el de un sujeto ingrávido que pasa por la vida y por el mundo como un sonámbulo inmune a lo que hay y sucede a su alrededor, descripción que no refleja la imagen científica más precisa del sujeto de la acción. La violencia se desarrolla en un espacio, no siempre físico, que comparten víctima y victimario. A veces, ese espacio tiene componentes algo difusos (la cultura, la ideología, la identidad, etcétera), aunque con una enorme capacidad de penetración en la mente de las personas, donde a veces ocupan lugares muy privilegia-
presentan un nivel de riesgo para la conducta violenta más alto. El contexto y la situación actúan a modo de activadores, facilitadores y amplificadores de tendencias previas arraigadas en el interior de las personas. Para expresarlo de manera más categórica: con mayor o menor énfasis, estas aproximaciones vendrían a defender que las características individuales (biológicas y psicológicas) representan la clave para saber si un niño hiperactivo de 5 años llegará a convertirse en un consumado delincuente a la edad de 18 y acabará en la cárcel a los 33. Desde esa posición se divisa un panorama en el que, con los matices pertinentes y más allá del trastorno antisocial de la personalidad (psicoticismo), existen personas con una sólida y estable predisposición psicológica a reaccionar de manera violenta ante determinados estímulos y situaciones. La estabilidad en la conducta es la consecuencia más esperable de la estabilidad en los rasgos de personalidad. Los estímulos ambientales desempeñan, pues, una función secundaria: sirven para activar o desencadenar las disposiciones internas, para despertar propensiones antisociales insertas en determinadas personas desde su más tierna infancia (período en el que se forja el carácter y el temperamento). Ahí reside la clave de la violencia.
WIKIMEDIA COMMONS (restos de la torre sur en los atentados del 11-S de 2001)
grupo de amigos. Los resultados obtenidos reflejan un perfil que goza de un amplio respaldo en algún sector de la teoría criminológica: la personalidad (sobre todo los rasgos de impulsividad y búsqueda de sensaciones) tiene una presencia decisiva en la conducta antisocial. También resulta significativo como predictor de dicha conducta la incidencia del grupo de iguales, el contacto con amigos delincuentes; en menor medida, la influencia del entorno familiar (en especial, las disfunciones de conductas de apego y del apoyo parental), y con una importancia más débil, el estatus socioeconómico. Más allá de los resultados concretos, dicha investigación, publicada en la revista Psicothema, define con bastante precisión una manera de entender y estudiar la violencia desde una perspectiva interactiva en la que el peso principal recae sobre aquello que nos hace diferentes: el temperamento. De esta manera, dos de sus rasgos, la búsqueda de sensaciones y la impulsividad, se erigen en moduladores de la influencia del resto de las variables, ante todo de las familiares. Cuando esas dos características personales coinciden (interactúan) con un ambiente familiar poco propicio (escaso nivel de apego y de apoyo emocional), la conducta antisocial de los adolescentes se dispara hacia cotas alarmantes. Tal es, por otra parte, el patrón clásico al que, con las variaciones de rigor, responde la tradición individualista más acendrada: la violencia es fruto de la confluencia interactiva de determinadas condiciones, pero a la postre son los rasgos personales más distintivos y diferenciales los que llevan la voz cantante. Las investigaciones de Kenneth Dogde, al frente del Centro de política familiar y de la niñez de la Universidad Duke, suscriben dicha conclusión: las influencias ambientales más decisivas (violencia doméstica, rechazo parental, maltrato) se dan en aquellos niños que
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dos; otras, en cambio, se encuentra muy bien delimitado en la familia, el grupo de amigos, el barrio, el hábitat residencial o los grupos de pertenencia (raza, etnia, género). Unas rápidas observaciones: dichos espacios, algunos de ellos de manera especial, poseen sus reglas, sus normas de funcionamiento, defienden sus valores y disponen de su estructura de poder. En teoría, se trata de espacios abiertos a los cuatro puntos cardinales por donde deberíamos entrar y salir sin pedir permiso a nadie. No es el caso. Una de las razones de nuestra historia de violencia es el inveterado empeño en diferenciarlos, compararlos, ponerles puertas, levantar muros que los separen, así como en arrogarnos un caprichoso derecho de admisión y, por tanto, de exclusión.
Se ha creído, sobre todo entre los antropólogos sociales, que ese espacio se define y caracteriza, a gran escala, por la rigidez del orden social, la desorganización social (hipótesis predilecta de Emile Durkheim para el suicidio), las condiciones materiales de vida (pobreza), la defensa de la autoestima personal y de la identidad colectiva, así como la estructura burocrática, la existencia de una cultura que sanciona la legitimidad de la acción violenta o el cada vez más alarmante déficit de capital social. Conviene señalar que todas estas propuestas miran de reojo al sujeto: la mayor o menor probabilidad de la acción violenta no es fruto de las características diferenciales de las personas (su nivel de impulsividad, por ejemplo), sino de la sin-
La importancia de la estructura social Los expertos en terrorismo no han dudado en sumarse a algunas de las observaciones críticas al papel de la estructura social: el recurso a lo macrosocial (desarrollo económico, clase social, represión política, choque de civilizaciones y religión, entre otros) «implica simplificaciones poco “aconsejables”, insatisfactorias e insuficientes para abordar esa modalidad tan letal de la violencia», afirma Luis de la Corte, de la Universidad Autónoma de Madrid, en su monografía, La lógica del terrorismo. Estas explicaciones no aclaran por qué, dentro de unas mismas condiciones, unas personas (las menos) se embarcan en actividades violentas, y otras (la mayoría), no. El análisis macroestructural no ofrece respuestas satisfactorias. A pesar de ello, quizá no convenga despachar el asunto desde una lógica meramente cuantitativa. No podemos darnos por satisfechos con el argumento de que los niños soldado en Colombia son una minoría o que los terroristas suicidas suponen una parte insignificante de la población, ya que de esta manera se exonera de responsabilidad teórica —vale decir, moral— al modelo de organización social en el que se gestan las manifestaciones de la violencia. No es posible cerrar los ojos ante la obviedad: los niños soldado colombianos, las brutales operaciones de limpieza étnica en la década de los noventa en el corazón de Europa, los terroristas suicidas, las maras en los países centroamericanos y, por descontado, el Holocausto, son producto de una determinada forma de entender, definir y mantener el orden y la estructura social que tendría, entre otros, los siguientes rasgos: rígida verticalidad entre grupos y estratos sociales (el poder es, sin duda, una de las claves de la violencia); creencia en la superioridad de unas personas gracias a y en virtud de sus pertenencias grupales o categoriales (etnocentrismo); presión hacia la conformidad y la uniformidad; escaso respeto por la independencia; activación de las divisorias con mano firme (apoyada en recios fundamentos ideológicos) y trazo grueso (exclusión), y desigualdad económica e injusticia social. Todo ello define un clima abonado para la comparación discriminatoria, la polarización extrema e interesada y la exclusión, en el que el uso de la violencia quedaría justificado.
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gularidad del paisaje que las rodea. Así mismo, todos ellas han aportado datos cuantitativos y pruebas cualitativas a su favor. Comparten, además, un cierto nivel de abstracción y generalidad teórica que ha dificultado el consenso en la definición operativa de las variables que manejan, las estrategias metodológicas y los instrumentos de medición. Ese ha sido su talón de Aquiles. Primero, la dificultad en definir con precisión los límites de la variable que se pretende estudiar debido a las estrechas conexiones que guardan entre sí esas dimensiones. La pobreza, por ejemplo, acostumbra ir acompañada de desigualdad, exclusión, déficit de capital social y desorganización familiar. La cultura de la violencia, por su parte, se encuentra estrechamente vinculada a la rigidez del orden social; en algunos contextos sociales es compañera asidua de la clase social y de la pobreza, y, en la medida correspondiente, de la desorganización social y de algunas de las más duras manifestaciones de la burocracia. A ello cabría añadir limitaciones metodológicas relacionadas con la gran diversidad en la composición y la procedencia de las muestras, en la definición de las variables y en los métodos de recogida de datos. No resulta extraño que, en el caso concreto de la pretendida relación entre pobreza y violencia, Charles Tittle, Wayne Villemez y Douglas Smith dictaran sentencia en la revista American Sociological Review: la relación entre condiciones económicas y violencia es un mito; las teorías que toman como punto de partida la pobreza o la clase social como sustrato de la acción violenta están basadas en premisas falsas, lo que debilita de manera considerable su poder predictivo. De ahí su línea argumental: no existe prueba directa; los datos no son concluyentes; la relación de las variables macrosociales con la violencia solo manifiestan un fundamento en la teoría, no en la realidad. «Que yo sepa, sentencia Leonard Berkowitz aludiendo a una de las más recias propuestas teóricas (la cultura del honor), no existen pruebas directas que demuestren que las creencias, actitudes y valores favorables a la violencia sean más prevalentes en el sur que en el norte MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
APEGO, CUIDADO Y COOPERACIÓN No hay que olvidar que el ser humano es, sobre todo, una especie afectuosa. El cuidado, el apego y la cooperación han sido esenciales a lo largo de su evolución.
© FOTOLIA / MIROSLAV
u otras regiones del país». Es necesario que nos sigamos preguntando por qué la mayoría de las personas que viven bajo ominosas condiciones de pobreza, humillación, maltrato e injusticia, acaban adaptándose a esa situación sin rechistar. Claro que es necesario que nos preguntemos por qué unas mismas condiciones sociales afectan de manera tan diversa a las personas que la comparten, pero tampoco resulta ocioso que nos cuestionemos, recurriendo al viejo principio dialéctico de la negatividad, qué hubiera ocurrido si no se hubieran dado tales condiciones. El camino que recorren los contenidos que definen el orden y la estructura social hasta hacerse presentes en nuestras vidas es el marcado por los grupos primarios; la familia, la escuela, los amigos, etcétera, son los encargados de transmitir (reproducir) las particularidades normativas, valorativas y culturales de un determinado ordenamiento social actuando como agentes privilegiados de socialización y como escenarios de aprendizaje. Por otro lado, aunque inserta dentro de una determinada estructura social, nuestra vida cotidiana se mueve en espacios mucho más reducidos y cercanos a nuestra piel, los cuales cumplen dos funciones esenciales. La primera, afectiva: nos proporcionan cobijo y seguridad; en ellos encontramos cooperación y apoyo; han marcado nuestras primeras experiencias y han actuado como modelos privilegiados de aprendizaje; los sentimos como propios y consideramos como tales («nosotros») a quienes se encuentran dentro de ellos. La segunda es una función normativa: marca tareas, delimita funciones y señala el camino obligado de la acción. Ambas funciones desempeñan un papel trascendente en la historia de violencia. El psiquiatra y miembro del Centro sobre terrorismo, contraterrorismo y seguridad de la Universidad de Pennsylvania, Marc Sageman, se volcó a raíz del 11-S en el estudio del terrorismo. En una de sus investigaciones analizó la biografía de 172 terroristas; ello le permitió descubrir, no sin cierto asombro, que en el 68 por ciento de los casos se habían incorporado a las redes yihadistas debido a la presión de los amigos, mientras que en un 14 por cien-
to fue por la existencia de algún lazo de parentesco con otro miembro del grupo terrorista. Parece el titular de un periódico sensacionalista, pero para quienes llevamos tiempo ocupándonos de estudiar y enseñar la función que desempeñan los grupos en la vida de las personas, este resultado es una obviedad. Como lo son los procedentes del Instituto Universitario de la Opinión Pública de la Universidad Centroamericana de El Salvador (IUDOP), donde se ha estudiado el turbulento mundo de las pandillas juveniles. Los motivos que los adolescentes esgrimen para unirse a una mara son, además del atractivo de «la vida loca», problemas con los padres, influencia de los amigos, falta de comprensión en el seno de la familia y búsqueda de protección. Los estudios llevados a cabo por el IUDOP a lo largo de los últimos veinte años refuerzan la idea de que detrás de la incorporación a las maras se encuentra la necesidad de respeto, amistad, apoyo, pertenencia, poder, solidaridad y compañerismo. Por su parte, Tilly aboga con igual claridad y convicción por las «causas de pequeña escala» a la hora de abordar los grandes episodios de violencia política. En definitiva, y pese a la indudable influencia que pueden ejercer el temperamento o las condiciones sociales a gran escala, a la hora de la verdad, nuestra vida cotidiana se mueve en los espacios reducidos del entorno familiar, el grupo de amigos (la pandilla) y el contexto orga-
nizacional. Todos ellos, de distinta manera y por razones diversas, ocupan un lugar privilegiado en el origen y la manifestación de la conducta violenta. Amalio Blanco es catedrático de psicología social en la Universidad Autónoma de Madrid. En la actualidad coordina el Grupo de investigación en violencia y bienestar social (GIVBS).
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA AGRESIÓN. CAUSAS, CONSECUENCIAS Y CONTROL. L. Berkowitz. Desclée
de Brower; Bilbao, 1996. PERSONALIDAD Y CONDUCTA ANTISOCIAL: AMPLIFICADORES INDIVIDUALES DE LOS EFECTOS CONTEXTUALES. J. Sobral, E.
Romero, M.a A. Luengo y J. Marzoa en Psicothema, vol. 12, págs. 661-670, 2000. INFORME MUNDIAL SOBRE LA VIOLENCIA Y LA SALUD EN EL MUNDO. Organización
Mundial de la Salud. OPS; Washington, 2002. LOS ESCENARIOS DE LA VIOLENCIA. Dirigi-
do por J. M. Sabucedo y J. Sanmartín. Ariel; Barcelona, 2007. VIOLENCIA COLECTIVA. C. Tilly. Hacer;
Barcelona, 2007.
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El cerebro bajo el agua La práctica del buceo nos permite descubrir un mundo de silencio y serenidad. Sin embargo, no es un medio natural para el ser humano. Deben conocerse los efectos de la presión y de los gases que se respiran para evitar accidentes de inmersión y sus consecuencias en el sistema nervioso central JÉRÔME PALAZZOLO
E
l grupo de submarinismo se prepara. Los seis buceadores han saltado del barco. Cada uno comprueba el buen funcionamiento del manómetro indicador de la presión del gas en la botella, que la máscara se halle bien asentada y que el chaleco de estabilización se encuentre debidamente ajustado. El más impaciente ya ha desaparecido de la superficie. Uno tras otro se hunden en el mundo submarino; solo las salvas de burbujas que liberan al respirar delatan su presencia a quienes permanecen a bordo. Descienden con lentitud. Un primer banco de peces payaso; algunas anémonas. El guía y monitor de los submarinistas señala con el dedo a un congrio. Los demás se acercan para observarlo, incluso lo fotografían. Luego, una tortuga de mar. Siguen bajando. Una morena. Una raya. Aguardan algunos minutos por la espera de rigor, mientras «aletean» con lentitud. La visibilidad es excelente. La inmersión se anuncia magnífica. Los buceadores se mantienen a 30 metros de profundidad. El monitor se asegura de que todo va bien dirigiéndose a cada uno de ellos. Estos responden formando una «o» con el pulgar y el índice de la mano a la vez que alzan los otros tres dedos para indicar: «Ok, todo bien». Continúan bajando. El objetivo es llegar a 40 metros de profundidad. De repente, el monitor observa que Pierre hace una, dos, hasta tres veces seguidas la señal de «Ok» sin que se la haya solicitado. Sus movimientos empiezan a resultar extraños. No hay lugar a dudas: Pierre es víctima del mal de las profundidades. Es necesario que ascienda lo antes posible, pero respetando los indispensables descansos de descompresión. ¿Qué le pasa a Pierre? ¿A qué se debe ese mal de las profundidades? ¿Por qué es importante que no suba demasiado rápido a la superficie? Para entenderlo, sigamos las modificaciones que sufre el organismo de Pierre a medida que desciende bajo el agua.
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Nitrógeno en la sangre Los buceadores respiran el aire comprimido que contienen las botellas. El regulador permite reducir la presión del aire embotellado acorde con la presión que soportan los pulmones. A medida que el submarinista desciende, la presión debida a la capa de agua aumenta a razón de una atmósfera cada diez metros. En la superficie, la presión es de una atmósfera, o un bar, o bien, según las unidades oficiales, 105 pascales (para simplificar, expresaremos las presiones en atmósferas). A 10 metros de profundidad, la presión que reina en el organismo es igual a 2 atmósferas (la presión atmosférica a la que se añade la presión de una columna de agua de 10 metros de altura). A 30 metros de profundidad, la presión vale 4 atmósferas. El aire se compone de un 79 por ciento de nitrógeno (N2) y de un 21 por ciento (O2). En otras palabras, el gas más útil, el oxígeno, es también el menos abundante en la mezcla que se inspira. Las presiones parciales de los dos gases son proporcionales a su abundancia: la presión parcial del nitrógeno es de 0,79 atmósferas, y la del oxígeno, de 0,21 atmósferas, para una mezcla cuya presión total sea de 1 atmósfera. Todos los buceadores conocen la ley de Henry, según la cual, a temperatura constante y en estado de saturación, la cantidad de gas disuelto en un líquido es proporcional a la presión que ese gas ejerce sobre el líquido. Ello supone que la cantidad de gas que se disuelve en la sangre de un buceador aumenta con la presión parcial de ese gas, es decir, con la profundidad. Conforme sigue descendiendo, aumenta la cantidad de oxígeno —y sobre todo de nitrógeno— disuelta en la sangre y en los tejidos hasta llegar a la presión de saturación, cuando el gas comienza a formar microburbujas. Volveremos sobre los efectos deletéreos de la presencia de esas burbujas en el organismo. MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
© FOTOLIA / FRANK WASSERFÜHRER
VIAJE A LO DESCONOCIDO El buceo resulta una afición fascinante que no entraña peligro, siempre y cuando se cumplan los requisitos de seguridad establecidos. Se estima que en España existen más de 100.000 submarinistas titulados.
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El mal de las profundidades RESUMEN
Riesgos bajo el agua
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El gas aspirado durante una inmersión
contiene oxígeno y nitrógeno. El primero se consume; el segundo, no.
2
La presión aumenta con la profundidad,
como también lo hacen la cantidad de gas disuelto en la sangre y los tejidos. En el organismo se acumula nitrógeno disuelto.
3
El nitrógeno es el responsable de la
narcosis o «mal de las profundidades» que padecen ciertos buceadores.
4
La emersión debe ser lenta para evitar
accidentes de descompresión.
Hemos mencionado el caso de Pierre atacado por el mal de las profundidades. De hecho, sufre una narcosis por nitrógeno. Ya hemos señalado que, a medida que el buceador desciende, aumenta la presión parcial del nitrógeno. Ese gas que no es metabolizado (al contrario que el oxígeno) se fija a los cuerpos grasos, sobre todo a los lípidos, de las membranas de las neuronas y de la mielina, la vaina que asegura la conducción del impulso nervioso. Se perturba entonces la transmisión neuronal, por lo que se deterioran las facultades mentales. No todos los buceadores presentan la misma sensibilidad a la narcosis por nitrógeno: a algunos submarinistas les afecta a partir de los 30 metros, a muchos otros, más allá de los 40 metros bajo el agua. (Dependiendo de la legislación, el límite tolerado corresponde a una profundidad máxima de unos 60 metros.) Ciertos factores agravan el fenómeno: el estrés, la obesidad, el frío, la falta de entrenamiento, el alcohol e incluso algunas drogas. Existe otra hipótesis en torno a la narcosis por nitrógeno: la teoría proteica, propuesta en la década de los sesenta del siglo XX y precisada hace una decena de años por Jean-Claude Rostain y sus colaboradores, de la Universidad de Marsella. Según estos científicos, el nitrógeno se fijaría en las proteínas membranosas actuando como una droga y provocando la intervención de diversos neurotransmisores. El gas favorecería la acción inhibidora del neurotransmisor GABA, lo que comporta una disminución de la actividad motriz. El nitrógeno perturbaría asimismo otros neurotransmisores, entre los que destacan la dopamina (neurotransmisor excitador o inhibidor, según el lugar al que se fije) y el glutamato (excitador). Tales perturbaciones explicarían los trastornos motrices y cognitivos en la narcosis por nitrógeno.
La ley de Boyle-Mariotte Junto a la ley de Henry, los buceadores deberían conocer otra ley de la naturaleza descubierta por el físico y químico Robert Boyle (1627-1691) y el también físico Edme Mariotte (1620-1684). Según su hallazgo, el volumen en los gases disminuye de forma proporcional al aumento de la presión, y viceversa. A 10 metros bajo el agua, el pulmón de un buceador registra una presión de 2 bares. Si ascendiera de inmediato hacia la superficie, según la ley de Boyle-Mariotte, el volumen de los pulmones debería doblarse. Una razón más para alcanzar la superficie de forma pausada, incluso desde profundidades reducidas, sin olvidar en ningún momento espirar.
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Las señales de la alteración en el estado de conciencia de un sujeto durante el buceo son fáciles de detectar, empero hay que mantenerse atento, ya que pueden pasar desapercibidas bajo el agua. Los síntomas son variados: euforia, angustia, dificultades de visión (el buceador tiene la impresión de ver los objetos de su entorno en el fondo de un túnel), distorsión de la noción del tiempo... El afectado comprueba sin cesar sus instrumentos, en especial el ordenador de inmersión, mas no logra interpretar de forma correcta los datos que lee; sus reacciones son tardas; ve a su compañero pero no interactúa con él; no le interesa el entorno; repite señas inadecuadas, como la de «OK, todo bien», que mencionamos al principio. Además del nitrógeno, el oxígeno es un factor que limita la profundidad de las inmersiones en virtud de su toxicidad sobre el sistema nervioso. A medida que aumenta la presión, se disuelve en los tejidos, como ya hemos indicado. Si respiramos una mezcla demasiado rica en oxígeno (la presión parcial del oxígeno es demasiado alta), el organismo y el sistema nervioso se resienten. Se produce el efecto Paul Bert, que afecta sobre todo al sistema nervioso central, los pulmones y los ojos. Cuando la exposición es corta, se observa desorientación, dificultades respiratorias y trastornos de visión. Si la exposición a concentraciones excesivas de oxígeno se prolonga, pueden advertirse convulsiones, náuseas, vértigos, visión de desprendimiento de retina o crisis de epilepsia. El oxígeno en alta concentración, en especial en inmersiones profundas, forma radicales libres O2¡ , de naturaleza extremadamente reactiva, que atacan sobre todo a los lípidos de las membranas neuronales. Por añadidura, el oxígeno favorece la formación de otros radicales libres que dañan también el ADN. Con el fin de evitar dichas consecuencias deletéreas de un exceso de oxígeno, no debe descenderse a más de 65 metros. Asimismo, puede reducirse el tiempo de exposición. Hemos hablado de los riesgos que entraña la exposición al nitrógeno (también llamada narcosis de las profundidades, «mal de los buzos» o «borrachera de la profundidad») y al oxígeno después de la inmersión. Cuando un buceador presenta una narcosis por nitrógeno, debe ascender. Pero para ello conviene respetar un procedimiento preciso. Por intuición, se intentaría subir al sujeto afectado a la mayor celeridad posible. Mas, con toda seguridad, ello contribuiría a agravar su estado. Cuando un buMENTE Y CEREBRO 49 / 2011
Arco aórtico
Bifurcación de la arteria pulmonar
Corazón normal
Foramen oval cerrado (situado tras el arco aórtico y la arteria pulmonar) Aurícula derecha Ventrículo derecho
Bifurcación Arco de la arteria aórtico pulmonar
Corazón con un foramen oval abierto
Foramen oval abierto
Ventrículo izquierdo Aurícula izquierda
Aurícula derecha Ventrículo derecho
Ventrículo izquierdo Aurícula izquierda
El foramen oval: una fuente de peligros En un corazón sano, la sangre venosa desoxigenada (azul) y la sangre arterial rica en oxígeno (rojo) se encuentran separadas entre sí, ya que el foramen oval embrionario se ha cerrado. En el ascenso de los buceadores, cuando las burbujas de gas pasan GEHIRN & GEIST / ART FOR SCIENCE
de los tejidos al flujo de sangre venosa, penetran a través del corazón derecho a la red capilar pulmonar, lugar desde el que son exhaladas. La sangre enriquecida de nuevo con oxígeno se halla entonces libre de burbujas. La aurícula izquierda inspira esta sangre y la traslada al corazón izquierdo; de allí se bombea a las arterias del cuerpo. Hasta un 25 por ciento de todos los adultos viven con un foramen oval abierto (derecha). A través del tabique entre la aurícula derecha y la izquierda pueden llegar burbujas de gas directamente a la circulación de sangre arterial, lo que puede perjudicar al cerebro.
ceador regresa a la superficie, debe respetar las paradas de descompresión o seguridad, las cuales, pese a retardar la subida, son indispensables para evitar los accidentes de descompresión. Veamos por qué.
¿Qué es un accidente de descompresión? Los accidentes se deben también a la ya mencionada ley de Henry: cuanto más desciende el buceador, tanto más nitrógeno del aire que respira y que no metaboliza se le disuelve en la sangre. Cuando sube, la presión ambiental disminuye poco a poco, y con ella la cantidad de nitrógeno disuelto. El nitrógeno disuelto retorna al estado gaseoso al disminuir su solubilidad. La sangre sigue pasando a los pulmones, donde se efectúan los intercambios gaseosos: el oxígeno pasa a la sangre, mientras que el dióxido de carbono y el nitrógeno son eliminados con el aire espirado. A medida que el buceador asciende, el nitrógeno retorna del estado disuelto al estado gaseoso; forma unas microburbujas que son eliminadas conforme alcanzan el nivel de los alvéolos pulmonares. MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
Esa eliminación progresiva de las microburbujas de nitrógeno necesita tiempo, razón por la que los buceadores deben respetar las paradas de descompresión. Su ascensión transcurre de forma gradual, de tal modo que permanecen durante algunos minutos a una misma profundidad con el objetivo de conceder tiempo al organismo para que elimine las microburbujas que se hayan formado. Esas paradas de seguridad, que se registran en tablas (hoy por hoy se calculan con un ordenador de buceo), dependen de diversos factores: la profundidad máxima alcanzada, la profundidad de las paradas efectuadas, la constitución del buceador (en especial, el peso), la temperatura del agua, etcétera. El sujeto debe tomar en consideración el tiempo de cada parada al evaluar la cantidad de aire que le queda. Si, por una causa u otra (narcosis, accidente de inmersión o reserva de aire insuficiente), el buceador asciende sin respetar las paradas, se arriesga a un accidente de descompresión. El nitrógeno vuelve desde el estado disuelto al gaseoso, pero falta tiempo para que los pulmones lo eliminen. Forma entonces pequeñas
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Descenso y ascenso Durante el descenso, (a la izquierda) el buceador aspira aire de su botella, una mezcla de oxígeno (azul) y nitrógeno (rojo). Los intercambios entre los gases aspirados y la sangre tienen lugar en los alvéolos pulmonares (a). La hemoglobina de los glóbulos rojos se hace cargo del oxígeno; el nitrógeno empieza a disolverse. Al no metabolizarse, el nitrógeno se acumula en la sangre, pasando a las células y los tejidos en cantidades crecientes conforme aumenta la profundidad (b y c).
Alvéolo pulmonar
a
Pulmones
Nitrógeno hacia las células y los tejidos
b
Segunda parada de descompresión
c Primera parada de descompresión
Glóbulo rojo Nitrógeno
CERVEAU & PSYCHO / RAPHAEL QUERUEL
Oxígeno
Durante la emersión, (a la derecha) el buceador debe respetar cierto número de paradas de descompresión. Durante el ascenso, el nitrógeno presente en los tejidos retorna del estado disuelto al estado gaseoso en la sangre (flechas rojas) y es eliminado por los pulmones. Sin embargo, esa eliminación no es instantánea: esta es la causa de que los buceadores deban aguardar varios minutos en cada parada para dar tiempo a que se espire todo el nitrógeno. Los accidentes de descompresión se deben a emersiones demasiado rápidas: el gas disuelto pasa al estado gaseoso y no es eliminado, de modo que en los tejidos se forma un sinnúmero de burbujas. El fenómeno es comparable a la reacción de una botella con bebida gasificada que se agita y se abre al instante.
burbujas en la sangre y en los tejidos que crecen de tamaño por coalescencia. Si alguna de ellas alcanza un diámetro cercano al de un vaso sanguíneo existe el riesgo de que, ante el menor obstáculo (una bifurcación, por ejemplo), atore el vaso, con el resultado de que la circulación sufra un bloqueo local y se produzca una embolia gaseosa. La zona situada debajo de la
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obstrucción queda sin irrigación y se necrosa. Alfred Bove y sus colaboradores, de la facultad de medicina de la Universidad de Temple en Filadelfia, han demostrado que, además del bloqueo de la circulación, se forma un agregado de células (plaquetas) que propicia la coagulación en torno a la burbuja, lo que acaba por formar un coágulo. MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
CÁMARA PARA LIBERAR NITRÓGENO Tras un accidente de descompresión, el buceador que ha subido demasiado rápido es introducido en una cámara hiperbárica. Allí se aumenta la presión para simular una inmersión profunda; a continuación, la presión se disminuye de manera progresiva a la vez que se observan las paradas de descompresión. Ello permite liberar el nitrógeno presente en el organismo en forma de burbujas de gas.
Las burbujas pueden formarse también fuera del sistema sanguíneo. Todas las partes del cuerpo son susceptibles de ser afectadas; los síntomas que se perciben dependen del tejido donde se produce la descarga de gas. Tres cuartos de los accidentes de descompresión tienen consecuencias sobre el sistema nervioso central. Las burbujas producen dolores (sobre todo en las articulaciones, la espalda y las rodillas), vértigos, e incluso parálisis por afectación de la médula espinal. La parte inferior suele ser la más afectada. Los signos se manifiestan idénticos a los de un seccionamiento de la médula espinal: signos de parálisis (hormigueo en las piernas, parálisis de la parte inferior del cuerpo), pérdida de las sensaciones táctiles, de la sensibilidad al calor y al frío y, con frecuencia, un dolor de cuchillada a nivel lumbar durante la ascensión. Los accidentes de descompresión responsables de lesiones cerebrales son más extraños, aunque también resultan a causa de la presencia de burbujas de nitrógeno en la sangre y de una anomalía cardíaca: la comunicación directa entre el corazón derecho y el corazón izquierdo a causa de un foramen oval permeable. El foramen oval es una suerte de válvula entre la aurícula derecha y la aurícula izquierda del corazón. Por el foramen oval circula la sangre en el feto, cortocircuitando así los pulmones. Cuando el circuito pulmonar se coloca en su sitio en el alumbramiento, en el momento de la primera inspiración esa derivación se convierte en inútil y el foramen oval debe cerrarse. En tres de cada cuatro niños, el foramen se suelda completamente durante los primeros años de vida. En los demás casos, esa «válvula» permanece permeable. En condiciones naturales, un foramen abierto permeable no tiene por qué causar problemas. En cambio, después de un accidente de descompresión, las burbujas de nitrógeno presentes en el corazón derecho pueden penetrar, a través del foramen, en el ventrículo izquierdo sin pasar por el filtro pulmonar. Esas burbujas son MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
CERVEAU & PSYCHO
El foramen oval permeable
arrastradas directamente hasta el cerebro, donde existe el riesgo de que obstruyan los capilares. Los síntomas son variados: aturdimiento, desvanecimiento o coma, confusión, desorientación, insuficiencias sensoriales, trastornos del habla o de la conducta, delirios, cefaleas, insuficiencias motrices, hemiplejía, etcétera. Se estima que en Francia existen unos 350.000 buceadores, cifra en constante crecimiento. El número de accidentes de descompresión alcanza el orden de 350 al año. Las víctimas son conducidas, desde las primeras señales, al centro hospitalario más cercano que disponga de cámara hiperbárica. Si se trata a estos pacientes con rapidez suficiente, por lo general, no presentan secuelas. El cuadro de patologías relacionadas con el buceo puede resultar inquietante, mas basta con entender las reacciones del organismo en un medio que le es extraño, conocer los signos de alarma y saber detectarlos a tiempo para evitar contrariedades. Téngase en cuenta, si no, el número de inmersiones que se realizan al año y los escasos accidentes que se registran. Conocer los riesgos, respetar las instrucciones, bucear dentro de organizaciones profesionales: esas bazas permiten apreciar al máximo la magia de una inmersión submarina, explorar un mundo en silencio, donde las sensaciones de ingravidez se mezclan con la impresión de penetrar en un medio prohibido para el ser humano. Jérôme Palazzolo es psiquiatra e investigador asociado al Laboratorio de Antropología y Sociología (LASMIC) en Niza, además de profesor en la Universidad Internacional Senghor en Egipto. Asimismo, ejerce de instructor de la Asociación Profesional Internacional de Instructores de Buceo (PADI) y es monitor de la Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas (CMAS).
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El cerebro a grandes altitudes Dolores de cabeza, insomnio, náuseas, cansancio. Los síntomas del «mal de montaña» o «mal de altura» aparecen en torno a los 3000 metros de altitud. Para evitarlos, el organismo necesita un tiempo de adaptación. Por encima de los 5500 metros, los riesgos aumentan JEAN-PAUL RICHALET
L
as grandes altitudes atraen a alpinistas y amantes de las sensaciones extremas desde principios del siglo XX. A partir de entonces, expediciones inglesas, suizas y francesas han intentado el ascenso del Everest, la cumbre más alta del planeta, que alcanza los 8848 metros de altitud. Estos primeros exploradores de lo extremo conocían los efectos deletéreos de la falta de oxígeno, aunque todavía se ignoraban los mecanismos fisiopatológicos que los producían. En efecto, la presión (sobre todo la presión parcial del oxígeno) disminuye con la altitud, pero el consumo de oxígeno es el mismo, o incluso aumenta a causa del esfuerzo que exige el as-
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ad d ad no censo. La disminución de la cantidad dee oxígen oxígeno disponible conlleva consecuencias as no n nocivas oci c vass que qu ue examinaremos a continuación. Para paliar la falta de oxígeno pueden ued ue den n utilizaruti tili liza li arnisttas intentan intten enta tan ta se bombonas, aunque ciertos alpinistas el ascenso sin ellas. En 1978, el italiano ian no n o Reinhold Rei einh hold ellerr consiguieconsigu g iegu Messner y el austriaco Peter Habeler ron alcanzar la cima del Everest sin siin n aporte apo port port r e de de na preparación preparació ón oxígeno. Estos ascensos exigen una física y logística prolongada, intensa nsa y rigurosa rigurosa. a. alpiinistas han ha an Desde entonces, menos de 200 alpinistas repetido la hazaña; la mortalidad d global en n el deel ocho porr ascenso del Everest sin oxígeno ess del ciento. Supone una aventura muy uy arriesgada; ar riesga ada d ; MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
Consecuencias de la falta de oxígeno El aumento de altitud va acompañado de una bajada de la presión atmosférica, así como de la presión del oxígeno del aire inspirado. En la cima del Everest, la presión del oxígeno en la sangre arterial es de alrededor 30 milímetros de mercurio, tres veces menor que el valor normal al nivel del mar. La falta de oxígeno (hipoxia) provoca una aceleración de la respiración (hiperventilación) y un aumento del ritmo cardíaco (taquicardia), MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
reacciones que permiten incrementar el aporte de oxígeno a los tejidos. Después de unos días se produce un aumento de la producción de glóbulos rojos (policitemia) cuyo objeto es mejorar la eficacia del transporte de oxígeno disponible (el oxígeno es transportado por la hemoglobina presente en los glóbulos rojos).
El organismo y la hipoxia de altura La hiperventilación desencadenada por la hipoxia provoca una bajada de la presión del dióxido de carbono en la sangre (hipocapnia), de tal manera que se acelera la eliminación de dióxido de carbono por espiración. Ahora bien, el dióxido de carbono se encuentra en la sangre en forma de ácido carbónico. Cuando se reduce la concentración de dióxido de carbono, disminuye también el ácido carbónico, de suerte que el medio sanguíneo y extracelular se vuelve alcalino. El resultado es una alcalosis que perturba diversas funciones fisiológicas, así como el funcionamiento del cerebro.
EN EL EVEREST En el medio hostil que representa la alta montaña (en este caso, el Everest) el alpinista debe afrontar la falta de oxígeno, el frío y el estrés. Cada paso exige un esfuerzo considerable. Los problemas cerebrales, como el dolor de cabeza y el vértigo, se convierten en moneda corriente. Incluso se alteran las funciones cognitivas.
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© ISTOCKPHOTO / SANDEEP SUBBA
pese a gozar de una preparación perfecta, no todos los alpinistas poseen la predisposición fisiológica indispensable para conseguirlo. ¿Por qué la mortalidad es tan elevada a gran altitud? Para responder a la pregunta, examinaremos los efectos de la hipoxia que provoca la altura en el organismo humano, es decir, los mecanismos que se activan para luchar contra la falta de oxígeno y las manifestaciones patológicas que aparecen cuando fallan estos mecanismos de adaptación.
RESUMEN
Riesgos de altura
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La disminución de la presión del aire y, por
consiguiente, de la presión parcial del oxígeno en el aire, reduce la cantidad de oxígeno disponible en alta montaña.
2
La falta de oxígeno perturba diversos
tejidos y órganos, sobre todo el funcionamiento del cerebro.
3
Hasta los 5500 metros, los mecanismos
de adaptación son bastante eficaces. En cambio, a altitudes superiores aumenta el riesgo de edema cerebral, parálisis y problemas cognitivos.
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La hipocapnia es un potente factor vasoconstrictor a escala cerebral: la perturbación del equilibrio ácido-base modifica el funcionamiento de los canales iónicos que intercambian protones (H+) e iones de sodio. La disminución de los iones H+ va acompañada de un incremento de iones de sodio y potasio, que aumentan la sensibilidad de las células musculares y la contracción de los vasos (vasoconstricción). Así, a gran altitud se produce una bajada del aporte de oxígeno al cerebro y una vasoconstricción que pone en peligro ciertos tejidos y territorios cerebrales. Examinemos estas causas deletéreas. Hasta alrededor de los 5500 metros de altitud, los mecanismos adaptativos resultan relativamente eficaces y permiten una aclimatación a la falta de oxígeno. Sin embargo, la disminución del rendimiento físico es inevitable. El consumo máximo de oxígeno se reduce un 15 % a 3000 metros, un 40 % a 4800 metros y un 85 % a 8848 metros. El menor esfuerzo se torna penoso en extremo más allá de los 7000 metros, puesto que los músculos no disponen del oxígeno necesario para su metabolismo. Por encima de los 5500 metros entramos en un dominio donde el estado del deportista se va degradando de manera progresiva e inevitable: adelgaza, pierde masa muscular y, lo más probable, sufre una pérdida acelerada de neuronas, como muestran los estudios de resonancia magnética realizados en sujetos que han pasado varias noches por encima de los 8000 metros. Tales estudios revelan las lagunas en la corteza de los probandos en comparación con los sujetos de control y con los sherpas nativos de regiones situadas a gran altitud. También el sueño se altera de forma considerable. Se duerme durante más tiempo. Se modifican los estadios del estado de reposo: la fase de sueño lento profundo es más corta; el descanso se torna más ligero. Los microdespertares son numerosos. El tiempo que permanecemos dormidos se va alargando de forma progresiva para compensar la disminución del sueño lento. En cambio, las fases de sueño paradójico no parecen modificarse. Cuando fallan los mecanismos de aclimatación aparecen las manifestaciones patológicas: el mal agudo de montaña y sus complicaciones, el edema pulmonar y el edema cerebral de gran altitud. En su forma más leve y común, el mal agudo de montaña se manifiesta con dolores de cabeza, náuseas, incluso vómitos, insomnio constante y una gran fatiga. Tales síntomas parecen indicar un cierto sufrimiento neurológico,
pero ningún estudio ha podido explicar todavía el origen de los dolores de cabeza, de tipo migrañas o ligados a una ligera hipertensión intracraneal. El edema pulmonar se manifiesta en grandes dificultades para respirar (disnea), opresión torácica y una coloración azulada de la piel (cianosis), resultado de una disminución de la forma oxigenada de la hemoglobina, a causa de un descenso del oxígeno en la sangre. Si no se reoxigena de inmediato, el sujeto puede morir.
Los problemas neurológicos El edema cerebral tiene como consecuencia un síndrome de tipo hipertensión intracraneal: vómitos violentos y dolores de cabeza terribles que no se calman con los analgésicos habituales; o diferentes síntomas neurológicos, tales como parálisis, problemas de equilibrio o de vista, desorientación y visión de fenómenos pseudoalucinatorios (el sujeto tiene la impresión de hallarse en compañía de alguien imaginario). Puede producirse el coma y una muerte rápida si el afectado no vuelve a descender de inmediato, lo cual no siempre resulta fácil en las condiciones de las expediciones a gran altitud. Aparte del edema cerebral, pueden producirse otros problemas neurológicos. Se han descrito accidentes vasculares cerebrales transitorios ligados a un espasmo de algunos vasos cerebrales. Un alpinista vasco se quedó ciego de repente en la cresta terminal del Everest a 8400 metros, sin duda debido a un espasmo de la arteria central de la retina. Sobrevivió solo gracias a unos alpinistas que descendían de la cima y que, enganchándolo con su cuerda, consiguieron que perdiera altitud: unos centenares de metros más abajo recobró la vista. La falta de perfusión sanguínea cerebral puede entrañar diversos problemas según la región del cerebro afectada: pérdida de la visión, falta de coordinación, pérdida de equilibrio, parálisis faciales, afasia, desorientación, etcétera. Las consecuencias dramáticas de tales problemas son fáciles de imaginar en los sujetos que avanzan sobre una cresta escarpada, una pared abrupta o con un viento violento. Es probable que numerosos accidentes a gran altitud (caída, agotamiento...) se hallen ligados a carencias neurológicas, las cuales privan a las víctimas de los mecanismos para sobrevivir en tales entornos extremos. Además de las manifestaciones patológicas, la altitud altera las funciones cognitivas. El impacto de este problema puede resultar MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
te, la prueba de ordenación de Rey consistió en observar con atención una figura geométrica compleja y reproducirla de memoria. Un grupo de sujetos de control fue evaluado a nivel del mar (ninguno practicó la «escalada»). Los resultados de las tareas simples mostraron una alteración solo a partir de los 8000 metros; tal variación persistió durante los tres días posteriores al descenso. La resolución de las tareas complejas, por su parte, aparecía alterada por encima de los 5500 metros, manteniéndose de
Consecuencias de la hipoxia en el cerebro La falta de oxígeno trae consigo diversas consecuencias para el funcionamiento del cerebro. Entre las principales: el aumento del flujo sanguíneo y del número de glóbulos rojos, edema cerebral y perturbación del equilibrio iónico.
Simulación de gran altitud La Compañía Marítima de Peritaje en Marsella (COMEX, por sus siglas en francés), llevó a cabo un interesante estudio con intervenciones en buceo a gran profundidad. Para el entrenamiento de los buzos y la prevención de accidentes de buceo, COMEX dispone de una cámara de compresión que permite simular las altas presiones que reinan en los fondos oceánicos o, en el otro extremo, las bajas presiones de las grandes altitudes. Así, los médicos han estudiado los parámetros fisiológicos de «alpinistas» sometidos a condiciones de presión propias de un ascenso a la cima del Everest. Ocho probandos permanecieron en una cámara hipobárica durante 31 días para, al final, alcanzar la «cima del Everest» tras un ascenso progresivo por tramos. Se efectuaron numerosas pruebas fisiológicas y psicológicas durante el experimento Operación Everest III. Se evaluó el resultado cognitivo a partir del tiempo de reacción a una tarea visual, una prueba de psicomotricidad de Purdue Pegboard (mide la destreza motora de ambas manos) y un test de ordenación de Rey. La prueba de visión consistió en apretar una tecla lo más rápido posible si la luz que aparecía era verde, y otro botón, en caso de ser roja. En la prueba de Pegboard se trataba de encajar unos pequeños objetos en sus huecos correspondientes, lo que permite comprobar la habilidad y la precisión de los dedos. FinalmenMENTE Y CEREBRO 49 / 2011
Fuga de plasma
Con la altitud, la presión de oxígeno disminuye, el ritmo cardíaco aumenta y, con él, la presión sanguínea, lo que provoca dolores de cabeza.
Bajo el efecto del incremento de la presión sanguínea, el líquido «fugado» de los vasos sanguíneos provoca edemas en el cerebro y en diversos tejidos.
Iones de sodio
Membrana celular Iones de potasio Para paliar la falta de oxígeno, el organismo fabrica más glóbulos rojos, ya que son los portadores del oxígeno. El aumento de glóbulos rojos optimiza la utilización de todo el oxígeno disponible, pero vuelve la sangre viscosa.
Cuando se acelera el ritmo respiratorio se elimina demasiado dióxido de carbono. La disminución del ácido carbónico (y, por tanto, de protones) perturba los equilibrios de iones de sodio (rojo) y potasio (azul), lo que entraña una retención de agua entre las células, que agrava los edemas.
CERVEAU & PSYCHO / RAPHAEL QUERUEL
de suma importancia. En las expediciones de gran altitud es necesario preservar las cualidades fisiológicas, técnicas y psicológicas de los montañeros. En 1937, Ross Mc Farland demostró, mediante una prueba cognitiva en la que los sujetos debían tomar decisiones, que el tiempo de reacción aumenta con la altitud, mientras que el rendimiento disminuye. Investigaciones posteriores han comprobado que se produce una degradación de los procesos cognitivos. Sin embargo, a menudo resulta difícil comparar las medidas obtenidas al nivel del mar con las realizadas en las alturas, puesto que la motivación de los sujetos puede cambiar en función del entorno. Además, al compararse las reacciones de los mismos sujetos a nivel del mar y en la altura, es posible que se muestren más familiarizados con la segunda tanda de tests, con lo que se corre el riesgo de obtener resultados sesgados, incluso a pesar de que las tareas elegidas apenas dependan de los fenómenos de aprendizaje. Por último, el universo de individuos siempre resulta limitado.
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ADAPTARSE A LA MONTAÑA El mal de altura, una sensación de malestar general, indica que el organismo todavía no se ha adaptado a la falta de oxígeno. Aparece al cabo de algunas horas a una altitud por encima de los 3000 metros cuando el viaje ha transcurrido con rapidez (en avión, por ejemplo). Los sujetos sienten dolor de cabeza, náuseas, fatiga, jadean y pierden el apetito. Para limitar el riesgo de mal de altura no debe existir prisa para alcanzar el objetivo; es necesario dejar que el organismo se adapte. Por ejemplo, por encima de los 3000 metros se aconseja
forma transitoria tras el retorno al nivel del mar. El tiempo de reacción no se modificó. La habilidad mental que evalúa el test de ordenación de Rey se deterioró a partir de los 8000 metros y durante tres días después del descenso. Ninguna de tales alteraciones estuvo ligada a los síntomas del mal agudo de montaña. Esos estudios muestran que la exposición prolongada a una hipoxia grave trastorna el aprendizaje y degrada el desarrollo de procesos motores que corresponden a tareas específicas. Ahora bien, las tareas simples no se ven afectadas por debajo de los 8000 metros, lo que sugiere que los mecanismos descritos anteriormente compensan los efectos deletéreos de la hipoxia, siempre que el estrés no sea demasiado intenso. Cuando las tareas son complejas, el deterioro se produce a altitudes inferiores (a partir de los 5500 metros). Las alteraciones observadas podrían resultar de fallos en la estrategia de aprendizaje y en los procesos de la memoria de trabajo, funciones cognitivas en las que es sabido que se hallan involucrados los lóbulos frontales.
no superar un desnivel de 400 metros en dos noches
Las perturbaciones psicológicas
consecutivas. Al cabo de un
Ciertos investigadores han intentado identificar un umbral de altitud a partir del cual las variaciones psicoafectivas se mantendrían de forma sistemática. Los alpinistas notan con mayor intensidad el frío a partir de los 3630 metros. A esa altitud les afectan más los síntomas respiratorios del mal agudo de montaña, sienten molestias musculares, se manifiestan más cansados, más estresados, menos alerta, menos vivaces y menos despiertos. A partir de los 5000 metros aumentan los comportamientos depresivos, obsesivos y compulsivos. Sufren más ansiedad, se muestran hostiles con los de-
mes, el organismo ya se ha adaptado.
más y desarrollan ideas paranoides. Durante la Operación Everest III de la COMEX, registramos un aumento notable del estado de ansiedad, así como cambios de humor, una disminución de la vivacidad y una mayor fatiga a partir de los 8000 metros. Asimismo, se evaluó el rendimiento cognitivo durante las pruebas de simulación de altitud en condiciones diversas: en una subida progresiva o en situación de hipoxia aguda provocada por un ascenso rápido seguido de una semana de permanencia a 4350 metros. Los psicólogos registraron la evolución psíquica de los probandos mediante entrevistas. El análisis de estas constata reacciones diferentes según los individuos. Ciertos sujetos parecen aislarse al tiempo que le dan una importancia creciente a los detalles materiales, una tendencia que puede suponer una dificultad para integrarse en el grupo cuando el objetivo común (culminar la ascensión) necesita de una fuerte cohesión. En 1995, Marie-Christine Noël-Jorand y sus colaboradores, de la facultad de medicina La Timone, en Marsella, analizaron la conversación de diez sujetos durante una expedición al estratovolcán Sajama, en Bolivia (6542 metros). Observaron que los alpinistas centraban sus discursos en la ansiedad y el temor que sentían, mientras que los medios para enfrentarse a la situación diferían según cada sujeto. ¿Son estos modos de adaptación una consecuencia de los efectos biológicos de la hipoxia grave y prolongada a la que se encuentran sometidos? ¿Representan una respuesta al estrés que produce vivir en un entorno extremo? Los sujetos no depresivos, en el sentido psicopatológico del término, pueden reaccionar ante un medio hostil mediante una tendencia depresiva. No obstante, observamos que ciertos sujetos se vuelven tanto más depresivos cuanto más incompleta es su adaptación fisiológica a la altitud (los síntomas del mal agu-
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¿CUÁL ES EL SECRETO DE LOS SHERPAS? No se ha descubierto ningún gen de adaptación a la alta montaña. Los sherpas (fotografía) o las poblaciones del altiplano de los Andes o del Himalaya poseen los mismos glóbulos rojos y los mismos mecanismos de control de la respiración que las demás personas. Sin embargo, exhiben estrategias de aclimatación distintas. Los andinos, por ejemplo, presentan un mayor número de glóbulos rojos, mientras que los habitantes del Tíbet o de Nepal muestran mecanismos más competitivos de difusión del oxígeno a nivel de los pulmones.
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RECUPERAR OXÍGENO En caso de malestar debe bajarse al sujeto lo antes posible con el fin de que el organismo recobre el
do de montaña persisten, el sujeto adelgaza, etcétera). Esta correspondencia podría reflejar las consecuencias nocivas de una mala adaptación o el hecho de que un estado depresivo latente podría entrañar una adaptación incompleta. Sin embargo, las perturbaciones cognitivas y psicoafectivas por el aumento de altitud se manifiestan de forma menos marcada cuando el ascenso es progresivo y regular. Por su parte, la ansiedad puede favorecer, o al menos no alterar, el procesamiento de la información en tareas relativamente simples, mientras que las modificaciones del humor deterioran el rendimiento cognitivo global.
Las reacciones individuales frente a las del grupo En el transcurso de la Operación Everest III nos interesamos por la adaptación individual, así como por los procesos de toma de decisiones en grupo. A medida que aumenta la altitud simulada se observa que el estrés de los sujetos se intensifica. A una cierta altitud propusimos una tarea de toma de decisión que los probandos debían resolver en equipo y encontrar una solución colectiva (de hallarse perdidos en la selva, con tan solo un mechero y agua para dos días; ¿qué harían?). Los intercambios dentro del grupo se grababan en vídeo y se analizaban después con ayuda de tablas de observaciones. La puntuación total, producto del escrutinio de tres observadores, indicaba que la eficacia general del grupo disminuía con el aumento de altitud. Sin embargo, todos los problemas fueron solucionados de forma correcta, aunque los errores individuales de razonamiento aumentaban a partir de los 8000 metros. Tales errores eran corregidos por otros miembros del grupo. Por añadidura, la participación de los sujetos aumentaba con la altitud: algunos, al contrario que al principio del experimento, participaban más a partir de los 8000 metros. De hecho, todos los miembros del grupo se movilizaron para evitar los errores, lo que confirmó la importancia del grupo en la resolución de problemas. Como ya se ha demostrado, la mayoría de los accidentes que ocurren a gran altitud son de alpinistas que ascienden en solitario, ya que es más probable MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
© ISTOCKPHOTO / CHRISTIAN NASCA
suficiente aporte de oxígeno.
que tomen decisiones impropias y peligrosas sin la opinión de un compañero de cordada. A gran altitud debe evitarse la toma de decisiones importantes en solitario. En estas condiciones difíciles, dos o tres cerebros alterados que conjugan sus esfuerzos forman un único cerebro más o menos operativo. El organismo humano desarrolla mecanismos de adaptación ante la falta de oxígeno, los cuales resultan eficaces hasta una cierta altitud. Si no damos el tiempo suficiente para que estos procesos se pongan en marcha, pueden presentarse manifestaciones patológicas que suponen un riesgo para la vida del alpinista. Parece que las funciones cerebrales siguen manteniéndose íntegramente por debajo de los 8000 metros, mientras que el rendimiento físico se debilita en altitudes más bajas (a partir de los 1000 metros). Por tanto, el cerebro es «mejor» que los músculos para compensar la falta de oxígeno. Sin embargo, en las altitudes extremas de las expediciones al Everest peligran las funciones cerebrales y musculares, lo que expone al alpinista a graves riesgos. El debilitamiento de las capacidades cognitivas individuales a grandes alturas es compensado, en parte, por las interacciones en el seno del grupo. El estrés no se produce solo a consecuencia de la hipoxia, sino también de la exposición al frío agravado por el viento, los riesgos inherentes a la alta montaña (avalanchas, grietas...) y el alejamiento del entorno habitual.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA A STUDY OF MOOD CHANGES AND PERSONALITY DURING A 31-DAY PERIOD OF CHRONIC HYPOXIA IN A HYPOBARIC CHAMBER (EVEREST-COMEX 97). M. Nicholas et al. en
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Jean-Paul Richalet dirige el servicio de fisiología, exploraciones funcionales y medicina del deporte del Hospital Avicenne en Bobigny, así como el laboratorio de investigación de respuestas celulares y funcionales a la hipoxia de la Universidad de París 13.
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27
Imágenes en tres dimensiones La creciente producción de largometrajes en 3D saca provecho del procedimiento que utiliza el cerebro para construir una imagen en relieve de los objetos. La diferencia de puntos de vista que llegan de cada ojo al encéfalo permite tal ilusión ALAIN LIEURY
RESUMEN
Visión con relieve
1
Un primer intento de llevar el efecto tridi-
mensional al cine consistió en la superposición de dos imágenes de distinto color: los anaglifos.
2
La microelectrofisiología ha revelado que
el curso de los dos nervios ópticos a través del cerebro son la clave de la visión tridimensional humana.
3
Las neuronas del cerebro analizan la
disparidad entre las dos imágenes captadas por cada ojo y crean la imagen en tres dimensiones.
28
A
vatar, la película de James Cameron, ha batido los récords de taquilla de la historia del cine. El fenómeno se ha extendido como una mancha de aceite y la industria del celuloide ha tomado buena nota: multitud de filmes se ruedan ya en relieve. También el Salón de la Electrónica en Las Vegas en enero de 2010 fue escenario de optimismo tras la crisis del año anterior gracias al renacer de la visión en tres dimensiones, el «3D». Se trata del desenlace de una larga historia. Uno de los primeros intentos de llevar el 3D a la gran pantalla recuerdo que fue con la película La extraña criatura del lago Negro. ¡Todo un acontecimiento! Junto a la entrada, el espectador recibía unas gafas con un cristal rojo y otro cian (azul verdoso), las cuales debían producir un efecto de visión tridimensional. Dicha sensación, no obstante, no se apreciaba extraordinaria ni perduraba durante toda la película; además, el efecto de profundidad iba en detrimento de
la calidad del color de las imágenes. ¿Por qué? Para comprenderlo, lo mejor es repasar los mecanismos de la percepción visual.
Disparidad para crear profundidad ¿Cómo se origina el efecto de relieve? Los primeros científicos experimentales, indica Benjamin Bourdon en su libro La percepción del espacio (1902), insistieron en que la sensación de profundidad se debe sobre todo a la visión binocular. En fecha reciente, los estudios microelectrofisiológicos han revelado el mecanismo exacto. El curso de los dos nervios ópticos a través del cerebro es la clave. El trayecto de las vías visuales resulta complicado, ya que los dos nervios ópticos se cruzan antes de alcanzar la corteza visual. Las fibras ópticas que provienen de la mitad temporal (en dirección a la sien) de cada ojo se dirigen al hemisferio cerebral del mismo lado (por ejemplo, las del ojo izquierdo, al hemisferio cerebral MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
CORTESÍA DE 20TH CENTURY FOX
izquierdo) mientras que las fibras ópticas del lado de la nariz se cruzan para ir al hemisferio contrario. La función de esta compleja anatomía ha sido un misterio durante mucho tiempo, sin embargo tiene una justificación sencilla. Imagine una lámpara situada a su diestra. La imagen de la lámpara se proyecta sobre el lado temporal de la retina del ojo izquierdo y, en consecuencia, las fibras ópticas transmiten la información al hemisferio izquierdo. En el ojo derecho sucede a la inversa: la imagen de la lámpara se proyecta sobre el lado nasal (junto a la nariz) del ojo derecho. En este caso, las fibras del lado nasal se hallan conectadas con el lado opuesto, es decir, con el hemisferio izquierdo. Por suerte: de este modo, al mirar un objeto, los dos ojos envían al mismo hemisferio dos imágenes de la misma escena. ¿Seguro que son idénticas? No está claro. Existe una pequeña diferencia a causa de la distancia entre ambos ojos, unos 6,5 centímetros. Ello MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
hace que ambas imágenes se superpongan en parte; el grado de superposición depende de la distancia a la que se encuentre el objeto (cuanto más cerca, más disímiles se perciben las imágenes). Mire de nuevo la lámpara, esta vez cierre uno y otro ojo de manera alterna: notará que el ojo derecho ve una imagen que se amplía hacia la derecha, mientras que el ojo izquierdo realiza el mismo efecto hacia la izquierda. Así, pues, el objeto se percibe «doble» pero con dos imágenes algo descentradas. Se trata de la disparidad binocular o retiniana. Nuestro sistema visual construye la dimensión de profundidad según el grado de solapamiento de las dos imágenes de un mismo objeto que percibe cada ojo. Cuanto más cercano se halle un objeto menos se solaparán las dos imágenes que captan nuestros ojos. ¿Cómo crea el cerebro la percepción de profundidad a partir de la información binocular que recibe? Las neuronas presentes en diversas
EN RELIEVE Los personajes de Avatar sobresalen del vistoso fondo en el que se encuentran. Se trata de la primera película que recupera para el gran público la técnica 3D.
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Hemisferio izquierdo (vista inferior)
DISPARIDAD BINOCULAR Cuando el observador fija su mirada en un objeto situado a la izquierda, la imagen se percibe con
Hemisferio derecho (vista inferior)
Objeto observado
un ángulo diferente por cada ojo: se proyecta más hacia la periferia a través del ojo derecho y más al centro en el caso del ojo izquierdo. Las dos imágenes retinianas se trasmiten al área visual de la
Imagen retiniana 1
corteza cerebral del hemisferio derecho (las imágeImagen retiniana 2
son trasmitidas al hemisferio opuesto), donde dan lugar a dos imágenes mentales que se superponen
Nervio óptico Quiasma óptico CERVEAU & PSYCHO / RAPHAEL QUERUEL
nes que se proyectan en la retina cercana a la nariz
parcialmente. El cerebro aprecia la distancia del objeto según el grado de superposición de las dos imágenes: cuanto más próximo se halle el objeto, más incompleta resulta la superposición.
Áreas visuales Imagen cortical 1 Imagen cortical 2
áreas corticales analizan la disparidad entre las dos imágenes, fenómeno que origina la producción de una imagen virtual en tres dimensiones. A gran distancia (de 30 a 40 metros) las dos imágenes se superponen por completo, por lo que el encéfalo no recibe información que le permita percibir la profundidad. Esa razón explica las dificultades en cuantificar las grandes distancias.
Planteamientos técnicos
ALTA TECNOLOGÍA PARA VER Las gafas polarizadas parecen sencillas, mas se basan en una
CORTESÍA DE REAL D
física complicada.
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La percepción de una escena en relieve resulta, en definitiva, del cerebro que recibe dos imágenes de cada objeto y valora la profundidad en la que se sitúa dicho objeto en función del grado de coincidencia de las dos imágenes. De ahí que para los medios cinematográficos o multimedia la proyección a cada ojo de una imagen ligeramente diferente de un objeto represente el principio que permite crear la ilusión de profundidad.
Desde las primeras investigaciones psicológicas a principios del siglo XX, una técnica de visión en relieve ha sido la estereoscopía [véase «Dos ojos, dos visiones», por Vilayanur S. Ramachandran y Diane Rogers-Ramachandran; en Mente y cerebro, n.o 48]. El psicólogo Benjamin Bourdon (1860-1943) describe en una de sus obras un procedimiento empleado a mediados del siglo XIX por el inventor alemán Wilhelm Rollmann. Este procedimiento consiste en superponer una imagen roja y otra azul proyectándolas en una pantalla a través de lentes de los dos colores. Rollmann denominó a dichas imágenes anaglifos. La generalización de la técnica se introdujo en el cine durante los años cincuenta del siglo XX gracias a cámaras especiales dotadas de dos objetivos y dos filtros de color. La escena se filmaba con uno de los objetivos de la cámara estereoscópica en rojo, y con el otro, en verde (mejor dicho en cian, azul verdoso, auténtico color complementario del rojo). Los espectadores debían ponerse unas gafas especiales que se facilitaban en las salas de proyección y que contaban con una lente roja y la otra de tonalidad cian. De este modo cada ojo veía una imagen ligeramente diferente de la misma escena, lo que creaba una ilusión de profundidad. El resultado, no obstante, fue escaso: solo daba una ligera impresión de relieve. Por otro lado, la sensación tridimensional iba en detrimento del color, lo que condujo a que el procedimiento tendiera a desaparecer. Sin embargo, con la llegada del cine de alta definición se retomó la idea con gran eficacia, caso del Futuroscope de Poitiers. Las películas habituales se basan en una proyección de 24 imágenes por segundo (en la televisión son 25) mientras que en los largometrajes en alta definición (como el MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
CUESTIÓN DE POLARIZACIÓN Mientras que un objetivo de la cámara dispone de un filtro de polarización vertical (solo permite pasar los fotones que vibran en la dirección vertical), el otro posee uno horizontal. El espectador capta las escenas a través de unas gafas con cristales
GEHIRN & GEIST
polarizados.
MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
GRABACIÓN POR DUPLICADO Una cámara digital capta la imagen con dos objetivos, de manera que permite CORTESÍA DE PANASONIC
Imax) se utiliza el doble de fotogramas, es decir, 48 imágenes por segundo. En el procedimiento del cine en relieve una cámara especial capta las escenas con dos objetivos, de manera que reproduce el enfoque de los dos ojos. Mientras que un objetivo dispone de un filtro de polarización vertical (que deja pasar, como si de un peine se tratara, solo los fotones que vibran en la dirección vertical), el otro cuenta con un filtro polarizador horizontal. Ambas imágenes se mezclan de modo que una de las dos (se proyectan 24 por segundo) presenta una polarización vertical, y la otra, horizontal. El espectador luce unas gafas con cristales polarizados, uno no deja pasar más que la luz de polarización vertical y el otro solo permite el paso de la luz polarizada en sentido horizontal. De esta forma, el cerebro cree recibir la escena filmada como las imágenes captadas por los dos ojos en la realidad. El efecto es espectacular. Recuerdo una película de aviación, en la que se veía despegar un avión a la izquierda de la pantalla y literalmente «salir» de ella para colocarse como un objeto virtual entre la pantalla y el público. Numerosos espectadores, entre ellos yo mismo, tuvieron la impresión de que la proximidad era máxima. ¡Fue impresionante! La tecnología ha conseguido engañar al cerebro, produciéndole gran placer. En el filme Avatar se ha utilizado una tercera técnica (existen otras) de visión alterna. Este método de última generación requiere gafas de cristal líquido; las imágenes son proyectadas a muy alta velocidad, 120 por segundo. La complejidad de las gafas es alta: poseen un receptor que activa, alternando, uno y otro cristal de manera
reproducir el enfoque de los dos ojos de una persona.
que ciertas imágenes se perciben a través del cristal izquierdo y otras a través del derecho. En total existen 60 imágenes «izquierdas» y otras tantas «derechas», alternándose a una velocidad vertiginosa (60 veces por segundo) con objeto de engañar al cerebro, el cual funde las imágenes y proporciona al espectador una visión en relieve. Aparte del uso lúdico en la industria cinematográfica, existen multitud de aplicaciones del 3D: en misiones militares, en robots para la exploración submarina o en intervenciones quirúrgicas a distancia, entre otras. Resulta fácil imaginarse también las ventajas que la técnica puede aportar para la manipulación precisa de un robot en circunstancias de aproximación que suponen un peligro para el ser humano, así como en la apreciación exacta del relieve y distancia entre objetos, incluidos aquellos que parecen inaccesibles. De hecho, los astrónomos de la NASA consiguieron en 2006 un logro hasta entonces impensable: lanzaron las dos sondas espaciales STEREO (por siglas de Solar Terrestrial Relations Observatory), las cuales filmaron el medio estelar desde dos puntos de vista distintos. Dichas sondas han permitido obtener soberbias imágenes en relieve del Sol y las erupciones de su corona.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA THE NEUROPHISIOLOGY OF BINOCULAR VISION. John
P. Pettigrew en Scientific American, pág. 84, agosto de 1972. LE CERVEAU ET LA VISION.
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en The Journal of Neuroscience, vol. 29, n.o 3, págs. 727-742,
Alain Lieury es profesor emérito de psicología cognitiva de la Universidad de Rennes 2.
2009.
31
MI AVATAR,
MI MENTOR La observación de un sosias digital puede cambiar nuestra mente... para bien o para mal SAMANTHA MURPHY
32
E
s hora punta. Su cafetería favorita rebosa de gente apresurada y usted se encuentra atrapado y apretujado en una cola que avanza lentamente. Cada vaivén, cada empujón de la masa humana, torna más aguda la claustrofobia que padece, ya grave de por sí. Le falta el aire, abre la boca, jadea. El corazón late alocado; solo piensa en huir. No obstante, se obliga a sí mismo a quedarse. Logra usted tal hazaña porque, físicamente, no se encuentra allí. Está viviendo la situación por mediación de un avatar, un sosias electrónico que le representa en un ambiente virtual. De vivirla realmente, no habría sido capaz de llegar hasta la barra en hora punta: habría salido disparado hacia la puerta, bañado en sudor. Pero mediante un ordenador sí puede lograrlo. La experiencia de ver a su doble virtual llegar indemne y sin tropiezos hasta la cabeza de la cola ficticia y pedir una bebida simulada posee, no obstante, la suficiente realidad —o así lo sugieren las invesMENTE Y CEREBRO 49 / 2011
RÉPLICAS VIRTUALES Investigadores de la Universidad Stanford crearon un avatarsosias (derecha) de Felix Chan, estudiante y ayudante de laboratorio (izquierda). Chang creó, asimismo, un avatar fantástico
tigaciones— para ayudarle a afrontar esta clase de situaciones en el mundo real. Los avatares de los videojuegos no suelen parecerse a las personas que los controlan. En planteamientos virtuales, como World of Warcraft, pueden adoptar formas monstruosas o ser gnomos, elfos y otras fantásticas criaturas. Sin embargo, gracias a fotografías digitales, los avatares pueden remedar de cerca el aspecto de sus usuarios, además de ejercer poderosos efectos sobre ellos. La observación de un avatar que se nos parezca puede influir en nuestro pensar, sentir y actuar, a menudo, para mejor. El fenómeno se conoce como «efecto doppelgänger», «mi otro yo», o «efecto sosias». Dos o tres minutos de observación de nuestra representación virtual —una especie de fotografía que habla y deambula— pueden bastar para cambiar el estado de ánimo, mejorar la conducta en una situación social, aliviar la ansiedad, modificar la opinión MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
que nos merecen personas o productos, facilitar la adopción de otro estilo de vida o tomar decisiones financieras más acertadas.
Virtualidad viva Encontramos en el pasado precursores del «efecto sosias». A lo largo de decenios, e incluso siglos, educadores y psicoterapeutas se han servido de muñecos para explicar a sus alumnos o pacientes comportamientos nuevos o más apropiados. Los individuos digitales aparecieron hace algo menos de treinta años como personajes virtuales de la televisión, el cine o los videojuegos. Hace unos ocho o diez años, juegos como Los Sims y Second Life se distinguían por el mayor realismo de sus avatares, mucho más parecidos a personas, y que el jugador podía modelar a su gusto. Investigaciones desarrolladas con ayuda de la imaginología cerebral demuestran que nos proyectamos en esos avatares. En un estudio presentado en el congreso de la Sociedad de
© ISTOCKPHOTO / VERONIKA SUROVTSEVA (mano virtual); © ISTOCKPHOTO / CLAUDE DAGENAIS (mano real); CORTESÍA DE FELIX CHANG (foto de Chang); CORTESÍA DE CODY KARUTZ (avatares)
que le representase en Second Life, un mundo virtual.
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RESUMEN
Animaciones influyentes
1
Mediante fotografías digitales, los avata-
res-sosias pueden aproximarse al aspecto de sus usuarios; al hacerlo, ejercen poderosos efectos sobre ellos.
2
Una persona puede mejorar sus destre-
zas sociales mediante la observación de un sosias virtual: este puede aliviar las ansiedades y ayudar a adoptar un estilo de vida más sano o a tomar decisiones financieras.
3
Los avatares-sosias pueden imbuir nue-
vas preferencias en sus usuarios o implantarles falsos recuerdos.
EL «YO» EN EL CEREBRO
Neurociencias estadounidense en 2009, Kristina Caudle y sus colaboradores, del Darmouth College, analizaron la actividad cerebral de 15 jugadores habituales que dedicaban en promedio 23 horas semanales a World of Warcraft. Cuando se les proporcionaba información sobre sus avatares, el cerebro de los sujetos exhibía una actividad más intensa en la corteza prefrontal medial que si la información facilitada concernía a personas cercanas a ellos (sus mejores amigos). La corteza prefrontal medial se ocupa de procesar información de alta prioridad, relevante para nuestro yo. «Ello sugiere que cuando pensamos en una representación digital nuestra, estamos poniendo en acción partes del cerebro similares a las que invocamos al pensar en nuestra versión real y personal», explica Caudle. Es más, recordamos mejor la información concerniente a nosotros que la referente a datos de otros tipos, lo que sugiere que los avatares podrían constituir un poderoso elemento de aprendizaje. Es probable que la exposición a los avataressosias amplifique ese efecto, a diferencia de los más fantásticos. Según una teoría propuesta hace decenios por el psicólogo Albert Bandura, de la Universidad Stanford, aprendemos de modelos; cuanto mayor sea la identificación del sujeto con el modelo, tanto más eficaz resulta la enseñanza. «Estos sosias funcionan porque obtienen réditos de cosas sabidas en psicología desde hace mucho», opina Jesse Fox, investigadora en comunicaciones y docente en la Universidad estatal de Ohio. Los sosias pueden reducirse a una simple efigie estática y plana, a un esbozo o caricatura, o alcanzar toda la complejidad de una proyección tridimensional, interactiva y capaz de expresar emociones. En lugar de un esbozo retocado hasta que se nos parezca, se trata de una animación que lleva nuestro rostro y que se obtiene envolviendo una foto en torno a una cabeza tridimensional adosada a una silueta corporal genérica, femenina o masculina.
Autoayuda digital Los avatares-sosias permiten que nos veamos realizando una acción deseada, viviendo una fantasía o adquiriendo una silueta más gruesa o esbelta. Pueden ayudarnos a tomar decisiones económicas. El psicólogo Hal Ersner-Hershfield, de la Universidad Noroccidental, y sus colaboradores crearon para 50 participantes sosias electrónicos envejecidos mediante retoque digital hasta la edad de 70 años. Cada probando «moraba» en un avatar propio y contemplaba, desde la perspectiva de este, la situación virtual que el avatar afrontaba. Los investigadores hicieron que algunos de los participantes se viesen en un «espejo» virtual para que se familiarizasen consigo mismos de mayores, a la vez que les planteaban preguntas que reforzaban la identificación con el propio avatar, como «¿Qué es lo que te asusta más?» o «¿Cuál es tu mayor esperanza?». A continuación se pidió a los probandos que asignaran 1000 dólares para uno de los cuatro siguientes fines: celebrar una ocasión especial, donárselos a otra persona u organización, ingresarlos en una cuenta a la vista o aplicarlos a un plan de jubilación. Aquellos que habían visto a su avatar de edad avanzada optaron por dedicar una doble cantidad a sus jubilaciones, a diferencia de quienes respondieron a idénticas preguntas y no se vieron envejecidos. En otro estudio publicado en 2006, los probandos, al observarse a sí mismos en edad avanzada, atenuaron sus prejuicios hacia las personas mayores, como se comprobó mediante cuestionarios, en comparación con las actitudes de aquellos sujetos que no llegaron a conocer a sus sosias digitales envejecidos. Es posible que los avatares-sosias, además de conferir una mayor amplitud de miras logren modificar comportamientos haciendo que, por así decirlo, se aprenda en cabeza ajena. En un estudio de 2009, Fox, a la sazón en Stanford, y sus colaboradores crearon avatares-sosias para
Cuando pensamos en nosotros mismos (izquierda) invocamos regiones cerebrales similares a KRISTINA CAUDLE / DARTMOUTH COLLEGE
las que se activan al procesar información sobre nuestros avatares (derecha). Ambas situaciones suscitan actividad en la corteza prefrontal medial (zonas inferior izquierda, en amarillo y naranja), una región cerebral que se ocupa de información relevante sobre nuestro yo.
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MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
CORTESÍA DE MICHELLE DEL ROSARIO
MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
VEJEZ RECREADA La creación de avatares envejecidos mediante retoque digital puede inducir a sus titulares a que ahorren más pensando en su jubilación.
Las personas aprenden de modelos; cuanto más se identifican con ellos, más eficaz resulta la enseñanza
LINDEN LABS
por una cinta e iban poniéndose en forma de manera progresiva manifestaron una mayor actividad física en las 24 horas siguientes que aquellos que observaron a sus «dobles» inmóviles, en pie, con aire aburrido. Los estudiantes con avatares activos relataron haber caminado por las calles, subido escaleras o acudido al gimnasio con mayor frecuencia que los pertenecientes al grupo de control. «Se trata de modelos muy persuasivos; podrían hacer que modificásemos hábitos que nos resistimos a cambiar», añade Fox. Todavía no puede determinar la duración de los efectos de tales intervenciones. Junto a su equipo diseña un programa con avatares fotorrealistas que desarrollan manchas o bultos cancerosos por su exposición al sol; el objetivo es inducir a los usuarios a protegerse mejor la piel frente a los rayos solares. Psicólogos y consejeros han empezado, asimismo, a valerse de avatares para proporcionar terapia a personas con fobias, historial de traumas, adicciones, síndrome de Asperger, claustrofobia u otras formas de ansiedad social. De hecho, casi un decenio de investigaciones ha demostrado que los tratamientos basados en realidad virtual resultan, cuanto menos, tan eficaces como otras modalidades más tradicionales. Es de prever que la «terapia por avatar» alce el vuelo en los años próximos. El psicólogo Jeremy Bailenson, de Stanford, y la psiquiatra Hoyle Leigh, de la Universidad de California en San Francisco, estudian la aplicación de avatares-sosias para enseñar a sonreír a personas con esquizofrenia, a quienes les resulta difícil mostrar la expresión facial adecuada. El programa mostrará al paciente su avatar sonriendo en diversas situaciones sociales. Bailenson y el psicólogo Peter Mundy, de la Universidad de California en Davis, están desarrollando avatares-sosias que enseñen a personas con síndrome de Asperger a establecer el contacto visual adecuado. Cuando el sujeto encarna su avatar y mira a los ojos de otro ava-
MANDY GEFTER
69 estudiantes de primero y segundo ciclo, los cuales vieron después a sus egos artificiales comiendo en un ambiente de realidad virtual. El avatar tenía ante sí un cuenco lleno de zanahorias y otro con bombones. Cuando el avatar engullía bombones engordaba, mientras que cuando mordisqueaba zanahorias adelgazaba. Los participantes cumplimentaron después un impreso de encuesta situado al lado de un cuenco con bombones. Las jóvenes que habían visto a sus avatares ganar o perder peso y se identificaron con la situación consumieron menor cantidad de chocolatinas que otras cuyos avatares no experimentaron variación o que no se identificaron con la experiencia virtual. Muchas de las mujeres consideraron que el refuerzo visual había modificado su actitud y conducta. «Las zanahorias no me gustan nada», señaló una de ellas, «pero sí que me gustó verme adelgazar; eso ha hecho que me proponga comer de una forma más saludable». En cambio, los hombres que se implicaron en el experimento comieron más dulces que otros que no encontraron convincente la ambientación virtual. Las investigadoras no saben explicar con certeza tal diferencia, aunque sospechan que podría tratarse de un efecto social: cuando los hombres comen en compañía tienden a ingerir más que cuando están solos; al contrario sucede con las mujeres. Los participantes parecían reaccionar al comportamiento de sus sosias como si estuviesen cenando con otra persona. Cualquier avatar inductor de adelgazamiento basado en incentivos habrá de tener en cuenta dicha casuística. Fox, no obstante, considera que esta técnica es prometedora. «Obtuvimos esos efectos con tres a cinco minutos de exposición», explica. «¿Qué ocurriría si las personas vieran cosas así a diario?». De modo similar, las animaciones con avatares podrían motivar la práctica de ejercicio. En otro experimento del equipo de Fox, en 2009, estudiantes plasmados en avatares que corrían
La autora creó un personaje de mujer morena que la representase en Second Life, un mundo fantástico tridimensional.
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tar, el avatar «amigo» permanece vívido. Pero cuando los ojos digitales del sujeto en cuestión miran a otro lugar, el otro empieza a esfumarse. Los pacientes, al esforzarse en mantener visible al avatar del otro (aunque solo sea porque tal es el propósito del juego), aprenderán a establecer y mantener contacto visual en la vida real. O así lo esperan los investigadores. Programas-avatar similares podrían proporcionar indicaciones y estímulos virtuales a personas con fobias sociales (o a quienes, simplemente, son tímidos o retraídos), dándoles valor y confianza para interactuar con los demás.
Caricaturas al mando Los avatares pueden utilizarse también con fines menos nobles, como disponernos a favor de un producto o candidato político más de lo que en principio estaríamos dispuestos. Los anuncios televisivos se valen de actores cuyo aspecto, forma de hablar y actuar se ajustan a la del público diana, con el fin de lograr que los consumidores se vean a sí mismos como usuarios o dueños de un producto concreto. Un avatar-sosias podría constituir un agente todavía más potente para lograr tal objetivo. En 2010, investigadores del laboratorio de interacción virtual humana de la Universidad Stanford decidieron ensayar la potencia de los avatares para influir en los consumidores. Pidieron a ochenta estudiantes que entrasen en una página web y prestasen atención a las recomendaciones virtuales de marcas ficticias de bebidas no alcohólicas. Algunos de los refrescos se presentaban en anuncios estáticos acompañados de textos elogiosos; otros exponían la foto de un desconocido o del propio probando que hacía de anunciante. En una encuesta posterior
Los programasavatar podrían facilitar estímulos y claves que ayuden a superar fobias
ANUNCIOS MÁS EFECTIVOS Los anuncios con fotografías de los probables compradores podrían influir en su comporLos probandos que se veían en el anuncio preferían la bebida que anunciaban ellos mismos a aquella publicitada por un desconocido o presentada con un mero texto.
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CORTESÍA DE CODY KARUTZ
tamiento como consumidores.
se les preguntó por las marcas que preferían: la mayoría optó por aquella que mostraba su imagen. Este hallazgo apunta a que a las agencias de publicidad podrían hacerse furtivamente con fotos de los individuos —tomadas, por ejemplo, de redes sociales, como Facebook— con vistas a personalizar sus lanzamientos. No obstante, los anuncios publicitarios con mayor capacidad persuasiva podrían consistir en avatares-sosias maniobrables, similares a los exhibidos en mundos virtuales de fuerte inmersión, como Second Life. Cuando los estudiantes de Stanford se introdujeron en un escenario virtual inmersivo, que presentaba a un sosias luciendo una camiseta con la bebida, se inclinaron a recomendar el producto que vestían... siempre y cuando pudieran manipular a su doble virtual. En cambio, esos mismos estudiantes respondieron negativamente ante sosias a quienes podían observar, mas no controlar: en este caso optaban por la bebida competidora que presentaba en su camiseta el avatar de un desconocido. Tales estudios indican hasta dónde pueden ser vulneradas nuestras opiniones por quienes deciden apoderarse de nuestra imagen, manipularla y exponerla ante nosotros. «Nuestras identidades están a punto de convertirse en un amasijo de nuestros seres físicos, reales y virtuales», opina la socióloga Sherry Turkle, del Instituto de Tecnología de Massachusetts. No menos desazonante es la potencialidad de los avatares para implantar recuerdos falsos. En 2009, Bailenson y Kathryn Segovia, de Stanford, contaron de forma individual a 27 niños de preescolar y a 28 de primaria elemental una historia que relataba que el propio niño había estado nadando con dos orcas llamadas Fudgy y Buddy. Seguidamente se solicitó a algunos de esos niños que pasaran un minuto imaginándose a sí mismos nadando con las ballenas. Otros, en cambio, vieron un avatar-sosias suyo en el mar con las orcas, y un tercer grupo contempló una reconstrucción digital del cuento, en la que un niño que no era él jugaba con las orcas. Por último, un cuarto grupo se limitó a permanecer sentado durante un minuto y esperar. Cinco días después, Bailenson y Segovia pidieron a los probandos que describieran su experiencia con esos cetáceos, que juzgasen si el encuentro había sido real o imaginado. Casi todos los niños de preescolar creían haber nadado realmente con las orcas: los niños tan pequeños no suelen discriminar entre fuentes de información reales, virtuales o imaginarias. Sorprendió, sin embargo, que cuatro de los siete MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
FALSOS RECUERDOS Las simulaciones mediante avatares-sosias pueden implantar falsos recuerdos. En un estudio, niños de corta edad que habían visto a su avatar nadando con dos orcas creyeron, al cabo de unos días, haberlo experimenta-
CORTESÍA DE CODY KARUTZ
do en la vida real.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA I, AVATAR: THE CULTURE AND CONSEQUENCE OF HAVING A
niños de primaria elemental que habían visto a su avatar entre las orcas creyeron que la aventura había sido, al menos en parte, protagonizada por ellos. La visualización activa del suceso resultó convincente en la misma proporción para los escolares de mayor edad, mientras que la visión de la representación virtual de otro niño solamente logró engañar a uno de los probandos. Algunos incluso adornaron la experiencia del avatar, con historias de su propia cosecha, como que habían estado jugando al escondite con las orcas entre arrecifes de coral. Tales observaciones indican que en la manipulación de recuerdos, la presentación de escenas ficticias con avatares-sosias resulta tan eficaz como el engaño o como inducirles a recordar situaciones detalladas que nunca acontecieron. Es probable que las experiencias con avatares produzcan efectos similares en la mente de los adultos, a juicio de la psicóloga Elizabeth Loftus, de la Universidad de California en Irvine. Las personas distinguen los recuerdos auténticos de los ficticios mediante la evocación de detalles visuales, sonoros e incluso olfativos. Así pues, los medios digitales en los que se hayan engarzado tales sensaciones pueden perturbar y descabalar los recuerdos. A Loftus le preocupa que la visión de avatares pueda pesar sobre el recuerdo más incluso que el fantaseo. La creación de fantasías exige esfuerzo y puede, por ello, quedar bajo el control consciente de la persona, explica. En cambio, la observación de avatares es algo pasivo. «Las imágenes de tal índole pueden invadirnos como los programas maliciosos llamados “troyanos”, porque ni siquiera MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
detectamos lo que está ocurriendo», añade. Loftus sugiere que podría darse buen uso al potencial de los avatares para implantar recuerdos si se pudiera vincular un recuerdo repulsivo con una conducta no deseable, como la de atiborrarse de dulces. Parece que los programas informáticos basados en avatares se encuentran casi listos para saltar del ámbito experimental al comercial. Dentro de poco podremos adquirir aplicaciones «sosias» o videojuegos que nos ayuden a perder peso, a comprender las consecuencias de la irresponsabilidad económica, a desarrollar nuestras destrezas sociales, a aliviar nuestras angustias e incluso a promover la sensibilidad cultural. Que sepamos, al menos un programa de ejercicios se encuentra ya en fases iniciales de desarrollo comercial. En un futuro algo más lejano —imaginan los expertos—, nuestro psicoterapeuta podrá hablarnos desde el ordenador a través de una reproducción animada de nuestro rostro. Después de todo, ¿en quién podemos confiar más que en nosotros mismos? Otras consecuencias de tales avatares podrían ser de gran alcance, además de imprevisibles. «Verse a uno mismo realizando cosas que nunca ha hecho es algo que, como humanos, jamás hemos experimentado», afirma Bailenson. Al tiempo que cada uno se familiariza con sus replicantes cibernéticos es posible que sintamos que existe más de un ejemplar de cada uno de nosotros.
SECOND LIFE. Mark Stephen
Meadows. New Riders, 2008. LASTING FALSE BELIEFS AND THEIR BEHAVIORAL CONSEQUENCES. E. Ge-
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covich y Jeremy Bailenson.
Samantha Murphy es periodista y escritora especializada en las aplicaciones neurocientíficas de la tecnología.
Harper-Collins, 2011.
37
ENTREVISTA
La realidad virtual en psicoterapia La psicología ha encontrado en la realidad virtual una herramienta eficiente para tratar psicopatologías. El equipo de investigación que dirige José Gutiérrez Maldonado desarrolla aplicaciones en este terreno ENTREVISTA REALIZADA POR YVONNE BUCHHOLZ
l tratamiento con realidad virtual aprovecha la ilusión de presencia y la interacción para tratar a pacientes con trastornos psíquicos diversos, entre ellos, fobias, psicopatologías alimentarias, ansiedades, déficits de atención, adicciones e incluso el dolor crónico. Aunque las experiencias llevadas a cabo hasta ahora muestran la eficacia del método, su uso en clínica resulta todavía escaso. Aun así, según los expertos, falta poco para el cambio. ¿Qué aparatos suelen utilizarse en la terapia con realidad virtual? Existen diferentes tipos de dispositivos, todos con sus ventajas y desventajas. El casco virtual es el aparato que la gente asocia habitualmente con la realidad virtual. Presenta la ventaja de que, si posee un buen ángulo visual, resulta muy inmersivo. No obstante, existe un problema: todavía resultan poco ergonómicos para las aplicaciones de tratamiento. La exposición en cada sesión no es inferior a los 50 o 60 minutos, cuando, por lo general, las molestias por llevar el casco aparecen a los 15 minutos. Ello hace que se pierda una propiedad esencial para el tratamiento: la sensación de presencia, es decir, de encontrarse dentro del entorno virtual. ¿Cómo puede solucionarse? Cada vez más, se utilizan sistemas de proyección que no requieren la colocación de ningún aparato en la cabeza. Constan de una pantalla grande o con forma curva que ocupa la mayor parte de la visión periférica del individuo. Puede resultar tan inmersiva como un casco de realidad virtual.
38
Las imágenes se proyectan en 3D... Sí, para incrementar la sensación de presencia se juega con la ilusión de profundidad. Es la misma sensación que se tiene cuando se va al cine a ver una película en 3D. Con técnicas de estereoscopia puede conseguirse la ilusión de que determinados objetos se encuentran detrás de la pantalla, y otros, delante. De hecho, la pantalla desaparece; el sujeto siente que forma parte del espacio virtual. ¿Se necesita una formación especial como terapeuta para aplicar el tratamiento? La terapia con realidad virtual requiere entrenamiento. Aunque existen másteres y cursos universitarios, dicha terapia todavía no cuenta con un reconocimiento entre los terapeutas.
TODAS LAS IMÁGENES SON CORTESÍA DE JOSÉ GUTIÉRREZ MALDONADO
E
JOSÉ GUTIÉRRREZ MALDONADO Nació en 1963 en Torelló.
Así que no se aplica en la práctica clínica... Sucede siempre que aparece una novedad de este tipo. Se tarda entre 10 y 15 años en introducir la nueva técnica. Los primeros artículos en torno a la terapia con realidad virtual se publicaron a mediados de los noventa. Ahora nos encontramos en la última fase del proceso. Ya se empieza a introducir en algunos centros aplicados y en hospitales.
Es doctor en psicología, psicólogo clí-
nico y profesor, a la par que director del departamento de personalidad, evaluación y tratamientos psicológicos de la Universidad de Barcelona. Coordina el grupo de investigación
sobre aplicaciones de la realidad virtual en psicología clínica y de la salud del Instituto de Investigación en Cerebro, Cognición y Conducta (IR3C).
¿Para qué tipo de psicopatologías se han ideado hasta ahora? Se empezó a aplicar inicialmente para el tratamiento de las fobias, pero se ha ido extendiendo a otros trastornos. Se está aplicando también en trastornos alimentarios, de falta de atención e hiperactividad, en pacientes con dolor agudo o crónico y para el entrenamiento de las habilidades MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
AHUYENTAR EL DOLOR Uno de los proyectos de la terapia con realidad virtual se desarrolla en pacientes con dolor crónico a través de entonos de distracción, que por estar basadas en obras de arte surrealistas, los investigadores han denominado Surreal World.
sociales en personas con esquizofrenia. En estos momentos también llevamos a cabo un proyecto para el tratamiento de las adicciones. ¿Qué técnicas de terapia se utilizan? Numerosos tratamientos en psicología se basan en técnicas de exposición. Cuando una persona presenta una fobia, por ejemplo, se le expone en vivo, a ser posible, ante la situación que le provoca la respuesta de ansiedad. Si no es realizable en vivo, se le expone con imaginación. A través de un procedimiento protocolizado para la exposición gradual se consigue que el paciente se habitúe a la situación y desarrolle respuestas más adaptativas. De la misma forma, si alguien es fumador, cuando se encuentra ante determinadas señales, estímulos o contextos, le aparece el deseo de fumar. A través de la realidad virtual se habitúa al paciente al estímulo, impidiéndole el consumo de la sustancia a la que es adicto. El deseo de consumir disminuye a lo largo del tiempo. Al contrario de lo que se pueda pensar, va disminuyendo la respuesta de ansiedad. Ahora bien, ¿cómo se convence a una persona con fobia a las alturas, por ejemplo, de que se encuentra en un precipicio y no en una recreación de laboratorio? No puede evitarlo. El individuo presentará la misma reacción que si estuviera realmente allí. Es inevitable. Aunque uno sepa que la situación no es real, la ilusión de presencia es tan fuerte por la inmersión y la interacción, que manifiesta las mismas reacciones que tendría en un entorno real. El cerebro no puede evitarlo; funciona igual que con otras ilusiones. Sabes que no te encuentras ante un precipicio, pero tu cerebro tiene las mismas reacciones que si estuviera allí. Es importante que ocurra así, porque si no, el tratamiento no resultaría eficaz. MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
Así que asistiendo a la terapia con realidad virtual se puede superar una fobia sin necesidad de pisar la realidad. No. Por lo general no se sustituye la totalidad de las sesiones por exposiciones con realidad virtual, sino la mayor parte de ellas. A lo largo de un tratamiento se pueden combinar sesiones de exposición virtual con otras en vivo. Si el tratamiento con realidad virtual es eficiente, en lugar de dieciséis exposiciones en vivo se requerirán tan solo una o dos. El terapeuta, ¿queda en un segundo plano? El terapeuta en la exposición, ya sea en vivo, con imaginación o virtual, siempre mantiene un papel activo. Pero el esfuerzo en el tratamiento con realidad virtual es menor. El sistema capta la atención del paciente sin que él quiera. No puede evitar
el entorno porque se encuentra dentro. Así que la entrada de estímulos no requiere tanto esfuerzo por parte del terapeuta. ¿Alguna otra ventaja? Aparte de mayor eficiencia del tratamiento porque el coste total es menor, resulta más eficaz, ya que el control de los parámetros de la exposición es mayor. En una exposición en vivo pueden darse mil variables que el terapeuta no puede controlar. En un caso de agorafobia, por ejemplo, en el que se expone al paciente a la afluencia de gente en una estación de metro, el terapeuta no puede controlar la cantidad de personas que transitan en ese momento en el suburbano, variable necesaria para respetar la jerarquía de la exposición. En la terapia virtual controlas el nivel de gravedad de la situación, de la jerarquía.
«Un videojuego no es inmersivo, pero es muy interactivo, lo que incluso contribuye más a la sensación de presencia» 39
«La realidad virtual capta la atención de tu cerebro, aunque no quieras» El uso de avatares, ¿también es habitual en las terapias de realidad virtual? Para el entrenamiento de habilidades sociales en personas con esquizofrenia se utilizan personajes virtuales; se simula una interacción. En las técnicas tradicionales de entrenamiento de habilidades sociales, normalmente en grupo, se practica el comportamiento correcto. En el caso de la terapia con realidad virtual se sustituye la situación por un personaje con el que el paciente interactúa. Además, estos programas permiten que los sujetos practiquen en casa como si de un videojuego se tratara. La terapia se acompaña con otro tipo de tratamientos, como la reestructuración cognitiva. Una vez en casa, si el usuario no dispone de una pantalla adecuada, ¿dónde queda la eficacia de la sensación de presencia? El paciente suele tener en casa un ordenador con una pantalla de mesa. Con esto ya puede practicar. El grado de inmersión no es tan alto, pero siempre va a ser mejor que no hacer nada. Por otro lado, no se pierde un aspecto del programa igual o incluso más importante que la inmersión: la interacción. El cine en 3D puede ser muy inmersivo, pero el espectador mantiene
una actitud completamente pasiva. Un videojuego no es inmersivo, pero en cambio es muy interactivo. El sistema responde al comportamiento del usuario, factor que incluso contribuye más a la sensación de presencia que la inmersión. Los ejercicios de práctica interactiva para casa pueden complementar el tratamiento que se realiza en consulta. De hecho, se trabaja así. La capacidad de aprendizaje, de memoria, tiene mucha importancia en este tipo de terapia. ¿Podría utilizarse también en pacientes con demencia? Se podría probar. Ya existen programas para la rehabilitación de las capacidades cognitivas. Para niños con déficit de atención e hiperactividad existen videojuegos que captan más su atención y les motiva más. Ello contribuye a su tratamiento. También se utiliza en rehabilitación motora. Los pacientes trabajan durante más tiempo y los resultados son mejores que con tratamientos tradicionales. Aparte de la visión y la audición, ¿se aprovechan otros sentidos? Hay sistemas más complejos que incluyen otras modalidades, como los guantes que dan sensación de tacto. Los olores se utili-
zan menos. Está claro que el sistema más inmersivo sería el que incluyera el mayor número de sensaciones: visual, auditiva, olfativa, táctil y el gusto. El guante, ¿para qué tipo de trastornos se utiliza? Nosotros lo hemos estudiado para el trastorno obsesivo-compulsivo. Uno de los subtipos más frecuentes es el relacionado con ideas obsesivas de contaminación y comportamientos compulsivos de limpieza. Los pacientes incluso presentan problemas para salir de casa, ya que son incapaces de tocar objetos que hayan tocado otras personas; también presentan rituales muy intensos de limpieza [véase «Rituales sin fin», por A. K. Külz y U. Voderholzer; Mente y cerebro, 47]. En el tratamiento gradual de exposición se obliga a los pacientes a tocar objetos y se les prohíbe la respuesta de lavarse después. El guante maneja una mano virtual de forma que el sujeto tiene la sensación de que cuando mueve su mano enfundada en el guante mueve la mano virtual, con lo que se identifica con ella. Además, experimenta la sensación de que se halla inmerso en el entorno. Vayamos al tratamiento virtual de trastornos alimentarios, ¿cómo funciona? Existen individuos que ante los alimentos experimentan ansiedad. Por ejemplo, personas con anorexia; cuando se ven obligadas a comer sienten una ansiedad muy fuerte. A lo largo de la terapia se expone a estos pacientes ante alimentos virtuales de manera gradual: primero alimentos de pocas calorías, como ensalada o fruta, luego se les presenta comidas con más calorías, entre ellos, pizzas, refrescos azucarados o pastelitos. Si se realiza la terapia en vivo se necesita disponer de los alimentos en la consulta, parafernalia que así puedes evitar. No obstante, en la consulta puede obligarse al paciente a comerse los alimen-
AVATARES SOCIALES Para el entrenamiento de habilidades sociales en personas con esquizofrenia se utilizan personajes virtuales que simulan situaciones de interacción.
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MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
TERAPIA CON ATRACTIVO Los ejercicios a través de videojuegos atraen más la atención de los niños con déficit de atención o hiperactividad, por lo que practican durante más tiempo. Ello contribuye a su tratamiento.
tos, mientras que en la realidad virtual es imposible. Se simula la situación como si se el sujeto estuviera comiendo de verdad: coge el alimento con el tenedor o la cuchara y oye incluso el ruido al masticar la comida. Por otra parte, estas personas, insatisfechas con su esquema corporal, presentan una distorsión de su cuerpo. Por ello se aplica un sistema que corrige ese subjetivo esquema corporal. Se sitúa al paciente en entornos en el que aparecen diferentes figuras, de las que deben elegir aquella con la que se identifican. A continuación se les indica que pasen el personaje virtual que han elegido por espacios que se corresponden con el tamaño real de su cuerpo. Como, por lo general, seleccionan un cuerpo mayor al suyo, la realidad virtual permite que sustituyan la imagen mental que poseen de su propio cuerpo por otra que sí se corresponde con su tamaño corporal real. ¿Este tipo de terapia es apto para cualquier paciente? Hasta el momento, no hay contraindicaciones. Se está investigando si existen diferencias de género o de edad, pero lo cierto es que no se están encontrando diferencias. Parece que los niveles de eficacia son similares en todos los pacientes. ¿Algún día podremos ir a la farmacia, por ejemplo, y comprar el programa adecuado para tratarnos en casa? El terapeuta siempre es importante para seguir una jerarquía de tratamiento de acuerdo al paciente, a su exploración y examen. Ello no quiere decir que en un futuro existan programas que incluyan un componente para realizar lo que hace el terapeuta; sin embargo, por el momento no existen. Se hacen cosas parecidas en Internet, programas autoaplicables. Siempre que esto pueda complementarse con un terapeuta real, será más eficaz. MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA ASSESSMENT OF EMOTIONAL REACTIVITY PRODUCED BY EXPOSURE TO VIRTUAL ENVIRONMENTS IN PATIENTS WITH EATING DISORDERS. J. Gutiérrez-Maldonado, M. Ferrer-García, A. Caqueo-
Urízar y A. Letosa-Porta en CyberPsychology & Behavior, vol. 9, n.o 5, págs. 507-513, 2006. APLICACIONES CLÍNICAS DE LA REALIDAD VIRTUAL EN EL ÁMBITO ESCOLAR. J. Gutiérrez-Maldo-
nado, I. Alsina, C. Carvallo, A. Letosa y E. Magallón en Cuadernos de medicina psicosomática y psiquiatría de enlace, vol. 82, págs. 32-51, 2007. TERAPIA 2.0. N. Westerhoff en Mente y cerebro, n.o 30, 2008. EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO PSICOLÓGICO MEDIANTE REALIDAD VIRTUAL Y OTRAS NUEVAS TECNOLOGÍAS. J. Gutiérrez-Maldonado en Anuario de Psicología, vol. 40, n.o 2,
págs. 149-154, 2009.
41
MENTE, CEREBRO Y SOCIEDAD CUERPOS DE CAMPEONES Una autoimagen positiva y una composición corporal adecuada contribuyen al máximo rendimiento de los futbolistas MARTA ARROYO IZAGA Y JOSÉ MANUEL GONZÁLEZ DE SUSO JANÁRIZ
E
l rendimiento competitivo es el resul-
so una cantidad moderada de tejido adi-
partimentos corporales. La mayor parte de
tado de la interacción de múltiples fac-
poso puede proporcionar una flotabilidad
las ecuaciones de predicción, sobre todo
tores, entre los cuales destaca el legado
extra que favorezca el rendimiento. Sin
las que utilizan mediciones antropométri-
genético, una herencia que contempla las
embargo, la mayor parte de los estudios
cas (pliegues cutáneos, diámetros óseos,
características antropométricas, cardio-
científicos muestran que los deportistas de
circunferencias de segmentos corporales)
vasculares, musculares y la capacidad para
competiciones de alto nivel presentan una
se han desarrollado a partir de medidas
mejorar con el entrenamiento.
reducida proporción de tejido adiposo.
antropométricas y del pesaje hidrostático
El fútbol, a pesar de tratarse de un de-
Una herramienta útil para analizar la
(bajo el agua). Pese a que en pocas se in-
porte de equipo, no escapa a la necesidad
composición corporal en los deportistas
cluían deportistas entrenados, las ecuacio-
de mejora individual. En este contexto, el
es la antropometría: se trata de una se-
nes propuestas por Andrew S. Jackson, de la
prototipo de cuerpo atlético ideal promo-
rie de mediciones técnicas sistematizadas
Universidad Wake Forest en Winston-Salem,
vido desde hace años deja paso al morfo-
que expresan de manera cuantitativa las
y Michael L. Pollock, del Instituto para la
tipo: estructura corporal adecuada para un
dimensiones del cuerpo humano. De he-
Investigación Aeróbica de Dallas, parecen
deporte determinado o para una posición
cho, múltiples investigaciones llevadas a
proporcionar una estimación razonable de
concreta dentro del equipo.
cabo con deportistas señalan que el perfil
la composición corporal. No obstante, estas
En la mayoría de las actividades físicas, el
antropométrico constituye un factor de-
técnicas resultan insuficientes para la valo-
rendimiento resulta mejor si el deportista
terminante para el éxito del atleta o el
ración de la distribución del tejido adiposo
presenta una gran masa corporal y un re-
equipo dentro de su especialidad y género.
visceral y subcutáneo, así como para deter-
ducido porcentaje de grasa. Sin embargo,
Los datos más relevantes se desprenden de
minar las variaciones de la masa muscular en
existen modalidades en las que dicha pro-
estudios desarrollados en atletas partici-
relación con el entrenamiento deportivo.
porción puede resultar contraproducente.
pantes en juegos olímpicos, campeonatos
Un adecuado control y una vigilancia
En la carrera de fondo, por ejemplo, no se
mundiales y competiciones internacionales,
de la composición del cuerpo pueden tra-
requiere una gran masa corporal para ob-
es decir, deportistas de élite.
ducirse en beneficios importantes para los deportistas, tanto en la optimización
tener un buen rendimiento, aunque sí una baja proporción de tejido adiposo. Otros
Rendimiento óptimo
de su rendimiento como en su estado de
deportes, como la natación, la natación
Para predecir el rendimiento de un depor-
salud. Por otro lado, el desarrollo de una
sincronizada o el waterpolo no parecen
tista, es necesaria la correcta estimación de
imagen corporal positiva y una actitud
tan sensibles a la cantidad de grasa; inclu-
las proporciones entre los diferentes com-
mental saludable se consideran cruciales
COMPOSICIÓN CORPORAL El perfil antropométrico resulta determinante para el éxito como atleta o miembro de un equipo deportivo. Los pliegues cutáneos, el diámetro óseo y la circunferencia de distintas áreas corporales, entre otros
SERVICIO MÉDICO REAL SOCIEDAD DE FÚTBOL SAD
parámetros, conforman dicho perfil.
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MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
La participación deportiva también
de la bibliografía en torno a los estudios
se asocia a una autoestima más elevada,
que han abordado las relaciones entre la
la cual protege contra los trastornos de la a
imagen corporal y el ejercicio físico en fut-
nimagen corporal y los desórdenes alimen-
bolistas permite constatar la existencia de
ertarios. En este sentido, la práctica de ejer-
dos tendencias o enfoques opuestos.
cicio aumenta la sensación de capacidad ad
© FOTOLIA / OLLY
en el rendimiento competitivo. La revisión
te física, la cual, en última instancia, revierte
Autoconcepto corporal
en una mejora de la imagen corporal de la
Un primer grupo de investigaciones mues-
persona y, con ello, en la autoestima.
tran que la práctica de ejercicio físico se re-
Un segundo grupo de investigaciones es
laciona con una imagen corporal positiva.
apunta hacia un efecto del ejercicio poo-
Se ha confirmado que los futbolistas tienen
tencialmente negativo sobre la imagen en
el máximo provecho de sus capaci-
un menor porcentaje de grasa y, por tan-
corporal. Dentro del deporte orientado al
dades. Esos datos objetivos podrían
to, un cuerpo más cercano a los cánones
rendimiento, como es el fútbol de competi-
ayudar a establecer programas de
estéticos. Los jugadores perciben que su
ción, destaca la presión que sufren los fut-
entrenamiento más oportunos, compro-
cuerpo se asemeja más al ideal en compa-
bolistas para cumplir con los requerimien-
bar sus efectos y determinar el perfil de
ración con los de las personas sedentarias
tos corporales específicos para alcanzar
jugador más idóneo para cubrir cada una
y, en consecuencia, evalúan mejor su cuer-
mejores resultados. Dichos requerimien-
de las posiciones tácticas en el terreno de
po y se muestran más satisfechos con su
tos corporales les exigen, por un lado, un
juego.
apariencia física. Sin embargo, tanto o más
bajo porcentaje de grasa corporal, y por
importante que la propia percepción es la
otro, una gran masa muscular. Cuando el
visión que tienen los demás de nuestro fí-
deseo de conseguir un cuerpo con tales
sico; ello influye de manera decisiva en el
características se convierte en obsesión, el
autoconcepto corporal. Las otras personas
deportista puede sufrir trastornos dismór-
perciben el cuerpo de los jugadores como
fico-corporales.
físicamente atractivo, consideración que a
De todo ello puede concluirse que la va-
menudo resulta en una retroalimentación
loración positiva de la imagen y de la com-
positiva que tiende a mejorar la satisfac-
posición corporal de los futbolistas de alto
ción propia del futbolista.
rendimiento resulta necesaria para obtener
Marta Arroyo Izaga Departamento de farmacia y ciencias de los alimentos Universidad del País Vasco José Manuel González de Suso Janáriz Servicio Médico Real Sociedad de Fútbol SAD Donostia-San Sebastián
MEMORIA ACOMPASADA Los recuerdos y los olvidos dependen, en parte, de la sincronía de las neuronas CHRISTOF KOCH
U
no de los descubrimientos más seña-
nuevas destrezas, como la escritura especu-
y el tercero, que la memoria difiere de las
lados de la neurociencia cognitiva ha
lar, mas la posesión de tal habilidad le de-
capacidades intelectuales o perceptivas del
sido la implicación del hipocampo, una es-
jaba perplejo, pues no recordaba haberla
cerebro.
tructura yacente en lo más profundo del
adquirido.
Medio siglo después, estudios de la-
cerebro, en la formación de recuerdos. Un
H. M., iniciales con las se le conoció en
boratorio en ratones, ratas y monos, así
paciente muy especial, Henry Molaison,
vida con el fin de proteger su intimidad,
como observaciones clínicas, han refor-
quien sufría ataques epilépticos de gran
proporcionó tres conocimientos. El prime-
zado dichas conclusiones. Viene al caso
intensidad, posibilitó el hallazgo. En 1953,
ro, que ciertas estructuras cerebrales (el
la amnesia global transitoria, una rara a
cuando Molaison contaba 27 años, se le
hipocampo y la amígdala, centro cerebral
la vez que enigmática pérdida de la me-
practicó la resección quirúrgica de su hi-
que gobierna las emociones) se especia-
moria que suele desencadenarse por un
pocampo y de áreas contiguas de ambos
lizan en la recordación; el segundo, que
acontecimiento estresante. No se acompa-
hemisferios cerebrales. La operación per-
existen diferentes clases de memoria, tan
ña ni de disminución o incapacidad en las
mitió controlar su epilepsia, sin embargo,
distintas como la capacidad de rememorar
funciones sensoriales o motoras, no afecta
a un precio elevado: a partir de ese mo-
datos, la evocación de experiencias perso-
a la consciencia ni a las facultades intelec-
mento Molaison quedó incapacitado para
nales, o la conservación de habilidades
tuales, ni siquiera a la capacidad de juicio.
recordar lo que le sucedía. Podía adquirir
físicas (montar en bicicleta, por ejemplo);
Como el nombre sugiere, la amnesia global
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transitoria es un fenómeno efímero: por lo
Electrodos ultrafinos
rastreó la actividad eléctrica del hipocampo
general desaparece antes de 24 horas con
Los actuales tratamientos de la epilepsia,
y de la amígdala de los probandos merced
escasos efectos de larga duración. Ahora
aunque menos invasivos que los aplicados
a los microelectrodos implantados.
bien, en las imágenes cerebrales de alta
en tiempos de H. M., siguen ofreciendo
Los campos eléctricos registrados por
resolución, tomadas en el intervalo de uno
excepcionales oportunidades para la in-
dicha técnica presentan una variedad de
o dos días del ataque, se observan lesiones
dagación neurocientífica. En ocasiones,
ritmos. Las ondas delta (ondas cerebrales
en pequeñas áreas de una porción especí-
para localizar los focos originarios de los
lentas que tienen lugar entre una y cua-
fica del hipocampo.
ataques, se implantan electrodos más finos
tro veces por segundo) son características
Mas una vez establecida la función crítica
que un cabello en las áreas cerebrales afec-
del sueño profundo. Las ondas beta (su
del hipocampo, surge una segunda incóg-
tadas. Durante dos o tres días se observa la
frecuencia oscila entre 12 y 30 veces por
nita: ¿qué produce que la memoria regis-
actividad eléctrica cerebral que se genera
segundo) son las dominantes en la concen-
tre ciertas cosas? Del conjunto de eventos
mientras el paciente habla, ve la televisión,
tración activa. A frecuencias intermedias se
y experiencias que acontecen a diario, ¿por
anda o duerme en la sala del hospital.
encuentran los ritmos theta, que se repiten
qué algunos permanecen indeleblemente
Rutishauser y sus colaboradores pidieron
de 3 a 10 veces por segundo. (A fin de si-
impresos en la memoria, mientras que otros
a nueve pacientes con epilepsia, todos ellos
tuar ese dato en perspectiva, considérese
se esfuman como pompas de jabón?
supervisados mediante electrodos, que
que el corazón de un ciclista al subir una
Es sabido que son múltiples los factores
observasen en una pantalla de ordenador
rampa prolongada ronda en torno a las
que intervienen en el recuerdo: la aten-
cien fotografías en las que aparecía, en
160 pulsaciones por minuto, unos 2,6 la-
ción, la novedad, el interés o las emo-
cada una, bien una persona, bien un ani-
tidos por segundo). El ritmo theta resulta
ciones que se suscitan... El hallazgo del
mal o bien un objeto cotidiano (un auto-
sobre todo acusado cuando una persona
equipo dirigido por el neurocientífico Ueli
móvil, una herramienta...). Los probandos
trata de orientarse o busca novedades;
Rutishauser, del Instituto médico Howard
disponían de un segundo para retener en
en otras palabras, durante el aprendiza-
Hughes en el Instituto de Tecnología de
su memoria la imagen que se les mostra-
je. Investigaciones anteriores indican que
California, se suma a todo ello. Dichos
ba; tras ese tiempo se les presentaba otra
cuanto más vigorosas se manifiestan dichas
científicos han logrado atisbar el funciona-
foto, todo ello sin interrupción. Más tarde,
oscilaciones y mayor sea su frecuencia du-
miento del hipocampo a escala celular, así
el equipo de investigadores comprobó el
rante el aprendizaje, mejor resultará la
como la actividad de las células individu-
grado de memorización de los sujetos al
recordación del nuevo material.
ales en sujetos que primero «absorbían»
mostrarles una segunda serie de cien foto-
Volviendo al experimento, no supuso,
y luego evocaban información novedosa.
grafías, de las cuales la mitad eran nuevas,
pues, gran sorpresa para el equipo de Ru-
Aunque los investigadores exponen en
mientras que el resto correspondían a re-
tishauser recoger una destacada actividad
lenguaje técnico de potenciales de acción
peticiones de la serie inicial. Pidieron a los
theta cuando los probandos memorizaban
y frecuencias eléctricas las conclusiones del
voluntarios que identificasen las imágenes
las imágenes. Empero, sus hallazgos ahon-
estudio, estas arrojan luz sobre el prous-
que ya se les había mostrado antes. Duran-
daron aún más. Gracias a dispositivos elec-
tiano misterio de la recordación.
te los dos pases de instantáneas, el equipo
trónicos sensibles, así como a programas muy elaborados, resultó posible detectar
© FOTOLIA / YURI4U80
los débiles tableteos que emiten las neuronas individuales al enviarse información unas a otras mediante señales impulsionales, del tipo «todo o nada», las llamadas «crestas». El equipo de Rutishauser recogió la actividad de 305 neuronas ubicadas en el hipocampo y en la amígdala. El número total de crestas observadas mientras un sujeto contemplaba una imagen no permitía pronosticar si la recordaría a posteriori. (Los participantes reconocieron dos de cada
RECUERDOS CON RITMO Los acontecimientos inusitados o con fuerte resonancia emotiva resultan especialmente indelebles. También los ritmos naturales del cerebro desempeñan una función en los recuerdos.
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MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
FUENTE: UELI RUTISHAUSER
tres de las imágenes presentadas al inicio.)
Olvidadas
Sin embargo, en alrededor de una quinta parte de las neuronas, los científicos registraron una información que pronosticaba una recordación acertada.
Recordadas
Marchar al paso En general, las neuronas no operan de manera acompasada. Lo usual es que envíen impulsos de forma irregular en cuanto su excitación supera cierto nivel umbral. El
NEURONAS SINCRONIZADAS
equipo del Caltech descubrió, no obstan-
En la investigación se registró la actividad de neuronas individuales (líneas azules) durante una
te, que los ritmos neuronales pueden, en
tarea de memorización. ARRIBA: Las neuronas se disparan de forma aleatoria; la información
ocasiones, hallarse orquestados perfecta-
no se retiene. ABAJO: Las neuronas emiten sus impulsos en sincronía con los senos de la onda
mente, de tal modo que dicha sincronía
theta (línea roja), dominante durante el aprendizaje; la recordación mejora.
contribuye a la formación de recuerdos duraderos. Pensemos en una nadadora de crol. La
tían más seguros de que la recordación
vidad eléctrica altera las sinapsis cerebrales
atleta vuelve de forma periódica la ca-
resultara exacta. Cuando los sujetos expe-
(sistemas moleculares especializados que
beza hacia un lado para respirar, dentro
rimentales veían imágenes que después no
median entre neuronas), lo cual facilita la
del triángulo definido por su brazo y su
reconocían, ocurría que la coordinación en-
formación de recuerdos.
antebrazo y la superficie de la piscina. Si
tre las neuronas individuales codificadoras
Tales hallazgos contribuyen a descodi-
inspirase durante una fase distinta, lo más
de recuerdos y la actividad cerebral global
ficar la mecánica de la recordación, o en
probable es que tragara agua y perdiera el
era mucho menor.
otras palabras, a explicar el milagro de que
ritmo. Tal es el caso de las neuronas responsables de la formación de recuerdos.
La investigación revela que junto a la
un kilo y tercio de tejidos viscosos produzca
atención, la novedad y el impacto emoti-
una mente dotada de innumerables impre-
Durante la fase de aprendizaje, según
vo de los acontecimientos, existe un factor
siones, evocaciones y conocimientos que se
descubrió el equipo, si una imagen se pre-
adicional que hace memorable lo ocurrido:
acumulan en el decurso de los decenios.
sentaba en un momento en que las crestas
la sincronía. Las neuronas siempre emiten
de las señales neuronales de la amígdala y
impulsos eléctricos en respuesta a imáge-
el hipocampo se encontraban en sincronía
nes y experiencias nuevas. Mas cuando ta-
con el reloj theta local, era más probable
les crestas impulsionales coinciden con el
que recordasen la imagen; también se sen-
ritmo theta, dicha coordinación en la acti-
Christof Koch Profesor Lois y Victor Troendle de biología de la cognición y el conocimiento Instituto de Tecnología de California
EL ESPACIO A TRAVÉS DEL TACTO La corteza parietal se halla implicada en la recodificación táctil ELENA AZAÑÓN Y SALVADOR SOTO FARACO
A
todos nos ha pasado alguna vez. No-
una región específica de la piel está siendo
Este proceso, conocido como «recodifi-
tamos una molestia en el brazo, mi-
estimulada. Esta información puramente
cación espacial del tacto», implica pasar de
ramos rápidamente, y al ver que se trata
cutánea resulta, sin embargo, insuficiente
un sistema de coordenadas basado en la
de un mosquito, arremetemos con la otra
para actuar con precisión, ya que necesita-
piel o somatotópico («Me han tocado en el
mano para intentar aplastarlo. Esta reac-
mos saber, además del lugar de contacto
brazo derecho») a un sistema de coordena-
ción, en apariencia simple, implica una
en la piel, nuestra postura en ese preciso
das basado en un origen externo («Debo
coordinación sensorial compleja que re-
instante. En definitiva, la posición del in-
mirar rápidamente arriba a la derecha,
quiere localizar y actuar sobre un mapa
secto sobre la piel debe traducirse de for-
donde se encuentra ahora mi brazo»).
del cuerpo en constante movimiento.
ma rápida en una certera acción motora
La importancia de la integración entre
Cuando el mosquito se posa en el brazo,
dirigida al lugar del espacio donde se sitúa
el tacto y la postura corporal se mani-
un conjunto de neuronas de la corteza
el estímulo táctil respecto al efector (los
fiesta de forma contundente cuando se
somatosensorial se activa, indicando que
ojos, la mano...).
producen fallos. Por ejemplo, algunos
MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
45
ATENCIÓN ENGAÑADA Ejemplo de movimientos oculares hacia el origen de un estímulo táctil (símbolo rojo). En la postura cruzada puede observarse que en algunos ensayos (líneas negras), el movimiento ocular se realiza inicialmente hacia la mano contraria (como si las manos estuviesen descruzadas), hasta que acaba corrigiéndose.
pacientes con lesión cerebral o medular
actualizar una posición corporal atípica, en
res si las manos se encuentran cruzadas.
perciben de manera correcta el lugar del
este caso la situación cruzada de los dedos
Una vez se ha integrado la postura del
tacto en la piel, pero no saben a qué lugar
de las manos. Al tratarse de una postura
cuerpo como resultado de la recodifica-
del espacio externo corresponde porque
poco común, el cerebro calcula el origen
ción táctil, la orientación externa toma
su sistema propioceptivo (el conjunto de
de la sensación táctil en la piel como si los
el control. Así, la correcta localización
receptores y nervios que conforman la
dedos estuviesen en su posición más habi-
de un estímulo táctil en el espacio no se
propiocepción, es decir, el sentido que
tual, es decir, descruzados. Si tenemos pa-
produce al instante: décimas de segundo
informa al organismo sobre la postura)
ciencia, al cabo de unos días manteniendo
después del tacto, la atención se dirige
no funciona adecuadamente. Así, saben
los dedos cruzados empezaremos a extraer
primero hacia el lado anatómicamente
que fueron tocados en la mano, pero no
información acorde con esta posición más
congruente (y, por lo tanto, incorrecto),
dónde se encuentra su mano. En algunas
atípica.
como si la mano estuviese descruzada (es
ocasiones, ese tipo de fallos se produce
Con el fin de entender mejor los meca-
decir, dirige su atención hacia la derecha
también en personas sanas, originando
nismos y áreas corticales implicados en la
cuando se estimula la mano diestra), mas
interesantes fenómenos como la ilusión
percepción del espacio táctil hemos estu-
al cabo de unos 300 milisegundos, cambia
de Aristóteles.
diado en el laboratorio los errores en el
el foco de atención hacia el lado donde se
Cierre los ojos, cruce los dedos índice y
proceso de recodificación. ¿Cómo, cuándo
encuentra en realidad la mano estimulada
corazón, y frótese la punta de la nariz con
y dónde ocurre la integración entre el tac-
(el lado izquierdo).
las yemas de ambos dedos. ¿Siente como
to y la postura del cuerpo?
si tocase dos narices diferentes, una con
TODAS LAS IMÁGENES SON CORTESÍA DE LOS AUTORES
cada dedo? La ilusión se debe a un error al
De la piel al espacio
De la piel a la corteza Gracias a la estimulación magnética trans-
Medir hacia dónde se orienta la atención
craneal (EMT, una forma no invasiva de
de una persona que mantiene los brazos
estimulación cortical) hemos podido in-
cruzados cuando nota un estímulo táctil
terferir de forma transitoria la actividad
nos permite conocer el curso temporal que
neuronal del área intraparietal ventral,
sigue la recodificación espacial del tacto.
región implicada en varios tipos de inte-
Con los brazos cruzados, el espacio anató-
gración sensorial. El objetivo era compro-
mico (la mano derecha) no se corresponde
bar las consecuencias funcionales de in-
con el espacio externo donde se sitúa la
terferir el área intraparietal ventral sobre
mano (a la izquierda del cuerpo), con lo
la recodificación táctil. Los participantes
que se requiere un proceso activo de re-
debían comparar la elevación de un es-
codificación cada vez que se presenta un
tímulo táctil realizado en la cara (de cinco
estímulo táctil.
posibles repartidos de forma vertical) con
Cuando se pide a una persona que
otro aplicado en el antebrazo izquierdo
oriente con rapidez su atención hacia
(de un total de siete, también dispuestos
un tacto en una de las manos cruzadas
en vertical); el lugar de los estímulos se
(bien con un movimiento ocular rápido
modificaba con frecuencia. Dado que la
o detectando un estímulo visual cerca de
alineación entre brazo y cara cambiaba, la
la mano estimulada), pueden observarse
tarea de comparación requería la recodifi-
NO ES LO QUE PARECE
dos fases bien diferenciadas. Primero, la
cación espacial del tacto en coordenadas
La posición cruzada de los dedos induce la
orientación se basa en el lado anatómico
externas. Al aplicar los pulsos magnéticos
ilusión de Aristóteles: se tiene la sensación de
del estímulo, reacción que refleja un pri-
en el área intraparietal ventral durante
tocar dos narices, cuando en realidad se toca
mer estadio somatotópico, o de localiza-
la tarea, se produjo una disminución en
solo una.
ción en la piel, que lleva a cometer erro-
la precisión espacial. Sin embargo, dicha
46
MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
til no solo resulta importante para obtener EMT sobre el área intraparietal ventral
una experiencia completa del entorno, sino que en múltiples ocasiones funciona como el vehículo fundamental de la percepción. Por ejemplo, cuando la visión nos falla bien 7 posibles estímulos táctiles en el brazo
3 posturas del brazo 5 posibles estímulos táctiles en la cara
por falta de luz o bien por una pérdida patológica, caso de la ceguera.
Elena Azañón Dpto. de psicología básica Universidad de Barcelona Grupo de investigación multisensorial Universidad Pompeu Fabra Barcelona
ÁREAS CEREBRALES IMPLICADAS El brazo oculto del participante se sitúa en paralelo a la cara y a una elevación determinada (de 3 posibles). En cada ensayo se presenta primero un estímulo en la cara (de 5 posibles, alineados verticalmente) y medio segundo después uno en el brazo (de 7 posibles). Luego, mediante estimulación magnética transcraneal (EMT), se aplica un pulso magnético sobre el área intraparietal ventral o sobre un área de control; el participante ha de responder si el estímulo del
Salvador Soto Faraco Grupo de investigación multisensorial Universidad Pompeu Fabra ICREA Barcelona
brazo se ha presentado por encima o por debajo del de la cara. Cada estimulador táctil se activa al azar y cada pocos ensayos el brazo cambia de posición, situándose en una de las tres
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
posiciones que aparecen en la imagen.
CHANGING REFERENCE FRAMES DURING
interferencia fue selectiva, de manera que
En conclusión, a pesar de que la recodi-
THE ENCODING OF TACTILE EVENTS. E.
la EMT no produjo interferencia en tareas
ficación táctil presenta todavía numerosas
Azañón y S. Soto-Faraco en Current
de control que tan solo requerían percep-
incógnitas, gracias a los estudios que he-
Biology, vol. 18, págs. 1044-9, 2008.
ción del lugar de contacto en la piel o de
mos realizados hasta el momento conoce-
la posición del brazo en el espacio. Tales
mos parte de su secuencia funcional, su
THE POSTERIOR PARIETAL CORTEX REMAPS
resultados sugieren que el área intrapa-
curso temporal y algunas de las estructu-
TOUCH INTO EXTERNAL SPACE. E. Azañón,
rietal ventral (en la corteza parietal) es
ras cerebrales implicadas. No obstante, es
M. R. Longo, S. Soto-Faraco y P. Hag-
una de las áreas cerebrales implicadas de
necesario seguir investigando para acabar
gard en Current Biology, vol. 20, págs.
forma causal en la recodificación espacial
de comprender cómo percibimos el mundo
1304-9, 2010.
del tacto.
a través de la piel, ya que la percepción tác-
CRONONUTRICIÓN Y LECHE MATERNA Las variaciones nutricionales circadianas de la leche de la madre influyen en los ritmos biológicos del bebé CARMEN BARRIGA IBARS Y ANA B. RODRÍGUEZ MORATINOS
H
asta hace poco, en la nutrición solo
fluir en nuestros ritmos biológicos (ciclo de
do para el desarrollo del bebé, además de
se consideraba el valor intrínseco del
sueño y vigilia) dependiendo del momento
revelar las claves para una crononutrición
de la ingesta.
perfecta en cada etapa de la vida.
alimento, sin tener en cuenta cuándo se consumía. Ello supone un error: un mismo
La leche humana va modificándose a lo
nutriente puede digerirse y aprovecharse
largo de la lactancia y durante las horas
Ritmos de los nutrientes lácteos
de forma diferente según la hora del día.
del día, lo que facilita la adaptación a la
Diferentes nutrientes que intervienen en
Ante este vacío se ha acuñado el concepto
vida extrauterina del nuevo ser. El estudio
la regulación de los ritmos biológicos pre-
de crononutrición, que refiere al modo en
de sus variaciones nutricionales circadianas
sentan variaciones circadianas en la leche
que la composición del alimento puede in-
ayuda a ahondar en la influencia del líqui-
materna. El aminoácido esencial triptófa-
MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
47
en los bebés, la presencia de tal hormona
cleótido alcanza sus máximos valores en
en el líquido materno contribuye a que
horas nocturnas.
los niños amamantados logren antes los
Alimentación a deshora
© DREAMSTIME / DMITRY NAUMOV
ritmos del sueño nocturno. Otros aminoácidos de la leche materna
A pesar de que la lactancia materna cons-
con acción sobre el ritmo de sueño y vigilia
tituye la forma perfecta de alimentar al
y que presentan cambios circadianos son la
recién nacido, a menudo por problemas de
fenilalanina y la tirosina (precursores de la
horarios, la madre no puede facilitársela
dopamina, la adrenalina y la noradrenali-
a su bebé. Ante tal dificultad, numerosas
na), los cuales presentan sus máximos valo-
mujeres optan por sacarse la leche del pe-
res en hora diurna. Asimismo, la metionina
cho para que sus hijos puedan alimentarse
(aminoácido precursor de la acetilcolina y
en su ausencia. A la vista de nuestros re-
del ácido aspártico, este último neurotrans-
sultados, se recomienda a las madres que
misor excitador) registra sus máximos nive-
tomen buena nota del momento del día en
les durante el día.
el que efectúan la extracción, con el objetivo de que el pequeño consuma el fluido,
Promotores del sueño
mediante biberón, a una hora similar. En
Entre los componentes de la leche mater-
otras palabras, la leche extraída por la no-
na que integran las sustancias promoto-
che no debe dispensarse por la mañana, ni
ras del sueño se encuentran los nucleó-
viceversa; de lo contrario, el niño estará
tidos. La adenosina 5’P —probablemente
alimentado, mas no consolidará de forma
HORMONA PARA EL SUEÑO
la molécula más importante en el inicio
correcta sus ritmos circadianos, en especial
Los niveles de melatonina en la leche humana
del sueño— ejerce su acción a nivel del
el de sueño y vigilia.
aumentan por la noche.
hipotálamo. (Sustancias como la cafeína
De la misma manera, una leche artificial
o la teobromina actúan sobre los recep-
avanzada debería recoger la información
tores de la adenosina 5’P bloqueando su
que proporcionan los datos científicos so-
no muestra un ritmo circadiano con niveles
acción y dificultando de esta manera el
bre tales variaciones. A grandes rasgos,
máximos a las 03:00 h. Dicho aminoácido es
descanso.)
se recomienda tener en cuenta en las le-
precursor del neurotransmisor serotonina y
Resultados obtenidos en nuestro labo-
ches disociadas (día o noche) las sustan-
de la hormona melatonina, sustancias con
ratorio muestran que dicho nucleótido
cias promotoras del sueño: triptófano,
una importante función en la fisiología del
alcanza en la leche humana sus máximos
adenosina 5’P y uridina 5’P. En la leche
sueño. También los niveles de melatonina
valores durante la fase de oscuridad, por
materna esos componentes se elevan du-
(principal sincronizador de los ritmos de
lo que facilita que el niño duerma bien
rante el ciclo del sueño, por lo que la ali-
sueño y vigilia) que se encuentra en la le-
por las noches. Otro de los hipnóticos en-
mentación artificial debería considerarlos
che humana se elevan por la noche, em-
dógenos más importantes es el nucleótido
cuando la toma de las leches disociadas
pezando a decrecer al comienzo del día
uridina 5’P, el cual actúa sobre los recep-
suceda a partir de la tarde o noche. Con
para mantenerse muy bajos durante todo
tores GABA (estos conforman el sistema
ello se ayudará a que el lactante encarrile
el período de luz. Teniendo en cuenta que
inhibidor más importante del cerebro).
sus ritmos de sueño y vigila con el entorno
hasta aproximadamente los tres meses de
Muestras de leche materna obtenidas a lo
cambiante del día y la noche.
vida no se detectan niveles de melatonina
largo de 24 horas revelan que dicho nu-
Carmen Barriga Ibars y Ana B. Rodríguez Moratinos Dpto. de fisiología Universidad de Extremadura Badajoz
SUSTANCIAS PROMOTORAS DEL SUEÑO El nucleótido adenosina 5’P y el aminoácido triptófano en la leche materna presentan variaciones circadianas: alcanzan sus máximos valores en horas nocturnas
48
Noche
Triptófano
Día
Concentración (μg/ml)
Concentración (μg/ml)
Adenosina 5 5’P P Noche
6
4
2
0
2
4
6
8
10
12
Horas
14
16
18
20
22
24
Noche
Día
Noche
152 151 150 149
0
2
4
6
8
10
12
Horas
14
16
18
20
22
24
MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
DIEZ MITOS SOBRE LA SALUD Algunas creencias populares en torno a la salud resultan un hueso duro de roer. Veamos una pequeña muestra de las que han sido desbancadas RACHEL C. VREEMAN Y AARON E. CARROLL
1 «Las personas utilizan solo el diez por ciento de su cerebro»
3 «Leer con una luz tenue arruina la vista»
fracción errónea. La hipótesis se basa en
La cifra se queda corta. Estudios científicos
La creencia de que leer con poca luz puede
valencia de la miopía y la alta incidencia
con métodos de neuroimagen y análisis mi-
arruinar la vista es probable que provenga
de esta en personas con mayor experien-
croestructurales revelan que las personas
de la experiencia fisiológica de la tensión
cia académica. Sin embargo, en épocas
utilizan mucho más que ese supuesto 10
ocular: una iluminación tenue puede crear
pasadas, las condiciones de lectura eran
por ciento del cerebro. De hecho, la lesión
una sensación de dificultad para enfocar;
incluso con menos luz, se contaba con
de casi cualquier región cerebral supone
también disminuye la tasa de parpadeo y
velas o lamparillas de aceite, por lo que
secuelas duraderas de tipo somático o psí-
conduce a la incomoda sequedad en los
el aumento de las tasas de miopía en los
quico. Investigaciones de neuroimagen y
ojos, sobre todo si se fuerza la vista. El con-
últimos siglos no tiene por qué deberse
de neuronas concretas demuestran que
senso entre la mayoría de oftalmólogos es-
a una mala iluminación. En contraste con
ninguna región del encéfalo se encuentra
tipula que leer con poca luz no causa daños
este estudio, cientos de expertos afirman
en reposo permanente.
en los ojos. A pesar de que puede provocar
en Internet que leer con poca luz no daña
fatiga visual con sus múltiples efectos ne-
la vista.
un estudio epidemiológico sobre la pre-
2 «El número de suicidios aumenta en Navidad»
gativos temporales, es poco probable que cause un cambio permanente en la función
4 «La resaca se puede curar»
Pese a la extendida creencia de que el am-
o estructura de los ojos. Incluso en pacien-
De la aspirina al zumo de naranja, pa-
biente frío, oscuro y triste del invierno, más
tes con síndrome de Sjögren (enfermedad
sando por los plátanos, un caldo vege-
los inevitables encuentros familiares en fe-
autoinmunitaria que se caracteriza por la
tal o abundante agua. Internet presenta
chas navideñas contribuyen al incremento
inflamación en ciertas glándulas del cuer-
opciones interminables para prevenir
de suicidios, no existen pruebas que lo certi-
po), la agudeza visual funcional disminuida
o tratar las resacas matutinas tras una
fiquen. En Estados Unidos se analizaron los
a causa de la lectura tensa mejora cuando
noche de excesos con el alcohol. Pero,
casos de suicidio acaecidos a lo largo de 35
dejan de leer.
una vez más, no existen estudios ni en la medicina ortodoxa ni en la alternativa
ni durante ni después de las vacaciones de
concluye que forzar la visión (caso de leer
que demuestren tal efecto. Si se quiere
Navidad aumentaba el número de muertes
con poca luz o mantener los libros dema-
acabar con la resaca, el remedio más efi-
por suicidio. En cambio, es en verano cuan-
siado cerca de la cara) podría provocar
caz, claro está, consiste en beber menos
do más personas se quitan la vida.
el retraso del crecimiento ocular y la rre-
alcohol.
DR EA MS TIM E/ ©
© DREAMSTIME / ELZBIETA SEKOWSKA
Un artículo de revisión sobre la miopía
PLJ VV
años. Los investigadores comprobaron que
MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
49
©
DR EA MS TIM E
/N ICH OL AS SU TC LIF FE
5 «Cenar engorda»
que el afeitado no contribuía a que el pelo
habría presentado más pérdida de calor
A voz de pronto, la norma parece cierta.
creciera en espesor o con mayor rapidez.
que otras zonas del cuerpo.
De hecho, una encuesta entre mujeres
El mito se asienta en que el pelo nuevo
suecas con sobrepeso indicaba que estas
no dispone todavía de puntas finas, por
ingerían más alimentos al atardecer o por
lo que se percibe más grueso o recio. A
la noche. Ello no significa, sin embargo,
ello hay que sumar que el cabello que está
10 «Los teléfonos móviles originan alteraciones electromagnéticas en los aparatos médicos»
que el momento de la comida influya
creciendo todavía no se ha expuesto al sol
En numerosos hospitales se prohíbe el
en los kilos de más; quizá el resultado se
ni a los tratamientos químicos, por lo que
uso de móviles. A veces se han notificado
deba a las calorías de los alimentos que
parece más oscuro.
incluso averías de bombas de infusión y
consumían las personas encuestadas. La
monitores. Sin embargo, según estudios británicos, los móviles solo alteran los apa-
una relación entre la última ingesta y el
8 «Pelos y uñas continúan creciendo tras la muerte»
incremento de peso.
Tal creencia errónea descansa sobre una
metro (en menos del 0,1 por ciento de los
ilusión óptica: tras la muerte, el cuerpo
casos no pudo demostrarse su efecto). Una
6 «Mucho azúcar favorece la hiperactividad en los niños»
pierde líquidos, por lo que la piel situada
investigación publicada en 2007 no halló
bajo las uñas y los pelos se retrae, pare-
ningún tipo de alteración en 75 salas de
Más de una docena de estudios a doble cie-
ciendo unas y otros de mayor longitud.
tratamiento. Incluso en una investigación
go han revelado cómo responden los niños
El crecimiento del cabello y de las uñas
llevada a cabo por anestesistas se conclu-
a una alimentación equilibrada con dife-
se halla sujeto a una compleja regulación
yó que el riesgo de un error terapéutico
rentes cantidades de azúcar. En ninguna de
hormonal, la cual se extingue una vez la
disminuía cuando los médicos podían usar
las investigaciones —ya fuesen con azúcar
persona ha fallecido.
el móvil, pues, de esta manera se comuni-
mayoría de los estudios no demuestran
ratos situados en un círculo máximo de un
caban mejor entre ellos.
natural de fruta, con chocolate u otros influyera en los trastornos de atención o de
9 «Por la cabeza se pierde mucho calor corporal»
hiperactividad en los niños. Sin embargo,
En épocas de frío, se recomienda cubrirse
muchos padres probandos indicaban que
la cabeza, puesto que entre el 40 y el 50
su hijo mostraba un comportamiento hi-
por ciento del calor corporal desaparece
peractivo tras beber un refresco azucarado
por esta zona. Este mito se extendió a par-
(incluso cuando la bebida de la experimen-
tir de los «consejos de supervivencia» del
tación no contenía nada de azúcar). Así,
ejército estadounidense, y es posible que
MEDICAL MITHS. R. C. Vreeman
pues, la propia percepción de los padres
se asentara sobre un viejo estudio en el
y A. E. Carroll en British Medical Journal,
influye en el mito popular.
que los probandos vestían una indumen-
vol. 335, n.o 7633, págs. 1288-1289,
taria especial para protegerse el cuerpo
2007.
dulces— se pudo concluir que la sacarosa
Rachel C. Vreeman y Aaron E. Carroll Universidad de Indiana
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
7 «Tras afeitarse, el pelo crece con mayor fuerza»
del frío, salvo la cabeza, que mantenían al descubierto. En tales condiciones es na-
FESTIVE MEDICAL MITHS. R. C. Vreeman
Los datos empíricos son claros: tras el afei-
tural que los sujetos perdieran por la testa
y A. E. Carroll en British Medical Journal,
tado, el pelo crece igual que antes. Ya en
mayor cantidad de calor corporal. Si solo
vol. 337, n.o 7684, págs. 1442-1443, 2008.
1928 se comprobó en un estudio clínico
hubieran vestido un bañador, la cabeza no
50
MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
C ATÁLO G O
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PROMOCIONES 5 EJEMPLARES AL PRECIO DE 4 Ahorre un 20 % 5 ejemplares de MENTE Y CEREBRO o TEMAS por el precio de 4 = 26,00 €
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ASTRONOMÍA
Planetas, Estrellas y galaxias, Presente y futuro del cosmos
BIOLOGÍA
El origen de la vida, Virus y bacterias, Los recursos de las plantas
COMPUTACION
Máquinas de cómputo, Semiconductores y superconductores, La información
FÍSICA
Fronteras de la física, El tiempo, Fenómenos cuánticos
CIENCIAS DE LA TIERRA Volcanes, La superficie terrestre, Riesgos naturales
GRANDES CIENTÍFICOS Einstein, Newton, Darwin
MEDICINA
El corazón, Epidemias, Defensas del organismo
CIENCIAS AMBIENTALES
Cambio climático, Biodiversidad, El clima
TEMAS de
Precio por ejemplar: 6,50€
Precio por ejemplar: 6,50€
MyC 1: Conciencia y libre albedrío MyC 2: Inteligencia y creatividad MyC 3: Placer y amor MyC 4: Esquizofrenia MyC 5: Pensamiento y lenguaje MyC 6: Origen del dolor MyC 7: Varón o mujer: cuestión de simetría MyC 8: Paradoja del samaritano MyC 9: Niños hiperactivos MyC 10: El efecto placebo MyC 11: Creatividad MyC 12: Neurología de la religión MyC 13: Emociones musicales MyC 14: Memoria autobiográfica MyC 15: Aprendizaje con medios virtuales MyC 16: Inteligencia emocional MyC 17: Cuidados paliativos MyC 18: Freud MyC 19: Lenguaje corporal MyC 20: Aprender a hablar MyC 21: Pubertad MyC 22: Las raíces de la violencia MyC 23: El descubrimiento del otro MyC 24: Psicología e inmigración MyC 25: Pensamiento mágico MyC 26: El cerebro adolescente MyC 27: Psicograma del terror MyC 28: Sibaritismo inteligente MyC 29: Cerebro senescente MyC 30: Toma de decisiones MyC 31: Psicología de la gestación MyC 32: Neuroética MyC 33: Inapetencia sexual MyC 34: Las emociones MyC 35: La verdad sobre la mentira MyC 36: Psicología de la risa MyC 37: Alucinaciones MyC 38: Neuroeconomía MyC 39: Psicología del éxito MyC 40: El poder de la cultura MyC 41: Dormir para aprender MyC 42: Marcapasos cerebrales MyC 43: Deconstrucción de la memoria MyC 44: Luces y sombras de la neurodidáctica MyC 45: Biología de la religión MyC 46: ¡A jugar! MyC 47: Neurobiología de la lectura MyC 48: Redes sociales MyC 49: Presiones extremas
T-4: Máquinas de cómputo T-6: La ciencia de la luz T-7: La vida de las estrellas T-8: Volcanes T-9: Núcleos atómicos y radiactividad T-12: La atmósfera T-13: Presente y futuro de los transportes T-14: Los recursos de las plantas T-15: Sistemas solares T-16: Calor y movimiento T-17: Inteligencia viva T-18: Epidemias T-20: La superficie terrestre T-21: Acústica musical T-22: Trastornos mentales T-23: Ideas del infinito T-24: Agua T-25: Las defensas del organismo T-26: El clima T-27: El color T-29: A través del microscopio T-30: Dinosaurios T-31: Fenómenos cuánticos T-32: La conducta de los primates T-33: Presente y futuro del cosmos T-34: Semiconductores y superconductores T-35: Biodiversidad T-36: La información T-37: Civilizaciones antiguas T-38: Nueva genética T-39: Los cinco sentidos T-40: Einstein T-41: Ciencia medieval T-42: El corazón T-43: Fronteras de la física T-44: Evolución humana T-45: Cambio climático T-46: Memoria y aprendizaje T-47: Estrellas y galaxias T-48: Virus y bacterias T-49: Desarrollo del cerebro, desarrollo de la mente T-50: Newton T-51: El tiempo T-52: El origen de la vida T-53: Planetas T-54: Darwin T-55: Riesgos naturales T-56: Instinto sexual T-57: El cerebro, hoy T-58: Galileo y su legado T-59: ¿Qué es un gen? T-60: Física y aplicaciones del láser T-61: Conservación de la biodiversidad T-62: Alzheimer T-63: Universo cuántico T-64: Lavoisier, la revolución química
NEUROCIENCIAS
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La diversidad humana 24 € El sistema solar 24 € Partículas subatómicas 24 € Tamaño y vida 24 € La célula viva (2 tomos) 48 € Construcción del universo 24 € Matemática y formas óptimas 24 € Planeta azul, planeta verde 24 € El legado de Einstein 24 €
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Ejemplares atrasados de Investigación y Ciencia: 6,00€
Para efectuar su pedido: Teléfono: (34) 934 143 344 Si las tapas solicitadas, de años anteriores, se encontrasen agotadas remitiríamos, en su lugar, otras sin la impresión del año.
A través de nuestra Web:
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Fobia social en la adolescencia La fobia social o trastorno de ansiedad social es una de las psicopatologías más frecuentes entre los adolescentes. Sin embargo, desde hace 30 años existe controversia acerca de si puede hablarse de un único trastorno o de variantes del mismo. Comienza a haber consenso científico JOSÉ ANTONIO PIQUERAS RODRÍGUEZ Y JOSÉ OLIVARES RODRÍGUEZ MÁS COMPETENCIAS El incremento de las demandas sociales y la mayor competencia cognitiva están en la base del aumento de la ansiedad social
MARINA VICENTE
en la adolescencia.
52
MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
¿S
e puede agrupar bajo un mismo paraguas la ansiedad a hablar en público, el miedo a interactuar con otra persona, el sentirse observado mientras se come o trabaja, o que los demás noten que nos ruborizamos? ¿O pertenecen más bien estos temores a categorías diferentes? ¿O quizás es cuestión de cantidad: a mayor número de situaciones de ansiedad social mayor grado de generalización de la ansiedad y, por tanto, mayor gravedad del trastorno? Todavía existe controversia sobre cuál es la mejor forma de clasificación sistemática, basada en criterios empíricos, de la fobia social. El presente artículo realiza una revisión del estado de la cuestión, además de formular futuras líneas de trabajo.
Dimensión real del trastorno Los trastornos de ansiedad son los problemas mentales más frecuentes en la población general. De entre ellos, la fobia social (también trastorno de ansiedad social) es una de las psicopatologías más comunes en niños, adolescentes y adultos, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo, si bien en los primeros es más frecuente. Entre un 2 y un 8 por ciento de la población infantil y juvenil sufre este trastorno, que suele comenzar entre los 12 y los 17 años, con un curso crónico si no se trata. Chicos y chicas presentan miedos sociales similares, con una frecuencia ligeramente superior en el caso de las chicas. Según el Manual diagnóstico de los trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-IV-TR, 2000), la fobia social se caracteriza por el temor persistente y acusado ante una amplia variedad de situaciones sociales o actuaciones en público, en las que el individuo puede ser evaluado de forma negativa por otras personas. Es decir, existe una fobia social con variedad de situaciones. Ruborizarse, sentir un nudo en la garganta, palpitaciones, sensación de desmayo, temblores, dolores de estómago o de cabeza, son algunas de las respuestas psicofisiológicas de las personas con fobia social ante situaciones que les provocan ansiedad, aun cuando saben que su temor es irracional. En los niños, dicha respuesta suele ser en forma de llanto, tartamudeo o parálisis. En ocasiones el malestar alcanza la intensidad de un auténtico ataque de pánico. MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
Sufrir tal trastorno durante la infancia y adolescencia puede considerarse un predictor potente de problemas de salud mental en la edad adulta; también se relaciona con las formas más leves de trastornos generalizados del desarrollo (sobre todo el autismo de alto funcionamiento y el trastorno de Asperger), trastorno de ansiedad por separación, de personalidad por evitación, mutismo selectivo y ansiedad ante los exámenes. Asimismo, la fobia social suele vincularse con otros trastornos psicológicos (según algunos autores, entre el 69 y el 92 por ciento de los pacientes suelen sufrir además alguna patología de estado de ánimo, otros trastornos de ansiedad, o de abuso o dependencia de alcohol u otras sustancias tóxicas). Asimismo, puede preceder a una depresión mayor. Las repercusiones de la psicopatología en el proceso de adaptación del niño y del adolescente son graves. Entre sus consecuencias negativas destacan el deterioro en el funcionamiento social (menor apoyo social percibido, menos relaciones íntimas) y escolar (bajo rendimiento académico y abandono escolar), así como una reducción en la calidad de vida y salud (depresión, mayor riesgo de consumo de drogas...).
Interrelaciones La adolescencia constituye una etapa crucial en el desarrollo de las personas, ya que se trata de un período evolutivo con cambios notables en las relaciones interpersonales. Aunque no debe restarse importancia a los cambios físicos y cognitivos, la necesidad de ser aceptado y de sentirse integrado socialmente resulta más importante para la consolidación de la identidad personal. A ello debe añadirse una «prolongación artificial de la infancia» tras el comienzo de la pubertad [véase «El mito del cerebro adolescente», por Robert Epstein; MENTE Y CEREBRO, n.o 32], fruto de una tendencia sociocultural de las sociedades occidentales. Los rápidos y notables cambios en las relaciones interpersonales y el consiguiente riesgo de dificultades y malestar explican, en parte, que la ansiedad y los miedos ante las relaciones sociales se incrementen a esas edades, sobre todo entre los 12 y los 18 años. Además, entre los 9 y los 17 años se produce un incremento del malestar y de la evitación de situaciones sociales de interacción (iniciar una conversación con otro
RESUMEN
Miedo a los demás
1
La fobia social es una de las psicopatologías
más frecuentes en niños, adolescentes y adultos.
2
No existe consenso unánime a la hora
de determinar si existen diferencias cuantitativas o cualitativas entre los subtipos de fobia social.
3
El equipo de trabajo del DSM-V aboga por
la existencia de un continuo de gravedad de la fobia social, con la única diferencia a nivel cuantitativo. Los autores proponen clasificar los subtipos a partir de una combinación de criterios cuantitativos y cualitativos.
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© FLICKR / xJASONROGERSx
TRASTORNOS ASOCIADOS La ansiedad social es muy frecuente. Suele preceder a otros
chico poco conocido) y de actuación social (exponer un tema en clase). Aparecen dos factores de riesgo relacionados con la ansiedad social: por un lado, el incremento de las demandas sociales para insertarse en la vida del adulto; por otro, el mayor desarrollo cognitivo (operaciones formales) que posibilita la toma de conciencia de la discrepancia entre la propia perspectiva y la de los demás. A ello se suman dos cuestiones más. Primera, la ansiedad social suele pasar desapercibida a padres y profesores; segunda, resulta difícil en numerosos casos diferenciar un temor social extremo y desproporcionado, incapacitante y molesto, de una ansiedad no patológica y transitoria (menos de seis meses) como respuesta adaptativa a nuevos desafíos o roles sociales (entrar en el instituto, inicio de la pubertad, primeras experiencias afectivo-sexuales...), o incluso de una personalidad tímida e introvertida que no presenta malestar intenso ni interferencias en la vida del joven.
trastornos: depresión o abuso de sustancias, entre otros.
¿Existen diferentes tipos?
Provoca aislamiento social.
Todavía persisten lagunas sobre la heterogeneidad de la categoría diagnóstica del trastorno de fobia social, circunstancia que ha motivado a delimitar la existencia de subtipos o variantes del trastorno. Una cuestión principal es si la gran variedad de situaciones que generan ansiedad social son todas ellas ejemplos particulares o manifestaciones distintas del mismo trastorno o si responden a psicopatologías dispares. En todo caso, tal conocimiento afecta al resultado del tratamiento. La fobia social se categorizó por primera vez como trastorno específico en la tercera edición del DSM (1980). Desde ese momento se ha reco-
ETAPA CRUCIAL La adolescencia es un período en el que las relaciones interpersonales resultan cruciales para el desarrollo de la identi-
MARINA VICENTE
dad personal.
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nocido que la ansiedad social puede aparecer en gran diversidad de situaciones sociales, característica que ha generado a su vez el interés por distinguir subtipos y síntomas del trastorno. La posición oficial del manual y de la mayoría de los investigadores defiende la existencia de al menos dos subtipos: fobia social generalizada y fobia social específica. El primero se define como una fobia social ante «la mayoría de las situaciones sociales». El segundo equivale a un tipo de fobia social menos generalizada (menor número de situaciones temidas), intensa e incapacitante, a la vez que más relacionada con situaciones de actuación en público. Sin embargo, tales definiciones carecen de concreción y claridad. Algunos investigadores interpretan las diferencias entre el subtipo generalizado y el específico en clave cuantitativa, postulando que estos subtipos no son categóricamente distintos, sino que existe un continuo de gravedad: a mayor número de situaciones temidas o evitadas, mayor gravedad, discapacidad y deterioro del trastorno. Así, la fobia social generalizada representaría el polo de mayor gravedad, y la específica, la forma menos grave o interfiriente del trastorno. Por otro lado, la definición de los subtipos de fobia social generalizada y específica (también denominada «circunscrita» o «limitada») propone que, a pesar de que ambas comparten características comunes, se diferencian cualitativamente entre sí según las situaciones sociales temidas. El mutismo selectivo, el trastorno de personalidad por evitación y la ansiedad ante los exámenes, por su parte, se han propuesto como trastornos independientes en los manuales clasificatorios. Sin embargo, la opinión mayoritaria afirma que existe una relación muy fuerte entre la ansiedad social y estos trastornos. Así, el grupo de trabajo de la quinta edición del manual (DSM-V) considera la posibilidad de eliminar el trastorno de «mutismo selectivo» e incluirlo dentro de la fobia social como subtipo o variante infantil. Asimismo, el trastorno de personalidad por evitación presenta un alto solapamiento con la fobia social. Las personas con personalidad por evitación tienen un sentido negativo de sí mismo y presentan una gran inhibición en las relaciones interpersonales íntimas. En la actualidad coexisten dos posturas respecto a esta asociación: una que aboga por considerarlo una forma extrema de fobia social y otra que propone integrarlo como parte de un trastorno del espectro de la esquizofrenia. Por último, un tipo de ansiedad ante los exámenes ha llegado a proponerse como una forma de ansiedad social. MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
Clasificación en adolescentes La mayoría de los estudios que han investigado los subtipos de fobia social en la adolescencia se basan en muestras de adultos. En este sentido, cabe plantearse si existe un subtipo evolutivo de dicho tratorno circunscrito al período de la infancia o adolescencia y que, por tanto, requiere criterios diagnósticos específicos. Las respuestas a dicho interrogante parecen claras: la fobia social es un diagnóstico válido en niños y adolescentes; además, las diferentes fuentes de datos (biológicas, familiares, demográficas, historial de comorbilidad y respuesta al tratamiento) sugieren que deben utilizarse los mismos criterios diagnósticos para identificar la patología a cualquier edad. Por tanto, carece de sentido considerar un subtipo evolutivo específico de la fobia social para niños y adolescentes. Los estudios que apoyan tal afirmación describen unas mismas características en pacientes MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
TEMOR A LOS DEMÁS En ocasiones, las situaciones que demandan una actuación ante una audiencia pueden desencadenar la respuesta de ansiedad social.
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Se trata de un miedo, una preocupación y una aprensión excesivos antes, durante y después de la evaluación, con síntomas de reactividad fisiológica y preocupaciones por las consecuencias de una pobre ejecución. Sin embargo, hoy por hoy este temor se considera desde diversas perspectivas. Se trata de una fobia social si existe miedo a la evaluación negativa por parte de los demás; de un trastorno de ansiedad generalizada si la preocupación irracional central se basa en las consecuencias de suspender el examen; y de un trastorno obsesivo-compulsivo si las obsesiones sobre los exámenes o su preparación son el problema central. Incluso algunos la consideran una fobia específica. En resumen, no existe consenso a la hora de determinar si hay diferencias cuantitativas o cualitativas entre los subtipos de fobia social. No obstante, el equipo de trabajo del DSM-V y la mayoría de los autores abogan por la existencia de un continuo de gravedad de la fobia social, según el cual tan solo existen diferencias a nivel cuantitativo. Es decir, a mayor número de situaciones temidas o evitadas, mayor gravedad, discapacidad y deterioro del trastorno, sin existir un punto de corte válido para separar los subtipos. No es menos cierto que el futuro DSM-V también propone mantener dos especificadores o variantes del trastorno: la fobia social solo de actuación y el subtipo generalizado. Esta última variante sigue considerándose útil en práctica clínica, a pesar de que la utilización del mismo resulta problemática. El grupo de consenso sigue trabajando en esta cuestión.
adultos y en adolescentes. Entre ellas se encuentran la implicación de la activación de la amígdala ante las señales de amenaza social, la predisposición orgánica general a padecer trastornos de ansiedad y afectivos (aunque no exista una vía de transmisión directa), la asociación con otros trastornos internalizantes de inicio más temprano (fobias específicas y ansiedad de separación) y con otros de inicio más tardío (depresión, trastorno de pánico y ansiedad generalizada), la mayor frecuencia en mujeres y la eficacia del tratamiento psicológico cognitivo-conductual y de los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina. No obstante, ello no significa que deban desestimarse las particularidades del trastorno en la adolescencia. La problemática de la delimitación de los subtipos de fobia social en la población infantil y adolescente se halla en sus albores. En cambio, en los adultos, la bibliografía ha mantenido tres posturas básicas: una que niega la existencia de subtipos cualitativos pero afirma una correlación entre gravedad y número de situaciones sociales temidas, la que diferencia entre fobia social de relación y de actuación, y finalmente, la que integra ambos postulados.
Características de la fobia social
Miedo persistente y acusado ante situaciones sociales en las que la persona podría ser evaluada negativamente por otros, lo que interfiere de forma importante en su vida.
Las personas con este trastorno suelen comprender que sus sensaciones son irracionales, aunque sufren una respuesta de ansiedad que puede alcanzar la intensidad de un auténtico ataque de pánico y la presencia de conductas de evitación, escape y seguridad.
Propuesta de subtipos en adolescentes En España, nuestro grupo de investigación propuso una nueva forma de clasificar los subtipos de fobia social a partir de una combinación de criterios cuantitativos y cualitativos. A diferencia de la formulación actual de los subtipos propuestos por el DSM-IV-TR (APA, 2000), distingue entre fobia social de actuación y de relación, además de entre fobia social generalizada y específica.
El tratamiento psicológico cognitivo-conductual y los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina han mostrado una alta eficacia en niños, adolescentes y adultos.
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Diagnósticos contrapuestos Dos ejemplos reales de cómo cambia el diagnóstico según se tomen criterios de la cuarta y quinta
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edición del manual DMS o los de nuestro equipo.
MIEDO A RELACIONARSE Una situación social muy común en la adolescencia es la que implica una cita con otro adolescente (situación típica que puede generar temor a la interacción social).
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CASO
presenta una historia personal de dificultades a
Juan es un joven de 16 años que asiste a 4 o
la hora de relacionarse con otras personas, más
de ESO. No tiene pareja. Vive con el padre y
bien al contrario, se muestra sociable y muy
sus tres hermanos mayores. Sus padres están
asertivo. Ve a Juan «perdido, nervioso, ansioso,
divorciados. La madre abandonó el hogar fa-
con muchas dificultades para relacionarse con
miliar cuando él tenía 10 años. Juan relata que
amigos y amigas»; se siente impotente, explica:
desde siempre le ha costado mucho trabajo
«No he sido capaz de ayudarle o aconsejarle
relacionarse con otros si no tenía «garantías»
para resolver el problema». Respecto a sus ex-
de que les iba a caer bien, y de que ha dejado
pectativas acerca del tratamiento, espera que
de hacer cosas por el miedo a lo que puedan
a partir de esta intervención su hijo comience
pensar de él o porque le puedan criticar. Su
a tener «soltura» a la hora de relacionarse con
preocupación por ser criticado o rechazado es
chicos y chicas de su edad, que no tenga miedo
una constante en su vida, así como también el
a «situaciones sociales incómodas, como ser
temor a implicarse en nuevas actividades que
el centro de atención», a hablar en público y
supongan comprometerse y enfrentarse a la in-
que «aprenda a convencer con inteligencia».
certidumbre generada por estas. Recuerda que
Juan resume sus preocupaciones y sus objetivos
desde el ingreso en el parvulario se mostraba
como sigue: «Me cuesta mucho salir y mucho
como un niño retraído socialmente, si bien fue
más relacionarme con chicas porque me pon-
al inicio del instituto cuando el problema co-
go muy nervioso, me preocupa mucho el qué
menzó a ejercer una mayor interferencia en su
dirán o qué pensarán de mí»; también confiesa
vida. No existe una historia previa de consumo
sentirse muy inquieto y estar preocupado por
de sustancias tóxicas, pero si sale con los ami-
las relaciones con otras personas. Por otro lado,
gos, necesita tomar tres o cuatro copas para
le gustaría «poder hablar delante de la gente
sentirse más relajado y seguro, y disfrutar de la
y asistir a lugares donde hay gente sin padecer
situación. Durante el período de colegio tenía
el malestar que siento». Las situaciones sociales
un amigo íntimo, con el que en la actualidad
que Juan se marca como conductas-objetivo
mantiene escaso contacto. El padre de Juan no
durante la terapia son: exponer en clase, acu-
El miedo social a la actuación y a la relación son cualitativamente semejantes, aunque interfieren de modo distinto en la actividad cotidiana del sujeto, por lo que generan intensidades de padecimiento subjetivo dispares. El grado de malestar e interferencia que generan las situaciones sociales con relación interpersonal es mayor que en aquellas en las que no se requiere una relación directa con el otro o se reduce a una sola situación. Asimismo, el malestar y la interferencia serán mayores cuanto mayor sea el número de situaciones interpersonales fóbicas. La propuesta asume, pues, la delimitación de los subtipos fobia social de actuación y fobia social de relación, según el grado de participación directa. Entre las primeras destacan hablar, comer o beber en público, escribir delante de otras personas y usar aseos públicos; entre las segundas, participar en reuniones, fiestas o dinámicas
escolares, hablar con desconocidos, dirigirse a personas con autoridad, negar o pedir ayuda a alguien, iniciar y mantener una conversación o citarse con una persona del sexo opuesto. Por otro lado, la propuesta incluye un requisito o condición mixta (cualitativa-cuantitativa). De esta manera, asigna el subtipo generalizado de fobia social (basado en los criterios del DSMIV) en razón al grado de interferencia y malestar. El resultado de ello es una categoría de fobia social específica (FSE, ansiedad ante una sola situación de interacción social o cualquier número de situaciones de actuación) y tres grados de fobia social generalizada: fobia social levemente generalizada (FSLG, de dos a cinco situaciones de ansiedad social, de las que al menos dos son de interacción), fobia social moderadamente generalizada (FSMG, de seis a nueve situaciones, al menos dos de ellos de interacción) y fobia MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
dir a citas con chicas, explicar una dirección a
«sensaciones en la barriga». Trata de evitar las
una persona desconocida, asistir a una fiesta
situaciones: no mira a los ojos, mira para otro
o reunión social y comer en público.
lado, trata de escapar, aligera el paso, habla en voz baja. Señala que a veces ha bebido un poco
DIAGNÓSTICO
y ha notado cierta mejoría. En definitiva, trata
Juan presenta características compatibles con
de no mostrarse a los demás, de protegerse
fobia social, según el DSM-IV y DSM-V, aunque
evitando situaciones o escapando de ellas para
no quedaría claro si se trata de un subtipo ge-
que no se den cuenta y le confirmen tales ideas
neralizado, ya que existen varias situaciones.
tan negativas. Suele pensar mucho en estas
Según nuestra clasificación, presenta fobia so-
cosas, que le hacen sentir mal, además de que
cial levemente generalizada, ya que suma cinco
no le llevan a ninguna parte. Le ocurre desde
situaciones sociales temidas, de las cuales dos
hace dos o tres años. Además tiene muy baja
son de interacción social.
autoestima, una autoimagen muy negativa y problemas de concentración en los estudios.
CASO
Manifiesta antecedentes de rechazo por par-
Nerea es una chica de 16 años. El año anterior
te de otras personas y ciertas dificultades de
superó 4 o de ESO con una nota media de 6,5.
rendimiento escolar, entre otras cosas. Tam-
Este año, en el primer cuatrimestre de 1o de Ba-
bién cree que no es muy inteligente, porque le
chillerato, lleva cinco asignaturas suspendidas.
cuesta retener la información, que no sabe ex-
Cursa la modalidad de ciencias sociales. Según
presarse, que es poco simpática y se considera
explica: «Me da vergüenza hacer muchas cosas,
muy poco atractiva físicamente. En definitiva,
como andar sola por la calle y ser observada,
cree firmemente que no es lo suficientemente
salir con amigas, comprar cuando hay gente
buena y valiosa. Suele evaluarse y evaluar a los
en una tienda, bailar en público, leer delante
demás de forma polarizada o dicotómica. Su
de la clase, preguntar en clase, ser observada
objetivo con la terapia es: «que no me dé tanta
corriendo en educación física, hacer cosas en
vergüenza todo».
público, ducharme en el vestuario femenino con más compañeras; hablar con desconocidos,
DIAGNÓSTICO
con algún chico o en público». Teme que va a
El DSM-IV le asignaría fobia social generaliza-
ANGUSTIA EN CLASE
fracasar en estas situaciones, los demás se van
da; el DSM-V, también. En nuestro caso, se le
Un tipo de temor ante los
a reír de ella, la rechazarán. Suele sentir calor
diagnosticaría fobia social gravemente gene-
exámenes ha llegado a pro-
y sudor, le tiembla el cuerpo, tiene sofocos y
ralizada (más de diez situaciones).
ponerse como una forma
social gravemente generalizada (FSGG, diez o más situaciones, de las que al menos dos son de interacción). En enero de 2008 apareció publicado en el Journal of Anxiety Disorders un trabajo de nuestro equipo en el que por primera vez se presentaba la validación de la nueva propuesta de delimitación y utilización de los subtipos de fobia social en adolescentes. El trabajo apoyó la coexistencia de un sistema clasificatorio de los subtipos de fobia social según el tipo de situación temida y la idea del continuo (a mayor número de situaciones, mayor gravedad del problema). El objetivo de la propuesta es mejorar el pronóstico y los tratamientos específicos para cada subtipo de fobia social. En el estudio participaron 971 adolescentes con edades comprendidas entre los 14 y los 18 años de 59 centros de Educación Secundaria y MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
Bachillerato de áreas rurales y urbanas del sudeste de España. Tras cumplimentar diversos cuestionarios, los adolescentes realizaron una entrevista diagnóstica basada en el DSM-IV. Los resultados mostraron dos dimensiones o subtipos de fobia social: «ansiedad de interacción» (miedo a relacionarse o a interaccionar con otros) y «ansiedad de actuación» (miedo a ser observado en cualquier situación social). El posterior análisis de conglomerados a partir de las puntuaciones que los adolescentes habían obtenido en diversas situaciones sociales reveló cuatro subtipos dentro de los dos tipos de fobia social anteriores: fobia social específica, fobia social levemente generalizada, fobia social moderadamente generalizada y fobia social gravemente generalizada. Las comparaciones de las variables psicopatológicas y demográficas manifestaron diferencias
MARINA VICENTE
de ansiedad social.
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Dimensiones de la fobia social Como cualquier otro trastorno de ansiedad, la fobia social suele definirse a partir de tres dimensiones o componentes de la respuesta de ansiedad: los pensamientos, ideas, creencias que aparecen (cognitivo), las sensaciones físicas que se sienten (fisiológico) y las conductas o actos que se realizan para tratar de reducir el malestar asociado (motor). Respuesta operante motora y cognitiva Respuesta cognitiva
Respuesta fisiológica
(pensamientos)
(sensaciones físicas)
Motoras: Conductas de evitación, escape o seguridad
Cognitivas
(defensivas o de escape parcial) Estoy causando mala impresión Todos me están mirando
Rubor/sonrojo
No ir a los lugares temidos
Palpitaciones/
No iniciar conversaciones
taquicardia
Controlar los pensamientos Evaluar mentalmente
Hablar poco
Estoy perdiendo el control
Sudoración excesiva
Respirar lentamente
No podré hablar,
Temblores
Sostener objetos en las manos
Revisar frases
Tensión muscular
Moverse despacio
Desconectar
Falta la respiración
Tratar de relajarse
Tratar de distraerse
Como si te
Sentarse
pensando en otras
Ocultar la cara
cosas
me quedaré en blanco Me atrancaré y hablaré raro Parezco anormal
atragantaras
No me respetarán
Presión en el pecho
Llevar ropa que protege
Notarán que estoy
Molestias
Mantener los brazos pegados
nervioso Se me caerán o derramaré… Soy aburrido No valgo para nada Pensarán que soy tonto
gastrointestinales
al cuerpo
(náuseas o dolor
Centrase en la propia voz
en el estómago,
Evitar mirar a los ojos
diarrea) Mareo o como si te desmayaras
la actuación
de los otros Hablar rápidamente Centrarse en las propias manos
No les gusto Parezco tonto
significativas entre los cuatro subtipos. En este sentido, se asoció a una mayor gravedad de la fobia social una mayor sintomatología ansiosa y mayor número de otros trastornos psicológicos asociados (depresión, trastornos de ansiedad y de la personalidad, historia familiar psiquiátrica). Además, la estructura multidimensional de los subtipos de fobia social que se encontró resulta consistente con las características psicopatológicas y demográficas diferenciales de cada grupo. De esta manera, presenta ventajas en el pronóstico del curso del trastorno, así como para optimizar los tratamientos específicos para cada subtipo y mejorar la eficacia de la intervención. Nuestro planteamiento teórico, que cuenta con apoyo científico, puede trasladarse a la práctica clínica de la siguiente manera: Un adolescente con fobia social específica se desarrollará de forma casi normal, con la
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excepción de que, si puede, evitará hablar en público (u otra situación de actuación social). El sujeto con fobia social levemente generalizada puede llevar una vida bastante normalizada, si bien sus ansiedades afectarán a más de dos situaciones de relación interpersonal. El adolescente con fobia social moderadamente generalizada presentará una interferencia superior. Puede padecer un síndrome distímico comórbido, sufrir mucho en situaciones sociales y ver afectados sus estudios. Por último, un joven con el subtipo de fobia social gravemente generalizada podrá sentir la necesidad de dejar el instituto a causa de su ansiedad, la cual afectará a casi cualquier situación, incluso familiar. Es probable que cumpla con algunas de las características del diagnóstico de trastorno de personalidad por evitación, que padezca sintomatología MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
depresiva grave y haya pensado en consumir alcohol u otras sustancias con el fin de rebajar su malestar y afrontar situaciones sociales.
SIGNOS DE ANSIEDAD El miedo a mostrar signos de ansiedad ante otros, como el rubor o una sudoración excesiva es una de las situaciones
En cualquiera de dichos subtipos puede darse un consumo de drogas como estrategia de afrontamiento, un bajo rendimiento escolar (a pesar de la capacidad intelectual y actitudinal normal del individuo), depresión y riesgo de cometer suicidio, entre otros problemas. Dicha probabilidad crece conforme el subtipo de fobia social es más generalizado.
sociales comunes temidas.
La tradición científica ha diferenciado tipos de fobia social con el fin de adecuar la intervención psicológica a cada subtipo. Diversas investigaciones señalan el tratamiento cognitivo-conductual en grupo como el más indicado tanto para sujetos con fobia social no generalizada o específica (miedo a hablar en público), como para la fobia social generalizada. A pesar de ello, se ha podido constatar que, en este último caso, los pacientes presentan más síntomas ansiosos tras el tratamiento que aquellos que sufren de una fobia social menos generalizada o un miedo social específico. Para despejar dudas, recientemente nuestro equipo ha analizado la relación entre el grado de generalización de fobia social y la eficacia del tratamiento psicológico en una muestra de adolescentes tratados en grupo en el ámbito escolar. Si bien no se hallaron diferencias entre los grupos ni a nivel estadístico (puntuaciones en los autoinformes) ni clínico (porcentaje de individuos que dejan de cumplir criterios diagnósticos para la fobia social), la magnitud de los beneficios del tratamiento reveló una relación proporcional entre la eficacia del tratamiento y la gravedad de los subtipos. Es decir, los pacientes que mostraron una mayor mejoría fueron aquellos con fobia social más generalizada, seguidos por los que manifestaban un grado moderado y, por último, por los que presentaban poca generalización del trastorno. Los datos recogidos apoyan la eficacia del tratamiento cognitivo-conductual en la fobia social generalizada, con independencia de la gravedad o grado de generalización.
Futuro, retos y avances Con todo, la fobia social en la infancia y la adolescencia todavía presenta desafíos significativos para la comunidad científica. Es pronto para decir MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
MARINA VICENTE
Tratamiento adecuado
la última palabra respecto a los subtipos de fobia social. Algunos estudios recientes y el grupo de consenso que prepara la próxima publicación de la quinta edición del DSM parecen inclinarse por la idea del continuo de gravedad: cuantas más situaciones sociales se temen, mayor es la gravedad de la fobia social. Al mismo tiempo defienden que se mantenga la diferenciación entre una ansiedad social «generalizada» (de base familiar o genética, inicio temprano y malestar general) y una ansiedad ante la actuación social (por condicionamiento u origen traumático, de inicio tardío y menos generalizada). En definitiva, la clasificación científica de la fobia social se encuentra en plena transformación. El resultado del proceso permitirá mejorar el pronóstico, el tratamiento y la prevención del trastorno en una etapa trascendental de la vida, la adolescencia.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA DIAGNOSTIC AND STATISTICAL MANUAL OF MENTAL DISORDERS (4.a edición). American
Psychiatric Association; Washington, DC, 2000. UN MODELO TENTATIVO SOBRE LA GÉNESIS, DESARROLLO Y MANTENIMIENTO DE LA FOBIA SOCIAL. J. Olivares
y V. E. Caballo en Psicología conductual, vol. 11, págs. 483-515, 2003. A NEW PROPOSAL FOR THE SUBTYPES OF SOCIAL PHOBIA IN A SAMPLE OF SPANISH ADOLESCENTS. J. A. Piqueras,
J. Olivares y J. A. López Pina en Journal of Anxiety Disor-
José Antonio Piqueras es profesor del departamento de psicología de la salud de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Es docente en el máster en terapia psicológica con niños y adolescentes de la misma universidad. José Olivares Rodríguez es catedrático del departamento de personalidad, evaluación y tratamiento psicológico de la facultad de psicología de la Universidad de Murcia. Dirige la unidad de terapia de conducta y es codirector del máster en psicología clínica y de la salud de esta misma universidad.
ders, vol. 22, págs. 67-77, 2008. SOCIAL ANXIETY DISORDER: QUESTIONS AND ANSWERS FOR THE DSM-V. S. M. Bogels
et al. en Depression and Anxiety, vol. 27, págs. 168189, 2010.
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Amigos imaginarios
© ISTOCKPHOTO / NINA SHANNON (niña); GEHIRN & GEIST / ANDREAS RZADKOWSKY (ilustración)
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Alrededor de uno de cada tres niños cultiva una amistad inexistente para el resto de personas. El asunto no debe ser objeto de preocupación: los compañeros imaginarios estimulan la creatividad y ayudan a superar los tramos difíciles de la vida INGE SEIFFGE-KRENKE
E
n plena era internauta, mantener relaciones con personas a quienes no vemos resulta de todo menos extraño. De hecho, en los chats y blogs de la red compartimos confidencias con amigos virtuales. No obstante, ¿qué sucede cuando un niño se busca un amigo virtual, juega, habla e incluso convive con él como si fuera un miembro más de la familia? El fenómeno no es inusual y se presenta sobre todo en niños de los tres a los siete años. Cuando los padres perciben la existencia del «compañero imaginario», término que utilizan los psicólogos para denominar a un amigo invisible, suelen reaccionar con preocupación. En un forum en línea una madre apunta:
AMISTAD INVISIBLE Algunos padres se percatan de la «amiga preferida» de su hija cuando, de repente, comparte su comida con una niña que no existe.
«Nuestro hijo tiene cinco años y desde hace tres días habla de “su amiga Pía”. Esta niña solo existe en su fantasía, pero para él parece absolutamente real. Se comporta como si estuviera viéndola. Con su hermana de tres años no hemos tenido esta experiencia. Parece que la amistad con Pía le sienta bien a nuestro hijo, pero a nosotros nos preocupa. ¿Hemos de dejar que siga con su fantasía o debemos intentar quitársela de la cabeza?». Los padres pueden respirar tranquilos, puesto que todos los trabajos científicos relacionados con dicho fenómeno han llegado a la misma conclusión: no existen motivos de preocupación. La investigación profunda de tales compañeros imaginarios, empero, es relativamente reciente. En los últimos 100 años son pocos los psicólogos que se han ocupado del tema. Aun así, su opinión es unánime: los amigos imaginarios cumplen una función positiva; estimulan el desarrollo de los niños.
MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
Los compañeros invisibles se relacionan de forma íntima con la situación vital por la que atraviesa el niño. Para los de menor edad, el amigo imaginario suele ser un compañero de juegos con el que también comparte la mesa de almuerzo, se dirige a él por su nombre y, no en pocas ocasiones, le acompaña a lo largo del día. Algunos investigadores afirman que casi todos los niños han tenido un compañero imaginario en una determinada etapa de su desarrollo, al que en la mayoría de los casos los padres no lograron descubrir nunca. Incluso los propios implicados suelen olvidar que algún día llegaron a contar con él. Los compañeros imaginarios son, a menudo, de la misma edad que sus «creadores»; también en su mayoría presentan la misma altura, aunque algunos les atribuyen una medida bastante menor, de manera que se los pueden llevar a cualquier parte metidos en el bolsillo del pantalón. Además de personas, estos amigos personales e intransferibles pueden ser también animales, magos o superhéroes.
Peluches animosos y muñecas descaradas Muchos niños dan vida a su peluche o muñeca preferidos, adjudicándoles una personalidad determinada. De este modo se convierten en sus interlocutores, al estilo de Hobbes, el tigre de trapo a la vez que compañero imaginario de Calvin, personajes ambos de la tira cómica Calvin y Hobbes. No obstante, los estudios sobre los que se asienta el presente artículo se refieren en concreto a los amigos antropomorfos invisibles. En 1895, Clara Vostrovsky, de la Universidad Stanford, aportó una primera descripción sobre el fenómeno. La pedagoga planteaba el caso de
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una conocida suya, quien convivió con un grupo de amigos imaginarios hasta la edad adulta. Desde esa primera incursión en el estudio del fenómeno de marras, han ido surgiendo, una tras otra, investigaciones que demuestran que la experiencia se encuentra muy extendida: entre el 18 y el 30 por ciento de los jóvenes han tenido de forma temporal uno o más amigos imaginarios. Con frecuencia, padres, maestros y terapeutas se preocupan no solo por la amistad imaginaria que mantiene su hijo durante largo tiempo –a veces incluso durante varios años—, sino también por la claridad con que los visionan. No obstante, los pequeños saben muy bien que su amigo no es real, que solo existe en su fantasía. En este contexto, cabe destacar de forma contundente la diferenciación entre amigos imaginarios y alucinaciones patológicas (estas se presentan, por ejemplo, en las psicosis). El niño nunca se siente indefenso ante su amigo imaginario. Al contrario: puede transformarlo, modificarlo y manipularlo a su gusto, decidiendo incluso hasta cuándo va a durar su amistad. RESUMEN
Veo a alguien que tú no ves
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Entre el 20 o 30 por ciento de los niños y
jóvenes inventa, en algún momento de su vida, un amigo imaginario.
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Los compañeros imaginarios cumplen fun-
ciones diferentes según la edad y la situación vital
Cariñoso, alegre y guapo En el análisis de los diarios personales de jóvenes que llevé a cabo en el año 2000, pude comprobar ciertas características del amigo imaginario: suele tener un nombre, dispone de una cara y unas facciones concretas, así como de una apariencia bien definida, con unos rasgos individuales que su «creador» puede cambiar a voluntad propia a lo largo del tiempo. El contenido de los diarios muestra algunas descripciones muy detalladas del amigo fantástico. Transcribimos las anotaciones personales de un joven de 15 años:
de su «creador». Los amigos invisibles estimulan la sensibilidad y la capacidad de comunicación del niño; también ayudan a superar las contrariedades.
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Los niños maltratados o abandonados, por
lo general, no tienen ningún amigo imaginario. Las vivencias traumáticas frenan la creatividad infantil y la satisfacción en el juego.
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«Kathrin es una chica encantadora que se mueve con mucha gracia. Es muy guapa cuando está feliz. Tiene unos increíbles ojos castaños oscuros como no he visto ninguno, enloquecedoramente impresionantes, en ocasiones parecen estrellas, otras veces se vuelven profundos, tranquilos y tristes como el mar Muerto. Pero eso es solo lo que puede verse por fuera en una amiga. A través de sus ojos puedo penetrar en su interior, aunque eso no me permite conocer en detalle su vida interna. Por ejemplo, no sé cuál es su auténtica relación con Dios; me puedo equivocar. ¿Qué más es Kathrin? Inteligente, perseverante, apasionada, dispuesta a ayudar; pero también en ocasio-
nes un poco difícil de entender. A veces se comporta como una auténtica madre con todos. Simplemente, es así, de no serlo, ya no sería Kathrin. Hay temporadas en las que tengo la impresión de que es realmente perfecta en todo, por lo que me alegro si le encuentro algún defecto. Además, es bastante callada, tarda en tomar confianza con alguien. Parece que negocia muchas cosas con Dios, en quien confía plenamente». Los amigos imaginarios pueden cumplir funciones distintas. Algunos niños y jóvenes empiezan la amistad cuando se sienten solos. Según un estudio llevado a cabo por un grupo de psicólogos dirigido por Marjorie Taylor, de la Universidad de Oregón, y basado en 152 entrevistas a preescolares, alrededor del 70 por ciento de los niños entre cinco y seis años que tienen un amigo imaginario son primogénitos o hijos únicos. Otras investigaciones desarrolladas con niños y jóvenes demuestran que los compañeros imaginarios suelen aparecer en el momento en que se dan cambios decisivos en su vida: cuando la madre vuelve a estar embarazada o nace un hermanito; si uno de los padres se encuentra hospitalizado, por lo que falta en el hogar durante largo tiempo, o después del fallecimiento de alguna persona de referencia. Los amigos imaginarios también ayudan a superar la separación de los padres o la pérdida de amistades por un cambio de domicilio, por ejemplo. Una de dichas situaciones se refleja en el caso de una niña de 10 años abismada por una gran soledad. Su madre se hallaba hospitalizada desde hacía dos años a causa de una grave depresión; desde entonces, la niña se quedaba sola a menudo, abandonada a sí misma. En tales circunstancias encontró un hermano imaginario dependiente de ella al cien por cien; de hecho, lo cuidaba como una madre a su hijo, relación que a ella misma le hubiese gustado vivir. La niña solía quedarse días enteros en la cama sumida en diálogos con su hermano imaginario. Al recibir la madre el alta y regresar a casa, el hermanito, de la noche a la mañana, desapareció. Los niños y jóvenes compensan con un compañero imaginario los sentimientos de soledad, pérdida o desatención. Dicho compañero les ofrece una relación en la que experimentan amor, protección, acompañamiento y compañía, con independencia de las circunstancias externas que viven en la realidad. Los acompañantes imaginarios suelen desaparecer en el momenMENTE Y CEREBRO 49 / 2011
© ISTOCKPHOTO / VEKHA (niño); GEHIRN & GEIST / ANDREAS RZADKOWSKY (ilustración)
to en que el niño entabla amistades reales o se adapta a la nueva situación. Esa función de compañía explica por qué, en ocasiones, los ancianos también crean amigos imaginarios; fenómeno, por otra parte, poco estudiado. El psiquiatra Kenneth Shulman informó en 1984 de tres pacientes de más de 80 años que acababan de enviudar. En sus fantasías, los tres viudos resucitaron a sus respectivas parejas, mas no querían hablar de ello con nadie, reacción que Shulman valoró como síntoma de que los sujetos eran conscientes de la naturaleza ficticia de sus nuevas acompañantes. El psicólogo Jean Piaget (1896-1980) también abordó el tema de los amigos imaginarios en sus amplios estudios sobre el desarrollo psicológico infantil. Interpretó el fenómeno como una forma especial del juego simbólico. De manera individual o colectiva, los niños construyen una realidad extraña: actúan como si estuviesen interpretando un papel de una obra de teatro. Piaget describe el caso de un compañero imaginario de su propia hija Jacqueline, de tres años. Durante dos meses, el amigo imaginario acaparó toda la atención de su hija: ayudaba a la niña en aquello que aprendía, la animaba a cumplir con las normas y le daba consuelo cuando entristecía. De un día para otro, ese amigo desapareció.
Comunicativos y creativos Piaget no relaciona el compañero imaginario de su hija con la soledad o las circunstancias difíciles de la vida. Más bien lo interpreta como un justificante de la creatividad y capacidad de comunicación. Dicho supuesto fue confirmado años después, en 2008, por Anna Roby y Evan Kidd, de la Universidad de Manchester. Las psicólogas estudiaron las capacidades lingüísticas de 44 niños preescolares y escolares. Por término medio, aquellos que contaban con un amigo imaginario manifestaban mayor facilidad para expresarse y convencer a su interlocutor, comportamiento que, por otro lado, acometían con complacencia. En un estudio propio desarrollado en el año 2000 con 214 jóvenes, obtuvimos resultados similares: los adolescentes con amigos imaginarios manifestaban más habilidades sociales y mayor empatía que sus compañeros de la misma edad pero que no disponían de amistades imaginadas. Investigaciones sobre el juego infantil confirman de forma indirecta que los niños maduros y psíquicamente estables poseen con más frecuencia un compañero imaginario. El sociólogo David Finkehor, de la Universidad de MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
New Hampshire en Durham, entre otros, ha demostrado que los niños juegan tanto menos cuanto peores son sus condiciones corporales y psíquicas. El maltrato y el abandono entumece la fantasía y frena el placer por jugar. Por regla general, dichos niños no recurren a amigos imaginarios. Los compañeros invisibles pueden aparecer también cuando los pequeños encuentran dificultades en someterse a las reglas de los adultos. De hecho, el amigo imaginario puede permitirse aquello que resta prohibido para su joven creador. Si los padres descubren que alguien ha saqueado la caja de galletas, la culpa es, naturalmente, de los nuevos amigos; también si le propinan un cachete que otro. «¡No fui yo, fue Egon!», pueden argumentar. Los niños llegan incluso a castigar a sus cómplices invisibles por «sus» faltas, lo cual no evita que vuelvan a portarse mal una próxima vez. En el jardín de infancia, los pequeños todavía necesitan un interlocutor externo que les indique si actúan de forma correcta o no. Aquí
PROTECCIÓN PSÍQUICA En la edad escolar, los compañeros imaginarios cumplen funciones distintas a las que acometían en el jardín de infancia. Ayudan, por ejemplo, a superar los desafíos que supone un cambio de escuela.
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Compañeros imaginarios famosos El diario de la niña judía Ana Frank (1929-1945) forma parte de la literatura universal. Otto Heinrich Frank publicó los apuntes escritos por su hija después de haber sido asesinada en el campo de concentración de Bergen-Belsen. Junto con algunos familiares, desde junio de 1942 hasta su deportación en agosto de 1944, estuvo escondida de los nazis en una casa de Amsterdam. Allí confió a su imaginaria amiga Kitty sus pensamientos y esperanzas. Diario de Ana Frank. Plaza & Janes Editores, Barcelona, 2010.
De película En la comedia El invisible Harvey (en el original inglés Harvey), el simpático alcohólico Elwood P. Dowd no cesa de vivir turbulentas peripecias con Harvey, un invisible conejo blanco gigante de dos metros de altura. El éxito en Broadway de 1940 fue llevado al cine en 1950.
es donde, en ocasiones, surge el amigo imaginario que hace las veces de consejero moral. Suele presentarse en el momento en el que los niños experimentan un gran paso en su desarrollo cognitivo. Ese amigo imaginario les ofrece la posibilidad de expresar sentimientos e impulsos que ya no le tolerarían en la vida real, función parecida a la anterior. Los compañeros imaginarios toman apariencia a partir de los tres años de edad, ya que los niños necesitan saber diferenciar entre ellos mismos y los demás para inventar un nuevo interlocutor. Asimismo, deben haber interiorizado la imagen estable de otra persona (la madre, por ejemplo). En 1988, Paul Harris, psicólogo de la facultad de medicina de Harvard en Boston, investigó con 221 niños hasta qué punto podían establecer una diferencia entre la fantasía y la realidad. Según comprobó, alrededor de los tres años no presentaban confusión alguna entre las personas reales y las imaginarias, bien fuesen estas últimas creadas por ellos mismos o bien personajes de cuentos, historias y películas.
De compañero de juegos a confidente
El invisible Harvey. Dirigida por Henry Koster, EE.UU. 1950, apta para todos los públicos. Universal DVD, 2003.
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A lo largo del desarrollo, la fantasía y la creatividad se transforman. Ya en la edad preescolar, los niños suelen practicar juegos de ilusión o de ficción en los que, a partir de muy pocos elementos, inventan un objeto para jugar. De esta forma, por ejemplo, una fila de sillas puede transformarse en un tren. En la edad escolar, la creatividad sigue aumentando; con frecuencia ello se expresa en dibujos llenos de fantasía. En la adolescencia, algunos jóvenes empiezan a escribir un diario personal que les permite, en cierto modo, vivir en privado su creatividad y fantasía. En este caso, es necesario disponer
de una comprensión madura de la intimidad, conocimiento que los niños pequeños no manifiestan, puesto que todavía no diferencian entre las informaciones «privadas» y las «públicas». Es a partir de los 10 años cuando empiezan a entender qué significa «privacidad». A esa edad también poseen una idea madura de aquello que piensan los demás; las informaciones sobre uno mismo y sobre los demás pueden mantenerse o manipularse de manera consciente en secreto. Mientras que alrededor del 40 por ciento de las niñas confían sus pensamientos personales a un diario, sus coetáneos masculinos son claramente menos proclives a desarrollar tal tarea. A medida que aumenta la edad va cambiando la percepción que el sujeto tiene de sí mismo y de las personas de referencia más importantes, así como la de sus compañeros imaginarios. Los niños entre cuatro y seis años suelen caracterizarse a sí mismos y a los demás a través de las actividades que realizan o los rasgos externos: «Soy rubio» o «Juego con coches de juguete». Solo a partir de la adolescencia utilizan para identificarse a sí mismos características personales tales como «Soy tímido» o «Soy espléndido». El conocimiento sobre la propia personalidad se adquiere a partir de las relaciones con los demás, las cuales ganan importancia con la edad. Según una valoración de estudios longitudinales que llevé a cabo en 2008, los jóvenes cambian de amistades reales e incluso imaginarias con el transcurso de los años. En la edad preescolar son típicas las relaciones que descansan en una interacción física momentánea («Somos amigos porque a los dos nos gusta jugar con muñecos»). A la edad de siete u ocho años se suma el requisito de que los compañeros presten ayuda, orientando la amistad sobre todo hacia el propio beneficio; también se pone atención en el equilibrio de poder: «Te dejo mi bicicleta si tú me das tu pelota». Dichas interrelaciones se reproducen con los amigos imaginarios. El intercambio emocional con un amigo o amiga adquiere importancia en torno a los doce años, ya que se prefiere hablar de problemas. A esa edad, la falta de confianza es el motivo más frecuente de ruptura de una amistad. Un buen amigo es aquel que cuenta sus confidencias al otro y con el que pueden compartirse los propios secretos, siendo las niñas las que dan más importancia a la confianza mutua: su tendencia a contar las experiencias íntimas a una amiga es mayor que en el caso de los niños. Todo ello desemboca en una creciente exclusividad de las relaciones: mientras que los niños MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
CONFESIONES SECRETAS En la adolescencia, las chicas, sobre todo, explican sus vivencias y pensamientos en un diario personal. No es infrecuente que aludan a una amiga imaginaria.
Diálogo con seres invisibles Los amigos imaginarios aparecen con frecuencia en los diarios íntimos de los adolescentes, según pude comprobar mediante el análisis de las respuestas de varios cientos de jóvenes. Los adolescentes mantienen un auténtico diálogo con sus interlocutores invisibles: se dirigen a él o ella por su nombre, les cuentan sus vivencias con pelos y señales («Por supuesto no debes saber que...»; «Me olvidé de contarte que...»), y se despiden con un «Hasta la próxima». En nuestra muestra, un tercio de los chicos y hasta en un 60 por ciento de las chicas que escribían diarios aludían con frecuencia su relación con los compañeros imaginarios, a los que añadían en numerosas cuestiones o comentarios. Incluso los invitaban a menudo a que criticaran o valoraran sus propios puntos de vista. El conocimiento del compañero imaginario resulta notorio. Aunque no todos los adolescentes describen de manera tan pormenorizada al amigo invisible como en el ejemplo del quinceañero propuesto al inicio del artículo, en las entrevistas, los adolescentes se muestran dispuestos a describir el aspecto de sus amigos invisibles («También está gorda»; «Es más alto que yo»), así como de la situación en que se encuentra («Sufre los mismos problemas que yo»; «Él tiene más dinero»). Es destacable que tanto los chicos como las chicas prefieren una amistad imaginaria femenina (un 75 por ciento de ellos varones; un 61 por ciento de ellas), a la que, en líneas generales, le atribuyen características coincidentes con las propias. De hecho, los chicos que escriben su diario personal suelen trazar una copia femeMENTE Y CEREBRO 49 / 2011
© FOTOLIA / SYPHOTO
pequeños, sin selección previa, juegan con cualquiera, el círculo de amistades va reduciéndose con la edad de forma paulatina hasta quedar limitado a un escaso número de compañeros afines y con los que mantienen un intenso intercambio. La creciente necesidad de los jóvenes de contar con un «amigo del alma» explica por qué en la adolescencia la mayoría de los sujetos solitarios idean compañeros imaginarios: con ellos pueden consolarse y evitan sentirse solos.
nina casi perfecta de sí mismos: coinciden en edad, aspecto e incluso personalidad. Las chicas, por el contrario, crean compañeras con algunos rasgos esenciales que las distinguen de los propios. Al aumentar la edad, los jóvenes alteran los rasgos fundamentales del compañero imaginario, fenómeno que ellos mismos también experimentan. En ocasiones, incluso les cambian el nombre. Tina, una chica de 18 años, lo explica:
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA THE VICTIMIZATION OF CHILDREN. D. Finkelhor En Ameri-
can Journal of Orthopsychiatry, vol. 65, págs. 177-193, 1995. EIN SEHR SPEZIELLER FREUND:
«Durante un tiempo la llamaba Cordula, pero ahora no le escribo de forma tan personificada; la mayoría de las veces no utilizo ningún nombre, pero sigo refiriéndome a ella».
DER IMAGINÄRE GEFÄHRTE.
A lo largo de la adolescencia parece que los compañeros imaginarios van perdiendo su perfil; los chicos mayores apenas los mencionan. Años después, entrevistamos a algunos de los jóvenes que llevaban un diario personal. Nos sorprendió que tan solo unos pocos recordaran haber tenido un amigo imaginario. Una vez el amigo imaginario ha cumplido su misión, no solo desaparece, sino que también se olvida. Síntoma de que el joven ha avanzado en su desarrollo utilizando la creatividad.
THE CHARACTERISTICS AND
I. Seiffge-Krenke en Praxis der Kinderpsychologie und Kinderpsychiatrie, vol. 49, págs. 689-702, 2000.
CORRELATES OF FANTASY IN SCHOOL AGE CHILDREN: IMAGINARY COMPANIONS, IMPERSONATION, AND SOCIAL UNDERSTANDING. M. Taylor
et al. en Children Development, vol. 340, págs. 11731187, 2004. LA IMPORTANCIA DE JUGAR.
M. Wenner Moyer en Mente
Inge Seiffge-Krenke dirige el departamento de psicología evolutiva en el Instituto Psicológico de la Universidad de Mainz.
y Cerebro, n.o 46, págs. 3845, 2011.
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Ahuyentar las pesadillas Los ensueños angustiosos no son solo cosa de niños: un cinco por ciento de las personas adultas también sufre miedos nocturnos. Existen formas sencillas y eficaces para deshacerse de ellos MICHAEL SCHREDL
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asi todas las personas saben de pesadillas. Entre el 70 y el 90 por ciento de los adultos jóvenes recuerda que, en su infancia, experimentó miedo algunas noches a causa de un ensueño angustioso. De hecho, es entre los seis y los diez años cuando los fantasmas nocturnos se erigen en una plaga, pero con el tiempo su frecuencia disminuye. No obstante, los adultos también sufren pesadillas nocturnas: cerca del cinco por ciento de los adultos encuestados refiere sueños recurrentes que les deterioran el descanso.
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Los sentimientos negativos que desencadenan las fantasías nocturnas causan agitación en la persona, la cual se despierta empapada en sudor. Por lo general es una sensación de miedo la que provoca el sobresalto a medianoche, pero también otras sensaciones intensas como la ira, la tristeza, la frustración, el asco o la vergüenza pueden originar un despertar repentino. Muchos niños sueñan que alguien o algo les persigue. En un 50 por ciento de sus pesadillas deben huir o esconderse del perseguidor. En un MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
© FOTOLIA / STEPHEN VANHORN (bosque); © FOTOLIA / OLLY (mujer)
20 por ciento mueren en su ensoñación o sufren lesiones graves; otro 15 por ciento ve en el sueño cómo terceras personas son víctimas de agresiones, y en una de cada diez pesadillas, la persona que sueña se precipita al vacío. Los fantasmas que aparecen por la noche suelen ser de naturaleza mundana: niños y adolescentes sueñan casi siempre con personas como figuras amenazantes. Menos usuales resultan los seres fantásticos (monstruos y brujas), así como los animales peligrosos (lobos y serpientes). MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
Los sujetos afectados por las pesadillas mantienen cierto criterio de realidad en los personajes temidos. Los rufianes suelen ser hombres desconocidos, mientras que las mujeres aparecen como figuras amenazadoras en solo una quinta parte de los malos sueños. Representación que coincide con la vida real: los varones son los que comenten la mayoría de los delitos con violencia. Las pesadillas surgen, sobre todo, durante la segunda mitad de la noche, etapa en la que sue-
SALIR DE LA OSCURIDAD Las pesadillas necesitan tratamiento en función de su intensidad. A veces basta con darles otra interpretación para ahuyentar las escenas temidas.
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le soñarse más. Tal característica las distingue de los «terrores nocturnos» o el «pavor nocturno», trastorno del sueño con el que a menudo se confunde y que, por el contrario, se relaciona con el sueño profundo, momento en el que apenas ocurren ensoñaciones. Los «terrores» surgen, por regla general, una hora después de acostarse y a menudo se acompañan de un fuerte grito. La persona afectada se incorpora y abre los ojos de par en par, mas no parece despierta. El sujeto se encuentra en un estado intermedio entre la vigilia y el sueño, no responde a los comentarios, tampoco se halla orientado e in-
RESUMEN
Horror nocturno
1
Las pesadillas ocurren durante el sueño
REM, en la segunda mitad de la noche. Al despertar justo después, las imágenes siguen contemplándose.
2
Ciertos rasgos de
cluso puede tomar por peligrosas a personas de confianza. En tales casos se recomienda hablarle con tranquilidad, evitando acciones más agresivas, como sacudirle para que despierte. Una vez calmado y vuelto a dormir, puede que a la mañana siguiente el sujeto no recuerde nada de lo sucedido. Por otra parte, los terrores nocturnos se asocian con frecuencia con el sonambulismo, fenómeno que se considera inofensivo, siempre y cuando no prevalezca más de una vez por semana. En resumen, las pesadillas surgen durante la ensoñación «normal». Sobre todo ocurren
personalidad, los tras-
tornos psíquicos, los traumas y una determinada
El paradigma de las pesadillas infantiles
predisposición genética aumentan la probabilidad de sufrir ensoñaciones
Cuando F., de cinco años, vino a nuestra policlínica del sueño, las pesadillas interrumpían su
angustiosas.
descanso desde hacía más de un mes. En sus ensoñaciones le perseguían fantasmas, sombras y
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monstruos espantosos. Cuando se despertaba gritaba y llamaba a su madre; luego permanecía La exposición en
entre una y dos horas despierto antes de poder volverse a dormir. Sus padres no lograban
imaginación puede
explicarse el origen de las pesadillas. El niño era algo temeroso, mas no sufría ninguna enfermedad física ni características psíquicas inusuales.
ayudar a librarse de las
En su primera visita, F. dibujó una imagen de su sueño: él mismo aparecía en un castillo en
imágenes nocturnas ate-
el que solían tener lugar las pesadillas. Sobre el edificio planeaban dos fantasmas gigantes.
morizantes.
Al preguntarle sobre cómo se le podía ayudar para que sintiera menos miedo, dibujó entre los fantasmas y su persona una enorme araña que mantenía a raya a los personajes malvados. Una vez al día, bajo la mirada protectora de su madre, el niño debía emplearse en las nuevas escenas y ensayarlas mentalmente. Al cabo de dos semanas, las pesadillas se transformaron. A pesar de que F. seguía en sus sueños luchando desde su castillo contra los fantasmas, las imágenes ya no le infundían tanto pavor. Pronto empezó a dormir con normalidad. Un año después, F. acudió a nuestra consulta para una revisión. La madre explicó que el niño sufría aproximadamente una pesadilla al mes, aunque ya no le abrumaba tanto. Para superar algunos de sus ensueños angustiosos, el pequeño había ideado nuevas estrategias, como un aerosol mágico con el que expulsaba a los monstruos. Entre tanto, sus propios sueños habían cobrado tal interés para él que pedía a su madre que los anotara en un diario.
EL AYUDANTE IDEAL F., un niño de 5 años, debía dibujar alguna estrate-
CORTESÍA DEL AUTOR
gia que le protegiera de los
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malvados fantasmas. El resultado fue una enorme araña «amiga».
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Señales de aviso Numerosas personas sufren de vez en cuando pesadillas, sin que por ello requieran un tratamiento especial. El aspecto determinante para considerar si hace falta tratar el problema es la carga subjetiva del despertar nocturno. Los malos sueños pueden perseguir al afectado durante el día, incluso en adultos. Si la frecuencia de pesadillas es alta, puede alterar el estado de ánimo y la capacidad de concentración del individuo. En la infancia, el miedo a acostarse supone una señal de aviso; los pequeños temen que «las pesadillas empeoren» al meterse en la cama. Aquellas personas que sufren más de una ensoñación angustiosa por semana o sienten que los malos sueños afectan a su vida diaria deben actuar. Una terapia sencilla y eficaz consiste en la exposición con imaginación, según ha constatado el investigador del sueño Barry Krakow, de la Universidad de Nuevo México en Albuquerque. En una primera etapa de confrontación, la persona afectada encara su miedo: recuerda su pesadilla recurrente de día, la vive de nuevo, la describe o la dibuja. En una segunda fase inventa un nuevo final para el ensueño angustioso, en el que ya no debe aparecer la situación temida. MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
Con el objetivo de que los individuos, en especial los niños, aprendan por sí solos a solucionar el problema, no reciben directrices preconcebidas sobre el nuevo contenido del sueño. Las estrategias más eficientes son aquellas en las que el soñador sabe ayudarse de manera activa. En cambio, desaparecer o escaparse en el sueño no son buenas soluciones (los perseguidores son siempre más rápidos). Tampoco suele resultar una buena idea aniquilar a los seres amenazantes, ya que esta medida casi nunca propicia el equilibrio interior deseado. Una estrategia fantasiosa útil consistiría en charlar con los personajes temidos en su lengua para invitarles a tomar el té; otra, transformarlos con una varita mágica en ratones estridentes. El método sirve para niños así como para adultos. Al conversar con el persecutor nocturno, es posible que este murmure una disculpa y se marche del sueño, o quizá que se identifique como un detective privado que necesita la colaboración del durmiente para resolver un caso complejo. Cada cual elige el final que considera más apropiado. La última fase de la terapia consiste en el ensayo de la estrategia. El afectado debe practicar a diario durante varios minutos el nuevo «guión del sueño», imaginándoselo con la mayor precisión posible. Al cabo de unos días, el pensamiento modifica las pesadillas: se tornan menos amenazadoras, con lo que la calidad del sueño mejora. Pese a que dicha autoterapia ayuda a numerosas personas, en otras, los malos sueños se resisten. En tal caso, el psicoterapeuta profesional debe continuar ayudando. El origen de las quimeras nocturnas ha sido objeto de gran especulación. Ya en 1855, el médico alemán Johann Börner anunciaba haber resuelto el enigma. El científico escribió en la Universidad de Wurzburgo una disertación sobre las pesadillas en la que sostenía que la disnea nocturna era la causante de tales miedos, teoría que reflejaba la influencia de las suposiciones históricas. Desde la Edad Media, el vulgo atribuía las pesadillas a los elfos o a las yeguas de la noche, unos seres fantásticos peludos y odiosos que oprimían el pecho de los durmientes, impidiéndoles respirar. Börner, quien también sufría pesadillas, no creía en tales monstruos. En su opinión, eran las colchas o las almohadas las responsables de «despertar» a los demonios nocturnos, ya que tapaban la cara de los durmientes, obstruyéndoles de esta manera los orificios de respiración. Con el objeto de comprobar su tesis, el científi-
© FOTOLIA / ARKNA
durante las fases de sueño REM, en la segunda mitad de la noche, y se caracterizan por movimientos oculares rápidos (su nombre corresponde a las siglas en inglés de rapid eye movement), así como por ensoñaciones vívidas y frecuentes. Al despertar justo después del mal sueño, los sujetos recuerdan casi siempre de forma vivaz las emociones y las imágenes de este, incluso a menudo pueden relatar las pesadillas recurrentes al detalle, también años después. ¿Cómo actuar ante las pesadillas reiteradas? De entrada, resulta esencial no esquivar el contenido atemorizante del sueño. De manera similar a lo que sucede en los trastornos psíquicos asociados a la ansiedad (entre otros, la faracnofobia o el miedo a los perros), la evitación tiende a empeorar los síntomas. Sin embargo, a menudo los afectados evitan la confrontación; tratan de disipar su miedo diciéndose: «¡Solo era un sueño!». En una encuesta realizada a 624 adolescentes, cerca de tres cuartas partes de los encuestados confesaban que su estrategia habitual para afrontar las pesadillas era intentar olvidarlas cuanto antes. No obstante, la única salida del problema consiste en enfrentarse a los miedos.
NO HUIR La persecución es uno de los contenidos más frecuentes en las pesadillas. Para acabar con ellas conviene pensar en un nuevo fin, por ejemplo, hablar con el perseguidor.
Etapas de la terapia cognitiva para las pesadillas 1. Confrontación: Describir o dibujar el sueño. 2. Afrontamiento: Escribir de nuevo el final del sueño o completar el dibujo con algo que mitigue el miedo. 3. Entrenar la estrategia de afrontamiento: Ensayar el nuevo guión entre 5 y 10 minutos al día durante 2 semanas.
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¿Provocan los medios electrónicos las pesadillas? «No veas esta película o tendrás pesadillas.» La mayoría de los progenitores se muestran convencidos de que los filmes violentos o de terror atemorizan el sueño de sus hijos. Desde hace un tiempo, los videojuegos en los que aparecen tiroteos o escenas espeluznantes ocupan el papel de presuntos culpables. ¿Fomentan tales medios electrónicos las pesadillas nocturnas? La opinión de los investigadores no es unánime. En los sueños se suceden, a menudo, vivencias del día anterior. Las investigaciones también revelan que los niños pequeños suelen dormir peor o menos si invierten mucho tiempo frente al televisor. Sin embargo, ello no significa en absoluto que sufran pesadillas por tal motivo. Por el contrario, a favor de tal hipótesis se muestra una comparación de contenidos típicos de las pesadillas a lo largo de decenios: en la década de los noventa del siglo pasado, una figura frecuente en los sueños angustiosos era la del «hombre negro»; en los años cincuenta y sesenta aparecían demonios, brujas y fantasmas. A partir de los años ochenta emergen figuras de películas como Terminator o Freddy Krueger, este último del filme Pesa-
co lanzó sobre la cabeza de tres probandos una pesada manta de algodón mientras dormían. La sospecha pareció confirmarse. Un jornalero de 24 años refirió una pesadilla vívida al despertar de debajo de la manta que le habían arrojado: un animal enorme y peludo, mitad perro mitad mono, había saltado sobre su pecho. Desde entonces, los investigadores han estudiado con insistencia la idea de que la disnea aguda produce sueños horribles. No obstante, el resultado no acaba de convencer a los expertos. Hace unos años examinamos la hipótesis en el Instituto Central de Salud Mental de Mannheim. Contamos con más de 300 pacientes con apnea del sueño, trastorno en el que se relaja la musculatura de la vía aérea superior, de manera que se produce una parada respiratoria prolongada que impide que el cuerpo reciba el oxígeno suficiente.
dilla en Elm Street. Los medios parecen, pues, ejercer cierta influencia, al menos en la configuración de los personajes malvados. Pero ¿qué determina
La disnea no es el elfo
la frecuencia de las pesadillas?
Nuestros resultados revelaron que la falta de oxígeno no ocasionaba pesadillas. De hecho, los pacientes con apnea no presentaban ensoñaciones angustiosas con mayor frecuencia que los probandos sanos. Es posible que la sensación de falta de aire descrita por Börner y otros investigadores se deba en mayor medida al estrés inducido por los métodos aplicados en la investigación que a una parada respiratoria aguda. Hoy se cree que las pesadillas recurrentes, como otros trastornos, obedecen a una interacción entre la predisposición personal y los elementos desencadenantes agudos. Así, existe una diferencia llamativa entre ambos sexos: resulta más frecuente que las mujeres se despierten por una pesadilla que los hombres. Una diferencia que se manifiesta a partir de los diez años; antes los niños y las niñas sufren por igual el trastorno. Se desconoce todavía la razón. Desde hace casi un decenio sí se sabe que la predisposición a las pesadillas, en parte, se hereda. El neurólogo Christer Hublin y el genetista Jaakko Kaprio, de la Universidad de Helsinki, comprobaron este hecho en un amplio estudio de 1999, en el que 3700 parejas de gemelos de toda Finlandia respondieron a la pregunta sobre la calidad de su sueño. Los gemelos univitelinos solían coincidir en el número de pesadillas; en cambio, los bivitelinos se diferenciaban bastante entre sí, dato que indica la función de los genes en el origen de tales sueños. Ernest Hartmann, psiquiatra de la Universidad Tufts de Medford en Massachusetts, re-
El investigador del sueño David Foulkes, del Instituto de Salud Mental de Georgia en Atlanta, mostró en su laboratorio una película violenta del Oeste o bien un largometraje neutro a algunos niños. Los tiroteos del Oeste no surtieron, con sorpresa, ningún efecto en las ensoñaciones posteriores de los jóvenes probandos. En un estudio propio preguntamos a 252 niños de entre 9 y 13 años por su tiempo libre y por las pesadillas. Los que pasaban muchas horas delante del televisor o del ordenador jugando con la consola no padecían más pesadillas, si bien el 14 por ciento de los niños confesaba ver de forma periódica series y películas policíacas. En cambio, los libros sí mostraron un ligero efecto. Los probandos que leían con mayor frecuencia experimentaban, al parecer, más pesadillas. Ello también tiene su por qué: el contenido de los sueños depende menos de las imágenes consumidas que de las representaciones creadas por uno mismo; y la lectura excita la fantasía más que la televisión.
HECHIZADOS POR LAS IMÁGENES En los videojuegos, los © ISTOCKPHOTO / PAUL KLINE
niños luchan contra zombis y demonios, para preocupación de muchos padres.
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No resulta extraño que las pesadillas sean usuales en los pacientes con traumas. Esas personas manifiestan, en comparación con individuos sanos que experimentan pesadillas, una reacción somática muy intensa de ansiedad. Se despiertan con taquicardia; además, tardan tiempo en tranquilizarse y volverse a dormir, a pesar de ser conscientes de que se trata «solo» de un mal sueño. Las vivencias amenazadoras interrumpen, asimismo, el descanso en personas sanas, como descubrió Ernest Hartmann. El psiquiatra examinó los dibujos de 44 voluntarios que escribían de manera regular un diario sobre su sueño. Justo después del ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, las personas experimentaron sueños más intensos, en
© FOTOLIA / LIZARD
laciona las pesadillas con la estructura de la personalidad. Después de evaluar varios miles de encuestas, Hartmann definió los «límites delgados», una cualidad del carácter asociada con un mayor número de pesadillas. Así, las personas susceptibles son más propensas a los malos sueños, son más sensibles y se toman los fracasos más a pecho, establecen relaciones intensivas y a menudo conflictivas, tienen ideas poco habituales y trabajan en profesiones creativas; también tienden a la esquizofrenia. Las personas popularmente «duras» rara vez sufren pesadillas. También el carácter «neurótico» tiende a vincularse a las ensoñaciones angustiosas. Los psicólogos engloban bajo dicha denominación una mezcla de angustia, irritabilidad y estado de ánimo depresivo.
Sueños mortales Las pesadillas recurrentes pueden reforzar una tendencia previa al suicidio, como demostró el neurólogo Nils Sjöström, de la Universidad de Goteburgo. Las personas que, tras una tentativa de suicidio, refieren multitud
La carga de las vivencias traumáticas y las pesadillas que desencadenan puede persistir sin tratamiento durante largo tiempo, incluso toda la vida
de pesadillas corren en los dos meses siguientes un riesgo cinco veces mayor de intentar quitarse la vida. En otros trastornos del sueño, como problemas para dormir o mantener el sueño, no
Hasta aquí, las condiciones individuales que contribuyen a una mayor vulnerabilidad a sufrir las pesadillas. Pero ¿cuándo empiezan las personas sensibles a tener malos sueños? El desencadenante más común, según lo que ha podido comprobarse, es el estrés agudo en la familia, la escuela o el trabajo. Por otro lado, cabe tener en cuenta que existen fármacos que indican como posible efecto secundario las pesadillas. Entre ellos destacan los antihipertensivos, los medicamentos recomendados para el párkinson y numerosos inhibidores de la recaptación de serotonina, un grupo muy extendido de antidepresivos.
Esquirlas nocturnas evocadoras En general, las personas que padecen alguna psicopatología duermen peor. También los sujetos con un trastorno de ansiedad o con algún tipo de adicción sufren más pesadillas que las personas sanas. Las vivencias traumáticas (malos tratos físicos, violaciones, accidentes y episodios de guerra, entre otros) ocupan un lugar especial en este ámbito. Estas experiencias conllevan con frecuencia un trastorno por estrés postraumático, en el cual las imágenes retrospectivas aparecen como rasgo predominante. Se trata de imágenes y esquirlas evocadoras del episodio traumático que asoman de manera involuntaria y afligen a los afectados, incluso durante la vigilia. MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
los que el tema de «ataque» aparecía con frecuencia. Por las noches no revivían simplemente las imágenes que habían visto en televisión (no aparecían aviones ni torres en sus sueños), sino que el motivo del ataque se trasladaba a situaciones y actos diversos. La carga de las vivencias traumáticas experimentadas por uno mismo, así como las posibles pesadillas que desencadenan, pueden permanecer largo tiempo sin tratamiento, incluso toda la vida en algunos casos. Junto a Edgar Piel, del Instituto de Demoscopia de Allensbach, exploramos en 2006 qué huellas había dejado la Segunda Guerra Mundial en los sueños de los alemanes. Evaluamos cuatro encuestas realizadas entre los años 1956 y 2000. Un decenio después de la guerra (en 1956), todavía una quinta parte de los encuestados soñaba encontrarse dentro de un refugio antiaéreo, escuchaba las detonaciones de las bombas o contemplaba el horror del frente en su sueño. En el año 2000, casi uno de cada cinco encuestados menores de 60 años seguía soñando con la guerra, el mismo porcentaje que 50 años antes.
se presentaba tal efecto. «Persistent nightmares are associated with repeat suicide attempt». N. Sjöström et al. en Psychiatry Research, vol. 170, n.º 2, págs. 208-211, 2009.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA GENDER DIFFERENCES IN NIGHTMARE FREQUENCY: A METAANALYSIS. M. Schredl e I. Reinhard
en Sleep Medicine Reviews, vol.15, págs.115-121, 2011. NIGHTMARE FREQUENCY AND NIGHTMARE TOPICS IN A REPRESENTATIVE GERMAN SAMPLE. M. Schredl en European
Archives of Psychiatry and Clinical Neuroscience, vol. 260, págs. 565-570, 2010. NIGHTMARES: AN UNDERDIAGNOSED AND UNDERTREA-
Michael Schredl es profesor de psicología y director del Laboratorio de Sueño, así como de la Policlínica del Sueño del Instituto Central de la Salud mental de Mannheim.
TED CONDITION? M. Schredl
en Sleep, vol. 33, págs. 733734, 2010.
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REVISIÓN CIENTÍFICA DE La medicina basada en datos probatorios exige que los médicos prescriban solo aquellos tratamientos fundados en pruebas científicas. Sus críticos argumentan que los supuestos estudios objetivos aparecen, a menudo, sesgados. ¿Qué criterio debe seguirse? SUSANNE RYTINA
RESUMEN
Comprobación práctica
1
Numerosos psiquiatras confían en sus
medicamentos «favoritos» y «consagrados» sin tomar en cuenta los resultados de nuevos estudios farmacológicos.
2
La «medicina basada en datos probatorios»
debe garantizar que los métodos curativos se ajusten al estado actualizado de los conocimientos científicos. Las revisiones aportan tal información.
3
La mayoría de los ensayos con medica-
mentos son financiados por compañías farmacéuticas, las cuales atienden a menudo a los resultados comerciales. También publican solo los datos que responden a sus intereses.
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U
n par de martillazos resueltos servían al médico para introducir una aguja de veinte centímetros de longitud por encima de la órbita ocular hasta el cráneo del paciente. A continuación, movía el largo utensilio quirúrgico en el interior del cerebro hasta que consideraba que había destruido suficiente tejido nervioso enfermo. El crudo método del «pica-hielo», que se empleaba para tratar los casos de psicosis maniaco-depresivas y de esquizofrenia, reportó al neurólogo portugués Egas Moniz (1874-1955) el premio Nobel en 1949. La lobotomía, nombre que recibiera la operación, se extendió por todo el mundo: solo en Estados Unidos los médicos utilizaron hasta los años ochenta del siglo pasado dicho procedimiento en 40.000 pacientes; de hecho, durante más de veinte años se ha considerado una intervención eficaz. Sin embargo, la lobotomía destruyó la vida de miles de personas. Muchas perdieron los estímulos y la capacidad de planear acciones a causa de la operación. Sus sentimientos se aplanaron; manifestaban indiferencia y apatía.
Los errores terapéuticos existieron y seguirán existiendo en todos los ámbitos de la medicina. Otro trágico paradigma lo protagonizó el pediatra Benjamin Spock (1903-1998). Durante los años cincuenta, dicho médico recomendó tumbar a los lactantes boca abajo (decúbito prono), porque en esta posición dormían mejor. No fue hasta 1988 que se procedió al análisis sistemático de los estudios existentes sobre el tema. Según los resultados, los bebés que dormían boca abajo presentaban una probabilidad tres veces mayor de sufrir muerte súbita que los que dormían en una posición distinta. Hoy se piensa que este desatinado consejo médico segó la vida de miles de niños. Según Klaus Koch, biólogo del Instituto para la Calidad y Economía de la Salud (IGWiG, por sus siglas en alemán) en Colonia, existe una larga lista de intervenciones quirúrgicas y tratamientos farmacológicos que pudieron ocasionar grandes daños al difundirse su aplicación a partir del anuncio de éxitos puntuales, mientras que su verificación científica se desarrolló MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
LOS TRATAMIENTOS
os); ent ) i icam truvio dic e i m v ( e EM ed R A Z homb r A ( M E / _ AG TIM MS MEDIA / REA LIA A D © OTO ©F
demasiado tarde. Fundado en 2004, el IGWiG persigue el objetivo de prevenir los errores de tratamiento médico en Alemania, además de comparar los costes y la utilidad de las terapias competidoras. A partir de estudios científicos existentes, evalúa cuál es el tratamiento que ofrece mayores garantías de éxito para una determinada enfermedad. Tal principio de la «medicina basada en datos probatorios» (evidence based medicine) se considera desde hace algunos años un referente en la atención sanitaria europea y norteamericana. El concepto alude a una «medicina basada en pruebas susceptibles de revisión». Sus defensores exigen que los médicos revisen con asiduidad las fuentes de donde surgen sus decisiones. «No pueden basarse solo en aquello que aprendieron una vez», afirma Koch.
El deber de informarse Para numerosos pacientes, la obligación del facultativo de mantenerse al día se sobrentiende. Sin embargo, el asunto no está tan claro. En 2004, MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
un estudio del equipo de Johannes Hamann, de la clínica psiquiátrica de la Universidad Técnica de Múnich, reveló que los neurólogos veteranos recetaban medicamentos con una larga trayectoria en el mercado con una frecuencia cinco veces mayor que los médicos más jóvenes. Un resultado decepcionante, resumieron los autores: «El medicamento debe adecuarse al paciente y no al médico». Por término medio transcurren unos diez años hasta que los resultados de los estudios de eficacia se aplican en la práctica médica, un plazo de tiempo demasiado largo, critica Nik Koneczny, médico general y de urgencias, quien también se dedica a la formación de jóvenes profesionales de la medicina en la Universidad de Witten-Herdecke. Koneczny forma parte de la Red Alemana de Medicina basada en Pruebas, una asociación de científicos y médicos que persigue trasladar los conocimientos de la investigación científica a la práctica. Koneczny exhorta: aun cuando los médicos no disponen de suficiente tiempo para la forma-
COMPROBAR LA EFICACIA Una de las misiones cardinales de la «medicina basada en datos probatorios» consiste en certificar mediante «hechos fehacientes» la idoneidad de los medicamentos.
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GLOSARIO La medicina basada en datos probatorios designa la atención sanitaria del paciente basada en un tratamiento que se asienta en los datos más idóneos y actuales. Se fundamenta en la búsqueda sistemática de resultados empíricos relevantes acerca de una cuestión clínica y en su evaluación. Al aplicarse en cada caso concreto, debe tenerse también en cuenta la experiencia del médico, así como la opinión del paciente. El metanálisis es un método estadístico que resume los resultados de varios estudios sobre un mismo tema. Los autores de las revisiones utilizan dicho método para exponer y evaluar de manera crítica, con arreglo a criterios predeterminados, todos los estudios conocidos.
ción continuada, ello no les exime del deber de informarse. La tarea resulta hoy por hoy más asequible que nunca: los nuevos conocimientos científicos pueden encontrarse de forma gratuita en las bases de datos médicas disponibles en Internet. Existen en la Red revisiones de artículos que resumen de manera sistemática el estado de conocimiento sobre la mayoría de los tratamientos, con comparativas, evaluación de beneficios, riesgos y efectos secundarios. En estos momentos, la biblioteca electrónica más sobresaliente en tal tipo de revisiones es la Colaboración Cochrane, una organización internacional formada por científicos y médicos para la elaboración de amplias revisiones de artículos sobre cuestiones médicas con el objetivo de servir como base sólida en las decisiones de los facultativos. Los expertos recopilan a nivel mundial y de forma metódica investigaciones pertinentes con el fin de evaluar su contenido. Si, de acuerdo con los nuevos estudios, se demuestra que un determinado medicamento es menos eficaz de lo que se suponía, los médicos son informados a través de boletines o en forma de «alerta Cochrane» por Internet. La medicina fundamentada en datos científicos significa, por supuesto, más que apoyarse en la revisión más reciente de Cochrane. Entre tanto se han refinado los métodos para la búsqueda de la mejor información probatoria: si no existe ningún metanálisis sobre estudios controlados y aleatorizados, los conocimientos científicos deben extraerse del nivel de pruebas más adecuado: desde la opinión de un experto basada en la experiencia hasta estudios no aleatorios.
Evitar los errores Dos grupos de Cochrane localizados en Múnich y en Friburgo se dedican al extenso campo de los trastornos psíquicos. Stefan Leucht, de la Clínica de psiquiatría y psicoterapia, dirige el grupo de trabajo sobre psiquiatría basada en datos probatorios de la Universidad Técnica de Múnich. En colaboración con el grupo Cochrane internacional de esquizofrenia ha logrado disipar algunos errores en torno a dicha psicopatología. Los pacientes psicóticos sufren también síntomas depresivos. Por ello, los neurólogos suelen prescribirles medicamentos adicionales como los antiepilépticos carbamazepina o valproato. Sin embargo, no se han confirmado los supuestos efectos mitigadores de tales fármacos en estos casos. «Las pruebas son muy
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pobres», opina Leucht, después de que su grupo recopilase entre 2007 y 2008 todos los estudios farmacológicos elaborados de forma metódica sobre ambos fármacos. En casos aislados, un antiepiléptico podría resultar incluso más dañino que beneficioso, ya que disminuye los niveles sanguíneos del antipsicótico principal y necesario para el tratamiento del paciente con esquizofrenia. Ello sucede, sobre todo, en el caso de la carbamazepina. Dos revisiones sistemáticas más del año 2009 tampoco pudieron demostrar de forma nítida que la combinación de dos o más fármacos antipsicóticos actuase mejor que el uso de uno solo. Por otro lado, desde hace algunos años los psiquiatras mantienen la discusión sobre si los nuevos neurolépticos atípicos, más caros, resultan más adecuados que los de primera generación, más baratos. Según algunas revisiones sistemáticas, entre ellas la de Leucht, de 2009, los medicamentos más antiguos, como el Haldol (haloperidol), poseen una eficacia antipsicótica equiparable a la de los preparados modernos como el Seroquel (quetiapina). Aun así, una ventaja de los nuevos medicamentos es que, a diferencia de sus predecesores, no producen trastornos motores. Sin embargo, algunos de ellos propician que los pacientes engorden de manera significativa, con lo que aumenta el riesgo de diabetes y de padecer enfermedades cardiovasculares. Por desgracia, tales conocimientos llegan a menudo con dificultad a la práctica clínica. Numerosos médicos conocen los datos más recientes, mas prefieren continuar ejerciendo según su experiencia profesional que depender de la información de los estudios, opina Leucht. Extraer un valor probatorio de observaciones individuales, no obstante, resulta problemático. Además de los estudios sobre la eficacia de medicamentos o métodos terapéuticos, existen hoy en día directrices terapéuticas completas para numerosos trastornos, entre ellos la esquizofrenia y la depresión. Tales recomendaciones deben servir de orientación a los médicos. O, visto desde el otro lado, ofrecen a los pacientes un criterio para saber si su médico les receta el tratamiento correcto. Las directrices recomendadas se refieren también a la prevención de recaídas. Así, por ejemplo, los sujetos que reciben el alta de los servicios de psiquiatría deberían conocer durante cuánto tiempo deben seguir con la medicación. En estos casos existe con frecuencia un problema de comunicación, según reveló un estudio MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
EXAMEN CONCIENZUDO Los médicos deberían revisar en cada momento los conocimiensus decisiones.
LIA © FOTO
UDIO BILD ST / BILD IM
tos sobre los que fundamentan
bas aleatorias por razones éticas, a pesar de que luego reciban en la consulta esos medicamentos que no han sido ensayados con anterioridad en casos similares al suyo.
de la Universidad Técnica de Múnich de 2005. El equipo del psiquiatra Johannes Hamann comprobó, a través de una encuesta entre 50 médicos y 100 pacientes de hospitales de Baviera, que la mayoría de los facultativos conocía el período durante el que los pacientes dados de alta debían seguir con la medicación según recomendaban las directrices; sin embargo, solo uno de cada tres afectados disponía de tal información. En uno de cada cuatro casos, los médicos no habían comentado ni tan siquiera el tema al paciente; incluso a uno de cada siete le indicaron un tratamiento más corto del estipulado. Desde el punto de vista de los pacientes, los resultados eran todavía más llamativos: tan solo uno de cada diez sujetos conocía la duración adecuada de su tratamiento, mientras que el 70 por ciento confesaba que el médico nunca le había hablado sobre la prevención de recaídas. En la opinión de Leucht, es posible que los psiquiatras piensen que los pacientes rechazan sin más sus recomendaciones, o quieren dejar la decisión a otros especialistas que sigan tratándoles. En el ámbito psiquiátrico, la cifra de enfermos que interrumpe la terapia es altísima: alcanza hasta el 30 por ciento, según los estudios clínicos. Este fenómeno supone uno de los numerosos problemas metodológicos que limitan la significatividad de los estudios farmacológicos. A ello se suma la elección de los participantes; ciertos grupos (individuos con riesgo de cometer suicidio, personas mayores o sujetos con adicción) se excluyen de las prueMENTE Y CEREBRO 49 / 2011
¿Cuáles son los mejores criterios? Los estudios de fármacos antidepresivos que reclutan a sus probandos mediante anuncios en los periódicos, también presentan un valor probatorio limitado. Un gran número de participantes no sufren una depresión grave, sino que, sencillamente, no pueden costearse un tratamiento. Ello distorsiona los resultados. La respuesta a la pregunta sobre los mejores criterios de éxito no es unánime. Numerosos psiquiatras opinan que no debe centrarse la atención solo en la reducción de síntomas; también deberían considerarse otros criterios al elegir un medicamento, como son la tolerancia del paciente y una mejora en su calidad de vida. De hecho, diferentes afectados pueden reaccionar de maneras distintas a un mismo principio activo; puede que incluso algunos ni siquiera respondan al preparado. Por dicha razón, el fundamento científico «debe respaldar la decisión médica, pero nunca suplir la experiencia clínica», señala Gunver Kienle, del Instituto de Epistemología Aplicada y Metodología Médica de Friburgo. Junto a sus colaboradores definió en 2008 en la revista Arzteblatt a la medicina basada en datos probatorios como «una herramienta para aportar claridad y transparencia a la creciente jungla de datos». Con todo, teme que la medicina basada en los resultados científicos pueda convertirse en una «atadura cuasi legal». Pese a que las directrices no establecen ninguna orientación jurídicamente vinculante, a los médicos se les podría acusar, en caso de litigio, de desviarse de ellas. Incluso en el supuesto de que el médico tuviera motivos fundados, estos solo se considerarían firmes en caso de basarse en las directrices. La medicina prescriptiva basada en los datos científicos cuenta, en la actualidad, con el rechazo de numerosos galenos. Kienle añade otro problema al asunto: los estudios aleatorios y controlados resultan costosos. A menudo, detraen varios millones de euros, motivo por el cual hasta un 80 por ciento de los mismos son promovidos por la industria farmacéutica. Tal motivación comercial enmascara dos grandes peligros, como se ha demostrado en algunas revisiones de los últimos años. En primer lugar, las compañías farmacéuticas suelen priorizar el análisis de medicamentos
Aleatorizarr significa repartir al azar a los probandos en dos o más grupos. Un grupo se trata con un medicamento nuevo, mientras que el otro recibe el tratamiento usual o un placebo (preparado sin principio activo farmacológico). De esta manera, se compara el medicamento nuevo con el tratamiento al uso o el placebo. La aleatorización asegura que los efectos potenciales se deban a la administración de un tratamiento diferente. El enmascaramiento consiste en el principio de ocultar a todos los participantes de la investigación a qué grupo pertenecen (al de tratamiento o al de control), para evitar que ello influya en los resultados. En un estudio a «simple ciego», solo los probandos desconocen el grupo al que pertenecen, mientras que en los de a «doble ciego», dicha información se oculta también a los responsables de la investigación mientras dura el experimento.
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La Colaboración Cochrane La red internacional de expertos Cochrane publica revisiones sistemáticas sobre el efecto de los tratamientos médicos. Sus miembros exploran revistas y otras fuentes en busca de estudios sobre el ámbito de interés. Sobre el tema de salud psíquica trabajan en estos momentos los grupos de revisión siguientes (entre paréntesis se incluye el número de estudios publicados hasta marzo de 2010): Grupo Cochrane sobre demencia y mejora cognitiva (210) Grupo Cochrane sobre depresión, ansiedad y neurosis (177) Grupo Cochrane sobre problemas del desarrollo, psicosociales y de aprendizaje (89) Grupo Cochrane sobre drogas y alcohol (73) Grupo Cochrane sobre dolor y asistencia paliativa y de soporte (263) Grupo Cochrane sobre esquizofrenia (143) Grupo Cochrane sobre adicción al tabaco (60) Información en Internet: www.cochrane.org y www.cochrane.es
¿Terapia según el lugar de residencia? El tipo de psicoterapia que se ofrece a un paciente depende más del lugar de residencia que de la bondad del tratamiento, según un estudio de la aseguradora Technike Krankenkasse. La investigación evaluó, bajo anonimato, los datos de los tratamientos que seguían los asegurados con depresión. En el área de Dortmund, los pacientes recibían terapia conductual o psicología profunda, mientras que en Múnich casi uno de cada tres afectados asistía a sesiones de psicoanálisis. Ello tenía consecuencias sobre todo en la duración la terapia, más que en la necesidad del paciente. (Fuente: Comunicado de prensa de TK, 3 de febrero de 2010)
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de los que pueden obtener beneficios. Los tratamientos no farmacológicos, las terapias más económicas o aquellas destinadas a grupos de pacientes menos atractivos desde el punto de vista financiero son apartados del circuito por sus inconvenientes. Numerosos tratamientos potencialmente satisfactorios se examinan por encima o simplemente se descartan. Stefan Etgeton, experto en salud de la Federación de organizaciones de consumidores, cita como ejemplo el beneficio terapéutico de la equitación en niños con autismo. Los seguros de enfermedad no sufragan la hipoterapia porque no existen pruebas empíricas que respalden el tratamiento, a pesar de que numerosos expertos certifican su eficacia. Científicos y organizaciones de pacientes de todo el mundo reclaman, por tal motivo, un presupuesto propio para el desarrollo de una investigación libre, ajena a los intereses comerciales. En algunos países ya existe un sistema parecido. Es el caso de Italia, país en el que la industria farmacéutica debe destinar un diez por ciento de su presupuesto publicitario a proyectos de investigación en los que no tenga ningún tipo de interés. En Estados Unidos, los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) disponen de un presupuesto propio para estudios independientes. El segundo inconveniente del patrocinio de la investigación por la industria farmacéutica se refleja en una revisión de Leucht y su equipo. En 2006, el equipo recopiló 42 estudios que
comparaban el efecto de un neuroléptico con otro. Del total de investigaciones, 33 habían sido financiadas por compañías farmacéuticas, por lo que no sorprendió que, en nueve de cada diez casos, el fármaco del patrocinador alcanzara mejor puntuación que su competencia. Los investigadores decidieron ordenar los medicamentos de acuerdo a los resultados de las comparativas. El resultado fue una secuencia absurda, que se utilizó como título del estudio: «¿Por qué la olanzapina es mejor que la risperidona, la risperidona mejor que la quetiapina y la quetiapina, a su vez, mejor que la olanzapina?» Tales problemas no solo competen a los medicamentos psicotrópicos, como demostró Joel Lexchin, de la Universidad de York en Toronto, en 2003 a través de un metanálisis. El médico examinó 30 estudios relacionados con neurolépticos y antidepresivos, así como con medicamentos contra la artritis y la trombosis. Los ensayos sufragados por la industria farmacéutica mostraban los resultados deseados el triple de veces que aquellos que contaban con otro tipo de financiación. Lexchin concluye que los resultados de las investigaciones publicadas presentaban un sesgo sistemático a favor de las compañías farmacéuticas investigadoras. No es el único. Numerosas revisiones independientes arrojaron datos parecidos. La comisión de medicamentos de la Asociación Médica Alemana confirmó en 2009 que los estudios de las compañías fabricantes suelen ofrecer resultados satisfactorios para sus intereses (en este contexto, un autor podría encontrarse en un conflicto de intereses por recibir honorarios del patrocinador para conferencias o dictámenes positivos). La deformación que se produce podría ser considerable. A lo largo de decenios han dejado de publicarse estudios, olvidados en el cajón, por no proporcionar los resultados esperados. Hace unos diez años, las autoridades sanitarias estadounidenses establecieron una solución para enfrentarse al problema, la cual se ha ido implantando en los últimos tiempos: las investigaciones médicas deben inscribirse con antelación en un registro de los NIH, indicando los criterios de evaluación; de lo contrario, las revistas especializadas declinarán su publicación. Asimismo, los resultados deben darse a conocer, entre tanto, en la Red.
Resultados perdidos en los archivos Con la nueva medida, numerosas compañías farmacéuticas disolvieron las prácticas de publicación selectiva. Algunas revisiones de esMENTE Y CEREBRO 49 / 2011
tudios de años anteriores alimentan las dudas sobre la eficacia de los nuevos antidepresivos. El psiquiatra Erick H. Turner, de la Universidad de Ciencias de la Salud de Oregón, examinó las pruebas de eficacia de todos los medicamentos antidepresivos autorizados entre 1987 y 2004. La mitad de los 74 estudios habían recibido un dictamen positivo por parte de las autoridades sanitarias estadounidenses de la Agencia Federal de Fármacos y Alimentos (FDA). Todos, salvo uno, han sido publicados. Sin embargo, de los dictámenes negativos, 22 desaparecieron en los archivos, sin llegarse a publicar. De esta manera, parece que los nuevos antidepresivos hubieran mostrado su eficacia en el 94 por ciento de los estudios. Mas el examen de los datos de la FDA sacó a la luz que solo uno de cada dos estudios apoyaba la utilidad real del fármaco. Etgeton, de la Asociación Federal de Consumidores, critica por su parte: «No podemos saber a través de Internet en qué ámbito ha continuado formándose un médico. De ordinario, tampoco sabemos cuál es su especialidad. Aún menos tenemos constancia de la calidad de sus tratamientos». Por esta razón, las organizaciones de pacientes exigen a los médicos mayor información sobre sus cualificaciones. De todos modos, los afectados cuentan con la posibilidad de consultar en Internet el tratamiento más adecuado. Los más privilegiados son aquí los que dominan el inglés. Según las encuestas realizadas en Estados Unidos, dos tercios de los encuestados prefieren consultar sus dudas diagnósticas y terapéuticas en la Red antes que a su médico de familia. Estos, por su parte, se irritan o pierden los nervios cuando los propios pacientes describen su diagnóstico y posible tratamiento. Sin embargo, a un médico competente no deben asustarle tales comportamientos, apunta Koneczny: «El profesional puede indicar al paciente que los datos que ha obtenido proceden de páginas web poco serias, o bien confirmarle que ha recabado una buena información». Ello requiere la disposición del médico de tomar en serio al paciente, hacerle partícipe de las decisiones y explicarle por qué esa terapia en concreto es la adecuada y no otra. Un buen médico debe lograr que el paciente tome como plausible el tratamiento que se le receta y advertirle de los posibles daños; siempre sobre la base de datos científicos verificados.
educación
filosofía ciencia a opinión o p universidad
comunicación historia cuestionar
ética
20 reflexiónblo blog experimento
diálogo investigación ti ió d BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA PHARMACEUTICAL INDUSTRY SPONSORSHIP AND
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RESEARCH OUTCOME AND QUALITY: SYSTEMATIC REVIEW.
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tric Services, vol. 56, n.o 11,
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JULIO RODRÍGUEZ LÓPEZ
QUETIAPINE, AND QUETIAPINE
La bitácora del Beagle
BEATS OLANZAPINE. S. Heres
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CRISTINA MANUEL HIDALGO
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JUAN GARCÍA-BELLIDO CAPDEVILA Cosmología de precisión
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CLAUDI MANS TEIXIDÓ
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Ciencia de la vida cotidiana
SECOND-GENERATION VERSUS FIRST-GENERATION ANTIPSYCHOTIC DRUGS FOR SCHIZO-
ÁNGEL GARCIMARTÍN MONTERO
PHRENIA: A META-ANALYSIS.
Física y sociedad
S. Leucht et al. en Lancet, vol. 373, n.o 9657, págs. 3141, 2009.
Susanne Rytina es periodista científica.
conocimiento
Y MÁS...
www.investigacionyciencia.es/blogs 77
Una persona, dos deseos ¿Fruta o chocolate? ¿Pan integral o bizcocho con nata? Ante tales dilemas compiten en el ser humano dos sistemas que pretenden regular la conducta final. ¿Cómo pueden encarrilarse mejor nuestros impulsos? WILHELM HOFMANN Y MALTE FRIESE
ENTRE PLATOS ANDA EL DILEMA La tentación es grande, incluso cuando la elección adecuada
© ISTOCKPHOTO / ANGELIKA SCHWARZ
resulta tan evidente.
78
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L
RESUMEN
Rivalidad de sistemas
1
En el control de la acción intervienen con
frecuencia dos «agentes» que forcejean entre sí: los impulsos, cuya meta es el placer inmediato, y la razón, que persigue cumplir los objetivos a largo plazo.
2
Los recursos cognitivos (como la memo-
ria) son limitados, lo cual provoca que cedamos a las tentaciones cuando nos encontramos bajo condiciones de estrés o fatiga mental.
3
Sin embargo, existen numerosos métodos
que pueden ayudarnos a aumentar nuestra capacidad de autocontrol. Es posible entrenar los recursos mentales, así como influir en los impulsos.
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as buenas intenciones suelen convenirse al caer la tarde. Llegamos a casa con las mejores intenciones; abrimos la puerta de la nevera y, de camino a las manzanas que llenan el frutero, nuestra mano pasa de largo y alcanza la sabrosa porción de tarta de chocolate que «implora» junto a las menos atractivas piezas de fruta. Otra situación típica: nos hemos propuesto no consumir alcohol en la fiesta de aniversario de nuestro amigo, esta noche aguantaremos; mas, tras unas horas de conversaciones animadas y algo de bailoteo, nos encontramos conduciendo con unas copas de más en el cuerpo... Un supuesto más: una persona se despierta en cama ajena, a pesar de su promesa de permanecer fiel a su pareja. A menudo, las metas «sensatas» a largo plazo entran en conflicto con la tentación de los placeres inmediatos. Resistirse a una tentación requiere de cierto autocontrol, de la capacidad de anteponer los objetivos a largo plazo a las recompensas inmediatas u otros obstáculos. ¿Cómo es posible que el ser humano se rinda a la tentación, comprometiendo con ello sus propios intereses? ¿Qué circunstancias favorecen el autocontrol? ¿Cómo puede reforzarse? Partimos del supuesto de que el individuo se ha comprometido a cambiar su comportamiento: el disfrute momentáneo de placeres aumenta, en cierta medida, la sensación de bienestar, mas abusar de ellos puede conducir a serios peligros, dañar las relaciones de pareja o la salud. Una dosis de autocontrol resulta una virtud, ya que puede proteger a la propia persona, así como salvar a otras de las consecuencias negativas originadas por un comportamiento impulsivo. Desde hace decenios, los psicólogos intentan sentar las bases científicas de la autorregulación humana. En 1986, el psicólogo Izek Ajzen y el economista Thomas Madden desarrollaron la teoría de la conducta planificada. Según su planteamiento, la conducta del individuo se rige por voluntades e intenciones. Sin embargo, Ajzen y Madden no tuvieron en cuenta el poder de los impulsos espontáneos en su propuesta. Hoy por hoy, muchos investigadores creen que el autocontrol puede describirse en términos de conflicto entre diversos «agentes» o «sistemas» psicológicos. Dicha representación enlaza con un concepto de Sigmund Freud (1856-1939). El fundador del psicoanálisis concebía que el comportamiento humano resultaba del conflicto entre el ello, el ego y el superego; entre los principios de placer y de realidad [véase «Mecanismos del inconsciente», por Steve Ayan; MENTE Y CEREBRO,
n.o 18]. Para el estudio del autocontrol, también se han mostrado útiles los modelos de sistemas duales, sobre todo el propuesto en 2004 por los psicólogos Fritz Strack y Roland Deutsch, de la Universidad de Würzburg. Tal y como sugiere su nombre, estos modelos se fundamentan en dos sistemas de procesamiento de la información: el impulsivo y el reflexivo. El sistema impulsivo consta de conexiones asociativas que aseguran un procesamiento de la información automático y de ahorro de recursos; rastrea el entorno en busca, entre otros, de estímulos que satisfagan el placer (alimentos dulces, póngase por caso), después los valora y, a continuación, activa determinadas tendencias de comportamiento (ir en busca del trozo de tarta de chocolate). La magnitud de tales impulsos no suele presentarse igual ni para todos los individuos ni para cualquier situación: varía en función de la personalidad, del estado de necesidad homeostática (saciado o hambriento) y de la experiencia previa (por ejemplo, si los padres han acostumbrado a premiar al niño con dulces).
Recursos escasos Por el contrario, el sistema reflexivo se encarga de la planificación y de valorar las consecuencias de la conducta. Resulta más elaborado y costoso que los procesos impulsivos; también demanda aquellos recursos que a menudo resultan limitados: tiempo y capacidad de memoria. Estos últimos permiten controlar la propia acción con flexibilidad, además de corregirla en caso necesario. Los procesos reflexivos se ponen en funcionamiento siempre que una persona se propone una meta a largo plazo (adelgazar, por ejemplo), para la cual cavila sobre la mejor manera de ponerse en acción y decide avanzar hacia el objetivo marcado a pesar de los intentos anteriores fallidos y otras posibles adversidades. Este tipo de control activo resulta necesario hasta el momento en el que el individuo logra convertir la conducta deseada (como ir al gimnasio con regularidad) en un hábito rutinario. Los modelos de sistema dual permiten dar respuesta a las cuestiones relacionadas con el funcionamiento del autocontrol, ya que parten de la idea de diferentes vías implicadas en el procesamiento de la información. Es posible que dichas rutas puedan atribuirse a redes que transcurren por regiones cerebrales diferenciadas. Antes de desarrollar una conducta concreta, según indica la hipótesis, ambas vías de procesamiento marchan de forma paralela y compiten por el control del comportamiento. Cuál de ellas
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Procesamiento reflexivo (control de la meta)
Percepción
Influencia de la situación, diferencias de personalidad
Conflicto
Conducta
Estímulos ambientales
MODELO DUAL DE CONDUCTA
Procesamiento impulsivo (intensidad del impulso)
Existen dos fuerzas que compiten por el control sobre el comportamiento: el sistema reflexivo, que planifica de forma racional, y el sistema impulsivo, con sus conexiones asociativas rápidas.
GLOSARIO
Autocontrol: Es la fuerza de voluntad cuya finalidad estriba en dirigir la propia conducta hacia metas a largo plazo.
Límites del autocontrol: Se asume que los recursos cognitivos son con frecuencia limitados. La capacidad para autorregularse depende de estos recursos, por lo que una tarea que precise un gasto mental elevado va a provocar que decrezca el control sobre la siguiente actividad, incluso si las tareas, en apariencia, nada tenían que ver entre sí.
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saldrá vencedora dependerá de la fuerza con la que se haya activado cada uno de los sistemas y de las condiciones generales que las modulen. Es natural que resulte más sencillo resistirse a un impulso débil que a otro más intenso; ahora bien, su magnitud dependerá también del estado homeostático de la persona, así como de las necesidades personales. ¿Quiere comprobarlo? Vaya un día al supermercado con el estómago lleno; al día siguiente vuelva, pero esta vez hambriento. Al salir, compare la longitud de la cuenta de uno y otro día. El poder del sistema reflexivo, en cambio, depende de otro tipo de factores. ¿Hasta qué punto se identifica una persona con las metas trazadas a largo plazo? ¿Se hallan presentes en la memoria de trabajo? ¿Se encuentra el objetivo lejano y abstracto fraccionado en etapas concretas y adecuadas? Cuanto más intenso, claro y concreto sea el trabajo del sistema reflexivo, mejor reconocerá el comportamiento indeseado para inhibirlo. ¿Qué otros factores favorecen o dificultan el autocontrol? En los años setenta del siglo XX, el psicólogo Walter Mischel, de la Universidad Stanford en California, y sus colaboradores comprobaron bajo qué condiciones los niños de primaria eran capaces de rechazar un premio menor pero asequible de inmediato con tal de acceder a una recompensa mayor, aunque más costosa. Los investigadores observaron que cuando ocultaban la primera golosina, la espera del otro premio les resultaba más llevadera. Entretanto existe una serie de estudios que pone de relieve el equilibrio entre impulso y control en adultos. En la actualidad, se sabe que la capacidad para autocontrolarse disminuye al hallarse bajo una presión psicológica, el estrés o los efectos del alcohol. Roy Baumeister y su equipo, de la Universidad estatal de Florida en Tallahasee, llevaron a cabo
en los años noventa un programa de investigación. Partían de la premisa de que la capacidad de autocontrol precisa de energía mental, tan agotable como la fuerza muscular. De esta manera, cualquier actividad que requiera de un cierto control podría disminuir el dominio sobre otra ejecución posterior. Pongamos por caso que le llaman para asistir a una entrevista de trabajo que tendrá lugar poco antes de la hora de comer. Obviamente, usted desea transmitir una imagen positiva de sí mismo, tarea que, por lo general, exige mucho autocontrol. Según la teoría de Baumeister, a la hora de almorzar, una vez efectuada la entrevista, le resultará más complicado resistirse al aroma de unas patatas fritas que si hubiera estado en casa disfrutando de una cómoda y tranquila mañana.
La dulce tentación El fenómeno del autocontrol a corto plazo se ha estudiado en más de cien trabajos de investigación, tal y como comprobaron Baumeister y sus colaboradores en 2007. Ellos mismos llevaron a cabo un experimento en 2003, en el cual mostraban a sus probandos galletas recién horneadas con la excusa de que se trataba de un test de sabor. Algunos de los participantes podían catarlas, mientras que otros debían conformarse con un trozo de rábano. Los sujetos obligados a resistirse a las tentadoras galletas se rendían con mayor facilidad en la ejecución de un ejercicio de gimnasia mental (que no tenía solución) con una media de 8 minutos dedicados al intento, mientras que aquellos que habían podido consumirlas tardaban alrededor de 20 minutos antes de darse por vencidos. Por su parte, los sujetos del grupo control, que no habían ingerido ninguno de los dos alimentos, dedicaron unos 18 minutos al ejercicio mental. Tales trabajos demuestran el modo en que las condiciones ambientales pueMENTE Y CEREBRO 49 / 2011
den afectar a la capacidad de autocontrol. Pero ¿qué mecanismos guían nuestra conducta en esos momentos? De acuerdo con Baumeister, desarrollamos a partir del modelo de sistema dual la hipótesis que los impulsos repercuten con mayor fuerza en la conducta cuando los recursos de control resultan escasos. Por el contrario, actuamos acorde con nuestras metas a largo plazo cuando disponemos de suficiente capacidad para llevarlas a buen término. Para comprobar nuestro supuesto, desarrollamos una serie de estudios en los que variamos los posibles factores de influencia: la intensidad de los impulsos ante un objeto tentador (una porción de chocolate), las metas de control, las convicciones y las actitudes conscientes de la persona («Deseo comer menos dulces»), así como las condiciones de presión psicológica o consumo de alcohol. Con la excusa de realizar una prueba de productos, investigamos el consumo de chocolate. La mitad de los probandos bebieron vodka con naranjada (0,3 litros) un cuarto de hora antes del experimento; la otra mitad ingirió una cantidad similar de zumo de naranja solo. Nos interesaba conocer hasta qué punto podíamos predecir el consumo de chocolate de los sujetos teniendo en cuenta la intensidad del impulso que mostraban hacia el suculento alimento, así como su intención de controlar la conducta alimentaria. Con el propósito de comprender el estándar de control, administramos un cuestionario previo. Medimos la intensidad del impulso por comer chocolate a través del Test de Asociación Implí-
agradable
desagradable
Bases neuronales del autocontrol Algunos neurocientíficos argumentan que determinadas regiones cerebrales pueden adscribirse funcionalmente a cada uno de los dos sistemas que controlan la conducta. El sistema límbico (la amígdala, principalmente) y el sistema de recompensa mesolímbico (el núcleo accumbens) desempeñan una función crítica en el origen de las reacciones impulsivas. Por el contrario, los procesos reflexivos para la consecución de metas se reflejan en la corteza prefrontal, encargada de la memoria de trabajo, sobre todo, su región dorsolateral. Aquí, de forma paralela, se dan los procesos cognitivos y las señales afectivas. La autorregulación parece surgir del intercambio que realiza la corteza prefrontal con la corteza cingulada anterior (el sistema de alarma ante los conflictos), así como del control de la conducta en la corteza motora. (The X- and C-systems: The neural basis of automatic and controlled social cognition. M. D. Lieberman en Fundamentals of Social Neuroscience, dirigido por E. Harmon-Jones y P. Winkelman, págs. 290-315. Guilford; Nueva York, 2007.)
cita (IAT) desarrollado por el psicólogo Anthony Greenwald y sus colaboradores en la Universidad de Washington en Seattle [véase «Prejuicios», por Nikolas Westerhoff; MENTE Y CEREBRO, n.o 30]. En él, los sujetos debían clasificar con rapidez fotografías de unas chocolatinas (m&m’s) con imágenes positivas y negativas. Una misma tecla correspondía unas veces al chocolate con imágenes agradables y otras con imágenes desagradables. Después de numerosas fotografías es posible inferir con qué intensidad asocia una persona el chocolate con algo positivo al comparar los tiempos de reacción.
agradable
desagradable
MEDICIÓN DE LOS IMPULSOS El Test de Asociación Implícita permite a los psicólogos comparar los tiempos de reacción, lo que indica hasta qué punto asocia un sujeto el chocolate con algo agradable.
Procedimiento 1: Debe presionarse la misma tecla (en este caso, la izquierda) cada vez que aparecen el chocolate e imágenes agradables.
Procedimiento 2: Debe presionarse la misma tecla (en este caso, la derecha) cada vez que aparecen el chocolate e imágenes desagradables.
La comparación del tiempo de reacción medio en ambos procedimientos permite deducir con qué intensidad se asocia el chocolate con reacciones emocionales positivas o negativas.
MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
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sores de economía Dean Karlan e Ian Ayres, de la Universidad de Yale, se ha ideado para ayudar a lograr los objetivos a largo plazo. Las personas con voluntad de cambiar pueden registrarse de forma gratuita y proponerse cualquier meta (perder cinco kilos o dejar de fumar). Después deben determinar el tiempo que les llevará alcanzar la meta marcada, así como decidir una apuesta (es opcional) cuyo importe, en caso de fracasar en el intento, ganará una fundación sin ánimo de lucro, un amigo o, incluso, un enemigo. El usuario puede elegir un árbitro propio para que controle la consecución de las etapas hacia el objetivo final e informe sobre sus progresos a parientes y amigos a través de la misma página web o por correo electrónico. www.stickk.com
se ha desarrollado de forma débil, el comportamiento puede deducirse mejor a través de la intensidad del impulso. Este patrón se asemeja al hallazgo descrito con anterioridad: cuando no nos vemos obligados a invertir nuestras energías en otras tareas, las metas a largo plazo guían la conducta; pero, si nos sentimos mentalmente agotados, los impulsos se apoderan del timón.
Consumo de chocolate en gramos
La página web stickk.com, supervisada por los profe-
El patrón alimentario de los probandos a partir de la prueba del producto cumplió nuestras expectativas. Los participantes que no consumían alcohol ingerían una cantidad de chocolate predecible a través del estándar de control: cuanto más elevada era la puntuación del control, menos chocolate comían. En cambio, si los sujetos habían consumido alcohol, el estándar de control no permitía predecir su conducta alimentaria, ya que cuanto más intenso era su impulso, más chocolate ingerían. En resumen, la intensidad del impulso no influyó sobre la conducta alimentaria de los probandos sobrios, por lo que el estándar de control permitía predecir por sí solo la cantidad de chocolate que iban a ingerir. Dejarse llevar o no por los impulsos también depende de la personalidad de cada cual. Algunas personas saben contenerse sin mayor problema, puesto que disponen de un autocontrol óptimo. En el otro lado de la balanza se hallan aquellos individuos que tiran la toalla con gran facilidad. ¿Qué funciones cognitivas son las responsables de ello? Es muy probable que la memoria de trabajo desempeñe una función importante en este ámbito, ya que parece implicada en el hecho de que dirijamos nuestra atención hacia la meta trazada, desviándola así de la tentación. Otro factor destacado es el control inhibitorio. Dicho concepto refiere a la capacidad de poner límites a los impulsos que todavía no han llegado a ejecutarse. Representa, pues, la última oportunidad cuando los demás sistemas de control han fracasado en, por ejemplo, retirar la mano que ha alcanzado la bolsa de patatas o soltar el cigarrillo que cuelga de los labios. A partir de numerosos estudios comprobamos que el comportamiento humano resulta en especial predecible mediante la meta de control cuando la capacidad para el control cognitivo aparece bien consolidada. Si, por el contrario,
Consumo de chocolate en gramos
En línea hacia la meta
¿Falta de introspección o impulsos demasiado poderosos? La teoría de los dos sistemas permite, además, clasificar las causas de la conducta impulsiva. Cuando fracasa el autocontrol, ¿se debe a la falta de autoconciencia? O, más bien, ¿sucumbe la persona al poder de los impulsos? ¿Se dan quizá demasiadas situaciones problemáticas que reducen la capacidad para autocontrolarse? ¿O se trata de una personalidad impulsiva con un autocontrol poco desarrollado? Al fin y al cabo, el grado de autocontrol depende de la interacción de diversos factores. Sin embargo, el modelo de sistema dual proporciona suficientes indicios para mejorar los propios impulsos y reacciones (véase el recuadro «Diez trucos para favorecer el autocontrol»). Los enfoques tradicionales, por lo general, prueban reforzar la consecución de metas a largo plazo. El hecho de que a la persona le falte conocimiento y conciencia de las consecuencias de la conducta parece proporcionar una explicación plausible a tal postura. Por otro lado, cuando alguien toma conciencia de los riesgos mas no se siente suficientemente motivado o no dispone de estrategias para alcanzar su meta a largo plazo, puede serle útil la siguiente táctica: formular pequeñas metas por etapas y construir intenciones de implementación. Se trata de planes de acción concretos formulados a partir de la estrategia «si-entonces» que permiten evocar el comportamiento deseado en las situaciones
LA ABSTINENCIA PROTEGE A partir de las intenciones (medidas con el «estándar de control») puede predecirse el consumo de chocolate de los sujetos que no han ingerido alcohol. Por el contrario, los probandos que se encuentran bajo la influencia etílica, la intensidad del impulso desempeña una función decisiva en su consumo de chocolatinas.
82
30 25
Sin alcohol Con alcohol
20 15 10
Escaso Elevado Estándar de control
30 25 20 15 10
Escaso Elevado Intensidad del impulso
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Diez trucos para favorecer el autocontrol 1. Sea consciente de los riesgos y consecuencias negativas que puede comportar a lo largo del tiempo la conducta indeseada. 2. Aumente su compromiso personal, explicando, por ejemplo, cuáles son sus objetivos a sus amigos. 3. Transforme los objetivos abstractos en pequeñas etapas que hay que cumplir. 4. Alégrese de los logros parciales y la consecución de las etapas. 5. Elabore propósitos del tipo «si-entonces».
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
6. Sustituya las antiguas costumbres por otras nuevas. 7.
Modifique sus impulsos mediante la asociación del aspecto externo de las tentaciones
INCREASED PREFRONTAL AND
(una botella de cerveza) con estímulos negativos.
PARIETAL BRAIN ACTIVITY
8. Reflexione sobre qué situaciones representan un gran riesgo para usted y, en la medida de lo posible, trate de evitarlas.
AFTER TRAINING OF WORKING MEMORY. P. Olesen et al. en
9. Mejore su autocontrol mediante el entrenamiento de su memoria de trabajo.
Nature Neuroscience, vol. 7,
10. Procure realizar suficientes pausas y momentos de descanso con el fin de restaurar
págs. 75-79, 2004.
sus recursos cognitivos. REFLECTIVE AND IMPULSIVE DETERMINANTS OF SOCIAL BEHAVIOR. F. Strack y
críticas («Si me ofrecen un cigarrillo, entonces lo rechazaré»). Peter Gollwitzer, de la Universidad Konstanz, demostró que dicha estrategia resulta útil para cubrir la distancia que, con frecuencia, existe entre las intenciones y la conducta. El efecto de tal planificación radica en recordarle al individuo sus buenos propósitos cuando experimenta una situación crítica. El sistema impulsivo también puede entrenarse de forma que deje de perjudicar la consecución de objetivos a largo plazo y favorezca, incluso, su cumplimiento. Para ello es necesario introducir hábitos nuevos que desplacen de forma progresiva a las antiguas acciones adversas. ¿Un ejemplo? Sustituir la cerveza con alcohol por una sin cuando se sale con los amigos de tapeo. Es probable que al principio el cambio resulte costoso, sin embargo, la repetición de tal acción conducirá a que, en algún momento y en situaciones críticas, el sistema impulsivo imponga de manera automática la conducta correcta (beber cerveza sin alcohol). Otra forma de moldear los impulsos consiste en practicar acciones simples. El equipo de trabajo del psicólogo Reinout Wiers, de la Universidad de Ámsterdam, desarrolló un entrenamiento para pacientes alcohólicos, en el que los probandos presionaban un mando cada vez que aparecía una imagen de una bebida con alcohol en la pantalla (con ello simulaban apartar la bebida). Después de los primeros experimentos se puso de manifiesto que las recaídas durante el primer año de alta de la clínica de desintoxicaMENTE Y CEREBRO 49 / 2011
ción disminuían respecto al grupo control, cuyos miembros solo habían recibido tratamiento tradicional. Es posible que pueda mejorarse, asimismo, la memoria de trabajo. El equipo de colaboradores de Torkel Klingenberg, del Instituto Karolinska de Estocolmo, señala que dicha capacidad puede entrenarse de la misma manera que ocurre con otras funciones cognitivas. De este modo, un autocontrol débilmente desarrollado podría alcanzar cierto grado de consecución a largo plazo. A pesar de que hasta ahora solo se disponen de resultados relativos a niños y personas mayores, se cree que un entrenamiento de características similares podría resultar beneficioso para los problemas de autocontrol de los sujetos adultos. El camino hacia la autorregulación pasa, sin duda, por aprender a controlar las tentaciones. ¿Qué situaciones y placeres considera que son en especial problemáticos para usted? ¿Cómo podría evitarlos en un futuro? En el momento en que vuelva a toparse con el dilema de elegir entre una diversión inmediata y una meta a largo plazo no olvide la noción de los dos sistemas en lucha constante: dicho modelo proporciona las pautas necesarias para aumentar el autocontrol y manipular la intensidad del impulso. Es probable que los métodos sugeridos resulten un tanto más eficaces al combinarlos.
R. Deutsch en Personality and Social Psychology Review, vol. 8, págs. 220-247, 2004. THE STRENGTH MODEL OF SELF-CONTROL. R. F. Bau-
meister et al. en Current Directions in Psychological Science, vol. 16, n.o 6, págs. 396-403, 2007. IMPLEMENTATION INTENTIONS: STRONG EFFECTS OF SIMPLE PLANS. P. M. Gollwitzer
en American Psychologist, vol. 54, n.o 7, págs. 493503, 1999. IMPULSE AND SELF-CONTROL FROM A DUAL-SYSTEMS PERSPECTIVE. W. Hofmann et al.
en Perspectives on Psychological Science, vol. 4, n.o 2, págs. 162-176, 2009. RETRAINING AUTOMATIC ACTION-TENDENCIES TO APPROACH ALCOHOL IN HAZARDOUS DRINKERS.
R. W. Wiers et al. en
Wilhelm Hofmann es profesor de psicología en la Universidad de Chicago. El doctor en psicología Malte Friese investiga en la Universidad de Basilea.
Addiction, vol. 105, n.o 2, págs. 279-287, 2010.
83
SYLLABUS
MICROGLÍA: CÉLULAS CON LICENCIA PARA MATAR Durante años, los neurocientíficos han ninguneado a las células de la microglía. Después, incluso algunos las culparon de la muerte neuronal masiva en enfermedades neurodegenerativas. ¿Se merecen tal impopularidad? UWE-KARSTEN HANISCH Y HELMUT KETTENMANN
I
magine que nuestro cerebro fuera la sede de una multinacional dotada de personal de alta seguridad. Un ejército de inspectores controla las 24 horas del día las oficinas y los pasillos. Inspecciona, provisto de una multitud de sensores, el edificio entero; ante el más mínimo indicio de algún movimiento sospechoso, hace saltar la alarma. Esos metafóricos inspectores son, en el encéfalo, las células de la microglía. A diferencia de los otros integrantes de la glía (astrocitos y oligodendrocitos) [véase «Células de la glía», por Douglas R. Fields; I NVESTIGACIÓN Y CIENCIA , junio de 2007], las células de la microglía resultan de un préstamo por parte del sistema inmunitario al sistema nervioso central. En otras palabras, proceden de la médula ósea y su apariencia se asemeja a la de los macrófagos, células «devoradoras» que se encuentran en otros tejidos del organismo. Su función principal consiste en reconocer las infecciones y tomar las primeras medidas necesarias con el fin de combatirlas.
Ya en el seno de la madre, las células microgliales emigran a través de la sangre al cerebro del feto hasta poco después del nacimiento del bebé, momento en el que se asientan, sobre todo, en la corteza cerebral. Allí utilizan los gruesos haces de fibras nerviosas a modo de carreteras para extenderse por el sistema nervioso central. Durante dicha fase migratoria, las células de la microglía parecen idénticas a los macrófagos, es decir, guardan semejanza con las amebas. Una vez repartidas de manera uniforme por todo el encéfalo, su aspecto se modifica: empiezan a ramificarse intensamente, de tal suerte que las terminaciones de sus prolongaciones acaban casi tocándose. El cerebro termina cubierto, casi por completo, por una red de microglía. Hace noventa años, el neurohistólogo español Pío del Río Hortega (1882-1945) distinguió la microglía como un tipo celular independiente y bautizó a dichas células con su actual nombre. Río Hortega describió ya entonces que estas migraban hacia el cerebro, transformando su aspecto en caso de daños en el tejido nervioso. Sin
El descubridor de la microglía
embargo, hasta el decenio de los sesenta del siglo pasado no se empezaron a investigar las múltiples tareas que desempeña la microglía. El neuropatólogo Georg Kreutzberg, del Instituto Max Planck de Psiquiatría en Múnich, desarrolló un método para estudiar la microglía sin tener que dañar la barrera hematoencefálica; de lo contrario, los macrófagos pasarían de la sangre al cerebro, de tal manera que, al apenas diferenciarse de las células microgliales, dificultarían la investigación. El truco de Kreutzberg consistió en cortar el nervio facial de una rata de laboratorio, cuyo recorrido transcurre en gran parte en el exterior del encéfalo. Sin embargo, los cuerpos celulares de sus fibras nerviosas se encuentran allende la barrera hematoencefálica del encéfalo, por lo que, a causa de la lesión quirúrgica, inician el proceso de remodelación. Las células de microglía adyacentes reaccionan a esos cambios con una suerte de plan de urgencia, por lo que se activan. Toda desviación del estado de normalidad en el cerebro, sea una lesión o una invasión de agentes patógenos, desencadena en tales células un mecanismo similar.
Hace noventa años, el neurohistólogo español Pío
Células inmunitarias: ¡en marcha!
del Río Hortega distinguió la microglía como un tipo
Las células cambian su forma, como ya observara Del Río Hortega: retraen sus prolongaciones ampliamente ramificadas y toman de nuevo la original forma ameboide de su fase migratoria, de modo que pueden desplazarse a grandes distancias a través del tejido y reunirse en gran nú-
celular independiente. Aparte de bautizar a dichas células, descubrió que estas migran dentro del cerebro y se transforman en caso de daños en tejido nervioso [véase «Pío Del Río Hortega (1882-1945)», por J. M. López Piñero en MENTE Y CEREBRO, n.o 7, 2004].
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MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
GEHIRN & GEIST / EMDE-GRAFIK
DR. JEKILL Y MR. HYDE En condiciones normales, la microglía desarrolla discretos trabajos de mantenimiento. Mas, ante una amenaza de bacterias o virus, se transforma en una auténtica asesina.
mero en la zona dañada. Si es necesario, se multiplican mediante división celular. La microglía activada se comunica con las células inmunitarias mediante la liberación de mensajeros como el factor necrosante tumoral alpha o la interleucina 6, sustancias que estimulan la respuesta inmunitaria. Asimismo, atrae, mediante quimiocinas, más células inmunitarias y las conduce hasta el lugar de la acción. A consecuencia de ello, el tejido se inflama, lo que supone un mecanismo de defensa beneficioso, en tanto no quede fuera de control. Por otro lado, las células de la microglía pueden producir sustancias tóxicas: radicales libres de oxígeno o de nitrógeno que pueden matar las bacterias. Por desgracia, tales sustancias agresivas pueden dañar asimismo las células cerebrales situadas en las proximidades. De hecho, dado su parentesco con los macrófagos, las células de la microglía se convierten MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
en «devoradoras» del sistema nervioso: eliminan restos celulares o células enteras —tanto propias como ajenas—, como si de unos «eficientes barrenderos» se tratara. Otra función importante de la microglía es la presentación de antígenos. Al igual que los macrófagos, las células de microglía ofrecen, en la superficie, trozos digeridos de moléculas proteicas extrañas como «antígenos» a los linfocitos (células inmunitarias), de tal manera que ponen en marcha una defensa inmunitaria adaptativa: los linfocitos que poseen receptores coincidentes con los antígenos presentados se multiplican y se transforman en células efectoras. Estas últimas, a su vez, producen anticuerpos contra los intrusos. Es probable que la microglía conforme el único tipo de células cerebrales que dispone de antígenos, con lo cual desencadena unas repuestas inmunitarias que bien pueden considerarse de alta tecnología.
RESUMEN
Vigilantes y protectoras
1
Las células de la microglía son los macrófagos del cerebro: sirven
al sistema inmunitario en el cerebro, evitando o reparando los daños en el tejido nervioso.
2
Cuando se produce algún daño o acontece una infección bacteriana
o vírica, la microglía se activa, lucha con insistencia y pide ayuda a otras células inmunitarias.
3
La microglía no activada vigila de manera constante el tejido
cerebral, solventando las pequeñas lesiones.
85
La glía: algo más que material de relleno El concepto de glía (proviene de la palabra griega que signifi-
complejidad no podrían haberse desarrollado nunca. Enferme-
ca «cola») fue acuñada por el médico berlinés Rudolf Virchow
dades como la esclerosis múltiple, en las que la vaina de mielina
(1821-1902). Virchow suponía que tales células cerebrales eran
se va destruyendo de forma progresiva, ponen de manifiesto
solo material de relleno o de embalaje de las neuronas allí si-
la dependencia que tiene el sistema nervioso de la glía.
tuadas. El supuesto de una mera función protectora de carácter
Los astrocitos representan, con mucho, las células de la glía
mecánico se ha superado. Apenas existe alguna función cerebral
más numerosas. Con sus pies terminales tocan la superficie
que no tenga relación alguna con las células gliales.
cerebral y los vasos sanguíneos que atraviesan el cerebro para
Los neurocientíficos diferencian en la glía tres tipos de célu-
procurar a las células nerviosas oxígeno y alimento. Con otros
las, cada una con tareas específicas: los oligodendrocitos, los
apéndices revisten las estructuras neuronales más finas. Asimis-
astrocitos y la microglía. Los oligodendrocitos construyen la
mo, pueden provocar que los vasos sanguíneos se contraigan o
vaina de mielina aislante de las prolongaciones de las células
se relajen, con lo cual gobiernan el flujo sanguíneo y la llegada
nerviosas. Esta posibilita la rápida transmisión de las seña-
de oxígeno y nutrientes a las neuronas. Los astrocitos poseen,
les eléctricas, las cuales no necesitan así discurrir de manera
además, antenas que captan neurotransmisores (mensajeros
constante a lo largo de las fibras nerviosas, sino que saltan de
químicos que transmiten la información de una célula nerviosa
un hueco en el aislamiento mielínico al siguiente, pudiendo
a la siguiente). A través de ellas espían los murmullos neuro-
recorrer grandes distancias en cortos períodos de tiempo. La
nales. Los astrocitos utilizan la información, por un lado, para
«invención» de la mielina aconteció, desde el punto de vista
regular la llegada de nutrientes a las células nerviosas; por
de la evolución, con la aparición de los animales vertebrados.
otro, pueden influir en la actividad neuronal, liberando ellos
Supuso una auténtica revolución: sin ella, los cerebros de alta
mismos mensajeros.
Las células de la microglía disponen, por tanto, de armas que se activan en caso de amenaza de virus o bacterias. La otra cara de la moneda es que las acciones de lucha contra las infecciones en un entramado tan frágil como el que configuran las células nerviosas pueden ocasionar daños catastróficos. Es fácil imaginarse que la activación de la microglía se encuentra sometida a un estricto control a fin de evitar inflamaciones innecesarias en el cerebro. Pero, ¿qué desencadena todo el proceso? Hoy en día se conocen cientos de sustancias que activan la microglía o la regulan de alguna manera. Básicamente, se diferencian dos principios de la activación: por
un lado, una señal de «presencia» (on) que delata cambios en el tejido cerebral (caso de la presencia de bacterias) y desencadena una inflamación de las meninges cerebrales. Cuando esas moléculas marcadoras se unen a receptores específicos de la superficie celular de la microglía, esta instaura una serie de medidas de defensa para contrarrestar la extensión de los gérmenes. El segundo tipo de activación es la señal de «ausencia» (off). Desaparecen entonces de forma súbita sustancias del entorno de la microglía, en especial, determinadas quimiocinas elaboradas por las neuronas. Si tales quimiocinas se encuentran disponibles, la microglía permanece en reposo,
Función en enfermedades inflamatorias ¿Por qué numerosos pacientes con enfermedades inflamatorias crónicas, como la artritis reumatoide, se sienten agotados y apáticos todo el tiempo? Mark Swain, de la Universidad de Calgary, ha hallado la respuesta: cuando acontece una inflamación en el cuerpo, los monocitos (células inmunitarias) emiten a la sangre una sustancia señalizadora, el factor de necrosis tumoral alfa. Dicha sustancia alcanza el cerebro, donde incita a la microglía a que produzca CCL2. Esta, a su vez, atrae a los monocitos y les permite atravesar la barrera hematoencefálica (en condiciones normales resulta infranqueable para ellos) para asentarse en el cerebro. Las consecuencias: sensación de cansancio y languidez, lo que obliga seguramente a que el cuerpo permanezca en reposo. (Journal of Neuroscience, vol. 29, págs. 2089-2102, 2009)
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ya que ello significa que las neuronas se encuentran en buen estado; mas si desaparecen dichas moléculas, la microglía entra de inmediato en fase de alarma. A diferencia de la señal de «presencia», la señal de «ausencia» también acontece cuando no se ha identificado todavía la causa de la alteración.
Cóctel de señales de alarma Para su estudio, las células de microglía se obtienen de los tejidos de animales de laboratorio, se multiplican en placas de cultivo y se activan para la experimentación a través del contacto, por ejemplo, con componentes de la pared celular bacteriana. En nuestros grupos de trabajo de Berlín y Gotinga investigamos con dicha metodología las señales moleculares y los mecanismos celulares de la activación de la microglía, sobre todo en relación con enfermedades del sistema nervioso central. En esa circunstancia, un auténtico cóctel de señales actúa en la microglía. Sus componentes son bacterianos o víricos (proteínas, azúcares, grasas o ácidos nucleicos), además de materiales del propio cuerpo del sujeto, los cuales fluyen, por ejemplo, de células moribundas o que se transforman de manera característica al producirse un daño MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
o lesión. Todos estos ingredientes actúan como una señal de alarma. En casi todos los cambios patológicos del tejido cerebral puede encontrarse microglía activada. Dicha observación ha deparado a las células de marras cierta mala fama, pues gracias a su «licencia para matar» podrían ser responsables de la muerte neuronal masiva que acontece en numerosas enfermedades cerebrales, entre ellas, el alzhéimer o la enfermedad de Parkinson. Además, en el caso de infecciones (meningitis) o de patologías autoinmunitarias (esclerosis múltiple), la microglía ataca de forma indirecta la sensible arquitectura cerebral, atrayendo y estimulando a otras células inmunitarias. No obstante, los recientes descubrimientos parecen desmentir la imagen negativa de la microglía. Los cambios patológicos son más achacables al fracaso que a la sobreactivación de la microglía. La creencia predominante hasta ahora de que el estado habitual de las células de la microglía es el reposo, y que se activan solo en caso de una gran amenaza, resulta cada vez más dudoso. De hecho, hoy por hoy todo indica que su tarea principal consiste en supervisar de manera permanente el entorno en busca de signos que indiquen cualquier tipo de amenaza o daño. Pequeñas incidencias, como pueden ser neuronas individuales muertas, las subsana la microglía, que en la práctica funciona igual que un eficiente y rápido equipo de mantenimiento. La labor que realizan resulta extremadamente útil, pues bajo circunstancias normales surgen continuamente daños menudos que requieren una solución. La microglía ayuda a las neuronas amenazadas bien segregando neurotro-
Neurona
Microglía en reposo
Tejido sano
Astrocito
Neurona amenazada Microglía en estado de alarma
Lesión local
Microglía activada Neurona dañada
DE AYUDANTES A ASESINAS En el tejido cerebral sano, la microglía en reposo controla sin cesar su entorno (arriba). Es probable que recoja también CORTESÍA DE UWE-KARSTEN HANISCH
información sobre el estado de actividad normal de las células vecinas, es decir, de las neuronas (flechas grises, arriba a la derecha). En caso de una lesión limitada en el espacio (una pequeña rotura vascular, por ejemplo) las células de la microglía reaccionan con rapidez a fin de minimizar los daños (centro). En trastornos masivos con amplias lesiones tisulares, la microglía emprende también acciones (abajo). En ocasiones, las respuestas que desencadena pueden producir muerte celular.
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Lesión importante
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DE: ZEITSCHRIFT FÜR DIE GESAMTE NEUROLOGIE UND PSYCHIATRIE — ORIGINALIEN, DIRIGIDO POR A. ALZHEIMER, R. GAUPP, M. LEWANDOWSKY Y K. WILMANNS VOL. 4, J. SPRINGER & J. A. BARTH, BERLÍN Y LEPZIG, 1911.
Un mal presagio: la microglía indica enfermedad El neuropatólogo Carl Forman (18311892) describió en 1878 células con «forma ameboide», por tanto, microglía activada, en el cerebro de un paciente enfermo de esclerosis múltiple. Alois Alzheimer (1864-1915) observó en la demencia que llevaría su nombre células de glía activadas en el entorno de neuronas dañadas y de depósitos proteicos. Esta imagen, procedente de un trabajo de Alzheimer aparecido en 1911, muestra que el científico ya pensaba en una relación entre los cambios patológicos tisulares y la glía activada. Empero fue Pío del Río Hortega quien descubriera más adelante que tales células presentes en el tejido enfermo procedían de la microglía inactiva.
solicitan apoyo complementario a través del sistema inmunitario. Desde hace algunos años es posible estudiar la microglía en el tejido nervioso vivo sin lesionarlo: los investigadores observan desde el exterior y mediante microscopios específicos el cerebro de animales de laboratorio. Además, en ratones modificados genéticamente se ha conseguido, mediante la introducción de un gen, que la microglía produzca una proteína fluorescente. Resultado: las células empiezan a brillar. Axel Nimmerjahn, Frank Kirchhoff y Fritjof Helmchen observaron de esta manera en el Instituto Max Planck de
Medicina Experimental de Gotinga, así como en el Instituto Max Planck de Investigación Médica en Heidelberg, la microglía en un cerebro vivo. Las secuencias de su filmación (que puede verse en la página web de Science) muestran células de microglía con sus prolongaciones en constante movimiento, como si estuviesen tanteando el terreno. Su cuerpo celular permanece en el mismo lugar, de manera que las uniones neuronales no sufren daño alguno. En unos pocos minutos, las células cambian su forma. La microglía necesita solo unas pocas horas para inspeccionar la totalidad del volumen cerebral.
CLEMENS BOUCSEIN, MDC BERLÍN (izquierda); DENISE VAN ROSSUM, UNIVERSIDAD DE GOTINGA (derecha)
finas, unas proteínas que favorecen la supervivencia de las células neuronales, o bien impidiendo un exceso de excitación neuronal. Una parte importante de la actividad de la microglía es retirar los restos celulares, pues tales residuos podrían impedir una reparación o producir daños en los tejidos. De estas labores de mantenimiento, por lo general, ni nos percatamos. Solo los problemas de mayor importancia, como una infección bacteriana masiva, requieren medidas drásticas. En caso de necesidad, incluso se solicita ayuda externa del cerebro; las células de la microglía se transforman en una suerte de defensores belicosos, que
CÉLULAS VERSÁTILES Las células de la microglía «en reposo» poseen prolongaciones profusamente ramificadas (izquierda). A pesar de su descripción, son células muy activas: rebuscan sin pausa en el tejido circundante posibles anomalías. En caso de peligro grave (una infección bacteriana, por ejemplo), la microglía se activa, transformando su aspecto externo: se convierte en una suerte de ameba (derecha).
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ATP neurotransmisor Incluso la microglía «en reposo» inspecciona sin pausa su entorno, como se ha podido comprobar a través de la lesión de una zona bien delimitada del tejido cerebral sirviéndose de un impulso láser. Al cabo de unos minutos, las células de marras se mueven en dirección a la región lesionada. Al parecer, tal respuesta se desencadena a través del adenosín trifosfato (ATP), como descubrieron, entre otros, Drimitrios Davalos, de la facultad de medicina de la Universidad de Nueva York, y Sharon Haynes, de la Universidad de California en San Francisco, en 2005. El ATP es el principal suministrador de energía en la célula. Resulta necesario para sintetizar proteínas y ADN, así como para transportar moléculas a través de la membrana, entre otras funciones. Además, el nucleótido ATP y sus productos de desecho actúan como sustancia señalizadora, de forma muy similar a los neurotransmisores: en caso de pequeñas lesiones tisulares, son segregados por los astrocitos adyacentes y se unen a receptores moleculares de la superficie de la microglía lo que desencadena una cascada de señales en el interior de la célula.
Es probable que la microglía reconozca otros muchos factores, hasta la fecha desconocidos. Entre estos quizá se encuentren neurotransmisores clásicos que transportan información entre las células nerviosas. En el Centro Max Delbrück de Medicina Molecular de Berlín investigamos los receptores de neurotransmisores que aparecen en la microglía. Entre ellos se encuentran los receptores de glutamato, el neurotransmisor estimulador más extendido, y los del inhibidor más frecuente, el GABA (ácido gamma-aminobutírico). Los receptores parecen aportar a la microglía una visión compleja de la actividad de las neuronas vecinas, más que servirle de transmisión para las señales directas. De esta manera, las células microgliales pueden valorar un determinado nivel de neurotransmisores como señal de que «todo va bien»; el ataque, pues, no es necesario. Sin embargo, es probable que en el caso de la microglía en activo, los neurotransmisores regulen las acciones de ataque a fin de minimizar las consecuencias fatales para el tejido sano. La microglía se comunica, por tanto, con el sistema nervioso y con el sistema inmunitario: ejerce de intermediaria entre ambos mundos.
Próximos retos La investigación de las células microgliales se desarrolla en la actualidad con rapidez, apoyada en unos métodos de medición cada vez más refinados, así como en la manipulación y los modelos genéticos. A pesar de todo, los investigadores desconocen todavía cómo se produce en detalle la vigilancia permanente del estado tisular o cómo se comporta la microglía en distintos trastornos, como es el caso de la enfermedad de Alzheimer. ¿Qué provoca que las células se transformen de circunspectos inspectores en asesinos despiadados? ¿Cómo puede regularse ese proceso? ¿Se comunica la microglía por otras vías con los astrocitos y las neuronas? ¿Puede establecerse en la microglía una clasificación por tipos de células que desempeñan tareas distintas? Los nuevos descubrimientos de David Hafler y su equipo, de la Escuela de Medicina de Boston, así parecen indicarlo.
Uwe-Karsten Hanisch es bioquímico y profesor de neurobiología experimental en la Universidad de Gotinga. Helmut Kettenmann dirige el grupo de trabajo sobre neurociencia celular en el Centro Max Delbrück de Medicina Molecular de Berlín y es presidente de la Organización Central para la Investigación Cerebral Europea.
Nivel rojo de alarma: inflamación cerebral En caso de infecciones por virus o bacterias, todos los tejidos reaccionan con un
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
proceso inflamatorio. El cerebro no es ninguna excepción. Se pone en marcha un paquete de medidas para contener el peligro con la mayor rapidez posible. Se
CÉLULAS DE LA GLÍA. Claudia Krebs, Kerstin
segregan mediadores, se incrementa la presión arterial y las células inmunitarias
Hüttmann y Ch. Steinhäuser en Mente y
emigran y se activan.
cerebro, n.o 11, págs. 66-69, marzo 2005.
Tras rechazar la amenaza, deben repararse los daños en los tejidos de la forma más rápida y completa posible. El cerebro es aquí un caso especial: cuando se
CÉLULAS GLIALES. B. Castellano y
pierden las células nerviosas, no vuelven a crecer otras de manera automática. Se
B. González de Mingo en Mente y cere-
puede, ciertamente, compensar hasta cierto punto las interrupciones del entra-
bro, n.o 13, págs. 83-88, julio 2005.
mado neuronal mediante el establecimiento de nuevas conexiones, al igual que puede soslayarse un fallo en la red de conducción eléctrica debido a la caída de
GLÍA REACTIVA. M. Nieto Sampedro y
un poste de la luz. En el caso de lesiones amplias o progresivas resulta inevitable
D. Gómez Nicola en Mente y cerebro,
que surjan trastornos: parálisis, déficits sensoriales (pérdidas de visión o audición),
n.o 32, págs. 78-87, septiembre 2008.
pérdida de memoria o enturbiamiento de la conciencia. De hecho, en muchas enfermedades del sistema nervioso, la inflamación es
TOLL-LIKE RECEPTOR STIMULATION ENHAN-
la culpable de los daños tisulares. Como inevitable consecuencia de la respuesta
CES PHAGOCYTOSIS AND INTRACELLULAR
inmunitaria frente a las infecciones bacterianas o víricas, las propias armas cor-
KILLING OF NONENCAPSULATED AND EN-
porales pueden alcanzar neuronas y células de la glía sanas. Por dicha razón, el
CAPSULATED STREPTOCOCCUS PNEUMONIAE
cuerpo controla la reacción inmunitaria y el proceso inflamatorio del cerebro de
BY MURINE MICROGLIA. S. Ribes et al. en
forma estricta.
Infection and Immunity (en prensa).
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ILUSIONES
LLEVADOS A LOS EXTREMOS De cómo las inexactitudes en la percepción orientan la evolución de las especies
© CARTOONSTOCK.COM / STEVE GREENBERG
VILAYANUR S. RAMACHANDRAN Y DIANE ROGERS-RAMACHANDRAN
S
i nos mostrasen una caricatura de Richard Nixon —un rostro masculino, de cejas pobladas sin perfilar, nariz bulbosa y abultados carrillos—, es probable que enseguida reconociéramos a aquel expresidente estadounidense, pese a lo poco verosímil del retrato. El dibujante ha creado la caricatura a partir del promedio de muchos rostros masculinos, restándole al de Nixon ese promedio y amplificando después sus diferencias más características. Para un observador, el resultado puede incluso parecerse más a Nixon que un retrato fiel. ¿A qué se debe que nuestro cerebro responda de manera tan acusada a los extremos? Cuando la nixonidad de la caricatura se nos impone de forma tan clara, estamos experimentando lo que en la jerga se llama un «pico transicional». Para comprender la idea, imaginemos que nos proponemos adiestrar a una rata para que distinga entre rectángulos y cuadrados. La tarea resulta sencilla. Si se premia al roedor con un poco de queso cada vez que elija el rectángulo,
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no tardará en preferirlo siempre. Una vez que la rata ha desarrollado esta preferencia, supongamos que se le presenta un rectángulo más oblongo y estilizado. Observaremos que el animal prefiere el rectángulo más esbelto al original. Lo que la rata ha aprendido a reconocer no es un rectángulo, sino la «oblongueidad»: cuanto más alargado y delgado, mejor. Es como si el sagaz roedor se dijera: «¡Caray, vaya rectángulo!». En la jerga científica, la respuesta maximal de la rata (su reacción más acusada) se ha desplazado desde la inicial. De ahí la expresión «pico transicional». La influencia que ejerce sobre nosotros la exageración de las características constituye una especie de ilusión que consideramos ciertamente muy poderosa. En los años que llevamos escribiendo sobre ilusiones en la revista, hemos descrito todo un repertorio de ellas, que van desde motivos geométricos fijos que parecen hallarse en movimiento porque activan los sistemas de percepción correspondientes, hasta trucos ópticos que son consecuencia
de que nuestros ojos examinan el mundo desde posiciones diferentes. Quisiéramos ahora adelantar una osada propuesta, a saber, que las ilusiones no se limitan a proporcionarnos mirillas con las que atisbar en el interior de nuestra mente para comprender cómo percibimos el mundo, sino que realmente orientan y guían a la más poderosa fuerza que conforma la vida en nuestro mundo: la evolución. La teoría «estándar» de la evolución sostiene que los seres vivos, los animales en particular, heredan al azar genes que pueden proporcionarles características favorables que los capacitan para nutrirse mejor (en la jirafa, por ejemplo, un largo cuello que le permite alcanzar las ramas de las acacias), reproducirse de modo más prolífico y transmitir estos genes variantes a la descendencia. (De ahí el progresivo alargamiento del cuello de la jirafa.) Estamos proponiendo un mecanismo de evolución adicional. Nuestra hipótesis se inspira en consecuencias insospeMENTE Y CEREBRO 49 / 2011
acaban por culminar en los magníficos e irisados paravientos —aunque absurdos, por engorrosos— que exhiben los machos de pavo real actuales. La teoría estética de la evolución que proponemos también gira en torno a la conducta de apareamiento, empero se diferencia de la selección sexual. Para empezar, la selección sexual solo explica por qué se han exagerado las características sexuales secundarias de los machos (la cola del pavo real, las barbas del gallo, la frondosa cornamenta del ciervo adulto). El pico transicional, en cambio, contribuye a explicar conductas extremas y rasgos propios de los miembros de una misma especie (tanto las jirafas macho como las hembras han de identificar a sus posibles parejas, lo que ayuda a explicar por qué ambos sexos poseen cuellos largos). Siendo los humanos (taxonomistas incluidos) seres diurnos y, por ende, cria-
turas visuales, tendemos a otorgar mucha importancia al aspecto externo. No obstante, el principio de pico transicional puede aplicarse sin dificultad a señales no visuales. En el caso de criaturas nocturnas, como muchos roedores, que se valen del olfato para interpretar su mundo o encontrar pareja; las transformaciones evolutivas podrían hallarse inducidas por la atracción hacia aromas intensos. Tales cambios serían difíciles de observar, aunque no por ello menos reales. Si los cánidos practicaran taxonomía, los árboles evolutivos de sus libros de texto se asemejarían poco a los nuestros.
El principio «pollo de gaviota» Además del pico transicional, cabe invocar otras reglas de estética para explicar la asombrosa diversidad de especies existente. Una de ellas es la que hemos llamado principio «pollo de gaviota».
PETER ULRIC TSE (cilindros); SEGÚN ALBERT S. BREGMAN, DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA, UNIVERSIDAD MCGILL (letras ocultas)
chadas de ciertas leyes de estética y de percepción, que evolucionaron con tendencia a facilitar a los seres aquello que les resulta útil en sus inmediaciones (alimento, pareja...) y evitar lo que les suponga una amenaza (peligros ambientales, depredadores...). Estamos convencidos de que tales leyes guían de manera indirecta numerosos aspectos de la evolución de la forma, tamaño y coloración de los animales. Tomemos de nuevo el ejemplo de la jirafa. Las jirafas necesitan reconocer y aparearse con otras jirafas, no con antílopes u okapi, pongamos por caso. En los centros visuales del animal de marras ha de hallarse implantado un sistema de reconocimiento, un sistema que prefiera de manera automática como posible pareja a seres que presenten las máximas características de jirafa. En dicho planteamiento, la elongación del cuello no sería consecuente a una causa funcional; se debería, en cambio, a que el sistema visual, al indagar en busca de los rasgos adecuados, se fijaría sobre todo en los más sobresalientes, como nosotros nos fijamos en las pobladas cejas de Nixon. A través de las sucesivas generaciones, el largo cuello habríase convertido en el más fiable marcador diferencial de la especie, el rasgo que permitiría localizar a una potencial pareja a gran distancia. Esta teoría no pretende reemplazar a la de Darwin, sino solo apuntar que, además de la selección natural por genes proadaptativos, pudieran participar en los procesos evolutivos otras poderosas fuerzas. Darwin, de cierto, así lo reconoció al señalar que la conducta de apareamiento (selección sexual) puede ejercer su propio impacto sobre la evolución. Dado que las hembras de pavo real prefieren a machos con cola grande, los genes correspondientes proliferan en la población y
DE FRAGMENTOS A UN TODO El cerebro trata de construir objetos enterizos desde indicios visuales inconexos. Dos manchones se truecan en una sola entidad si parecen envolver un cilindro (arriba); los fragmentos grises de la izquierda forman cinco letras B (abajo) si parece que se ha colocado algo sobre ellas.
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Si los perros hicieran taxonomía, los árboles evolutivos de sus libros de texto serían muy distintos de los nuestros
© WIKIMEDIA COMMONS / ALAN VERNON / CREATIVE COMMONS 2.0
tean por instinto la mancha roja del pico del
Hace unos cincuenta años, Niko Tinbergen, uno de los pioneros en la etología, efectuó una serie de experimentos con gaviotas argénteas. La importancia de aquel estudio no ha sido debidamente valorada. La argéntea adulta posee un largo pico de color amarillo adornado con una mancha roja cerca de la punta. En cuanto el huevo eclosiona, el pollito recién nacido empieza a picar en ese punto y el progenitor regurgita alimento en su boca. ¿Cómo reconoce el pollito a la madre? Tinbergen descubrió que no existe tal fenómeno: los polluelos picotean lo mismo a un pico que no vaya acompañado de un cuerpo. ¿Por qué basta el pico? La finalidad de la visión reside en identificar e interpretar sucesos con un mínimo de procesamiento cerebral. A lo largo de millones de años de evolución, el cerebro del polluelo ha adquirido un saber: que esa cosa alargada
adulto. Pero también lo harán sobre cualquier objeto con una mancha roja.
con un punto rojo va siempre adherido a una madre —y no a un etólogo curioso—, y efectúa el correspondiente atajo interpretativo. Además, Tinbergen descubrió que ni siquiera hacía falta el pico. Sostuvo ante los polluelos una larga varilla en la que pintó tres franjas rojas; los pollos las picotearon con más vigor, de hecho, que si hubiera sido un auténtico pico de gaviota. Tinbergen había descubierto un «superpico». ¿Por qué sucede esto? En las vías ópticas del cerebro del pollo existen circuitos neuronales especializados en la detección del punto rojo en cuanto salen del cascarón. Es posible que el campo receptivo de las neuronas lleve inscrita una regla como «Cuanto más rojo, mejor». Así que, incluso aunque el palo no se parezca gran cosa a un pico –es posible que no se lo parezca ni a los pollos— este extraño objeto resulta más eficaz que un pico auténtico para activar el sistema detector de picos nutrientes. Pronosticamos, pues, la futura aparición
de una especie de gaviota que exhiba dos e incluso tres franjas rojas en el pico, en lugar de una sola mancha roja. Encontramos otro ejemplo de este «principio del pollo», más curioso si cabe, en unos pececillos de agua dulce, los guppy (Poecilla reticulata), habituales en los acuarios. Dichos peces muestran una acusada preferencia hacia compañeros pintados totalmente de azul, a pesar de que en la naturaleza los guppy no son azules en su totalidad. Anticipamos, como antes, la aparición de una nueva especie: el guppy azul. En la teoría evolucionista es infrecuente que puedan formularse predicciones tan concretas. El principio del «pollo de gaviota» puede ser de amplia aplicación, porque el sistema visual de los animales se ha estructurado para detectar características muy concretas que identifiquen a otros individuos de su especie. Si un compañero sexual compatible diverge del promedio en ciertos aspectos que provocan una excitación más acusada de los circuitos cerebrales «identificadores de especie», los genes que promuevan tales características excepcionales acabarán invadiendo esa población. A diferencia del principio de pico transicional, aquí no se exagera ningún parámetro evidente (como la longitud del cuello); los cambios de apa-
© WIKIMEDIA COMMONS / HANS HILLEWAERT / CREATIVE COMMONS 3.0
PICOTEO INSTINTIVO Al poco de nacer, los pollitos de gaviota pico-
ILUSIONES VIVIENTES Ciertos animales han evolucionado hasta convertirse en ilusiones vivientes para camás atractivos, en otros. Las franjas de los peces-mariposa desorientan a los depredadores, que esperan hallar continuidad en los perfiles y los colores de sus deseadas presas. La orquídea de la derecha se vale de otra astucia: imita la apariencia de una gran abeja hembra, lo cual incita a los insectos machos.
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© DREAMSTIME / MARTIN STRMISKA
muflarse mejor, en unos casos, o resultar
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riencia están siendo seleccionados por idiosincrasias del conexionado cerebral. Es posible incluso que la intrincada y casi cómica exageración de las danzas rituales de algunas especies de aves pueda guiarse por tal principio. Marian Stamp Dawkins, de la Universidad de Oxford, experta en conducta animal, defiende que ciertos aspectos del procesamiento sensorial pueden influir en la evolución de señales de comunicación. Por ejemplo, una especie nocturna cuyos depredadores sean ciegos a los colores, no llegará a desarrollar manchas de color con funciones de advertencia. Nuestra tesis es complementaria de la suya, aunque va más lejos, pues sostiene que también pueden contar otros principios perceptivos de orden superior. Otro principio que pudiera influir en la evolución es el «efecto de agrupamiento». El sistema visual muestra un deseo obsesivo de formar objetos conexos, de una pieza, a partir de datos fragmentarios (caso de un león agazapado entre el follaje y entre sombras). Los fragmentos de un mismo color se interpretan como porciones de un objeto total oculto, en parte, por otro interpuesto con el observador (véase la figura de la página 91). Como los naturalistas han reconocido hace mucho, los peces de arrecife explotan con sagacidad esta propensión: dotados evolutivamente de manchas o franjas de color «rompen» su perfil para despistar a los depredadores, los cuales buscan colores y contornos continuos.
Pruebas que apoyan la tesis Si las leyes de la percepción influyen en el desarrollo de las especies, ¿qué presumirá la biología evolutiva que vaya a ocurrir? Para empezar, en la cronología de las especies, una progresiva «caricaturización» de los rasgos físicos más reconocibles. Así se observa, en efecto, en mamuts, anquilosaurios, titanóteros y otros animales del pasado. Otra predicción de la teoría es que los elementos no visibles (los órganos internos, por ejemplo) no estarían sujetos a presiones evolutivas de naturaleza perceptiva y, por consiguiente, su divergencia entre especies sería notoriamente menor. En general, parece ser cierto: el hígado de MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
RASGOS QUE DISTINGUEN Los rasgos que hacen reconocibles a otros seres como potenciales parejas han ido exagerándose con la evolución. Los cuernos del titanótero, hoy extinto, crecieron más y más a lo largo de veinte millones de años.
un mono rhesus no ofrece muy diferente aspecto de uno humano. Por último, dado que las plantas carecen de sistemas sensoriales complejos, su apariencia debería ser menos variable que la de los animales, excepto cuando estos últimos hayan inducido la selección evolutiva de aquellas. Ello explicaría por qué las hojas y los troncos tienen bastante parecido, mientras que las flores, que compiten para ser visitadas por insectos y colibríes, son muy llamativas y presentan una variabilidad asombrosa. Existe incluso una especie de orquídea cuya flor mimetiza de forma extraordinaria a una gran abeja hembra (una «superabeja») que atrae a los machos, los cuales, en sus intentos de copular con ella, se impregnan de polen y promueven la fecundación cruzada. Nuestra hipótesis, en definitiva, no se refiere a un mecanismo ajeno a la teoría de Darwin, sino una interacción inesperada integrada en ella. El principio darwinista de selección natural conduce a la aparición de mecanismos cerebrales que facultan a los animales para detectar con rapidez a individuos sanos de su misma especie, con los que podrían aparearse. Tales procesos cognitivos entrañan sin remedio efectos secundarios. En el proceso evolutivo ha ido aumentando la adecuación y aptitud de la especie, no obstante, no se excluyen los desvaríos hacia excentricidades de naturaleza perceptiva que no favorecen la adecuación al medio, pudiendo incluso ser contraproducentes. Como vemos, el estudio de las ilusiones ópticas y de las leyes que se fundan en ellas facilita indicios sobre ciertas tendencias evolutivas que de otra forma permanecerían misteriosas.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA EL ORIGEN DEL HOMBRE. Charles Darwin.
Editorial Edaf, Madrid, 1982. SENSORY BIAS AND THE ADAPTIVENESS OF FEMALE CHOICE. Marian Stamp Dawkins
y Tim Guilford en American Naturalist, vol. 148, págs. 937-942, noviembre de 1996. PHANTOMS IN THE BRAIN. V. S. Rama-
chandran y Sandra Blakeslee. HarperCollins, 1998.
Vilayanur S. Ramachandran y Diane RogersRamachandran investigan en el Centro para el Cerebro y la Cognición en la Universidad de California en San Diego.
EL ORIGEN DE LAS ESPECIES. Charles Dar-
win. Alianza Editorial, Madrid, 2009.
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LIBROS
HISTORIA DE LA NEUROCIENCIA Evolución de doctrinas e imágenes en un recorrido singular
PORTRAITS OF THE MIND. VISUALIZING THE BRAIN FROM ANTIQUITY TO THE 21ST CENTURY,
por Carl Schoonover. Abrams; Nueva York, 2010.
L
a historia del conocimiento coincide en buena medida con la historia del método seguido y las técnicas aplicadas para su adquisición. Eso, que puede predicarse de cualquier ciencia, resulta muy apropiado en el caso del cerebro, tanto por lo que concierne a su estructura y función, cuanto por lo que atiende a sus relaciones con la mente y la conducta. Desde siempre. Creía René Descartes que el alma necesitaba un asiento corporal estable y llegó a la conclusión de que debía residir en la glándula pineal. No le faltaba solidez en el razonamiento: se trata de una estructura única, que no se presenta en pares, y constituía, pues, un punto potencial de unidad. Junto a su importancia, los neurocientíficos de todos los tiempos han resaltado la elegancia del sistema nervioso. Leonardo da Vinci, Andrés Vesalio o nuestro Santiago Ramón y Cajal recrearon las observaciones y mostraron la complejidad atractiva de las estructuras cerebrales. A la finura inherente a su dibujo le han sucedido las
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técnicas modernas de formación de imágenes. Mientras a Cajal no le quedó otro remedio que trabajar sobre tejido muerto teñido, podemos ahora seguir el funcionamiento del cerebro in vivo, en el transcurso de nuestros pensamientos, deseos, emociones, etcétera. La curiosidad en torno al cerebro viene de lejos. En el siglo V a.C., Hipócrates sabía que la lesión inducida en el lado izquierdo del cerebro provocaba la parálisis del lado derecho del cuerpo. Galeno de Pérgamo, que ejerció la medicina en el siglo II en Alejandría y en Roma, realizó trabajos de disección que se convertirían en fuentes de referencia de la anatomía occidental durante más de mil años. Ante las severas restricciones contra la disección humana que imperaron en el Occidente latino y el Islam, la exposición de Galeno, con sus numerosos errores, pasó de generación en generación. Unos errores que se amalgamaron con trabajos brillantes, como el del persa Abu Ali al-Husain ibn Sina (Avicena). La situación se prolongó hasta que llegó el escalpelo de Vesalio; para entonces, las normas contra la disección se habían relajado. Un ejemplo famoso de tesis errada fue la rete mirabile, una red prominente de vasos sanguíneos situada en la base del cerebro de vacuno y cerda. Galeno, al observar en ellos esa estructura, le asignó la función de destilar espíritu vital que fluye a partir del corazón en espíritu animal que gobierna la función cerebral. (En la biología clásica, la fisiología era pneumática, es decir, pivotaba sobre tres principios o tres espíritus reguladores de la vida en todos sus niveles, el espíritu natural, el espíritu vital y espíritu animal.) Pero los seguidores de Galeno infirieron que había descrito una rete humana y, en coherencia con ese supuesto, expusieron sus observaciones anatómicas. Pese a no existir nada parecido en el hombre, el concepto per-
maneció en los manuales médicos hasta las postrimerías del siglo XVII. El propio Da Vinci, engañado por la persistencia del dogma, no supo descubrir la falsedad cuando tuvo la oportunidad de disecar humanos. Vesalio inició la anatomía renacentista con la publicación en 1543 de su De humani corporis fabrica. Resuelto a expurgar los errores de Galeno, avala su exposición con numerosos dibujos preciosos, lo que ayudó a convertir en norma la asociación de texto y dibujo. Con todo, la exposición pormenorizada de Vesalio sobre el cerebro resulta bastante deslavazada e imprecisa. Por su parte, la invención del microscopio permitió avanzar un paso más. Anthony van Leeuwenhoek, en la centuria siguiente, acabó con el viejo supuesto de unos nervios huecos; al microscopio aparecían sólidos. Un salto más significativo se dio con la introducción de las lentes acromáticas en los años veinte del siglo XIX, que permitieron la observación de las células. No tardó en descubrirse que la célula constituía el elemento fundamental de los seres vivos. Ahora bien, el cerebro se resistía a una contemplación pormenorizada y persistía como una masa gris indiferenciada, cualquiera que fuera el poder de la lente. No era fácil distinguir los perfiles de las neuronas, dado que sus partes exquisitamente finas apenas modifican el haz de luz que las atraviesa. Se requería algún tipo de alteración química para que se nos revelaran sus estructuras. La combinación de tinciones químicas con los medios de examinarlas al microscopio alentó el despegue de la neurociencia moderna. Y así, el descubrimiento de la reazione nera en 1873 por Camillo Golgi (1843-1926) puso sobre raíles firmes un vigoroso programa de investigación. Como suele ser bastante habitual en el dominio de la ciencia, una cosa es descubrir una nueva herramienta y otra sacarle pleno rendimiento. Catorce MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
años después de su invención, el método de Golgi llegó a Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) de la mano de Luis Simarro. Un año después de ese encuentro, Cajal publicó los primeros resultados obtenidos con el método de la reazione nera. Describió las espinas dendríticas y confirmó que las dendritas terminaban libres, lo mismo que los axones y sus ramificaciones. Ello significaba que la neurona debía considerarse una unidad discreta, autónoma, no una parte de una madeja. Desde Cajal han tenido que resolverse varios problemas críticos: visualizar las neuronas in vivo y registrar su actividad eléctrica, clasificar las células nerviosas
del cerebro en subtipos que compartan propiedades estructurales y funcionales, e idear circuitos que remeden las conexiones neuronales. En ayuda de su resolución vino el trabajo investigador sobre Aequoria victoria, medusa bioluminiscente del Pacífico. El origen de esa propiedad reside en dos proteínas; una despide una tonalidad azul cuando se expone a las sales de calcio del agua del mar; la otra emite luz verde en presencia de la que emite luz azul. Osamu Shimomura llamó aequorina a la proteína azul; proteína verde a la otra, también conocida ahora por GFP (de Green Fluorescent Protein). El gen determinante de la proteína GFP lo empleó Joshua Sanes para iluminar
tipos específicos de neuronas de ratón, seguir su desarrollo, identificar las sinapsis e investigar en qué fallan los modelos animales de las enfermedades neurológicas. Además, los computadores pueden simular las neuronas con sumo detalle, incluida la ramificación de dendritas y las sinapsis. Los circuitos son ya dinámicos en muchas escalas temporales. Mas, pese a toda esa avalancha de conocimiento, ignoramos todavía cómo funciona el cerebro. La esperanza se cifra en la combinación de los métodos mencionados con las nuevas técnicas de formación de imágenes, cada vez más refinadas. Luis Alonso
AÑOS CINCUENTA Segunda revolución en neurociencias
E
l decenio de los cincuenta del siglo pasado fue el de mayor creatividad en la historia de la biología con el descubrimiento de la estructura helicoidal del ADN por James Watson y Francis Crick. De su impulso nacieron las distintas líneas de la neurociencia: factores de crecimiento con Hamburger y Levi-Montalcini, excitabilidad neuronal con Hodgkin y Huxley, sinapsis con Katz y Eccles, dopamina y párkinson con Carlsson, procesamiento visual con Hartline y Kuffler, la columna cortical con Mountcastle, sistema reticular de activación con Morruzzi y Magoun, sueño REM con Aserinsky, estrés con Selye, aprendizaje con Hebb, memoria con Milner y muchos más. Hasta bien entrado el siglo xx, el estudio del sistema nervioso se repartía entre disciplinas diferentes: neuroanatomía, neurofisiología, farmacología, neurología y neuropsiquiatría. Apenas había neuroquímica. El término «neurociencia» no se empleó hasta que se formó el Programa de Neurociencia por Francis Schmitt en los años sesenta. En la neurociencia convergen múltiples campos del conocimiento, de la física a la química, de la psicología a la filosofía.
MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
En una aproximación de urgencia a la organización nerviosa distinguimos tres grandes sistemas: los sistemas sensoriales (olfato, gusto, tacto, oído y vista), los sistemas motores específicos (autónomo, postura, reflejos, generación de pautas, médula espinal, centros motores superiores) y los sistemas (neuroendocrino, ritmos circadianos, alimentación, reproducción, motivación, percepción, aprendizaje y memoria, y funciones cognitivas superiores). La jerarquía de niveles comienza con los genes y las proteínas codificadas por ellos y va elevándose desde las macromoléculas hasta vías moleculares de señalización, orgánulos, microcircuitos, células completas, circuitos regionales locales y vías neurales específicas, sistemas aislados y sistemas múltiples coordinados que subyacen bajo el comportamiento. El sistema nervioso surge del óvulo fecundado. Para explicar las conexiones entre células que caracteriza a su desarrollo, se estableció la hipótesis de las señales intercelulares. La prueba más clara de una señal se halló en el factor de crecimiento nervioso (NGF), en 1951. Se identificó su estructura molecular, la primera de un número creciente de factores neurotró-
CREATING MODERN NEUROSCIENCE. THE REVOLUTIONARY 1950S,
por Gordon M. Shepherd. Oxford University Press; Oxford, 2010.
picos y neurotróficos implicados en el desarrollo neural y en la plasticidad de las conexiones que subyacen al aprendizaje, la memoria y la respuesta a la lesión. Se
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postuló que la disposición ordenada de las conexiones requería quimioafinidad entre los axones y sus dianas. Esos procesos dinámicos requerían el tráfico de moléculas apropiadas en los axones. Las moléculas de señalización clave para tales funciones son los neurotransmisores, los neuropéptidos, los segundos mensajeros internos, las hormonas y las feromonas. Aparte de las hormonas sexuales, la mayoría de esos tipos principales de componentes fueron identificados y su significación reconocida en los años cincuenta. Hacia las postrimerías de ese decenio se inventó el microscopio electrónico, lo que permitió identificar los contactos sinápticos entre neuronas. La revolución auspiciada por la teoría cajaliana de la neurona había llegado a su cumplimiento. El contacto constituía la base de la construcción de circuitos neurales. Distintas partes del sistema nervioso se hallan interconectadas por largas fibras, los axones. La propiedad clave de un axón reside en su excitabilidad; es capaz de soportar oleadas de autorregeneración de potencial eléctrico que se propagan rápidamente a través de largas distancias. Tales oleadas son los impulsos o potenciales de acción. Hacia 1900 se había postulado que el potencial de acción se debía al movimiento transitorio de cargas eléctricas en forma de iones a través de la membrana. Una hipótesis que no pudo contrastarse hasta el advenimiento de los amplificadores electrónicos en los años veinte. Un poco más tarde se descubrió el axón largo del calamar gigante, cuya investigación condujo a los registros intracelulares y al modelo de Hodgkin y Huxley de 1952. El potencial de acción de Hodgkin-Huxley supuso para las neurociencias lo que el modelo atómico de Bohr había sido para la física. En analogía con el potencial de acción de las fibras nerviosas, las acciones desarrolladas en la sinapsis reciben el nombre de potenciales sinápticos. La era de la investigación sobre potenciales sinápticos se abrió con el desarrollo de micropipetas que registraban las corrientes y potenciales de membrana cerca de los puntos de sinapsis. Un modelo adelantado de tales mecanismos fue la unión nerviomúsculo, donde Bernard Katz mostró
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que el potencial de acción activaba un potencial de final de placa. Otro de los modelos adelantados fue la motoneurona espinal, apuntada por John Eccles, para generar potenciales postsinápticos excitadores e inhibidores. La universalidad de esos mecanismos se confirmó en preparaciones de invertebrados y en receptores sensoriales. Armados con los nuevos microelectrodos y la instrumentación electrónica para el registro de células por separado, los electrofisiólogos abordaron la organización de las neuronas en vías y sistemas. El descubrimiento de la inhibición de Renshau aportó un modelo de inhibición recurrente y lateral que se contrastó en muchas partes del sistema nervioso. De interés primordial fue el procesamiento en la retina. Se fue haciendo manifiesto que las interacciones entre circuitos excitadores y circuitos inhibidores constituían la clave de cómo el sistema nervioso genera y procesa la información. Los años cincuenta fueron una edad de oro en cuanto a descubrimientos en la corteza cerebral, merced a la implantación de microelectrodos en los principales sistemas corticales. En las postrimerías de la década, los neurofisiólogos tomaron la columna cortical como principio organizador. Aunque es de justicia nombrar aquí a un español. Frente a la exposición capa a capa, Rafael Lorente de No propuso un modelo alternativo. Invitado en 1938 por John Fulton a escribir un capítulo sobre la corteza cerebral para la Physiology of the Nervous System, Lorente de No elaboró no solo una exposición magistral de los elementos neuronales de la corteza, sino que aprovechó la oportunidad para formular una nueva hipótesis sobre su organización funcional: salvo la I y la II, las capas corticales contienen células que establecen contactos sinápticos con aferentes específicos, por lo que resultaría inadecuado llamar a cualquier capa «receptora». Por otro lado, salvo la capa I, cada capa posee axones que alcanzan la materia blanca y, en consecuencia, ninguna capa puede considerarse «efectora». La investigación desarrollada a mediados del siglo obtuvo la primera prueba de que el cerebro era tanto una glándula como un computador. Se demostró la
existencia de movimientos rápidos de los ojos durante el sueño. Se introdujo la teoría del doble estado para los mecanismos cerebrales implicados en el control de la alimentación. A diferencia de las vías y circuitos que median tipos específicos de percepción y comportamiento, los sistemas tienen efectos más globales, implicados en la liberación y respuesta a hormonas circulantes o en el establecimiento del estado de conducta del organismo. La hipótesis pionera sobre las bases neurales del aprendizaje y la memoria se debe a Donald Hebb. La presentó en 1949. La sinapsis de Hebb dependiente de la actividad expresa que «cuando un axón de la célula A se halla suficientemente cerca para excitar B y repetida o persistentemente toma parte en dicha activación, acontece un proceso de desarrollo o cambio metabólico en una o en ambas células de suerte tal que aumenta la eficiencia de A en cuanto célula excitadora de B». En otras palabras, el aprendizaje acontece cuando se dan crecimientos correlacionados en la actividad presináptica y postsináptica. Antes de 1950, los medios para mejorar los trastornos psiquiátricos se concentraban en el psicoanálisis y en tratamientos radicales (estimulación eléctrica del cerebro para producir convulsiones). La situación cambió con el advenimiento de nuevos fármacos. Las medicinas antiesquizofrénicas (clorpromazina, reserpina y butirofenonas [haloperidol]) causaban la tranquilización drástica de pacientes esquizofrénicos, repercutiendo en la reducción o liberación de pacientes enfermos de los hospitales psiquiátricos. Se descubrieron varias clases de fármacos antidepresivos (iproniazida, inhibidores de monoaminooxidasa, y tricíclicos). Quedó establecida la eficacia del litio en el tratamiento de la depresión y en el trastorno bipolar. Se descubrieron el meprobamato y las benzodiazepinas, fármacos para tratar estados de ansiedad y otras neurosis. El ecuador del siglo marcó la emergencia de nuevos campos que establecieron los fundamentos de las teorías generales de la función cerebral. McCulloch y Pitts aplicaron la lógica simbólica a los circuitos neuronales. Luis Alonso MENTE Y CEREBRO 49 / 2011
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